ALONSO DE PALENCIA ( 1423- 1492)
Y LA HISTORIA CANARLAS
POR
JUAN ALVAREZ DELGADO
CatedrAtico de la Universidad de La Laguna.
Hemos considerado de interés para hs lectores ael ANUARIO DE
ESTUDIAOTSL ~TICOaSlg unas notas que tenemos recogidas sobre
-1 .c --A--- ---:-l.- a- 1 - - n n - & A l : ~ - - A l - - . " - 2- n-I---:- --.. e1 IUIU~U ~ L U U I ~ U L ut: I(JZ, naym bawllwa, murwu ue ralaucia, cuu
cuya obra perdida sobre las Cost2crnbres y fí&ws Religiones de 'los
Cavurrios no hemos podido dar, pero que nos permiten aclarar en
unos casos y rectificar en otros noticias vulgarizadas en nuestros
textos históricos de Canarias.
E1 Cronista AZonso de PaZer~cia, según se le llama usualmente
y así lo nombra Paz y Melia en su fundamental monografía, tam-bién
citado como Alfonso Fernández de Palencia, con el apellido
de su padre, se llamó a sí mismo sólo Alfonso de Palencia l.
1 Paz y Melia: El Cronista AZonso de Pdencia, Madrid, 1914. El mismo
editó las Décadas o Crónim de Enpique V (cuatro tomitos) y Guerra de (3%-
lzada (otro tomito), de la "Colecci6n de Escritores Castellanos", Madrid,
1904-1909.
Además de los artículos de Nicolás Antonio, Rllicer y otros bibliógrafos
sobre Palencia, como Fabi6 y Rcuiriguez, Menéndez y Pelayo hace un buen
resumen de su producción en Biblioteca da Tradwtores Españoles, Madrid
1953, págs. 14 a 27 del tomo N.
2 JUAN ALVAREiZ DELGADO
Nace en Palencia, no en Sevilla, como muchos creyeron, ni en
Osma, como alguien dijo, el 21 de julio de 1423, según afirma él
mismo 2.
Su formación intelectual, señalada por Paz y Melia, junto al
obispo de Burgos D. Alfonso de Cartagena, defensor aeérrimo de
los derechos de Castilla sobre las Canarias, frente a los portu-gueses,
no puede comenzar hasta después de 1439, en que Palencia
cuenta ya diecisiete años de edad, y la representación española aban-dona
el Concilio de Basilea 3.
Como de labios de D. Alonso de Cartagena pudo recibir Alonso
de Palencia las primeras noticias de las Islas Canarias, nos pa-rece
conveniente resumir nuestras ideas al respecto, que corrigen
conceptos corrientes en torno a las Ailegatiomes del obispo de Bur-gos
* : super conquestam hularum Canariewis contra Portuga-ienses.
2 En carta citada por Paz y Melia (o. c., pág. 111) él mismo llama a Pa-
Iencia mi &&d. Y en la penúltima hoja de la edición príncipe del OWs
Synonymorum, impreso en Sevilla el 1491, dice Palencia que el 12 Kal. AuguSh
1472 = 21 julio 1472, cumplió cuarenta y siete años de edad. M. Pelayo,
o. c., pág. 19.
3 Para todo cuanto citamos de este Concilio, ver Ludovico Pastor: Historia
de íos Papas. versión castellana del P. Amado, tomo 1, phg. 437.
4 La citada obra se conserva en varias copias. Imprimió recientemente en
Canarias su texto latino A. Pérez Voituriez: Problemas Juridicos Internaeio-nales
de la Conquista de Canarias, Univ. de La Laguna, 1958, pág. 249 y SS.
En traducción castellana ya lo había hecho Wangüermet y Poggio : Influen-cia
&Z Evangelio en la Conquista de Canarias, Nadrid, 1909, Apéndice.
Tratan además de este problema de Cartagena y su obra: Viera y. Clavijo :
Noticias, V, pág. 17; Serra Ráfols: Los Portugueses en Canarias, La Laguna,
1941, págs. 23 y 50 (nota), etc.
Las ha tratado en tres obras suyas e1 catedrático de la Universidad de Va-lladolid
Luis Suárez Fernández, del que se puede ver un resumen de sus consi-deraciones
sobre el asunto en este mismo número del ANUARIO.
La bibliografía de Cartagena ha sido trazada de mano maestra por el be-nedictino
Dom Luciano Serrano: Los Conversos D. Pablo de Santa Maria y
D. Alfonso de Cartagena, Madrid, 1942.
-R- I nombramiento y posesión del Obispado por Cartagena tuvo lugar pos
medio de procurador el 10 de octubre de 1435.-Serrano, o. c., pág. 282.
:52 ANUARIO DE ESTUDIOS -4TLAWTIGOH
Sabemos que desde antes de 1425 D. Alonso de Cartagena ha-bía
sido enviado a Lisboa con una reclamación de astilla contra la
operación de las naos portuguesas dzl Infante D. Enrique en la Go-mera
y en Gran Canaria.
Años después D. Alonso de Cartagena sucede en el Obispado
de Burgos a su padre el converso Pablo de Santa María, muerto a N
en 1432. E
Por consiguiente, contra todo lo que parece indicar Viera 'r O n -
Clavijo, D. Alonso de Burgos asistió al Concilio de Basilea, no - O m
sólo como deán, sino como obispo, y con este carácter redactó las E
E
citadas Allegntiones en el aíio 1436, casi cuatro años después de la 2
E
muerte de su predecesor
-
Tampoco este escrito de Cartagena puede considerarse poste- =
rior a la gestión ante la Curia Pontificia del embajador de Castilla
- -
0
m
D. Luis Alvarez de Paz, sino al contrario, por cuanto las AZ;Eegcc E
tiones son precisamente instrucciones muy concretas del obispo O
de Burgos para dicho embajador y para el desarrollo de sus ga- n
tiones en Roma o Bolonia. -E
a
E1 CóncilZo de ,Badea, disuelto años después de este documento, nl
en el año 1439, había sido convocado por Martín V en 1431; mas, n
n
fallecido este Papa en el mismo año, se desarrolló durante el Pon- =
tificado de Eugenio IV, a quien sucede en Roma Nicolás V desde O
1447 a 1455.
Pero el Concilio de Basilea condenó al Papa Eugenio IV en
1.1'd e octubre de 1437. quedando convertida entonces aquella re-unión
en un "conciliábulo", del que se retira España y otros Es-
5 Serra: Portugueses, cit., p$g. 22.-Voituriez, o. c., pág. 249: "anno
Yominl MCCCCXXV de mandato serenitatis suae (=Juan IL de Castillaj ut
ambasciator suus super nonnullis negotiis apud eundem dominum Ioannem
regem Portugaliae existerem".
5 Para su episcopado, ver Flórez: Espana Sagrada, toma 26, pág. 388.
Para la fecha, véase nota 14.
4. JUAN ALVAREIZ DEW:ADO
tados, p r o que dos años después todavía elige al antipapa Félix V.
Una de las copias conocidas de las AZlegatimes de Cartagena,
si no hay errata, dice que se redactaron en 1435; otra copia indica
su traslado para Castilla el 27-m-1437, y el t a t o editado por
Voituriez trae al fin la Bula del Papa Eugenio Iar de fecha 31-VII-
1436, favorable a los derechos de Castilla sobre las Canarias
P el escrito del obispo de Burgos nos da dos noticias impor-tantes,
no bien destacadas hasta ahora: una, que el Rey de Por-tugal
demandó al Papa el derecho a la conquista de las Canarias,
pero la Bula apunta también a Granada; y otra, que había circu-lado
la noticia de habérsele dado a Portugal cierta Bula, cuya revo-cación
se gestiona. a N
D. Alonso de Cartagena dice que e1 dz'a antes de la redacción E
A01 'u L-L:.-. --&L:A- ---.A- ~ - iD A- - n T..-- TT A- P a - + ; l l ~ O
UGI ~ ~ L A A L V uau~a.L C ~ L U L U V L ~~Ia un sbcy u. d u a l i . 11 uc: u a a ~ r u u n-a
sus embajadores, por lo cual redacta las citadas AZZegationes, o
- m
O
E instrucciones del derecho de Castilla, para que el doctor en Leyes E
2
D. Luis Alvarez de Paz los defienda ante la Curia Romana. El efi- -E
caz resultado de tal gestión pruébalo la citada Bula favorable a
n--+:ll- d.. 9 4 A,. A.1:- d.. i A 9 C q
3
u a 3 L l u a uc 01 ut: JLULV uc L=OW . -
No se conoce el texto de la presunta Bula impugnada por los -
0
m
E embajadores de Castilla, ni tenemos nosotros la petición del Rey
O
de Portugal, pero podemos precisar ciertos detalles que rectifican
el criterio de nuestros textos sobre tal problema, pudiendo asew- n
E rar que tampoco el Concilio de Basilea discutió la petición de -
a
Portugal. 2
n
&pezaremos por esta última, ya que, por ser asunto más polí- n
tico que religioso, la Curia Pontificia o la Comisión de Decretos 3o
T Serra: p~$ttg%eseuc,i t., p&g. 2%-Vnitilrio, n. c., pgg. 771.
8 Voituriez, o. c., pág. 249: "dominus noster per litteras suas pridie
praecepit nobis ambasciatoribus suis.. .". No consta la fecha exacta de la carta
ni de las Alkgtioltes.
Pero no puede ser anterior a 26 de junio de 1434, en que el Concilio be
Easilea hace la renovación de Decretos, después de lo cual se inician las pe-
~osuuU. iscrepamiss cm z! f>oztíc.cr, que, a ~ r e ~it,e~r ri,aLzentre n menia, es
condenado en 1 de octubre de 1437. Como la Bula del Papa es de 31 de julio
de 1436, no es aventurado convenir en que las gestiones del embajador espan01
correspondan a los meses inmediatamente anteriores a esta última fecha.
9 Voituriez, o. c., pAg. 269.
54 SNUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
ALONSO DE PALEXCIA (1423-1492) Y U HISTORIA DE CANARIAS 5 a
del Concilio (confirmados, como sabemos, en 26-VI-1434) encomen-daría
su directa resolución al Pontífice.
Obliga a pensarlo así tanto el que el obispo de Burgos no dice
en parte alguna que la cuestión fue tratada en el Concilio, cuanto
porque un padre conciliar de Basilea, como Cartagena, si existió
debate en el Concilio sobre ello, no puede hablar de "obtinere revo-eationem
cuiusdam B u l b q.uw corwessa dick¿ur domino Regi Por-tugaliae"
lo.
Además de que las Actas y los Decretos del Concilio no tocan
en lo más mínimo materias análogas ni idénticas a esta súplica
portuguesa, las propias Allegaths de Cartagena no fueron re-dactadas
para el Concilio de Basilea, sino para ante la Curia Ro-mana
: Lu.d&o Ahri.. . qwi in Cm& Romana est .. . posset Me-gwet
~~ Regio: curam Smctksirn~D orn.h +tostrn Papa...l l.
Y si el epígrafe consignado en los códices de las Allegationes,
como dice Serra Ráfols 12, pudo vulgarizar la idea de que la con-troversia
tuvo lugar dentro del Concilio, no es sólo su autor el obis-po
Cartagena, asistente al Concilio, el que pudo apoyar ante sus
contemporáneos la estimación de que el Concilio intervino en tal,
problema. Porque el documento pontificio nos ofrece una indica-ciún
muy precisa al respecto: el Rey de Portugal había hecho la
súplica al Pcopa y al ComilZo, según atestigua la Bula de Eugenio IV
en 1436 13, que así mismo dice haberse opuesto a ello los represen-tantes
del Rey de Castilla, que por las AlZegat.iones sabemos fue-ron
el obispo de Burgos y el embajador Luis Alvarez de Paz (cuius
q21~emi. nddti d i%d S'im%3 A NOBICET AB HOC SACRO CONCILIOP O
parte tua ti& c m & petebatur, ewi rpetthi venertF7riZes o m f m
carbsirni Ecc* fiZii Imvtnis CctsteZlcce et Leghis regis QZus-tris
se su0 nomine orpposum2~zt).
Parece por estas palabras claramente confirmada la idea de que
la Curia Pontificia sustrajo a las decisiones del Concilio el tema
de la petición del Rey de Portugal.
El otro particular se refiere al peticionario. Según Viera y Cla-
10 Ib~dem, pág. 249.
11 ibidem.
12 Serra: Portugueses, cit., pág. 50, n6&30 al fin.
13 Voituriez, o. c., pág. 269, 'último cuarto.
vijo, éste fue el Rey de Portugal Juan I (1385-14331, muerto por
lo menos dos años antes de la fecha que nosotros asignamos a Ias
AZlegationes.
El peticionario indudablemente es el Rey de Portugal Eduardo
o Duarte 1 (1433-1438), porque la citada Bula del Papa Eugenio
responde a una petición suya concreta: "Eduardo Regi Portuga-liae..
. exhibíta Nobis nupor l4 ex parte tua petitio". Y esto mismo
lo confirman las AZkgatiows de Cartagena, quien, hablando de su
gestión en Portugal el año 1425, se refiere al entonces Rey Juan I
de Portugal y al entonces Infante y Rey actual Eduardo: "prae-cepto
regio tunc mihi facto locutus fui tam cum eodem domino. z
Ioanne Rege, quam cum domino Eduardo rege moderno, tunc in- N
E
f ante primogenito.. .". O d Por Último, el tercer punto relativo a la presunta Bula impug- -
m
O
E nada, a nuestro parecer es claro que no existió tal Bula. Porque la E
2
Bula de Eugenio IV (31-VII-1436) ni cita ni revoca Bula anterior -E
del mismo Papa; el obispo Cartagena habla de "una Bula que se
dice concedida", y nadie, a nuestro conocimiento, ha visto su texto. 3
- -
Mas como la Bula del Papa Eugenio de 1436 habla de que la pe- 0
m
E
tición de Portugal pretendía la confirmación de una Bula de Ino- O
cencio IV a favor del Rey Alfonso de Portugal, se explica la alarma
n
del Rey de Castilla a1 tener noticia de las gestiones hechas en tal -E
sentido por el monarca portugués, por lo que empuja a sus emba- a
2
jadores a gestionar la revocación de mchZquiSr Bula m e d i d a a n
n
Portugal para la conquista en tierras de infieles, sabiendo además 3
que sus intereses entonces tenían por mira inmediata la ocupación O
de las Canarias
Alfonso de Falencia &.',ió coiiocp~-c on todo deG' !!e, &S&
juventud, estas noticias del obispo Cartagena, relativas a las Islas.
Canarias.
14 Este adverbio nuper "poco ha" conñrma que las Allegatimes, la carta
de Juan 11 y la petici6n del rey portugués es de comienzos de 1436, no antes.
14 bis Igual criterio sostiene Dom .Luciano Serravo, o. c., págs. 146-148.
56; ANUARIO DE ESTUDIOS AT&ANTICOS
ALOKSO DE PALENCIA (1423-1492) Y LA IIISTORI.4 DE CANARIAS 7
~ O N S DOE PALE~~ECN IITAA U Y EN SEVILLEAN LOS ALBORES
DE LA CONQUISTA CASTELLANA DE LAS CANARIAISN FIELES.
Tras el regreso de Basilea de D. Alonso de Cartagena, 'segu-ramente
a finales del año 1439, Palencia se encuentra a su lado en
Burgos, pues por propia confesión lo conocemos como su familiar
en 1441, durante sus gestiones en el cerco de Maq~eda'~~.
Poco después, y hasta el año 1453, marcha Palencia a Italia,
donde, al servicio del ilustre cardenal Besarión, completa su for-mación
cultural y estudia profundamente las Humanidades con
Jorge Trapezuncio o de Trebisonda. Con ellos, como con otros hu-manistas
cuai Eneas Siivio Piccoiomini, después Papa Pío 11, que
le tributó grandes elogios, tiene gran amistad el obispo de Bur-gos
D. Alonso de Cartagena.
El año de la mu ~ r t ed el obispo de Burgos, 1456, hallamos a
Alonso de PaIencia de nuevo en Espana, al servicio del arzobispo
de Sevilla D. Alonso de Fonseca, por cuya intervención logra el
nombramiento de cronista y secretario de cartas latinas del Rey
Enrique IV 16.
Desempeña importantes comisiones, interviene activamente en
las luchas y conflictos políticos de la época y apoya decididamente
a los Reyes Católicos, según él mismo narra en sus Décadas y en
Guerras de Granada desde 1456 hasta fines de 1477 por lo menos.
Sabemos, por una libranza de sus herederos, que murió a fines
de marzo de 1492 17, y su mejor cronista, Paz y Melia IR, dice igiio-rar
los datos de su vida desde 1477 a 1492, salvo una estancia en
Mdaga en 1488.
Mas nos parece seguro que Palencia continuó durante esos años
siirbiendo a los Reyes Católicos, aunque la mayor parte del tiempo
Crónica de E W ~ ~ UIVB, e d. Paz y IvLelia, 1, pág. 18.
16 Pwz y :.Te!Ta, e. c.. -,kg. %Ti. n~tii--??cmUrmientc Ue f e c h ~6- fX-14%.
37 Idem, pág. 452: libranza para pagar a sus herederos 60.000 maravedises,
fecha 7 mayo 1492. donde se apunta su fallecimiento en marzo.
Ibldem, pág. XXV.
8. JUAN ALVARhX DELGADO
dedicado a actividades más sedentarias o literarias, y no guerreras,
y, salvo temporales ausencias, como la citada de Málaga, residiendo
en Sevilla durante esos catorce años. Así lo pensó ya Menindez y
Pelayo lg y lo confirma la siíplica de Falencia en 1480 al Ckbildo
de Sevilla " para que se le diera sepultura en el recinto de la Ca-tedral.
Tal vez la vejez, o algfm accidente de guerra, impidiera esos
años a Alfonso de Palencia continuar en el servicio real con el
mismo ardor, indomable energía e incansable actividad de los
años anteriores. Porque en el Prólogo a su versión de Flavio Josefo,
redactado en 1491 21, Alfonso de Palencia dice a la Reina Isabel la
Católica: "Propuse en mi extrema vejez continuar el estilo de bien a
N
servir a vuestra Alteza dentro de los umbrales de mi propio domi- E
cilio, cuando ya me vieda la edad e los accidentes della el exercicio, O
n
yUe iiiüchs veces y en tieziw y ~ re.r a iiioii&er pule eiliplear x -- m
principales negocios concernientes a Vuestra Real Corona : segund O
E
E
soy cierto que Vuestra excellentísima gratitud ha de ello memoria". SE
Y su permanente continuación al servicio de los Reyes y la gra- -
titud efectiva de éstos resultan aseguradas porque la citada li- 3
branza de 60.000 maravedises, otorgada a sus herederos en 8 de - -
0
m
mayo de 1492, se la habían concedido los Reyes precedentemente a E
41 mismo desde 9 de octubre de 1482, reconociéndole el derecho a O
consumirla después de sus días "" Y cuando dos años antes, en 1480, n
se ordenó la rebaja general de los juros y pensiones dadas en tiempo a-E
del Rey Enrique IV, se conservó íntegra a Alonso de Palencia su l
pensión de cronista "3: todo ello prueba cumplidamente que los n
n
Reyes Católicos reconocieron a Palencia durante toda su vida como 3
un fiel servidor. O
La residencia de Alonso de Palencia por Sevilla o sus alrede-dores
resulta notoria &por la localización de sus obras y sus rela-ciones
con Canarias durante esos años. Pero no se compadece bien
la frase citada antes de su Prólogo a la versión de Flavio Josefo
19 M. Pelayo: Biblioteca Trndwtores, cit., tomo IV, pág. 17..
zo paz y Melia, o. c., pág. XXXIX final.
21 X. Pelayo, o. c., pág. 25.
22 Paz y Melia, o. c., págs. 452-453.
23 Ibfdem, pág. W y nota.
58 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLA,XTICOS
ALONSO DE PALENCIA (1423-1492) Y La HISTORIA DE CANARIAS ?
"los umbrales de mi pobre domicilio" en 1491, con el retiro seña-lado
por Paz y Melia a su muerte en el monasterio cartujo de las
Cuevas en Sevilla que no debió ser ni su residencia permanente
ni su única vivienda en estos Últimos años de su vida. Porque tam-bién
en la edición del Espejo de b C m 25, terminado en 1485 y edi-tado
en Sevilla en 1486 y en 1492, dice que el original fue traádo
de Italia por fray Juan de Melgarejo, prior de1 Convento de los
Jerónimos de San Isidro, cerca de Sevilla, y se piden oraciones
para los "ministros" de esta versión.
Durante esos catorce años de su vida (1477-1492) Alonso de
Palencia se dedicó primordialmente a actividades literarias, como
prueban sus mismas obras.
Porque si es verdad que en años anteriores escribió la Bataida
mmpal que los b b s e los p m s ovkon (edición de 1457) y el De
perfectiom militark t.rEumphi (hacia 14591, y el Opus Spmymo-rm,
escrito por propio testimonio en 1474, continuó perfeccionán-dolo
hasta su edición sevillana de 1491 26, sabemos que tradujo del
toscano el Espejo de la C w en 1485. Y asimismo editó el Universal
VocabuZurw en 1490, que asegura comenzó en su vejez por deseo
de D.* Isabel la Católica. Y en el año 1491 terminó las versiones
de las Vzdas do Piutmm, editadas ese año, y de las Guems Ju-daicas
de FZcwZo Jossfo, impresas en 1492 27.
Paz y Melia asegura 28 que Alonso de Palencia comenzó la re-dacción
de sus Décmidas (o Crónica de Enrique m), que no vio im-presas,
desde el año 1477 solamente; y las Guerras de Grcunada, que
abarcan de 1482 a 1489, y quedaron sin acabar, no pudo compo-nerlas
hasta esos mismos años.
24 Ibldem, pág. XL.
2"M. Oelzy?, e. C., terne 3 7 , nPdbw. 2?.
26 Ibidem, págs. 17-18.
27 Ibídem, págs. 27. 15, 21 y 24-25.
28 Paz y Xelia, o. c., pág. MULIX.
Núm. 9 11965;
10 JUAN ALVAREf; DmADO
Seis títulos de obras suyas, escritas antes de 1490, hoy perdi-das,
cita Palencia mismo 29 en nota final de la penúltima hoja de
su UnhsrsaZ Vocabzclarw, edición príncipe sevillana de 1490. Casi
todas ellas deben ser igualmente de este período final de su vida,
como es seguro para la relativa a Canarias, luego citada. Porque
Alonso de Palencia, como señalaremos, está en contacto y conoce
a distintos actores de la conquista de Gran Canaria (1478-1483), y
sus noticias son de primera mano.
Se dio como perdida la obra de Palencia Antigüedades de Es-paG.
a, cuyo título dan Menéndez y Pelayo y Paz y Melia: "Antigiie-ch&
s de la gente espahOZa en diex libros" o "Los diez libros de la
Antigüedad de la gente española" 30. Pero todavía es posible que * D
N
demos con ella, ya que Menéndez y Pelayo, sobre el testimonio de E
Nicolás Antonio, asegura que una parte de esa obra estuvo en ma- O
n
nos de D. Juan Lucas Cortés. Y por otra parte el hrstoriador de -
O0 ,
Canarias fray Juan de Abreu Galindo, que escribía hacia 1592-1602, E
E
2 trae dos citas 31 de la obra de Falencia con aquel primer título, Anti- E
@edades de Espa&z,, que ~ruebansi n duda que ella andaba impresa
en manos de los lectores. 3
Una de las citas de Abreu Galindo está dada en forma textual: -
0
m
E "por el nombre de este rey (Pago, hijo de Maseo, rey de Cartago) se
O
llamaron paganos, según Alonso de Palencia, lib. 1, cap. 3, en las
Antigiiedades de Espafia" . n
E
En la otra no cita el libro y capitulo, pero consigna la obra: a
"como dice Alonso de Palencia en las Antigüedades de E@m, n
29 Ibídem, o. c., pág. XXV.-M, Pelayo: Biblioteca, cit., tomo IV, pagl-nas
19-20. Las seis obras son: De la suficiencia de los cabdilbs; De las lison-jeras
salutaciones epistolares; Vi& de San Ildefonso; De los nombres de LW
prozrZncias y1 r b s de Espa.ña; las Antigüedades de E@&, a que nos reierimos
luego en el texto, y De las costumbres y falsa religiones de los Canarios,
luego comentadas.
La edición príncipe del Universal Vocabulario en Zath y en romance cole-gicb
por el cronista Alfonso de Palencia, es de Sevilla, Paulo de Colonia Y'
socios, año 1490.
30 M. Pelayo, o. c., pág. 20.-Paz y M,elia, o. c., pág. XXXIV.
31 Abreu Galindo, ed. Cioranescu, Santa Cruz de Tenerse, 1955, 1, 6, pá-gina
36, y 1, 27, pág. 131.
60( ANUARIO DE ESTUDIOS ATLAXTTCOS
BLOKSO DE PALENCIA (1423-u92) Y LA HISTORIA DE CBNARIAS 11
siendo capitán de los romanos Mario, enviaron por tribuno militar
.a Sertorio".
El citado historiador de Canarias fray Juan de Abreu Galindo
señala la intervención del cronista Alonso de Palencia en asuntos
de la conquista de Gran Canaria, lo que podría llenar el hueco de
la falta de noticias sevillanas sobre Palencia en el último decenio
de su vida.
En cuatro ocasiones cita Abreu al "c-ronista Alonso de Palen-cia"
en unión de "Diego de Merlo, asistente de Sevilla7' como espe-ciales
comisionados de los Reyes Católicos para asuntos relativos
a, Canarias, que fecha entre 1477 y 1483.
La primera cita 32, que Abreu coloca en el mes de mayo de 1477
y en realidad debe corresponder al año 1478, habla del despacho
y envío por Merlo y Palencia de la armada de Juan Rejón, primer
capitán de la conquista de Gran Canaria, con el deán Bermúdez y
el alférez Jáimez de Sotomayor, personajes que luego estudiamos.
La segunda cita js corresponde al año 1479, porque Abreu su-pone
que Juan Rejón, después del nombramiento de Pedro del Al-gaba,
vino en dos ocasiones a Gran Canaria : una con Esteban Pérez
Cabitos, alcalde mayor, Pedro Hernández Cabrón y el obispo don
Juan de Frías, que dice hecha con órdenes y provisiones de Diego
de Merlo y Alonso de Palencia; la otra al fugarse clandestinamente
y de taiiiia, oi.deiiando el Uegüeliu Ge Algaba y e! 62s-tierro
del deán Bermúdez.
La tercera intervención, según Abreu, de estos comisarios 34 co-
32 Abreu, 11, 9, pág. 179.
33 Idem, 11, 14, pág. 196; nuev'amente citados en pág. 198 y aludidos sin
nombre en pág. 199. Luego vuelve a citarlos Abreu, sin nombre, en 11, 15,
pág. 200.
34 Abreu, 11, 17, pág. 207.
12 JUAN ALVAREZ DELGADO
rresponde a la llegada de Pedro de Vera, nuevo capitán y gober-nador
de la conquista de Gran Canaria, el 18 de agosto de 1480.
Y la cuarta actuación de Merlo y Palencia, segWn Abreu Ga-lindo
35, debe fecharse en 1481, cuando el mismo Juan Rejón re-gresa
con orden de conquistar la isla de La Palma, en virtud de
los descargos que presentara por la muerte de Pedro del Algaba,
y al llegar a la Gomera muere a manos de los soldados de Hernán
Peraza.
Curiosamente Abreu Galindo cita todavía en otra ocasión sólo
a Diego de Merlo, sin Alonso de Palencia, con "Hernán Darias de
Saavedra, provincial de la Santa Hermandad de Andalucía", a la
que tan ligado estuvo nuestro cronista. Pero Abreu hierra en esta a
ocasión la cronología, poniendo este auxilio de Pedro Santisteban, N
E
Esteban de Junqueras y Cristóbal de Mediaia, después de la captura O
del Guanarteme de Gáldar y matrimonio de Hernán Peraza n -
=m
(enero (?) de 1482), cuando, tanto por los documentos conocidos O
E
al respecto, como por el testimonio del "Lacunense", "Matritense" E
2
E y Valera, sabemos que tal auxilio llegó antes de la muerte de =
Doramas: la primera operación militar importante de Pedro de 3
Vera, tras la prisión de Rejón y el embarque de los canarios enga- e--
fiados en el segundo semestre de 1480. Por otra parte, el citado m
E
Hernán Dasias no pudo intervenir en tales hechos, después deL O
15 de febrero de 1481, en que murió en el hundimiento de su casa n
en Sevilla, según testimonio del propio Palencia 37. -E
a
2
Aunque la reconocida seriedad de Abreu Galindo no permite
a'W~&-ci&. la frlv-eEci()rl Ge Eíiticim, efect.vme&e &riu
Palencia estuvieron comisionados por los Reyes en asuntos de
esta conquista de Gran Canaria, conviene precisar la certidumbre
de tales intervenciones.
Pues tan repetida actuación de los mismos personajes permite
35 Abreu, 11, 20, pág. 216.
36 Abreu, 11, 23, pág. 226.
37 Guerras de Grmada, ed. Paz y Xelia, lib. 1, Hg. 25.
62 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
ALONSO DE PALENCIA (1423-1492) Y LA HISTORIA DE CANARIAS 13
sospechar que si es cierta en un caso la intervención de Merlo y
Palencia, el propio historiador, o su refundidor de 1632, reíter6
su presencia en otros momentos en que no actuaron, suponién-dolos
comisionados permanentes de los Reyes Católicos. Hipótesis
que resulta confirmada, pues tanto el P. Sosa como las Crónicas
"Ewudero", "Matritense" y "Lacunense" 38, basadas en textos an-teriores
a Abreu, señalan que Merlo y Palencia, por encargo de los
Reyes, despacharon la armada de Rejón en mayo de 1478; pero esos
textos no vuelven a citarlos con tal misión en las otras tres fechas
siguientes anotadas por Abreu.
Los documentos conocidos, no obstante, citan a Diego de Merlo,
no con Momo de Palencia, sino con Pedro de Arévalo ", con el
encargo de enviar ayuda desde Sevilla a Pedro de Vera, en 24 de
noviembre de 1480 y en alguna otra ocasión. Y de seguro aquel
auxilio de la Santa Hermandad, con intervención de Hernán Da-rias,
debió hacerse con la cooperación del asistente de Sevilla, Diegck
de Merlo. Y si los documentos que conocemos nunca citan a los dos
personajes, Palencia y Merlo, en cooperación, su conocimiento mu-tuo
y residencia en Sevilla, así como su carácter de "continuos de
la Real Casa", sirviendo en las más variadas comisiones reales,
permiten aceptar la aseveración de nuestras fuentes.
Un detalle conviene precisar: que Diego de Merlo no era todavía
"asistente de Sevilla" en abril o mayo de 1478, según nuestras
noticias. Sabemos que Diego de Merlo había sido "asistente de Cór-doba",
y preso por D. Alfonso de Aguilar, la Reina exigió su libe-ración
y lo mantuvo algo más en su cargo; aunque reconociendo
sus errores, al decir de Alonso de Palencia mismo 40, fue privado
luego de aquél por los Reyes, y, tras breve tiempo, nombrado "mis-tente
de Sevilla" el 2 de agosto de 1478, según Ortiz de 2;úñig.a ",
continuando en el cargo durante el año 1479, y renovósele el nom-bramiento
por lo menos en enero de 1480, muriendo antes de mediar
noviembre del año 1482.
38 Sosa, ed. 1849, lib. 1, cap. 6, @g. 65.-"Matritense", pág. 62.-"Lacu-nense",
p&g. 14.-"~cudero", ed. Darias, pág. 16.
"Revista de Historia", núm. 85, 1949, pág. 46.
40 En la Crónica de Enrique ZV, ed. Paz y Melia, tomo 337, págs. 401-404.
41 A~al e scE e Se v i l b , ed. 1796, tomo m, págs. 99, 101, 108 y 120.
14 JUAN ALVAREZ DELGADO
Pero ese error de las crónicas, y de su se.guidor Abreu Galindo,
de llamar a Diego de Merlo "asistente de Sevilla" en mayo de 1478,
sin serlo todavía, explícase bien por ser tal personaje más conocido
con este carácter, aunque entonces no lo tuviera.
Intervención. de Palencia en Za expadicidn de Rejh en 1478.
Habló ya de este particular el Dr. Wolfel en su estudio sobre
DON JUW de a1 que tomamos las siguientes palabras:
"Alonso de Palencia, del consejo de los reyes y su secretario, fue
escogido para hacer la capitulación sobre la conquista [de Gran
Canaria]. . . Pasaron por sus manos las escrituras de la conquista, a
trató él con todas las personas, conocía a todos.. . En 20 de abril E
de 1478 los reyes le tlan l a in&i-~r.r.ión s0ha-e el a.parej0 iip la arma& O
n
y sobre la capitulación, y en el mismo día los Reyes hacen la capi- =m
O
tulación con el obispo mismo.. . En 13 de mayo del mismo año la E
E
capitulación fue confirmada.. . ". 2
E
El estudio de los documentos señalados por W'olfel garantiza
la gersona.l intervencibn d-e A l o n s ~ P~]en_r.iean 12 vimera expe- 3
dición de conquista de las Islas realengas en 1478. -
0m
E
ALONSO DE PALENCYIA L OS ACTORES DE L A CONQUISTA CANAHA. a
n
n
Alomo de Palencia cita en sus obras conocidas a algunos -per-sonajes
que actuaron en la conquista de Canarias, como Pedro de 3
O
Vera y Pedro Hernández Cabrón y otros, mas en hechos que no
afectan a nuestra historia insular. Vamos a tratar, sin embarg~,
de recoger los da.tos que afectan a los cuatro personajes princi-pales
de la conquista de Gran Canaria en 1478: Rejón, Algaba, el
deán Bermúdez y el obispo Frías, a algunos de los cuales conoce
" pTüI&iCaUu y eii 6'"' ""-.--- " ---- '-3, -A--.. " A" "'"' YI IVIUUW b a u a z i u , x ~ u i 1 1 3 . +J-*O, AYO-,
pág. 4.-Veanse también, antes, Notas de Miguel Santiago a la edición de la
Descripción histórica y geográfica de Zas Islas Canarias de Pedro Agustin del
Castillo; Madrid, 1948, págs. 282-284 y 286.
64 ANUARIO DE ESTUDIOS STLANTICOS
..Palencia, mientras a otros no los cita. Con ello aclaramos algunos
.oscuros particulares de la biografía de éstos.
-a) Pedro del Algabu, 2jmm.w gobernador de GTam Canaria
(l.4?'8-l479).
Alonso de Palencia trató personalmente y nos da noticias del
primer "gobernador" de la conquista. de Gran Canaria, PEDRO DEL
.ALGABA, como prefieren escribir los textos contemporáneos, mien-tras
los historiadores más modernos consignan también Pedro de
La Algaba o de Algaba 43.
Personaje muy conocido de nuestros textos, estuvo ligado por
vfnculos familiares a Alonso de Lugo y otros conquistadores y
pobladores de Tenerife también. Fue hijo de Fernán González del
Algaba, casado con una Fernández Venegas, según noticias de Viera
.y Clavija y de una informacih de hidalguia (fechada el 13 de fe-brero
de 1455), citada por Cioranescu. Suele considerársele, en
razón del apellido, ya llevado por su padre, nativo de la villa sevi-llana
de La Algaba. Pero tanto el señorío de su abuelo en Torralva,
citado por Viera, como algunos datos de Alonso de Palencia, invitan
a considerar aragonss el tronco familiar de Pedro del. Algaba.
Porque si Palencia mismo lo llama "caballero sevillano" 44, sólo
indica con ello su residencia en tal ciudad de modo permanente;
como también vivieron allí: su cuñado, el luego "Adelantado"
Alom Fernández de Lugo, gallego; Juan Rejón, leonés, y Jáimez
de Sotomayor, aragonés, igualmente cuñados entre si, probando
que sus respectivas familias residieron por mucho tiempo en
Sevilla.
En efecto: Alonso de Palencia nos dice que "Pedro del Algaba
y Juan Rayón" fueron comisarios especiales del Rey Don Fernando
43 Viera y Clavijo: Noticias, VII, 20.-Cioranescu, ed. Ahreu, 11, 10, pá-gina
189, etc., y notas.-Leopoldo de la Rosa en "El Museo Canario", núme-ros
27-28, 1948, pág. 4.
4 Lo i i i i ~ ~ r i6oic e Oriiz cie Zúñiga: Andes de seviiia (U%),LI I, pag. 83.
Téase Alonso de Palencia: Crónica de Enrique 117, ed. Paz y Nlelia, tomo IV,
págs. 340-342.
para establecer en Sevilla la Santa Hermandad 45, habiéndoles ame-nazado
el colérico Duque de Medina Sidonia con ahorcar al uno y
degollar al otro. Al hablar Alonso de Falencia de la hostilidad de
los sevillanos contra el Rey Don Fernando, Pedro del Algaba figura
entre los afectos al monarca aragonés; y también sabemos por su
testimonio que Alonso de Palencia y Pedro del Algaba fueron com-pañeros
en delicadas misiones especiales encomendadas por los
Reyes Católicos.
Pero agrega Falencia 49que Pedro del Algaba fue "familiar y
confidente" del mismo Rey Don Fernando el CaMlico, como "a~tes
había sido bien quisto" de su padre y de su hermano D. Alfonso de
Aragh. Esto iridica unas relaciones personales entre Pedro del A1- e
D gaba y la casa real de Aragón, que justifican nuestra apuntada idea N
E de la procedencia aragonesa de los Algaba. Y razonablemente sos- o
pechamos que si Rejón, afecto a la Reina Católica, como veremos, n -
0, fue elegido por Doña Isabel, el Rey Fernando eligió a su confidente O E
y colaborador Pedro del Algaba para la empresa conquistadora SE
de Gran Canaria; tanto más cuanto que ambos habían ido unidos E
en la Santa Hermandad de Sevilla, que de manera tan directa ayu- 3
d6 a la terminación de la conquista de esta Isla. -
0 Atrea Galindo reseña la actuación de Pedro del Algaba en m
E
Gran Canaria, así como su degüello ~ o ofrd en de s u colega y amigo o
Juari Rejón, una vez enemistados. Pero la motivación del nombra-n
rnientc mismo de Algaba como "gobernador", después y subsis- E
tente aún el nornhramiento de "capitán de la conquista" a favor de a
Juan Rejón, debido sin duda a los conflictos nacidos irmediatamente n
n
de su arribada entre Rejitn y el deán Eermúdez, no aparece clara
en 10s texhs históricos de Canarias Pues para Sedeiío y el P. Sosa, 3
O
Pedro del Algaba fue nombrado a petición de Berrnhdez; mas para
Torriani, por deseo de su amigo Rejían; mientras Abreu dice que lo
45 Crónica de Enrique IV, trad. Paz y Melia, cit. tomo IV, págs. 340-342;
tomo 111, págs. 262, 276, 218, 334 y 366.
46 Crónica cit. antes, tomo N, págs. 226 y 238.
47 Abreu, ed. Cioranescu, 11, 13, págs. 192-194; 11, 15, págs. 200-203.
4s Sedeño. ed. Darias. pág. 26.-P. Sosa, ed. "Bibl. Isleña", cap. 9, pág. 75.
Torriani, cap. 40, ed. WdfeZ, pág. 138.-Abreu, 11, 13, pág. 193.-Cioranescu,
nota a su ed. de Abreu, pág. 206.
66 LXUARIO DE ESTUDIOS ATLANTTCOS'
ALQNSO DE PALmCIA (1423-1492) Y LA IiISTORiA DE CANARIAS 17
hicieron los Reyes con gran enojo de Rejón. Las otras crónicas
nada indican al respecto, pero Cioranescu, con otros, cree que el
nombramiento debióse a intervención de Diego de Herrera, enemi-go
de Rejón.
Como se ve, las notas de Palencia ayudan a encuadrar ia figura
del gobernador de Gran Canaria Pedro del Algaba.
5) Juan Rejch, primer capitán de ¿a conquhta. de &-cm Cmarita
(2478-1480).
Casi todos los textos nistóricos de Canarias antiguos y modes-nos
escriben Rej& para el apellido de este primer capitán de %a
conquista de Gran Canaria: pero Torriani, en su texto italiano de
15Qn roncignz LQesro,e 49> grdi a MI ID ~ n r r ~ ~ n n n r8j n12 c&&ana Y-- -"--"" .e'----"
Remh empleada por la Reina D." Isabel.
En efecto, la Reina Cztólica, con fecha 8 de abril de 1477, con-fiere
a Diego de Valera un encargo sobre la Santa Bermandad en
Santa María del Puerto, por mediacih de un 'kontinuo de su casa"
~ I J Ps p llama Jt~nn-R ex&, C Q 1~211 sig.~?ielllp~&$& r-$ : "YQ enbin 8
mandar a ese mi reyno de Andalucía que, entre Ias hermandades
que agora yo mando facer en estos mis reynos, [faga unal . . . en
b qual agradable servicio me faréis; cierta de lo quaP yo mando
a Juan Rexón, continuo de mi casa, que voz Eable, e dadle fe e
~reencia"'O.~
Tanto la fecha de la carta como e1 contenido de la misma indica
que se trata del personaje nombrado por Alonso de Palencia, que
en compañía de Pedro del Algaba, de Alonso de PaIencia y de
Francisco de Peña vinieron a Sevilla en 1477, con cartas de los
Reyes Idat6licm, para tratar con !es grandes de Ar d d ~ ~mi ahr e
la organización de la Santa Hermandad en este reino, en cumpli-miento
del acuerdo en las Cortes de Madrigal
Palencia, según la versión de Paz y Melia, llama a nuestro ca-
49 Torriani, ed. Wolfel, pág. 136 y SS.; ed. Cioranescu, p5g. 130 y nota.
30 Apud Fontes Rerurn Canaricwum, tomo II (niego de Vdera, por Emilio
Hardisson y Pizarroso), La Laguna, 1934, pág. XI (estudio preliminar).
51 Palencia: Crónica de Enrique IV, tomo IV, págs. 340 y 342.-Abreu.
ed. Cioranescu, pág. 189.
18 JUAN ALVAREZ DELGADO
pitán Jum Rayón, pero Ortiz de Ziuiiga, al tratar de igual mm-to
j2, escribe Juan Ragión, indicando que el original latino de Pa-lencia
debía decir Ragionem, forma que explica todas las variantes
citadas : RayónJ Ragi@ Rexón y Rej6-n en la ortografía castellana
y canaria de los siglos xv y xm.
Esta colaboración aquí descubierta de Pedro del Algaba y Juan
Eejón justifica que Torriani considere y llame a Algaba "amigo"
de Rejón; y también la eleccih de uno y otro por los Reyes Cat6-
licos, como "continuos y criados" de la Casa Real, para encomen-darles
las gestiones de conquista de las Islas Canarias, en premio
y reconocimiento de sus méritos y servicios anteriores en la orga-nización
de la Santa Hermandad en Andalucía.
Parece asegurado que Juan Rejón era caballero del reino de E
León, si bien no de la ciudad misma, que dice Chil, por el acuerdo O
2 - 1 ''Lae'~qenLg<Xelr'otJ*.,;+n n--l> y < 6 l i ' n n r rAn v n > ' . r n n Thr r i oni n i r n
d UGL .LIICCLI ICCllLrJCI U I V , , U U b L V > UVA* I VI z IUIIL, !i -
m
llama "hidalgo castellano"; lo que nos garantiza la confusión de O
E
lectura de los copistas de Abreu, donde se le hace del reino de Ara- E
2
E gbn, procedencia cierta de Alonso Jáirnez de Sotomayor, citado en
el mismo párrafo ". 3
No consta, aparte de la citada carta de la Reina Católica, que O-hubiera
actuado, antes de venir a Canarias, en la guerra contra
m
E
los moros ni en las campañas con el Rey de Portugal, como asegura O
Chil Naranjo j5, mas debió ser militar aguerrido para confiársele n
el cargo de capitán de la conquista, y una intervención en tales aE
acciones bélicas parece más que probable.
n
Ya veremos, al hablar de Bermúdez, que parece una mixtifi- n
n
cación del manuscrito de Sedeño, seguido por el P. Sosa jG, la per- 3
tenencia de Rejón al Condado de Niebla, aunque allí pudo haber
O
residido algún tiempo, o pertenecer a las huestes dei famoso Conde
de Niebla.
52 Anales üe SeviZZu, tomo 111, pág. 85.
53 Torriani, cap. 40, ed. Cioranescu, pág. 132; ed. W~l felp, ág. 138.
54 "Lacunense", pág. 14.-"Matritense", pag. 62.-"Escudero", ed. Darias,
pgg. 16-Torriani, ed. Cioranescu. pág. 130.-Abreu. ed. Cioranescu, pág. 178.
55 Estudios, 111, pág. 28.
36 Sedeño, ed. Darias, pág. 20.-Sosa: Topografía, 1, 6.
68 ANUARIO DE ESTUDIOS ATL-4.VTICOS
AWNCO DE PALEXCU (1423-1492) Y LA HISTORIA DZ CA?iARL4S 19
Y ninguna otra noticia tenernos de Juan Rejón, fuera de sus
hechos en la coiiquista de Gran Canaria.
e) El deán Juan Be~múdex.
Ea harto oscura biografía de este personaje ha sido aclarada
algo desde el Dr. Chil Xaranjo j7.
A lo que sabemos, Alonso de Palencia no cita en sus obras al
deán de Rubicón D. Juan Berrnúdez, pero muy posiblemente lo co-noció
y trató, dadas sus relaciones permanentes con la Metropoli-tana
de Sevilla y su permanencia en esta ciudad por los años en
que Bennúdez trata de la conquista de Gran Canaria con Rejón y
Algaba y marcha para residir en Málaga al cesar en Rubicón.
Parecen ciertos tres detalles que de la persona de D. Juan Ber-múdez
consigna Chil jS, aunque de ellos no tengamos prueba docu-mental:
que fue natural del @ondado de Niebla, deán de Rubicón
y compañero de! obispo Illescas en sus incursiones apostólicas en
las Canarias.
La úItima noticia, tomada a Viera y CIavijo j9, parece cierta a
fin de que pudiera alcanzar el deanato de la Diócesis Rubicense
antes de los diez años del cese del citado obispo D. Diego Eópez de
IIlescas (1460-1468), al renunciar a esta silla.
Su procedencia de1 Condado de Niebla parece probar la mixti-ficaciCn
antes señalada del manuscrito de Sedeño, seguido por el
P. Sosa, pues el dato consignado por Chil sólo pudo salir de otro
eódice de Sedeño, donde tal procedencia se atribuyera al deán Ber-mudez,
en vez de hacerlo a Juan Rejón, como pretende falsamente
el Sedeño usual.
'Su carácter de deán de Rubicón consígnanlo todas las fuentes
=&S o menos expresamente, y está asegurado por la Bula de 15 de
mayo de 1488 al trasladarlo a Xálaga 60. Y si el "Matritense" lo
57 Chil: Estudios, 111, pkg. 71 y SS.--4breu, ed. Cioranescu, pág. 207 y nota.
cnii: Estudios, 111, pág. 28.
59 Aroticias, V?S, 14.
60 Chil: Estu&os, IIi, pág. 71.
61 "Matritense", pág. 62, y para el segundo pasaje, pág. 6s.
20 JUAN ALVAEEZ CELGADO
llama "deán de Oviedo", la errata obedece a ignorar su copista esta
voz, que en tal ocasión transcribe así y la otra vez que la cita tiice
inbi~on( = Rubicón) .
A ellos hay que añadir otro dato curioso: Torriani 62 llama al
deán Bermúdez, cuyo carácter religioso parece ignorar (como m0
de los manuscritos de Sedeño, que en vez de "c16rigon consigna
"lego"), "capitán de caballos", noticia coincidente con Viera y Cla-vijo
", que debió disfrutar de una fuente análoga, para decir que
Bermúdez fue "General de la Caballería".
El Dr. Wolfel sostiene, en su estudio luego citado sobre Don
Juan de Frias, que el deán Bermúdez ostenta la capitanía de la a
conquista en representación del obispo, juntamente con Juan N
E Rejón, durante el primer período de 1478-1478, cosa que puede en O
verdad apoyarse en ei testimonio de Sedeño ",quen asegura que n -
=m
la orden regia se dio para que "la conquista la hiciesen ordenando O E
ambos y no el uno sin el otro". Pero durante el segundo período E
2
(1480-1483), bien por disconformidad del obispo con el deán Ber- =E
múdez, que continúa en su cargo de deán de Canarias, pero no 3
regresa a ias Isias, bien por haber cambiado ia situación jurídica -- 0 de la conquista, tras la destitución de Rejón, ni el obispo ni el deán m
E
aparecen en las Capitulaciones con Pedro de Vera y Quintaniila, O
por ejemplo 6s.
n
Ni Alomo de Palencia nos apunta otros informes del deán Ber- -E
a m-Udez. l
n
d) D. J w m de Frias, obispo de Rzcbic& y Camria
(1473-1485).
No hallamos en la obra de Palencia cita alguna del obispo Frías,
ni otros documentos conocidos, fuera de una referencia de Abreu,
62 Torriani, ed. Cioranescu, pág. 133.
6 3 Viera>:N ot?:cia.y;- 1, 15.
64 Sedeño, ed. Darias, pág. 20.-Véanse también Notas de Miguel. Santiago
en Castillo : Descripción histórica.. ., Madrid, 1948, págs. 282-284 y 326.
6 5 Véase Miguel Santiago en Notas a Castillo, op. cit., Madrid, 1948, M-ginas
332-33'6.
70 ANUARIO DE ESTUDIOS iZTLANTIG(PS
falsa como veremos, y la capitulación de conquista que conocieron
Santiago y WGIfel, las males asocian los nombres del cronista y
del obispo.
Pero la segura estancia de Frías en Sevilla durante sus nego-ciaciones
en favor de los gomeros cautivados, y la intervención
destacada de Alonso de Falencia en la corte de los Reyes Católicos
mientras la preparación de la conquista g sus relaciones con el
Cabildo Metropolitano de Sevilla, hacen probable que ambos per-sonajes
se trataran. De labios del obispo pudo oír Alonso de Fa-lencia
las noticias y referencias cobre !as costumbres indígenas,
tema de su perdida crónica; si bien pudo conocerlas también por
los mismos canarios residentes en Sevilla o de boca de otros con-quistadores.
Ciertos indicios permiten fijar el comienzo del obispado de
D. Juan de Frias en 1473, aunque nuestros historiadores y Ortiz
de Ziáñiga 66 fijan el nombramiento y venida a Canarias del obispo
Frías en el año 1479. Porque los documentos publicados por el
Dr. Wolfel en su estudio D. Juan de Frias, e2 gran conquistador
de Gran Candil G í , aseguran que varias veces antes del año 1477
había estado Frías entre los indígenas de la Gomera. Véase en el
texto completo de la Reai Cédula de 18 de octubre de 1477, incorpo-rada
en la de 6 de febrero de 14'78, denuncia del obispo contra los
Herrera-Peraza por el cautiverio de gomeros, en la que se dice
que "Don Juan de Frías, obispo de Ru5icÓn.. . como pastor e prelado
suyo, avía estado muchas veces entre ellos, e que antes que los
traxesen, 41 avía sabido (i salido?) de la dicha Ysla [de la Gomeral ".
Y los cautivos fueron hechos en los comienzos del año 1477, primer
ataque de Hernán Peraza.
Ya Viera y Clavijo (loco citato) señaló que D. Juan de Frías
Lu .a,wLr:~a =o.u..-~.-~c.ua i ual~ o bispo de ñ��bicóii &-ay i a an de San Lúcar, nom-lcrado
el 10 de diciembre de 1470, y no hay noticias seguras del
obispo fray Tomás Serrano, citado por las Sinodales de Cámara y
por Abreu Galindo. Y la noticia de Viera de que D. Juan de Frías
hizo la visita ad li.lrizlna por medio de procurador en 21 de febrero del
-- " Uireu, 11, 14, págs. ti5 y 1~7.-viera y Clavijo: Yoticias, XVI, 24.-0rtiz
de ZÚñiga: AnaZes de Sevilla (ed. 1796), 111, pág. 105.
67 Publicación en "El Canario", núms. 45-48, 1953, pág. 51, y edi-ción
separata anterior a la salida de la Revista.
año 1489 parece indicar que para esta fecha habían pasado y2 diez.
anos del comienzo de s.u episcopado, porque tal visita era obliga-.
toria para los obispos de Canarias sólo cada Caiez años.
Esta fecha inicial del obispado de Ffrías en 1473, es curiosamente
la asignada por el F. Sosa ",aunque al tratar de armonizar este
cronista tal referencia de su fuente veraz con la noticia de la ve--
nida de Frías por la fecha en que Juan Rejón mandó degollar a,.
Pedro del Algaba provoca enormes conf¿isiones cronológicas, las.
mismas que traen las crónicas de Sedeño, "Escudero", "Matriten-se"
y "Eacunense", que hacen contemporáneos iguales sucesos ".
Es posible que el obispo hiciera uno de sus viajes juntamente con. a
Juan Rejón, y que a srr presencia se debiera el destierro del deán N
E y que éste salvara la vida, mientras Algaba era degollado, así coma
O
que por ¿al circunstancia ei obispo jamk permitiera el retorno de
n-=
Bermúdez. Pero ciertamente no era la primera vez que Frías venía m
O
E
como obispo a Canarias. 2E
Conocemos un testamento o escritura de donación del obispo =E
Frías a su Iglesia en 28 de octubre de 1485; y como un mes después. 3
A-.--- tuvo lugar Ira consagración de la Catedral de Las Palmas ::, no es - -
creíble que hubiera muerto para entonces. Pero cierto, había falle- 0m
E
cid0 antes del 25 de enero de 1486, según consta del Breve del Papa O
Inoceíicio VIII, que nombrí, a su sucesor un mes después, el 29 de
rzarzo de 1486, según dejó seaalado Viera ~r Clavijo. n
-E
El examen de los documentos transcritos por Wolfel en sus estu- a
2 dios reseñan la actividad episcopal de D. Juan de Frías en defensa n
de los cautivos gomeros, lo que motiva y explica la manifiesta. 0
hostilidad de Frías a los Herrera-Peraza por sus acciones crueles 3
O
contra los gomeros que consignarnos en El Episodi.o de Ihdia'2-.-
6s Sosa: TopoyrcLfia, ed. 1849, 1, 10, pág. 78; 11, 3 y 4, pág. 124.
69 "Matritense", pág. 69: "vino por septiembre de 1423", pero el capítulo
anterior está referido a 1473 y se trata de un lapsus, pero habla de la llegada:
de Rejón y muerte de Algaba, ocurrida en 1479. Cosas parecidas en "Lacu-nense",
pág. 22; Sedefío, cap. 8, ed. Darias, que pone 1475, pero el c6dice Cer-
+-.. -a--.--- *A"-,. ''m ---- 2 - - . . > 7 --- v n i i L < ; u ~ u i i a l ~ x i1a x 1 ~~ ~~ ~ G U U C I, Up ág. SS.
70 "El Museo Canario", núm. 4, 1934, pág. 64, y Miguel Santiago, 1948,.
op. cit., págs. 471 y 482-486.
71 Viera: A-oticias, XVI, 24; XVII, 2.-Miguel Santiago, op. cit., pág. 486-
í 2 APTC4RIO DE ESTCDIOSA TL.Z';TICOS, niirn. 3, 1959, pág. 274. '
72 AXU-42210 DE ESTUDIOS ATLANTTCOS
ALOXSO DE FALENCIA (1423-1492) Y LA HISTORIA DE CANARIAS 2%
Pero hoy no nos parece tan cierta la afabilidad y afecto, que
consignarnos allí mismo, del obispo Frías hacia Rejón, para la que
nos apoyamos en un texto de Abreu que vamos a comentar, y ahora
consideramos interpelado y falso.
En efecto, el texto conocido de Abreu Galindo 73 pone en boca
del obispo Frías las siguientes exhortaciones para que Pedro del
klgaba y el deán Bermúdez acepten la capitanía y colaboración
de Juan Rejón : "El obispo respondió que no traen otras cartas ni
provisiones, sino 10s capítulos y cartas que tienen mostradas, fir-madas
de Diego de Merlo, asistente de Sevilla, y de Alonso de Pa-lencia,
20s cuales . . . no se atreverían a nombrarse comisarios si na
10 fueran y tuvieran poder para ello de sus Altezas".
Pero el citado capítulo de Abreu Galindo nos parece hoy una
total interpnlstdh del cepista c?e ,hr e i i en 1622 (mejcr G U ~m &
interpretación del autor mismo) y Unico texto hoy coliocido de
Abreu Galindo, por los siguientes datos.
Todas las demás crónicasT4, incluso la únicz cita de Torriani
que sigue fuente análoga a Abreu, dicen que el obispo D. Juan de
Frías llegó a Gran Canaria después de muerto Pedro del Algaba
y j7a desterrado el deán Bermúdez. Por otra parte, el texto de Abreu
seilalr. que en ese supuesto primer retorno de Rejón, fue traído a
Izs Islas por Hernández Cabrón, que se marcha tras la operación
de Tirajana, ocurrida en agosto de 1479. Pero según Abreu mismo,
el 3 de mayo de 1479 Juan Rejón prendió en misa a Pedro de1 Al-gaba
y lo mandó degollar. Ya Sede60 dice que Hernández Cabrón
había venido después de muerto Pedro del Algaba, y los documexi-tos
conocidos hablan de que Hernández Cabrón toma parte en una
iguala para la conquista de Gran Canaria con Pedro de Vera en
1480, por lo que su viaje no es contemporáneo de la presencia de
Algaba y venida de Rejón, sino muy posterior.
Por último, las otras cuatro crónicas y el P. Sosa sblo conocen
m viaje de Rejón a CastiHa, a cuyo regreso primero mandó dego-llar
a Pedro del Algaba. =bese por tanto rechazar este viaje inter-
73 Abreu, 11, 14. págs. 196-199; lo transmito en pág. 198.
74 "Lacunense", cap. 13, pág. 22.-"Matritense", cap. 12, pag. 69.-"Escu-dero",
ed. Darias, cap. 9, Pág. 33.-Sedeño, cap. 8, pAg. 27.-Torriani, ed. Ciora-nescu,
cap. 45, pág. 135.-Sosa, ed. 1849, 1, 10, pág. 78.
-24 JUAN ALVAREZ DZLG.ADO
medio con la intervención de Frias; la presencia del obispo no him
volver a Rejón, como pretenCie K~breu, ni le impidib tornar ven-
,,ganza de su compañero y amigo Algaba y desterrar a su viejo co-laborador
el deán Bermúdez.
El viaje de 1479 es uno de 10s muchos que el obispo Frías hizo
entre el a60 1473, fecha probable de su nombramiento, y el año 1485,
en que murió.
E Recoge Palencia en sus Décadas y en las Guerras de Granadw O
aigunas noticias sueitas reiativas a las Canarias, pero antes da- n
=m
remos idea sobre el particular de algunas obras suyas perdidas. O E
E
2
a) Cdnica de la conquista de Gran Canaria.
En sus A d k e s a IvIuñoz Romero 727 después de una &ón.ica
de Argiiello conocida de nuestros textos, aunque perdida hoy, y
sobre datos de un Catálogo de los manuscritos anteriores al año
16Q0, impreso en Madrid í G , por D. Josef Collado, D. Fermin Ca-ballero
cita textualmente lo siguiente :
"Cmquista de Canaria (sic!) por Alonso de Palencia.-Ms. de
la misma colecci6n y en el propio catálogo de Don Josef Collado."
No encontramos referencia parecida en texto alguno. Mas el
Dr. W61felí7 decía en 1953 lo siguiente: "Alonso de Palencia, del
Can& de Inl: Reyes y "'1 se~retariq fue ^rcogiC-n pam hacer la
capitulación sobre la conquista [se refiere a la isla de Gran Canaria
nada más, al venir Rejón en 14781, y él la hizo con el obispo. Como
este interesante personaje fue cronista de los Reyes, no cabe duda
75 Apud "Revista de Archivos, Bibliotecas y Nuseos", 1897, pág. 298.
76 NOS dicen que se publicó tal Catálogo en la "Gaceta de Madrid", junio de
1804, que no hemos podido ver. Biblioteca Nacional de Madrid, R. 11693-1.
77 Estudio sobre D. Juan de Frías en "El Museo Canario", núms. 45-48,
1953, pág. 4.
74 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLdNTICOS
ALONSO DE PALENCIA (1423-1492) Y LA HISTORIA DE CANARIAS 25
de que tuvo que escribir una crónica de la emprwa. iOjalá la tu-viéramos!.
. . Nadie mejor que él pudo escribir una historia verda-dera
de la incorporación de la isla de Gran Canaria a la Corona.. .
y . . . dice que había escrito una relación sobre la falsa religión y
costumbres de los Canarios. ;Quiera Dios que algún día la encon-tremos!
"
Pero contra esta sospecha del Dr. Wdfel está el hecho mismo
de que Alonso de Palencia en 1493 no cita entre sus obras escritas
e inkditas esta C ~ h i c ade la comquista, acabada siete años antes,
al recordar su citado libro de las 'kostumbres" de los canarios.
Y si no imposible, al menos harto difícil es que, además de ter-minar
el Opus Synonymorum y hacer las versiones de Plutarco y
Josefo, Alonso de Palencia en poco más de un año (desde 1490,
fechr, & si2 giY";vesd ~ G g & d ~ g i n ~ , Q. riayz= de 1492, de
muerte) escribiera también la apuntada crónica. Parece más pro-bable
que su libro de las Co~tumbres y ffdw Eeligwnes de bs
Camw%s tuviera algún capítulo inicial sobre la conquista, como
hacen Bernáldez, Gómara y las Crónicas de Sedeño y "Escudero",
lo cual motivaría la simplificación de su título en la pluma del
catalogador, que venía reseñando otras "Crónicas de la conquista"
de las Islas Canarias.
Mas quien desee seguir pensando que Alonso de Palencia escri-bió,
aparte de las Costumbres, una "i.daci6n de la conquista de
Gran Canaria", en su función de comisario regio de la misma, que
vimos le asignaba Abreu Galindo, puede explicar la ausencia de tal
obra en la lista de escritos de Palencia por tratarse de un docu-mento
de tipo cancilleresco, enviado directamente por Palencia a
los Reyes Católicos. Y esto permite identificar el escrito de Palen-cia.
mn aqi-iella fa-mma cr&Y!i&pnn. ~J nf&, l e n p p~r eferid& siempre
en sus obras por Alunso de Palencia, que cita Millares Torres 78 con
las siguientes palabras: "Otro libro en latín, escrito de mano, en
papel de a cuarto, encuadernado en tabla, intitulado : Tratado sobre
la conquista de las Islas de Camar$a, cuyo autor se desconoce".
B t e dato lo tomó Millares a la "Relación de los libros que se
78 A. Millares Torres: Historia General de Zas Islas Canarias, 1881, 1, pá-gina
95.
llevaron al Escorial, procedentes de la Capilla ReaI de Granada",
donde pudo ir a parar el escrito enviado por Falencia a los Reyes
Católicos, empeñados en el decenio posterior a la conquista de Gran
Canaria (1484-1484) tanto en la conquista de Granada y otras pla-zas
andaluzas como en resolver las incidencias de las quejas gran-cünarias
contra Pedro de Vera y decidir la conquista de Tenerife
y La Palma.
b) Libro de las Costu.mb.i.es C?P iOs Canarios.
El propio AIonso de Palencia da en su U'izivemd Vocabdtcrio
el siguiente título completo de esta obra: De las cos t~mb~ee sfa í-sw
relgisnes, poz4 ciepstom rawillosecs, de los @a'~m-io@s e wwr.a%
lLt3y^s& - Lw~í"t"&"I~h.
No la citan ni Mxioz Romero en su Diccionario, ni Fermín Ca-balñero
en sus citsidas Adiciones al mismo.
De ella tuvo noticia fray Bartolomé de las Casas (1470-15661,
que la da por inkdita y desconocida con estas palabras "Alonsa
de Palencia, coronista, en el fin de su Universal Tjocabdario en
l a k y en romance hace mención que escribi6 las CoshnE~esy
falsas religiones maravilbsas de bs canarios, pero no parece que
han salido a luz, como otras obras suyas de que allí hace mención".
Y el P. las Casas corregía su Historia de la8 Indim en Sevilla al
mediar el siglo XVI.
El título arriba copiado puede indicar que la obra de Paleiicia
era análoga, por su contenido, a las breves notas que conocernos
hoy dadas por Thámara, Bernáldez o Marineo Sículo. La expresión
de Palencia ''falsas religiones por cierto maravillosas" puede por
eiio mismo referirse a ios ritos o costumbres reiigiosds y sociales
señaladas por estos autores : adoración a Dios en los montes, derra-mar
Ieche en actos de culto, bailes y ritos de lluvia, tratar con e1
79 Menéndez Pelayo: Biblioteca, cit., IV, pág. 20.-Pzz y Melia. o. c., pá-gina
X-XV.
80 Fray Bartolomé de las Casas: Historia, de las Indias, lib. 1, cap. 21;
apud Biblioteca de Autores Espaíioles de Rivadeneyra, edición de 1957, t. XCV,
pZg. 53.
ALOXSO 3E PAmCIA (1423-1492) Y LA HISTORIA DE CAXARWS 2'7
demonio, etc., que recuerdan los indicados textos; pero también
a las prácticas supersticiosas aludidas en disposiciones sevillanas
.que conocemos. Así la Cédula de 1485 en que los Reyes Católicos
dan orden al alcalde mayor de Sevilla para que evite que los cana-rios
allí residentes "sigan juntándose en las casas que les seña-laron,
haciendo los actos e comunidades e gentilidad que solían".
Ekto parece muy probable en un renacentista como Alonso de
Palencia, que no ignora que el latín rezigio vale casi siempre "su-perstición".
Pero a igual idea alude Palencia en un pasaje que luego
citamos.
Desgraciadamente todo esto no nos suple la falta de la obra de
Alonso de Palencia, cuya pérdida siempre deploraremos, por las
noticias canarias de primera mano que suministraría y por ser la
primera información castellana del costumbrismo indígena de Grm
v a r a a l ~a.
C) Textos de f a2ei~ci.a sobre Zas Isíus Cumrias.
Sobre el año 1476 dice en sus Décadas Palencia:
"Así, en otro tiempo, no se atrevían los Andaluces a navegar
libremente por los mares de Canarias, sin contar antes con la aquies-cencia
de los prtugueses, pues siempre que a los nobles se les
antojaba visitarlas, los andaluces, por temor a su ánimo esforzado.
apenas se atrevían a defender la antigua posesión de las Islas, y a
presentar en forma suplicante ante el Rey de Portugal su dere-cho;
y tenían a gran dicha recibir alguna respuesta moderada, o
que los marineros de aquella nación les permitieran pescar en las
costas africanas."
Este texto recuerda la embajada de Atabe y la intervención de
Diego de Silva en Canarias, como otros episodios de esta lucha
entre andaluces y portugueses
81 WNfel: Juun de Frias, cit., pág. XIII.
52 Palencia: C~ónicad e Enrique ZV (Decadas), ed. Paz y Xelia, torno IV,
phg. 239.
53 Serra Ráfols: Portz~gzceses, cit., págs. 32 y 33, etc.
Vuelve al problema de los portugueses en e1 mismo afio 1476 84 :
"Luego, en el coImo de Ia soberbia, trataron [los portuguesesl
de apoderarse de las Canarias, propias de la Corona de Castilla por
indiscutible derecho, y cuatro de ellas de particulares por merced
real De todas silertes, el antiguo señorío y el primitivo tenor de
los documentos así lo prescriben y la posesión lo confirma. En lo
espiritual dependen de la diócesis de Sevilla, de modo que su obispo
es sufragáneo de la diócesis hispalense.
"Hasta cuatro tentativas diferentes hicieron los portugueses s6
para perturbar a 10s nuestros en la posesión de las Islas, y aián
perdura tan grave trastorno, puesto que tres de eIlas, Ias m& im- z
prtantes por el número de indígenas y las más riczs por la fera- N
E
cidad de su suelo, no profesm la religibn cristiana, viven entre- O
gadas a ritos supersticiosos " y feroces, y se a obedecer n-- m
O los preceptos del catolicismo. E
E
"Para poner coto a estczs insolencias y crueldades de los portu- 2
E
gueses, el rey Don Fernando envió una fuerte armada de andaluces
-
con orden de quebrantar su audaz soberbia y abatir el orgullo que 3
-
les habían infundido las riquezc?~d e Guinea. Aleaes obedecieron -
0
m
los andal~cesy , mientras en el puerto de Sevilla se preparaba una E
O
armada de 36 naves, algunos pescadores de Palos.. . se reunieron
con otros rnamnos del Puerto y en dos carabelas arribaron a las n
-E
costas más próximas de Guinea" SS. a
2
n
n
n
54 Palencia: Crónica, cit., t. IV, pág. 128.
8: Este detalle apunta a una fecha en que ya estuviera negociado el con- o
venio con Herrera, recabando para la Corona las tres Tslas mayores. La argu-mentación
recuerda la del obispo Cartagena en 1436, y esos "documen¿os"
deben ser los de la "Información de 1476".
86 Palencia debe conocer la de 1425 (embajada de D. Alonso de Cartage-na),
la de 1446 de Alvaro Dornellas, la de 1050-1453 de que se quejó Juan II
de Castilla en embajada de Atabe y la de 1468 de Diego de Silva, por lo menos.
87 Aqui está apuntado lo de "falsas religiones" de su perdido libro.
-s-c C-rr., Dócrilo oi i~*s,rr: AbWLVLU U= l U J V , y se ve cm c ~ á x atr~ie rti, en S= c i t a d~tr atado
Los Portzcgueses (pág. 37), la acción decisiva de la amenaza castellana a Gul-nea
como clave del desembargo final del Infante en Canarias.
78 ANUARIO DE ESTUDIOS BTLAN,rICOS
ALOSSO DE FALENCIA (1423-1492) Y L.4 HISTORIA DE CAXARI.49 28.
En Ias Guerras de Grmslda S9 alude a un refuerzo de tropas en-viado
a Gran Canaria en el primer trimestre de 1482:
"Los Reyes, persuadidos de antemano por ei &istente Merb
de que el complemento de fácil ocupación de Alhama sería el ataque
de Loja, procuraron hacer triunfar esta opinión. Mientras se pre-paraba
lo necesario, enviaron a Canarias [sic!] refuerzos de tro-pas
y provisiones, a fin de dar feliz remate a la conquista empezada
con tanto esfuerzo y tantos gastos, y desenmascarar los ardides 6e
algunos intrigantes corregidores."
Antes de estas palabras AIonso de Falencia viene hablando de
hechos ocurridos entre el 23 de marzo y el 29 de abril de 1482, y
luego cita el aborto de la Reina Católica en junio de ese mismo año.
EI envío de las tropas pede ser anterior o simultáneo a las expre-sad=
fechas, pero en modo algmo posterior al mes de abril.
Pero la última frase nos parece aludir claramente a 12 sanción
impuesta a Hernkn Feraza, responsable de la muerte de Juan Rejón,
que por ese tiempo debió regresar a Gran Canaria para intervenir
en su conqirista por mandato de Ios Reyes Católicoseo. Pues por
mayo del mismo año 1482 debió ser cautivado el Guanarteme y
enviado a Castilla, justamente un año antes de Ia rendición defi-nitiva
iie 12 Isia el 29 de abril de 1483, pocos dias despuks de un
fenheno astronómico citado por varias de nuestras fuentes: el
eclipse ocurrido ciertamente el 7 de abril de 1483.
63 A. de Palencia: Guerra de Gra&a, ed. Faz g Mella. Madrid, 1909, pá-gina
38.
90 Abreu, eá. Cioranescu, $gs. 223 y 234.-Diego de Vaiera, ed. Har-disson,
Fmztes Rerum Canaria~um,11 , pág. 8.