LEÓN Y CASTILLO, MAURA Y SUS TIEMPOS
POR
MARCOS GIUIMEBA PERAZA
PRELIMINAR a
E
Quiere ser este estudio una primera aproximación al tema de O n
las relaciones personales, profesionales - d e cliente a abogado-
-- m
O
y, sobre todo, políticas entre los dos grandes isleños que se Ila- E
E
maron Fernando de León y Castillo y Antonio Maura y Montaner. 2
E
Alrededor de ellos, el ambiente en que se movieron, los amigos
comunes -entre los que destaca una figura insigne de las letras, 3
don Benito Pérez Galdós-, la España de su tiempo, en suma. O-m
F'uente primordial de nuestro trabajo la constituye la corres- E
pondencia -en su mayor parte inédita- mantenida entre dichas O
figuras de la política española desde el Último tercio del siglo xix n
hasta la muerte, que sólo los distanció siete años. Las relaciones -E
a
epistolares conocidas se inician con una carta de Maura a León n
y Castillo del año 1889. Y terminan con la de León a Maura, n
n
de 1913. Pero antes y después ambos amigos se relacionaron por 3
razón de la politica nacional. A nuestro juicio, el lazo más fuerte O
que unió a ambas figuras del partido liberal fusionista fue su aná-loga
concepción de los problemas de Ultramar, para los que en-contraron
y defendieron soluciones parecidas, graduadas por los
diferentes años en que rigieron el Ministerio del ramo. Aunque
Maura ingresara después en el partido conservador, la comunidad
de ideas se mantuvo entre ambos correligionarios, se* acredita
la correspondencia que cruzaron. Ni siquiera en la concepción de
la politica internacional difirieron sustancialmente, pese a que en
a i g h punto concreto -como ei dei tratado non mio con F~an-
Núm 19 (1973) 471
2 MARCOS GUIMERA PERAZA
cia de 1902- se enfrentaron el criterio del embajador en Pa-rís
y el del ministro de la Gobernación del Gabinete Silvela.
Las cartas escritas por Maura a León y Castillo se conservan
en el Archivo Histórico Prouinoial de Las Palmas, y su copia
está en nuestro poder desde hace años, gracias a la amabilidad
del entonces archivero don Benjamín Artiles Pérez -niuestro pro-fesor
de Latín en la Universidad de La Laguna- y al la diligen-cia
del amigo e investigador generoso que es Manuel Hernández
Suárez. Las cartas de don Fernando a don Antonio están en el
Arcbh Mama, de Madrid; pero en obras el nuevo edificio de la
antigua calle de la Lealtad durante mucho tiempo y pendiente de
reordenación sus valiosísimos fondos, sólo en el mes de abril del
año 1971 hemos podido manejarlas y fotocopiarlas, g~aciasa la
amplia autorización de la excelentísima señora duquesa viuda de
Maura, doña Concepción Rivera de Aspiroz, y a la peiMiciaa tenta
de su administrador, don Antonio Alonso. A todas esas personas
hago público el testimonio de mi gratitud.
Por Último, debemos resaltar las facilidades que pa.ra la reali-zación
de este trabajo nos han dado en Las Palmas los amigos
Alfonso de Armas Ayala y Joaquín Blanco Montesdeoca, director
de la Casa-Museo de Galdds, el primero, y del Archivo Histórico
Provincial, el segundo.
Fernando de León y Castillo nació en Telde, isla de Gran Ca-naria,
el día 30 de noviembre de 1842. Fueron sus padres don
José Maria de León y Falcón (1801-1854) y doña Mana de la Con-cepción
del Castillo-Olivares y Falcón, sobrina de su esposo. Era
don José María el hijo tercero del matrimonio, y hemianos suyos
fueron el militar y político don Francisco María y el pintor don
Manuel de León y Falcón l. Fue León y Castillo nieto de don Juan
Bautista Maráa de León y Romero, el coronel de la \vGranadera
1 A don Francisco Marfa de León y Falcón hemos dedicado unas notas
biográficas en nuestro trabajo Don Francisco Marta de LBdn (1799-1871).
<Anuario de Estudios Atlánticosw. Madrid-Las Palmas, año 1962, niim. 8, pá-ginas
594 y sigs.
Allf puede verse su efigie, pintada al óleo por su hermano don Manuel,
figura 4
472 A N U A R I O DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S
LEUN Y CASTILLO Y MAURA ., 0
Canaria» en la guerra de la Independencia (1770-1834) ; y bisnieto
de don Francisco de León y Matos (1745-1792), historiador de 10s
heredamientos de aguas de Canarias 2.
Puede verse su casa natal, restaurada y convertida en museo,
en nuestra lámina Ia).
Un año después nace en Las Palmas, en la calle de Cano, Be-nito
Pérez Galdós: exactamente el 10 de mayo de 1843. Ambos
jóvenes coinciden en las aulas del colegio de San Agustín, de la
capital de Canaria, y anudan allí la amistad que fortalecerían en
sus primeros tiempos de estancia en Madrid, y que habría de du-rar
toda su vida.
El 2 de mayo de 1853 nace en Palma de Mallorca Antonio Mau-ra
y Montaner. En Madrid trabaría amistad con León y con Gal-dós
- q u e alcanzaría la vida de cada uno-, y con ellos mantendría
correspondencia a lo largo de cerca de cuarenta años; cartas que
brindan detalles muy positivos para la vida política española de
la restauración de Alfonso XII, de su viuda la reina regente y de la
mayor parte de la Monarquía constitucional de Alfonso XI113.
Terminado su bachillerato, León y Castillo sale para Madrid.
De Las Palmas a Tenerife, en el pailebot La Estrella; de Santa
Cruz a Cádiz, en el Vkcmde de Amtio@a. Eran los primeros
días de octubre de 186'0. En la capital de España se hospeda en
la pensión de estudiantes establecida en la calle Fuentes, núme-ro
3, a la que luego iría también Galdós, cuando llegó a Madrid
a mediados de septiembre de 1862. Allí debieron coincidir una nu-trida
peña de estudiantes canarios, que trabaron estrecha amis-tad.
Ehtre ellos el VI11 marqués de la Florida, don Luis Francisco
Benitez de Lugo, y mi tío abuelo Barcino Guimerá y Castellano 4.
León cursa la carrera de Derecho en la Universidad Central,
2 Hemos estudiado la obra de León y Matos en nuestro libro Régamerz p-
~ú2iaioo de las aguas e@ Cmmm. Instituto de Estudios Canarios, La Laguna
de lenerlfe, i~66,pa g 14 y 36.
3 Sobre las relaciones entre el político mallorquin y el novelista canario,
nuestro libro Maura y Galdós, Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria,
Las Palmas, 1967.
4 Sobre esta etapa de Galdós y sus amigos canarios residentes en Ma-drid,
debe verse el excelente estudio puesto por JosB Pérez Vida1 como pró-logo
a los articulos de don Benlto, que titula Madrid [Afrodisio Aguado, So-ciedad
Anónima, 1957, págs. 17 y 231, y los espléndidos artículos que ha
pubiicado en ei ciiario <<La Provincia», de Las Paimas de Gran Canaria;
especialmente a lo largo de 3971 [vid viernes 24 de septiembre de 19711.
Núm 19 (1973) 473
4 MARCOS GUIMERA PERAZA
donde se licencia en 1866, «cumplidos apenas los veintitrés años» 5.
Galdós, que inicia sus estudios en 1863, los va alargando morosa
y desmayadamente hasta 1869, en que, cerca ya del final, aban-dona
la carrera de Leyes. León escribió ya en la revista Las Ca-na*,
de Madrid, en 1863, con algo que habría de tener relación
con su vida piablica de forma definitoria: el puerto de Gran Ca-naria.
Por su parte, Maura, diez años más joven como hemos visto,
llega a Madrid para estudiar también Derecho, en el mes de sep-tiembre
de 1868, poco antes de «La GIoriosa».
11. «LAG LORIOSA: »L són cm&rzxa su oawera politi~a:1 870
a
León y Castillo juega un destacado papel en las conspiraciones
de los generales desterrados en Canarias que preparan el destro-namiento
de Isabel 11. Lo ha referido él en sus Memorias, lo pro- g
clamó Ríos Rosas en el Congreso y en nuestros días Oscar Falcón
Ceballos informa que varias personas en Madrid están estudiando
E la parte que tuvo León en el éxito de Alcolea 6. Procedente de la ;
«Unión Liberal», de O'Donnell - o t r o irlandés-tinerfeño ilustre $
que quizá necesite un estudio atento 7-, León habría de militar %
después en la «Unión Constitucional», minoría moriikquica «sin
monarca» de la República 1, para, después de la restauración, en-trar
en el partido liberal fusionista que acaudillara Sagasta. Cu-riosamente
sus relaciones con Isabel 11, cuando ésta hizo viajes %
a Madrid -por ejemplo, con motivo de la gravedad de su hijo
en 1885- y, sobre todo, cuando León desempeñó la :Embajada de g
España en París, fueron excelentes, y de ello hay numerosas prue- E 3
O
5 FCernando] de León y Castillo, marqués del Muni: Mis tzempos, Ma-drid,
Sucesores de Hernando, 1921, prólogo del conde de Rom,mones, tomo 1,
capitulo 111. Ha sostenido Simón Benitez Padilla [La socieüud espMrNa de la
segunda mitad üel mglo XZX, revista de <El Museo Canariox, mero-diciembre
& Ic)fi.?~, 6 ~ 85s-8.8, 1 9 P l!mao de C,~.n_nC ~ ~ ~ pL&.o. ! 7~1-,7 -1 que p & ~d e
las Memorias de don Fernando están escritas por su amlgo don Benito Pé-rez
Galdós; concretamente, todo el capitulo 11 del tomo 1. Reconoce, sin em-bargo,
el «gran valor aocumental que conserva» la obra del marques del
Muni. Comenta Alfonso de Armm Ayala [Galdós g L&&n y Castillo, pág 1811 :
«Es grato pensar que la pluma y la ironia de don Benito puedan estar en-redadas
entre la prosa de las Memorias de León y Castillo.»
6 Oscar Falcón Ceballos: «Diario de Las Palmas», 1968
7 ver P,! dp JQ& P&pe Vida! t!t~!adc Y cggt&!!n, l;mi~x4ot~
[<La Provincia», viernes 12 noviembre 1971, pág. 361.
474 ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S
El varatlero tiel Puerto tie la Luz en 1906, demolido en 1955. (E'otoptfias
que debo a la ariiabilirlad de mi amigo Rafael Hernhdcz del (hstillo.)
bas documentales. Por otra parte, León, con su paisano José Luis
Albareda, fundador de la Revista de España - d e la que fueron am-bos
luego copropietarios y directores y que venía publicándose
quincenalmente desde 1868-, mantuvieron abiertas sus páginas
para los discípulos de Sanz del Río, como ha puesto de relieve el
mejor historiador de la Institución Libre de Enseñanza, Cacho Viu,
que fue catedrático de Historia contemporánea de España en la
Universidad de La Laguna s.
La carrera política de León y Castillo comienza en 1870. El
entonces ministro de la Gobernación, don Nicolás María Rivero,
le nombra sucesivamente gobernador civil de Granada, primero,
y de Valencia, después. De este último Gobierno Civil tomaría po-sesión
el 24 de diciembre. En el mes de marzo de 1871, León y
Castillo es elegido diputado a Cortes -por vez primera- por el
distrito de Guia, de Gran Canaria. Y, por segunda vez, en las elec-ciones
de marzo de 1872, ésta por Las Palmas. Destaquemos que
en ese año de 1872 fue la última ocasión que León pisó su tierra
natal. Muerto en Biarritz en 1918, sin haber vuelto a las islas, sus
restos serían trasladados solemnemente en 1928 y sepultados en
la Santa Iglesia Catedral de Las Palmas.
Mientras tanto, Maura, estudiante de Derecho, sería miembro
de la Academia de Jurisprudencia desde 1870; y acabaría su licen-ciatura
en Leyes en 1871.
III. LA PRIMERA REPÚBLICA: León se pmmuncia comtra la Consti-tu&%
federal: 1873
Don Amadeo de Saboya, duque de Aosta, elegido rey de Es-paña
en la sesión de Cortes de 16 de noviembre de 1870, renuncia
a la Corona en la madrugada del 11 de febrero de 1873, y ese
mismo día se proclama la 1 República española. En las eleccio-nes
para C n r h C~~stitfiyenteCs,P ! P ~ ~ U ~ UdeSl 19 z! 1'7 de muy=
de 1873, resulta elegido por Guia, otra vez, León y Castillo; al
que acompañaron en el Congreso don Nicolás Estévanez y Murphy,
que a la sazón era gobernador civil de Madrid, por Santa Cruz --
8 Vicente Cacho Viu La Instituczón Lzbra de Enseñanza. 1. Origmes y
otrrpn u???vwnotndn(_l @%?-!^.'tZP,!r.Ó !cpc de P!nrei?t!i?c Wrez Emb!d, Madr!d,
Ediciones Rialp, 1962, p8g. 343, nota 46
Núnt 19 (1973) 475
6 MARCOS GUIMERA PERAZA
de Tenerife; don Ramón Domínguez Gpez, por La Laguna; el
marqués de la Florida, reelegido por La O~otava;d on Eufemiano
Jurado y Domínguez, por Las Palmas; y don Santiago Verdugo
y Massieu, por La Palma.
La Asamblea se reunió en Madrid el 1 de junio, y el día 8 del
mismo mes fue declarada Ia República Federal. Estévariez es nom-brado
ministro de la Guerra en el Gobierno de Pí y Margall. Du-rante
esa etapa se presentó por Pi su proyecto de Constitución
federal, creando los llamados Estados regionales. De entonces data
lo que hemos llamado el «Compromiso Estévanez», documento
suscrito por los diputados por Canarias con fecha 19 de junio
de 1873 -a falta sólo de la firma del diputado por La Laguna, Do-minguez
López-, en virtud del cual se comprometían a proponer
y sostener en el seno de la Comisión constitucional «qule, en lo po-lítico,
el Estado de Canarias se subdivide en dos Subestados, y en
el caso de que la Comisión se oponga a ello, que turne la Dieta
entre las dos islas de Tenerife y Canaria» 9.
Llega a las Cortes el proyecto de Constitución el 17 de julio
de 1873, y en su artículo 1.o Canarias constituye un Estado. Se
pronuncia en su contra el 11 de agosto León y Castillo, afirmando
que «la federación es un despropósito traducido al castellano por
el señor Pi y Margalb> -refiriéndose a la traducción que había he-cho
de El principia federatzwo, de Proudhon lo-. Al término del
debate, Ríos Rosas pudo decir: <La Constitución federal está muer-ta.
El discurso de León y Castillo ha sido la tumba de la federal;
el de Martin de Olías, los funerales.» ;Y el Último halbfa sido a
favor !
Este fue el primer gran discurso de León y Casti~llo, el que
le consagró como buen orador de aquellos tiempos. Su elocuencia
fue pomposa. Su oratoria fue, desde luego, grandilocuente, pero
en modo alguno vacía. Sabía lo que decía y lo decía bien. Don
Fernando, «más bien bajo, grueso, resuelto, imperioso, atento a
SU indumentaria» 11, tenia una oratoria «como, en general, toda
9 Ver sobre el «Compromiso Est6vane.m nuestro trebajo El plez'to zmular
La dwtsa6n de la p r o m c h de Cana~uzs (1840-1873), <Anuario de Estudio8
Atlánticos», Madrid-Las Palmas, 1968, núm. 14, pág. 610.
10 Diario de Bmwm de las Covtt% Constitzcymtek de tu Reptiblzca Espa-ñola,
2, pág. 1361.
11 1 ~ 1 6P &ei Vida!. Perrtando de L e h y Castzllo. aLa Provincia». vier-nes
24 de septiembre de 1971.
476 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
la de su época ..., todavía amplia, excesivamente amplia y dilata-da,
ampulosa, pero en ningún momento descuidada. Como todos los
grandes oradores, preparaba con sumo cuidado sus discursos, que
acicalaba con toda clase de citas, sobre todo de autores clásicos» 12.
Por eso no nos parecen justas las críticas que dejó escritas en
su interesantísimo Dhrw el notario de Las Palmas don Agustín
Millares Cubas 13. Este discurso contra la federal, como el que pro-nunció
años más tarde contra Pí, defendiendo la memoria de Al-fonso
XII, y otros de oposición a Cánovas, nos parecen unas bue-nas
piezas oratorias.
Lo de «retumbante» sí que debe de ser cierto, porque de «su
vozarrón característico» se decía en el Congreso que «cazaba co-dornices
a cañonazos» 14.
Simón Benítez ha escrito que la tradición canaria afirma que
León «tocó el cornetín en la banda de su ciudad de Telde, y a
este ejercicio filarmónico atribuía la malintencionada crítica de
sus adversarios la potente voz que desplegaba en sus interven-ciones
parlamentarias» lS.
En la famosa noche del 2 ai 3 de enero de 1874, León y Cas-tillo
defendió a Castelar y combatió duramente a Salmerón. Esa
madrugada se produciría el golpe de Estado del general Pavía.
12 José Pérez Vida1 De oralorza, «La Provincia», viernes 15 de octubre
de 1971.
18 Agustin Millares Cubas. Drarzo [comenzado en febrero de 1931 y ter-minado
en junio de 19341. apolitico vulgar, monárquico y adocenado, orador
ampuloso y efectista» [folio 61; «la lectura de sus discursos retumbantes, va-cíos
y enfáticos, que llevaba aprendidos de memoria y declamaba con voz
tonante, me persuaden de que era uno de tantos políticos españoles, mediocre
y palaciego. El mismo desisti�� de la oratoria y se refugió en su Embajada h a
de París, la que disfrutó muchos años >> [folio 371.
En línea de censura, debe también verse la carta que Palacio Valdés escri-bió
a Gald6s el 2 de octubre de 1881. «,Cuánto mejor es hablar que escri-bir'
Pero aún peor que escribir es hablar como su paisano León y Castillo
y otros retóricos de la misma clase» [Sebastián de la Nuez y Josc! Schraib-man:
Cartas del Archwo de Galdós. Madrid, Taurus, 1967, pág. 1191.
14 Duque de Maura y Melchor Fernández Almagro. Por qué cayó Alfon-so
XZZZ. Madrid, Ediciones Ambos Mundos, 2.' edición, 1948, pág. 431, nota 25
15 Simón Benitez Padilla: La socieW espa4ioi.a de la seigumda mitad. &l
szglo XZX, revista de aEl Museo Canario», encro-diciembre de 1963, núms 85-88,
Las Palmas de Gran Canaria, pág. 65
Puede consultarse Aurellano Linares Rivas [La pri'zmera Cámara de la Res-tazcraci&
n, Madrid, 1. C. Conde, 18781, donde dice que la voz de León y Cas-tillo
aes como la explosión de un cartucho de dinamita), ala voz m& pode-rosa,
más tonante y sonora de cuantas resuenan en el Parlamento español»,
tvoz prepotente que conmueve el espacio y haca retemblar las paredes».
Núm 19 (1973) 477
8 MARCOS GUIMER~ PERAZA
Caida la República, León sería nombrado por el general Serrano
subsecretario del Ministerio de Ultramar, cuya cartera. pasó a des-empeñar
Romero Ortiz. Puede afirmarse que desde ese año de 1874
existió en Canarias el partido liberal-leonista, que hasta 1881 tuvo
un leve matiz conservador, por don Pedro Bravo de Laguna.
Mientras tanto, Maura se colegia como abogado en 1874 y es
primer pasante de Gamazo desde 1875.
IV. LA RESTAURACIÓN
Llegada la Restauración, en las elecciones de 20 de enero
de 1876 León es de nuevo diputado por Guia. Ese año nace el
partido liberal fusionista, bajo la jefatura de Sagasta, en el que
ingresa León. Por su parte, Maura contrae matrimoriio, en 1878,
con doña Constancia Gamazo y Calvo. La paz del Zanj��n se obtie-ne
el 12 de febrero de 1878.
En las elecciones siguientes, de 20 de abril de 1879, León es
reelegido diputado por Guia. En Canarias se produce la alianza
electoral entre León y Castillo y el tinerfeño don Feliciano Pérez
Zarnora, que denunciaría repetidamente Pérez Galdós en su corres-pondencia,
cuando trata de obtener el nombramiento de su her-mano
el brigadier don Ignacio Pérez Galdós, gobernador militar
de Santander, para el mismo cargo en Gran Canaria lo.
En las Cortes, León y Castillo, situado en la oposición frente
al Gobierno de Cánovas, pronuncia un importante discurso sobre
Cuba el 5 de febrero de 1880, censurando que fuese alejado de ella
Martínez Campos, con sus propósitos pacificadores; y declara en
nombre de la minoría que acepta la herencia del general y lamen-
16 Debe verse para este episodio de la vida militar del gentwal Pérez Gal-dós
la carta de Pereda a don Benito, de 4 de julio de 1879 [Soledad Ortega:
Cartas a GalaMs, Revista de Occidente, Madrid, 1964, págs. 76-77); la carta
de Galdós a León, de 17 de septiembre de 1880 [Marcos Guimerá Peraza:
E2 pie& iri~uiiir.i íi piigiici prir Ici rLu~~!y~~mUGZEü=.. ~:Q <luOly.Y-i!?CO), xAYu?,~!c!
de Estudios Atlánticos», núm. 16, Madrid-Las Palmas, 1970, p8g. 423, nota 131 ;
y la de Galdós a Cámara, de 17 de septiembre de 1880 [Alfonso Armas Ayala:
Galdós, aditor, uAsomante», San Juan de Puerto Rico, 1960, p6gs. 37 y sigs.,
y Qaiüós y sus cartas, «Papeles de Son Armadans,, Madrid-Palma de Ma-llorca,
enero 1966, págs 32 y siga l; y Alfonso Armas Ayala [Ga¿%%s y Le6n
y Castillo, Valladolid, homenaje al profesor Marcos, tomo 11, 1966, phgs. 175
y siguientes]. Don Ignacio seria nombrado al fin gobernador militar de Gran
Canaria por Reai Decreto de 5 de abril Ye 1882.
478 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
b 6 Y~ CAS TILLO Y MAURA 9
ta los años perdidos desde la paz del Zanjón para arraigar la paz
sobre el derecho. El día 7 acusa a Cánovas de tener como fórmula
de su política en Cuba la de amas y dinero; siendo la fórmula de
la minoría liberal de cmesiones y refo,mas en primer témkno;
amas y dinm en, ziltimo resultado 17. Fue ésta la primera inter-vención
en Cortes de León y Castillo sobre el problema de Cuba,
a la cual habrían de seguir pronto otras, al ser llamado a colabo-rar
en tareas de Gobierno.
Ledn, ministro de Ultramar: 1881
El 8 de febrero de 1881, León y Castillo es nombrado minis-tro
de Ultramar en el Gobierno que forma Sagasta. Nace enton-ces
en Canarias el partido «Único», que dominaría en las Islas du-rante
cerca de cuarenta años. Comienza una nueva etapa en la
pugna insular: la lucha por la hegemonía en el archipiélago, que
León trata de conseguir para su Isla natal a base de engrande-cerla
con concesiones importantes. La primera fue la creación de
la Junta de Olbras de los Puertos de la Luz y Las Palmas (20 de
abril de 1881).
En el terreno familiar, un acontecimiento importante: don Fer-nando
casa en Irún, el 6 de julio de 1881, con doña María de las
Mercedes Retortillo y Díez. Pasó su luna de miel en Betelu, don-de
le entrevistó don Domingo Guerra Rodriguez.
Se celebran las elecciones de diputados a Cortes el 20 de agos-to
de 1881, y en ellas sale León elegido por Las Palmas. Por vez
primera son diputados a Cortes don Antonio Maura, por Palma
de Mallorca, y don José Canalejas. De estas elecciones nace la ene-miga
de don Fernando a los políticos de TBnerife, que eligieron al
17 Pueden verse las notas extractadas de la tesis de León y Castillo en
el Apéndzoa 18, que titula «Inexcusable orientación a la especialidad des-centralizadora>,
de los Apuntes autógrafos de don Antonio Maura -segura-
-i,i.i-,c.,i. irr; b"..u"-aA-u uv ra*u.,r.: i ~ i : i i i ~ ' d VU e 'u'Krairiai- riisertos en ivieichor Fernánüez A¡-
magro, Hwtoria politzca de la España contmporánea. (Regancza ale do% Ma-rfa
Crastzna cla Austrm dzcrante la menor edad del su hzjo don Alfo-0 XIII)
Ediciones Pegaso, Madrid, tomo 11, 1959, págs 775-777
Estos discursos de León y Castillo de 5 y 7 de febrero de 1880, pronun-ciados
con motivo de una interpelación del señor Portuondo sobre reformas
de Cuba, pueden verse &a Bztensrr en D2scumos parheoitarzos y acaaémzcos
H---o me-n-a je del Cabildo Insular de Gran Canaria Prólogo de Luis Doreste sil- -- .-..--. .-.'.m va. has raimas, LJIJ, p&gS ii89 y i47 y aigs.
Núm 19 (1973) 479
10 MARCOS GUIM'ERÁ PERAZA
republicano Miguel Villalba Hervás en el lugar que trataba de
ocupar el recomendado de León, señor Armero, sobrino del cana-rio
Albareda. Tal enemiga se encargó de advertirla con tiempo el
diputado tinerfeño Pérez Zamora, sin que se le hiciera caso. Y la
primera medida -contra Tenerife, pudiéramos decir-- es el Real
Decreto de 26 de agosto de 1881, sobre la escala de los buques
a las Antillas en el Puerto de la Luz. A continuaciOn, León va
consiguiendo otras cosas en favor de Gran Canaria: la ley de 27
de abril de 1882 declara de refugio el Puerto de la L,nz; el Real
Decreto de 17 de septiembre siguiente crea la Delegación espe-cial
gubernativa de Las Palmas; la Real Orden de 20 de febrero
de 1882 crea un lazareto en Gando . IR.
Ese mismo año nace su Único hijo, don Agustín de León y Cas-tillo
y Retortillo, que habría de morir en 1950, sin descendencia.
Pero, sobre todo, es en esa su etapa de ministro de Ultramar $
donde se acreditaría como hombre de Estado, al decretar la asi- %
milacióri para Cuba, extendiendo a ella la Constitucitjn de 1876, E
como una provincia española más, dando paso a un c:omkemo de
descentralización administrativa; y dictando el Real Decreto de
25 de junio de 1881 de desestanco del tabaco en Filipinas. 3
Es fundamental en este aspecto su discurso de 29 de octubre
de 1881, al contestar una interpelación del señor Port~iondo, en el E
que destaca todo lo otorgado hasta la fecha y lo que se propone
llevar a cabo en favor de Cuba (la Constitución, supresión de la
previa censura, ley de reuniones públicas). «La colonia -afirma- k
se ha convertido en provincia.» Se ha decretado el c,abotaje; se ;
ha creado el Tribunal de Cuentas; se propone traer una, ley de em- j
pleados; los funcionarios públicos podrán ser llevados a los tri- $
bunales de justicia sin autorización previa; presentará los pre- O
supuestos con grandes economías.. . Y proclama : «Desde aquí se
puede gobernar a Cuba, pero es muy difícil administrarla desde
aquí.. En el camino de la descentralización administrativa me
encontrará S. S., pero no me encontrará S. S. en el calmino de la
independencia administrativa. Marcharemos juntos a la descentra-
1s Ver sobre esta elección y sus consecuencias lo que decirnos en nues-tro
El plezto znsular, La hegmolzaa , aAEA», núm. 16, 19713, p&gs. 431,
da9 y 433. ="u
480 A N U A R I O DE ESTUDIOS A r L A N 7 ' I C O S
lización administrativa, pero no a la descentralización política>>19 .
Realmente, era dificil ir más allá en el tema de Cuba por entonces.
Y como veremos, ni aun estas reformas fueron asimilccdas por el
centralismo a ultranza que imperaba en Madrid y en el ánimo del
propio jefe de Gobierno. Al final, León se vería obligado a dimi-tir,
por haberse negado Sagasta a firmar la abolición del castigo
de cepo y grilletes que propugnaba León (9 de enero de 1883).
Poco más de diez años más tarde, le ocurriría cosa parecida
a Maura, ministro de Ultramar también con Sagasta, al torpe-dearle
éste desde la jefatura del Gobierno sus proyectos de auto-nomía
para Cuba. Ya veremos lo que opinó León sobre este pa-ralelo
entre él y Maura, como ministros de Ultramar.
Según hemos de ver, con más detalle, en la discusión del pro-yecto
de contestación al Mensaje de la Corona en 1886, el dipu-tado
autonomista Montoro tuvo frases de elogio para los intentos
de León y Castillo, de quien dijo tuvo «un sentido expansivo y
reformista». Y también le elogió don Rafael María de Labra, ca-lificando
sus reformas de «inmediatas y acentuadísimas».
No queremos dejar de aludir a la polémica que ocupó al Con-greso
entre León y Castillo y Villalba Hervás, sobre política en
Canarias (sesión del 2 de julio de 1883). Villalba acusó al partido
de la fusión de ser enemigo de Tenerife, mientras que León le
argüía que durante los seis anteriores años habían mandado los
conservadores y todo Tenerife había sido ministerial *O.
Ese año de 1883, Maura se hace cargo del bufete de su cu-ñado
Gamazo, por haber sido éste nombrado ministro de Fomen-to.
El 13 de octubre entra a gobernar José de Posada Herrera.
Ya en enero de 1884 le sucede Cánovas. En las elecciones del 27 de
abril salieron de nuevo diputados León y Maura, en aquellas Cor-tes
«deshonradas antes que nacidas», que dijo Sagasta. En ellas,
Maura habló contra Romero Robledo. Y se produjo la famosa
anécdota: al oírle, Cánovas preguntó a su vecino:
-;Quien es ese.. . ?
-Maura, el cuñado de Gamazo.
19 Pzs&r80s parlamentartos, p&gs. 181 y sigs.
20 Ver sobre ello mi citado trabajo EZ lrlecto mnszlla/r. La heuemtmzka. o------,- -
aAEA,, núm. 16, Madrid-Las Palmas, 1970, p&gs. 444, 445, 449, 450, 451, 452,
453, 455, 450, 457, 405, 470, 47i, 472
Núm 19 (1973) 481
-Pronto será Gamazo el cuñado de Maura 21.
El 26 de noviembre de 1885 muere Alfonso XII en El Pardo.
1. La dkm& del Mensaje de la Coromai: l886
En las elecciones de 25 de abril de 1886, León y Castillo es
elegido senador por Canarias, y lo seguiría siendo ininterrumpida-mente
hasta 1912, en que Canalejas le ofreció una senaduría vi-talicia.
En las mismas Cortes, Pérez Galdós es elegido diputado
por Guayama (Puerto Rico) ; mientras que Maura era reelegido,
una vez más, por Palma de Mallorca. a
Alfonso XIII nace en Madrid el 17 de mayo de 1886. Galdós
es el encargado de redactar el proyecto de eontestacih al Mensa-je
de la Corona, que firman en el Congreso el 15 de junio de 1886, i
entre otros, Maura, Canalejas y el propio Galdós. Es el llamado
«Parlamento largo». E
2
En la discusión del Mensaje intervinieron desde el banco de
la Comisión Maura y Canalejas, enfrentados en su distinta con- $
eepción de la política. Y también Rafael Montoro y Rafael Ma-ría
de Labra, por los autonomistas, y don Gumersindo de Azcá- f
rate, por los republicanos. En la contestación se decía tan s610,
en lo que respecta a Cuba, que n
«el Congreso examinará con particular atención los
proyectos que, fiel a sus compromisos, pnesente a las
Cortes el Gobierno de V. M. para efectuar en las pro-vincias
americanas las reformas económicas, cuyo íin
debe ser la nivelación de los presupuestos, y para ase-gurar
el ejercicio de sus derechos políticos en la vida
municipal y provincial, y en la elección de sus repre-sentantes
en Cortes, a ios que aiii ostentan como timbre
glorioso el nombre de españoles» (Galdós smipuit) 22.
21 Melchor Bernández Almagro: Cánovas Su vkfh y su poIltica Edicio-nes
Ambos Mundos, S. L., Madrid, 1951, pág. 4a3, nota 5
22 Ver Diario de las Seszones üe Cortes. Congreso de los Diputados Le-gislatura
de 1886 Tomo 1: Comprende desde el numero 1 al 38. Páginas 1
a 664 (IvIaaria, y FunCiición de ios Eijos de 3. A. Oarcia, i887j.
482 ANUARIO DE E S T U D I O S 4 T L A N T I C O S
Montoro defiende una enmienda, presentada en la sesión del
sábado 19 de junio. Es una larga exposición, que es imposible de
aun extractar. Pero en lo que hace a nuestro objeto, sí destaca-remos
que, en varios párrafos, afirmó:
«El ministro más reformista de Ultramar que Última-mente
ha existido, el señor León y Castillo, llevó la
Constitución a aquellas islas; yo no sé las luchas que
tendría que sostener S. S. para promulgar la Consti-tución;
sólo sé que no fue sola, sino acompañada de
un preámbulo; y icosa extraña!, la ley fundamental que
debía servir de base y de fundamento a las demás le-yes,
se declaró en ese preámbulo sujeta a las condicio-nes
excepcionales del régimen especial de Cuba.. .
;No recordáis vosotros que durante el tiempo en
que el señor León y Castillo fue ministro de Ultramar
se condujo también con un espíritu reformista digno de
aplauso aun por parte de aquellos que, como yo, tuvie-ron
el sentimiento de atacar, en cumplimiento de un sa-grado
deber, la gestión de S. S.? ¿Será posible que en
esta Cámara no se recuerde cómo el señor León y Cas-tillo
hizo en muy pocos meses más, mucho más que to-dos
los ministros que le han seguido, en orden a una
iniciativa verdaderamente reformista?. . . Vino un nuevo
ministro de Ultramar, y la política cambió por comple-to.
En vez del sentido expansivo y reformista del señor
León y Castillo, apareció e1 sentido reaccionario y res-trictivo
del señor Núñez de Arce.. . , que el señor L8eón y
Castillo no habia tenido el apoyo de sus compañeros
de Gabinete ni el del digno presidente del Consejo de
Ministros; que el señor León y Castillo tenía un sentido
reformista que no compartían por igual todos los miem-
<bros de aquel Ministerio.
El Proyecto de Contestación al Discurso de la Corona figura en el Apén-dice
al número 30, sesión del martes 15 de junio de 1886, págs. 1-3, a conti-nuación
de la página 482. Lo inserta también Fernández Almagro, H z s t o ~
polltzca, 11, phgs 730-735, ApBndice ilúm 2
La sesión del sábado 19 de junio de 1886, en las páginas 535-541. La del
lunes 21, en las páginas 560-567 Y la del miércoles 23, en las páginas 618-627;
y 527-535; y 635=637.
Núm 19 (1973) 483
MARCOS GUIMERA PERAZA
. . . Nuestra enmienda.. . está más cerca. del pensa-miento
del Gobierno que el párrafo del proyecto de con-testación,
el cual se limita a parafrasear con una va-guedad
extraordinaria lo que dice el discurso.
Hasta aquí la serie de reformas, que para los que
se dicen asimilistas debieran ser más importantes aún
que para nosotros, los defensores de la autonomia colo-nial..
.
. . . Para que la descentralización no sea un sueño y
no se convierta en el régimen de la arbitrariedad, es
necesario instituir una forma seria de Gobierno irespon-sable,
mediante la cual no resulte al cabo, si como decían
los señores León y Castillo y conde de T'ej~adad e Val-dosera,
es imposible administrar con éxito a las Anti- :
llas desde Madrid, y se decide a descentralizar la Adrni- !
nistración, que se aspira solamente a regirla arbitraria-mente
desde allí. =m
O
.. . Preguntad a los enemigos de la nacionalidad E
2 cuál es su argumento predilecto, y ellos os dirán que -
su esperanza se cifra en el fracaso de los autonomistas, %
que de nuestro fracaso esperan las mayores ventajas
para su propaganda. Debéis temer más a nuestros
adversarios que a nosotros, el hecho de que hasta aho-ra
no se ha perdido ninguna colonia por ha.ber estable-cid0
el sistema autonómico, y de que se ,han perdido ; E muchas por no haberlo establecido. -
a
... Y si de acuerdo con las más puras tradiciones d
de nuestra política colonial, y de acuerdo con los gran-des
ejemplos de Inglaterra, descentralizáis amplia y 5
sabiamente el gobierno de las Antillas, el día en que
esto sea, el día en que reconozca esta Metrópoli todo
lo que tienen de legítimas las aspiraciones de aquellos
p&~s, será un & peligro pxra 1- j~&ón Pepa-ñola,
sino el de mayor gloria y seguridad que habrá
brillado quizá para ella.»
En la sesión del lunes 21 de junio habló Labra, para alusio-nes
personales. Pide :
484 ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S
LE6N Y CASTILLO Y MAURA 15
<< . . . Una politica de afirmaciones resueltas, decisivas
y prontas que determinarán dentro de un brevísimo pe-ríodo
un carácter tan claro, tan distintivo de la política
del señor Gamazo como lo fueron otras reformas in-mediatas
y acentuadísimas de la política del señor León
y Castillo.
. . . Cuando se presentó aqui el proyecto de relacio-nes
mercantiles por el señor León y Castillo, cómo me
levanté yo a decir en nombre de mis dignos compañe-ros
que nosotros no acept��bamos como buenas ni como
una terminación natural del conflicto económico anti-llano
aquellas reformas, pero las aceptábamos en prin-cipio,
en cuanto éstas afirmaban un cierto desinterés
con las colonias por la parte de la Metrópoli, y dejába-mos
a los hechos la demostración de la completa inefi-cacia
de aquellas medidas.
. Tenéis medios suficientes para practicar ese sis-tema
de asimilacnón híbrido, perfectamente discutible
por sus variaciones múltiples y por sus vicios funda-mentales.
Sin duda alguna fue un gran progreso la extensión
a las Antillas de la Constitución de la Península; pero
es innegable que esto se hizo con tales salvedades, que
a pesar del deseo manifestado por SS. SS., a pesar de
la actitud del digno ininistro de Ultramar, señor León
y Castillo, es lo positivo que mientras no se haga una
ley de atribuciones de los gobernadores generales, se
encontrarán vigentes aquellas facultades de las leyes de
Indias y de los decretos de 1878, que ponen contra el
texto de la Constitución la persona y los bienes de los
antillanos a merced de los gobernadores generales.
. . . Cuando fue allí la centralización, que debemos
combatir de todas maneras, porque la centralización es
aqui un mal, pero allí lo es mucho mayor, porque se le
atribuyen todos los males. Y es necesario recordar
todo el amor que un hijo tiene por su madre para olvi-dar
las faltas de los que representan a esa madre
Elsma.
MARCOS GUIMERA PERAZA
... Y no busquéis otras causas ni solicitéis otras ex-cusas;
el mal está en la centralización.. .»
En la sesión del miércoles 23 de junio habló Azcárate, para
consumir un segundo turno en contra. En el tema que nos ocupa,
afirmó :
«. . . La enmienda. es una feliz transición y tran-sacción
entre ambos sistemas, pues que en suma entien-do
que consiste en la asimilación en lo político y en la
autonomía en lo económico y lo administrativo.. . (Ru-m
e s . )
. . . El sistema autonómico puro es el ideal racional g
N y cosa corriente en materia colonial, pero que me pare- $
ceria una cosa impremeditada hoy.. . » O
n - m
O
A Azcárate contestó Maura, como de la Comisión. Comienza E
por llamarle 2
E
c. . Mi esclarecido maestro ayer, mi adversario hoy, $
mi entrañable amigo siempre. . » -
0
m
E
Defiende la institución monárquica y la fuerza que representa,
cuando n
-
<< . . hemos visto en el Diario de' las Sesbnes, de cu-yas
hojas parece que se despega, aquella famosa Cons-n
titiación proyectada el año 73, que no tiene de española %
sino la lengua a que está traducida, porque toda entera O
protesta contra nuestra historia, contra nuestra manera
de ser, contra nuestros sentimientos, contra nuestras
costumbres.. . »
Reitera que Azcárate
«fue mi maestro hace muchos años y he sido lector
muy asiduo de sus libros y conozco la cultura de su
- - t~-A:wr ;nn+n r~ l n vnntifrd AD Qll n g r j ~ t ~ .r>. cubcriuuiricziriv y &u ruu~i ruuu v uu u u - w u v u -
A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
Azcárate rectifica:
«Mi queridísimo amigo particular el señor Maura. .
Ha tenido el singular acierto de decir tan sólo una
cosa, que con razón aplaudía la minoría conservadora,
porque era una repetición de lo que en este sitio ha di-cho
varias veces mi respetable amigo el señor Canovas
del Castillo ..., pero sobre lo cual yo tengo una grandí-sima
curiosidad de saber qué piensan el señor Canale-jas,
el señor Ramos Calderón, el señor López Puigcerver,
el señor Pérez Galdós y el señor Gullón, presidente de
esa Comisión; y no tengo para qué decir si deseo saber
lo que piensan los señores Moret, Sagasta, González y
Montero Ríos; el señor Gamazo será el Único que esté
conforme con esa teoría del señor Maura .
Es que S. S., si el partido conservador ..., iba a de-cir
que S. S. estaba ahí porque el partido conservador
es demasiado estrecho; pero después de oír a su seño-ría
creo que está por equivocación en el partido liberal,
y que debía irse con el conservador, aun siendo lo que
es . . » « . Y terminaba sil discurso con declaraciones
perfectamente explicables en un individuo consciente de
la minoría conservadora, pero no en un individuo al pa-recer
inconsciente del partido liberal
.. Al oír el análisis que el señor Maura hizo de la
República, me recordaba, y en esto apelo al señor Pé-rez
Galdós, que tan bien conoce la historia política de
nuestro siglo, lo que los absolutistas decían de la obra
de nuestros padres del año 20 al 23; y a pesar de que
del 20 al 23 acaso nuestros padres no lo hicieron bien,
ese no fue obstáculo para que se restableciese más tar-de
el régimen constitucional.
... Una declaración dei señor Maura que me causó
verdadera pena, por lo mismo que S. S. ha tenido la
bondad de recordar que ha sido discípulo mío; y en efec-to
lo fue, y de los más brillantes, que he tenido en la
Universidad. Todavía r.e cuerdo el día en que, siendo el w s e k r M a ~ r aca s:Ui mno, fUe examinada par :U tri,=
Núm 19 C1973) 487
MARCOS GUIMERA PERAZA
nal que presidía el señor Moret, y éste prednjo ya lo que
había de ser. Pues bien; esa circunstancia casi redunda
en descrédito mío, como antiguo profesor de su señoría;
porque ¿cómo es posible que un discípulo tan brillante,
de tanto talento y de tan feliz memoria haya olvidado
en esta ocasión lo que yo decía en la cátedra cuando
hablaba de las colonias griegas, y más tarde de las del
Renacimiento y de todo el sistema colonial? ¿No se
acuerda S. S. que yo no he confundido jamás las colo-nias
con las provincias?. . >> 23.
Dice Fernández Almagro que en «el Parlamento Largo se dis-curseó
muchisirno». . . «Revivieron las pompas oratorias de 1869.. .
Maura y Canalejas sobre todo, que. . alcanzaron ya extraordina-rio
relieve. Sobre este fondo de grandes oradones -Ca.stelar, Mar-tos,
Salmerón-; de los que, llegando algo después, como Pidal y
León y Castillo, siguieron las viejas escuelas; y de otros -j��ve-nes
o no-, con más sobrio sentido de la elocuencin, destacaba
poderosamente Cánovas.. . » 24. Como antes apuntábamos, se vio
claro el enfrentamiento Maura-Canalejas, quizál no tanto por tem-peramento
como por ser ambos los dos gallos jóvenes del parti-do
liberal fusionista. Así lo estima el biógrafo de amibos, Sevilla
Andrés, al afirmar que Maura «no se siente. en grata compa-ñia,
en el banco de la Comisión, con su correligionario Canalejas.
La discusión del proyecto de discurso de contestación al de la Co-rona
sirvió de prueba rotunda a cuanto llevo escrito3 25.
Pero volvamos a nuestro León. Fue el encargado, presidiendo
23 Hemos estudiado las relaciones personales, politicas y profesionales
-ambos ejercían de abogado- entre Maura y don Gumersindt~ de Azcárate
y Menéndez C1840-19191, documentadas en gran parte por la ccirrespondencia
cruzada entre ambos, cuyas copias hemos podido obtener al cabo en el Archz-vo
Maura en el año de 1971 Singularmente, son de destacar las que mantu-vieron
con motivo de su intervención en el pleito que sostuvic:ron Galdós y
CBxara, j: qüe hemm utU8iado en parte en niiestru libro, ya citado, ifaicrii
y GaZdós [págs 116 y sigs.] Dedicamos tal trabajo a su sobrino don Pablo
de Azcárate y Flórez, con cuya amistad nos honramos, fallecido en Ginebra
el 13 de diciembre de 1971, estando ese trabajo en prensa, para ser publi-cado
en el Boletín de la Real Academia de la Historia, con el título Mawa
y Azcárate.
24 Fernández Almagro CártovU8, págs. 444-445.
25 Diego Sevilla Andrés- Canaleps, prólogo de Jesús Pabón. Editorial
Aedus, Barceium, 1956, p6g. iJG.
488 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
LEON Y CASTILLO Y MAURA 19
la Comisión para el Proyecto de Lista Civil, de contestar a I4i y
Margall, que había atacado ferozmente a Alfonso XII, en la se-sión
del 8 de julio de 1886. Discurso contundente desde el comien-zo
-tal y como le habían aconsejado Cánovas y Martos- y de
una nobleza elevada, en defensa de una causa noble. La Lista Civil
se aprobó por Ley de 10 de julio de 1886.
8. León, ministro de la Gobernación: 1886
En la crisis de octubre de 1886, por salida de don Venancio
González del Ministerio de Gobernación, León y Castillo se ve for-zado
a aceptar dicha cartera (día 9), que desempeñaría hasta el
12 de noviembre de 1887, en que por un cambio entre él y su pai-sano
y amigo José Luis Albareda, viene éste a Gobernación y don
Fernando va a la Embajada de España. en París 26. Durante esa
etapa tuvo tiempo de realizar obra, aparte de la reproducción del
Proyecto de Ley Municipal que en 1886 ya había presentado su
antecesor, y que él realiza en 1887. Destaca la creación de la Di-rección
General de Seguridad y la defensa que hizo en el Senado
del proyecto de Ley de Asociaciones, que luego sería realidad
por Ley de 30 de junio de 1887, y que ha regido hasta nuestros
mismos días, en que se ha dictado la Ley 191/1964, de 24 de di-ciembre.
S. La Embajada de P a h : 1887
Así, pues, a fines de 1887 comienza para León y Castillo su Úi-tima
y larga etapa política: la de embajador de España en Parls.
Con interrupciones cortas, que iremos señalando, la desempeña-ría
hasta su muerte en 1918. Es decir, abarca este periodo unos
treinta años, aproximadamente: los que para él van de los cua-renta
y cinco de edad hasta los setenta y cinco largos que alcanzó
a vivir. Durante este período es cuando comienza su correspon-
26 Hay una carta de León a Galdós, de 13 de octubre de 1886, en la que
agradece su felicitación por el nombramiento de ministro de la Gobernación,
y le dice: <Ven a verme cuando quieras, y ten la seguridad de que desea viva-mente
serte iitil tu verdadero amigo » [Te saludo].
Archzvo Casa-Museo ds Galdós, Las Palmas de Gran Canaria.
Fue nombrado por Eeai Decreto de Ti3 de octubre de í886 [Dzario cie be-sames,
?Y, núm. 66, pág. 1701, sesión del jueves 18 de noviembre de 18861.
20 MARCOS GUIMERA PERAZA
dencia con Maura, llamado varias veces a tareas de gobierno.
Y durante todo él, en ningún momento abandona su labor de po-lítico
canario, de lo que él llamaría gráficamente «su parroquia».
Trataremos de ir viendo todo esto, al compás de los iiucesos po-iíticos
nacionales.
Puede verse su fotografía de estos tiempos en nuestra lámi-na
111.
La primera tarea que el flamante embajador se impuso fue la
de desarraigar la protección que Francia venía dispensando a las
conspiraciones del jefe radical Ruiz Zorrilla, permanentemente exi-liado.
Lo consiguió plenamente: sólo Clemenceau y otr~osp olíticos
de la extrema izquierda radical siguieron apoyando al ]republicano a
español =T. N
E Hay una carta de Maura a León, de 4 de abril de 1889, en la
que se interesa por «una respetable casa de Palma cle Mallorca
exportadora de vinos d,e mi país a Cette, la "Harinera Mallorqui- f
na"» 28. Las gestiones de León fueron eficaces: lo acredita otra g
carta de Maura de 24 del mismo mes, en que le da las gracias j
y le dice: 3
-
«Mis paisanos quedan servidos y obligado yo. 0
m
E
V. dice: «Así se sirve aquí», y yo replico: O
-;Precisamente porque es Sol calienta el sol!
Y pida V. piropos, que es cuanto puede dlar su afec- -
tisirno» 29.
a
-
n
n
En las Cortes se decreta el sufragio universal, por ]Ley de 9 de E
junio de 1890. En julio de ese año, León cesa en la Embajada y le
27 Fern&ndez Almagro: Hzstona politzca, 11, pág. 83.
Es muy interesante la correspondencia mantenida con Lebn jr Castillo por
el mlnistro de Estado, Moret, que se custodia en El Musm Camarzo, de Las
Palmas. Se inicla el 27 de noviembre de 1887 y llega hasta el 2 de noviem-bre
de 1888, en que don Segismundo pasa a la cartera de Gobernación. Se
habla despedido da León como jefe suyo en carta del 19 de junio anterior.
Es curioso ver cómo Moret, que comenzó llamando a su corresponsal <mi
querido Fernando», se refugió luego en la fórmula <estimado amigo», o a lo
sumo, «querido amigo».
2s Archwo Hastórico Prwancaaz de Las Palmas, legajo Ledn y CasttJZo,
carte nfim. 1-93.
29 Archzvo Hbt&ico Pravhcial, carta núm. 1694.
490 A N U A R I O DE E S T U D I O S A r L A N T I C O S
Ilon Fcrniindo de T,eh y Castillo, 1 marqués del hluni (1842-19183,
liñriíi 1887.
Coiiventn de 1:i Asunción, (le Auteiiil. París, ya rlesaparericlo. 1)iIiujos exis-tentes
rn el Colegio de la AsunriOn. de Santa Cr~lz (le Tenerife. (Rcprorliir-cibn
fotogrhfira de M. Hernberg y A. Kenitrz.)
LEÓN Y CASTILLO Y MAURA 21
sustituye el duque de Mandas, siendo ministro de Estado el du-que
de Tetuán 29 bis.
Se celebran elecciones para diputados a Cortes en 1 de febre-ro
de 1891, y León y Castillo sale diputado por Las Palmas. De
ese año es el rompimiento entre los dos hermanos, don Juan y
don Fernando, que tanto escándalo produjo entonces en Las Pal-mas30.
Esta ruptura trató de soldarse diez años más tarde, en 1901,
cuando se convino que don Juan fuera alcalde de Las Palmas; pero
se opusieron en su ciudad, no eligiendo a todos los concejales que
don Juan designó; don Fernando aceptó los hechos consumados y
«ya no hubo más reconciliación entre los dos hermanos, que si-guieron
distanciados sin acercarse el uno al otro». La ruptura
tuvo su origen en un monumento que se pensó erigir a los dos
hermanos, unidos en la obra del Puerto de la Luz, a iniciativa de
don Salvador Cuyás y Prat, amigo personal de ambos. Don Fer-nando
no quiso compartir la gloria de la concesión del Puerto
[láminas Ia) y IIa) y b ) ] . Y con la ruptura, la renuncia de don
Juan a la jefatura del partido lsolnista y la desaparición del par-tido
liberal
4. La cuestsón de Cuba: 1891
En el verano de ese año de 1891, acabado ya el «Parlamento
largo», se celebra en Santander una reunión en homenaje a Sa-gasta,
en la que éste se entrevista con Gamazo, jefe directo de
Maura. En las Cortes, León y Castillo contiende con Cánovas, a
propósito de la política del Gobierno sobre Cuba y Filipinas. Así,
en su discurso del 3 de julio de 1891, se refiere a una ley de rela-ciones
comerciales que lleva su nombre, combatida en Cuba y en-
29 bis También debe verse la correspondencia mantenida con León por el
ministro de Estado marques de la Vega de Armijo -sucesor de Moret-, que
entró en el Gabinete el 13 de junio de 1888, fue confirmado en su cargo el
22 de enero de 1890 y cesó con todo el Gobierno el 3 de julio siguiente. La
primera cwtz de! x?n~stre es de 18 de :'?n!i de l88& y !E ú!tiir.u, c',e 25 Ue
junio de 1890 [Museo Canarzo, Las Palmas]. Las relaciones entre ministro y
embajador son corteses, pero nada cordiales; hay cartas en que Vega de Ar-mijo
acusa a León de usar acritud en las suyas
30 Ver Dzarzo de Millares Cubas, folio 37, y los duros juicios que emite
sobre el rompimiento, al que califica de «espectáculo degradante»
81 Jordé El Puerto de la Lzcx y los hermanos León y Casta110 Las Pal-mas
de Gran Canaria, 1952, págs 47-53. Ver sobre el resultado de la elección
& ~ ~ E ~ P - J Ed!e_G7~,7,~\ r&!e 2 y Cauh!!~, != e , c=me=taba
el «Diario de Tenenfe» del 16 de noviembre de 1901
Núm 19 (1973) 491
salzada en Cataluña, afirmando que fue pedida por Cuba y acep-tada
por los diputados cubanos, incluido el republicano Labra,
por los autonomistas y por los de la Unión Constitucional. Pero
esa ley -llamada ley de cabotaje- no fue seguida por los Go-biernos.
Lee un informe de Montoro en la Económica de La Ha-bana,
por los autonomistas; y otro de García W ó n , por los de
la Unión Constitucional. Se pretende «;En lo político, asimila-ción;
y en lo económico, autonomía!». Creen los cubanlos que dis-cutido
el problema económico, se resolverá el politico. León cree
lo contrario: «Lo que hay que resolver -dice- es el problema
politico, y resuelto éste, quedará resuelto el problema económico.»
No es partidario de la autonomía, pero la prefiere al statu quo:
«porque si la autonomía es la preparación para la independencia, ;
el statu qua es la anexión en plazo breve». Entiende qiie hay que
ir a la asimilación en lo político y en lo económico. Si no, hay que
ir al gobierno autónomo. La rutina es la catástrofe 8z.
-- m
O
El 7 de julio de 1891 vuelve a hablar para rectificar. Afirma
2 que asimilación no es identidad. Y que la autonomía es una for-ma
de gobierno que otros pueden sostener dignamente. Reconoce %
que después de una guerra de diez años no se puede ir a la auto- -
nomía. Pero se necesita una política nacional. Critica la política
de aislamiento de Cánovas, y sostiene que Cuba necesita tanto del
Ministerio de Estado como del de Ultramar. Afirma qiie el partll-do
autonomista no es separatista. Aduce que Argel es colonia asi-milada,
y sin embargo no tiene los mismos impuestos que la Me-trópoli.
Canarias, provincia española, tiene ocho o diez mil hombres d n de Milicias Provinciales, «con los cuales se presta admirablemente $
el servicio, y aquellas islas están y han estado constantemente de- i Pendidas, de tal manera, que jamás ha habido ningún extranjero
que haya puesto el pie en aquel territorio español». Cánovas, ante
este ejemplo, le pregunta : <<¿Ha habido allí separatistas ?» Pues
como en Cuba si los hav, «esa es la razón que tiene el Gobierno
para no nombrar ejércitos con indígenas.. . » 83.
Por cierto que fue en este mismo debate cuando Cánovas hizo
la añrmación que el marqués de Lema atribuye a invencibn de
8z Lebn y Castillo- Dzscurso6 parlmentwzos, págs. 283-289.
33 León y Castillo: Discursos, págs 291-302
492 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
León y Castillo, por creer é1 que su autor fue Sagasta, años más
tarde.
Dijo Cánovas:
«Es preciso que tengáis la seguridad de que ningún
partido español abandonará jamás la isla de Cuba; que
en la isla de Cuba emplearemos, si fuese necesario, el
úttimo hombre y el dltzmo peso(; que la hemos de sos-tener
con todas nuestras fuerzas.. .» (El subrayado es
nuestro.)
Lo que el propio León y Castillo apostilló con estas otras pa-labras
:
«Eso es precisamente lo que yo deseaba. Vea su se-ñoría
cómo no está de más el decirlo» 34.
Opina el marqués de Lema:
<Andando el tiempo se ha censurado a Cánovas por
dos cosas especialmente: por la frase de emplear el 61-
timo hombre y la última peseta en sostener la sobera-nía
de España en Cuba
No recuerdo haber oído ni leido en texto concreto
esas supuestas palabras de Cánovas. ;Como que son de
Sagasta! [Senado, 8 de marzo de 1895, y Congreso, 2 de
abril de 18951
Y, sin embargo, esas declaraciones vienen siendo
atribuidas a don Antonio Cánovas hasta por don Fer-nando
León y Castillo en sus Memorias, que hasta pre-tenden
arrojar responsabilidad sobre el primero por la
guerra con los Estados Unidos, que estalló más de diez
meses después de su muerte, en piena poiítica iiúerai. ..
Lo que admira es leer frases como las siguientes,
que aparecen en las Memorias de don Fernando León
y Castillo (pág. 93, tomo 11) .. Con decir que la insu-rrección
de Cuba surgió estando los liberales en el po-
84 E'ernández Almagro: Historm polftzca, 11, phg. 148
Nlím 19 (1973)
MARCOS GUIMERÁ PERAZA
der, y que esa frase («el Último hombre y la Última
peseta») fue pronunciada por Sagasta, queda contesta-do
el cargo» 35.
La memoria le jugó una mala pasada al marqués de Lema.
Las palabras de C'ánovas no fueron pronunciadas en 11395 -como
él creía se le estaba imputando-, sino cuatro años antes, en los
debates de julio de 1891, según acabamos de ver. La afirmación
de León se mantiene, pues, en pie.
5. Mazcra, ministro de UZtrawr: 1892
El 6 de diciembre de 1892 se produce en el partido conserva-a
dor la escisión de Silvela, como consecuencia del famoso «sopor-tan>,
que sacó de quicio a Cánovas. El 12 de diciembw siguiente,
O Maura es nombrado ministro de Ultramar, bajo la .jefatura de -:
Sagasta. León y Castillo vuelve a la Embajada en París (20 de
E
enero de 1893 ) . E
2
Se celebran en Canarias las elecciones para senadores el Vier- ;
nes Santo, 31 de marzo de 1893, resultando elegidos I ~ ó ny Cas- E
tillo, con gran mayoría, el general Weyler y el duque de Híjar.
Se producen los tristes sucesos que en otra parte hemos reseñado B
E con extensión, cuando los tinerfeños se pronuncian violentamente
contra León y sus amigos, en Santa Cruz de Tenerife, lugar de la
(elección 36.
n
E Maura se propone llevar a Cuba la autonomía. Presenta a las I
(Cortes su proyecto de ley «sobre reforma del Gobierno y Adrni-nistración
civil en las islas de Cuba y Puerto Rico», el 3 de ju- f
nio de 1893. Por él, Cuba formaba una sola provincia, con una 2
Diputación Única. Se creaba un gobernador general, pero sin fa-cultades
omnímodas, dictatoriales. Y un Consejo de ,4dministra--
c ión asesor. En los Ayuntamientos, los alcaldes eran nombrados 1 Eln nn4i.n n l l n ~ micimna
FUI 1VU C.UIIC.D;~!~S U< .4&11iLb QLIVU I L I I U I x A V U i
Este proyecto, que a juicio de un historiador como Ferran
35 Marqués de Lema [Salvador Bermúdez de Castro y O'Lawlor] Mzs
recuerdos (1880-1901) Compaiíia Iberoamericana de Publicaciones, Madrid,
1930, págs. 125 y 126, notas 1 y 209
30 Marcos Guunerá Peraza: El plezto znsulccr. La hegemonfcc, «AEA», nú-mero
16, 1970, págs. 493 y sigs.
494 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
Soldevila O7 es un «proyecto de administración local, apenas cali-ficable
de descentralizador», no pudo pasar adelante. Ni por los
conservadores, ni por el propio jefe de Gobierno liberal, Sagasta.
De los republicanos, sólo el autonomista Labra le acompañó. Sin
embargo, Máximo Gómez declaró, más adelante, «que las refor-mas
de Maura, aprobadas a tiempo, habrían evitado la insurrec-ción
»
Contra él se pronunció Cánovas resueltamente. Entendía que
se concedían «facultades rayanas en la autonomía». También es-tuvieron
en contra Romero Robledo y Villanueva, en sus inter-venciones
de 13 y 14 de julio de 1893. Sin olvidar «la taimada
resistencia pasiva» de Sagasta. Viendo su programa torpedeado
por el propio premcier, Maura dimite en marzo de 1894.
No estará de más que aquí insertemos unos párrafos de León
y Castillo, alusivos a su coincidencia con Maura en el problema de
Ultramar :
«Puesto que la ocasión se ofrece, quiero consignar
una observación que está basada en la realidad de los
hechos y que explica cómo la condición nativa en los
hombres públicas moldea las ideas y con sus influen-cias
señala rumbo e impone carácter a muchos movi-mientos
políticos. Los Gobiernos liberales en España
fueron siempre los únicos que estudiaron el problema
antillano, buscándole soluciones patrióticas. Y en esos
Gobiernos, los ministros, singularmente Maura y yo,
procuramos ir armonizando las aspiraciones de Cuba
con el interés supremo de la soberanía de la metrópoli.
Cuando aún el problema antillano no se presentaba tan
agudo, yo, desde el Ministerio de Ultramar, inicié las
primeras reformas; más tarde, cuando ese problema fue
derivando hasta llegar a extremos de suma gravedad,
Maura, en el mismo Ministerio, redactó un proyecto de
autonomía que hubiese evitado, acaso, la catástrofe que
después, a causa de una política de dureza, lógica y fa-talmente
sobrevino.
87 Ferran Soldevila: Hzstorzo de Espaha, 2 a edición, 1964, Barcelona,
Ediciones Ariel, tomo W I , pág. 369.
3s Soiaevlia. Hzstorza, V i i , pág. Wi.
MARCOS GUIMERÁ PERAZA
iPor qué Maura y yo llevamos un amplio espíritu
de reforma y de justicia al problema antillano? Sencilla-mente,
porque ambos éramos insulares, él balear y yo
canario. Los años de la adolescencia habían conformado
nuestro espiritu en la vida isleña. Un ambiente distinto
nos había enseñado cómo son las necesidades y las as-piraciones
en las provincias insulares. Por Lo reducido
del medio habiamos vivido más en contacto con Pos vi-cios
de la Administración española, y eso sin estar bajo
un régimen colonial, y habíamos observado y padecido
m��s de cerca, más al vivo, la dureza, el sentido despó-tico,
el desapoderado concepto de superioridad en el
carácter peninsular, que trasplantado, y sobre todo, pa-sado
por agua, deja siempre al descubierto el sedimento
de los viejos conquistadores.
Presentíamos, por un sentido de asimilación, el es-tado
de presión y de violencia creado en Cuba. Sin dic-tadura
militar y sin despotismo político en nuestras
provincias insulares, nos habíamos acostumbrado al es-pectáculo
de la opresión espiritual del elemento peninsu-lar
sobre nuestra vida social y nuestras coe;tumbres, y
cómo las corruptelas tradicionales se hacían sentir en
nuestra Administración pública, procurando excluir de
toda función burocrática que pudiese parecer fiscaliza-dora
a los hijos del país.
Estos elocuentes testimonios de los hechos, más edu-cadores
que ningunos otros, vistos y observados tan de
cerca, indudablemente originaron en Maura ,y en mí, en
nuestra calidad de insulares, el espiritu de justicia que
nos empujó hacia las reformas antillanas, únicas que
para dar solución al problema se intentaron en Es-paña
» 39.
ss Flernando] de León y Castillo, marqués del Muni Mw tzempos, 1 [Ma-drid,
Sucesores de Hernando 1921. Prhlogo del conde de Romrrnones, pfigi-nas
208 y siguientes]
Por cierto que este estudio paralelo de León y Maura, hecho en mi libro
Maura y Galdós [págs 37 y 38, y nota 261 motivó la agria crítica de Angel
González Arauzo [Relaczones cpwtolares antre Maura y Cccldds, <Anales Gal-dosianos
». año W ,19 69, págs. 114 y sigs.]. Allí se afirma, entre otras cosas,
..r .... e,.. ,,- ,...^"A nCniL..... na,.ri..iol .rirt..a o1 -arn hanhn ao to.ror nrnna- ljua c i aurvr aparobr; ~ L L A U U A * C U ~ G W C I L YIACYU CII.L L ~ L V U ~ U A A V uc u r ~ l r~ A~ V C C
496 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N ' I I C O S
Mientras tanto, en Las Palmas de Gran Canaria se funda el
periódico «Diario de Las Palmas», órgano de León y Castillo. Va-cante
la senaduría de Weyler, por su pase a senador vitalicio, to-dos
los partidos -incluido el republicano- eligen al tinerfeño
don Imeldo Serís-Granier y Blanco, marqués de Villasegura, que
deja la Intendencia de la casa de Isabel 11, en París, para venir
al Senado a defender los intereses de Tenerife, frente a la polí-tica
de León y Castillo. Esto ocurre el 25 de enero de 1894. Así,
puede verse su actitud en el discurso que pronuncia el 19 de mayo
de 1894 y el juicio peyorativo que León emite sobre Serís, en
otro trabajo nuestro, ya citado 40.
En 1894, León y Castillo había concertado con M. Casimir Pé-dencia
isleña, cuando discute, aunque brevemente, las disensiones que sur-gieron
entre Maura y Sagasta sobre la necesidad de una reforma de la polí-tica
ultramarina » inexplicable pudiera parecer la ausencia de una estricta
objetividad en los juicios del señor Guimerá si no pudieramos ver reveladas
entre líneas algunas de las causas que inconscientemente parecen guiar y
determinar el curso de su libro As1 , constatamos su insistencia en inter-pretar
las diferencias que surgieron entre Maura y Sagasta como efecto de
la «taimada resistencia pasiva» que el jefe del Consejo oponla a su ministro
Para luego dar su explicación, que difiere algo de la nuestra y se apoya en
la interpretación de Fernández Almagro»
Hemos visto en el texto que lo que le pasó a Maura en 1893, ya le ha-bía
sucedido a León y Castillo en 1883, diez años antes, al no ser apoyadas
las reformas antillanas de uno y otro por el jefe del Gobierno de ambos, Sa-gasta.
Es este paralelo en sus fracasados proyectos lo que quisimos -y que-remos
todavía- destacar al contemplar los resultados de esa falta de apoyo
que tuvieron ambos reformistas Y recogimos y compartimos la tesis de León
de que lo que determinó una mejor comprensión del problema cubano en 61
y en Maura fue su condición de isleilos, que les permitía hacerse cargo de las
necesidades de las Antillas mejor que ningún otro político actuante de su
tiempo
Por ello, me he permitido replicar al seaor González Araúzo, entre. otras
cosas, lo que sigue, que ha sido publicado en el siguiente número de esos
mismos «Anales Galdosianos»
«Creo que no habrá dejado de notar que los hombres de la periferia -y en
las islas todo es periferia- se hacen mejor cargo de las especialidades, las
particularidades, las singularidades de una región, comarca o provincia Las
islas condicionan, para b~en Y Para mal; y creo poder afirmar que entre. las
cualidades positivas figuran la de la comprensión, la tolerancia el mutuo res-rn-~--
t.n y e! ~ i i t d?e~se~2 CQngCer !() q ~ peen s&h& de istacses as, me
permito recomendarle lea las cartas que escribiera a León y Castillo a fines
del siglo pasado y principios de este. singularmente, las de 17 de septiembre
de 1880 y 19 de enero de 1902, publicadas parcialmente por el profesor Al-fonso
de Armas Ayala (Golaós y León y Castzllo, Universidad de Valladolid,
separata del articulo publicado en el libro <Homenaje al profesor Alarcos»,
tomo 11, 1966, págs 176-177) >>
40 Marcos Guimerá Peraza: El plato, La hegemonh, uAEAw, núm 16,
1970, p&,r. Ve9 y 510, 511 y 5i2.
rier, presidente del Consejo francés, un Modus vivendi. Y por lo
que 61 juzgó censura del ministro de Estado, Moret, vino a Ma-drid
a defenderlo en el Senado, donde habló el 1 de mayo de 1894,
discutiendo el día 3 fuertemente con el duque de Tetuán. El Mo-dus
vivendi, regulador de las relaciones comerciales entre España
y Francia, venía a sustituir al anterior de 27 de mayo de 1892,
que había sido negociado por el embajador duque de Mandas y el
ministro de Estado, duque de Tetuán.
El 5 de noviembre de 1894 vuelve Maura al Gabinete Sagasta,
esta vez al Ministerio de Gracia y Justicia, entrando Abárzuza en
Ultramar. Abárzuza presentó un proyecto transaccional, que me-reció
el placet de Cánovas, quien en 13 de febrero cle 1895 reco-noció
que Cuba «necesita una organización regional». Aunque el
D proyecto fue ley (de 12 de marzo de 18951, llegó tarde: el grito de
Baire <;Viva Cuba libre!» había tenido lugar el 24 de febrero . ".
--
6. En eZ Ministerio de Gracia y Jmticia: 1894 m
O
Desde el Ministerio de Gracia y Justicia, Maura escribe a León, i
que se interesaba por la reforma judicial, una largel y expresiva
carta, el 2 de enero de 1895 -aunque por error Maura pone el $
año 1894-, que hemos publicado íntegra en otro trabajo nues-tro
42. Cuando duda de que el Congreso le apruebe sus proyectos, f
añade: «Bien podría estar en esto la licencia absoluta para este
reenganchado.» Es en esta carta cuando Maura le llama, por vez
primera que sepamos, «Mi0 caro Leone». El Proyecto lo presentó %
Maura el 21 de enero de 1895. a
2
El 23 de marzo de 1895 entran a gobernar de nuevo los con-servadores,
y el ministro de Estado, duque de Tetiián, confirma %
en su puesto a León y Castillo, que inicia así su segunda Emba- O
jada. Después de su éxito en el asunto de los límites de las islas
Filipinas, frente al Japón, en el que Fernández Almagro dice que
actuó «de acuerdo con las concretas y personales instrucciones de
Canovas» 4" dimite en ei mes de juiio de ese año y hace entrega
de la Embajada de nuevo al duque de Mandas.
4 1 Fernández Almagro' Cánovas, phgs 541-548.
42 Marcos Guimerá Peraza. El plezto, La hegemonfa, c4EA», núm. 16,
1970, págs 460, 461 y 462. El original obra en el Archwo hrwt6rwo Proszn-mal
de Las Palmas, carta núm 1691.
45 ~ ~ *imagro ~ eánozr~ii,s p-~d <. g-- oaur, I-I -ULL- ~L~2 8 a ~ ~
498 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
UCON Y CASTILLO Y MAURA 29
7. León, académico de C h i a s Morales y Politicas: 1896
Durante el verano, en Anglet, preparó León su discurso de in-greso
en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, en la
que sucedía a González Bravo. Fue recibido en sesión del 26 de
enero de 1896, contestando a su discurso el marqués de la Vega
de Armijo. El tema fue «La irresponsabilidad del rey y la respon-sabilidad
de los ministros en los países de representación fal-seada,
44.
8. Otra vez Cuba: 1896
El 9 de julio de 1896 pronuncia León y Castillo un nuevo dis-curso
en el Congreso sobre Cuba, en el que combate la política
aislacionista de Cánovas, proponiendo una labor diplomática para
las guerras de Cuba y Filipinas, a bmase de una alianza con Fran-cia
que contuviese la acción de los Estados Unidos. Fue dicho du-rante
el debate de contestación al Mensaje de la Corona, que sería
aprobado el 14 de julio de 1896: «Para triunfar en Cuba -afir-mó-
es preciso haber triunfado en Washington, y para triunfar
en Washington es preciso haber triunfado en otras partes» 43
En la oposición a Cánovas brilló también Maura, acusado por
Santos Guzmán y por los asimilistas de haber contribuido con sus
reformas de 1893 a estimular, aunque fuese involuntariamente, la
insurrección de Cuba. Distinguió autonomía y asimilismo, y afir-mó
que la superación de esta disyuntiva la constituían sus re-formas
4e. Sin embargo, «de la acusación fue exculpado por León
y Castillo, de su minoría, y por Romero Robledo, que refiere los
males al general Calleja, a quien Maura nombró para la Capita-nía
» 47.
Ya en 1897 se produjo la escisión de Canalejas dentro del par-tido
liberal fusionista de Sagasta. Canalejas era contrario a la
44 Puede verse el texto de su discurso de ingreso en Dwcursos parla-
,-+nw*nn n i nnr.rTdmonno nb- 230-242 r r r u r v u u , ruu y u u i u r u v r r v r v v u , lJUb" V I " "Y".
45 Fernández Almagro. Hastorta polbtzca, tomo 11, pág. 369. Este discur-so
de León y Castillo no figura incluido en el tomo que se editó después de
su muerte, y al que hemos hecho referencia varias veces.
Puede verse tambi6n su alusión en Fernández Almagro, Cánovas, pagi-n
a ~59 4-601.
46 Ver Fernhndez Almagro, Hastma pditzca, 11, págs. 370-371.
47 Diego Sevilla Andrés Alztolzzo Maura. La revolucMn &es& arraba. Bar- -,.,,....-. ma.tnnan1 A - A n o *OCA .&- 11& r;civiia, u u i ~ v r r o , rrruvu, ruv-r, ycrg
Núm 19 (1973)
30 MARCOS GUIMERA PERAWL
autonomía que su jefe ofrecía ahora a Cuba. Y el 21 de junio
consumó su separación del partido. Defendiendo la decisión sa-gastina,
León y Castillo hizo declaraciones contrarias a las tesis
sustentadas por Canalejas, argumentando que si bien era cierto
que el partido liberal no había sido nunca autonomista, también
lo era que no había sido partidario del sufragio universal ni del
juicio por jurados; y, sin embargo, ya habían sido votados y pro-mulgados
en otra situación liberal
9. El crimen ds Santa Aguda: 1897
El 8 de agosto de 1897 muere asesinado en Santa Agueda don
Antonio Cánovas del Castillo. Una etapa de la historia de Espa-ña,
la de la Restauración, se cerraba con él. El 29 de ese mismo
mes, Maura escribe a León, desde su veraneo de Oiitaneda, una
carta de recomendación. Son interesantes algunos párrafos poli-ticos
48 :
��Mi0 Fernando: Tomaría cuartillas de las que se
usan para libros si ahora le fuese a hablar de política,
que no cabe en menor espacio el comentario de ]lo acon-tecido
desde que nos separamos en Madrid. Quédese para
las parrafadas otoñales que allí hemos de echar asunto
de tan triste fecundidad. ¿Ha mirado V. muchas veces
con los gemelos invertidos? Como se ven entonces los
tamaños de las distancias, parece que se miran en estos
tiempos desde las alturas los horizontes plomizos [?] de
todos los cuadrantes. Así anda ello..
Pero, digo que no quiero hablar de política, sino
que vence mi pereza y me da ocasión para renovar a
su señora de V. mis respetos y para enviarle a V. mis-mo
un abrazo, la recomendación 4 1 ) ;No asustarse!-
que me hace mi hermano mayor en pro 'de un amigo
4s V. cw~wrie,CCI quien desde Pdma sostiene aquél co-rrespondencia
afectuosa y tratos comerciales.
Don Rafael Juan, de Las Pslmas, amigo y entusias-ta
de V. y de los amigos de V., parece que tiene contra-
48 Diego Sevilla : CmaZejaB, p&g. 208.
48 -d_~ck.w~Hnis tdrwo PTOtñmial de Las Palmas, carta núm. 1692 InBdita.
500 ANUARIO DE ES7 U D I O S A T L A N T I C O S
tos hechos con el Ayuntamiento de aquella ciudad y
desea que el Directorio liberal siga benévolo con él y no
le moleste con injustas exigencias.. . Pide algo semejan-te
al trato de Nación favorecida. Ya ve V. que no es
caso de ofrecerme gallos de pelea, en vías de atenuar
una negativa.
Adiós. Le quiere siempre muy de veras su amigo.»
Algunas aclaraciones a este interesante texto entre amigos y
correligionarios. Es la primera carta en que hemos encontrado el
que Maura llame a León «Mi0 Fernando». El origen de esta fór-mula
lo han explicado el duque de Maura y Fernández Almagro:
<Hay en algunas [cartas] reiterada alusión a cierta broma amis-tosa.
Solia Maura saludar a este amigo suyo, entonando (segura-mente
mal, porque su oído musical era muy deficiente) el O mio
Fernando de La FaZKMYita, a lo cual contestaba invariablemente
León: Vincitolr di Mawi, con música de Aidct, y su vozarrón ca-racterístico,
del cual se decía en el Congreso que cazaba eodorni-ces
a cañonazos»
León y Maura debieron verse en Madrid el otoño anterior.
Consta documentalmente que León y Castillo estuvo en la capi-tal
de España en el mes de noviembre de 1896.
Maura, impresionado por el crimen de Estado recién perpe-trado,
difiere hablar de política, aunque no deja de aludir a dos
horizontes plomizos de todos los cuadrantes» que se alcanzan a ver.
En Las Palmas, y desde el rompimiento de los dos hermanos
León y Castillo -ocurrido, como vimos, en 1891-, venía fun-cionando
al frente del partido liberal Zeoriuista un Directorio.
Por Último, León debió negarle algo anteriormente a Maura,
y para consolarle de la negativa debió mandarle unos gallos de
pelea, que tanto predicamento tienen en las Canarias como en
las Baleares. No lo olvidemos, isleños ambos al fin y al cabo .
10. León, de nuevo embajadm: 1897
El 26 de noviembre de 1897 se concede, tardíamente, la auto-nomía
a Cuba. No serviría de nada esa medida, tomada a destiem-
50 Duque de. Maura v Melchor FernBndez Almagro: Por qué cuy6 Alfon-so
XIII, pBg 431, nota 25
Núm I9 (1973) 501
32 MARCOS GUIMER~ PERAZA
po. Dos días más tarde, León y Castillo es nombrado, por tercera
vez, embajador de España en París. Sagasta, al ocupar el poder
a la muerte de Cánovas, le había ofrecido a León el Ministerio de
Estado, que éste había aceptado; pero luego le llam6 para comu-nicarle
que Moret, que iba al Ministerio de Ultramar, le decía que
no podría entenderse con León. Entonces vino su nombramiento
para París: «León y Castillo, embajador en París, informa -3 de
abril- que el Gobierno de Ia República Francesa sigue gestio-nando
cerca del de Washington el mantenimiento de la paz y que
su embajador en los Estados Unidos le dice que el secretario de
Estado de aquel país no ha perdido la esperanza de evitar el rom-pimiento.
.>>51. Pero, según cuenta el mismo León en sus Memo-rias,
Inglaterra falló: hasta fue inútil una gestión que intentó,
por dos veces, Eugenia de Montijo con la reina Victoria. w
Y ese mismo mes de abril de 1898, Estados Unidos nos de- S
clara la guerra .. En el nuevo Gobierno que se forma, León no a 0" acepta ninguna cartera, ni siquiera la de Estado, prefiriendo se- E guir en la Embajada, para lo que vino a Madrid y Irogró conven- 2
cer a Sagasta. A1 Ministerio de Estado fue el duque de Almodó- 1
var del Río, don Juan Manuel Sánchez y Gutiérrez de Castro E
B
2
11. El Tratado de París: 1898 = n
6
Refiere León y Castillo en sus Memorias que, contra toda pre- C
visión, Montero Ríos aceptó la presidencia de la Comisión de la
Paz. Sagasta y Alrnodóvar pidieron a León que aceptase ser miem- E
C bro. León alegó que el embajador no podía estar presidido sino
a
n
51 Fernández Almagros Hzstoda poZZtzca, II, pág. 474 a
De 13 de abril de 1898 es una carta de León a Maura, recomendándole 8 a su «paisano y amigo don Tomás Garcla Guerra, diputado electo por Guía o
(Canarias)» A la cual apostilla Maura su contestación, el 20 tiel mismo mes.
<Que le ha saludado como corresponde a quien enarbola el pabellón de la
más amiga de las potencias, etc.))
Don Tomás García Guerra (1848-1911), registrador de la Propiedad de
Las Paimas y notable abogado criminalista, conservador sincréttco o silve-lista
en 1890, era diputado por Las Palmas en las eieccionc:~ del Gobierno
Sagasta de marzo de 1898, y al final de su carrera política fue del partido
liberal-demócrata de Canalejas. Puede verse su biografía esqut'mática en Mar-cos
Guimerá Peraza. El notarzo don Agustán Mzllares Cubas (1863-1935), «El
Museo Canario)), Las Palmas de Gran Canaria, 1966-1969,n Cimir. 89-103 C19711,
páginas 11-12 y nota 4; y El píezto %mular. La hegemonw <.?LEA», nom. 16,
1970, págs. 478-479, nota 77, donde publicamos su retrato (lámina VII, pági-nas
480-481)
52 Fexnández Almagro: Htstorza politzca, 11, pág. 519.
5012 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N I ' I C O S
por el jefe del Gobierno o por el ministro de Estado, tesis que
confirmaron los embajadores de Alemania y Austria en Madrid,
a los que consultó Almodóvar. Sagasta no compartió esta teoría,
pues sostenía que Montero Rios, como presidente que era del Se-nado,
presidía a León como senador. León cree que Montero Rios
nunca le perdonó su negativa a formar parte de la Comisión, a
juzgar por la actitud que más tarde adoptó en sus relaciones con
él: corteses, correctas, pero sin cordialidad ni menos expansivas.
La Comisión se mantuvo apartada de la Embajada, y ésta sólo
tuvo un ligero e incompleto conocimiento, sobre todo al principio
de las negociaciones; luego, cuando se agravaron las cosas, por
las exigencias de Estados Unidos, ya no fueron para León tan se-cretas:
«No tuve, pues -dice-, intervención alguna en el Tra-tado
de Paris. Fui sólo un testigo silencioso. . Montero Rios era
un jurisconsulto ilustre, pero sin hábitos diplomáticos . Hizo cuan-to
pudo y supo por su país. Asoció su nombre al desastre y me-rece
por ello gratitud» 53.
E1 Tratado de París se firmó el 10 de diciembre de 1898.
La escisión de Gamazo, con respecto a Sagasta, se consumó
el 21 de octubre de 1898; y el 15 de diciembre aparece el primer
número del periódico EZ Español, del grupo gamacista, en el cual
estaba Maura.
Silvela entra a gobernar el 4 de marzo de 1899, y mantiene a
León en la Embajada de Paris. De esta época hay varias cartas
de León a Maura, de León a Galdós y de Maura a León. Veamos.
Es la primera una carta de León a Maura, del 6 de enero
de 1900. Le acusa recibo de su felicitación por el nuevo año; le
desea venturas para él y los suyos; se refiere a un encargo que
su mujer dejó para la hija de Maura, «en el Colegio de la Asun-ción,
de Auteuil [lámina IVa) y b ) ] . Conste nuestro deseo, pero
como ha de subordinarse a ios de Vdes., nada haremos por
Y añade:
«Tengo ganas de echar un largo párrafo con
orientarme y comprender cosas, que ahora no
5s León y Casiiiio: Mas izempos, 11, cap. Xv, págs. 114 y 115.
Ntim 19 (1973)
ahora».
V. para
me ex-
503
MARCOS CUIMERA PERAZA
plico. Espero que nos veremos pronto, porque tengo que
ir a ésa a jurar el cargo de Senador» 54.
El viaje se hizo, a juzgar por las noticias que León da a Mau-ra,
en su carta de 30 de marzo de 1900. Le da las gracias por «su
cariñosa carta»; y le añade :
<<Sin aguardar su visita, si yo hubiera tenido un
momento de que disponer habría ido a verle y a echar
con V. un largo párrafo; pero no me fue posible. Otra
vez será.
No se olvide V. por completo de los ausentes, y si
algo ocurre por ahí que merezca escribirse, dedíqueme
V. unas cuantas líneas» ". a N
E
La misma excusa presenta León a Galdós, en su carta del 5 de
abril de ese año de 1900: =
-"m
E «Cuando se hace un viaje tan rápido como el que ;
hice Últimamente a Madrid, no hay tiempo para ver ni
para ser visto por los amigos.
Supongo que nos veremos pronto aquí. Cuando se ?j
le toma el gusto a París.. . se repito la suerte» -
0m
E
En abril de 1900, el marqués de Aguilar de Cairnpoo - d o n ?
Ventura Garcia-Sancho e Ibarrondo- es nombrado ministro de
Estado. Las elecciones se habían celebrado el 30 de abril de 1899.
Por entonces, don Ignacio Pérez Galdós aspira a ser capitán
general de Canarias. Con tal motivo, entre León y Castillo y don ;
Benito se cruzan cartas. En la de 12 de mayo de 11900, dice a $
Galdós : O
«Silvela me escribió, anunciándome que quedaba
complacido en lo del nombramiento de tu hermano Igna-ciopaal
1% Capitmfa Genera! & Canariaaii -7.
Y a ella contesta don Benito, el 14 de mayo de 1900:
504 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
LFhN Y CASTILLO Y MAURA 35
«He recibido tu carta, que te agradezco mucho. .
Estamos muy contentos con el nombramiento de mi
hermano, que de seguro no habría logrado sus deseos
sin tu ayuda. El nuevo Capitán General ha sido llama-do
por el Ministro de la Guerra para conferenciar acer-ca
de las defensas insulares, y de mañana a pasado
estará en Madrid» 58.
En efecto, don Ignacio había sido nombrado por el Gobierno
Silvela en ese mismo mes de mayo de 1900. Era -al comienzo
del Gobierno Silvela- ministro de la Guerra «el general cristia-no%,
don Camilo Polavieja. Pero discrepancias con Villaverde, mi-nistro
de Hacienda, le llevaron a dimitir el 28 de septiembre,
siendo sustituido por don Marcelo de Azcárraga; que es, pues,
el ministro a que alude don Benito.
En París, León y C'astillo decidió renovar las conversaciones
sobre el golfo de Guinea. Oficialmente se titulan «Negociaciones
con Francia para celebrar un Tratado de límites entre las pose-siones
españolas y francesas con la costa occidental de Africm.
Se iniciaron en París el 18 de mayo de 1900, y afectan a Río de
Oro y Guinea. El acuerdo con M. Téofile Delcassé versó sobre va-rios
puntos. El 18 de junio remite al Ministerio de Estado -des-empeñado
desde abril de 1900 por el marqués de Aguilar de Cam-poo-
el Proyecto de Convenio. León, en sus Memorias 5g, destaca
lo obtenido, recordando que en el golfo de Guinea se nos reco-noce
una superficie de más de 25.000 kilómetros cuadrados; y en
la costa del Sáhara se nos reconoce un territorio de 190.000 kiló-metros
cuadrados, «muy importante por su posición geográfica
cerca de Canarias». En la Guinea, los territorios españoles des-ámllabil
de 75 a 86 ríliilas en la ei1tre la &,sem"mcadui.a
del río Muni y la del río Campo, y con una población de 130.000
habitantes. «No cabe duda que León y Castillo extremó su habi-lidad
»
58 Archavo Casa-Museo de Galdós
-<c.- Le6n y Caüt!::~: BPW- t2mp=un, II, pBg. 153.
60 Fernández Almagro, ii, págs. 674-675, y nota 15.
Núin 19 (1973)
36 MARCOS GUIMERA PERAZA
El Tratado se firmó con fecha 27 de junio de 1900 y el Go-bierno
premió la labor de León y Castillo concediéndole el titulo
de marqués del Muni. El embajador León y Castillo «condujo las
gestiones con tan evidente acierto, que le valieron muy merecida-mente,
al terminarlas, el titulo de marqués del Muni»
León recibe felicitaciones de Galdós y de Maura., He aquí lo
que le dice don Benito:
«Madrid, 8 de julio de 1900.
Sr. D. Fernando de León y Castillo.
Mi querido D. Fernando: Con verdadera efusión,
como español y como canario, te felicito por tu triunfo
diplomático, que ha venido a ser, así lo siento yo, un
respiro para esta tristeza en que vivimos como nación,
y un argumento contra el pesimismo de acá, el mal $
grande de la época, la murria insana qm! nos devora g
y que al fin nos dará la muerte si no viene un ideal, una
aspiración grande a ponerle remedio. E
2
E Pero aquí no acaban de enterarse ni dlel grave mal
ni de la medicina, y ha de costar trabajo abrir hori- $
zontes más extensos que los del patio de la casa de Tó- %
came-Roque. m
E
Dichoso el que, como tú, desempeñando las obliga-ciones
de ese puesto con inteligencia y habilidad bas-tantes
para presentarnos ante el mundo mayores y me- %
jores de lo que somos, sabe al propio tiempo señalar a
España direcciones que no son los caminos del cemen-terio.
Aquí se han vuelto todos muy fúnebres, y tú has E
hecho un gran servicio a la raza demosl.rándole, con
hechos, que aún hay materia vital si queremos y sabe-mos
aprovecharla.
Mil parabienes, satisfacciones y felicidades.
Tuyo afectfsimo amigo, B. B&ez GaWa» 02.
61 Conde de Romanones: La responsabfltaades polftwao del antzguo ré-gimen.
De 1875 a 1925. Madrid, Renacimiento, S. A., pág. 38
62 Inserta autógrafa en facsímil y trabhciüa a letra impresa -cosa no
sobrada, dada la endemoniada caligrafía de don Benito- en Ledn y Cas-tillo,
Mts taempos, 11, págs 169-170. Por cierto que esta carta no Ia hemos
h2?!~698 5 pn-1-m-a---a- -E,! en e! -4?*ch?nj^R i~t/iric-iP r^n??i??&! r!! e n e! Ar&w
Casa-Museo de Galdós.
506 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
LEÓN Y CASTILLO Y MAURA
Por su parte, Maura le escribe:
«Sardinero 17 jul 1900.
Excmo. Sr. D. Fernando León y Castillo.
Querido amigo: ya que mi excursión por el Medio-día
de Francia, durante la cual me di el gusto de no
leer ni escribir cosa alguna, estorbó para decírselo con
mayor oportunidad, ahora quiero felicitarle por el Mar-quesado;
ya que no trato al Río Muni, a quien estaría
mejor felicitarle por su entronque con los Leones y los
Castillos. Estos sacarán siempre cabeza y almenas por
cima de la Corona y servirá el río para reflejar y re-producir
y perpetuar el merecimiento que se proclama.
Hago extensiva mi felicitación a su Sra., c. p. b., en
quien la de hoy y otra cualquiera distinción resultan
enaltecidas por su valor personal.
Y me felicito a mí propio, porque mientras yo pue-da
ufanarme con el birrete in. pmtibw de «Abogado de
la Casa», me siento azcpado y enaltecido juntamente
con ella.
A todo lo cual añado un abrazo de amigo que siem-pre
es suyo, A. Maura»
Los tres corresponsales volvieron a escribirse, con motivo del
tema del marquesado y sus respectivas felicitaciones.
Así, León escribió a Galdós una carta el 18 de julio de 1900,
en la que le dice, entre otras cosas:
«Mi querido D. Benito:
Con toda el alma te agradezco la cariñosa felicita-ción
que me envías. Tu carta es, no sólo una prueba de
nuestra antigua amistad, sino uh acto político, que yo
juzgo de transcedencia. Es una nota que había que dar
y que debes apoyar y hacer que apoyen tus amigos en
as Inserta también en facsímil y parcialmente en letra impresa, en la ci-tada
obra de León, Mts tiempos, 11, p8g 169
Esta carta -que tampoco hemos encontrado en los archivos de Las Pal-mas
ya aludidos en la nota anterior- es la primera que menclona la condi-ción
de ser Maura aabogado de la Casa> de León y Castillo. L a veremnn de
nuevo invocada en otras cartas
MARCOS GUIMERA PERAZA
todas las ocasiones. Hay que señalar a España, como
tú dices, direcciones que no sean los caminos del cemen-terio.
Esta frase, de primer orden, encierra un pensa-miento
político de inmenso alcance y de apremiante
oportunidad.
He dado tu carta a los que me la pidieron para pu-blicarla,
porque encierra una contestación a los ataques
de mal género que se han dirigido al convenio celebrado
con Francia, ataques que, más que del patio de la Casa
de Tócame-Roque, parecen salidos de cualquier patio del
antiguo Saladero» 64.
Galdós, al recibir esta carta, vuelve a escribir a León, desde
Santander, el 29 de julio de 1900:
n «Mi querido D. Fernando: tu carta me ha sido muy g
grata. Lo que te escribí felicitándote fue una improvi- E
sación de mi sinceridad, y nunca creí que fiuese digna
de pasar a letras de molde. Pero luego vi que en Madrid
hizo gran efecto, y en provincias más (como he tenido 5
ocasión de observar al llegar a este pueblo, donde se
está despertando una actividad industrial y mercantil
prodigiosa), y no puedo menos de congratulaime de ha-berla
dado esa nota sin saberlo, como Mr. Jourdan, el :
de Moliére, hablaba prosa. -E
a
Me ha sabido muy bien que te agradaran aquellos
cuatro renglones, y no siento sino carecer por ahora de
tiempo, para explanar el tema y armar un pequeño
cisco en apoyo de tus ideas internacionales y comba- "
tiendo el pesimismo que aquí priva, y este desprecio
de la propia nacionalidad que acabará por reducirnos a
la nulidad y a la abyección.»
Le anuncia que ha de ir a París en febrero de 1901
León contesta a Maura, desde Anglet p d s Bayonrie, el 2 de
agosto de 1900, Po siguiente:
84 Archivo de la Casa-Museo de Galdós, de Las Palmas.
65 Archwo Casa-Museo de Galdós
508 A N U A R I O DE E S T U D I O S A I ' L A N l I C O S
LE6N Y CASTILLO Y MAURA 39
«Mi querido amigo:
Muchas gracias por su cariñosa felicitacion, que
aprecio en todo lo que vale, que es mucho.
Aquí me tiene V. desde hace cuatro o cinco días,
respirando aire de campo y descansando de la fatiga
de las fiestas oficiales. Con la Exposición, con el calor
y con los Isidros cosmopolitas estaba París sencilla-mente
inhabitable. Si se anima V. a dar una vuelta por
allí no vaya V. hasta fin de Setiembre o principios de
Octubre.
Mi mujer agradece las frases lisonjeras que le dedi-ca
V. en su carta; póngame V. a los pies (q. b.) de la
suya y reciba el abogado de la Casa un abrazo de su
buen amigo F. de León y Castillo» 66.
León y Castillo, en sus repetidas Memorias, se cuidó de des-tacar
--e hizo bien- la importancia de lo conseguido. Así, in-serta
una crónica firmada en París en abril de 1901, por Gonzalo
Reparaz, publicada en «La Epoca» del 3 de mayo, en la que se afir-ma:
«En el Sahara hemos asegurado la posesión, harto precaria,
de una vasta comarca, a cuya suerte se halla íntimamente ligada
la del Archipiélago canario y la de las ricas pesquerías mariti-mas
a éstas vecinas.» Más adelante, constata: «Los derechos so-bre
la costa del Sahara, desde el cabo Bojador al cabo Blanco
con un extenso hinterland (180.000 km2), representaba una in-mensa
ventaja, puesto que garantizaba en lo futuro una vecindad,
desde luego perjudicial y andando el tiempo tal vez peligrosa, a
las Islas Canarias» 07.
Recordemos ahora que la Guinea Ecuatorial tuvo su indepen-dencia
en el año 1968. Recientemente, la historiadora Merce-des
Jorda Olives ha podido afirmar que el tratado hispano-francés
de 1900 «significa para España entrar de nuevo en el
concierto de las naciones coioniaiisias europeas, después dei de-
86 Archivo Maura, de Madrid Segunda alusidn a1 <abogado de la Casa».
InBdita
67 León y Castillo Mw tzempos, 11, pág 163; y 172.
Cumplidos elogios hace de su acierto Villa-Urrutia [Pazque dzplomáteco.
Recuerdos de un embajacim. Segunda serie. Madrid, Francisco Beltrán, 1928,
página 801
88 Revista «Historia y Vida», núm 42, septiembre 1971, p&g. 22.
40 MARCOS GUIMEKÁ PERAZA
sastre de 1898. Marca también el inicio de una serie de tratados
que se iban a firmar, referentes a la cuestión marroquí y al re-parto
de influencias en el norte de Africa entre 19CiO y 1912 ...
Es preciso hacer notar que la opinión espaiola no advirtió la im-portancia
de la firma del tratado y se manifestó abiertamente en
contra; mientras que, por el contrario, la opinión francesa se ma-nifestaba
contraria a su Gobierno precisamente por haber conce-dido
demasiadas ventajas a España.. . ,
El 9 de diciembre de 1900, y con motivo de haber terminado
Galdós su Episodio Bodas redes -con el que concluía la tercera
serie-, le fue ofrecido un banquete por la colonia canaria resi-dente
en Madrid. Brindaron Ricardo Ruiz y Benítez de Lugo, Ni- E
col& Estévanez, Imeldo Serís, Manuel Delgado Barreto, José Wan-güemert
y Poggio y Tomás García Guerra. Don Benito contestó
E con un importante discurso, que recientemente ha sido editado
2 con el titulo La fe nacviímal 6D. Allí dijo, entre otras cosas: -E
«Aquí, en la intimidad del patriotismo español, fa- 5
miliar, casi doméstico, me permito asegurar, en nombre %
de todos los que me escuchan, que en nosotros vive y ;
vivirá siempre el alma española, y hoy más que nunca
es necesario que así se diga, como remedio rtxonfortante
del pesimismo y las tristezas enfermizas de la España %
de hoy.. a
2
Nosotros, los más chicos, seamos los más grandes g
en la firmeza y vigor de las resoluciones; nosotros, los E
últimos en fuerza y abolengo histórico, seamos los pri-meros
en la confianza, como somos los primeros en el
peligro; nosotros, los más distantes, seamos los más
próximos en el corazón de la patria» ..
69 Benito Pdrez Galdós: La fe nacional, discurso. Las Pa.Imas de. Gran
Canaria, Imp. Lezcano, 1965, con una nota preliminar de Alfonso Armas Aya-la,
destacado galdosiano. El mismo año del acontecimiento se editó un fo-lleto.
Entre canarios. Homenaje a B-ato Péreix Gams, 9 de diciembre de 1900,
Viuda e Hijos de Manuel F Tello, 62 pzigs., 13,5 X 8,5 cm. Recoge todos los
discursos pronunciados, la Comisión Organizadora y las adhesiiones. Ha sido
recordado en un largo articulo por Antonio Ruiz Alvarez [<El Dia», viernes
9 de julio de 19711.
510 A N U A R I O DE E S T U D I O S . 4 T L A N T I C O S
LE6N Y CASTILLO Y MAURA 41
León y Castillo, desde París, felicita a Galdós el 8 de enero
de 1901
«Mi enhorabuena por tu discurso en el banquete de
los canarios. Hay que dar constantemente esa nota, a
pesar del pesimismo que inspira tu carta y que invade
cada vez más tu espíritu.
Pero éstas no son cosas para escritas, sino para ha-bladas.
Vente pronto y echaremos largos párrafos sobre
nuestras desgracias pasadas, presentes y futuras» 70.
VI. EL REINADO DE ALFONSOX III
1. El tratado <<nonn ato» cm Francia: 1902
El 5 de marzo de 1901 forma un nuevo Gobierno Sagasta, que
lleva al duque de Almodóvar del Río al Ministerio de Estado. Re-fiere
León que fue a Madrid para insistir cerca de su jefe -como
ya lo había hecho con Silvela- sobre la necesidad de un tratado
con Francia sobre Marruecos, logrando convencerle. Vio luego a
la reina regente, que compartía su criterio. Sagasta, al resignarse,
hizo una de sus castizas frases: «No se hacen tortillas sin rom-per
huevos» 71. Se volvió, pues, a París con amplios poderes. Y co-menzó
allí sus largas y laboriosas gestiones.
Mientras tanto, ocurre un sucesc local en Canarias, que hizo
cruzar cartas entre León y Galdós. El capitán general de Canarias,
don Ignacio Pérez Galdós, había sido nombrado -como vimos
antes- por el primer Gobierno Silvela, en mayo de 1900. Pero un
incidente ocurrido en Las Palmas, a primeros de octubre de 1901,
en el que el teniente Cabrerizo mató de un tiro de pistola al pai-sano
Domingo Marrero, en la calle de Los Moriscos -hoy de Ra-fael
González-, cuyo entierro presidió personalmente el capitán
peneral; motivó su destitución por el ministro de. la Guerra de! Ga- u
binete Sagasta, general Weyler, en enero de 1902. Con tal moti-vo,
don Benito escribió a León y Castillo una larga y encendida
70 Archwo la Casa-Museo de Galads, Las Palmas. Inserta parcial-mente
por Alfonso de Armas Ayala en su trabajo Galdds y León y Cas-t211o,
pág. 180.
" 7 - L ,.^,.Ci>li. I,r A-" 17 -1- 3""
UCULL y L U Z L I L I U . 1U.W WVfllpW, AA, pag. A 1 l .
Núm 19 (1973) 511
42 MARCOS GUIMERA PERAZA
carta, de fecha 19 de enero de 1902, en la que denuncia el hecho
y protesta contra él, con frases muy duras 72.
A esta carta contesta León desde París, el 28 de enero de 1902,
considerando un gran error el cese de don Ignacio, ya que era en
Canarias {cuna garantía de concordia y de acierto» 72.
Este asunto sólo se resolvería por el Real Decrelo de 30 de
marzo del año siguiente, 1903, que repuso a don Ignacio en el
mando de la Capitanía General, cargo que ya desempeñaría has-ta
su muerte en 1905. En una carta de León a GaldCis, de 13 de
abril de 1903, se hace eco de esa medida y reitera su juicio an-terior:
<De Canarias me telegrafiaron los amigos para que
recomendara a tu hermano Ignacio para la Capitanía 8
General. Así lo hice, aunque era innecesario. Había ha-blado
varias veces a Silvela de este n~mbra~mientqou e I -
yo juzgaba una garantía de paz para aquella provin-tia
» 75.
E
E
2 -
E
Don Germán Gamazn muere en noviembre de 1901. Ya en 1902, $
Maura pasa a ser el jefe del grupo gamacista, todavía indepen- -
diente. -
0
m
En una carta de León a Maura de 29 de marzo de 1902, le
dice : O
n
«Tengo muchas ganas de echar un largo párrafo %
con V. y espero que sea pronto, si, como presumo, voy
a ésa uno de estos días para jurar el cargo de Senador.»
3
72 Casa-Museo de Galdós O
Alude a este episodio e inserta parcialmente la carta Alfonso de Armas
Ayala, Galdós y León y Castzllo, págs. 176 y sigs. Inserta en fa.csími1 por la
revista «Fablas», enero 1970, págs 19-23.
Sobre el incidente, puede verse lo que refiere su nieto Guillermo Camacho
y PIre?: Ga!d&, Gmerrn? don Zgmaczn P&e2 Gaidós (Notas para c o n t r z b ~ at ~l
estudzo de su. persmalzdad 1855-1905) Circulo Mercantil de Las Palmas,
<Apuntes biográficos (Ciclo de conferencias 1948-1949)». Las Palmas de Gran
Canaria, Imp. Minerva, Perdomo, 7, 1951 [B. U. L., Sigte. BIII-331.
7s Fue hallada esta carta en el archivo de don Ignacio P6rez-Galdós y
Ciria -hijo del capitán general- y publicada y comentada por Luis Doreste
Silva: El mbaj&r y su carta Don Benito y el capztdn yeneraE, <Falange,,
de Las Palmas de Gran Canaria, 1 de julio de 1952
70 ~ ~ & : gQ=g sg-,G.rsao & Qn!d&
512 A N U A R I O DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S
LEON Y CASTILLO Y MAURA 43
En efecto, en papel timbrado del Senado, León le escribe a
Maura el 3 de mayo de ese año:
«Me marcho esta noche -pero volveré dentro de un
mes-. Aplazo para entonces el gusto de verle y de
echar con V. una larga parrafada.»
Pocos días más tarde, el 17 de ese mes, juraba el rey don Al-fonso
XIII ante las Cámaras, reunidas en el Congreso. León y
Castillo seguía adelante con sus gestiones en pro del Tkatado
con Francia sobre Marruecos.
Hace constar Romanones que ((observador perspicaz y patrio-ta
nuestro Embajador en París, León y Castillo, no dejó de pre-venir
al Gobierno español de que, a su juicio, se iba a llegar de
un momento a otro a la solución del problema marroquí "cm nos-otros
o sin nosotros, y, en este caso; cmtra nosotros". Tal fue la
frase gráfica de que se sirvió y que repitió más tarde muchas ve-ces
» 75. Esto se lo había dicho a Silvela, en su Gobierno 1899-1900,
quien, impresionado por la opinión del embajador, escribió, ya en
la oposición, un articulo en la revista La Lectura, con la firma de
«Un diputado a Cortes», en agosto de 1901; en el cual sostuvo la
necesidad de una inteligeiicia con Francia, en previsión del posi-ble
rompimiento del statu quo marroquí.
Sobre los días 6 y 7 de septiembre de 1902, León y Castillo
vuelve a Madrid, con el tratado ya convenido en líneas generales.
El ministro Almodóvar y éi lo comunicaron a Silvela, quien lo
aprobó. Volvióse el embajador a París y logró ultimarlo en di-ciembre
de 1902, y lo envió a Madrid secretamente. La respuesta
de la firma sería «Guadalajara». Quedó extendida y firmada la
plenipotencia a favor de León, pendiente de firma la Real Orden
de remisión de la misma.
Pero Almodóvar salió para Jerez, por razones del Ministerio.
Y allí le sorprendió la crisis ministerial, que llevó de nuevo al po-der
a Silvela, con Abárzuza en el Ministerio de Estado y Maura
en Gobernación: 6 de diciembre de 1902. Y la palabra no fue tele-grafiada
.. 7 G . En Consejo de Ministros fue desaprobado el non nato
Tratado Abárzuza, apoyado por Maura, sostuvo la necesidad de
no cerrar el trato con Francia sobre Marruecos a espttldas de In-glaterra,
cuando aquélla sólo ofrecía su apoyo diplomático. Sil-vela,
pese a conocer y aprobar el proyecto, se dejó impresionar
por esos argumentos y autoriz�� a Abárzuza para dejar en sus-penso
la firma y comunicarlo al Gabinete de Londres. Y añade
Romanones: «Maura, recabando para si la gloria de que no se
firmase aquel Tratado, siendo Presidente del C'onsejo de Ministros,
dijo en el Congreso, en junio de 1904, que de haberse firmado
perteneciendo él al Gabinete, "no habría conciliado el sueño en el
resto de sus días"»
He aquí un caso en que no fueron de acuerdo León y Maura.
Los juicios emitidos sobre el Proyecto de Tratado León-Del-cassé
son de lo más variado. Para Romanones, do evidente es que
el Proyecto de Tratado de 1902 era mucho más favorable para
España que el de 1904 y los posteriores; que en él a.parecía Es-paria
en pie de perfecta igualdad con Francia; que la eventual
neutralización de Tánger permitía la posible perfecta inteligencia
con Inglaterra, y que la posesión de Fez nos proveía de un mer-cado
importante y de un centro cultural y de personas y presti-gios
necesarios para servir de intermediarios en la o'bra civiliza-dora
a realizar.. . »
Frente a ello, Gabriel Maura se ufana de lo contrario: «Ha-bía
sido precisamente Maura quien, el año 1902, en unión de otros
77 Conde de Romanones. Las responsabzlzaFade8, pág. 43.
Las frases de Maura, dirigiéndose a Almodóvar, fueron éstas, entre otras:
<Uno de los momentois en que la Providencia ha mostrado SLI amor a Es-paíia
ha sido aquel en que ha impedido que aquella obra se consumara
(Muy bzen, en la mayoria.)
Yo digo que si, en aquellas condiciones y en aquel momento, la firma se
hubiese puesto y yo perteneciese a un Gobierno que :e pugiera, jamas habría
conciliado el sueño en el resto de mis días. (Aptmsrrs.) Eso digo, con la plena
conciencia de lo que digo. Yo no es que acepte la responsabilidad, reclamo
mi parte de gloria por haber pertenecido al Ministerio que rehusó consumar
esa obra (Mug bzm)
1 - - 1 4 f lnhl~~nnn- in tnmrí nro ariiinrrln
mi 3r;iivr pir;uiuia. e! ..,..... -.-- -,,--.-, -y p l r l te-marlo
no tuvo que retroceder en nada de lo que antes hubiese pensado ni dt-cho
Estoy autorizado para afirmarlo, porque he hablado con 61 hoy mismo.
(Aprobación.)»
[Dzarzo de L3esemu del Congreso, legislatura de 1903, tomo XII, jueves 9 de
junio de 1904, núm 167, pág 1959 1
78 Conde de Romanones. Las rasponsabzlz&&s, pág. 44.
79 Gabriel Maura Gamazo: Recuerdos de m% vzda, M Aguilar, Editor.
ivlaua-r.>i u, s. a. [feciiacicj ?en Biartitz, fehurere-:=!!o de lG341, p&g. 135.
514 A N U A R I O DE E S T U D I O S ATLANTICOS
LE~N Y CASTILLO Y MAURA 45
ministros del Gobierno Silvela, frustró la firma del megalómano
tratado con Francia, según el cual habíamos de asumir, junto con
derechos preeminentes sobre la mitad del Imperio jerifiano, Fez
inclusive, cargas proporcionadas a empresa tan desmedida para
nuestras posibilidades.»
Para el historiador Fernández Almagro -que califica a León
de «excelentísirno vigía»-, el proyecto presentado a Sagasta en
noviembre de 1902 «era ventajoso como ninguno posterior lo ha
podido ser.. . Tal vez mediase también una intencionada demora,
ya que Sagasta gustaba del endoso al tiempo o a los demás. Silvela
lo sospechó, al menos, y esta prevención ante responsabilidades
que veía soslayadas enfrió, hasta el punto de suspender la firma
del Tratado, sus entusiasmos de otro tiempo.. . No previó Silvela,
acompañado en sus cautelas de Maura y Abárzuza, la inteligen-cia,
al fin, de Francia e Inglaterra»
Al comentar Félix de Llanos y Torriglia, en sus notas a Sil-vela
81, el artículo antes aludido de don Francisco titulado «La
cuestión de Marruecos» -que había sido publicado en la revista
«La Lectura» en agosto de 1901, y reproducido en «La Epoca» en
su número 15 de ese mes-; al comentar, decimos, la tesis expuesta
por León y Castillo en sus Memorias, apostilla: «Silvela (quien
se negó resueltamente a aceptar la dimisión de León y Castillo
cuando constituyó su Gobierno) participaba fundamentalmente de
la orientación del embajador en París, siqzliera debjmm de Go-bierno,
quie forzosamente habzan de apreciarso en la corte de dis-tinto
modo que en lm orillas del Sena, imcprusuérmlei cautelas y
parshmias maso por él tan lamentadas czcan,tol prudentemente
elegidas.» Y añade Llanos, al comentar el Testamento poZit2co de
Silvela «Él mismo hizo público que, cuando al volver al Poder
después de la etapa liberal, halló sin firmar el Tratado concertado
por el duque de Almodóvar, tomó sobre si la responsabilidad de
no suscribirle. Y hay huellas en su documentación privada que
so Melchor Fernández Almagro: Hstoria del rmnado de don Alfonso XZZI,
2 a edición, ilustrada, Barcelona, Montaner y Simón, 1934, págs. 27 y sigs.
si Fk.ancisco Silvela: Artlculos, dascursos, confmenczcks y cartas, tomo 111,
Madrid, Matéu, Artes Gráficas, 1923, pág 119, nota.
82 Silvela: Artic~.los,1 11, pág. 250, nota. Se titula el trabajo «De Burdeos
a San Sebastián. Testamento politlC0 de Silvela. Entrevista publicada en «He-raldo
de Madrid» el 19 de septiembre de 1903», interviú firmada por Luis
nñP.nP.+ri -.a"& ",.V.
46 MARCOS GUIMERA PERAZA
atestiguan su convencimiento del riesgo que suponía la firma...
De buen grado, pues (su consecuente inclinación al país vecino
lo haría presumir en todo caso), hubiera llevado adelante los tra-tos
con la República, a poder contar con la aquiescencia de In-glaterra.
Pero ante todo se hizo cargo de que no cabía embarcar
a España, aislada y débil, en esa aventura.. .S
Es e1 propio Silvela quien explica POT qzk no fimi el Tratado
de 1902 (carta al duque de Almodóvar del Río en LO de junio
de 1904), escrita al día siguiente de haber manifestado Maura en el
Congreso lo de no «conciliar el sueño», y añadir que Silvela fue
el que rompió la negociación, que no estaba arrepentido de ello
y que le había autorizado para consignarlo así. Dice Silvela 83:
«Al ser llamado a los Consejos de la Corona lo hallé
sin h a r y lo leí en su texto definitivo; y la reepon-sabilidad
de no haberse firmado es en absoluto mía,
pues si bien el acuerdo del Consejo de Ministros fue
unánime, materia tan grave y por tantos motivos de
mi particular incumbencia, me correspondía a mí pro-ponerla
y decidirla como presidente del Galbinete.
Dudé si el retraso de los tres meses en firmar un
convenio que en septiembre estaba concerta.do obedecía
a aquellos atisbos de singular prudencia en el ejercicio
de las dilaciones, características en el señor Sagasta; la
parte de influencia que se trazaba para España era, en
verdad, satisfactoria y llenaba sin duda nuestras legíti-mas
aspiraciones, y haberlo logrado es gloria que no
cabe regatear a los negociadores ; mas . . la Francia nos
ofrecía s m qpwi dávplomaitique, y esto no era bastante
a tranquilizarme en aquellas circunstanciao.
Creí entonces ineludible deber de Gobierno suspen-der
la fuma hasta despejar por mi parte toda duda, y
no concertar cosa alguna sobre territorios o esferas de
influencia en el litoral africano sin el completo conoci-miento
del caso por las potencias amigas con títulos y
elementos para hacerse oír en el concurso.
En resumen, el convenio celebrado por los señores
516 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
duque de Almodóvar y marqués del Muni me pareció y
sigue pareciendo en sí mismo excelente y una gloria in-disputable
para ellos.
La dilación de tres meses en firmarlo para dar
tiempo a que los conservadores recogiéramos esa glo-ria,
ya se me ofreció algo extraña.. .
He aquí la sencilla explicación de lo ocurrido, y de
por qué no quise ultimar un Tratado excelente en si.
pero rodeado de peligros en el momento y en las condi-ciones
en que se presentaba la ocasión de firmarlo.. »
Llanos y Torriglia, al apostillar el final de esta carta, destaca
que Almodóvar, al contestar, dice que Silvela «lo juzgaba con
extremos de benevolencia, contrapuesta a las hiperbólicas severi-dades
de juicio fulminadas teatralmente por el señor Maura en el
Congreso,.
Favorable al Tratado León y Castillo-Delcassé se muestra el
marqués de Villa-Urrutia 84.
Don Práxedes Mateo Sagasta muere el 5 de enero de 1903.
Como sabemos, gobierna Silvela, con Maura en Gobernación. Ante
las próximas elecciones, León escribe a Maura el 26 de ese mes:
«Mi querido amigo : Espero que nos veremos pronto.
Si no fuera por una grippe, que me tiene postrado desde
hace diez días, y de la cual aún no estoy bien, ya es
84 Marques de Villa-Urrutia: Palaque, 2.-, págs. 68-69.
De León y Castillo hace Villa-Urrutia grandes elonos:
arPoseIa en alto grado el que él llamaba el úexto sentido, o
sea, el de hacerse cargo de las cosas [pág. 801.
Siendo extraordinaria, no sólo la duración de su misión, hm-ta
ahora no igualada por ningún diplomático español, sino d
+e fü=m 8 ü B ~ ü r i - ~ l i g i ü i i ~ -iiüüs ~q ue ie admitieran ia aimisi6n,
si bien premiando sus eminentes servicios con el Toisón de Oro
[página 811
De los cinco embajadores a cuyas órdenes serví en París,
sólo puede decirse de León y Castillo que tuviera politica pro-pia
» [pág. 821.
También Pabón rechaza las razones del Gobierno Silvela <ninguna de
ellas nos convence, poco ni mucho» CJeszús Pabón. Cmbb, ii, parte pnmera,
pagina 248. Editorial Alpha, Barcelona]
Núnt 19 (1973) 517
MARCOS GUIMERA PERAii
posible que hubiéramos tratado todos los asuntos de que
me habla V. en su carta; pero aún es tiempo. El médico
me dice que podré tomar el tren dentro de cinco o seis
días. Pronto, pues, nos veremos y espero que, vencíen-do
algunas dificultades, no será difícil acercarse a solu-ciones
aceptables para V. y para mi.
Pero conviene que entre tanto nada rse haga, que
altere el estado de las cosas en Gran Canaria, Lanza-rote
y Fuerteventura. Estas tres islas constituyen mi
parroquia.
Hasta pronto, pues, se despide de V. ;su antiguo y
buen amigo>
a
He aquí a León recabando entendimiento con Maura, en vís- I
peras de elecciones, para lo que pide el mantenimiento del statu 1
quo en lo que él llama «su parroquia», o sea, las tre,s Islas orien-tales
del Archipiélago canario. De 20 de abril de 19iD3, encontra- f
mos una nota de Maura a León, en la que le dice: SE
-E
«Confirmo a Vd. el telegrama que le dirigí respecto %
de la cuestión electoral en Las Palmas. Como le indi- -
taba, telegrafié al Gobernador de Canarias para que, vis-tas
las circunstancias hostiles a la candidatura adicta,
pmcure que no quede ésta desamparada d!el apoyo mo-ral
que, por parte de las autoridades, tiene derecho a ;
E esperar. Espero que la indicación será eficslz. -
a
U saluda y queda suyo affmo.» 2
n
n
Las elecciones de diputados a Cortes tuvieron lugar el 26 de E
abril, y las de senadores el 10 de mayo de 1903. León y Castillo "
salió elegido senador por la provincia de Canarias. «El triunfo de
los republicanos en la capital de la monarquía determinó que, aca-so
por primera vez, mirase el rey a un ministro con ojos de re-convención..
. Silvela temía diálogos que, arrastrando1 advertencias
y lecciones, pudiesen degenerar en disputa. Naura tenía otro tem-
85 Archivo Mcuura, Publicada por nosotros en El pleito' ineular. El davzsao-wmo,
las Asambleas y los Cabzldos (1901-1917), «A. E. A,», núm. 18, 1972,
página 311.
se ~ r c h z v oM aura. Ver El pleito insular, <A. E. A », citacio, pág. 32.
518 A N U A R I O DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
LE~N Y CASTILLO Y MAURA 49
peramento, y, seguro de su razón, contó de antemano con los re-proches
y peligros de su política electoral, y dispuesto estaba a
dimitir antes que a sincerarse ... ¿Es aventurado pensar que ... el
rey quedó persuadido de que Maura no se prestaría tanto como
otro cualquiera al juego de la política?»
Se constituyó el Senado antes que el Congreso, y el 27 de mayo
de 1903 leyó en él Maura su Proyecto de Ley de Bases para la
reforma de la Administración Local; la «ley de descuaje del ca-ciquismo
», como la llamó su autor.
En Las Palmas se crea el llamado Partidol Zmd c ~ w n a r ei ~l 3 1 de
mayo de 1903, que, presidido por don Carlos Navarro y Ruiz,
propugna la división de la Provincia, frente al criterio inhibicio-nista
de León y Castillo 88.
El 18 de julio de 1903 Silvela presenta la dimisión de todo el
Gobierno. Es llamado don Raimundo Fernández Villaverde, que
lleva a Gobernación a García Alix. De esas fechas debe de ser
una carta de Villaverde a don Martín Rodríguez y Peraza, repre-sentante
del conservadurismo en Tenerife, en que le dice:
«Mi estimado amigo: Mucho agradezco a V. su inte-resante
carta del 25, que tan bien describe y explica la
situación politica del partido en esas Islas. Estoy de
acuerdo, como no podía menos de suceder, con cuantas
indicaciones hace V. para el porvenir, y siento a la ver-dad
que el Sr. León y Castillo abuse hasta el extremo
que la carta de V. y la del Gobernador me demuestran,
por lo que creo debe insistirse en obtener, de acuerdo
con sus representantes, mayor participación en los dos
distritos de Arrecife y Las Palmas. Tengo aquí ahora
de Director al Sr. Henestrosa, que no obedecerá en ade-lante
a la exclusiva influencia del Sr. León y Castillo.
Sobre todos estos asuntos departiremos largamente en
nuestra ulterior correspondencia; por ahora le ruego
con todo encarecimiento que continúe los señalados ser-vicios
que siempre ha prestado al partido conservador
87 Fernández Almagro. Alfonso XIZZ, pág. 34.
88 Sobre este punto de Ia politica en Canarias en 1903, puede verse nues-tro
trabajo El plmto anSular. El davzsionwmo, «A. E. A.», núm. 18, 1972.
Núm 19 (1973) 519
MARCOS GUIMERA PERAZA
y que recientemente me ha prestado a mi al frente de
ese Gobierno, y procure que el éxito electloral en esas
Islas sea el mayor posible.
Estoy dispuesto a apoyar resueltamente la instala-ción
de la Guardia Civil en esas Islas, a cuyo ñn con-vendrá
que el ofrecimiento de la Diputacibn se forma-lice
y me remitan Vds. la oportuna instancia con el
acuerdo adoptado por la Corporación provincial.
He recomendado con todo empeño al Director de los
Registros y también al Ministro de Gracia y Justicia el
deseo de Vds. relativo a la vacante de Notario en San-ta
Cruz de Tenerife.
Suyo afmo. amigo q. b. s. m., R. ViZlavmde» a N
E Era ministro de Gracia y Justicia el tetuanista Santos Guzmán.
León y Castillo defiende en el Senado la proposición de Ley
presentada por el diputado por Las Palmas Pérez del Toro el f
26 de octubre de 1903, sobre la circunscripción electoral, con tres
diputados para las islas orientales. h e aprobada en el Congreso j
el 11 de marzo de 1904 y luego en el Senado. 3
El 11 de noviembre de 1903, Silvela proclama en el Congreso
a Maura como jefe de los conservadores. Y el 5 dle diciembre,
Maura forma su primer Gobierno. llevando a Rodriguez San Pe-dro
a Estado. León y Castillo le escribe desde París una expre-
0 siva carta, el 8 de ese mes:
3
O
«Mi querido amigo: Como supongo que no tiene us-ted
tiempo para leer una larga carta, allá van estas po-cas
líneas para reiterarle mi cariñosa felicitación.
Ha llegado -&ea a. la. meta, .qi no desem3a7 m~m-i&
89 Debo el conocimiento de esta carta inédita a la amabilidad del bis-nieto
del político conservador canario Martin Tabares y Rodriguez de Azero,
a quien desde aquí reitero mis gradas.
Como es sabido, Villaverde fue jefe del Gobierno desde el 19 de julio
de 1903 hasta el 4 de diciembre de ese año. Rodríguez y Perma, presidente
que fue de la Diputación de Canarias, fallecería en La Lagurla el 22 de fe-brero
de 1904.
520 A N U A R I O DE ESTUDIOS .4TLANI ICOS
LFÓN Y CASTILLO Y MAURA 51
con exceso. Para mi no ha habido en ello ninguna sor-presa.
Hace ya muchos años le predije que iría usted
lejos. Hace un par de meses, en el Sud Exprés, le anun-cié
que seria Presidente del Consejo en diciembre. No
dirá usted que soy mal profeta. Ahora ... buena suerte
y muchos éxitos. Y vamos a otro punto, que he de tra-tar,
no con el amigo, sino con el Presidente del Consejo.
Creo innecesario poner a su disposición esta Emba-jada,
puesto que siempre lo está, sin que yo la ponga;
pero quiero decirle que si, para satisfacer compromisos
políticos, o por otros motivos, desea usted que la deje,
no tiene más que decírmelo con absoluta franqueza, se-guro
de que ni me ha de molestar ni contrariar, y que
nuestra antigua y cariñosa amistad no se ha de enfriar
por ello.
Muchas gracias por haberse acordado de enviarme
su discurso en la Academia Española y, sobre todo, por
las cariñosas palabras de la dedicatoria. Tendría que
ver que lo de zM.ncitor di MaurU también fuera (con las
modificaciones que la Historia impone a los sucesos)
una profecía.
El discurso es soberbio. De lo más hermoso que he
leído hace tiempo. Lo leí, releí y saboreé como un ver-dadero
regal, que dicen los franceses.
Y basta de piropos, que no por merecidos, dejan de
oler a lisonja, cuando se dirigen a un pc&mm.
Póngame a los pies de su señora y créame siempre
su ya viejo y buen amigo» 90.
En efecto, Maura le confirmó en la Embajada, según hemos
de ver pronto.
&IIra haMa ingresado en ia ñeai AcaGemia. &F á ~ o ~caon el
discurso de recepción, que leyó el 29 de noviembre de 1903, titu-lado
La oratoria, 02 orador y e2 discurso, al que contestó don
Francisco Silvela. Nótese, muy pocos días después de su procla-
Núm 19 (1973) 521
52 MARCOS GUIMERA PERAZA
mación como jefe de la minoría conservadora por é~l mismo O1.
Es no sólo una magnífica pieza oratoria, sino el mejor tratado
de elocuencia que conocemos. Y esto lo decimos frente a los re-paros,
más bien de tipo político, que le hace Juan ñdarichal, el
amigo, paisano y profesor, en el prólogo al tomo II de las Oblras
conzrplletm de Manuel Azaña, cuando afirma que Maura elude deli-beradamente
mencionar que la frase platónica «razón a.pasionada»
la habia utilizado antes que él don Salustiano Olózaga, por ser
éste liberal 92.
A. El Tratado franco-español sobre Marruecos: 1904
León comienza a ocuparse, al menos a través de sui correspon- g N dencia, del Tratado a convenir sobre Marruecos. La primera no- g
ticia se la da a Maura en su carta del 9 de abril de 19lD4, acabada $ n de fallecer la reina Isabel 11. Le felicita por el éxito del viaje del g
rey Alfonso XIII, a quien Maura había llevado a Cataluña - e n t r ó 1
en Barcelona la mañana del 8 de abril- m t r a viento y marea: 2
E
«Es un triunfo colosal», le dice el embajador al jefe del Gobierno.
Y añade: 3
-
«Supongo que tendrá usted conocimiento de los Últi- f
mos telegramas sobre el arreglo f anco-inglés con rela-ción
a Marruecos. Le ruego que fije su atención en asun-n
to de tan capital interés» 93. -E
r l
2
León y Castillo refiere en sus Memorias que estuvo en febrero - n de 1904 en Madrid, llevando consigo las bases del proyectado Tra- %
tado franco-inglés. Y allí constató que el Gobierno seguía equivo- O
cado con respecto a Inglaterra. Que se volvió a París, y el 8 de
abril de ese año se firmaba el temido Tratado, por el que Ingla-terra
entregaba a Francia el protectorado de Marruecos, a cam-
91 Puede leerse en Maestros de oradores, tomo 1, Cádiz, Escelicer, S. L.,
1943, págs ,37 y si@
92 MBJICO, Edmones Oasis, 1966, págs XIV y sigs : «La oratoria y los
designios españoles de Manuel Azaña (1930-1934)>>:( QUIZa~l intenso conser-vador
que era don Antonio se le hacía muy penoso el nombrar --;y en la Aca-demia'-
a un probado y vilipendiado liberal.»
93 Inserta en Por qué cayó Alfonso XZZZ, pág. 432, nota 25.
522 A N U A R I O DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S
LF%N Y CASTILLO Y MAURA 53
de Francia», como un subprotectorado. Y que él pidió los mismos
derechos y prerrogativas que Francia, aceptando España la res-ponsabilidad
de los sucesos, aunque solicitando tiempo para con-sultar
al Gobierno ".
He aqui su carta a Maura de 26 de abril de 1904. Después de
aludir a la buena suerte que ha tenido Maura en el atentado de
que fue objeto en Barcelona el día 12 -por el puñal que mane-jaba
Artal- y recordar lo que Maura le había contestado en Ma-drid
cuando él le previno contra los anarquistas solitarios («Para
ésos no hay más policía que la del cielo»), le dice:
«El Ministro de Estado le enterará de las últimas
novedades, con motivo de la cuestión de Marruecos, si
es que ya no le ha enterado por teléfono y telégrafo du-rante
el viaje. Urge que fije usted en este asunto toda
su atención.
Voy a librar una batalla, la decisiva, en las peores
condiciones posibles, y necesito instrucciones terrninan-tes
y precisas para todas las eventualidades. Si los in-gleses
hubieran cumplido lo que, según el Ministro de
Estado, nos habían ofrecido, que no se haría nada sin
contar con nosotros, la situación sería muy otra. Pero
ya que no han cumplido su palabra, están moralmente
obligados a apoyarnos cerca del Gobierno francés en la
negociación pendiente. El Ministro de Estado dará a
usted cuenta de lo que he hablado aqui con el Embaja-dor
de Inglaterra sobre el particular. Este es el punto
que hay que esclarecer. ¿Nos apoya Inglaterra? Enton-ces
podemos aspirar a salvar lo acordado, en principio,
entre Francia y España, antes de la firma del Convenio
franco-inglés (exceptuando Fez), y si no a salvarlo todo,
a lo menos algo equivalente. En todo caso, habrá que
tomar esas posiciones como punto de partida para ulte-riores
debates. ¿No nos apoya o nos apoya sin gran
calor? En ese caso, habrá que decidirse o a sacar el
94 León y Castillo Mzs tzmpos, 11, cap. XIX.
Pabón dice [Cambb, 11, l.", 2481: «Las consecuencias serían como para
quitar el sueño a los espailoles.»
mejor partido posible de las circunstancias, o a romper
con todas sus consecuencias si juzgamos insuficiente lo
que nos ofrecen.
¿Ha visto usted cómo me ha tratado 1:s prensa es-pañola?
Ha hecho lo posible e imposible para desautori-zarme
cuando empieza una negociación tan importante
y tan delicada.
Monsieur Delcassé me dijo antes de marcharme (con-viene
que ustedes lo sepan) que cree casi necesario que
lleguemos a una solución antes de la reunión de estas
Cámaras. La intransigencia de los coloniales le inspira
terror. Sin que yo responda en absoluto de la sinceridad
de este Ministro de Negocios Extranjeros al hacerme
semejante indicación, no puedo menos de reconocer que
tiene un gran fundamento. >> 95. O
n-- m
Añade León en sus Memorias que él vino a fines de julio a
San Sebastián, donde se entrevistó con Rodríguez San .Pedro y éste
E manifestó no estar dispuesto a aceptar la responsabilidad: «Espa- ;
ña quiere la opción, pero no la obligación», dice que le dijo el $
ministro de Estado. Por su parte, Delcassé propuso un plazo de
treinta años, durante el cual se comprometiera España a no adop-tar
ninguna iniciativa sin acuerdo con Francia. Término que León
consiguió reducir a quince años. n
Hay una nueva carta de León a Maura sobre este tema, de %
7 de septiembre de 1904. Le acusa recibo de su carta del día 4
-que no conocemos-. Le habla de cuestiones pendientes entre
ambos, sin especificarlas. Y le dice:
3
O
«En el caso de que el regreso de Mr. Delcassé u otro
motivo poderoso me obligaran a ir antes a París, desde
allí le escribiría, aunque no es lo mismo tratar estos
asuntos por escrito que de palabra.
Ruégole de todos modos me escriba o telegrafie su
conformidad con lo que le propongo, porque si hay en
05 Inserta en Por qué cayó Alfmso XZZI, phgs 432-433, nota 25. Trans-crita
allf con a!gunas erratas, ahora las rectificamos sobre el original mane-jaao
por nosotos en ei krcizhu Xculcra.
524 ANUARIO DE E S T U D I O S A T L A N T I C O S
ello inconveniente me abstendría de ir a San Sebastián
y me marcharía uno de estos días a París.»
La carta está escrita desde Anglet, pres Bayome g6.
Por fin, el Tratado con Francia se firmó el 3 de octubre de 1904.
Dice Fernández Almagro que «es probable que el Gobierno de Ma-drid
gestionase la atribución de las zonas que nos asignó el non nato
tratado de 1902. Pero la coyuntura era bien diferente, y no había
modo de evitar la reducción a un sector del que era el Rif, tan
ingrato, la mayor parte. Muy poco se consiguió, pero no fueron
muchos los que se dolieron de que no alcanzásemos más, y aun
siendo menos, tampoco habrían sido copiosas las lamentaciones,
dada la indiferencia, si no el recelo, del país, acaso por calcular
en más el gasto en dinero y sangre que el rendimiento Útil» 97.
Años adelante, León y Castillo hizo unas declaraciones a «El
Imparcial», el 8 de diciembre de 1912, sobre ese Tratado franco-español.
Allí refirió lo ocurrido con el non nato de 1902; y al alu-dir
al de 1904, dijo que «es y será siempre un timbre de gloria
para los señores Maura y Rodríguez San Pedro, a cuyas órdenes
tuve la fortuna de negociarlo y el honor de firmarlo» En efecto,
él estaba contento de su labor, ya al tiempo mismo de concluirla.
Así se puede ver en su carta a Maura de 15 de octubre de 1904:
«Mi querido amigo: Pido a usted mil perdones por
no haber contestado antes a su Última carta. Culpe us-ted
de ello al tratado sobre Marruecos, que ha absor-bido,
sobre todo en estos Últimos días, toda mi atención
y todo mi tiempo. Además, con la enfermedad de Nova-llas,
me vi obligado, en los días de la firma de dicho Tra-tado,
a ser Secretario de mí mismo. Afortunadamente,
ha terminado satisfactoriamente este negocio de Ma-rruecos,
aunque la opinión lo haya recibido ahí con una
indiferencia glacial. De todos modos queda cumplida mi
última profecía: Vineitor di Mawi. Por ello le felicito
muy sinceramente. Ya he visto que ha comunicado us-
96 Inserta en Por qué cw6, p8g 435, nota 25.
97 Fernandez Almagro. Alfmo XZZZ, pág. 48
9s León y Castillo: Mis tiempos, 11, cap. XVI, p&g 130.
MARCOS GUIMERA PERAZA
ted a los conspzcuos las líneas más o menos generales
del Convenio y que la impresión que les ha producido
no es mala. iHa habido alguno que discrepe del juicio
de los demás? ;Va a discutirse la cuestión en las Cá-maras?
A Mr. Delcassé no le llega la camisa al cuerpo
y hace publicar en los periódicos ministeriales notas pla-gadas
de inexactitudes, <<poufr aire avaler 181 pilule)). El
Presidente de la República me dijo ayer que 'Mr. Etienne
está furioso y que le hizo una escena con motivo del
convenio firmado.. )) 99.
Y todavía en otra de 11 de noviembre siguiente:
e . . . Mucho me alegro de que esos señores consulta-dos
hayan encontrado bien el convenio con Francia acer-ca
de Marruecos. Labra, en un discurso de pcllítica inter-nacional
recreativa, dará vueltas al asunto sin entrar
en él. Esto podría ofrecer a usted la ocasiOn de hacer
un discurso de los suyos, fijando la atenci~ón del país
sobre negocio tan capital.
¿Quién es el de los raigmes de hostilidad de que us-ted
me habla? ;Se parece a Moret o Villaverde? Lo
que importa, sobre todo, es que tengamos el propósito
y los medios para tomar parte activa en la obra de pe-netración
pacífica que Francia ha iniciado y prosigue
con tanta perseverancia en Marruecos.. >> loO.
El Tratado de 1904 mereció los elogios de Romsnones, que
entiende fue un acierto del Gobierno la decisión de negociar con
Francia; y añade: «El Convenio de 1904, con todos slas defectos,
era al fin y al cabo el reconocimiento de que España era y tenía
que ser factor esencial en la política marroquí y mediterránea ...
Nos puso en contacto, por lo que hace a esos dos aspectos, con
todo el concierto mundial. . El resumen del Convenio 'de 1904 fue
99 Inserta -con alguna levfsima variante- en Por qué cagó AZfmo XIII,
páginas 435-436; que hemos corregido con su original a la vista, Archivo
Mawa
M Etienne era el mmistro del Interior del Gobierno francés.
100 Inserta -con alguna errata- en Por qué cayó AZfon.80 XIII, pági-nas
437-438, que nemos corregicio con su orlggmai a ia vista, rii&~i.üu igu/ura.
526 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANI'ICOS
LEÓN Y CASTILLO Y MAURA 57
un paso más que dio España a su política de aproximación a F'raii-cia,
dentro de la inteligencia hispano-franco-inglesa. La opinión
pública española, como siempre, ni se conmovió ni tomó parte en la
labor internacional .. La acción diplomática de España en proble-ma
de tan vital interés tropezaba con la indiferencia nacional» lol.
Por Último, el duque de Maura y Fernández Almagro afirman
que las conversaciones las llevó desde la capital de Francia, «con
experiencia y pericia insuperables, don Fernando de León y Cas-tillo
» 'O2.
B. Otros asuntos de Gobierno: 1904
En esos mismos meses, la correspondencia León y Castillo-
Maura acusa la preocupación de ambos sobre otros asuntos.
Es el primero el de la situación de las Congregaciones re-ligiosas
en España. El 19 de junio de 1904 se había firmado el
Convenio con Roma, que aprobado por el Senado en 29 de no-viembre,
no pasó al Congreso por la suspensión de sesiones que
impuso la crisis de diciembre de ese mismo año. Lo ultimó Ro-dríguez
San Pedro, con un criterio favorable a la interpretación
más amplia del Concordato. Quedarían sometidas, en sus relacio-nes
con el Poder civil, a las leyes generales del reino, y a la dis-ciplina
eclesiástica en su régimen canónico, aquellas órdenes y
congregaciones que hubieran cumplido la Real Orden de 1902.
Y no podían establecerse otras, sin previo acuerdo del Gobierno
con la Santa Sede, ni abrir nuevas casas sin consentimiento del
prelado diocesano y sin autorización por Real Orden. No se desig-nó
la Orden que, con las de San Felipe Neri y San Vicente de
Paúl, había de gozar los beneficios concedidos por el artículo 29
del Concordato. «Contra la mediatización del Poder civil hicieron
campaña los liberales de todas las ramas, y los republicanos, en
el Parlamento y en la prensa» lo'.
Pues bien; desde Paris, León y Castiiio escribe a Maura el
22 de julio de 1904 lo siguiente:
101 Conde de Romanones: Las responsabzlaciades, phgs. 50-51-52.
102 Duque de Maura y Fernández Almagro: Por qué cey6 Alfonso XIII,
pbgina 68.
---&--Al, ..- A 7 S - - - - V T T T - E - A 0
*.Y r aruartucz niiiilrsiu rrcju'rwu n i i z , ya& -+o.
Núm 19 (1973) 527
MARCOS GUIMER~ PERAZA
«Mi querido amigo: Adjunto remito a usted la carta
que me ha dirigido el Contraalmirante Mathieu, que
vino a verme para hablarme en favor de las religiosas
de la «Visitación St. Marie de Veiron» y solicitar para
ellas la autorización de residir en España. Ruego a us-ted
fije su benévola atención en el asunto y me diga lo
que debo contestar a Mr. Mathieu.» [La carta no es