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DON DOMINGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS ORlIUNDOS DE CANARIAS, EN EA REVOLUCION AMERICANA ( 1 8 13) POR ANPhk(PLA JBORGES Profesora de la Universidad de La Laguna. Se exponen en este trabajo algunos episodios históricos del año 1813, avalados por documentos en su mayoría inéditos, proce-dentes de los Archivos General de Indias, de Sevilla, y del Histórico del Ejército e Histórico Nacional, de Madrid. Un grupo de estos documentos están signados por el ingeniero don José María Aloy, quien, desde Venezuela, informa de los hechos que él vive y presencia. Otros escritos, procedentes de la isla de Curazao, los firma el Comisionado del Gobierno de Venezuela don Francisco de la Hoz, quien refleja la situaci6n del ejército realista en Costa firme, conocida a través de los refugiados civiles y militares que arriban a la referida isla. Un tercer grupo de docu-mentos se refieren a la correspondencia sostenida entre el Ernba-jador de España en Landres y el Secretario de Estado español. Iniciamos este estudio refiriéndonos al insular Capitán General de Venezuela don Domingo Monteverde, cuya actuación política y 1 Ponencia presentada en el XXXVII Congreso Internacional de America-nistas, ceIebrado en Mar del Plata (Argentina). Septiembre de 1966. 2 ANALOLA BORGES militar en aquella Provincia ha motivado una multitud de conde-nas por parte de los historiadores americanos. Sin embargo, cree-mos que no se ha profundizado en las causas que pudieron motivar - - la actuación de este mandatario español en aquellos momentos de honda crisis que envolvió por igual a las Provincias de Ultramar y a la Metrópoli 2. 2 NoWiario de Canarias, iii, Tasa de Monteverde", págs 546-551 "Don Domingo Francisco de Paula José Rafael del Sacramento de Nonteverde y Rivas nació en La Laguna el 2 de abril de 1772, se bautizó en los Remedios el 4 siguiente y fue, sin duda, uno de los hombres más eminentes que ha producido nuestro Archipiélago Sentó plaza de Guardia Marina en Cartagena el 17 de octu-bre de 1789, navegó en diferentes barcos del Departamento de Cádiz y ascendió a Alférez de Fragata en 1793; se incorporó a la Escuadra de don Juan de Lángara, con la cual salió para el Mediterráneo, y con la del Atmirante inglés Hood se apoderó de Tolón A. las órdenes del General Gravina concurrió a diversas salidas de la plaza contra los Ejércitos Republicanos, asistió a la defensa del fuerte de Málaga e intervino en las operaciones de reemplazo y evacuación, distinguiéndose en todos estos actos por su valor y arrojo En la defensa de Rosas hizo el servicio en tierra en el castillo de la Trinidad hasta la rendición de la plaza, y mandó la bombardera número 2 Al terminar la guerra con la paz de Basilea fue ascendido a Alférez de Navfo en 1796. Embarcando poco después en la fragata "Paz" e incor-porado a la Escuadra de don José de Córdoba, asistió al combate contra la Ar-mada inglesa del Almirante Jenvis, despues de lo cual se le destinó al Apostadero de Algeciras para mandar varios cañoneros con que ir convoyando transportes hasta 1798 en que desembarcó Al año siguiente embarcó en el navío "Bahama" y sirvió en la Escuadra de don José de Mazarredo, y en 1800: se halló en El Ferro1 en la gloriosa defensa contra la expedición inglesa En 1801 embarcó para Amé-rica en la fragata "Sabina" y en aquellos mares transbordó al bergantín "Carta-genero" y luego al navío "San Leandro", con el que volvió a España En 1804. se le dio el mando del cañonero número 6, con el cual sostuvo combates con los diversos buques ingleses que bloqueaban nuestras costas, y embarcado al año si-guiente en el navío "San Ildefonso" se batió heroicamente en la gloriosa batalla y derrota de Trafalgar, a las órdenes del General Gravina Cayó herido y fue hecho prisionero, y al volver a ser puesto en libertad y presentarse de nuevo en Cá.diz se le nombró Ayudante de la Compañía de Guardias Marinas, y se le ascendió a Teniente de Navío En se encontró en el Arsenal de la Carraca y peleó contra la Escuadra francesa del Almirante Rossilly hasta que la rindieron, después de lo cual pasó ai mando de los Batallones que se estaban formando con-tra los invasores y fue nombrado Capitán de Cazadores del segundo Batallón del primer Regimiento de Marina Hizo las campañas de Gxtremadura, Andalucía y La Mancha; combatió en la gloriosa batalla de Talavera, por lo que fue ascendido a Capitán de Fragata y condecorado con la Cruz de Distinción de dicha batalla, estuvo defendiendo contra los franceses los puentes del Tajo, y cayó herido en la batalla de Ocaña, a pesar de lo cual sigui5 batiéndose en retirada con el Ejér-cito hasta las gargantas de Sierra &Eorena, y siguió los restos de los Batallones hasta la Isla gaditana, donde se preparaba la defensa En 1810 embarcó en el navío "San Lorenzo" y navegó a La Habana y [Puerto Rico, de donde pasó a Costa Firme al frente de 150 hombres de marina pard renovar en algunos episodios las hazañas de los primeros Conquistadores del Nuevo Mundo Ardiendo la insurrec- 182 ANUAEIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DON DOMINGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS ORIUNDOS . 3 A Monteverde se le viene juzgando duramente, sobre todo a ,partir del 25 de julio de 1862, fecha en la que firma, en Puerto Cabello, la Capitulación de San Mateo con don José de Sata y Bussy, representante del Generalísimo don Francisco de Miranda. En la Capitulación quedó consignado que Miranda entregaba a Montevede la provincia de Venezuela, JT Monteverde se csmpro-metía a respetar y perdonar a cuantos habían participado en la insurreccibn. No se intenta en este trabajo hacer una defensa de Monte-verde, pero si, por respeto a la Mistoria, destacar algunos hechos que se suelen pasar por alto, o al menos se trata como algo natural. Opinamos que los historiadores americanos han subestimado un aspecto fundamental de. la actuación de don Domingo Monteverde - cuando perdonó la vida e incluso dio libertad al futuro Libertador Simón Bolívar. P sin Bolívar no se concibe la independencia ame-ricana, al menos en época tan temprana. Bolívar impulsó, dio calor y ejemplo a las otras provincias. Bolívar hubiese partido con ~i ranidaa h r t o R ico o a ¿a Carraca de Cádiz. ;Y quién asegura que hubiese regresado? Por parte ción de Venezuela y constituído un Gobierno independiente del de España, el Brigadier Ceballos, que se hallaba en la provincia de Coro, recibió noticias de que aIgunos insurgentes querían volver a la obediencia, y entre ellos el Cacique indio Juan de los Reyes, que mandaba 200 ó hombres, y a unirse con él mandó a Monteverde a Siquerique, lo ha116 en poder de Reyes y recibió de éste 200 fusileros y 100 flecheros, con los cuales y los que llevaba no dudó en dar un golpe y se dirigió a Caracas, defendida por 700 hombres, entre los cuales había 300 veteranos Di6 el ataque el 23 de marzo y arrolló con sus tropas a los rebeldes, que huyeron y abandonaron siete piezas de artillería y muchos pertrechos Después de esta acción, que produjo asombro, comenzaron a maquinar los enemigos el medio de copar y destruir la pequeña columna de Monteverde, y aun el Brigadier Ceballos temi6 que lo ejecutasen, pues disponían en junto de 5000 hombres, más un cuerpo de 2500 protegidos por 32 buques, que remontaban el Orinoco y se dirigían a la capital de Guayana Nonteverde, que conocib lo critico de su situación si lo ro-deaban, procuró fortificar a Caracas, pero no sal16 de ella, aunque el Brigadier Ceballos se lo orden6 por no poderle prestar socorro Vino a favorecerle un terre-moto que puso gran pavor en los Animos y la derrota que sufrieron tras esto los rebeldes que atacaron a los fieles guayanenses. Aprovech&ndose Monteverde de la predisposición general del país, emprendió de nuevo la campaña sin esperar so-corros de Coro, y marchó a. Barqujsimeto, qu ha;li> ya libre de rebe:dss y dvnde fue reforzado con siete cañones y buen repuesto de víveres y municiones De allí marchó sobre Valencia, desoyendo las indicaciones de Ceballos, que temía le cor-tase la retirada el Ejército msurgente de Barinas, y luego @sose en comunicación directa con Xi~i~aresC, apitán General de aquellas provincias, que s e hallaba en-tonces en Puerto Rico. Dirigió despu6s sus movimientos sobre Barinas, Tocuyo, Trujillo y principalmente sobre San Carlos, llevando una columna de 1.000 infan- Núm 1s (1967) 183 4 ANALOLA BORGES de las autoridades españolas se hubiera podido condenar al futuro Libertador por el delito de traición. Bajo este concep-to se colocan los que atentan de algún modo contra la indepen-dencia nacional, y antes de 1870 lo eran también los hechos que se perpetraban contra el rey o el reino. La Ley de ías Partidas (Partida WI, titulo 11, leyes l.", 2." y 3.") pena estos hechos, que constituían "laesa maiestatis crimen", con la muerte, p6rdida de bienes y la infamia para los hijos varones (pena familiar). nene el carácter de deslealtad al rey más que a la patria. El monarca, el rey, es propietario del reino; de ahí que toda actividad encami-nada a sustraer parte del territorio nacional a la Autoridad Real (concepto patrimonial de la Soberanía en el Medievo), con propó-sito separatista, era considerada como un despojo a la propiedad del rey, mas que un atentado contra la integridad de !a nación. EI supuesto delito de traición era falta de lealtad y fidelidad del súbdito a la Majestad. Este concepto reafirma su vigencia en la tes, 180 caballos y algunas piezas de artillería con sus pertrechos correspondientes Rompió el fuego contra esta Última ciudad con taI violencia que, ayudándole tam-bién el espíritu de deserción que había en las filas rebeldes, puso a éstos en des-orden y desbarató su Ejército, haciéndoles 200 muertos, 127 heridos y 470 prisio-neros y apoderándose de 500 fusiles y de toda la caballería En esta acción se pasaron al ejército de Monteverde 67 valencianos; se dirigió inmediatamente a Valencia, poniendo en fuga al Gobierno que residía en ella y que huyó a Valencia El día 3 de mayo presentóse Monteverde en Valencia, al mismo tiempo que las tropas rebeldes volvían a defenderla, y sin darle tiempo a hacerse fuertes, des-pués de haber hecho una marcha rapidísima e inesperada, los cogió desprevenidos y los derrotó completamente en pocos momentos, tomándoles un pedrero y 100 fu-siles Pero después de todas estas victorias se halló a una distancia grandísima del Cuartel General y con el peligro de que le viniesen a atacar 3 000 insurgentes con artillería de grueso calibre, y en esta ocasión pidi& auxilio a Ceballos, el cual, aunque resentido, como buen patriota, acudió con 700 hombres, dispuesto a po-nerse al frente del Ejército de Monteverde; entretanto, habia recibido órdenes reservadas de Madrid para conservar el mando, y esta imprudencia del Gobierno español de constituirle en Jefe sin previo aviso a los que le eran superiores hu-biera podido ocasionar serios disgustos si el sentimiento patriótico no se hubiera impuesto a todo La República Venezolana, ante las victorias de Monteverde, le puso en frente, como GeneraIísimo de su Ejército, a Francisco Miranda, el cual fue a situarse con 4000 hombres en Guacara, distante cuatro leguas de Valencia En las primeras refriegas de las avanzadas se pasaron varios insurgentes al E~ér-cito de Monteverde y otros se negaron a hacer fuego, por lo cual Uiranda, rece-loso, se retiró al pueblo de Maracay, perdiendo cerca de 440 hombres que com-ponían el batallón de Tuy y desertaron en Victoria Con todo recibió refuerzos y se fortiiicó en los puntos de Cabrera y Guaica Allí le atacó Monteverde, obli-gándole a dejar las posiciones y retirarse seis leguas de Victoria, donde se hizo fuerte de nuevo y llegó a reunir 5000 hombres Otra vez le asaltó Monteverde, pero aunque al principio le halló desprevenido, la posición favoreció a Miranda, 184 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DON DOMINGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS ORIUNDOS 5 N&sinu;c RecopiZwi6.n hasta 1822, en que se publica en Espalia el primer Cúdiqo Penal. Esta figura es típica en todas las legislaciones penales hasta nuestros días, si b~ien el concepto Rey, sujeto pasivo del delito, ha cambiado por el de Patria o Nación. y sus soldados, en una desesperada defensa, rechazaron a Monteverde, dejándole muy debilitado y con grandes pérdidas Entonces volvióse la fortuna y hallóse en apurado trance el General canario, del cual vino a sacarle la sublevación de los realistas detenidos en Puerto. Cabello, los cuales se apoderaron de los buques fondeados, después de haberse ganado la guarnición del castillo Cornó allá Mon-teverde y aún llegó a tiempo de batir los restos fugitivos del Bj6rcito contrario, que no pudo huir por mar como su Jefe Bolívar En esta acción recibió Monte-verde tres heridas, pero repuesto de ellas y teniendo la plaza de Puerto Cabello como base de operaciones, recibió la espontánea sumisión de las provincias de Cumaná y Barcelona En Wi.3 comenzó la nueva insurrección, .que fue muchas veces desastrosa para las Armas de España, y Monteverde siguió con ardor la nueva campaña Interpuestos los rebeldes contra los Ejércitos realistas. y la plaza de Puerto Cabello, determinó Bolívar apoderarse de ésta por un golpe de mano y la asaltó con lo mejor de sus tropas, pero le rechazó Monteverde valerosamente, haciéndole 600 muertos, que abandonó en las calles y avenidas Reforzado después el General español con el Regimiento de Granada, venido de la Península, deter-mmó hacer una salida para distraer al enemigo, que combatía contra los Zjércitos españoles, y en esta expedición volvi6 a ejecutar notables hazañas, siendo herido en la mandíbula inferior, que perdió en gran parte Sus dolencias se fueron acre-centando, y como el partido español le aconsej& que se retirara, entregó el, mando casi dos años después de haber comenzado aquellas portentosas hazañas Volvió a la 8P1enfnsulay, en l a 7 ascendió a Brigadier y se le concedieron la Gran Cruz de Isabel la Católica y la Laureada de San Fernando En 18% se le designó para Capitán General de Puerto Rico, pero no aceptó por causas de salud, al año si-guiente ascendió a Jefe de Escuadra, y en 1825 se le nombró Comendador Prin-cipal de los Tercios 'Navales de Levante Al refundirse los Cuerpos de Infantería y Artillería de Marina y denominarse todos Brigada Real, se le puso al frente como General por el Gobierno, y al tomar posesión de su cargo organizó el Cuerpo y se dispuso a zan3ar todas las dificultades que impedían la fusión, pero el mo-vimiento revolucionario impidió su tarea, y los oficiales liberales que temian su oposición le prendieron en la1 Sofocada la ~ebelión, pero residenciado por el Go-bierno, aunque luego se probó su inocencia y se le absolvió, esta humillación le caus6 gran depresión moral y falleció al año siguiente (Enczclopedza Hzspanoame-rzcalza de Espasa-Calpe Para el ingresa de don Domingo de Monteverde como Guardia Marina se practicó información testifica1 en La Orotava, patentizando su Hidalguía documentalmente s61o con certificaciones de haber sido sus antepasados Capitanes de Milicias y Regidores de Tenerife. -Véase Dalmiro de la Válgoma, tomo 111, Madrid, 5945, págs. 2&3-264) Don Domingo de monteverde había dado poder a su hermano mayor don Antonio, en Cádiz, el 22 de junio de 18l8, ante el ,.-h...,.--- n 2- 3- ,- n -7,- ---- -..,. c i ~ r i u a i i u u c r i i a r u u ucí ia liailq p a r a yurí en SÜ iiuxbre practicase en la de La Orotava información de su ilustre calidad, al objeto de poder ingresar en la Real y Distinguida Orden española de Carlos 111, de que Su Majestad le habla hecho merced Aquella informacibn fue hecha ante el Alcalde Xayor don José de Monteverde y Molina, el 20 de marzo de W, y su expediente y pruebas de Nobleza los aprobó la referida Orden de 29 de mayo de 1819 Este ilustre lagunero no dejó descendencia '' 6 ANALOLA BORGES Desde el punto de vista legal, a Bolívar podía habérsele juz-gado como sedicioso y traidor y condenado a la pena capital, que graciosamente podría conmutársele por la de prisión perpetua. Bien está el que se alegue que había mediado la Capitulación de San Mateo, pero todos los que rastreamos algo eri la Historia sabemos del relativo valor que con frecuencia se da a estos Pactos y Tratados, poco consistentes si las partes firmantes no fueron las legítimas autoridades. Sabemos que Monteverde era sólo uno de tantos que, en uno u otro bando, se erigieron jefes, despreciando la autoridad legítima. Pero hay más en favor del jefe español: Eolívar no s6Io quedó en libertad absoluta, sino que le fue entrega-do un pasaporte por el propio Monteverde 3. El 27 de agosto del año 1812 el futuro Libertador parte para ?Ueva Gi=a.ri-ada, via cfirazao, y na a-+- nne niionilg Cir& Rnlívar c m CIIL~VECIC~IUUW L IU WLI . V L L u"--. -- comienza a realizar su gran historia y a cambiar la historia de su país y la Historia Universal. Pero creemos también que hubo causa por la cual Monteverde no cumpliría lo capitulado en aquel 25 de julio del año 1812. Se le ha juzgado cobarde, mediocre, dominado por el grupo "isleño" que le hacia recelar de supuestas insurrecciones. Sin embargo, no es esta la persona que corresponde a su etapa anterior a la lIegada a Venezuela. La verdad es que Monteverde tuvo que conocer forzosamente los planes que abrigaban los capitulados el 25 de julio. Tiene. como todo gobernante en parecidas circunstancias, informadores que lo ponen al corriente del rumor popular, "vox populi", y toma pre-cauciones que a la parte dolida le parecen infamantes. Pero son las mismas que tomaron los patriotas en aquellos lugares que pu-dieron hacerlo. Así en Pore, donde está don Andrés Solano de Gobernador interino, quien encierra a los europeos y les confisca los bienes para evitar que con su dinero auxilien a los espaiíoles. 3 El canónigo español don Francisco Iturbe gestionó de Monteverde el pasaporte de Bolívar. Este se decide reconquistar su país desde las márgenes del Magüaiena. Conquista Tenertje, puerto ciaw eii el trAficci Ue: alto ItTagda-lena, y que recuerda el paso de los canarios en la conquista de aquel río a las órdenes del adelantado don Pedro de Lugo en el sglo xv~;de allí con-quista MompGs (27-XII-1812), que fue su primer gran triunfo, y saboreó las mieles del recibirmento entusiasta 186 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DON DOMINGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS ORIUNDOS 7 Mientras, tiene preparados a unos 1.600 hombres, hasta con pie-dras, para oponerse a cualquier levantamiento por parte de los realistas. Las cárceles están tan abarrotadas de gente que no sabe qué hacerse, ^porque, asegura, los presos aumentarán cada día de tal forma que su número superará al de los ciudadanos I. Esto es sólo una muestra, que podemos seguir ampliando con los propios escritos de los patriotas. No se muestran aqui con espí-ritu de controversia, sino para constatar las motivaciones de Mon-teverde, según el rigor y la imparcialidad que debe tenerse en todo hecho histórico. Así podría citar también un escrito de don Juan Bautista Molina, Gobernador de Pore, en el que dice que en los Llanos de Apure han pasado por las armas a 14 prisioneros y otros 24 los tiene condenados a otros castigos j. El documento que comentamos a continuación lo redacta el ingeniero don José Mariano Aloy. En é1 hace un resumen de la actuación de Monteverde, quien, al igual que el Gobernador de Pore, tuvo buen cuidado de encarcelar a aquellas personas consi-deradas peligrosas para la causa realista, sin que se llegara al extremo de privarles la vida, extremo que es muy de tener en cuenta dadas las circunstancias y los momentos de emergencia en que se desarrollaron los hechos en la Capitanía General de Ve-nezuela. El citado ingeniero don José Mariano Aloy ha sido testigo de la marcha victoriosa del Capitán General Monteverde, "que obte-nía a un tiempo la seguridad y el sosiego de las familias". Observa con pena 'que, a poco de entrar en la ciudad-capital, muchos de los reos presos salieron libres; unos se pasaron a los insurgentes de Casanares, en el reino de Santa Fe, y otros difundían rumores subversivos y seguían tenaces en sus ideas revolucionarias. También salieron de las prisiones los actores del 69 de abril y 4 Archivo Hid6rico Nacional. LMadrid (citado en adelante A H N.) Sec-czóm Estado. Fondo Torrepando. Legajo 93, Carpeta "~Rebeldes". De don An-drés Solano, Gobernador mterino de Pore, al chudadano Secretario del Poder executivo de la UmÓn Pore, 8-XI-1812. 5 Legajo cit. en nota 4: ;De don Juan Bautista Molina, Gobernador de Pore, al !Secretario del Poder executivo Federal. Cuartel General de Cuylito, 27-XI-1813 8 AN.4LOL.4 BORGES los que proclamaron la Independencia el 5 de julio. Caracas es el centro de la discordia; es necesaria la presencia del Jefe prin-cipal para atender a la Guayana y a la parte oriental in-mediata a la costa "donde se haya (sic) reunido el mayor níamero de la esclavitud de la Provincia y la que empezó a insurreccionarse cuando el Sr. Monteverde cortó rápidamente los progresos que ya contaban en Curiepe". Pero luego las cosas variaron. Los pueblos "ven con dolor que no está satisfecha la vindicta pública". En cinco meses que existe la Real Audiencia no se han ultimado las causas de los reos más graves y peligrosos, entre los que se cuentan "Francisco Miranda y otros peores que éste, que cometieron nuevos clrímenes aún des-pués de la capitulación de la Victoria". En Puerto Cabello se ha puesto en libertad a mas de 50 hom-bres, algunos muy sospechosos. Y en La Guaira han salido tres sujetos muy conocidos por !a exaltacibn revolucionaria. Todo esto sucede mientras en Barinas, provincia pacificada, los insurgentes pasados a Casanares han reunido irnos 1.400 hombres para invadir aquella provincia, "malísimamente armados y sin más recursos que los que les presentava el partido interior en que traían fixadas sus esperanzas.. . ; esta fraguada expedicih corre por ca-nales secretos por esta provincia [Venezuela], la de Cumaná, Mar-sarita, y Parte de Barcelona". Con estas noticias ei pueblo de la Victoria pensaba sublevarse cuando los de Casanares entraran en Barinas, y la misma actitud mantenían los pueblos de la Sabana de Ocumare. Mientras, en Caracas corría el rumor de que serian asesinados todos los naturales, y se pueden leer carteles con "vivas a la Independencia y mueran los españoles e isleños y Monteverde". La situación militar de los leales españoles es deplorable: no hay tropas europeas, y el erario público está exhausto. El Capitán General, atendiendo a estos males, "había puesto en seguridad últimamente las personas que pudiesen contribuir a la repetición de los pasados extravíos. Pero los han puesto en libertad, como queda dicho". Nos ha parecido de interés el informe que se ha expuesto, por-que sirve de base para una mejor comprensión de la actuación del Capitán General de Venezuela don Domingo Monteverde, cuya 188 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DON DOMINGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS OEIUNDOS . 9 actuación se ha juzgado con calificativos despiadados, seguramente porque no se han buscado las causas que motivaron el incumpli-miento de la Capitulación de San Mateo, que debió respetar, al menos por su honor de militar. Por el documento de Aloy cono-cemos que Monteverde realizó, la conquista de una parte de la provincia, entró en la capital y dio libertad a los presos que habían seguido el bando patriota, entre los que se encontraban los com-prometidos el 19 de abril y los que habían declarado la Indepen-dencia el 5 de julio. LCos patriotas, libdres de todo cargo, procuraron agruparse en aquellos lugares donde se mantenía viva la fe en la revolución. Así, unos marcharon a Casanares, provincia de Santa Fe, donde se encontraba un importante núcleo de insurgentes, y otros permanecieron en la capital, como transmisores de las ideas revolucionarias. El perdón se extendió también a otras ciudades, como la de Puerto Cabello, donde se dio libertad a unos 50 hombres, algunos de los cuales eran muy sospechosos; tres en La Guaira, muy cono-cidos por SUS ideas revolucionarias. Siguiendo el informe sabemos que, Barinas, ciudad que enton-ces se encontraba pacificada, se hallaba amenazada de ser inva-dida por los patriotas concentrados en Casanares, y que existe toda una red extendida por la provincia cuyos nkcleos principales de imurgentes se encuentran en Cumaná, Barcelona y la isla de Mar-garita, cuyas consignas secretas son las de promover una nueva sublevación de la pmvincia. El pueblo de la Victoria espera el éxito de Barinas para unirse ellos tamblén a los insurgentes, y la misma actitud mantenían los pueblos de la Sabana de Ocumare. En cuanto a Caracas, la capital, el movimiento revolucionario iba tomando incremento, hasta el punto de que podían leerse carteles en los que se decía: "Viva la Independencia y mueran los españoles e isleños y Monteverde". Muestra también el escrito la ineficacia de la Audiencia, que en cificQm eses F,= habj2 Ulbimud~12 s cuuaas & 19s reeu c~yer&, !i-tos se consideraban más graves y peligrosos, entre los que se encon-traban el Precursor, Francisco de Miranda, "y otros peores que éste que cometieron nuevos crímenes aún después de la capitu-lación de la Victoria". 10 LALOLA BORGES Atendiendo -se& Aloy- a que la situación militar en el campo realista era deplorable por falta de tropa y a que el erario público era escasísimo, Monteverde se vio en la necesidad de poner en prisiones a aquellas personas sospechosas de estar conectadas con los elementos revolucionarios y pudiesen contribuir a la fra-guada sublevación. Y es ésta la mayor acusación que recae sobre el Capitán General, junto a la confiscación de bienes de los detenidos y a las condiciones infrahurnanas de las cárceles. o es exactamente lo que se hacía en el campo independen-tista, como hemos visto. Cuando los patriotas tomaron Caracas, pasaron los realistas a las mismas cárceles, sufrieron la confis-czición de bienes y el estado infrahumano de las prisiones era el mismo. Sólo que se ha olvidado porque ahora los que estaban allí 7 - - .~- 2.- L-- - k X ¿ L í i l V S WdliSL¿LS. Otro segundo escrito del ingeniero don José María Aloy nos completa la información : "El señor de Monteverde, como buen español y excelente ciuda-dano, no dudó un momento en publicar a estos pueblos la savia Constitución Política Nacional. , y ha querido, olvidando lo pa-sado, hacer partícipe a Venezuela cuanto antes de sus veneficios. Ha intentado atraer a los disidentes por medio de este código salu-dable, y darles a conocer que más influyen en su ánimo la genero-sidad que el castigo. "Sin embargo, sordos a la voz de la razón y a tanta equidad, ninguna demostración pública se ha visto que confirmen nuestras esperanzas y deseos. Por el contrario, continuos avisos y denun-cias se reciben de dentro y fuera de esta Capital y que se comu-nican al dicho señor Capitán General, hacen creer que está mal apagado el fuego de la Rebelión y que no se cesa en buscar pábulo a la combustión. . Después de haber agotado aquí los recursos de la piedad y la clemencia, se han tomado las medidas enérgicas que necesita la seguridad y defensa de estos dominios." Termina el informe solicitando un Juez de Pesquisa que llegue de España a fin de que vuelva la paz y la armonía a aquellos pue-blos, y concluye: "Yo no me complazco ni deseo el castigo, sino la enmienda de los que desgraciadamente se desviaron de la senda del honor y 190 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DON DOMINGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS ORIUNDOS . 11 del dever. Quisiera que se corrigiesen para hacerles mis amigos, para que sus familias y conexiones tengan confianza en el Govierno y en la generosidad característica del español" 6. Se dirá que es un escrito parcial, y en efecto, lo henios tenido en cuenta. Sin emb'argo, se trata de persona cuya actividad está al margen del conflicto bélico. Se trata de un ingeniero que escribe a su superior sin otro motivo que el de informarle sobre los acon-tecimientos que vive, y en los que, en cierta manera, se encuentra inmerso. Precisamente, para no aumentar este matiz de parcia-lidad, silencio otros documentos muy representativos porque los autores del escrito sí que están impregnados de realismo y pu-dieran restar veracidad a la informació-n. Sin querer detenerme en este aspecto, que merece un trabajo profundo, continuamos con el tema propuesto. Las vicisitudes bélicas del año 1813 son bien conocidas; aquí sólo quiero hacer destacar algunos documentos que pudieran dar luz a lo ya escrito acerca del partido español, cuyos estudios están aún olvidados, incluso por parte de los mismos españoles, a excep-ción de algunas valiosas monogrdías de todos conocidas. Volvemos a Aloy, quien nos informará en agosto que están reducidos a la plaza de Puerto Cabello : "Venezuela se ha perdido con la misma facilidad que se conquistó. Los monstruos de ingratitud son cien veces peores que los franceses Se necesitan dos mil hombres y el severo castigo bolberán a domarlos. ayudado de Coro, Guayana y Maracaibo", Se necesitan otros cuatro o cinco mil hombres para la conser-vación del país, y 70 oficiales sueltas, porque se carece en absoluto de ellos. "Reina en Venezuela la anarquía que reynó en Guárico y su odio se dirige contra los Españoles a quienes no dan quartel, aún al que encuentran en el hospital, y han sucedido, suceden y sucederán mayores orrores ." 7. Es un informe desesperado, porque los horrores de la =erra 6 Arc?nivo Hisb6rico del EOj6rcito (citado en adelante A. H. E ). Wadrid Doc 7 052, sign 1-1-7-16 Del Ingeniero don Jod Mariano Aloy al Excelen-tísimo Sr. Ingeniero General don José Heredia. Puerto Cabello, 21 enero 1813 7 A. H. E. Madnd Del nusmo al mismo Doc. 7.054. &gn. 1-1-7-18 Puerto C&d10, 21-VIII-1813 12 AiiALOLA BORGES dominaban en arnbos campos. El 15 de junio del mismo año se había promulgado en Venezuela el famoso Decreto de Guerra a muerte, que terminaba con este escalofriante párrafo: te pañol es y cana-rios: contad con la muerte, aún siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de Venezuela ; americanos : contad con la vida aún cuando seáis culpables". Así las ejecuciones de españoles y canarios quedaron legalizadas por este Decreto. Respecto al grupo canario que tanto se significó en los dos bandos contendientes, recordemos que Francisco Miranda era hijo de un isleño, Sebastián Miranda. El general disidente de Venezuela fue entregado a Monteverde, ambos oriundos de la isla de Tene-rife. Hay otra coincidencia cercana a estos sucesos: la derrota de Moiitever& TVpaturin í25-v-1gi3) por TisLr,h ijo ausim. o . Ue un isleño. En esta batalla de Maturin Aloy encuentra a Monte-verde en Ia forma que se transcribe: "Quando llegué a incorporame con el Sr. Cp. 6. D. Domingo Monteverde en la ciudad de Valencia, fue derrotada su última prin-cipal división en el Tinaquilio; al día siguiente de mi llegada a dicha ciudad iholbí los ojos sobre ella y hallé un Esqueleto; me dirigí al General, a quien todos habían abandonado menos tres oficiales, y lo hallé en el último abatimiento; dispuso retirarse a esta plaza [Puerto Cabello] y en ella ha continuado, perdido el tino enteramente, pues está como fuera de juicio desde que el 25 de mayo último fue derrotado en Maturin. Por lo tanto, la defensa de esta plaza [Fuerto Cabello] no se ha hecho por ninguna dispo-sición suya, sino por el patriotismo de sus defensores.. . Sali6 de Puerto Cabello una expedición con hombres que había antes de llegar el Bon. de Granada, como igualmente esta tropa; y los pri-meros fueron derrotados enteramente y dispersos, y los segundos sufrieron algunas pérdidas, replegándose a este destino en donde permanecen. El Sr. C. G. Monteverde fue gravemente herido, ha-ciéndose víctima de su propio plan contra el dictamen de ia Junta de Guerra celebrada antes; mas luego el Sr. General hizo todo lo contrario. En vista de tan costosa experiencia, del estado físico y mental er, que se halla el Sr. Monteverde, puede asegurarse tam- 192 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DON DOMINGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS ORIUNDOS. 13 bién que hechará a perder todo quanto se ponga a su cuidado, a menos que su mkquina vuelba a su estado primitivo" s. A partir de entonces Monteverde deja de ser, de hecho, el man-datario primero de las tropas realistas en Venezuela. La fusih de sangres hizo que los grupos contendientes reac-cionaran de modo parecido. Eran los mismos hombres, hechos de la misma estirpe, y ni siquiera podemos asegurar que tuvieran dis-tinto ideal, ya que las deserciones en uno u otro bando fueron derna-siado frecuentes. No contamos desde luego las personalidades sin-gulares que representaban la contienda, pero esto es una excep-ci6n. Las discrepancias, indisciplinas y abusos de autoridad que vamos a comentar en el bando realista tienen una acusada corres-pondencia con los hechos de los patriotas. Es el sentido individua-lista de los hombres hispánicos, que no pudieron borrar las dife-rencias ideológicas por las que luchaban y morían. La situación de los españoles se hace desesperada, En Puerto Cabello escasean los víveres y se prefiere evacuar las tropas para evitar el tener que alimentarlas: El Batallón de Granada, establecido en Puerto Cabello, aumenta la escasez 'de viveres, ya perentoria. L a ración es de un pan al soldado y uno al oficial "aunque su familia sea tan numerosa como la Corte Celestial". El citado Batallón llegó de guarnicibn a la plaza, pero no se necesit6 de 61 para defenderla "quando estubo atacada". Ahora que la plaza está libre de enemigos sería mejor enviarlo a campaña "por parajes donde enco~traría medios de conducción de víveres, que no apoltronarse a ayudar a consumir los pocos con que se cuenta aquí. El resultado será siempre la eva-quación si Zeballos no puede adelantarse a tomar Valencia" 9. Las campañas triunfantes de los patriotas agravaron cada vez más las necesidades de todo orden que padecían los españoles y se llegó a la completa anarquia en la plaza de Puerto Cabello, donde se encontraban acosados y reducidos. De ello se percataron los 8 A. H. E Madrid. Doc. 7.055. Sgn 1-1-7-19. De Aloy a Iieredia. Puerto Cabello, 26-X-1813. 9 A. H. Ea. Madrid. Doc. 7.056. Slgn. 1-1-7-20 De Aloy a Heredia. Puerto Cabello, 5-Xi-1813. jefes independentistas, que debieron además conocer el estado de incoherencia en que se hallaba Monteverde: "Eran del mismo modo muy sabidos en aquella ciudad los acon-teamientos del 28 de diciembre en Puerto Cabelic. Una junta de europeos exaltados, inconsiderados y poco previsivos, formalmente instalada por sí misma y reunida en Ia casa de la factoría, rnand6 levantar los puentes levadizos e intimó y ejecutó el arresto y depo - siciSn del mando de sus buques al Comandante principal de Marina y a los oficiales de la Marina de S. M.; depuso y arrestó al Coman-dante de la plaza, nombrando a otro, y depuso igualmente al Ge-neral Monteverde, quien en medio de sus males y con el único auxi-lio del Auditor de Marina, don Ramón Werná~dez Armas, pudo restablecer las cosas en su legitimo estado. "El General don Juan Manuel Cagigal había llegado a Puerto Cabello en el mismo mes [diciembre] para encargarse del mando de la provincia" lo. El cuadro que estarnos esbozando del tema propuesto lo vamos a perfilar con los escritos del comisionado del Gobierno legítimo de Venezuela en la isla de Ckrazao 11: "Muy señor mío: Creo de mi dever comunicar a V. S. las oeu-rrencias de Venezuela, por esta ocasión que sale para Magagues. El 28 del pasado ha habido en Puerto Cabello una mutación ge-riera1 de los empleados en aquella plaza. El Comandante de ella y los oficiales de marina de aquel apostadero se hallan en esta isla, y la junta de gobierno que se ha establecido para la conservación de aquella plaza contra los insmgentes ha nombrado los oficiaZes correspondientes para el desempeño de los empleos que ocupaban los depuestos. Los motivos que han originado esta determinación no he podido comprender hasta el presente, porque los pasageros l o José Domingo Díaz: Recuerdos sobre la Rebelz6n de Caracas Acade-mia de la Historia, voI. 38, pág. 240 Caracas (Venezuela) 11 Archivo General de Indias (citado en adelante A G 1.) Sevilla Es-paña. S'ecczón Audielzcia de Santo Domzngo, leg. 2 416. Carta núm 106 del Intendente de Puerto Rico don Alejandro Ramírez al Secretario de Estado y del Despacho de Wacienda. Adjunta dos escntos de don Francisco de la Hoz, Comisionado del Gobierno lexítimo de Venezuela en la isla de Curazao Puerto Rico, 2-XI-1814 194 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLAWTICOS DON DOMINGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS OR'IUNDOS. 15 que han llegado a esta isla todos hablan con variedad, aunque la mayor parte afirman que ha sido por la ineptitud que el paisanage ha observado generalmente, tanto en los empleados de la plaza como en los de la marina, particularmente en la salida de los tres bergantines del Rey y la goleta "Fernando 7.0" contra los buques-goletas de los insurgentes que bloqueaban a Fto. Cabello, que, a los pocos dias de haber salido de aquel puerto contra los bloquea-dores, se retiraron nuestras fuerzas sin haber querido sus oficiales entrar en combate, y los insurgentes tubieron el atrevimiento de hacerles fuego hasta una de la bateria del castillo." Como puede apreciarse, la información que da el texto anterior contrasta con el documento que presentamos. Para aquél, Monte-verde, con el auxilio del Auditor de Marina, pudo restablecer las cosas a su ''legitimo estado". Sin embargo, el documento nos habla de una situación bien desagradable para los españoles: negligen-cia por parte de los empleados civiles, abandono de las obligaciones militares por parte de los oficiales de marina, y una especie de '"entente" con los insurgentes al no hacerles frente. Eh total, un estado de anarquía, quizá motivado por la enfermedad de Monte-verde y por la falta de autoridad. ''La determinación del pueblo de Puerto Cabello causará mu-cha estrañeza en todos los doraiinios inmediatos, y yo me compa-deceré de aquellos paisanos que han tomado sobre sí la defensa, si no salen bien en su empresa; es un dolor que nuestro gobierno no destine para estos puntos sujetos capaces de desempeñar sus funciones y que se vean los simples particulares obligados a tomar sobre sus hombros todas las cargas de los funcionarios públicos en circunstancias apuradas." Las causas de aquel estado anárquico se encuentran en el pá-rrafo que acabamos de transcribir: no hay "sugetos capaces de desempeñar sus funciones", y estos cargos de responsabilidad están en manos de cualquiera de los paisanos que obren de buena fe, 0 de )!gin y ~ ~ e g t ~ ~qa y~fdeie e a bcscar f~,&una. "E;i,ta mañana he visto pasar por esta isla toda la comitiva de oficiales de mar y tierra que han llegado de Puerto Cabello, y he observado, con el mayor sentimiento, la burla y la risa que hacen los ingleses de estos españoles. Se le parte el coraz6rr. Sr. Inten- 16 ANALOLA BORGES dente, a todo buen español, de ver en un país extranjero y aliado la critica que hacen de nuestros gobernantes en Venezuela." La situación de los españoles en la isla inglesa de Curazao fue en todo momento de humillación, a pesar de las notas oficiales de su gobierno y !as protestas de lealtad por parte de la nación bri-tánica hacia la española : "El día 3 de éste llegaron las tropas del Batallún de Granada a la vesa de Coro, descalzos y desnudos, después de haver pasado unos caminos intransitables de calenturas y pereza (sic) de S. Feli-pe, por la costa, a la ciudad de Coro, según me han dicho varios pa-sajeros que vinieron ayer de Coro. Los soldados se hallan resig-nados a no salir con su coronel D. José Miguel Salomón 12, porque según dicen no es el más aparente para la guerra; es desgracia nuestra que, teniendo soldados valientes, no llega a Venezuela una cabeza que los pueda mandar. Esto es lo que ha faltado desde que llegó este Batallón a Puerto Cabello: con las enemistades de Mon-teverde con Zeballos 13, y los militares de profesión con los de genio que mandan los demás cuerpos de lo interior como Bobes, Yáñez 14, Millet 15, etc., han ocasionado un mal general." 12 Salomón había venido de España para reforzar a Monteverde en Püerto Cabello, con el grado de Coronel estaba al frente del regimiento de Granada Se le hacen cargos muy duros sobre su incapacidad de mando Se,$in Aloy, cuando estu7vos ~tradal a plaza no ofrece otra cosa que el aumento de ración en los ya exiguos recursos. 13 Ceballos había sido Gobernador militar de Coro en 1809 y Tenients de Rey en Caracas Su antiguedad en el país y el conocim~ento del msino eran posiblemente una de las causas de marchar en desacuerdo con el adve-nedizo Monteverde, quien tenía a los otros militares, como Cagigal, en inac-ción. Sin embargo, ocupó al inepto Salomón, recientemente llegado de Cádiz, que fue derrotado en Vigmma con su regimiento de Granada, según vere-mos luego. 14 José Yáiiez 3Z.I mismo día que se fechaba en Puerto Rico la carta remi-tiendo los escritos que comentamos, moría José Yáñez en el sitio de Ospino, de una bala. Era también isleño de Canarias: "los vecinos de la villa, que tanta crueldad habían sufrido a manos del realista, se apoderaron de su cadáver y lo descuartlzaron, colocando sus miembros en diversos puntos de sus inmediaciones". Citado en Causas de Infidencm, vol 31 de la Academla de la Historia de Venezuela, pág 104. Caracas, 196-1. 15 Debe ser Millet, de quien dice Madariaga que era catalán en el párrafo que transcribímos: "Todos Iuohaban cada uno para sí. Bolívar, Ribas, Bri- 196 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DON DOMINGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS OR'iUNDOS . 17 La anarquía y el desorden se encuentran no sólo entre los ci-viles y la tropa, sino también, muy especialmente, entre los jefes militares. Hay desacuerdo entre Monteverde y Ceballos, ambos mi-litares; hay aún más desacuerdo entre los militares y los cabecillas que se han levantado con tropas en diferentes lugares de Vene-zuela : Boves, Yáñez, Millet. Todos quieren mandar, a ninguno de-sean obedecer: todos quieren conocer el secreto del triunfo, y se lo reservan, entre otras cosas, para alcanzar el puesto primero. El resultado es funesto porque: "La provincia de Caracas podía estar reconquistada con la vi-sión y buena armonía de los Jefes, pero no hay cabeza que mande en lo general y el sacrificado es el verdadero español, el pobre sol-dado y el infeliz paisano que tiene a su mando cuerpo de gente armada, pasando en este intermedio mil tormentos los europeos que a millares se hallan en las bóvedas de la Guaira, Caracas y Valencia, y pidiendo limosna muchísimos de los emigrados que se hallan en esta isla." Aquí tenemos unos rasgos reales de la situación de los espa-ñoles, fuera del triunfalismo de los partes de guerra. La verdad era el abandono por parte de la Metrópoli, y como consecuencia, unos jefes ineptos y enfrentados entre si, unos caudillos esponth-rieos que hacian la guerra por su cuenta, una total falta de unidad, que repercutía notablemente en la población, víctima de tantos desafueros en un país en guerra, donde la anarquía se había ense-ñoreado. "Da dolor al considerar la indiferencia con que nos han tra-tado nuestros gobernantes de Europa en estos cuatro años de gue-rra; han visto a la Costa Firme vajo el gobierno lexítimo y no han mandado tropas para sostenerlo, ni Gefes correspondientes para cefio, Manño, Monteverde, Reyes-Vargas, el cura Torrellas, Carlos Blanco, eZ catalán Mzíkt, fueron los primeros de una serie de caudillos de fortuna que se dispusieron a escalar, cada cual por su sendero, las cuestas empinadas hacia la cumbre del poder que la cdída de la monarquía había dejado vacante. Unos subían por la vertiente realista, otros por la republicana, y el caos plí-tico en que todos luchaban se reflejaba en sus almas individuales, dando lugar a la anarquía frente a la ley, a la crueldad frente a la caridad" Salvador de Madariaga. BoZivar, t 1, pág. 422. México, 1951. 18 ANALOLA BORGES gobernarla. Infelices de los europeos que nos hallamos estable-cidos en Arn6rica con semejante abandono, y más infelices los ver-daderos españoles americanos que siguen nuestra suerte, por ser fieles a su nación, que con nosotros han abandonado esas fértiles posesiones embidiadas por todas las naciones y miradas hasta ahora con poco aprecio de nuestros gobernantes. Ya falta la pa-ciencia y llega al grado de desesperación, si se consideran todos estos acontecimientos." Esta sensación de abandono, este faltar la paciencia es un sen-timiento que se repetirá a través de los prolongados afios de lucna. Son quejas abiertas que remiten los jefes espafioles desde Vene-zuela; así lo encontramos en Morillo, en La Torre, en Morales 16. Es verdad que en España la situación era tan trágica como la de ios españoies en América; por eso creemos que haber proion-gado estos años de lucha sin medios para sostenerlo fue injusto por parte de la Metrópoli. "Aprovechándose los insurgentes de esta inaccrón o ineptitud de los Gefes de nuestras tropas, salieron el 31 de diciembre último sobre 4.000 insurgentes a atacar al Comandante D. Tomás Bobes que se halla en Calabozo, que es el único oficial que sabe hacer la guerra contra el tirano Bolívar, y a quien lo temen los de Caracas. "En @oro y sus inmediaciones hay 2.0814 hombres con el ba-t a l l ó ~de Yáñez que no sé su paradero, como tampoco de Seballos, desde que ha sufrido la derrota en Araure, ni de Cagigal Ir se dice nada." 16 "Se aumentan de día en día mis angustias y no aparece una mano benéfica española que me preste auxilio ni consuelo para aprovechar la opi-nión y espanto que he logrado insplrar en amigos y enemigos " A G I., Sec-cwn Caracas, leg. 178. De Morales al ISecretario de Estado Cuartel Genera: de Maraca~bo, 19-XlI-1822. Citado en rm trabajo Fmwzsco Tomás Mordes, General en Jefe del Ejército realzsta e n Cósta Fzf'zrnze, ~ LNC~RDIEO ESTUDIOS ATIU~NTICOnSú, m 11, pág. 77. Madrid-Las Palmas, a 3 0 1963 17 Don Juan Manuel Cagigal, Mariscal de Campo, goberoaba en Barce-lona; en junio de igi: 2~1oiite-~er%lo er;% a Earce!onu pura c=nt:ruur !a ,guerra en Oriente; en agosto fue ocupada la ciudad por el patriota Mariño Cuando Monteverde sale enfermo y demente de Puerta Cabello, a fines del año 1613, Cagigzl ocupaba, por orden de la Metr6pol1, el puesto de Gobernador y Capitán General de la Provincia 198 ANUARIO DE ESTUDIOS BTLANTICOS DON DOMINGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS ORTUNDOS . 19 Al no haber un centro coordinador, una autoridad que cen-tralice todos los movimientos militares, es natural que se desco-nozcan los paraderos incluso de los jefes m&s representativos, como lo eran Yáñez, Ceballos y, por supuesto, Cagigal, que tenía la orden de asumir el nzando militar de la Proviccia. "U. S., como Xefe inmediato a 1s Costa Firme, puede informar a la regencia del reino todos estos acontecimientos, pues yo se los comunico a V. S. como verdadero espa5.01 y como comisionado del gobierno lexítjmo en esta Isla para facilitar socorros a nuestras tropas. "No omita V. S. hacer presente a nuestro superior gobierno que por el de Iqglaterra no he esperimentado cosa alguna a nues-tro favor, Únicamente se Ie deve la hospitalidad en esta isla a 3.000 personas espsñolas, en donde gastan el dinero por la nece-sidad de no poder marchar a otro destino español, por recelo de los corsarios. Según he observado en esta isla, todo el cuerpo de comerciantes está interesado por la victoria de los reberdes (sic) con quienes hacen su comercio sin embargo del bloqueo, llevando a la Guaira sus buques mercantes comboyados con los de guerra de su Nacih." El doMe juego inglér, siempre salta en cualquiera de los docu-mentos de la época, ya procedan éstos de las autoridades españolas en Europa, de los embajadores de España en Londres o de las pro-pias autoridades brithncas tanto en las islas como en Ultramar l'. Oficialmente había que ayudar a los españoles, pero el contraban-do, el comercio, los intereses económicos se seguirían haciendo a h en perjuicio de la misma nación de la que se consideraban oficial-mente aliados. La isla de Curazao venía a ser el refugio de los espa-ñoles que no estahan de acuerdo con los patriotas. Para la eco-nomía de la isla rep~sentaba unos extraordinarios incrementos en su comercio alojando a 3.000 personas que habían partido con sus fortunas. Ahora bien, por parte de los isleiíos no se recibía más que vejaciones, y naturalmente, aquí como en Buenos Aires, como en Montevideo, "todo el cuerpo de comerciantes está intere- 18 Sobre este aserto se hace un estudio en mi trabajo E2 Plan Bonaparte para Za Arnérzca Hzspana en los documentos anglo-españdes (En prensa) Núnz 13 (1967) 199 20 ANALOLA BORGES sado en la victoria de los reberdes (sic), con quienes hacían su comercio sin embargo del bloqueo7'. Y llegado el caso, como ocu-rrió en Buenos Aires, son los mismos comerciantes ingleses los que luchan contra el bloqueo, y es la flota inglesa la que está dispuesta a unirse a los insurgentes, porque peligran los intereses económi-cos británicos en Buenos Aires. Los ideales de la lucha, en ambas partes, la integridad de los territorios de la monarquía española o la libertad de los pueblos, esto no cuenta en la política británica. De ahí el recelo del Comisionado español cuando dice: "Días pasados me dijo el gobernador que tenía más interés que los españoles en que la Costa Firme se tranquilizara por las armas de S. M. C. ; puede ser que sea así en este Gobernador, pero advierto cosas muy diferentes en los subalternos y comerciantes ingleses, no raso q - ü ~20 5333, c ~ w laos espño!es y ggoo;:leyz;;o. "U. S. se servirá informar de todo a nuestro Ministerio. Dios guarde a V. S. M. A. Curazao, 8 de enero de 1814.-Fco. de la Eoz.- Sr. Intendente de Puerto Rico." A los cuatro días de haberse escrito el anterior documento, el mismo Comisario amplía los últimos informes en carta de fecha 14 de enero: "Muy señor d o : ayer llegó a esta isla, enfermo. el Sr. Capitán General de Caracas Monteverde, que salib de Pto. Cabello a com-balecer; trajo la goleta que lo conducía una porción de oficiales de todas clases, espulsados por las autoridades nuevas de aquei Puerto. Este Oefe da muy pocas esperanzas por su salud muy que-brantada." Como ya hemos dicho, en el desastre de MatuRn las tropas de Monteverde quedaron completamente destrozadas, por cuyo mo-tivo enfermó e incluso perdió la razón. P comenta la misma fuent que la defensa de Puerto Cabello no fue ordenada por Monteverde, ya que su estado mental no lo permitía, sino que se consiguió gra-cias al "patriotismo de sus defensores". Fue posiblemente este esbdo caótico el que dio lugar a los cambios de puestos civiles y ai relevo de los puestos militares a que aludíamos al principio. Esta demencia pasajera del Capitán General de Venezuela, natu-ral de Canarias, nos recuerda la demencia del también canario don Nicolás Ponte y Hoyo en 1703, quien, tras breves espacios de 200 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DON DOMINGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS ORIUNDOS 21 lucidez, terminó perdiendo totalmente la razón, y los cabildantes de Caracas aprovecharon esta situación para gobernar en su nom-bre, ocultando su verdadero estado al pueblo e incluso a las auto-ridades 19. Podemos pensar que ahora aquí ocurrió algo parecido, si bien no conocemos fuentes más explícitas que nos aclaren en qué situación se hallaba Monteverde y hasta qué punto fue s6lo un instrumento de que se valieron los subalternos para hacerse con el mando militar. "La plaza de Pto. Cabello fue atacada el 9 por los rebeldes y fueron rechazados. "Es indispensable que V. S. y ese Sr. Gral. hagan todo el es-fuerzo posible para la remisión de víveres a aquellos españoles que defienden tan interesante puesto; nos dicen a los emigrados que, en tanto tengan que comer, aquella plaza será siempre de la nación española, y nos suplican les hagamos alguna remesa; pero como aquí no hay orden para la extracción de los renglones de primer consumo no podemos remediarlos aunque nos quitemos el pan de la boca para mandarles algunas cosas: ellos están firmes, y todos son valientes y buenos espaiioles." Hay una trágica historia que corre pareja con los hechos bé-licos. Esta historia trágica es la del abastecimiento de las tropas españolas en todo este escenario de la Costa Firme, la que se vio privada de lo elemental y necesario, pese a la bibliografía que se viene prodigando hasta ahora sobre los recursos de que disponían los realistas frente a las necesidades de los patriotas. Documen-talmente se ha probado que nada de esto tiene un ápice de verosr-militud. El esfuerzo de las autoridades destacadas en la Costa Firme por conseguir alimentos, medicinas y pertrechos de guerra para las tropas y la población es una cantinela de fondo que oculta en parte las acciones bélicas, pero que a mi parecer fue tan trágica como la misma lucha desigual 20. "El Sr. Salombn y su mayor General Lagunitierre son dignos de! m5s ~everoC Z ~ O por nuestro Gobierno; han salido con el Re- 1s Véase mi obra IsZe+íos en VsneszceZa La Goberrzaczón de Porrte y Hoyo Santa Cruz de Tenenfe, 1960. 20 Véase mi ob cit . Franczsco Tomds Morales ... 22 &-ALOLA BORGES girniento de Granada y desde que verificaron su primera marcha a Vigirima todo a sido errores, y éstos han sido la causa de que Venezuela no esté pacificada. Sea por personalidades o por falta de pericia militar, no han logrado ninguna cosa de provecho y han sido los causantes de la derrota del apreciable coronel Zeballos, después que nos han consumido para este Batallh de Granada más de 44.060 pesos juntados por estos emigxrados. Ahora se halla en Coro, con la mitad de estas tropas, después de haverlas disper-sado los caminos calenturientos, por la amb-re y necesidad y los malos canunos, y pden tain5ién dinero y vestuanos con algunos víveres. Con razón están indispuestos contra este Coronel todos estos emigrados, pues, según sus operaciones, no deve ser ni buen militar ni muy apasionado a la prolita tranquilidad de Venezuela, y lo peor es que no hay quién lo releve y los recursos de queja están mixy distantes." Junto a la falta de recursos, los desastres como .el que aquí se comenta de Vigirima, en el cual el coroml Salom6n fue vencido por las tropas del patriota Rihas 21 (2% de noviembre de 1813). E1 b a t a l h de Granada, español, que& destrozado. Ceballos había tenido sonadas vxtorias luchando contra Garcia de Sena 22 en Ya-rltagua ; luego se situ6 en Earquisimeto ; enfrentado con Bolívar, que se acercaba a atacarlo, lo írenció en Tierrl'ca Blanca (10 de no-viembre de 1813). Entonces el Libertador pasa a San Carlos y lue-go a Valencia; con el desastre del batall6n de Granada, al mando del corcnel Salomón, las tropas espasolas quedaron muy reduci-das, y Ceballos desconcertado a pesar de la última vlctoria obtenl-da conta el Libei-taoor. Tal desconcierto hace que se rehagan los patriotas, que al mando de Eolívar se enfrentan en la Sabana de 21 Rivas era bisnieto del Gobernador y Capitán General de Venezuela don Marcos Bethencourt y Castro, natural de Icod (Tenenfe), nieto del Ca-pitán Roberto de Rivas, natural de Garachico (Tenerife), y pariente del pro- UIoateverlle y 21 Jese &gel Alzmn, m6iSx1 de! Tkhert~C?nr e !?fJo de canario 22 García de Sena es el traductof de Thornas Paine Véase La I n d q e n - dencm de la Costa Firme justzficada por Thomas Phatne treznta años ha Ins-tituto Hispanoamericano de Geoflafía e Historra, pub núm 5 Caracas, 1949 202 ANUARIO DE ESTL7DIOS ATLANTICOS DON DOMIKGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS ORIUNDOS 23 Araure, el 5 de diciembre de 1813, contra las tropas realistas man-dadas por el propio Ceballos y por el isleño Yáñez. La vidoria de los patriotas fue tal que su batall6n, denominado hasta entonces "Sin Nombre", fue llamado a partir de entonces '"atall6n vencedor de Araure7'. '%n la jurisdicción de Coro hay 2.200 hombres armados cuyo comandante, por necesidad, deve ser el Sr. Coronel Salom6n; en S. Felipe, 5069 al mando de N. Millet; en la provincia de Barinas e1 Teniente Coronel D. José Páñez con 1.500 bien disciplinados; y en Calavozo el 'Capitán D. Tomás Bob,es con 2.000 hombres, los más de caballería; toda esta tropa es de el país, a excepción de los seiscientos del Regimiento de Granada que están en Coro. Pero como no tienen los más comuaiicaci6n y no hay cabeza que dirija estas fuerzas sino los respectivos comandantes, obra cada uno a su arbitrio y los enemigos los irán batiendo división por división, con superiores fuerzas." El inepto Salomirn será el Jefe superior de las fuerzas :ealls-tas. Por lo dicho es fácil suponer que no lo acatarían los jefes mi-litares ni los cabecillas de las partidas de milicias. Este supuesto jefe sólo lo seria nominalmente. La anarquía, por tanto, conti-nuaba en las Has españolas. Por ello los 6xitos no tuvieron eco ni apoyo conjuntos. Los fracasos si, porque las pérdidas de posicio-nes y de hombres repercutían necesariamente en cada una de estas fuerzas aisladas, sin conexión. No importa el número de los hom-bres que componen las tropas españolas, diseminadas por la geo-grafía de la Capitanía General venezolana; importa ese doloroso resumen que hace el Comisario en la isla de Puerto Rico: no hay un jefe, cada uno obra por cuenta propia, "y los enemigos los irán batiendo división por división, con superiores fuerzas". Así tenia que ocurrir. Y termina el documento : "Me he propuesto avisar a V. S. todo quanto ocurra y pueda yo adquirir en esta isla, teniendo V. S. la bondad de dispensar una narración tan dilatada. Queda de V. S. affmo. y seg. Servidor Q. B. S. M., Francisco de la Hoz.-Curazao, 11 de enero de 1814" 23. 23 Legajo citado en nota 11 N4nz 13 (1967) AXALOLA BORGES De entre los acontecimientos del año 1813 debemos destacar el escrito de don Francisco de Miranda, preso en Fuerto Rico, diri-gido al Capitán General de aquella isla, en el mes de julio, solici-tando su traslado a España. En efecto, en diciembre embarca, prl-sionero, rumbo a Cádiz, adonde llega el 5 de enero del año 1814: dos días más tarde lo internan en La Carraca y allí muere dUa una congestión cerebral el 14 de julio de 1816, es decir a los dos 2:los, seis meses y siete días de estar en prisiones. Por tratarse de un héroe americano y estar relacionado con los hechos que venimos tratando, llamar la atenció~s obre la pa.r .ti,c ularidad de $&aLida riu hsí@u:l os ni cadenas la pi^ision & Ld cz-rraca de Cádiz. En La Carraca ocupa una sala del sudeste del edificio de 9 me-tros de largo en dirección oeste-este por 7 de ancho. Una puerta en la pared oeste mide un metro de ancho por 2,30 de alto que da acceso a la azotea; le queda adyacente la escalera que baja al segundo piso. En el este, una ventana permite en invierno que el sol caliente el aposento. Otra en el norte permite la renovación del aire. Ambas miden un metro de ancho por 1,30 de largo. La lumi-nosidad es perfecta y el panorama excepcional. Se le permite corr,er de la fonda por su cuenta; asimismo se le permite escribir: de esta forma se puso en contacto con los amigos que con su influencia g auxihos monetarios podían protegerlo y aun prepararle la fuga. como así sucedió. A su servicio tuvo dos fieles simientes. "Debemos agradecer a las autoridades de la Metr6poli la ca-ridad en el trato que dieron a nuestro héroe. El cuarto que le ~ U E U ~ asignado, espacioso, bien aireado, con vistas sokre las vecindades circunvecinas; el poder traer de la fonda una conida más abun-dante y mejor preparada, y los sirvrentes que Te asistieron, fuero:l, en cierto modo, medios que duleificaron su encarurlamiento " 24. Este comentario sobre Miranda lo debemos al historiador vene- 24 Nectario iMaría EZ ocaso dei P?ecu~sor "Boletín de la Academia Na-cional de la Historia", núm 170, abr~l-junio 1960 Caracas, Venezuela 204 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS zolano Nectario María, con lo que destruye toda la trágica leyenda del encierro en mazmorras inmundas y de un trato feroz. Miranda, como ya hemos apuntado, es hijo de don Sebastián Miranda, natural del Puerto de la Cruz, en Tenerife. Hay también episodios singulares de los que llegan noticias a la Metrópoli desde la Embajada española en Londres, aparte de las consiguientes quejas repetidas por "la escandalosa conducta de algunos de los súbditos de la Gran Bretaña que socorren con pertrechos y armas a los rebeides de Ardrics" ". Hay hechos bo-chornosos que recuerdan el escrito del Comisario legítimo de Ve-nezuela en Curazao. También en Londres hay una multitud de sol-dados españoles miserables, anürajosas y hambrientos, heridos y faltos de ropa: son los defensores de Zaragoza y de Gerona, que se han escapado, de prisiones unos, huídos otros, del poder Bona-partista. Triste situación para el Embajador, sin recursos ni si-quiera para abonar a sus empleados, y que ha de ver, paswamente, a estos héroes de la patria pidiendo limosna por las calles de la urbe londinense para no perecer. Pero aún hay más: hay oficiales que han recibido pingües ofertas de parte de los insurgentes ame-ricanos para que se alisten en su lucha, y estos oficiales en la mi-seria, y a pesar de que el gobierno no los socorre, han rehusado la propuesta y prefieren su situación al deshonor de luchar contra Ia propia patria. Incluso les llegan ofertas desde Holanda, que desea tener a estos héroes engrosados en su ejército. P pregunta el Embajador, ¿hasta cuándo mantendrán su honor? 2G. Pensamos que si aprendemos la lección de la Historia, cuánta cantera existe en el pueblo hispánico de acá y de al%, cuántos 25 A H. N , Estado, 5.466: Del Conde Fernán-NUñez, Duque de Monte-llano, Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de Zspaña, al F-iecretario interino del Despacho de Estado en Madrid. Londres, 30 marzo 1814. 26 Legajo citado en nota anterior. Del mismo al mismo Reservado. Lon-dres, 14 de marzo de 1814. valores huinanos, cuánta reserva derrochada, maltratada, despre-ciada. De Londres llega también a las autorídades españolas, en el año 1813, la sensacional carta del singular hombre que se llamó Andrés Bello, el Maestro de América, que j?udo ser también Maes-tro en España y de España, pero que la Metrópoli lo perdió por trámites burocrAticos, y si bien lo ganó América, a él debemos los españolas que difundiera en !as tierras del Sur su pensamiento excepcional. Oriundo de las Islas Canarias, nacido en Venezuela, residente en Londres, afincado en Chile, Andrés Bello es por su a vida y por su obra ei prvtotipo de ia estirpe: hispánica "'. Veamos su carta: O n ''Serenisirno Señor : =m O "Don Andrés Bello, natural de la ciudad de Caracas y ahora E 2 residente en Londres, tiene el honor de representar a V. A. con el E más profundo respeto: que quando sobrevinieron en Caracas los desgraciados acontecimientos que han terminado en la ruina de 3 aquel país, se hallaba el suplicante empleado en la Secretaria de - 0m E aquel Gobierno y Capitanía General, donde había desempeñado los O deberes anexos a su empleo, a satisfacción de los Capitanes Gene-rales don Manuel de Guevara Vasconcelos, don Juan de Casas y n E don Vicente de Emparán; que verificada la revolución de Caracas, a continuó en la expresada Secretaría; que se incorporó entonces n con la de la Junta revoIucionaria; y habiendo ésta determinado enviar una comisión a Londres cerca del gobierno de S. M. B. fue 3 O elegido el suplicante para servir de Secretario, a las órdenes de los Diputados don Simón de Bolívar y don Luis López Mhndez. "La conducta del suplicante durante esta etapa desgraciada, no puede aparecer libre de toda culpa a los ojos de la severa jus-ticia; varias consideraciones podrán, con todo, disculpar en alguna manera sus yerros. "El suplicante no tuvo parte alguna en los movimientos y tra- 27 Sobre Andrés Bello, su vida y su obra hay valiosísimas publicaciones del venezonalista insigne Pedro Grases. 206 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DON DOMINGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS OEIUNDOS 27 mas que precedieron a la revolución; ninguna inteligencia con los promovedores de la prlmera Yunta; ningUn desliz ni aún leve, mien-tras subsistió en Caracas el gobierno lexítimo. "Las circunstancias en que se estableció en Caracas la segunda Junta (en abril de 1810) erm tales que pudieron fkcilmente ex-traviar la opimón aúin de los más fieles. El triste estado en que se hallaba la Metrópoli; el sistema de moderacibn que parecía dis-tinguir las primeras providencias de la Junta Revolucionaria, y su declarada adhesi6n al Soberano lexitimo de España, si no prestan bastante razón para purificar de toda culpa la conducta de los que continuaron en sus empleos o admitieron nuevos, la prestan a lo menos para considerarla en gran parte como producida por un error del entendimiento. "El suplicante puede alegar también en su favor la notoria mo-deración de sus opiniones y conducta, que aún llegaron a hacerle mirar como desafecto a la causa de la revolución ; y cita en su abono el testimonio de quantas personas le hayan conocido en Caracas, de las quales no será difícil se encuentren muchas en Cádiz. "Por último, el suplicante hace presente a V. A. que no ha exercido empleo ni comisión alguna baxo el gobierno de Caracas desde la Declaración de la Independencia. "El que representa confiando respetuosamente en la favorable impresión que las razones expuestas hagan en el ánimo benévolo de V. A. y acogiéndose al beneficio de la amnistía proclamada en Caracas, y sancionada plenamente por el Supremo Gobierno de España, tiene el honor de suplicar a V. A., se digne, por un efecto de su Algusta Clemencia, declararle comprehendido en la citad2 amnistía, y concederle su permiso para regresar a qualquiera parte de los dominios de S. M. o a la que V. A. tenga por conveniente; gracias que espera.-En Londres a 31 de junio de 1813" 28. El 7 de julio el Embajador de Espaca enviaba el memorial de Bello, recomendando a 'kste joven que parece de mérito y éstos resultan buenos'' 29. --- - 28 A. H N., Estado, 5465. Escrito adjunto a una carta del Embajador Conde de Fernán-Ntiñez a don Pedro G6mez Labrador. Londres, 7-VII-1813. 29 Transcnblmos la carta de referencia: "Excrno Sr. : Be me ha gresen-tado don AndrZs Bello, natural de Caracas, empleado que fue en la Secretaría En la regencia de Cádiz, naturalmente, no conocen al joven Andrés Bello, ni sospechan la categoría humana del suplicante que, casi de limosna, solicitá. pasar "al seno de las Zspañas". Incluso cuando los Diputados Bolívar y Idhndez llegaron a Londres, no se citó el nombre de Bello como secmario de esta Comisión, en el comunicado que el Embajador de Espana envió a la Junta espa-ñola 30. El 28 de julio, casi a los dos meses de su solicitud, se despacha una carta para el Capitán General de Venezuela pidiendo informes de don Andrés Bello 31. No sabemos cuándo llegaría esta petición a manos del Capitán General Monteverde, que se encontraba enton-ces recluído en Puerto Cabello y en estado de demencia; ta-mpoco sabemos si la petición de la Regencia llegó a ser contestada. Si co-nocemos que Belio no voivió a Caracas, ni pasó ya a tierra espa-ñola; pero en C"nile dejó la huella imperecedera de su profunda personalidad, que irradió por tcdos los países hispanoamericanos y refulgió en la propia España, cuyas ensefianzas aún perduran. de aquella Capitanía General, y después de la Revolución de aquella colonia, Secretario del Diputado que aquella Junta envió a España. Me ha expresado su deseo de pasar a España, y de que en virtud de la amnistía concedida a los que sirvieron el gob~ernoin surgente se le reciba en el seno de las Españas a donde desea pasar No me he creído autorizado a concederle pasaporte sino hasta saber lo que S A. tenga a bien resolver: y para este efecto me ha entregado el adjunto Memorial para la Regencia del Reyno, en que expresa los servicios que antes ha contraído y su conducta posterior a los aconteci-ntientos fatales de Caracas E implora el favor y gracia de 6. M "Con este motivo y antes de remitir a V. E. el Memorial he procurada tomar algunos informes de este joven, que parece de mérito, y estos resulcaa buenos. D~osg uarde a V E. muchos años " Doc cit en nota anterior. 30 A H. N, Estado, 5.462. Del Duque de Albuquerque, Embajador Extra-crdinario de S. M C Fernando VII, al Marqués de Wellesley, Principal Secre-tario de Estado de B. M. Britámca en el Departamento de Negocios Extran-jeros Londres, 16-VII-1810 31 El contenido de la carta es colmo sigue "Sr Capitán General de Ve-nezuela- De orden de la Regencia del Reyno remito a V EX.^ la adjunta copia del memorial que desde Londres ha enviado, por conüucto dei Emwa-jador del Rcy en aquella Corte, don Andrés Bello, natural de Caracas, soiici-tando permiso para venir a España, a fin de que V. Ex a me informe lo que se le ofrezca acerca del referido Bello y de su solicitud". A H. N,, Estaáo, 5.465. (Xdiz, 28-VII-1813 208 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS Como una muestra más de la fusión de puebllos hispánicos rela-cionados con las Islas Canarias, digamos que los abuelos de don Andrés Bello, así maternos como paternos, procedían de la isla de Tenerife, en el Archipiélago Canario. Si tuviésemos que resumir en una sola palabra la situación de los españoles en Venezuela, diríamos sencillamente anarquh: así nos vienen ilustrando los documentos que hemos presentado, y junto a ello confusiólz. La primera está representada por los man-dos del ejército y los jefes de milicias; la segunda, por la postura del ilustre don Andrés Bello. Ambas corrientes se acentuaron en el stguiente año, pero la raíz partió de los años primeros, en los que, por estar invadida la Metrópoli, no pudo prestársele a las pro-vincias de Ultramar la atención debida. Esta falta de autoridad venia suwdiéndose desde los primeros años de la insurrección; faltó una personalidad, al estilo de Bo-lívar, que se impusiera. La situación de esta Provincia acéfala, su-friendo una terrible guerra, la expresa el si'guiente documento: "EZn 28 de junio manifesté a V. E. que el Comandante expedi-cionario don Joseph Tomás Bobes era muy natural que negase la obediencia al Sr. Capitán General interino de Venezuela, lo mismo que ha exechado, a imitación, sin duda, de lo que hizo D. Domingo Monteverde con el Sr. Capitán General, entonces D. Fernando Mi-yares. Toda esta trascendencia acarrea el mal ejemplo, que en lugar de aber sido corregido tamaño atentado fue por la Regencia con el título de Capitán General de estas Provincias y Gobernador de Caracas. Boves, mal aconsejado, eclipsa sus glorias con este hecho, sin hacerse cargo que ha de menester la justa indignación del Rey, el Sr. Don Fernando 7.0, y que quien niega la obediencia a la autoridad legítima, está más cercano a no obedecer al Sobe-rano. De aquí la paralización de la reconquista, de la desconfianza de los propietarios y del comercio, fomentando el espíritu de par-tido y del desorden. De forma que ya no nos entendemos. "Y si S. M. no pone ñn a tantos males con la celeridad que exijen, y si se observa el abandono con que se ha pretendido el 30 ANALOLA BORGES que las Américas caminen rápidamente a la Independencia, no hay medio entre mandar fuerzas respetables de esta Península o abandonar este Pais. "Esta guerra no tanto se mantiene movida por la justa causa cuanto por el robo y asesinato sin cuenta y razón. V. E., que es el primer móvil de la defensa de todos los dominios del Rey, es por consecuencia el primer agente de su conservación. Por lo que todo se lo hago presente a V. E. para que pueda informar a S. M. lo que tubiese por conbeniente" 32. Es así cómo un grupo de isleños, naturales de las Islas Cana-rias unos. e hijos de padres insulares otros? se encontraron envuel-tos en la revolución americana. En otro trabajo comentaremos la participación de este sector isleño en el bando patriota, que fue tan importante como eficaz. Aquí dejamos anotados algunos que militaron en uno y otro bando con la lealtad propia de quienes sirven a un alto ideal. 32 A. H E DOC 7 062, sign. 1-1-7-26 De Aloy al Ingeniero General de los Ejércitos. Puerto Cabello, 4-ViiI-1814. 210 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
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Calificación | |
Título y subtítulo | Don Domingo Monteverde, y otros criollos oriundos de Canarias, en la revolución americana (1813) |
Autor principal | Borges, Analola |
Publicación fuente | Anuario de estudios atlánticos |
Numeración | Número 13 |
Sección | Biografía |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | Madrid ; Las Palmas |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 1967 |
Páginas | p. 181-210 |
Materias | Monteverde y Rivas, Juan Domingo de ; América ; Historia ; Canarias |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 2007677 Bytes |
Texto | DON DOMINGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS ORlIUNDOS DE CANARIAS, EN EA REVOLUCION AMERICANA ( 1 8 13) POR ANPhk(PLA JBORGES Profesora de la Universidad de La Laguna. Se exponen en este trabajo algunos episodios históricos del año 1813, avalados por documentos en su mayoría inéditos, proce-dentes de los Archivos General de Indias, de Sevilla, y del Histórico del Ejército e Histórico Nacional, de Madrid. Un grupo de estos documentos están signados por el ingeniero don José María Aloy, quien, desde Venezuela, informa de los hechos que él vive y presencia. Otros escritos, procedentes de la isla de Curazao, los firma el Comisionado del Gobierno de Venezuela don Francisco de la Hoz, quien refleja la situaci6n del ejército realista en Costa firme, conocida a través de los refugiados civiles y militares que arriban a la referida isla. Un tercer grupo de docu-mentos se refieren a la correspondencia sostenida entre el Ernba-jador de España en Landres y el Secretario de Estado español. Iniciamos este estudio refiriéndonos al insular Capitán General de Venezuela don Domingo Monteverde, cuya actuación política y 1 Ponencia presentada en el XXXVII Congreso Internacional de America-nistas, ceIebrado en Mar del Plata (Argentina). Septiembre de 1966. 2 ANALOLA BORGES militar en aquella Provincia ha motivado una multitud de conde-nas por parte de los historiadores americanos. Sin embargo, cree-mos que no se ha profundizado en las causas que pudieron motivar - - la actuación de este mandatario español en aquellos momentos de honda crisis que envolvió por igual a las Provincias de Ultramar y a la Metrópoli 2. 2 NoWiario de Canarias, iii, Tasa de Monteverde", págs 546-551 "Don Domingo Francisco de Paula José Rafael del Sacramento de Nonteverde y Rivas nació en La Laguna el 2 de abril de 1772, se bautizó en los Remedios el 4 siguiente y fue, sin duda, uno de los hombres más eminentes que ha producido nuestro Archipiélago Sentó plaza de Guardia Marina en Cartagena el 17 de octu-bre de 1789, navegó en diferentes barcos del Departamento de Cádiz y ascendió a Alférez de Fragata en 1793; se incorporó a la Escuadra de don Juan de Lángara, con la cual salió para el Mediterráneo, y con la del Atmirante inglés Hood se apoderó de Tolón A. las órdenes del General Gravina concurrió a diversas salidas de la plaza contra los Ejércitos Republicanos, asistió a la defensa del fuerte de Málaga e intervino en las operaciones de reemplazo y evacuación, distinguiéndose en todos estos actos por su valor y arrojo En la defensa de Rosas hizo el servicio en tierra en el castillo de la Trinidad hasta la rendición de la plaza, y mandó la bombardera número 2 Al terminar la guerra con la paz de Basilea fue ascendido a Alférez de Navfo en 1796. Embarcando poco después en la fragata "Paz" e incor-porado a la Escuadra de don José de Córdoba, asistió al combate contra la Ar-mada inglesa del Almirante Jenvis, despues de lo cual se le destinó al Apostadero de Algeciras para mandar varios cañoneros con que ir convoyando transportes hasta 1798 en que desembarcó Al año siguiente embarcó en el navío "Bahama" y sirvió en la Escuadra de don José de Mazarredo, y en 1800: se halló en El Ferro1 en la gloriosa defensa contra la expedición inglesa En 1801 embarcó para Amé-rica en la fragata "Sabina" y en aquellos mares transbordó al bergantín "Carta-genero" y luego al navío "San Leandro", con el que volvió a España En 1804. se le dio el mando del cañonero número 6, con el cual sostuvo combates con los diversos buques ingleses que bloqueaban nuestras costas, y embarcado al año si-guiente en el navío "San Ildefonso" se batió heroicamente en la gloriosa batalla y derrota de Trafalgar, a las órdenes del General Gravina Cayó herido y fue hecho prisionero, y al volver a ser puesto en libertad y presentarse de nuevo en Cá.diz se le nombró Ayudante de la Compañía de Guardias Marinas, y se le ascendió a Teniente de Navío En se encontró en el Arsenal de la Carraca y peleó contra la Escuadra francesa del Almirante Rossilly hasta que la rindieron, después de lo cual pasó ai mando de los Batallones que se estaban formando con-tra los invasores y fue nombrado Capitán de Cazadores del segundo Batallón del primer Regimiento de Marina Hizo las campañas de Gxtremadura, Andalucía y La Mancha; combatió en la gloriosa batalla de Talavera, por lo que fue ascendido a Capitán de Fragata y condecorado con la Cruz de Distinción de dicha batalla, estuvo defendiendo contra los franceses los puentes del Tajo, y cayó herido en la batalla de Ocaña, a pesar de lo cual sigui5 batiéndose en retirada con el Ejér-cito hasta las gargantas de Sierra &Eorena, y siguió los restos de los Batallones hasta la Isla gaditana, donde se preparaba la defensa En 1810 embarcó en el navío "San Lorenzo" y navegó a La Habana y [Puerto Rico, de donde pasó a Costa Firme al frente de 150 hombres de marina pard renovar en algunos episodios las hazañas de los primeros Conquistadores del Nuevo Mundo Ardiendo la insurrec- 182 ANUAEIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DON DOMINGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS ORIUNDOS . 3 A Monteverde se le viene juzgando duramente, sobre todo a ,partir del 25 de julio de 1862, fecha en la que firma, en Puerto Cabello, la Capitulación de San Mateo con don José de Sata y Bussy, representante del Generalísimo don Francisco de Miranda. En la Capitulación quedó consignado que Miranda entregaba a Montevede la provincia de Venezuela, JT Monteverde se csmpro-metía a respetar y perdonar a cuantos habían participado en la insurreccibn. No se intenta en este trabajo hacer una defensa de Monte-verde, pero si, por respeto a la Mistoria, destacar algunos hechos que se suelen pasar por alto, o al menos se trata como algo natural. Opinamos que los historiadores americanos han subestimado un aspecto fundamental de. la actuación de don Domingo Monteverde - cuando perdonó la vida e incluso dio libertad al futuro Libertador Simón Bolívar. P sin Bolívar no se concibe la independencia ame-ricana, al menos en época tan temprana. Bolívar impulsó, dio calor y ejemplo a las otras provincias. Bolívar hubiese partido con ~i ranidaa h r t o R ico o a ¿a Carraca de Cádiz. ;Y quién asegura que hubiese regresado? Por parte ción de Venezuela y constituído un Gobierno independiente del de España, el Brigadier Ceballos, que se hallaba en la provincia de Coro, recibió noticias de que aIgunos insurgentes querían volver a la obediencia, y entre ellos el Cacique indio Juan de los Reyes, que mandaba 200 ó hombres, y a unirse con él mandó a Monteverde a Siquerique, lo ha116 en poder de Reyes y recibió de éste 200 fusileros y 100 flecheros, con los cuales y los que llevaba no dudó en dar un golpe y se dirigió a Caracas, defendida por 700 hombres, entre los cuales había 300 veteranos Di6 el ataque el 23 de marzo y arrolló con sus tropas a los rebeldes, que huyeron y abandonaron siete piezas de artillería y muchos pertrechos Después de esta acción, que produjo asombro, comenzaron a maquinar los enemigos el medio de copar y destruir la pequeña columna de Monteverde, y aun el Brigadier Ceballos temi6 que lo ejecutasen, pues disponían en junto de 5000 hombres, más un cuerpo de 2500 protegidos por 32 buques, que remontaban el Orinoco y se dirigían a la capital de Guayana Nonteverde, que conocib lo critico de su situación si lo ro-deaban, procuró fortificar a Caracas, pero no sal16 de ella, aunque el Brigadier Ceballos se lo orden6 por no poderle prestar socorro Vino a favorecerle un terre-moto que puso gran pavor en los Animos y la derrota que sufrieron tras esto los rebeldes que atacaron a los fieles guayanenses. Aprovech&ndose Monteverde de la predisposición general del país, emprendió de nuevo la campaña sin esperar so-corros de Coro, y marchó a. Barqujsimeto, qu ha;li> ya libre de rebe:dss y dvnde fue reforzado con siete cañones y buen repuesto de víveres y municiones De allí marchó sobre Valencia, desoyendo las indicaciones de Ceballos, que temía le cor-tase la retirada el Ejército msurgente de Barinas, y luego @sose en comunicación directa con Xi~i~aresC, apitán General de aquellas provincias, que s e hallaba en-tonces en Puerto Rico. Dirigió despu6s sus movimientos sobre Barinas, Tocuyo, Trujillo y principalmente sobre San Carlos, llevando una columna de 1.000 infan- Núm 1s (1967) 183 4 ANALOLA BORGES de las autoridades españolas se hubiera podido condenar al futuro Libertador por el delito de traición. Bajo este concep-to se colocan los que atentan de algún modo contra la indepen-dencia nacional, y antes de 1870 lo eran también los hechos que se perpetraban contra el rey o el reino. La Ley de ías Partidas (Partida WI, titulo 11, leyes l.", 2." y 3.") pena estos hechos, que constituían "laesa maiestatis crimen", con la muerte, p6rdida de bienes y la infamia para los hijos varones (pena familiar). nene el carácter de deslealtad al rey más que a la patria. El monarca, el rey, es propietario del reino; de ahí que toda actividad encami-nada a sustraer parte del territorio nacional a la Autoridad Real (concepto patrimonial de la Soberanía en el Medievo), con propó-sito separatista, era considerada como un despojo a la propiedad del rey, mas que un atentado contra la integridad de !a nación. EI supuesto delito de traición era falta de lealtad y fidelidad del súbdito a la Majestad. Este concepto reafirma su vigencia en la tes, 180 caballos y algunas piezas de artillería con sus pertrechos correspondientes Rompió el fuego contra esta Última ciudad con taI violencia que, ayudándole tam-bién el espíritu de deserción que había en las filas rebeldes, puso a éstos en des-orden y desbarató su Ejército, haciéndoles 200 muertos, 127 heridos y 470 prisio-neros y apoderándose de 500 fusiles y de toda la caballería En esta acción se pasaron al ejército de Monteverde 67 valencianos; se dirigió inmediatamente a Valencia, poniendo en fuga al Gobierno que residía en ella y que huyó a Valencia El día 3 de mayo presentóse Monteverde en Valencia, al mismo tiempo que las tropas rebeldes volvían a defenderla, y sin darle tiempo a hacerse fuertes, des-pués de haber hecho una marcha rapidísima e inesperada, los cogió desprevenidos y los derrotó completamente en pocos momentos, tomándoles un pedrero y 100 fu-siles Pero después de todas estas victorias se halló a una distancia grandísima del Cuartel General y con el peligro de que le viniesen a atacar 3 000 insurgentes con artillería de grueso calibre, y en esta ocasión pidi& auxilio a Ceballos, el cual, aunque resentido, como buen patriota, acudió con 700 hombres, dispuesto a po-nerse al frente del Ejército de Monteverde; entretanto, habia recibido órdenes reservadas de Madrid para conservar el mando, y esta imprudencia del Gobierno español de constituirle en Jefe sin previo aviso a los que le eran superiores hu-biera podido ocasionar serios disgustos si el sentimiento patriótico no se hubiera impuesto a todo La República Venezolana, ante las victorias de Monteverde, le puso en frente, como GeneraIísimo de su Ejército, a Francisco Miranda, el cual fue a situarse con 4000 hombres en Guacara, distante cuatro leguas de Valencia En las primeras refriegas de las avanzadas se pasaron varios insurgentes al E~ér-cito de Monteverde y otros se negaron a hacer fuego, por lo cual Uiranda, rece-loso, se retiró al pueblo de Maracay, perdiendo cerca de 440 hombres que com-ponían el batallón de Tuy y desertaron en Victoria Con todo recibió refuerzos y se fortiiicó en los puntos de Cabrera y Guaica Allí le atacó Monteverde, obli-gándole a dejar las posiciones y retirarse seis leguas de Victoria, donde se hizo fuerte de nuevo y llegó a reunir 5000 hombres Otra vez le asaltó Monteverde, pero aunque al principio le halló desprevenido, la posición favoreció a Miranda, 184 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DON DOMINGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS ORIUNDOS 5 N&sinu;c RecopiZwi6.n hasta 1822, en que se publica en Espalia el primer Cúdiqo Penal. Esta figura es típica en todas las legislaciones penales hasta nuestros días, si b~ien el concepto Rey, sujeto pasivo del delito, ha cambiado por el de Patria o Nación. y sus soldados, en una desesperada defensa, rechazaron a Monteverde, dejándole muy debilitado y con grandes pérdidas Entonces volvióse la fortuna y hallóse en apurado trance el General canario, del cual vino a sacarle la sublevación de los realistas detenidos en Puerto. Cabello, los cuales se apoderaron de los buques fondeados, después de haberse ganado la guarnición del castillo Cornó allá Mon-teverde y aún llegó a tiempo de batir los restos fugitivos del Bj6rcito contrario, que no pudo huir por mar como su Jefe Bolívar En esta acción recibió Monte-verde tres heridas, pero repuesto de ellas y teniendo la plaza de Puerto Cabello como base de operaciones, recibió la espontánea sumisión de las provincias de Cumaná y Barcelona En Wi.3 comenzó la nueva insurrección, .que fue muchas veces desastrosa para las Armas de España, y Monteverde siguió con ardor la nueva campaña Interpuestos los rebeldes contra los Ejércitos realistas. y la plaza de Puerto Cabello, determinó Bolívar apoderarse de ésta por un golpe de mano y la asaltó con lo mejor de sus tropas, pero le rechazó Monteverde valerosamente, haciéndole 600 muertos, que abandonó en las calles y avenidas Reforzado después el General español con el Regimiento de Granada, venido de la Península, deter-mmó hacer una salida para distraer al enemigo, que combatía contra los Zjércitos españoles, y en esta expedición volvi6 a ejecutar notables hazañas, siendo herido en la mandíbula inferior, que perdió en gran parte Sus dolencias se fueron acre-centando, y como el partido español le aconsej& que se retirara, entregó el, mando casi dos años después de haber comenzado aquellas portentosas hazañas Volvió a la 8P1enfnsulay, en l a 7 ascendió a Brigadier y se le concedieron la Gran Cruz de Isabel la Católica y la Laureada de San Fernando En 18% se le designó para Capitán General de Puerto Rico, pero no aceptó por causas de salud, al año si-guiente ascendió a Jefe de Escuadra, y en 1825 se le nombró Comendador Prin-cipal de los Tercios 'Navales de Levante Al refundirse los Cuerpos de Infantería y Artillería de Marina y denominarse todos Brigada Real, se le puso al frente como General por el Gobierno, y al tomar posesión de su cargo organizó el Cuerpo y se dispuso a zan3ar todas las dificultades que impedían la fusión, pero el mo-vimiento revolucionario impidió su tarea, y los oficiales liberales que temian su oposición le prendieron en la1 Sofocada la ~ebelión, pero residenciado por el Go-bierno, aunque luego se probó su inocencia y se le absolvió, esta humillación le caus6 gran depresión moral y falleció al año siguiente (Enczclopedza Hzspanoame-rzcalza de Espasa-Calpe Para el ingresa de don Domingo de Monteverde como Guardia Marina se practicó información testifica1 en La Orotava, patentizando su Hidalguía documentalmente s61o con certificaciones de haber sido sus antepasados Capitanes de Milicias y Regidores de Tenerife. -Véase Dalmiro de la Válgoma, tomo 111, Madrid, 5945, págs. 2&3-264) Don Domingo de monteverde había dado poder a su hermano mayor don Antonio, en Cádiz, el 22 de junio de 18l8, ante el ,.-h...,.--- n 2- 3- ,- n -7,- ---- -..,. c i ~ r i u a i i u u c r i i a r u u ucí ia liailq p a r a yurí en SÜ iiuxbre practicase en la de La Orotava información de su ilustre calidad, al objeto de poder ingresar en la Real y Distinguida Orden española de Carlos 111, de que Su Majestad le habla hecho merced Aquella informacibn fue hecha ante el Alcalde Xayor don José de Monteverde y Molina, el 20 de marzo de W, y su expediente y pruebas de Nobleza los aprobó la referida Orden de 29 de mayo de 1819 Este ilustre lagunero no dejó descendencia '' 6 ANALOLA BORGES Desde el punto de vista legal, a Bolívar podía habérsele juz-gado como sedicioso y traidor y condenado a la pena capital, que graciosamente podría conmutársele por la de prisión perpetua. Bien está el que se alegue que había mediado la Capitulación de San Mateo, pero todos los que rastreamos algo eri la Historia sabemos del relativo valor que con frecuencia se da a estos Pactos y Tratados, poco consistentes si las partes firmantes no fueron las legítimas autoridades. Sabemos que Monteverde era sólo uno de tantos que, en uno u otro bando, se erigieron jefes, despreciando la autoridad legítima. Pero hay más en favor del jefe español: Eolívar no s6Io quedó en libertad absoluta, sino que le fue entrega-do un pasaporte por el propio Monteverde 3. El 27 de agosto del año 1812 el futuro Libertador parte para ?Ueva Gi=a.ri-ada, via cfirazao, y na a-+- nne niionilg Cir& Rnlívar c m CIIL~VECIC~IUUW L IU WLI . V L L u"--. -- comienza a realizar su gran historia y a cambiar la historia de su país y la Historia Universal. Pero creemos también que hubo causa por la cual Monteverde no cumpliría lo capitulado en aquel 25 de julio del año 1812. Se le ha juzgado cobarde, mediocre, dominado por el grupo "isleño" que le hacia recelar de supuestas insurrecciones. Sin embargo, no es esta la persona que corresponde a su etapa anterior a la lIegada a Venezuela. La verdad es que Monteverde tuvo que conocer forzosamente los planes que abrigaban los capitulados el 25 de julio. Tiene. como todo gobernante en parecidas circunstancias, informadores que lo ponen al corriente del rumor popular, "vox populi", y toma pre-cauciones que a la parte dolida le parecen infamantes. Pero son las mismas que tomaron los patriotas en aquellos lugares que pu-dieron hacerlo. Así en Pore, donde está don Andrés Solano de Gobernador interino, quien encierra a los europeos y les confisca los bienes para evitar que con su dinero auxilien a los espaiíoles. 3 El canónigo español don Francisco Iturbe gestionó de Monteverde el pasaporte de Bolívar. Este se decide reconquistar su país desde las márgenes del Magüaiena. Conquista Tenertje, puerto ciaw eii el trAficci Ue: alto ItTagda-lena, y que recuerda el paso de los canarios en la conquista de aquel río a las órdenes del adelantado don Pedro de Lugo en el sglo xv~;de allí con-quista MompGs (27-XII-1812), que fue su primer gran triunfo, y saboreó las mieles del recibirmento entusiasta 186 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DON DOMINGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS ORIUNDOS 7 Mientras, tiene preparados a unos 1.600 hombres, hasta con pie-dras, para oponerse a cualquier levantamiento por parte de los realistas. Las cárceles están tan abarrotadas de gente que no sabe qué hacerse, ^porque, asegura, los presos aumentarán cada día de tal forma que su número superará al de los ciudadanos I. Esto es sólo una muestra, que podemos seguir ampliando con los propios escritos de los patriotas. No se muestran aqui con espí-ritu de controversia, sino para constatar las motivaciones de Mon-teverde, según el rigor y la imparcialidad que debe tenerse en todo hecho histórico. Así podría citar también un escrito de don Juan Bautista Molina, Gobernador de Pore, en el que dice que en los Llanos de Apure han pasado por las armas a 14 prisioneros y otros 24 los tiene condenados a otros castigos j. El documento que comentamos a continuación lo redacta el ingeniero don José Mariano Aloy. En é1 hace un resumen de la actuación de Monteverde, quien, al igual que el Gobernador de Pore, tuvo buen cuidado de encarcelar a aquellas personas consi-deradas peligrosas para la causa realista, sin que se llegara al extremo de privarles la vida, extremo que es muy de tener en cuenta dadas las circunstancias y los momentos de emergencia en que se desarrollaron los hechos en la Capitanía General de Ve-nezuela. El citado ingeniero don José Mariano Aloy ha sido testigo de la marcha victoriosa del Capitán General Monteverde, "que obte-nía a un tiempo la seguridad y el sosiego de las familias". Observa con pena 'que, a poco de entrar en la ciudad-capital, muchos de los reos presos salieron libres; unos se pasaron a los insurgentes de Casanares, en el reino de Santa Fe, y otros difundían rumores subversivos y seguían tenaces en sus ideas revolucionarias. También salieron de las prisiones los actores del 69 de abril y 4 Archivo Hid6rico Nacional. LMadrid (citado en adelante A H N.) Sec-czóm Estado. Fondo Torrepando. Legajo 93, Carpeta "~Rebeldes". De don An-drés Solano, Gobernador mterino de Pore, al chudadano Secretario del Poder executivo de la UmÓn Pore, 8-XI-1812. 5 Legajo cit. en nota 4: ;De don Juan Bautista Molina, Gobernador de Pore, al !Secretario del Poder executivo Federal. Cuartel General de Cuylito, 27-XI-1813 8 AN.4LOL.4 BORGES los que proclamaron la Independencia el 5 de julio. Caracas es el centro de la discordia; es necesaria la presencia del Jefe prin-cipal para atender a la Guayana y a la parte oriental in-mediata a la costa "donde se haya (sic) reunido el mayor níamero de la esclavitud de la Provincia y la que empezó a insurreccionarse cuando el Sr. Monteverde cortó rápidamente los progresos que ya contaban en Curiepe". Pero luego las cosas variaron. Los pueblos "ven con dolor que no está satisfecha la vindicta pública". En cinco meses que existe la Real Audiencia no se han ultimado las causas de los reos más graves y peligrosos, entre los que se cuentan "Francisco Miranda y otros peores que éste, que cometieron nuevos clrímenes aún des-pués de la capitulación de la Victoria". En Puerto Cabello se ha puesto en libertad a mas de 50 hom-bres, algunos muy sospechosos. Y en La Guaira han salido tres sujetos muy conocidos por !a exaltacibn revolucionaria. Todo esto sucede mientras en Barinas, provincia pacificada, los insurgentes pasados a Casanares han reunido irnos 1.400 hombres para invadir aquella provincia, "malísimamente armados y sin más recursos que los que les presentava el partido interior en que traían fixadas sus esperanzas.. . ; esta fraguada expedicih corre por ca-nales secretos por esta provincia [Venezuela], la de Cumaná, Mar-sarita, y Parte de Barcelona". Con estas noticias ei pueblo de la Victoria pensaba sublevarse cuando los de Casanares entraran en Barinas, y la misma actitud mantenían los pueblos de la Sabana de Ocumare. Mientras, en Caracas corría el rumor de que serian asesinados todos los naturales, y se pueden leer carteles con "vivas a la Independencia y mueran los españoles e isleños y Monteverde". La situación militar de los leales españoles es deplorable: no hay tropas europeas, y el erario público está exhausto. El Capitán General, atendiendo a estos males, "había puesto en seguridad últimamente las personas que pudiesen contribuir a la repetición de los pasados extravíos. Pero los han puesto en libertad, como queda dicho". Nos ha parecido de interés el informe que se ha expuesto, por-que sirve de base para una mejor comprensión de la actuación del Capitán General de Venezuela don Domingo Monteverde, cuya 188 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DON DOMINGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS OEIUNDOS . 9 actuación se ha juzgado con calificativos despiadados, seguramente porque no se han buscado las causas que motivaron el incumpli-miento de la Capitulación de San Mateo, que debió respetar, al menos por su honor de militar. Por el documento de Aloy cono-cemos que Monteverde realizó, la conquista de una parte de la provincia, entró en la capital y dio libertad a los presos que habían seguido el bando patriota, entre los que se encontraban los com-prometidos el 19 de abril y los que habían declarado la Indepen-dencia el 5 de julio. LCos patriotas, libdres de todo cargo, procuraron agruparse en aquellos lugares donde se mantenía viva la fe en la revolución. Así, unos marcharon a Casanares, provincia de Santa Fe, donde se encontraba un importante núcleo de insurgentes, y otros permanecieron en la capital, como transmisores de las ideas revolucionarias. El perdón se extendió también a otras ciudades, como la de Puerto Cabello, donde se dio libertad a unos 50 hombres, algunos de los cuales eran muy sospechosos; tres en La Guaira, muy cono-cidos por SUS ideas revolucionarias. Siguiendo el informe sabemos que, Barinas, ciudad que enton-ces se encontraba pacificada, se hallaba amenazada de ser inva-dida por los patriotas concentrados en Casanares, y que existe toda una red extendida por la provincia cuyos nkcleos principales de imurgentes se encuentran en Cumaná, Barcelona y la isla de Mar-garita, cuyas consignas secretas son las de promover una nueva sublevación de la pmvincia. El pueblo de la Victoria espera el éxito de Barinas para unirse ellos tamblén a los insurgentes, y la misma actitud mantenían los pueblos de la Sabana de Ocumare. En cuanto a Caracas, la capital, el movimiento revolucionario iba tomando incremento, hasta el punto de que podían leerse carteles en los que se decía: "Viva la Independencia y mueran los españoles e isleños y Monteverde". Muestra también el escrito la ineficacia de la Audiencia, que en cificQm eses F,= habj2 Ulbimud~12 s cuuaas & 19s reeu c~yer&, !i-tos se consideraban más graves y peligrosos, entre los que se encon-traban el Precursor, Francisco de Miranda, "y otros peores que éste que cometieron nuevos crímenes aún después de la capitu-lación de la Victoria". 10 LALOLA BORGES Atendiendo -se& Aloy- a que la situación militar en el campo realista era deplorable por falta de tropa y a que el erario público era escasísimo, Monteverde se vio en la necesidad de poner en prisiones a aquellas personas sospechosas de estar conectadas con los elementos revolucionarios y pudiesen contribuir a la fra-guada sublevación. Y es ésta la mayor acusación que recae sobre el Capitán General, junto a la confiscación de bienes de los detenidos y a las condiciones infrahurnanas de las cárceles. o es exactamente lo que se hacía en el campo independen-tista, como hemos visto. Cuando los patriotas tomaron Caracas, pasaron los realistas a las mismas cárceles, sufrieron la confis-czición de bienes y el estado infrahumano de las prisiones era el mismo. Sólo que se ha olvidado porque ahora los que estaban allí 7 - - .~- 2.- L-- - k X ¿ L í i l V S WdliSL¿LS. Otro segundo escrito del ingeniero don José María Aloy nos completa la información : "El señor de Monteverde, como buen español y excelente ciuda-dano, no dudó un momento en publicar a estos pueblos la savia Constitución Política Nacional. , y ha querido, olvidando lo pa-sado, hacer partícipe a Venezuela cuanto antes de sus veneficios. Ha intentado atraer a los disidentes por medio de este código salu-dable, y darles a conocer que más influyen en su ánimo la genero-sidad que el castigo. "Sin embargo, sordos a la voz de la razón y a tanta equidad, ninguna demostración pública se ha visto que confirmen nuestras esperanzas y deseos. Por el contrario, continuos avisos y denun-cias se reciben de dentro y fuera de esta Capital y que se comu-nican al dicho señor Capitán General, hacen creer que está mal apagado el fuego de la Rebelión y que no se cesa en buscar pábulo a la combustión. . Después de haber agotado aquí los recursos de la piedad y la clemencia, se han tomado las medidas enérgicas que necesita la seguridad y defensa de estos dominios." Termina el informe solicitando un Juez de Pesquisa que llegue de España a fin de que vuelva la paz y la armonía a aquellos pue-blos, y concluye: "Yo no me complazco ni deseo el castigo, sino la enmienda de los que desgraciadamente se desviaron de la senda del honor y 190 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DON DOMINGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS ORIUNDOS . 11 del dever. Quisiera que se corrigiesen para hacerles mis amigos, para que sus familias y conexiones tengan confianza en el Govierno y en la generosidad característica del español" 6. Se dirá que es un escrito parcial, y en efecto, lo henios tenido en cuenta. Sin emb'argo, se trata de persona cuya actividad está al margen del conflicto bélico. Se trata de un ingeniero que escribe a su superior sin otro motivo que el de informarle sobre los acon-tecimientos que vive, y en los que, en cierta manera, se encuentra inmerso. Precisamente, para no aumentar este matiz de parcia-lidad, silencio otros documentos muy representativos porque los autores del escrito sí que están impregnados de realismo y pu-dieran restar veracidad a la informació-n. Sin querer detenerme en este aspecto, que merece un trabajo profundo, continuamos con el tema propuesto. Las vicisitudes bélicas del año 1813 son bien conocidas; aquí sólo quiero hacer destacar algunos documentos que pudieran dar luz a lo ya escrito acerca del partido español, cuyos estudios están aún olvidados, incluso por parte de los mismos españoles, a excep-ción de algunas valiosas monogrdías de todos conocidas. Volvemos a Aloy, quien nos informará en agosto que están reducidos a la plaza de Puerto Cabello : "Venezuela se ha perdido con la misma facilidad que se conquistó. Los monstruos de ingratitud son cien veces peores que los franceses Se necesitan dos mil hombres y el severo castigo bolberán a domarlos. ayudado de Coro, Guayana y Maracaibo", Se necesitan otros cuatro o cinco mil hombres para la conser-vación del país, y 70 oficiales sueltas, porque se carece en absoluto de ellos. "Reina en Venezuela la anarquía que reynó en Guárico y su odio se dirige contra los Españoles a quienes no dan quartel, aún al que encuentran en el hospital, y han sucedido, suceden y sucederán mayores orrores ." 7. Es un informe desesperado, porque los horrores de la =erra 6 Arc?nivo Hisb6rico del EOj6rcito (citado en adelante A. H. E ). Wadrid Doc 7 052, sign 1-1-7-16 Del Ingeniero don Jod Mariano Aloy al Excelen-tísimo Sr. Ingeniero General don José Heredia. Puerto Cabello, 21 enero 1813 7 A. H. E. Madnd Del nusmo al mismo Doc. 7.054. &gn. 1-1-7-18 Puerto C&d10, 21-VIII-1813 12 AiiALOLA BORGES dominaban en arnbos campos. El 15 de junio del mismo año se había promulgado en Venezuela el famoso Decreto de Guerra a muerte, que terminaba con este escalofriante párrafo: te pañol es y cana-rios: contad con la muerte, aún siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de Venezuela ; americanos : contad con la vida aún cuando seáis culpables". Así las ejecuciones de españoles y canarios quedaron legalizadas por este Decreto. Respecto al grupo canario que tanto se significó en los dos bandos contendientes, recordemos que Francisco Miranda era hijo de un isleño, Sebastián Miranda. El general disidente de Venezuela fue entregado a Monteverde, ambos oriundos de la isla de Tene-rife. Hay otra coincidencia cercana a estos sucesos: la derrota de Moiitever& TVpaturin í25-v-1gi3) por TisLr,h ijo ausim. o . Ue un isleño. En esta batalla de Maturin Aloy encuentra a Monte-verde en Ia forma que se transcribe: "Quando llegué a incorporame con el Sr. Cp. 6. D. Domingo Monteverde en la ciudad de Valencia, fue derrotada su última prin-cipal división en el Tinaquilio; al día siguiente de mi llegada a dicha ciudad iholbí los ojos sobre ella y hallé un Esqueleto; me dirigí al General, a quien todos habían abandonado menos tres oficiales, y lo hallé en el último abatimiento; dispuso retirarse a esta plaza [Puerto Cabello] y en ella ha continuado, perdido el tino enteramente, pues está como fuera de juicio desde que el 25 de mayo último fue derrotado en Maturin. Por lo tanto, la defensa de esta plaza [Fuerto Cabello] no se ha hecho por ninguna dispo-sición suya, sino por el patriotismo de sus defensores.. . Sali6 de Puerto Cabello una expedición con hombres que había antes de llegar el Bon. de Granada, como igualmente esta tropa; y los pri-meros fueron derrotados enteramente y dispersos, y los segundos sufrieron algunas pérdidas, replegándose a este destino en donde permanecen. El Sr. C. G. Monteverde fue gravemente herido, ha-ciéndose víctima de su propio plan contra el dictamen de ia Junta de Guerra celebrada antes; mas luego el Sr. General hizo todo lo contrario. En vista de tan costosa experiencia, del estado físico y mental er, que se halla el Sr. Monteverde, puede asegurarse tam- 192 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DON DOMINGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS ORIUNDOS. 13 bién que hechará a perder todo quanto se ponga a su cuidado, a menos que su mkquina vuelba a su estado primitivo" s. A partir de entonces Monteverde deja de ser, de hecho, el man-datario primero de las tropas realistas en Venezuela. La fusih de sangres hizo que los grupos contendientes reac-cionaran de modo parecido. Eran los mismos hombres, hechos de la misma estirpe, y ni siquiera podemos asegurar que tuvieran dis-tinto ideal, ya que las deserciones en uno u otro bando fueron derna-siado frecuentes. No contamos desde luego las personalidades sin-gulares que representaban la contienda, pero esto es una excep-ci6n. Las discrepancias, indisciplinas y abusos de autoridad que vamos a comentar en el bando realista tienen una acusada corres-pondencia con los hechos de los patriotas. Es el sentido individua-lista de los hombres hispánicos, que no pudieron borrar las dife-rencias ideológicas por las que luchaban y morían. La situación de los españoles se hace desesperada, En Puerto Cabello escasean los víveres y se prefiere evacuar las tropas para evitar el tener que alimentarlas: El Batallón de Granada, establecido en Puerto Cabello, aumenta la escasez 'de viveres, ya perentoria. L a ración es de un pan al soldado y uno al oficial "aunque su familia sea tan numerosa como la Corte Celestial". El citado Batallón llegó de guarnicibn a la plaza, pero no se necesit6 de 61 para defenderla "quando estubo atacada". Ahora que la plaza está libre de enemigos sería mejor enviarlo a campaña "por parajes donde enco~traría medios de conducción de víveres, que no apoltronarse a ayudar a consumir los pocos con que se cuenta aquí. El resultado será siempre la eva-quación si Zeballos no puede adelantarse a tomar Valencia" 9. Las campañas triunfantes de los patriotas agravaron cada vez más las necesidades de todo orden que padecían los españoles y se llegó a la completa anarquia en la plaza de Puerto Cabello, donde se encontraban acosados y reducidos. De ello se percataron los 8 A. H. E Madrid. Doc. 7.055. Sgn 1-1-7-19. De Aloy a Iieredia. Puerto Cabello, 26-X-1813. 9 A. H. Ea. Madrid. Doc. 7.056. Slgn. 1-1-7-20 De Aloy a Heredia. Puerto Cabello, 5-Xi-1813. jefes independentistas, que debieron además conocer el estado de incoherencia en que se hallaba Monteverde: "Eran del mismo modo muy sabidos en aquella ciudad los acon-teamientos del 28 de diciembre en Puerto Cabelic. Una junta de europeos exaltados, inconsiderados y poco previsivos, formalmente instalada por sí misma y reunida en Ia casa de la factoría, rnand6 levantar los puentes levadizos e intimó y ejecutó el arresto y depo - siciSn del mando de sus buques al Comandante principal de Marina y a los oficiales de la Marina de S. M.; depuso y arrestó al Coman-dante de la plaza, nombrando a otro, y depuso igualmente al Ge-neral Monteverde, quien en medio de sus males y con el único auxi-lio del Auditor de Marina, don Ramón Werná~dez Armas, pudo restablecer las cosas en su legitimo estado. "El General don Juan Manuel Cagigal había llegado a Puerto Cabello en el mismo mes [diciembre] para encargarse del mando de la provincia" lo. El cuadro que estarnos esbozando del tema propuesto lo vamos a perfilar con los escritos del comisionado del Gobierno legítimo de Venezuela en la isla de Ckrazao 11: "Muy señor mío: Creo de mi dever comunicar a V. S. las oeu-rrencias de Venezuela, por esta ocasión que sale para Magagues. El 28 del pasado ha habido en Puerto Cabello una mutación ge-riera1 de los empleados en aquella plaza. El Comandante de ella y los oficiales de marina de aquel apostadero se hallan en esta isla, y la junta de gobierno que se ha establecido para la conservación de aquella plaza contra los insmgentes ha nombrado los oficiaZes correspondientes para el desempeño de los empleos que ocupaban los depuestos. Los motivos que han originado esta determinación no he podido comprender hasta el presente, porque los pasageros l o José Domingo Díaz: Recuerdos sobre la Rebelz6n de Caracas Acade-mia de la Historia, voI. 38, pág. 240 Caracas (Venezuela) 11 Archivo General de Indias (citado en adelante A G 1.) Sevilla Es-paña. S'ecczón Audielzcia de Santo Domzngo, leg. 2 416. Carta núm 106 del Intendente de Puerto Rico don Alejandro Ramírez al Secretario de Estado y del Despacho de Wacienda. Adjunta dos escntos de don Francisco de la Hoz, Comisionado del Gobierno lexítimo de Venezuela en la isla de Curazao Puerto Rico, 2-XI-1814 194 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLAWTICOS DON DOMINGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS OR'IUNDOS. 15 que han llegado a esta isla todos hablan con variedad, aunque la mayor parte afirman que ha sido por la ineptitud que el paisanage ha observado generalmente, tanto en los empleados de la plaza como en los de la marina, particularmente en la salida de los tres bergantines del Rey y la goleta "Fernando 7.0" contra los buques-goletas de los insurgentes que bloqueaban a Fto. Cabello, que, a los pocos dias de haber salido de aquel puerto contra los bloquea-dores, se retiraron nuestras fuerzas sin haber querido sus oficiales entrar en combate, y los insurgentes tubieron el atrevimiento de hacerles fuego hasta una de la bateria del castillo." Como puede apreciarse, la información que da el texto anterior contrasta con el documento que presentamos. Para aquél, Monte-verde, con el auxilio del Auditor de Marina, pudo restablecer las cosas a su ''legitimo estado". Sin embargo, el documento nos habla de una situación bien desagradable para los españoles: negligen-cia por parte de los empleados civiles, abandono de las obligaciones militares por parte de los oficiales de marina, y una especie de '"entente" con los insurgentes al no hacerles frente. Eh total, un estado de anarquía, quizá motivado por la enfermedad de Monte-verde y por la falta de autoridad. ''La determinación del pueblo de Puerto Cabello causará mu-cha estrañeza en todos los doraiinios inmediatos, y yo me compa-deceré de aquellos paisanos que han tomado sobre sí la defensa, si no salen bien en su empresa; es un dolor que nuestro gobierno no destine para estos puntos sujetos capaces de desempeñar sus funciones y que se vean los simples particulares obligados a tomar sobre sus hombros todas las cargas de los funcionarios públicos en circunstancias apuradas." Las causas de aquel estado anárquico se encuentran en el pá-rrafo que acabamos de transcribir: no hay "sugetos capaces de desempeñar sus funciones", y estos cargos de responsabilidad están en manos de cualquiera de los paisanos que obren de buena fe, 0 de )!gin y ~ ~ e g t ~ ~qa y~fdeie e a bcscar f~,&una. "E;i,ta mañana he visto pasar por esta isla toda la comitiva de oficiales de mar y tierra que han llegado de Puerto Cabello, y he observado, con el mayor sentimiento, la burla y la risa que hacen los ingleses de estos españoles. Se le parte el coraz6rr. Sr. Inten- 16 ANALOLA BORGES dente, a todo buen español, de ver en un país extranjero y aliado la critica que hacen de nuestros gobernantes en Venezuela." La situación de los españoles en la isla inglesa de Curazao fue en todo momento de humillación, a pesar de las notas oficiales de su gobierno y !as protestas de lealtad por parte de la nación bri-tánica hacia la española : "El día 3 de éste llegaron las tropas del Batallún de Granada a la vesa de Coro, descalzos y desnudos, después de haver pasado unos caminos intransitables de calenturas y pereza (sic) de S. Feli-pe, por la costa, a la ciudad de Coro, según me han dicho varios pa-sajeros que vinieron ayer de Coro. Los soldados se hallan resig-nados a no salir con su coronel D. José Miguel Salomón 12, porque según dicen no es el más aparente para la guerra; es desgracia nuestra que, teniendo soldados valientes, no llega a Venezuela una cabeza que los pueda mandar. Esto es lo que ha faltado desde que llegó este Batallón a Puerto Cabello: con las enemistades de Mon-teverde con Zeballos 13, y los militares de profesión con los de genio que mandan los demás cuerpos de lo interior como Bobes, Yáñez 14, Millet 15, etc., han ocasionado un mal general." 12 Salomón había venido de España para reforzar a Monteverde en Püerto Cabello, con el grado de Coronel estaba al frente del regimiento de Granada Se le hacen cargos muy duros sobre su incapacidad de mando Se,$in Aloy, cuando estu7vos ~tradal a plaza no ofrece otra cosa que el aumento de ración en los ya exiguos recursos. 13 Ceballos había sido Gobernador militar de Coro en 1809 y Tenients de Rey en Caracas Su antiguedad en el país y el conocim~ento del msino eran posiblemente una de las causas de marchar en desacuerdo con el adve-nedizo Monteverde, quien tenía a los otros militares, como Cagigal, en inac-ción. Sin embargo, ocupó al inepto Salomón, recientemente llegado de Cádiz, que fue derrotado en Vigmma con su regimiento de Granada, según vere-mos luego. 14 José Yáiiez 3Z.I mismo día que se fechaba en Puerto Rico la carta remi-tiendo los escritos que comentamos, moría José Yáñez en el sitio de Ospino, de una bala. Era también isleño de Canarias: "los vecinos de la villa, que tanta crueldad habían sufrido a manos del realista, se apoderaron de su cadáver y lo descuartlzaron, colocando sus miembros en diversos puntos de sus inmediaciones". Citado en Causas de Infidencm, vol 31 de la Academla de la Historia de Venezuela, pág 104. Caracas, 196-1. 15 Debe ser Millet, de quien dice Madariaga que era catalán en el párrafo que transcribímos: "Todos Iuohaban cada uno para sí. Bolívar, Ribas, Bri- 196 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DON DOMINGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS OR'iUNDOS . 17 La anarquía y el desorden se encuentran no sólo entre los ci-viles y la tropa, sino también, muy especialmente, entre los jefes militares. Hay desacuerdo entre Monteverde y Ceballos, ambos mi-litares; hay aún más desacuerdo entre los militares y los cabecillas que se han levantado con tropas en diferentes lugares de Vene-zuela : Boves, Yáñez, Millet. Todos quieren mandar, a ninguno de-sean obedecer: todos quieren conocer el secreto del triunfo, y se lo reservan, entre otras cosas, para alcanzar el puesto primero. El resultado es funesto porque: "La provincia de Caracas podía estar reconquistada con la vi-sión y buena armonía de los Jefes, pero no hay cabeza que mande en lo general y el sacrificado es el verdadero español, el pobre sol-dado y el infeliz paisano que tiene a su mando cuerpo de gente armada, pasando en este intermedio mil tormentos los europeos que a millares se hallan en las bóvedas de la Guaira, Caracas y Valencia, y pidiendo limosna muchísimos de los emigrados que se hallan en esta isla." Aquí tenemos unos rasgos reales de la situación de los espa-ñoles, fuera del triunfalismo de los partes de guerra. La verdad era el abandono por parte de la Metrópoli, y como consecuencia, unos jefes ineptos y enfrentados entre si, unos caudillos esponth-rieos que hacian la guerra por su cuenta, una total falta de unidad, que repercutía notablemente en la población, víctima de tantos desafueros en un país en guerra, donde la anarquía se había ense-ñoreado. "Da dolor al considerar la indiferencia con que nos han tra-tado nuestros gobernantes de Europa en estos cuatro años de gue-rra; han visto a la Costa Firme vajo el gobierno lexítimo y no han mandado tropas para sostenerlo, ni Gefes correspondientes para cefio, Manño, Monteverde, Reyes-Vargas, el cura Torrellas, Carlos Blanco, eZ catalán Mzíkt, fueron los primeros de una serie de caudillos de fortuna que se dispusieron a escalar, cada cual por su sendero, las cuestas empinadas hacia la cumbre del poder que la cdída de la monarquía había dejado vacante. Unos subían por la vertiente realista, otros por la republicana, y el caos plí-tico en que todos luchaban se reflejaba en sus almas individuales, dando lugar a la anarquía frente a la ley, a la crueldad frente a la caridad" Salvador de Madariaga. BoZivar, t 1, pág. 422. México, 1951. 18 ANALOLA BORGES gobernarla. Infelices de los europeos que nos hallamos estable-cidos en Arn6rica con semejante abandono, y más infelices los ver-daderos españoles americanos que siguen nuestra suerte, por ser fieles a su nación, que con nosotros han abandonado esas fértiles posesiones embidiadas por todas las naciones y miradas hasta ahora con poco aprecio de nuestros gobernantes. Ya falta la pa-ciencia y llega al grado de desesperación, si se consideran todos estos acontecimientos." Esta sensación de abandono, este faltar la paciencia es un sen-timiento que se repetirá a través de los prolongados afios de lucna. Son quejas abiertas que remiten los jefes espafioles desde Vene-zuela; así lo encontramos en Morillo, en La Torre, en Morales 16. Es verdad que en España la situación era tan trágica como la de ios españoies en América; por eso creemos que haber proion-gado estos años de lucha sin medios para sostenerlo fue injusto por parte de la Metrópoli. "Aprovechándose los insurgentes de esta inaccrón o ineptitud de los Gefes de nuestras tropas, salieron el 31 de diciembre último sobre 4.000 insurgentes a atacar al Comandante D. Tomás Bobes que se halla en Calabozo, que es el único oficial que sabe hacer la guerra contra el tirano Bolívar, y a quien lo temen los de Caracas. "En @oro y sus inmediaciones hay 2.0814 hombres con el ba-t a l l ó ~de Yáñez que no sé su paradero, como tampoco de Seballos, desde que ha sufrido la derrota en Araure, ni de Cagigal Ir se dice nada." 16 "Se aumentan de día en día mis angustias y no aparece una mano benéfica española que me preste auxilio ni consuelo para aprovechar la opi-nión y espanto que he logrado insplrar en amigos y enemigos " A G I., Sec-cwn Caracas, leg. 178. De Morales al ISecretario de Estado Cuartel Genera: de Maraca~bo, 19-XlI-1822. Citado en rm trabajo Fmwzsco Tomás Mordes, General en Jefe del Ejército realzsta e n Cósta Fzf'zrnze, ~ LNC~RDIEO ESTUDIOS ATIU~NTICOnSú, m 11, pág. 77. Madrid-Las Palmas, a 3 0 1963 17 Don Juan Manuel Cagigal, Mariscal de Campo, goberoaba en Barce-lona; en junio de igi: 2~1oiite-~er%lo er;% a Earce!onu pura c=nt:ruur !a ,guerra en Oriente; en agosto fue ocupada la ciudad por el patriota Mariño Cuando Monteverde sale enfermo y demente de Puerta Cabello, a fines del año 1613, Cagigzl ocupaba, por orden de la Metr6pol1, el puesto de Gobernador y Capitán General de la Provincia 198 ANUARIO DE ESTUDIOS BTLANTICOS DON DOMINGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS ORTUNDOS . 19 Al no haber un centro coordinador, una autoridad que cen-tralice todos los movimientos militares, es natural que se desco-nozcan los paraderos incluso de los jefes m&s representativos, como lo eran Yáñez, Ceballos y, por supuesto, Cagigal, que tenía la orden de asumir el nzando militar de la Proviccia. "U. S., como Xefe inmediato a 1s Costa Firme, puede informar a la regencia del reino todos estos acontecimientos, pues yo se los comunico a V. S. como verdadero espa5.01 y como comisionado del gobierno lexítjmo en esta Isla para facilitar socorros a nuestras tropas. "No omita V. S. hacer presente a nuestro superior gobierno que por el de Iqglaterra no he esperimentado cosa alguna a nues-tro favor, Únicamente se Ie deve la hospitalidad en esta isla a 3.000 personas espsñolas, en donde gastan el dinero por la nece-sidad de no poder marchar a otro destino español, por recelo de los corsarios. Según he observado en esta isla, todo el cuerpo de comerciantes está interesado por la victoria de los reberdes (sic) con quienes hacen su comercio sin embargo del bloqueo, llevando a la Guaira sus buques mercantes comboyados con los de guerra de su Nacih." El doMe juego inglér, siempre salta en cualquiera de los docu-mentos de la época, ya procedan éstos de las autoridades españolas en Europa, de los embajadores de España en Londres o de las pro-pias autoridades brithncas tanto en las islas como en Ultramar l'. Oficialmente había que ayudar a los españoles, pero el contraban-do, el comercio, los intereses económicos se seguirían haciendo a h en perjuicio de la misma nación de la que se consideraban oficial-mente aliados. La isla de Curazao venía a ser el refugio de los espa-ñoles que no estahan de acuerdo con los patriotas. Para la eco-nomía de la isla rep~sentaba unos extraordinarios incrementos en su comercio alojando a 3.000 personas que habían partido con sus fortunas. Ahora bien, por parte de los isleiíos no se recibía más que vejaciones, y naturalmente, aquí como en Buenos Aires, como en Montevideo, "todo el cuerpo de comerciantes está intere- 18 Sobre este aserto se hace un estudio en mi trabajo E2 Plan Bonaparte para Za Arnérzca Hzspana en los documentos anglo-españdes (En prensa) Núnz 13 (1967) 199 20 ANALOLA BORGES sado en la victoria de los reberdes (sic), con quienes hacían su comercio sin embargo del bloqueo7'. Y llegado el caso, como ocu-rrió en Buenos Aires, son los mismos comerciantes ingleses los que luchan contra el bloqueo, y es la flota inglesa la que está dispuesta a unirse a los insurgentes, porque peligran los intereses económi-cos británicos en Buenos Aires. Los ideales de la lucha, en ambas partes, la integridad de los territorios de la monarquía española o la libertad de los pueblos, esto no cuenta en la política británica. De ahí el recelo del Comisionado español cuando dice: "Días pasados me dijo el gobernador que tenía más interés que los españoles en que la Costa Firme se tranquilizara por las armas de S. M. C. ; puede ser que sea así en este Gobernador, pero advierto cosas muy diferentes en los subalternos y comerciantes ingleses, no raso q - ü ~20 5333, c ~ w laos espño!es y ggoo;:leyz;;o. "U. S. se servirá informar de todo a nuestro Ministerio. Dios guarde a V. S. M. A. Curazao, 8 de enero de 1814.-Fco. de la Eoz.- Sr. Intendente de Puerto Rico." A los cuatro días de haberse escrito el anterior documento, el mismo Comisario amplía los últimos informes en carta de fecha 14 de enero: "Muy señor d o : ayer llegó a esta isla, enfermo. el Sr. Capitán General de Caracas Monteverde, que salib de Pto. Cabello a com-balecer; trajo la goleta que lo conducía una porción de oficiales de todas clases, espulsados por las autoridades nuevas de aquei Puerto. Este Oefe da muy pocas esperanzas por su salud muy que-brantada." Como ya hemos dicho, en el desastre de MatuRn las tropas de Monteverde quedaron completamente destrozadas, por cuyo mo-tivo enfermó e incluso perdió la razón. P comenta la misma fuent que la defensa de Puerto Cabello no fue ordenada por Monteverde, ya que su estado mental no lo permitía, sino que se consiguió gra-cias al "patriotismo de sus defensores". Fue posiblemente este esbdo caótico el que dio lugar a los cambios de puestos civiles y ai relevo de los puestos militares a que aludíamos al principio. Esta demencia pasajera del Capitán General de Venezuela, natu-ral de Canarias, nos recuerda la demencia del también canario don Nicolás Ponte y Hoyo en 1703, quien, tras breves espacios de 200 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DON DOMINGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS ORIUNDOS 21 lucidez, terminó perdiendo totalmente la razón, y los cabildantes de Caracas aprovecharon esta situación para gobernar en su nom-bre, ocultando su verdadero estado al pueblo e incluso a las auto-ridades 19. Podemos pensar que ahora aquí ocurrió algo parecido, si bien no conocemos fuentes más explícitas que nos aclaren en qué situación se hallaba Monteverde y hasta qué punto fue s6lo un instrumento de que se valieron los subalternos para hacerse con el mando militar. "La plaza de Pto. Cabello fue atacada el 9 por los rebeldes y fueron rechazados. "Es indispensable que V. S. y ese Sr. Gral. hagan todo el es-fuerzo posible para la remisión de víveres a aquellos españoles que defienden tan interesante puesto; nos dicen a los emigrados que, en tanto tengan que comer, aquella plaza será siempre de la nación española, y nos suplican les hagamos alguna remesa; pero como aquí no hay orden para la extracción de los renglones de primer consumo no podemos remediarlos aunque nos quitemos el pan de la boca para mandarles algunas cosas: ellos están firmes, y todos son valientes y buenos espaiioles." Hay una trágica historia que corre pareja con los hechos bé-licos. Esta historia trágica es la del abastecimiento de las tropas españolas en todo este escenario de la Costa Firme, la que se vio privada de lo elemental y necesario, pese a la bibliografía que se viene prodigando hasta ahora sobre los recursos de que disponían los realistas frente a las necesidades de los patriotas. Documen-talmente se ha probado que nada de esto tiene un ápice de verosr-militud. El esfuerzo de las autoridades destacadas en la Costa Firme por conseguir alimentos, medicinas y pertrechos de guerra para las tropas y la población es una cantinela de fondo que oculta en parte las acciones bélicas, pero que a mi parecer fue tan trágica como la misma lucha desigual 20. "El Sr. Salombn y su mayor General Lagunitierre son dignos de! m5s ~everoC Z ~ O por nuestro Gobierno; han salido con el Re- 1s Véase mi obra IsZe+íos en VsneszceZa La Goberrzaczón de Porrte y Hoyo Santa Cruz de Tenenfe, 1960. 20 Véase mi ob cit . Franczsco Tomds Morales ... 22 &-ALOLA BORGES girniento de Granada y desde que verificaron su primera marcha a Vigirima todo a sido errores, y éstos han sido la causa de que Venezuela no esté pacificada. Sea por personalidades o por falta de pericia militar, no han logrado ninguna cosa de provecho y han sido los causantes de la derrota del apreciable coronel Zeballos, después que nos han consumido para este Batallh de Granada más de 44.060 pesos juntados por estos emigxrados. Ahora se halla en Coro, con la mitad de estas tropas, después de haverlas disper-sado los caminos calenturientos, por la amb-re y necesidad y los malos canunos, y pden tain5ién dinero y vestuanos con algunos víveres. Con razón están indispuestos contra este Coronel todos estos emigrados, pues, según sus operaciones, no deve ser ni buen militar ni muy apasionado a la prolita tranquilidad de Venezuela, y lo peor es que no hay quién lo releve y los recursos de queja están mixy distantes." Junto a la falta de recursos, los desastres como .el que aquí se comenta de Vigirima, en el cual el coroml Salom6n fue vencido por las tropas del patriota Rihas 21 (2% de noviembre de 1813). E1 b a t a l h de Granada, español, que& destrozado. Ceballos había tenido sonadas vxtorias luchando contra Garcia de Sena 22 en Ya-rltagua ; luego se situ6 en Earquisimeto ; enfrentado con Bolívar, que se acercaba a atacarlo, lo írenció en Tierrl'ca Blanca (10 de no-viembre de 1813). Entonces el Libertador pasa a San Carlos y lue-go a Valencia; con el desastre del batall6n de Granada, al mando del corcnel Salomón, las tropas espasolas quedaron muy reduci-das, y Ceballos desconcertado a pesar de la última vlctoria obtenl-da conta el Libei-taoor. Tal desconcierto hace que se rehagan los patriotas, que al mando de Eolívar se enfrentan en la Sabana de 21 Rivas era bisnieto del Gobernador y Capitán General de Venezuela don Marcos Bethencourt y Castro, natural de Icod (Tenenfe), nieto del Ca-pitán Roberto de Rivas, natural de Garachico (Tenerife), y pariente del pro- UIoateverlle y 21 Jese &gel Alzmn, m6iSx1 de! Tkhert~C?nr e !?fJo de canario 22 García de Sena es el traductof de Thornas Paine Véase La I n d q e n - dencm de la Costa Firme justzficada por Thomas Phatne treznta años ha Ins-tituto Hispanoamericano de Geoflafía e Historra, pub núm 5 Caracas, 1949 202 ANUARIO DE ESTL7DIOS ATLANTICOS DON DOMIKGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS ORIUNDOS 23 Araure, el 5 de diciembre de 1813, contra las tropas realistas man-dadas por el propio Ceballos y por el isleño Yáñez. La vidoria de los patriotas fue tal que su batall6n, denominado hasta entonces "Sin Nombre", fue llamado a partir de entonces '"atall6n vencedor de Araure7'. '%n la jurisdicción de Coro hay 2.200 hombres armados cuyo comandante, por necesidad, deve ser el Sr. Coronel Salom6n; en S. Felipe, 5069 al mando de N. Millet; en la provincia de Barinas e1 Teniente Coronel D. José Páñez con 1.500 bien disciplinados; y en Calavozo el 'Capitán D. Tomás Bob,es con 2.000 hombres, los más de caballería; toda esta tropa es de el país, a excepción de los seiscientos del Regimiento de Granada que están en Coro. Pero como no tienen los más comuaiicaci6n y no hay cabeza que dirija estas fuerzas sino los respectivos comandantes, obra cada uno a su arbitrio y los enemigos los irán batiendo división por división, con superiores fuerzas." El inepto Salomirn será el Jefe superior de las fuerzas :ealls-tas. Por lo dicho es fácil suponer que no lo acatarían los jefes mi-litares ni los cabecillas de las partidas de milicias. Este supuesto jefe sólo lo seria nominalmente. La anarquía, por tanto, conti-nuaba en las Has españolas. Por ello los 6xitos no tuvieron eco ni apoyo conjuntos. Los fracasos si, porque las pérdidas de posicio-nes y de hombres repercutían necesariamente en cada una de estas fuerzas aisladas, sin conexión. No importa el número de los hom-bres que componen las tropas españolas, diseminadas por la geo-grafía de la Capitanía General venezolana; importa ese doloroso resumen que hace el Comisario en la isla de Puerto Rico: no hay un jefe, cada uno obra por cuenta propia, "y los enemigos los irán batiendo división por división, con superiores fuerzas". Así tenia que ocurrir. Y termina el documento : "Me he propuesto avisar a V. S. todo quanto ocurra y pueda yo adquirir en esta isla, teniendo V. S. la bondad de dispensar una narración tan dilatada. Queda de V. S. affmo. y seg. Servidor Q. B. S. M., Francisco de la Hoz.-Curazao, 11 de enero de 1814" 23. 23 Legajo citado en nota 11 N4nz 13 (1967) AXALOLA BORGES De entre los acontecimientos del año 1813 debemos destacar el escrito de don Francisco de Miranda, preso en Fuerto Rico, diri-gido al Capitán General de aquella isla, en el mes de julio, solici-tando su traslado a España. En efecto, en diciembre embarca, prl-sionero, rumbo a Cádiz, adonde llega el 5 de enero del año 1814: dos días más tarde lo internan en La Carraca y allí muere dUa una congestión cerebral el 14 de julio de 1816, es decir a los dos 2:los, seis meses y siete días de estar en prisiones. Por tratarse de un héroe americano y estar relacionado con los hechos que venimos tratando, llamar la atenció~s obre la pa.r .ti,c ularidad de $&aLida riu hsí@u:l os ni cadenas la pi^ision & Ld cz-rraca de Cádiz. En La Carraca ocupa una sala del sudeste del edificio de 9 me-tros de largo en dirección oeste-este por 7 de ancho. Una puerta en la pared oeste mide un metro de ancho por 2,30 de alto que da acceso a la azotea; le queda adyacente la escalera que baja al segundo piso. En el este, una ventana permite en invierno que el sol caliente el aposento. Otra en el norte permite la renovación del aire. Ambas miden un metro de ancho por 1,30 de largo. La lumi-nosidad es perfecta y el panorama excepcional. Se le permite corr,er de la fonda por su cuenta; asimismo se le permite escribir: de esta forma se puso en contacto con los amigos que con su influencia g auxihos monetarios podían protegerlo y aun prepararle la fuga. como así sucedió. A su servicio tuvo dos fieles simientes. "Debemos agradecer a las autoridades de la Metr6poli la ca-ridad en el trato que dieron a nuestro héroe. El cuarto que le ~ U E U ~ asignado, espacioso, bien aireado, con vistas sokre las vecindades circunvecinas; el poder traer de la fonda una conida más abun-dante y mejor preparada, y los sirvrentes que Te asistieron, fuero:l, en cierto modo, medios que duleificaron su encarurlamiento " 24. Este comentario sobre Miranda lo debemos al historiador vene- 24 Nectario iMaría EZ ocaso dei P?ecu~sor "Boletín de la Academia Na-cional de la Historia", núm 170, abr~l-junio 1960 Caracas, Venezuela 204 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS zolano Nectario María, con lo que destruye toda la trágica leyenda del encierro en mazmorras inmundas y de un trato feroz. Miranda, como ya hemos apuntado, es hijo de don Sebastián Miranda, natural del Puerto de la Cruz, en Tenerife. Hay también episodios singulares de los que llegan noticias a la Metrópoli desde la Embajada española en Londres, aparte de las consiguientes quejas repetidas por "la escandalosa conducta de algunos de los súbditos de la Gran Bretaña que socorren con pertrechos y armas a los rebeides de Ardrics" ". Hay hechos bo-chornosos que recuerdan el escrito del Comisario legítimo de Ve-nezuela en Curazao. También en Londres hay una multitud de sol-dados españoles miserables, anürajosas y hambrientos, heridos y faltos de ropa: son los defensores de Zaragoza y de Gerona, que se han escapado, de prisiones unos, huídos otros, del poder Bona-partista. Triste situación para el Embajador, sin recursos ni si-quiera para abonar a sus empleados, y que ha de ver, paswamente, a estos héroes de la patria pidiendo limosna por las calles de la urbe londinense para no perecer. Pero aún hay más: hay oficiales que han recibido pingües ofertas de parte de los insurgentes ame-ricanos para que se alisten en su lucha, y estos oficiales en la mi-seria, y a pesar de que el gobierno no los socorre, han rehusado la propuesta y prefieren su situación al deshonor de luchar contra Ia propia patria. Incluso les llegan ofertas desde Holanda, que desea tener a estos héroes engrosados en su ejército. P pregunta el Embajador, ¿hasta cuándo mantendrán su honor? 2G. Pensamos que si aprendemos la lección de la Historia, cuánta cantera existe en el pueblo hispánico de acá y de al%, cuántos 25 A H. N , Estado, 5.466: Del Conde Fernán-NUñez, Duque de Monte-llano, Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de Zspaña, al F-iecretario interino del Despacho de Estado en Madrid. Londres, 30 marzo 1814. 26 Legajo citado en nota anterior. Del mismo al mismo Reservado. Lon-dres, 14 de marzo de 1814. valores huinanos, cuánta reserva derrochada, maltratada, despre-ciada. De Londres llega también a las autorídades españolas, en el año 1813, la sensacional carta del singular hombre que se llamó Andrés Bello, el Maestro de América, que j?udo ser también Maes-tro en España y de España, pero que la Metrópoli lo perdió por trámites burocrAticos, y si bien lo ganó América, a él debemos los españolas que difundiera en !as tierras del Sur su pensamiento excepcional. Oriundo de las Islas Canarias, nacido en Venezuela, residente en Londres, afincado en Chile, Andrés Bello es por su a vida y por su obra ei prvtotipo de ia estirpe: hispánica "'. Veamos su carta: O n ''Serenisirno Señor : =m O "Don Andrés Bello, natural de la ciudad de Caracas y ahora E 2 residente en Londres, tiene el honor de representar a V. A. con el E más profundo respeto: que quando sobrevinieron en Caracas los desgraciados acontecimientos que han terminado en la ruina de 3 aquel país, se hallaba el suplicante empleado en la Secretaria de - 0m E aquel Gobierno y Capitanía General, donde había desempeñado los O deberes anexos a su empleo, a satisfacción de los Capitanes Gene-rales don Manuel de Guevara Vasconcelos, don Juan de Casas y n E don Vicente de Emparán; que verificada la revolución de Caracas, a continuó en la expresada Secretaría; que se incorporó entonces n con la de la Junta revoIucionaria; y habiendo ésta determinado enviar una comisión a Londres cerca del gobierno de S. M. B. fue 3 O elegido el suplicante para servir de Secretario, a las órdenes de los Diputados don Simón de Bolívar y don Luis López Mhndez. "La conducta del suplicante durante esta etapa desgraciada, no puede aparecer libre de toda culpa a los ojos de la severa jus-ticia; varias consideraciones podrán, con todo, disculpar en alguna manera sus yerros. "El suplicante no tuvo parte alguna en los movimientos y tra- 27 Sobre Andrés Bello, su vida y su obra hay valiosísimas publicaciones del venezonalista insigne Pedro Grases. 206 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DON DOMINGO MONTEVERDE, Y OTROS CRIOLLOS OEIUNDOS 27 mas que precedieron a la revolución; ninguna inteligencia con los promovedores de la prlmera Yunta; ningUn desliz ni aún leve, mien-tras subsistió en Caracas el gobierno lexítimo. "Las circunstancias en que se estableció en Caracas la segunda Junta (en abril de 1810) erm tales que pudieron fkcilmente ex-traviar la opimón aúin de los más fieles. El triste estado en que se hallaba la Metrópoli; el sistema de moderacibn que parecía dis-tinguir las primeras providencias de la Junta Revolucionaria, y su declarada adhesi6n al Soberano lexitimo de España, si no prestan bastante razón para purificar de toda culpa la conducta de los que continuaron en sus empleos o admitieron nuevos, la prestan a lo menos para considerarla en gran parte como producida por un error del entendimiento. "El suplicante puede alegar también en su favor la notoria mo-deración de sus opiniones y conducta, que aún llegaron a hacerle mirar como desafecto a la causa de la revolución ; y cita en su abono el testimonio de quantas personas le hayan conocido en Caracas, de las quales no será difícil se encuentren muchas en Cádiz. "Por último, el suplicante hace presente a V. A. que no ha exercido empleo ni comisión alguna baxo el gobierno de Caracas desde la Declaración de la Independencia. "El que representa confiando respetuosamente en la favorable impresión que las razones expuestas hagan en el ánimo benévolo de V. A. y acogiéndose al beneficio de la amnistía proclamada en Caracas, y sancionada plenamente por el Supremo Gobierno de España, tiene el honor de suplicar a V. A., se digne, por un efecto de su Algusta Clemencia, declararle comprehendido en la citad2 amnistía, y concederle su permiso para regresar a qualquiera parte de los dominios de S. M. o a la que V. A. tenga por conveniente; gracias que espera.-En Londres a 31 de junio de 1813" 28. El 7 de julio el Embajador de Espaca enviaba el memorial de Bello, recomendando a 'kste joven que parece de mérito y éstos resultan buenos'' 29. --- - 28 A. H N., Estado, 5465. Escrito adjunto a una carta del Embajador Conde de Fernán-Ntiñez a don Pedro G6mez Labrador. Londres, 7-VII-1813. 29 Transcnblmos la carta de referencia: "Excrno Sr. : Be me ha gresen-tado don AndrZs Bello, natural de Caracas, empleado que fue en la Secretaría En la regencia de Cádiz, naturalmente, no conocen al joven Andrés Bello, ni sospechan la categoría humana del suplicante que, casi de limosna, solicitá. pasar "al seno de las Zspañas". Incluso cuando los Diputados Bolívar y Idhndez llegaron a Londres, no se citó el nombre de Bello como secmario de esta Comisión, en el comunicado que el Embajador de Espana envió a la Junta espa-ñola 30. El 28 de julio, casi a los dos meses de su solicitud, se despacha una carta para el Capitán General de Venezuela pidiendo informes de don Andrés Bello 31. No sabemos cuándo llegaría esta petición a manos del Capitán General Monteverde, que se encontraba enton-ces recluído en Puerto Cabello y en estado de demencia; ta-mpoco sabemos si la petición de la Regencia llegó a ser contestada. Si co-nocemos que Belio no voivió a Caracas, ni pasó ya a tierra espa-ñola; pero en C"nile dejó la huella imperecedera de su profunda personalidad, que irradió por tcdos los países hispanoamericanos y refulgió en la propia España, cuyas ensefianzas aún perduran. de aquella Capitanía General, y después de la Revolución de aquella colonia, Secretario del Diputado que aquella Junta envió a España. Me ha expresado su deseo de pasar a España, y de que en virtud de la amnistía concedida a los que sirvieron el gob~ernoin surgente se le reciba en el seno de las Españas a donde desea pasar No me he creído autorizado a concederle pasaporte sino hasta saber lo que S A. tenga a bien resolver: y para este efecto me ha entregado el adjunto Memorial para la Regencia del Reyno, en que expresa los servicios que antes ha contraído y su conducta posterior a los aconteci-ntientos fatales de Caracas E implora el favor y gracia de 6. M "Con este motivo y antes de remitir a V. E. el Memorial he procurada tomar algunos informes de este joven, que parece de mérito, y estos resulcaa buenos. D~osg uarde a V E. muchos años " Doc cit en nota anterior. 30 A H. N, Estado, 5.462. Del Duque de Albuquerque, Embajador Extra-crdinario de S. M C Fernando VII, al Marqués de Wellesley, Principal Secre-tario de Estado de B. M. Britámca en el Departamento de Negocios Extran-jeros Londres, 16-VII-1810 31 El contenido de la carta es colmo sigue "Sr Capitán General de Ve-nezuela- De orden de la Regencia del Reyno remito a V EX.^ la adjunta copia del memorial que desde Londres ha enviado, por conüucto dei Emwa-jador del Rcy en aquella Corte, don Andrés Bello, natural de Caracas, soiici-tando permiso para venir a España, a fin de que V. Ex a me informe lo que se le ofrezca acerca del referido Bello y de su solicitud". A H. N,, Estaáo, 5.465. (Xdiz, 28-VII-1813 208 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS Como una muestra más de la fusión de puebllos hispánicos rela-cionados con las Islas Canarias, digamos que los abuelos de don Andrés Bello, así maternos como paternos, procedían de la isla de Tenerife, en el Archipiélago Canario. Si tuviésemos que resumir en una sola palabra la situación de los españoles en Venezuela, diríamos sencillamente anarquh: así nos vienen ilustrando los documentos que hemos presentado, y junto a ello confusiólz. La primera está representada por los man-dos del ejército y los jefes de milicias; la segunda, por la postura del ilustre don Andrés Bello. Ambas corrientes se acentuaron en el stguiente año, pero la raíz partió de los años primeros, en los que, por estar invadida la Metrópoli, no pudo prestársele a las pro-vincias de Ultramar la atención debida. Esta falta de autoridad venia suwdiéndose desde los primeros años de la insurrección; faltó una personalidad, al estilo de Bo-lívar, que se impusiera. La situación de esta Provincia acéfala, su-friendo una terrible guerra, la expresa el si'guiente documento: "EZn 28 de junio manifesté a V. E. que el Comandante expedi-cionario don Joseph Tomás Bobes era muy natural que negase la obediencia al Sr. Capitán General interino de Venezuela, lo mismo que ha exechado, a imitación, sin duda, de lo que hizo D. Domingo Monteverde con el Sr. Capitán General, entonces D. Fernando Mi-yares. Toda esta trascendencia acarrea el mal ejemplo, que en lugar de aber sido corregido tamaño atentado fue por la Regencia con el título de Capitán General de estas Provincias y Gobernador de Caracas. Boves, mal aconsejado, eclipsa sus glorias con este hecho, sin hacerse cargo que ha de menester la justa indignación del Rey, el Sr. Don Fernando 7.0, y que quien niega la obediencia a la autoridad legítima, está más cercano a no obedecer al Sobe-rano. De aquí la paralización de la reconquista, de la desconfianza de los propietarios y del comercio, fomentando el espíritu de par-tido y del desorden. De forma que ya no nos entendemos. "Y si S. M. no pone ñn a tantos males con la celeridad que exijen, y si se observa el abandono con que se ha pretendido el 30 ANALOLA BORGES que las Américas caminen rápidamente a la Independencia, no hay medio entre mandar fuerzas respetables de esta Península o abandonar este Pais. "Esta guerra no tanto se mantiene movida por la justa causa cuanto por el robo y asesinato sin cuenta y razón. V. E., que es el primer móvil de la defensa de todos los dominios del Rey, es por consecuencia el primer agente de su conservación. Por lo que todo se lo hago presente a V. E. para que pueda informar a S. M. lo que tubiese por conbeniente" 32. Es así cómo un grupo de isleños, naturales de las Islas Cana-rias unos. e hijos de padres insulares otros? se encontraron envuel-tos en la revolución americana. En otro trabajo comentaremos la participación de este sector isleño en el bando patriota, que fue tan importante como eficaz. Aquí dejamos anotados algunos que militaron en uno y otro bando con la lealtad propia de quienes sirven a un alto ideal. 32 A. H E DOC 7 062, sign. 1-1-7-26 De Aloy al Ingeniero General de los Ejércitos. Puerto Cabello, 4-ViiI-1814. 210 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS |
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