UN CAPITULO DE LA ENSEÑANZA MEDIA
EN LAS PALMAS
P O R
Hasta el año 1916 no tuvo Las Palmas un Centro oficial de
Enseñanza Media. Hasta entonces los estudios de bachillerato se
hacían en el Colegio San Agustín, regido por don Diego Mesa de
León, que tanto influyó en ia eievación cuiturai de Las Taimas
y que terminó por entonces su glorioso periplo, el Colegio San
Isidro, regido por don Pedro Quevedo, desaparecido unos años
antes, y el Colegio de la Soledad, de don Santiago Sánchez Yá-nez,
que continuaba su labor docente. Estos colegios, de tan hon-da
huella en la sociedad de Las Palmas, dependían del Instituto
de Canarias, radicado en La Laguna, Único Centro oficial de En-señanza
Media del Archipi61ago hasta la creación del Instituto
de Las Palmas.
Era entonces Delegado Regio de Enseñanza en Gran Canaria
el ilustre prócer don Juan Melían Alvarado, abogado en ejerci-cio
y representante durante muchos años de la política de don
Fernando León y Castillo. P fue don Juan Melián, en su calidad
de Delegado Regio y como representante de una muy poderosa..
fuerza política, quien gestionó, removiendo cuanto pudo, la crea-ción
del primer Instituto de Las Palmas. Como prueba de esta.
gestión pueden recordarse algunas cartas suyas, conservadas en
el archivo de la Casa de Galdós, en que ruega al insigne escritor
que apoye ante los poderes públicos la creaci6n del Instituto.
Hasta ahora la ciudad de Las Palmas no ha sabido perpetuar la
memoria del creador de este su primer Instituto de Enseñanza
Media.
El Instituto fue creado por Real Decreto de 4 de febrero de
1916, hace exactamente sesenta años. Y su primer Director
fue don Juan Melián Alvarado, nombrado por su Majestad
el Rey Don Alfonso XIII, Comisario Regio del Instituto, por Real
Orden de 9 de marzo del mismo año, para su organización y pues-ta
en marcha. Así lo comunica el Rector de la Universidad Li-teraria
de Sevilla, de quien dependía el nuevo Instituto: «Univer-sidad
Literaria de Sevilla. Negociado 2.9, Nm. 180. E1 Excmo.
Sr. Subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas
Artes, con fecha 9 del corriente mes, comunica a este Rectora-d~
!a R. O. que sigue: ILma Sr- = S- M- el Rey (1. D. 0.1 ha te-nido
a bien nombrar Comisario Regio del Instituto General y
Técnico de Las Palmas (Canarias) con todas las facultades pro-pias
de los Directores de estos Centros docentes, a D. Juan Me-lián
Alvarado. Y lo traslado a V. S. para su conocimiento, el del
intm-ncsoAn T7 iinmia afnntna = rn1gn-3~ v. s. =y. ~ 5 ~ s . "'"-'""VUV J UV"'-,d "...""""Y. U"' U"
= Seviila, 14 de Marzo de 1916. = El Rector. = Feliciano (ile-gible)
» .
La toma de posesión se verificó diez días después, el 27 de
marzo, ante el Delegado del Gobierno en Gran Canaria: «Don
Manuel Luengo Prieto, ex-Diputado a Cortes, ex-Gobernador Ci-vil,
condecorado con las grandes Cruces de Beneficencia y Mé-ríto
Militar, Jefe de Administración Civil y Delegado del Gobier-no
de S. M. en Gran Canaria = Certifico: Que Don Juan Melián
Alvarado ha tomado posesión en el día de hoy del cargo de Co-misario
Regio dei Instituto Generai y Técnico de Las Palmas,
a que se refiere la presente comunicación, habiendo cumplido con
las disposiciones legales vigentes. = Las Palmas, 24 de Marzo
de 1916. = Manuel Luengo = Rubricado».
Y aquí tenemos al abogado don Juan Melián Alvarado, Co-misario
Regio de un Instituto que no tiene ni local, ni profeso-rado,
ni administrativos, ni subalternos, a seis meses de distan-cia
del principio de curso, con el encargo difícil de ponerlo todo
en marcha, partiendo de cero. Pero hasta lo más arduo tiene so-lución
cuando es mucha la voluntad y no menos el entusiasmo.
-224 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
UN CAPÍTULO DE LA ENSWANZA MEDIA EN LAS PALMAS 3
Y, en verdad, ni al Comisario Regio Idel flamante Instituto, ni
al Cabildo Insular de Gran Canaria, tan comprometido en la crea-ción
del nuevo Centro, le faltaron ni lo uno ni lo otro.
Los primeros meses fueron de mucho pensar, mucho gestionar
y mucho contrastar pareceres. Después, las fechas y los acuerdos
se suceden ininterrumpidamente. El 26 de julio acuerda el Ca-bildo
Insular instalar el Instituto en la casa número 30 de la
calle de Bérez Galdbs, donde después estuvo la Sastrería Roble-do.
El 2 de agosto el Presidente del Cabildo solicita del Comisario
Director «relación circunstanciada del material de ensefianza y
mobiliario que sea indispensable desde el día que empiece a fun-cionar,
y del que pueda adquirirse durante el curso». El 4 se hace
público que la matrícula se efectuara «en las oficinas de la De-legación
Regia de Enseñanza, Doctor Chil, 34, de una a tres de
la tarde», y se pide «un empleado del Cabildo para que ayude
en el trabajo y se haga cargo del dineroo.
Mientras, se va diseñando lo que ser& el primer cuadro de
Profesores, el primer Claustro del Instituto de Las Palmas. Y se
piensa, naturalmente, en la gran solemnidad de la inauguración.
El 9 de septiembre se solicita para el acto inaugural el Salón
Saint Saens del teatro «P&ez GaldÓs». Eb 26 acuerda el Ayun-tamiento
que la noche del primero de octubre, fecha de la inau-guración,
se ilumine el frontis de la Casa Consistorial y toque
la Banda Municipal en la plaza de Santa Ana. El 20 de sepA t.i em-bre,
comprendiendo que el Salón Saint Saens, a pesar de su pres-tancia,
se haría pequeño para tamafia solemnidad, el Comisario
Director solicita la gran sala de espectáculos del «Pérez Galdós».
El Delegado del Gobierno de S. M. acepta la presidencia del acto.
El Ayuntamiento de Las Palmas acuerda asistir en corporaci6n.
Asistirán también representaciones de los Ayuntamientos de Am-eas,
San Lorenzo y Teror. El Gobernador Eclesiástico ordena a los
párrocos de la ciudad que el primero de octubre se repique en to-das
las iglesias. Se dan cita representantes de todos los centros
oficiales. Y está presente todo lo mejor de la sociedad de Las Ba1-
mas. Todo se ha preparado como para una fiesta mayor de la isla.
Y el acto tiene, en verdad, una brillantez excepcional.
81 día siguiente, el 2 de octubre, el Cabildo envía al Claustro
4 JOAQU~N ARTILES
su más entusiasta felicitación, y el día 7 se comunica al Ministro
de Instrucción Pública que la inauguración fue «un verdadero
acontecimiento». El Cabildo acuerda imprimir un folleto come-nzorativo.
El primer Claustro del Instituto estaba compuesto casi exclu-sivamente
por profesores canarios, todos interinos. Merece la pena.
recordar a aquellos hombres beneméritos que fueron los pioneros
de la enseñanza oficial del Bachillerato en Las PaImas. A todos
nuestro cariño y nuestro respeto. Sus nombres, por orden de toma
de posesión, son los siguientes:
Don Juan Melián Alvarado, Comisario Regio con funciones de
Director.
Don Benigno Dueñas Rodriguez, Ayudante de Letras, trasla-dado
de Ciudad Real.
Don José Azofra del Campo, Profesor de Religión.
Don Antonio Mesa y López, Catedrático interino de Fsico!o.gia,
L&gica, Etim y R i ~&mmt d~es Derecho.
Don Federico León Santanach, Catedrático interino de Física.
y Química.
Don Eduardo Sall y Casabuena, Catedrático interino de Mate-máticas.
Don Rafael Jáimez Medina, Catedrático interino de Matemá-ticas.
Don Agustín Millares Carlot (sic), Catedrático interino de Len-gua
Latina.
Don Antonio González Cabrera, Catedrático interino de Agri-cultura
y Técnica Agrícola.
Don Vicente Gálvez y Sánchez-Plazuelas, Auxiliar de Ciencias,
Don Rafael Montilla Benítez, Catedrático interino de Lengua
y Literatura Castellana.
50;;? Ecal& &&,ssiü y ><&es, Pym~9ri ~ t & z ~D ibzJi"n
Don Diego Ripoche Torres, Catedrático interino de Francés.
Don Agustín Bosch y Pujol, Profesor interino de Caligrafía.
Don Antonio González Hernández, Auxiliar interino de Letras.
Don Ignacio Díaz Lorenzo, Catedrático interino de Geografía
e Historia.
226 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANI ZCOS
UN CAPETULO DE LA ENSEfiANZA MEDIA EN LAS PALMAS 5
Don Santiago Barry Hernández, Catedrático interino de His-toria
Natural y Flsiologia e Higiene.
Ofidaí de Secretarzcl: Don Teófilo Morales y Martínez de Es-cobar,
que es sustituido por don Miguel Roldríguez Beti-iencour
(14 de septiembre de 1916), al ser nombrado Secretario de Moya.
Cwerje: Don José Suárez Quintana, que los estudiantes bau-tizaron
con el sobrenombre de Nacaraindom.
BeM: Don Manuel Pérez Toledo.
Portero: Don Federico Santana Artiles.
M W : Don Benjamín Rodríguez Gamo.
E2 7 de octubre, el Comisario Regio hace los siguientes nom-bramientos
de Ayudantes interinos y suplentes: don Arturo La-marque,
don Juan Espino Juárez, don Agustín Millares Cubas, don
Manuel de Castro y Castro, don Juan Bonny y don Nicolás Gen-zález
Suárez, de la Sección de Letras; a don Santiago Barry, de
la Sección de Ciencias; a don Rafael L. Avellaneda, Suplente de
Dibujo; a don Agustín Vila Henríquez, Suplente de Caligrafía, y
a don Jaime Company, Suplente de Gimnasia.
El 29 de noviembre se recibe un telegrama de don Agustin Mi-llares
Carló renunciando a su nombramiento por haber sido de-signado
«sustituto Profesor Clásicos Latinos Universidad Central».
Pteocupado el Ninisterio por la buena marcha del Instituto,
durante este primer curso salieron a oposición, y se cubrieron, más
de la mitad de las cátedras. El primer Profesor numerario fue el
de Gimnasia, don Ysaías Bobo y Díez, que no vino a Las Palmas
y permutó con don Ricardo Pradels y García, que fue el primer
Profesor numerario de heoho del Instituto. El primer Catedrático
por oposición que llegó a Las Palmas fue don Manuel Gómez San-tova,
Catedrático de Agricultura y Técnica Agrícola. Nombrado
e1 6 de abril, tomó posesión en Huesca al día siguiente y llegó a
Las Palmas el 30 del mismo mes. Antes, el 21 de mayo, había sido
nombrado el Catedrático de Francés, don IPilario Ducay e Hidalgo,
pero no tomó posesión hasta el 5 de mayo y no llegó a Las Pal-mas
hasta el 17 de julio, ya en plenas vacaciones de verano. Du-rante
el primer curso fueron también nombrados, en virtud de
oposición, los siguientes Catedráticos :
Don Pedro Casarrubias y Marcos, de Matemáticas, el 4 de
mayo.
Don Gustavo Nieto Vails, de Historia Natural y Fisiologia
-e Higiene, el 11 de mayo.
Don Paulino Mariano Paiskn y Gbmez, de el 11 de mayo.
Don José Chacón y de la Aldea, de Filosofia, el 4 de jiuio.
Don Eugenio Alfredo de la Iglesia y Santos, de Lengua y Li-teratura
Castellana, el 4 de junio.
Don Andrhs León Maroto, de Física y Química, el 5 de junio.
Con la llegada de tanto Profesor numerario, e! 11 de diciem-
%re, después de una labor fructífera, no exenta de dificultades,
dUr6 -üiia ño y ilüev-e meses, el ~Ui r I i8a~RUeg io * n a ~ ~ ~ t o
presentó elegantemente la dimisión de su cargo. El Claustro le
concedió por unanimidad un voto de gracias.
El primer año del Instituto, curso 1916-17, el núrnero de alum-nos
oficiales y libres apenas llegaba a 200. Al año siguiente, cur-so
lBi'7-18, eran ya 186 aiumnos oficiales y 144 no oficiales, en
total 330 estudiantes de Bachillerato. En 1919 se solicitó del Mi-nisterio
la creación de otra plaza más de ordenanza, bedel y es-cribiente
de Secretaría, « dada la importancia del Instituto», por
exceder la matrícula de 300 alumnos oficiales. El Colegio de San
Ignacio de Loyola, incorporado al Instituto en 1919, no tenía en
1920 sino 68 d u ~ n o sy, cinco años más tarde, en 1925, alcanzó
40s 87. El Colegio de la Soledad tenía, en 1920, 44 alumnos, y po-cos
mis el San Antonio de Padua, dirigido por don Pedro Saitana
AiPtiles. Y estas cifras se consideran óptimas en aquellos años.
El Instituto de Las Palmas celebró sus primeros exámenes li-bres,
por autorización especial, en enero de 1917. Se presentaron
seis aiumnos y el primero que figura en acta es don Aurelio Pe-
I&ez ejeda, que obtiene Sobresaliente en Etica y Rudimentos de
Derecho. Forman este primer tribunal don Ignacio Díaz, don An-tonio
Mesa y dola ~ r tÜr oL amarque. En los exámenes de fin de
curso el primer alumno oficial que figura en acta es don Agustín
Manrique de Lara y Castillo, con Sobresaliente y Uatríeula de
Nonor en Lengua Castellana; y el primero de enseñanza no oficial,
don Juan Espino Juárez, con Sobresaliente en la misma asignatu-
228 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANIICOS
ra. En esta convocatoria no hubo ni un solo Suspenso, y en la de
septiembre sólo fueron suspendidos tres alumnos.
Al crearse el Instituto de Las Palmas, el Cabildo Insular da
Gran Canaria había contraido obligaciones muy importantes COIL
el Ministerio de Instrucción Pública. Una de ellas había sido el
dotarlo de edificio adecuado. Ya hemos visto cómo, para salvar
la urgencia de los primeros momentos, el Instituto fue instalado.
en una casa de vecindad, el número 30 de la calle de Pérez GaL
dós, a todas luces inaceptable. Apenas inaugurado el curso, el 7
de octubre de 1916, el Cabildo acordó adquirir un solar de 1.80@
metros cuadrados para construir el nuevo edificio. (Piénsese que
hoy se exige para un Instituto por lo menos 10.000 metros cuadrag
dos). El 29 de noviembre el Cabildo pide informe al Claustro so-bre
las condiciones que, desde el punto de vista docente, debe reu-nir
el edificio que trata de construir en la finca «Matagatos». El'
9 de diciembre el Claustro acuerda que «debiera emplazarse en eP
poniente de la finca "Matagatos" por ofrecer este sitio mayores
ventajas de aislamiento y ventilación,. Pero el proyecto del Ca-bildo
no debió ir tan deprisa como se quería, porque el 18 de mar-zo
de 1918 la Comisihn Inspectora del Instituto acuerda «enviar
a la Superioridad informe detenido sobre las condiciones materia-les
de instalación del Instituto, que no reúne los requisitos regla-mentarios
», y «encarecer el urgente remedio de tales deficiencias,
estimando que el pase del Instituto al Estado (en realidad dependía
del Cabildo) seria el principio de tal remedio, y que, de, no ser ello
posible, debe cerrarse o suprimirse, seg-Uin unánime sentir deZ
Claustro».
Al fin se inauguró el nuevo edificio (el que ocupa actualmente
el Eospital Militar) que el Instituto compartió mucho tiempo con
la Escuela de Comercio. Pero yo no qué signo secreto impulsa
al Instituto a una situación de transhumancia constante. Al pro--
clamarse la República, disuelta la Compañia de Jesús; fue trasla-dado
al Colegio de San Ignacio de Loyola. Durante la Guerra Ci-vil,
hubo que ceder parte del colegio para cuartel de tropas. Des-pués
de la guerra, al devolverse el Colegio a sus legítimos dueños,
se trasladó al que habia sido Colegio de la Soledad, en la calle de
Canalejas, compartido también con la Escuela de Peritos. Se cons-
truyó después un nuevo edihcio en el Paseo de Tomás Morales,
con planos del Arquitecto don Luis Mateo Diaz, modificados por
don Miguel Martín Fernández de la Torre. E1 nuevo Instituto, que
había sido la ilusión más entrañable de aquel gran Director que
fue don Manuel Socorro, se inauguró el 18 de octubre de 1959;
pero, diez años más tarde, hacia la Semana Santa de 1969, por
amenaza de ruina, tuvo que ser desalojado, impartiéndose las cla-ses
hasta finalizar el curso en la Escuela del Magisterio y en el
grupo escolar «Cervantes», y el curso siguiente en los grupos es-colares
«Cervantes» y «Santa Catalina». En octubre de 1970 se
inaugura el edificio actual, construido en el mismo solar que el
anterior, con planos de don Eduardo Cáceres, siendo éste el sép-timo
alojamiento del primer Instituto de Las Palmas. Toda esta
última aventura, de complicadas sinuosidades, pesó sobre la te-nacidad
y el cálculo paciente del entonces Director don Atilio
González Rodríguez. Más tarde, la gestibn inteligente del actual
Director, don Daniel Verona Hernández, ha hecho todo lo demás.
Otra de las obligaciones contraídas por el Cabildo Insular era
el pago de las nóminas del personal del Instituto y los gastos de
material, incluyendo el de oficinas. Esto habráa de dar lugar a
una serie de incidencias e incomodidades no siempre justificadas,
desde la discusión sobre la gratificación de residencia y la rémora
en los pagos, hasta la negació-n del sueldo al Catedrático de F'ran-cés
«mientras no empiece a regentar su cátedra>.. La tirantez en-tre
el Instituto y el Cabildo debió agravarse en al* momento,
porque el 16 de mayo de 1919 acuerda el Claustro que se gestione
del Cabildo «el inmediato pago de los atrasos de todo género que
se deben por esa Corporación, de personal y material, ya que no
existe justificación de dicha morosidad que tan en perjuicio va de
los intereses no s61o del personal facultativo, administrativo y su-balterno
de dicho Centro, sino de la buena marcha del mismo, im-posibilitada
por la falta de material de exámenes y oficinas».
Las repetidas gestiones del Claustro lograron que, al fin, el
hstituto fuera incorporado al Estado el primero de abril de 1929,
r los cuatro años de su creación. Desde aquel momento, como era
natural, dejó de pagar el Cabildo. Pero como los dineros estata-les
no siempre discurren con la agilidad deseada, y en aquel en-
230 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N I I C O S
tonces pasaron cuatro meses sin cobrarse ni sueldos ni material
de oficinas, hubo que acudir de nuevo al Cabildo, que abonó los
cuatro meses de atrasos, pero solamente a los Auxiliares, Ayudan-tes,
Administrativos y Subalternos, «vista la situación de este
personal».
Era mucha entonces la intervención del Cabildo en la marcha
%deIln stituto. No sólo pagaba todos los gastos de personal y ma-terial,
sino que, por orden del Subsecretario, todo «el importe de
matrículas, derechos de examen y derechos de expedición de tí-tulos
de BachiUer haMa de ingresarse directamente en la Depo-sitaria
del Cabildo Insular». Al Cabildo le correspondía el ínte-gro
de la matrícula y un tercio de los derechos académicos. Al
&bik& se h&ign Ci_p C Q D - Q ~ Ch&~g ~ plazos & m&ir.zla upar
si tuviese que dar alguna orden a este respecto». Es el Cabildo
quien concede o niega las matriculas gratuitas y quien resuelve
las solicitudes presentadas fuera de plazo. Y los partes de asis-tencia
del Frofesorado hay que mandarlos todos los meses no sólo
al .Qiihnnnvnfnvin ninn hmhihn nl Prnciilnntn da1 Pahildn Tnaiilstr 'AA UUUUUVI ".,U* A V , ,.,Z&*V -I*N*U** -1. ... &VU*U"I-"" U"* VVUIIUV -*U---.
Como la matrícula se hacía en el Cabildo, le faltó tiempo a la
Corporación Insular para imponer, en concepto de arbitrio, el sello
insular de una peseta por la inscripción de matrícula de cada asig-natura.
Esto da lugar a repetidas quejas del Director del Insti-tuto
que solicita del Cabildo «la base legal de dicho impuesto>.
E' no debió ser muy diplomática la respuesta del Presidente, por-que
el Director del Instituto, con fecha 16 de abril de 1919, Ie
comunica: «Por lo demás, doy por no recibidas las últimas frases
de su oficio, que cuadraráan muy bien en un Rector, Subsecretarío
o Minlstro de Instrucción Hbiica, Unicois swpe&wes jetrdrqwicm
cpe esta DireccGn recion.We.». Y el 6 de junio del mismo año, el
Director oficia al Ministro «rogándoIe que los derechos de ma-txículas
y exámenes se paguen en el Instituto, para evitar Za pe-serta
&Z sello indar».
El Instituto, desde estos primeros años de su singladura, vivió
de cara a la ciudad, asociándose a sus alegrías y tristezas. Recor-demos
algunas fechas muy significativas. El 14 de octubre de
1916, apenas inaugurado el Instituto, el Claustro felicita a don
Agustín Millares Carló por el Premio Extraordinario de su Doc-
torado. El 8 de noviembre acuerda por aclamación adherirse al
homenaje que la ciudad organiza al gran Profesor de Matemáti-cas
don Fernando Inglott y Navarro, cuyo brindis habría de ha-cer
nuestro ya famoso Tomás Morales, y el 15 de noviembre so-licita
para el homenajeado la Encomienda de Alfonso XI. El 29
de marzo de 1947, enterado el Claustro de la apurada situación
económica de don Benito Pérez Galdós, se pide a los poderes pú-blicos
una pensión vitalicia para el ilustre novelista. El 24 de oc-tubre
de 1919 se cursa un telegrama a don José Hurtado, intere-sándose
por su salud, y el 12 de enero de 1920, con motivo de su
muerte, se telegrafía al Ministro de Instrucción Pública: «D~rec-tor,
Claustro y personal de este Instituto dan a España en la per-sana
de TvT. E. mcy uer,tl& p&ame p- Ic, z ~ e " de c-&=
dós, una de sus glorias más altas y legítimas,. Se acuerda enton-ces
solicitar que el Instituto de Las Palmas lleve el nombre de
«Pérez Galdós». E,l 13 de marzo de 1918 se suma también al duelo
de la ciudad por la muerte de don Fernando León y Castillo, sus-pen&
éndose las de iuko, iio la pi-oteita
airada del señor Chacón, a quien la Dirección cree debe imponerse
un correctivo de suspensión de sueldo, por lo que califica ((descor-tesía
social, dado el duelo de que participaba toda la ciudad». Y,
con fecha 16 de mayo, se comunica al señor Ministro de Instrmc-ción
Pública y Bellas Artes lo siguiente : «Esta Dirección no puede
acallar el acto cometido en el día 13 del actual, dada la gravedad
que reviste. El hecho pad así. Con motivo del fallecimiento del
señor Le6n y Castillo, el Comercio y los Centros Públicos cerrá-ronse,
a invitación que hizo el señor Alcalde. Esta Dirección, ante
tal medida, creyó ccnveniente hacer lo propio con el Instituto. Mas
el Catedrático don José Chacón protestó dentro del edificio de tal
orden, llamando repetidas veces a los alumnos para que entrasen
en su clase, no obstante las reiteradas observaciones del personal
subalterno ... El acto reviste gravedad, al ser verificado ante el
personal subalterno, al ir envuelto en él una descortesia social,
dado el duelo de que participaba toda la ciudad y el haber hecho
manifestación escrita de 61 a esta Dirección, en carta ofensiva. En
vista de lo cual, y en evitación de que no vuelvan a repetirse tales.
actos de indisciplina, esta Dirección cree necesario imponer un co-
232 A N U A B I O DE E S T U D I O S A T L A N ? I C O S
UN CAPÍTULO DE LA ENSERANZA MEDIA EN LAS PALMAS 1l..
rrectivo de suspensión de sueldo, o el que estime conveniente
V. E., al señor Chacón, en virtud de lo que dispone el párrafo se-gundo
del articulo 9 del Reglamento de Institutos».
No es este el único incidente apasionado de aquellos prrmeros
años del Instituto. Recordemos la protesta por el proyecto de de-dicar
una calle al Diputado por Las Palmas don Baldomero Ar-gente,
del partido de León y Castillo. O, en otro oden de cosas,
la agresión y lesión (3 de febrero de 1917) del Profesor don Ar-turo
Lamarque por don Antonio García, Habilitado del Centro.
Merece la pena recordar que el 8 de mayo de 1919, los Direc-tores
de los Institutos de Canarias (La Laguna) y Las Palmas
fueron nombrados Delegados Regios de Primera Enseñanza. Lla-ma
la atención un escrito del Cabildo Insular de La Palma, de 6
de junio de 1919, preguntando si, «caso de autorizar el Ministerio
la incorporación al Instituto del Colegio de Santa Cruz de La Pal-ma,
iría una comisión a examinar alumnos no oficiales en el mes
de junio por 2.000 pesetas». En la misma fecha el Director del Hns-tituto
telegrafía al Ministro lo siguiente: «En nombre propio y
compañeros Claustro tengo honor participar V. E. veríamos con
gusto incorporación Colegio Santa Cruz Palma este Instituto su-plicándole
respetuosamente pronta y favorable resolución». Otro
problema que preocupa al Claustro es el calendario escolar. El 19
de octubre de 1918 acuerda apoyar, por mayoría de votos, la pe-tición
que, por iniciativa del Delegado Regio de Enseñanza, «ha
de dirigirse al Excmo. Sr. Ministro de Instrucción Pbblica, re-cabando
dé comienzo el curso en los Centros docentes de esta Ciu-dad
el día 1 de noviembre, como ya se efectúa en la Escuela h-dustrial
y el Seminario Universidad Pontificia de Canarias».
Esta serie de datos, importantes unos, miniasculos otros, todos
ya lejanos y un poco olvidados, incompletos sin duda, pero que
pueden tener algún interés, son algo así como un capítulo de la
nm-r -m--d-n- y p q c & ~Y i&[)rjl 18 Y~&~ p z aM e$rs cficia!e r, Las
Palmas durante sus primeros años, apenas en su primer despe-gue.
Después, poco a poco, año tras año, las cosas fueron cam-biando
bastante y se fueron superando todas las marcas. Apare-cen
nuevos Centros privados (Corazón de María, Dominicas, los
Viera y Clavijo, Teresianas, Sagrado Corazón, Salesianos, María
12 JOAQUÍN ARTILES
Auxiliadora, Nuestra Señora del Carmen, Sagrada Familia, Lope
de Vega, Labor, Colegios Balmes). Los Institutos llegan a 17
(nueve en la capital), además de dos Secciones Delegadas, cuatro
Filiales y dos Colegios Libres Adoptados. Todo esto tiene mu-cho
que ver con la elevación de nuestro nivel cultural y con la his-toria
de la docencia en Las Palmas. Aquellos 200 alumnos de 1916;
aquellos 300 alumnos oficiales de 1919, que daban pie para hacer
slarde de la «importancia del Instituto de Las Palmas»; aquellos
68 alumnos del San Ignacio de Loyola el 1920, considerados como
cifra muy aceptable, nos parecen hoy simples balbuceos en el des-arrollo
histórico de la Enseñanza Media. Pero aquello fue el ger- a
men de la espléndida eclosiiin de nuestros días. Porque el creci- E
~ 5 e z , dt e~ !c, "u&;,si;~a Xedia l!@ pspectaeglzr. 0 0 O
n alumnos del curso inaugural de 1916-17 se convierten el a50 1964 -
=m
O en 11.551. En 1965 son ya 13.374. En 1966,15.122. En 1967, 18.541. E
E
En 1968 alcanzan la importante cifra de 21.486. En 1!369, 24.507. S
E
Y en 1970, 28.469. Recordando los tiempos iniciales desde nues-
A-.-. pnr --n.-.+:T.m ,,,,,, de hoy, poGemw decir c m el p e t ~ :< Y semes 3
hoy porque ellos fueron antes,. e-m
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NOTA.-Todos estos datos están tomados de los Archivos del Instituto tP&
rez Galdós~, Cabildo Insular de Gran Canaria e Inspección de Enseñanza Me-dia,
del Distrito Universitario de La Laguna
234 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS