H I S T O R I A ECONOMICA
EL LIBRE COMERCIO HISPANO-AMERICANO EN EL
ARCHIPIELAGO CANARIO, 1 778- 1 785
POR
MAEIA ANTOKIA VALBUENA GA'RCIA
Si la aplicación del Reglamento de Libre Comercio pudo sig-nificar
innwuciSn p2rz puertos comn Santanderj GijCin a Al-faque~
d e Tortosa, que necesitaban improvisar una experiencia
que no poseían, no ocurre lo mismo con otros puertos, como, por
ejemplo, Canarias, que ahora es el caso que nos ocupa.
Las islas han venido siendo el punto de apoyo para los na-vegantes
incluso antes del descubrimiento americano l, pues ya
en el viaje descubridor Colón se apoyó en las Canarias * como pri-mera
etapa para alcanzar el Nuevo Mundo. Posteriormente las
islas siguieron siendo imprescindibles, como escala, hacia el Nue-vo
Mundo, fundamentalmente por el circuito de vientos; ade-más,
en el archipiélago se completaban las tripulaciones y apres-tos.
Por otra parte, la escala en Canarias servía para vender en
las islas productos que se habían sacado de la Península sin pago
1 DEMETRIO RAMOS: Contactos trunsatEánticos dedsivos c m pr eceden-te
del viuje de Colón. Madrid, 1971. Analiza la importancia de Canarias en
las diversas teorías del predescubrirniento.
2 Colón dice en su diario que en- Canarias repard el gobernalle de la
«Pinta» y el aparejo de la «Niña», y se provey6 de alimentos necesarios
y agua para continuar el viaje.
de almojarifazgo. A cambio conseguían en Canarias quesos, vinos
y ganado.
De esta forma las islas Canarias satisfacían las duras exigen-cias
de la primera navegación a vela, y este papel de escala no
decaerá durante toda la época española 3. Al amparo de las Afor-tunadas
se inician y desarrollan las relaciones mercantiles entre
el Viejo y el Nuevo Mundo, de tal forma que su importancia es
decisiva en las Ordenanzas de 1503 para la Casa de la Contrata-ción
de Sevilla, donde se incluye la reglamentación del comercio
canaric-indiano 4.
El 10 de diciembre de 1508 se estimuló el comercio mediante
una cédula que abría los mercados de Canarias al Nuevo Mundo,
pues los navios que llegan al archipiélago tendrán libertad de
cargar prodiictoc no prohibidos n i 6 1 p~~ r z!as necesid~desd el
viaje, sino también para venderlos en las Indias5, y se ordenaba
que los oficiales de la Casa de la Contratación nombraran unas
personas encargadas de formar registros de estas mercancías, que
serían remitidas posteriormente a Sedla 6.
3 HUGL~ETETT EP IERREC ~ U N U S: eville et E'Atlantique (1504-1560). París,
1953-1960. T. VIII, pág. 354.
4 Colecc-icín de documentos inéditos relativos al cíesczcbrimieato, con-quista
y o~ganizacibn de las antiguas posesimes espa71oí.a~ de ultramar.
Madrid, 1885-1900. T. V, pág. 139, y Fernández Navarrete, t. 1, pág. 472.
~Otrosym andarnos a los dichos oficiales de la dicha casa que con mucha
atenci6n e diligencia procuren de saber e sepan de todas las cosas que
ay en las yslas Canarias de que se puede hacer provecho e para que sabido
den orden que las dichas casas se aprovechen y contraten en estos reynos
y de que manera se deven negociar los acucares e otras cosas que en
ellas oviere y que derechos seran bien que se ordenen de poner en las
dichas yslas para que nuestras rentas puedan ser acrecentadas sin muchos
daño de la población.. .N
5 CODOINU LTRAMAtR. ,V , pág. 159-160. Ejemplo de que existia este co-mercio
lo pone de manifiesto ANTONIO SOLÍS: Historia de la mquista de
Maco, libro V, capítulo 1X: «El gobernador de Veracruz le avisó que
había dado fondo en aquel paraje un navío mercantil de las Canarias que
traía cantidad considerable de arcabuces, pólvora y municiones de guerra,
con 3 caballos y algunos pasajeros, cuya intención era vender estos g6-
neros a los españoles que andaban en aquellas conquistas)}
6 FRANCISCMOO RALEPSA DRÓN:E l comercio canario - americano fsi-glm
XVI, XVII y XVIII), Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamerica-nos,
1935, pág. 36.
418 BNUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
En la primera parte del siglo XVI, estas exportaciones se hi-cieron
tanto a bordo de navíos que salían de Sevilla y hacían es-cala
en Canarias como a bordo de barcos que salían de Santa
Cruz de Tenerife directamente.
Parece ser que ambas modalidades coexistieron, ya que en
la carta que la Audiencia de Santo Domingo envió a España se
decía que en noviembre de 1450 había llegado a la Española una
carabela de la isla de La Palma, «como lo tienen de costurnbren.
Por otra parte, el cabildo de Santo Domingo se quejaba de que
el fiscal procedía contra estas naves que llegaban del archipié-lago
con alimentos imprescindibles -como el pan- de los que
a veces se carecía en Sevilla, por lo que pedían la liberalización
del comercio canario por los perjuicios que se les causan cuando
l1-?a . u u-eanu?a. - A ..-A<-- .-.-1:- A,. 1- De-*- A- c..- T .'.A-* nn* 01 - 0 1 IIU ~ U U I Q Iu~a u L ut: 1-a UQLLQ uc dau u u L a l pul CI lllal
tiempo.
Pero lo cierto es que las islas Canarias no sólo remitían sus
productos, sino que se enviaban también géneros extranjeros que
llegaban a través de los comerciantes europeos, incluso estos mis-m
~ esm bzircuban c m s us pr~piesn wies rurr?h~a Gccidente.
Felipe 11, ante tales hechos. tomó una serie de medidas: en
primer lugar decidió nombrar en 1564 un juez oficial en Santa
Cruz de la Palma, pero ante la reclamación de Gran Canaria y
Tenerife, que consideraron esta medida como un privilegio úni-camente
para La Palma, el rey decretó en 1566 la institución de
otro oficial en cada una de estas islas ', con lo cual los navíos que
salieron de las restantes islas del archipiélago podían ser despa-chados
por cualquiera de los tres jueces de registro
-41 amparo de la facilidad del viaje se fue desarrollando un
comercio clandesrino en Canarias 97 y en 1572 se din 1.1nn nueva
1
7 Título de Juez Oficial de la isla de La Palma en las islas de La Gran
Canaria 1566 En ENCINASCe: dulario Indiano, Madrid, 1566, libro 111, pár
gina 201. «Por otra parte, de 1% Yslas de la Gran Canaria y Tenerife nos
fué suplicado diésemos un juez oficial a cada una de las dichas yslas ante
quien visitasen los dichos navíos; e se hiciesen m registros »
8 «Institución que han de guardar los jueces de registro proveydos por
Su Magestad, de las islas de la Gran Canaria en el exercicio de sus oficios.))
Madrid, 19 de octubre de 1566. A. G. 1. Indiferente General, legajo 3.089,
libro L, pág. 203-207. C. D. 1. U., t. XXV, págs. 20-26,
9 ({Provisión insertas otras en ella, que mando, que las justicias de los
Núm. 28 (1982) 419
orden para acabar con este tráfico ilegal y evitar la depreciación
que sufrían los vinos y frutos de la metrópoli cuando a la llegada
de la flota se hallaba el mercado saturado por el tráfico de los
navíos sueltos del archipiélago lo, pero según la cual los navíos
canarios debían de salir en conserva de ioc flotas y, por tanto, en
udas fechas determinadas.
Esta limitación provocó las protestas de las islas, ya que con-sideraban
esta medida contraria a sus intereses 11, pero esta or-den
no será abolida hasta 1605, con Felipe 111.
El problema del comercio canario estaba determinado por dos
factores fundamentales :
a) La facilidad con que podían utilizar las islas los extran-jeros.
b) El ansia de los ~nercaderes por la diferencia de precios
con que podían vender los artículos en América les llevaba a ad-quirir
el trigo, vino, etc., con riesgo de dejar desabastecidas las
islas.
Por estos motivos, desde 1612 se impusieron limitaciones que
afectaban tanto al volumen de las exportaciones canarias como
a los' puntos de destino que quedaban limitados a Nueva España,
Yucatán, Habana, Honduras, islas de Barlovento, Cartagena, San-ta
Marta, la Guaira y Río de la Hacha.
A pesar de las medidas tomadas por la Corona, el comercio
ilegal siguió existiendo e incluso aumentó, pues los navegantes
extranjeros se valían de distintos trucos, como salir con destino
reynos y las Indias, cumplen la provisión aquí inserta, que trata sobre la
cargazón de las islas de Canarias para las Indias 1559.)) En ENCINASC:e -
dularilo Indiano [7].
19 JosÉ PERAZDAE AYALA:E l régimen comerciuí de Canaribs con las In-dias
en los siglos XVI, XVII y XVIII. La Laguna, 1952.
11 FRANCISMCOO RALEPSA DRÓN:[ 6], pág. 180. LOS canarios protest=
porque: a) lo decretado va contra la libertad que las islas gozan de anti-
~ J Q ;h ) ha& &ffci! la i_ncorno~-cir5nr 3p 10s psvvínr ~ Z C ~ ~ Q 1S s f l^-
tas porque no se sabe cuándo vienen o porque demoran su salida o por-que
no toquen puerto isleño; c) es una buena oportunidad para 10s piratas
para que puedan entrar impunemente en los puertos y apresar a los na-víos
cargados; d) si cortan el comercio con América les suprime el que
sostienen con la Península, mantenido a base de lo que ganan con Inüias.
423 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL LIBRE COMERCIO HISPANO-AMERICANO 5
a las Indias habiendo declarado que se dirigían a Canarias o bien
ir a las Indias, donde sólo dejaban parte del cargamento, si-guiendo
posteriormente hacia el Nuevo Mundo.
De la misma forma, en Canarias se cometen fraudes, como
enviar más mercancías de las autorizadas a Indias y despachar
barcos independientemente de las flotas. En esto y en la irregta-laridad
en el envio de los registros por parte de los jueces cana-rios
se fundamentaban las protestas de la Casa de Contratación.
Ante esta situación se creó el cargo de superintendente en 1652 12:
pero los desórdenes prosiguieron y la rivalidad Sevilla-Canarias
se incrementó progresivamente 13.
Peraza de Ayala dice que en esta época las limitaciones im-puestas
al comercio indiano de Canarias, provocadas fundamen-talmente
por las quejas de ios comerciantes de Seviiia, influye-ron
decisivamente en la vida material del archipiélago. Además,
repercutió igualmente la separación de Portugal, puesto que la
guerra que se sigue elimina las relaciones comerciales, situación
que tiene tamMén su dob!e en América en lo que respecta a Bra-
-U:1. m-.-1- --A- L:-- m . - - IWV CNU 111.m que ~ d ~ l d ~ ql uaebd ara si11 medio de salvar los
reveses de su economía, al tiempo que debía de contribuir a las
exigencias de la corona, empeñada en desacertadas guerras pojí-ticas;
por ello intentan por todos los medios que se les conceda
un margen de exportación amplio, -y en el memorial de 1616 se
pide autorización para expedir 15.000 Tm. de su cosecha, y que
con el dinero que sacaran de sus rentas en Indias pudieran com-prar
productos americanos, y a cambio ofrecían el 10 por 100 en
plata de todas las mercancías que trajeran de Indias, pero sin
pagar el almojarifazgo ni ningún otro derecho a la entrada o sa-de
19s prodi~ct=~ p ~ e r t ~14.. ;
En 1657 logran el permiso de exportación, por tres años, de
1.000 Tm., de las cuales 600 Tm. son despachadas por Tenerife
en tres naves. 300 en una nave por Gran Canaria y otras 300 Tm.
12 Real Cédula al licenciado Pedro Gómez de Rivero. Madrid, 12 de
diciembre 1652. A. G. 1. Indiferente General, legajo 3.089, libro 11, fol. 123.
13 MORALEpS. 4 ~ ~ 6[6~] :p ágs. 219-315.
14 Memorial remitido por las Islas Canarias, 1656, A. G. 1. Indiferente
General. Legajo 3.097.
6 MARAÍANTO NIA VALBUENA GARCÍA
también en una nave por La Palma; estas naves pueden navegar
fuera de flota y recalar en los puertos canarios siempre que pa-garan
los mismos impuestos que si llegaban al puerto sevillano.
A partir de 1659 estas naves debían de navegar en flota y la
autorización para enviar las 1.000 Tm. se va prorrogando cada
tres años hasta 1669, en que se amplía sólo por dos años, e igual-mente
en 1671, 1673 y 1675 al cabo de este tiempo logran una
nueva concesión para exportar 600 Tm. con la condición de re-gresar
a Sevilla, y además Canarias tenía que embarcar cinco
familias por cada 100 Tm. de productos propios que se exporta-ran
con destino a la provincia que se ordenase 16. Esta cédula se
renovó en 1682 y 1688, e incluso ya en el siglo XVIII. en algunas ::
ocasiones, estas exportaciones se ven ampliadas por concesiones N
hechas a particulares 17. U
De esta forma las islas Canarias siguieron disfrutando del pri- d -
8' vilegio de exportación, a pesar de las continuas quejas que llega-
8 ban constantemente desde Sevilla. debido a que los comerciantes I
andaluces argumentan que si al archipiélago se le había concedi- e
do el favor de enviar a Indias 1.000 Tm. desde 1659 fue debido 5
Y a que la situación económica de la isla en esta época era peli- =E
n grosa, puesto que los productos exportados por el archipiélago 6
para las Indias que habían disminuido considerablemente, pues al U
E otro lado del océano ya se producían muchas mercancías que an- i
tes no existían. 1
a
Los mercaderes sevillanos consideran que en la década de
los 70 las islas ya se han podido recuperar y que están abu-sando
de las condiciones económicas favorables; por ello reafir-maron
su deseo de poner fin a esta situación.
0
Jos6 Muñoz Pérez sintetiza claramente los defectos fundamen-tales
de la legislación comercial indiana durante los siglos XVI
l5 Z. CIcMa. 3Caclric?, 3 E?_p ~ ? ~ ? i i e hdres 1869. A. G. I. I?lfifer_e U 1
neral. Legajo 3.089, libro 111, folio 224.
16 R. Cédula. Aranjuez, 23 de abrii 1678. A. G. 1. Indiferente General.
Legajo 3.090, libro V, folio 5.
17 FRANCISCOM ORALES PADR~1N61: pág. 197. Concesión hecha a Francis-co
Garcia Galán de 300 tn en 1682.
422 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
y xvn y observa las consecuencias principales que de ellos se de-rivaron
la.
a) El desarrollo del contrabando determinado por la concen-tración
en el tiempo -generalmente anual- y en el. espacio -las
ferias- del comercio debido al sistema de flotas.
b) La complicación de los trámites a los que se sujetaba el
comercio, con los inconvenientes que ello deparaba, a lo que se
unia el número de impuestos, interpuestos, carga, descarga, etc.
C) EL mantenimiento de círculos cerrados, con el celo con que
se manifestaban gremios de mercaderes, consulados, etc., muy
especialmente en el mantenimiento del puerto único.
Ante tal situación, después de la guerra de sucesión se inició
una reforma político-económica a impulso da la nueva ideología
de los Borbones y de la necesidad de reconstruir el país, que tuvo
efectos muy sensibles sobre el comercio, cuya reactivación y má-ximo
desarrollo tanto interesaba.
Las disposiciones del siglo xvrn trataron de corregir los erro-res
anteriores. Tal lo podemos ver en el caso de Canarias, cuyos
comerciantes vivían con ia incertidumbre de ios piazos de regis-tros,
y en marzo de 1718 se estableció un Intendente General en
las islas con el fin de acabar con el contrabando canarjo, fuente
de continuos enfrentamientos entre las islas y los que tenían las
concesiones comerciales que así se veían dañadas, como, por ejem-plo,
la Compañia Guipuzcoana, los mercaderes de Sevilla, etc. Sin
embargo, en 1724 la intendencia dejó de existir y su eficacia ape-nas
fue notable. Mayor importancia tuvo para el archipiélago el
Reglamento de diciembre de 1718. por el cual se regulaba nueva-mente
el comercio canario-indiano y se establecía que Tenerife
pociía enviar 660 Tm.; ¿a Palma, 250 Tm., y Grdii Cdiidria,
150 Tm. anuales; estas mercancías iban destinadas a La Haba-na,
Campeche, Caracas, Trinidad, Cumaná y Puerto Rico lg. Es-tas
concesiones no se establecían por un tiempo determinado,
JosÉ MuÑoz SREZL: a pzóiiciicih ási Eeqium&io del cü,r¿mci~ii -
bre de Indias de 1778. En «Anuario de Estudios Americanos», tomo IV,
pág. 625. Sevilla, 1947.
19 Reglamento y Ordenanzas de Su Majestad de 6 de diciembre de
1718 sobre el comercio de las islas Canarias, Tenerife y La Palma, en las
Indias.
Núm. 28 (1982) 423
como en anteriores ocasiones, sino «por el tiempo que fuera'mi
voluntad», y también se detallaba los derechos de exportación e
importación m.
Posteriormente, en 1729, Felipe V otorgó un nuevo permiso
a los mercaderes de Canarias para comerciar con la provincia de
Buenos Bires, a cambio de lo cual los concesionarios transporta-rían
sin gastos de fletes los derechos percibidos por la Real Ha-cienda
en el Río de la Plata. Este permiso careció de importan-cia
para el comercio insular, pues los comerciantes de la Penín-sula
se opusieron a su continuidad2'.
En 1765 se dio un paso fundamental para la futura llegada
del comercio libre con la publicación del Decreto y Real Instruc-ción
del 16 de octubre de 1765 sin embargo. las islas Canarias
se vieron excluidas de dicho proyecto y enviaron una serie de
memoriales a la Corte pidiendo su inclusión entre los puertos be-neficiados;
finalmente, en 1772, consiguieron su propósito y se
les permitió exportar una serie de productos insulares que no
perjudicaran a la economía de la Penínsulaz.
Finalmente, en 1778 se promulgó «El Reglamento y Aran-celes
para el comercio libre entre España y América)) 14, decre-tando
13 puertos españoles habilitados para comerciar; entre
ellos se incluyó el de Santa Cruz de Tenerife.
Desde el puerto tinerfeño ({únicamente se permite a los natu-rales
embarcar en sus registros las producciones y manufactu-ras
propias de las mismas islas, con absoluta prohibición de con-ducir
géneros extranjeros, a menos que vengan sus embarcacio-a
MIGUELM OLINAM ART~NEZE:n t omo al comercio canario-americano.
Interpretaciones sobre el articulo iV del Reglamento 6-XII-1718, en ((111 Co-loquio
del Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria. 1980)).
z1 PERAZA DE AYALA: [lo], pág. 95.
2 VICENTER ODRÍGUEZC ASADOC: omentarios al Decreto Real I n s t rWó n
de 1765, regulando las relaciones comerciales de España e indias, en «Anua-rio
de H!istoria del Derecho Español», tomo XIII, 1936-1941, p$gs. 100-135.
3 E. CBciuia. L&cirici, 27 Se juiio de í772. A. G. 1. Indiferente Gmerai.
Legajo 3.093. Citado por MORALEPSA DR~Npá,g . 218.
Reglamento y Arameles Reales para el Comercio Libre de España
e Indias de 12 de octubre de 1778. Madrid, en la Imprenta de Pedro Mo-rín.
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Sevilla. Escuela
de Estudios Hispan~knericanos. C. S. 1. C. Sevilla, 1.978.
424 ANUARIO DE ESTUDIOS ATL.4NTICOS
EL LIBRE COMERCIO HISPANO4MERICANO 9
nes a tomarlos en alguno de los puertos habilitados en España))
pues lo que se trata es de eliminar el tradicional método de con-trabando
por interposición con extranjeros.
Las islas Canarias, desde el siglo XVI a la época que nos inte-resa,
se caracterizaron por un régimen de pobres cultivos, que
siempre se vieron sujetos a los imperativos coyunturales.
La geografía de las islas Canarias presenta una serie de di-ficultades
casi insalvables para la producción agraria, debido, por
un Irido, a su carácter montañosoj constituido por un terreno vol-cánico
muy permeable. A la escasez de tierras aprovechables 26 se
une la falta de lluvias, de lo que se deduce un carácter árido, acen-tuado
por los vientos ocasionales que llegan del Sahara y por los
alisios casi constantes.
En el siglo m., la introducción de la caña de azúcar en el ar-chipiélago
canario supuso el comienzo de una prosperidad eco-nómica
muy grande, pues el azucar, como la madera, eran artícu-los
de 5vida contratación por los grandes mercaderes -geno-veses,
ingleses-, que adquirían las cosechas para su colocación
en Europa.
Al cultivo de la cana de azúcar se reservaron las tierras de la
zona costera, y además se eligieron las mejoresn. Los ingenios
25 [24] Reglamento para el Libre Comercio 1778. Artículo IV.
26 Ver MANUELB ERMEJOC:a racterísticas económicas de la agriaZtzlra
canaria, en (tInformación Comercial Española8 (Madrid), núm. 389 (19661,
págs. 87-93.
27 JosÉ A. A- , OSCARB EBGASFAA, USTINGOA RC~~RAQ U E Z F, ERNANDO
REDONW: E12SUZIO sobre HW&a de CamriQs. Biblioteca Popular Canaria,
Taller Ediciones 1. B., Madrid, 1978, pág. 98. «No todos podrían dedicarse
>ibrepI1?ectez l gAtis79 =y19ar y ~ ~ ~ i c~~., 1"% e w, r w g
prohibición de cultivar caña. La caña se reservó para las tierras más
aptas las entregadas precisamente a la oligarquía, y para la caña fueron
los lotes de tierra mayores y las aguas más abundantes, o sea el cuitivo
más interesante y las mayores extensiones de tierra y dotaciones de agua
fueron para la oligarquía. Ver tambi6n M. A. LADEROQ UESADAL: a econo-nuiQ
de las islas Camrias, en ((Anuario de Estudios Americanos)) (Sevilla),
azucareros, por la exigencia ecológica, se multiplicaron rápida-mente
en las islas, siendo Gran Canaria la primera en cuanto
a producción, con 22 ingenios en el siglo xv. El descubrimiento
americano permitió el desplazamiento de estos cultivos a las An-tillas,
para lo cual se atrajo a los conocedores de la cana, que
pudo proporcionar Canarias, quienes contribuyeron al desarrollo
de este producto en el Nuevo Mundoz.
De ahí que pronto llegara a desaparecer el cultivo de la caña
en el archipiélago, hasta el extremo de que fuera ya en el si-glo
XVII un artículo que lIegaba de América.
No fue estéril la llegada de los genoveses para llevarse el azú-car,
puesto que por ellos llegó a introducirse en Canarias la mal-vasia
mediterráneaz9, ya que el clima seco favorecía el desarrollo
ire este tipo de cepas de uva duice. La iiegada a la isia, por ios
mismos motivos de catalanes, determinó un tipo de comercio
que en parte se saldaba con vinos de malsavia, hasta que se apro-vecharon
determinados campos, que la caña dejaba libre, para el
despliegue de este cultivo. Pronto Llegó a ser un producto muy
apreciado en América, como los vinos de Madera, con los que se
confunde.
Será Tenerife la isla más importante en cuanto a produccih
de vino se refiere, lo que equivale a decir que fue la isla más rica
desde el momento en que el vino se convirtió en el principal pro-ducto
exportado desde el archipiélago, como señaló Bethencourt
núm. XXIX, 1974, pág. 743. «Los plantadores de caña gozaron de protec-cidn
oficial; en Gran Canaria recibían «datas» de 30 fanegas de regadíos,
frente a las 12 habituales.))
28 GUILLFRMCO - ~ C Hy OPÉ REZ G.LD~s:E l c u l t i ~d' e~ la caña de axúcar
y la industria azucarera en Gran Canaria, en {(Anuario de Estudios At-lánticos)),
núm. 7, 1961, págs. 11-70. {{No falt6 allí -en América- la mano
de obra procedente de Gran Canaria, como lo prueba el poder otorgado a
Bemardino del Castillo en diciembre de 1522, para que cobre cierta canti-dad
de Alvaro Martín, purgador y maestro de azlícar, y comparezca ante
e! &ticfc, & la & Ste. EurAYw, ri;e es la Igs Esi;&oh, d ~ ~ ~ &
la sazón trabaja el dicho Alvaro Martin; porque aparece bien claro que
la deuda fue contraída cuando el maestro trabajaba con nosotros.»
29 JosÉ VIERA CLAVIJO: Noticias de la Historia General de las Islas de
Canarias. En Madrid, en la imprenta de Blas Román, 1772-1783, tomo 11,
págs. 96-98.
426 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL LIBRE COMERCIO HISPANO.ANfERICANO 11
Massieu, {{Tenerife fue la principal productora en cantidad y
bondad» *.
El vino mas apreciado y de mejor calidad era precisamente
el malvasia, exportado a América en la época que nosotros he-mos
estudiado, a un precio de 20 reales la arroba; el vidueño,
de menor calidad que el malvasia, se vendía a 10 reales la arro-
Ssa. A estos vinos españoles les hacían la competencia los vinos
de Madera, que llegaban a Jamaica para venderse posteriormen-te
en el Caribe 31.
También se exportaba a América una cantidad considerable
de aguardiente a 60 reales arroba, y en menor proporción mistela
al mismo precio que el aguardiente. y el vinagre llegaba a Amé-rica
a cinco reales arroba y en una proporcjon bastante escasa.
Los grandes propietarios de la tierra eran los que se benefi-ciaban
directamente del comercio del vino, pues participaban en
los envíos de los caldos canarios de una forma triple: en primer
lugar, la mayor parte de sus cosechas eran las que salían hacia
América; además? adelantaban dinero a los capitanes de los bar-cos,
que muchas veces se encontraban sin los medios suficientes
para emprender viaje a América, y, por ultimo, lograban en al-gunas
ocasiones que los viajes se realizaran en barcos de su pro-piedad.
Así, pues, el comercio del vino estaba prácticamente aca-parado
por un reducido grupo de productores".
Buena parte de la exportación vinícola canaria salía hacia
Inglaterra, que a su vez enviaba a Canarias géneros textiles para
30 ANTONIO BETHENCOMURATS SIEUE: l comercio de vinos (1650-I800),e n
uAnuario üe Estudios Atiánticos», -Mama-Las Paimas, nüm. 2 11~561, pá-ginas
193-308. Ver también ANTONIO RUMEU DE ARMAS: Piraterid y ataques
navales contra Ids islas Canarias. t. 111, 1.8 parte, pág. 283, Madrid. «La
isla de Gran Canaria no puede competir en riqueza y población con su
vecina y rival, la isla de Tenerife, enriquecida y superpoblada a la sombra
de su producción agrícola, en particular sus preciados vinos, base de un
activo comercio con ei extranjero y con América, cada día más próspera.
31 VICENTSEU ÁREGZR IMONI:n cidencias en el Registro de Indias, 1730-
1765, en ((11 Coloquio de Historia Canario-Americana)}. Ediciones del Ex-celentísimo
Cabildo Insular de Gran Canaria, 1977. T, 11, pág. 45-93.
32 DEMETRIOR AMOSB REZEs:t udios de H.a Venexolam. Biblioteca de
la Academia Nacional de la Historia. Caracas, núm. 126, 1976, pág. 452.
Núm. 28 (1982) 427
el consumo de la propia islaB, pues el Reglamento de Libre Co-mercio
de 1778 prohibía que Canarias enviara géneros extranje-ros
a Américax, íía menos que vengan sus embarcaciones a to-marlos
en algunos de los puertos habilitados de España».
Hubo, claro es, otros cultivos impuestos por la necesidad, en-tre
los cuales cabe destacar el. trigo, la cebada y el centeno j5, a
expensas siempre de las lluvias, por lo que sus cosechas trigue-ras
eran tan irregulares que hubo años que prácticamente eran
nulas o escasísimas, mientras que otros resultaban sorprenden-temente
abundantes. Precisamente la escasez de harinas y la
abundancia de malsavia dará origen a la inclusión de Canarias
en su ciclo comercial curiosísimo, que ha sido estudiado por el
doctor Ramos Pérez3 y que podemos resumir de la siguiente
forma: los 'beneficios de la venta de los vinos se fue rtuiücie~idv,
mientras que en América del Sur la demanda de harina era cada
vez mayor; por otro lado, los ingleses estaban muy interesados
en la compra de vino que se consumía bien en la metrópoli o en
las colonias indias de América con una gran capacidad de con-sumo.
Esto está directamente relacionado con los barcos negreros in-gleses,
que se dirigían a Africa en busca de esclavos y hacían es-cala
en Canarias, desembarcaban la harina norteamericana y
compraban vino, y era esta harina la que posteriormente se ex-portaba
a América como nacional "
33 JOSP~ER AZA DE AYALAE:l régimen comercial de Canarias con las is-
Zds, La Laguna, 1952, pág. 62. ((Las mercancías más importantes ofrecidas
por los británicus a los canarios eran: balletas, casimires, estameñas, pa-nos
noruegos y manufactura de lana: medias y sombreros.))
34 1231, artículo IV.
35 Ver CAMACYH POÉR EZ GALD~CSu:l tivo de cereales, viGm y huerta en
Gran Canaria (1510-1537), en «Anuario de Estudios Atlánticos)), núm. 12,
pág. 223-279. 1966 (Madrid-Las Palmas).
DEMETRRIO.4 .o~P ÉREz: El problema de los embarques de harina en
los registros para AmMca, en 11 Coloquio de Ristoria Canario-Americana.
WAiri;rimaa Anl WvnnlnntCei-n fhk;l An Tncr~lnr. & GrzmL C~rn-~ri~. o&- Y - b A " I I b . 3 UbI Y*UbL"L*VIY-~" "'.WAiI.A" i L A W * Y U I
ginas 35-44.
37 D. RAMOFSÉ REZ: [36] LOS barcos negreros que salían a la trata de
los puertos norteamericanos cargaban melazas, ron y harina en los viajes
de ida. Cabe pensar que éstos eran los barcos que tocaban en las islas y
que compraban aguardiente, desembarcando entonces su carga de cereal
428 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLAII'TICOS
En el año 1783 3S, cuando los Estados Unidos alcanzaron la
independencia, tras la guerra con Inglaterra, aumeizt6 la expor-tación
de caldos canarios a Norteamérica, que a su vez propor-cionaba
a Canarias las harinas que posteriormente saldrían ha-cia
América del Sur como producto español.
Otros productos alimenticios que se exportaban a América
fueron los higos, las pasas, nueces, ciruelas, almendras, es decir,
frutos de las islas, junto a los dulces, cominos y turrón.
a) Ganadería
En los años que nosotros hemos estudiado, en ningún mo-mento
aparece el en160 de ganados ni de productos derivados ha-cia
América, de donde llegan cueros y hasta cabezas de ganado;
sin embargo, en el siglo XVI tuvo importancia la ganadería isleña,
y sabemos que Fuerteventura criaba cada año sesenta mil ca-bras
y curaban la carne suspendiéndola en el aire o al humo que
hacían dentro de sus cabañas 39; sabemos también que ias expe-diciones
a Indias hacían escala en Gomera o en Gran Canaria
para aprovisionarse de quesos y tasajos. Sin embargo, no sólo
pudo desarrollarse por las condiciones de que hablamos. sino que
incluso fue en regresión si tenemos en cuenta que el número de
cabezas de ganado existentes en Gran Canariaw en 1776 y que
la población de la isla ascendía a 41.841 habitantes, podremos
apreciar la escasez ganadera de la isla, que se puede hacer ex-tensiva
a todo el archipiélago 41.
para financiar las adquisiciones, pues con la galleta y bizcocho tenían su-ficiente
para el retorno de las costas africanas. Los norteamericanos, en
esta época, han aprendido a sacar partido de sus harinas para utilizarlas
de moneda de cambio en las islas, con lo cual van así a penetrar tan
fácilmente, convertidas mágicamente en harinas españolas, en Venezuela
y 12s Antillm.
3 A. G. S., Dirección General de Rentas, legajo 572.
39 JOSÉ A. ALEN&: [271. Tomo 1, pág. 128.
40 JosÉ PÉREZ VIDAL: La ganaderla canaria. Notas hist6t.ico-etnogrdfi-cas,
en «A. E. A.» Madrid-Las Palmas, núm. 9, 1963.
41 Citado por RUMEU DE ARMAS: Una mriosa estadz'stica canaria del
Núm. 28 (1982) 429
a) Productos exportados
Mientras las exportaciones de Galicia se nutren especialmen-te
de géneros textiles y herramientas, aunque con valores tam-bién
representativos del sector agrícola, el contraste con Cana-rias
es inmenso, puesto que sus envíos son fundamentalmente
los caldos y, en general, los productos agrícolas. Los caldos aca-paran
el 96,8 por 100 del valor total de la producción agrícola
y el 82,75 por 100 del importe de los productos exportados por
Canarias en 1778.
Es el aguardiente el producto que alcanza un mayor importe
en este año, con 421.328.8 reales, aunque, como apuntamos an-teriormente,
es posible que este aguardiente vendido como pro-pio
procediera en parte de Baleares y Cataluña, pues aunque
a lo largo del sigIo XVIII se prohibió en varias ocasiones la entra-da
de aguardiente en el archipiélago «salvo en caso de escasez)),
como en 1758 42, O ((sin excepción alguna)). como en 1159 43, no
faltaron los comerciantes que conseguían introducir este produc-to
más barato en Canarias sirviéndose de diferentes artimañas,
y sacando con este contrabando un sustancioso beneficio.
Las órdenes y contraórdenes de permiso para introducir aguar-diente
de fuera de las islas se sucedieron, y la situación no me-siglo
XVIII. El plan político del Marqués de Tabalosos, en ((Revista Inter-nacional
de Sociología», núm. 3, págs. 179-185. 1943.
Ganado mayor Ganado menor
Caballos y y e , ~ 218 Carneros y ovejas 9.011
camelios 30 machos y cabras 6.072
mulas 455 cerdos 1.500
burros 2.029
h i j e y ~y ~v zcas 5.784
42 ANTOKIOB ETHENCOURMTA SSIEU: CUmriaS a Inglaterra: el comercio
de vinos 11650-1800), en «Anuario de Estudios Atlánticos», n b . 2. Madrid-
Las Palmas, 1956. Pág. 297.
43 FRANCISMCOOR ALEPSA DRÓN:1 63. Pág. 299.
430 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLAXTICOS
EL LIBRE COMERCIO HISPANO-APIIERICANO 15
joro hasta finales de siglo, cuando el aguardiente y el vino cana-rio
se exporten directamente a Norteamérica, que ya ha conse-guido
su independencia.
El vino sigue al aguardiente en cuanto al valor total alcan-zado;
es la isla de Tenerife la principal productora, seguida de
La Palma y Gran Canaria, y son tres variedades de vino canario
las que se exportan a América: el malvasia, vidueño y mistela.
En cuanto a las partidas de vinagre, no fueron abundantes; tan
sólo 15 pipas, con un valor de 725 reales.
En cuanto al aceite, encontramos 265 arrobas de aceite, pro-bablemente
procedentes de Andalucía, de los cuales 105 se ven-den
a tres reales la arroba 44; esto parece muy extraño si tenemos
en cuenta que en Galicia se vendía a 50 reales arroba en el mismo
e ir,z!Uso qUe las otras 160 arr3bas de aceite car,ariG se ven-den
a 33 reales ; por lo tanto, la diferencia entre 3, 50 y 33, respec-tivamente,
parece prácticamente imposible de mantener como
una realidad; sin embargo, !os datos que hemos recogido así lo
atestiguan.
En c u u n t ~2 pr~dgctessS !ides u!imenti&s, e! ~Y-I- T Pse
cuentra a la cabeza de la producción es la almendra, con una
exportación anual por valor de 10.657,92 reales; otros produc-tos
son ciruelas, membrillos, nueces, todos ellos propios de las
islas, como ya vimos al hablar de la economía canaria. El queso
se exporta a 75 reales el quintal y no sabemos si la materia prima
era vaca, cabra u oveja; su valor total ascendió a 143.395 reales.
Otros productos exportados son turrón, dulces y conservas. Todas
las exportaciones agrícolas alimenticias alcanzaron los 543.389,4
reales, es decir, un 85,4 por 100 del total de las exportaciones ca-narias
en 1778.
En cuanto a la industria textil, lo primero que nos llama la
atención es el escaso valor de las exportaciones, que tan sólo
alcanzó los 85.015,8 reales, que comparado con los 814.012,7 rea-les
de las exportaciones textiles gallegas de productos nacionales
y los 227.234,5 reales de los productos extranjeros, nos da la pau-
44 Cabe la posibilidad de que se tratara de aceite de almendras, cuyo
precio a partir de la Promulgacidn del Reglamento se establece en 4 reales
la Iibra.
Núm. 28 (1982) 431
ta de la pobreza canaria en géneros textiles. Además, observa-mos
prácticamente que todos los productos textiles son manu-facturados,
como son las colchas, frazadas, gorros, encajes y guan-tes.
Y apenas si aparecen paños, lienzos u otros tejidos sin con-feccionar.
La siderurgia sólo representa el 7 por 100 de1 total de l,as ex-portaciones
realizadas en 1778 ; lo único que se exporta es hierro
y manufacturado en la mayoría de las ocasiones en hoces, rejas,
herraduras, esquilones y clavazón.
Otros productos que salieron de Canarias hacia América y que
no tuvieron apenas importancia en la economía fueron los bas-toncillos
de madera, búcaros de barro, brea, piedras para molinos
de manos, para tahona y para destilar y, por Último, algunas flo- a N
res y piantas, como ia matanuga.
O
- m
O
b) Destinos E
E
2
El total de embarcaciones que salieron durante el año 1778
desde Santa Cruz de Tenerife hacia América fueron nueve; de
ellas, son sólo tres las que continuaron hasta Campeche, a dife-rencia
de las que partieron de La Coruña y sólo alcanzaron La
Habana sin llegar a tocar el continente por esta ruta. Las cuatro
naves que sólo llegaron hasta La Habana llevaron un cargamen-to
de 333.722,26 reales, mientras que las tres que tras ir a La
Habana llegan a Campeche suman un valor total de 635.564
reales.
Sólo nos ha llegado el porte de dos de las naves que se di-rigieron
a La Habana: ({Nuestra Señora de la Rosa)), de 70 Tm.,
y «Juan Nepomiceno)), de 60 Tm.
Las otras dos naves que salieron de Santa Cruz de Tenerife
se dirigieron a Luisiana con un valor total de cargamento tan
sólo de 14.362 reales y de 20.973,6 reales; esto se debe a que,
según se dice en las reiaciones que se eriviaii a los Sireciors Ge-nerales
de Rentas, «han ido flotadas estas embarcaciones para
llevar reclutas)), necesariamente, para aquellos regimientos)) 45.
45 A. G. S., Direccidlz General de Rentas, segunda remesa, legajo 568.
432 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL LIBRE COMERCIO HISPANO-AMERICANO 17
Estas naves no pagan ningín tipo de derechos, pues, según el
Reglamento de Libre Comercio4, los barcos que se dirijan a Lui-siana
gozan de ({entera libertad de derechos sobre los efectos y
géneros españoles y extranjeros, así en su extracción por los
puertos habilitados de España como en la entrada a dicha colo-nia));
estas facilidades otorgadas al comercio con Luisiana se
deben, según dice el Reglamento, a ({que conviene a mi Real ser-vicio
el fomento de aquella provincia y el aumento de su pobla-ción
y comercio^.
Una carta de Joseph Yriarte, fechada en Santa Cruz de Tene-rife
el día 26 de agosto de 1778, participa que se ha puesto a la
carga para La Habana el bergantín ((Nuestra Señora de los Do-lores)),
cuyo capitán y dueño era Francisco Suárez de Miranda,
y de porte de 70 Tm., y concluye Yriarte diciendo que cuanto
use verifique el despacho dirigiré razón de cargamento e importe
de derechos».
Parece que el barco no llegó a salir, pues en todo este año no
aparece ninguna noticia que haga referencia nuevamente a este
bergantín
C) Retornos a .Canarias
Son seis las naves que entran en este año, procedentes de
América, en el. puerto de Santa Cruz de Tenerife; dos de ellas
desde Campeche y tras hacer escala en La Habana, y otra llega
desde Campeche directamente, otra desde La Habana y una más
desde Puerto Rico. Estas seis naves regresan a España en los
seis primeros meses del año, y el valor total de todos los pro-ductos
que en ellas llegaron fue de 1.726.568,12 reales.
* Reglamento y Aranceles reales para el Comercio Libre de España a
Indias de 12 de octubre de 1778. Madriü. Eh la Imprenta de Pedro Marin,
artículo XLVIII. Edición de la Facuitad de Filosofía y Letras de la Uni-versidad
de Sevilla y de la Escuela de Estudios Hispano.Americanos de
11 Centenario de la Pmmulgación
47 A. G. S., Mreccidn General de Rentas, segunda remesa, legajo 568.
d) Importaciones
Los productos que llegan desde América a Canarias en este
año de 1778 son muy variados; ya no es la agricultura el sector
que representa un mayor valor en las importaciones, sino que
son los productos tintóreos, fundamentalmente el palo campeche,
Los que alcanzan el 46,4 por 100 de todas las importaciones; mien-tras
que a Galicia sólo llegaron durante todo el año 300 quintales
de palo campeche, las islas recibieron 8.691 quintales; otros pro-ductos
tintóreos que llegan de América son el añil. y el achote.
La plata que llegó a las islas en este año representa una mí-
::
nima parte en comparación con la que se recibió en Galicia, que
contá además con i44.874 pesos fuertes y dos reaies en oro, mien- U
tras que Canarias no recibió ni un solo peso en oro. -i
El sector ganadero adquiere una relevante importancia du- o"
8 rante este período ; los principales productos importados fueron : I
75.173 cueros al pelo y 6.465 cabezas de suela curtida junto a e
pieles de venados y astas; el valor de todo ello fue de 94.791,14 5
Y reales, lo que equivale a un 7,95 por 100 de todas las importa- =E
n ciones. 6
El sector alimentos tan sólo logra alcanzar los 35.584 reales, U
E
de los cuales el 62 por 100 proviene del azúcar y el 21 por 100 i
de la miel, quedando el 17 por 100 restante reservado al café, 1
a
dulce, arroz y manteca.
A i
n
El tabaco llega a España en una proporción de 3.192 libras ie
procedentes de La Habana y con un valor total de 766,8 reales, 5
es decir, tres veces más de lo que llegó en este año a Galicia.
En Canarias, el valor de los textiles fue de 3.000 reales, repar-tidos
en productos como calcetas, almidón e hilos. Otros produc-tos
que sólo vamos a nombrar, ya que no tienen mayor importan-cia,
son los objetos de madera, como sillas y butacas; la cera en
pasta y los pozueios de cnina.
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL LIBRE COMEaCIO HISPANO-AMERICANO
NAVES QUE SALIERON DE CANARIAS EN 17784
Naves Capitán Salida Destino - r
((El Cristo de San Ro- Gonzalo Machado Sta. Cruz de T. BarIovento
m&» 10 de mayo Habana
Campeche
rSan José y las Ani- Josd Miguel Gue- Sta. Cruz de T. Barlovento
mas» sala 3 de junio Habana
Campeche
«Stmo. sacramento^ Benito RipoU y Bar- Sta. Cruz de T. Habana
ce16 10 >de julio Habana
(tNtra. Señora de la Juan Vicente Ala- 10 de julio Campeche
Luz» y6n
«Ntra. Señora de la Andrés Russell Sta. Cruz &.T. H ~ f s 8 ~ ~
Rosa» fI de agosto
u La Victoria» Andrks Orange Sta. Cruz de T. Luisiana
23 de octubre
asan Ignacio de Lo- Félix de la Cruz Sta. Cruz de T. Luisiana
yola» p9 de octubre
c< Jesús Nazareno» Juan Vergara Sta. Cruz; de T. Habana
S9 de octubre
u Juan Nepomucenot) pomingo Morera Sta. C m de T. Habana
4 de diciembre
4s A. G. S., Direceidn General de Rentas, segunda remesa, legajo 568.
Nzim. 28 (1982) 435
20 IIZARÍBAN TOKIA VALBUENA GARCÍA
NAVES QUE LLEGARON A CANARIAS EN 1778"
Capitán
«S. Francisco de ,Asís»
«S. Ignacio de Loyola»
«'S. Juan Nepomucenon
aNtra, Sra. de los Dolo-res
»
«S. Juan Bautista))
«Iu'tra. Sra. de ia Concep
ci.ón»
José Benito Luján
Félix de la Cruz
Domingo Morera
Feo. Suárez de Mi-randa
Juan Peynaüo
Lorenzo Pastor
Procedencia Llegada
,
Carnpeche 20 mayo
Habana
Campeche 29 mayo
Habana
Eabana 1 junio
Campeche 14 julio
Habana 4 agosto
Ptu. Rico 11 agosto
4. FUNCIONAMDIEEL NLIBTROE CONERCIO DURAXTE LOS ASOS
DE LA GUERRA
a) Embarques de Las rnercancias en Canarias
1) Productos agrícola-alimenticios
Los productos agrícola-alimenticios fueron los más enviados
en estos años, pues en 1782 representaban el 90,5 por 100, y en
1782, el 86 por 100, del yalor total de los productos embarcados
para América.s.
En ambos años es el aguardiente el producto que alcanza un
mayor valor, pues en 1782 se enviaron 8.458 arrobas, y 6.211 en
1783, y su precio permanece estable a lo largo de estos años. Al
hablar de los envíos canarios de 1778, dijimos que era muy po-sible
que este aguardiente llegara en parte de Cataluña y Ma-llorca,
y es muy probable que esto mismo se esté repitiendo du-rante
estos años. El vino también alcanzar un alto valor, aunque
J--A- 1 2 - L - 2 - 2-1 2:--*-- uwuc I U C ~ UL L ~ U Y~ V LU ~ W J U U C ~ag uaculcil~t:,e n 1782 se enviaron
A. G. S., DiIrección General de Rentas, segunda remesa, legajo 568.
9 Estos porcentajes están hechos sobre el valar que nosotras hemos
sacado producto por producto y no sobre el que nos dan las series com-pletas
de los registros.
436 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL LIBRE COMERCIO HISPANCPANERICANO 21
2.506 y 1/3 arrobas de vidueño, 280 arrobas de malvasia y 43
y 1/3 de mistela, y en 1783 los envíos disminuyen a 120 arro-bas
de malvasia y 1.502 y 2/3 arrobas de vidueño, con un valor
total de 32.033 reales y 17.426 reales en 1782 y 1783, respectiva-mente.
El vinagre se sigue exportando al mismo precio que en
1778, es decir, a cinco reales la arroba, y sus envíos no superan
las 90 arrobas anuales.
El valor total del aceite enviado fue de 4.902 reales y se em-barcaron
cuatro arrobas de aceite de almendras y 173 arrobas de
Andalucía. La almendra siguió siendo uno de los productos ali-menticios
más embarcados, pues en estos dos años se envían
a América 602,8 quintales, y debemos señalar que se experimen-ta
una enorme subida de precio desde 1778, en que cada quintal
se valoraba en 90 reales, mientras que en 1782 y 1783 se valora
en 150 reales. También las pasas han subido 12,5 reales por quin-tal
desde el año 1778, en que su precio era de 37,5 reales por
quintal. En 1782 se expotaron 50,5 quintales y 31,7 quintales en
1783, -10 que supuso un valor total de 2.027,17 y 1.587,17 reales,
respectivamente. Las exportaciones de higos sólo son de 10,29
quintales en 1782 y de 8,9 quintales en 1783, años en los que
también se aprecia una subida de tres reales por quintal con
respecto a 1778, pues en estos años el precio de cada quintal de
higos es de 30 reales. Lo mismo podemos decir del queso, cuyo
precio en 1778 era de 75 reales el quintal y en estos anos es de
100 reales.
A los envíos de productos agrícola-alimenticios que hemos ido
señalando sólo podemos añadir pequeñas partidas de azafrán, co-minos,
manteca y nueces en 1783; así, pues. observamos cómo
las exportaciones de estos productos son muy escasas, y si tene-mos
en cuenta que. a pesar de esta escasez, representan la ma-yor
parte de las remesas isleñas, podemos deducir que el comer-cio
canario-americano durante este periodo fue realmente raquí-tico.
2) Industria textil
Cuando analizábamos la industria textil canario de 1778 des-tacamos
su pobreza comercial. y veíamos cómo sus exportaciones
para América no habían pasado de los 85.015,8 reales; pues bien,
en 1782 y en 1783 las oxportaciones son aún menores y sólo al-canzan
51.164 reales y 58.581,17 reales, respectivamente; si esto
lo comparamos con las exportaciones textiles de productos na-cionales
de Galicia durante el período comprendido entre 1789-
1783, que fueron de 5.397.157 reales, observamos cómo los tex-tiles
que salen de Canarias realmente tienen una mínima impor-tancia
y únicamente las calcetas, en 1782 y 1783, y la seda, en
1783 merecen ser destacados. Las primeras están hechas de hilo
y se enviaron 11.804 pares en 1782 y 3.897 en 1783; sus precios
oscilan entre los 4,5 reales de las calcetas de hombre, 3 las
de mujer -y tan sólo 1,5 las de niño. El resto de los productos
textiles son encajes, gorros, sombreros, botones y una frazada a N
E
3) Industria siderúrgica y otras =m
O
E
No se puede hablar de una industria siderúrgica, pues única- E
2
mente en 1783 hemos registrado 4,4 quintales de clavazón y 100 E
hoces, lo cual es realmente insignificante. Otros envíos fueron 3
flores de talco, lozas, plumas y brea, todo ello en cantidades muy -
0 pequeñas. m
E
b) Los destinos y .retornos durante este período
Siempre hemos destacado el papel de escala que ha jugado a
2
Canarias como plataforma entre E,spaña y América, y, por tanto, n
0
como escala comercial; sin embargo, durante este período de
guerra 1779-1783, su situación geográfica está jugando un doble 3
O
papel: por un lado, los barcos pueden salir desde Canarias para
América y regresar sin correr el peligro de atravesar el, estrecho
de Gibraltar, pero este hecho actúa a la vez de una forma nega-tiva,
ya que las naves canarias no podían acercarse a las costas
españolas y cargar productos que ellos exportarían posteriormen-
ALt: ^ A-LL-:-L- ~ C ~yLa Lq~üe, resultaba pel igü~ü.A si, pues, entre 1778
y 1782 no se registra la salida de ninguna embarcación.
En 1782 salen de las islas Canarias tres bergantines, una go-
51 Manta peluda que se echa sobre la cama.
438 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL LIBRE COMERCIO HISPANCMMERICANO 23
leta y una balandra. El bergantín «Gran Poder de Dios)) sale
desde el puerto de La Luz; el bergantín «Tu'uestra Señora de la
Soledad», desde el puerto de la isla de La Palma; la goleta «El
Santo Cristo del Buen Viaje)), la balandra guardacostas «Nuestra
Señora de la Candelaria», «San Joaquín» y el bergantín ((San
Ginés)), desde Santa Cruz de Tenerife. Todos ellos se dirigen a
La Habana, exceptuando la balandra guardacostas, que sale rum-bo
La Guaira. El total de valores llevados por estas naves as-ciende,
según el registro que envía Pedro Cathalan a la Direc-ción
General de Rentas, a 769.410 reales, pero según la cuenta
que nosotros hemos realizado alcanza únicamente 628.690 reales.
En 1783 fueron solamente dos las embarcaciones que salie-ron
desde el puerto de Santa Cruz de Tenerife, la primera de
ellas el paquebote ((San J~ian de Nepomuceno~, el 6 de junio, y
al día siguiente el bergantín «San Judas); ambas naves se diri-gieron
a La Habana, y el total de los valores que aparece en el
registro y el calculado por nosotros en este caso sólo se diferen-cia
en dos reales, y podemos establecerles en 459.647,17. En am-bos
años la salida de las naves tiene lugar entre mayo y julio.
En cuanto a las naves que salieron en este período, sólo el
paquebote «San Juan Nepomuceno)) aparecía en 1778, al mando
de Domingo Morera, que había salido el 4 de diciembre de 1778,
y d2 nuevo volvemos a tener noticia de su lIegada a Tenerife el
11 de noviembre de 1781.
El. resto de las embarcaciones aparecen por primera vez, y
son las siguientes:
En 1782: - Bergantín ((El Gran Poder de Dios,, capitán Francisco
Díaz.
- Bergatín aNuestra Señora de la Soledad)), capitán Raimun-do
Ferrer.
- Balandra guardacostas «Nuestra Señora de la Candelaria))
y «San Jciaquín~c~a pitán <Tmn Antonin Ramhla
- Bergantín ((San Ginés)), capitán Domingo de Armas.
En 1783:
- Paquebote españoI «San Juan Nepornuceno», capita'n Do-mingo
Morera.
- Bergantín «San Judas)), capitán Javier Goñi.
Sobre los capitanes tenemos pocas noticias, pues los únicos
que veíamos en 1778 son Domingo de Armas, que había sal.ido el
10 de julio de 1778 para La Habana como maestre en la nave
{(Santísimo Sacramento)) y no volvemos a tener noticia hasta
1782. También teníamos conocimiento de Domingo Morera, que
había saiido de Santa Cruz como capitán de ia nave «San Juan
Nepomuceno)) el 4 de diciembre de 1778 y había llegado ante-riormente
a Canarias, procedente de La Habana, el 1 de enero.
EI iíltirno capitán que conocíamos de 1778 es de Javier Goñi,
que lIeg6 de Campeche a Canarias el 14 de julio de 1778, como
maestre de la nave ((Nuestra Señora de los Dolores».
El resto de los capitanes que registramos por primera vez en
estos años son: Francisco Díaz, Miguel de Armas Scorcio, Rai-mundo
Ii'errer, Juan Antonio Rambla.
Tampoco en Canarias existieron las devoluciones de mercan-cías,
lo cual no es extraño, ya que los envíos fueron bastante esca-sos
y se vendían fácilmente en América. En caso de que no fuera
así, se prefería almacenar los productos en espera de que fueran
vendidos, ya que los gastos de retorno no compensaban.
En cuanto a los regresos de América, durante dos años -1779-
1780- no se registra ninguna llegada; en 1781 son dos las na-ves
que llegan a Canarias, pero ambas tenían dispuesto otro des-tino
".
E A. C. S., D. G. R., segunda remesa, legajo 570. El bergantín «Nuestra
Señora de la Soledad)), tras salir de San Francisco de Campeche el día
14 de enero de 1781, se dirigía a Santo Domingo, tras hacer escala en La
Habana. El día 25 de enero Ileg6 al puerto de Mantanzar, de donde
saiió el 11 de febrero, y =.las Bemudas le dio caza un corsario, del que
huyó, y además el mal tiempo hizo que no pudiera seguir a su destino
y decidió tomar el rumbo de las Canarias. A la altura de la isla Madera
un corsario inglés le abrió el registro y le cogieron una buena'parte de
la carga. El dia 1 de noviembre la nave fue apresada por el navío inglés
«El Júpitem, cuyo capitán, don Tomás Parley, le ofreci6 Ia libertad a
cambio de que entregara 6.000 pesos fuertes a don Diego Barry, encargado
de los asuntos del capitán inglés, y finalmente el bergantín lleg6 el día
2 de abril de 1781.
Por su parte, el paquebote «San Juan Nepomucenon iba destinado a
Cáüiz en misi611 de convoy, pero se separo de éste por diversos contra-tiempos,
y lleg6 a Madera, donde fue socorrido con víveres por uiür
fragata portuguesa. Quiso seguir hacia Cádiz, pero a 60 leguas del cabo
440 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL LIBRE COMERCIO HISPANO-AMERICANO %
Lo mismo ocurrió en 1782 con la goleta «Nuestra Señora del
Rosario)), que salió de La Guaira con destino a Cádiz 53.
En 1781, el bergantín nuestra Señora de la Soledad)) llegó
a Canarias con importaciones por valor de 286.962 reales, y el
paquebote «San Juan de Nepomuceno)), 376.640 reales, pero el
valor mayor fue el que trajo la goleta «Nuestra Señora del Ro-sar
io~,c on un valor de 1.086.049 reales.
En cuanto a las naves, la única que nos resulta conocida es
la de «San Juan Nepomuceno)), y también su capitán, y mientras
que las otras dos y sus capitanes correspondientes no habían apa-recido
hasta ahora en los registros.
En 1779 y en 1780 no aparece ninguna nave que llegue desde
América a los puertos isleños y, por tanto, las importaciones en
ese perfodo son nulas.
Es 1781 cuando el bergantín ((Nuestra Señora de la Soledad»
y el paquebote «San Juan Nepomuceno llegan a Canarias debido
a factores ajenos a su voluntad, pues sus destinos eran Santo Do-mingo
y Cádiz s.
Los productos que llegan en estas embarcaciones son menos
variados que los que registramos en Canarias en el año 1778,
y se reducen a los siguientes:
Agrícola-alimenticios : azúcar, miel, pimienta.
Derivados de la ganadería : cueros, cabezas.
Tabaco.
Plata.
Los productos derivados de la ganadería, cueros y cabezas
acaparan la mayor parte del valor de las importaciones; repre-
San Vicente, por la parte del Sur, deciüi6 ir a Canarias, debido a los
huracanes. Lieg6 a las islas el 11 de noviembre de 1781.
53 A. G. S., D. G. R., segunda remesa, legajo 570. De los buques que sa-lieron
de las islas Canarias con registro propio de este comercio no ha
regresado ninguno en el año 1782.
A. G. S., D. G. R., segunda remesa, Segajo 570.
Núm. 28 (1982) 441
senta el 57,6 por 100 del total de 1781. Se importaron 4.137 ca-bezas
de suela curtida y 860 cueros, que supusieron un total de
673.602 reales. También llegaron a Canarias 5.998,5 arrobas de
azúcar, con un valor total de 239.940 reales, y junto a ellos
80 qllos. de miel, 29 quintales de pimienta y 32.000 reales en
plata.
En 1782, la goleta «Nuestra Señora del Rosario)) llegó a Ca-narias,
aunque su destino era Cádiz. Sabemos que los efectos
desembarcados ascendieron a 1.086.049,2 reales, pero no hemos
podido asegurar de qué tipo de mercancías se trataba.
EMBARCACIONES QUE SALIERON DE CANARIAS EN 1779.1783 a
N
Naves
B. «E1 Gran Poder de Dios))
G. «Sra. Cristo del Buen
Viajen
B. «Ntra. Sra. de la Sole
dad»
B. G. «Ntra. Sra. de la Cande-laria
y San Joaquín»
B. «San Ginés»
P. usan Juan Nepomuceno))
B. «San Judas»
Capitdn
1782
Francisco Díaz
Miguel de Armas
Scorcio
Rairnundo Ferrer
Juan Antonio Rambla
1783
Pomingo de Armas
pomingo Morera
Francisco Javier Goñi
-Salida
28-5
25-5
5-7
3-7
8-7
6-6
7-6
E
m a n a
3
Habana O-m
E
Guaira O
n
pabana -E
a
Habana
Habana n
n
3
NAVES QUE LLEGARON A CANARIAS EN 1779-1783 O
Naves Capitán Procedencia L l e g a
1781
B. ((Ntra. Sra. de la So-ledad
» Raimundo Ferrer Carnpeche Tenerife 2- 4
P. «San Juan Nepomu-cenon
Domingo Morera Habana n 11-11
1782
G. ctNtra. Sra. del Rosa-rio,
Francisco del Foro Guaira )) 28-7
442 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL LIBRE COMERCIO HISPANO-AMERICANO 27
5. FUNCIONAMDIEEL NCOTMOER CIO EN EL PER.Íow INMEDLATO
AL FINAL DE U GUE.RRA: LOS MASIVOS ENVÍOS
a) Los envios de productos naturales
En el comercio canario-americano podemos distinguir dos fa-ses
muy diferentes en este período que ahora estudiamos: la pri-mera
se corresponde con el año 1784 y la segunda hace referen-cia
a 1785.
El año 1784 se caracteriza por el escasísimo movimiento co-mercial:
tan sólo un barco sale de Santa Cruz de Tenerife para
La Habana. El valor total de los envíos en este año es bastante
menor ai que veiamos en i782 y 1783, y que ya calificábamos
de pobre; igualmente los retornos no pasan de dos naves, y su
valor total es bastante menor al que se experimentaba en 1781.
único año del período de la guerra en que hubo envíos de géne-ros
americanos a Canarias, es decir. que estamos viendo cómo el
año 1784 se caracteriza por una posibie limitación de trabajo y de
producción.
Por el contrario, el segundo período -año 1785- es opuesto
al anterior, pues los envíos aumentan considerablemente, supe
rando todos los valores alcanzados hasta este año, y son 13 las
embarciones que se despachan desde el puerto de Santa Cruz
de Tenerife. También aumenta a siete las naves que regresan
de America. y el valor de Ios efectos que retornan a España as-ciende
a 4.619.457,32 reales, mientras que en 1784 no pasaban
de 415.186 reales.
En cuanto a ias remesas canarias, en i784, el dato más signi-ficativo
y a la vez controvertido. de acuerdo con lo que hemos
venido viendo hasta ahora, es que son los productos textiles los
que superan en valor total los productos alimenticios, mientras
que en los años anteriores las principales remesas de Canarias
7. -l..-.. -2-1- ,-- ?2 --L-- -1- 1- nauiari sluv sieiriprire los Iruws ue la uema y ivs vuiverán a ser
en 1785, representando un 79.44 por 100 del total embarcado en
Canarias en este año.
En 1784 se embarcaron 1.376.15 arrobas de aguardiente y
26.208,15 arrobas en 1785, superando todos los envíos registra-
dos hasta ahora, y el precio se mantuvo como en año anteriores,
es decir, a 60 reales la arroba. También el vino siguió siendo
uno de los principales enviados desde Canarias: en 1784 se des-pacharon
solamente 5.478 arrobas de vidueño, que aumentaron
en 1785 a 31.454,3 arrobas de vidueña, 1.140 arrobas de malvasia
y 39,6 arrobas de mistela, lo que supuso un valor de 54.780 rea-les
y 320.285 reales en 1784 y 1785, respectivamente. Los envíos
de vinagre en 1784 apenas merecen mención, pues no superan
las 30 arrobas, es decir. menos cantidad que en años anteriores;
sin embargo, en 1785 ya son 900 arrobas, y también en este año
registramos tres arrobas de licor canario.
El aceite que sale de Santa Cruz de Tenerife seguramente
procede de.Andalucía, y representa un total de 8.474 reales, pro-ducto
de 10 arrobas de aceite de linaza, 8.34 arrobas de aceite de
almendra, 270 arrobas de aceite español -no sabemos de qué
tipo de aceite se trata- y 30 cuartillos de aceite de laurel.
También se siguen embarcando los productos típicos de las
islas, como las pasas, los higos y las almendras. En 1784 los en-víos
fueron bastante escasos, como, por ejemplo, 5,36 quintales
de almendras, 60 quintales de higos y 0,87 quintales de pasas,
que aumentaron en 1783 a 983 quintales, 60 quintales y 33,6 quin-tales,
respectivamente.
Por primera vez desde la promulgación del Reglamento de
Libre Comercio, en 1778, se embarcó azúcar en Canarias con des-tino
a Montevideo; fueron 1.488 arrobas, valoradas en 160 reales
cada una. i\To faltan los envíos de dulce -394 libras en 1784 y
318 libras en 1785-, membrillada, confitura y turrón. Igualmen-te,
las especias como canela, orégano, cominos y azafrán, aunque
en muy pequeñas cantidades, y, por tanto, con una importancia
económica prácticamente nula a pesar de que se envían durante
todos los años.
Otros embarques llevados a cabo en 1785, que, como vemos,
es el año más variado en cuanto a los productos agrícolas remi-tidos
a -4mérica, son 99 arrobas de aceitunas, valoradas en ocho
reales la arroba; 153,s millares de nueces, a 4,5 reales el millar;
12 botijas de escabeche, 50 cuartillos de manteca, a tres reales
cada uno; 3,5 quintales de chocolate y 910 cuartillos de miel de
abejas, a tres reales, y 3.760 cuartillos de miel de purga, a 0,5
444 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
reales. Tampoco faltan las partidas de queso, como venía siendo
habitual en años anteriores; así, pues, se enviaron 340 libras en
1784 y 2.439 en 1785, valorado durante ambos años a un real la
libra.
Hemos visto cómo si en 1784 los envíos de productos agricola-alimenticios
fueron más pobres de lo que cabía esperar una vez
terminada la guerra, sin embargo, en 1783 superan en vaior total
a todos los envíos registrados desde 1778.
El sector textil, prácticamente inexistente hasta ahora en los
envíos canarios, se aviva en este período e incluso supera el
valor de los productos agrícola-alimenticos, y es en 1785 cuando
la variedad de productos textiles se hace más patente.
Las remesas de seda pasan de 441,6 libras en 1783 a 1.880,5
libras en 1784 y 4.376,7 libras en 1785, valorada en todos estos
años a 90 reales la libra. Otro textil que alcanza cierta importan-cia
durante este período es el encaje, valorado entre 0,s y un
real, excepto una partida llegada de Barcelona en 1785 y que se
estima en tres reales. El total de varas registradas en 1784 fue
de 2.559 y de 46.679 en 1785.
También en este año se despacharon pequeñas cantidades de
lienzo, como 14,5 varas en 1784 y tres pinturas de lienzo, seis
servilletas y algunas varas de teIa de lienzo, por valor de 1.731
reales, en 1785. Las indianas supusieron 2.464 reales en 1784 y
4.125 reales en 1785, y sus precios se establecen en 4,5 y 7,5
reales la vara. En cuanto a su procedencia, no sabemos nada,
aunque probablemente sean de Barcelona, como las que salían
por el puerto de La Coruña.
El precio del hilo es el. mismo desde 1778 -10,5 reales la li-bra-
y ias partidas son de 9,25 iibras en 1784 y i41,75 iibras en
1785, mientras que las remesas de cinta de hilo fueron de 9.093
varas y su valor global de 711,25 reales, e igualmente los ocho
quintales de lana registrados al mismo precio que en años ante-riores
suponen 600 reales.
En cuanto a las prendas de vestir, fueron las caicetas ias
más enviadas; se trata en todos los casos de calcetas de hilo,
bien de hombre, a 4,5 reales par; de mujer, a tres reales, y de
niño, a 1,5 reales. En 1784 el envío fue de 2.913 pares, con un
valor total de 12.897 reales, y en 1785 fueron 13.200 los pares
Núm. 28 (1982) 445
33 MARfA ANTONIA VALBUENA GARC~A
embarcados, con un valor de 55.892 reales. Las camisas que se
registran durante estos años están fabricadas en distintos tipos
de lienzo, desde el ordinario, ruán, holanda y listado. Los pre-cios
varían entre los 12 y los 32 reales, según la calidad del lien-zo;
en 1784 fueron sólo seis camisas, que pasan a ser 208 en
1785. En cuanto a las medias, sólo se registran en 1785; son 84
pares, a 15 reales, y están fabricadas en algodón. También en
1784 se registró una partida de 10 calzones, a 15 reales unidad;
192 sombreros, 377 gorros de hilo, entre los tres y los 4,5 reales
unidad, y una capa de media holanda. valorada en 75 reales.
En cuanto a los productos derivados de la ganadería sólo po-demos
dejar constancia de 300 saleas de carnero registradas en
el año 1785 y valoradas en tres reales cada unidad 55.
a
N
P. aobre la industria siderúrgica, en i784 sólo tenernos noticia E
de 2,14 quintales de una partida de hierro labrado; sin embargo, O ---
en 1785 el valor total de los productos siderúrgicos registrados m
O
E asciende a 23.189 reales, y es la brea la que supone mayor núme- E
2
ro de reales -8.670, resultado de 289 quintales; también se - E
despacharon 105,25 quintales de hierro, a 75 reales cada quintal,
y 0,5 quintales de clavazón al mismo precio y 32 quintales tarn- 3
-
bien de clavazón a 150 reales el quintal. -
0
m
E
Otros productos de este sector industrial son: 18 quintales O
de alquitrán, valorados en 60 reales el quintal; 228 cencerros de 5
cobre, 20 docenas de esquilones, 50 docenas de hoces y 40 doce- -
-E
nas de ollas. Como veíamos al hablar de las remesas gallegas du- a
2 rante este período. los envíos de productos siderúrgicos extran- -
jeros eran más importantes que los envíos nacionales, y esto -
mismo va a ocurrir en relación con Canarias durante estos años. O3
Otros envíos de menor importancia económica son los de loza,
que en estos dos años proceden en su totalidad de Candelaria;
en 1784 son 400 docenas de objetos, valorados en 6.000 reales,
que disminuyen a 2.509,17 reales en 1783. También este año re-gistramos
ocho piedras de destilar, 116 para molinos y 600 pie-
&as pmes, todo ello valoradu en i.ii3.i7 reales. Finalmerite,
55 A. G. S., D. G. R., segunda remesa, legajo 573. Bergantín «La Sagrada
Familias.
446 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
EL LIBRE COMERCIO HISPANO-AMERICANO 31
también se enviaron dos resrnas de romances y 14,5 quintales de
matalahuga, por valor de 18.300 reales.
b) Una importante nouedad: los envios de productos
extranjeros
Por primera vez desde la promulgación del Reglamento de
Libre Comercio en 1778 aparecen registrados productos extran-jeros
en los envíos 1Ievados a cabo desde Canarias. ¿A qué se
debe esto? Para resolver esta cuestión debemos de remontamos
al artículo 4." del Reglamento. donde se dice con respecto a los
puertos de La Palma y Santa Cruz de Tenerife: ((únicamente se
pemite a 103 natiinks de ellas emharcar en sus registros las pro-ducciones
y manufacturas propias de las mismas islas, con abso-luta
prohibición de producir géneros extranjeros, a menos que
vengan sus embarcaciones a tomarlos en algunos de los puertos
habilitados de España)) Este artículo suscitó numerosas du-das.
y tras una serie de preguntas y aclaraciones, el 22 de octu-bre
de 1779 57, el rey concretó que las embarcaciones canarias po-dían
tomar los efectos que necesitasen para generalas, ranchos
y carenas, siempre que fuesen nacionales, pero si no les hubiera
se podían embarcar productos extranjeros y pagarían el 7 por 100.
De aquí que cuando en la fragata {(Nuestra Señora del Coro)),
alias «La Guipuzcoana)), y en la fragata «Nuestra Sefiora del Ro-sario~,
a lias «El Brillante)), aparezcan los productos extranjeros
se diga: «Efectos extranjeros por razón de generala, rancho y ca-rena,
según Real Orden de 22 de octubre de 1779)) sa.
Es en el año 1785 cuando llegan los productos en las dos na-ves
mencionadas más arriba, y en cuanto a los productos alimen-ticios,
son únicamente 140 cajitas de aceite, a 36 reales cada una,
y 167 libras de canela los productos que se enviaron.
Mucho mayor importancia tuvo la industria textil =tranjera,
que alcanzó un valor de 194.003 reales, y los textiles que se trans-
Articulo IV del Reglamento del Libre Comercio de 1778.
R. C. San Lorenzo, 22 de octubre de 1779. A. G. I., Indiferente Ge-neral,
legajo 3.115.
9 A. G, S., D. G. R., segunda remesa, legajo 573.
portaron fueron en su mayor parte lienzos: 31.082 varas de cre-güelas,
a dos reales vara; 515 piezas de bretañas, 5.950 varas
de crea, 160 piezas de pontivies, 93 piezas de platillas, todo ello
por valor de 163.854 reales.
El resto de los productos textiles fueron: 5.234 varas de pre-sillas
crudas, 12,5 piezas de bayeta, fajuela o miliquín, 39 piezas
de lona, valoradas en 8.400 reales, y 31 docenas de pañuelos, por
1.395 reales. Así, pues, los envíos textiles extranjeros represen-taron
en este año un 60,7 por 100 del total embarcado en 1785.
La industria siderúrgica extranjera, como ya dijimos anterior-mente,
supera a la nacional, cuyo valor total fue de 23.189 reales,
mientras que el de la extranjera es de 30.028,21 reales. Los en-víos
más importantes dentro de este sector fueron 98,93 quintales
de acero, vaIorados a 135 reales el quintal ; 500 docenas de canda-dos,
a 15 reales la docena, y 15 barriles de hoja de lata, que supo-nen
6.750 reales. También se despacharon 746 libras de albayal-de,
4,3 quintales de ocre y 2,06 quintales de peltre.
En relación con la industria del papel, se enviaron 1.892 res-mas,
por un valor total de 68.112 reales, y, por otra parte, tam-bién
se registran 37 cajones de vidrios, por valor de 8.990 reales.
c) Destino de las embarcaciones despachadas en Canarias
Tras tres años -1779, 1780 y 1781- en que no sale ninguna
embarcación desde las islas Canarias, dijimos que en 1782 se des-pacharon
cinco naves y dos en 1783. Sin embargo, de nuevo en.
1784, sólo sale una embarcación desde Santa Cruz de Tenerife;
se trata de la fragata ((San Francisco de -4sísn, capitaneada por
José Alejandro Luján, y que parte el 14 de diciembre con desti-no
a La Habana 59. Esta nave condujo mercancías por valor de
338.564 reales, es decir, que hay una disminución de valores
con respecto a 1782, en que se enviaron géneros valorados en
461.883,22 reales.
En 1785, el tráfico comercial aumenta de una forma conside-rable
y salen 13 naves desde las Canarias, siete lo hacen rumba
ss A. G. S., D. G. R., segunda remesa, legajo 570.
448 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL LIBRE COMERCIO HISPANO-A??ICANO 33
a La Habana, dos a Campeche, dos a L.a Guaira, una a Veracruz
y una a Montevideo. Son precisamente las fragatas ((Nuestra Se-llora
del Coro» y {{Nuestra Señora del Rosario)), ambas con des-tino
a La Guaira, las únicas qu? embarcaron productos extran-jeros
por valor de 179.851,7 reales y 134.680,32 reales, respecti-vamente,
mientras que los géneros nacionales, atendiendo a su
valor total, se distribuyeron de la siguiente forma:
La Habana, 1.012.090,8 reales.
La Guaira, 932.486,7 reales.
Montevideo, 428.923,15 reales.
Campeche, 281.612,16 reales.
Veracruz, 114.486,23 reales.
En 1785 son 82.3. las i iay~sq üe sale: por primera iTez desde
Canarias :
Paquebote «San Juan Bautista».
Fragata «Nuestra Señora de la Paz».
Bergantín «Santo Cristo de los Doloress.
Bergariiiii <<SanA ntonio de Faduajj.
Fragata ((Nuestra Señora del Coro».
Bergantín «La Sagrada Familia».
d) Los retornos a2 archipiélago en 1784 y 1785
En cuanto a 1.0s retornos se sigue la misma tónica que veíamos
al referirnos a los destinos, es decir, en 1784 tan sólo llegaron dos
embarcaciones: la fragata ((Nuestra Señora del Rosarios, proce-de
Uuuirz, yije 11956 a cantu c r ~ dze Tenerife e! 8 de
octubrem. La otra nave es el bergantín {(San José)), alias «El
Ramo de Oliva)), procedente de La Habana, que entró en Santa
Cruz el. 29 de noviembre y descargó géneros por valor de 415.186
.cales. En 1.785 fueron siete las embarcaciones que llegaron a Te-
~erifed, os de ellas, oSanto Cristo de San RomAno y !!San Jnan
60 A. G. S., D. G. R., segunda remesa, legajo 570. «Par Real Orden del
20 de agosto de 1784 se le ha concedido la gracia de ir con los frutos y efec-tos
que le convengan a cumplir su registro a Cáüiz, pagando en Tenenfe
sólo lo que descarguen.))
Nepomuceno)), procedían de Campeche y La Habana, y las otras
cinco venían directamente de La Habana61. El valor de los gé-neros
traídos por estas naves ascendió a 4.619.457,32 reales, su-perando
ampliamente el valor de las importaciones que habían
llegado a Canarias en anos anteriores.
En cuanto a los capitanes, de los 13 que salen en este año,
11 se registran por primera vez:
- Juan Peinado, con el paquebote «San Juan Bautista)).
- Cristóbal Xadán, con la fragata {{Nuestra Señora de la
Paz D.
- Sebastián Nenéndez Carballo, con el bergantín ((Santo Cris-to
de los Dolores)).
- Juan Rodríguez, con el bergantín «San Antonio de Pa-dua
».
- Nicolás Alvarez, con el paquebote «Santísimo Sacramen-tos.
- Felipe Neri Luján, con el bergantín «Nuestra Sefiora del
Rosario)).
- José Antonio Bargas, con el bergantín ((Nuestra Señora
de la Concepción.
- José García, con el bergantín ((Nuestra Señora de la So-ledad
».
- Jorge Madán, con el bergantín {(San José».
- Martín Soublete, con la fragata ((Nuestra Señora del Coro». - Gabriel Serra, con el bergantín «La Sagrada Familia».
- Bartolomé Mead, con la fragata ((Nuestra Señora del Ro-sario~.
En 1785 se registran des embarcaciones que no habían apa-recido
hasta ahora: el bergantín {{Nuestra Señora de la Estrella
del Mar» y el bergantín «San Alejo)).
En cuanto a los capitanes, en 1784 aparece Ricardo Mead
como capitán de la fragata «Nuestra Señora del Rosario)), que
c u p n ~mmse ría hermano de Bartolo1116 Mead, que sale pocos
61 A. G. S., D. G. R., segunda remesa, legajo 570. Se sigue cobrando el
dinero destinado al Seminario de San Telmo y otros cuerpos durante todo
este año de 1785.
450 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
días más tarde con la misma embarcación y con destino a La
Guaira.
En 1785, José González de Betancourt sr registra como ca-pitán
del bergantín {{Santo Cristo de San Román, del que fue
como maestro en 1778. También Antonio Rodríguez López fue
maestre en 1778 de 1.a nave «San Ignacio de Loyola» y ahora
aparece como capitán del bergantín «Nuestra Señora de la Es-trella
del Mar». Por primera vez registramos a Sebastián Martí-nez
Carballo y a José Domingo Viera, e1 primero al frente del
bergantín ((San Cristo de los Dolores)), y el segundo capitaneando
el bergantín ((San Alejo».
e) Géneros llegados a Canarias e72. 1784 y 1785
Remontándonos al año 1778, en que los envíos americanos
alcanzaron 1.189.734,24 reales, hemos ido viendo posteriormente
cómo este valor no se vio superado, ya que en 1779 y 1780 no
existe tráfico de regreso, y en 1781 son mercancías por vaIor de
663.062 reales, para desaparecer de nuevo en 1782 y 1783. Asi,
pues, llegamos al período de 1784-1785 y observamos cómo en el
primer año las remesas llegan a 415.332 reales, que serán am-pliamente
superados en el año siguiente con 4.502.149 reales, es
decir, que por primera vez podemos constatar un considerable
aumento en las remesas americanas llegadas a Canarias.
En e! sector agrícola-alimenticio, los principales productos
son el aguardiente de La Habana. en una proporción de 2.305
arrobas en 1784 y 3.606,5 arrobas en 1785, y en ambos afios el va-lor
se mantiene en 60 reales la arroba. El café llega por primera
vez desde 1778 a Canarias: se valora a 100 reales la arroba, y en
1784 sólo tenemos noticia de una arroba y de 12 en 1785. Tam-bién
el dulce se sigue estimando a tres reales la libra, y regis-tramos
una partida de 217 libras en 1754 y 954 l.ibras en 1785
En cuanto a la miel, hay que distinguir entre la de caña a 1,5
reales y la de abejas a trrs reales, y su valor total es de 8.340
reales en 1784 y 45.558 en 1758. Igualmente, en 1784 se remiten
dos quintales de pimienta de tabasco, a 300 reales el. quintal;
una partida de 39,68 libras de arroz de La Habana, a 60 reales
Núm. 28 (1982) 45 1
36 MARÍAA NTOWIA VALBUENA GABCÍA
quintal, y 16,25 quintales de arroz. llegado de Campeche, a 90
reales el quintal, mientras que en 1778 debemos de recordar que
el arroz se había valorado también a 90 reales.
Los textiles representan una parte casi inapreciable, econó-micamente,
dentro del valor total de los productos llegados al ar-chipiélago,
pues en 1784 se reducen a 90 libras de algodón, con
un vaior de 46 reales, y 373 libras, valoradas en 19 reales en
1785. En este año también se registraron 32 colchas de algodón,
a 75 reales la unidad; dos hamacas, unas sogas y 22,5 docenas
de zapatos. Todo ello supuso un total de 6.074 reales en 1785.
Los productos derivados de la ganadería apenas alcanzaron
los 12.600 reales en 1784, resultado de 1.585 cueros al pelo y 247,5
curtidos; sin embargo, en 1783 su valor fue de 732.030 reales,
es decir, Uil 1G,25 --- 'inn " 1 ' + 1
~ V LIVV uel L G L d~e~ 1 ,s remesas llegadas de
América en este año, y las principales mercancías fueron: 5.837
cueros curtidos, 3.209 al pelo, 4.120 pieles de venado, 12 de tigre
y dos de cíbolo. También, 55 docenas de cordobanes y un ta-filete.
Las partidas de oro y plata representan el valor más alto
de los desernbarcos realizados en Canarias: por ejemplo, en 1784,
el 45,27 por 100, y el 64,951 por 100 en 1785. También llegaron
dos anillos con diamantes en 1784 y 0,5 quintales de cobre y dos
collares en 1785.
En cuanto a los productos tintóreos, en 1788 se dese~nbarcaron
423,5 libras de añil, a 19,2 reales la libra; 3.102 libras de achote,
a 16 reales la libra, y palo campeche y brasil, por valor de
173.410 reales. Igualmente se remitieron objetos de madera, como
baquetas, bateas, un escritorio, algunas sillas de montar y caoba,
por valor de 2.820 reales. Tampoco faltó el tabaco en polvo y ci-garros,
tanto en 1784 como en 1785.
Así, pues, durante este período las mercancías procedentes de
América siguieron la misma línea que en años anteriores; sin
embargo, destaca la variedad y abundancia en 1785. que aumenta
considerablemente con respecto al resto de !os años. Además, hay
que destacar que todas las mercancías proceden de La Habana,
La Guaira, Campeche y en ningún caso del Río de la Plata, si bien
hay que tener en cuenta que la nave que había salido en 1784
desde el archipiélago se habrá dirigido hacia La Habana y que
452 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
de las que. salieron en 1785 sólo la fragata «Nuestra Señora de la
Paz)) se dirigió a Montevideo y Buenos Aires.
NAVES QUE SALIERON DE CANARIAS EN 1784 Y 1785
Naves Capitdn SaEidu Destino - .--
1784:
F. «San Fco. de Asís)). José Alejandro Luján.
1785:
p. «San Juan Bautista)). Juan Peinado.
F. «Ntra. Sra. de la Paz)). Cristóbal Madán.
F. {(Ntra. Sra. de la Luz». Juan Vicente Alayón.
p. ({Sto. Xto. de los Do- Sebastian Mnez. Carba-lores)).
110.
;B. «San Antonio de Pa-dm
». Juan Rodriguez.
p. «Stísimo. Sacramento». Nicolás Alvarez.
B. «Ntra Sra. del Rosa-rio
». Felipe Neri Luján.
p. «Ntra. Sra. de la Con-cepción~.
José Antonio Vargas.
.B. «Ntra. Sra. de la Sole-dad)).
JosP. Garcfa.
p. «San José». Jorge Madán.
F. «Ntra. Sra. del coro^. Martín Sublete.
B. «La Sagrada familia^. Gabriel Serra.
F. ((Ntra. Sra. del Rosa-riou.
BartoIomé Mead.
Habana.
Habana.
~ontevideo.
Habana.
Habana.
Habana.
Campeche.
Hhbana.
Campeche.
Habana.
Veracruz.
Guaira.
Habana.
Guaira.
Núm. 28 (1982)
38 MAR~A ANTONIA VALBUENA GARCÍA
NAVES QUE ENTRARON A CANARIAS EN 1784-1785
Naves
F. ((Ntra. Sra. del Rosa-rio
».
B. «San José)).
B. «.Sto. Xto. de San Ro-mán
».
B. ((Ntra. Sra. de la Es-trella
del Mar».
B. «San Juan Nepomuca
non.
F. ctS. Francisco de Asís».
B. ((Sto. Xto. de los Dolo-res
».
B. «San Alejo».
B. «San Antonio de Pa-duan.
Capitán
Ricardo Mead.
Jorge Madán.
José Glez. Betancourt.
Antonio Rguez. López.
Domingo Morera.
Jose Alejandro Lujh
Sebastián Mnea. Carba-
110.
José Domingo Viera.
Juan Rodríguez.
Procedencia
Guaira.
I-Iabana.
Campeche.
Habana.
Habana
Campeche.
Ilabana
Habana
Habana
Habana.
Habana.
Llegada
1784:
6-10
29-11
1785:
21-4
17-7
2-8
15-9
27-9
1-10
20-10
6. LA RENTABILIDAD FISCAL EN EL CONERCIO ULTRAIvIBRINO
EN EL PERÍODODE IMPLANTACI~N
Hasta ahora hemos analizado cuál era la situación de Cana-rias
en la época comprendida entre 1778 y 1785, sus ventajas
e inconvenientes, cuáles fueron los productos más enviados, tan-to
los propios como los extranjeros. También hemos estudiado
las principales mercancías que se transportaban desde América
a los puertos canarios, cuáles eran las naves que realizaban es-tos
trayectos y los hombres que iban al mando de dichas naves.
Naturalmente, esta corriente comercial. produjo no sólo unos
beneficios para las economías respectivas, sino también para la
Real Hacienda, lo que puede calcularse por los movimientos de
ida y retorno en cada año. La documentación permite que co-nozcamos
estos datos, porque los oficiales habían de rendir cuen-tas
a la Dirección General de Rentas.
Por consiguiente, con examinar estos saldos podemos cono-cer
1.a rentabilidad del comercio para la Hacienda no sólo por
454 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL LIBRE COMERCIO HISPANOAMERICANO 39
años, sino en muchos casos paso a paso, es decir, analizando to-dos
los impuestos pagados por cada embarcación, tanto en los
envíos como en los retornos.
A continuación ofrecemos unos cuadros con el resumen de
lo que fue este comercio cuantitativamente hablando, y poste-riormente
analizaremos año por año y nave por nave desde 1778
a 1785.
SALIDAS DE CANARIAS
Años Géneros D e s t i n o s Derechos
1778
i'779
1780
1781
1782
1783
lnol
&lo'+
1785
Años
Españ. 1.206.621,32 Campeche y Ha-bana
635.564
Habana. 535,722,26
Luisiana. 35.355,6
- -
- -
- -
Españ. . 749.410,16 Habana. 552.219,5
Gwira. 217.191,ll
Españ. 461.88332 Ilabana. .4...6,. 1.8-8,3.. ,- 22, . E%p%fi. 338564,2í3 Iia"u&ia. Wi5.DW,ZU
Españ. 2.769.599,5 Río de la Plata. 428,923,15
Habana. 1.012.090,8
Guaira. 932.486,7
V e r a c ~ . 114,48685
Campeche. 281.612,16
Extra. 314.532,5 Guaira. 314.532,s
RETORNOS A CANARIAS
Géneros Procedenchz
Habana.
Campeche y
572.593
bana. 1.153.975.12
Habana. 376.640
Carnpeche. 286.962
r.., e;.-
U U ~ L a. i.U8O.U43,2U
Babana. 415.186
Habana. 2.769.237,22
Campeche y Ha-bana.
1.850.220,lO
Núm. 28 (1982)
a) Detalle de los derechos correspondientes a la Real Hacienda
por los embarques y retornos a Canarias
Debemos tener en cuenta que Canarias sólo podía enviar pro-ductos
extranjeros por razón de generala, rancho y carena, se-gún
Real Orden del 22 de octubre de 1779, y fue únicamente
en 1783 cuando se hizo uso de este permiso, pero hasta este mo-mento
todos los envíos de Canarias habían sido de productos na-cionales.
En el archipiélago el valor de los productos que llega-ron
de América supera al de los embarques de Canarias, pues los
metales que llegaban de América eran indudablemente mucho
más valiosos que los productos agrícolas e industriales que se en- a
N
viabaii desde las islas. E
En 1778 el valor de los envíos alcanzó un total de 1.206.621,32
reales, por las que se adeudaron 69.744,8 reales, mientras que los
E productos llegados de América se valoraron en 1.726.568,12 reales, E
2 por los que la Hacienda Real percibió 171.193,16 reales. -E
En este año se despacharon en Santa Cruz de Tenerife ocho
embarcaciones; la primera fue la fragata «Santo Cristo de San -
Románn -alias «El Diamanten-, y el valor de los envíos que con- -
0
m
dujo fue de 217.277,18 reales, y los derechos cobrados fueron de
18.911,1 reales de derechos fijos6*, 980,32 reales correspondientes
al Almirantazgo, 127,22 reales con respecto al 6 por 100 que se
cobra sobre productos como higos, membrillada, brea, piedras
para tahona, para destilar y cajas de conserva. Se cobran 183,24 d n reales del 3 por 100 de otros productos y 588,14 reales del 2,5 $
por 100 de las manufacturas textiles y 4.102,12 reales de las 5
1.743,5 libras de seda; así, pues, el total pagado asciende a
24.894,13 reales 63.
El paquebote «San José y Animas» -alias «San Miguel»-
salió el 3 de junio con una carga valorada en 170.322.16 reales,
y !os derechos pagados fueron de 13.234,14 redes, correspondien-
62 Estos derechos fijos se establecieron en el Real Proyecto de 1720,
pero el 26 de mayo de 1778 lleg6 a las islas el Real Decreto del 2 de f e
brero en que S. M. les reduce al 3 por 100. Sin embargo, vemos cómo en
este año se siguen cobrando derechos fijos.
A. G. S,, Direcci6n General de Rentas, segunda remesa, leg. 568.
456 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
tes a 10.815.17 reales de derechos fijos. 564.30 reales de Almiran-tazgo,
12,32 reales del 6 por 100 sobre 72 cajas de conserva, 351,51
reales sobre los géneros que pagan un 3 por 100 y 187,8 reales
las manufacturas que contribuyen con el 2,5 por 100. además de
1.302,12 reales correspondientes a 553,5 libras de seda que adeu-daron
a 80 maravedíes por libra@.
El paquebote ((Santísimo Sacramento)) salió el 10 de junio de
Santa Cruz de Tenerife con mercancías por valor de 85.553,14
reales, que adeudaron 2.688 reales de derechos fijos con respecto
a 48 pipas de vino y 135,18 reales de Almirantazgo, además de
que se tributaron 1.831,3 reales correspondientes a los efectos de
los que se exigió el. 3 por 100, y 43,2 reales procedentes de las
manufacturas, que contribuyen con el 2,5 por 100. Finalmente,
nnn -< r\ se tributarun LOL.IL reales por iii$ libras de seáa; así, pues,
el total de los derechos pagados en este año fue de 4.967 rea-les
65.
Capitaneada por Juan Vicente Alayón. salió el 10 de julio la
fragata ((Nuestra Señora de la Cruz» con destino a La Habana
y 20: g&ier% valm de 247.963,24 reales, que adeudaron un
total de 10.727,9 reales. Los derechos fijos establecidos en el Real
Proyecto de 1720 fueron 4.288 reales, y 223,2 reales los corres-pondientes
al almirantazgo. En cuanto a los efectos de que se
cobra el 6 por 100 son cuatro piedras para tahona y se pagan
3,20 reales y 3.800,3 reales de los efectos que pagan un 3 por 100.
Igualmente. las manufacturas adeudan el 2.5 por 100, que equi-vale
en esta ocasión a 334.26 reales ".
El 9 de agosto se despachó la fragata ((Nuestra Señora de la
Rosa)) rumbo a La Habana, y con efectos valorados en 203.382.3
reales, pnr !nc cpe se trih?itxen 8.169,3 reales, l42,2 de ulmiran-tazgo,
2.736 reales de derechos con respecto al aguardiente, el
3 por 100 de la mayor parte de las mercancías, que supuso
2.632,14 reales; el 2,5 por 100 de las manufacturas, equivalentes
a 327,20 reales, y, finalmente, 2.330 reales, correspondientes a
990,5 libras de tejidos de seda 67.
A. G. S., Direccidn General de Rentas, segunda remesa, leg. 568.
65 A. G. S., Mreccidn General de Rentas, segunda remesa, leg. 568.
a A. G. S., Dirección General de Rentas, segunda remesa, leg. 568.
a A. G. S., Dirección General de Rentas, segunda remesa, leg. 568.
42 NVIRAÍNATO NIA VALBUENA GAFXÍA
La polacra «La Victoria)) y la fragata «San Ignacio de Lo-yola))
salieron en octubre rumbo a la Luisiana, con una carga
de 14.362 reales y 20.973,6 reales, respectivamente, pero ninguna
de las dos pagó derechos, de acuerdo con lo dispuesto en eL Re-glamento
&.
Al mando de don Ventura Vergara, salió de Santa Cruz de
Tenerife el paquebote «JesUs Nazareno)) -alias «E1 Brillante»-.
El valor de las mercancías conducidas por esta nave fue de
85.018,28 reales, que adeudaron 2.583 reales. De acuerdo con el
3 por 100 de los efectos no manufacturados, se tributaron 1.352,8
reales, de los que 50,17 reales correspondían a las manufacturas
y 980,20 reales como pago de las 416,75 libras de tejidos de seda
embarcadas en dicha nave 69.
a
La última embarcación que salió durante este año fue el
paquebote «San Juan Nepomucenon -alias «La Unión»-, ca- O
n pitaneado por Domingo Morera y con mercancías por valor de
-
m
O
E 161.768,15 reales, que tuvieron que adeudar 4.878 reales, proceden- £
2 tes del pago de 3.004 reales del 3 por 100 de la mayor parte de E
los productos y de 1.874 reales de derechos pagados por el 2,s
por 100 de las manufacturas enviadas en este paquebote70. 3
Al examinar los productos Hegados de América, nos Ilama la -
0
m
atención el alto tributo que pagan las partidas de plata. pues es E
de un 9 por 100, pero a partir de este año se reducirá a un 5,5 O
E
por 100, del cual la Hacienda Real sólo percibirá el 4 por 100. n
E La primera nave que llegó a Santa Cruz de Tenerife fue la fra- a
gata «San Francisco de Asís)) -alias «Santa María»-, que des- -
cargo efectos por valor de 370.621,25 reales, que adeudaron n
n
24.528,25, en relación con los derechos fijos establecidos en 1720 3
O y 225 reales correspondientes al almirantazgo ".
Reglamento y Aranceles ... Artículo 48. «Por Real Decreto de 23 de
marzo de 1776 concedí la gracia del comercio a la provincia de La Luisians
con entera libertad de derechos sobre los efectos y géneros españoles y
extranjeros, así en su extracci6n por los puertos habilitados de España,
como en la entrada a dicha Colonia, y salida de los caudales y frutos
de ella.. .
69 A. G. S., Direccr&lz General de Rentas, segunda remesa, kg. 568.
A. G. S., Dirección General de Rentas, segunda remesa, leg. 568.
71 A. G. S., Dirección General de Rentas, segunda remesa, leg. 568.
458 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL LIBRE COMERCIO HISPANO-AMERICANO 43
La fragata ((San Ignacio de Loyolan llegó a Santa Cruz de Te-nerife
el 29 de mayo, con un cargamento por valor de 526.756,4
reales, por el cual se pagaron 33.625,29 reales de derechos fijos,
257,14 reales de almirantazgo y 94,27 reales de los géneros que
pagaron un 5 por 100, mientras que otros efectos aparecen libres
de derechos, es decir, que el total pagado por esta nave fue de
33.978,2 reales n.
El paquebote «San Juan Kepomuceno», capitaneado por Do-mingo
Morera, llegó a Santa Cruz de Tenerife con importaciones
valoradas en 226.950,17 reales, que pagaron unos derechos de
11.987,26 reales, de los que corresponden al almirantazgo 52,9
reales, 11.794,29 reales de derechos fijos y 140,27 reales a los
efectos de que se cobra el 5 por 100 n.
Rocedeiiie de Cainpeche y La Habana, Cegó a Santa Cruz,
el 14 de junio, el bergantín «Nuestra Señora de los Dolores», con
mercancías por valor de 256.397,17 reales, que adeudaron en su
totalidad 12.221,lO reales, divididos de la siguiente forma: 12.037,7
reales de derechos fijos, 98,23 reales de almirantazgo y 85.20 rea-
1- rl.-.i 5 inn A,. !es g6heros y ~ pe q p i esta CUD~Z. I g d -
mente se importaron una serie de géneros libres de derechos.
En agosto llegaron las dos últimas naves de este año: son
«San Juan Bautista» y «Nuestra Señora de la Concepción», con
una carga de 242.662,17 reales y 102.980 reales, respectivamen-te.
La primera de ellas adeudó 19.176,12 reales, de los cuales
19.055,11 reales corresponden a los derechos fijos y tan sólo 121,l
reales a los derechos de almirantazgo, y la partida de plata lle-gada
en esta nave fue de 1.673 pesos fuertes y 3.5 reales. que
adeudaron al 9 por 100. La segunda de estas naves contribuyó
a la Real Hacienda c m 9.06?,12 rm!es, prncedentes e2 su muyvr
parte de los derechos fijos -8.998,15 reales- y tan sólo 68,31
del aln~irantazgo74.
Así, pues, todas las naves que llegaron a Santa Cruz de Te-nerife
desde América en este año de 1778 lo hicieron antes de
promulgarse el Reglamento de Libre Comerrio
n A. G. S., Dirección General de Rentas, segunda remesa, leg. 568.
73 A. G. S., Dirección General de Rentas, segunda remesa, kg. 568.
74 A. G. S., Direcddn General de Rentas, segunda remesa, leg. 568.
En 1779 y 1780 desapareció el comercio canario-americano de-bido
a una causa muy concreta, es decir, a la guerra que man-tuvo
España contra Inglaterra en ayuda de las colonias ameri-canas,
que intentaban lograr su independencia.
En 1781 empiezan a regresar de América las naves que ha-bían
partido en 1778, aunque sigue sin saIir de las islas ninguna
embarcación. El valor de los productos llegados de América a
la isla en este año fue de 678.602 reales, que debieron adeudar
19.602,2 reales.
Llegaron dos navíos con destino a Santo Domingo y a Cádiz,
pero que por causas del tiempo y los corsarios tuvieron que des-embarcar
en las islas Canarias. La primera de estas naves fue
el bergantín «Nuestra Señora de la Soledad)), procedente de Cam- a
N
descarg6 efectos por .Vmdlul ,.'-AU-- t : LQiOOCV .OaVLC. ~i.ea !es, q ~ e
adeudaron, según arancel, 13.893 reales. La otra embarcación fue O
n el paquebote «San Juan Kepomucenoa, procedente de La Haba-
-
m
O
E na y que se dirigía a Cádiz en misión de convoy, pero tuvo que E
2 entrar en Santa Cruz de Tenerife el 11 de noviembre y descargó -E
efectos por valor de 376.640 reales, que adeudaron 5.707,2 rea-les
75.
3
-
En 1782 se comienzan a normalizar las relaciones entre Cana- -
0
m
rias y América, y de las islas salen valores estimados en 769.410,16 E
reales, por los que la Hacienda Real percibió 17.816,24 reales. O
Pero mayores fueron los ingresos logrados por las mercancías Ile- n
E gadas a España, pues fueron de 163.102,25 reales, por un valor -
a
importado de 1.186.049,20 reales. 2
n
En este año las naves que salieron de las islas fueron cinco: n
el bergantín «El Gran Poder de Dios)) salió el 18 de abril., capita-
O3 neado por Francisco Díaz y con efectos por valor de 107.366,26
reales, que adeudaron un total de 3.064 reales, correspondientes
al 3 por 100 de los géneros que no están libres de derechos se-gún
arancel., y a 10s 34 maravedís por libra castellana que adeu-dan
los tejidos de seda 76. También se cobraron 3.221 reales, im-parte
del 3 por 100 del corso sobre el total de los géneros y uue
75 Destacamos el hecho de que un barco que sale de La Habana con
destino a Santo Domingo acabe llegando a Canarias.
76 Reglamento y Aranceles ... Artículo 22.
460 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL LIBRE COMERCIO HISPANO-AMERICANO 45
se depositó en la tesorería general de las islas a disposición
del. Ministerio de Indias n.
El 25 de mayo, don Miguel de Armas Scorcio salió al mando
de la nave «Santo Cristo del Buen Viaje)) con destino a La Ha-bana
y con mercancías valoradas en 1.870.909,17 reales, que con-tribuyeron,
de acuerdo con lo dispuesto en el arancel, con 4.531,2
reales. Igualmente se cobraron 5.637,9 reales, importe de derecho
de corso sobre todos los géneros embarcados 78.
El bergantín «San Ginésn -alias «La Flecha»-, de porte de.
15 Tm., cargó efectos por valor de 50.256 reales, de los cuales el
equivalente a 3.891,17 reales no pagaban impuestos según aran-cel:
por tanto, sólo se contribuyó con 1.319,14 reales a la Real-
Hacienda y con 1.5~07~2r4e ales para el 3 por 100 del corso que
depOsiia& la lesoreria Geiie,3ai de las ishs.
El 3 de julio se despachó la baIandra guardacostas {(Nuestra
Señora de la Candelaria y San Joaquín)) -alias ((La Cañada»-
con destino a La Guaira y de porte de 85 Tm. Los géneros em-barcados
se valoraron en 217.191 reales, de los cuales 18.883,17
iiu ---^m-- p a ~ a r v r , UJ-c-lc-L-ILI^ - y e: +- i - l -J,i..J-,l,, -,A,, ,IZA
L U L ~ L aucuuauu a u ~ c r ~ u r du
4.567,27 reales. Esta nave no pagó derechos por razón.de corso,
ya que el capitán don Juan Antonio Rambla, al. hacer la contra-ta:
dispuso esta condición, que fue aceptada ".
En relación con las mercancías llegadas de A~nérica, en este
año sólo llegó la goleta ((Nuestra Señora del Rosario)), cuyo des-tino
era Cátiiz, pero llegó a Canarias, donde descargó efectos por
valor de 1.086.049,20 reales, que adeudaron a la Real Hacienda
163.102,25 reales, lo que equivale al total exigido durante el año
1782 en las islas Canarias m.
En 1783 nuevamente &mini~yb p! t r á f i c~c inarie-amprjc-no
y no llega a las islas ninguna embarcación, y las que sa-len
son sólo dos, con unos valores embarcados que se estiman
en 461.883,22 reales, por los que se adeudaron 12.494,8 reales.
En este año las dos naves que salen de La Coruña tienen como
destino La Habana; la primera de ellas es el bergantín «San
7-1 A. G. S., Dirección General de Rentas, segunda remesa, leg. 570.
78 A. G. S., Direcci&n General de Rentas, segunda remesa, 1%. 570.
m A. G. S., Direccih General de Rentas, segunda remesa, leg. 570.
A. G. S., Dirección General de Rentas, segunda remesa, leg. 570.
Núm. 28 (1982) 461
Juan Nepomucenon, que embarcó géneros por valor de 382.528,5
reales, de los cuales 18.835 reales equivalen a géneros libres
de impuestos, por lo que los derechos pagados a la Real Hacien-da
son 10.167,19 reales y 11.475,29 reales los derechos correspon-dientes
al 3 por 100 del corso
La otra embarcación que se despachó desde Canarias es el
bergantín «San Judas)), capitaneada por Francisco Javier Goñi,
y llevó efectos por valor de 79.355,17 reales, de los que sólo una
partida de 1.800 reales estaba libre de impuestos; así, pues, se
adeuda el 4 por 100 sobre 77.555 reales, es decir, 2.326,23 reales.
Igualmente se pagaron 2.380,.23 reales del 3 por 100 del corso
para depositar en la Tesorería de las islas a disposición del Mi-nisterio
de Indias =.
m, i V 0 A ^----:^-?." C..-+,- ,-,4,, ,A,?. ,-+,-..., A, n,,,rli.rr
DII i or dpl CLL~LI IWS L ~ ~ I L CUIL ~v I US LULIIU I CLVI IIU UI: PL VUUL-tos,
pero unos y otros son los de más bajos valores que hemos
visto desde 1778, pues los productos que llegaron de América su-ponen
415.186 reales, que adeudaron 7.716,12 reales, mientras
que los envíos se valoraron en 338.064,20 reales, que adeudaron
6.321,19 reales. En todo el año se despachó una nave en las islas
y dos regresaron de La Guaira y La Habana.
La nave que sale de las islas es la fragata «San Francisco de
Asís», capitaneada por José Alejandro Luján, y con mercancías
valoradas en 338.564,20 reales. De este valor, el equivalente a
21.287,20 reales se encuentra libre de derechos, y esta nave
contribuye a la Real Hacienda con 6.321,19 reales s3.
Las embarcaciones que regresan en 1784 son: la fragata
{(Nuestra Señora del Rosario)) y el bergantín «San José)) -alias
«El Ramo de Oliva»-. Con respecto a la primera no sabemos a
cuánto equivalieron los productos desembarcados en La Coru-ña
y, por tanto, tampoco los derechos adeudados, pues por Real
Orden del. 20 de agosto de 1784 se concedió a esta embarcación
la gracia de ir con los frutos y efectos que le convengan a cum-plir
su registro a Cádiz, pagando en Tenerife sólo lo que des-cargasen.
Sin embargo, no aparece posteriormente el registro
81 A. G. S., Direcdón General de Rentas, segunda remesa, leg. 572.
82 A. G. S., Direccidn General de Rentas, segunda remesa, kg. 572.
83 A. G. S., Dirección General de Rentas, segunda remesa, leg. 572.
462 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL LIBRE COMERCIO HISPANO-AMERICANO 47
correspondiente a esta descarga El bergantín «San José» des-cargó
en Santa Cruz de Tenerife efectos por valor de 415.186 rea-les,
que adeudaron 7.716,lZ reales.
En 1785 es cuanto ascendieron considerablemente las mer-cancías
embarcadas para América, y también las que se descar-gaban
procedentes de allí. Por tanto, los beneficios que percibe
la Real Hacienda también aumentaron, pues en este año los va-lores
desembarcados en Galicia fueron 4.619.457,32 reales, por
los que se adeudaron 173.950,8 reales, mientras que los envíos
nacionales fueron de 2.769.599,5 reales, y los derechos percibi-dos,
55.679,22 reales. Además, en este año se cobraron 22.017,22
reales por los géneros extranjeros que se embarcaron por prime-ra
vez desde estas islas.
Las Il q-ue desde canariasei i fueroii
trece: el 19 de enero se despachó el paquebote «San Juan Bau-tista
» con destino a La Habana y las mercancías enviadas alcan-zaron
un valor de 145.947,13 reales, pero 6.359 reales corres-ponden
a efectos libres de derechos, quedando éstos reducidos
+nn "Alri n '2 m 7 K A 85.
c a u o u ~ ua 0.o 1 r i , ~
Cristóbal. Madán capitaneó la fragata ((Nuestra Señora de la
Paz», que salió de Santa Cruz el día 31 de enero, después de
embarcar 428.923,15 reales en géneros españoles, que adeudaron
sobre 42.593 reales sobre un total de 1.153 realess6.
La fragata ((Nuestra Señora de la Luz)), con géneros estima-dos
en 205.588,30 reales, se despachó el día 3 de marzo y adeu-dó
a la Real Hacienda 5.524 reales 87.
El. 7 de abril se despacharon tres naves, dos de ellas para La
Habana y una para Campeche; se trata del bergantín ((Santo
Cristo de 10s Dolores» y e1 paqi-whote ~Santfsimn Sacrammtcm,
con género españoles valorados en 196.031,33 reales, 51.052 reales
y 132.108 reales, y adeudaron, respectivamente, 4.718,8 rales, 1.513
reales y 1.841,11 reales 8s.
Capitaneada por Felipe Neri Luján, se dirigió a La Habana
84 A. G. S., D.irec&h General de Rentas, segunda remesa, kg. 572.
8s A. G. S., Dirección General de Rentas, segunda remesa, leg. 572.
86 A. G. S., Dirección General de Rentas, segunda remesa, leg. 572.
87 A. G. S., Direccih General de Rentas, segunda remesa, kg. 572.
a A. G. S., DireccZ&n General de Rentas, segun& remesa, leg. 572.
Núm. 28 (1982) 463
48 MARÍA ANTONIA VALBUENA GARCÍA
el. bergantín «Nuestra Señora del Rosario)); dicho capitán cargó
por su cuenta las dos terceras partes de la nave con frutos y ma-nufacturas
nacionales, por lo que se le rebajó un quinto de los
derechos que debía de pagar a la Real Haciendaa9. El total del
valor de los géneros fue 98.395 reales, y los derechos adeudados,
2.103,29 reales
El bergantín ({Nuestra Señora de la Concepción)) salió de Te-nerife
el 12 de mayo con destino a La Habana y embarcó géne-ros
por valor de 149.508,8 reales, de los cuales 773,8 reales esta-ban
libres de derechos, y se adeudó un total de 2.199,33 rea-les
91.
E1 25 de junio se despachó el bergantín ((Nuestra Señora de
la Soledad)), cargado con 20.461,17 reales en géneros españoles, a
N
que xleudaruii subre 18.711 redes üii tata! de 571,IV reales, pues E
el resto de los géneros estaban exentos de pagar derechos 92.
O
-n
El bergantín «San José)) -alias «El Ramo de Oliva»- salió =m
O
de Santa Cruz de Tenerife el 6 de agosto con destino a Veracruz E
E
2 y embarcó géneros por valor de 114.486,25 reales, que adeuda- E
= ron a la Real Hacienda 2.931,22 reales 93.
Por primera vez en la fragata ((Nuestra Señora del Coro)), 3
-
que salió el 9 de agosto al mando de Martín Soublete, encontra- -
0m
mos envíos de géneros extranjeros junto a los nacionales. El va- E
lor de las mercancías nacionales ascendió a 672.940,7 reales, que O
adeudaron 16.766,23 reales, mientras que los efectos extranje- n
E ros enviados por razón de generala, rancho y carena, según Real -
a
Orden del 22 de octubre de 1799, supusieron un total de 179.851,7 2
n
reales, que contribuyeron con 12.590 reales 94.
n
0
El bergantín «La Sagrada Familia)), al mando de Gabriel. Se- =
rra, salió de Tenerife el 27 de septiembre, con mercancías nacio- O
Reglamento y Aranceles ..., articulo 33. A los dueños de navíos y
embarcaciones de construcción española que embarcasen dos tercios de
la carga con frutos y manufacturas españolas «les perdono el quinto de
la cnnttrihscih que debieran satisfacer)}.
90 A. G. S., Direcc.ión General de Rentas, segunda remesa, leg. 572.
91 A. G. S., Direccih General de Rentas, segunda remesa, leg. 572. * A. G. S., Direcci6n General de Rentas, segunda remesa, Ieg. 572.
93 A. G. S., Direcci6n General de Rentas, segunda remesa, leg. 572.
w A. G. S., Dirección General de Rentas, segunda remesa, leg. 572.
464 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
nales valoradas en 294.613 reales, de las cuales el equivalente
a 14.065,17 reales estaba 1,ibre de derechos y se contribuyó con
un total de 8.350,25 reales 95.
También en la fragata «Nuestra Señora del Rosario» -alias
uEl Brillanten- se cargaron efectos extranjeros por valor de
134.681 reales, que pagaron con respecto al 7 por 100, es decir,
9.427 reales. Los géneros españoles alcanzaron un valor que se
esti~nóe n 259.546,33 reales 96.
En cuanto a los retornos, fueron siete las embarcaciones que
entraron en Canarias durante este período: procedente de Cam-peche
y La Habana, el bergantín «Santo Cristo de San Románn
lIegÓ a Santa Cruz de Tenerife el 21 de abril; el valor de las
mercancías traídas de Campeche ascendió a 303.775,70 reales,
que adedaron 8.143,16 reales, y de La Habana llegaron géne-ros
por valor de 502.722,8 reales, que hubieron de pagar a la
Real Hacienda 19.647 reales.
El bergantín ((Nuestra Señora de la EstreUa del Mar» Lle-gó
a Tenerife el 17 de julio, con importaciones valoradas en
1.262.791,14 reales, que adeudaron a la Real Hacienda un valor
de 49.409,19 reales 97.
El bergantín «San Juan Nepomuceno)), procedente de Cam-peche
y La Habana adeudó en Tenerife 7.032,21 reales, corres-pondientes
a los 224.535,25 reales de la carga traída de Cam-peche
y 32.528,15 reales con respecto a 819.187,l reales, es de-cir,
al valor de los g6neros que Llegan de La Habana *.
El 15 de septiembre entró en el puerto de Santa Cruz de Te-nerife
la fragata ((San Francisco de Asís» con géneros valorados
en 729.716,10 reales, por los que se contribuyó, según arancel,
con 28.832,7 reales. Igualmente se destinó para el. próximo con-sulado
el 0,5 por 100 de la partida de plata,. es decir, 1.883,3 rea-les
99.
El 27 de septiembre entró en Santa Cruz de Tenerife el ber-
A. G. S., Direcddn General de Rentas, segunda remesa, leg. 572.
96 A. G. S., Mrecci6n General de Rentas, segunda remesa, leg. 572.
A partir de este momento el 0,5 por 100 de la plata ya no fue para
el Consuiado de Cádiz, sino para el que se había de erigir en las islas.
A. G. S., DirecW General de Rentas, segunda remesa, leg. 572.
9 A. G. S., DireccWn General de Rentas, segunda remesa, leg. 572.
gantín «Santo Cristo de los Dolores)), que condujo géneros por
valor de 306.921,7 reales, que adeudaron, según arancel, 13.003,l
reales. La plata embarcada en esta nave ascendió a 70.600 rea-les
lm.
El bergantín ((San Alejo)), procedente de La Habana, entró en
e1 puerto de Tenerife el 1 de octubre, con géneros estimados en
356.033,14 reales, que adeudaron con 11.099,6 reales. Al día si-guiente
entró el bergantín «San Antonio de Padua» con mercan-cías
valoradas en 113.775,ll reales, entre ellos una partida de
plata de 2.133 pesos fuertes y seis reales lol.
Así, pues, fueron los productos llegados a Canarias los que
contribuyeron principalmente a aumentar los beneficios de la
Real Hacienda con 535.562,29 reales a lo largo de todo este pe-
-:,a, T ,, --,?.,,, ,., :?....,1?., ?.ml.n,n,i,l?.ri ,,n+,:l...,r,nrin -fin
F IUUU. LNU gcl ic~uu uauuualca CLIIUQI LQUUD LUII w IU uy CL VIL LUII
161.764,5 reales, y los extranjeros, con 22.017 reales.
b) Derechos percibidos por el Ministerio de Indias
No sólo la Real Hacienda percibe unos derechos sobre los
envíos y los retornos de mercancías, sino que hay otros orga-nismos
que también se benefician, y uno de ellos es el Ministe
rio de Indias. El Reglamento de Libre Comercio dice 'en el ar-tículo
45: «el uno por ciento de la plata se depositará cuenta se-parada
a disposición de mi Ministro de Indias, así para indemni-zar
al Colegio Seminario de San Telrno y otros cuerpos que te-nían
dotación en el gravoso derecho de Toneladas, como para in-vertir
el sobrante en la construcción del camino de Andalucía,
que interesa principalmente al comercio de Cádiz» lm.
Así, pues. todas las partidas de plata que llegaban a España
debían de contribuir al Ministerio de Indias con el 1 por 100 de
su valor.
A. G. S., Wireccidn General de Rentas, segunda remesa, lep. 572. La
carta que envía la relación de este barco, por mediaci6n de José de Iriarte,
lo hace el 10 de octubre, y dice textualmente: «Para el consulado que se
ha establecido en estas islas».
101 A. G. S., Dirección General de Rentas, segunda remesa, leg. 572.
[23] articulo 45.
466 A~YUARIO DE ESTUDIOS ATLA?~TICOS
En el archipiélago no se reciben partidas de plata desde 1778
hasta 1784. En este año el. bergantín «San José)), procedente de
La Habana, contribuy6 al Ministerio de Indias con 1.745,18 rea-les,
es decir, con el l por 100 del valor de la plata transportada.
En 1785, las siete naves que llegan a las islas transportaron
plata. La primera de ellas fue el bergantín ((Santo Cristo de San
Román)), procedente de Campeche y La Habana, y adeudó 5.716
reales. - El bergantín «Nuestra Señora de la Estrella del Mar»
llegó de La Haban el 17 de julio y contribuyó con 10.760,32 rea-les,
y procedente de Campeche y La Habana desembarcó en Te-nerife
el. bergantín «San Juan Nepomuceno>), que adeudó 6.659,14
reales. - La fmgaia«S aii mdiiciscdoe :le$ & La Hat;ana
15 de septiembre y adeudo 3.770,6 reales al Ministerio de In-dias.
- También de La Habana 1Iegó el bergantín ((Santo Cristo
de los Dolores)) y contribuyó con 706,23 reales; el bergantín
;;San Alejo:;, e& 1.202 reales, y e! bergantín ~Uul? Aritmie de
Paduan, con 426,25 reales.
c) Los derechos de los consulados
Entre los barcos que salieron del archipiélago rumbo a Amé-rica
no hemos observado el pago de otros derechos que los co-rrespondientes
a la Real Hacienda. Sin embargo, en los retornos
de 1784 registramos que el bergantín «San José)) -alias «E1
Ramo de Oliva»- contribuyó al Consulado de Cádiz con el 0.5
por 100 del valor de la plata y del oro embarcado, es decir, con
872,26 reales y 67,17 reales, respectivamente.
En 1785, el bergantín «Santo Cristo de San Román)) adeudó
al Consulado de Cádiz 2.858 reales, correspondientes al 0,5 por
100 de! vdnr de la plata embarcada, y el bergantín «Nuestra Se-ñora
de la Estrella del. Mar» contribuyo con 5.380,16 reales.
El bergantín ({San Juan Nepomucenoe adeudó 3.329.24 rea-les,
correspondientes al 0,5 por 100 del valor de la plata para
el Consulado que «se ha de erigir en !as islas)). A partir de 1785
Núm. 28 (1982) 467
se deposita para ayuda del Consulado de las islas lo que antes
iba a parar al Consulado de Cádiz; así, pues, la fragata ((San
Francisco de Asís» contribuyó con 1.885,3 reales; el bergantín
((Santo Cristo de los Dolores», con 353,ll reales; el bergantín
«San Alejo)), con 601 reales, y el bergantín «San Antonio de Pa-duax
contribuyó con 213,12 reaIes. Así, pues, los derechos perci-bidos
por el Consulado de Cádiz en estos años fueron de 9.178,25
reales, y los que se adeudaron para el Consulado del archipié1,ago
ascendieron a 6.382,16 reales.
7. PUNTUALIZACSIOOBNREE LSO S ARTÍCULOS DE MAYOR ENV~O a
Y SU RENTkBILTDAD FISCAL
O a) Principales embarques canarios: su rentabilidad -
-"m
E
Cuando hemos analizado los envíos canarios a América, siem- SE
pre hemos dicho que se caracterizaban por la escasez cuantita- E
tiva y por la falta de variedad en las mercancías embarcadas,
que prácticamente se reducían a los caldos y a los frutos más 3
típicos de las tierras isleñas. -
0
m
E Además, el fenómeno de la guerra, del que ya hemos hablado O
anteriormente, repercutió profundamente en el desarrollo del. co-mercio
canario-americano, ya que obligó a paralizar durante al- -
E
@nos períodos de tiempo los contactos del archipiélago con tie- -
a
rras americanas. Sin embargo, en 1784 aparecen nuevamente re-gistrados
productos que desde 1778 no habían vuelto a aparecer,
y en 1785 aumentaron prácticamente todos los envíos de produc- O3
tos canarios.
El aguardiente, vino y vinagre, que forman el núcleo de los
envíos canarios, se embarcaron todos los años en que hubo con-tactos
comerciales canario-americanos. En 1778 el valor total del
aguardiente embarcado para América ascendi6 a 421.312,18 rea-les
y su precio se establecía en 60 reales, según arancel y per-maneció
inalterable a lo largo de todos estos años. El mayor en-vío
de aguardiente tuvo lugar en 1785, ya que se transportaron
Reglamento ... Aran@ 1.O
468 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
26.208,8 arrobas, que representaron un total de 1.572.530 reales,
lo que supuso 47.175,30 reales para la Real Hacienda, frente a
12.639 reales en 1778, 15.225 reales en 1782, 11.181 reales en 1783
y 2.461,30 reales en 1784.
Los envíos áe vino vidueño, mahasia y mistela alcanzaron
un valor total que oscila entre 17.426 reales en 1783 y un máximo
de 320.285 reales en 1785, mientras que los precios son de diez
reales por arroba el vino vidueño, 20 reales el malvasia y 60 rea-les
la arroba de mistela. En cuanto a los derechos percibidos, y
de acuerdo con las cantidades de vino enviadas, fueron 3.021,24
reales en 1778, 960,33 reales en 1782, 522,24 reales en 1783, 1.643,2
reales en 1784 y, finalmente, 9.608,18 reales en 1785.
Pnmn Trn hamnc *ronirln ~ ~ i ~ n rllnrc.i nmrr<nc n 4 m n r r r n A i n w n n
u u L a l V A t C i L u v D v \ r u l u u v i uuu, c x s v I u m d= v u L a E j l G I-uGLuss
realmente muy escasos y el total de derechos percibidos por la
Real Hacienda en todo este período fue de 6.275 reales, de los
que un 71,71 por 100 corresponde a los envíos que se llevaron
a cabo en 1785.
Mientras que las remesas de los productos anteriormente men-cionados
se registran durante todos los años en que hubo envíos,
no ocurre lo mismo con el aceite, ya que en 1783 y 1784 no apre-ciamos
ningún registro de la existencia de dicho artículo. El va-lor
total del aceite enviado en 1778, 1782 y 1785 ascendió a 16.971
reales, 10 que supuso un beneficio de 509,4 reales para la Real
Hacienda. El precio oscila entre los tres, cuatro y 26 reales la
arroba a lo largo de todo este período, variando íhicamente se-gún
el tipo de aceite enviado.
A lo largo de todo el período también se enviaron las almen-dras,
higos y queso. En 1778 se enviaron 118,4 quintales de al-mendras,
valoradas en 90 reales el quintal, envío que aumenta
a 137,6 quintales en 1782, y también el precio experimentó una
considerable subida, pues de los 90 reales en que se estimaba el
quintal en 1778 se pasa a 150 reales el quintal a partir de la pro-mulgación
del Reglamento, precio que permanece hasta el año
1785.
Debemos de señalar que las remesas de almendras disminu-yen
considerablemente a partir de 1782, hecho que debemos de
atribuir al aumento de precio señalado, pues en 1783 sólo se em-
Núm. 28 (1982) 469
barcaron 19 quintales, en 1784 fueron 4,2 quintales y 9,5 quinta-les
en 1785.
Si los envíos de almendras disminuyeron a medida que los
precios aumentaron, lo contrario ocurre con los higos, pues en
1778 se valoraron en 27 reales el quintal. y se exportaron 9,8 quin-tales;
a partir de este momento experimentaron una subida de
tres reales en quintal y los envíos fueron ascendiendo hasta Ue-gar
en 1785 a embarcarse 264,2 quintales. Es decir, que la acep-tación
de este producto en América fue cada vez mayor, a lo que
contribuyó la relativa estabilidad en el precio, pues en siete años
sólo se experimentó un aumento de siete reales. Los derechos
percibidos por la Real Hacienda en relación con estos envíos as-ce,
ndieron a 316,19 reales. a
N
Igualmente, el queso se envió durante todos estos años, si
bien en 1782 y 1783 se embarcaron tan sólo 0,l-i quintaIes por O
n año. En 1778 se habían embarcado 19 quintales, 3,4 en 1784 -
m
O
E y 24,3 en 1785. El quintal de queso se estimó en 75 reales en el E
2 año 1778, y partir de entonces el precio se estableció en 100 rea- --
les, segun el Reglamento, y los derechos adeudados por dicha
mercancía durante este período fueron de 127 reales. 3
-
Si los productos alimenticios que acabamos de ver se envia- -
0
m
E ban de una forma más o menos continuada, existen otros efectos O
que se embarcaron esporádicamente : por ejemplo, las aceitunas,
ciruelas, dulce, membrillada, manteca y nueces y conservas. Las n
E
aceitunas se envían en 1778 y en 1785. En el primer año fueron -
a
36 arrobas y 99 en el segundo. En ambos casos el precio se man- 2
n
tuvo en ocho reales la arroba y los derechos cobrados por la Ha- n
cienda Real fueron 32,4 reales. En cuanto a las ciruelas, en 1778 O3
únicamente enviaron 0,9 quintales, y cada quintal se estimaba en
45 reales; posteriormente, y hasta 1783, no vuelve a aparecer
envío alguno de este producto, cuyo precio a partir de la nro-mulgación
del Reglamento se estableció en 80 reales el quintal,
y posiblemente el vacío de envíos durante todos esos años se deba
a la fuerte subida de precio experimentada por este producto.
Los derechos percibidos por la Real Hacienda en este caso as-cendieron
a 6.7 reales.
El dulce se envió en 1778 en una proporción de 149 libras
y a un precio de tres reales por libra a lo largo de todo el perío-
470 AXUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL LIBRE COMERCIO HISPANO-AlYIBBICANO 55
do, y hasta 1784 no se vuelve a registrar la salida de 394 libras
de dicho artículo y 318 libras en 1785. La membrillada tampoco se
embarcó de una forma continuada, sino únicamente en 1778 y
1785, en una proporción prácticamente insignificante y a un pre-cio
de 150 reales el quintal.
La manteca se envió en 1778, 1782 y 1785, y en el primer año
se enviaron 102 cuartillos, 10 en el segundo y 58 en el tercero.
Durante estos arios el precio se mantuvo en tres reales el. cuar-tillo,
y este artículo, lo mismo que el dulce y la membrillada, no
aparecen en arancel.
El. valor de las nueces se estimó en 1778 en 4,5 reales el mi-llar,
en 1782 disminuyó a tres reales, en los dos años siguientes
no se apreciaron envíos y, finalmente, en 1785 el precio vuelve
a ser el mismo que en 1778. Este artículo no paga derechos, y las
cantidades enviadas fueron de 28 millares en 1778, es decir, que
a pesar de la disminución de precio durante los años de la gue-rra,
los envíos decrecieron, ya que, como vimos al hablar del co-mercio
canario-americano durante esos años, los contactos comer-ciales
fueron muy escasos y hubo que esperar a 1785, cuando la
amenaza de guerra ya había pasado, para que los envíos de nue-ces
fueran superiores incluso a los de 1778. Finalmente señala-mos
las 582 cajas de conserva, estimadas en tres reales cada una
y enviadas en 1778, pero que no vuelven a aparecer. Tampoco
en el arancel se menciona dicho artículo.
Así, pues, hemos ido viendo los principales productos agríe&
la-alimenticios embarcados en Canarias durante este período, que
fueron, además, los que alcanzaron una mayor importancia eco-nómica,
seguidos a gran distancia por los textiles y la siderurgia.
En cuanto a los textiles, los artículos más destacados fueron
las calcetas, el encaje, la lana y la seda. Las calcetas mantienen
un precio fijo a lo largo de todos los años, establecido en cua-tro
reales las de hombre, tres las de mujer y 1,5 las de niño. El
valor de Ias calcetas enviadas en 1778 ascendió a 62.808 reales,
en 1782 fueron 48.617,17 reales, 17.284,17 reales en 1783, 12.897
reales en 1784 y en 1785 se experimenta un aumento con respec-to
a los últimos años, llgando a 55.892 reales.
En 1779, el valor total alcanzado por los encajes embarcados
llegó a 9.643,17 reales y disminuyó casi totalmente en 1782 -con
sólo un valor d 127 reales-; en 1783 y 1784 se experimenta
una ligera subida con respecto al año anterior, pero no fue hasta
1785 cuando se logra superar los envíos de 1778 y se alcanza un
valor total de 42.894 reales. El precio de este textil en los prime-ras
afios oscilaba entre 0,25 y 2 reales la vara, y a partir de 1783
se valora entre 0,75 y 3 reales vara.
Una gran subida experimentan los envíos de seda, que si en
1778 supusieron un valor total de 9.254,6 reales, tras un período
en que no se registran remesas de este tipo, en 1783 comienzan
a advertirse unos subidas en los valores totales, que culminan en
1785 con 393.905 reales.
Escasas fueron las remesas de lana, de las que sólo tenemos
noticia en 1778 y en 1785; en el primero de estos años fue sólo
liüiíita: y y -u-I.- Lllu Y-..:-U+-I I I L a ! ~e~í ; e! segmdv a&, y e::
ambos casos fue de 75 reales por quintal.
Así, pues, hemos observado cómo apenas existe variedad den-tro
de los textiles, aunque bien es cierto que señalamos otros te-jidos
anteriormente, su importancia fue mínima, lo que nos hace
ahora prescindir de ellos.
Del mismo modo, al. hablar de la industria siderúrgica sólo
podernos referirnos a dos artículos, que son el clavazón y el hie-rro,
cuyas partidas hasta 1785 son realmente escasas. pero en
este año el clavazón ya alcanzó un valor de 4.837,17 reales, y el
hierro enviado se estimó en 6.695 reales. Los derechos con los
que contribuyeron estos productos en todo este período -1778-
1785- fueron 167,lO reales y 224,30 reales, respectivamente.
Otro artículo digno de mención es la brea, ya que se registr6
en todos los años, salvo en 1784, y el precio fue de 30 reales el
quintal y no varió en todos estos años. En 1778 se enviaron 20
quintales, que van aumentando paulatinamente a 28,5 quintales
en 1782, 75 en 1783 y 289 en 1783.
Así, pues, fueron todos estos productos los más enviados des-de
las islas Canarias y los que tuvieron una mejor acogida, pues
!S@camente Ins emharquec hiahieran d~scendido considerable-mente
si estas mercancías no hubieran tenido aceptación en el
mercado americano. Sin embargo, si disminuye durante algunos
años el envío de una buena parte de los productos que hemos vis-to
es precisamente en el período de guerra, y ya en 1784, y sobre
472 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL LIBRE COMERCIO HIsPAND.AMEBICANO 57
todo en 1785, los envíos se renuevan, es decir, que el fenómeno
bélico es el causante fundamental de esas mermas de los envíos
y no el posible rechazo de los americanos hacia estos productos.
b) Las remesas de mercancíus americanas lLegadas a Canarias
Si al hablar de los embarques canarios hemos señalado como
rasgos más característicos la escasez cuantitativa y la poca varie-dad
de los artículos embarcados, observamos cómo al tocar el
tema de los retornos ambos rasgos se acusan de forma muy sig-nificativa,
ya que los productos que llegan a los puertos canarios
y que merecen ser destacados por su importancia económica son
KI-U;Y- eSCasOS,
Los productos agrícola-alimenticios se reducen al arroz, azú-car
y café. De todos ellos el artículo más importante es el azúcar,
que se descarga en Canarias en 1778, 1781 y 1785:A lo largo de
todos estos años el precio se mantiene en 160 reales el. quintal,
-y 1778 !leeron 21 ar&ipié!ago ?38,3 rii;hta!q 1.199 q ~ i n t ~ &
en 1781 y 2.006,9 quintales en 1785, es decir, que las llegadas de
azúcar fueron cada vez más numerosas, aunque no debemos de
olvidar que este incremento se produce tras unos años en que el
comercio había sido prácticamente nulo y por ello se había acu-mulado
un excedente que se va sumando al aiio siguiente.
Las desernbarcos de café son escasos, y en 1778 llegaron 7,3
quintales, siendo éste el año en que se recibió más café a lo largo
de todo el período, ya que en 1784 se recibieron tan súlo 0,25
quintales y tres quintales en 1785. Tanto el café como el azúcar
son productos q1.1- -1 Reglamento declara exent~sd e pagar dere-chos
a la Real Hacienda 'O4. Además de estos artículos se registra
arroz por valor de 351 reales, y de 2.578 reales en 1778 y 1785,
respectivamente.
Pero fueron los productos derivados de la ganadería los que
alcanzaron un valor' global más alto a lo largo de este período.
Por ejemplo, en 1778, el valor de los cueros desembarcados se es-tim6
en 13.265,6 reales, que aumenta a 51.600 reales en 1781 y
m Reglamento ... Artfculo 43.
58 ANTONIA VALBUENA GARC~A
disminuye notablemente en 1784 a 12.600 reales. En 1785 se ex-perimentó
un rápido aumento, pues llegaron a las islas cueros
por valor de 667.100 reales. Los cueros al pelo se estimaron en
60 reales unidad y pagaban cuatro maravedíes por libra a la en-trada
en España, mientras que los curtidos se valoraban en 80
reales unidad y abonaban derechos por valor de ocho marave-díes
la libra. Las cabezas sólo llegaron al archipiélago en 1778
y 1781 y su valor ascendió a 67.236 reales y 330.960 reales, res-pectivamente.
Un valor más escaso alcanzaron las pieles de di-ferentes
animales, pues en 1778 se valoraron en 2.236,8 reales
y en 1785 llegaron a estimarse en 64.780 reales; todas estas pie-les
no pagaban derechos de entrada en España.
Por otra parte, los productos tintóreos más importantes fue-ron,
como en Galicía, el palo campeche y el aííil. El primero al-canzó
el valor más alto en 1778, con 521.460 reales, y hasta 1785
no vuelve a registrarse este producto. En ambos casos se valoró
en 60 reales el quintal y se hallaba libre del pago de derechos,
según el Reglamento los. El añil también se registró en 1778 y
1785 y alcanzó un valor de 754,8 reales en 1778 y 10.771 reales
en 1785. Como ya dijimos al hablar de Galicia, este producto se
halla exento del pago de derechos l%, y el quintal se valoró en
1.920 reales.
En cuanto al tabaco, en 1778 sabemos que llegaron a Canarias
3.192 libras, 10 libras en 1781, 36 libras en 1784 y aproximada-mente
160 libras en 1785; sin embargo, no conocemos cuál fue
exactamente el valor de cada libra de tabaco.
La cantidad de plata que IIega a Espaíia también va aumen-tando
desde 1778, excepto en 1781, en que no se registró ningu-na
partida, y en 1785 el total de plata llegada a España ascien-de
a 2.924.643,14 reales, que contrjbuyen con un total de dere-chos
de 160.855 reales. Sin embargo, durante este período sólo
registramos la llegada de oro en 1784, y se trata de un valor equi-valente
a 13.500 realesz por los que hubo que pagar a la Real
Hacienda un total de 270 reales.
los Reglamento ... Articulo 43.
loa Reglamento ... Articulo 43.
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