C I E N C I A S
DESPRENDIMIENTOS EN LAS ISLAS CANARIAS
POR
SUMARIO
Introducción-1 Los despreind~mzentos y sus causas 1. Debilidad e mesta-b~
lidad de las estructuras volcánicas; 2 Condiciones c1imá.tica.s; 3 Efectos de
terremotos, 4 Efectos de la erosi6n y de la abrasión marina--11 Los des-
Prerzdzmzerttos en Zas Islas. Hierro, La Palma, Gomera, Tenerde, Gran Ca-naria,
Fuerteventura, Lanuarote.-Conclusiones generales -Referencias
Las Islas Canarias han sido investigadas geológicamente en el
curso de muchos años y hoy día se conocen ya bastante bien las
formaciones volcánicas que las componen : presentan una gran va-riedad
de lavas volcánicas, así como también rocas de diques y
rocas plutónicas que en ciertas islas aparecen. Pero sobre las tie-rras
que cubren las rokas se sabe menos ; de algunas islas casi nada,
y eso por falta de organizaciones que trabajen en esta ciencia.
Tampoco se le han dedicado hasta ahora estudios sobre las formas
de superficie. De estos temas solamente H. Klug (1968) ha pu-
Mi c ad~a !ga
El que esto escribe se ha preocupado por la morfología de las
Islas en sus paseos por los caminos y por las costas, y ha recogido
ya un material bastante cuantioso (véase Referencias).
Entre los fenómenos exógenos que me han llamado la atención
desde un principio están los arrastres y los desp~mdimien;tos.q, ue
se pueden ver en muchas partes de las Islas. Estos fenómenos han
jugado un papel muy importante en la creación de las formas
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actuales, siempre en cooperación íntima con la erosión lineal. En
este trabajo voy a bosquejar un corto relato sobre los principales
desprendimientos y derrumbes que han ocurrido en la historia
geológica de las Islas.
I.-LoS DESPRENDIMIENTOS Y SUS CAUSAS.
En este breve estudio vamos a realizar un paseo por las Islas,
empezando en el oeste y progresando hasta las isllas más orien-tales
cercanas ya a la costa africana.
Todas las Islas son de origen volcánico, levantándose desde el
fondo del Atlántico, propiamente dicho, desde el declive del Conti-nente
africano dentro de un trayecto de 500 km. La~Iis las occiden-tales
son, en su mayoría, altas, llegando a niveles de 1.500 hasta
2.000 metros, y en Tenerife hasta 3.700 metros. ]Las Islas más
orientales son un poco más bajas, con lomos de algunos cientos de
metros en general.
Las Islas Canarias son en su mayoría no muy recientes -se
han acumulado como edificios volcánicos desde tiempos pre-mioce-nos-,
y el volcanismo ha continuado hasta tiempos recientes, pero
con actividad disminuyente. Solamente en tres islas, La Palma,
Tenerife y Lanzarote, han ocurrido erupciones en tiempos histó-ricos:
de 1492 a 1949.
A causa de la antigüedad relativa de estos edificios volcánicos,
las fuerzas exógenas han tenido ocasión de trabajar y destruir
mucho de lo que las erupciones habían acumuladal en forma de
lavas, diques, tobas y también de rocas plutónicas. Casi todas las
islas han sido cortadas por la erosión lineal y se han formado
barrancos que han conducido el agua corriente hacia las costas.
m~a-, lub.i' efei l i i i~rh ~ tráibajadc c m S E O! P Z ~ Pc ~ n t r ala s costas, con-quistando
con el tiempo grandes trozos de las islas.
Y a la par de tales trabajos destructivos se han producido
derrumbes y desprendimientos, unas veces a escala pequeña, otras
en propocrciones grandiosas, según las circunstancias. Se puede
decir que la mayoría de estos desprendimientos han ocurrido ya
en tiempos cuaternarios, bajo condiciones algo diferentes de las
ahora reinantes. La fisionomía de las Islas Canarias no es pro-
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DESPRENDIMIENTOS EN LAS ISLAS CANARIAS 3
ducto de nuestro tiempo, sino que proviene de períodos ya remo-tos,
aunque en ciertas partes el volcanismo moderno ha invadido
terrenos erosionados con materiales frescos.
En las páginas que siguen vamos a tratar de señalar los des-prendimientos
por las Islas, pero antes conviene considerar en
particular las causas que han puesto en movimiento rocas y tie-rras
que han conducido a tales desplazam~entos más momen-táneos.
1. Debilidad e inestabzlidad de las estructuras volcánicas.
Examinando las estructuras insulares más al detalle, pronto
se nota la presencia de grandes masas de rocas blandas, de tobas
y aglomerados que alternan con rocas duras de lavas y diques.
En general se puede decir que las capas volcánicas descansan en
posiciones suaves, con cierta inclinación hacia las costas. Excep-ciones
se encuentran en los diques y en ciertas masas plutónicas
que cortan las capas. Las sucesiones de capas volcánicas alcanzan
grandes espesores a partir desde la orilla del mar o de los fondos
de los valles y barrancos. Estas acumulaciones presentan gran
inestabilidad en muchos casos, especialmente cuando las tobas o
los aglomerados alcanzan espesores considerables. Las capas de
lavas son, en general, rotas por fisuras que forman pilares, y los
diques son en muchos casos seccionados por fisuras transversales.
En fin, toda la masa está rota hasta un intenso grado de pequeñez,
y en general se puede decir que las rocas más viejas están más
deterioradas y descompuestas que las rocas más jóvenes. Los basa-mentos
en particular que aparecen en las islas de La Palma, Go-mera
y Fuerteventura ofrecen tales masas muy descompuestas.
Las Islas Canarias se hallan en una región del Atlántico donde
dominan los vientos alisios del norte o noreste, soplando casi todo
el año. Estos alisios contienen cierta humedad, y cuando chocan
contra las faldas de las Canarias se producen nubes y condensa-ciones
en forma de lluvias finas. Estas condensaciones dejan la
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4 IlANS HAUSEN
zona baja costera libre, pero se concentran en las alititudes medias
hasta los 1.500 m. o poco más.
En este sentido, las Islas ofrecen, sin embargo, algunas dife-rencias.
Las Islas más occidentales, La Palma, Hierro y Gomera,
son las más húmedas, en las faldas de barlovento, y en parte con
bosques densos (en la del Hierro los bosques han sjdo explotados
casi completamente). En Tenerife y en Gran Canaria también se
concentra la humedad debido a las grandes alturas, que en Tene-rife
llegan hasta la zona alta de contraalisios. Fuerteventura y
Lanzarote son islas más bajas, con poca humedad, y pertenecen
climáticamente a las regiones saharianas adyacenbes.
En las Islas, pues, se tienen que tener en cuenta sus lados de
barlovento y sotavento; en los primeros se producen concentra-ciones
de aguas atmosféricas; los segundos se caracterizan por su
sequía, al menos en sus partes bajas.
Las faldas de barlovento reciben, pues, aguas atmosféricas en
forma de lluvias y de condensación directa. Este agua corre en
parte por las faldas y los barrancos al mar. En parte se evapora
al aire, pero en parte se infiltra en el suelo, la que, (ron el tiempo,
penetra más y más por la estructura volcánica hasta niveles muy
bajos (cerca de la superficie del mar). Así toda la isla resulta infil-trada
por las aguas, pero esta agua queda en parte retenida en las
capas de tobas.
En algunos casos tales tobas se transforman en mantos lubri-cantes,
y con la presión desde arriba de masas de lavas se ponen
en marcha tales conjuntos suprayacientes, produciendo despren-dimientos.
En las faldas de sotavento tales desprendimientlos son mucho
más escasos; en lugar de ellos se producen derrumlres de piedras
producidos por la insolación. Hay que notar, no obstaiite, que en las
partes superiores de sotavento pueden producirse desprendimien-tos
debidos a aguas infiltrantes.
Pero las condiciones climáticas han cambiado en el curso de
los tiempos. Durante el cuaternario hubo períodos dle pluviosidad
con cantidades de agua mucho más grandes que ahora; esta cir-cunstancia
hay que tenerla en cuenta.
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DESPRENDIMIENTOS EN LAS ISLAS CANARIAS 5
3. Efectos de terremotos.
En una región volcánica, donde el volcanismo ha persistido
después de los tiempos terciarios, los temblores de tierra deben
haber sido bastante frecuentes, especialmente en períodos ante-riores
a la época actual. Tales temblores fueron frecuentes, acom-pañando
a las erupciones volcánicas, es decir antes o durante ellas.
Es fácil comprender que tales terremotos han podido poner en
marcha trozos de las islas anteriormente ya preparadas a una
cierta inestabilidad por aguas infiltrantes. No tenemos datos pre-cisos
sobre tales procesos, pero hay que suponer la existencia de
esas perturbaciones, especialmente en las Islas occidentales, in-cluso
Tenerife, como vamos a ver en los apartados que siguen.
4. Efectos de la erosión y la aabrasión marina.
Es claro que las inestabilidades en la estructura isle��a se
aumentan con la progresión de la erosión, que está creando mu-chas
escarpaduras en el relieve. De hecho la erosión lineal en un
barranco va casi siempre acompañada por derrumbes en las lade-ras.
Vamos a ver en los capítulos que siguen cómo se están for-mando
sistemas de drenaje con la intensa cooperación de derrum-bes.
La abrasión marina, que trabaja principalmente en el barlo-vento
y en parte también en las costas del oeste y este, está conti-nuamente
creando condiciones de inestabilidad de los acantilados
costeros, con la consecuencia de derrumbes y a veces de grandes
desprendimientos. Hay geólogos que opinan que las Islas, en el
curso del tiempo, han sido grandemente reducidas en circunferen-cia,
gracias a la abrasión marina (por las costas del barlovento).
Esta clase de destrucción debe ser principalmente clasificada como
desprendimientos.
II.-Los DESPRENDIMEN'TOS EN LAS ISLAS.
Ahora vamos a examinar las Islas teniendo en cuenta la fre-cuencia
de los desprendimientos y derrumbes ocurridos desde tiem-pos
relativamente remotos hasta nuestros días. Este estudio to-davía
está en sus inicios y necesita de más observaciones, espe-cialmente
geofísicas, para llegar a resultados satisfactorios.
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6 HANS HAUSEN
Esta pequeña isla, con una superficie solamente de 278 kilóme-tros
cuadrados, ofrece contornos irregulares. Hacia el noroeste se
abre un golfo grande, de un diámetro de 10 km. Por las otras
laderas la isla forma acantilados abruptos. Encima s,e levanta una
planicie de cerca de 1.000 m, de altura, con una multitud de vol-canes,
de los cuales "El Tenerife" alcanza una elevación de 1.501
metros. Ya el primer vistazo al mapa de ia isia reveia que presenta
un rudimento de lo que antes era: es decir, un escudo volcánico
de una extensión mucho más grande. En tiempos posteriores este
escudo ha sido grandemente cortado en varias partes.
La isla se compone, según lo que se puede ver, de capas lávicas
y i&as & b&s&os traq~il;as&oa, hastu a!tgra dp m&
menos 1.000 m. Pero hay una parte más grande todavía escondida
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0 unversdad de Las palmas de Gran Canara Bboteca Unwrstara ~ e m o r aD g t a de canaras 2004
DESPRCNDIMIENTOS EN LAS ISLAS CANARIAS 7
bajo la superficie del mar, de composición desconocida. Encima de
la superficie del escudo destrozado hay, como se ha dicho, muchos
volcanes adventicios desde la edad postglacial hasta la reciente,
y de ellos han salido coladas de lavas en varias direcciones.
"El Golfo" es una bahía semicircular, que ha sido interpretada
como el resto de una caldera volcánica central. Más probable es,
sin embargo, que sea el resultado de grandes desprendimientos.
Lamentablemente no es posible estudiar la morfología de aquella
bahía porque ha sido tapada posteriormente por lavas basálticas.
Estas han salido de algunos de los volcanes adventicios que se ven
en la parte alta del golfo, pero también en zonas bajas cerca del
mar. Unicamente en un sitio, al norte de La Frontera, se puede
ver un trozo del terreno no afectado por las lavas recientes, y aquí
se nota la presencia de escudos movidos del subsuelo.
Mirando al mapa batimétrico se puede ver que varias masas
han sido movidas al mar en este sector. Faltan, sin embargo, datos
más exactos para determinar la escala de los desplazamientos.
Examinando las demás costas de la isla en cuestión, uno queda
convencido de que ciertas fuerzas de derrumbe deben haber parti-cipado
en la formación de los acantilados, trabajando simultánea-mente
con la abrasión marina. La costa del este, corriendo estric-tamente
del norte al sur, indica, sin embargo, la presencia de una
zona de fallas que por este lado ha cortado la isla. En la costa norte
se pueden ver, cerca de Tamaduste, signos evidentes de subsiden-cias
en el escudo antiguo, recientemente tapadas por coladas de
lavas basálticas (del volcán Tesoro). No es posi'ble determinar el
tiempo en que han ocurrido estos desplazamientos.
Unos kilómetros al oeste del Hierro el fondo del mar baja a
más de 4.000 m., hasta la cuenca de Canarias, que se extiende
hasta la cadena Medio-Atlántica. La. cercanía de una tal cuenca
fnl .u.~nu~cUf GiL rloa .u'.lr+u;rrnrn r a nbna-uinuna Aura, lrnw irnrni beoto*hwiwlxir~lrourul uru l-n r19u i&eul-n- p-&e
lado.
La isla de La Palma dista del Hierro 75 km. al norte y repre-senta
el rincón más al noroeste del Archipiélago. Tiene una super-ficie
de 728 km. cuadrados, y se levanta a alturas de hasta 2.450
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DESPRENDIMIENTOS EN LAS ISLAS CANARIAS 9
metros. La isla tiene contornos irregulares y se compone de un
domo grande y de una espina que se extiende al sur con topos
acercándose a 2.000 m. La Palma goza de fama mundial por la
existencia de la gran Caldera de Taburiente en el centro del domo
en el norte.
Este domo está muy erosionado, con barrancos que se extien-den
en varias direcciones desde un centro hidrográfico que existía
antes de la formación de la Caldera. El barranco más grande es
la salida de la Caldera al suroeste y se llama Barranco de las An-gustias.
La espina que se extiende al sur está poco erosionada,
con excepción de una falda en la parte norte hacia el sector de
Santa Cruz.
La Palma es geológicamente de una composición bastante com-plicada.
Hay un basamento que aflora en e! fondo de la Caldera y
que se compone de lavas antiguas de almojadillas descompuestas,
diques en gran cantidad y además rocas plutónicas. Sobre este
núcleo descansa una cobertura que se compone de aglomerados,
lavas y tobas y muchos diques. La mayoría de las lavas son tra-quibasaltos,
y los más jóvenes son alk. basaltos. Además hay cier-to
número de pitones de rocas fonolíticas, repartidas por la espina
del sur. Son restos de volcanes fonolíticos de una cierta fase de
vulcanismo insular. Hay además una multitud de volcanes adven-ticios
de la edad cuaternaria hasta la reciente, repartidos por la
isla en tal modo que los volcanes más recientes están ligados a la
espina austral.
Ekaminando la morfología de la isla uno queda sorprendido
por los muchos problemas a resolver. La cuestión más llamativa
es la formación de la Caldera de Taburiente. Se encuentran en la
bibliografía muchas opiniones a este respecto, pero dejémoslas en
lo que valgan, y concentrémonos en una idea nueva que quiero
expner.
Miremos e! mapa topográfico de la isla. Se nota el domo
del norte como una cápsula distinta, sin duda un volcán estra-tiforme
de cierta antigüedad. Está erosionada por una multitud
de barrancos que bajan en varias direcciones, pero entre ellos des-taca
el Barranco de las Angustias como un caso excepcional. Con-trariamente
a los demás barrancos, el Barranco de las Angustias
es muy asim��trico. Tiene a la derecha una escarpadura alta, El
Núm 16 (1970) 539
O Unversdad de Las Palmas de Gran Canara Bboteca Unwrstara Memora D g t a de Canaras 2004
10 I3ANS IIAUSEN
Time; a la izquierda, una falda mucho más baja. La primera ladera
se compone de lavas y tobas basálticas; la segunda es un perfil a
través de un largo cono de eyección de gravas y bloques, de edad
mucho más reciente. U superficie de este cono se levanta paula-tinamente
hacia la Caldera, la que forma la cabecera del Barranco
de las Angustias.
No cabe duda de que las gravas y los bloques del conglomerado
expuesto en el lado izquierdo del barranco representan el material
traído de la Caldera.
¿Y cuál era el modo de transporte de tales masas de gravas y
bloques?, puede preguntarse. Para ser sedimentos fluviales, estas
gravas son demasiado gruesas, mal estratificadas. Todo indica
que han sido transportadas por medio de desprendimientos y que
la gran fisura de El Time ha sido la vía controlante en tales oca-siones.
De este modo se abrió el gran hueco en medio del domo:
el volcán grande estratiforme.
Posteriormente, el río de las Angustias abrió un b,arranco en
las gravas ya consolidadas hasta un conglomerado, y se deposi-taron
terrazas compuestas del material del mismo conglomerado,
Estas terrazas siguen unas tras otras por niveles más bajos, según
el retiro del nivel del océano. Una gran parte deala Caldera, es
decir la parte más baja, ha sido excavada por erosión fluvial por
medio de varios barranquillos dentro de la Caldera: la cabecera
del actual Barranco de las Angustias.
Sin duda, la aparición de una tal falla como El Time, cortando
el domo en el sector oeste, ha producido terremotos de 'gran vio-lencia,
extendiéndose al interior de este domo. La estructura del
domo no es de gran estabilidad; incluye varios elementos litoló-gicos
de poca resistencia. La descomposición y la erosión han te-nido
ocasión de trabajar rápidamente, excavando con el tiempo el
gran hueco, cabecera de las aguas de drenaje en este sector.
Otros signos de desplazamientos hay en varios sectores de la
isla, como por ejemplo en la región de Santa Cruz de La Palma,
donde masas de tierras se han movido hacia el mar en un tiempo
anterior a emisiones de lavas basálticas en la misma región. Nece-sitaría
investigaciones más detalladas para poder demostrar ia
presencia de derrumbes aquí, como en otros lugares.
540 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
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Gomera.
El miembro más interior del grupo de las islas menores occi-dentales
es la Gomera, de una superficie de 378 kilómetros cuadra-dos.
Tiene una forma algo redonda, y el centro se eleva a 1.487 me-tros.
Dista de la isla del Hierro 60 km., y de Tenerife solamente
26 km. La Gomera tiene alguna semejanza con Gran Canaria: es
una réplica en miniatura de esta isla grande. La Gomera forma
un altiplano central, que baja en todas direcciones. Las costas son
abruptas; en el norte y en el oeste tiene grandes alturas, hasta
700-800 m., mientras que en el sur son relativamente bajas. La
isla está cortada por una multitud de barrancos, formándose una
red radial con un centro hidrográfico.
La composición geológica de la Gomera es bastante complicada,
con un basamento que aflora en el norte, y una cobertura cubrien-do
anteriormente casi toda la isla. El basamento se compone prin-cipalmente
de rocas plutónicas básicas y de diques en abundancia.
La cobertura está formada por capas volcánicas basálticas de
composición algo variable, y además de rocas sálicas, ligadas con
un número de pitones (necks).
Como en el caso del Hierro, la Gomera debe ser el resto de una
isla mucho más grande, un escudo volcánico de circunferencia algo
redonda, pero con una superficie de al menos el doble de la actual
isla. Este escudo ha sufrido rupturas y hundimientos parciales por
varios lados, ya en tiempos pre-cuarternarios,
El aspecto de la isla es de una cierta vejez, porque faltan casi
completamente signos de vulcanismo moderno, y los agentes exó-genos
han tenido tiempo de atacar la isla, principalmente por des-composición
mecánica y química y por la erosión lineal.
Sobre las causas de la reducción de la isla hasta el tamaño
actual no hay datos seguros. Es de ;iUpner cpe !a cestu m,le ha
sido creada por hundimientos en gran escala. En otro caso es di-fícil
de comprender el aspecto de la costa actual: aquí aflora un
basamento hasta alturas de 800 m., tapada por una serie de lavas
y tobas basálticas de gran espesor y en posición horizontal. Son
crrpas que indican una continuación anterior hacia el norte. Tam-bién
la costa del oeste ofrece aspecto algo similar, aunque aquí
deben hacer ocurrido deslizamientos en gran escala.
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DESPRENDiMIENTOS EN LAS ISLAS CANARIAS 13
Tales desplazamientos tectónicos deben haber ocurrido ya en
tiempos terciarios, y después la acción marina ha trabajado ince-santemente,
siempre al parecer en cooperación con derrumbes en
los acantilados.
La erosión lineal ha creado, como se ha dicho, una red de ba-rrancos
cortando la isla en estilo radial, con ciertas excepciones.
Esta erosión pertenece a un ciclo cuaternario, el que ha alcanzado
un estado de semimadurez; restan todavía partes de la altiplanicie
antigua del escudo volcánico.
Esta erosión cuaternaria ha creado en la parte norte algunos
sistemas de drenaje profundos y con muchas ramificaciones : Valle
de Hermigua, Valle de las Rosas y Valle Hermoso. En toda esta
parte de la isla la cobertura ha sido destruída, excepto unos res-tos,
y el basamento ha sido aflorado a la luz del día. En otros sec-tores
de la isla hay también unos sistemas bastante hondos, pero
éstos son probablemente de origen tectónico. Examinando la mor-fología
de los valles del norte se puede ver cómo ciertos derrumbes
han participado en las excavaciones, manifestándose con paredes
verticales en las faldas más altas.
En el Valle de Hermigua vemos, en el lado derecho, un campo
grande de deslizamientos, al pie de los acantilados verticales de la
cobertura, alcanzando alturas de 700 m. Estos derrumbes se com-ponen,
al parecer, principalmente de aglomerados blandos. En
Agulo (un poco más al oeste de la Playa de Hermigua) hay un
semicirco, rodeado por paredes de la cobertura. Este semicirco
debe ser un trozo que ha subsistido por la gravedad. El pueblo de
Agulo está asentado encima de este trozo movido. En la región
de drenaje de Valle Hermoso hay muchos ejemplos de deslizamien-tos
locales, como en Marzagán, donde recientemente se produjo un
derrumbe en la cobertura, destruyendo la nueva carretera en este
a.a~tnr ---v..*.
Por la costa del oeste se pueden ver grandes superficies que
bajan al mar desde la escarpadura de una planicie que se levanta
entre Valle Hermoso y Valle Gran Rey. Parece evidente que en la
falda oeste han ocurrido grandes movimientos de rocas y tierras;
en otro caso es difícil de comprender la morfología en esta sección.
Por las demás costas hay signos de derrumbes de vez en cuan-do,
según lo que se puede ver. La abrasión marina ha trabajado
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14 HANS HAUSEN
junto con los derrumbes y se puede constatar la presencia en cier-tas
partes de testigos de abrasión levantándose como formas bi-zarras
'(embarcadero de San Sebastián) .
En el interior de la isla hay muchos ejemplos de derrumbes en
escala variable. Los pitones de fonolitas que se levantan en ciertas
partes están rodeados por un cuchillo de taludes de rocas que han
caído de arriba de los monolitos. Un tal ejemplo drástico se puede
ver al pie del Roque de Agando, en la cabecera del Barranco de
Santiago. Estos roques o pitones son testigos de erosión del ciclo
anterior de denudación, cuando todavía existía el gran escudo vol-cánico
en su extensión original.
Resumiendo lo que se ha expuesto arriba, se puede decir que
la isla de la Gomera presenta un caso de muchas alteraciones mor-fológicas
por los agentes exógenos, entre los cuales los derrumbes
han jugado un papel importante.
Esta isla central del Archipiélago mide una superficie de 2.053
kilómetros cuadrados y tiene una forma muy irregular, con un eje
longitudinal extendiéndose SW.-NE (véase el mapa fig. 4). Las
elevaciones son grandes, culminando en el volcán central Pico de
Teide, con 3.711 m. Se halla en el noreste la penínsiula de Anaga,
que hacia suroeste continúa en una espina dorsal, CZiinbre de Pedro
Gil, con alturas de más de 2.000 m. Esta cadena termina en la re-gión
central de la isla conocida como Caldera de las Cañadas, una
gran cuenca con su suelo a 2.000 m. sobre el mar. En esta cuenca
se levanta el volcán doble Pico de Teide-Pico Viejo.
Hay en el sur grandes extensiones de laderas hacia el mar,
Bandas del Sur, y al oeste se continúa con la región montañosa de
m,... r.
ICl1U.
La estructura geológica de Tenerife es muy complicada. Un
basamento como en 14a Palma y la Gomera no se ve aquí. La forma-ción
más antigua es la de Anaga, Pedro Gil y Teno, con unas sie-rras
en las Bandas del Sur. Estas muestran lavas y tobas basál-ticas
de composición variable. Las tobas juegan un papel imgor-tante
en esta serie. Además hay una multitud de diques cruzando
las demás rocas. Todavía hay que mencionar los roques o pitones
544 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOB
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de fonolitas y traquifonolitas que se levantan en varias partes den-tro
de los terrenos basálticos antiguos. Ellos representan una fase
volcánica posterior.
Sobre esta formación basáltica, con sus pitones, se levanta el
gran edificio volcánico de tipo central, terminando en la cuenca
de las Cañadas. La composición de este volcán central es compli-cada,
con alternancia de lavas y tobas fonolíticas y basálticas.
Dentro de las Cañadas tenemos los Picos, con sus lavas más o
menos vítreas de traquifonolitas y sus tobas blancas, extendién-dose
a todos los lados de las Cañadas y aún más a.1 norte hasta
el mar.
Simultáneas también, pero más jóvenes que las lavas de los
Picos, son las lavas basálticas de volcanes adventicios diseminados
por la isla.
Presenta la isla de TenerLfe, como hemos visto en este corto re-sumen,
una estructura geológica de varios elementos litológicos de
densidad diferente y de consistencia también muy variable. Las
masas basálticas antiguas quedan en niveles relativamente bajos,
mientras que las lavas y las tobas sálicas se encuentran en las
montañas altas. Los conos centrales de los Picos, con sus lavas
vítreas de obsidiana y sus tobas, forman el cuimen del edificio
grande : representan los materiales más livianos.
Los agentes exógenos han atacado la superficie de la isla ya
desde tiempos terciarios, y ahora el paisaje queda muy cortado por
la erosión. El máximo de tal diseccibn lo presentan las penínsulas
de Anaga y Teno, con sus cañones con divisorias en forma de cu-chillos.
Las montañas de las Cañadas están algo menos cortadas
por barrancos, mientras que las regiones del sur son comarcas
más abiertas, aunque no faltas de valles y barrancos. La Cumbre
de Pedro Gil tiene lavas modernas en sus faldas, llenando valles
.,rw. x iswriLes. ia. r q p. ,n de :os Picos no l;ti sido atacada p c !~u
erosión.
Tenerife presenta, con su orientación y con sus grandes altu-ras,
un obstáculo formidable contra los alisios del norte que soplan
casi todo el año. Se produce nubosidad diurna en las faldas del
mpte hasta alturas de más de 1.500 rn.! es decir en las faldas del
harlovento. La parte sur es menos atacada por los alisios y goza
un clima más seco con mucho sol : es el lado de sotavento. En tiem-
546 ANTTARIO DE ESTUDIO,': ATLANTZCOS
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bESPRENDIMIENTOS EN LAS ISLAS CANARIAS i?
pos antiguos Tenerife tenía grandes bosques, especialmente por
las faldas del barlovento, pero fueron destruidos en gran parte,
aunque ahora la repoblación está en marcha.
La humedad de los alisios se concentra por las faldas y se pro-ducen
aguas subterráneas que se infiltran en la estructura volcá-nica,
quedando concentradas especialmente en las capas tobáceas
y aglomerádicas. Tales capas se convierten en planos lubricantes.
La presión de las masas que descansan sobre tales capas causan
movimientos de todo tipo: por ello se producen a veces desplaza-mientos
en gran escala.
La morfología de la isla es principalmente el resultado del tra-bajo
de fuerzas exógenas: descomposición mecánica y química y
erosión por agua superficial desde los tiempos del terciario y cua-ternano,
alternando con procedimientos volcánicos y tectónicos.
Todas las coladas de lavas emitidas por los nuevos centros de erup-ciones
y otras lavas modernas repartidas por la isla, procedentes
de los volcanes adventicios basálticos, están intactas.
Si empezamos por las partes más viejas de la isla, tenemos los
terrenos basálticos de Anaga y Teno. El relieve en estas partes es
extremadamente quebrado, con valles y barrancos hondos y mu-chas
escarpaduras. La erosión ha llegado a un estado de cierta
madurez media, con divisorias reducidas a cuchillos. Hay en estas
regiones muchos derrumbes siguiendo la erosión linear. Típicas
son las cabeceras semicirculares de los valles, como en Anaga. En
la misma región tenemos también un caso de grandes desprendi-mientos
en el Valle de Guerra, por el lado de barlovento de la penín-sula
en cuestión. En Teno la erosión ha trabajado más en forma
lineal, creando cañones hondos. En las Bandas del Sur aparecen
varios cerros, testigos de erosión antigua, separados por valles
abiertos que deben interpretarse como antiguas avenidas de des-nrnndimiantnc.
(nnr ~ i ~ r n p lVo ,a lle de San Lorenzo). Estas regio- y& ' A" ""'""' "Ir. .* -.'----
nes han sido posteriormente invadidas por vulcanismo moderno
con sus coladas de lavas.
En la Cumbre de Pedro Gil resulta dificil el estudiar la morfo-logía
antigua, a causa de las lavas más modernas que cubren una
gran parte de esta cadena montañosa. Más adelante vamos a vol-ver
a Pedro Gil en conexión con una discusión sobre el Valle de
La Orotava y el Valle de Giimar.
O Unversdad de Las Palmas de Gran Canara Bboteca Unwrstara Memora D g t a de Canaras 2004
El gran volcán central de las Cañadas representa ahora más
bien los restos de un volcán estratiforme, pues gran parte de sus
lados ha sido destruída. Lo que se ve de los lados exteriores es un
paisaje de líneas grandes, con valles repartidos menos estrecha-mente.
La parte culminante del volcán está ahora olcupada por la
Caldera de las Cañadas; algo ha pasado que destruyó completa-mente
el antiguo lugar con su cráter. Esta gran caldera ha sido
interpretada de varios modos: como un hueco de erosión y como
una caldera volcánica de explosiones estilo Krakatoa, etc. Lo que
hace difícil la interpretación es la presencia de loa picos volcá-nicos
dentro de la gran cuenca y de sus lavas extendiéndose en
todas direcciones.
Recientemente, investigaciones geofísicas hechas por S. 1.
MacFarlane y W. 1. Ridley (1968) han demostrado que el área den-tro
de la Caldera de las Cañadas deja valores gravimétricos posi-tivos
y no negativos, los últimos típicos de las calderas de explo-sión.
Por ello sentaron la conclusión de que la gran caldera debe-ría
ser el resultado, no de explosiones volcánicas, sino de des-prendimientos
de grandes masas del volcán estratiforme. En tal
caso, las paredes de las Cañadas representan la cabecera de movi-mientos
de montañas, naturalmente algo deformadas en tiempos
posteriores por la denudación.
Otras masas removidas se han ido abajo, hacia el noroeste,
por una avenida ancha, terminando en la orilla dell mar, donde
ahora se encuentra Icod de los Vinos. O más exactamente, que
hubo, al parecer, dos vías de desprendimientos: una más al oeste
y otra más oriental, separadas en su principio por la cadena de
los Peñones de García.
Las masas movidas se fueron al mar y se depositaron en la
zona costera submarina.
Estas grandes catástrofes ocurrieron en tiempo anterior a la
edificación de los Picos, es decir en el Cuaternario. Las lavas de
los Picos, especialmente las del Pico Viejo, cubrieron casi comple-tamente
la avenida de los desprendimientos, y se ve ahora muy
poco del suelo de la avenida en cuestión. Unicamente en las gale-rías
de aguas que se han abierto en el sector de que se trata hay
posibilidades de estudiar el suelo subyacente. A causa de estos
548 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
O Unversdad de as palmas de Gran Canara Bboteca Unwrstara ~ e m o r aD g t a de rana2r0a04s
DESPRENDIMIENTOS EN LAS ISLAS CANARIAS 19
grandes desprendimientos fueron cortados los valles del volcán
estratiforme de las Cañadas.
El Valle de La Orotava debe ser otro ejemplo de desprendi-mientos,
según J. M. Fúster y colaboradores (1968). También han
ocurrido movimientos en El Portillo, un sitio en el borde noreste
de las Cañadas hacia el mar. Ha servido de lubricante un conglo-merado
en el subsuelo, y el límite oeste de la avenida ha sido la
Ladera de Tigaiga, considerada como una falla, atravesando la
estructura del antiguo volcán estratigráfico en esta parte norte.
Por el lado derecho del Valle hay otra escarpadura, la Ladera de
Santa Ursula, pero ésta ya queda fuera de la estructura del estra-to-
volcán. La avenida del Valle de La Orotava es de una anchura
de al menos 10 km. Su cabecera es, en parte, muy bien visible:
en los precipicios de Los Organos, encima de Aguamansa (en el
rincón este). Al igual que la avenida de Icod de los Vinos, el suelo
del Valle de La Orotava ha sido cubierto por lavas modernas que
impiden una investigación más detallada. En el lado de La Oro-tava,
las lavas son basaltos cuaternarios y recientes, que han sa-lido
de volcanes adventicios de la región de la cabecera y de unos
conos en la parte de la costa.
Entre las dos avenidas queda el bloque de Tigaiga, un resto
del estrato-volcán, no muy cortado por erosión posterior. Baja a
la costa, donde termina con una escarpadura probablemente de ori-gen
tectónico.
En la otra vertiente de la Cumbre de Pedro Gil tenemos el Valle
de Güímar, que muestra cierta semejanza con el Valle de La Oro-tava.
Es un valle ancho, limitado por la ladera de Güimar en el
suroeste y con una cabecera en forma de escarpaduras. Lavas mo-dernas,
y también estratos de lápilis de piedra pómez, han tapado
el fondo del Valle, por lo que es difícil investigar con más detalle
,¡i a,¡: mismo. Los iBpiiis son codemp"r&& nla efioiiisiii a,
fase del volcán estratiforrne (o quizás del principio de las activi-dades
de los Picos).
Además de estos ejemplos de desprendimientos en gran escala
hay, naturalmente, varios casos de derrumbes locales, ocurridos
en !ES regenes de ereciSn energética, en tiemp cmternarin. T.n
mismo se puede decir de las costas en ciertas secciones, como en
la de Teno y en la de Anaga.
Núm. 16 (1970) 549
O Unversdad de Las Palmas de Gran Canara Bboteca Unwrstara Memora D g t a de Canaras 2004
20 HANS HAUSEN
Gran Canaria.
Esta isla dista de Fuerteventura 100 km. (Punta de Jandía),
y de Tenerife 60 km. (Punta Anaga). Su área mide 1.532 kilóme-tros
cuadrados, y la altura máxima alcanza 1.949 m. (Los Pechos).
Es una isla algo redonda, en forma de un escudo, con un promon-torio
en el noreste: La Isleta. Gran Canaria está mucho más ero-sionada
que Tenerife: da la impresión de una ruina, de una isla
volcánica de alturas mayores. Hay varios sistemas d'e drenaje que
nnnntrgn E! in+nrinr nrnfirnillimnnf~ T .S *. ~ n a f a a anri e= genera!i r"""*LW'" I I I C . u A A V - ,/L"IU IiI..U.IA-V-- -. " -..-->
relativamente bajas, con excepción de la oeste y suroeste, donde
hay acantilados.
550 ANUARIO DE ESTUDIOLl ATLANTICOS
O Unversdad de Las Palmas de Gran Canara Bboteca Unwrstara Memora D g t a de Canaras 2004
PESPRENDIMIENTOS EN LAS ISLAS CANARIAS 21
La geología de Gran Canaria es bastacte complicada, con va-rias
formaciones visibles sobre el nivel del mar, empezando con
capas volcánicas del mioceno. Se trata de un escudo volcánico ba-sáltico,
que más arriba pasa a una serie de capas volcánicas de
composición sálica hasta riolitas. Separada por una discordancia,
sigue una formación de aglomerados o brechas, y encima de éstos
hay una formación de basaltos de edad cuaternaria hasta la re-ciente.
En el centro de la isla hay una caldera de erosión: Caldera
de Tejeda, excavada en el escudo mioceno (H. U. Schmincke,
1968), con muchos diques. Las volcanitas más antiguas ocupan
las partes del sur, mientras que los basaltos posteriores se extien-den
sobre las partes del norte de la isla. En el oeste, los acanti-lados
pertenecen a las formaciones más antiguas. En general se
puede decir que las capas de la isla son de poca resistencia contra
los agentes exógenos, parcialmente por descomposición de las ro-cas,
parcialmente por la abundancia de depósitos piroclásticos. La
erosión ha tenido ocasión de trabajar profundamente, no solamen-te
en tiempos posteriores a la terminación de las mayores erup-ciones,
sino también en periodos anteriores, como se puede ver
por la presencia de discordancias.
Vamos ahora a examinar un poco las condiciones de estabili-dad
de la isla, tal como se presenta en sus varios pisos volcánicos,
especialmente en las partes más elevadas, es decir en el oeste y
en el centro de la isla.
Estudiando la morfología de Gran Canaria, en busca de los fenó-menos
que forman el objeto del presente artículo, nos interesan en
primer lugar las dos "calderas" -la de Tejeda y la de Tirajana-,
dos grandes hojos que penetran el cuerpo insular desde el oeste
y desde el sureste, respectivamente. Se han llamado "calderas" en
la bibliografía, al parecer sin justificación, al referirse a las for-m-
as act_~~&s. En prim-er l ~ ~ g anro ~s on más F- si&-_s de ba-rrancos,
formando una cabecera ancha y una salida estrecha al
mar (véase el mapa).
Observemos primeramente la [Caldera de Tejeda. Según in-vestigaciones
recientes hechas por H. U. Schmincke (1968), este
hoyo tiene una larga historia. Los procesos empezaron con la for-mación
de una gran caldera volcánica, con sistemas de diques, y
grandes emisiones de lavas y materiales piroclásticos se extendie-
O Unversdad de Las Palmas de Gran Canara Bboteca Unwrstara Memora D g t a de Canaras 2004
22 IIANS HAUSEN
ron por todos lados. Hoy día esta caldera está mal1 conservada,
pero admite su reconstrucción en parte.
El tiempo del vulcanismo central fue seguido por un período
de erosión y nuevas actividades del vulcanismo, fenómenos que
no vamos a considerar más aquí. Fijémonos en los fenómenos más
recientes, que se refieren a los procesos exógenos.
Estamos ante un teatro de fuerzas destructivas de gran vigor.
Lo extraordinario es que aquellas fuerzas se hayan parado, o, me-jor,
disminuido casi completamente en nuestros días por falta de
agua corriente y reducción de lluvias en las montañas. La que
vemos ahora son los resultados de acciones en tiempo cuaternario
pluvial.
Por todas partes han ocurrido derrumbes, y éstos han creado
las paredes que rodean al hoyo de la caldera. La verdadera caldera
volcánica original ha sido destruída en gran parte, y en lugar de
ella tenemos ahora un sistema de drenaje con una e,strecha salida
en el oeste, a través de la circunvalación antigua. La erosión de
esta salida es relativamente reciente y ha causado inestabilidad
en las montañas circundantes.
La erosión en la Caldera de Tejeda fue muy ayudada por la
profunda descomposición de las rocas del fondo, y estos trabajos
en niveles relativamente bajos han causado derrumbes en las ca-pas
volcánicas de la cobertura, principalmente en los potentes ban-cos
de aglomerados de Roque Nublo. Enormes bloques de tales
rocas han caído abajo de vez en cuando, llenando los fondos de los
barranquillos del sistema.
La Caldera de Tejeda presenta, pues, un caso de doble génesis:
caldera volcánica seguida por caldera de erosión y desplazamien-tos
mecánicos en cooperación con la erosión linear.
La Caldera de Tirajana es un caso algo diferente. Aquí no se
ha mostrado una caldera volcanica desde el principio. Todo el hoyo
aquí parece ser el resultado de erosión y deslizamientos en gran
escala (S. Benitez Padilla, 1945; F. Macau Vilar, 1'956). Toda la
región superior del sistema de drenaje muestra signos de movi-mientos
de tierra. Estos movimientos han continuado hasta nues-
A--- 3:-- ---m- -- ---- 2- -- 1-... -l--d-,l d.. <T.-.&- T ..-c..
L ~ U Su iaa, curiiu ae pucuc ve r eii iua aircucuulaa ut: ~ J a u L au u u a y
en otros puntos. La erosión ha trabajado simultáneismente en las
552 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
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DESPRENDIMIENTOS EN LAS ISLAS CANARIAS 23
laderas y en el fondo del sistema. La salida al mar está represen-tada
por un barranco hondo -Barranco de Tirajana-, que tiene
su boca a cierta distancia de la costa. Los desprendimientos han
sido posibles aqui gracias a las capas potentes de tobas que apa-recen
en las laderas circundantes, como en el subsuelo del hueco.
Igual que en la Caldera de Tejeda, la erosión en las faldas ha
causado detracción de bloques inmensos de aglomerados, que en
gran parte forman el borde mismo de las laderas que rodean la
cabecera del drenaje (en el norte y noreste).
El Valle de Fataga, que está topográficamente ligado a la Cal-dera
de Tirajana en el oeste (separado solamente por una divisoria
baja), ofrece buenos ejemplos de derrumbes, como los que apa-recen
algunos kilómetros aguas abajo de la villa de F'ataga. Aquí
las piedras caídas, en forma de una colada de bloques, han cerrado
el fondo del barranco. El resultado ha sido la formación de un lago
temporal, llenándose con arena fluvial. La erosión posterior ha
cortado la barrera y restituído el curso normal del fondo del
barranco.
El gran circo de montañas en Tenteniguada, en las faldas orien-tales
de la isla, es otro ejemplo de desprendimientos muy pare-cidos
a aquellos de la Caldera de Tirajana. No entramos aqui en
detalles.
Se podrían mencionar otros muchos casos de derrumbes en los
barrancos, especialmente refiriéndonos a las cabeceras de los sis-temas
de drenaje, pero los detalles se repiten por las faldas de
la isla.
Resta por decir unas palabras acerca de los acantilados en la
costa oeste de la isla. Aparecen aqui paredes de hasta 1.000 m. de
altura, saliendo directamente de la orilla del mar: tales las que
se ven entre Agaete y San NicoIás de Tolentlno. No cabe diida de
que originalmente la línea de esta costa ha sido determinada por
fallas de hundimiento con orientación norte al sur, pero en los
tiempos siguientes la abrasión marina ha trabajado con vigor,
creando las paredes actuales en la serie basáltica. Este ataque
marino ha sido sustituido intermitentemente por derrumbes en
gran escala, facilitados por las frecuentes capas blandas de tobas
que aparecen en la serie de lavas.
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24 HANS IIAUSEN
Fuerteventura.
Ahora nos trasladamos a la isla vecina en el noreste de Gran
Canaria. Ii'uerteventura es una isla de larga dimensión, con rumbo
noreste, y mide una superficie de 2.019 kilómetros cuadrados. El
relieve se levanta a alturas relativamente moderadas, máx. c. 800
metros (Península de Jandia), pero generalmente los lomos que-dan
por b,ajo de los 500 in. Las costas son bajas en gran parte, con
excepción del barlovento de Jandía.
Las montañas de la isla tienen el aspecto de medio relieve, con
cimas y divisorias suaves y faldas también suaves. Las condicio-nes
para la acción de derrumbes parecen poco favorables en casos
como cuando se trata de movimientos de masas grandes, con la
excepción de una ladera: el barlovento de Jandia.
Fuerteventura se diferencia bastante de las islas más occiden-tales
por presentar una estructura mucho menos acumulativa. La
erosión ha destruido, en periodos pasados, gran parte de la super-estructura,
y lo que queda son grupos de cerros y lorrios, separados
unos de otras por valles abiertos. Un valle anchcl longitudinal
separa dos partes montañosas una de la otra. Unicamente la penín-sula
de Jandia ofrece aspectos diferentes, especialmeinte en su lado
de barlovento, y forma una parte morfológica totalmente distinta
de lo restante. Es una isla seca, con insolación fuerte y sin ningu-nas
lluvias, por lo que está falta de aguas subterráneas. Aparece
evidente que la isla es un trozo de tierra anteriormente trabajada
por la descomposición y erosión enérgica. Los arrastres detraídos
se han ido al mar circundante, excepto lo que se ha depositado en
los fondos de los valles.
Geológicamente la isla se compone de dos partes diferentes:
una zona montañosa, al lado de barlovento, de rocas amtiguas como
basamztc, y dr a z c ~ ude !err.us u! ! d o de s&lventl7, ~ompuestas
de una formación basáltica posterior, con sus tobas. Las dos zonas
están separadas por el valle longitudinal. Además hay grupos de
volcanes más modernos, como escudos de lavas y conos de esco-rias
con sus coladas. La edad de éstos parece pertenecer al Cua-ternario.
Desprendimientos en gran escala no han tenido lugar en esta
isla b,ajo las condiciones actuales. En el Terciario quizás se pro-
554 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTIOOS
O Unversdad de Las Palmas de Gran Canara Bboteca Unwrstara Memora D g t a de Canaras 2004
DESPRGNDIMIENTOS EN LAS ISLAS CANARIAS 25
dujeron tales movimientos de vez en cuando, es decir antes de la
transformación del relieve como se halla hoy día. En las condi-ciones
actuales no hay más que derrumbes locales, resultado de
la insolación, que es bastante fuerte. El relieve antiguo ha sido
cubierto por arrastres casi en todas las faldas. Sitios donde se
producen derrumbes locales son las escarpaduras de los cerros, en
la parte este de la isla, laderas que limitan el valle longitudinal.
Además tenemos las escarpaduras de Jandia, lado de barlovento,
donde las tierras se mueven hacia abajo. Resumiendo todo lo arri-ba
mencionado :
Fuerteventura ofrece ahora un aspecto desértico, y a un régi-men
de sequía han seguido condiciones completamente diferentes
(incluyendo lluvias abundantes). Ahora presenta condiciones ári-das
y tiene falta de aguas superficiales y de aguas subterráneas.
En lugar de eso, las evaporitas han ganado terreno por todas par-tes.
Los desprendimientos pertenecían a un período ya pasado,
quizás al Pliocenio.
Lanaarote.
La isla de Lanzarote, 5 kilómetros distante de Fuerteventura
(al nornoreste), es relativamente pequeña, de 795 kilómetros cua-drados.
El relieve es de alturas moderadas, hasta unos cientos de
metros, con excepción de la parte más al norte, donde hay un resto
de un tablado basáltico de alturas hasta 600 metros. La isla ofrece
el aspecto de una región basáltica de relativa antigüedad (descan-sando
sobre un basamento invisible) en posiciones casi horizon-tales.
La parte media de la isla presenta un graben de hundimien-tos,
y aquí han brotado las lavas modernas, formándose un gran
n f i ~&~ cren~os . yls 12172s hgn emi t ida hasta largas &S-tancias,
formándose un frente de lavas de 5 kilómetros de ancho
por el lado de barlovento.
Formas abruptas de relieve son raras en la isla; acantilados
notables se ven al lado del estrecho de El Río, en el norte. Como
en el caso de Fuerteventura, esta isla goza de un clima seco y está
falta de aguas subterráneas. Por eso no hay deslizamientos de tie-rras
en ninguna parte. Lo único que se ven son derrumbes de pie-
26 HANS HAUSEN
dras por las faldas, resultado de la insolación, que es bastante
intensa. Los acantilados en el norte son resultado de fallas y de
la acción marina; tales fallas las hay también en el sur, al pie
occidental de las montañas de Ajaches.
Q -" .- *
Resumiendo las características de las islas orientales se puede
dech que las Purpurarias no ofrecen condiciones favoirables para
el desarrollo de movimientos de tierras bajo la influencia de la
556 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
O Unversdad de Las Palmas de Gran Canara Bboteca Unwrstara Memora D g t a de Canaras 2004
DESPRGNDI~@ENTOS GN LAS ISLAS CANARIAS 24
gravitación, debido a la falta de aguas subterráneas, como tam-bién
por el relieve moderado, resultado de largos períodos de
erosión.
Las Islas Canarias ofrecen un interesante campo de estudios
morfológicos, no solamente en todo lo que está en conexión con
el vulcanismo, sino también en lo que se refiere a las fuerzas exó-genas
con los diferentes resultados conseguidos en el curso del
Terciario, Cuaternario y el tiempo reciente. Arriba hemos regis-trado
fenómenos que se refieren a desprendimientos, derrumbes y
deslizamientos en las islas, y estudiado las causas más importan-tes
que han puesto masas de montaíías en movimiento bajo la
influencia de la gravitación.
Hemos visto que las causas principales de movimientos de
tierra en las islas han sido varias, y entre ellas, en primer lugar,
la debilidad de la estructura volcánica con sus grandes y abruptas
elevaciones sobre el mar. Pero circunstancias muy importantes en
la creación de la inestabilidad están relacionadas con el clima:
sin la humedad de los alisios, que afecta a las islas y especialmen-te
a las faldas de barlovento, no habría agua subterránea, infil-trada
a través de toda la estructura insular, saturando las capas
piroclásticas hasta que estas capas se transforman en planos
lubricantes de deslizamientos.
La fila de las islas que se extiende en dirección este-oeste a
través de la zona costera del Atlántico recibe la humedad de los
alisios, pero no en la misma cantidad: las islas occidentales absor-ben
más que las orientales. Por eso, y por las mayores elevaciones
de las occidentales, las condiciones de deslizamientos son en las
Últimas islas más favorxbles, o mejor dicho, han sido así en tiem-pos
ya pasados.
Los deslizamientos de montañas en las islas volcánicas han
sido provocados en gran parte -así se puede suponer- por terre-motos
violentos durante tiempos de actividad volcánica: antes de,
durante o posteriormente a las erupciones. Teniendo en cuenta que
28 BANS HAUSCN
la actividad volcánica en las Islas Canarias está en vías de ter-minar
o limitarse progresivamente, es claro que los terremotos
han debido jugar un papel más decisivo en tiempos pasados.
Resumiendo los fenómenos descritos brevemente, podemos
decir que las Islas Canarias ofrecen un campo de estudios morfo-lógicos
interesante en el sentido de movimientos bajo la influencia
de la gravitación, pero tales modificaciones de relieve en el curso
de la denudación han sido intermitentes, ocasionales y momentá-neas
y se han producido esas actividades principalmente en tiem-pos
pasados, contribuyendo a ello las lluvias y terremotos más
que en el tiempo actual. El período principal de los deslprendimien-tos
parece que ha sido el Cuaternario, y especialmente el de la
pluviosidad. Eso no quiere decir que no se produjeran tales movi-mientos
también en tiempos Terciarios, empezando con el Mioceno.
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