H I S T O R I A
FRANCISCO DE RIBEROL Y LA COLONIA GENOVESA
EN CANARIAS
POR
LJCOPOLDO DE EA ROSA OLPVEJRA
A Giancarlo Briasco, con agradecimiento.
En el número 12 del «Anuario de Estudios Atlánticos» publi-que
un articuio tituiado La varia fortuna de los Rivaroía. A ia
amabilidad del investigador genovés Giancarlo Briasco, a su
generosidad al enviarme copias y extractos de gran cantidad de
documentos de los archivos de la antigua capital ligur, a sus finas
observaciones, debo el poder rectificar ahora algo lo que entonces
dijera sobre los antecedentes familicres de Messer Francesco
Sopranis de Rivarolo, el Micer Francisco de Riberol de Sevilla, el
amigo del inmortal navegante Cristóbal Colón.
En aquel trabajo atribuí a los Riberol de Sevilla y de Canarias
de fines de1 siglo xv y comienzos del XVI el ser miembros de la
familia genovesa de los «Rivarola», que era de la que tenía no-ticia,
por el estudio de Caetano Pedevilla, Memorie della famiglia
Rivarola de Chiavari. Como en ella se nombraba a un Pietro
Rivarola, coetáneo del padre del banquero Francisco de Riberol,
que sabía que era de nombre Pietro Giovanni, pensé en la posibi-
Iidad de que el uno y el otro fuesen una misma persona. Tal
suposición era equivocada. Dos familias que ninguna relación
tenían, que no se hallaban unidas por vínculos de sangre de
clase alguna, convivieron en la Génova de la Baja Edad Media:
la de los Rivarola, que historió Pedevilla y que subsiste en
2 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
aquella ciudad, y la a que ahora voy a referirme, la de los Riva-rolo,
que se extinguió en Génova a mediados del XVII.
Me indujo también a confusión el hecho constante de que
los Rivarolo genoveses, al pasar a Castilla, cambiaron la orto-grafía
de su apellido en Riberol o Riverol, y así no sólo se les
dice en los documentos de la época que se conservan, sino
que también lo escribieron los propios miembros de esta familia,
por lo que carecía de indicios que me permitieran deducir cuál
fuera la grafía de su apellido en el país de procedencia. Hasta el
propia Cristóbal Colón, en las varias cartas en que cita a Francis-co,
le da el nombre castellanizado, sin vocal final, a lo más lo
llama Rivarol.
Es más, investigadores tan relevantes de la vida del descu-bridor,
como Césare de Lollis y Henry Harrisse, cuando mencio-nan
a este banquero genovés, le dan el nombre de Rivarolal.
Bien es verdad que Francisco de Riberol ocupa en la biografía de
Colón un lugar secundario, aunque también lo sea que gracias a
12 rirnirtac! entre ambos su nombre no se haya olvidado, por lo
que es disculpable que ni el uno ni el otro se adentraran en una
detenida investigación sobre su persona.
1. Los RIVAROLYA LOS RIVAROLO
Como en aquel trabajo dijimos, los Rivarola se preciaban
de poder remontar su genealogía en la república genovesa hasta
fines de1 siglo XI, y documentalmente pueden probar que al menos
desde el xm vivían en el lugar de su nombre, enclavado hoy en
ei termino comunal de Carasco, que per=enece a1 distrito de
Chiávari; mientras que los Rivardo, a los que se cita en docu-
1 De Lollis: Scritti di Cristoforo Colombo, Roma, 1894, vol. 11, pági-na
LXVI, nota 4." al doc. XXXV, carta de Colón a Oderigo de 21 de marzo
de 1502.
Harrisse: Cristoforo Colombo e il Banco dt S. Giorgzo, Génova, 1890,
página 18. En la ed. inglesa, New York, 1888, pág. 7, le dice «de Rivarolla~.
Aun, en 1968, en la recensión del trabajo de R. Pike: Enterprise and
Adventure; the Genoese in Seville and the Openzng of the New World,
publicada en «Atti della Societa di Storia Patria», VI11 (LXXXII), fasc. 11,
pág. 346, s e habla de los intereses de los ~~Rivarolaenn Canarias.
62 ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S
FRANCISCO DE RIBEROL EN CANARIAS 3
mentos desde fines del m, residían en el cercano de Rivarolo
Ligure, el antiguo Riparolium Genuensis, en la ribera del Polcé-vera,
en la colina que separa el Polcévera de su afluente Torbella,
y aún cabe pensar que, dentro de aquel término, tuvieran su asien-to
en «Villa Begalli, potestacie Pulcefere)), como dice un acta de
18 de enero de 1446. El historiador Giovanni Cipollina, cuando se
refiere a Begato, la antigua Villa Begalli, dice: «Nel secolo XII
e XIII mando a Genova il maggior numero di commercianti, como
puo rilevarse dai rogiti notarili degli archivin 2.
Los Riparolio o Rivarolo figuran en documentos del siglo XIV
con el apellido Caprile, Cravile, en genovés italianizado, o Cravi,
en propia lengua aligur, seguido del Ripardlio 3. Este era, sin lugar
u d ~ d u se,! ~ ~ = b rd-e, !a f a d i a a! !legar U Ligxia, y e! s e g x d ~ ,
que pronto prevaleció con pérdida del primero, tomado del lugar
en que se establecieron, hecho frecuente en la época 4.
La documentación genovesa, que debo, como he dicho, a la
labor investigadora del señor Briasco, me ha permitido ahora
artlpliar e! tema de rli acterior trubuje cm =o escasas mticias
sobre la colonia ligur en las Canarias en los años inmediato pos-teriores
a su conquista, entre la que, como hemos de ver, se
contaba un grupo, relativamente numeroso, de parientes cerca-nos
de Francisco de Riberol, prueba de una organización mer-cantil
familiar, que ya venía más o menos funcionando desde
Génova. Hermanos y parientes cercanos apellidados Riberol; otros
de nombre Cassana, Leardo o Chiávega, hijos de hermanas o
primas hermanas del banquero de Sevilla, así como los Franchi-
Luxardo o los Sopranis-Andora, estrechamente ligados por víncu-
1- - 3- - 1- ---a-- J- a#:-,- c, ,-:",,A :,+,,.:,:,,,, ,, o..,
~ U SUG ba11gt : a la cbpus a uc i v u ~ c lrl ailu>Lu, i i i ~v~l ii~ l ~ i uGiUi aua
negocios en las islas, ya como sus factores, ya comerciando
reunidos.
2 Cipollina: Cenni crztico-storici su RzvaroZo (Pokevera), Génova-Riva-rolo,
1970, pág. 167;
3 Así se le nombra, entre otros, en acta del notario Bartolomeo de
Fornari, de 1252, de la auniversita degli uomini di Rivarolon.
4 Como ocurrió en Castilla y en otros países, fue frecuente en Génova
el conocer a las familias con el nombre del lugar en que vivían o de donde
procedieran Tal es el origen de los Rivarolo, Andora, Castiglione, Loano,
Moneglia, Torriglia, Rapallo, Novi, etc.
Núm 18 (1972) 63
4 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
Estas relaciones mercantiles de nuestro biografiado, así como
otras circunstancias de su actividad comercial, prueban que
Francisco de Riberol era el alma de una importante empresa que
dirigía desde Sevilla y tenía sus tentáculos en las principales pla-zas
europeas, para extenderse, en fines del xv y comienzos del XVI,
a los nuevos mercados de Canarias y del continente recién des-cubierto
por su amigo Cristóbal Colón.
Pero a su muerte, el clan familiar se disgrega: algunos, como
los Riberol, si no volvieron a Génova, se convirtieron en terrate-nientes
en Canarias; los Sopranis-Andora y los Franchi-Luxardo se
extendieron por Andalucía y por las islas para alinearse entre
la nobleza propietaria de tierras, mientras los Leardo, herederos
de! ,ami^ mercantil de Francicn de Riberol, su tío, serían los
grandes banqueros sevillanos y de los más importantes merca-deres
en las tierras americanas.
Para mejor comprender las circunstancias en que esta colonia
se desenvolvió, recordemos brevemente la accidentada y bien
conocida historia de Génova a lo largo del siglo xv.
Ya en esta centuria las antiguas instituciones republicanas de
las ciudades-estado del norte de Italia, y entre ellas las genovesas,
que tanta fama les daría más tarde, habían consumado su deca-dencia.
Subsistían viejos nombres que las recordaban, pero todas
ellas habían sufrido profundas alteraciones para adaptarse, de
buen o mal grado, al nuevo sistema. Salzer observó agudamen-te
que «en la señoría los dos principios políticos que durante
tanto tiempo se combatieron entre sí en Italia, municipalismo y
feudalismo, se reúnen». Por otra parte, la organización social
en esta época vino a ser la resultante de la evolución de los siglos
inmediatos anteriores.
De aquí que sea de interés resumir algunos de los hechos
que habían conducido tanto a dicha sociedad, como a las insti-tuciones,
a la situación en que se hallaban en la decimoquinta
centuria.
El crecimiento de Génova, como el de otras de estas ciudades,
64 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
se debió en buena parte a la inmigración proviniente del campo
cercano, sobre el que extendía más o menos efectivamente su
dominio. Un buen porcentaje de tales inmigrantes, que frecuente-mente
adoptaron el nombre del lugar de procedencia, como ocu-rrió
con los Rivarolo, eran personas de cierta posición, poseedo-res
de tierras, de pequeños negocios o semiprofesionales, como
los notarios, que existieron en gran número. Normalmente no
vendían ni abandonaban sus tierras y negocios, sino que mante-nían
sus posesiones en el campo y añadían a las mismas una nueva
casa en la ciudad.
La primitiva clase noble, formada por los descendientes de
ios antiguos señores feudales: se fue incrementando a come-cuencia
de las decisiones municipales de crear caballeros que les
sirvieran para la defensa de la ciudad, constantemente amenazada
de ataques de las cercanas que pretendían sojuzgarlas o de las
tropas del imperio o del papado. El obispo Otto de Freising,
cronista alemán del siglo XII: dice: «para que no les falten 10s
medios de avasallar a sus vecinos, no desdeñan conceder el cinto
de caballero o los grados de esta distinción a los jóvenes de es-tado
inferior e incluso a algunos que trabajan en los más bajos
oficios mecánicos, a los que otros pueblos excluyen como la peste
de las más respetadas y honorables actividades». Los cónsules
genoveses decidieron, en 1173, que las guerras sostenidas valién-dose
de sus aliados feudales pagados eran demasiado costosas y
el cronista Caffaro afirma: «gracias a Dios nuestra ciudad sobre-pasa
a las demás en fuerza, riqueza y agradables cualidades. Si
queremos conservar la fama.. . seria dircretn y mqT útil cemenz~r
a crear caballeros nacidos en nuestra ciudad».
Es de observar que la actitud de las autoridades urbanas
ante aquellas inmigraciones cambió radicalmente muchas veces,
según juzgara la clase dirigente que favorecía o no a sus intere-ses,
p em también !u es q ~ !ac n ecesidad t e i i d i ó por imponer en
todo caso una posición de apertura.
Debido a estas circunstancias, la separación entre los anti-guos
nobles y los popolavi o popolani, integrados éstos por los
inmigrantes y por los que se elevaban por su valer o riqueza,
pero de los que quedaban excluidos los simples trabajadores
6 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
manuales, que no contaban, no fue nunca tajante y aun dentro
de los de esta segunda clase hubieron que inventar calificativos
para distinguir de entre ellos a los más poderosos, como boni
homines de populo, convenienter divites, grandi e possenti po-polani
e, incluso, antico e nobile popolano e rico e possente, gran-de
e nobile popolano, etc.
El popolo vino a constituir, dentro de la ciudad, una propia
y poderosa organización, dirigida por sus anziani, sustituidos más
tarde en el mando supremo por el capitano del popolo, cargo cal-cado
sobre el de podesth.
, A partir de mediados del siglo XIII, en algunas ciudades, como a N
en Génova, nobles y popolani se ponen de acuerdo para repar- E
tirse los cargos municipaies, honores et ofjicz, y hasta ei ser :O
miembros de las misiones diplomáticas. -- m
O
Por otra parte, ya en el siglo xv hallamos en la capital ligur EE
a miembros de una misma familia que figuran en una y otra de 2
E
estas clases y a descendientes de los antiguos señores feudales
-
calificados como popolari. 2 -
Dominada Génova por los reyes de Francia desde el 1396, -
0
m
E logró sacudir su yugo en 1409, año en el que sus habitantes se
O alzaron cuando e1 gobernador galo, mariscal de Boucicault, 5
abandonó la ciudad requerido por el duque de Milán. n
-E
En el 1421 Génova se vio obligada a someterse a este ducado,, a
que deshizo su escuadra, hasta que en el 1436, con motivo de 2
d
n
haber liberado los milaneses al rey Alfonso V de Aragón, prisio- n
nero de los genoveses, que lo habían derrotado el año anterior 3
O
en Gaeta, dieron muerte al gobernador ducal y eligieron un nue-vo
dogo o dux.
El acontecimiento que más había de influir -y muy desfavo-rablemente-
en el poderío comercial de la república sería el
de la conquista de Constantinopla por los turcos en 1453, unido
ci !a pérdida de SUS últirilus ca!mius. De ntieve, y para poner fin
a Ias discordias de los partidos, ~é*ova se sometió al rey de Fran-cia
en 1458, hasta que seis años después Luis XI cedió sus
derechos sobre la república al duque de Milán Francesco Sforza,
y los Sforza continuaron señoreando en Génova hasta que en
el 1499 volvió a ser tributaria de los reyes franceses.
66 ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S
Conquistada por los imperiales en 1522, aunque Francisco 1
consiguió someterla en 1527, al declararse al siguiente año el
almirante Andrea Doria en favor de Carlos V, los franceses se
vieron obligados a evacuarla y Andrea Doria la gobernó hasta
su muerte, en 1560.
Emilio Pandiani, en su obra La vita della Repubblica dz Geno-va
nella eta di Cristoforo Colombo afirma que el lema ~Genuen-sis
ergo mercator» expresaba una realidad. Los genoveses del
siglo xv eran todos mercaderes, desde los que pertenecían a las
más antiguas e ilustres familias, como los Doria, los Spínola, los
Grimaldi, los Centurione, los Della Volta, hasta los Sauli, los.
Giustiniani, los Da Passano, etc., y cita como ejemplo caracterís-tico
ei dei notario Antonio Gaiio, que, ai tiempo que fue comer-ciante
activísimo y consejero del Banco de San Giorgio, era
minucioso cronista y uno de los primeros biógrafos de CristóbaP
Colón. Antonio Gallo, termina Pandiani, es el vivo ejemplo del
comerciante-banquero genovés.
Para el gobierno de la república el dogo o dux, el gobernador
regio o ducal, según los tiempos, estaba asistido de un consejo
de doce «ancianos» o Senado. En el gran palacio del Gobierno se
reunían también la mayoría de los componentes de los oficios
administrativos y judiciales, que eran muchos y variados.
Los ancianos o senadores se designaban mediante elección
de segundo grado. En cada año, el día de Año Nuevo, se forma-ba
y era depositada cerca de la señoría una lista de los persona-jes
más destacados de la república, tanto nobles como «popola-ri
». Se dividían en cmedii nobiles a lbi~e, n los que solían apare-cer
los nombres de los Cattaneo, Cicala, Spínola, Doria, Vivaldi;
los ~medi in obiles nigrin, entre los que figuraban los Cattaneo,
Fieschi, de Marini, Grimaldi, Lomellini, etc. Como puede verse,
Cattaneo, así como Salvago, Pinelli, Italiani, etc., nobles y de la
misma familia. mientras unos pertenecían al partido de 10s hlan-
5 Para el conocimiento de la evolución de las antiguas ciudadesestado
italianas, Daniel Waley: Las ciudades-reptibhca italianas, traducción de
José Miguel Velloso, Bd. Guadarrama, Madrid, 1969, de donde hemos
tomado las citas del texto.
La obra de E. Pandiani, en Génova, 1952, págs. 121126.
8' LEOPOLü0 DE LA ROSA OLIVERA
cos, otros lo eran del de los negros, tradicionales en la ciudad,
derivados de las viejas banderías de giielfos y gibelinos.
Seguían en la lista los medrz populares albz, entre los que
figuraban los Giustiniani y los Fornari; los medii populares
nigri; los medii artifices albz y los medii artifices nigri. Entre
los popolari y los artesanos era frecuente que al nombre siguiese
el de !a localidad de la ribera o del interior de donde procedían,
como hemos dicho.
Continuaban los tercii nobiles albi, los tercii nobiles nigri;
los tercios populares y los de artesanos blancos y negros. *
D Las mitades nobles, blancas y negras, sumaban una treintena I E de cada color: mientras los populares y artesanos sólo quince
por cada uno, y los tercios nobles blancos y negros eran también
de quince por color, mientras los tercios populares sólo eran f
de ocho los blancos y de siete los negros, y en iguales cantida- i
des los de artesanos. En consecuencia, mientras los nobles reunían
la mitud de !es usirEtQs, la etra rr,itad se divi& ppglar-S $
y artesanos. --
0
La asamblea así constituida era la que seleccionaba a los
electores de entre un reducido grupo de ancianos y oficiales
salientes. Los electores eran, a su vez, los que nombraban a los
doce ancianos, cuidando muy especialmente en conservar la k
proporción entre blancos y negros. nl
n
El gobernador y los ancianos designaban luego a los que
formaban el Oficio de bulla, cuya misión era la de ejecutar los 2
acuerdos del gobernador y del Senado. Los componentes del
Oficio de balia se agrupaban para cumplir distintas misiones:
dos de ellos proveían a la compra de armamento y otros ocho
cumplían una misión más elevada, como representantes de la
ciudad tenían el encargo de proveerla de numerario y de defen-der
su hacienda.
Tanto los ancianos como los que componían el Oficio de
balia eran elegidos anualmente o cada seis meses, o bien cuan-do
se producía algún cambio en el gobierno de la república. Al
renovarse el Senado se renovaban también los restantes oficios
públicos.
68 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
FRANCISCO DE RiBEROL EN CANARIAS 9
Al Oficio de balia seguía en importancia el de la Moneda,
compuesto de ocho ciudadanos 6.
También se componía de ocho personas el Oficio de mercan-da,
encargado de juzgar en materia de comercio, seguros y
banca. El Capitano di mercanti, compuesto de una a ocho per-sonas,
ejercía asimismo autoridad sobre los mercaderes.
Dos provisores, en número de seis, degidos por el dux o
el gobernador, el Senado y los oficiales de provisión, estaban en-cargados
de atender los gastos ordinarios de la república y ejer-cían
el cargo por seis meses.
Había, asimismo, oficiales encargados de las relaciones de Gé-nova
con Castilla, Aragón, Túnez, Alejandria y otros estados.
Extraordinaria importancia tuvo, no sólo en la vida mercantil
de Génova sino en la de todas las plazas del Mediterráneo, desde
las de Andalucía hasta las de Crimea y el Caspio, así como en
las de los Países Bajos, en relidad en todas las del Viejo Con-tinente.
el Banco de San Jorge. Fundado en 1407, con el nombre
de Compere di San Giorgio, con el fin de unificar la deuda
pública genovesa, que databa del 1257, pronto su campo de acción
aumentó y su actividad se hizo extensiva a la realización de
operaciones de depósito, préstamo, giro y descuento.
Además, se integraron en la nueva entidad otras anteriores,
que nacieron para determinados fines, con el nombre de com-pera,
que derivaba de2 hecho de que el Estado, para asegurar el
pago de los intereses de muchos contratos, los «vendía» a los
suscritores de éstos, pero no debían confundirse por ello con los
comperisti, o sea, parte de los ingresos públicos, peajes o
gabelas.
Así, la Compera salis o del Sale, consolidada en el 1257 y
a la que entonces se atribuyó, con o sin razón, su origen en los
préstamos realizados por varios ciudadanos genoveses en el 1147
para !-, exFe&Ci(jq~c e ibU a ~eq_?i_~.t4z!=re riz y Tertcsa; la
Pandiani, op. cit., págs. 41-42. Sobre la misión dd Oficio de la mo-neda,
si bien en el siglo XV y comienzos del XVI tenía el cargo de la
exacción de arbitrio, cobro de deudas y atender a los gastos, la constitu-ción
de 1575 mdujo en número a cinco y les atribuyó el estampado de la
moneda de oro, plata y cobre, la fijación del vaIor de la moneda forastera
y la marca de la plata trabajada.
10 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVEEA
Cornpera del Sacro Catino, constituida el 29 de mayo de 1325;
la de las Calleghe, etc. Algunas, naturalmente, se extinguieron,
mientras otras pasaron a convertirse en oficios del Banco de
San Giorgio y cumplieron fines que en casos poco tenían en
común con su origen, pero su nombre se perpetuó.
En el 1444, y a causa de las perturbaciones producidas por la
depreciación de la moneda de plata, el Banco tuvo que reducii. sus
actividades privadas y condujo a la creación del Offzcium Nifidz
de 1444. Poco a poco esta institución volvió a alcanzar el más alto
prestigio e importancia como administradora del crédito público
y se convirtió en potentísimo Banco nacional, a la par que
adquiría destacada influencia política. Maquiavelo le dedicó estas
siF4ificatiias pa!ubras: .,.,uEa ebni-i-r.-l J;v .Yv-- -.r---+-r a l r i r l r r r. L- ea-l- u e Uai fi!OWfi
in tante loro immaginate e vedute repubbliche, mai trovate, egli
e il sistema dell'amministrazione adottato in Genova nelle Com-pere
di San Giorgio.~
A las acciones de este Banco, a las que tendremos ocasión
de referir,-,Gs, se les &--fa témiiiio we irahcidu al cas-tellano
«lugar» se encuentra en documentos sevillanos de comien-zos
del XVI
Esta institución, puramente genovesa, vino a sustituir
antigua compagna y pudiera hallársele ciertas analogías
a la
con
la gens romana y con los clanes de Irlanda y Escocia. Nació
ante la necesidad que sintieron las familias de la república de
unirse para mejor defenderse en las casi constantes luchas que
tantas veces la ensangrentaron. Más que a posibles relaciones de
7 Aparte de la clásica y numerosa bibliografía sobre el Banco de San
Jorge, el Banco de Roma, con motivo del 90 aniversario de su fundación, or-eanizó
en Génova, en mayo de 1970, una expr~c&nd e rica d ~ c ume f i t a ~ i 6 ~
de aquél, con cuyo motivo se publicaron importantes trabajos sobre el
mismo, que hemos utilizado, como el del doctor Aldo Agosto, del Archi-vio
di Stato di Genova, Cenni storici, II Banco di San Gzorgio; IZ Banco
di San Giorgio realtci polztica, del doctor Giacomo Musso; Ragzoneria e
contabilitci all'epoca del Banco di San Gzorgzo, por Alfredo Roncallo.
este último en la revista «Génova», núm 3, mano de 1970.
70 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLAArTZCOS
FRANCISCO DE RIBEROL EN CANARIAS 11
parentesco entre quienes los formaban, que a veces no existían,
eran razones de intereses las que los determinaban. El interés
gentilicio quizá fuera el predominante: la unión para poder
resistir mejor los embates de los distintos bandos y para asf lo-grar
participación en la administración comunal y de la re-pública.
Las familias que se integraban en un Albergo asumían un
único nombre y una misma enseña y guión, que en ciertos casos
eran los de una de las que se unían, generalmente la reputada
como la más poderosa, pero en otros tomaban un nombre y
enseña diferente, el que consideraban más conveniente u opor-tuno.
En las crónicas genovesas se hace mención por primera vez
de un Albergo en el 1283, y pocas fueron las familias nobles
de la república que, en distintos momentos, no se unieron a al-guno
de ellos. Del 1359 al 1529 se formaron también entre los
comerciantes de la parte popolare algunos otros, como los
Giustiniani, Franchi, Sopranis, Fatinanti, etc.
El año 1528 significó una fecha memorable en la historia
de Génova, al extremo de que se le calificara anno primo della
ricuperata liberta y que a sus antiguas armas, cruz roja en
campo de plata, le sustituyeren otras: de azur, banda de plata
con la leyenda «Libertas». Los años que le siguieron continua-ron
su numeración partiendo de aquel como primero de la ricu-perata
liberta.
En aquel año, y por obra de Andrea Doria, se promulgó la
nueva Constitución de la república, las Refomzationes Novae,
de 11 de octubre de 1528, en las que, siguiendo el camino ini-ciado
por ley del año anterior, se creaban los alberghi poli-tici,
que obligaban a los que existían y a las restantes familias
nobles a integrarse en uno de los 28 que autorizaba Conse-
Girolamo F. de Ferrari: Storia della Nobrlita dr Genova, en el «Gior-nale
Araldico-genealogico-diplomatico~d, e la R Accademia Araldica Ita-liana,
Bari, año XXV, 1897, nueva serie, tomo VI, cap. 111, 2 . O Giancarlo
Briasco: Instztuto genovese del XZV Secolo /Messer Francesco Rivardo e
I'Albergo Sopranrs, en «Gazzeta del Lunediv, Génova, 24-2-1969. Los 28 uAl-berghin,
según el primero de estos autores, son los siguientes, en los que
12 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIYERA
cuencias de esta reforma fue que las familias y ualberghis que se
integraban en uno de los nuevos, debían tomar el nombre de la
Famiglie capo de cada uno de éstos, el que debía preceder al
anterior. En general, esta reforma fue mal recibida, pero la auto-ridad
indiscutible de Andrea Doria logró imponerla.
Asimismo, y por la Constitución de 1528, se creó el registro
titulado Genuensis Nobilitatis Liber Aureus, el famoso Libro de
Oro de Génova, tan alegremente citado por muchos genealogis-tasg.
En el mismo debían inscribirse todos los nobles y sus
hijos, así que cumplían los dieciocho años, como pertenecientes
a uno de los 28 alberghi autorizados.
En el 1576 se suprimieron estos alberghi y las familias que
!es hubiar, integrude pedian, si !e deseubun, usar de nueve sii
primitivo apellido.
Tanto la inclusión voluntaria en los primitivos alberghi
como la fusión obligada en los 28 de la Ley de 1528, así como la
indicaremos ías famiiias reíacionadas con ios Rivaroio que resuitaron inte-gradas
en los mismos:
1-Calvi; IIlattaneo (entre otras, Cattaneo, Chiavari); 111-Centurione;
IV-Cibo (Andora, Chiavica, Ponte, Rapallo, Sopranis, Rivarolo); V-Cicala
c casa no va, Cassana, Gobbio, Odone, Zoagli); VI-Doria ('Castiglione, Doria,
Della Noce, Re); VII-Fieschi; VIIIdFornari CFregoso); IX-De Franchi (De
Franchi, con las familias Bolgaro, Tosso, etc., Palmaro); X-Gentile; XIGius-tiniani
(Argiroffo, Giustiniani, Rebuffo, Ponte); XIIGrillo (Bassignani, Boc-canegra,
Cattaneo, Grillo, Leardi, Levanto, Mandillo, Da Pelo, Di Canarie,
familia esta Wima originaria -dice- de nuestras islas y cuyas armas eran
ajedrezadas en negro y oro); XIIIGrimaldi (~Grimaldi, Molassana, Ricci);
XIV-Imperiale; XV-Interiano (Castiglione, Goano, lPa,risola); XVIdLercari
CChiavari, Domoculta, Gallo, Garbarino, kercari, 'Di Loreto, Moneglia); XlrII-Lomellini
(Chiavari, Zoagli); XVIII-De Marini ('Carrega, Cassana, Rivaro-la);
XIX-Di Negro ((Panigarola); XX-Negrone CBigna, Negrone); XXI-Palla-vicino
(Coronato, Scaglia); XXII-Pinelli (Adorno, Castiglione, Celesia, Pi-nelli);
XXIII-Promontorio; XXIV-Salvago (Salvago, Sisto); XXVSauli (Car-rega,
Casanova, Rapallo, Sauli); XX~VISpínola (1Celesia, Spínola); XXVII-Usodimare
('Castiglione, IMaggiolo, De Mari); XXVIII-Vivaldi (Castiglione).
Como puede apreciarse, algunas familias, v.g.: Castiglione, se integraron
en sus distintas ramas en diferentes Alberghi.
9 El original del Lzbro de oro se quemó en 1797; una copia se conser-va
en la Biblioteca Franzoniana, de Génova, sig. V. Ma. B. 5, que ha sido
la consultada por el señor Briasco para las citas que aquí hacemos.
72 ANUARIO DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
FRANCISCO DE RIBEROL W CANARIAS 13
desaparición de estos últimos en 1576, dieron lugar a diversos
cambios de apellidos a tener en cuenta.
Así, como hemos de ver, ocurrió con los Rivarolo, cuyo nombre
de familia era originariamente Caprile. Cuando esta familia se
integró en e'l albergo Sopranis, se llamaron Sopranis de Rivaro-lo,
y al tener que cumplir la Constitución de 1528 e ingresar en
el Cibo, se apellidaron Cibo de Sopranis de Rivarolo, para con-servar
sólo este último nombre a partir de 1576.
También estos obligados cambios explican hechos como los
conocidos de otras familias genovesas que se establecieron en
las islas.
Mateo Viña, mercader genovés establecido en Gran Canaria,
se asmi6 cm =tres Egures para finunciar !U srguda entrad2 de
Alonso de Lugo en Tenerife. Conquistada esta isla, el gobernador
lo llevó consigo a Almazán a presentar los reyes indígenas ven-cidos
a don Fernando y doña Isabel, lo nombró en el 1500 regi-dor
del Cabildo de Tenerife y le otorgó en pago ricos repartimien-
+A- de tierras y agms e: Daute. Ccxm hu udwrtide e! decter
Serra Rafols, nunca usó otro apellido que el de Viña; pero como
la familia genovesa de Bigna, a la que, al parecer, pertenecía, fue
adscrita en el 1528 al albergo Negrone, sus hijos y nietos, aun en
relaciones con su país de origen, se apellidaron Viña-Negrón, nom-bre
que nuestros genealogistas, desconocedores de esta circuns-tancia,
aplicaron también al conquistador 'O.
10 Noblliarzo de Canauias, ed. J. Régulo, tomo 1, pág. 112, nota En
Génova existieron dos familias, una que escribió su apellido Vigna y la
otra Bigna. Esta última fue la que entró en el Albergo Negrone en
1528, razón por la que hay que suponer que a la misma pertenecía Mateo
Viña. (Angelo M. G. Scorza. Le famzglze nobzle genovest, Génova, 1924,
página 35.)
Alonso de Lugo, en varias datas de repartimiento a favor de Mateo
Viña, reconoce sus servicios en la conquista de Tenerife. En una de
16 de agosto de 1501 dice que «desde el primero día que yo vine a con-quistar
la dicha isla veniste conmigo, con vuestros criados e fuistes uno
de los armadores e conquistadores fasta que se ganó la dicha isla» y en
otra de 18 de julio de 1497. «aveis fecho a sus Altezas muchos servicios,
así con los que ganasteis en la dicha conquista, como lo que servisteis con
vuestra persona e con ciertos cavalleros e peones,.
Antes de venir a la conquista de Tenerife, Mateo Viña era vecino de1
14 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
Pero el uso del Negrón o Negrone no indica que los Viña
tuviesen relación de sangre con la familia de aquel nombre,
como en otro caso también conocido en Canarias, el de Doménico
Ricci o Riccio, que en las islas escribió su apellido Rico, como su
familia entró en el albergo Grimaldi 11, sus descendientes termi-naron
por adoptar este histórico nombre, lo que tampoco quiere
decir que tuvieran vínculo de sangre con la tan ilustre familia de
este apellido.
IV. LA COLONIA GENOVESA DE SEVILLA
La existencia de una colonia de genoveses en Sevilla data
del siglo XII, cuando aún la ciudad se hallaba en manos de los
árabes, y hay noticias de que el 6 de junio del 1167 llegó a esta
capital andaluza un cónsul de la ciudad de Pisa.
. Conquistada Sevilla por Fernando 111 el Santo, Génova en- --,- - - 1 1 - n h A P O 0 1 r m w r c i c t ~ l l ~nn vi" a LXILULO b a i v v buiuv ~ r i i v a j c r u vr~r lru U-, A-J u----------
solicitud de los fueros a que debían someterse los genoveses
que quisiesen ir a comerciar a Sevilla. Fernando 111, el 12 de
mayo de 1251, les concedió ebarrium, fornus et balneusn, con la
condición de que los edificaran, así como iglesia y capellán, bajo
la jurisdicción del obispo, al igual que las demás parroquias.
Los que compusieran la colonia elegirían de entre ellos dos
cónsules y elevarían propuesta al rey, que los nombraba. Tales
cónsules tenían por misión juzgar los pleitos que se plantearan
entre genoveses, a excepción de los delitos de sangre. Al parecer,
tenian juris&eeiGn cualido tales p!ei:os se en:ab!abal? entre
genoveses que no hubiesen adquirido la vecindad, ya que los
Puerto de Santa María, como así lo dice Real Cédula de 12 de noviembre
de 1491.
Terminada la conquista, además de su condición de hacendado y ex-portador
del azúcar de sus ingenios, Mateo Vrña se concertó el 29 de
octubre de 1501 con el contino Antonio de Torres para el comercio de las
conchas: los beneficios se repartirían por mitad entre los reyes y Viña,
como así resulta de documento que publicó el historiador Antonio Ruméu
de Armas en su obra España en el Afrzca Atlántzca.
11 Scorza, op. clt , pág. 206, y N. de C., tomo 1, pág 146.
74 A N b A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
LAMINA 1
La ciudad de Sevilla, escenario de las empresas Financieras y mercantiles de rniccr Francisco de Ribcrnl.
(Grabado del siplo sirr.)
FRANCISCO DE RIBEROL EN CANARIAS 15
vecinos, fuera cual fuera su origen, quedaban sometidos a la ley
y jueces ordinarios.
Los cónsules se hacían cargo también del cuidado de los
bienes de los genoveses que morían en Castilla.
Los no vecinos no podían apelar de las decisiones de sus
.cónsules; pero quien tuviese con genoveses cualquier litigio, fuese
o no genovés, si era vecino, podía apelar ante los alcaldes de
la ciudad.
Fernando 111 reguló también los tributos que deberían satis-facer:
el rey percibiría siempre los derechos sobre la compra y
venta de mercancías. Las ventas pagaban el 5 por 100 de su pre-cio,
y aquéllas que se introducían y no se vendieran quedaban
'exentas de pago, a excepción dei pan y ei vino, e iguaimente
quedaban exentos los barcos que vendiesen. Las que exportaban
satisfacían un 2,s por 100, salvo el aceite, que pagaba un dinero
de plata de Sevilla por jarra.
Alfonso X confirmó los privilegios de los genoveses de Sevi-lla
el 18 de agosto de 1261, y el 24 del mismo mes les dio la mez-quita
que había sido de Domingo Balbastro, libre por sus cua-tro
costados, cerca de su barrio, en la plaza donde se hallaba el
convento de San Francisco, para hacer «palazo en ella, en el qual
se alleguen a librar sus pleitos». Tomó posesión de la mezquita
%Opecinoe, nviado por Génova en el mismo año 1261 y el edificio
subsistió como propiedad de la república hasta el siglo XIX.
Vendido, en su solar se levantó luego el edificio del Banco de
España en esta capital andaluza.
La calle en la que tenían sus comercios aún es conocida con
d nombre de Génova12.
'2 Ramón Carande: Sevilla, fortaleza y mercado, Sevilla, 1911, pág. 57
y siguientes. La merced de Fernando 111 la toma de copia conservada en
el Arch. di Stato di Genova, publicada en la Hzstorzae Patriae Monumenta,
tomo 1, f. IOK!-64
Julio González: Reparttmiento de Sevilla, publicación del C S 1.C , 1951,
volumen 1, pág. 337, y vol. 11, pág 301.
El profesor de la Universidad de La Laguna, don Miguel Angel Ladero,
nos ha comunicado la noticia de la existencia en el Arch. de Simancas de
una recopilación de los privilegios de la colonia genovesa de Sevilla, de
los siglos XIII a XVI, sobre la que ha escrito tesina don Isidoro González
16 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
No vamos a detenernos aquí en el estudio de la influencia que
en la vida cultural, económica y militar les cupo a los genoveses
en la España medieval, en la de los Reyes Católicos y en la de
Carlos V, tema de notorio interés, bien conocido, pero marginal
a nuestro estudio.
La colonia g- enovesa en la ciudad del Betis disfrutó, al menos
en ciertos momentos, de mejor situación que las demás estable-cidas
en otros puntos de Castilla, como lo prueba sobrecarta real
expedida en Sevilla el 22 de marzo de 1490, confirmatoria de una
de 1481, de merced de represalia a favor del vecino de Bilbao,
Martín Pérez de Fagasa, contra las personas y bienes de los
* genoveses por daños que le habían causado en la capital ligur, D
de la que quedan exceptuados los estantes en la citada ciudad E
andaluza. O
n
Por otra parte, hubo un momento en el que, como consecuen- =m
O
E cia de cierto robo que hicieron al almirante de Castilla, del que E
2
se acusaba a unos genoveses, les fue revocada la carta de segu- E
ro de que disfrutaban, por cuyo motivo los miembros de la colo-nia
se veían obligados a solicitar individualmente otras nuevas,
que les eran dadas por tiempo limitado, como así resulta, entre -
0m
E otras, en reales cédulas de 23 de agosto y 22 de septiembre O
de 1498.
n
E
V. CANARIANSU, EVO MERCADO a
n
El nombre de las Canarias era familiar a los oídos de los co- n
merciantes genoveses, al menos desde la legendaria expedición a 3
la India por el Africa, concebida por Tedisio Doria y llevada a O
efecto por ios hermanos ügoiino y Vadino Vivaidi en í¿9i, que
Gallego, dirigida por el profesor don Luis Suárez Fernández, aun inédita.
Sobre la influencia de los genoveses en España, Verlinden, Le influenzt
italiane nella cotonizzazione iberica, en «Nuova Rivista Storican, XXXVI
(1952), 7; Les influences italzannes dans E'economie et dans la coIonisatzorr
espagnoles a l'époque de Ferdznand le Catholique, en «V Congreso de
Historia de la Corona de Aragónn, 111, Zaragoza, 1954, pág. 275; y Robert~
López, II predominzo economico dez Genovesi nella Monarchta spagnola,
en «Giornale Stonco e Litterario della Liguria~,1 936. R. Almagia, Commev-cianti,
banchzeri ed armatori genovesi a Sivzglia nei przm. decennz del'
secolo XVI, en «Rendiconti della R. Academia del Lincein, 1935.
76 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FRANCISCO DE RIBEROL EN CANARIAS 17
se perdiera; de las posteriores en su busca y de las ya documenta-das
de Lancelotto Malocello en 1336 y la luso-genovesa de Em-manuele
Pessagno en 1341, relatada por el piloto Nicoloso da
Recco. De ser consideradas como lugar de paso de arriesgadas
aventuras, pasarían a convertirse en plazas mercantiles así que
conquistadas permitían un comercio regular y seguro.
Si bien no puede hablarse en Canarias de una colonia geno-vesa
propiamente dicha hasta los últimos años del siglo xv, sí en-contramos
bastantes años antes a ciudadanos de la república ligur
en las islas primeramente conquistadas. De dos de ellos tenemos
noticias ciertas, porque actuaron en la vida pública, y los citan
nuestros primeros cronistas. Fray Juan de Abréu Galindo, en su
Historia de la conquista de las siete islas de Canaria, escrita
por la última década del XVI, dice que Guillén de las Casas, a
cuyo favor renunció en 1430 el conde de Niebla sus derechos
sobre el archipiélago, al pasar a sus nuevos dominios, puso por
gobernador de Fuerteventura «a un ginovés llamado Antonio Lu-sardo
de Franquiss; y más adelante afirma que cuando Guillén
Peraza levantó armada para proseguir la conquista, uno de los
capitanes de las gentes que reclutó en las islas fue Luis de Casa-ñas.
Guillén Peraza halló la muerte en su intento de asalto a La
Palma en 1447, pero Luis de Casañas salvó la vida; el 21 de junio
de 1464 aparece como testigo de las paces firmadas por Diego de
Herrera con los reyes indígenas de Tenerife; años después acudió
en queja a la Corte, en unión de Pedro de Aday, contra el mismo
Diego de Herrera por la actuación de éste en la pérdida de la torre
de Gando y -sigue diciendo el mismo historiador- Aday y Ca-sañas
regresaron a las Canarias con Juan Rejón en 1478 y le
acompañaron a Lanzarote en su frustrado intento de conseguir
auxilios.
No resulta dudoso que, al igual que Antonio Luxardo de Fran-
&i, bis de Casufiuc era también gen=\&, de la familia apelli&=
da Da Cassana, de la que hemos de ocuparnos y que muy proba-blemente
puede ser identificado con un Lodixius da Cassana,
que en unión de sus hermanos, representados todos por uno dc
ellos, Dexerimus da Cassana, otorgó escritura de ~aprehensio
hereditatisn de los bienes que habían sido de su padre, Dominici,
18 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
que se halla en el registro del notario Branca Bagnara «ab anno
1450 in 1555 nr. 458~.
También creemos que puede asegurarse que tanto Luxardo
de Franchi como Cassana, y quién sabe cuántos otros, vivfan
en las islas entonces conquistadas ocupados en el tráfico mer-cantil,
posiblemente enviando a los mercados europeos la tan
apreciada orchilla, de la que hace méritos por la misma época
Aloisio da Cadamosto.
Con la conquista de Gran Canaria, isla que reunía las condi-ciones
adecuadas para el cultivo de la caña dulce, el ambiente
se hace cada día más propicio para las actividades mercantiles a
y bancarias de los genoveses, y es este momento -fines del N
E
ci-ln mí- cmndc s l i níimern y negocios en lar Canarias se in- O
crementa y llegan a constituir una verdadera colonia mercantil. -n
=m
La Crónica anónima de la conquista de Gran Canaria, que se O
E
conserva manuscrita en la Biblioteca universitaria de La Laguna, E
2
afirma que «luego como se acabó de conquistar, el governador E
=
Pedrc de Veru invió 2 F c p f i y~ I !a isla de la Madera por fruta- >
les y cañas de asúcares, legumbres y todo género de ganado y de --
cassa y se plantaron por toda la isla muchíssimos cañaverales, 0m
E
que luego comensaron a dar infinito asúcar muy bueno, de forma O
que la isla en breve se ennoblesió.. . D.
n
También afirman los historiadores que fue el propio goberna- -E
dor Pedro de Vera quien hizo venir de Madeira cultivadores de a
2
la caña dulce y conocedores de la fabricación de azúcar, y que n
0
su ingenio fue el primero que se levantó en la isla. Una carta real
fechada en Sevilla el 2 de febrero de 1502 pudiera referirse a
3
O
~,,,,,,,l mi n n& aq~é!!~~p,i i e ~c enfirma bienes ar)niiirirlnc por 1--- ----
el portugués Lorenco Fernandes, de quien dice que hacía unos
quince años que estaba en Gran Canaria «e que fuistes uno de
los primeros que comentaron a faser acúcar en élla, e después
acá vos aveis conprado en la dicha isla algunas tierras de acucar
e otros Vienec e heredamiel,t~se &rtu p r t e & ~ n a ~ n i »n. ---a-----
a) Vicisitudes y afianzamiento de la colonia genovesa
en Gran Canaria
Ahora bien, si damos crédito a Francisco de Riberol en lo
que dice en escrito que elevó a los reyes, del que luego hablare-
78 ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S
FRANCISCO DE RIBEROL E N CANARIAS 19
mos, a este genovés se debe el establecimiento de los primeros
ingenios en la isla y hasta el propio Pedro de Vera precisó de su
ayuda para levantar el suyo.
El éxito alcanzado por esta industria no se hizo esperar, y al
ser conocido por tantos otros de la colonia ligur en Andalucía,
a la llegada de los primeros cargamentos de azúcar canario, des-pertó
su natural interés y fue el motivo del viaje a las islas de
nuevos mercaderes genoveses o sus factores.
Tanto Riberol como cuantos se interesaron en esta industria
no limitan su negocio a la compra y exportación de producto
entonces tan codiciado, sino que amplían su campo de acción para
convertirse en cultivadores de la caña, a cuyo fin procuran
adquirir, por distintos medios, las tierras más adecuadas y las
aguas Precisas para su riego, y la tratan en los ingenios que ellos
mismos levantan.
Esta industria requería el empleo de no escaso capital, desde
el inicio del cultivo de la caña hasta que el producto se hallaba
en condiciones de lanzarlo al mercado, comenzando por^ las difi-cultades
de conseguir planta; las diversas y cuidadas labores que
precisaba; el poder disponer del agua necesaria; el coste de
montaje de los ingenios, con la adquisición de calderas y demás
útiles y la compra de cantidad de leña para la cocción, sin contar
con los del personal, tanto especializado como el peonaje. Todo
ello no podía hacerse sin contar con buena cantidad de dinero,
y caso de no disponerse de numerario era preciso acudir a los
prestamistas, que lo facilitaban a no escaso interés y para cobrar-se
en poco tiempo con el producto de las primeras cosechas.
He a ~ u dí ó nde hallaron también adecuado campo los banque-ros
genoveses, quienes, lógicamente, aprovecharon la situación
que se daba en aquella incipiente sociedad de aventureros, más
dados a la guerra que a otra cosa, y de modestos segundones de
familias labradoras procedentes de diversas tierras castellanas,
con escaso numerario y, en su mayoría, carentes por completo
de espíritu comercial.
Por otra parte, quienes fletan los navíos que cargan en las
islas el azúcar, los traen llenos de tejidos y otros productos que
embarcan en los puertos europeos por su cuenta y llegan a con-
20 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
vertirse en sus únicos vendedores, imponen los precios y preten-den
pagar los azúcares que adquieren con tales mercancías.
Una real carta fechada en Granada el 2 de noviembre de 1499
recoge queja de los vecinos de Gran Canaria de que dos regatones
conpran el acúcar e lo pagan con ropas, o parte en dineros e
parte en ropas, las que venden a crecidos precios» ". Bien es
verdad que en esta disposición real no se dice que tal queja vaya
dirigida contra los genoveses, pero de lo que no cabe dudar es
de que si no eran ellos los únicos que practicaban tal sistema,
tampoco serían de los que dejaban de hacerlo.
En cambio, sí fue dirigida en su contra, aunque se extendía
a todos los extranjeros, una pragmática de los Reyes Católicos Y,..U, G 3,G, p-wI ab-n5 ,UAL L U aCInLI lLna ;1r5l1n4 ba1L lA A7 rUlob J U 1 1 l W AUba IAQQ nnr 1- n r i p r n lar L-C/U, f l V 1 1U YLIU Ob AV*
prohrbía tener propiedades de valor superior a los 200.000 ma-ravedí~.
Y más expresiva es una real cédula dada en Granada el
31 de octubre de 1499, dirigida al gobernador de Gran Canaria,
en la que se dice que por el Concejo de la isla se había elevado
qieja a !a Corte epzlrqüz !us vezinos an vendido ~ U J heredades,
e las conpran los genoveses, los quales diz que tienen conprados
más de la mitad de los heredamientos de agúcar e trabaxan para
que todos los heredamientos vengan a sus manos». Como eran
varios los genoveses que a aquella medida se habían opuesto ale-gando
que estaban naturalizados, los reyes disponen «que debía-mos
mandar que las cartas de naturaleza que qualquier genovés
toviese de Nos no se entienda ni sea tenida para poder conprar
más de los dichos 200.000 maravedís; e mandamos que lo que
más tengan lo vendan dentro de un año, e si non lo venden que
---- 3 2 3 - J . - A - 1- .L ilyilll ----- -pUI pClUlUU LUUU 10 YUC LCllgdll".
Nueva carta, también dada en Granada, el 12 de julio de 1501,
indica ya un cambio de actitud, pues dispone que la obligación
de venta del exceso sobre los 200.000 maravedís se entienda de
los bienes que hubieran adquirido después de dado el pregón
de i4 de junio de i.198.
Entre los que tenemos noticias que habían querido hacer valer
13 Esta y las demás cédulas que citemos, mientras otra cosa no se
diga, están tomadas del Registro General del Sello, en el Archivo de
Simancas.
80 NUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FRANCISCO DE RIBEROL EN CANARIAS 21
su condición de naturalizados para eludir la obligación de ven-der
los bienes que superasen en valor los 200.000 maravedís se
encuentran los hermanos Francisco y Cosme de Riberol y Fran-cisco
Palomar, según resulta de real carta fechada en Granada
el 27 de julio de 1501; y por otra de 14 de marzo del mismo año,
también dada en la misma capital andaluza, se dice que Francis-co
de Riberol afirmaba que aquella medida no le tocaba «porque
ayudó a conquistar la dicha isla de la Gran Canaria e gastó
mucho de su hazienda en la dicha conquista, e después de con-quistada
ovo gastado en ella e edeficado e fecho otras cosas ne-cesarias
a la dicha isla e que su padre fue natural de nuestros
Reinos, por merced del señor Rey don Juan, nuestro padre.. . e
que en Sevilla ha pechado e sirve como naturaí.. .D. Pero aun ios
reyes se mantienen firmes y a lo que acceden es a prorrogarle
por cuatro meses el plazo para la venta del exceso sobre el límite
fijado.
Una curiosa información hecha por aquellos años en Gran
Canaria, que se conserva en el Archivo de Simancas y iieva por
título «Las haziendas que tienen los genoveses en la isla de
Gran Canaria y pertenecen a Sus Altezas por haber sido rebeldes
a sus reales mandados» 14, nos proporciona los nombres de aqué-
14 Arch. de Simancas: Diversos de Castilla, leg. 1.735 (9-24). El docu-mento
no está fechado, pero es necesariamente anterior al mes de abril
de 1503, en que los reyes, por cédula expedida en Alcalá de Henares el 9 de
dicho mes, ordenan al gobernador de Gran Canaria el secuestro de los
bienes de Francisco Palomar.
De los incluidos en este inventario, aparte de Palomar y de los Ribe-roi,
de quienes habiaremos más acieiante, Constantín Sairasco reaimeaíe
no era genovés, sino de Niza, aun cuando es más que probable que su
familia tuviese aquel origen; y Jerónimo de Orerio u Orero pertenecía a
ilustre familia de ciudadanos genoveses a partir del 1300; casó en Gran
Canaria con Leonor Texera y murió antes del 1507, dejando dos hijos:
Antonio, que fue escribano público de Gran Canaria desde el 1510 hasta
su muerte en 1521 y dejó descendencia de su matrimonio con Ana de
Serpa; y Jerónimo, que vivía en la isla de La Palma, en el 1525, pero que
el 18 de julio de 1534 lo encontramos en Las Palmas, en unión de su
esposa, Francisca de Mercado, otorgando escritura de venta de un parral
(AHP de Las Palmas, 741, f. 614).
Según la carta real de 27 de julio de 1501, citada en el texto, que se
pregonó en 1498, a la que más tarde se le llama en algún otro documento
Núm 18 (1972)
6
22 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
110s cuyos bienes superaban el límite autorizado, que no habían
vendido el exceso y contra los que se centraba la oposición del
grupo de sus enemigos. Realmente eran pocos: Francisco de Ri-berol
y su primo Batista; Francisco Palomar, Constantín Cairas-co
y Jerónimo de Orerio.
De hacer caso a los datos que da la misma, las haciendas e
ingenio de mayor valor eran las de Francisco Palomar en Agaete.
Los mismos habían pertenecido a Alonso Fernández de Lugo, que
se había visto obligado a deshacerse de ellos para atender a los
gastos de la conquista de Tenerife. La relación dice: «Otro enge-nio
está en el Agaete, qu'es de Francisco Palomar; vale con las
tierras e molino e todo lo a él anexo más de dos mil ducados de
i-eiiia,o, sea, seg-hn la misma, 750.060 maraved+; y asade: ay
es de Sus Altezas por dos partes, la una por que lo tiene perdido
por rebelde, e la otra porque se le fizo merced por falsa informa-ción
que fizo».
Este curioso personaje, cuyo verdadero nombre era Palmaro,
paIoniar, de ni&S a&.:aiite halr>laiaemos, el único,
de los aquí comprendidos que perdería esta rica propiedad, pero
no precisamente por incumplir el mandato de los 200.000 mara-vedí~
s, ino por razones que nada tuvieron que ver con el mismo.
Le seguía en importancia Francisco de Riberol, con sus
dos ingenios de Lairaga y Gáldar, cada uno de los cuales rentaba
300.000 maravedís.
El de Constantin Cairasco, en la misma villa del Real de Las
reall, «pragmática», contenía determinados capítulos «hechos e ordenados
nnr e! Qhi~pg& Aftgrga, & cf i~f t rgC ..gc~~ej gp ~ nr i ~ &g ~!a -Mo!a, r--
nuestro Contador ques agora».
Otra carta real dada en Alcalá de Henares el 6 de abril de 1503 se re-fiere
a otros capítulos, dados por mandato de los reyes, firmados por don
Juan de Castilla, obispo de Salamanca y por el citado Diego de la Muela,
sobre regimiento y gobernación de la isla de Gran Canaria, en uno de los
cm!es se dirpmh cpe !es ~~EIVPSPS q o fwiesen ~II~PIIKX y c ~ m p r z s e ~
trigo cogido en la isla para las necesidades de los mismos, quedaban obli-gados
a traer de fuera otra tanta cantidad y venderla en la isla al precio1
en que lo habían comprado. Pero, como dicho capítulo se refería sólo a
los genoveses, otros extranjeros se resistían a cumplirlo, lo que ahora se
les ordena. Posiblemente se trataría de los poderosos franceses Santa
Gadea o Mansel.
82 ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S
FRANCISCO DE RIBEROL EN CANARIAS 23
Palmas, que afirma valía, con tierras y molino, 2.220 ducados
y rentaba 350.000 maravedís.
El de Jerónimo de Orerio, en Gáldar, que dice, «es de Sus Alte-zas
por dos razones, la una por rebelde e inobediente, e la otra
porque lo fizo en una dehesa sin licencia ni mandado de Sus Al-tezas
ni de quien su poder toviesen. De renta le señala 300.000
maravedís.
Por último, acusa a Batista de Riberol de tener «una fuente e
un pedazo de la dehesa de Gáldar, [que] posee sin título justo,
sino que no estando governador en la isla fizo un convite a los
labradores e a un escribano e dexáronle más un pedaco de la
dehesa, que valdrá con la dicha fuente quinientos ducados de
renta»; y añade, teniéndolo perdido e pertenesce a Sus Altezas
por rebelde e inobediente e por lo tener sin título». En marave-dís
le señala 187.000 de renta.
Aun esta información remacha sus acusaciones contra los
citados genoveses y añade: atiene más el dicho Batista de Riberol
dos casas e huertas e otras faziendas gruesas»; «tiene más Giró-nimo
de Orerio casas e tiendas e otras faziendas de mucho valor»;
«tienen otros ginoveses muchas faziendas gruesas de mucho va-l
o r ~y; termina por afirmar «que valdrán lo menos las faziendas
de renta que tienen los ginoveses en la dicha isla de la Gran
Canaria, que justamente pertenesce a Sus Altezas, 2.660.000 ma-ravedí~~.
Es de notar que tal información no menciona a ptros geno-veses
ya establecidos en la isla, como Bartolomé Fontana, regidor
de Vrm Cma-i. en 1504, v x i ~ sve ces mz y ~ r d nmnd e! Crihildc
y que, al menos más tarde, fue dueño de un rico ingenio en
Arucas. Preocupado, sin duda, pese a su influencia, solicitó la
vecindad, que le fue otorgada por carta real dada en Salaman-ca,
el 25 de febrero de 1505, en la que se recoge su petición, la
ni ip f i inrla e n qce ha& m& de ~ r ~ j n t e q c ~~i : r i ~ !C.iS I2, y-- '-"-- -"
donde tenía casa abierta y mantenía armas y caballo y hacía
quince años que se había casado; y en otra, también dada en Sa-lamanca,
el 2 de marzo de 1506, a queja suya porque no se le
había pagado su salario de mayordomo, afirma lo había ejerci-do
«de dies a doze años».
Núm 18 (1972) 83
24 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIYERA
Una escritura otorgada en La Laguna, ante Sebastián Páez, el
9 de febrero de 1513, nos dice que el famoso Lope Conchillos,
secretario de Sus Altezas y de su Consejo, había tenido merced
de la reina, dada en Valladolid el 29 de octubre de 1509, por la
que le había concedido el exceso de las haciendas de los extran-jeros
sobre los 200.000 maravedís, y por aquella escritura Cristó-bal
de Ponte se vio obligado a entregarle 50 doblas de oro, en
que se valuó la demasía de la suya 15. Ignoramos si se dieron
otros casos, lo que es muy posible; pero así, o con otros donati-vos,
debieron resolver los ricos genoveses este problema, pues el
caso es que no tenemos noticia de que ninguno perdiese sus
haciendas, ni las vendiese, salvo el caso de Francisco Palomar,
que se d&iS a motiw eoiilij!etaiilente distiilto.
Tampoco surtió el menor efecto lo que dispuso otra carta real
dada en Salamanca el 25 de febrero de 1506, que ordenó a los
gobernadores de las islas velasen por que no se vendiesen «a
ningún grande, ni cavallero, ni persona poderosa, ni a otra pe. rso-. ria alguna que iiü sea i~a iuidU esi~sn uestros R z i i i ~i~a,g eiii~m
otro heredamiento alguno, so pena que1 que vendiere el tal here-damiento
o ingenio lo aya por perdido y el que lo conprare el
precio que por ello diere e sea todo para los propios de esas
dichas islas».
Otras cartas reales, como las de 5 de marzo y 27 de julio de
1501, conseguidas por Palomar y Riberol, lo que hicieron fue dis-poner
que el plazo para la venta del exceso se contase desde que
se les notificasen los capítulos de 1498. Era un dar largas
nada más.
muy posi'ole que inforririacitn las propie.
dades de los genoveses en Gran Canaria se hiciese aprovechando
la manera de ser del gobernador Lope Sánchez de Valenzuda
(1498-1501), tan dado a escuchar quejas y delaciones, como a im-poner
arbitrarias sanciones.
cs conocida una denuncia, que se conserva en el Archivo de
Simancas (Diversos de Castilla, legajo 610 [9 y 22]), por la
que los vecinos de Santiago de los Caballeros de Gáldar se
quejan, el 2 de noviembre de 1501, de lo que se había dado
15 ARP de Tenerife, kg. 10, f. 579.
84 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FRANCISCO DE RIBEROL EN CANARIAS 25
a Batista de Riberol en la montaña de Moya y en tierras y aguas
en Gáldar; como también que, al cesar Valenzuela, Batista acu-dió
en queja a los reyes, los que por cédula fechada en Sevilla
el 24 de febrero de 1502 ordenaron al nuevo gobernador Antonio
de Torres que le hiciera justicia sobre los bienes que su prede-cesor
había pretendido quitarle; así como la resolución del
juicio de residencia seguido a Valenzuela, por real cédula fecha-da
en Madrid, el 26 de junio de 1503, por la que le obligan a que
devuelva, entre otras muchas cantidades a que había condenado
indebidamente a diversas personas, genoveses y no genoveses,
las siguientes: a Pedro Borlengo, 1.800 maravedís; 1.600 a un
Bartolomé, ginovés; que abonase a Bartolomé Fontana 65.000 que
ie había tomado sin tener autoridad para hacerlo y i5.030 a oiru
genovés, Bartolomé Gambo, por la misma causa. Por otra parte
es interesante consignar que en esta misma resolución los reyes
ordenaban que se tomara cuenta a los mercaderes Bartolomé
Fontana y Bartolomé Páez, que habían recibido de 150 a 200 do-bias
«que se echaron entre ios mercaderes de la isla para hacer
la torre del puerto de las Isletas~.
Es de notar que Francisco de Riberol, en unión de sus her-manos
Juanoto y Cosme, habían obtenido carta de naturaleza
de los Reyes Católicos por cédula fechada en Barcelona el 18 de
noviembre de 1492, en la que se dice les era otorgada en las con-diciones
en que don Juan 11, el padre de doña Isabel, las había
dado a Pedro Juan de Riberol, padre de aquéllos y a los herma-nos
de éste, merced que ha de ser anterior al 1454, año de la
muerte de aquel monarca. Pero su naturalización castellana no
sirvió a Francisco de Riberol para evitar se le aplicara la limita-ción
a 200.000 maravedís de los bienes que podía poseer, como aca-bamos
de decir. Bien es verdad que no conocemos los términos
en que don Juan 11 concedió aquellas naturalizaciones, las que
es posible que si tuvieran fuerza plena en las relaciones de dere-cho
privado, no alcanzaran a las de derecho público, para evitar
defraudaciones al erario real y otros peligros y, por otra parte,
como se trataba de materia escasamente reglamentada, los
reyes podían otorgarlas en los términos que consideraran más
oportunos.
Naím 18 (1972) 85
26 LEOPOWO DE LA ROSA OLIVERA
La colonia genovesa en Gran Canana continuó en progresivo
aumento durante la primera mitad del siglo xvr. En Las Palmas,
su capital, contribuyó con suma importante para terminar la ca-pilla
mayor de la iglesia del convento franciscano de San Diego,
como así resulta de escritura que otorgó la comunidad con^ el
maestro de obras sevillano Pedro de Llerena, el 10 de abril
de 1518, lo que le valió su patronato, con privilegio de entérra-miento
16.
Destruida la iglesia durante el ataque a la ciudad por la es-cuadra
holandesa de Van der Does, en 1599, un curioso inciden-te
dio lugar a ciertos autos entre el convento de San Diego y el
dominico de San Pedro Mártir. Lo motivó un tributo de 400
doblas de principal cpr e! geilcw5s Ysteb~r?C u!derini hihi i ins-tituido
con destino a reparos de la capilla mayor de la iglesia
franciscana, condicionado a que si alguna vez esta orden sostenía
pleito con la «nación genovesaa lo perderían y su producto habría
de aplicarse a Ia capilla de Nuestra Señora de1 Rosario del con-
..-V.-+c,-;. LILu &da .p..-aLa;L,.nu lLard.vuool baL. GSU mGnims creyerm !!egade su =e-mento
en el año 1606, cuando los franciscanos requirieron a la
colonia genovesa para que reconstruyesen la capilla, pero el
guardián de San Diego se defiende y afirma que ellos no
han tenido ni quieren tener pleito con la ((nación genovesan, sino
que sólo le piden que cumpla con su obligación, como patrono,
de levantarla de nuevo.
Así debieron hacerlo, pues en el testamento que otorgó en
Guía Bernardo Agustín Sopranis el 1 de febrero de 1618 dispu-so
que, de morir en la ciudad, se le enterrase en la «capilla de -----.--.-.,..1 - Saz Francisco de :OS ~Gliuvr;uGru3 ~Y-.U~.G-, U G U ~,Y.., UL y a ~b lLol%a.:u, la
reconstruido y que conservaban el privilegio de entierro en
la misma.
16 Sobre la identificación de dicha capilla, patronato y privilegio de
enterramiento en dla de la colonia genovesa, G Camacho, El cultivo de la
caña nota 161, págs. 42-43, a cuyas citas ha tenido ahora la amabimli8dad
de añadirle la de una escritura que otorgó el 5 de agosto de 1616 el provisor
y vicario general del Obispado de Canarias, licenciado Pascua1 de Saldaña,
en la que dice. «Por manda y legado que [Esteban Calderina] dexó a la
capilla de los ginoveses de esta siudad, que es la mayor de dicho con-vento.~
86 ANUARIO DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
LAMINA IIT
Calle de loi Gcnovcsei. hov de TI-avieso, en Las Palmas dc Gran Canaria. (Foto J. Naranjo.)
FRANCISCO DE RIBEROL EN CANARIAS 27
En Las Palmas, como en otras ciudades en las que la colo-nia
genovesa fue numerosa, la calle en la que tenían sus comer-cios
se llamó calle de los Genoveses, y ha sido identificada por
el investigador Guillermo Camacho como la que más tarde tomó
te1 nombre, que aún lleva, de Travieso.
El 4 de diciembre de 1525, Francisco Lerca, Federico Paniga-rola,
Batista de Mari, Juan Agustín Adorno, Francisco de Ven-timiglia,
Leonardo Burrone y Francisco Saluzzo, dieron poder
en Las Palmas a otro genovés estante en la isla, Francisco de
Bassignana, «para que saque de los cónsules de la nación geno-vesa
en Sevilla o de qualquier persona en cuyo poder estuvieren,
traslado e copia de los privilegios y exenciones que la dicha na-ción
gennvesa tiene de Ins Señores Reyes de Clsti!h de g!orincz
memoria e de la continuación dellos por Sus Magestades, todo
autorizado en forma que haga fe, para que los genoveses estantes
puedan aprovecharse dello D.
Claro es que si bien el negocio principal que realizaban los
genoveses en la isla era e1 de 11 p_rndiicci& y exprtuci& de!
azúcar, no dejaban por ello de dedicarse a cuantos otros les
resultaban remuneradores, desde el préstamo a las industrias ar-tesanas,
así como a la venta de productos europeos de que venían
cargados cuantos barcos llegaban para exportar el azúcar.
b) Destrno del azúcar grancanario
Veamos ahora hacia qué puertos llevaban este producto.
Nos faltan documentos de los quince últimos años del siglo xv
que nos sirvan de irrefutable prueba, pero no parece que haya
razón que pudiera señalar un cambio para los años inmediatos
posteriores. Un documento sevillano del 1506 señala las rutas de
estos navíos hacia los puertos mediterráneos. Se trata de un
contrato de fletamiento, con el maestre de un navío, que hace el
genovés Cosme de Berrio, en unión de Francisco de Lugo? perso-naje
que comercia por muchos años junto con la colonia ligur,
para cargar en Gran Canaria y Tenerife tanto azúcar como orchi-lla,
otro de los más interesantes productos comerciales de las
islas. De las islas volvería al puerto de Cádiz, de Cádiz a Valen-cia;
desde este puerto a Marsella o Aguas Muertas; de aquí a
28 LEOPOLü0 DE LA ROSA OLiVERA
Génova, o de Valencia a Civitavecchia, Nápoles y Venecia. Este
contrato reviste gran interés, porque fija los fletes de ambos pro-ductos
hasta los distintos puertos 17.
Por el Atlántico los genoveses contaban con su antiguo cen-tro
comercial, la ciudad de Brujas, en la que se habían organiza-do
en una masseria, agrupación a la que luego nos referire-mos,
y desembarcaban los productos en el hoy modesto puerto
holandés de L'Ecluse o Sluis, en la orilla izquierda del Eede,
unido a Brujas por un canal. La importancia creciente de Arn-beres
por los primeros años del siglo XVI, así como el estableci-miento
en esta ciudad de una refinería de azúcar, determinó el
cambio de ruta de parte de los navíos que lo conducían desde
Canarias hacia este puerto.
Desconocemos la fecha en que tal cambio se produce, pero
no tenemos motivo para rechazar la de 1508, año en el que se
data el episodio de la llegada a Amberes de los primeros barcos
procedentes de Canarias con tal cargamento, representado en
tapiz de! Ayuntamiento de aquella ciudad. en el que su burgo-maestre
da la bienvenida a los capitanes de los navíos y cuyo
cartón se debe al pintor Pierre Verhaert (1852-1908).
Ello no significó que la colonia genovesa en Canarias dejase
de comerciar definitivamente con Brujas a través de L'Ecluse,
pues aún en 10 de mayo de 1533 Lorenzo de Riberol y Teodoro,
Calderina fletan una nao de Diogo Dias, vecino de Ayamonte,
17 Francisco Morales Padrón: Canarias en el Archivo de Protocolos de
Sevdla, en «Anuario de Estudios Atlánticos», Madrid-Las Salmas, núme-ros
7 y 8, 1961 y 1962; doc. núm. 275. Los fletes son los que siguen:
A Cádiz: caja de azúcar. 10 maravedís; quintal de orchilla, 70 marave-dís
y escudo.
A Valencia, caja de azúcar, escudo y 75 maravedís; quintal de orchilla,
100 maravedís.
A Marsella o Aguas Muertas, caja de azúcar, 210 maravedís; quintal de
orchilla, 110 maravedís.
A Génova, caja de azúcar. 220 maravedís; quintal de orchilla, 120 ma-ravedí~.
A Nápoles o Civitavecchia, caja de azúcar, 160 maravedís; quintal de
orchilla, 150 maravedís.
A Venecia, caja de azúcar, 385 maravedís; quintal de orchilla, 150 ma-ravedí~.
)Los Sietes se pagaban en el puerto de desca~ga.
88 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FRANCISCO DE RIBEROL EN CANARIAS 29
para cargar 35 toneladas de azúcar con destino a las ciudades
flamencas de aLasclusa~ y Amberes 18.
De igual forma, y aunque antes nos refiriésemos a documento
en el que se da como puerto de llegada de las naos procedentes
de las Islas el de Cádiz, en ciertos casos lo es el de Las Muelas,
en Sevilla, u otro de las costas andaluzas del Atlántico, pasando
o no por la isla de Madeira o por alguno de la costa marroquí.
Una observación: La mayoría de los navíos en los que se
realiza el tráfico comercial eran andaluces o portugueses, mien-tras
que en los comienzos del XVI eran escasas las naos genove-vesas
que se citan en los documentos canarios lg.
Aun cuando hasta ahora nos hayamos referido a la colonia
genovesa en Gran Canaria, cuanto se dice sobre las activida-des
comerciales de los ligures ha de extenderse a todo el archi-piélago,
las «Islas del Azúcar», como por antonomasia se les
decía entonces, aunque, como hemos dicho, no sólo exportaban
este producto, sino también la orchilla, muy apreciada en Euro-pa,
cuya explotación se había reservado la Corona, como una
de las regalías menores, en las islas que había conquistado di-rectamente,
o sus señores, en las sometidas a este régimen.
También exportaban pez y, en años de abundancia, cereales.
Ya antes del 1490, Francisco de Riberol compraba, con la
condición de único adquirente, a doña Inés Peraza la producción
18 Archivo Histórico Provincial de Las Palmas (AHPLP), leg. 741, f. 351.
En La Laguna y ante Alonso de Llerena, el 23 lde agosto de 1517, los merca-deres
de Brujas Tomás Vandeval, Giraldo Virlin y Cornelius Despas, de-claran
que tenían una nao bretona cargada de remieles y azúcares para
conducirlas a «Flandes, Zelanlda o a Esclusa» (AHPT, f. 710).
19 El 2 de abril de 1509, Marco Salvago, maestre de su navío «Santa
Cruz,, lo fleta al mercader lombardo Juan Jácome de Carminati, estable-cido
en Tenerife, para llevar azúcar a Cádiz QAHPT, 509, f. 624). Un Anto-nio,
genovés, maestre de su carabela «Santo Spiritun, suscribe contratos
en La Laguna, ante Hernán Guerra, por los que la fleta para llevar pez a
Funtchal, en 15 de junio de 1509, y el 16 de febrero de 1510 para conducir,
también a Madeira, pez y trigo (E. Gz. Yanes y M. Marrero: Protocolos del
escribano Hernán Guerra, La Laguna 1508-1510, La Laguna, 1958, núme-ms
1.247 y 1.311).
30 LEOPOLDO DE Lk ROSA OLIVERA
de orchilla de las islas de su señorío, y a poco contrataba con
doña Teresa Enríquez, «la Loca del Sacramento», viuda del
comendador mayor Gutierre de Cárdenas y prima hermana de
don Fernando el Católico, las que le correspondían en las islas
realengas por consecuencia de un juro de 600.000 maravedís
que los Reyes le habían otorgado sobre las mismas. Un antiguo
criado suyo, Gonzalo del Castillo, conquistador de la isla de
Tenerife, era, a comienzos del XVI, «hacedor y fiel de las orchi-llas
de las islas de Canarias, Tenerife y La Palma por la Reina
Nuestra Señora e por doña Teresa Enriques, mi señora., como
así lo declara. Pero a los pocos años este codiciado cargo pasa-ría
a manos de un genovés, y así por carta real fechada en Va-lladolid
el 19 de mayo de 1513 los monarcas se dirigen a los
gobernadores de las tres islas para que le den su asistencia a
Pantaleón Italiano, mercader genovés, «arrendador y recaudador
mayor de las orchillas~d e las mismas.
Pero no fue éste sólo quien obtuvo la cobranza de rentas rea-
!es en e! archipiélagoe En 1524 Pedro Juan Leardo y Luis de
Loreto, dos genoveses de quienes volveremos a ocuparnos, eran
recaudadores de las rentas reales de las tercias, en Gran Cana-ria;
y en 1536, Agustin de Chiávega, también ligur, desempeñaba
el cargo de «hacedor de la Renta real del Almojarifazgo» en la
misma isla, entre otros casos.
d ) Los genoveses en Tenerife y La Palma
Al dominar Alonso Fernández de Lugo La Palma y Tenerife,
unos diez años después de conquistada Gran Canaria, el cultivo
de la caña y el establecimiento de ingenios azucareros se exten-dió
a estas dos islas, que en parte reunían más favorables condi-ciones
para esta producción por la mayor abundancia de agua
y bosques; y así hallamos a poderosos mercaderes ligures, como
Mateo Viña, Tomás Justiniano y Cristóbal de Ponte, explotando
en Tenerife ricos heredamientos que habían conseguido por su
ayuda a la conquista; o en La Palma a Cosme de Riberol garanti-zando
la compra por Jácome de Inarte de uno de los ingenios
más productivos de las Canarias, el de Tazacorte. Todo ello sin
perjuicio de que varios de los genoveses que tenían sus intere-
90 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
FRANCISCO DE RIBEROL EN CANARIAS 31
ses en Gran Canaria, como Francísco de Riberol y su hermano,
extendiesen sus actividades a las otras dos islas.
En Tenerife, como antes había ocurrido en Gran Canaria, la
adquisición de tierras y aguas por parte de los genoveses y
otros extranjeros llegó a producir hondo malestar, que se refleja
en acuerdo del Cabildo de 26 de marzo de 1505 de dirigirse a
los reyes para que las prohibiesen, porque «muchos extranjeros.. .
no tengan bienes ni haziendas en estas islas, porque muchos ge-noveses
y italianos y romanos conpran las heredades de los
vecinos y vanse los naturales y quedan los extranjeros» 20. LO CU-rioso
es que en la sesión capitular en la que se adoptó se hallaba
presente un genovés, Mateo Viña, regidor de la isla desde eil 1500,
y no se dice que hiciese manifestación en contra.
e) La vid y 20s vinos
Otro producto de la agricultura isleña que adquirió desde co-mienzos
de1 siglo XVI gran importancia h e el de la vid, que vino
a sustituir al de la caña, cuando los azúcares producidos en la
costa marroquí primero y luego en América hicieron ruinosa
competencia al de Canarias. También a genoveses encontramos
exportando los vinos canarios, especialmente el apreciadísimo
malvasía, a distintos puertos europeos, muy particularmente
a Inglaterra.
En Tenerife la colonia genovesa se estableció, aparte de en
su ciudad capital, San Cristóbal de La Laguna, en los puertos de
E Ser= XAfds: ,kuerdc.s de! C&:!d= & Ter.gr:fg, 1497-1507, ::Fvr?tes
Rerum Canariarumn, IV, Instituto de Estudios Canarios, La Laguna, 1949,
acuerdo núm. 446.
Entre los ingenios azucareros que hubo en Tenerife, uno, situado en
el valle de Taoro, perteneció a Tomás Justiniano y se conserva el con-trato
de edificación, fechado el 8 de febrero de 1506, de los cinco
y ~ esta ba:: sitUadcs e= e! antigm reim de Daüte, Un= pertenecia a
Bartolomé de Ponte y el otro a Mateo Viña, y en el de Adeje, los descen-dientes
de Ponte tuvieron hacia mediados del siglo XVI otro muy im-portante
(M.a L. Fabrellas- La producczón , en RHC, núm. 100).
Una real cédda de 24 de enero de 1515 fue dada a wlicitud de Sedro
de Córdoba, vecino de Tenenfe, que se había quejado de las contrataciones
usurarias de ciertos genoveses.
32 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
Santa Cruz de Tenerife y Garachico. En este último, por el
que salía la producción de la mitad norte de la isla y en el que
se hallaban situados los ingenios azucareros de Mateo Viña y
Cristóbal de Ponte, entre otros, hallamos, a partir de la segunda
década del xv~,im portantes mercaderes genoveses, dedicados al
tráfico con el exterior, como los Della Noce (en Canarias tradu-cen
su apellido y se llamaron De la Nuez), los Casanova, los Zerli-
Centurione, etc.
Pero en general, los mismos genoveses que encontramos en
Gran Canaria aparecen en los documentos notariales de Tene-rife,
lo que demuestra que indistintamente comerciaban en am-bas
islas, como debía ocurrir en las restantes, si bien por la
p6rdida de SUS regi~troc;n otariales no podamos probarlo.
£) Artículos introducidos en Canarias
Si los productos que exportaban de las islas fueron, princi-palmente
el azúcar, la orchillla y más tarde Iüs vinos, vamíx a ver
cuáles fueron, según los documentos conocidos, los que traían
en sus viajes de retorno.
De tejidos figuran sedas, sin duda salidas de las fábricas
genovesas; lienzos de presilla, paño carbín, paño azul, lienzo cm-do,
lino, fustán de Milán, lienzos anglos, paño de Londres,
pardillo y mercadería nombrada con el término genérico «trajes».
Otros productos, como vasos de paila, azafrán, zapatos de
vaca, alpargatas, chapines, mercería, cueros, buhonería, cobre,
herrajes y hasta juegos de naipes, se registran en diversos con-tratos
::. '
21 LOS estudios sobre el comercio genovés en las islas no son nuevos.
A. Ruméu )de (Armas, en el vol. 1 de su monumental obra Pzraterías y
ataques navales contra las Islas Canarras, C.S.I:C., Madrid, 1947, pág. 276,
y siguientes, ya aportó .importantes noticias. María Luisa Pabrellas, en
La producción de azúcar en Tenerife, en «Revista de Historian, tomo XVIII,
1952, pág. 455 y sigs. Manuela Marrero. Los genoveses en la colonización de
Tenerzfe, en la citada «Revista de historia^, tomo XVI, 1950, pág. 53; Fran-cisco
Morales Padrón, en Canarias en el Archivo de Protocolos de Sevdla,
en «Anuario de Estudios Atlánticos~, núm. 7 y 8, 1962 y 63, y Guillermo
Carnacho, en el mismo núm. 7 de esta última revista: El cdtivo de la
92 ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S
FRANCISCO DE RIBEROL EN CANARIAS 33
g) Otros negocios de los genoveses
En los comienzos del siglo XVI a genoveses establecidos en
Canarias los encontramos dedicados al negocio de la pesca en
los bancos de Río de Oro; a la importación de cereales en años
de escasez o de su exportación en los de abundancia, sin des-preciar
el tomar parte en las armadas a la vecina costa bereber
en busca de mercancía humana, como aquella que organizaron
Rafael Spínola, Francisco Guillama y Alonso de Cabrera, que
se concertaron con el adalid Alonso Díaz, ante el escribano de
La Laguna Alonso de Llerena, el 23 de agosto de 1517, para
llevarla a efecto.
h) Los genoveses en el gobierno local de Canarias
Ya hemos dicho que desde el 1500 hallamos a un genovés,
Mateo Viña, formando parte del Cabildo de Tenerife. En Gran
Canaria! donde. según su Fuero. los oficios de regidor eran elec-tivos
y debían ser confirmados por los reyes, lo ejercieron Bar-tolomé
Fontana y Jerónimo de Orerio, según carta real de 15 de
mayo de 1504; Batista de Riberol, por otra de 6 de noviembre
de 1507, la que además confirmó la elección como mayordomo
de Constantín Cairasco, oficio este último que, según propia
declaración, ejerció también Bartolomé Fontana por varios años.
Más tarde fueron también regidores de Gran Canaria Simón
Luxardo (1511), Juan Bautista Corona y Francisco Lerca (1526),
Mateo Cairasco (1529), Antonio Maggiolo (1531) y Felipe So-pranis
(15351, todos ellos nacidos en Génova o en Niza, como
los Cairasco.
caña de azúcar y la industria azucarera en Gran Canaria, págs. 11 y sigs.,
han aportado datos muy valiosos, que aquí aprovechamos.
Particularmente, por lo que hace a la colonia en Gran Canaria, nos
l.---- ..n1:rtr. 2-1 a-,..i, i,,c:,...l.,+..,i+a, a, Pomonh~ ,.i.""+rr
l l G l l l U J V C L l l U u UGI u u b u I u c x & L a u u L L ~ V ~ J UUC; U. Uaua abuw, CVLUW CII \ ~ C I L I I I C V
a la de Tenerife, al de la doctora Marrero, a quien también debemos, en
unión de la licenciada E. González Yanes, el fichado de los primeros pro-tocolos
del AHP de Tenerife, asimismo utilizados por nosotros.
Por ultimo, contiene también noticias sumamente valiosas para este
tema la obra de A. Ruméu: Alonso de Lugo en la Corte de los Reyes
Católicos, C.S.1 C., Madrid, 1952.
34 LEOPOLDO DE LA ROSA CLIVERA
En Tenerife, y a lo largo del XVI, ejercieron también oficios
concejiles varios ligures o hijos de genoveses, como Doménico
Ricci o Rizo (1530), Pedro de Ponte (1538), Fabián Viña Negrón
(1.541)) Pedro Interián (1544), Juan Fiesco (1550) y Francisco
Usodemar o Uso di Mare (1576).
De La Palma era castellano de sus fortalezas en 1515 Fran-cisco
Spinola, tío de Rafael Spínola, antes nombrado.
Y de la isla de la Gomera era regidor en 1512 otro genovés,
Juan Agustín Salvago.
No resistimos la tentación de transcribir el curioso juicio
que a fines del XVI hiciera sobre la capital de la isla de La Palma
el famoso ingeniero cremonés Leonardo Torriani, al escribir
par2 I;&p !u &scfipción de IUC Cl ~ l r i l s .D ice asi: cQ~ e s t 2
cita é habitata de portughesi, castigliani, fiamenghi, francesi
e d'acuni genovesi. E'gente vana, fastosa, superba, imprudente
e infedele nelle loro amicitie. Le donne quivi hanno imperio
sobre gli huomini et procedano a l'altre Isole in amore, vagheggia-va
T ~ - ~ + - v Pr r y r rmn r o h-11-rn rnnvm-c-rn 3 1 1 9 l ih~rae in p m p ; Lb, C.CIIICCllC., OUVIILIL e, "UIIULU, W V L I " VI U U I I UIlU LLV-r U
e degnamente a questa cita si deve attribuire gli epiteti di Genova,
cioe del mare, deglio huomini e delle donne al meno, conciosia che
le montagne hanno, assi legna.. . » ".
22 El título original de la obra es: A la Maestk del Re Catolzco / Des-crzttzone
et hzstoria del Regno de I'Zsole Canarie gia dette Fortunate / con
il parere delle loro fortzfzcationi / di Leonardo Torrzanz, cremonese.
Escrita hacia 1590, su traducción castellana ha sido publicada por
A. Cioranescu: Descrzpczón e historia del reino de las Islas Canarias,
Santa Cruz de Tenerife, 1959.
En documento otorgado por Rafael Spínola en La Laguna. 22 de di-ciembre
de 1515 (AHIPT, 607-997), actúa en nombre de su tío el alcaide
Francisco Spínola, acreedor (del adelantaldo gLugo, quien le había hpote-cado
su ingenio de Los Sauces, en La Palma, que ahora arrendó a tío y
sobrino.
Consta que Juan Agustín Salvago era vecino y regidor de la Gomera
en escritura otorgada .en La Laguna el 6 de octubre de 1512 (AHPT; 10-490).
Francisco Lerca, como regidor de Gran Canaria y en nombre de la
isla, obtuvo Real Cédula fechada en Medina del Campo el 26 de octubre
de 1531, por la que se ordenaba se tomasen medidas para evitar los
abusos de los familiares de la Cruzada, que no pagaban sus deudas. Lerca
fue un importante prestamista y exportador de orchilla de las islas (Libro
rolo de Gran Canarza, pág. 63; El genovés Francisco Lerca prestamzsta
94 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
FRANCISCO DF RIBEROL EN CANARIAS 35
Y terminemos este capítulo con el relato de un incidente ocu-rrido
a varios genoveses. El 21 de noviembre de 1525, el gober-nador
de la isla Diego de Herrera entró en la casa de Federico
Panigarola y encontró a varias personas jugando a los dados, de
los que se incautó, así como de 39 reales viejos y 8 nuevos, que
estaban sobre la mesa. Mandó prender a Panigarola, a Juan Agus-tín
Adorno, Esteban de Bassignana, Juan de Casares (?), Angel
Moreno (?), Juan Badenar, Nicoloso de Orerio y Leonardo Burón
y dio sus casas por cárcel a Francisco Lerca y Francisco Saluzo.
Orden6 abrir información, de la que resultaron también compli-cados
Vicencio Milla y Doménico Soficia. En consecuencia, el
gobernador dictó mandamiento para prender a los complicados;
ordenó ai escribano que notificase a Juan Leardo su obiigación
de conducir a la cárcel, dentro del día, a Vicencio Milla y a Lerca
y a Saluzo, «por ser personas ancianas y honradas», les dio sus
casas por cárcel.
j ) Influencza genovesa en Za vida canaria
En la toponimia isleña se han conservado nombres que re-cuerdan
el paso o establecimiento de mercaderes o navegantes
ligures en las Canarias: «Genovés», en las tierras que fueron de
Cristóbal de Ponte en Garachico; la caleta de dnteriánn, tam-bién
en Daute, Tenerife; «Los Reverones», en San Miguel, Tene-rife;
«Los Riveroles~, en La Palma; «Azuaje», en Moya, y uCai-rascon,
en Guía de Gran Canaria, entre otros, sin contar con el
viejo nombre de la isla de Lanzarote, que lo debe a Lancelotto
Maioceiio, que intentó su coionización y hasta i i e g ~a ievantar
un castillo en la misma a comienzos del siglo XIV y a la que
Angelino Dulcert, en su portulano de 1339, puso las armas de
Génova U.
y eoinerciaii~e de oi;c~iíia en Las palrFias de Graii CaBai.ía en el
1517-1526, por 1. M. G. Galtier, en RHC núm. 141-148, págs 70-76).
El episodio de los jugadores de dados, en el AHiPL, leg. 736, fol. 299, lo
debo a la amabilidad del señor Camacho.
23 Sobre la expedición de Malocello, E. Serra: E2 redescubrimzento de
las Islas Canarias en e2 szglo XIV, «Revista de Historia Canaria», 1961, nú-mero
135-136, págs. 219 y sigs.
Núm 18 (1972) 95
36 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
Así que avanzaba el siglo XVI y el mercado del azúcar cana-rio
iba decayendo, especialmente por la competencia que le
hacía el americano, la emigración ligur a las islas disminuye;
pero descendientes de genoveses quedan establecidos en ellas
y se van fundiendo con el resto de su población. Continuaban
dedicados al comercio, pero no faltaban entre ellos médicos y
abogados, para terminar las familias más ricas de entre las de
este origen por entrar plenamente a formar parte de la aristo-cracia
terrateniente del archipiélago.
Cuando hacia el 1590 Torriani describe la capital de la isla
de Tenerife, San Cristóbal de La Laguna, dice: «Aquí reside la Jus- a N
ticia y el Concejo, los hidalgos ricos y mercaderes de España, E
de Francia, de Fiandes, de Inglaterra y de Portugal; entre éstos
y los isleños hay gente muy rica., Como se ve, no nombra a ge- -- m
O
noveses, y eso que durante su estancia en Tenerife ejercía el EE
cargo de teniente de gobernador el doctor Francisco Lercaro, SE
nieto de ligur.
-
Notemos, antes de terminar este capítulo, que la mayoría de 2 -
los genoveses que hallamos en las islas a fines del xv y comien- -
0
m
E zos del xvr pertenecían a ricas familias de la aristocracia mer-o
cantil de la república, lo que es prueba evidente de la importan-cia
del mercado canario en aqueIla época. n
-E
Otras dos observaciones. La mayoría de los genoveses es- a
2 tablecidos en Andalucía y en Canarias no se desligaban de su
ciudad de origen, en la que dejaban a sus esposas e hijas. Y la 1
segunda: que hubo casos, como ocurrió con los Riberol, de una 2
estrecha unión comercial entre buena parte de la familia, al
menos mientras Francisco de Riberol vivió, que fue realmente la
cabeza y cerebro en torno al cual se movían sus hermanos, pri-mos,
sobrinos y hasta parientes de su mujer.
El conjunto de circunstancias que se dieron en la colonia ge-r,=
veca &e !u,our 8 c;dr ~ c q z r uen k co&&d isleña piiertn
destacado, que se viera mezclada en sus problemas y en las ine-vitables
banderías que se formaron. A nosotros han llegado
curiosos y, en casos, trágicos episodios en los que apareció
envuelta.
El más grave, sin duda, tuvo por causa la boda de un nieto
96 ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S
FRANCISCO DE RlBEROL EN CANARIAS 37
del conquistador Pedro de Vera con una hija de Batista de Ribe-rol,
siendo así que aquél estaba ya casado en Nápoles. La antigua
amistad entre las dos familias se trocó en irreconciliable odio y
terminó con la alevosa muerte de un primo de la ofendida, el
hijo único del banquero sevillano Francisco de Riberol.
Otras incidencias tienen más de anecdóticas que de otra cosa,
como lo fue la queja que elevó el comisario de la Inquisición en
Canarias, Bartolomé Ramírez Nieto, a la de Sevilla en carta
de 31 de agosto de 1502, que transcribe Ruméu de Armas en su
valiosa obra España en el Africa Atlántica, contra «un ginovés,
mancebo, de veinte e cinco años, poco más o menos, el qual ha
por nonbre Ximón, el sobrenonbre non me acuerdo», a quien le
había sido dada comisión para ciertas averiguaciones en Tagaos,
en proceso que se seguía contra el escribano Gonzalo de Burgos.
El genovés, en tertulia en la casa del antiguo gobernador Lope Sán-chez
de Valenzuela, se jactó de que estaba en sus manos la conde-na
o no del escribano, por lo que el comisario. alarmado por haber-se
infringido el riguroso secreto que usaba el Santo Oficio, se
quejó de Simón a otro genovés, Jerónimo de Orerio, quien dice
le respondió «que le pesaba mucho de tan gran rapazería de
aquel descortés de Ximón». Seguramente se trataba de Simón
Luxardo, vecino por entonces de las islas.
Años más tarde tuvo lugar otro curioso incidente. Una de las
más sólidas fortunas de Gran Canaria había recaído en Sofía de
Santa Gadea, hija de un rico mercader de Rouen, Jean Marcel o
Mancel y nieta del conquistador Fernando de Santa Gadea, la
qüe, a! parecer, habia dado pdabra de imitrimociu a! czba!!ero
genovés Jácome Salvago; pero cambió de opinión y decidió
casarse con Pedro Cerón, hijo del gobernador de la isla e im-portante
personaje que llegaría a ser capitán general de Gran
Canaria. Salvago no se conformó con el veleidoso proceder de
sufra y reeUlr'ió a la curia ñomana, la q-Ge la demanda,
emplazó a las partes y hasta llegó a expresar sus dudas sobre
el defensor de Cerón, Joan de Montpaláu, como Episcopus Al-baniensis,
que se hacía llamar, y encomendó en el 1534 al canó-nigo
tesorero licenciado Padilla que siguiera el proceso. Los
autos continuaban aún catorce años después, en el 1548, año en
Núm 18 (1972)
7
38 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
el que Salvago recusó a los jueces de apelación licenciados Oli-vares
y Zurbarán, que entendían en el pleito. Salvago nada con-siguió
y Sofía de Santa Gadea siguió siendo la esposa de Pedro
Cerón, si bien no tuvo descendencia de su matrimonio. Todos
aquellos extremos resultan de documentos que se conservan en
el Archivo de Simancas (Cámara de Castilla, legajos 2.755 [2 y 61
y 2.756).
Veamos, por último, las andanzas de un miembro de la
colonia, Juan Antonio Sopranis, tal y como las contó a la Inqui-sición
de las islas al ser procesado en 1574. Declara que «nació
en Sevilla, donde estuvo hasta la edad de ocho o dies años e
a
de allí lo llevaron a Génova, e de Sevilla llevaba principios de leer N
y en Génova acabó de aprender a leer y, en Génova estovo seis.
o siete años, los cuales entendió en el escritorio de su cuñado O
n--
Gaspar Catano, ques mercader; de alli fue a Cesilia a casa de un m
O
hermano suyo que estaba allí, que era mercader e hazía lo pro- s£
pio que en casa del dicho su cuñado e que allí estovo otros seis -E
o siete años. Después fue con encargo del dicho su hermano e
2 amigos a tratar e negociar a Turquía, e la primera vez fue a - -
Alexandría de Egito a comprar cosas de mercadería para traer 0
m
E
a Cesilia e allí a la dicha ciudad de Aiexandría fue cinco vezes e O
envió al Cairo a contratar segund acostumbran los mercaderes;
en las cuales cosas e viajes gastó desde el año de quarenta e n
-E
ocho hasta el año de cinquenta e cinco, y también fue a Grecia a
2
e a Candía a comprar vinos en el mismo tiempo. Y en aquella n
n sazón murió Felipe de Sobranis tío deste confesante e luego
Rafael de Sobranis su hermano, que ambos a dos eran primos 3
O
hermxxs del padre deste confesante e como tiene dicho su.
padre lo embió a llamar para que pusiese en cobro esta hacienda
e vino a esta isla el año de cinquenta e siete, donde a estado todo1
este tiempo e a ido a la isla de Thenerife a cobrar cierto tributo
que allí tienen e estovo en esta isla como quatro años sin casarse
e desp~és se casó cm la dicha doña Catalina Calderina, con la
qual ha hecho vida maridable hasta agora».
Esta movida vida era corriente entre los mercaderes genove-ses
de la época. Cuando Juan Antonio Sopranis hace la declara-ción,
añade que a su hijo mayor, de diez años, lo había enviado
ya a Génova a estudiar.
98 ANUARIO DE E S T U D I O S A T L A N T Z C O S
FRANCISCO DE RIBEROL EN CANARIAS 39
Y pasemos ahora a estudiar la familia a la que Francisco de
Riberol perteneció.
a) Los Rivarolo más antiguos
Federico Federici, autor de una Genealogie delle Famiglie di
Genova en cuatro gruesos volúmenes, escrita a mediados del si-glo
XVII, que se conserva en la Biblioteca Franzoniana de la ca-pital
ligur, recogió numerosa relación de personas, tomada de
documentos que cita, de apellido Rivarolo o latinizado Riparolio,
que comienza por la de un Garrius de Rivarolo, que testó en
ei íí82, continúa con varios Ciei sigio XIII, entre eiios un ~Oiiveru
de Rivarolo cioe,della villa de Rivarolo vicina alla Pieve in riviera
de ponente, nominato in contratto in cartina di monaci di Sants
Stefano 1245 in atti di Oberto Cereto, nottaro, vista da me ap-presso
detti monacin; otro de aSimone de Rivarolo e sua terra
in Ponzevera», de 1235; sigue con mas numerosas citas ciei XIV,
xv y comienzos del xvr, para terminar diciendo: «Quelli de Riva-rolo
sono diversi. . . » 24.
Naturalmente que el llevar el nombre de Rivarolo, tomado del
24 Biblioteca Franzoniana, de Génova, signatura. Ms. Urbani, ~1126-129.
Las citas de los Rivarolo, en el 128, c. 213 (sigla F'F).
Además de esta fuente, sin duda valiosa, porque está tomada de citas
documentales, nos valemos para el estudio de esta familia de las que
siguen, que debemós, como en la mayoría de las en que nos basamos, a
las investigaciones del señor Briasco.
Regestz di attt notarzíi, que se conserva en ei Arciiivio ai Stato di Ge-nova
(sigla AAN).
Spoglio dt notarz e mandatz, en la Biblioteca Cívica Berio, de Génova,
Sección XVIII, Mr. 4, en cuatro volúmenes (sigla SNM).
Lzbre me sono notate varze prove che possono servire per giustzfica-zzone
dell'ascendenze si ltneale rette che collateralz, per zl Szgnori Lorenzo
e figiz Oderici, fechado ei 9 de junio de í159 en ia Bibiioteca Cívica Berio,
sección Manoscntti incunaboli, Mr. V, 4, 9, (sigla LB).
Alberi genealogzcr di diverse Famrglie Nobili, compzlati e accrescznti
con loro prove da1 M. R. Frk Antonzo Maria Buonaroti, Sacerdote pro-fesso
del Sgr'Ordine Gerosolzmztano zn Genova, distribuite in tu2 tomi.
L'anno 1750, en la Biblioteca (Cívica Berio, Mr. VFII, 2, 32 (sigla kGB).
40 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
lugar en que vivían o del que procedieran, no puede indicar que
todos, ni mucho menos, fuesen pertenecientes a una misma Fami-lia.
Es más, aquel autor recoge citas documentales de más de
un Bartolomeo de Rivarolo de la primera mitad del xv que evi-dentemente
no son una misma personaz5.
Un documento del 1487, al que luego nos referiremos, permi-te
precisar de entre los Rivarolo del siglo XIV, quiénes pudieron
ser los de la familia de Francisco de Riberol. Comienza con estas
palabras «Caprili postea Sovranis de Riparolo. Clara uxor Nico-lai
de Cravili de Riparolio ... », de cuyo contenido cabe deducir
que tanto un Bartolomeo Cravile de Riparolo, notario, que figura
en asamblea de Albenga de 1357, como un Giovanni Caprile de
Rivarolo, anciano en 1386, aimbos citados por Federici, pertene-cían
a la familia que estudiamos, si bien no podamos establecer
su filiación con los que a continuación mencionaremos.
b) Nicol6 de Rivarolo y sus desce~dientes
En cambio, sí puede seguirse con bastante seguridad, aunque
con inevitables lagunas, la genealogía de esta familia a partir
'de un Nicolo Caprile de Riparolio, de la segunda mitad del XIV,
al que pudieran referirse citas de un Nicallo de Rivarolo men-cionado
en documentos de los años 1353 y 1365, así como en otro
de 1374, en que también se dice que un Corrado de Caródano era
suegro de un Nicolo de Rivarolo 26.
El documento de 1487, del que antes hablamos, remonta la
genealogía tanto de Francisco de Riberol como de Battista, su
primo, hasta el nombrado Nicolo Caprile de Rivarolo y su esposa
u Así aparecen, en citas del siglo XV, un Bartolomeo de Riparolo,
notario (1400-1433) y otro de igual nombre y apellido, «macarolo», es decir,
zurrador ,de pieles (1447), y un tercero, también homónimo, capitán de
una nave contra los catalanes (1466). En las citas del siglo XIV figura
Bartolomeo Cravile de Riparolo, notario (1357); Bartolomeo de Riparolo,
tabernero y consejero (1368), y Bartolomeo de Rivarolo, hijo de Lodisii,
industrial de calzado (1384). No parece que ni siquiera dos de los tres
Bartolomeos del XIV, ni tampoco dos de los del XV, puedan ser una misma
persona
26 Federici dice. «Nicolo de Riparolo in Conestagia Copertorie 1353, in
Compere 1356: genero del q. Corrado di Carodano 1374 »
100 AArUARIO DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
IFRANCISCO DE RIBEROL EN CANARIAS 41
Clara, que suscribió cierto contrato con un monje de San Barto-lomeo
de Fossato, filiación que varios documentos referidos a
las generaciones intermedias vienen a confirmar n.
Otro documento de 1381, otorgado por «Antonina filia quon-dam
Nicolai de Riparolio et uxor quondam Nocolai de Zolascho»,
lo hace con el consenso de ~Raphaeli de Bargono, nottaro et
Bartolomei de Riparolio fratrin; y aún cabe pensar que un «Ja-cobus
filius emancipatus Nicolb de Riparolio», que contrata en
1370, fuese también hermano de los anteriores Zs.
Bartolomeo de Riparolio, el hijo de Nicolb y Clara, está citado
como notario en el 1400; dos años después aparece nombrado en
el Compere de San Giorgio y más tarde ocupó diversos cargos
en la república, como el de oficial de provisiones en 1419; conse-jero
y árbitro en 1425; anciano en 1427 y de nuevo consejero
en 1433. También había sido protector del capitanado en 1423
El 5 de octubre de 1422, Giovanni Grimaldi aseguró en 100 flori-nes
el transporte de mercancías de Bartolomeo de Rivarolo,
desde Cádiz o Málaga al puerto de L'Ecluse M; y este último, en su
El documento, al parecer minuta de notario, dice textualmente.
«Anno 1487 / Caprile postea 5ovranis de Riparolo / Clara uxor Nicolai
de (Cravili 'de Rtparolio obligata firatn Bsrnaba de Salvo quondam Johanus
monaco Sancti Bartholomei de Fossato in eius vits ut 1414 et post mortem
Antonie filie dicturum Clare et Nicolai super Antonium de Sovranis de
Riparolio filium quondam Jacobi uti (sic) successorem dictorum Clare
et Nicolai proavorum suoru,m qui quonmdam Ja~mbus fuit nepos dictorum
Nicolai et Clare avorum suomm et nepos dicte quondam Antonie fiiie
dictorum attenta cessione per Baptistam de Sovranis de Riparolio eius
fratrem de voluntate Francisci et Janoti de Sovranis de Riparolio fratres
filii quondam ,Petri Johannis heredes pro sua parte dictomm quonciarn
Nicolai et Clare constito dictos Antonium et Baptistam fuisse filios quon-dam
Jacobi filii quondam Bartholome et nepotes dictorum Nicolai et
Clare et dictos Franciscum et Janotus pari grado> (Archivio di Stato di
Genova, Ms. 187, c. 276 y vuelto).
2s SNM, núm. 98, cita de la escritura de Antonina, de procuración
a favor de Lodixius de Castillono, civem janus, otorgada ante Cristoforo
Ravelino, ,f. ,de 1376, en 1381, núm. 193.
En el mismo, núm. 87, dice dacubus de Riparolio peliparius emanci-patus
Nicola de Riparolio Prom in Andreole Cayto lib de 1370 c. 143~.
a Federici: op. cit.
30 Archivio di Stato di Genova, registro de Giuliano Canella, VI, f. 141.
En el mismo archivo, registro del notario-Giovanni Recco, 1, 1 p. nr. 15 y
Núm 18 (1972) 101
42 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
nombre, en el de Pietro de Sarzano, Thomé de Castiglione, Raf-faele
de Vivaldi y los demás mercaderes que comerciaban con
España y los Países Bajos, se dirige, el 7 de enero de 1426, al
cardenal gobernador de la república y a su consejo en solicitud
de que aclarasen decreto del mismo año por el que se había
obligado a cuantos realizaban dichas travesías al pago de los
gastos que ocasionaban la defensa y guarda de las naves, los
cuales los mercaderes de Brujas y los pilotos habían fijado en
0,50 por 100 sobre las presas que condujesen desde L'Ecluse
hasta España y de un 2,50 las que lo hacían desde España hasta
Génova, pero sin que se hubiese precisado en qué proporción
debieran satisfacerlo los dueños de las mercancías y sus asegu-radores,
extremo sobre el que solicita se dicte resolución 31.
fecha 19 de marzo de 1412, figura como testigo Bartolomeo de Riparolio,
notario.
31 El documento dice textualmente:
<Parte Bartoiome de Xiparoiio et sociorum
Reverendisimo in Christo patri in domino domino Cardinali januensi
gubernatori etc. et eius spectabili concilio devote suplicatione parte
Bartholome de Riparolio, Petri de Sarzano, Thome de Castillono, Raffae-lis
de Vivaldis, nominibus suis et nomine vice mercatorum nonnullorum
quibus ab Scluxis et Hispania fuerunt conducte merces et rauba super
navibus Francisci de Spinalis et Thome Squarzafiti. Quod de anno pre-senti
factum et condictum h i t decretum per denominationem vestram
et tunc venerandum consilium qui rauba conducenda et dictis navibus
tenetur et obligata esset solvite expensis astipendia qui fierent pro tutella
et defensionem ditarum navium ex qua tam mercatores de Bruges et
ipsi patroni pro expensis et stipendiis traditis et factis dixerunt et or-dinaverunt
pro ipsa rauba de Scluxis, Hispania solvite tenentur dimidium
pro centesimo et de Hispania Januam duo cum dimidio pro centesimo
de quaquidem taxatione licet extrema sit nullam querella faciunt. Ce-terum
eum per dictum decretum per dominationem vestram factum
condemnetur rauba ad solvendum dictas expensas et stipendia non
fuit declaratum nec exprossimo quorum ceten rauba super quibus
facto exant securitates multe per ditos mercatores et non nullos alios
nam omnibus est clarissimum quiquid securat rixicum raube habet pro
la parte pro quid ssecurat et de tanto habet periculum et rixicum in
rauba et ideo merito dici potui et est rauba sua aut est assecurator et
ideo ad solvandam ditarum expensarum pro sua rata tenetur qui regno
nova est sed procedentibus eunctis temporibus ut bono merita consueta
et procedens ac instanti anno idem factum fuit de rauba navis Leonardi
102 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
FRANCISCO DE RIBEROL EN CANARIAS 43
Emilio Pandiani dice que en Brujas los jefes de las casas co-merciales
genovesas en Flandes fundaron una «masseria» y
pusieron a su frente un cónsul, elegido entre los mismos merca-deres,
comisionado para registrar las compras y ventas que rea-lizaban,
con la obligación de recaudar un 0,50 por 100 de las
entradas a beneficio de la comunidad genovesa, para socorro de
los parados y para los marineros náufragos; para ofrendas al
servicio religioso en las fiestas solemnes, limosnas a los con-ventos,
para subsidios de estudios y para contribuir a las fiestas
civiles.
A fines del siglo xv -continúa diciendo- el pago de este im-puesto
a la masseria fue tachado de ilícito por algunos merca-deres
genoveses. Con tai motivo Geroiamo Paimaro, Nicoia Spi-
=ola, Stéfano Doria, Francesco y Gianotto de Sovrani y Giuliano
Centurione se dirigieron a la Señoría de Génova en solicitud de
de Savignonis, Donati de Vultabio, Lodisi de Capriata et Johanis de
I'dcirco supplicant humiliter dominationi vestre at prefacto bono con-silio
quatenus dignentur et vellit ipsum suum decretum exclarare et ins-tituire
et ordinare per dictum decretum ve1 per additionem ut supra
'fiendam declarationem ipsius qui mercatores rauba habentes dictis na-vibus
suam rata solvat et assecuratores suam prout semper fuit consue-tur
debitum est.
Tasaro XXVI die VI1 januari
Reverendissimus dominus Cardinalis ducalis januensis gubernator et
spectabik consilium dominorum antianorum in legitimo numero con-gregatum
absente tantummodo Otobono di Negro volentes ut la res
finem debitum assequatur commiserunt et presentium autoritate com-mittunt
auditis audiendis provideat super requisitionem ipsorum sup-plicantio
prout officialibus ipsis melius vivementius v1debitur.n
'(Arch. Stato Genova, Diversorum Comunis Janue, 1425-1426, filza 3.*
%núm. gen 3.0231 ,A 40, núm. 137.)
Queremos expresar nuestro agradecimiento al doctor Juan Alvarez Del-gado,
catedrático de la Universidad de La Laguna, y a la profesora del
mismo centro, doctora Manuela Marrero, por la transcripción, revisión
y traducción del texto anterior. El doctor Alvarez Delgado nos hace notar,
en cuanto al valor de la voz «rauba», que no es de origen latino, de su
posible relación con capta» o con araupan. Hemos estimado, como más
acorde con el contenido del documento, el primer supuesto, y así la
hemos traducido por «presas» en el texto.
LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
I
que sancionase la obligación de los comerciantes ligures de Bru-jas
y ciudades vecinas de pagar tal tributo, a lo que accedió el
gobierno el 18 de diciembre de 1496 U.
Es posible que esta institución, tan interesante, procediese
de aquélla a la que se refería el documento de 1426, aun cuando
el primitivo fin de protección del comercio marítimo viniese
a ser sustituido por los corporativos y sociales a que se refiere la
noticia de la que da cuenta Pandiani.
Por otra parte, es más que probable que los Sovrani que inter-vienen
en 1496 sean Francesco y Gianotto Sopranis de Rivarolo,
nietos de Bartolomeo, a quienes nos referiremos más adelante.
c) Bartolomeo de Rivarolo y sus hijos y nietos
Bartolomeo de Rivarolo, notario, mercader y hombre público
genovés de la primera mitad del siglo xv, que comerciaba con
España y los Países Bajos, murió antes del 18 de enero de 1446,
fecha en la que su hijo Gerólamo, en su propio nombre y en e1
de sus tres hermanos varones, otorgó escritura en Sénova, ante
el notario Antonio Fazio, sobre hacienda con su casa que había
pertenecido a su padre, en aVilla Begali Potestacie Pulceferen,
plantada de viñas, castaños y otros árboles ". Estuvo casado con
Mariettina, hija de Samuele Cárrega, la que otorgó testamento
ante Doménico Bargono, el 19 de enero de 1454 y dejó cinco hijos
de su matrimonio: Lucano, Pietra, Pietro Giovanni, Gerólamo y
Giácomo de Rivarolo.
1. De Lucano tenemos pocas noticias; a su muerte Pietro Gio-vanni
y Giácomo, sus hermanos, otorgaron escritura de manda-to
a favor de isidoro handoia para que se hiciera cargo de su
herencia yacente, ante el notario Branca Bagnara, y se halla en
su registro de los años 1450-55. De un solo hijo suyo tenemos re-ferencias,
se llamó Luis de Rivarolo o Riberol, que vivió y murió
en Sevilla. En testamento que su primo Battista de Rivarolo
otorgo en Genova ei i478, cuando aun era soitero, dejaba iegado a
favor de Luigi de Riparolio, hijo de Lucano. Este debió vivir
32 E. Pandiani: op clt., pág. 256.
33 Arch. .di Stato di Genova, leg. del not. A. Fazio, años 144546, filza 9,
sala 6, scanzia 40.
104 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
FRANCISCO DE RIBEROL EN CANARIAS 45
también en algún momento en Gran Canaria, ya que dejó manda
en favor de la catedral de Las Palmas.
Luis de Riberol otorgó testamento en Sevilla, el 12 de di-ciembre
de 1514, ante Berna1 González de Vallecillo, documento
muy deficientemente conservado, pero que en lo legible contiene
interesantes disposiciones. Ordena su entierro en el monasterio
de San Isidoro, y, caso de no autorizarlo los monjes, en la capilla
de los genoveses del de San Francisco, y añade que «en la más
cercana pared donde mi cuerpo fuese sepultado se ponga una
imagen de Sant Jorge que yo tengo al presente». Dice que dos
Riberoles que quisieren morar en... mis casas, que moren en
ellas todo el tienpo que quisieren e que paguen de renta oc.h,o m. il1 eii cada un aflo que se gasten en &--ir pr rli ~ ~ i ~ l ~
cada un día una misa rezada en esta ciudad de Sevilla, en la
iglesia o monesteno que mis albaceas quisieren, fasta tanto que
en Génova se cunpla la misa que yo mandaré dezir en este dicho
mi testamento. E si los dichos Riberoles non quisieren estar en
las dichas mis casas, que eiios las puedan arrendar e los mara-vedís
que rentaren sea para lo dicho...». Sigue un trozo ilegible
del testamento y luego se lee: a . . . segund es uso e costunbre en
la dicha ciudad de Génova en el oficio de San Jorge. E sirvan los
dichos proventos a casamientos de menesterosas si la oviere
del dicho mi linaje de línea masculina e las casen e las escusas
de los dichos lugares [o sea acciones del Banco de San Jorge] se
faga e pueda fazer por el dicho oficio de San Jorge, al qual yo
dexo medio lugar como es costunbre, e se haga por mis dos
parientes más próximos. E mando que de los dichos proventos
sobre todo se digan en una igiesia de ia dicha ciudad de Génova,
donde mis parientes quisieren, una misa por mi ánima en cada
día para siempre jamás». Lega a Jácome de Riberol, hijo de An.
tonio, cien mil maravedís para que ruegue por su alma, y nombra
por sus albaceas «a los honrados Jácome de Sopranis, mercader
genovés, hijo de ~ i c eRr a faei, que Dios haya, e a Francisco Lear-do,
mercader genovés, mi sobrino, hijo de Micer Batista, que Dios
haya, estantes en esta dicha ciudad» 34.
34 La copia de este documento, que se conserva en el Archivo de Pro-tocolos
de Sevilla, registro del citado escribano y año, la debo a la
Núm 18 (1972) 105
46 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
De los trozos legibles de este documento nada hay que haga
referencia a legado a la catedral de Las Palmas, pero ello no es
dudoso, ya que al siguiente año 1515, el Cabildo de la misma
acordó enviar diputación a Sevilla a tomar cuenta de los alba-ceas
de Luis de Riberol, «el qual dexó ci8rtas memorias a esta
iglesia» 35.
En los libros del Banco de San Giorgio quedó constancia del
legado de Luis a favor de personas necesitadas de su familia; dice
así: «Lodixius Sopranis de Riparolio q. Luchini L. 17.800. Dicto
LL non possint vendi, alienari, pignorari, permutari, sed semper
et eorum pp. distribuantur per duas personas propinquorum dic- a N
ti q. Loduxij, et ex parte patris necessitatis et. . persona de dicta
stirpe seu linea dicti Lodixii et parte maris de iinea mascuiina~ n-O
Luis de Riberol había prestado dinero a Francisco de Lugo 2
el Bueno, deudo del primer adelantado de Canarias, el que decla- E
E
ró en testamento otorgado el 1520 que aún lo debía a sus here- 2
E
deros 37.
-
11. Pietra, la hija de Bartolomeo de Riverolo, casó con An- 2 -
tonio da Cassana, de cuya familia volveremos a hablar. Pietra
había fallecido en el año 1489 y dejó dos hijos: Antonio y Barto- E
lomeo da Cassana. O
5
111. A Pietro Giovanni, otro de los hijos de Bartolomeo, nos
E referiremos más adelante, al hablar de los Sopranis de Rivarolo. -
a
IV. Gerólamo de Rivarolo, su otro hermano, fue oficial de o d
mercaderías en 1436, consejero en 1438, oficial de España en 1441
y 1447, partidor en 1438 y 1443, enviado a la Spezzia para el
pago de soldados en 1450 y anciano en 1451 38. En el 1442, y ante
el notario Branca Bagnara, otorgó escritura en unión de sus tres
hermanos varones, pero había ya fallecido cuando Pietro Giovan-ni
y Giácomo dieron poder sobre la herencia de Lucano, entre
los años 1450 a 55. Estuvo casado con Eliana, hija de Paolo de
amabiiidad de ia señorita Aurora Fuentes, ciei Cuerpo de Archiveros, a
quien quiero hacer patente mi agradecimiento
35 Libro de acuerdos del Cabildo catedral de Las Palmas de 1515.
3 Cart.O P. N 1.526, carte 241.
37 Testamento ante Alejo Velázquez, el 5 de mayo de 1520 (AHP de
Santa C m de Tenerife, leg. 2.026, f. 39).
38 Federici, cit.
106 A N r A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
FBANCISCO DE RIBEROL EN CANARIAS 47
Médici, como consta de escritura de 12 de julio de 1445, ante
Branca Bagnara, y no testó, según declara su hijo Bartolomeo
en 1465, ante Oberto Foglietta.
Gerólamo de Rivarolo dejó tres hijos: Bartolomeo, casado
con Teodorina Capellini, la que testó ante Oberto Foglietta
en 1448; Benedettina, esposa de Barnaba de Oneto, que otorgó
testamento ante Nicolb y Lázzaro Raggio, el 8 de diciembre
de 1491, y Brígida, que contrajo matrimonio con Martino de
Chiávega, hijo de Giraldo 39, dictó sus últimas disposiciones ante
Gio. Battista Foglietta, el 9 de junio de 1507, y tuvo tres hijos:
Gerólamo, Girardo y Agostino de Chiávega.
Estos dos últimos vinieron a Canarias, donde se les llama Gi-raldo
y Agustín de Chávega o de la Chávega. Agustín era hacedor
del almojarifazgo en Gran Canaria en 1536; y Giraldo, que debió
llegar a las islas en los primeros años del siglo XVI, pues ya en
abril del 1506 y ante el juez reformador licenciado Ortiz de Zá-rate,
se acusa al primer adelantado de lenidad con dos hombres
que habían robado y apaleado a Giraldo; en el 1512 era apodera-do
de su primo Francisco de Riberol; en 1517 aparece como ve-cino
de Gran Canaria; en el 1524 lo hallamos en esta isla comer-ciando,
en unión de Pedro Juan Leardo y de Luis de Loreto;
en 1526 es de los que firmaron poder otorgado en La Laguna en
favor del regidor Lope de Aguirre, para que acudiera a los reyes
en súplica de que dejase sin efecto el nombramiento de alcalde
de sacas hecho en Sancho de Llanes.
Aún en 1540 vivía en Las Palmas Agustín de la Chávega, pues
por real cédula fechada en Madrid el 5 de octubre de aquel
año, sabemos que seguía reclamando de la justicia de Gran Ca-naria
cierta cantidad por concierto que había celebrado con la
misma ".
39 Esta familia tiene un curioso origen. Scorza, en su citada obra,
página 71, dice de ,los Chiávaca. «originari da un bambino neonato, trovato
in un acquedotton, razón por la cual se le dio el nombre de Chiávica = al-cantarilla
o, en genovés, Chiávega; educado por un Fieschi, la familia
,ocupó pronto un lugar destacado en Génova, y en 1528 fue adscrita al
«Albergo» Cibo. En el 1557 ~Pietro Giovanni de Chiávega fue dogo de
'Génova.
G. Camacho: Cultivos de cereales, vziía y huerta en Gran Canarza
(1510-1537), en «Anuario de Estudios Atlánticos», Madrid-Las Palmas, 1966,
48 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
V. Giácomo de Rivarolo, el último de los hijos de Bartolo-meo,
comerció desde muy joven con España. En documento de
seguro de mercaderías, concretamente jabón, otorgado en Géno-va
ante el notario Branca Bagnara, el 24 de octubre de 1430, se
citan las que llevaba «in rio Sibilie quam in rio Mogeri per
Jacobum de Ripparolio)); en el 1434 obtuvo fe de ciudadanía cer-ca
del rey de España y fue embajador ante el rey de Aragón y
recomendado al rey de Castilla por el Senado en 1437. Desem-peñó
también otros cargos públicos, como el de consejero en
1447, oficial de Moneda, en 1447 y 1449, árbitro entre nobles y
populares en 1449, oficial de San Giorgio en 1450, elector y emba- B-jador
cerca de Francesco Sforza en el mismo año, anciano N
E
en 1.151 y cónsui en Seviiia en i454. Ejerció iaiiibféii e! uffeiv de O
notario, así como el cargo de rector del Colegio Notarial en 1451 n - o>
y 1462, y en este último año oficial de Savona y La Spezzia. Es- o
E
E
tuvo casado con Bertina, hija de Luchino de Goano; otorgó tes- 2
E
tamento ante Dominico Bargono el 18 de octubre de 1452 y falle- -
ció antes del 8 de abril de i405, fecha en 1a que se defirid la. -
curaduría de su hijo Battista, en favor de Antonio, su hermano O-mayor,
ante Giuliano Torre. Su viuda testó ante Oberto Foglietta, m
E
el 25 de enero de 1475, y dejó tres hijos: Antonio y Battista, a los O
número 12, pág. 19, cita doc. en que comparece Agustin de la Chávega E
como hacedor de la renta del Almojarifazgo; en Reformación del repar- a
tzmiento de Tenerrfe en 1506, uFontes 'Rerum Canariarum», VI, Santa n
Cmz de Tenerife, 1954, pág. 84-85, dice Alonso de las hijas que «a un n
ginovés que se llama Giraldo de Chávega lo robaron e apalearon dos 3
honbres, los quales, además de roballe al dicho ginovés, mataron un O
caiiariu eii esta isla q.Ge se !!amaba E e d v .??. FE zscritcr~ mte ?l!ons~
de Llerena, en La Laguna, de 12 de enero de 1517, f. 557, Giraldo, se dice
vecino de Gran Canaria, y Camacho, op. czt., pág. 18, cita documento de
1 de enero de 1524 en que Francisco de ~Ocaña y otros declaran deber
cantidad a los tres mercaderes genoveses, que sin duda realizaban opera-ciones
en común. GilaxO, --m- ni-inrlnrnrln rln Er-nAe~n R ~ h o v n l wvA-ay-+v-w ~ u i n ua pvuc-iauu uc. ~ ~ u i i n u vCkv AX, , , ,~. , rnmnarprp eE PS-critura
otorgada en La Laguna, ante Antón de Vallejo, el 2 de septiembre
de 1512 (AHP, leg. 606, f. 421), por la que el adelantado reconoce deuda a
favor de Rikrol de 2 362.000 maravedís.
El poder otorgado en La Laguna en 1526, en unión de más de cien
vecinos, en Veczndarzo de la czudad de San Cristóbal de La Laguna en eT
siglo XVI, por E. Serra Ráfols y L. de la Rosa, La Laguna, 1949, pág. 8.
108 A N U A R I O DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S
FRANCISCO DE RIBEROL EN CANARIAS 49
que nos referiremos más adelante, y Luigina, casada con Enrico
de Franchi Toso 4'.
VII. EL «ALBERGO » SOPRANIS
Este albergo se formó hacia el año 1400, y es posible, aun-que
se carece de pruebas, que su nombre pudiera ser el de algu-nas
de las familias que originariamente lo constituyeron.
Se integraron en él las siguientes: Bandinello, el 1400; Spe-zia,
en 1402; Giúdice, Bonaventura, Capareggia y Carmo, en 1404;
Picco, Accursio, Persio, De Pino y Benedetto, en 1405; De Tadeis,
en 1408; Fazio, en 1411; Musso, en 1412; Donato, en 1474; Andora,
en 1475 y Rivarolo por este mismo año o a comienzos del si-guiente.
Fueron, pues, los Rivarolo de los últimos en unirse al alber-go
Sopranis.
Con la reforma de 1528, este albergo, por tener más de
seis casar abierta en la ciudad, tenia derecho a ypy ilna & lar
famiglie-capo, y a la misma debieron unírsele, entre otras, la
de Cibo. Pero esta reforma que, como dijimos, no fue bien reci- ,
bida, en este caso provocó las iras del todopoderoso cardenal
Inocencio Cibo, arzobispo de Génova, nieto de Juan Bautista Cibo,
- -
41 La escritura de seguro de 1430, en el registro de Bagnara, 2, en el
Archivo di Stato di Genova. Los cargos citados, de Federici, que añade
aparece como «mercante gibellino» en 1447 y figura en el ~Archivio Con-sule
delle Caleghev en 1461.
La familia Goano o Guani tomó su nombre del lugar así llamado, hoy
conocido por Secta Godano. Barnaba de Goano fue dogo de la república
en 1415 En el 1528 parte de los Goano fueron adscritos al «Albergo» De
Franchi y otros al Interiano.
El matrimonio de Luigina Aivarolo con Enrico de Franchi Toso pro-dujo
rama de esta familia que dio siete ldogos a la república: Gerólamo
Toso, hijo de Cristóforo y Brígida Adorno y nieto de aquéllos, ejerció el
cargo (de 1581 a 1582; fed de rico, hijo de Gerólamo e Tsahela Sainli, qtie 10
fue de 1623 a 1625, y tuvo de su rnatnmonio con Maddalena Durazzo cua-tro
hijos: Giálcomo, Gerólamo, Doménico y 'Césare, de los cua81es los
tres primeros ejercieron este elevado oficio, Giácomo de 1648 a 1650, Geró-lamo
de 1652 a 1653 y 'Doménico de 1653 a 1654 El1 cuarto, Césare Toso, fue,
a su vez, padre de fed de rico, dogo -de 1701 a 1703 y abuelo ,de otro Césare
Toso, que lo ejerció de 1721 a 1723.
50 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
que había regido la iglesia con el nombre de Inocencio VIII, y
a quien sus parientes León X y Clemente VI1 habían colmado de
dignidades, hasta haber logrado tres arzobispados, ocho sillas
episcopales, las legaciones de Rumania y Bolonia y numerosas
abadías en Italia y Francia. El cardenal Cibo no podía permitir
que su ilustre casa resultase extinguida, y ello dio motivo a que,
en vez de agregarse la familia Cibo al albergo Sopranis, ocu-rriera
precisamente todo lo contrario, que las que formaban el
albergo Sopranis resultaron integradas en el que se llamó Cibo
y, en consecuencia, cuantos procedían de aquél, se apellidaron
en adelante Cibo de Sopranis, añadiéndole o no el propio de
la antigua familia de la que procedían, y así hallamos documen-tos
en los que, a los Rivarolo, se les llama Cibo de Sopranis de
Rivarolo.
Ya en aquel año 1528, de las varias familias que había inte-grado
el albergo Sopranis, sólo restaban miembros de las que
se apellidaban Bandinello, Andora y Rivarolo; las restantes se
h&im exti~güido.
Suprimidos en el 1576, como se ha dicho, los alberghi no-biliario~,
Andora y Rivarolo dejaron el nombre Cibo y varios
de los Andora se inscribieron en el Libro de Oro sólo con su
apellido Sopranis, pero un decreto del Senado de 28 de febrero
de 1584 les obligaron a inscribirse con el nombre de «Sopranis
olim Andoras.
No se puede precisar la fecha en la que varios de los Riva-rolo
entraron en el albergo Sopranis, pero es de todas luces
equivocada la del año 1487 que da Federico Federici. Las refe-rencias
documentales más antiguas que así lo prueban son, pre-cisamente,
de ios hijos de Giácomo de Rivaroio, del que acaba-mos
de hablar: el 22 de enero de 1476 Luigina, afiglia de Giácomo
Sopranis de Ríparolio~, recibe su dote ante Lázzaro y Nicolo-
Raggi; ~Battista Sopranis de Rivarolo q. Giacomo),, otorgó tes-tamento
ante los mismos fedatarios el 1 de marzo inmediato,
110 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
FRANCISCO DE RIBEROL EN CANARIAS 51
y Antonio, el hermano mayor, es nombrado con ambos apellidos
al siguiente año en documento oficial ".
Pero la entrada de los Rivarolo en el albergo Sopranis debió
partir de Pietro Giovanni, tío de los anteriores, personaje rele-vante
por entonces y a quien siguieron los hijos de su hermano
Giácomo, y Luis, su otro sobrino, también nombrado.
El caso es que, como acabamos de ver, hay que llegar a la
conclusión de que a fines del 1475, o a lo más por los primeros
días del 76, ya estaban adscritos al citado albergo.
De los hijos de Giácomo de Rivarolo, Antonio, el mayor, ocu-pó
destacada posición en Génova: en 1455 fue designado podestá
de Bonifacio; anciano en 1468, 1471 y 1472; oficial de mercade-rías
en 1470; aparece como mercader gibelino en 1471; como
oficial para restaurar San Marcellino en 1473; elector en 1481;
síndico en el mismo año y en 1503; partidor en 1486; consejero
en 1487. Su nombre figura en los libros del Banco de San Gior-gio
en 1498 y en el 1505 como consejero de las Calleghe. Contrajo
dos matrimonios. el primero con Peretta de Franchi Luxardo,
huérfana de Vincenzo, razón por la cual la dotaron varios de
sus parientes, el 7 de agosto de 1465, ante Lázzaro Raggi4', y el
segundo con Luigina, hija de Pietro Lomellini, con la que ya
era casado en 1475.
Antonio Sopranis de Rivarolo dejó dos hijos de su primera
mujer y tres de la segunda. Los del primer matrimonio fueron
Vincenzo, que murió sin descendencia antes del 1509 y Giácomo,
el Jácome de Riberol de Sevilla, donde vivió buena parte de su
vida desde fines del siglo xv, si bien alternando con Génova, don-de
figura como elector en 1507. Jácome comerciaba también ac-
42 En la escritura de dote de Luigina (LB, f. 1) dice que era hija de
«Giacomo Sopranis de Riparolio», como no pudo llamarse su padre,
muerto en 1465, fecha a la que no puede retrotraerse la entrada de los
Rivarolo en el albergo Sopranis.
43 SNM, núm. 112 Es curioso que la dote la otorgan Bartolomeo de
Franchi Bólgaro, Antonio de Franchi Luxardo, Antonio de Franchi Torto-rino,
Giovanni de Franchi, hijo de Filippo; Gaspare de Franchi, hijo de
Caccianemici; Angelo de Franchi, hijo de Melchore; Lazzaro de Franchi,
hijo de Filippo, Giovanni de Franchi Bolgaro y Bartolomeo y Manfredo
de Franchi Luxardo. Pensamos que eran los miembros del albergo De
Franchi, mayores de edad y residentes en Génova en aquel momento.
52 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
tivamente con Canarias y con las Indias, y su intervención en
las islas databa de la conquista de Gran Canaria, pues sabemos
que en el 1500 recibía cantidades, en unión del escribano Gonza-lo
de Burgos, para el pago de soldadas debidas a vanos de
los que habían tomado parte en la campaña Aun en el 1512 lo
encontramos en Sevilla, pero es posible que más tarde volviese
a su ciudad natal, donde se hizo inscribir en el Libro de Oro al
crearse este registro en el 1528.
Del segundo matrimonio de Antonio Sopranis de Rivarolo con
Luigina Lomellini procedieron: Sobranetta, casada con Francesco
de Domoculta; Battistina, esposa de Gerólamo Navone y Oberto
Cibo de Sopranis de Rivarolo, que otorgó escritura ante Panta-
!rme Fazie, e! 3 de mz+rze de 1541 y figura inscrito en el Liber
Aureus.
IX. BATISTADE RIBEROL
Como sabemos, era el hijo menor de Gíácomo de Rivarolo
-y, uAOL -uRbl~rrFri+cr; ~ . , de Goam. H&a nzcidn ya en octubre de 1452,
cuando su padre otorgó testamento, pero aún era menor de edad
a su muerte, en 1465, por lo que quedó bajo la tutela de su her-mano
Antonio; vivió en Génova hasta el 1478, para pasar pronto
a Sevilla al calor de sus parientes ya establecidos en la capital
andaluza, y desde esta ciudad a Gran Canaria, en cuya isla había
decidido establecerse no pasados diez años de haber abandonado
su ciudad natal, pues en 1488 no sólo tenía comprados bienes
en ella, sino que también había solicitado y adquirido autorización
real para ser recibido como vecino.
44 Morales Padrón, op. czt., núm. 73. La cita más antigua de Jácome
en los docs. sevillanos es de 1495, núm. 482." En otro de 19 de enero
de 1509, núm. 542, Jácome da poder a su primo Gianotto de Rivarolo y a
Bernardo de Castiglione, el marido >de 'Mariettina, la hija de Francisco de
Riberol, vecinos de Génova, para la administración de sus bienes en dicha
ciüdud, er,tre e!!m SU vi!!u de A!~ZTOA,r h2 en ~ P D O V ~ S :
En el Catálogo de fondos americanos del Archzvo de protocolos de
Sevzlla, tomo 1, ref. 132 y 133, de 21 de enero de 1507, y tomo 11, ref. 87,
de 23 de marzo de 1512, se ,extractan docs. sobre las actividades mercan-tiles
de Jhcome con (la isla Espaiiola
En los documentos sevillanos publicados por Morales Padrón se le dice
a su madre, por deficiente lectura, Pereta la Sarda, por Lusarda.
112 ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S
FRANCISCO DE RIBEROL EN CANARIAS 53
( 1
Soltero al pasar a Sevilla, contrajo matrimonio en esta ciu-dad
con Francisca Quijada de Lugo, hija del jurado de la capital
andaluza Juan de L U (p~rim~ o hermano del conquistador de La
Palma y Tenerife don Alonso Fernández de Lugo y poderoso mer-cader
sevillano que había intervenido," económicamente supone-mos,
«en la primera e segunda armada* para la conquista de
Gran Canaria) y de su mujer Inés Quijada.
Tanto en los documentos sevillanos, como en los de las islas,
se le nombra como Batista de Riberol o Micer Batista de Ri-ber01~~
el; 28 de agosto de 1487, compró «dos suertes de tierra
de huerta» en Gáldar a Juan Sánchez Roldán y tanto de éstas,
como de otras que había adquirido de un Francisco de Adexe,
obtuvo aprobación real por caria fechada en Valladolid el 20 de
octubre de 1488, por la que también los reyes le hacen merced
de que pueda adquirir la vecindad en la isla &.
A partir de este momento Batista de Riberol se convie~tee n
uno de los poderosos productores y exportadores de azúcar; sigue
adquiriendo propiedades, en algún caso, de creer a sus enemigos,
no con muy buenas artes, según se dice en la relación de la que
hemos hablado. Viaja frecuentemente a Sevilla y Tenerife; re-presenta
en las islas a sus primos Francisco y Cosme de Riberol,
y en el 1507 es elegido para ocupar una de las regidurías en el
Cabildo de Gran Canana.
Naturalmente, tuvo altas y bajas en sus negocios y murió
45 En casi todos los ,documentos que conocemos se le dice «Batista»,
no Bautista
45 P-- --C -- L- -.-Ll:--J- -- 73--.-+-- P r r a n v r i l Anf Cnlfn +*m- 'Ir 3 u 1clclc11~laD C iia puullLa8uu CAL n c g m r r w u c r r c r u r u c b u r r r v , r v r i i v r ,
Valladolid, 1958, núm. 4 193. Francisco de Adexe, al que cita como dueño
de tierras que compró Batista, debió ser un indígena del antiguo reino
de su nombre en Tenerife, apresado en alguna entrada, que obtuvo re-partimientos
en Gran Canaria. La referencia publicada c6nfunde los
términos, pues el documento sólo dice que Juan Sánchez Roldán había
coriy-uistadoi=, FraiicisCo ,de
Lo curioso, en cuanto a la vecindad de Batista en Gran Canaria, es
que autorizado para adquirirla en 1488 y figurando en documentos de los
años inmediatos posteriores como vecino de la isla, el gobernador Alonso
Fajardo expidió otro, el 14 de mayo de 1497, en el que dice que lo recibe
por vecino y le da una caballería 'de tierra de riego en Gálmdar como tal
{Morales Padrón, op. cit, núm. 49 y apéndice).
Núm 18 (1972)
8
54 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
cuando contaba más de setenta años de edad, en fecha impre-cisa,
entre el 2 de septiembre de 1523 y el 15 de agosto de 1526 47,
Su principal hacienda se hallaba situada en el válle de las
Garzas, y alcanzaba el Ingenio Blanco, también suyo. Pertene- -
cían a Gáldar, hasta que al separarse el nuevo poblado de Guía,
con alcalde propio, quedaron enclavadas en la nueva jurisdic-ción
En sus tierras y al cuidado de sus intereses debió pasar
buena parte de su vida, y si bien hay documentos en los que se
le dice vecino de Las Palmas, en otros se afirma lo era de
Gáldar 48.
El 15 de septiembre de 1509, estando en Sevilla, Batista de ,
Riberol hace dejación en favor de su primo Francisco de las D
E jzbmerizs de Trianz, que le hahia dado a tributo, «parque O
agora no puedo pagar el dicho tributo ni conplir las condiciones n-- m a que soy obligadon y le vende, dos días después, la mitad de su O
E
ingenio del valle de las Garzas. En aquella fecha había dado E
2
-E
47 El 2 de septiembre de 1523, Luis de Loreto, su yerno y factor, otorgb
escritura en su nombre en Las Palmas (AHPLP, 2.316-218 v.), y el 15 de 2 -
agosto de 1526 Francisca Quijada, ya viuda, dio poder ante el escribano de Om-
Guía, Alonso de San Clemente (arch. del marqués de Acialcázar, leg. Ri- E
berol). El documento más tardío otorgado por el propio Batista es de O
20 de octubre de 1522, por el que reconoce deuda en favor de Teodorog E
Calderina (AH,PLP, 735-672). En la Relaczón genealógica de fray Juan Suá- n
-E
rez de Quintana (Museo Canario), se cita un documento otorgado en Guía a
el 15 de diciembre de 1526, por el que Juan de San Martín, mayordomo 2
n
de la parroquia de Santiago de Gáldar, da finiquito y carta de pago a n
n
Baptista de Riverol y otros, por los tributos que abonaban a la iglesia; 3 pero ya en tal fecha, como hemos visto, había muerto, el finiquito apro- O
vecharía a sus herederos.
48 Para conocimiento de los bienes que adquirió Batista y su con-firmación,
Morales Padrón, op. cit., apéndice V. En el Regzstro General'
del Sello hay carta real fechada en Sevilla, el 7 de enero de 1502, por la
que se ordena al gobernador de Gran Canaria dé a Batista copia de
cartas de Alonso Fajardo por virtud de las cuales le había dado ciertas
tierras, y por otras de 24 y 26 de febrero siguiente, cometen los reyes al
gobernador Antonio de Torres haga justicia en queja de Batista que
afirma que tiene tierras de cañas en Gáldar dadas en vecindad y otras
que ha trocado, en las que ha gastado más de 500.000 maravedís, y que eI
anterior gobernador Sánchez de Valenmela, por enemistad, se las ha
querido quitar, sin llamarlo ni oírlo, para darlas al alguacil mayor Juan
Mayor y a su suegro Pedro de Aday.
114 ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S
FRANCISCO DE RIBEROL EN CANARIAS 55
asimismo poder para pleitos a favor de Antón Martín de Alaraz.
Ei 3 de agosto anterior, y también en Sevilla, dio poder a
Batista y a Jácome Spínola para que gestionasen