LAS FUENTES ETNOHISTORICAS Y SU REEACION
CON EL ENTORNO AROUEOLOGICO DEL VALLE
DE GUAYEDRA Y TORRE DE AGAETE
(GRAN CANARIA)
Rara. el aYüe610g0 la p ü s i ~ i ~&dde &spune~&
un repertorio de fuentes escritas sobre las culturas ágrafas que in-vestiga;
pero cuando esta posibilidad se diera, ha de valorarse la
excepción y aprovecharse al máximo tan valioso y útil apoyo. Cons-ciente
en esta valoración, el doctor Almagro Basch apunta: «Para
iluminar estos restos de las culturas y pueblos que las elaboran, llega
el prehistoriador a conectarse con textos escritos históricos, leyen-das
o mitos que a veces proyectan alguna luz, no siempre clara, pero
sí útil, para interpretar los últimos períodos prehistóricos» l.
Las fuentes etnohistóricas pues, y especialmente para los perío-des
tardiw, hin sirle siirnimente eficuces u 19s arqiieSbges, u! upm-ximarse
a los contextos culturales de pueblos supérstites o persisten-tes
en el continuum temporal respecto a la diacronía de la historia de
Occidente. Tal es el caso elocuente de los pueblos amerindios, o aus-tralianos,
que han supuesto un cambio radical de la noción de cul-tu-
y ha exigido una metodología muy diferente a la com6n en-tendida
para el universo euro-asiático.
En beneficio de la independencia científica de la Arqueología
-aun cuando ciencia auxiliar de la Historia- estas fuentes escritas
1 Almagro Basch, 1963, pág. 75
2 CELSO MARTiN DE GUZMAN
no deben mediatizar 10s resultados; es decir, que las conclusiones
arqueológicas de la investigación, independientemente de la letra,
pueden entrar en contradicción con la fuente escrita, con el texto o
relato (mediatizado, interesado, tendencioso), y en consecuencia, dis-probarlo.
En este sentido, la arqueología científica, puede desmititi-car
narraciones, descubrir supercherías o disipar errores hasta cierto
punto, y por inercia tradicionai, aceptados por la tradici��n popular.
El valor de las fuentes etnohistóricas será pues tanto mayor cuan-to
más se aproxime a la veracidad documental y objetiva más que a
la narrativa motivante de situaciones, circunstancias y personalida-des.
Tanto más válidas cuanto más abunde en la descripción de la
cultura material de los pueblos que registra 5 Es primordial en el N a
arn,r?eólngn cpe ~ p r e c i il ~ rsec ~xsfise tn&istSricq sepa aphcar l a
más rigurosa crítica documental y atienda, más que cualquier otro
especialista de la Historia, a aquellos segmentos de znformaczón des-provistos
de tesituras literarias o de adornos y apreciaciones subje-tivas.
Un análisis documental servirá para rastrear y entresacar del
fárrago de las crónicas, las visitas, las mformauones, cuáles pueden
ser útiles a los intereses arqueológicos y cuáles deben ser desechadas
por su escasa fiabilidad. Montar toda una hipótesis de trabajo sobre
pretendidas fuentes escritas, es desde el criterio científico de la Ar-queología
una falacia metodológica.
En consecuencia, con los criterios arriba anunciados, en lo que
respecta al Archipiélago Canario (y especialmente a Gran Canaria),
el tratamiento de las Crónicas de la Conquzsta (Sedeño, Escudero,
Lacunense, Matritense, Valera, Palencia), por lo embrollado, con-tradictorio
y confuso de los textos llegados hasta nosotros (refuncii-ciones
e interpolaciones tardías del XVIII en su mayoría), como es O
fácil advertir, deben extren~arse los recaudos y exigencias 3. En
este sentido, es preferible obviar aspectos dudosos y afianzarse sólo
en los tramos de información que, siendo a prima facze menos na-rrativos,
actúan en el texto con objetividad documental; menos ex-plicativos
quizá, pero más merecedores de confianza. En este ren-glón
tienen primacía las fuentes documentales puras: cuentas, inven-tario~,
censos, etc.
2 Odner, 1972, págs. 623-652
3 Serra, 1935, págs 24-32
84 ANUARIO DE E S T U D I O S ATLAh'l I C G S
FUENTES GTNOHIST6RICAS DEL VALLE DE GUAYEDRA 3
Cuando iniciamos nuestra recopilación documental en torno al
Valle de Guayedra, íbamos predispuestos a resignarnos a una esca-sez
de noticias o, en su defecto, a gravitar en las generalidades e
Incongruencias transmitidas por la historiografía barroca y román-tica
insular. Nunca sospechamos que, a pesar de esta primera toma
de contacto, en Gran Canaria, y para un espacio arqueológico ape-r.
as 12 kilómetros cuadrados, se pudiera disponer de una batería de
fuentes etnohistóricas o contiguas a la problemática, de tanta vali-dez
como las referidas al marco arqueológico de Guayedra.
En nuestra compulsa hemos estructurado el registro documental
de acuerdo a cinco categorías básicas y una derivada:
G) Ee Registro Nutaria!:
- Data de Guayedra.
- Deslinde de Guayedra.
b) Autos de Residencia:
- Sobre e! AUeI~~tudAoI nnri de h g e .
c) Crdnicas primitivas de la Conquista:
- Sedeño.
- Escudero.
- Matritense.
- Lacunense.
- Valera.
d) Cuentas de la Conquista de Gran Canaria.
e) Tradiciones historiográficas confiables:
- Abreu Galindo, Marín y Cubas. Castillo
Para la cabal comprensión de !a documentación que se ofrece al
anál~sis y a la hermenéutica, hay que tener presente las dos perso-naiidades
que ia generan; pues, la historia, esta eswiia por los hüiii.
bres y sobre los hombres. Estos dos ejes humanos en torno a los
cuales, y en más de veinte años, van a girar los episodios más rele-vantes
de la conquista y colonización de Canarias realenga. Por
ma parte, Alonso de Lugo, elemento foráneo de penetración, y por
otra, Don Fernando de Guanarteme, elemento indígena y promotor
de la etnocdturación de su pueblo.
El primer paquete de documentos (1. De Registro Notarlal), van
referidos a los intereses directos o derivados del dinasta aborígen,
iáltimo propietario del Valle. El segundo, sobre el Adelantado que
ocupa la parte más fértil de tierras y aguas de la zona, y que es el
primer colono europeo (mallorquines aparte) que se establece y afinca
en Agaete. Por otra parte, la proximidad de Alonso de Lugo, se
quiera o no, va a influir en las relaciones entre el sector nativo (des-plazado)
y la casta conquistadora (vencedora). No en vano, los da-tos
y hechos que se constatan en la Documentación Lugo, vienen en-vueltos
en el aire marcial y beligerante de la Conquista, y se refieren,
de continuo, a las estratagemas, sucesos lamentables y penalidades
sufridas durante su estadía en Laguete donde los canarios le cau-saron
afrentas peligrosas e le pusleron fuego a la torre de dicha
fortaleza e por que no se la quemasen la desanparó e salió a pelear
al campo donde vencló a los enemigos» (Auto de Residencia CXLIX.)
En principio, y como se puede apreciar por la anterior narración,
y aunque se trata de un Informe a la Corona, efectuado por uno de
sus Gobernadores (Lope de Sossa), no renuncia a los esmaltes y tin-tes
heroicos, matices que hemos de valorar en su justa medida. Otra
curiosa coincidencia es que, tanto en los registros de la Data y Des-linde
de Guayedra como en los Autos de Residencia, figura como
Gobernador Don Lope de Sossa. Circunstancia que, además de la
lógica contemporaneidad, le otorga una mlsma homogeneidad y 1í-nea
política a la estructura socio-económica insular.
Por otra parte, las «Crónicas» han sido pasadas por el cedazo crí-tico
(Sedeño, Escudero y Lacunense principalmente, estudiadas por
Serra y Millares), y se han seleccionado y cotejado aquellos pasajes
libres de contradicción insalvable, y cuya contrastación con otros tex-tos
puede ser, en cualquier momento, establecida. El mismo criterio
se observó para las tradiciones historiográficas (no excediendo la
prim--e ra mitad del XVIII). un cuerpo de datos vaiiosísimos, el primero por su objetividad y
crédito, ha sido las Cuentas de la Conquista de Gran Canaria. Su
reciente conocimiento ha ser~iidop ara articular, con minimas garan-tías,
la cronologia de multitud de episodios que, en las Crónicas, apa-recían
deslavazados o en el centro de un maremagnum de contradic-
86 ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N l ICOS
FUENTES ETNOHISTÓRICAS DEL VALLE DE GUAYEDRA 5
clones. Por ejemplo, el primer viaje de Guanarteme a la Corte, y
sus implicaciones en el desarrollo del proceso conquistador y en las
características de la endoculturación.
En síntesis, hemos de reconocer que, muy pocas veces ha sido po-sible
disponer de un Corpus documental que, a pesar de las explica-b
l e ~li mitaciones, permita establecer paralelismos, formular funcio-namientos
de contextos y devolverle al entorno arqueológico la vi-talidad
apasionante, pero objetiva, de la Historia. El registro que
da cuenta, en definitiva, del choque cultural y la confrontación de dos
miversos materiales distintos, de dos sociedades tan disímiles en su
cosmovisión. Si se añade a esto Ia desventaja de unos, frente a la so-fisticación
y equipamiento militar de otros, se entenderá el grado de
vide~ciu yur tuve qw, inevitdAeme~te, presidir aquellos momentos
decisivos del proceso.
En este marco, de una arqueología referida a hace apenas qui-nientos
años, se va a mover nuestro esfuerzo por coordinar las fuen-tes
monumentales, propias y exclusivas de la Arqueología, con las
fuentes docirmentoles patrimonio de la Historia. Una vez más, la
contribución de la Arqueología puede ser definitiva para el nivel de
veracidad que pretende la Historia.
«Yo Juan de Aruiez Escribano de Cámara de la Reyna nuestra
Señora, e Escribano Mayor del Cabildo de esta Isla de la Gran Ca-naria,
doy fé e hago saver á los Señores que la presente vieren que
en un libro é Registro de repartimiento de tierras de riego é otras he-redades
é repartidas en dicha Isla entre otros asientos del dicho 1i-bro
está uno que parece que passó é sedió en la Comarca Agaldar
en Miercoles diez é nueve de Octubre de mil é cuatrocientos é ochen-ta
é cinco aííos, su tenor del cual asiento es el siguiente:
- Hernando de Agaldar, rey de Agaldar, canario Conquistador.
Carta: Diose mas el dicho Hernando de Agaldar por el dicho Pe-dro
de Vera el Valle de Guajayeda con su termino redondo que fue
pedido por el dicho Hernando de Agaldar.
Porque de lo susodicho sea deciertos dí la presente fée en testi-monio
de verdad que es fecha en la Ciudad real de Idas Palmas que
es en la Isla de la Gran Canaria cinco dias del mes de Marzo año
del Nacimiento de Nuestro Salbador Jesuchristo de mil e quinientos
F catorce testigos que fueron presentes é vinieron consertas el dicho
asiento con el original, Rodrigo de Vargas vecino de esta Isla e Fer-nandez
Coronel estante en ella = Juan Ariñez.-
Amparo: Yo Lope de Sossa Gobernador é Justicia Mayor de esta
Isla de Gran Canaria é reformador de ella é de las Islas de Tene-
~ i f eé San Miguel de la Palma por la Reyna nuestra Señora hago
saver á todos los vecinos é moradores de esta Isla 6 otras personas a N
de cualquier calidad é condición que sean é a cualquier de vos que E
ante mi pareció Miguel de Trexo vecino de la Villa de Agaldar y O n - me presentó una carta de reformación por la cual parece que el Li- =m
O
cenciado Juan Ortiz de Sarate reformador que fue de estas dichas EE
Islas reformó é confirmó el Valle de Guajayeda al dicho Miguel de SE
Trexo: é asimismo presentó ante mi una petición por la cual dice =
que teniendo e poseyendo el dlcho Valle de Guayeda que es e! tér- 3
mino de Galdar el cual hubo con su muger en casamiento é segun - -
0m
parecía por la dicha carta de reformación, é teniendo el dicho Valle E
como dicho es, algunas personas de esta Isla por le facer daño han O
metido é meten en el dicho Valle e los traen en el a su pessar pero n
por ende que me pedia e me pidio le mandase dar mandam~ento E a-para
que cualquier persona que en el dicho Valle entrase con ga- l
n
nado para que lo pueda prender é llevar la pena que por mi !e fuere n
0
impuesta, porque fasta aqui dls que1 ha recibido mucho daño assi en 3
le derribar ciertas casas, é quemar la madera de ellas como en talar O
crertos Iguerales á comerlos con sus ganados é romper la azequia
sobre lo mandelo dar é di este mandamiento - por el cual mando que
ninguna persona no sea osado de meter ganado ninguno en el dicho
Valle de Guajayeda sin licencia del dicho Miguel de Texo pague la
pena por cada cabeza cmco maravedis: é por cada higuera que cor-tara
doscientos maravedis de mas del daño que hicieron en el dicho
Valle, la cual dicha pena ap!ico la mitad para las obras publicas de
esta Ciudad y la otra mitad para el dicho Miguel de Texo para que
el á el uue su poder oviere puedan mandar é prender á las personas
que faltaron haciendo de los semejantes daños en el dicho Valle é
88 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FUENTES ETNOHIST6RICAS DEL VALLE DE GUAYEDRA 7
echar fuera las personas que dentro allaron é traerlos á corral é
guardarle é su ~usticia é por ello no deje de guardar é cumplir lo
contenido en este dicho mi mandamiento; que es fecho en la Ciudad
Real de Las Palmas que es la dicha Isla de Gran Canaria a trece
dias del mes de Agosto de mil1 é quinientos é diez años = Lope de
Sossa = Por su mandado = Pedro Fernandez Hidalgo - Escribano de
su Altesa.»
«En la Villa de Gáldar que es la Isla de la Gran Canaria lunes onse
del mes de Octubre del año del Nacinirento de nuestro Salbador Jesu-christo
de mil é quinientos é doce en este dicho dia en presencia de
mi Alonso de Herrera Escribano público de dicha Villa pareció pre-sente
Miguel de Trexo vecino de la dicha Villa el cual dió é presentó
ante mi el dicho Escribano del noble y generoso caballero Lope de
Sossa, Gobernador é Justicia mayor de esta Isla firmado de su fir-ma
é firmado de Juan Ariñez Escribano del Cabildo de esta Isla se-gun
que por el parecía sacado por mi el dicho Escribano su tenor del
cual segun sigue.
Yo Lope de Sossa Gobernador é Justicia mayor de esta Isla de la
Gran Canaria por la Reyna nuestra Señora fago saber a voz Michel
de Gran Canaria é Salbador Canario, é Juan Benito naturales de
esta Isla é vecinos de Aguaete que ante mi pareció Miguel de Trexo
vecino de esta Isla é presentó una carta de reformación por la cual pa-rece
que el Gobernador Pedro de Vera fue dado á Fernando de Gál-dar
Guadateme que fue de esta Ysla, el Valle de Guajayeda con su
termino redondo é asimismo parece por la dicha reformación que
por el Licenciado Zarate reformador que fue de estas Islas que fue-ron
señalados ciertos limites por moxones del dicho Valle segun más
largo por la dicha reformación parece; é agora el dicho Miguel de
Trexo, dijo que el dicho Valle le pertenecía como yerno del dicho
Fernando de Gáldar é que le han entrado é entran en el dicho Valle
aigunas personas vecinos de esta isla a locomer con sus ganados
sin su licencia é mandado é que ha dexado é deja de los penar é de-fender
la entrada de dicho Valle por lo no tener amoxonado pidien-dome
que le fuese amoxonado el dicho Valle por donde tenía sus lí-mites,
é se llamaba Guajayeda é por vrsta dicha reformación é titulo
8 CELSO MARTIN DE GUZMÁN
que de ella tiene le mandé dar é di este mandamiento por el cual voz
mando á voz los susodichos que vais al dicho Valle de Guajayeda é
io sefialeis é amojones é deslindes conforme á lo cual hagais por ante
Alonso de Herrera Escribano público de la Villa de Gáldar para que
lo asiente é lo de en Pública forma á ek dicho Miguel de Trexo para
guarda de su derecho, é facer lo susoflicho bien é fielmente habiendo
respecto é consideración á que de vosotros recebí juramento en for-ma
de derecho que bien y fielmente lo hariades por que ek drcho
Miguel de Trexo voz pagara é yo mandare que voz sea pagado vues-tro
justo é debido salario que por ello debais haber, fecha en la Villa
de Gáldar á veinte é ocho de Septiembre de mil é quinientos doce
años = Lope de Sossa = Juan de Anñez.
E ar,si presentadG hegG e! di&= >&gue! de Tren= pi&6 6 rrqul-rió
al dicho Escribano que fuese con los dichos Michel, e Juan Be-nitez
é Salbador amosonadores é deslindadores susodichos para ver
amojonar é deslindar el dicho termino de Guajayeda según que por
el dicho Gobernador es mandado por el dicho mandamiento, é que el
está presto de me pagar en salario que por ellos oviese de haver
testigo Pero Domingues é Sebastián de Carabaxal.
E despues de lo susodicho en el dicho dia mes é año susodicho en
presencia de mi dicho Escribano é de 10s testigos despues escritos
que estando en termino de Aguaete en el lomo que sube dende un
camino que está ensima de risco alto que está junto frontero de la
torre del dicho Pueblo de Aguaete estando presentes los dichos Mi-chel
é Salbador é h a n Benito amoxonadores é deslindadores puestos
por el mismo Gobernador los cuales dijeron que so cargo de jura-niento
que el dicho Gobernador les había tomado que era la linde
con mojones antiguos del Valle de Guajayeda en el termino redondo
que Dn. Fernando Guadarteme é su yerno el dicho Miguel de Trexo
tenia é poseia antiguamente que le fue dado desde el lomo que al
presente estabamos é teniendo los pies que habza nombre csntzgafo,
en lengua de los antiguos Canarios las aguas por el otro cabo del
valle ii.ii lvTbo y¿ie está y fGiiciaT ¿im&abG z! lolTo
arriba aguas vertientes al dicho Valle de Gujayeda é en el cual
dicho lomo los dichos partidores é amoxonadores pusieron é amoxo-naron
desde abajo en el canto del risco de la mar un moxón, é luego
hacia arriba en otro lomillo, otro moxon é mas al encima de la cum-
90 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
FUENTES ETNOHISTORICAS DEL VALLE DE GUAYEDRA 9
bre otro moxon, de piedras é desde arriba por la cumbre al Lomo una
albarrada de piedras antiguas.
E desde la dicha albarrada antigua, asientre ella estan tres mo-jones
grandes antiguos, é desde allí sube la dicha albarrada á dar
en un moxon que está ensima de un risco entremedias de dos cardo-nes
pequeños, y ensima de dicho moxon de los cardones pusieron otro
moxon junto de unas cuevas grandes de ganado que está en el dicho
lomo aguas vertientes al dicho Valle.-Iten arriba del dicho moxon
un risco tajado contra dicho Valle de Guajayeda y en el canto del
dicho risco pusieron otro moxon.
Iten encima de estos mojones, ensima de una peña gorda pusieron
otro moxon junto donde estan lentisco nacido, y arriba de este dicho
moxón grande de piedras antiguo, é junto de el están caserones an-tzguos
de Canarios, é está ansimismo una cueva grande dentro del
dicho termino e moxones. Iten arriba de estos moxones e corrales
está una quesa de Canarios, la cual dejaron dichos amoxonadores por
moxon y está junto del camino de la leña que sube a Tamadaba y de
ay arriba fisieron un moxon entre medias del camino que va al
mocanal y á Tamadaba en redondo á dar a un lomo que dzcen los di-chos
amoxonadores que se llama .Vagaderre, que es nombre de los
de Gran Canarza, que va a dar en un camzno que va a Tatirma que
u nombre en lengua de los Canarzos Etaxanicavidagua que en lengua
Castellana el pais del Palo, segun los dichos amoxonadores dixeron,
en el cual paso fue puesto 6 amoxonado un moxon enrnedio de dicho
camino é paso é pusieron otros dos moxones del cabo arriba de dicho
camino, e otros dos moxones del cabo abajo contra la mar.
E por lo cual drchos moxones que ansi ficieron los dichos amoxo-cadores
susodichos, dixeron que socargo del juramento que hicieron
al Señor Gobernador les tomó é de ellos recibió que es verdad que
para que los dichos moxones é termino é cumbres é riscos susodichos
e nombrados iba é poseia que le fue dado al Don Fernando de Gua-narteme
é que aquel es el termzno redondo que dicen Guajayeda é
por tal lo daban é amoxonaban é declaraban por sus dechos é depo-siciones
so cargo del juramento que tenía fecho, é que no saben otra
cosa mas de lo dicho é declarado, testigos que fueron presentes a lo
dicho es Pedro Domingues e Sebastian de Carabaja1 estando en la
dicha Isla - E ansí fecho é amoxonado el dicho termino é declarado
e moxonado por 10s dichos amoxonadores lo han dicho é declarado
é as1 asentado se lo diese por fé é testimonio para guarda é conser-vacion
de su derecho testigos los susodichos.
E yo el dicho Monso de Herrera Esci.ibano Público susod~choq ue
presente fui á todo lo que dicho es en uno con los dichos testigos é
amoxonadores susodichos é amoxonar é señalar los dichos termrnos
é de ruego é pedimento del dicho Miguel de Trexo esta presente carta
de testimonio fice escribir é por ende fice aqui este mismo signo tal-men
testimonio de verdad. = Alonso de Herrera Escribano Público »
4.1. Antropónzmos.
AGALDAHRe,r nando de .....................
ARIÑEZ, Juan de .............................
BENITOJ, uan ..................................
CANARIOSa, lbador ..........................
CARABAJASeLb, astián de ..................
FERNÁNDECZO RONE..L.. .....................
DOM~NGUPEeZd,r o ..........................
FERNÁNHDIEDZA LGPOe, dro ...............
GÁLDARF, ernando de ....................
GÁLDARG UANARTEMFeEr,n ando de ...
GRANC ANARIAM, ichel de ..............
GUANARTEMFeEr,n ando de .............
HERRERAA,l onso de ........................
ORTIZD E ZÁRATEJu, an .....................
SOSA, Lope ¿ie ..............................
Tx~xo. Miguel de ...........................
-- Ultimo Guanarteme de Cana-ria.
Escribano de Cámara.
Aborígen canario de Agaete.
Aborígen canario vecino d e
Agaete.
Testigo del deslinde de Guaye-dra.
Residente en Canaria.
Testigo del deslinde de Guaye-ara.
Escribano de Su Alteza.
V:d. Hernando de Agaldar.
Vid. Hernando de Agaldar.
Aborígen canario vecino d e
Agaete
Vid. Hernando de Agaldar.
Escrrbano Público de la Villa
de Gáldar.
Reformador de la Corona
Gobernador de Canaria.
Caballero conquistador casado
con Margarita Fernández su-puesta
hija de Don Fernando
de Guanartzme.
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLAN? ZCOS
FUENTES ETNOHISTORICASD EL VALLE DE GUAYEDRA 11
VARGASR,o drigo de ........................ Vecino de Canaria.
VERA, Pedro de .............................. Capitán General de la C o n-quista.
4.2. Topónzmos.
AGALDAVRi, lla de: Capital prehispánica de Gran Canaria. Asien-to
del guanartemato de la isla y uno de los núcleos demográficos
y culturales decisivos en el proceso de transculturación.
AGAETE: Término aborigen que ha recibido diferentes trata-mientos
ortográficos. Puede localizarse como Gayerte, Agayte, La-guete,
etc. Durante los siglos xvr y xvrr, sufre distintas fonéticas has-ta
quedar fija& ei., !u u!tern~ncii Lqp&,/Q&, y definitivamente
en Agaete. Importante dependencia del guanartemato de Agaldar, nú-cleo
muy ligado a los acontecimientos estratégicos más decisivos de
la penetración castellana .Repartimiento del Adelantado Alonso de
Lugo. Actual Villa y término municipal.
AXTÍGAF~T: nphimo &origen con el que se designa el céle-bre
«Roque» de las Nieves, frontero al puerto de su nombre. Por su
excepcional situación hubo de servlr de atalaya y bastión natural,
tanto para los naturales de la isla como para 10s castellanos. Per-siste
en la actualidad el nombre de «La Torre», como se conoce a la
finca aledaña y que, a no dudar, evoca la construcción de la Con-quista,
aprovechando su favorable topografía.
ETAXANICAVIDADGUenAo:m inación aborigen desaparecida en su
forma original y que otros transcriben como ~Taxamenbida-gua
». Su estructura interna fonética guarda una estrecha isofonía con
el topónimo Tamadaba que ha persistido llegando intacto hasta el
presente. Sin embargo, la evidencia --a la vista del documento- de
que se trata de dos términos diferentes hace descartar su asimila-ción;
no así su posible relación derivativa. Un dato de primera je-rarquía
lo constituye la traducción de Etaxanicavidagua como «país
del Palo». El registro toponímico actual conserva, para uno de los
acantilados de Tamadaba, la denominación de «paso del Palo».
GÁLDARV, iUa de: Vid. Agaldar.
GUADAJEDVAa,U e de: Vid. Valle de Guajayeda.
GUAJAYEDVAa, lle de: Merced concedida a Don Fernando de
Guanarteme a modo de Se��orío, según la tradición histórica emanada
de las Crónicas, por los mismos Reyes Católicos. Falta la prueba do-cumental
de dicha concesión regia. Por el contrario si es cierta su
cesión, a petición del propio dinasta insular, por Pedro de Vera con
categoría de repartimiento. Valle situado entre los acantilados de
Tamadaba y el mar, en la costa occidental de la isla, a unos 5 kiló-metros
al SW. de la Villa de Agaete. La transcripción de topónimo
presenta numerosas variantes: Guayayeda, Gayeda, Aregayeda, Are-gieda.
La más próxima a la original del documento llegada hasta el
presente es la de Guayedra, cuyo uso se ha sancionado por la tradi-ción
popular. Otra variante dudosa, por reciente, es la que aparece,
por error, en algunas cartas y mapas topográficos. Guayera. El doc-tor
Wolfel ha estudiado su problemática en su Monumenta '.
NL~GADEERX: Topímimo cuya ubicación geográfica no ha lle-gado
hasta nosotros. No faltan quienes quieren asimilarlo a Lomo
Magaden, aduciendo, por otra parte, su parentesco con Mogaren o
Almogaren.
TAMADABTAé: rmino aborígen para designar el bosque de pz-
?tus canarienszs, que aún conserva su nombre.
TATIRMAI:n teresante variatio de Tistirma o Tzrma. Con este
nombre, o invocación, fue conocida una de las montañas sagradas
de los canarios, ambas en el guanartemato de Agáldar. Tanto Arnagro
como Tirma mantienen su actual localización toponímica y topográ-fica
inalterable. La montaña de Tirma, en el presente, dentro del
término municipal de Artenara.
5.1. Lacunense.
c... y assi se le hico su baptismo con gran solemnidad, como a per-sona
R[ea]l y le hico poner n[ombre] Don Fern[an] do de Guanar-teme,
y le m[an]do vestir muy Ricos vestidos, y q[ue] se voluiesse
a C[anari]a, y hiciesse con los suyos q[ue] se hiciesen todos Chris-tianos,
y le diessen la tierra prometiendole libertad y buen tra-tam[
ien]to, y el nuevo ahijado se lo prometió, y pidiole en retorno
le hiciese m [erceld de darle p[ar]a el y p [arla sus descendientes
4 Wolfel, 1965, p&g 731
94 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANZ I C O S
FUENTES ETNOHISTÓRICAS DEL VALLE DE GUAYEDRA 13
P Guaniedra, y se altesa se lo concedio aunq[ue] pensco q[ue] ma-yor
m[erce]d le pedia porq[ue] es una ladera muy agria de montes,
g riscos muy pendientes q[ue] descienden hasta la mar de no se
cria cosa mas q[ue] ganado saluage de cabaras y puercos, y en
aquel t[im]po auia muchos en aquel bgar ... » '.
Comentario: De la lectura atenta del texto se infiere:
1) El clima de relativa fastuosidad con que se celebró el bau-tismo,
en tierras peninsulares, del Guanarterne de Gáldar. Esta
rumbosidad real, recogida por las distintas informaciones de la
época, de evidente intención política, iba dirigida al ánimo del
bárbaro dinasta isleño, a quien, como es lógico deducir, a toda
costa se intentaba impresionar y convertir a la causa del cristia-nismo.
2) Es tradición recogida por el padre José de Sosa que cuando
el monarca católico pregunta a Guanarteme qué como le gustaría
llamarle, éste le respondiera, haciendo uso de su equiparación
real: «Como tú». De ahí que tomase el nombre de Fernando, que
era el mismo que el del Rey de Aragón
3) Aun cuando se prometiera de palabra, los hechos confir-man
lo contrario. Los canarios fueron desprovistos de sus tierras
o, en el mejor de los casos, trasladados a suelos improductivos. Un
ejemplo de esta discriminación de facto, el desheredamiento en
que quedó, precisamente, !a propietaria legítima de la territoriali-dad
isleña, la princesa Arminda Mastegena. Sólo pudo conservar
las casas que habían sido de su padre, y los bienes que correspon-dieran
a su esposo Hernán Pérez de Guzmán, doncel de la Con-quista.
4) Es tradición que se ha podido rastrear entre los ancianos de
Agaete que el monte bajo de Guayedra, hoy inexistente, llegaba
hasta fines del siglo pasado a las cotas bajas del valle medio. Un
dato paleozológico muy interesante que nos trasmite el texto La-cunense,
es ei cie ia existencia de cabras y puercos salvajes en el
valle de Guayedra; lo cual se contrapone a la noción de una ex-plotación
domesticada de animales, como correspondería a una
5 «Fontes Rerum Canariarum», La Laguna, 1935, pág. 35.
Nzím 23 (1977) 95
sociedad agroalfarera. Este datc se puede interpretar desde dos
ángulos :
a) La existencia desde la remota antiguedad de un ámbito
ecológico donde, en forma natural, viviesen la cabra y el
puerco.
b) Como fase posterior y consecuente al abandono de la ga-nadería.
Pudo acaecer cuando la Conquista.
5.2. Pedro Gómez Escudero.
c.. púsole por nombre Don Fernando Guadartheme, hizo ia solenidad
ciel bautismo como a persona Real, mandole a vestir ricos aderezos
de &jas de gpaii yaiop, y se a Canaria cUaii&j
fuese su gusto, y é1 se vino luego con todos los suyos y que se hi-ciesen
cristianos todos los cristianos (sic) y se les diese por suya la
tierra, prometiendoles libertad y todo buen tratamiento, y el ahijado
asi lo prometió y juró; y pidiéndole entre tornó que le hiciese Su
Magestad merced de darle para el y sus descendientes a Guaiedra,
consediósele; y tal tierra de Guayedra son unas montañas de volcán
p riscos que no son buenos más que para ganados szlvestres, y es
zsleta desimta; juzgó el Rey que le daba una gran czudad u otra
cosa buena y quedaron ambos gustosos O.
Comentario :
1) Aún está por esclarecer el lugar exacto donde se realizara
la ceremonia del bautismo. Si se considera que la presentación a
los monarcas tuvo lugar en Calatayud, en la primavera de 1481 ',
bien pudiera aquí mismo haber recib~do el príncipe canario las
aguas sacramentales. Una vieja tradición, confirmada por algu-nos
cronistas, hace que recibiera el bautismo de manos de Don
Pedro González de Mendoza, más tarde arzobispo de Toledo. Esta
6 ~ i i i e zE sc-uGei%oG, s&i;,1 936, &- 53.
7 R. C por la que se autoriza a los Canarios de Gran Canaria para
poder circular por todo el territorio nacional para comprar vituallas y otras
cosas necesarias para su sustento en la Isla, y noticia de un pacto, concer-tado
con anterioridad, por el que se sometían voluntariamente a Sus A1-
tezas Publicada por D. J. W6lfel en «Anthropos», XXV, 1930, págs. 1077-1079.
96 ANU.4RIO DE ESTUDIOS A T L R A r T i C 0 S
titulación hizo, a algunos comentaristas, suponer que el Guanater-me
recibiera el sacramento en Toledo. Nos inclinamos, sin embar-go,
a estimar que la prolongada estancia del Guanarteme fue apro-vechada
para adoctrinar10 en la fe cristiana, y, en consecuencia,
fuera bautizado con posterioridad a la presentación en Calatayud.
Otra variante, pone en duda que fuese el Guanarteme de Gáldar
quien se presentara en Calatayud, y aduce un bautismo, posterior,
en la corte de Madrid
2) Su Magestad: Se trata de una interpolación posterior. El
tratamiento de los monarcas españoles hasta los Reyes Católicos
es Su Alteza. El Su Magestad se empezará a usar a partir del Em-perador
Carlos V. Este y otros muchos detalles, han obligado a
estimar la Crh&a Eoct&rn mijr.hn má_.c, retocada y posterior, en
varios aspectos, a la de Sedeño; esta última, más ajustada a la
época. Ambas -hay que tenerlo en cuenta- son conocidas por co-pias
tardías del XVIII, y esto, como se comprenderá, limita su
grado de autenticidad.
1) breve &rcripciS~ de Ugayedr~ ~jc&z, e. tede, 2 !a
realidad. Se trata de un paisaje agotado, tal como quedara des-pués
de su alteración ecológica. Cuando lo habitara Don Fernando
Guanarteme era abundante en higuerales; pero menos fértil que
el Valle de Agaete, reservado al Adelantado Lugo, más rico en
tierras de labranza y riego. No entendemos lo de «isleta desierta».
Probable interpolación.
5.3. Antonio Sedefio.
Gu Áiteza hizo merced a Juan Mayor q[ue] fue por Iengua del al-guacilazgo
mayor de Canaria y a Guadarteme de dos valles, uno de
Anmastel y otro de Guayedra: este solo le quedó, lo demás como
muriese en la conquista de Tenerife y no dejó hijo varon todo se per-dió
y vino en poder de otros, y por ser hombre corto no fue pa si ni
menos pa su prima hermana a quien su tío ia nabia uejado enco-mendada
la cual quedó desheredada de todo por lo tener hombre» 9.
S Rumeu de Armas, 1959, <Diario de Las Palmas~, 10 de julio
9 Antonio Sedeño, GAldar, 1936, p&gs 38-39
16 CELSO MART~N DE GUZMÁN
Comentario: AnmasteE: En otras fuentes posteriores aparece
Agumastel: Su actual Iocahzación toponímica no ha sido posibie.
Es muy probable que el vocablo de conservarse haya experimen-tado
una fuerte transfo~mación fonética. (Alonso Escudero el 22
de noviembre de 1500 repartió en favor de Cristóbal de Zerpa el
<Gumastei» [Marín, XIII, pág. 1171 .)
Como es sabido, Don Fernando de Guanarteme, con su compa-ñía
de Canarios, participó activamente en las conquistas de la
Palma y Tenerife en la disuación de los denominados <<bandos de
piices». Su presencia decid~ó momentos difíciles para las huestes
castellanas. Es tradición, controvertida por la crítica, que fuese
sepultado en la Ermita de San Cristóbal de La Laguna, donde has-ta
e1 presente se ha recnrdado este hecho. Una excavación cientí-fica,
antes que estériles polémicas, podría esclarecer este apasic-nado
capítulo de la historiografía local.
Aun cuando Don Fernando Guanarteme no tuvo descendencia en
varonía, sabemos que parte de la propiedad, concretamente Gua-yedra,
pasó a manos de Miguel de Trexo. Esta ignorancia en la
sucesión pareciera estarnos indicando que, efectivamente, la Cró-nica
Sedeño fuera escrrta antes de 1512 y después de 1496. La pri-mera
fecha la de los reclamos de Trexo y la segunda la del óbito
del Guanarteme.
Se alude en el texto a ia auténtica reina de Canaria, la que los
Canarios llamaban Arminda y que, al bautizarse, se llamó Doña
Catalina Guanarteme. M5s tarde, lo recoge la mayor parte de la
historiografía, casa con Bernán Pérez de Guzmán, de la Casa de
Batres, pariente de Garcilaso de ia Vega.
Con referencia al parentesco del Guanarteme con ,&nninda el
texto es certero en el conocimiento exacto de la dinastía insular:
c.. su prima hermanu a quien su tio la había dejado eizcome?z-dada...
». El dato es muy estimable al transparentar el régimen
matrilocal. Se alude al padre de !a princesa Arminda, el guanar-teme
Guayasent Semidan, conocido como el Bueno. Algunos his-toriógrafos
posteriores (como el mzsms Viera) lo han asimilado
a Thenesort Semidan (Don Fernando Guanarteme) con lo que, el
de por sí complicado problema genealógico, quedó aún más intrin-cado.
Para los castellanos, de monarquías patrilineales, era in-comprensible
la sucesión rmtrilineal, donde -como en Gran Ca-
98 A N U A R I O DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FUENTES ~ ~X~OHI ST~RDIECL AVSAL LE DE GUAYEDRA 17
naria- quien transmite la legitimidad y es depositaria del senti-miento
de territorialidad es la mujer. Bajo este sistema, la depo-sitaria
del arbitrio será siempre la rama femenina. Así puede ex-plicarse
como la conquista de Gran Canaria no se da por concluida
hasta que los canarios entregan a Arminda como «Señora de la
Tierra»; a pesar de las rendiciones y pactos anteriores efectuados
por el guanarteme y sus guayres. Por otra parte, el empeño de la
resistencia canaria de llevar consigo a esta princesa-niña en su
lucha por las sierras contra los castellanos. Bajo la óptica indí-gena,
el guanarteme no es más que una especie de «caudillo de
armas», casi un condotiero o un general, nunca un rey como le in-teresaba
hacer constar en los documentas a las cancillerías cas-tellanas
para, unilateralmente? traspasarse los derechos frente a
las urgencias impuestas por la diplomacia rival portuguesa, inicia-dora
de la acción conquistadora en la isla.
el7 llegados ante su Aiiesa, se arrodilló el Guadarieme y ies besó ias
manos y dixo que queiba ser cristiano; y su Altesa lo hizo batisar y
fue su padrino, y pusleronle por nombre don Fernando y mandóle
bestir y que se boluiesse a Canaria y hisiese con los suios que se
tornasen cristianos y le diesen la isla, prometiendole toda libertad y
buen tratamiento. Y el nuebo ahijado se lo prometió y pidióle de mer-ced
Guuia y SU dtesa se la consedió, y bien pensó quundo se la pidió
quexera dguo y es una ladera agra de riscos g monte, donde se crga
ganado sabaje de cabras y puercos» lo.
Comentario: Guaia, por Guayedra, es otra de Ias muchas va-ríantes
del topónimo. La descripción del valle sigue casi al pie de
la letra al Lacunense. No añade ningún nuevo dato a los ante-riormente
comentados.
5.5. Cdnica de los Reges Católicos (Vaire~a).
En La crónica de los Reyes Católicos, de Mosen Diego de Valera,
no se menciona la data de Giaayedra. El texto, sin embargo, hace re-
10 Vid. Urna cr6nica primitiva de za Gom.q&ta Be Gran ITan&a: se1 Níz-tritensm>,
en «El Museo Canario», afio III, núm. 5, enero-abril 1935, p8g. 78.
18 CELSO MARTÍN DE G U K ~ A N
ferencia a la presencia de nobles canarios en Calatayud. Esta omr-sión,
que en realidad no es tal, puede hablar en favor de una poste-rior
concesión de la data, en Gran Canaria, por Pedro de Vera, y no
en la Península por los Reyes. Es decir, que la merced de Guayedra
no fuera entregada u otorgada, precisamente, en el momento de la
entrevista del Guanarteme y los nobles canarios en Calatayud. Si
se lee con cuidado a Escudero quizá pueda hallarse una explicación
válida :
<L.. y pidiéndole entre tornó que le hiciese Su Magestad (szc) merced
de darle para él y sus descendientes a Guaiedra.» (Vid. op. cit.)
El «entre tornó», es decir, mientras volvió, indica que la gestión
de los derechos del Guanarteme fueron solicitados con posterioridad,
una vez ya en Gran Canaria. El <Legajo Acialcázar» menclona el 29
de octubre de 1485, fecha cuando se lleva a cabo otros repartimientos
en la isla. En todo caso, después de realizado el primer viaje a la Pe-nínsula
(y hasta el segundo), y posiblemente, en el momento en que tu-vieron
lugar los repartimientos de tierras y aguas por Pedro de Vera
en favor de las personalidades más destacadas de la conquista.
La «crónica de Valera», como dijimos más arriba, registra con
claridad el viaje de Guanarteme a la Corte con otros «pares» cana-rios.
Se ha querido ver en este «guanarteme», o mejor «canarios przn-cipaZes
», a otra gente que no fuese el guanarteme de Gáldar y su
séquito. Quizá se haya subestimado una documentación tan explícita
como las Cuentas de la Conquista 'l. No obstante errores nrmios de
transcripción documental pueden distors~onar la veracidad y dar ori-gen
a irreales argumentaciones. Así en el folio XXVIII, línea tercera,
de las mencionadas cuentas transcritas por el doctor Ladero Que-sada,
se ha transcrito mal, con referencia a guanarteme, «su com-pc&
ñera» cuando, en realidad, debe leerse «e su compaña». Es decir,
los nobles canarios de los que habla Valera.
Sólo un hipercriticismo puede hacer pensar que se trate de otro
Guanarteme que no sea Don Fernando de Agaldar (y si el no ¿quien?).
No existe, hasta el presente, en toda la abundante literatura y docu-mentación
de la conquista de Gran Canaria ningún otro «guanarte-
11 Vid Ladero, 1966, p5gs. 11-104
1 00 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N I ' I C O S
FUENTES ETNOHIST~RICAS DEL VALLE DE GUAYEDRA u
me», al filo de los acontecimientos en los que se ve involucrado, y
en el segmento cronológico que va desde 1478-1483, que no fuera el
aborígen Tenesort Semidan, personalidad de primer rango y lo su-ficientemente
perfilada como para poder ser confundida con un pre-tendido
homónimo. Por otra parte, el guanarteme-regente, o virrey
de Telde (como se quiera), llamado en isleEo Ventagoo (o Bentaga-che
o incluso Bentaguaires según otros), ya había fallecido cuando
la isla recibe la invasión castellana. Igualmente, el guanarteme «Vie-jos,
padre de Armmda, también había muerto. Esta es la razón por
la que, en el interinato de la menoría de edad de la princesa here-dera,
«el sobrino mancebo cuerdo» de que hablan las crónicas se
hace cargo de la «regencia» insular. Este no es otro que el guanar-kmP
que va 8 18 Peninstd-: y protagoniza una cadena sucesiva: y
trágica, de episodios que arrancan desde su «secuestro» o entrega
voluntaria, hasta su fallecimiento (igualmente sospechoso) en La La-guna.
Se ha derramado, inútilmente, mucha tinta sobre tan atractiva
y misteriosa personalidad. Aún queda por escribir esa biografía de-finitiva.
No obstante, en la línea desmitificante, son valiosos los ra-zonamientos
del doctor Rumeu de Armas en torno a esta f~gur ah is-tórica
12.
6. EVOLUCDI~E NLA TENENCIA DEL VALLEDE GUAYEDDREASD E FINALES DEL xv
A PRINCIPIOS DEL XVI
Cronología Propietarzo
Desde 1485 a 1496 ..........................
Desde 1496 hasta por lo menos 1513.
?& aIites de 151s ni dealiu&a se 1529.
A partir de 1529 .............................
Don Fernando de Guanarteme.
Miguel de Trexo y Carvajal.
Hemritn Sáii~liez de Ue~tidagua.
Antonio Cerezo el Joven.
El esquema genealógico de los Cerezos es como sigue:
Diego de Zurita - Inés Díaz
l
Sancha ~ í a dze Zurita -A ntonio Cerezo
I
Antonio cerezo el Joven
---
12 Rumeu de Armas, Las Palmas, 1959, «Diario de Las Palmas».
20 CELSO MARTÍN DE GUZMÁN
A partir de 1529 la propiedad del Valle de Guayecira quedará viccu-lada
a ias primipales familias de la nobleza local agaeiense hasta
principios del xx, en que la propiedad se fracciona jr va a parar a
manos de distintos propietarios e intereses.
La concesión efectiva, al parecer coincide can los primeros re-partimientos
que se adjudicaron en la Isla, hubo de pasar por una
fase de «tierra de nadie» a la muerte del Guanarteme. La reciama-ción
que hace Miguel de Trexo implica que, o el Guanarterne no tes-t6
o, por e! contrario, el parentesco de su esposa con el Tenesort,
corno era lógico ea la concepción primitiva, no era legíti~o. Esto,
igualmente explica el empeño de la Información de Nobleza l3 incoa-da
por el interesado Miguel de Trexo, a favor de su esposa Marga-rita
Fernández Guanarteme, ante e1 Licenciado Francrsco Pérez de
Espinosa, con fecha 3 de mayo de 1526 y en cuyo encabezamiento se
lee: <¿Muy noble Señor Fernando Gutierrez en nombre de Doña Mar-garita
Fernández Guadnarteme mujer legítima de Miguel de Trejo
vecinos de la Villa de Gáldar en virtud de su poder que presento pa-rezco
ante V, md. y digo: que á la dicha mi parte le combiene probar
ad perpetuam rei memoriam, o como mejor haya lugar de derecho
como es hija legitima de D. Fernando Guadnarteme Rey que fue de
esta Isla de Gran Canaria antes que la entregzsen a sus Majestades ... »
Poco pudo disfrctar Don Fernando de Agáldar del paraje bucólico
que eligió como «descanso del guerrero». Pnvolucrado en los conquis-tas
de La Palma y Tenerife, obligado a nuevos viajes a la Penínsizfa,
apenas pudo permanecer el gunarteme galdárico en su isla natal.
Cuando el curso de los acontecimientos parecía iban a favorecerle
y poder disfrutar de sus recompensas, muere inopinadamente en La
Laguna de Tenerife en 1496.
La sorpresiva muerte de Guanarteme, quizá sin otorgar testamento,
hace que su yerno ante los intereses de otros descendientes habidos
en Tenerife, o incluso en Gran Canaria, por el propio Guanarteme,
tenga uue recurrir a informaciones, testigos y escribanos, con el fin
de rescatar para si y los suyos la antigua Data de Guayedra. Es
entonces cuando se precisa de amojonadores y escribanos que cer-tifiquen
los !ímites exactos de aquella propiedad.
Desconocemos si fue el rnrsmo Miguel de Trejo quien vendiera
13 Vid. Chil y Naranjo, 1880, t. II, págs 203 y sigs.
102 ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N l ICOS
FUEnTES FITNOHIST6RICAS DEL VALLE DE GUAYEDRA 21
drrectamente a Fernán Sánchez de Bentidagua (alcalde que fuera de
Agaete); lo cierto es que, este personaje, con indudable prosapia abo-rígen
es nuevo propietario del valle, por adquisición o por enlace.
De Sánchez de Bentidagua pasará a Antón Cerezo el Joven, quien lo
vincula a su familia a partir de 1529. La propiedad desde entonces
-queda por hacer todo el registro documental detallado- seguirá li-gada
a las familias más notorias de la localidad, en una política de
alianzas matrimoniales que se originan desde Antonio Cerezo el Vie-jo,
casado con Sancha Díaz de Zurita, hija de Inés Díaz y de Diego
de Zurita, nacido en Sevilla y fallecido en Gran Canaria entre 1508-
1516. De este modo, el heredamiento que Alonso de Lugo traspasya
a Francisco de Palomares quedará, a la par que Guayedra, entre las
propiedades de la familia Cerezo. De la importancia de esta familia
habla el tríptico de la Virgen de las Nieves, donde figuran como do-nantes
de la advocación que quedó desde entonces enraizada en
Agaete.
Una de las últimas familias que mantuvieron hasta principios de
siglo la prapiedad unificada en un mismo dueño fue la familia Ar-mas.
En la actualidad, la propiedad ha sido loteada y responle a dis-tintos
intereses y propietarios. Por suerte, el proyecto <&endite, So-ciedad
Anónima�� (1972) que pretendía convertir el valle en explota-ción
turística, se ha visto de momento paralizado. No obstante esta
amenaza, antiecológica y de irracional modernización, se cierne so-bre
lo que está llamado a ser un parque arqueológico-natural, y no
uno de esos horripilantes focos de condensación turística.
La siguiente descripción constituye un dato preciosísirno que cer-tifica
el carácter agresivo, de razzia, efectuada por las huestes con-quistadoras
sobre Guayedra, con el propósito de capturar ganados
F hombres. Queda con este testimonio corroborada la estrecha inter-re!
tlción, en !^S episodim de la conq&tai del establecimiento militar
de Agaete y su repercusión sobre el predio de Guayedra:
<<De la qual respuesta fue mui agradecido el Pedro de Vera, y es-crui6
a Hernan Peraza loando la rrespuesta de fr Nonso Jaimes, y
que le tenía en mucho buen miramiento, y encargóie que allí acom-
22 CELSO MABTÍN DE GUZ~MAN
pañase a su alcaide Alonso Fernandes de Lugo, i que juntos hzziesen
sus entradas erL los canarios como de nobles se esperaba, y assi lo
hicieron, salteándolos sobre la Guayedra y Aretenara, haciendo presa
en ellos y en sus ganados y mantenimzentos con ciento y querenta
hombres que tenían» ".
Un hecho muy controvertido, por no ajustarse a la sucesión 1ó-gica
de los episodios es la presencia de Hernán Peraza en la Torre
de Agaete. Si se toma por valedera la noticia de que el Guanarteme
fue raptado en una de estas correrías, estando presente Hernán Pe-raza,
habría que correr toda la cronología, y lo que es más, la pre-sencia
de Guanarteme en Calatayud se volvería problemática. Esta
es en parte la tesis del doctor Rumeu de Armas 15. Una solución com-patiblizadora
sería: 1 . O La primera vez, el Guanarterne, va volun-tariamente
a la Península en la primavera de 1481. 2 . O Que a la vista
nada favorable de los acontecimientos bdicos para los castellanos,
posteriormente a su venida con Miguel de Muxica, fuese hecho pri-slonero
con el fin de forzar la rendición. No obstante la documenta-ción
de las Cuentas de la Conquista, son bien explícitas y vienen a su-marse
al criterio expuesto por Valera, de carácter pacífico y volun-tario
de la negociación, en la Península, de Guanarteme y su séquito.
Aquí por una vez, crónica y documento, independientes, son coinci-dentes.
Esta circunstancia nos parece, para el caso que comentamos.
más que suficiente como para negarla.
Los datos más abundantes sobre el Fuerte de Agaete han sido
compulsados de los <Autos de Residencia» 16, y que pasamos a trans-cribir
en aquellos pasajes relativos al contexto Agaete-Guayedra-Con-quista:
7.1. Memorial de descargos del Adelantado
c... como el dicho Sr. Ad. la ha noblecido e poblado e servido en ello
a sus Altezas e hécholes tan leales e señalados servicios, dinos de su
memoria e eb acrecentamiento de su Corona Real en la conquista de
!a Islu de Grar,c! Canaria, donde p=r SU real ~ a i l d a d uP mx u m de Ew
dos estanczas mas przncipales e peligrosas de la dacha isla de Gran
---
14 Vid. c<Matntense», pág. 78
15 Rumeu de Amas, zbidem
16 Rosa Olivera, Serra Ráfols, 1949, XLVIII, m& 188 págs
104 ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N l I C O S
FUENTES GTNOHIST~RICAS DEL VALLE DE GUAPEDRA 23
Canaria, que fue en el Agaete e hizo una fortaleza donde cada día
peleavan e fue muchas vezes herido e sufrió muchos trabajos e han-bres
e muertes de criados e parientes e otras oersonas e muchas
afrentas e peligros hasta llegarle a poner fuego a la torre e pegarselo
e desnparar la torre por temor del fuego e salir a pelear al canpo
cada día donde gestó todo el patrimonio que tenía e avía av~do de
sus padres e hazienda de sus hermanos o parientes, donde quedó muy
adebdado; en pago de tan señalados servicios, sus Altezas, aviendo
consideración a éllo e a los dichos servicios, le hizieron merced del
dicho sitio e tierras e aguas de Agaete donde hizo ingenio e hedificó
e plantó e despedró muchas tierras e sacó acequias, hizo caminos,
en que gastó mucha cantidad de mrs. después de lo cual su Alteza
queriéndose mas servir dé1 le mandó le sirviese e tomase a su cargo
la conquista de Sant Miguel de la Palma, l7
e.............. .........,..... ............... ....,.......... ............... ...............
<@ara sostener el real e la conquista vendió todos sus bienes e todo
lo que había adquirido en las tierras e conquista de Gran Canaria e
-1 & ~ h nA ce-n+n A Gnww-ca AA1 fins. +AA.-. ln .-.STA A l m - 4 0 hnnh~.-. ha-+-
=A CLILAAV nsacbc c IICLI~IJ UCA LVAZ INUV IV quc CII cl a v ~ Ia~CL AAV c uaoc,a
los vestidos de su persona vendió e enpeñó ... » lS.
7.2. Interrogatorzo de testigos.
[Pregunta] CXLVII:
&en SI saben que1 dicho Sr. Ad. estovo por mandado de su Alteza
en la conquista de Grant Canaria e tovo una de dos estancias que
avía, que fue el Agaete, la más principal e peligrosa, e hizo en élla
una fortaleza de donde cada día salía a pdar e peleava e fue mu-chas
vezes herido
[Respuestas] ALCAR.A..Z dixo que vió este t[estig]o como el
dCiclho Ad[elantado] estuvo en la conquista de Grand Canaria e
cue cree que por mandado de sus Altezas e que vió que la gente con
el Governador Pedro de Vera e el Adelantado fueron a facer la torre
ael Agaete e que quedó en ella el
--
17 Autos de Residencia, LXXXVII,
18 Zbidem, LXXXVII, pág 45
d[iclho Adtelantado] e que allí
págs. 44 y 46
24 CELSO MARTIN DE GUZMÁN
oía este t[estig]o que cada día le hechaban celadas los canarios e
~ e n í a na pelear con él e que oyó que le avian herido e qiie no save
las vezes que le hirieron.
AMARILL..O. dixo que la sabe. .. por que estovo en la mesme
torre del d[ic] ho Agaete co nel d[ic] ho Ad[elantacio] e que vió que
hizo hacer la diiclha torre y estovo en élla e que fue allí herido de
piedras él y todos quantos allí estavan.
BENITE..Z. dixo que save quel d[ic]ho Ad[elantado] vino a la
isla de Grand Canaria a la conquista donde este t [estiglo le vido e
que estavan en la parte contraria en la d [ic] ha pregunta e hizo aque-lla
torre y estava en ella con la gente que allí tenía a su cargo e que
vido salir muchas veces a pelear e venía herido.
SERRAN...O dixo que oyó decir quel driclho Adlelantado] es-tovo
en la d [ic] ha conquista en el d [ic] ho Agaete do era la d [ic] ha
torre por alcaide e que de alli salia a pelear, preguntado a quien lo
cyó decir dixo que a muchas persocas e que fue público a este
t [estig] o le vido ser alcaide» 19.
[Pregunta] CXLVIII:
<&en si saben etc. que estando en la dicha fortaleza del Agaete
en la conquista de Grant Canaria, do estovo quatro años en la d[ic]ha
fortaleza, peleando e conquistando la isla si notros tres que avian
estado antes en la d[ic]ha conquista, sufrió muchos trabajos e han-bres
e muchas vezes se sostenían él e la gente que con el estavan
con las yerbas del campo, animando a !os que con él estavan, partien-do
lo que tenía con ellos, quendo 20 tenía, s~friendom uchas desven-turas
e trabajos, sosteniéndose muchas vezes con lapas e burgaos.
[Respuestas] ALCARA...Z dixo que este t[estig]o no se acuer-da
el tienpo cierto quel d[ic] ho Ad[elantado] estovo en la d[ic]ha
torre. mas de quento fue en cantidad e quantas vezes le veía. este
tlestiglo pasava mucho trabajo de hanbre, que hartas vezes no tenía
erra cesa v i ~ ep a h i t ~ .e !ayas e h ~ r g a xpo r que no po&n b c ;
mantenimientos cada vez que querían e que lo mismo pasava la gen-te
que con el estava por qye tardavan los navíos que no venían e que
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
partía muy bien con la gente lo que tenía e que trabajava por con-tentar
a todos.
AMARILL.O.. dixo que lo sabe. .. por que se halló en todo ello e
10 vido como d[ic] ho tiene.
BENÍTEZ.. . dixo que la sabe, que estovo en d[ic]ho Ad[elan-tado]
con su gente en la d[ic]ha parte del Agaete, quatro años, poco
más o menos, por que este t[estig]o estovo los dos años con él e
que le vió pasar muchos trabajos e hanbres, segund se contiene en
la pregunta, *O.
[Pregunta] CXLIX:
&en si saben etc. que en la d[icJha conquista, de mas de los
d[ic]hos trabajos e hanbres e heridas que sufrió e padeció le ma-taron
muchos parientes e criados e amigos, pasó muchas afrentas
peligrosas e le pusieron fuego a la torre de la dicha fortaleza e por
que no se la quemasen la desamparó e salió a pelear al canpo donde
venció a los henemigos.
[Respuestas] ALCARA.Z ..d ixo que oyó decir este t[estig] o
que los canarios le avian hecho fuego a la puerta de la torre al
d [ic] ho Ad [elantado] e que1 d [ic] ho Ad[elantado] avia salido con
la gente que con él estava e pelendo valientemente con los d[ic]hos
canarios e que los desvarató e que desto fue la nueva a la villa
donde estaba el d[ic] ho Gobernador Pedro de Vera.
AMARILL..O. dixo que la sabe. .. par que lo vio como d[ic]ho
tiene e se haiió allí» 21.
[Pregunta] CLI:
dten si saben etc. que acababa de ganar la d[ic]ha isla de Grant
Canaria sus Altezas, aviendo consideración a sus servicios, le hezieron
merced del d[ic]ho sitio e aguas del d[ic]ho Agaete, donde hizo el
d[ic]hn Ad[e!untadn] ingenio y hedificS e p!an$6 e UevpedrS muckus
tierras e sacó acequias e hizo caminos e otros hedificios muy cos-tosos.
Zbidem.
21 Ibadern
Núm 23 (1977)
26 CELSO MARTÍN DE GUZMAN
[Respuestas] ALCAR.A..Z dixo que este t[estig]o oyó dezir al
d [~c J h oA d [elantado] e a otras personas que de sus nombres no se
acuerda que por fazer de los servicios que fizo en la d[ic]ha con-quista
sus Altezas le avian fecho merced del agua e tierras del d [ic] ho
sitio del Agaete a este t[estig]o le vido fazaer allí un ingenio e le
vido despedrar e desmontar las d[ic]has tierras e sacar las acequias
e que cree que se harían en ello grandes gastos.
BENITE..Z. dixo que lo save como en ella se contiene ... por que
lo vió e se halló en todo ello e vió la merced que sus Altezas le hi-cieron
del d [ic] ho heredamiento.
SERRAN.O.. dixo que estando este t[estig]o en la isla de Ca-naria
vió que1 d [iclho Ad [elantado] vino de la Corte después de la
d[ic]ha conquista e traía merced de sus Altezas del alcaldía de la
torre e de las tierras e aguas e aprovechó las aguas e tierras e hizo
un engenio e que cree que le deviera gastar mucho» 22.
[Pregunta] CLII:
dten si saben etc. que los dichos hedificios e camlnos e ingenlos
que hizo en el d[ic]ho Agaete costó al d[ic]ho Sr. Adrelantado] de
más de la merced que sus Altezas le hicieron mas de cuatro mil1
doblas, degan etc.
[Respuesta] ALCARA.Z ..d ixo que segund este t [estig] o vido
los muchos hedificios que hizo que gastaría muchos dineros, pero que
no sabe la cantidad cierta» 23
[Pregunta] CLIX .
dten si saben etc. que despues de así desbaratado el d[ic] ho Sr.
Adrelantado] se fue en Gran Canaria a do para se remediar de
gente e mantenimientos para la d [ic] ha conquista, aviendo ya gas-tado
todo lo que tenía e no teniendo para gastar, vendió el zngenzo
del Agaete e tierras e aguas dé1 a Franczsco de Palomar, con todo
1- que en 41 avia hecho y hedificadq para tornar o esta d[ic]ha isla
da Thenerife e dar a la d [ic] ha gente e conprar mantenimientos para
la d[ic] ha conquista e con que se ganase la isla
108 ANUARIO DE E S T U D I O S ATLANTICOS
FUENTES ETNOHIST~RICAS DEL VALLE DE GUAYEDRA 27
[Respuestas] ALCARA.Z ..d ixo que oyó decir que1 d [ic] ho
Ad[elantado] después de aver seido desvaratado a esta isla avia en-peñado
el ingenio e heredamzento del Agaete a Francisco Palomar
para lo contenido en la pregunta e que después oyó dezir, dixo que lo
oyó comunmente a todos en la isla de Gran Canaria e después en
esta d[ic]ha isla.
AMARIL.L..O d ixo que lo sabe es que luego como pasó el d[ic]ho
desbarato se fué el d [ic] ho Ad [elantado] e toda la gente a la isla
de Gran Canaria con intención de se fornecer e tornar a Ia driclha
conquista e que llegados a la d[ic]ha conquista e que llegados a la
d[ic] ha isla el d[ic] ho Ad[elantado] entendió en lo susodicho e oyó
decir publicamente que al dicho Palomares avia empeñado el d[ic]ho
Agaete por cierta suma de mrs. g que le avia pretado Lope Fernan-dez,
regidor que es agora desta isla, al pie de ochocientas doblas lo
qual oyó decir generalmente en aquel trenpo a muchas personas y
vido este trestiglo las doblas que dezian que el driclho Lope Fer-nandez
e que con estos socorros e remedios volvieren a esta d[ic]ha
isla de Tenerife a la tornar a conquistar, de la cual postrera venida
se acabó de conquistar e ganar e que lo demás non lo sabe.
BENÍTE..Z. dixo que la save como en ella se contiene e que se
refiere a lo que d [ic] ho tiene por que este t [estig] o le vido vender el
d[ic]ho ingenio al d [iclho Franczsco Palomar e que al principzo fue
enpeñado e después quedó por vendido el d [icl ho heredamiento y in-genio
y que se fornesció de todo lo necesario para tornar a esta isla.
SERRAN..O. dixo que oyó decir el d[ic]ho AdCelantadol que
enpeñó el d[iclho Agaete al d[ic]ho Palomares para tornar a la
d[ic]ha conquista, despues de ser desvaratado e que decía que en
tres mil doblas e que lo oyó a muchas personas e que en lo dempas
se remite a lo que d[ic]ho tiene» 24.
7.3. Antropónimos.
ALCARAZT: estigo presencial de los hechos ocurridos en la To-rre
de Agaete, de la que era, según declaración propia, miembro
de la guarnición.
AMARILLO: Testigo presencial de los hechos: «por que estovo
24 Ibfdm.
en la mesma torre del d [ic] ho Agaete con el d [ic] ho Ad [elantado]
e que vio que hizo hacer la d[ic]ha torre y estovo en ella e que fue
aiií herido de piedra él y todos cuantos allí estavan».
BENÍTEZ: Testigo presencial de los hechos : c.. este t[estig]o
estovo los dos años con él e que le vió pasar milchos trabajos e han-bres
».
F'ERNÁNDEZ: Regidor de Gran Canaria y a quien Francisco
Palomares re-empeña el heredamiento por ochocientas doblas según
unos o por tres mil según otros declarantes.
LUGO: Alcaide de la Torre de Agaete a quien Pedro de Vera,
gobernador y capitán general de la conquista de Gran Canaria, en-comienda
su defensa. Muy importantes hubo de ser los méritos con-traídos
que Sus Altezas le encomiendan la conquista de las islas de
La Palma y Tenerife, misiones donde le acompañará don Fernando
de Guanarteme y su Compañía de Canarios. Los reyes castellanos re-conocen
sus méritos y le distinguen posteriormente con el título de
Adelantado de Canarias.
PALOMARUEnSo : de los primeros pobladores de Agaete. Pres-tamista
a quien Alonso de Lugo empeña sus propiedades en Agaete
ante las exigencias de fmanciación de la Conquista de Tenerife.
VERA: Capitán General de la Conquista de Gran Canaria, desde
agosto de 1480 hasta su finalización en abril de 1483. Permanece al-gunos
años más en la isla. No reparó en estratagemas y falsas pro-mesas
para llevar a término sus propósitos. Personaje controvertido
y de nefasta memoria entre los canarios. Sus diferencias con el Obis-po
Frías, defensor de los aborígenes, llegaron a causarle enconados
enfrentarnientos con la curia.
AGAETE, Torre de: Fortaleza mandada a construir por Pedro
de Vera en ias inmediaciones de ia Corte indígena de Agaldar. Por
su ubicación, de un extraordinario valor estratégico. El dominio por
parte de los canarios de los puertos de montaña (principalmente
duesta de Silva», impedía a Vera llegar hasta el nor-occidente de la
isla, asiento del guarnartemato y la comarca más fértil. La defensa
110 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANI ICOS
FUENTES ETNOHIS'P~RICAS DEL VALLE DE GUAYEDRA 29
natural de la célebre «Cuesta de Silva» obligó al gobernador a orga-nizar
su expedición por mar, dando la vuelta a la isla, y atacando,
sorpresivamente por la espalda a los canarios de Agaldar. Esta edi-ficación,
reaprovechando ciertas murallas anteriores debida a la mi-sión
mallorquina por una parte y a fábricas aborígenes pre-existen-tes,
fue condicionada como fortaleza y levantada su torre (ésta sí de
nueva planta), durante los meses de agosto y septiembre de 1481, en
ausencia del Guanarteme en la Península. La fecha para la «primera
piedra» bien pudiera haber sido el 5 de agosto, día de la Virgen de
las Nieves, probablemente fecha en que las tropas de Vera desem-barcaron
en la rada de Agaete. Explica que los canarios permitiesen
la edificación y toma de esta fortaleza el estar, en el lenguaje de Va-l.-...-
..-- -..--.&.: d. --.-.,..... &.d.- .-.,... -.-.-- *- ..*7:a,..-.4... -,-e. .,c .,-.n.. ~ ~ acsli lai~c uipunU G pa~enn,l i~cguaq uc, LUIIIU GD CVIUC;ILIG, 11u 1uc LGS-petada
por los castellanos. Interiorizados más tarde de sus bélicas
intenciones, los canarios asedian la Torre y la incendian. Hay aqui
un capítulo de máximo interés pzra la Arqueología, en la investiga-ción
minuciosa que podría llevar ya no a la localización exacta de
este eqAazamlento, sino a !a c=mprobaziSn de estos eyisodics dro-yanos
» de Agaete. Los canarios someten a su alcaide y guarnición a
un duro asedio y cerco de hambre que L ~ g oy ios suyos resisten mi-lagrosamente.
Según se desprende del Auto de Residencia, Alonso de
Lugo permaneció en esta fortaleza cuatro años. Es decir, hasta 1485.
Esto indica, por una parte, los temores de las tropas castellanas, pues
aun cuando oficialmente la isla se rindiese en 1483, el cestado de
alerta» proseguía debido a los núcleos insurrectos que seguían alza-dos
en la sierra. Además de su finca e ingenio (uno de los primeros
testimonios de colonización efectiva sobre suelo insular por parte de
10s pn_ropeos), e1 int.er6.r & nuevas -mp-e-a$ &t&an 5 L.Q~Q en
Agaete, ya frente a frente a las costas de Tenerife. Una vez conclui-da
la conquista de La Palma, fue desde aqui desde donde se orga-nizó
el remate final de la incorporación a los intereses de Castilla
del Archipiélago. Según se desprende de sus cláusulas testamentarias
-a pesar de la venta del ingenio- mantuvo algunos remanentes. En
su testamento fechado en Tenerife el 13 de marzo de 1525 se lee:
«Otrosi mando que la dicha Doña Luisa, mi hija, haya e lleve, demás
de lo susodicho e sea para si sola, todo el derecho e acción, voz e
razon e posesion que yo he tengo e me pertenescerme puede al inge-nio
e heredamiento del Agaete, que es en la isla de Gran Canaria,
Núm 23 (1977) 111
30 CELSO MARTIN DE GUZMAN
!o cual le mando en la mejor forma e manera que puedo e derecho
devo» 25.
7.5. Algunas preczsiones sobre la Torre de Agaete.
La estratégica fortificación castellana, levantada en los aledaños
de la corte galdárica, va a jugar un papel fundamental en el des-arrollo
y precipitación de los hechos; en la fase final de la conquista
su importancia podría sintetizarse:
1) Constituir el enclave principal de la penetración castellana en a
la, hasta entonces, zona maccesible del norte de fa isla.
2) Generar una serie de episodios definitivos en la evoiucion üei O
proceso bélico: razzias, refriegas, etc. n -
3) Ser un elemento indicador, de precisión cronológica de primera m
O
magnitud, válido para el reajuste de muchos acontecimientos SE
que en las crónzcas se narran mezclados, deslabazados, e in- E
cluso incompatibles.
3
- Los primeros contactos con la zona se efectúan a los pocos meses 0
m
E
del desembarco de Vera en Gran Canaria. Si seguimos a Valera, tiene O
lugar en los primeros días de diciembre de 1480.
n
«e fué a ver un lugar que dizen el Gayerte, donde fasta entonces nin- a E
gund christiano avia llegado; y entroles por fuerza un gran risco que
n
los canarios tenían, e peleó con ellos, e fueron ende muertos veynte e n
n
dos cavalleros e los suyos fueron algunos feridoss ZO.
3
O
Más adelante -refiriéndose a la segunda entrada, que se hizo por
mar- Valera registra:
L.. e luego el gobernador con toda la gente de cava110 e de pie fue
a Gayerte, e allí fizo una fortaleza muy buena e de allí no partió
hasta que fue acabada. En ianio la forialeza se Fc~cziii maiidó tola?
25 Vid. «Diversos sobre el Adelantado>;, en El Adelantado Don A l o m
de h g o y su residench, pág. 183.
20 El <gran risco» que menciona Valera no es otro que Antigafo, auten-tica
fortaleza natural a la entrada del puerto de Agaete
212 A N U A R I O DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FUENTES ETNOHIST6RICAS DEL VALLE DE GUAYEDRA 31
todas las huertas e higuerales e panes que tenian, los cuales cada
día venían a pelear con los christianos donde con la ayuda de Nues-tro
Señor siempre fueron desvaratados e muchos dellos muertos e
heridos» 27.
La fecha de construcción del Fuerte, según consta en las «Cuentas»,
comprendieron los meses de agosto y septiembre de 1481:
{paresce por el dicho testymonio que estovieron quatro meses, que
comentaron primero de avril e conplieron en fin del mes de julio del
dicho año e más otros dos meses que dice el dicho Pedro de Arévalo
que se detovo allá en Canaria, Ea cual detovo el gobernador Pedro de
Vera e Michel de Moxica para fazer la fortaleca de la Gete, que con-plieron
en fin del mes de setiembre del dzcho año de ochenta e un
año que volvieron a tornaviaje, que son seis meses» 28.
De este último e importante testimonio se deduce:
La fecha exacta de la construcción de la Torre de Agaete, en
agosto-sepiiei-n~re de 1431.
La presencia de Miguel de Muxica en las tareas de fortifica-ción
y por lo tanto la imposibilidad de que acompañara a Gua-narteme
en su primer viaje a la Corte.
Y que la Torre, por lo tanto, se construye estando el Guanar-teme
en la Corte, y ello entra en frontal contradicción con las
tradiciones historiográf icas :
a) Ni su rapto se pudo hacer desde esta fortaleza.
b) Ni Hernán Peraza que en diciembre de 1481 está en la
Corte, pudo estar vinculado a este episodio.
Parece más lógico que aprovechando la ausencia del Guanarteme
se intensificasen las razzias en el noroeste de Gran Canaria. La gra-vedad
de los hechos fue tal, que cualquier intento de reconciliación
entre las partes fue vano. La «resistencia canaria» se había alzado
en la cumbre, y al frente del príncipe mancebo Bentejui se cuidó de
llevar consigo, como garantía de legitimidad, a la princesa Arminda.
27 Vid. Valera, pág. 109.
28 Vid. «Cuentas>, 11 Expedición.
El interinato y el desconcierto entre los canarios viene dado por
la precipitación de los hechos y la situación dinástica:
Muerte del guanarteme-regente de Telde y minoría de edad del
príncipe Bentejuí.
~ivisión de la nobleza insular. El sector de Gáldar, política-mente
más maduro, queda a la expectativa de las negociacio-nes
del Guanarteme Tenesort.
Inicio de «guerra civil». El bando de Telde se alza por su
cuenta contra los castellanos.
La muerte de Doramas -auténtico caudillo popular- si segui-mos
a Valera tuvo lugar el 20 de agosto de 1480, a los dos días
escasos de Vera tomar tierra y hacer su primera cabalgada
sobre la costa norte de ia isia.
La prolongada ausencia de Tenesort en la Península.
Insistimos. De cualquier manera, se hace inaceptable mantener el
novelesco episodio del capto del Guanarteme», desde la Torre de
Agaete. Este capítulo arranca del texto de Escudero y que ha de va-lorarse
como agregado posterior. Es imposible compatibilizar10 y ajus-tarlo
a la cronología principal de los acontecimientos, que la docu-mentación
ha vuelto inamovibles. Al menos en dos o tres fechas cla-ves.
Cuenta Escudero:
dueron espías españoles sobre ellos, cercaron la cueva cojiéronlos
medio dormidos, que no pudieron ser señores de sí; fueron llevados
r~ la torre de la Gaete súpose que uno de ellos el Señor de la Isla, el
Guanartemea 29.
Episodio tan pintoresco, al igual que el poético rapto de la prin-cesa
Thenesoya Vidina, fue transmitido y repetido (adornado y lite-raturizado)
por la casi totalidad de la historiografia posterior. Sin
entrar en el análisis de su veracidad que, en el estado presente de
nuestros conocimientos, se hace imposible seguir sosteniendo.
7.6. Un aporte de Ea tradición historiográfica.
El registro historiográfico que va desde el sigIo XVI al XVIII, en su
mayoría, alude a los episodios de penetración castellana por la zona
29 Vid Escudero, cap. XIII, pág. 51
114 A NLIARIO DE ESTUDIOS ATLANTICO J
FUENTES ETNOHIST~RICAS DEL VALLE DE GUAYEDRA 33
nor-occidental de la isla. Entre los distintos textos, por su precisión,
objetividad y ajuste cronológico, hemos seleccionado uno correspon-diente
al XVII y que da cuenta de valiosos detalles:
«Con las continuas entradas y correrías que los cristianos hacian
todos los días, ya a las partes de Telde, ya a las de Satautejo, bucas
y Moya, ninguno de los naturales de la isla parecía por las bajos y
llanos, que todos se habían recogido a la sierra y lugares ásperos y
trabajosos, de temor de los caballos. Principalmente hacia Galdar,
Moya y Tirajana, tenían los canarlos muy fortificados los pasos, de
manera que mucho trabajo y riesgo se podía pasar hacia aquellas
partes. Lo que considerando Pedro de Vera, con acuerdo de los prin-cipales
del real y por orden y consejo de algunos canarios que an-clubm
es el real qUe se habiar, convertido, detemm5 zr G lil ~ t r a
banda de la isla, hacia el Lagaete y GáEdwr, parte áonde ningún crzs-tiano
había tomado tierra. Y, tomando de la gente que tenía en el
real la que le pareció, se embarcó en dos navíos y fue a Lagaete; y
tomando tierra, desembarcó la gente. Y, considerando el sitio ser
hzem y acemedade de a gm y g ~ m d ey ~ h ~ ~ d eens hyfg ~erz!es, de-terminó
hacer allí una torre y casa fuerte de piedra y barro y tapias
donde se podía defender bien en cualquiera ocasión, y dar sus asal-tos
por aquella parte de Lagaete y Gáldar. Y estovo alli dos meses,
haciendo entradas y mucho daño en los naturales de aquella banda.
Y, acabada la torre, se volvió al real de Las Palmas con los navíos,
dejando por alcaide y guarda de la torre a Alonso Hernández de
Lugo, hombre valeroso, buen soldado, con treinta soldados, y él por
capitán dellos, de quien se podían fiar cosas mayores, dejándole or-den
de lo que había de hacer, conformándose con el tiempo» 30.
El anterior capitulejo puede contrastarse y completarse con los
datos más detallados, en cuanto a dimensiones de la fortaleza que
aporta Marín y Cubas, en lo demás muy próximo a Abreu y Galindo:
«Mandó Pedro de Vera embarcar lo necesario, y rodeando la isla
halló por puerto capaz al de Gaete; cerca de la playa halló una bue-na
y grande casa capaz que era fama ser fábrica y habztación de los
80 Vid. Abreu Galindo, cap XIX, «De como se hizo la torre de Lagaete»,
páginas 213-214.
Núm 23 (1977) 115
34 CELSO MARTÍN DE GUZMÁN
mallorquznes que estas zslas frecuentaban antes de la venida de
Juan de Bethencourt por el año de 1360 en adelante, como dijimos
en el libro primero. Esta llamaban los canarios Roma S', es cuadra-da,
de a 25 pasos cuadra, por de fuera tiene muchos paredones y ca-sillas
llenas de huesos de gentiles; es toda de piedra sola, igualmente
puertas de piedra que parecen de una sola, tal es su igualdad y ajus-te
sin mezcla de barro ni tierra, de grueso de dos varas o siete pal-mos
muy largos; de ella al mar se sigue un paredón con saeteras a
modo de muralla, la puerta angosta a la parte del Sur; en ella se
fabricó el fuerte subiéndola de tapias y maderos tablas de palmas, y
en dos meses se acabó; puso en ella Pedro de Vera veinte hombres
y por Alcaide al capitán Alonso Fernández de Lugo» 32.
Comentarios :
El caballo, desconocido por los canarios, al igual que por los ame-ricanos,
hubo de jugar un importante papel de intimidación psicoló-gica
entre los nativos.
Las especiales condiciones orográficas de los barrancos de Tira-jana,
Moya y Silva, hacían inexpugnables aquellos núcleos indígenas.
Tirajana, no teniendo entrada por el mar en sus espaldas como Gál-dar,
pudo resistir durante largo tiempo la penetración castellana.
Por otra parte, muchos canarios se habían convertido ya al cris-tianismo.
Si se añade a ello la decisión del Guanarteme y la nobleza
insular, después del Pacto de Calatayud, de convertirse a la fe cris-tiana
, y como contrapartida la oposición armada a no transar con
los «invasores». La última fase de la conquista fue la confluencia de
una invasión y una guerra civil.
El pasaje de Abreu «donde ningún cristiano había tomado tierra»
no es exacto si se considera a Valera. En diciembre de 1480 ya Vera
había cabalgado hasta Gayerte y mantenido una refriega con vem-tidós
bajas suyas. Este dato es importante pues está indicando que
$1 Si se uigüe a. Sedeñu, cap X%?II, pag. 66, R~mwc ~ r w p m d e r i aa üuu
edificación próxima al palacio de los Guanartemes de Gáldar, junto a una
casa pintada. Sobre ella se hizo también una torre que puede ser la «Torre
de Gáldam, junto a la ~glesia de Santiago. No obstante el pasaje no es lo
suficientemente explícito.
32 Vid. Marín y Cubas, cap. VII, págs. 138-139.
116 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLRNI'ICO,
FUENTES ETNOHIST~RICAS DEL VALLE DE GUAYEDRA 35
aún en diciembre no se había llegado a concertar la «tregua» con los
aborígenes. Las paces hubieron de concretarse en los primeros me-ses
de 1481 con la decisión de Guanarteme de viajar a la Corte.
En cuanto al número de navíos la precisión es exacta. Efectiva-mente,
fueron dos los navíos que intervinieron en este operativo: el
«Buenaventura» y «Buen Jesús,.
Las obras fueron construidas aprovechando la fábrica anterior ma-llorquina.
Los datos aportados por Marín son definitivos y él hubo de
conocer de visu dicho edificio que se mantuvo en las características
descritas hasta bien entrado el XVIII. Se conserva aún, en una de las
márgenes del barranco, a mitad de camino entre la Villa y el Puerto,
restos modificados de construcciones, cuyos cimientos ciclópeos acu-san
IA?~ truzu antigua, y qEr 12 tgyni~,iu rpgiptr~ Ccmc & ~ r -
te». La Arqueología volvería a tener aquí la última palabra.
Un dato digno de consignar es el de la precisión cronológica de
«dos meses», tiempo invertido en el acondicionamiento y construc-ción.
En esto coinciden crónicas y «Cuentas de la Conquista».
El cuadro de alternativas que se abre a la vista de los textos es el
siguiente:
1.O Que, efectivamente, el Guanarteme de Gáldar se encontrara en
Calatayud «con su compaña» en mayo de 1481, como resultado de su
propia voluntad y no como secuestro forzado s3. Este temperamento
se indica en la «Crónica de Valera» al decir: «E al tiempo destas
pazes ... » 34. Quiere esto decir aue la primera visita a Castilla y Ara-gón
se hizo en son de paz. Valera da el 10 de noviembre (de 1482) para
consignar: «E despues, en diez dias del mes de noviembre, caval-garon
los dichos cavalleros e llevaron consigo al principal de los cua-
33 Vld. D. J. Wolfel, 1953, págs. 1-64. En la página 8 del excelente tra-bajo
se iee: «Segun ios nistoriaciores, ia prisión se reaiizó ei 12 de febrero
de 1482. Fecha tan tardía me parece imposible. La larga estancia del pre-tendido
prisionero en la Península, el viaje de ida y vuelta, todo ello necesita
mucho tiempo Las circunstancias de la prisión prueban que entonces hubo
una prisión voluntaria del guanarteme a los conquistadores. ».
34 Valera, pág. 109.
36 CELSO M A R T D~ E GUZMÁN
tro que avzan enbiado a íos reyes, que era venido con Mzguel de Mo-xica
»
Si este principal de los cuatro que regresa con Miguel de Muxica
en octubre de 1482, y se pone camino de los suyos en noviembre, no
es Don Fernando de Guanarteme ¿.quién puede ser? Más aún. Sabe-mos
con toda precisión la fecha de regreso de Miguel de MUXlc: a con
quien (y es dado por certero por toda la historiografía) regresa el
Guanarteme: <E a veynte e ocho dias del mes de otubre de dicho
año llegó en aquella ysla Miguel, con trezientos vallesteros que el
rey e reyna enbiaron para la conquista»
Salvo que estemos ante un documento antedatado, la «Carta de
Calatayud» de mayo de 1481 va referida a los mismos peisonajes que a
N cita las Cuentas de Arévalo, referidas al mismo año, lo cual invalida E
la sospecha crítica que apuntamos en primer término. Es decir, que O
n el guanarteme de la Carta de Calatayud y el de las Cuentas de Aré- -- m
O
valo (donde también se explicita la localidad de Calatayud) es el mis- E E
mo personaje. S
E
En síntesis, la primera visita de Guanarteme comprende - e n su -
viaje de ída y vuelta- desde enero-marzo de 1481 a octubre de 1482, 3
con lo cual estaría justificada la cronología larga propuesta por - -
0
Wolfel. No obstante, Miguel Santiago y otros han titubeado en esta va- m
E
loración: <De todas maneras, lo que se hace mconcebible es que el O
Guanarteme fuera hecho prisionero en febrero de 1481 (ni aún sién- n
dolo en 1482) y permaneciendo en Castilla hasta marzo de 1483, si es
cierto que el Guanarteme paseó con el Rey de Granada. Lo de pre- l
sentarse, o ser presentado, en las Cortes de Calatayud en mayo de n
n
1481 parece falsa interpretación (i!). Ya se ha insinuado que debie- $
ron ser otros los canarios que estuvieron en España en la citada fe- o
cha. Pero sigue siendo todo conjeturas. En resumen: si la termina-ción
de la campaña fue en 29-N-1483, la prisión se realiz�� en 1482» 37.
En nuestro criterio los hechos tuvieron otro desarrollo:
No se puede negar la presencia de Don Fernando Guanarteme en
Calatayud en mayo de 1481, tanto por la evidencia y claro relato de
85 IbMem, pág. 111.
S6 Ibiüem, pág. 110.
37 Castillo, Madrid, 1965, pág. 377 Bonnet Reveron y Hard~sson Piza-rroso
se ocuparon con anterioridad de esta problemática cronológica. Vid.
«Revista de Historia», 85, págs. 42-62, La Lzguna, 1949.
118 ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S
FUENTES ETNOHIST~RICAS DEL VALLE DE GUAYEDRA 3 7
las crónicas primitivas (Escudero, cap. XIV, pág. 53, y Valera, pá-gina
109) como por las fuentes documentales de las Cuentas de la
Conquista:
cParesce por el dicho testimonio, sygnado del dicho Juan Ferran-dez,
escrivano, que gastó el dicho Pedro de Arévalo en el manteni-miento
de Guadarme (sic) e otros que vinieron a dar la obidiencia al
rey e reyna nuestros señores, e en otras cosas que le dio que ovieron
menester, doze mil1 e veynte e seys maravedies, en esta guisa:
Que gastó en el mantenimento del dicho Guadalteme e su compa-ña
(Ladero leyó "su compañera"), IX dias, nuevecientos ma-rav.e-dies
»
Más adelante se lee: «Que dio e pago a los dichos cavalleros cana-rios
para su costa par yr a Calatayud a dar la dicha obidiencia; 111
mil cient maravedies» 39.
2.O Que la estadía de Guanarteme en la Península se prolonga
desde mayo de 1481 a octubre de 1482, fecha en que regresa con Mi-guel
de Muxica. Al respecto, dice el Lacunense:
c... y a la dha lengua q llevaba consigo Jua Mayor le hico de la
vara de alguacil mor de Cana y mandó se le diesse nauio y todo lo ne-cesso
pa volverse a Cana y encargó al dhO Migl de Moxica los vol-viese
y les hiciese buen tratamtO el qL se vino a embarcar con dosczen-tos
viscaznos con el dho Guanarteme, y Ju" Mayor juntamente traxo
prouon de su Magd pa q Hernan Peraza se fuese a la isla de Xa Go-mera,
pero q no llebase consigo a los Gomeros y auia traido a Cana el
qual vista la provici��n dr fue luego a su tierra donde fue muy bien
recibi& assi & s~ eupcsr, c c ~ d, e~ hussu!!osa 40.
Para la fijación de la cronología disponemos de un dato más pre-ciosísimo,
suministrado por las Cuentas de Ea Conquista. En las co-rrespondientes
a los gastos de Juan de Frías, de la Contaduría Ma-ycr
& C~&.zs, Primer2 & ~ c I ,L e g a j ~45 , f&c 28, se pueden lew
los gastos de una aún no identificada Reina de Canaria, pero que ha-
-
38 Vid Ladero, 1966, pág. 48
39 Ibidem, pág. 49.
$0 Vid Lacunense, cap. 21, phg. 35.
38 CELSO MARTW DE GUZ~IÁN
brá que interpretar como la mujer de Fernando Guanarteme, ya que
la auténtica reina aborígen, Arminda, por su corta edad y por que-dar
en la isla bajo la tutela de la nobleza insurrecta, no pudo prota-gonizar
estos episodios, con parto incluido.
Se lee allí:
«Que gast'en tocas e capatas camisas veynte e cinco maravedies
dende primero de setiembre de ochenta e dos hasta quince de agosto
de ochenta e tres, dozientos e setenta maravedies» 41.
Se indica así el tiempo de permanencia de tal «reina» (a quien van
referidos los gastos) en la Península. La misma queda como rehén,
desde septieinhe de 1482 (Guanarteme regresa a Canaria ei 1 de
octubre), hasta agosto de 1483. La fecha que se ha dado por conclui-da
oficialmente la Conquista (29 de abril de 1483), cobra entonces
sentido, y nada se opone, por otra parte, a un segundo viaje de Gua-riarteme,
en busca de la aeyna de Canaria». La entrega tuvo lugar
en Córdoba el 15 de agosto de 1483. Aquí es donde habría que ubicar
el paseo del dinasta canario con el Rey Chico de Granada, episodio
no exento de pintoresquismo. Para completar la información diremos
que la aeyna de Canaria» había dado a luz, en septiembre de 1481,
una hija. Pero, evidentemente no se trata de Margarita Fernández
Guanarteme, pues ésta, al poco, casará con Miguel de Trexo y via-jará
también a Castilla en compañía de su prima Arminda (ya Doña
Catalina) 42.
3.O Que el Guanarteme no pudo ser secuestrado desde la Torre
de Agaete en febrero de 1481 puesto que dicha fortificación aún no
existía. Sabemos con lujo de detalles que la fortaleza de Agaete se
construye aprovechando los refuerzos de la expedición de navíos que
va de abril a septiembre de 1481. Es el tiempo en que llega el <Buen
Jesús» con el capitán Mosén Pedro de Santisteban con un refuerzo
de 25 cabdlos y otros basiimentos. Aun cuando desconocemos ia ie-cha
de salida exacta de la Península de estas naves («Gaeta» y &a-
41 Vid Ladero, 1966, pág 60
42 Vid. Rumeu de Armas, 1966, pggs. 35-40.
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FUENTES GTNOHIST~RICAS DEL VALLE DE GUAYEDRA 39
yada») sabemos que arriban con 720 fanegas de trigo, además de ce-bada,
aceite y armas. Otro documento a tener en cuenta es una carta
de pago, firmada por Miguel de Muxica y Pedro de Vera ante el
escribano público Gonzalo Díez de Valderas, en Gran Canaria, y con
fecha 22 de marzo de 1481. Pareciera esto indicar que en aquella opor-tunidad
Muxica no viaja a la Península o que estamos ante un do-cumento
antedatado. Por el contrario, si la escritura se cierra como
es usual el día o la víspera de la partida, queda aún algo así como
mes y medio para que Guanarteme emplee en llegar, en mayo, a Ca-latayud.
Si se estiman diez o doce días de viaje desde Canarias a
Cádiz o incluso quince, queda plazo más que holgado para que el
príncipe canario un mes más tarde esté presente en las Cortes de
Aríig(jn.
No obstante, la duda se localiza en el hecho de que si Muxica
acompañó o no al Guanarteme en su primera singladura. Si seguimos
S Escudero la respuesta sería afirmativa:
«Contentos los españoles cuando tristísimos los Canarios de Gá1-
dar y soberbios los de Telde dueños de la otra mitad de la isla, es-tabamos
con cuidado de inviar a España a Sus Altezas remitido a el
Rey Guanarteme, dispúsose navío bien guarnecido y entregado a uno
de los Caballeros Conquistadores, llámalo Miguel de Mbxica, vizcaino
de nación y juntamente otros hijos-dalgos que habian venido aventu-reros,
y con el Rey otros canarios de fama y gran esfuerzo de su
sangre Real y parientes que no le dejaron, y por lengua a Juan Ma-yor,
que cautivaron en la torre de Gando y tuvo prisionero Guanar-teme
y trató como noble y en esta ocasión se servió por su buen in-terprete
y era natural de Lanzarote» 43.
Pero si se atiende a la documentación de las «Cuentas» es incom-patible
la presencia de Muxica en Calatayud en 1481 acompañando
a Guanarteme y su séquito.
4.O E hedw de trurr M~xica !u curta Red puru que Peruzu
(1482) regrese a la Gomera y deje a sus vasallos incorporados a las
huestes de Pedro de Vera en Gran Canaria, no implica que cuando
<captaron» (?) al Guanarteme, Peraza estuviese ya en Gran Canaria.
43 Vid. Escudero, cap. XiV, pág. 52.
NÚnt 21 (1977)
40 CELSO IMARTÍM DE GUZiMÁN
Pudo estarlo pero no en la torre de Agaete. Son dos hechos indepen-dientes.
La confusión viene originada por la larga interpolación que
tanto en la Lacunense como en la liiatritense se expide para por-menorizar
el «proceso Rejón», incrustado entre los episodios de la
Conquista. Es decir, que se han superpuesto secuencias diacrónicas
desfasadas. Una, lineal de los hechos de la Conquista (frente a los
canarios y en orden de sucesión) y otra, en espiral, de acuerdo a las
intrigas y episodios desatados en el Real de Las Palmas.
Otra, y última, posibilidad estaría si se acepta una incursión sobre
las costas de Agaete, de exploración, con la toma de la «casa de los
mallorquines», antes de que en agosto-septiembre, se edificase en ella
:a Torre. Esto bien pudiera haber sucedido a fines de 1480 o princi-pie
de 1481. Pem lih~ay Uuz~meiitaciSnq üe lo prüebe. Es sSlu, esa si,
una oportuna conjetura.
5 . O Que el Guanarterne está en la Península cuando llegan los
primeros refuerzos de Mosen Pedro de Santisteban. El mismo Pedro
Agustín del Castillo recoge la noticia, sin considerar su cronología:
��En el ínterin que se hacían en España las dichas cosas con Gua-dartheme
y Moxica, vino a Canaria el socorro que auian inviado los
Reyes Católicos a Pedro de Vera, con los Capitanes Missen Pedro de
San Estevan, Cauallero Aragonés, y Christoval de Medina, de la co-nocida
familia sevillana que haze mension Zurita» 43.
Para una comprensión de la intrincada cronología -a veces super-puesta-
en que se engloban distintos episodios, proponemos una pe-riodización
mínima, pero certera, extraída de las expediciones de re-fuerzo
llegadas a Gran Canaria desde enero de 1481 a octubre de
1482. Fechas entre las que se desarrollaron los hechos y situaciones
que hemos analizado anteriormente. Tendríamos pues
I Expedzczón: De enero a mayo de 1481. Navíos: «Gaeta»
y «Cayada». Guanarteme viaja a la Corte, probablemente en
el navío de repuesto (una vez reparado) que había quedado
en Canaria hasta la llegada de la primera Expedición. Le
acompaña Juan Mayor.
44 Vid Castillo, págs 398-99
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FUENTES ETNOHIST~RICAS DEL VALLE DE GUAYEDRA 41
11 Expedición: De abril a septiembre de 1481. Naves: <Bue-naventuras
y «Buen Jesús» (M. Pedro de Santisteban). Se
edifica la Torre de Agaete.
III Expedición: De octubre de 1481 a marzo de 1482. Na-ves:
«Gaeta», «Barvera» (Cristóbal de Medina) y <¿Buenaven-tura
». Viajan «unos canarios» que no pueden asimilarse al
séquito de Guanarteme. Probablemente se trata de esclavos
que Muxica lleva consigo a la Corte. Aquí pudo viajar Mi-guel
de Muxica y luego en la Península incorporarse a Gua-narteme.
IV Expedición: Zarpa del puerto de Santa María el 1 de
octubre. En ella regresa Don Fernando de Guanarteme acom-pañaüo
ya de IvIiguei de Ivluxica, 10s ballesteros vizcainos y
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