EL MARQUES DEL BUEN SU-CESO
(1712-1783)
POR
ANTONIO RUMEU DE ARMAS
La emigración canaria a Venezuela fue circunstancial y es-porádica
en el siglu XVI, para adquirir un extraordinario desa-rrollo
en las centurias siguientes XVII y XVIII, hasta el punto
de constituir poderosas comunidades isleñas que contribuyeron
con su denodado esfuerzo al desarrollo y prosperidad del país
de adopción.
Cuando repasamos los libros de prestigiosos genealogistas
como Carlos Iturriza Guillén (Algunas familas caraque6us) ',
Arnbrosio Perera (Historial geneallógico de familias caroreñas)
o Alejandro Capriles (Coronas de Castilla en Venezuela) nos
quedamos sorprendidos al comprobar el extraordinario núme-ro
de familias criollas de arraigo con progenitores procedentes
del archipiélago canario.
* Las siglas usadas en el presente articulo son las siguientes:
A.H.N. =Archivo -Historico Nacional (Madrid).
A.I. =Archivo de Indias (Sevilla).
A.S. =Archivo de Simancas (Valladolid).
A.H.P.L.P.=Archivo Histórico Provincial (Las Palmas).
Caracas, 1967, 2 t.
Segunda edición, Caracas, 1967, 2 t.
Madrid, 1967, 1 t.
Num. 29 (1983)
2 ANTOXIO RUivEU DE ARMAS
Puede asegurarse, como artículo de fe, que en las centurias
señaladas ninguna región española aportó tanta y tan buena
sangre al poblamiento y desarrollo de uno de los más ricos
territorios del fabuloso imperio americano.
Dentro de la emigración canaria a Venezuela, cabe señalar
dos tipos humanos contrapuestos. El primero, con mas hori-zonte,
busca una tierra de promisión donde arraigarse de ma-nera
permanente, rompiendo con un pasad-o sórdido e ingrato;
en esta colectividad pueden darse casos de familias acomoda-das,
que se sienten atraídas por el espíritu de aventura o el
legítimo deseo de enriquecerse. El segundo grupo lo forman
las desterrados voluntarios, peresrinos en tránsito, que aspi-ran
a obtener rápida fortuna para reintegrarse al hogar de
sus mayores.
Especial consideración deben merecernos los servidores del
Estado (funcionarios, miltares, etc.), que por distintas razones,
familiares, económicas, afectivas, optaron por integrarse en la
nueva sociedad.
Entre los emigrantes canarios de relieve que se establecie-ron
er, Venezuela creando prestigiosos linajes cabría mencio-nar,
en el siglo XVII, a los hermanos Juan y Tomás de Ponte
Ferná-ndez, establecidos en Caracas $ los también hermanos
Agustín de Herrera Ayala y Fernando de Saavedra (descenclien-tes
remotos de los primeros señores de Canarias), avecindados
en Nueva Valencia del Rey 5; Juan de Ascanio y Viera (en cuya
estirpe se vincuió, por enlace matrimonial, el condado de La
Granja), afincado en la capital6, y Sancho de Heredia Estupi-ñán,
residente en Barquisimeto '.
En el siglo XVIII hubo dos honrados cabezas de familia, con
sangre labradora, que se encaramaron al más alto nivel dentro
4 FRANCISCF EOR N Á ~ E Z D E BÉTH~COURNTo:b iliario y Blasón de Cana-rias,
Madrid, 1886, t. VI í , pp. 151-152; ALEJANDROC APRILES: CO~O'O?UdTeS
CastiEla en Venezuela, Madrid, 1967, pp. 216-221 y 321.
CAPRILES: 0p. cit., pp. 113-118 y 151-170.
BÉTHENCOVRTO: p. cit., t. VI , pp. 12 y 23-29; CAPRILES: Op. cit., pp.
295-302.
HECTOPRA RRMAÁ RQCEZ:E l doctor Tomás Hermíndez d e Sanabria,
Caracas, 1970, pp. 127-128.
234 GNUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
de la sociedad caraqueña por la saneada fortuna acumulada y
los enlaces matrimoniales contraídos.
El más sobresaliente entre todos fue don Bernardo Rodrí-guez
del Toro, natural de Teror, primer hijo de Gran Canaria
que alcanzó el rango y categoría se título de Castilla. Había
nacido el 18 de mayo de 1675, siendo bautizado en la parroquia
de Nuestra Señora del Pino cuatro días más tarde. Sus pro-genitores
se llamaron Blas Rodríguez y Catalina Heredia del
Toro '.
Una vez establecido en Caracas se dedicó a la labranza y
al comercio, logrando consolidar una cuantiosa fortuna. Entre
sus más famosas haciendas se impone señalar a San Bernardo,
en Ocumare del Tuy, y Mucundo, en Guácara, dedicadas al cul-
1 1 - - _ cacao, Y adcaFru.e capit&nd e Milic.% de Fa. Come
pañia de Blancos. Contrajo matrimonio, en 1712, con doña Paula
de Istúriz y Ezquier, de preeminente posición dentro de la
colonia $.
El título de marqués del Toro, con el vizcondado previo de
ie fue otorg;adr>p or eri de
Real despacho firmado en Sevilila el 26 de septiembre de 1732.
La descendencia del primer marqués jugará un preponderante
papel a la hora de la emancipaciónlO. Recordemos que una
bisnieta, Teresa Rodríguez del Toro, será, andando el tiempo,
la esposa del libertador Simón Bolívar ll.
8 BÉTHENCOUORpT. : cit., t. VI, pp. 27-29; CAPRILES0:p . cit., pp.31-68;
RAFAELN IETO CORTADELLAAS:s cendencia y descendencia de don Bernardo
Rod?-íguea del Toro, primer marqués del Toro (La estirpe de Teresa de
Bolivar:, en «Anuario de Estudios Atlánticos)), 23 (19771, pp. 443-480.
Lcs abuelos paternos se liamaron: Pedro Díaz y Agueda Mayor; los ma-ternos,
el capitán Sebastián del Toro y Antonia de Heredia.
"bid. Esta señora era hija de don Iñigo de Isturiz y Azpeitia, teso-rero
de la Real Hacienda, y de doña Maria~a Ezquier de la Guerra.
lWbbid. Don Francisco Rodríguez del Toro e Ibarra, IV marqués del
Toro, fue uno de los firmantes del Acta de la Independencia de Venezuela.
Otro de los suscriptores fue su hermano Juan.
El IV marqués alcanzó el grado de general durante la guerra eman-cipadora
contra España. Contrajo matrimonio con doña María del So-corro
Berratarán y Gedler.
Era hija de Bernardo del Toro y Ascanio (hermano del 111 marques
Núm. 29 (1983) 235
4 ANTONIO RLWG DE ARMAS
El segundo labrador afortunado fue José Hernández Sana-bria,
natural de Tacoronte, donde había nacido el 3 de octubre
de 1700. Contrajo matrimonio con la hija de otro isIeño enri-quecido,
María VeIázquez 12, Iogrando consolidar su dominio
sobre la hacienda de Santa Lucía, emplazada en el valle de
Ocurnare. Fue capitán de Milicias, con brillante hoja de servi-cios.
Su hijo Tomás, doctor en Leyes, alcanzó el cargo de rec-tor
de la Universidad de Caracas 13.
Distinto fue el caso de nuestro personaje de hoy don Bar-tolomé
Francisco Hernándex Naranjo y Nieto, a quien preten-demos
biografiar en medio de arduas dificultades por carencia
de documentación venezolana 14. a
Su padre, don Francisco Javier Hernández Naranjo, fue un
burócrata que rompió un día amarras con la metrópoli, pre-sentándose
en Caracas no sabemos por qué ni para qué. O
--
Bartolomé, el protagonista, tuvo desde joven una vocación m
O
E
decidida de triunfo. Primero fue capitán de la carrera de In- E
2
dias, dedicándose al transporte de mercancías, propias y aje- E
nas, entre Canarias y Venezuela. Más tarde se radicó en Cara-
3
cas, donde abrió casa de comercio de importación y exporta- -
ción, logrando amasar una cuantiosa fortuna. La obsesión de -
0
m
E
su vida era deslumbrar a sus paisanos; presentarse de impro- O
viso en Las Palmas con ínfulas de gran señor y aparato de rumbo. 5
iY vaya si lo consiguió! Se estableció en Madrid, con la E
bolsa bien repleta de pesos, en 1778, batallando sin reposo ni a
sosiego ante la Cámara de Indias hasta obtener (con el res- -
paldo de paisanos amigos) la concesión por parte de1 rey Car-los
111 del título de marqués del Buen Suceso, por Real des- 3
O
pacho de 14 de marzo de 1783.
del Toro). La madre se Uamó doña Benita de Alaiza y Medrano, natural
de Valladolid.
l2 HÉCTORP ARRMAÁ RQUEZ:E l doctor Tomás Hernández de Sanabria,
Caracas, 1970, pp. 1-46.
l3 Ibid., PP. 47-325. Este iIustre jurista, fiel a la causa de España,
solicitó en 1815 del rey Fernando VI1 la concesión del título de marqués
de Santa Lucía (pp. 378-3831.
l4 Por sorprendente que parezca nuestro personaje no ha dejado
rastro en la extensa bibliografía americana de la época.
236 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
a MARQUES DEL ~mS UC~SO 5
Fue, de esta manera, el tercer hijo de Gran Canaria que
consiguió el elevado rango de títu10 de Castilla, pues en el in-termedio
entre Toro y él lo había también alcanzado don Fer-nando
Bruno del Castillo-Ruiz de Vergara y del Castillo, agra-ciado
por el propio CarIos 111 con la dignidad de conde de la
Vega Grande de Guadalupe (23 de septiembre de 1777) 15.
Nos proponemos en este intrascendente pero laboriosísimo
trabajo reconstruir la biografía del primer marqués del Buen
Suceso, ordenando los materiales reunidos en diversos epígra-fes
dedicados a estudiar la varonía de la estirpe, los enlaces
secundarios, los progenitores. la actuación de don Bartolomé
en Venezuela (militar, política y económica), los matrimonios,
la concesión del título nobiliario y la descendencia.
11. ANTEPASADOSR EMOTOS: LA VARONÍHAE RNÁNDEZ
UNA ESTIRPE DE CANTEROS Y CURANDEROS
1. Enrique lEiax, el fundador. EL afamado cantero
Bariolorné Díax
Las Monagas es el nombre con que fue conocido en el si-glo
xvx un agreste y cautivador caserío integrado en el pago
de Valleseco, a su vez dependiente del pueblo de Teror; los tres,
caserío, pago y pueblo se distinguían por la intensa actividad
agropecuaria que desplegaban los pobladores, y el último, Te-ror,
se estaba convirtiendo en el santuario mariano por exce-lencia
de la isla de Gran Canaria.
En estos parajes verdaderamente paradisíacos se estableció,
a mediador Ia centturia, la fmxila de 1-m h_i! cmter~), E=-
rique Díaz, castellano por su naturaleza y origen, casado con
Mariana Cabrejas, de idéntica procedencia. En este matrimo-nio
se descubre el tronco más remoto -quintos abuelos- del
protagonista del presente estudio don Bartolomé Francisco
Eei-riAndez ?Naraiiju y Nieto, primer marqués ciei Buen Suceso.
l5 FRANCISCFEOR MÁNDEZ DE BÉTHENCOURT: Nobiliario y BlasOn de' Ca-narias,
Madrid, 1978, t. 11, pp. 37-52.
Núm. 29 (1983) 237
No se puede determinar el origen del topónimo Las Mona-gas.
Se han emitido diversos pareceres, pero ninguno de ellos
resulta convincente16. Lo mismo cabe afirmar con respecto a
Valleseco, cuya denominación envuelve en sí misma un contra-sentido.
En cambio, Teror o Terore es un claro nombre indí-gena,
sin posible traducción por el momento.
El pueblo de Teror, junto con sus pagos Valleseco, Los Ar-bejales,
El Palmar, Lauretal, Rapador, El Alamo, etc., fueron
de poblamiento tardío, pues los conquistadores y primeros co-lonos
prefirieron asentarse en las tierras bajas y cálidas (Telde,
Arucas, Guía, Gáldar, Agaete), donde crecían ubérrimos y es-plendoroso~
los cañaverales. Las tierras de medianías hubie-ron
be confn-arse con el cultivo de cereales; legumbres; le-guminosas,
frutales (la vid en primer término), junto con el
aprovechamiento de los bosques y la selección de buenos pas-tos
para el desarrollo de la ganadería (bovina, ovina y caprina
particularmente).
Los repartimientos de tierras en Teror y su término bene-ficiaron
unas veces a familias absentistas, radicadas en la ca-pital,
y en otras ocasiones a estirpes labradoras arraigadas al
próvido suelo. Entre las primeras cabría mencionar a los Ce-verio-
Mújica, Zerpa Padilla, Ossorio, Escobedo, etc., que se des-prendieron
de ellas en la primera ocasión o las explotaron con
personas interpuestas 17. Entre las segundas, se impone señalar
a los Troya, Quintana, Pérez de Villanueva, Arencibia, Crespo,
Naranjo, Falcón, Medina, etc. Es de destacar que en el caserío
de Las Monagas tuvieron propiedades diversas féminas de la
l6 MIGUELR ODRÍGUDEÍZA Z DE QUINTAXAAp:u ntes de la Villa de Valle-seco,
Las Palmas, 1981, pp. 47-48.
Este autor, en el interesante estudio citado, se inclina por derivar el
nombre de «una especie de hierba común o salvaje que al parecer sólo
existe -hoy más bien extinguida- en el naciente del abrupto barranco
que lleva su nombre)).
Hzbiefido escrito don JosÉ DE VIERAY CLAVIJOS U conocido Diccionario
de Historia Natural de las Islas Canwias durante su larga residencia en
Las Palmas (1784-1813) parece imposible que omitiese el registro minu-cioso
de la planta citada.
l7 MUSEOC ANARIOL:i bro de los repartimientos.
238 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
estirpe Troya; por esta circunstancia aparece en los docwnen-tos
de manera indistinta, Las Monagas o las Troyanas 18.
Antes se ha hecho alusión al culto que recibía en Teror la
milagrosa imagen de la Virgen del Pino. Seguramente los mi-sioneros
andaluces para cautivar y sorprender a los aborígenes
excavaron en el tronco del famoso árbol un nicho, bien res-guardado,
para Santa María. Por sus características morfo-lógicas,
la imagen debe datarse en las últimas décadas del si-glo
xv 19.
A principios de la centuria siguiente la Virgen del Pino ha-bía
sido desmontada del árbol santo para recibir culto en una
humilde ermita. Será el obispo de Canarias don Fernando Váz-quez
de Árce quien, en ei Sínodo de 1514, erigió ei tempio en
parroquia, en directa dependencia de la sede catedralicia. En
ese mismo año el Cabildo comisionó al canónigo Juan de Troya
para que tomase posesión, en su nombre, de la {{iglesia de Te-roren,
asumiendo el cmpromiso de ayudar con cinco doblas
al clérigo que debía celebrar en ella todos los domingos ". Un
mayordo~mo seglar quedó encargado de administrar los bienes
donados, recoger e invertir las limosnas y conservar los obje-tos
del culto y ornamento sagrados.
18 Diversos testigos en el expediente de limpieza de sangre de dona
Antonia Hernández Naranjo -véase nota 25- se declaran moradores de
{{pago de Valleseco, paraje que llaman las Troganas o Monagas». Entre
ellos el cpitán Juan Quintano, Marcos Rodriguez, Lorenzo Pérez; etc.
Los Troya se establecieron en Gran Canaria a finales del siglo xv.. El
i.iiAs farri"s" de t"d"s ei cari"i.,ig" Ju*ii -ae q-uien se voi-verá
a hacer mención inmediatamente-. De su unión con Antonia Ramí-rez
quedó en Teror numerosa descendencia.
También se asentó en el poblado mariano el labrador Alonso de Troya,
con posteridad.
RODRÍGUEOZp:. cit., pp. 39-43.
19 iiiiiTiiii_iTTiZ --LA. . , .- ..-.._...rl'.- . . . I , .L mar. nr;uruÁnuoz u í ~ f;is ~.uuiu ~ c ~ L v ~ ~ ~ J I c o -de~ ~ia~ VzisqjIe.n ~ c ~
del Pino, patrona de Gran Canaria, en «Anuario de Estudios Atlánticos)),
núm. 19 (año 1973), pp. 155-177. De manera particular las pp. 168-173.
20 JosÉ GARCÍAO RTEGAN: uestra Señora del Pino. Historia del culto
a Ea venerada imagen de la patrona de Camrias, Santa Cruz de Teneri-fe,
1936, pp. 61-62 y 81-82.
La ermita, construida con endebles materiales, tuvo a la pos-tre
que ser derruida, llevándose a cabo la construcción de un
espacioso templo en los últimos años d-el siglo XVI y prime-ros
del XVII. En la etapa intermedia, la Virgen del Pino fue
trasladada a la ermita de San Matías, donde siguió recibiendo
el culto y veneración de toda la islaz1.
Volviendo ahora a la reconstrucción genealógico-biográfica
de la familia del cantero Enrique Díaz, hemos de confesar nues-tra
total servidumbre del expediente d.e limpieza de sangre in-coado,
en 1736, por doña Antonia Hernández Naranjo como
esposa legítima y prima segunda a un tiempo del aspirante a
familar del Santo Oficio de la Inquisición don Juan Naranjo de
Quintana, natural de San Lorenzo, en la isla de Gran Canaria.
El voluminoso expediente es todo un centón de pormenores y
noticias del más apasionante y subido interés. Se conserva en
el Archivo Histórico NacionaI de mdrid entre los valiosos
fondos del Consejo Supremo de la Inquisiciónz.
Los testigos llamados a declarar en Las Palmas y La Vega,
de significado relieve muchos de ellos, se mostraron unánimes
en confesar la limpieza de sangre de la familia y su relieve so-cialZ3.
A última hora, uno de ellos, Domingo Alonso Robayna,
vecino de Santa Brígida, se desdijo en una segunda deposición,
señalando importantes máculas en cuanto al apellido Hernán-
21 Ibid., p. 81, nota 2.
22 Legajo 1503, expediente 4. Actuó de comisario fray Luis Gonzáiez
de Aimeida. La información se inició el 26 de marzo de 1736, dándose
por conclusa el 21 de abril. " Ibid. Los testigos que depusieron en Las Palmas (26 de marzo a
2 de abril) fueron los siguientes:
Francisco Ruiz de Vergara (familiar del Santo Oficio), Francisco Men-doza
(presbítero), Andrés Montes de Oca (presbítero), Antonio Tomás
de Oliva (veedor de la gente de guerra), Francisco Casares Alvarado
(escribano de la Real Audiencia), Feliciano Martínez (capitán), Blas de
Carvajai (regidor], Gregorio López ivíontanés (portero de ia Reai Auaien-cia),
Pedro de 12 Puerta (sargento mayor), Pedro López (capitán), Fran-cisco
de la Puerta (presbítero) y Cristóbal de la Rocha.
En La Vega (6 a 12 de abril) los más significados fueron: Sebastih
de Ojeda (chantre de la parroquia), Francisco Rodríguez de Ortega (ca-pitán)
y Antonio Ojeda (presbítero).
240 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
dez 24. Distinta por completo resultó la indagatoria en Teror,
Valleseco y Las Monagas, pues los testigos, presbíteros, capi-tanes
y labradores, se significaron en señalar con crudeza la
ascendencia morisca de la interesada, por un hado adverso y
novelesco que se cebó en la familiaz5.
Es de advertir además que en este farragoso volumen se
insertan algunos documentos del expediente incoado, en 1708,
por el hermano de Antonia don Francisco Javier Hernández
Naranjo, relator de la Real Audiencia de Canarias y aspirante
al cargo de consultor .del Santo Oficio, sobreseído por deses-tirniento
del promotor y hoy, por desgracia, desaparecidoz6.
Enrique Díaz, estableci,do, como se ha dicho, en Las Mona-gas,
tuvo de su matrimonio con Mariana Cabrejas dos hijos
llamados Bartolomé Díaz y Diego Hernández, que aprendieron
la profesión de su padre y ejercieron el mismo oficio2" La
24 ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL (en adelante A. H. N-): Inquisición,
leg. 1503, exp. 4, fols. 173-175 y 190v-193.
25 Ibid. En Teror las declaraciones cubrieron los días 13 a 21 de
abril de 1736. Actuaron como testigos: Blas Lorenzo, Francisco Ramos
de Quintano, Lorenzo Pérez, José Suárez, Lucas de Herrera, Sebastián
de Herrera, Martín Pérez, Sebastián Cárdenas, Francisco Sánchez de Vi-ilanueva
y Blas Cárdenas.
En una segunda ronda testificaron: Francisco Rodriguez, SebastiAn
Bolaños, Antonio Díaz, Felipe Granado y Pedro Blanco.
26 Ibid. Se conservan dos informes favorables y un tercero de oposición.
a) Favorables:
1. Informe anónimo dirigido al licenciado Juan Corbacho y a un Sr.
Renit.ez (Las Palmas, 23 de mayo de 1708).
2. Carta del comisario de la Inquisición en Arucas don Blas de Niz
al licenciado Juan Corbacho recogiendo la opinión y parecer del
cura párroco de Teror (Arucas, 6 de febrero de 1709). La epístola
reclamatoria de Corbacho a Niz, en Las Palmas, a 1 de febrero.
b) Desfavorable:
3. Informe del maestro de ceremonias de la catedral don Juan Pérez
Luzero (Las Palmas, 9 de febrero de 1709).
A. H. N-: Inquisicidn, leg. 1503, exp. 4. Pruebas de Antonia Her-nández
Naranjo. Escrito, sin firma ni fecha, con una nota al margen
que dice «Galdona».
Núm. 29 (1983) 241
10 ANTONIO RUMEU DE ARMAS
Hoya del Cantero es, en la actualidad, un testimonio vivo del
lugar de trabajo de la familia dentro de la toponimia del ca-serío.
Como la actividad laboral indicada no cubría el sosteni-miento
de una familia, salvo en la capital de la isla, obtuvieron
o adquireron tierras, cohonestando las tareas propias de los
alarifes con la labranza y la ganadería.
¿Por qué se estableció Enrique Díaz, llamado ((el cantero
viejo)), en los aledaños de Teror? Seguramente atraído, cuando
no contratado por el Cabildo catedralicio para construir el segun-do
templo terorense. Hay que suponer que otras iglesias, er-mitas
y casas particulares, emplazados en los contornos, fue-ron,
total o parcialmente, edificados por e.l hábil alarife. A los car,te,; l.& , en-r\nnn,nri SGIIGI abIVLIB, artdomé Dím
y Diego Hernánde, los vamos a es$ildiar por separado, siguien-do
el orden natural.
Del primero, Bartolomé, conocemos su matrimonio con
Inés de Vergara, así como el nacimiento de la unión de dos
vástagos, Diego [11] Hernández y Enrique Díaz 28.
En cuanto a sus trabajos como cantero, un papel anónimo
que tenemos a la vista puntualiza una atribución concreta:
«Tuvo por hijo (se refiere a Enrique) a Bartholomé Díaz, can-tero,
que fue el que hizo la iglesia de San Matías, porque pa-sando
un día por el pino, onde apareció la Virgen Santísima,
oió una voz que le decía que fabricase templo para que la co-nociessm
por madre de Jesucristo)) 39. Esta tradición, más mi-lagrera
que milagrosa, puede tener un trasfondo de verdad:
la ejecución material de los planos de la ermita y la dirección
de las obras.
Información de testigos llevada a cabo en Teror el 13 de abril de 1736.
Declaraciones de Blas Lorenzo y Lorerizo Pérez.
28 Ibid. A estos acontecimientos familiares aluden los escritos si-
-.;fi?.t,,". 5 U'x7L'LIGU.
1." La genealogía presentada por Antonia Hernández Naranjo.
2: El papel anónimo Galdona (ver la nota 27).
De Inés de Vergara se asegura que «era patrona de la capellanía que
dejó Gil de Quesada, y paga siete doblas en cada año de tributo; que
así consta en el libro de capellanías desta iglesia)).
2"bid.
242 ANUARIO DE ESTUDIOS. ATLANTICOS
La €,ama del cantero Bartolomé Díaz alcanzó a la capital de
la isla, pues está probada su participación, en 1589, en el la-brado
de la puerta principal de la catedral, según diseño del
célebre ingeniero miltar Próspero Casola30. Más tarde su pres-tigio
se extendió a Tenerife; a él se atribuye la bella portada
plateresca en el imafronte de la parroquia de Santa Ana, en el
lugar de Garachico ".
Hay que añadir un pormenor más con respecto a Bartolo-mé.
Se trata de la elección conjunta de nuestro personaje y
el bachiller clérigo Juan Riveros para ejercer la mayordomía
de la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Pino en los años
postreros del siglo XVI. Era costumbre inveterada rendir cuentas
de la gestión ante el obispo de la diócesis o su comisario, en
este caso concreto el licenciado Martín García de Ceniceros,
sobrino del prelado don Francisco Martínez. Sin embargo, se-rán
el alarife y la madre del bachiller quienes cumplimenten
la obligación. Véase el texto del acta levantada el 5 de octubre
de 1599:
«Por quanto el bachiller Juan Riveros, cura que fue del lu-gar
de Terore, y Bartolomé Díaz, cantero, son mayordomos
de la iglesia parroquia1 de Nuestra Señora del Pino, del dicho
lugar.. .; y el bachiller Riveros usó del dicho oficio hasta vein-tiséis
de junio deste presente año (que fue muerto en la batalla
que se tuvo con la gente de la armada de los Estados revelados
de Holanda y Selanda, que a esta isla de Canaria vino)... se
" ARCHIVOD E LA CATEDRADEL C ANARIA(LSa s Palmas): Libros de Actas.
Sesión del 14 de noviembre de 1589.
La actuación del artista debió ser irregular en ejecución de la obra.
En el acta mencionada se lee: «Que se haga información cómo el can-tero
Bartolom6 Díaz ha errado los cantos que ha labrado para la puer-ti.
nmier.«
ANTONIOR UMEUDE ARMASP: iraterias y ataques navales contra las Islas
Canarias, Instituto Jerónimo Zurita, Madrid, 1948, t. 11, 1." parte, p. 275.
31 PEDROTA RQUISR QDR~GUEZD: icdonario de arquitectos, alarifes y
canteros que han trabajado en las Islas Canarias, en ({Anuario de Estu-dios
Atlánticos)), núm. 10 (año 19641, pp. 458-460.
Núm. 29 (1983) 243
12 ANToXIO RUhTEU DE ARMAS
manda que presenten las cuentas el dicho Bartolomé Díaz y
la madre del bachiller Rivieros, que es su heredera)) =.
A la primera llamada de arrebato, con ocasión del ataque a
Las Palmas por parte de la impresionante flota del almirante
Pieter van der Does, el cura Riveros se alistó, como soldado, en
la compañía de Milicias del capitán Baltasar de Arencibia, ha-llando
heroica muerte en las cruentas operaciones de desem-barco".
Se impone admitir, como probable, que otro de los
enrolados fuese Bartolomé Dím, llamado a correr mejor suerte
en la batalla.
En cuanto al hijo de Bartolomé, Diego [11] Hernández,
aprendió de su padre la profesión de cantero, siendo tan hábil
cmm 61, ~mqmm enos famoso.
Sabemos que contrajo matrimonio con Justa Sánchez, y
que la muerte le sobrevino en Teror el 24 de enero de 1639.
Titulándose «Diego Hernández, cantero)), dejó una manda a
la iglesia parroquia1 de Nuestra Señora del Pino para que se
dijesen diversos sufragios por su alma y la de su esposa (an-teriormente
fallecida) *.
,Con Diego Hernández, labrador y cantero de profesión, se
extingue la línea primogénita de la familia en cuanto a compa-recencia
pública testimonial.
2. Aventura y malaventura de Domingo Her?zÚndex
«Remiendos »
El hijo segundogénito del cantero wiejo, Diego Hernández,
alarife de profesión y experto cazador de estaba
llamado a padecer las más extrañas aventuras e infortunios.
a JosÉ GARCÍAO RTEGA:N uestra Señora del Pino, Santa Cruz de Te
nerife, 1936, p. 71; nota 1.
33 RWMEU: Op. cit., t. 111, 2." parte, pp. 819-820. Véase, asimismo, la
p. 806, 810, 816 y 817.
A. H. N.: Inquisición, leg. 1503, exp. 4. Pruebas de limpieza de san-gre
de Antonia Hernández Naranjo.
35 Ibid. Declaraciones de los testigos Domingo Alonso Robayna y Lo-renzo
Pérez.
244 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Navegando un día entre Gran Canaria y Fuerteventura, para
dedicarse a las faenas de siega en la última isla, tuvo la des-gracia
de ser capturado por una embarcación de piratas arge-linos,
yendo a dar con sus huesos en las mazmorras de la tris-temente
célebre plaza africanas. En la ciudad maldita trabó
relaciones amorosas con una musulmana de relieve, quien al-canzó
su libertad, con promesa de matrimonio y propósito dr
conversión por parte de ella.
En efecto, Diego Hernández compareció, sano y salvo, d-gunos
años más tarde, en Teror, en medio del alborozo de sus
familiares. Pero la alegría se trocó en odio y aversión cuando
un día se presentó de improviso la mora, exigiendo el curnpli-mie-
n to fiel de juramentos y promesas 37. ue ia veracidad, en su esencia, de estos hechos iiü se puede
dudar ante la unánime deposición de los testigos de Teror, al-gunos
de ellos residentes en el caserío de Las M~ n a g a sT~é~n.-
gase presente que la declaración se efectuó ante un comisario
del Santo Oficio, bajo juramento y pena de excomunión 39. No
estará demás destacar la caiiaad y signficaci6ii de 10s fedaLm-riss:
el presbítero Francisco Ramos de Quintana; los capitanes
de Milicias Juan de Quintano y Martín Pérez; Lorenzo Pérez,
hijo de Andresa de Quintana; los hacmdados Sebastián Cár-denas
y Felipe Granado, etc. 'O.
36 En la época que nos viene ocupando adquirieron triste celebridad
las expediciones depredadoras contra Lanzarote de los piratas rnarro-quíes
y argelinos. La más famosa de todas tuvo por capitán al célebre
Morato Arráez, quien asoló la mencionada isla en 1586, llevándose con-sigo
a centenares de cautivos.
No se puede descartar que fuera Morato quien se apoderó de Diego
Hernández en sus correrías por entre las aguas del archipiélago.
ANTOKIO RWU DE Am~s: Piraterias y ataques navales contra las Islas
Canarias, Madrid, 1948, t. 11, 1: parte, pp. 57-96.
37 A. H. N.: Inquisicidn, leg. 1503, exp. 4. Pruebas de limpieza de san-gre
de Antonia Hernández Na.ranjo. Declaraciones de Domingo Alonso
Robayna, Marcos Rodríguez y Lorenzo Pérez.
38 Ibid. Residían en el caserío de las ((Troyanas o Monagas)) Marcos
Rodrí-qez, Lorenzo Pérez y Juan Quintano.
39 Ibid. Véase la nota 27.
Ibid. La lista completa puede verse en la nota 30.
Núm. 29 (1983) 245
14 ANTONIO RUMEU DE ARMAS
¿Cuál fue el desenlace del drama? Domingo Hernández se
casó a su debido tiempo con la mora, y de esa unión había de
nacer, como único fruto, Andrés Hernández.
Andresa de Quintana, por boca de su hijo Lorenzo Pérez,
es quien registra los detalles más apasionantes sobre el con-sorcio.
Según su testimonio, el bautismo y el subsiguiente ma-trimonio
de la mora tuvieron por escenario la parroquia de
Moya.
ia reacción de la madre de1 contrayente, Mariana Cabrejas,
llamada «la castellana)), parece extraída de un drama caldero-niano.
Se puso en camino desde Las Monagas, armada de un
cuchillo, proclamando a los cuatro vientos su propósito de cor-tarle
la mano al hijo «cuando se la fuese a dar a la mora». a
N
La anciana, extenuada por el largo camino, no tuvo fuerzas
para cruzar el «barranco del Rapador)); pero desde la orilla O
d fulminó contra el vástago desobediente esta maldición, propia -
m
O
E de una tragedia griega: «que no tuviera pan que comer y con re- £
2 miendos tapase sus carnes». -E
En Teror y en Las Monagas la maldición materna dejó oír
su eco por los contornos. Desde el día de la boda hasta la 3
-
muerte, el cantero-cazador de palomas fue conocido con el apo- -
0
m
do de Diego Hernández «Remiendos>4}1.
E
O
n
E 3. Una falsa genealogia interpuesta. -
a
La familia Diax del pago de Los Arbejales 2
d
n
n
Una estirpe de mayor distinción y recursos, pero con idéntico O3
gentilicio y algunos miembros homónimos se estableció, en
época colindante, en el pago de Los Arbejales, dentro del tér-mino
de Teror. Fueron conocidos con el apellido D&, y en
algunas ocasiones DZaz del Rio.
El fundador del linaje fue, segb los genealogistas isleños,
Pedro Díaz, natural de la aldea de Sorihuela, perteneciente al
Zbid. Declaraciones de Domingo Alonso Robayna, Juan Quintano,
Lorenzo Pérez (la mas expresiva de todas), Martín Pérez, Felipe Granado,
Pedro Blanco, Blas Lorenzo, Antonio Díaz, etc.
246 ANUAhYO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL MARQUÉS DEL BCER SUCESO 15
municipo de Béjar. Pero quien se asentó en Teror, obteniendo
repartimientos de tierras, se llamó Bartolomé Díaz, casado con
Juana Domínguez, a cuyo favor otorgó escritura de dote en
Las Palmas el 8 de octubre de 1568, ante el escribano público
Alonso Fernández de Saavedra 42.
Los esposos citados otorgaron testamento en fechas distin-tas.
Bartolomé, en Los Arbejales, el 17 de mayo de 1612, ante
el escribano Hernán Garcia Cabeza. Juana Domínguez («viuda
mujer que fue de Bartolomé Díaz, difunto, vecino que fue deste
lugar de Teror, en Los Arbejalesn) dispuso sus últimas volun-
-tad es el 27 de agosto de 1630, en presencia de Juan Fernández p.leitas. por ambos &~ürxie.prtos,¿ .ohciUelies sii ~ U G~,"v eiiizls
que tuvieron catorce hijos conocidos con los m& variados ape-llidos:
Díaz, Domínguez, Domínguez Vidal, Loremo, Alonso, etc.
Tan s81o el primogénito se denominó Pedro Díaz del Río43.
Para nuestro caso concreto, nos interesa fijar la atención en
el hijo varón ultimo, que tomó el nombre y apellido de su pro-genitor.
Bartolomé [II] Díaz contrajo matrimonio con Guio-mar
de Acosta, naciendo de la unión Diego Mernández.
Por último, precisa señalar el enlace que contrajo Diego
Hernández [Acosta] con la rica heredera Catalina Cabrera de
Quintana, cuya escritura de dote se otorgó, ante L a de Betan-cur,
el 13 de octubre de 1600. Los padres de la novia eran el
«capitán BIas de Quintana Cabrera, jefe de la casa de su apellido
en Gran Canaria y de su esposa Isabel Pérez de Villanueva)).
El hermano de la contrayente se llamó Gaspar de Quintana,
capitán de Milicias ".
Dicho linaje aparece registrado en la segunda edición, ampliada,
del Nobiliario de Canarias de don FRANCISCFOER NÁNDDEEZ BÉTHFNCOUNT,
La Laguna, 1959, t. 111, pp. 99-100. " LOS testamentos aludidos se conservan en el A. H. P. L. P. (ARCHIVO
HISTÓRICO PROVINCIALD E LASP ALMASp)r,o tocolos núms. 1.048 y 1.092, fols.
216v y 461.
4 " B É ~ ~ ~ ~ O~p.~ C~it. ~ (2.': ed.), t. 111, p. 100.
Este mismo autor en el t. VI de la 1." ed. del Nobiliario y Blasdn de
Canarias (Madrid. 1885, pp. 105-1061: al estudiar el linaje Quintana, h s r ~
mención de BIas Quintana, su esposa y su hijo Gaspar, aunque siiencia
e1 nombre de Catalina Cabrera de Quintana, y, como podrá suponerse,
el enlace con Diego Hernández.
Núm. 29 (1983) 247
ARBOL GENEALOGICO 1
ASCENDENCPOIAR ,L ÍNEA DE VARONÍA, PRESENTADA ANTE EL TRIBUNAL
DEL SANTOO FICIOD E L.4 TNQUISICIÓN
(Se destaca el cambio operado en las personas
de los terceros abueIos)
5.0d abuelos:
4.0" abuelos:
3.0" abuelos:
2 . 0 ~ab uelos:
Abuelos:
Padres:
Pretendientes:
Enrique Díaz, «el cantero viejo)).
Mariana Cabrejas, da castellana)).
a
Bartolomé Díaz, «el cantero)).
O
Inés de Vergara. n - m
O
E
DIEGOH ERNÁNDE*.Z 2E
E
CATALINCAA BRERDAE QUINTANA.
3
Andrés Hernandez, «el médico de Las Mo- O-m
nagas » . E
O Justa Damínguez. 6
n
E Diego Hernández de Monagas. a
Rufina Travieso. n
n
Bartolomé Hernández Travieso. 3
O
Sebastiana Naranjo Suárez.
Francisco Javier Hernández Naranjo.
Antonia Hernández Naranjo.
* Los terceros abuelos auténticos fueron Diego Hernández
«Remiendos» y N. .. N...
¿Por qué nos hemos detenido, con tanto interés, en recons
truir el linaje Díaz de Los Arbejales? Por la sencilla razón de
que tanto Francisco Javier como su hermana Antonia Hernán-dez
Naranjo para eludir y borrar la personalidad de sus tata-rabuelos
Diego Hernández c<Remiendos» y la mora argelina,
entroncaron, sin el menor reparo, con Diego Hernández [Acos-tal
y su esposa Catalina Cabrera de Quintana.
Así consta en la genealogía que presentaron ante el tribu-nal
de la Inquisición 45.
Continuando la línea ascendente hiceron a Diego Hernández
[Acosta] hijo del cantero Bartolomé Díaz e Inés de Vergara y
& EnriciUe Eiaz Y ~v~ar~mdea Cabrejas 46.
Para &amar más la atribución presentaron una escritura
en la que aparecían como actores los vecinos de Teror Diego
Hernández, labrador, y Catalina Cabrera de Quintana. El 6 de
abril de 1616 impusieron a favor del fisco de la Inquisición un
tributo al redimir de cien doblas de principal sobre unos pre-dios
situados en eI lugar de su residencia 47.
La invención, aparte de carecer de pruebas, se contradice
con los documentos familares de ambas estirpes (la de los Ar-bejales
y la de Las Monagas) 48.
45 A. H. N.: In~uiséción,l eg. 1503, exp, 4. También se registra «el arre-glo
» en un escrito, sin firma ni fecha, con una nota al margen que dice
«Galdona».
46 Ibid. Advertida o inadvert,idamente prescinden de los verdaderos
padres y abuelos de Diego: Bartolorné Díaz=Guiomar de Acosta y Bar-tolomé
Díaz = Juana Domínguez.
47 Ibid.
48 MIGUELR ODRÍGUEDZÍA ZD E QUINTANAA: puntes históricos de la Villa
de Valleseco, Las Palmas, 1981, pp. 48-55 y 67-70.
Este autor, en el sugestivo trabajo comentado, demuestra haber te-nido
acceso al expediente de limpieza de sangre de doña Antonia Her-nández
Naranjo, conservado -no sabemos si total o parcialmente- en
el Archivo del marqués de Acialcázar. En consecuencia, conoce el mal
paso de Diego Hernández con la mora argelina, el subsiguiente matri-monio
y el nacimiento de Andrés Hernández como fruto de las relacio-nes
amorosas.
Supone Rodriguez que Diego Wernandez, en estado de viudez, con-trajo
segundas nupcías con su antigua prometida Catalina Cabrera de
Quintana.
Núm. 29 (1983) 249
18 ANTONIO RL7MEU DE XRXAS
4. Andrés Hernúndex, el famoso ((médico de Las Monagas»,
y su descendencia
Andrés Hernández, el hijo de ((Remiendos», es otro de los
personajes más apasionantes del siglo XVII en el norte de la
isla de Gran Canaria. Fue conocido en Teror, pueblos comar-canos
y la misma capital con el nombre de el médico de Las
1Monagm, con una clientela asidua y unos ingresos saneados.
En 1709 el cura pároco de Teror tuvo que informar, a pe-tición
de don Blas de Niz, comisario de la Inquisicicn en Aru-cas,
sobre nuestro actual protagonista, y se expresa así: «Co-nocí
a Andrés He.r nández, celebrado médico que llamaron de . < las MO nag y viviu en "V-1C1L llG?.D.-.G?.C-ei V y hdli tenía SU h=ivitació?l
y hacienda)). Más adelante pondera su talento y prestigio so-cial:
«No ha savido ni entendido que en esta familia de los mé-dicos
de Monagas aía havido nota que desdiga su buena opi-nión
y fama. Y haviendo tenido el don de curación (que hasta
oi se conserva en sus descendientes) an sido estimados y que-ridos
de todos.. . » 43.
En cuanto a :os antepasados de Diego Hernández, se inclina porque
sus padres fueron Bartolomé Díaz=Guiomar de Acosta, y sus abuelos
Bartolomé Díaz = Juana Dominguez.
De acuerdo con lo expuesto resultaría que el último matrimonio ci-tado
(Bartolomé Díaz=Juana Dornínguez) se convertiría en sextos abuelos
del marqués del Buen Suceso.
A ello se oponen los documentos y testimonios a2ortados. Por otra
parte, la genealogía expuesta se contradice y anula por el número de
generaciones y la propia cronologia. Véanse nuestros cálculos.
Como acabamos de ver (en el texto de este mismo epígrafe), Barto-lomé
Díaz testó en 1612 y su esposa, Juana Domínguez, en 1630. Ahora
bien, está probado que su supuesto bisnieto Andrés Hernández - d e
quien se ha hecho fugaz referencia y a quien se dedicpxi el próximo
epígrafe entero- (hijo de Diego Hernández y nieto ta~xbién supuesto
de Bartolomé Díaz=Guiomar de Acosta) dispuso sus Últimas voluntades
en Las Palmas, ante el notario Juan Fernández Fleitas, el 8 de mayo de 1629.
La pregunta que salta a la pluma es esta: ¿cabe que la bisabuela
otorgase testamento un a50 despu6s que su descendiente? Tres genera-ciones
por medio hacen inviable la genealogía.
4Y A.H.N.: Inquisición, leg. 1503, exp. 4. La carta del licenciado Juan
230 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
La fama del médico movió a algunos de sus hijos a alterar
el apellido paterno, llamándose Hernández de Monagas. Y va-rios
de sus nietos simplemente Monagas.
Como habrá sospechado el sagaz lector Andrés Hernández,
no fue un médico profesional con estudios realizados en las
escuelas de formación de su tiempo, sino un hábil y experto
curandero, que atrajo sobre sí el respeto y la consideración de
sus paisanos por el acierto de los pronósticos y la eficacia de
los tratamientos. No queda claro en los documentos si se for-mó
a sí mismo en la práctica diaria del arte de curar, si recibió
los conocimientos de un tercero, o si fue su madre musulma-na
la que le instruyó en los secretos de la medicina popular.
El curandero Andrés Hernández contrajo matrimonio en
dos ocasiones.
La primera esposa se llamó Justa Domínguez, hija de los
labradores Alonso Hernández y Francisca Domínguez. De esta
unión nacieron tres hijos varones y dos hembras, llamados,
respectivamente, Andrés Hernández de Monagas, Domingo Her-nández,
Diego Hernández, María Domínguez y Constanza Do-mínguez
jO.
La segunda cónyuge se denominó Juana Montes de Oca,
hija de los propietarios Juan de Santa María y Ursula Montes
de Oca. Fueron vástagos de este enlace cuatro varones y tres
hembras: Juan, Bartolomé y Sebastián Hernández y José Her-nández
de Santa María; las feminas fueron bautizadas con los
nombres de Ana, Leonor e Isabel.
El famoso médico de Las Monagas otorgó testamento en
Las Palmas el 8 de mayo de 1629, en presencia del escribano
Juan Fernández Fleitas 51. La muerte le sobrevino en fecha im-precisable.
Corbacho al comisario del Santo Oficio en Arucas, Blas González de Niz,
está datada en Las Palmas el 1 de febrero de 1709. La respuesta de éste
a aquéI parece suscrita en Arucas el 6. Véase el capítulo 11, epígrafe 1,
y la nota 26.
50 Ibid. Las hijas de Andrés Hernández, María y Constanza, contra-jeron
matrimonio, respectivamente, con Domingo Pérez y Juan Garcia.
A.H.N.: Inquisición, leg. 1503, exp. 4. El testamento debería con-servarse
en el protocolo 1.091 del A. H. P. L.P. Ahora bien, falto de al-
Núm. 29 (1983) 251
20 ANTONIO RUMEU DE .4KMAS
De acuerdo con el testimonio emitido, en 1709, por el cura
párroco de Teror, el «don de curación)) de Andrés Hernández
({hasta oi se conserva en sus descendientes» 52. Desde luego ejer-ció
la medicina en Valleseco José Hernández de Santa María 53.
Ahora bien, com el sacerdote terorense se expresa en plural,
no puede descartarse que sus otros hermanos se dedicasen al
ejercicio del arte de curar. Y que de ellos se transmitiese a los
nietos la experiencia curanderil.
De los doce vástagos del médico de Las Mona-gas hay tres
que deben merecer nuestra atención. Se llamaron, por orden
de aparición en escena, Andrés Hernández de Monagas, Do-mingo
Hernández y Diego Hernández.
Andrés Hernández de Monagas, acaso curandero de profe- 8
N
si"ii, íiui;rlrael &. Is '"Tirg2n de: r"iiio pur &pYersac
U circunstancias que pasamos a enumerar. d -
En noviembre del año 1628 hizo su primera visita al lugar 8'
de Teror el activo y celoso obispo don Cristóbal de la Cámara 8
I
y Murga, deseoso de conocer de cerca el santuario mariano y
el pino que sirvió de primer cobijo a la milagrosa imagen 54.
e
5
El prela.do, a la vista del árbol sagrado, mostró curiosidad por EY
el reconocimiento de la copa hasta identificar e1 lugar de asien- =n
6
to de la escultura. U
Un portugués, con fama de escalador, trepó por las ramas E
con ayuda de unas cuerdas; descubrió unos dragos diminutos i
1
adheridos al tronco y en el hueco intermedio, que había ser- a
vido de hornacina, una lápida de jaspe con huellas excavadas. 2
d
Una vez verificado el descenso y relatada la visión, el obispo 0!
gunos cuadernos no hemos conseguido localizarlo. El estado de conser-vacidn
del libro es verdaderamente deplorable.
jVVéase la nota 49.
H. N.: Inquisición, leg. 1503, exp. 4. Declaración de Sebastfán de
Cárdenas. Recuérdese que era hija del médico de las Monagas y de su
segunda esposa. " JosÉ DE VIERA Y CLAVIJO: Noticias de la Historia General de las
Islas de Canaria, Imprenta de Blas Román, Madrid, 1782, t. IV, pp. 114-115.
JosÉ GARC~OAR TEGAN:u estra Señora del Pino. Historia del culto a
la venerada imagen de la patroiza de Canarias, Santa Cruz de Tenerife,
1936, PP. 45-46.
252 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL MARQUÉS DEL BUEN SUCESO 21
le encareció al lusitano que clavase en el lugar una cruz, deseo
cumplimentado sin el menor contratiempo.
El canónigo don José García Ortega, en su interesante libro
Nuestra Señora del Pino, teniendo a la vista la Información
testifical incoada, en 1684 (con motivo de la lamentable caída
del árbol santo), registra en estos terminos la posterior inter-vención
del sujeto que nos viene ocupando: {{Alguna desconfian-za
debió inspirar al Ilmo. señor Murga el portugués, cuando
mostró deseos de que subiera otro a practicar el mismo reco-nocimiento.
Aún estaba aquél ocupado en la tarea de fijar la
cruz, cuando por las mismas cuerdas llegó Andrés Hernández
de Monagas a donde estaba el primer explorador; confirmó a
su bajada lo dicho por el portugués, añadiendo minuciosos
detalles de la lápida, y para no dejar lugar a dudas, se dispuso
a bdUii as nüsm Usv&rido cera blarica, con la que ~336ia prun-tas
de las huellas, en las que se notaban principalmente los
dedos y el calcañar; y convidando desde arriba a los que le
miraban con medidas de la piedra y sus impresiones, comen-zaron
a enviarle por medio de una cuerda multitud de cintas,
que eran después recibidas por su dueños con devota satisfac-ción)).
El episodio concluye así: «A los requerimientos de que su-biera
más alto, se negó obstinadamente; y vuelto a la presen-cia
del obispo (a quien ofreció un ramo hecho con hojas de
las plantas que crecían al pie de los dragos) dijo que no había
pasado de allí, porque para seguir subiendo tenía que pisar
sobre la lápida, y no se atrevía a poner los pies donde dejó
grabados los suyos la santa imagen))
Estos párrafos están reconstriaidos, en su total entramado,
con las declaraciones prestadas por veintidós vecinos de Te-ror,
en la Información testifical encargada al cura párroco, ba-chiller
Juan Rodríguez de Quintana, por comisión expresa del
4 T. .-.r.n.ri
p l u V I D ~ ~ y V;L~~L;V de 1s cX5cs~is C m AiiUrcís Zomem y Suárez
Calderin. El árbol santo se derrumbó el 3 de abril de 1684, y
55 PP. 46-47. La información de la caída del Pino se conserva en el
Archivo Parroquia1 de Teror.
22 ANTONIO RUlvLEU DE ARM.4S
las revelaciones de los testigos se recogieron el día 2gS6. NO
estará de más añadir que dos de los declarantes, Juan Hernán-dez
de la Rosa" 7 José Hernández Monagas 58, eran hijos del
escalador y nietos del famoso médico. Un tercer testigo, Gre-gorio
Hernández, hijo de José, tuvo arrojo y serenidad para
desmontar las campanas del árbol, con objeto de aliviar el peso
y conjurar la caída
Una década más tarde, Bartolomé Sánchez de Ortega llevó
a cabo con amigos paniaguados, el 5 de dicembre de 1693, una
fantástica Informadón noóiliaria, por auto del teniente corre-gidor
licenciado Parrado de León y en presencia del escribano
Lucas de Béthencourt Cabrera. El objetivo principal de la mis-ma
(fuera de las pruebas y pretensiones de distinción) era de-mostrar,
con escandalosa falsedad, que sus bisabuelos paterno-paternos
((Juan Pérez de Villanueva y ,Marín de Cubas y Mari
Sánchez de Ortega fueron patronos de la santa iglesia parro-quial
de Teror de Nuestra Señora del Pino, y la fabricaron y
trajeroz la imagen. de Espak ..a .su, c osta y merced ...a
El primer testigo que se prestó a colaborar en el amaño
fue ((Andrés Hernández, vecino de Arucas, de edad de cien años
poco más o menos», que no puede ser, ni por asomo, el escala-dor
del pino, residente en Las Monagas, en el pago de Vallese-co
g vecino, por tanto, de Teror". En cambio, si se prestó a
56 GARCÍA ORTEGA: Op. cit., pp. 30-33. De los 32 testigos que declaran
en la información, 22 recogen los testimonios de Andrés Hernández de
Monagas. Unos lo vieron subir al Pino y otros le oyeron relatar la proeza.
57 Ibid., p. 30. Declaró tener ((68 años poco más o menos)). Tenía en
realidad 69, pues había sido bautizado en la parroquia de Nuestra Se-ñora
del Pino el 8 cie septiembre de 1615.
Ibid., pp. 30-31. Declaró tener ciunos 58 años)). La memoria le falla
en seis años, pues había sido bautizado en la parroquia de Teror el 29
de marzo de 1620.
El canónigo Ortega registra entre los apellidos Hernández y Monagas,
-la- -a breviatura: Mc". Pudiera tratarse de una lectura errónea. Sospecha- .*-- ---,..."--;A-l
l l U 3 U I L~ULI~II ~LLIVIL de cela Rosa,.
59 Ibid., PP. 51-52. En particular, la nota 1 a la última página.
IGNACIOQU IXTANA y SANTIACGAOZ ORLAL:a Virgen del Pino en la Historia
de Gran Canaria, Las Palmas, 1971, pp. 110-122.
MUSEOC ANARIO(L as Palmas): Colección de documentos.. . iMilíares
Torres, manuscrito 1-C.-20, t. XVI, núm. 15.
,254 ANUAEIO DE ESTUDIOS. ATL.AFJTICOS
EL MARQUÉS DEL BUEN SCCESO 23
participar como testigo en la vergonzosa superchería Juan Her-nández
de la Rosa, hijo de Andrés Hernández de Monagas y
nieto del celebérrimo médico 61.
El segundo de los hijos del curandero llamado a ocupar
nuestra atención, Domingo Hernández, adquiere particular re-lieve
en el supuesto de que fuese antepasado directo de los
políticos José Tadeo y Gregorio Monagas, presidentes de la
República de Venezuela (1847-1858) y prototipo ambos de dic-tadores
hispanoamericanos.
Ha defendido esta tesis, en fecha reciente, el investigador
grancanario don Miguel Rodríguez Díaz de Quintana en el
opúsculo titulado Apuntes históricos de la Villa de Valleseco.
mora bien, la aporta carece & resgai&j d0e-u-mental
válido y suficientem.
El original debería conservarse en el A. H. P. L. P., protocolo 1.477 del
escribano Lucas de Bethencourt Cabrera, correspondiente a 1693. Sin
embargo, no hemos tenido la fortuna de encontrarlo, seguramente por
conservarse incompleto.
Los informantes que prestaron declaración en Arucas (10 de diciem-bre)
lo hicieron, por delegación, ante el escribano Esteban Perdomo Cas-tellano.
Tampoco se conserva el protocolo correspondiente a 1693.
JosÉ GARCÍAO RTEGAN: uestra SeEora del Pino, Santa Cruz de Teneri-fe,
1936, pp. 17-40.
Con independencia de la vecindad en Arucas, en la Información de
1684 (caída del Pino) los testigos dan a entender que Andrés Hernández
había desaparecido del mundo de los vivos. En otro supuesto, nunca
se hubiera prescindido de su testimonio personal. Por esta razón es in-admisible
la supervivencia en 1693 /Información de Sánchez de Ortega).
VBase como ejemplo la declaración de Juan Hernández de la Rosa en
1684, «que habrá unos setenta años que Andrés Hernández, su padre,
subió al Pino; que asi se lo decía a 61 y a otros.. )) (ORTEGoAp,. cit., p. 30).
m 'bid., p. 21. Ortega quiere identificar a otro de los testigos de 1693,
José Hernández Monagas. No parece del todo verosímil.
Las Palmas, 1981, pp. 55-73.
kege eni&ier=2 Telde, e3 dgles =;; y xviii, fami:ias
que se apellidaron Hernández, Hernández de Monagas y Monagas a secas.
Algunas de ellas enlazaron con estirpes de distinción. Tenemos pmeba
documental de todo ello.
Asimismo, se comprueba la existencia en Venezuela, en la ciudad de
San Carlos de Austria (Estado de Cojedes), del linaje Monagas, con miem-bros
de preeminente posición. La ciudad se fundó en 1678. Los Pdonaga,~,
Núm. 29 (1983) 255
24 ANTONIO RUMEU DE mms
La razón apuntada aconseja abstenerse de cualquier pro-nunciamiento
a favor o en contra de la conjetura propuesta.
Por iiltimo, Diego Hernández (también llamado Hernández
de Monagas), bisabuelo del marqués del Buen Suceso, se de-dicó
al cultivo de las escasas tierras que le habían tocado en
el reparto entre doce vástagos del patrimonio paterno. Había
nacido en Las Monagas en una fecha irnprecisable, contrayen-do
matrimonio, en la parroquia de Nuestra Señora del Pino
de Teror, el 18 de octubre de 1626 con Eufina Travieso, natu-ral
del pago del Palmar, dentro de la propia feligresía, hija
de los hacendados Francisco Báez y Clara de Jesús ".
De la unión nacieron once hijos: Blas Domínguez Travieso,
-rrs.--aL r1,üium6, Sebastib, Mztías y Frmz iuc~I Iem6~dez,M wrfa,
Blasina, Clara y Aldanza Suárez Travieso, María Suárez y Ca-talina
Suárez TraviesoM. Todos ellos vieron la luz primera en
el pago de Valleseco, caserío de Las Monagas, y fueron bauti-zados
en la parroquia terorense.
El cuarto de los vástagos, Matías, ingresó en el Seminario
de Las Palmas, ordenándose de primera tonsura. La nueva si-tuación
personal le indujo a llamarse desde entonces Matías
Suárez Travieso 65.
De uno solo de los hijos, Bartolomé, hemos podido alcan-zar
la fecha de nacimiento, febrero de 1638, con ceremonia bau-tismal
el día 28 6a.
si no fueron de las primeras familias pobladoras, estaban desde luego
afmcados desde principios del siglo XVIII.
Lo difícil es establecer el entronque con prueba documental plena.
A.H.N.: Inquisición, leg. 1503, exp. 4. Pruebas de limpieza de san-gre
de Antonia Hernández Naranjo.
81 Los nombres están copiados puntualmente del testamento paterno.
Véase la nota 68.
El nombre de María se repite por fallecimiento.
A.E.??.:I nq~i s i c id~kg, . En?, exp. 4. h e Q rdenaUe per el ~ h i s p s
Bartolomé García Jiménez el 3 de juiio de 1677.
Su hermano Domingo -fiel a la tradición familiar- le denomina en
su testamento: ((Matías Hernández Travieso)). Véase la nota 82.
Su sobrino Francisco Javier Hernández Naranjo solicitó, en 1725,
certificación de este acto.
Zbid.
256 MUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL MARQUES DEL BUEN SUCESO 25
Diego Hemández fue mayordomo de la cofradía del Santí
simo de la iglesia parroquia1 de Teror 67.
Cierra la breve biografía su testamento otorgado en El So-bradillo
(Teror), en presencia del escribano Diego Alvarez de
Silva el 9 de agosto de 1674. En el mismo dispuso su enterra-miento
en la parroquia de Muestra Señora del Pino, «en la se-pultura
que en ella tengo)) 68. El fallecimiento sobrevino el 17
de agosto del año expresado ".
111. PROGENITORPREÓSXI MOS: LOS NARANJOS, EGUNDA VARONÍA.
UN LINAJE DE INQUISIDORES
1. E¿ traslado a ¿as Palmas. Las jamiiius Hernánciez
y Naranjo unen su sangre
Bartolomé Hernández Travieso, nacido, co,mo se ha dicho,
en el pago de Valleseco y bautizado en la parroquia de Nues-médico
de las Monagas, decidió cambiar de aires y establecer-se
en Las Palmas para disfrutar de un horizonte más despejado.
67 Ibid. Este honor conseguido por Diego Hernández le había sido
denegado a otro pariente por razones sobradamente conocidas. Entre
ellos, su hermano José Hernández de Santa María «el médico)).
El curandero y su hijo Juan Hernández de Santa María habían sido
afrentados públicamente de rnoriscos (declaraciones de Marcos Rodri-guez
y Sebastián Cárdenas).
Otro de los rechazados en su intento de ingresar en la Hermandad
del Santísimo Sacramento fue Domingo Monagas (primo segundo de An-tonia
i3ernanÜez Naranjo).
Ibid. A. H.P. L. P.: Protocolo núm. 1.288, fol. 220.
En el mismo protocolo (fol. 230) aparece inserto un codicilo otorgado
el 12 de agosto de 1674.
La sepultura para Diego y su esposa les había sido adjudicada por
el obispo don Francisco Sánchez de Villanueva y Vega el 10 de septiem-bre
de iwi, hallándose üe v~sita pastoral en Teror. Dieron de limosna
por eila 30 reales. Estaba ubicada «al lado de la epístola, pegada al altar
de la Magdalena)).
Ibid. (Inquisición).
En la partida de defunción aparece nombrado Diego Hernández de
Monagas.
Núm. 29 (1983) 257
ARBOL GENEALOGICO 11
ASCENDENCIA DE LA FAMILIA HERNÁNDEZ
Enrique Díaz
--
Mariana de Cabrejas
~artoldmé Díaz
-
Inés de Vergara -- O n
l N... N... -
=m
O I 1 1 E
E
Diego Hernández Znrique Díaz Andrés Hernández 2
E
=
- «el médico de las
Justa Sánchez Monagas)) 3
- I - 0
m
Justa Domínguez E
1 I 1
juan Herná,ndez Jos6 Hernández Bartolomé Hernández Juan H i m m
de la Rosa Monagas Travieso de Santa María
- 1
Sebastiana Naranjo 1
Suárez
(ver continuacidn en
Gregorio Hernández el Arbol IV) ! Domingo Managas
-% -
Juana Montes de Oca n
-E
a
2
l l I n
0
Andrés Hern��ndez Domingo Hernándsz Diego Hernández José Hernández E
de Monagas -- de Santa María
1 Rufina Travieso (Monagas)
EL MARQUÉS DEL BUEN SUCESO 27
Una vez afincado en la capital contrajo matrimonio en la
iglesia del Sagrario, el 11 de agosto de 1669, con Sebastiana
Naranjo y Suárez, hija de Francisco Naranjo y de Antonia Sud-rez
de Montes de Oca7'. Pertenecía la novia a una familia de
distinción y recursos, por lo que era voz pública la upsición
al enlace, tolerado en última instancia 'l. La contrayente había
nacido en La Vega de Santa Brígida, en el pago de las Galgas,
donde fue bautizada el 26 de enero de 1652
Como la familia Hernández acabó por unir su apellido con
el de Naranjo, y siempre que pudieron a borrarlo y sustituirlo
se puede hablar de una segunda varonía, can rigurosa exacti-tud.
Por esta circunstancia parece obligado el indagar en su
árbol genealógico 13.
En las islas Canarias, a las familias residentes en los puo
blos del interior les estaba, por lo general, vedado el acceso a
los cargos de mayor prestigio social y nobiliario: alcaidfas de
fortalezas, coronelías de Milicias y regidurías en el Cabildo; de
ahí que se tuviesen que aferrar a las capitanías de Milicias y
a los cargas seglares del Santo Oficio. Acaso no haya en toda
la isla de Gran Canaria una estirpe como la de Naranjo tan
estrechamente vinculada a la Inquisición.
Así lo certifica el cronista fray Juan Suárez de Quintana en
su Relación genealógica: «Es este apellido de Naranjo tan no-
A.H.N.: Inpuisicibn, leg. 1503, exp. 4. Pruebas de Antonia HernBn-dez
Naranjo. Sebastiana aparece en los documentos con los más diversos
apellidos. En la partida matrimonial se identifica como Sebastiana Xuá-res
Traviesa, y en la partida de bautismo de su hija Antonia es deno-minada
Sebastiana Naranjo y Montes de Oca.
Los padres usaron también otros nombres: Francisco Pérm Naranjo
(bautizado en Las Palmas el 22 de diciembre de 1622) y Antonia Montes
de Oca y Arencibia (llamada asimismo Suárez de Montes de Oca y en
terceras ocasiones Traviesa). La boüa se verific6 en Las Palmas el 30
de agosto de 1649.
Ibid. Informe del maestro de ceremonias de la catedral de Las
Palmas Juan Pérez Lmero (9 de febrero de 1709): la boda de sus padres
«lo avian tenido sus parientes mui a mal».
$Z Ibid.
73 Véanse el capítulo IV, epígrafe 2 y el capitulo V, epfgrafe 2.
torio como calificado en esta ysla de Canaria; de manera que
puedo asegurar que son muchos los ministros que han servido
al Tribunal Santo de la Ynquisicion en esla ysla, que ha avido
de dicho apellido y ay al presente, que dificulto aya de otros
tantos; al ñn es apellido notorio, y no lo he oído usar en otra
ysla, fuera de ésta, y está entroncado con familias ilustres. Di-cho
apellido trae su origen en el reyno de maña, de la villa
de Almonte, en el arzobispado de Sevilla. Y son los primeros
de este apellido (que alcanzo por certificación de pruebas que
hizo Juan González, ascendiente mí.0 por la línea materna ... )
Diego Pérez y Leonor Martín, vezinos de la villa de Almonte;
éstos tuvieron a Alonso Martín Naranjo, quien vino a Canaria
y casó con Elvlra Ramos, quienes fueron vezinos del Laureal,
término de Teror; éstos tuvieron muchos hijos.. . » 73.
o
n -
Los Naranjo, originarios de Teror, como se ha dicho, aun- m
O
E que arraigados más adelante en el pueblo de La Vega de Santa
Brígida, acapararon los puestos señalados. Un hermano de E
Sebastiana (la esposa de Hernández Travieso), Juan Naranjo
3 Suárez, presbítero, fue nuncio del Santo Oficio, habiendo cons-
- tancia de que murió en las Indiasy5. El padre de nuestra pro- 0
m
E
tagonista Francisco Pérez Naranjo y Rivera desempeñó el car- o
go de alcaide de las cárceles de la Inquisición. El abuelo pa-n
terno, Alonso Naranjo Morales, fue familar del temido tribu- -£
nal. Idéntico cargo detentó en vida Diego Naranjo Rivera, tio a
carnal de Sebastiana. Si siguiésemos buceando por ascendien- n
n tes remotos y líneas colaterales la lista de servidores del Santo
Wtcio se haría interminable 16.
3
O
74 MUSEOC ANARIdOe Las Palmas: -Manuscrito, fol. 22.
75 Según Alejandro Capriles ((paso a Venezuela, con sus prenombra-dos
familiares, y fue cura y comisario del Santo Oficio del distrito de
Con W a l i n n nn f'n?nr>oc\\
U U ' A Z'llyU l a & V U I A U V U Y , , .
Coronas de Castilla en Venezuela, ~Madrid, 1967, p. 406.
76 A.H.N.: Inquisición, leg. 1448, exp. i y leg. 1503, exp. 4. Pruebas
de Francisco Naranjo Montes de Oca y sil cónyuge Jerónima de Quin-tana
Avila y pruebas de Juan Naranjo de Quintana y su esposa Antonia
Hernández Naranjo. Años 1707 y 1737,
He aquí unos cuantos nombres:
260 ANUARIO DE ESTUDIOS. .ATLANTICOS
Del matrimonio de Bartolomé Hernández Travieso con Se-bastiana
Naranjo Suárez nacieron cuatro hijos: Francisco Ja-vier,
Antonia-Rosa, Jacobina y Josefa.
i?e estos vástagos sólo nos interesa la personalidad de los
dos primeros por el relieve que alcanzaron en su tiempo.
Como para estudiar la biografía del varón reservamos el
epígrafe venidero, nos ocuparemos en esta ocasión de la fémina.
Nació Antonia Hernández Naranjo en Las Palmas en 1686,
siendo bautizada en la parroquia del Sagrario el 6 de julio
Nada conocemos de su niñez y adolescencia, aunque habrá que
suponer recibió la rudimentaria educación de las mujeres aco-mcdadas
de su tiempo: leer, escribir, las cuatro reglas, un poco
de mtisiza y L;Us;los rn~dccks.
1. Ascendientes (de Sebastiana)
1.1. AIonso Martin, bisabuelo paterno-materno-paterno, familiar de
1 a Inquisición.
1.2. Vicente Montes de Oca, bisabuelo materno-paterno-paterno, fa-miliar
del Santo Oficio.
2. Colaterales (de Sebastiana)
2.1. Juan Naranjo, presbítero, ministro dÍ5LSanto Oficio, sobrino
carnal.
2.2. Francisco Naranjo Montes de Oca. alcaide de las cárceles del
Santo Oficio, primo carnal.
2.3. Juan Naranjo de Quintana, familiar de la Inquisición, primo
carnal (y andando el tiempo, yerno).
2.4. Juan Naranjo de Quintana, nuncio del Santo Oficio, primo
carnal.
2.5. Juan Naranjo Carreño, presbítero, nuncio del Santo Oficio, «pa-riente
muy cercano)).
2.6. Francisco Naranjo, alcaide de las cárceles del Santo Oficioi
((pariente muy cercano)).
Fray JUANSU ÁREZ DE Q u I ~ A ~ ~ReAla:c ión genealógica, Museo Canario
de Las Palmas, manuscrito, fol. 14.
FRANCISCFEOR NÁMEZ DE BÉTHENCOVRNTo:b iliario y Blasón de Canarias,
Madrid, 1885, t. VI, pp. 111, 114 y 135.
77 A.H.N.: Inquisicid?~, kg. 1503, exp. 4. Pruebas.
Núm. 29 (1983) 261
ASCENDEWCIDAE LA FAMILIA NARANJO
(Se destacan los rnie~mbros que pertenecieron al Santo oficio)
Alonso Martín Vicente Montes de Oca
Familiar del Santo Oficio Farniiiar del Santo Oficio
Alonso Naranjo l Juana Rivera I Juan Montes de Qca
Familiar del Santo Qficio
Diego Naranjo Rivera Francisco Pérez Naranjo
Alcai.de del Santo Oficio Alcaide del Simto Oficio
Jacobina Arencibia
Antonia Montes de Oca
Arencibia
I Sebastiana Naranjo
I
Juan Naranjo Suárez
Suárez
-
Bartolomé Hernándea
Travieso
Nuncio del Santo Oficio
EL ~ U E DSEL BUEN SUCESO 31
El matrimonio lo contrajo en fecha tardía, cumplidos los
cuarenta y seis años, el 27 de julio de 1732, con su primo se-gundo
Juan Naranjo de Quintana, hijo de Tirnoteo Naranjo y
de Sebastiana Quintana Avila, naturales de La Vega de Santa
Brígida y avecindados en San Lorenz~'~C.o mo por aquella fe-cha
el contrayente se hallaba ausente en América, tuvo que
hacerse representar en la ceremonia por Melchor Castroviejo,
secretario de secuestros del Santo Oficio ".
Tres años más tarde, en 1735 con puntualidad, Juan Naran-jo,
((capitán de mar», aspiró a ingresar al servicio de la Inqui-sición
con la categoría de familiar, al igual que lo habían efec-tuado
su abuelo paterno Diego Naranjo y Rivera y su bisabue-lo
Alonso Naranjo Morales. Con estos antecedentes por delan-te
se comprenderá la facilidad con que fueron aprobadas las
informaciones acreditativas de su limpieza de sangres0.
Sin embargo, por razón de su matrimonio, tuvo que pre-sentar
simultáneamente las probanzas de limpieza de su espo-sa
doña Antonia Hernández Naranjo, cuya aprobación o reoha-zo
dio lugar a serias discrepancias en el tribunal de la Inqui-sicih
de Canarias, por lo que fue preciso acudir al Consejo
Supremo de la Inquisición, con sede en la capital de España.
El punto debatido eran las máculas del apellido Hernández.
Se aportaron informes a favor y abundantes testimonios en
contra.
Al final el Consejo de la Suprema se mostr6 generoso y di6
su aprobacidn a las probanzas de marido y mujer, poniendo
fin al delicado punto debatido t(1737)
Ibid., leg. 1448, exp. 1. El contrayente era natural de San Lorenzo.
Los padres habían contraído matrimonio el 20 de junio de 1689.
Los abuelos paternos se llamaron Diego Naranjo Rivera, familiar
del Santo Oficio, natural de Las Palmas, e Isabel Montes de Oca Aren-cibia,
natural de Teror. Los maternos, Domingo Antonio de Quintana,
natural de Las Palmas, y Brígida de Avila Jiménez, natural de La Vega.
79 Ibid., leg. 1503, exp. 4. Con dicho objeto el marido otorgó poderes
el 2 de febrero de 1730.
80 Ibid.
Ibid. La Suprema se pronunció en Madrid el 24 de octubre del
año expresado.
Núm. 29 (1983) 263
32 ANTONIO RUMEU DE ARSlAS
Para completar la biografía del progenitor se impone se-ñalar
que otorgo testamento en Las Palmas, en presencia del
escribano Melchor Gumiel de Narváez, el 4 de abril de 1681.
En el mismo dispuso que su cuerpo fuese sepultado en el con-vento
de Santo Domingo, « junto a la capilla del agua bendita» a'.
Y para rematar la semblanza de Antonia dejemos constan-cia
de que otorgó testamento en Las Palmas, en edad provec-ta,
ante el escribano Juan Reyes Cabrera, el 10 de junio de 1783
2. El relator de la Real Audiencia de Canarias
Francisco Ja~ier Hernxindex Naranjo. Carrera a
universitaria, matrimonio, servicios a la jzsticia
y a,,end=n'~
O
n - m El hijo segundogénito de Bartolomé Hernández Travieso y O E
Sebastiana Naranjo Suárez nació en Las Palmas alrededor de SE
los años 1673-1674, recibiendo en el bautismo los nombres de E
Francisco Javier ". 3
Durante su adolescencia Hernández Naranjo debió cursar -
estudios en las aulas de los conventos de Las Palmas o en las 0
m
E
escuelas de gramática que sostenía el Cabildo de Gran Canaria. O
n
SZ Ibid. A.H. P. L. P.: Protocolo núm. 1.387, fol. 150. E
a En el testamento nombra a sus padres <:Diego Hernández y Rufina
Travieso, que fueron del lugar de Teror aonde llaman Las Monagas)). n
Enumera a sus hijos y hace mención de su hermano ((Matías Hernández n
Travieso, licenciado». 3
O
Al contraer matrimonio, en 1669, su patrimonio era bien escaso: 1
novillo, 1 vaca, hatos de ovejas, 1 taza, 1 cuchara, 1 vihuela, 1 casa de
madera en la montaña, 3 vestidos, 1 espada, 1 daga, 1 escopeta, 30 bo-rregas
y 20 borregos.
Por no saber firmar, lo efectuó, en su nombre, Diego Perera.
83 A. H.P. L.P.: Protocolo núm. 1.862, fol. 285.
Deja por heredero universal a su marido Juan de Quintana [Juan
Naranjo de Quintana], ((capitán del mar».
A.H.N.: Inquisición, leg. 1503, exp. 4. Prilebas de Antonia Her-nández
Naranjo. En el año 1708 se le calculaban entre 34 ó 35 años de
edad. (Informe anónimo dirigido al licenciado don Juan Corbacho el
23 de mayo.)
264 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
La posición desahogada de sus padres le permitid trasla-darse
a Sevilla, ingresando en las aulas de su famosa Univer-sidad
donde cursó los estudios de Derecho. En una fecha in-determinada
aIcggzó el título de abogado de los Reales Con-sejos
En la capital bética conoció a una joven sevillana, Josefa
Micaela Nieto del Castillo, con fa que contrajo matrimonio.
El padre de la novia se llamaba Matías Nieto de Quevedo, hi-dalgo
natural de Villamediana, en la diócesis de Palencia, ave-cindado
en Sevilla, donde consiguió ser nombrado ministro de
la InquisicióneG. La madre se identifica con el nombre de Se-bastiana
del Castillo, nacida en Sevilla, aunque de oriundez
granadina
Ibid. Todos estos datos constan en el expediente citado.
A. H. N.: Inquisicidn, leg. 1335, exp. 2. Pruebas de limpieza de
sangre de Antonia Nieto del Castillo, marquesa de Rianzueb.
Los abuelos de Josefa Micaela Nieto del Castillo se llamaron Matías
Nieto Polo y Catalina Tejeda Bravo. El bisabuelo paterno Juan Nieto
fue familiar del Santo Oficio en Villamediana. Ninguno de los varones
superaba la condición de modestos labradores.
Los Nieto procedían de la villa de Tomares, afincándose más adelante
en Villamediana, estando inscritos en sus padrones como ({caballeros
hijosdalgos notorios)). Con independencia de ello, Matías llevó a cabo
una Información de nobleza en Villamediana (1664) y otra en Sevilla (1679).
Lct inscripción como hijosdalgo en Bormujos data de la última fecha.
Más tarde se avecindó en Seviiia.
La vida de Matías fue un tanto atrabancada, por carencia de recur-sos.
Abandonó Villamediana como paje del obispo don Juan de Palafox.
Más tarde, con la protección de su conterráneo Juan de Llama Tineo,
se acomodó de ((secretario contador de los señores deán y Cabildo de
la Santa Iglesia de Palencian. Por último, estudió, no sabemos qué., bajo
la tutela de su primo el canónigo de Osma don Antonio Nieto.
Las circunstancias que incidieron para su traslado y afincamiento en
Sevilla, nos son desconocidas.
ALEJANDRO CAPRILES en su libro: Coronas de Castilla en Venezuela,
Madrid, 1967, p. 406, hace a Matias ((alcalde por el estado noble de Sal-teras
y La Puebla)).
87 Ibid. Fueron sus padres Bartolomé Gutiérrez Sánchez, natural de
Granada y avecindado en Sevilla, y Juana del Castillo Moreno, natural
de Sevilla. No se señala ningún pormenor en apoyo de su calidad nobi-liaria,
y menos aún de posición económica.
Núm. 29 (1983) 265
34 ANTOKIO RUMEU DE ARMAS
Otra hija del matrimonio, Antonia Nieto del Castillo, se
unió en nupcias con un aristócrata extremeño, don Fer-nando
Fulgencio de Solís, Córdoba, Barradas y Bazán, segun
do marqués de Riamuela, señor de Ogenes y de la Casa Fuerte
de la Granja". Lo destacamos, porque el parentesco será in-vocado
en adelante como prueba de distinción
El joven abogado isleño obtuvo más adelante el cargo de
relator de la Real Audiencia de Canarias, lo que le obligó a
radicarse en la ciudad de su natalicio por tiempo indefinido
88 SU padre Francisco Gaspar Solís, Esquivel, Federighi, señor de
Rianzuela, fue elevado a la categoría de marqués por Real despacho de
1 de noviembre de 1693.
Una hija de1 segundo marqués, María Luisa Solís, Córdoba y Nieto,
contrajo matrimonio con Diego Quintano de Vargas, natural de Fuente
del Maestre y secretario honorario de la Inquisición en Llerena (1760).
En las pruebas de limpieza de este caballero extremeño y de su es-posa
han aparecido integradas las de doña Antonia Nieto del Castillo,
madre de Ia última.
89 Véase cómo se expresa el admirado y fabuloso Fernández de Bé.
tbencourt: «Doña Josefa Micaela Nieto Gutiérrez del Castillo, Tejedo y
Bravo, su mujer, natural de Sevilla, hermana de la marquesa de Rian-zuela
y tía del marqués del mismo título, seiior de Ogen, La Granja y
Rianzuela, ciel marqués de San Ferna.ndo, grande de España, de1 conde
de Villahermosa del Pinar, de la condesa de Villa-Amena de Cozvíjar,
de la marquesa de la Granja, de Caltojar y Valdosera, condesa de Be-nagiar,
y de la marquesa de Villasierra, por cuyas alianzas las tiene esta
familia con las de la más alta nobleza de Sevilla, Granada, Ronda y
Jerez de los Caballeros».
Para fundamentar estos entronques, tan forzados que resultan gra-tuitos,
toma como fuente de inspiración a la Descripción genealógica de
la Casa de Aguayo por don Antonio Ramos, de la Real Academia de la
Eistoria, en Málaga, 1781, capítulo XVI, párrafo 5." [Marqueses de Rian-zuela],
pp. 9-92.
Nobilario y Blasón de Canarias, Madrid, 1885, t. VI, pp. 147-148.
9". H.N.: Inquisición, leg. 1503, exp. 4.
A. H. P. L. P.: Protocolo de Lorenzo Hernandez Millares, núm. 1691,
año 1765, fols. 977 y 986.
F'R.\NCISCO FERNANDEZ DÉ BETHEKCOUNRoTb:i liario y Blasón de Cana-rias,
Madrid, 1885, t. VI, p. 147.
ALEJANDROC APRILESC: oronas de Castilla en Venezuela, Madrid, 1967,
p. 405.
266 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Se trataba del cargo burocrático por excelencia, pues su misión
consistía en resumir los pleitos incoados con objeto de desta-car
los hechos y las pruebas principales, eximiendo a los oido-res
de la lectura farragosa de miles de folíos de los indigestos
mamotretos. Tarea no menos importante era la referencia inin-terrumpida
a la numeración de los expedientes y folios, con
objeto de que los magistrados pudieran consultar, en cada
caso, los textos originales con todos sus destalles.
Como podrá colegirse, era una tarea sumamente delicada
que requería conocimentos jurídicos, experiencia judicial, po-der
de síntesis y paciencia ilimitada. Seguramente no hubo, en
su tiempo, en Las Palmas, hombre que consumiese tantas ho-ras
delante del papel y pluma en mano.
E'ráw?cisco Javier Hernhndez Naranjo, dejAndose arrast-raz
por el espíritu de los antepasados matemos, quiso entrar al
servicio de la Inquisición con un cargo de escasa responsalk-lidad,
el de consultor; muy adecuado para su profesión de ju-rista.
Se daba además la circunstancia de que en algunas oca-siones
no se habían exigido pruebas para el desempeño de di-cho
puesto. Sin embargo, hubo de desistir del empeño por las
largas y las rémoras, a pesar de que todos se deshacían en ((elo-gios
de su literatura y suficiencia)) "'.
En el terreno familiar, su matrimonio fue extraordinaria-mente
fecundo, viéndose favorecido con nueve hijos, cuyos nom-bres
y circunstancias pasamos a enumerar 92:
l. Matías Hernández N.aranjo y Nieto. Emigró a América,
donde se pierde por completo su recuerdog3.
2. Sebastiana. Contrajo matrimonio, en 1724, con Jeróni-mo
Falcón de Alarcón, regidor del Cabildo de Gran Ca-
91 A. H. N.: Znq~isicidn, leg. 1503, exp. 4.
9a A. H. P. L. P.: Protocolo de Loremo Hernandea Millares, nUm. 1.691,
año 1765, fols. 986-1013. Partición de bienes de los hijos de Francisco Ja-vier
Hernández Naranjo y Josefa Micaela Nieto del Castillo. Es la fuente
primordial para conocer la desc'kiencía.
93 Contrajo matrimonio en America, con ignorada descendencia, en
el supuesto de que la tuviese.
Núm. 29 (1983) -267
36 ANTONIO R U ~ UDE ARMAS
naria y capitán del Regimiento de Milicias Provinciales
de Las Palmas 94.
3. Juan Agustín. Estudió en el Colegio de San Antonio,
adscrito a la Universidad de Sigüenza, doctorándose en
Cánones, al mismo tiempo que se ordena.ba sacerdote.
Su personalidad será estudiada más adelante
4. José. Ingresó en la Orden de los Agustinos, tomando el
nombre de fray José de San Antonio. A1 correr del tiem-po
se secularizó, ejerciendo el sacerdocio en su ciudad
natal.
5. Domingo José. Cursó estudios eclesiásticos en un Semi-nario
desconocido, alcanzando el grado de doctor en
Teología. Emigró a Méjico, reintegr��ndose más adelante
a la tierra de sus mayoresg6.
6. Bartolomé. Es el actor principal de nuestro estudio,
por lo que sobran, en esta ocasión, las puntualizaciones.
7. Teresa. Contrajo matrimonio con el capitán Juan de
Medina.
94 BÉTHEXCOLTNoRbTil:i ario ..., t. VI, p. 147. En 1763 Jerónimo Falcbn
ejercía el puesto de sargento mayor del Regimiento de Las Palmas. El
matrimonio se verificó en el Sagrario-Catedral de la capital el 24 de oc-tubre
de 1724. Tuvieron dos hijos, JosB e Isabel Ana, con brillantes en-laces
y numerosa descendencia (estirpes Castillo-Olivares, La Sala, etc.).
Jerónimo Falcón de Alarcón otorgó testamento el 2 de septiembre
de 1771, ante José Montes de Oca, y Sebastián Hernández Naranjo el
16 de jmio de 1781, en presencia de Andrés Cabrera de León.
La muerte de Sebastiana sobrevino en Las Palmas el 11 de agosto
de 1781 (ARCHIVOD E LA PARROQUDEILA SAGRAIZcIoOn,s ervado en San Agus-tín,
Libro S? de Defunciones, fol. 180).
Los padres de Jerónimo fueron Alonso Falcón Ortiz de Espino, re-giaor
perpetuo áei Cabiiáo áe Gran Canaria, e Isabei de ía Cruz üe
Alarcón Peña.
95 Véase el capitulo IV, epígrafe 2.
Ingresó en el Colegio citado en 1734. Tenía por entonces veinte años
de edad, pues había nacido en 1714.
A. H. N.: Universidades, Colegio de San Antonio de Sigüenza, libro
1.269, fol. 165.
Fue el hombre de confianza y agente de negocios de su hermano
menor Bartolomé.
268 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
8. Josefa. Fue esposa de Marcos Isidro Falcón y Cervantes,
teniente coronel del Regimiento de Guía y regidor del
Cabildo de Gran Canaria. Las nupcias se verificaron en
1733
9. María Antonia. Se unló en matrimonio con Luis Antonio
de la Sala, capitán de Milicias Provincialesg8.
Como detalle final sobre la famila Hernández Naranjo nos
interesa añadir que el hijo sexto, Bartolomé, futuro marqués
del Buen Suceso, nació en Las Palmas, en la calle de- la Cruz,
el 25 de octubre de 1712, recibiendo las aguas redentoras del
bautismo el dfa 30, en Ia parroquia del Sagrario, por mano del
prebendado don Felipe Machado, inquisidor apostólico de Ca-narias.
Se le impusieron los nombres de Bartdom6, Francisco,
Pedro de Alcántara 99.
De esta numerosa familia, cuatro miembros decidieron un
día emigrar a Venemela. Fueron éstos el relator Francisco Ja-vier
Hemández Naranjo, su espasa Josefa Mícaela Nieto del
Castillo y los hijos Juan Agustín y Bartolomé.
IV. EMIGRACAI ~VNE NEZUELDAE LA FAMILIA HERNÁNDENZA RANJO
1. Caracas en el siglo XVIII, bajo el signo del &sarro110
económico de la Ilustración. La poderosa minoría isleña
Antes de que veamos desenvolviéndose en Venezuela y en
Caracas particularmente a la familia Hernández Naranjo, pa-rece
obligado que digamos dos palabras sobre la aduación de
los canarios como minoría coherente; sobre la s!t.ilacj6n eco-nómica
en la provincia en el tercio medio del siglo XVIII, y so-bre
las relaciones comerciales entre el territorio americano y
el archipiélago atlántico.
iz BETHENCOUNRobTil: iario ..., t. VI, p. 151.
98 Ibid., p. 150.
99 ARCHIVOD E LA PARROQUDEILA SAGRARIcOon, servado en San Agustfn,
Libro de Bautismos, núm. 17, fol. 219' (partida núm. 2.428).
Núm. 29 (1983) 269
ASCENDENCIA IIEL PRIMER MARQUÉS DEL BUEN SUCESO
Dirgo Hernandea Rufina Travieso Francisco Naranjo Antonizi Suárez Matias Nielo Polo Catalina Telada Bartolomé Gutierrez Juana del Castillo
Montes de Oca
I I l I I I I - - -- - I
1 l I ---- 1 -
Dartolomd Hernnndez
Travieso
Sebastiana Naranjo
Montes de Oca
Francisco Javier
Ilernández Naranjo
Matias Nieto Sebastiana Gutiérrez
de Quevedo Yepes del Castillo
I-_ I
1 - - - - -
JoWa Nieto del Cactillo
:€Iartolomé' Hernándta
Naranjo Nieto
Advirtamos, para orientación general, que Venezuela cons
tituía dentro de la administración americana una gobernadu-ría
cuyo titular recibía el nombre de gobernador y capitán ge-neral.
El siglo XVIII conoció un ascenso político-cultural sin in-terrupción.
En 1721 se erigía la Universidad; en 1777 se creaba
la Capitanía general, y en 1786 se fundaba la Real Audiencia lW.
La minoría isleña en Caracas tenía como centro vital en la
centuria que nos ocupa la plaza de la Candelaria, en cuyos cua-tro
frentes y en las callejas inmediatas vivían buena parte de
los emigrantes, ejerciendo en el barrio sus actividades profe-sionales,
con preferencia por las mercantiles. Las familias más
poderosas, como los Toro, Ascanio, Sarmiento de Herrera,
Punte, San~bris, Vv!&qxz, &c., escegierm ysra !ev~i,tsr sus
moradas y mansiones, con ribetes palaciegos, otros puntos de
la ciudad.
Presidía la plaza la iglesia de la Candelaria, construida en-tre
los años .1 7.0.3- 1708 con las ayudas y limosnas de la colonia Cmai"ra, La ü-Licia~~h~a.zb iz p&rtWu ce; licerscia& Tedru -$Ticu-ña,
quien había solicitado del Ayuntamiento, en la primera
fecha indicada, el pertinente solar en la parte Este de la ciudad.
La inauguración se hizo con extraordinaria solemnidad en me-dio
de actos de confraternización. Poco tiempo más tarde se
constituyó, dentro de la misma iglesia, la Cofradía de Nuestra
Señora de la Candelaria, a la cual se afiliaron la mayor parte de
los emigrantes isleños. Apenas habían transcurrido ocho años
cuando el obispo de Caracas, don Francisco Rincón, erigió en
viceparroquia de la catedral al templo que nos ocupa; ello es
l~G,.v-.c,r.la uu,arA .. 1% intefi;~ rqjcblzción yüe estaba axxpejrime=&m-do
el barrio.
Un acontecimiento desgraciado se produjo en 1746. Se des-plomó
la iglesia de la Candelaria por defectuoso asentamien-to,
en medio de la general consternación. Los isleños no se des-loa
ILDEFQNSLOE AL:H istoria de la Universidad d e Caracas (1721-1827),
Caracas, 1963, pp. 38-425.
GUILLERMMO ORÓN: Historia de Venezuela, Caracas, 1971, t. IV, pp.
382-389 y 467-505.
animaron por el contratiempo, procediendo a la reconstrucción,
con subvenciones y limosnas, hasta dejarlo consolidado y con-cluso.
El responsable de las obras fue el mayordomo José Her-nández
Sanabria. El 8 de octubre de 1752, mediante la oportuna
cédula real, el templo fue erigido en parroquia. La obra de re-construcción
fue tan sólida que la basílica resistió sin graves
contratiempos el violento terremoto de 1766 lol.
La economía venezolana conoció en el siglo XVIII un mo-mento
de extraordinaria prosperidad. La mayor parte del co-mercio
con España se hacía a través del puerto de Cartagena
de Indias, etapa primera de la famosa flota de Tierra Firme.
Navíos de La Guaira, Cumana, Puerto Cabello y Maracaibo
iban a Cartagena y retornaban de elia llevando los preciados
productos venezolanos (oro, perlas, cacao, café, azúcar, añil,
tabaco, pieles, etc.) y trayendo las mercancías hispánicas o eu-ropeas
{tejidos, calzado, maquinaria, quincallería, objetos sun-tuario~
e, tc.). Mención especial bay que hacer del comercio con
las islas Canarias ivinos, en primer término, aguardiente, vi-nagre,
pasas, higos, almendras, etc.; trigo y harina en circuns-tancias
muy favorables) 'O2.
El contrabando tenía por entonces una particular inciden-cia
en Venezuela, pues a través de Curacao los mercaderes in-gleses,
franceses y, de manera muy especial, holandeses habían
conseguido montar un tráfico ilícito sumamente pro~echoso.
La crisis económica ,de finaies del siglo XVII, la mina de la
flota mercante y el estallido de la guerra de Sucesión (1700-1716)
dejó paralizado el tráfico comercial. Baste con declarar que
durante treinta años (1700-1730) solamente cinco navíos vene-lol
HÉCTORP ARRAM ÁRQUEZ:E l doctor Tomás Hernandee de Sanabria,
Caracas, 1970, pp. 20-22.
lo2 M o ~ N : 01). Cit., pp. 507-563.
EDUARDAOX ILA FARIASE: conomia Colonial de Veneauela, México, 1946.
JosÉ PERAZA DE AYALA: EL régimen comercial de Canarias con las In- %
c zuS XTTI, ~ ~ y X1yI::1, ¿a iag=;sTja. a,
FRANCISMCOOR ALESP ADRÓNE: l comercio canario-americano fsiglos XVI ,
XVII y XVIIIJ, Sevilla, 1955.
272 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL MARQUES DEL BUEN SUCESO 41
=olanos arribaron a Sevilla con cacao de la provincia. Entre
1706 y 1721 ni un solo navío de la España peninsular se dejó
ver en La Guaira ni en los puertos aledaños 'O3.
Esta situación va a cambiar radicalmente con la fundación,
en 1727, por acuerdo entre el ministro de Estado don José Pa-tiño
y el secretario de la Junta Foral de Guiphcoa, de la Real
Compañía Guipuzcoana de Caracas, con un capital de 2.250.000
reales, repartido entre 300 accionistas. El rey Felipe V y los
capitalistas vascos suscribieron la totalidad del papel. Tiempo
adelante, al producirse ampliaciones, las farniIias criollas te-rratenientes,
Toro, Bolívar, Ibarra, Tovar, Ascanio, La Madrid,
invirtieron capitales en la sociedad.
m--- ......- mrim.-,m~~ci
l m uLU3 pl;lllsLVA3LI u LIAGIAUu i 3 cle rec& y expecCiUt~~iS?e!? ,
éxito fue rotundo. En pocos años logró grandes resultados, de
modo que en 1734 se le autorizó a aumentar ilimitadamente
el número de sus buques. Según Larruga, daba una subvención
anual al Estado de 100.000 pesos y poseía una Aota de 13 na-
víub. u-e-s-u-e, -qA n1 rr nI u2 ec--~ d del i-iiuimp~:io cumei-cial de La Uüzirs
(Caracas) y diez años más tarde se anexionó el de Maracaibo.
Gracias a un sistema infiexible logró multiplicar la producción
de cacao, que elevó de 643.000 fanegas (1700-1730) a 1.450.000
(1730-1748).
Sin embargo, las inmensas propiedades que adquirió la
Compañía para competir ccn los terratenientes y abaratar los
precios, junto con el desmedido afán de lucro, iban a provocar
una gravísima insurrección acaudillada por el emigrante ca-nario
Juan Francisco León (1749-1751 ).
La reacción por parte del Estado no se hizo esperar. La
Compañía vio recortados los privilegios económicos, imponién-dose
una política cada vez mas liberalizadora. La publicación
por el rey Carlos 111, en 1778, del Reglamento de libre comer-cio
supuso un rudo golpe para la sociedad, obligada a compe-tir
en régimen de igualdad.
'O3 MOR~N0: 1).c it., pp. 567-568.
PARRAO:p . Cit., p. 36.
Núm. 29 (1983)
18
La prosperidad mercantil de Venezuela en el último tercio
del siglo XVIII fue sorprendente, adquiriendo el país un desa-rrolio
inusitado 'O4.
El comercio de Canarias con América se había nutrido,
como se ha dicho, de frutos de la tierra (vinos, en primer tér-mino,
aguardiente, vinagre, trigo o harina, pasas, higos, almen-dras,
nueces, etc., amén de tejidos burdos) y autorizado por
medio de licencias temporales prorrogadas una y otra vez. En
1718 se reguló el tráfico mediante la expedición de un minu-cioso
Reglamento, que no dejó detalle por perfilar. Este co-mercio
se orientó en buena parte a Venezuela, y dentro de la
amplia costa a La Guaira de manera preferentísima lm. a
N
O
2. Francisco Javier Hernándex Naranjo, abogado de los Reales n-- m Consejos, y sus hijos Juun Agustín, racionero, y BartoZomé, O
E
negociante, en Venezuela. El encumbramiento nobilario E
2
-E
El primer miembro de la famila Hernández Naranjo a quien 3
sedujo Venezuela fue el joven Bartolomé. Sabemos que era --
0 {(capitán de barco» en la carrera de Indias, interesado particu- m
E
lamente por el comercio entre el Puerto de la Luz y La Guaira. O
Esta actividad náutico-mercantil hay que datarla en la tercera En década del siglo xv111. -E
Seguramente el emprendedor hombre de negocios se tras- a
2
ladaría en más de una ocasión a Caracas, sintiéndose atraído n
n
'O4 RAM~NB ASTERRLAO: S navios de la Ilustracidn. Real Compañia 3
O
Guipuxcoana de Caracas y su influencia en los destinos de América,
Caracas, 1925.
JosÉ ESTORNEUSS A: La Real CompañIla Guipuzcoana de Caracas,
Buenos Aires, 1948.
ENRIQUBEE RNARDNO~ z J:ua n Francisco de León o el levantamien-to
contra la Compañia Guipuzcoana, Caracas, 1949.
FPdxcrswv ~ ~ R P L L EPPS , I!F&?: &?hefi&2~ ~ ~ ltu rC"?a??, pg2ia LJP C g ~ g ~ g ~ f ,
Sevilla, 1955.
GUILLERMMOO R~NH:i storia de Venezuela, Caracas, 1971, t. IV, pp. 568-578.
JAIME VICÉNS VIVES: Manual de Historia Econdmica de España, Bar-celona,
1972, pp. 520-521.
'O5 Véase la nota 102.
274 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
por aquella improvisada y opulenta sociedad, abierta al espí-ritu
de inciativa, con incalculables posibilidades de hacer ca-rrera
y fortuna en breve espacio de tiempo.
Estos contactos reiterados arrastraron a Naranjo a tomar
una firme decisión en 1736: abandonar temporalmente Cana-rias;
radicarse en Venezuela, y lanzarse a la vorágine de los
negocios, aprovechándose de la experiencia adquirida en la
dura brega del tráfico marítimo.
La arriesgada resolución de Bartolomé se contagió a otros
miembros destacados de la familia; en primer lugar, sus propios
padres, y en segundo término, el hermano Juan Agustín.
Es hora de decir que don Francisco Javier Hernández Na-ranjo
se acababa de jubilar como relator de la Real Audiencia
de CanariaslOG. Libre de todo compromiso se dejó contagiar
por el espíritu de aventura de su hijo, sin la menor vacilación.
La esposa Josefa Micaela Nieto del Castillo aceptó resignada
la resolución marital. Y en cuanto a Juan Agustín, doctor en
Cánones, sin colocación momentánea, se trasladó a la corte
para gestionar un puesto eclesiastico en la diócesis de Caracas.
Romper amarras es empresa difícil, y requiere tiempo. Por
tal razón hasta mediados de 1738 no estuvo el grueso de la fa-milia
en condiciones de emprender la travesía rumbo a América.
La demora obligó a Juan Agustín a partir en vanguardia
para posesionarse de una media ración en el Cabildo de la Ca-tedral
de Caracas, con la que había sido agraciado por Real
despacho de 17 de febrero de 1737. En el verano de ese mismo
año tomaba posesión de su cargo, con el ceremonial de rigor.
En el Libro de Actas correspondiente se lee: ({En 19 de julio
presentado el Real despacho.. . en que se concede, en depósito,
al señor doctor don Juan Agustín Naranjo una media ración
(que obtenía el doctor don Andrés Alvarez de Priego) se le dio
posesión de ella por el señor teniente previsor en el coro y
106 A.H. P. L. P.: Protocolo núm. 1.654 del escribano Juan Guerra de
Quintana. Poder a favor del licenciado don José Casares para litigar.
Las Palmas, 16 de mayo de 1738.
En este documento se titula: ((abogado de los Reales Consejos y re-lator
jubilado de la Real Audiencia de estas islas)).
sala capitular, estando junto con el Cabildo, y hizo la profesión
de la fe y todo lo demás que los propietarios, menos la co-lación
» 'O7.
Bartolomé Hernández Naranjo, en sus primeros contactos
con Venezuela, había podido apreciar la altivez de la nobleza
criolla, los famosos «mantuanos» caraqueños loa, obsesionados
mucho mas que los europeos por títulos, probanzas, honores
y c~ndecoraciones.P or eso quiso ir bien pertrechado de abo-loríos
y pergaminos.
Para el objetivo señalado era preciso demostrar, como fue-se,
la calidad de noble. Francisco Javier no se atrevió a pro-mover
una Información de hidalguía. Estaba demasiado pró- a
ximo el recuerdo de su origen y el rechazo indirecto por parte
de la Inquisición 'Og. En cambio, su profesión jurídica, por un O
lado, y el respaldo de su esposa ({hermana de la marquesa de - m Rianzuela~ -como cacareaban por todos los rincones-''O; O
E
por otro, hacían más asequible a sus hijos el anhelado encum- E
2
bramiento. E
En efecto, en 1738 se pudo llevar a cabo en Las Palmas, in- 3
coada por los hermanos Naranjo Nieto, una Información de -
0 noblexa, ante el corregidor, rematada con la oportuna carta m
E
de amparo (14 de mayo). En ella declararon diversos amigos, O
parientes y allegados, mostrándose conformes con las pregun-tas
del interrogatorio, preparadas al efecto ''l. La matriz del -E
curioso documento tiene que conservarse en el Archivo de Pro- a
tocolos Notariales de Las Palmas, aunque su búsqueda ha re- -
sultado empresa laboriosa y estéril por ignorarse el nombre
del escribano que dio fe de las diligencias '". 3
O
107 A.S.: Dirección general del Tesoro, inventario 2, leg. 31, núm. 64,
La Cámara de Indias dictaminó favorablemente el 4 de diciembre de 1737,
LIBROSD E ACTASD EL CABILDEOC LESIÁSTICDOE CARACAnSu,m . 9, fol. 99.
Actas del Cabildo Eclesiástico de Caracas, Caracas, 1963, t. 1, p. 309.
108 Así llamados, según es tradición, por los largos mantos que usa-ban
las criollas de más o menos rancia estirpe.
lo9 Capítulo 111, epígrafe 2.
110 Ibid. Añádanse las notas 88 y 89.
111 A.I. (Archivo de Indias): Títulos de Castilla, leg. 1.
A. H. L. P.: La hemos buscado infructuosamente en las escribanías
(año 1738):
276 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLAjVTICOS
La transmutación estaba efectuada.
Los últimos documentos que suscriben Francisco Javier y
su hijo Bartolomé se datan entre marzo y mayo de 1738.
El relator jubilado de la Audiencia otorgó un poder en
Las Palmas el 16 de mayo l13. El capitán de barco, pronto a zar-par
para La Guaira, recibió dinero del comerciante Bartolomé
López Méndez para ciertos encargos, el 17 de marzo, y llevó
a cabo un préstamo de 60 pesos al capitán Antonio Ortega el
15 de mayo "4.
Una vez realizada la travesía y afincados en Caracas, jen
qué entretuvo sus ocios el ex relator de la Real Audiencia?
Había entonces en la provincia de Venezuela escasos abo-gados,
lo que le permitió abrir b~aete y dedicarse al ejercicio
del derecho en todas sus ramas. Hay que sospechar que la co-lonia
canaria, donde ser letrado era una prueba de distinción,
le abriría las puertas de par en par y le prestaría todo el apoyo
preciso. Al mismo tiempo Francisco Javier y sus hijos logra-ron
abrirse camino en los círculos cerrados de la alta sociedad
criolla, como muy pronto tendremos ocasión de conprobar l15.
Para acentuar aún m& el encvmbramiento los hermanos
Naranjo Nieto obtuvieron una Carta y Certificación de blaso-nes,
expedida en Madrid, el 7 de julio de 1748, por el cronista
y rey' de armas del monarca Ferando VI don Francisco Zazo
y Rosillo l16.
Protocolos núms. 1.540 (José Cabrera Betancourt), 1.609 (Cayetano
Trujillo), 1.620 (Fernado Alvarez Trujillo), 1.626 (Pablo Cruz Machado)
y 1.654 (Juan Guerra de Quintana).
113 Ibid., protocolo 1.654, fol. 184v, de Juan Guerra de Quintana. Poder
para litigar otorgado el 16 de mayo de 1738.
114 Ibid., fol. 1891- y protocolo núm. 1.620 sin folio, del escribano r ~--L-L- AI -~ Un.Ul. v- -a-l-a-z- -.-:A:Y, r ujiliu.
El capitán Ortega iba de viaje a La Guaira en el navío de permisión
((Nuestra Señora de las Angustias y San Antonio)).
115 Véase el epígrafe 3 de este mismo capitulo.
ALF~ANDROC APRILESC: oronas de Castilla en Venezuela, Madrid,
1967, p. 405.
Núm. 29 (1983) 277
46 AWTONIO RUMEU DE -4RIvMS
Una segunda Información de noblexa se llevó a cabo en
Caracas, con citación del procurador sindico general, en una
fecha de momento irnprecisable "'.
Hay que señalar en este período la inclinación de la fami-lia
por simplificar el apellido, renunciando al patronímico Her-nandez,
que les venía por varonía, para escoger el de Naranjo.
Como a biograñar a Bartolomé se van a dedicar las páginas
que restan del presente estudio, parece obligado seguir el ras-tro
a Juan Agustín, el racionero.
Un lustro después de la toma de posesión, el 3 de julio de
1742, se le confería en propiedad la media ración, por haberse
hecho constar en e1 Supremo Consejo y Cámara de Indias es-tar
«ciertamente dementen su antecesor ll*. El propio año, con
fecha 24 de septiembre, el Cabildo le designaba «receptor de
la cuarta capitular» 'lg.
En 1750 el medio racionero se trasladó con permiso a la
metrópoli, a buen seguro a la isla de Gran Canaria, su patria
&icz. PQI. tll Caca cc!i~itS 18 s&Sn de! V~bil* &e 29 i(p
enero de 1751 que se le entregasen las rentas {(del tiempo que
estuvo en España de mandato del Rey». La corporación ecle-siástica
optó por la negativa, aduciendo que «pues esta ida no
fue por voluntad de Su Majestad, ni por cosas de su real ser-vicio,
se distribuyese con lo demás que hubiese de fallas)) Izo.
Una segunda reclamación, fonnu1ad.a el 26 de abril, tuvo idén-tica
respuesta lZ1.
117 A. 1.: Titulos de Castilla, leg. 1.
1'8 A. S.: Dirección general del Tesoro,. inventario 2, leg. 33, núm. 98.
El Real despacho aparece firmado por Felipe V en El Pardo, el 22 de
abril de 1741.
LIBROSD E ACTASD EL CABILDEOC LESIÁSTICDOE CARACAnSÚ, m, 9, fol. 311.
Actas del Cabildo Eclesiástico de Caracas, Caracas, 1963, t. 1, p. 328.
En el intermedio Naranjo se vio envuelto en una reclamación de pre-cedencia
por parte del medio racionero Juan Ignacio Landaeta (libro 9,
fols, 116, 124 y 128. Actas ..., p. 311.
Ibid., libro 9, fol. 39. Actas ..., p. 329.
Izo IbiCE., libro 11, fol. 17v. Actas ..., p. 356.
12' Ibid., libro 11, fol. 23. Actas ..., p. 357.
278 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Si hemos de hacer caso a los nobiliarios, don Juan Agustín
Naranjo ejerció en Venezuela los cargos de «juez sinodal, mi-nistro
de la Inquisición de Caracas, Valencia y Cartagena de
Indias, consultor de la Nunciatura de España y protonotario
apostólico 12'.
En los informes secretos que el obispo de Caracas don Diego
Antonio Díez Madroñero elevó al Consejo de Indias, en octubre
de 1761, hace un retrato poco favorable del clérigo canario:
«Es de edad de quarenta y siete años, de corta literatura,
muy enfermo y por sy impedido, aunque no por nacimiento
ni origen; se ordenó sacerdote el año de treinta y tres; se gra-duó
de bachiller, lizenciado y doctor en Cánones en la Univer-sidad
de Sigüenza, quando fue llamado a España; posee una
media ración en esta Santa Yglesia Cathedral, que no sirve
por sus accidentes, y aunque es examinador por el sínodo no
exerce)) lZ3.
Se impone señalar en este momento el término vital de los
tres actores.
Muy poco mas podemos añadir sobre los años postreros
de los progenitores del futuro marqués. Sabemos, eso sí, que
Francisco Javier otorgó testamento en Caracas el 2 de abrii
de 1743 y su esposa Josefa Micaela el 6 de enero de 1748124.
Estas fechas pueden orientarnos algo sobre el término de su
existencia.
Ambos esposos serán enterrados, andando el tiempo, en la
iglesia del convento de la Veracruz de la Orden de San Agustín
de Las Palmas lZ5. Esta verídica circunstancia nos obliga a for-mular
una doble interrogante. ¿Regresaron a la patria chica,
m CAPRILES: Op. cit., p. 405.
Para servir al Santo Oficio acaso invocaría la aprobación de las prue-bas
de limpieza de su tía carnal Antonia Hernández Naranjo.
Documentos para la Historia de la Iglesia Colonial en Venezuela,
Curums, 1965, t. 1, p. 345,
A. H. P. L. P.: Protocolo de Lorenzo Hernúndez Millares, núm. 1.691,
año 1765, fols. 986-1013.
A.H.N.: Inquisición, leg. 1503, exp. 4. Pruebas de limpieza de sangre
de Antonia Hernández Naranjo, 1737.
lz5 Consúltese más adelante el capítulo V, epígrafe 3 y las notas 168-169.
Núm. 29 (1983) 279
48 ANTONIO RU?KEU DE A R ~ S
en 1750, en compañía de su hijo Juan Agustín? $ucurnbieron
en Caracas, limitándose el prebendado a trasladar los restos
de los progenitores para que descansasen en la tierra de los
mayores? No hay respuesta posible, aunque nos inclinamos
por el primer supuesto. Seguramente Barrtolom6 Francisco les
prometeria un rápido retorno a la patria chica.
El fallecimiento del racionero se produjo en los primeros
meses de 1766, pues el 2 de mayo fue proveído para la «media
ración, vacanten, don Manuel de Granb, cura de la catedral *6.
Es curioso señalar, corno remate, que la partición de los
bienes paternos no se llevaría a cabo en Las Palmas hasta la
tardía fecha de 1765 *7.
3. Destclcada personalidad de Bartolomé Hernándex Naranjo
y Nieto. Enlaces matrimoniales y sucesión. Actividad militar,
politica y mercantil
La vida de Bartolome Hernández Naranjo en Venezuela
puede ser reconstruida en diversas facetas: familiar, castren-se,
política, mientras la actividad económica -la más apasio-nante-
permanece sumida en impenetrable misterio.
El emigrante grancanario contrajo matrimonio en la cate-dral
de Caracas el 16 de enero de 1743, a los treinta y un años
de edad, con una joven de la alta sociedad capitalina, do%
Germana Rosa Rodríguez de La Madrid y Liendo, de sus mis-mos
exactos años. Los padres de la novia fueron d.ora Andrés
Rodríguez de La Madrid y Vázquez d.e Montiel, regidor del Ca-bildo
de Caracas, alférez de la misma entidad, alcalde electo
de la Santa Hermandad y castellano de la fortaleza de La Guai-ra,
y do-ria Germana Ignacia de Liendo y Gedler '2a.
'21 LIBROSD E ACTASD EL CABILDOE CLESIÁSTICDCE) CARACASn,ú m. 13, fol. 64.
Actas del Cabildo Eclesiástico de Caracas, Caracas, 1963, t. 1, p. 404.
lZ7 A. H. P. L. P.: Protocolo de Lorenzo Hemández Millares, núm. 1.691,
año 1765, fols. 977.
Iza ARCHIVODE LA CATEDRADLE CARACASli,b ro VI1 (1723-1?46), fol. 1 5 0 ~ .
CARLOSI TURRIZAG UILLÉN: ltIatrimonios y oelaciones de españoles g crio-
280 ANUAX.IO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL MARQUÉS DEL BUEK SUCESO 49
Seis años más tarde; para ser exactos el 4 de septiembre
de 1749, fallecía en Caracas doña Gennana, sin haber logrado
descendencia lZ9..
Bartolome Hernández Naranjo permaneció viudo por plazo
de un bienio, pues el 26 de abril de 1751 contraía segundas
nupcias en la catedral de Caracas con doña Juana de Monas-terios
y de Istúriz, hija de don Lucas de Monasterios Sartuche,
regidor del Cabildo, y de doña Sebastiana de Istúriz Ezquier 130.
La novia pertenecía a la nobleza criolla, siendo prima herma-na,
por línea materna, de don Francisco de Pada Rodríguez
del Toro y de Istúriz, segundo marqués del ToroI3l.
De esta unión nació Juan Domingo Hernández Naranjo y
de Monasterios, en una fecha que no es posible precisar.
La carrera militar be don Bartdomé Hernández ~aranjo
fue la propia de los jóvenes de distinción de la época. Durante
la estancia de sus padres en Gran Canaria habían obtenido
-
llos blancos celebrados en la Catedral de Caracas desde 1615 ízasta 1831,
Publ~caciones del Instituto Venezolano de Genealogía, Caracas, 1974, p. 569.
Los abuelos paternos fueron: Rodrigo Rodríguez de La Madrid, na-tiiral
de San Vicente de la Barquera, y Juana Vázqilez de Montiel y
Méndez de Toro. Los maternos, Santiago de Liendo y Rodríguez de Es-cobedo,
alférez y tesorero general de la Santa Cruzada, e Isabel Gedler
y Rivilia.
CARLOSI TURRIZGUAI LLÉN: Algunas famzlias caraqueñas, Caracas, 1967,
t. 11, PP. 502-509.
ITURRIZBA:l gunas familias. .., t. 11, pp. 502-509.
130 ARCHIVOD E LA CATEDRIAIE LC ARACAlSib, ro VI11 (1746-17821, f01 80.
í iüiti i iz~.i viüi~tiiiüiitüy~ ixiu~iüizes..,. p. 676.
Fueron sus abuelos paternos: Anastasio de Monasterios y Rebolledo
y Antonia Sartuche Zigarroa; los maternos, Iñigo de Istúriz Rebolledo,
tesorero de la Real Hacienda, y María Ezquier de la Guerra y Santiago.
ITURRIZAAlg:u nas familias... , t. 11, pp. 546-556.
Los nuevos esposos se velaron en Caracas el 16 de febrero de 1754
(libro VIII, fols. 391v y 392).
RAFAELN IEM CORTADELLASA: scendencia y descendencia de don
Bernardo Rodriguex del Toro, primer marqués del Toro. (La estirpe de
Teresa de Bolivar), en ((Aniiarto de Estridios Atlánticos», núm. 23 (año
1977), PP. 447-450.
Núm. 29 (1983) 281
50 ANTONIO RUMEU DE ARMAS
para su hijo el ingreso en las Milicias canarias en calidad de
cadete, habiendo ascendido más adelante al grado de teniente
Una vez establecido en Caracas hizo presentación de la paten-te,
pasando a integrarse, en igual grado, en la Compañía de Mi-licias
de Voluntarios Isleños.
Es de advertir que la defensa de Caraoas y su puerto princi-pal
La Guaira, correspondía al gobernador, quien se auxiliaba
del ejército regular y las milicias. Las tropas veteranas la for-maban
300 soldados del Regimiento de Vitoria. Las milicias
locales se agrupaban en Batallones de Blancos, Batallones de
Pardos y Compañías de Voluntarios xsleños.
Los primeros años de la estancia de Bartolomé en Venezue-la
se signscaron por diversos hechos de armas en los que tomó
activa parte.
El 22 de octubre de 1739 tres navíos ingleses, al mando de
un capitán apellidado Waterhouse, atacaron de improviso al
puerto de La Guaira. Era entonces gobernador y capitán gene-ral
de la provincia el brigadier de los Reales Ejércitos don Ga-briei
de Zuioaga (1736-1747), quien dispuso la moviiizacion de
todas las fuerzas a sus órdenes para repeler la agresión.
Entre las tropas concentradas estaban las Compañías de
Voluntarios Isleños con sus capitanes Domingo Francisco Ve-lázquez
y José Hernández Sanabria. Formando en sus filas se
hallaba también el teniente Naranjo 133.
El ataque inglés fue rechazado por la artillería de las for-talezas
de la plaza, su castellano Francisco Saucedo, sin que
fuese precisa la intervención de la infantería.
Cuatro años más tarde, el 2 de marzo de 1743, se repitió
el intento, con un propósito claro de desembarco y ocupación.
El almirante Charles Knowles se presentó ante La Guaira con
una escuadra formada por diecisiete poderosos navíos. El hé-
A. 1.: Titulos de Castilla: leg. 1.
A.S.: Dirección general del Tesoro, inventario 24, leg. 187, núm. 57.
133 Ibid. GUILLERNOM OROS: Historia de Venezuela, Caracas, 1971,
t. 111, PP. 180-181.
HÉCTOR PARRA MÁRQUEZ: El doctor Tomas Hernandez de Sanabria,
Caracas, 1970, pp. 10-11.
282 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL MARQUÉS DEL BUEN SUCESO 51
roe de la defensa fue en esta ocasión el alcaide don Mateo Gual
junto con las tropas regulares. El gobernador Zuloaga Ilegó
en la madrugada del día 3 al frente de las milicias de Caracas.
Los bombardeos de la escuadra fueron repelidos con fuego
de artillería. Lo mismo cabe decir de los reiterados intentos
de desenibarco y asalto, obstruidos implacablemente con los
disparos de fusilería. El ataque finalizó en estrepitoso fracaso,
viéndose obligada la escuadra a retirarse con sensibles pérdidas.
Las Compañías de Milicianos Voluntarios Islefios estuvie-ron
presentes en la acción con sus capitanes Velázquez y Sa-nabria
al frente. El comportamiento del teniente Naranjo fue
muy destacado, recibiendo la felicitación personal del gober-nador
Zuloaga l".
En 1749 se corrió la voz, por los aieüaños ae Caracas, de
que el rey de España había expedido una orden liberando a
los negros. El entusiasmo fue tan indescriptible que la nega-tiva
por parte de las autoridades provocó un peligroso levan-tamiento.
El gobernador, don Luis Francisco Castellanos, co-misionó
a Naranjo ({para que se apiicasen por ias haciendas
de la provincia los medios oportunos a la tranquilidad)). El
éxito le acompañó en el delicado encargo, pues hay constancia
oficial del mism 13'.
La aspiración más anhelada por nuestro personaje era con-seguir
el grado de capitan de Milicias. Su satisfacción no tuvo
límites cuando el gobernador don José Solano y Bote le expi-dió,
el 2 de febrero de 1765, el título de capitán de una de las
Companias de Milicias de Voluntarios Isleños. Ahora bien,
como la confi~macion por parte del rey Carlos 111 nunca arri-bó
a Caracas ei título no sobrepasó ia caiidad de provisional '".
Desde la fecha indicada
sentarse en Caracas en las
el nuevo capitán tuvo a gala pre-revistas
militares al frente de su
A. 1.: Titulos de Castilla,
MORON: Op. Cit., pp. 181-183.
PARRA: 0p. cit., pp. 17-20.
13j A. 1.: Títulos de Castilla, leg. 1.
A.S.: Dirección general del ~eioro, inventario 24, kg. 187, núm. 57.
Ibid.
Núm. 29 11983) 283
52 AKTONIO R C ~ UDE ARMAS
Compañía de setenta hombres, «vestidos y armados con fusi-les
y bayonetas». Por otra parte, siempre hará constar el mu-cho
dinero que invirtió en la vestimenta y el armamento de
SUS soldados 13.
La faceta política de la vida de nuestro actor principal es
más desvaída e inconcreta. Sabemos que fue regidor del Ca-bildo
de Caracas, y que en calidad de tal, y por su condición de
noble, fue elegido, en 1762, alcalde de la Santa Hermandad
Otra vertiente de la actividad política fueron sus anticipas
crediticios de carácter oficial. Dcn Bartolomé Naranjo declaró,
en cierta ocasión, que «ha hecho varios empréstitos a la Real
Hacienda, para ocurrir a las urgencias y escaseces de aquellas
cajas». Uno de los préstamos alcanzó la elevada cifra de 2.000
pesos 13g.
Como líneas atrás se ha dicho, el mayor enigma de la exis-tencia
de Naranjo son las apresas económicas. Kernos su-puesto
que se dedicó, como mayorista, al comercio de impor-tación
y exportación, con la mirada puesta de manera prefe-rente
en los negocios mercantiles con las islas Canarias. Ahí
acaba toda nuestra información.
La fortuna que acumuló fue muy importante. Don Lope
Antonio de la Guerra y Peña, en sus interesantes Memorias,
calcula el montante del dinero con que regresó a España en
400.000 pesos, cifra sumamente eIevada para su tíempo lqO. La
cantidad no parece exagerada, si tenemos en cuenta que tenia
proyectado invertir en una de las operaciones de adquisición
de bienes en Gran Canaria la cantidad de 80.000 pesos 141.
Ibid.
'33 Ibid.
139 Ibid.
'40 EL MUSEOC ANARIO, Las Palmas, 1939, cuaderno IV, p. 140.
:41 A. 1.: Títulos de Castilla, leg. 1.
284 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLAAVTICOS
V. RETORNDOEL EMIGRANTE AFORTUNADO
DELIRIODSE GRANDEZA
EL ANHELADO TÍTULON OBILIARIO
1. Inversiones patrimoniales en Gran Camria.
La hacienda del Buen Suceso y el mayorazgo de Arucas.
Viaje a Ea metrópoli
Como se ha destacado sobradamente en el capítulo 1, epí-grafe
1, don Bartolomé Hernández Naranjo tuvo como única
obsesión acumular dinero para retornar a los viejos lares con-vertid~
e n- n_ pr6cer rnrlpsirlri de honores y rentas-
Para el logro de este prop6sito utilizó como apoderado a
su hermano Domingo José Naranjo, presbítero, emigrado a
Méjico en sus años mozos y reintegrado, al correr del tiempo,
a la patria chica. Con el fin de que invirtiese los caudales que
le iba puntualmente girando le otorgó en Caracas amplísimos
poderes el 9 de agosto de 1773, ante el escribano Juan Domin-go
Fernández, protocolados en Las Palmas, para obtener los
testimonios precisos, el 21 de septiembre de 1775 en los libros
de Antonio Miguel del Castillo 14'.
La más importante adquisición de bienes llevada a cabo por
el presbítero don Domingo José Naranjo, en nombre y como
apoderado de su hermano Bartolome, fue la importante ha-cienda
del Buen Suceso -que había de dar nombre al título
nobiliario-, emplazada en Arucas. No podemos precisar quién
fue el anterior propietario de la finca ni la fecha de la compra.
Sí interesa concretar que la quinta del Buen Suceso era ~ uaiu -
téntico enclave dentro de las inmensas propiedades del llamado
rnayoraxgo de Arucas 143.
Hay que suponer que otros diversos bienes raíces adquirió
nuestro biografiado en la isla nativa, en provechosas inversio-
A. H. P. L. P.: Protocolo de Antonio Miguel del Castillo, núm. 1.838,
año 1775.
143 Véase su emplazamiento en la lámina 1.
Núm. 29 (1983) 285
BIENES FUN3ACIONALES DEL ' MAYORAZGO DE ARUCAS: :E872
ingenio de Arrlba.
Ingenio de Abajo.
Cercado de los Majanos o Lorquera
de Eunajame.
Suerte del Parral de la Vega de Aru-cas.
Cercado Grande de la Vega de Arucas.
Cercado de la Fueme de ArJcas.
Cercado de los Granados.
Cercado de la Palma.
Cercado junto al C-rcado Gracle de
la Vega de Arucas.
Vega de Fuera. .
Longuera de Delgado.
Cercado de Sar Seoas:ii%
Cercado de Arifiez.
Cercado de' Pric-
Cercado de Trasmontaña 3 ivleleros.
Cercado de los Palmitos.
Cercado del Licenciado Cabrera.
Tierras del Albeieón c de La Caldera.
Tierras de! Albercó? n?eaia!as a !as
anteriores.
Cercado de la Calva.
Cercado be¡ Trapiche de Abajo.
Laderas de: Trapiche.
Cercádo iunto al Cercado Grande de
la Vega de Arucas.
Cercado de Firoas.
Tierras de la C~eva del Rapador.
Tierras de la Lacma de Barreto.
PRIMERA AGñEGAClON .DE BIENES:
i 576
Cerccdo de El A!rnácijo y el de !s
Cueva
Cercado de El Hornil!~.
Tierras de !a Vega de Arucas.
Cercado de la Cruz.
Cercado de Gaspar Henríquez.
SEGUNDA AGEEGACiON DE BIENES:
1577
Ingenio de la Montaña en el Bar1;anco
de Guadalupe.
Cercrdo de las Laderas de Fira-as..
Cercado del Trapiche de Firgas.
Trapiche de la Higuera.
Cercado del Barranquillo..
Tierras debajo del Trapiche.
Tierras del Barranco de¡ Desaguadero.
Tierras de Salemanca.
Tierras camino abajo del Trapiche.
Tierras del Trapiche de Rosales.
Tierras del Cerrillete de Firgas.
Plano del Mayorczzgo de Arucas, con exPosicióln detallada de las distintas 5th tomado de la obra de don Francisco C:aballero Mújica: Pedro Cer6n.
fincas que lo integraban. El enclave central (cuadriculado) se identifica
con la Hacienda del BUEN SUCESO. y el Mayorazgo de Arucas. Las Palmas, 1973.
nes durante Ic etapa caraqueña de su existencia, pero por des-gracia
no ha quedado constancia de ello.
En cambio, conocemos por la pluma de don Lope Antonio
de la Guerra, que apenas anunció Bartolomé el retorno a la
patria chica, se apresuró su hermano en prepararIe en Las Pal-mas
una digna mansión donde alojarse, «con buenas alhajas))
(entiéndase lujosos muebles y cuadros) 144. Parece ser que di-cha
residencia estuvo ubicada en la calle de la Vera C m , en
el corazón del barrio de Vegueta.
Con el retorno de don Bartolomé Naranjo a la metrópoli
por la nita Gran Canaria-Cadiz-Madrid, en 1778, no cesaron
los negocios del emprendedor comerciante. Deslumbrado por
la nombradía e importancia del mayorazgo de Arucas puso su
mirada sobre el mismo, decidido a integrarlo en su patrimo-nio.
El primer objetivo fue subarrendarlo; el segundo intento
adquirir la propiedad de mancs de su legítimo dueño el caba-llero
milanés Qerolamo Giusseppe Tdenty de Florencia, Teves
de Guzmán, Fernández de Córdoba y Cerón de Santa Gadea,
marques de la Fuente y conde de Benazuza.
No estará demás declarar para debida información del lec-tor,
que el mayorazgo de Arucas había sido fundado en 1752,
por el capitán general de la isla de Gmn Canaria, por Pedro
Cerón y su esposa la rica terrateniente doña Sofía de Santa
Gadea. Nuevas agregaciones de tierras se hicieron por los fun-dadores
en 1576 y 1577. El matrimonio, carente de hijos, había
designado sucesores, unos en pos de otros, a diversos sobrinos
segundos del capitán general, nietos de Martín Fernández Ce-rón
e hijos de Inés Tavera y de su esposo el factor de la Casa
de la Contratación de Sevilla Francisco Duarte De genera-ción
en generación, el primer heredero italiano del mayorazgo
fue el milanés don Gaspar de Teves, Guzmán, Cerón y Santa
144 Memorias. Edición El Museo Canario, Las Palmas, 1959, cuader-
ZG IV, p. 149.
145 A~TONIO RUMEU DE ARMAS: Don Pedro Cerón, capitán general de
la isla de Gran Canaria, en la revista «El Museo Canario)), núm. 17
(año 1946), pp. 7-8 y 30-31.
FRANCISCCOAB ALLERMOU JICA:P edro Cerón y el mayorazgo de Arucas,
Las Palmas, 1973, pp. 93-124.
288 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LAMINA 11
Aposento y casa de campo de la Hacienda del Buen Suceso (Fotografía
de Momito).
Gadea, marques de la Fuente y conde de Benazuza '". Bisnieto
suyo fue precisamente Gerolamo Giusseppe Talenty de Floren-cia,
quien negoció con Naranjo la venta del mayorazgo aru-queño
141.
El primer paso del emigrante canario-caraqueño fue el sub-arriendo
del latifundio. Ello nos obliga a señalar nuevos ante-cedentes.
El marqués de la Fuente había otorgado poderes en
Novi, el 16 de octubre de 1774, para el arrendamiento de la
importante posesión a favor de José Franchy, vecino de =no-va.
Este último cumplimentó el encargo arrendando el mayo-razgo
de Arucas, el 25 de abril de 1776, por plazo de nueve
aiíos, en favor de sus conterráneos los hermanos Francisco
María y Pascua1 Bignoni Dagnino, avecindados en Tenerife. El
precio a pagar por los arrendatarios era de 10.000 libras geno-vesas,
teniendo inicio el contrato el 1 de enera de 1777148.
146 LOS primeros nietos llamados a la herencia, Martín Cerón Duarte
h.nn Vnrrnrn rirnm..riornn Dnr on+n nirnri-r+n-nin nl --;m*- L,ri.rif ri<-r:r. ILIvGAa p ~ l j ~ ~ ~ w i l Ll. .VA~ lGjUU~CI~, ~UIS~C~.CL II=Y~~IL~LQ ~71~ I I I A I G A UcliLcuulia-Iiv
del mayorazgo de Arucas fue el tercer nieto Martín Fernández Cerón y
Duarte, conde de Benazuza. El fallecimento de este úitimo sin herederos
hizo recaer el mayorazgo en una bisnieta, Mariana Cerón Duarte de
Santa Gadea (hija de Francisco Duarte y Ana Mana de Leiva) casada
con el caballero milanés Melchor de Teves y Guzmán, marqués de la
Fuente. El hijo de este matrimonio es precisamente don Gaspar.
RUMEU: Art. cit., pp. 30-31.
CABALLER01O): .C it., pp. 125-147.
147 A. H. P. L. P.: Protocolo de Antonio Miguel del Castillo, núm. 1.840,
año 1777, fok. 3-9.
CABALLEROOp.: cit., pp. 155175.
148 A. E. P. L. P.: Pretmdc de A n t m i ~,? lfyusE iEsl Ciist*cllo, ii-Um. 1.843,
año 1479, fols. 101-104~.
Estos arrendatarios han sido considerados hasta ahora como admi-nistradores
(CABALLEROOp.: &t., pp. 149 y 157-158).
Un tercer Bignoni, Nicolás María, tesorero general de la Santa Cru-zada,
radicado asimismo en Tenerife, contrajo matrimonio con Marfa
riamkhril? Ln,-E? y Vi!!m~i~>y~cCi~ej,a i.d=, mtre otros hijos, a
Maria Bignoni y Logman. Esta joven contrajo nupcias con Francisco
de La-Hanty y Mac-Carty, regidor del Cabildo de Tenerife y teniente
coronel del Regimento de Forasteros. Un segundo de La-Hanty, Bemar-do,
capitán de caballos corazas, esposó con su cuñada Agueda Eulalia
Bignoni. Ambos matrimonios tuvieron dilatada sucesión.
. Núm. 29 (1983) 289
58 ANTONIO RUMEU DE ARMAS
Transcurridos dos años de la operación se reunieron en
Arucas el 14 de mayo de 1779, en presencia del escribano An-tonio
Miguel del Castillo, don Domingo José Naranjo Nieto,
presbítero, como apoderado de su hermano don Bartolomé,
conviniendo en su nombre con los hermanos Bignoni el sub-arrendamiento
del mayorazgo de Arucas por los siete años que
restaban (1 de enero de 1779 a 31 de diciembre de 1785). Las
condiciones eran las siguientes: cada una de las partes contra-tantes
pagaría 5.000 libras al propietario y se repartirían los
beneficios por mitad, deducidos ((costos y gastos)) 149.
Se hace constar en el contrato que don Bartolomé Fran-cisco
Naranjo y Nieto residía por la fecha en Cádiz {(próximo
a trasladarse a Gran Canaria)). Don Domingo José asumía la
administración de las dilatadas propiedades hasta que se pro-dujese
el retorno. Pero como esta circunstancia se demorase
por encima de lo calculado y el presbítero se considerase im-posibilitado
para asumir la comprometida tarea, no quedó otro
recurso que nombrar administrador a un sobrino político: don
Blas Sánchez de Ochando, ((teniente-capitán de los Reales Ejér-citos
y ayudante mayor del Regimiento de Milicas Provinciales
de Guían (18 de septiembre de 1781) 150.
Como antes se ha dicho, don Bartolomé Francisco Naranjo
no se conformó con el subarrendamiento, sino que entró en
negociaciones con el marques de la Fuente para adquirir la
propiedad íntegra del mayorazgo de Arucas, una vez extingui-
FRANCISCOF ERN~NDEZD E BBÉTHENCOUNRoTb:i iiario y Blasón de Canarias,
Madrid, 1886, t. VII, pp. 70-71.
149 A. H. P. L. P.: Protocolo de Antonia Miguel del Castillo, niim, 1.842,
año 1779, fols. 101-104v.
Ibid. Protocolo de Jmn Reyes Cabrera, núm. 1.860, año 1781, fol. 273v.
En el intermedio se ileg6 a un acuerdo con don Francisco Marfa
Bignoni para que actuase de administrador (1780).
La escritura principal que nos ocupa aparece firmada en Arucas, en
1s ha&:r,du Ge! allun S~cesn.
Blas Sánchez de Ochando estaba casado con doña Joaquina Falcón
y Naranjo, hija única y sucesora del coronel don Marcos Isidro Falcón
y Cervantes y de doña Josefa Naranjo y Nieto, hermana del marqués.
F ~ ~ C I S CFEORN ÁKDEZ DE BÉTHENCOLN~oTbi:l iario y Blasón de Canarias,
Madrid, 1885, t. VI, p. 151.
290 ANUARIO DE ESTUDIOS - ATLANTJCOS
do el arrendamiento. Quien nos informa de estos pormenores
en 1780 es el propio interesado en la adquisición. Después de
hacer referencia al «opulento» caudal que poseía, añade estos
sabrosos detalles: {{que está negociando la compra de las ha-ciendas
y fincas que pertenecen al marqués de la Fuente, en
cantidad de 80.000 pesos fuertes; y que este asunto se hazla
para fimlizarse, restando sólo algunas diferencias))15 1.
Pese al evidente optimismo de Naranjo, la operación no
arribó a buen puerto, por causas que se nos escapa n.'51
En el programa de inversiones del emigrante repatriado
entraba la adquisición de los bienes poseídos en Canarias por
doña Beatriz de Monteverde, esposa del consejero del Supre-me
rjp &er,p~. ziJi&n & Sur, Cri~tSha!3 7 Yr~iam&,&f,i scal
que había sido de la Real Audiencia de Canarias, período de
su vida en que contrajo matrimonio con la dama acabada de
citar. Fue uno de los magistrados de mayor relieve y prestigio
en su tiempo lS3.
151 A. 1.: Titulos de Castilla, leg. 1.
152 Al finalizar el subarrendamiento en 1 de enero de 1786, el mayo-razgo
de Arucas se reintegró al sistema de explotación directa por sus
dueños, a través de persona interpuesta. El adminstrador designado fue
Juan Bautista d'Escoubet y Lordat, unido por vínculos de parentesco con
los Bignoni (estaba casado con Rafaela Bignoni, hermana de los arren-datarios
de 1776). Era propietario en el momento señalado Gerolamo Luis
Talenty de Florencia, hijo de Gerolamo Giusseppe.
FRANCISCCOA BALLERMO ÚJICA: Pedro Cerón y el mayorazgo de Arucas,
Las Palmas, 1973, pp. 149, 165, 170 y 174.
FRANCISCFOE RNANDEDEZ BÉTHENCOUNRTob: iliario de Canarias, J. Ré-gulo,
editor. La Laguna de Tenerife, 1952, t. 1, p. 929.
Los refundidores y continuadores de esta obra clásica de la genea-logía
canaria dan por sentado que Escoubet, «natural de Lasseube, Bajos
Pirineos (Francia)», estuvo casado con «doña Josefa Sansón y Díaz-Farias,
también originaria de la misma nación».
A=1 ;: T2:t?lZn.o de C~stiUn,1 eg. 1.
Viera y Clavijo califica a San Cristóbal de {(ministro sabio, elocuente,
impetuoso, que lleno de mérito y del celo más vivo por la dignidad del
Tribunal (se refiere a la Real Audiencia) respetaba al comandante gene-ral
(alude a don Domingo Berardi, 1761-1767) y no le temía)).
Julián de San Cristóbal había desempeñado, entre otros cargos, los
de visitador del Juzgado de Indias de Tenerife, oidor de la Real Chan-
Núm. 29 (1983) 291
60 ANTONIO RUWU DE ARMAS
También aspiró nuestro personaje a adquirir tierras y pro-piedades
poseídas por el vecino de Ecija don Cristóbal Fajar-do
Tamariz de la Escalera, marqués de las Cuevas del Becerro.
Dada la desvinculación del aristócrata andaluz con el archipié-lago,
cabe suponer que las posesiones aludidas estaban ubi-cadas
en la región bética
De estos últimos planes carecemos de información sobre
si se consumaron o frustraron.
Las primeras adquisicioiles de tierras en Gran Canaria por
parte de Bartdomé Hernández Naranjo las efectuó en la mis-ma
Caracas el 5 de agosto de 1773, ante el escribano Juan Do-mingo
Fernández. La finca estaba emplazada en la Hoya de
Juan Gallegos (Jinámar), siendo el vendedor Antonio Calderín
Narigón lS5.
Una segunda operación se llevó a cabo en Las Palmas el
21 de septiembre de 1775 ante el escribano Antonio Miguel del
Castillo. Actúan como apoderados el clérigo Naranjo y Barto-lomé
Muñiz. Se trata ahora de una permuta de tierras en el
vaile de Casares, propiedad de Bartolomé, por otras situadas
en la Betancora (Telde) pertenecientes a los Calderín lS6.
Sorprenderá que estas dos primeras inversiones las haya-mos
dejado para el final, rompiendo el hilo cronológico; ello
se debe a que Bartolomé Francisco declarará que él fue perso-na
interpuesta, perteneciendo el dinero y, por tanto, las tierras
a su hermano el presbítero Domingo José157.
cinería de Granada y regente de la Audiencia de Oviedo. Fue caballero
pensionado de la Orden de Carlos 111.
Noticias de la Historia General de las islas de Canaria, Imprenta BIas
Román, Madrid, 1776, t. 111, p. 464.
En 1790 el rey Carlos IV le concedió el título de conde de San Cps-tobal,
con el vizcondado previo de ,Monteverde.
A. 1.: T~~uZOdeS Castilla, leg. 1.
A. H. P. L. P.: PrOtocoLo de Antonio Miguel del Castillo, núm. 1.838,
año 1773, fol. 389v.
Ibid., fols. 403-406~.
157 A. E.?. L. P.: Pmtncnl~1 de I w Z Reyes Cabrera, ~cm. 1.862, B ~ G
1783, fols. 453~-457.
292 ANUARIO DE ESTUDIOS .ATLANTICOS
EL .MARQuÉs DEL BUEN SUCESO
2. Estancia en Madrid.
Gestiones e intrigas en ía Corte de Carlos III.
El marquesado del Buen Suceso
La, reintegración de don Bartolomé Francisco Naranjo y
Nieto a la patria chica de sus mayores, en 1778, fue muy breve.
Unas semanas escasas en Gran Canaria, para partir en seguida
para CWiz y Madrid. El tiempo de estancia en el archipiélago
fue dedicado a poner en orden asuntos y proyectos, con estric-tas
instrucciones a su hermano Domingo José con vistas a las
inversiones en curso.
La estancia en Cádiz se vio motivada por motivos financie-
.cm- r r -nmÁm;nnr r vu y D V ~ ~ ~ V A I A ~ V V U .
El viaje a Madrid obedecía exclusivamente a satisfacer su
ambición personal. Don Bartolomé Francisco había acariciado
el proyecto de alcanzar un título de Castilla, e iba a la corte
a reñir batalla para el logro de tan difícil objetivo. Nada le
7-10 a n w n n c l ~ n w en cirr a-nañn kncitn ciolir n;rnrir\ nri l o nmnrnco
r m cr ur ~ o u r a i c r r nu w i r y c r r v rrau- narrr curvsv brr r r i i b r r r y r b u u
tras vencer poderosos obstáculos.
E1 primer paso fue presentarse con una Alegación de méri-tos
ante la Cámara de Indias, en solicitud de título nobiliario.
En el escrito resumía su vida y servicios, con la misma pun-tualidad
con que han sido referidos, teniendo el memorial a
la vista como guía principal.
La primera reparación que le hizo la Cámara era no haber
presentado los documentos acreditativos de su nobleza, requi-sito
considerado como previo. Serán su cónyuge doña Juana
de Momt e r i ~ys m hije den Jcm Ycm?-go Nsrmjo y de Xems-terios
los encargados de cumplimentar el trámite de distinción.
Con dicho objeto presentaron la Información de nobleza in-coada
en Caracas en 1762. En el escrito hacen constar los en-tronque~
con los apellidos: «Naranjo, Nieto, Hernández, Tra-viesa,
C J I J ~ . ~Y&q~e ~s ,, . C:ij&r~ay &&~IQJ
El expediente pasó a Informe de la Contaduría de Indias,
quien lo evacuó el 13 de marzo de 1779 en sentido desfavorable.
A. 1.: Títulos de Castilla, leg. 1.
Núm. 29 (1983)
62 .~NTONIO RUMEU DE ARMAS
Los cuarenta años invocados de servicios como capitán de una
de las Compañías de Milicias de Voluntarios Isleños se redu-cían,
a juicio del contador, a trece, pues la patente de capitán
(provisional) no le había sido despachada hasta 1765. Los de-más
méritos y las aportaciones crediticias eran vagos y con-fusos.
La riqueza personal carecía de prueba convincente. So-bre
la genealogía opone que su verdadera varonía y, por tanto,
su auténtico apellido era Hernández. En cuanto a la prueba
nobiliaria adolecía de verdadera consistencia; {{eran amigos
presentados)) por la parte interesada.
Con estos antecedentes por delante, no podrá sorprender-nos
que la Cámara de Indias elevase al monarca una consulta
denegatoria el 27 de septiembre de 1779, con la que se confor- D*
N
mó el soberano reinante don Carios III de Borbón.
Pero no era don Bartolomé Francisco hombre que se ami- O - -
lanase con un contratiempo. Conocida la resolución de la Cá- =m
O
mara, presentó contra ella un razonado recurso. Volvía a in- E
E
sistir en la notoriedad de sus servicios. Aportaba datos con- 2
E
cretcvs sobre su opulento caudal. Reconocía que había usado =
siempre como primer apellido Naranjo, aunque en realidad se 3
-
llamase {{Hernández Nieto y Naranjo». Con respecto a su noble- em-za
sacó a relucir la Información incoada en Las Palmas en 1738. E
Pero el argumento de mayor consistencia fue el ofrecimien- O
to que hizo de entregar 6.000 pesos ((para ocurrir a las urgen- -
E cias de la Corona)); 4.000 situados en la Tesorería general y -
a
2.000 en la Depositaría del Consejo de Indias. Tampoco se pue 2 -
de silenciar el apoyo recibido de dos eminentes paisanos: el - 0
ministro y contador del Consejo de Indias y de la Cámara, 3
O don Francisco Javier Machado y Fiesco lS9, y el fiscal de los
mismos organismos, con voto en la Cámara, don Antonio Por-lier
y Sopranis *=c',o mo hemos de ver seguidamente.
159 Fue uno de los burócratas tinerfeños más destacados de su tiem-po.
Ei virrey cie ivíéjico cion ;osé Gáivea iü iievt cünsigu cuma secitario.
El Úitimo puesto importante que sirvió fue el de ministro y contador
general del Consejo de Indias.
Dentro de la adminstraci6n local fue regidor perpetuo del Cabildo
de Tenerife. Actuó asimismo como diputado en la corte.
160 Lagunero de pro, estudió ambos derechos en la Universidad de
294 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
LAMINA 111
Puerta almenada de la H:acienda del Buen Suceso. Dibujo a pluma de
don Jos6 Socorro Alonso. Realizado para este artículo por especial
cortesía del autor.
LAMINA IV
Aparatoso escudo de armas, labrado en piedra, del primer marqués del
Buen Suceso, que adorna la portada de la Hacienda de este nombre.
Dibujo a pIuma rea.lizado por don José Socorro Alonso.
En efecto, el informe favorable del- ministro contador de
la Cfimara de Indias se hizo público el 1 de diciembre de 1780,
con la firma y rúbrica del personaje citado.
Ello dio pie a que el mencionado organismo elevase una
consulta al monarca el 21 de febrero de 1781 inclinándose por
la concesión del título nobiliario. El rey Carlos 111, en idéntica
fecha, dio su beneplácito, sin reserva de ninguna especie. Des-de
ese instante don Bartolomé Hernández Naranjo pudo titu-larse
marqués del Buen Suceso, con el vizcondado previo de
los Naranjos lG1. La noticia se hizo pública en la ({Gaceta de
Madrid» el 1 de mayo de 1781.
El primer pliego que salió de la corte con destino a Cana-rias
contenía una orden expresa del nuevo marqués para su
hermano Domingo José. Debería. buscar el mejor cantero de
Amcas para que labrase su escudo de armas con yelmo y co-rona
para ser emplazado en la puerta de entrada en la hacien-da
del Buen Suceso.
Por esta decisión de orgullo satisfecho podemos contemplar
hoy en un descampado de Arucas, entre yerbas y jaramagos,
las pomposas armas del marqués del Buen Suceso. El Escudo
aparece dispuesto de la siguiente manera: en el primer cuartel
Hernández; en el segundo Naranjo; en el tercero Nieto, y en
Salamanca. En 1747 fue fiscal protector de indios en la Audiencia de
Charcas; en 1766, fiscal civil de la Audiencia de Lima, y en 1713 fiscal
del Consejo de Indias. En la fecha que nos ocupa desempeñaba simul-táneamente
el cargo de consejero de la Cámara de Indias.
En 1787 se vio designado para el alto puesto de ministro de Gracia
y Justicia (primero de Indias y después de España). En 1791 seria re-compensado
con el título de marqués de Bajamar.
Como es sobradamente conocido, una pragmática del rey Felipe IV
impuso la necesidad de ser