UNA REVISTA DE VANGUARDIA
EN CANARIAS
"LA ROSA DE LOS VIENTOS"
(1927-1928)
POR
S.EBAS!FIAN DE LA NUEZ C-AWRQ
Profesor Se ia ünivers~ciacdi e La Laguna
A pesar de su proximidad, los escritores que crearon y dieron
vida a los cinco números de la revista tinerfeña "La Rosa de los
Vientos7' ya tienen una categoría histórica muy definida dentro
de las letras canarias contemporáneas, que ahora tratamos de ex-poner
en sus manifestaciones criticas y artísticas más significativas.
Uno de los redactores de la revista, el profesor Valbuena Prat,
tenía el proyecto, en 1937, diez años después de haber salido el pri-mer
número, de hacer un estudio de sus poetas, y así lo señaló
en el índice del nonato tomo segundo de su bella H k t o h de la poe-
&a canaria l, con el significativo titulo de "Bajo el signo de la Rosa
de los Vientos". Este desconocido capítulo es el que pretendemos
reconstruir aquí, con la diferencia de que él habría hecho como
maestro lo que yo debo realizar como discípulo de esa generación,
pues sus componentes son los que abrieron las rutas hacia las nue-vas
tierras que nosotros, ahora, exploramos.
1 Ed. Umversidad de Barcelona, 1337 (El primer tomo, el único pubhcado,
abarca desde Viana y Cairasco ñasta Tomás Morales.)
2 SEBASTIhK DE LA NUEZ CABALLERO
Al hojear, hoy, las páginas de "La Rosa de los Vientos" parece
desprenderse un olor a pétalos marchitos y ya caducos, que acaso
sea debido a su culterano lenguaje y a su intrascendente jugueteo
con el arte y con la vida. Mas su perenne lección queda en pie; su
afán de perfección y su ensueño de pura belleza. Esas "rosas" re-presentan,
además, históricamente, la superación de todo epigo-nismo
modernista, del pesimismo grandilocuente de políticos, ora-dores
y poetastros. Ellas nos dan, todavia, su sonriente humorismo,
su canto a la vida y a la belleza, que acaso está ya deseando nuestra
época, saturada de tremendismo, de trascendentalismo y de existen-cialismo
infrarrealista.
No vamos a hacer una historia completa de la revista, puesto
que ésta la podrán realizar los que le dieron vida, más cualificados
para ello. Sólo vamos a indicar sus más importantes momentos y la
intervención que tuvieron sus artífices en la empresa, siempre eri-zada
de dificultades de toda índole, burocrática y humana, como
es la fundación y la publicación, aunque sea solamente de unos nú-meros,
de una revista literaria.
Si el primer número de "La Rosa de los Vientos" no lleva,
como otras muchas, manifiesto ni palabras liminares, gracias a un
"encartelado de frágiles rojos" (como dice un anónimo cronista,
en unos datos justificativos en el núm. 4) enviado por Ramón
Gómez de la Serna, nos enteramos de la idea generatriz de la
revista.
Allí nos transcribe las palabras de Juan Manuel Trujillo. que
preside la futura Rosa de los vientos: "Cuando noté un día --me
dice la misiva- que de las cartas geográficas halbían desaparecido
las primorosas rosas de los vientos antiguas, mi alma toda se llenó
de melancólicas vidrieras góticas.
Consultados sus amigos, uno dijo:
-La cultura de todos los paises penetraba por sus picos de es-trella
de mar. Por eso su alma era de oro...
Otro dijo:
-Sobre todo lloran su pérdida nuestras Islas Canarias. Las nin-fas
oceánicas doliéndose de Prometeo encadenado. Nuestras Islas
lloran la desaparición de las rosas de los vientos.
194 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
UNA REVISTA DE VANGUARDIA EN CANARIAS 3
Entonces yo dije:
-F'undemos una revista que las evoque y resucite para en ade-lante".
portada del primer número de "La Rosa de los Vientos", realizada por P. Guezala
Y así se fundó "La Rosa de los Vientos", que, correspondiendo
a su bello nombre, rompib los límites de los ámbitos isleños de las
letras y las artes canarias y abrió nuevos horizontes por los mares
y los vientos universales. Y bajo un azul de primavera atlántica
salió el primer número en abril de 1927. No figuraban en la portada
ni capitanes ni pilotos de la aventura. Sólo el índice con una obra
original de Juan Manuel Trujillo a la cabeza, y, al terminar de la
nómina, los ornamentadores : Guezala y Casais, y en medio, colabo-raciones
de Ernesto Pestana Nóbrega, Leopoldo Gorostiza, Leopol-do
de la Rosa, Agustín Espinosa, Angel Valbuena, Elías Serra,
y unas iniciales inconfundibles A. E. G., A. V. P. y J. M. T.
Pero al llegar el verano, después de las singladuras heroicas de
los tres meses primaverales, abril, mayo y junio, se concluyó el
primer periplo de "La Rosa de los Vientos", con sus tres primeros
números. Cuando se tratb de iniciar el segundo periplo, "sobre el tin-glado,
exhausto ya, de 1927" (como dice el cronista de la rosa 41, o
sea en diciembre, las postrimerías del año, se creyó 4 1 qu e escribe
con el sello de la prosa agustin-espinosiana- en el deber de justifi-car
este eclipse, este guaaiana, este silencio vemriiegu y otoñai, y
nos hace, como él dice, la "biología de un paréntesis", que es con
otra imagen, "reseña de anisocronismo de su sonrisa marina, en el
calendario de 1921". Aquí vuelve a reconocerse el impulso germi-nal
de la revista al decir barrocamente: "Cuando nosotros pulsamos
-bajo el aliento payronesco de Juan Manuel '1Frujillo- la necesi-dad
espiritual de resucitar ornamentaciones de viejos mapas olvi-dados,
ignorábamos las dificultades de ciertos resucitamientos ..."
Después sigue una puntual relación de la gestacibn y desarrollo de
las tres fases, con un lenguaje cifrado y supermetafórico. Y resume
sus esfuerzos :
"F'ue una cruzada de lunáticos lo que en un principio era
cálculo infinitesimal, geometría analítica, serenidad, optimismo,
método, ordenación. La ciencia nos fallaba. Los teoremas se espu-maban
sobre el acantilado realizador" (Es decir, se estrellaron con-tra
las mil dificultades de la realidad cotidiana, contra la buro-cracia
y el formulismo).
En los números 2, 3 y 4 figuraron ya los nombres del cuerpo
de redactores, y en el 2 hasta con sus graduaciones : director, Carlos
2 Creo que se refiere al arte narratrvo de Roberto J. Payr6 (1867-1928),
crítico y dramaturgo, cuya prosa se destacó por su riqueza y su fina ~ronía
196 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
UNA REVISTA DE VANGUARDIA EN CANARIAS 5
Pestana Nóbrega; jefe de redacción, Agustín Espinosa García; se-cretario,
Juan Manuel Trujillo ; pero en los números 3 y 4 ya se su-primieron
las graduaciones y se pusieron los nombres por este or-den
: Agustín Espinosa, J. M. Trujillo, Carlos Fernández del Castillo.
Aquí, con el único número, el 4, termina el segundo periplo. Y des-pués,
sin explicación ni justificación alguna, el año 11 se inicia con
un solitario numero, el 5, enero de 1928, de distinto formato, con lo
que "La Rosa de los Vientos" vuelve a borrarse de los nuevos mapas
del 900, desamparados, ahora, para siempre, de su estrellado per-fume
guiador, aunque nos quedó la huella indeleble de su andadura
de cometa, que pasó dejando polvo de oro y belleza en el espacio
y en el tiempo, no euclidianos, de la poesía actual.
Tratando de situar, en el ámbito literario isleño y nacional, a la
Revista y a sus artífices y colaboradores, encontramos ya, en esas
palabras fundacionales, dos propósitos : el restituir a los mapas de
la poesía un nuevo y eterno sentido estético, un esteticismo que
tiene su íkalidad en sí mismo (la rosa de los vientos como las vi-drieras
góticas, piezas de museo, vacías del sentido que las animó,
pero movidas de una eterna belleza) y también una voluntad de
incorporarse a "la cultura de todos los ultraístas, poner su reloj
con el de Europa". Los demás caracteres se van desprendiendo, como
hermosos peces de colores, de las aguas diversas que van a parar
al mar de las cinco rosas desde distintas latitudes. La primera co-rriente
que vemos pasar lleva el nombre de Ultraísmo, ese complejo
movimiento de aguas turbias y revueltas que van desde el Creacio-nismo
hasta el Dadaísmo, y que subterráneamente se comunica con
aquel movimiento vanguardista de antes de la gran guerra, que en
España se llamó "Ramonismo", y que todavía, en pleno auge del
Modernismo, tuvo contactos con el Futurismo italiano. Ramón fue
el fundador de una revista, "Prometeo" (1908-1912), estandarte
vanguardista que, en aquellos momentos, estaba en relación con el
Ultrasimbolismo, los fantasistas (Saint Poul Roux), con el Futu-rismo
de Marinetti y con el Decadentismo de Wilde y de RachiIde.
Este Ramón, como hemos dicho, es el que encabeza y preside Ia
Portada y contraportada del Úlltimo número de "La Rosa de los Vientos"
UNA RCVISTA DE VAKGUARDIA E'X CAKARIAS 7
recién nacida "Rosa de los Vientos" atlántica. Por él, pues, salta-rán
de sus páginas esos ágiles y bellos peces que llevan el nombre
de humorismo, juego, trivialidad vital, imágenes múltiples y gre-guerías.
Mas el cartel del Ultraísmo "aparece -como dice Gloria Videla
en el primer libro que estudia este movimiento 3-, en los prime-ros
años posteriores a la Gran Guerra, como reacción al Modernis-mo
post-rubeniano, como consecuencia del creciente irracionalismo
e individualismo que condiciona la lírica contemporánea y como
reflejo de otros movimientos literarios de vanguardia que se des-arrollaban
fuera de las fronteras españolas." Hay, pues, una estre-cha
relación que une al Ultraísmo con otras tendencias vanguardis-tas
como el Futurismo, el Cubismo, el Creacionismo y el &presio-
~i smoD. e toda esta variada gama de colores hay muestrario en
"La Rosa de los Vientos". Así, del Futurismo tiene el sentido cosmo-poiita,
ei cuito a io dinámico y a las maquinas, que aunque hay pre-cedentes
en los Cantos a la ciudad comercial, de Tomás Worales, y
en la amplia voz de ;Walt Wihtman, es aquí donde se rinde culto al
sentido deportivo de la vida, como, por ejemplo, en una nota del
número 3 sobre el centenario de Alvar Núñez, cuyas fabulosas expe-diciones
se señalan como hazañas deportistas, o cuando Espinosa
se imagina a tres poetas como "tres corredores de los juegos apo-líneo~
an daluces". U en estrecha relación con el Ultra y el Futurismo
los célebres Calligrammes de Apolinaire, cuya expresiva distribu-ción
tipográfica adopta Agustín Espinosa para sus poemas en pro-sa
de critica hermética-po6tica e irnpresionista. Véase, sin embargo,
la moderada tipografía de las calles gongorinas y los '(Escaparates
polifémicos" en el número 2, dedicado al endiablado creador de las
tinieblas cultistas de nuestro siglo áureo, que a veces es simple
"plata sobredorada". Esto nos lleva de la mano a las relaciones de
estos creadores con las artes pIá&ir.as, con las qcy 108 m=iimien=
tos de vanguardia estuvieron en estrecho contacto : abismo, Expre-sionismo,
formas geométricas y fórmulas matemáticas, con lo que
se pretendió dar más fuerza a los poemas. Así, por ejemplo, el ar-tículo
de Juan Rodríguez Doreste Sobre el ángulo recto del cub.ismo
3 Vid. El UltraZsmo. (Estudios sobre movimientos ~po6ticosd e vanguardia
en España.) Ed. Gredos, Madrid, 1963, phg. 12.
escaparates polif6micos
Let for anfr tus ojos se abrs nna calle idama de apel. Hay ea ella dos recfangnlareo esrapnrdek
negros LAo, a la izquierda A la derecha, el otro. d p m e r o es e[ de los olzfemns agoxgmtms Q
seoando. el dt- PoMenio de G'dnaora &lrn en ia cafre, sr I i m ~ e d e 8 ~dom.rBas . Yo he de afe~dcr
EL AGOSGORISO -&te ea el escapn-rate
cliisico El plumo El de los pohfemos
apoiigoniios Cii escaparate vulgarizador
Bequeilito, modesto Sin pretensiones Para
aaturaa6n de la earm gastronornia polifb-mira
de nuestros clientes Y, en su favor -
solo-, esta \ olumetriw ordeiiacibii-metro-croliologicn-
ii1tenta.d~
De la Cnss LITTEKAE GRAECAE
ni POLIFINO N 1 E's el modelo miia
antiguo. De 13 meditada mara ODISEA
(Coxto X! Dimeiisiones colossles Tipo aen-cillo,
sin con~plicncionee erotico-pami [les
Fabncado c-q>reaainente para enaqos cli-iiicos
del oculistn imquiano.
I~itcremntcp ara los cosecheroa de hii-morismos
y pnra los huscadorea de bellas
proam In rsc~nifir,rc~i6mii tiricn de Euripe
des -l~rdi<l.i- PH un :nnto espoiadivo cii IJ
I~r11l.iiiti ~i1~.1 polilt~mic.i.1 ii pi osifii ilcioii de
1,iic~iario:D tdlbgoa marino9 1 v 2, relireecmtir
1.1 triiii~hd ~iiiju.iii~t~i adri al tipo (.ii luyeo so
I i i v t I Iiiiilo irian~v liito ( 1.iaii o dc 1an p:ceto-ralea
Y ee~l11ic.eal tr.rsl.ido
EL GOXOOIUNO -&te eocs.mrntc iza
mtis complicado & doble Da a don ciillee
-escaparate de esquina Sin embargo, ea el
mismo k' ea datinto, wgun la calle desde
donde se mire Porque deade la calle A, se
ve el poema Desde la calle B, el heroe 80-
lsmente
Reproduccih del comienzo de un artículo de Agustin Espinosa, dedicado
a Góngora, en el 2.0 número de "La Rosa de los Vientos".
200 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
UNA RE'YISTA DE VANGUARDIA EN CANARIAS 9
o el trab,ajo de Ernesto Pestana N6brega sobre Mamja MaZlo, que
se publicaron, respectivamente, en los núms. 2 y 5 de "Las Rosas".
Las ilustraciones de la misma revista corresponden, por su plástica,
a las que vemos, por ejemplo, en las revistas "Ultra" o "Vertical", de
tipo cubista o expresionista, como la rosa de la portada pintada por
Guezala.
Pero " h Rosa de los Vientos" va aún más lejos, en su afán de
síntesis universalista de su época. No se queda nostálgica y estática
ni en el ultra ni en el cubo, sino que busca los caminos de última
poesía pura de Juan Ramón Jiménez, o la desrealización y la des-humanización
anecdótica del arte de los jóvenes poetas de la gene-ración
del 27. No en vano coincide la hora exacta de nuestro grupo
de escritores con el tercer centenario de don Luis de Gngora, al que
le dedican casi todo el número 2 de la Revista, donde Vaibuena re-o
~ ~ ii,,a..u- UWGWWGO ,.;l:+.-.ano n'\XlvrnA ionAnn n L L R ~ ~ s ~;+I,~. v u l l r a u a n PUL U ~ U L ~ U U n I u u u u GIL S ) ~ F ~ V I U IU~ -
Occidente". Su arte se 'queda en los umbrales mismos del Superrea-lismo,
que Rodriguez Doreste -atento ya a todos los aires euro-peos-
adivina, en relación con Goya, dos notas de la nueva época :
Humorismo y Superrealismo. Más aún, la Rosa no apunta sólo a
la poesía y a las artes plásticas, sino también a la Música, como en
MusicaZia, de Gorostiza, o en Parerga, donde Valbuena Prat señala
como el músico de hoy a Mozart frente a Beethoven, al mismo tiem-po
que relaciona al barroco gongorino con los poetas puros y
deshumanizados.
En una exacta greguería de Ramón Gmez de la Serna, llegada
en el último correo y casi a modo de epitafio, nos define a "La Rosa
de los Vientos". Hallazgo premonitorio y definitivo:
''La rosa de los vlentos parece que lo resume todo. Algo como una apa-
& s;Etesis, fa;;:&T&g.rfa & la sfutesis p2rece aay
en ella. Todos los vientos y todos los colores giran. La rosa de los vientos
tiende por cada una de sus puntas a una dirección distinta, se va, se alarga,
vuela, vive, señala.''
Naturalmente que entre todas estas direcciones, que tan certera-mente
señala Ramón, está también la dirección vernácula, la brúju-la
para andar por casa, como lo vemos en casi todos los números con
Núm 11 (1965) 201
10 SEBASTIÁN DE LA NUEZ CABALLERO
la publicacián, por Agustin Espinosa, de los Romances tradicionales
en Cana~.ias,i ncorporando nuestro romancero popular al gran ro-mancero
hispánico ,que realizaba Menéndez Pidal por tierras penin-sulares.
Después cuajaría en una colección del Romancero canario,
publicado por la "Biblioteca Canaria", donde colaboraba también
Leopoldo de la Rosa, uno de los jóvenes pioneros de la Revista 4.
Este mismo joven investigador antologizaba a Fray Andrés de
Abreu, un clásico canario del seiscientos, de aires barroquizantes,
abriendo el camino de la curiosidad, y el estudio de nuestra litera-tura
canaria, al joven catedrático recién llegado Angel Valbuena
Prat, activo colaborador del grupo de las Rosas. Pero toda esta
exaltación y estudio de lo regional no significa un retrógrado volver B
a los retóricos provincianismos de fines de siglo, sino, por el con- N
E
trario, una incorporación de lo propio al concierto general, que obe- O
n de& u i i r jG p,!ad= r,=iet,tay=e&ta. ; qEe erz preciso eonveer -- m
O nuestra tierra, tener bien sentados los pies en la patria pequeña para EE
crear la patria de todos. Este afán antirregionalista lo expone muy 2
E
bien Ernesto Pestana en su artículo sobre Maruja iVa1lo : "Hemos de
-
pasar, sobre los aduaneros regionalistas, portadores de todos los 3
vientos universales de nuestra rosa náutica. El arte siempre ha
- -
0
m
hablado en lengua universal" (núm. 5).
Los MAESTROS DE LA GENERACIÓN.
No seria muy aventurado formar con este grupc! de prosistas y
poetas canarios y peninsulares una generación que hizo época en
nuestras letras canarias. No falta en ellos cierta cohesih genera-cional
que justifique tal denominación. En primer lugar existe un mo-delo
clásico y a~bmirado:G óngoraj marcado pnr 1% h o r ~de g~ cm-tenario.
Unas palabras tomadas de una carta suya presiden el nú-mero
2 de las Rosas, donde se manifiesta la voluntad de selección y
de refinamiento cultista :
4 Posteriormente se Ba publicado un Romancerillo Ca~ucrzo, recogido por
Mercedes Morales y María Jesús Upez de Ver-qra, y dirigido por Diego
Catalán Men6ndez Pidal, en la Universidad de La Laguna, 1955.
202 ANU-4RIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
UNA REIISTA DE VANGUARDIA EN CANARIAS 11
"Honra me ha causado hacerme oscuro a los ignorantes, que esa es la a s -
tincx5n de los hombres doctos: hablar de manera que a los iaorantes les parezca
gnego, pues no se han de dar las piedras preciosas a los animales de cerda."
En este mismo número se dedican las phginas centrales a recoger
distintos momentos de la poesía gongorina, desde una letrilla hasta
un fragmento de las Soledades, y la Farerga de Valibuena Prat, don-de
proclama a Gbngora como el gran ídolo de la generación del
momento que, como él dice: "Los hierofantes que ofician la gran
misa blanca son Gerardo Diego, Lorca, Guillén, Salinas, Alonso,
Alberti, Torre". Y añade más adelante, acercándonos la gran figura
al arte nuevo : "La forma perfecta, la imagen, la separación de toda
copia realista se da en Mngora como en el novecientos". Y reivindica
para el poeta español la paternidad de este movimiento antes que
la de ningún otro: "Como padre de la poesía pura, siempre G6n-g
~ m5,m tes qiie M-_l!am4." Y en prosa más cultista y ultraista Agus-tin
Espinosa nos hace la historia literario-poética de los Escapara-tes
poízfémicos ya citados, y nos puntualiza "el retorno de su hora
p&tica7', señalando antecedentes y consecuentes. Veamos un ejem-plo
de esta barroquizante prosa, donde nos enfrenta a Lope con
Gbngora, a Castilla con Andalucía, y donde proclama el triunfo
del cisne andaluz en las puertas del novecientos:
"El pato y el cisne. Lepe de Vaga y Góngora. Frente al gesto redondo del
prmero pone el segundo su picudo gesto. Lo castellano frente a lo andaluz ...
"El ;palmipedo negro de Andalucía grita barrocamente el negro palmípedo
castellano. El largo pico rojo traza arabescos llameantes en el aire. Se agita
-grasnadora- la mesnada patil.
"Sobre el m~atch PATO.CZS'NE del XVII han caído tres siglos. Reciente
aún el matoh, cigneos ,plumones decoraban ya el ropaJe de ilustres aves ewpa-ñolas.
El neoclaslcismo -usted aparte, don Juan- y el momento romántico
encerraron la jaula francesa -gruesos barrotes pseudohoracianos; vasta red
de pQaros fntos sentimentales- al bello palmípedo de los andaluces giros
e~trafiosH. asta que una mano -la culta ganzúa novecentista- abri6 - d e p ar
en par- la puerta tantos lustros cerrada.
"Hoy -mayo de 1927- nuestros entuslasmos gongorinos quieren fijar
sobre la obesa proa nueva del excautivo amado la cruz farolera -mallarmia-na-
de esta encendida rosa de los mentos."
Mas el hombre-modelo, el gula pr~ximoa "La Rosa de los Vien-tos"
es Ramón Gómez de la Serna, el precursor, la caja de resonancia
12 SEBASTIhN DE LA NUEZ CABALLERO
de todos los ismos vanguardistas. A él se dirige Juan Manuel Tru-jillo
cuando quiere inaugurar su Revista; a él imitarán en todo mo-mento,
y para ellos será el Unico Ramón. Y él les enviará cartas
de aliento y autorizará a publicar cualquier cosa de sus prosas ágiles,
deportivas, humorísticas, siempre poéticas y renovadas con los me-tafórico~
d uendes de sus greguerías. Así vemos su artículo, en papel
rojo, donde dice:
"iCómo siento no figurar enaesa Rmsta, que olerá a rosa de los vientos,
esa rosa formada de cristal y de espumas de los mares y de estrellificaciones
de los desiertos!
Pero que aquellos jóvenes devuelvan sus vientos zahories y faquirescos a los
mapas srn soplo "
Y efectivamente parece que este grupo de jóvenes soñadores
alientan y viven a ese soplo vivificador de las palabras liminares de
Ramón. En el número 2 se reproduce una bella prosa ramoniana titu-
Iada. Los gdtos descompuestos, en el número 3 un comentario
sobre La mzisica nueva, y en el número 5 la exacta greguería sobre
La rosa de los uimtos, copiada más arriba. Sus libros son comen-tados
puntualmente en la Revista. En el número 2 Valbuena glosa
El torero Caracho, llamando a Ramón "magno mofletudo con pati-llas
de torero", o lo adjetiva de Dadaista, y resume la obra en sus
personajes: "El muñeco Caracho y el muñeco Cairel son toreros
juguetes que pasan de muleta entre greguerías e imágenes". Lo
vincula a los grandes clásicos : "Y más arriba, en el palco del eterno
sol del infinito, Quevedo y Gracián aplauden y piden la oreja, por
el éxito de la tarde; que a Góngora no le parece mal". En el número 3
Espinosa comenta Antonio Ruix (La vida escdraordinaria del cam-peón
de Europa), donde deñne a Ramón en sus caracteres esencia-les
: "Impetuosidad. Atrevimiento. Esto representa Ramón en lite-ratura.
Lo que Ruiz, en su arte hermano del pugilato". Y en el nú-mero
4, J. M. 'i%ujiiio hace una iseiia definición ramoniana de ias
Seis faZsas noveb.
Ya hemos aludido a aquella sintesis poético-histórica que apa-reció
en la penúltima singladura de Las Rosas, donde se reconoce
paladinamente que el primer impulso biológico -que es el más vá-
:idu- estaba & la sa-v ia iariloriiaira U""---'--- i - - - - 2 - ~ - - A - -1 -
IY uez LIV wIIumxrauv
especial ultramarino Ramón Gómez de la Serna -cartÓmano r e d
20'4 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
UNA REVISTA DE VANGUARDIA EN CANARIAS 13
rredor de portulanerías de viejo, cosechero de mapas antiguos, por
los rastros de la cartografía- nos escribía entonces -desde Ma-drid-
aquellas desconsoladoras palabras : "En la misma lucha que
ustedes, siempre" -índice de sus primeros ensayos de cazador de
rosas de los vientos-. Pero añade a continuación el anónimo autor
de la editorial: "A Ramón G. de la Serna debemos, sin embargo,
la primera rosa de los vientos, con glándulas aprovechables. Por
este sólido cordón umbilical las Rosas de bs vientos florecieron
siempre en espumas de los mares y estrellificaciones de los desier-tos"
-como el mismo Ramón profetizó desde el primer número y
es que siguieron su recomendación: "Fumigar la naturaleza con
imágenes nuevas". De ahí por qué los prosistas y hasta los comen-taristas
de las Rolsas son también poetas.
Entre estas estrellas rutilantes en el cielo de las Rosas se es-conde
otra que, aunque no aparezca en primer plano, deja caer su
luz matizada y benéfica sobre el jardín de las Oceánidas Hesp6ri-des.
Lleva el nombre de Juan Ramón Jiménez. El fue el maestro que
quiso ir a la poesía sin rodeos, desnudándola de motivos y elementos
extrapoéticos, de los oropeles y retoricismos modernistas. Tiene vo-luntad
de aristócrata andaluz, búsqueda de la belleza por la belleza
misma. Y todo ello influye beneficiosamente como abono fecundo de
estas Rosas. Por eso Agustin Espinosa -jardinero reconocido-tiende
para él, en los "juegos apolíneos andaluces", el arco iris nú-mero
1, y añade entre paréntesis: "Ha saltado sobre todas las es-trellas,
sin quebrar la atlética línea de su arco, siete veces - d e co-lor-
quebrada. Y la luna ha pasado sobre él -oh, luna de Moguer :
anuncio luminoso sobre los rascacielos yankees- [obs&rvese su pre-monitorio
arco iris exiliado]. Y él ha sido entonces arco de luna.
Y ha saltado sobre la luna como saltan los clmes."
Y junto a esta estrella, arco iris o cometa ganador, arrastrados
por su fuerza. magnética, entre los polos del Creacionismo y el Gon-gorismo,
los otros luceros, los otros arco iris nuevos y ya corredores
a la par en el mismo estadio olímpico de los años veinte y tantos,
surgen los nombres de Alberti, de Lorca, de Gerardo, de Dámaso.
Así, para Espinosa, el pPimero tiene "galopar de cabaillo de circo"
y ei segun50 '$tiene cabrioiescos retozares mariscos. Reiinchar cris-talino
de fuente semita. Abalorios gitanos'!; Para él tambi6n tiene
nuestro Agustín una adivinación por su gloria y su fama : "Ignora
la meta." (Cuando llegue el primero habrá de gritárselo : i Arco iris
ganador!)
Valbuena, más llanamente, había señalado ya las diferencias en-tre
Lorca y Gerardo en sus Comentarios de un viaje a Granada, pu-blicados
en el número 3 de las Rosas: "La procesión, occidente, la
poesía de Federico García Lorca, lo vivo oriental de Granada ... Ge-rardo
Diego es -en las composiciones creacionistas- la @astilla
Nueva, de artistas fuertes, de secos contornos, de estepas áridas.
TLorca es el eterno romance fronterizo de Granada, su aroma de
flor, la frescura de sus aguas. Diego, la muralla de Avila, las piedras
de Soria. Lorca, el aire impregnado de frescor de nieve, el vidriado
lmpulso de los surtidores del Generalife. Diego va a la arquitec-tura.
Lorca viene de la música."
Y finalmente, cabalgando por cielos extraños, vienen otras es-tilollan
;lnn;mlni l an ;la -SGn l lrn llr,x,rir, rrl -,-L..- X r . l l - - - -Z
CIbIICCU Llbl13 Ub au u Lu*, y u u~r ; v a r l =r ilvulurt: de IYI ~ I I ~ L ~ ~ L C ,
Valery, Rimkud, Apollinaire, Marinetti, Rainer María Rilke y tan-tos
otros. Y sobre un fondo, a veces tétrico e impresionista, y a ve-ces
grotesco y humorista, de los cuadros y grabados de Goya, apa-recen
los anuncios luminosos y cambiantes de Juan Gris y de Pi-casso.
De todos los cuales se comenta, se habla, se alude o simple-mente
están en el mismo aliento de "La Rosa de los Vientos", que
una vez más, haciendo honor a su nombre, navegan, abiertas, a
todos los horizontes de la hora universal.
Pasemos ahora a los cabezas del grupo generacional, a los man-darines,
que ahora convocamos, en el escenario de Ia historia, ante
el tribunal de las nuevas generaciones. Ellos acuden al conjunto de
nuestra invocación con sus grandes carteras iienas de credenciaíes.
Veamos el primero. Es Juan Manuel Trujillo, el creador, el fun-dador
y el responsable, el primer jardinero de la rosa misma, el pilo-to,
hacia tantas direcciones, el que trazó las primeras singladuras
s&re !es mzpzs reciPn estrendos de! ??!trzisrilq U d Ramenismc? y
del Neogongorismo. Colabora, él mismo, con sus mágicos cuentos
206 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTIGOS
UNA REVISTA DE VANGUARDIA EN CANARIAS 15
ultramealistas, sobrenadadores de lo rutinario, pero con entraña-bles
vísceras verdaderas. Así el Cuento de C to cazador, en el nú-mero
1, y el casi cubista del Cuento de la grúa, el delfin el guarda-muelk,
del número 3. Cuento funambulesco, pobtico, desrealizado,
sentimental, presentado en una prosa de imágenes ramonianas con
distribución casi ultraista como en las tres imágenes paralelisticas
correspondientes a un clímax progresivo :
1. A la muerte descoronada van las caravanas árabes
Calor.
2. Un cantar levanta floridas tolvaneras rosadas.
Calor.
3. A la muerte coronada van las caravanas árahs
Calor.
Pero en el momento culminante Juan Manuel Trujillo se detie-
*r?, rin l.. +=.,.-+,.-. d,l ,..,,- ,, ,,,,m m.., 1:,:+.. *,n 1" l:n:*n - T i l o
uti GLI r a r r v i i b ~ r aUG L yuc r r r a GLL y r u u a y u r~1 1 1 1 1 ~ aL VLL la u ~ x b ~a U I Q ~ ,
y exclama : "Musa : entrégame la clara flauta poética que mi alma
apetece. Que este sencillo cuento plazca a los caros amigos poetas."
He aquí que Juan Manuel se descubre, y nos descorre el velo que
tapa su porvenir: "amigo de poetas". No quiere ir más allá, y se
define a si mismo, exacta y certeramente, como el filo-poeta, poeta,
el de la hora vanguardista y de la poesía pura, desrealizada del año
27, y el que de nuevo será, con algunos antiguos y muchos nuevos,
con sus Cuadernos para treinta biblwfilos y con los í3uaderno.s de
PoeA y Critica veinte años más tarde, también entrañable argo-nauta
y amigo de poetas, al que sin disputa nuestra generacihn le
condecora con las insignias de almirante retirado, pero con mando
en plaza.
Otras prosas de Juan Manuel nos muestran claramente su rela-ción
literaria con "el comisionado ultramarino", como en esos Carac-teres
del primer nfimpri, q i ~ e&& CI 51 " ~ f pi p g& en 12 CW!!P~' TT 2
''estos jardines", donde se encuentran imágenes como las siguien-tes
: "pregón caracolino", "las hojosas esferas de mis árboles b u r -
bujas de la tierra-", "petos sonorosos del Océano, serruchos de
espuma levantando", todas de estirpe ramoniana, aunque hay otras
5 Publicados en Las Palmas de Gran Canaria entre 1943 y 1945.
6 Igualmente publicados en Las Palmas entre 1946 y 1947.
16 SEBASTIÁN DE LA NUEZ CABALLEXO
como las de este párrafo, que pueden corresponder a lo que llama
Gerardo Diego "imágenes múltiples". Véase: "Donde las puertas
bostezan sus turbias sombras violetas sobre el sol convaleciente" o
"enredándome en las grises telas de las arañas del sueño", etc. Y
cuando nos habla de los jardines, no quiere polemizar por las esta-tuas,
pues no concordaría con la sustancial trivialización del nuevo
arte y dice frenándose : "para que la indignación no quiebre el buen
ritmo riente que debe tener la Vida".
Finalmente, en el número 4 de la Revista, donde Juan Manuel
Trujillo parece querer preparar su evasión, y para no ser notado se
va restando a sí mismo, borrándose el Manuel, y nos da dos trabaj~s
con la firma de un Juan Trujillo cualquiera. Pero en vano no ha
convivido con profesores-poetas o poetas profesoriles. Algo se le
ha contagiado y así, en sus Tres mares, nos hace una crítica histú-rico-
pohtica de los mares surcados desde las barquillas de Lope de
Vega hasta, o,~~$;,=cdeue Mi rs~duJ u~cop, uan& nrnvr- l"n"c r navína ---- ---
"pájaros negros de muy blancas alas" de Viana. Y en resumen:
"El navío, el bañista, el avión, son las tres flores de la cultura que el
hombre -en diversas épocas- ha arrojado sobre los mares oscu-ros,
para incendiarlos de claridad. Pero al mismo tiempo que Juan
Manuel vive bajo el signo del cultenarismo, hay también un resurgir
de lo folkl6rico estilizado. Así recreará aquel bello romance de cau-tivos,
recogido por un compañero de abordo, pescando en las playas
remotas de las tradiciones vernáculas, en el cuento de EZ estud2anie
(núm. 4, págs. 11-13). El romance, ya conocido, comienza así :
Mañanita de San Juan,
como es costumbre que fueran
las damas y los galanes
a bañarse a las Arenas,
Laurencia se fue a bañar
sus carnes blancas y bellas
Vino un barquito de moros
y a Laurencia se la llevan
Y Juan Manuel en prosa: "Víspera de San Juan, el estudiante
caminaba e1 camino de la playa. Las piteras azules desfallecían so-bre
sus pantalones ..." Con este cuento, lleno de humor y de entra-
208 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTIGOS
UNA RGVlSTA DE VANGUARDIA EN CANARIAS 17
fiable veracidad indígena, Juan Manuel se despide nostálgico de sus
camaradas de aventura, que vuelven a surcar el mar mientras se que-da
anclado en tierra, contemplando cómo se aleja la vela que él en-señ6
a izar.
Y llega Agustín Espinosa García (1897-1939),m aestro, amigo,
poeta-catedrático en prosa y en verso, crítico de "cubilete de dados",
profesor en metáforas y en juveniles piruetas, desde la cuerda floja
del Ultraísmo hasta el trapecio del Superrealismo. En su primera
singladura literaria, argonauta redescubridor de Lancelot, la avan-zada
isla de Mallocello y que termina su periplo con el perfecto
Crimen de su perfecta prosa superrealista de entreguerras.
Para mi generación enseñador del gongorismo, pero también de
las extrañas insulas y los arcángeles de Lope. Rebuscador de la
belleza, en una prosa preciosista de Mk-ó o en la tocata con sordina
del acor&&iiiu aA&~g~c&u &ruja, pescado'r' de e&--e&s a czzUur
de metáforas (como dice Armas de donde surgía una rima de
Bécquer o una greguería de Ramón. Propagandista de las deporti-vas
olímpicas de Henri de Montherland o del mhgico realismo de
los Ccz?v& de Laute, Mare y Brige de Rainer María Rilke (que me
dio a leer junto con un desconocido poeta, Klabund). Prestidigita-dor
maravilloso para sus boquiabiertos alumnos del bachillerato,
hacía de la clase ameno circo donde saltábamos de gozo desde 10s
milagros de Berceo hasta Sobre los ángeles, de Alberti, o desde un
cuento del Conde Lucanor a un fragmento de Giménez Caballero.
En "La Rosa de los Vientos" hizo sobre todo arte literario con
la historia literaria, lo mismo que su amigo Angel Valbuena. Ya he-mos
señalado algunas muestras críticas, que lucen como hallazgo
de piedras preciosas en las páginas de la revista; pero veamos un
ejemplo más. Eh el número 1 de las Rosas al hablar en sus "Axwes
mudados" del Poema de Alexandre nos evoca a la princesa Calectrix r
"AjquelIa que vistiera preciosos paños de buena seda fina, tenía un maravi-lloso
azor de doce mudas. ;Qué orgullosa debía estar la oriental señora de
su ilustre azor muItimudado que tendría una significación moderna de atleta
vencedor en doce combates' ,(Con cuánto car6io le desunciría de la percha de
7 Vide, A Armas Ayala: E s p m s a cazador üe mztos, Ed. Inst. Esp. His-pánicos,
Puerto de la Cruz, 1960.
acacia! ,Con qué orgullo le mostraría, sobre la augusta mano nacarina orlada
de prodigiosos anillos, a los ojos curiosos de sus cortesanas!"
Así nos preparaba para comprender la prosa azorinesca de los
años veinte y tantos : "Su prestigio de hoy -escribía- es el pres-tigio
del multimudado azor de la reina alexandrina ... ¿Cómo tra-ducir
la mueca de los críticos ante el superrealismo de Azorín?
Querrían un azor manero y han quedado burlados, en el mendicante
gesto maniatero de los versos de Antonio Machado".
En el número del centenario gongorino ya hemos dado una
muestra de sus "Escaparates poliférnicos", donde Espinosa llega,
por ahora, a los limites de su crítica, cr i~t icay calligramática, com-parando
el agongorismo y el gongorismo con dos manzanas de ca-sas,
separadas por la calle A, con sus respectivos escaparates. En NB
el mismo número también hemos hecho alusión a su historia lite- E
raria del culteranismo en "el retorno de don Luis de Góngora en O
n su hora poética", desde los cacharros coloreados y toscos de Juan -
m
O
Ruiz hasta los palmípedos negros del siglo XVII (Lope y Góngora). E
E
2 Y ya le hemos visto, en el último número de las Rosas capear el tem- E
poral, postrero a la cabeza de sus fieles argonautas, nuevo Jasón
-
portador del bellocino de las Rosas y ganador arco iris de los cie- 3
-
los marinos de Canarias, alcanzar, fatigado y exhausto, "la meta Om-en
los propileos del hogar apolíneo". Pedimos, pues, para Agustín E
Espinosa una corona de laurel en su calva prodigiosa aureolada de O
5
inmortalidad y las cinco Rosas de los vientos para deshojarlas en su n
E imperecedero recuerdo. -
a
2
n
Junto a Espinosa, realzando y corroborando la figura del joven n
capitán, surge el lobo de mar, el catedrático y poeta universitario,
O3
Angel Valbuena Prat. Amigo de los argonautas de las Rosas,
desde las primeras hasta las iiltimas horas en que lo hemos visto ra-
¿ificaiido los manif:lestus gongminos y b a r r ~ v ~NsG. e n VEZX venla
a La Laguna de Tenerife con su académico premio bajo el brazo por
su doctoral tesis sobre los Autos sacramentales de Calderón. Y Es-pinosa
le da la bienvenida con su comentario sobre el 2 más 4
(relatos de misticismo y ensueños). Del que dice: "Valbuena
Pmt ha resucitado a Cdc?er6n Ez dicho: el teatro (i- Calderón
tiene una modernidad no apreciada. Eh Calderón está ya Rran-
210 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
UNA REVISTA DE VAXGUARDIA EN CANARIAS 19
dello". Y el mismo Valbuena, resumiendo también la historia lite-raria
y los nuevos postulados, dice: "El viento de la crítica nega-tiva
encarna en M. Pelayo. El siglo romántico, esfumante, huma
nizado, tuvo que traer la vuelta a Lope. El centenario de Calderón
debiera celebrarse ahora, en que el estilo -barroco, constructivo,
deshumanizante- nos acerca al gran simbolista y arquitecto del
teatro". El profesor arquitecto tiende los puentes colgantes entre
el a!lyismo de tres siglos, y acerca las dos orillas: "El nuevo arte
-dice en el mismo ensayo-, con casi las mismas características
señaladas por su teórico Ortega, es el arte de los "cu1tos". La forma
perfecta, la imagen, la separación de toda copia realista, se da en
Góngora como en el novecientos".
Pero Valbuena tiene los mares poéticos privados y por ellos
navega, como piloto de cabotaje, entre los escollos del Ultravan-guardismo
y del Ultrasimbolisms religioso desde el número 1 hasta
el número 4 de las Rosas. En sus Postrime& o nosisirnos le vemos
juguetear con dados dadaistas rociados de a'gua bendita. Veamos
lo que ha salido sobre la mesa :
¡Gloria! Cuatro angelitos
despliegan una nube y Juegan al trompo;
y dos beatas con la ,boca abierta,
ven faz a la faz el Todapoderoso.
Florecillas, merengues, aizuoarillos
El rosario se reza a coro.
Somnolencia, bostezos.
Rien los santos de cromo.
(Un Santo Padre refuta a Maquiavelo
entre dos cisnes de sacristía.
Las oraciones llegan al cielo
por radiotelefonía.)
Después, todo esto lo tomará en serio y publicará sus poemas
An An'no onhmo 7 n m n i o w f o f1QclCk~ E?l A n l n r ~r 10 a i n n r o n r i n i n r n n r i n o
UFj U V U U UUYI V YIU l l V Y Y V , U" \AVVV, -u U V A V I J L U bCIULI.CU p L l U I U I V I s UIlU
máscara trágica sob're sus primeras calxiolas ultraistas. Pero aun
en las Rosas encontramos en Agua y gris {núm. 3) imágenes son-rientes
y humoristas, ramonianas, como ésta :
Un reloj su faz topacio
--A-- A- 1- "14"
a D u u l a G ~ Lia Lur r c a b a ,
después de tomarse un wbisky
en la c6ncava campana.
Y en el número penúltimo su poema C a h puro parece dis-gregarse,
casi en calderilla, a cara y cruz de imágenes cubistas y
greguerescas, como por ejemplo :
Sonatas cristalmas.
Sustituyamos los contornos por esquinas
O bien:
Sea nuestro lema.
"convertir en valle la selva",
y "oponer el clasicismo capital
a la polis polícroma
de una ciudad lineal".
Y cerrar el corazón
en una magna caja de cartdn.
Homenaje, pues, para este poeta-catedrático que desde su pri-mera
aventura marinera a bordo de "La Rosa de los Vientos" se
ha mantenido fiel a su barroquismo sacramental y gongorino, hasta
llegar al puerto, cosmopolita y fecundisimo, de su Historia lite-raria
poética y wophetiana, que ha recibido la consagración de sus
años con la corona capitalina de la cátedra madrileña.
Otro importante cartógrafo supermarino, oficial de primera cla-se
desde las primeras singladuras de las Rosas, fue don Elías Serra
Ráfols (es al único que le concedemos el don), que, aunque catedrá-tico
(otro más en esta generación profesoril y poética), supo ponerse
ágilmente y hasta con humor, que nunca le ha abandonado, a la par
de la empresa circence y argonáutica de sus juveniles amigos. (Aun-que
él también era joven, siempre nos pareció de mayor edad por
su aureola de perpetuo decano).
Leridano anclado para slempre en ias floridas riberas de la vleja
Laguna de Tenerife, ganó, para las Hespérides, una Facultad de
Letras y rescató de las anquilosadas panoplias heráldicas una "Re-vista
de Historia", escuela fecundísima de poetas-investigadores
de los arcanos del pasado mítico e histórico de las atlántidas ca-narias.
Xuestras cle sus primeras lides literarias -que llegan hasta
nuestra hora última- son "Lo viejo y lo nuevo", donde ironiza sobre
212 ANUARIO DE ESTUDJTOX ATLANTICOX
UNA REVISTA DE VANGUARDLA EN CANARIAS 21
"La famosa eleccibn de académicos" regionales (Iéase su paisano,
el genial D'Ors), en el número 1, o el suelto sobre "La prosapia"
(del número 2), que levantó polvareda polémica entre los husmea-dores
de pergaminos heráldicos, que por entonces dirigían la "Re-vista
de Historia Canaria", que, como he dicho, pasó a hacerse
historia viva entre sus manos, que aún sostiene, después de cua-renta
años, en el puente de su nave invencible. Y Ulmente nos
da, en el número 3 de las Rosas, uno de sus artículos más perfectos
de crítica histórica-humorística intentando demostrar que Colón
era gitano, como otros habían intentado demostrar que era judío,
gallego o catalán, por los mismos y rigurosos métodos históricos.
Levantemos, pues, también palmas por don Elías aquel que
supo abrir brecha para tantas generaciones de profesores y poetas
que han surcado las rutas abiertas por él, ya sea en las Rosas, en la
Prensa, en la cátedra o en su Revista.
De los artífices y argonautas que se han tragado las aguas tur-bias
del olvido o las sombras de las tinieblas postreras debemos re-cordar
a los hermanos Ernesto y Carlos Pestana Nbbrega, que figu-raron
en primera fila en la activa nóímina de los cruceros de "La
Rosa de los Vientos" ; incluso Carlos fue primer capitán de la se-gunda
singladura, junto a Espinosa y a Juan Manuel, navegando
por las aguas primaverales del centenario gongorino. Pero es Er-nesto
el que participa con más constancia y eficacia con sus colabo-raciones
en casi todos los números de las Rosas. Así, con sus gre-guerías
de primera mano en su "Onda corta". Véase, por ejemplo:
"Siempre que una sombrilla abre la boca se traga al sol.
Y después se rie, enseñando el regatón como una lengua que le
hiciera burlas."
Después se nos muestra como un certero y fino crítico de arte y
de iiaros de arte. Comienza comentando una conferencia pubiicada
por el colaborador de Gran Canaria Rodríguez Doreste, un "Bosque-jo
de la pintura del sig'lo xx" . Sabe dar con una permanente cualidad
de nuestro conferenciante y crítico: "Ha sido este último un gran
8 Recientemente se le ha rendido homenaje p r los veinticinco de su parti-cipaci6n
en la empresa de la fundación de la Facultad de Letras de La Laguna,
donde ha gastado su vida.
22 SEBASTIÁN DE LA NUEZ CABALLERO
acierto de Rodríguez Doreste. El público no gusta de manjares que
no ha comido nunca, si no van disfrazados con el ropaje del buen
sabor -amenidad-. Como los purgantes de chocolate para los ni-ños."
Recordemos también su bella necrológica -poética y cer-tera-
dedicada a la muerte de Juan Gris, en el número 4, donde tie-ne
párrafos como éste :
"La muerte del último cubista plano ha sido -simultáneamente- el final
de su arte Pero no del cubismo Que aumentando su campo dimensional, sigue
surcando mares inquietos. Hundiendo la proa de su nave en las profundidades
del lienzo."
Y ya hemos citado unas certeras frases programáticas de su
breve articulo -publicado en la Rosa final del 28- sobre la pintora
--que estuvo de visita por nuestras islas en aquel año de las Ro-sas-,
que, codo él dice: "Maruja Mallo ha sabido romper el límite
de este re&=nafi-q &~;amj= En temr, de liw%&ru kerra =&S 8115
de la tierra misma. De la única manera que las islas pueden salir de
si. Desreg.lonalizando la región en una traduccih de nuestra lengua
a la lengua de todos." Y esta fue una de las grandes misiones de las
Rosas en sus cinco vuelos viajeros hacia los mares universales.
Aunque modesta y mínima su colaboración -sin el grumete
tampoco puede navegar el navío-, debemos recordar la figura fran-ciscana
de Leopoldo de la Rosa, que al mismo .tiempo que seleccio-naba
entre los barroquizantes versos de Fray Andrés de Abreu las
piedras preciosas de algunas imágenes brillantes, repartía o dis-tribuía
las Rosas, delicadamente cortadas en e1 jardín tipográííco
de J. Bethencourt Padilla en la plaza y puerto de Santa Cruz de
Tenerife.
Ya hemos dicho que "La Rosa de los Vientos" es sobre todo una
revista de poetas y para poetas en el arte, en la prosa y en el verso.
Ocupémonos, pues, finalmente, de toda esa marinería poética de 10s
c=!aberuderes el i verse, qw EGC dan et re ~ s p c t ree t x n h e Me-a9-- -
dor: el de aspirar y lograr la unidad intelectual del Archipiélago,
214 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
UNA REVISTA DE VANGUARDIA EN CANARIAS 25
atrayendo a si a los poetas que ya habían iniciado sus caminos re-gionales
o universales en Las Palmas de Gran Canaria. Por eso aho-ra
el grupo de "La Rosa de los Vientos'< estará situado entre los
poetas de la Revista "Castalia" (1917) -posmodernista y progresis-t
a (donde por primera vez col~boraronto dos los mejores poetas
de las islas, y ya algunos precoces de las Rosas, como Espinosa con
unos inefajbles versos juveniles), y la Gaceta de Arte (1932-36),
donde uno de los tímidos poetas, Eduardo 'Westherdal, se erige en
capitán y taumaturgo de las corrientes desrealizadoras, incorporan-do
gloriosamente -el germen sembrado en las Rosas- a Canarias
a las corrientes del arte y la literatura por los caminos del Cubismo
y del Superrealismo.
Desde las Rosas todos estos poetas, que vamos a reseñar, co-rresponderán
a los movimientos que se desenvuelven entre "CM-talia"
y "Gaceta de Arte", o sea, desde el Posmodernismo y el Juan-ramonismo
puro hasta el Cubismo superrealista, pasando por el
Creacionismo, el Ultraismo, el Ramonismo y el Gongorismo más
genuinos, y que luego, como ríos y arroyos exhaustos o vigorosos,
van a extinguirse o a evolucionar después de la presa desbordada de
los años de la guerra de 1936.
Entre los poetas surgidos al amparo del Teide aparece, en primer
lugar, Julio Antonio de la Rosa (1905-1930), marino temerario y
arriesgado de las Rosas vivas y de "Gaceta Literaria" a título pós-tumo,
que por ir a buscar metáforas imposibles en un fondo de ma-dreperlas
se ahogó en el puerto de Santa Cruz de Tenerife una noche
de luna y de sirenas cubistas. Pérez Minik nos dice que pintaba
retratos (entre ellos uno de Garcia Lorca) y paisajes, y que "se asien-ta
dentro de la nueva lírica como en su propia casa, con donaire y
desenvoltura" 9. Colabora desde el primer número de las Rosas con
,, - "mcaiera de caracoit', que es ei embrión o una variante de ia que
recogerá Minik en su Antologia. Y en números sucesivos nos dará
poemas de su "Tratado de las tardes nuevas" (1931), que para él
serán de un crepúsculo de transmundo que nunca tuvieron amane-
--. - Y vla. anitoiogia áe ¿a poesáa canarta, Santa Cruz iie Tenenfe, ¿95Z
tomo 1, p&g. 279.
24 S E B A S T I ~D E L.4 NUEZ CABALLERO
2er hasta que "Gaceta" las editó póstumamente. Así, la que comien-za
"Dh de aire" (núm. 2) y "Tarde nueva. El molino" (núm. 3), que
dice :
Tarde nueva El molino
se hizo ruleta el viento.
-;Juega el azul del c~elo
contra el azul del mar!
Tarde nueva Sol nuevo
(El viejo perdió el fuerte
color-oro brillante-de
tanto voltear )
El molino se rinde.
(Cansa SJ movimiento
a las brujas del aire )
La equis quiere soñar
Como dice Pérez Minik y nosotros corroboramos "esta edifica-ción
es de orden conceptista, sin duda, pero montada sobre una raíz
pasional inconfundibIeV. Pudo hacer mucho más, pero los ángeles
peces se lo llevaron a jugar con las metáforas, bajo el cielo de una
tarde siempre nueva.
Y ahora se adelantan otras figuras borrosas que pasaron una
vez, como muñecos del pim-pam-pum, por el tablado de las Rosas.
Son sólo nombres: Facundo Galván, con su "Varita florecida" (nú-mero
1) ; Félix Poggio, que viene por su "Caminito mzochecido" am-bos
de la isla de La Palma. Pero junto a ellos, también sólo con un
poema, otras figuras que han crecido y se han hecho gigantes de
nuestra poesía y de nuestra literatura hasta la hora actual. Nos refe-rimos
a Emeterio Gutiérrez Albelo, que por aquellos años estrenaba
el smoking de los Juegos Florales con su "Ror~?zti&mo y cuenta
nueva" (19331, y que colabora con un poema posromántico y expre-sionista
titulado "Otra vez, la c2uW9q, ue tiene visiones como ésta :
Lloros de flauta (, Oh dulce arnngo muerto' )
Se hacen, .ya?, la toillette de otro día, Perico
y la t ~ r < p3 0s vda $1-1 carne azul y rubia
detrás del biombo chino del crepúsculo
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
UNA REVISTA DE VANGUARDIA EN CANARIAS 25
Y José Pérez Vidal, máximo capitán de flotas pesqueras de poé-ticos
folklores isleños, parece anunciarnos ya, con su alígero roman-ce,
la gracia y el espíritu que animará su empresa futura que le
ha hecho descubridor de continentes. Dice así en el Úitimo embar-cadero
de las Rosas:
Barquero, amigo barquero,
llévame al mar en tu barca,
que está rni barca rota
y yo me acabo en la playa.
Toda la mar hoy es verde.
Quiero ir donde tú vayas:
o a la mar de las bonanzas;
no me alegra el que sea buena
m me aflige el que sea mala:
quiero la mar, ,la que sea!
que yo me muero en la .playa
[Barquero, amigo barquero,
ll6vame al mar en tu barca!
Pero la nómina de marineros-poetas incorporados en la leva de
las playas canarias es más numerosa. Vienen sus nombres, como
un río de aguas que nacieran de otra fuente, que en Gran Canaria
llamaron "los intelectuales", y de las que nosotros ya trazamos un
mapa -para marear cultos- donde señalamos dos corrientes:
1." Unas siguen las tranquilas aguas tradícionales, que vienen del
ínclito Rubhn o de su predilecto Morales, acompañado del sereno
Machado, como Fernando González, Montiano Placeres y Luis Be-nítez
Inglott, aunque este último ya sirve de enlace con las nuevas
fuentes rebeldes y disidentes. 2." Los que dentro de estas aguas
revueltas salen a flote en una barca vanguardista: Claudio de la
Torre, Félix Delgado, Perdomo Acedo lo. Y en medio de ellos, como .,.- u.-.#...mc..- rcilu -u..mA-&r-;- aLr-u uat: - -v2r2u-a y bondad, busearido la pureza poética y
la forma mínima, Saulo Torón, el Juanramoniano de las islas. Todos
ellos, excepto Claudio, dejarán su huella y su fe de vida en la em-presa
argonáutica de las Rosas.
Fernando González colabora con sus temas típicos, nostálgicos
l o Vid Bebastián de la Xuez: La generaciólz de Zos intelectuales canwios,
"El Museo Canario", nam. 75-76, Las Palmas, 1960
e íntimos en el primer número con "Tierra lejana" ; en el 2 con "Ca-racol",
y en el 5 con "Mar de mis esperan=, mar tranquilo". Luis
Benítez, con su voz posimpresionista, intimista, en el primero con
"El corazón en el destierro" ; en e1 2 con un "Scherzo de primccvera
en EspaW' y con un poema "A Mibosx", con voz conceptual de eró-tico
mar afrancesado. Saulo nos da en el número 4 su "AZba pos-trera"
de El caracol encantado (1926), que, comenta y precisa
poéticamente Valbuena Prat en el mismo número clasificando cer-teramente
al poeta con estas palabras: "Y saca de Ias entrañas de
la isla su ofrenda devota. Y la coloca con humildad, con dudas, con
avergonzamientos, en la bandeja de oro de la poesía europea."
El úItimo grupo de poetas ya comulga, ideal y formalmente, con
los artífices de las Rosas. Se ha identificado con ellos desde que Pe- B N
dro Perdomo, precisamente en e1 mismo año 27, dijo en el prólogo E
de Indice de 'las horas felices, de Félix Delgado, que "arte es selec- O n
cibn, b-hsq-ue&a arrisca& de expresiones. hs del murido -- m
O
real sólo satisface a los obtusos, pues la realidad llega a ser poe- E
E
mática cuando a fuerza de eliminaciones ha logrado acercarse al 2
E
artista. El arte es algo esencialmente distinto a la vida, y ésta no
-
puede, por tanto, aspirar a ser una obra artística". Y este manifiesto 3
intentará cumplirlo más el mismo Perdomo que Félix Delgado, que
- -
0
m
colabora en las Rosas con "Tu voz" (núm. 2), donde hay dentro de E
su vanguardismo bastantes resonancias humanas, y también con su O
poema de largo título: "A Miss River, en primave~ad, eslumbrada n
E de soZ y de mar atlántico" (núm. 31, a pesar de su deportivo propó- -
a
sito, tiene más de impresionista que de cubismo aséptico y vanguar- nl
dista : n
n
3
O Pnmavera,
El sol se abre en colores
--oro y p l a t a
sobre ia rubia mies
de las aguas atlántrcas
Pero el poeta desaparece prematuramente, como Julio A. de la
Rosa, y las Rosas (núm. 4) le dedican una Antología de sus versos,
espigzd~um tre Pakxjeu y &S csisimes (1923) y GALI LTIDmWdwLGo Jn
las horas felices (1927). Veamos un pequeño y bello poema lleno de
218 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
UNA REVISTA DE VANGUARDIA EN CANARIAS 27
humanisimos momentos felices, plasmados para siempre en la gra-cia
de sus versos :
Emergías del mar, contenta como un niño,
por el sol barnizado y por el agua;
me tendías los brazos en abrazo unposible
,Sólo el mar te abrazaba!
En mi deseo era mar en furia,
era mar en calma,
mar que te agredía
y te acariciaba.
Pedro Perdomo Acedo, que andaba ya en la redacción de la "Re-vista
de Occidente", con sus ensayos de estilística nestoriana, dejó,
en la Rosa número 3, las cuajadas gotas de rocío de Uno, dos y tres
poemas, dudosos entre creacionistas y ultras, como en esas imá-gews
de! mlrnerc 2 :
Si el mar es un tambor,
que redoblen los vientos
sus miradas;
si peje - tamboril,
carden soles y lunas
SUS escamas
Y finalmente a esta lista se añaden, con todos los honores, dos
nombres ; uno es de varón : Agustin Miranda Junco ; otro es de mu-jer
: Josefinade la Torre. El primero lanza su voz única, acorde con la
hora, y las Rosm las recogen, gozosas, pues ellas sólo admiten, como
el marinero del cantar, a quien conmigo va. Y he ahí los poemas 1,
2, 3 y 4, como cuatro blancas velas amigas, en la penúltima singla-dura
de las Rosas. Veamos el primero :
A inñn .-Y...-
gustador de las rosas del jardín celestial
violador de violetas
devorador de nuibes y kil6metros
Asustador de ángeles
Temor
del padre celestial
Avidn
pájaro art~ficial
SEBASTIÁN DE LA NUEZ CABALLERO
con alas de madera
con riñones de hierro
y corazón de aceite mineral
Avión
violador de nubes.
Abejón
en la tarde otoñal
El viejo capitán de "La Rosa de los Vientos" le da la bienvenida
al Último marinero recién llegado: "Un poeta adolescente de la isla
de Gran Canaria, escribe el poema de los aviones ... Este avión es el
Don Juan de la naturaleza." "Los aviones limpiarán con los plume-ros
de sus colas los turbios ojos de los poetas oceánicos." Como se
ve, Juan Manuel tenía prisa por barrer las últimas barcazas del
posmodernismo en Canarias.
A e110 ayudará también la única, la alada y rubia Josefina, cuyo
libro de Versos y estarnpas (1927) deja constancia en una nota, aun-que
ninguna muestra, en la última hoja de la última Rosa, que le
dice: "Sólo, Josefma, quieres mirar los estanques engañadores. Los
estanques que tienen otro cielo. Otros chopos. Otras frondas."
Y la prosa y el verso de las cinco Rosas se dispersaron para
siempre en los vientos de las islas, pero su voz llega aún hasta nos-otros
dándonos su lección de pureza, su anhelo de perfección. Nos-talgias
y ansias de infinito que no deben perder las nuevas genera-ciones
que buscan incógnitas rutas a la poesía y al arte.
INDICE DE "LA ROSA DE LOS VIENTOS"
1. TRABAJOY SA UTORES.
A continuación. por considerarlo de interés, damos el resumen
del contenido de los cinco números que se publicaron de "La Rosa
de los Vientos", ordenados cronológicamente en fichas bibliográfi-cas
lo más completas posible ll.
11 Agradezco a mi amigo el poeta Emeterio Gutierrez Albelo el haber
podido consuitar una de ias pocas coiecciones compieias de "¿a ñosa de iüs
Vientos", de la cual es poseedor
220 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
UNA REVISTA DE VANGUARDIA EN CANARIAS
ARO 1, NUMERO 1, ABRIL, TENEZIFE, 1927.
Indice del número 1.
Ornamentación de Guezala y Casals (fuera de página).
Una hoja suelta en rojo : "Revistas jóvenes", por Ramh Gómez
de la Serna ("El Sol", 14 de abril, Madrid).
"Cuento de Corto cazador", por Juan Manuel Trujillo (pági-nas
1-3).
"Onda corta", por Ernesto Pestana Nóbrega (pág. 3).
MUSICALIA: "Del oyente musical", por Leopoldo de Gorostiza.
"Ckcar Esplá", por A[ngel] V [albuena] Plrat] (pkg. 4).
CARACTERES : "De un pregón en la calle" (al Único Ramón),
por J[uan] M[anuel] T[rujillo] (pág. 5).
F'OIrXLORE : "Romances tradicionales de Canarias". ";Qué por
ayUfh sca iG&?", de A [ p sGn l IJ[uyincsu] G[UL~ !@E&!
ginas 6-7).
ANTOLOGIA POETICA DE CANARIAS, Fr. Andrés de Abreu
(1647-1725) : "Llegada de San Francisco de Asís", "Aparece un
kngel", "Amanecer" (DLIX) , "Estando distante de sus hijos, les
visita en un carro de fuego" (cc. XXV-cc. XXXTII), "Fray Andrés
de Abreu, el pino y la estrella" (Juan Manuel y yo), por Leopoldo de
la Rosa (pág. 8).
VIDAS PARALELAS : "Axores mudados", por Agustín Espino-sa
García (pkgs. 9-10).
PARERGA: "Glosas a la Odisea", por Angel Valbuena Prat
(pág. 11).
LO. VIEJO Y LO NUEVO : "La famosa elección de académicos",
por E. Serra (pág. 12).
CARTOGRAFIA POETICA : "Mi diosa" (soneto). (Ante la Ve-nus
de Milo. Louvre, 29-VIII, 28-V-925). De "Sonetos sacros y pro-fanos'',
en preparación, y "Folíptico" (de "Foemas de cartón"), en
prensa, por Angel Valbuena Frat ; "Varita florecida", por Facundo
F. Galván; "Escalera de caracol", por Julio de la Rosa; "Renaci-miento",
por Pancho China; "Tierra lejana" (a Dámaso Alonso),
por Fernando González; "El coraz6n en el destierro", por Luis
Benitez Inglott (págs. f 3-14).
FERIA DE LIBROS: Antonio y Manuel Machado (Madrid,
19271, "Juan de Mañara", por A. Valbuena.-F. J. Sánchez Cantón
(Madrid, 19201, "San Francisco de Asís en la escultura española",
por A [ngel] V [albuena] .-Jules Romains, "Luciana" (trad. de
Antonio Marichalar y José Bergamin, Bib. Nueva, Madrid, 19261,
por J [uan] M [anuel] T [rujillo] .-Saulo Torón, "El caracol encan-tado"
(versos) (M., 1926), por A [gustín] Espinosa.-Angel Val-buena
Prat (Madrid, 1927), "2 + 4", por A [gustín] Espinosa, pá-ginas
15-18.
Tipografía : J. Bethencourt Padilla. Tenerife.
Hoja suelta : Indice de erratas.
AÑO 1, NUMERO 2, MAYO, TENERII-E. 1927.
Introducción : 1627, (Fragmento de una carta de Góngora.) 1927
(fuera de pagina j .
Redacción : Director, Carlos Pestana Nóbrega ; Jefe de Redac-ción,
Agustín Espinosa García; Secretario de Redacción, Juan Ma-nuel
Tnijillo.
Indice del número 2 (fuera de página).
Correspondencia: Secretario de Redacción, Ruiz de Padrón, 9.
"Los gallos descompuestos", por Ramón Gómez de la Serna (pá-ginas
1-2).
CARTOGRAFTA POETICA : "Scherzo de primavera en España"
(a Le6n Felipe), por Luis Benitez Inglott (Deauville, 1924) ; "Tu
voz" (a Claudio de la Torre), por Félix Delgado (mayo y en la isla
de Gran Canaria) ; "Caracol", por Fernando González; "La rosa
de los vientos", por Rafael Navarro (Las Palmas, 647-27) (de "El
Liberal") ; "XXVII" (del "Tratado de las tardes nuevas"), por Julio
de ia Rosa; "Nla posirera" (de "= caracoi encantado" j, por
Saulo Torón (págs. 3-4).
CALENDARIO DE "LA ROSA DE LOS VIENTOS' (hoja
suelta) : 1. De Norka Rouskaya; 2. De las "Veladas literarias (sic),
en Tenerife", por Carlos Fernández del Castillo.
nn mcvnnrnrn A . 660 L-a
D A u u u ~ t e: l ár;gdu recto de! c~Uismo",p or h a n
Rodríguez Doreste (pág. 5).
222 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
UNA REVISTA DE VANGUARDIA EN CANARL4S 31
VIDAS PARALELAS. '-Escaparates polifémi~os", por Agustin
Espinosa García (págs. 6-11.
ANTOLOGIA DE LUIS DE GUNGORA: "La dama cubista",
"De cañas y toros", "Una letrilla", "Un romance", "De Soledades",
"De Folifemo" (págs. 8-9).
PARERGA : "Centenarios" : "Centenarios del viento", "Cente-narios
del hielo", 1827-1927, Bethoven; "Centenarios del fuego",
1627-1927, Góngora, por Angel Valbuena Prat (pág. 10).
CARACTEEES: "De don Luis de Góngora, en el retorno de su
hora poética", por A[gustín ] E\ spinosa] G[arcía] (págs. 11-12).
FOLKLORE : "Romances tradicionales de Canarias". IV : (Sil-dana)
, notas de A [gustin] E [spinosa] G[arcía] (pág. 13).
LO VIEJO Y W NUEVO: "La Prosapia", por E[líasj Serra
(pág 14) .
"Fray Andrés de Abreu. De su vida", por Leopoldo de la Rosa
(pág. 14).
"Los 2, tragedia erótica", por Eduardo Westerdahl (pág. 15).
FERIA DE LIBROS: Ramón Gómez de la Serna, "Gollerías",
por J [uan] M[anuel] T [rujillo] .-Angel Valbuena Prat, "Hacia
Don Juan" (comedia irrepresentable) , "2 + 4", por J [uan] M L a-nuel]
T [rujillo] .-Ramón Gómez de la Serna, "El torero Caracho" .
Góngora, "Soledades" (ed. "Rev. Occidente", Dámaso Alonso) , por
A [ngel] Valbuena.-Juan Rodríguez Doreste, "Bosquejo de, la
Pintura del siglo xx", por Ernesto Pestana Nóbrega (págs. 16-18).
ARO 1, NUMERO 3, JUNIO, TENERIFE, 1927.
Redacción: "La Rosa de los Vientos", revista mensual.
Editorial : Agustin Espinosa García, Juan Manuel Trujillo, Car-los
Fernández del Castillo.
Cnrreqnndencia de redac-ibn : "La Rosa & 10s Vientns9, : RI&Z
de Padrón, 9. Correspondencia administrativa: "La Rosa de los
Vientos", Ruiz de Padrón, 9, Santa Cruz de Tenerife (Canarias)
(fuera de página).
Indice del núm. 3.
CARACTERES: "En torno a Goya" (a R [afael] Navarro, que
espiga en la misma mrés) , por Juan Rodriguez Doreste (págs. 1-2).
32 SEBASTIÁN DE LA NUEZ CABALLERO
Cristóbal González Cabrera; "Cuevas de la Atalaya" (a Rafael
O'Shanahan) , por R [afael] Navarro (pág. 2).
PARERGA: "Comentarios de un viaje a Granada", por Angel
Valbuena Prat (Madrid, 24, VI, 927) (pág. 3).
"Cuento de la grúa, el delfín y el guardamuelle", por Juan Ma-nuel
Trujillo (en la isla de Tenerife y en mayo) (págs. 4-5).
GUADIANA POETICO (continuación) : "A miss River, en pri-mavera,
deslumbrada de sol y de mar atlánticos", por Félix Delgado
(Gran Canaria, primavera, 1927) (pág. 5).
"CoIón, gitano", por E. Serra (págs. 6-11.
GUADIANA POETICO (continuación) : "Uno, dos y tres poe-mas",
por Pedro Perdomo Acedo (Isla de Gran Canaria) ; "Tarde
nueva, el molino", por Julio de la Rosa (Tratado de hs tardes nue- B
vas) ; "Caminito anochecido", por Félix Poggio (Isla de La Palma) N
E
(pág- -in--a 7) . -O vluÁS PARa'ELBS: "%es españolas: La S de Castilla" (a -
=m
Pedro Sánchez Sevilla, Zabrador salmantino) ; "La S de Canarias" O
E
E
(a Agustín Millares Carlo, labrador de Las Palrnm), por Agustín S
E
&pinosa García {phgs. 8-9>. =
FOLKLORE (supuesto prólogo para un presunto libro sobre mo- 3
tivos regionales canarios), por F. R. T. (págs. 10-13). - -
0m
"Romances tradicionales de Canarias" (V) , "Mañanita de San E
Juan" (pág. 13). O
5 MUSICALIA: "La música nueva", por Ramón Gómez de la Ser- -
na (pág. 14). - E a
GUADIANA POETICO (continuación) : "Dos poemas", por Jo- l
sé Jurado Morales (Barcelona) (pág. 14). - 0
GUADIANA POETICO (desembocadura) : "Agua y gris", por 3
Angel VaIbuena (16-V-927) ; "A Milosz" (en París, rue de Choiseul), O
por Luis Benitez Inglott (pág. 15).
g<,-. tenienario de Albar-XGez" (8 líneas si= firma) (phg. 15).
FERIA DE LIBROS : Ramón Gómez de la Serna, "Antonio Ruiz"
(la vida extraordinaria del campeón de Europa, Madrid, 1927), por
A rgustín] E[spinosa] Grarcía] .-E. Giménez Caballero, "Los
toros, las castañuelas y la Virgen" (Editorial Caro Raggio, Ma-
;i-:;~in 97\ ~ T m o n ln d r a n ~ i n l lT í r i i i i l lnl nfiaiint Corminntn
UL lu, ISLi L ) , rVL U L UUii j AV* L U I I W U L - La M J A A I V J .-A.u~ U" U W I AA-VIIUV,
"Lo que fuí" (recuerdos de mis primeros años, 1927) (Las Palmas,
224 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
UNA REVISTA DE VANGUARDIA EN CANARIAS 33
Imp. Islas), "Notas líricas a un libro lírico", por C. González Ca-brera.-
Augusto L. Meyer, "La pintura española" (traducción de
M. Sánchez Sarto, Barcelona-Buenos Aires, 1926, Colección Labor),
por A [ngel] Valbuena (págs. 16-18) .
Fe de erratas (pág. 18).
ARO 1, NUMERO 4, DICIEMBRE, TENERIFE, 1927
"Notas sobre las citaras" (hoja suelta).
Redacción: "La Rosa de los Vientos", revista mensual.
Editorial : Agustin Espinosa Garcia, Juan Manuel Trujillo, Er-nesto
Pestana Nóbrega.
Correspondencia de redacción: "La Rosa de los Vientos", Ruiz
de Padrón, 9, Santa Cruz de Tenerife, Canarias (phg. 1).
Indice del núm. 4.
Bblogh de un paréntesis (LA ROSA DE LOS VIENTOS, rese-ña
el anisocronismo de su sonrisa marina, en el calendario de 1927,
(sin firma) (págs. 3-4).
FOLKLORE : "Romancero de Canarias" (VI) "En tierras del
rey de España"; (VII), "Echando velas al tiempo", (y VIII), "El
día de la Asunción". Notas de Agustin Espinosa (págs. 5-61.
"Otra vez, la ciudad", por Emeterio Gutiérrez Albelo (poema)
(pág. 6)
"Poemas 1, 2, 3 y 4", por Agustin Miranda Junco (pág. 7).
ANTOLOGIA DE FYCLIX DELGADO: "Invierno", "Lejanía",
"Mar en la orilla y en la altura", "Indice de las horas felices" (1927).
(Resumen bio-bibliográfico del poeta y notas) (págs. 8-91.
"Cartón puro", por Angel Valbuena Prat (poema) (pág. 10).
"La caja de conchas", por Ramón Górnez de la Serna (prosa)
(páginas 10-11).
"El estudiante", por Juan Trujillo (noviembre) (págs. 11-13).
"Tres maresJ', calendario, por Juan Trujillo (pág. 14).
"Juan Gris", por Ernesto Pestana Nóbrega (pág. 15).
"Goya", por Juan Rodríguez Doreste (Isla de Gran Canaria, en
julio) (págs. 15-17).
"Saulo Torón", por Angel Valbuena Prat (Madrid, 21-VII-1926)
(páginas 17-18).
"Grandes maestros", por Elías Serra (págs. 18-19).
"1557-1927 decenarios", por Agustín Espinosa (pág. 19).
LIBROS : José Ortega Gasset : "Espíritu de la letra" ("Revista
de Occidente", Madrid, 1927) ; Ramón Gómez de la Serna : "Seis
falsas novelas. Rusa, china, tártara, negra y americana" (Agencia
Mundial de Librería, París, Madrid, Lisboa, 1927) ; Frans Roh:
"Realismo mágico" ("Revista de Occidente", Madrid, 19271, por
Juan Truji1lo.-E. Gómez Carrillo: "La nueva literatura france-sa".
Poesía, teatro, novela, prensa. Editorial Mundo Latino, Ma-drid,
1927, por Agustin Espinosa (reseñas) (pág. 20).
Ar\TO 11, NUMERO 5, ENERO, TENERIFE, 1928.
Portada : LA ROSA DE LOS VIENTOS.
Contraportada : "La Rosa de los Vientos", revista mensual, bajo
la dirección de Agustín Espinosa García, Juan Manuel Trujillo,
Ernesto Pestana Nóbrega.
Ruiz de Padripn, 9, Santa Cruz de Tenerife (Canarias). Imprenta
Alvarez. Año 11, número 5, enero 1928. Precio- 1 peseta.
Indice del núm. 5.
POEMAS: números 1, 2, 3, 4 y 5, por Agustin Miranda Junco
(págs. 1-3) ; 6, por Fernando González (pág. 3) ; 7, por Pedro Per-domo
Acedo (pág. 4) ; 8, por R[afael] Navarro (págs. 4-5) ; 9, por
J [osé] Pérez Vida1 (pág. 5).
NEUE GEDICHTE (fragmento, con motivo del primer cente-nario
de ia muerte de zaiiier Mai-;a RilKe pb!icam~s estus frag-mentos
de Neue GecEichte. La traducción ha sido hecha expresa-mente
para esta revista por Abelardo Moralejo, catedrático de Len-gua
y Literatura Latinas, en Santiago de Compostela) .
"La pantera", "Canción de amor", "El rey", por Rainer María
Zi!k @gs. E-?).
"Greguería", por Ramón Gmez de la Serna (pág. 7).
226 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
UNA REXISTA DE VANGUARDIA EN CANARIAS 35
TRES CO.RREDORES DE LOS JUEGOS APOLINEOS ANDA-LUCES:
"Jiménez, Alberti y Lorca", por Agustin Espinosa Gar-cía
(págs. 8-9).
"Maruja Mallo", por Ernesto Pestana Nóbrega (págs. 9-11).
"Hacia Don Juan" MoZiere, por Angel Valbuena Prat (pági-nas
12-14).
LA MESA DE I;E@TURAS : Pío Baroja : "Las máscaras san-grientas",
Ed. Caro Raggio, Madrid, 1927.-Josefina de la Torre :
"Versos y estampas". Octavo suplemento de "Litoral", Málaga,
3 927.-Agustín Miranda : "Tío vivo para las vacaciones". manus-crito,
Gran Canaria, 1928.-Carlos Perrault : "Cuentos de viejas",
trad. de Ignacio Bauer, Ed. Ibero-Africano-Americana, Madrid:
por Juan Manuel Trujillo (págs. 15-16).
11. COLABORADOYR AEUST ORES COMENTADOS
1Tndice.
Incluimos aquí, finalmente, por creerlo útil, un índice de los co-laboradores
de las Rosas y de los autores sobre cuyas obras y tra-bajos
se comentan o se seleccionan fragmentos literarios. Indicamos
con el cardinal el número correspondiente de la revista y con el car-dinal
entre paréntesis, el número de veces que colaboró o de refe-rencias
que se hacen a algún trabajo concreto.
Abreu, Fr. Andrés, números 1 y 2.
Alberti, Rafael, número 5.
AAAl nLVnA'i r.J"n, T%moan niímarn 3. Y U ' L A W U V , A a U L I i I U L V
Baroja, Pío, número 5.
Bauer, Ignacio, número 5.
Benitez Inglott, Luis, números 1, S y 3.
Bergamín, José, número l.
36 SEBASTIÁN DE LA KUEZ CABALLERO
Casals, número 1.
China, Pancho, número 1.
Delgado, Félix, números 2, 3 y 4.
Espinosa García, Agustín, números 1 (4), 2 (3), 3 (21, 4 (3) y 5.
Esplá, Oscar, número 1. B
F O
,,
Fernández del Castillo, Carlos, número 2
Fernández Galván, Facundo, número 1.
Francisco de Asís, San, número 1.
Galván, Facundo F.-V. : Fernández Galván, Facundo.
García Lorca, Federico, número 5.
Giménez Caballero, Ernesto, número 3.
Giménez Caballero, Federico, número 5.
Gómez Carrillo, E., número 4.
Gómez de la Serna, Ramón, números 1, 2 (3), 3, 4 (2) y 5.
Góngora, Luis de, número 2 (3).
González, Fernando, números 1, 2 y 5.
Gorostiza, Leopoldo, número 1.
Goya, Francisco de, números 3 y 4.
Gutiérrez AIbelo, Emeterio, número 4.
Ji=Siie~,h a n R m 6 ~n,ú me r~5 .
Jurado Morales, José, número 3.
ANUARIO DE ESTUDTOS ATLANTICOS
UNA REVISTA DE VANGUARDIA EN CANARIAS
M
Machado, Antonio, número 1.
Machado, Manuel, numero 1.
Mallo, Maruja, número 5.
Marichalar, Antonio, número 1.
Meyer, Augusto L., número 3.
Miranda Junco, Agustín, números 4 y 5 (2).
Moralejo, Abelardo, número 5.
Navarro, Rafael, números 2, 3 y 5.
Ortega Gasset, José, número 4.
Perdomo Acedo, Pedro, números 3 y 5.
Pérez Vidal, José, número 5.
Perrault, Carlos, nfimero 5.
Pestana Nóbrega, Ernesto, números 1, 2 y 5.
Poggio, Félix, número 3.
Rilke, Rainer María, número 5.
Rodríguez Doreste, Juan, números 2 (21, 3 y 4.
Roh, Frans, número 4.
Romains, Jules, número 1.
Rosa, Julio de la, numero 1.
Rosa Olivera, Leopoldo de la, números 1 y 2.
Sánchez Cantón, F. Javier, número 1.
Sarmiento, Miguel, número 3.
Serra, Elías, números 1, 2, 3 y 4.
Torón, Saulo, números 1,2 y 3.
Torre, Claudio de la, número 2.
Torre, Josefina de la, número 5.
Trujillo, Juan Manuel, números 1 (21, 2, 3 (21, 4 (3) Y 5-
Valbuena Prat, Angel, números 1 (5) ? 2 (3) , 3 (31, 4 (2) jr 5;
Westherdahl, Eduardo, número 2.
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS