LEYENDA ERUDITA SOBRE LA POBLACION
DE CANARIAS CON AFRICANOS DE LENGUAS
CORTADAS
? e 3
JUAN ALVAIREB DELGADO
En un libro de próxima publicación, «Descubrimiento y primer
poblamiento de las Canarias», demostramos los c u a t r o siguientes
hechos:
a) Las Islas Canarias estaban deshabitadas el año 100 a. C.
b) Estas Islas fueron descubiertas paulatinamente y exploradas
por marinos gaditanos y por el griego Eudoxo y el romano
Estacio Seboso entre los años 125 a 25 a. C.
c) Juba 11 de Mauritania., por mandato y con consentimiento de
Augusto, a cuyo imperio pertenecían, las pobló y colonizó con
Getulos del Africa cercana en el último cuarto del siglo I a. C.
d) Estas Islas Canarias o Afortunadas volvieron a su secular ol-vido
después del emperador Claudio (55 p. C.), hasta el si-rrln
VTTT q ~ e & ~ difi&cnr G,d>s par2 lec e ~ r y ~ &p~cI- ~ ~ ~ m - - --A - ,
nos de esos siglos, hasta que las redescubieron los genoveses
entre 1290-1312. Y durante esa larga etapa sólo las citaban los
libros sobre noticias de Mela, Plinio y Tolomeo, que tampoco
estuvieron en ellas, sino escribieron sobre referencias ante-n;
nnnc
LAVA bDi
JUAN ALVAREZ DELUAI)O
1. UNA LEYENDA DEL SIGLO XVI
Frente a esta tesis, demostrada con el estudio de textos antiguos
contemporáneos de los hechos y de otras referencias indirectas de
los mismos, surge en los textos históricos de Canarias una interpre-tación
del poblamiento insular de las Canarias con «africanos de len-guas
cortadas» venidos a las Islas por los años de nuestra Era.
Ella va a ser el tema de este estudio, para probar que tal refe-rencia
no es un dato histórico real, ni una tradición de los indígenas,
ni una referencia histórica antigua. Sino una leyenda erudita, creada
por los navegantes y conquistadores de las Canarras en el siglo xv, - e
y dada como suposición, según acreditan las expresiones de los alu-didos
historiadores de Canarias, como «otros dicen» (Espinosa, To- O
n rriani, Viana), «se dice en Canarias» (Frutuoso), «se dice por acá» =m
O (Canarien), siendo únicas excepciones Abréu Galindo, que señala un EE
libro donde leyó la noticia, y Díaz Tanco, que la da sin limitación, S
E
tal vez por haberla leído en el mismo libro que Abréu.
Ello nos lleva a estudiar cuatro problemas conexos dentro del 3
tema : e-m-
E
Caracterización, vacilaciones y variantes de la «leyenda de los
africanos de lenguas cortadas, pobladores de las Canarias. n
E Determinación de la fuente de Abréu Galindo sobre el particu- a
lar, que fue la «Crónica de Argüello» (hacia 1500), hoy perdi-n
da, y fuente también de Díaz Tanco (hacia 1530), la más an- o
tigua documentación hoy conocida de esta leyenda. o3
La noticia sobre el habla de los Gomeros y sus supuestas den-guas
cortadas» la tomó el autor del Canarien a un rotero an-daluz
de 1404, y presunción de sus redactores andaluces.
Y en tal rotero andaluz, de seguro conocido de los marinos y
conquistadores castellanos de las Canarias en la segunda mi-tad
del slglo xv, hubo de ieer esa misma sugerencia Pedro de
Argüello, permitiéndole idear la famosa leyenda del pobla-miento
de las Canarias con «africanos de lenguas cortadas»,
ante el silencio de los textos a su alcance ignorantes de la
realidad.
ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N I I C O S
LEYENDA SOBRE AFRICANOS DE LENGUAS CORTADAS 3
LOS TEXTOS DE LA LEYENDA
La dan varios historiadores, que residieron en estas Islas en los
siglos XVI y XVII, como explicación de cómo se poblarían las Islas Ca-narias.
Sumariamente la consigna así el P. Fray Alonso de Espinosa:
«Otros dicen que descienden (los naturales o guanches) de ciertos
pueblos de Africa, que se levantaron contra los Romanos y mataron
al pretor o juez que tenían, y que en castigo del hecho, por no ma-tarlos
a todos, les cortaron las lenguas, porque en algún tiempo no
pudiesen decir del levantamiento ... y los embarcaron en unas barcas
sin remos, dejándolos y encomendándolos al mar y a su ventura. Y
éstos vinieron a estas Islas y las poblaron, l.
l a repiten I ~ e g oco n variantes de detalle Díaz Tamo (hacia 1530):
y Abréu Galindo (1602), en textos luego estudiados con detalle; así
como Torriani (l59O), Gaspar Frutuoso (l584), Antonio de Viana (l6O4),
además de Nichols, Núñez de la Peña, Marín y Cubas y Castillo du-rante
el siglo xvrr, quienes introducen variantes más o menos acer-tadas
2,
Supone esta noticia que los guanches, por la cercanía de las Islas
Canarias a la costa Africana, y por las coincidencias de ciertas vo-ces
y sistema de cómputo, señaladas en esos mismos autores, eran
africanos de raza y lengua. Y para explicar las diferencias lingüís-ticas
entre las hablas de las siete Islas entre sí y con los dialectos
berberes del Africa, acuden a esa hipótesis de haberles cortado las
lenguas, como exponen largamente Abréu y Frutuoso.
Recuerda a este propósito Viera y Clavijo una noticia de Víctor
1 Fr. Alonso de Espinosa: Hzstoria de Nuestra Señora cle Candezarza,
e6 Cioranescu, Santa Cruz de Tenenfe, 1952, 1, 4, 32.
2 Se cita a Abréu Galindo, Fr. Juan de, por la edición Goranescu,
Santa Cruz üe Tenerbe, 1955, 1, 5, 90-91. A Leonardo Tornani: Descmp-cwn
de las Islas Canarias, por edición Cioranescu, 1959, c. 4, p. 20. A Gas-par
Frutuoso, ed. Pestana en Fontes R e r m Canafiarm, XII, p. 10. A
Viana, Antonio de, por ed. Cioranescu, 1968, p. 23, 1, v. 728.
3 Viera y Clavijo: Noticias, libro ii, cap. 1, tras una referencia a
Núñez de la Peña, ed. 1847, p. 20.
4 JUAN ÁLVAREZ DELGADO
de Vit, recogida también por Evagrio, Procopio y San Gregorio, de
Hunerico, quien desterró y mandó cortar las lenguas y las manos a
unos cristianos de Tipasa. Noticia que no justifica el supuesto ante-rior
de los africanos pobladores de Canarias, pero sí ayudaría a su
autor del siglo xv a imaginarla. Y además explica el que Viana y
Núñez de la Peña añadieran a los datos del P. Espinosa el detalle
de que a los africanos venidos a Canarias les cortaron además de las
lenguas, dos índices y los pulgares», nota ausente de las otras re-f
erencias.
La leyenda que estudiamos supone en sus textos la dominación
romana del Norte de Africa en el momento del poblamiento. Lo que
obliga a situarlo después de la caída de Cartago (146 a. C.), pero an-tes
de ,P!ir?i~? (75-7'9 2. C.), cujrzis xticlas de !as Islas AfortUnactas
conocen todos esos autores. Por lo que si algunos no fechan con pre-cisión
el suceso imaginado, otros como Torriani (p. 20) por confundir
a Juba II con su padre lo lleva a mitad del siglo I a. C.; Abréu (1, 5,
30 y 6, 36) reiteradamente lo coloca poco después del nacimiento de
Cristo; pero Frutuoso (p. 10-11) duda entre la Caída de Cartago
(146 a. C.) y la época de Trajano (53-117 p. C.).
Ni el hecho de las lenguas cortadas, a pesar del citado episodio
de Hunerico, ni el simple destierro de Africanos a las Islas Afortu-nadas,
constan en documento o testimonio histórico romano alguno,
en los siglos I antes o después de Cristo, como ya reconoció Ciora-nescu
en notas a sus ediciones de Abréu (p. 30) y Torriani (p. 20).
Aunque tenemos noticias de una sublevación de los Getulos el año
6 p. C. reseñada por Dión Casio (LV, 28, 4); la de Tacfarinas (años
17-24 p. C.) largamente relatada por Tácito (Anales 11, 52 y IV, 23-25);
y la de Edemón (41 p. V.) el liberto de Tolomeo, hijo y sucesor de
Juba II en el reino de Mauritania, recogida por Plinio (N. H. V, 2-19).
Por lo que no obstante la sorprendente coincidencia cronológica de
estas rebeliones con la leyenda, no cabe admitir que los historiadores
romanos ignoraran u ocultaran ese dato.
Por lo demás vamos probar cómo se forj6 esa invención en e1
siglo m.
54 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LEYENüA SOBRE AFRICANOS DE LENGUAS CORTADAS 5
Muchas ofrecen los textos diversos de esta tradición insular, por
su imaginario origen. Ya vimos que falta precisión sobre la fecha del
suceso. Y el autor del destierro, que en el Canarien y en Frutuoso
es can rey», para Espinosa fue un «pretor»; Abréu y Torriani hablan
de «legados», Diaz Tanco dice «centuriones» y Viana simplemente
«romanos». Y subrayamos que la denominación <degados» no lleva
precisamente al reinado de Claudio, ni a la rebelión de Edemón; pues
cónsules, procónsules y legados romanos actuaron también en las
antes citadas rebeliones africanas bajo Juba y Tolomeo.
Para Frutuoso y Espinosa sólo des cortaron las lenguas», pero
Tvif...i... a l l a y Núñez de !a Peña exugerm u! decir que d e s C&$TGE 11s
lenguas, los índices y los pulgares, noticia ya explicada. Y para
todos cuatro los africanos desterrados llegaron «casualmente» a las
Canarias, empujados por el mar y su ventura; mientras Tanco, To-rriani
y Abréu .c reen que los Romanos los trajeron expresamente a , estas Islas, dqandchs er, d!au cmm p e b l d ~ r e s37 c m medi~sd e
subsistencia.
Y en sus esfuerzos de imaginación para justificar la noticia, Fru-tuoso
(p. 10) y Abréu (p. 31 y 34) se permiten formular hasta tres
variantes del proceso, intentando obviar posibles objeciones. Por su
parte Espinosa, Torriani y Frutuoso incluyen esa tradición como una
de sus varias explicaciones del primer poblamiento de las Canarias.
Ninguno de los textos que citan esta leyenda la dan como tradi-ción
indígena de las Islas, y ningún historiador en efecto recogió de
Iabios indígenas noticia análoga.
Curiosamente no aparece esa leyenda en las llamadas <Crónicas
de Canaria» (Sedeño, Escudero, Matritense y Lagunense), ni en Sosa
continuador de Sedeño.
Falta también en todos los escritores renacentistas forasteros, an-teriores
a Espinosa y Torriani, que no estuvieron en Canarias: cual
Bernáldez (1513), Marineo Siculo (1530), Gómara (1552), Thámara
(1556); como tampoco en los navegantes portugueses Cadamosto,
6 JUAN ÁLVAREZ DELGADO
Azurara y Diogo Gomes (años 1446 a 1462), ni en el historiador Juan
de Barros (1552).
Pero figura en términos claros en Díaz Tanco desde 1531, y de
seguro la tendría también la historia del doctor Troya, fuente común
de Torriani y Abréu, hacia el año 1460. Estos debieron tomarla como
Abréu a la Crónica de Pedro de Argüello, su creador, como es la
tesis de nuestro trabajo.
Para ello vamos a comentar tres particulares importantes:
a) La noticia del Canarzen, que nos ofrecerá un terminus post
quem: 1404.
b) La noticia en Díaz Tanco, que nos fija un terminus ante quem:
1530.
cj La «Crónica de Hrgüeiio», hacia i5O0 en su documentacion co-nocida,
como fuente prlmera de la noticia en Abréu y origen
primero de la leyenda.
II. LA NOTICIA EN EL CANARIEN
-
0 La Crónica Betancuriana Canarien " en sus dos versiones (11, 239 mE
y 111, 127-129) escribe en el año 1404, poco antes de abandonar Gadi- O
fer las Islas, al tratar de la Gomera lo siguiente: casta tierra (Go-n
mera) está habitada de mucha gente, que habla el lenguaje más ex- £
traño de todos 10s países (islas) de por acá, y hablan con los bezos a
(labios salientes), como si no tuvieran lengua. Y aquí se cuenta que n
n
un gran príncipe, por algún crimen, los hizo poner allí y les mandó
cortar la lengua, y según su manera de hablar parece creíble». 3
O
Exige este pasaje algunas aclaraciones para evitar errores con
frecuencia aceptados.
1." A pesar de su básica coincidencia con la leyenda canaria de
los «africanos de lenguas cortadas», esta noticia del Canarien
-
4 Se cita aquí esta obra por la ed de La Laguna: Fontes Rewm Ca-narbrum,
tomos M (Ii, 1960) y XI (111, 1965).
56 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
LEXENDA SOBRE AFRICANOS DE LENGUAS CORTADAS 7
no coincide con ella, ni puede considerarse como su más anti-gua
documentación, sugerencia de Cioranescu en su edición
de Abréu Galindo (p. 30 nota 10).
Porque el texto del Canarien no alude a la procedencia afri-cana
de los pobladores, ni afecta a todas las Islas, ni trata
de las diferencias lingüísticas entre todas ellas, presupuestos
señalados antes para la leyenda en estudio. Pero explicamos
luego una cierta conexión entre ese pasaje del Canarien y la
Crónica de Argüello, fuente primera de la leyenda.
2." Varios comentaristas del Canarien, ya desde su primera edi-ción
en 1630, entendieron que el texto se refería al dialecto in-sular
de la Gomera, que en efecto tiene divergencias grandes
con los de Iñs otras Islas. Mas la expresión francesa d a ma-ni&
e de leur parler», como sus equivalentes en español «su
manera de hablar» o <el modo como hablan, y hasta «la pro-nunciación
irregular, que dijo Viera y Clavijo 5, pueden tam-bién
referirse a un tipo especial de lenguaje, como el «silbo
efomero». Este como se sabe es un procedimiento para comu-nicar
a distancia y vocalizadas en el silbo las voces del pro-pio
idioma: hoy el español y antes el guanche.
Y así hay que entender este pasaje, como ya consignó Serra Rá-fols
en la citada edición del Canarien (II, 328, nota 3), cuya exactitud
prueban los siguientes seis datos documentales ahora aportados.
a) El Canarien dice que «hablan con los bezos, o dabios salien-tes
» (en su francés baulievres: jvariante del fr. mod. bec-de-
Uevre «labio leporino»? Y esa es la posición normal del silbo,
aunque los actuales silbadores gomeros, a fin de hacer oír a
gran distancia su silbido, silban con el índice curvado puesto
entre los labios, o con dos dedos de punta entre ellos.
b) Añade el Canarien que «hablan como si no tuvieran lengua»,
expresión inaplicable al dialecto indígena de la Gomera, donde
abundan palabras como los topónimos Arure, Argodey, Alaje-ró,
Arguerigule, Taguluche, Chejelipes, Ipalan, etc., cuyos fo-nemas
L, R, T, D, Ch, no pueden pronunciarse sin lengua
5 Viera: Not&ias, 11, 1.
N h 23 (1977)
Aunque sí cabe emitirlas vocalizadas en el «lenguaje silbados
de la Gomera.
c) Gadifer había estado antes de ese pasaje del Canarien en la
Gomera el año 1403 (Canarien 111, 75), donde cautivaron un
hombre y tres mujeres, y nada dice allí de esa manera par-ticular
de hablar, ni de que tuviesen sus lenguas cortadas. Y
también consignó por octubre de 1403 (Canarien 111, 81) que
las gentes de todas estas Islas «eran descreídas, de diversas
leyes y de diversas lenguas», frase repetida en el prólogo de
su redacción (Canarien 111, 15) escrito en abril de 1404, cuando
todavía parece ignorar ese singular modo de hablar de los
Gomeros, del texto que comentamos.
d) Se prueba luego que la fuente del Canarien Gadifer para ese
pasaje es un rotero andaluz de 1404, que a fines de ese año él
vació en su crónica, con interpolaciones personales. Y esas
noticias relativas a la Gomera, y a la Isla de Tenerife que
sigue (Canurien 111, 127-129), parecen indicar que el autor e
informadores del rotero no hablaron con los indígenas de estas
dos Islas. Pues no dan detalles de su tipo, vestido y alimenta-ción,
que consigna el rotero para las demás Islas en los otros
cinco capítulos 6. Confirmándolo el que digan de los corpulen-tos
guanches de Tenerife que eran «de pequeña talla», y que
no distingan el «silbo gomero» de su lengua indígena, hermana
del habla de las otras Islas. Todo parece indicar que los an-daluces
del rotero de 1404 de lejos oyeron silbar a los indíge-nas
gomeros, avisando a sus paisanos de los visitantes que
llegaban a sus costas, sin acercarse a parlamentar con ellos.
Como también de lejos verían a los guanches de Tenerife, es-calando
los riscos y gritando a sus ganados para que escapa-ran
a los marinos andaluces que intentaban agarrarlos.
e) El autor del Canarien y el del rotero andaluz no tomaron su
explicación de la denguas cortadas» a los mismos gomeros,
porque no recogió esa noticia Tanco durante su estancia en
aquella Isla entre 1525-1531; ni la conoció Gadifer en su ante-rior
viaje a Gomera. Y lo asegura además la expresión del
Canmien (111, 127) al consignar que la idea de cortar las len-
6 Canarzen, m, 125-127 y 131-141
58 A X V A R I O DE ESTUDIOS ATLANP'ICOS
LEYENDA SOBRE AFRICANOS DE LZNGUAS CORTADAS 9
guas dit-on par dessa (o deca) «se dice por acá», frente a la
siguiente les fist la mettre «los hizo poner allí» (en Gomera).
Prueba de que la cavilación de las lenguas cortadas no sur-gió
entre los marinos andaluces en Gomera. Pero tampoco en
en Fuerteventwa, donde escribía entonces Gadifer; ya que en
el capítulo siguiente del Canarien (111, 129) y dentro del mis-mo
rotero emplea igual expresión para una estimación clara-mente
andaluza sobre la Isla de Tenerife: et y tient on par
dessa que c'est une des bonnes isles qui y soit = «y por aqui
se considera que es una de las mejores rslas que haya». Porque
tal frase no puede ser original de Gadifer, que nunca estuvo
en la Isla de Tenerife, y sólo la vio de lejos en su anterior pe-riph
(Crrlinrirn III, E).
Tuvieron que aportarla en Andalucía los cartógrafos del rote-ro
de 1404.
f) Conviene terminar con otro detalle en confirmación de que a
la citada frase acerca de Tenerife del rotero andaluz de 1404,
se mane !a idea distinta de !os cronistas axmüados. Tülnlt~ elnl
el prólogo de abril de 1404 (Canarien III,15) donde Gran Canaria
«era una de las mejores y de las más importantes» islas de Ca-naria;
como en el capítulo 68 del rotero andaluz (Canarzen 111,
. 131) largamento interpolado por Gadifer, como prueba su com-paración
con el capítulo 63 anterior (Canarien 111, 121), donde
sólo consigna que Gran Canaria «es la más nombrada entre
todas las otras Islas».
RELACIE~NNTR E EL Canarien Y ARG~ELLO
Volveremos sobre ello en la quinta parte de este estudio, donde se
demuestra que la leyenda de los «africanos de lenguas cortadas» apa-rece
por vez primera en la «Crónica de Pedro de Argüello». Y no obs-tante
la subrayada diferenciz entre aquella leyenda y el pasaje del
Canarien en estudio sobre el «silbo gomero», es preciso explicar la
coincidencia de ambos textos en el detalle de «las lenguas cortadas».
Parece claro que el texto del Canarien es un antecedente notorio
para la leyenda canaria de los «africanos de lenguas cortadas». Por
lo que directa o indirectamente Argüello, creador de la leyenda, ha-
10 JUAN ALVAREZ DELGADO
11ó hacia 1500 en ese pasaje del Canarien, o en su fuente, una su-gerencia
para su cavilación o teoría de los africanos de lenguas cor-tadas.
Ya que sería casi milagroso que, a un siglo de distancia y sin
ninguna relación entre sí, Gadifer y Argüello aplicaran simultánea-mente
un dato irreal «las lenguas cortadas a indígenas canarios» a
dos sucesos distintos: el silbo gomero y la explicación del poblamien-to
de Canarias con africanos.
Pero resulta improbable que Argüello en 1500 manejase una redac-ción
del Canarien de que no hay noticia segura en Canarias, como
señaló Cioranescu en su edición de Abréu (p. XXXIII). Y tampoco
parece probable que esa noticia la trajeran de Francia los Betanco-res,
beneficiarios de la Carta de 1501 7, donde ella no figura. Ya que
!es Retaxcms sSh se ir?teresahan per su preblrma ger.eu!Sg:ce Ee-tancuriano;
y la famosa Carta apenas recoge datos de historia in-terna
indígena.
Pero como resulta seguro, según se prueba luego, que la noticia
del Canarien deriva de un rotero andaluz, que en 1404 trasladó Ga-difer
a su Crónica con interpolaciones personales; resulta más que
probable que ese mismo rotero lo emplearan los marinos andaluces,
que venían con los conquistadores enviados por los Reyes Católicos
entre 1477 y 1496, donde leería la noticia Pedro de Argüello, «primer
escribano de la conquista». Y sobre ella elaboró la leyenda de los
«africanos de lenguas cortadas».
Así ese rotero andaluz de 1404 resulta la fuente común del Cana-rien
y de Argüello.
El contenido de los capítulos 64 a 70 del Canarien Gadifer en am-bas
redacciones a forman un periplo insular, dentro del cual está la
estudiada noticia del «silbo gomero», dispuesto a partir del Hierro,
cye a !Q largn de las siete Is!as, rec~rridar de Poniente a Nadente,
termina en la de Lanzarote.
Extraña que dato tan sorprendente no lo hayan entrevisto los co-
7 Canaden, tomo 1, págs. 468 y sigs.
8 Canarkn, iii, 125-141 y 11, 231-255.
60 A N U A R I O DE ESTUDIOS A T L A N 7 I C O S
LEYEhaA SOBRE AFRICANOS DE LENGUAS CORTADAS 11
mentaristas y editores del Canarien. Ya que tal periplo no parece
un viaje real de Gadifer (ni de Béthencourt, según el Canarien 11)
por las siete Islas, sino copia de un rotero andaluz traído por los
marinos castellanos Calleja y Madrigal, al llegar a Lanzarote con
Juan de Béthencourt en abril de 1404 (Canarien 111, 117).
Lo vació en su Crónica Gadifer, o un colaborador suyo, con inter-polación
de noticias gadiferianas, con el claro propósito de justificar
y exaltar los méritos personales de Gadifer en el reconocimiento y
dominación de las Islas Canarias.
Ello nos obliga a estudiar largamente este punto, para explicar la
correlación entre la estudiada noticia del Canarien sobre el silbo go-mero,
y la creación por Argüello de la leyenda sobre los <<africanos
de lenguas cortadas».
Señalan los editores del Canarien (111, 123 nota) que esos folios fi-nales
de la redacción Gadifer van escritos de otra i.iiia~io. Lo Q Ü ~
permite dudar si pertenecen a Gadifer o fue un colaborador suyo,
como el bastardo Aníbal, el autor de la interpolación. Pero al decir
de Serra tenía esos capítulos finales el manuscrito llevado a Fran-cia
por Gadifer en 1405. Y me parece inaceptable la sospecha de
Serra en el citado estudio de que ese periplo lo hubiera hecho Gadi-fer
de acuerdo con su colega Béthencourt.
En cualquier hipótesis cabe sospechar que Gadifer no realizó ese
viaje, al menos en esa forma. Pues la ruta empezada en el Hierro y
pasando por todas las Islas, hasta terminar en Fuerteventura y Lan-zarote,
no es natural, para quien reside en estas dos últimas desde
dos años antes. Y en efecto en su viaje inmediatamente anterior con
barcos de Calleja en julio de 1404 (Canarzen 111, 121) Gadifer marcha
de Fuerteventura a Gran Canaria. Y también en el otro periplo in-sular
de juIio a septiembre de 1403 con barcos de Las Casas (Cana-
9 Canarien, III, 150-152.
N?ím 23 (1977)
12 JUAN ÁLVAREZ DELGADO
rien 111, 69-79), Gadifer marcha de Lanzarote a Fuerteventura y luego
a Canaria, para después pasar por Infierno (Tenerife), Gomera, Pal-ma
y Hierro; y no al revés como hace este rotero de 1404.
Tampoco parece natural que Gadifer hiciera un reconocimiento de
las Islas de Fuerteventura y Lanzarote, con nuevas y no señaladas
noticias anteriores, cuando en agosto de 1404 tenía prácticamente bien
conocidas estas dos Islas, si no del todo dominadas.
Decimos rotero de 1404, aunque de seguro se escribió en Andalu-cía
años antes, porque Gadifer lo ignora hasta agosto de 1404. Y sólo lo lleva a su cróIiCQt rQUS U rump.im .ie ntu defiT&ib--u czvi; BétheneoUrt,
durante los meses de ocio que pasa en Fuerteventura a la espera,
cuando de vuelta de Gran Canaria (agosto 1404) se fortificó en Val-tarhays
(grafía francesa del castellano «Val de tarháes» o «Valle de
tarajalew): Betancuria, y topómmo no citado en el Canarien (111,
221, 263) antes de agosto de 1404. Y debió de copiar ese rotero por el
mes de octubre de 1404, pues tardaría al menos un mes para fortifi-carse
allí; pero como se marchó definitivamente de Canarias en el
año 1405, pudo hacerlo quizá a principios de 1405.
Hay en esos capítulos del Canarien con el rotero andaluz varias
noticias que Gadifer ignora en capítulos anteriores. Pero hay tam-bién
diversas interpolaciones gadiferianas en ellos, que no pertene-cían
al texto original del rotero andaluz, por el propósrto señalado de
dejar constancia de sus méritos en la conquista de las Islas. Basta-rán
unos ejemplos limitados ahora a la Isla de Gran Canaria.
Por un lado, ese rotero andaluz (Canarien 111, 131) señala que los
nativos grancanarios eran nadadores y pescadores, se pintaban di-visas
en el cuerpo, llevaban cabellos largos recogidos atras en tren-zas,
y tenían puercos, cabras, ovejas y perros salvajes como lobos,
pero más pequeños. Noticias debidas a los marineros andaluces del
rotero, no a Gadifer.
Y por otro, Gadifer repite en ese mismo capítulo (111, 133) su en-
62 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
LEYENDA SOBRE AFRICANOS DE LENGUAS CORTADAS 13
trevista con Artamy de Canaria, así como el episodio de Aníbal de-fendiéndose
con un remo en su barca del asalto de los indígenas en
el puerto de Arguineguín, cosas que había consignado ya en su an-terior
viaje de agosto de 1404 (Canarzen 111, 121). En cambio la no-ticia
de los 6.000 hidalgos en Canaria, según el rotero coincide con
una referencia anterior del Canarien 011, 75, año 1403) y en el fondo
con otra de 1404 (Canarzen 111, 121), que habla de 10.000 combatien-tes,
igual a los 6.000 hidalgos más 4.000 plebeyos.
Habíamos asignado un origen portugués a ese rotero de 1404 por
la dirección de la ruta lo. Pero se oponen a tal idea las siguientes
consideraciones que avalan su procedencia castellana o andaluza, qui-zá
concretamente sevillana. Efectivamente, muchas de sus noticias
no figuran en ninguna fuente portuguesa antigua, como Azurara, Ca-damosto
o Valentim Fernandes. Lo mismo vale para un hipotético
origen mallorquín. Mas tampoco lo tenían a mano los normandos a
su llegada a Canarias en 1402, porque el rotero consigna noticias nue-vas,
distintas y hasta opuestas a las de los normandos en los capí-tulos
anteriores del Canarien.
En cambio el origen castellano o andaluz está avalado por mu-chas
voces del rotero de estructura castellana, y porque las noticias
del rotero sobre productos de los indígenas indican detalles más pro-pios
de los marinos de Cádiz, Sevilla y Huelva, quienes desde 1393
tratan y comercian en estas Islas, que de los propósitos puramente
militares y de conquista de Gadifer.
Ya en epígrafes anteriores se señalaron noticias ignoradas por Ga-difer,
antes de manejar d rotern andaluz de 14M; tales ws mtis de
la Palma, de la que nada sabe Gadifer antes de ese año, como las
noticias de Gran Canaria, omitidas en sus dos anteriores visitas:
Canarien 111, 73, julio 1403, y 111, 121, agosto 1404.
10 <Anuario de Estudios Atl&nticos», ntim. 13 (1967), pág. 337.
Pero singularmente nos vamos a detener en las noticias de la vida
indígena, que ese rotero andaluz de 1404 señala en las dos Islas de
Lanzarote y Fuerteventura, no consignadas antes por Gadifer, aun-que
había vivido en ellas durante dos años.
Porque Gadifer Ignora hasta octubre de 1404 la existencia del
«muro o La Pared» en Fuerteventura (Canarien 111, 135), aunque es
traducción del nombre indígena Erbanne que él empleaba siempre, y
no conoce el nombre indígena Tzterogaka de Lanzarote, cuya traduc-ción
es da colorada» o Rubicom también usado por él. De ambos ha-blamos
luego en otro lugar de este trabajo.
Y además de notables referencias de historia natural y alimentos
y vestidos de los indígenas, en estas Islas, como en los otros capítu-los
del rotero del Canarzen; de las que nada sabe antes Gadifer, o
al menos no había consignado; señala en Lanzarote cosas notables
también ausentes del resto del Canarzen y de otros textos históricos.
Así el rotero sefiala en Lanzarote la costumbre de amamantar los
niños con gwmames o agamames, y que se alimentaban principalmen-te
de carne, señalando su modo de vestir y manera de cortarse el
cabello, de que nada habló antes el Canarien, y la singular noticia
de los tres maridos de cada mujer indígena, que turnan en su oficio
de marido y sirviente (Canarien 111, 139-141). También parece que ig-noraba
Gadifer que los Aragoneses, Españoles y otros habían ataca-do
años antes aquella Isla, cosa que los andaluces sabían por la ex-pedición
de 1393 y otras. Y un detalle lingüístico singular que ase-gura
el origen español de la noticia: allí consigna Gadifer (Canafien
111, 139) el puerto que se llama dArrecif», ortografía claramente cas-tellana,
mientras él había escrito siempre L'Aracif, eufonización fran-cesa
de ese arabismo español. Se ve que copia mecánicamente el
nombre como lo escribía su fuente.
Ese rotero andaluz de 1404, fuente de Gadifer, estaba formado ai
estilo del Mapa Viladeste de 1413, con mapas y notas marginales ll;
o tal vez como los recogidos un siglo después de Gadifer por el por-
11 Lo reproduce Chil: Estudios, 1, p&gs. 288-89.
64 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
LEYENDA SOBRE AFRICANOS DE LENGUAS COETADAS 15
tugués Valentim Fernandes 12, con mapas singulares de cada Isla
acompañados de relaciones con sus noticias más importantes. Por-que
en esos siete capítulos del rotero de 1404, según el texto del Ca-narien,
se da la forma de cada Isla, con expresiones como «mayor
de lo que se ve en la carta» o «tiene forma de rastrillo» (Canarien III,
127, 129, etc.). Y además se consigna su distancia y el largo de casi
todas medido en leguas, rara vez en millas, detalle que generalmente
falta en los anteriores capítulos del Canarzen, como el periplo de
1403 (Canarien 111, 73-79).
Todo esto demuestra que Gadifer disfrutó para esa parte final de
su Crónica de esa fuente que no conocía antes.
QTROSR OTEROS O NOTICIAS GEOGR~FICAS DEL Canarzen
Aunque este libro no los cite expresamente, parece natural que los
Betancurianos al venir a Canarlas en julio de 1402, trajesen algún ro-tero
o noticias geográficas de las Islas, para su navegación por ellas.
Y tal vez pudieron iaciiitárseios navegantes casteiianos, como Fran-cisco
Calvo, maestre de la Morella o Morilla, en 1402, o Fernando Or-dóñez,
maestre de la «Tajamar» (Canarien 111, 35).
Porque los datos que cita el Canarien antes de junio de 1403 son
de carácter claramente español, a pesar de su disfraz ortográfico
francés, en nombres como Graciosa, Lobos, Fuerteventura y Lanza-rote,
ya citados en la Expedición Castellana de 1393, y sobre todo al-gunos
de evidente estructura castellana, como Gran Canaria, Gran
Aldea y Río Palmas (Canarien 111, 15, 25, 27, 43).
Y nos parecen probativas de esa información castellana de mari-nos
aniiaiuces a los beiancurianos, dos formas curiosas ya aiudidas.
El Canarien (111, 27 sigs.) cita desde los primeros meses de es-tancia
de los Betancurianos en Fuerteventura el nombre Erbanne, sin
expresar ni una sola vez su carácter etimológico indígena (por ar-bani
«el muro» o da pared»), que sólo cita más tarde el rotero se-
-.Y-.. . -1- + A ~ A villano ue IWLJ(:C anarien iíi, i35j. Así mismo ei Canarien (Tii, E)
jor julio-agosto de 1402 cita el nombre Eubicom, latinismo afran-cesado
del latín rub%cum, que traduce la expresión castellana «La
12 Véanse en su reciente edicibn, con grabados, de Lisboa, 1940.
16 JUAN A ~ A R E Z DELGADO
Colorada», correspondiente preciso del nombre indígena Titerogaka
(= guanche-berber tz-tehuggaqat d a colorada»), voz que sólo regis-tra
el rotero andaluz de 1404 (Canarien DI, 139).
Otro tratado geográfico empleado por los autores del Canarzen
@E, 101 sigs.) es el que en forma de rotero, sin mapas, pero viaje
imaginario sobre ellos, como demostró Bonnet, redactó en 1351 un
Fraile Franciscano de Sevilla, de nombre ignorado l3.
Llegó esta fuente a manos de los Betancurianos por mediación de
10s marineros de SeviIIa, que trajeron socorros a Gadifer enviados
por Juan de las Casas a finales de junio de 1403. Pues faltan noticias
del Fraile Franciscano anteriores a esa fecha en la redacción de
Gadifer, quien copia luego el viaje por Africa del citado Fraile (Ca-narien
111, 95).
El Canarien (III, 75) llama a la Isla de Tenerife sólo «<Infierno»
(escrito Enfer) en el primer periplo insular de Gadifer (año 1403: Ca-narien
III, 75). Pero le da los dos nombres Tenerefix e Infierno en el
rotero de 1404 (Canarien 111, 129). Ambos nombres sólo aparecen re-unidos
en la Geografía del Fraile Franciscano de Sevilla (1351) y en
el Testamento de Las Casas (1420), y entre ambas fechas en el rote-ro
del Canarien en 1404. Lo que prueba que Gadifer, aunque conocía
el texto del Fraile Franciscano desde 1403, se limitó a tomar este
doble nombre en su fuente, el rotero andaluz de 1404, que sólo ma-neja
por octubre de este año.
IV. LA NOTICIA DE LA LEYENDA EN DIAZ TANCO
El Clérigo y poeta extremeño, avecindado varios años en la Go-mera,
Vasco Díaz Tanco, de Fregenal de la Sierra, en la estrofa 35
18 B. Bonnet: «Revista de Historia», nitm. 67 (1944), pág. 205.
66 ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A M I I C O S
LEYENüA SOBRE AFRICANOS DE LENGUAS CORTaDAS 17
de su Triunfo Canario-Isleño 14, redactado entre 1525 y 1531, más
cerca de esta segunda fecha, según la cronología de los estudios de
Rodríguez Moñino y Miguel Santiago Rodríguez, escribe:
«Las ya memoradas son siete regiones,
que los deslenguados indoctos poblaron,
do los sucesores que dellos quedaron
tomaron locuelas de extrañas dicciones;
allí hasta ahora han hecho mansiones
en siete cuadrillas, que más no se vieron;
y aquesta es la causa que no se entendieron
desque los juntaron los centuriones.~
Se ha modernizado la ortografía y puntuación del poeta, y se co-rrigió
una errata clara del editor (lo que las por locuelas o loquelas
«hablas o lenguas»), claro latinismo del barroco y latinizante poeta
extremeño, sobre el verbo latino loquor <Siablar».
Es evidente la referencia de Tanco a la leyenda de los «africanos
de lenguas cortadas», por haber reunido en esos versos los cuatro
datos diferentes que integran la leyenda canaria, consignada en Es-pinosa
y Abréu. A saber: a) los «deslenguados indoctos» pobladores
de las Islas; b) las «siete lenguas diferentes y extrañas>; c) la «cau-sa
de que no se entendieran» los de las distintas Islas, por estar des-lenguados~,
y d) que los separaron dos centuriones~ o romanos, en
«siete cuadrillas o islas».
Lo que indica sin duda, que la fuente donde lo leyó tenía elabo-rados
ya todos esos particulares en forma análoga a la que conoció
Abréu Galindo setenta años después, al leerla en la Crónica de Ar-güello,
como veremos.
Y conviene señalar un particular interesante. Ya que al tratar an-tes
de los presupuestos de la leyenda, subrayamos el error de que las
lenguas de las siete Islas fuesen entre sí ininteligibles. Pero los indi-cios
de Tanco, prueban que esa sugerencia estaba en su fuente Ar-güello,
como vamos a probar. También registran esa falsa noticia
- Bernáldez (1513) y Marineo Sículo (1530) contemporáneo de Tanco,
14 Hay edición facsfmil de la príncipe, muy rara, pero citamos por la
de <El Museo Canario», núm. 4 (1934), p5g. 25, con estuüio preliminar de
Rodríguez Moñino.
18 JUAK ALVAREZ DELGADO
que en cambio no conocen la leyenda de los «africanos de lenguas
cortadas».
Díaz Tanco nunca cita sus fuentes, cosa natural en quien escribe
su viaje a las Islas como poema o literatura de creación, y no como
historia. Pero tampoco da esa noticia con vacilaciones, ni como per-sonal
interpretación, o bajo expresiones, como «dicen antiguos» (es-trofa
17), «algunos afirman» (estrofa 25), que usó al recoger noticias
orales.
Su tratamiento del tema difiere algo del texto histórico de Abréu
Galindo, luego reseñado; pero además de incluir todos sus elementos,
esta muy aiejado de ia senciiia noticia dei Canarien, antes comen-tada
y única referencia conocida de tema análogo antes de Tanco.
Parece obligado reconocer que Tanco halló esa noticia en una
fuente escrita de Canarias antes de marcharse de estas Islas en 1531.
Y luego veremos que precisamente el año 1526, cuatro años antes del
poema de Díaz Tanco, el Bachiller Hernando de Ortiz enmendó la
«@r6nics de Pedro de A r ~ ~ ~Yo é»sta. debió ser la fuente que
Díaz Tanco conoció para esas noticias generales de las Islas Cana-rias,
que hallamos recogidas en sus poemas.
Porque sus noticias de la Gomera, tanto en el Triunfo Gomero,
como en las estrofas 10 a 19 del citado Triunfo Canario-Isleño, pudo
recogerlas Díaz Tanco durante su larga estancia en aquella Isla en
casa del Conde Guillén Peraza de Ayala, entre 1525 y 1531.
Pero las referencias a las demás Islas, donde estuvo breve tiempo,
y las generales contenidas en las estrofas 20 a 36 del largo poema
citado, algunas de las cuales aparecen también en la Historza de
Abréu Galindo, pero faltan en las «Crónicas de Canaria» y en los
textos portugueses de Azurara y Diogo Gomes, debió de iomarias
Díaz Tanco a la «Crónica de Argüello». Bien en el códice mútilo de
la Catedral de Canaria visto por Abréu, archivo al que pudo tener
acceso Tanco por su carácter de clérigo, bien en la enmienda citada
de Ortiz el a50 1526.
68 ANUARIO DE E S T U D I O S RTLANTICOS
LEYENDA SOBRE AFRICANOS DE LENGUAS CORTADAS 19
Pues figuran también en Díaz Tanco, y no precedidas de un «di-cen
» estas noticias coincidentes con Abréu: La isla de San Blandón
o Brandano o Borondón (estrofa 31 = Abréu 111, 24, 336); los gigan-tes
y sepulturas de 14 codos en Fuerteventura (estrofa 30 = Abréu 1,
10,55); la noticia del rey Igo o princesa Ico de Lanzarote (estrofa 32 =
= Abréu 1, 11, 62); el desriscamiento por Tirma en Gran Canaria
(estrofa 34 = Abréu Ii, 25, 234), y otros detalles menores.
Y adviértase lo improbable de que Díaz Tanco leyese entre 1525-
1531 esas mismas noticlas en otra fuente distinta de la Crónica de
Argüello, cuando no las traen las «Crónicas de Canaria», pero sí Abréu
Galindo y Torriani, y por tanto su fuente el doctor Troya sólo treinta
.a ñ..o s después de Tanco, y también el P. Espinosa y seguramente tam- Dien Fiesco.
Este cúmulo de coincidencias de detalles y fechas parecen asegu-rar
sólidamente que Díaz Tanco tomó a la misma «Crónica de Ar-gfiello
» esas noticias generales de Canarias y la leyenda de los «afri-canos
de lenguas cortadas». Y a la vez nos da una idea de la forma
y contenido de la Crónica: un relato de la conqu~stad e ias Isias, pre-cedido
de unas noticias generales y quizá antecedentes de la conquista
beta-curiana y de los Herrera-Peraza, siendo así la primera fuente im-portante
de historia canaria.
V. LA CROMICA DE ARGÜELLO FUENTE DE ABREU GALINDO
Vamos a probar aquí la existencia hacia 1500 de una «Crónica ge-neral
de las Islas Canarias y su conquista», redactada en latín por
Pedro de Argüello, primer escribano de la conquista, que enmendó
en 1526 Hernando de Ortiz, y a la que corresponden tres copias dis-tintas,
todas ellas perdidas hoy, pero de las que hay referenc: 'as se-guras.
La leyó Abréu Galindo y dijimos que a ella tomó Díaz Tanco en
1530 su noticia de los «africanos de lenguas cortadas», y seguramente
también la conoció el doctor Troya. fuente común de Torriani y Abréu.
Y en esa obra estaba por tanto ya consignada la noticia de los afri-canos
de lenguas cortadas, con otras varias generales de todas las
Islas.
20 JUAN ALVAREZ DEEADO
El doctor Cioranescu15 y otros niegan la existencia de «historias
generales» de Canarias antes de 1550, por las palabras de Fray Bar-tolomé
de las Casas en su Historia de las Indias U. 17 sigs ). Mas
expresiones análogas trae su hermano en religión Fray Alonso de
Espinosa m, 1, 87) en 1591, quien conoce no obstante las de Fiesco
y Torriani, y Cioranescu probó la existencia de la obra del doctor
Troya, hacia 1560.
Prescindimos aquí de que Las Casas tuviese noticias tomadas a
Ia <c(*;rónica de ArgfielIo» a través de los Peñalosa; pero las palabras
de Las Casas se justifican porque la Crónica de Argüello no estaba a
N publicada, sino sólo manuscrita y como documento oficial archivado
del qrimer escribano de la conquista». Su escasa divulgación era O
n motivo suficiente para que tanto Las Casas, como Espinosa, trataran -
=m
de la conquista de las Islas y de las costumbres de sus indlgenas en $E
sus respectivas obras. S
E
=
La Crónica de Argüello debió terminarse hacia 1500, data asegu- -
0m
E
rada por la terminación de la conquista de Tenerife, la última Isla O
conquistada, en 1496, y la urgencia de cumplir con su encargo oficial
el «primer cronista oficia1 de Ia conquista». Por lo demás, sabemos n
E
que estaba hecha muchos años antes de 1526, en que la enmendó Or- a
tiz, y de 1530 en que la leyó Díaz Tanco.
T E S I S
Vamos a justificar nuestra tesis sobre esta «Crónica de Argüello»
en las siguientes páginas caracterizando el contenido y estableciendo
la cronología de los tres textos conocidos de esta Crónica. A saber:
1) El códice mútilo de la Catedral de Canaria, fuente leída por
Abréu &:iildÜ a pL-üp,5siidoe la leyenda de los <<africanosd e
lenguas cortadas» y de la Isla de San Borondón.
15 En el prólogo a su edición de Torriani citada, pkgs. XXXN-XXXV,
donde trata además de la obra del doctor Troya, fuente de Torriani y
Abreu.
70 ANUARIO DE E S T U D I O S A T L A V I I C O S
LEYENDA SOBRE AFRICANOS DE LENGUAS CORTADAS 21
2) La «Conquista de Canarias» manuscrito anónimo del Escorial
y Granada, que sería la copia oficial enviada a la Corte por
Argüello.
3) La «Crónica de Canarias» de Pedro de Argüello enmendada por
Ortiz en 1526.
1. El «códice mútilo» de Ea Catedral de Canaria
El P. Abréu Galindo l6 leyó la tradición insular de los africanos
sin lengua en un libro manuscrito de la Catedral de Gran Canaria,
al que se refiere con estas palabras: «En la librería, que la Tglesia
Catedral de Sra. Santa Ana de esta Ciudad Real de las Palmas tenía,
estubu ur, !&re gr~nde, sin primipin ni fin, muy estragado: en el
cual ... decía que teniendo Roma sujeta la provincia ... se rebelaron
los africanos y mataron 10s legados y presidios, que estaban en la
provincia de Mauritania; y... pretendiendo el Senado Romano vengar
y castigar el delito ... tomaron todos los que habían sido caudillos
pri~cipdesd e !E rehe!iSn 37 c~rtármlesla s cabezaseey; a los demás ...
les cortaron las lenguas ... y pasándolos a estas Islas los dejaron con
algunas cabras y ovejas para su sustentaciónx
El propio Abréu en un pasaje posterior m, 24, 336) parece refe-rirse
nuevamente al mismo libro mútilo de la Catedral de Canaria al
tratar de la Isla de San Borondón (q u e también escribe Blandón,
Blandano y Brandano), al consignar: «y según un libro escrito a mano
en latín, que solía estar en el Archivo de la Catedral Iglesia de Se-ñora
Santa Ana, que por mala custodia desapareció, se llama San
grandanow.
bréir dehe tratar del mismo libro en ambos pasajes: pues sería
extraño que hubiera en el Archivo Catedral dos libros distintos, am-bos
manuscritos y perdidos al mismo tiempo, y uno y otro leídos por
Abréu para tomar de ellos dos noticias generales de las Islas Ca-narias:
la tradición del poblamiento con africanos de lenguas corta-das
y la búsqueda de la Isla de San Borondón por esta zona. Noticias
a las que se refieren en sus historias de las Islas, además de Abréu,
Tanco, Espinosa y Torriani, y de seguro sus fuentes Fiesco y Troya,
a lo que podemos saber.
1% Histwla, ea. antes citada en nota 2, 1, 5, págs. 30-81.
N1;v 23 (1977)
22 JUAN KLVAREZ DEU;ADO
Carácter de este libro.
De las trascritas notas de Abréu se deduce que era un libro ma-nuscrito,
grande (probablemente en folio como el luego atado de
Ortiz, o en cuarto como el códice del Escorial luego citado), redac-tado
en latín y de historia de las Canarias por los temas apuntados.
E1 doctor Cioranescu l7 dudaba si ese libro de Abréu sería <ama
obra histórica» de Canarias o mejor «una enciclopedia o historia uni-versab,
donde figurase el episodio de los africanos de lenguas cor-tadas.
El mismo asegura no haber hallado (como tampoco nosotros)
textos romanos o fuentes antiguas con tal noticia, aunque conocemos
rebeliones mauritanas registradas en historiadores romanos, antes a
citadas.
Pero su carácter de fuente histórica de la «Crónica de Argüello~ O
n
está concretamente apuntada por la segunda nota de Abréu alusiva - m
O
a San Brandano o Borondón, y por las noticias históricas generales E
E
de Canarias registradas en Díaz Tanco y Abréu, lectores de ese libro 2
E
y antes señaladas.
Ello indica que junto a las operaciones de la conquista de las tres 3
Islas Mayores, propósito original de la Crónica de Argüello, en su Om-carácter
oficial de cronista de la conquista, acumuló los antecedentes E
y noticias generales de las Islas, que integraban una verdadera chis- O
toria general de Canarias», hasta 1500. Tal sería el contenido del n
E Códice Mútilo de la Catedral de Canaria, leído por Abréu Galindo. a
-
n
AiintigiiedaCB y exhavio del Códice catedrallcio. n
3
O
Con la fecha asignada de 1500 (un siglo antes de Abréu) coincide
el estado de «mutilación» y «estragos» (pérdida de la cubierta y co-lofón
y algunas páginas) del manuscrito leído por Abréu. Explicable
por haberlo manejado seguramente cuantos durante el siglo xvr escri-bieron
de Canarias, o al menos muchos de ellos. como Hernando de
Ortiz y Díaz Tancn, antes de ehrPu.
Las palabras citadas de Abréu, a propósito de tal códice, no pue-den
atribuirse al copista de Abréu en 1632, porque las dos noticias
17 En sus ediciones de Torriam, p5g. 20, y Abrku, págs. XXXiiI y
1, 5, 30.
72 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N l ICOS
LEYENIlA SOBRE AFRICANOS DE LENGU4S CORTADAS 23
citadas figuran en el códice A, redacción original de Abréu anterior
a 1632, según consigna Cioranescu (ed. citada p. 31 y 336). Hay pues,
que convenir que Abréu mismo leyó bastante antes de 1602 en que
termina su libro, las dos noticias citadas, y lo echó en falta cuando
quiso cotejar su texto con el original hacia 1600, consignando su pér-dida
en ambos pasajes.
Y si el motivo de esa pérdida pudo ser la «mala custodia», como
dice Abréu, no puede olvidarse que alguno de los que lo emplearon
para su historia pudo hacerlo desaparecer a propósito, o que se lo
llevaran en un asalto de los piratas de aquellos años, como los de
Drake o Van der Doez en 1595 y 1599. Pues habla Abréu de la libreria
que «tenh» la Catedral.
Presencia de la Qr6nka de Asgiieluo en d Archivo catedral de
Qanasia.
La motivó sin duda una decisión personal del autor Pedro de Ar-
&ello, bien para que se conservara en Cana-rias, donde él se quedó
a vivir como se dirá luego, una copia del original enviado a los Reyes
CatóIicos. o por intervención personal de los Obispos Frias o La Ser-na,
por su relación con el ~ r ime re scribano de la conquista. Nótese
que también el pendón dp la coriquista de Gran Canaria, tremolado
por Jáirnez de Sotomayor. a-lférez de la conquista de la Isla, fue a
parar desde el nrincipio a la Iglesia Catedral.
Porque no es posible sunoner, que ese códice mútilo perdido, sea
el mismo, que veremos seguid~mentea lojado en Granada y en El Es-corial,
ya que Abréta leyó ei? las Palmas ese códice, después de 1570
en que empezó a redactar su historia. cuando el otro estaba ya en
Grana& y hasti en EI Escorial. probablemente.
2 La «Conquista de Canntrl'as» del Escorial y Granada.
Dos noticias tenemos de este ccídice manuscrito, perdido, que pa,
nnnn nbVnLnI=niUnrnV~IIn\ImcI dnnoU 1- LnVfimVI;(niC &%?d de !a ::Cróniz:: de !'i?@d!~e>n -
viada a los Reyes Católicos hacia 1500
Según Millares Torres Is en la «Rel;~ción de libros que se lIevaron
1s A. Millares Torres: HZsto* General 1a.s Islas Caaarias, edicidn
1893, Las Palmas, 1, 95.
24 JUP.N ALVAREZ DELGADO
al Escorial procedentes de la Capilla Real de Granada» se lee la si-guiente
nota: «Otro libro en latin, escrito de mano, en papel de a
cuarto, encuadernado en tabla, intitulado Tratado sobre la conquista
de las Islas de Canaria, cuyo autor se desconoce».
Por hallarse en la Capilla Real de Granada, debía de estar allí
desde antes de 1505, o al menos antes de 1517, reinado de Carlos V,
fechas que se avienen a la data 1500 asignada al libro de Argüello,
luego estudiado, como al códice mutilo de Gran Canaria. Y con ellos
hay que identificarlo por coincidir el tema, y no saberse de otro libro
análogo por esa época.
Iría al Escorial antes de 1598, como otros fondos, por decisión de
Felipe II (1555-1598). a
N
Hi mismo Ebro debe de referirse ei catáiogo 6e Coiiazo, citado por
o Fermín Caballero en sus adiciones a Muñoz Romero l9 al citar un n -
=
manuscrito «Conquista de Canarias por Alonso de Palenciax Pues ni m
O
E
siquiera parece que tal referencia pueda aludir a otro códice, ni otra SE
copia del llevado al Escorial desde Granada, por parecer una noticia =E
i ~ p r e c i s ad e aquel «curioso andaluz» que cita e1 Catálogo de Collazo.
3
Pues sabemos además que Palencla no escribió ninguna «conquis- -- 0 ta de Canarias», de existencia ysi discutida por W6lfel y Cioranescu, m
E
y por haber muerto este cronista en 1492. antes de realizarse la con- o
quista de la Palma y Tenerife. Y el mismo Palencia sólo dice que E n
escribió un libro «De las costumbres y falsas religiones de los Cana- -£
rios», que estudiamos en «Anuario de Estudios Atlánticos» en 1963 a
2
(número 9, p. 74). ]Hay pues que descartar la atribución a Palencia de n
tal códice, que sólo se fundaría en faltar en el encabezamiento el
0
nombre de su autor, y por estar redactada en latín uso renacentista 3
O
de Palencia, o por estar en la Biblioteca junto a obras de este autor.
El anonimato de este códice oficial enviado a la Corte de los Re-yes
Católicos por Pedro de Argüello, cqrrirner escribano de la con-quista~,
s e explicaría por haber sido enviado acompañado de un es-crito
del autor dando cuenta del cumplimiento de su misión oficial.
que separado del cuerpo de la Crónica en el Archivo regio, dejó a
ésta como anónima.
Mas el título de ambas referencias acredita al texto de Argüello
19 «Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos», 1897, pág 298
74 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LEXENDA SOBRE AFRICANOS DE LENGUAS COETADAS 25
como una verdadera «historia de la conquista de las Islas Canarias»,
que efectivamente terminó con la de Tenerife en 1496.
3. La «Crónica de Canarias» de Pedro de Arguello
Se conoce por esta referencia bibliográfica: «Crónica de las Islas
de Canaria, en que se refiere cómo se ganaron de los naturales de
ellas, por Pedro Argüello, primer escribano de su conquista, enmen-dada
por el Bachiller Hernando Ortiz en 1526~C ítala Muñoz Romero
sobre un manuscrito en folio, hoy extraviado, entre los anteriores a
1600 «reunidos por un curioso andaluz».
Parece que el códice estuvo en las Bibliotecas de los Marqueses
de Montealegre y de la Romana ".
El autor.
Estudiaron las personalidades de Argüello y Ortiz, tanto Millares
Torres, como Millares Carlo y Wíílfei ". Por eiios sabemos que Pedro
de Argüello nació en 1455 y tendría al venir con Rejón a Canaria el
año 1478 unos veintitrés anos. Después de la conquista residió en
Gáldar donde su apellido quedó disfrazado en el topónimo «El Güello»
de una antigua data suya, fue testigo en la ejecutoria de los Pinedas
en 1526, y luego en la Información de Doña Luisa de Betancor en
1528, cuando ya tenía setenta y tres años de edad.
Añadimos ahora que por la fonética de su apellido era aragonés,
como el Alférez Jáimez de Sotomayor, también avecindado en Gál-dar
con sus hijos entre 1500-1530. Pues la voz aragonesa argüello y el
aragonés y soriano argueiiarse derivan dei iatin anguiia y anguiila,
mientras los demás dialectos hispánicos tienen otro fonetismo: así
vasco anguila, riojano anguiíla y anguillar, asturiano enganio, portu-gués
y gallego anguia, ezguia y enganido, canario y andaluz enjillado
y e-n-g uillado «flaco, delgado» 22. Y también conviene señaiar que tal vez se identifique Pedro Ar-
20 «Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos», 1947.
21 Millares Torres : Ristoria, citada, págs. 92-95. Millares Carl6 : «El
Museo Canario», núm. 5 (1935), pág 5 'W6lfel Mowmenta, p5gs 61-62
22 Referencias en García de Diego: DEEH, núm. 526.
26 JUAX ÁLVAREZ DELGADO
güello con el que Viana 23 llama Pedro Larguillo, quizá por d'ArguzlEo
o dYAr~üelloen, tre los soldados de Alonso de Lugo conquistadores de
Tenerife. Ya que González Espínola, como se dice luego, asegura que
Argüello acompañó a Lugo en esa conquista.
La reseña de Muñoz Romero y Ortiz titulan a Pedro de Argüello
«primer escribano de la conquista» de las Islas Canarias, lo que in-dica
un hombre ilustrado para ese menester: jurista o al menos Ba-chiller,
si no clérigo, antes de tal encargo. Pues tal título de por sí
indica no un suceso transitorio, sino un cargo oficial y preeminente,
aunque no aparezca hasta ahora en nuestras fuentes históricas co-nocidas.
Es natural que hubiese un aelator oficial de los sucesos de
la conquista», a partir del momento en que los Reyes Católicos to-maron
a su cargo la de las tres Islas mayores: Canaria, Tenerife y
Palma, como ya sospecharon Wilfel y Cioranescu. Y a ese cargo
oficial consignado por Hernando Ortiz responde la «Crónica de Pedro
Argüellox
Tal nombramiento pudo hacerse directamente por los Reyes Cató-licos
o por mediación de Alonso de Palencia, en un tiempo «comisario
de la conquista», que como sabemos no vino a Canarias y murió an-tes
de conquistarse Tenerife y Palma; tal vez motivo de la falsa
atribución a Palencia del códice citado por Fermín Caballero. Quizá
pudo también mediar el Obispo Frías o el Deán Bermúdez. si que-remos
explicar por ello el envío a la Catedral del códice leído por
Abr6u Galindo. Pero todo esto es pura sospecha, aunque parezca ra-zonable.
Ningún documento auténtico lo consigna así, y tal título lo vulga-rizó
el doctor Wilfel sobre una noticia de González Espínola 24, don-de
sólo consta que Argüello acompañó a Lugo durante la conquista
de Tenerife, como se indicó.
23 Viana, ed. cit. Canto XI, pág. 264
24 Véase su trabajo inserto en aEI Museo Canario», diciembre 1880.
76 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
LEYENDA SOBRE AFRICANOS DE LENGUAS CORTADAS 27
Pero parece una confusión o falsa noticia de González Espínola
atribuir a Pedro de Argüello una «reseña histórica de los aconteci-mientos
más importantes de la conquista de Tenerife» escrita en latín.
Pues si efectivamente existió tal obra, antes de Espínola, se trata
de una burda falsificación del siglo XVII o XVIII, disfrazada con el
nombre de Argüello, tras la referencia de Ortiz, para darle auten-ticidad.
Ya que el título de Adelantado no lo tuvo Lugo durante la
conquista de Tenerife, sino a partir de 1501; Espínola escribe co-mo
apellido del autor h@elles y no AsgiieUu. Además 10s nom-bres
Adxoña y Bencomo, reyes guanches, señalados en la reseña de
Espínola, sólo aparecen en Viana (1604), no en fuentes antenores, y
Dácil identificada allí con Mencia, derivado de mencey para los ge-
,i#ic. nailv, .a~m: "bc a~on , c a ,,-h,., ,"**C;,,l DA,", ',l+;mn Incm a- LIULAANAG Gayurlvr, u r i u + r ~ v c~r uugv. r vr -vr r r iv,
trimonios de que habla Espínola son noticias nuevas, que huelen a
las fantásticas elaboraciones genealógicas, fraguadas desde el sl-glo
XVII al x ~ xsi empre falsas.
Menos noticias poseemos de Hernando Ortiz, quizá sevillano por
su apellido, y de origen vasco por los Ortices de Sevilla desde su po-blación
por Fernando el Santo.
Fue Bachiller de Gramática en 1505 en Las Palmas, lector en la
Iglesia de San Antón, y luego procesado por la Inquisición. Pero aim
vivía allí en 1526 cuando hizo la enmienda de la «Crónica de Argue-llo
», que consignó la reseña antes transmita.
No sabemos en qué consistió esa «enmienda»; pero no aceptamos
la tesis de Millares Torres (o. c. 1, 93 nota) de que Argüello solicitara
su asistencia para poner en latín la Crónica. Primero, porque la re-seña
habla de «enmendar» no de «traducir», ni tampoco dice que
aquel libro estuviese escrito en latín, aunque cierto lo estaba, como
consignan los códices del Catálogo de Collazo, y lo dice Abréu de su
fuente.
Por ello parece seguro que Hernando Ortiz efectivamente ~ ~ U J O
al castellano la Crónica en latín de Argüello, con propósito de vulga-rizarla,
y de camino la enmendaría en los pasajes en que no estaba
conforme, para favorecer a sus amigos o conquistadores preferidos,
o para añadir noticias que a su juicio faltaban en ella. Porque así lo
hicieron también, los distintos copistas y refundrdores de las «Cró-nicas
de Canaria» en aquel mismo slglo (Sedeño, Escudero, Matri-tense,
Lagunense), adoptando actitudes pro-indígenas, antirrejonistas
o antiveristas, y Viana escribió su Poema para enmendar un sencillo
dato del Padre Espinosa, que había molestado a sus amigos los Gue-rras.
Arguello efectivamente hubo de redactar su Crónica en latín, como
sabemos que están los códices del Escorial-Granada y el Códice mú-tilo
de la Catedral de Canaria, leído por Abréu Galindo, siguiendo la
costumbre de la época de los Reyes Católicos, practicada por Gon-zález
Palencia, Nebrija, Marineo Sículo y otros. Hecho que lo garan-tiza
corno reriaceiitisLa capa.z de en latia, aUnciUe
nada sepamos de sus estudios, títulos, carácter clerical u otras cir-cunstancias.
En razón de su título en la citada reseña, sabemos que esta dró-nica
», según Hernando Ortiz, trataba de «la conquista de las Islas
de Canaria», y contenía primordialmente, por razón de su fecha y del
cargo regio del autor, la conquista de las tres Islas de Gran Canaria,
La PaIma y Tenerife, conquistadas las tres Últimas por este orden,
por tanto entre 1478 y 1496. Mas naturalmente contendría una parte
con sus antecedentes. la conquista Betancuriana desde 1402 y la com-pra
de las Islas y operaciones de Peraza y Las Casas, y las opera-ciones
de dominación de los Herrera-Peraza, hasta la reserva hecha
para el trono por los Reyes Católicos de la conquista de aquellas tres
Islas Mayores.
Pero los temas de los «africanos de lenguas cortadas» y la noticia
de la Kalenda sobre San Borondón o San Brandano, que citan tanto
Abréu y Espinosa, como Díaz Tanco, lectores de esta «Crónica de Ar-güeilo
», aseguran que también debían de figurar en ella como capítu-los
iniciales o generalidades sobre las Islas, junto a las que Díaz
Tanco pone en varias Islas, y ya apuntadas en parte, tocantes a re-ligión
y costumbres, y coincidentes con Abréu y con Bernáldez.
Por tanto, esta Crónica de Argüello, enmendada por Ortiz, fue la
78 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N ' I I C O S
LEYENDA SOBRE AFRICANOS DE LENGUAS CORTADAS 29
primera historia general de las Islas Canarias y de su conquista, que
siguió a la del Canarzen (1405 a 1420), y anterior a la del doctor Troya
(hacia 1460), por incluir temas de la conquista de todas las Islas, y
noticias de los indígenas y sus costumbres, como hacen también otros
contemporáneos de Pedro Arguello, cual Valentim Fernandes y An-drés
Bernáldez, tratando la intervención del Infante Don Enrique, el
primero, y la historia de los Reyes Católicos, el Último.
Eliminemos la sospecha, fácil para quienes estudian estas ulti-mas
25, de que la «Crónica de Arguello» pudiera ser (como la «Cróni-ca
de j&biiez de Soioiiiay.orj)) uiia prbiiera redaccihii de e&tas, ya yUe
en nuestro citado estudio quedó establecido su arranque sobre fuen-tes
de 1500 a 1530.
Podría fundar la sospecha el origen aragonés común de Jáimez y
Argiiello, y el que las «Crónicas de Canaria» en algunos textos tienen
capiiui"s de la coiiwiuta de Terierife y vpei-acio-nes
en la Gomera. Pero hay que descartar del todo su interdepen-dencia
por dos razones. Las «Crónicas de Canaria» se limitan a sub-rayar,
sobre un fondo común de noticias de esta sola Isla, sus inter-venciones
personales, y prerrogativas familiares en la conquista, o
sus ideas rejonistas o contrarias a Rejón y en pro o en contra de
Pedro de Vera, y a favor de los indígenas o su hostilidad a ellos.
Así lo indican los textos mismos y la larga controversia entre Bonnet-
Serra y Millares Carló en torno al Lagunense y el Matritense, y el
desprecio injustificado en general contra la versión de Escudero, in-
A - - - - - -A -LA 2-A ---- 7 - 2 - -- 1- .*-.-:-- --.2-- - - - -A '2- -7- 2 - 71R-.-!.-
L ~ L ~ Y ~ I ~ I CI LI II LL~~L - L J U I ~e1U1~ l a uiilca copa coiiuclua ue uario ue lvlarlri
y Cubas. Y la otra razón es que en las Crónicas de Canaria falta esa
media docena de noticias generales de la Crónica de Arguello y Díaz
Tanco, que también están registradas en Abréu.
Esto no impide que el autor de la primera «Crónica de Canaria»
LbAv-i.l.-l.c. lra a la crónicad e kgueylo o a su eiiiiiieIida por &.irz,c osa
más probable, el contenido general de su relato de la conquista de
Gran Canaria.
25 Vease nuestro trabajo en «Anuario de Estudios Atlánticos», núme-ro
13 (1967), págs. 315-338.
Nkm 23 (1977) 79
ArgiieUo, fuente primera de b leyenda.
La tradición o leyenda de los «africanos de lenguas cortadas» po-bladores
de las Canarias estaba forjada antes de 1531, en que sale de
las Islas el poeta extremeño Díaz Tanco. Como la «Crónica de Ar-güellos
es anterior a esta fecha, por las referencias de los códices
del Escorial y Granada, que la citan; y por el testimonio del enmen-dante
de la misma, Hernando Ortiz que la redacta en 1526, según la
cita de Muñoz Romero; él fue el forjador o primer conocedor de esa
noticia. Y su obra contenía la noticia ciertamente, porque el códice
mútilo de la Catedral de Gran Canaria, leído por Abréu, parece sin
duda un texto histórico como el de la Crónica de Arguello. a
Y de p a s ~d ~ e m mqu e además de las noticias generales indica- E
das antes: lenguas cortadas, leyenda de San Brandano, y las del pá- O
n rrafo IV sobre Tanco, tal vez haya que atribuirle otras falsas inter- - m
O pretaciones, como la de Lanzarote por Lansrot, y Fortuite para Fuer- EE
teventura, que registra también Abréu 26, y son suposiciones fantás- SE
ticas, como lo de las lenguas cortadas, que parecen esfuerzos de eru-dito
para explicar los problemas con que tropieza. 3
Y no es creíble que el autor de la tradición de las lenguas corta- - -
0
m das, fuese Arguello u otro, creara de la nada esa noticia de las len- E
guas cortadas, que coincide con la explicación del Canarien para el O
silbo gomero un siglo antes. Más bien hay que pensar en una exten- n
sión de la noticia del Canarien o del rotero andaluz en él copiado, se- E a-gún
se probó, a todas las Islas. n
n
Quien rehuse atribuir a Argüeilo esa creación de la leyenda de las
lenguas cortadas, habrá de inventar otro desconocido historiador de
Canarias, contemporáneo casi de Argüello, que por igual camino y
con 10s mismos elementos del Canariea o rotero andaluz fabricase
28 Abréu, 1, 9, 52-53 y 13, 66. Cotéjese Torriam, c 8, págs. 37-38 y nota
Nuestra explicación de esas voces es la siguiente: Fortuxte lectura equivo-c-
a da de Fortunate, escnto Fortziate con tilde de nasal; y Larzsrot (Abréu) = Lanscurt (Tornani) = Lamot (Viana) otra mala lectura por fr. arc la%-
ce .Ze 6otte <echa Ia bota> o <echa de beber»
80 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L R N I ' I C O S
esta tradición insular, y Pedro de Argüe110 o el Códice mútilo de la
Catedral de Canarias, primero, y Díaz Tanco y Abréu Galindo, des-pués,
habrían vulgarizado aquella leyenda. Lo que en verdad resulta
innecesario y más complicado.
Y de paso hemos comprobado estas dos referencias.
Un aotero andaluz de 1404», incorporado al Canarien por Gadifer,
resulta la más antigua reseña geográfica de las Canarias, tras la ex-pedición
portuguesa de 1341, y el relato castellano de la expedición
andaluza de 1392-1393.
Por otra parte, la «Crónica de ArgGello» hacia 1500, aparece como
la fuente de historia general de las Canarias más conocida y manejada
por nuestros historiadores, debido a su presencia en el Archivo Cate-dral
de las Palmas, donde la leya Ahrh Gd i n d ~& E inter de 1600.