NUEVAS APORTACIO
CONOCHMIENTO DE LAS IINSCRIPCIIONES
Y DE LOS GRABADOS UPESTRES DEL
BARRANCO DE BALOS, EN A ISLA
DE GRAN CANARIA
Delegado Provincial del Servicio Nacional de Excavaciones -4rq~eologicas
en Las Palmas de Gran Canaria.
Uno de los capítulos más apasiommtes de 1a arqueologia pre-histórica
de Gran Canaria es el que corresponde a las iwripiones
y a los grabados rupestres. Lo que en el siglo x m fue considerado
por la mayoría de los investigadores como simples garabatos, de
origen más o menos infantil o pastoril, pas6 a tener en el m
una singularísima atencibn, y aún m& en pleno siglo xx, al wr
objeto de apasionantes estudios comparaeivos, al calor de las m*
dernas investigaciones sobre los caracteres alfabetiformes y p-troglifos,
localizados en el vecino Continente africano, en el Oriente
Medio, ea la Península Ibérica y en las propias Lslas Canarias.
Los grabados de la "Cueva de Behaco" y otros en la isb de
La Palma, los propios caracteres alfabetifomes de la del Hierm,
la inscripción de h a g a , en la isla de TenerZe, los de Fuerteven-tura,
y el petroglifo de "Zonzamas" en la isla de Lanzarote, a pesar
de su extraordinario interés, quedan superados por las iaiseripcio-
aes y por los grabados de! "Barranco del Valle de %los" o "Ba-manco
de los Letreros'?, en el tkrmino de Aeirnes, y en el "Almo-garén
de Cuatro Puertas", Telde, ambos eil la isla de Gran Canaria,
no sólo por su variedad tipológica, sino también por sus sirnbolismos.
Este hecho excepcional se repite igualmente en favor de Gran Cana-ria
en la alfarería popular indígena, en las "pintaderas", en la varia
morfología de los "enterrarnientos" de ios aborígenes canarios y
en la propia construcción de sus viviendas, singularmente en las de
tipo cruciforme. Tal circunstancia privilegiada es la que ha hecho
afirmar al profesor Dr. Wlolfel, refiriéndose a los grabados del
macizo basáltico del "Barranco de Balos", que éste es un libro
abierto en la historia de ¿a8 iwscr@ciones; y al profesor Dr. Mar-tínez
Santa-Olalla, en 1943, que sus grabados rupestres e i./cscrip-danes,
de distintas épocas y culturas, llenan de iizq&tzcd e interno-gantes
a bs F e bs z,%tam.
Us grabados y las inscripciones del "Barranco de Ralos", en
Gran Canaria, han merecido atención desde el pasado siglo, pero
de manera superficial, concretamente en forma de cita curiosa s
turistica, y alguna que otra vez con la seriedad de una somera inves-tigación
: Berthelot: Frist, Vernearrj Gen eral Fai&herhp, Chi! J Na-ranjo,
Grau Bassas, e k . En los últimos veinticinco o treinta años
las inscripciones y los grabados rupestres del "Barranco de Balos"
han sido visitados por los investigadores Georges Xarcy, Pedro Ker-nández
Benítez, Sekastián Jiménez Sánchez, Dr. Dominik Josef
Wloifel, Dr. Martínez Santa-Olalla, Dr. José Pérez de Barradas,
Dr. Elías Serra Ráfois, Dr. Alvarez Delgado, etnólogo Attilio Gau-dio,
Dr. Almagro Basch, O. G. S. Crawford, Condesa Weisen-
Szunlanska, Luis Diego Cuscoy, entre otros, todos los cuales hzn
dedicado a !os mismos la mayor atención, valorándolos y divulgán-d
o l ~ !s~in,g ularmente e! r??rntacbP br. EIemA~2zzB enitez &esde e!
año 1941 a 1945, en que publicó su notable monografia Inscripcio-
>ms y grabados mpestres del Ba.iranco de Baios, separata del nú-mero
15 de la Revista "El Museo Canario". Todos los investigadores
citados han tenido para los grabados e insculturas alf~béticasa, un
&ntl'? & 10s illtp1~c@~tpysz e e ~ ~ i e r r!ma , f r - ~ ri,& a ~ r *
tivas, proclamando las evidentes aproximaciones y conexiones ea-nario-
bereberes. opinión de que también. y cie manera muy singular,
OWWBmS RWSTRES DEL BARRANCO DE BALOS, EX LA 1. DE G. CANARIA 3
partieipm 10s Investigadores Georges Marcy, A. Tovar, Martínez
Santa-OMHa y Almagro Basch; y aún, en el aspecto geológico, los
proPwores Eduardo y Francisco Hernández Pacheco.
Estas reiteradas visitas y consideraciones han permitido incor-porar
Pos kpietanites problemas prehistóricos canarios a los mo-dernos
mtudlios nacionales de esta naturaleza, de los que estaban
dmvimckaPzados, con brillante resonancia en los congresos arqueolo-
@@os españíoles y extranjeros; sobre todo, justo es proclamarlo,
ese eco y esa resonancia tiene su base principal en la organización
estatal del Servicio de Excavaciones Arqueológicas, a través de las
d&g2¿@i~nepsr ovinciales y de los delegados de zonas.
La pnetraci6n del neolítico norteafricano, de transición cap-siemse,
en el Sáhara, por sus diversos caminos de dispersión, se aso-ma
al AtPhtico >por ei río Dráa, y, por io tanto, a h piavincia ds
Rh de Oro o Sáhara Español, por el sector de la Saguia el Hamra.
Esta cultura tuvo que llegar, por razones de vecindad, a las I s l ~
Canarias, principalmente a las de Lmzarote, Fuerteventura y Gran
Canaria, las m& próximas al Continente africano. Ello es lo que
ha llevado al arquebiogo J. Martínez Santa-Oiaiia a afirmar que
''las Canarias son la etapa terminal de las culturas norteafricanas",
Estos hechos son los que aconsejan la necesidad de una revisión
amplia y serena de cada uno de los problemas canarios, en orden a
181 htroplogia, Etnografía, Paletnología y Lingiiística, por espe-cialistas
de altura, que permita coordinar las tesis más o menos
dispares que están ,planteadas, máxime cuando en estos últimos
años se han esclarecido múltiples problemas que rectifican puntos
de vista en relación con las afinidades existentes entre la raza de
Cmmagnon, las de Mechtá-el-Arbí con el hombre de Neanderthal,
y de Crarnagnon, el tipo africano de Mechtá-el-Arbí y el lhfalfi de
los negroides de Grimaldi, el Cromagnon unido al Auriñaciense
Xedio Europeo con el lberomauritano y el Oraniense, que sería la
raza. atlantomediterránea del Norte de Mrica, a la cual pertenecían,
corno afirma G. Poisson, 10s cromagnones canarios. Por ello no sería
extra50 suponer una convivencia en toda la zona del Sáhara, desde
tiempos antlquEsima>s, de capsienses y negroides, y de industrias
sahariemes can otras similares de épocas muy remotas correspon-
Núnt. S (2962) 89
dientes a Abisinia y Sornalia; hechos a bs que hay que añíadir los
de orden geológico. En fin, una serie de estratos raciales g c u h -
rales que bien vale la pena de ser revisados y tamizados a trav6s de
la copiosa y valorativa bibliografia existente.
Dentro de la cuarta cuadrícula de b isla de Gran Canaria, en e1
sureste de la misma, está emplazado el gran "Wle del Banimeo
Fig. l.-Isla de Gran Canaria. Situación de ¡a localidad arqueológica
Barranco de Ralas
90 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLA4NTICOS
GRABADOS RUPESTRES DEL BARRANCO DE BALAIS, EX M 1. DE G. CANARIA 3
de Balos", también conocido, con cierta popularidad, con el nom-bre
de "Barranco de los Letrercs". Su ubicación gmpolítica está en
el término municipal de Agfüimes (fig. 11, cuya comarca corres-ponde
a la del antiguo cantón de aborígenes canarios del mismo
nombre, registrado por alminos cronistas e historiadores con la
grafía de Argow.
La primera de aquellas denominaciones es debida a la presencia
abundante allí del arbusto Uamado bab, el 10~mthucsm arienxis del
naturalista canario José de Viera y Clavijo ; especie pecdiar e indí-gena
de 1% Canarias, que se cría como matorral del litoral, sin-gularmente
en los barrancos; su altura es algo mayor a la de inaa
metro; su tallo es flexible, al igual que sus ramas; sus hojas son
filamentosas, lineales y tambik flexibles; SU flores son pequeñas
y Mancas con tonalidades amarillosas, que forman racimos de tres
en tres o de cuatro en cuatro.
El segundo nombre, "Barranco de los Letreros", con que el vulgo
también b conoce, responde a Pos abundantes signo alfabetiformes
antiguos que lucen en m macim bashltico central del propio ba-rranco.
El cauce del "Barranco de Balos" es de una longitud de unos
nueve kilómetros. En su origen es de forma sinuosa y aparece
enmarcado entre macizos rocosos de mediana altura. Se inicia en
la zona de "Los C~rsalillosy'~ d esemboca en el mar colindando con
la localidad de Arinaga. El citado nombre de '"S Corraiillos"
deriva de antiguos "goros" o recintos más o menos circulares,
construidos con piedras sueltas, que hicieron de viviendas de los
aborígenes canarios.
La primera parte del mentado barranco es estrecha, ensanchán-dose
en el. llano en forma de pedregal, entre dilatadas tierras de alu-vión,
hoy convertidas en numerosas haciendas dedicadas al cultivo
del tomate, de la apfalfa y de hortalizas, regadas con el agua de los
varios pozos constnúdos pos el espíritu laborioso del isleño grana-canario.
Son tierras soleadas, abiertas y muy aptas para esos cul-tivos.
El precitado barranco es de formación muy antigua.
Al "Valle del Barranco de Blos7' o de "Los Letreros" se llega
a travh de 1% carretera que desde la villa de Agüimes comunica
con la que conduce a Arinaga, siguiendo luego das de las pistas par-
Este a.,asece situado en lz. parte alta y finid del citada "Barranco
de &hs", concretamente en el cauee del mismo, limitado p lade-ras
y P I P O P ~ e~se~nSci almente rocosas, en las que abundan anti-guas
cuevas-viviendas de los canarios aborígenes. Este gran bloque
bdltico es& a la espalda. del llamado "Pozo de Betancor". El ex-tremo
más interior y a h la parte media del mismo dan frente al
a ncimeste. La constituci611 geslógica del macizo es esencialmente
c o i m a r , predominando en su. parte media y final la de estructura
flamigera en eolsr brmceado, que contribuye poderosamente a O
-
darle acusada carálcter, que logra despertar extraordinario interés m
O
E
en el observador (Iáms. 1 y U, a). La gran luminosidad y las fuertes E
2
radiaciones solares &ficnItan zi veces el observar con claridad 10s E
grabados y la iinsenEturas. Unas veces, se& la época del año, se
3 aprecian mejor en las horas de la mañana, y otras en las de la tarde ;
de ahí que haya momentos en los que algunos de los grabados no -
0
m
E puedan ser %aca.lizadoss,i endo necesario repetir la visita para un
O
mejor conscirnienrto de los mismos.
,,
La primera visita al Barranco de Balos la hicimos en 1941,
a c a r m p d ilustrado sacerdote doctor don Pedro l3ern;álEde.z
Bnitez, quien en 1945 pbhieó la notable monografía Inscripciones
y gmbados r ~ p e s k edse l "Ba.rranco de Babs", primera de las de su
dase, que JogrO actualbar dichos estudios. Desde entonces acá las
visitas nuestras han sido reiteradas, ya para estudiar los grabados
y localizar otros, especialmente de carácter astral, como los publi-cados
en nuestro trabajo AZgz~nas mnif&a&ow,es dez cuZto astrai
~ w t - ~7oe.s gmmtmmua;& cprehkpínicos, bien para mostrar unos y
92 ilNUAEI0 DE ESTVDIOS ATLANTICOS
Detalle del bloque rocoso flamigero en el Barranco de Balos: zonas D y E.
Foto del autor S. J. S
a) Aspecto parcial del macizo del Barranco de Balos; zonas D y E.
Foto S. J. S.
b) Miembros de la <Expedición Interafricana 1950n con el autor. ante los grabados
de las zonas D g E.
Foto Archivo Comisaria Provincial de Excnvaciones.
Pig. 2.-Explicación de Tu situación da los g ~ b & o s y de Im iazscrip,+izes en eJ
bloque bffisáltico del Valle del Barrffinco de Balos, Agüimes.
A: Insculturas antropomorfas y astra1es.-B: Caracteres alfaBetiformw en Mo-ques
verticales e insculturas antropomorfas en planos horizontales.4: IniscuPtu-ras
antropomorfas alfabetiformes y de temática variada.-D: Grabados de te&-
tica variada: navi'fomes, antropomorfas, alfabetiforrnes, rituales, bélicas -y agrÉ-
.colas. -E: Insculturas alfabetiformes arbóreas y antropomorfas. -F. Grafiy
:antropomorfas y zoomorfas, y G: ~nsc<iirasa ntropomorfas y de temákxca vana
en bloque horizontal.
Xntre I y p, e= e! centro del zrcn, en alto estuvo la f i ~ i v n z. oornorfa de una especie
de lagarto, de la que'se habla en-2-texto.
-no sólo del campo, sino tambi6n de la capital y aun extran~sros-no
han sido suficientes para hacer desaparecer los grabados de dis-tinta
tipologia y Ios caracteres aEabetifomaes de este gran macizo
rocoso, pues contin6an apreciándose con bastante claridad, distin-guiéndose
perfectamente la labor primitiva. de la que es obra del
hombre moderno. Ambos se mezclan, pero9 esa sí, comervc~rmdoc ada
uno su personalidad inconfmdib1e. Los grabados se muestran al
observador, en casi su totalidad, en planos verticales, a alturas infe-rior,
natural y superior a la humana; en esta %tima aparecen si-tuados
Ia mayor parte de los caracteres aIfabéticos.
El macizo baskRico en que e s t h las inascdturas y los signos
alfabetifomes ofrece uila base en figura de plantilla irregular de
un pie humano (fig. 2). Su longitud es de algo más de medio kilóme-tro.
El espesor del mismo es variable, con un promedio de veinte me-tros
de ancho y unos doce a dieciocho metros de altura. La orienta-ción
del mismo es de suroeste a noroeste. Atendiendo a los lugares en
que se hallan los grabados podemos dividir el macizo en cuatro sec- z
tores o zonas : A y B, C, D y E, y F y G, del grabado correspondiente. N
E
En la zona A están situadas las insculturas astdes y antro- O
a~rmorafs . n -
=m
En la zona B aparecen abundantes insculturas antrqmrmorfas O
E
y posible casco guerrero, en planos horizontales, y caracteres alfa- E
2
E betifomes, en planos verticales altos. =
En la zona C, también en planos verticaIes, caracteres alfabéti- 3
60s e insculturas antropomorfas y de temática variada. - -
0m
En la zona D, grafías de temática varia: navifomes, antropo- E
morfas, alfabetiformes, rituales, bélicas y agrícolas, en planos ver- O
ticales medianos y altos. n
E En la zona E, caracteres dfabéticos, ilascdturas arboriformes, -
a
antropomorfas, lineales y zoomorfas, en planos verticales altos, 2
n
medianos y bajos. 0
En ia Lona F, grafías antropomorfas, en planos verticales; y en O3
la zona G, inscultwas mtropomorfas, zoornorfas y de temática va-riada,
en plano horizontal.
En la parte atta y central de1 arco csmprenCEido entre los pwitos
E y F, a una altura de unos diez metros, Pocdizamos un grabado que
representa un !i~garto (véase fig. 14).
A la vista de las precedentes notas podemos clasifica los gra-bados
del menÉacto macizo freí "Valle Gel. Barranco cie Baios" o cb
"T40S Letreros" de la siguiente forma:
9-1, ANGARIO DE ESTUDIOS ATLANTIGOB
GR.kBMK)S RbTESTRES DEL BARRASCO DE BAU>S, ELT LA E. DE G. CAXARIA 9
anicropmorfos,
ZWEO~QS,
wb~ifosmes,
navifomes,
hedes,
alfabetif omes,
astrales,
útiles de apicultura incipiente,
békos,
meramente simbirkas,
espiriformes
cruciformes.
Las figuras de Ius grabados carecen Qe relieve apreciable. Res-pmden
a simples _percusiones hechas con piedras danras, al parecer
de basalto, de forma de hendidores, punzones o hachas, buriles y
esquirlas de punta aguzada, para las figuras arboriformes, lineales,
éstrales, fitiles de faenas agrícolas (recolección de siembra) ; en
otros se atisba una labor de picado. Al tacto casi no se advierte la
iabra. Son figuras toscas, idealizadas y esquematizadas, singular-mente
las antropomorfas y zuomorfas, pero no exentas de delicado
espiritu creativa artístico, prducto de agudas sensaciones y per-cepciones
que le inspiraba el medio ambiente y de imn anhelo de dar
forma plástica y real a lo que veían o sentían, o de interpretar pen-smier-
tos, concebidos unos por los propios naturales indígenas ca-narios,
y otros por elementos de pueblos invasores de distinta época
y procedencia: de canarios cromañoídes y de antiguos bereberes
y aún de otros puebios del Lejano Oriente, del Mediterráneo y del
propio norte de Mrica, que al llegar a Gran Canaria cprrisieron dejar
Izuella permanente.
En la zona A, las tamaños de los grabados a;ntrapoww.d.fos oscilan
mtre ocho y doce cer-timetros ; no así los xaomorfos, que presentan
longitudes mayores. El ancho o espesor de los mismos es variable,
generalmente cinco milímetros.
En algunos grabados ccntropomorfos el cuerpa humano parece
más abultado y can m apéndice, hecho que deynnestra eskr cubier-
tos de zalea o pieles de animales, en este caso de cabra o &e cor-dero,
en la que el apéndice representa la cola. Hay figuras sexuadas,
caracteristicamente masculinas, pero sin erectkmo; otras femeni-nas
con abultamiento de pechos, y otras sin acusar el sexo, psibie-mente
femeninas. Hay representaciones humanas esq~eanatizadlas~
que son las mayoritarias, con piernas juntas y brazos alzados en
arco, otras simplemente en forma de cruz, otras con los brazos
horizontales o en arco hacia abajo; no faltan representaciones en
las que se advierte llevar en una mano algún objeto, pcasibIiemep1toe
un nifio, o un hacha; se aprecian asimismo figuras con ain tocado
con pluma alzada, otra sexuada (masculina) con brazos a la cintura
y piernas cruzadas, que recuerda a una de las &gura idolátricas en
barro que hemos estudiado en Idobs de los canarios prekciepti,rn2eosJ a N
grupos de figuras humanas entremezcladas como si estuviesen en E
lucha y enarbolando armas ofensivas y defensivas; tambikn se ad- O n
,,;,,tn, firrrrnnrr -- #.ri+:+...4 A^ ....-:-..- ---- 2- ----;-LA-- :--2 --A:*
-
v 1r;r LCU ufjU L ae ~ 1~1 L ~ L Uut: Uba uuuaL, y L L U ~u e G ~dL. ~ ~IeUr-E ULU eña - m
O
juego. EE
Otro tipo de grabados son los que representan hojas de plantas, 2
E
peines, biergos, tridentes, carros, navíos que recuerdan a la sagrada
-
barca egipcia, signos enigmáticos, cruces, punteados y los propios 3
-
caracteres alf abéticos. -
0
m
A pesar de ser el pueblo aborigen canario eminentemente p- E
O tor, no hemos localizado entre los múltiples petroglifos del "Ba-manco
de Balos" ningún motivo o figura zoomorfa que represente n
E taxativamente a la cabra, animal predominante en las Islas, ni al -
a
cerdo, ni a la oveja especial, de corta lana, que cita. al& Baisto- 2
n
riador antiguo, ni al perro, ni al pez, ni al ave; tan ~510a l lagarto, n
pero éste muy perfectamente definido. O3
Estos tipos de representaciones rupestres en grabados eran 10s
predominantes en las Canarias, singularmente en Gran Canaria,
hasta que eii 3.966 se desubrieron los piciogranzm del abrigo p-toril
de la localidad de "Majada Alta", en el término de Tejeda, dado
a conocer por primera vez en nuestro estudio Pk t e g ~ amma ntro-pomQrfos
de un abrigo pastoril de Majada Bita, inserto en el niía-mero
8 de la Revista "Faycán", de Las Palmas de Gran Canaria,
253 1961; gctVSTaUa"Lutarvzp; rIui"fq2u,eS e ii I e e p r ~ nLLU;C~ o n ~
en color ocre se identican plenamente con 1a.s mentadas figuras
96 ANUARIO DE ESTUDIOS" ATEANTICOS
GK484I)OS RUPESTRES DEL BARRAKCO DE BALOS. E? LA 1. DE G. CAXAPCIP, 11
humanas del "Barranco de Balos". Algunas de las figuras aaitrop-morfas
del precitado barranco recuerdan en gran manera a la fiera
humana esculturizada en piedra berroqueña de basalto alveolar por
mí descubierta entre los notables iatigios del poblado prehPsF-nico
de "Los Casarones", en San Nicolás de Tolentino, que hemos
estudiado y dado s conocer en el volumen n h . 11 de las publica-ciones
de la Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas,
Madrid, año 1946.
Es necesario destacar la situación de los grabados del "Valle de1
Barranco de Balos", especialmente la de los caracteres aZfabétks,
siempre colocados a bastante altura sobre el lecho o cauce del pm-pio
barranco, casi siempre a unos tres y cuatro metros, en @anos
verticales e inclinados. En ningún momento se han localizado pe-trogIifos
al estilo del de "Zunzamas" (Lanzarote), por mí redescu-bierto
en im gran bloque rocoso rectangular, hecho colocar en p-sición
vertical y dado a conocer, y los de la isla de La Falma (a-narias).
estudiados y divulgados por Luis Diego Cuscoy; en cuanto
al petroglifo de "Zonzamas" conviene destacar que recuerda al de
Mohor y otros de Galicia, estudiados en el iII Congreso Argl~edó-gicu
Nacional de Galicia.
Las r e p r e s e n t a astrcdes, concretamente las del disco solas
con radizciones, localizadas en el extremo A del mentado macizo d ~ .
Balos, responden al sentimiento admirativo de los hombres a b ~ i -
genes de Gran Canaria, en su lejano periodo prehíspánico, por el
astro rey, en los días m& esplendentes (figs. 3 y 4) ; por eso se le
representa junto a una figura humana esquematizada que concuerda
con las represenhiones astrales de varios ejemplares de cerámica
grancanaria aborigen, de factura neolítica, que hemos estudiado y
dado a conocer en monografía profusamente ilustrada, en el núm. 4
de ANUARIOD E ESTUDIOAST LÁNTICOESs. e tipo de representaci6n
astral con delicadas radiaciones incisas en la roca recuerda asimis-mo
a las muy caracteristicas representaciones solares de los tuaregs
y del Sáhara.
Las playas de Arimga, ~and6L,a s Burreras. etc., y los dilatados
llanos de todo el extenso litoral del S-m y sureste de Gran -ia,
con alguna que otra colina coniforme que hacia de atalaya, sir-vieron
en la época del antiguo mundo bereber para abrir a los inw-
sores la fácil llegada a la costa y fondeaje en radas y caletas y la
m menos penetraci6n fácil en h Ma, a través de sus anchurosas
bmancadas, mkime cuando las localidades 0 aldeas pastmiles de
10s aborígenes estaban por esos lejanos tiempos diseminadas y por lo
tanto aisladas, como hecho geográfico de un pueblo eminentemente
pastor, trashumante y colector de mariscos.
Fig. 3. -Representación humana esquematizada junto a reproducción astral.
Zona A del macizo basáitico del Gran Valle del Barranco de Balos. m i m e s , Isia
de Gran Canaria.
(Dibujo de Victorio Rodríguez Cabrera.)
El procedimiento seguido para recoger las representaciones múl-tiples
de los grabados rupestres del "Valle del Barranco de Balos"
ha sido faparte de la fotografía directa, muy deficiente pur los e&-
tos de la luz solar) la de rellenar las figuras, a percusión, macha-cado
o en picado, con tiza, y aun la de calco directo, también difi-cdtoso;
creernos el más práctico el hecho con tiza.
Fechar estos grabados e insculturas alfabetiformes es tarea
difícil o imposible. Todas ellas ofrecen interrogantes muy grandes
e indescifrables. hTo obstante, estimamos que entre ese gran con-
98 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
GRABADOS RUPESTRES DEL BARRANCO DE BALAS, ES LA I. DE G. C;e,YABlA f Y
Fig. 4. - Otras representaciones astrales en la misma zona del mentado macizo
basáltico.
(Dtbujos de Victorio Rodríguez Cabrera.)
a Gran Canaria en varias y antiquísimas oleadas de invasiones,
procedentes del vecino Continente, de antiguos bereberes, autores
de otros motivos; tales son los signos alfabetifomes, cm lios que
m-i-s-r d--s--n n-A-- - w-í-ln- n a ~mi d n& nn nn mi~nhno4 n 1-o I i n m n o ---m - - -+A-Gnn y-YV-U", U**." UIL A-U"IIV.3 u,., ="O .,.z.3V.3 wa, a.ULb~&&l,&UO
identificación, como son con los de los pueblm numí&css, dbigos
y etíopes.
cuanto a las figuras a?ztropormrfm esqaematizmim, sexuadas
o no sexuadas, o33sewamoa una clara coincidenciz. tipolhgica de co-rrspndeneiea.
con las representaciones que ofrecen ias cultmas pri-mitivas
de ,Mrica, Asia y Ilmérica. Representaciones humanas seme-jantes
o idénticas, en grabados, se han lccalizado por P. Quintero
Atauri en Beni-Taef, en la Nauritania ; por Henri Lhote, en las zonas
del Ahaggar y Tarssilí-n-Ajjer, así como en las del Air, Adrar Zelín,
Uad Tagbmau, Uad Sufait, Emelauii, Pozos de Tauar, Djorat y
Kidal, estas de tipo arborescentes; e igualmente en Ouoro-Kourou,
de la zona del Africa Negra, región de Kita (Senegal-Nigeria).
ahora bien, en las representaciones humanas del "Barranco de
Balos" o de "Las Letreros" las apreciamos más abultadas, debido a
presentaslas con captilios, zaleas o pieles de cabra n oveja, con
destacada manifestación de la cola. Son, por lo general, figuras
erguidas y fuertes.
Ciertos sigms mmiformes, simples o combinados (figs. la), 11,
121, parecen secalar una idea de cristianismo remoto, muy anterior
a ia presencia de los misioneros mallorquines, aragoneses y catala-nes
del siglo x v , de la época de los llamados obispos misimales. i De
qué fecha? Esa es la incCrgnita. Signos cruciformes como los locali-zados
en el "Barranco de Balos" los hemos registrado, de manera
excepiond, en los fondos externos de los cuencos y cazuelas a la
almagre de loa propias aborígenes canarios, en motivos ornamenta-les
en colores negro, ocre y canelo, recogidos en nuestro estudio
í?ereimim pamtxaariu prehispánica de f a c t m neolitica:; asimismo
en la parte superior de algunos túmulos troncocúnicos, formados por
piedras de edor rojo; tales son loa casos de la necrópolis d-e "Las
Crucitas" @&ogán)y, en las plantas de las llamadas casas crucifor-mes,
y aún en la forma de distribución interior de ciertas cuevas-viviendas
11~'brada¿sT. endrá esto que ver con la pretendida evange-lizaci6n
en Gran Canaria atribuída a San Avito, en los siglos 11 y w
de Jesucristo, especialmente en la zona sur, de la que habla el histo-riador
del siglo xvn Marín y Cubas; o son, como creemos, vestigios
culturales del periodo dolrnénico y megalítico? Estos signos, qde.
aparecen mezdaCPos con imculturas de círculos y eaquematiza@iones
zpomsrfas y antropomorfas, los hallamos en Gaiicia, Canarias,
Eibia, &c.
100 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Al hablar de este apasionante tema preciso es recordar ~Bae d
versado y malogrado especialista en petroglif's R. Sobrino Wrenzo-
Rua estima que los símbolos; erucifomes hay que cowiderar1os
como signos de cristianización.
La tosca figura antropomorfa que aparece en un _peque50 abrigo
rocoso de la zona A, junto al disco solar (fig. 31, es de catorce centi-metros
de alto. A juzgar por el apéndice o cola que presenta, Bleva
sobre sí un capotillo, zalea o piel de cabra o cordero; es h represenn-tacián
de un pastor. El astro rey que le acompafia se ofrece con disco
solar radiante. En plano inferior de1 mismo bloque vsrefieal JoedE-zarnos
asimismo dos discos solares similares (ig. 41, otra figura
humana esquematizada, bastante borrosa, y dos soles m& en el bh- a
que basáltico saliente, que hace de techo. Las radiaciones de les &S- N
E
cos solares son de técnica delicada; aparecen ejecutadas eon cierta O
-:M-&-:- -- -l.2-4-:--:2- 2 ---:'L7 --A-- A- -A- -.-.J-:1-4-,. ...AA..,-- J.. c,.,",. n *LLLKLL~& y WUJ~UVLpU.xCmLcU1,1 1~i~CW~AcP UIA GBL~AGLC~ L + C Vue : nwnw- -
m
lita o esquidas del mismo material. Descubiertos por el autor, estos O
E
conjuntos fueron dados a conocer oficialmente, por primera vez, en E
2
E el IV Congreso Internacional de Ciencias Prehistóricas y Protohis- -
tóricas, celebrado en Madrid en 1954; su estudio mnnogr&fico fue 3
publicado en la "Cránica" del mismo, en Zaragoza, año 1956. Pre- O--
eiso es recordar que la aparición del disco solar, con fuertes radia- m
E
eiones, fue frecuente entre los antiguos egipcios, los cuales aso- O
claron a algunas de sus divinidades; de aqui que M,= rep1pesera~- n
eiones aparezcan en grafitos de vasos gersienses; en Gran Canaria -E
a
los tenemos localizados en ánforas ventrudas y en Pos fondos ex- l
ternos de ciertos cuencos. La figura astral del "Barrmeo de Bzklos", n
n
teniendo a su lado a dos figuras humanas esquematizadas, recuer-
3
da a las pinturas del Zarzalón, en Las Batuecas, r e c ~ g i hpo r O
Breuil.
En la zona B del expresado macizo, a m a dtwa de los tres
metros aproximadamente, en el bguIo de1 bloque oriental, están
tres grupos de caracteres alfabetifomes, imnscdtu~as Iinesles sim-ples
y compuestas, angulares, arqueadas y circubes (figs. 5 y 6) ;
san incisiones a base de delicado rayado, hechw, con piezas cortan-tes.
Junto a las mismas y en plano inferior se advierten otriras grupos
alofaEticos de factura moderna, en plan de r&pEiea. '
A la izqnienia de estos signos alfabéticos, pero en plano hori-zontal,
e1 skew%dor puede admirar perfectamente dos amp1ioa
g u p de Jigums antfo;oumorfas del mayor interíis, esquematiza-
Fig. 5.-Caracteres alfabetiformes de la zona L: del macizo del Barranco de Ealos.
das, con pies y apéndice (&te correspondiente a la cola de la zalea
o piel con que se cubría el indígena) (fig. 7 y &m. 111, a, e ) , no fai-tando
figuras humanas sexuadas masculinas, pero no itifálicas, es
Fig. 6.-Tipos alfabéticos grabados en la zona
recogidos por el
O
0
- 0-
B del macizo del Barranco de Balos,
autor.
102 AiVú'ARIO DE ESTUDIOS ATLANTIGOS
GIhAB.43lOS RUPESTRES DEL BARRANCO DE BAMS, &Y LA 1. DE G. CANARIA 17
decir con el miembro erecto. Utas representaciones aparecen he-chas
en la roca a percusión y picado. Sus tarnaaios son vasiabks,
entre nueve y catorce centimetros.
Fig. 7.-Representaciones humanas; zona E. Macizo del Barranco de -10s.
En la misma zona y en plano también horizontal se encuentran
.otras tantas representaciones humanas estilizadas y muy mezch-das,
unas con brazos en alto y otras en actitudes defensivas y ofen-sivas,
destacando entre ellas unas del sexo masculino con tocado
especial o guapil, con pluma, y una extraña representación, acaso de
un casco guerrero.
La zona C ofrece al visitante, en altura de unos 2,50 metros, en
los paramentos hálticos verticales de un abrigo y paso de una
minúsculo túnel, formado por el dislocamiento de masas rocosas,
diversos caracteres alfabeitijbrmes en círculos y rectángulos can.-
drilongos partidos por una Gnea recta (fig. 81, esquemáticas figuras
humanas y m especial grabado, al parecer en forma de nave, csnsti-
taíelU pos tres emdrados, el Último irregular con uno de sus lados
que termina en signo de interrogante.
La zona D forma recodo y con la E constituyen el sector más
hte~esantep or la miedad de grabados. La formación geológica
cdaa~runar sufre comádlerabke quiebra en este sector, debido a un
n g . S.-Insculturas alfabéticas localizadas en la zona C del macizo del Barranca
de Balos, recogidas por Pedro Hernández Benitez. n
E
a
~'emotkimoc ataclismo, como es natural y lógico, anterior a la eje- - n
cuei8n de llas inscdturas. La roca se presenta aquí entre aspecto
chalumnar, color gris flamígero o de llamas color bronce rojizo. Su O3
estructura es muy espectzcular y aviva la curiosidad del. visitante.
k de los grabados que ilustran este estudio dan idea de ese acu-sado
interés (iárns. 1 y 11, aj .
En la zona D se entremezclan múltiples gr&acEos de tipoiqea:
3@a: figuras navifom&, carros (Iáms. m-, a, y V, c) , bieldos, figu-ras
hmanas esquematizadas ya con brazos arqueados y piernas
cruzadas o eon brazos en eruz, caracteres alfabéticos sueltos v en
grupos, representaciones arboiifoormes y zoomorfas, crnces, pm-teados
arqueados y lineales y otros signos extraños que despiertan
i& ANUARIO DE ESTUDIOS ATLAATTICOB:
--
a) Plano horizontal del bloque oriental de la zona B
Foto S. J. S.
b) Extraños grabados antropomorfos de c) Plano horizontal del bloque oriental
zona F. zona B.
Foto S. J. S. Foto S. J. S.
edosidad y abren btemogmtes. Por eso no dudamos en calificar d
gran macizo &E. "manco de Balos" o de "Los Letreros" como un
&Bbm del pensar, del sentir y del hacer de los antiguos canarios, en
el cual se muestran también vestigios craE.tw'ales de los pueblos ve-nidos
desde el Cereamao Oriente hacia la zona atlántica, singularmen-te
procedentes de Fenicia, Egipto y Libia y aún de la Etiopía, por lo
que Canarias es en esto, singularmente Gran Canaria, el punto ter-minal
de las culturas milenarias de esos pueblos, a través del Sáhara.
El professr Ahsgro Basch, siguiendo al también profesor
Georges Maz'cy, dice que las inscripciones tifinagh, debidas a pue-blos
Iiibicsbereberes, com los zenegas, representantes en el Sáhara
OecidentaE de esh. penetraei611, se extienden desde el Moggar h a
las Canarias y hkna Hegado hasta el Senegal. Marcy estim6 que este
tigm de Inscripciones ha perdurado hasta los siglos xv y xm, des-ap=
e&=& _tamAy&.e 3 m&da yp &a ar&is.;rU ,w-sierto,
tras la, penekae.íbn de bs beduínos de Beni-IPassan. Craw-foad
cree que Bas inscripciones en las mcas aparecidas en Canarias
son debidas a los pueblos bereberes que comercialmente llegaron
a sus costas. J. Gamía Ortega opina que tales caracteres alfabe-tkformes
soma como b tarjeta de visita de los antiguos pueblos que
visitaron 1 s b12s. El mismo Grawford es de opinión que las imia-cripeisnes
canarias prueban el contacto de bs aborígenes canarios
cona. ~egic~nmese galitims n6rdicas y que guardan relaciones con las;
de IrIiaiada. y Bsetkia, datánifolas en el segundo milenio antes de
Jesucristo. Para el ebQ1ogo italiano Attilio Gaudio, los grabados
rupestres del. "Barranco de Bdos" constituyen un exponente del alto
grado de cultura y de espíritu creativo de los indígenas canarios-
El mismo investigador; afirma que Mes signos pueden compararse
con Pos de las sistemas aKabéticos de las antiguas civilizaciones del
MedEtemheo Oriental; en ellas rl-stazm 10s trazos predominante-mente
rectos, rectanggaIares y paralelos (fig. 12) ; Gau&o afirma tam-bikn
que olas representaciones astrales, lo mismo en la cerámica que
en los gabados de 10s canarios aborígenes, permiten poner en con-tacto
a. éistos earn las tribus sahariams que habitaban el Sudán y el
Senega1, que s6h después del triunfo de h dinastía de Fadel UZd
Mamun han aceptado e9 Islam. Este inquieto ebó1ogo no deja de
aprentar una influencia egipcia y de destacar Iss inscripciones de
acusado carácter inciso, y eómo éstas prueban que los isidigenas
canarios habían ascendido a una cierta base en el arte de tram-cribir
en signos las palabras y los pensamientos, masiifwtaciones,
dice, que son también las más tangibles de la actividad artística,
artesana y arqui tectural.
Entre las varias tipologías de los grabadcs del "Barranco de
Balos", de distintas épocas y procedencias, afectas a la zonas D
y E, tienen acusado relieve las navZ.fmms, perfectamente dekidas,
como se puede apreciar en las láminas correspondientes, lo mismo
en grupo que aisladamente, teniendo a la izquierda del observador
otras figuras que recuerdan a los carros romanos (lárn. IV, a). La
nave que señalarnos parece tener tres palos, velamen y timón. Sobre
esta clase de representaciones naviformes hay diversidad de criterio ;
mientras unos las consideran como tales, otros tienen sus dudas. El
profesor Gaudio, que ha recorrido todo el Nediterráneo, Norte de
Africa, Abisinia y el Asia Menor, estima que esos grabados recuer-dan
a los navhs fenicios, Uarnados t~imemesd, e p a s alzadas. El
mentado etnólogo cree que los canarios prehistóricos poseyeron los
tipos de barcos reflejados en las inscultaaras del dicho Barranco,
fundándose en que normalmente los grabados rupestres son ia ex-presión
del grado de civilización, progreso y cultura del pueblo qw
los ha hecho. Considera asimismo que el pueblo aborigen canario,
que vivía del mar, no pudo sustraerse a tener barcos propios y a
sólo admirar a los que llegaban a sus costas, criterio que compar-timos.
Añade que si dudamos de que esos grabados no fueron he-chos
por el indígena, hay que dudar tanibikaa de la autenticidad de
los demás grabados como creación del espíritu creativo de 30s isb-
50s canarios. Insistiendo sobre el particular, y con razones de peso,
el propio investigador manifiesta que las imisiones mptrw del
"Barranco de Balos" son contemporáneas s posteriores al neslítics,
pero no anteriores. no poseer ios canarios metales no es argu-mento
para negar el que poseyeran los isleños canarios barc0~d e
madera, ya que los antiguos demostra.ron ser consumados niaes-tros
en el arte de fabricar barcos de madera a base de sistemas de
enlaces, incastros y soldaduras a c&a, como hay com%%nicia en el
&,xLLo uc"a-vu & n'fi;5&' y la =&krj"GUGLI ; e! b &-cO de TPr&
ses. ;Qué tipo de bagu:~fu e el que comLmy6 el isleño canario ? h e
106 ANUAEIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
de pegue60 o gran bardo ? ;Se Birnit6 S& a navegar entre las khS
del ArchipElago s llego hasta la costa dlel Continente ? He aqui el
interrogante que queda por averiguar.
Otro grabado, precisamente el situado a la izquierda del que con-sideramos
de una nave, se nos muestra como un carro antiguo, en el
que aparece el conductor con brazo alzado hacia adelante (lám. SV, a),
vehículo de simple constmccióri, M vez rodado por los propiw
indígenas, posiblemente p r esclavos o prisioneros, costumbre que
es muy privativa del pueblo mimida, con el que el primitivo canario
tiene evidente parentesco cultural. Tambihn puede tratarse de la
representaci6n de un carro de guerra, camza del triunfador, o sim-plemente
de un tipico carro con destino a las faenas incipientes
agrícolas, concretamente al traslado de los haces de la siembra de
la cebada y el trigo; carro que recuerda al de Elías, el héroe legen-dario
de los twa~egse~l Aahut-Elías; enraiizado en el Ahapgar; que
sale veloz en su vehículo triaarnfador, perseguido por su adversario.
Este mismo tipo de carro, bcalázado en 1941 en el precitado '%a-rranco
de Balos" por el arque0logo don Pedro Hernández Benítez
y por él dado a conocer en 1945, lo registra el profesor Martín Al-magro
Basch en el Sáhara Espaiíol, en la zona de "Gleibat Mosdat",
en su obra rn~BEZsCu1.iard; el Norte de Afriou. Sobre este extremo se-fiere
el eminente arqueólogo don Antonio García Bellido que estos
exponentes culiturológicos comespnden a una manifestación tar-día
del neolítico de tradición capsiense, que cr~nológicamentep uede
fecharse entre el 41000 y el 2000 antes de Cristo, y que ha perdurado
en el Norte de Africa hasta la llegada de los fenicios, bastante des-antes
de Jesucristo, penetrando desde el Conti-nente
en las Canarias.
De la misma zona D y E son las inscdfu~men forma de peines
prehistóricos, 2 bieldos y arados? (lám. V, d) : las que representan
motivos arbrescentes, de hojas lineales, asentadas y opuestas, y
aquella otra ánscultura arbsriforrne, formando parte de un rectán-gulo
atravesado por dos incisiones lineales (fig. 9 y láms. IV, b, y
VII, a). La longitud de estas extrafias figuraciones oscilan entre
veinte y treinta y ocho centimetros. Asimismo hay grabados de
figuras humanas esquematizadas : auaa sexuada (masculina) con bra-zos
a la cintura y piernas recogidas hacia dentro, como si estuviera
sentada, y ma especie de gusano 0 lombriz terrestre (Iihm. V, a, e).
Por fin, o t m im~u l twaosr iginales, emees y gran cantidad de ea-racteres
aKaEticos ( l b . IV, b; V, b, y VE, a, b, e, d).
Eos sig+z~asZ jahk3e~folsmese s t b a veees aislzdos y otros se pre-sentan
ante el obsep~adcw E~mmGo grupos. Entre IQS primeros
figuran motivos más o menos circulares, otros también circulare%.
Fig. 9.-?d0ti\~os arborescentes recoSdos por Pedro Eernández Benitez; zona E.
.ztravesados p r dos diBmetros, y m tercer tipo circular con un
solo &&metro( Iámmi. IV, e). Los se.gand~ss e muestran: anos en gru-pas
verticales perfectamente claros (fig. 10) ; otros formando ma
escritura continuada lineal horizontd, en cayo segeando renglbn y
al final apareee m a inseultrrra extrafia; a l p o s grupos de signos
alfabéticos, entre motivos cerborescentes (lám. VI, a) ; y ,o~upos de
cruces y punteados circdares y lineales, asP como figara lineal con
dos travesaiíos en la pzwte saperior, y al final zinr triánguh eequilá-tero
(fig. Il y lám. VI, cd.
Las precedentes inseinltwas y los caracteres aEa%ticos apa-recen
mezclarHos y eonfmdidos con modernas incisiones.
Los caracteres tipicamente alifabétieos de la precitada zona D
g E representan motivos Edéntleos y similares a! 10s registrados en
lo alto de la zona B del propio macízo basáltieo (fig. 10) : trazo recto
108 -4NLrARIO BE ESTUDIOS ATLANTICOB
a) Motivos arborescentes. antropomorfos. cruciformes. etc.: zona E.
h) Caracteres alfabeticos : zona E.
C ) I n s ~ ~ l t u r a~sr uci formes .a nlropomorfas. cuadrangulares p simbdlicas: zona E.
Li) Caracteres alfabéticos. arborescentes y otros grabados: zona E.
Foto S. f. S.
a, lnscultui-a arboriforme : zona E.
Foto Sltdrez Robainn.
bi Representaciones antropomorfas m& notables recogidas por e!
autor en distintas zonas.
Fig. 10.-Inscripciones del Barraneo de Balas (Gran Canaria). recogidas
airectamenter geañ 81 autor.
horizontal, trazo en forma de media luna, cuerno lunar, dos trazos
verticales y paralelos, tres trazos ídem, traza en forma de U con una
&ea vertical central, trazo angular, círcnrlss, traza escderiforme
(a base de líneas paralelas con travesaños), 'mazo de simple línea
Fig. M.-Algunos caracteres alfabéticos del macizo basáltico del Barranco de Ealos,
Agiiimes, Isla de Gran Canaria (;escritura de origen númida?).
110 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOF
CANARIO
Fig. 12.-Algunos signos alfabetiformes que guardan analogías, recogidos
por el etn6logo Attilio Gaudio.
quebrada, líneas inclinadas, puntos, romha, trazo vertical con das
travesaños, etc. (fig. 11). La mayoría de estos motivos aIfaG~cos
se identifican con otros grabados arábigos y líbicos. ~ ~ s o t r onso ,
especialistas en el tema, sólo nos concretamos a apuntar andogis :
quede, pues, para los versados el estudio rigurosamente eientSco,
aun dentro de loa interrogantes que ofrecen.
Concretándonos a la identidad y aslalogias observadas, ofrece-mos
al lector unas figuras en las que sólo se recogen 40s princi-pales
caracteres alfabéticos del "Barranco de Balos" o de "Los U-
- m
Fig. a3.-Inscripciones subarábigas arcaicas descubiertas es las ruinas de "Colsé", O
en el Cohaito i(F;tiopía), en el aso 1951, por la "Misión Afrieo-Asiática", dirigida E
por Attilio Gaudio. -Caracteres tomados fotográlieamente por dicho etnóIogo y E
facilitados al autor de esta monografía. 2
E
treros", y otra en la que éstos se agrupan para su cotejo con signos 3
alfabéticos arábigos y líbicos (fig. 12). Tambikn se reproduce m -
0
m
grupo de inscripciones subarábigas arcaicas, descubiertas en 1s E
ruinas de "Calsé7', en el "Cohaito" (Etiopía), en el año 1951, por la O
"Misión Africo-Asiática", dirigida por el pmfesor Attilio Gau&o, y n
E remitida en fotografía al autor de esta monografía (fig. 13). Corno a
se puede observar, todos sus caracteres concuerdan con 40s signos n
n alfabéticos del precitado "Barranco de Balos". n
3
O
En la parte superior y central del areo comprendido entre la
zona E y F estuvo hasta el año 1957 un original y hermoso grabado
que lagarto (zig 14j ,i risc-dt-ma p&m~~-L?e-dk;Y- ~e
ble que desde que la vimos por vez primera en el aib 1941, en eompa-ñía
del también arqueólogo D. Pedro Eesnández Benítez, quedamos
prendados de ella, máxime cuando hasta dicha feha nin,auna pew-na
la había localizado o al menos citado. Fue figura amartillada, de
didm, tal y como se recoge en el zpunte que se ofrece en este estudio.
Esta inscultura zoomorfa, con cinco dedos en cada pata, guarda
semejanza extraordinaria con la localizada en el Amazonas, reco-pilada
por el arqueólogo Saul Padilla en su publicación Pkdografias
indigmacs de Vmexzceh. Tan excepcional grabado, perdido para la
Fig. 14.-Representación zoomorfa desaparecida por rotura y sustracción, en el
año 1957, atribuida al investigador inglés 0. G. S. C.-El dibujo del grabado tiende
a recoger la figura zoomorfa desaparecida.
Arqueología canaria, fue cortado en piedra y sustraído en 1957,
aprovechándose del aislamiento del lugar, p r el arqueólogo inglés
Mr. O. G. S. Crawford, del que luego habJaremos.
En bloques inmediatos, pero a altura mediai hemos Iocalizido
también otra notable figura zoomorfa, cuya representaci��n ignora-mos.
Asimismo dos figuras humanas esquemáticas, con aphndice
o rabo de zalea (fig. 15, A, B), llevando una de ellas en la mano
Núm. 8 (196$) 113
derecha un objeto (fig. 15: B) ; junto a la misma, una extraña
representación h ~ma n aen movimiento, de sexo masculino, con sólo
tres y cuatro dedos en cada una de las extremidades (fig. 15, C) .
Los bloques basálticos de las zonas D y E son los que mayor-mente
ofrecen señales de destrozos antiguos y modernos, llevados
a cabo por visitantes irresponsables y vanidosos, tanto menores
como adultos. Este espíritu irreflexivo les 1Ievó a imitar en la roca
los grabados y las inscripciones antiguas, por lo que hoy aparecen
entremezclados. Todo ello se ha llevado a cabo amparado en el ais-lamiento
y lejanía del preciado yacimiento arqueológico. El des-trozo,
como decimos, no es de ahora. Ese "gamberrismo" ya se exte- a
N riorizó en 1871, pues desde esa fecha aparecen rótulos, firmas e E
intentos de reproducciones de figuras e inscripciones primitivas. O
n
Entre las firmas y fechas hemos leído: "Antonio León, 1871", "Au- -- m
O
relio Ortega", "Francisco Vega Sánchez", "José Castro", "Luis EE
Monroy", "Pedro Sánchez Monroy, 13-7-57", etc.; firmas y fechas 2
E
que acusan la presencia de esos individuos en el lugar de "Los Le-
-
treros", y la no menos ineducación de los mismos; su "gamberrismo" 3
e irresponsabilidad en amalgama con la más estúpida vanidad.
- -
0
m
Si lo anterior es censurable, mucho más lo es el hecho de que E
O persona de tan reconocido prestigio y cultura como lo fue el pro-fesor
Mr. O. G. S. Crawford, afamado arqueólogo inglés, director n
E
de la Revista "The Listener", de Londres, fallecido en 1958, recor- -
a
tara de la roca, con instrumentos especiales, el original grabado 2
n
que representaba un lagarto, especie que tanto abunda en las so- n
leadas tierras de Gran Canaria y particularmente en las del sur de 3o
la propia Isla. El bloque recortado con tan excepcional figura se lo
7ii, e-v-ó. e 7l r..r. le-..L.r. lLau7u- aryu-e.u.= ,l- ug- u- i.r.-i-g ,Ll-e s, viviiiaricio =a s u ~0íidici6iiy
sólo recordando que a su vez era un vulgar anticuario. Este hecho
constituyó un deshonor y m estigma que lo descalifica ante el mun-do
científico, máxime teniendo en cuenta las circunstancias que
concurrieron en el desarrollo del lamentable robo. Por eso nos duele
haberle acompañado en su primera visita ai precitado "Barranco de
Balos" o de "Los Letreros" para mostrarle los grabados y las ins-cripciones,
correspondiendo a recomendaciones de jerarquías, ya
114 AhTUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Fig. 15.--A y B, otros tipos de insculturas antropomorfas del Barranco de Ealos,
recogidos por el autor y por Pedro 13crnández Ecnitez; C. ;grabado zooinorfo?
que ella le abrió el camino para, en fecha posterior e inmediata,
cometer el incaliffcable desafuero que dejamos consignado; este
hecho nos lo refirió el encargado del pozo frontero al lugar, propie-dad
de los Sres. Hijos de Diego Betancor, José Quintín Suárez, cuan-do
unos meses después llevábamos a visitar el dieho yzcimiento ar-a
N Fig. 16.-Motivos antropomori'os grabados en la roca; zona F del Barranco de Balos,
recogidos por el autor. E
O
queológico a nuestro colega el investigador don Luis Diego Cuscoy, - m
Delegado Provincial de Excavaciones en la Provincia de Santa Cruz
O
E
E de Tenerse, quien, como el autor, pudo comprobar el destrozo y la S
E
swtracciéan. Desde entonces el hueco donde estuvo el notable gra-bado
del lagarto está a la contemplación de cuantos llegan al lugar, 3
delatando la fechoría y la audacia del extinto anciano arqueólogo- O-anticuario
IR&. Crítwford. m
E
En la zona F se repiten algunas representaciones humanas muy
esquematizada, similares a las ya referidas (fig. 16 y lám. 1119, b). n
E -
En fin, en la zona G, en bloque horizontal, se encuentran mul-tiples
grabados extraños y signos alfabéticos, los primeros muy n
n
gastados por la acción del tiempo. Se trata ,de una piedra ancha y 3
plana de 1,20 metros por un metro, en disposición norte-sur, em- O
plazada a un metro escaso de la margen derecha del propio cauce
del barranco y al lado del extremo noroexte del gran macizo basál-tico.
Las figuras grabadas son esencialmente esquemáticas y con-fusas,
corno puede apreciarse (en la fig. 17 correspondiente), a la par
que llenas de interrogantes. Entre las perfectamente definidas des-tacan
una especie de serpiente con gorguera y fauces, una lombriz
de tierra en forma espiral, figura al parecer de niño con un pie en
alto, representación de hombre con un objeto en la mano, caballo
marino, i arado marino?, cruces, especie de abejorro, &c.
l 16 ANUAEIO DE ESTUDIOS XTLANTICOS
GRABADOS RUPESTRES DEL BARRANCO DE BALOS, FN LA 1. DE G. CAXARIA 31
Los grabados e insculturas alfabéticas del "Barranes de Salos"
o de "Eos Eetrerss" forman parte, como se deja dicho, &E capítulo
de m& acuciante novedad de la prehistoria grancanaria, y, como tal,
lleno de intemogantes que nadie ha podido descifrar. S610 conje-turas
han pronunciado cuantos especialistas han llegado a cmtem-
Fig. 17. -Diversos tipos de grabados en el bbque horizontal de la zona G del
macizo del Bzrranco de Balos, recogidos por Pedrp Hernández Senítez (véase planta
general del mentado maclzo, fig. 2).
phrlas directamente en orden a la población que los trazó y a las
culturas que representan. Se habla de una manifestación tardía del
neditico, de transición capsiense, que cronológicarnente puede fe-eharse
entre el 4000 y 2000 años antes de Jesucristo; de una pervi-vencia
y de un final de ruta de pueblos venidos desde el Próximo
Oriente, singularmente de Fenicia, Creta, Egipto y Libia; de exp-nentes
de las arcaicas culturas fenicio-cananeas, chipriota-cretenses
y libio-f araónicas ; de manifestaciones culturológicas auténtica-mente
numídicas, tuaregh y tifinagh ; de creaciones culturales de los
protoguanches cromagñoides, surgidos del contacto con pueblos in-vasores;
no ha faltado quien, como el profesor Dr. WoEel, apunte
similitud cultural con la de los grabados megaliticos nórdieos y de8
Egipto Superior en orden a la representación de barcos, que dice
corresponder a los del 13allristninger del norte escandinavo, y como
el etnólogo Attilio Gaudio, que los compara con los arcaicos barcos
nilotas.
Si en las figuraciones antropomorfas, zoomorfas, simbóli-cas,
etc., encontramos identidad y semejanzas con otras de múlti-ples
países del antiguo y nuevo Continente, como manifestación del
espíritu creativo del hombre prehistórico, en las de carácter alfa-betiforme,
perfectamente recogidas, con predominio de trazos li-neales,
simples y combinados, y figuraciones geométricas, vemos, a N
tras los cotejos hechos, cómo las imcultilras alfabétieas del citado E
"Barranco de Balos" o de ''LOS Letreros" guardan estrecha simi- o
n -
iitud y a veces ciara identidad con las inscripciones antiguas de ios - m
O
pueblos subarábigos, libios, cananeos, etíopes y bereberes. Las figu- E
E
2 ras y láminas que ilustran este trabajo evidencian esas afinidades, E
conexiones y aún identidades.
-
Como dejamos consignado, los signos alfabetiformes del macizo 3
-
de Balos son, en su mayoría, hábiles incjsiones hechas sobre 10s -
0
m
bloques basálticos con esquirlas aguzadas de fonolitas, aunque E
también cabe pensar fueran hechas con algún instrumento metálico o
importado por alguno de los puebios invasores. Esas incisiones li- n
E neales y ligaduras se advierten perfectamente en los signos alfa%- -
a
ticos, y son las en que el Dr. W16lfel quiere ver motivos cretenses. 2
n
En cambio, en otros signos y en los propios grabados figurativos n
n
se aprecia una tosca labor de percusión, amartillado y punzonado 3
O
con instrumentos de piedra: tal fue la cultura neolítica en que se
desenvolvieron los antiguos aborígenes canarios.
T -- ---- 2- 7 - - 2 --L..-,. &,.A- le- 2,. ,.--A,.&-- .4.%.c.n,-,
IIIVLIVVU uc ICLU 115 UL da, UULIL r. LUUV la3 ut: La1 aLLcl aii~iuyu-morfo
y aún los de representación solar, se repiten y muestran
similares y comunes a muchas del antiguo mundo bereber; por eso
nos reafirmamos en e1 criterio de que para buscar cierta solucibn
al problema cultural de los canarios aborígenes tenemos que mirar
&n--nn nl C l n n G n ~ n 1 - o o 4 G n o n n -rnn;r>n Annrin rinnnn+romnc< --*.o - n1c111p G LIiL ""IIL.IIIGILLC. LWL L b O . I I V Y GbIII", UVIIUr, t,ILL,"II LiI LIiIIIVIU YLjL W
ñelismos, conexiones e identidades. En e;s1to, exponentes de gra-
118 AYVARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
GRABADOS RUPESTRES DEL BARZANCO DE BALOS, E,? LA 1. DE G. CANARIA 33
bados e inscripciones del "Barranco de Balos" son una elocuente
manifestación de Ias estrechas relaciones culturales del pueblo
aborigen canario, en su época más remota, con la cultura del pue-blo
númida, del cual parece ser aquél su heredero más o menos
directo, aunque no falte quien afirme, como la investigadora Con-desa
Weissen-Szunlanska, que las Canarias, como territorio donde
el pueblo cromagnon tuvo mayormente su sede más expansiva y
densa, con pervivencia actual, fueran el origen de las culturas de
los viejos egipcios, y no el punto final de las de éstos.
Cabe destacar tambih cómo los isleños aborígenes canarios,
conociendo a la perfección la técnica de la pintura a la almagre,
como hemos demostrado en nuestros estudios monográficos La ce-rdmica
grmanaria prehispánica de factura neolitica y Pictogra-mas
anutrcqmmrfos del abrigo pastoril de ~'MajaduA lta, en el ter-mimo
de Tejeda, y apreciado en las originales decoraciones geomé-tricas
de cuevas naturales y labradas, no se les ocurriera plasmarlas
en alguno de los solapones del mentado macizo de Balos, donde tan-tos
motivos de grabados se han localizado. ¿Tendrá esto que ver
con ser la zona del dicho "Barranco de Balos" de carácter reseco,
abierta a los vientos y excesivamente soleada, zona en la que la
cerámica aborigen se muestra más pobre?
En los grabados del "Barranco de Ba1os7', aun siendo tan dis-pares,
no se ven los motivos de petroglifos en meandros, serpenti-nas,
arcos y círculos concéntricos y envolventes como los locali-zados
en la isla de La Palma (Canarias), en Galicia, Irlanda, Ma-rruecos,
Etiopía.. . , y aún en "Zonzamas" (isla de Lanzarote) , por
nosotros plenamente localizados y colocados en posición vertical,
para mejor observarlos, que guardan identidad con el motivo del
menhir "Stele Boulhusa" localizado en el noroeste de Africa, que
habla al espíritu: tal es la concepción de los "ojos de los dioses".
Sin embargo, en la propia isla de Gran Canaria, la isla arqueolo-gicamente
más importante del Archipiélago Canario, donde llaman
"Cuatro Puertas" (Telde) , destacan en la pared de la roca que cdinda
con el dtar & Zos sacrificios y de Zas libaciones misticas unos carac-teres
alfabéticos labrados excepcionales, especie de crecientes lu-nares
eniazados, manifestación dei cuito astrai en expresión aifa-bética,
i rúbrica en un antiguo bereber?, que a su vez guarda rela-
ción estrecha con bs motivos alfabéticos del "Almogarin del Ben-taiga",
por mí estudiado y dado a conocer; ¿frase o pensamiento
invocativo a la deidad, a Aborac, junto al ara de las libaciones
místicas ?
Celebraremos que este nuestro modesto trabajo monográfico
pueda servir de estimulo a otros investigadores y especialistas en
estos temas difíciles, para más ahondar en e l l ~ sy esclarecer los
interrogantes y las l a p a s que aún siguen en pie.
B I B L I O G R A F I A
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