SOBRE EL ORIGEN Y EDAD
DE LAS ISLAS CANARIAS
P O R
FEDERICO MACAU VILAR
Dr. Ingeniero de Caminos.
Vocal de la Asesoría Geológica de Obras Públicas.
Hasta hace relativamente poco tiempo sólo se conocían afiora-mientos
pétreos de rocas siálicas e l i c i~s la de Fuerteventura: sin
embargo, últimamente, los especialistas que se han ocupado de la
geología de las Islas Canarias, entre ellos, por ejemplo, T. Bravo
y H. Hausen, por citar sólo los más destacados, han localizado y
estudiado muy detenidamente numerosas formaciones plutónicas
de rocas ígneas granudas, de aquellas o análogas familias, en casi
todas las demás Islas, generalmente encontradas en el fondo de
los barrancos más profundos, donde la activa acción de la erosión
las ha ido dejando más o menos al descubierto.
Además de las numerosas citas de los autores que acabamos
de indicar, podríamos añadir, a título de ejemplo, algunas perso-nales,
como las muestras de micasienitas porfiroides con grandes
cristales maclados de ortosa y de biotita, que hemos encontrado
en el fondo del barranco de la Aldea de San Nicolás, en Gran Ca-naria,
o las de albitita, recogidas en el del Ingenio de la isla de la
Gomera, donde, formando un dique de varios metros de anchura
(fotos núms. 1 y 3) y muchos más de longitud en su parte visible,
2 FEDERICO M.4CAU VILAR
se encuentra esta rara roca filoniana, formada por un agregado
de granos hipidiomorfos de albita que constituyen más del 95 yo
de su masa, en la que aparecen pequeños granos de dos minerales
opacos, unos de pirita y otros probablemente de magnetita, con
finas venillas de calcita, que sólo ha sido citada, hasta ahora, en
California, donde forma también diques encajados en serpentina,
y en otras pocas localidades de Estados Un~dos y Australia (ver
A desm. petr. of Zng. roch, Johansen).
Múltiples restos de rocas igneas granudas siálicas se encuen-tran
también formando el zócalo o basamento de la isla de La
Palma, englobados en los poliédricos espacios interiores que dejan
entre si la densa malla de diques que lo atraviesan en todas direc- a N
ciones (fotos nhns. 2 y 4) y que una vez más la impresionante denu- E
dación habida en el interior de la Caldera de Taburiente ha dejado O n -
a! íJwc-d$iertzl elL ,al fuiido de la misina. - m
O
La existencia de estas raíces plutónicas en el basamento de E
E
todas las Islas indica, sin lugar a dudas, que su origen no puede 2
E
enfocarse desde el punto de vista exclusivamente volcánico, a pesar =
de ser estos fenómenos los que han proporcionado la mayor parte 3
-
del material visible que constituye su parte emergida; por el con- om-trario,
todo ello indica que dicho problema hay que relacionarlo E
con la propia historia de los Continentes, quedando por tanto total- O
mente descartadas aquellas hipótesis que, atribuyéndoles tal ori- n
gen, sitúan su nacimiento en las últimas épocas geológicas. -E
a
La aparición del Archipiélago Canario sobre la geografía te- 2
n
rrestre se remonta, en consecuencia, bastante más allá, siendo para n
0
nosotros, como vamos a exponer a continuación, contem~ránea 3
O con la orogénesis herciniana, hace, por tanto, del orden de los 200
a 250 millones de años, alrededor de los períodos Carbonífero-
Pé-ico en lag última etapas del Pale~z6ico.
Para situar en e1 tiemp, en una primerg apmximacih, el mi;
gen del Archipiélago Canario hay que tener especialmente en
cuenta dos principios muy importantes:
Foto 1.-Dique de albitita en el barranco del Ingenio en
la isla de Gornera. (Todas las fotografias son del autor.
salvo cuando llevan indicación expresa.)
Foto 2.-Rocas slálicas englobadas en la densa malla de
diques básicos descubiertos por la erosión en el barranco
de Taburiente. en el fondo de la Caldera del mismo nom-brc
en la isla de La Palma.
SOBRE EL ORIGEN Y EDAD DE LAS ISLAS CANARIAS 3
1.0 En cualquier zona volcánica es imposible que simultánea-mente
se produzcan erupciones con efusión de magmas básicos en
unas y de magmas ácidos en otras.
2.0 La variación de la composición química del magma no
puede producirse sin un largo período de lenta evolución pasando
por una época de transición en la que, como en todas las cosas de
la naturaleza, rige la ley de los dos pasos adelante y uno atrás.
Por otra parte, el volcanismo canario presenta una evolución
concordante con este segundo principio. Actualmente, en sus últi-mas
manifestaciones y desde la época post-docena, la naturaleza
de las lavas desparramadas sobre las Islas es eminentemente bá-sica;
pero bajo las coladas de los modernos basaltos plagioclásicos
se encuentran limburgitas, basanitas, tefritas, fonolitas, traquitas
y riolitas, a las que precedieron otras series de traquitas, fonoli-tas,
andesitas, basaltos y diabasas; es decir, que los actuales
magmas básicos se superponen a series cuanto más antiguas m&
ácidas hasta llegar 2 ri~litmm, & ~ Q & ~ Z2 S t r y ~q i Ae ntrzs
series todavía más antiguas, de acidez decreciente hasta las diaba-sas,
que corresponden a las primeras erupciones que tuvieron lugar.
El fenómeno de la variación del carácter ácido o básico de las
erupciones está íntimamente ligado con los procesos de transgre-sión
y regresión de los océanos sobre las masas continentales.
A este respecto, hace ya algún tiempo, hicimos un gráfico de
correspondencias eronológicas para Gran Canaria (fig. 1) (XX Comg.
Int. de Gol., Méjico, 19561, en el que se pone de manifiesto, con
el paralelismo de las curvas obtenidas, la correlación existente
entre los diversos ciclos de las distintas erupciones volcánicas con
los periodos de transgresión y regresión del mar, con relación al
continente del viejo escudo africano; y, de acuerdo con dicho grá-fico,
las series más antiguas conocidas en aquella Isla quedan si-epn
~ n i ~ c i d ~cnrinc ll~~ i ni&ció~ & 12 grm =,iesihn po&
herciniana iniciada a fines del paleozóico.
La existencia del basamento plutónico de las Islas, aunque
enmascarado por los materiales efusivos que lo recubren, cuyo
CORRESPONDENCIAS CRONOLOGICAS PARA GRAN CANARIA
PERIODO
0%
ISTCCEN
: y Z o c E N . '
3 0 MIOCENO
4 0
5 0 OLIGOCE~O
6 O
EOCENO
8 O
9 O
1 0 0
1 1 O CRETACICO
1 2 0
1 3 0
1 4 0
1 5 0 JURASICO
1 6 0
1701
DEVONIANO
3 0 o
WOVIMIENTO DELMAf
=N RELACIONAL ES,
lUDO AFRICANO
R O C A S - EFUSIVAS
SERIE ACIDA 1 SERIE BASlCA
EPOCA CORR 1S PONDIENTE 4 LA EXISTENCIA DEL BASAMENTO
FIG. 1
SOBRE EL ORIGEN Y EDAD DE EAS ISLAS CANARIAS 5
carácter está a su vez en intima relación con el proceso geológico
a que aquél ha tenido que estar sometido, lo mismo que este pro-pio
proceso, indican claramente, como ya hemos dicho, que el ori-gen
de las Islas hay que relacionarlo con la evolución histórica
de los Continentes, acerca de cuya historia, sin embargo, especial-mente
en la de aquellas épocas, todavía la Ciencia no se ha defi-
.nido de un modo concreto. No obstante, vamos a intentar ver cómo
puede encajarse el nacimiento de las Islas en las diversas teorías
hoy dia admitidas, aunque con ciertas reservas, por los diferentes
grupos de geólogos que se han ocupado de estos temas.
Al objeto de situamos en este proceso, es interesante recordar
brevemente el estado actual de los conocimientos generales que se
tienen acerca de la evolución y constitución internas de la Tierra
,y del origen de los ~ontinent&.
Como es sabido, rodeando un núcleo metálico de unos 7.000 kiñó-metros
de diámetro, de gran densidad, por las fuertes presiones a
que está sometido, llamado NIFE (NI de niquel y FlE de hierro),
se encuentra una capa de unos 2.800 'Km. de espesor formada por
materiales ultrabásicos ferromagnesianos y silíceos, de densidad
variable entre 3,32 y 5,66, llamada SIMA; ésta, a su vez, está recu-bierta,
aunque de un modo discontinuo, por una corteza de mate-riales
de naturaleza más ácida, más ligeros, y compuestos prin-
.cipalmente por sílice y alcmina, de densidad media 2,7, que se
llama SIAL.
Entre el S U y el SIAL existe, a veces, una zona de transi-
&ón, de materiales basálticos, de densidad 3 a 3,2, que se llama
SALSU.
La existencia de la discontinuidad que presenta la masa siálica
de la corteza terrestre, así como su espesor, variable entre grandes
límites, se ha comprobado modernamente por medio de los mé-todos
sísmicos de la Geofísica, que por otra parte la sitúa sola-mente
debajo de las zonas continentales de la superficie terrestre,
.extendiéndose, en los bordes de las mismas, sólo hasta una profun-didad
de 2.000 a 3.000 metros bajo las aguas de los océanos, donde
queda interrumpida, por lo que el fondo de aquéllos está formado,
a partir de dichas cotas, por el SALSm o por el SIMA direc-tamente.
;6 FEDERICO MACAU VILAR
La superñcie de contacto entre el SIAL y el SIMA se designa
con el nombre de "superficie de Mohorovicic", que se encuentra.
bajo los Continentes a una profundidad media del orden de loa
30 a 40 Km., y sólo a unos 10 Km. por debajo de la superficie cu-bierta
por los mares oceánicos.
Los mismos métodos sísmicos de la Geof ísica han revelado tam-bién
la existencia de una zona m& débil en la periferia del SIMA,
situada a unos 100 a 200 Km. de profundidad, caracterizada por
propagarse en ella las ondas sismicas a menor velocidad, lo que
hace suponer que se trata de una zona de mayor movilidad, que
corresponde a aquella en la que se podría verificar el desplazamien-to
de la parte superior con relación al núcleo interno. a N
Los Continentes aparecen, pues, como b!oques sueltos de SIAL, E
sumergidos en gran parte en el SIMA, y t a t o más cuanto más alta
O - sea la pPbeem e@da, de mafield y-de L--ampleii siei-rlpiie im ley=- -- m
O
del equilibrio isostáticos de acuerdo con los valores de las respec- EE
tivas densidades; de modo que si bajo la masa media de los Conti- S
E
nentes el espesor del SIAL es de unos 30 a 40 Km., bajo el Hirna- =
laya, por ejemplo, llega casi a los 70 Km.. 3
La superficie de los bloques siálicos que forman los Continentes,. - -
0m
además de ser discontinua, es, como se sabe, bastante más redu- E
cida que aquella en la que el SIMA forma la corteza de la tierra O
directamente, aunque recubierto por los océanos, ya que los Con- -
tinentes ocupan sólo el 29,22 OJo del total de la superficie terrestre. E a-
En cuanto al relieve externo de la corteza terrestre, o sea el
l -
de los Continentes y el del fondo de los mares, parece a primera - 0
vista muy irregular; pero si se dibuja su curva hipsográfica, se 3
observa en seguida la existencia de dos niveles dominantes: uno O
sobre el nivel del mar que corresponde a la altura media de la pla-taforma
continental, situada a la cota aproximada de 10s 1.0On me-tros,
que pertenece al SIAL, y otro que queda por debajo de aquél,
a la profundidad media de los 4.000 metros, perteneciente al SiMA.
La figura 2 representa esta curva hipsográfica en la que, como
compendio de lo que acabamos de exponer, figuran además las pro-fundidades
y situaciones medias teóricas del SIAL, SIMA, SAL-S=,
etc., etc., sobre lo cual volveremos más adelante, al hacer el
cálculo de las raíces siálicas de los bloques isleños.
472 -4NLrAEI0 DE ESTUDIOS ATLBNTICOS;
SUPERFICIE 1 1 MOHOROVlClC
8 FEDERICO MACAU VILAR
La discontinuidad de la masa siálica, que queda formando blo-ques
sueltos enclavados en el SIMA, y sus causas constituye uno
de los problemas fundamentales que tiene aún planteado la Geolo-gía.
Para explicar dichas causas se han elaborado muchas hipó-tesis
y concebido ingeniosos procesos, que pueden engiobarse en
tres grandes grupos: el de los partidarios del "movilismo", neolo-gismo
que se aplica para indicar los movimientos de los Continen-tes
a la deriva; el de los del "fijismo", que sustentan las teorías
basadas principalmente en la contracción de la corteza terrestre,
y el de los que se inclinan sólo por un "m~vilismor elativo".
Entre los primeros figura, como prototip, la famosa y cono-cida
versión de Wegener sobre la "deriva general de los Continen- a N ts", cuya síntesis expuso dicho autor en 1915, y que tuvo como E
predecesores, entre otros, a Taylor (1910) y Argand (19141, y como O
n
continuadores a Molengraaff (1928) y Russo (1933). -- m
O
Entre los del segundo grupo se encuentran principalmente: EE
Holmes, que en 1929 puso al día las teorías de ias corrientes de 2
E
convección que iniciaron HopBins (1839) y Arnpferer (1906), y han -
modernizado y fundamentado últimamente Griggs (1939), Hiils 3
(19471 y el p ~ p l oEo lrnes (1351). - -
0
m
Participando en parte de ambas teorias está el grupo de los E
eclécticos, con las aportaciones de Daly (1938) y Meinesz (1947). O
La aparición en los medios científicos de la exposición de -We- n
genw (Die E&st~hu.n,gd er Xo&imente wnd Oxeme, Braunschwelg, E a-
1915) produjo una gran sensación en el rrimdo de la Geología, que nl
la acept6 casi sin reservas. n
n
Posteriormente tuvo, sin embargo, muchos detractores, que, 3
O oponiendo serias dificultades a la misma, iniciaron cierta tendencia
hacia su revisión casi total, aunque los últimos estudios sobre el
magnetismo residual de las rocas eruptivas, y !a radio-actividad
terrestres parece que han aportado nuevos argumentos científicos
en favor de estas teorías que, en un principio, puede decirse que
Wegener, m& que deducirlas, las había sólo intuido.
@pín la hi,ní>t-is de la "deriva general de los Continentes".
fue precisamente a fines del paleozóico, Carbonífero-Bérmico, es
decir cuando tuvo lugar la orogénesis herciniana, cuando se inició,
después de la rotura del Continente de Gondwana, el desplazamiento
474 AXUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
SOBRE EL ORIGEN Y EDAD DE LAS ISLAS CANARIAS 9
general hacia el oeste de las masas fragmentadas, aunque cada
trozo con distinta velocidad.
De haber ocurrido así las cosas, el origen de las Islas Canarias
quedaría encajado de la siguiente forma:
Al empezarse el gran desplazamiento hacia el occidente de la
masa que iba a constituir el Continente americano, una vez desga-jado
éste del viejo escudo africano, el rozamiento de su masa siálica,
sobre el material del SIMA, mucho m& denso, provocó que del
fondo del zócalo del primero se desgajaran trozos que, quedando
sumergidos en el SIMA, por inercia continuaron su viaje aunque
FIG. 3
con mucha más lentitud y tendiendo, por su menor densidad, a emer-ger
del mismo (fig. 3).
%te movimiento ascendente y las presiones originadas por la
mayor densidad del SIMA envolvente, junto con la propia inercia
de estos bloques de SIAL, originaron sobre ellos las primeras erup-
&mes de carácter básico, expulsando los materiales del recubri-miento
del SIMA existentes sobre dichos núcleos siálicos, que ten-dían,
como acabamos de decir, a emerger de aquél.
Ektas erupciones fueron transformando cada vez más su carác-ter
básico en ácido, a medida que el niicleo siálico iba asomando
hacia arriba, hasta que, más o menos agotada la masa siálica sus-ceptible
de transformarse en magma efusivo, y frenado desde hacía
tiempo el movimiento de los bloques isleños hacia el oeste, empe-zaron
a reproducirse las erupciones básicas, principalmente por sus
vertientes orientales, como consecuencia de que, por efecto del fre-nado
sufrido en su movimiento de traslación, sus frentes occiden-taies
quedaron más compactos, mientras que por ei iaüo contrario,
repitiéndose el fenómeno del rozamiento SIAL-SIMA, se originaron
nuevas grietas o superficies de distensión, que se formaban ya
.lo FEDERICO MACAU VILAR
desde antes de su parada definitiva, y a través de las cuales ha.
seguido manifestándose todavía la Jáltima fase antes indicada del
volcankmo, que ha llegado a la época actual, con efusiones de
magma básico, por disminución de la presión superior que antes
ejercía el magma siálico, ahora ya muy disminuído y posiblemente
casi agotadas sus posibilidades de erupción.
Todo ello, evidentemente de un modo lento, y siguiendo la men-cionada
y conocida ley de los fenómenos evolutivos naturales, de
los dos pasos hacia delante y uno hacia atrás.
Según esta hipótesis, dejando aparte la relativa juventud de los
materiales que se encuentran recubriendo la mayor parte del re-lieve
externo de las Islas, su raíz tendría una antigüedad referible,
por lo menos, al Pérmico o al Carbonífero, que es cuando, segían
Wegener, se inició el gran movimiento de la "deriva general de los
&nti-~tes", hdCis el oeste, a pzLtii- de la irrasa del bloque COiiti-nental
africano.
Sin embargo, estas teorías no están aún universalmente acep-tadas,
en especial por los partidarios de las "corrientes de con-vección",
que hoy por hoy, a pesar de las últimas comprobaciones
de ciertos aspectos de aquéllas, gozan de gran auge y actualidad
en los medios científicos.
Según Holmes, por ejemplo (A r e h w of the cont;L"~z.mtodZr ift
hypothesis, Min. Mag., 1929), la disposición actual de los Conti-nentes
es debida a la dispersión y concentración de los fragmentos
en que, por efecto de las corrientes de convección originadas en el
S U , bajo las masas continentales de Laurasia y Gondwana, rom-pieron
aquellos primitivos Continentes, separados por el Tethys;
dando lugar, el primero, a América del Norte y al bloque euroasiá-tico,
y el segun60 a América del Sur, Africa, Arabia, la India, Aus-trafiu
y !a "t&e>da.
El proceso de la rotura continental es esquemáticamente, seg-ílm
el propio Holmes, el indicado en la fig. 4, y fueron los pequeños
fragmentos o astillas del SIAL, que se formaron en las zonas de.
rotura y quedaron en un principio más o menos anegados en el
S%-A, los q p , al emerger de! aism CIC s1&cknte tzmm5~ para
ello o por otras circunstancias propicias, formaron los bloques isle-ños;
y, de análoga manera a como explicamos antes, con los trozos
476 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS:
CORRIENTES
t ZOCALO O SUBSTRATO
ZOCALO O CUBSTRATO
FIG. 4
12 FEDERICO MACAU VL4R
de SIAL arrancados de la masa continental en deriva, se produ-cirían
ahora sobre éstos los fenómenos volcánicos que han carac-terizado
la nueva etapa de su situación.
Estas teorías parten también del hecho universalmente acep-tado
de la existencia del Continente Gondwana, cuya rotura tuvo-lugar,
según las mismas, también al final del Paleozóico, siendo
entonces cuando se formaron aquellas astillas de las que algunas
de las cuales encontramos hoy convertidas en las islas que forman
el Archipiélago Canario, a cuyo zócalo o basamento hay que atri-buir,
por tanto, una edad cuando menos pre-mesozóica.
Numerosos hechos observados en la actual morfoZogia de las
Islas comprueban estas afirmaciones, por ejemplo: empezando por.
la isla de Fuerteventura, que es en la que, gracias a los efectos-.
de la erosión, han quedado más al descubierto las circmstaneias
de su estructura interna, encontramos que en sus formaciones m&.
antiguas se observa cómo el complejo de las capas basálticas que.
en ella aparecen, a pesar de estar atravesadas por abmdantes di-ques
de variada composición y con una sorprendente constancia.
en su dirección (N.-30" E.), presentan una inclinación que responde
a la de los restos de un gran pliegue isoclinal de bastante antiae-dad,
formado por una serie de capas lávicas con intercalaciones de=
otras de escorias, originariamente concordantes, elevadas y flexa-das
sobre sus bordes por la existencia en su interior de una masa
de cocas plutónicas, a la que deben su origen gran parte de los:
numerosos diques que las atraviesan.
Se observa también que al plegamiento de esta costra debib
seguir un largo y enérgico período de denudación, durante el cual.
las cadenas montañosas formadas anteriormente fueron arrasadas-y
convertidas en supei-ficies llanas, acumulándose en las zonas más
- - - L . 3 7 "-e uajxs los pruuuccus ~e aumuluri, w* -r--m---a-r--i u3u- p- -uLL- -ebn_L^.e a ,u-^a-n^t^i^u-s de e a -
glomerados que hoy se han localizado bajo los materiales efusivos
posteriores, correspondientes a un período siguiente de gran acti-vidad
volcánica.
Nuevas etapas de erosión desmantelaron, una vez más, esta
2Geva esbi&~,h s t z 2eja.r en p ~ n1%t ~ ~p!d bI?ica &.
rocas siálicas a la vista, como son las dioritas, sienib, etc., etc., que
aparecen hoy en superáicie.
478 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOF
SOBRE EL ORIGEN Y EDAD DE LAS ISLAS CANARIAS 13
Las fuerzas tectónicas que actuaron en estos períodos, sumando
su acción a las anteriores del rozamiento del SIAL con el SlA!U,
combinadas con las de ascensión de aquél, produjeron una serie
de superficies de resquebrajamiento y distensión orientadas de
NE.-SO. que dejaron este bloque isleño partido en una serie de blo-ques
longitudinales orientados en esta misma dirección, cuya pre-sencia
se manifiesta en la serie de chocantes paralelismos que se
observan todavia en Is actual morfologia isleña. Este mismo pro-ceso
ha ido ocurriendo con análogas fases en todas las demás Islas,
corno iremos comprobando.
Por otra parte, al volar sobre la península de "Jandía", situada
en el extremo meridional de esta misma Isla, puede observarse su
forma de media luna, con abruptos acantilados hacia el NO. y pen-diente
más suave hacia el SE. Las coladas de lava que la forman
bwan hacia el lado convexo, o sea hacia el E., y prolongando las
direcciones de los barrancos radiales que surcan esta vertiente, re-sultan
todos prácticamente coincidentes hacia el O. en un punto
situado en medio del Atlántico a unos 11 kilómetros del actual
vértice más alto (pico de Jandía, 807 metros) de la citada penin-sula.
El punto resultante es el mismo que se obtiene determinando
geométricamente el centro del arco cóncavo que hacia el NO. dibuja
la divisoria de la indicada media luna, cuya estructura responde
por tanto a una morfología crateriforme en gran parte hoy dPa
desaparecida.
Los acantilados de la cara cóncava de ésta, o sea, como hemos
dicho, la que mira hacia el NO., dejan a la vista una interesante
sección de los mantos de lava casi horizontales, que aparecen atra-vesados
por una serie de diques verticales, indicativos de la proxi-midad
de un centro de emisión. Por otra parte, la llanura com-prendida
entre ios cuernos de la media luna (llanura de Cofete)
es un corto sector, que resta emergido, del interior de un gran
cráter, cuya pared septentrional ha desaparecido bajo el mar, como
consecuencia de una serie de hundimientos cuyas causas iremos
analizando.
Extendiendo estas observaciones ai resto de la Isla, encon-tramos
en toda ella que sus alineaciones, más o menos rebajadas
por la erosión, se dirigen hacia un centro situado al NO. en pleno
14 FEDERICO MACAU VIL4R
Atlántico, a partir del cual buzan los mantos lávicos, compietaniio,
de estar enteras, la masa cupuliforme que debió constituir la planta
primitiva de la Isla, de la cual ha desaparecido por occidente una
gran parte.
En la vecina isla de hnzarote, que junto con Fuerteventura
son las únicas que tienen una misma raíz y corresponden, por tanto,
a dos emergencias de un mismo bloque, con gran fidelidad se repite
en su extremo N. el mismo fenómeno. En el macizo de Famara, un
espectacular acantilado basáltico (fotos 5 y 6) de dirección NE.-
SO., constituído por las formaciones más antiguas de la Isla, linda
con el mar tras una pequeña llanura de pie, 37 mientras que SU
vertiente SE. se presenta suavemente inclinada. En el frente del a
N
imponente corte del acantilado se acusa la presencia de numerosos E
diques verticales y radiales, de análoga procedencia y significado O
n -
que los anteriormente descritos de Jandía.
- m
O
E
Si prolongamos la alineación que señala este acantilado NE.- S£
SO., prácticamente en línea recta, la encontramos hacia el SO. jalo- -E
nada por los volcanes del Clérigo Duarte, el Tinguatón y el del
Cuervo, y terminando con ia cresta del acantilado que forma la - -
pared Sur de la bahía de San Juan de Avila ; y prolongada hacia el 0
m
E
NE. pasa longitudinalmente por el estrecho de El Río, dejando a O
la Graciosa al NO.
n
Tan interesante alineación, de acuerdo con ios recientes estu- -E
dios de T. Bravo, no es otra cosa que la manifestación de una gran
fractura de dirección NE.-SO., con importantes fallas que han n
n
sumergido dentro del mar la parte NO. del bloque oriental y la
3
SE. del occidental, y a través de cuya superficie de rotura, y quizá O
con posible basculamiento, han salido los volcanes más recientes
que con sus a-portaciones han rellenado hacia el E. JT hacia el O., res-pectivamente,
la parte superior de ambos bloques con nuevos ma-teriales.
Análoga línea de fractura y gran falla es la que con la misma
&recciSn pwz z! borde Qcci&rtU! de pUt i r t~yr&y~ 2~ pya,r -
tir de la cual se habría sumergido y deshecho bajo el mar el bloque,
a los bloques, situados al Oeste de dicha Iínea, quedando sólo emer-
480 ANUARIO DE ESTUDIOS ATL-4NTICOS
Foto 5.-Acantilado de Famara en el extremo NO. de la isla de
Lanzarote.
Foto 6.-Acantilado de Famara (Lanzarote).
Foto 7-Acantilado de Faneque al NO. de Gran Canaria. En primer término. la parte meridional del barranco de Risco y Tima:
en segundo término. a la derecha. el extremo oeste de Tamadaha.
SOBRE EL ORIGEN Y EDAD DE LAS I S U S CANARIAS 16
$ida la parte oriental de la Isla, que por esto ha resultado con la
forma alarga&, en sentido NE.-SO., que hoy presenta.
La existencia de líneas de falla con hundimientos más profun-
.dos, y seguramente sucesivos de los bloques occidentales, se repite
en otros muchos sitios del Archipiélago, dando lugar a frecuentes
formas de relieve disimétrico con escarpados cantiles que miran
hacia el Oeste y pendientes mucho más suaves hacia el Este.
En Gran Canaria, los acantilados del Andén Verde y de Faneque
(fotos 7 y 8), por ejemplo, situados en la zana NO. de la oosta, son
buenos ejemplos de esta disimetría del relieve actual.
En Tenerife, la morfología de la punta de Anaga, de iguales
características, nos sitúa de nuevo ante otro caso de orografía
disimétrica, con cantil vertical hacia occidente y buzamiento suave
en sentido contrario. En esta misma Isla, el famoso valle de la
Orotava es, aunque con menor extensión longitudinal, un ejemplo
reciente de bloque fallado que, separado del resto de la Isla, ha
deslizado, sumergiéndose en el mar hacia el Oeste. Por el lado
opuesto, la vertiente desde Montaña Arena hacia la Degollada y
Arico se presenta suave y rellenada con materiales de recientes
erupciones (foto 9).
Es frecuente en las Islas la presencia de bloques fallados suce-siva
y paralelamente, que van deslizándose unos sobre otros, con.
saltos de falla que hacia el Oeste van siendo cada vez mayores,
hasta que, al quedar los últimos sin soporte lateral, la última fase
de su deslizamiento corresponde a su definitivo hundimiento en
el mar, con lo cual de las Islas primitivas van quedando sus partes
orientales, sobre las que las nuevas erupciones que recubren su pri-mitiva
estructura interna, compensan en parte los efectos de la ero-sión
y contribuyen al mantenimiento de estas características disi-met
r ía~d el relieve actual.
Examinando detenidamente la estructura interna de la isla de1
Hierro, en los pocos puntos donde no está del todo enmascarada
por los materiales efusivos más modernos, se comprueba con toda
fidelidad, una vez m&, la existencia de otra serie de bloques fallados
paralelamente a la dirección NE.-Su'., y entre los cuales se observan
los respectivos saltos de falla, tanto mayores cuanto más se encuen-tren
hacia el O., y por tanto czda bloque se encuentra más hundido
que su inmediato vecino por el E. y menos que el del O., hasta
llegar al acantilado de la depresión de El Golfo, que corwsponde
al frente del último bloque m& occidental no sumergido todavía.
La depresión de E1 Golfo no corresponde, desde luego, a pesar
cle las muchas veces que se ha repetido, a los restos de una caldera
de explosión, cuya parte norte se encmtrara hoy sumergida bajo
el mar, asimilándola a otros casas análogos, como el de Las @a-ñadas
de Tenerife o ia Caldera de Tzburiente de La Palma, o como
el mismo Somma del Vesubio u otros muchos, catalogados antes a
N
como otras tantas "calderas" de explosión, y que, sin embargo, hoy E
día, especialmente después del estudio de Howel William sobre las O
n--
"calderas" (Calderas a& tk&r O.&in, Univ. of Cal., 1941), se han m
O
E reconsiderado y han resultado ser, también, más o menw, casos E
2
de subsidencia o hundimiento. =E
Ya hace años, el gran geólogo eqa5ol Fernández Navmo rela-cionó
la presencia de El Golfo con ma gran lfnea de rotura que lo 3
-
cruzaba en dirección NE.-SO. AdeemSks de ésta hemos localizada -
0m
E otras varias, pero quizá no todas las existentes, en un reciente
O
estudio que hicimos en aquella Isla, y que corresponden a las sepa-racicsnes
de los bloques fallados y sucesivamente hundidos que n
E hemos indicado antes. -
a
A su presencia responde la del sistema prinicipsl de diques que 2
n
se encuentran en la Isla (foto 10) (orientados en esta dirección tan 0
frecuente y tantas veces mencionada IW.) y la de las que presen- O3
tan las alineaciones de los principales volcznes actuales, cuyas
erupciones han tenido lugar aprovechando, como es habitual, estas
Erleas de =hiiilai eesisieiiCia (foto1 2) ; ejemPiu&io ,pilas es la que
jalonan el Afoba, Ventejís, Toril, Timbarambo, Asomadas y Mer-cadal,
que siguen señalando NE.-SB. (N.-48 E.).
La depresión de El Golfo corresponde a una semi-caldera de
hundimiento cuya pared NO. se hundió y deshizo en el mar por
ani L~~.-.~,o.,.,A " ,.mn:~n-+m~ --L..--a,.- 1 - T-1- -L. UWIIIIULIIILII~U UGI UIUYUG ulaa ubbrucilba.L, G U L U L ~ L C ~ uc la wla, uuc-deciendo
la ley general de hundimientos por deslizamiento de los
bloques fallados en que se encuentran fracturadas las masas isleñas.
482 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTIGOS
Foto 10.-Frente del acanti1ado.de #El Golfoa. en el Hie-rro,
cuyo.; mantos 1Avicos. casi horizontales. se encueri-tran
cruzados por numerosos dique? verticales.
Foto 11.-Pequeño volcán en el interior de la depresión
de aEl Golfo)). en la isla de Hierro, surgido por una grie-ta
secundaria de acomparíamicnto del gran plano <le
deslizamiento del Último bloque hundido por occidente
SOBRE ET. ORIGEN Y EDAD DE LAS ISLAS CANARIAS 17
Resumiendo esquemáticamente lo anterior, se puede afirmar,
"grosss modo", que las Islas Canarias están fractuyadas según
superñcies inclinadas de dirección NE.-SO. que las dividen en blo-ques
que, adosados entre sí, van sucesivamente deslizhdose y hun-diendo
en el mar de O. a E., mientras por estas mismas fracturas
salen nuevos materiales que mantienen (aunque más lentamente)
cierto recrecimiento hacia el Este, a la vez que suavizan por este
lado la pendiente resultante en relación con la verticalidad que
suelen presentar por su frente Oeste.
Por eso, observando el conjunto del Archipiélago desde 4.000
metros de altura, volando sobre el Teide, al abarcar la disposición
que presenta este conjunto de islas cuya distribución en medio
del Atlántico, a primera vista? puede parecer m tanto irreyilar,
pronto se echa de ver 1% presencia de una dirección predominante,
que de NE. a SO. señala de un modo acusado estos paralelismos
que estamos considenido.
Las islas de Eanzarote y Fuerteventura, las más orientales,
forman un conjunto cuyo eje longitudinal, orientado según la di-rección
NE.-SO., pasa además por el Banco de la Concepción.
La alineación de Tenerife, la Gomera y el Hierro coincide con
esta misma dirección, y Gran Canaria, con su apéndice de la Isleta,
lanzado hacia el NE., queda también incluida en esta serie de pa-ralelismos.
Si sobre la isla de Ea Palma trazamos una paralela a esta direc-ción
hacia el NE. va coincidiendo con la situación de las Islas Sal-vajes
y más arriba con el Banco del Dacio.
Miisiderando, por otra parte, los relieves submarinos, se com-prueba
la existencia de profundos canales que separan unas islas
de otras. Entre Tenerife y La Palma hay profundidades que exce-den
los 3.000 metros; otro tanto existe entre Gran Canaria y Tene-rife,
y tampoco mengua demasiado la sonda entre Lanzarote-Fuer-teventura
y la costa africana de Cabo Juby,
El veril de los 250 metros, que suele tomarse como limite de la
plataforma continental, independiza por completo estas alineacio-
18 FEDERICO MACAU VILAR
nes entre sí y de la costa del Continente, quedando por tanto lo que
resta de los bloques isleños, más o menos alineados, en la dirección
NE.-SO., que impone la de las líneas de fractura comunes a todos
ellos y que los independiza totalmente entre si.
Estos paralelismos pueden ser, por tanto, el reflejo de las líneas
de fractura paralelas a los planos defmitivos de rotura que se por
a
N
E
O
n-- m
O
CONVECCION CONVECCION E
E
2
ZOCA LO O SUBSTRATO e
=
FIG. 5
dujeron al romperse el primitivo Continente de Gondwana, en la O
zona de estricción, producidas por efecto de las corrientes de con- -: vección. Alguna de estas líneas de fractura no llegó a interesar la E
totalidad del espesor de la costra siálica (fig. 5), permaneciendo por a
tanto, por efecto de las mismas corrientes, desgajada y separada n
del Continente, por la parte superior, la última esquirla occidental
3
del mismo, que permaneció sin embargo unida por debajo al zócalo O
continental (caso de Fuerteventura y Lanzarote), mientras que las
totaImelite sepaads pro -rietaGa3 ss~;.-er,te
por planos paralelos a esta misma dirección, quedaron formando
las otras Islas, llevando en su masa estos planos de agrietamiento,
paralelos a la dirección NE.-SO. general, que en esta zona tenían
las superficies de rotura del primitivo Continente de Gondwana.
484 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Foto 12.-E1 Risco Liso en la caldera de Taburiente
(La Palma).
Foto 13. Los Frailes. forma erosiva del borde de la cal-dera
de Taburiente (La Palma).
Foto 14.-E1 Idafe, forma erosiva del interior de la caldera de Taburiente (La Palma)
Foto 15.-E1 Garajonay (1.487 metros). ~iitón fonolitico que destaca sobre el erosio-nado
relieve de la cumbre de La Gomera.
Foto 17.-Bosquejo de Tajanora (Hierro). donde. a~irovechando las
rodadas de un camibn. la erosihn abre en seguida profundas
brechas eri el terreno.
Foto 18.-Afiuja del Mont-Pelée en 1903. Obsérvese la analogía
morfológica existente entre esta fotografía y 10s dibujos de las
obras de Viera y C1avi.lo y Uar:as Padr6n. (Foto Lacombe.)
SOBRE EL ORIGEK Y EDAD DE LAS ISLAS CANARIAS
Se encuentra, en casi toda la escasa bibliografía existente sobre
el conjunto del Archipiélago y se viene también repitiendo muy a
menudo, que las Islas Orientales son más antiguas que ias Bccidea-tales,
que, más o menos instintivamente, son consideradas como
las de menos edad, afirmación basada, en el mejor de los casos,
en la simple comparación "de visu" del tan aplanado y suavenmente
ondulado relieve de Fuerteventura con el abrupto y áspero del
Hierro.
Pero para poder establecer cualquier comparación entre las
distintas Islas es preciso, sin embargo, fijar previamente un cri-terio
que permita definir sin ambigüedad los rasgos más caracte-rísticos
a comparar, y su medici6n objetiva.
Tratándose de fijar este criterio para la comparación de la rela-tiva
vejez o juventud de las diferentes Islas, como en todas las cosas
en general e! p s n iki! t i em, ~de -& sielnpre pmf~nd~1hs~ e l e~n s
su aspecto, y la tierra en particular no podía escapar ni escapa de
esta regla, es del estudio de dichas huellas del que deducimos la
edad relativa del Archipiélago.
El conjunto de las huellas que el paso del tiempo ha dejado en
cada Isla es precisamente el determinante de la morfología alcan-zada
en un momento dado, como resultado de la acci6n que sobre
la misma han ejercido los diversos factores operantes que consti-tuyen
lo que se llama "erosión". Es pues del estudio de k morfo-logía
de cada Isla y de la erosión que la ha producido de donde
~'ute~ieiiiv10ss Gatos que &ora nos interesan.
Pero la acción de la erosión se manifiesta en cada Isla, e incluso
en cada. punto de ellas, de un modo muy distinto, desde los efectos
a gran escala, como son por ejemplo la Caldera de Taburiente en
la isla de La Palma (con su depresih de más de mil metros de des-nivei
dejando ai ciescubierto cantiles impresionantes como ei de
Risco Liso (foto 12) o el de los Frailes (foto 13) y numerosos ro-ques
testigos en su interior como El Idafe (foto 14) o el del Huso,
o los movidos relieves de la cumbre de la Gomera (de los que des-tancan
enhiestos pitones fonoliticos, antiguas chimeneas volcáni-
20 FEDERICO MACAU VILAR
cas cuyos rellenos resisten más tenazmente la demolición erosiva
de los agentes atmosféricos (foto 15) a otras manifestaciones me-nos
aparatosas, pero que atestiguan la accián constante de este
fenómeno que aprovecha cualquier ladera (foto 16) o accidente na-tural
o artificial (foto 17) para iniciar su incansable labor des-tructiva.
En estas grandes diferencias estriba la dificultad con que se
tropieza cuando se intenta medir y comparar los efectos de dicho
fenómeno. Por esta razón y para dar homogeneidad a las princi-pales
variables (extensión, altura, pendiente y erosión) que cons-tituyen
los componentes esenciales de la morfología, hemos conce-bido
un sistema de comparación puramente teórico que llamamos a N
de "las islas equivalentes", que consiste en lo siguiente: E
"
- m
O
3.2 ArchipGlago eqwitidmte. EE
2
E
Entmdemos pm Isla eqwiv.;Zmte el sólido resultante del vdu-rnen
limitado por mperficies cónicas & rmoiución cuyccu &mes
horizontales situadas sucesivamente a las cotas "0, 250, 500, Om-
1.000 ... y a -500, -1.000, -1.500... de altura o profuindidad y colz ,su E
omtro sobre una r n h a vertical, sean c i ~ a b esq uiauiilmtes a las O
superfzcks planas limitadas por las c?uwas de nivel corresyiorz- n
dientes a estas mismas c&as en la torpogrffifia actml de la dsix. E
a
El conjunto de estos sólidos correspondientes a cada una de las n
.Islas es lo que llamamos El ArchiqZélago equivalede. n
n
Partiendo de esta definición, y de los datos que figuran en la 3
última edición del mapa batimétrico publicado por la Marina espa- O
ñola, hemos calculado la forma y el volumen del sólido equivalente
correspondiente a cada Isla, que en adelante llamaremos con el
mismo nombre de su Isla con el calificativo de equivalente, que
representaremos con el siabíndice "eq.", de modo que, por ejemplo,
el sólido equivaIente de la ida de la Gomera será el Gomera eq.;
el de Tenerife, el Tenerife eq., etc., etc.
Con los valores de las sondas que figuran en las cartas marinas
indicadas se obtienen las curvas de nivel que representamos en el
mapa de la fig. 6.
486 ANUARIO DE ESTUDIOS -4TLANTICOS
Según resulta de este mapa, las islas de Lanzarote y F'uerte-ventura
forman un solo bloque desde los 100 metros de profun-didad,
sonda mayor que la máxima del estrecho de la Bocaina hasta
la curva de los -1.500, a partir de la cual queda dicho bloque ado-sado
al borde del Continente africano. En adelante llamaremos
a este bloque el de Fuerteventura + Lanzarote.
La isla de Gran Canaria está constituida por otro bloque inde-pendiente
de los demás desde la curva -2.500 por el lado oriental
y de la -3.000 por el opuesto, cota esta Última desde la que se inde-pendizan
a su vez entre sí todas las demás Islas.
Medidas eri dicho mapa las superficies determinadas por las res-pectivas
curvas de nivel, se obtienen los radios correspondientes a
sus círculos equivalentes y con ello la forma y volumen de los
sólidos equivalentes de cada bla, de acuerdo con la anterior defi-nición.
Los valores resultantes son los de los cuadros y gráficos
que damos a continuación.
En íos primeros, por columnas, figuran las cotas de los planos
horizontales por los que se suponen cortadas las Islas reales en
superficies de nivel, el radio R en Km. del circulo equivalente de
cada una de dichas superficies de nivel, el área de la misma S en
Km2, el volumen AV en Km3 comprendido entre cada superficie de
nivel y su inmediata superior, y en la última el volumen acurnu-lado
V en [Km" desde el vértice hasta la superficie de la cota consi-derada.
En los gráficos figura la sección transversal del sólido equi-valente,
con indicación de la profundidad total de su raíz, cuya
determinación hacemos más adelante.
Al comparar la sección vertical de las; Islas equivalentes se
observan, uniendo el vértice superior de cada sección con su res-pectivo
punto de cota O en relación con la pude emergidcl (figu-ra
7 a izj, las sigaieíites ';orkticas:
El perfil de las islas de Fuerteventura + Lanzarote eq., Gran
Canaria eq. y Tenerife eq. es cóncavo con relación a dicha recta,
y bastante separado de la misma.
FEDERICO MACAU T7íL4R
Isla eguivulente: LANZAROTE + FUERTEVENTURA
Cota Radio S A V V
metros Km. Km2 Km3 Km3
-- -
807 O 0 O O
'750 03 1,1 0, 1 O J
500 5,o 75,6 72 7,3
250 16,6 866,U 96,O 103,O
0 28,3 2.327,O 402,O 505,3
- 500 48,O 7.310,O 2.320,O 2.825,3 a
- 1.O W 62,O 9.420,O 4.150,O 7.575,3 N
-1.500 67,O 14.350,O 6.490,O 14.065,3 E
O
n-- m
O
Isla equivalente: GK4N CANARIA. -
0
m
-
Cota
metros
2.000
1.950
1.750
1.500
1.250
1.000
750
500
250
o
- 500
-1.000
- l.5OO
-2.000
-2.500
Radio
Km.
-
O
o
0,25
0,55
2,85
5,20
8,03
14,20
19,50
22,05
30,05
34,80
39.40
45,oo
51,70
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTI008.
ISLAS EQUIVALENTES DE FUERTEVENTUIR A l- L ANZ AROTE
1 PEO DE LA ZARZA ISLA FUERTEVENTURA+ LANZAROTE ,.
O 10 z o s o « , w
NORIZONTLLES 1 Km.
ESCALAS O 1 0 1000 Zwxl Uxa
VERTICALES * L b - ' -11.
FEDERICO MACAU VILAR
13LA EQUIVALENTE DE GRAN CANARIA
I POZO DE LAS NIEVES
ISLA GRAN CANARIA sp,
- 2000
A T L A N T I C O
41 O
J HORIZONTALES
O ia i-o a0 .o ,o -.i. ".m
ESCALAS e I !"c. a?eo U
~ ~ ~ T ~ A LUE S - i: J m u
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTTCOS
Isla eqahalente: TENERIFE.
Cota Radio S AV V
metros Km. Kmu Km3 I(ms
3.750 O O O O
3.711 O O O O
3.500 0,70 1,233 0,1 0,1
3.000 Lm 8,O @,2 03
2.750 2,30 10,5 04 0,7
2.500 3,40 36,O 3,o 3,7
2.250 5,50 95,O 790 10,7
2.000 8,50 227,O 19,O 29,7
1.750 9,80 302,O 42,O 71,7
1.500 11-50 415,O 69,O 140,7
1.250 13,50 U72,O 102,O 242,7
1.000 15J5 720,O 147,O 389,7
750 17,OO 910.0 200,O 589,7
500 20,oO 1.260,O 268,O 857,7
250 22,lO 1.530,O 347,O 1.204,7
O 25/50 2.058,O 445,O 1.649,7
-500 30,90 2.990,O 1.058,O 2.707,7
-1.000 34,50 3.750,O 1.322,O 4.029,7
-1.500 39,60 4.930,O 2.090,O 6.119,7
-2.000 45,60 6.520,O 2.830,O 8.949,7
-2.500 51,90 8.440,O 3.710,O 12.659,7
-3.000 60,OO 10.690,O 5.2C0,O 17.859,7
Cota Radio S A V V
metros Km. Km2 Km3 Km3
1.477 O O O O
1.250 1,6 8,o 02 0,2
i . w O 3,i 43,O 15;i íU,9
750 5,7 102.0 17,5 33,4
500 7,8 192,O 35,s 69,3
250 93 284,O 58,5 127.8
O 11,O 380,O 82,O 209,8
-500 18,O 1.020,O 330,O 539,8
-1.- 2í,7 i.499,G 616,O i.i55,8
-1.500 27,O 2.280.0 895,O 2.050.8
-2.000 31,5 3.120,O 1.120,O 3.170,8
-2.500 35,O 3.850,O 1.400,O 4.570,8
-3.000 39,5 4.910,O 1.850,O 6.420,8
FEDERICO MACAU VILAR
ISLA EQUIVALENTE DE TENERIFE
- -&---- 45,s
ISLA TENERIFE
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOg
SOBRE EL ORIGEN Y EDAü DE LAS ISLAS CANARIAS
ISLA EQUIVALENTE DE GOMERA
EscaAs (*"ZONTALES ..u 1
0 s o lo00 20m 30-4
VERTICALES U Y I n t r ,
Fig. 10.
Isla equivazente: LA PALMA.
Cota
metros
2.366
2.250
2.000
1.750
1.500
1.250
1.000
750
500
250
o
- 500
-1.050
-1.500
-2.000
-2.500
Radio
Km.
CUADRO VI.
E Isla equivalente: HIERRO. a
--
Cota Radio S AV V
metros Km. Km2 Km3 Kma
SOBRE EL ORIGEN Y WAD DE LAS ISLAS CANARIAS
ISLA EQUIVALENTE DE LA PALMA
MBRE DE LüS ANDENES
i- --'-
e= l2,95 Km.
FEDERICO MACAU VILAR
lSLA EQUIVALENTE DE HiERRO
ISLA HIERRO ea
OCEANO
A T L A N T I C O
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
El de La Palma eq. presenta una concavidad muy poco pronun-ciada,
y por lo tanto muy cercano a dicha recta.
El de la Gomera eq. es en parte cóncavo y en parte convexo,
y muy pegado a ella.
El del Hierro eq. es, en cambio, todo él convexo.
IZn cuanto a la parte s%morgida:
El perfil de Fuerteventura + Lanzarote eq. es intcxionn y tan-gente
a la prolongación de h recta vértice-cota 0.
El de Gran Canaria eq. es cóncavo-exterior en su primera mitad
y prácticamente tangente en el resto.
El de Tenerife eq. y la Gomera eq. es exterior todo él, con una
a
inflexión que cambia de convexo a cóncavo. N
El de La Palma eq. es, primero, convexo-exterior; luego, cón- E
O cavo-interior, para cambiar de nuevo cóncavo-exterior. n--
El del Hierro eq. es cóncavo-exterior con inflexión y el que m& m
O
E
se separa, de todos ellos, de la recta. SE
Reunidos todos los semiperfiles de las Islas eq. en un solo grá-fico,
con un sistema de ejes cmrdenados, de tal manera que el hori-zontal
corresponda a la Enea del nivel del mar y el origen sea pasa
todos el punto de cota 0,O (fig. 13), resulta que, en las partes corres-pondientes
a la isla ernergida, todas las curvas quedan ordenadas
de derecha a izquierda en el mismo orden, pero en sentido contra-rio
al que se encuentran las islas reales de Este a Oeste, es decir,
Hierro eq., La Palma eq., Gomera eq., Tenerife eq., Gran Canaria eq.
y Fuerteventura + Lanzarote eq.
En cuanto a la parte wrnergkh, resultan los siguientes hechos:
El perfil de Fuerteventura + Lanzarote eq. presenta una línea
con curvatura inversa a la de los demás y muy separada de ellas.
Los perfiles de Gran Canaria eq., Tenerife e-., Gomera ea. 9
Hierro eq. están muy próximos entre si y casi coincidentes.
El perfil de La Palma se encuentra, en cambio, muy separado
de los anteriores (del lado contrario al que se encuentran el de Fuer-teventura
+ Lanzarote eq.) y con una convexidad muy pronun-ciada
en su parte inferior.
De estas observaciones se deducen las siguientes conclusiones:
1." La isla eq. más erosionada es la de Fuerteventura + Lan-zarote
eq. por la mayor inclinación que presenta su línea vértice-
FEDERICO MAGAU VILAR
Km.
- L500
PROFUNDIDADES
b. n. m!
- 2.500
ALTURAS
s. IE. m;
mis
Fig. 13.
ANUARIO DE ESTUDIOS STLAXTZCOS
SOBRE EL ORIGEN Y EDAD DE LAS ISLAS CANARIAS 33
cota O; y los efectos de la erosión son decrecientes a medida que
las Islas se encuentran más hacia el Oeste, de lo cual se deduce
que a la isla del Hierro eq., cuya recta vértice-cota O es la menos
inclinada, le corresponde ser la más joven.
Tomando como índice de edad la inclinación de dicha recta, que
es función de la erosión sufrida, quedan, si las ordenamos por edad
creciente, en el mismo orden en que de Oeste a Este se encuentran
en el mar las islas reales, es decir:
Hierro - La Palma - Gomera - Tenerife - Gran Canaria - Fuerte-ventura
+ Lanzarote.
2." El zócalo O raíz de Fuerteventura + Lanzarote eq. es de
características contrarias al resto de las demás, lo que corresponde
a que, siendo los bloques islefios independientes entre sá, el de Fuer-twenf-
zra + Lanzarnte q. se enclientra en cambio integrado en
su base en el bloque continental africano.
3." El zócalo de la isla de La Palma eq. presenta una anomalía
de bastante consi&ración con relación a los demás, cuya existen-cia
nos ha preocupado bastante hasta llegar a dar con una explica-ción
que nos parece además de 'gran interés por su posible relación
con un conocido y debatido problema histórico, del cual nos ocu-paremos
más adelante.
El resultado de la primera conclusión se puede cifrar calcu-lando
el coeficiente orográfico de cada Isla; para ello basta recor-dar
que se llama c0efichte wográfico de un relieve a la expresión
CO i= H tag. ,a
en la que H la altura media del relieve y a su pendiente media.
Para cada Isla eq. llamamos a dicha altura y pendiente me-dias
Hi y y s - v~-a iui- ,=*,:
V{ H,
H, =- , y tag. a, =-
S06 S,,
siendo Vi el volumen de la parte emergida y So5 la superficie de la
base de la cota 0,OO.
Los valores correspondientes calculados para cada una de Ias
Islas equivalentes son los del cuadro VII.
34 FEDERICO MACAU VILAR
CUADRO VII.
Coeficientes orográficos.
v, S,
SOLDO EQUIVALENTE as Km2
---
Fuerteventura + Lanzarota eq. ........ 505 2.527
Gran Canaria eq. ........................... 1.050 1.532
Tenerife eq. ................................... 1.649 2.058
La Palma eq. ................................. 507 750
Gomera eq. ................................... 209 380
Hierro eq. ...................................... 158 265
tag. ,a Co
z
Los coeficientes orográficos responden, como vemos, a las ante- E
riores afirmaciones, puesto que, ordenados en sentido creciente, O
r~s~ltusnl.a !i&l & i y ! ~e y n ~ x ~ ~ ~i~g,jndt e8 s!u . =r&xna de n - m
E. a O. a las islas reales según su situación geográfica. O
E
Para cifrar el resultado expuesto en la segunda conclusión basta E
calcular las raíces que deben tener los bloques equivalentes para
que se mantengan en equilibrio según las leyes de la isostasia. 3
Admitiendo como densidad media para Iw bloques siálicos isle- -
0
m
E ños un valor de 2,6, y el de 3,O para el Sima o Salsima sobre el que
O
están flotando, la longitud de la raíz de cada bloque será (fig. 14) :
El resultado para cada Isla es el que figura en el cuadro VID.
en el que se consigna además el valor de h, que corresponde a la
altura, total del bloque bajo el nivel del mar.
mtcs ;&crM ~ ~ ~ p ~ ~ta;;e;bibél, 8 . Ee! bbqüe de pi:erte~Ter,d
tura 3. Lanzarote eq., con sólo 3,86 Km. de h y su situación con
respecto al Continente africano, pertenece al borde del mismo, al
que está sujeto por su raíz; en cambio, todos los demás, con raíces
del orden de 12 a 14 Km., están totalmente sueltos de la masa son-t
i~e&l !; y a&m& a t s d iri,eo&~~gt,c fia misme ny&?pn, in&-
earían que la rotura del Continente Condwana se verificó euando
la zona de tensión alcanzó una estricción del orden de 1/3 a U3,3
800. ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTIOOS
SO.B R.E EL ORIGEN Y EDAD DE LAS ISLAS CmARL4S
Fig. 14.
CURVA HIPSOGRAF lCA DE LA SUPERFICIE TERRESTRE
Km
v
-70 Km.,
Fig. 15.
S I A L l
I
SOBRE H, ORZGEN Y EDAD DE &AS ISLAS CAVARIAS
Fuerteventura
-1.500 ..... ..... 67,Q 14.350 505,O 13.560 7.960 1,500 2,36 3,M
Gran Canaria
-2.500 ...... ... 51,7 8.400 1.050,O 11.233 8.850 2,500 11,7 14,2
Tenerif e
-3 @M 643.0 1'690 1 fiSO,O 16 209 15 791 3,QW 14,s I?,g
Gomera
-3.000 .......... 39,5 4.910 209,8 6.211 8.509 3,000 14,4 17,4
.La Palma
-3.000 .......... 41,6 5.440 O 6.391 9.899 3,000 12,95 15,O
Hierro
- 3 . 0 . . . . . . M.6 5.970 118,1 8.969 10.931 3,GW 12.00 15,5
.de su espesor, ya que, como recordamos al principio, el espesor
medio de la capa siálica continental se calcula del orden de los 30
a 40 Km., con lo cual por otra parte, referido a las islas reales,
resuIta que el valor del adelgazamiento sufrido en dicha zona de
estricción es concordante con las leyes de la rotura por tracción
etc los cuerpos semielásticos.
La figura 15 representa esquemáticamente la situación de la
longitud de las raíces de las blas equivalentes con relación a los
espesores dei SIAL según la curva hipsogrSica de los Coniiiieiiies.
En cuanto a la tercera conclusión, que se refiere a la anomalía
que presenta el zócalo o basamexto de la isla de La Palma eq., re-sulta
que el perfil cóncavo de la parte inferior de su sección trans-versal
corresponde a la ausencia de una gran ¿tarrlii&d de material
en su masa, que de no haber desaparecido convertiría dicho p e a
.en convexo y lo situaría al otro lado de la recta -vértice-, cota O,
como ocurre con el de las demás íslaS.
Esta singular anomalía indica, p r tanto, que algo extraordi-nario
ha ocurrido en dicho zócalo que no ha tenido lugar en los de
las demás, lo cual no puede ser otra cosa, realmente, que la desapa-rición
de una gran parte del propio zócalo, ausencia que puede expli-carse
por la ocurrencia de una gran erupción y siguiente formación;
de una posible caldera de hundimiento que haya arrancado este
material de la base de la Isla, cuya ausencia se acusa tan claramente
en el sólido equivalente La Palma eq. y que la acción submarina.
puede haber enmascarado en la morfología de la base de la Isla
real, cuyo detalle, por otra parte, no está aún demasiado conocida
en la actualidad.
Esta gran erupción, que sin duda ha debido ocurrir, puede rela- z
N
cionarse, como hemos dicho antes, con un hecho tan debatido his- E
tóricamente como ha sido la cuestión de la isla de San Borondón. O
n Ya escribía Viera y Clavijo en SU BktOk 6% Canarias a este
-
m
O
E respecto : E 2
E
"El rumor de las apariciones de esta isla es sin duda posterior
al descubrimiento y conquista de las Canarias, porque, si los his- 3
toriógrafos de Béthencourt el Grande hubiesen adquirido noticia. -
0
m
de ella, no es probable que se resolviesen a omitirla. Pero es cons-tante
que, desde los principios del siglo XVI, ya la reputación de
esta nueva tierra atormentaba el juicio de los naturales y extran-jeros.
Ya entonces dice el portugués Luis Perdigón que el rey de
Portugal haMa hecho merced de esta isla a su padre, si la descu-briese;
bien que, cuando se firmaron los artículos de la paz de Evora
y la corona de Portugal cedió a la de Castilla su derecho a la con-quista
de las Canarias, se nombró entre ellas la Non Tmbada o
Encubierta. Ya desde entonces negarles a los habitantes de La
Palma, Hierro y Gomera que lo que solían ver en ciertos tiempos
del año hacia el Oeste de La Palma y al Oeste-Noroeste del Hierro
no era una tierra real y verdadera, sino una ilusión de la vista
auxiliada de la imaginación preocupada, era darles la mortiñcación.
de negarles una cosa evidente, porque entre ellos siempre ha habido
personas que saben distinguir entre la tierra y una acumulación de
cubes; -;e &sm~rcu un,urxu q ~ r i c i & 2 cza mi=-. &-ts?nda,
en el mismo-sitio, de una misma magnitud y cofiguración; que
tuvieron cuidado de dibujar la perspectiva en diferentes ocasiones.
E-)4 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLAEI-TICOS:
SOBRE EL ORIuEN Y EDAD DE LAS ISLAS CAh-ARIAS 39
y que, coinparando los dibujos, han tenido la satisfacción de hallarla
uniforme.
"En efecto, aquella tierra siempre se ha delineado corriendo
Norte-Sur, formando hacia el medio una considerable degollada o
concavidad y elevándose por los lados en dos montañas muy emi-nentes,
mayor la de la parte septentrional. Se ha juzgado que dis-tará
cuarenta leguas de la isla de La Palma y que podrá tener
87 de largo y 28 de ancho. Véase aquí uno de los últimos dibujos
de San Borondón, hecho en la Gomera, año de 1759, y la carta en
que un religioso franciscano habla a un amigo suyo con el estilo
sincero de quien no dice más que lo que cree (fig. 16) :
"Muy R. P. D. Mucho deseaba yo ver a San Blandón y, hallán-
"dome en Alajeró el día 3 de mayo de este presente alio, a las seis
"de la mañana, con poca diferencia, la vi en esta forma; y puedo
"jurar que, teniendo presente al mismo tiempo la del Hierro, vi una
"y otra de un mismo color y semblante y se me figuró, mirando por
"un anteojo, mucha arboleda en su degollada. Luego mandé llamar
"al cura don Antonio Joseph Yanrique, quien la tenía vista por
"dos ocasiones, y cuando llegó sólo vio un pedazo; y noté, estándola
"mirando, corrió una nubecita y me ocultó la montaña y, pasando
"hacia la degollada, me la volvió a descubrir, vikndola como antes
"sin diferencia por espacio de hora y media, y después se ocultó,
"estando presentes más de cuarenta personas. A la tarde volvimos
"algunos al mismo puesto, mas nada se veía, por estar lloviendo
"lo más de la tarde. El horizonte del poniente estaba tan claro que
"resplandecía como el oro en el cristal, y también noté con el anteojo
"el mar y traviesa que hay del Hierro a San Blandón. Esto que llevo
"dicho vi y noté, sin añadir ni disminuir ni un punto. El no verse el
"fin de la punta que corre hacia La Palma del puesto rderido lo
"estorba el repecho que llaman de Aguerode, y discurro se hubiera
"visto mejor de Chipude, de donde se descubre la isla de La Palma.
"A los dos o tres días que salí de Alejeró se volvió a descubrir, según
"me dice el hermano fray Juan Manrique, que la vio juntamente con
"el señor cura y otras personas."
"Estas apariciones, que ya hacemos vanidad de despreciar, eran
la gran quimera de nuestros abuelos y fueron miradas en estos dos
Últimos siglos con tanta seriedad, que muchas personas prudentes
creyeron debían sacrificar con honor su caudal y su mismo reposo
a un descubrimiento en que interesarían servir a la naci6n y hacer
de camino su fortuna."
FEDEBICO MACAU W W
Fig. 16.-Isla de San Borondón. (Reproducción del dibujo que figura en la Histo~ia de
Canarias, de Viera y Clavijo, hecho desde La Gomera en 1759.)
Fig. 17.-La isla de San Borondón vista desde El Hierro en 1721. (Reproducción del
dibujo que figura en la obra Noticias generales históricas sobre la isla del Hierro
de Darias Padrón.)
506 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTIGOS
SOBRE EL ORIGEX Y EDAD DE LAS ISLAS CANARIAS 41
Por otra parte, D. V. Darias y Padrón, en su obra Notioias ge-rterales
iz.istbricas sobre h isla de Hierro, dice también:
"En los comienzos del año 1721 comenzó a correr la especie en
las Islas, que desde las del Hierro, Gomera y Palma, sobre todo
de la primera, se estaba viendo con frecuencia la encantada de San
Borondón.
"El Consistorio herreño dio noticia oficial de las distintas apa-riciones
de la isla misteriosa, en carta de 4 de Agosto del mismo año
dirigida al Comandante general D. Juan de Mur y Aguirre, sus-crita
por el Alcalde mayor, D. Mateo de Acosta, regidores D. Pío
de Espinosa Guadarrama, D. Miguel de Guadarrama, D. Manuel
de Acosta Frias y Espinosa y D. Sebastián Padrón de Arteaga, en
unión del escribano del abildo Bartolomh Garcia del Castillo. En
un párrafo üe la misma pasiicipabaii iü que sime.
"Naticiamos a Vxa. que en los principios del mes de julio deste
"presente año se avistó en los altos una Isla, que pr. antigua tra-
"dición se llama la Isla de San Blandón, y aseguran averla vista
"más de quarenta personas, personas de mucho crédito y califi-
"cada verdad, uno dellos, uno de los capitulares deste Cavildo y un
"Alcalde; vikronla hasta ponerse el sol, azia el poniente, al oeste
"desta Isla, y asegura dh." Alcalde la juzgó con más sercanía desta
"costa pr. la parte del oeste, que la isla de La Palma, y añaden que
"al ponerse el sol se fue cubriendo de una bruma; su figura afir-
"man es a un tercio della bien alta, y que se le ve término y fin
"de la pte. que mira azia a La Palma, y que el otro extremo no se
"vee ni comprehende, y que baja la tierra, sin que Ies pudiesse
"engañar alguna rumación de brumas, pr. lo claro del cielo y del
7, mar, y que las rumaciones suelen desvanezerse, y aquella tierra
"se retiró de la vista con brumas que la ocultaron; tambikn se con-
"firma fue realrnte Isla la que se vio, pr. que concuerda el parage
"de su situación con el que asegura el Alcde. mayor q. preside en
"este cavildo, se ha avistado de La Palma, su patria y también
"con la misma forma y figura q. observan ms. averla visto a ms.
7'años. ''
"El general Mur, en vista de estos y otros datos, se asesoró para
el caso con personas de reconocida competencia, entre otras el ilus-trado
historiador canario a. Pedro Agustin del Castillo, que convi-
42 FEDERICO IVIACAU PILAR
nieron en la posibilidad de la real existencia de la encantada Isla,
por lo que ordenó al Alcalde mayor del Hierro que practicase entre
los vecinos una información encaminada a comprobar seriamente
tales apariciones. Reiterada la orden con fecha 1." de noviembre del
mismo año, el Alcalde mayor Dacosta expidió, cinco días después,
un auto mandando abrir la precitada Información, de la que dio fe
el escribano García del Castillo, habiendo depuesto en ella los si-guientes
testigos: Juan de Morales, alcalde de Barlovento ; capitán
D. Marcos P&ez de Guadarrama, regidor; Manuel Isidro; alférez.
Diego Pérez de Guadarrama; Gaspar Diaz Padrón; Miguel Quin-tero
de Rías; capitán D. Manuel de Acosta Frías y Espinosa, re-gidor;
alférez Juan Padrbn de Brito; Juan de Febles Padrón; Juan
de Febles Machín; Juan Jácil; Manuel de Mérida; Juan Padrón
Morales; Gregorio Diaz; Domingo de Febles Matos; Antonio Pa-drón
de Guadarrama; Juan Martel; D. Juan García de Meio y Cór-doba,
vicario y comisario del Santo Oficio; Francisco Mxhín Adán;
Francisco García Llanos; D. Lucas Padrón de Guadarrama, presbí-tero;
Diego Padrón Hermoso; Cayetano Padrón y Salvador Padrón,
"Casi todos los anteriores testigos coincidieron en lo esencial,
manifestando que la supuesta Isla "tenía una quebrada a un tercio,
"y hacia la punta que mira al norte levanta la tierra a modo de
"montaña y en el resto bajaba y era rasa". Otros aclararon esta
agregando "y para la .punta y extremo que mira para La Palma,
"levanta dicha tierra con mucho exceso y, como a un tercio, tiene
"una quebrada y de dicha quebrada a la otra punta va disminu-
"yendo dicha tierra...". Ekpecialmente el testigo Antonio Padrón
de Guadarrama y Valdés consignó en su declaración que "la vio a
"lo largo de forma que la consideró el testigo mayor a lo largo que
"la isla de Tenerife y que por la parte que mira azia La Palma,
"era más alta que el resto, y a un tercio de dha. Isla ha& una media
"lima & n1-i i-i-~-h-r ay de eaa para 11 ^ira .pcnta &sp. in~id~h a. tierro.
''y corría muy larga, que mal pudo comprender el otro extremo.. ." '"
(fig. 17).
Tambihn Torriani, "Ingeniero del Rey" según Real Cedula de
Felipe 11 expedida en Madrid en 1584, que estuvo repetida y dete-nidamente
en las Islas con el encargo de estudiar e informar a
S. M. acerca del estado y posibilidades de sus fortificaciones,
508 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOB
SOBRE EL ORIGES Y FDAD DE LAS lSUS CkYARIAS 43
escribió al final de su misión una Desc&tiw et Historia. del Regno
de IYIsok Cixna~ie gia dette. Ze Fortunate con iZ purere &Zk bro
fcrrtificathni, dirigida "Alla Maesta del Re Catolico", cuyo manus-crito
del 1590 se conserva hoy en la Universidad de Coimbra, en la
que deüica un capítulo a la "Isla de San Borondón que no se halla".
No cabe dudar del valor y la seriedad de Torriani, del que hace
notar muy bien su Último traductor, A. Cioranescu (1959) :
"... Se trata, de una relación oficial y de interés práctico. Al
escribir su Descripckh, Torriani no ambicionaba hacer obra de
historiador o de explorador, sino que representaba una situación
de hechos, con el objeto de fundar en ella los proyectos de obras
y reformas que se le habían encargado. A decir verdad, su trabajo
tal como se nos ha conservado es una recopilación tardía, proba-blemente
después de terminada su misión de los informes que pe-riódicamente
habia enviado a la Corte.. .".
La referencia que hace Torriani de la isla de San Borondón
consiste en una detallada relación fechada de las diversas refe-rencias
y testimonios recogidos acerca de la existencia de la Isla.
Particularmente interesante es la última, que dice :
"Juan Acles, inglés, tío del conocido Francisco Drake, estuvo
varias veces en Tenerife y contó a una persona principal que había
estado tres veces en esta isla. armaba que estaba dividida por un
gran río, como Inglaterra.. .
"... Decía que la corriente del mar es tan fuerte en aquellos lu-gares
que los marineros que la hallan, si no tienen buena práctica,
en pocas horas la pierden de vista. A aquella isla, decía él que sólo
llegaban los piratas. porque éstos, como no siguen un rumbn deter-minado,
algunas veces, para no arriesgar sus árboles y sus antenas,
corren ailí donde casualmente los lleve la tempestad, en las partes-más
aisladas del mar...".
Todos estos autores dan noticias de las varias expediciones que
.se hicieron al objeto de tomar posesión de la misma y cuentan tam-bién
cómo todas fracasaron, unas por perderla de vista y otras por-no
poder llegar a ella por el estado especial del mar en sus alre-dedores.
El tema llegó en los siglos X V I - X ~ a apasionar enormemente
los ánimos, y aun cuando personas tan esclarecidas como Viera y
Clavijo no dieron crédito a la existencia real de dicha isla, existen
varias circunstancias que llaman la atención, tales como la coin-cidencia
de los dibujos que figuran en la obra de Viera y Clavijo
y en la de Darias Padrón, que presentan la "isla no hallada" con
dos altos y verticales pitones, y mención común en muchas de Ias
antiguas referencias de la isla de la fuerte agitación del mar en
sus alrededores; ambas circunstancias encajan perfectamente con
la existencia de una o varias erupciones vo!cánicas del estilo de las
que tuvieron lugar en la Martinica a comienzos de la primavera
de 1802, que tras unas violentas fases explosivas, una de las cuales
el 8 de mayo de aquel año arrasó la capital, Saint-Pierre, de m&
de 30.000 habitanies, y zumbó con vueita de campana ios buques
que se hallaban fondeados en su puerto, en el mes de octubre, el
Lapón de la chimenea del volcán fue empujado hacia arriba con una
gigantesca columna de gases, rompiéndose durante su ascensión
por una grieta inclinada, iniciada en su parte alta, quedando el
resto con la conocida forma de la llarilada aguja del Mont Pelée
(foto 181, que llegó a alcanzar más de 270 metros de altura, perdu-rando
en esta forma durante unos siete meses, después de los cuales
se desmoronó.
De 1928 a 1932 el Mont Pelée entró en una nueva fase de acti-vidad,
durante la cual innumerables agujas de lava viscosa se ele-varon
también sobre la cúpula-cráter, aunque fueron asimismo
sucesivamente derrumbándose a los pocos días de su formación.
Pensamos, por tanto, que el zócalo de la isla de La Palma puede
haber su£rido durante una cierta época un período de erupciones
peleanas con ascensión de agujas de este tipo, de las que algunas
llegaron a emerger de la superficie del mar durante más o menos
tiempo, con la consiguiente agitación de éste y la formación de den-sas
nubes por evaporación del agua del mar que las ocultaron
en parte. Derrumbadas estas agujas, sus escombros pulverizados
se esparcirían por los fondos marinos y de su existencia no queda-hoy
más rastro que la anomalía que acusa el zócalo del sólido equi-valente
de la isla de La Palma.
510 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOB
SOESRE EL ORIGEN Y EDAD DE LAS ISLAS CANARUS
La ero& ccmw factor determinmte en el cáb&
de Zu e W í2e Zm Zsbs.
De la comparación de los perfiles de las Islas equivalentes re-sulta
que la isla del Hierro eq. presenta un perfil teórico, resultado
de un estado de erosión, menor que el de ]las demás, y que el resul-tado
de dicha erosión en las distintas Islas va creciendo a medida
que la situación geográfica de las Islas reales correspondientes va
sien* más oriental, extremos confirmados con los respectivos va-lores
de los "coeficientes orográficos" obtenidos.
Para cifrar numéricamente el valor teórico medio de la ero-sión,
expresado en Tm/Km2/afio, que ha sufrido cada Isla, recor-demos
antes los últimos metodos empleados por la ciencia actuai
para llegar a una expresión numérica de este feriámeno, cuya im-portancia,
por otra parte, preocupa tanto hoy día en todos los me-
&os cientificos del mundo, desde que la conocida publicación de
las SW C m e r v a f h Acts, de los Estados Unidos, llamó la aten-cion
mundial sobre el m&mo.
Desde entonces se han estudiado en numerosos lugares los más
diversos aspectos del problema, y se han medido, por los más va-riados
sistemas, sus efectos, y tras numerosos análisis de los resul-tados
obtenidos en todas partes, se ha hecho un intento de coordi-nación,
estableciendo diversas correlaciones entre las cifras resul-tantes,
medidas directamente, y 10s correspondientes valores de
los coeficientes empíricos que afectan a los parámetros represen-tativos
de la acción de los diferentes factores que intervienen di-rectamente
en la erosión.
Ektos factores son principalmente los siguientes:
a) El agua de lluvia, operante, con su intensidad, abundancia
y frecuencia, en el doble aspecto de contribuir a la formación de
los elementos susceptibles de ser erosionados y al arrastre de los
mismos una vez formados.
b) La natunalkm del su&, m& o menos sensible y vuine-rable
a la acción de la lluvia, tanto por su composición como por
su estructura.
C ) La pmdiemte de la superficie deZ t m , co factor a su vez
de la potencia erosiva del agua y de su capzcidad de trsilsprte.
d) La cubierta vegetal, como eficaz agente protector del suelo
contra la acción de los anteriores.
Sin embargo, se ha concluído (después de numerosos análisis
comparativos de los resultados obtenidos en cuencas pilotos y en
zonas experimentales, con mediciones directas sobre áreas de te-rreno
de distintas superficies, situadas en regiones de diferentes
climas, y esparcidas en todas las partes del mundo) qxe a partir
de determinada extensión superficial de las mismas (en las que el
signo local deja de influir, por abarcar la observación zonas muy
extensas, con estudios a gran escala) la acción de los factores 2."
y 4." (O sea, el papel que juegan la naturaleza del suelo y la del N z
posible tapiz vegetal protector) no pueden disociarse del factor E
clima ni de la pendiente del suelo, con los que se encuentran aquéllos O
n ligados, con una relación prácticamente causal. -
m
O
E Por estas consideraciones, y otras análogas cuyo detalle no E
2 corresponde a este trabajo, las principales fórmulas usadas para E
la valoración de la erosión se han establecido haciendo entrar en
juego la acción del clima y la pendiente del terreno, con sus corres- 3
pondientes coeficientes determinados empíricamente. -
0
m
De todas las fórmulas propuestas y usadas en los diversos tra-bajos
que sobre este tema hemos considerado, por la universalidad
de las observaciones y mediciones realizadas y por el carácter teó-rico
del presente estudio, nos hemos decidido por el empleo de la
"ecuación de regresión doble", que para la expresión del valor de
la erosión en función del clima y del relieve de la zona a estudiar ha
propuesto y empleado con éxito F. Fournier (Climat et m-,
1960).
Mide dicho autor la erosión por medio de la degradación espe-cifica-
del sueio, que expresa en m. -pr año y Rni" i=epresijeiitAii-dola
por
siendo 13 las toneiadas ue materiai arrastrado anuaimente, y S la
superficie considerada.
En cuanto al factor más representativo de la acción del clima
512 ANUARIO DE ESTUOIOX AgTLANTIGOS
SOBRE EL OXiUEX Y ZDAD DE LAS ISL4S CAXARIAS 47
sobre el temeno con relaciin a la erosión, después de sucesivas hi-pótesis
y cálculos, 10 expresa por medio de la relación:
llamada "factor climático", en la que:
p c l u v i a del mes de máxima pluviosidad.
P c l l u v i a total en el año.
Por tanto,
-variará entre :
valores correspondientes a los casos extremos en los que sólo llueva
un mes al año (y entonces p = P) o llueva todos los meses del año
una misma cantidad (siendo entonces P = 12 p ) .
En cuanto al relieve, Fournier lo hace entrar en juego por medio
del "coeficiente orográfico" Co. = H. tag. a, definido ya anterior-mente.
Con estos elementos, la indicada "ecuación de regresiirn
doble" dada por Fournier es:
Para el caso del ArchipiQlago Canario, aun cuando carecemos
de datos completos qiie nos permitan calcular ~stadísticamente el
valor del factor climático, que por otra parte a los efectos de este
estudio tampoco necesitamos con gron precisibn, tomamos los si-guientes
valores medios de los datos de las Últimas décadas publi-cados
por el Servicio Meteorológico de Gran Canaria y en el Plan
de Obras Hidráulicas de la isla de Tenerife:
p =Precipitación media del mes de máxima pl~zviosidad= 85 mm.,
P r Precipitación media anual = 450 mm.;
48
por "tanto:
FEDERICO MACAU TELAR
En cuanto al "coeficiente orográfico", que varía de 15,'72 para
Fuerteventura 4- Unzarate eq. a 1.340,00 para Hierro eq., toma-mos
como valor de Co. medw el resultado de:
entrando con estos valores en [l] resulta :
que operando da:
Admitida una densidad de 1,4 para las tierras erosionadas,
resulta que para llegar a producirse un rebajamiento medio de los
relieves insulares de 1 metro, ha tenido que transcurrir un período
de tiempo del orden de los 2.258 años, que equivale a una degra-daci6n
media de 0,44 mm. anuales.
Es interesante comparar estas cifras con 10s valores medios,
recién publicados por Fournier (op, cit.), de la degradación sufrida
por los Continentes, que da:
pa r a Europa ........................ 84 Tm/~Z(mJ2a fio
" Australia ...................... 273
' A m 6 r i e a - d ~ 1 --e N. y Centra]. 4.gl
" Asia ............................. 610 11
" América del S. y Antillas. 701 9
" Africa ........................... 715
514 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
que de las que se obtiene que para rebajzr en I metro el relieve res-pectivo,
haeen falta períodos de :
16.6% años en Europa
5.128 " " Australia
2.857 " " América de2 N. y Central
2.300 " " Asia
2.000 " " América del Sur
2.000 " " Africa
El Archipiélago Canario queda situado en estas relaciones entre
Asia y América del Sur y Africa, explicandose su siliaación por
debajo de la media africana por la existencia en toda la zona con-siderada
de los fenómenos volcánicos, cuyas aportaciones compen-san
buena parte del relieve erosionado, con valores snperiores a
Eas aportaciones medias que en este sentido se producen en todo
-7 n--&:-,.-&,.. &--.L.. -2--:i.: ---- -:- J:c---lL-J ri ------ 2 - -
CL ~NIILIILULLG, pul LSLULU, aumlulllus s111 UIIKLUL~CL para va~~arií.i~
%o%an teriores resultados de:
degradaci6n media anual . . .... .. 621 TmJW
rebajamiento medio anual . . .... 0,44 mm.
La degradación que actualmente sufre ei relieve de la super-ficie
terrestre es inferior a la que ha sufrido durante lbs grandes
periodos erosivos habidos a lo largo de su historia geológica, como
indica la Estratigmfáa con elocuenttk ejemplos; por tanto, las cí-fras
que acabamos de calcular, obtenidas con valores del factor
elimático y del "coeficiente orográfico" medidos en las ac-iua!es cir-cunstancias,
son inferiores a la media de los valores reales produ-cidos
en el pasado, y en consecuencia la edad relativa que vamos a
obtener a continuación habrá que considerarla nada más que como
ylna aproximación por exceso de la verdadera.
En líneas generales, todas las islas del Archipiélago presentzn
una composición litológica semejante, un régimen volcánico aná-logo
y han estado sometidas a lo largo de su historia a las mismas
condiciones climáticas; por tanto, si fueran todas de la misma edad
habrían llegado a Ie actualidad con una morfología cuyo "coefi-ciente
orográfico" rncl podría ser muy distinto de unas IsIas a otras;
50 FEDERICO MACAU VIm
sin embacgo, hemos yisto que éstos varían desde 15,72 a 1.340,40;
y definido dicho coeficiente por la expresibn
C,,=H X t a z a
y siendo
W
tag a = --
S"
resulta que :
La isla del Hierro eq., con un valor de C, = 1.340,4, es la mems
erosionada y por tanto la más joven; en consecuencia, si las demás
&las en,. nn hiihieran etitad~m & tiem,p s ~m- f i d a .a~ l a acción de
la erosión, su respectivo coeficiente orográfico seria parecido al
del Hierro eq., es decir, que para la extensión S,, que tiene cada una,
debería tener una altura H', tal que
siendo C, el coeficiente del Hierro eq. = 1.340,4.
Sustituyendo en [2] SOi
resulta :
por el valor ~espeetivo en cada Isla
Fuerteventura + Lanzarote eq. = 1.837 mts.
Gran Canaria eq. .................. c 1.333 "
Tenerife eq. .......................... e 1.657 "
Las Palmas eq. ..................... - 1.021 "
Gomera eq. ......................... c 713 "
Hierro eq ............................... -- 596 "
La diferencia Hi - H'i para cada Isla es, por tanto, la altura
perdida por haber estado más tiempo sometida a la acción de la
erosión; y como hemos visto antes que por cada año de diferencia
Hi ha disminuído en 0,44 mm., o lo que es lo mismo, para que Mi
haya dkmhido 2:: 1 metro haz tenide q w ?mr,uciir~ii.3 . 3 9 zñes,
resulta que la diferencia de edad de cada Isla o n relación a la deel
Hierro, siendo :
516 ANZTARIO DE ESTL-DIOS ATLANTICOS
SOBRE EL UREGEV Y EDAD DE LAS ISLAS CAXARIAS 51
H .- H'. --
I -
sera inferior a:
Fuerteventura f Lanzarote eq. = 1.638 ints.
Gran Canaria eq. ..................r- 649 " Tenerife eq ........................... - 755 "
Las Palmas eq. ..................... =- 345 " Gomera eq. ...........................- 163 "
,Hierroeq
Fuerteventura + Lanzaro-
te eq. ........................ = 5.685.500 años
Gran Canaria eq. ............ = 1.460.250 "
Tenerife eq. .................. = 1.923.750 " Las Palmas eq. ............... -- 176.250 "
Gomera eq. ..................... t 536.750 "
. Hierro eq. ......................-- O "
Como resumen de todo lo que acabamos de exponer se deducen,
entre otras, las principales conclusiones siguientes :
la El Archipiélago Canario está formado por una serie de
islas que constituyen, salvo Fuerteventura y Lanzarote, bloques
de SIAL aislados, recubiertos en gran parte por material efusivo,
cuya naturaleza ha ido variando con el tiempo, pasando por varios
ciclos continuos de basicidad y acidez. Dichos bloques se encuen-tran
afectados por una serie de superficies de fractura o distensión,
paralelas a la dirección NE.-SO., que fue la que, en esta zona, Lu-vieron
aquellas por las que se partió el primitivo Continente de
Condwana.
2." Como consecuencia de esta rotura (ya sea por la formación
de astillas en la zona de estricción previa a la misma, de acuerdo
con las teorías "fijistas", o por efecto del rozamiento de la masa
siálica sobre el SIMA, según los "movilistas") quedaron porcio~es
de SIAL emergiendo en último término del SIMA, en el. que que-daron
anclados, formando las raíces de lcs actuales bloques isleños.
3." La aparición, por tanto, de estos bloques sobre la geogra-fia
terrestre hay que situarla a fines del Paleozoico -contemoo-ráneos
de la, orogenia herciniana-, hace de unos 200 a 25G millones
de años; y siendo las diferencias de edad relativa encontradas va-riables
sólo entre 338.750 aEos y 3.685.5@0 años, lo que representa
como máximo menos del 1,84 por 100 de su edad absoluta, contada
desde su formación como tales Idas, prácticamente pueden consi-derarse
entre sí como contemporáneas..
4: Finalmente, en el transcurso de nuestro trabajo, y sobre
todo por la anomalía que presenta el zócalo de la isla equivalente
de La Palma, parece que puede admitirse perfectamente la es.;-
tencia, repetidamente efímera, de la "Isla no hallada" de San Bo-rondón,
atribuída hasta ahora solamente a la quimera o a la fan-tasía
de las mentes aventureras de los siglos pasados, a Ias que, sin
embargo, la teoría del Amhipiélago equivaZ6021Le les da, por lo menos
en esta ocasión, un voto de confianza.