LOS AC0NTECIMIENTO.S POLITICOS DE CANARIAS
EN EL «DIARIO» DEL VIZCONDE DE BUEN PASO
(1808-1810)
POR
LEOPOLDO DE LA ROSA OLlVERA
EL TERCER VIZCONDE DE BUEN PASO
Don Juan Primo de la Guerra y del Hoyo, tercer vizconde de
Buen Paso, nació en La Laguna, en la bella casa, que bien puede
merecer el calificativo de palacio, dentro de la arquitectura civil
insular, que construyó su padre en la entonces llamada calle del
Agua o de las Canales del Agua, que por ella pasaban y hoy titu-lada
de Nava-Grimón, el viernes 9 de junio de 1775, recibió el bau-tismo
en la parroquia de los Remedios, hoy catedral de la diócesis
tinerfeña, seis días después, y lo apadrinó su tio paterno, el me-morialista
don h p e Antonio de la Guerra y Peña '.
Su padre, don Fernando de la Guerra, ocupaba elevada posi-ción
en la sociedad isleña. Coronel del regimiento de forasteros
desde 1765, uno de los fundadores y primer censor de la Real So-ciedad
Económica de Amigos del País de Tenerife, primer prior del
Real Consulado Marítimo y Terrestre de Canarias y calificado de
1 Don Lope dice en sus Memorias del 1775- aEn viernes 9 da junio, a las
once y media, nació un niño de mis hermanos, que es el primer var6n que
tienen y fue con toda felicidad Administrósele el santo sacramento del bau-tismo
el 14 del mismo, a medio dia, en la parroquia1 de los Remedios, por don
Juan de Niebla, beneficiado de dicha iglesia, siendo yo su padrino, y se le pu-sieron
los nombres de Juan, Primo, Domingo, Cristbval, Miguel, Benito, Fran-cisco
de Paula. E'uB vfspera de CO~puS el día de dicho bautismo.» Memo-
?%SS, ea. Xe -,E!% se= Cmmion, PB!x~1,9 55, i;&g. 75,
2 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
«instruido hasta la filosofía» por el historiador don José de Viera
y Clavija, su contertulio en las ilustradas reuniones del quinto
marqués de Villanueva del Prado, don Tomás de Nava. Su madre,
doña Juana del Hoyo, era hija única del famoso primer vizconde
de Buen Paso, bien conocido por su atrabiliario carácter, volteria-nas
ideas y chispeantes aventuras, sin duda la persondidad isleña
más interesante del Siglo de las Luces, y de la dama gallega doña
Teresa Rajo Suárez de Deza. Doña Juana heredó de su padre, jun-to
con el marquesado de la Villa de San Andrés y ell vizcondado
de Buen Paso, buena parte de sus rasgos físicos y de su ingenio,
y su casa fue lugar de reunión de una de las tertulias cultas de
fines del xvrrr y comienzos del xrx 2.
Don Fernando de la Guerra, que murió cuando su hijo tenia
veinticinco años cumplidos, por lo que bien pudo influir, o al me- ?E
nos debió intentarlo, en su educación y manera de ser, era hijo del E
doctor en Dkrecho don Domingo Miguel de la Guerra, colegial y
rector en la Universidad de Salamanca, quien, entre otros impor- f
tantes cargos, ejerció el de auditor de la Comandancirt General de i
Canarias, y de su primera esposa, doña Antonia del1 Hoyo, hija j
de los condes de Siete hentes, de la que sólo tuvo un hijo, el ci- $
tado don Fernando. Muerta doña Antonia, don Domingo Miguel -
de la Guerra casó de nuevo con doña Josefa de la Peria Saavedra, f
de la que tuvo dos hijos, don Lope Antonio y doña María de los E
Remedios de la Guerra y Peña, ambos nacidos en :L738, el pri-n
mero el 15 de febrero y la segunda el 28 de diciembre s. -E
Aunque doña Juana del Hoyo, la madre de don Juan Primo,
y doña Antonia del Hoyo, su abuela paterna, pertenecieron a la
n misma familia, hay que remontarse a mediados del siglo XVI para %
hallarle un abuelo común. 3
O
Don Lope Antonio de la Guerra, al igual que su hermano, des-tacó
en la sociedad lagunera: fue otro de los fundadores de la
2 Ai..tcr??cF -~rn&!d e -Arm25?, prólogo a La <7wntn 8?1~prehnd~e ~C rarna~m~~
de Buenaventura Bonnet, La Laguna, 1948, pág XLVi.
3 Nobzlaam de Canarzm, ed. J. Régulo, vol. 1, págs. 689-694, en la histo-ria
de la familia de Guerra, y en la de la casa del Hoyo, por Andrb de Lo-renzo-
Cáceres, vol. 111, págs. 1002-1016. Fernández de Béthenoourt, que his-torió
a los Guerra, no cita a doña María de los Remedios de la Guerra y
Peña. Para el conocimiento de esta familia, vid Alejandro Cioranescu, Anto-nw
de Vzamo. Obras. 11. Conquista de Tmerafe, ed del «Aula de Cultura» del
CaVi!U= I,n,m!ur UPY Te~er!fe, 19?1, pago. 52-57
258 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
EL VIZCONDE DE BUEN PASO 3
Real Sociedad de Amigos del País de Tenerife, de los conspicuos
asistentes a la tertulia del marqués de Villanueva del Prado y es
autor de unas interesantes Memorias que abarcan del 1760 al 1791.
Don Fernando de la Guerra y doña Juana del Hoyo tuvieron
tres hijos: doña María de los Remedios, nacida en 1764; doña Te-resa,
en 1769, y nuestro biografiado, don Juan Primo de la Guerra.
Se educó el autor del Diario en el ambiente de una familia no
sólo situada en el más elevado escalón de la sociedad isleña de su
tiempo, sino también destacada por su cultura. Tanto a su padre
como a su tío hemos de incluirlos dentro de los componentes de
nuestra generación de la iiustración. Su madre poseía una no co-mún
cultura, escribía con fina gracia y soltura - e n lo que su-peraba
a su hijo-, mantuvo, como hemos dicho, una tertulia lite-raria
y asistía asiduamente a la del sexto marqués de Villanueva
del Prado, y Teresa, su hermana, «la más sensible de nosotros»,
preferida tanto de su padre como de don Juan Primo, la acom-pañaba
en las mismas aficiones y, como su tía, tocaba el clave.
Don Juan Primo estudió las primeras letras en el convento
franciscano de San Miguel de las Victorias, en La Laguna, con el
que fue lector y guardián de dicha casa fray Pedro Febles, a
quien siempre tuvo singular afecto, y con otro religioso, fray Mi-guel,
conocido por el Herreño. Pasó luego a la escuela que esta-bleció
la Real Sociedad, en la que fue alumno del dominico fray
Andrés Carrillo y donde, a los ocho años, compuso un elogio a
Carlos l I C ; la «escritura y rudimentos de Gramática» se los en-señó
un inquieto agustino, fray Luis de San José Delgado, quien,
muy posiblemente, influyó en la formación del carácter de don
Juan. Dk Gramática latina fue su profesor el presbítero don Lo-renzo
de León, en cuyo estudio fue condiscípulo del luego diputado
en las Cortes de CBdiz don Santiago Key. Aprendió, con más o
4 Una muestra de su estllo epistolar es la carta, que copia su hijo el
9 de yc-~iemhred e 18!??, e'l ",e dice: Irr t ~ r d efc irr.~::a ! m~e!!e \&S
ir y venir lanchas con coles, calabazas, ajos y oficiales. Vimos dos botes con
canapés encarnados, muy guapos, con bandera, y los marineros todos de en-carnado.
En ellos venía el jefe, comandante de todos: es gordo, tuerto, feo
y tan mal engraciado, como que venia pretendiendo que ahorcasen a uno so-bre
la marcha Traen una gente muy ordinaria (como que es de la nueva
impresión de los sans culok) ». Se trataba, como puede comprenderse, de la
tripulación de una escuadra francesa que había llegado al puerto de Santa
Cwz.
Núm 19 (19731
4 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
menos perfección, el francés y el inglés, y en 1810 traclujo directa-mente
el libro primero de El Para& recmquiistd, de Milton, y,
aficionado a la música, recibía, en 1808, lecciones de Aauta.
Don Juan Primo se muestra a través de su Diario rio sólo como
asistente interesado a las tertulias literarias de la isla, sino tam-bién
como lector curioso de cuantas obras llegaban a sus manos,
tanto en latín como en castellano, francés e inglés. Componía, como
era moda en su tiempo, poesías, si bien, las que conocemos, menos
que mediocres. Eh los Últimos años de su vida escribía un poema
en endecasílabos titulado El j m ma rno que, seguramente, no
terminó. Se interesaba y cita obras de los pintores isleños, los des-cubrimientos
arqueológicos, el paso por la isla de expediciones
cientificas, así como la del doctor Balmis, que inoculó la recién a
descubierta vacuna contra la viruela. N
E
La actuación en la vida pública del tercer vizconde de Buen E
Paso fue sumamente limitada. Cuando tenia veintidós años y San-m
ta Cruz de Tenerife sufrió el ataque de la escuadra inglesa que
mandaba el entonces vicealmirante Horacio Nelson, en la noche i
del 24 al 25 de julio de 1797, el comandante general don Antonio
Gutiérrez encomendó a un grupo de unos cuarenta paisanos de Ea
Laguna, mandados por el marqués de Villanueva del Prado y por -
don Juan Primo de la Guerra, que cubrieran el murallón de la
caleta de la Aduana y lugares vecinos. El vizconde afirma que se
hallaba bajo las órdenes del teniente coronel don Juan Guinther,
n comandante accidental del batallón de infantería de Chnarias, cu- 1
yas fuerzas estaban destinadas, como principal elemento de cho-que,
a entrar en fuego allí donde alguna línea flaquease. hos ingle- a
ses asaltaron, precisamente, el citado murallón de la caleta de la 1
Aduana, y ante la notoria superioridad de los atacantes, los pai- O
sanos de La Laguna tuvieron que retirarse y Buen Paso lo hizo
hacia el castillo de San Cristóbal, para pasar luego a reforzar las
tropas situadas en el muelle, formadas por las milicias de Güímar
y Garachico, despub de haber retirado un cañón mai situado en
la calle de San José 5.
Esto es lo que se sabe de la actuación de nuestro vizconde en
5 Antonio Rumh de Amas: Pwaterias y ataques mudes contra las Islas
Cm&*-, tümo flT, @gs. !%L? y slgs.
260 ANUARIO DE ESTUDIOS A TLAN7 ZCOS
EL VIZCONDE DE BUEN PASO 5
aquella memorable jornada, la que, si bien modesta, no mereció
críticas, ni se le tachó de deficiencias ni de cobardía. Esta inter-vención
sólo le valió del comandante general Gutiérrez el nombra-miento
para un modesto mando, más honorífico que otra cosa, el
de castellano o gobernador del fuerte de San Carlos, en el Puerto
de la Cruz, pequeña plataforma que estuvo situada en la llamada
playa de Martianes y hoy totalmente desaparecida, cuyo cargo
servía por medio de un teniente y por donde no apareció en los
diez años en que escribió sus Memorias, pero ni del general Gu-tiérrez,
ni ninguno de los que le sucedieron, consiguió, como fuera
su constante aspiración, ingresar como oficial, ni en el Ejército ni
en las milicias insulares.
¿Cuál fuera el motivo por el que no alcanzara este ferviente
deseo, cuando tantos otros, con menos méritos y no sólo pertene-cientes
a su clase social, ni en los que se diera la circunstancia
de ser hijos de militares, que unas y otras pesaban entonces bas-tante,
lo conseguían? Hemos de pensar que no pudo haber otra
razón que su carácter extremadamente apasionado y violento. Don
Juan Primo, cuando habla de su antiguo profesor, el agustino fray
Luis Delgado, dice de este también inquieto personaje: «hace os-tentación
de su independencia e inmunidades de su carácter y de
SU inteligencia y firmeza en defenderlas» Es posible que buena
parte de estas cualidades se dieran también, quién sabe si agrava-das,
en el autor del Diario y fuera el motivo por el cual los coman-dantes
generales no lo consideraron apto para un mando militar.
Don Juan Primo no fue miembro de la Real Sociedad Econó-
6 La noticia de la situación de esta plataforma la debemos al catedrático
de la Universidad de La Laguna doctor don Telesforo Bravo, quien nos ha
informado que en su juventud vio restos de la misma y encontró balas bajo
las arenas de la playa.
7 Fray Luis de San José Delgado nació en La Laguna el 28 de junio
de 1742 y fue bautizado en la Concepción el 1 de julio siguiente. Era hijo de
U m htonic; Migde: Ue Xberci: EelgaUü y Ue &&a ata Sosefa Amador, y her-mano
del prwbitero don José Antonio Delgado, beneficiado de La Matanza.
Don Juan Primo &ce que fray Luis habfa sido capellán del oratorio de su
casa, que pasó a La Habana, donde tuvo la protección del marqués de JSistiz
de Santa Ana. Vuelto a Tenerife y con motivo de disensiones ruidosas sobre
la elección de provincial de su Orden <o por intereses propios», aiíade, marchó
a la Peninsula. A su regreso y en 1805 fue designado prior del convento agus-tino
de La Orotava; fue padre presentado en Sagrada Tedogía y murió, ya
enc;aaira&je, n hgu--, 2 1 & (iiciemare& 1821.
Núm 19 (1973) 261
6 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
mica de Amigos del País de Tenerife ni de ningún otro cuerpo in-sular
Físicamente, por el retrato que le hiciera don Luis de la Ciruz,
podemos asegurar que nuestro vizconde no era ningún ejemplar de
belleza masculina, sin que tampoco llamase la atención por nin-gíin
defecto sobresaliente: de mediana estatura, sobre lo bajo,
grueso de vientre y piernas, aunque sus facciones no dejaban de
ser regulares, carecían del volteriano atractivo del rostro de su
abuelo don Cristóbal del Hoyo.
Don Fernando de la Guerra concertó las bodas de s~usd os hijos
María de los Remedios y Juan Primo con dos de los hijos de un
pariente de su suegra, don José Ramiro de Puga, que kvían en
La Coruña, y hasta lleg6 a obtener las dispensas papales. Ni se
habían visto, ni se verían, ni tales matrimonios lleg*aron a cele-brarse.
El destinado para marido de doña María de los Remedios,
don Pedro Ventura de Phga, alegaba, para dilatar el compromiso,
que era más joven que la que se le adjudicaba, y muerto don Fer-nando,
tales arreglos quedaron en nada. Don Pedro Ventura de
Puga sería luego uno de los diputados a las Cortes de Galicia, que
se constituyeron al inicio de la guerra de la Independencia O.
Fracasado este intento paterno, don Juan Primo de la Guerra
s610 sintió inclinación por una dama, y no por frustrados sus
deseos, este sentimiento había de repercutir menos en su vida.
Desde mediados del 1804 relata sus frecuentes visitas a la casa
del comandante general marqués de Casa-Cagigal. Al referir la
que hizo el 24 de septiembre de aquel año, dice: «El general me
instó para que le dijese el motivo que me llevaba y a! cuál de las
señoras que allí había prefería en mi afecto. Yo me ex:cusé de res-ponderle
expresamente, persuadido de que mis acciones descubren
bastante mi intención con la cual me dirijo a su casa, así por su
empleo y representación, como por el arreglo y buen carácter que
en ella observo y que me hacen creer que sería feliz si para mi
8 Su madre afirma que fue miembro de la Real Sociedad, pero no consta
su ingreso en la misma, ni que asistiera a las juntas; sólo resulta su admi-sión,
como alumno, el 19 de octubre de 1782 y que aún continuaba como tal
hasta fin de octubre de 1784. Vid. Enrique Roméu, conde de Barbate, La Eco-nómica
a trases & áa srcstuctas, La Laguna, 1970.
9 Angel Martfnez de Velasco. La, fomnación &l b Junta (:entra& ed. de
1- Universidad de Navarra, Pamplona, 1972, p8g. 105.
262 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N I I C O S
EL VIZCONDE DE BUEN PASO 7
compañía me tocase en suerte la señorita su hija doña Vicenta
Cagigal de la Vega y Kindelán, cuya clase, talento y amabilidad
deciden enteramente mi inclinación.»
En visitas posteriores, el marqués preguntó al vizconde por su
hacienda y rentas. Don Juan pensó que el comandante general es-taba
inclinado en su favor y es muy posible que así fuese, pero
no habia contado con los sentimientos de su hija ni con los de-seos
de la generala, que quién sabe si picaba más alto. Su otra
hija se habia casado con un hermano suyo, el general Kindelán,
bien situado en la Corte.
El vizconde pidió a su madre que escribiera al comandante
general en solicitud de la mano de doña Vicenta. La carta lleva
fecha del 11 de diciembre de 1804, pero don Juan no halló opor-tunidad
para entregarla al marqués hasta el 7 de enero siguiente.
A los tres o cuatro días, Casa-Cagigal contestó a la marquesa de
San Andrés con otra, en la que le agradece, pero rechaza las aspi-raciones
del vizconde, con el pretexto -sin duda lo era- de que
«acostumbrada a otro clima, sensible mucho a la eterna separa-ción
de sus padres una vez domiciliada aquí y deseosa de unirse
a los suyos en el país que la vio nacer, no puede resolverse a con-descender
con los deseos del señor vizconde».
Guerra, que relata lo ocurrido y copia las cartas, no hace en-tonces
en su D k h el menor comentario, quién sabe si por orgullo
herido o debido al tono frío de sus Memorias. Hay que esperar
al 11 de diciembre de 1808 para que exprese sus sentimientos ha-cia
los Cagigal y al 7 de junio de 1810 para que, desengañado, no
de doña Vicenta, sino del marqués de Casa-Cagigal, haga un dolo-roso
comentario de la conducta del general para con él, que se
desentendía de las repetidas solicitudes que, por su mediacibn, ha-cía
para conseguir licencia para ir a luchar contra los franceses.
A pesar de haber sido rechazado por doña Vicenta, don Juan
Primo continuó sus visitas al general y a su familia, como si nada
hubiese oc-uii-idv, o pnsandu el ha"Mi.lo rechazado pra ma-rido
no impedía seguir una grata amistad, hasta que el 14 de abril
de 1805 escribe: «El marqués me previno que evitase el repetir
visitas a su familia, que a la generala y a su hija le incomodaban
y que bastante se me habia dado a entender después de la con-testación
a la carta en que mi madre le propuso mi casamiento
8 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
con esta señorita.» Tampoco nuestro vizconde hizo comentario al-guno
en sus Memorias de esta desagradable advertencia. Luego,
por algún tiempo, continuó anotando cuándo veía a doña Vicenta
en la ventana o en el balcón de su casa o en el paseo de la
Alameda.
En 1808, cuando se desencadenaron las maniobras del teniente
de rey don Carlos OIDonnell contra el comandante general Cagi-gal,
caballerosamente fue el vizconde de Buen Paso el defensor
acérrimo del padre de doña Vicenta, y llevó su actitud a tal ex-tremo
que le condujo a sufrir dos arrestos, el segundo de más de
ocho meses de duración. Y desde el castillo de Paso Alto, donde
estaba detenido, vio salir del puerto de Santa Cruz el barco que
conduciria para siempre lejos de la isla a su frustrado amor. Pese A
8 todo, cuando la marquesa de Casa-Cagigal estaba eri Cádiz, pen- I E diente del proceso de su marido, don Juan Primo le escribia para
acompañarle memoriales que dirigía a la Junta de Sevilla en soli- : =
citud de su libertad y licencia para ir a luchar a la Península, con f
el fin de que los hiciese llegar a su destino. SE
Don Juan Primo de la Guerra continuó soltero y así terminó 1
sus días, fracasado en el amor y en su afán por salir de la isla. j
El 7 de junio de 1810 escribe: «De toda mi reflexión necesito para
acomodarme a una situación en que, sin hallar amigo ni protec-
E
tor, ni quién me oiga, experimento una constante denegación de E
cuanto intento, al mismo tiempo que me parece que la justicia
me asiste.» Acababa entonces de recibir la negativa del coman- -
dante general don Ramón de Carvajal para ir a la Península, y $
más adelante, en las notas del mismo día, añade: «El estado de
soltero en que mi suerte me constituye, lejos de serme repugnan- f
te, yo lo tomaría por elección y jamás he pensado en dejarlo.. . ». 2
Y continúa: «En el día en que me sea permitido dignamente sa-lir
de aquí, me iré a Vizcaya, de donde vinieron mis abuelos (sic),
y allí, sin empleo ni destino, ni haber sido atendido, expiraré gus-
CLriunrai u, r-irui ihinaLu:iGX ~ridunumririic durri;nunamiur \pnamrnadunu rrl hnnnr ln ;nn, romnin Ehn GL riurivr ni d a riiui,Gubia.// rrirca
tal su obsesión por salir de Tenerife que, en abril del mismo
año 1810, cuando su madre le ruega que la acompañe a visitar sus
haciendas de San Juan de la Rambla e Icod, escribe: «Me ha ins-tado
para que yo vaya a tener la misma temporada en el campo.
la que dice mi madre será por dos meses, pero lo cierto es que
264 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N l I C O S
EL VIZCONDE DE BUEN PASO 9
desde la conspiración que se suscitó en esta isla en julio de 1808
contra el comandante general, yo no estoy en Tenerife sino por-que
los superiores me han negado la licencia para salir de aquí,
que no me causa placer la comunicación con gentes malignas o
indolentes en los puntos que tocan al honor y que, cuando no pue-do
embarcarme, a lo menos recibo el consuelo en no separarme
de la orilla del mar, esperando el momento en que me sea permi-tido
decir el último adiós a mis débiles paisanos.»
Esta actitud, obsesiva, de no querer salir de Santa Cruz, ni
aun cuando esta plaza se vio invadida de la epidemia de la fiebre
amarilla, le llevaría al sepulcro en el mismo año 1810, sin haber
logrado sus deseos.
Aun cuando no parece haber tenido relación alguna con incli-naciones
sentimentales del vizconde, veamos lo que dice en diciem-bre
de 1802: «Yo he recibido ayer una carta del vicario don DO-mingo
Herrera, en que me exhorta a desprenderme de una criada,
que me dice es perjudicial mantenerla en casa, insertándome en
ella una reconvención que, en 25 del mes próximo pasado, le hace
de Canaria el provisor y vicario general.» Y añade: «He enviado
a mi madre dicha carta y mi contestación a ella, añadiéndole que
espero me prevenga lo que debo hacer en el particular.» Y en la
respuesta al vicario le dice: «No es menos extraño que diga haber
llegado a su noticia que yo hubiese i~itentado casarme con des-igualdad
de condición.» Esta Última era la razón de la preocupa-ción,
no sólo del vicario de esta isla, don Domingo de Herrera
Leiva, persona de la misma clase social que Guerra, sino tam-bién
la del provisor y vicario general del Obispado, no segura-mente
motivos de moralidad.
Pasemos a otro aspecto de la personalidad de don Juan Primo
de la Guerra, la de la imputación de afrancesado lo que se le ha
hecho por algún autor, la que hay que rechazar de plano. Si
tal calificativo se le dio por alguien, fue exclusivamente debido a
la posición del vizconde en favor de Casa-Cagigal, a quien tam-bién
se le tachó de igual postura. la que no pudieron demostrarle
en su proceso, si bien tuviera otros defectos y fallos en el mando.
De la lectura del DrCGmO de don Juan Primo no cabe pensar, ni
Núm 19 (1973) 265
10 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
remotamente, en su afrancesamiento. Si trató, en época anterior
a la de la ruptura con la F'rancia napoleónica, a ilustrados per-sonajes
de esta nación que vivieron o pasaron por la isla, como
Le Dni, Broussonet, Gros y otros, éstos fueron aún más amigos
y protegidos del marqués de Villanueva del Prado. 14dmiradores
de la Francia revolucionara sí lo fueron sus coetáneos tinerfeños
don Domingo y don Tomás Saviñón y, por otra parte, el citado
Villanueva del Prado, como O'Donnell y tantos otros en la isla, te-nían
a gala el poder enseñar en sus casas retratos del Gran Corso
y de sus más destacados generales, y hasta don Aloiiso de Nava
se abstuvo de asistir al acto de proclamación en La ILaguna de
Fernando VII1l, lo que no fue obstáculo para que se viera eleva-do
a la presidencia de la Junta Suprema de Canarias.
a
En las Memorias del vizconde quedan bien patentes sus ideas :.
políticas, y podemos encuadrarlo, sin género de duda, entre los
entusiastas del Despotismo Ilustrado, como lo fueran su padre, su -:
tío y la mayoría de los restantes contertulios de Villanueva del
E
Prado, y dentro de esta tendencia, entre los conservadores. «El
rey -escribe el tercer vizconde de Buen Paso- es un padre que 1
vela sobre nuestro bien y a quien debemos servir hasta derramar E
la sangre.» En vano buscaríamos en su Dia* la m6s leve frase ;
que permita pensar que dudara ni un momento en situarse del B
E lado de Fernando VII; todo lo contrario: cree ciegamente y con
ingenuidad en el Deseado y, respondiendo a su ideario político, E
puramente monárquico absolutista, critica manifiestos patrióticos -
y expresiones vertidas en los mismos, en la que se habla de la $ 2 soberanía popular o en los que se le daba el calificativo de in-surgentes
a los que en España se levantaban contra las tropas de H
Napoleón. Sus ideas son las típicas del Despotismo Ilustrado con- 2
servador, sin asomo alguno de aceptación de las doctrinas de la
Revolución, Y como verdadero hijo de su época -ideológicamente
vivió en pleno siglo XVIII-, sentía avidez por la lectura de toda
2, ,L-mm Glno/\C~no I;+nnn.n;mc. c. n;nn+:Gnno
C~LQUG UG UUI au, LuviWubau, u ~ C aLl 1-0 u eabul rsubau.
En religión era un puro católico ortodorso, hasta el extremo
11 Bonnet no habla en su obra de la proclamación de Feirnando VI1 en
La Laguna, que el vizconde relata.
Por otra parte, mientras estuvo arrestado en Paso Alto el vizconde, tam-bien
lo estaba el cónsul de Francia Cuneo dPOrnano y ni aun supo cómo se
llomohs .&-..-wc".
266 ANUARIO DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
EL VIZCONDE DE BUEXi PASO 11
de sentirse arrepentido de haber traducido a Milton, y asiste a
los actos que celebran los ministros de la Inquisición, sin asomo
de critica. Fue también un entusiasta defensor de la Compañía de
Jesús.
No obstante, cuando habla de la Virgen de Candelaria y de la
llegada de la imagen a la isla, dice: «El espíritu de adulación y en
otros muchos casos ejemplares el interés y otras pasiones, han
dado lugar a mentidas apariciones de imágenes sagradas y a fal-sedades,
con las cuales los inventores perjudican más a los fieles
que no les hacen favor. Pero nada de esto mancha el hallazgo de
esta respetable imagen, ya fuese algún suceso no intencional el
que la condujo a nuestras playas, ya fuese el designio de algún
cristiano que quisiere erigir este monumento de su creencia en el
desierto de una tierra inculta, que es a lo que yo me inclino más.»
Al referirse a los oradores sagrados de su tiempo, afirma:
«Hay en Santa Cruz quien ha viajado y conoce oradores célebres
y criticas juiciosas, para no equivocarse en sus citas ., en fin,
para oír usar locuciones viciosas, términos vulgares, ni discursos
frívolos, como algunos emplean con prolijidad contra las modas,
yo preferiria a semejantes razonamientos una demostración sen-cilla,
hecha con dignidad, de las verdades ineluctables en que se
funda la fe, contra la cual sólo sugieren la falacia del espíritu
maligno y la vehemencia de las pasiones ..., preferiría el hacer
ver que en la doctrina de Jesucristo obra una fuerza divina en
la que se echa de ver la protección eterna que nos ofreció su
Fundador, conservación que no necesita de ejércitos que derra-men
sangre de los contrarios, como el Alcorán. ».
Si comparamos a don Juan Primo de la Guerra con su abuelo
materno, don Cristóbal del Hoyo, primer vizconde de Buen Paso,
si bien a ambos podemos incluirlos dentro de los pensadores del
Siglo de las Luces, en lo demás poco tienen de común, como no
sea el atrabiliario carácter de ambos. Don Cristóbal del Hoyo era
b n i h de inteligencia ~uperivi-, irónico y totalmente despreocu-pado
en sus aventuras amorosas; don Juan Primo, su nieto, in-ferior
en inteligencia, cultura y gracia, se muestra constante en
sus sentimientos y que, sepamos, nada dado a fáciles aventuras.
La tertulia del quinto marqués de Villanueva del Prado, don
Tnm& de Nzm, en 1- que hrillir CI~I &re!!& de prLmm 1 1 ? ~ ~ i -
Nhm 19 (1973) 267
12 LEOPOJDO DE LA ROSA OLIVERA
tud don José de Viera y Clavijo, fue continuada por su hijo y
sucesor don Alonso, quien levantó la casa y teatro que fueron
conocidos por el «Jardín de Nava», situados en la calle a la que
dio el nombre, esquina a la de los Alamos, y cuya obra fue diri-gida
por el vicecónsul francés Louis Gros. Don Alonso, muy ami-go
y contertulio del padre del tercer vizconde, pretendió, sin duda,
tomar a éste, al que llevaba unos veinte años, bajo su protección
y, muy posiblemente, corregirle los defectos de irascibilidad y vio-lencia,
pero chocaría con la terquedad de don Juan Plaimo, quien,
no obstante, en unión de su madre y hermanas asistía con asi-duidad
a las reuniones literarias de Nava y se asesoraba juridica-mente
con el marqués, como anota el vizconde en SUS! Memorias.
Don Alonso de Nava, en carta sin fecha, pero que data, sin
duda, de la época en que don Juan Primo estaba ar re~t~adeno Paso
Alto, dice de éste: «Desde el año pasado de 1800 manifestó la
emulación que me tenía y sus intentos contra mi vida, con tanto
escándalo y tan extrañas operaciones, que nadie en la isla ignoró f
los acontecimientos y aunque ahora no puedo ya justificarlo, por- i
que entonces, como al presente, tiro a sofocar el asunto ... » 12. Es
posible que así ocurriese; ahora bien, el vizconde, ni en 1800 ni $
en los años posteriores hasta el 1808 hace la menor referencia a -
incidentes de clase alguna con el marqués, todo lo contrario, anota f
las idas a su casa, las pantomimas que se representaban, sin alu-sión
de clase alguna a diferencias con don Alonso de Nava. Es n
más, el 21 de agosto de 1803 copia una carta dirigidal por éste a f
don Juan Primo, en respuesta a otra del vizconde en la que le agra-decía
una gestión que Villanueva del Prado le había hecho ante el n
Consejo, cuyo contenido no puede ser más significativo. «Mi esti- %
mado vizconde -dice-: Paréceme como que una vez conseguido O
el despacho ... de lo que estoy seguro es de que así en esto como
en cualquier otra cosa en que puedan valer de algo mis oficios,
te serviré con el mayor gusto. Mándame en esta confianza si se
te ofrece aigún encargo para Canaria, adonde pienso marcharme
con Tomasico dentro de dos o tres días para, dentro de otros
quince, traer la novia, que es otro motivo de renovarse las expre-siones
de mi afecto y de esperar del tuyo que nos acompañes en
12 I? Ycnxt: Op. *t., p&g. 49.
268 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
EL VIZCONDE DE BUEN PASO 13
la celebración de la boda. Queda a tu disposición tu más apasio-nado
amigo y seguro servidor.. . ».
De los términos de esta carta no parece pueda deducirse que
con anterioridad hubiese habido entre ambos diferencias tan pro-fundas
como las que afirma el marqués posteriormente. Pensamos
que eran dos caracteres difíciles, que chocarían más de una vez,
pero sin alcanzar hasta 1808 la gravedad a la que Nava se re-fiere.
Nuestro vizconde asiste en aquellos primeros años del siglo XIX
no sólo a la tertulia de Villanueva del Prado y a la que se reunía
en su propia casa, sino a la de don Lorenzo de Montemayor y la
del abogado don Tomás Saviñón. En estas dos últimas se hacía
también música, y en la de Saviñóli bullían sus dos hijos: don
Domingo, que había estudiado Medicina y después de haber ejer-cido
por algún tiempo la profesión en Madrid, se habia estable-cido
en La Laguna, y don Tomás, que después de tener que aban-donar
sus estudios de Derecho por lo precario de su salud, derivó
hacia las Ciencias Naturales. De los hermanos Saviñón dice Gue-rra
que eran «muy adictos a los escritos de los franceses y al ca-rácter
de aquella nación.. , [que mediante] una carta laudatoria
de don Josef Viera, don Domingo y don Tomás tuvieron ambos
introducción con los cónsules de Francia, adquirieron retratos de
los generales más célebres de la República y estampas de las mo-das
de París; imitaban sus trajes y maneras, hablaban el idioma
y se les veía comúnmente en compañía de algún francés. Su casa
ha sido el punto de reunión de la juventud de La Laguna, de los
aficionados a la música y de las gentes que piensan a lo moder-no.
Los dos tocan flauta y en su sala eran frecuentes los acom-pañamientos
y orquestas. Don Antonio Saviñón, su hermano, per-manece
en Madrid, ha estudiado Leyes y tiene crédito de buen
abogado y poeta.» Como sabemos, este tercer hermano tradujo
y publicó La morte d'Abe1, de Legouvé.
Pero Guerra concurría también a otra tertulia lagunera, la de
doña Bárbara Rodríguez Autrán, nieta del pintor Rodríguez de la
Oliva, a la que asistía su capellán, el presbítero don Francisco de
Castro y Peraza, autor, entre otras poesías, de una oda a Napo-león,
que recibía libros y los prestaba al vizconde; el provincial
~7 -..>--: -- e. .---T - - Z A - - L - - : - J--- r r - - - i - - 1- aorrrulrcu rray use ~ r i ~ u r i ivua1 1 ueri neeue; uua prirria seguriua
Núnr 19 (1973) 269
14 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
de este religioso, doña Florentina Yansen, que también compo-nía
poesías, y el yerno de esta señora, el entonces capitán de In-genieros
don Gonzalo de Lorenzo Cáceres, militar inteligente y
culto 13.
Don Juan Primo de la Guerra, a los pocos meses de la muerte
de su padre, ocurrida el 20 de diciembre de 1799, y cada vez
con m& frecuencia, pasaba la mayor parte del año en su hacien-da
del Valle de Guerra, cuya vivienda y capilla reedificó; cuidaba
de los cultivos y de la plantación de frutales, y el vicecónsul de
Francia Gros, aficionado a la Botánica, le hacia la critica de lo
1s Doña Bárbara Rodrfguez AutrAn nació en La Laguna el 9 de enero
de 1749; era hija del teniente coronel de Artillería don Fernando Rodriguez
de Molina y de doña Rita Autrán Squirut y nieta del pintor Rodriguez de la
Oliva, que fue su padrino. Su casa en la ciudad, aún en pie, da frente a la E
calle de la Carrera, linda con las de Núñez de la Pefia y del Capitán Bro- E
tóns y por la izquierda con la casa de la farmacia de Santos. Pasaba lar-gas
temporadas en el Valle de Guerra, en su hacienda inmediata a la del viz- ;
conde y murió en Gtiímar el 22 de diciembre de 1832. O
De sus contertulios, el presbítero don Francisco de Castro nació en La
Laguna el 29 de marzo de 1769. Don Juan Primo dice de 61: .<Este eclesiás- 2
tico, cuyo genio es inclinado al conocimiento de las artes, quet pasó algunos 1
años en Madrid, frecuentó el oratorio de San Felipe Neri y adquirió aplica- E
ción a los oficios de caridad.» El vizconde copió un víctor del que era autor, $ el 25 de abril de 1805, y el 2 de mayo siguiente dice que le hablfa leido la oda 5
a Napoleón y otra composición en la que daba los dfas a Viera, y Clavijo, así
como una carta de éste en la que alababa las poesías y la aplicación literaria
de Castro. Ingresó en la Real Sociedad el 9 de junio de 1798 y fue su secre- 5
tario en 1805. Fue esclavo mayor de la esclavitud de San Juan Evangelista, =
de la Concepción de La Laguna, de cuya imagen era muy devoto y para cuyas
solemnidades se ofreció a pedir limosna por dos años. Hasta el 1831 vivía en 2 La Laguna, en la casa de doíía Bárbara Rodriguez. -
a
Fray José Antonio van den Heede habia nacido, tambi6n en La Laguna, !
el 25 de julio de 1744; ingresó a los dieciocho años en la Ordein dominica, en
la que fue maestro en Teologfa y provincial, y su prima doña Elorentina $
Yansen (Jansen-Verchtieren) habia estado casada con el capiitán don Pedro
Martfnez de Santaella, ayudante mayor del regimiento de Giiímar, natural
de Sevilla, y su hija doña Josefa, casada en los Remedios el 19 de agosto
de 1804, se veló en el oratorio de la casa de dofla Bárbara, en el Valle de
Guerra, con don Gonzalo de Lorenzo Cáceres, que hbía estudi:tdo en la Aca-demia
Militar de Zarnora y llegó a coronel de Ingenieros en 181 1. Tomó parte
en la guerra de la Independencia, en la que fue hecho prisionero; dingió la
construcción dei nuevo can-hü eiiii-e: %%ükm üz y k&k g ü ~yi f~üe X G ~ C Z
de un documentado informe sobre el estado del santuario de la Virgen del Pino
en Teror y de otro sobre los pararrayos. Había nacido en Icod el 14 de octu-bre
de 1769 y falleció en La Laguna el 3 de febrero de 1840. El vizconde
menciona tambi6n a dos hermanos suyos: don Nicolás, inquisidor honorario
de Canarias, beneficiado de San Marcos y vicario de Icod, donde nació y mu-rió
(1755-1818), y don AndrBs, doctor en Teología, provincial dominico, co-misario
del Santo Oficio y vocal de la Junta Suprema de Canarias, que tam-bién
vio ia iuz y faiieció en Icod (i76í3-1847i
270 ANUARIO DE E S T U D I O S 4 T L A N P I C O S
EL VlZCONDE DE BUEN PASO 15
rutinario y deficiente de los cultivos en la isla, al tiempo que se
dedicaba a la lectura. Era la vida típica de un doctrinario de la
Ilustración, de la que lo apartaría primero su pasión por doña
Vicenta Cagigal y más tarde los acontecimientos del 1808.
Frente a su hacienda del Valle se hallaba la de doña Bárbara
Rodriguez, donde iba por las noches a hacer tertulia, o paseaba y
charlaba con don F'rancisco de Castro.
Las estancias del vizconde en La Laguna se van haciendo, a
lo largo de los años que comprende su Diario, cada vez más ra-ras.
A comienzos del 1805 alquila unas habitaciones en la calle
de San Roque, en Santa Cruz, que le agradaban por estar casi
en el campo, en las que pasa largas temporadas, y termina por
residir en dicho puerto de manera fija. Pronto traba conocimiento
con su sociedad, formada por militares y sus familias y por ricos
comerciantes, en su mayoría de origen inglés o irlandés, como
la culta doña María de La Hanty, que le prestaba libros, los Fors-tall,
los Murphy y otros, y cambia el chocolate de las aristocrá-ticas
tertulias de La Laguna por el té, que se tomaba en las de
los comerciantes de Santa Cruz.
Hay otro matiz en la vida del vizconde que debe señalarse,
y lo refleja un episodio que relata en su ida a la fiesta de Can-delaria,
en febrero de 1810, cuando a la petición de uno de los
asistentes de arrendarle en buenas condiciones una huerta, don
Juan Primo le responde: «Esta huerta la tengo arrendada a un
pobre, el cual me paga con puntualidad y cultiva la tierra, y no
me parece bien quitársela para que Vm. la tenga.» Ante la insis-tencia
del otro, don Juan Primo corta tajantemente, diciéndole:
«Nunca me determino a proceder por el interés.»
Veamos ahora cuál fue su actuación a partir del alzamiento
contra Napoleón - d e l que termina por escribir su apellido Buona-parte-
y con motivo de la constitución en La Laguna de la lla-mada
Junta Suprema de Canarias.
SUS ariliiaciuries &ite las córrfrfu;ras que llegaban a ias
islas sobre la abdicación de Carlos IV en su hijo, la ida de am-bos
a Francia y la reacción del pueblo español contra el intento
de Napoleón de entregar la Corona a su hermano José, no dejan
lugar a duda sobre sus ideas, como hemos dicho. Pero interesa
señalar que el vieconde, que vivía en Santa Criiz, qfie CIEOC~~ y
16 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
trataba a la mayor parte de los protagonistas de los sucesos que
se iban fraguando en Santa Cruz y en La Laguna, no tuvo cono-cimiento
exacto de muchos de ellos. No penetró o no tuvo ocasión
de conocer, hasta bastante después de ocurridos, los (oscuros ma-nejos
de don Carlos O'Donnell para desacreditar a Clasa-Cagigal
e incitar los ánimos populares en su contra, ni tampoco las inci-dencias
del paso por el puerto de Las Palmas de 1:s goleta La
Mosaa, en la que Isasbiribil, enviado por la Junta afrancesada de
Bayona, llevaba la misión de inclinar a las provincias americanas
en favor de los Bonaparte, ni de las medidas tomadas por el co-mandante
general, ni de la incalificable acción de O'Donnell abrien-do
los pliegos que Cagigal enviaba al gobernador de las armas de
Gran Canaria, Verdugo. Este último, arrestado en E'aso Alto al a
tiempo que Buen Paso, le dio una versión a su modo de lo ocu- :
mido, que el vizconde se creyó.
O Tampoco supo don Juan Primo de las diferencias entre la mar- -:
quesa de Casa-Cagigal y la mujer de O'Donnell, con motivo de f
la representación de Otelo, que motivó la ruptura de la amistad
entre ambas familias. El vizconde refiere que la esposa del te- ;
niente de rey, «petimetra y camarista», desempeñó el principal j
papel del drama, que se repitió por dos veces, y que (YDonnell se
negó a enseñar previamente al ministro de la Inquisición el libre- E
to de la obra. O
Relata la solemne función que tuvo lugar en la Concepción
de Santa Cruz el 5 de junio, por el advenimiento de Fernando VII, -
las fiestas que se celebraron y que el comandante general lo con- $
vidó a brindar por el nuevo rey. Al tiempo en que tenjian lugar, se
supo la noticia de cómo se había obligado al nuevo monarca y a {
su padre, así como a Godoy, a ir a Francia y de la sublevación 2
del pueblo de Madrid el 2 de mayo, aún en términos muy con-fusos.
El 5 de julio entregó al alcalde de Santa Cruz, Bosq, una re-lación
& veciiioa estina=& pudfaii se+ el&oi-es para designar
al diputado que concurriese al Cabildo general convocado en La
Laguna. El 12 de dicho mes le llegó la noticia de la dimisión de
Casa-Cagigal; lo va a visitar y el comandante general le afirma
que sólo ha dispuesto que por unos días se encargue O'DonneIB
de! desparhoi pues ae halla indispuesto. Refiere luego la procla-
272 A N U A R I O DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S
EL VIZCONDE DE BUEN PASO 17
mación de Fernando VI1 en La Laguna, el 16, y diez días des-pués,
el martes 26, cuando va de nuevo a visitar a Cagigal, se en-frentó
por primera vez con O'Donnell, ante su negativa a reconocer
a otro representante del Gobierno en las islas que no fuese el
nombrado por el rey, o sea, Cagigal. A partir de este momento
don Juan Primo comienza a relatar los acotnecimientos que ocu-rren
en la isla, naturalmente los que conocía y desde su punto de
vista. Critica la constitución de la Junta de La Laguna, «formada
por un Cabildo congregado en Tenerife, sin diputados de las otras
seis [islas], sin anuencia del ilustrísimo prelado, ni de la Real
Audiencia, ni demás cuerpos, atropellando al primer jefe de la
provincia, pretende mandar en todas siete». El 29 de agosto el viz-conde
intenta de nuevo visitar a Casa-Cagigal y forzar la incomu-nicación
en que se le habia puesto, y ante su actitud decidida y
violenta es detenido, para ser puesto en libertad dos días después,
a pesar de su negativa a dar palabra de permanecer arrestado
en su casa, como se le habia pedido al detenerle.
A partir de este momento, la actitud de don Juan Primo es
cada vez más contraria a O"Donnel1, a Villanueva del Prado y a
las resoluciones de la Junta de La Laguna, sin perjuicio de en-viar
al corregidor el importe del medio diezmo de sus rentas, que
la Junta habia pedido para las necesidades de la guerra.
Su apasionamiento llega a tal extremo que, con el fútil pre-texto
de que los miembros de la Junta usaban como distintivo un
lazo rojo al brazo, en vez de una faja, como había ordenado la
Suprema de Sevilla, dirige al marqués de Villanueva del Prado
una carta absurda, reflejo de su manera de ser. Lleva fecha del
b de noviembre de 1808, y le dice: «Si V. E. no se quita el lazo
encarnado que trae en el brazo y en su lugar se pone la banda,
según previno la Junta Suprema de Sevilla, como vasallo de F'er-nando
séptimo, nuestro Rey, declaro a V. E. que yo le dispararé
a TV'. E. 1111 pisi"ieiaz".)>
Ante tan disparatada actitud, al siguiente día se le presenta
el ayudante don José Calzadilla a preguntarle, de parte de O'Don-nell,
si era suyo tal escrito. Ante la respuesta afirmativa, don
Juan Primo de la Guerra es arrestado en el castillo de Paso Alto,
en ei que permanece detenido hasta que ei marqués de Viiianueva
Nkm 19 (1973) 273
18 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
del Prado sale de la isla, para ir a Sevilla, como diputado ante la
Junta Suprema, el 31 de julio de 1809.
En el mismo castillo, cuyo gobernador era don ]Roberto He-rrera,
cuñado de Viera y Clavijo, estuvieron detenidos, durante
casi todo el tiempo que Buen Paso, el gobernador de las armas
de Gran Canaria don José Verdugo; los ayudantes de Casa-Cagi-gal
don Pascua1 de Castro y don Pedro Quiroga, pero los tres sa-lieron
días antes que el vizconde, a quien retuvieron con diversos
pretextos, hasta que partió del puerto el barco en que iba Villa-nueva
del fiado.
La estancia en esta fortaleza no le fue especialmente dura: le
acompañaban casi constantemente su madre o alguna de sus her-manas,
paseaba por la explanada, se reunía con los otros arres-tados,
con los que jugaba a las cartas, recibía visitas y se entrete-nía
viendo el movimiento del puerto. Pero es de notar. la ausencia,
entre los que acudían a verle, de la aristocracia de La Laguna,
con la que no parece que estuviese compenetrado. Ell más asiduo
de los visitantes lo era el comerciante don Pedro IForstall, con
quien fue estrechando amistad así que el tiempo traniacurria y era
su consultor y confidente principal.
Por otra parte, dirigía constantemente memoriales a la Junta
Suprema de Sevilla, al diputado Avalle y al nuevo comandante
general don Carlos Luján, en solicitud de ser libertado y de salir
de la isla, sin conseguir otra cosa que buenas palabras.
Al salir del castillo continuó viviendo en Santa Cmz, y a co-mienzos
del 1810 cambió sus habitaciones de la calle de San Ro-que
por una casita que alquiló en la del Castillo. Le satisfizo,
como era natural, la disolución de la Junta de La Laguna y con-tinuó
dirigiendo peticiones a Avalle y a Sevilla e intentó el apoyo
de Casa-Cagigal a sus pretensiones. Ya dijimos que este general,
aún pendiente de su causa, le escribió una carta, el 10 de enero de
aquel año 1810, que le causó profundo dolor, pero a, pesar de su
resentimiento, cuando tiene noticia de la absolución de Cagigal,
expresa su satisfacción, y en los meses siguientes refiere la llegada
del nuevo comandante general don Ramón de Carvajal, «de esta-tura
mediana y proporcionada, el color algo encenclido, la nariz
algo prolongada sobre la boca, la edad como de cincuenta años;
parece & genio firme y de carkcier imlinaliu a rastrear COii pem-
274 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANI'ICOS
picacia antes de usar de su autoridad». Naturalmente, se presentó
al nuevo jefe insistiendo en sus pretensiones, también sin resul-tado.
Es de notar que aunque no consiguió entrar ni en el Ejército
ni en las milicias insulares, pese a BU lucha con OrDonnell y la
Junta, no fue desposeído del modesto cargo de gobernador de la
fortaleza de San Carlos, del Puerto de la Cruz.
Refleja el modo de ser de Casa-Cagigal 14, como el opuesto de
Buen Paso, las cartas que se cruzaron entre ambos mientras el
vizconde permaneció detenido en Paso Alto. Don Fernando Ca-gigal
le aconseja, en carta de 19 de diciembre de 1808, moderación
y astucia para conseguir la libertad. Guerra la envía a su amigo
Forstall, quien, en términos más elevados, también le aconseja
moderación.
De Casa-Cagigal, «con su rostro blanco y redondo y sus pelos
rubios, bajo los que el azul de los ojos parecía una burla cabri-lleante,
era malicioso y picaresco y escéptico en el trato íntimo>>15 ,
cuenta el vizconde dos anécdotas que reflejan este su modo de ser.
Cuando el 24 de julio de 1808 fue Guerra a visitar al marqués y
lo encontró detenido, dice: «Las ventanas estaban cerradas, el
general peinado, con chaqueta y pantalones y más con ademán de
reírse de la escena que se representaba en su casa que de tener
ningún cuidado por ella.» Y el 27 de diciembre siguiente, al refe-rir
la visita que le hizo en Paso Alto el abogado don Víctor Mon-jui,
escribe: «Este abogado traía en la fadriquera una instrucción
que le dejó el marqués de Casa-Cagigal para practicar cobranzas
o diligencias relativas a sus intereses en Santa Cmz, escrita en
el estilo de chanza que le es natural.»
14 Con el marques de Casa-Cagigal vivieron en Tenerife, además de su
esposa, los tres hijos de su matrimonio: don Fernando, que siguió la carrera
de las armas, sufri6 un arresto. cuyo motivo ignoró Buen Paso, y murió du-rante
la guerra de la independencia, cuando formaba parte del regimiento de
I;u Cu=!!~u; &&u \Tlrr=t& y &Ea Fe!:pz, q ~ e su smta eiz coii e: en-tonces
mariscal de campo don Juan Kmdelfin, hermano de la marquesa, tu-vieron
un hijo, que murió a poco de nacer y, al parecer, no dejaron descen-dencia.
(J. A. de Sangróniz: Familias coloniales de Vewuela, Caracas, 1943,
tomo 1, pág. 129. Este genealogista equivoca la filiación del que fue coman-dante
general de Canarias, bien estudiada por A. Ruméu de Armas, op cat., pá-ginas
XXVm-XXX. )
15 N6sbr Alamo: La ca lada de «La Mosca>>, en «Revista de Historia
Can=!aB, :9$=, íiC~T,u. 18:-:82 -'-fin '
9 IJas
Don Juan P'rirno de la Guerra refiere, en 1810, los alborotos
ocurridos en La, Orotava y en F'uerteventura, así como la nega-tiva
de la isla de Gran Canaria de admitir de nuevo en el go-bierno
de las armas al coronel Verdugo. IDa noticia cle la llegada
de diversas personas que huían de la Península ante (el avance de
los franceses, y en octubre comienza a anotar las muertes de ami-gos
y conocidos, entre ellos la de su compañero de PELASl~to don
Pascua1 de Castro y de varios hijos del comandante general Car-vajal.
No piensa al principio que se deba a una epidemia, hasta
que el mal se extiende en forma alarmante y produce cientos de
víctimas. Pero no se le murre abandonar Santa Cruz,.
La última anotación de su Diav-io es del 4 de noviembre de 1810
y en ella da cuenta de la llegada a Santa Cruz de la viuda de
don Pedro Quiroga, su también compañero de arresto, y hace
constar lo sensible que le era la pérdida del amigo. Seguramente,
inmediatamente después cayó víctima de la terrible epidemia,
para dejar de existir el 10 del mismo mes y ser enterrado en el
recién inaugurado cementerio de San Rafael y San Roque. En
los días inmediatos morirían, también de la fiebre amarilla, entre
otros muchos, su gran amigo don Pedro Forstall, el coronel don
José Verdugo, el general Arrniaga y el travieso papelista Romero
de Miranda.
La marquesa de la Villa de San Andrés, madre del vizconde,
hizo colocar una lápida en su memoria en la casa que había habi-tado
en Santa Cruz y pintar en un retrato de su hijo la siguiente
leyenda: «Retrato de D. Juan Primo de la Guerra Ajrala y Hoyo,
Vizconde de Buen Paso, heredero del Marquesado de San Andrés.
Nació en la ciudad de La Laguna en 9 de junio de 17'74 (&O). Fue
individuo de la Real Sociedad Económica de Amigos del País,
donde a la edad de ocho años recitó un elogio dell Señor Rey
D. Carlos iiI, con aplauso. Su arreglada conducta, bellas luces,
su instrucción, sua modales y caridad recomendaban su persona.
nfi ~ ilil c-c-i:u~e r ; !a plazo. de Smta Vr i i~e ! 10 UP E O V ~ P E I ~ C~-P- 1810,
víctima de la epidemia contagiosa, a los 36 años (8k) de edad.
No pudiendo darle otra vez la vida, inmortalizo su memoria con
esta inscripción su madre, triste y gemebunda.»
Doña Juana del Hoyo sobrevivió a su hijo cerca de cuatro
años; murió en La Laguna el 22 de septiembre de '1814. De sins
!m6 A N U A R I O DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S
EL VIZCONDE DE BUEN PASO 21
dos hermanas, Teresa casó al siguiente año de la muerte del viz-conde,
el 25 de junio de 1811, con el teniente coronel don José de
Monteverde y Molina, el autor de la R@ta&n. cirwtmc/ii& de
la derrota de Nelson en el puerto de Santa Cruz, en la que inter-vino,
y murió, sin hijos, en dicha plaza el 4 de marzo de 1848, y
María de los Remedios contrajo matrimonio, ya sexagenaria, el
20 de enero de 1826, con don Pascua1 Moles, ayudante de campo
del general Polo, y dejó de existir, a los ochenta y ocho años, en
el Puerto de la Cruz, el 3 de febrero de 1853. Su testamento origi-nó
el más ruidoso pleito que se produjo en Tenerife en el siglo xm.
De los tíos paternos de don Juan Primo, doña María de los
Remedios de la Guerra murió en La Laguna, soltera, el 10 de
abril de 1812, y don Lope Antonio, el autor de las M d s , en
la misma ciudad, el 6 de agosto de 1823, a los ochenta y cinco
años cumplidos. Su viuda, doiia Antonia Fierro y Massieu, vivió
hasta el 30 de marzo de 1835, en que dejó de existir, también en
La Laguna y a la misma edad que su marido. Tampoco dejaron
descendencia.
Y así terminó en Canarias la familia de los Guerra, que tuvo
su principio en esta isla a comienzos del siglo xvr, había dado
ilustres hijos y a cuya mayor gloria escribió Antonio de Viana
hacia el 1600 el poema de la C q z l i s t a dei Tmhfe.
Los estudios más completos sobre los acontecimientos que se
produjeron en Canarias a partir de mayo de 1808, especialmente
los relacionados con la llamada Junta Suprema de Canarias, se
deben al malogrado historiador Buenaventura Bonnet y al cate-drático
y académico Antonio Ruméu de Armas, y fueron publi-cados
por ia Reai Sociedad Econ6mica de Ámlgos del País de Te-nerife
en 1948, bajo el titulo La JWa Sywemcc cle Canamm. El
trabajo de Bonnet había sido premiado en concurso abierto por
la Real Sociedad en 1941 y contiene un amplio aporte documental
tomado, fundamentalmente, de cinco gruesos volúmenes en folio
que, s&re e! tema, se rmsewa:: e: !a UiMiuteca. de :a citada ius-
Núm 19 (1973) 277
22 LEOPOLDO DEi U ROSA OLIVERA
titución y de los del archivo de la familia de taba re,^, que perte-necieron
al secretario de la Junta de La Laguna dlon Juan Ta-bares
de Roo. Publicó también Bonnet el ameno y bien escrito
diario del viaje del marqués de Villanueva del Prado a Sevilla,
que su autor dedica precisamente a doña Teresa de Ila Guerra, la
hermana de Buen Paso, aparte de otros valiosos materiales rela-cionados
con aquellos azarosos momentos.
Ruméu, además de interesantes noticias biográficas inéditas
de 10s dos grandes enemigos -Casa-Cagigal y O'Donnell- con
base en documentos del Archivo Histórico Nacional., analiza con
toda objetividad la actuación de aquellos dos generales y de la
Junta de La Laguna, situando sus intervenciones en su justa
apreciación. Estudia también las actividades del Cabildo perma-nente
de Gran Canaria, así como las del que se constituyó en la
misma isla en 1810, de carácter claramente revolucionario y sepa-ratista,
que intentó arrastrar, sin conseguirlo, a las restantes del
archipiélago.
No pretendemos ahora hacer un nuevo estudio cle los hechos
analizados por Bonnet y Ruméu, ni el Diario del vizconde es tam-poco
fuente objetiva para juzgarlos, pero sí creemcis que su co-nocimiento
es muy Útil, para contraponer sus juicios a los de los
apologistas de la Junta. No es que dé noticias desconocidas, pero
sí aclara y completa lo hasta ahora sabido. Fue utilizado, par-cialmente,
por Ossuna van den Heede, autor, por otr8a parte, tam-poco
imparcial, por lo que sólo extrajo de las Memorias de don
Juan Primo las que abonaban sus puntos de vista.
No podemos compartir con Bonnet y otros autores algunos de
los calificativos dados a quienes intervinieron en lo acontecido en
las islas a partir de 1808. Hemos de insistir en la injusta califi-cación
de afrancesado que se le ha dado a don Juan Primo de la
Guerra, como tampoco resultó probada la iníidencia de Casa-Cagi-gal
en el proceso que se le siguió y que Ruméu analiiza detenida-mente,
y no es que pensemos que el general Cagigal no tuviese
graves defectos; hasta el propio Guerra, veladamente, admite el
de su codicia, aun cuando trate de contrarrestarla con la impor-tancia
de las obras que realizó.
Un tercer afrancesado, para Bonnet, lo fue el gobernador de
las armas de Gran Canaria y sobrino dei obispo de las i&s, dün
278 ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S
EL VIZCONDE DE BUEN PASO 23
José Verdugo. Para ncrsotros no era otra cosa que un inepto total.
El vizconde dice de él, el 26 de marzo de 1806: «El comandante
general ha destinado a Santa Cruz al coronel don Josef Verdugo
y Albiturría, gobernador de las armas de Canaria, sobrino del
obispo, y en su lugar ha enviado al teniente coronel don Juan
Creagh. .. La causa de esta determinación ha sido que las embar-caciones
inglesas que persiguieron al barco de Canaria en cuyo
ataque murió el maestre, sacaron del puerto un considerable nú-mero
de barcos de pescado y del tráfico de las islas y una em-barcación
de mayor porte, que dicen tenía vinos a su bordo. De
estos buques tomaron algunas cosas y volviéndolos al mismo puer-to,
sin que les hubiese hecho la menor resistencia. Escribió el ca-pitán
al gobernador Verdugo diciéndole que o no tenia con qué
defenderse o estaba durmiendo o jugando al naipe.» Bastan estos
hechos para juzgarlo, aunque no hubieran sido totalmente ciertas
las expresiones del capitán inglés.
Verdugo, compañero del vizconde en Paso Alto, como hemos
dicho, fue repuesto en el cargo de gobernador de las armas de
Gran Canaria en 1810, pero a pesar de su <mérito» de perseguido
por la Junta de La Laguna, fue rechazado en aquella isla cuando
intentó haceme cargo del mando.
Se ha achacado a Casa-Cagigal el error, que tan graves con-secuencias
acarreó, de haber constituido la Junta gubernativa en
La Laguna, pero creemos debe meditarse sobre quiénes fueran los
culpables de tal determinación. Para nosotros, tanto el lugar como
la composición de la Junta fueron obra de O'Donnell. Casa-Cagi-gal,
por sus cualidades, indecisiones y escasas dotes de mando,
antes de la ruptura entre ambos estaba compIetamente entregado
a O'Donnell, que lo dominaba; luego, ya en marcha la campaña
difamatoria contra el comandante general, instigada, no cabe
dudarlo, por el teniente de rey, Cagigal ni tenía libertad ni ca-rácter
para imponerse. Estas circunstancias no le relevan de res-ponsa'oiiidad,
pero no justifican qUe & 6: su:u :e carguerios
culpas.
O'Donnell, si bien desempeñaba el cargo de teniehte de rey, es
decir, de segundo del comandante general, era sólo capitán gra-duado
de coronel, y en Tenerife residía, también con mando, un
murirc.! de C E C E I ~e~1~ j efe de la Comandancia de Ingenieros don
24 LEOPOLDO DE LA ROSA OUVERA
Luis Marquelli, lo que constituía un serio obstáculo para los am-biciosos
planes de OpDonnell, debido a su inferior grado, razón
por la cual tenía, por cualquier medio, que dejar a Marquelli fue-ra
de juego.
O'Donnell se valió hábilmente, tanto de las ambicioiies del mar-qués
de Villanueva del Prado como de las pocas simpa,tías de éste
por el de Casa-Cagigal; supo satisfacer el amor propio de los
componentes del Cabildo de la isla y maniobró para que se mo-dificase
a su gusto la propuesta de Villanueva del &do sobre la
constitución de la Junta, según la cual la formarían, por el esta-do
militar, el mariscal de campo Marquelli y el teniente de rey
O'Donnell; por el eclesiástico, el beneficiado rector don Pedro Ben-como
y el vicario don José Martínez de Fuentes; por el Ayunta-miento,
don Bartolomé González de Mesa y don Juan Próspero de
Torres Cliirino; por el público, el abogado don Félix Ftérez de Ba-rrios
y don Tomás Cambreleng; por la nobleza y propietarios, el
marqués del Sauzal, don Marcos de Urtusáustegui y don Agustín
Jorba; por las religiones, el ex provincial franciscano fray An-tonio
Texera y el provincial dominico; por el comercio, el cónsul
del Real Consulado don José Murphy, y como secretarios, fray
José González de Soto y don Lorenzo de Montemayar. Se supli-caría
a la Audiencia que designase a un oidor; al Cabildo ecle-siástico
de Canaria, a dos prebendados, y la isla de Gran Canaria
estaría representada por dos diputados, uno por el público y otro
por la nobleza y propietarios la.
Mucho debió preocupar a O'Donnell esta propuesta, que in-cluía
a Marquelli, y se valió de cuantas maquinacione~p~u do para
excluirlo, como lo consiguió.
Si equivocada fue la constitución de la Junta en lugar distinto
al de la residencia del comandante general, lo que tampoco con-venía
a (S'Donnell, a. quien le era mucho más fácil valerse de sus
amigos del Cabildo y constituirla en La Laguna, m:ás erróneas
aún fueron muchas de sus actuaciones, desde la de admitir los
escritos del indeseable Romero de Miranda para acusar a Cagigal;
el arresto de éste y su separación del cargo; el arresto de Mar-quelli;
el enfrentarse con la Audiencia y detener al regente y al
280 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL VIZCONDE DE BUEN PASO 25
fiscal; su precipitación en constituirse, sin esperar a que las seis
islas restantes designasen sus representantes; los ascensos injus-tificados
de la oficialidad, para calzarse ODonnell una mariscalía
de campo y la interinidad de la Comandancia General, son algu-nas
de tantas muestras de culpas de las que hemos de cargar
principalmente a don Carlos O'Donnell, sin que queden tampoco
limpios de ellas los miembros de la Junta, empezando por el mar-qués
de Villanueva del Prado.
Buen Paso refiere, a la llegada del nuevo comandante general
don Carlos Luján, el 27 de agosto de 1809, una conversación en-tre
éste y don Carlos O'Donnell, que, aunque podamos estimarla
exagerada, debe reflejar algo de la manera de ser de este Último.
Dice así: «El recién llegado general fue a la iglesia luego que sal-tó
a tierra. Yo fui a presentármele una hora después de su lle-gada.
Su casa se halla no distante de San Francisco. Estaba en la
sala y en la misma había ocho o diez personas a la sazón. Es
[Luján] algo adelantado en edad, pero firme y cabal en su con-testación;
no es de cuerpo alto y parece prudente, sosegado y de
buena intención. Tenia medias de seda, hebillas de ordenanza, uni-forme
corto bordado y la banda o faja de general. 07Donnell esta-ba
a su lado, en un canapé, hablando, como acostumbra, en el
esti10 de los charlatanes: elegirá el ejército adonde ha de diri-girse
y se verá bien en ello, porque no todos son de su satisfac-cibn.
El general Blake le enseñó las Matemáticas. Habló de sus
hermanos; dijo que en Ceuta estarán muy apurados. El general
le interrumpió diciéndole que en Ceuta no hay apuros y que en
España, manteniéndose la honradez en el modo de pensar, todo
va bien. Despidióse O'Donnell . . >>.
.A la verdad, no puede por menos de extrañarnos que persona
de las dotes personales y la posición social de don Alonso de
Nava pudiera seguir sin rebelarse a don Carlos Ol'Donnell y pa-sar
por cuantas medidas, hasta las más equivocadas, se le ocu-rrían,
a no ser que le demos, aunque sea en parte, ia razón a Ca-bral
de Noronha, cuando decía del marqués de Villanueva del
Prado: «Era un personaje de respeto en la isla, por su clase, por
su instrucción y por las considerables fincas y rentas de su casa;
mas de un carácter sumamente débil y de una ambición y vani-d-
j_ extremnda. ODnnne!! !e at& per SI? f l ~ q ~ e z!8i,s ~njeá~du!e
26 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
con la autoridad suprema de las islas y con el tratamiento de ex-celencia,
que haMa tiempo era el objeto de sus anhelos fervo-rosos
» 17.
Y nada más; el investigador futuro creemcs que encontrará
en el Diamo de don Juan Primo de la Guerra materia no despre-ciable
para un definitivo estudio sobre esta inquieta y trascenden-tal
época de la vida isleña.
FRAGMENTOS DEL «DIARIO» DEL VIZCONDE DE BUEN PASO
ARO 1808
SABADO1,4 DE MAYO DE 1808, eri Santa Cruz de Santiago.-Por una embarca-ción
de Cádiz, que entró en este puerto en la magana del mi6rcoles 11 del pre- a N
sente, se ha recihido la plausible noticia de la exaltación de Feniando VI1 al E
trono de las Espaiias, a consecuencia de la libre y espontánea abdicación de
la Corona que en 19 de marzo del presente año hizo el Rey Carllos IV en su
muy caro hijo, siéndole preciso a S. M. para reparar su salud gozar de un E
clima más templado, de la tranquilidad de la vlda privada. Ahora !se ha corrido E o
el velo a los rumores que corrían y de que hablaban los extranjeros de alboro- E
2
tos, conspiraciones y conmociones del pueblo en algunas ciudadea de Espaila
y en la Corte. Según algunos decretos del Rey y de su padre que han venido % impresos, y de lo que se coligc por otras noticias, el disgusto de Espafía lo 5
causaba el abuso que hacía de sus facultades el Prfncipe de la Paz, la inmensa %
suma de caudales que se apropió injustamente y la usurpación con que ata- B
caba para esto los fondos del bien común, las pagas de la tropa y de la Ma- E
rina, el socorro de los pobres y las mismas Obras pías y del destmo más sa- O
grado. Carlos IV, que tanto le favoreció, llegó a persuadirse de los excesos
de Dn Manuel Godoy, lo exoneró del empleo de Generalisimo y le concedió
su retiro; lo puso preso y autorizó a su hijo para entender en la causa. Fer- :
nando W ha confiscado todos sus bienes, declarando pertenecen :z S. M., y el
pueblo indignado contra el Prfncipe de la Paz acometió a su caria y lo mal- -
trató. Siempre son muy reprensibles y detestables la insubordinación y aten- 0
tados de los vasallos; por lo demás no es de maravillar que una novedad tan $
grande hiciese mucha unpresión en los ánimos ... La a W i 6 n dlel Rey debe
escitar la ternura de todo buen vasallo: son tan inhs, tan profundas y de
mnsideradin laer relaciones qm nos unen oon los mhmnoe, qur3 no pueden
trmarse sin que hagm &mto en el corazón. Un Rey es e1 dueño absduto de
nuestra8 vidas y mavemiancjiLs temporales, quim fa&W& o embaiaza nuestro
dasi;ino y mioddn; ers un pmh qiue vaia sobre nuaho bien y a quien cieebe-mos
amar y servir hasta d~~ la sangre . .
Con este motivo he estado en casa del General en la mañana de ayer: el
gefe mandó que subiera; estaba escribiendo en una sala y preguntbme qué se
me ofrecía. He visto, le dije, los decretos de nuestro Soberano y en estas cir-
282 ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N l I C O S
EL VIZCONDE DE BUEN PASO 27
cunstancias me ha parecido presentarme a V. E. La noticia es auténtica, me
respondió, pero nada he recibido de oficio.
Casi al mismo tiempo de la llegada del barco de Cádiz entró en el Puerto
de La Orotava el P. Soto, agustiniano, quien, con otros pasaJeros, fue hecho
prisionero por los ingleses a su vuelta de España.
LUNES, 6 DE JUNIO, en Santa Cruz de Santiago.-Se ha celebrado ayer, en
la parroquia de la Concepción de esta plaza, una función de acción de gra-cias,
con procesión del Sacramento en contorno de la iglesia, Te Deum y ser-món,
por el feliz advenimiento de nuestro Monarca Dn. Fernando VI1 al trono
de las Espaiías
Al mismo tiempo de la celebración de dicho regocijo, en la maiíana de
ayer entró en este puerto una embarcación procedente de Cáidiz, con muy
pocos días de navegación, iqu6 contraposición la de las noticias que se han
esparcido a su llegada! Se dice que el Rey está en Francia, que sus padres
han ido para aquel Reino; que el reo Dn. Manuel Godoy ha sido transportado
a Francia; que hs kropaS francesas, ouya entrada se había permitido em E s
pafis y entre quienes se nombra al enrtranjemr llama& PrSmipe Murat, mido
por varias r e l d o n e ~ca n Bonaparte, se, haat sublevado em Madrid oponsn-dose
al Govierno; que en defensa se, han tomado las armas y que se ha aun-tendido,
na sin e~fusión de sangre. Pero, según se había dicho a la llegada
de otra embarcación de Italia, que entró en este puerto en la semana pre-cedente,
los procedimientos de Bonaparte, lejos de ser tolerados, tienen re-cientemente
en contra la declaración de diversas ~otencias del Norte. Muy
difícil es hacer juicio de las razones que producen dichos sucesos y las no-ticias
vienen frecuentemente disfrazadas y con apariencia de inciertas, pero
no hay duda que un conjunto de circunstancias contribuyen a hacer desear
que el Rey se restituya a sus dominios y que restablezca en sus pueblos el
sosiego y la tranquilidad De una papeleta que ha recibido el Corregidor
Dn. Josef Valdivia y que mi hermana Teresa me ha comunicado, he copiado
la historia del alboroto acontecido en Madrid el 19 de marzo próximo 1.
MIGRCOLE1S5 DE JUNIO,e n Santa Cruz de Santiago.-Ha entrado ayer en
este puerto un barco procedente de Cádiz. Se da la noticia de que el Rey
y sus padres permanecen todavía en Francia, y ahora sie afiade que en Es-paña
se ha tocada a dagiüello contra los insurgentes enviadoe por Bomaparia
Ayer m 6 muc ha gente al muelle y al vivac para saber las noticias y lue-go
que se hallaron impuestos, entraron algunos en un cafe o neveria, toma-ron
un retrato de Bonaparte que había alü, lo tiraron a la calle, y practicaron
iguales gestiones con los lienzos u otras representaciones que hallan de Bona-parte.
dante General ha determinado que vaya a ~ s ~ a Dñna. F eliciano
Ríos, oficial de Artillería, comisionado para asuntos del Govierno.
Se hace juicio que los objetos de su destino serán saber quándo
1 Copia escrito fechado en Madrid el 19 de marzo, relacionado con los su-cesos
ocurndos en ¡a Corte contra Godoy.
Núni 19 (1973) 283
28 LEOPOLDb DE LA ROSA OLIVERA
se hace la proclamación de Fernando VII; en qué fRrminos se
entiende la guerra contra los franceses y si se está hecha o no
la paz con Inglaterra, y quál sea el actual sistema del goviemo
español en orden a la persona en quien resida en España la Presi-dencia
y a las órdenes que se reciban del Rey ausente en fiancía.
En estos días está para salir la embarcación en que va dicho
oficial.
LUNES, 27 DE JUNIO, en Santa Cruz de Santiago.-Una fragata inglesa
vino ayer a parlamento enfrente de este puerto y entregó los pasajeros de
un corsario español, que habiendo salido de aqui fue apresado polr los ingleses.
Ayer por la tarde llegó de Canaria un barco en que venían al-gunos
papeles y noticias que ha traído a dicha isla mm em&arca-a
c@n sospecihosa con bandera espahola 2. Quando entraba el bar- ::
co de Canaria, la dicha fragata inglesa empezó a hacerle fuego
y le disparó muy de cerca más de veinte cañonazos, pero no se rin- {-
dió el barco canario, antes entró con toda firmeza. A su bordo ve-
E
nía Dn. Josef Rusell, oficial enviado de Canaria para entiregar dichos
papeles al General. En la mañana de hoy ha estado dicho Dn. Josef 1
Rusell en casa de su pariente Dn. Pedro Forstall, donde asiste, ha-biendo
tomado esta noticia en casa de su tía, Ia Generala, D.* Ma-ría
Agustina Rusell. -
0
m
E
JUEVE3S0, DE JUNIO,e n Santa Cruz de Santiago.--En la tarde
del lunes 27 se embarcó para Canaria el oficial de Milicias Dn. Die- -
go Correa, con órdenes del General en contestación a los avisos que $
en el día precedente había recibido de la dicha isla. Se dice también
que el General convocó en su casa algunos oficiales de la Plaza para H
deliberar sobre algunos puntos relativos a la contestación a Ca- 2
naria.
LUNES, 4 DE JULIO, en Santa Cruz de Santiago.-Ayer se tuvo en este pue-blo
un dfa muy alegre. Deseosos todos de recibir noticias del Rey y de los
acontecimientos de España, en ia mañana se presmtó en esta bahía un correo
español con bandera y gallardete. Trae a bordo alguno8 oficiales de Marina;
trae órdenes y pliegos expedidos por el actual Govierno; dice que el Rey per-manece
en Francia y también sus padres, y cuenta maravillrw del valor y
lealtad españoles. La situación de España es la que resulta de la permanencia
del Rey en F'rancia, sin faltarle a su lado franceses fieles a la Casa de BorMn;
284 ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N l I C O S
EL VIZCONDE DE BUEN PASO 29
de la perfidia de Bonaparte, que en estas circunstancias ha intentado sublevar
las Américas, hacer invadir España y que se introduzca por Rey uno de los
suyos, a quien ha pretendido que lo llamen Josef primero, y del honor y fir-meza
de los españoles, quienes repelen, con el ánimo más decidido, las suges-tiones
de los temerarios corsos, y en ausencia y presencia de su Soberano le
dan las pruebas más constantes de su fidelidad y amor. Quando Carlos IV ca-minaba
a Francia, un cuerpo de Carabineros españoles se resistió en Burgos
a convenir en las propuestas que le hacía otro cuerpo de Coraceros enviados
por Bonaparte, los quales eran muchos más en número y eran mirados como
los de mayor confianza por los insurgentes Los Carabineros derrotaron com-pletamente
a los enemigos; muchos quedaron muertos y heridos; muchos se
entregaron, y huyeron precipitadamente los restantes. A consecuencia, en Es-paña
cunden todos los sentimientos del honor. los eclesiásticos, los militares,
la Grandeza, los 'JXtulos, la Nobleza, el Pueblo entero vuela a ofrecerse al Rey,
lleva sus caudales; presenta sus hijos; persigue los rebeldes y poniendo cu-cardas
sólo se oye una voz que comprehende a todos. ,Viva Fernando ViI1
Ochocientos mil hombres toman las armas, Murat queda preso, perecen los
que reusan decidirse sobre la marcha, entre los cuales se cuenta al Governa-dor
de Cádiz y muchos de los franceses se declaran nuestros amigos Ocupado
Madrid por los de Bonaparte, el Govierno español en ausencia del Soberano
se plantifica en Sevilla, llamándose Junta Suprema de Govierno; hace de Re-gente
o se pone a la cabeza el ex ministro Saavedra. En el cuerpo militar
sobresalen Castaños y algunos otros generales acreditados y todos proceden
de acuerdo al logro de los gloriosos designios de la nación. ,Qué época tan
memorable la presente, en que la España quitándose la venda de los ojos
se opone a Bonaparte quando viene de aterrorizar Potencias tan respetables
de la Europa! ;Qué acontecimiento tan benéfico después que han bamboleado
tantos tronos, desyues que tantos soveranos han corrido prófugos a la llegada
de los insurgentes de Francia, que en el seno de aquel mismo Reino, donde
los Borbones han experimentado el ultimo extremo de la rebeldía y de la cruel-dad,
sea recibida la Rama que existe reinante de la misma augusta Casa1
Parece que esperaba el Cielo a que sólo quedase un soverano de la Casa de
Borbón para declararse recientemente en su favor. En efecto, se dice que el
Archiduque Carlos de Austria ha entrado en Italia a la cabeza de doscientos
mil combatientes; que la Holanda ha sacudido la tiranía de Bonaparte y que
otras Potencias del Norte se han declarado en su contra; que lo mismo sucede
en Portugal y la Inglaterra, desde el mommto en que el Rey Católico ha in-tentado
tan generosa empresa, ha suspendido sus hostilidades hacia España, y
manifestando que desea unir sus fuerzas para exterminar los atentados del
aborrecible facineroso de la Europa. Por lo que mira a a t a s Islas, desde que
llegaron ayer tan plausibles nuevas se aviv0 en el ánimo de todos la aversión
al nombre de Bonaparte, el corso llamado Cónsul de Francia 3 fue puesto en
pr!o!ó~ desp6s qUe yo e:: !as nmhr:: precedentes h&bh po%dv favur a: Ueüera!
para librarse de las amenazas del pueblo, ayer cayeron bajo el esfuerzo de
nuestros militares dgunos franceses que uo se manifestaron prontos al ¡Viva
Fernando VII! y muchos paisanos entrando en furor destrozaron las casas de
su habitación. Todo el mundo puso la cucarda española, de la que vinieron pro-vistos
los recién llegados de España, bordando en el centro ¡viva Fernando VII!
8 Se refiere el autor, sin duda, al cónsul de Francia Cuneo d'ornano.
Nt¿m 19 (1973) 285
30 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVEXA
Y por la tarde se hizo una solemne proclamación del Soverano, en la cual mar-charon
a pie el Comandante General y el Ayuntamiento de la Villa y a caba-llo,
con sable en mano, seguían el Mayor y el Ayudante de plaza y el oficial
Dn. Manuel de León, que mandaba los violentos; seguía la música militar y los
tambores, con destacamentos de todos los Cuerpos de la guarnición. Los bal-cones
y ventanas estaban adornados con cortinas y subiendo el Alferez Mayor
Dn. Josef de Guezala a un tablado provisional que se formó en las plazas y en
algunas calles, teniendo en sus manos el estandarte con las armas de la Villa,
decfa en alta voz semejantes palabras: <Santa Cruz de Tenerife y demás pue-bloa
de esta Provincia reconocen por Rey y Señor natural al Señor Dn Fer-m
d o ViI, a quien pertenecen igualmente las Indias orientales y occidentales
y demás Reinos y Provincias adyacentes a la Corona de Espa?La.» Todo el
pueblo respondía ;Viva el Rey!, tiraban los sombreros y mostraban alegría in-decible.
Los oficiales de Marina acompañaron esta gestión y por la noche
hubo iluminación de todo el pueblo y repique general de camp,anas; regoci~o
(que también manifestaron ayer las parroquias y conventos de la Ciudad de La
Laguna. La embmoacibn que lleg6 de Canarias y de la qual di noticia el 21 del
mes próximo pasado, resultb 'enviada por los insurgentes alel Bonaparte 4,
(con el fin de sorprender. Se dice que el General envió a Dn. Diega Comea con E
(orden de traer preso al capitán, el qioal ya se habh dado a la vela, porque se
fdetuvo en Canaria pocas horas y ih. Diego Correa volvió a este puerto en le
propia smana. Otra embarcación inglesa llegó aquf ayer tarde procedente de
Vizcaya y el capitán fue mandado arrestar por alguna falta de formalidad en E
sus despachos o pasaportes. En este pueblo se ven varios impresos y manus-critos
en los parcljes públicos. En el manuscrito que se halla en la pared de la
capilla de los Terceros lei ayer tarde una carta que se dice ha.ber escrito de
Burdeos a los españoles el Rey, con fecha 30 de mayo. Allí detesta la perfidia
y tirania de Bonaparte; encarga a los pueblos que no se dejen sclrprender y les %
recomienda la defensa de la Patria, elogiando la lealtad espaííola. En la plaza ;
de la Pila está la declaración de la guerra contra Bonaparte jr el armisticio
con la Inglaterra; están las reglas de alistamientos y providencias tomadas
para la guerra; ambos impresos en nombre de Fernando VI1 y de la Junta Su- :
prema de Govierno ya mencionada y expedidos en el palacio 'del alcázar de
Sevilla y se ven, además, algunos decretos del General previniendo la tranqui- $ lidad pública y el contenimiento que debe haber en orden a los insultos con 1
que el pueblo quisiera exterminar a los individuos franceses residentes en Santa ;
Cruz. También hay decretos del Alcalde Dn. Miguel Bosq para la iluminación $
y para una junta que deberá celebrarse mañana, para nombrar veinte y cuatro 2
vocales por quienes se elija una diputación que deberá concurrir a un Cabildo
General en que se trate de io que debe practicar la Isla en la3 actuales cir-cunstancias.
MARTES5, DE JULIO,e n Santa Cruz de Santiap.-En conai~uenciad e ia
convocación del Alcalde para nombrar veinte y quatro vocales que elija la
diputación que debe concurrir al Cabildo General, fui en la mañana de hoy,
como uno de los vecinos de este pueblo, a la capilla de los Terceros, que es
el paraje señalado y en la. lista que presenté firmada, escribl los vecinos si-guientes:
el Mariscal de campo Dn. Luis Marqueli, Dn. Josef Iriarte, Dn. Car-
A N U A R I O Dg JZSTUQrOS A T L A N l I C O S ,
ios O'Donnell, Dn. Juan iñfguez, Dn. Josef Fernández, Dn. Francisco UrtushuS-tegui,
Dn. Marcelino Prat, Dn. Nicolás Sopranis, Dn. Juan Creagh, Dn. Gonzalo
Chceres, Dn. Juan Moriarti, Dn. Domingo Poggio, Dn. Roberto Herrera, Dn. Ri-cardo
Madan, Dn. Domingo Molowny, Dn. Josef de Lahanty, Dn. Josef Murphy,
Dn. Valentfn Noguera, Dn. Patricio Forstall, Dn. Joaquín Viejobueno, Dn. Ju-lián
Cano, Dn. Pablo Cifra, Dn. Juan Pedro Rodríguez, y Dn. Francisco de
Tolosa. Por ser miembros del Ayuntamiento fueron esceptuados Dn. Pedro
Forstall, Dn. Josef de Guezala y En. Henrique Casalón, a quienes habla nom-brado.
El Alcalde me dijo que mi lista estaba muy buena
MIÉRCOLEE, 6 DE JULIO, en Santa Cruz de Santiago.-Entró ayer en este
puerto un barco de España que confirma las mismas noticias del alistamiento
y determinación contra Bonaparte.
JUEVES, 7 DE JGLIO, en Santa Cruz de Santiago.-El Teniente de Rey llev6
ayer la noticia del armisticio con Inglaterra a un corsario ingles que se ha-llaba
a alguna distancia de este puerto y fue recibido a bordo del inglés con
mucho aplauso y obsequios.
LUNES, 11 DE JULIO, en Santa Cruz de Santiago.-Ayer se ha celebrado en
la parroquial de la Concepción de este pueblo una magnffica función, cuyos
objetos fueron dos, según explica el ~ V L ~deOl beneficiado Dn. Juan Pérez Ea-silio,
que se ve en la puerta de la iglesia y eran dar gracias a, Dios por las
acertadas providencias que ha tomado la Junta Suprema de Govierno planti-ficada
en Sevllla y rogar por la continuación de los prósperos sucesos de las
armas españolas. Por la mañana hubo procesión del Sacramento en contorno
de la iglesia y predicó el P. Soto un sermón semejante al del 5 de junio pró-ximo,
habiendo propuesto por puntos los mismos que contiene el aviso ya ci-tado
del p&rroco y su texto fue tomado del Exodo ucantemus Domino gloriose
enim magnificatus est equum et ascensorem ejus dejesit in mare». Por la tarde
salió de la misma parroquia1 una procesión de rogativa muy acompañada y
devota, con la imagen de la Concepción y mucha cera; cantábanse en esta
procesión las Letanías; entró en todos los templos y volvió a la Concepción
ya muy adelantada la noche. La nave y la capilla mayor estaban colgacias de
seda carmesí, buena iluminación y la música militar acompañó por toda la
carrera. Halltibase en la capilla mayor, bajo dosel de damasco, el retrato del
Rey, teniendo delante la Corona sobre un trono. Para la conducción del re-trato
se reunió el Ayuntamiento de la Villa en la tarde antecedente y hubo
repiques y descargas de artillería y el mismo Ayuntamiento concurrió ayer
por mañana y tarde y costeó la función. S610 dejó de autorizarla con su pre-sencia
el General Dn. Fernando Cagigal, Marques de Casa Cagigal y se dice
que se han ofrecido debatea y contiendas en estos dlas con algunos oficiales
de Iri. guarnirih, de cuyas resultas ha determinado dejar e! mzn& pEra ve!-
verse a Espafla. No estoy cerciorado de estos hechos.
MARTES, 12 DE JULIO, en Santa Cruz de Santiago.-Ayer por la
tarde estuve en casa del General: dijele que había oído que había
dimitido el mando y que como súbdito no podfa prescindir de esta
=c-padgd y qdr ~p=r ghgm e d i i ~ a e ci&e y p e r s ~ ~eiu. --a---
Nkm 19 (1973) 287
32 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
residía. Respondióme que él manda las Islas y que sólo por alguna
indisposición de su salud ha dispuesto que despache en estos días
el Teniente de Rey. Era ayer el día señalado para el Cabildo Gene-ral
que debía celebrarse en La Laguna.
LUNES, 18 DE JULIO, en Santa Cruz de Santiago.-He :eido algunos impresos
que han venido de España de los edictos, bandos, maniAestos y oraciones enér-gicas
y llenas de honor y de merito con que las ciudades se animan a la de-rrota
de Bonaparte y fidelidad y amor al Rey, escitando también a los fran-ceses
y portugueses para que sacudan la tiranía de Bonaparte. Al Puerto de
La Orotava han llegado en estos dias algunas embarcaciones inglesas y con-firman
la noticia de lo bien recibida que ha sido en Londres la paz con Espaiía
y las ofertas de buques, tropa y dinero que ha hecho la Inglaterra a la Es-paña
para la presente guerra.
En La Laguna se ha celebrado en la mañana del shbado :16 del presente
la colocación de la capilla mayor de la parroquial de la Concepción, obra en la , que se ha seguido el plan del Canónigo Dn. Diego Eduardo. Predicó el Vicario
Dn. Josef Martínez y hubo mucha concurrencia. Al día siguiente, domingo 17, E
se celebró en la misma parroquial otra función por la proclamación del Rey,
acción de gracias por los triunfos ganados sobre los insurgentes de Bonctparte
y rogativa8 por que continúen tal felices sucesos. Predicó el P. Soto. En estas
funciones ha estado la iglesia muy adornada, con diez o doce altares en que E
se hallaban imhgenes de Nuestra Seiíora y otros Santos, con frontales, andas
y otras alhajas de plata y doseles de terciopelo y de damasco. E
=
En el mismo dfa 16 por la tarde se hizo la proclamación, primero en el bal-c6n
de las Casas Capitulares, donde estaba el Real retrato bajo dosel, despues g
en las plazas de la Concepción y de los Remedios, donde se formaron los co- g
rrespondientes tablados. Todo el Cabildo fue a caballo y los porteros hizieron ;
silencio gritando por tres veces, el uno uold, y el otro <atended,. Mi tlo
Dn. Lope de la Guerra, como Regidor Decano, desempefló las funciones de Al- =
férez Mayor. En la noche del mismo shbado 16 se condujo el Real retrato de
las Casas Capitulares a la dicha iglesia parroquial de la Concepción: lo lle-varon
el Corregidor y [en blanco] la Carrera estaba iluminada, las campanas {
repicaron y era muy numerosa y lucida la comitiva; allí concurrieron los pre-lados
eclesihsticos, el Cuerpo militar, el Ayuntamiento y otra,s persones dis- ;
tinguidas, todas con hachas de cera. La iluminación de la iglesia tambien esta- $
ba regia y el retrato fue colocado, según costumbre, en la capilla mayor, al 2
lado del evangelio, bajo un dosel de terciopelo, teniendo delante un sitial en que
estaba la Corona A la vuelta se sirvió en la Sala Capitular un abundante re-fresco,
en que hubo tres especies de heladas El retrato volvió al conducirse de
la Concepción a la Sala Capitular en la mafiana del domingo 17, siendo muy
numeroso el conjunto de gentes de la Ciudad y de otros pueblos y mucha la
alegria, vivas, aclamaciones y regocijo. De la tropa de esta guarnición su-bieron
algunas compaiíias, las quales fo~mhndose en las plazas y en filas al
tiempo de pasar el Real retrato contribuyeron con la música militar y con su
presencia y descargas a la celebridad y autoridad de dichas funciones Yo he
estado en La Laguna desde el shbado 16 hasta ayer por la tarde; hailéme en
todas las funciones, fui convidado al refresco en la Sala Ca.pitular. Mi tío
Dn. Lope me convidó a comer en el día de la proclamación, en el cual tuvo
288 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O J
EL VIZCONDE DE BUEN PASO 33
tambibn a su mesa a Dn. Francisco de Lugo y Viña. y a su mujer, D.a Rita de
Sotomayor y Fierro, quienes asisten allí y al Lcdo. Dn. Lorenzo de Monte-mayor.
Tambibn he tratado en estos dias al Corregidor Dn. Josef Valdivia,
quien me ha parecido agradable.
MARTES, 26 DE JULIO, en Santa Cruz ae Santiago.-Ayer he asistido por la
tarde a la función de Santiago que se celebró en la parroquia1 de la Concep-ción
de este pueblo en memorias y acción de gracias por el triunfo conseguido
en esta plaza sobre los ingleses en el dfa 25 de julio de 1797; predicó un clb-rigo
a quien no conocí [al margen] h. Luis Cabeza, cura de Santa Ursula;
concurrió el Ayuntamiento y por la tarde en la procesión de rogativa, con la
imagen de Santiago, maschó alguna tropa y la música militar.
En la mañana del mismo domingo 24 del presente mes me hallé
en otro suceso muy singular. Como estoy para ir al Valle de Gue-rra
en estos días próximos, fui a decírselo al General y tomar sus
órdenes: habíanme contado que en la casa del Jefe había guardias
que le impedían salir y que tampoco permitían que se le hablase.
pero yo lo tenía por un informe vulgar y equivocado. Llegué al
patio y un oficial de Milicias, que parecía estar de guardia, me
dijo que no había permiso para subir: -¿Y quién ha dado esta
orden? -le pregunté-. ¿Es de S. E.? -Dijome que no; respondíle
que no obedecía órdenes contrarias a las del General y subí la
escalera. Al instante gritan llamando al Teniente de Rey para que
me contenga; yo encuentro en la antesala otro miliciano con el
sable desnudo, que intenta detenerme. Le respondí lo que le ha-bía
dicho al oficial y entro a la sala donde estaba el General. Las
ventanas estaban cerradas, el General peinado, con chaqueta y
pantalones y más con el ademán de reírse de la escena que se re-presentaba
en su casa que de tener ningún cuidado por ella. Le
dije a lo que iba y me significó que lo agradecía. En esto ya levan-taban
la voz los milicianos instándome para que saliera. -Yo
saldré si V. E. me lo manda -le dije al General, quien me mandó
que no me detuviese. Quando bajaba yo la escalera, el Teniente
de Rey llegaba en aquel punto a la puerta de la calle; se encaró
cin-m-ipa.-n 7J1 airar-ln y gritsn_& me en t ~ n e& ~ m e ~ m&acu, ------
o semejantes, palabras : -Señor Vizconde, j cómo se ha atrevido
Vm. a subir? -Nada tiene Vm. que decirme -le respondí-, quan-do
el Sr. Comandante General no ha desaprobado lo que he hecho.
-Al que es loco, que lo amarren -me dijo, impaciente. -Vm. es
oficial y ya sirva al Rey -volví a decirle-, y asi dice lo que le
34 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
parece, pero el Sr. Comandante General es el Jefe puesto en estas
Islas por el Rey y jamás convendré en nada contra lo que el Rey
manda-.
Este atentado practicado en la persona del Comémdante Gene-ral
es de los acontecimientos más extraños y reprehensibles que
presenta la historia de estas Islas y la consecuencia de las raras
circunstancias del día.
Ya tengo dada noticia de que el 11 del presente se formó en
La Laguna el Cabildo General para deliberar acerca de lo que la
Isla debe practicar en la ausencia del Rey. De este pueblo concu-rrieron
como diputados el Teniente Coronel Dn. Juan Creagh y el
Veedor Dn. Sixto Román, y de aquel Cabildo salió acordado que
se formase una Junta compuesta de individuos de todas las cla- ,
ses para entender en las deliberaciones que son propias del mismo i-
Ayuntamiento en los actuales sucesos y nombraron al Marqués de 1
Villanueva del Prado por Presidente de la Junta y La Laguna
por el pueblo de su residencia. Antes del 11, en que se tuvo el Ca- f
bildo General, se había suscitado en este pueblo cierto libertinaje,
descaro y atrevimiento contra el Govierno, que era el asunto de las 1
conversaciones y de la desaprobación de las gentes de juicio y de
cordura. Las puertas del General y de otros empleados aparecfan -
con carteles o pasquines; han pintado horcas y otros suplicios; f
decidian de todo, amenazaban y los congresos nocilurnos de los
amotinados eran escandalosos. Dos enmascarados llegaron en una
de aquellas noches a la casa del Beneficiado Dn. Juan Férez Ba- -
silio, lo hicieron pasar a la del Comandante General y decirle que $
2 se dispusiese para morir, porque a toda priesa trakaban de qui-tarle
la vida. -¿Y qué puedo hacer yo para aplacar ese odio? 1
-preguntó el General. El Párroco le hizo ver que los conspirados 2
querían que dejase el mando y el General, a continuación, lo en-cargó
al Teniente de Rey, determinación muy acepta a los de la
máscara. Flantificado el Teniente de Rey a la cabeíta de los mili-tares,
por el camino referido, y el Ms r y ~SaS. !a Ue !;z JUzta, se (?:=
principio a las hostilidades contra el General, por arbitrios tan de-pravados
como agenos de justicia y de autoridad. Se dice que el
Teniente de Rey quiso que fuera a un castillo; llenó de soldados el
contorno de la casa, el patio, las escaleras y hasta la presencia
de! Ge~erz!; impidió que llegase a hablarle persona. alguna y que
290 A N U A R I O DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S
EL nZCONDE DE BUEN PASO 35
tampoco se le dejase recado de escribir. Practicadas estas gestio-nes
por las noches, puso en libertad el mayor número de los fran-ceses
que el General había arrestado; trató de desarmar a Santa
Cruz, haciendo vender la mayor parte de los caballos enseñados a
tirar de los cañones violentos, y se dice que disminuye considera-blemente
la guarnición de la Plaza. De la Junta de La Laguna se
dice también que contribuye a las mismas determinaciones. Des-pachó
a España un barco y un oficial de milicias llamado Feo; el
Marqués ha dispuesto que las sesiones se tengan en una pieza de
la casa que ha hecho en la calle de los Alamos; se le han puesto
a su puerta algunos soldados para distinguir el carácter de Presi-dente;
lleva su bastón y los miembros de la Junta han acordado
ponerse en el brazo un lazo encarnado con fluecos de oro, para que
no se les confunda. Pero si estos procedimientos se miran con im-parcialidad,
desde luego se percibe que la Junta se excede de las
facultades que pueden serle competentes y que una inquietud apa-sionada
la sugiere. En España, además de la Junta Suprema de
Govierno establecida en Sevilla, se han formado Juntas en la ca-pital
de algunas provincias, compuestas de individuos de todas las
clases del Estado. Allá son Útiles, convenientes e indispensables
dichas Juntas por que los enemigos han invadido el Reino y han
ocupado la Corte donde residían los Ministerios y los Consejos,
pero bien escusada parece la Junta en estas Islas donde perma-nece
sin acometimientos ni alteración el govierno establecido por
el Soberano. Más aún, quando se quisiera hacer una Junta a imi-tación
de las de España, nadie ignora que siendo la Ciudad de Ca-naria
la Capital de la Provincia, debería ser allí donde concurrie-sen
los diputados de todas las Islas. Además, el nuevo Cuerpo
formado es por el Cabildo y por consecuencia no puede atribuirse
otras facultades que las que el Cabildo le comunique: propio se-ria
el velar sobre las disposiciones de la defensa, el proponer todo
lo favorable al bien común, el enviar un comisionado a España,
e! foei!itar s=e=x=o & g e ~ t e dinero we í;udierie ap+uii-tar
para los disignios de España; pero el poder coactivo ¿de quién
lo ha recibido? Y el conato con que se ha empeñado contra el Ge-neral
¿qué anologia puede tener con la naturaleza de la Junta?
Quando se ha intentado ofender al General no se ha hecho sino
calumniarlo. Pretenden que tenia colución con Bonaparte y le
Núm 19 (1973)
36 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
itawía hado wn barcio a FmwAa pero, además de que
antes de ahora es notoria la desavenencia del General con el corso
llamado Cónsul de Fkancia, del barco m b r & se ha sabido que
sal% destinado a otro puerto c m objeto de n.egum&n O. Qui-sieron
atribuirle falta de afecto al Rey y que el pueblo lo miraba
como uno de los traidores que han sido castigados en España;
pero a la primera noticia de la exaltación de Fernando VI1 al
Trono, véanse los términos del impreso que hizo publicar el Ge-neral
para la función del 5 de junio y quanto se personó en el
desempeño de la dicha celebración. Y quando al Marqués de Villa-nueva
del Prado no se le vio en las funciones de la Real procla-mación
que se hizo en La Laguna, ni decir viva el Rey, ni en la
conducción del retrato, ni en el refresco del Ayuntamiento; el Co-mandante
General ni un momento permitió que se difiriese la pro-clamación
en esta Villa, siendo el primero a quien se vio en ella en
el 3 del presente, con ánimo y afecto que pueden servir para con-fundir
a sus calumniadores. Si se intenta decir contra. sus disposi-ciones
para la defensa, al instante se viene a la vista que los cons-pirados
han tirado a disminuirla inutilizando los violentos y por
otros arbitrioe. Se dice que ha sido indiferente en contener a los
franceses: Dn. Carlos O'Donnell dirigió sus primeras atenciones
a abrir las puertas de la prisión para dar libertad ;s tantos cri-minales,
que no dejaron de recompensar pecuniariamente su sali-da,
a quienes el General arrestó por sus piablicos desvaríos contra
la fidelidad al Soberano y contra el honor. Pero estas son las cau-sas
con que los conspirados han intentado colorar los hechos, si
descendemos a la insubordinación o a los atentados que se come-ten,
quién no detesta que hallándose el Comandante General con
el Real Despacho para el mando de las Islas, sin habérsele nom-brado
sucesor, un súbdito no sólo le falte al respeto y a la obe-diencia,
sino que intente conocer de su conducta quando el Sobe-rano
al último de los soldados no permite que se le aplique pena
alguna sin que proceda Consejo de Guerra, sin que el acusado
nombre defensor y se le juzgue por los superiores con arreglo a las
Leyes; praclicándose delitos tan singulares con un j'efe que en el
espacio de cinco años ha governado con benignidad notoria; ha
5 Subrayado el original.
e Subrayado el original.
A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N I I C O S
EL VIZCONDE DE BUEN PASO 37
conservado la tropa con tanto aseo, tan bien portada, con tanta
armonía y disciplina militar; un jefe señalado con acciones de mé-rito
en el Exército, un jefe descendiente de tantos generales acre-ditados,
que han desempeñado la confianza del Soberano y perso-najes
respetables en el Reino. Y si la Junta pretende manifestar
que se dedica al servicio del Rey ¿cómo puede componerlo para
oponerse sin facultades a los decretos del primer gefe a cuyo car-go
ha puesto el Soberano el govierno de las Islas? ¿Qué seguridad
puede esperar ningún ministro entre vasallos de tal clase; qué res-peto
se guarda en las ausencias del Rey y qué honor resulta a las
Islas de tales acciones? Si las quejas son fundadas, ¿por qué se
dan con máscara y disfraz? Si los hechos se examinan con pureza
es evidente que la causa de la conspiración contra el General es
que la fidelidad y el honor de sus procedimientos descontentan las
ideas obscuras y la ambición de sus adversarios y creo que lle-gará
día en que los oficiales que ciegamente se dejan llevar por
Dn. Carlos O'Donnell y sus individuos, que tiene por Presidente al
Marqués de Villanueva del Prado conocerán unos y otros que
son los instrumentos del orgullo y de la malevolencia de dos faccio-sos,
que bajo la máscara del zelo y protección, son dos perturba-dores
del reposo público.
En esta propia m a m a del 24 hice otras visitas de despedida y estuve
en casa de D a Nicolasa Valcárcel y en casa de Murphy. En la misma mafia-na
alquile a Miguel HernBndez Moreno, ciriero, natural de Canaria. la casa
del barrio de Candelaria por el alquiler de quatro pesos mensuaies.
SÁBADO 30, en el valle de Guerra.-En Santa Cruz ha sido puesto en pri-sión
en el castillo de San Cristóval el licenciado Dn. Juan Antonio Báilez,
quien se halla en estas Islas desde el año 1802, entendiendo en la venta de
bienes hecha por orden del Rey y percepción de impuestos, Se le puso en
el calabozo sin. comunzcaci6ns Yo he venido de aquella plaza a este Valle
en la mañana del jueves, 28 del presente.
DOMINGQOi. en ei Vaiie.-~i capeiián Un. Jmef Kamw ne oiüo noy que
ha entrado en Santa Cruz embarcación de Espaiia y que se dice que conti-núan
los progresos de las armas españolas contra los insurgentes de Bona-parte.
Lo mismo me escribe mi hermana María, quien me ha enviado dos
palomas de las que le ha regalado de Canaria la Regente D.* Juana Burriel
y dicha Regente en su carta para mi hermana me hace expresiones.
7 Subrayado el original
8 Subrayado el original
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38 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
A la salida de misa me ha dicho el Alcalde si no esperaba para oir leer
lo que mandaba la Junta establecida en La Laguna. Los maridamientos de
esa Junta, le respondí, en presencia del vecindario, ni los entiendo, ni los
admito.
JUEVES, 4 DE AGOSTO, en el Valle.-La vuelta de Espafia del oficial de Ar-tillería
Dn. Feliciano Rfos, de cuyo embarque, verificado el 20 de junio del
presente aiío, doy noticia en el mismo día 20 y en 22 de dicho mes, se dice
que en Cfidiz hubo de ser arrestado mientras se averiguaba su destino y que
en Sevilla se presentó a la Junta Suprema de Govierno, por cuyo Cuerpo fue
interrogado acerca de varios puntos y que trajo orden para el e:stablec~miento
de una Junta en estas Dlas bajo las reglas y con la formalidad competente.
En esta embarcación han venido impresos inayor número de bandos, edictos,
avisos, manifiestos, proclamas y otros eiscritos con que las ciudades de Es-paña
se animan a la repulsión de los enemigas. Mi madre me ha enviado 29 de
dichos exemplares. [Hace un resumen de los mismos.]
En todas las Juntas de que hablan estos impresos se observa que concu-rren
de acuerdo en la ca.pitai de la Provincia, Ciudad o Villa, tcodas las auto-ridades
constituidas y que despues se ocupan estas sociedades bienhechoras, E
sin lazos ni fluecos, en aprontar pagas a la tropa, en animar a los alista-mientos,
en participar sus designios a otras Ciudades, en prestarse el mutuo s
socorro y sólo en Canarias la Junta formada por un Cabildo congregado en f
Tenerife, sin diputados de las otras seis, sin anuencia del Iltrmo Prelado,
ni de la Real Audiencia, ni demás cuerpos, atropellando al primer Gefe de
la Provincia, pretende, mandar en todas siete y dejando las atenciones que ;
pudieran ser propias de la Junta de Goviemo, se dedica a causar incomo- $ didad al Comandante General. Ya se dice que en Canaria conocieron esto g
mismo y están desavenidos con los intentos de la Junta de La Laguna, pero %
entretanto, según he oído a dos mugeres de Santa Cruz que han venido ayer
a este Valle, a diligencia de aquellos individuos y de Dn. Carlos O'Donnell,
ha sido trasladado .el Comandante General de su casa al castillo y se le han
puesto grillos. La Junta de la Isla de León es preisidida por el Alcalde ma-yor
Dn. Juan de Santa Cruz, la Junta de Sevilla, entre otros vclcales, la com-ponen
el Arzobispo, el Asistente y el Regente de la Audiencirt y su primer ;
cuidado es que se despachen expresois al Capitán General de la Provincia con 1
encargo particular de instruirle de lo determinado e intenciones de la Junta
y al Comandante General del campo de San Roque. Que continúen el Re- E gente y Ministros de la Real Audiencia y demás juezes de aquella Ciudad
y en íin a excepción de algún infeliz mmistro que ha fallado a la fidelidad,
en todas las Provincias se respetan y ovedecen los ministros empleados, cuya
autoridad forma las Juntas, pero el Presidente de Tsa Laguna y Dn. Carlos
O'Donnell sólo piensan en la opresión de nuestro General. Todo me confirma
en que tal presunción proviene s610 de su inmutabilidad en cumplir su deber
y de que el Marqués de Villanueva del Prado, que se desdeñaba de contes-tar
a las esquelas de atención del General, que se gloriaba de 110 saber cómo
eran los platos de su mesa y que ostentab& su falta de atención y respeto
al Comandante General, se ha hecho Presidente para poner en execución por
medio de calumnias sus dafiadas intenciones. Los grillos y el t'exror que pro-curan
infundir los malvados son, a lo que creo, adornos que hermosean su
inocencia en lo que se mtenta atnbuirle, pero es suerte inauata la de ser
294 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N I I C O S
EL VIZCONDE DE BUEN PASO 38
vasallo de un Rey distante de su Trono e ínternado en la Francia, súbdito de
un General con grillos y tener por sublevarla a casi toda la Milicia de Tene-rife
y por conspirados a los que componen una Junta que intenta mandar sin
autoridad; esta no obstante es mi situación.
No dejo de notar en dichos impresos algunas impropiedades que me disue-nan.
tales son la de llamarse en Andújar sublevada la ciudad porque acome-tia
a los msurgentes de Bonaparte, proclamando a su legítimo Rey Fernan-do
VII. Lo mismo cuando el autor del diario de Valencia dice, hablando con
Bonaparte- «Tal se ha creldo que todos los españoles son tan buenos como
Carlos y Fernando para engañarlos, o tan malos como el de la Paz, para ser
cómplices en la traición contra su Patria., Y en el mismo papel: <Cree Es-paña
que tú has fraguado aquellas desavenencias que ha habido entre Carlos
y Fernando, valiendote del poco talento del primero, de la bondad del segundo
y de1 traidor corazón del de la Paz., Creo que en estas producciones se falta
al respeto de la Real Persona que acaba de ser nuestro Soverano y que deja
de declararse la confianza que tenemos en !a dirección de nuestro amado Rey
Fernando VII, de quien lejos de creer que ha ido a la Francia engañado, es-toy
persuadido de que lo han llevado a aquel Reino empresas de las cuales,
con el favor de Dios y su alta penetración y valor, saldrá muy felizmente.
Asimismo, qumdo el autor del papel intitulado Resurnm d.e los hechos má8
notables deil Emperador Napoleiów, dice: <Tuvisteis valor para destronar a un
Hennque IV y a un Luis XTV vuestros Reyes, estimados por su bondad y por
ser de vuestra Casa y familia y os falta el ánimo para apartar de vuestra
vista, de vuestro lado, a esa extranjero usurpador que os tiraniza y envilece.
Si os faltan los alientos para desenvainar el puñal y levantar el brazo, arro-jaos
sobre los sepulcros, invocad los Manes de un Condillac, de un Mirabeau,
de un Orleans, de un Danton, de un Chabot, de un Robespierre, de un Tallien
y otros cuyas cenizas aún hnmean.» Son actos enteramente opuestos el de
rebelarse contra un soberano legítimo y el de sujetar a un caudillo de levan-tados
y a un reo de Estado y as1 no se pueden confundir, ni decirse que un
mismo valor sirva para ambos. Los revolucionarios que cita fueron bastante
malos para cometer el crimen del regicidio, pero de nada servirfan quando
se trata de destruir la tirania de Bonaparte, par3 lo qual se requiere valor
honrado. Me admira tambien que en la institución de la Junta de Sevilla se
diga que el pueblo armado autorizó a la Junta en bastante forma según las
facultades de que el mismo pueblo se estima condecorado. Sabemos la dife-rencia
que hay entrs los Estados monárquico, aristocrático y democrático:
en el Último es en el que el pueblo se estima condecorado con las facultades
de que se dice autorizaba a la Junta y ningún juicio sano piensa que la Es-paíía
deja de ser monarquía por que el Soverano haya transitado los Piri-neos.
TambiBn el General Palafox parece hipocondriaco quando escribe que
en caso de un atentado contra vidas tan preciosas, para que la España no
& I";uli&lw, ussr& :& pJZCiuii (jc; * (jc;rc;choe:,e cGvo a favor ee:
Archiduque Carlos, como nieto de Carlos m, siempre que el F'ríncipe de Si-cilia
y el Infante Dn. Pedro y demás herederos no puedan concurrir. Debiera
acordarse del recibimiento que se hizo en Bayona a la Familia Real y de
que su viaje a Francia es un argumento de que el Rey y sus padres conocfan
perfectamente que en aquella nación havia recibido el amor y la gratitud ha-cia
los Borbones. Este viaje ha sido la piedra de toque para conocer los varios
j-üicius y de Un= de !eo q ~ e TT--- 1- +c.--- --m
V'IVU .V CVI..CUI CVY
Nzím 19 (1973) 295
40 LEOWLDO DE LA ROSA OLIVERA
melancoiía, otros se desvelan por discernir todos los lla,mamieintos a la Co-rona,
Otros se empeñan en producir los derechos de los pueblos y su potestad.
Nada de esto conviene con mis ideas. S6 que muchos Soveranos viajan a pai-ses
extrangeros, ya por empresas militares, ya con otros designios y que
entre tanto sus pueblos guardan el govierno que les han dejado, sin altera-ción
y sin que puedan hacer cosa mejor. En la actual Consf.ituci6n de la
España a los Obispos corresponde el cuidado pastoral, los governadores de
armas y los ayuntamientos son los Cuerpos a quienes particularmente co-rresponde
promover las disposiciones de defensa y las Audiencias y justicias
mantienen con arreglo las jurisdicciones, y si estos magistrados se reunen en
Juntas de Gobierno es porque hallan más conveniente comunicarse sus luces
para el acierto, no por que se dk lugar a un nuevo sistema, lo qual seria un
delirio.
De 10s proyectos de Bonaparte me parece que quanto más vastos y univer-sales
los intente, menos temibles son a las otras Potencias y iaás contribu-yen
a que se les desatienda en Francia, por que causan mayor consumo y
mayor ruma de los naturales en una nación cansada de una guerra de veinte
años, sin fruto ni designio. A nadie deja de desagradar la opresión en que
tiene a la Cabeza de la Iglesia, desposeykndole de los Estados que por obse-quio
piadoso le han conferido varios Príncipes, a nadie deja de parecer repug-nante
y reprehensible la clase de hombres de que quiere ser Caudillo. gentes
sin honor, sin probidád, sin palabra y sin costumbres y todos abominan que
con tal sequito se ocupe en disuadir a los franceses de obedecer a su legi-timo
Sovexano y en molestar a la Europa sólo por que no hallaba quien lo
sujetase. Quando a esto se afíada el reposo y la dignidad que hallará la Fran-cia
en volver a la ovediencia de los Borbones, autores de los monumentos
que la han hecho tan gloriosa y padres de tantas familias felices en otro
tiempo y envueltas &ora en la desgracia, yo no dudo del retorno del Rey
colmado de la dicha de haber terminado tan altas y recomendables empresas.
Pero volviendo a los impresos de EspaÍía son muy dignos de celebrarse en
ellos la animación, el valor y el amor del Rey que todos descubren; el zelo
de los Pastores, las providencias de los Generales, las solicitude!~ de las Jun-tas
y contienen ciertas proposiciones, tanto los extranjeras como los espa-floles,
que me parecen muy significativas y oportunas' uVamos pues, dicen
los ingleses, a destruir todo lo fabricado por esos tiranos, a vengar tanto
insulto de la Humanidad, abominemos hasta el nombre de ellas, persigamos
a esa cobarde chusma, abrasemos sus infames, soeces y seductores papeles,
tengamos a menos hasta el leerlos. Pongamos la Europa en su antiguo equi-librio,
para eternizar la dulce paz por nuestro propio bien; va.mos a peiear
por nuestra Religión, Patria y Leyes.w Y el resumen de los Hechos do Bona-piarte
termina así hablando de los franceses- «y aspiremoa todos j u n h a
la gloria de ver restablecida en Francia una Monarquía legítima nacional, la
Religit>n cjrrtfilicn, 18 Nohlezz-- y e! c~!~&c~PfI'c m.~! C m c pe desde !o at igüu.
se han distinguido las demás naciones»
DOMINGO, 7, en el Valle.-Mi hermana Teresa me ha enviado hoy la Iw-twe&
qua Za Junta Buprma de Govzerno manda a todas Zas oaudades y m-zzm
de este Rein~, en Sevilla y mayo 29 de 1808. Su tenor me confirma en
que la Junta establecida en La Laguna ha carecido de facultad en el cono-
&~.!e~toy ~ see hu ';r=p~eutc de !s. ~ixZdct& Uel C'viriaiidmte Genera'ai. Quan-
296 ANUARIO DE E S T U D I O S A T L A N l I C O S
EL VIZCONDE DE BUEN PASO 41
do mucho podria tenérsele por una de las Juntas inferiores, cuya interven-ción
no debe pasar de la junsdicción de la Ciudad y tampoco me persuado
de que ningún súbdito deba reconocer los nuevos Cuerpos, ni sus funciones
sin la orden expresa de sus respectivos superiores.
LUNES,8 , en el Valle.-En la mafiana de hoy he enviado al Corregidor
Dn. Josef Valdivia cien pesos, acompañados de la siguiente carta: <Muy se-ñor
mío: en los días próximos he oído al Alcalde de este Lugar que se ba-llaba
con orden para recojer medio diezmo de la cosecha del mosto con des-tino
a un donativo para las actuales atenciones del Reino, expedida la orden
por una Junta establecida en esa Ciudad. La Junta no fue establecida con
arreglo a la Instrucción que previene la Suprema de Sevilla, ni en su inter-vención
ha guardado los límites que pudieran serle competentes y yo no pue-do
reconocerla, ni otro nuevo Cuerpo de su clase sin que se dé a reconocer
por mi superior, el Excmo. Señor Comandante General, iniquamente maltra-tado
por la malevolenc~a de sus adversarios, con escandalosa sublevación de
la Milicia, pero entre tanto y antes que llegue la cúisecha, deseando contri-buir
al servicio del Rey Nuestro Seflor, envio a V. S. cien pesos corrientes,
que es a lo más que pudiera extenderse el medio diezmo de mis fmtos, espe-rando
que V. S. se sirva admitirlos y darles la correspondiente dirección.-
Dios guarde a V S muchos años Valle de Guerra 7 de agosto de 1808.
B L M. de V S su seguro servidor -El Vizconde de Buen Paso.-Señor Co-rresdor
Dn. Josef Maria Valdivia »
MIÉRCOLES1, 0, en el Valle.-Mi madre me ha envmdo ayer tres gazetas
de Sevilla de junio próximo, en las quales por noticias de la Gran Bretafía de
4 de junio se refiere que quando Carlos IV envió el Toisón a Bonaparte,
Luis XVIII, Rey de Francia, residente entonces en Calmar, de Suecia, le de-volvió
a su primo la insignia de dicha Orden, que le habfa dado Carlos m,
diciendo que el tirano de su pueblo sería siempre su enemigo y que nada
quería común con Bonaparte. Refieren dichas gazetas varios ataques venta-josos
de las Armas españolas contra Bonaparte, la muerte del General Sa-bran;
el recobro de Valladolid el 15 de junio y las posiciones y hechos de los
generales españoles Castaños, Cuesta, Eguia y Palafox.
En Santa Cruz ha entrado estos días un inglés que hizo ofertas en nom-bre
del Governador mgl6s de la Madera. También ha entrado un portugues.
Ayer he recibido del Corregidor la carta siguiente: <(Muy señor mfo: con la
estimada de Vs. del día de ayer me entregaron dos mil y quinientos reales
de vellón correspondientes a el medio diezmo del mosto de la presente cose-cha
que Vs. calcula puede pertenecerle, según lo acordado por los Diputados
nombrados en el Cabildo General para subvenir a. las actuales urgencias de
la Monarquía, no habiendo querido hacer uso de dicha su carta en las actua-les
críticas circunstancias, por las consecuencias desagradables que pudieran
seguirse y así puede Vs. quedar entendido que ia referida cantidad de ios
dos mil y quinientos reales se destinarán al referido fondo. Nuestro Señor
guarde a V. S. muchos años. Laguna y agosto 8 de 1808. B. L. M. de Vs. su
seguro atento servidor - Josef María Valdivia y Legovien.-Señor Vizconde
de Buen-paso.,
Núm 19 (1973) 297
42 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
parece fue nombrado para concurrir sin tardanza en Bayona~ a una junta
convocada por Bonapaste, para decidir de la Corona de España y de los
asuntos de la Nación y el Prelado respondió que su edad de setenta y tres
años y sus achaques le impeciian viaje tan largo y apresurado y que si Bona-parte
quería hacer bien a España nada podía practicar más favorable que el
dejarse de oponer a que el Rey y la Real Familia volviesen al Reino.
También me ha enviado mi madre dos impresos que hablan de los asun-tos
del día y pertenecen al captán Dii. Marcos de Urhisáustegui, el uno titu-lado
AntzpoZZtcca francesa o mndzcanón de las znjumas que ha szlfmdo Espafia
y el otro Noticia histórzca de Dn. Manuel Godoy dada en Bayona a 28 de mar-zo
del prwente &o.
Ha ocurrido mucha gente a la función de Candelaria en el presente mes,
pero todos han vuelto con el sentimiento de la muerte de una. de las rome-ras,
a quien por inadvertencia hineron con uno de los cañories que dispa-raban
en la celebración de la fiesta.
LUNES,22 DE AGOSTO, en el Valle.-Ayer me ha enviado rni madre seis
impresos de los asuntos políticos del día y alguno hecho en La Laguna. Tam- :.
bien me dice que en el día antecedente, esto es, sábado 20, llegaron a Santa E
Cruz, llamados por la Junta y arrestados, el Regente y el Fiscal de la Audien-cia
de Canaria, dándose por causa de tal procedimiento el que intentaban
formar una Junta de Gobierno en aquella capital de las Islas. I d o s de infun-dime
estimación, me causa horror la repetición de atentados tan diformes. E
Dice en uno de sus papeles la Junta de La Laguna que el Cabildo acordó
que se invitase a las demás Islas a que se incorporasen en la Junta de La
Laguna, por las inapreciables ventajas de la unión del concierto de las ope-raciones
y de que no recibiendo la Provincia más que un solo impulso fuese
este m& poderoso y eficaz. Ya vemos que está persuadida cle que su im- %
pulso es inapreciable, pero aunque lo crea así Jos demás pueblos de las ;
Islas con quien habla la Suprema Junta de Sevilla, mandándole que en siendo
ciudades O villas que lleguen a dos mil vecinos formen su Junta que reciba
órdenes de aquella superioridad, deberán suspender su formación por que la :
Junta de La Laguna diga que les proporciona ventajas inapreciables9 ,Las
ventajas pueden ser para la isla de La Palma, Canana, Gomcera o las más $
distantes tener retardados sus asuntos mientras llega la determinación inapre- 1
ciable de La Laguna, quando la Suprema de Sevilla atiende a1 pronto des- ;
pacho mandando expresamente que tenga cada pueblo su Junta de Govierno? $
;Y cómo puede llevarse que por proceder al cumplimiento de esta orden se 2
violente a los Minwtros de la primera Sala de Justicia de las :islas para que
salgan de su residencia, donde la Junta de Sevilla manda que continúen en
sus funciones, a acompañar, en los insultos que reciben a su Presidente y
primer Gefe de la Provincia, todo al arbitrio de la Junta de La Laguna, que
bien mirada es sólo una comisión del Cabildo de Tenerife, sin otra aproba-ción
ni autoridad, pero una comisión que no reconoce límites, ni subordi-nación
?
MI~~RCOL2E4S, ,e n el Valle.-Entre los papeles que últimamente me ha en-viado
mi madre se halla uno de la Junta de Sevilla que contiene la serie
circunstanciada de los hechos del Rey y de la Real Familia de España en
!os fi!t?rnen acontecimientos, según el vulgo los entiende.
298 A N U A R I O DE E S T U D I O S ATLAN? I C O S
EL VIZCONDE DE BUEN PASO 43
MARTES3, 0 DE AGOSTOen, Santa Cruz de Santiago.-He venido
del Valle de Guerra a esta Plaza para ver al Regente Dn. Juan Be-nito
Hermosilla en la mañana de ayer. Antes pasé a presentarme,
segUn estilo, al Comandante General quien, como tengo apuntado,
se halla detenido en el castillo de San Cristóval, por una de las
atropelladas deliveraciones de la Junta de La Laguna y del Te-niente
de Rey Dn. Carlos ODonnell. Pregunté al oficial de Milicias
encargado de su detención, Dn. Josef Miranda, quien se hallaba
en la antesala, si podía ver al Gefe, quien parece estar en la sala
inmediata y la puerta con una disforme cerradura con llave, res-pondiéndome
el oficial que no. Diga Vm. lo que quiera, le repliqué,
yo entraré. No entrará Vm., volvió a decirme y añadiendo que no
saliera de la antesala envió recado al oficial del Batallón Dn. Juan
Granados, que hace de Governador interino del castillo, por ausen-cia
del Castellano Dn. Josef Monteverde, quien está en la isla de
La Palma. Antes de llegar Granados, Dn. Josef Miranda me havía
dicho que me mantuviera arrestado. Llegado Granados me infor-mó
del hecho. Yo le dije al oficial de Milicias que si me impedía
entrar dejaría de ver al Gefe y ya salía despedido quando acusán-dome
el mismo Dn. Josef Miranda de que yo havía dicho que re-conocía
por Gefe al General Marqués de Casa Cagigal y no al
Teniente de Rey, le respondí que les repetía lo mismo. Entonces
Granados y el oficial de Milicias me dijeron que no saliera de aquí
y que dejase la espada. Yo no la dejaré, les dije, porque creo que
no debo practicar lo que Wss. quieren. Entonces Granados bajó
a la esplanada donde yo estaba y me la quitó con sus manos y me
condujo a una de las piezas de1 castillo, que parece es quarto en
que ponen oficiales. Después de la una vino el Ayudante Dn. Josef
Calzadilla a decirme que el Teniente de Rey me permitía ir a mi
casa, con tal que le diese palabra de permanecer allí arrestado.
Le respondí que yo no le daba esa palabra, porque no lo reconozco
por superior quando no determina subordinado al Comandante Ge-neral
de la Provincia Marqués de Casa Cagigal, a quien única-mente
reconoceré por Gefe mientras por orden superior no sea re-levado.
Hablóme de la Junta, añadiendo que sus facultades son
supremas y yo le he dicho que no ha sido formada con arreglo a
la Instrucción de la Suprema ni ha guardado los limites que pu-dieran
serie competentes, supuesto que la Junta de Seviiia manda
44 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
expresamente que continúen los Ministros en sus empleos respec-tivos.
Despache a La Laguna para que viniese una de mis hermanas. La puerta
de mi cuarto pennanecib. cerrada toda la tarde; mis dos hermanas llegaron
cerca del obscurecer y por la noche estuvo el General Dn. Luis Marqueli
y volvió el Ayudante Dn. Josef Calzadilla. Dormf en la misma pieza del cas-tillo
y en la ma.ñana de hoy ha estado a verme Dn. Juan Próspero de Torres
Chirino a persuadirme que cediese a la Junta y al Teniente cle Rey. Traía
Dn. Juan el lazo encarnado, insignia de los Vocales de la Junta, en el que se
ve seda y oro, pero ningún geroglffico, letra, ni expresión de Fernando VII.
Mis respuestas son las misnias siempre.
MIÉRCOLES, 131, en el castillo de San Crist6val.-Mis hermanas se man-tienen
en este pueblo y pasan el dia acompafí&ndome. Ayer me dqeron que
venia a encargarse del puesto el oficial de Milicias Dn. Diego Calderin. De
resto nadie ha llegado al quarto En que estoy detenido. N
E
O
JUEVES1, DE SEPTIEMBREen, Santa Cruz de Santiago.-En la -:
mañana de ayer vino a casa el Teniente de Rey, acompañado del f
Ayudante Dn. Josef Calzadilla, a tiempo que se halla.ba aquí mi
hermana Teresa. Poco después el mismo Calzadilla vino a repe- 1
tirme sus instancias para que saliera, como lo había hecho, dicién-dole
que yo no daba palabra de arrestos, pues no reconozco en la B
Provincia por superior a quien no está subordinado al General. E
Me contestó que saliera si quería y que fuese donde me diera la
gana. Al instante vine a casa con mis dos hermanas y el mencio-nado
Calzadilla. Por la tarde acompañé a mis hermanas a La Lagu- -
na, de donde volví a esta Plaza en la misma tarde. a
2 -
n
MARTES, 6, en el Valle de Guerra.-En el viernes, sábado ,y domingo de
la próxima semana me mantuve en la Plaza de Santa Cruz y allí estuve a 5
visitar al Regente y al Fiscal, quienes se hallan en l~ber tady no estaban en o
su casa quando fui a ella En la mafíana de ayer pasd a La Laguna y allí
hable al procurador Dn. Josef Abreu poniendo a. su cuidado dos diligencias
judiciales. Por la tarde he venido de la Ciudad al Valle.
-- VIERNES, Y, en ei Vaiie.-Ei 7 aei presente entró en ei Puerto de Santa
Cruz una embarcación angloamericana procedente de Santander Ha dicho
que siguen felizmente los progresos de las Armas españolas contra Bonapar-te.
Ya desde el 28 de agosto se havfa tenido noticra de haber evacuado a Ma-drid
los enemigos y de que e,l Consejo, vestido a la antigua, havía procla-mado
a Fernando VII. Esta noticia fue públicamente celebrada en La Laguna
y en Santa Cruz. Ayer he estado por la tarde en La Laguna a 'dar los dlas a
mi nermana y a mi tía.
300 ANUARIO DE E S r U D I O S A T L A N Z I C O S
EL VIZCONDE DE BUEN PASO 45
DOMINGO1,1 DE SEPTI~BReEn, el Valle -Ha formado una representación
para la Junta Suprema de Govierno establecida en Sevilla dándole cuenta de
los procedimientos que ha usado conmigo el Teniente de Re,y Dn. Carlos
O'Donnell y en la mafiana de hoy la he enviado a la Generala, acompaiiada
de una carta que le he escrito con este motivo 9.
9 M. P S-Dn Juan Primo de la Guerra Ayala y Hoyo, Vizconde de
Buenpaso, Castellano de la batería de Sn. Carlos del Puerto de la OrOtaVa,
vecino de la plaza de Santa Cruz de Tenerife, a V. A., con el debido respeto,
hace presente que el amor con que ha sido mirado siempre el servicio del Rey,
acompafiado de la subordinación que ha tenido a sus supenores, no le han
eximido de que en el 24 de julio del presente año haya sido tratado con nota-ble
desatención por el Coronel Dn. Carlos O'Donnell, Teniente de Rey de esta
plaza, m de que en el 29 y 30 del mes de agosto próximo se le haya dete-nido
violentamente en las prisioiies del castillo de Sn Cristóval, por deter-minación
del mismo oficial. V A., que en la ausencia de nuestro Soverano
desempeña tan plausiblemente la Regencia de la Monarquía y cuyas acerta-das
providencias le dan tan glorioso concepto en la Europa, no habrg de me-nospreciar
la representación de un vasallo a quien ha guiado el verdadero
honor y con quien se ha procedido injustamente y para hacerlo ver referiré
algunos de los extrafios acontecimientos que se han sucitado en el suelo ca-nario
y también diré a V. A la clase de sentimientos y falsos juicios que he
resistido en quanto me ha sido posible
No hace mucho tiempo que governaba estas Islas, guardándose el decoro
debido a su empleo, el Mariscal de Campo Dn. Fernando Cagigal, Marqués
de Casa Cagigal, ni aun hubieran pasado muchos años seria fácil que se olvi-daran
las estimables qualidades de nuestro gefe, esmaltadas en el día con
la inaudita persecución de sus obscuros adversarios. La familia de Cagigal no
necesita de los méritos del actual Marqués de quien hablo para tener el cré-dito
que es correspondiente al hecho de haber los padres y los hijos sus pro-pios
hogares para dedicarse al servicio del Rey y de portarse tan bien que
en una serie continuada han sido ascendidos a los primeros empleos, ni el
actual General esperaba tampoco venir a estas Islas para contraer méritos
aue la Es~a f i ac elebra. Dero vino a las Canarias enviado por el Rey, padre de
nuestro actual ~ o n a r c a a, la cabeza de dos regirnientoi para reforzar esta
Provincia. a consecuencia de la invasión de la Inglaterra del afio 1797 Tomó
el mando de las Cananas y la Presidencia de la ~ é aAl u diencia en el año 1803
y desde entonces faltará a la verdad quien no declare que en el govierno se
ha portado con benignidad notoria, que las calles y edificios públicos anun-cian
su policía, que la tropa, alegre, ~nstruida y bien tratada, manifiestan la
pericia militar de su gefe; que los hospitales, el establecimiento de la vacuna
y la salud pública encarecen su beneficencis; que la provisión de municiones,
la defensa de las baterías y la expedición de la artillería prueban su zelo in-fatigable;
que las ocasiones en que e: enemigo ha estado al frente o en que
se ha recelado de su invasión, han sido otras tantas circunstancias en que ha
correspondido a la Real confianza: finalmente que el govierno de una guar-nición
numerosa y de un puerto de mar por espacio de cerca de cinco años,
entre guerras y escuadras extraiigeras, sin haberse ofrecido pendencia en que
haya perdido la vida un militar ni un paisano, arguyen su prudencia consu-mada.
He traído a la memona estos antecedentes del General Marqués de
Casa Cagigal para que vea V. A. quánto les son correspondientes sus proce-dimientos
en las actuales circunstancias de la ausencia de nuestro Soverano
y de su declaración contra el faccioso Bonaparte y pondere V. A quánta ini-quidad
encierran las capciosas calumnias de los enemigos del General. Los
Tribunales. Justicias y Cuerpos Políticos exercfan sus respectivas funciones
tan acordes que parecfa haber expirado aquella antigua inquietud y desave-
Núm 19 (1973) 301
46 LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA
MIERCOLEB, 14, en el Valle.-Antes del 9 del presente ha entrado embar-cación
de Cádiz, no sé en qué puerto de las Islas. Se dice que en Canaria
están determinados a no admitir las resoluciones de la Junta de La Laguna
y que han cerrado sus puertos y puesto en prisión al Teniente Coronel Dn. Juan
Creagh, quien havía pasado a aquella isla con algunos soldadlos del Batallón
nencla que ocupaba la superioridad con importunos memonalesi y hacia mirar
a las Canarias como manantial de las contenciones, de la disputa y cabilosi-dad.
Todo se hallaba tranquilo en estas Islas, quando el 11 de mayo llegó la
agradable noticia de la exaltación de nuestro Católico Monarca al Trono
Luego que la recibió nuestro General se acordó con el Beneficiado de la Igle-sia
parroquia1 de la Concepción de la plaza de Santa Cruz para que, con la
debida solemnidad, celebrase una función de acción de gracias por tan feliz
suceso, señaló para que se efectuase el domingo 5 de junio y por una orden
que hizo fijar impresa en lob parajes públicos animó a todos los militares
para que concurriesen a este acto religioso; mandó formar la tropa de la
guarnición en las calles y plazas, que hicieron sus descargas en señal de re-gocijo;
que mezclasen sus vivas con los de todo el pueblo y el gefe autorizó
la función, no tanto con su presencia, quanto con el afecto, lealtad y amor
al Rey de que se hallaba poseído El 3 de julio entró en el puerto de Sta. Cruz
otra embarcación de Espafia, esparciéndose al instante las noticias del esta-blecimiento
de la Suprema Junta, de su acierto en el goviernio y de la feli-zidad
con que los enemigos eran rechazados de toda España, al mismo tiempo
que se proclamava a Fernando VI1 En el mismo dia dispuso nuestro General
que se haga la misma solemne proclamación en Santa Cruz. Las calles se
adornan, el repique general de las campanas, la ilumación del pueblo, las
cucardas con el nombre del Rey, la marcha de la tropa y la música militar;
los vivas y alegría de todos, en ninguna de estas demostraciones deja de ser
nuestro General quien se adelanta a animar y dar el exemplo, penetrado de
los sentimientos más vivos de la fidelidad al Rey y de la defensa de la Pa-tria.
El corso denominado Cónsul de Francia, con quien el General se man-tenia
en notoria desavenencia, los facciosos sectarios de Bonaparte, todos
caen al instante en las prisiones por decreto de! Comandanl.e General, sus
haberes se confiscan y aquellos reveldes reconocen que sólo podía aliviarles
del justo rigor con que eran tratados el darse priesa a repetir ,Viva Fer-nando
VITr Nuestro General excita los puebloa para que concurran a ce