C I E N C I A S
ALGUNOS ASPECTOS GEOLOGICOS
DE LA ISLA DE LA GOMERA
(ARCHIPIELAGO CANARIO)
P O R
S U M A R I O
Introducción-El concepto de un basamento de la isla-Formación de la
cobertera volcánica-La última fase volcánica en la cobertem extrusión
de magmas sálicos alcalinos (fonolitas, etc ) -Los roques fonolíticos y tra-quifonolíticos-
Estado descompuesto de las rocas de la parte basa1 de la
isla -Ciclo de denudación en la cobertera de k isla antigua -Epoca de las
grandes dislocaciones verticales.-Un nuevo ciclo de erosión con la formación
de los barrancos.-Cambio del nivel del mar en el tiempo postglacial-El
ataque del mar contra las costas -Conclusiones generales -Nota de agra-decimientos
-Referencias -Láminas con fotografías.-Mapa topográfico de
la isla
En el año 1964 apareció un trabajo geológico-petrográfico so-bre
la isla de la Gomera, como tesis doctoral, de Telesforo Bravo,
ahora catedrático de Petrografía en la Universidad de La Lagu-na,
de Tenerife (véase la bibliografía). Los estudios míos en la
Gomera durante los años 1950, 1963 y 1968, como también el aná-lisis
de mi material recogido en tiempo reciente, me ha desper-tado
cierto interks por comparar los resultados y los conceptos
emitidos por los dos. En este breve artículo deseo trazar las 1í-neas
fundamentales de la evolución geológica de la mencionada
2 HANS MAGNUS HAESEN
isla, pequeña pero sumamente interesante, srguiendo también en
las explicaciones el empleo de datos obtenidos por otros investi-gadores
desde cincuenta años atrás.
La Gomera es una isla situada en la parte occidental del Ar-chipiélago
Canario y pertenece al grupo de 'las islas menores' (es
decir, el formado por ésta y el Hierro y La Palma). Lo que más
atrae el interés del geólogo en el caso de la Gomera no es el
volcanisrno moderno, pues faltan tales manifestacrones por com-pleto,
sino su estructura interior, revelada en los hondos barran-cos.
Ofreee la isla fenómenos geológlcos de naturaleza complemen-taria
en relación a las otras Canarias, y por eso merece un eseudio
detallado.
EL CONCEPTO DE UN BASAMENTO EN
La idea de la presencia de un basamento
B
E
LA ISLA. O
- m
O
o zócalo en la Go- E
E
mera fue expuesta en el año 1925 por el alemán C. Gagel. El di-vide
la estructura de la isla en dos partes fundamentales: un ba-samento
'muy viejo' descompuesto, y una cobertera volcánica
sobreyaciente, separada del anterior por una discordancia muy
marcada Esta cobertera, compuesta prmcipalmente de basaltos
frescos contrastando con las condiciones del basamento. En el con-junto
basa1 existen bancos de diabasa e mtrusivas plutónicas de
una edad algo posterior.
M~entrasq ue más tarde (19301, W. Muller, estudiando el ma-terial
de Gagel desde puntos de vista geoquímicos, denegó el con-cepto
de Gagel, T. Bravo, por su parte, ha seguido la idea de este
Ultimo geólogo alemán. En su trabajo, Bravo dedica un capitulo
especial a la geología y otro a la petrografia del basamento, y la
cobertera aparece dividiaa por éi eii varios pisos estratigráfi~os,
descansando, con una discordancia, sobre el basamento.
Hablando de un 'basamento' de una isla oceánica como la Go-mera
uno tiene naturalmerite que darse cuenta de que lo que apa-rece
en niveles sobre el mar no es más que una fracción de todo
cuerpo ins¿a;ar. - " - -- "- -..'----:-- , ~p aa r a~uw~rl larrua es !a masa fUndamnta!
desconocida? En el caso de la Gomera esta parte bajo el nivel
12 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLA-VTICOS
-4LGUNOS ASPECTOS GEOLÓGICOS DE LA ISLA DE LA GOMERA 3
cero alcanza un espesor de al menos 2.5001 m., mientras que la
masa de encima del mar no llega sino hasta c. 1.500 m. Hablando
del 'basamento' tenemos que limitarnos a una fracción superior.
Esta parte, para nosotros accesible, seguramente es diferente de
lo que yace en las profundidades.
Ahora vamos a echar un vistazo a los componentes litoh5gicos
que forman la masa que hemos llamado el 'basamento". Los aflo-ramientos
son grandes y bien accesibles, especialmente a lo largo
de la costa norte hasta alturas de c. 800 m.
Hay aqui lavas, tobas, aglomerados y diques, todos penetra-dos
por masas de rocas plutónicas granudas de composición bá-sica
o ultrabásica. El estado de conservación de todas estas ro-cas
es muy variable, pero en general se puede decir que los pro-cesos
de destrucción interna han progresado hasta un alto grado.
Las rocas mejor conservadas son indudablemente las intrusiones
plulónieas, si no tomamos en cuenta los cambios que han ocurrido
en tiempo subreciente por parte de la meteorización. La mayoría
de los cambios internos son indudablemente de naturaleza juvenil
(hidrotermal) .
;Cuáles son los elementos litológicos relativamente más vie-jos?,
se puede preguntar. De lo que se puede ver entre los diques
densamente colocados, aparecen lavas basálticas, tobas y aglome-rados
en posiciones variables, muchas veces poco inclinadas. Hacia
arriba las masas piroclásticas se aumentan considerablemente. Se
trata aparentemente de una formación basáltica que pertenece a
alguna masa básica de profundidad.
Este conjunto volcánico~estuvop osteriormente expuesto a mu-chas
fracturas de varios rumbos e inclinaciones. No se sabe hasta
ahora exactamente si pertenecen las fracturas a un cierto siste-ma
volcano-tectónico o no. T. Bravo habla de una gran 'confusión'
en este Las fra&-ui=a8 aIuiiiei=On ViaS de sui-giilliento de
magmas de la profundidad, formando así los diques, generalmente
de composición básica o ultrabásica (lamprófiros) .
Esta fase de penetración fisura1 fue seguida por otra de mag-mas
básicos y ultrabásicos que penetraron las rocas volcánicas
antiguas y ios diques, con10 ya habia Ueiiiosirado C. Gagel íop. cit.).
Siguiendo los afloramientos de estas rocas plutónicas granudas
4 HANS MAGNUS HAUSEN
uno puede averiguar que los tipos ultrabásicos se hallan en los
cortes más profundos de los valles, mientras que los tipos gabroi-des
y essexíticos afloran en niveles superiores (hasta en la parte
culminante de la isla, "El Mulato", región de Garajonay). La ma-yoría
de estas rocas de profundidad son de aspecto fresco, y no
cabe duda que provienen del manto simático de la profundidad
pasando una vía bastante larga a través de la parte basal de la
isla. Durante tal desplazamiento se produjeron diferenciaciones
dentro del magma primario hasta llegar a tipos essexíticos *.
En el conjunto que se ha llamado el 'basamento' se encuentran
todavía numerosos diques e intrusiones de rocas sálicas alcalinas,
siendo, sin duda, en los mejores casos, traquitas y bostonitas más
o menos transformadas en caolín. Los grados de descomposición S
son varios e irregulares, pero en general se puede hablar de una N
E
descomposición regional. El proceso ha afectado también a los O
~ t r o udi n;es e s t r e c h ~ ~ e nCtGe!O UW~GS (basdtcs, ! z q r 6 f r ~ s &,C .).
n -
=m
El geólogo, al visitar por primera vez la Gomera, y entrando O
E
en 10s valles profundos de las costas de barlovento, ve con sor- E
2
E presa la frecuencia de estos diques blancos contrastando contra =
las masas negras de plutonitas básicas y de los diques oscuros 3
en abundancia. Aparte de los diques, hay ademhs en las partes % 0 profundas cuerpos intrusivos también, de colores claros. Rocas de E
colores de transición no se ven en ninguna parte. ¿De dónde pro- O
vienen estos elementos 1itológicos ajenos en la "asamblea negra" n
de materiales básicos?, puede uno preguntarse con cierta razón. -E
T. Bravo (op, cit.) considera que los diques e intrusiones sá- a
2
licas alcalinas provienen de fuentes totalmente diferentes de las n
0
rocas básicas y ultrabásicas, pero no da ninguna explicación so-bre
Ia formación de la fracción de magmas sálicos. 3
O
Es un hecho conocido de las demás islas Canarias que hay en-tre
las estructuras de rocas básicas masas sálicas (en Gran Ca-naria
hasta riolitas e ignumbritas). Las cantidades de tales mag-mas
sálicos son tan grandes que no puede considerárselos como
resultados de diferenciación de un magma parental básico (ba-
1 Según ~nvestlgaciones sísmicas recientes el límite superior del Manto
subcrustai se encuentra en una proiundiaaa ae aproximaaamente 14 kiió-metros
(Mac Farland y Rodley, 1968)
14 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
saltos, oceanitas) . Hay que buscar un material primario sálico
que debe haber sufrido anatexis en la profundidad.
Por ello yo, prescindiendo de las especulaciones de diferen-ciación
magmática, he imaginado la presencia en el fondo del
mar de una capa de arrastres provinentes del este. Sobre tal
capa descansan las Canarias. Esta capa sedimentaria, cubriendo
el declive continental y descansando inmediatamente encima de la
costra terrestre (Sial), forma el verdadero basamento del Archi-piélago.
Los magmas que han surgido de las profundidades han
pasado a través del Sial y de la capa sedimentaria con sus pro-ductos
ricos en arenas cuarzosas saharianas. En tales niveles de
penetracibn hubieran sido anatexis, con creación de magmas sá-licos
ricos en gases. De vez en cuando estos magmas anatécticos
han surgido a niveles superiores causando efectos hidrotermales.
A pesar de su alta frecuencia en el basamento, estas intrusio-nes
de rocas sálicas alcalinas pertenecen a un período volcáni-co
posterior al que vamos a tratar más adelante. Los he mencio-nado
en esta conexih por haber sido considerados por Gagel como
típicos de 'el basamento'. En cierto modo este geólogo tiene ra-zón
en eso; con su estado descompuesto y con sus colores blan-quecinos
producen un aspecto especial en las partes bajas del te-rreno
rocoso. Sin embargo, Gagel no habla de diques traquíticos,
sino de "bancos" caolinizados.
Hemos hablado hasta ahora de un 'basamento' aflorando en
las partes bajas de los valles y en la costa norte. Debajo del ni-vel
del océano indudablemente hay masas de rocas básicas, plutó-nicas,
como también volcánicas, juzgando por lo que se conoce
en otras islas del Archipiélago, especialmente en F'uerteventura.
La composición de las plutónicas oscilan entre peridotitas, pyroxe-nitas
y gabros alcalinos hasta essexitas. Pero es probable que en
niveles reiativamente &S aitos se aumenten las voicknicas, tai
vez en estado de lavas de almojadas (espiliticas), consolidadas en
el fondo del mar. Tales lavas aparecen en el fondo de la gran cal-dera
en La Palma, como se sabe ya de investigaciones anteriores.
Estas lavas submarinas van continuando hacia arriba con lavas
~ -... - .....A - 2 .... L - - -.. -.. .. A -7 - . -- L -7. - . suprarriaririas juri~o con sus aglurriarauos y wuas.
Estos magmas debajo de la costra terrestre, de composición
6 HANS MAGNUS HAUSEN
peridotítica y olivmo-basáltica (oceanítica) provienen seguramen-te
del manto simático, como todo el conjunto de semejantes plu-tonitas
y volcanitas en las otras Canarias 2.
Sitios de anatexis del magma gabroide puede considerarse en
profundidades correspondientes a la costra de Sial y de la capa
sedimentarla del declive continental. El surgimiento de tales mag-mas
siálicas es un signo de la cercanía del gran continente afri-cano,
y tales rocas infunden a las Canarias un carácter especial
en el océano : son islas subcontinentales.
Hay, pues, un basamento, pero con exclusión de varios com-ponentes
como plutonitas básicas y traquitas, ete.
FORMACI'ÓN DE LA COBERTERA VOLCÁNICA.
Ahora dejamos hasta más adelante el hablar del conjunto de
rocas del basamento, y ascendemos a niveles de varios cientos de
metros más arriba para estudiar las formaciones de tableros, prin-cipalmente
basálticos, a lo que se llama, con buena expresión es-pañola,
la cobertera. Estas capas volcánicas cubren las rocas in-feriores,
abigarradas y algo blandas, con un techo duro en posi-crones
casi horizontales.
La expansión de las capas volcánicas superiores de la isla per-tenece
a los períodos de construcción de un volcán escudifome
de gran extensión, que, con el tiempo, seguramente cubrió una
superficie mucho más larga que la de la isla actual. Eso quiere
decir que el fundamento sobre el que las lavas de la cobertura se
expandieron también tenía un área considerablemente más gran-de
que la de la Gomera actual. Como vamos a ver, hay que suponer
la presencia de una fase de grandes dislocaciones que redujeron las
dimensiones de su área.
T. Bravo (op. cit.) ha dividido la cobertera en varios pisos:
"basaltos antiguos", "basaltos horizontales" y "basaltos subrecien-tes",
con un piso más superior constituído por lavas y tobas sá-
2 Se ha encontrado últimamente lavas de almohadillas en la costa noroes-te
de Gomera (A Cendrero, 1967)
16 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
Fig. l.-Acanti1:irlo r l r la crrsta (1,. barlovento al este dr la playa de Valle Hermoso.
Malla de diques 1;improíiíricos cortando basaltos amigdaloidcs y tobas.
Fig. 2.-Afloraniicnto (le traquit~i blanca en una capa siiperflcial tapando bas~ltcil;
de la cohertura. Al rstr de Mnntalia Calvario (le Alajwii. Parte sur de la Isla.
ALGUNOS ASPECTOS GEOL~GICOS DE LA ISLA DE LA GOMERA 7
licas alcalinas. Tal división se funda en condiciones estratigráfi-cas
(con discordancias) más bien que en criterios petrográficos-petroquímicos.
En este último sentido todavía hacen falta más
datos necesarios.
Empezando desde abajo en la cobertera, hay que suponer la
existencia de un plano de discordancia, tal como había imagina-do
@. Gagel (op. cit.). Indudablemente, hay restos de tal plano es-tratigráfico,
aunque difícil de seguir en grandes distancias. En otro
a s o no se podría suponer la expansión tan extensa de las lavas
del volcán escudiforme que formó la cobertera.
Fijar el sitio de un cráter central de tan gran volcán escudi-forme
no es posible, a causa de la destrucción por la erosión en
tiempos posteriores. Más probable será que las efusiones proce-dieron
de grandes fisuras, y una tal parece que atraviesa toda la
isla. de este a oeste.
La emisiún de lavas basálticas alcalinas y de sus tobas y aglo-merados
fue un proceso de larga duración. Al principio se acu-mularon
grandes masas de aglomerados, intercalados con capas
de lavas basálticas que habían llegado arriba por vía de diques.
Más tarde las lavas aumentaron más y más, banco encima de
banco en grandes sucesiones, formándose con el tiempo un volcán
basáltico escudiforme. El proceso de erupciones fue interrumpido
varias veces por dislocaciones en esta cobertera en construcción,
y así se formaron diseordancias. Por eso las sucesiones concordan-tes
de lavas y tobas no son generalmente de muy gran espesor,
pero sí abundantes, y hay localidades donde se pueden contar de
30-40 capas de lavas en una sucesión, como en la región de Valle
Gran Rey. Las capas lávicas son, en parte, muy delgadas, de un
par de metros o menos. Pero ocasionalmente hay también bancos
& a!r~&&r de diez metros, <?^E rqa_rti<?lbnc ~]~mn-i_mri iy _rp-gular.
Bravo (op, cit.) ha registrado informaciones sobre la compo-sición
mineralógica y química de las lavas basálticas, pero esta-mos
todavia lejos de datos completos sobre los cambios de com-p90iciSn
er, e! C T J ~ ~dGe efUuiGEeu& u& 1% baseh as+& arr$a.
lavas picríticas, oceanitas, basaltos alcalinos (tefuritas, basani-
3 HANS MAGNUS HAUSEN
tas) y más arriba traquibasaltos (traquidoleritas) de composición
essexitica. La mayoría de estas lavas surgieron por vías de frac-turas
a través de los aglomerados basales. Pero, aparte de esos,
el magma subió también en forma de intrusiones largas, quedan-do
en varios niveles y consolidándose como rocas plutónicas granu-das.
Así se formaron peridotitas y pyroxenitas en niveles bajos,
junto con gabros y gabroessexitas, mientras que las essexitas se
consolidaron en las partes altas de la isla, probablemente como
focos volcánicos de las lavas traquibasálticas (Alto de Garajonay-
"El Mulato"). La mayoría de los afloramientos de las rocas ultra-básicas
granudas se ven en los fondos del sistema de drenaje de
Vallehermoso, donde probablemente representan las apófisis de
cuerpos magmáticos más grandes en la profundidad. El origen de
estos magmas tiene que buscarse, como ya he mencionado, en re-giones
subcostrales, bajo la falda continental submarina. Podemos
constatar que estas rocas piutonicas basicas y uitrabasicas estan
en conexión geológica con los diques y con las lavas que se acu-mularon
poco a poco, formándose, al fin, el gran volcán escudifor-me,
a lo que llamamos la cobertera basáltica de la isla.
Pon eso aquellas rocas granudas no pertenecen al basamento,
sino a un periodo algo posterior, y están en relación intrusiva con
las propias rocas del fundamento de la isla.
Hemos hablado siempre del gran volcán escudiforme basálti-co.
Conos adventicios basálticos, como los de La Palma y el Hie-rro,
faltan casi completamente, y deben pertenecer a un período
posterior. Son muy raros los restos de volcanes adventicios en la
Gomera, lo mismo en la costa sur que en la costa este. Los 61-
timos han sido, en su mayor parte, destruidos por el oleaje del mar.
Del gran volcán escudiforme de la Gomera solamente la mi-tad
sur se ha conservado en sus partes principales; la mitad nor-te
ha desaparecido, quedando solamente algunos restos aislados
(la mayor parte en el sector noreste).
ANUAEIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LA ÚLTIMB FASE VCZ~LCÁNICEAN LA COBERTERA: GXTRUSIIÓN DE MAG-MAS
SÁLICOS ALCALINOS, FONOLITAS, ETC.
Con la terminación de efusiones basálticas (los traquibasaltos) ,
el gran volcán escudiforme ya estaba completo. A continuación se
inició una nueva fase volcánica, no de naturaleza 'central', sino
adventicia. Aparecieron numerosos centros de erupci6n, de donde
salieron lavas sálicas alcalinas, ricas en gases. Era realmente un
cambio brusco. Sitios de erupción se señalan por la presencia de
roques o pitones, chimeneas volcánicas rellenas con lavas y, pos-teriormente,
aisladas por la erosión. Todos los productos emitidos
de tales chimeneas en varias partes de la isla posteriormente han
sufrido modificaciones por las acciones atmosféricas, dejando ca-pas
&ladas de de cierta exieiisióu i.rieseiifor.níe, tLfoi.Laie-zas"
y pitones, a veces también "taparuchas" (diques). Parece
que tales conos volcánicos sálicos alcalinos estaban constituídos
principalmente por materiales blandos : tobas, aglomerados e
imbritas, todos de poca resistencia contra la erosión. Origina-riamente
los conos fonolíticos eran de seguro de un volumen acen-tuado,
con altura que sobrepasaba largamente la del roque de la
chimenea restante.
En sus excursiones por la isla el autor ha constatado que las
lavas fonoliticas tienen una extensión por las cumbres que al-canza
áreas bastante más grandes que las que T. Bravo, (op. cit.)
ha indicado en su mapa geológico. Así, en el oeste, entre Valle-hermoso
y Valle Gran Rey, hay una meseta cubierta por lauri-silva
y matorrales, formada en gran parte de fonolitas, apare-ciendo
en el sur hasta Arure, por no hablar de otros sectores de
la isla. Por su parte, L. Fernández Navarro llegó a la conclusión
de que la isla de la Gomera, en su masa principal, está constitui-da
de fonolitas, y que los basaltos la cubren superficialmente. La
posición mía, pues, tiene un carácter intermediario. Tal concep-ción
de Fernández Navarro se explica seguramente por las impre-siones
que él había obtenido dentro del sistema de drenaje de Va-llehermoso,
donde abundan las rocas sálicas.
Todas las efusiones en la cumbre de la isla tienen, naturalmen-te,
sus raíces en las chimeneas de los roques y en ciertos diques
grandes que se pueden seguir hacia abajo en el basamento. Hay
además capas laccolitas intercaladas entre los bancos basálticos
de la cobertera, donde la eros~óne n los barrancos los ha revelado;
también los hay al lado de los acantilados de la costa sur. Un le-vantamiento
geológico de todos los afloramientos de estas clases
de rocas sería una tarea muy laboriosa a causa de las tierras de
meteorización y por la vegetación densa que domina los terrenos
de Ia cumbre.
Podemos constatar que la última fase vulcanológica de la isla,
con sus materiales sálicos alcalinos, es de gran importancia estruc-tural.
Los ROQUES FONOLÍTICOYS T RAQUIFONOLÍTICOS.
Aunque los roques representan fenómenos-formas, que se expli-cará
mejor en el apartado sobre erosión, vamos a tratarlos aquí
brevemente desde el punto de vista vulcanológico, por ser típicos
de las lavas sálicas alcalinas viscosas, tan diferentes de las lavas
basálticas. Estos pitones fueron ya mencionados por L. Fernán-dez
Navarro (1918), y más tarde, C. Gagel (1925) consiguió in-formaciones
adicionales. Este fijó también los roques en su mapi-ta
geológico que acompaña su trabajo. T. Bravo (1964) ha dedi-cado
mucha atención a los roques y fijado detalles sobre la petro-grafía
de las rocas que los componen.
Como ya hemos indicado, los roques representan rellenos de
Iavas en las chimeneas volcánicas verticales que han perforado
toda la cokrfiers de la formación basáltica. Uno puede. sin em-bargo,
darse cuenta, en los sitios por donde han emergido estas
lavas, que generalmente son tobas o aglomerados blandos, y no
lavas basálticas. Un vistazo al mapa geológico revela que la ma-yoría
de los roques se encuentra en el centro y en los sectores
de! nefi-p, mientras que la': faldas del siir están casi libres de esos
roques; aquí dominan las capas basálticas del volcán escudiforme.
20 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLAhTTZCOS
1. Roques de San Pedro de Hermigua Pitones indicando chimenea doble de fo-nolita
Vista desde el este.
2 Roque _d_e Agando, e! más @o de la "Familia de roques" de! centro. de la isla
vista aesae el sur (Ermita ae san Juan) (U~DUJO del autor )
12 HANS M.4GNUS HAUSEN
Estudiando los monolitos con más atención se ve que en las
masas hay una repartición columnar conforme con las paredes
(de contacto con las rocas anteriormente encajanies). A veces las
columnas convergen hacia arriba, es decir, hacia un nivel donde
existía al principio el cráter del volcán. En otros casos la masa
del relleno fonolítico se ha transformado en una breccicc eruptiva,
un signo de gran viscosidad de la masa en movimiento hacia la
cima del volcán (compárese con las figuras 1 y 2, lámina 11).
La forma más o menos cilíndrica de los pitones habla en favor
de erupciones estrictamente puntuales y no de forma fisural, como
en el caso de los basaltos. Por eso las erupciones fonolíticas tie-nen
el carácter adventicio colocado encima del gran escudo basál-tico
de erupción central.
Por la constitución relativamente blanda del cono fonolítico (o
traquifonolitico) se viene en conocimiento de que los materiales
.-Jredn;ln, dr\ In #,L:r*nnnnrr11 ,^ ---e 1^--^- -.-..-A- .E---*-.. .?- -L-~- < ~ - --
GUUI U= la uiluiclica ~rcua.PU L lit v a s ~ L U I I L VI U ~ V LI L U ~ S L ~ ~ ~ O S
y quedó solamente la masa cilindriforme corno un testigo de lo
que antes existía: un volcán de aspecto señalado. En varios ca-sos
la denudación alrededor de la chimenea ha progresado en tal
forma que el monolito ha permanecido solo, sin restos de pro-ductos
rodeantes de esta clase de lavas o tobas. En lugar de éstos
se ve un terreno antiguo de rocas basales, más o menos deseom-puesto
y muy cortado por la erosión. Un ejemplo excelente de tal
caso representa el Roque del Cano en medio de Vallehermoso (véa-se
figura 1, Iánnina a). Para atender lo que ha desaparecido al-rededor
de este roque por la erosión hay que mirar 'la centinela'
de Vallehermoso desde el oeste.
Otros casos casi iguales se ven, entre 'la Familia de los Ro-ques',
en el centro de la isla; un espectáculo tan singular que no
tiene parecido en las otras Canarias. Más imponente es el roque
hacia el sur; Agando ,(véase figura del texto 1); con SU ampecto au-daz,
mientras que Roque BjlIa es de una forma más robusta. Aquí
hubo un verdadero centro de erupciones de magmas sálicos y de
aquí se expandieron los productos en varias direcciones.
En el Valle de Hemiigua, aguas más arriba, se levantan, en-cima
de ima divisoria secundaria, los Roqi~esd e S B P~ed ro (véase
figura en el texto 2). Se encuentran en una espina de aglomerados
22 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
blandos y se levantan como torres de una iglesia gótica, comple-tamente
aisladas de sus lavas anteriormente existentes. Aquí tam-bién
se produce una impresión honda del vigor de la erosión, que
ha dejado estos monumentos de un terreno desaparecido en medio
de un paisaje de barrancos hondos.
El fenómeno de roques no es una cosa Única para la Gomera.
Hay, como sabemos, ejemplos de los tales en otras islas Canarias:
en Tenerife (Anaga), en Gran Canaria y en Fuerteventura; recien-temente
también he visto roques en la parte sur de La Palma.
En todos estos casos se trata de las mismas clases de rocas, y
siempre las chimeneas han perforado una formación de basaltos.
ESTADDEOSC OMPUESTO DE LAS ROCAS DE LA PARTE BASAL DE LA ISLA.
Una manifestación geológica que enseguida llama la atención
al que por primera vez visita los valles del norte, y especialmen-te
Vallehermoso, es la descomposición de las rocas en niveles ba-jos
y en las faldas de los barrancos cuesta arriba hasta el límite
de la cobertera, formada por bancos lávicos más frescos. Los ele-mentos
litológicos más afectados por descomposición son los di-ques
y masas intrusivas pequeñas de rocas sálicas: bostonitas,
traquitas y traquifonolitas. Estas rocas han sido muchas veces
convertidas en caolín, y manifiestan su presencia por su color
blanco. Los diques básicos son también atacados, apareciendo en
estado ferruginoso. Debido a esas alteraciones regionales todo el
conjunto de las rocas basales se han convertido en una masa algo
blanda, de poca resistencia contra la erosión. Se puede decir que
el ahondamiento de Vallehermoso es directamente un resultado
de tales condiciones litologicas.
C. Gagel ~(op, cit.) llamó por primera vez la atención sobre es-tos
fenómenos y declaró que aquí tenemos un basamento "muy
viejo" descompuesto. 'W. Miiller (1930), que examinó química-mente
algunas muestras de Gagel para comprobar la opinión de
este, llego a la conclusión de que la descomposícion profunda a
que aludía Gagel no es más que una alteración superficial ordi-
14 HANS MAGNUS HAUSEN
naria. T. Bravo (op. cit.) no se ocupa de esas controversias. Yo
por mi parte quiero manifestar que Gagel indudablemente tenía
razón, y que Müller se ha equivocado, como parece, debido al ma-terial
insuficiente de que dispuso y que fue mal elegido. Hay real-mente
una alteración muy penetrante y no tiene nada que ver con
la meteorización. Es, como creía ya Gagel, resultado de efectos
hidrotermales, pasando por todo el conjunto basa1 hasta alturas
de la cobertera. Los gases y las aguas juveniles han seguido al
parecer las intrusiones del magma sálico alcalino. Al mismo tiem-po
surgieron gases sulfúricos causando cristalización de pirita,
mencionada ya por Bravo (op. cit.). ias muestras de rocas alte-radas
recogidas por mí no han sido examinadas todavía en el
laboratorio.
Un estudio algo m& detallado dentro del bolsón de drenaje de
Vallehermoso es de mucho interés, como también en las faldas del
oeste de ia divisoria (región de Tazo y ~ i o j e r a jL. os diques tra-quíticos,
bostoníticos, etc., se destacan de lejos por su color blan-co,
dejando siempre la superficie limpia de vegetación. El grado
de caolinización alcanza a veces un estado tan completo que se
puede cortar la masa con el cuchillo. Dentro de los barrancos exis-ten
eminencias en los terrenos de traquitas medio alteradas, y
por eso tienen alguna mayor resistencia. Sospecho que existie-ron
en tiempo anterior (en el curso de las excavaciones por el agua
torrencial) masas grandes de caolín que han sido completamente
destruidas y llevadas hacia el mar. Lo que ha quedado del con-junto
de las rocas son las partes algo más resistentes. Pero no
hay que rechazar la posibilidad de que en el interior de algunas
"sillas" de degolladas, donde el agua no ha tenido tiempo sufi-ciente
de atacar, el caolín puro ha permanecido escondido en cier-tas
cantidades. Son los elementos litoIbgicos sálicos alcalinos los
yue ,$rqre hwn r ~ f r i d&U~ &er~~; lhn, 10s 6 ~ ~ 717 ~8I C 1 2- Y --=
vas básicas, como creía Gagel (op. cit.). Los afloramientos de ro-cas
básicas granudas plutónicas tienen un aspecto algo más fres-co,
aunque a veces hayan sufrido una desintegración mecánica.
En la región de Alajeró, en el oeste, hacia el mar, he visto gran-d~
m== de pi rox~ni ta<~&: zveL:ad~?Lp:G r diques b l ~ n ~dem tr a-quita
o bostonita caolinizada) que se han convertido en una are-
24 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
ALGUNOS ASPECTOS GEOL~GICOS DE LA ISLA DE LA GOMERA 15
na de cristales de piroxeno. De vez en cuando el agua torrencial
ha llevado esta materia suelta cuesta abajo hacia la costa, donde
se ha acumulado una arena negra formando una playa. La co-rriente
costera de norte a sur, producida por los alisios, ha trans-portado
el material hacia la desembocadura de Valle Gran Rey,
donde se ha acumulado en la playa del Inglés, en una gran an-chura
al pie de los acantilados de la América.
El origen de las profundas y extensas formas de erosión en
Vallehermoso pueden explicarse por este modo de ruptura de la
estructura ddébil caolinizada. En el Valle de Hermigua las con-diciones
son algo diferentes: aquí son las potentes masas de to-ibas
y aglomerados las que han ayudado el trabajo de erosión, que-dando
resultados algo parecidos.
'CICLO DE DENCJDACIÓN EN LA OOBERTERA DE LA ISLA ANTIGUA.
A la terminación de la actividad volcánica, que produjo todas
las variedades de rocas sálicas alcalinas en las formas de una su-perestructura
encima del volcán escudiforme basáltico, parece que
siguió un tiempo de calma endógena, que fue cuando los agentes
de meteorizaci6n y de aguas corrientes trabajaron sobre la isla
antigua, de una elevación relativamente baja, pero con relieve des-igual.
Los volcanes fonolíticos fueron atacados y poco a poco des-truidos.
Se formaron sistemas de drenaje, arrastrando los mate-riales
sueltos al mar. Al fin la fisonomía de la isla cambió en una
cierta monotonía, interrumpida por varios roques de fonolitas y
"fortalezas". En los bolsones del centro se acumularon arenas y
limos, pero la mayor parte del material de arrastre desapareció
en el mar. La fisonomía actual de la cumbre todavía conserva ras-gos
dei drenaje antiguo, con vaiies de poca proIundidad y orien-taciones
diferentes de la red actual de barrancos.
Los roques y las "fortalezas" son pues los testigos de esta fase
de denudación.
HANS iLIAGNGS HAUSEN
Terminó al fin el tiempo intermitente de la denudación sobre
la isla con disturbaciones interiores, de tal modo que partes pe-riféricas
se hundieron en el mar, y el trozo de la isla restante se
elevó a ciertas alturas. Se formó un horst de posición algo incli-nada
al sur. Toda la superficie de denudación fue elevada a altu-ras
de c. 1.500 m. máx. E1 tiempo de estas disturbaciones fue al pa-recer
al final del Plioceno. La consecuencia de tales dislocaciones
fue el comienzo de una erosión energética que cambió otra vez la
fisonomía de la isla (véase abajo).
A pesar de estas dislocaciones e1 vulcanismo no se manifestó
de nuevo, y, como hemos dicho, la Gomera carece de volcanes más
modernos.
La Gomera quedó limitada, en el norte por un sistema de fa-llas
con rumbo ONO-ESE; en el oeste por una línea de fracturas
orientada en N-S, y lo mismo se puede quizá decir de la costa este.
En el gran sector del sur parece que se ha conservado el límite
Üel antiguo volcán escudiforme con su línea arqueada (véase el
napa (pág. 19). L. Fernández Navarro (1918) suponfa que la Gome-ra
antiguamente tenía conexión con Tenerife, y que el estrecho del
mar, con su anchura solamente de 26 km , puede considerarse como
un graben (?). En realidad la morfología y geología de la península
de Teno, en Tenerife, tiene un aspecto bastante semejante al de
la Gomera adyacente.
Con el levantamiento del bloque insular, éste tomó una posi-ción
inclinada al sur. Tal estilo de disturbaciones parece ser bas-tante
común en las Canarias, ya que todas han sido afectadas por
movimientos iguales de hundimientos y levantamientos.
Es claro que en los tiempos actuaIes no se pueden localizar las
faiias de ias üisiocaciones por las costas: el ataque del inar ha
absorbido muchas partes del ala levantada del bloque insular. Es,
sin embargo, fácil imaginarse una prolongación de las capas la-vicas
de la cobertera en la costa norte en tiempos anteriores a las
dislocsciones (como se ve en la figu.r,a del texto 3) . En Agulo, sin -.--l.-..-- -- ------4-, -,m, - n n m 7 ~ m A,, rrhririri~rnrrn l ciCnnC~.ii nmn
CI I lUa l&V, BC p L C ~ C I I Lu~u a L ala u~anleiuU C: vun~r v a^ ~i brebLv rul r ib-
&ato de los hundimientos de la costa antigua. encima del pueblo
25 ANOL4RIO DE ESTUDIOS rl TLANTICOS
ALGUNOS ASPECTOS GEOL~GICOS DE LA ISLA DE LA GOMERA 17
3 Terminación abrupta de la cobertera basáltica en la costa norte Risco de Ro-quete
(557 m al oeste de la Playa de Hermigua. Vista hacia Agulo La serie de
capas basálticas casi horizontales está cortada por fallas con un con~unto basa1
de diques en la parte baja de falda más suve La carretera general pasa cerca
del nivel de la base de la serie basáltica
hay una escarpadera de varios centenares de metros, cortando,
como si se hubiese hecho con un cuchillo, la continuación de un
valle antiguo en la superficie elevada, en el sitio donde se ha cons-truido
recientemente una presa del Cabildo.
UN NUEVO CICMS DE EROSIÓN CON LA FORMACI~N DE LOS BARRANCOS.
Anteriormente hemos caracterizado un régimen de denudación
que afectó a la isla antes de las disturbaciones verticales. Pero es
importante ei constatar que luego siguió otro regimen de denu-dación
y erosión como consecuencia del levantamiento de la isla.
18 HANS nUGNtTS HAUSEN
Los ataques más penetrantes de la nueva erosión se acentua-ron
naturalmente en la costa de barlovento, en parte por causa de
la gran diferencia en alturas de la falda, en parte por el clima más
húmedo (bajo la influencia de los alisios del norte). Desde la tos-ta
la erosi6n avanzó más y más hacia el interior, con su frente de
escarpaduras, conquistando la antigua superficie de la cumbre.
Son dos los sistemas de drenaje tan destructivos en el norte: Va-lle
de Hermigua y Vallehermoso. En ambos casos se han formado
ciertas "calderas de erosión", como dice C. Gagel (op. cit.). La
cobertera ha desaparecido aquí casi por completo, quedando so-lamente
en algunos promontorios entre los valles.
En otros sectores de la islz la erosijn ha s ~ d om ás lineal, crean-do
cañones de orientacibn radial, saliendo del centro de la isla.
Hay, sin embargo, barrancos con cursos más estrechamente con-trolados
por fallas.
La causa. del alto grado de erosión en las costas del norte hay
que buscarla en la composición de las partes bajas de la isla que
están formadas, como hemos visto, por varios elementos litológi-cos
de poca resistencia, lo mismo contra el agua corriente, que
contra la meteorización.
En toda la parte del sur de la isla la red de drenaje está, como
se ha dicho, arreglada según un sistema radial. Este estilo de
orientación pudo ser originado, ya en época antigua, por valles
poco profundos. Por levantamiento, estos valles han sido trans-formados
en barrancos hondos, cortando toda la serie de los ba-saltos.
Entre estos cañones, la superficie de la cobertera aparece
como planieie suavemente inclinada hacla el mar.
Hay algunos casos en que la erosión ha sido dirigida por 1í-neas
tectónicas. Son principalmente tres los valles tectsinicos : Va-lle
Gran Rey, Barranco de Santiago y Barranco de la Villa.
El Valle Gran Rey, con un largo de 6 km. y una profundidad
de 800-600 m., está casi compieiamenie coiocacio en la serie ba-sáltica,
que aquí muestra un espesor imponente. Todo el aspecto
del valle habla en favor de un origen tectónico. El curso es recti-lineal,
la cabecera es abrupta, como un circo, y el fondo ancho (al
pie de las laderas rellenado por arrastres). Antiguamente el valle
-f-c-.~L.l'u- ~.a.-.mfu- ;u aD 2u,~. ann~&~h l ynunvvra i bn oa;rru;faoru<, nnmn oo nrliirrn A n 11 mrcin r > ~ n bvLiLv d,,,,, ,, A, U-"-
tidad de enormes bloques redondeados en el medio del circo de la
28 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
20 HAh-S i\lAGNUS HAUSEW
cabecera. La prolongación del valle hacia el oeste ha sido cortada
bruscamente por fallas, que han determinado las paredes de la
costa actual del oeste. Cuando se formó esta fosa tectónica honda,
el antiguo drenaje de la meseta de Arure fue desviado en tal modo
que la fosa capturó el río de Arure. La parte baja de este valle
se transformó en un cañón hondo: un caso de rejuvenecimiento.
El Barranco de Santiago, el más grande del sur, con un largo
de 10 km., es también un valle tectónico, hondo, cortando toda la
seríe de basaltos desde el centro de la isla. La naturaleza tectó-nica
se deduce ya de la presencia de una cabecera-anfiteatro y del
perfil longitudinal muy suave (sin saltos). Este origen tectónico
no excluye, sin embargo, erosión por las laderas y alrededor de
la cabecera, la cual es bastante vigorosa. Por eso el fondo del va-lle
está relleno por gravas en toda su longitud. La desembocadu-ra
del barranco es larga, con gravas y arenas formando una pla-ja,
donde está situado el pueblo de Santiago.
El tercer valle tectónico es el Barranco de la Villa, con su tri-butarlo
el Barranco Aguajilva. La ladera izquierda del valle es
muy rectilínea, faltando por completo tributarios, y lo mismo se
puede decir (excepto en algunas irregularidades) de la ladera de-recha.
El fondo está rellenado por gravas de un espesor considera-ble,
alcanzando cerca de San Sebastián hasta 40 m. Este valle cor-ta
bruscamente toda la serie de lavas de la cobertera en este sec-tor
de la ísla. La parte superior de este drenaje se llama Barran-co
de La Laja, que es un barranco ordinario con su cabecera acer-cindose
a "la Familia de los Roques".
Es de cierto interés el estudiar detalladamente la región de las
cabeceras de estos dos Últimos valles tectónicos (Brranco de San-tiago
y Barranco de la Villa). Se trata de una divisoria relati-vamente
baja, aunque situada en el centro de la isla. La erosi6n
de la cabecera de los dos valles corta la divisoria formada de ma-terias
blandas; pero en la misma línea de aguas se encuentran cua-trc.
roques de fonolitas de mayor resistencia. El resultado sigue
siendo el de portillos naturales entre los monolitos, que se van re-bajando
poco a poco, hasta que en un futuro no lejano los dos
valles se unan prácticamente por tales puertas de erosión. La ísla
quedará entonces dividida en dos partes, una mayor en el oeste-noroeste
y otra en el SE.
30 ANUARIO DR ESTUDIOS ATLANTICOS
ALGUNOS ASPECTOS GEOLÓGICOS DE LA ISLA DE LA GOMERA 21
Hay algunas otras divisorias de aguas que se han formado en
tiempos no muy remotos del Guaternario. Una es la alta espina
muy escarpada de los Carboneros (945 m.,), que separa el Barran-co
de la Villa del Valle de Hermigua. Anteriormente ésta cortó
casi completamente la comunicación entre San Sebastián y el Va-lle
de Hermigua, pero ahora un túnel de 750 m. de largo atravie-ea
la base de este obstáculo. Degollada de Carboneros es el nom-bre
de esta divisoria (que estaba atravesada por una senda bas-tante
peligrosa). Aquí la montaña está construida por basaltos,
una continuacién de la gran escarpada de los mismos volcanes que
constituyen la alta ladera este del Valle de Hermigua. La diviso-ria
va a romperse en tiempos no muy lejanos, de tal modo que se
va a formar una espina más suave.
'Otra divisoria destacada se halla al oeste de Vallehermoso, se-parando
este valle de la región de Tazo, en el oeste de la isla. An-teriormente
la esquina aquí se formó de un brazo de la meseta
grande del oeste (Marzagán), pero la erosién se ha comido mucho
de las "fortalezas", situadas por esta divisoria, quedando solamen-te
unos restos. Con el tiempo este ramo topográfico va a des-aparecer.
De manera general se puede decir que la isla de la Gomera se
encuentra en un estado poco avanzado de destrucción erosiva, aun-que
da la impresión de cierta vejez por causa de la falta de vul-canismo
moderno.
Anteriormente hemos señalado una fase de dislocaciones ver-ticales
que ha sufrido la isla en la época pre-Cuaternaria. Pero
debe además considerarse 0ti2 clase de cambios dei nivel cero cie
la isla; es decir, los cambios eustáticos del nivel del océano mun-dial.
Las últimas alteraciones dependen, como se sabe, de los cam-bios
en la cantidad de hielos continentales durante el tiempo Cua-temario.
En el caso de la Gomera, estos cambios eustáticos de ni-vel
nn han cide uegdic?m vn e! campu tudavfa y q a a s se recu-nocen
restos de líneas elevadas de la costa por la destrucción con-tinua
del oleaje. Hay, sin embargo, un signo de aumento del agua
22 HAZTS MAGNCS HAUSEN
en el océano, al parecer en el tiempo postglacial: el relleno de los
fondos de los valles con gravas, hasta espesores de varias dece-nas
de metros. Tales rellenos deben ser el resultado inmediato de
una migración de la costa-playa en sentido positivo.
Estudiando el Barranco de la Villa en su curso inferior se pue-de
constatar la presencia de tal acumulaci6n de gravas por el fon-do
del valle. El espesor del relleno en la parte baja del valle (un
kilómetro encima de San Sebastián) es de c. 40 m. Aquí se ha
abierto un pozo para explotar el agua potable de una corriente
subterránea que recorre el valle. Estas gravas provienen en gran
parte del curso superior del valle, que se llama Barranco de La
Laja y que es un barranco ordinario de erosión.
En el curso inferior de los valles grandes de la costa norte se - e
N observan también acumulaciones grandes de gravas, formando pla- E
nos de deltas rudimentarias, en niveles sucesivos hacia la playa O
actuai. En 'v'aiiehermoso ei río principal ha corbado 10s n--
Oo>
superiores con un cañón; un rejuvenecimiento de relleno ha sido EE
producido por la recesión de la línea del mar (del nivel cero). Tales S
E
deltas levantados pertenecen, naturalmente, a una fase anterior -
cuaternaria de carácter negativo de cambio de nivel. 3
Grandes acumulaciones hay también en el Barranco de San- - -
0
tiago. m
E
O
n
EL, ATAQUE DEL MAR CONTRA LAS COSTAS. -E
a
2
La abrasión marina se puede estudiar más bien por la costa n
n
del barlovento, donde los alisios producen un oleaje fuerte du-rante
casi todo el año La resistencia de los acantilados es aquí 3
O
relativamente débil a causa de la composición de las rocas y la
estructura en general. Ejemplos instructivos de la acción marina
se encuentran en abundancia, especialmente a ambos lados de la
Playa de Vallehermoso (véase la figura 1, lámina 1). No cabe duda
de que la línea costera de acantilados ha sido modificada en época
subreciente. Un testigo excelente de abrasión es el Cabo de los
Organos, un promontorio al oeste de la Playa de Vallehermoso.
Esta Punta está constituida por una "chimenea" traquitica, par-cialmente
ya destruida, mostrando una repartición columnar en
32 AXUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
la masa rocosa. Esta "chimenea" ha estado anteriormente enca-jada
en rocas más antiguas y su altura original era mucho más
grande. En el tiempo de intrusión del magma traquítico de los
:Organos la costa de barlovento estuvo seguramente varios kiló-metros
más distante al norte de la costa actual, y la altura de las
montañas era varios cientos de metros más elevada.
'Otro testigo de abrasión marina se encuentra cerca del puer-to
de San Sebastián, afuera del muelle. Se trata aquí de restos
de bocas volcánicas locales de basaltos. Las tobas blandas que
anteriormente rodearon las bocas han sido destruidas por la abra-sión
(véase la figura 1, lámina 11).
Por el lado de la costa del oeste (al norte de la desembocadu-rse
del Valle Gran Rey), se han formado unos acantilados, los más
escarpados de la isla, de una altura de al menos 600 m. Son pare-des
casi verticales gracias a la buena consistencia de las capas
lavicas bas<kas casi horízontaies (véase ia figura 2, iámina ILii.
Tampoco por la costa sur faltan testigos de abrasión marina
en la formación basáltica del gran volcán escudiforme. Se han
revelado interesantes detalles de intrusiones fonolíticas en las pa-redes
de la serie balsáltica como en la Punta de Becerro y en el
Portillo de la Cantera.
En general las costas de la Gomera son casi inatracables para
los barcos, gracias a la acción marina en el curso del Cuaternario
y post-Cuaternario. Los únicos sitios donde se puede desembar-car
son las bocas de los barrancos, que se llaman portillos (o
playas).
Resumiendo todo lo anteriormente expuesto sobre la evolución
ged6gica de la Gomera, vamos a subrayar las fases principales
en la edificación de esta estructura volcánica algo solitaria en el
Archipiélago.
La fase primera no la podemos reconstruir con datos concre-tos,
porque el conjunto más antiguo está escondido bajo el nivel
del mar. Como hemos visto, esta parte submarina forma la base
esencial de todo el edificio isleño. Hay que suponer que allí, en las
N u ~ 1.4 (19681 33
4. Cuatro períodos de evolución de la isla de la Gomera esquemáticamente pre-sentados.
A. La isla Pliocénica del gran volcán escudiforme basáltico B. Nueva
fase volcánica al fin del Pliocepo con volcanos fonoliticos y traquifonolíticos mon-tedos
e~cirxx? de] vnlcgn escud~forrne basáltico C. Las condiciones des~ués de un
período de denudación con sus restos de chimeneas volchicas de foliolitas, etc
D. La isla actual después de las dislocaciones verticales con levantamiento de la
isla reducida.
34 AhTUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
profundidades, se encuentran masas de rocas ultrabásicas, deriva-das
del manto más o menos directamente debajo de la costra te-r~
estreL. a base inmediata sobre la que las masas eruptivas deben
haber sido acumuladas puede ser una capa de seudimentos traídos
de la superficie de denudación sahariana, una capa que se ha ex-pandido
sobre toda la falda continental africana. Al parecer sur-gieron
lavas hacia arriba, dando origen a una formación volcáni-ca
submarina de espilitas o lavas de almojadas. No se puede ima-gmar
nada sobre el espesor de esta formación volcánica prima-ria,
pero hay que suponer que al fin emergieron sobre el nivel
del mar.
U m segunh fase de evolución volcánica se manifestó por la
acwnulación de grandes masas de lavas basálticas alcalinas jun-to
con tobas y aglomerados, dominando los Últimos entre los otros
produ~tose n un principio. Con el tiempo se formó un extenso vol-cán
escudiforme, cubriendo un área mucho más grande que la
isla actual. Entre las lavas basálticas dominan picritas, olivino-ba-saltos
y plagioclasa-basaltos, y más arriba la serie traquibasal-tos.
Las lavas surgieron en parte directamente por fisuras a tra-vés
de la parte basal, en parte los magmas plutónicos mismos ali-mentaron
las efusiones, especialmente los traquibasaltos. Magmas
de fracción ultrabásica quedaron en niveles más bajos, donde pe-netraron
en mallas de diques basálticas o consolidaron como pe-ridotitas,
piroxenitas y gabros olivínicos.
Una tercera &se volcánica está representada por efusiones de
magmas sálicos alcalinos. Estas erupciones tuvieron lugar en va-rios
centros a través del gran volcán basáltico escudiforme. Apa-recieron
conos volcánicos de contornos agudos. Los materiales son
lavas de fonolitas y traquifonolitas de cierta viscosidad, tobas y
aglomerados. Nacieron estos productos probablemente por ana-texis
en la profundidad desde la costra siálica de sedimentos obs-truyentes,
derivados del Saahra, ricos en feldespatos. Un periodo
de d e n h i ó n en la isla antigua empezó en el Plioceno, y los ma-teriales
sálicos alcalinos superficiales pronto desaparecieron, de-
<-=A,. -,.1--,.-+- -nm+-- An n---.-. -. . . . - . . . . - . l l ,%l..:-n---.-. -* 2- l ----- ;auuv uulalilwrwz L c a L u a ur; Layaa y biilsucilcaa L C L L G U ~ D u ~~; aav ~ .
Con la terminación de la denudación empezaron grandes m-
26 HANS MAGNUS HAUSEN
vimientos verticales dentro del cuerpo insular y la isla se rom-pió
por varias fallas. Quedó un tronco de la forma de un horst,
levantado e inclinado hacia el sur. La superficie de la isla fue re-ducida
sensiblemente, más en la parte norte.
Por causa de estos movimientos, y el levantamiento de la isla,
empezó un nuevo ciclo de denudación, erosión, por los barrancos,
un proceso que todavía está en pleno vigor. El bloque insular fue
cortado más en la costa norte, donde aparecieron los profundos
valles de Hermigua y Vallehermoso.
En tiempo postglacial una migración positiva eustcítica de la
línea costera ha producido relleno en los fondos de los valles, con
una carga de gravas y arenas.
Vulcanismo reciente no ha aparecido en la isla, y por eso fal-tan
casi por completo los conos adventicios basálticos, tan abun-dantes
en las otras islas Canarias. Por eso la Gomera produce una
impresión de cierta vejez, aunque la erosión todavía no está muy
madura.
NOTA DE AGRADECIMIENTOS.
Al concluir este artículo geológico siento el deseo de expresar
mis elogios, más sinceros a mi compañero en el campo durante las
excursiones por las montañas de la Gomera, don Buenaventura
Bravo, Maestro Nacional en el Liceo de la capital, San Sebastian.
Este señor, mi buen amigo desde años atrás, me ha seguido prác-ticamente
en todos mis viajes, a pie y en coche, y me ha puesto
en contacto con varias personas residentes en la isla, facilitand~
mis estudios en todos sentidos. Como conocedor de la ,geología de
la isla, el señor Bravo me ha prestado su ayuda también al orien-tarme
en las formaciones geológicas, un raro caso de coinciden-cia
cuando se trata de un isieño en ia calidad de acompañante.
Mis agradecimientos se extienden además a las Autoridades
de la Gomera, en primer lugar al Excmo. Sr. Presidente del Ca-bildo
Insular y a varios señores funcionarios que me han facili-tado
el trabajo en el campo. Mi gratitud se extiende, además, al
Señor D. Julio Siciiia, en la Playa de Saiitiago, e1 que, curi SÜ fa-milia,
me ha recibido con toda hospitalidad.
36 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Las visitas mías a la Gomera me han dejado las impresiones
más agradables, lo mismo de parte de su grandiosa naturaleza
como también de sus habitantes.
R E F E R E N C I A S
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