FRANCISCO TOMAS MORALES, GENERAL
EN JEFE DEL EJERCITO REALISTA
EN COSTA FlRME (1820-1 823)
ANALOLA BOBGES
Doctora en Historia de América.
Vivíase por entonces la original reventa del territorio español.
No al margen del Soberano, como había ocurrido en anteriores
centurias, cuando la política de los Repartos planeados por el Rey
Sol y las naciones copartícipes, ante la impotencia y enfermedad
del Último de los Austrias.
Ahora España estaba en almoneda, en un negocio sucio además.
El traficante era el mismo Soberano. La dignidad, el pudor, la leal-tad,
los valores esenciales de la estirpe y de todo cuanto caracte-riza
a lo hispano había quedado destruído en el vaho nauseabundo
de la corte.
Así se llegó a todo: se enajena el territorio, la soberanía, la
patria, en fui.
Empezó la reventa entre el rey y su hijo: Carlos abdica en
Fernando. Este forzado e impuesto traspaso no duró mucho, por-qce
Fer'rnmd~ m ehe he -! sykdiczn evi Czrl~s( Bay~na- )- 41 pnhre Cu-los
IV le viene ancha la corona, que sostuvo su hijo brevemente,
y busca al más digno de poseerla: Carlos abdica en Napoleón. El
Emperador de los franceses no se compromete a sostener por sí
solo tantas naciones sometidas, tantas testas descoronadas, tanta
intri y en sus filas. Pero tiene una genial solución : Napoleón hace
rey de España a su hermano, por entonces rey de Nápoles, por im-
2 ANALOLA BORGES
periaI orden de su imperial emperador y hermano. Ahora por las
mismas razones José es rey de España.
Aquí parece terminar la tragicomedia española durante veinte
años (1788-1808). Cuando se baja el telón tenemos coronado en
Madrid al bello José.
Pero el pueblo, la estirpe, el trasfondo, el sustrato de España
no estaba representado en aquella reventa y almoneda, cuyos pro-tagonistas
fueron un rey tradicional, un príncipe cobarde y un am-bicioso
emperador.
De aquí que surgiera el Dos de Mayo con el Alcalde de Mós-toles.
De aquí Gerona, Zaragoza, Bailén ...
Mientras, José, el bello rey francés, distraía la nostalgia y la
pereza que le proporcionaba el gratuito trono español con amoríos
escogidos entre condesa y marquesa de titulos, naturalmente es- NB
pañoles, sostenidos, también naturalmente, por el tesoro nacional. E
José abandonó Madrid después de la derrota francesa en Bailén o
n (30-IX-1888). Los españoles estaban decididos a saivar ia patria, -
m
O
el suelo, la familia, el hogar. Había que rescatar a España entera E
E
2 del poder invasor. E
Se había formado la Junta Suprema Central Gubernativa del
-
Reino (25IX-1808) en Aranjuez, que tiende a unificar las Juntas 3
-
provinciales creadas para organizar la defensa del país. -
0
m
Napoleón llegó a España y deja las huellas de su ambicioso E
Plan en los históricos lugares de Gamonal, Espinosa de los Mon-o
5
teros, Tudela, Somosierra ..... Madrid. n
E
Sus mandatarios-generales continuarían asolando y destruyen- -
a
do, hasta que fueron definitivamente expulsados del suelo ibérioo. 2
n
A cambio regresa el Deseado Fernando VI1 de su destierro en n
Francia (1814). Después de la dolorosa lucha, España en carne O3
viva vitoreaba al Rey y salvador.
Pero una nueva tragedia aguardaba a los españoles. Con el Rey
llegó el odio, ias banderías, ias persecuciones entre 'ne~maiiosi,a
deslealtad, la infamia.
"A Fernando VI1 le faltaban todas las cualidades que debe po-seer
un Rey, que más o menos habían tenido sus antecesores. Ni
noble ambición, ni generosidad, ni garbo imaginativo, ni amor a
las artes, las letras o ias armas. Carecía dei espíritu del "Eéspoia
12 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLBNTICOS
ilustrado" a lo Carlos 111, o de la perezosa dejadez bonachona a lo
Carlos IV; de la afición decorativa de Felipe V, o la pasión musical
de Fernando VI.
"Fernando VII era zafio, ruin, avaro, cruel, cobarde, vanidoso.
Ni una sola idea noble atravesó su real mente, ni una sola virtud
adornó su personalidad humana. Fue reaccionario por crueldad,
no por convicción; no porque intuyera que el liberalismo podría
causar a Bpaiía grandes males, sino porque limitaba su ambición
de tirano. Jamás arriesgó su persona por el sostenimiento de una
idea, y prestó juramento tras juramento con la insana intención
de quebrantarlos en cuanto le fuera posible. La deslealtad era su
segunda naturaleza. Desleal con sus padres, con su Patria, con sus
ardientes partidarios, con sus enemigos, no podía hacer otra cosa
con su Dios" l.
Con esta hechura de rey fue gobernada España durante die-
&üe;~e Iarg~sa f i c~(I gl&lazV).
España europea, sus guerras, sus tragedias, sus Juntas, su Rey,
tuvo la dolorosa respuesta de la España americana.
La unidad del territorio americano había comenzado a resque-brajarse
ya desde el XVIII por medio de insurrecciones aisladas
(Tupac-Amam en Perú, los comuneros de Nueva Granada, los re-publicanos
de Caracas). Estos débiles y esporádicos movimientos
tuvieron años más tarde la singladura que ha%& de ponerlos al
día con la creación de las Juntas provinciales, al igual que en la
España europea, extendidas por las provincias, capitanías y vi-rreinatos
de la América española.
La causa de la creación de estas Juntas está clara: la defensa
del territorio y la lealtad al rey prisionero (oficialmente) ; clandes-tinamente
estaba aún más clara: luchar por la independencia del
propio territorio. Entonces nacieron, al decir de Demetrio Ramos,
"los motines de Aranjuez americanos". De este modo "el aranjue-cismo
desenfrenado, como antes el juntismo de respaldo, da pábulo
1 F. Xirnénez de Sandoval: Uc pieZ de toro, Barcelona, 1944, págs. 242-243.
Núm 11 11965) 13
Manifiesto de Simón Bolívar a los españoles europeos de los Castillos de Guayana
(31 de julio de 1817) A H N
14 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
El Libertador Simún Bolivar. Pintura an6nima que figuró en la Exposición de
Arte Colombiano (Rarceiona. 3962).
El general D. Pablo Morillo, conde de Cartagena. Litografla conservada en la
Bihliotcca Nacional de Madrid.
a una glorificación de la sustitución de la autoridad que forzosa-mente
había de conducir a la repercusión en cadena" 2.
Y para reconciliar a los españoles de América con los españo-les
de Europa, la metrópoli ofrecía el trágico espectáculo del te-rritorio
invadido, el país esquilmado, la flota abatida, el ejército
deshecho. El soberano prisionero, y José, el Bello, coronado en
Madrid.
A partir de 1814, cuando ya el movimiento emancipador habia
prendido fuertemente, si bien estaba aún lejos de triunfar, la Me-trópoli
tiene aún menos que ofrecer a los españoles de América:
la repelente soberanía del ingrato e imbécil Fernando VII, como
en 1817 le llama Bolívar.
El primero de enero del año 1820 Riego proclama la Cons-titución
en el pueblo de San Juan, cuyo movimiento se extiende
rnVnr- la Pnnínciilcr Wn r n ~ n A nT7 TT nl r n ,k~bs~e!c te, se q y e ~ ~j-gr- ~ -- * .d*----w--. "L A A W A I U " " AL, "A " Y
rarla con la célebre frase: "Marchemos francamente, y yo el pri-mero,
por la senda constitucional". El movimiento liberal duró
aproximadamente un trienio, hasta octubre de 1823.
En el ejército español de Costa Firme se iban a desarrollar du-rante
este período hechos luctuosos que vamos a exponer.
El General Morillo había solicitado el relevo de su puesto como
General en Jefe de aquel ejército Pacificador. El 6 de agosto del
año 20 había reiterado su petición, debido a unos insultos que se
habían hecho a su persona y autoridad, en escrito impreso, a
causa de una orden suya transmitida a su ejército imponiendo el
uso de la escarapela de color rojo. El General se encuentra sin
autoridad debido a la "blandura" de las leyes constitucionales, y
expresa de nuevo el deseo de recibir el cese y traslado a España.
De Madrid se le comunica que tiene perfecto derecho a demandar
Uemeirio ñamos: Los motznes Ge riranjuex amerzcaltos y los principios
de b actividad emamzpadora. "Boletfn Americamsta", núm. 56. Facultad de
Filosofía y Letras. Universidad de Barcelona.
a los injuriantes, y, "en cuanto a la dimisión que V. E. repite,
ya S. M. ha resuelto anteriormente admitirsela, quedando muy sa-tisfecho
de los grandes servicios que V. E. tiene hechos a la na-ción"
3.
Nuestro estudio comprende los mandatos del General don Mi-guel
de La Torre y del Brigadier don Francisco Tomás Morales 4,
3 Archivo Histórico Nacional Madrid. España. Citado en adelante A. H. N
Sección Estado. Fondo del Conde de Torrepando Del Secretario de Estado al Ge-neral
en Jefe del Ejército Paczfzcador de Venezuela. Morilb. Legajo 18.
F'ran~lSC0 Tomás Morales (1771-1844) nace en Carrizal (Aguimes) (isla
de Gran Canaria). Sus restos yacen en la capilla de la "Hacienda de San Fer-nando",
en Moya (Gran Canaria) Sobre el mármol sepulcral está escrita una
inscripción, homenaje del obispo don Buenaventura Codina.
A los quince años marchó a América y sentó plaza de soldado en 1804.
Casó en Barcelona de Venezuela en 1809.
E k 1812 ya se enc~rit,rae: Caracas ccn ?u gr&~acii>nd e tex11ente; es he-rido
y asciende a capitán. A partir de entonces interviene en casi todas las
campañas que se desarrollaron en Venezuela En Mosquitero (1813) sufre,
junto a Boves, una gran derrota Vence en la Victoria y San Mateo (fe-brero
de 1814), y es ascendido a coronel Siempre con Boves, su jefe in-mediato,
interviene en la batalla de La puerta, que resula un completo éxito
para los realistas (junio 1814) En Caracas se recibieron a un tiempo las no-ticias
del triunfo de La Puerta y del regreso a España de Fernando VTC. En
Aragua (agosto 1814) veria de nuevo el triunfo de sus tropas; pero si bien
fue un desastre total para los patriotas, los españoles perdieron también mu-chos
hombres. El año 14 terminaba con las batallas de Urica y Maturín, que
supuso el último triunfo de los españoles durante este período Eln Urica muere
Boves, y Morales ocupa el puesto superior del ejbrcito, sin reconocer la auto-ridad
de Cagigal. Los "llaneros" lo aclaman y Morales no supo acatar la je-rarquía.
La falta de disciplina y el hecho de actuar por sí solo motivó esta in-subordinación,
imposible de realizar en tiempos normales.
A principios de 1815 sólo quedaba en poder de los patriotas el miente
de Curnaná (Soro, Irapa y Guiria), que Morales conquistó en febrero del ci-tado
año. La isla Margarita era el único reducto de los mdependentistas. ETn
abril llega Morillo, a quien Morales entrega su autoridad.
En 1816 regresa del Virreinato del Perii, ante los movimientos de los pa-triotas,
que se hablan rehecho de los pasados desastres. Vence en Río Piedras
y en Aguacates (abril) al General Soublette, pero en septiembre sufre una
gran derrota en el Juncal. Sin embargo, se rehace y vence a Bolívar en Auya-mal.
En marzo de 1818 está en Maracaz. Interviene seguidamente en la ba-talla
del Semen, que supuso un.& espantosa carnicería para ambos contendien-tes,
pero salió vencedor el bando español Morales quedó herido y entrega el
16 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FRANCISCO TO'M.&S MORALES, GENERAL EN JEFE DEL EJERCITO 7
ambos sucesores de Morillo, en el cargo de General en Jefe del
ejército expedicionario de Costa Firme.
Cuando el 14 de diciembre de 1820 parte Morillo para España,
queda como General en Jefe del Ejército Pacificador en Costa
Firme La Torre, y Morales asciende al puesto de segundo manda-tario,
entonces con la graduación de General. No tratamos aquí
de relatar los hechos conocidos y sobradamente estudiados, sino
aportar datos inéditos del campo realista a la luz de los documentos.
La Torre debe enfrentarse en seguida con los arduos proble-mas
ya existentes y los que surgen inesperadamente. Se está en
período de armisticio, que se había firmado por Morillo y Bolívar
el 25 de noviembre de 1820, mediante el cual se suspendían las hos-tilidades
durante seis meses y se delimitaban los territorios ocu-pados
por ambos ejércitos. Como consecuencia se firmó el tratado
de Regularización de la Guerra.
Pese al armisticio, La Torre apenas si tuvo tiempo para resol-ver
los espinosos sucesos que se encadenaron desde que ocupó el
mando supremo del ejército. Veamos algunos de estos problemas :
1.0 Las pretensiones del ejército independentista que quiere
instalar una brigada de 2.000 hombres, bajo el mando del coronel
Plaza, entre Barinas y Santa Lucía, en las márgenes de Santo Do-mingo,
cuyos lugares habían quedado fijados en el armisticio como
ocupación realista. Esto motiva una asidua correspondencia entre
Bolívar y La Torre. El español desea cuanto antes la partida de
los comisionados grancolombianos a Madrid, a fin de que la paz
se negociara antes de finalizar el armisticio; y evitarse de paso
inquietudes parecidas a las de que se trata 6.
mando a La Torre Este año 18 es muy movido para el soldado canario. bate la
división del negro Mina en el Corozal, derrota al General Sedeño en Cerro de
los Patos, triunfa sobre Julián Infantes en Ramírez; ocupa Cugmito y Cama-gua-
n, incoiipOr.il&, así carliPo uria extenva zori. aei cisno
En 1819 las fuerzas del General Páez hostilizan a las de Morales en lu-gares
anegados y pantanosos. Cañafístola, Caracamate y Gamarra, donde
los españoles perdieron muchos hombres. A $partir de estos sucesos, la van-guardia
del General Morales se acantonó en Calabozo.
Los sucesos que seguirán, en los que interviene nuestro biografiado, se
nnol.nn.. A,. Arn4.A ~ ~ t . . r l . ~
L I I I Q I A Y O I I i Cll CUCC CUCUUI".
5 A. H N. Seccih Estado. Fondo del Conde de Torrepando. Correspon-dencia
entre BoZWr y La Torre. Diciembre 1820. Legajo 25.
8 ANALOLA BORGES
2.O Una nueva e inesperada conmoción surgió en el período
del armisticio. La Torre recibe un escrito del General independen-tista
o patriota Urdaneta, en febrero del 21, en el que le da cuenta
de la sublevación y adhesión de Maracaibo a las fuerzas patriotas 6.
Nada pudo hacer el General español por evitar este desastre. Sus
escritos de protesta, insistiendo en que no debería ocuparse la
ciudad sublevada por ir contra lo expresado en el armisticio, no
tuvieron ningún éxito. Para dar a conocer su postura en este arduo
asunto, publicó el Manifiesto que hace a b s pueblos de Venezuela
el Mariscal de Campo don Miguel de La Torre, General del Ejército
expedicionario de Costa Firme sobre la continuación de la guerra
Cuando el GOkrnador Político Intendente y Comandante Mi-litar
de Maracaibo, don Francisco Delgado, se decide a adherirse
a los patriotas y publica su manifiesto, en que dice, entre otras
cosas: " ... ha tiempo que es ocioso demostrar la impotencia que ha
tenido, tiene y tendrá siempre la España de dar la felicidad a este
grande y distante continente ..." no sabría con seguridad hasta
dónde eran proféticas sus frases. La España de Fernando VII sólo
causaría desastre en España y la más espantosa ruina a los crio-llos
y españoles del continente americano.
A los sucesos externos, provinentes del ejército contrario, le
suceden los problemas en el orden interno, en las instituciones y
en el mismo ejército que están bajo su mando.
Desde los primeros días de su mandato pudo comprobar que
el Ayuntamiento de Caracas no había aceptado los avisos y exigen-cias
del Capitán General de la Provincia, referentes a la solicitud
de recursos económicos; a la incorporación de los vagos al ejér-cito
; sobre alojamiento de los militares en casas particulares ; sobre
escasez de milicias y otros 9. Los roces entre ambas autoridades,
Jefe Político y Capitán General, son corrientes. Ambas acuden al
6 A H. N. Del General Urdaneta al General en Jefe del Ejército de Costa
Firme, don Miguel de La Torre. Cuartel General de Tru~illo2, 1 de febrero 1821.
Torrepando, 93.
7 Idem. Torrepando, 25.
8 Id. Maracaibo, 28 de enero de 1821. Torrep, 93.
0 A. H. N. Del General Correa, Jefe Político Superior de Venezuela, a La
Torre. Caracas, 2-1-1821. Torrepando, 18.
18 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FRANCISCO TOMhS MORALES, GENERAL EN JEFE DEL EJERCITO 9
General en Jefe, que con frecuencia necesita de una gran mesura
para coordinar estas jerarquías en los momentos de gravedad
extrema.
La correspondencia que le dirigen los Alcaldes Constituciona-les
muestra a todas luces el desastre de los municipios, asolados
y devastados después de la larga contienda lo.
Y los comunicados de los jefes de ejército redondean la situa-ción
precaria y desolada en que se hallan los acampados.
Como es lógico, la correspondencia más asidua se entabla entre
La Torre y Morales. Tal información de primera mano nos ha
servido de principal fuente para este estudio. Los informes en-viados
desde las tiendas de campaña, en vísperas de acontecimien-tos,
apuntando nerviosamente los escasos éxitos o bien estreme-cidos
por la derrota, nos dan a conocer con claridad meridiana las
v i ~ i ~ i t ~ddeel es j &~i t^es pañol en Ins ÚIfi.ímns años de la contienda
en Costa Eirme. La correspondencia entre ambos jefes españoles
comenz6 en diciembre del año 1820.
El 28 de diciembre del citado año, Morales se encuentra en
Cagua procedente de Calabozo, de donde hzbfa partido el 24 del
mismo mes, dejando a Pereyra en su lugar, y se dirige a Caracas,
a fin de ponerse en contacto con el nuevo mandatario. Al efecto,
dice: allí "tendré el gusto de abrazar a V. y de tratar algunos pun-tos
que nos podrán ser interesantes" ll. En Calabozo tenía el man-do
del Regimiento de Lanceros del Rey, y pone buen cuidado en
dejar cubiertos los lugares vulnerables durante su ausencia, a fin
de evitar sorpresas. Así, dispone la distribución de los jefes: Te-niente
Coronel Tomás Renovales, en El Sombrero; Comandante
Narciso LÓpez, en Maracay; Comandante Antonio Martínez, en
Guardatinajas; Coronel Juan B. Urrutia, en San Francisco de Tiz-nados;
Comandante Regino Landaeta, en Pao; Comandante Anto-nio
Ramos, en Calabozo; Comandante Manuel de Jesús Mata, en
el Calvario. La armeria ha recibido también sus órdenes para tras-
10 Id. Correspondencia de los Alcaldes Constitucionales de Venezuela al - urjnrrrci! eii oT.r-.*r.. rrr 2u-r1jr rmi-jK=, ,r. \ rrtev ,uirnr n eo(.nn i* uvuia r ume. A53 1g21. TGXT3p2~63, 18.
11 Id. Del General Morales al General en Jefe La Torre. Cagua, 28 de
diciembre de 1820. Torrep. Legajo 8.
10 ANALOLA BBRGES
Iadarse a El Sombrero. Antes de partir hace un llamamiento a todos
los jefes a fin de que propongan a sus soldados el trato familiar y
bondadoso con los habitantes del pueblo: "el buen trato y amavi-lidad
con que puede y debe ligarse la fraternidad entre los vecinos
y tropa, que tan recomendable se hace para la pasificación del Paiz,
queda de la consideración de los Gefes, de quienes aguardo que en
todo correspondan mis esperanzas en estas instrucciones7' 12.
Según el historiador Montenegro: "El año 1821 todo fue de
desastres para el ejército realista, que, disminuído por las razones
dichas, apenas alcanzaba a 11.000 hombres, situados en Calabozo,
Barquisimeto, Tocuyo, San Carlos y Caracas, y en los puertos o
plazas de Maracaibo, Puerto Cabello, la Guaira y Cumaná" 13. Real-mente
estamos en completo acuerdo con la visión del historiador
venezolano: no sólo fue de desastre, sino de incertidumbre y de
desesperanza.
Comenzó la inquietud con la partida de Morillo a España, des-pués
de firmado el armisticio. Entonces se propagó el rumor, sa-lido
de las filas independentistas, de que Bolívar había quedado
"como jefe de ambos goviernos, cuyas voces son vertidas por varios
disidentes que se internan en nuestro partido ..." 14.
Mientras, Morales, a bordo de la fragata "Ligera", realiza una
expedición por la Costa del 10 al 21 de febrero de 1821, con la
intención de apoderarse de la Guaira. Entró por barlovento, pero
la barrera del mar y lo escarpado de las rocas le impidieron la
maniobra; luego sobrevino la calma, y la carencia de los vientos
obstaculizó de nuevo el desembarco : " . . . considerando de ninguna
utilidad todas las tentativas contra la Guaira, y por no exponer
la División a su total exterminio, en el concepto de estar guarne-cida
por suficientes tropas y protexidos de seis buques de guerra
a la vista del camino de Mayquetia, por donde debía ser la opera-ción".
Decidió entonces ocupar Catia y Ocumare, con exito esta
vez; el día 18 entraba en la primera villa e incluso llegó a las
12 Documento citado en nota anterior.
13 Feliciano Montenegro. HZstorza de Venexzceza. Caracas, 1960, páguias
57-58, tomo 11. Academia de la Historia de Venezuela
14 A H N. Torrepando, 4. Carta del Coronel Ramirez al General Mora-les
Orituco, 26 de enero de 1821.
20 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FBANCISCO TOMÁS MORALES, GENERAt EN JEFE DEL EJBRCITO 11
cumbres de Ocumare, que conquistó al siguiente día, inutilizando
seis cañones al ejército contrario, sin apenas haber hallado resis-tencia.
Los habitantes lo recibieron llenos de júbilo en ambos lu-gares,
de forma que su voluntad hubiese sido continuar avanzando,
pero falto de las órdenes superiores se detuvo 15.
Como se puede apreciar fácilmente, durante el armisticio hubo
movimientos de tropas que hacían recelar cualquier sorpresa de
uno u otro bando. De haberse podido reconquistar la Guaira, como
según parece era la intención del jefe español, es posible que el
armisticio hubiese quedado roto en el acto. Pero por parte de los
patriotas ya se habían concentrado tropas dentro de los limites
del bando español, en las márgenes de Santo Domingo, como ha
quedado dicho. Después vendría lo de Maracaibo, casi en los mis-mos
días en que Morales intentaba apoderarse de la Guaira. Cree-mos
que s61n Is precaria itiiacibn -e1 ejército español detuvo una
ruptura definitiva. Sin embargo, no hemos encontrado ningún
reproche por parte de los jefes patriotas a esta incursión de Mo-rales.
Pensamos que o bien no le dieron importancia, o le prepa-raban
una contraofensiva por sorpresa que no llegó a realizarse.
En todo caso, el 29 del mismo mes de febrero de 1821 Morales
vuelve a estar en Cagua "con un cruel ataque de sangre a la gar-ganta
que me causó una terrible inflamación, todo lo que me fue
calmado por un facultativo que vino de San Mateo . . ; . por ahora,
crea usted, me sostengo de limosna y estoy en cama" "6.
La Torre recibe casi un diario de las actividades realizadas por
Morales. Entre ambos jefes continúa la asidua correspondencia,
que en estos momentos parece leal y amistosa.
Don Miguel tenía intención de entrevistarse con Morales, pero le
llegan noticias de que han arribado los comisionados elegidos por
el gobierno de Bolívar para embarcar a España. Esto ha motivado
el retraso de la entrevista; sin embargo-dice-, "acompano a V.
el adjunto anónimo que se me ha dirigido, en que verá el medio de
que se valen los enemigos del orden para dividirnos y establecer la
guerra entre las autoridades, persuadiéndome que tal vez harán
a V. las mismas o peor insinuaciones contra mí. Y deseo dar a V.
15 Id. Torrepando, 4. De Morales a La Torre. Puerto Cabello, 21-II-1821.
16 Id. Leg. cit. en nota anterior. D.el mismo al mismo Cagua, 29-L1:-1821.
las mayores pruebas de la sinceridad de mi afecto, como lo prueba
el ningún aprecio que hago de la conducta de los enemigos de V.
para desacreditarlo" 17. ¿Hasta qué punto era sincero La Torre?
Ya veremos que no guardaba a Morales el afecto que expresa te-nerle.
Este contesta con protestas de adhesión a su persona y au-toridad,
protestas que tampoco nos parecen sinceras ... como tam-bién
se verá.
De todas formas, ambos necesitan del mutuo apoyo y confianza.
El hambre se enseñoreaba en las filas realistas y con ella la mur-muración,
las deserciones, las enfermedades. Por otra parte, llegan
desde la metrópoli órdenes contradictorias, pero nunca la ayuda
económica deseada. Entre las órdenes recibidas recientemente está
la de la reducción de los campos volantes, dejando sólo aquellos
que sirven de correos, por creerlos ya innecesarios, a vista de las
próximas negociaciones de paz.
Es ahora cuando el canario solicita se le expida licencia para
su partida a la Península, en vista de que no harán falta sus ser-vicios
y en atención a la licencia "que S. M. me tiene concedida y
me comunicó el excelentísimo señor Conde de Cartagena, don Pa-blo
Morillo ... en tres de nobre. de mil ochocientos y diez y siete ..."
Días después se encuentra más animado, por un anuncio de dinero
con destino a víveres, "pues el vien [de la tropa] me es tan grato
que nunca tengo mayor satisfacción que el verlas abastecidas ..." Is.
La Torre contesta con sentimiento por su relevo en caso de ser
aceptado Is, lo que aún nos parece sincero.
17 Id. Torrepando, 4. Carta de La Torre a Morales Caracas, 22-11-1821.
1s Leg cit. en nota anterior. De Morales a La Torre. Cagua, 3-111-1821.
19 Id. Caracas, marzo 1821. El General en Jefe dice, en escnto, a Morales:
"Me ser& sensible la separación de Vd del egército de mi mando como un Gefe
qine es de 41 y diyo de mis consideraciones, por los uiteresantes servicios que
ha hecho en favor de los derechos de la Nación, los cuales me son apreciables.
Pero si V. no quisiere contmuar dando a ésta días de gloria, por cualquier
causa que haya producido este deseo, tendré la mayor complacencia en acre-ditarle
mis berdaderos sentimientos en su favor, apoyando la solicitud que V.
tenga a bien hacer a S. M. Y, mientras desciende la R1 resolución, no dudo
que V. concurrirá con su mñuencia y disposiciones a conservar en todos los
uidividuos del Ext., y particularmente en los que comparecen la bizarra Di-visión
de Vanguardia de su inmediato mando, el entusiasmo que hasta ahora
22 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Carta de Simón Bolívar al general espaiiol La Torre (Trujillo, 5 de marzo de 1821) A. H. N
Carta de Simón Bolívar al general espafiol La Torre (Barinaa, 12 de abril de 1821) A. H. N
FRANCISCO TOMAS MORALES, GENERAL EV JE!S DEL EJÉRCITO 15
Pero las reacciones de Morales son bruscas y temperamenta-les.
Tan pronto se halla poseído de un desaforado ánimo de con-quista
sin que haya obstáculos que se lo impidan, como llega a ex-tremos
de laxitud, deseando vivamente el retorno a España o a Ca-narias,
su región de origen. La Torre, por el contrario, muestra
casi siempre mesura y control, si bien a medida que el tiempo pasa
se trasluce en sus escritos una amargura imposible de disimular.
Morales no espera nada bueno de Bolívar, y cuando sabe que el
armisticio está a punto de romperse, no duda en expresar ruda-mente:
"siempre me pensé yo que el señor de Bolívar no cumplía
los tratados de armisticio, pues jamás ha tenido buena fee ..." 20.
La Torre tampoco espera favor de Bolívar, pero cree en los tra-tados.
Norales es el hombre de pueblo cuya única formación ha
sido el campo de batalla. La Torre es militar por vocación y su
conducta es intachable: por eso su sorpresa ante los hechos de
u",irigo y de i"V1ai-acaibo.
Ha llegado abril de 1821. El General en Jefe examina los pro-blemas
de su ejército, diseminado por pueblos, campos y villas;
a diario le llegan los innumerables informes del estado precario
de aquellos hombres que le están confiados. La Torre se mueve de
uno a otro campamento con el fin de alentar a la tropa y de conocer
directamente sus necesidades, que no puede resolver más que con
promesas que de antemano sabe no podrá cumplir a causa de que
el Gobierno se ha desentendido de todas sus peticiones. Y, mien-tras
examina un campamento, le llegan los escritos procedentes
de todos los lugares donde hay un destacamento español con alar-mantes
noticias de todo orden: Pereyra no puede realizar opera-ciones
en San José de Tiznados por falta de víveres; en Trujillo,
donde hay sólo doscientos hombres, se encuentra el General pa-ha
manifestado, permaneciendo V. a su cabeza como necesario a las opera-ciones
que se resuelvan en la próxima campaña, en la que reuniré ambos man-dos
para 'que sólo haya una dirección en los asuntos, un solo impulso, tan in-dispensable
en la guerra y, por consiguiente, un uniforme sistema que evite
los entorpecimientos que a cada paso toca en las providencias." A. H. N. To-rrepanüo,
4.
20 A. H. N. Sec. Estado. Torrepando, 4. De Morales a La Torre, 21-ITT-1821.
triota Reyes Vargas, aprovechándose del armisticio, alentando a
los soldados a que sigan en sus filas y a los hombres libres de la
población, General que va acompañado de trescientos hombres de
infantería; otra guarnición patriota tiene la intención de asen-tarse
en Guanare con el fin de ocupar Guadarrama y formar limite
con Portuguesa. Los independentistas están a punto de reunirse
en San Cristóbal, donde preparan un Congreso 2'.
Morales propone a su jefe nuevas normas con vistas a prorro-gar
o bien a iniciar otro armisticio con Bolívar. No cabe la menor
duda de que el ejército realista no puede seguir sosteniéndose, y
que le es necesaria una tregua mientras se resuelva en Madrid el
cese de las hostilidades o la ayuda definitiva. La Torre agradece
las bases que le envía Morales e incluso las acepta, con lo que el B
canario se siente halagado porque, según él, "Bolívar anterior- N
E
mente tuvo una conducta y ahora respira malicia" 22. NO hemos O
pndic?~e ncontrar en !OS d~mmentosr evisados l a s bases para el -n
=m
nuevo armisticio propuestas por Morales, pero no creemos que O
E
hayan sido muy comedidas, a juzgar por las cartas de la misma E
2
fecha, en las que muestra su profunda antipatía por el Libertador: =E
"Aquel pícaro aún quiere hacer burla de nosotros, abusando de 3
nuestra bondad" antes de un nuevo armisticio ; debe entregar Ma- --
racaibo "que tan bilmente posee". P refiriéndose a La Torre: 0m
E
"usted tiene un éxito superior al de aquel malvado ; yo, si conbiene, O
boy al Apure y no abrá República que me desaloge de él . ." 23.
n
Entretanto, el ejército español instala tropas en El Sombrero -E
y Barbaco, lugares muy duros desde los tiempos de Boves; el Co- a
2
mandante Bernardo Miyares, al mando de la columna de "Fieles n
0
Corianos", entró en Altagracia el 20 de abril, después de haberla
abandonado los independentistas, que se dirigen a San Rafael; 3
O
Pereyra y el Regimiento de Viares refuerzan la posición de La
Torre, y Morales se encuentra en Calabozo. Se está en vísperas
de romper las hostilidades.
Los preparativos de los patriotas se conocen también en el
campo realista : Bermúdez llegó a Agua Blanca el 19, para regresar
21 Id. Torrep., 4. De La Torre a Morales. Tinaco, 7-IV-1821.
22 Leg. cit. e;; neta anterxer. De Mmd e r a L3 Terre. CE!?~~Z2O0-,I V-1821;
23 Id. Del mismo al mismo. Calabozo, 9-V-1821.
26 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FRANCISCO TOMÁS MORALES, GENERAL EN JEFE DEL EJERCITO 17
a Guanare el 27 del mismo mes, con la intención de marchar hacia
la costa de Vehire y la laguna de Tacarigua para "emprender ope-raciones".
Monagas relevará al comandante Saraza, y con ambas
fuerzas atacará a Morales en Calabozo 24.
El movimiento de tropas por ambos bandos señala la proximi-dad
de una nueva lucha. En los primeros días de mayo el batallón
Valencey salió para situarse en Pao, con escasos víveres y reduci-das
ropas. Morales opina que debe evacuarse la plaza de Cumaná
porque acarrea dificultades, y además es fácil de reconquistar-se-gún
cree-"todas las veces, como lo e echo yo asta sin costarme
la menor pérdida". Piensa el isleño que aquellas tropas son nece-sarias
en los valles del Tuy, y para atender a la seguridad de Ca-racas,
el lugar estratégico más interesante 25.
A diario continúan las noticias, siempre luctuosas para el bando
realista, cuyo jefe deseaba ardientemente negociar una paz honro-sa.
Ahora, en estos primeros días de mayo, que se encuentra en
San Carlos, sabe que los negros de las costas se han sublevado con-tra
los españoles. Sabe también que el Padre Torrellas lia tomado
partido por los independentistas y anda huído por las montañas
buscando prosélitos; que Guanare ha sido saqueada; que Páez está
reforzado con un batallón de Barinas . . 26.
La Torre encarga a Morales, el 14 de mayo, que ponga su aten-ción
en la capital, porque la imagina en poder de los enemigos. "Em-prendo
mi marcha veloz sobre aquellos puntos-dice Morales el 17-
con las Compañías de Cazadores y Granaderos de Burgos, 3.0 Ba-tallón
del Rey y los Esquadrones de Carabbineros y 5.0 de este nom-bre,
remitiendo el resto de la División hacia el Pao al mando del
me. Coronel don Tomás Renovales para que V. S. disponga de
ella.. ." Manda al Comandante Sicilia hacia la Villa de Cura para
tenerlo en reserva "con el objeto de evitar comprometimiento".
- ueja en Caiabozo ei 7.0 Escuadrón ai mando dei Coronei ivliguei
Hernández 27.
24 Id. Del mismo al mismo. Calabozo, 10-V-1821.
'25 Id. Del mismo al mlsmo. Calabozo, 3-V-1821.
26 Id. De La Torre a Morales. San Carlos, escritos fechados entre el 3 y
13 de mayo de 1821.
27 Idem de Morales a La Torre. Castro, 17-V-1821.
Unos días más tarde el General en Jefe se encuentra en Cara-bobo
; no sabe aún qué ha ocurrido en Caracas después de tomarla
Bermúdez, y se apresta a comunicar a Morales que si llega a en-trar
en la capital "guarde cuantas consideraciones sean dables a
los buenos, pues hay muchos, y bastantes se han quedado por ha-berles
faltado bestias en qué salir, siendo uno de ellos mi suegro,
don Santiago Vegas" 28.
En efecto, el mismo día 10 de mayo, en que el General realista
temía la pérdida de la capital, ésta había sido conquistada por el
General de División Bemúdez, quien, en una proclama dirigida
a los habitantes de Venezuela, usa una moderación hasta ahora
desusada al referirse a los españoles: el abrazo de Santa Ana co-menzaba
a dar sus frutos. Expresa, entre otras cosas, que los es-paiioles
pelearon bien, pero fueron batidos en cinco acciones con-secutivas
desde Barcelona-lugar de partida de Bermúde-; in-siste
en qiip Irr suerte de aquellas tierras esta decidirlaj e invita a
regresar a los emigrantes 29.
Este desastre no lo sabrá Morales hasta dos días después ; entre
tanto muestra su encono contra Bolívar, sabe que La Torre pre-para
un contraataque y lo felicita por "su resolución en hir a batir
a Bolívar o desalojarlo de la Provincia de Barinas, operación que
de uno u otro modo acallará el orgullo de aquel malvado, y decim-presionará
a muchos de las malas ideas que allan concebido ..."
Sigue con la escasez de ganado, que necesita a toda costa para ali-mento
de sus tropas; e infórmase por los espias de que Páez está
con todas sus fuerzas concentrado en Achaguas 30. Cuando conoce
la conquista de Caracas, marcha a San José de Tiznados, y desiste
de su marcha hacia el Apure 31.
A marcha forzada sale Morales de Calabozo para continuar a
Píritu y Villa Cura. Aquí supo que Ramírez se había retirado a
Camatagua para evitar un ataque previsto con 500 hombres, pero
el General le ordena unirse a Zurita, al Capitán Morales y al @o-
2s Id De La Torre a Morales. Carabobo, 20-V-1821.
29 A. H. N. Torrepando, 93. Cuartel General de Caracas, 14-V-1821. Se-gunda
República.
30 Id Torrepando, 4. De Morales a La Torre. Calabozo, 15-V-1821.
31 Leg. cit. en nota anterior. Del mismo al mismo. Calabozo, 16-V-1821.
28 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FBANCISCO TOIMÁS MORALES, GENERAL EN JEFE DEL EJERCITO 19
rnandante Mata y permanecer concentrados en San Sebastián. N
día siguiente (23 de mayo) se encuentra en Vitoria, donde recibe
un comunicado de Alboy notificándole el desembarco de Sucre y
Arismendi en la Guaira. Seguidamente se dirige a Limoncito y al
Sitio de las Ajuntas (26 de mayo), camino de Caracas ".
El mismo día 26, al atardecer, Caracas fue tomada por Morales
para perderse días despuhs. Este hecho lo tratamos nuevamente
más adelante. El 27 ha conquistado tambiién Concuisas y Limon-cito
33.
En tanto, La Torre, que se encuentra en Valencia, apenas puede
saborear el triunfo de Caracas, pues Barquisimeto ha sido toma-da
por Reyes Vargas y el P. Torrellas, que dispusieron de 800 hom-bres
34.
El General Morales, después de la pérdida de Caracas, marcha
a Puerto Cabello y luego a Calabozo.
Lamentable situacibn del ejército espahl
antes de Carabobo.
Veamos ahora la situación en que se encontraba el ejército rea-lista,
pese a toda la literatura que se ha venido sosteniendo sobre
la magnitud de sus fuerzas. Insistimos en que desde la metrópoli
no llegaba ni siquiera contestación a las demandas del General en
Jefe sobre las necesidades extremas de su ejército. Entonces, en
febrero del 21, a los dos meses de haberse posesionado del mando,
se dirige al Capitán General de la Isla de Cuba, despacho en el que
comentaba entre otras cosas: "la triste situación en que se halla
el Egército de mi mando después de seis años de las más duras
pribaciones, y el estado de desolación a que estas provincias van
caminando por la guerra de diez años, que cuentan, ha hecho que
las hayan llegado a su colmoj no ofreciendo ot_r^ irhitrio
para subsistir que los auxilios prevenidos por S. M. y que deben
benir de Nueva España y esa Isla". Sigue relatando el escrito que
si no se remite en seguida víveres y dinero, no se podrá subsistir,
32 Id De Morales a La Torre Caracas, 27-V-1821.
a.6 Id Dei mismo ai mismo. Puerto ,cakeiio, 6-VI-1821.
S+ Id. De La Torre a Morales. Valencia, 31-V-1821.
y "vuestra Excelencia conocerá la justicia con que exijo el alibio
de un exérclto de héroes, de quienes no es dable esperar más sa-crificios
que los que han ofrecido al Estado en la sangrienta lucha
que han sostenido, ni más sufrimiento y resignación con que han
sobrellevado las mayores penalidades". Los fondos nacionales de
Venezuela son nulos, el ejército hace años que está racionado, los
hospitales, "absolutamente desatendidos, han producido baxas con-slderables".
El soldado "huye de la fila, viendo en ella segura rnuer-te
por falta de subsistencia y abrigo" 35.
En tanto, por parte de La Torre, se ha abierto un rayo de es-peranza,
debido a un escrito del Ministro de Ultramar en el que se le
dice que ha dispuesto el envío de tropas desde La Habana y Nueva
España, así como una asignación económica 3% Naturalmente que
nada de esto llegó a los paupérrimos españoles.
A Venezuela ha Llegado la noticia de que en las Cortes espa-ñolas
se ha. votado por la emancipción de aqi.~elh: tierras, Ld ha
publicado la "Gaceta de Caracas", editada por los patriotas, el 17
de mayo. El General en Jefe se encuentra en Valencia, y no duda
comunicar al Secretario de Estado lo que piensa del abandono en
que lo han mantenido, expresando con toda crudeza la realidad en
que se encuentra su ejército : "¿Qué pues, podrá esperar la Nación
cuando ha dejado reducir al Exto. Expedicionario a la situación en
que se encuentra, y cuando los disidentes, reeonociendo que por la
conducta feroz que hasta ahora han seguido y que los alejaba de1
término a que aspiran, han mudado de política, adoptando la que
ha de disminuir nuestra influencia en los pueblos?
"¿Cuál será la resolución de los habitantes, que ven corridos
ya once años de guerra sin que alcancen a distinguir el día feliz
de la paz en gue buelban a disfrutar de la tranquilidad consecuente
a ella, presentándoseles la ocasión ahora de separar de si tantos
males como sufren, si unen sus voluntades por el principio que el
derecho natural les indica de atender a su propia conserbación?
" . . ¿puede haber, Exmo. Sr., un combencimiento mayor que el
deseo que anima a estos pueblos? No temo asegurar a V. E. que, se-
35 A. H. N. Seccíón Estado. Torrepando, 37. De La Torre al capitán Ge-
-A..nAl- ri.-ko nilovanon íQ-TT-15291
I l c L a l U= "U-". "ULWuuu, I" AA -C.--.
36 Id. Torrepando, 4. De La Torre a Morales 14-111-1821
30 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
gÚn el espíritu público, la situación del Exto. a mi mando es igual
a la que se halló el francés cuando imbadió la Península, esto es,
que no cuenta con más terreno que el que pisa; y que los disiden-tes,
creyéndose, como lo afirman, con igual derecho a darse una
constitución y un gobierno que les acomode, así como los españo-les
peninsuiares adoptaron el que les pareció más a propósito para
hacer su felicidad y por consiguiente la de la Nación, no dispen-sarán
medio alguno que los conduzca al efecto, permitiendo pri-mero
el exterminio total que volver a ser súbditos de ella.. ."
La Torre ve con extrema claridad la situación propia y com-prende
la de los patriotas. Su pundonor de militar 10 mantendrá
en el puesto para el que ha sido designado, pero valientemente se
encara con el Ministro español para comunicarle, en un breve ra-zonamiento,
las razones del bando opuesto para mantenerse en sus
ideales. La Torre había presenciado los duros combates de los pa-sados
años. Participó. de los triunfos, de las miserias y de las vici-situdes
de sus soldados. Ahora ya ha visto que, después de once
años de guerra, es inútil volver a reconquistar un terreno que no
tiene el menor deseo de continuar perteneciendo a España. Había
sufrido la incomprensión de su Jefe, el General Morillo, y llegó a
solicitar su licencia por reconocerse incapacitado del mando que
se le había confiado estando en Santa Fe, "como lo manifiestan los
oficios de V. E. viendo al mismo tiempo que no son de su aprova-ci6n
quantas medidas y disposiciones he tomado tanto en lo polí-tico
como en lo militar, y mirando a lo quebrantada que está mi
salud por lo penoso de la Última campaña" 38.
Pese a todo ello, los movimientos de ambos ejércitos conten-dientes
presumen la batalla que habría de derrotar definitivamente
a las fuerzas españolas.
En efecto, Carabobo fue el fin del ejército de Costa Firme, si
bien éste permaneció en el país, para mal de uno y otro bando, pero
37 Id. Torrepando, 27. De La Torre al Secretario de Estado. Valencia,
n Trr i O",
A- v I-IOLil.
38 Id. Torrepando, 8. De La Torre, Coronel del Regimiento de Infantería
de la Victoria, al General en Jefe Morillo. Santa Fe, 25-V-1819.
muy especialmente del bando vencido. Carabobo no solamente dio
la victoria a los independentistas, sino que además separó a los
jefes españoles que hasta ahora habían permanecido en estrecha
armonía : el General en Jefe, La Torre, y el Comandante General de
la División de Vanguardia, Morales, tendrán graves roces, que se
reflejan en los mutuos escritos, para acabar en una tirantez ya
franca y abierta cuando Morales es elegido General en Jefe y La
Torre trasladado a Puerto Rico.
A los españoles se les pide cuenta de su actuación en el desastre
de Carzbobo. En una declaración de testigos se ensalza a las tropas
mandadas por el Coronel-Comandante General Tomás García. Aquí
encontramos de nuevo a Francisco Tomás Morales, Brigadier Co-mandante
General de la División de Vanguardia y Segundo Jefe
del Ejército, declarando :
"Dixo : que se halló en la batalla que se le pregunta [Carabobo],
no habiendo ocupado puesto fijo en el campo, en atención a desem-peñar
las funciones de su empleo ... ; no puede menos sino asegurar
que la solicitud del Sr. Coronel D. Tomás García, Comandante Ge-neral
de la l." División, está conforme a la verdad y a la justicia,
siendo público y constante que a la serenidad de este Jefe y a la
bizarra conducta observada por el primer Batallón de Valencey se
debe el que se hubiese salvado los restos de este Exército, particu-larmente
en la retirada que efectuó desde el mismo campo de ba-talla
por medio de llanuras hasta el pie de la cuesta, camino de
esta plaza [Puerto Cabello], sin perder su formación, y resistien-do,
desde Carabobo hasta Valencia por espacio de siete leguas, re-petidas
cargas de Caballería enemiga, que, por ízltimo esfuerzo,
conduciendo con velocidad tropas de Infantería a la grupa de su
caballería y tomándole la vanguardia, intentó estorbarle la entra-da
en Valencia, lo que no consiguió, sino que, por el contrario, tubo
N.-A~ r i ; l r i - -1 n n n n o 1 Dn + n l l r \ n A- T7olnnnnxr Fina nrirr o i ;~n+ vinn;An- s r
~ U G~ G U G I G L pauu a r u a ~ a r r v uu = v a ~ b r ~ b byju,b yvr u u I L I L L ~ ~ I U ~ LJ.
la del Coronel García salvó también una pieza de artillería, de lo
que fue testigo presencial el que declara'' 39.
Pero entre ambos jefes se ha abierto una profunda escisión:
de una parte, La Torre sabe que Morales le ha criticado su actua-
30 Id. Torrepando, 30. Cuadernillo sobre la batalla de Carabobo, folio í i v.
Puerto Cabello. Año 1821.
32 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
Monumento conmemorativo del abrazo de despedida de Bo- Arco conmemorativo de la batalla de Carabobo, levantado
livar y Morillo el Zi de noviembre de 1820. Santa Ana de en el escenario donde se desarro116 la decisiva accibn militar.
Trujillo (Venezuela). Cortesia de Shell. Cortesía de Shell.
El general D. Miguel de La Torre, conde de Torrepando. Retr~t0 anúnimo ejecu-tado
durante su mando como capith general de Puerto Rico. Hoy se conserva en
el domicilio de sus descendientes.
FRANCISCO TOMÁS MORALES, GENERAL EN JJDE DEL EJÉRCITO 23
ción en Carabobo, y la ha criticado abiertamente en público y en
privado ... Morales se excusa con que han tergwersado sus pala-bras.
Dice: "Espero que V. E. variará de opinión en quanto a las
especies subversibas que se me atribuyen" 40. Por otra parte, algo
más tarde, Morales ha sabido "con el mayor dolor" el parecer del
Auditor de Guerra don Ramón Hernández de Armas, "que cita,
por exemplo, la insubordinación y cobardía que observó la van-guardia
de que soy local Jefe en la jornada de Carobobo el viernes
veinte y cuatro de junio anterior ... La delicadeza, honor, valor,
subordinación y comportamiento que siempre an manifestado los
dignos Gejes y oficiales del expresado Cuerpo, no deven quedar ex-puestos
a la censura de una atrevida pluma, o de un arrojo e igno-rancia
del Auditor Hernández ..." Y solicita de La Torre copia cer-tificada
del dictamen del auditor. Aquél se excusa, por contener
noticias pp-adas a jerarWía , n n w n 10 inrlinn - ~ A P T Y ~A~Pc n ns ,+l" A" *LI\I*"LU .*i-V.iL.."Y L," ii--ri
manera brusca que es a su autoridad-a La Torre-a quien le in-cumbe
juzgar o defender a sus subordinados".
Las intrigas de los enemigos y aun de los amigos, separarán
cada vez más a los dos jefes españoles. Don Julián Francisco Ibarra
le dice al General en Jefe: " ... me escriben de Cádiz que en la Pen-ínsula
tiene mucho nombre el Sr. Brigadier Morales, a quien lo
llaman "El Inmortal", que ha asegurado uno que acaba de llegar
de Madrid, que la voz común era que mientras no mande en Xefe -
dicho Sr. Morales, no estarían pacíficas esas provincias ..." La carta
viene de Puerto Rico, la noticia de Cádiz, la fuente de Madrid, y se
vierte en Venezuela 42.
Se ha roto la cordialidad y la comprensión entre ambos. Cara-bobo
dio fin a la continuada correspondencia. Ahora, espaciada Y
con viso de protocolo oficial, pierde mucho del sentido humano re-fleja&
ec los esci^ituU& ai^I~l-.wíjU-i Fitares.
40 Id. Torrepando, 4. De Morales a La Torre. Puerto Cabello, 5-XI-1821.
41 Id. Torrepando, 4. Correspondencia entre Morales y La Torre. puerto
Cabello, 5-XI-1821.
42 Id. Torrepando, 93. Carta de don Julián Francisco Ibarra al General
en Jefe don Miguel de La Torre. Puerto Rico, 4-X-1821.
SIMBN BOLBVAR
LIBERTADOR, PRESIDENTE DC LA REPUBLILA, GENERAL EN GEFE
DEL EXERCITO &c &c. &L.
Carta de Simón Bolívar al general español La Torre (Valencia, 22 de iulio de 1821) A. H. N
FRANCISCO TOMÁS MORALES, GENERAL EN JEFE DEL EJERCITO 25
La situación psicológica en que permaneció el General en Jefe
la exponemos más adelante. Los límites del ejército español que-daron
reducidos a Puerto Cabello y Cumaná. La Torre se ha visto
obligado a enviar un comisionado para contratar víveres a las co-lonias
extranjeras próximas a Puerto Cabello 43. NO llegú a recibir
los auxilios ,que tenía solicitados a Cuba, y en Carabobo perdió la
mitad de su ejército. De nuevo se dirige a aquella isla "en favor
de este desgraciado ejército víctima de la indiferencia con que se
le desatiende en todas partes" &.
Bolívar ha solicitado un nuevo armisticio a partir de su triun-fo
en la batalla del 24 de junio. La Torre lo desea más que nadie,
"para dar lugar a que la Nación resuelva definitivamente sobre la
suerte de estas Provincias y del ejército a mi cargo, evitándose
inútiles sacrificios". Porque si esta propuesta se hubiese hecho
antes, ~rorrogando el anterior armisticio, se hubiera evitado "el
desgraciado suceso de Carabobo.. . en que quedaron desechas ias
tropas a mi mando.. ." 45.
Las deserciones aumentaron de una forma alarmante después
del desastre español. Sólo de la división de Barlovento, que man-daba
Pereyra, pasaron a1 bando patriota: 34 de Húsares, 199 del
2.0 de Valencey y 198 del 3.0 del Rey. En este Último se encuentran
tres capitanes, tres tenientes, tres suboficiales y 11 sargentos. Esta
divisi6n al llegar a Puerto Cabello quedó reducida de la manera
que transcribimos :
Húsares: 1 Jefe, í Capitán, 1 Teniente, 6 Subtenientes, 6 sar-gentos,
7 ca'hs, 59 soldados. Total, 72 (sic).
Valencey: 1 Jefe, 7 'Capitanes, 11 Tenientes o subtenientes,
10 sargentos, 14 cabos, 80 soldados. Total, 104 (sic).
Del Rey : 1 Jefe, 5 Capitanes, 8 Tenientes, 5 sargentos, 14 cabos.
71 soldados. Total, 90 (sic) 46.
"9 1 ~ m.,, ,,.m-l.~fi =e rvrrrryar~uu,3 7. Dr: 3 Terre a! L~tendmted e p ~ e r t eR ice. P L P ~ ~ C !
Cabello, 5-VIII-1821.
44 Leg. cit. en nota anter~or. Del mismo ai Capitán General de Cuba.
Puerto Cabello, 6-VII-1821.
45 A. M. N. Torrepando, 30. Del mismo al Secretario de Estado. Cuartel
General de Puerto Cabello, 6-VII-1821.
46 Id. Tnrrepmdq 33. Del Coronel-comandaant.ed el 2 9 Ratallón de va-lencey
y de la Divisih de los Valles de Bariovento, don José pereyra, al Ge-neral
en Jefe. Puerto Cabello, 7-VII-1821.
Desastre en Eas film españobs.
Morales se ha ocupado en reunir la Junta de Guerra para resol-ver
el problema de víveres. Ha hecho un contrato con Soler, que
les ha beneficiado para poder pasar durante un mes, en que llegará
la goleta "Santo Tomás". Tiene espías en movimiento en los valles
y en Valencia; así sabe que los enemigos continúan con los mismos
cuerpos: "Granaderos", "Anzoategui" y "Boyacá". Páez marchó a
San Carlos y Barquisimeto con los batallones "Bravo de Apure" y
"Orinoco" y con 400 negros de Caracas, "sin duda para oponerse
a los movimientos de Ud." (La Torre). Morales ha dispuesto la par-tida
para Puerto Rico de 128 individuos enfermos 47.
La enfermedad le sigue mordiendo el cuerpo, que no el espí-ritu.
Ya ha recibido órdenes para un ataque a Coro. En respuesta
soiicita médicos, porque no puede de momento cuiipiir ias ór¿ieiie~
que ha recibido. Pero en carta particular dice a La Torre que no
dejará, por su enfermedad, de cumplir su mandato. Requiere los
médicos porque se encuentra muy enfermo y es posible que pierda
la vida en la campaña que se avecina. Desea que se haga constancia
de sus enfermedades "para demostrar a S. M. por medio de aqué-llos
(que V. S. no ignora) la justa acreencia de mi esposa a la con-sideración
del gobierno, caso de que falleciese en campaña"
47 Id Torrepando, 4. De Morales a La Torre. Puerto Cabello, 4-11-1822.
48 "El objeto de pedir a V. S. que por los facultativos que tubiere a bien
fueren reconocidos mis nuevos achaques, no se dirige a eximirme de1 servicio
[para el] que V S me ha nombrado en obsequio de la Nación, sino para de-mostrar
a S M por medio de aquéllos (que V S. no ignora) la justa acreencia
de mi esposa e hijos a la consideración del gobierno, caso de que falleciere en
Campaña, pues las operaciones que boy a emprender pueden próximamente
sucumbirme a la muerte, en el concepto de que mi vida pende únicamente de
un hierro doble (sic) que, quebrantados sus resortes como es fZLcii haiiánciome
en egercicio, no hay duda que me expondré a aquel funesto accidente. Este
lo he soportado con la continua quietud y seguidos días de dieta en esta plaza,
cosa que no podré hacer en campaña, y como las actuales circunstancias no
me permiten reacerme de aquellos recursos que puedan en parte contribuir
al soportamiento de cuanto no es estraño me acontesca perjudicial a mi que-brantada
saiua, me veo en ei caso de nacerle a V. S. presente, para su supe-rior
determuiación Sin embargo [he] de ilevar a devido efecto quanto V. S.
36 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FRANCISCO TOiMAS MORALE8, GENERAL EN JEFE DEL EJERCITO 27
El 24 de febrero del 22 se encuentra en Chichirivichi, donde
fondeó de mañana, con escasez de víveres. Se apresura a indicar a
su Jefe que debe distraer las tropas de Páez en Valencia, para
poder obrar mejor. A bordo del bergantín "Hércules", frente a la
costa de Chichirivichi, continúa enviando escritos a su superior,
siempre o casi siempre con noticias desastrosas: el comandante
don Manuel Lorenzo le acaba de manifestar que hace seis días ali-menta
su tropa sólo con caña: es causa de no poder continuar la
ruta a Coro Be.
El 26 recibe el Real Titulo por el que se le nombra Mariscal de
Campo 50. La noticia del ascenso le deja contento y agradece las
felicitaciones de su superior. A La Torre le han concedido la Cruz
de Isabel la Católica, y tiene la delicadeza de enviar a Morales el
regalo de la faja de Mariscal. Asimismo ha llegado el ascenso de
Laborde, "sujeto bastante acreedor a la mayor consideración".
Las palabras de Norales, sinceras o no, muy a punto : "a mí deviera
lisonjearme sobre manera el ascenso que acabo de obtener, pero co-nosco
que aún no lo he merecido y que mis esfuerzos en lo ade-lante,
por mis males, no podrán llegar a aquel caso, pues si V. se
penetrara cómo he llegado hasta aquí, creería que mejor servido
me allaría con la licencia, que tanto he deseado.. " 51. No deja de ha-ber
cierta amargura y veracidad en lo que dice: enfermo, acha-coso,
olvidado de la metrópoli, sin recursos, mejor se hallaría, sin
duda, con la licencia solicitada.
En marzo el General en Jefe envía al Secretario de Estado una
relacibn de los Generales y Brigadieres existentes en Venezuela,
con expresión de su estado : Don Francisco Tomás Morales se halla
me previene en sus instrucciones sobre la provincia de Coro, egecutando ma-ñana
mismo el embarco, si V. S. lo tubiere a bien." (Torrepando, 4. Escrito
del Brigadier Morales al General en Jefe. Puerto Cabello, 19-U[-1822.)
4'9 Id. Torrepando, 4. De Morales a La Torre. Puerto de Chichirivichi,
24-11-1822.
50 Leg. cit en nota anterior. De La Torre a Morales Puerto Cabello,
26-lI-1822.
5 1 Id. De Morales a La Torre. Capadare, 27-11-1822
rebajado de servicio por enfermedad; Correa y Farreras, enfer-mos
; Pereyra ha muerto 52.
Y los desastres siguen enseñoreándose del campo español: fra-casó
una contrata realizada en Wazao para surtir Puerto Cabello
durante seis meses; el fuerte de V~gías e ha entregado sin motivo
justo, pues contaba con víveres y medicinas para cincuenta y cua-tro
días, mientras que la forhleza no había recibido el menor daño
por parte de los atacantes, quienes, una vez en el fuerte, instala-ron
dos baterías con las que castigaban a la población con fuego
continuo; los defensores de la línea exterior están en gran apuro,
por las bajas y los enfermos. "La conservación de esta plaza, que
S. M. me tiene recomendada, me hace reiterar a Vd. la orden de
ponerse en marcha sobre Barquisimeto con objeto de hacer leban-tar
el sitio, pues, perdido este interesante y único punto fuerte que
en Costa Firme ocupan las fuerzas Nacionales, será consiguiente
ia de ia Provincia y cualquiera otra que V. S. iiegue a someter".
Para La Torre, Puerto Cabello facilitará siempre la reconquista
del territorio, y en un tono excesivamente duro, se dirige así a
Morales: "U. S. será responsable a la Nación de las consecuencias
que resulten por la falta del cumplimiento a tan repetida orden" 53.
Hay por tanto, divergencias de opiniones sobre la reconquista
de Venezuela. Ha habido, pues, una insubordinaci6n por parte de
Morales a las órdenes del General en Jefe. Hay ... la anarquía y la
desesperación que se viene observando de siempre, pero muy par-ticularmente
desde el desastre de Carabobo. En adelante las es-casas
victorias no serán más que fuegos artificiales que deslum-bran
en un día, en un momento. E3 ejército de Costa Firme está a
punto de sucumbir. P en España?
Triunfo del Brigadier Morales en Scarasida.
Morales escribe desde su Cuartel General de operaciones en
Sarasida, el 13 de junio de 1822. Su escrito es largo, pero es nece-
52 A. H. N. Torrepando, 33. De La Torre al Secretario de Estado. Puerto
Cabello, 6-m-1822.
53 Torrepando, 4. Del mismo al Mariscal de Campo Morales Puerto Ca-bello,
3 y 10 del VI-1822.
38 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FRANCISCO TOli%iS MORALES, GENERAL EN JEFE DEL EJERCITO 29
sario transcribir10 a fin de que se conozcan las andanzas y vicisi-tudes,
en este ocaso ya de la mitad del año 22, de las tropas es-pañolas
:
"Ilustrísimo Sr.: Desde mi úItima correspondencia del 27 de
mayo último, en que le decía a V. E. h&a tomado las disposicio-nes
necesarias con el objeto de realizar las órdenes de V. E. (según
las indicaciones que hacía en el parte de dicho día] decidiéndome
a moverme de los Puertos de Altagracia, en donde recibía constan-temente
partes, del lado de Pedregal, que el enemigo adelantaba
un movimiento, teniendo noticias varias sobre la fuerza y calidad
de ella que invadía la Provincia, suponiendo, según los partes, que
sería la reunión que Bargas había echo sobre Carora y Siquirique,
y como ya tenia indicado mi movimiento no apuraba, pues que
estaba recogiendo el ganado que podía, pues V. E. conoce lo falto
de susistencias de la fiovincia.
"Diariamente recibía partes contradictorios, anunciándome
unas veces 450 a 500 hombres y otras hasta el número de tres mil;
y haciéndome dudar sobre ellas la marcha del enemigo, a pesar de
vociferar, en los puntos que ocupaba, que seguía a los Puertos para
batirse con la fuerza que saliese de Maracaibo al mismo tiempo.
Estos dichos no me fueron indiferentes, máxime quando el ene-migo
tenía abordo de un buque seiscientos hombres de desembar-co
que constantemente amenazaba por toda la costa. P desde luego
dispuse el movimiento, haciendo se reuniese la tropa que tenía des-tacada
en el Puerto de la Rita y Cabinas, indicando al Comandante
de Caballería Don Esteban Martín su retirada por Arma y reunión
en Carigua.
"Di orden a los comisionados de recolectar ganado, de marchar
a Carigua con el qual subiesen. Y emprendí el movimiento, por
cuerpos, racionándolos con maix, plátanos, verduras y melado, del
inmenso que había tomaüo en cinco buques que se cogieron a ios
enemigos, quedándome sólo la columna de vanguardia, compuesta
de las compañías de preferencias de los Batallones de Barinas y ca-zadores
del General al mando del Tte. Coronel don Narciso López
y un cañón de a 4, el día 2. .*.-,. NIen emigo tenia fondeada su esyuadriiia, co-mpueüia de 24
velas con las tropas de desembarco que he dicho a V. E., entre la
isla de Burros y la Costa de la ciudad de Maracaybo, y al frente
de dos gabias, una balandra y una flechera que anochecieron an-cladas.
"Todo mi movimiento había sido oculto a los enemigos. Y a las
11 de la noche, la fiechera y tres lanchas, ai fabor de la obscuridad,
vinieron aterradas con el o'bjeto de asaltar y llevarseme una go-letita
que tenía en el puerto, y era de las tomadas con cargamento,
y de las que anteriormente había tenido armadas de corsario; y,
en efecto, lo hubieran conseguido, a pesar de ios fuegos de la costa
de guardia que la custodiaba, si con una velocidad admirable no
hubiese llegado la tropa y el cañón de a 4 y descargando un fuego
horroroso no la hubiese echo abandonar de un bote que ya a re-molque
la habían conducido a más de cien toesas; pero la dejaron
sufriendo una gran pérdida por nuestra fuego, sobre todo el de la
metralla de nuestro cañón. Durante este hecho sus goletas nos
cañoneaban con artillería de a 18 que montaban, pero tubimos la
suerte de no haber tenido la menor pérdida.
"Concluída esta acción, seguí haciendo salir la fuerza, y a las
tres de la mañana emprendí6 un movimiento la columna, quedán-dome
en el pueblo con el Tte. Coronel D. Francisco López y tres sol-dados
de Caballería con el objeto de observar al enemigo y de clabar
un cañón de a 8, que hice conducir y montar de las flecheras perdi-das
en la costa, haciendo algunos tiros como se hizo, y a las nueve
de la mañana marché, incorporándome con la tropa de retaguar-dia
en el sitio de la boca, distante del puerto de salida seis leguas.
"La situación en que me hallaba era bastante crítica, y mucho
más por la incertidumbre que tenía de noticias, que, aunque rnu-chas,
todas estaban contradichas y habían trastornado mi cabeza.
"Llegué a Carigua, proclamé la tropa, castigué algunos deser-tores,
y, con el mayor entusiasmo, se puso en marcha, decidido yo
y mis oficiales a batirnos hasta perecer, cualquiera que fuese el
número del enemigo, que lo suponía superior, pues, aunque sin no-ticias
positibas, sabía que el @fe que mandaba la fuerza era Sou-blette
con Piñango de 2.0, y esto me hizo conbencer que la fuerza
era superior, pues que estos Gefes no debían volber a la ~rovincia
sin traer m golpe seguro. Y campé aquel día en Las Cruces, desde
donde marché, al amanecer, sobre Jurritiba, en donde campé la
40 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FRANCISCO T O ~ MSO RALES, GENERAL EN JEFE DEL EJERCITO 31
noche del 6 con dos piezas de a 4, bien mal servidas, y una fuerza
de mil hombres. Al amanecer del 7 emprendí la marcha sobre Bu-chibacoa,
y, por el detalle que tengo dirigido a V. E. sobre opera-ciones
hasta el nueve, que es quanto sucedió sin la menor exagera-ción,
se conbencerá V. E. debiendo añadirle que hasta la fecha se
ha tomado prisioneros, armas y algunos equipajes; debiendo decir
a V. E. que ciento sesenta y nueve hombres que salieron por el
punto inaccesible de Cabesa de Toro deben perecer de hambre, pues
son quatro días de marcha por despoblados sin recursos, y de ellos
más de 80 desaparecidos, cuyo pelotón se formó de las diferentes
pequeñas partidas a quienes no se pudo dar alcanze el primer día.
"El Comandante Lorenzo, con la fuerza de su Batallón, se di-rigió
sobre el Pedregal, a donde lleg6 Soublette por un efecto de
suerte, y, reunido con la columna del Padre Torrellas, con cien hom-bres
que antes de la acción habían sido reforzados, y algunos dis-persos
que pudieron llegar, se ha reunido con una fuerza de 500 a 609
hombres, entre ellos mpachos heridos; y apenas supo la aproxima-ción
de Lorenzo, salió intempesti'bamente sobre Carora, en el es-tado
más terrible que puede marchar una tropa, pues sus cuerpos
desarmados no han podido más que formar este grueso pelotón;
y Lorenzo ha ocupado el Pedregal y sigue picando la retaguardia
del enemigo, cuya columna se ha confiado a Bargas, pues Soublette
marchó solo al interior. Y no dudo que el efecto de tan brillante
jornada se comunicará a la Plaza de Puerto Cabello, y tendrá los
efectos que V. E. deseaba.
"En esta imbasión el enemigo aUn no había ocupado la =erra
ni la Capital, a cuyo punto se dirigía el padre Torrellas, electo Go-vernador
por su govierno; el Coronel Tello, con una columna de
150 hombres, llegó a tiempo sobre Sarasida, batió el destacamen-to
enemigo que ocupaba el pueblo y cogió varios dispersos, cuyas
fuerzas a ai;eiyi .-zm----a-or-1--c u,Lu .a. L~U'LLU- w2- 8~tib8X1 8 ~CZl~t¿l " t l~-
eiáln de municiones y reemplazos.
"Y he echo mandar sobre Urumaco Ia artillería y la mayor par-te
de la fuerza, donde pienso recomponer el armamento tomado al
enemigo, ínterin me llega una contrata de víveres que pienso efec-tuar,
estando a ia mira de enipreiider mi mvimiezxto sobre Bmyiii-simeto
o Vdencia o la Vela, según dije a V. E. en mi comunicación
32 ANALOLA BORGES
del 27, haciendo en el interior incursiones sobre Carora; y habien-do
colocado en Carigua al mando del Comandante Don José de la
Torre los restos de Casicure y los Dragones de Coro, quienes, con
actividad, deben formar el Batallón de Casicure, con una fuerza
capaz de operar con éxito, y cubriendo la parte de Maracaybo que
no puede en mi concepto disponer de una fuerza mayor de 500 hom-bres,
que serán batidos sl intentan algo.
"En este punto he colocado los hospitales generales y he diri-gido
a Coro los heridos, para que, divididos, puedan ser mejor asis-tidos,
y, estableciendo mi cuartel en Urumaeo, atender donde mejor
combenga, persuadiéndose siempre V. E. que quantos esfuerzos
estén de mi parte y de mis vailentes se harán por salvar la plaza
y aún la tranquilización de Venezuela, que me parece se halla pró- NB
xima en el momento en que hizo su... (%legible). E
"En estas operaciones no me han dejado desear lo más mínimo O
n ningún yndividuo de ios que componen esta División, pues todos -
m
O
E a porfía juraron vencer o morir, y a esta decrsión puedo asegurar E
2 a V. E. se debe tan brillante jornada, pues que el enemigo atacó -E
improvisadamente mi retaguardia, que cubría el batallón de Ba-rinas.
Viéndome perplejo en recomendar a V. E. a mis oficiales y 3
-
tropa en medio de la bizarría general de todos, no puedo menos de -
0
m
distinguir al Segundo Comandante del Batallón de Barinas, Gefe E
de E. M. D. Ramón Méndez, que a pie desempeñó, con la mayor ac- O
tividad el cargo que tenía; y quanto se le confió en la acción, a los n
E Comandantes Don Regino hndaeta y Don Manuel de Jesús Mata ; -
a
los Tenientes don José Wuch, Don Francisco Arredondo y Don 2
n
José Albaro, que todos distribuyeron m ~ ósr denes con actividad y n
balor, encontrando momentos de batirse como lo hicieron doquie- 3
O
ra que fueron embiados; al primer Comandante de Barinas Don
Manuel Lorenzo, y el Primer Comandante de Leales Don Pedro
-R-n-j zr, gbgpggd^ g Bgrjlil, que, CQn el 17al~rq c p je_mpyp m&rz-ron,
sostuvieron la primera carga del enemigo con el mayor vigor,
dando lugar a la reunión de artillería, municiones y equipajes,
bolviendo sobre el enemigo hasta su exterminio; al valiente me.
Coronel Don Narciso López, que, a la cabeza de la columna que
mandaba, trabajó con aquel entusiasmo y esmero que siempre 1~
distinguió; a los Primero y Segundo Comandantes Don Jaime Prie-
42 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FRANCISCO T(EMAs MORALES, GENERAL EN JEFE DEL EJERCITO 33
to y Don Antonio Vázquez, de Cazadores del General, que, después
de la primera carga, sostuvieron con parte de su batallón en for-mación
la tropa que, para competir, había salido primero sobre el
enemigo, echándose sobre él con ventaja en el momento de su re-tirada,
y después de haber sostenido un fuego horroroso estirnu-lado
por estos Gefes; al bizarro Primer Comandante don Simón
Sicilia, que, con los restos de Casicure y sesenta hombres del Pe-dregal,
conservó los cañones que estaban a su mando y cumpliendo
heroicamente su encargo; a los capitanes de Cazadores del General
Don Francisco y Don Juan Bolet y Don José Solano, que bizarra-mente
cargaron a la bayoneta; al Capitán Don Andrés Herrera, de
la Compañía de Tiradores de Barinas, que se puso a retaguardia
del enemigo e hizo huir el Batallón enemigo de Occidente, que ocu-paba
su retaguardia; a los capitanes Don Ramón de Aponte, Don
Juan Martínez y don Antonio Rodriguez, que, introducidos en las
fi ias, trabajaron con el mayor entusiasmo; ai Capitán Don Fran-cisco
Gallardo, Don Facundo Henríquez y Teniente Don Hilarión
de Hacha, que, atropellando el peligro, no permitieron se les opu-siese
nada delante de sus compañías; al Subteniente de lanceros del
Rey, Don Isidoro Salazar y el Sargento del mismo cuerpo Patricio
Masabe, que a caballo trabajaron con seis hombres de su arma,
como si una compañía se hubiese hallado en el punto, habiendo
hecho prisionero el primero al Coronel Piñango ; al capitán de Ga-ballería,
encargado de la Artillería, Don Carlos López, que se portó
con la serenidad y dirección que tiene acostumbrado a distancia
de tiro de pistola; y a los Capitanes de Milicia de la Provincia,
Don Manuel Ribero, Don Pedro Antonio Medina, Don Pedro Sán-chez
Pando, y el de las de Maracaybo Don José Vicente Perou,
Blanco, que trabajaron sueltos con decisión; recomendando igual-mente
al Coronel Don Juan Tello, que, con una pequeña columna,
L--L:l:-L -1 ----:.-..- .3 ..."-- A- -.. :....-:A- 2-A --1:--,3-
I IU~LI I IZU al G ~ ~ G ~ L LuLu~siUtu ~t:s u ~ ~ r c u l r l u ~ l c i t tci u~ rvur ~~ l ~gaua,r lauuu
al encuentro en fuerza de cálculo militar, poniéndose sobre los ca-minos
de la retirada del enemigo, después de haber barrido y hecho
prisionero al piquete que guarnecía a Sarasida, trabajando siem-pre
interpuesto entre la columna del Padre Torrellas y las fuerzas
AA QA.lhlA++~
UG UUUhllGLLG.
"Aseguro a V. E. que mi experiencia me ha echo conocer que
estos bizarros han contraído un mérito militar tan relebante que
ya los conceptúo acreedores a la dispensación de qualquiera gra-cra,
si se atiende a la justicia de tan beneméritos, que, ofreciendo
perecer o vencer, cumplieron con tanto valor su oferta que a ellos
se debe la acción del 7, si se atlende a la superiordad del enemigo,
a la calidad de su gente y el modo que "iubierori de atacarme quando
menos lo esperaba, después de una marcha de 6 horas, cargando
a hombros la artillería por caminos escabrosisimos, sin agua y sin
ei menor alimento.
"Todo lo pongo a la consideración de V. E., que no dudo re-compensará
con lo que crea justo a tan beneméritos cuerpos y bz-zarros
oficiales" 54.
Examinando detenidarnente este escrito, y considerando las cir-cunstancias
de abandono absoluto por parte de la Nación y el So-berano,
ignorantes del heroísmo y sacrificio de aquel puñado de
hambrientos, recordamos la casteiiana expresión del Cantar del
Czd: ";Dios, qué buen vasallo si oviese buen señor !"
E
La Torre en Puerto Cabello.
3
Hay en estos meses una estrecha correspondencia entre los Ge- -
nerales patriotas y La Torre, en la que no podemos detenernos por 0
m
E
seguir la unidad del trabajo propuesto. Sólo hacemos constancra O
aquí de ella porque supone también una interesante fuente para
n el estudio completo de los años que tratamos. E2 Jefe español, en- £
cerrado en Puerto Cabello, mantiene una posición difícil de supe- a
rar, pues "los enemigos han estrechado a esta plaza por mar y por n
n tierra; gruesas partidas de insurgentes hacen incursiones hasta
nuestra línea exterior, empeñándose a menudo m vivísirno fuego. 3
O
Sus fuerzas de mar nos bloquean y también nos valean el puerto
y plaza, a quien cruzan no sólo las valas de cañón, sino también de
fuzii. Nuestra marina, reducida a casi la nada por falta de auxi-lios,
tiene que mirar a los buques insurgentes sin poder por ahora
castigar su audacia.
"El apostadero de Marina se reduce al bergantín "Hércules",
54 Id: Torrepando, 7; De Morales a T,a Torre. OisrtO General de Opera-ciones
en Sarasida, 13-VI-1822.
44 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FRANCISCO TOMÁS MORALES, GEN- EN JEZE DEL EJÉ&CI~ 35
que ha ido por víveres a Curazao, y la fragata "Ligera", que, con-cluída
la carena que se le pudo dar, ni bien sal% del Puerto cuando
tuvo que arribar por estar podrido su palo mayor ... para cuya obra
ha sido necesario recoger de limosna una contribución: me temo
que este buque descubra nuevas averías, toda su obra muerta está
en muy mal estado; en fin, es ruso, y está todo dicho ... y la "Ligera"
es nuestra única esperanza" 55.
Los patriotas conocen perfectamente el estado del reducido y
acorralado ejército español de Puerto Cabello, por lo que el Ge-neral
Páez intima a la rendición. La contestación de La Torre es
espartana :
"Exrno. Sr. : he recibido el oficio de V. E. de esta fecha, en que,
estimulado de los deseos más sinceros de restablecer la paz en
estas Provincias y evitar la fusión de sangre que es consiguiente
al sitio de esta plaza que ha resuelto estrechar, hostilizándola por
mar y tierra, me convida a estipular en la rendición, fundándose
además en la solicitud, en los motivos que se sirve exponer.
"Y, en contestación, digo a V. E.: que me hallo con toda clase
de recursos para llevar adelante, como es debido a todo militar, Ia
defensa de la plaza que le está confiada; y si desgraciadamente
llegase el caso, que no lo espero, de faltarme aquéllos, me sobran
pundonor y amor patrio para saber imitar a mis antepasados los
defensores de Numancza y Xagunto.
"Aspiro a la paz como lo puede desear V. E., pero en ninglln
caso la quiero si ha de ser con menoscabo del honor que siempre ha
tenido la heroica Nación Española a que pertenece. V. E. puede
poner en movimiento sus descantadas fuerzas marítimas y terres-tres,
seguro de que tanto por mi punto como por otro, hallará es-pañoles
que sabrán defender sus derechos, y baxo de este concep-to
ruego a V. E. no vuelva a mandar otro parlamentario, pues me
negaré a~soi-a~arriae rnec~i'oei rjo"
55 Archivo General de Indias (Sevilla, España). Citado en adelante A. G. 1.
Sección Caracas, legajo 55. La Comisión Política de Nueva Granada a1 Mi-nistro
de Ultramar. Reservado. Puerto Cabello, 29-IV-1822. Firmado, Juan
Barry.
56 A. H. N. Torrepando, 93 De La Torre al General Páez. Puerto Cabello,
29-IV-1822 (observación : lo subrayado es nuestro).
Esta postura la tomó el General cuando "pocos días quedan de
víveres en la Plaza, las cajas nacionales vacías, nada entró, nada
se percibe, y todo ya en la mayor miseria. Desde el mes de noviem-bjre
hasta la fecha sólo se ha recibido de España una correspon-dencia"
57.
El Brigadzer Morales, General en Jefe
del Ejército de Costa Firme.
A los pocos días del éxito español en Sarasida, Morales recibe
la noticia del traslado del General La Torre a Puerto Rico, al mis-mo
tiempo que la de su ascenso a General en Jefe del Ejército ex-pedicionario
58, mientras se encontraba en Coro. NS La Torre está dolido, ya lo hemos dicho, con Morales, pero sabe E
excusarse cuando cree que lo ha ofendido o tratado con desconsi- O
n deración: su educación da para eso. Pide excusas cuando na hecho -
=m
O responsable a Morales de la pérdida de Puerto Cabello (en caso for- EE
tuito), al encontrarse en grave peligro y sin noticias del Mariscal 2
E
de Campo; pero una vez que recibiíp el largo informe sobre la cam- =
paña brillante que llevó a cabo, comprende los motivos que tuvo 3
para no acudir en su ayuda j9.
- -
0m
Una semana después vuelve a resentirse porque Morales, sin E
haber tomado aún posesión del mando, y siendo por tanto su subor- O
5
dinado, ha pretendido hacerlo responsable del abandono de la pla- n
za de Puerto Cabello, "juzgándome con tan poca delicadeza que -E
a
me creyese dispuesto a ausentarme antes de su llegada a ella o que n l
me hubiese indicado la persona que debiese sostener la defensa; n
0
como también que V. S. haya desconfiado de los honrosos senti- 3
rnientos de que están animados los dignos gefes que existen en O
esta guarnición, al grado de no merecer ninguno su confianza, cuan-do
estoy ==y- r?~ü&i&qju e e~aIq.ker2& e!!os es cq-j, & c ~ i i -
serbar a Puerto Cabello haciendo los sacrificios que les exige su
57 Documento cit. en nota 55.
58 A. H. N. Torrepando, 4 De La Torre a Morales. Puerto Cabello, 26-
VI-1822.
59 Leg. cit. en nota anterior Dei niisrriu al rnisrriu. pueitü CabeEü, S-%=-
1822.
46 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
El general D. Francisco TorneAs Morales y Afoneo. Por Viccnte Escobar (La
Habana, 1824). Museo Municipal de Santa Cruz de Tenerife.
FRANCISCO TOMAS MORALES, GENERAL EN JF;FE DEL EJERCITO 37
deber y llegando al heroísmo que V. S. o yo pudiéramos acreditar".
Le advierte que está en conocimiento de que piensa sacar tropas
de Coro, alterando los planes recibidos, pero no podrá hacerlo has-ta
que ocupe el mando 60.
Su queja llega al Secretario de Estado y del ~e spa choU niver-sal
de la Guerra. Morales, su sucesor, se encuentra en Coro, y dice
que irá a tomar ~osesióna Puerto Cabello "por convenir así a los
planes que había proyectado, puesto que allí no podía continuar
las operaciones con buen éxito, a cuyo efecto me pidió un buque de
guerra que lo transportase, y al Comandante del Apostadero le
exigió igualmente el embio de varios mercantes, los que escolta-dos
le han traído ..." 'jl.
Desde Carabobo, Morales no reconoce facultades estratégicas
a La Torre; eludió sus órdenes cuando pudo: más ahora, que estaba
para entrar en posesión del mando supremo y no le importa desha-cer
los proyectos del superior. También es muy propio de su ca-rácter
la aparatosidad de su entrada en Puerto Cabello, escoltada
por barcos mercantes, que debemos suponer serían muy poco deco-rativos
si atendemos al estado ruinoso en que se hallaban.
No hay duda de que todo este fausto y brillo aparentes deja-rían
el regusto de la vanidad satisfecha al humilde muchachito ca-nario
que en los primeros años de la centuria había marchado a
las Indias y se encuentra en un principio envuelto en las luchas
fratricidas y callejeras de los primeros tiempos y después forman-do
parte activa y siendo personaje representativo en una de las
gestas más importantes de los tiempos históricos.
En la toma de posesión del mando supremo del Ejército de Costa
Firme, aparte de las enormes responsabilidades que recaerían
sobre sus rudos hombros, no cabe duda que interiormente se vio
asimismo agigantado por el destino más alto a que pudo jamás
aspirar. Ni se nos puede pasar por sito el desden con que ahora
trataría a La Torre, en cuyas cualidades militares tendría tan poca
fe, especialmente desde el desastre trágico de Carabobo. No duda-mos
tampoco que, pese a la tremenda responsabilidad de que se des-
Puerto
47
38 ANALOLA BORGES
pojaba a La Torre, fue un duro golpe para éste entregar el mando a
quien creía su inferior, y no sólo por categoría o graduación mi-litar.
Morales no dejaba de ser, para el General en Jefe, el "pata-tero"
que se ha hecho en la guerra, insubordinado, anárquico y
pretencioso. Lo utilizó siempre a distancia, aunque con corrección.
A través de su correspondencia vemos que le confiaba incluso los
escritos que venían "reservados" a su autoridad. Eh el orden mi-litar
acudió siempre a sus tropas en todos los momentos difíciles,
y aun en los que suponía de orden diplomático, le consultaba o bien
esperaba ayuda a los problemas que planteaba. Pero de eso a verse
por el Mariscal Morales, era demasiado para el refi-namiento
aristocrático que trasciende de la persona del General
en Jefe. B
N
Puerto Cabello separaría definitivamente a ambos militares es-pañoles,
tan distintos en unos aspectos como afines en otros: el O
n -
arist6crata y el plebeyo estaban llenos por igual de un desmedido =m
O
E orgullo, de un patriotismo heroico, de un individualismo acérrimo. E
2
Cualquiera de los dos hubiera sido capaz de una nueva Numancra, E
=
como decía La Torre, a pesar de reconocer las razones de los pa-triotas,
y todo ello por el honor de la Nación a la que servían. 3
-
Después de esta separación, la correspondencia quedó para siem- -
0m
E pre interrumpida. En adelante nos tenemos que valer de otras fuen-
O tes para proseguir la ruta y el destino de Morales, convertido ya
en General en Jefe del Ejército Expedicionario de Costa Firme. n
E Así escribe Morales al Secretario de Estado: "Confieso franca- -
a
mente a V. E. que me ha sorprendido bastante el nombramiento 2
n
que se ha dignado hacer S. N. en mi persona para General en Gefe 0
del egército de Costa Firme, porque siendo, como es, tan notorro O3
mi insuficiencia y falta de la necesaria robustez para su buen des-empeño,
es preciso haya de incurrir en graves herrores, perder
muchas ventajas que puede proporcionar el curso de los sucesos
y cometer otras faltas contra el servicio, creído que lo beneficio,
por la desgracia de no haber empezado mi carrera baxo la inspec-ción
de hábiles maestros, ni tenido tampoco durante ella modelos
para el desempeño de tan espinosa y elevada representación, má-xime
en circuiistancias eli iodos los e~eii~eiitroiisli tafes,
físicos como morales, para hacer la reducción del país se han he-
48 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTIGOS
FRANCISCO TOMÁS MORALES, GENERAL EN JlBX DEL EJERCITO 39
cho desaparecer para la infeliz Nacih Española. Así que he va-cilado
mucho en aeeptar semejante destino, que apenas el hombre
más robusto, activo y de la mayor esperiencia y conocimientos mi-litares
y políticos podría desempeñar ..."
No deja de haber sinceridad en sus palabras: Morales no es
militar profesional, se ha hecho en la batalla ; ni, según él, ha
tenido maestros a quienes imitar: es uñi reto a sus superiores.
Made en el escrito, que acepta el cargo "por amor a S. M." y por
"la fuerza de la subordinación". Son dos expresiones que no pue-den
serle más ajenas. $31 ningún escrito suyo, de los muchos que
hemos leído, se encuentran frases alusivas a S. M.: su lucha es
llana y simplemente en pro de la Nación. Parece que el Soberano
español no debió serle de particular simpatia, pero se guarda de
mostrarlo, al menos por escrito; sus frases ardorosas serán siem-pre
para la Naxión, ja.,ra España; Y en r.i.i_a.ntn a. la. "subordinación",
desde Cagigal habría mucho que reprocharle por la escasez de esta
virtud militar. Se previene también contra "los sórdidos manejos
e intrigas de ]la perversidad", adivnnando que será infamado y ve-jado
por muchos, los mismos que ya le han pedldo pasaporte para
salir de Costa Firme, "donde no haya riesgos, ni falten mitad o
tercio de paga, importándoles poco o nada los intereses y el de-coro
de su Patria". A todos estos, que Norales cree cobardes, les
ha despachado el pasaporte gustosamente, "muy contento de que
por este medio pacífico y honroso me hayan libertado de separar-los
de otro modo". Morales teme a "los muchos que viven de con-fusión",
y teme sobre todo la incomunicación con la metrópoli, "sin
luces, tiempo, ni medios auxiliares con qué combatir esta diforrne
liga ..., sin recursos de ninguna especie, con una fuerza de tierra
devilitada y miserable, con la de mar exausta de los más necesa-rios
para el servicio desopinado". Confiesa que, con motivo de salir
de Coro para llegarse a Puerto Cabello para posesionarse del car-go,
las fuerzas que allí dejó fueron ahuyentadas por los patriotas,
sin que sepa aUn su paradero 62. Con esto venimos a dar la razbn a
?La Torre, cuando le advirtió que no debería salir de aquella plaza.
W A. G. 1. Caracas, 178. De! Uemrw! e:: Jefe Ue! Q6rc:tc de Casta
don Francisco Tomás Morales, al Secretario de Estado. Cuartel ~ e n k dlo
Puerto Cabello, 5-VIII-1822.
40 ANALOLA BOBGES
Ni se libraron los sufridos habitantes de Puerto Cabello de una
proclama exaltada como correspondía a la situación en que se ha-llaba
63.
La empresa de Maracaybo.
No cabe duda de que la empresa de Maracaybo no fue otra cosa
que un desesperado esfuerzo del nuevo jefe del Ejército espaííol
para escapar del asedio en Puerto Cabello y procurarse alguna ex-pansión
que pudiera prolongar la estancia en Costa Firme, sin
claudicaciones deshonrosas para la Nación que representaba. Así
lo da a entender el Jefe Político Superior de Venezuela, Marqués
de Casa León, que ha tornado posesión en febrero último sin que
haya cobrado sueldo alguno, falto de su hacienda por haberla re-quisado
los patriotas, y viviendo "a espensas de fabor y de contraer
empeños vergonzosos. P en el día ni por este medio indecoroso pue-do
conseguirlo ..." Espera s610 el favorable resultado de la expedi-ción
del Mariscal de Campo Morales, pues de lo contrario tendrá
que abandonar su puesto y marchar a Puerto Rico para no dejarse
perecer de hambre 64.
Sucedió tal como Morales había previsto. Comenzaron las acu-saciones
contra su persona y decisiones. Esta denuncia viene de
parte de su ex superior, el General La Torre, ahora Capitán Ge-neral
y Gobernador interino en Puerto Rico. Comienza acusándolo
de no haber guardado la Constitución y de habérsele aumentado
su carácter sanguinario, cometiendo atropellos por medio de su
actual eomandante militar don Juan Nepomuceno Jaldón 65. Si era
cierto que Morales era ya sanguinario, no comprendemos las insis-tencias
de La Torre para disuadirlo de sus repetidas solicitudes de
licencia, sus frases elogiosas de gran militar y, sobre todo, el ha-berlo
ocultado durante el tiempo de su mandato; e incluso nos
63 Véase apéndice final Documento núm. 7.
64 A. G. 1 Caracas, 55 Del Jefe Político Supenor de Venezuela, Marques
de Casa León, al Secretario de Estado. Puerto Cabello, 8-IX-1822.
65 Legajo citado en nota anterior. Del Capitán General y Gobernador in-termo
de Puerto Rico, don Miguel de La Torre, al Secretario de Estado. puerto
Rico, 16-IX-1822.
50 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FRANCISCO TOMÁs MORALES, GENERAL EN JEFE DEL EJfiRCITO 41
extraña la propuesta, aceptada por el ministerio, para el grado de
Mariscal de Campo. Es más, cuando la toma de Caracas le dice que
Correause empeñó" en marchar para evitar desórdenes, "y le con-testé
que V. [Morales] era el que mandava en mi nombre en esa
parte, con quien devía entenderse" 66. ¿NO temió entonces La Torre
al carácter sanguinario de Morales o no le importó que lo fuera?
En este sentido el General La Torre ha perdido un alto porcentaje.
Si son ciertas las acusaciones que hace y que aún siguen, debió
ponerlo en conocimiento del Ministro de Estado años atrás; y si
no lo es, si sólo se deja arrastrar por una pasih violenta, ha per-dido
gran parte de la mesura que venía infundiendo a sus escritos,
como ya hemos dejado apuntado. Según la misma denuncia, los
habitantes de Venezuela, "en general, han observado adhesión al
gobierno [español], por lo que no hubiera sido difícil recuperar la
provincia si se hubiesen tenido los auxilios necesarios ..." Olvida
ya La Torre sus pasados informes en que con angustia decía tex-tualmente:
"sólo tenemos el lugar donde pisamos"; olvida las de-serciones
diarias, las rebeliones dentro de las filas, el comporta-miento
de los habitantes de Caracas con los españoles cuando tu-vieron
que abandonarla ... Todo esto lo sabemos a través de sus
escritos; pero a La Torre se le ha borrado, y en su pacífica Capita-nía
General de Puerto Rico solamente trata de injuriar a quien
tuvo por subordinado y pudo controlar sus desmanes, y aún más,
pudo destituirlo, de ser ciertas sus acusaciones. No tratamos con
ello de defender a Morales, sino que acusamos de parcial a La Torre,
que no ha olvidado Carabobo y sus desastrosas consecuencias. La
Torre falló en Carabobo: esto está reconocido por patriotas y es-pañoles;
Morales lo vio con claridad y habló de ello: La Torre no
lo perdona.
Pero sigamos el informe: "mas en el día es de asegurar que la
sola elección del General Morales para el mando del egército ha
hecho desaparecer toda esperanza, apagando en los vecinos el deseo
de volver al seno de la Nación". Morales-dice La Torre-goza de
buena opinión entre la gente de color y también entre españoles
"perversos" que intentan por medio de la devastación aumentar sus
A H N Torrepando, 4. De La Torre a Morales Valencia, 31-V-1821.
Núm 11 (19651 51
42 ANALOLA BORGES
fortunas y recobrar lo que han perdido. Nuestro comentario es que
si el mismo Jefe Político se encuentra en la necesidad de abando-nar
el puesto para no perecer de hambre, segiin acabamos de trans-cribir,
¿de dónde, pues, sacarían ya esas devastaciones los "per-versos
espafioles" que desean acrecentar su fortuna? La expedi-ción
de pasaportes que Morales ha realizado tiene aquí también una
&recta acusación. Para ei denunciante, los ha expedido a personas
que, por respetar la ley, no quisieron continuar bajo el mando del
nuevo mandatario. Para Morales recordemos que eran los cobar-des
y poco escrupulosos, pero dejemos que fueran personas anodi-nas,
en el justo medio. Ni tan ... apegadas a las leyes, ni tan faltas
de escrúpulos. Cansados todos de una lucha sin fin.
Supone La Torre, lo supone nada más, que se volverá a los odios
y rencores de los años 13 y l b entre europeos y americanos, "y que-dando
yermos los pueblos quedarán también incultos los campos
sin que la Nación, en ei remoto caso de que p o d a ~ o spa cificaria,
logrará otra ventaja que la de adquirir un territorio lleno de es-panto".
Seguimos pensando que el General ha olvidado. Pues desde
el ario 20, en que se hizo cargo del mando superior de Venezuela
por parte realista, venía expresando ya que los campos estaban
sm labrar por falta de hombres y arrasados por la guerra; las ciu-dades
abandonadas y arruinadas. Esto lo repite como una canti-lena.
Ahora, en la bella y rica Pxerto Rico, se representa a Vene-zuela
así de espléndida, y piensa que es ahora cuando quedará
exhausta y en ruinas. Por desgracia, la verdad es que ya lo estaba
desde mucho antes.
También están en el mismo escrito las insubordinaciones del
General Morales, y hace recuento de que no fue a pacificar Coro
con el fin de adelantarse a Barquisimeto y sitiar San Carlos, según
el plan por él premeditado, para luego, saliendo [La Torre] de merto Cabello, combinar operacioiies que lo bicieieaii dueño de la
Provincia ... A_s~m'~lraa f acilidad con que realiza los planes estra-tégicos
y reconquista la Provincia, ;desde el Caribe! No parece
convencer "ahora" a La Torre el largo informe remitido por Mo-rales,
en el que le comunicaba la imposibilidad de cumplir tal orden
por las razones conv-inceiite, de estaUa daiido Ia. batalla Uc: &,-
rasida, con un completo y total trmnfo para las tropas españolas,
52 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTIGOS
primera vez que pudieron tener un alivio después de la desastrosa
batalla, de la que La Torre prefiere no hablar. Sin embargo, en-tonces
lo dio por bueno, y hasta se excusó de haberle dirigido es-critos
sobre disciplina y responsabilidad.
Cada uno de los movimientos de Morales son fiscalizados por el
ex superior. Y creo que humanamente le horroriza pensar que pu-diera
librarse alguna lbtalla decisiva en favor de los españoles
con tropas al mando de Morales, porque entonces sí que tendrían
razón quienes decían desde Madrid que era éste "el iinico que sabía
hacer la guerra". Pero, sobre todo, le quedaría una honda espina
que nunca podría curar: si Morales hubiese estado al frente del
ejército aquel 24 de junio, es posible que no se hubiese perdido la
mitad y más de sus hombres. Era este ardor lo que hacía de La
Torre un espía, creemos involuntario, de los movimientos de No-rales.
Son estados de conciencia muy humanos y muy de tener en
cuenta. Así refiere, esta vez con razón probada, que "oponiéndose
a mis planes abandonó a los fieles corianos, dexándolos en poder de
sus opresores, que con tanta constancia y heroísmo habían repul-sado
repetidamente". Ocurría esto cuando supo que ya había sido
elegido General en Jefe, pero aún no había tomado posesión. Es
cierto, abandonó Coro, para dirigirse a Puerto Ca'kllo, con lo cual
Coro se perdió. Refiere asimismo el fracaso reciente en el ataque
sobre Valencia "en que hemos sufrido p6rdidas irreparables, vién-dose
en la necesidad de regresar a la plaza lleno de abatimiento y
miserias.
"Y tal es la de Maracaybo, que ha emprendido nuevamente, la
cual es regular que tenga los mismos efectos, por falta de recur-sos,
y si se llega a ocupar habrá de abandonarse prontamente" ".
Como es sabido, en un golpe audaz, Maracaybo fue tomada por Mo-rales.
Pero lo que también es sabido es que la ayuda prometida
por La Torre desde Puerto Rico correría la misma suerte que las
solicitudes anteriores : no sabemos que en ningún caso haya Ilega-do
la ayuda material; a cambio, sí, denuncias.
Morales, en efecto, había salido el 24 de agosto de Puerto Ca-bello
con la remota esperanza de apoderarse de Maracaybo. Esta
67 Documento citado en la nota 65.
44 ANALOLA BORGES
ciudad había sido el nudo de discordia en el armisticio del año 20.
No cabe duda que para el Mariscal tendría que ser una satisfac-ción
de honor llegar a reconquistarla, y, sobre todo, un gran alivio
para las tropas españolas, así como una esperanzadora ilusión
para quienes estaban abandonados de todo auxilio y recompensa.
Allí encontraría Morales algunos recursos para el abastecimiento
de sus hambrientos hombres. También Coro volvió a unirse al ban-do
español.
El día 3 de noviembre de 1822 triunfaba Morales sobre Mon-tilla,
y Maracaybo volvió al bando español. Un nuevo horizonte
para jefes y soldados. La falta absoluta de todo auxilio por parte
de la metrópoli, o bien la orden tajante de negociar la paz, hizo lan-guidecer
esta agonía de esperanza y recrudecer los males de todo
orden. Las vidas que se fueron segando en este atardecer hispano-americano
representa un trágico balance, mucho más para los es-pañoles
porque tuvieron razones para pensar por qu6 y por quién
ofrendaban el sacrificio de sus vidas. Coro no tardaría en perderse,
y Maracaybo sólo permaneció once meses.
Reorganización politico-mzlitar.
Los reducidos habitantes que radicaban en las tierras ocupadas
por los españoles eran en general una masa trashumante, restos de
aldeas, de poblaciones saqueadas, de familias truncadas. Se impo-nía
realizar un cambio en las instituciones, algunas ya ineficaces;
otras no tenían razón de ser. Con la recuperación de Coro y Mara-caybo
se hizo preciso un examen sobre lo poco e inútil con que se
contgb'a. Morales lo dejó escrito en un informe al Secretario de
Estado. La población escasea cada vez más, y no es precisamente
por las bajas que han pl-oducido ias -itiiiias coiitjeiiijas, p-otros
motivos menos heroicos, como el haberse pasado al bando
patriota todos aquellos que se beneficiaron del real indulto y la
última amnistía decretada por la Constitución. Los indios y par-dos,
que forman las cuatro quintas partes de la población, también
se eiicüeiitinari eii e! bando emtrario a m mayor parte; !os pocos
que aún permanecen no son personas capacitadas para que se les
54 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FRANCISCO TOMÁS MORALES, GENERAL EN JEFE DEL EJERCITO 45
pueda encomendar ningún cargo político o puesto de responsabi-lidad,
por "carecer de todas las calidades que necesita el mediano
desempeño de los cargos públicos". En cuanto a los funcionarios
políticos, van quedando pocos, porque casi todos marcharon con
los insurgentes y otros tantos emigraron a Cuba, Puerto Rico y
Santo Domingo. Esto en cuanto a los civiles. Pero es más grave
lo del Ejército, porque desde el Tratado de Pujillo y el desastre
de Carabobo "muchos gefes y oficiales, abusando de la condescen-dencia
de mi antecesor y poco delicados en sus opiniones políticas,
a la soinlbbra de licencias unos y de enfermedades supuestas y cier-tas
otros, huyeron todos de la miseria en que, sumido el egército
años ha, han conseguido irse a España, a las colonias, a La haa-bana
y Puerto Rico; descargando sobre los pundonorosos y sufri-dos
todo el peso del servicio y de la guerra".
El estado eclesiástico, tanto el secular como el regular, se "han
inutilizado casi todos" a consecuencia de la ocupación del pais por
los patriotas y de no haber podido recuperarse el bando español
desde Carabobo. De esta forma, los tibios se volvieron con los in-surgentes
e incluso aquellos que Morales tenía por buenos también
h-an cambiado de parecer; "uno u otro ha emigrado y sostenido
con heroísmo sus virtudes y adhesión al gobierno, y sabemos que
un corto numero, aunque viven con los enemigos, se conducen con
honor y discreción y alientan las déviles esperanzas de los buenos,
que cansados de esperar en vano se les libertara por las fuerzas
españolas, titubeaban ya con una espera de catorze meses" (se re-fiere
a Maracaybo).
Estando así las cosas, Morales piensa que no es posible aplicar
en Venezuela la Constitución, al menos de momento, por no en-contrar
personas adecuadas que emplear en el desempeño de los
distintos cargos que necesitan las instituciones. Por otra parte,
hay que contar con la .jituacihn r-knosa p& y la prudente re-serva
,que debe mantenerse en conceder ciertas libertades en un
lugar que permanece en estado de guerra. De forma que ha reor-ganizado
todos los organismos de la manera que ha creído más
conveniente, en atención a la especial situación de Venezuela.
Así, 'DusCB las c.pilmles "-mi fue; de +ti;aa, si lo coíiUQo
hallar, letrados hábiles, que lo encuentro difícil, segiin los compzo-
46 LIALOLA BORGES
metimientos en que han entrado los pocos abogados que había.
Y además un Ayuntamiento provisorio que desempeñe las fruicio-nes
que le están prescritas, compuesto de los sugetos más reco-mendables
y que no tengan tacha en su opinión". En cuanto a los
pueblos, limitará la autoridad a un solo Alcalde, dependiente del
Jefe Político Superior e Intendente, del Comandante Militar princi-pal
de la respectiva Provmcia y del Tribunal Supletorio de la Au-diencia,
"que habrá de restablec~rses i los Magistrados propieta-rlos
no se presentan oportunamente".
Para su autoridad se reserva, además del mando en Jefe del
Ejército, la inspección de todos los empleos y autoridades, a fin
de vigilar de cerca sus movimientos y prever las faltas que pudie-ran
cometerse contra la tropa o fraudes en el erario. De esta forrna
desea evitar que alguna autoridad "comprometiese con su conduc-ta
las operaciones militares o la seguridad del país que logre re-ducir,
a fin de que, do quiera me halle de este inmenso territorio,
viva seguro de que la autoridad y el despacho de los negocios pú-blicos
residen en personas de co&anza e incapaces de seducción,
ni de contrariar o entorpecer mis progresos" 68.
~n resumen: mientras la Constitución se implantgba en las
ciudades y pueblos de España, al compás de los "trágalas" que de-bería
oir el Monarca desde las ventanas de su propio palacio, en
la liberal América se implantaría un sistema de gobierno absoluto.
Pero es posible que No-rales no tuviera otro medio de sostener las
tierras que se le habían encomendado y que tanta sangre costaba
ganarla y mantenerla. Digamos, en terminología moderna, que fue
un estado de "emergencia".
Naturalmente que no tardaron en llegar a la Secretaría de Es-tado
las quejas sobre este mando absoluto que había tomado el
Mariscal de Campo. Las más insistentes provienen del Jefe Poli-tico
Superior, el arruinado Marques de Casa León, que se encuen-tra
relegado de sus funciones de una manera velada y sin esperan-zas
de recobrar sus derechos. El tal Jefe Político, que se considera
vejado por haberlo anulado de sus funciones, remite una y otra
6s A. G. 1. Caracas, 178. De Morales ai Secretario de Estado. Cuartei Ge-neral
de Maracaibo, 2-XI-1822.
56 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FRANCISCO TOMÁS MORALES, GENERAL EN JEFE DEL EJI~RCITO 47
vez escritos al Secretario de Estado acusando a Norales del po-der
absoluto que se ha dado a sí mismo; sin embargo, no hay ni
una sola alusión a otras arbitrariedades o falacias, como aseguraba
La Torre "9. Malas noticias le llegan al Marqués, cuando recibe la
Gacetcc de Madrid del 1 de diciembre del año 22 y se entera de que las
Cortes habían aprobado recientemente el articulo 11 de las Orde-nanzas
Militares que se estaba discutiendo, en que se confiere al
gobernador co~andanted e plaza en estado de sitio una ilimitada
autoridad militar y política con exclusión de toda otra autoridad 'O.
A Casa León le sucede en el cargo don Diego de Alegría; por 61
conocemos la capitulación de Puerto Cabello el 10 de noviembre
de 1823, y con ella el fin de la lucha y el principio de la Independen-cia
total de Venezuela: "... No puedo menos de informar a V. E.
que la conducta de los enemigos en aquella temible invasión ha sido
más humana y plausible que lo que debía esperarse de las circuns-tancias,
pues ... se han salvado dentro de ella cuantos, vista ia su-perioridad,
se rindieron a1 vencedor ... Tal ha sido ... el término acia-go
de los sacrificios, de la constancia sin ejemplar de la guarnición,
vecinos y moradores de esta plaza. LO comunico a V. E. con el dolor
que es concebible...'' 71. * *
En el presente capítulo he tratado ~610d e dar una visión pa-norámica
de los últimos años del Ejército Español de Costa Firme,
basándome en los documentos del bando realista, que se encuentran
aún por explorar en su mayoría. Al tienipo que he procurado no
extenderme en detalles bélicos, sobradamente conocidos, sólo me
he detenido en aquellos hechos que se han venido tratando de una
manera parcial o bien confusamente.
No puedo terminar este trabajo sin aludir, siquiera brevemen-
60 Leg. cit en nota anterior. Del Marqués de Casa León, Jefe político
y Superior de Venezuela, al Secretario de Estado. Correspondencia compren-dida
entre octubre de 1822 y mayo de 1823, fechada en Puerto Cabello.
70 A. G. 1. Caracas, 178. De Morales al Secretario de Estado. Puerto Ca-bello,
6-V-1823.
--
.'L *. G Caracas, i'ig Dei Zefe superi-poorl& coa e -"-erlez-~e~a,d on Dis-go
Alegría, al Secretario de Estado Puerto cabello, 14-XI-1823.
48 ANALOLA BORGES
te, a los aspectos económico y social, y ambos indispensables para
el cabal logro y comprensión del tema que nos hemos propuesto.
11.-ASPECTO ECON~MICO Y SOCIAL.
1.-La grave crisis económica.
Mal podía ganarse una guerra contando solamente con el es-píritu
bélico de los bandos contendientes. Esta larga y cruenta gue-rra
americana tiene un capitulo doloroso que la hizo aún más
cruenta: la falta de medios y de subsistencia.
Salvo en alguna ocasión fortuita, el ejército se halló racionado,
a veces con una ración ínfima; faltaban trajes y calzados, y el di-nero
solicitado una y otra vez a las cajas de Puerto Rico, Méjico,
o bien Cubaj no terminaba de recibirse. Este es un capitulo tan
dramático como la guerra misma. El abandono absoluto en que se
encontraron las huestes realistas por parte de la metrópoli es una
página más de las tantas luctuosas que se han escrito sobre aque-llos
trágicos años.
Morillo escribía a mediados del año veinte: "El comercio, la
industria y la agricultura, paralizados enteramente; nada produ-ce
al real Erario. LQS productos de las rentas reales no alcanzan,
ni con la décima parte, de los gastos más urgentes ... El ejército
permanece destituído de todo auxilio, sin pagas hace tres años, y
entregado a una miseria de que no hay ejemplo ..." 72.
Este estado de cosas se va agravando a medida que pasan los
meses sin que el Soberano dé una eficaz y pronta solución a este
irreparable mal. El sucesor de Norillo, General La Torre, recibe
constantemente los partes de sus Comandantes, en los que reflejan
las inquietudes y la suerte del ejército, esparcido por los distintos
lugares del territorio, hambrientos y miserablemente vestidos.
A través del General de vanguardia Morales, han escrito los co-roneles
Pereyra y Renovales sobre su mísera condición, y el mismo
Morales se halla "resistiendo los lastimosos clamores de mi divi-
72 Andrés Revez. Morzllo, Madrid, 1947, págs 149 y 153.
58 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
sión ..." 73, y "creo bolverme loco" ante la penuria económica y la
escasez de alimentos para la tropa 74.
Las operaciones deben ser paralizadas por falta de víveres,
como ocurrió en San José de Tiznados, cuyo ejército estaba al
mando de Pereyra ?j. "El infeliz soldado está pereciendo con el real
en la mano porque absolutamente de todo comestible se carece...",
y falta hasta el pan en la propia casa del general Morales es de
Calabozo, repite su cantilena el General en Jefe : "se carece de todo
cuanto contribuye a mantener la vida del hombre ..." El batallón
de Valencey salió para situarse en Pao, y llevó consigo el resto de
las exiguas existencias 77.
Los altibajos de las tropas, sus miserias, éxitos y fracasos van
aparejados con el sistema de alimentación. Sólo cinco días después
se concibió esperanza: la libertad del derecho de los víveres-pro-puesta
por Morales y aceptada por La Torre-"nos a revivido de
tal manera, que cuando me propuse tomarla veía desesperar de
ambre tanto a la tropa como el vecindario.. ., y sólo no nos falta la
carne, que muy en breve tendremos corriente, a peso arroba ..." 78.
Esta solución pronto se vio que no tendría la eficacia que se espe-raba,
quizá porque no había víveres que liberar. Consecuencia de
ello fue que el batallón de Pereyra, que también debería marchar
a Pao cumpliendo órdenes superiores, no pudo hacerlo por no con-tar
con medios para el viaje; ni dinero ni alimentos. Por otra parte,
en Calabozo ya no era posible continuar, y la tropa estaba expues-ta
a perecer. Desea Morales dirigirse a los Llanos "de arriba", don-de
podría sostener a sus hombres uno o dos meses.. 79.
Ya podemos imaginar la precaria situación en los campos y
las ciudades: verdaderamente esquilmadas en las repetidas estan-
73 A. H. N. Madrid. Sección Estado. Legado del Conde de Torrepsndo
Correspondencm entre el General Morales y el GeneraZ e% Jefe del Ejérczto
Paczfwador de Costa Fzrrne, don MzgweZ La Torre. Legajo núm. 7, febrero
de 1821.
74 Id. De Morales a L a Torre. Cagua, 1-Iii-1821.
75 Id. De la Torre a Morales. Tinaco, 7-IV-1821.
76 Id. De Morales a La Torre. Calabozo, 25 y 28-IV-1821.
77 Id. De Morales a La Torre. Calabozo, 3-V-1821.
7s Id. íd. Calabozo, 8-V-1821.
79 Id id Calabozo, 20-V-1821.
Núm 11 119651
cias de ambos ejércitos contendientes. P aun los mismos particu-lares,
que se ven obligados a alojar en sus casas por tiempo indefi-nido
a miembros del ejército. Caracas, por boca de su Ayuntamien-to,
expone que "no obstante la multitud que viene a esta Capital,
además de su crecida guarnición, y a pesar de que se prolongan
meses y años enteros su residencia en las casas a que son desti-nados
.., no por eso ha quedado sin alojarse ningún oficial del
M0 '>.
P continúa el escrito con la exposición de la más cruda reali-dad:
" ... en dies años de combulsiones ha sufrido y sufre [Caracas]
todo género de sacrificios y ostilidades, y ve destruidas las mejores
fortunas de sus habitantes, porque él ha sido el único [pueblo] de
toda la Monarquía que ha sostenido los gastos de la guerra como
si la causa fuese sólo suya ... Los excesos de los unos, la impruden-cia
de otros, la diuturnidad con que no pocos permanecen en los
nlr\;n-;nn+no al"Jallll'lrlbl VU nbVnInIUnUiiImI I IiUaInIUdVn fCoUmIIIoVr* srurr riamonfa a laa familias. lns iiiti- - --* ---- --- --- -- --
mos restos de sus fortunas, son causa de que el vecindario mani-fieste
repugnancia a admitirlos y de que algunas veces tengan que
sufrir repulsas"
La correspondencia entre el General en Jefe y sus Alcaldes
Constitucionales son testimonio del desastre económico existente
en todos los lugares: falta de víveres, escasez de hombres en los
campos, abandono de la agricultura, aumento de desertores, etcé-tera,
etcétera
Citemos algunos ejemplos: San Francisco de Tiznados, por me-dio
de su Alcalde Constitucional, da cuenta al Jefe Mil~tar de la
llegada de Morales con su División de Vanguardia, en cuyo pueblo
ha situado un escuadrón del Regimiento de Lanceros del Rey du-rante
los seis meses de suspensión de las armas. Pero el vecindario
está extremadamente pobre y no podrá sustentarlo. Además hay
q i ~ eco ntar con los a h s o s de los soldad os^ que permanecen en las
casas a que son destinados a pesar de que cobran ración. El Alcal-so
A H. N. Sección Estado Torrepando, legajo núm 18 Del Ayuntamien-to
Constitucional de Caracas al señor Capitán General de Venezuela. Caracas,
2-1-1821.
Si A E h? Terreparifio, 7%. Correspmdenciz (le los Alcalde Cnnstif_iicio-nales
al General en Jefe del Ejército de Costa Firme, enero 1821.
60 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
FRANCISCO TOIMÁSM ORALES, GENERAL EN JEFE DEL EJERCITO 51
de de Santa Cruz cuenta asimismo que los vecinos se han negado
a contribuir para el Campo Volante, ya que los componentes del
Campo no prestan servicio. Pero hay más, Correa, el Jefe Político
Superior de Venezuela, está resentido con La Torre porque éste lo
ha acusado de su falta de celo al no tenerle pronto los 2.500 hom-bres
que ha solicitado. Expone las poderosas razones : falta de cen-so,
la suavidad de la Constitución y que no puede exasperarse más
"a un país incendiado por el fuego de una discordia interna ..."
Correa se halla vejado y no cree que la autoridad de La Torre le
dé derecho a ello, aun cuando tuviese razón, y le expresa que dará
cuenta al Gobierno Supremo de la Nación 82. Todas estas razones
serán las que llevarán a La Torre al destino de Puerto Rico.. .
El General en Jefe, receptor del clamor unánime de los pueblos,
remitido a través de los comandantes y alcaldes ~onstitucionales,
adopta las medidas que cree más rápidas, y se dirige en un deses-perado
escrito al Capitán General de la Isla de Cuba: le recuerda
que, de perderse Venezuela, Criba se encontraría en grave peligro.
En escrito de carácter particular se extiende en parecidos términos :
los fondos nacionales de Venezuela son nulos; el ejército hace años
que está racionado; los hospitales, absolutamente desatendidos,
producen continuas y considerables bajas; los reclutas huyen de
las filas por considerarlas seguro lugar de muerte por falta de sub-sistencia
y abrigo ... En estas circunstancias no puede extrañar
que en Cumaná, ya exhausta (pues de allí y de Puerto Cabello se
extraían los escasos socorros del ejército), hubiese una importan-te
sublevación contra los realistas.
Para colmo de males, el Superintendente expone al General en
Jefe que debe considerarse como concluída la Hacienda Pública en
Venezuela. por carecer ya de Hacienda de que disponer, y ser de ab-soluta
necesidad decretar contribuciones para el sostenimiento del
ejército. Esta ruina, en frase de La Torre, suponía el desastre a la
vez de la agricultura y del comercio, o bien "estimular al abandono
82 Id. Del General Correa a La Torre. Caracas, enero 1821.
52 ANALOLA BORGES
del país de aquellos que aún conserban algún resto de sus crecidas
fortunas ..." En tal situación el Jefe expresa que le es imposible
sostenerse en aquellos territorios, pues ni siquiera podrá defender
Puerto Cabello; por lo que considera como 6nica y eficaz soluelón
abandonarlo todo y embarcar la tropa 83.
Cuando La Torre escribe con toda justicia y razón que ya no
hay nada que esperar, es posfile que no sospechara el trágico de-sastre
que le seguiría. A los nueve días de redactado el anterior
escrito acontecía la batalla de Carabobo, que dio a los patriotas
la garantía del triunfo de su causa, "... resultado infalible del la-mentable
estado a que habíamos quedado reducidos hacía muchos
meses, sin hombres, opinián, ni recursos para sostenernos". El Ge-neral
en Jefe se halla en la tarea de enviar a Puerto Rico las fami- B
lias que, "espantadas" de la derrota, huyen de aquellas tierras; N
E
así "no consumirán los pocos víveres con que cuento" -O
SU carta, redactada en febrero y dirigida al Capithii Gemra! -- m
de Cuba, no ha tenido contestac~óne n julio, pese a que Cuba había
O
E
E
recibido órdenes del Soberano para que prestara ayuda al Ejér- SE
cito Pacificador. La Torre remcide en su llamamiento para anun- -
ciar que el resto del ejército que quedeí del desastre de Carabobo, 3
reducido ya a la mitad, sigue sufriendo las penurias de hambre y - -
0
m
abrigo. Suplica al Secretario de Estado preste atención "en favor E
de este desgraciado ej6rcit.0, víctima de la indiferencia con que O
5
se le desatiende en todas partes, sin reflexionarse las grandes con- -
E secuencias que han de resultar de la pérdida total de esta Pro- -
a
vincia" -2
"La triste situación de los restos del Exto., encerrados en esta -
Plaza [Puerto Cabello] y en la de Cumaná, sin dinero, sin víveres, O3
sin conocidas esperanzas de poderlos adquirir en las colonias por
falta de crédito; el haberse hecho ilusorios (sic) a pesar de mis re-
83 A. H. N. Torrepando, legajo 27 De L a Torre al Secretario de Estado
y de las gobernaciones de Ultramar. Valencia (Venezuela), 15-VI-1821. Del
borrador de correspondencia de La Torre.
84 Id Del mismo al mismo Puerto Cabello, 30-VI-1821.
85 Id. Legajo QiiD. ei borrador de la c~~respoiideiiciUaF ; TCirre, f&r e r~=
julio 1821
62 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
presentaciones los subsidios de La Habana y México, que reitera-plaza
en el último extremo, tiene puesto a los dignos defensores de
damente ha prevenido S. M., y la falta de buques para evacuar la
los derechos de la Nación en el colmo del abatimiento, esperando
de un momento a otro el sacrificio de sus vidas, que pudieran ofre-cer
con utilidad en cualquier otro destino".
Y termina :
"Tenga V. E. la bondad de manifestarlo a S. M., para que, dig-nándose
tener presente que estos heroicos ciudadanos son miem-bros
de la gran Nación Española, les dispense la protección que
merecen, pues no creo justo que, después de tantos padecimientos,
tengan por premio el absoluto olvido" 86.
Los lamentos del General en Jefe del ~jército Expedicionario
sobre la situación caótica de su Ejército no conmueve a las Pro-vincias
vecinas, ni al Secretario de Estado y de las ~osesionesd e
Ultramar, y ni siquiera al Soberano, en nombre de quien se luchaba,
y por quien se habían sacrificado ya multitudes de españoles inútil-mente.
Así, pues, no llegaría de España ni la ayuda, ni la com-prensión,
ni la tan deseada orden de cesar en la lucha, ya inútil,
de un ejército diezmado y hambriento. La Torre, encerrado en
Puerto Cabello, sufre el peso de las vicisitudes de la tropa, y la
desesperación del abandono total en ,que se encuentra no sólo de
las posesiones españolas, sino también de la Nación. La ración se
ha reducido 'k 10 absolutamente indispensable", mientras el pue-blo
carecía de todo "por haberle tomado cuanto se le ha podido pri-var".
De nuevo se ha dirigido a La Habana y Puerto Rico, y aun a
las posesiones extranjeras; asimismo ha enviado comisionados
"para que se me provea de lo indispensable para vivir ...; y si estos
esfuerzos no producen los resultados a que aspiro, abandonaré esta
plaza y la de Curnaná por no deber permitir perescan los cortos
restos del Exército, sin fruto alguno en favor de la nación, seguro
de que no puede hacérseme cargo alguno, porque desde mi ingreso
86 Documentos cts. en nota anterior.
al mando he manifestado al gobierno repetidas veces que sin hom-bres
y sin dinero principalmente no es dable hacer la guerra ..."
No tenemos noticias de que haya tenido éxito la comisión en-viada
a las posesiones españolas; creemos, por el contrarlo, que
fue nula su actuación. Sin embargo, sí hay algunas esperanzas por
parte de las posesiones extranjeras: Martinica y Curazao. A la
Martinica fue enviado don Manuel Vegas, cuñado de La Torre,
quien consigue, después de muchos esfuerzos, que los franceses en-víen
auxilios a Puerto Cabello y Cumaná, siempre que el General
en Jefe salga fiador del gobierno español y con la condición de que
se le pague regularmente Naturalmente que iría la primera par-tida,
pero como no era posible que se cumpliera la regularidad en
el pago, por no haber fondos de ninguna clase, al poco tiempo se
encontraba la tropa en la misma anterior situación. Un segundo
intento se llevó a cabo en la posesión inglesa de Curazao, donde
vivían muchos españoles refugiados; la misión la representaba el
General Morales, quien llega el 4 de octubre a las siete de la ma-ñana
y fue recibido por las autoridades "con todas las demostra-ciones
de alegría y amistad indecibles. .". Aquí pudo asegurar
algunas partidas de víveres conseguidas entre los españoles pu-dientes
89, pero no tardó en fracasar, por las mismas causas que
la anterior, pues a estos españoles les quedaban restos exiguos de
sus fortunas, ya que a ellos se acudía con frecuencia, y para no
quedar en la miseria en tierra extraña, después dle haber abando-nado
la española por razones de la guerra, necesitaban una garantía
de que se les devolvería el dinero prestado. Con estas gestiones
y escasos auxilios termina el año 21, lleno de desastres para las
tropas españolas, personas y familias que, abandonados a su caóti-co
destino, todavía sostenían la esperanza de una patria común
y de un digno Soberano.
87 A. H. N. Torrepando, leg. 30 De La Torre al Secretario de Estado
Puerto Cabello, 20-VIII-1821.
88 A. H N. Torrepando, 93. Carta de don Manuel Vegas a La Torre. San
Pedro, i5-X-i82i.
89 A. H N. Torrepando, 4. De Morales a La Torre. Curazao, 7-X-1821.
64 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FRaiVCISCO TOMÁS MORALES, GENERAL EN JEFE DEX EJfiRCITO 55
El año 22 preferimos comentarlo con un expresivo documento
de la época 90.
Introducción al Secretario de Estado :
"Señor: Apurados todos los recursos que había podido produ-cir,
después de ocho meses, un país devastado por doce años con-secutivos
de una guerra desoladora y fratricida y reducido el egér-cito
expedicionario de Costa Firme, la marina y todas las Autori-dades,
al pequeño recinto de esta Plaza; o~struidosto dos los cana-les
de la riqueza territorial, por la absoluta incomunicación con el
interior, y desterrado por esta misma razón el comercio exterior;
multiplicadas las cargas hasta el infinito, por la numerosa emigra-ción
que arrastró consigo el mismo egército después de la acción
desgraciada de Carabobo, y Últimamente enserrados al abrigo de
estas fortificaciones, único punto de apoyo que nos quedaba, todos
vivían o: mejor, arrastraban su miserable existencia en fuerza de
la esperanza que aún conservaban de que el gobierno arrojaría so-bre
ellos una mirada protectora que los arrancaría del seno de la
miseria e inauditas penalidades en que estaban sumidos. Lo espe-raban,
Señor, y lo esperaban con tanto mayor fundamento cuanto
que consideraban de eterna justicia la protección de la Gran Na-ción
a quien pertenecían y cuyos derechos defendían con una cons-tancia
verdaderamente española; mas un triste desengaño ha des-truido
de una vez las justas esperanzas, ha alejado todos los re-cursos
y ha hecho concebir a todos que se exige un s;icrificio, si
bien justo y debido, infructuoso por las circunstancias,
"La Junta de Pacificación, las autoridades que la componen,
el Egército, la Marina y los Españoles todos residentes en estos
países, no aspiran a ceder a otros la gloria de sacrificarse por su
Nación. Desean con ansia el momento en que el destino les señale
como víctimas de su patria; pero ínterin este momente tan glo-rioso
llega, desean ser socorridos como lo exigen sus sacrificios,
su constancia a toda prueba y como lo promete el feliz sistema que
Qo A. H. N. Torrepando, 25. Informe que remiten a las Cortes, a trae&
del Secretarzo de Estado, las Automdades para la Pacifwacwn de Venezuela
y el Nuevo Rezno de Granada Firmado por Miguel La Torre, Ramón correa,
Marqués de Casa Leh, Mariano Sixto, José Sartorio, Conde de la Gran~a,
Tomás Garcia, Angel Laborde, Juan Barry, Miguel Domínguez.
56 AKALOLA BOBGES
actualmente nos govierna. Debían esperarlo, repite la Junta; pero
la llegada del correo de la Península ha hecho ver que aunque estas
máximas están al alcance de ese Soberano Congreso, se desatiende
por el Gobierno. La Real Orden de 1 de octubre último, comuni-cada
por el Ministro de Hacienda, es una pru&a de esta triste
verdad, y ella ha dado margen a que se dirija por la de la Gober-nación
de Ultramar la representación siguiente" :
Informe de la Junta Paczficadora a iías Cortes.
"Exmo. Sr.: La Junta de Autoridades establecida para la pa-cificación
de Venezuela y Nuevo Reino de Granada, ocupada cons-tantemente
en el obgeto de su instituto, y conducida paso a paso
por las fatales ocurrencias que han tenido en estas regiones a una
situación difícil de vosquejar, atendió sin embargo ai importante
obgeto de sostener los débiles apoyos sobre los cuales reposa en el
día la esperanza de llevar a buen cabo la justa causa de la Nación
Española en estos países. Ni las desgracias ocurridas en la parte
militar, ni el agotamiento absoluto de recursos, ni las constantes
denegaciones de auxilios que se han experimentado en todas las
posesiones de Ultramar para socorrer las urgentes necesidades de
estos beneméritos egércitos, marina y más atenciones públicas, pu-dieron
nunca hacer desmayar sus afanes, ni cansar su heroica cons-tancia,
ni paralizar sus operaciones. Confortaba a la Junta, Se-ñor
Exmo., el natural recuerdo de que sus tareas, penalidades y su-frimientos
serían justamente apreciados, pues que sus labores y
padecimientos no tenían más dbgeto que sostener la dignidad y
bien entendido interés de la gran Nación, con lo que a más se cum-plía
con lo preceptuado por S. M. en Real Orden de 14 de noviem-
L-n i QQA e--.--~ee -1 X K < m ; o t n A n
WIE: US IOiCIu,n uLuI;bad~ GI AYIIIIInLGLIV de! zarg9 de V. E. Par=
tiendo de este principio, la Junta y cada una de las Autoridades
que la componen, creyó y debió creerse autorizada a apelar, para
el sostén de tan digna causa, a cuantos arbitrios pudiera encontrar
en sus apuros y en el abandono y desvalimiento en que se hallaba.
P n nntn r .nnf l i r . fn - n i i A mnr ' l in m&=n r > f ~ r r g ln n A í n h n l l n r n n n ~ i nn n n - U L , --*u "V'I'~'"C", 'yuu -I"-I" A 1 A - u A I W I U I i < U * r"-A<U IIWIIWIiUV Uy"
lar al desprendimiento de los leales Españoles que después de in-
66 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FRANCISCO TOi%L&S MORALES, GENERAL EN JE%T DEL EJERCITO 57
mensas calamidades aún se prestaban a sacrificar el resto de sus
menoscabadas facultades en las aras de la Patria, sólo por soste-ner
sus derechos, por lo que, pribándose ellos de lo estrictamente
necesario para su subsecuente subsistencia y la de sus familias,
no les quedaba para su rezarcimiento más norte ni más esperanzas
que apelar al crédito del ídolo ante quien gustosos sacrificaban sus
fortunas, siendo evidente que así como todo lo posponían al sostén
de la causa de la Nación, así también era de eterna equidad que
el crédito de ésta garantizase y satisfaciese estos adelantos, pues-to
que, como se deja referido, todos los demás medios de verificar-lo
se habían agotado?
"Así lo ha practicado la Junta, y de esta determinación ha re-sultado
que a pesar de que en fines de junio del año próximo pa-sado,
reconcentrado en esta Plaza el egército, la marina y una in-mensa
emigración sin el menor respuesto de víveres, ni de ninguna
otra especie, sin ningún caudal, los buques de la escuadrilla con
necesidad de urgentes y considerables reparos, destituidos del
menor acopio de efectos navales con constantes denegaciones de
subministros de socorros en cuantos puntos de Ultramar estaba
mandado lo verificase: sin embargo este edificio se sostenía, ha-biendo
abierto a los particulares el abundante y sólido caudal de
Crédito Nacional y de la Tesorería General para el resarcimiento
de sus adelantos y suministros, que si bien han sido escasos por
el estado decadente de sus haberes, han sido lo bastante para dar
treguas a las desgracias, imponer y aun emprender contra el ene-migo,
dando el tiempo más que necesario para recibir de nuestro
Paternal Gobierno medidas y preceptos generales y bien rnedita-dos,
así como providencias prontas, efectivas y calculadas, toman-do
por base el tamaño de nuestros males."
Funesta Real Orden del Ministerio de Ha~knda.
"A la Junta le es doloroso decirlo, pero, para cumplir religio-samente
sus obligaciones, fuerza le es no disimular la triste situa-ción
en que ie ha puesto ia Reai Orden de i de octubre uitimo, cir-culada
por el Ministerio de Hacienda, en la que se dice: "que S. H.
58 ANALOLA BOBGES
"ha tenido a bien ordenar a las autoridades de Ultramar que por
"ningun término ni motivo giren libranzas contra la Tesorerz'a Ge-
"neral de la Nación, en el concepto de que no serán satisfechas,
"por no percibirse b s sesenta rnilbnes que sobre estos paises le están
"consignados, y careciendo por consecuencia de fondos indispen-
"sables para atender a estos obgetos extraordina~ios".
"La fatal influencia de esta Orden se ha hecho sentir en el mo-mento
que el terror de ella se ha traslucido y llegaclo al conocimien-to
de los que hasta ahora, con sus caudales, han auxiliado y están
auxiliando la causa Nacional.
"Esta orden ha sido para ellos lo que para el reo la lectura de
la sentencia que ha de conducirlo al patíbulo, siendo extraño y de
sentir que el Sr. Ministro de Hacienda, a quien consta del modo
más positivo nuestro estado en estas Provincias por enérgicas y
anticipadas representaciones de todas sus Autoridades, no haya
L!3- 2 L.... -,?--L-- A,--- . ,
~ L - ~ C ~ K J I1U0Cs ) IL~I~SLUS CL~CLUSq ~ t d: e esta Uechracion debia m-cesariamente
dimanarse, efectos de tal entidad y trascendencia,
que la Junta no sabría esplicar si previamente no antepone la si-guiente
suscinta manifestación :
Solicztud de créditos.
"Después de la batalla de Carabobo, para preveer a la repen-tina
y urgente subsistencia del Egército y Marina., así como para
poner esta plaza en el debido estado de defensa, puesto que su con-servación
la considera S. M. de una importancia deficil de espre-sar
[sic. subrayado], según lo tiene advertido, y con estas mismas
voces en el relato de la primera Real Orden citada, exausto por
otra parte el Erario público de todo recurso, tubo que apelar a me-
&idas eg3c~thw8y &! rnemeilt= +&E pe?;.enlor?riuuc omo !o era w!
existencia del mismo mal que se experimentaba. Recurríase, pues,
a mandar se descargasen los víveres contenidos en los buques del
comercio español que se hallaiban en el Puerto. Pero como esta me-dida
sólo podia abastecer de los necesa~iosp ara no verse en el caso
de whs~denar a! enemigo desde !m priEeros días esta impertmte
plaza, determinó la Junta, atenta a sostenerla a toda costa, recu-
68 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
rrir no sólo a los demás puntos de nuestras posesiones de Ultra-mar,
sino igualmente a las Colonias Extranjeras, así como a nues-tro
Ministro Plenipotenciario cerca del gobierno de los Estados
Unidos de América; y para que estas gestiones tubiesen el éxito
más pronto y eficaz, acordó despachar a todos estos puntos comi-sionados
que reclamasen estos auxilios, bien de los respectivos
Gobiernos, o de particulares, ofreciendo al pago libranzas sobre las
Cajas de La Habana, Virreinato de Nueva España o Tesorería Ge-neral
de Ia Nación."
Actitud de las provincias españolas de América.
"No de todas partes fueron desatendidos nuestros clamores,
siendo notable v e nada ha podido conseguirse en nuestras pose-siones,
ni por medio de nuestro Ministro en Estados Unidos; pero
sí lo han sido en las Antillas francesas, a donde su Gobernador
General, Conde de Danselot, a instancias del digno General en Jefe
de nuestro Egército, consiguió se remitiesen a este Puerto, de cuen-ta
de particulares de la Martinica, un cargamento de víveres a
precio muy equitativo, que hizo además escoltar por otros de gue-rra
de su Marina, ofreciendo que si el importe de este suministro
fuese religiosamente pagado, seguirá el abasto de cuantos más
fuesen necesarios; diéronse, en consecuencia, libranzas sobre La
Habana con las más encarecidas recomendaciones, haciendo sentir
que de protestarlas era agotar este manantial y reducirnos a la
más cruda alternativa de perecer o tener que sucumbir. Por las
declaraciones hechas por la Junta de gobierno de aquella Isla, de
no socorrer punto alguno, habiendo despedido todos los cornisio-nados
que existían en ella