C I E N C I A S
LAS "CALDERAS" DE GRAN CANARIA
P O R
La palabra "Caldera", aplicada para designar determinadas
formas del relieve volcánico, ha sido quizá, como se desprende de
los escritos de Hans Reck, uno de los términos que más vicisitudes
ha sufrido en su empleo y significación, y fué precisamente en las
Islas Canarias donde se usó por primera vez para denotar ciertas
depresiones naturales del terreno muy abundantes en cualquiera
de las islas del Archipiélago, si bien primitivamente se aplicó a di-chos
accidentes topográficos con independencia de la forma y del
tamaño que tuvieran, y desde luego sin parar mientes en la diver-uo;
IAunaAu uAr=\ lJnacn. nn..ooc. -r.n r\irA;nrinn hnb*.lnnn r i a i n o A n bauman Y U Y~UU IULVII IILI~WULLVU V L A ~ L A A U U V .
Son, en efecto, innumerables los ejemplos que de ello se encuen-tran
en la toponimia isleña, desde la famosa Caldera de Taburiente
de la isla de La Palma o la tan conocida Caldera de Bandama de
Gran Canaria, de la que nos ocuparemos con detalle más adelante,
Lrn.-.Cn ntnnn rv.nmno nnmL.r*.nAoci tolnn nnmn l n n P n l & x * . o ~ Rlanoa~ ¡-'al- uanCa VLL an JLL=JLVL~ IIVIIIUL ~ULLU, ~ L L I ~UVULL LV AUU UY IU~ ~ - ---
derón Hondo, o Calderita Roja de Fuerteventura, o la Caldera del
Cuchillo, la de la Vieja, o la de Chozas en Lanzarote, y otras mu-chas
más cuya lista constituiría una larga serie de laboriosa enu-meración.
Núm. 5 (1959) 9.
2 FEDERICO MACAU VILAR
De este argot canario tomó hace ya más de un siglo la palabra
CaZdera el geólogo alemán von Buch, incorporándola por primera
vez al vocabulario geológico científico, al emplearla sin traducir,
en las descripciones que hizo de la ya mencionada Caldera de Ta-buriente
de la isla de La Palma.
Desde von Buch hasta la fecha se ha continuado empleado siem-pre
directamente en su forma española "Caldera" en todos los idio-mas
actuales, tanto en los de origen latino como en los anglosajo-nes,
aunque muchas veces aplicándose indistintamente a muchas
formas topográficas negativas del paisaje volcánico más o menos
relacionadas con fenómenos de este tipo, lo que ha producido cierto
confusionismo acerca de su correcta significación.
Algunos vulcanólogos, como Sandberg, la emplean indistinta-
---J.- ---- 2--: ---- 1- --:-- -- ',-- --1J---- ----- L- J:-L-- ---- IIPXL~: p 1a ueslpar ~u rrllsrriu las caluer-as pruplaliien~t:u lcrias y ut:
para ciertos cráteres, siendo para ellos solamente el factor tamaño
el que decide su clasificación como tal. Otros, siguiendo a Escher, la
emplean sólo cuando las paredes interiores de la depresión corres-pondiente
son casi verticales y su diámetro además es relativa-
-~- ~- -l-Le- r-pl e-~ q-e .u. e- ño.
Posteriormente a estos autores citados se definieron sobre este
asunto dos tendencias distintas: una que aplicaba el término Caí-dera
sólo a las depresiones originadas por la acción activa de
un vulcanismo explosivo, y otra que lo reservaba para las depre-siones
causadas por fenómenos volcánicos pasivos, llamando cal-dera
únicamente a los hundimientos naturales verificados sin ma-nifestación
volcánica externa; es decir, para los primeros sólo exis-tían
las "calderas de explosión", y para los segundos, sólo las "cal-
'deras de hundimiento".
Según el diccionario geológico de don Pedro de Novo, una cal-
.dera es un "Valle redondeado de la forma que indica su nombre
y que abunda en los países volcánicos como debido a denudación
de un antiguo cráter" ; pero tampoco esta definición, como veremos
a continuación, conviene con exactitud a todas las formas topográ-ficas
del relieve volcánico a los que modernamente se aplica esta
'denominación.
A lo largo de las numerosas publicaciones y de los más o menos
voluminosos textos escritos sobre vulcanología se han propuesto
10 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTIGOS
L4S "CALDERAS" DE GRAN CANARIA 3
muchas y variadas clasificaciones y definiciones de estos acciden-tes
volcánicos, en los que aparece el nombre de Caldera con muy
diversos significados; por todo ello, y para procurar centrar un
poco las ideas en lo posible, antes de proceder a la descripción de
algunas de las principales calderas de Gran Canaria, creemos opor-tuno
fijar previamente el sentido completo y exacto que vamos a
dar en lo sucesivo a esta palabra, teniendo en cuenta para ello las
consideraciones. que hace Reck a este respecto.
Según este geólogo, las calderas resultan del cambio de forma
o de volumen de la cámara subterránea del magma, a diferencia
de los cráteres, que son el resultado de la salida de este magma
arrojado al exterior; así pues, mientras éstos ,dan lugar, por regla
general, en su conjunto, a formas positivas del relieve, aquhllas
producen siempre formas negativas en ei mismo.
Los cráteres, además, corresponden a una fase activa o de cre-cimiento
de la actividad volcánica externa, mientras que las cal-deras
corresponden a un período de decadencia de la misma, aun
cuando su formación puede estar eventualmente relacionada con
alguna renovación, la mayoría de las veces esporádica, de dicha
actividad.
Por otra parte, la estructura externa de una caldera suele ser
en principio siempre circular o casi circular, y casi nunca o muy
pocas veces su presencia está relacionada con la de algún cuello
o chimenea volcánica, al revés de los cráteres, en los que no falta
nunca este elemento.
Teniendo en cuenta todas estas circunstancias y los diversos
criterios de los geólogos que se han ocupado de estos extremos,
se han dado, como ya hemos indicado, muchas clasificaciones para
agrupar los diversos tipos de calderas que se han ido localizando
a lo largo de las diversas zonas volcánicas de nuestro planeta, in-cluyendo
a menudo en muchas de ellas ciertas formas negativas
del relieve que no son propiamente tales calderas. Hay clasifica-ciones
hechas por Dely. Reck, Tanakadate, Van Bemmelen, Wal-ker,
Williams, etc., etc., de todas las cuales es la del citado en ú1-
timo lugar la que nos parece más completa y a ella nos referiremos
a continuación en el desarrollo del presente trabajo, al ir clasifi-cando
las calderas que en el mismo vamos a describir.
4 FEDERICO MACAU VILAR
Según Hmell Williams (Calderas and their Origin. University
of California), "se llaman calderas a ,las grandes depresiones vol-cánicas
de forma más o menos circular o en herradura, producidas
por hundimiento, independientemente de la inclinación que tengan
las paredes y de la forma del fondo, y cuyo diámetro es en todo
caso mucho mayor que el de la chimenea o chimeneas que even-tualmente
pueden contener en su interior", pudiéndose agrupar
de acuerdo con la siguiente clasificación:
1.-Calderas de explosión.
11.-Calderas de hundimiento.
111.-Calderas de erosión.
1V.-Fosas tectónico-volcánicas.
V.-Grietas o fisuras volcánicase
VI.-Grandes depresiones tectónico-volcánicas.
-
E
Siguiendo al mismo autor, las calderas de explosión (grupo 1) E
2
son por lo general relativamente pequeñas, pueden presentarse E
aisladas (tipo Bandai-san, Japón) o agrupadas (tipo Tarawera,
Nueva Blanda) y se originan por el hundimiento provocado por
las grandes explosiones ocurridas a la salida de los embudos vol- -
0m
E
cánicos, al producirse con este régimen explosivo un rápido va- O
ciado de la cámara de magma. Este tipo de caldera suele ser poco
frecuente. n
-E
Las calderas de hundimiento (grupo 11) se producen por la reti- a
rada .del soporte magmático a una mayor profundidad o también n
ocasionalmente por la disolución interna de la parte inferior de
las chimeneas volcánicas. Dentro de este grupo el mismo autor 3
O
establece varios tipos, resultantes del distinto proceso de retirada,
o disminución del volumen magmático, tales como el tipo Krakatoa,
tipo Slauea, tipo Katmai, etc., etc.
Las calderas de erosión (grupo 111) se desarrollan a partir de
cualquiera de los otros dos tipos anteriores, que por efecto de la
erosión llegan a transformarse en enormes anfiteatros naturales
(Caldera de Papenoo, Tahiti). a
Las fosas volcánicas (grupo IV) son depresiones irregulares .
del terreno, con paredes más o menos verticales, originadas por
movimientos corticales de origen volcánico (Haleakala, Somma ... ) .
12 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Las grietas volcánicas (grupo V) son depresiones alargadas que
aparecen en la superficie del terreno, debidas principalmente a mo-vimientos
de componente horizontal (Tengger) .
Finalmente, las grandes depresiones volcánico-tectónicas (gru-po
VI) son extensas zonas de subsidencia producidas por un com-plejo
sistema de grietas y fisuras corticales que interesan una gran
superficie y que suelen desarrollarse a partir de un punto o foco
central (Barisan Rif t, Sumatra).
Los dos primeros tipos producen depresiones cerradas de forma
más o menos circular o elíptica, mientras que los del tercer grupo
suelen tener casi siempre forma de herradura, presentando por SU
parte superior una cuenca de recepción ensanchada y práctica-
=ente cerrudu. eri todo su perlm~trom~e nos por el estrechamiento
final de los brazos de la herradura, por cuya abertura circulan las
aguas que arrastran consigo los productos y detritus erosionados
de las paredes de la caldera, evacuándolos del interior de la mis-ma,
desarrollándose un proceso erosivo que paulatinamente va
agraiidznclu, y a. mer?i?Uo U&-ando, la pimitiva depresión de
origen volcánico.
CALDERAS CANARIAS TIPO. LAS CANADASY TABURIENTE.
Existen en el Archipiélago Canario calderas de todos los tipos,
y algunas de ellas, como la del Gran Circo de las Cañadas en la
isla de Tenerife y la de Taburiente en la de La Palma, universal-miite
conocidas, siempre haz !!mxdo la atención tanto -por su
interés científico como por las espectaculares dimensiones e in-cluso
por la imponente belleza de su paisaje, y han sido descritas
y estudiadas con todo detalle y en diversas épocas por varios auto-res
de diferentes nacionalidades y procedencias.
Con ei único fin de poner al ~6fiiioda~lc ance de! lector ii ter-mino
de comparación a que referir las que vamos a describir de la
isla de Gran Canaria, hacemos a continuación una rápida y somera
referencia a estas dos que acabamos de citar, aunque estén empla-zadas
en otras Islas.
Fig. 1.-Sección transversal de la isla de Tenerife por el Teide, con indicación de la posible situación y altura del Pre-Teide.
LAS "CALDERAS" DE GRAN CANARIA
Las Cañcüiaa
El Circo de Las Cañadas es una gran caldera de hundimiento,
de forma elíptica cuyos ejes principales miden aproximadamente
unos 16 y 12 Km. respectivamente, lo que da una superíicie del
orden de los 125 Km. cuadrados y un perímetro de unos 36 Km,
Ocupa gran parte de la zona central de Tenerife; sus bordes exte-riores
están a una altura media de unos 2.300 m. sobre el nivel
del mar; el punto más bajo de su interior está aproximadamente
a la cota 2.000 y el hundimiento que la originó es estimado por
algunos autores (Hausen: Contribution to the Geobgy of Tsne-rife)
de unos 1.000 a 1.500 m., pudiéndose calcular el total de la
masa hundida en unos 375.0W.OOUO.OOÜ ue toneiadas.
Antes de la formación de esta caldera existió encima de ella
un imponente cono volcánico que podríamos llamar el Pre-Teide
que, a juzgar por la inclinación actual de sus antiguas laderas for-madas
por los productos que arrojó por su cráter primitivo, debió '
alcanzar una altura de unos 4.500 a 5.000 m. sobre el nivel del
mar (fig. 1).
Las lavas del Pre-Teide formaban, pues, un imponente cono
de materiales fonoliticos, surcado radialmente por una serie de
barrancos que erosionaron profundamente sus empinadas laderas,
encajándose en ellas, y que arrastraron hacia el mar una buena
parte de los materiales arrojados durante los anteriores períodos
de actividad volcánica.
Aquí, como en el resto de las Islas, en las abundantes discor-dancias
qlüe se pmxntan e:: !=u depkitcs de !os rrizteriaks pirn-elásticos
y en las diversas corrientes lávicas, quedan patentes
las huellas de esta lucha continua entre la erosión que iba reba-jando
las siluetas isleñas y la actividad volcánica que volvía una
vez más a rellenar los barrancos y a elevar más y más su relieve ~--u-i -~l..ni ..unnc v a nanr y.rurnrC bnaru.;riru.lunec u .
En uno de estos períodos de intensa actividad volcánica, du-rante
el cual fueron arrojados al exterior por el Pre-Teide enor-mes
cantidades de lavas, cenizas y barros volcánicos, se produciría.
sin duda un rápido vaciado de la cámara de magma, cuya bóveda
Núm. 5 (1959) 15
8 FEDERICO MACAU VILAR
superior, incapaz de soportar el peso de todo el aparato volcánico
externo, que, como hemos dicho, alcanzaría probablemente los
5.000 m. de altura sobre el nivel del. mar, se vino abajo, producién-dose
el gran hundimiento que dió lugar a la caldera, o Circo, de
Las Cañadas.
Después de este hundimiento posiblemente se formó en el inte-rior
de la misma un gran lago qw reemplazó a la cúspide de la Isla,
cuyo relieve quedó reducido próximamente a la mitad del que había
llegado a alcanzar.
Más tarde volvieron a entrar en acción las fuerzas endógenm
del vulcanismo y en su interior aparecieron otros volcanes cuyas
bocas continuaron arrojando nuevos materiales que en erupciones
sucesivas rellenaron en gran parte el fondo primitivo de la caldera
y formaron además en su interior nuevos conos volcánicos, como
el Pico Viejo y el Teide principalmente, que han llegado a alcanzar
los 3.010 y 3.718 m. de altura respectivamente, con una masa total
de unos 130.000.000.0QO de toneladas, que viene a ser algo más de
1/3 de lo que debió hundirse al formarse la caldera.
El Circo de Las Cañadas es, pues, una gran caldera de hundi-miento
que, por sus mismas grandes dimensiones, englobó en su
interior la chimenea del volcán primitivo, por lo que, al reanudarse
la actividad volcánica por los mismos caminos antiguos, han vuel-to
a salir por el mismo sitio los materiales que han dado lugar a la
formación de los jóvenes conos que existen hoy en su interior.
En la figura 1 presentamos gráficamente el resultado y estado
actual de todo este proceso.
Taburiente.
La caldera de Taburiente de la isla de -palma es una de las
depresiones volcánicas mayores del mundo ; tiene la forma clásica
de herradura, saliendo sus brazos tangentes a una circunferencia
de unos 7 Km. de diámetro, y la mayor dimensión desde el borde
inferior de esta circunferencia hasta el extremo de los brazos, casi
hasta la línea de la costa, es de unos 15 Km. Entre estos brazos,
por una profunda hendidura, discurre el llamado Barranco de las
16 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LAS "CALDERAS" DE GRAN CANARIA 9
o 1 t a 4 5 O l o ~ O c m .
ESCALA E R ~ U
Fig. 2.-Mapa topográfico de la isla de La Palma. La línea de trazos indica el
limite superior de la Caldera de Taburiente.
FEDERICO MACAU VILAR
Angustias, por el que circulan las aguas de los diversos manan-tiales
y arroyos que nacen en el interior de la caldera.
El centro de la parte circular se encuentra a unos 900 m. sobre
el nivel del mar y está rodeado por una serie de picos, tales como
el de Las Moradas, de 2.028 m.; la Cumbre de los Andenes, con
alturas de 2.428 y 2.366 m.; el Pico de la Cruz, de 2.351 m.; el Pico-de
la Nieve, que sobrepasa los 2.000 m., y el Pico Bajanas, en la
Cumbrecita, de 1.893 m. Sus acantiladas paredes presentan, por
tanto, un brusco escarpado de casi los 1.500 m. de altura, en el que
ha quedado al descubierto toda la geología del núcleo de la Isla,
formado por antiquísimas rocas muy alteradas de la familia de
las diabasas, cubierto por otras capas de lavas basálticas (traqui- a
doleritas), sobre las que se apoyan sucesivas coladas de materiales c.
E
m&s mü&rnüs y taatOIl l&b fr2acOs, a -pmc-u.-a- r Au-T . c1 un bn.u.ea1r un-n hVUaILn O
ido asimismo desmoronando al faltarles el apoyo de las rocas sub- - -- m
yacentes, más deleznables por su avanzado estado de alteración; O
E
y, conjuntamente, ampliándose cada vez más el perímetro de la E
2
E depresión, han sido arrastrados hacia el mar por la constante S.
acción de ias aguas que por ia misma pendiente 4s tm dxüptos 2
acantilados descienden con agresiva velocidad. - -
0
m
La Caldera de Taburiente es un clásico ejemplo de caldera de E
erosión, desarrollada posiblemente a partir de una primitiva cal- O
dera de explosión de dimensiones mucho más reducidas. La masa -
E hundida al formarse la caldera pudo ser del orden de los -
a
1.500.000.000 de toneladas. En opinión de los modernos vulcanó- 2 -
logos, las calderas de explosión propiamente dichas raramente pro- --
ducen depresiones de más de 2 ó 3 Km. de diámetro; por otra parte, 5
O resulta evidente que la forma y dimensiones actuales de esta cal-dera
han sido alcanzadas gracias a ia intensa acción erosiva de
las aguas que por el citado Barranco de las Angustias se han lle-vado
hacia el mar una masa de rocas convertidas en escombros
que estimamos puede haber sido del orden de 98.500.000.000 de to-neladas.
Basta contemplar un mapa en relieve o con las curvas de nivel
dibujadas de la isla de La Palma (fig. 2) para darse cuenta de las
dimensiones alcanzadas por esta caldera, que constituye un fabu-loso
abismo abierto en el mismo centro de la Isla.
18 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LAS "CALDERAS" DE GRAN CANARIA
Caldera de Bandama.
La Caldera de Bandama está situada a pocos kilómetros al Sur
de Las Palmas y es seguramente uno de los parajes más visitados
y admirados de esta hermosa Isla que tan numerosos puntos de
interés tiene para mostrar, lo mismo al inquieto investigador cien-tífico
que al simple turista curioso.
e La forma de su borde superior (fig. 3) es ligeramente elíptica,
con un eje mayor de 1.040 m. de longitud por 863 m. para su conjÚS
gado, medidos a la cota 380 m. sobre el nivel del mar, que es la que
cierra perfectamente su borde superior y que tiene casi 3 Km. de
perímetro. Por encima de esta cota quedan otras elevaciones dis-continuas
que alcanzan los 420 m. por el N. E. y los 450 m. por
el S. E. EZ fondo de la caldera está a unos 200 m. sobre el nivel
del mar, con lo que el mayor desnivel que presenta es del orden
de los 250 m. La masa hundida puede estimarse aproximadamente
en unos 830.000.000 de toneladas, que representan poco más de
unas 2 milésimas del hundimiento que se produjo en el Circo de las
Cañadas.
El fondo de la caldera, relativamente llano, está hoy dia ocu-pado
por tierras de labor y tiene un diámetro variable que oscila
entre los 200 y los 300 m.
En dirección N. O., adosada a sus paredes, se encuentra la mon-taña
de Bandama (2) (en las figuras 3 y 4), que es un cono casi
perfecto de escorias basálticas que llega hasta los 565 m. de altura,
en cuya vertiente también N. 0. está la hendidura (3) formada por
la boca del cráter del que salió en tiempos geológicos relativamen-te
modernos todo el material basáltico que cubre la parte N. y N. E.
de esta zona de subsuelo fonolitico que asoma más al N. E. (4).
Por el O. de la caldera se extiende el llano de la Atalaya (5),
que aunque está cubierto en parte por el lápilli arrojado por el vol-cán
de la montaña de Bandama, su subsuelo está también formado
por una base rocosa de la familia de los fonolitas. Por el Sur el
borde de la caldera desciende con rápida pendiente (6) hasta el
Núm. 5 (1959) 19
Fig. 3.-Mapa topográfico de la zona de la Caldera de Bandama.
20 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Fig. 4.-Vista nPwn do la zona de la Caldera de Eandama.
cauce del Barranco de las Goteras; y por el E., aunque con pen-dientes
más suaves, el relieve sigue también descendiendo, for-mando
la Hoya de Mondalón.
Las paredes de la caldera están formadas por rocas sálicas
porfiricas y fonoliticas.
Ha sido, y es todavía, muy discutido el origen y la edad relativa
de esta caldera. En un principio el geólogo alemán Leopold von
Buch la consideró como un cráter de explosión, opinión que aún
hoy día comparten otros geólogos que la han visitado y estudiado.
El profesor Hans Hausen, de Helsinki, atribuye su origen a una
serie de grandes y repentinas explosiones ocurridas a gran pro-fundidad
y supone que su formación es anterior a la aparición del
cono volcánico adyacente que lleva el mismo nombre de la montaña.
Sin exiba-gü, eii nuestra opinión, esta caldera se formó por el
hundimiento de la bóveda de la cámara de magma vaciada antes
lateralmente a través del volcán citado que quedó adosado a la
misma. Si la caldera hubiera sido anterior al volcán, posiblemente
se hubiera rellenado casi por completo con los materiales arrojados
por &te; la i-eiaiiva poca cantidad que de los mismos se encuentran
actualmente en su fondo proceden simplemente de la capa super-ficial
extendida sobre el primitivo suelo y del que los elementos
erosivos (agua y viento) han ido arrancando principalmente de la
ladera S. E. del cono, depositándolos en su interior, formando allí
una capa de terreno suelto y poroso que absorbe rápidamente el
agua de lluvia, pero manteniendo en el subsuelo un grado de hu-medad
que resulta muy apropiado para el desarrollo de los cultivos
que se dan en las fincas allí establecidas.
Esquemáticamente vamos a resumir el proceso de la forma-ción
de esta caldera que, como veremos a continuación, es un caso
muy frecuente en varias de las calderas de Gran Canaria.
En el caso general de la formaciijn de las calderas de hundi-miento,
presentado por H. Williams en la obra antes citada, el hun-dimiento
que produce la caldera coincide exactamente con la pro-pia
boca de salida del magma, aunque interesando una zona de
mucho mayor diámetro. Tal es el caso de la Gran Caldera del Circo
de las Cañadas, cuyas tres etapas de formación presentamos en
la figura 5; pero cuando el volcán o volcanes primitivos efectúan
Núm. 5 (1959) 21
VoicÓn primitivo
Hundimiento del volcáin y
forrnacidn de la caldera
3%
Reonuclacidn de la actividad
vol&nica. Aporicion de nuevos
volcanes en el interior de lo
caldera.
Fig. 5.-Esquema de la formación d,e una caldera de hundimiento. con manifestación volcánica interna.
de
maomo y chimenea lateral oblicua
b cámara y formacidn de la col-deis
que quedo rodeado de
volcanes mis actiguos.
Volcanes con lo mismo cbmaro Reanudacidn de la actividad valcónico.
Aporicidn dc nuevos erupciones por
el erlkeriar de lo coldera.
Fi@;6. .-Esquema de la formación d e u n a caldera d e hundimiento, con manifestación volcánica exterior.
16 FEDERICO MACAU VILAR.
su salida a través de chimeneas que arrancan lateral y oblicua-mente
de la parte media de la cámara de magma (fig. 6), resulta
entonces que al producirse el hundimiento de la bóveda de dicha
cámara aparece la caldera sin ninguna manifestación volcánica
activa en su interior, pero sí quedando rodeada de volcanes a su
alrededor.
En el caso de Bandama, aunque existe únicamente un solo vol-cán
de chimenea oblicua con relación a la vertical de la cámara de
magma, esta caldera resulta ser un caso típico de "caldera de hun-dirniemto",
con volcán lateral, siendo por tanto su formación pos-terior
a la aparición de dicho volcán.
Evidentemente, al producirse el hundimiento que originó la a
aparición de la caldera, toda la zona de alrededor sufrió los efectos N -. . I E sísmicos que acüiiipaaaii 1% apsrmon de ester. videntos fenómenos,
produciéndose fracturas y grietas en las corrientes basálticas en-
"
n--
friadas, que en esta zona habían sido ya depositadas anteriormen- m
O
te, extremo que hemos podido comprobar al examinar recientes SE
excavaciones hechas no lejos de la caldera, encontrando capas di- -E
versas de otras taiítas corrieates !2~8s bs&!tlcas pxedentes 2
del volcán de Bandama en las que aparecen una serie de grietas y -
dislocaciones multidireccionales que no pueden atribuirse a fenó-
-
0
m
E
menos de retracción por enfriamientos rápidos, sino que se pre- o
sentan como los efectos de violentas roturas con desplazamientos $
n
a veces relativamente importantes que han quedado fijados luego -E
con el relleno posterior formado por depósitos calizos de origen a
2
hidráulico, como los que se pueden apreciar en las muestras de ba- n
n
salto de la figura 7, procedentes de una de ellas.
En la figura 8 puede verse el aspecto general de la caldera des- 3
O
de la carretera que en espiral ascieiide hzsta e! pke Ge Bandzrna,
en el que, dicho sea de paso, desde un acogedor refugio construído
muy acertadamente en su mismo vértice, se puede disfrutar de la
agradable vista que ofrece el ubérrimo sector N. E. de Gran Ca-naria,
con el Puerto de La Luz al fondo, cuyo continuo movimiento
da una perfecta idea de ia vitalidad de esta hzrmosc. Isla.
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Fig. 8.-Fondo de la Caldera. de Eendama desde In carretera que sube al pico del mismo nomlwp.
Caldera de bs Martebs.
La Caldera de los Marteles es de dimensiones algo más redu-.
cidas que la de Bandama y está situada muy cerca del centro de la.
Isla, en el límite Norte del cuarto cuadrante de la misma, o sea el
Fig. 9.-iviapa topográfico de ia Caiciera ae ios Marteies.
del S. E., por encima del primer tramo del Barranco de Guayade-que,
que nace al pie del Pozo de las Nieves (1.900 m.), al Sur de los
Altos de los Bizcochos (1.850 m.).
18 FEDERICO MACAU VILAB
Es de forma cerrada y elíptica, y a la cota 1.525 m., que es la
más alta de su línea perimetral continua, de 2,5 Km. de longitud,
los ejes principales de esta elipse miden 660 m. y 480 m. respecti-vamente,
formando su eje mayor un ángulo de 115 grados 30 mi-nutos
Este, con la dirección N. S. El fondo de la caldera está a la
cota 1.430 m., por lo que el hundimiento ocurrido debió ser supe-rior
a los 100 m. con relación al nivel medio del terreno natural de
su borde; dicho fondo es también elíptico, con dimensiones mucho
más reducidas, del orden de los 180 y 100 m. de longitud para sus
respectivos ejes, sensiblemente paralelos a los del borde sup&ior,
presentando por tanto bastante acentuadamente la forma de un
embudo. a
Aproximadamente la masa hundida puede estimarse del orden N
de ios i i O . ~ u V . ~ O dVe ioneiadaa; como se ve, ün poco d a ck Ir* O
octava parte de lo que calculamos para la Caldera de Bandama. n-- m
O
El subsuelo de toda esta zona está formado por rocas sálicas E
pertenecientes especialmente a la familia de las fonolitas, que aso- SE
man más al N. en el pico de la Cruz Santa (1.780 m.) y por las ver- -
tientes del Barranco de La Coruña; pero a todo su airededor exis- 2
ten una serie bastante numerosa de volcanes basálticos cuyas lavas
- -
0
m
y cenizas han cubierto gran parte de estas formaciones anteriores E
de tipo ácido. O
Al N. O. de la ladera (l), siguiendo las indicaciones señaladas n
E en las figuras 9 y 10, está el Morro de la Caldera (2), que alcanza -
a
los 1.635 m. sobre el nivel del mar y que es un volcán basáltico 2
n
cuyas lavas bajan principalmente hacia el Sur-Este contorneando O n
exteriormente el borde de la caldera, quedando en parte adosadas O3
a la vertiente que forma la margen izquierda del citado Barranco
de Guayadeque. Más al Oeste está la Calderilla (5) y los altos de
los Bizcochos (6), que son a su vez otros cráteres relativamente
modernos que alcanzan alturas de 1.750 a 1.825 m., respectivamen-te,
y cuyas corrientes de lava basáltica descienden también con
dirección Sur-Este hacia el cauce del mismo barranco (7)) que las
ha atravesado en su parte final, quedando restos de las mismas
adosadas a ambas márgenes del barranco. Por la zona Sur-Este
está el Morro Garañón, formado asimismo por otro cono volcá-nico
(9) de escorias basálticas que se extienden hacia el Sur for-
26 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LAS "CALDERAS" DE GRAN CANARIA 19
mando la parte superior de la margen izquierda del mismo Gua-yadeque
más aguas abajo.
No obstante estar la caldera rodeada, como vemos, de volcanes
basálticos, en sus paredes, especialmente las de la zona N. O., o sea
la que queda formando la parte inferior de la falda del Morro de
la Caldera, han quedado al exterior, como consecuencia del hun-dimiento
producido, las formaciones rocosas del subsuelo del te-rreno
primitivo, apareciendo éste formado por capas alternadas
de fonolitas verdosas y azuladas y traquitas más claras y de tonos
grises.
El suelo del fondo de la caldera está formado por material de
relleno, en avanzado estado de alteración y sumamente poroso en
su conjunto, procedente de los lápillis y cenizas de los volcanes
contiguos que la rodean y de los que se han ido acumulando por los
arrastres del Barranco de la Madre del Agua (4) que afluye a su
interior, y que se perdía en el fondo de la caldera antes de cons-truirse,
más aguas arriba, al pie del Morro de la Caldera, un pe-queño
embalse (3) que actualmente recoge y regula estas aguas
que se aprovechan para el riego de varias fincas.
La Caldera de los Marteles es, pues, como acabamos de ver,
otro caso típico de caldera de hwndimiento con varios volcanes la-terales
externos, posiblemente alimentados todos por una misma
cámara de magma central, cuyo vaciado ha dado lugar al hundi-miento
que originó esta caldera.
Caldera de Tirajana.
La Caldera de Tirajana, en la cabecera del barranco del mismo
nombre, es, como vamos a ver, una gran caldera de eros2ón que
forma una profunda depresión radial prácticamente en la bisectriz
del cuadrante Sur-Este de la Isla.
Su contorno (figs. 11 y 12) presenta groseramente forma de
herradura y constituye la mayor parte de la cuenca del imponente
Barranco de Tirajana, que da su nombre a la caldera.
La mayor longitud de la parte en herradura propiamente dicha
es de 4.700 m.; el diámetro del circulo inscrito en la zona superior
20 FEDERICO MACAU VILAR
de la misma, o sea en su extremo de aguas arriba, es de unos 2.500
metros, y el estrechamiento en la parte final de sus brazos, aproxi-madamente
a la cota 800 sobre el nivel del mar, es de unos 1.500
metros. El perímetro indicado en las figuras 11 y 12 tiene unos
14 Km. de longitud.
3
b'ig. 11.-Mapa tOpOgraf1~0 del sector Sfi. ae bran Canaria. La. linea de trazos
indica el borde superior de la Caldera de Tirajana.
Sus paredes superiores forman altísimos escarpes infranquea-bles,
que descienden bruscamente de ios 1.200 m. de aiiura en ei
costado septentrional a los 520 m., que es la cota del centro del
hoyo, presentando por tanto un salto brusco del orden de los 700
metros de desnivel.
28 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Fig. 12.-:apa en relicve c.el Sector E. E. de Gran Canaria. La línea e11 h:an,o seiiala el 1Imite supenor
de la gran hendidura de la Caldera de Tirajana.
El eje de simetría de la herradura separa dos formaciones
geológicas esencialmente distintas por su diversa naturaleza. La
banda S. está formada por fonolitas azuladas, en corte fresco, mien-tras
que la zona N. es eminentemente basáltica, de tonos oscuros,
salvo en la zona de cabecera, cuyos escarpes se ven constituidos
por conglomerados volcánicos brechoides de color pardo que em-pastan
trozos de rocas más claras de color gris claro, posiblemente
andesitas o quizá fonolitas muy alteradas.
El fondo de esta enorme hendídura y sus bordes están relle-nados
con grandes masas de terreno de corrimiento, sumamente
fracturadas debido a los sucesivos movimientos de deslizamiento
y acoplamiento que van sufriendo en busca de posiciones más es-tables.
La naturaleza de estas masas, más o menos terrosas, revela
aii ~>-"ece&~eciao,m o desprerillidas de iá banda Iu'. en Moques par-cialmente
adosados unos a otros como las tejas de una cubierta,
produciendo los cantos superiores de estos bloques una serie de
escalones o mesetas longitudinales con ligera contrapendiente con
relación a la inclinación general de la ladera.
No existe, ciescie iuego, en su interior, indicio ni rastro alguno
de ningún aparato volcánico, y solamente por la zona donde se
cierran los brazos de la herradura descienden de fuera hacia den-tro
potentes masas basálticas que llegaron a cerrar por completo
su abertura y a través de las cuales el barranco ha tenido que abrir
nuevo cauce, partiéndolas transversalmente, habiendo quedado en
su interior enhiestos dos altos testigos conocidos con los nombres
de "Fortaleza grande" y "Fortaleza chica", que demuestran la im-portancia
y potencia que llegaron a alcanzar estas corrientes de
lava.
El origen de esta caldera de erosión ha sido muy discutido, y
también bastante confuso hasta nuestros días. Hace más de un
siglo von Buch creyó ver en ella un ejemplo típico de su famosa
teoría de los "Cráteres de levantamiento". Más adelante, desecha-do
este origen, tras las observaciones de Fouqué en Santorín y los
de Lyell en el Etna, se consideró como un cráter de explosión, aun-que
luego se ha comprobado que no existe en sus alrededores nin-gún
producto de origen explosivo que pudiera confirmar esta nueva
calificación, lo que hizo llevar el escepticismo hasta llegar a negar
22. FEDERICO MACAU VIL4K
su origen volcánico y considerarla sólo y exclusivamente como una
mera forma de erosión mecánica.
En nuestros días, y antes de la aparición de la clasificación de
las calderas de Williams, nuestro buen amigo don Simón Benitez,
conocido especialista en el vulcanismo canario, después de múlti-ples
observaciones y detenidos estudios, llegó a la conclusión, que
compartimos, de que se trataba de un gran hundimiento produ-cido
por el rápido vaciado de la cámara de magma correspondiente
a la serie de volcanes exteriores a la depresión, aunque próximos
a ella, situados especialmente por la banda N.
Del estudio morfológico del estado actual de la caldera puede
deducirse que el primitivo hundimiento interesaría quizá solamen-te
una zona más o menos circular de 1 a 2 Km. de diámetro, pero
con una profundidad bastante mayor que ia que tiene ei actual
fondo de la caldera. Este primitivo hundimiento arrastraría parte
de los terrenos contiguos, y otros adosados más a la ladera que-daron
en equilibrio inestable y continuaron deslizándose, rellenan-do
el fondo y agrandando el perímetro progresivamente, aunque
siguiendo un proceso de gran lentitud, que sigue aún manifesi;án-dose
continuamente con pequeños movimientos sísmicos casi im-perceptibles,
aunque a veces (bajo la acción de las aguas especial-mente
en épocas de gran pluviosidad, por los efectos lubrificantes de
las mismas por un lado y por la socavación que el propio barranco
- produce en el borde del primero de esta serie de bloques adosados)
se produce un mayor desequilibrio que se traduce en movimientos
y deslizamientos de mucha más envergadura y velocidad, llegando
en ocasiones a tener catastrófica importancia, arruinando toda
cIase de edificaciones, como ocurrió, por ejemplo, en 1956, en que,
además de quedar arruinadas casi todas las casas de un barrio de
Santa Lucía de Tirajana, desaparecieron por completo todas las
fincas en una extensa zona, junto con varios kilómetros de carre-tera,
de cuyo trazado no quedó el más pequeño rastro.
Es muy dificil en este caso estimar, ni siquiera aproximada-mente,
el volumen hundido primitivamente y el que las aguas han
erosionado y arrastrado luego ; con todas las reservas posibles pu-diera
hablarse quizá, para tener una idea, de unos 12.000.000.000
de toneladas para el hundimiento originario y de otros
30 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
33.000.000.000 de toneladas métricas denudadas y arrastradas al
Atlántico por el barranco. Aproximadamente resulta ser del orden
de casi 1/2 de lo que hemos calculado para la Caldera de Tabu-riente
de la isla de La Palma.
Lo mismo que en aquélla, por sus grandes dimensiones, no se
puede abarcar fotográficamente su conjunto, por lo que sustituí-mos
su vista general por la de la figura 12, tomada de un mapa en
relieve que se encuentra en el Museo Canario de. las Palmas.
Caldera de Temka.
La Caldera de Temisz esta en !a misma mas. U d eüz.drtmte S. E-de
la Isla, englobando en su interior al pueblecito que le da el
nombre.
Se trata de otra caldera de erosión, desarrollada a partir de un
hundimiento prirnitho de análogo origen a la anterior, aunque de
&mnsiol?zs i i i~&om &s iyduci&s.
Su contorno tiene también forma de herradura (fig. 13), con
un diámetro máximo inscrito en la zona de cabecera de 1.500 m., y
con una longitud hasta el extremo de sus brazos algo mayor de
los 2 Km. El perímetro total señalado en la misma figura tiene una
longitud de unos 5,6 Km. Está situada a media ladera, siguiendo
su borde superior la pendiente general del terreno, rodeada en su
banda N. por alturas de 600 a 1.000 m., y de 650 a 800 m. en la
banda S. ; su fondo está sólo a los 500 m., por lo que en la cabecera
el hundimiento apreciado es del orden de los 400 m. Las forma-ciones
rocosas de su interior pertenecen a las erupciones fonoli-ticas
de toda la zona, y está rodeada exteriormente por corrientes
basálticas procedentes de volcanes más modernos que están a su
alrededor, especialmente por la parte N. Con las letras (p y p seña-lamos
en la figura 13 las zonas en las que se encuentran exterior-mente
las fonolitas y los basaltos, respectivamente.
En las vistas panorámicas de las figuras 14 y 15 se aprecian
las corridas de basalto bordeando toda la parte superior N. E. de
la caldera, mientras que en el fondo las formaciones fonolíticas
24 FEDERICO MACAU VILAR
presentan una configuración topográfica distinta, resultado de Ia
erosión diferencial producida durante la segunda fase de la forma-ción
de la caldera.
Se trata de otro caso de hundimiento de techo de una cámara
de magma, común a varios volcanes de chimenea oblicua. A1 exte-rior
este hundimiento se produjo en un terreno con pendiente hacia
el E., lo que favoreció la creación del Barranco de Temisa, que ha
32 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Arriba: Fig. 14. Vista parorámica de la Caldera de Temiaa,
sido el que ha continuado luego la fase erosiva en la formación
definitiva de esta caldera de erosión.
El hundimiento primitivo lo estimamos del orden de los
600 millones de toneladas, y la parte erosionada en otros 1.500 mi-llones
de toneladas.
Para terminar damos en los siguientes cuadros las cifras apro-ximadas
en que estimamos la importancia de los hundimientos y
erosiones que han dado lugar a estas calderas, así como las dimen-siones
de sus principales elementos característicos :
CALDERAS DE HUNDIMIENTO
GRAN CANARIA
CALDE- Cañadas
Masa hundida (toneladas) ... '375.000 X 108
Magnitud del hundimiento ... 1.500 m.
Forma del' íd. ................... casi circular
Perímetro del íd. .............. 36 Km.
Diámetros superiores ......... 14 Km.
Bandams Marteles
830 X 106 110 X lV
250 m. 100 m.
elíptica elíptica
3 Km. 2,5 Km.
1.040 y 863 m. 660 y 480 m.
CALDERAS DE EROSION
LA PALMA GRAN CANARIA
CALDERA Taburiente Tirajana Temisa
Masa hundida (toneladas) ... 1.500 X 106 12.000 X 10" 600 :X 10"
Id. erosionada (toneladas) ... 98.500 X 106 33.000 iX 106 1.500 X lW
-la - . totai (toneiadas) ........... 10O.OOU X l? 45.000 ,X 1U" 2.100 X 106
Magnitud del hundimiento ... 1.500 m. 1.500 m. 400 m.
Forma del íd. .................... herradura herradura herradura
Perímetro del íd. ............... 32 Km. 14 Km. 5 6 Km.
Longitiid del íd. ................. 15 Km. 4,7 Km. 2 Km.
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