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LA TRADICIÓN DEL CAMELLO EN CANARIAS ' POR MARCIAL MORERA En su célebre Diccionario de Historia Natural de lar Islas Ca-narias', escribe nuestro Viera y Clavijo las siguientes palabras respecto del camello: El camello es extremadamente frugal y sobrio. Susténtase con los pastos más despreciables de los campos y bebe de una vez para algunos días. Es a propósito para nues-tros arenales y terrenos pedregosos. Camina muchas millas sin fatigarse y viene a ser como un carruaje viviente para transportar grandes cargas, pues lo menos que puede so-portar son seiscientas libras, y algunos más de mil. Si bien es verdad que la torpeza para transitar por terrenos accidentados hacía que este animal resultara prácticamente in-utilizable en las zonas más escarpadas de las das, como Ei Hierro, La Gomera, La Palma, el interior de Tenerife y el in-terior de Gran Canaria (lugares donde apenas hubo algún ca- Este trabajo se encuadra dentro del Proyecto de Investigación nú-mero PB87-1015, del Ministerio de Educación y Ciencia, Estudio global (fó-nico, gramatical y léxico) del español de Canarias, que comparto con los doctores Antonio Lorenzo y Gonzalo Ortega. ' Ed. de Manuel Alvar, Las Palmas, 1982, s. v. camello Núm 37 (1 991) 2 MARCIAL MORERA mello '), no es menos cierto que las características señaladas por el citado polígrafo canario hacían que dicho animal de car-ga viniera como anillo al dedo a aquellas zonas llanas del ar-chipiélago, como Lanzarote, Fuerteventura y las partes bajas de Gran Canaria y Tenerife, en que no abundaban los pastos ni las aguas y donde la red vial era, hasta hace muy poco tiempo, absolutamente inexistente. Así debieron de entenderlo también los conquistadores y los colonizadores castellanos, pues, una vez ocupado el territorio insular, empezaron a introducir en las islas camellos3 procedentes de la costa noroeste del continente afri-cano4. La lentitud que caracteriza a este rumiante no debió de suponer ningún inconveniente para el isleño, que, dados su es-tilo de vida tradicional y las reducidas dimensiones del espacio n- eo-g ráfico en que tenía que moverse. desconocía lo que era la prisa, hasta dos o tres décadas atrás, momentos en que la modernidad empezó a enseñorearse de la sociedad insular. Los camellos, que añadían un rasgo africano más al carac-terístico aspecto árabe de los pueblos de las islas orientales, llegaron a ser muy numerosos en el archipiélago. Para Fuerte- Solamente en muy esporádicos casos se documenta la presencia de algún camello en El Hierro, La Palma y La Gomera, camellos que se usa-ban para hacer girar los molinos de las tahonas y las norias, transportar mercancías o materiales de construcción en los lugares más llanos, etc. ' En el habla popular de las islas Canarias no se emplea nunca el sustantivo dromedario, a pesar de que el camélido que abundó en ellas era el que tenía una sola joroba. La inexistencia de restos arqueológicos relacionados con el camello obliga a pensar que en las Canarias prehispánicas no existió esta especie animal. El relato de Niccoloso da Recco sobre Canarias nos dice que los guanches «no tienen bueyes, ni camellos, ni asnos, pero si muchas Cabras, car,leros ;.&alles sab;aj es>. Losm,;i eros ca;.;el !!os flegarui; a laiss las vinieron probablemente con los rnoriscos que Diego García de Herrera em-pezó a capturar desde el siglo xv en la vecina costa de África, pues re-sulta muy difícil creer la afirmación que se hace en Le Canarien acerca de un viaje que hizo Bethencourt a la costa de África, a principios del XV, durante el cual capturaría unos 3.000 camellos: «Allí bajó Monseñor de Bethencourt con sus hombres y entraron en el país y prendieron hom-bres y mujeres que llevaron consigo, y más de tres mil camellos, pero no los pudieron embarcar en la nave y mataron y tiraron muchos)) (capítu-lo LXXIX). 168 ANUARIO DE ESTUDIOS A TLÁNTICOS ventura, cuyas extensas llanuras eran óptimas para la vida de este animal, y donde terminó desarrollándose una raza autóc-tona (el camello majorero), que era muy apreciada incluso por los moros5, dice Juan Maluquer y Vilador lo siguiente, en un artículo del periódico majorero La Aurora correspondiente al día 7-V-1906: El camello abunda de tal manera en la isla de Fuerte-ventura que se me dijo que llegarían a unos seis mil los que entre domésticos y semisalvajes, cual los caba-llos en los potreros americanos, existen en aquella extensa región 6 . 1.1. Aclimatación y domesticación Se sabe que, exactamente igual que el ganado caprino, los ca-mellos vivían en la isla de Fuerteventura, bien domésticos, bajo la custodia directa de los campesinos, bien semisalvajes, marcados ' O El camello majorero se cría más robusto que el camello moro, porque dispone de pastos más abundantes y sustanciosos que aquél. Para Lanzarote nos dice L. Torriani, a finales del siglo XVI, que ((esta isla posee abundancia de cabras, ovejas, cerdos, bueyes y camellos, e infinitas galli-nas, conejos y pardelas)), y para Fuerteventura, que ((tiene abundancia de cebada y de trigo y de ganados; y de una relación hecha por gente principal de la isla resulta que tiene 60.000 cabras y ovejas juntas, 4.000 camellos, 4.000 burros, 1.500 vacas y 150 caballos de monta» (Descripción de las-Islas Canarias, ed. de A. Cioranescu, Tenerife, 1978, pp. 46 y 71, respectivamente). Un censo de José Ruiz Cermeño, de 1776, da 2.052 camellos para Fuerteventura y 1.723 para Lanzarote, en el año 1776. Cito por el articulo de ANTONIO RUMEUDE ARMAS, , . «Estrüciiii-a sociuecomm:ca de Lamxnte y Fuerteventura en la segunda mitad del siglo XVIIID, Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 27 (1981), p. 434. En la isla de Fuerteventura, cada campesino marcaba no solamente sus cabras de costa, sino también los camellos y los burros que tenía en ella, como se puede ver en los Acuerdos del Cabildo. Respecto del sistema de mar-cas de los ganaderos majoreros, tenemos un exhaustivo artículo del profesor Navarro Artiles titulado «Las "marcas de ganado" en Fuerteventura)), en III Jornadas de Estudios de Fuerteventura y Lanzarote, Puerto del Rosario, 1989, pp. 321-343. 4 MARCIAL MORERA guaniles: en las costas9, lo que constituía una preocupación per-manente para los Cabildos insulares, que se veían obligados a dictar acuerdos como los siguientes: Como hace más de cuatro años que las camellas no se meten en corral, acordaron que desde el día 25 todos los vecinos de la isla salgan a apañar el ganado camelluno y lo recojan en Amantín, no dejando suelta res alguna, pena de 4 reales al que no acudiese, y mandando apañar por su cuenta al que dejase alguno atrás lo. En esta villa hay mucho ganado camellar cerrero y para que sus dueños lo cojan a la mano y se sepa de quién es y si hay alguno contramarcado, mandaron que el día 25 todos los vecinos de Ayose desde Ampuyenta has-ta Triquivyate y Tegurame, apañen el ganado y lo aco-rraien en ia Laguna de ias Mu~eres, so pena de 4 reales a los que no asistieren ll. Este ganado suelto constituía un riesgo permanente para las zonas cultivadas (vegas, rozasf2, cortijos, etc.). También en este sentido tenían que intervenir los Cabildos con bandos como los siguientes: Guanil es, en Canarias, el ganado suelto que no tiene marca. Es vocablo que se conserva todavía en el lenguaje rural de Fuerteventura, Lanzarote, El Hierro, etc. Parece tratarse de una voz prehispánica. Su carn-po de usos fue más amplio en épocas pasadas. Según R. Roldán Verdejo, en Fuerteventura llegó a tener los siguientes sentidos: 'dícese de la res sin marca', 'dícese de la persona que está sola', 'dícese del arte de pesca de pareja que se cala solo'. Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura, p. 316. Para los pastores majorerosi costas no son solamente !as riherls de! mar, sino también los terrenos de pastos, generalmente comunales, que se encuentran más allá de las tierras de labor. 'O Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura (1605-1659), La Laguna, 1979, pp. 66-67. l1 Op. cit., p. 174. l2 Roza es, en Canarias, un terreno roturado para el cultivo. Así tenemos, en Fuerteventura, la Rosa del Taro, la Rosa de los Negrines, la Rosa de Tino-jay, la Rosa de Catalina Garcia, la Rosa del Agua, la Rosa del Viejo, etc.; en La Gomera, la Rosa del Negro, .la Rosa de las Piedras, etc. 170 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS LA TRADICI~ND EL CAMELLO EN CANARIAS 5 Como muchos camellos que hay fuera de mano talan las vegas, se pregonará que todos los vecinos en el término de seis días los recojan con pastores, y pasados, si hay quejas de los guardas, se nombrarán personas que a su costa los apañen 13. Acordaron que quienes tuviesen camellos salvajes los lleven donde no hagan daño a los sembrados, so pena de hacerlos a su costa 14. Precisamente, la mencionada isla de Fuerteventura era el centro que abastecía de camellos, y a veces hasta de camelle-ros, al resto del archipiélago, e incluso a ÁfricaIs, como nos ponen de manifiesto distintas noticias periodísticas y documen-tos mercantiles de épocas pasadas: Veíanse tumbados por el suelo, impidiendo poco menos que el tránsito, numerosos camellos que allí, y en cercados vecinos, iba recogiendo el representante de una casa ale-mana que los alquilaba por cuenta del gobierno imperial, para utilizarlos en las campañas que aquella nación sos-tiene con los aguerridos hareros 16. El desarrollo que en las últimas décadas ha experimentado la red vial del archipiélago y la mecanización inherente a la vida moderna han erradicado, sin embargo, el camello de nues-tra geografía. Hoy solamente pueden contemplarse unos cuantos ejemplares pastando por las áridas llanuras de Fuerteventura o pequeñas caravanas de ellos en las Montañas del Fuego (Lan-zarote), donde son empleados para proporcionar un paseo exó-tico a los turistas. l3 Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura (1660-1728), La Laguna, 1967, p. 73. l4 Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura (1605-1659), p. 60. l5 T~drrvi-. sigue viva en el recuerdo de muchos canarios la imagen de los marchantes (tratantes de ganado) saharauis que recorrían las islas comprando cabras, burros, camellos, etc., para llevar a África. l6 La Aurora, 7-V-1906. 6 MARCIAL MORERA 1.2. La alimentación del camello Una vez aclimatado a la geografía insular, el camello se ali-mentaba de «los pastos más despreciables)) de nuestros campos: cosco, salado, tabaiba, barrillal7, aulaga, pencas de tuneras o de piterus picadas, paja, etc., que comía con avidez. En las épocas de años buenos, los dromedarios que los campesinos tenían en sus casas solían recibir, además, una raciónla de millo, cebada, etc. Hasta tal punto le bastaba al camello esta precaria alimen-tación que, en los desoladores ciclos de sequías que padecían frecuentemente Fuerteventura y Lanzarote, él seguía gozando de muy buena salud, en tanto que el resto del ganado casi moría de hambre o tenía que ser exportado. Generalmente, los días en que los camellos estaban libres de trabajo eran sacados a pastar a los campos, bajo la custodia de uno o varios camelleros, que los cuidabani9 en manadas, llamadas camelladas. En muchos pueblos de las islas, los pro-pietarios de estos animales solían, bien pagar a un pastor para l 7 Denominaciones populares de las especies vegetales que los botáni-cos llaman Mesembryanthenum nodiflorum, Salsola vermiculata, Euphorbia obtwifolia y Mesembryanthenum crystallinum, respectivamente. En las no-menclaturas populares canarias de las plantas hay numerosos guanchismos (taferte, tabaiba, mocán, tajinaste ...), muchas palabras hispánicas (barrilla, salado, mato, aulaga ...) y un número también bastante alto de portugue-sismos (loro, panasco, vergasta, follado, acebiño, alfarrobero, balango, viñá-tigo ..J. Respecto de la aulaga, escribe Unamuno lo siguiente: «Sus desnudos y delgados tallos, armados de espinas, no se adornan más que con unas florecitas amarillas. Y todo ello se lo come el camello, el compañero del hombre en esta isla, su más fiel servidor. La aulaga da flores para el ca-mello. Para que el camello se las coma, por supuesto. Y así este sobrio anima! SP a!imenta de fhres. ?cede decirse c;Ue !a aü!aga nu. es más qüe espinas y flores.)) «La aulaga majoreran, en Unamuno. Artículos y Discursos sobre Canarias (edición, introducción y notas por Francisco Navarro Artiles), Puerto del Rosario, 1980, p. 62. la Ración es en las islas la porción diaria de grano, pienso u otro ali-mento que se le echa al ganado como complemento del forraje. l9 Las reducidas dimensiones del territorio insular obligan al pastor canario a estar siempre atento al ganado para que éste no se meta en las zonas cultivadas. Por eso, el pastor de Fuerteventura no pastorea ni apacienta el rebaño, sino que lo cuida 172 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS LA TRADICI~ND EL CAMELLO EN CANARIAS 7 que los cuidara, bien concertarsez0 con sus convecinos para sa-car a pastar cada día uno de ellos los camellos de todos. 1.3. Servicios que prestaba el camello al campesino canario El camello le resolvía al canario gran parte de sus proble-mas de transporte y de fuerza bruta para el trabajo. Por un lado, era utilizado como animal de tiro, para arar, tnllar, mover las norias y los molinos de las tahonas y tabloniar o tabliar, es decir, «mudar y redistribuir la arena o tierra superficial entre sitios próximos de un mismo predio, o practicar un desmonte cualquiera»2' mediante una tabla especialmente elaborada para tal fin 22. En las faenas de preparar las tierras de labor, segar y arran-car las mieses, el campesino canario solía recibir la ayuda so-lidaria del resto de sus convecinos, además de en forma de pionadas (peonadas: ((conjunto de personas que asiste a un ve-cino en sus labores agrícolas))), en forma de camelladas: ((pres-tación gratuita de los camellos de un lugar a favor de un ve-cino que la necesita para la conclusión de una tarea urgente))". Estas colaboraciones tenían «un cierto carácter festivo y el 20 Esta acción se designaba en algunas partes de Fuerteventura con el verbo adularse, es decir, 'turnarse en el apacentamiento del ganado'. Se trata de un derivado del arabismo dula 'turno en el riego o en el apa-centamiento del ganado'. J. COROMINAS, Diccionario crítico etimológico de la lengua castellana, Madrid, 1976, s. v. En otros puntos del archipiélago, se conserva ia voz áulu para designar e! ;Urna de riego, pers m e! turne en el cuidado del ganado. LUIS FAJARDHOE RNÁND«EEZl : camello en Canarias», en Tradiciones populares, 1, La Laguna, 1944, p. 109. 22 «La tabla es un plano inclinado de madera cuyo borde inferior se desliza sobre el terreno. Ejerciendo una presión adecuada la tabla arras-trará ante si e! amintonamiento de tierra que se vaya formando; dismi-nuyendo gradualmente la presión puede el operario distribuir esa tierra a lo largo del trayecto y en la medida que deseen. Loc. cit. 23 Op, cit., p. 97. 8 MARCIAL MORERA anfitrión-beneficiario venía obligado a corresponder al servicio con comida y bebida)) 24. En estos casos, los camellos resultaban de una ayuda ines-timable en las tareas de arar, sacar las mieses de las tierras de labor y transportarlas a las eras, trillar, con un camello solo o con varios unidos en una cobra25, tablonear, etc. Por otro lado, el camello resolvía en muchas zonas del ar-chipiélago canario gran parte de los problemas de transporte. Con él se surtían de mercancías los establecimientos comer-ciales del interior; se suministraba el agua a los domicilios par-ticulares; era el medio de acarreo en los ingenios azucareros, en los cultivos de tomateros y en los terrenos de viñas; con él se transportaban los materiales para la construcción de obras públicas y edificios; se abastecían los hornos de cal de piedra y monte; se acarreaban los distintos productos que se exporta-ban de las islas (azúcar, vino, grano, queso, cal, etc.) desde los pueblos del interior a los lugares de embarque en las costas; y, en fin, era el medio de transporte más eficaz para los viajes de las personas por la geografía de las islas. Por existir men-ción escrita de ellos y por la relevancia de los protagonistas, recordemos que la mayor parte de los desplazamientos que ilus-tres visitantes como Elizabeth Murrayzb, René Verneauz7, Olivia M. Stone2" Miguel de Unamuno, etc., efectuaron por las tierras insulares fueron realizados a lomos de camello. Hasta tal punto 24 Zbidem 25 Aunque cobra es, según el Diccionario de uso del español, «Cierto número de yeguas enlazadas, adiestradas para la trilla)), por lo menos en Canarias los animales uncidos en la cobra pueden ser también camellos, burros, etc. Pérez Vida1 clasifica esta palabra como portuguesismo. Los nnrtr~or~~cPeMr Cgng~im.- P ~ r f ~ : p g sL~us~ ~?us!m, a s de c--* p---n- r-' ---o---- UI a11 baual la, 1991, p. 210. " Sixteen Years of an Arttst's Life in Marocco, Spain and the Canary Islands, London, 1859. A José Luis García Pérez se debe la traducción de la parte dedicada a Canarias, Recuerdos de Gran Canaria y Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, 1988. 27 Cinco años de estancia en las Islas Canarias, Tenerife, 1987. Tenerife and its six satellites or the Canary Islands past and present, London, 1889. Precisamente la portada de este libro aparece ilustrada con la imagen de dos camellos. 174 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS LA TRADICI~ND EL CAMELLO EN CANARIAS 9 llegaba el protagonismo del camello en Canarias, que el mismo Unamuno no dudó en considerarlo como uno de los rasgos dis-tintivos de nuestro paisaje. Veamos, por ejemplo, la descripción un tanto surrealista que nos proporciona de este animal el Rec-tor de Salamanca en el segundo cuarteto del soneto XVI de su poemario de destierro De Fuerteventura a Parísz9: La mar piadosa con su espuma baña las uñas de sus pies y la esquinuda camella rumia allí la aulaga ruda con cuatro patas colosal araña. El mencionado protagonismo ejercido por el camello en el transporte insular era el que hacía que, cuando en las épocas de sequía y, consecuentemente, de escasez de alimentos las autoridades se veían obligadas a prohibir la exportación de pro-ductos de las islas, uno de los grupos profesionales más es-trictamente vigilado era el de los camelleros, a los cuales se disuadía de transportar mercancías a las costas ,con normas como la siguiente: «A los ca,melleros se les castigará con la pér-dida de los camellos y quince días de cárcel»30. - - Pero no acaban aquí los servicios que prestaba este sobrio - - cuadrúpedo al campesino de las islas. Por lo menos en las pri-meras épocas de la historia colonial del archipiélago, los mer- 29 Obras Completas, tomo VI, Madrid, 1966. El camello aparece muy frecuentemente en esta obra de Unamuno, no solamente como rasgo de-finidor de la isla (soneto XLIV, además del ya citado), sino también como término metafórico y simbólico. En el soneto XXIX se dice respecto de Miguel Primo de Rivera: «"¿Quién como Dios?" sea también el nombre / de ese grm ~ ü j ü h bde !a nariu::. Les des ci iar tet~sd e! SIEP~Q LIV pre-sentan el camello como símbolo: «¿Es camello la nube o el camello / es una nube, vaporosa gasa; / que a ras de tierra a paso lento pasa / dando al viento su cálido resuello? / Su flotante contorno, Les bruma o vello? / ¿Celeste espuma su armazón o masa / de hueso, piel carne metida y gra-sa? / ¿Puso el cielo o la tierra aquí su cielo?)). Como rasgo definidor de la isla, lo emplea también Pedro Lezcano en su «Oda a Fuerteventuran: «Tus mujeres sentadas, / tus lentos hombres lloran a la orilla, / con sus camellos de perfil de monte / y sus fincas tendidas...)). 30 Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura (1660-1 728), p. 163. Núm 37 (1 991) 10 MARCIAL MORERA cados eran abastecidos también con carne de camello, que, como la de cabra, vaca, oveja y cerdo, era previamente con-trolada y tasada" por las autoridades locales, como ponen de manifiesto los Acuerdos de sus Cabildos: «Se acordó que si al-guno quisiese matar en su casa vaca o camello para vender la carne, lo pueda hacer, pidiendo licencia para que se visite y vea dónde se matan32. Esta carne, sobre todo la de los ani-males más jóvenes, resultaba muy apreciada para hacer fritura. La leche de camella" era muy estimada como tónico medicinal. Tenía fama de combatir el raquitismo y otras enfermedades. Además, era muy estimada para hacer sobados34 con gofio. La piel del camello y las de sus pies eran usadas para fabricar calzados y todo tipo de utensilios de cuero. Con su pelo tejían los majoreros chaquetas. Las largas y sólidas ner-x. raq,~,~,a, , -,m o de SU peccüezo comt i tüim üfi hilo müy cotizado3: Sü estiércol se utilizaba como combustible y como abono, y se lie-gó a exportar en muchas ocasiones. En fin, hasta la grasa de su joroba era muy estimada como producto medicinal. Se solía usar en masajes, para curar esconches, jeitos, e s t ~ e r z o so~ ~ -)' Vid., por ejemplo, las páginas 45, 51, 62, 88, 109 y 159 de los cita-dos Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura 32 Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura (1605-1659), p. 83. En tiempos más recientes, solamente se comía la carne de aquellos camellos que i o - rían desriscados o en cualquier otro accidente. 33 Dice Francisco Navarro: «En FV. se la considera como la mejor le-che, aunque escasea. Se come mezclada con 'gofio'; no se le añade agua; y tampoco se hace queso con ella. Algunas camellas dan la leche dulce, y otras la dan salada: por naturaleza, nos informan, independientemente de los pastos que coman. Para ordeñar a una camella es preciso, siempre, apoyarla antes con el 'guelfol». «Vocabulario de Fuerteventura~, s. v. ca-mello. 34 Sobado es en algunos pueblos de Canarias una mezcla hecha con leche y gofio o con gofio, aceite y azúcar. 35 Vid. la definición que se da de esta voz más adelante. 36 «LOS nervios del pescuezo se usan para ligar las 'cruces' de las 'si-llas' del 'camello' y para los 'barsones' del 'cango' y de la 'canga'~. FRANCISCNOA VARR(O(V: ocabulario de Fuerteventurap. s. v. camello. 37 Esconche, jeito y estuerzo son nombres canarios para designar, entre otras cosas, esguinces y torceduras de algún miembro del cuerpo. 176 ANUARIO DE ESTUDIOS A TLÁNTICOS LA TRADICI ~ND EL CAMELLO EN CANARIAS 11 como untura para combatir las almorranas 38 y otras enferme-dades y en la elaboración de jabón y velasJ9. Existía entre los canarios la creencia de que las propiedades curativas solamente las poseía el sebo de la joroba del camello majorero, y no el de la joroba del camello moro, que es mucho más desmedrado que aquél, como ya hemos indicado. Sin exageración, puede afirmarse que la única propiedad que no faltaba nunca en la casa del majorero era un camello. Así se explica que, en la documentación histórica de la isla de Fuer-teventura, se conserve una gran cantidad de testamentos donde el otorgante lo único que lega a sus descendientes o a la iglesia (para sufragar misas por su alma) es un camello o una majalula. 1.4. Las huellas del camello en la cultura canaria Esta relevancia del camello en la vida tradicional de las Islas Canarias no podía menos que influir y dejar huella en su cul-tura popular. Veamos algunas de esas manifestaciones. En primer lugar, originó una actividad profesional muy par-ticular, la del camellero, que requería dotes psicológicas muy especiales, para controlar al animal en sus frecuentes accesos de rabia. En los pueblos de las islas había personas que tenían fama de ser excelentes camelleros y a ellos se les encargaba la doma y el control de los animales más rebeldes. Al camello lo encontramos como protagonista en un sinfín de anécdotas y leyendas populares, donde es presentado como un animal inteligente, pero irascible, capaz de atacar y matar NO se usa en el habla popular del archipiélago la voz estándar he-morroides. j9 Dice José Ruiz Cermeño respecto del camello: «Las caballerías que más usan sus naturales (los de la isla de Lanzarote) son los camellos, ani-males de admirable utilidad, así para el tráfico como para el arado y la trilla; fuera de que se alimentan de sus carnes, y del sebo hacen jabón y velas de buena calidad*. Tomo la cita del mencionado artículo de ANTONIO RUMEUDE ARMA(S(:E structura socioeconómica de Lanzarote y Fuerteventura en la segunda mitad del siglo XVIII», p. 434. Núm 3 7 (1 991) 177 12 MARCIAL MORERA a las personas que encuentra a su paso o que tratan con ellos, personas que casi siempre terminan salvándose de milagro. Vea-mos cómo se describe esta agresividad del camello en una comedia anónima sobre la aparición de la Virgen de la Peña: Cuando de celos están, una gran vejiga echan por un lado de la boca, como una caja de guerra Si alguno cogen, al punto en el suelo lo revuelcan y, poniéndose sobre él, con el pecho lo patean hasta quitarle la vida; Y, si sienten que resuella, después de estar levantados repiten la diligencia, y hasta que no queda muerto no suspenden la pechera40. Debido a la peligrosidad de estos animales, los Cabildos in-sulares se veían obligados a regular la actividad de los came-lleros, con acuerdos como el siguiente: Se mandó pregonar que todos los que entrasen en esta Villa con recuas de camellos y carretas no lo hiziessen sin que trajessen sus campanillas o cascabeles, por el per-juisio (sic) que pueda resultar a las criaturas que andan por las calles y por otros inconvenientes que se puedan ofrecer 41. El camello aparece igualmente como motivo principal de un gran número de cantares42 tradicionales, como los siguientes: 40 Texto citado vor FRANCISCNOA VARReOn su estudio «Vocabulario de Fuerteventura)), s. v. camello. 41 Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura (1605-1659), p. 141. 42 Cantar es el nombre que recibe en muchos pueblos de las islas la coplilla popular generalmente de cuatro versos. «Si vas a Fuerventura, / desembarca por Jandía: / No te mon-tes en camello / que hasta allí llega el tranvía)); «A Fuerteven-tura fui / sin saber lo que era aquello; / mandé a pedir un taxi; / me mandaron un camello)); «Yo conocí quien tenía / tres burras y una camella, / y al tercer día se vio / sin tener paja pa'ellas)); «Con la guitarra y el timple / se divierte el ma-jorero: / comiendo gofio y pejines / al paso de los camellos>); «Eso es una cosa injusta / que le den a esta doncella / a to-mar leche de camella / si saben que no le gusta)); «Si yo tu-viera una novia / que la llamaran Antonia, / diera más vueltas por ella / que un camello en la tahona)); «Cuando nació Vic-toriano / los camellos se reían; / y uno al otro se decían: / "¡Ya tenemos otro hermano!")). El camello se encuentra también en ciertas leyendas o es-pejismos populares, como el que nos relata Ramón Casteñeyra en su famosa Memoria sobre tradiciones populares de Fuerte-ventura: «Los habitantes de Tostón, al salir el sol, ven, en cier-tos días del año, cruzar, de poniente a naciente, por las llanuras de la Manta, grandes legiones de hombres y camellos, que len-tamente desaparecen a medida que el sol avanza)) 43. También hallamos al camello en gran número de manifes-taciones folclóricas y lingüísticas; en modismos y refranes como los siguientes: «ningún camello se ve su corcova)), que tiene el significado de que ninguna persona se suele ver sus propias faltas; ((cogerle a alguien la camella)), que tiene el sentido de avasallar a alguien, tiranizarlo"; en a b e r r ~ n t o sy~ ~ca bañuelas, 43 Memoria sobre costumbres de Fuerteventura Escrita para el señor don Juan Bethencourt Alfonso (Transcripción, prólogo, notas e índices de Francisco Navarro Artiles), Puerto del Rosario, 1991 (en prensa). En ade-iante citaremos por ~ e m o r i ade Castañeyra. 44 Aunque originariamente el sustantivo camella (o gamella) de esta expresión fuera «arco que hay a cada lado en el yugo de los bueyes», lo cierto es que el canario actual, por etimología popular, refiere la expresión al cuadrúpedo. 45 Estos pronósticos populares se denominan en muchos pueblos ca-z a r ; . ~c~~ r!,u vez dir'rrtd e.' p - ~ c e l e nc~xci i~de nta! rn e-n-Tin.s-i-il-a-r nherruntos; y no con la normativa barruntos. Vid. al respecto la Introducción del libro Aberruntos y cabafiuelas en Fuerteventura (Las Palmas, 1982), de Francisco Navarro y Alicia Navarro. 14 MARCIAL MORERA como los que siguen: «Si al amanecer tienen los camellos hú-medo el pelo, es buena señal; si lo tienen seco, mala)); «Si en verano tienen las camellas el ano salitroso, mala señal))"; en adivinanzas, como la siguiente: ((Grande como un Sonsón (¿San-són?) / orejitas de ratón»47;e n expresiones metafóricas, como, por ejemplo, «¡Fuerte camello!)), ((mujer camelluda», etc., usadas ambas para designar cosas o personas de dimensiones despro-porcionadas; en topónimos, como Fuente de las Camellas, Rin-cón de las Camellas, Hoya del Camello, Caleta de las Camellas, Cerco de los Guelfos, Punta de las Camellas, Baja del Camello, etc.; en apodos, como Félix la Camella; en sustantivos comunes, como camellón, que se usa para designar el lomo de tierra que queda entre cada dos surcos al labrar, que se hace para sepa-rar !m hancdes, etc., y que en e! espuño! estándar se denomka principalmente con el sustantivo caballón; camellota 'mujer alta y fuerte'48; en las nomenclaturas populares de plantas, como hierba camellera, pata de camello. 2. EL VOCABULARIO RELACIONADO CON EL CAMELLO Y SUS ARREOS Lo que pretendemos en este apartado es establecer un in-ventario exhaustivo y un análisis semántico sincrónico y eti-mológico del vocabulario referido al camello y a las cosas más íntimamente relacionadas con él. Sobre el particular disponemos ya de preciosos datos proporcionados por el artículo de Luis Fajardo Hernández «El camello en Canarias)), por el Atlas Lin-güístico y Etnográfico de las Islas Canarias, de Manuel Alvar, y rn nr !u 4!emeria de RlmSfi Clctzfieyrz, in9t2d2 nnr Franr icrn -' r-A --"---- Navarro Artiles "'. 46 Vid. Memoria de Castañeyra. 47 Citado por FRANCISCNOA VARROe n su ((Vocabulario de Fuerteventu-ra », s. v. camello. 48 Op cit., s. v. cnm~!!Cj~. 49 Estando este trabajo en prensa, ha visto la luz pública el precioso artículo literario de Francisco Pérez Saavedra «Elogio y Elegía del camello en Lanzarote)). Periódico El Día, domingo 13 de enero de 1991, pp. 56-57. 180 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS LA TRADICI~ND EL CAMELLO EN CANARIAS 15 La primera de estas obras es un precioso trabajo que des-cribe exacta y minuciosamente la mayor parte de los arneses menores y de carga del camello. En contra de la generalidad de su titulo, presenta, sin embargo, tres grandes limitaciones: a) solamente se refiere al camello en el ámbito de la isla de Lanzarote; b) salvo algún término, no da cuenta del vocabulario relacionado con la anatomía, colores, enfermedades, acciones, etc., del mencionado animal; c) no se plantea el estudio filoló-gico de las voces que recoge. El ALEICan posee el no pequeño mérito de proporcionarnos la variedad diatópica de algunas de las voces relacionadas con el camello en la geografía canaria. La superficialidad connatural a los cuestionarios de la cartografía lingüística hace, sin em-bargo, que en muchas ocasiones sus datos resulten poco ex-haustivos y, a veces, hasta confusos. La Memoria de Castañeyra, aunque ofrece una información muy escueta, es especialmente interesante en lo relativo a las expresiones que usaba el campesino para dar órdenes al ca-mello y a los nombres de las enfermedades que lo afectaban. Este trabajo resulta tanto más importante si se tienen en cuen-ta las aportaciones y precisiones hechas por su anotador, Fran-cisco Navarro Artiles, sin duda alguna el mejor conocedor de la cultura tradicional de Fuerteventura. Este estudio nuestro quiere ser simple y llanamente un mo-desto complemento de los trabajos de los estudiosos que nos han precedido. La mayor parte de la información aquí expuesta ha sido recogida directamente de boca de los camelleros del archipiélago, y especialmente de Pedro Umpiérrez, de Villaverde (Fuerteventura), Esteban Ramirez, de La Oliva (Fuerteventura), y victoriano Cabrera, de Casazrc de! Ángel (fierteventUra), ccfi los que tengo contraída una deuda de especial gratitud. Tam-poco puedo dejar de reconocer públicamente la generosidad con que, ahora como en ocasiones anteriores, el profesor Na-varro Artiles ha puesto a mi disposición sus amplísimos archi- - 7 - F ""> de . r , , n h 1 . vvbavüiaEG regiana! cunarie. LCI úniw ~ U Pte ngo cpe lamentar es que tan precioso material dialectal no haya visto todavía la luz pública. Núm 37 (1 991) 181 16 MARCIAL MORERA 2.1. El vocabulario relacionado con la anatomía del camello En la anatomía del camello, el campesino canario distingue las siguientes partes: cabeza, carapacho, extremidades y rabo. El sustantivo carapacho, que en el español general significa 'cáscara de los crustáceos y tortugas' y cuyo origen es incierto, presenta en las islas el sentido más general de 'tronco o caja del cuerpo de los animales', sean crustáceos y tortugas o no. O, como lo define Francisco Navarro, «Parte central de los ani-males cuadrúpedos; es decir todo el cuerpo del animal, a ex-cepción de la cabeza, el pescuezo, las patas y el rabo. Se dice, en especial, del camello, y menos de las cabras, burros, vacas, ovejas, e t c . ~ ~Se~ .e mplea incluso para designar el tronco del cuerpo de las personas. Estamos, pues, ante un caso de am-pliación semántica de un signo general del idioma. La voz rabo sustituye en el español de Canarias al sustantivo cola, que nunca es empleado por el pueblo llano. Rabo es en las islas no solamente 'la cola de los animales terrestres', como dice el Diccionario de uso del españ015~ para la norma estándar, sino también la de aves y peces. Es, pues, otro caso de am-pliación semántica de un vocablo del español general. En la cabeza del camello, además de las partes normales de los ojos, las orejas, la boca, los bezos, etc., distingue el cam-pesino canario los siguientes órganos o zonas: a) El tabaquero o totuma, que es la glándula que tiene el camello en la parte posterior del cuello y que, en las épocas de celo, segrega un líquido espeso que parece actuar como es-timulante sexual. Precisamente el nombre de tabaquero se debe al color tabaco que presenta tal sustancia. Es una voz con tan-to arraigo popular, que ha dado lugar a la expresión hecha «darle a alguien por los tabaqueros)), que significa 'darle a al-guien un golpe en la nuca'. La procedencia de la voz totuma parece más difícil de de-terminar. Ha sido recogida solamente para la isla de Tenerife Op. cit., S. V. carapacho. 51 Madrid, 1986, s. v. rabo. ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS LA TRADICI~ND EL CAMELLO EN CANARIAS 17 y puede tener su origen en el americanismo totuma, cuyo sig-nificado recto es 'especie de calabaza', pero que metafóricamen-te se usa también para designar 'cabeza', 'joroba' y 'cardenal, verdugón' 52. b) - ~ tul m badero o sequero, que es un nudito que tiene el camello por los flancos de la cabeza y que constituye uno de sus talones de Aquiles. Un golpe bien asestado en este lugar suele ser suficiente para derribar al animal y dejarlo incons-ciente durante un largo rato. De ahí el nombre funcional de tumbadero, que deriva del verbo español tumbar. Según la lámina 419 del ALEICan, el sustantivo sequero se-ría exclusivo de la isla de Lanzarote. Procede del adjetivo es-pañol seco y el sufijo -ero, muy frecuente en las islas Cana-rias. La motivación semántica de esta denominación podría ser mas o menos la misma que ia de ia voz rumbudera Dejar sem a alguien es matarlo, dejarlo sin sentido, etc. El sequero sería, por tanto, el lugar en que se le pega al camello para derri-barlo. c) La vejiga, que es la bolsa membranosa que se forma al hincharse el paladar blando desde atrás y que saca por la boca el camello macho cuando está en celo, enfurecido, etc. Se trata, pues, de una mera especialización semántica del sustantivo ge-neral español vejiga Según la lámina 419 del ALEICan, el cuello del camello re-cibe, en la isla de Lanzarote, el nombre de canguero. El origen de esta voz se encuentra en el arcaísmo español o portugue-sismo cango 'yugo', bastante difundido en el habla rural del archipiélago. En el mismo portugués existe la voz cangueiro, con el significado de 'que lleva el yugo o está acostumbrado a él'. Se trata, pues, por tanto, de una denominación estricta-mente funcional: lugar donde se le adapta el cango al animal. En el carapacho del camello, además de las partes normales de la barriga, la espalda, el cuadril, los ijares, etc., distinguen los camelleros canarios las siguientes zonas: a) La aguja, que es la parte del tronco que va desde donde termina el cuello hasta la zona más aita de ia joroba. 52 Ch. KANY: Semántica hispanoamericana, Madrid, 1969, p. 47. 18 MARCIAL MORERA Parece una aplicación normal del signo aguja que se usa en el español general para significar, en las reses, la región del cuarto delantero y que «se emplea con de para designar la carne o costillas pertenecientes a esa regiómS3. Francisco Na-varro recoge dos acepciones del sustantivo aguja en el lenguaje de los camelleros de Fuerteventura: a) parte del camello que comprende el lomo desde la región delantera de la corcova hasta el principio del pescuezo. En la aguja encaja el 'cango'. Son frecuentes frases como éstas: «El chico se me cayó en la aguja», «La silla se me fue pa' la aguja. Se aplica sólo al camello; b) «P1. Partes del camello cerca del lomo, junto al arranque de las patas delanteras. Se conoce esta acepción en FV., porque es usada por los compradores de camellos de la isla de Lanzarote, quienes miran si los camellos son "altos o l-.r,;nc ,-ID -,m,,;"'.''\\ UUJUJ UL UgUJCLJ WS4. b) La cadera o cuadril, que abarca en el camello la zona superior del cuarto trasero, desde la parte alta de la joroba hasta donde empieza la cola. Se trata, igualmente, de un uso normal de los sustantivos del español normativo cadera y cua-dril Sobre este sustantivo se forma el verbo regional descua-drillarse, 'derrengarse una caballería por el cuadril; equivalente al español descuadrillarse. c) La corcova o peta, que es la acumulación dorsal de gra-sa tan característica de los camellos. En las islas no se emplean nunca los sustantivos joroba ni jiba, más normales en el español estándar. Por su parte, según la lámina 418 del ALEZCan, los camelleros de la isla de Tenerife prefieren la denominación de peta para designar la joroba del camello. Este sustantivo es una mera especialización designativa de la voz dialectal canaria peta 'joroba', que,. probablemente, tenga su origen en la forma fe-menina dei sustantivo portugués peito 'pecho!, 'cada una de ias mamas de la mujer'. Peita sería el bulto producido en el pecho o en la espalda, o en ambos sitios, por una torcedura de la columna vertebral. Se. trataría, por lo tanto, de un uso dimen- Op. cit., S. v. aguja 54 «Vocabulario de Fuerteventura)), s. v. aguja. 184 ANUARIO DE ESTUDIOS A TLÁNTICOS LA TRADICI~ND EL CAMELLO EN CANARIAS 19 sional del morfema de généroSs. De aquí pasaría a designar la joroba del camello. d) La concha, que en Fuerteventura, Lanzarote y Gran Ca-naria es la piel gruesamente encallecida que tiene el camello en el pecho y que constituye uno de sus puntos de apoyo cuan-do se echa en el suelo. Originariamente, es un uso metafórico del sustantivo del español estandar concha 'cubierta dura de los moluscos, tortugas, etc.', motivado por la dureza y el as-pecto particular que caracteriza a la mencionada callosidad. Se emplea también para designar la costra que se forma en la parte externa de cualquier herida. Según la lámina 420 del ALEICan, en Lanzarote el sustantivo concha designa el esternón del camello. Probablemente, se trate de una información equivocada. Todos los camelleros conejeros que hemos consultado nos aseguran que ia concha es, entre otras cosas, una callosidad en el pecho del camello, y no todo su esternón. e) El menudillo,, que es el endurecimiento de piel que se le forma al camello cerca de las axilas. Este vocablo parece un mero uso metonimico del sustantivo general español me- El étimo de esta voz no le resulta, sin embargo, tan obvio a M. Alvar, quien escribe al respecto, en su El espafiol hablado en Tenerife (Ma-drid, 1959, pp. 217-218): «Hay que recordar que peta en portugués significa 'mancha en el ojo del caballo' (cfr. petín 'ligera escoriación en la piel de la cara', que no figura en el Dicc. Acad.), 'pastel', 'excusa' y que otros derivados románicos encierran esos mismos valores de 'mancha', 'pastel' o el de 'montón de heno' (REW, 6546). Debe pensarse que en las desig-naciones de este defecto físico juegan un papel importante las metáforas irónicas o burlescas y una de ellas podríamos tener delante. Una vez cum-plido el cambio 'pastel' 'bulto', 'mancha' 'defecto físico', la etimología po- ==!a-p udo actuar sobre los derivados de pitta y asociarlos a los descen-dientes de pectus. En gallego existe un derivado' de peta con el valor de 'montón o desigualdad en la superficie de la tierra' (petouto)). A nosotros nos parece más lógico considerar a peta como mera variante femenina de de la misma forma que, por ejemplo, pita es femenino de pito, cesta de cesto, etc. Así, si peito es, en portugués, 'abultamieto pequeño en el pecho', es decir, las mamas de las mujeres, peita podría ser 'abulta-miento grande en el pecho o en la espalda', es decir, ias jorobas cie ias personas o de los animales)). Vid. al respecto JosÉ PÉREZ VJDAL, LOS por-tugueses en Canarias. Portuguesismos, Las Palmas, 1991, pp. 99-100. 20 MARCIAL MORERA nudillo 'en las caballerías, articulación entre la caña y la cuar-tilla'. Según la lámina 420 del ALEICan, el mencionado endureci-miento recibe, en Tenerife, el nombre de codalo, cuya etimolo-gía desconocemos. No sabemos si puede tener alguna relación con el sustantivo codo. Sabido es que en español codillo signi-fica 'articulación más alta del brazo de las caballerías'. f ) Otra concha, que es la piel encallecida que tiene el ca-mello en los codos. A la vista de esto, está claro que el cam-pesino canario usa el sustantivo concha para designar varias zonas del cuerpo del animal que nos ocupa. g) Los encuentros, que son las zonas del carapacho que se 2 unen con las extremidades delanteras. Se trata de una aplica- N E ción normal de la voz del español estándar encuentro 'punta de la espaldilla de las caballerias y otros cmdrúped~r qiie que- - - = m da junto al cuello'. O E En las extremidades del camello, se habla de manos (las ex- E 2 tremidades delanteras) y de pies (las extremidades traseras), como en otras especies animales. A su vez, en ellas se distin-guen las siguientes partes: a) La parte que va desde los encuentros hasta las rodillas recibe el nombre de muslo. En las manos, esa misma zona re-cibe el nombre de paletilla, como en otras especies animales. b) En las paletillas se localiza otro de los puntos flacos del camello, otro turnbadero, donde los camelleros muy rara vez castigan al animal, por temor a dejarlo cojo. Otro tumbadero se encuentra por encima del rabo. El sustantivo tumbadero es, pues, como el sustantivo concha, un nombre genérico, que se aplica a cualquier parte del camello que permita tumbarlo con facilidad. c) Los mvlkms soii 12s partes cariir>sas be ias paietiiias. Ei Diccionario de uso del español nos dice que, en la norma es-tándar, una ((porción carnosa redondeada en cualquier parte del cuerpo)) recibe el nombre de molla. En Canarias, el sustantivo que se usa es siempre el derivado de molla mollero y su sig-nificado es mucho más restringido qiie e! de qué!. Los mok-ros, sean de personas o de animales, se localizan siempre en las extremidades delanteras o superiores. 186 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS LA TRADICI~N DEL CAMELLO EN CANARIAS 2 1 d) Entre los camelleros majoreros, la callosidad que tiene el camello en las rodillas recibe el nombre de concha o téfana El primero es una aplicación más del sustantivo común con-cha y su uso obecede a las mismas razones semánticas que explicamos antes. Téfana es una voz de origen, por ahora, desconocido. Luis Fajardo Hernández afirma que este sustantivo designa en Lan-zarote única y exclusivamente cada una de las rodillas del ca-mello56. En caso de que así fuera, téfana tendría en el habla conejera un significado más amplio que en el resto del archi-piélago, pues, en lugar de designar una parte de la rodilla, de-signa el todo. Según el ALEICan, la voz táfana y su variante telfa significan en algunas localidades de Tenerife 'esternón del camello'. Es una información que nosotros no hemos podido confirmar en nuestras encuestas. El hecho de que el sustantivo téfana (igualmente que sus variantes formales telfa y táfana) se use para designar, en al-gunas zonas de Tenerife, el esternón del camello, en Fuerte-ventura el callo de la rodilla y en Lanzarote la rodilla en su totalidad, pone de manifiesto que dicho sustantivo tiene un uso poco homogéneo en las hablas canarias. Es muy posible que, originariamente, este signo poseyera el significado genérico de 'callosidad', como el vocablo concha, y que posteriormente fuera especializándose en sentidos distintos en cada una de las islas. Según el ALEICan (lámina 420), los camelleros de Tenerife hablan de chopa para designar el callo en la parte delantera de las patas. Es una voz para la cual no hemos encontrado ninguna explicación etimológica. No sabemos si puede tener al-guna relación con la voz portuguesa choupa 'ferro de dois gu-mes e cabo curto, con que se abatem reses no matadoiro'. e) Por último, todo el pie del camello recibe el nombre de torta o plato, usos originariamente metafóricos de los sustanti-vos genéricos españoles torta y plato, con cuyas designaciones guarda cierto parecido el mencionado miembro del camello. La 56 « E l camello en C a n a r i a s ) ) , p. 27. Núm. 3 7 (1 991) 22 MARCIAL MORERA voz plato solamente la hemos recogido en el pueblo de Muñi-que (Lanzarote). Torta es de dominio más general. Manuel Alvar nos dice' que torta es en algunas zonas de Te-nerife el esternón del dromedario. Es muy probable que se tra-te de una información equivocada de sus comunicantes. f ) La suela córnea del pie recibe el ya citado mombre de concha. Tenemos así que, en la nomenclatura del camellero, cada una de las costras que tiene el camello en las partes de su cuerpo que entran en contacto con el suelo cuando se echa recibe la denominación genérica de concha, independientemente de su localización. Las conchas del camello son, pues, varias: la que se localiza en el pecho, las que se encuentran en los codos, las de las rodillas y la de debajo del pie. Estas callosi- , dades, aunque parecen producidas por causa del rozamiento con el suelo, son eii realidad corigéniias, pues se encuentran presentes en el feto mucho antes del nacimiento del animal. Por último, se usa el nombre clina (probablemente del por-tugués clina), para designar los pelos largos que tiene el ca-mello en el extremo de la cola y que suele emplear para aba-n a r ~ ela~s ~mo scas y para azotarse, es decir, ((Darse golpes el camello con el rabo en las 'verijas'. En FV. se dice del camello, el cual se 'azota' cuando está en 2.2. Los nombres de colores del camello Como ocurre en el caso de otras especies animales, como las cabras, la ovejas, las vacas, las gallinas, etc.59, los campesinos canarios distinguían a los camellos según sus colores. Este pro-cedimiento distintivo resultaba muy útil para reconocer y pro-porcionar información sobre la localización de estos animales 57 Abanar es en Canarias 'mover reiteradamente de un lado para otro o de arriba abajo la mano, un pañuelo, un abanador, etc., para saludar, espantar las moscas, dar aire, etc.'. 58 «Vocabulario de Fuerteventura)), s. v. azotarze. jY Hasta los mismos marineros canarios disponen de particulares sis-temas de nombres de colores. Así, los pescadores de viejas distinguen entre vieja colorada, vieja parda, vieja melada y vieja lora. 188 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS LA TRADICI~ND EL CAMELLO EN CANARIAS 23 cuando se encontraban pastando sueltos, en las costas, o cuan-do se extraviaban. En Canarias, la lista de nombres de colores de camellos no es tan nutrida como la de colores de cabra, puesto que las propiedades cromáticas de dicho animal resultan mucho menos variadas que las del ganado cabrío, que, además del abundan-tísimo número de colores lisos (blanco, negro, rosillo, melado, endrino, bermejo, amarillo...), presenta también una gama muy rica de colores contrastados o compuestos, como culeta, mo-respalda, albardada, cinchada, listada, hermosa, berrenda, zaho-nada, puipana, lucera, et~.~OE.n el caso concreto del camello, sólamente he podido recoger los colores siguientes: blanco, ne-gro, ruano, mermejo, endrino, amarillo, manchado y capiloto6". El camello blanco también es designado a veces con el nom-bre de palomo. El camello negro recibe además el nombre de moro, porque, según el campesino canario, es siempre de raza africana. El ruano es de color café con leche o crema. Es el mismo sustantivo que el español ruano, que el DUE define como «Se aplica a caballo o yegua de pelo mezclado de blanco, gris y rojo. Así como a la res vacuna que tiene el color semejante: pelos blancos y rubios mezclados)) 6*. El mermejo es el camello de color rojo oscuro. Se trata de una aplicación normal del sustantivo del español normativo ber-mejo «Rubio o rojo aplicado al pelo o al color de la pieh6j. Endrino es un sustantivo que se aplica al camello de color marrón oscuro. Aunque su -origen se encuentra en el vocablo Vid. mi artículo «El vocabulario de colores de cabra en Tindaya (Fuerteventura)», en Tebeto. Anuario del Archivo Histórico de Fuerteventura, núm. 3 ji99Oj, pp. 203-236. 61 Entre los camelleros saharauis se distinguen, por lo menos, nueve colores, según indica Caro Baroja: abiod 'blanco', akdar (negro', ahmar 'rojo', asjar 'amarillo (blanquecino)', edjan 'gris', asmar 'marrón leonado', sebi 'marrón sucio', lkamami 'negro y gris oscuro', azrag 'todo el que tiene manchas blancas, combinadas con otro color'. Así, puede haber azrag fe1 ujdar, czrcg fe! uhvrrnr, czsing fe! d j C ? , &C. FFt~dinss n h n ~ i n n mM~ adrid, 1990, pp. 87-88. DVE, S. V. Op. cit., S. v. 24 MARCIAL MORERA del español normativo endrino 'de color negro azulado', su sig-nificado entre los camelleros canarios es bastante distinto. Manchado o pintado es el camello de color no liso, sino con manchas (generalmente blancas) por todo el carapacho o por algunas de sus partes. El capiloto es el sustantivo español capirote 'res vacuna que tiene la cabeza de distinto color que el cuerpo'. Tanto en el vocabulario de los camelleros como en el de los pastores de cabra canarios tiene el mismo sentido. Esta parcela léxica del camello parece haber recibido una pro-funda influencia de los nombres de colores de cabra. Excepto la voz ruano, todas las demás se encuentran también en las distintas nomenclaturas de colores del ganado cabrío del archipiélago. 2.3. Nombres de edad del camello Como sucede con el ganado vacuno, con el ganado ovino, con el ganado cabrío e incluso con los peces 64, los canarios 64 Por razones prácticas, los pescadores necesitan distinguir entre los individuos pequeños y los adultos de una misma especie; el pescado pe-queño no se puede comercializar con la misma facilidad que el grande. Así, algunos marineros canarios hacen, entre otras, las siguientes distin-ciones en relación con el tamaño o la edad del pez: en la especie vieja, vieja 'vieja grande' y chifleta (purriela) 'vieja pequeña'; en la especie peje-rrey, pejerrey 'pejerrey grande' y gallete 'pejerrey pequeño'; en la especie guelde, guelde 'guelde adulto' y arestín 'guelde pequeño'; en la especie sama, sama 'sama adulta' y cerruda 'sama pequeña'; en la especie caballa, caballa 'caballa adulta' y malla 'caballa (aunque esta misma pa-labra se emplea en otras hablas canarias para designar el individuo pe-queño de otras especies de peces), etc. En algunos casos, las distinciones q e s e h~ce.ns, er! m& ricmrrmus. Per ejernp!~, e:: e! case de !a especie bocinegro, algunas comunidades de pescadores majoreros distinguen entre bocinegro 'bocinegro adulto', pallete 'bocinegro mediano', chamorro 'boci-negro pequeño' y gambusino 'bocinegro muy pequeño'. En la isla de La Graciosa, en la especie vieja se distingue entre chifleta 'vieja pequeña', ca-galeta 'vieja mediana' y vieja 'vieja adulta'. Vid. al respecto ANTONIO LORENZOM, ARCIAML ORERAy GONZALOOR TEGA«,A proximación al vocabulario marinero de las Islas Canarias (con especial referencia a las islas orienta-les))), en Actas de las V Jornadas de Estudios de Fuerteventura y Lanzarote, Puerto del Rosario, 1991 (en prensa). 190 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS distinguen los camellos según el grado de desarrollo que .hayan alcanzado. La estructura del campo semántico de la edad del camello tiene como base un punto de vista rigurosamente funcional. Para el campesino, el camello es un animal de tra-bajo y de reproducción, por eso le conviene distinguir entre los individuos pequeños, que maman todavía y que no pueden trabajar, que designa con el nombre de guelfo, y los camellos ya desarrollados o que han alcanzado cierto grado de desarro-llo, que son los que pueden trabajar en mayor o menor medi-da. Dentro de este último miembro de la oposición, se hace otra distinción funcional desde el punto de vista de si el ca-mello es un adulto joven que no se ha reproducido todavía o si se trata de un animal adulto que ha llegado ya a reprodu-cirse. El primero, que suele llegar hasta los tres años, momento en que aicanza ia madurez sexual, recibe e! iiumbre de mujk= lulo65y, el segundo, el nombre de camello. Este último sustan-tivo se emplea, además de para designar al camello que ha lle-gado ya a su total desarrollo, como término genérico para alu-dir a cualquier individuo de la especie, sin distinción de edadM. Por lo tanto, la parcela semántica que estudiamos constituye una oposición neutralizable, que podemos representar gráfica-mente así: En su libro Decires canarios. Tomo Z, Las Palmas (sin fecha), p. 89, recoge Orlando Hernández, además de la voz majalulo, la variante maja-luto. Se trata de una palabra que nosotros no hemos podido constatar sobre el terreno. Los hermanos Millares escriben, con razón, que «en la isla de Fuerteventura, un majalulo es un camello en plena adolescencia, como si dijéramos, en !a edad f!ori& de !E i!lisimecr (Cbmn hablan los canarios, Las Palmas, 1922, s. v.). 66 La descripción más precisa que conozco de este microcampo léxico nos la proporciona Unamuno, en una nota al final del soneto XXM de su obra ya citada De Fuerteventura a París: «En Fuerteventura se llama güelfo (sic) al camello mamón, o de leche; luego majalulo, hasta que empieza a tra-bajar, a los tres años. y luego camello». Algo más imprecisamente, Castañeyra da las siguientes definiciones en su Memo& guelfo, ((Epoca del camello desde que nace hasta que deja de mamar)), y majalulo, «Época del camello desde que deja de mamar hasta que sirve para el trabajo)). 26 MARCIAL MORERA GUELFO 'camello que mama' CAMELLO 'camello en general' MAJALULO 'camello desde que deja de mamar hasta que pue-de procrear' CAMELLO 'camello adulto' La estructura de esta parcela léxica tiene cierto parecido con la del campo semántico de los nombres de edad del ganado cabrío. En este último, los pastores majoreros, por ejemplo, dis-tinguen entre baifo 'choto desde que nace hasta que deja de mamar', cabrito 'choto desde que deja de mamar hasta que le apuntan los cuernos', machorra (tajorase. para el animal macho) 'cabra en edad de reproducirse por primera vez' y cabra (macho, para el individuo macho) 'cabra que ya ha parido'67. Cabra es también el miembro no marcado de la oposición. Desde el punto de vista etimológico, los tres nombres de edad del camello no parecen presentar ningún problema. Camello es voz normal del español estándar, aunque, como ya vimos, aplicada a lo que en la lengua general es dromedario. El sustantivo majalulo procede de la voz árabe mahalluliz 'que ha llegado a la pubertad'. Incluso actualmente los saha-rauis llaman majlul a los camellos de un año hacia abajobs. Se trata de un préstamo árabe directo al español de Canarias, tal vez introducido con los primeros camellos que se trajeron des-de África en los siglos xv y ~ ~ 1 F6ue~ u.n a voz con mucho arraigo en el español popular de algunas zonas de las islas. La - '' Vid e! ñrtíri?!o de FRANCISCNOq vn~nn« L ~ s"m arcas de ganade" en Fuerteventura)), p. 327. 68 Vid. mi «Los arabismos del español de Canarias)), Gaceta de Canarias, núm. 11, p. 69. No parece acertado, pues, considerar esta voz como guan-chismo. Vid., por ejemplo, el artículo que Pancho Guerra dedica a majalulo en su Contribución al léxico popular de Gran Canaria, Las Palmas, 1977. 69 Según Julio Caro Baroja, las edades del camello que distingue el árabe del Sahara son las siguientes: Ikuar 'camello desde que nace hasta que tiene cuatro meses', ben asar 'camello de cuatro a seis meses', belbun 'camello de siete meses', hegg 'camello de los siete a los doce meses', yda 192 ANUARIO DE ES TUDZOS A TLÁNTICOS encontramos en canciones populares como «Si este año que vie-ne es bueno / me caso en Fuerteventura; 1 mi suegro me da el camello; / mi suegra la majalulrn, y en comparaciones metafóricas, como cuando se dice de alguien que es un maja-lulo, para indicar que es tosco, desgarbado, bruto y que anda y se mueve muy pesadamente. Por último, el término guelfo parece tener su origen en el vocablo español belfo 'animal que tiene más grueso el labio in-ferior, como suelen tenerlos los La evolución fonética que ha sufrido esta voz entre los camelleros canarios puede haber sido la misma que, como veremos después, experimentó el verbo bramar hasta dar gramar o gramiar. De ser cierta la información que nos proporcionan Webb y Berthelot en su His-toire Naturelle, en el siglo xx existiría la forma belfo. Por lo deinás, la fmma g ü e l f ~q üe meiximar, d g ums a~?tores,C I ~ Q por ejemplo Unamuno7', no existe en el habla viva de :Canarias. Parece tratarse de una hipercorrección creada por los vocabu-listas. 'camello de doce a veinticuatro meses'. zni 'camello de veinticuatro a cuarenta y ocho meses', arba 'camello de cuarenta y ocho a setenta y dos meses', zdaz 'camello de siete años' y ftar 'camello de nueve años'. En las cuatro edades primeras se le denomina también majlul como ya dijimos. Estudios saharianos, p. 87. Téngase en cuenta que gran parte de los primeros camelleros de las islus era meriscns y que, pc>r tanto, éstos pudieron ejercer alguna influencia en la conservación de estas nomenclaturas profesionales. Como bien dice Manuel Lobo Cabrera, la razón de que los moriscos se ocuparan del trans-porte en las islas «es muy sencilla, conocían mejor que nadie los animales, camellos, procedentes de sus mismos puntos de origen)). Los libertos en la sociedad canaria del siglo XVI, Madrid-Tenerife, 1983, p. 66. 70 Si no es que esta voz procede del sustantivo árabe belbun 'camello de siete meses', que Caro Baroja recoge para el Sahara. Vid. ia nota an-terior. 71 Vid. la nota 66. Núm. 37 (1 991) 28 MARCIAL MORERA 2.4. Nombres de las acciones del camello y de las órdenes que le da el camellero Entre las palabras que suelen usar los campesinos canarios para dar órdenes al camello figuran las siguientes: a) El verbo fuchir, que es 'echarse el camello en el suelo sobre el pecho y recogiendo las patas'. También suele ser usado en determinadas hablas canarias para designar la acción de 'aga-charse o arrodillarse una persona', 'hundirse un barco total o parcialmente', etc. Según Luis Fajardo y el ALEICan (también nosotros lo hemos comprobado in situ), en Lanzarote, en lugar de la voz fuchir, se emplea la forma tuchir72. Para Gran Ca- a naria recoge el AELICan la variante t r~chi r 'y~ Pancho Guerra E y Orlando Hernández, además, la variante chuchir74. Para Fuer-no tevrnturu, Frunrisce Nuvurre y F a ~ s Ct a~le ro, proporcionan !a =m O forma atocharse 'agacharse una persona o un animal y escon- EE derse tras un arbusto, piedra, e t ~ . ' ~ ~ . SE Según Pérez Vidal, la voz procedería del verbo portugués atochar 'atochar, llenar apretando; hacer entrar a la fuerza; atas- = car; empujar; apretar; llenar o henchir demasiado'. De acuerdo em-con el dialectólogo palmero, «Aquí se ha producido una serie E encadenada de cambios fonéticos y semánticos: de atochar 'lle- o nar alguna cosa de atocha o esparto' se pasa por extensión a n E la acep. de 'llenar alguna cosa de cualquiera otra materia apre- a tándola'; a la idea de 'llenar' se empieza a sobreponer la de n 'presionar, oprimir', aceps. 3 y 4 del DRAE. En port. atochar n 'apretar', 'entalar'; en algarv. atouchar 'comprimir', VIENA; gall. O3 72 «El camello en Canarias)), p. 97. " ALEICan, lámina 42 1. 74 Vid. SUS trabajos Contribución al léxico popular de Gran Canaria, s. v. truche, truckir y chuchir, y Decires canarios, pp. 90-91, respectiva-mente. Dice Pancho Guerra que el vocablo truckir «Es muy usado en Lan-zarote y Fuerteventura al andar con los camellos)) (ibidem). Los hermanos Millares Cubas dicen lo siguiente respecto de la palabra truckirse: «Voz que tendna su lugar apropiado en un léxico majorero (de la isla de Fuer-teventura) pues significa bajarse, recostarse el camello para descargar o recibir ia carga)). Cómo habian íos canarios, s. v. Nosotros no hemos po-dido recoger esta variante ni en Lanzarote ni en Fuerteventura. 75 ((Vocabulario de Fuerteventura)), s. v. 194 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS LA TRADICI~N DEL CAMELLO EN CANARIAS 29 'comprimir, apretar, atacar'. De este orden de ideas se pasa fá-cilmente al de 'derribar', 'doblegar', 'postrar'. En Fuerteventura, además de la acep. citada, existe otra: 'empujar una persona a otra haciéndola caer en tierra', NAVARRO-CALEROJu. nto a ello cabe poner las de hacer agachar el camello para cargarlo y al niño que pierde en el juego de la piola, para que los demás salten por encima. La forma atuchar se explica por cierre de la protónica, no raro en Canarias, favorecido tal vez por la pro-ximidad formal y semántica de atullar, entullar 'llenar'. Las for-mas truchar, truchir, tuchir se han originado sobre las voces itruche! [tuche! con que se gobierna a los ~arnellos))'~H.a bría que añadir que la forma fuchir derivaría de estas últimas va-riantes de la voz. Además, en algunos puntos de La Palma, como Fuencaliente, existe la variante funcharse, con el sentido general de 'agacharse'. En relación conceptual con este verbo se encuentra el grito reis-te-te, que da el camellero para que el camello se vaya echando poco a poco77. b) Pararse significa en el lenguaje de los camelleros 'levan-tarse el camello'. Se trata de una especialización semántica del viejo verbo español pararse 'ponerse de pie', que se encuentra todavía vivo, tanto en parte de la América hispanohablante, como Perú, Venezuela, Nicaragua, etc., por ejemplo, como en algunas zonas de Canarias, como Fuerteventura, Lanzarote, Go-mera y La Palma. Tanto el verbo fuchir, o fuchar, como, según el ALEICan, se dice en algunas localidades de Tenerife (lámina 421), como el verbo pararse son palabras muy frecuentemente usadas por el camellero, ya que solamente puede cargar y descargar el ca-meiio cuando éste se encuentra echado en e! süelo. c) Para que el camello se detenga, usa el campesino cana-rio las voces quieto, rei-jo07~ o roo. Para que se detenga poco a poco, el grito reteT9. 76 Los portugueses en Canarias. Portuguesismos, pp. 237-238. 77 Memoria de Castañeyra. 78 Ibidem. 79 Ibidem. 30 MARCIAL MORERA d) Si quiere que el camello ande, dice arre, como para otras bestias de carga. e) Para que el animal cambie de dirección, dice tesia, del verbo español terciar. Este uso del verbo terciar lo encontramos incluso en el folclore musical, como en el siguiente cantar: «Un majorero fue a misa / y no sabía rezar / y lo primero que dijo: l " Tesia, camello, paltrás"». f ) Para ordenar al camello que beba, se emplean los gritos recho, reih-reih, rueh-rueh o reiso-reiso. g) Para que el animal levante la pata, dice ;alza! imperativo del verbo español alzar. h) Del camello que está enfadado, se dice que está caliente. La expresión estar caliente referida al camello no tiene, pues, necesariamente que ver con estar en celo, como se entiende en el caso de otros animales. i) Cuando el camello emite sus bramidos característicos, se dice que está gramiando, tocando las tabletas, tocando la bocina o tocando la vejiga o la bolsa. Gramar o gramiar lo hacen solamente los animales mayores, nunca el guelfo. Parece tratarse de un aragonesismo, a juzgar por lo que nos dice Manuel Álvarez García en su ({Aragonesis-mos en las hablas canarias))". Según el ALEICan (lámina 424), gramar es en Lanzarote 'bramar el camello cuando está en celo' y gramona 'camella en celo'. Los distintos camelleros ca-narios consultados por nosotros nos informan que los camellos graman tanto cuando están en celo como cuando se les mo-lesta, se ven obligados a trabajar, se les castiga, tienen crías, etc., y que una gramona es una camella que grama, no nece-sariamente que está en celo. La vejiga o bolsa solamente la tienen los machos adultos, que son, por tanto, los únicos camellos que pueden tocarla Los majalulos y las camellas únicamente tocan las tabletas o Za bo-cina, expresiones metafóricas que tienen su origen en el pare-cido del bramido del camello con el ruido que provocan el en-trechocar de ias tabletas y la bocina. Aychivo de Filología Aragonesa, XXXVIII (1986), p. 192. 196 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS LA TRADICI~ND EL CAMELLO EN CANARIAS 3 1 j) Respecto de la locomoción del camello, puede decirse que éste, como otros muchos mamíferos, puede caminar, trotar o galopar, aunque su paso más frecuente es caminar. Cuando el camello anda con cierta ligereza, se dice que llanetea, verbo que procede del nombre español llano y el sufijo verbal -tear. Cuando el camello corre con su típico trote cochinero, se dice que jarretea o que anda a la jaretita o a la jarretita, palabras que parecen proceder del galicismo jarrete 'parte carnosa de la pierna, situada inmediatamente debajo de la corva; particu-larmente, en las reses'. k) En la acción de evacuar el camello el vientre, distinguen los campesinos de las islas las dos operaciones siguientes: moñi-gar 'expulsar el camello el excremento en forma de boñiga' y bmtiur 'expdsur e! came!!~ e! excrementn en forma de bosta'. Como es evidente, el primero procede del verbo normal español boñigar y el segundo parece tener su origen en el portugués bostar 'evacuar bosta'. 2.5. Las enfermedades del came 110 Entre los campesinos canarios existe la creencia muy exten-dida de que los camellos son animales muy poco propensos a las enfermedades. Esto no quiere decir, sin embargo, que las mencionadas bestias de carga no fueran afectadas de cuando en cuando por algunos males, que en ocasiones llegaban a ser gravísimos. Es el caso de la epizootia que, entre los años 1865 y 1866, azotó la cabaña camellar de las islas de Fuerteventura y Lanzarote y que fue denunciada en la prensa regional de la época por el riesgo de contagio que suponía para las otras es-pecies animales Entre las afecciones que más comúnmente solían atacar a los camellos, sobre todo en las épocas de escasez de pastos y de aguas, se encontraban la tiña, las rozaduras, la bacera, los tolanos, las juras, el garrotejo, la bichoca, la malahora y las dia- Noticia aparecida en el periódico regional El País, 11-V-1886. Núm 3 7 (1 991) 197 3 2 MARCIAL MORERA rreasm. Por la particularidad de sus nombres, desde el punto de vista filológico, solamente nos interesan el garrotejo, la bi-choca, la malahora y la jura. Las otras enfermedades tienen nombres españoles comunes. a) El garrotejo era un estado anormal de tensión y rigidez de los músculos que, en estado normal, obedecen a la voluntad. Según los propios camelleros, afectaba principalmente a las pa-tas del animal. Este sustantivo, que, en algunos puntos de Ca-narias, también se emplea para referirse a la enfermedad del tétanos en las personas, puede tener su origen en la voz por-tuguesa garrotilho 'doenca de cavalos, causada pelo Streptococ-cus equil, con un mero cambio de sufijo. a N b) La bichoca es un tumor grande, lleno de pus, que le sale a los camellos en cualquier parte del cuerpo, generalmente I por infección de una rozadura, etc. Se trata del sustantivo por- E E tugués bichoca 'pequeno leicenco'. SE c) La malahora consiste en una pérdida de la capacidad ; de movimiento de alguna parte del cuerpo del animal, princi-palmente de la cabeza y el cuello, que, según los informantes, 3 - des quedaban cambados a un lado)). Se trata de un compuesto E español, formado por el adjetivo malo y el sustantivo hora. O d) Las juras son, para algunos camelleros, las rozaduras que se hace el camello en cualquier parte del cuerpo. Para otros, n -E consisten en unos forúnculos que terminan agujereando el te- a 2 jido muscular de dicho animal, que algunos llaman bichocas. n Se producían por infección de las rozaduras, etc., y se solían curar con vinagre, ceniza y sal. El origen del sustantivo jura, O que se halla muy extendido en el habla común de las islas, parece ser el arcaísmo hispánico o portuguesismo furo. 2.6. Los arneses del camello Aunque los arneses del camello son esencialmente los mis-mos que los de cualquier otra bestia de carga, conviene, sin embargo, analizar los más importantes, ya que, debido a la ana-a2 Memoria de Castañeyra 198 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS tomía tan particular de este animal, los mismos presentan fre-cuentemente algunas características propias. a) Para que el camello no mordiera o no comiera a des-tiempo se le ponía el zálamo, que era un ((bozal, ordinariamente de alambre (sálamo de verga) trenzado formando una tela me-tálica de grandes intersticios, que se sujeta tras el occipucio por un cordón de cuero llamado atillo. De cuero también pue-de ser el enmallado del sálamo, aunque es lo menos frecuen-t e ~ ~E' l. sustantivo zálamo, que es general en todas las islas por bozal procede del árabe salama 'atar', y se encuentra tam-bién en Andalucía en León y en Salamanca 86. b) Para impedir la visión lateral del animal, cuando éste ti- w2 raba por el molino de las tahonas o las norias, se le ponían P unas anteojeras llamadas por los campesinos ventojos o antojos, n - que se elaboraban con palma, cuero o lona. El sustantivo an- a tojos parece proceder del portugués antolhos 'anteojeras que E B se ponen a las caballerías de tiro'. Por su parte, ventojos puede - ser un cruce entre el mencionado antojos y el sustantivo es- 3 pañol venda. - c) Para conducir y dominar al camello se le ponía el ca- a Q B bresto (del sustantivo español cabestro), o jáquima en algunos P puntos de las islas, como el citado Muñique, en la isla de Lan- S zarote. Estaba compuesto de tres piezas: la cabeza o parte que n g envuelve el hocico del animal; el barbuquejo, que son las cintas que van por detrás del occipucio; las pernadas, que son las ar- 4 n gollas por las que se pasa la soga para encoger y ajustar el n S $ cabestro a la cabeza del animal; y el macho, que es la correa O que va por encima de la nariz. d) Para aplicarle al camello el trillo, el arado o la tabla, se ie un& el cüngü, especie de yügo para ü: S=!= u~irrid. Y! :ruge 83 LUISF AJARDHEOR NÁND«EEZl c:a mello en Canarias», p. 97. 84 Vid. ANTOMO ALCALÁ VENCESLADAV: ocabulario andaluz, Madrid, 1989, s. v. zálamo. 85 Vid. ANTONIO LLOREN(T(CEo: mentario de algunos aspectos del léxico d M te!rr,s I de! ALEICBD, en Actas del II SimA~osiIon ternacional de Lengua Española, Las Palmas, 1984, p. 303. Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, Madrid, 1984, s. v. zálamo. 34 MARCIAL MORERA para dos camellos o dos burros recibía en Fuerteventura la de-nominación de canga (port. canga 'jugo que une uma junta de bois'). Los palos transversales del cango y la canga, donde se mete el pescuezo del animal, se llaman canciles (port. cancil 'cada um dos paus que seguram a canga no pescoco dos bois, de muares ou equídeos'). Las muescas donde se ensamblan es-tos canciles al cango son las mosas (port. mossa 'cavidade nos dentes dos paus de canga'). Por último, el cango se fija al pes-cuezo del animal mediante una cuerda llamada ahogadera, que segun el DRAE y el DUE se usa también en otras partes del país. a e) Por último, los utensilios fundamentales para el trans- N E porte de personas y de mercancías eran la silla y el serón. O La silla es un armatoste formado por !a unión en ángu!~ n-- m de dos piezas constituidas por dos vigas paralelas sustentadas O E E por varios travesaños, a modo de escalera de mano. Cada una S E de estas dos piezas, que se adaptan perfectamente a la joroba - del camello y que reciben el nombre de brazos de la silla, tie- 3 nen en su extremo inferior una tabla horizontal, a modo de - - 0 m asiento, que recibe el nombre de andilla (del port. andilhas 'ar- E mazón de madera que se asegura a la albarda para comodidad O 6 de quien monta sentado')". La parte superior de la silla en que n E se unen las dos piezas recibe el nombre de cruces. En el án- - a gulo que forma cada brazo con las andillas existe una argolla 2 n que sujeta la correa que fija la silla al cuerpo del camello. La n correa delantera, que se pasa por el cuello del animal, recibe 3 O el nombre de pretal, voz normal en la nomenclatura española de los aparejos de las caballerías; la trasera, que pasa por de-bajo de la cola, se llama t+-rk, deihm!~d e! irabism~?rc pafid ataharre. La silla es el arnés de carga básico del camello. Haciendo pequeñas adaptaciones o modificaciones sobre ella se consiguen varios procedimientos de transporte. Vid. mi trabajo ((Algunos portuguesismos canarios inéditos (Con es-pecial referencia a las Canarias orientales)», en Actas de las V Jornadas de Estudios de Fuerteventura y Lanzarote, ya citadas. 200 ANUARIO DE ESTUDIOS A TLÁNTICOS LA TRADICI~ND EL CAMELLO EN CANARIAS 35 En primer lugar, tenemos la silla de carga, para transportar mercancías (piedra, barricas de agua, cajas de tomates, bidones de cal, leña, etc.), que se cincha con sogas de carga o sogas de leña. La silla inglesa es una silla con ciertas guarniciones y adornos que se destina exclusivamente al transporte de perso-nas. Las andillas se transforman en asientos con espaldar, ba-randa lateral y cojines. Las cruces se embellecen con algunos motivos ornamentales. Los travesaños de cada uno de los bra-zos de la silla desaparecen y en su lugar se coloca una tabla continua. Bajo cada una de las andillas se dispone una gaveta, para compensar con arena la diferencia de peso entre la carga de una y la de la otra. Por debajo de las andillas se instalan unos estribos para colocar los pies. La silla sin andillas se usa como base de distintos arneses de transporte. En Lanzarote recibe ei nombre de angariiiu, se-gún Luis Fajardo. Entre los majoreros, la angarilla es un dispositivo cuadran-gular de madera, en forma de escalera de mano, formado por dos varas laterales y cuatro travesaños, que se acopla horizon-talmente a la cruz de la silla. Es una simple aplicación de la misma voz del español normativo. En cada uno de los extremos de la angarilla se colocan unas bolsas de malla abiertas por abajo y por arriba llamadas barcinas, como en Andalucía y México. Estos recipientes se usan para portear paja, piñas de millo, estiércol, etc. La boca inferior de las barcinas se cierra con unas encordo-naderas, sustantivo derivado del participio del verbo encordonar 'poner cordones a una cosa para sujetarla' y el sufijo -ero, de uso muy frecuente en el español canario. E! c~njiinto formado por las dos barcinas, las angarillas y la silla recibe en Fuerteventura y L a n z a r ~ t ela~ ~de nominación de vaso, que parece ser una simple aplicación metafórica del sustantivo común español vaso. También recibe este mismo nombre la carga que cabe en el vaso. A la carga que lleva el camello sobre el vaso, después de llenas las barcinas, se le da el nombre de colmo, participio de colmar. LUIS FAJARDHOE RNÁDEZ«:E l camello en Canarias)),p . 106. Núm 3 7 (1 991) 3 6 MARCIAL MORERA Para no rozar el cuerpo del animal, debajo de la silla se dispo-nen los bastos, que es denominación general del español. Las partes \ de los bastos son las siguientes: a) el sudadero, que es un saco o encerado que se pone debajo del aparejo; b)lel basto propiamente dicho, de igual tamaño que la silla; c) las bylt illas (en Lanzarote) (bastas en Fuerteventura), que son como bastos partidos por la mitad. La basta delantera tiene más relleno jque la trasera, para compensar el natural desnivel hacia delante de la joroba y conse-guir que la silla asiente horizontalmente; d)l , los atillos, que son dos pares de cuerdas sujetas de los extremos del basto para ama-rrar en cada una de las cruces de la silla. ~ l j l l oes una palabra muy usada en Fuerteventura y Lanzarote paral designar cualquier cordón o cuerda fina para atar. Procede del poly tugués atilho 'fita, cordao, para atar'. 2.7. Los palos del camellero Para hacer que el camello caminara, para Wntado o neu-tralizarlo cuando se ponía enfurecido, asestándole un golpe en uno de los tumbaderos, el campesino canario empleaba la vara o el sorinque, que era un palo pequeño de albo menos de un metro de longitud, al que se le ataba un cdTdón en la ern-puñadura, para insertarlo en la mano y que así/ no se escapara al usarlo. Si esta ,vara terminaba en bola o tdnía una argolla metálica en la punta para hacerla más contundente, recibía el nombre de macana, americanismo muy corriente lF n Canarias. Muy probablemente, sorinque es, en origen, 'el orinque ma-rinero, que significa 'cabo que sujeta la boya al ancla fondeada', y que por fonétici sintáctica da la forma sorinhue. Por meto-nimia, pasa a designar, por lo menos en FuerteGentura y Lan- zarote, el látigo hecho de soga o cuero que usa\ n los arrieros l para fustigar a las bestias. Finalmente, perdido ya su sentido de 'soga' y reducido únicamente a la función 'ob,eto para fus-tigar', se convierte en el palo camellero menci~nadd,~~. a9 Vid. ANTONIO LLORENT((EC, omentario de algunos aspectos del léxico del tomo 1 del ALEICan, p. 32 1. 202 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS LA TRADICI ~ND EL CAMELLO EN CANARIAS 37 Salvo el campo referencia1 de los arreos, que se'l encuentra plagado de portuguesismos (canga, andillas, cancibs, mosa, atillo, l antojos, etc.), el resto de los apartados del vocabulario de los camelleros canarios (anatomía del animal, edades, enfkrmedades, órdenes, etc.) es esencialmente hispánico, si hacem~slexce~ción de varios portuguesismos más (peta, tuchir -fuchir-, l bostar, I bichoca), el arabismo majalulo y algún que otro americanismo (macana). Muchas de estas palabras españolas (rodilla, \ codo, ve- jiga, aguja, menudillo, cabeza, manos, patas, orejas, etc.) presen-tan en las hablas canarias el mismo significante y el mismo sentido que en la norma estándar. Otros. sin embargo\ han su-frido ciertas modificaciones formales y semánticas. ~04malmen-te, han cambiado voces como ataharre (tajarria), cabestro (m-bresto), etc. Desde el punto de vista del sentido, los 'cambios han sido mayores: a) en ocasiones se observa que la 1 palabra española adquiere en el lenguaje de los camelleros unb nueva aplicación, por metáfora o por metonimia: tabaquero, plato, tor-ta, concha, tocar la bocina, tocar las tabletas, etc.; b) en otras, lo que sucede es simplemente que el término español1 amplía (carapacho, agujas) o restringe (mollera) su significación. La apa-rición de estos nuevos sentidos resulta comprensible, pueFto que la cultura del camello era para el conquistador y colonizador español una realidad nueva que tenia que bautizar con +u pro-pio instrumento de comunicación. Es obvio, pues, que en esta parcela del vocabulario regional canario, el mestizaje léxico no ha sido tan acusado como, por ejemplo, en el vocabulario de la ganadería caprina (que con-tiene bastantes guanchismos) o los vocabularios de la pesca y la agricultura (plagado de portuguesismos). Ni siquiera abundan los arabismos, como cabría pensar por la procedencia nortea-fricana del camello canario. Este hecho pone de manifiesto que ha sido el componente léxico hispánico la fuente más vital y creativa de las hablas canaria. Con él se denominaban gran parte de las nuevas rea-lidades que iban apareciendo en la cultura isleña. Le siguen en orden de importancia los portuguesismos. El componente Núm. 37 (1991) 203 3 8 MARCIAL MORERA guanche, sin embargo, ha sido más exiguo y limitado a deter-minadas áreas designativas. Por lo demás, este mismo mestizaje léxico es el que determina que muchas nomenclaturas popula-res canarias tengan una configuración interna bastante distinta de la que tienen en el resto de los ámbitos hispanohablantes. ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
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Título y subtítulo | La tradición del camello en Canarias |
Autor principal | Morera, Marcial |
Publicación fuente | Anuario de estudios atlánticos |
Numeración | Número 37 |
Sección | Lexicografía |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | Madrid ; Las Palmas |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 1991 |
Páginas | p. 167-204 |
Materias | Lengua española ; Dialectos ; Canarias |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 2058515 Bytes |
Texto | LA TRADICIÓN DEL CAMELLO EN CANARIAS ' POR MARCIAL MORERA En su célebre Diccionario de Historia Natural de lar Islas Ca-narias', escribe nuestro Viera y Clavijo las siguientes palabras respecto del camello: El camello es extremadamente frugal y sobrio. Susténtase con los pastos más despreciables de los campos y bebe de una vez para algunos días. Es a propósito para nues-tros arenales y terrenos pedregosos. Camina muchas millas sin fatigarse y viene a ser como un carruaje viviente para transportar grandes cargas, pues lo menos que puede so-portar son seiscientas libras, y algunos más de mil. Si bien es verdad que la torpeza para transitar por terrenos accidentados hacía que este animal resultara prácticamente in-utilizable en las zonas más escarpadas de las das, como Ei Hierro, La Gomera, La Palma, el interior de Tenerife y el in-terior de Gran Canaria (lugares donde apenas hubo algún ca- Este trabajo se encuadra dentro del Proyecto de Investigación nú-mero PB87-1015, del Ministerio de Educación y Ciencia, Estudio global (fó-nico, gramatical y léxico) del español de Canarias, que comparto con los doctores Antonio Lorenzo y Gonzalo Ortega. ' Ed. de Manuel Alvar, Las Palmas, 1982, s. v. camello Núm 37 (1 991) 2 MARCIAL MORERA mello '), no es menos cierto que las características señaladas por el citado polígrafo canario hacían que dicho animal de car-ga viniera como anillo al dedo a aquellas zonas llanas del ar-chipiélago, como Lanzarote, Fuerteventura y las partes bajas de Gran Canaria y Tenerife, en que no abundaban los pastos ni las aguas y donde la red vial era, hasta hace muy poco tiempo, absolutamente inexistente. Así debieron de entenderlo también los conquistadores y los colonizadores castellanos, pues, una vez ocupado el territorio insular, empezaron a introducir en las islas camellos3 procedentes de la costa noroeste del continente afri-cano4. La lentitud que caracteriza a este rumiante no debió de suponer ningún inconveniente para el isleño, que, dados su es-tilo de vida tradicional y las reducidas dimensiones del espacio n- eo-g ráfico en que tenía que moverse. desconocía lo que era la prisa, hasta dos o tres décadas atrás, momentos en que la modernidad empezó a enseñorearse de la sociedad insular. Los camellos, que añadían un rasgo africano más al carac-terístico aspecto árabe de los pueblos de las islas orientales, llegaron a ser muy numerosos en el archipiélago. Para Fuerte- Solamente en muy esporádicos casos se documenta la presencia de algún camello en El Hierro, La Palma y La Gomera, camellos que se usa-ban para hacer girar los molinos de las tahonas y las norias, transportar mercancías o materiales de construcción en los lugares más llanos, etc. ' En el habla popular de las islas Canarias no se emplea nunca el sustantivo dromedario, a pesar de que el camélido que abundó en ellas era el que tenía una sola joroba. La inexistencia de restos arqueológicos relacionados con el camello obliga a pensar que en las Canarias prehispánicas no existió esta especie animal. El relato de Niccoloso da Recco sobre Canarias nos dice que los guanches «no tienen bueyes, ni camellos, ni asnos, pero si muchas Cabras, car,leros ;.&alles sab;aj es>. Losm,;i eros ca;.;el !!os flegarui; a laiss las vinieron probablemente con los rnoriscos que Diego García de Herrera em-pezó a capturar desde el siglo xv en la vecina costa de África, pues re-sulta muy difícil creer la afirmación que se hace en Le Canarien acerca de un viaje que hizo Bethencourt a la costa de África, a principios del XV, durante el cual capturaría unos 3.000 camellos: «Allí bajó Monseñor de Bethencourt con sus hombres y entraron en el país y prendieron hom-bres y mujeres que llevaron consigo, y más de tres mil camellos, pero no los pudieron embarcar en la nave y mataron y tiraron muchos)) (capítu-lo LXXIX). 168 ANUARIO DE ESTUDIOS A TLÁNTICOS ventura, cuyas extensas llanuras eran óptimas para la vida de este animal, y donde terminó desarrollándose una raza autóc-tona (el camello majorero), que era muy apreciada incluso por los moros5, dice Juan Maluquer y Vilador lo siguiente, en un artículo del periódico majorero La Aurora correspondiente al día 7-V-1906: El camello abunda de tal manera en la isla de Fuerte-ventura que se me dijo que llegarían a unos seis mil los que entre domésticos y semisalvajes, cual los caba-llos en los potreros americanos, existen en aquella extensa región 6 . 1.1. Aclimatación y domesticación Se sabe que, exactamente igual que el ganado caprino, los ca-mellos vivían en la isla de Fuerteventura, bien domésticos, bajo la custodia directa de los campesinos, bien semisalvajes, marcados ' O El camello majorero se cría más robusto que el camello moro, porque dispone de pastos más abundantes y sustanciosos que aquél. Para Lanzarote nos dice L. Torriani, a finales del siglo XVI, que ((esta isla posee abundancia de cabras, ovejas, cerdos, bueyes y camellos, e infinitas galli-nas, conejos y pardelas)), y para Fuerteventura, que ((tiene abundancia de cebada y de trigo y de ganados; y de una relación hecha por gente principal de la isla resulta que tiene 60.000 cabras y ovejas juntas, 4.000 camellos, 4.000 burros, 1.500 vacas y 150 caballos de monta» (Descripción de las-Islas Canarias, ed. de A. Cioranescu, Tenerife, 1978, pp. 46 y 71, respectivamente). Un censo de José Ruiz Cermeño, de 1776, da 2.052 camellos para Fuerteventura y 1.723 para Lanzarote, en el año 1776. Cito por el articulo de ANTONIO RUMEUDE ARMAS, , . «Estrüciiii-a sociuecomm:ca de Lamxnte y Fuerteventura en la segunda mitad del siglo XVIIID, Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 27 (1981), p. 434. En la isla de Fuerteventura, cada campesino marcaba no solamente sus cabras de costa, sino también los camellos y los burros que tenía en ella, como se puede ver en los Acuerdos del Cabildo. Respecto del sistema de mar-cas de los ganaderos majoreros, tenemos un exhaustivo artículo del profesor Navarro Artiles titulado «Las "marcas de ganado" en Fuerteventura)), en III Jornadas de Estudios de Fuerteventura y Lanzarote, Puerto del Rosario, 1989, pp. 321-343. 4 MARCIAL MORERA guaniles: en las costas9, lo que constituía una preocupación per-manente para los Cabildos insulares, que se veían obligados a dictar acuerdos como los siguientes: Como hace más de cuatro años que las camellas no se meten en corral, acordaron que desde el día 25 todos los vecinos de la isla salgan a apañar el ganado camelluno y lo recojan en Amantín, no dejando suelta res alguna, pena de 4 reales al que no acudiese, y mandando apañar por su cuenta al que dejase alguno atrás lo. En esta villa hay mucho ganado camellar cerrero y para que sus dueños lo cojan a la mano y se sepa de quién es y si hay alguno contramarcado, mandaron que el día 25 todos los vecinos de Ayose desde Ampuyenta has-ta Triquivyate y Tegurame, apañen el ganado y lo aco-rraien en ia Laguna de ias Mu~eres, so pena de 4 reales a los que no asistieren ll. Este ganado suelto constituía un riesgo permanente para las zonas cultivadas (vegas, rozasf2, cortijos, etc.). También en este sentido tenían que intervenir los Cabildos con bandos como los siguientes: Guanil es, en Canarias, el ganado suelto que no tiene marca. Es vocablo que se conserva todavía en el lenguaje rural de Fuerteventura, Lanzarote, El Hierro, etc. Parece tratarse de una voz prehispánica. Su carn-po de usos fue más amplio en épocas pasadas. Según R. Roldán Verdejo, en Fuerteventura llegó a tener los siguientes sentidos: 'dícese de la res sin marca', 'dícese de la persona que está sola', 'dícese del arte de pesca de pareja que se cala solo'. Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura, p. 316. Para los pastores majorerosi costas no son solamente !as riherls de! mar, sino también los terrenos de pastos, generalmente comunales, que se encuentran más allá de las tierras de labor. 'O Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura (1605-1659), La Laguna, 1979, pp. 66-67. l1 Op. cit., p. 174. l2 Roza es, en Canarias, un terreno roturado para el cultivo. Así tenemos, en Fuerteventura, la Rosa del Taro, la Rosa de los Negrines, la Rosa de Tino-jay, la Rosa de Catalina Garcia, la Rosa del Agua, la Rosa del Viejo, etc.; en La Gomera, la Rosa del Negro, .la Rosa de las Piedras, etc. 170 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS LA TRADICI~ND EL CAMELLO EN CANARIAS 5 Como muchos camellos que hay fuera de mano talan las vegas, se pregonará que todos los vecinos en el término de seis días los recojan con pastores, y pasados, si hay quejas de los guardas, se nombrarán personas que a su costa los apañen 13. Acordaron que quienes tuviesen camellos salvajes los lleven donde no hagan daño a los sembrados, so pena de hacerlos a su costa 14. Precisamente, la mencionada isla de Fuerteventura era el centro que abastecía de camellos, y a veces hasta de camelle-ros, al resto del archipiélago, e incluso a ÁfricaIs, como nos ponen de manifiesto distintas noticias periodísticas y documen-tos mercantiles de épocas pasadas: Veíanse tumbados por el suelo, impidiendo poco menos que el tránsito, numerosos camellos que allí, y en cercados vecinos, iba recogiendo el representante de una casa ale-mana que los alquilaba por cuenta del gobierno imperial, para utilizarlos en las campañas que aquella nación sos-tiene con los aguerridos hareros 16. El desarrollo que en las últimas décadas ha experimentado la red vial del archipiélago y la mecanización inherente a la vida moderna han erradicado, sin embargo, el camello de nues-tra geografía. Hoy solamente pueden contemplarse unos cuantos ejemplares pastando por las áridas llanuras de Fuerteventura o pequeñas caravanas de ellos en las Montañas del Fuego (Lan-zarote), donde son empleados para proporcionar un paseo exó-tico a los turistas. l3 Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura (1660-1728), La Laguna, 1967, p. 73. l4 Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura (1605-1659), p. 60. l5 T~drrvi-. sigue viva en el recuerdo de muchos canarios la imagen de los marchantes (tratantes de ganado) saharauis que recorrían las islas comprando cabras, burros, camellos, etc., para llevar a África. l6 La Aurora, 7-V-1906. 6 MARCIAL MORERA 1.2. La alimentación del camello Una vez aclimatado a la geografía insular, el camello se ali-mentaba de «los pastos más despreciables)) de nuestros campos: cosco, salado, tabaiba, barrillal7, aulaga, pencas de tuneras o de piterus picadas, paja, etc., que comía con avidez. En las épocas de años buenos, los dromedarios que los campesinos tenían en sus casas solían recibir, además, una raciónla de millo, cebada, etc. Hasta tal punto le bastaba al camello esta precaria alimen-tación que, en los desoladores ciclos de sequías que padecían frecuentemente Fuerteventura y Lanzarote, él seguía gozando de muy buena salud, en tanto que el resto del ganado casi moría de hambre o tenía que ser exportado. Generalmente, los días en que los camellos estaban libres de trabajo eran sacados a pastar a los campos, bajo la custodia de uno o varios camelleros, que los cuidabani9 en manadas, llamadas camelladas. En muchos pueblos de las islas, los pro-pietarios de estos animales solían, bien pagar a un pastor para l 7 Denominaciones populares de las especies vegetales que los botáni-cos llaman Mesembryanthenum nodiflorum, Salsola vermiculata, Euphorbia obtwifolia y Mesembryanthenum crystallinum, respectivamente. En las no-menclaturas populares canarias de las plantas hay numerosos guanchismos (taferte, tabaiba, mocán, tajinaste ...), muchas palabras hispánicas (barrilla, salado, mato, aulaga ...) y un número también bastante alto de portugue-sismos (loro, panasco, vergasta, follado, acebiño, alfarrobero, balango, viñá-tigo ..J. Respecto de la aulaga, escribe Unamuno lo siguiente: «Sus desnudos y delgados tallos, armados de espinas, no se adornan más que con unas florecitas amarillas. Y todo ello se lo come el camello, el compañero del hombre en esta isla, su más fiel servidor. La aulaga da flores para el ca-mello. Para que el camello se las coma, por supuesto. Y así este sobrio anima! SP a!imenta de fhres. ?cede decirse c;Ue !a aü!aga nu. es más qüe espinas y flores.)) «La aulaga majoreran, en Unamuno. Artículos y Discursos sobre Canarias (edición, introducción y notas por Francisco Navarro Artiles), Puerto del Rosario, 1980, p. 62. la Ración es en las islas la porción diaria de grano, pienso u otro ali-mento que se le echa al ganado como complemento del forraje. l9 Las reducidas dimensiones del territorio insular obligan al pastor canario a estar siempre atento al ganado para que éste no se meta en las zonas cultivadas. Por eso, el pastor de Fuerteventura no pastorea ni apacienta el rebaño, sino que lo cuida 172 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS LA TRADICI~ND EL CAMELLO EN CANARIAS 7 que los cuidara, bien concertarsez0 con sus convecinos para sa-car a pastar cada día uno de ellos los camellos de todos. 1.3. Servicios que prestaba el camello al campesino canario El camello le resolvía al canario gran parte de sus proble-mas de transporte y de fuerza bruta para el trabajo. Por un lado, era utilizado como animal de tiro, para arar, tnllar, mover las norias y los molinos de las tahonas y tabloniar o tabliar, es decir, «mudar y redistribuir la arena o tierra superficial entre sitios próximos de un mismo predio, o practicar un desmonte cualquiera»2' mediante una tabla especialmente elaborada para tal fin 22. En las faenas de preparar las tierras de labor, segar y arran-car las mieses, el campesino canario solía recibir la ayuda so-lidaria del resto de sus convecinos, además de en forma de pionadas (peonadas: ((conjunto de personas que asiste a un ve-cino en sus labores agrícolas))), en forma de camelladas: ((pres-tación gratuita de los camellos de un lugar a favor de un ve-cino que la necesita para la conclusión de una tarea urgente))". Estas colaboraciones tenían «un cierto carácter festivo y el 20 Esta acción se designaba en algunas partes de Fuerteventura con el verbo adularse, es decir, 'turnarse en el apacentamiento del ganado'. Se trata de un derivado del arabismo dula 'turno en el riego o en el apa-centamiento del ganado'. J. COROMINAS, Diccionario crítico etimológico de la lengua castellana, Madrid, 1976, s. v. En otros puntos del archipiélago, se conserva ia voz áulu para designar e! ;Urna de riego, pers m e! turne en el cuidado del ganado. LUIS FAJARDHOE RNÁND«EEZl : camello en Canarias», en Tradiciones populares, 1, La Laguna, 1944, p. 109. 22 «La tabla es un plano inclinado de madera cuyo borde inferior se desliza sobre el terreno. Ejerciendo una presión adecuada la tabla arras-trará ante si e! amintonamiento de tierra que se vaya formando; dismi-nuyendo gradualmente la presión puede el operario distribuir esa tierra a lo largo del trayecto y en la medida que deseen. Loc. cit. 23 Op, cit., p. 97. 8 MARCIAL MORERA anfitrión-beneficiario venía obligado a corresponder al servicio con comida y bebida)) 24. En estos casos, los camellos resultaban de una ayuda ines-timable en las tareas de arar, sacar las mieses de las tierras de labor y transportarlas a las eras, trillar, con un camello solo o con varios unidos en una cobra25, tablonear, etc. Por otro lado, el camello resolvía en muchas zonas del ar-chipiélago canario gran parte de los problemas de transporte. Con él se surtían de mercancías los establecimientos comer-ciales del interior; se suministraba el agua a los domicilios par-ticulares; era el medio de acarreo en los ingenios azucareros, en los cultivos de tomateros y en los terrenos de viñas; con él se transportaban los materiales para la construcción de obras públicas y edificios; se abastecían los hornos de cal de piedra y monte; se acarreaban los distintos productos que se exporta-ban de las islas (azúcar, vino, grano, queso, cal, etc.) desde los pueblos del interior a los lugares de embarque en las costas; y, en fin, era el medio de transporte más eficaz para los viajes de las personas por la geografía de las islas. Por existir men-ción escrita de ellos y por la relevancia de los protagonistas, recordemos que la mayor parte de los desplazamientos que ilus-tres visitantes como Elizabeth Murrayzb, René Verneauz7, Olivia M. Stone2" Miguel de Unamuno, etc., efectuaron por las tierras insulares fueron realizados a lomos de camello. Hasta tal punto 24 Zbidem 25 Aunque cobra es, según el Diccionario de uso del español, «Cierto número de yeguas enlazadas, adiestradas para la trilla)), por lo menos en Canarias los animales uncidos en la cobra pueden ser también camellos, burros, etc. Pérez Vida1 clasifica esta palabra como portuguesismo. Los nnrtr~or~~cPeMr Cgng~im.- P ~ r f ~ : p g sL~us~ ~?us!m, a s de c--* p---n- r-' ---o---- UI a11 baual la, 1991, p. 210. " Sixteen Years of an Arttst's Life in Marocco, Spain and the Canary Islands, London, 1859. A José Luis García Pérez se debe la traducción de la parte dedicada a Canarias, Recuerdos de Gran Canaria y Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, 1988. 27 Cinco años de estancia en las Islas Canarias, Tenerife, 1987. Tenerife and its six satellites or the Canary Islands past and present, London, 1889. Precisamente la portada de este libro aparece ilustrada con la imagen de dos camellos. 174 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS LA TRADICI~ND EL CAMELLO EN CANARIAS 9 llegaba el protagonismo del camello en Canarias, que el mismo Unamuno no dudó en considerarlo como uno de los rasgos dis-tintivos de nuestro paisaje. Veamos, por ejemplo, la descripción un tanto surrealista que nos proporciona de este animal el Rec-tor de Salamanca en el segundo cuarteto del soneto XVI de su poemario de destierro De Fuerteventura a Parísz9: La mar piadosa con su espuma baña las uñas de sus pies y la esquinuda camella rumia allí la aulaga ruda con cuatro patas colosal araña. El mencionado protagonismo ejercido por el camello en el transporte insular era el que hacía que, cuando en las épocas de sequía y, consecuentemente, de escasez de alimentos las autoridades se veían obligadas a prohibir la exportación de pro-ductos de las islas, uno de los grupos profesionales más es-trictamente vigilado era el de los camelleros, a los cuales se disuadía de transportar mercancías a las costas ,con normas como la siguiente: «A los ca,melleros se les castigará con la pér-dida de los camellos y quince días de cárcel»30. - - Pero no acaban aquí los servicios que prestaba este sobrio - - cuadrúpedo al campesino de las islas. Por lo menos en las pri-meras épocas de la historia colonial del archipiélago, los mer- 29 Obras Completas, tomo VI, Madrid, 1966. El camello aparece muy frecuentemente en esta obra de Unamuno, no solamente como rasgo de-finidor de la isla (soneto XLIV, además del ya citado), sino también como término metafórico y simbólico. En el soneto XXIX se dice respecto de Miguel Primo de Rivera: «"¿Quién como Dios?" sea también el nombre / de ese grm ~ ü j ü h bde !a nariu::. Les des ci iar tet~sd e! SIEP~Q LIV pre-sentan el camello como símbolo: «¿Es camello la nube o el camello / es una nube, vaporosa gasa; / que a ras de tierra a paso lento pasa / dando al viento su cálido resuello? / Su flotante contorno, Les bruma o vello? / ¿Celeste espuma su armazón o masa / de hueso, piel carne metida y gra-sa? / ¿Puso el cielo o la tierra aquí su cielo?)). Como rasgo definidor de la isla, lo emplea también Pedro Lezcano en su «Oda a Fuerteventuran: «Tus mujeres sentadas, / tus lentos hombres lloran a la orilla, / con sus camellos de perfil de monte / y sus fincas tendidas...)). 30 Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura (1660-1 728), p. 163. Núm 37 (1 991) 10 MARCIAL MORERA cados eran abastecidos también con carne de camello, que, como la de cabra, vaca, oveja y cerdo, era previamente con-trolada y tasada" por las autoridades locales, como ponen de manifiesto los Acuerdos de sus Cabildos: «Se acordó que si al-guno quisiese matar en su casa vaca o camello para vender la carne, lo pueda hacer, pidiendo licencia para que se visite y vea dónde se matan32. Esta carne, sobre todo la de los ani-males más jóvenes, resultaba muy apreciada para hacer fritura. La leche de camella" era muy estimada como tónico medicinal. Tenía fama de combatir el raquitismo y otras enfermedades. Además, era muy estimada para hacer sobados34 con gofio. La piel del camello y las de sus pies eran usadas para fabricar calzados y todo tipo de utensilios de cuero. Con su pelo tejían los majoreros chaquetas. Las largas y sólidas ner-x. raq,~,~,a, , -,m o de SU peccüezo comt i tüim üfi hilo müy cotizado3: Sü estiércol se utilizaba como combustible y como abono, y se lie-gó a exportar en muchas ocasiones. En fin, hasta la grasa de su joroba era muy estimada como producto medicinal. Se solía usar en masajes, para curar esconches, jeitos, e s t ~ e r z o so~ ~ -)' Vid., por ejemplo, las páginas 45, 51, 62, 88, 109 y 159 de los cita-dos Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura 32 Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura (1605-1659), p. 83. En tiempos más recientes, solamente se comía la carne de aquellos camellos que i o - rían desriscados o en cualquier otro accidente. 33 Dice Francisco Navarro: «En FV. se la considera como la mejor le-che, aunque escasea. Se come mezclada con 'gofio'; no se le añade agua; y tampoco se hace queso con ella. Algunas camellas dan la leche dulce, y otras la dan salada: por naturaleza, nos informan, independientemente de los pastos que coman. Para ordeñar a una camella es preciso, siempre, apoyarla antes con el 'guelfol». «Vocabulario de Fuerteventura~, s. v. ca-mello. 34 Sobado es en algunos pueblos de Canarias una mezcla hecha con leche y gofio o con gofio, aceite y azúcar. 35 Vid. la definición que se da de esta voz más adelante. 36 «LOS nervios del pescuezo se usan para ligar las 'cruces' de las 'si-llas' del 'camello' y para los 'barsones' del 'cango' y de la 'canga'~. FRANCISCNOA VARR(O(V: ocabulario de Fuerteventurap. s. v. camello. 37 Esconche, jeito y estuerzo son nombres canarios para designar, entre otras cosas, esguinces y torceduras de algún miembro del cuerpo. 176 ANUARIO DE ESTUDIOS A TLÁNTICOS LA TRADICI ~ND EL CAMELLO EN CANARIAS 11 como untura para combatir las almorranas 38 y otras enferme-dades y en la elaboración de jabón y velasJ9. Existía entre los canarios la creencia de que las propiedades curativas solamente las poseía el sebo de la joroba del camello majorero, y no el de la joroba del camello moro, que es mucho más desmedrado que aquél, como ya hemos indicado. Sin exageración, puede afirmarse que la única propiedad que no faltaba nunca en la casa del majorero era un camello. Así se explica que, en la documentación histórica de la isla de Fuer-teventura, se conserve una gran cantidad de testamentos donde el otorgante lo único que lega a sus descendientes o a la iglesia (para sufragar misas por su alma) es un camello o una majalula. 1.4. Las huellas del camello en la cultura canaria Esta relevancia del camello en la vida tradicional de las Islas Canarias no podía menos que influir y dejar huella en su cul-tura popular. Veamos algunas de esas manifestaciones. En primer lugar, originó una actividad profesional muy par-ticular, la del camellero, que requería dotes psicológicas muy especiales, para controlar al animal en sus frecuentes accesos de rabia. En los pueblos de las islas había personas que tenían fama de ser excelentes camelleros y a ellos se les encargaba la doma y el control de los animales más rebeldes. Al camello lo encontramos como protagonista en un sinfín de anécdotas y leyendas populares, donde es presentado como un animal inteligente, pero irascible, capaz de atacar y matar NO se usa en el habla popular del archipiélago la voz estándar he-morroides. j9 Dice José Ruiz Cermeño respecto del camello: «Las caballerías que más usan sus naturales (los de la isla de Lanzarote) son los camellos, ani-males de admirable utilidad, así para el tráfico como para el arado y la trilla; fuera de que se alimentan de sus carnes, y del sebo hacen jabón y velas de buena calidad*. Tomo la cita del mencionado artículo de ANTONIO RUMEUDE ARMA(S(:E structura socioeconómica de Lanzarote y Fuerteventura en la segunda mitad del siglo XVIII», p. 434. Núm 3 7 (1 991) 177 12 MARCIAL MORERA a las personas que encuentra a su paso o que tratan con ellos, personas que casi siempre terminan salvándose de milagro. Vea-mos cómo se describe esta agresividad del camello en una comedia anónima sobre la aparición de la Virgen de la Peña: Cuando de celos están, una gran vejiga echan por un lado de la boca, como una caja de guerra Si alguno cogen, al punto en el suelo lo revuelcan y, poniéndose sobre él, con el pecho lo patean hasta quitarle la vida; Y, si sienten que resuella, después de estar levantados repiten la diligencia, y hasta que no queda muerto no suspenden la pechera40. Debido a la peligrosidad de estos animales, los Cabildos in-sulares se veían obligados a regular la actividad de los came-lleros, con acuerdos como el siguiente: Se mandó pregonar que todos los que entrasen en esta Villa con recuas de camellos y carretas no lo hiziessen sin que trajessen sus campanillas o cascabeles, por el per-juisio (sic) que pueda resultar a las criaturas que andan por las calles y por otros inconvenientes que se puedan ofrecer 41. El camello aparece igualmente como motivo principal de un gran número de cantares42 tradicionales, como los siguientes: 40 Texto citado vor FRANCISCNOA VARReOn su estudio «Vocabulario de Fuerteventura)), s. v. camello. 41 Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura (1605-1659), p. 141. 42 Cantar es el nombre que recibe en muchos pueblos de las islas la coplilla popular generalmente de cuatro versos. «Si vas a Fuerventura, / desembarca por Jandía: / No te mon-tes en camello / que hasta allí llega el tranvía)); «A Fuerteven-tura fui / sin saber lo que era aquello; / mandé a pedir un taxi; / me mandaron un camello)); «Yo conocí quien tenía / tres burras y una camella, / y al tercer día se vio / sin tener paja pa'ellas)); «Con la guitarra y el timple / se divierte el ma-jorero: / comiendo gofio y pejines / al paso de los camellos>); «Eso es una cosa injusta / que le den a esta doncella / a to-mar leche de camella / si saben que no le gusta)); «Si yo tu-viera una novia / que la llamaran Antonia, / diera más vueltas por ella / que un camello en la tahona)); «Cuando nació Vic-toriano / los camellos se reían; / y uno al otro se decían: / "¡Ya tenemos otro hermano!")). El camello se encuentra también en ciertas leyendas o es-pejismos populares, como el que nos relata Ramón Casteñeyra en su famosa Memoria sobre tradiciones populares de Fuerte-ventura: «Los habitantes de Tostón, al salir el sol, ven, en cier-tos días del año, cruzar, de poniente a naciente, por las llanuras de la Manta, grandes legiones de hombres y camellos, que len-tamente desaparecen a medida que el sol avanza)) 43. También hallamos al camello en gran número de manifes-taciones folclóricas y lingüísticas; en modismos y refranes como los siguientes: «ningún camello se ve su corcova)), que tiene el significado de que ninguna persona se suele ver sus propias faltas; ((cogerle a alguien la camella)), que tiene el sentido de avasallar a alguien, tiranizarlo"; en a b e r r ~ n t o sy~ ~ca bañuelas, 43 Memoria sobre costumbres de Fuerteventura Escrita para el señor don Juan Bethencourt Alfonso (Transcripción, prólogo, notas e índices de Francisco Navarro Artiles), Puerto del Rosario, 1991 (en prensa). En ade-iante citaremos por ~ e m o r i ade Castañeyra. 44 Aunque originariamente el sustantivo camella (o gamella) de esta expresión fuera «arco que hay a cada lado en el yugo de los bueyes», lo cierto es que el canario actual, por etimología popular, refiere la expresión al cuadrúpedo. 45 Estos pronósticos populares se denominan en muchos pueblos ca-z a r ; . ~c~~ r!,u vez dir'rrtd e.' p - ~ c e l e nc~xci i~de nta! rn e-n-Tin.s-i-il-a-r nherruntos; y no con la normativa barruntos. Vid. al respecto la Introducción del libro Aberruntos y cabafiuelas en Fuerteventura (Las Palmas, 1982), de Francisco Navarro y Alicia Navarro. 14 MARCIAL MORERA como los que siguen: «Si al amanecer tienen los camellos hú-medo el pelo, es buena señal; si lo tienen seco, mala)); «Si en verano tienen las camellas el ano salitroso, mala señal))"; en adivinanzas, como la siguiente: ((Grande como un Sonsón (¿San-són?) / orejitas de ratón»47;e n expresiones metafóricas, como, por ejemplo, «¡Fuerte camello!)), ((mujer camelluda», etc., usadas ambas para designar cosas o personas de dimensiones despro-porcionadas; en topónimos, como Fuente de las Camellas, Rin-cón de las Camellas, Hoya del Camello, Caleta de las Camellas, Cerco de los Guelfos, Punta de las Camellas, Baja del Camello, etc.; en apodos, como Félix la Camella; en sustantivos comunes, como camellón, que se usa para designar el lomo de tierra que queda entre cada dos surcos al labrar, que se hace para sepa-rar !m hancdes, etc., y que en e! espuño! estándar se denomka principalmente con el sustantivo caballón; camellota 'mujer alta y fuerte'48; en las nomenclaturas populares de plantas, como hierba camellera, pata de camello. 2. EL VOCABULARIO RELACIONADO CON EL CAMELLO Y SUS ARREOS Lo que pretendemos en este apartado es establecer un in-ventario exhaustivo y un análisis semántico sincrónico y eti-mológico del vocabulario referido al camello y a las cosas más íntimamente relacionadas con él. Sobre el particular disponemos ya de preciosos datos proporcionados por el artículo de Luis Fajardo Hernández «El camello en Canarias)), por el Atlas Lin-güístico y Etnográfico de las Islas Canarias, de Manuel Alvar, y rn nr !u 4!emeria de RlmSfi Clctzfieyrz, in9t2d2 nnr Franr icrn -' r-A --"---- Navarro Artiles "'. 46 Vid. Memoria de Castañeyra. 47 Citado por FRANCISCNOA VARROe n su ((Vocabulario de Fuerteventu-ra », s. v. camello. 48 Op cit., s. v. cnm~!!Cj~. 49 Estando este trabajo en prensa, ha visto la luz pública el precioso artículo literario de Francisco Pérez Saavedra «Elogio y Elegía del camello en Lanzarote)). Periódico El Día, domingo 13 de enero de 1991, pp. 56-57. 180 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS LA TRADICI~ND EL CAMELLO EN CANARIAS 15 La primera de estas obras es un precioso trabajo que des-cribe exacta y minuciosamente la mayor parte de los arneses menores y de carga del camello. En contra de la generalidad de su titulo, presenta, sin embargo, tres grandes limitaciones: a) solamente se refiere al camello en el ámbito de la isla de Lanzarote; b) salvo algún término, no da cuenta del vocabulario relacionado con la anatomía, colores, enfermedades, acciones, etc., del mencionado animal; c) no se plantea el estudio filoló-gico de las voces que recoge. El ALEICan posee el no pequeño mérito de proporcionarnos la variedad diatópica de algunas de las voces relacionadas con el camello en la geografía canaria. La superficialidad connatural a los cuestionarios de la cartografía lingüística hace, sin em-bargo, que en muchas ocasiones sus datos resulten poco ex-haustivos y, a veces, hasta confusos. La Memoria de Castañeyra, aunque ofrece una información muy escueta, es especialmente interesante en lo relativo a las expresiones que usaba el campesino para dar órdenes al ca-mello y a los nombres de las enfermedades que lo afectaban. Este trabajo resulta tanto más importante si se tienen en cuen-ta las aportaciones y precisiones hechas por su anotador, Fran-cisco Navarro Artiles, sin duda alguna el mejor conocedor de la cultura tradicional de Fuerteventura. Este estudio nuestro quiere ser simple y llanamente un mo-desto complemento de los trabajos de los estudiosos que nos han precedido. La mayor parte de la información aquí expuesta ha sido recogida directamente de boca de los camelleros del archipiélago, y especialmente de Pedro Umpiérrez, de Villaverde (Fuerteventura), Esteban Ramirez, de La Oliva (Fuerteventura), y victoriano Cabrera, de Casazrc de! Ángel (fierteventUra), ccfi los que tengo contraída una deuda de especial gratitud. Tam-poco puedo dejar de reconocer públicamente la generosidad con que, ahora como en ocasiones anteriores, el profesor Na-varro Artiles ha puesto a mi disposición sus amplísimos archi- - 7 - F ""> de . r , , n h 1 . vvbavüiaEG regiana! cunarie. LCI úniw ~ U Pte ngo cpe lamentar es que tan precioso material dialectal no haya visto todavía la luz pública. Núm 37 (1 991) 181 16 MARCIAL MORERA 2.1. El vocabulario relacionado con la anatomía del camello En la anatomía del camello, el campesino canario distingue las siguientes partes: cabeza, carapacho, extremidades y rabo. El sustantivo carapacho, que en el español general significa 'cáscara de los crustáceos y tortugas' y cuyo origen es incierto, presenta en las islas el sentido más general de 'tronco o caja del cuerpo de los animales', sean crustáceos y tortugas o no. O, como lo define Francisco Navarro, «Parte central de los ani-males cuadrúpedos; es decir todo el cuerpo del animal, a ex-cepción de la cabeza, el pescuezo, las patas y el rabo. Se dice, en especial, del camello, y menos de las cabras, burros, vacas, ovejas, e t c . ~ ~Se~ .e mplea incluso para designar el tronco del cuerpo de las personas. Estamos, pues, ante un caso de am-pliación semántica de un signo general del idioma. La voz rabo sustituye en el español de Canarias al sustantivo cola, que nunca es empleado por el pueblo llano. Rabo es en las islas no solamente 'la cola de los animales terrestres', como dice el Diccionario de uso del españ015~ para la norma estándar, sino también la de aves y peces. Es, pues, otro caso de am-pliación semántica de un vocablo del español general. En la cabeza del camello, además de las partes normales de los ojos, las orejas, la boca, los bezos, etc., distingue el cam-pesino canario los siguientes órganos o zonas: a) El tabaquero o totuma, que es la glándula que tiene el camello en la parte posterior del cuello y que, en las épocas de celo, segrega un líquido espeso que parece actuar como es-timulante sexual. Precisamente el nombre de tabaquero se debe al color tabaco que presenta tal sustancia. Es una voz con tan-to arraigo popular, que ha dado lugar a la expresión hecha «darle a alguien por los tabaqueros)), que significa 'darle a al-guien un golpe en la nuca'. La procedencia de la voz totuma parece más difícil de de-terminar. Ha sido recogida solamente para la isla de Tenerife Op. cit., S. V. carapacho. 51 Madrid, 1986, s. v. rabo. ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS LA TRADICI~ND EL CAMELLO EN CANARIAS 17 y puede tener su origen en el americanismo totuma, cuyo sig-nificado recto es 'especie de calabaza', pero que metafóricamen-te se usa también para designar 'cabeza', 'joroba' y 'cardenal, verdugón' 52. b) - ~ tul m badero o sequero, que es un nudito que tiene el camello por los flancos de la cabeza y que constituye uno de sus talones de Aquiles. Un golpe bien asestado en este lugar suele ser suficiente para derribar al animal y dejarlo incons-ciente durante un largo rato. De ahí el nombre funcional de tumbadero, que deriva del verbo español tumbar. Según la lámina 419 del ALEICan, el sustantivo sequero se-ría exclusivo de la isla de Lanzarote. Procede del adjetivo es-pañol seco y el sufijo -ero, muy frecuente en las islas Cana-rias. La motivación semántica de esta denominación podría ser mas o menos la misma que ia de ia voz rumbudera Dejar sem a alguien es matarlo, dejarlo sin sentido, etc. El sequero sería, por tanto, el lugar en que se le pega al camello para derri-barlo. c) La vejiga, que es la bolsa membranosa que se forma al hincharse el paladar blando desde atrás y que saca por la boca el camello macho cuando está en celo, enfurecido, etc. Se trata, pues, de una mera especialización semántica del sustantivo ge-neral español vejiga Según la lámina 419 del ALEICan, el cuello del camello re-cibe, en la isla de Lanzarote, el nombre de canguero. El origen de esta voz se encuentra en el arcaísmo español o portugue-sismo cango 'yugo', bastante difundido en el habla rural del archipiélago. En el mismo portugués existe la voz cangueiro, con el significado de 'que lleva el yugo o está acostumbrado a él'. Se trata, pues, por tanto, de una denominación estricta-mente funcional: lugar donde se le adapta el cango al animal. En el carapacho del camello, además de las partes normales de la barriga, la espalda, el cuadril, los ijares, etc., distinguen los camelleros canarios las siguientes zonas: a) La aguja, que es la parte del tronco que va desde donde termina el cuello hasta la zona más aita de ia joroba. 52 Ch. KANY: Semántica hispanoamericana, Madrid, 1969, p. 47. 18 MARCIAL MORERA Parece una aplicación normal del signo aguja que se usa en el español general para significar, en las reses, la región del cuarto delantero y que «se emplea con de para designar la carne o costillas pertenecientes a esa regiómS3. Francisco Na-varro recoge dos acepciones del sustantivo aguja en el lenguaje de los camelleros de Fuerteventura: a) parte del camello que comprende el lomo desde la región delantera de la corcova hasta el principio del pescuezo. En la aguja encaja el 'cango'. Son frecuentes frases como éstas: «El chico se me cayó en la aguja», «La silla se me fue pa' la aguja. Se aplica sólo al camello; b) «P1. Partes del camello cerca del lomo, junto al arranque de las patas delanteras. Se conoce esta acepción en FV., porque es usada por los compradores de camellos de la isla de Lanzarote, quienes miran si los camellos son "altos o l-.r,;nc ,-ID -,m,,;"'.''\\ UUJUJ UL UgUJCLJ WS4. b) La cadera o cuadril, que abarca en el camello la zona superior del cuarto trasero, desde la parte alta de la joroba hasta donde empieza la cola. Se trata, igualmente, de un uso normal de los sustantivos del español normativo cadera y cua-dril Sobre este sustantivo se forma el verbo regional descua-drillarse, 'derrengarse una caballería por el cuadril; equivalente al español descuadrillarse. c) La corcova o peta, que es la acumulación dorsal de gra-sa tan característica de los camellos. En las islas no se emplean nunca los sustantivos joroba ni jiba, más normales en el español estándar. Por su parte, según la lámina 418 del ALEZCan, los camelleros de la isla de Tenerife prefieren la denominación de peta para designar la joroba del camello. Este sustantivo es una mera especialización designativa de la voz dialectal canaria peta 'joroba', que,. probablemente, tenga su origen en la forma fe-menina dei sustantivo portugués peito 'pecho!, 'cada una de ias mamas de la mujer'. Peita sería el bulto producido en el pecho o en la espalda, o en ambos sitios, por una torcedura de la columna vertebral. Se. trataría, por lo tanto, de un uso dimen- Op. cit., S. v. aguja 54 «Vocabulario de Fuerteventura)), s. v. aguja. 184 ANUARIO DE ESTUDIOS A TLÁNTICOS LA TRADICI~ND EL CAMELLO EN CANARIAS 19 sional del morfema de généroSs. De aquí pasaría a designar la joroba del camello. d) La concha, que en Fuerteventura, Lanzarote y Gran Ca-naria es la piel gruesamente encallecida que tiene el camello en el pecho y que constituye uno de sus puntos de apoyo cuan-do se echa en el suelo. Originariamente, es un uso metafórico del sustantivo del español estandar concha 'cubierta dura de los moluscos, tortugas, etc.', motivado por la dureza y el as-pecto particular que caracteriza a la mencionada callosidad. Se emplea también para designar la costra que se forma en la parte externa de cualquier herida. Según la lámina 420 del ALEICan, en Lanzarote el sustantivo concha designa el esternón del camello. Probablemente, se trate de una información equivocada. Todos los camelleros conejeros que hemos consultado nos aseguran que ia concha es, entre otras cosas, una callosidad en el pecho del camello, y no todo su esternón. e) El menudillo,, que es el endurecimiento de piel que se le forma al camello cerca de las axilas. Este vocablo parece un mero uso metonimico del sustantivo general español me- El étimo de esta voz no le resulta, sin embargo, tan obvio a M. Alvar, quien escribe al respecto, en su El espafiol hablado en Tenerife (Ma-drid, 1959, pp. 217-218): «Hay que recordar que peta en portugués significa 'mancha en el ojo del caballo' (cfr. petín 'ligera escoriación en la piel de la cara', que no figura en el Dicc. Acad.), 'pastel', 'excusa' y que otros derivados románicos encierran esos mismos valores de 'mancha', 'pastel' o el de 'montón de heno' (REW, 6546). Debe pensarse que en las desig-naciones de este defecto físico juegan un papel importante las metáforas irónicas o burlescas y una de ellas podríamos tener delante. Una vez cum-plido el cambio 'pastel' 'bulto', 'mancha' 'defecto físico', la etimología po- ==!a-p udo actuar sobre los derivados de pitta y asociarlos a los descen-dientes de pectus. En gallego existe un derivado' de peta con el valor de 'montón o desigualdad en la superficie de la tierra' (petouto)). A nosotros nos parece más lógico considerar a peta como mera variante femenina de de la misma forma que, por ejemplo, pita es femenino de pito, cesta de cesto, etc. Así, si peito es, en portugués, 'abultamieto pequeño en el pecho', es decir, las mamas de las mujeres, peita podría ser 'abulta-miento grande en el pecho o en la espalda', es decir, ias jorobas cie ias personas o de los animales)). Vid. al respecto JosÉ PÉREZ VJDAL, LOS por-tugueses en Canarias. Portuguesismos, Las Palmas, 1991, pp. 99-100. 20 MARCIAL MORERA nudillo 'en las caballerías, articulación entre la caña y la cuar-tilla'. Según la lámina 420 del ALEICan, el mencionado endureci-miento recibe, en Tenerife, el nombre de codalo, cuya etimolo-gía desconocemos. No sabemos si puede tener alguna relación con el sustantivo codo. Sabido es que en español codillo signi-fica 'articulación más alta del brazo de las caballerías'. f ) Otra concha, que es la piel encallecida que tiene el ca-mello en los codos. A la vista de esto, está claro que el cam-pesino canario usa el sustantivo concha para designar varias zonas del cuerpo del animal que nos ocupa. g) Los encuentros, que son las zonas del carapacho que se 2 unen con las extremidades delanteras. Se trata de una aplica- N E ción normal de la voz del español estándar encuentro 'punta de la espaldilla de las caballerias y otros cmdrúped~r qiie que- - - = m da junto al cuello'. O E En las extremidades del camello, se habla de manos (las ex- E 2 tremidades delanteras) y de pies (las extremidades traseras), como en otras especies animales. A su vez, en ellas se distin-guen las siguientes partes: a) La parte que va desde los encuentros hasta las rodillas recibe el nombre de muslo. En las manos, esa misma zona re-cibe el nombre de paletilla, como en otras especies animales. b) En las paletillas se localiza otro de los puntos flacos del camello, otro turnbadero, donde los camelleros muy rara vez castigan al animal, por temor a dejarlo cojo. Otro tumbadero se encuentra por encima del rabo. El sustantivo tumbadero es, pues, como el sustantivo concha, un nombre genérico, que se aplica a cualquier parte del camello que permita tumbarlo con facilidad. c) Los mvlkms soii 12s partes cariir>sas be ias paietiiias. Ei Diccionario de uso del español nos dice que, en la norma es-tándar, una ((porción carnosa redondeada en cualquier parte del cuerpo)) recibe el nombre de molla. En Canarias, el sustantivo que se usa es siempre el derivado de molla mollero y su sig-nificado es mucho más restringido qiie e! de qué!. Los mok-ros, sean de personas o de animales, se localizan siempre en las extremidades delanteras o superiores. 186 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS LA TRADICI~N DEL CAMELLO EN CANARIAS 2 1 d) Entre los camelleros majoreros, la callosidad que tiene el camello en las rodillas recibe el nombre de concha o téfana El primero es una aplicación más del sustantivo común con-cha y su uso obecede a las mismas razones semánticas que explicamos antes. Téfana es una voz de origen, por ahora, desconocido. Luis Fajardo Hernández afirma que este sustantivo designa en Lan-zarote única y exclusivamente cada una de las rodillas del ca-mello56. En caso de que así fuera, téfana tendría en el habla conejera un significado más amplio que en el resto del archi-piélago, pues, en lugar de designar una parte de la rodilla, de-signa el todo. Según el ALEICan, la voz táfana y su variante telfa significan en algunas localidades de Tenerife 'esternón del camello'. Es una información que nosotros no hemos podido confirmar en nuestras encuestas. El hecho de que el sustantivo téfana (igualmente que sus variantes formales telfa y táfana) se use para designar, en al-gunas zonas de Tenerife, el esternón del camello, en Fuerte-ventura el callo de la rodilla y en Lanzarote la rodilla en su totalidad, pone de manifiesto que dicho sustantivo tiene un uso poco homogéneo en las hablas canarias. Es muy posible que, originariamente, este signo poseyera el significado genérico de 'callosidad', como el vocablo concha, y que posteriormente fuera especializándose en sentidos distintos en cada una de las islas. Según el ALEICan (lámina 420), los camelleros de Tenerife hablan de chopa para designar el callo en la parte delantera de las patas. Es una voz para la cual no hemos encontrado ninguna explicación etimológica. No sabemos si puede tener al-guna relación con la voz portuguesa choupa 'ferro de dois gu-mes e cabo curto, con que se abatem reses no matadoiro'. e) Por último, todo el pie del camello recibe el nombre de torta o plato, usos originariamente metafóricos de los sustanti-vos genéricos españoles torta y plato, con cuyas designaciones guarda cierto parecido el mencionado miembro del camello. La 56 « E l camello en C a n a r i a s ) ) , p. 27. Núm. 3 7 (1 991) 22 MARCIAL MORERA voz plato solamente la hemos recogido en el pueblo de Muñi-que (Lanzarote). Torta es de dominio más general. Manuel Alvar nos dice' que torta es en algunas zonas de Te-nerife el esternón del dromedario. Es muy probable que se tra-te de una información equivocada de sus comunicantes. f ) La suela córnea del pie recibe el ya citado mombre de concha. Tenemos así que, en la nomenclatura del camellero, cada una de las costras que tiene el camello en las partes de su cuerpo que entran en contacto con el suelo cuando se echa recibe la denominación genérica de concha, independientemente de su localización. Las conchas del camello son, pues, varias: la que se localiza en el pecho, las que se encuentran en los codos, las de las rodillas y la de debajo del pie. Estas callosi- , dades, aunque parecen producidas por causa del rozamiento con el suelo, son eii realidad corigéniias, pues se encuentran presentes en el feto mucho antes del nacimiento del animal. Por último, se usa el nombre clina (probablemente del por-tugués clina), para designar los pelos largos que tiene el ca-mello en el extremo de la cola y que suele emplear para aba-n a r ~ ela~s ~mo scas y para azotarse, es decir, ((Darse golpes el camello con el rabo en las 'verijas'. En FV. se dice del camello, el cual se 'azota' cuando está en 2.2. Los nombres de colores del camello Como ocurre en el caso de otras especies animales, como las cabras, la ovejas, las vacas, las gallinas, etc.59, los campesinos canarios distinguían a los camellos según sus colores. Este pro-cedimiento distintivo resultaba muy útil para reconocer y pro-porcionar información sobre la localización de estos animales 57 Abanar es en Canarias 'mover reiteradamente de un lado para otro o de arriba abajo la mano, un pañuelo, un abanador, etc., para saludar, espantar las moscas, dar aire, etc.'. 58 «Vocabulario de Fuerteventura)), s. v. azotarze. jY Hasta los mismos marineros canarios disponen de particulares sis-temas de nombres de colores. Así, los pescadores de viejas distinguen entre vieja colorada, vieja parda, vieja melada y vieja lora. 188 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS LA TRADICI~ND EL CAMELLO EN CANARIAS 23 cuando se encontraban pastando sueltos, en las costas, o cuan-do se extraviaban. En Canarias, la lista de nombres de colores de camellos no es tan nutrida como la de colores de cabra, puesto que las propiedades cromáticas de dicho animal resultan mucho menos variadas que las del ganado cabrío, que, además del abundan-tísimo número de colores lisos (blanco, negro, rosillo, melado, endrino, bermejo, amarillo...), presenta también una gama muy rica de colores contrastados o compuestos, como culeta, mo-respalda, albardada, cinchada, listada, hermosa, berrenda, zaho-nada, puipana, lucera, et~.~OE.n el caso concreto del camello, sólamente he podido recoger los colores siguientes: blanco, ne-gro, ruano, mermejo, endrino, amarillo, manchado y capiloto6". El camello blanco también es designado a veces con el nom-bre de palomo. El camello negro recibe además el nombre de moro, porque, según el campesino canario, es siempre de raza africana. El ruano es de color café con leche o crema. Es el mismo sustantivo que el español ruano, que el DUE define como «Se aplica a caballo o yegua de pelo mezclado de blanco, gris y rojo. Así como a la res vacuna que tiene el color semejante: pelos blancos y rubios mezclados)) 6*. El mermejo es el camello de color rojo oscuro. Se trata de una aplicación normal del sustantivo del español normativo ber-mejo «Rubio o rojo aplicado al pelo o al color de la pieh6j. Endrino es un sustantivo que se aplica al camello de color marrón oscuro. Aunque su -origen se encuentra en el vocablo Vid. mi artículo «El vocabulario de colores de cabra en Tindaya (Fuerteventura)», en Tebeto. Anuario del Archivo Histórico de Fuerteventura, núm. 3 ji99Oj, pp. 203-236. 61 Entre los camelleros saharauis se distinguen, por lo menos, nueve colores, según indica Caro Baroja: abiod 'blanco', akdar (negro', ahmar 'rojo', asjar 'amarillo (blanquecino)', edjan 'gris', asmar 'marrón leonado', sebi 'marrón sucio', lkamami 'negro y gris oscuro', azrag 'todo el que tiene manchas blancas, combinadas con otro color'. Así, puede haber azrag fe1 ujdar, czrcg fe! uhvrrnr, czsing fe! d j C ? , &C. FFt~dinss n h n ~ i n n mM~ adrid, 1990, pp. 87-88. DVE, S. V. Op. cit., S. v. 24 MARCIAL MORERA del español normativo endrino 'de color negro azulado', su sig-nificado entre los camelleros canarios es bastante distinto. Manchado o pintado es el camello de color no liso, sino con manchas (generalmente blancas) por todo el carapacho o por algunas de sus partes. El capiloto es el sustantivo español capirote 'res vacuna que tiene la cabeza de distinto color que el cuerpo'. Tanto en el vocabulario de los camelleros como en el de los pastores de cabra canarios tiene el mismo sentido. Esta parcela léxica del camello parece haber recibido una pro-funda influencia de los nombres de colores de cabra. Excepto la voz ruano, todas las demás se encuentran también en las distintas nomenclaturas de colores del ganado cabrío del archipiélago. 2.3. Nombres de edad del camello Como sucede con el ganado vacuno, con el ganado ovino, con el ganado cabrío e incluso con los peces 64, los canarios 64 Por razones prácticas, los pescadores necesitan distinguir entre los individuos pequeños y los adultos de una misma especie; el pescado pe-queño no se puede comercializar con la misma facilidad que el grande. Así, algunos marineros canarios hacen, entre otras, las siguientes distin-ciones en relación con el tamaño o la edad del pez: en la especie vieja, vieja 'vieja grande' y chifleta (purriela) 'vieja pequeña'; en la especie peje-rrey, pejerrey 'pejerrey grande' y gallete 'pejerrey pequeño'; en la especie guelde, guelde 'guelde adulto' y arestín 'guelde pequeño'; en la especie sama, sama 'sama adulta' y cerruda 'sama pequeña'; en la especie caballa, caballa 'caballa adulta' y malla 'caballa (aunque esta misma pa-labra se emplea en otras hablas canarias para designar el individuo pe-queño de otras especies de peces), etc. En algunos casos, las distinciones q e s e h~ce.ns, er! m& ricmrrmus. Per ejernp!~, e:: e! case de !a especie bocinegro, algunas comunidades de pescadores majoreros distinguen entre bocinegro 'bocinegro adulto', pallete 'bocinegro mediano', chamorro 'boci-negro pequeño' y gambusino 'bocinegro muy pequeño'. En la isla de La Graciosa, en la especie vieja se distingue entre chifleta 'vieja pequeña', ca-galeta 'vieja mediana' y vieja 'vieja adulta'. Vid. al respecto ANTONIO LORENZOM, ARCIAML ORERAy GONZALOOR TEGA«,A proximación al vocabulario marinero de las Islas Canarias (con especial referencia a las islas orienta-les))), en Actas de las V Jornadas de Estudios de Fuerteventura y Lanzarote, Puerto del Rosario, 1991 (en prensa). 190 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS distinguen los camellos según el grado de desarrollo que .hayan alcanzado. La estructura del campo semántico de la edad del camello tiene como base un punto de vista rigurosamente funcional. Para el campesino, el camello es un animal de tra-bajo y de reproducción, por eso le conviene distinguir entre los individuos pequeños, que maman todavía y que no pueden trabajar, que designa con el nombre de guelfo, y los camellos ya desarrollados o que han alcanzado cierto grado de desarro-llo, que son los que pueden trabajar en mayor o menor medi-da. Dentro de este último miembro de la oposición, se hace otra distinción funcional desde el punto de vista de si el ca-mello es un adulto joven que no se ha reproducido todavía o si se trata de un animal adulto que ha llegado ya a reprodu-cirse. El primero, que suele llegar hasta los tres años, momento en que aicanza ia madurez sexual, recibe e! iiumbre de mujk= lulo65y, el segundo, el nombre de camello. Este último sustan-tivo se emplea, además de para designar al camello que ha lle-gado ya a su total desarrollo, como término genérico para alu-dir a cualquier individuo de la especie, sin distinción de edadM. Por lo tanto, la parcela semántica que estudiamos constituye una oposición neutralizable, que podemos representar gráfica-mente así: En su libro Decires canarios. Tomo Z, Las Palmas (sin fecha), p. 89, recoge Orlando Hernández, además de la voz majalulo, la variante maja-luto. Se trata de una palabra que nosotros no hemos podido constatar sobre el terreno. Los hermanos Millares escriben, con razón, que «en la isla de Fuerteventura, un majalulo es un camello en plena adolescencia, como si dijéramos, en !a edad f!ori& de !E i!lisimecr (Cbmn hablan los canarios, Las Palmas, 1922, s. v.). 66 La descripción más precisa que conozco de este microcampo léxico nos la proporciona Unamuno, en una nota al final del soneto XXM de su obra ya citada De Fuerteventura a París: «En Fuerteventura se llama güelfo (sic) al camello mamón, o de leche; luego majalulo, hasta que empieza a tra-bajar, a los tres años. y luego camello». Algo más imprecisamente, Castañeyra da las siguientes definiciones en su Memo& guelfo, ((Epoca del camello desde que nace hasta que deja de mamar)), y majalulo, «Época del camello desde que deja de mamar hasta que sirve para el trabajo)). 26 MARCIAL MORERA GUELFO 'camello que mama' CAMELLO 'camello en general' MAJALULO 'camello desde que deja de mamar hasta que pue-de procrear' CAMELLO 'camello adulto' La estructura de esta parcela léxica tiene cierto parecido con la del campo semántico de los nombres de edad del ganado cabrío. En este último, los pastores majoreros, por ejemplo, dis-tinguen entre baifo 'choto desde que nace hasta que deja de mamar', cabrito 'choto desde que deja de mamar hasta que le apuntan los cuernos', machorra (tajorase. para el animal macho) 'cabra en edad de reproducirse por primera vez' y cabra (macho, para el individuo macho) 'cabra que ya ha parido'67. Cabra es también el miembro no marcado de la oposición. Desde el punto de vista etimológico, los tres nombres de edad del camello no parecen presentar ningún problema. Camello es voz normal del español estándar, aunque, como ya vimos, aplicada a lo que en la lengua general es dromedario. El sustantivo majalulo procede de la voz árabe mahalluliz 'que ha llegado a la pubertad'. Incluso actualmente los saha-rauis llaman majlul a los camellos de un año hacia abajobs. Se trata de un préstamo árabe directo al español de Canarias, tal vez introducido con los primeros camellos que se trajeron des-de África en los siglos xv y ~ ~ 1 F6ue~ u.n a voz con mucho arraigo en el español popular de algunas zonas de las islas. La - '' Vid e! ñrtíri?!o de FRANCISCNOq vn~nn« L ~ s"m arcas de ganade" en Fuerteventura)), p. 327. 68 Vid. mi «Los arabismos del español de Canarias)), Gaceta de Canarias, núm. 11, p. 69. No parece acertado, pues, considerar esta voz como guan-chismo. Vid., por ejemplo, el artículo que Pancho Guerra dedica a majalulo en su Contribución al léxico popular de Gran Canaria, Las Palmas, 1977. 69 Según Julio Caro Baroja, las edades del camello que distingue el árabe del Sahara son las siguientes: Ikuar 'camello desde que nace hasta que tiene cuatro meses', ben asar 'camello de cuatro a seis meses', belbun 'camello de siete meses', hegg 'camello de los siete a los doce meses', yda 192 ANUARIO DE ES TUDZOS A TLÁNTICOS encontramos en canciones populares como «Si este año que vie-ne es bueno / me caso en Fuerteventura; 1 mi suegro me da el camello; / mi suegra la majalulrn, y en comparaciones metafóricas, como cuando se dice de alguien que es un maja-lulo, para indicar que es tosco, desgarbado, bruto y que anda y se mueve muy pesadamente. Por último, el término guelfo parece tener su origen en el vocablo español belfo 'animal que tiene más grueso el labio in-ferior, como suelen tenerlos los La evolución fonética que ha sufrido esta voz entre los camelleros canarios puede haber sido la misma que, como veremos después, experimentó el verbo bramar hasta dar gramar o gramiar. De ser cierta la información que nos proporcionan Webb y Berthelot en su His-toire Naturelle, en el siglo xx existiría la forma belfo. Por lo deinás, la fmma g ü e l f ~q üe meiximar, d g ums a~?tores,C I ~ Q por ejemplo Unamuno7', no existe en el habla viva de :Canarias. Parece tratarse de una hipercorrección creada por los vocabu-listas. 'camello de doce a veinticuatro meses'. zni 'camello de veinticuatro a cuarenta y ocho meses', arba 'camello de cuarenta y ocho a setenta y dos meses', zdaz 'camello de siete años' y ftar 'camello de nueve años'. En las cuatro edades primeras se le denomina también majlul como ya dijimos. Estudios saharianos, p. 87. Téngase en cuenta que gran parte de los primeros camelleros de las islus era meriscns y que, pc>r tanto, éstos pudieron ejercer alguna influencia en la conservación de estas nomenclaturas profesionales. Como bien dice Manuel Lobo Cabrera, la razón de que los moriscos se ocuparan del trans-porte en las islas «es muy sencilla, conocían mejor que nadie los animales, camellos, procedentes de sus mismos puntos de origen)). Los libertos en la sociedad canaria del siglo XVI, Madrid-Tenerife, 1983, p. 66. 70 Si no es que esta voz procede del sustantivo árabe belbun 'camello de siete meses', que Caro Baroja recoge para el Sahara. Vid. ia nota an-terior. 71 Vid. la nota 66. Núm. 37 (1 991) 28 MARCIAL MORERA 2.4. Nombres de las acciones del camello y de las órdenes que le da el camellero Entre las palabras que suelen usar los campesinos canarios para dar órdenes al camello figuran las siguientes: a) El verbo fuchir, que es 'echarse el camello en el suelo sobre el pecho y recogiendo las patas'. También suele ser usado en determinadas hablas canarias para designar la acción de 'aga-charse o arrodillarse una persona', 'hundirse un barco total o parcialmente', etc. Según Luis Fajardo y el ALEICan (también nosotros lo hemos comprobado in situ), en Lanzarote, en lugar de la voz fuchir, se emplea la forma tuchir72. Para Gran Ca- a naria recoge el AELICan la variante t r~chi r 'y~ Pancho Guerra E y Orlando Hernández, además, la variante chuchir74. Para Fuer-no tevrnturu, Frunrisce Nuvurre y F a ~ s Ct a~le ro, proporcionan !a =m O forma atocharse 'agacharse una persona o un animal y escon- EE derse tras un arbusto, piedra, e t ~ . ' ~ ~ . SE Según Pérez Vidal, la voz procedería del verbo portugués atochar 'atochar, llenar apretando; hacer entrar a la fuerza; atas- = car; empujar; apretar; llenar o henchir demasiado'. De acuerdo em-con el dialectólogo palmero, «Aquí se ha producido una serie E encadenada de cambios fonéticos y semánticos: de atochar 'lle- o nar alguna cosa de atocha o esparto' se pasa por extensión a n E la acep. de 'llenar alguna cosa de cualquiera otra materia apre- a tándola'; a la idea de 'llenar' se empieza a sobreponer la de n 'presionar, oprimir', aceps. 3 y 4 del DRAE. En port. atochar n 'apretar', 'entalar'; en algarv. atouchar 'comprimir', VIENA; gall. O3 72 «El camello en Canarias)), p. 97. " ALEICan, lámina 42 1. 74 Vid. SUS trabajos Contribución al léxico popular de Gran Canaria, s. v. truche, truckir y chuchir, y Decires canarios, pp. 90-91, respectiva-mente. Dice Pancho Guerra que el vocablo truckir «Es muy usado en Lan-zarote y Fuerteventura al andar con los camellos)) (ibidem). Los hermanos Millares Cubas dicen lo siguiente respecto de la palabra truckirse: «Voz que tendna su lugar apropiado en un léxico majorero (de la isla de Fuer-teventura) pues significa bajarse, recostarse el camello para descargar o recibir ia carga)). Cómo habian íos canarios, s. v. Nosotros no hemos po-dido recoger esta variante ni en Lanzarote ni en Fuerteventura. 75 ((Vocabulario de Fuerteventura)), s. v. 194 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS LA TRADICI~N DEL CAMELLO EN CANARIAS 29 'comprimir, apretar, atacar'. De este orden de ideas se pasa fá-cilmente al de 'derribar', 'doblegar', 'postrar'. En Fuerteventura, además de la acep. citada, existe otra: 'empujar una persona a otra haciéndola caer en tierra', NAVARRO-CALEROJu. nto a ello cabe poner las de hacer agachar el camello para cargarlo y al niño que pierde en el juego de la piola, para que los demás salten por encima. La forma atuchar se explica por cierre de la protónica, no raro en Canarias, favorecido tal vez por la pro-ximidad formal y semántica de atullar, entullar 'llenar'. Las for-mas truchar, truchir, tuchir se han originado sobre las voces itruche! [tuche! con que se gobierna a los ~arnellos))'~H.a bría que añadir que la forma fuchir derivaría de estas últimas va-riantes de la voz. Además, en algunos puntos de La Palma, como Fuencaliente, existe la variante funcharse, con el sentido general de 'agacharse'. En relación conceptual con este verbo se encuentra el grito reis-te-te, que da el camellero para que el camello se vaya echando poco a poco77. b) Pararse significa en el lenguaje de los camelleros 'levan-tarse el camello'. Se trata de una especialización semántica del viejo verbo español pararse 'ponerse de pie', que se encuentra todavía vivo, tanto en parte de la América hispanohablante, como Perú, Venezuela, Nicaragua, etc., por ejemplo, como en algunas zonas de Canarias, como Fuerteventura, Lanzarote, Go-mera y La Palma. Tanto el verbo fuchir, o fuchar, como, según el ALEICan, se dice en algunas localidades de Tenerife (lámina 421), como el verbo pararse son palabras muy frecuentemente usadas por el camellero, ya que solamente puede cargar y descargar el ca-meiio cuando éste se encuentra echado en e! süelo. c) Para que el camello se detenga, usa el campesino cana-rio las voces quieto, rei-jo07~ o roo. Para que se detenga poco a poco, el grito reteT9. 76 Los portugueses en Canarias. Portuguesismos, pp. 237-238. 77 Memoria de Castañeyra. 78 Ibidem. 79 Ibidem. 30 MARCIAL MORERA d) Si quiere que el camello ande, dice arre, como para otras bestias de carga. e) Para que el animal cambie de dirección, dice tesia, del verbo español terciar. Este uso del verbo terciar lo encontramos incluso en el folclore musical, como en el siguiente cantar: «Un majorero fue a misa / y no sabía rezar / y lo primero que dijo: l " Tesia, camello, paltrás"». f ) Para ordenar al camello que beba, se emplean los gritos recho, reih-reih, rueh-rueh o reiso-reiso. g) Para que el animal levante la pata, dice ;alza! imperativo del verbo español alzar. h) Del camello que está enfadado, se dice que está caliente. La expresión estar caliente referida al camello no tiene, pues, necesariamente que ver con estar en celo, como se entiende en el caso de otros animales. i) Cuando el camello emite sus bramidos característicos, se dice que está gramiando, tocando las tabletas, tocando la bocina o tocando la vejiga o la bolsa. Gramar o gramiar lo hacen solamente los animales mayores, nunca el guelfo. Parece tratarse de un aragonesismo, a juzgar por lo que nos dice Manuel Álvarez García en su ({Aragonesis-mos en las hablas canarias))". Según el ALEICan (lámina 424), gramar es en Lanzarote 'bramar el camello cuando está en celo' y gramona 'camella en celo'. Los distintos camelleros ca-narios consultados por nosotros nos informan que los camellos graman tanto cuando están en celo como cuando se les mo-lesta, se ven obligados a trabajar, se les castiga, tienen crías, etc., y que una gramona es una camella que grama, no nece-sariamente que está en celo. La vejiga o bolsa solamente la tienen los machos adultos, que son, por tanto, los únicos camellos que pueden tocarla Los majalulos y las camellas únicamente tocan las tabletas o Za bo-cina, expresiones metafóricas que tienen su origen en el pare-cido del bramido del camello con el ruido que provocan el en-trechocar de ias tabletas y la bocina. Aychivo de Filología Aragonesa, XXXVIII (1986), p. 192. 196 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS LA TRADICI~ND EL CAMELLO EN CANARIAS 3 1 j) Respecto de la locomoción del camello, puede decirse que éste, como otros muchos mamíferos, puede caminar, trotar o galopar, aunque su paso más frecuente es caminar. Cuando el camello anda con cierta ligereza, se dice que llanetea, verbo que procede del nombre español llano y el sufijo verbal -tear. Cuando el camello corre con su típico trote cochinero, se dice que jarretea o que anda a la jaretita o a la jarretita, palabras que parecen proceder del galicismo jarrete 'parte carnosa de la pierna, situada inmediatamente debajo de la corva; particu-larmente, en las reses'. k) En la acción de evacuar el camello el vientre, distinguen los campesinos de las islas las dos operaciones siguientes: moñi-gar 'expulsar el camello el excremento en forma de boñiga' y bmtiur 'expdsur e! came!!~ e! excrementn en forma de bosta'. Como es evidente, el primero procede del verbo normal español boñigar y el segundo parece tener su origen en el portugués bostar 'evacuar bosta'. 2.5. Las enfermedades del came 110 Entre los campesinos canarios existe la creencia muy exten-dida de que los camellos son animales muy poco propensos a las enfermedades. Esto no quiere decir, sin embargo, que las mencionadas bestias de carga no fueran afectadas de cuando en cuando por algunos males, que en ocasiones llegaban a ser gravísimos. Es el caso de la epizootia que, entre los años 1865 y 1866, azotó la cabaña camellar de las islas de Fuerteventura y Lanzarote y que fue denunciada en la prensa regional de la época por el riesgo de contagio que suponía para las otras es-pecies animales Entre las afecciones que más comúnmente solían atacar a los camellos, sobre todo en las épocas de escasez de pastos y de aguas, se encontraban la tiña, las rozaduras, la bacera, los tolanos, las juras, el garrotejo, la bichoca, la malahora y las dia- Noticia aparecida en el periódico regional El País, 11-V-1886. Núm 3 7 (1 991) 197 3 2 MARCIAL MORERA rreasm. Por la particularidad de sus nombres, desde el punto de vista filológico, solamente nos interesan el garrotejo, la bi-choca, la malahora y la jura. Las otras enfermedades tienen nombres españoles comunes. a) El garrotejo era un estado anormal de tensión y rigidez de los músculos que, en estado normal, obedecen a la voluntad. Según los propios camelleros, afectaba principalmente a las pa-tas del animal. Este sustantivo, que, en algunos puntos de Ca-narias, también se emplea para referirse a la enfermedad del tétanos en las personas, puede tener su origen en la voz por-tuguesa garrotilho 'doenca de cavalos, causada pelo Streptococ-cus equil, con un mero cambio de sufijo. a N b) La bichoca es un tumor grande, lleno de pus, que le sale a los camellos en cualquier parte del cuerpo, generalmente I por infección de una rozadura, etc. Se trata del sustantivo por- E E tugués bichoca 'pequeno leicenco'. SE c) La malahora consiste en una pérdida de la capacidad ; de movimiento de alguna parte del cuerpo del animal, princi-palmente de la cabeza y el cuello, que, según los informantes, 3 - des quedaban cambados a un lado)). Se trata de un compuesto E español, formado por el adjetivo malo y el sustantivo hora. O d) Las juras son, para algunos camelleros, las rozaduras que se hace el camello en cualquier parte del cuerpo. Para otros, n -E consisten en unos forúnculos que terminan agujereando el te- a 2 jido muscular de dicho animal, que algunos llaman bichocas. n Se producían por infección de las rozaduras, etc., y se solían curar con vinagre, ceniza y sal. El origen del sustantivo jura, O que se halla muy extendido en el habla común de las islas, parece ser el arcaísmo hispánico o portuguesismo furo. 2.6. Los arneses del camello Aunque los arneses del camello son esencialmente los mis-mos que los de cualquier otra bestia de carga, conviene, sin embargo, analizar los más importantes, ya que, debido a la ana-a2 Memoria de Castañeyra 198 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS tomía tan particular de este animal, los mismos presentan fre-cuentemente algunas características propias. a) Para que el camello no mordiera o no comiera a des-tiempo se le ponía el zálamo, que era un ((bozal, ordinariamente de alambre (sálamo de verga) trenzado formando una tela me-tálica de grandes intersticios, que se sujeta tras el occipucio por un cordón de cuero llamado atillo. De cuero también pue-de ser el enmallado del sálamo, aunque es lo menos frecuen-t e ~ ~E' l. sustantivo zálamo, que es general en todas las islas por bozal procede del árabe salama 'atar', y se encuentra tam-bién en Andalucía en León y en Salamanca 86. b) Para impedir la visión lateral del animal, cuando éste ti- w2 raba por el molino de las tahonas o las norias, se le ponían P unas anteojeras llamadas por los campesinos ventojos o antojos, n - que se elaboraban con palma, cuero o lona. El sustantivo an- a tojos parece proceder del portugués antolhos 'anteojeras que E B se ponen a las caballerías de tiro'. Por su parte, ventojos puede - ser un cruce entre el mencionado antojos y el sustantivo es- 3 pañol venda. - c) Para conducir y dominar al camello se le ponía el ca- a Q B bresto (del sustantivo español cabestro), o jáquima en algunos P puntos de las islas, como el citado Muñique, en la isla de Lan- S zarote. Estaba compuesto de tres piezas: la cabeza o parte que n g envuelve el hocico del animal; el barbuquejo, que son las cintas que van por detrás del occipucio; las pernadas, que son las ar- 4 n gollas por las que se pasa la soga para encoger y ajustar el n S $ cabestro a la cabeza del animal; y el macho, que es la correa O que va por encima de la nariz. d) Para aplicarle al camello el trillo, el arado o la tabla, se ie un& el cüngü, especie de yügo para ü: S=!= u~irrid. Y! :ruge 83 LUISF AJARDHEOR NÁND«EEZl c:a mello en Canarias», p. 97. 84 Vid. ANTOMO ALCALÁ VENCESLADAV: ocabulario andaluz, Madrid, 1989, s. v. zálamo. 85 Vid. ANTONIO LLOREN(T(CEo: mentario de algunos aspectos del léxico d M te!rr,s I de! ALEICBD, en Actas del II SimA~osiIon ternacional de Lengua Española, Las Palmas, 1984, p. 303. Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, Madrid, 1984, s. v. zálamo. 34 MARCIAL MORERA para dos camellos o dos burros recibía en Fuerteventura la de-nominación de canga (port. canga 'jugo que une uma junta de bois'). Los palos transversales del cango y la canga, donde se mete el pescuezo del animal, se llaman canciles (port. cancil 'cada um dos paus que seguram a canga no pescoco dos bois, de muares ou equídeos'). Las muescas donde se ensamblan es-tos canciles al cango son las mosas (port. mossa 'cavidade nos dentes dos paus de canga'). Por último, el cango se fija al pes-cuezo del animal mediante una cuerda llamada ahogadera, que segun el DRAE y el DUE se usa también en otras partes del país. a e) Por último, los utensilios fundamentales para el trans- N E porte de personas y de mercancías eran la silla y el serón. O La silla es un armatoste formado por !a unión en ángu!~ n-- m de dos piezas constituidas por dos vigas paralelas sustentadas O E E por varios travesaños, a modo de escalera de mano. Cada una S E de estas dos piezas, que se adaptan perfectamente a la joroba - del camello y que reciben el nombre de brazos de la silla, tie- 3 nen en su extremo inferior una tabla horizontal, a modo de - - 0 m asiento, que recibe el nombre de andilla (del port. andilhas 'ar- E mazón de madera que se asegura a la albarda para comodidad O 6 de quien monta sentado')". La parte superior de la silla en que n E se unen las dos piezas recibe el nombre de cruces. En el án- - a gulo que forma cada brazo con las andillas existe una argolla 2 n que sujeta la correa que fija la silla al cuerpo del camello. La n correa delantera, que se pasa por el cuello del animal, recibe 3 O el nombre de pretal, voz normal en la nomenclatura española de los aparejos de las caballerías; la trasera, que pasa por de-bajo de la cola, se llama t+-rk, deihm!~d e! irabism~?rc pafid ataharre. La silla es el arnés de carga básico del camello. Haciendo pequeñas adaptaciones o modificaciones sobre ella se consiguen varios procedimientos de transporte. Vid. mi trabajo ((Algunos portuguesismos canarios inéditos (Con es-pecial referencia a las Canarias orientales)», en Actas de las V Jornadas de Estudios de Fuerteventura y Lanzarote, ya citadas. 200 ANUARIO DE ESTUDIOS A TLÁNTICOS LA TRADICI~ND EL CAMELLO EN CANARIAS 35 En primer lugar, tenemos la silla de carga, para transportar mercancías (piedra, barricas de agua, cajas de tomates, bidones de cal, leña, etc.), que se cincha con sogas de carga o sogas de leña. La silla inglesa es una silla con ciertas guarniciones y adornos que se destina exclusivamente al transporte de perso-nas. Las andillas se transforman en asientos con espaldar, ba-randa lateral y cojines. Las cruces se embellecen con algunos motivos ornamentales. Los travesaños de cada uno de los bra-zos de la silla desaparecen y en su lugar se coloca una tabla continua. Bajo cada una de las andillas se dispone una gaveta, para compensar con arena la diferencia de peso entre la carga de una y la de la otra. Por debajo de las andillas se instalan unos estribos para colocar los pies. La silla sin andillas se usa como base de distintos arneses de transporte. En Lanzarote recibe ei nombre de angariiiu, se-gún Luis Fajardo. Entre los majoreros, la angarilla es un dispositivo cuadran-gular de madera, en forma de escalera de mano, formado por dos varas laterales y cuatro travesaños, que se acopla horizon-talmente a la cruz de la silla. Es una simple aplicación de la misma voz del español normativo. En cada uno de los extremos de la angarilla se colocan unas bolsas de malla abiertas por abajo y por arriba llamadas barcinas, como en Andalucía y México. Estos recipientes se usan para portear paja, piñas de millo, estiércol, etc. La boca inferior de las barcinas se cierra con unas encordo-naderas, sustantivo derivado del participio del verbo encordonar 'poner cordones a una cosa para sujetarla' y el sufijo -ero, de uso muy frecuente en el español canario. E! c~njiinto formado por las dos barcinas, las angarillas y la silla recibe en Fuerteventura y L a n z a r ~ t ela~ ~de nominación de vaso, que parece ser una simple aplicación metafórica del sustantivo común español vaso. También recibe este mismo nombre la carga que cabe en el vaso. A la carga que lleva el camello sobre el vaso, después de llenas las barcinas, se le da el nombre de colmo, participio de colmar. LUIS FAJARDHOE RNÁDEZ«:E l camello en Canarias)),p . 106. Núm 3 7 (1 991) 3 6 MARCIAL MORERA Para no rozar el cuerpo del animal, debajo de la silla se dispo-nen los bastos, que es denominación general del español. Las partes \ de los bastos son las siguientes: a) el sudadero, que es un saco o encerado que se pone debajo del aparejo; b)lel basto propiamente dicho, de igual tamaño que la silla; c) las bylt illas (en Lanzarote) (bastas en Fuerteventura), que son como bastos partidos por la mitad. La basta delantera tiene más relleno jque la trasera, para compensar el natural desnivel hacia delante de la joroba y conse-guir que la silla asiente horizontalmente; d)l , los atillos, que son dos pares de cuerdas sujetas de los extremos del basto para ama-rrar en cada una de las cruces de la silla. ~ l j l l oes una palabra muy usada en Fuerteventura y Lanzarote paral designar cualquier cordón o cuerda fina para atar. Procede del poly tugués atilho 'fita, cordao, para atar'. 2.7. Los palos del camellero Para hacer que el camello caminara, para Wntado o neu-tralizarlo cuando se ponía enfurecido, asestándole un golpe en uno de los tumbaderos, el campesino canario empleaba la vara o el sorinque, que era un palo pequeño de albo menos de un metro de longitud, al que se le ataba un cdTdón en la ern-puñadura, para insertarlo en la mano y que así/ no se escapara al usarlo. Si esta ,vara terminaba en bola o tdnía una argolla metálica en la punta para hacerla más contundente, recibía el nombre de macana, americanismo muy corriente lF n Canarias. Muy probablemente, sorinque es, en origen, 'el orinque ma-rinero, que significa 'cabo que sujeta la boya al ancla fondeada', y que por fonétici sintáctica da la forma sorinhue. Por meto-nimia, pasa a designar, por lo menos en FuerteGentura y Lan- zarote, el látigo hecho de soga o cuero que usa\ n los arrieros l para fustigar a las bestias. Finalmente, perdido ya su sentido de 'soga' y reducido únicamente a la función 'ob,eto para fus-tigar', se convierte en el palo camellero menci~nadd,~~. a9 Vid. ANTONIO LLORENT((EC, omentario de algunos aspectos del léxico del tomo 1 del ALEICan, p. 32 1. 202 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS LA TRADICI ~ND EL CAMELLO EN CANARIAS 37 Salvo el campo referencia1 de los arreos, que se'l encuentra plagado de portuguesismos (canga, andillas, cancibs, mosa, atillo, l antojos, etc.), el resto de los apartados del vocabulario de los camelleros canarios (anatomía del animal, edades, enfkrmedades, órdenes, etc.) es esencialmente hispánico, si hacem~slexce~ción de varios portuguesismos más (peta, tuchir -fuchir-, l bostar, I bichoca), el arabismo majalulo y algún que otro americanismo (macana). Muchas de estas palabras españolas (rodilla, \ codo, ve- jiga, aguja, menudillo, cabeza, manos, patas, orejas, etc.) presen-tan en las hablas canarias el mismo significante y el mismo sentido que en la norma estándar. Otros. sin embargo\ han su-frido ciertas modificaciones formales y semánticas. ~04malmen-te, han cambiado voces como ataharre (tajarria), cabestro (m-bresto), etc. Desde el punto de vista del sentido, los 'cambios han sido mayores: a) en ocasiones se observa que la 1 palabra española adquiere en el lenguaje de los camelleros unb nueva aplicación, por metáfora o por metonimia: tabaquero, plato, tor-ta, concha, tocar la bocina, tocar las tabletas, etc.; b) en otras, lo que sucede es simplemente que el término español1 amplía (carapacho, agujas) o restringe (mollera) su significación. La apa-rición de estos nuevos sentidos resulta comprensible, pueFto que la cultura del camello era para el conquistador y colonizador español una realidad nueva que tenia que bautizar con +u pro-pio instrumento de comunicación. Es obvio, pues, que en esta parcela del vocabulario regional canario, el mestizaje léxico no ha sido tan acusado como, por ejemplo, en el vocabulario de la ganadería caprina (que con-tiene bastantes guanchismos) o los vocabularios de la pesca y la agricultura (plagado de portuguesismos). Ni siquiera abundan los arabismos, como cabría pensar por la procedencia nortea-fricana del camello canario. Este hecho pone de manifiesto que ha sido el componente léxico hispánico la fuente más vital y creativa de las hablas canaria. Con él se denominaban gran parte de las nuevas rea-lidades que iban apareciendo en la cultura isleña. Le siguen en orden de importancia los portuguesismos. El componente Núm. 37 (1991) 203 3 8 MARCIAL MORERA guanche, sin embargo, ha sido más exiguo y limitado a deter-minadas áreas designativas. Por lo demás, este mismo mestizaje léxico es el que determina que muchas nomenclaturas popula-res canarias tengan una configuración interna bastante distinta de la que tienen en el resto de los ámbitos hispanohablantes. ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS |
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