LA «INSCRIPCION» FENICIO - CANANEA
DE PARAIBA (BRASIL)
(La polémica Gordon/Friedrich-Cross)
ESTADO DE LA CUESTION
P O R
FEDERICO PEREZ CASTRO
Cuando las ((naves de TarJig» aparecen en el texto hebreo de1
Antiguo Testamento solemos hacer ante nuestros alumnos univer-sitarios
la aclaración de que esta expresión hebrea v1w-m nilm re-presenta
iinguísiicameiiií: uíi feiitiiieiio ririá!~go a! de iiiirst:~ edje-tivo
sustantivado ((10s trasatlánticos)). En ambos casos se trata de
naves de gran calado, capaces de realizar navegación de altura, lla-madas
siempre asi, con esas concretas referencias geográficas en
sus nombres, aunque sus derrotas las lleven a otros puertos y por
otros mares. De tal modo que la traducción más gráfica, práctica y
expresiva del verdadero sentido de las (('Oniyyot TarSih seria ((tras-atlánticos))
i Quién nos habría de decir que hoy, como este Simpo-sio
nos demuestra, se mantendría la posibilidad de que aquellas ma-ves
de TarSib de la antiguedad fuesen verdaderos trasatlánticos y
no sóio en sentido figurado 1
Efectivamente, son muchas las razones de todo tipo que se dan
en favor de la existencia de navegaciones trasatlánticas que llevasen
a América la cultura mediterránea en la Edad Antigua, y los partici-pantes
en este Simposio las conocen mucho mejor que yo ... Por ello,
a mi sóio me toca informar sobre una pieza muy dekitida, pero de
singular significación en este tema, pieza que está más próxima a mi
campo de trabajo: el texto fenicio, o cananeo, o fenicio-cananeo de
Paraiba (Brasil) ; un texto del que se habló mucho en el Último cuar-
Núm 17 (1971) 30P
2 FEDERICO PEREZ CASTRO
to del pasado siglo, pero que ahora, en los dos últimos años, y des-pués
de haber transcurrido casi cien relegado al olvido, ha vuelto
a ponerse sobre el tapete por virtud de los trabajos de Cyrus H. Gor-don
y de los que contra él se han alzado en viva polémica. Se trata,
como veremos, de un asunto muy discutido y ante el cual, quienes
de él han tratado se han dividido en dos campos rotundamente an-tagónicos
En uno de ellos se considera el texto de Paraíba como un
fraude escandaloso, llevado a cabo en 1872 por un falsario desco-nocido,
en el otro, se mantiene que el texto en cuestión es auténtico
y constituye una decisiva pieza probatoria de la llegada de navegan-tes
semitas a América del Sur en el siglo VI a. C. Ambos bandos
esgrimen razones de peso dignas de tenerse en cuenta, unas más
poderosas y otras menos; pero, en cualquier caso, la balanza sólo
habrá de inclinarse hacia el lado en cuyo platillo pueda echarse el ma-yor
peso de otro tipo de pruebas concurrentes, tomadas de los va-riados
campos de la problemática planteada a este Simposio. Cúm-plenos,
pues, informar objetivamente de cuál es el estado de esta
batallona cuestión, destacando y valorando los principales argumen-tos
contrapuestos.
Parece obligado
lcomo veremos, los
comenzar haciendo historia del asunto porque,
detalles de ella justifican el carácter problemá-tico
de algunos aspectos de la cuestión.
Ya las comillas entre las que va encerrada la palabra ((inscrip-ción
» en el título de esta comunicación aluden al hecho que está en
la base del problema. la ((inscripción» propiamente dicha de Parai-ba
no la ha visto ni la ha tenido nunca en sus manos ningún infor-mante
conoci~o."l a-rr. l-p-v- c- o- 1r.i- a ~- -UdU.>U- CJs er determiíiadu el Iügar prc-ciso
de su procedencia. Toda la polémica gira en torno de dos copias
manuscritas hechas, según se dijo, del original, también manuscri-to,
de una copia que un desconocido tomó de una inscripción que
nadie pudo ver
Ac ~ r n p a f i a na~ u~n a caria fechada eii 11 sept. de 1872, y firíri&i
con el nombre de Antonio Alves da Costa, recibe Cándido José de
Araujo Viana, Marqués de Sapucaí, presidente del Instituto Histórico
e Geográfico Brasileiro, una copia a mano, en caracteres fenicios, de
308 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LA tINSCRIPCI6N» FENICIO-CANANEA DE PARAIBA 3
una inscripción que se dice haber sido descubierta en Pouso Alto,
en zona próxima al río Paraíba. El Marqués de Sapucaí hace entre-ga
de la copia al Instituto Histórico por él presidido y éste la en-com~
enda a uno de sus miembros, el Dr. Ladislau de Souza Mello
Netto, para su estudio e informe. El Sr. Netto, Director del Museu
Nacional de =o de Janeiro, tras adquirir los conocimientos del fe-nicio,
de los que antes carecía, necesarios para llevar a cabo el en-cargo
recibido, informa al Instituto Histórico en una comunicaciórr
cuyo extracto se publica en la ((Revista do Instituto Histórico, Geo-graphico
e Ethnographico de Brasil)), 36 (1873), 615 s. Un poco más
tarde publica copia de la inscripción en la revista ilustrada de Rio de
Janeiro O Novo Mundo, de 23 de abril de 1874. Pero Renan, a quien
el emperador del Brasil, Dom Pedro 11, bien conocido por sus afi-cienes
semit-sticas, se ha!$2 &rigidG pi&endG Gpinión sehre .su=-
to, había afirmado, en carta fechada en Sevres, 6 de sept. de 1873,
que el tal texto no era inás que una impostura Tan rotunda respues-ta
causó a Netto un daño irreparable En 1875, abrumado por el
veredicto de Renan, dirige sendas cartas a diez personas que, a su
entender, podrían haber sido capaces de fabricar el texto de Paraiha,
cree identificar la letra de una de las respuestas con la de la carta
de remisión enviada, junto con la mscripción, al Marqués de Sapucaí.
Todo ello lo declara Ladislau Netto en su Lettre d Monsieur Ernest
Renan, que pubkó en Río de Janeiro en 1885. Pero hasta hoy no
ha podido ser identificada la personalidad del remitente de aquella
carta ni la de las otras nueve personas consultadas. Tampoco le fue
posible a Netto identificar el pretendido lugar del hallazgo.
A base de la copia publicada por Netto en O NOZJOM undo, Kons-tantin
Schlottrnann traza otra que aquel mismo año, 1874, aparece
en la ZDMG. vol 28, juntamente con su artículo, también difundi-do
en la Jenaer Literaturzeitung; en él Schlottmann se muestra
indecrso respecto a la inscripción, pero no descarta la posibilidad de
que sea auténtica.
En 1889 F Calléja vuelve sobre el tema en su Note sur une stele
phéniczenne trouvée au Bréuil (((Bulletin de la Société de Geogra-phie
d'Alger»), a la que acompaña una nueva copia del texto, lamen-tablemente
plagada de incorrecciones y disparatadas grafías
Es el epigrafista Mark Lidzbarsky quien, transcurrido un dece-nio,
parecía haber puesto el punto final a este asunto, al declarar,
4 FEDFXICO Pf3REZ CASTRO
en el tomo 1 de su famoso Handbuch der nordsemitischea Epigra-pkik,
publicado en Weimar en 1898, que el texto de Paraíba era una
falsificacion.
Pero hete aquí que hace un par de años el profesor Cyrus H. Gor-don
anuncia al mundo científico en la revista ((Orientalian 37, 1, de
1968, que ha llegado a sus manos una nueva copia efectuada por el
propio L. Netto a base de la copia original presentada al ((Instituto
Histórico)) del Brasil Dicha nueva copia fue enviada por Netto el 31
de enero de 1874 al sefíor Wilberforce Eames. Habiendo ido a parar
a manos del profesor Jules Piccus, de la Universidad de Massachus-setts,
éste se la facilita a Gordon el 22 de noviembre de 1967. Gordon
la compara con el texto de Lidzbarsky, transliterado a caracteres
hebreos y, sorprendido al descubrir numerosas divergencias, se siente
movido a resucitar un tema que parecía definitivamente enterrado.
De su nuevo estudio surge su vigorosa defensa de la autenticidad e
importancia del texto de Paraíba Contra la opinión del Prof. C. H
Gordon, el gran ugaritista y conocedor del mundo linfiístico y cultu-ral
cananeo y mediterráneo, se alzan, en la misma revista ((Orientalia))
y con no menor vehemencia Johannes Friedrich, de Berlín, renom-brado
autor de la Plz6nizisclz-punische Grammatik, y Frank Moore
Cross, Jr. (Cambridge, Massachussetts), bien conocido por sus estu-dios
de los Rollos del Mar Muerto, del desarrollo de las escrituras
judías, de la antigua ortografía hebrea y de la epigrofía palestinense.
Son, pues, los argumentos fuertemente encontrados de estos estudio-sos
los que hemos de exponer aquí.
,-. rero antes veamos qué es io que dice la inscripción o, mejor dicho,
su copia El texto en caracteres fenicios que acompaña a esta comu-nicación,
tomado del reproducido por Gordon, puede ser translite-rado
en la forma siguiente.
1) nhn' bn kn'n msdn mhqrt hmlk shr hSlak-
2j n' '1 'y z rhqt 'rs hrm wnSt bhr l'lywnm
310 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
LA uINSCRIPCI~NW FENICIO-CANANEA DE PARAIBA
3) w'lywnt bSnt t5't w'Srt lhrm mlkn' 'br
4) wnhlk m'sywn gbr bym sf wnns' 'm 'nyt 'Srt
5) wnhyh bym yhdw Stm Snm sbb l'rs lhm wnbdl
6) myd b'l wl' nh 't hbrn' wnb' hlm Snm 'sr
7) mtm wSlSt nSm b'y hdt 'S 'nky mt 'Srt 'br-
8) h blt y' 'lywnm w'lynt yhnn'
Copia de la inscripción de Paraiba, según Ladislau Netto, publicada
por Gordon («Orientalia» 37, 1968, pág. 77).
Y he aquí su traducción :
1) ((Somos hijos de Canaán, de Sidón, la ciudad del rey. El co-mercio
arrojó- 2) nos a esta lejana ribera, un país de montañas.
Pusimos (= sacrificamos) un joven a los excelsos dioses 3) y diosas
en el año diecinueve de Hiram, nuestro poderoso rey. 4) Partimos de
Esyon-Geber por el Mar Rojo y viajamos con diez barcos. 5) Estu-vimos
juntos en el mar dos años alrededor del país perteneciente a
Ham (= Africa), pero fuimos separados 6) por la mano de Ba'al
(= ¿una tormenta?) y no estuvimos [ya más] con nuestros compañe-ros
Así hemos venido aquí doce 7) hombres y tres mujeres, a una
costa que yo, el almirante, domino S) Pero ,quieran dioses y diosas
favorecernos f N.
Núm 17 (1971) 31 1
6 FEDERICO PfiRJB CASTRO
En dos o tres puntos de este texto caben otras posibilidades de
traducción. Así el propio Gordon piensa que, en la lín. 718 en lugar
de «una costa que yo, el almzrante, domino)) podríamos traducir así:
«<Soy yo acaso, e1 almirante, hombre que va a huir?)), a la luz del
pasaje bíblico Neh 6, 11 «¿Un hombre como yo va a huir?)). En
las Iíneas 5/6 podría igualmente traducirse, siguiendo a Cross «Pero
fuimos separados del poder [protector] de Ba'ab. Tamblén propone
Cross que en las líneas 718 se lea y traduzca, en lugar de cualquiera
de las dos posibilidades sugeridas por Gordon, lo siguiente «al nuevo
litoral del cual yo, Mat'aStart, el capitán, he tomado posesión)). Sin
embargo, es de advertir que para entenderlo así habría que intro-ducir
correcciones en el texto.
Se trataría. pues, de un navío que partió de Esyon-Geber, la isla
próxima al puerto de Elat, en el decimonoveno año del reinado de
Hiram, rey de Sidón, y que, tras una travesia de dos años, cruzando
el Mar Rojo y rodeando el continente africano, fue a parar, separado
del resto de la flota, a la costa brasileña, en una zona que, tras el
acostumbrado sacrificio de un joven, en honor de los dioses, fue ocupa-da
o colonizada por loc navegantes semitas. Como más adelante ve-remos,
ei rey Hiram mencionado debe ser Hiram 111, el cual, según
Josefo, Contra Ap'zón 2, 158-159, reinaría del 553 al 533 a. C ; de modo
que los navegantes partirían de Esyon-Geber el año 534133 a. C. y
arribarían al Brasil el año 532131 a C.
Ante tan sensacionales noticias contenidas en el texto que nos
ocupa lcómo han reaccionado los dos bandos científicos cuya polé-rñica
tratamos de exponer: Convendrá reseñar ias Iíneas generaies
más destacadas de sus respectivas actitudes, para después comprender
mejor la discusión que se desarrolla al analizar detalladamente las
expresiones, formas gramaticales, ortografía e ideas contenidas en
el texto.
La vigorosa defensa que Sordon hace de ia autenticidad de nuestro
texto procede a lo largo de las siguientes líneas fundamentales-
La inscripción fue copiada en 1872 Su texto, escrito en letra feni-cia
del siglo VI, según Gordon, y que encaja así con la época de1
312 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
LA <INSCRIPCION> FENICIO-CANANEA DE PARAIBA 7
Hiram en él mencionado, a saber, Hiram 111 (553-533), presenta toda
una serie de rasgos ortográficos, morfológicos, sintácticos y lexico-gráficos
que no permiten encajarla plenamente ni en el fenicio ni en
el hebreo. Esto es lo que motivó en el pasado siglo la actitud negativa
ante el problema de la autenticidad y en lo que siguen apoyándose
aún hoy Friedrich y Cross para presentarla como falsificación. Pero
Gordon argumenta que numerosas expresiones y giros gramaticales
de nuestro texto pueden hoy documentarse, por aparecer en materiai
epigráfico fenicio o cananeo, como veremos en su análisis detallado,
desconocido en 1872 y descubierto casi todo él en lo que va de siglo.
Sería, pues. de todo punto sorprendente que el presunto falsario,
adelantándose con mucho a los conocimientos de su época, hubiese
creado, como en una especie de visión profética, formas y rasgos de
una lengua que, en aquel entonces, eran completamente ignorados.
Incluso la estructura del texto habla en este mismo sentido. Su división
es tripartita: 1) identificación del autor, 2) narración de los aconteci-mientos,
3) invocación a los dioses. Esta distribución en tres partes
en inscripciones no funerarias coincide con la de Karatepe (KAI n. 26),
que no fue descubierta hasta 1946. La única inscripción nord-occiden-tal
semítica conocida antes de 1872 que presenta análoga fórmula
tripartita es la de MeBa' de Moab; pero precisamente el final de ésta
se encuentra roto, de manera que el presunto falsificador no pudo
tomarlo de ella.
Por otra parte también argumenta Gordon que no es posible juz-gar
de la corrección lingiiística del texto de Paraíba a la luz de las
reglas, mejor o peor conocidas, del fenicio clásico, ya que propia-mente
no debe ser llamado fenicio ; refleja más bien la lengua cananea
usada en la zona edomita de Esyon-Geber (vid. 1 Re 9, 26) ; cierta-mente
es más real hablar de «cananeo», pues los propios semitas
aplicaban a esta lengua dicha denominación, como puede verse en Is
19, 18, y no la llamaban ni «hebreo» ni «fenicio»'; sus hablantes, aunque
cananeos en general y demográficamente muy mezclados, seguían
llamándose wananeos de Sidón)), a pesar de que su vinculación a esta
ciudad no fuese próxima y directa. De hecho, las gentes procedentes
de los estados-ciudades fenicios seguían manteniendo el recuerdo de
su origen, aunque tal procedencia no fuera ni mucho menos inmedia-ta.
Tal es. por ejemplo, el caso que conocemos por la inscripción de
Nora (KAI n 46), que dice pertenecer a una comunidad «fenicia» de
Núm 17 (1971) 313
S F'FBERICO PÉREZ CASTRO
Cerdeña, originada por una emigración desde Chipre, la cual antigua-mente
fue colonizada por Tiro, madre de Kition y Larnaca, es decir,
de los fenicios chipriotas. Se trata, pues, de una inscripción cananea,
no fenicia ni propiamente hebrea.
Junto a los razonamientos de índole epigráfico-lingüística, aduce
Gordon un buen número de datos que, ya en el campo arqueológico y
etnológico, nos hablan de la existencia de navegaciones trasatlánticas
y llegadas a América de gentes mediterráneas semitas, corroborando
así la posible autenticidad del texto que nos ocupa. Por constituir tales
relaciones intercontinentales antiguas el tema básico de este Simposio,
rebasan con mucho el marco concreto de mi comunicación; por ello
me limitaré a recoger sólo algunos de los datos más destacados de la
argumentación de Gordon en este sentido: en primer lugar, es nota-ble
el hecho de que las tradiciones ancestrales de pueblos americanos,
coino ios aztecas, ios mayas y ios incas, vincuian ias raíces de su
civilización, la zgricultura, la metalurgia, etc , a la llegada por mar,
desde el Este, de un personaje blanco, con barba, llamado Quetzal-coatl
por los aztecas, Kukulcan por los mayas, Viracocha por los
incas Esta tradición está en estrecha relación con la circunstancia,
puesta de reiieve por ~ i e x a n d e rv on Wuthenau, de que entre ios mi-llares
de figurillas y cabezas de barro modeladas por los antiguos
pueblos americanos no hay ni una sola, antes del año 300 d. C , que
represente tipos de indios americanos ; sólo reflejan tipos orientales,
caucásicos y negros de Africa. Incluso los sacrificios humanos a los
dioses, practicados por los aztecas, como el que menciona el texto
que estudiamos, piensa Gordon que son de tradición cananea. Bien
claramente hablan de ellos inscripciones como la profana de Kara-tepe
(KAI 26 A 11 19-111 2) y la famosa del rey MeSa' de Moab
que sacrifica a KemoS «toda la población de Atarob (KAI 181- 11-
12), y a AStar-Kemo: «toda la pobíacion de Nebo» (181 : 16-17). El
antiguo Israel practicó tambibn, bajo la forma de herem, el sacrifi-cio
de seres humanos, tomado de los cananeos. Por otra parte, nada
se opone, desde el punto de vista técnico, a la posibilidad de que los
semitas llegaran a América en la Edad del Bronce o del Hierro an-tiguo
; la pericia náutica de los fenicios les permitIa acometer empre-sas
como la circumnavegación de Africa, que llevaron a cabo hacia
el año 600 a. C. bajo el patrocinio del Faraón Necho, y Herodoto
(4,42) nos da noticias que confirman sus conocimientos técnicos en
314 A N U A R I O DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S
LA <INSCRIPCI6N> FENICIO-CANANEA DE PARAIBA 9
orientación :istronómica. Mas no sólo los fenicios, sino también los
hebreos, actuaron en importantes empresas de navegación ; junto a
Tiro, Sidón y Biblos, conocemos los intereses náuticos de las tribus
hebreas de Zabulón (Gen 49,13), de Dan y de ABer (Jue 5,17) y el
matrimonio del rey Ahab con la reina Jezabel de Tiro (1 Re 22,49-50)
hace de Israel una potencia marítima También YehoSafat, rey de
Judá, tras la división de los reinos en el 935 a C., realizó tentativas
marineras desde el puerto de Esyon-Geber. Y antes, en el siglo x,
los fenicios se alían con David (11 Sam 5,ll) y con Salomón (1 Re
10,22), colaborando así fenicios e israelitas en empresas transoceáni-cas
de gran alcance que partían desde Esyon-Geber cada tres años,
tiempo en el cual sus naves podían llegar a las tierras más alejadas
y regresar. De tal modo que la abigarrada población marinera de
Esyon-Geber estaba formada por sirios, hebreos, tirios, sidonios, ar-waditas,
etc., todos ellos cananeos, aunque Herodoto los engloba
bajo la denominación general de «fenicios»
Fenicio y hebreo eran dialectos cananeos, cuyos hablantes se en-tendían
perfectamente entre sí; pero el texto de Paraíba, según Gor-don,
está más próximo al hebreo que al sidonio; Esyon-Geber está
cercano a la costa de Edom, de modo que el autor de la inscripción
pudo ser un edomita meridional de la zona de Elat; y, por Último,
la fecha de la llegada al Brasil de estos semitas, indicada en el texto
(532/31 a. C ) encaja perfectamente con un momento histórico en
el cual el empobrecimiento del país de Palestina, aun no creado de
hecho el nuevo estado que Ciro autoriza en el 538, obliga a su po-blación
a buscar nuevas tierras donde desarrollarse libremente.
Tales son las principales líneas de la argumentación de Gordon.
Si las aceptamos, habremos de reconocer que una vez más se com-prueba
que toda civilización de alto nivel tecnológico se desarrolla
por virtud de estímulos externos. La llegada a América de los semi-tas
constituyó en ella este estímulo. Quedaría así expugnado el últi-mo
reducto de la teoría de los ((inventores aislacionistas».
Veamos ahora las más notables razones aducidas por Friedrich y
Cross para negar la autenticidad de este texto.
La primera y de más bulto es que nadie ha visto la inscripción.
Toda la polémica gira en torno a un texto manuscrito puesto en circu-lación
por una persona que no pudo ser identificada Este hecho es
Núm 17 (1971) 315
10 FEDERICO PÉREZ CASTRO
aiin más significativo para Cross, cuanto que el año 1872 se inserta
en un momento en el cual toda una serie de circunstancias crean un
clima propicio al fraude científico. Es precisamente el año en que el
Emperador del Brasil, Dom Pedro 11, regresa de su viaje por Orien-te.
Siria, Palestina, Egipto y Asia Menor. Se trata de una época
en la que, al socaire de grandes y sensacionales descubrimientos ar-queológicos,
como la inscripción del rey Me6at de Moab (1870), la
estela del Templo de Jerusalem (1871), proliferan las falsificaciones,
como el manuscrito presentado al British Museum por Shapiro Don1
Pedro 11, único, en el Brasil de entonces, aficionado al orientalismo
y versado en estudios de hebraísmo y arabismo, es la figura cuyo me-cenazgo
hace florecer en el país el interés por la ciencia ; el que pre-side
constantemente las sesiones del ((Instituto Histórico)), en una
de las cuales presenta Netto la copia de la inscripción de Paraiba.
-7 u no puede negarse que este texto sensacionai surge precisamente
del círculo de académicos y aristócratas diletantes formado en torno
a Dom ~kdro.
Es también bastante sospechosa la gran claridad del texto en cues-tión
y que, a juzgar por la copia, el original epigráfico estuviese
compieto y perfectamente conservado, e igualmente que el copista
supiera fenicio o llevase a cabo su tarea con una acribía sorprendente
e inusitada.
Por lo que respecta a la forma de la letra, la ortografía y la len-gua,
insisten los detractores de la autenticidad, sin aceptar los nue-vos
hechos aducidos por Gordon, en que 10s materiales de que se
disponía en 3872 explican sus características. Así, paleográficamente,
el documento de Paraíba parece una mezcla de formas de épocas di-versas
(siglos IX, VIII y IV) que en aquel momento eran accesibles
por los manuales y láminas publicados, dándose además la circuns-tancia
significativa, segun opinión de Cross, de que algunas formas
de letras erróneamente trazadas y repetidas a lo largo del texto se
basan fielmente en los trazos erróneos que aparecen en aquellas pu-blicaciones
decimonónicas. El mismo carácter misceláneo tiene la
ortografía, que en parte coincide con la fenicia clásica y en parte con
ia neo-púnica. Es, pues, una mezcla que no existió en eí siglo VI a. C.
y que pudo crearse en cambio en el XIX d. C.
También el lenguaje empleado les parece a Friedrich y a Cross
una mezcla de fenicio clásico, neo-púnico, biblicismos y hebraismos.
316 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
LA <INSCRIPCI6N>> FENICIO-CANANEA DE PARAIBA 11
Es Cross quien de una manera especialmente decidida afirma que
nuestro texto ofrece una combinación de puros disparates con una
serie de errores significativos, a saber: etimologías equivocadas de
los filólogos del XIX; falsas lecturas de los especialistas de aquella
época y especulaciones a base del púnico del Poenulus de Plauto. Es
decir, que Cross no acepta la existencia del dialecto mixto cananeo
de Esyon-Geber, propugnada por Gordon, de la cual afirma que no
existen pruebas, aunque, por su parte, no aduce motivos para negar-la.
Su impresión es, como en lo ortográfico y paleográfico, que se
trata de lengua mixta forjada en el xrx con los materiales entonces
existentes.
También el contenido descansa en datos de fuentes literarias co-nocidas
en 1872; así la circumnavegación de Africa pudo tomarse de
-H-~--r -n d-n t"nA'>" A'9 J~ r AP 1'U1 "R' " 'iYhL Vl in, (\TI ARLoI 4" ,9I VK 9M" Q; A1V0,-- 99.> c?._Sn,J? ; o,)l),
pasajes que se refieren a las empresas náuticas de Hiram 1 y Salo-món
desde Esyon-Geber; y es igualmente posible que se utilizasen
las noticias recogidas de Menandro por Flavio Josefo, referentes és-tas
a Hiram 111, en cuyas fechas (552-532 a. C.) encaja Paraíba, como
ya sefia!S Cch!~ttmrnn, ii?nyi?e nit?&r? Hirum fiie de SidSn, sin= de
Tiro.
También la costumbre de sacrificar un joven a los dioses era co-nocida
a través de Diodoro de Sicilia (20. 14. l-7), en el cual pudo
perfectamente inspirarse el falsificador. Y además, dentro de esta
actitud de desconfianza, ¿a quién iba destinada la inscripción? -se
pregunta Friedrich- ; quién habría podido leerla allí ?
Casi todos estos argumentos contra la autenticidad tienen ya su
respuesta en los razonamientos que Gordon comenzó esgrimiendo en
defensa de aquélla, y que, en líneas generales, hemos recogido más
arriba. Otros son objeto de su réplica posterior. Así, por ejemplo,
sale al paso de Fr~edrich para explicar su objeción de que es absurda
una inscripción conmemorativa que no cuente con público lector, di-ciendo,
muy atinadamente, que los textos conmemorativos antiguos
no se escribían siempre para ser realmente leídos. La inscripción tri-linglie
de Behistum, que trata de inmortalizar a Darío, se escribió en
una roca completamente inaccesible, donde nadie normalmente puede
leerla ; y lo mismo ocurre con las inscripciones de templos y tumbas
egipcios, no destinadas a ser leídas por los mortales. Su finalidad es
12 FEDERlCO PEREZ CASTRO
que lo narrado en ellas sea tan perdurable como la roca sobre la que
se graban.
Y del estudio paleográfico de Cross, quien, como queda dicho,
ve en el texto de Paraíba una mezcla de formas de los siglos IX, VIII
y IV, dice Gordon que no tiene valor, porque las diferencias que
Cross observa en el trazado y la forma de ciertas letras se basan en
comparaciones micrométricas que nada quieren decir tratándose de
copias manuscritas y no de la inscripción misma. Y además debe te-nerse
en cuenta que, incluso en inscripciones, a veces aparecen for-mas
de una misma letra que son entre sí diferentes (vid. Yadin, Mn-soda,
N. York, 1966, p. 191, con distintas formas de W ; y también
Dunand, By !&a Grammata, Beyrouth 1945, 160).
a
N
Podríamos decir, para concluir la exposición de estas contrapues- E
tas opiniones, que en gran medida ía actitud de ios negadores de ia O
d
autenticidad está psicológicamente condicionada por la precavida des-
-- m
O
confianza ante lo que parece demasiado bonito para que sea verdad, EE
((ZU schon, um 'wahr zu sein», como confiesa el propio Friedrich. 2
E
Frente a esta actitud, Gordon nos recuerda que también tantos y -
tantos grandes descubrimientos que parecian imposibies fueron ver- >
daderos, y cita el ejemplo, dentro del mismo campo cananeo, de la
- -
0
m
tan citada inscripción de MeSa', en la que aparece y nos habla el rey E
moabita de que trata la Biblia, e incluso Omrí, el rey israelita. O
5
Es muy posible que, poco a poco, la desconfianza se vaya disipan- -
do Por lo pronto, como observa Gordon, ya entre el juicio de Lidz- -E
a
barsky y el de Friedrich hay un matiz de diferencia de apreciación. : l
Lidzbarsky dijo que el autor del texto de Paraíba fue un ignorante --
que no hizo sino disparates, Friedrich, en cambio, le reconoce ((cier- 3
ta habilidad))
O
Este cambio de actitud puede ir intensificándose si las observacio-nes
y datos procedentes de otros campos van corroborando la llega-da
de semitas a América en la Antiguedad. Cobrarán entonces más
peso las razones aducidas para probar que el texto de Paraíba no
pudo ser compuesto en el siglo XIX.
Esperamos, pues, impacientes que se hagan pú'oiicos ios nuevos
textos y monumentos, de antigüedad comprobable en el laboratorio,
que, según ha anunciado Gordon, han sido descubiertos, y que co-rroboran
el significado de la ((inscripción)) de Paraíba.
318 ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S
LA <INSCRIPCI6N» FENICIO-CANANEA DE PARAIBA
IV. ANÁLISIS DEL TEXTO
Recogemos a continuación la polémica planteada en el análisis de
los vocablos, grafjas y formas gramaticales del texto de Paraíba.
Para aligerar sil exposición usaremos las siguientes abreviaturas
C = Cross
F = Friedrich
G = Gordon
Previamente hay que advertir que el análisis e interpretación de
G se ciñe al texto tal y como está, mientras que C lo corrige varias
veces.
Línea 1 - nhn'
G Este pronombre. ((nosotros)), tiene aspecto arameo, lo mismo que
el sufijo -n' de 1.2.6.8. Esto no debe extrañarnos. Según el ke'tzb de
11 Re 16,6 los arameos llegaron hasta Elat = Esyon-Geber por vir-tud
de las conquistas de Resín y vivieron allí ((hasta hoy)), es decir,
hasta la época de composición del libro de los Reyes, la cual no pue-de
ser anterior al siglo VI a. C. puesto que en 11 Re 25,m se habla
de Avlll-Marduk. En Esyon-Geber se hablaba una lengua en la que
se mezclaban elementos fenicios, arameos, judeos, edomitas, moa-bitas,
etc.
C Ni este pronombre ni las terminaciones en -n', frecuentes a lo
largo de este texto, pueden admitirse como arameísmos porque no
existen pruebas de que en Esyon-Geber se hablase una lengua mixta.
Según C lo que ocurre es que el falsificador observó que en fenicio
y púnico la terminación alef se usa como m t e r lectiomis de -a, -6 fi-nales
y la usó para indicar -m' = -nü como en hebreo el pronombre
((nosotros)) Pero esta mater lectionis es púnica y neo-púnica muy
tardía. Se trata, pues, de un anacronismo, no de un arameismo.
F El pronombre nlzn' es forma que no corresponde exactamente
ni al fenicio, que en ESmunazar 1 16.17 es 'ahn, ni al hebreo o ara-meo.
Las formas más próximas a ésta son el etiópico nehrta, el ex-traño
hebreo nahnu y el árabe nuhnu.
btn kn'n, «hijos de Canaán))
C No está documentado ni en fenicio ni en el A. T.
msdn, «de Sidóm
Núm 17 (1971)
14 FEDERICO PÉREZ CASTRO
G. La objeción de que el rey Hiram y sus súbditos aparezcan aquí
como de Sidón y no de Tiro, olvida que Tiro y Sidón se usan con
gran frecuencia indistintamente a lo largo de los siglos, desde los
tiempos de Ugarit hasta los de Virgilio. Así en el texto ugarítico
KRT 1989, 201-2 la ASerat de Tiro es la Ilat de Sidón Y en la Enei-da
1.466,613 Dido aparece como sidonia, aunque sea de Tiro y su
ciudad es Sidón (1.678) aunque su pueblo es tirio (1 - 696).
hqrl hmlk, da ciudad del rey»
C El uso del artículo con el nomen regens es un compuesto de es-tado
constructo y su genitivo determinado es contrario a las reglas
del fenicio y del hebreo. Reconoce, sin embargo, que en gramáticas
como la de Gesenius, Ej 127, f-i, se recogen algunos casos de este uso
en el A. T., pero C no quiere reconocerlos: los considera producto a N
de corriipciones textuales (p. e 1 Sam 26,22). E
P . u. Este fenómeno sintáctica, que según ias gramáticas tradicio- O n -
nales parecía imposible e incorrecto, hoy es bien conocido. Lo en- - O m
contramos documentado en la inscripción de Karatepe, 1.1 (KAI, EE
n. 26), descubierta en 1946, donde aparece hbrk b'l «el bendito de 2
E
Batah.
-
1' iin. i j 2 hilizn' «nos arrojó)) o ((fuimos arrojados)), 2
F. Trátese de hif'il o de hof'al, ni una ni otra forma verbal aparece
- -
0
m
en fenicio, lengua que en lugar de ellas emplea yif'il y pf'al. E
C. Los estudios y manuales de lengua fenicia publcados en el siglo O
pasado aún desconocían que en fenicio no existe el kif'ii Esto puede n
E comprobarse en Gesenius, Scripturae linguaeque phoeniciae .. y en -
a
A. C Judas, Btude démonstrative de la langue phénicienne, Paris nl
1874, obra ésta en la que aparece el hif'il como forma verbal feni- n
n
Cia. De aquí pudo tomarla el falsario. 3
O
G Es cierto que lo normal en fenicio es el yif'il, en lugar del hif'il
normai en hebreo Pero no se oivicie que en casos esporádicos apare-ce
también el yzf'tl en el A. T. como el my719 (5) de 1 Sam 21,3, y ,
otros yif'il hebreos consignados en el ((Jahrbuch fur kleinasiatische
Forschung)) 2 (1951) 50, 59 y en UT Ej 9.38.
Lo normal en fenicio es esporádico en hebreo y viceversa.
lín. 2 : ' E , ((hacia, a»
F. Se trata de un hebraísmo Esta preposición nunca se da en fe-nicio.
'y, «isla»
320 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LA <INSCRIPCI6N> FENICIO-CANANEA DE PABAIBA 15
G: No es corriente que este sustantivo funcione como femenino,
pero con tal género lo encontramos en Is 23,2.
C : El pasaje Is 23,2 no puede ser prueba del género femenino de
'y, porque es pasaje corrupto del A. T. Por otra parte el falsifica-dor
pudo ver en cualquier diccionario que 'y se consideraba mascu-lino
o femenino.
G: Aunque el pasaje Is 23,2 fuera corrupto, como pretende C, ya
el ugarítico nos ha demostrado que 'v puede ser femenino, pues Da-vid
Neiman ha hallado en ugarítico (CTB, § 25) el plural femenino
Zht ((islas)).
'rs hrm, ((país de montañas))
G: De aquí se deduce que la zona del descubrimiento debió de ser
la región del Sur, cercana a Río de Janeiro, donde las montañas es-tán
próximas a la costa, y no la del norte del Paraíba.
~ n S t (, ( pusimos))
F: El imperfecto consecutivo fa:ta en fenicio y en púnico, es sólo
propio del hebreo y de1 moabítico.
C En fenicio y púnico no aparece ningún imperf. consecutivo, des-pués
del siglo x a. C.
Obsérvese que Gordon no mantiene que este texto sea fenicio, sino
cananeo.
h. 2/3 : Syt. ..l, ((poner ... paran = ((sacrificar, ofrendar))
G: El uso de esta raíz con preposición 1, con sentido de ((ofrecer
algo a un dios, sacrificar)), no nos era conocido en semítico hasta
el descubrimiento de los vasos púnicos en 1912 (J. Hoftijzer, VT 13,
1963, 337-9). No pudo, pues, inventarlo un presunto falsario.
C: Contra la opinión anterior, cree que el uso de esta expresión
con el sentido de ((presentar, dedicar, ofrendar)) es conocida en el
Li i-cl.v.--i.c. u uA-c1i A A. T., eii pasajes c ~ i i ~Gom 44,s C; S~gl9 ,X.
Debemos observar, sin embargo, que este sentido en los pasajes que
C aduce, no parece ni mucho menos acertado.
También aduce C que Gesenius recogió esta expresión de la ins-cripción
de Citium (CIS I, 46), de modo que el falsario pudo ma-
-,:,,1,
11CJd"d.
Iín 2/3 y 8. 'lymm w'lymt, ((dioses y diosas))
F. La sílaba -y~w- en scriptio plena no corresponde en modo algu-no
al carácter defectivo de la ortografía fenicia. Tuvo razón Schlott-
Núm 17 (1971)
2 1
16 F'EDERICO PÉREZ CASTRO
mann al afirmar que estas palabras con tal grafía son la prueba más
clara de que se trata de una falsificación, pues en fenicio es 'Znn w'lnt.
C. Se trata de un anacronismo ortográfico porque la 6 media1 no
aparece nunca en fenicio clásico escrita con mater Eectionis w.
Este uso no se encuentra hasta el siglo IV a. C. Por otra parte cree
C que la grafía de Paraíba obedece a la falsa etimología que en el
pasado siglo se le atribuyó al sustantivo 1 5 ~qu e se creyó proceden-te
de ~ V $ Y . Aunque tal etimología falsa fue rectificada posteriormen-te,
el falsario no tuvo noticia de ello y mantuvo el error.
G: Hoy ya no puede afirmarse, como hicieron Schlottmann y Frie-drich,
que en la epigrafía cananea antigua no se usen las matres lec-tionis
mediales, porque ahora, contra las reglas de los manuales con-sagrados,
tenemos inscripciones del sur de Palestina, del siglo VI
a. C., en las que se utilizan. los ostraca de La/$, descubiertos en
1935. Así encontramos. 'yS, ((hombre)) en KAI 193, 10; It'yrh, «ha-cia
la ciudad)) en KAI 194,7. Y también en el ugarítico del Bronce
Tardio (UT, 4,5).
Es cierto, por otra parte, que Gesenius en su obra Scripturae lin-gzmeque
Phoeniciae Moaumenta ..., Leipzig 1837, p. 368. interpretó
mal los alonim u-alonuth del Poenulus de Plauto, transcribiéndolo
nw5yi ~ 9 1 9 5 ~P.er o Gesenius no inventó este sustantivo que es an-tiguo,
aunque sólo se ha conservado en hebreo postbíblico. Hay
gran cantidad de palabras y frases documentadas en material epi-gráfico
antiguo que no aparecen en la Biblia hebrea, pero sí se han
conservado en literatura rabínica (Baruch A. Levine, Sumivals of
Ancient Canaanite in the Mishnah, Microfilms Inc. ; Ann Arbor 1964).
También hay términos ugaríticos que no figuran en el A. T., pero
reaparecen en Qumran (UT, 5 19.2091).
fin 3: bint, «en el año»
C . En fenicio «año» en sigular es s't, Snt en fenicio es siempre plu-ral;
((años)) en fenicio es exclusivamente Snt, falta el Sanim del he-breo.
Por ello, la palabra Snm de la línea 5 es un craso error.
tS't r;dSrt, ((diecinueve))
c: Este nUmera! es LaA-LtL- ,n-rl;,U,I-A;L-CmLL ~Ln-S+X~nLL LLG LrA-LhULn- LeL ~nL . nte La ferr?la 'jnt,
((diez)), es rarísima en fenicio-piínico y nunca aparece en los numera-les
compuestos de 11 a 19. Es, en cambio, usada en la tardía ((tarifa
de Marsella)) El falsificador observó que en púnico tardío se emplea
322 A N U A R I O DE E S T U D I O S ATLANTZCOS
LA <INSCRIPCI6N>> FENICIO-CANANEA DE PARAIBA 17
'h más unidades en masculino con nombres masculinos, en contra
de la discordancia genérica en hebreo, y le pareció lógico inventar
la forma de unidades femeninas con"Srt para acompañar a un nom-bre
femenino.
G. Ciertamente hasta hace poco no parecía posible que en los nu-merales
apareciesen terminadas en -t las unidades y las decenas a la
vez. Ello fue considerado en el texto de Paraíba como una falsifica-ción
ya por Lidzbarsky (Handbuch, 132). Pero ahora, desde las pu-blicaciones
de los textos ugaríticos de 1957 y 1965, vemos que en
ugarítico se encuentra documentada esta construcción. 'arbtt 'airt,
«catorce»; hmSt 'Srt, ((quince)); Sb'at 'Srt, ((diecisiete)), etc. (Vid. UT,
fj 7, 25-27 y textos 2054, 2100, 2101)
C. Los numerales aducidos por G de textos ugaríticos, como hmSt
'Srt, etc,, no son una prueba absoluta de la existencia de esta cons-trucción
de los numerales 11-15, pues puede pensarse que en tales
pasajes referentes a pesos y medidas la palabra 'Srt no signifique
«diez», sino ((un décimo» de una unidad de peso mayor, o bien un
peso de diez unidades menores que el ciclo. Pero, en realidad, no
hay suficientes datos para afirmarlo.
'br [C 'dr] «poderoso» ; «grande»
C: La palabra 'br debe ser una confusión por 'dr, pues la primera
es muy rara; 'dr es más corriente y lógica Por ello debe corregir-se
'br en '&, teniendo en cuenta que las formas de bet y dalet se
confunden con mucha facilidad en las láminas de los manuales de-cimonónicos.
Cree C que el falsario copió mlk 'dr de la inscripción
de Egmunazar, en la cual este pasaje se leía así en 1872 (1 9); hoy
la lectura correcta es rnmlk[t] 'dr.
G: No es aceptable la suposición de C, pues en este texto bet y
dalet están perfectamente diferenciadas, como puede verse en rnyd
btl (1 61, donde aparecen las dos juntas y bien distintas.
Iín. 4. ~zewhlk, «y marchamos))
F. Es imposible en fenicio, lengua en la cual el verbo IzEk funcio-na
como verbo peVyod Sólo existe algo análogo en moabítico:
w'hlk, ((y yo fui», y en la inscripción de MeSat (14 y s.)
Además el imperfecto consecutivo nunca aparece en fenicio, mien-tras
que en este texto se repite continuamente.
C El falsificador procuró elegir una forma arcaica inspirándose en
la inscripción de MeSat (s. IX).
18 FEDERICO PfiREZ CASTRO
'm gbr, «E.syon-Gebern
C;. No debe pensarse que se trate de un error por 'syzem, pues en
11 Snm 23,s tenemos h'snw, qtré htjny.
C: No puede admitirse el nombre propio 'Es¿% porque no está do-cumentado
en fuente alguna Además 11 Sam 23,8 es pasaje corrup-to.
Por otra parte, el uso de mater lectionis Izcr para representar
8 < ü es ortografía hebrea tardía.
F. Esta scriptio plena con bw no es propia del carácter dominante-mente
defectivo del fenicio.
sf, «caña» (ym sf, «Mar Rojo)))
F Esta scviptio defectiva está de acuerdo con la ortografía fenicia.
wnns', «y viajamos))
Gd No debe rechazarse esta forma debido a que lo más usual sea
?zzssat @ ~ 3 ) . Porque existen análogos yinsoru (Deut 33!9) y yiqse-
9'21 (Prozi 20,28).
F. El imperfecto consecutivo no es fenicio.
C: Es otra forma arcaizante o ~~pseudoetimológicdae~l~ f alsificador.
'nyt 'Srt, «diez navíos))
G . Esta construcción que va contra la regla de la discordancia ge-nérica
entre el sustantivo y los numerales 3-10 no debe sorprender,
pues hay casos de ella incluso en A T : Gen 7J3; Job 1,4.
C No es fenicio ni hebreo. Vid su opinión en Iín. 3 (tS't wtSrt).
lín. 5 : twnhyh, «estuvimos»
F. Es hebreo antiguo, no fenicio ; a lo sumo puede ser neo-púni-co.
En fenicio no aparece la raíz hyh para «ser»; se usa sólo kn.
Y el imperfecto consecutivo no es fenicio ni púnico.
C. Coincide con F. Además el uso de la mater Zectionis final -h
es típica de la ortografía hebrea, nunca de la fenicia o púnica. Sólo
aparece en neo-púnico de época romana en iranscripcióii de iiombres
extranjeros
Stm s'nm, «dos años))
G El numeral en femenino en concordancia con sustantivo feme-nino.
Vemos pues que, como en ugarítico, hay concordancia de gé-nero
en los numerales 1-2. También se cumpíe en S?zm 'sr mtm de
Iín 6/7.
C Lo que normalmente se esperaría sería el dual S¿%nfa.yim.
G No hay por qué esperar SE'natayim. En la propia Biblia tenemos
324 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
LA tINSCRIPCI6N>> FENICIO-CANANEA DE PARAIBA 19
s'gtayzm Sanim (11 Sam 2,lO). Véase también 11 Re 21,19 = 11 Crón
33,21. Lo que debe decidir en cada caso es la realidad de los textos
y no la ((ciencia linguística de los filólogos)).
'rs Ihm, «país de Ham = Africa))
F: Ya Schlottmann propuso leer ' r n~km ,, ((tierra caliente)), porque
los fenicios no conocían a los pueblos «hamíticos» de la moderna in-vestigación,
aun perteneciendo a ellos (Gen 10,6)
C. La expresión es muy sospechosa Que Ham sea un antepasado
epónimo de los africanos (y cananeos) es una tradición hebrea, no
fenicia ni púnica.
zwnbdl, «y fuimos separados))
F. Otro imperfecto consecutivo que no puede ser fenicio ni púnico.
lín. 6 myd 6'1, «por la acción de Ba'ah
G La expresión yad Ba'al con sentido de ((acción de Dios)) era
desconocida hasta 1939, año en que A. M. Honeyman estudio el tex-to
fenicio de Chipre, KAI, n." 30 bn yd b'l brt yd 'dm, «ya por 14
acción divina, ya por la acción humana)). Puede referirse aquí a una
tormenta, pues Ba'al es el dios de las tormentas, o a designación
por medio de suertes o lotes Es claro que myd indica procedencia
y no separación. Vid. Ecle 2,24 miyyad EEohzm.
C: Debe entenderse ((fuimos separados del poder protector de
Ba'aln, no «por el poder (o acción) de Ba'ab. Para que fuese «por»
en fenicio se emplearía bd o bn yd (KAI 30,4). Este ba,= b + rc, no
byn como cree Friedrich. Por otra parte, en el siglo XIX no era bien
conocido el carácter de Ba'al como dios de la tormenta. Y mi-yad,
en su sentido de ((separación del poder de...)), es conocido por Sal 88,6.
wl' nh, «y no estuvimos))
G: Debe entenderse como lwf-lo Es un yusivo tras lo', con
sentido de pretérito, uso que se documenta en Job 23,11 wZ-lo' 'at
«y no me desvié)) Se trata de un uso sintáctico desconocido en el
siglo XIX y aún hoy en obras importantes.
C. Propone corregir el texto leyendo nh[yh], sin tener en cuenta
la observación que precede.
G - Sobre el uso de hyh «ser» en lugar de kn, normal éste en feni-cio,
hay que pensar en posible influencia de la lengua de Judá. Por
otra parte, la raíz hyh/h~zre4 aparece también en ugarítico (UT,
5 19.754a) y en eteo-cretense (C. H. Gordon, Evidence for the Mi-noajz
Larcgzdage, Ventnor, N J. 1966, 9).
F. La negación hebrea, ugarítica y aramea lo' no es fenicia ni pú-nica.
En fenicio-púnico se usa 'y, bl o 'bl.
G: Efectivamente, la negación lo' no e; fenicia, es cananea como
lo es el texto de Paraíba. La negación fenicia 'y aparece también
en :a Biblia hebrea (Job 22,30), y no por ello vamos a decir que el
libro de Job sea fenicio. En los textos de Karatepe (KAI 26: A 1,
8, II.6,12, 111 11, C IV .12) encontramos el vocablo b'br = he-breo
ba'nbur, ((por», y ello no significa que la inscripción sea hebrea.
klm, «aquí»
C : Este adverbio no aparece en inscripciones fenicias ni púnicas. Se
encuentra, en cambio, tres veces en las reconstrucciones del púnico
de Plauto intentadas en el pasado siglo que, con pocas excepciones, a
no tienen valor para C. N
E Sam, odoso
O
G : Concuerda en género masculino con mtm, «hombres», como es - o>
la regla en ugarítico, tratándose de los numerales 1 y 2 (vid. Stm O
E
en 1.5). E
2
E
'SY, «diez»
G La aparición en este texto de lby masculino, nlwy femenino
demuestra que este numeral no era en fenicio, como se creía lWY* -
0
m
masculino illby* femenino (KAI 111, 19) E
C No puede mantenerse que en el pasado siglo la forma IiWy fuera O
hipotética. Había entonces tres casos documentados : Levi 11, 76 n
E (Gesenius, lám. 26), Levi 11, 83 (Bourgade, 27); Levi 11, 84 (Bour- a
gade, 30). Pero 'Iby era especialmente conocido por figurar en la
n
lín. 1 de la inscripción de Eimunazar. n
Iín. 7 : mt, «hombre» O3
G: Es el vocablo normalmente usado en semítico nord-occidental,
pero sólo en 1933 se supo esto, al publicarse un texto en que apare-ce
mt, ((hombre, marido)) (UT, 19, 1569). Es el sustantivo fosiliza-do
en hebreo en l3bB %?», $NW~>~D
Aquí mt asrt es ((hombre de diez» = capitán, y no hay por qué co-rreg~
r er? e! mmhre prnpio _MnttaStart.
C. No cree convincente la opinión de G, pues, tanto en fenicio como
en hebreo, «hombre» se expresa predominantemente por 'ti 'adam.
El falsario que C supone encontró mt, mtw, mtm en glosarios y es-
326 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
LA <INSCRIPCI~N» FENICIO-CANANEA DE PARAIBA 21
tudios fenicios del XIX, que cita, basados en lecturas y análisis equi-vocados.
nim, «mujeres»
F. Su scriptio defectiva corresponde bien con la ortografía fenicia.
wSlSt nSm «y tres mujeres))
G: La concordancia de género, aparentemente contra las reglas,
se encuentra también en pasajes bíblicos ya citados (Gen 7,13; Job
1,4), precisamente con la palabra «mujeres».
C Es construcción disparatada, sólo debida a las elucubraciones del
falsificador (vid. sufra).
hdt, «una»
C : Es otra simple haplografia por kd[s']t, ((nueva)).
G No hay razón para corregir hdt en hd[s']t, pues se explica como
iemenino de hd, «uno», vocablo documentado en arameo, usado
como articulo indeterminado, o bien hdt, «nueva», que está docu-mentado
en púnico (Maurice Sznycer, Les passages puniques en
transcriptions ¡atines dans le «Poenulw» de Plazste, Paris, 1967,
140-141)
'nky «yo)>
F Lo corriente en fenicio es 'nk, pero 'nky se encuentra también
en inscripciones fenicias tardías.
C Es típicamente neo-púnico.
mtqS[t]?t«, Matta3art»
C Corrigiendo el texto propugna la lectura de este nombre pro-pio,
al que considera inventado por el falsificador a base de nombres
fenicios, mal interpretados, de inscripciones griegas.
lín. 7/8 : 'brh, «domino»
.G - Se puede interpretar así, pues según hoy sabemos por la inscrip-ción
de Ahiram. descubierta en 1923, y por KAI n." 89, hallada en
~Cartago en 1889, la raíz brh existe con el sentido de ((dominar, con-trolar,
reinar, poseer)). Pero también puede ser brh, «huir% y enton-ces
habría que seguir la alternativa de traducir e ( ( 2 Soy yo, el almi-
P+,,.. IQI ILL, .,,i~-...huuIuLc Y-.U.C-: h y a h , con Neh 6,:: (.vid. ~t.+iij.
'dr It bl, «capitán»
C . Corrigiendo el texto lee así estas palabras y las considera adap-tación
al fenicio de la expresión rab ha-hobel, ((capitán de un navío)),
de Jonás 1,6. El inventor del texto había creído que d k 'dr de ES-
22 FEDERICO PfiREZ CASTRO
munazar equivalía a melek rab de Sal 48,3 y por ello convirtió mb
de Jonús en 'dr.
lín. 8 : blt, «pero»
G: Esta palabra no era conocida hasta 1887, fecha en que se des-cubrió
la inscripción de Tabnit (KAI, n." 13. 5) del siglo VI, proce-dente
de Sidón. También aparece en ugarítico (49: 1 : 26).
y', ((bien, bueno))
G: No se trata del adjetivo hebreo postbíb:ico ya'eh, sino del y',
((bueno, bien, favorablemente)) de la inscripción KAI 111, 10, el tex-to
76 de Cartago, publicado en 1874 (KAI 11, 93) después de hecha la
copia de Paraíba.
[nhl] ty', «he tomado posesión))
C Así lee, corrigiendo el texto. A base de esta propuesta de lec-tura;
originada en la suposición de que se trata de una haplografla,
argumenta que también podría pensarse en [gllty'., «la descubrí)).
Piensa que esta forma descansa en un error de interpretación de los
filólogos del siglo XIX, los cuales creían que el sufijo pronominal
hebreo -ihül/a, -&hül/a equivalía al fenicio y'.
Por otra parte, no cree que deba aceptarse la raíz brh, ((dominar))
Se trata de brh, «huir», documentado en la serie de maldiciones de
Ahiram de Byblos (Albright, JPOS 67 (1947) 156 y n." 26).
'lyonm w'lynt yhnnrw, ((dioses y diosas nos favorezcan))
C: El orden sintáctico sujeto-verbo no es usual ni en hebreo ni
en fenicio, salvo énfasis especial. Se usa sin embargo en este pasaje
y en otros varios del texto estudiado.
ADDENDUM
Después de haber sido presentada esta comunicación, llegó a mis
manos el libro de Lienhard Delekat, Phonizier in Amevika. Die
Echtheit der 1878 bekanntgew~rdenen kananmischen (altsidorjisclzen~
Inschrift azls Paraiba in Brasilien nachgewiesen. ((Bonner Biblische
Beitrage)), 32. Bonn 1969.
_Ceriz e ~ ~ e ~ i=\rre=tem !er remger x p i de ~ U I I W U cnmpkta 19s
puntos de vista que Delekat sustenta, interviniendo en la polémica
de Gordon, Friedrich y Cross y en los que se muestra favorable a
la autenticidad del texto de Paraíba. Haremos ,pues, notar, sólo los
más relevantes.
328 A N U A R I O DE E S T U D I O S ATLANTICOS
LA <INSCRIfCI6N>> FENICIO-CANANEA DE PARAIBA 23
La lectura, traducción del texto e interpretación de su contenido,
difieren sensiblemente de las ofrecidas por los susodichos filólogos.
Comparada con la de Gordon, presenta las siguientes divergencias:
lín. 1 G: msdn mhqrt
D: msdnm hqrt
lín. 2 G: wnSt bhr
D: wnStbhr
-1in. 5 G- wnbdl
D wlbdl
lín. 6 G: 'wl' nh 't hbrn'
D : wl'nh 'thbrn' '
iín. 7 S : f,& !S
D : b'y hrt ' S 'n ky
lín. 8 G ['brlh blt y'
D : hb lty'
Por consiguiente, también la traducción varía en puntos impor-tantes.
Dice así
(1) ((Somos hijos de Canaán de la ciudad de Sidón El reino es [un
reino] comerciante. Furmos (2) arrojados a esta lejana costa y que-remos
ser probados (o bien aceptados; o bien: nos hemos hecho
probar o aceptar) por el Altísimo (3) y por la Altísima. En el ano
diecinueve de nuestro rey Hiram i Cierto ! (4) Navegamos entonces
.d esde Esyon-Geber por el Mar Rojo, luego ya partimos con diez . uarcos (5j y estamos ahora (o desde e~itüiicesje n :a mar [ya-] eíi tc-tal
(o bien: juntos los diez barcos) dos años- que hemos cir-cundado
la tierra, lo caliente (6) y lo separado de las manos de Ba'al,
y nos hemos aliado para dondequiera que sea!- y así hemos ve-nido
aquí doce (7) hombres y tres mujeres, porque en una [de las]
costas, dondequiera que sea, -"-- P . . /o\ n, IIIUI ;el un ulrc. j LKL LU I (0, 1 F;-
caron contra Ty'. Que el Altísimo y la Altísima nos sean favorables)).
De esta nueva lectura y traducción, acompañadas de amplísimo
comentario, extrae Delekat deducciones también nuevas, aunque hay
que hacer notar que su argumentación parece excesivamente compli-cada
y laboriosa. A continuación recogemos lo más notable de su
obra.
A juzgar por la letra, la más temprana datación que puede dár-sele
a la inscripción es la de fines del siglo v a. J. C.
Lo que quisieron dar a entender los autores de la inscripción es
que, partiendo de Esyon-Geber, habían ido por el Mar Rojo a Asia
y Siberia, y por el Mar de Bering, a lo largo de Alaska, habían dado
la vuelta a toda América hasta llegar a Paraíba. «Lo separado de
las manos de Batal» quiere decir las regiones frías del Polo Norte y
Polo Sur, por las que hubieron de pasar, es decir, las zonas en que
el sol, pues Ba'al es el dios solar, se alza muy poco sobre el hori-zonte.
El dios, por pecar contra el cual hubieron de morir diez mujeres
de la expedición, Ty', es el dios solar Tayáu muestro padre)), al que
daban cuIto los indios Cora con sacrificios humanos en la sierra de
Nayarit, costa occidental de Méjico. Ello demuestra que los sidonios
estuvieron en la costa occidental de América antes de llegar a Pa-raíba
El texto ofrece dos dificultades fundamentales. Una es que en SU
primera parte los sidonios se presentan como navegantes derrotados
por los vientos hasta Paraíba, pero en la segunda como circumnave-gantes
de la Tierra. La otra, que en la época a que pertenece la inc-cripción
la lengua de escritura en Sidón era el fenicio, no el asido-nio
» en ella empleado.
Por su género, la inscripción no es un ((Proskynema)), una ins-cripción
de visitantes de un lugar cúltico. Se trata de un acta de de-claración
de descargo instalada en el lugar de culto de los habitan-
A-- 3 - n---c~-3 !. 3 L-LI---L ----- L - ~ . 3 - t : ~ ---- L- ---- LCS uc rai aiva, uesyues ue ~iaverseiai i i~cpii cLauo ucuiudiiicii~c,y a a
acallar las sospechas de éstos y no ser tomados por piratas. La muer-te
de las diez mujeres, tal y como se explica, estaba destinada a ha-cer
ver que los navegantes iban con sus esposas y no con mujeres
cautivas, como es propio de piratas.
Dei detenido comentario iinguístico deduce Deiekat, entre otras
cosas, que se trata de un dialecto arcaizante, caracterizado sobre
todo por el uso del imperfecto consecutivo, perteneciente al hebreo
antiguo, al moabítico y al núcleo de imperfecto consecutivo de la
330 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
LA ~ INSCRI PCI ~NFBE NICIO-CANANEA DE PARAIBA 25
inscripción ZKR (KAI 202 A, 11-15). Por ello se explica que muchas
palabras, formas y construcciones sólo estén documentadas en he-breo
; este fenómeno también obedece a la monotonía y reducida ex-tensión
de los textos fenicios conocidos.
Ahora bien, lo que, según Delekat, nos dice el texto de Paraíba
no puede corresponder a la realidad. Hay múltiples razones que no
permiten aceptar la posibilidad de esa larga circumnavegación de la
Tierra por los polos. Hay que pensar más bien que los autores de
la inscripción de Paraíba llegasen allí a través del Atlántico ; el ar-caico
dialecto empleado estaba destinado a presumir de circumnave-gantes
de la Tierra anteriores a otros posibles compatriotas arroja-dos
también por los vientos al Brasil.
De Sidón procedieron los participantes en la expedición empren-dida
desde Esyon-Geber durante el reinado de Hiram, en el siglo VI
a. C., pero no los autores de la inscripción. Teniendo en cuenta que
los cartagineses desde el año 510 a. C. monopolizaron el comercio
no sólo en el Mediterráneo occidental, sino también en todo el oc-cidente
de Gibraltar, impidiendo la navegación en esa zona a todo
barco que no fuera púnico! hay que pensar que los llegados a Pa-raíba
fuesen púnicos y también a posibles lectores púnicos estuviese
destinada la inscripción.
De modo que la finalidad de la inscripción fue doble: por un lado
destinada a tranquilizar a los habitantes de Paraíba, por otro a de-jar
constancia de que sus autores habían sido los primeros fenicios
que por el Atlántico meridional habían llegado al desconocido con-tinente.
Pero la fecha falsa, oculta además en una frase criptográfica (pues
su lectura ofrece dos posibilidades, que Delekat estudia), y el uso de
i- 1 2.. C:AA- L-A..L.. :A,. -A ..-m A- ia anLigua IrIigua uc ~xuuu, ~ u u d v i c r LUllULlU6 ycru ILU uaaua ya
su época por los autores púnicos, se debe a la intención de éstos de
anticipar su llegada a América a ojos de otros eventuales lectores
púnicos.
Hay que suponer que de este modo querían asegurarse el mono-poiio
dei comercio de mercancías. Aunque tampoco, según Ueiekai,
puede descartarse la posibilidad de que se tratase de verdaderos pi-ratas.
Así cree Delekat demostrar la autenticidad del texto de Paraiba
26 FEDERICO PÉREZ CASTRO
en un libro que debe ser ieído por los interesados en ~ s t per oblema,
aunque, como ya dijimos, la línea de su argumentación parece exce-sivamente
sinuosa.
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332 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
LA <INSCRIPCI6N> FENICIO-CANANEA DE PARAIBA 27
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