F O L K L O R E
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NOTICIAS SOBRE BAILES DE BRUJAS
EN CANARIAS DURANTE EL SIGLO XVII.
1 . a TEMA.
El tema de los bailes de brujas ha sido poco tratado hasta aho-ra
por los especialistas en danzas o en música popular. Tal vez la
musicologia folklúrica no haya considerado esta actividad de las
brujas europeas, debido a la generalizada inclinación a creer que
éstas y sus artimañas constituyen una excepción dentro de la so-ciedad,
y no una norma. Sin embargo, hoy se tiende a reivindicar el
papel de la bruja y de la hechicera dentro de las sociedades a tra-vés
de la historia. Creo que la musicologia no debe desatender lo
poco que se sepa de sus bailes, toques o cantos, no ya por el mero
hecho de inventariar, sino porque tal vez se hallarán algunas con-comitancia~
e n fenómenos músico-populares actuales.
El archivo de la Inquisición de Canarias, que se conserva en Las
Palmas en el Museo Canario, ha sido la fuente de este trabajo. En-tre
su copiosa y variada documentación, las noticias sobre bailes
de brujas son raras, y será harto difícil precisar la forma y la
función de tales danzas cuando aparezcan citadas. De todas for-mas,
se podría intentar un sistema para clasificar estos bailen,
atencl_iendn a ~ i r ~ i ~ ~ & ~ na cq$u~e seg tk ligxl~s.
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En Canarias ha habido brujas y hechiceras desde el afinca-miento
de la población peninsular a raíz de la conquisls. La Inqui-sición,
que desde fines del siglo w actúa en las Islas en contra de
las ocultas prácticas de innumerables moriscos y judíos hispano-portugueses,
comienza a inquietarse por la difusión que brujos, bru-jas
y hechiceras habían alcanzado ya en la. tercera decada del si-glo
XVI. A partir de entonces son muy frecuentes las testificacio-nes
y procesos contra hombres y mujeres, particularmente contra
mujeres, por delitos brujeriles.
E! período cnmprendidn entre 1.S-0 y 17.511 mi?; abundante
en procesos de hechiceras. Tal vez sea el siglo XVI el más esplendo-roso
de la brujería insular; al menos se trata de una épca en la
que el Santo Oficio se dedicó con especial tesón a extirpar cual-quier
indicio de hechicería.
A pesar de ello, parece evidente que Canarias nunca ha sido un
"centro" de la brujería europea, al modo de ciertos lugares de Vas-conia,
por ejemplo. La brujería canaria, subordinada EL la peninsu-lar,
es marginal. No está claro que existieran -al menos con inten-sidad
suficiente- ceremonias del tipo del aquelarre vasco, ni cul-tos
al demonio en la forma que han existido en otras partes. Pero
en las testificaciones ante la Inquisición, se trasluce a veces algo
sobre invocaciones demoníacas, sobre ciertas jerarquías (brujas
maestras, oficialas, neófitas), sobre reuniones nocturnas, sobre
"volar de noche" tras untarse el cuerpo o los sobacos tmn extraños
ungüentos, etc. Aún actualmente, la población rural de las Cana-rias
tiene amplia conciencia de extraños casos relacionados con
este tipo de hechos vagos l.
Los delitos más frecuentes en las Islas eran generalmente de
índole menos grave. Por ejemplo: la oración de Santa Marta, a
veces con invocacion a "doña Maria Padiiia" o a cieirtos ciiaMos,
1 En el lugar conocido por El Brezal, entre los Altos de Guia y Moya,
he recogido, ipor ejemplo, una de las fórmulas que se pronun~i~zbapna ra VO-lar,
tras untarse por la noche los sobacos con una maloliente pomada y al-zar
los brazos: "iArriba, arnba, sin Dios ni Maria!"
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NOTICIAS SOBRE BAILES DE BRUJAS EN CANARIAS DURANTE EL S. XVIl 3
para atraer al lecho a determinado hombre; la oración de Santa
Elena, desnuda la practicante de medio cuerpo arriba y con el
cabello sobre la cara, para conocer cuál va a ser el futuro marido ;
la suerte de hacer rodar un harnero con unas tijeras clavadas en
el aro, para dilucidar dudas de amores, de hurtos, de enfermedades
o de maleficios; la suerte del estaño derretido echado en agua fría,
para predecir determinados acontecimientos próximos; prepara-ci6n
de comestibles maléficos, como sesos de b'urro muerto pulve-rizados
en el horno con semen o con sangre menstrual, para volver
fieles a ciertos maridos o amansar a otros que dan mala vida ; prác-ticas
de conjuro con fines amorosos realizadas con excrementos
de camello amasados con gofio y atravesados con alfileres; malefi-cios
realizados con muñecos atravesados por agujas, o con el co-razón
de un pollo o gallina negra robada, traspasado también; et-cétera.
Ekiste una gran riqueza de variantes sobre estos y otros
muchos temas parecidos.
En cuanto a las escasas actividades brujeriles en las que inter-viene
la música, no quiero dejar de citar como ejemplo el proceso
contra la bruja lanzaroteña Lucía de Herrera (Archivo Inquisi-ción.
Signatura CXXXVIII-6), quien a 30 de julio de 1577 declara
en Canaria ser viuda, de unos treinta años de edad y que "trabaja
en amasar para sustentarse". Entre otros cargos que se le imputan
figura el de cantar la siguiente canción prohibida, dedicada al
diablo :
"Aunque me maten, vida, por amor de tí,
aunque me maten no lo he de sentir."
Sirva este curioso testimonio del siglo XVI de preámbulo a las
raras noticias sobre los bailes de brujas del siglo XVII que a con-tinuación
estudiaremos.
Interesa antes que nada dar cuenta de la importancia atribui-da
por determinadas hechiceras al sonido producido por zapata-zos
y palmadas en actos de conjuro. Se comprenderá que, siendo
e! zapateado y !si pa!=as e!eme-n'tns msi cinc"?rtmcides u, ciertnc
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4 LOTHAR SIEMENS HERNANDEZ
bailes españoles, será de sumo interés el detenernos en este capí-tulo,
aunque parezca más importante desde el punto de vista orga-nográfico.
Hay que tener en cuenta que los primeros procesos de
brujas realizados por la Inquisición en Canarias son, en su mayo-ría,
contra moriscas del sur de España, de las que acaso proven-gan
muchas de las prácticas empleadas por las hechiceras de Ca-narias
en el siglo XVII. Entre éstas, por otra parte, aparece, de cuan-do
en cuando, alguna gitana.
En 1662 se abrió en Las Palmas expediente contra una tal Ma-ría
del Rosario, alias "Brito", casada, de cuarenta :y un años de
edad, natural de La Vega (Gran Canaria) y vecina de Telde, por
diversos actos de hechicería y curanderismo. Su oficio era "hilar
y hazer esteras y escobas para sustentarse" 2. LTnz de !ls testiges
que se presentó a la Inquisición declara, a 6 de qtjiembre de ese
año, la siguiente recomendación que le dio la inculpada para te-ner
6xito en sus pretensiones amorosas:
" que cada vez que quisiese ver al dicho hombre, en vién-dole
pusiere dos dedos sobre los ojos y dixese estas palabiras :
"Con dos te veo
y con cinco te encanto,
la sangre te bebo,
el coragón te parto,
que hagas lo que te mando,
como mando la suela
de mi capato",
y que diese tres patadas en el suelo, y que ésta lo higo dos o
tres veces; y aunque higo la acción nunca vio efecto de lo que
deseaba'' 3.
Era ésta la testigo Beatriz Hernández, natural de Telde, a la
que María del Rosario había enfermado y ,embrolladci con sus arti-
2 Archivo de la Inquisición de Canarias (en adelante A 1 C ) leg XII,
Nr. 14, fol $1
3 A. 1 C : colección Bute, vol XXIV (2 4 serie), fol 74 En los docu-mentos
conservados en esta colección señalo la numeración de Bute, y no
la origmal, pues Bsta, por pérdidas de hojas o trastornos de encuadernación,
es a veces irregular o confusa.
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NOTICIAS SOBRE BAILES DE BRUJAS EN CANARIAS DURANTE EL S. XVII 5
mañas. El 26 de noviembre de 1664 declara en el proceso contra
María Brito o del Rosario las circunstancias de un acto similar,
en el que la rea pronunció estos mismos versos en su presencia :
". . . y, acabadas estas palabras, daua la dicha Maria del Ro-sario
tres capatasos en el suelo, o tres patadas, y hacia que
esta testigo hisiese lo mismo; y esta testigo lo hacía y se
estaba con eso sin ser dueña de sus acciones" ".
Exponemos otro caso análogo que ocurre en Tenerife) diez años
después. A 12 de abril de 1672 testifica en La Laguna Maria Per-doma
contra Juana de los Lunares, herreña. A sus propias que-jas,
la testificante añade las oídas a terceras personas:
". Margarita de la Concepción dijo muchas ueses a ésta
que denunsia cómo auía visto que la dicha Joanna de los Lu-nares,
en dicha casa de ésta que denunsia, se paseaba en ella
y iua a las quatro esquinas de dicha cassa por la parte de
dentro, y en cada una de ellas, desnuda de la sintura arriba y
los cauellos tendidos, desía : " ~ A ~ ~ s ccaova, l lero bien pulido
y bien calsado, ben aquí que te llamo io, que Margarita está
aflijida !", y escupía tres ueces en el suelo y daua tres patadas
en cada dicha esquina; y preguntándole la dicha Margarita
de la Concepción a dicha Joanna de los Lunares para qué ha-sía
aquello, le respondió: "Para que uenga el demonio, que
io lo veo, aunque tú no lo ues "
En esta manera de conjurar, bien sea al hombre deseado, bien
al mismo diablo, parece que el elemento clave, aparte de la invo-caci6n
verbal, era la combinación zapato-golpe. No era imprescin-dible
que el zapato estuviese calzado; esto se entrevé en otros ca-sos
interesantes :
El 17 de marzo de 1670 testifica Catalina Pérez en la Inquisi-ción
de Las Palmas contra la "hermana del gitano que penitenció
en el Santo Oficio", llamada Flora. De ésta se dice que usaba la
9ral;ibx de &$afiae a KigGief~orimea I
". . . "Marta, Marta, Marta, no la digna ni la santa, sino la que
los diablos encanta, aquella que trató y contrató con doña
4 A 1 C : leg MI, Nr 14, fol 29
5 A r fC : col. mte, vd; XXX (2 0 serie), fol, 22:
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LOTHAR SIEMENS HERN~NDI~Z
María Padilla que viniese y limpiase aquella cassa", y hizo
dicha oración junto al corral a media noche, y con. un papato
davr;c golpes en el meb y en el pisio cEe una puerta, diciendo
que asotava a Marta, porque estaba enojada y no quería ve-nir,
diciendo: "Marta, no te llamo", y que no vino "
A 30 de marzo de 1672 denuncia Francisco Juan, en Garachico
(Tenerife), a la mulata Claudia Perdoma de Figueroa, porque
". . vna noche se desnudó de la sintura arriba y, retirada en
un rincón de la casa con lus ensendida, bajando los cabellos
con las manos sobre el rostro, dijo que le encubriesen la luz,
y quitándola ... oyó éste que declara chr unos gollpcs con
palmadas y de ay a un poco reparó este testigo que salió la
dicha Claudia a la puerta de la calle, y le oyó deair: ";Doña
María Padilla con su quadrilla!" . . y después de haber ha-blado
las dichas palabras a la puerta de la calle, lmluió hasia
dentro la dicha Claudia, y dijo: "Allá eché un ,vapato a la
calle y lo lleuaron"
Lo mismo manifiesta a continuación la mujer de este testigo,
llamada Juana de Bien, especificando que Claudia "se dio unas
palmadas en las manos".
La hija de los denunciantes, María del Rosario, moza de veinte
años, declara también otra variante de este conjuro que efectuaba
Claudia Perdoma :
". bió que se desnudó dicha Claudia de la sintura arriua y
pidió que escondieran la lus, y echando romero y palma y al-jusema
y oliua en unas brasas, abiendo escondido la lus, ten-dió
el cauello sobre el rostro, y dio vnas palmada;j., y de ay a
un poco llamó a ésta que declara, que se auía retirado a es-conder
la lus, y la dijo que fuese a la puerta de la calle y lla-mara
por doña María Padilla; y no queriendo haserlo esta
declarante, la pidió que le diese un grito ruin, y no querién-doselo
dar cojió un sapato que halló en la casa, que tenia un
orillo colorado, y se asomó a la puerta de la calle, y-llamó por
doña María Padilla y arrojó el sapato a la calle, y dijo que ai
otro día no le auían de hallar allí"
G A 1 C COI Bute, vol XXViI (2 a serie), fol 197v.
7 A 1 C col. Bute, vol. XXIX (Za serie), fol 31.
8 Idem, fol. 32.
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NOTICIAS SOBRE BAILES DE BRUJAS EN CANARIAS DURANTE EL S. XVII 7
Vemos, pues, en esta corta selección de documentos, cómo el
golpe y el zapato son elementos que se combinan para el conjuro
de males. La combinación puede ser de dos maneras:
a) Directa: el golpe es producido con el zapato;
b) Indirecta: el golpe es una palmada o varias, y a continua-ción
se opera con un zapato con~urandoa determinadas personali-dades
maléficas.
En la organografía, especialmente en algunas aportaciones
francesas y alemanas, se habla con insistencia del sentido de "li-beración"
que implica la acción de golpear. Se supone que la esen-cia
o la forma de aquella materia que golpea o que es golpeada de-termina
generalmente, por concordancia de símbolos atribuidos a
oloje¿os percuioroe paer cu'udos, e, de la liLdrZcibn.
No deja de ser curioso observar que la idea que se tiene del
significado de las palmas y zapateado en los bailes es la de una
liberación del mal, una invocación al bien y a las fuerzas nobies
como el amor y la amistad. En realidad, si de generalizar se trata,
los documentos que acabamos de examinar muestran lo contrario
a los amantes del vago y dudoso mundo de las interpretaciones de
los símbolos: el golpe de zapato o la palmada con intervención del
zapato sirven para librarse del bien, para invocar al mal y al amor
adúltero o ilícito. A la vista de esto, será interesante reconsiderar el
sentido que se puede atribuir a ciertos bailes hispano-portugueses
ricos en zapateados y palmas; sobre todo el de aquellos en los que
se suponen raíces rituales o mágicas.
4.-ALUSIONES A BRUJAS QUE BAILAN.
Examinaremos a partir de ahora una serie de casos en los que
se habla de bailes propiamente dichos. En primer lugar, veamos
dos &yiaraciones en las que siiiiPieiiieiiie a biWjaa que
bailan, sin entrar mucho en detalles sobre las circunstancias de la
danza.
El 16 de diciembre de 1670 fue examinado ante el Santo Oficio
de Las Palmas un individuo llamado Juan Pérez, de cuarenta y
Núm. 16 (1970) 45
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cinco años de edad, "vecino de la Costa de la Iriaga, medianero
de doña Juana Huerterlin [esto es : Westerling] , viuda de Francis-co
Amorato". Juan Pérez testificó contra Leonor Morales, mujer
de Francisco Pérez, "vecinos de dicha Costa de la Iriaga, media-neros
de la hacienda de don Francisco Manrique", y dijo
" ... que por estas bendimias passadas hizo un año que, abiendo
estado este testigo una noche 'guardando sus viñas, vino al
amaneser a su cassa, y entrando le dijo María Rodrigues, su
muger, que auía estado muerta aquella noche; y preguntán-dole
qué auía tenido, respondió: que auian brujas a bailar a
la puerta de cassa con castañetas, y que una dellas, que en-tró
dentro de cassa y se le echó ensima, que con el peso la
aflijía, y que hiso oración al bendito San Siluestre para que
l.-. l:L-..-"n -- m..- l n 2:;- m..?. " 3 m,. m- Lq.l-.;n..m n-nn.-P..-.A"An .-. ia iluranac, y yuc ir? u r j u yur; u i iiu DG u u u r c r a ciibuiiiciiuauu a
San Siluestre, que por aquel palmo de cara que se lo auía de
pagar, y que la conoció quién era; y pregunttmdole éste
quién, respondió que era la dicha fulana de Morales; y que le
voluió a preguntar en qué la auía conocido, y respondió que
en la habla, que como vezina y auer tenido con ella algunas
conuersaciones la conocía muy bien ; y que luego, después des-to,
la dicha Morales entró en cassa de este testigo y queda-ron
admirados de verla en dicha ocasión, porque no tenían
comunicación entonses " O.
La oración de San Silvestre, que aquí se cita, está aún viva en
determinados sectores de la población canaria. Dice así :
San Silvestre de Montemayor :
guárdame mi casa
y todo mi alrededor;
líbrame de las brujas,
putas hechiceras,
y del hombre malhechor,
y de aquel que para mí
tuviere mala intención.
(Tenerife) lo
9 A. 1 C . col. Bute, vol. XXVII (2 serie), fol 266
l o Recoge esta versión María Rosa Alonso en su artículo Folklore znfan-tal,
en "El Museo Canario" (Las Palmas de Gran Canaria), V (19441, nú-mero
12 (octubre-diciembre) , p. 33.
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NOTICIAS SOBRE BAILES DE BRUJAS EN CANARIAS DURANTE EL S. XVII 9
O bien :
San Silvestre de Montemayor :
cuida mi casa y mi alrededor
de brujas hechiceras y de hombre malhechor.
(Lanzarote.)
Otro curioso acontecimiento es el que relata el licenciado don
Lorenzo Bencomo, presbítero, de cuarenta y un años, quien a 23
de febrero de 1667 denuncia en La Laguna a Juan Phez Carvajal,
"hombre de mediana estatura, visgo al parecer, y el color del ros-tro
algo trigueño, que dixo viuía en la uilla de la Orotaua en caza
del capitán Diego Benites de Lugo, el qual dixo a este testigo que
er2 natUrzt! de Herés 4e !!a Frontera, en e! Reyriu de Andz!.cizia".
Es el caso que, habiendo enfermado de enfermedad descono-cida
María Magdalena, moza doncella, hermana del clérigo decla-rante,
los médicos no supieron curarla ni dar con el origen de su
mal. Por ello, la familia contrató a dicho Juan Pérez Carvajal, al
parecer un verdadero charlatán, para que sacase del cuerpo de
María Magdalena al demonio que, por maleficio de alguna hechi-cera,
se había alojado en él. Cierto día,
" el dicho Joán Feres de Caruajal vino a esta dicha ciudad,
a caza deste que denuncia, a darle noticia de la mejoría de la
dicha su hermana, y en presencia de Bernardo Lorenco, her-mano
de éste que denuncia, sin auer otra persona, les contó
cómo la noche que curó a la dicha enferma estubo en ora-ción
mucha parte de la noche, y que el demonio le hizo mu-cha
guerra echándole tierra, tocándole buzios, y tocándole
atanbores y otros ruidos, y que bido vna muger bailando a
aquellas oras, y que era la que auía hecho el maleficio, y que
la dicha muger arrojó un muñeco debajo de vna higuera ..." 'l.
Bernardo Lorenzo Bencomo, hermano del testigo anterior, re-lata
sepisdamente la misma dudosa historia & péyaz &~y-jg!,
añadiendo, con respecto a la bruja danzante, que era "vna muger
bailando por el aire".
En estos dos casos se revelan algunos detalles aislados que son
11 A. 1 C - col Bute, vol XXXI (2 @ serie), fol 16.
NUnz 16 (1970)
O Unversdad de Las Palmas da Gran Canara Bboteca Unverstara Memora D g t a de Canaras 2004
10 LOTHAR SIEMENS HERNÁNDEZ
interesantes : conciencia de una relación directa entre la danza y el
maleficio; <baile acompañado de castañetas; presencia (en el caso
más verosímil) de varias mujeres danzando, a una de las cuales se
acusa como la principal ... Encontraremos repetidos estos porme-nores
en otros documentos que examinaremos a continuación.
5.-LOS BAILES DE TRES BRUJAS.
En la villa de San Sebastián de la Gomera, a 12 de marzo de
1653, testifica, ante el comisario inquisitorial, Margarita, "escla-va
del alférez Juan Fernando Méndez", mujer de unos veintiséis
años de edad:
". . . dixo que aurá tiempo de quatro años que ésta que decla-ra
estaua parida de una criatura varón, y antes de estar bau-ticado,
poco antes que los gallos cantasen, media ora poco
más o menos, estando dispierta y acostada en su cama con su
criatura, oyó un cumbido sordo que se entró por la corre-dora
y cassapuerta de su amo, bibiendo ésta que declara en un
aposento baxo que está en la dicha corredora a mano yzquier-da,
donde al presente abita y duerm,e, teniendo la puerta del
aposento trancada, vido la dicha puerta abierta de par en
par, y bió {hilar en medio de la misma corredora, de la banda
de afuera de su aposento, baylar y festexarse muchas muje-res,
de las quales entraron tres dentro del dicho su aposento,
y esta declarante las vió y conoció por ser vqinas en el tiem-po
que esto su'cedió, desta dicha villa las dos y la una del
campo " Ix2.
La intención de las tres mujeres, cuyos nombres cita la testifi-cante,
era arrebatarle el niño, de lo que ella lo libr6 protegiendo
a la criatura entre sus brazos contra su cuerpo. Los casos de vam-pirismo
brujeril con relación a criaturas no bautizadas eran abun-dantes.
Aun actualmente, en Las Lagunetas (Gran Canaria), tuve
ocasión de oír de boca de un pastor l3 relatos de este tipo, en los -
12 A 1 C : col. Bute, vol. WI (1.1 serie), fol 138
13 Vicente Gutiérrez González, de setenta tres años (en 1962), ove-jero.
48 ANUARIO »E ESTUDIO8 ATLANTICOS
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NOT?CIAS SOBRE BAILES DE BRUJAS EN CANARIAS DURANTE EL S. XVII 11
que citaba hechos y nombres concretos; añadía que mientras el
niño no esté bautizado conviene taponar muy bien las rendijas y
el agujero de la llave de la habitación donde duerme, para evitar
la entrada de las bnijas.
Lo que más importa del caso de Margarita, esclava del alférez
Juan Fernando Méndez, es su referencia a "muchas mujeres" que
bailaban y se festejaban fuera de su aposento estando ella parida.
Este tipo de fiestas nocturnas ha sido muy corriente en Canarias
hasta nuestros días, y se basaban en la creencia de
que contribuían a ahuyentar a las maléficas brujas. En este caso
de la Gomera, por tanto, es posibIe que tres mujeres malignas en-cubriesen
sus intenciones tras la máscara de un baile que no de-bería
levantar las sospechas & !a vecindad.
En 1607 se sigue en Las Palmas proceso contra María García,
natural y vecina de Teror (Gran Canaria), "por hechicera y pacto
con el demonio". El fiscal, entre otros cargos, le imputa el
siguiente :
"Cap. 3. Iten, estando muj al cabo cierto vezino del
dicho lugar de Teror, con quien trataba en mala parte la
dicha María García, fueron vna noche ella y otras vezinas a la
cassa del dicho enfermo y, en su apossento, bajlaron y le
bahearon viéndolas él solamente y no las pudiendo veer las
personas que estaban con el dicho enfermo" 14.
La acusación era algo tendenciosa, por lo que la rea negó que
este punto fuera cierto. Al fiscal le interesaba resaltar lo que de
sobrenatural hubiese en el hecho : la invisibilidad de las danzantes.
Cabe tal vez una versión más verosímil del caso, examinando direc-tamente
el testimonio del cual procedía la acusación. Se trata de
la declaración de María Blanca, mujer de Amaro García, labrador
de Teror:
"y %gmismOy h r'~~fiCarIerltqe p , ea~La,ll=~-OfiY - 8l
cabo Martín Lorenco, vezino del Palmar, con quien trataba
a mala parte la dicha María García, habían ydo vna noche
ella y Marcelina, diffunta, y honor Delgada, muger de Fran-cisco
González, y sin que las viesen los que estaban con el en--
fermo, sino solamente él, habían bailado en su aposento, y
14 A. 1 C.: col. Bute, vol. XI (2.n serie), fol 162~.
Núm. 16 (1970)
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la dicha Marwlina le habia vaheado, con lo que por la ma-ñana
se habia sentido bueno" 15.
Acaso haya que interpretar que "los que estaban con el enfer-mo"
son los que se encontraban en casa del enfermo, a quienes las
tres mujeres no permitieron el acceso al aposento para presenciar
el baile.
A la vista de los casos precedentes de bailes brujeriles abserva-dos
por personas que se encuentran solas en circunst;tncias criticas,
siempre nos queda un resquicio de duda, pues bien se pudiera tra-tar
de charlatanería o de alucinaciones propias del delirio o del
miedo nocturno.
Importa recalcar el número tres, referido a las hechiceras ejecu-tuntw
de !a Gama. ac~~traremwr eiterallsxm~krP. ~ rme se
tratará ya de visiones más o menos increíbles, sino de hechos pro-bados.
Veamos el caso ocurrido a Antonio Soriano, hombre por lo
visto poco temeroso de las hechicerías, quien una noche logró ca-zar
a cierta bruja danzante que, tocando las castañetas, le hacía
el son a otras dos:
,En octubre de 16% se recogen en I c d (Tenerife) informacio-nes
acerca de una mujer llamada María Canaria, de calor parda, na-tural
de la isla de Gran Canaria y vecina de Garachico, en Tene-rife.
El motivo era un rumor que habia llegado al comisario de la
Inquisición sob~reu na petición a María Canaria formulada por cier-to
clérigo arrestado, para que le hiciese maleficio a determinado
miembro del Santo Oficio que le habia denunciado y por cuya caU-sa
se encontraba preso 16.
A través de las testificaciones de vecinos de Garr~chicos, e com-prueba
que María Canaria era hechicera veterana, experta en hacer
toda suerte de maleficios. María de Armas y Aljonas, de veinte
años, declara, entre otras cosas, lo siguiente:
". .. que el jueibes passado de parte de tardle, que se con-taron
ka diaa dosL& dicho & uebbre, es+a ++
tigo en compañía de la dicha su madre y hermana visitando
a Joan de Owrio y su mujer ... entró en la casa... Antonio
16 Idem, fol. 9Bv.
a6 A. 1. C.: leg. XXV, Nr. 1, fol. 265.
50 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
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NOTICIAS SOBRE BAILES DE BRUJAS EN CANARIAS DURANTE EL S. XVII 13
Soriano, hombre wsado, y dixo que el miércoles, que se con-taron
dos días deste dicho mes de octubre, que a media noche
encontró en la calle, en donde dissen los Quatro Cantillos, a la
dicha María Canaria desnuda, bailando con unas castañetas
en compañía de otras dos mujeres, a las quales dos mujeres
no conosió porque juieron y dejaron soIa a la dicha María
Canaria, a quien el dicho Antonio Soriano dio de sintarazos,
y que la dicha María Canaria amenasó al dicho Antonio So-riano,
disiendo que se la auía de pagar ..." 17.
Otra versión de este hecho, con ligeras variantes, nos la da la
testigo María Marquesa :
". . . estando esta testigo en visita en cassa de Joan de Qs-sorio,
entró en la cassa del dicho Joan de Ossorio Antonio
Soriano, hombre cassado, y dixo que ei miércoies, que se con-taron
dos días del dicho mes de octubre, encontró a media
noche, en la calle que dissen los Quatro Cantillos, a la dicha
María !Canaria en compañía de otras dos mujeres, desnuda
y descalsa de pie y pierna, bailando con castañetas que la di-cha
tocaua, y que las dichas dos mujeres no las conosió, por-que
se ausentaron, y que a la dicha María Canaria le dio el
dicho Antonio Soriano dos sintarassos, y que la lleuaua para
la cársel, pero que la dicha María Canaria, con súplicas y lá-grimas
pidió y rogó al dicho Antonio Soriano que no diese
quenta a jues alguno de lo que auía passado ..." 18.
@
A las circunstancias de la nocturnidad y de tratarse de tres mu-jeres,
una de las cuales, la principal, hace el son con unas castañe-tas
-hechos estos que ya han aparecido dispersos en testificacio-nes
anteriores-, se añade ahora el desnudismo. En su momento
veremos otras alusiones a bailes de brujas desnudas a la media no-che.
Hay noticia de otro curioso baile nocturno de tres mujeres "con
panderillos y velitas encendidas", según testificaciones recogidas
en marzo de 1674 en La Laguna (Tenerife) U9. El día 5 de ese mes
&clara ante eI ~mnisarmd e !a IncpisidSn 1% vecim de dichr. viu&U
doña Isabel Ibarra Espinosa y Anguiano, doncella, quien
17 Idem, fol 266.
18 Idem, fol. 267.
19 A. 1 C : col Bute, vol. XXI (1.8 serie), fols. 24 SS.
O Unversdad de Las Palmas da Gran Canara Bboteca Unverstara Memora D g t a de Canaras 2004
"... denuncia a doña Jacobina de Ocampo :y Huesterlin,
viuda del licenciado don Bernardo hzcano, vezina desta ciu-dad;
y es el caso que estando de visita en casa tiesta que de-nuncia
doña Ana de Ascanio, viuda ... avrá tiempo de un año ...
le contó cómo le avía dicho don Juan de Vargas, ja diffunto,
que yendo a su casa a media noche por la Pila Seca, que viuia
junto a la Concepción, encontró una danqa de mugeres con
panderillos y velitas encendidas, y que al entrar por su puer-ta
le dixo vn clérigo, que no le dixo el nombre: "Buena fies-ta
a tenido Vmd. en su casa esta noche", porque el tal clé-rigo
viuía cerca del dicho don Juan; y que el dicho don Juan,
al otro día, preguntó a Beatriz Suárez, por ser su conocida,
que le dixesse si auía conocido a las bruxas de la danca, y
que la tal le dixo que vna dellas era la dicha doña Jacobina
de Ocampo y Huesterlin.. ."
Doña Juana de Dhrra y Anguiano, que oyó el caso también a
Ana de Ascanio, lo narra exactamente igual que su parienta. Sólo
amplía el dicho del cura, el que alude a lo ruidoso del baile :
". . . Señor don Juan : buena fiesta a auido esta. noche en su
casa de Vmd., pues se venía abaxo con dancas y panderos ..."
Llamada a declarar Ana de Ascanio, quien había oído los he-ch3s
directamente a Juan de Vargas, mostró conocer la historia
con más detalles. El cura que sintió la "danca de bruxas con pande-rillos
y velas encendidas" había sldo, según ella, el
". . . maestro Juan Fernández Cupido, beneficiado de la pa-rroquial
de Nra. Sra. de la Concepción, que viuia muy cerca
del dicho don Juan de Vargas, el qual es ya faJlecido, y le
dixo: "Buena fiesta y ruido a auido esta noche en casa de
Vmd." Y el dicho capitán don Juan de Vargas, por la maña-na,
se fue en casa de Beatriz Suárez y le preguntó quién[es]
auían sido las de la danca y ruido, y la dicha Beatriz Suárez
le respondió que ella auía sido y doña Jacobina Ocampo de
Huesterlín, viuda, y doña María de Ascanio, ya diffunta, y
que no iban a hazerle mal, sino por festejarlo ..."
Evidentemente, el capitán Juan de Vargas había i.econocido a
i;na de las tres mujeres encubiertas que b'ailaban aquella noche
52 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
O Unversdad de Las Palmas de Gran Canara Bboteca Unverstara Memora D g t a de Canaras 2004
NOTICIAS SOBRE BAILES DE BRUJAS EN CANARIAS DURANTE EL S XVII 15
a la puerta de su casa; por eso, al día siguiente no se detuvo en
hacerle preguntas al cura, su vecino, sino que fue directamente
a casa de Beatriz Suárez, de quien sospechaba. Esta, al verse des-cubierta,
declaró quiénes eran sus dos compañeras de baile, y aun
se disculpó diciendo que no pretendían hacerle con ello mal al-guno,
sino festejarlo. Juan de Vargas murió poco después. La de-nuncia
ante el Santo Oficio contra doña Jacobina de Ocampo y
Huesterlin (o Westerling) sugiere que tal vez fuese ella la prin-cipal
de las tres brujas danzantes.
Será oportuno hacer una breve recapitulación de tipo formal
sobre los documentos examinados en este capítulo:
De los cuatro casos que acabamos de ver, se deduce que de-bió
existir un tipo de baile de tres brujas a la media noche, cuya
función era generalmente producir maleficios. Sólo en uno de los
casos, que se separa de los otros tres en el tiempo, pues se remon-ta
de cincuenta a ochenta años atrás, el ;baile de tres brujas apa-rece
ligado a la curación de un enfermo. Se mencionan como ins-trumentos
de sonido para acompañar estas danzas a unos ruido-sos
"panderillos", en un caso, y en otro a las castañetas, ya ob-servadas
también en uno de los documentos del anterior apar-tado
en relación con los bailes nocturnos de brujas.
Estos son los detalles más interesantes que se nos revelan acer-cz
de aquellos curiosos "bailes de tres".
6.-m "BAILE DEL GORGOJO".
Hasta ahora se nos escapa todo detalle concreto sobre la mor-fología
misma de los bailes. No así en uno de los documentos que
veremos a continuación.
El 5 de marzo de 1682 se presenta ante el comisario inquisito-rial
en Telde (Gran Canaria) María Muñoz, de treinta y nueve
años, mujer de Juan Martln de las Indlas, vecino de las cuevas
de San Francisco de Telde, la cual
". . . denuncia que, estando el martes, que se contaron tres
de este mes, por la mañana, en casa de este testigo, Vitoria
San&es, tia. de este test;,-=d, ixc la sUis Una
O Unversdad de Las Palmas de Gran Canara Bboteca Unverstara Memora D g t a de Canaras 2004
LOTHAR SIEMENS 11ERNhNI)EZ
ger que otra muger estaba bailando a media noche desnu-da,
y no nombró quién;y que otra muger allí rsu uesina le
avía dicho que era bruja fina, y tanpoco no la nombró; y
a estas palabras estaban estas dos solas.. ." 20.
Prosiguiendo las investigaciones en torno a esta pista, fue lla-mada
a declarar el mismo día
". María Martín, muger de Juan Correa, vesinos desta
ciudad en las cuebas de San E'raneisco, de edad de beinte y
tres a ueinte y quatro años, la qual por descargo de su con-siensia
dise y denunsia: que el domingo primero de este mes,
estando en casa de Juan Calderin, su muger Ysabel Rodri-gmu.
ncnu A:-.-. m..,-. An+riw:n Dnm:nn" on-ír. ... ,1 A:...hr\ ..-e -v. ULAU yuc nilLuiua rbai iurca, ucguii rr; aula u i ~ n uu rla rliu-ger,
que no nombró, bailaba de noche, a la media noche, des-nuda,
el baile del gorgojo, que es de cuclillas dar saltos, y a
estas palabras estgba presente el dicho Juan Calderín, y que
la dicha Antonia Ramires está en opinión de bruja, y que
esta es la berdad por el juramento que tiene fecho ..." 21.
Esta descripción detallada del baile abre interesarites posibili-dades
a la investigación de ese tema en el folklore aetual de Ca-narias.
Por mi parte, sólo he realizado un rápido sondeo, cuyos re-sultados
han sido positivos. La alusión al "baile del gorgojo'' se re-cuerda
vagamente en el norte de Gran lanaria (Altos de Guia y
Gáldar) y también en la zona de Telde.
Destaco en primer lugar la información de un hombre sexage-nario,
natural de los Altos de Guia ", quien afirma (como otros in-formantes
de aquella zona) que en su tiempo el "baile del gorgojo"
no se practicaba, pero que oyó hablar muchas veces de él a sus
mayores como de cosa muy antigua. Siendo, según recuerda, me-nor
de cinco años, su madre solía ponerle a él y a sus hermanos "a
bailar el gorgojito" de cuclillas. Asegura que era baile de dos pa-rejas,
formando un cuadrado, en los extremos de cuyas dlagonaies
se situzvban los dos hombres y las dos mujeres. Dando saltos se
20 A. 1. C col Bute, vol XXII (l-erie), foi 144
21 Idem.
22 Andrés Dfaz Benitez, de Lomo el Pino, nacido en 1901.
54 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
O Unversdad de Las Palmas de Gran Canara Bboteca Unverstara Memora D g t a de Canaras 2004
NOTICIAS SOBRE BAILES DE BRUJAS EN CANARIAS DURANTE EL S XVII 17
mudaba en el transcurso de la danza de esquina y de pareja, al
son de la siguiente melodía:
El baile del gorgojito
se bailaba de coclillas,
doblándose las rodillas
y de brinquito en brinquito.
Otra informante, que aportó datos muy completos, procede de
Tenerife 23. En esta isla era "el gorgojo" un baile que se celebraba
en reuniones familiares o sociales (la informante habla de "baile
de sociedad", dándole un sentido de reunión de personas que se
conocen entre si para divertirse). Las mujeres, agarrando y tor-ciendo
con una mano las dos puntas de la falda entre las piernas,
para darle forma de pantalón, se disponían en fila de cuclillas fren-te
a otra hilera de hombres en igual postura. Con el acompaña-miento
de una o varias guitarras comenzaba el baile, dando todos
saltos de cuclillas. Un hombre cantaba la primera estrofa:
El gorgojo está en la peña :
d' onde está me hace señas
que me vaya, que me vaya,
que me vaya a dar con ella.
23 María Cabrera Ramayo, de sesenta y cinco años (en 1969), natural de
La Laguna y desde joven reddente en Las Palmas, donde trabaja en el ser-vicio
dom4stico Ino referente al "ba,aale del gorgojo'' lo presenció de mia en
La Laguna, y aun le 0y6 hablar sobre el tema muchas veces a su madre
Núm. 16 (1970) 55
O Unversdad de Las Palmas de Gran Canara Bboteca Unverstara Memora D g t a de Canaras 2004
18 MTHAR SIEMENS HERNANDEZ
El hombre avanza entonces solo, saltando, hasta una mujer que
ha elegido y, emparejados, bailan juntos el uno frente al otro,
mientras los demás, siempre saltando de cuclillas e11 su sitio, van
turnándose en cantar la estrofa e ir hacia su pareja para incorpo-rarse
a la danza, cada vez más confusa y desordenada. La gracia
del baile consistía en que el tocador o tocadores iban acelerando el
tempo poco a poco, para que todos tuviesen que saltar más aprisa.
Así se llegaba al punto en que, en medio de la hilaridad y del fre-nesí,
tropezando unos con otros, algunos caían, a las mujeres se les
soltaban las faldas, etc., etc., etc.
Tras esta explicación cobra sentido el dicho de un vendedor
ambulante de "tunos" en Telde, quien, según me explicaron al pre-guntar
por este baile, cuando sus feligresas le asediaban en masa
increpándole cada una para que le despachase antes que a las otras,
decía, haciendo ademán de atender a todas desordenadamente :
"¡Venga, venga, como el baile del gorgoJo, como el baile del gor-gojo!",
como queriendo decir ";deprisa, deprisa !".
Pese a los detalles declarados por la informante de Tenerife,
pista se negO roti.~ndamente a reconocer que supiese la. melodía pro-pia
del baile. No se acordaba. En cambio, recogí otra versión mu-sical
de Gran Canaria a una persona que la había escuchado mu-chas
veces, hacia 1915, a cierta vieja planchadora de Vegueta, si
bien no tenía noticia de que perteneciese a un "baile del go~go~o".
56 ANUARIO DE ESTUDIO8 ATLANTICOS
O Unversdad de as palmas de Gran Canara Bboteca Unverstara Memora D g t a de Canaras 2004
La letra demuestra que también la mujer podía ser quien iniciara
el baile y escogiese a su pareja:
Mi gorgojo está entre peñas :
desde allí me jase señas
que vaya de aquí a un poquito
a bailar con mi gorgojito.
a i s t e otra letra popular en Tejeda y Tirajana (Gran Canaria)
en la que se cita al gorgojo, si bien se canta como isa o jotilla y
nada tiene que ver actualmente con el baile que es objeto de nues-tra
atención. Es la siguiente:
Anoche me picó un bicho,
yo creí que era un gorgojo;
anoche no lo cogí,
pero esta noche lo cojo.
Esta copla, que suele despertar irónicas risas entre la gente
del pueblo, puede tener un sentido erótico si atendemos al doble
significado atribuible al sustantivo bicho y a los verbos picar y
coger, además de la alusión a. la noche. Es posible que proceda de
la órbita del baile del gorgojo, animalucho también mencionado
aquí. Añádase que "gorgojo", en boca de mayores dirigiéndose a
niños de corta edad, es en Gran Canaria sinónimo de "cariño" (mi
gorgojito = mi queridito).
La línea melódica de los dos primeros cantares recogidos es bien
diferente. Por su carácter anodino y reiterativo, el uno parece
remontarse más atrás que el dos en el tiempo. Por otra parte, el
segundo, cuya melodía sufre tal vez la incorporación de gustos de-cimonónicos
y que observa una marcada dependencia armónica (la
polaridad tónica-dominante se trasluce claramente), presenta
cierto parentesco con una de las polkas que, precisamente en ei si-glo
XIX, se popularizó en Canarias, y que aún hoy se canta. E1
único punto de contacto entre esos dos cantos "del gorgojo" se
aprecia en la estructura rítmica predominante en la que tan dis-pares
melodías han sido encuadradas: dos semicorcheas y seis
20 LOTHAR SIEMENS IIERN~NDE~
corcheas, seguidas de una pausa de corchea, adaptadas a un com-pás
binarro en el que los tiempos fuertes caen sobre las colrcheas
pares de dicha estructura. Pero mientras en la melodía primera las
dos semicorcheas se intercalan en tercer lugar, en la segunda pre-ceden
a las seis corcheas :
-
Es sintomatico que el cuarto verso dei segundo cantar presen-te
la combinación de ambas estructuras rítmicas (dos semicorcheas
en primer y en tercer lugar).
Prescindiendo por ahora de la música, nuevas versiones de la
cual pueden recogerse aún en las Islas, me parece interesante
la siguiente cuestión: ¿Era el gorgojo un baile de brujas que des-pués
del siglo xw se incorporó a las diversiones sociales en los me-dios
rurales de Canarias, o existía desde antes y fueron algunas
brujas las que, en un momento dado, lo adaptaron a su repertorio
de prácticas profanas ?
Aunque no se pueda dar una respuesta a esta pregunta, cierta
tradición popular infantil nos da alguna luz sobre el tema. Se
trata de un entretenimiento que se recuerda por lo menos en Gran
Canaria y en Tenerife. En esta Última isla se practica todavía, al
parecer, pues Luis Diego Cuscoy lo incluylj en una de sus desta-cadas
aportaciones folklóricas 24. 33,s el juego que denomina "El
rosario de mi comadre", cuyo desarrollo, siguiendo siernpre las ex-plicaciones
de Diego Cuscoy, es el siguiente :
2.4 LUIS Diego Cuscoy. Pozklore infantd (La Laguna de Tenerue, 19.13),
phg 45 Se trata de una vanante muy particuiar ciei luego que en Gran a-nana,
así como en 1st Península e HispanoamBrica, se conoce bajo el nombre
de "Comadre la rana", ya documentado, según aportaciones de Rodríguez
Marin, desde el siglo XVI La vers~6n de Tenenfe, por su tendenciosidad ma-niiiestamente
sospechosa, me parece un caso aparte, y al menoai tan impreg-nado
de prhcticas ocultistas como lo está el brujerll "Baile del gorgojo" de
prácticas infant~les.
58 ANUARIO DE ESTUDIOS .4TLANTICOS
O unversdad de Las palmas de Gran Canara Bboteca unverstara Memora D g t a de canaras 2004
NOTICIAS SOBRE BAILES DE BRUJAS EN CANARIAS DURANTE EL S. XVII 21
"Dos grupos de niñas. Todas en cuclillas, y unas frente a otras.
Ehtre las directoras de cada grupo se entabla este diálogo:
-;Ah, comadre ! i Vamos a misa ?
-No tengo camisa.
-¿Vamos al sermón ?
-No tengo camisón.
-Présteme su rosario.
-No tiene cruz.
-iAy, Jesús! ;Ay, Jesús, que el rosario de mi comadre no tie-ne
cruz!
Estos tres Últimos versos los corean todas las niñas dando sal-titos,
de cuclillas."
El parentesco entre esta práctica y el "baile del gorgojo" parece
evidente. Pero más Interesante es la existencia, en el texto, de ele-mentos
con marcado espíritu antirreligioso. un rosario sin cruz,
unas excusas para no asistir a la misa ni al sermón, y hasta tal
vez una solapada alusión al desnudismo ("no tengo camisa, no ten-go
camisón").
La íntima relación entre el grotesco "baile del gorgojo" y la
brujería, pues, debió ser norma en otro tiempo.
BAILES DE BRUJAS EN CANARIAESN EL SIGLO XX.
A lo largo de este artículo he ilustrado algunas noticias del si-glo
XVII, con breves alusiones a acontecimientos de brujería que se
clan o se han dado hasta hace muy poco tiempo en Canarias. A
pesar de ser el de las brujas un mundo en el que muchas veces la
imaginación participa en primer término, es evidente que las ideas
y los hechos se repiten a través del tiempo, y a veces con asombro-sa
aimilitfid. Ffiadp hah!~rgp,p ~ tran t~,& 2 ~ h2p j j ~ r it~r.k di~ie-nal
en Candrias, cuyas características actuales bien merecerían un
detenido estudio.
El tema de los bai'les continúa latente; sin duda alguna cons-tituye
éste un capítulo digno de ser considerado al realizarse una
iri~v~euksgacioócrb, re tra&iciGr,es FL$sic+pGpU!ares e:: e! Arefipi&=
O Uriversdad de Las Palmas de Gran Canara Bboteca Unverstara Memora D g t a de Canaras 2004
go. Circunscrito, por razones de trabajo, a los limites de Gran Ga-naria,
isla por otra parte de las más pobres en elementos folklóri-cos,
sólo he recogido algún material sobre este tema, musical en
Tirajana, en el verano de 1W2 25, y recientemente en los Altos de
Guía.
La creencia generd es que las brujas realizan sus actividades
maléficas entre las doce en punto de la noche y la una de la ma-drugada.
Dicen en San Bartolomé de Tirajana:
De las doce a la una
corre la mala fortuna.
De la una a las dos
corre la gracia de Dios.
Quienes entre doce y una se encuentran aún en camino, es-tán
sujetos al riesgo de perderse, de despeñarse o de ser testigos
de escenas diabólicas producidas por las brujas, que a esas horas
se reúnen. Con relación a esta creencia vale la pena entrar en de-talles
:
Cuando un individuo, a la hora de las brujas, se encuentra con
algún impedimento en el camino (que su burro no quiere seguir
andando, que ha perdido inexplicablemente su rumbo, etc.) y oye
unas burlas y carcajadas que llenan el aire, ha de marcar una cruz
en el suelo y clavar en el centro un cuchillo : al punto aparecerá allí
presa, desnuda como Dios la trajo al mundo, la hechicera que le
está impidiendo su camino. Con ella ha de negociar, y no soltarla
hasta haberle arrancado la promesa de que lo dejará tranquilo.
Otras maneras hay de defenderse de las brujas a la hora de
sus actividades. Siendo así, segh es fama en Utiaca (San Mateo),
que suelen desaparecer definitivamente al cantar el primer gallo,
existe una fórmula para espantarlas cuando se las siente, que
dice así:
Canta el gallo blanco,
cal y canto.
finta gz:lu liiEu,
cal y entullo.
25 mtre los informadores de uno y otro sexo que allí interrogué, quiero
destacar al cabrero Francisco Ojeda Morales, natural de Riscos Blancos, de
sesenta y seis años de edad en aquel entonces (1962)
60 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
O unversdad de Las palmas de Gran Canara Bboteca unverstara Memora D g t a de canaras 2004
NOTICIAS SOBRE BAILES DE BRUJAS EN CANARIAS DURANTE EL S. XVlL 23
Canta el gallo negro,
i jurial para el infierno! 26.
Los ovejeros de toda la Isla, que en verano están sujetos a un
régimen de pastoreo nocturno, suelen llevar una o varias ovejas
negras con su ganado, en la creencia de que éstas les protejen con-tra
las brujas y "el enemigo" (el diablo). Por otra parte, en el
mundo pastoril de Gran Canaria es recomendación general no or-deñar
ni beber leche de cabra entre las doce y la una, pues las he-chiceras
acostumbran a adoptar la forma de este animal y, en caso
de caer en el engaño, no sería leche lo que se bebe, sino orines de
bruja.
Los que las han visto de noche afirman que no van desnudas,
ccmo es fama, sino que llevan sobre el cuerpo un fino ropaje trans-parente,
el cual deja entrever bien sus desnudeces ". Se las siente
cantar, bailar y reirse; sus carcajadas resuenan de risco en risco.
El canto que acompaña a sus danzas dice así:
De Francia sernos,
de Roma venimos:
hace un cuarto de hora
que de allá salimos.
Racimo de uvas,
racimo de moras:
i quién ha visto dama
bailando a estas horas?
Me fue imposible recoger la música de esta canción, ya que mis
informantes de Tirajana se negaron a cantarla, bajo el pretexto de
que la melodía no era fija ("las brujas cantan esto con la música
que le quieren poner..."). En cambio, me detallaron que tales bailes
---
26 Dictada por María Candelaria Marrero Shnchez, de sesenta y nueve
años, natural de Utiaca y residente en &nb Bngida.
27 Es aseveración de cierta mujer de (Santa Lucía, quien, por detalles que
me reveló, sospecho que ha tomado parte directa en dwersiones nocturnas de
este t~po Estando la brujería en Gran Canaria directamente relacionada con
la prostitución rural, se comprenderá, que silencie los nombres de informan-tes
que me proporcionaron determinados datos, algunas de las cuales viven
todavía.
son ejecutados por muchas mujeres, más de tres, y que se acompa-ñan
con cuatro tipos de instrumentos, dos de los cuales ya nos son
familiares en relación con los bailes de brujas a travks de los do-cumentos
del siglo XVII que hemos examinado: panderos, casta-ñetas,
cucharas y ralladores. Aunque poco conocidos en las ciuda-des,
estos instrumentos existen y se han tocado con profusión has-ta
hace poco tiempo en los medios rurales de Gran Canaria, con
motivo de toda clase de fiestas. Sobre ello daré cuniplida infor-mación
al tratar, en el momento oportuno, de la organografía po-pular
de esta isla.
%1 informante, natural de Lomo el Pino, ya citado en el capi-tulo
anterior 28, conoce el canto de las brujas. Nada sabe, en cam-bio,
sobre los instrumentos musicales que se usan, pues, en su opi-nión,
"los sones (= instrumentos) son como ellas quieren", es de-cir,
que pueden producir en el oído del caminante nocturno el efec-to
de varios instrumectos sonando sin tener ellas ninpno. El can-to
era "como si fuese un estribillo", a saber:
\ h @ a me -d;sr he - - m que BCX. eeí SQ - - mas.
De. Canaria somos,
de Madrid venimos :
no hace media hora
que de allí salimos.
Se trata de una variante emparentada con la primera de las dos
estrofas recogidas en Tirajana. Pero interesa fijarse en la adap-
28 Véase nota 22. El informante recuerda en especial dos encuentros con
brujas que tuvo, en unión de otros compañeros, cuando tenía unos quince años
de edad En un caso, el encuentro termnó con violenta reyerta, de la que las
tres mujeres maléficas, que habían encontrado de noche en una era, salieron
mal paradas. En otra ocasión, yendo en la oscur~dad tras una alegre pa-rranda
que se dirigía de Lomo el Pino a cierta fiesta en Barranco Hondo de
Abajo, se inteitpuso (según cuenta) otra parranda de brujas y desvió a los
rezagados, engañhndolos con cantos y bulla, de manera que, cuando se vr-meron
a dar cuenta, habían perdido su ruta e iban tras las brujas, las que
wonto guardaron silencio y desaparecieron como por encanto
62 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
OUnversdad de Las Palmas de Gran Ganara Bbloteca Unwrstara Memora Ugtal de Ganaras 2004
tación de los versillos de seis sílabas a una estructura rítmica rei-terativa
formada por cuatro corcheas más dos negras. Esta com-binación
aparece muy difundida en Canarias e Hispanoamérica, es-pecialmente
en canciones relacionadas con la primera infancia :
cantos de cuna y monerías. Como en el caso de este canto de bru-jas,
las melodías suelen ser de muy simple constitución.
Es evidente que este fenómeno musical (sin duda llegado desde
la Península) es de los más antiguos de nuestro actual folklore ca-nario.
Quién sabe si nos encontramos ahora ante una de las me-lodías
que, al son de castañuelas o panderos, ejecutaban danzando
a la medianoche las brujas canarias del siglo xm para producir ma-leficios,
movidas por la envidia, par la codicia o por los celos ...