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NOTICIAS SOBRE ARTE Y ARQUEOLOGIA EN UN «DIARIO» DE COMIENZOS DEL XIX POR LEOPOLDO DE LA ROSA Y OLIVERA Don Juan Primo de la Guerra y del Hoyo, tercer Vizconde de Buen Paso, nació en La Laguna el 9 de junio de 1775, murió en Santa Cruz de Tenerife el 10 de noviembre de 1810 y dejó escri-tas unas Memorias en forma de diario, que comenzó el 2 de ene-ro de 1800 y hubo de interrumpirlas, al enfermar de la fiebre amarilla, cuatro días antes de su fallecimiento. Publicada ya su biografía, en el número anterior de este «Anuario», recogemos aquí las citas que hace de pintores isle-ños, de escultura y orfebrería; de edificios civiles y religiosos; de arqueología, todas ellas, naturalmente, referidas a Tenerife, donde vivió, para terminar con el relato de su ida a la fiesta de la Candelaria, en febrero de 1810, que si bien excede de la des-cripción de la imagen, iglesia y convento dominico del lugar, tie-ne un indudable sabor, razón por la cual lo damos casi en su integridad. Siguiendo el plan previsto, se copian en una primera parte las noticias que da sobre los pintores insulares don Luis de la Cruz, an:,..,i A....--.- IvriSuLl iLuyu, ha;; de ?;"liraiida y e! paliiiero Carmuiia. Subre escultura, además de su referencia al «triunfo de la Candelaria», levantado en la plaza de su nombre en la capital de la provincia, hace mención el autor de unos monumentos para colocarlos los jueves santos que dice fueron debidos a «un pintor del rey llama- 2 LEOPOLDO DE LA ROSA do Salas». De orfebrería sólo cita la gran custodia de la iglesia de los Remedios, hoy catedral de Tenerife. En una segunda parte se recogen las referencias a obras reali-zadas por el marqués de Villanueva del Prado, tanto en su casa-palacio de La Laguna, como las de construcción del que fue fa-moso «Jardín de Nava)), levantado para celebrar fiestas y tertu-lias literarias y que fue sede de la Junta Suprema de Canarias, obra ésta debida al vicecónsul de Francia Luis Gres, quien pro-bablemente también debió inspirar las de la casa-palacio del marqués. A continuación se copian las noticias que da sobre iglesias, conventos y ermitas. En la tercera se incluyen las de descubrimiento:; arqueológi-cos, para finalizar en la última, como dijimos, con el relato de -la- -f-ie--s-t-a & la Ca_n_&!aria. l. Don Luzs de la Cruz. «Miércoles 23 de julio de 1800.-Ayer por la tarde ha traído don Luis Paulino de la Cruz los retratos de mi padre y de mi madre y de mis hermanas, que tenía empezados hacía mucho tiempo. Este pintor se ha acreditado en el país por la felicidad en los retratos. Es oriundo o ha estado algún tiempo en Lanzaro-te. Aún muy joven hizo el del obispo don Antonio Tavira, cuya familia recomendaba su habilidad. Su padre es tarnbién pintor, pero no de tanto crédito. Don Luis se ha establecido en el Puerto de la Orotava hace algunos años. Allí ha casado con hija de N. Casañas, que parece tiene alguna conveniencia. Ha entrado en el servicio de1 Rey, es subteniente de artillería y recibe la estima-ción que le han ganado su buen modo y su talento para la pro-fesión de la pintura. Casi todos los retratos le salen muy parea-des y especiu!idud les p e hare r: prqgrse. Aqi'_i en !-. c i ~ - dad ha retratado la familia del marqués de Villanueva del Prado y en casa también ha hecho retratos de todos. De los que ha traí-do últimamente se distinguen por más parecido el de mi madre y el de [mi hermana] Teresa. El de mi padre se parece, pero fue 726 .4NUARIO DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S ARTE Y ARQUEOLOGIA EN EL SIGLO XIX 3 a tiempo en que la enfermedad de perlecía lo había desfigurado mucho. » «Jueves 7 de agosto de 1800, en el Valle de Guerra.-El martes 29 del mes próximo bajé por la tarde de la ciudad a Santa Cruz No deja de ser una memoria curiosa la del estudio o laboratorio de don Juan Megliorini, capitán del regimiento de Ultonia, re-cientemente casado con doña María del Castillo harte, a quien visité también en Santa Cruz Este oficial en el regimiento tiene créditos de hábil y juicioso Su edad será de más de cuarenta años. El cuarto en que trabaja se adorna de estampas de buenos dibujos, de retratos, herramientas e instrumentos de acero para retoques, algún juguete con figura de movimiento, que son obra suya y también algunas curiosidades pertenecientes a Historia Natural. Allí estaba el retratista don Luis Paulino y vimos un retrato hecho por su mano dei actuai obispo de esta diócesis don Manuel Verdugo y Alviturría.)) «28 de noviembre de 1801, en La Laguna.-Ayer ha acabado don Luis Paulino de la Cruz un retrato que mi hermana Teresa me ha hecho sacar para poner un medallón, que las damas usan al pecho, moda que se ha conservado hace algún tiempo. Dicen que no deja de parecerse.)) «Viernes l." de febrero de 1805, en el Valle -Anoche he esta-do en Santa Cruz, donde he visto al comandante general, mar-qués de Casa-Cagigal; a la generala y a su hija. Allí concurrieron el comandante de Ingenieros don Juan Iñiguez, el teniente coro-nel don Josef Fernández y el teniente coronel marqués de la Fuente de las Palmas En la sala del General vi los retratos de la Familia Real y algunas estampas de buenos dibujos. El general tiene retratada toda su familia de mano de don Luis Paulino de la Cruz y en la misma sala están los del mariscal de campo don Juan Kindelán y de su mujer doña Felipa Cagigal y los de don Fernando y doña V1centa.n [los tres hijos del comandante gene-ral]. 2 Don Mzguel Arroyo. «Viernes 12 de abril de 1805 en Santa Cruz.-Anoche he esta-do en la iglesia del Pilar; hoy por la mañana he vuelto a la mis- 4 LEOPOW DE LA ROSA ma y de allí ha salido una procesión de la Virgen de los Dolores, muy acompañada, a que concurrió el comandante del batallón con la oficialidad de su Cuerpo y la compañía de granaderos del mismo, que mandaba el capitán don Santiago Madan, con la mú-sica militar. La imagen es obra de Pérez, diferenciase bastante de la mayor parte de las que hay en la isla y su actitud es de bastan-te expresión. [Al margen] De Arroyo, estudiante que pinta y hace esculturas en Santa Cruz. Es natural u originario de Arafo y se llama don Miguel.» «Jueves 25 de diciembre de 1806, en Santa Cruz de Santiago. Anoche he estado en la parroquia del Pilar a la hora de la fun-ción. En la capilla colateral de la derecha se halla formado el Nacimiento, con un gusto algo extraordinario, porque el Portal se descubre sobre una montaña a larga distancia y todo lo res-tante de ia capiiia representa un campo en que hay pastores y cabañas y un salto de agua que corre por el medio de la cam-piña. Supongo que lo ha hecho el pintor don Miguel de Arroyo.» «Jueves 26 de julio de 1810, en Santa Cruz de Santiago.- En el mismo día se abrió aquí al público una nevería o botillería, con los mayores adornos y lujo que las que hasta ahora se ha-bían visto en estas Islas. Sólo las pinturas hechas sobre las pa-redes, que representan perspectivas, columnas, arcos y decora-ción de teatro, han importado quinientos pesos al pinior don Mi-guel Arroyo.» «Viernes 9 de diciembre de 1808, en Pasoalto.-Hay en este castillo encargado para el manejo de llaves, arrendamiento de la huerta y cuidado de la habitación a un paisano llamado Do-mingo Hernández, que fue soldado, natural de la villa de Santia-go, el qual se encarga de traerme el agua y hace todas las dili-gencias con buen modo. Las paredes de la capilla están recien-temente pintadas por don Miguel Arroyo; el quadro del altar, que es del Señor en la Cruz y de la Virgen y San Juan, es obra de don Juan de Miranda y tiene indulgencias concedidas por el Obispo don Antonio de ia Piaza. También un San Niiguei y un San Cristóval, que se hallan a los lados y un San Roberto, que está al frente, son obras de Miranda. Hay también en la capilla * un quadro de la Adoración de los Reyes, otro de San Andrés 728 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S ARTE Y ARQUEOLOGIA EN EL SIGLO XIX 5 y otro de San Francisco Xavier El actual castellano [don Rober-to de Herrera] ha cuidado de la pintura de la capilla y ha com-prado para el quadro del altar dos bujías de plata, además hay otra araña en medio de la capilla. En la sacristía se ve otro qua-dro del Santo Cristo, que estuvo antiguamente en el altar y es-tán en la sacristía los fragmentos de una bomba que cayó en la despensa de este castillo en la noche de la última invasión de los ingleses, del 24 de julio de 1797 y hay una pintura que repre-senta la dirección de la bomba.. . » 3. Don Juan de Miranda. «Martes 9 de julio de 1805, en el Valle-Ayer he visto en el convento de San Francisco de la Ciudad un quadro grande que ---L- 2- --1 -- 1- ---- 1--- -- c.-,.-*,. A- 1,. -,.+.:11- A-1 C" d~c t u dU G CUIUL~ I SCG U ld G > L ~ ~GGIL IIIG~ILLG, UG la bayllia ubl ua-grario. Representa la concesión del jubileo de Porciúncula hecha a San Francisco y es obra de don Juan de Miranda, célebre pin-tor, quien creo es natural de esta isla y ha estado en España Hay varias pinturas de su mano, que todas se miran con mucho apre-cio. Entre eiias un apostoiacio en quadros pequeños, que posee en el día el coronel don Josef de Betancourt en la Villa de la Orotava, diversas imágenes de la Concepción; un quadro de la Natividad de la Virgen, que está en la iglesia de los Remedios, el retrato del comandante general marqués de Branciforte, acom-pañado de algunos pobres del Hospicio de San Carlos que esta-bleció en Santa Cruz y varias otras obras. Es yerno de dicho Miranda otro pintor sobresaliente, llamado Antonio, quien pasó a Madrid quando fue el Marqués de Branciforte y se ha acredi-tado con especialidad en la pintura de paños y piezas de arqui-tectura con que se adornan las paredes de las salas.» «Sábado 9 de noviembre de 1805, en el Valle.-Hará tiempo de un mes que ha muerto en Santa Cruz don Juan de Miranda, célebre pintor de quien tengo hecha mención en estas memorias.» 4. Otros pzntores. «17 de abril de 1802, en La Laguna.-Ayer, Viernes Santo, yo alcancé la procesión del Santo Cristo en la iglesia de Santa Clara, 6 LEOPOLDO DE LA ROSA la acompañé a San Francisco, asistí a tomar chocolate con los esclavos concurrentes, que fueron el conde de Siete Fuentes, el marqués de Villanueva del Prado, los caballeros de Mesa, don Josef y don Diego; mi tío don Lope y don Luis Rorrián, con va-rias otras personas convidadas por el Padre compaliero Fr. Pe-dro Febles. Estuve en la Concepción a la función del Descendi-miento. Vi esta procesión de las ventanas de la casa de don Bar-tolomé Benítez, donde concurrieron la familia del inarqués, la novia, mi madre y hermanas, quienes por la noche bajamos a Santa Cruz con el fin de ver los monumentos y gozar la célebre función del Retiro, que se hace en la parroquia y en San Fran-cisco. Estos dos monumentos, en los dos mencionados templos, son de perspectivas pintados sobre bastidores. Representan un magnífico tabernáculo, precedido de bóvedas y columnas, resul-tando su principal efecto de ia iluminación. Ambos son obra de un pintor del Rey, llamado Salas, que estuvo en el país hará diez y ocho años.» «Viernes 17 de febrero de 1804, en el Valle.-El phrroco de la ciudad de la Palma, autor del exorto con motivo de la vacuna, de que doy noticia en 28 del próximo pasado, se iiaina don Ma-nuel Díaz, es joven y pariente de un célebre pintor llamado Car-mona, que años ha floreció en estas Islas, el qual salió del país, estuvo en Inglaterra. De su mano está la sala de la casa de Fran-qui en la hacienda de Daute y he visto otros retratos y pinturas suyas muy estimables.» 5. El Triunfo de la Candelar~a. e10 de abril de 1808, Domingo de Ramos, en Santa Cruz de Santiago.-El viernes 8 del presente, antes de ver por día de Do-lores a la hija de don Juan Tavares, entré por primera vez en casa de don Francisco Ximénez, vecino de este pueblo, quien tie-ne casa propia en la calle del Norte Yo no sé quienes fueron los padres de Ximénez, sólo he oído que tuvo un hermano oficial de Milicias y que, huérfanos uno y otro y con herencia considerable, quedaron como pupilos al cuidado de don Bartolorrié Montañés, vecino que fue también de este pueblo y castellano de Candela-ria, muy familiar de don Matías Carta y hombre de talento y muy 730 A N U A R I O D ó E S T U D I O S A T L A N I ' I C O S ARTE Y ARQUEOLOGIA EN EL SIGLO XIX 7 curioso. El hizo venir un altar con espejos para la parroquial de la Concepción; el Triunfo de Candelaria, que se ve en una de las plazas de este pueblo, dos esferas de mucho diámetro, que actualmente posee la Librería de los PP. dominicos de La Lagu-na; una cámara obscura que he visto; instrumentos de física y otras alhajas, y fue quien intervino en las obras de Carta l . Di-cho don Francisco Ximénez tiene alguna hacienda en Buenavista y sus padres o parientes dieron a la Parroquia1 de aquel lugar di-ferentes alhajas de plata. Casó primero con hija de don Juan Ama-dor, de quien le quedaron hijos y antes de aquel casamiento es-tuvo ajustado con doña Francisca Carriazo, actualmente mujer de don Antonio Vinatea en La Laguna; pero quando la boda iba a celebrarse a Ximénez se le descompuso la cabeza y dixo que no se casaba. Ahora mi visita ha sido porque me dio parte de haber contraido segundo casamiento con doña Francisca Viñoni y me dijo que lo ha participado al general y al obispo. Su gusto prin-cipal consiste en escribir, adquirir noticias y seguir correspon-dencias. » 6. Custodia de los Remedtos. «Viernes 2 de junio de 1809, en Pasoalto.-En la parroquial de los Remedios de La Laguna se ha estrenado ayer, día de Corpus, una custodia de plata sobredorada, adornada de piedras precio-sas, de más de una vara de alto. La han hecho unos plateros por-tugueses, que residen tiempo ha en Santa Cruz y dicen que es de buen diseño. Creo que ha contribuido para su costo la feligresía y que ha empleado su solicitud el beneficiado don Pedro Ben-como. » 1. El palacto y el jardín de Nava. «Sábado 26 de febrero de 1803, en el Valle.-El martes de Car-navai mis hermanas y ei prebendado don Josef Martínez y yo fui- 1 Las dos esferas se conservan hoy en la biblioteca de la Universidad de La Laguna Sobre las obras de los Carta Vid Antonio Ruméu de Armas, Pzra-terías Tomo 111, págs 39495 Núm 20 (1974) 731 8 LEOPO~O DE LA ROSA mos convidados por el marqués de Villanueva para comer en su casa y por la tarde vino la marquesa a acompañar a mi madre. El marqués nos enseñó algunos muebles que ha comprado nue-vamente y la reforma que ha hecho en dicha casa 2, esperando la familia de su nuera doña Juana de Llerena, para quien le ha ve-nido de Cádiz una basquiña y mantón, guarnecidos de costosos encajes, cuyo regalo le ha enviado ya a Canaria.» «Jueves 25 de agosto de 1803, en el Valle.-Ayer estuve en casa del marqués de Villanueva, donde se aprontan con la mayor aceleración los preparativos para la celebración de la boda. Se trabaja en los adornos y pintura de la casa y en acabar la rcedi-ficación de una parte considerable de ella ), «22 de mayo de 1800, en La Laguna.-El marqués de Villanue-va del Prado ha dicho esta noche que dará principio mañana a ias obras de una casa y jardín que va a hacer en ia c;iiie de ios Alamos de esta ciudad.» «24 de febrero de 1802, en La Laguna.-Por la mañana vino la marquesa [de Villanueva del Prado] a ver a mi herrnana. A la salida la acompañé al Jardín, cuyas salas se hallan adelantadas, aumentándose el número de plantas exóticas. El marqués me enseñó, entre ellas, un pequeño arbusto llamado lila, que poco hace ha recibido de Inglaterra.» «2 de marzo de 1802, en La Laguna.-El mal-qués eijtuvo aquí por la mañana y mis hermanas y yo fuimos en su compañía al Jardín, donde vimos que ha acabado de guarnecer de papel la sala destinada para billar y en la que piensa dar una merienda esta tarde.» a3 de marzo de 1802, en La Laguna-Ayer por la tarde nos hallamos en el ambigú o merienda con que el marqués estrenaba la casa de su nuevo Jardín. Allí concurrieron don Juan Próspero de Torres, mi tío don Lope, don Lorenzo Montemayor, el vice-auditor don Félix de Barrios y varios otros amigos y conocidos del marqués. Doña Catalina Prieto y su nuera llegaron acompa-ñni l -c Anl tnn;nn+n ~ n r n n n lr lnn T ~ i l nrn rhn XI rlpl P. Cq2hr2!,n nr- ilauaa ubr rbiiibrirr r v r v r i r l u v l i uuurr vvv~rv J u v r r-A tugués, capellán del regimiento de Ultonia. Este eclesiástico, cu-yos talentos y literatura le hacen sobresaliente y apreciable, al- 2 Probablemente el gran comedor y la doble escalinata de descenso al ~ardin 732 A N U A R I O DE E S T U L ) I O S A I ' L A N T I C O S gunos años ha que se le conoce en el país. Fue religioso de San Francisco. Celébrase su inteligencia del griego y con especialidad su discernimiento de la buena poesía. A poco rato, después de obscurecer, se hallaban reunidos todos los convidados; añadían-se a los refrigerios las damas doña Elvira del Hoyo, y mi tía doña María y el conde de Siete Fuentes y el corregidor. Al fin de la merienda el marqués propuso tres brindis: por la paz, por las señoras que asistían y por la mejoría de mi hermana Teresa. Doña Catalina Prieto brindó por la salud del comandante gene-ral. Brindó el conde de Siete Fuentes al corregidor por los bue-nos ratos de la noche antecedente, con que había jugado las car-nestolendas con algunas damas, entre ellas las de Molina, hijas de &Aa Isabel Solis. Tlsdre dijo feliz estreno de la casa. Instósele al P. Cabra1 por algunos ver-sos y, después de oponer sus excusas, se explicó en una compo-sición larga y armoniosa, que por ser su pronunciación portu-guesa, no pudimos percibir como deseábamos, comprendiendo sí que en ella intervenía la mención de arcos y llaves de oro y que cedía en obsequio de la gentil marquesa. Yo se la pedí escrita, pero me dijo que la había olvidado con la facilidad que la hizo. Después de la merienda hubo juegos de naipes entre doña Cata-lina, el conde, don Juan Próspero de Torres y el corregidor. An-tes de las once nos retiramos del Jardín.» a19 de abril de 1802, en La Laguna.-Fuimos convidados por el marqués para tener ayer la mañana de Pascua en su Jardín, donde hizo servir el almuerzo. Nos dirijimos allá, después de ha-ber asistido a misa en la parroquia1 de los Remedios Fueron con-currentes, como otras veces, las personas de su frecuente comu- ,.,., . , ,<,A.A,A,,, 0, o,+, A:, 1,- ,1:,:-,-- E.. E---- .--- T- ~ m b a b ~ u La u~ a, u 1 b u u u a b LII ~ J L UL L ~IU J LGL L ~ ~ L U S1'U1.J I ' I d l l L I ~ L U1 U-rreblanca y Fr. Josef Medina. Torreblanca dice la misa en el oratorio de Nava; Medina en el de casa. Olvidáronse por casua-lidad de dejarle a éste el chocolate. El percibió que lo pasaría mejor en el jardín y dejando el almuerzo que las criadas le ofre-cían, no dudó presentarse al marqués pretextando la causa de su entrada. Aunque el marqués lo recibió favorablemente, mi madre entró en debate con el capellán sobre si se había quedado o no al almuerzo. Explicóse Medina, con el desenfado que le es natu- ral y mi madre, a quien hizo poca gracia su desenvoltura, envió recado al guardián de San Francisco para que fuese a decirle la misa otro religioso.» ~ 1 d0e noviembre de 1802.-En 30 del mes próximo pasado me da noticia mi hermana de estar despedido de en casa del mar-qués de Villanueva el subcomisario de Francia [Luis] Gros. Este extranjero ha sido quien levantó el plano de la casa y jardín que ha hecho el marqués en la calle de los Alarnos.» «Martes 26 de julio de 1808, en Santa Cruz de Santiago.-Ya tengo dada noticia de que el 11 del presente se formi) en La La-guna el Cabildo General, para deliberar acerca de lo que la Isla debe practicar en la ausencia del Rey. de aquel Cabildo salió O e acordado que se formase una Junta compuesta de individuos de D E todas las clases para entender en las deliberaciones que son pro- O pias del mismo Ayuntamiento en los actuales sucesos y nombra- n-- m ron al marqués de Villanueva del Prado por presidente de la O E Junta y La Laguna por el pueblo de su residencia. . el marqués E 2 ha dispuesto que las sesiones se tengan en una pieza de la casa -E que ha hecho en la calle de los Alamos; se le han puesto a su 3 puerta algunos soldados para distinguir el carácter de presiden- -- te; lleva su bastón y los miembros de la Junta han acordado po- 0 m E neme en el brazo un lazo encarnado con fluecos de oro, para O que no se les confunda.» n -E a 2. Convento franciscano de Santa Cruz. l n n n «Domingo de Pasqua de Pentecostés 10 de junio de 1810, en Santa Cruz de Santiago.-Esta tarde he estado a ver al P. guar- 3 O dián de San Francisco. Estaba en la huerta del convento y entré allá. Vi en el tanque una inscripción en que se dice haber sido costeado en el año de 1744 por el coronel de caballería don Fran-cisco [en blanco] Loynaz. El P. guardián cogió de una higuera tres higos maduros y me los dio. La huerta es grande: tiene cose-cha de miiio y papas y árboies frondosos.» «Sábado 13 de enero de 1810, en Santa Cruz de Santiago.- . .se llamaba Nicolás de la Rosa, el qual siendo un zapatero sin estudio, ni maestro, descubrió el talento de hacer reloxes: hizo 734 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S muchos pequeños y grandes y es obra suya el que tienen en la torre de su convento los PP. de San Francisco.» Convento franciscano de La Laguna. «Domingo 29 de julio de 1810, en Santa Cruz de Santiago.- Anoche se ha quemado el convento de San Miguel de las Victo-rias que tenían los PP. franciscanos en la ciudad de La Laguna y al que se le daba el nombre de Convento Grande Se dice que el incendio empezó por el campanario, en cuyas escaleras o inme-diación dejó inadvertidamente la luz el que fue a tocar las cam-panas. Constaba de dos claustros amplios y espaciosos, un tem-plo de dos naves y además dos capillas, que daban principio a otra nave y un coro proporcionado, con un grande órgano. Todo ha quedado reducido a cenizas, que es bien de admirar quando el incendio empezó a hora en que todavía el vecindario podía ad-vertirlo y acudir. A ese convento que fue de los franciscanos, el tercero que se fundó en esta provincia, se dio principio a fin del siglo xv, ha-biendo el Adelantado don Alonso Fernández de Lugo hecho el señalamiento del terreno a los religiosos, para sacarlos de una barraca de palmas en donde estaban alojados en el cerro llamado el Bronco, no distante de la situación del convento incendiado. El Adelantado costeó la capilla mayor y llevó sobre sus hombros la primera piedra del edificio. Lope Hernández de la Guerra dio para su construcción 50 mil maravedís y un mulo para que sir-viera en la fábrica y en 1598 se acabó de fabricar la capilla cola-teral, donde estaba el Sagrario, siendo su patrona doña Juana Gerónima de la Guerra y habiendo este patronato continuado siempre en casa. En aquel tempio está sepuitado el Adelantado; allí Lope Hernández de la Guerra en el sepulcro más inmediato al de doña Inés de Herrera y allí el mayor número de mis ascen-dientes por la familia de Guerra, hasta mi bisabuelo don Lope, mi abuelo don Domingo y mi padre Si fuera de alguna conse- CGenr?-. sustancial que el cmxpo sea destinado a un !ugzr E e t r ~ después de la muerte, para mí sería doble el sentimiento viéndo-me privado de que mi polvo se mezclase con el de mi familia Los quintales de plata que adornaban la capilla mayor, dose- Núm 20 (1974) 705 les de terciopelo con galón y fluecos de oro, bancos aforrados de terciopelo y otras alhajas, todo era obra de las rentas de la Es-clavitud y he oído que esta plata y alhajas se han salvado, lo que hoy me ha dicho en el Pilar el vicario Fr. Vicente Sod. No así las varias pinturas que conocí allí, especialmente tres que había en los testeros de las tres grandes escaleras de piedra que tenía el convento y eran lienzos de quatro varas de alto y cinco o seis de ancho. La una representaba el triunfo de la Concepción sobre un Luzbel diforme; la otra era de una revelación, en la que había un Jesús y San Josef y la Virgen, una palma y el sol y la luna y la otra la concesión del jubileo de Porciúncula hecha por el Papa a San Francisco. Sobre la puerta que salía a la capilla del SugrZrie est&a ctra p f i t ~ r ade ! b l r i t ~mn& J~rucristo, Este convento fue la primera casa que yo conocí después de la propia. Allí me enviaba mi padre con el paje para que apren-diese a leer y escribir y tengo muy presente su disposición y sus vistas deliciosas, ya hacia San Diego del Monte, ya hacia las Mer-cedes, ya hacia las canales que conducen las aguals al pueblo, ya a la porción de ganados y aves que estaban esparcidos entre la verde yerba y las aguas de la laguna, en el mismo campo que ocupaban por el verano las eras de los labradores. Muy frecuente es la repetición de estos incendios de monas-terios.- Entre los de esta provincia que yo me acuerdo del in-cendio son cinco: el de Candelaria en 1789, posteriormente el de San Bernardo de Icod, el de San Francisco de la villa de la Oro-tava en 1801 y el de San Agustín del Realejo en 1806. ¿Proven-drá de la misma causa que la desolación de las comunidades re-ligiosas: esto es, los ánimos preocupados de ideas muy contra-rias al estado regular, ü iiü van a 10s cori~eliioso si va= es para andar aturdidos y darles fuego? Mi maestro, el P Febles, se esmeraba en el zelo por el con-vento, por sus rentas y por su govierno. Este P., que a la sazón era guardián, murió a pocos días después del 3 del presente, en qUe !e hice !u ú!timz visita y e! cenventc !e ha s&r~.r~~rirpl,eec ~ s días, como un edificio que se derriba echando de menos una co-lumna que contribuía a sostenerlo. Estos sucesos, quiando no trai-gan otra utilidad, sirven para advertirnos que no debemos poner 736 ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S ARTE Y ARQUEOLOGIA EN EL SIGLO XIX 13 nuestro amor en objetos materiales, que con tanta facilidad se aniquilan. » «Miércoles 5 de septiembre de 1810, en Santa Cruz de San-tiago.- Ayer por la tarde fui a La Laguna, donde he visto las mi-nas del incendio del convento de San Francisco. Es preciso acor-darse bien de su disposición para conocerlo después de la des-trucción que le ha sobrevenido. Las tejas rotas de los techos for-man sierras de entullo que ocupan los tránsitos y las escaleras. La quema fue tan universal que sólo quedaron las paredes des-nudas; se buscan los árboles frondosos que hermoseaban los claustros y sólo se hallan por el suelo algunos restos hechos car-bón. La iglesia, en la que me habló un religioso joven recién llegado de España, conserva en las paredes algunas de sus pintu-ras; nada quedó de sus retablos, ni coro y su techo es en el día el cielo y las nubes. Por mi dictamen, luego que se quemó el convento, el Cabildo hubiera ofrecido a los religiosos el hospital de San Sebastián, que tiene iglesia, coro, claustro y habitaciones para su alojamiento interino, y debió suspenderse toda reedificación hasta traer de Es-paña un plan que arreglase la iglesia y el monasterio al capital que los religiosos hubiesen aprontado para la obra, siendo esto consecuente con una Real Orden que hay para que no se empren-dan en los pueblos edificios de esta clase, sin que preceda la apro-bación del plan por la Real Academia de San Fernando. Algo de esto le indiqué ayer al P. provincial, a quien he visto en la anti-gua sala de los Esclavos, donde se ha alojado con algunos reli-giosos; pero he visto que están abriendo cimientos y empezando una iglesia o capilla provisional. Las imágenes han sido trasla-dadas a la parroquia1 de los Remedios y allá se cantan las misas de los viernes y el Nombre de los domingos y los PP. han hecho iglesia de la sala que actualmente está en uso para las juntas de la Esclavitud del Santísimo Cristo.» 3. Ermita de San Telmo. «Miércoles 25 de abril de 1810, en Santa Cruz de Santiago.- En el domingo de Pasqua 22 entré por primera vez en la ermita de San Telmo, que se halla en este pueblo en el barrio llamado 14 LWPOLDO DE LA ROSA del Cabo. Allí vi una imagen de Nuestra Señora del Buen Viaje, con algunas velas encendidas. En la ermita hay dos quadros gran-des de la Pasión y en el remate del retablo otro del bautismo de Jesucristo. Está la imagen de San Telmo, que es santo gallego y se llamaba Pedro González. Por las paredes hay pequeños qua-dros que representan tormentas y embarcaciones en peligro y son anatemas que han ofrecido los navegantes en recono~cimiento a Nuestra Señora del Buen Viaje. También está en San Telmo una imagen de San Francisco Javier.» 4. Iglesia del Pilar. «Martes 5 de ~uniod e i8i0, en Santa Cruz de Santiago.-Ayer a he comprado un relox de sala con campana para darlo a la pa- E rroquia auxiliar de Nuestra Señora del Pilar. Es de construcción O inglesa y tiene caja de madera con perfiles dorados, no mal tra- - m tada. Era del teniente coronel don Francisco Román; yo lo hice O E E ver por un relojero portugués llamado don Mateo y he: dado qua- 2 E renta pesos por su importe a una tendera que creo se llama Ga-briela, la qual lo tenía en la casa de Falcón en la calile del Cas- 3 ti1lo.s O-m «Miércoles 13 de junio de 1810, en Santa Cruz de !Santiago.- E El beneficiado del Pilar estuvo ayer por la mañana a darme las O gracias por el relox que he dado a su iglesia, quando yo soy el E agradecido de que hubiera admitido aquella pequeña expresión a de mi afecto a dicha iglesia. Esta, según me dijo ayer el benefi-ciado, fue mandada construir por un pariente del Obispo don Bar- - tolomé García Ximénez, que era eclesiástico y creo que su re- = O trato está en la capilla mayor del Pilar, a donde fueron traslada-dos sus huesos. El Obispo Ximénez llegó a esta diócesis en el año de 1666, después de haber estado en la América por haberse propasado la embarcación en que venía de España, en cuyo viaje le acompañó el bisabuelo de mi padre don Fernando de la Guerra Guillén del Castillo, capitán de exército y casteliano dei princi-pal de esta plaza. El dicho Obispo siempre trató favorablemente a mi familia y murió en este pueblo de Santa Cruz, de donde sus huesos fueron trasladados a la iglesia de Candelaria. 738 A N U A R I O DE E S T U D I O S A r L A N T I C O S ARTE Y ARQUEOMG~A EN EL SIGM XIX 15 El relox fue llevado ayer tarde al Pilar, donde el beneficiado lo hizo colocar en la capilla del Sagrario.» «Lunes 25 de junio de 1810.-Hoy he visto en la Historia de estas Islas que el eclesiástico que mandó fabricar la parroquia del Pilar no es el pariente del Obispo don Bartolomé García Xi-ménez, como escribí en este diario en 13 del presente mes de ju-nio, sino don Josef Guillén, tío del Obispo don Juan Francisco Guillén, eclesiástico que había sido cura del Pilar de Zaragoza y que murió en Santa Cruz.» «Sábado 22 de septiembre de 1810, en Santa Cruz de Santiago. En la iglesia del Pilar se ha adelantado la obra de enlosar toda la nave. En esta obra estaban quando fui a misa y allí vi descu-brir el sepulcro de don Matías Clavesana, clérigo que habrá vein-te años se mandó sepultar a la entrada de aquel templo.» 5. Iglesia del Hospital. «Domingo de Pasqua de Pentecostés 10 de junio de 1810, en Santa Cruz de Santiago.-Entré en la iglesia del Hospital, donde se rezaba una novena a Nuestra Señora. El P. capellán me expli-có de algunas pinturas que hay allí: una es el retrato del Papa Clemente 1 y tiene el ancla en señal de su martirio; otra es del Obispo de estas Islas don Valentín Morán, del Orden de la Mer-ced y otra el retrato del teniente general don Antonio Benavides, pariente del beneficiado del Pilar, militar benemérito y muy li-mosnero y virtuoso, que murió en aquella casa, donde estaba re-tirado y en donde queda la memoria de sus buenos exemplos. Me refirió el capellán que en un día en el que el dinero se le había acabado, a un pobre que le pedía le dio las dos pistolas de su uso. También están allí los retratos de dos eclesiásticos de la familia de L0gman.n 6. Otras ermztas. «Miércoles 10 de octubre de 1810, en Santa Cruz de Santiagc. Es Teno un terreno fragoso; allí hubo antiguamente hacia el mon-te una ermita de San Gerónimo; pero en el día no tiene ermita, ni oratorio y para oir misa vienen a Buenavista, que son cerca Núm 20 (1974) 739 16 LEOPOLDO DE LA ROSA de dos leguas de camino. Habrá en Teno veinte y quatro vecinos, sujetos al Alcalde de Buenavista.» «Sábado 26 de julio de 1800, en el Valle de Guerra.-Bartolo-mé Figueroa estuvo aquí de medianero mucho tiempo y murió en la hacienda, hará seis o siete años. Había conocido, siendo muy pequeño, a mi bisabuelo don Lope [que nació en 1660 y testó en 17291, el que fabricó la ermita de San Francisco de Pa1ula.n «Lunes 28 de julio de 1800, en La Laguna.-Ayer estuvimos a *oir misa en la ermita del Rosario. A la vuelta nos acompañó el ,capellán. Por la tarde salimos de casa a las cinco y media, nos acompañó Montemayor. Estuvimos un rato en su casa; nos expli-c6 la reforma hecha en ella, pocos años ha y la disposición en que antes estaloa. X"'irriioS el del p. ñoo y la de N D esmeraldas que don N. de Roo, governador de Maracaibo, regaló g a la Virgen del Rosario del Valle y que en el día se le pone al $ n Niño Jesús.» -- m O «Lunes 7 de abril de 1810, en Santa Cruz de Santiago.-Ano- E E che estuve en el Patio de la Rosa. Se llama así aquel espacio que hay en la muralla, quando se sale de este pueblo para Pasoalto. Un quadro de la Virgen estaba descubierto y colocado sobre una { puerta, iluminado con algunos faroles; delante había una hogue-ra para dar luz a la concurrencia y allí se tocaban guitarras, m E tamboril y se bailaba. O n E 7. La capilla mayor de la Concepción de La Laguna. - a 2 «Lunes 18 de julio de 1808, en Santa Cruz de Santiago.-En La n Laguna se ha celebrado en la mañana del sábado 16 dlel presente % la colocación de la capilla mayor de la parroquia1 de la Concep- O ción, obra en la que se ha seguido el plan del canónigo don Die-go Eduardo. Predicó el vicario don Josef Martínez y hubo mu-cha concurrencia. «Jueves 30 de octubre de 1800, en La Laguna.-El martes 28 llegó por la noche a casa el coronel don Josef de Betancourt. U1- 740 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S ARTE Y ARQUWLOGfA EN EL SIGLO XIX 12 timamente ha estado en el Sauzal, en compañía de su hermana doña Catalina, mujer de don Antonio Monteverde, quienes han pasado algún tiempo en su hacienda. A las inmediaciones de ella se ha descubierto en los días próximos una cueva sepulcral de guanches. Este hallazgo precioso y tanto más cuando se han he-cho ya raras estas cuevas en el tiempo presente, ha llevado varios curiosos a su observación. Entre ellos el vicecomisario de Fran-cia Gros, don Domingo y don Tomás Saviñón, quienes han ad-quirido algunas piezas del uso de los guanches, como una aguja, otro hueso a manera de anzuelo de pescador y algunos cadáve-res o momias con las envueltas o pieles en que se han conser-vado. La cueva está bañada del aire por dos aberturas o puertas, hallándose en ella porción de cadáveres, pero sumergidos bajo una mole inmensa de polvo. Su situación es en lo alto de una montaña muy escarpada. Por una de las puertas es casi inaxesi-ble, por la otra siempre hay peligro que vencer, pero los que dan noticia han entrado por ella con el auxilio de una escalera.» «Lunes 21 de julio de 1806, en el Valle.-Ayer he estado por la tarde a ver una cueva situada en la costa de este Valle y en te-rreno que me pertenece, en la qual tuve noticia de hallarse una considerable porción de huesos de guanches. En efecto, entré en la cueva, que está sobre el puerto llamado de los Gomeros, in-mediata a otra llamada de la Liria y en un risco pendiente, que tendrá más de cien varas sobre el mar. En lo más escondido de su hueco parece haber hecho los guanches el depósito de sus ca-dáveres. Yo hice cavar un poco en aquel lugar y salieron muchos huesos, de los que traje algunos, sin unión ni contestura. Me han dicho que hay en este Valle cuevas semejantes, pero el uso que hacen del polvo de dichos sepulcros para las huertas y plantíos, ha sido causa de que se hayan destruido muchos de estos monu-mentos preciosos de la antigüedad isleña.» «Jueves 30 de junio de 1803, en el Valle.-El teniente coronel don Juan se en Candelaria donde, siguien&, su inclinación a la Historia Natural y a la Medicina, da muestras de que se exercita en algunas investigaciones de esta clase. Po-cos días ha que envió al marqués de Villanueva dos hallazgos particulares y curiosos que he visto: el uno es un lagarto de Núm 20 (1974) 741 18 LEOPOLDO DE LA ROSA enorme magnitud, acaso tendría más de media vara de largo y cerca de media quarta de ancho, antes de que le faltasen algu-nos pedazos y de estar carcomido por el discurso del tiempo en la cueva donde se encontró; el otro una cierta piedra que al tac-to parece jabón y que según dice el mismo don Juan, puede ha-cerse uso de ella para el blanqueo de la ropa y demás en que se emplea el jabón. Ambas curiosidades ha regalado el marqués al médico don Domingo Saviñón.~ «Sábado 3 de febrero de 1810, en Santa Cruz de Santiago.- - Deseoso de hallarme a la función de Nuestra Señora en el lugar de Candelaria y ver de cerca aquella Santa Imagen, hallándome este año con salud, sin embarazos y con caballo propio, me de- { terminé a poner en práctica esta romería y salí de esia plaza con E E mi criado, a las diez y media de la mañana del jueves 1.O del presente mes. Estaba el tiempo fresco y el sol, descubriéndose con toda claridad de rato en rato, daba hermosura al camino. Este es pedregoso hasta la distancia de un quarto de legua y allí se halla la montaña de Taco, en cuyas inmediaciones tiene una B E casa el teniente coronel don Francisco Tolosa. Las faldas de esta montaña tienen tierra más amena y laborable y sementeras. Atra-viésase después la costa de Geneto; a ésta la zarjean muchos barrancos, que, como ha llovido tanto en estos días, corrían y for-maban largas pocetas llenas de agua. Por los contornos discu-rrían apacentándose varios rebaños de ovejas y sus pastores las ! governaban con silvos y estaban tan tranquilos y giustosos que 2 daban materia para escribir predios rústicos o églogas. Será a la mitad del camino donde se hallan tres cruces y allí es donde se dividen los caminos. Este paraje se llama el Chorrillo. No lejos de allí se ven las ermitas del Rosario, el Pilar y San Isidro, y luego se empiezan a bajar las cuestas que conducen a Candela- ~T.r;*u u1. c nrco -1--+-e ----C P -,-- -T\P a c t a ~ n m ; nC A~n 1-c t lh~ih-Pl n c y r u u r u o yub ob vbir yvr bar- brrrilraiv ~ V L I 1-0 C-VUIUU-, AV-verodes y cardonales, los balos, la ahulaga abrojosa y la leña blanca. Hay algunas viñas y sementeras. Yo llegué al lugar de Candelaria a las tres de la tarde. No 742 ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S ARTE Y ARQUEOLOGÍA EN EL SIGLO XIX 19 tenía allí gentes conocidas donde alojarme, ni llevaba carta de recomendación; así contaba con las buenas voluntades y para conocerlas y al estilo de aquellos dependientes de los Patriarcas, que en los bebederos y manantiales se paraban a distinguir la disposición de las mozas que venían por agua, yo reparé en qua-tro personas que salían del pocito santo, con sus tallas y adelan-té mi caballo y les propuse si habría quien recibiese un foraste-ro en su casa. Una de las quatro me ofreció llevarme en casa de una hermana suya y cumplió su palabra, de suerte que a-pocos minutos yo estaba en una casita cerca de la parroquia. Tenía en la sala una alhacena con piezas de cristal y alguna con ramos dorados; cortinas de muselina y sus sillas y mesas. Allí vive Jose-fa Delgado, muger de Antonio Herrera, el qual navega; ha esta-do de contramaestre en Cádiz y en la América y actualmente está en Lanzarote. Tiene en la casa tres hijos pequeños: el varón lla-mado Josef Rafael y de las hembras la mayor María Antonia y Agueda la segunda. De las hermanas, una se llama María Cle-menta, que fue la que me conduxo y otra Manuela y otra Isabel. A las quatro y media fui a presentarme al governador de las ar-mas don Josef Santos, cuya casa, con azotea, tiene barandas en contorno. El capitán estaba fuera y dejé recado. Venía de allá a ver al maestro Fr. Andrés Carrillo, palmero, quien fue maestro de alumnos en la Sociedad quando yo fui alumno y quien me trataba con agrado. Pregunté a un religioso y dióme la noticia de que había muerto pocos días antes. Suce-dió su muerte a fines de diziembre y el P. Carrillo está sepultado delante de la puerta de la sacristía. Yo dije que bien merece una inscripción, pues a su constancia y su zelo infatigable se debe la reedificación de aquel monasterio, en el qual, consultando las obras de don Benito Bails y trazando y disponiendo el mismo padre, puso en práctica los planos y diseños aprobados por la Academia de San Fernando. De allí fui a ver la cueva de San Blas, donde no había entra-do. Esta fue por muchos años la residencia de la Santa Imagen de la Virgen, mientras recibía las atenciones de los guanches. En lo más escondido se ve actualmente un altar, con varias pinturas y al considerar que la Santa Imagen ocupara entre salvajes los 20 LEOPOLDO DE LA ROSA parajes más abjectos y olvidados, como lo hizieron mientras vi-vieron entre los hombres la misma Virgen y su Divino Hijo, cau-sa en el alma un sentimiento tierno. En la misma capilla estaba ayer la imagen de San Blas y se ve en un ángulo una pila de már-mol. Se llegaron las horas del Nombre. En la capilla mayor de la iglesia de Santo Domingo hay un Crucifixo grande. La imagen de Candelaria estaba en su trono, debajo de un dosel de terciopelo carmesí, galoneado de oro por todas las costuras. La iglesia iluminada con lámpara,s y las pie-dras preciosas que adornaban la Santa Imagen brill,a b an suma-mente. Los PP. cantaron con solemnidad las horas del coro. Des-pués hubo una canción española: en alabanza de la Virgen, can- a tada con acentos extraordinarios, pero melodiosos y que repi- N E ten a cada estrofa: O n iOh Virgen de Candelaria, - m O lucida estrella del mar! E E 2 Esta fue entonada por doce o quince hombres vestidos de guanches, entre los quales dos llevaban insignias de reyes y los otros medios desnudos llevaban pieles y gorras de pelo, barba larga y unas lanzas de tres varas de alto. Aunque la concurrencia de estos guanches es propia de la función del 15 de agosto y no de la de ayer, que es costeada por el Cabildo, parece que en este año se dio lugar a esta variedad en obsequio del diputado vocal de la Suprema Junta de Govierno don Manuel María Avalle, quien fue a Candelaria convidado por el Cabildo. Los PP. cantaron el Nombre y, por último, otro coro de muge-res de la Esperanza cantaron a la Virgen una salve, compuesta en versos españoles. Yo volví al patio a las nueve de la noche con mi traje de ca-mino y aforrado en el capote. Dos porteros o dependientes del Cabildo vinieron entonces a convidarme de parte de los señores para el refresco. Les dije que me dispensaran porque no estaba vestido con decencia para presentarme. A las diez me volví a casa, después de haber visto los bailes, en las casitas llamadas de la Virgen, las quales son destinadas para alojar las gentes de los lugares que van en romería. Mi patrona había aprontado la cena; 744 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S tendió un estera por la sala y sobre la estera me hizo una cama, limpia y decente. Ayer por la mañana fui, cerca de las ocho, a ver la iglesia pa-rroquial, la qual es de una sola nave y su advocación de Santa Ana. En el retablo mayor tiene pintada una Trinidad; tiene altar con cuadro de ánimas y en un nicho vi descubrir un Santo Cris-to y la Virgen de Dolores. Creí acompañar al diputado quando saliese para la función y con este designio fui a la casa del Cabildo después de las nueve. El secretario, que creo se llama Sotelo, le dio aviso y el diputado salió a hablarme a la sala. En su viaje a Canaria ha sido obse-quiado dignamente y ei conde de ia Vega Grande de Guaciaiupe don Fernando del Castillo le dio un célebre convite. De resulta de estas finezas, el diputado, a su vuelta a La Laguna, regaló a mi madre el trozo de una tortada, de la qual mi madre me envió un bocado, y así yo pude contestar al diputado en orden a su viaje de Canaria. Preguntome noticias de Santa Cruz: le dije que ha-bía entrado el correo y que se dice que la Francia toda está de-clarada contra Buonaparte. Tanto como toda la Francia me pa-rece difícil que lo esté todavía, me contestó y ya será buena no-ticia que algunas provincias se hayan declarado. Viendo que el diputado no salía tan pronto, me despedí; fui a Santo Domingo y allí esperé hasta cerca de las once, en que entró con el Cabildo. Al diputado se le puso una silla de brazos y delante un sitial cubierto de damasco carmesí, con preceden-cia al Ayuntamiento. Llevó a la función su grande uniforme, bor-dado de oro, con dos bordados en la bota de la casaca, la qual era de paño azul turquí y tenía un escudo de oro bordado en el pecho. Las gentes del pueblo lo llamaban el Capitán General y el diputado se portó con generosidad, así con los guanches, como con la guardia de soldados, a quienes dio una onza. Antes de la misa anduvo por el claustro una procesión de1 Sacramento, en la qual el corregidor llevó el guión. Al tiempo de la misa predicó un P. llamado Acosta, quien tomó su texto del salmo 25, en que David exhortaba al pueblo para que se puri-ficase y que en la dedicación del templo que erigió en Jerusalén diese a Dios gloria y honor: afferte Domino gloriam et honorem. Núm 20 (1974) 745 22 LEOPOLDO DE LA ROSA El predicador propuso por puntos que la provincia de Canarias ha recibido singulares beneficios por la intercesión de la Virgen de Candelaria y que debe corresponderle con su agradecimiento. Dirigió sus elogios al Ayuntamiento y dixo que se debía pedir a la Virgen por el Soberano, por la Junta que rige el Reino y por su diputado don Manuel María Avalle y añadió que se debía pe-dir igualmente por el marqués de Villanueva del Prado, quien tiene en España los poderes de esta provincia. No tenía yo noticia de que la Junta Suprema de Govierno lo hubiese admitido por miembro suyo. La procesión fue a la cueva de San Blas después del medio- &, rnidando 2! &ipütadzi dail Mariüe! ?v{ariu v*Tea !:! & lac= n= ducción de las andas. Después de restituida al templo, acompaña-da de la imagen de San Blas, se entonaron las letanías y se dio principio a una procesión deprecatoria. Esta la formaban la man-ga de Cruz y el clero de La Laguna; la del convento de Candelaria y su comunidad y el diputado con el Ayuntamiento. Llegó esta procesión por sobre la arena hasta el frente de las casas capitula-res y allí se verificó el despedimiento, volviéndose al convento la manga y la comunidad. Yo volví a las dos de la tarde a la casa de mi asistencia y des-pués de comer llegó un portero a convidarme para que fuese al Cabildo. Le dije que yo agradecía el favor de los señores, pero que había comido ya. Convidome entonces para el refresco de por la noche. Por la tarde estuve en el convento y entré a la sa-cristía, donde Fr. Josef Romero, lego exercitado en varias aten-ciones del servicio del convento y de la Santa Imagen, hizo que un paisano de aquel lugar me refiriese los versos que tenían los quadros de los milagros, antes que el P. Carrillo los hubiese he-cho recortar a causa de estar traspasados del salitre las extremi-dades de los lienzos. Son ocho o diez los dichos quadros y están distribuidos entre la iglesia y la sacristía, y todavía continúa el estilo de enviar a la iglesia, el que ha recibido ei beneficio, aigu-na memoria suya, en cera o en pintura, pues hasta la mitad del año próximo ha recibido aquel convento alguno de estos anate-mas enviado de la América. A las seis de la tarde fui al Cabildo, pero entonces se habían 746 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S ARTE Y ARQUEOLOGfA EN EL SIGLO XIX 23 levantado de la mesa y se tomaba el cafC. A las siete me hallé en el convento, a la conducción de la Santa Imagen de la Virgen de la iglesia, donde le dejaba el trono a San Blas, a su camarín, en el qual estaba la imagen de Santo Domingo penitente y tenía las paredes colgadas de damasco carmesí. Las paisanas de la Espe-ranza cantaron allí la salve y ya se había repetido en la iglesia la canción que dice: iOh Virgen de Candelaria, lucida estrella del mar! A las ocho volví al Cabildo. En el patio había faroles y dos bujías de plata y algunas cornucopias iluminaban la sala, en la qual estaba el diputado y un largo número de eclesiásticos, da-mas y convidados de La Laguna y otros pueblos. A poco rato llegó a sentarse a mi lado un joven vestido de negro, con aire de emprendedor y de ardiente en sus proyectos. -La huerta que Vm. tiene en el Carrizal, me dijo, queda al lado de unas tierras .que yo poseo O arrendada o por otro ajuste puede Vm. cedér-mela para unirla a la mía-. -Yo no tengo el gusto de saber quien es Vm.-, le respondí. -Esteban Saavedra, marido de doña Justa Soler-, me respondió. -Pues esa huerta, volví a de-cirle, la tiene arrendada un pobre llamado Bartolomé Dorta, el qual me paga con puntualidad y cultiva la tierra y no me parece bien el quitársela, para que Vm. la tenga-. -Estaría más bien cultivada-me dijo. -Yo lo supongo, le respondí, pero nunca me determino a proceder por el interés-. A poco rato Saavedra se volvió a donde estaba. El diputado se puso a jugar al naipe un juego llamado la rentilla, en el qual estaban doña Elvira del Hoyo y doña Justa Soler, doña Angela Anchieta, doña María Teresa Saviñón, don Alonso Chirino, hijo del marqués de Las Palmas; Saavedra y al-gunos otros. Me instaron algunas damas para que jugase, pero me excusé, porque no conozco aquel juego y me pareció inopor-tuno que los otros se empleasen en darme lecciones. Había en la sala otras damas, a saber, dos de la familia de 'Trinidad, de Güímar, la una joven llamada Pilar y una tía suya; .dos hijas de doña María Teresa Saviñón y de su primer marido 24 LEOPOLDO DE LA R08A don Francisco O'Shea y una de Echevarría, natural de la Gome-ra, la qual vive actualmente con su madre en Candelaria. Algu-nos ratos me daban conversación estas damas y en otros me en-tretuve con don Josef Quintero, quien fue mi condiscípulo en el estudio de la Gramática y después ha sido cura en Buenavista, en el Hierro y en el Realejo, donde actualmente tiene su casa. Cerca de las diez se sirvió el refresco de dos heladas, panal, biscochos y chocolate y con suficiente cabalidad (el imayordomo del Cabildo es don Pedro Montoya) y después de Las once se despidieron los concurrentes y yo volví a la casa de mi asistencia. Esta función de Candelaria, que en este año ha tenido la senaiada circunstancia de haber asistido a su ceiebración el di- a putado vocal de la Junta Suprema de Govierno del Reino, tuvo. N E antiguamente otras ostentaciones, que en el día no están en prác- O tica. El Cabildo recibía liberalmente en sus casas y daba alo- n-- m jamiento a un largo número de personas visibles que iban a la O E romería. Ocurrían muchas tiendas, que formaban feria; la Ima- E 2 gen era conducida entonces frecuentemente de Candelaria a la -e ciudad de La Laguna, en donde el Ayuntamiento costeaba una 3 serie continuada de funciones. A las del 2 de febrero ocurrían -- a Candelaria las cruzes parroquiales de toda la isla, quando en el 0 m E día sólo va la de aquella parroquia donde están las fiestas en O La Laguna, bien que concurren llevados por el Cabildo los be- o neficiados de ambas parroquias de la ciudad. Celebraban los n -E antiguos los milagros de Nuestra Señora de Candelaria, hasta a 2 suponerla algunos poco reflexivos un ser viviente y animado. Se n n escribían libros para sostener estas maravillas y la opinión del público era llevada sin examen de una doctrina tan inaccesible 3 O a la explicación. Ya veo que para cierta gente basta un eco que no distinguen para llevarlas envueltas en la muchedumbre, pero un racional debe tener ideas claras y distintas de las causas por que procede y ser por consecuencia estable en lo seguro. La Religión es toda verdad. Jesucristo mandaba a sus discipuios que fuesen cándidos e inocentes para no engañar y al mismo tiempo prudentes, para no ser seducidos.. . El Niño de la Santa Imagen de Candelaria no carece de cier-ta expresión favorable y en el rostro de Nuestra Señora yo creo 74.8 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S descubrir el agrado, acompañado de la seriedad, de la dignidad y de la atención. Así puede creerse que el acierto de estas escul-turas atraiga y concilie debidamente los ánimos con preferencia a otras imágenes, que aunque en el todo más exactas en la ob-servación de las reglas del Arte, pueden no haber tenido la misma felicidad en la expresión. Pero hay otras consideraciones que ra-cionalmente excitan la atención al santuario de Candelaria. El es-píritu de adulación y en muchos exemplares el interés y otras pa-siones, han dado lugar a mentidas apariciones de imágenes sa-gradas y a falsedades, con las quales los interventores perjudican mas a los fieles, que no les hacen favor. Pero nada de esto man-cha el hallazgo de esta respetable imagen, ya fuese algún suceso no intencional el que la condujo a nuestras piayas, ya fuese ei designio de algún crisitano, que quiso erigir este monumento de su creencia en el desierto de una tierra inculta, que es a lo que ya me inclino más, así como ya veo que antes de la venida de los españoles se construía un edificio de expugnación y se hacían observaciones en las islas por los que no eran guanches. Lo cier-to es que la tropa española halló en poder de aquellos naturales la escultura sagrada y que esto es un signo o argumento de que la conquista era obra del agrado de Dios ... No deja de ser otro favor de Dios que aquella Santa Imagen se haya conservado intacta por espacio de tres siglos salva de los incendios, de las inundaciones y de las polillas que corroen la madera.. . Junto a las cuevas que recuerdan la historia de su hallazgo y entre unas artistas que difunden por todos parajes unas piezas de barro, que el uso introduce en todas las casas a donde llevan consigo el nombre de Candelaria, parecerán triviales y de poca consideración y estos pueden ser unos medios de que se valga Dios para llevar la tranquilidad y el placer verdadero a muchas familias, a quienes la pompa dejaría en el abandono ... El lugar de Candelaria parece de quinientos vecinos, de los quaies ei cura se iiama don Agustin de Torres y es naturai de ia isla de Canaria. Está en Candelaria desde su juventud, ha com-prado terrenos y una casa, que era del mayorazgo de Tacoronte don Andrés de Torres, la qual está cerca de las del Cabildo. Hay 26 LEOPOLDO DE LA ROSA allí otro clérigo llamado don Josef Rafael Botazo y el actual prior del convento se llama Fr. Antonio Fernández; el governador de las armas está nombrado y el alcalde es Francisco Ramos, vecino de Igueste.. . Entre los vecinos de Candelaria se distinguen por sus conve-niencias don Juan Botazo y don Francisco Marrero. Botazo es casado con una española de la familia de Ramos, la qual hace pocos años que vino de España y reside en Candelaria. Las principales rentas de aquel pueblo son el trigo y las frutas y algunos aguardientes y vinos. Algunos vecinos suscisten de la pesca y vienen frecuentemente a Santa Cruz y la juventud es inclinada a navegar. Las mujeres se ocupan en la loza, para la qual llevan el barro o mazapés de la cumbre o de Arafo y el alma-gre de mayor distancia. Para el barniz o lustre de la Ioza mezclan con el almagre el azeite de kelme, de ramosa y de otros peces. La hacen sin torno y tienen cada una hornos apropiados para cocerla. El convento de Padres dominicos es muy regalado, así por los quantiosos donativos que entran de la América, como por los productos de la data que les concedió allí el Cabildo, desde la cumbre hasta el mar, en cuyos terrenos tienen, entre otras ha-ciendas, dos muy fértiles, llamadas la Hermosa y la Granja. El pueblo está situado en el declive de una montaña, así las vistas son agradables, aunque el terreno desigual. A las orillas del mar tiene un castillo y un reducto con alguna distancia. El conde de la Gomera tiene allí casa cerca del convento y sobre la puerta un escudo de armas labrado en piedra. El marqués de Casa-hermosa, don Miguel Baulén, don Bartolomé González, la familia de Soler y don Lorenzo de Montemayor tienen casa en el lugar.» A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
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Calificación | |
Título y subtítulo | Noticias sobre arte y arqueología en un Diario de comienzos del XIX |
Autor principal | Rosa y Olivera, Leopoldo de la |
Publicación fuente | Anuario de estudios atlánticos |
Numeración | Número 20 |
Sección | Varia |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | Madrid ; Las Palmas |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 1974 |
Páginas | p. 725-750 |
Materias | Guerra, Juan Primo de la (1775-1810) ; Arte ; Tenerife ; Arqueología ; Publicaciones periódicas |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 2271884 Bytes |
Texto | NOTICIAS SOBRE ARTE Y ARQUEOLOGIA EN UN «DIARIO» DE COMIENZOS DEL XIX POR LEOPOLDO DE LA ROSA Y OLIVERA Don Juan Primo de la Guerra y del Hoyo, tercer Vizconde de Buen Paso, nació en La Laguna el 9 de junio de 1775, murió en Santa Cruz de Tenerife el 10 de noviembre de 1810 y dejó escri-tas unas Memorias en forma de diario, que comenzó el 2 de ene-ro de 1800 y hubo de interrumpirlas, al enfermar de la fiebre amarilla, cuatro días antes de su fallecimiento. Publicada ya su biografía, en el número anterior de este «Anuario», recogemos aquí las citas que hace de pintores isle-ños, de escultura y orfebrería; de edificios civiles y religiosos; de arqueología, todas ellas, naturalmente, referidas a Tenerife, donde vivió, para terminar con el relato de su ida a la fiesta de la Candelaria, en febrero de 1810, que si bien excede de la des-cripción de la imagen, iglesia y convento dominico del lugar, tie-ne un indudable sabor, razón por la cual lo damos casi en su integridad. Siguiendo el plan previsto, se copian en una primera parte las noticias que da sobre los pintores insulares don Luis de la Cruz, an:,..,i A....--.- IvriSuLl iLuyu, ha;; de ?;"liraiida y e! paliiiero Carmuiia. Subre escultura, además de su referencia al «triunfo de la Candelaria», levantado en la plaza de su nombre en la capital de la provincia, hace mención el autor de unos monumentos para colocarlos los jueves santos que dice fueron debidos a «un pintor del rey llama- 2 LEOPOLDO DE LA ROSA do Salas». De orfebrería sólo cita la gran custodia de la iglesia de los Remedios, hoy catedral de Tenerife. En una segunda parte se recogen las referencias a obras reali-zadas por el marqués de Villanueva del Prado, tanto en su casa-palacio de La Laguna, como las de construcción del que fue fa-moso «Jardín de Nava)), levantado para celebrar fiestas y tertu-lias literarias y que fue sede de la Junta Suprema de Canarias, obra ésta debida al vicecónsul de Francia Luis Gres, quien pro-bablemente también debió inspirar las de la casa-palacio del marqués. A continuación se copian las noticias que da sobre iglesias, conventos y ermitas. En la tercera se incluyen las de descubrimiento:; arqueológi-cos, para finalizar en la última, como dijimos, con el relato de -la- -f-ie--s-t-a & la Ca_n_&!aria. l. Don Luzs de la Cruz. «Miércoles 23 de julio de 1800.-Ayer por la tarde ha traído don Luis Paulino de la Cruz los retratos de mi padre y de mi madre y de mis hermanas, que tenía empezados hacía mucho tiempo. Este pintor se ha acreditado en el país por la felicidad en los retratos. Es oriundo o ha estado algún tiempo en Lanzaro-te. Aún muy joven hizo el del obispo don Antonio Tavira, cuya familia recomendaba su habilidad. Su padre es tarnbién pintor, pero no de tanto crédito. Don Luis se ha establecido en el Puerto de la Orotava hace algunos años. Allí ha casado con hija de N. Casañas, que parece tiene alguna conveniencia. Ha entrado en el servicio de1 Rey, es subteniente de artillería y recibe la estima-ción que le han ganado su buen modo y su talento para la pro-fesión de la pintura. Casi todos los retratos le salen muy parea-des y especiu!idud les p e hare r: prqgrse. Aqi'_i en !-. c i ~ - dad ha retratado la familia del marqués de Villanueva del Prado y en casa también ha hecho retratos de todos. De los que ha traí-do últimamente se distinguen por más parecido el de mi madre y el de [mi hermana] Teresa. El de mi padre se parece, pero fue 726 .4NUARIO DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S ARTE Y ARQUEOLOGIA EN EL SIGLO XIX 3 a tiempo en que la enfermedad de perlecía lo había desfigurado mucho. » «Jueves 7 de agosto de 1800, en el Valle de Guerra.-El martes 29 del mes próximo bajé por la tarde de la ciudad a Santa Cruz No deja de ser una memoria curiosa la del estudio o laboratorio de don Juan Megliorini, capitán del regimiento de Ultonia, re-cientemente casado con doña María del Castillo harte, a quien visité también en Santa Cruz Este oficial en el regimiento tiene créditos de hábil y juicioso Su edad será de más de cuarenta años. El cuarto en que trabaja se adorna de estampas de buenos dibujos, de retratos, herramientas e instrumentos de acero para retoques, algún juguete con figura de movimiento, que son obra suya y también algunas curiosidades pertenecientes a Historia Natural. Allí estaba el retratista don Luis Paulino y vimos un retrato hecho por su mano dei actuai obispo de esta diócesis don Manuel Verdugo y Alviturría.)) «28 de noviembre de 1801, en La Laguna.-Ayer ha acabado don Luis Paulino de la Cruz un retrato que mi hermana Teresa me ha hecho sacar para poner un medallón, que las damas usan al pecho, moda que se ha conservado hace algún tiempo. Dicen que no deja de parecerse.)) «Viernes l." de febrero de 1805, en el Valle -Anoche he esta-do en Santa Cruz, donde he visto al comandante general, mar-qués de Casa-Cagigal; a la generala y a su hija. Allí concurrieron el comandante de Ingenieros don Juan Iñiguez, el teniente coro-nel don Josef Fernández y el teniente coronel marqués de la Fuente de las Palmas En la sala del General vi los retratos de la Familia Real y algunas estampas de buenos dibujos. El general tiene retratada toda su familia de mano de don Luis Paulino de la Cruz y en la misma sala están los del mariscal de campo don Juan Kindelán y de su mujer doña Felipa Cagigal y los de don Fernando y doña V1centa.n [los tres hijos del comandante gene-ral]. 2 Don Mzguel Arroyo. «Viernes 12 de abril de 1805 en Santa Cruz.-Anoche he esta-do en la iglesia del Pilar; hoy por la mañana he vuelto a la mis- 4 LEOPOW DE LA ROSA ma y de allí ha salido una procesión de la Virgen de los Dolores, muy acompañada, a que concurrió el comandante del batallón con la oficialidad de su Cuerpo y la compañía de granaderos del mismo, que mandaba el capitán don Santiago Madan, con la mú-sica militar. La imagen es obra de Pérez, diferenciase bastante de la mayor parte de las que hay en la isla y su actitud es de bastan-te expresión. [Al margen] De Arroyo, estudiante que pinta y hace esculturas en Santa Cruz. Es natural u originario de Arafo y se llama don Miguel.» «Jueves 25 de diciembre de 1806, en Santa Cruz de Santiago. Anoche he estado en la parroquia del Pilar a la hora de la fun-ción. En la capilla colateral de la derecha se halla formado el Nacimiento, con un gusto algo extraordinario, porque el Portal se descubre sobre una montaña a larga distancia y todo lo res-tante de ia capiiia representa un campo en que hay pastores y cabañas y un salto de agua que corre por el medio de la cam-piña. Supongo que lo ha hecho el pintor don Miguel de Arroyo.» «Jueves 26 de julio de 1810, en Santa Cruz de Santiago.- En el mismo día se abrió aquí al público una nevería o botillería, con los mayores adornos y lujo que las que hasta ahora se ha-bían visto en estas Islas. Sólo las pinturas hechas sobre las pa-redes, que representan perspectivas, columnas, arcos y decora-ción de teatro, han importado quinientos pesos al pinior don Mi-guel Arroyo.» «Viernes 9 de diciembre de 1808, en Pasoalto.-Hay en este castillo encargado para el manejo de llaves, arrendamiento de la huerta y cuidado de la habitación a un paisano llamado Do-mingo Hernández, que fue soldado, natural de la villa de Santia-go, el qual se encarga de traerme el agua y hace todas las dili-gencias con buen modo. Las paredes de la capilla están recien-temente pintadas por don Miguel Arroyo; el quadro del altar, que es del Señor en la Cruz y de la Virgen y San Juan, es obra de don Juan de Miranda y tiene indulgencias concedidas por el Obispo don Antonio de ia Piaza. También un San Niiguei y un San Cristóval, que se hallan a los lados y un San Roberto, que está al frente, son obras de Miranda. Hay también en la capilla * un quadro de la Adoración de los Reyes, otro de San Andrés 728 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S ARTE Y ARQUEOLOGIA EN EL SIGLO XIX 5 y otro de San Francisco Xavier El actual castellano [don Rober-to de Herrera] ha cuidado de la pintura de la capilla y ha com-prado para el quadro del altar dos bujías de plata, además hay otra araña en medio de la capilla. En la sacristía se ve otro qua-dro del Santo Cristo, que estuvo antiguamente en el altar y es-tán en la sacristía los fragmentos de una bomba que cayó en la despensa de este castillo en la noche de la última invasión de los ingleses, del 24 de julio de 1797 y hay una pintura que repre-senta la dirección de la bomba.. . » 3. Don Juan de Miranda. «Martes 9 de julio de 1805, en el Valle-Ayer he visto en el convento de San Francisco de la Ciudad un quadro grande que ---L- 2- --1 -- 1- ---- 1--- -- c.-,.-*,. A- 1,. -,.+.:11- A-1 C" d~c t u dU G CUIUL~ I SCG U ld G > L ~ ~GGIL IIIG~ILLG, UG la bayllia ubl ua-grario. Representa la concesión del jubileo de Porciúncula hecha a San Francisco y es obra de don Juan de Miranda, célebre pin-tor, quien creo es natural de esta isla y ha estado en España Hay varias pinturas de su mano, que todas se miran con mucho apre-cio. Entre eiias un apostoiacio en quadros pequeños, que posee en el día el coronel don Josef de Betancourt en la Villa de la Orotava, diversas imágenes de la Concepción; un quadro de la Natividad de la Virgen, que está en la iglesia de los Remedios, el retrato del comandante general marqués de Branciforte, acom-pañado de algunos pobres del Hospicio de San Carlos que esta-bleció en Santa Cruz y varias otras obras. Es yerno de dicho Miranda otro pintor sobresaliente, llamado Antonio, quien pasó a Madrid quando fue el Marqués de Branciforte y se ha acredi-tado con especialidad en la pintura de paños y piezas de arqui-tectura con que se adornan las paredes de las salas.» «Sábado 9 de noviembre de 1805, en el Valle.-Hará tiempo de un mes que ha muerto en Santa Cruz don Juan de Miranda, célebre pintor de quien tengo hecha mención en estas memorias.» 4. Otros pzntores. «17 de abril de 1802, en La Laguna.-Ayer, Viernes Santo, yo alcancé la procesión del Santo Cristo en la iglesia de Santa Clara, 6 LEOPOLDO DE LA ROSA la acompañé a San Francisco, asistí a tomar chocolate con los esclavos concurrentes, que fueron el conde de Siete Fuentes, el marqués de Villanueva del Prado, los caballeros de Mesa, don Josef y don Diego; mi tío don Lope y don Luis Rorrián, con va-rias otras personas convidadas por el Padre compaliero Fr. Pe-dro Febles. Estuve en la Concepción a la función del Descendi-miento. Vi esta procesión de las ventanas de la casa de don Bar-tolomé Benítez, donde concurrieron la familia del inarqués, la novia, mi madre y hermanas, quienes por la noche bajamos a Santa Cruz con el fin de ver los monumentos y gozar la célebre función del Retiro, que se hace en la parroquia y en San Fran-cisco. Estos dos monumentos, en los dos mencionados templos, son de perspectivas pintados sobre bastidores. Representan un magnífico tabernáculo, precedido de bóvedas y columnas, resul-tando su principal efecto de ia iluminación. Ambos son obra de un pintor del Rey, llamado Salas, que estuvo en el país hará diez y ocho años.» «Viernes 17 de febrero de 1804, en el Valle.-El phrroco de la ciudad de la Palma, autor del exorto con motivo de la vacuna, de que doy noticia en 28 del próximo pasado, se iiaina don Ma-nuel Díaz, es joven y pariente de un célebre pintor llamado Car-mona, que años ha floreció en estas Islas, el qual salió del país, estuvo en Inglaterra. De su mano está la sala de la casa de Fran-qui en la hacienda de Daute y he visto otros retratos y pinturas suyas muy estimables.» 5. El Triunfo de la Candelar~a. e10 de abril de 1808, Domingo de Ramos, en Santa Cruz de Santiago.-El viernes 8 del presente, antes de ver por día de Do-lores a la hija de don Juan Tavares, entré por primera vez en casa de don Francisco Ximénez, vecino de este pueblo, quien tie-ne casa propia en la calle del Norte Yo no sé quienes fueron los padres de Ximénez, sólo he oído que tuvo un hermano oficial de Milicias y que, huérfanos uno y otro y con herencia considerable, quedaron como pupilos al cuidado de don Bartolorrié Montañés, vecino que fue también de este pueblo y castellano de Candela-ria, muy familiar de don Matías Carta y hombre de talento y muy 730 A N U A R I O D ó E S T U D I O S A T L A N I ' I C O S ARTE Y ARQUEOLOGIA EN EL SIGLO XIX 7 curioso. El hizo venir un altar con espejos para la parroquial de la Concepción; el Triunfo de Candelaria, que se ve en una de las plazas de este pueblo, dos esferas de mucho diámetro, que actualmente posee la Librería de los PP. dominicos de La Lagu-na; una cámara obscura que he visto; instrumentos de física y otras alhajas, y fue quien intervino en las obras de Carta l . Di-cho don Francisco Ximénez tiene alguna hacienda en Buenavista y sus padres o parientes dieron a la Parroquia1 de aquel lugar di-ferentes alhajas de plata. Casó primero con hija de don Juan Ama-dor, de quien le quedaron hijos y antes de aquel casamiento es-tuvo ajustado con doña Francisca Carriazo, actualmente mujer de don Antonio Vinatea en La Laguna; pero quando la boda iba a celebrarse a Ximénez se le descompuso la cabeza y dixo que no se casaba. Ahora mi visita ha sido porque me dio parte de haber contraido segundo casamiento con doña Francisca Viñoni y me dijo que lo ha participado al general y al obispo. Su gusto prin-cipal consiste en escribir, adquirir noticias y seguir correspon-dencias. » 6. Custodia de los Remedtos. «Viernes 2 de junio de 1809, en Pasoalto.-En la parroquial de los Remedios de La Laguna se ha estrenado ayer, día de Corpus, una custodia de plata sobredorada, adornada de piedras precio-sas, de más de una vara de alto. La han hecho unos plateros por-tugueses, que residen tiempo ha en Santa Cruz y dicen que es de buen diseño. Creo que ha contribuido para su costo la feligresía y que ha empleado su solicitud el beneficiado don Pedro Ben-como. » 1. El palacto y el jardín de Nava. «Sábado 26 de febrero de 1803, en el Valle.-El martes de Car-navai mis hermanas y ei prebendado don Josef Martínez y yo fui- 1 Las dos esferas se conservan hoy en la biblioteca de la Universidad de La Laguna Sobre las obras de los Carta Vid Antonio Ruméu de Armas, Pzra-terías Tomo 111, págs 39495 Núm 20 (1974) 731 8 LEOPO~O DE LA ROSA mos convidados por el marqués de Villanueva para comer en su casa y por la tarde vino la marquesa a acompañar a mi madre. El marqués nos enseñó algunos muebles que ha comprado nue-vamente y la reforma que ha hecho en dicha casa 2, esperando la familia de su nuera doña Juana de Llerena, para quien le ha ve-nido de Cádiz una basquiña y mantón, guarnecidos de costosos encajes, cuyo regalo le ha enviado ya a Canaria.» «Jueves 25 de agosto de 1803, en el Valle.-Ayer estuve en casa del marqués de Villanueva, donde se aprontan con la mayor aceleración los preparativos para la celebración de la boda. Se trabaja en los adornos y pintura de la casa y en acabar la rcedi-ficación de una parte considerable de ella ), «22 de mayo de 1800, en La Laguna.-El marqués de Villanue-va del Prado ha dicho esta noche que dará principio mañana a ias obras de una casa y jardín que va a hacer en ia c;iiie de ios Alamos de esta ciudad.» «24 de febrero de 1802, en La Laguna.-Por la mañana vino la marquesa [de Villanueva del Prado] a ver a mi herrnana. A la salida la acompañé al Jardín, cuyas salas se hallan adelantadas, aumentándose el número de plantas exóticas. El marqués me enseñó, entre ellas, un pequeño arbusto llamado lila, que poco hace ha recibido de Inglaterra.» «2 de marzo de 1802, en La Laguna.-El mal-qués eijtuvo aquí por la mañana y mis hermanas y yo fuimos en su compañía al Jardín, donde vimos que ha acabado de guarnecer de papel la sala destinada para billar y en la que piensa dar una merienda esta tarde.» a3 de marzo de 1802, en La Laguna-Ayer por la tarde nos hallamos en el ambigú o merienda con que el marqués estrenaba la casa de su nuevo Jardín. Allí concurrieron don Juan Próspero de Torres, mi tío don Lope, don Lorenzo Montemayor, el vice-auditor don Félix de Barrios y varios otros amigos y conocidos del marqués. Doña Catalina Prieto y su nuera llegaron acompa-ñni l -c Anl tnn;nn+n ~ n r n n n lr lnn T ~ i l nrn rhn XI rlpl P. Cq2hr2!,n nr- ilauaa ubr rbiiibrirr r v r v r i r l u v l i uuurr vvv~rv J u v r r-A tugués, capellán del regimiento de Ultonia. Este eclesiástico, cu-yos talentos y literatura le hacen sobresaliente y apreciable, al- 2 Probablemente el gran comedor y la doble escalinata de descenso al ~ardin 732 A N U A R I O DE E S T U L ) I O S A I ' L A N T I C O S gunos años ha que se le conoce en el país. Fue religioso de San Francisco. Celébrase su inteligencia del griego y con especialidad su discernimiento de la buena poesía. A poco rato, después de obscurecer, se hallaban reunidos todos los convidados; añadían-se a los refrigerios las damas doña Elvira del Hoyo, y mi tía doña María y el conde de Siete Fuentes y el corregidor. Al fin de la merienda el marqués propuso tres brindis: por la paz, por las señoras que asistían y por la mejoría de mi hermana Teresa. Doña Catalina Prieto brindó por la salud del comandante gene-ral. Brindó el conde de Siete Fuentes al corregidor por los bue-nos ratos de la noche antecedente, con que había jugado las car-nestolendas con algunas damas, entre ellas las de Molina, hijas de &Aa Isabel Solis. Tlsdre dijo feliz estreno de la casa. Instósele al P. Cabra1 por algunos ver-sos y, después de oponer sus excusas, se explicó en una compo-sición larga y armoniosa, que por ser su pronunciación portu-guesa, no pudimos percibir como deseábamos, comprendiendo sí que en ella intervenía la mención de arcos y llaves de oro y que cedía en obsequio de la gentil marquesa. Yo se la pedí escrita, pero me dijo que la había olvidado con la facilidad que la hizo. Después de la merienda hubo juegos de naipes entre doña Cata-lina, el conde, don Juan Próspero de Torres y el corregidor. An-tes de las once nos retiramos del Jardín.» a19 de abril de 1802, en La Laguna.-Fuimos convidados por el marqués para tener ayer la mañana de Pascua en su Jardín, donde hizo servir el almuerzo. Nos dirijimos allá, después de ha-ber asistido a misa en la parroquia1 de los Remedios Fueron con-currentes, como otras veces, las personas de su frecuente comu- ,.,., . , ,<,A.A,A,,, 0, o,+, A:, 1,- ,1:,:-,-- E.. E---- .--- T- ~ m b a b ~ u La u~ a, u 1 b u u u a b LII ~ J L UL L ~IU J LGL L ~ ~ L U S1'U1.J I ' I d l l L I ~ L U1 U-rreblanca y Fr. Josef Medina. Torreblanca dice la misa en el oratorio de Nava; Medina en el de casa. Olvidáronse por casua-lidad de dejarle a éste el chocolate. El percibió que lo pasaría mejor en el jardín y dejando el almuerzo que las criadas le ofre-cían, no dudó presentarse al marqués pretextando la causa de su entrada. Aunque el marqués lo recibió favorablemente, mi madre entró en debate con el capellán sobre si se había quedado o no al almuerzo. Explicóse Medina, con el desenfado que le es natu- ral y mi madre, a quien hizo poca gracia su desenvoltura, envió recado al guardián de San Francisco para que fuese a decirle la misa otro religioso.» ~ 1 d0e noviembre de 1802.-En 30 del mes próximo pasado me da noticia mi hermana de estar despedido de en casa del mar-qués de Villanueva el subcomisario de Francia [Luis] Gros. Este extranjero ha sido quien levantó el plano de la casa y jardín que ha hecho el marqués en la calle de los Alarnos.» «Martes 26 de julio de 1808, en Santa Cruz de Santiago.-Ya tengo dada noticia de que el 11 del presente se formi) en La La-guna el Cabildo General, para deliberar acerca de lo que la Isla debe practicar en la ausencia del Rey. de aquel Cabildo salió O e acordado que se formase una Junta compuesta de individuos de D E todas las clases para entender en las deliberaciones que son pro- O pias del mismo Ayuntamiento en los actuales sucesos y nombra- n-- m ron al marqués de Villanueva del Prado por presidente de la O E Junta y La Laguna por el pueblo de su residencia. . el marqués E 2 ha dispuesto que las sesiones se tengan en una pieza de la casa -E que ha hecho en la calle de los Alamos; se le han puesto a su 3 puerta algunos soldados para distinguir el carácter de presiden- -- te; lleva su bastón y los miembros de la Junta han acordado po- 0 m E neme en el brazo un lazo encarnado con fluecos de oro, para O que no se les confunda.» n -E a 2. Convento franciscano de Santa Cruz. l n n n «Domingo de Pasqua de Pentecostés 10 de junio de 1810, en Santa Cruz de Santiago.-Esta tarde he estado a ver al P. guar- 3 O dián de San Francisco. Estaba en la huerta del convento y entré allá. Vi en el tanque una inscripción en que se dice haber sido costeado en el año de 1744 por el coronel de caballería don Fran-cisco [en blanco] Loynaz. El P. guardián cogió de una higuera tres higos maduros y me los dio. La huerta es grande: tiene cose-cha de miiio y papas y árboies frondosos.» «Sábado 13 de enero de 1810, en Santa Cruz de Santiago.- . .se llamaba Nicolás de la Rosa, el qual siendo un zapatero sin estudio, ni maestro, descubrió el talento de hacer reloxes: hizo 734 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S muchos pequeños y grandes y es obra suya el que tienen en la torre de su convento los PP. de San Francisco.» Convento franciscano de La Laguna. «Domingo 29 de julio de 1810, en Santa Cruz de Santiago.- Anoche se ha quemado el convento de San Miguel de las Victo-rias que tenían los PP. franciscanos en la ciudad de La Laguna y al que se le daba el nombre de Convento Grande Se dice que el incendio empezó por el campanario, en cuyas escaleras o inme-diación dejó inadvertidamente la luz el que fue a tocar las cam-panas. Constaba de dos claustros amplios y espaciosos, un tem-plo de dos naves y además dos capillas, que daban principio a otra nave y un coro proporcionado, con un grande órgano. Todo ha quedado reducido a cenizas, que es bien de admirar quando el incendio empezó a hora en que todavía el vecindario podía ad-vertirlo y acudir. A ese convento que fue de los franciscanos, el tercero que se fundó en esta provincia, se dio principio a fin del siglo xv, ha-biendo el Adelantado don Alonso Fernández de Lugo hecho el señalamiento del terreno a los religiosos, para sacarlos de una barraca de palmas en donde estaban alojados en el cerro llamado el Bronco, no distante de la situación del convento incendiado. El Adelantado costeó la capilla mayor y llevó sobre sus hombros la primera piedra del edificio. Lope Hernández de la Guerra dio para su construcción 50 mil maravedís y un mulo para que sir-viera en la fábrica y en 1598 se acabó de fabricar la capilla cola-teral, donde estaba el Sagrario, siendo su patrona doña Juana Gerónima de la Guerra y habiendo este patronato continuado siempre en casa. En aquel tempio está sepuitado el Adelantado; allí Lope Hernández de la Guerra en el sepulcro más inmediato al de doña Inés de Herrera y allí el mayor número de mis ascen-dientes por la familia de Guerra, hasta mi bisabuelo don Lope, mi abuelo don Domingo y mi padre Si fuera de alguna conse- CGenr?-. sustancial que el cmxpo sea destinado a un !ugzr E e t r ~ después de la muerte, para mí sería doble el sentimiento viéndo-me privado de que mi polvo se mezclase con el de mi familia Los quintales de plata que adornaban la capilla mayor, dose- Núm 20 (1974) 705 les de terciopelo con galón y fluecos de oro, bancos aforrados de terciopelo y otras alhajas, todo era obra de las rentas de la Es-clavitud y he oído que esta plata y alhajas se han salvado, lo que hoy me ha dicho en el Pilar el vicario Fr. Vicente Sod. No así las varias pinturas que conocí allí, especialmente tres que había en los testeros de las tres grandes escaleras de piedra que tenía el convento y eran lienzos de quatro varas de alto y cinco o seis de ancho. La una representaba el triunfo de la Concepción sobre un Luzbel diforme; la otra era de una revelación, en la que había un Jesús y San Josef y la Virgen, una palma y el sol y la luna y la otra la concesión del jubileo de Porciúncula hecha por el Papa a San Francisco. Sobre la puerta que salía a la capilla del SugrZrie est&a ctra p f i t ~ r ade ! b l r i t ~mn& J~rucristo, Este convento fue la primera casa que yo conocí después de la propia. Allí me enviaba mi padre con el paje para que apren-diese a leer y escribir y tengo muy presente su disposición y sus vistas deliciosas, ya hacia San Diego del Monte, ya hacia las Mer-cedes, ya hacia las canales que conducen las aguals al pueblo, ya a la porción de ganados y aves que estaban esparcidos entre la verde yerba y las aguas de la laguna, en el mismo campo que ocupaban por el verano las eras de los labradores. Muy frecuente es la repetición de estos incendios de monas-terios.- Entre los de esta provincia que yo me acuerdo del in-cendio son cinco: el de Candelaria en 1789, posteriormente el de San Bernardo de Icod, el de San Francisco de la villa de la Oro-tava en 1801 y el de San Agustín del Realejo en 1806. ¿Proven-drá de la misma causa que la desolación de las comunidades re-ligiosas: esto es, los ánimos preocupados de ideas muy contra-rias al estado regular, ü iiü van a 10s cori~eliioso si va= es para andar aturdidos y darles fuego? Mi maestro, el P Febles, se esmeraba en el zelo por el con-vento, por sus rentas y por su govierno. Este P., que a la sazón era guardián, murió a pocos días después del 3 del presente, en qUe !e hice !u ú!timz visita y e! cenventc !e ha s&r~.r~~rirpl,eec ~ s días, como un edificio que se derriba echando de menos una co-lumna que contribuía a sostenerlo. Estos sucesos, quiando no trai-gan otra utilidad, sirven para advertirnos que no debemos poner 736 ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S ARTE Y ARQUEOLOGIA EN EL SIGLO XIX 13 nuestro amor en objetos materiales, que con tanta facilidad se aniquilan. » «Miércoles 5 de septiembre de 1810, en Santa Cruz de San-tiago.- Ayer por la tarde fui a La Laguna, donde he visto las mi-nas del incendio del convento de San Francisco. Es preciso acor-darse bien de su disposición para conocerlo después de la des-trucción que le ha sobrevenido. Las tejas rotas de los techos for-man sierras de entullo que ocupan los tránsitos y las escaleras. La quema fue tan universal que sólo quedaron las paredes des-nudas; se buscan los árboles frondosos que hermoseaban los claustros y sólo se hallan por el suelo algunos restos hechos car-bón. La iglesia, en la que me habló un religioso joven recién llegado de España, conserva en las paredes algunas de sus pintu-ras; nada quedó de sus retablos, ni coro y su techo es en el día el cielo y las nubes. Por mi dictamen, luego que se quemó el convento, el Cabildo hubiera ofrecido a los religiosos el hospital de San Sebastián, que tiene iglesia, coro, claustro y habitaciones para su alojamiento interino, y debió suspenderse toda reedificación hasta traer de Es-paña un plan que arreglase la iglesia y el monasterio al capital que los religiosos hubiesen aprontado para la obra, siendo esto consecuente con una Real Orden que hay para que no se empren-dan en los pueblos edificios de esta clase, sin que preceda la apro-bación del plan por la Real Academia de San Fernando. Algo de esto le indiqué ayer al P. provincial, a quien he visto en la anti-gua sala de los Esclavos, donde se ha alojado con algunos reli-giosos; pero he visto que están abriendo cimientos y empezando una iglesia o capilla provisional. Las imágenes han sido trasla-dadas a la parroquia1 de los Remedios y allá se cantan las misas de los viernes y el Nombre de los domingos y los PP. han hecho iglesia de la sala que actualmente está en uso para las juntas de la Esclavitud del Santísimo Cristo.» 3. Ermita de San Telmo. «Miércoles 25 de abril de 1810, en Santa Cruz de Santiago.- En el domingo de Pasqua 22 entré por primera vez en la ermita de San Telmo, que se halla en este pueblo en el barrio llamado 14 LWPOLDO DE LA ROSA del Cabo. Allí vi una imagen de Nuestra Señora del Buen Viaje, con algunas velas encendidas. En la ermita hay dos quadros gran-des de la Pasión y en el remate del retablo otro del bautismo de Jesucristo. Está la imagen de San Telmo, que es santo gallego y se llamaba Pedro González. Por las paredes hay pequeños qua-dros que representan tormentas y embarcaciones en peligro y son anatemas que han ofrecido los navegantes en recono~cimiento a Nuestra Señora del Buen Viaje. También está en San Telmo una imagen de San Francisco Javier.» 4. Iglesia del Pilar. «Martes 5 de ~uniod e i8i0, en Santa Cruz de Santiago.-Ayer a he comprado un relox de sala con campana para darlo a la pa- E rroquia auxiliar de Nuestra Señora del Pilar. Es de construcción O inglesa y tiene caja de madera con perfiles dorados, no mal tra- - m tada. Era del teniente coronel don Francisco Román; yo lo hice O E E ver por un relojero portugués llamado don Mateo y he: dado qua- 2 E renta pesos por su importe a una tendera que creo se llama Ga-briela, la qual lo tenía en la casa de Falcón en la calile del Cas- 3 ti1lo.s O-m «Miércoles 13 de junio de 1810, en Santa Cruz de !Santiago.- E El beneficiado del Pilar estuvo ayer por la mañana a darme las O gracias por el relox que he dado a su iglesia, quando yo soy el E agradecido de que hubiera admitido aquella pequeña expresión a de mi afecto a dicha iglesia. Esta, según me dijo ayer el benefi-ciado, fue mandada construir por un pariente del Obispo don Bar- - tolomé García Ximénez, que era eclesiástico y creo que su re- = O trato está en la capilla mayor del Pilar, a donde fueron traslada-dos sus huesos. El Obispo Ximénez llegó a esta diócesis en el año de 1666, después de haber estado en la América por haberse propasado la embarcación en que venía de España, en cuyo viaje le acompañó el bisabuelo de mi padre don Fernando de la Guerra Guillén del Castillo, capitán de exército y casteliano dei princi-pal de esta plaza. El dicho Obispo siempre trató favorablemente a mi familia y murió en este pueblo de Santa Cruz, de donde sus huesos fueron trasladados a la iglesia de Candelaria. 738 A N U A R I O DE E S T U D I O S A r L A N T I C O S ARTE Y ARQUEOMG~A EN EL SIGM XIX 15 El relox fue llevado ayer tarde al Pilar, donde el beneficiado lo hizo colocar en la capilla del Sagrario.» «Lunes 25 de junio de 1810.-Hoy he visto en la Historia de estas Islas que el eclesiástico que mandó fabricar la parroquia del Pilar no es el pariente del Obispo don Bartolomé García Xi-ménez, como escribí en este diario en 13 del presente mes de ju-nio, sino don Josef Guillén, tío del Obispo don Juan Francisco Guillén, eclesiástico que había sido cura del Pilar de Zaragoza y que murió en Santa Cruz.» «Sábado 22 de septiembre de 1810, en Santa Cruz de Santiago. En la iglesia del Pilar se ha adelantado la obra de enlosar toda la nave. En esta obra estaban quando fui a misa y allí vi descu-brir el sepulcro de don Matías Clavesana, clérigo que habrá vein-te años se mandó sepultar a la entrada de aquel templo.» 5. Iglesia del Hospital. «Domingo de Pasqua de Pentecostés 10 de junio de 1810, en Santa Cruz de Santiago.-Entré en la iglesia del Hospital, donde se rezaba una novena a Nuestra Señora. El P. capellán me expli-có de algunas pinturas que hay allí: una es el retrato del Papa Clemente 1 y tiene el ancla en señal de su martirio; otra es del Obispo de estas Islas don Valentín Morán, del Orden de la Mer-ced y otra el retrato del teniente general don Antonio Benavides, pariente del beneficiado del Pilar, militar benemérito y muy li-mosnero y virtuoso, que murió en aquella casa, donde estaba re-tirado y en donde queda la memoria de sus buenos exemplos. Me refirió el capellán que en un día en el que el dinero se le había acabado, a un pobre que le pedía le dio las dos pistolas de su uso. También están allí los retratos de dos eclesiásticos de la familia de L0gman.n 6. Otras ermztas. «Miércoles 10 de octubre de 1810, en Santa Cruz de Santiagc. Es Teno un terreno fragoso; allí hubo antiguamente hacia el mon-te una ermita de San Gerónimo; pero en el día no tiene ermita, ni oratorio y para oir misa vienen a Buenavista, que son cerca Núm 20 (1974) 739 16 LEOPOLDO DE LA ROSA de dos leguas de camino. Habrá en Teno veinte y quatro vecinos, sujetos al Alcalde de Buenavista.» «Sábado 26 de julio de 1800, en el Valle de Guerra.-Bartolo-mé Figueroa estuvo aquí de medianero mucho tiempo y murió en la hacienda, hará seis o siete años. Había conocido, siendo muy pequeño, a mi bisabuelo don Lope [que nació en 1660 y testó en 17291, el que fabricó la ermita de San Francisco de Pa1ula.n «Lunes 28 de julio de 1800, en La Laguna.-Ayer estuvimos a *oir misa en la ermita del Rosario. A la vuelta nos acompañó el ,capellán. Por la tarde salimos de casa a las cinco y media, nos acompañó Montemayor. Estuvimos un rato en su casa; nos expli-c6 la reforma hecha en ella, pocos años ha y la disposición en que antes estaloa. X"'irriioS el del p. ñoo y la de N D esmeraldas que don N. de Roo, governador de Maracaibo, regaló g a la Virgen del Rosario del Valle y que en el día se le pone al $ n Niño Jesús.» -- m O «Lunes 7 de abril de 1810, en Santa Cruz de Santiago.-Ano- E E che estuve en el Patio de la Rosa. Se llama así aquel espacio que hay en la muralla, quando se sale de este pueblo para Pasoalto. Un quadro de la Virgen estaba descubierto y colocado sobre una { puerta, iluminado con algunos faroles; delante había una hogue-ra para dar luz a la concurrencia y allí se tocaban guitarras, m E tamboril y se bailaba. O n E 7. La capilla mayor de la Concepción de La Laguna. - a 2 «Lunes 18 de julio de 1808, en Santa Cruz de Santiago.-En La n Laguna se ha celebrado en la mañana del sábado 16 dlel presente % la colocación de la capilla mayor de la parroquia1 de la Concep- O ción, obra en la que se ha seguido el plan del canónigo don Die-go Eduardo. Predicó el vicario don Josef Martínez y hubo mu-cha concurrencia. «Jueves 30 de octubre de 1800, en La Laguna.-El martes 28 llegó por la noche a casa el coronel don Josef de Betancourt. U1- 740 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S ARTE Y ARQUWLOGfA EN EL SIGLO XIX 12 timamente ha estado en el Sauzal, en compañía de su hermana doña Catalina, mujer de don Antonio Monteverde, quienes han pasado algún tiempo en su hacienda. A las inmediaciones de ella se ha descubierto en los días próximos una cueva sepulcral de guanches. Este hallazgo precioso y tanto más cuando se han he-cho ya raras estas cuevas en el tiempo presente, ha llevado varios curiosos a su observación. Entre ellos el vicecomisario de Fran-cia Gros, don Domingo y don Tomás Saviñón, quienes han ad-quirido algunas piezas del uso de los guanches, como una aguja, otro hueso a manera de anzuelo de pescador y algunos cadáve-res o momias con las envueltas o pieles en que se han conser-vado. La cueva está bañada del aire por dos aberturas o puertas, hallándose en ella porción de cadáveres, pero sumergidos bajo una mole inmensa de polvo. Su situación es en lo alto de una montaña muy escarpada. Por una de las puertas es casi inaxesi-ble, por la otra siempre hay peligro que vencer, pero los que dan noticia han entrado por ella con el auxilio de una escalera.» «Lunes 21 de julio de 1806, en el Valle.-Ayer he estado por la tarde a ver una cueva situada en la costa de este Valle y en te-rreno que me pertenece, en la qual tuve noticia de hallarse una considerable porción de huesos de guanches. En efecto, entré en la cueva, que está sobre el puerto llamado de los Gomeros, in-mediata a otra llamada de la Liria y en un risco pendiente, que tendrá más de cien varas sobre el mar. En lo más escondido de su hueco parece haber hecho los guanches el depósito de sus ca-dáveres. Yo hice cavar un poco en aquel lugar y salieron muchos huesos, de los que traje algunos, sin unión ni contestura. Me han dicho que hay en este Valle cuevas semejantes, pero el uso que hacen del polvo de dichos sepulcros para las huertas y plantíos, ha sido causa de que se hayan destruido muchos de estos monu-mentos preciosos de la antigüedad isleña.» «Jueves 30 de junio de 1803, en el Valle.-El teniente coronel don Juan se en Candelaria donde, siguien&, su inclinación a la Historia Natural y a la Medicina, da muestras de que se exercita en algunas investigaciones de esta clase. Po-cos días ha que envió al marqués de Villanueva dos hallazgos particulares y curiosos que he visto: el uno es un lagarto de Núm 20 (1974) 741 18 LEOPOLDO DE LA ROSA enorme magnitud, acaso tendría más de media vara de largo y cerca de media quarta de ancho, antes de que le faltasen algu-nos pedazos y de estar carcomido por el discurso del tiempo en la cueva donde se encontró; el otro una cierta piedra que al tac-to parece jabón y que según dice el mismo don Juan, puede ha-cerse uso de ella para el blanqueo de la ropa y demás en que se emplea el jabón. Ambas curiosidades ha regalado el marqués al médico don Domingo Saviñón.~ «Sábado 3 de febrero de 1810, en Santa Cruz de Santiago.- - Deseoso de hallarme a la función de Nuestra Señora en el lugar de Candelaria y ver de cerca aquella Santa Imagen, hallándome este año con salud, sin embarazos y con caballo propio, me de- { terminé a poner en práctica esta romería y salí de esia plaza con E E mi criado, a las diez y media de la mañana del jueves 1.O del presente mes. Estaba el tiempo fresco y el sol, descubriéndose con toda claridad de rato en rato, daba hermosura al camino. Este es pedregoso hasta la distancia de un quarto de legua y allí se halla la montaña de Taco, en cuyas inmediaciones tiene una B E casa el teniente coronel don Francisco Tolosa. Las faldas de esta montaña tienen tierra más amena y laborable y sementeras. Atra-viésase después la costa de Geneto; a ésta la zarjean muchos barrancos, que, como ha llovido tanto en estos días, corrían y for-maban largas pocetas llenas de agua. Por los contornos discu-rrían apacentándose varios rebaños de ovejas y sus pastores las ! governaban con silvos y estaban tan tranquilos y giustosos que 2 daban materia para escribir predios rústicos o églogas. Será a la mitad del camino donde se hallan tres cruces y allí es donde se dividen los caminos. Este paraje se llama el Chorrillo. No lejos de allí se ven las ermitas del Rosario, el Pilar y San Isidro, y luego se empiezan a bajar las cuestas que conducen a Candela- ~T.r;*u u1. c nrco -1--+-e ----C P -,-- -T\P a c t a ~ n m ; nC A~n 1-c t lh~ih-Pl n c y r u u r u o yub ob vbir yvr bar- brrrilraiv ~ V L I 1-0 C-VUIUU-, AV-verodes y cardonales, los balos, la ahulaga abrojosa y la leña blanca. Hay algunas viñas y sementeras. Yo llegué al lugar de Candelaria a las tres de la tarde. No 742 ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S ARTE Y ARQUEOLOGÍA EN EL SIGLO XIX 19 tenía allí gentes conocidas donde alojarme, ni llevaba carta de recomendación; así contaba con las buenas voluntades y para conocerlas y al estilo de aquellos dependientes de los Patriarcas, que en los bebederos y manantiales se paraban a distinguir la disposición de las mozas que venían por agua, yo reparé en qua-tro personas que salían del pocito santo, con sus tallas y adelan-té mi caballo y les propuse si habría quien recibiese un foraste-ro en su casa. Una de las quatro me ofreció llevarme en casa de una hermana suya y cumplió su palabra, de suerte que a-pocos minutos yo estaba en una casita cerca de la parroquia. Tenía en la sala una alhacena con piezas de cristal y alguna con ramos dorados; cortinas de muselina y sus sillas y mesas. Allí vive Jose-fa Delgado, muger de Antonio Herrera, el qual navega; ha esta-do de contramaestre en Cádiz y en la América y actualmente está en Lanzarote. Tiene en la casa tres hijos pequeños: el varón lla-mado Josef Rafael y de las hembras la mayor María Antonia y Agueda la segunda. De las hermanas, una se llama María Cle-menta, que fue la que me conduxo y otra Manuela y otra Isabel. A las quatro y media fui a presentarme al governador de las ar-mas don Josef Santos, cuya casa, con azotea, tiene barandas en contorno. El capitán estaba fuera y dejé recado. Venía de allá a ver al maestro Fr. Andrés Carrillo, palmero, quien fue maestro de alumnos en la Sociedad quando yo fui alumno y quien me trataba con agrado. Pregunté a un religioso y dióme la noticia de que había muerto pocos días antes. Suce-dió su muerte a fines de diziembre y el P. Carrillo está sepultado delante de la puerta de la sacristía. Yo dije que bien merece una inscripción, pues a su constancia y su zelo infatigable se debe la reedificación de aquel monasterio, en el qual, consultando las obras de don Benito Bails y trazando y disponiendo el mismo padre, puso en práctica los planos y diseños aprobados por la Academia de San Fernando. De allí fui a ver la cueva de San Blas, donde no había entra-do. Esta fue por muchos años la residencia de la Santa Imagen de la Virgen, mientras recibía las atenciones de los guanches. En lo más escondido se ve actualmente un altar, con varias pinturas y al considerar que la Santa Imagen ocupara entre salvajes los 20 LEOPOLDO DE LA ROSA parajes más abjectos y olvidados, como lo hizieron mientras vi-vieron entre los hombres la misma Virgen y su Divino Hijo, cau-sa en el alma un sentimiento tierno. En la misma capilla estaba ayer la imagen de San Blas y se ve en un ángulo una pila de már-mol. Se llegaron las horas del Nombre. En la capilla mayor de la iglesia de Santo Domingo hay un Crucifixo grande. La imagen de Candelaria estaba en su trono, debajo de un dosel de terciopelo carmesí, galoneado de oro por todas las costuras. La iglesia iluminada con lámpara,s y las pie-dras preciosas que adornaban la Santa Imagen brill,a b an suma-mente. Los PP. cantaron con solemnidad las horas del coro. Des-pués hubo una canción española: en alabanza de la Virgen, can- a tada con acentos extraordinarios, pero melodiosos y que repi- N E ten a cada estrofa: O n iOh Virgen de Candelaria, - m O lucida estrella del mar! E E 2 Esta fue entonada por doce o quince hombres vestidos de guanches, entre los quales dos llevaban insignias de reyes y los otros medios desnudos llevaban pieles y gorras de pelo, barba larga y unas lanzas de tres varas de alto. Aunque la concurrencia de estos guanches es propia de la función del 15 de agosto y no de la de ayer, que es costeada por el Cabildo, parece que en este año se dio lugar a esta variedad en obsequio del diputado vocal de la Suprema Junta de Govierno don Manuel María Avalle, quien fue a Candelaria convidado por el Cabildo. Los PP. cantaron el Nombre y, por último, otro coro de muge-res de la Esperanza cantaron a la Virgen una salve, compuesta en versos españoles. Yo volví al patio a las nueve de la noche con mi traje de ca-mino y aforrado en el capote. Dos porteros o dependientes del Cabildo vinieron entonces a convidarme de parte de los señores para el refresco. Les dije que me dispensaran porque no estaba vestido con decencia para presentarme. A las diez me volví a casa, después de haber visto los bailes, en las casitas llamadas de la Virgen, las quales son destinadas para alojar las gentes de los lugares que van en romería. Mi patrona había aprontado la cena; 744 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S tendió un estera por la sala y sobre la estera me hizo una cama, limpia y decente. Ayer por la mañana fui, cerca de las ocho, a ver la iglesia pa-rroquial, la qual es de una sola nave y su advocación de Santa Ana. En el retablo mayor tiene pintada una Trinidad; tiene altar con cuadro de ánimas y en un nicho vi descubrir un Santo Cris-to y la Virgen de Dolores. Creí acompañar al diputado quando saliese para la función y con este designio fui a la casa del Cabildo después de las nueve. El secretario, que creo se llama Sotelo, le dio aviso y el diputado salió a hablarme a la sala. En su viaje a Canaria ha sido obse-quiado dignamente y ei conde de ia Vega Grande de Guaciaiupe don Fernando del Castillo le dio un célebre convite. De resulta de estas finezas, el diputado, a su vuelta a La Laguna, regaló a mi madre el trozo de una tortada, de la qual mi madre me envió un bocado, y así yo pude contestar al diputado en orden a su viaje de Canaria. Preguntome noticias de Santa Cruz: le dije que ha-bía entrado el correo y que se dice que la Francia toda está de-clarada contra Buonaparte. Tanto como toda la Francia me pa-rece difícil que lo esté todavía, me contestó y ya será buena no-ticia que algunas provincias se hayan declarado. Viendo que el diputado no salía tan pronto, me despedí; fui a Santo Domingo y allí esperé hasta cerca de las once, en que entró con el Cabildo. Al diputado se le puso una silla de brazos y delante un sitial cubierto de damasco carmesí, con preceden-cia al Ayuntamiento. Llevó a la función su grande uniforme, bor-dado de oro, con dos bordados en la bota de la casaca, la qual era de paño azul turquí y tenía un escudo de oro bordado en el pecho. Las gentes del pueblo lo llamaban el Capitán General y el diputado se portó con generosidad, así con los guanches, como con la guardia de soldados, a quienes dio una onza. Antes de la misa anduvo por el claustro una procesión de1 Sacramento, en la qual el corregidor llevó el guión. Al tiempo de la misa predicó un P. llamado Acosta, quien tomó su texto del salmo 25, en que David exhortaba al pueblo para que se puri-ficase y que en la dedicación del templo que erigió en Jerusalén diese a Dios gloria y honor: afferte Domino gloriam et honorem. Núm 20 (1974) 745 22 LEOPOLDO DE LA ROSA El predicador propuso por puntos que la provincia de Canarias ha recibido singulares beneficios por la intercesión de la Virgen de Candelaria y que debe corresponderle con su agradecimiento. Dirigió sus elogios al Ayuntamiento y dixo que se debía pedir a la Virgen por el Soberano, por la Junta que rige el Reino y por su diputado don Manuel María Avalle y añadió que se debía pe-dir igualmente por el marqués de Villanueva del Prado, quien tiene en España los poderes de esta provincia. No tenía yo noticia de que la Junta Suprema de Govierno lo hubiese admitido por miembro suyo. La procesión fue a la cueva de San Blas después del medio- &, rnidando 2! &ipütadzi dail Mariüe! ?v{ariu v*Tea !:! & lac= n= ducción de las andas. Después de restituida al templo, acompaña-da de la imagen de San Blas, se entonaron las letanías y se dio principio a una procesión deprecatoria. Esta la formaban la man-ga de Cruz y el clero de La Laguna; la del convento de Candelaria y su comunidad y el diputado con el Ayuntamiento. Llegó esta procesión por sobre la arena hasta el frente de las casas capitula-res y allí se verificó el despedimiento, volviéndose al convento la manga y la comunidad. Yo volví a las dos de la tarde a la casa de mi asistencia y des-pués de comer llegó un portero a convidarme para que fuese al Cabildo. Le dije que yo agradecía el favor de los señores, pero que había comido ya. Convidome entonces para el refresco de por la noche. Por la tarde estuve en el convento y entré a la sa-cristía, donde Fr. Josef Romero, lego exercitado en varias aten-ciones del servicio del convento y de la Santa Imagen, hizo que un paisano de aquel lugar me refiriese los versos que tenían los quadros de los milagros, antes que el P. Carrillo los hubiese he-cho recortar a causa de estar traspasados del salitre las extremi-dades de los lienzos. Son ocho o diez los dichos quadros y están distribuidos entre la iglesia y la sacristía, y todavía continúa el estilo de enviar a la iglesia, el que ha recibido ei beneficio, aigu-na memoria suya, en cera o en pintura, pues hasta la mitad del año próximo ha recibido aquel convento alguno de estos anate-mas enviado de la América. A las seis de la tarde fui al Cabildo, pero entonces se habían 746 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S ARTE Y ARQUEOLOGfA EN EL SIGLO XIX 23 levantado de la mesa y se tomaba el cafC. A las siete me hallé en el convento, a la conducción de la Santa Imagen de la Virgen de la iglesia, donde le dejaba el trono a San Blas, a su camarín, en el qual estaba la imagen de Santo Domingo penitente y tenía las paredes colgadas de damasco carmesí. Las paisanas de la Espe-ranza cantaron allí la salve y ya se había repetido en la iglesia la canción que dice: iOh Virgen de Candelaria, lucida estrella del mar! A las ocho volví al Cabildo. En el patio había faroles y dos bujías de plata y algunas cornucopias iluminaban la sala, en la qual estaba el diputado y un largo número de eclesiásticos, da-mas y convidados de La Laguna y otros pueblos. A poco rato llegó a sentarse a mi lado un joven vestido de negro, con aire de emprendedor y de ardiente en sus proyectos. -La huerta que Vm. tiene en el Carrizal, me dijo, queda al lado de unas tierras .que yo poseo O arrendada o por otro ajuste puede Vm. cedér-mela para unirla a la mía-. -Yo no tengo el gusto de saber quien es Vm.-, le respondí. -Esteban Saavedra, marido de doña Justa Soler-, me respondió. -Pues esa huerta, volví a de-cirle, la tiene arrendada un pobre llamado Bartolomé Dorta, el qual me paga con puntualidad y cultiva la tierra y no me parece bien el quitársela, para que Vm. la tenga-. -Estaría más bien cultivada-me dijo. -Yo lo supongo, le respondí, pero nunca me determino a proceder por el interés-. A poco rato Saavedra se volvió a donde estaba. El diputado se puso a jugar al naipe un juego llamado la rentilla, en el qual estaban doña Elvira del Hoyo y doña Justa Soler, doña Angela Anchieta, doña María Teresa Saviñón, don Alonso Chirino, hijo del marqués de Las Palmas; Saavedra y al-gunos otros. Me instaron algunas damas para que jugase, pero me excusé, porque no conozco aquel juego y me pareció inopor-tuno que los otros se empleasen en darme lecciones. Había en la sala otras damas, a saber, dos de la familia de 'Trinidad, de Güímar, la una joven llamada Pilar y una tía suya; .dos hijas de doña María Teresa Saviñón y de su primer marido 24 LEOPOLDO DE LA R08A don Francisco O'Shea y una de Echevarría, natural de la Gome-ra, la qual vive actualmente con su madre en Candelaria. Algu-nos ratos me daban conversación estas damas y en otros me en-tretuve con don Josef Quintero, quien fue mi condiscípulo en el estudio de la Gramática y después ha sido cura en Buenavista, en el Hierro y en el Realejo, donde actualmente tiene su casa. Cerca de las diez se sirvió el refresco de dos heladas, panal, biscochos y chocolate y con suficiente cabalidad (el imayordomo del Cabildo es don Pedro Montoya) y después de Las once se despidieron los concurrentes y yo volví a la casa de mi asistencia. Esta función de Candelaria, que en este año ha tenido la senaiada circunstancia de haber asistido a su ceiebración el di- a putado vocal de la Junta Suprema de Govierno del Reino, tuvo. N E antiguamente otras ostentaciones, que en el día no están en prác- O tica. El Cabildo recibía liberalmente en sus casas y daba alo- n-- m jamiento a un largo número de personas visibles que iban a la O E romería. Ocurrían muchas tiendas, que formaban feria; la Ima- E 2 gen era conducida entonces frecuentemente de Candelaria a la -e ciudad de La Laguna, en donde el Ayuntamiento costeaba una 3 serie continuada de funciones. A las del 2 de febrero ocurrían -- a Candelaria las cruzes parroquiales de toda la isla, quando en el 0 m E día sólo va la de aquella parroquia donde están las fiestas en O La Laguna, bien que concurren llevados por el Cabildo los be- o neficiados de ambas parroquias de la ciudad. Celebraban los n -E antiguos los milagros de Nuestra Señora de Candelaria, hasta a 2 suponerla algunos poco reflexivos un ser viviente y animado. Se n n escribían libros para sostener estas maravillas y la opinión del público era llevada sin examen de una doctrina tan inaccesible 3 O a la explicación. Ya veo que para cierta gente basta un eco que no distinguen para llevarlas envueltas en la muchedumbre, pero un racional debe tener ideas claras y distintas de las causas por que procede y ser por consecuencia estable en lo seguro. La Religión es toda verdad. Jesucristo mandaba a sus discipuios que fuesen cándidos e inocentes para no engañar y al mismo tiempo prudentes, para no ser seducidos.. . El Niño de la Santa Imagen de Candelaria no carece de cier-ta expresión favorable y en el rostro de Nuestra Señora yo creo 74.8 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S descubrir el agrado, acompañado de la seriedad, de la dignidad y de la atención. Así puede creerse que el acierto de estas escul-turas atraiga y concilie debidamente los ánimos con preferencia a otras imágenes, que aunque en el todo más exactas en la ob-servación de las reglas del Arte, pueden no haber tenido la misma felicidad en la expresión. Pero hay otras consideraciones que ra-cionalmente excitan la atención al santuario de Candelaria. El es-píritu de adulación y en muchos exemplares el interés y otras pa-siones, han dado lugar a mentidas apariciones de imágenes sa-gradas y a falsedades, con las quales los interventores perjudican mas a los fieles, que no les hacen favor. Pero nada de esto man-cha el hallazgo de esta respetable imagen, ya fuese algún suceso no intencional el que la condujo a nuestras piayas, ya fuese ei designio de algún crisitano, que quiso erigir este monumento de su creencia en el desierto de una tierra inculta, que es a lo que ya me inclino más, así como ya veo que antes de la venida de los españoles se construía un edificio de expugnación y se hacían observaciones en las islas por los que no eran guanches. Lo cier-to es que la tropa española halló en poder de aquellos naturales la escultura sagrada y que esto es un signo o argumento de que la conquista era obra del agrado de Dios ... No deja de ser otro favor de Dios que aquella Santa Imagen se haya conservado intacta por espacio de tres siglos salva de los incendios, de las inundaciones y de las polillas que corroen la madera.. . Junto a las cuevas que recuerdan la historia de su hallazgo y entre unas artistas que difunden por todos parajes unas piezas de barro, que el uso introduce en todas las casas a donde llevan consigo el nombre de Candelaria, parecerán triviales y de poca consideración y estos pueden ser unos medios de que se valga Dios para llevar la tranquilidad y el placer verdadero a muchas familias, a quienes la pompa dejaría en el abandono ... El lugar de Candelaria parece de quinientos vecinos, de los quaies ei cura se iiama don Agustin de Torres y es naturai de ia isla de Canaria. Está en Candelaria desde su juventud, ha com-prado terrenos y una casa, que era del mayorazgo de Tacoronte don Andrés de Torres, la qual está cerca de las del Cabildo. Hay 26 LEOPOLDO DE LA ROSA allí otro clérigo llamado don Josef Rafael Botazo y el actual prior del convento se llama Fr. Antonio Fernández; el governador de las armas está nombrado y el alcalde es Francisco Ramos, vecino de Igueste.. . Entre los vecinos de Candelaria se distinguen por sus conve-niencias don Juan Botazo y don Francisco Marrero. Botazo es casado con una española de la familia de Ramos, la qual hace pocos años que vino de España y reside en Candelaria. Las principales rentas de aquel pueblo son el trigo y las frutas y algunos aguardientes y vinos. Algunos vecinos suscisten de la pesca y vienen frecuentemente a Santa Cruz y la juventud es inclinada a navegar. Las mujeres se ocupan en la loza, para la qual llevan el barro o mazapés de la cumbre o de Arafo y el alma-gre de mayor distancia. Para el barniz o lustre de la Ioza mezclan con el almagre el azeite de kelme, de ramosa y de otros peces. La hacen sin torno y tienen cada una hornos apropiados para cocerla. El convento de Padres dominicos es muy regalado, así por los quantiosos donativos que entran de la América, como por los productos de la data que les concedió allí el Cabildo, desde la cumbre hasta el mar, en cuyos terrenos tienen, entre otras ha-ciendas, dos muy fértiles, llamadas la Hermosa y la Granja. El pueblo está situado en el declive de una montaña, así las vistas son agradables, aunque el terreno desigual. A las orillas del mar tiene un castillo y un reducto con alguna distancia. El conde de la Gomera tiene allí casa cerca del convento y sobre la puerta un escudo de armas labrado en piedra. El marqués de Casa-hermosa, don Miguel Baulén, don Bartolomé González, la familia de Soler y don Lorenzo de Montemayor tienen casa en el lugar.» A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S |
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