PALEOPATOLOGIA EN ENTERRAMIENTO§
TUMULARES DE S. NICOLAS DE TOLENTINO
(GRAN CANARIA)
P O R
MANUEL GARCIA SANCHEZ,
Mas DE LA CRUZ JIMENEZ GOMEZ
Y
M.' DEL CARMEN DEL ARCO AGUILAR
EL YACIMIENTO
Y! d ! e de SU= Nicdás de Tdentine, r i t ' i d ~i! NW. de Grzg
Canaria, a 27" 59' de latitud N. y 12" 05' 45" de longitud W. del
meridiano de Madrid, presenta un cauce formado por el aporte
de numerosos barrancos laterales que, desde el centro de la isla,
confluyen en él constituyendo el Barranco de La Aldea. Debido
a las abruptas montañas que lo circundan, el valle mantiene un
carácter de núcleo cerrado y «aislado», en el que su principal
vía de comunicación con el exterior, hasta época muy reciente,
era el mar y, en menor escala, dificultosos senderos que condu-cen
al centro de la isla, por las que se realizaban labores de
pastereo.
En la zona de la desembocadura se sitúa un denso núcleo
de población aborigen conocido a través de las noticias que,
desde finales del siglo pasado, nos dejan Grau Bassas (1886)
y Verneau (1891). Ambos reflejan su importancia arqueológica
~pedf i r andola existencia de un millar de viviendas junto a
sepulturas de variada tipología. Hoy día estos restos se mani-fiestan
en construcciones exentas que agrupan zonas de habita-ción
y enterramiento, casas y túmulos, formando el conjunto
arqueológico de «Los Caserones» (fig. 1).
2 M. GARCÍAM,. & DE LA CRUZ JI~UÉHEZY M." C. DPZ ARCO
A pesar de las prospecciones realizadas por Jiménez Sánchez
(1946), el yacimiento de «Los Caserones* no había sido explorado
sistemáticamente hasta el año 1977 cuando se incluyó en el
Plan de Investigación que, sobre el poblamiento aborigen de
Canarias, el Departamento de Arqueología y Prehistoria de la
Universidad de La Laguna viene realizando desde su creación.
A partir de ese momento, se han llevado a cabo varias campañas
de excavaciones, abarcando el núcleo de habitat y de enterra-miento,
de las que se han obtenido datos novedosos:
KNS
Fig. 1.-Mapa del NW. de Gran Canana, con la situación de San Nicolás y
de los yacimientos excavados.
112 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
- Conocimiento de la distribución general del poblado y ne-crópolis.
- Sistemas constructivos y organización interna del espacio
en casas y túmulos. - Características del ajuar doméstico y dieta alimenticia
aborigen.
- Constatación del ritual funerario.
- Estudio antropológico y paleopatológico de los restos in-humados.
- Datación relativa a través de los datos estratigráficos y ab-soluta
por el método del radiocarbono.
Todo este conjunto informativo, actualmente en elaboración,
ha permitido obtener suficiente documentación para repiantear
la sistematización tradicional de Ias manifestaciones aborígenes
grancanarias que fijan una dicotomía cultural y racial entre la
«Cultura de los Túmulos», en la costa, y la «Cultura de las Cue-vas
», en el interior.
LOS ENTERRAMIENTOS
Antes de iniciar la exposición de los resultados obtenidos me-diante
el estudio paleopatológico, es conveniente resumir algu-nos
datos arqueológicos sobre los enterramientos en tiámulos de
San Nicolás y otros de carácter antropológico referentes a los
restos hallados en los mismos, con objeto de relacionar la cultu-ra
con la tipología somática y obtener así una visión de conjunto
d-1 ritual funerario de la pnhla-ión &origeni .Cien& este traba-jo
un avance, nos serviremos exclusivamente de los datos sobre
los dos monumentos funerarios excavados hasta ahora, el del
«Lomo de Los Caserones» y el Túmulo 1 de «Los Caserones» (Ji-ménez
Gómez y Del Arco Aguilar, 1975-76 y 1979)) y del estudio
zmtrnpn!ógici de! materk! eoq~e!étici inhlimade m les mirmer
(García Sánchez, 1979, a y b).
Lomo de Los Caserones
Durante la campaña de mayo de 1977, se delimitó una cons-trucción
tumular de forma irregular, en cuyo interior se localiza-ron
tres áreas de inhumación (fig. 2):
Enteuiamiento ntím. 1.-Ubicada en una posición preferente
dentro de la estructura tumular, se halló una cista rectangular,
de 2,15 m. de longitud por 0,90 m. de anchura máxima, con enlo-sado
de base sobre el que yacía un esqueleto en decúbito supino,
con las piernas flexionadas lateralmente (lám. 1). Perteneció a un
varón maduro, de aproximadamente unos cuarenta y cinco años
de edad, de constitucih robusta y estatura superior a la media,
que ha sido adscrito al tipo racial mediterráneo robusto (lámi-nas
IV y V). La sepultura carecía de ajuar funerario.
En una posición secundaria, a un nivel más bajo que el ante-rior
y al Sur de la cista principal, se sitúan los otros dos ente-rramiento~.
Enteriamienio núm. 2.-Está constituido por una cista rec-tangular
de losas hincadas, de 1,85 m. de longitud por 0,62 m. de
anchura máxima, colocada en posición radial y adosada al nú-cleo
central del túmulo. El cadáver se hallaba en contacto directo
con el suelo rocoso en posición de decúbito supino y orientado
de Norte a Sur (Iám. 11, 1). Corresponde a una mujer adulta jo-ven,
de unos veintiuno a veintitrés años de edad, de constitución
leptosómica y elevada estatura, que podría representar una forma
de transición entre el tipo mediterráneo robusto y el tipo arme-noide
(Iám. VI). Asimismo, este enterramiento carecía de ajuar.
Enteuramienio núm. 3.-Se trata de una cista que ocupa una
posición paralela con respecto al área principal del monumento
al que se adosa por una de sus paredes, mientras que la otra
forma el límite exterior del túmulo. Alcanza 0,45 m. de anchura
y 1,50 m. de longitud actual, aproximadamente, por hallarse to-talmente
destruida la cabecera, faltando el cráneo, debido a la
remoción de tierras, pero se conserva en buen estado la mandí-
114 ANUAElIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
li le-
Crúneo nzim. 2 del «Lomo de Los Caserones». Orientado según el plano
aurículo-orbitario. (Reducción 113.1
bula inferior (lám. VII). El esqueleto yacía sobre la roca madre,
probablemente en posición de decúbito supino y con una orienta-ción
evidente Este-Oeste (Iám. 11, 2)) perteneciendo a una mujer
madura, de aspecto grácil y estatura mediana, cuya tipología ps-dría
relacionarse tal vez con el tipo orientálido, o con el medite-rráneo
grácil. AI igual que en los otros enterramientos, tampoco
se halló en éste el menor vestigio de ajuar funerario.
Ea excavación sistemática del «Túmulo ID se realizó durante
la campaña del mes de agosto de 1978. Al igual que el anterior,
p c t á r n n c t i t i i i r l n nnr r l n c á r ~ a cAP j l i f ~ r ~ n t orca r a r t ~ r ~n ci l o n e r -
Y U C U " V I A U C I I U I U V YVI UV" CII"U" U" U I I L V L V l L C " " " U I U I C Y L " " y-" fl"L
miten señalarlas como principal y secundaria. La primera de
ellas, con una planta general de tendencia oval, está formada por
un anillo central que encierra la sepultura principal y que, a su
vez, se ve rodeado por una serie de semicírculos irregulares que,
&smir;u.r~nAn p--g,r~shamente de nix(Te!, ~ ~ ~ ~ t i t eql ~lime i,ten d, e J ----
este sector del monumento. Excepcionalmente, uno de estos se-micírculos
fue destinado a enterramiento. Por otra parte, en el
límite externo de esta construcción y en contacto con ella, apa-rece
un tercer enterramiento con carácter secundario (fig. 3).
Enterramienio núm. 1.-En la zona central se halló una cista
rectangular de paredes en piedra seca, cubierta por cinco grandes
losas transversales, con los laterales cuidadosamente trabajados.
Contenía restos óseos muy fragmentados de un individuo que
-r p-n n-c -n- h- n - cl ir~rtnm~ntcen hre ~ Q C ~ S Qc,fi ya p~ricibfi --A -- - - --- - -- - - - - '- - -
pudo determinarse debido a la remoción de los roedores. No
obstante, se ha podido dictaminar que este esqueleto (ejemplar
número 3) perteneció a un varón maduro de notable robustez,
que podría tal vez encuadrarse en el tipo racial mediterráneo
robusto,
Enterramiento núm. 2.-Ubicado en uno de los semicírculos
laterales y bajo una potente cubierta o empedrado de losas de
basalto, se localizó una cista rectangular cerrada por gruesos ma-
Núm. 26 (1980) 115
8 M. GARcÍA, XVLDEa L A CRUZ JIMÉNEZY M." C. DEL A R W
deros colocados en posición transversal, de los que se tomaron
muestras para su análisis por el método del C-14. Albergaba un
único cadáver que reposaba directamente sobre el suelo rocoso,
en posición de deciíbito supino, con los brazos paralelos al tron-co
y la cabeza ligeramente ladeada hacia la derecha (Iám. 111, 1).
El esqueleto (ejemplar núm. 1)) cuyo cráneo se conserva en buen
estado, perteneció a un varón maduro, de unos cincuenta a cin-cuenta
y cinco años de edad, de constitución robusta y devada
estatura, siendo adscrito al tipo mediterráneo robusto (lámi-nas
VI11 y IX).
Enterrarnienlo &m. 3.-Localizado en el sector NW. del tú-mulo,
está formado por una cista de simples losas hincadas, con
una forma rectangul-ir y Iigeri ens,ncE,zmiel?tn centrxl. Pmnrn--r-cionó
un esqueleto en deficiente estado de conservación, en po-sición
de decúbito supino (Iám. 111, 2). Ha sido atribuido a una
mujer adulta (ejemplar núm. 2), de mediana estatura y cierta
robustez. Por hallarse e1 cráneo reducido a fragmentos, no han
podido determinarse ni su edad probable ni su tipología racial.
No obstante, el estudio del esqueleto post-craneal ha surninistra-do
datos muy importantes desde el punto de vista paleopatológico.
Para ambos túmulos hay que señalar la total ausencia de
ajuar, siendo posible incluir los restos muy abundantes de fauna
y los hallazgos de fragmentos cerámicos, actualmente en estudio,
como parte integrante del relleno de tierra que cubría los ca-dáveres,
relleno que, por sus características, no puede proceder
en absoluto de filtraciones a través de la construcción, por ha-llarse,
por otra parte, las sepulturas totalmente selladas.
Con respecto a la cronología absoluta de estas construcciones
funerarias -peculiares de las poblaciones aborígenes de Gran
Canaria-, hasta época reciente, sólo se poseía una fecha: la del
año 1082 de nuestra Era para el túmulo de La Guaricha, en
Gáldar. Actualmente, los resultados obtenidos por el análisis
del C-14 en el Laboratorio de la Gakushuin University (Japón),
han proporcionado la fecha de 810 d. C. para el Túmulo 1 de «Los
Caserones» (Del Arco Aguilar, Hernández, Jiménez y Navarro,
1979). * * *
118 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
En síntesis, del precedente resumen arqueológico y tipológico,
algunas conclusiones socio-antropológicas parecen deducirse: La
monumentalidad de ambas construcciones funerarias y el hecho
de la inhumación de los cadáveres de los tres varones y una mu-jer
en lugares relevantes de los túmulos, en cistas mejor acon-dicionadas
(suelo enlosado, cubierta de grandes losas o de tablo-nes),
junto con su inclusión en una misma tipología racial, pa-recen
indicar que, probablemente, se trataría de personajes de
alto relieve social pertenecientes al estrato dominante de la Isla
y tal vez emparentados con los guagyres de Gáldar, como denota,
por otra parte, su morfología, Los otros dos enterramientos mar-ginales,
pertenecientes a mujeres de distinta tipología, podrían
ser atribuidos a súbditas de clase social inferior, lo que vendría
en apoyo de la hipótesis mantenida por Del Arco Aguilar (1976),
para quien «la presencia de grandes necrópolis tumulares indi-caría
no el uso exclusivo del túmulo para la clase social superior,
sino para todo un niicleo de población».
PALEOPATOLOGIA
En el transcurso de la revisión patológica de los restos óseos
procedentes de los túmulos de San Nicolás de Tolentino, ha po-dido
detectarse la presencia de-determinados trastornos y anoma-lías
del desarrollo en los esqueletos de los sujetos estudiados.
Consideramos oportuno que merecen destacarse, o por su rare-za
(caracteres epigenéticos del cráneo), como {(marcadores gené-
+ ,,,--,:,,,".O 1 , ,,lL:,,-,, , , , 1 , : . l ,,, ,1 a, ,1 ,,
LI~USP, 0 pul >u3 ~ J D L U I G J LUIIGI~LIULIGJ LUU ~a wIu1uf;la UG la yu-blación,
en lo que al género de alimentación se refiere y a su
modus vivendi, en el caso de ciertas osteopatías y lesiones máxi-lo-
dentarias observadas.
Naturalmente, la escasez del material osteoló.g ic.o examinado
I IV ym..*a vImI I iItCcU= ~~ "nInI VnU~UcI =!, v incideZciu de i-ac:cEes discaE-tinuas
en el conjunto de la población aborigen de los túmulos
grancanarios, pero podrían servir de base de partida para com-paraciones
bioestadísticas ulteriores entre diferentes poblaciones,
estableciendo la «distancia genética» entre las mismas, y con-
tribuir de este modo a una mejor comprensión de su antropo-dinamia.
Larno, de Los Caserones
El examen minucioso de los esqueletos de esta procedencia
ha permitido constatar la existencia de diversas lesiones poli-artríticas
atróficas en los sujetos números 1 y 3, asociadas en
este último a una artrosis deformante, no habiéndose apreciado
lesión patológica de ningún tipo en el sujeto número 2, excepto
la existencia de un genu valgum congénito bilateral. Por otra
parte, no se observa el menor vestigio de caries entre las sesenta 8
N
y- siete dentarias enal?lina&c, en tcrntu las reabsorciG-U
nes alveolares son muy poco frecuentes (5 por 100). n -
8'
Sujeto núm. 1.-Como ya se indicó, se trata de un varón ma-duro,
de unos cuarenta y cinco años de edad, que padeció una
artritis reumatoide bilateral y asimétrica, de predominio derecho.
Las alteraciones afectan a las articulaciones escápulohumeral,
acromioclavicular y articulación del codo (húmerocubital y radio-cubital
superior), en el lado derecho, permaneciendo indemne el
miembro superior izquierdo, excepto en la primera articulación
carpometacarpiana. Sin embargo, es bilateral en ambas rodillas,
interesando, además, las articulaciones tibioastragalina y tarso-metatarsiana
derechas, así como la interfalángica proximal del
quinto dedo del pie izquierdo. También está afectada la carilla
odontoidea del atlas.
Existe hipertrofia acentuada de la clavícula, húmero y cúbito
derechos, como puede comprobarse claramente comparando las
medidas absolutas y los índices de uno y otro lado. Se aprecia,
además, una intensa descalcificación a nivel de 10s extremos
óseos articulares, que presentan un contorno irregular, con de-fe-
acimes y eri a!gimes cases esteefites jT depSsitos c~kific~dm
pequeños en la vecindad de los rebordes articulares (Iám. X).
Sujeto núm. 3.-E1 esqueleto de esta mujer madura presenta
también vestigios residuales de una artritis reurnatoide primaria,
120 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
asociada a una artrosis deformante, con degeneración e hipertro-fia
del hueso, que interesan a la articulación témporomandibular
derecha y, en el. brazo derecho, a las articulaciones acromiocla-vicular
y esternoclavicular, a las de la muñeca, segunda carpo-metacarpiana
y metacarpofalángica del pulgar. En los miembros
inferiores, están afectadas la articulación de la rodilla izquierda
y tibioperonea superior, la calcáneoastragalina, tarsometatarsia-na
y metatarsofalángicas del dedo gordo del pie derecho, así
como la del cuarto dedo del izquierdo. También se halla afectada
la columna cervical (de la tercera cervical a la primera torácica),
pero sólo las grandes articulaciones intervertebrales y no las pe-queñas,
con deformación de los cuerpos vertebrales, y, asimismo,
las costovertebrales y costotransversas de las cuatro primeras
costillas del lado derecho.
Se observan signos de pulimento de las superficies óseas, con
esclerosis o eburneación, en la carilla distal para el II metacar-piano
del trapezoides y cabeza del I metacarpiano derechos; en
la carilla distal para el IV metatarsiano del cuboides derecho y
en la cabeza del IV metatarsiano izquierdo. Abundan las prolife-raciones
marginales (espolones, rebordes, csteofitos, exostosis)
en otros veinticuatro huesos diversos de mismo sujeto (Iám. XH).
Es notable que, en la población de los túmulos de Gáldar,
según Fusté (1961-62), las lesiones reumáticas estaban bastante
difundidas y, en algunos sujetos, afectaban prácticamente a to-do
el esqueleto, con deformaciones importantes. E1 citado autor
observó trece casos entre los treinta y dos esqueletos examinados
(sin atender a las lesiones de la columna vertebral), lo que
arroja un porcentaje del 40,63 por 100 de la población. Sin em-bargo,
sólo advirtió tres casos de artritis témporomandibular,
todas en individuos seniles, entre cuarenta y dos bocas exami-nadas,
lo que da una frecuencia para este trastorno de1 7,l por
100, mientras que Bosch Millares (1975), entre 1.278 cráneos
canarios prehispáni~oss~ó lo ha observado ocho casos (0:62 por
100).
Por otra parte, Aguirre (1972) señala que las espondilosis se
presentan con notable frecuencia en los egipcios de todas las
dinastías, citándose en algunas necrópolis hasta el 50 por 100
de casos en individuos mayores de veinticinco años. Pensamos
que esa elevada frecuencia de lesiones reumáticas podría, pro-bablemente,
explicarse por una disposición genética en núcleos
de población de alto nivel endogámico, sin descartar por ello
los otros factores etiológicos de las artritis.
Los Caserones
Entre las 33 piezas dentarias conservadas de los sujetos del
«Túmulo b, tampoco se aprecian caries, existiendo tan sólo dos
reabsorciones alveolares, lo que concuerda con el buen estado
de conservación de la dentadura en la población de los túmulos
& -&llar c~mparaciónC in 12 p ~ ! ~ c i S nr l , ~12 s mpxjis dp!
interior de Gran Canaria, según las observaciones de Fusté
(1961).
Sujeto núm. 1.-Recordemos que se trata de un varón ma-duro,
de uios cincuenta a cincuenta y cinco años de edad, de
constituci��n robusta y elevada estatura. En el cráneo muestra
en primer lugar las siguientes anomalías del desarrollo de la
base posterior o postselares (Iám. IX): Brocal occipital magno
(labia foraminis magni), cóndilo occipital derecho doble, fosa y
agujero postcondíleo izquierdo, apófisis pararnastoides bilateral
(processus paracondyleus) y una fuerte inclinación hacia abajo
y atrás del plano del foramen magnum, de + 15" con respecto
al plano aurículo-orbitario (fig. 4)) sólo superada en un grado
por el valor máximo individual de los maoríes que consigna
Martin (1959) en su lista.
En la bóveda palatina presenta un ligero torus palatinus sag-gitalis
y en la cara exocraneal del cuerpo del esfenoides conser-va
el vestigio del canalis craniopharyngicus de Landzert, en for-ma
de un pequeño orificio ciego, de 4 mm. de profundidad y
1 mm. de diámetro, situado en la línea media, a 3 mm. por de-trás
del vómer. La persistencia anormal de este conducto com-pleto
es excepcional en el hombre, observándose en el 0,2 por
100 de los cráneos de adultos, con notable predominio en el
sexo masculino, según Le DoubIe (1903). Esta anomalía ha sido
122 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
señalada por nosotros en un cráneo aborigen tinerfeño proce-dente
de La Orotava, asociada también con torus palatinus (Gar-cía
Sánchez, 1977).
6 cm.
7
Fig. 4.-Perfil sagita1 del cráneo núm 1 de «Los Caserones». (Reducción 112).
Se &se,-vm, ademis, una 'artritis seca tCmp~r~mar,dibü!ar
bilateral y osteomas o exostosis internas de ambos huesos tim-pánicos,
más acentuadas en el lado derecho, donde llegan a ob-turar
casi por completo el fondo del conducto auditivo externo
(Iám. XII, 1). Estos tumores óseos benignos, que son conside-r
d o s por d g ~ n o sa uterus cem= hipe,!asias, p ~ e d ~SU
presencia favorecer la aparición de otitis externas por la reten-ción
de la descamación epidérmica que se produce entre el tím-pano
y la osteosis (Portmann, 1976). Los osteomas bilaterales son
muy raros en europeos (1 por 100) y más frecuentes en amer-
Núm 26 (1980) 123
16 M. GARCÍA, M . ~DE LA CRUZ JIMÉNEZ Y M." C. DEL ARCO
indios (19,6 por 100) y polinesios (18 a 20 por 100), segiin Mrd-licka
(1935). Son más numerosas estas exostosis en los hombres
que en las mujeres, según el citado autor, sobre todo, entre los
sedentarios, en las clases ricas y entre las poblaciones costeras.
El pterio izquierdo presenta la llamada apófisis frontal del
temporal (processus frontalzs osszs temporalis), con sutura fron-to-
temporal en 1 (lám. VIII, 3). Ea frecuencia de este tipo de
pterio en 1 varía bastante según las razas humanas (Collins,
1926): europeos (1-2 por 100), mongoles (3,8 por 100)) negros
(12,4 por 100) y australianos (15,7 por 100). En Gran Canaria se
observa en el 0,8 por 100 de los cráneos masculinos y en el
0,3 por 100 de los femeninos, según Schwidetzky (1963)) pero la
frecuencia global para los dos sexos reunidos es del 1 por 100
si se consideran los 1.708 cráneos del Archipiélago canario estu-diados
por la citada autora.
En la cara existe sinostosis avanzada de los huesos nasales
entre sí y diversas lesiones máxilo-dentarias, entre las que des-taca
una parodontosis moderada (grado 1 de Brabant), con re-absorción
alveolar horizontal ligera, sin movilidad anormal de
los dientes. Se advierten también abundantes depósitos de sarro
en las caras labiales y linguales de todos los dientes, predomi-nando
en los labiales inferiores. Es probable que, al menos en
parte, estén en relación con un régimen alimentario desequili-brado,
pobre en vitaminas A y C. Presenta, asimismo, una an-tigua
avulsión de los incisivos centrales superiores (lárn. VIIH, 1))
por lo que, dado el excelente estado de la dentición, podría tra-tarse
de una mutilación voluntaria, tal vez una supervivencia de
la «ablación ritual», relacionada con pruebas de iniciación pu-beral,
cuya práctica habitual era conocida entre las poblaciones
mesolíticas del NW. de Africa, en las que la avulsión de ambos
I' era la más frecuente (73,7 por 100 en Taforalt, 71,4 por 100
en Afalou y 64,6 por 100 en los mesolíticos), según las observacio-nes
de Briggs (1955) y de Ferembach (1962).
En e1 esqueleto post-craneal, se aprecian reacciones hiper-ostósicas
que afectan a las crestas de los huesos largos del
miembro inferior (lám. XII, 2)) predominando en el lado izquier-do,
indicio de una artritis reumatoide difusa. No obstante, exis-
126 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
LAMINA XII
Varón núm. 1 de -Los Caseronesl. 1. Exostosis internas del hueso timp8-
nico derecho. (Aumento. X 2,5.) 2. Peroné. y V metatamiano izquierdos con
intensa osteofitosis: abajo, el peroné derecho indemne. (Reducción eh.1
Mujer núm. 2 de -Los Caseronesm. l. Corte del parietal mostrando
el gran espesor del hueso, con la esponjosa amplificada. (Aumento,
X2.) 2. Microfotografía de una muestra ósea del mismo ejemplar, afec-to
de una intensa osteoporosis generalizada.
ten dos vértebras cervicales con osteofitos que festonean el re-borde
de los cuerpos vertebrales, denotando una espondiloartro-sic
asociada.
Sujeto núm. 2.-Mujer adulta, de estatura mediana, con es-queleto
incompleto reducido a fragmentos. El espesor de los
huesos de la bóveda craneana es muy grande (9,5 mm. en el
parietal), con una esponjosa engrosada, de poro fino, que ocupa
el espacio diploico amplificado. Es notable el débil peso de los
huesos, advirtiéndose una osteoporosis generalizada en todos los
huesos largos, con adelgazamiento de la cortical de la diáfisis
y amplificación de las mallas de la esponjosa (lám. XPIP, 1 y 2).
El diagnóstico diferencial se ha establecido con diversos pro-cesos:
osteoporosis senii, osteomaiacias, osteosis deformante o
enfermedad de Paget y diferentes tipos de anemias hemolíticas.
Sin embargo, el diagnóstico de presunción se inclina a favor de
una osteodistrofia fibrosa de von Recklinghausen, ya que la
imagen radiográfica de los huesos del cráneo ofrece aspecto
moteado areoiar más fino que el aigodonoso de la osteosis de
formante de Paget y los huesos largos están adelgazados, con
cortical muy fina, predominando la osteoporosis difusa, aunque
no se advierten zonas quísticas ni fracturas. Téngase presente,
que este síndrome es más frecuente en mujeres de edad media
y que, en su fase final, la osteoporosis puede ser el único signo
radiológico; sólo más tarde, a medida que avanza el proceso,
aparecen los quistes diafisarios y las fracturas. La causa de la
enfermedad suele ser un adenoma paratiroideo (Domarus y Fa-rreras,
1956).
Sujeto núm. 3.-Varón maduro de constitución muy robusta,
con esqueleto muy incompleto y fragmentario. Varias vértebras
presentan una intensa osteofitosis «en corona» en los rebordes
de los cuerpos vertebrales, tratándose, pues, de típicas lesiones
espondiloartrcísicas. Al mismo tiempo, están afectas de artritis
las articulaciones acromioclavicular izquierda y esternoclavicular
derecha. No se sabe si las lesiones eran bilaterales y simétricas
por faltar los extremos articulares respectivos, de uno y otrol
lado.
Núm 26 (1980) 127
RESUMEN Y COMENTARIOS
El material osteológico analizado en su aspecto paleopato-
I~gicoe n el presente estudio procede de dos túmulos funerarios
de San Nicolás de Tolentino (Gran Canaria), que fueron excava-dos
en 1977 y 1978 por el Departamento de Arqueología y Prehis-toria
de la Universidad de La Laguna. Dicho material ha sido
estudiado en el Laboratorio de Antropología de la Facultad de
Medicina de Granada y se conserva actualmente en el Museo
Canario de Las Palmas.
En el denominado «Lomo de Los Caserones», situado en una
ladera cercana al puerto de San Nicolás; se delimitd r i n a cons.
tmcción tumular de forma oval, en cuyo interior se localizaron
tres enterramientos individuales en cistas de diferente tamaño
y forma. La cista principal, ubicada en una posición preferente,
albergaba un esqueleto masculino que yacía sobre el suelo en-losado
en decúbito supino. En posición secundaria, se hallaron
las otras cistas conteniendo sendos esqueletos de mujeres, tam-bién
en decúbito supino, pero descansando sobre el suelo ro-coso.
En ninguna de ellas se descubrió el menor vestigio de ajuar
funerario.
El t h u l o I de <<LoCs aserones» se sitúa junto a la carretera
general que conduce a San Nicolás. De mayores dimensiones que
el anterior, está constituido por un anillo central de tendencia
oval que encierra la sepultura principal, cubierta por grandes
losas, en la que se hallaron restos óseos muy fragmentados de
un esqueleto masculino, cuya posición no se pudo determinar
debido a las remociones de los roedores. Rodeando a esta es-tructura
central, existen una serie de semicirculos irregulares
que van disminuyendo progresivamente de nivel y constituyen
el límite de este sector. En uno de ellos, en la zona NW., se
I~raliz6 una &t;i r-~tangl-ilar, ciihier-ta por gneres ma&_r^r;,
que contenía otro esqueleto de varón en posición de dec~bito
supino. La cista exterior del mismo sector, consistente en losas
hincadas sobre una simple fosa, proporcionó un esqueleto de
w e r , en deficiente estado de conservación, que se hallaba tam-
128 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
bién en decúbito supino. Tampoco se halló ajuar funerario en
los enterramientos del túmulo.
Entre los seis esqueletos, más o menos completos, pertene-cientes
a individuos adultos, predomina ampliamente el tipo ra-cial
mediterráneo robusto (tipo eurafricano, proto o atlanto-mediterráneo
de otros autores), al que se adscribirían los tres
varones y, probablemente, la mujer núm. 2 del «Lomo de Los
Caserones», mientras que las otras dos mujeres, halladas en en-terramiento~
marginales de ambos túmulos, podrían ser asigna-das,
al menos una de ellas con mayor probabilidad, al tipo orien-tálido
o al mediterráneo grácil.
Las comparaciones de los cuatro ejemplares de tipo medite-r
r d n ~ nrn httoin rnn n t n c corioc mranranariac a h n r í n ~ n ~ncn non r r urrvv r ""u., ív uvsr v &A uu u"& r r u as urrrurlus su" -"u* s~rri"", , / V L I I I I
de manifiesto una mayor homogeneidad con las'poblaciones que
inhumaron a sus muertos en túmulos, especialmente con las de
la región de Gáldar. Tanto morfológica como métricamente son
equiparables, aunque las naturales diferencias observadas -con-sistentes,
en gemra!, en 11 íirenti"aci6n de dete-minados rzisgm
calificados de «primitivos»- podrían explicarse por el aisla-miento
de la población de San Nicolás, con el consiguiente aumen-to
de la endogarnia, sobre todo entre las clases superiores.
Es notable, en primer lugar, desde el punto de vista paleo-patológico
que, entre 100 piezas dentarias conservadas, no se
observen caries y que tan sólo existan seis reabsorciones entre
los 116 alvéolos examinados, lo que arroja un porcentaje de
5,2 por 100 de piezas lesionadas. Del total de 38 molares, cerca
de 10s dos tercios presentan un grado de desgaste iniciado o me-
A:,nn ,, an -1 mo+, a c rla ri.r~rlr;\n + a n e n r\ m r r y r :n+onrn Dn- n+rn
ULULLV y ~ L bL ~ 1 - ~ J C V CID uc E ~ A U U U I I L L ~ I I G V v LLLUY LILLCILIOV. s V L V L I ~
parte, existen depósitos de sarro en dos únicos sujetos, uno de
los cuales (varón núm. 1 de «Los Caserones») padeció una paro-dontosis
asociada. Todo ello corrobora el buen estado de con-servación
de la dentadura de la población de los túmulos, como
y a :-A:,X E..o+A /10(;1\ nl rir\m-ovar In rlo lnr ol -<n+no :-LTlmc.Ano L L LUL ~V s U J L ~\ I J W A UL ~ W L L L ~ U L U ILU UCI I V ~OU JCILVJ LLLLIUL~~UUVO
en la región de Gáldar con los de las cuevas del interior de
Gran Canaria,
Aunque la etiología de la parodontosis es muy compleja, en-tre
las causas generales, figuran las manifestaciones artríticas
Núm 26 (1980)
9
(concomitantes en el varón núm. 1 de «Los Caserones») y un ré-gimen
alimentario desequilibrado, con hipovitaminosis A y C.
En cuanto a la avulsión de los incisivos centrales superiores del
mismo sujeto, a no ser que se trate de un simple accidente ju-venil,
cabría relacionarla con la «ablación ritual» de los meso-líticos
norteafricanos, a través de sus descendientes neolíticos,
en los que se comprueba la perduración de esta costumbre
(Briggs, 1955).
La artritis reumatoide es muy frecuente en la población es-tudiada
(66,7 por 100 de casos), observándose en cuatro de los
sujetos (tres varones y una mujer), asociada a espondiloartrosis
en tres de ellos. También entre la población de los túmulos de
Uáldur las !esimec r e~m6t i c ae stabm bastante clifundidas, ob-servándose
en d 40,6 por 100 de los casos, sin atender a las
espondilosis.
Entre las causas predisponentes, tanto las lesiones reumáti-cas
como los osteomas del hueso timpánico están favorecidos pos
una vida sedentaria, observándose estos últimos con más fre-cuencia
en los hombres de las clases ricas y entre las poblacio-nes
costeras. No obstante, hay que tener presente que entre la
población de los túmulos, la clase noble constituiría un grupo
«aislado» de alto nivel endogámico a causa de la consanguinidad
y, por consiguiente, con una predisposición general a estas afec-ciones
osteoarticdares crónicas. Por otra parte, es bien sabido
que este estado de endogarnia favorece mucho da aparición de
caracteres hereditarios, normales o patológicos, sobre todo en
caso de recesividad, como lo son la mayoría de las anomalías y
variaciones óseas observadas en el esqueleeto del sujeto núm. 1
de «Los Caserones».
En síntesis, el análisis antropológico de los tres hombres y
de la mujer del yacimiento de San Nicolás, pertenecientes al tipo
mediterráneo sobusto, muestra claramente que reúnen las carac-terísticas
generales de las clases sociaies superiores: Cráneo muy
alto y de grandes dimensiones, con cara alta y estrecha y nariz
prominente y de dorso convexo, medidas corporales grandes,
constitución leptosómica y elevada estatura (Schwidetzky, 1963).
Algunos de los hallazgos paleopatológicos podrían interpretarse
130 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
PALEOPATOLOGÍA EN ENTEBRAMIENTOS TUMULARES
" - L L
como una prueba complementaria de su devada jerarquíá po-lítico-
social, por la cual tuvieron la preferencia de ser inhumados
en cistas muy cuidadas y perfectamente protegidas en el centro
de los túmulos, en posición preeminente, El hecho de que las
otras dos mujeres fueran inhumadas en cistas menos cuidadas
en la peri£eria de los tbulos, podria indicar su pertenencia a
una clase inferior, tal vez en calidad de sirvientas, como parece
desprenderse de su diferente tipologia racial y, sobre todo, del
examen patológico de una de ellas que padeció una sobrecarga
funcional, probablemente por realizar trabajos rudos durante
años, lo que bien pudo originar la eervicartrosis constatada.
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