LA GANADER1.A CANARIA
NOTAS HISTORICO-EmOGRAFICAS
POB
JOSE; PER'EZ VWD,G
Comervador del Museo del Pueblo Espariol
Los aborígenes canarios ya conocían la ganadería. Rebaños de-
,ovejas, hatos de cabras y de puercos constituían la parte principal
.de su hacienda l. En las islas de Fuerteventura, La Palma y el
:Hierro, donde no se practicaban las sementeras ni los cultivos,.
-representaban los únicos bienes 2. El ganado mayor fue introdu-.
cido, después de la conquista de las Islas, desde Africa y, sobre
todo, desde la Península.
Desconozco noticias generales sobre el antiguo régimen de la
*ganadería en el Archipiélago. Los cronistas apenas se limitan a
, c=z i g ~ z r eaktencia Q, c ~ a c idi,&,~ Ir, maycr o mzor riq~ezu
1 José de Viera y Clavijo: Noticias de la historia general de las Islas
&wtarias, lib. 11, cap. XII; Elias Serra Ráfols: Introducciólz a los Acuerdos
del Cabildo üe Tenerife, vol. 1 (La Laguna de Tenerife, 19491, pág. X. Casi to-das
las guerras y peleas entre los indigenas de Tenerife "eran por hurtarse
?es ganad~u".F ray Alunso de Esp;nc;sz, Hi s t ~ r k&~ I;i¿8~t,-cbS e a t u & can-delaria,
ed. Santa Cruz de Tenerife, 1952. p. 42.
2 E. Serra Ráfols: La alimentación. de los guanches, en T~abajose n torno
.a Za cueva swdcral de Roqzce Blarrzco. Publicaciones del Museo Arqueológico,
Santa Cruz de Tenerife, 1960, pág. 49.
2 30SE PÉREZ VIDAL
de tal o cual rama ganadera. Sólo de Tenerife se han publicado
algunas noticias de interés para bosquejar un cuadro de las acti-vidades
pecuarias de la Isla. El Cabildo o Regimiento dedicó desde
eE principio una especial atención a la ganadería. Resulta signifi-cativo
que el más antiguo de los Acwdos conservados de aquella
corporación se refiera a "ervaje de vacas" 3.
Aquí voy a resumir estas noticias históricas y a añadir al resu-men
algunos datos actuales sobre la ganadería canaria.
Terminada oficialmente la conquista de Tenerife en 1496, se
pensó, al parecer por parte del conquistador, en reducir a los guan-ches
totalmente a esclavitud 4. Pero reclamaciones de algunos ele-mentos
destacados entre ellos, amparados por la autoridad ecle-siástica,
encarnada en el obispo Diego de Muros, dieron lugar a
una enérgica intervención de la Corona. Como consecuencia de ella,
en 1498 se estableció una distinción entre "bandos de paces" y
"bandos de guerra". Los guanches pertenecientes a los primeros
fueron declarados horros, y sólo los que formaban parte de los
"bandos de guerra" fueron reducidos a esclavitud j.
Los esclavos guanches se utilizaron principalmente como pas-t
o ~N.ad ie como ellos conocía las sendas de la Isla, los lugares
3 Acuerhs, vol. 1, 1. Trabajos recientes de los arqueólogos canarios van
esclareciendo mucho sobre las áreas de pastoreo, régimen de trashumancia y
otros aspectos de la vida pastoril prehispánica; sobre todo los de Luis Diego
Cuscoy, relativos a Tenerife: Una necrópozis de pastores guanches en las
cumbres del vaZb de ia Orotata, en Trabajos en torno a Za cu.eva s ~ d c r dd e
Roque Bknco; La .izecróPo& de la cueva de U c h m en el barranco de Za Ta-fWi%
a (Tenerife), sep. de "Revista de Historia", La Laguna, ntim. 10, octubre-diciembre
1952; etc.; el mismo autor ha publicado sobre la isla del Hierro:
U%a mesa de pastores en La Dehesa, sep. "El Museo Canario", núms. 73-14.-
Antiguas prácticas pastoriles se recogen también en las 0rde.nccnxas de la isla
de$ Bierro, recopiladas en 1705 y publicadas por José Peraza de Ayala y Ro-drígo
de VíIIabriga en Los mtiguos Cabildos de las Islas C w r i a s , sep. del
"Anuario de Historia del Derecho Espafiol", Madrid, 1928, págs. 53-74.
4 Serra Ráfols: I%troducción a los Acuerdos, vol. 1, pág. XI.
5 Ibídem, pág. XII.
238 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTIGOS
con pastos más abundantes, las partes más adecuadas para tener
el ganado en cada estación del año y, en fin, todo 10 referente a la
naturaleza y hábitos de los animales isleños. Muchos guanches
horros y no pocos naturales de la isla de la Gomera se emplearon.
asimismo para cuidar de los rebaños.
Los pastores tenían la obligación -según Acuerdo del Cabil-do
6- de permanecer junto al hato que guardaban, de recoger cada
noche el ganado en las majadas y de quedarse a dormir en ellas.
La contravenci¿h, si era cometida por un guanche horro o por Un
gomero o por otra persona libre, se castigaba con la pena de 600
maravedis por la primera vez; con la del doble por la segunda, "Y
por la tercera, tras doblado"; si la falta era de un esclavo, se cas-tigaba
con pena de cien azotes. Estos esclavos pastores tenían que-cumplir,
además, todas las órdenes que les diesen los "fieles veedo-res"
de ganados.
Los pastores esclavos se traspasaban, cedían o vendían con-
10s rebaños, casi como si fuesen unas cabezas más de ganado. El
propio Adelantado D. AIonso F'ernández de Lugo. en 15091 cede Y
traspasa 1.200 ovejas y los cinco esclavos guanches que las guar-daban
?.
Como derecho de los esclavos, sólo aparece el de recibir el sufi-ciente
alimento : "que a lo menos cebada non les falte"; clara du-sión
al "gofio", que todavía no habia penetrado en las costumbres
de los colonos.
Resultaba difícil, sin embargo, adaptar a los guanches esclavos
a su nueva condición de dependencia. Durante mucho tiempo se su-sdieron
las disposiciones encaminadas a disciplinarlos y a hacer
completa y eficaz su sumisión. Se les acusaba pi*iiicipahrieiite de que
amparaban y ahorraban a los guanches insumisos -alzados se les
llamaba- y a otros esclavos. Se les culpaba de que, para ese fin,
Acuerdos, vol. 1, 98, 345-346.
7 E. González Yanes y M. Xasrero Rodríguez: Protocolos de2 escribano
Hernán Guerra, La Lugwra, 1508-1510, publ. por el Indituto de Estudios Ca-narios,
La Laguna de Tenerife, 195& S 773. (En lo sucesivo citar6 simple-mente
Protocolos.)
sustraían ganado y, en suma, de que eran ladrones incorregibles
El castigo que se acuerda imponerles, no pudiendo ser pecunia-rio,
es el de azotes; pero surge la duda de si debe quedar a cargo
del dueño o debe administrarlo, con mayor rigor, la justicia. Y es
precisamente en este caso cuando el Adelantado impone su criterio
de severidad contra el de la mayoría de sus regidores, inclinados a
$ejarlo a la mano menos dura de cada señor de esclavos 9.
La dureza de la represión llegó a la medida suprema: la expul-sión
total de los incómodos servidores. Mas, aunque en 1506 se
tomó esta resolución y la de sustituirlos por pastores castellanos,
no se tienen pruebas seguras de haber sido llevadas a la practica 'O.
Por lo menos en 1513 se sigue tratando de la expulsión de los guan- a N
ches. E& una de las resoluciones que se le piden al rey en las Capi- E
tulacion- que la isla de Tenerife le presenta entonces por mano O n -
de un mensajero 'l. - m
O
Los pastores canarios que, según es bien sabido, trabajaron E
E
.como tales en los archipiélagos de la Madera y de los Azores, pu- 2
E
dieron haber sido expulsados de las Islas de origen, pero pudieron
-
tamhibn haherse evadido de las mismas. RecuPrdese que en e1 Ca- 3
-
bildo tinerfeño se formularon repetidas quejas contra los portu- Om-
-gueses por facilitar la evasión de esclavos. E
Lbs pastores libres gozaban de una consideración y de-unos O
...derechos análogos a los del pastor peninsular. Por ejemplo : en 1510 n
E Fernán Ramos, un pastor tinerfeño, se concierta para guardar un -
a
rebaño de ovejas, durante un año, por una soldada de 6.500 mrs. y 2
n
derecho a tener 200 ovejas horras. La mitad del sueldo podía per- n
xibirlo en dinero o en ganado, al comenzar el plazo del contrato, 3
O
y la otra mitad, de idéntica manera, al término del mismo 12.
W<n--ln- -v.-- -~nnn;J-- nnAdrr Jn nnnfrinnn de nnh.rocr.
U J G L L L ~ L V U u ~ u yp a L c b ~ u u a~ V L IUCL ~ V I L G L UG pa3bu1 w UG b a u L a s.
*obraban éstos unos 5.000 mrs. de sueldo anual, más la comida,
8 Acuerdos, 1, 376; 11, págs. 17 y 217. En 1504 se confirma un acuerdo
-que entonces no se encuentra- se,gún el cual no se podría ahorrar nin,*
esclavo sin haber servido dieciséis años a su señor.
9 Serra Ráfols: Introducción a los Acuerdos, 1, pág. XIII.
10 Acuerdos, 1, 8 496.
11 Ibídem, 11, pág. 281, 5 XI.
12 Protocolos, Q 1.542.
340 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
según era costumbre ; si se les perdía una cabra tenian que pagarla ;
.si alguna se les moría de muerte natural, debian avisar al dueño
o, si se hallaban lejos, presentarle la piel 13.
Conviene aclarar que por pwtores se entendía, como por lo
comÚI1 se ha entendido después, solamente los encargados de guar-dar,
guiar y apacentar cabras u ovejas. LOS que tenían a su cargo
otros animales recibían nombres específicos -boyeros, vague-ros,
etc.-, según la especie de que .estuviesen encargados y, por lo
general, eran más considerados y recibáan mejor trato.
Porquwo era tanto el guardador de puercos como el dueño de
estos animales 14. Igual que miador de pzce~cos~C~on. frscuencia
se reunían en una misma persona las dos condiciones; el mismo
pastor guardaba puercos propios y ajenos.
Eran muy minuciosos los contratos de pastores de puercos. En
1508, por ejemplo, se concertó uno en virtud del cual un pastor se
encargaba de guardar y apacentar 200 puercos machos y hembras
en los herkajes de Tenerife durante un año; como retribucih por
su trabajo percibiría 6.000 mrs. de la moneda de Canarias, de la
siguiente manera: 2.000 mrs. por el día de Pascua Florida y 4.800
al término del contrato. El dueño de los puercos se obligaba, ade-más,
a pagar y sostener otro hombre, si el guardador necesítme
de su ayuda para poner a los puercos a comer los rastrojos, cuando
por el mes de abril se encerrasen los "panes". Mas si el cuidador
pusiese algunos puercos suyos a comer los rastrojos, tendría que
pagar no sólo la parte correspondiente de los rastrojos, sino el
trabajo que sus puercos ocasionasen al ayudante. Al llegar el ter-mino
del contrato, el cuidador tenía que devolver el mismo ganado
recibido y en condiciones igualmente buenas. Si mientras tanto
algún puerco muriese por enfermedad o accidente, debia infor-marse
inmediatamente al dueño, para que aprovechase la carne,
y si esto no fuese posible, entregarle al menos como prueba la marca
del hierro en la piel del puerco 16.
13 Ibídem, $0 999 y 1.245.
14 Ibídem, 80 65, 1.320 y 1.529.
15 Ibidem, 3 31.
16 Ibídem, $ 551.
En los años subsiguientes ce la conquista sólo había un boyero
en Tenerge. Tenía a su cuidado la boyada que en 1499 se ordenó
formar con todos 10s bueyes existentes en la IslaL7; no muchos
seguramente, puesto que eran animales de importación.
Las obligaciones del boyero, según se acordó en 1501, eran las
siguientes Is : "andar con los bueyes todo el día pastoreándolos y
no de noche para dalles repasto"; llevarlos a beber a mediodía;
conducirlos todos los días de ma��ana al atajo de los caminos hasta
el molino de viento; cuando algún buey se pusiese malo, dar aviso
inmediatamente a su duefio.
El boyero podia ir a comer y cenar a su casa. Después de la
cena debería recoger la boyada.
z
Al principio, se& parece L9, también habáa un solo vaquero. N
E Después, desde 1505, ya hubo vzrios. Sw obligaciones eran ma-
O yores y más graves que las de los boyeros. Debian guardar, pas-n--
torear y apacentar las vacas de noche y de día; no podían en nin- m
O
E
gún momento separarse de ellas, salvo m o p ara ir a Ice villa a bus- S£
car de comer; se hacían responsables de los danos que el ganado -E
causase por quebrantar las ordenarazas dictadas para guardar las
3
dehesas, y panes ; en caso de que una vacz. muriese, tenían que pro- - -
bar la pérdida de la res "con el hierro o ccn la seílal o con un pedazo 0
m
E del parramento"; de lo contrario, habrían de pagar la vaca. O
A cambio de todas estas obligaciones, tenían los siguientes dere-chos:
percibir por guardar cada vaca 7@ ms., alrnud y medio de n
-E
trigo y tres almudes de cebada; recibir la misma cantidad por cada. a
2 becerro de un aiio, tanto si lo dejaban en la vacada como si 10 reti- n
raban; cobrar por San Juan la mitad del importe de la guarda y la n
otra mitad a fin del año concertado 20.
3
O
Los dueños de las vacas habían de darles corral para recoger
todo el ganado y dornajos en que éste pudiese beber en los abre-vaderos
ii.
17 Acuerdos, 1, 5 95.
18 Ibídem, 1, $5 227-233.
19 Ibidem, 1, 5 829.
20 En 1- P@níi_g& 11x3 s . ~ d&$ 10s p a g t n r ~s e pagaha txmbien en
especie por el día de San Juan-Julio Klein: La Mesta, Madrid, 1936, p&g. 68.
21 Acuerdos, 1, 5 833.
242 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EA GANIIDERÍA CANARIA 7
En algunos casos, el vaquero recibía como remuneración la ter-cera
parte de todos los becerros que se criasen durante la guarda 22.
Hoy, los derechos y obligaciones del pastor canario tampoco se
ajustan a un régimen general y uniforme. En Gran Canaria, por
ejemplo, el pastor puede recibir la remuneración, según haya con-venido
con el duefio del ganado, totalmente en dinero o una parte
en dinero y otra en especies. Asimismo se puede convenir entre
amo y pastor una bipartición de los aumentos, es decir, de las crías;
en este csso, si se muere alguna res, se considera del aumento, por-que
el ganado del dueño no debe disminuir.
Las obligaciones del pastor han variado poco; la principal es
la de siempre : cuidar constantemente el ganado, incluso los domin-gos
y demás días festivos. Si es pastor de ovejas, ha de cuidar
éstes hasta de noche; principalmente en verano, come de noche
la oveja.
Ea indumentaria pastoril tampoco, a lo que parece, ha cam-biado
mucho. La prenda más característica es la mmta o aarpa. Es
casi la única que, desde hace larguísimo tiempo, ha distinguido al
pastor canario. Ya en un contrato de guarda de vacas celebrado
en Tenerife en 1510 figura una manta entre otras cosas con que se
pagan determinados servicios realizados por un pastor 23. Pero no
consta si dicha prenda era ya de la traza de la que se ha usado
hasta nuestros días. En 1809 sí aparece ésta minuciosamente docu-mentada.
La usaban los vaqueros de los alrededores de La Eaguuna.
"Su vestido - s e dice 2Les una manta plegada que se la atan por
22 Protocoios, S 560.
23 Ibídem, 9 1.389. Un año antes, en 1509, figura un capote también como
pago de servicios de un pastor, en un contrato análogo. Ibidem, 1.236.
24 Antonio Pereira Pacheco y Ruiz: CoZecciÓn de figuras que demuesirala
los usos y costumbres de la M. N. y Leal ciudad de La Laguw, capital de la
isla de Tenerife y sus campos y suburbios; con algunos templos y mapas de
la misma ciudad. Año 1809, por desgracia inédita. Sobre esta obra vid. Andrés
de Lorenzo Cáceres: Los trajes canarios de Alfredo Diston, en "Tagoro", La
Laguna de Tenerife, 1944, págs. 100-101, y Manuela Marirero Rodriguez y
Emma González Yanes: EZ prebendado don Antonio Pereira Pacheco, La La-guna
de Tenerife, 1963, pág. 122.
ei cuello; se emkosan con ella, llevando bajo el brazo su palo, y
son amigos de andar siempre a toda carrera". Aunque en lenta de-cadencia,
se sigue llevando, sobre todo en el barrio lagunero de
Las Mercedes. Como hace siglo y medio, de un extremo muy frun-cido
que se ata al cudlo del pastor, cae la manta suelta como una
capa. Ea servido siempe como capa y como manta.
En Gran Canaria la siguen usando los pastores de ovejas y ca-b
r a . De la lana de las ovejas, la tejen las mujeres en los viejos
telares. Su peso varía de unos lugares a otros de la Isla. E! pastor
de las altas cumbres la lleva de 15 libras; el del húmedo Norte,
de 12; el del Sur templado, de 9 ". No tengo noticias del uso de
la manta en las demás Islas.
Algunos pastores han llevado una piedra o tenique cosida en
cada una de las esquinas inieriores de la P-anta. Supongo que para
evitar qge viente les 1e~.~znt&a&s ~ y, con e! riesgo c ~ n s i g ~ i ~ n t e ,
los arremolinase. ";Tiempos pretéritos ! . . . Con vosotros se marchó
el hombre del tenique en la punta de la manta.. .", recuerda Picar
en su revuelto librillo 26. Pero, según me parece haber oído decir
en La Laguna, las ocultas piedras, impulsadas con la manta un
poco 2 _m^& de honda, han cmstitl~ídoi r ng terrible arma defensiva.
El pastor algunas regiones peninsulares -Cordillera C'en-tral,
la Mancha, Aragón- también ha usado la manta, pero, por lo
común, sin frucir en torno al cuello; la han llevado, más bien, suel-ta,
en su forma natural, o doblada formando capucho. El uso de la
piedra citada a las esquinas inferiores da la manta para evitar que
ésta sea levantada por $el aire se encuentra asimismo en la Penín-sula,
por lo menos en Teruel 26 bis.
Compañera inseparable del pastor es también la lanza -en
Gran Canaria, garrote-, larga pértiga de madera fuerte, por lo
cGTA-&Ac acebüche, vel e yaya sa>v~a2r .,en&&rus y u u ~ t ~ r
desde alturas a veces considerables; lleva un p u y h o regatón de
hierro con punta de acero. La lanxa de La Palma, muy redondeada
25 Según comunicación de mi diligente amigo don Lothar Siemens, a quien
dehn tarnhi6n 123s sigiientes notas sobre el pastor grancanario.
26 Manuel Picar y Morales: Ageneré, Las Palmas, 1903, pAg. 73.
26 bi. Francisca Vela Espilla, El t r u ~ ede pastor e n Espuíza, en "Anales del
Museo del Pueblo Español" 1, Madrid, 1935, págs. 168-174.
2.4 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLA-VTICOB
y pulimentada, suele tener dos metros o dos metros y medio de
largo y su regatón un pie. Parece que ya la usaban los aborígenes.
Por lo menos los de Tenerife, según asegura el P. Espinosa: "Otras
mil gentilezas hacen, eomo es arrojarse de una peña abajo con u-ea
lanza muchos estados" 27.
Tampoco se concibe -m pastor sin su zurrón; mejor dicho, sin
sus zurrones; un ziarrón grande, de cabra u oveja, con la comida
y diversos utensilios (lema, collares, cencerros, etc.), y un zurrón
chico de cordero o baifo 'cabrito', el xul"/'ó.n del gofio, donde amasa
éste.
Otro utensilio pastoril es la. gaveda+escudilla' o más bien cuenco
de morera, a veces de plátano del Líbano, en la que el pastor ordeña
y bebe la leche. Por lo comh ponen, antes de ordeñar, gofio en
la gaveta; así, con el calor de la leche que le cae encima, el gofio
queda escaldeadito. Cuando acaba2 de tomar la leche con el gofio,
no lavan la gaveta con agua: la refriegan con gofio seco, que
luego se comen, hasta dejarla limpia y brillante (Gran Canaria) 27 b'S.
Los pastores grancanarios, para ayudar a los perros en su era-bajo,
suelen tirar piedras a los animales, por lo común, con la mano;
sblo algunos emplean con este fin una honda de cuero.
Aunque en camino de desaparecer, todavía se encuentra la
flauta en el zurrón o en los labios de algún pastor de Gran Canaria.
La más corriente es la de pico, pero también se halla la travesera.
Ni una ni otra se pueden hacer caprichosamente, como las hacen
los labradores, los mayordomos de fincas, etc., para juguete de los
niños. El pastor corta la caña y la perfora conforme a invariables
normas tradicionales; con los dedos mide las distancias de Pos cinco
agujeros, y tiene en cuenta hasta el diámetro y el largo del trozo
de caiia, para que la flauta resulte con un sonido afinado y agra-dable.
Algunos pastores ancianos aún recuerdan remotas melodías.
27 Ob. cit. pág. 44.
27 bis Sobre gaveta, vid. Agustín Millares Cubas : C ó m hablan los camrios,
Las Palmas, 1932, s. v., y principalmente Max Steffen: Lexicobogia canaria,
1, p&gs. 11-16. También S. Alvarez Delgado en "Revista de Dialectología y
Tradiciones Populares", Madrid, IV, pág. 436. Podría añadir otros datos, pero
se salen de lugar. Bastará anotar que en La Palma existen, además de gaveta.
las formas gaveto y gwet&, con acepciones diferentes, pero todas relacio-nadas
entre sí.
Los nuevos o ,jóvenes comienzan a sustituir la flauta por el. tran-sistor.
Los hermanos Millares no se dejaban llevar, pues, por influen-cias
literarias, como alguien ha sospechaclo, sino por la realidad
de su Isla, cumdo escribían: "No hay pastor que al salir al monte
deje de llevar consigo el zurrón, la gaveta, el garrote y la flauta
de caña" 28.
No tengo noticias dx que los pastorea canarios se hayan e ~ t i e -
tenido durante las largas horcs de descansada vigilamia en rzaii-zar,
como los de otras regiones, artísticas labores de madera, cuerno,
o lana. Aunque de muy escasa importancia, alg6-i trabajo deben de
haber realizado en sus frecuentes ocios. Seguramente ha sido en el
ámbito pastoril donde se han preparado !as correas de cuero de
cabra para coser el calzado. La piel, aún fresca, se clava, por lo
menos en La Palma, de aedo que quede muy tersa. La piel, así
dispuesta, recibe el nombre de corrid. Una vez seca, se Givlde en
tiras delgadas, comeas, que luego se remojan y estiran para que
se hagan finas y redondas como hilos. Estas correzs se em~;!ean
de modo principal para coser los zapatos de suek GT U ~G29 . Los
primitivos de La Palna cosían igualmeme sus vestidos con eorreas
y con nervios de animales. Pero esta es una técnica muy dihndida.
Sin ninguna restricción la regjstra el Diccionario da la Acadsmia
s. v. corrzd: coser de corred o labrar de correal.
O
Ha abundado siempre el perro en Canarias. Ha habido, como
se sabe, quien ha llegado a afirmar que el nombre le vino a las
Islas, por lo menos a la de Gran Canaria, de esa abundancia
canina 30.
28 Millares, s. v. gaveta.
m Antonino Pestana Rodrígdez, en una colección de voces recogidas en
la i3!& & L3. pdrnw, inéditu, s. v. Cirren y Cc>rrZnZ.
30 Plinio, Hist. Nat. lib. 6, cap. 32. Sobre el perro en Canarias, véase P.
Barker Webb et Sabin Berthelot, AXFIistoire iVaturelTe des íles Ganaries, París,
1836-44, tomo 11, 2." parte, págs. 7 y 8.
248 ANCARIO DE ESTCDIOS aTLA'7TICOS
Esta copia de pernos, aunque e? noble animal no padece de rabia
e n el Archipiélago, ha parecido en muchas cc~sionese xcesiva y las
órdenes dirigidas a su extinción se han sucedido desde los años
subsiguientes a la conquista. Por 10 menos, en Tenerife. Los pri-meros
Libros de Actas del Cabildo ya contienen numerosos acuerdos
canicidas. Mas su misma reiteración constituye prueba elocuente
de su ineficacia. Los regidores eran los primeros en imcurnplirlos 31.
En todas estas órdenes de matanza, los únieos perros que se
exceptuaban eran los perros de pastor y los perdiguvros. Se au'cori-z
d w m perro mzeho por cada hato. Si éste era de puercos, podía
llevar un perro grande debidamente ensalamado. Las dos o tres
perras que se autorizaba conservar en la Isla también debian llevar
stiZam o bozal.
A pesar de la abundancia de acuerdos, no se encuentra nin&
dato sobre los derechos del perno. Nin&n rastro del buen trato
que se le dispensa en la Península. El perro peninsular guardador
de rebaños ha recibido la misma cantidad de comida que el pastor,
y, según ciertas ordenanzas, todo daño que se le inflingía se cas-tlgaba
con una pena de cinco ovejas en adelante 32.
La dureza canaria ante el perro sólo se justifica por los daños
que, sobre todo el perro salvaje, causaba a1 ganado. Estos daños
eran ta;atos, por lo visto, que el Cabildo tinerfeño, en 1508, lleg6
hasta ofrecer media dobla por cada cabeza de perro macho, y una
dobla si era de perra 33.
En unas Islas sin lubs ni otras alimañas, éstas, a lo que se ve,
se hallaban representadas por loa; perros, en cierta medida. En
algún contrato de arrendamiento de puercos se exime al arrenda-tark
del pago de los animales que no devuelva, si la pérdida de los
mismos 'Yuese sin su culpa por enfermedad o por ataque de
perros" 34.
31 Acuerdos, 1, $5 98, 234, 237, 325, 450, 051, 611, 630, 631; 11, pág. 133.
32 Klein, ob. cit., pág. 37.
33 Acuerdos. 11. cág. 25
34 Proto~oZos, 8 1.195.
La oveja, como el puerco y la cabra, ya existía en Canarias err
la época prehispánica. Seguramente había llegado a las Islas desde
Africa, igual que, según se cree, las de la Península 33.
Entre los primeros españoles establecidos en Teneirife goza de
muchisima estimación. P por todos los medios fueron fomentados
sus rebaños. Durante mucho tiempo, salvo en algunos periodos de
escasez de alimentos 37 estuvo prohibido matar una oveja, a excep-ción
de la que no sirviese para criar 37.
Desde Canarfas no pocas ovejas pasaron a Indias. En general,
como 10s demás animales y las plantas de las Islas, se hallaban
en mejores condiciones que las peainsulares para aclimatarse en
!as nraevw tierras. k = 2 o u ~ ~ epLbzrqries: 1-e & V^o esrejas
en 1589 y otro de 120 en 1510; &te para Santo Domingo 38. Pero
no deben de haber sido !os primeros ni los últimos.
Con frecuencia las ovejas eran dadas a renta. Las condiciones
variaban mucho de unos a otros contratos. En un caso, por ejem-plo,
se dan 600 ovejas de vientre por tiempo de tres años a una
renta de 200 ovejas por a50, más un carnero para el gasto de la
casa, cada semana, incluso en Cuaresma y Carnaval 39. En otro
caso se dan 508 ovejas paridas y preñadas, 4 momecos, 200 borre-gos,
corderos y corderas, por tiempo de dos años y renta de 450
carneros de un año; al término del contrato el arrendatario tenía
que entregar al arrendador 630 ovejas de más de tres años40.
Las distintas denominaciones del ganado ovino según las dife-rentes
condiciones de edad, sexo, castración, etc., no presentan en
Canarias ninguna peculiaridad : cordero, Wrrego, borrega, oveja
(ii,.,..,;n?>\ ,,,,,,-,, rnWGJW J , U&' 'C"" ", waY&scc.
Como en la Península y en otros muchos países, la oveja ha
35 Klein, ob. cit., págs. 16-17.
36 Acuerdos, 1, S§ 17 y 148.
37 Ibídem, 1, $ 5 195 y 264.
38 protocolo^, $$ 155 y 1.366.
Ibídem, $ 1.125.
40 Ibídem, 1.291.
ANURPJO DE ESTUDIOS .4TLANTíCOS'
LA GMADER~A CANARIA 13
sido marcada en Canarias con diferentes combinaciones de cortes
y perforaciones en las orejas. De estas señales me ocuparé, algunas
páginas más adelante, en el capítulo dedicado a las marcas del
ganado en general.
"Las ovejas llamadas machorfas, señaladamente las de Trevejo,
en Tenerife, han tenido crédito de ser vianda muy delicada" "l.
Hoy el ganado lanar tiende a disminuir. Las 28.711 cabezas que
había en 1940 se habían reducido a 21.608 en 1950, segiin 10s cen-sos
correspondientes 42. El incremento de los terrenos de cultivo
y de la ~epoblación Eorestal han mermado considerablemente los
pastos.
En Gran Canaria hay r-ebaños que pasan todo el año en las
cumbiies y otros que bajan en el invierno a zonas más templadas.
No existe un régimen general y regular. Los desplazamientos depen-den
en gran medida "de cómo venga el año".
Los rebaños que se quedan en las cumbres pasan la noche del
invierno en cuevas de mucha cabida, corrales o acarraderos,
hechas expresamente para el ganado. Eay también apriscos de pie-dra
seca y planta circular, de los cuales no pocos presentan un
cobertizo lateral hecho de ramas. En el verano, las ovejas duer-men
a la intemperie, aunque recogidas en rediles de madera, por-tátiles,
que reciben el nombre de majadas. Las que bajan en invierno
duermen en estas mismas majadas, que entonces se cubren con
maderas o sacos.
Las ovejas son trasquiladas a fines de abril o principios de mayo.
Ea primera lana que se corta a la oveja recibe el nombre de mutila;
a la acción de cortar la segunda se le llama pelar; u,na peZa es 'la
lana que se saca de una vez', todo esto, en Barlovento (La Palma).
La cabra ha sido y es un animal muy apreciado por su resis-tencia
y condición agreste. LOS europeos, como antes hemos visto,
41 José de Viera y Clavijo: Diccionario de Historia Natural de Zw Islas
Canarias, Santa Cruz de Tenerife. 1942. s. v. Carnero.
42 ReseFia estadtstica de Za prouincia de Las Pazmas, publ. Instituto Na-cional
de Estadística, Madrid, 1956, pág. 207, y Reseña estadística de la pro-vincia
cle Santa Cruz de Tener'fe, Madrid, 1959, pág. 249.
ya la encontraron en las Islas. Principalmente abundaba en Fuer-teventura,
que por eso recibió también el nombre de Capraria. La
capital de esta isla se llamaba hasta hace 1306.3 Puerto 12e Cabras:
hoy, Puerto del Rosario.
Del número de cabras que había en Canmim puede Juzgarse
por !as noticias que se han eowervado de las de Tenerife. A los
pocos años de termiiiada la conquista, se formaron con las cabras
de esta 4sla cinco cuadrillas. P algunas de ktas, al parecer las
menos numerosas, constaban de unas mil cab, ?B.S.
De la organizacibn de este ganado, se sabe que al frente de cada
cuadrilla había un vecdor, que contaba el ganado al recibirlo de
!os dueños y tenia Ic? obligación de contarlo cada ocho días. De! a N
veedcr dependian los pastores de cada cuadrilla. Cuando faltaka E
algún animal, el veedor daba ocho días de plazo a los pastores para O n -
qiie lo b-üscasen, y si no aparecía, comunicaba ia falta al dueais o - m
O
a la justicia. A cada cuadrilla se le señalaba un amplio término, EE
en que debía pacer y moverse 43.
2
E
=
A pesar de la abundancia del ganado cabrio en Tenerife, se
procuraba fomentarlo alin más, y con tal propósito tambih estuvo 3
-
durante años prohibido matar una cabra. Se lleg6 a conm; - lnar con 0m
la pena de cortzrle la mano a quien tal hiciere 44.
E
O
En las épocas de escasez de verdadera moneda, los cabritos
fueron empleados, como dinero, para hacer efectivo el precio de los n
-E
contratos 45. a
2
Igual que las ovejas, que los cerdos y otros animales, las cabras n
0
se daban a renta. Las condiciones variaban mucho de una ocasión
a otra. En un caso, Ia renta de 30 cabras en tres años era 50 cabras 3
O
de un año ; en otro caso se dan 360 cabras al 15 por 100 anual 46.
Las diferentes denominaciones del ganado cabrío, se@n ias dis-tintas
condiciones de edad, sexo, caskacih, etc., apenas o"d eCUi
en Canarias peculiaridades dignas de mcneión; son corrientes
cabrito, chivo, cabra, machorra, cabrón y macho. En la documen-
43 Acuerdos, I, $8 339-346.
44 Ibídem, 1, SS 195 y 264.
45 Protocolos, H 886.
46 Ibídem, 1.292 y 1.555.
250 ANUARIO DE BST7.WIOS ATLANTICOS
LA GANADER~A CANARIA 15
taciCln antigua es frecuente cabrilaji (ca,brillas de un año) 47. En La
Palma, quizá por evitar cabr&, he oido siempre chiu~topo r macho
cabrío. Los Unicos nombres que merecen atención son bco2f0, a,
'cabrito, a' y jai~a'c abraJ.
WaGfo tiene la forma femenina bmiJa, que en Taganana significa
"cabra hasta los seis meses'. E1 diminutivo baifita es 'cabra recién
nacida' también en Taganana, 'cabra hasta los diez meses' en
Alcalá, 'cabra hasta el año' en La Laguna, todas estas localidades
en Tenerife. Con el valor general de "cabrito', baifo es, asimismo,
muy usado en Gran A pesar de este notable uso mo-derno
y de ser considerada palabra de origen guanche, no la he
visto empleada en la abundante documentaci6n tinenfeña ante-rior
a 1510 que ha publicado el Instituto de Estudios Canarios, Y
en la que se trata mucho de cabras: siempre figura cabrito. Sólo
mucho más tarde, en el poema de Antonio de Viana, Antigüedades,
edici6n de 1604, fol. 173, empieza a estw documentado. Del entron-que
lingüístico de esta voz se ha ocupado wolfel 4Q
JairaQ'c abra' es voz también muy usada, principalmente en Gran
Canaria; y si la cabra es nuevix!, es decir, de poca edad, se emplea
con Erecuencia la forma diminutiva jairita 50.
Ea palabra es tenida por indígena, pero, a pesar de ello, no la
he visto en Ia documentación tinerfeña de comienzos del siglo XVI,
que he consultado. '$l mucho más tarde, a fines del xvn, no aparece
como nombre, con el valor de cabra, sino como adjetivo que cali-
47 Ibídem, $5 1.198, 1.274 y 1.292.
48 Sobre la vitalidad actual de baifo y sus derivados, vid. Sebastián de
Lugo: Colección de voces y frases provinciales de Canarias, La Laguna de
Tenerife, 1946, s. v., y Manuel Alvar: El espafiol hablado en Tenerife, Ma-drid,
1959, s. v. Baifa y Baifito.
-m Dominik Josef Wolfel: Eurafrica?ztsche Wortschichten als Kultur-schichtem,
Salamanca, 1955, pág. 86, S 9. Antero Simón y Max Steffen se sien-ten
inclinados, no sin motivos, a relacionar baifo con el gallego-portugués
bafio. Vid. "Revista de Historia", tomo XXII (1956), pág. 59.
50 Carlos Pizarroso y Belmonte: Los aborigsnes de Canarias, Santa Cruz
de leneyife,1 880 las pggs. A1-x 9 -y- rU;AmSr:UaInL+uaLnU.U . T,. J ~ ~ ~ h ~ ~ í n w n ' ~ VVWVLYVw. U" yr<n_in-n,qvri _hn ;~,s~ _* _f _l, _~ ,'
pag. 159; [Benito pérez Galdds] : Voces cawarias recopiladas por Galdós, en
Voces y frases usuales en Canarias, Santa Cruz de Tenerife, Biblioteca Ca-naria,
s. a.; Millares, ob. cit., s. v.; Picar, ob. cit., pág. 88.
fica a cabra: "vio estar al dicho Juan García agarrado con una
cabra jaim gasola jalduda" jl. Convendría, pues, hallar esta voz
documentada alguna vez más en los siglos XVI o XVII; así quizá pu-diera
aclararse su primitivo emp!eo, de adjetivo o de nombre, y,
en caso de ser originariamente adjetivo, su significado.
De los otros dos adjetivos de la ir;se citada, $duda, hoy tam-bién
ja1dt.i~ y juldruda, vale, como más adelante se verá, por heelduda
o faíduda, es decir de pelos largos de medio cuerpo atrás.
Gasola es palabra poco usada. Parece relacionarse con la forma
peninsular Gucioia, documermtada como nombre de vaca en 1863 j2.
Y si pudiera identificarse con el portuguks gaxola 'alcaraván', resul-taría
un adjetivo de olor tomado de! nombre de un ave, como otros z
N
-amh%iq gaviota, gmjita=- que se verZn en el apartado que se E
dedica al color de los animales. O
- , n P1 nonnrjri nn-h,n:rr ri:rr..,. -1,. S-Ial iU~L a w r L U DLS LLC. &dKb hoy el m% i i U EW~ U S 9e il e1 Alchi- -- m
O
piélago. Según el censo de 1950, había en iss Islas 99.325 cabras. EE
Pero, como resultado de diversos factores, van disminuyendo. SE
La cabra aprovecha los pastos pobres de los terrenos accidlen- -
tados, tan abundantes en l a Islas. Puede permanecer todo el año 3
en la costa. Mas con frecuezcia hace daños en los montes.
- -
0
m
Además existen las cabras de pesebre o caseras, con ubres mu- E
cho mayores y que don mucha leche. A pesar d. su condición agres- O
te, la cabra sigue a su amo c o i ~ oun perro. n
-E
a
2
PUERCOS. n
n
Ya se ha indicado que el puerco abmdaba en Canarias antes 3
O
de la llegada de los europeos.
Bien aclimatado en las Islas, de ellas fue llevado muy p r o n t ~
al Nuevo Mundo. De las ocho puercas que ColBn o sus hombres
51 W. de Gray Birch: Catalogue of n coZlection of origi~au.1 manuscrigts
formerzy belonging to the HoZy Office of the Inquisition in the Ca ~ a r Iys lafids,
Edinburgh and London, 1903, pág. 907.
52 Paul Aebischer: Les couZeurs de ZCL robe des équides et des bowides et
queZques 'lzom de chevnm, de rnuZes et de vaches d'apres les chdries espagnoles-et
portwgaises de moyen aye, en "Revista de Dialectologia y Tradiciones Po-pulares",
VI, pág-. 40.
252 ANUAEIO DE ESTVDIOS A TLANTICOS
mmpraron en la Gornera al iniciar el segundo viaje, dice el P. Las
Casas, con generalización sin duda excesiva, "se han mklltipliendo
todos los puercos que hasta hoy ha habido y hay en todas las Indias
y que han sido y son infinitos" j3.
Los puercos fueron tal vez los animales que más conflictos crea-ron
a los antiguos regidores de Tenerife. Los rebaños de ovejas Y
de cabras pacían por lugares alejados. Las puercos, en cambio, se
paseaban, muy orondos, por las calles de la naciente capital. Se
empezó por prohibir este gorrino tránsito ". Después se limitó el
terreno en el que debían pacer las piaras (aunque este término no
apax-ece empleado) 55. Pero se infringe con frecuencia la prohibi-ción,
y, por consiguiente, se repite y pregona varias veces 56. Los
cerdos van a pagar con la vida 4a infracción: cualquiera persona
que ios encuenere más aiia de la raya 10s puede matar ji. Esta jws-ticia
privada es luego sustituida por la oficial. Si los puercos lle-gasen
a entrar en determinada dehesa, se impondrá una pena de
400 mrs. por manada (y se aclara: "se entiende la manada de
LX cabegas arriba") 58. Una petición de que se alargue la raya es
desestimada Poco trato se quiere con íos puercos; vivos, se
entiende. En 1503 los echan de Tegueste y Tacoronte 60. Mas, a pesar
de todas estas medidas, no cesan las quejas de que siguen entrando
en los rastrojos y lugares ~eservados para animales de mayor
estima.
El número de puercos, por 10 menos en Tenerife, debía de ser
considerable. Son numerosos los contratos en que figuran cientos
de cabezas 61.
Como era animal tan fácil de adquirir como de transmitir, y
siempre de total aprovechamiento, fue empleado con mucha fre-
53 B. de las Casas: Historia de Zas IrtcZias, lib. 1, cap. LXXXIII.
54 Acuerdos, 1, 8 11.
5s Idíd., 1, 8 37.
56 Ibíd., 1, $5 101, 196 y 208; 11, pBgs. 4 y 52.
57 Ibi&, 1, $3 y 1g&
5s Iioíd., 1, 134.
Ibid., 1, 8 138.
60 Ibíd., 1, s' 349.
61 Protocolos, 551, 1.006, 1.133, 1.203, 1.256, etc.
Núm. .9 (1969)
cuencia, igual que el queso, los cabritos y el azúcar, para hacer
efectivo el precio de los contratos en las 6qoca.s de escasez de la
verdadera moneda. Ejemplo: "Fernando T'acorontr, guanche, se
obliga a pagar a Fernando Espinar, vecino, 5.600 mrs. de la mo-neda
de Canaria por 26 fanegas de trigo y dos caiiices de cebada
que de él recibió. Pagaderos en dineros o en puercos, por el día de
San Juan de junio de 1510" 62. En un contrato análogo del mismo
año se precisa aún más. "Pagaderos C4.000 mrs. ] por el día de San
Juan de junio de 1518, en dineros, quesos, puercas o puercos y no
en otra cosa" 63. Todo se podía pagar con puercos, hasta casas
-11 puercas por una casa 6cha,st a el trabajo : Antonio de Evora,
albañil, seguramente portugia6s, se comprometió en 1510 a hacer a
N una casa en Ea Laguna por 4.500 rnrs., 2 puercos de un año y iara E
cahiz de trigo 'j5. El colmo fue pagar puercos con puercos: en 1508 O
Diego Guillén se obligG a pagar a wi guanche 30 puercos de un afia n -
=m
por 20 puercas críaderas que le había comprado 66.
O
E
E Igual que las cabras, las ovejas y otros animales, los cerdos se S
E
arrendaban. El arrendatario se beneficiaba de las crías nacidas =
durante el plazo convenido, menos de aquellas que tenía que entre- =
gar como renta al dueño de las puercs, al devolverle éstas. Un - -
0m
ejemplo: en 1508 se arrendaron 20 puercas parideras de m& de E
tres años; el precio del arrendamiento era de 20 castrados de un O
año 6'. Es muy frecuente este tipo de renta: un castrado por cada n
puerca. A veces, junto con las puercas, se arriendan algunos -E
a
verracos 68. l
n
62 Ibíd., S 853.
63 Ibíd., 8 855.
&íd., 8 1.347.
65 Ibíd., 8 1.543.
e6 Ibíd., 8 659.
67 Ibíd., 8 554. Contratos análogos en los $ 5 1.063, 1.172, 1.195, 1.199,
1.203 y 1.256.
6s Ibíd., 702. Sobre contratos de aparcería de ganado, es clásico el estu-dio
de Joaquín Costa en Derecho consuetudinario y econornia popdar de Es-paga,
tomo 1, Barcelona, 2." ed., s. a., págs. 257-269. Se rdere principaImente
a los del Alto Aragón. Con más detenimiento los ha estudiado despues Pedre
de la Fuente Pertegaz en Contratos especiales sobre cdtivo y ganaderia ew
Aragón, Madrid, 1916, págs. 38-41 y 55.
254 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOB
No faltan casos en que se combinan el contrato de pastoreo y
el de arrendamiento. El pastor o cuidador de puercos se encarga
de guardar determinado número de estos animales, por lo general,
de poca edad, y al mismo tiempo toma en arrendamiento otro nU-meano
de puercas criadera, del mismo dueño que aquéílos 6".
Todos estos contratos, corno, en general, los de cualquier clase
que se concertaban entre campesinos, comenzaban y "cnian su thr-mino
en alguna fiesta importante; principalmente en San Juan de
junio, en !a N\aavidad, en la Pascua Florida; pero también en el difía
de Santa Marh de Candelaria, en el de Santiago, en el de Santa
Maria de agosto, en el dla de Todos los Santos, etc.
Puwco es el nombre que más se ha aplicado en Canarias al ani-mal.
En segundo lugar parece que se ha empleado cochim. P muy
poco marrcmo y cerdo. Este último no debía de emplearse en Tene-rife
a principios del siglo xw; por lo menos no Po he visto eri la
documentación consultada. Guarro y go.sri?zo parecen nombres
inusitados en el Archipiélago. Vrewam, ccrstrado y le&& han te-nido
el uso propio y general. En algún c a se~ ha usado gara6ó.rz
por verraco1 70.
Por puerca se ha entendido principalmente la hembra paridera,
y se ha opuesto, al parecer, a mchimi: se arriendan 90 puercas ma-yores,
de vientre, por 60 cochinos y 10 cochinas de ocho a nueve
meses, se dice en un contrato 71. Y una diferencia análoga debe de
haber existido entre pueroa; y rnarrm: "ura puerca con una ma-rn:
ina y 5 cochinos", figuran en un testamento 72.
Los pusrcos se marcaban con hierro en el cuerpo 73 -alguna
vez en el hocico- y con cortes en las orejas. En una escritura de
coxqi-menta celebrariu, en Tenerife en lVlC qsirecen ccmn &jet^
del contrato "31 puercas y un bemaco que tienen por marca la oreja
derecha ahorcada y la izquierda pwr detr6.s" 74.
69 Protocobs, 0 1.006.
'?o IhíY., 8 1.5%.
71 Ibíd., 5 1.063.
72 Ibíd., 5 1.246.
73 IMd., $5 551 y 1.195.
74 Ibíd., 8 1.529.
El número de puercos ha disminuído mucho en Canarias y sigue
disminuyendo. Según el censo de 1950 había 22.217 cerdos en las
Islas; de ellos, s610 4.261 en las del grupo oriental.
No tengo noticias de que existan actualmente aquellas grandes
piaras del siglo xvn. Los puercos se crían en 12s fincas, como un
provechoso complemento de la explotación, y no suale haber más
de tres o cuatro en cada una.
Rara vez se les ve sueltos paciendo en los campos. Pasan la
vida encerrados en sus chiqueros o goros 'pocilgas' ¡j.
BUEYEYS VACAS. a
N
Estos animales debieron de acompañar o seguir a los conquis-iaciores.
En Tenerife, por io menos, fueron introducidos en seguida.
El Acuerdo más antiguo que se conserva del Cabildo tinerfeño se
refiere precisamente a herbaje de vacas. Apenas había transcurrido
un año desde el final de la conquista, según se ha visto.
También ha quedado expuesto cómo en 1499 se formó m a
koyada con todos ios bueyes de la Isla. &ora d o hay que aiiadi~
que a la boyada se le señaló un amplio término en que pacer. El
paso del ganado de ciertas rayas era severamente castigado, por
lo menos en la ordenanza 76.
Por la vacada demastró siempre mayor preocupación el Cabildo.
Repetidas veces ordenó que fuese sacada de La Laguna y su dehesa
y llevada a diferentes términos 7 7 ; a un lugar, las vacas de los ve-cinos,
y a otro, las de los extraiios. En época de sequía dispuso que
fuesen echadas al valle de Tegueste, donde había un arroyo y bal-díos
donde apacentar Ts.
En 1505, s e g h parece, se ordenó una organización comunal de
la vacada. El Adelantado y varios regidores "por sy y en nombre
de todos los vecinos e comunydad" de la Isla que tenían vacas, la
concertaron con los vaqueros, en las condiciones que ya se ha visto.
75 Sobre goro, vid. Alvar, ob. cit., s. v.
76 Acuerdos, 1, SS 223-224.
77 Ibíd., 1, $3 317 y 369.
78 Ibíd., 1, $9 516-518.
256 ASTIiLRIO DE ESTUDIOS -4TLANTICO-2";
N durante un año renunciaron -rerílusciaron, dice- a la división
.de la mancomunidad 'O.
Pero esta comunidad no debió de durar mucho. En 1509 ya se
daban vacas a partido. Los guardadores obtenían como beneficio
l a cuarta parte de las crías
Los bueyes eran objeto de más frecuentes contratos. Princi-palmente
se arrendaban para realizar las labores de una semen-tera.
La renta solía consistir en una cantidad de grano, que se
*ntregaba en las eras al recoger la cosecha. A veces, con la yunta
,de mansos, se entregaba algún novillo; a cambio de domarlo, el
:arr~ndatario lo aprovechaba gratuitamente en las labores
Otro contrato muy frecuente era el de hipoteca de bueyes
Los distintos nombres del ganado vacuno, según las diferentes
enndicinnes de edad, sem y c.traciSn, EG han nfreci& gr2n c ~ c a
digna de ser notada: becewo, novillo, afiojo, eral, toro, buey, vaca.
TJnicamente se aparta de la nomenclatura corriente en español
.gwohs 'ternero o becerro de un año', en el sur de Tenerife y en el
.Hierro. Esta voz se encuentra con el mismo valor en las Azora,
-y con otro distinto, si bien perteneciente también al léxico gana-dero,
en Galicia. A Wagner le parece de origen árabe 83.
Tampoco ofrecen cosa del mayor interés las denominaciones
de bueyes y vacas según el color. De modo general, ya se verán
más adelante.
En cambio, resultan muy curiosos los nombres propios de cada
buey. En documentación notarial tinerfeña de 1508 a 1510 he ha-llado
los siguientes : Alcolholado, Bragaido, Cabrito, Calvilb, Caw-pino,
CmtaFio, C~dianoC, errero, Cordero, Co r t i h , Cuadrado, Cha-pimro,
Cheripote, Enismorado, Gdlego, 6%lilla, Hermoso, Herrero,
Hcmniguillo, Hosco, Le&, Ligero, Lombarda, Lozano, Mancebu,
N o r m ? Parrudo, Pmtmo, Primero? Rabadán, Rabón, Raposo,
70 Ibíd., 1, $ 8-35.
80 Protocolos, $5 1.132 y 1.389.
81 Ibíd., $S 378, 574, 633, 660, 672, 744, 746 y muchos más. P. de la Fuente
-Pertegaz, ob. cit., págs. 37-38, ha estudiado contratos análogos en Aragón.
Protoco~os, $ 5 635 y 648.
83 Citado por José Pedro Machado: Comentdrios a nlguns arabismos do
.Diciwário de Nasemtes, en "Boletim de Filología", Lisboa, tomo V I , pág. 305.
R&q&, Romero, Eosado; Ruano, Sepziheda, Tapalote, Tostado,
T r i g m , Tí.Zst&fi De ellos, algunos parecen tener su origen en
e1 color del animal: Alcoholado, Bragado, Castaño, Hosco, Lom-
6arci.0, Moreno, Rosaido, Ruano, To&G&.
De las vacas sólo una aparece con nombre propio en la misma
documentación : GasteZlmza. Modernamente son nombres f recuen-tes
de vacas : CZaveZlim, Mejorana. Las vacas, de una parte, no son
objeto de tantos tratos y contratos como los bueyes; no andan
tanto en papeles; de otra parte, tal vez se haya sentido más nece-sidad
de dar nombre a los bueyes, para su mejor gobierno en las
mfiltiples labores que con ellos se realizan. a N
La vaca tampoco valía tanto como un buey. Un buen manso de E
labor llegaba a valer hasta 7.000 mrs. O
n -
En nuestro tiempo el ganado vacuno, generalmente integrado =m
O
E por la raza del país, producto de distintos cruces, es de aprovecha- £
2
miento mixto: labor, leche y carne. La mayoría se encuentra en =E
las zonas de cultivo de cereales y leguminosas, zonas media y altap
per re~L:?lir cGn&~6ueu f8xLur&lw de pmt-s y n,fima. T ~ F ~ - 3
-
bién existe en las zonas costeras, de intensivos cultivos plataneros, -
0m
E con la finalidad casi exclusiva de la producción de estiércoles.
O
Según el censo de 1950 había unas 50.000 cabezas en el Archi-piélago;
la mitad aproximadamente en cada provincia. n
-E
a
2
n
CABALLOYS ASNOS. 0
3
O
No faltan disposiciones sobre caballos, yeguas y burros en los
ry\n~:,~uruir.r,, c r uuTuu,Z w.vi ,u, o rJr. A ~ C r . n A -1 f-inh:7r'lfi +;nnnfriñri AK-o nnc; C n r 7 a c WG LLCIIW UGL ~ C L W ~ L U U~ I I I G L L G I I V . LVLCZD b a o 1 LUU-tratan
de evitar los repetidos daños de estos animales en las viñas
y "panes" ajenos. Se dispone que las yeguas anden en manada
que los burros y burras que no son de servicio sean llevados a deter-minados
parajes s6; que no se introduzcan más burras Se llega
84 PTO~OCOZOpSa, sslln.
85 Acuerdos, 1, 0 8 202 y 318.
86 Ibíd., 1, 8 368.
87 Ibíd., 1, 1 157.
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOB
a la medida extrema de autorizar a los dueñiss de los predios a
matar, o coger para sí, las bestias que encuentren en ellos
El caballo fue llevado a las Islas por los conqkaistadores desde
Andalucía y, seguramente, desde Berberia 89. Gozó de mucha fama
una casta de caballos de Lanzarote dotada de las mejores cua.li-dades
OO.
El asno canario "parece que trae su origen de los onagros o
asnos salvajes del Africa vecina" 91. Donde mejor se cría es en Fuer-teventura,
pero en todas las Islas resulta muy útil dada la mucha
aspereza de los terrenos. Ha sido empleado como cabargadura, para
el transporte de carga, para mover norias, para diversos servicios
agrícolas. Mas, modernamente, la tracción mecánica lo ha ido sus-tituyendo
en muchos de los trabajos.
E! ~ E E E ~~Qn s l l ,!e misme qce e! cabal!^, está, por &S y
otras causas, disminuyendo en las Islas. Según el censo de 1930,
había en ellas 2.277 caballos y 9.440 asnos.
De las diversas denominaciones de unos y otros segímn el color
de la capa, se tratará más adelante. Ofrecen muy poco digno de
mención.
Este animal, impropiamente llamado oamelio en Canarias, fue
llevado del Africa a Fuerteventura y Lanzarote "luego que los pri-meros
conquistadores y pobladores de ambas Islas conocieron las
ventajas que sacarían de sus servicios" 9? Su sobriedad y su resis-tencia
a la sequía hacen de él, en efecto, un animal aptkimo para
tierras, como las de las Canarias orientales, pobres en agua, y en
las que la vida se desarrolla principalmente en la lianura. Hasta
nuestros tiempos h ~ ?co ntinuado la importación de dromedarios
88 Ibid., 1, 3 368.
m De un caballo morisco se trata en un contrato celebrado en Tenerife
en i5i6, P i ü i ú ~ ü i ü ~5 ,1 .270.
90 Viera: Diccionario, s. v. Cababb.
91 Ibid., s. v. Amo.
32 Bid., S. v. GamelT?o.
africanos en Lanzarote. En la Isla se distinguen estos camellos
moros de 10s majoreros, procedentes de Fuerteventura, donde hay
organizada una cría más o menos sistemática 93.
En la isla de Gran Canaria, el camlZo existe en pequeño número.
Se encuentra alguno en las fincas grandes, donde, como dondequiera
que se halla, se utiliza para el transporte de cargas muy pesadas
o voluminosas.
En las Islas occidentales este animal es muy raro. Actualmente
se utiliza en el Puerto de la Cruz como elemento turístico 93
Mas no sólo se ha empleado para el transporte de mercancías
y de personas. También ha sido aprovechado para arar, trillar, mo-ver
norias y otros trabajos que, ordinariamente, realizan en las z
N
islas los bueyes o los mulos. E
Resulta curioso conocer el léxico popular relativo al camello. O - Don Luis Fajardo Fernández, en el estudio que ha dedicado a este
-
m
O
E animal y que cito en nota, recoge las siguientes voces usadas en E
2
Lanzarote. Alguna variante o breve observación que añado lleva -E
expresamente indicada la procedencia.
Gzcelfo 'camellito de muy poca edad'. También belfinos, según 3
-
Webb y Berthelot lS4.
-
0
m
E Majalulo 'camello joven que ya alcanzó su total crecimiento'.
O
Igual en Fuerteventura. Y, por analogía en Gran Canaria, 'hombre
tosco, desgarbado, bruto, que anda y se mueve pesadamente' (MI- -
E
LLARES). En cambio, VIERA, Dice. S. V. Camello,. emplea rnajal?hto
-
a
2 -
93 Luis Fajardo Fernández: EZ camello m Canariw, en Palabras y Cosas.
La Laguna de Tenerife, 1944, pág. 96. 3
O
93 bis Durante la época de esplendor azucarero, hubo en las islas, según
parece, mayor abundancia de camellos, porque se aprovechaban para el trans-porte
ae la ios jIigenios de A ~ K ~ ~p:a;m aj, 1,-I.Z.:eL-L- LLLVU G U ~ AW -
vos e cam6los para cortar e acarretar as canas e len'ha", dice Gaspar Fructuo-so,
Baududes da terra, libro 1, Ponta Delgada, 1939, pág. 79. En el que tuvo
en Telde (Gran Canaria) Cristóbal Garcia del Castillo existían, entre otras
muchas cosas que demuestran la importancia del mismo, "casas de camellcros
e otros oficiales", según e1 testamento de dicho hacendado (1539).
&&re e; car,i$l: c&7ariFoite rapdra,.."A C--,.a U G L"-i,~h.u,~-+v;r".-u i&i !¿% P'uez Cu-ballero,
Ummuno en Fuerteventura, en "Anuario de Estudios Atlánticos",
V (19591, págs. 62-66.
94 Ob. cit. 11, 2." parte pág. 10.
260 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LA GA;UU4DERfA CANARIA 25
con el valor de 'camellito'; "el camellito o majaíuto mama otro
tanto tiempo".
Téfana 'cada una de las rodillas traseras'.
Concha 'callosidad situada en la parte anterior del pecho'.
Cwmiz 'giba adiposa'; no se emplea el término joroba.
Tuchir 'accicn de echarse el camello con la característica flexión
de las cuatro patas, para recibir o dejar la carga'. En Fuerteven-tura,
según M~.LARES, truchirse. En Gran Canaria se dice chmhir:
" i Chuche, camello !"
jTWhe! 'voz con que el camellero manda agacharse al camello'.
En Fuenteventura, i f ucW!
C a d h d a 'prestación gratuita de camellos que se hace a una
persona que la necesita para realizar una faena urgente'. Como el
beneiki~ric!s ilele Uem&rar con 5x1 &seqrziu de c~miduy hehiiisi
su agradecimiento por el servicio, éste termina casi siempre en
fiesta.
DEHESAS Y PASTOS.
Como ya se ha visto, se hacia con frecuencia raya y dehesa para
el ganado. Algunas veces estas dehesas se destinaban al ganado
menor, especialmente a las cabras y ovejas ¡lis; pero, por lo común,
se dedicaban al ganado de labor 95.
Los dueños de tierras podían dejar en éstas manchones de menos
de cuatro fanegadas para apacentar sus caballos y demás bestias
de servicio; pero si la extensión de los manchones era mayor, no
se podía impedir que en ellos apacentase ganado ajeno, siempre
que entrase por partes no sembradas y que con éI estuviese persona
niio aiiordaao 96.
Y"" a-----'
En beneficio también del ganado, se hallaba prohibido cercar
tierras en dehesas, baldíos y pastos, y angostar caminos y veredas
sin previa licencia del Cabildo
M b2c Acuerdos, 1, O 252.
95 José Peraza de Ayala: Las antiguas Ordenawas de Za isla de Te~erife,
La Laguna de Tenerife, 1935, título XI.
96 míd.
07 Ibíd.
Incluso en épocas de necesidad se prohibia cercar los ras-tro
jos 06.
Para impedir que el ganado hiciese daño en los montes y "panes"
se hallaba organizado un servicio de montaracía que, al paxecer,
no era de mucha eficacia. Su renta en Tenerife se aplicaba a los
propios de la Isla, pero el rematador o montaraz se concertaba con
los dañadores de tal modo, que con frecuencia hubo que recurrw
al establecimiento de sobreguardas 99.
Entre las condiciones con que se sacó a remate la renta de mon-taracía
en Tenerife, en noviembre de 1506, figuraban las siguientes:
Que el ganado que se encontrase haciendo da50 en dehesas o
"panes" fuese conducido al corral del Concejo. Y que no siendo po-sible
la conducción, acudiese el guarda a dar parte a la Justivía.
Que si, en ei momento cie ia conducción dei ganado, io recia-mase
su pastor, se le pudiese dar, siempre que éste entregase prenda
suficiente a garantizar el pago de la )pena 'Oo.
Que siempre que un ganado fuese conducido al corral del Con-cejo,
el guarda comunicase la detención al dueño de los animales
en el mismo dla.
Que el guarda llevase de pena ocho maravedk por cada vaca o
buey, yegua o caballo, y cinco maravedís por cada asno. Si la falta
se cometiese de noche, la pena sería doblada.
Que la pena por cada puerco fuese de tres maravedís, y dos por
cada cabra u oveja.
Que el guarda o montaraz, so pena de cien azotes, no hiciese
igualas con ninguna persona para permitir a los ganados de ésta
entrar en "panes" o dehesas Io1.
Respecto al agua destinada al ganado, se hallaba dispuesto que
existiesen abrevaderos, con dornajos limpios y de más de una vara
9s Acuerdos, 11, pág. 127.
199 Ibíd , 1, 5 797; 117 pfig 153 -Peraza de Ayala, ob. cit.. pá;ps. 24 y 67.
100 El 27 de agosto de 1511 Diego de Torres pide al Cabildo de Tenerife
que Bartolomé, guarda del campo, le devuelva una hacha y un azadón que le
ha prendado, y dice que está dispuesto a pagar la pena. ~czcerdos,1 1, pág. 120.
101 Idíd., 1, $0 663-668.
262 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
L4 GANADERfA CANARIA 27
be alto para el ganado mayor, y que con los remanentes se dispu-siese
donde pudiera abrevar el menor lo2.
A medida que ha ido pasando el tiempo, los terrenos de pastos
se han ido reduciendo. Las roturaciones, los acotamientos para
repoblación forestal, como queda indicado, han ido desplazando a
lis animales de muchos lugares que antes eran de su dominio. De
muchas de las antiguas dehesas sólo queda, como recuerdo, el nom-bre
en la toponimia; por ejemplo, la Dehesa de la Encarnación, en
el término de Santa Cruz de La Palma; La Dehesa ("Lahesa" =
Lajesa) por antonomasia, en los altos de Guía de Gran Canaria, ete.
Del léxico actual relativo a los pastos conviene recordar:
PabujaT 'terreno que se deja de relva para pastorear el ganado ;
sembrado anémico y desmedrado' (PEST~.A D)es viación semántica
de pejugal, que en la forma ha sufrido la influencia de pajonai.
PiayGn 'rastrojo' en La Palma.
PajonaZ 'terreno cubierto de yerba seca' (PESTANAP).a jonaZes,
topónimo en Gran Canaria.
P m o o 'hierba seca, heno'. Es un lusismo. Muy usado en Gran
Canaria.
Panr:squear 'comer hierba seca el ganado', en Tenerife.
Reha 'hierbas espontáneas propias para pasto; lugar, cercado
o no, abundante en pasto, donde se suelta el ganado por tempo-radas
para su engorde y robustecimiento'. Igual en gallego y por-tugués.
Esta honrada institución ganadera fue introducida muy pronto
en Canarias. En Tenerife, por lo menos, ya se hallaba organizada
ai afio sigukrite de terminada ia conqukia. Tenía su aicaicie y ceie-braba
reunión, seguramente la primera, en el mes de octubre, para
declarar el ganado, los hierros y marcas, y tratar de todas las cosas
ganaderiles propias de tales ocasiones lo3.
En años sucesivos se fijaron diversos lugares, a los que el ga-
-ll-aJu-v , para Irrayur- cornodlolad, deberia zcudir a hacer mesta, segian
102 Peraza de Ayala, ob. cit., pág. 56.
103 Aczwdos, 1, 5 14.
28 JOSE mREz VIDAL
las partes de la Isla en que se encontrase. Las reuniones se cele-braban
durante el verano; en junio, en agosto.
Las sanciones que se imponían a quienes faltaban a la inesta
consistían en multas : primeramente fueron de 600 mrs. ; después,
mayores. La ocultación de ganado para no llevarlo a la mesh se:
hallaba también severamente castigada. El ocultador perdía el ga-nado,
si era suyo; pagaba las setenas y era acusado de hurto, si.
era ajeno. En los casos en que el ocultador era un esclavo guanche,
como no había posibilidad de sanción pecuniaria, se imponía al cul-.
pable la de cien azotes l"",
Después de 1504, según parece, traiicumió algún tiempo sin
que se hiciese mesta. Y en vista del mucho daño que por esta falta
se ocasionaba, en 1509 el Cabildo resolvi6 que se volviese a celebrar.
Para reglamentarla adoptó varios acuerdos, que se aplicarían
hasta que llegasen las ordenanzas de la mesta de Sevilla y su tierra,
que se habían pedido lo".
Mas, andando el siglo, se consideró que era muy poco lo que,
dadas las circunstancias y condiciones de la Isla, se podía apro-vechar
de las leyes y ordenanzas de la mesta dr CWilla -así se
dice en la nueva ocasión-, y se acuerda proveer a las necesidades
insulares con unas nuevas lo6.
El alcalde de la mesta había de ser regidor, para evitar los
excesos que otras personas cometiall. Y estaría asistido de uno o
dos regidores más en calidad de diputados.
Todos los vecinos dueños de. ganados se hallaban obligados a
=estar dos veces al año. La primera mesta, para el ganado vacuno
104 Idíd., 1, SS 14, 58 y 104.
103 idid., II, pags. 43-44.
106 Peraza de Ayala, ob. cit., titulo XX. No es raro que a los regidores,
ganaderos en su mayoría, les pareciesen poco aprovechables --léase conve-nientes-
las ordenanzas de la mesta de Castilla. En fuerte contraste Con la
parva retribución que recibía el pastor canario, el castellano percibía, en el
siglo XIV por lo menos, doce fanegas de trigo, una quinta parte de las ovejas
nac~das en el rebao durante e¡ año, una septlma parte de la producción de
queso y seis maravedís en metálico por cada cien ovejas bajo su cuidado.
Además podía mantener, libre de gastos, cierto número de animales junta-mente
con el rebaño del amo. Klein, ob. cit., pág. 68.
264 ANUARIO DE ESTUDIOS R TLANTI5'OS
y porcuno, se celebraba en el mes de enero; la segunda, para-las
cabras y ovejas, pasado el día de San Juan.
La conducción de todo el ganado a la mesta ya no era exigida
con el rigor que a principio de siglo. Se tomaron en consideración
los perjuicios que las reses sufrían en las largas caminatas, prin-cipalmente
en épocas de preñez y cría. Y bastaba que acudiesen
los ganaderos y pastores y que con ellos llevasen el ganado de dueño.
Cwconocido.
El ganado guawil o mostrenco era depositado en poder de
persona llana y abonada, y se devolvía a su dueño, una vez que éste
demostraba serlo. Si transcurría un año sin que nadie lo reda--
nase, se repartiz. entre los propios, el denunciador y el juez.
El encubrimiento de reses sí seguía castigándose con todo rigor..
El encubridor era juzgado como ladrón.
Igua!mer,tr. se hu!!&a mur &cihdn e! _mn&ear p _ r l ? recoger- Y . -a ----
el ganado y hacer "apañadas". El pastor o ganadero que tenía el
propósito de emprender una de estas acciones, debía comunicar.
sil intento a la justicia, la cual mandaba pregonar el apañamiento3
y exigía que éste se realizase con la asistencia de testigo de con-fianza.
Aún hoy se hacen "apañadas" por Tasarte, en Gran Canaria.
La venta de ganado, si era de más de diez reses menores o de.
más de cinco mayores, se tenia que efectuar ante escribano; si era
de menor cantidad, bastaba realizarla por escrito ante dos testigos.
No se podía desembarcar ganado en la Isla sin un certificado.
de que no se hallaba enfermo.
Si entre el ganado insular se observaba aIguno dañado de enfer--
medad contagiosa, había que dar cuenta en seguida al Regimiento,
para que éste señalase sitio en que se tuviese aislado.
DE LOS ANIMALES SEGÚN EL COLOR.
Acerca de los nombres de los colores de los animales, sólo se
han publicado en Canarias unas breves notas, referentes a los del'
10; Sobre guanil, adjetivo aplicado a todos los animales, equivalente a
salvaje, libre, sin dueño o no marcado con hierro de propiedad, documentado
en los cronistas y usado todavia, al menos en Lanzarote, vease J. Aivarez Dei-gado:
Voces de Timanfaya, en "Revista de Historia", La Laguna de Tenerife.
vm, pág. 10.
ganado de la isla del Hierro. Unos nombres que, según parece, se
aplican principalmente a los distintos colores de las ovejas, pero
que, por lo menos algunos, designan también los de las cabras. Aquí
se reproduce en forma abreviada lo que se ha dicho de ellos.
Ambracásaca 'bermeja o canelosa con manchas blancas por todo
el cuerpo, es decir, pardo blanqueado', según Alvarez Delgado 'Os;
con otra acentuación, ambracadca 'canelosa con lunares blancos
por todo el cuerpo', según Armas Ayala los; embracmáca 'oveja de
color canelo en la parte anterior y blanco en la parte posterior',
según Rohlfs " O .
Ambracafiranca 'oveja blanca de medio atrás y fira'pzca (véase)
por delante', segian Alvarez Delgado ; embraca f irmca 'oveja
blanca por detrás y de color gris por delante', según Rohlfs l12. a N
Cómbaca o cónvaca 'canela clara con rayas rojas en cabeza y E
patas o sea bermejo subido', según Alvarez Delgado lL3; m b a c a O n -
jcaneia ciara con ia cabeza pintada como ias patas, en rayas de ber- - m
O
mejo canelo', según Armas Ayala l14; oveja cómbaca 'con el vientrz E
E
2 color ceniza y el lomo color canela", según Rohlfs l15. E
Ch,ucaiZZa 'oveja bermeja oscura con pintas blancas', según Al-
-
varez Delgado "6; 'oveja de color ceniza con cabeza blanca', segfin 3
-
Rohlfs l17.
-
0
m
Firarzca o filtlnca 'gris oscuro o revuelto de blanco y negro', E
según Alvarez Delgado lis ; firmca 'canelosa oscura', según Armas O
Ayalallg; 'cabra u oveja de color gris oscuro', confirma Rohlfs:". n
-E
10s Juan Alvarez Delgado: Ecero, en "Revista de Historia", XII, pág. 161
a
2
los Alfonso Armas Ayala: Pequeño .r;ocabzcZar.io de voces canarias, en n
n Pazabras y Cosas, pág. 53.
110 Gerhard Rohlfs: Contribución al estudio de Zos g~anc?Vis-~noesn zn3 3
O
.TsZas Canarias, en "Revista de Filología Española", XXXVIII, pág. 87.
111 Ecero, pág. 282.
1x2 Rohlfs, loc. cit., pág. 87.
113 Ecero, pág. 161.
m 4 Armas, loe. cit., pág. 53.
115 Rohlfs, loc. cit., págs. 89-90.
116 Ecero, pág. 282.
-117 Rohlfs, loc. cit., pág. 91.
11s Ecero, pág. 161.
1x9 Armas, loc. cit., pág. 53.
120 Rohlfs, loc. cit., pág. 9.
366 ANUABIO DE ESTUDIOS ATLANTTCOS
Jíírana 'de color negro y con la barriga bermeja o rojo dorado',
según Alvarez Delgado 121 ; joraw, con acentuación errónea, 'negra
y bermeja toda la barriga', según Armas Ayala Iz2 2; jórma 'oveja
de lomo negro y de vientre amarillento', según Rohlfs lZ3.
Luaera 'que tiene una pinta blanca en la frente' 124.
iManajtEis, manajáise o manajáisa 'negra con lunar o mancha
blanca en la cabeza', según Alvarez Delgado 12\ mmjáke 'oveja
negra que tiene la cabeza blanca', según Rohlfs 12G.
.Mh-¿uca' firanca y blanca, o sea revuelto de blanco y negro con
-predominio el blanco', según Alvarez Delgado 127; mstwa 'firanca
uniforme, o sea un color revuelto de bIanco y negro', según Armas
Ayala Iza; mcistucm 'oveja de color castaño', según Rohlfs 12Q.
Mérusa 'cabra u oveja blanca y canelosa', según Alvarez Del-gadoL30:
'oveja con manchas de un canelo muy fuerte'. se&n
Rohlfs l3].
Ómana u hc'mana 'mezclada de firanca y blanca, es decir blan-cuzca
o blanquecina', según Alvarez Delgado l"; 6mana 'oveja de
color gris con cabeza blanca', según Rohlfs 133.
Pipma '-i_lilnarada & vlrios ~&r&; spgfin ~ t r n ',b lagc~ira
con manchas oscuras en las quijadas', en Alvarez Delgado * ? 4 ;
pipana 'pintada uniformemente o con lunares de varios colores',
según Armas Ayala 13j: 'oveja pintada de canelo y Manco', según
Rohlfs l".
Ecero, pag. 161.
Armas, loc. cit., pág. 53.
Rohlfs, loc. cit.. pág. 94.
Armas, loc. cit., pág. 53.
Ec e~o,p ág. 162,
~ o h l f s l,o c. cit., p&g. 94.
Ecero, pág. 162.
Armas, loc. cit., pág. 53.
Rohlfs, Zoc. cit., ,pág. 94.
Ecero, págs. 162 y 282.
Rohlfs, loc, cit., pág. 95.
Ecero, pág. 162.
Rohlfs, loc. cit., pág. 95.
Ecero, pág. 162.
Armas, loc. cit., pág. 53.
Rohlfs, loc. cit., p&g. 95.
Rucia 'gris claro', según Armas Ayala 137.
AIvarez Delgado ha tratado de aproximar algunas de estas voces,
-firama, jbrafla, mccnccjáis, mérusa, 6mumxc a otras del hebreo Y
el árabe 138. Y Rohlfs ha considerado muy fantásticas, por no decir
absurdas, estas etimologías 13@.
De las demás, lucera y rucia son generales en español, y no
solamente aplicadas a cabras y ovejas, sino también al ganado
mayor; chocalla es forma femenina, al parecer, de chocalb, voz
muy corriente en el ambiente ganadero del occidente peninsular,
aunque con valor tan distante -'cencerro'- 140, que no acierto a
relacionarlo con el herreño de -chacalla; nzastucn puede incluirsese,
por el sufijo, en una familia de voces estudiada por Malkiel 14:, y
relacionarse con lat. mastruca 'vestido de pieles de fieras'.
El señor Siemens, mi diligente colaborador, ha recogido en Gran
Canaria las siguientes denominaciones de las ovejas:
Bhmca, la que lo es.
Culeta 'mitad blanca y mitad negra'.
Mojhth [da] 'de color humo'.
PiMá [dc~l]'d e vientre o cara manchada'.
Mermeja o melmelju 'blanca con la cara colorada'.
Herre6ú-h 'con la cara y las patas, la cara y el vientre, o las tres.
partes, de color rucio'.
A.Jbardá[da] 'blanca con una mancha negra de forma de mon-tura'.
Ci%ch.CL[&] 'blanca con una mancha de forma de cincha o cin-turón'.
Negra, la que lo es.
En las notas publicadas sobre los nombres de color aplicadi~~cp
137 Armas, loc. cit.; pág. 5.1
138 Ecero, págs. 163-164.
139 Rohlfs, IOC. cit., pág. 94. Max Steffen : LezicoZoyh canaria, V, en "Re-vista
de Historia", tomo XXII (1956), págs. 55-57, se ha ocupado con deteni-miento
de estas voces; atribuye las diferencias de acentuación de una misma
palabra a la pronunciación fluctuante, que se da mucho en Canarias.
140 Lugo, ob. cit.. s. v. ChocaZZero.
141 Y. Malkiel: Studies in Spanish and Portuguese aaimd names, en "His-panic
Review' , vol. XXIV, 1956, pág. 140.
268 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLBNTICOB
LA GANADERÍA CANARIA 33
al ganado en la isla del Hierro sólo uno figura como exclusivo de
las cabras:
Gaméita 'de color blanco con pintas kermejas', según Alvarez
Delgado; gam;ta 'cabra con el vientre gris y el lomo color canela',
según Rohlfs.
En cambio, en el VocabuZario formado por Pestana en la isla
de La Palma son bastante numerosos:
A&%a 'cabra %e color entero oscuro y los cuernos largos y
muy abiertos'.
Barhmana 'blanca con el hocico rayado de negro'.
Barrma 'de calor amarillo anaranjado'.
Biawita 'que tiene los cuartos delanteros negros y el resto del
cuerpo amarillento'.
&rm-~Ji~'&. C Q ~ Qr ~~ j oGS CG~Q'.
Cardosa 'de pelo blanco y negro entremezclado, y patas negras'.
Coneja 'parda, como el conejo salvaje, y con los cuernos caídos
.sobre las orejas'.
Corakra 'rojiza'.
Gaviota 'de color blanco entero y cuernos grandes abiertos y
caídos hacia atrás'.
Grajita 'de pelo colorado y negro entremezclado por el lomo, y
blanco por la barriga y patas'.
Hameta 'que tiene blanco el pelo de una sola pata'.
,WWisca 'de pelo blanco y gris oscuro o blanco y negro entre-mezclado'.
O r i s c w 'que tiene blanco el pelo de las orejas'.
Picarda 'que tiene el pelo jaspeado de tres distintos colores'.
Reqwemada 'que tiene los cuartos delanteros de un color, los
traseros de otro, y el resto del cuerIpo, negro'.
RosiZEa 'de pelo blanco y gris claro'. Vid. Diccionario Rml Aca-demia
EsprrñoZa, s. v. rosillo.
Sajbnada 'de pelo de varios colores oscuros muy pronunciados
y entremezclados'. En D.iccio.lzario Red Academia Espcuñ0k, zaho-nado,
da 'aplícase a los pies y manos que en aIgunas reses tienen
distinto color por delante, como si llevaran zahones'.
De estas designaciones palmeras del color de las cabras es digna
*de ser notada inmdoriña, del port. atzdorinha, que tiene la forma
masculina a-%do~inhoeq, uivalente de la española ewdnho 'negro azu-lado'.
Si a axdwiña unimos gwiota y grajita7 tendremos tres norn-bres
de aves entre los empleados en La Palma para designar el
color de las cabras, los cuales constituyen una notable proporción,
muy merecedora de ser tenida en cuenta. Barbusarza parece una.
forma femenina de baí.buXaru,, nombre de cierto árbol, pero desco-nozco
la razón de aplicarle este nombre a las cabras del color indi-cado.
Las denominaciones aplicadas en Gran Canaria a las cabras
según el color apenas coinciden con las que hemos visto de la isla
d&l Hierro ni con las de La Palma. Una diferenciación tan grande
en este punto entre las tres Islas merece ser notada.
a
N
E
El señor Siemens ha recogido las siguientes : O
Bemenda 'de color gris oscuro o con manchas Mancas y negras n--
0, muy pequeñas'. O E
Corde 'de colores diversos: rucio, blanco, gacela...'. SE
E Culetcc igual que se ha indicado de las ovejas, 'la que tiene la -
mitad delantera blanca y la trasera negra o viceversa'. 3
Dacela 'de color canelo claro'. --
0
GaZaw 'la que tiene manchas grandes blancas y negras'. m
E
Lucera como en el Hierro, 'la negra o gris con pinta blanca en O
%a frente'. n
Mdata 'de color cmelo oscuro'. aE
Negra 'la que lo es'.
n
.Pdmm 'blanca'. n
n
Pl i~dh'la de color gris oscuro en su mitad delantera y canelosa 3
en la mitad trasera'. O
Fipna 'la que tiene manchas pequeñas o grandes blancas y
canelas'. Es designación que ya se 11% vista e ~ t !~a; ede l. merx,
aunque con una ligera variante en el valor.
Rwia (rusia) 'gris'.
SQjmm7.a ha perdido su correcto significado, igual que en La
Palma. Existen dos variantes : sctjmah blcvnca 'negra con barriga
Manca', y sccjorza& ccouu&a 'negra con bari-iga canela'.
Seregá 'ncgra con una de las patas traseras y parte de la barriga
Mancas'.
270 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÍINTICOS
En documentación tinerfeña de 1508 a 1510 he hallado las si-guientes
denominaciones de colores de bueyes seg6n el color:
arZcohoZado, bemnejo, blmo, bragado, castaño, cwrtid.0, ~ S C Q ~
blnbardo, moreno, rosa&, ruarm, rubio, tostad0 142, adjetivos que'
todo el mundo conoce y que no necesitan comentario ld3.
Hoy en la isla de La Palma son corrientes:
Cordero 'buey de pelo colorado'.
Estrello 'estrellado'.
Xmxam 'blanco'
En Gran Canaria:
Almirmte 'hosco, entre colorado y negro'.
Bmg& 'el que lo es', conforme con la acepción general de,
esta voz.
Carbo.nero 'negroi.
Cinrreto, como en todas partes, 'el que tiene la cara blanca'.
CzcZeto, igual que las cabras, 'el qne tiene la mitad delantera
de un color y la trasera de otro; por lo comCn, una mitad blanca
y la otra negra'.
F~~ 'blanco con pintas negras'.
Gramo & oro 'colorado retinto'.
Lucero, como otros animales, 'el que tiene una mancha blanca
en la frente'.
Marinepno 'igual que Lucero'.
Mari320 'gris'.
Nat.wg~%te 'colorado claro'.
Pkhiívt 'blanco'.
Piloto 'colorado retinto'
Corno nombres de vaca por el coior, en La Paima, merecen ser
notados :
Cafma 'la que tiene el pelo de la cabeza y del hocico negro'.
142 Protocolos.
143 Aebischer, Ioc. cit., registra varios ejemplos medievales del uso de
óragat, fosco, moreno, rossa, roseZZus, roa?zo, rubeus; como nombres de bueyes
y de otros animales.
144 Pestana, loc. cit., s. v.
149 Según comunicación del Sr. Siemens.
CbveZZina 'la de pelo colorado'.
Galana l a de color blancuzco y el gatillo y !a barriga blancos
pronunciados'.
Palmita 'la de color blancuzco' 146.
En Gran Canaria
Aceituna 'marrón casi negra y también la totalmente negraf.
Albehaea o urbehaca 'hosca, de un gris negruzco', y asimismo
-'la negra del todo'.
Aiegria 'roja brillante'.
Arvdlccm 'de color rojo claro'. z
Axmm 'con grandes manchas blancas y negras'. E
Gmt6lla 'roja brillante'. O
C&&."e;i^;,YLQ lDi=yiiaiite -uii m&S y-fie la u&q.éa', n - m
O igual que en La Palma. E
E Emeralda 'roja oscura con brillo algo azulado'. SE
Espu4íola 'canela negruzca'.
Hermsa 'igual que espuiiola'. 3
Mariposa 'negra con cabeza blanca'. Om-
Pajarita 'roja brillante'. E
A a h a 'blanca'. O
Romera 'marrón', como la aceituna. n
Verduga 'grisienta de pelo basto'. E
a
Además son usuales en Gran Canaria las denominaciones ge- n
nerales de las vacas bragiixda, careta, esPrella, florida, hosca, luceruc, n
n
mohina, morena, que, como se ha visto, se aplican tambih a otros 3
animales. O
Interesa advertir que en Gran Canaria no existe mucho rigor
-yr egdariG& !a ap!iczc.,iS~d e 12s d e n ~ ~ i n a c is~e&n e e1 CX~ IP-La
tradición se va debilitando y va cundiendo, en este aspecto como
en otros muchos, no poco desorden y anarquía.
En los papeles tinerfeños de 1508 a 1510, tantas veces aludidos,
-aparecen 1a.s siguientes denominaciones del color de los caballos:
146 Pestana, loc. cit.
- 272 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
-alazán y dccxm 14¡, blanco 148, cmtCLñO lm, ewdrino =S0, rnorcillo 12',
.mero l52, rOSZ1ib 153, TUCWW 154, mcio , tordilio1j6, ,zarca ISi. Y por
las manchas en las patas y en la frente, cabado y ffrolztho Is9,
respectivamente. Como se ve, adjetivos todos muy difundidos y
conocidos.
Hoy, en Gran Canaria, son usuales denominaciones también
muy extendidas: bayo, calxado, ca.ne@ cam, cmreto, cenizo, colo-rado,
cubto, Zzccmo, melado, mreno, negro, rucio. A1 caballo blanco
lo llaman pa.1orno Y sahonado, a1 oscuro que no llega a negro;
no al que por la combinación de colores parece que lleva zahones.
OTROS NOMBRES DE LOS AhJIMALES.
Gamba 'la cabra que tiene sólo media oreja' (Gran Canaria).
Jccldúa en el Hierro, Gran Canaria y Tenerife, jazdncdu en La
147 Protocolos, $$ 587, 622. 835 y 1.329.
14s Ibíd., 8 1.473.
149 Ibíd., $ 550, 573, 579, 597, 600. 654, 661, etc.
150 Ibíd., 9: 831.
1 5 1 Ibid., 55 550, 600, 622, 655, 729, etc.
152 Ibid., $0 589, 622, 955, 978, etc.
153 Ibid., SO 557, 600, 657, 708, etc.
15-1 Ibíd., 88 587, 673, 677, 729, 739, etc.
155 Ibíd., $5 661, 718, 750, 849, etc.
156 Ibíd.
157 Ibid., $3 655 y 692.-Algunos de estos adjetivos -castaño, morcilla,
ruarzo- han merecido la atención de varios lingüistas, por figurar en un discu-tido
glosario latino-árabe. Véase una relación de estos estudios en Aebischer,
loc. cit., pftg. 29. Posteriormente han tratado del mismo tema A. Carnoy:
Noms d'animaux dans ZJEspagne ancienne, en Actus y Memorias del VI1 con:
greso Internacional de Lingüística Románica, Barcelona, 1955, págs. 419-427,
y Arnald Steiger: AZtromanische Pferdenmnen, en "Etymologia. Walther von
Wartburg zum siebzigsten Geburtstag", Tübingen, págs. 767-798. El artículo
de Pedro A. de Azevedo: Nomes de cavalhos e mulas ?zo seculo XVI, en "Re-vista
Lusitana", Lisboa, tomo XIII, págs. 131-132, no contiene ningún dato
que interese ser destacado aquí.
P~otocolos, $8 573, 622 y 692.
159 Ibíd., 8 692.
160 Paloma, en la Argentina, Tito Saubidet: Vocabzdario y refranero crioilo,
Euenus Aires, 1945, s. v. Pelaje, donde también se recogen numerosos nom-bres
dados a los caballos según el color de la capa.
Palma, como ya se ha visto, es 'la cabra que tiene de medio atrás el
pelo largo', es decir, que es faMlrcdm. O haldwlíz.
MlrmeZlada 'cabra mamellada o marmellada' 161, que tiene dos
colgantes en la garganta. En la Penlnsula se ha aplicado a las ca-bras
-"oveja cornuda y cabra rnccmellada en pocas piaras anda"-
y a otros animales -"ove~a mamellada, en el aprisco la cata7'- 162.
Hocha 'cabra que tiene los cuernos partidos o defectuosos'.
Mwga 'cabra de orejas pequeñísimas' (Gran Canaria).
Machorra 'oveja que aún no ha dado leche'. En Gran Canaria. se
refiere a la, cabra.
A~mgainite 'el buey de cuernos enroscados y buena presencia'.
Brazo P w t e 'e1 buey bueno para el trabajo'.
GartSíZdu 'becerro que tiene mucho gatillo', en La Palma; pero
gatillo, no en el sentido académico, sino, según Pestana, en el de
'pedazo delgado y colgante de carne que tienen los bueyes debajo
del pescuezo'.
figmo 'el buey que tiene esta cualidad'.
Garbosa 'vaca de color liso y buena presencia'.
Maravilla 'vaca de cuernos enroscados y buena planta'.
P r i m ~ o s a'ig ual que grlrbosa'.
LÉXICO RELATIVO AL GOBIERNO DE LOS ANIMALES.
Cochi, wchi 'VOZ que en La Palma sirve para llamar a los cerdos'.
En español .peninsular, coch y goch 163. En Santo Brso (Portugal),
coche, coche 164.
jEja! 'interjección con que en La Palma se ahuyenta a las ca--
bras y se les hace cambiar de sitio' 16j.
Faguntar 'echar de algún sitio a uno o varios animales, espan-.
tándolos con gritos o ademaes' 166.
161 Armas, loc. cit., pág. 53.
162 Gonzalo Correas: Vocabulario de reJTan0s y frases prwerbiah, Ma--
drid, 1924, pág. 375.
163 Diccionario Real AcaGemia Espaiíola, s. v. Cocho
164 Augusto C. Pires de Lima: Estudos etnogrcificos, filológicos e histó-ricos,
Porto, VOL Iii, pág. 315.
165 pestana, loc. cit., s. v.
166 ~bíd.. s. v.
274 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS'
U GAKADERfA CANARIA 39
Pasta, casi siempre en la expresián "Pasta, güey", con que se
ordena a este animal que tome dirección contraria a la que lleva.
Es imperativo de fmtar 'retroceder', también recogido en La Pal-ma
167. Valores semejantes tiene afastar en gallego y portugués,
Pgua 'expresiíbn que se dirige a las vacas en el momento de orde-ñarlas
para que se pongan en buena posicián' (Gran Canaria).
Jmhi, por lo común en la expresión "Jachi, giiey". Se emplea
para animar a este animal a que acelere su marcha (La Palma).
$O!, la conocida interjección, aunque más bien en las formas
ooj6, ouj6, se emplea en La Palma para hacer detener los bueyes.
jSO! En esta forma, la misma interjección se usa para hacer
parar las caballeráas.
MARCAYS HIERROS.
Estas señales de propiedad, base y contraste de las principales
relaciones pecuarias, fueron en Tenerife, desde los primeros tiem-nno
t<:04-=wl:nri" ,.h<,.rl,- A, ..n.. -.:-:lrinCri ,&,:A, DA,, ,A, ,,,, fin yvu III+~CVLI-AJU, UNJGCU uc uua v r a r ~ a iaiL~c i~i b i v z r . r v bw irlaL3. w IUCUVU,
de la misma atención que han sido objeto en toda tierra de gaaado.
En 1504 el Cabildo ordenó que el ganado menor, además de las
marcas acostumbradas, llevase otras de hierro en la cabeza. Para
evitar fraudes, s6lo un tal Vasquianes o Bastyanes se hallaba auto-rizado
para hacer los hierros; si otro herrero los hiciese, se man-daba
que le cortasen la mano. Los hierros eran guardados por los
diputados, que cada año, por el mes de marzo, los llevaban al herm-dero
168. Años má1s tarde se dejaron en poder de los ganaderos.
El Alcalde de la rnesta tenía un libro con las marcas y hierros
de la Isla. Y si observaba que dos marcas se confundían por su
parecido, dejaba en vigor la más antigua y obligaba a cambiar de
marca al dueño de la otra 169. Algún tiempo después se dispuso que
nadie pudiera emplear una marca nueva sin antes obtener la autori-zación
del Alcalde, que la concedía si no veía peligro de confusión
167 Bíd., s. v.
168 Acuerdos, 1, 424.
lm Ibíd., 11, págs. 43-44.
con otra ya existente. Por el registro de una marca nueva se cobrzba
un real para el Alcalde y otro para el escribano lío.
El ganado menor, ovejas, cabras y puercos, se marcaba a los
seis meses de nacido; el ganado vacuno y asnal, al año ; el caballar,
a los dos años. La res que, por su edad, debiera llevar marca y no
la tuviese, era perdida por su dueño y repartida: dos tercios para
los propios y un tercio para el denunciante " l .
Como daba lugar a muchos engaiios y fraudes, se hallaba rigu-rosamente
prohibido contramarcar el ganado. Unicamente en los
casos de compra de reses ya marcadas se consentia echar a éstas
"una diferencia con fuego", siempre que no fuese en las orejas y
que se hiciese constar en la correspondiente escritura la marca
antigua y la nueva diferencia.
Con el mismo fin de impedir la ocultación de robos, estaba man-dado
que no se echasen cueros en pelambre, ni se embarcasen al
pelo sin antes verlos el Alcalde de la mesta y herretearlos con el
herrete de la Isla, que consiste en una S muy abierta IT2.
Mi buen amigo Alfonso Armas Ayala se ha ocupado brevemente
de las marcas de las ovejas de la isla del Hierro 17" Su aportación,
aunque corta, es muy interesante por los dibujos de orejas mar-cadas
y la denominación de los diferentes cortes o señales. Cuatro
de los dibujos proceden de un curioso libro de cuentas de un no
menos curioso escribano herreño de principios del siglo pasado.
Todas .estas marcas y, según es de suponer, todas las empleadas
por los ganaderos de la Isla, se encontraban registradas en el Ayun-tamiento
de la capital hasta 1899, año en que se quemó el archivo.
Los dibujos publicados por el señor Armas Ayala son los siguientes :
WQ Peraza de Ayaia, ob. cit., pág. 99.
171 Acuerdos, 1, 3 830.
172 Ibíd., 1, $8 3 y 105; II, pág. 44, y Peraza de Ayala, ob. cit. pági-nas
100 y 102.
173 Alfonso Armas Ayala: Vocabulario topo?zimico de la Zs7a del Hierro,
en Palabras y Cosas, págs. 45-46 y 54-55.
276 ANU-4RIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Estos dibujos han merecido dos apostillas del profesor Régulo
Pérez, que en ellas ha brindado a Armas Ayala bibliografía penin-sular
y azoreana sobre marcas análogas y le ha incitado a com-pletar
su trabajo Ií4.
Casi todas las señales ganzderas canarias tienen por la forma
y el nombre sus equivalentes en otras regiones.
Agujero (Hierro) o bujero (Gran Canaria) ; bujero en Lurnbra-les
; bujero o buraco en Bsrrocal ; furo en la Tercera ; agujero en la
Argentina li3.
Agujero rasgsido (Hierro) ; bujero esgarrao o buraco esgarmo
en Berrocal.
Aguzada (Hierro) ; agwú en Lumbrales.
Despmtada (Hierro) o espuntá (Gran Canaria) ; partia o des-puntada
en la Argentina; espulztao en Lumbrales y en Berrocal.
Hondida (Hierro) -en Gran Canaria rmgá o raj&; hendida
en Lumbrales y en Berrocal; rajada en la Argentina.
Herqmta (Hierro) y horqueta o lengüilla (Gran Canaria), con
p e y ~ e fti.a~ri aste de Isla 2 d r a en 1 . &;;a!, -..@Q se podrá
apreciar en los dibujos ; horqueta en la Argentina ; hrca y horca&
en Lumbrales; hwca en Berrocal. La fwca en la Tercera es por
174 Juan Régulo Pérez: Sobre las cortaduras que se hacen e% Zas orejas
de la8 reses para distingwirlas, en "Revista de Historia", XI, págs. 305-309,
y Más referencias para el estudio del pastoreo en Canarius, en la misma "Re-vista",
XII, ;págs. .55-57.
175 Luis Cortés Vázquez: Las ovejas y la 1a.na en Lmmbrales, Salamanca,
1957, pág. 17; ídem: Ganaderia y pastores en Berrocal de Huebra (Salamanca),
en "Revista de Dialectología y Tradiciones populares", VIII, págs. 438-440;
Gri';z & Sil';.& ID*iUeir=: Q pwstGrv.iGw c= , ,". "rc&c¿, sep. Ue! "S+
letim do Instituto Historico da Ilha Terceira", Angra do Heroismo; Saubidet,
ob. cit., s. v. Señales.-Se ocupa brevemente de las marcas y señales, sin dar
sus formas ni nombres R. Violant y Simorra: El Pirineo espaltoZ, Madrid, 1949,
págs. 410-412.-No se ha aprovechado aquí la abundante nomenclatura de
estas difermtes marcas que contienen los mapas 514, 515 y 516 del Atlas Zin-g
~ ~ ~ ~ r .& oane&l.----ícu,J e ~YfanuAo~lv ai-, haber aparecido des-pues
de redactadas las presentes notas y no disponer ahora de tiempo para in-tercalar
los nomtk'res coincidentes o afines. Ya la utilizará quien complete la
multitud de puntos y aspectos de la ganadería canaria que aun faltan por
estudiar. Estas notas sólo tienen el valor de un modesto comienzo.
278 ANUARIO DE ESTUDIOS ATL41C'TICOS
~ . G4 A NADER~AC ANARIA 43
detrás, no en la punta. En Berrocal se practica una señal llamada
'lengua de pájaro, pero no coincide con ésta.
Puerta (Hierro) y portillo o puefti~(iG ran Canaria), con pequeña
diferencia en la seiíal de una Isla a otra; puerta también en Lum-brales
y en Berrocal; en estos dos lugares, sin embargo, no se des-prende
del todo el trocito de oreja cortado, sino queda pendiente.
Me hallado equivalencia en la seilal, pero no en el nombre, en
los casos siguientes :
Bocado (Hierro) y bocado o gccrabato {Gran Canaria) ; en Lw-braies,
en Berrocal y en la Argentina, muexca; en la Tercera,
W l D p 17'5.
CuchiZLnda (Hierro) ; en Lumbrales y en Berrocal, golpe.
He encontrado equivalencia en el nombre, pero no en la seííal en :
Golpe, como se acaba de ver.
Y no he visto equivalencia ni en la señal ni en los nombres de
las tres siguientes :
Chivirito ,(Hierro), rabisacú o tijera (Gran Canaria).
Lesaatada (Hierro).
Sergci (Gran Canaria) [ jsesgada?] .
En Canarias, como en otras partes, se puede hacer una señal
en una sola oreja; repetir la misma en las dos orejas; c$mbinar dos
marcas en una oreja; repetir la combinación en las dos orejas;
practicar en cada oreja señales distintas.
La división de la oreja en dos ramales para b mejor disposición
e inteligencia de la marca se hace también cn la Tercera: "ramal
de baba desde a inser&o até meio, rarmZ de cima do meio para
a ponta" lT7E. n el Hierro, seg��n el primer dibujo, éste era llamado
rmal deiwztero; el otro tal vez se llamaria ramal tr-o.
Tengo la sospecha de que una metódica investigación descu-briría
aún hoy otras curiosas señales en el ganado canario.
VETERINARIAPO PULAR.
E1 pastor, que pasa la mayor parte de su vida alejado del mundo,
'tiene que valerse él solo casi siempre en todas sus necesidades.
176 Mosa 'muezca' aparece en la nomenclatura de los cantiles, en La Palma.
Silva Ribeiro: O pastoreio.. ., pág. 5.
Entre otras cosas, ha de ser médico de sí mismo y veterinario de
sus animales. Y en este triste campo de la enfermedad y sus reme-dios
no sólo es depositario, como en todos, de un largo repertorio
de prácticas, sino también de numerosos conocimientos empíricos,
de creencias tradicionales, de ancestrales supersticiones. Pastor
hay, como Vicente Rivero Quintana, de San Lorenzo, barrio de Las
Palmas, que tiene en este punto curiosas teorías.
Las ovejas -asegura- no hacen otra cosa que comer; si se
ponen malas es, por lo tanto, de lo que comen; y el remedio habra
que buscarlo asimismo en su comida. Para ello conviene recordar
que toda yerba tiene veneno y remedio, y hay que saber sacarle el
a remedio y dejarle el veneno. El procedimiento consiste en meter N
la hierba en agua hirviendo y retirarla al poco tiempo, antes de E
empiece a su:tai- el veneilo; agua, Vez fria, de nO
--
remedio al animal enfermo. Si no se conoce con exactitud la enfer- m
O
E
medad que tiene el animal, y por lo tanto la hierba que la ha cau- E
2
sado, se coge de todas las hierbas que la res enferma ha comido, -E
y se hace con todas ellas una infusión; si una hierba ha enfermado
a 16 res, las otras 1a smiar&n. 3
- - Entre los males que se curan con hierbas figuran los siguientes : 0
m
E
el cólico o dolor de barriga, que se alivia y desaparece con "agua O
guisada con una "macollada de helechos"; la sangre o pulmonía,
que se remedia con "agua de brujillas", infusión de la hierba de n
-E
este nombre, que abunda en los barrancos; la cagalera, que se corta a
2 con agua de cerrillos y cebada en rama o en grano tostada; en este n
caso, si una vez apIicado el remedio, el animal, ya en apariencia. n
sano, no come, es porque tiene "las cien hojas cerradas"; entonces 3
O
debe dársele agua de borras secas de café y carbón mineral macha-cado,
con lo que vueiven a abriweie las cien hojas.
La safngre o pulmonía se cura también sangrando al animal;.
si éste es una cabra, se le corta la vena de la oreja; si es oveja, el
lagrimal. La enfermedad recibe también el nombre de oxlrdial.
Entre las enfermedades graves de los animales se encuentran:
ia pataida, también llamada car&o o p d r n ~ n h xd~ob ie; ia mdor'1-a
y la tetera. La cabra u oveja que contrae el primero de estos males
empieza a chamisciw 'hacer ruido con los dientes como si rumiase
o comiese', y, de pronto, da tres brincos y cae muerta. La modorm,
280 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLAhTTICOS
LA GANADER~A CANARIA 4.5:
se cree, es producida por el sol; el animal queda atontado, pierde
la vista y acaba casi siempre muriendo con los sesos hechos agua.
La tetera puede ser de dos clases: blanca y negra. La primera es
menos grave: produce la hinchazón de las ubres y una gran difi-cultad
para la salida de la leche; a veces se cura con emplastos
de la hierba de Santa María (Matricaria Parthenium Lin.) y de la
hierba vinagrera (Rurnex lunaria c a m r W , Lin.) lis, y con otros
remedios (un beberaje o brevaje de agua o infusión de malva, bi-carbonato
y clara de huevo; fricciones de las ubres con gasolina o..
petróleo, etc.) ; a veces causa la muerte del animal. La tetera negra
es incurable: tiene el aspecto de gangrena y produce la destrucción
de las ubres, que en algunos casos se van desprendiendo a trozos.-
En los términos de Garafía Puntagorda (La Palma) se llama
grana a una enfermedad que padecen los cerdos y que, según aná-lisis
practicado por el Dr. Santos Abreu, es producida por el Cys-ticercus
cellulocae, forma larvada de la tenia
Algunas creencias pertenecientes a este campo de la veterinaria
pastoril aparecen más o menos contaminadas de la magia. Por ejem-plo,
el curioso remedio de 7a locura. Esta enfermedad se manifiesta
principalmente en que el animal empieza a dar vueltas, describiendw
un círculo de unos dos metros de diámetro. El remedio consiste en
dejar caer un chorro de acaZte de baga (¿de oliva o sebo?) muy
caliente en la coronilla de la res enferma y encerrar después a ésta
en una cueva muy oscura, "más oscura que la noche". El encierro
debe durar por lo menos un día; al cabo de este tiempo, la locura.
ya habrá cedido y el animal saldrá sano.
Creen tamhien los pastores que si una oveja muere de pataleta;
no tardará en morir una compañera. Nada tiene de particular que
esto ocurra por contagio, pero en el ámbito pastoril se atribuye a
fuerzas mágicas. Y desde que se advierte que una oveja no come,
que los ojos se le cuajan y que las ijadas se le hinchan, se le corta
37s Sobre ambas hierbas, vid. Viera: Dicc., s. v. Yerba de Santa Jlaria, Y
tomo 11, pág. 325.
179 Pest,ana, s. v. pana.
el cogote; no muriendo el animal de Ia enfermedad, no hay temor
de que ésta se propague ls0.
La antigua documentación de Tenerife nw habla muy pronto
del queso. El Cabildo otorga en 1498 a este producto valor de mo-neda:
". . . que todos los vecinos desta ysla que devieren mrs. a los
mercaderes que a ella venieren -dice el acuerdo I8l- que ge les
den e paguen en quesos, si qukieren, a razón de a quinientos mrs. el
quintal". En una tasa dispuesta en 1505 figuran quesos frescos, a
agiejos y cerazos ls2.E sta tasa se recuerda posteriormente y se dic-
E tan otrasxs3. Quesos y cueros son, por entonces, los únicos produc- O
tos ganaderos que se exportan. La producción de quesos debía de n - m
tener, pues, a1,guna importancia. Sin embargo, en los viejos docu- O E
mentos, como ha extrafiado ya al profesor Serra Ráfols lS4,n o apa- E
2
rece ninguna noticia sobre su elaboración. La reglamentación de E
ésta se echa de menos sobre todo entre las obligaciones de los 3
pastores. -
0
Actualmente, en los medios pastoriles de Gran Canaria, el queso m
E
es elaborado de este modo: O
Se ordeña el animal en una vasija de barro, y en seguida se n
envuelve el recipiente en trapos y se mete en una cesta; todo, para E
que no se le vaya el calor a la leche. Así preparada ésta, se le aiíade a
el cuajo. n
n
Como tal se emplea la leche cuajada en el estómago de m b . a i f o
3
o cabrito. Para obtenerla, se mata el animalito acabado de mamar. O
Antes de usar el cuajo, se le añade un poco de sal y, si está muy
180 'Esta creencia y el remedio de la locura han sido recogidos por nii
diligente colaborador el Sr. Siemens, a quien debo la mayor parte de los datos
de veterinaria pastoril, de labios de Pedro González Medina, por mal nombre
Pedro el Bruto, pastor de setenta. y un años, que vive en Fagagesto, cerca
de1 Caidero de Gáldar, en Gran Canaria.
181 Acuerdos, 1, 3 74.
182 Ibíd., 1, 0 840.
183 Ibíd., 11, págs. 10 y 171.
m 4 Introducción a los Acuerdos, 1, pág. X, nota 1.
282 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
seco y duro, un poco de leche, sobándolo luego con los dedos en el
fondo de una escudilla hasta desleirlo.
Una cucharita de cuajo es la cantidad necesaria para un qu-O
de un kilo. La proporción de leche varía: seis medidas, si la leche
es de oveja; ocho medidas, si es de cabra; doce, si de vaca.
Cesleído el cuajo y añadido a la leche, se deja reposar ésta alre-dedor
de dos horas para que se haga la cwajada lS'.
Al cabo de ese tiempo, se prepara el aro lS9obre la quesera 0
entremiso. El aro, de madera delgada y flexible, se puede abrir o
cerrar, según el diámetro que se desee dar al queso. Para fijarlo,
se le ata con un hilo grueso vilo carreto) o cordel. Los más comunes
tienen tres o cuatro dedos de altura. En algunas zonas de la misma
isla, en lugar de hacer el molde con un aro de madera se' forma
,L. - T A L : - - ut: ~ I G L U I ~ .
La quesera es del tipo más corriente: una especie de mesa muy
pequeña de tres patas y de tablero estriado e.inclinado para que
escurra el tahefe o suero. Por lo común, sólo tiene estrías en el
círculo, o círculos, un poco rebajados, que sirven d.e asiento a los
moldes le7.
Resulta muy interesante esta palabra. Tumbefe en Canarias,
según todos los autores que han recogido la voz, es algo más que
suero : 'suero mezclado con gofio' la" 'pasta de soriiio y gofio' ls9 ;
o cosa distinta al suero: 'req~esón"@~E.s tas acepciones, como ya
ha sido observado por W A G ~lgRl y por STEFFENla 2, se hallan estre-chamente
emparentadas con las portuguesas : 'leche de oveja cocida
335 Cuaj& en Lumbrales, Cortés Vázquez: Las ovejas, pág. 28.
186 ATO también en Lumbrales, ibid.. pág. 28.
Xriáhgo tipo Ue quesela, en Saiariianca, düiicie ~eclbe el ~0i:iiVi-e ;e
tajo en Lumbrales, ibid., pág. 29.
18s Millares, üb. cit.
189 J. Alvarez Delgado: iVIiscelrinea gunnche, Santa Cruz de Tenerife,
1341, pág. 16.
590 AIvar, ob. cit., S. v.
?o? L. TvXv~- -a,..,. g u ~ r%~Yx-+v.-b a Lu:LiuI:-r--izvs-~- iauba-UA -V+..I,,. JLG -r*zL-;...~- v wJ-u VnIW IC. V0W ~ I U . , ..--.-:Y U,- de
Luis y Agustín Millares, en "Revista de Filología Española", XII, 1925, pág. 83.
192 Max Steffen: Problemas 16xicos, en "Revista de Historia", IX, 1943,
pág. 137.
con harina y azúcar'lS3, 'soro de leite coalhado' lg4, etc. Pero tabefe:
es también, por 10 menos en el Hierro 1 9 9 en alguna parte de Gran.
Canaria, 'el suero solo' cocido o guisado. Con éste, así, sin elemen-tos
extraños, mejor que con mezcla de gofio, se relaciona la expre-sión
grancanaria mal tabefe 'mala intención, mala entraña' que el
llorado Pancho Guerra recogió en las incomparables Mewwrias,.
página 187: "Usted dirá que semos los canarios gente de ,mal
tabefe", y que equivale a la vulgar, muy extendida, de miala Zeche.
En Gran Canaria, según me dice mi buen amigo Lothar G. Sie-rnens,
a quien debo estas noticias sobre la elaboración del queso,
además de tabefe existen las formas tabeije y ta;bique, menos difun-didas
lg6. Pueden verificarse, por ejemplo, en El Palmar, pago de
Teror. El caso resulta interesante. Parece ser producto de una doble
corriente cultural. Tabefe debió de llegar en boca de portugueses.
Tfl&;rO&, Iabi=s íjc zrn0mes ~ t i v a d o s la f-ritera costa. &i-cana.
Tabefe es forma muy evolucionada del árabe tabij Ig7; tabique
es esta misma palabra, apenas alterada por etimdogía popular en
Gran Canaria.
El tabefe escurre por las estrías de la quesera y, en el extremo
inferior de &&a, confluye en el bico 'saliente estrecho y acanalado
-igual en gallego y portugués- por donde cae en un lebrillo o
escudilla puesto debajo con tal fin'.
El tabefe se toma de diversos modos: unas veces, caliente y
amasado, en efecto, con gofio; otras, amasado sencillamente, sin
calentarlo ; algunas, solo.
Tumbos deZ tahefe son pedacitos de cuajada emposados en el
fondo de la escudilla. Tumbo, en Canarias, equivale a 'sedimento,,
193 Leopoldo de Eguilaz y Yanguas: Glosario etimológico de las palabras
espallolas de origen. oriental, Granada, 1886, pág. 499.
194 Cándido de Figueiredo: Novo diciowirio da. Zingua portugtcesa, Lis-boa,
1937.
195 Steffen: Problemas léxicos, pág. 137.
186 Tabique, ya publicada por Alvarez en "Revista de Dialectología y Tra-diciones
populares".
197 Eguiiaz, ob. cit., pkg. 499. 'Tabeíe 'requeson' aparece también en el NO.
de la provincia de Suelva. Alvar: Ataas ZingÜZstico-etnográfico de AnüaZucia,
mapa 543. Seguramente tiene también allí el valor de portuguesismo.
284 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS:
LA GANADERb CAXARIA 49
poso', principalmente hablando de comidas caldosas. No es, como
en Castilla, cada uno de los tres vuelcos de la olla -caldo, legum-bres
y carne-, sino el resumen, residuo y quintaesencia de los tres.
De ahí que sea tan apetecido por muchos, y que, referido a 61, re-sulte
más verdadero el refrán que dice que "más vale tumbo de olla
que abrazo de moza".
Mas sigamos con la elaboración del queso. Preparado el aro en
la quesera, se coge la cuajada y se le dan varios cortes para faci-litar
la salida del suero. Estos cortes pueden practicarse con la
lira 'cuchillo de madera', ya poco usado lS8, o con la misma mano.
Inmediatamente se van tomando porciones de cuajada, y se van
echando y apretando dentro del aro. Ektas operaciones deben ha-cerse
con las manos frías. Cuanto más frias estén las manos más
probabilidad hay de que el queso quede sin ojos 'agujeros'. Cuando
e] ha l!enadG hasta a!hia, se !e da -;üe!ta y se
añadiendo cuajada por el otro lado, hasta emplearla toda y, con
la presión de las manos, conseguir que el queso esté bien sellado
o duro. Entonces se le pone a éste un poco de sal en cada cara y se
lleva al cafiixo para que se oree.
El cañixo es una plataforma rectangular formada por cañas
sujetas por dos traviesas de palo y que por sus cuatro ángulos se
cuelga del techo, mediante alambres, cuerdas o, en su defecto, tiras
de platanera lIg9. En otras partes de Gran Canaria, es una caja de
caña, especie de jaula ciega, con una puertecilla. En La Palma tie-ne
la forma de un cajón de madera con fondo de rejilla.
La elaboración del célebre qwm ck fbr de los Altos de Guía
(Gran Canaria) se diferencia, de la del queso corriente que se acaba
de ver, en que la leche se cuaja con la flor del cardo cauciZ; caucil
por alcancciZ "O0.
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Jira, pero con el valor de 'aliara, cuerna', en "Revista de Dialectologia y Tra-diciones
populares", XVII, pág. 190.
399 Sin ánimo de establecer parentesco, anotaré aquí que en el Alentejo
se ponen los quesos a secar en un "prateleiro de cortiqa con canas", "Revista
Lusitana", XXVI, pág. 72. Se colocan en "prateleirasU dispuestas sobre ca-hal!&$
~nl í~ikisbi,ii d., xXV, pPg. 297, S&re secadero & qUesus, es i i x y ifi-teresante
Alvar, Atlas.. ., mapa 546.
200 Con flor de cardo se cuaja la leche en Lumbra1es.-Cortés Vázquez:
Las ovejas, p&g. 28.
El queso de ffbr -en la Península, queso de hierba, 'O1- se hace
en Gran Canaria preferentemente de leche de oveja, y se cree que-es
mejor el elabrado en el mes de mayo.
En Lanzarote la elaboraci6n del queso presenta algunas va-riantes.
Las principales son las constituidas por el molde, que es
de empkita, y el qwse~oe,n forma también de mesilla, pero con el
tablero horiwntal. Este se diferencia, además, en que tiene tallado
en el centro un dibujo circular, sobre el cual se prepara el queso,
que resulta con él reproducido en ambas caras. Corno cuyo se
emplea el de b@ilo, Y los quesos, una vez hechos, se ponen a secar,
eomo en Ea Palma, en m cajón con fondo de rejilla.
MAKTECAD E GANADO O MANTECA NULA.
Esta manteca se obtiene de la leche de cabra. Es liquida y dis-fruta
de gran fama como remedio medicinal 202. La denominacibn
de .manteca de ganado está más difundida 203; 1,a de manteca nula
parece máls limitada; se usa en La Pdma
201 Diccionario Real Academia EspañoZu, s. v. Queso.
202 Según se afirma, ya la empleaban los aborígenes como remedio. Cfr.
Pedro Agustín del Castillo, Descripción lhist~~iyc age ograficcz d e las I s k s Ca-mrias,
ed. de Miguel Santiago, Madrid, 1948-1950, vol 1, p&g. 188. También la
utilizaban, al menos en Tenese, para momificar los cadáveres -"confecciones
hechas de manteca de ganado derritida, polvos de brezo y de piedra tosca,
cáscara de pino y de otras no sé qu6 yerbas"-. Cfr. Fray Alonso de Espi-nosa,
ob. cit., pág. 44.
203 Viera: DiccwnarZc?, s. v. Cabra.
204 Pestarta, s. v.
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