LA TRATA DE ESCLAVOS DURANTE
LOS PRILMEROS DESCWBWlMIENTOS
(1489-15 15)
Cei Cuerpo Facultativo de Archiveros. Bibliotec,arios :; Arqueólogos.
La trata de negros, dentro del campo generai de la Esclavitlid,
h a atraído la atencibn de numerosos escritores, per:, la historia de la
misma, como estudio critico y conCierIZud0, no cuenta con muchos
titulos valiosos de información general. Desde hace algunos años
se vienen publica~dos erios trabajos de investigación que han ale-jado
el tema de 's~ polémica hu~ani t a r i al,a novela sentimental o
la disquisición teológica, que erra el género habitual para las diser-taciones
sobre esta institución, universal en e3 tiempo y en el espa-cio,
arraigada en casi todas las sociedades y creadora de intere-santes
y discutidos sistemas económicos. Pero si estos estudios
recientes van akriendo brecha, a fuerza de buscar en las fuentes
documentales y bibliográficzs, en la maraña de tradiciones falsas
o incompletas, el camino está todavía enJ sus comienzos porque,
ante los datos ahora conocidos para algunos períodos, los nuevos
trabajos que se hagan en otros archivos, al parecer ajenos a este
tipo de mercancía, probablemente producirán sorpresas como la
que nos proi;.onemos exrponer a continuación. Pero sólo a base de
.estas novedades, que obligan a seguir buscando porque plantean
una serie de nuevos interrogantes, podrá irse ampliando el campo
de visión de un fenómeno de la importancia del que nos ocupa: la
esclavitud de los negros africanos desde la íniciacíó~d e las nave-
gaciones portuguesas en el Atlántico, rumbo al Sur, hasta Ia abo-lición
de la trata en tiempos bien cercanos.
Entre las obras que en los últimos años destacan, porque com-pendian
y criticar, toda la producción anterior en relación con el
momento que nos interesa, merecen citarse las del Dr. Charles
Verlinden y la de E. Correia Lopes l. El primero hace un exhaustivo
análisis de todo el material conocido sobre la esclavitud en la Pen-íi~
sulaI bérica hasta el siglo m, víspzrz. de los grandes deseubri- .
mientos americanos y de lo, instauración de la trata como resultado
de e!los. El segmdo da un excelente cuadro del comercio negrero
en Portugal, cuyos datos van a sernos útil= como referencia.
a Nuestro aporte, en lo relativo al comercio de esclavos, se va a N
referir a la repercusión de toda esto. actividad lusa en los primeros E
2- 1- L..,.-&- -- 2- 2- &---A:-::- --,-.1"--:"4.- -1 A,, O
dilvb ut: ia L L C L L ~e r u~i r r n t x ciiuu uc vlcj~L LUUILLWIL cu~iavru~GaI , u= n-
Valencia, aporte circunscrito solamente a las transacciones de los
- m
O
E
comerciantes portugueses y durante e; periodo comprendido entre E
2
Ios años 1489 y 1516. El lieciio de ocuparnos ahora dz los merca- -E
deres de1 Reino de Portugal, o de sus procuradores autorizados,
-.- . . 3 Vt; a dejar herato do e: i.lovii?lieiLtu de -y:ic-l-i-aa- ,v.Ac,~i :~Au-, l u a a~- -W ,Llir vim u -unna - -
"Lales del Reino, los aragoneses, catalanes, castellanos y los de -
0
m
E las Repúblicas italianas, que no eran ajenos a ellas, pero que tenían
O
que proveerse indirectamente de aquéllos, ya que el monopolio lu-sitsno
era cosa establecida por la misma Corona. La exclusión, por n
E otro lado, sirve además para hacer más patentes las cuestiones que -
a
de las cifras enunciadas con ellos solos surgirán, pues habrá que 2
n
pensar que éstas no son nunca máximas en el mercado. Por otra n
parte también, en este mercado valenciano, van a marcar clara- =@
mente los negros la tónica de esa nueva era de las grandes empre-aman
-u m,.vrnnnC:l~m n-n,.-.:nl;,ri;ln, 1- Crin+.-. :-;r.:-Aori nnrn t 7 r ~ v n n o ULCL L ~ L I L U C ~ c apcb~au~iauaCIaL IU LI a ~ au, u biauua y a L a -uIvrCr
y destinadas a florecer como fabulosa negocio en el Xuevo Conti-nente
procurando mano de obra.
De los 21 mercaderes que aparecen en nuestros documentos,
1 ch. .er!i&en: L7Ef&x.nge? !'ll'@-ope m&$l&m!~t., 1, ppninsiile Ibé-rique-
France, Bruge, 1955.-Edmundo Correia Lopes : A escravatura, subsidws
para a succ hiStóriu, Lisboa, 1941.-Para la esclavitud en América puede con-s~
l t a r s ela obra de Georges Scelle: La traite negriere aux Indes de CastiZle,
2 vols., París, 1906.
24 ANLTARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LA TRATA DE ESCLAVOS DURAXTE LOS PRlMEROS DESCUBRIMIENTOS 3
correspondientes a los registros del Reino de Valencia titulados.
Cuentas &Z Mestre Racional y BaiZZa General 2, unos son residen-tes
de Lisboa, otros de Viana, otros de Valencia; unos aparecen en
operaciones de menudeo, de una o dos piezas recibidas de Portu-gal;
otros son mayoristas, consignatarios de grandes cargazones
de ncgros que preparan el terreno de las ultramarinas, y entre estos
idtilalos, sobresaliendo de manera notable, dos italianos, dos flo-rentinos,
el asentista en Lisboa y su procurador en Valencia, Bar-tolomé
Marchione y Césaro de Barchi, que representan en su cum-bre
el proceso hábil y tenaz de los mercaderes de las ciudades ita-limas,
mediterráneas y desplazadas del eje actual del comercio
en su camino hacia occidente, siguiendo el nuevo rumbo de los
negocios, primero, como escalón, en España y Portugal, y luego,
pese a las prohibiciones, en América. Ambos, por supuesto, resi-dentes
en las plazas en que actuaban y perteneciendo a la nómina
de los mercaderes de ellas.
LOS MAYORISTAS.
Nos muparemos primero de los mayoristas, no sólo porque
ellos son cuantitativamente los más importantes, sino porque
micer Césaro es el que empezó a concurrir en el mercado y las ofi-cinas
reales de la ciudad, del Baile y del Mestre Racional, con una
antelación de unos tres años con respecto a Luis Vabrriades, mer-cader
de Lisboa, que en 1491 pagaba 30 sueldos 10 dineros de im-
2 Las Cuentas del Mestre Racional son los libros en que este funcionario
iba apuntando los ingresos de la Corona en Valencia, cabeza del Reino. Uno
de los apartados fijos eran los Recibos de Diazmos, ajuste y pasajes de sarra-
-"-,.e ,... A-...?,. ?.-"..,.-,... 1"- -..--c. *,...,,:a.:A"c. *.-... -1 m..:..&- A,. T,." ,.C.-1.,x,n.a
< u v r o v o , ~ $ u1 u z i u r a y o r r b r u i a o oul i iau ycibruruau yvr r;i yui i i~vu ií r u u r u b r u i v u -
En estos recibos consta el nombre del vendedor, su profesión y procedencia,
el monto del impuesto, cuantía del costo, número de piezas, procedencia y
algunas ,veces el nombre y particularidades del esclavo y su llegada. La otra
serie, la de Bailía General, tiene una llamada Presentaciomes y Confesiorzes
de Cazctivos, en la que se copiaban las declaraciones de los que eran llevados
ante e!. R&!.e q l e !C)P d ~ ~ l l r l&r a b zeyn y " ~ e z g . &ay e? ~ f i ~piredg ~n-taba
el nombre, edad, nación y origen del cautiverio de la pieza. Es una cantera
de información para Pos otros esclavos, pues los negros, en especial los que
vamos a ves nosotros, eran bozales y ni se les tomaba juramento ni declaraban.
puesto por las 23 libras 2 sueldos en que vendió un negro- de Jalof
de veinte años, llamado Fernando 3.
Su principal, el florentino Marchione, había recibido de la Co-rona
el privilegio de asiento del Río de los Esclavos en 1486 para
un período de tres años. Era el momento en que las empresas afri-canas
habían pasado de la etapa individual, iniciadora del comercio
eselavista, a la de intervención real, creada ya la Casa dos Escm-vos4.
De esta primera concesión no parece haber llegado carga-mento
alguno a manos de Barchi más que al final, si la primera
de las 8rande-s remesas, presentada el 19 de junio de 1489 j, no es
ya un producto de la segunda de las licencias, que comprendía los
años de 1489 y 1490. El calificativo de Jalofes, Walof, dado a los a N
negros, corresponde a las orillas del río Senegal, en la zona de Ggid,
prbxima a la factoría de Arguin, en la costa, o a la de San Iago, O n -
en las islas. En este primer cargamento iiegaron 105 piezas, que O-m
cotizó el oficial real a 16 libras 11 sueldos cada una Seis meses E
E
más tarde, el 11 de diciembre del mismo año, llegaba al puerto otro 2
E
buque encerrando 108 negros que se ajustaron a 17 libras 8 suel-
-
dos '. El tercer cargamento llegó el 17 de noviembre de 1490, menor 3
-
que los anteriores, pues sólo eran 33 piezas de la misma proce- Om-dencia,
que merecieron el bajo precio de 10 libras 12 sueldos por E
cabeza S.
O
Las fechas tope para las concesiones, que se renuevan en el 92
E
hasta el 95, no marcan un corte en los envíos de esclavos a Va- -
a
lencia, de la misma forma que el fin del privilegio en el último n
de los años citados, el 95, tampoco significa que Machione dejó de n
comereiar en piezas africanas, porque hay registros de presenta- =O
ciones y pagos hasta el año de 1497, realizados personalmente por
3 Archivo dei Reino de Valencia, Cuentas del Xesti-e ñacio~a:, r. ZY,
'fol. 164 v.
4 Verlinden, op. cit., págs. 623625.-Correia, ídem, pág. 18.
5 ARV., CMR., 20, fol. 164 v.
6 ARV., CMR., 20, fol. 164 v. En la nota del impuesto aparecen las piezas
como vendidas por Barchi, y lo mismo en los recibos posteriores mientras no
hagamos aciaración especiai.
7 ARV., CMR., 20, fol. 1%.
8 ARV., CA2&R., 20, fol. 162 v.
W TRATA DE ESCLAVOS DUK.<XTE 12s PRIMEROS DESCGBR1XIE;YTOS 5
%&aro de Barchi y por su hermano Constancio, que actuaba en
ocasiones como su procurador, hasta la fecha final de 1516. Hay
que advertir, sin embargo, que las transacciones efectuadas por
Constancia son de menudeo, ninguna sobrepasa los tres esclavos,
pero denotan que si bien la concesión a su principal de Lisboa había
finalizado en un momento dado, ello no quiere decir que se retiró
al mismo tiempo de tan lucrativo negocio. Por lo menos durante
dos años siguieron llegando cargamentos a nombre de micer Césaro,
de la. cuantía acostumbrada ''.
Durante el año 1491 fueron tres las arribadas de negros de Jalof :
en abril, octubre y noviembre, con un total de 322 piezas, sobre-pasando,
por tanto, la cifra de la primera etapa que acabamos de
apuntar lo. En 1492 no llegó más que una remesa en junio, corn-puesta
de 146 piezas, a las que vendió y pagó el impuesto ll. Al si-guiente
año los buques negreros llegaron en abril y agosto, entre-gando
al destinatario florentino 258 negros 12.
Con estos nueve envíos hechos por el asentista lisboeta a su
delegado termina el período de la segunda concesión, para la que
Verlinden calcula, desde 1486 a 1496. unos 1.648 esclavos sacados
por Marchione, en atención a los 3.589 totales que aparecen en las
cuentas de la Casa dos Escravos y al monto de 10s impuestos. A
Valencia llegan 972 piezas en los cinco años que se cuentan a par-tir
de 1489, con lo que quedan sólo 676 piezas para todos los demás
mercados en los ocho años que Marchione tuvo los monopolios afri-canos,
cifra muy pequeña en comparación con la anterior. Sabemos
que el mercado valenciano era en esta época el más concurrido
entre los puertos de la Corona de Aragón, pero sabiendo también
que el Fuerto de Santa María, Cádiz y otros mercados castellanos
eran etapas esenciales en la ruta hasta Valencia, nos parece que
ei monto ioiai para eiios es muy bajo, o bien que ivlarchione velidió
en la Península, en los diferentes reinos, bastantes más esciavos
de los que los documentos oficiales portugueses atestigum lS.
9 Vid. la tabla final de llegadas de esclavos, precios e impuestos.
lo ARV.. CMR.. 20. fols. 165 v.. 168 v.. 160 v.
11 Idem, fol. 163 v.
12 Idem, fols. 163 v., 164 v.
1 3 Vid. Verlinden, op. cit., p&gs. 226-227; Correia, ídem, pág. 17.
Casi un año más tarde del último de los envíos apuntados, en
abril de 1494, Barchi presentábase ante el Baile llevando 134 ne-gros
que no prestaron declaración por ser muy bozales14. El año
1495 fue de gran actividad, pues fueron muchas las ventas y las
presentaciones. En enero vendía 82, 75 y 86 Jalofes en tres lotes
diferentes asentados el mismo día y tasados a distinto precio. En
abril el grupo llegado era de 141 negros, cotizados a 14 libras por
cabeza. Posteriormente, en junio y julio, hizo presentación de dos
grandes remesas de 146 y 110 que su principal le había enviado
de Portugal en una carabela, los cuales le fueron ajustados tam-bién
a 14 libras, precio qus había sido establecido desde el último
grupo del año anterior 'j. Este es el año, de todos los que cono- z
cemos, en que su actividad mercantil fue más alta, pues desde enero N
E hasta julio entró en el mercado la suma de 499 piezas. O
Les dm zi50u ú!timm de sii presentia en los documentos ofi- n-- m ciales del Reino, 1496 y 1497, fueron también interesantes, y luego O E
desaparece su nombre entre los de los mayoristas del bien llamado E
2
oro negro. En marzo del primer año se declaraba que Césaro de -E
Barchi había vendido 139 negros, g en julio del segundo eran 119, 3
que se dice expresamente le había consignado Marehione desde --
laisboa 16.
0
m
-
Todas estas presentaciones arrojan un total de 2.004 esclavos O
en nueve años, suma considerable si se compara con la escasa cifra
n que dcanzan las noticias de los documentos portugueses que co- -E
notemos. Parte de ellos habían hecho llegar a las arcas reales la a
2
cantidad de 31.396 sueldos 4 dineros, y el costo, según el ajuste n
del Baile, había sido de 25.497 libras. Si a éstas añadimos 2.004, n
1.974 y 1.540 de las tres presentaciones de 1495 y 2.144 de la pre- 3
O
14 ARV., Bailía General, t. 194, fols. 97-98. La función del Baile era ase-gurarse,
mediante la declaración del esclavo, de la legitimidad de la presa. En
muchos casos las CMR. y las Cofifesiones se corresponden, pero en otros
lagunas en alguna de las dos series. Tenemos períodos cortos en los que faltan
hojas en algunos años, contando s610 con los datos de una de ellas, como SU-cede
en 1494, en que no hay CMR., y por lo tanto no poseemos las sumas y
precios pagados por los cautivos.
15 ARV., CMR., 21, fols. 51 v., 52, 52 v., y BG., 194, fols. 221-22; BG., 194,
fcls. 239-240, 267-268.
16 ARV., CMR., 21, fols. 51, 52, y BG., 194, fols. 444-445. Por lo que tam-poco
el principal había dejado el negocio.
28 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLdNTICOS
L4 TRATA DE ESCLAVOS DURANTE LOS PRIMEROS DESCUBRIBIIEKTOS 7
sentación de 1494, que no tiene indicación de precio (y le damor;
uno medio de 16 libras por pieza), obtenemos h suma de 33.199
corno total de los ingresos del mayorista.
Queremos hacer notar, aunque no se trata de negros, el interés
de Barchi por el negocio, sin restricción de color o procedencia,
pues lo encontramos entre los mercaderes que obtuvieron bene-ficios
con la conquista de las Islas Canarias. Y es natural que así
fuera, porque estaban en el área atlántica de las actividades de su
principal y es posible que algunas piezas de las que Lugo y sus
capitanes enviaron a la Península llegaran a Portugal. En 1493,
el año de mayor venta de guanches en Valencia, presentaba en abril
micer Césaro, en el lote próximo al de los 133 negros, ya citados,
siete esclavas canarias. En agosto eran cinco cautivos, tasados
en 160 fibras. Otrm dns !!egzrnn p r s ?r C Q E ~ Z C ~~Q C mI á s de m
año después, mezcladas en un gran lote de 134 Jalofes 17.
Aunque ya dijimos no tiene la importancia numérica de las
transacciones apuntadas, vamos a reseñar la intervención de Cons-tancio
de Barchi, su hermano, en los años siguientes. La primera
de ellas fue en 1509, en que se le requería en la Bailía para que
diera razón de tres cautivos presentados p r Césaro: Juanín, de
Jalof; Catalina, de Safi, y Fátima, de Arabia la. Dos años más
tarde llevaba por su cuenta dos negritos de Beni y otro de Caxi,
que le habían traído de Portugallg. En febrero de 1512 Pedro
Gómez traía en su carabela desde Portugal a Nicolás, negro de
veintidós años, que Constancio presentaba como procurador de su
hermano 20. Llevaba otro negro en 1514 21 y en 1516 comparecía
7 ARV., CME., 21, fols. 163 v., 166, y BG., 194, fols. 97-98. En los asien-
.tos no se detalla. me procedan_ de sitin diferente en cnantn 8 la llegada, es decir:
que las canarias fueron adquiridas por el mercader en la misma ciudad de
Valencia de otros vendedores (lo que también pudo suceder), por lo que supo-nemos
que vendrían con los negros de un mismo punto de envio: Lisboa. Sa-bemos
que se habían vendido canarios en otros puertos de la costa atlántica y
mediterránea.
18 ARV., BG., 196, fols. 220-221.
19 ARV., CMR., 23, fol. 45; BG., 197, fol. 61.
20 ARV., BG., 197, fol. 107.
21 ARV., CMR., 23, fol. 46.
grite 10s dos oficiales regios para presentar a Cristóbal, negrito que
SU primo Eeonardo Vardo le había remitido desde Lisboa". El
hecho de que Constancio se encargue de las pequeñas ventas de
Césaro hace pensar que el jefe de la casa en Valencia era el segundo
y que una vez terminada la trata en gran escala ya no se molestaba
en ir personalmente a ocuparse de tan parvos negocios, habiendo
sido, sin dudz, el mayor y más asiduo mercader de !as oficinas de
ajuste y venta años antes. Esta retirada, por otro lado, puede expli-carse
tal vez por la desaparición de su principal lisboeta o su incor-poración
al comercio ultramarino y no, creemos, por la falta de
demanda del comercio regnícola, pues otro3 portugueses y valen-cianos
efectuaron grandes entradas de negros en los años de 1510, z
1512,1514 y 1518, que hicieron subir el monto de esclavos en aque-llos
años a más de 350 piezas cada uno, llegando a más de 500 en O
n
el primero. =m
O
Además de su hermano Constancia le sirvió a veces de procu- E
rador Juan de Brandis, que figura como mercader prtugirés en la 2
E
ciudad. &te hacia encargos de poca monta para personas cono-cidas
suyas, los cuales pedía o traía personalmente de su tierra. 3
Aparece en 1503 presentando dos negritos llamados Zamba, uno de -
0m
Jaiof y otro de Mandinga, que él mismo había comprado en Lisboa
a un marinero y a un mercader ". En agosto de 1503 tenia un lote O
de siete negros de distintas edades 24. En marzo de 1504 un caba- n
E llero de ]!.liurcia presentaba un negro de Jalof que le habia vendido -
a
Brandis en Orihueia, el cual a su vez declaraba haber10 comprado n
a unos portugueses 'j. En mayo presentaba cuatro negros que
encargíb en Portugal y traía otro de Guinea para el noble don Carros 3
O
de Vilaragut, cuyo doncel Pedro Sanz lo llevaba a ajustar y se le
tasaba en 15 libras 26. Un caballero del rey de Portugal le remitía
22 ARV., CMR., 24, fol. 47 v.; BG., 198, fol. 205.
23 ARV., CMR., 21, fol. 69 v., y BG., 195, fols. 136-138; CMR., 21, fol. 60 V.,
y BG., 195, fols. 140-142.
24 ARV., BG., 195, fols. 278-279.
ij ,.rn
LLVLS.., 22, fol. 6.5 v., BU., 196, fds. 11-12.
26 ARV., Cm., 22, fol. 66 v., y BG., 196, fok. 17 v.-18; CMR., 22, fol. 69,
y BG., 196, fok. 18-19 V.
30 AXVARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS:
L4 TRATA DE ESCLAVOS DVRAXTE LOS PRIMEROS DFSCGERIJlIEiSTOS 9,
en 1505 una negra de Guinea para venderlaz7. En noviembre del
mismo año, como procurador de micer Césaro, llevaba una negra
de Jaiof muy bozal Pasan unos años y en 1510 hallamos una
noticia de la venta de otra negra por Brandis 2g.
' La ¿ritima de las apariciones de este mercader corresponde a
un capítuio muy interesante de la trata, si bien de la parte más
triste y dolorosa de la misma. Cuando los esclavos llegaban al
puerto, los mercaderes los alojaban en los hostales o posadas. Como
el viaje debia ser muy duro por lo prolongado de la navegación y
las malas condiciones de los sollados destinados a los negros, inu-chos
de éstos enfermaban y al desembarcar no tenían ya fuerzas-para
reponerse y fallecían antes de poder ser vendidos. En octu-bre
de 1516 el mercader valenciano Miguel Juan Valentí había pre-sentado
ante el Baile un grupo de 130 negros, de los cuales se le
murieron 15. Brandis pasó a testificar, junto con un marinero lla-mado
Alvaro Martínez, que el día 13 habían muerto dos negras, a
las cuales habían visto fallecer y enterrar 30.
3ntre los mayoristas que tomaron auge en el mercado valen-ciano,
una vez que desaparece César0 de Barchi como hico gran
negrero de la plaza, merece mención el portugués Francisco Ro-drigues.
Su primera presentación se reduce a dos negros muy bo-zales,
de Beni, que le habían llegado de Portugal a fines de 1501 31.
Hay que esperar a 1511 para volverlo a encontrar en la Bailía acom-pasando
a un negro de Guinea, que había sido bautizado en Portu--
gal 32. Al año siguiente presentaba 101 negros, traídos por el guarda
del portal de Cuarte Vicente Manaut, el cual tuvo que quedarse
con uno que estaba enfermo, a petición del mercader, esclavo que
2s CMR., 22 fol. 67 v., y BG.. 196, fol. 70 v.
29 Letres y Previlegis, 1164, fol. 298. Certilicación del Mestre Racional
sobre venta de esclavos.
27 BG., 196, fol. 53.
30 BG., 198, fols. 209 v.-210. Mediante este tramite legal ante el Baile sc
te deducían al mercader, del ajuste, los impuestos correspondientes a los escla-vos
muertos.
31 CKR., 22 fol. 69 v., y BG., 196, fols. 165 v.-166.
32 CMR., 23, fol. 45 v., y BG., 197, fol. 75.
murió el 12 de julio ". En agosto llegaban desde Portugal las ca-rabelas
de Pedro Nero y la de Rodrigues al puerto de Valencia.
Desembarcaron varios lotes de negros, entre los cuales el más nu-meroso
era el destinado a Rodrigues y otro mercader lusitano cuyo
nombre está en blanco, ambos habitadores de la ciudad, compuesto
de 121 piezas, 88 hombres y 33 mujeres de Capi y otros lugares de
Negrería 34. La del mayorista había hecho primero escala en Denia,
en donde vendió varias piezas que los dueños pasaron luego ante
el Baile de la capital 3% En 1514 los lotes recibidos fueros dos, uno
de 99 y otro de 117 negros 36. En el recibo del Mestre Racional se
hacía inclusión en el segundo de 10 piezas que había descargado
y vendido antes en Denia, por lo que se deduce que la carabela de
Rodrigues tenía ya su clientela en el puerto aIicantino, pues hacía
escala en él para cumplir los encargos que se le ofrecieran.
No aparece en los documentos el posible vínculo que uniera en
parentesco a los mercaderes del mismo apellido, inexistente tal vez
en la realidad cuando se trata de uno tan común como Rodrigues,
pero las costumbres mercantiles de la época de organización de
tipo familiar que se da en todos los medios comerciales europeos
nos hace pensar si Francisco Rodrigues sería hermano de Alonso
Rodrigues, otro mayorista en nuestra ciudad de Valencia proce-dente
de Viana. Su primera aparición es de abril de 1508, en que
presentaba un negro de Thmba que había traído de Portugal para
vender, llamado Juan Blanch 37. La gran cargazón, sin embargo,
-
33 BG., 197, fols. 121 v.-124. Como mercancía averiada, el consignatario
no se hacía cargo de ella, puesto que perdía por las piezas y por el impuesto, si
moría luego de cancelado el ajuste y tenía que reclamar con testigos.
34 BG., 197, fol. 132.
3; ;;U., 137, fol. 134. S: Uailc. geí;era! Re*L,?=e ra e! u z i c ~ax t=ri~aGpc r
el rey para cobrar el impuesto de los esclavos, como jerarquía a la que estaban
sometidos todos los demás. Privilegios de Fernando 1, t. 1, fol. 171.
36 CMR., 23, fols. 47-47 v.
37 CMR., 22 fol. 66 v., y BG., 196, fols. 197 v.-198. Hemos encontrado entre
los comerciantes del tráfico valenciano familias enteras interesadas en Ia trata,
cacia uno cie cuyos miembros estaba raciicacio en un pu~itu clave de id Fez-ínsula:
Lisboa, Cádiz, Toledo, Burgos, actuando como representantes de los
otros en las transacciones.
32 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTXCOS
LA TRATA DE ESCLAVOS DURANTS LOS PR'RIMEROS DESCUBRIMIENTOS 11
es de 1511, en que en el mes de abril le llegaba un grupo de 112 ne-gros
muy bozales 39. Ya no lo volvemos a encontrar en nuestros
papeles, pero sí hallamoz, años después, un Fernando Rodrigues,
titulado mercader de Lisboa, que en noviembre de 1515 traía y
>resentaba ante el Baile, por encargo del colega valenciano Juan
Serveró, una negrita de Hancón estimada en 18 libras 39.
Restan por nombrar, entre los vendedores al por mayor, tres
mercaderes de la matricula de Lisboa que estaban enlazados, a su
vez, con mercaderes castellanos de alta significación en los nego-dos
internacionales.
Uno de ellos es Pedro de Vallpuesta, mercader de Portugal resi-dente
en Valencia, como lo especifican los asientos de ajuste, que
estaba asociado con los regnícolas Gaspar y Luis Morell. Compa-recía
en mayo de 1513 para presentar 83 negros que había com-
.prado en Portugal a Luis de Aranda y Cristóbal de Aro, los cuales
se los habían remitido en el navío de Vicente Piero. A1 mes siguiente
arribaba Sebastián Alonso con su buque "San Antonio" y le entre-gaba
otro cargamento de 76 negros de los mismos remitentes, a los
cuales se señala como burgaleses. Se le ajustaron 75 solamente,
.pues debió morir uno de ellos "O. Este ejemplo nos pone ante los
sjos el carácter ecuménico de la trata, pues: primero, el apellido
Valpuesta bien puede ser castellano con pronunciación valenciana
Wallpuesta) ; segundo-, el mercader, afincado en el Mediterráneo,
figura como procedente de Lisboa, y tercero, allí sus amigos los
kirgaleses Aranda y Aro, pertenecientes al gremio de los lusitanos
$de la capital, le enviaban buenos lotes de mercancía africana inter-venida
por el rey de Portugal. Además, como tal vez por sí solo
-no podía afrontar tamaños desembolsos, hacía compañia con dos
38 CMR, 23, fol. 46, y BG., 197, fols. 97 v.-98.
39 CMR., 23, fol. 49 v., y BG., 198, fols. 153 v.-159. E.s posible que futuras
investigaciones en los gremios de mercaderes de ambas ciudades puedan acla-
-rar muchos de estos puntos, ahora mera hipótesis.
4 0 CM*R., 23, fol. 47, y BG., 198, fol. 22; CMR., 23, fol. 47, y BG., 198, fol. 28.
12 VICiCKTA CORTES
comerciantes nativos que, sabemos, pertenecían a una familia con
amplias relaciones en otras mercados peninsulares 41.
Alonso de Cáceres, otro de los miayo~istasq ue figura como mer-cader
de Lisboa, nos parece un caso anhlogo al citado. En 27 de
octubre de 1510 llegaba ante el Baiie con 228 negros muy bozales
traídos de Lisboa, de los cuales sólo se le estimaron 130 a 17 libras.
Seis meses después, en mayo de 1511, iba con su colega Luis Pardo,
también de Lisboa, a vender 88 negros, que no sabemos si eran
parte del lote anterior que quedó sin ajustar b bien corresponden
a una nueva remesa desde el reino distribuidor de 1z mercancía,
Portugal 42.
Llegamos así, en este recuento de mayoristas portugueses, al a
traficar de Diego Ferrandes, cuyos lotes fueron más modestos que E
10s de los anteriores, pero que está en un escalón superior al de los O
n -
restantes mercaderes de que hablaremos luego, sirnpies interme- m
O
E
diarios o accidentales vendedores de la mercancía. Ferrandes, ve-- S£
cino de Lisboa, compraba en Tamar un negro de Jalof llamado E
Juan a su cautivador Rui de Goiz, que luego vendía en Valencia 3
en abril de 1495. Algunos años después, en 1512, acudía a que se
e-le
ajustaran cuatro negros. La prbxima operación de Ferrandes m
E
fue en compañia de dos valencianos, Angel Sanchís y Baltasar. O
$ Vines, con los que trajo 25 negros bozales de Portugal. Dos años n
más tarde, en 1514, volvía con otro grupo de otros tantos negros -E
a
para que cobrara el impuesto 43. n
n
3
O
41 Aparecen cuatro Morell en los documentos clel ARV.: Gaspar, Jerónimo
y Luis, residentes en Valencia, y Damián, situado en Cádiz. De ellos, Luis es
ei de mayor i i i t ~ ~ ~ e i i ~eíii óeíli ccmerci~d e esc!ama, pues !e e ~ c m t ~ m o c
en siete ocasiones, y en los años 1507, 1508 y 1514 es como mayorista asoclado
a otros.
42 CRIPR., 23, fol. 45, y BG., 197. fol. 4; CMR., 23, fol. 46 v., y BG., 197,.
fols. 98 V.-99.
43 CMR., 21, fol. 51 v., y m., 194, fols. 225-227; CMR., 23, fol. 47 v.; BG.,
197, fol. 110; CM&, 23, fol. 46 v. El periodo de actuación es muy largo, el nom-bre
muy común pana la procedencia, pero es posible que fueran parientes.
34 khiUARI0 DE ESTUDIOS ATLANTICOS'
LA TRATA DE ESCLAVOS DURANTE LOS PRIMEROS DESCUBRIMIENTOS 13
COXERCIAWTDEESTA LLISTAS.
Ya citamos a Luis de Vaborriades como el primero de los por-tugueses
actuando en transacciones sobre esclavos, ai empezar
esta disertación. Siguiendo cronológicamente las presentaciones,
hallamos a Martín Alfonso. mercader de Lisboa, en cuyo nombre
ei comerciante gallego Galeat Mosquera presentaba una negra de
3alof &. Hay que pasar al año de 1499 para encontrar a Fernando
de Monfort concurriendo con seis piezas de Jalof, tres varones y
tres hembras "j. Juan Gonzalves era un mercader de Lisboa que en
2502 presentó a Sebaséián, negrito de Seni 4% Al año siguiente el
notario Miguel Adzurara llevaba un negrito de Río que le había
remitido desde Lisboa el mercader Alfonso Sanchiz 47. En febrero
de 1505 comparecía Juan Martines, mercader de Viana, para ajus-tar
de buena guerra a la negra María, nacida en dicha ciudad *&.
De allí era también Fernando de Cuña, el cual compraba en Lisboa
una negrita que vendía en Valencia en marzo de 1506 4e. Gabriel
Romano, mercader de Lisboa residente en Valencia, presentaba
en febrero de 1513 dos negritos de Berbesi que trajo para vender,
con el que se acaba la lista de tratantes portugueses de ]la ciudad ".
Vemos, por las procedencias, que los dos centros máis desta-cados
en el comercio de esclavos eran Lisboa, lugar de recepción
de la mercancía según las ordenanzas regias, y Viana. Estas dm
son las dos Únicas ciudades que figuran expresamente, pues en mu-chos
casos no se pone más que el gentilicio de portugzcés o del Reino
de Portugal.
Entre ellos figuran personajes de la envergadura del asentista
Marchione y su corresponsal Barchi, primeras figuras en la inicia-
-
44 CMR.., 21, fol. 51, y BG., 190, fok. 193-194.
48 CMR., 21, fol. 50.
46 CMR., 22, fol. 65 v., y BG., 195, fols. 13-14.
47 E2 apellido bien puede ser valenciano, pero e! mercader está inscrito
como portugués. BG., 195, fols. 188-189.
423 BG., 196, fe!. 48.
48 CMR., 22, foI. 67 v., y BG., 196, fol. 94.
CMR., 23, fol. 46, y EG.. 198, fols. 14 V.-15.
14 VICENTA CORTES
ción de la trata; los burgaleses Aranda y Aro, en contacto íntimo
con las ferias de Medina del Campo; Cáceres y Pardo, cuya filia-ción
puede suponerse semejante a los precedentes, etc. El cuadro
que desde el mercado de Valencia se obtiene se proyecta sobre toda
la Península, sobre el Mediterráneo y sobre el Atlántico incluso,
porque ya apuntamos el tránsito de los italianos desde sus casas
matrices en las pequeñas repúblicas hacia el mundo abierto al fu-turo
de las grandes empresas que eran las navegaciones ultrama-rinas
". Nos parece del mayor interés, por otro lado, el constatar
también la presencia de los comerciantes de los distintos reinos
hispánicos en todos estos negocios. Las compañías, familias e indi-viduos
que van ampliando su campo de acción netamente foráneo
a las transacciones africanas, primero, con sus delegados en los a N
mercados castellanos y portugueses, que trasladarán más tarde sus E
ambiciones al otro lado del mar, donde, junto con el caudal de escla- O n -
vos, se sentirá atraída ia ambición por ios mejores y mayores pro- - m
O
vechos mercantiles. E
E
2
E
RITMO E IMPORTANCIA DE LA TRATA. 3
- 0 Al hablar de micer Césaro y su principal, Marchione, pudimos ya m
E
darnos cuenta de que el comercio de esclavos negros es un problema O
que necesita todavía mucho aporte de nuevos documentos para poder
n
ir llenando las lagunas que actualmente existen. Al considerar las E
cifras que este solo mercader hizo llegar a Valencia nos pregun- a
tábamos hasta qué punto las cantidades conocidas hasta ahora re-flejan
la realidad del tránsito de negros africanos hacia Europa
en los primeros años de la existencia de la Casa dos Escravos, regu-ladora
oficial de todo el movimiento esclavista. La suma de 2.004
piezas en nueve años es considerable, más si pensamos que los mo-
51 Las notas mencionadas no hacen más que afianzar el aserto de Correia
Lopes sobre el asiento de negros de Garrevod en 1517, "este privilegio acabou
no entanto, por ser adquirido por genoveses a tr6co da soma de 25.OW ducados,
o que mais me confirma na idea de que os italianos mantiveram na origen1
da escravatura dos Descobrimentos indispútavel precedencia" (pág. 4), por-que
le sirven de base y precedente. En 1512-1513 fue arrendado el tráfico de la
pimienta a un tal Caliro Redolho, "por ventura genovés", dice Azevedo.
36 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANT;COS
L4 TRATA DE ESCLAVOS DURANTE LOS PRIMEROS DESCUBRIMIFNTOG 15
mentos de mayor auge de ventas corresponde casi al de la llegada
de otro grupo étnico sometido a cautiverio por aquellos años, los
canarios (1492-1496), y que este mismo fenómeno se va .a repetir
8Eos más tarde con cargazones de negros que llegarán al tiempo
que las de las presas de Orán y Trípoli (1508-1511). La gran oferta
repercutirá, naturalmente, como veremos, en el precio de los ejem-plares,
pero no, y esto necesita un estudio complementario de la
demanda en todos los mercados hispánicos e incluso extranjeros,
en la afluencia inmediata de grandes lotes a Valencia. Es decir,
no estamos en condiciones de explicar cómo a partir de 1505, pese
a las grandes cantidades de negros y moros vendidos en Valencia
entre 1508 y 1511 (1.070 negros y 685 moros, aproximadamente un
total de 1.755 cautivos en tres años), en esta época posterior a
Barciii se siguieron presentando ante ei Baile grupos cuantiosos
de negros que no dejan de crecer, pues en 1512 eran unos 325, en
1513 unos 250, en 1514 unos 475, en 1515 unos 110 y en 1516, último
año de nuestro trabajo, eran unos 580 negros los llevados, con
un total, por lo tanto, para estos cinco años, de 1.740 piezas. Esta-mos
en un momento, además, en que ya se han contratado los asien-tos
para surtir de negros a las Indias, porque allá, como y más que
en la madre patria, las gentes estaban acostumbradas a proveerse
be mano de obra esclava para sus casas y haciendas ".
No sabemos si todos estos negros que ajustaban y vendían en
Ba ciudad quedaban en ella para satisfacer las necesidades del servi-cio
doméstico y de los pequeños talleres de los diversos artesanos 53
52 Elena F. S. de Studer en La trata de; negros en el Rio de b Plata du-raMe
el siglo XVIII, Buenos Aires, 1958, dice que con los envíos de 50 y 200
esclavos negros para la Española en 1510 "estamos frente a ia primera apa-rición
dei ZG trata; es la primera .vez que se conducen negros a América para
"un uso no personal y no inmediato" y que se compran para revenderlos a los
colonos" [el subrayado y comillas son de la autora], Hemos visto que esta
novedad para con el Nuevo Continente tenía una anticipación de dos lustros en
el mercado valenciano, con respecto a los negros, con las mismas czracteris-ticas
(si exceptuamos el intervencionismo real, que sí es nuevo).
53 Figuran entre los compradores de esclavos: nobles, caballeros, ciuda-danos,
funcionarios, gentes de la Iglesia, labradores, profesionales (bachiller,
boticario, cirujano, doctor, escribano, estudiante, físico, licenciado, médico,
notario y pintor) y miembros de los oficios (albañil, alpargatero, arriero, bar-
o bien su mercado, sobre todo para los grandes lotes, no era más
que una etapa en el camino hacia el Reino de Aragón, el Condado
de Barcelona o Castilla, pues no creemos que para remitirlos luego
a otros puertos del Mediterráneo los mercaderes pagaran el im-puesto
en Valencia, siendo así que las otras ciudades también co-braban
su correspondiente derecho de ingreso. En caso de que
Valencia fuera la sede desde la que se enviaban a otros puntos, se
explica que sirviera de arribada para Aragón, como su puerto esen-cial,
pero no para Cataluña, que los tenía propios. En cuanto a Cas-tilla,
si puede pensarse en un abastecimiento de las zonas manche-gas
y murcianas vecinas a Valencia, hay que considerar que para
Castiila la Vieja y Andalucía las relaciones mercantiles, y aquí hay
que recordar de nuevo a los burgaleses mencionados, estaban muy
bien establecidas directamente desde el mismo Portugal o sus puer-tos
del Sur.
Así pues, bajo este supuesto, hay que imaginar que gran parte
quedaban en el Reino, pues todas las clases de la sociedad disfru-taban
de uno o varios esclavos para ayudarse en SII hogar o sacarles
rendimiento incorporándolos a actividades industriales y mercan-tiles
en las que, desde la conquista, venían aprovechando la habi-lidad
de los moros cautivos. En tal caso, no desligando el Reino de
Valencia de la comunidad de la Corona ni de Portugal, una pre-gunta
que se precipita en la mente es esta: si para un solo reino
destinaban los mercaderes portugueses una media de unos 250 cau-tivos
por año, icuáI sería la trata total de la Península y del resto
de Europa? j4. Esta interrogante no puede contestarse con cálculos
bero, batihoja, cambista, bonetero, botero, calcetero, carcelero, carnicero,
espartero, especiero, factor, guantero, hostelero, librero, marroquinero, men-sajero,
papelero, peraire, pescador, platero, .quesero, sastre, sillero, salazonero,
tejedor, tendero, terciopelero, tintorero, tirador de oro, torcedor de seda, tun-didor
y zapatero).
54 Insistimos de nuevo en que estas cifras no son máximas, pues en ellas
no se consideran más que los mercaderes portugueses y, además, en este pri-mer
período en que actúa Barchi el Único asentista es su principal Marchione,
que tiene el monopolio de los ríos de los Esclavos y Guiné, pues a partir de 1500
el área de adquisición de negros se amplia desde esta zona a Sierra Leona,
Santo Tomé y el golfo de Guinea, lo que se refleja también no sólo en los regis-
$8 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LATRATA DEESCLAVOS DURAKTE LOS PRIMEROSDESCUBRIMIENTOS 17
especulativos, sino con documentos, pues tal vez otros archivos
:guarden sorpresas tan apasionantes como el valenciano, noticias
que, unidas a otras muchas, contribuirán a ir aclarando la autén-tica
medida del comercio esclavista, que encierra, además de cues-tiones
numéricas, problemas de tipo étnico, social y económico de
la mayor entidad para completar el panorama del mundo moderno,
sobre todo en relación con la expansión europea en la totalidad
del planeta 55.
Pasemos ahora a ver el movimiento de esclavos en la segunda
.época en que nuestro trabajo se divide casi naturalmente, desde
I A Q 7 P., ,,.A Rnwnh; A, nnmn,,wviv
AZUI , GI y.ILc Uíliblll UlrJa u- lrUIIbULI-I & ms~f : rga ctiva y casi
exclusiva en el mercado de Valencia, hasta 1516, en que muere don
Fernando el Católico, período en que otros comerciantes van a
llevar sus lotes, pequeños y grandes, ante el Baile general. La nota
más destacada es que a partir de entonces no encontramos en nues-tro
mercado un procurador de ninguno de los asentistas conocidos,
y que los mayoristas, aunque llevan lotes parecidos a los del flo-rentho,
no tienen, una actuación tan larga y continuada. El solo
monto total de esclavos marca la diferencia entre estos dos mo-mentos
del comerciar p~rtu~guépso, rque, en los diecinueve a��os de
tros de los asentistas en l a Casa dos Escravos, sino en los nombres de las
tierras de origen de los cautivos.
55 Prueba de lo .necesario de estas aportaciones de nuevos datos nos la da
%esl iguiente caso: .AzeveCio dice que de 1513 a 15M salían de San Iago 2.966
esclavos, de los cuales 378, es decir una novena parte, iban para los puertos
'de Casti!!~ ($g. ?S). ;Cn_mpre?x?e Cati!!~, en SU d e n n~i n z~i 6gnen 6ric1, I
-todos los reinos de los Reyes Católicos? Porque en tal caso, si de la cifra de
1.415 que llegan en tales años a Valencia deducimos la mitad que correspon-
{dería a la Corona de Aragán, quedan 1.226 piezas que procederían de Lisboa
y las otras factorías africanas. Pero si pensamos que en la misma p~oporcion
"de un noveno se repartieron los lotes ajenos a San Iago, ¿qué cantidad nos
-producen 1.226? Es de 10.034 piezas, qiie nn aparecen en actas ningnnas. -&de-más,
¿puede calcularse la negada de negros a Castilla (de cuyas cuentas no
tenemos noticias, como de las de la administración aragonesa) con esta cifra
de la isla de Ca'm Verde y por comparación de las valencianas? Seria esta-blecer
posibiIidades muy arbitrarias.
que hablaremos, sus presentaciones no ascienden más que a 1.025
piezas y hemos visto que Fuede darse una cifra de 1.740 para los.
años de 1512 a 1516 y, añadamos, una de 1.270 de 1498 a 1511
Si para los años de la primera parte consideramos que Barchi pre-sentó
2.004 y que el total para el mismo tiempo fue de 2.100, vemos
que no es exagerada nuestra afirmación de que él era el dueño del
mercado frente a sus competidores de Portugal y Valencia, nacio-nales
y extranjeros. LOS otros mercaderes, que eran numerosos y
trataban en moros y canarios, apenas realizaron un centenar de
ventas de menudeo. Fodemos decir que, p r lo menos en el Reino,
el comercio de esclavos estaba antes de 150C en manos de italianos
asentados en las dos capitales, Lisboa y Valencia, poderosos puer-tos
mercantiles del Mediterráneo y de1 Atlántico.
h e g e !u sitUaciSn vumbiw, !e FISTXI~ n,Ue sucede c m I ~ P S ~ P C ~aC !
la costa africana, porque el exclusivismo se abre a mayores gentes
en ambas zonas, la de aprovisionamiento y la de distribución 57. Los
asientos pasan aIIá a manos de portugueses y aquí los comercian-tes
valencianos. van a intervenir junto a ellos o ya por su propia
cuenta en el mercado de la ciudad. Esto nos lo dicen las cifras tam-bién,
porque de los 3.010 negros entrados en Valencia durante los
diecinueve años de que nos ocupamos ahora, 10s mercadeados por
lusitanos son 1.025, lo que deja para Ias transacciones de los otros
tratantes 1.985 piezas, o sea casi el dobIe de la actividads8.
En conjunto, los datos que poseemos indican, salvo las fallas
S6 Hay que apuntar que faltan folios de ambas series en los Xños 1498 Y
1501 para la trata de negros, por lo que no hay cifra ninguna para ellos, y no
hay BG. para 1499 y 1500 y se puede suponer que Barchi aún siguiera presen-tando
esclavos en el primero de estos dos últimos años.
2; Río de los Esclavos y Río Primero, dado a Fernando de Loronha desde
1502-1503. De 1500 a 1503 se concedia a Joáo Rodrigues de Mascarenhas
Gautor y Gambia. En 1505, la Vintena da Guiné, Francisco Martins, los Ríos
de Guiné de 1509-1512 y el Senegal de 1511-1513. Joáo de Fonseca y Antonio
Carneiro, de 1504-1506, tenían Santo Tomé, que pasa en 1514 a dfonso Belo y
ma r t e .4fnnsri. S i e r r ~le ona e r l dada de 1510-1513 a .T&o d e Lila y Joáo de
Castro (vid. Correla, págs. 48-49).
58 Puede hablarse del doble, porque ya dijimos que Vallpuesta traba3aiJa
con los hermanos More11 en las remesas de 1513, que sumaron 158 negros boZaleS.
40 AATUARIO DE ESTUDIOS ATLBNTICOS
LA TRATA DE ESCLAVOS DURANTE LOS PRIMEXOS DESCCBRIMIENTOS 19
apuntadas en la documentación ", que el número de esclavos lle-vados
a Valencia tuvo una baja entre los años 1502 a 1508 para
subir de nuevo de 1509 a 1516, durante los que la media es de
348 piezas anuales, porcentaje superior al de la época de micer
Césaro, in crescendo, cuando ya las Antillas están necesitando bra-zos.
Estas cantidades, procedentes de la trata para las mismas
ocupaciones, tal vez, que en la metrópoli (el problema de una eco-nomía
esclavista no surge hasta el siglo m111 6 0 ) , hacen nacer nue-vas
preguntas : i hasta qué grado hay que basar todo el estudio del
problema de la esclavitud en la Edad Moderna sobre las necesidades
de mano de obra del Nuevo Mundo ? ¿ Cómo se explica que el puer-to
de Valencia, en los dos primeros lustros del siglo XVI, necesite
m$*, P C C ~ ~ OqSlx en Iris anterimes7 iQu4 circunstancias sociales
y económicas están cambiando en el mismo Reino y en los reinos
vecinos, que hacen posible una mayor demanda de negros? ¿Hasta
qué punto el descubrimiento y población de nuevas tierras en otras
latitudes determina un tráfico aparte del tradicional del Viejo
Mudo? i Qué novedades numéricas se aprecian en la corriente
esclavista ultramarina que no existieran ya en la iniciada a me-diados
del siglo xv, cuando los primeros buques portugueses car-gan
sus bodegas con cientos de negros? ¿Es realmente diferente
e1 trato y la situación de los negros llevados a América de la que
5s Vid. nota 55.
60 Esta es la opinión del Dr. Javier Malagón, que ha hecho valiosos tra-bajos
(en parte inéditos) sobre el empleo de negros en América. Para Chile,
Gonzalo Vidal Correa enumera como Ocupaciones y Oficios la servidumbre
y ei artesanado, iü rni~niüq ue eii id. Feriii~üh,,~ eg6~siei estalu:ecia eii :as
licencias concedidas para llevarlos, y además los dedicaban a trabajar en el
transporte, la navegación, la minería, la guerra y como capataces (vid. EZ
Africano en el Reino de Chile, Santiago, 1957, págs. 22-31, 38-43). Una Cédula
dada en Valladolid, de 26-IX-1513, concedía licencia a los vecinos de la Espa-ñola
para que pudieran llevar una esclava para el servicio de la casa, a con-dici6n
de que fuera cristiana y hubiera residido tres alíos en Castilla (vid. Fer-nández
de Navamete: Colección de los V.iajes. ., Buenos Aires, Guaranía, t. U,
pág. 417). ¿Podría explicar esta exigencia el que se vendieran negros
en los reinos peninsulares, para luego llevarlos a Arnérica?
disfrutaban sus parientes y conocidos llegados a Valencia, por
ejemplo? 'jl.
Por la luz que los documentos consultados nos proporciona
creemos que lo que ahora, sin mayores investigaciones en los pa-peles
hispánicos, nos parece algo nuevo y diferente, por basar nues-tro
juicio en el último periodo de la historia de la esclavitud, que
si forma un capítulo final y muy evolucionado de ella, no es algo
tan distinto de lo ya conocido. Lo que pasa es que lo conocido no
lo tenemos completamente conocido. La entrada de los grandes
cargamentos de negros en los sistemas normales de obtención de
esclavos es, en verdad, un hecho que revoluciona los antiguos y
conocidos desde el principio de los tiempos, no sólo en cuanto al
nuevo concepto de reconocimiento oficial y real de que tal comercio
es uri m~ n ~ p e !!ii~cr &ive 6" s im tmdGn pr e1 beche de qxe desde
ahora los negros, casi los únicos esclavos en el mercado occidental,
se encuentran en un nivel de inferioridad con respecto a sus con-temporáneos
en cautiverio, los cuales pertenecían a comunidades
culturalmente más adelantadas, provistas, por lo general, de una
61 Las cifras señaladas demuestran que hay que valorar el alcance de la
frase de Eaena F. S. de Studer al referirse a la institución en España: "i.2
-esclavitud no había desaparecido aGn y, si Men la evolución del estado econo-mico
había restringido poco a poco su aplicación, la ideología del momento no
la condenaba. Los españoles la tenían siempre presente, de modo que no hi-cieron
sino reavivar una institución en desuso'' (pág. 43). Por lo que sabemos,
y ante esta asombrosa demanda valenciana de fines del siglo xv y principios
de l x v ~m, ás que una restricción de l a potencia adquisitiva (si a eso se refiere
"'la evolución del estado económico") operaba una escasez de la mercancía,
puesto que cuando las piezas llegan en cantidad, sea de Canarias, Orán o Gui-nea,
los mercaderes encontraban siempre compradores. El hallazgo de la can-
"zera negra es signiñcativo, y 10s caiiibiüs en la trata que se operan en bm6rica,
evidentes, parecen obedecer no sólo a la burocratización del comercio iniciada
por los portugueses (la "Casa dos Escravos" es algo que no existía antes, y
la Junta de Negros, creada en 1662, será un eslabón fijo en la administraclon
indiana), sino también a la constante demanda de trabajadores en las nuevas
tierras.
62 Junto a las causas fijadas por Veriiniien, cie intervención de la Corona
y el considerar la trata como auténtico comercio que se lanza a las grandes
.cargazones, no hay que olvidar la naturaleza y condiciones de los esclavos en sí,
de los negros frente a los otros ,grupos hasta entonces conocidos en Occidente.
,42 AXUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LATRATADEESCLAVOS DURANTELOS PRIMEROSDESCUBRIMIENTOY 21
jerarquía política que estaba en relación con los gobiernos de los
apresores de sus vasallos. Los negros, una vez embarcados en las
naves de la trata, llevados a veces por sus propios reyezuelos a ellas,
quedaban absolutamente a merced del uso esclavista y sin más
ayuda que la bondad humana. Eran, por razones de simple utilidad
y rendimiento, más cosas que los moros, sus vecinos, los griegos,
turcos o caucasianos, habitadores de un medio no muy diferente
de aquel en que eran introducidos y sabedores, con esperanza, de
que otro golpe de suerte, la huída o el rescate, podía devolverlos
al hogar del que salieron. Los negros, transplantados de ia vida
selvática al mundo moderno, tenían que aprenderlo todo. Y aquí,
también, tenemos que detenernos a preguntar: jse deberá la mayor
afluencia de negros en el mercado al factor de que, sin oficio ni
beneficio, eran menos eficaces y se requerian más esclavos para el
mismo trabajo que antes? Porque no hay que perder de vista que
los moros, sus antecesores naturales, eran excelentes tejedores, tin-toreros,
marroquineros, agricultores, en fin, eran capaces de des-arrollar
cualquier actividad provechosa para la prosperidad y
avance de Ia sociedad mediterránea a la que pertenecíanG3. Hay
que ver, por tanto, cuáles son las modalidades de la condición de
los esclavos en este período de transición, de paso del siglo xv
al XVI, con respecto a las etapas anteriores, para comprobar si,
como se dice, hay una cisura y no una continuidad en la institución
o no. Y también, no abandonar el análisis de ella en la Península,
en donde no desaparece hasta mucho después, para poder consta-tar
cuáles son las peculiaridades que el medio geográfico e his-tórico
imprime en su desarrollo posterior en ambas riberas del
Atlántico.
LOS PRECIOS.
Para esta mercancía, como para todas las del mercado, la con-currencia,
calidad de las piezas, edad, deterioros, eran condicfones
que se apreciaban y que hay que tener en cuenta al pasar revista
a los precios pagados por las piezas. Por ello para el primer pe-
-
63 La profesión de los compradores explica este punto, pero también lo hace
ejemplarmente el recuento de los cientos de caiitivos llegadoi de Orán en'l503.
riodo, de nionopolio de Césaro de Barchi, podemos decir que tene-mos
precios al por mayor, que siempre son más bajos. En 1489 sus
dos grandes lotes de Jalofes se ajustaron a 16 libras 11 sueldos
y 17 libras 8 sueldos, respectivamente, mientras el precio de una
esclava vendida sola por las mismas fechas valía 22 libras y me-dia
64. La diferencia es notable, pero al hecho de ser precio de ma-yorista
hay que añadir el de que sus negros eran bozales y, por
tanto, ineptos, mientras que los habidos de otros amos podían ser
ya ladinos y conocer algún oficio o trabajo doméstico.
Cuando nos encontramos con una transacción excepcionalmente
baja, como en la de los 33 negros de 1490, apreciados en 10 libras
32 sueldos por cabeza, debemos imaginar que su estado no debía a
N
ser muy bueno, ya fuera por naturaleza o por efecto de la travesía. E
Ese mismo año una negra Jalofe era vendida por 20 libras ". Los O
n -
lotes siguientes mejoraron la calidad, porque en 1491 los primeros
- m
O
E se pagan a 19 libras 12 sueldos y 19 libras 3 sueldos, mientras el E
2
tercer envío del mismo año, de noviembre, volvía al precio inicial -E
de 16 libras 10 sueldos. EE las ventas pequeñas, individuales, alcan-zaban
de 20 a 22 libras. En 1492 y principios de 1493 se mantu- 3
-
vieron en 18 y 18 libras 15 stieldos, para bajar a 16 justas en agos- -
0
m
'Lo. En la presentación del siguiente año no se da precio ningu~o, E
y en 1495 las dos primeras remesas alcanzaron los altos precios O
de 23 libras 6 sueldos y 22 libras 15 sueldos, para estacionarse luego n
E las cuatro restantes en 14 libras por pieza. El mercado estaba satu- -
a
rado de esclavos en estos momentos, pues en los dos años prece- 2
n
dentes habían arribado muchos canarios y algunos moros, por 10 n
que este precio tipo de 14 libras bajó todavía más en 1496, hasta
O3
llegar a 11 libras 12 sueldos por cabeza. Al año siguiente, último
de Barchi, el precio volvía a estabilizarse en 16 libras 7 sueldos de
m-- &-.-."--:..L-. ...m-?.",. m,... Al A;",,,.Atn v.',*- 1-0 tw..,m'X,nr.:n- au J+ 1 1 1 1a~ ~L aaauwu, qut: ya1 GLG DGL GL U ~ L LGL U ya1 a. LUD br c r i i ~ ruv v - ~
nes de esta clase.
A partir de 1500 los precios tuvieron también algunas fluctua-ciones
en las ventas en grande, pues si los ajustados a Cáceres y
64 Francisco Mendoza, deán de Cuenca, vende una negra por 22 lbs. 10 sis.
en 25-IX-M89 {C?.lYY.2, 0 fe!. 166).
65 Pedro Igual vende una negra de Jalof por 20 lbs. en 4-X-1490 (CMR.,
20, fol. 162 v.). Para los años siguientes pueden verse las presentaciones de 10s
mercaderes portugueses en pequeña escala, que incluimos al final del trabajo.
44 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLALVTICOS'
LA TRATA DE ESCLAVOS DURANTE LOS PRIMEROS DESCUBRIMIENTOS 23
Pardo en 1510 eran a 17 libras, al año siguiente el lote no pasaba
de 14 libras 13 sueldos por esclavo, y el grupo de Alonso Rodrigues
un mes antes se había pagado a 15 libras. En 1512 Francisco Ro-drigues
tuvo sus negros a 14 libras y media, y diez meses después
Vallpuesta los despachaba a 16 libras en sus dos grupos. Diego
Ferrandes vendió en 1514 su pequeño lote de 25 negros a 15 libras,
precio en que se le tasaron a Rodrigues 117 piezas de un grupo,
mientras 99 de otro alcanzaban la suma de 18 por unidad. En esta
etapa no se supera la última cotización como la más alta dada a
los negros en las grandes cargazones, que con Barchi habían lle-gado
a más de 23 libras, precio aquel que es casi el menor pagado
en las ventas al detall. En ellas los precios oscilan entre las 20 y
las 25 libras, siendo frecuentes los esclavos vendidos al mayor de
estos precios.
La comparación de los precios medios extraídos de ias trans-acciones
en Portugal y Cataluña con los valencianos puede das
idea de cuál era el valor real del esclavo, la ganancia y los riesgos
que los mercaderes afrontaban en la trata. Por las cifras halladas
en la documentación portuguesa se ve un aumento continuo y pau-iatino
en ios precios Üe ios negros desde 1486 hasta 1492, que corres-ponde
a nuestro primer período, mientras en Barcelona el curso
tiene altibajos, como en Valencia ". En esta plaza se mantiene más
estacionario en los casos de mayoristas y mercaderes menores, por-que
las variaciones, como vemos, se repiten a lo largo del período
considerado y dependen de circunstancias especiales, ya señaladas,
y no aparece una línea uniforme de elevación constante de precios.
bnlhomnr rln nargr nn nnfn rnnncrirln 8 +rgrrán i4n ~rninfininfa -.L"uuwisrvu u- y-.,-*, "AL bu.," & ""v&s -u" rL u r w u\, r ..,-rirrurL.uu
años de actividad del mercado valenciano, por una serie de hechos
66 Verlinden da como precios medios corrientes en e: mercado barcelonés,
en moneda catalana, las cifras de 40, 65 y 66 libras (págs. 451-453). Los pa-gados
en Lisboa, según las cuentas de los asientos de Marchione, son: de 1486-
1488, a 4.024 reis la pieza; de 1489-1490, a 4.790 reis, y en 1492, a 5.445 reis
(págs. 226-227). Azevedo dice que entre 1511-1513 pasaron por la Casa dos
Escravos 1.265 negros pertenecientes al rey, evaluados en 8.086.795 reis, lo q~ir
da un precio de 6.392 reis por esclavo (pág. 73).
Núm. 9 (1963) 45
24 VICENTA CORTÉS
que plantean otra serie paralela de cuestiones por resolver en los
otros reinos de la Península. Junto a las noticias gemelas de que
carecemos con respecto a ellos, y que ahora podernos utilizar para
Valencia, se enlazan, lógicamente, las del estudio en todos los terri-torios
del substrato social y jurídico en que estas cuentas y cifras
se apoyan, asunto, por cierto, de tanta importancia como el análisis
cuantitativo y económico de los esclavos, pues no sólo necesitamos
saber las sumas de las que entraban, sino el porqué, la mayor esti-mación
pecuniaria de los de una región determinada y las razones
humanas que la determinaban, la situación de los cautivos en la
familia, la comunidad y el Estado como personas y su infiuencia
en la vida, costumbres y cultura de las gentes con las que vivían.
a No sólo debemos satisfacernos con el conocimiento de la Ile- N
gada de 3.029 esclavos a Ha citedad y ver quiénes, cuándo y cómo E
los ~üiliPrai;un, sirlü y-ae este P-tTu-Idtoe pi3tida pai-a tratar de O
n--
averiguar dónde, por qué y hasta cuándo estuvieron en ella vivien- m
O
E
do, creando sws hogares y formando parte de la población valen- S£
ciana. Su introducción puso en movimiento una gran cantidad de -E
ínteresw de todo orden, materializados en las 49.400 libras que,
------ 3 a p v x:~--~-2~ r a c ldd.- ~h~e l t : ~ ~2~ e , ..---.- - L 2. I I ~ ~ U C ~ p~urL s- u~ cIa usa. r e r u ~ a r ~ l pqcuue ua -
completo el campo de lo material con esta etapa eiiristica, porque -
0
m
E hay que poner esta suma en relación con el poder adquisitivo de la O
moneda, con los peculios de las distintas clases sociales, con el
valor productivo de los esclavos, con la riqueza general del Reino n
-E
de Valencia y, por extensión, de todos los otros de la recién unida a
Monarquía. Este es el escal6n primero con el que, avanzando en el! 2
n
tiempo, hay que ir ascendiendo en el conocimiento de la esclavitud n
en las otras provincias ultramarinas, las Indias, para ver cómo 3o
una institución de vieja solera en la metrópoli adquiere modali-dades
ii-ae~--asp, ropias y- especialos eiI cada -aiia de las dfst,'¿iiieas
regiones.
P-?i¿ráP,PO DE ESTUDIOS ATLANTIGOS
A P E N D I C E
F E C H A IMPUESTO PRECIO PRECIO MEDIO ESCLAVOS PROCEDENCIA
- ---- -- --
2.320 sls.
2.510 sls.
480 sls.
3.760 sls.
2.666 sls. 8 ds.
1.606 sls.
3.504 sls.
3.333 sls. 4 ds.
2.666 sls. 8 ds.
-
2.334 sls. 4 ds.
2.464 sls.
1.605 sls. 4 da.
-
-
2.146 sls. 8 da. -
1.882 lbs. 10 sls.
1.740 lbs.
360 lbs.
2.820 lbs.
2.000 lbs.
1.204 lbs. 10 sls.
2.628 lbs.
2.500 lbs.
2.000 lbs.
(2.144 )
1.750 lbs.
1.848 lbs.
1.204 lbs.
(1.974)
(2.044 i
(1.540 )
1.610 lbs.
1.950 lbs.
--
31.397 sls. 33.19j lbs.
Jnlof.
11
9 ,
1,
f?
1,
f >
$ 9
,
ff
F E C H A IMPUESTO PRECIO PRECIO MEDIO ESCLAVOS I'ROCEDENCIA
l~a~z i fes%aciondees Francisco Rodrigues.
30-IX-1507 ........................ ....
12-111-1511 ....................... --
28-VII-1512 ....................... -
22-VIII-1512 ..................... -
10-XI-1514 ........................ 1 . 9 0 4 ~ 1 ~ .
10-XI-1514 ........................ 2.262 sls.
.-
4.166 sls.
lifciwifestuciones de Golzmlo de Cáceres y Luis Pardo.
50 lbs.
15 lbs.
(1.782)
(1.755)
- - - -
3.602 lbs.
27-X-1510 ......................... -- (2.210)
8-V-1511 ........................... A 1.290 lbs.
a -
1 -- -
101 -
121 Capi.
99 - -
117 - -
--
441
14-IV-1508 ........................ - 1,s lbs.
28-IV-1511 ........................ - 1.6810 lbs.
MERCADER Y FECHA IMPUESTO PRECIO I'RECIO MEDIO ESCLAVOS
__- _ ---__ -_
Mnnifestacior& de otros mercaderes.
Vaborriades, L. (10-111-1491).
Alfonso, Martín (10-11-1495).
Monfort, F. de (19-111-14991.
Gonsálvez, Juan (26-1-1502).
Brandis, J. de (5-IX-1502).
Idem (12-VIII-1503) ..........
Idem (26-111-1504) ............
Idem (30-V-1504) ..............
Idem (22-111-1505) ...........
Idem (15-XI-1505) ...........
Idem (9-11-1510) ...............
Sanchiz, Alfonso (19-1-1503).
Martines, Juan (17-11-1505).
Barchi, Cesdoe (9-11-1509).
Idem (7-11-1511) ...............
Idem (16-11-1512) ............
Idem (13-X-1514) ..............
Idem (11-VIII-1516) ..........
Cuña, F.do de (28-111-1506).
Rodrigues, F." (7-XI-1515).
Ferrandes, D.'" (30-IV-1495).
Idem (2-111-1512) .............
Idem (19-V-1512) ...............
Idem (13-X-1514) .............
Romano, Gabriel (17-1-1513).
Vallpuesta, P. de (2-V-1513).
Idem (28-VI-1513) ............
30 sls. 10 ds. -
151 S~S. 2 ds. -
-
-
-
-
-
35 sls.
-
-
- -
28 sls.
88 sls. 8 ds.
525 sls. -
23 lbs. 2 sls.
18 lbs.
133 lbs. 8 sls.
22 lbs. 10 sls.
13 lbs.
26 lbs. 8 sls.
60 lbs.
25 lbs.
25 lbs.
25 lbs.
23 lbs. 11 sls.
75 lbs. 12 sls.
55 lbs. -
20 ds.
25 lbs.
18 lbs.
18 lbs.
22 lbs. 10 sls.
67 lbs. 4 sls.
-
376 lbs.
27 lbs. 6 ~ 1 %
25 lbs. 4 sls.
(1.328)
(1.200)
3.651 lbs. 15 sls.
-
18
22-4
22-10
13 -
26-8
15
25
25
25 -
23-11
25-4
18-6 -.
20 ds.
25 lbs.
18
18
22-10
16-16
-
15
-
16
16
-
PRO(7EDENCIA
---
Jalof.
Seni.
Mandinga.
-
-
-
-
-
Río.
Viana.
Jalof, Safi.
Beni, Caxi.
Jalof.
t
Lisboa.
Hancón.
Jalof.
-
-
-
Berbesí.
-
-