mdC
|
pequeño (250x250 max)
mediano (500x500 max)
grande
Extra Large
grande ( > 500x500)
Alta resolución
|
|
DESCUBRIMIENTOS GEOGRAFICOS DESCRIPCION CEOGRAFICA DE LA ISLA DE CLJANAHAWI POR El Patronato Doce de Octubre tiene en e2 momento presente como su más trascendente misi& la llamada "Operación San Sal-vador", cuyo objetivo f undarnendal se centra en la identificación de la isla del Descubrimiento, a la que sus morctdores aborigenes conocían con el nombre de Guanahani. Como es bien sabido9 siete Comisiones se encuentran en eZ mo-mento presente enfrascadcm en la fase de estudios de gabin'ets para determinar en su dúx cuál fue la isla donde el descubrimiento de un Nuevo Mundo se hizo realidud. Es preciso que esta gzoria inmarcesible no sea ni disputada ni compartida. Para el fin expre-sado las siete Comisiones preparan otros tantos dtctámenes sobre los sistemas de navegación. empleados por Colón en el primer viu-je; las situaciones metereol6gicas y oceanográficas en el AtZhfith Norte en. septiembre-octub-e de 1492; las caracterkticm náuticas y marineras de las carabelas; el estudio interpretatho de 1cc.s des-cripciones topográficas y antropológicas que aparecen. registradas en el Diario de a bordo de Cristóbal Colón; el planteamiento cientifico del problema de la "luz de la víspera"; lu interpretación cartográfica de la isla de San Salvador y sus ale&.Tur;s9 y, por últi-mo> el anáiisis comparativo de ¿as diversas teorias forrnuiab en torno a la identidad de Guanahani. 2 ANTOKIO RUMEU DE ARMAS Aunque en el momento actual la fase de estudios de gabinete no ha szdo aún superada, un conjunto de problemas y cuestiones planteados recomiendan al Patronato Doce de Octubre la organi-xacik p r a fecha inmediata de su primera expedición cientifica a Zas zslas Lucayas o Bahamas, con objeto de arbitrar sobre el te-rreno una solución para los mismos. Esta publicación, que lleva por titub Descripción geográfica de la isla de Guanahaní, se propone facilztar ambas tareas, po-nzendo al alcance de los investigadores un instrumento eficaz de trabajo y consulta. Se trata simplemente de ordenar y realzar cuanto Colón dice en su famoso Diario de a bordo de manera espe-cialisima sobre la isla de Guanuhani, y, a titub de complemento, lo que puntualiza sobre las otras islas Lucayas recorridas que NB pueda contribuir a determinar la poszczón de aquélla. E Sin embargo, esta tarea, que acometemos con la wuk rigurosa O n - I~LLIZUC*~OS-¿y~ QpUo nderación, quechria frustrada si de¿ contraste =m O de testzmonios de un mismo documento -el Diario- resulta que E E descubrimos puntos de contradicción y no los señalásemos con agu- 2 E dexa critzca. = Sumados ambos fines o aspectos, la Descripción geográfica de 3 - la isla de Guanahaní cumple un ob~etavo de kfiformacwn y guh, - 0m E y suma a este fin prúctzco otro mcls zmportante: el planteamiento O de unas hipótesis de trabajo para ser contrastadas, en un minu- 6 cioso anáiisis, sobre el terreno mismo de las Lucayas. n -E Como verá el lector por cuanto sigue, la zsla de San Salvador a o Guanahaní es considerada en abstracto, casi como una zda irna- 2 n ginaria, sin pretender nz por asomo su zdenfificación. Por esta 0 razón silenciamos las distintas teorias que se han formulado al O3 correr del tiernpo, particularmente en los szglos XIX y XX, en no-ble afán por fijar la ubicaczón &S verosimii. Nui-20 de i968. ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICUS DESGRIPCION GEOGRAFICA DE LA ISLA DE GUANAHANf El Diario de a bordo de Cristóbal Colón, generalmente citado de manera abreviada Diario de Colón, es la fuente primordial para conocer en sus menores incidencias el descubrimiento de América. Este importante documento, en su versión original, fue leido por los Reyes Católicos y sus más íntimos allegados. Dicho texto primigenio puede hoy considerarse como definitivamente perdido. Una copia del mismo se conservaba hasta 1554 en el Archivo de los AZrnZrmtes de las Indias, celosamente guardado en la Cartuja de las 'Cuevas de Sevilla. En esa fecha el tercer almirante don Luis Colón obtuvo privilegio real para imprimirlo, propósito que des-graciadamente no llevó a cabo, dando ocasión con ello a su postrer desaparición. Sin embargo, a esta versión, u otra similar, tuvieron acceso dos hombres tan sólo, que nos van a servir de guía: don Hernando Colón, hijo natural del inmortal nauta, y fray Bstrtolomé de Las Casas, el exaltado dominico apóstol de los indios. Hernando Colón nos ha dejado su famosa Historia deZ AZrni-rante, una obra desconcertante, pero excepcionalmente valiosa. La hemos calificado de sorprendente por las contradicciones que en su texto se descubren, lo que ha arrastrado a más de un histo-riador hipercritico a negarle autenticidad y validez. Pero si en aquello que es pura biogram del Almirante cabe sospechar una interpelación de mano extraña, en cuanto concierne a los viajes es de una autenticidad indiscutible. Hernando Colón, al redactar la primera navegación de su padre, tiene a ia vista ei famoso Diario de a bordo, cuyos puntos sustanciales resume, como hemos de ver siempre que se tercie destacarlo l. 1 Utilizaremos la traducción y edici6n del insigne americanista don Ma-nuel Serrano y Sanz, que con el título de Historm del Almirante don Crist6baZ Colón, por szc 7vijo don Hernando, forma parte de la "Coleccidn de libros raros o curiosos que tratan de América" Madrid (Victoriano Sugrez), 1932, tomo 1. Num 14 (1968) 307 4 ANTONIO RUMEU DE ARMAS E%ay Bartolomé de Las Casas juega, con respecto al Dilzrio, un doble papel. Por un lado, es el autor material de la copia del Único ejemplar hoy conservado de este texto, que una veces ex-tracta y otras -por desgracia las menos- reproduce lzteralmente. Por otro lado, en su conocida Hwtorza de las Indias sigue pun-tualmente el manuscrito ológrafo de su propiedad, del que viene a ser algo así como una segunda versión, ampulosamente hinchada con disquisiciones y argumentos de la más diversa índole 2. Debe destacarse asimismo la conexión existente entre la His-toria del Almirante de Hernando Col6n y la Historia de las Plzdias de Las Casas en lo que afecta al famoso Diario. El fraile dominico, al redactar su extensa crónica, tiene a la vista la copia-extracto del primer viaje colombino y la Historza de Hernando, a su vez inspirada en el Diario paterno. "Nada más natural -comenta De Lollis, que ha anotado las variantes en los tres textos- que, puesto que Las Casas encontraba ya inserto en la Hzstoma del Almz~ante todo lo que le era indispensable para la suya, aunque tenía delante el derrotero casi textual de Colón, no perdiese de vista el libro de Hernando, regulando así la reducción que venía haciendo del ya incompleto escrito del almirante". Y más adelante añade: "No podía dejar de recurrir a la Historza del AZmirante para extraer de ellas todo lo que no figuraba en su resumen" 3. Por lo que respecta al Diario de a bordo propiedad de Las Casas, no es dable asegurar si él tuvo a la vista el texto primi-genio completo o si operó sobre la base de un extracto acometido previamente por una tercera persona anónima. De todos modos, la calidad y cantidad de los errores, corregidos o no, y las aclara-ciones e interpolaciones demuestran que Las Casas hizo algo más que copiar. Al adaptar el documento, utiliza la tercera persona, hasta que en la jornada del 12 de octubre y sus inmediatas cede lap a!8t;raa. &!Sn a. trs-;& de a!gdnau p&ginas. oUce;>;o reaparecerá el almirante hablando por sí, pero alternando con la 2 Seguimos la edición de Millares Carlo México (Fondo de Cultura Eco-nómica), 1951, tomo 1. 3 Rmcolta Cobmbmna. Parte 1, vol 1, pág XVIIT (Scriti di Cristoforo Colombo pubblicati ed illustrati da Cesare De Lollis ) 308 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCIÓN GEOGR~FICA DE LA ISLA DE GUANAHAN~ 5 tercera persona, siempre la más abundante, hasta su mismo tér-mino 4. Como nuestro guía principal va a ser el extracto-copia del Dia-rio de a bordo acometido por Las Casas, no estará de más declarar que dicho texto se conserva hoy en la Sda de manuscritos de la Biblioteca Nacional de Madrid 5. De él se han hecho múltiples edi-ciones en los dos últimos siglos. Escogemos, sin embargo, como la más solvente, la del entusiasta y desinteresado bibliófilo don Carlos Sanz, que, con el título de Diario de Col& y dentro de la "Bibliotheca Americana Vetustissima", se editó en Madrid en 1962 6. Esta Ultima edición, al venir acompañada, en cuaderno inde-pendiente, de una reproducciún en fmdmile, tiene la ventaja de que permite contrastar ambos textos, salvando las erratas de transcripción paleográfica, sobre todo en aquellos casos en que la exactitud más rigurosa puede ser decisiva. Hemos de declarar que cuantos textos se reproducen en este trabajo han sido debidamente compulsados y contrastados, que-dando limpios de las erratas que contenían, unas insignificantes o secundarias y otras -justo es decir que un par de ellas nada más-de cierta gravedad o importancia. ;POR QUE COSTA ARRIBO COLON -4 LA ISLA DE GUANAHANI? Desde el momento que Colón desde el día 11 de octubre recti-ficó el rumbo Oestesudoeste, "después del sol puesto", para nave-gar "en su primer camino siempre al Oeste", es ineludible admitir 4 Francisco Esteve Barba: Historwgrafúx iruiia~za. Madrid, 1964, pág 22 5 Signatura: Vi 6, no 7. Procede de la colección del duque de Osuna (FGIYC I&mtude). 6 Lleva como subtitulo: Libro de la primera mvegación y descubrim.~emto de las 1Mias 6 ANTONIO RUXlEU DE AEMAS que la primera tierra que divisó fue la costa de levante de la isla de Guanahaní. En esto el Diarw de a bordo no insiste, porque lo dd por sentado en pura lógica: "A las dos horas después de media noche pareció la tie-rra, de la cual estarían dos leguas. Amaynaron todas Xas velas, y quedaron con el treo que es la vela grande sin bone-tas, y pusiéronse a la corda, temporizando hasta el día vier-nes que llegaron a una isleta de los Lucayos, que se llamaba en lengua de indios Guanahaní." En iguales términos se expresa Hernando Colón en su Historza del Almirante : "Estando, pues, entonces, cerca de tierra, todos los navíos se pusieron a la cuerda, o al reparo, pareciéndoles largo el tiempo que quedaba hasta el día, para gozar de una cosa tan deseada." f 3 - E-i/ o-- Fig 1 -Arribada por el Este Pero una cosa es divisar tierra y otra, totalmente distinta, re-calar y tomar posesión de ella. ¿Por dónde efectuó esto último? ¿Por levante, poniente o mediodía? Dejemos para más adelante el intrincado problema, limitándonos ahora a relatar las incidencias de la arribada. E1 Diario describe en estos precisos términos la toma de pose-sión de la isla de Guanahaní y el primer contacto con los indígenas : "Luego vieron gente desnuda, y el Almirante salió a tie-rra en la barca armada y Martín Alonso Pinzón y Vicente Yáñez, su hermano, que era capitán de la níiña. Sacó el Almi-rante la bandera real; y los capitanes con dos banderas de la cruz verde que llevaba el Almirante en todos los navíos ANUARIO DE h!STUUIUS AY'LANTICUS DESCRIPCION GEOGKAFICA DE LA ISLA DE GUANAHANÍ 7 por seña, con una F y una Y: encima de cada letra su corona, una de un cabo de la 1 y otra de otro ." "El Almirante llamó a los dos capitanes y a los demás que saltaron en tierra, y a Rodrigo de Escobedo, escribano de toda la armada, y a Rodrigo Sánchez de Segovia, y 30 que le diesen por fe y testimonio cómo él por ante todos tomaba, como de hecho tomú, posesión de la dicha Isla por el Rey y por la Reina sus señores, haciendo las protestaciones que se requerían, como más largo se contiene en los testi-monios que allí se hicieron por escrito. Luego se juntó allí mucha gente de la Isla." Bartolomé de Las Casas, que ha venido hasta este momento extractando puntualmente el Gario de a bordo, opta ahora por la reproducción literal : ll- --asta que se siame son palabras formales dei Airnirante, en su libro de su primera navegación y descubrimiento de estas Indias : "Yo (dice él), porque nos tuviesen mucha amistad, porque conoci que era gente que mejor se libra& y cowertiria a Nuestra Santa Fe con Amor qwe no por fuerza, les di a algu-nos de ellos unos bonetes coZorados y unas cuentas de vid& que se ponkm al pescuezo, y otras cosas muchas de poco va-l ~co,n q ue tuvieron rmcko placer y quedaron. tanto nues-tros que era maravilla. Los ccucdes después wenian a Zas bar-cas de los navbs a donide nos estábamos, nadando." De manera más concisa, aunque no menos realista y emotiva, describe Hernando Colón el imborrablle episodio : Los indios "acudían a la playa, atónitos y maravillados con la vista de los navíos, creyendo que éstos eran algunos animales, y no veían el momento de saber con certeza lo que aarla -a--y--ullc- llu. -~7.. u u-n-. i.c-n-e ua -prAme-a &--C..- 1-?. :.4-:.- 2- --L..- L C I I ~ ~ IIUI U UIBLI ~UUB uc ~ a u e i quiénes eran ellos; pero, muy luego, fue satisfecho su deseo, porque tan pronto como echaron las áncoras en el agua, el Almirante bajó a tierra con el batel armado y la bandera real desplegada. Lo mismo hicieron los capitanes de los otros navíos, entrando en sus bateles con la bandera de la empresa, í-pe tenia rintada. c m -Jer& con 33% F & !adu, y en el otro unas coronas, en memoria de Fernando y de Isabel. Habiendo todos dado gracias a Nuestro Señor, arrodillados ANTONIO RUMEU DE ARMAS en tierra, y besándola con Iágrimas de alegría por la inmensa gracia que les había hecho, el Almirante se levantó y puso a la isla el nornbjre de San Salvador. Después, con la solem-nidad y palabras que se requerían, tomó posesión en nombre de los Reyes Católicos, estando presente mucha gente de la tierra que se había reunido allí." Si Colón divisó la isla de Guanahaní por levante parecería lógi-co que hubiese intentado la arribada en esa misma costa. En el su-puesto de tropezar con obstáculos invencibles, parece obligado señalarlos en aquel crucial instante, así como fijar el itinerario óptimo hasta descubrir el punto de recalada. Pero sin m&s iii d s la s carabelas son transportadas a ia costa occidental de la isla de San Salvador. La causa que ha arrastrado a diversos historiadores a forzar el supuesto bojeo de la mañana del 12 de octubre, obligando a la flotilla a fondear en la costa de Poniente de la isla de Guanahaní y a Cristóbal Colón a pisar tierra en idéntica ribera, es un pasaje un tanto impreciso del Diario, relativo al domingo 14 de octubre de 1492. Los castellanos llevan dos días en la isla, disfrutando de un bien ganado descanso y experimentando más de una desilusión. Los humildes y salvajes indígenas de la isla de Guanahaní no son los poderosos y cultos vasallos del Gran X h n . Se impone, sin em-bargo, una exploración previa, antes de la definitiva partida. He aquí las exactas palabras de Colón, de acuerdo con la versión lascasiana : "En amaneciendo mandé aderezar eZ batel de Za m y las barcas de las carabelas, y fue al Zuewgo de la Isla, en eZ m-m4n. u del Nomdeste, para. ver b otra pude, que era de Zu parte del Leste, qué hubia" 7 Tanto la edicidn de Martín Fernández de Navarrete, y cuantos la si-guen, como asimismo ia de Carios Sanz, dan una transcr1I;Crón errónea del pasaje El texto de la copla-extracto de Las Casas es el que se ha señalado 312 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPGlÓN GEOGRÁFICA DE LA ISLA DE GU-~NAHAN~ 9 Diversos comentaristas al leer este p h a f o se inclinan a una misma conclusión: si el Almirante navegó en direccihn "Nornor-deste, para ver la otra parte, que era de la parte del h s t e , qué hhía", resulta inexcusable para ellos que zarpaba de la costa de Poniente de la isla de Guanahaní. Flg 2 -Punto de arribada por el Este y fondeadero en el Oeste Ahora bien: esta actitud no deja de tener contradicciones. Si Colón había visto por primera vez la isla por el Este, ¿qué afárt le llevaba ahora a conocer por segunda vez la misma costa orien-tal? Con razón el capitán de corbeta don Roberto Barreiro se sor-prende ante el insólito hecho: "El Diario nada nos dice de cuál fue la costa de la isla de Guanahani que vieron primero los tripu-lantes de las carabelas. Todos los historiadores creen que fue la costa oriental de la isla; incluso el mismo Morison así lo cree. A nosotros nos hizo dudar de ello el que si Colón recaló en la costa oriental, ¿por qué cuando estaba fondeado en la occidental hizo el viaje de bojeo con el batel y barcas para ver la costa del Leste ?" s. No deja de ser asimismo sorprendente la extraña redacción del párrafo, tal como nos ha llegado de acuerdo con la versión lasca- Navarrete le añade una ,palabra más: otra. Véase cómo aparece el párrafo del Diano en su conocida edicih: '+En amaneciendo mandé aderezar el batel de la nao y las barcas de las carabelas, y fue al luengo de la isla en el camino del Nornordeste, para ver la otra parte que era de la [otra] parte del Leste que había " Carlos Sanz se limita a transcribir. Norueste, donde dice bien a las cla-ras _Nornordeste. 8 Mds sobre la isla de G%anahanf. Instituto Histórico de la Marina. Ma-drid, 1967, pág. 12 10 ANTONIO KUI\IEU DE ARMAS siana. Colón, situado en el Oeste de la isla, quiere ver el Este de la misma, y para cumplimentar su propósito escribe: "Fue al luengo de la isla, en el camino del Nornordeste, para ver la otra! parte, que era de la parte del Leste, qué había". La redacción lógica y natural, en el supuesto antedicho, hubiera sido esta: ''me al hengo de la isla, en el camino del Nornordeste, para ver la otra parte del Leste". Y mejor aún todavía, y en más correcto caste-llano: "Fue al luengo de la isla, en el camino del Nornordeste, para ves la ... parte dd keste9'. El 12 de octubre, en el alba, el Almirante se extasía contem-plando en lontananza la isla de Guanahaní, meta primera de sus desmesurados afanes. Desde este punto y hora, los navíos mantienen su posición y se limitan a aproximarse a tierra. Insistimos en ello, para salir al paso de supuestos bojeos efectuados por la flotilla antes del pri-mer desembarco, con objeto de situarse a mediodía o poniente con respecto a la primitiva posición de avistamiento de la isla. Esta supuesta navegación, por corta que fuese, en un momento tan decisivo y trascendente, hubiera tenido que dejar constaficia en el Diario y en Hernando Colón. Ambos la silencian en absoluto. El Diario ademh la desmiente por cuanto asegura que en cuan-to despuntó el alba vieron "gente desnuda" que les contemplaba desde tierra, a cuyo encuentro se dirigieron. En otras ocasiones de exploración marítima de la costa, Colón señala que los indios le seguían; en ésta, no. Los ve y va a su encuentro. Como hemos dicho ya, los navíos se limitan a aproximarse a tierra, manteniendo su primitiva posición en latitud, sin otra desviación que la impues-ta por ia imperiosa necesidad de descubrir ei lugar más apropiado para fondear. Otras pruebas se pueden aportar, por la simple lectura del Diario, de que la recalada de la flotilla y el primer contacto con los indísgzeDnasa apaor ece haberse efectuado en la costa oriental. 13 de odulDer,e Xiniiraiite "bseiW que algunos indios llevaban una laminilla de oro pendiente de la nariz: 314 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS "Y yo estaba atento y trabajaba de saber si habia oro. Y vi que algzl.noa de ellos traian un pedcGxuelo colgado con un agujero que tienen a la nariz." Como es natural, les interrogó por señas sobre el lugar donde podía encontrarse abundante oro. La respuesta de los indígenas Fig 3 -Fondeadero en el Este no se hizo esperar. He aquí las textuales del tal como salieron de la pluma del Almirante: "Y por señas pude entender que yendo al Sur o volviendo la Isla por el Sur, que estaba allí un rey que tenia grawies vasos de ello, y tenia muy mucho. Trabajé que fuesen aild, y después vi que no entendZan en lu Zda. Determiné de aguar-dar hasta mañana en lu tarde y después partir para el Sud-ueste, que, segun muchos de ellos me enseñaron, decian que habia tierra al Szlr y al Sudueste y d Norueste; y que astas del Norueste les venian a cornblatir muchas veces, y mi ir al Sudueste a buscar el oro y piedras preciosas." Por medio de este lenguaje mímico Cristóbal Colón se entera de varias cosas: "que habia tierra al Sur y al Sudueste y al No-rueste" ; que los pobladores de las tierras "del Norueste les venían a combatir muchas veces", y que "yendo al Sur o volviendo la isla por el Sur, que estaba allí un rey que tenia grandes vasos de [oro], y tenia muy mucho". Identificado el rey de los vasos de oro, había que proceder a su inmediata búsqueda y captura. Pero los indígenas se expresaban en forma tan ambigua, que hacen vacilar al Almirante sobre la ruta óptima: "Yendo al Sur o volvitendo la ida por el Sur". Entonces trata de contratar indios-guías : "Trabajé que fuesen allá, y después vi que no entendían". En vista de ello, para resolver la disyuntiva Núm 14 (1968) 315 12 ANTONIO RUMEU DE ARMAS entre Sur y Sudueste toma una firme decisión: "Determiné de aguardar hasta mañana en la tarde, y después partir para el Su-dueste , y así ir al Sudueste a buscar oro y piedras preciosas. El $udoeste le parece el rumbo más acertado y seguro. Este párrafo no tiene desperdicio. Si "yendo al Sur o volviendo la Lslu por el Sur" se arribaba a las tierras del oro en dirección al SucZueste, está claro que no podía partir sino de la costa de Levante. Esto nos lleva a establecer tres consecuencias: l." h16n no estaba en el Sur de la isla, ya que se contradice con la afirmación del Dmrio: "yendo al Sur o volviendo la isla por el Sur". 2." No podáa estar en la costa de Poniente de la isla, ya que si la había recorrido por el sur en el supuesto bojeo de la mañana del 12 de octuhrej no tenía sentido emprender al día siguiente idéntica exploración o bojeo "volviendo la isla por el Sur". 3." Col611 se proponía descubrir en diseccih Sudoeste; pero si zarpaba de la costa de Poniente, con propósito de ir "volviendo la isla por el Sur", su auténtica dirección sería a Sudeste, en abierta contradicción con el Diario, que insiste en que la derrota óptima era a Sudoeste. En conclusión: parece lógico admitir que el Almirante pisara tierra por primera vez en la costa de Levante de la isla de Gua-nahaní. Hernando Colón es menos explícito al referirse a la informa-ción facilitada por los aborígenes con respecto a las tierras del oro : "No se vieron entre ellos joyas de metal, sino algunas hojillas de oro que llevaban pendiente en la parte exterior de la nariz, y preguntándoles de dónde venía aquel oro, res-pondieron, por señas, que de hacia el mediodía, donde había un rey que tenía muchos tejuelos y vasos, de oro, añadiendo e indicando que hacia el mediodía y al sudoeste había mu-chas otras islas y grandes tierras." ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCI6N GEOGRÁFICA DE LA ISLA DE GUANAHAN~ Nos queda por abordar otro extremo de la intrincada cuestión. La posibilidad de un desembarco en la costa sur de la isla de Guanahaní. Esta tesis tiene como patrocinador a un prestigioso cronista de Indias, Gonzalo Fernández de Oviedo. He aquí sus exac-tas palabras : "Y otro día [12 de octubre] de mañana, en esclareciendo y a la hora que el día antes había dicho Colom, desde la nao capitana se vido la isla que los indios llaman Guanahaní, de la parte de la Tramontana o Norte." Si la isla de San Salvador "se vido. de la parte de la Trarnon-tana o Norte", es obligado inducir que el desembarco se verificó en la costa meridional. S- 5 Fig 4 -Arribada por el Sur (wquzerda) y fondeadero en la misma costa (derecha). El cronista Oviedo se ratifica en este parecer, aunque de pa- SIC!%, si?l hice? m e n ~ i hex pref ld e! p ~ ? l dt e~b %t id:~ "Así como el Almirante vido la tierra, hincado de rodillas e saltándosele las lágrimas de los ojos del extremado placer que sentía, comenzó a decir : Te deum Zaudamus. , etc. En aquella isla que he dicho de Guanahaní hobo el Al-mirante e los que con él iban vista de indios e gente des-nuda . He oído decir que1 Almirante bajó en tierra en la isla de Guanahaní, e la llamó Sanct Salvador, e tomó allí la po-sesión.. ." 9. Sin embargo, el testimonio de Oviedo es de escaso valor en la cuestión planteada. En primer lugar, por tratarse de una fuente tardía en relación con e1 descubrimiento. En segundo término, por-que su relato es un episodio conciso dentro del marco de una historia general y adolece de contradicciones y confusionismo. Al desembarco en el Sur de Guanahaní se oponen además bue-na parte de los argumentos que acaban de ser empleados para objetar en contra de la recalada en la costa occidental. 5.-TESTIMONIO PARTICULAR DE HERNANDCOQ LÓN. LA DERROTA DEL NOROESTE. -- m O E Tenemos así planteada una evidente cintradicción. Por un lado, E 2 la lógica y los argumentos recomiendan el desembarco en la costa E de Levante ; por otro lado, el bojeo en dirección Nornordeste, "para ver la otra parte, que era de la parte del Este", fuerza la recalada 3 por Poniente. - 0 m La hipótesis primera, el desembarco por Levante, se ve res- E paldada por Hernando Colón en su Historia del Almirante, al re- o velarnos que la verdadera derrota que el Descubridor siguió en el n E bojeo del 14 de octubre era la de1 Noroepite. a Insistimos en que el testimonio de Hernando Colón tiene el n n mismo o superior valor que el extracto-copia de Las Casas, puesto n que trabaja con el Diario a la vista, al que sigue con toda pun- 3 O tualidad. Veamos ahora cómo se expresa en el extremo que esta-mos debatiendo : "El domingo siguiente, que fue 14 de Octubre, el Almi-rante fue con los bateles por la costa de aqueI1a isla, hacia e1 Noroeste, por ver lo que había alrededor de ella, y en aquella parte por donde fue halló una gran ensenada o puerto capaz para todos los navíos de los cristianos." Hzstorza genera2 y natural de las Indzas, libro 11, cap. V En la edición de la "Bíblioteca de Autores Españoles", tomo CXW, pág 25 318 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCIÓN GE~GRAFICA DE LA ISLA DE GUANBHANÍ 15 ¿]De parte de quién está la razón y la verdad? ¿Del Diario lascasiano cuando sostiene: que "fue al luengo de la isla, en el camino de Nornordeste, para ver la otra parte, que era de la parte del Leste", o de Remando cuando asevera: "que fue con los ba-teles por la costa de aquella isla, hacia el Noroeste por ver lo que había alrededor de ella" ? Los problemas que esta znterrogante plantea tienen que ser es-tudiados, con la mayor ponderación, en apasionante tarea de equi-po. Pero ello no nos exime de hilvanar, con carácter previo, nuevas hipótesis de trabajo. 6.-¿ HAYE RRORES EN EL "DIARIOD E A BORDO? A la vista del arduo problema planteado, lo más cómodo sería eiudirio con esta simpiista afirmación: Hernando GoMn, yerra. Pero a esta actitud cabe oponer que el Diario de a bordo de Cris-tóbal Colón también puede estar erróneo. Si la Historia del AZmirafite la conocemos a través de una tra-ducción, no siempre fiel, al italiano, el Diario es una copia-extrac-to, acometida por Las Casas, de un manuscrito, no original, cuya vinculación genealógica con el texto primitivo no puede precisar-se en cuanto al número de manos por las que pasó. Hay errores en el primero y hay errores en el segundo. Por lo que respecta al Diario, véase, como muestra, uno bien sintomático: fue por fui. En el párrafo comentado, que es re-producción ZiteraZ, Cristóbal Colón habla en primera persona : "En amaneciendo mandé aderezar el batel de la nao y las barcas de las carabelas". Después prosigue: "y fue al luengo de la isla.. .". Es fácil adivinar que lo que verdaderamente decía el Diario era: "y fd al luengo de la isla .". La segunda posible errata. Nornordeste, en lugar de Nomorues-te, no precisa de mayor comentario. Si, como creemos dejar argumentado, Colón había establecido contacto con tierra en la costa Este de la isla de Guanahaní, per-maneciendo inmóvil en el punto de recalada, la exploración de la isla no podía verificarla más que a Nornoroeste o a Sudoeste (o con otro rumbo similar impuesto siempre por su posición oriental y 16 ANTONIO RUMEU DE ARMAS por las precisas declaraciones de los aborígenes). Opta por la pri-mera derrota, con el premeditado propósito de alcanzar y conocer la costa Oeste. De esta manera quedó planeado el bojeo del 14 de octubre, tan-tas veces aludido. Zarpando de Levante se propone explorar la otra faz de la isla de Guanahaní o, en términos más precisos, la costa occidental. "Ver ... qué había ..." en "h otra parte, que era de la parte del Leste.. .", ¿no equivale sinanpeimerate a &visar e1 Oesb de la isla de San $a,lvador? 'lo. Esto comcide en todo con la vers~ón de Hernando Colón en la Historia del Almirante: "El domingo siguiente, que fue 14 de octubre, el Almi-rante fue con los bateles por la costa de aquella isla, hacia el Noroeste, por ver lo que había alrededor de ella." Se podrá objetar que estamos haciendo una interpretación un tanto forzada del Diarzo de a bordo en defensa de nuestro an-terior razonamiento, avalado pos d poderosa, %eslhsniod e Her-naiado, pero ¿no es acaso más forzado que quien quiere divisar el Este de una lsla confiese que "fui al luengo ..., en el camino del Nornordeste, para ver la otra parte, que era de la parte del Este, qué había7' ? Cristóbal Colón no fue demasiado feliz en la redaccisn del im-portante párrafo del Diario que venimos comentando. Por esta circunstancia nos permitimos formuIar una nueva hipótesis de tra-bajo. Es ésta: Las Casas, o quien le precedió en el extracto del Dia-rio, no tuvo buen entendimiento para discernir el oculto sentido de - la frase. De ahí que caiga en la convicción de considerar como pro-pósito del Almirante la contemplación de la costa Este. La con-secuencia para el fraile dominico o para su predecesor se adivina. La copia del D?.ar?.nd ehería estar errónea. y había que prolcecter a su rectificación. Si Cristóbal Colón queráa divisar el Este tenía forzosamente que zarpar del Oeste, siendo su ruta más lógica la 10 Para una mejor comprensión, pongamos este ejemplo Si situados en la margen de un río declaramos: que queremos "ver la otra parte, que era de la parte de la derecim, qué habia"; cabe 3reguntar en seguida: .cuál mar-gen aspiramos a divisar, la derecha o la zxquzerda~ 320 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCI~N GEOGRAFICA DE LA ISLA DE G U A N A H ~ ~ 17 Nornordeste. De esta manera el equívoco pudo quedar consagra-do por siglos. Aunque fray Bartolomé de Las Casas tuvo a la vista, en el momento de redactar la Bistwia de las Indias, el manuscrito de Hernando Colón, no quiso rectificar el importante extremo. De ahí que reincida en dicho punto de vista. "Domingo, de mañana, 14 días de octubre, mandó el Al-mirante aderezar el batel de la nao en que él venía y las dos barcas de las carabelas, y comenzó a caminar por el luengo de la costa de la isla, por el Nornordeste, para ver la otra parte della, que estaba hacia el Leste, y especular qué por allí había." 7.-DETERIMINACDDE~LN PUNTO DE ARRIBADA. El lugar de desembarco en la isla de San Salvador requiere fijado con particular tino, por la serie de circunstancias que de-termina y arrastra. No se trata de una cuestión baladí ni de un pormenor de mera erudición. Para identificar la isla de Guanahaní hay que atenerse a lo que Colón vio y describe en su famoso h r b , con particular minuciosidad. El relato se concreta al punto de arrzbm y forzclec8- clero (días 12 y 13 de octubre) ; a la exploración ck la ccta (14 de octubre por la mañana), y a la navegación de partida (1 4 de octu-bre por la tarde). Cuanto contribuya a localizar estos puntos o zo-nas (con toda la imprecisión que las circunstancias permiten) será un importante factor a tener en cuenta en la tarea común em-prendida. No se nos ocultan las dificultades que entraña el arribo a c~dqcieywd e 12s i&c Lcc2y.c pgr 18 c n s t ~& L e ~ a c t ~ , los vientos predominantes en aquellos parajes los de componente Este; pero dificultad no quiere decir imposibilidad en circunstan-cias favorables u óptimas, La misma dificultad que en Guanahaní tuvo que experimentar Colh en Long Island (F'ernandina) para recalar en ella por Ee-vante, y lo efectuó, pese a los elementos adversos, en dos sucesi-vas ocasiones, como podrá comprobarse páginas adelante. Núm 14 (1968) 321 18 ANTOKIO RUMEU DE ARMAS El Almirante, para vencer los obstáculos que le opone la Natu-raleza, adopta extraordinarias precauciones en las recaladas, pro-curando surgir lo más lejos posible de la costa: "Y todas playas s6n roquedos, salvo que a todas hay al-gunas peñas acerca de tierra debajo del agua, por donde es menester abrir el ojo cuando se quiere surgir "e no surgir mucho a cerca de tierra", aunque las aguas son siempre muy claras y se ve el fondo." Se podrá objetar que durante la jornada del 11 de octubre "tu-vieron mucha mar", lo que hace inducir para el día siguiente mar gruesa y tendida; pero tampoco se pueden silenciar los cambios bruscos que se producen en las aguas de las Bahamas provocados a N por la influencia de los bajos fondos. E Que la mar estaba en calma en el momento de la arribada y O n cuando el Almirante consigue descubrir fondeadero, en la mañana - =m del 12 de octubre, se deduce de estas precisas palabras referentes O E E a sus primeros contactos con los indios: S "Yo (dice él), porque nos tuviesen mucha amistad , les Wt cr. dp?vmd e elbs amo bo~etesd cadour y %%GS eil.mtiiü 3 de vidrio que se ponian al pescuezo, y otras cosas muchas de - 0m E poco valor, con que tuvieron mucho placer y quedaron tanto O nuestros! que era maravilla. Los cuales después venian a las barcas de los navios a donde nos estábamos, nadando." n E a Idéntico tiempo bonancible se registra en el Diario durante las jornadas de los días 13 y 14 de octubre. n 3 LA ISLA DE GUANAHANI TAL COMO LA VIO CRISTOBAL COLON 1.-DIMENSIONES Y FORMA DE LA ISLA. 322 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCI~N GEOGRAFICA DE LA ISLA DE GUAiVAHANf 19 "Llegado el día, vieron que era una isla de quince leguas de larga." Por su parte, Las Casas se limita a copiar a Hernando, y a repetir lo que él afirma: "Esta tierra era y es una isla de 15 leguas de luengo, poco más o menos." dónde procede la información de Hernando? Si el Diario en la copia-extracto ,guarda silencio sobre el particular, hay que adoptar frente al dato una de estas tres posiciones: l.% Que figuraba en el texto integro primitivo. En ese supues-to está tomado de él. 2.3 Que no figuraba en el texto originario, y que por eso no aparece registrado en la copia-extracto. En este caso se trataría de un dato de información personal aportado por Hernando. 3.@ Que figurando en el Dzario fuese pasado por alto por el compilador. En esta circunstancia resultaria que la copia-extracto no es obra personal de Las Casas, puesto que se vale de un tercero, Hernando, para fijar el largo de la isla ll. Ante tan contradictorias posiciones ¿qué postura adoptar? Sin otro valor que una opinión personal, optamos por el supuesto se-gundo. A nuestra manera de ver, el dato concreto sobre las di-mensiones de la isla a lo "luengo" es una aportación exclusiva de Hernando. Ahora bien: aunque Cristbbal Colón no detalle las dimensiones de la isla de Guanahani, no quiere decidir que olvide registrar sus proporciones. Una última posibilidad parece inverosímil. Es ésta: que Las Casas prescindiese del dato al redactar la copia-extrach, por estimario carente 6e interés, para luego rectificar de criterio y aprovecharse de la cita registrada en la Historia del Almirafite. Núm. 1.4 (1968) 323 20 ANTONIO RUMEC DE ARMAS El primer dato que se descubre en el Diario de a bordo es un tanto contradictorio con respecto al segundo, que en seguida pun-tualizaremos. En el relato correspondiente a la jornada del 12 de octubre, Guanahaní es calificada de isleta: "Amaynaron todas las velas, y quedaron con el treo, que es la vela grande sin bonetas, y pusiéronse a la corda, tem-porizando hasta el día viernes que llegaron a una isleta de los Lucayos, que se llamaba en lengua de indios Guanahani." Hay que destacar, con respecto a este texto: que corresponde a 10s párrafos extractados por Las Casas, sin que se haya iniciado todavía la copia ZZteraZ. ¿El diminutivo zsleta está tomado de Colón o es expresión del fraile dominico? El ánimo se inclina por la última atribución, habida cuenta que a: día siguiente, 13 de octubre, el Almirante la califica, en términos literales, de la siguiente manera : "Esta isla es bien grande ". Problema conexo al de las dimensiones de la isla de San Sal-vador es el relativo a su forma. Colón no concreta expresamente en el Bario si era más larga que ancha o si parecía redonda. En idéntico mutismo se encierra su hijo Hernando. No obstante, la expresión ir "al luengo de la isla" permite sos-pechar que era más larga que ancha. Eíay que hacer una excepción con fray Bartolomé de Las Casas, quien en su Apologética Historia da estos pormenores sobre San Salvador : "Esta primera tierra fue una isleta de las que llamamos de los Lucayos, que las gentes de esta isla por propio nom-bre Hamaban Guanahaní, ia úitima síiaba aguda; que en las CARTAS DE NAVEGAR que ahora se pintan llaman Triango, como ignorantes los pintores de ia antigüedad; tiene la dicha isla forma de una haba." ;Qué valor debe darse a esta declaración de Las Casas de que la isla de Guanahaní tenía forma de haba? A nuestra manera de ver, muy escaso. La afirmación del fraile dominico no es producto 324 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCIÓN GEOGRÁFICA DE LA ISLA DE GUANAIIAXI 21 de una observación personal, sino reflejo, como él mismo sugiere, de una confrontación cartogrúfica. La Apologética Historia es una obra de elaboración tardía. La inicia Las Casas en 1527; pero al igual que la famosa Historia de b Indias, tarda décadas en perfilarse y completarse. En el punto concreto que ahora nos ocupa vese fácilmente que tuvo el fraile a la vista una carta náutica similar a la de Alonso de Santa Cruz de 1536, donde, en efecto, la isla de Guanahani aparece dibujada como un haba. Hay que destacar, por cierto, que en este mapa figuran, junto a Guanahany, tres pequeños islotes que forman triángulo, de dunde derivó para ellos el nombre de Triango. En algunos de los mapas que contempló Las Casas el nombre de Guanahaní había sido til-dado, quedando superviviente el de Triango. 2.-MORFOLOGÍA DE LA ISLA. PAISAJE, FLORA Y FAUNA. El Diario de a bordo, en el relato correspondiente al día 12 de octubre de 1492, retrata a la isla de la siguiente manera: "Puestos en tierra vieron árboles muy verdes, y aguas muchas y frutas de diversas maneras." Pocas líneas más a b a ~ oC olón escribe en primera persona, y la reproducción del texto es considerada literal: "Nos trahn papagayos y hilo de algo&% en ovillos y axagayas y otras cosas muchas." En la descripción del día 13 de octubre las noticias que nos suministra el Almirante son más sustanciosas y concretas: "Esta hsla es bien g r a~d ey muy llana y de Úrbles muy verdes y muchas aguas y una hguna en medio muy grmde, sin ninguna monta&, y toda ella verde, que es placer de mirarla . Ninguna bestia de ninguna manera vi, salvo papagayos en esta IsZa." Cada la importancia de tan someros elementos para la iden- 22 ANTONIO RUMEU DE ARMAS tificación de Guanahaní, veamos ahora cómo aparecen reflejados por la pluma de Hernando Colón: "Llegado el día, vieron que era una isla de quince leguas de larga, llana, sin montes, llena de árboles muy verdes, y de buenísimas aguas, con una gran laguna en medio." Tampoco estará de más reproducir la traducción que a las pa-labras del Almirante dio fray BartoZom6 de Las Casas en la His-toria de las Indias: "Esta tierra era y es una isla de 15 leguas de luengo, poco más o menos, toda baja, sin montaña alguna, como una huer-ta llena de arboleda verde y fresquísima, como son todas las de los lucayos que hay por allí, cerca desta Española, y se extienden por luengo de Cuba muchas, la cual se llamaba en lengua desta isla Espaííola y dellas, porque cuasi toda es una lengua y manera & b~hlzr, Gwns?hzr^l, !a íiitima uiluha luenga y aguda. En medio della estaba una buena agua dulce de que be-bían; estaba poblada de mucha gente que no cabía, porque, como abajo se dirá, todas estas tierras deste orbe son suaví-simas, y mayormente todas estas islas de los lucayos, porque así se llamaban las gentes de estas islas pequeñas, que quiere decir, cuasi moradores de cayos, porque cayos en esta lengua son islas." - Sobre la riqueza en aguas de la isla de Guanahaní precisa insis- 2- tir. Colón pondera que había "muchas aguas y una laguna en me- - dio muy grande". Para Hernando era una isla de "buenísimas O3 aguas, con una gran laguna en medio". Las Casas, guiado por ambos, llega a afirmar que "en medio de ella estaba una buena &g~udU !ce 69 yUe bubiarr". Estas charcas o depósitos naturales de elemento líquido, pon-deradas como "muchas aguas" y "buenísimas aguas", hay que admitir, en pura lógica, que eran aguas potables, de que se ser-vían para saciar su sed los aborígenes. ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS %-LA POBLACIÓN. LOS LUCAYOS. La parquedad de noticias en cuanto a la geomorfologia de la isla es, en cambio, superabundancia al describir el Almirante a los aborígenes, los lucayos. Nada escapa a su acuciante interés por reflejar sus caracteres somáticos, vida y costumbres. Para mayor claridad en la exposición, señalaremos por sepa-rado sus rasgos físicos y costumbres, carácter e inteligencia, prác-ticas de navegación, armamento y relaciones con los pueblos vecinos. a) Rasgos físicos y costwnbres. El Diario, en el relato correspondiente al día 12 de octubre, registra estos valiosos pormenores : "Elbs andan todos desnudos como su madre los parió, y tanbién las mujeres, aunque no vide mas de una harto moza. Y todos los que yo ui eran todos mancebos, que ninguno vide de edad de más de 30 años. Muy bien hechos, de muy her-mosos cuerpos y muy buenas caracs. Los cabellos gruesos casi como sedas de cola de caballos, y cortos. Los cabellos traen por encima de las cejas, salvo unos pocos detrás que trae?z largos, que jamás cortan. De ellos se pintan de prieto, y dellos son de b color de los canarios, ni negros ni Mancos, y de ellos se pintan de bilunco, y de ellos de colorado, y de ellos de lo que fallan. Y delbs se pintan las caras, y delbs todo el cuerpo, y de ellos solos los ojos, y de ellos solo la narh . Ellos todos a una mano son de buena estatura de gran-deza 9 buenos gestos, bien hechos." El 13 de octubre Cristóbal Colón reincide en los detalles: "Luego que amanecio vinieron a Za playa muchos de estos hombres, todos mancebos, como dicho tengo. Y todos de buena estatura, gente muy hermosa. Los cabellos no crespos, salvo corredios y gruesos, como sedas de caballo. Y t o h s de Za frente y cabeza muy ancha rnás que otra gmefrackín goce F,&a ~p,Fa;ya vgstc. 1 Z8s -%y h ~ p v ~.Y.:r ~XQ~ .mY.-p -y @os. Y ellos ninguno prieto, saZvo de1 color de bs canarios. Ni se debe esperar otra cosa, pues está Lesteoueste con la 24 AIYTOiiIO RUMEU DE ARMAS Isb de Hierro, en Canarias, so una linea. Las piernas muy derechas, t o d ~ sa una mano, y no barriga, salvo muy bien hecha." Al día siguiente pondera la belleza de la raza lucaya: "Son muy simplices y muy lindos cuerpos de hombres." b) d=raSckr e inteligencia. ''Elbs deben ser buenos servidores y de buen ingenia, que veo que muy presto dicen todo lo que les decia. Y creo que ligeramente se harhn cristianos, que me parecid que ninguna secta teniun. Yo, piraGiendo a Nuestro Señor, llevaré de aqui, al tiempo de mi partida, seis a Vuestra Alteza para que apren-dan a kablur... Y esta gente harto mansa, y por la gana de haber de nuestras cosas, y temiendo que no se les ha de dar sin que den algo y no lo tienen, toman lo que pueden y se echan luego a tu& lo Fe hli por CocJ(J que les den.'> 2 c) Prácticas de navegación. E '%lbs vinieron a Zu nao con almadias, que son hechas 3 del pie de un árbol, corno; un barco Zuengo, y todo de un pe- e- dctxo, y la.br& m q a maravilla. según la tierra, y graxdes m E en que en algunos veniun 40 y 45 hombres. Y otras más pe- O queñm, hasta haber I% ellas en que venia un solo hombre. 6 Renzaban con. una pala como de hornero, y anda a maravilla. n Y si se Ze trastorna, luego se echan todos a nadar y la en&- E a-rezan y v&an con calabaxccs que traen eZíos." n "Ellos no traen armas ni las conocen, porqu les mostré O espadas y b tomaban par eZ filo, y SE corG~by1n coa {gno-ra&. No t i e m algún hierro. Sus axagayas son. unas varas h.iemG,. ij G&g-M,-a- & el&Iw3i, &6eii ca&o ,%?¿ & pece, y otras de otras cosas." e) Relaciones con los pueblos vecinos. 328 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCIÚN GEOGRÁFICA DE LA ISLA DE GuANAHAN~ 25 "Yo vi algunos que tenhn sericcles de heridas en sus cuer-pos, y les hize señas qué era aquello, y ellos me mostraron cómo alli uenian gente de otras islas que estaban cerca q los querhn tomar y se defendhn. Y yo crei y creo que aqui vie-nen de tierra firme a tomarlos por cautivos." En el relato del día 13 vuelve a reiterar la amenaza: "Dec2cen que habia tierra ... al Norueste; y que estas del Norueste les venian a combatir muchas veces." Cuando el día 14 de octubre, por la tarde, Cristóbal Colón divisa desde San Salvador, ya de partida, infinito número de islas, le vie-nen al recuerdo las depredaciones y guerras: - "Todas son muy llanas, sin montañas y muy fértiles y todas pobladas; y se hacen guerra h una a la otra." 4.-PRODUCCIÓN Y RIQUEZA. El algodón y el oro eran los únicos productos dignos de esti-mación para el Almirante. Véase cómo los valora y describe en el Diario. Comencemos por el algodón: "Y nos tr&n papagayos y hilo de algodón en oviliros y azagayas y otras cosas muchas.. . Traian ovillos de algodún hilado y papagayos y azagayas y otras cositas que seria, tedio de escribir, y todo &bam por cualquier cosa que se les diese . . Vi dar 16 osillos de algodón por tres ceotis de Portugal, que es una blanca de Castilla. Y en ellos habr4.a w~ás de una ayyoba de G&-jv&'"pbI&i &. Esto, deferi&em ,y ,);O dejGiia io-c~ a nadie, salvo que yo lo mandara tonzar todo para Vuestras Altezas si hubiera en cantidad. Aqui nace en esta Isla, por el poco tzempo no pude dar asi del todo fe." Sin embargo, la gran preocupación del Almirante era encon- Lu -ar ULU. nr O -r -e-s-o no desperdiciaba ocasión para indagar su pa-radero : AA'TONIO RUhlEU DE ARMAS "Y yo estaba atento y trabajaba de saber si habia oro. Y vz que algunos de ellos trakn un pedazuelo colgado non un agulero que tienen a la nariz. Y por se* pude entender que yendo al Sur o volv%ndo la Isla por el Sur, que estaba alli un rey que tenia grandes vasos de ello, y tenia muy mu-cho. Trabajé que fuesen allá, y después vi que no entendian en la ida. Determiné de aguardar hasta mañana en la tarde y después partir para el Sudueste, que según muchos de ellos me enseñaron de&n que habwl tierra al Sur y al Sudueste y al Nwueste; y que estas del Norueste les veniun n cowbbatir muchas veces, y asi ir al Sudueste a buscar el oro y piedras precbsas." Más adelante vuelve a relterar su parecer favorable: "Y también aqui nace el oro que traen colgado a la nariz." 5.-RELACIÓN Y TRATO ENTRE CASTELLANOS Y LUCAYOS. Sobre el trato amistoso que dispensó Colón a los aborígenes y sus relaciones con los marineros de la flota, el Diario contiene sabrosísimos detalles. He aquí cuanto puntualiza el Almirante en relación con la jor-nada del 12 de octubre : "Yo (dice él), por que ??os tuviesen mucha amistad, por-que cono& que era gente que mejor se Rbraria y convertiria a Nuestra Santa Fe con Amor que no por fuerza, les di a algunos de elbs unos bonetes colorados y unas cuentas de vidrio que se ponZan al pescuezo, y otras cosas muchas de poco valor, con que tuvieron mucho placer y quedaron tanto nuestros que era maravila. Los cuales después venian u las lmrcas da los nccvbs, a donde nos estábamos, nadando. P nos trwign p g p g y y~ _~le~ ~ gZgc&& en Oy, -O-Y-f3if-iYCl-4 lClQ 031 otras cosas muchas, y nos las trocaban por otras cosas que nos les dábamos, como cuenticillas de vidrio y cascccZaeles. En fin, todo tomaban y daban de aquello que tenwln de buena voluntad. Mas me pareció que era gente muy pobre de todo." D~rmkla jnrnarfa de1 13 de octiuhre se reanudaron los amis-tosos tratos : 330 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCION GEOGRAFICA DE L4 ISLA DE GUANAHANf 27 "Luego que amaneció vinieron a la playa muchos de estos hombres, todos mancebos, como dicho tengo ... Elbs vinieron a la nao con almadh.. . Y esta gente harto mansa, y por la gana de haber de nues-tras cotas? y teniendo que no se Zes ha de dar sin que den algo y m lo tienen, toman Zo que pueden y se echan luego a rtadar, mas todo lo que tienen lo dan por cualquier cosa que les den; que hasta los pedazos de las escwdillas y de las twas de vidrio rotas rescataban, hasta que ti4 dar 26 osillos de aZgodÓn por tres ceotis de Portugal, que es una bhnca de Castilla, y en ellos habrk más de una arroba de algo& hilado. . . Ahora como fue noche, todos se fueron a tierra con sus almtcd.ias." 1 .-OBJETIVOS INMEDIATOS. En el anochecer del día 13 de octubre, Colón llega a la f i r d - sima convicción de que la isla de Guanahaní no tiene objetivo para él. Por eso adopta el decidido propósito de abandonarla: "Mas, por no perder tiempo quiero ir a ver si puedb topar a Za isla de Czpango." Pero también ese mismo día ha previsto una exploración rá-pida de la costa antes del abandono definitivo. Cuando los indios le aseguran la existencia de oro hacia el mediodía, ese es su pri-mer pensamiento : c L Qye~nd o al Sur o volviendo la Isla por eZ Sur, que estaba aZl6 un rey qw 'tenh grandes vasos de ello, y tenia muy mucho." No obstante, reserva este proyecto para el atardecer del día siguiente, 14 de octubre, ante la carencia de gubs indígenas: "Trabajé que fuesen allá, y después vi que no entendian en la ida. Determifié de aguardar hasta mañana en la tarde WTONIU RUMEZT DE ARMAS y des@s partir para el Sudueste, que segzin muchos de ellos me ensefíaron decian que habia tierra al Sur y al Sudueste y al Narueste." Para la mañana del domingo 14 de octubre tiene prevista otra ocupación. recorrer y explorar en dirección Nornordeste "para ver la otra parte" de la isla (según la copia extracto del Diario) o "hacia el Noroeste por ver lo que había alrededor de ella" (de acuerdo con el testimonio de Hernando). Decidida la exploración, el Almirante opta por veri£icarla con e1 bate1 de la Santa Maria (pequeña embarcación a vela) y Ias bar-cas con remeros. Véase cdmo explana su objetivo en el Diario de a hordo: "En amaneciendo mandé aderezar el batel de Za nao y las barcas de hs carabelas, y fu; al laengo de la Isla, m el ca-mzno de¿ Nornordeste, para ver la otra parte, que era &e la parte del Leste, qué ha%. Y también para ver las poóla-ciones". Fig 5 -Exploracion o bojeo del 14 de octubre Daarzo de a bordo rumbo Nor-nordeste (lzqulerda).-Herna~do CoZów. rumbo Noroeste (derecha) Hernando Colón altera la posición y el rumbo, aunque sea si-milar el objetivo: "El domingo siguiente que fue 24 de octubre, el Almi-rante fue con los bateles por la costa de aquella isla hacia el Noroeste, por ver io que había airededür de d a " z2. 12 Pese a la discrepancia sefialaaa, mantenemos las dos versiones 332 ANUARIO DB ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCION GEOGRÁFICA DE LA ISLA DE GUANAI-IANf 29 Sobre cuanto Colón descubrió y observó en el bojeo de la ma-ñana del 14, conviene detenerse con el mayor cuidado y claridad. a) Los indígenas del wptentrión de la isla. Durante la exploración los aborígenes seguían de cerca por la costa a las diminutas embarcaciones. Véase cómo refiere la escena Cristóbal Colón : "Y también para ver las püblwiones, y vide luego dos o tres, y la gente que venian todos a la playa Zlamdndomos Y dando gracias a Dios. Los unos nos trahn agua; otros otras cosas de cmer; otros, cuando veian que yo no curaba de a tierra, se echaban a rni~7.n ~ & ¿ &y~ ,~ @&i^i2, y diamos que nos preguntaban si éramos ven- del Cielo. Y vino uno viejo en el batel dentro, y otros a voces grandes ltarnaban todo8 hombres y mujeres: "venid a ver los h m - bres qw vinieron del cielo; traedles de comer y de beber". Vinieron muchos y muchas mujeres, cada uno c m algo, dando gracias a Dios, echándose al suelo, y levantaban las manos al Cielo, y después a voces nos llamaban que fuésemos a tierra." b) La sestimga y puerto. El Almirante escucha los gritos incesantes y la algarabia de los indios, y hubiera querido responder a sus llamadas. Pero le contiene un obstáculo natural, que le resulta invencible por pe-ligroso : "A voces nos llamaban que fuésemos a tierra, más yo temia de ver una grande restinga de piedra w e cerca toda aquella isla alre&dñ,r, y entremedias queda hondo, y puerto para cuantas naos hay en toda la cristiandad, y la entrada de ello muy angosta." El pasaje es todo lo claro que cabe esperar de la concisa pluma del Descubridor. Divisa entre la restinga y la costa "hondo y puerto para cuantas naos hay en toda la Cristiandad". El acceso Núm 14 (1953) 333 30 ANTONIO KUMEU DE AR-MAS a esta bahía natural era extremadamente difícil: "la entrada de ello muy angosta". En cuanto a Hernando Colón, su relato no añade nada sus-tancial : "El domingo siguiente, que fue 14 de octubre, el Almi-rante fue con los bateles por la costa de aquella'isla, hacia el Noroeste, por ver lo que había alrededor de ella, y en aquella parte por donde fue halló una gran ensenada o puerto capaz para todos los navíos de los cristianos." Por su parte, Las Casas no hace sino seguir fielmente el Diario de a bordo: "Echándose en el suelo, y levantaban las manos al cielo, y después, dando voces, llarn¿?ndolos que fuesen a tierra ; pero el Almirante, por ir a ver un grande arracife de peñas que cerca toda la isla en redondo, no curó de ir a tierra como los indios pedían. Dentro deste arracife dice el Almirante haber puerto segurisimo, en que cabrían todas las naos de la cristiandad." Volviendo al relato de Colón, éste observa que dentro de la bahía natural hay algunas bajas; en cambio, pondera su esplén-dida calma: "Es verdad que dentro de esta cinta hay algunas bajas, mas Za mar no se muese más que dentro en un pozo." c) Ea península y el istmo. Otro de los accidentes que descubrió el Almirante en el bojeo del 14 de octubre fue una diminuta península ("un pedazo de tie-rra"), fácil de aislar en su istmo por medio de un foso, donde en caso de necesidad se podría construir una fortaleza. Era tan es-trecho el istmo que consideraba posible abrir paso a las aguas con el trabajo de un par de jornadas. "Y para ver todo esto me movi esta mGana, pwque supi,e.re dar de todo relación a Vuestras Altezas, y tambih a donde pudiera hacer fortaleza, y vi un pedazo de tierra que se hace conu, isla, aunque no lo es, en que habb seis 334 ANUARIO DE ESTUDIO8 ATLANTICOS casas. El cual se pudiera atajar, en dos dias, por isla, aunque yo no veo ser necesario, porque esta gente es m 9 simplice en armas." La importancia de este accidente para la identificación de Gua-nahaní ob'liga a reflejarlo a través de las plumas de Hernando y Las Casas. El hijo natural del Almirante dice al respecto lo que sigue: "Al fin llegó a una península que con trabajo se podría rodear por agua, en tres días, habitable, y donde se podía hacer una buena fortaleza." Por su parte, el historiador dominico no es más explícito: "Miró dónde se podía hacer fortaleza, y vido un pedazo de tierra que salía, que se pudiera en dos días atajar y que-dara del todo hecho isla" 13. d) Los indios-guías. Paisaje frondoso. En esta zona de la isla Colon estableció contacto con los aborí-genes, siempre acogedores y pacíficos, cuyas circunstancias pon-dera. Recogió además siete. indígenas que le sirviesen de guías y con el propósito de conducirlos a España para aprender la len-gua castellana : "Esta gente es muy simplice en armas, como verdn Vues-tras Altezas de siete que yo hice tomar para les llevar Y aprender nuestra habla ZJ volverlos." El Almirante sugiere la idea de la expatriación y la trata: "Salvo que Vuestras Altezas cuando mandaren puédenlos todos llevar a Castilla o tenerlos en la misma Isla cautivos, 17 Fray Bartolomé de Las Casas, con su ingenuidad característica, añade esta explicaci6n "Esta manera de tierra llaman los cosmógrafos península, que quiere decir cuasi isla, esto es, cuando de la tierra firme sale algún pedazo de tierra angosto, y lo postrero della se ensancha en la mar." ANTOPYIO RUMEU DE ARiWS porque con cincuenta hcmzbres íos tendrán todos soguxgados. Y bs harán hacer todo lo que quisieren." Ya se ha dicho que en la península descubrió "seis casas". Más interesante resulta la descripción que hace de las tierras aledañas : "Y después junto a la dicha isleta están huertas de árboles, Zas m& hermosas que yo vi e tan verdes y con sus hojas como las de Castilla en el mes de Abril y de mayo, y nzucha agua. Yo miré todo aquel puerto y después me volvi a la nao." Este itinerario se refleja en análogos términos Dor la pluma de Hernando Colón : "Allí vio seis casas de los indios, con muchos jardines alre-dedor, tan hermosos como los de astilla en el. mes de Mayo, pero como la gente estaba ya fatigada de remar tanto, y él conocía claramente, por 10 qiue había vistoj que. no era q u d h tierra la que él andaba buscando, ni de tanto provecho que debiese permanecer en ella, tomó siete indios de aquellos, para que le sirviesen de intérpretes, y, vuelto a los navíos, salió." En cuanto a fray Bartolomé de Las Casas, se ciñe en su relato al Diario sin apartarse un punto: "Dice aquí el Almirante que no vía ser necesario pensar en hacer por allí fortaleza, por ser aquella gente muy simple y sin armas, como Vuestras Altezas, dice él, verán por siete que yo hice tomar para los llevar y deprender nuestra habla y volverlos, salvo que Vuestras Altezas, cuando mandaren, puédenlos todos llevar a Castilla o tenerlos en la misma isla captivos, porque 50 hombres los ternán todos sojuzgados y les harán hacer todo lo que quisieren. Estas son palabras del Almirante, formales 14. 14 El propósito de expatriación de los indos llena al dominico de justa indignación Por eso interrumpe el relato para explayar estos sabrosos co-mentarios "Dos cosas será bien aquí apuntar. la una, cuán manfiesta parece la disposición y prontitud natural que aquellas gentes tenían para re-clhiy mzestra fe y &+&r!ns e lrnhilrlrrs gn !a rristxana re&-:& y en todas virtuosas costumbres, si por amor y caridad y mansedumbre fueran tratadas, y cuánto fuera el fruto que dellas Dios hwbiera sacado; ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCI~N GEOGRÁFICA DE LA ISLA DE GUANAHANF 33 Vido por allí tantas y tan lindas arboledas verdes, que decía ser huertas, con mucha agua, más graciosas y hermosas que las de Castilla por el mes de mayo. Destos que con tanta confianza en las 'barcas, como a ver y adorar gente del cielo, se entraron, detuvo el Almirante siete, y con ellos se vino a la nao" 15. En este punto surge una interrogante que resulta difícil escla-recer plenamente. ¿Alcanzó Colón su objetivo de ir "al luengo de la isla ..., para ver la otra parte, que era de la parte del Leste, qué había"? O en términos más precisos, ;llegó a divisar la costa opuesta ? Consultado el caso con expertos marinos, sientan la conclusión de qr;e en e! Ifmitadu de m&aiia foaIIi&js rememg dieron realizar un bojeo como máximo de catorce millas, siete en el viaje de ida y otras siete para el retorno 16. La corta distancia recorrida permite establecer esta deducción: si la isla era diminuta y Colón había fondeado en la mitad Septen-trional, cabe admitir que arribase remando a la otra faz. Si la isla era, por el contrario, de regulares dimensiones, no debió rematarse la segunda, cuán lejos estaba el Almirante de acertar en el hito y punto del derecho &vino y natural, y de lo que, se@n esto, los reyes y él eran con estas gentes a hacer obhgados, pues tan ligeramente se determinó a decir que los reyes podían llevar todos los indios, que eran vecinos y moradores naturales de aquellas tierras, a Castilla, o tenerlos en la misma tierra captivos, etc. Cierto, distantísimo estaba del fin que ikos y su Iglesia pretendia en su viaje, al cual, el descubrimiento de todo este orbe y todo cuanto en él y cerca dé1 se hob~ese de dtsponer, se habia de ordenar y ende-rezar." 16 Fray Bartolomé vuelve a protestar en esta ocasi6n por las violencias "Por lo que despu6s pareció, que cuando podían huir se huían, pa-rece b~en que los detuvo contra su voluntad, y si &tos eran casados y tenian mujeres y hijos para mantener, y otras necesidades, ic6rno esta violencia se podía excusar? Parece que, contra su voluntad, en ninguna manera, por bien alguno que dello se hobiere de sacar, no se dehera hacer '> 16 Ello es equivalente a : 25 km. 942 m. En el viaje de ida: 12 km. 971 m, y otros tantos en el de vuelta. 34 ANTONIO RUMEU DE ARMAS el proyecto, quedando en suspenso por imposibilidad material de llevarlo a efecto. Cuando los indígenas de Guanahaní contemplaron absortos la llegada de los hombres Mancos, "enviados del cielo", se apresu-raron a comunicar la sorprendente nueva a las islas vecinas. El mensajero fue un indio lucayo que se hizo a la mar en su canoa, sin acompañamiento de nadie. Colón topó con él en mar abierta cuando navegaba en la ma-ñana del 16 de octubre entre la isla de Santa Maria de la Con-cepción, su última escala, y la Fernandina, que tenía a la vista como inmediato objetivo. La identificación pudo hacerla por las cuentas de vidrio y las monedas que portaba en una cestilIa. El mensajero iucayo ie iievaba la delantera al Almirante, pues ya había advertido a los moradores de la isla de Santa María la pre-sencia de los extraños visitantes y pretendía cumplir idéntico come-tido con respecto a los aborígenes de la isla Fernandina. Ello es la prueba más evidente de la proximidad de unas islas a otras. Cristóbal Colón describe este episodio con singular verismo: "Y estando a medio golfo de estas dos islas -es de saber de aquella de Xanta Maria y de esta grande, a la cual pongo nombre lu Fernandha-, hallé un hombre solo en una almadia que se pasaba de la isla de Santa Xaria a lu E'er-nandina, y trak un poco de su pan7 que seria tanto como el puño, y una calubaxa de agua y un pedaxo d.e tierra be~rneja hecha en polvo y después amasada, y unas hojas secas que debe ser cosa muy apreciada entre ellos, porque ya me tra-jeron en San Salvador de e l h en presente." La icientificación dei indio iucayo mensajero pruduju ai Xiiiii-rante notoria sorpresa : "Y traia un cestilb a su guisa en que tenia un ramalejo de cuentec2lirccs de vidrio y dos blancas, por las cuales conocá que él ven& de la Zsla de San Salvador, y habh pasado: a aquella de Santa M a k y se pasaba a ¿a íi'ernandina7 eí cztd se Zlegó a la nao. YO le hice entrar, que mi lo demartdaba él, ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S DESCRIPCION ~ G R Á F I C ADE LA ISLA DE GUANAHANf 35 y le hizo poner su almadio en la m y guardar todo lo que él tr&; y le mamandé dar de comer paaz y miel y de beber." Inmediatamente después el Descubridor lo puso en libertad, para que fuese portavoz del buen comportamiento de los cas-tellanos : "Y asi lo pasaré a la Fernandina y le daré todo lo suyo, F q u e d4 buenas nuevas de nos, pw [que] a Nuestro Sear cvpl&endo, cuando Vuestras Altezas envíen acá, que aquellos que vinimen reciban honra y nos den de todo lo que hubiere." ABANDONO DE LA ISLA DE GUANAHANI Como ya ha quedado bien claramente expuesto, Colón proyec-taba para la tarde del 14 de octubre la exploración del Océano con dirección Sudoeste. El día anterior, 13, ha manifestado este decidido propósito: "Y yo estaba atmto y trabajak de saber si habk oro. Y vi p e algunos de ellos tra;ian un pedaxuelo co~lgadbc m un agujero que tienen a h m&. Y por senas pude entender q.ue yemk al Sur o uoluli& la Ish polr el Sur, que estaba alli un rey que tenb grWes vasos de ello, y tenia muy mucho. Trabajé que fuesen alld, y despuks vi que no enten-dian en la ida." La resolución del Almirante es inmediata: "Determiné de aguardar hasta mañana [14], en h tarde, y después partir para el Sudue.de, que según muchos de ellos me emeñarow de&n que habh tierra al Sur y al Sudueste y d Nmeste.. ., y as2 ir al Szúdueste a buscar el oro y pie-dras pre~iosas.~' En este punto, nos surge una duda de importancia con respecto al rumbo que siguió la flotilla. Recuérdese que cuando el Almiran- 36 ANTONIO RUBIEU DE ARMAS te, en el bojeo de la mañana del 14 de octubre, recorre la costa y explora la resimga, acaba por descubrir una peninsuh a la que retrata en estos términos literales: "Y para ver todo esto me moví esta mañana, porque su-piese dar de todo relación a Vuestras Altezas, y también a dónde pudiera hacer fortaleza, y vi un pedazo de tierra que se hace como isla, aunque no lo es, en que habk seis casas. El cual se pudzera atajar, en dos dias, por isla, aunque yo no veo ser necesario." Presta atención a todo lo que divisa, sin señalar que desde di-cha penimla se descubriesen islas próximas. En cambio, sí le Ila-ma la atención la frondosidad de las tierras aledañas: "Y después junto a la dicha isleta están huertas de ár-boles las wuís hermosas que yo vi e tan verdes y con sus 12ojas como & Cast4lía en el mes de Abril y de mayo, y mucha agua. Yo mi?-6 todo aquel puerto y despues me volvi a la nao." Sin embargo, este episodio tiene un reflejo distinto en la pluma de su hijo, Hernando Colón, pues éste asegura que desde dicha peninsula "se veían. otras islas" ; y altera en esa dirección Nor-oeste el rumbo previsto por el Almirante, en la jornada anterior, Sudoeste. Véanse sus exactas palabras : "Al fin llegó a una península que con trabajo se podría rodear por agua, en tres días, habitable, y donde se podía hacer una buena fortaleza. Allí vio seis casas de los indios, con muchos jardines alrededor, tan hermosos como los de Castilla en el mes de Mayo; pero como la gente estaba ya fatigada de remar tanto, y él conocía claramente, por lo que había visto, que no era aquella tierra la que él andaba bus-cando, ni de tanto provecho que debiese permanecer en ella, tomó siete indios de aquellos, para que le sirviesen de intér-pretes." Sobre el extremo que nos interesa, añade: "Y vuelto a los navíos, salió para otras islas que se veian desde lu peninsulu, y parecían ser llanas y verdes, muy po-bladas, como los mismos indios afirmaban. A una de las cua-les, que dktaba siete ieguas, llego el dfa siguiente, que fue lunes a 15 de Octubre." ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCION GEOGRÁFICA DE LA ISLA DE GUANAHAN~ 37 Fray Bartolomé de Las Casas describe la península sin apar-tarse del Diario de a bordo: "Miró dónde se podía hacer fortaleza, y vido un pedazo de tierra que salía, que se pudiera en dos días atajar y que-dara del todo hecho isla." Pero como tiene también a la vista el manuscrito de Hernando Colón, trata de buscar un punto de conciliación entre ambos, dando por sentado que los indios lucayos advirtieron al Almirante, en el mismo lugar de su captura, de la existencia de islas vecinas. Es decir, que la información precede al retorno a los navíos y a la definitiva partida de Guanahaní. Véase cómo se expresa e1 famoso fraile dominico : "Preguntados éstos, que así detuvo, si había otras islas por allí, respondieron por señas que habia muy muchas, [y contaron por sus nomks más de ciento] ." A renglón seguido prosigue : "Alzó las velas el Almirante con todos sus tres navíos, y comenzó a ver muchas islas que no sabía a cuál primero ir, todas muy fértiles y muy hermosas, llanas como vergeles; miró por la mar que estaba de aquésta 7 Ieguas, adonde 1Iegó lunes, 15 de octubre, al poner del sol, a la cual puso por nom-bre la isla de Sancta María de la Concepción." ;De parte de quién está Ia razón y Ia verdad? ;Debemos guiar-nos por Colón en su Diario de a bordo, seguir a Hernando en la ~ ~ t o drel kAl mirante o admitir la versión de Las Casas en la Historiu de las Indias? La cuestión no es baladí, como hemos esbo-zado, ya que de la poutura que adoptemos depende el rumbo y la dirección Cíe ios navíos. 2.-CRITERIO MÁS PONDERADO. Si es válido el testimonio de Colón, la flota se alejará de la isla de Guanahaní rumbo Sudoeste en busca de las islas del oro: ANTONIO RUMEU DE ARMAS "Y por señas pude entender que yendo d Sur o volviendo la Islu por el Sur, que estaba alli un rey que tenia grandes vasos de ello, y tenút muy mucho. Trabajé que fuesen allá, y después vi que no entendiun en la ida. Determiné de aguar-dur h&a mñana en la tarde y después partir para el Sudueste, que según muchos de ellos me er~señarm decíun que hccb.ia tierra al Sur y al Sudueste y al Norueste." - --m .. -: l Láneas adelante ratifica este decidido propósito: "Y as2 ir al Sudueste a buscar eí oro y piedras preciosas." Si damos crédito a Hernando, la dirección que tuvo que tomar era la Noroeste para alcanzar por segunda vez la península, y des-de ella enfilar proa hacia las islas vecinas a la misma. Recuérdese, en primer lugar, que la península la había alcanzado en esa di-rección : "El domingo siguiente, que fue 14 de Octubre, el Aimi-rante fue con los bateles por la costa de aquella isla, hacia el Noroeste, por ver lo que había alrededor de ella, y en aquella parte por donde fue halló una gran ensenada o puerto capaz para todos los navíos de los cristianos.. . Al fin llegó a una península que con trabajo se podría rodear por agua, en tres días, habitable, y donde se podía hacer una buena fortaleza." La partida definitiva de Guanalianí está bien claramente seña-lada en cuanto a su ruta: "Y, vuelto a los navíos, salió para otras islas que se veían desde la península, y parecían ser llanas y verdes, muy po-bladas, como los mismos indios afirmaban." Si nos dejamos guiar por Las Casas, se impone aceptar la di-rección Nornordeste l7 por similares motivos. Los indios captu-rados en la península informan a Colón de la existencia de las islas, y hacia ellas se dirige seguidamente: 17 Recuerdese su anterior postura, en el punto concreto que nos ocupa Para él Cololón está en la costa occidental 342 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS DESCRIPCION GEOGRÁFICA DE LA ISLA DE GUANAHANf 39 "Destos [indios] que con tanta confianza en las barcas, como a ver y adorar gente del cielo, se entraron, detuvo el Almirante siete, y con ellos se vino a la nao Preguntados éstos, que así detuvo, si había otras islas por allí, respon-dieron por señas que había muy muchas, [y contaron por sus nombres más de ciento]. Alzó las velas el Almirante con todos sus tres navíos, y comenzó a ver muchas islas que no sabía a cuál primero ir, todas muy fértiles y muy hermosas, llanas como vergeles." En esta auténtica encrucijada, optamos por el testimonio de Cristóbal Colón en el Diario de a bordo. Fig 6 -Navegación de partida rumbo Sudoeste Zarpando del Oeste (zzquzerda) , del Este (derecha) Creemos que el Almirante eligió el rumbo Sudoeste por las si-guientes razones : Porque así lo había determinado y resuelto el día ante-rior, 13, como objetivo inmediato para la tarde del 14 (des-pués de verificada la exploración o bojeo proyectado para la mañana de idéntico día). Porque Colón, ansioso de descubrir nuevas tierras, silencia en absoluto en el Diario que divisase desde la peninsuk cualquier género de islas. Parece inadmisible dicho mutis-mo, si tenemos en cuenta la advertencia reiterada de los indígenas de existir "tierra al Sur y al Sudueste y al Nomeste". Porque en cuanto divisa nuevas islas, en la tarde del 14, lo registra alborozado. Su silencio hay que estimarlo, por esta misma razón, como una negativa rotunda. ANTONIO RUMEU DE ARMAS En este trascendental momento el Diario de a bordo es de una concisión y parquedad que sorprende. Lo único que registra de interés es el importante grupo que divisa en el atardecer del día 14 de octubre, apenas se ha alejado de la isla de Guanahaní: "Después me ~01eia la nao y di la vela, y vide tantas islas que yo no sabh determinarme a cuál irh primero." Los indios-guías, al observar la satisfacción y sorpresa del AImirante, ensartaban retahilas de nombres geográlicos, que pro-vocan el comentario, a todas luces exagerado, del Descubridor: a N E "Y aquellos hombres que yo tenia tomado, me de&n por O señas que eran tantas y tantas que no habk número y nom- n =m brarom por szc nombre más de ciento." O E E a En vista de ello, el Almirante opta por dirigirse a la más gran- E de, de la que creía separarle unas cinco leguas: 3 "Por ende yo miré por la más grande, y aquella deter- - 0m miné andar, y mi hago y será lejos desta de San SaZvador E cinco leguas y otras dellas m&, dellas menos. Todas son O muy lbnas, sin mcmtañas y muy fértiles y todas pobladas, n y se hacen guerra la una a Za otra, auutque estos son muy -E simplices y muy lindos cuerpos de hombres." a n La noche obliga a Colón a amainar velas, ante el temor de encallar en los bajos de la costa próxima. Por otra parte, sus O3 cálculos de distancia salieron erróneos (siete leguas en lugar de ciace). Per +&!es mtires m p ~ U ea kanzur 12 s e g~n d ai s ! ~h asta el mediodía del lunes 15 de &ubre: "Habk temporejado esta noche con temor de no llegar a tierra a surgir antes de la mañana, por no saber si b costa era Zimpiu de bajas; y en a.maneciendo cargar v e h . Y como Zu &¡a fuese míis lejos de cznco leguas, antes ser4 siete, y la w e a me detwo, seria mediodía cuando llegué a la dicha isb." ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCIÓN GEOGRÁFICA DE LA ISLA DE GUANAtIAKf 41 Hernando Colón es mucho más parco en el relato: "Y, vuelto a los navíos, salió para otras islas que se veían desde la península, y parecían ser llanas y verdes, muy po-bladas, como los mismos indios afirmaban. A una de las cua-les, que distaba siete leguas, llegó el día siguiente, que fue lunes a 15 de Octubre." Por su parte, Las Casas trata de compaginar ambos testimo-nios haciendo alarde de extrema concisión : "Preguntados éstos [indios], que así detuvo, si había otras islas por allí, respondieron por señas que había muy muchas, [y contaron por sus nombres más de ciento]. Alzó las velas el Almirante con todos sus tres navíos, y comenzó a ver muchas islas que no sabía a cuál primero ir, todas muy fértiles y muy hermosas, llanas como vergeles; I&Ú pur' la mar que estaba de aquésia 7 ieguas, adonde iiegó lunes, 15 de octubre, al poner del sol." DE LAS LUCAYAS 1.-LA SEGUNDA ISLA: SANTAM AR~DAE LA CONCEPCI~N. Siendo nuestro exclusivo fin la descripc~óng eográfica de la isla de Guanahaní, desde el punto y hora en que Colón abandona dicha isla pierde interés el itinerario del magno Descubrimiento. Pero como nuestro propósito es principalmente contribuir a la localización de la isla de San Salvador, para lograr su identifica-ción, sí nos interesa, en cambio, cualquier pormenor sobre la si-tuación, distancia y forma de las islas vecinas, por cuanto van a ser factores importantes para la determinación. Por eso, a partir de este momento, nuestro objetivo se hace más concreto y preciso, sin que nos interesen particularmente la población, las producciones y la riqueza -por otra parte suma- 42 ANTONIO RUMEU DE ARMAS mente similares-, como términos accesorios a nuestro principal problema. La segunda isla que Colón descubrió al Oeste de San Salvador le pareció menos ancha que larga, y dispuesta en su mayor di-mensión de Este a Oeste. El frente Norte-Sur, frontero a Gua-nahani, lo calcula en cinco leguas, mientras que de Este a Oeste media el doble: "Y como la isla fuese mds lejos de cinco leguas, antes será siete, y la marea me detuvo, serk mediodia cuundo 7legué a la dicha kh. Y hallé que aquelh haz que es de la parte de la ; isla de San Salvador se corre Norte Sur y han en ella 5 Ze- E gum. Y Za otra que yo segwi se corria Leste Oueste, y han O &a m& de di& Zleg~m~y~" n - Oo> E El Almirante pasa de largo por la costa septentrional de la ; isla en la tarde del lunes 15 de octubre con el propósito de alcan- E zar su extremidad occidental IS. Le incita en la premura la cir-cunstancia de divisar otra isla bastante mayor a Poniente: 3 - 0 m "Y como de esta isla vide otra mayor al Oueste, cargué E las velas por andar todo aquel dia hasta la noche, porque ? aun no pudiera haber andado d cabo del Oueste." - A la segunda isla descubierta y explorada Colón la bautizó con el nombre de Santa María: n "A la cual puse nombre ía kla de Santa Maria de la Con- = cepción. Y casi aí poner del Sol surgia acerca del dicho Cabo O por saber si hab2a al14 oro, porqzos estos que yo habh hecho tomar en h Isla de San Salvador me decian que ahi trahn manillas de uro muy grandes a las piernas y a los brazos. Yo bien crei que todo b que dechn era burla para se fugir. 1s El Almirante recorre la isla por el Norte Hay que interpretarlo así Si ha116: "que en aquella haz que es de la parte de San Salvador se corre Norte ISur", y añade: "la otra que yo segui se corría Leste Oueste", da a entender, sin proponérselo, cual fue ei itinerario si hubiese seguiao ia costa Norte-Sur, este Último punto señalaría el rumbo Este-Oeste por el Mediodía 346 ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S DESCRIPCION GEoGR~FICA DE; LA ISLA DE GUANAHAPrf 43 Con. todo, mi voluntad era de m p a r por ninguna isla 6% que m tomase pses2ó.12, puesto que, t o d o d e u ~ as,e puede decir de todas." El martes 16 de octubre, con las primeras luces del alba, Colón desembarca en la isla de Santa María, donde le ocurren diversas incidencias que no hace al caso relatar: "Y sorgi e estuve hasta hoy martes, que en amaneciendo fui a tierra con las barcas armox2u.s; y sali, y ellos, que eran m m b s as2 desnudos y de la misma condición de la otra lisk de San Salvador, nos dejaron ir por la kb y nos daban lo que les pedh. Y porque el viento cargaba a la travesia Sueste, no me quise detener y parti para la nao." 2.-LA TERCERA ISLA : F&RNANDINA. Ei propio 16 de octubre ei Almirante decide partir hacia ia tercera isla : "Y di Zmgo b vela para ir a la otra islu grmde que yo ve& al Oueste." Líneas adelante vuelve a insistir en su inmediato objetivo. Ade-más añade sustanciosos pormenores sobre la distancia que la sepa-raba de la isla de Santa María, así como sobre su orientación y dimensiones : "Y asi parti, que serhn las diez horas, con el viento Sueste, y tocaba de Sur para pasar a esta otra isla, la cual es grandbima y a&&e todoe estos hombres que yo traigo de b de San S d d r hacen señas que hay muy mucho oro, y que b traen m b s braxos en man2llas, y a las piernas, y a las orejas, y al nark y aZ pescuezo. Y habk de esta Isía de Santa Mar& a esta otra nueve leguas Leste Oueste, y se corre toda esta pu~te6% la isla Nomeste Sueste. Y se parece que bien habrz'a en esta costa &S de v & t ~ h o leguas en esta $m. Y es muy llana, sin montalia alguna, así como aquella de Sant SaZoizdor y de Santa Mar&" Después vuelve a insistir Colón en las características generales del archipiélago de las Lucayas, exprimiendo una vez más su insa-ciable sed por hallar oro : NÚm 1.6 (1968) 847 ANTONIO RUMEU DE ARMAS "Y todas playas szn roquedos, saZvo que a todas hay algunas peñas acerca d,e tierra debajo del agua, por donde es menester abrir el ojo cuando se quiere surgir e e surgir mucho a cerca de tierra, azcnque las aguas son siempe muy cZmas y se ve el fondo. Y desviado de tierra dos tiros de lombarda, hay en todas estas islas tanto fondo, que no se puede llegar a él. Son estas islas muy verdes y fértiles y de aires muy dulces, y puede haber m u c k cosas que yo no se, porque no me quiero detener por calar y andar muchas islas para hallar oro. Y pues éstas dan asi estas señas que lo traen a los brazos y a las piernas, y es oro, porque les mostré algu-nos pedazos del que yo tengo; no puedo errar con la ayuda de Nuestro Señor, que yo no le halle adonde nace." En este punto suspende la narración el Almirante para relatar el encuentro con el mensajero de la zsla de Guanahanf, episodio que ha sido expuesto en otro lugar de este estudio 19. Cerrado ei inciso, vuelve a retroceaer a la mañana dei &a 16 para insistir en la navegación desde Santa María a Fernandina: "Parti de las islas de Santa Yaria de Concepción, que serk ya cerca de medio dia, para la isla Fernandina, la cual muestra ser grandisima al Oueste, y navegué todo aquel dia con calmería. No pude llegar a tiempo de poder ver el fondo para surgir en limpio, porque es en esto mucho de haber gran diligencia por no perder las anclas; y as2 temporicé toda esta noche hasta el dia." En la noche del 16 al 17, mientras la flotilla se mantenía al pairo frente a la costa, los indios acudían en sus canoas ofreciendo sus míseros productos y en demanda de obsequios. Era el resul-tado de la propaganda hecha por el mensajero de Ouanahani. Así lo atestigua el Almirante: "Babia venido aqueZ hombre que yo halle ayer en aquella aZmacZúz a medio golfo, el cual había dado tantas buenas nue-vas de nos, que toda esta noche no faltó almadia a bordo de la nao, que nos traian agua y de lo que tenhn. Yo a cada uno le mandaba dar algo, es, a saber, algunas cuentecillas, &ex o doce de elhs de vidrio en un filo, y algunas sonajas de latón 19 Capítulo VI, epígrafe 3 348 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS de estas que valen en Castilla un maravedi c& una, y algu-nas agujetas, de p todo tenian en grandisima excelencia, y también ba mndaba dar, wra que comiesen, cuando ve-nian en la nao, y miel de azúcar." La operación de fondear, el desembarco y la aguada se verifica de esta manera en la mañana del miércoles 17 de octubre: "Y asi tempmké toda esta noche hasta el dda, qzce vine a una población, adonde yo surgi e a h d e habia ue.nicZo aqrceZ hombre. Y despés, a horas de tercia, envié 01 batel de la nao en tierra por agua; y ellos de muy buena gana le ense-ñaban a mi gente adonde estaba el agua, y ellos m;smos traian los barriles llenos al batel y se holgaban mucho de nos hacer placer." 3.-DESCRIPCION DE LA ISLA FERNANDINA. El Almirante vuelve a extasiarse con la descripción de cuanto sus ojos contemplan : "Esta isla es grandisima y tengo determinado de la rodear, porque, segun puedo entender, en ella o acerca de ella hay mina de oro. Esta isla está desviada de la de Santa MarZa ocho leguas casz Leste Oueste; y este cabo adonde yo vine y toda esta costa se corre Norueste y Sur sudueste, y vide bien veinte leguas de elh, más ahi no acababa. Ella es isla muy verde y liana y fertilzsima, y no pmgo duda que todo el ano siembran panizo y cogen, y mi todas otras cosas. Y' vi& mu-chos árboles rnuy diferentes de los nuestros, y dellos muchos que tenian íos ramos de muchas maneras y todo en un pie. Y un ramito es de una manera y otro, de otra; y tan dife-rente, que es la mayor marawQlcl de2 mu'y1do cuanta es la diversidad de la una manera a la otra. Verbigracia: un ramo tenia las hojas de manera de cañas, y otro de marcera de lentisco, y asi en un. solo árbol de Ginco a se& de estas ma-neras, y todos tan diversos; ni éstos son ingeriu, pcrrque se pueda decir que el injerto lo hace; antes son por los mon-tes, wi cura deíbs esta gente." Cristóbal Colón se queda admirado de la variedad multicolor de los peces: Núm 14 (1968) 349 ANTONIO RUV'íU DE ARMAS "Aqui son los peces tan diformes de los nuestros, que es maravilla. Hay algunos hechos como gallos, de los más finos colores del mundo, azules, amarillos, colorados y de todos colores, y otros pintados de mil mneras; y las colores son tan finas, que no hay hombre que no se maravi1Ze y no tome gran descanso a v e r h . También hay bulbenas." En cambio, le sorprende sobremanera la pobreza de la fauna terrestre : "Bestias en tierra no vide ninguna de ninguna manera, salvo papagayos y lagartos. Un mozo me dijo que vio una grande culebra. Ovejas ni cobras ni otra nkagunn bestia vi; aunque yo he estado aqui muy poco, que es medio d k ; mas si las hubiese, no pudiera errar de ver alguna. El cerco de esta isla escribiré después que yo la huubiere rodeudo." 4.-EXPLORACIÓN MARÍTIMA DE LA ISLA ~RNANDINA. Los indios-'guías de la isla de Guanahaní y los aborígenes de Santa María y Fernandina nombraban insistentemente como la isla del oro a Samaot. Por eso decide el Almirante, el propio 17 de octu-bre, rodear la isla Fernandina para ver de alcanzar la tierra aurífera : "Ahora, escribiendo esto, di la vela con el viento Sur pura pujar a rodear to& la .isla, y trabajar hmta que halle Si~w~aot, que es la ida o ciudad adonde es el oro, que usi lo dice% todos estos que aqwí vienen en la nao, y nos ío decía% los de la islu de San Salvador y de Santa Mnrh." Cristóbal Colón escoge coirio la derrota más óptima para el lo-gro de su objetivo la del Sudeste, pegado a la costa, puesto que la p&h ~ erientar¿l_z N ~ I > ~ ~ T Q2 &SuPrs ij&&-: "A medwdia parti de la poblmión adonde yo estaba surgido y adonde tomé agua para ir a rodear esta isla Fer-nandina, y el viento era Sudueste y Sur; y como mi voluntnd fuese de seguir esta costa de esta isla adonde yo estaba al -S-h"rp".-rf-e-, pwq2l.e & se m e to da NQT - ~ .QT -y~ &Sw~ -s?~estye ~ que crda llevar el dicho camino de Sur y Sueste, porque aquella; parte todos estos indios que traigo y otro de quien 350 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCIÚN GEOGRÁFICA DE LA ISLA DE GUANAHAiif 47 hube señas en esta parte del Sur a la isla a que ellos llarnafl Samoet, a donde es el oro." Sin embargo, el Almirante vióse forzado a última hora a cam-biar de rumbo ante la insistencia de los indios-guías en que de;bería tomar, como más rápida, la derrota del Nornoroeste. Esta fue la direcdón seguida hasta alcanzar la parte septentrional de la isla Fernandina : "Y Martin Alonso Pinzón, capitán de la carabela "Pznta", en la cual yo mandé a tres de estos indios, vino a mi y w e dijo que wno de ellos muy cwtifkadamente le habia dado a entender que por la parte del Nornorueste muy mus presto arrodearáa Za isla; yo vi que el viento no me ayuda3n p r el camino que yo queria llevar, y era bueno por o2 otro; di la vela al Nornorueste, y cuando fue a cerca del cabo de la ida, a 40s 2eg?das9 E.n.Ilé un. w!.tl,y rn.araui.lZ~.mp u e r t~:>~ El surgidero descubierto en la parte septentrional de Fernan-dina lo consideró tan abrigado, si tuviera fondo, que decidió son-dearlo, con resultado negativo : "H~llt3u n muy maravilloso puerto c m una boca, aunque dos bocas se le puede decir, porque tiene un ideo en medio y son ambas muy angostas y dentro muy ancho para cien nawios si fuera fondo y limpio y fondo a la entrada. Pare-ciórne razón del ver bien y sondear, y asi surgi fuera dé1 y fui en él cofi todas h s barcas de los n a v h y vimos que no h a k fondo. Y porque pensé cuando yo le vi que era boca de algún rio, hínec rnandach llevar barrzles para tomar agua, y en tierra hall2 unos ocho o diex hombres que luego vinieron a nos y nos mostraron muy cerca la población, adonde yo envié la gente por agua, una parte con armas, otras con barriles, y asi la tomaron, y popque eran Lejuebs me detuve m- rr>omnMn 20 2nin h-mo >> p u r v u p w w v v wv w u u IVWI m. Este compás de espera lo aprovechó Cristóbal Colón para ob-servar el paisaje de alrededor : "En este tiempa anduz;e asi por aqueZlos árboles, que eran la cm.l ^r-&1a iF-LV8dae ,"w que oei'u Y.üe se hya&& o, tanta verdura en tanto grado cumo en el mes de myo en Andalucáa. Y los árboles todos están tan diformes de los ANTONIO RUMEU DE ARMAS nuestrm como el diu de la noche; y asi ices frutas y asi las hierbas y las piedras y todas las cosas. Verdud es que algunos árboles eran de la naturaleza de otros que hay en Castilla. Por ende habia muy grande diferenciu, y los otros árboles de otras maneras eran tantos que no hay persona que lo pueda decir ni asemejar a otros de Castilla." Verificada la toma de agua, la exploración siguió su curso "Después de tomada el agua, volvi a la nao, y di la vela y sali aZ Nomeste, tanto que yo desmbri toda aquella parte de la isla hasta la costa que se corre Leste Oueste." En este punto septentrional de la isla E'ernandina, los indios-guías aconsejaron volver a atrás, por reconocer su error en cuanto a ia identificación de Samoet. De esta manera ia fiotiiia voivió a costear la isla siguiendo la dirección Sudeste, cosa en la que invir-tieron la noche del 17 al 18 de octubre: "Y después todos estos indios tornaron a decir que esta ida era más pequeña que no Za &la Xamoet. Y que seria bien volver atrás por ser en ella más presto. El viento alli luego nos calmó y comenzó a ventar Ouesnorueste, eZ cual era con-trario para donde habiamos venido, y asi tomé b vuelta y navegué toda esta noche pasa& al Leste Sueste, y cuándo al Leste todo y cuándo al Sueste; y esto para apurtarme de la tierra? porque haoía muy gran cerrazón y el tiempo muy car-gado. El era poco y no me dej6 llegar a tierra a surgir. A& que esta noche llovió muy fuerte después de media noche hasta casi el d k , y aún está nublado para llover, y nos al cabo de la isla de lu parte de Sueste, adonde espero surgir hasta que aclarexca, para ver las otras idas adonde tengo que ir." Colón cierra el Diario, en esta jornada, con los consabidos elo-gios hacia la tierra: "Y asi todos estos dias, después que en estas "Indias" estoy, ha llowido poco o mucho. Crean Vuestras Altezas que es esta tierra la mejor y más fdrtil y temperadu y llana 9 buena que halla en el mundo." 352 ANUARIO Dh7 ESTUDIOS ATLANTICUS DESCRIPCION GEOGRAFICAD E L4 ISLA DE GUANAHANf VII EN BU'SCA DE LA ISLA DE CIPANGO El itinerario de la expedición no se interrumpe. Durante la jor-nada del jueves 18 de octubre prosiguió la exploración de la isla Fernandina, a la que recorre "en derredor". De ello cabe sospechar que, alcanzada su extremidad meridional, la remontó por la parte occidental "cuanto pudo". Por esta circunstancia se le van las horas del día sin mayor provecho: "Despés que aclareció segui el viento, y fui en derredor de lu isla cuanto pude? y surgi al tiempo q.ue ya no era de navegar; mas no fui en tierra, y en amaneciendo di la cela." Al día siguiente, viernes 19 de octubre, reemprende la ruta rumbo al Sudeste hasta topar con Saomete, a la que bautizó como isla Isabela. El arribo se verifica por su extremidad septentrional: "En amaneciendo levanté las anch y envié la carabela "Pinta" al Leste y Sueste, y la carabela 'Wiña,' al Sursueste, y yo, con la nao, fui al Sueste, y dado orden qice 1let;assn aquella vuelta hasta mediodia, y después que ambas se mudasen las dmotas y se recogieran para mi. Y luego, antes que andásemos tres horas, vimos una isla al Leste sobre la cual descargamos. Y llegamos a ella todos tres b s na~ios antes de medio dia a la punta de Norte, adonde hace un isleo y una restinga de piedra fuera de él al Norte, y otro entre él y la kla grmde; la ma2 anombraron estos hombres de San S a ~ ~qure y,o traigo, la isla Saomete, a la md puse nom-bre la Isabelu." La exploración se verifica ahora hacia el Sur-Suroeste para al-canzar el cabo Hermoso : "El viento era Norte, y qwedaba; el dicho isleol en derrota de la isla Fernandina? de rtdMlrtdMyldoe hahia. ynrt.inJc> l e s t e Oueste; y se coda desp2cés la costa desde eíl kleo al Oueste, y habia en ella doce leguas hasta un &o, y aqwí yo llamé ANTONIO RUMEU DE ARMAS el Cabo Hermoso, que es de la parte del Oueste. Y asi es hermoso, redondo y .muy fondo, sin bajas fuera de él, y al comienzo es de piedra y bajo y más adentro es playa de arena como cuasi la dicha costa es. Y ahi surgi esta; noche viernes hasta la mañana." La isla ofrecía un panorama distinto, dentro de su similitud con las otras Lucayas, pues estaba quebrada por ligerísimo relieve : ('Esta costa toda y la parte de la isla que yo vi, es toda casi playa, y la isla, la más hermosa cosa que yo vi, que si las otras son muy hermosas, esta es rds. Es de muchos árboles y muy verdes y muy grandes. Y esta tierra es mcis alta que las otras islas hdladas, y en ello algún altiZZo, no que se le pueda llamar montaña, mas cosa que hermosea lo otro, pa-rece de muchas aguas alM al medio de la isla." Al Almirante le llama la atención una rada o bahía situada a Nordeste, a la que no pudo tener acceso por su escaso calado: "De esta parte al Nordeste hace una grande angla, y ha muchos arboledos y muy espesos y muy grandes. Yo quise ir a surgir en ella para salir a tierra y ver tanta hermosura; mas era el fondo bajo y no podia surgir salvo largo de tierra." Este es el motivo que induce a Colón a refugiarse en el cabo Hermoso, como antes se ha sellalado por su propla pluma: "Y el viento era muy bueno para venir a este cabo, adonde yo surgi ahora, al cual puse nombre Cabo Hermoso, porque asi lo es. Y asi no surgi en aquella angla, y aún porqm vi este cabo de allh tan verde y tan hermoso, asi como todas las otras cosas y tierras de estas &as que yo no sé adónde me vaya pri.mero. Ni me sé cansar íos ojos de ver tan hermosas verduras y tan dzversas de las nuestras. Y aún creo que ha en eiias muchas hierbas y muchos árboles que vaien mucho en España para tinturas y para medicinas de especeria, mas yo no b s conozco, 4% que lleuo grande pena. Y llegando yo q u i a este cabo vino el olor tan bueno y suave de flores o árboles de la tierra, que era la cosa más dulce del mundo. De mañana, antes que yo de aqui vaga iré en tierra a ver qué es aqui en e¿ cabo. No es ia población saiw aZicL más adentro, adonde dken, estos hombres que yo traige, que estcí ek rey ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCIÓN WOGRAFICA DE LA ISLA DE GUANAHANf 51 y que trae mucho oro. Y yo de mañana quiero ir tanto avante que halle h pobhcGn y vea o haya lengua con este rey que, según éstos dan las sehs, él señorea todas estas islas co-marcanas, y va vestido y trae sobre si mucho oro; auwque no doy mucha fe a sus decires, asi pw no b s entender yo bien, como en conocer que elbs son tan pubres de oro que cualquiera poco que este rey traiga les parece a ellos mucho. Este aZ que yo digo Cabo Hermoso, creo que es klu apartada de Saometo y aún hay ya otra entremedias pequeña." ~.-DROSIGUE LA EXPLOBACIÓN DE LA ISLA ISABELA. El skbado 20 de octubre reanuda el Almirante el reconocirnien-to de la Isabela, partiendo de su extremidad sudoccidental. Intenta la exploración hacia Nordeste, cosa que le resulta imposible por el escaso fondo de la costa. En vista de ello opta por retornar por el itinerario que había traído; es decir, volver de nuevo al cabo Hermoso, en el Oeste de la isla, para, arrumbando al Nornordeste, alcanzar el "cabo del isleo" : "Hoy, al Sol salido, levanté las anclas, de donde yo estabu con lu nao surgido en esta isla de Saometo, al cabo del Sudueste, adonde yo puse nombre el "Cabo de la Laguna", y a la Islu la IsabeZZna, para navegar aZ Nordeste y al Leste de la parte del Sueste y Sur, adonde e~t enddie estos hombres que yo traigo que era la poblacMn IJ el rey de ella. k.' hallé todo tan bajo el fondoi que no pude ewhr ni navegar a ella, y vide que siguiendo el camino del Sudueste era muy gran, rodeo; y por esto determiné de me volver por el camino que yo habia traido de Nornordeste de la p.arte del Oueste, y rodear esta isla por aK. Y el viento me fue tan escaso? qae yo no nunca pude haber la tierra o1 largo de la costa, salvo en la noche. Y, porque es peligro su?-gir en estas idas, salvo en el dia que se vea con el ojo adónde se echa el 7 , n n , ~ hp~n i que es todo manchas, u m de limpio y otra de non, yo me puse a tempwejar a la vela toda esta noche del domingo. Las carabelas surgierovz porque [se] hallaron en tierra tem-prano y pensaron que a sus serñas, que eran acostumbradas de hacer, iria a surgir, mas no quise." El domingo 21 de octubre Cristóbal Colón volvió a divisar el "cabo del isleo" en la punta Norte de la isla Isabela: Núm 14 (1968) 355 ANTONIO RUMEU DE ARYAS "A las dzex horas llegué aqui, a este cabo del isleo y surgi, y asirnzsmo las carabelas. Y después de haber comido fui en tierra, adonde aqui no habk otra población que una casa, en la cual no hallé a nadie, que creo que con temor se habian huido, porque en ella estaban todos sus aderezos de casa. Ya no le dejé tocar nada, s a l ~ oq ue me sali con estos capitanes y gente a ver la isla." El Almirante se extasía ante la contemplación del paisaje, y toma puntual nota de cuantas maravillas captan sus escrutadores ojos : "Que si las otras ya vzstas son muy hermosas y verdes y fértiles, ésta es mucho m& y de grandes arboledas y muy verdes. Aqui es unas grandes lagunas, y sobre ellas y a la rueda es el arbolado en maravilla. Y aqui y en toda la isla son todos verdes y las hierbas como en el abril en el Anda-fiAciGy; s; c-tar & bs pqarztos, qquej jGí-eee que & hWftLbí-e nunca se querria partir de aqui, y las manadas de b s pa-pagayos que oscurecen el sol; y aves y pajaritos de tantas maneras y tan dzversas de las nuestras, que es maravilla. Y después hay árboles de rnzl maneras y todos de su manera fruto, y todos huelen que es maravilla; que yo estoy el más penado del mundo de no los conoscer, porque soy bien cierto que todos son cosa de 2ialia y de ellos traigo la demuestra, y asimismo de las hierbas." Cristóbal Colón se ve sorprendido por la presencia de un animal extraño, la iguana: "Andando asi en cerco de una de estas lagunas, vi una sierpie, la cual matamos y traigo el cuero a Vuestras Altezas. Ella como nos vio se echó en la laguna, y nos le seguimos dentro, porque no era muy honda, hasta que con lanzas la matamos. Es de siete palmos en largo; creo que de estas seme-janies hay aqui en estas lagunas rmuchas." Asimismo descubre el Almirante una madera odorífera, similar al liñaloe: "Aqwí conoci del lignaloe, y mañana he determinado de hacer traer a la nao djex quintales, porque me dicen que sale mucho." ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS Como los indios-guías le hablaban reiteradamente a Colón de la existencia de una isla próxima de inmensas proporciones a la que denominaban Colbar, en la mente del Almirante -firmemente convencido del arribo a la extremidad oriental de Asia- brota la identificación con Cipamgo, primera escala hacia su autkntico obje-tivo : el Cathay. Esta situación de ánimo, esta inquietud, la exprime el Almi-rante en el atardecer del 21 de octubre: "Yo queria henchir aqui toda la vasija de h s navios de agua; pov ende, si el tiempo me da lugar, luego me partiré a rodear esta isla hasta que yo haya lengua con este rey y ver si puedo haber de él oro, que oigo que trae, t~ después partir para otra isla grande mucho, que creo que debe ser "Cipango", s e g h las señas que me dan estos indios que yo traigo, a la cual elbs llaman Colba, en la cual dicen que ha naos y mareantes muchos y muy grandes, y desta isla otra que llaman ,Bohio, que también dicen que es muy grande. Y a las otras que son entremedio veré as2 de pasada, y según yo hallare recaudo de "oro" o especeria, determinaré lo que he de hacer. Más todavia, tengo determinado de ir a la tierra firme y a la ciud,ud de Quisay, y dar las cartas de Vuestras Altezas al Gran Can y pedir respuesta y venir con ella." La sed de oro retiene todavia a1 Almirante en la isla Isabela dos jornadas más. El 22 de octubre confiesa: "Toda esta noche y hoy estuve aqui aguardau~do si el rey de ami o otras personas traerian "oron o otra cosa de sus-tancia, y vinieron muchos de esta gente, semejantes a los &QS & ^fra.'. C.r?g-3-" Nuevas incidencias hay que señalar: "Tomamos agua para los navios en una laguna que aqui está acerca del cabo del ideo, que asi ha nombre; y en la &&a k yunu: L?Tú:&En Ai?lwusPo ;EBc~ú:Tp"L&,h de !u: P i n t ~m, ~ t 6 una sierpe tal como la otra de nper de siete palmos, y fice tomar aqui del liñaloe cuanto se halló." Núm 14 (1968) 357 54 ANTONIO RUMEU DE ARMAS El martes, 23 de octubre, vuelve el Almirante a exprimir su ferviente deseo de arribar a las costas de apango: "Quisiera hoy partzr para la zsla de Cuba 20, que creo que debe ser Cipango, según Zas señas que dan esta gente de la grandeza de ella y riqueza, y no me detendré rnzás aqui ni esta isih alrededor para ir a la población, como tenia deter-minado, para haber lengua con este Rey o Señar, que es por no me &tener mucho, pues veo que aqui no hay mina de oro, y a1 rodear de estas islas ha menester muchas maneras de viento, y no vienta asi como los hormbres querrhn. Y pues he de andar adonde haya trato grande, digo que no es razón de se detener, salvo ir a camino y calar mucha tierra kasta topar en tierra muy prooechosa, aunque mi entender es que ésta sea muy provechosa de especeria, mas que yo no la co-nozco, que llevo la mayor pena del mundo, que veo mil ma-neras de úrboles que tienen cada uno su manera de fruta y verde ~ h c mc m 9 en Esp&x e% el mes de mwye y $m", y wd maneras de hierbas; lo mismo con flores, y de todo no se conocw salvo este liñuloe de que hoy mande tambsn traer a lu nao mucho para llevar a Vuestras Altezas. Y no he dado ni doy la veb para Cuba porque no hay viento, salvo calma muerta, y llueve mucho y llmió ayer rnucho sin hucer ningún frio; antes el dia hace calor y tus noches temperadas como en muyo en España en el Andalucia." El miércoles, 24 de octubre, en la primera hora, la flotilla aban-donó la isla Isabela: "Esta noche a media noche levanté las anclas de la Isla Isabela del cabo del Isleo, que es de 7a parte del Norte, adonde yo estaba posado para ir a la Isla de Cuba, a donde oi de esta gente que era muy grande y de gran trato 3 habia e% el2a oro y especerias y naos grandes y -mercaderes, y me mos-tró que al Oues-sudueste irb a elb; y yo as2 lo tengo; porque creo que s< es mi, como por señas que me hicieron todos b s indios de estas b h s y aquellos que llevo yo en los navíos, porque por lengua no los entiendo." 20 Antes la ha llamado Colba. 358 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICUS El Almirante, haciendo alarde de erudición, nos revela estos datos sobre la gran isla asiática: "Es la Isla de Cipango, de que se cuentan cosas maravi-llosas, y en las esferas que yo vi y en las pinturas de mapa-mundos es ella en esta comarca." La navegación prosigue sin notorias incidencias: "Y asi navegué hasta el dia al Ouesudeste, y amaneciendo calmó el viento y llosió, y asi casi toda la noche. Y estuve asi cm poco viento hasta que pasaba de medzo d h y entonces tornó a ventar muy amoroso, y llevaba todas mis velas de la nao: maestra y dos bonetes y trinquete y cebadera y mesana y vela de gabia, y e1 batel por popa Asi anduve el camino hasta que anocheció; y entonces me quedaba el Cabo Verde de la Isla Fernandma, el cual es de la parte de Sur a la parte de Oueste. Me quedaba al Norueste, y hacia de mi a él siete leguas. Y porque ventaba ya recio y no sabia yo mánto camino hubiese hasta la dicha Isla de Cuba, .y por no b ir a demandar de noche, porque todas estm islas son muy h o ~ d a sa no hallar fondo todo enderredor salvo a tiro de dos lombardas, y esto es todo manchado un pedazo de roquedo y o4ro de arena, y por esto no se puede seguramente surgir salvo a vista de ojo. Y por tanto acordé de amainar las velas todas, salvo e1 trinquete, y andar con él, y de a un rato crecia mucho el viento y hacia mucho camino de que dudaba, y era muy gran cerrazón y Zlovia. Mandé amainar el trinquete y no andwvimos esta noche dos leguas, etc." A partir de este momento, el Diario de a bordo deja de ser una reproducción literal para convertirse en un simple extracto, per-diendo con ello gracia y vivacidad. Véase lo que aconteció en la jornada del jueves 25 de octubre: 6'N2~,~edgPSa p& da-.! sz!id~ a! Qc&e N ~ Y u hP ~~s ~t a las nueve horas. Andarían 5 leguas. Después mudó el camino al Oueste. Andaban 8 millas por hora hasta la una después de medio día, y de allí hasta las tres y andarían 44 millas. Entonces vieron tierra, y eran siete u ocho islas, en luengo todas de Norte; distaba de ellas 5 leguas, etc." --- La flotilla había arribado a las islas de Arena. La escala fue corta (viernes 26 de octubre) : ANTONIO RUMEU DE ARMAS "Estuvo de las dichas islas de la parte del Sur. Era todo bajo cinco o seis leguas; surgió por allí. Dijeron los indios que llevaba que había de ellas a Cuba andadura de día y medio con sus almadías, que son navetas de un madero a donde no llevan vela. Estas son las canoas. Partió de allí para Cuba, porque por las señas que los indios le daban de la grandeza y del oro y perlas de ella, pensaba que era ella, conviene a saber, Cipango." El 27 de octubre, apenas despuntó el sol, la armada volvió a hacerse a la mar: "Levantó. las anclas salido el sol, de aquellas islas, que llamú las islas de arena por el poco fondo que tenían de la parte del Sur hasta seis leguas. Anduvo ocho millas por hora hasta la una del día al Sursudueste, y habrían andado 40 mi-llas, y hasta la noche andarían 28 millas al mismo camino; y antes de noche vieron tierra. Estuvieron la noche al reparo con mucha lluvia que llovió. Anduvieron el sábado hasta el poner del sol 17 leguas al Sursudueste." Al amanecer del domingo 28 de octubre de 1492 la flotilla estaba a la vista de la isla de Cuba, identificada por Colón en sus ensueños geográficos con la fabulosa Cipango asiática. He aquí cuanto describe sobre el primer contacto con tierra: "Fue de allí en demanda de la Isla de &ba al Sursudueste, a la tierra de ella más cercana, y entró en un río muy her-moso y muy sin peligro de bajas ni de otros inconvenientes, y toda la costa que anduvo por allí era muy hondo y muy limpio hasta tierra; tenía la boca del río doce brazas, y es bien ancha, para barloventear. Surgió dentro, diz que a tiro de iombarda.'' El Bario de a bordo hace la ponderacibn de las bellezas de Cúba, a través de la copia-extracto, en estos términos: "Dice el Almirante que nunca tan hermosa cosa vio, lleno de árboles, todo cercado el río, hermosos y verdes y diversos de los nuestros, con flores y con su fruto, cada uno de su ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS manera. Aves muchas y pajaritos que cantaban muy dulce-mente; había gran cantidad de palmas de otra manera que las de Guinea y de las nuestras, de una estatura mediana y los pies sin aquella camisa y las hojas muy grandes, con las cuales cobijan las casas; la tierra muy llana. Saltó el Almi-rante en la barca y fue a tierra ..." Nuestro objetivo ha terminado.
Click tabs to swap between content that is broken into logical sections.
Calificación | |
Título y subtítulo | Descripción geográfica de la Isla de Guanahani |
Autor principal | Rumeu de Armas, Antonio |
Publicación fuente | Anuario de estudios atlánticos |
Numeración | Número 14 |
Sección | Descubrimientos geográficos |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | Madrid ; Las Palmas |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 1968 |
Páginas | p. 305-361 |
Materias | América ; Descubrimiento y exploración |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 3228757 Bytes |
Texto | DESCUBRIMIENTOS GEOGRAFICOS DESCRIPCION CEOGRAFICA DE LA ISLA DE CLJANAHAWI POR El Patronato Doce de Octubre tiene en e2 momento presente como su más trascendente misi& la llamada "Operación San Sal-vador", cuyo objetivo f undarnendal se centra en la identificación de la isla del Descubrimiento, a la que sus morctdores aborigenes conocían con el nombre de Guanahani. Como es bien sabido9 siete Comisiones se encuentran en eZ mo-mento presente enfrascadcm en la fase de estudios de gabin'ets para determinar en su dúx cuál fue la isla donde el descubrimiento de un Nuevo Mundo se hizo realidud. Es preciso que esta gzoria inmarcesible no sea ni disputada ni compartida. Para el fin expre-sado las siete Comisiones preparan otros tantos dtctámenes sobre los sistemas de navegación. empleados por Colón en el primer viu-je; las situaciones metereol6gicas y oceanográficas en el AtZhfith Norte en. septiembre-octub-e de 1492; las caracterkticm náuticas y marineras de las carabelas; el estudio interpretatho de 1cc.s des-cripciones topográficas y antropológicas que aparecen. registradas en el Diario de a bordo de Cristóbal Colón; el planteamiento cientifico del problema de la "luz de la víspera"; lu interpretación cartográfica de la isla de San Salvador y sus ale&.Tur;s9 y, por últi-mo> el anáiisis comparativo de ¿as diversas teorias forrnuiab en torno a la identidad de Guanahani. 2 ANTOKIO RUMEU DE ARMAS Aunque en el momento actual la fase de estudios de gabinete no ha szdo aún superada, un conjunto de problemas y cuestiones planteados recomiendan al Patronato Doce de Octubre la organi-xacik p r a fecha inmediata de su primera expedición cientifica a Zas zslas Lucayas o Bahamas, con objeto de arbitrar sobre el te-rreno una solución para los mismos. Esta publicación, que lleva por titub Descripción geográfica de la isla de Guanahaní, se propone facilztar ambas tareas, po-nzendo al alcance de los investigadores un instrumento eficaz de trabajo y consulta. Se trata simplemente de ordenar y realzar cuanto Colón dice en su famoso Diario de a bordo de manera espe-cialisima sobre la isla de Guanuhani, y, a titub de complemento, lo que puntualiza sobre las otras islas Lucayas recorridas que NB pueda contribuir a determinar la poszczón de aquélla. E Sin embargo, esta tarea, que acometemos con la wuk rigurosa O n - I~LLIZUC*~OS-¿y~ QpUo nderación, quechria frustrada si de¿ contraste =m O de testzmonios de un mismo documento -el Diario- resulta que E E descubrimos puntos de contradicción y no los señalásemos con agu- 2 E dexa critzca. = Sumados ambos fines o aspectos, la Descripción geográfica de 3 - la isla de Guanahaní cumple un ob~etavo de kfiformacwn y guh, - 0m E y suma a este fin prúctzco otro mcls zmportante: el planteamiento O de unas hipótesis de trabajo para ser contrastadas, en un minu- 6 cioso anáiisis, sobre el terreno mismo de las Lucayas. n -E Como verá el lector por cuanto sigue, la zsla de San Salvador a o Guanahaní es considerada en abstracto, casi como una zda irna- 2 n ginaria, sin pretender nz por asomo su zdenfificación. Por esta 0 razón silenciamos las distintas teorias que se han formulado al O3 correr del tiernpo, particularmente en los szglos XIX y XX, en no-ble afán por fijar la ubicaczón &S verosimii. Nui-20 de i968. ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICUS DESGRIPCION GEOGRAFICA DE LA ISLA DE GUANAHANf El Diario de a bordo de Cristóbal Colón, generalmente citado de manera abreviada Diario de Colón, es la fuente primordial para conocer en sus menores incidencias el descubrimiento de América. Este importante documento, en su versión original, fue leido por los Reyes Católicos y sus más íntimos allegados. Dicho texto primigenio puede hoy considerarse como definitivamente perdido. Una copia del mismo se conservaba hasta 1554 en el Archivo de los AZrnZrmtes de las Indias, celosamente guardado en la Cartuja de las 'Cuevas de Sevilla. En esa fecha el tercer almirante don Luis Colón obtuvo privilegio real para imprimirlo, propósito que des-graciadamente no llevó a cabo, dando ocasión con ello a su postrer desaparición. Sin embargo, a esta versión, u otra similar, tuvieron acceso dos hombres tan sólo, que nos van a servir de guía: don Hernando Colón, hijo natural del inmortal nauta, y fray Bstrtolomé de Las Casas, el exaltado dominico apóstol de los indios. Hernando Colón nos ha dejado su famosa Historia deZ AZrni-rante, una obra desconcertante, pero excepcionalmente valiosa. La hemos calificado de sorprendente por las contradicciones que en su texto se descubren, lo que ha arrastrado a más de un histo-riador hipercritico a negarle autenticidad y validez. Pero si en aquello que es pura biogram del Almirante cabe sospechar una interpelación de mano extraña, en cuanto concierne a los viajes es de una autenticidad indiscutible. Hernando Colón, al redactar la primera navegación de su padre, tiene a ia vista ei famoso Diario de a bordo, cuyos puntos sustanciales resume, como hemos de ver siempre que se tercie destacarlo l. 1 Utilizaremos la traducción y edici6n del insigne americanista don Ma-nuel Serrano y Sanz, que con el título de Historm del Almirante don Crist6baZ Colón, por szc 7vijo don Hernando, forma parte de la "Coleccidn de libros raros o curiosos que tratan de América" Madrid (Victoriano Sugrez), 1932, tomo 1. Num 14 (1968) 307 4 ANTONIO RUMEU DE ARMAS E%ay Bartolomé de Las Casas juega, con respecto al Dilzrio, un doble papel. Por un lado, es el autor material de la copia del Único ejemplar hoy conservado de este texto, que una veces ex-tracta y otras -por desgracia las menos- reproduce lzteralmente. Por otro lado, en su conocida Hwtorza de las Indias sigue pun-tualmente el manuscrito ológrafo de su propiedad, del que viene a ser algo así como una segunda versión, ampulosamente hinchada con disquisiciones y argumentos de la más diversa índole 2. Debe destacarse asimismo la conexión existente entre la His-toria del Almirante de Hernando Col6n y la Historia de las Plzdias de Las Casas en lo que afecta al famoso Diario. El fraile dominico, al redactar su extensa crónica, tiene a la vista la copia-extracto del primer viaje colombino y la Historza de Hernando, a su vez inspirada en el Diario paterno. "Nada más natural -comenta De Lollis, que ha anotado las variantes en los tres textos- que, puesto que Las Casas encontraba ya inserto en la Hzstoma del Almz~ante todo lo que le era indispensable para la suya, aunque tenía delante el derrotero casi textual de Colón, no perdiese de vista el libro de Hernando, regulando así la reducción que venía haciendo del ya incompleto escrito del almirante". Y más adelante añade: "No podía dejar de recurrir a la Historza del AZmirante para extraer de ellas todo lo que no figuraba en su resumen" 3. Por lo que respecta al Diario de a bordo propiedad de Las Casas, no es dable asegurar si él tuvo a la vista el texto primi-genio completo o si operó sobre la base de un extracto acometido previamente por una tercera persona anónima. De todos modos, la calidad y cantidad de los errores, corregidos o no, y las aclara-ciones e interpolaciones demuestran que Las Casas hizo algo más que copiar. Al adaptar el documento, utiliza la tercera persona, hasta que en la jornada del 12 de octubre y sus inmediatas cede lap a!8t;raa. &!Sn a. trs-;& de a!gdnau p&ginas. oUce;>;o reaparecerá el almirante hablando por sí, pero alternando con la 2 Seguimos la edición de Millares Carlo México (Fondo de Cultura Eco-nómica), 1951, tomo 1. 3 Rmcolta Cobmbmna. Parte 1, vol 1, pág XVIIT (Scriti di Cristoforo Colombo pubblicati ed illustrati da Cesare De Lollis ) 308 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCIÓN GEOGR~FICA DE LA ISLA DE GUANAHAN~ 5 tercera persona, siempre la más abundante, hasta su mismo tér-mino 4. Como nuestro guía principal va a ser el extracto-copia del Dia-rio de a bordo acometido por Las Casas, no estará de más declarar que dicho texto se conserva hoy en la Sda de manuscritos de la Biblioteca Nacional de Madrid 5. De él se han hecho múltiples edi-ciones en los dos últimos siglos. Escogemos, sin embargo, como la más solvente, la del entusiasta y desinteresado bibliófilo don Carlos Sanz, que, con el título de Diario de Col& y dentro de la "Bibliotheca Americana Vetustissima", se editó en Madrid en 1962 6. Esta Ultima edición, al venir acompañada, en cuaderno inde-pendiente, de una reproducciún en fmdmile, tiene la ventaja de que permite contrastar ambos textos, salvando las erratas de transcripción paleográfica, sobre todo en aquellos casos en que la exactitud más rigurosa puede ser decisiva. Hemos de declarar que cuantos textos se reproducen en este trabajo han sido debidamente compulsados y contrastados, que-dando limpios de las erratas que contenían, unas insignificantes o secundarias y otras -justo es decir que un par de ellas nada más-de cierta gravedad o importancia. ;POR QUE COSTA ARRIBO COLON -4 LA ISLA DE GUANAHANI? Desde el momento que Colón desde el día 11 de octubre recti-ficó el rumbo Oestesudoeste, "después del sol puesto", para nave-gar "en su primer camino siempre al Oeste", es ineludible admitir 4 Francisco Esteve Barba: Historwgrafúx iruiia~za. Madrid, 1964, pág 22 5 Signatura: Vi 6, no 7. Procede de la colección del duque de Osuna (FGIYC I&mtude). 6 Lleva como subtitulo: Libro de la primera mvegación y descubrim.~emto de las 1Mias 6 ANTONIO RUXlEU DE AEMAS que la primera tierra que divisó fue la costa de levante de la isla de Guanahaní. En esto el Diarw de a bordo no insiste, porque lo dd por sentado en pura lógica: "A las dos horas después de media noche pareció la tie-rra, de la cual estarían dos leguas. Amaynaron todas Xas velas, y quedaron con el treo que es la vela grande sin bone-tas, y pusiéronse a la corda, temporizando hasta el día vier-nes que llegaron a una isleta de los Lucayos, que se llamaba en lengua de indios Guanahaní." En iguales términos se expresa Hernando Colón en su Historza del Almirante : "Estando, pues, entonces, cerca de tierra, todos los navíos se pusieron a la cuerda, o al reparo, pareciéndoles largo el tiempo que quedaba hasta el día, para gozar de una cosa tan deseada." f 3 - E-i/ o-- Fig 1 -Arribada por el Este Pero una cosa es divisar tierra y otra, totalmente distinta, re-calar y tomar posesión de ella. ¿Por dónde efectuó esto último? ¿Por levante, poniente o mediodía? Dejemos para más adelante el intrincado problema, limitándonos ahora a relatar las incidencias de la arribada. E1 Diario describe en estos precisos términos la toma de pose-sión de la isla de Guanahaní y el primer contacto con los indígenas : "Luego vieron gente desnuda, y el Almirante salió a tie-rra en la barca armada y Martín Alonso Pinzón y Vicente Yáñez, su hermano, que era capitán de la níiña. Sacó el Almi-rante la bandera real; y los capitanes con dos banderas de la cruz verde que llevaba el Almirante en todos los navíos ANUARIO DE h!STUUIUS AY'LANTICUS DESCRIPCION GEOGKAFICA DE LA ISLA DE GUANAHANÍ 7 por seña, con una F y una Y: encima de cada letra su corona, una de un cabo de la 1 y otra de otro ." "El Almirante llamó a los dos capitanes y a los demás que saltaron en tierra, y a Rodrigo de Escobedo, escribano de toda la armada, y a Rodrigo Sánchez de Segovia, y 30 que le diesen por fe y testimonio cómo él por ante todos tomaba, como de hecho tomú, posesión de la dicha Isla por el Rey y por la Reina sus señores, haciendo las protestaciones que se requerían, como más largo se contiene en los testi-monios que allí se hicieron por escrito. Luego se juntó allí mucha gente de la Isla." Bartolomé de Las Casas, que ha venido hasta este momento extractando puntualmente el Gario de a bordo, opta ahora por la reproducción literal : ll- --asta que se siame son palabras formales dei Airnirante, en su libro de su primera navegación y descubrimiento de estas Indias : "Yo (dice él), porque nos tuviesen mucha amistad, porque conoci que era gente que mejor se libra& y cowertiria a Nuestra Santa Fe con Amor qwe no por fuerza, les di a algu-nos de ellos unos bonetes coZorados y unas cuentas de vid& que se ponkm al pescuezo, y otras cosas muchas de poco va-l ~co,n q ue tuvieron rmcko placer y quedaron. tanto nues-tros que era maravilla. Los ccucdes después wenian a Zas bar-cas de los navbs a donide nos estábamos, nadando." De manera más concisa, aunque no menos realista y emotiva, describe Hernando Colón el imborrablle episodio : Los indios "acudían a la playa, atónitos y maravillados con la vista de los navíos, creyendo que éstos eran algunos animales, y no veían el momento de saber con certeza lo que aarla -a--y--ullc- llu. -~7.. u u-n-. i.c-n-e ua -prAme-a &--C..- 1-?. :.4-:.- 2- --L..- L C I I ~ ~ IIUI U UIBLI ~UUB uc ~ a u e i quiénes eran ellos; pero, muy luego, fue satisfecho su deseo, porque tan pronto como echaron las áncoras en el agua, el Almirante bajó a tierra con el batel armado y la bandera real desplegada. Lo mismo hicieron los capitanes de los otros navíos, entrando en sus bateles con la bandera de la empresa, í-pe tenia rintada. c m -Jer& con 33% F & !adu, y en el otro unas coronas, en memoria de Fernando y de Isabel. Habiendo todos dado gracias a Nuestro Señor, arrodillados ANTONIO RUMEU DE ARMAS en tierra, y besándola con Iágrimas de alegría por la inmensa gracia que les había hecho, el Almirante se levantó y puso a la isla el nornbjre de San Salvador. Después, con la solem-nidad y palabras que se requerían, tomó posesión en nombre de los Reyes Católicos, estando presente mucha gente de la tierra que se había reunido allí." Si Colón divisó la isla de Guanahaní por levante parecería lógi-co que hubiese intentado la arribada en esa misma costa. En el su-puesto de tropezar con obstáculos invencibles, parece obligado señalarlos en aquel crucial instante, así como fijar el itinerario óptimo hasta descubrir el punto de recalada. Pero sin m&s iii d s la s carabelas son transportadas a ia costa occidental de la isla de San Salvador. La causa que ha arrastrado a diversos historiadores a forzar el supuesto bojeo de la mañana del 12 de octubre, obligando a la flotilla a fondear en la costa de Poniente de la isla de Guanahaní y a Cristóbal Colón a pisar tierra en idéntica ribera, es un pasaje un tanto impreciso del Diario, relativo al domingo 14 de octubre de 1492. Los castellanos llevan dos días en la isla, disfrutando de un bien ganado descanso y experimentando más de una desilusión. Los humildes y salvajes indígenas de la isla de Guanahaní no son los poderosos y cultos vasallos del Gran X h n . Se impone, sin em-bargo, una exploración previa, antes de la definitiva partida. He aquí las exactas palabras de Colón, de acuerdo con la versión lascasiana : "En amaneciendo mandé aderezar eZ batel de Za m y las barcas de las carabelas, y fue al Zuewgo de la Isla, en eZ m-m4n. u del Nomdeste, para. ver b otra pude, que era de Zu parte del Leste, qué hubia" 7 Tanto la edicidn de Martín Fernández de Navarrete, y cuantos la si-guen, como asimismo ia de Carios Sanz, dan una transcr1I;Crón errónea del pasaje El texto de la copla-extracto de Las Casas es el que se ha señalado 312 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPGlÓN GEOGRÁFICA DE LA ISLA DE GU-~NAHAN~ 9 Diversos comentaristas al leer este p h a f o se inclinan a una misma conclusión: si el Almirante navegó en direccihn "Nornor-deste, para ver la otra parte, que era de la parte del h s t e , qué hhía", resulta inexcusable para ellos que zarpaba de la costa de Poniente de la isla de Guanahaní. Flg 2 -Punto de arribada por el Este y fondeadero en el Oeste Ahora bien: esta actitud no deja de tener contradicciones. Si Colón había visto por primera vez la isla por el Este, ¿qué afárt le llevaba ahora a conocer por segunda vez la misma costa orien-tal? Con razón el capitán de corbeta don Roberto Barreiro se sor-prende ante el insólito hecho: "El Diario nada nos dice de cuál fue la costa de la isla de Guanahani que vieron primero los tripu-lantes de las carabelas. Todos los historiadores creen que fue la costa oriental de la isla; incluso el mismo Morison así lo cree. A nosotros nos hizo dudar de ello el que si Colón recaló en la costa oriental, ¿por qué cuando estaba fondeado en la occidental hizo el viaje de bojeo con el batel y barcas para ver la costa del Leste ?" s. No deja de ser asimismo sorprendente la extraña redacción del párrafo, tal como nos ha llegado de acuerdo con la versión lasca- Navarrete le añade una ,palabra más: otra. Véase cómo aparece el párrafo del Diano en su conocida edicih: '+En amaneciendo mandé aderezar el batel de la nao y las barcas de las carabelas, y fue al luengo de la isla en el camino del Nornordeste, para ver la otra parte que era de la [otra] parte del Leste que había " Carlos Sanz se limita a transcribir. Norueste, donde dice bien a las cla-ras _Nornordeste. 8 Mds sobre la isla de G%anahanf. Instituto Histórico de la Marina. Ma-drid, 1967, pág. 12 10 ANTONIO KUI\IEU DE ARMAS siana. Colón, situado en el Oeste de la isla, quiere ver el Este de la misma, y para cumplimentar su propósito escribe: "Fue al luengo de la isla, en el camino del Nornordeste, para ver la otra! parte, que era de la parte del Leste, qué había". La redacción lógica y natural, en el supuesto antedicho, hubiera sido esta: ''me al hengo de la isla, en el camino del Nornordeste, para ver la otra parte del Leste". Y mejor aún todavía, y en más correcto caste-llano: "Fue al luengo de la isla, en el camino del Nornordeste, para ves la ... parte dd keste9'. El 12 de octubre, en el alba, el Almirante se extasía contem-plando en lontananza la isla de Guanahaní, meta primera de sus desmesurados afanes. Desde este punto y hora, los navíos mantienen su posición y se limitan a aproximarse a tierra. Insistimos en ello, para salir al paso de supuestos bojeos efectuados por la flotilla antes del pri-mer desembarco, con objeto de situarse a mediodía o poniente con respecto a la primitiva posición de avistamiento de la isla. Esta supuesta navegación, por corta que fuese, en un momento tan decisivo y trascendente, hubiera tenido que dejar constaficia en el Diario y en Hernando Colón. Ambos la silencian en absoluto. El Diario ademh la desmiente por cuanto asegura que en cuan-to despuntó el alba vieron "gente desnuda" que les contemplaba desde tierra, a cuyo encuentro se dirigieron. En otras ocasiones de exploración marítima de la costa, Colón señala que los indios le seguían; en ésta, no. Los ve y va a su encuentro. Como hemos dicho ya, los navíos se limitan a aproximarse a tierra, manteniendo su primitiva posición en latitud, sin otra desviación que la impues-ta por ia imperiosa necesidad de descubrir ei lugar más apropiado para fondear. Otras pruebas se pueden aportar, por la simple lectura del Diario, de que la recalada de la flotilla y el primer contacto con los indísgzeDnasa apaor ece haberse efectuado en la costa oriental. 13 de odulDer,e Xiniiraiite "bseiW que algunos indios llevaban una laminilla de oro pendiente de la nariz: 314 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS "Y yo estaba atento y trabajaba de saber si habia oro. Y vi que algzl.noa de ellos traian un pedcGxuelo colgado con un agujero que tienen a la nariz." Como es natural, les interrogó por señas sobre el lugar donde podía encontrarse abundante oro. La respuesta de los indígenas Fig 3 -Fondeadero en el Este no se hizo esperar. He aquí las textuales del tal como salieron de la pluma del Almirante: "Y por señas pude entender que yendo al Sur o volviendo la Isla por el Sur, que estaba allí un rey que tenia grawies vasos de ello, y tenia muy mucho. Trabajé que fuesen aild, y después vi que no entendZan en lu Zda. Determiné de aguar-dar hasta mañana en lu tarde y después partir para el Sud-ueste, que, segun muchos de ellos me enseñaron, decian que habia tierra al Szlr y al Sudueste y d Norueste; y que astas del Norueste les venian a cornblatir muchas veces, y mi ir al Sudueste a buscar el oro y piedras preciosas." Por medio de este lenguaje mímico Cristóbal Colón se entera de varias cosas: "que habia tierra al Sur y al Sudueste y al No-rueste" ; que los pobladores de las tierras "del Norueste les venían a combatir muchas veces", y que "yendo al Sur o volviendo la isla por el Sur, que estaba allí un rey que tenia grandes vasos de [oro], y tenia muy mucho". Identificado el rey de los vasos de oro, había que proceder a su inmediata búsqueda y captura. Pero los indígenas se expresaban en forma tan ambigua, que hacen vacilar al Almirante sobre la ruta óptima: "Yendo al Sur o volvitendo la ida por el Sur". Entonces trata de contratar indios-guías : "Trabajé que fuesen allá, y después vi que no entendían". En vista de ello, para resolver la disyuntiva Núm 14 (1968) 315 12 ANTONIO RUMEU DE ARMAS entre Sur y Sudueste toma una firme decisión: "Determiné de aguardar hasta mañana en la tarde, y después partir para el Su-dueste , y así ir al Sudueste a buscar oro y piedras preciosas. El $udoeste le parece el rumbo más acertado y seguro. Este párrafo no tiene desperdicio. Si "yendo al Sur o volviendo la Lslu por el Sur" se arribaba a las tierras del oro en dirección al SucZueste, está claro que no podía partir sino de la costa de Levante. Esto nos lleva a establecer tres consecuencias: l." h16n no estaba en el Sur de la isla, ya que se contradice con la afirmación del Dmrio: "yendo al Sur o volviendo la isla por el Sur". 2." No podáa estar en la costa de Poniente de la isla, ya que si la había recorrido por el sur en el supuesto bojeo de la mañana del 12 de octuhrej no tenía sentido emprender al día siguiente idéntica exploración o bojeo "volviendo la isla por el Sur". 3." Col611 se proponía descubrir en diseccih Sudoeste; pero si zarpaba de la costa de Poniente, con propósito de ir "volviendo la isla por el Sur", su auténtica dirección sería a Sudeste, en abierta contradicción con el Diario, que insiste en que la derrota óptima era a Sudoeste. En conclusión: parece lógico admitir que el Almirante pisara tierra por primera vez en la costa de Levante de la isla de Gua-nahaní. Hernando Colón es menos explícito al referirse a la informa-ción facilitada por los aborígenes con respecto a las tierras del oro : "No se vieron entre ellos joyas de metal, sino algunas hojillas de oro que llevaban pendiente en la parte exterior de la nariz, y preguntándoles de dónde venía aquel oro, res-pondieron, por señas, que de hacia el mediodía, donde había un rey que tenía muchos tejuelos y vasos, de oro, añadiendo e indicando que hacia el mediodía y al sudoeste había mu-chas otras islas y grandes tierras." ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCI6N GEOGRÁFICA DE LA ISLA DE GUANAHAN~ Nos queda por abordar otro extremo de la intrincada cuestión. La posibilidad de un desembarco en la costa sur de la isla de Guanahaní. Esta tesis tiene como patrocinador a un prestigioso cronista de Indias, Gonzalo Fernández de Oviedo. He aquí sus exac-tas palabras : "Y otro día [12 de octubre] de mañana, en esclareciendo y a la hora que el día antes había dicho Colom, desde la nao capitana se vido la isla que los indios llaman Guanahaní, de la parte de la Tramontana o Norte." Si la isla de San Salvador "se vido. de la parte de la Trarnon-tana o Norte", es obligado inducir que el desembarco se verificó en la costa meridional. S- 5 Fig 4 -Arribada por el Sur (wquzerda) y fondeadero en la misma costa (derecha). El cronista Oviedo se ratifica en este parecer, aunque de pa- SIC!%, si?l hice? m e n ~ i hex pref ld e! p ~ ? l dt e~b %t id:~ "Así como el Almirante vido la tierra, hincado de rodillas e saltándosele las lágrimas de los ojos del extremado placer que sentía, comenzó a decir : Te deum Zaudamus. , etc. En aquella isla que he dicho de Guanahaní hobo el Al-mirante e los que con él iban vista de indios e gente des-nuda . He oído decir que1 Almirante bajó en tierra en la isla de Guanahaní, e la llamó Sanct Salvador, e tomó allí la po-sesión.. ." 9. Sin embargo, el testimonio de Oviedo es de escaso valor en la cuestión planteada. En primer lugar, por tratarse de una fuente tardía en relación con e1 descubrimiento. En segundo término, por-que su relato es un episodio conciso dentro del marco de una historia general y adolece de contradicciones y confusionismo. Al desembarco en el Sur de Guanahaní se oponen además bue-na parte de los argumentos que acaban de ser empleados para objetar en contra de la recalada en la costa occidental. 5.-TESTIMONIO PARTICULAR DE HERNANDCOQ LÓN. LA DERROTA DEL NOROESTE. -- m O E Tenemos así planteada una evidente cintradicción. Por un lado, E 2 la lógica y los argumentos recomiendan el desembarco en la costa E de Levante ; por otro lado, el bojeo en dirección Nornordeste, "para ver la otra parte, que era de la parte del Este", fuerza la recalada 3 por Poniente. - 0 m La hipótesis primera, el desembarco por Levante, se ve res- E paldada por Hernando Colón en su Historia del Almirante, al re- o velarnos que la verdadera derrota que el Descubridor siguió en el n E bojeo del 14 de octubre era la de1 Noroepite. a Insistimos en que el testimonio de Hernando Colón tiene el n n mismo o superior valor que el extracto-copia de Las Casas, puesto n que trabaja con el Diario a la vista, al que sigue con toda pun- 3 O tualidad. Veamos ahora cómo se expresa en el extremo que esta-mos debatiendo : "El domingo siguiente, que fue 14 de Octubre, el Almi-rante fue con los bateles por la costa de aqueI1a isla, hacia e1 Noroeste, por ver lo que había alrededor de ella, y en aquella parte por donde fue halló una gran ensenada o puerto capaz para todos los navíos de los cristianos." Hzstorza genera2 y natural de las Indzas, libro 11, cap. V En la edición de la "Bíblioteca de Autores Españoles", tomo CXW, pág 25 318 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCIÓN GE~GRAFICA DE LA ISLA DE GUANBHANÍ 15 ¿]De parte de quién está la razón y la verdad? ¿Del Diario lascasiano cuando sostiene: que "fue al luengo de la isla, en el camino de Nornordeste, para ver la otra parte, que era de la parte del Leste", o de Remando cuando asevera: "que fue con los ba-teles por la costa de aquella isla, hacia el Noroeste por ver lo que había alrededor de ella" ? Los problemas que esta znterrogante plantea tienen que ser es-tudiados, con la mayor ponderación, en apasionante tarea de equi-po. Pero ello no nos exime de hilvanar, con carácter previo, nuevas hipótesis de trabajo. 6.-¿ HAYE RRORES EN EL "DIARIOD E A BORDO? A la vista del arduo problema planteado, lo más cómodo sería eiudirio con esta simpiista afirmación: Hernando GoMn, yerra. Pero a esta actitud cabe oponer que el Diario de a bordo de Cris-tóbal Colón también puede estar erróneo. Si la Historia del AZmirafite la conocemos a través de una tra-ducción, no siempre fiel, al italiano, el Diario es una copia-extrac-to, acometida por Las Casas, de un manuscrito, no original, cuya vinculación genealógica con el texto primitivo no puede precisar-se en cuanto al número de manos por las que pasó. Hay errores en el primero y hay errores en el segundo. Por lo que respecta al Diario, véase, como muestra, uno bien sintomático: fue por fui. En el párrafo comentado, que es re-producción ZiteraZ, Cristóbal Colón habla en primera persona : "En amaneciendo mandé aderezar el batel de la nao y las barcas de las carabelas". Después prosigue: "y fue al luengo de la isla.. .". Es fácil adivinar que lo que verdaderamente decía el Diario era: "y fd al luengo de la isla .". La segunda posible errata. Nornordeste, en lugar de Nomorues-te, no precisa de mayor comentario. Si, como creemos dejar argumentado, Colón había establecido contacto con tierra en la costa Este de la isla de Guanahaní, per-maneciendo inmóvil en el punto de recalada, la exploración de la isla no podía verificarla más que a Nornoroeste o a Sudoeste (o con otro rumbo similar impuesto siempre por su posición oriental y 16 ANTONIO RUMEU DE ARMAS por las precisas declaraciones de los aborígenes). Opta por la pri-mera derrota, con el premeditado propósito de alcanzar y conocer la costa Oeste. De esta manera quedó planeado el bojeo del 14 de octubre, tan-tas veces aludido. Zarpando de Levante se propone explorar la otra faz de la isla de Guanahaní o, en términos más precisos, la costa occidental. "Ver ... qué había ..." en "h otra parte, que era de la parte del Leste.. .", ¿no equivale sinanpeimerate a &visar e1 Oesb de la isla de San $a,lvador? 'lo. Esto comcide en todo con la vers~ón de Hernando Colón en la Historia del Almirante: "El domingo siguiente, que fue 14 de octubre, el Almi-rante fue con los bateles por la costa de aquella isla, hacia el Noroeste, por ver lo que había alrededor de ella." Se podrá objetar que estamos haciendo una interpretación un tanto forzada del Diarzo de a bordo en defensa de nuestro an-terior razonamiento, avalado pos d poderosa, %eslhsniod e Her-naiado, pero ¿no es acaso más forzado que quien quiere divisar el Este de una lsla confiese que "fui al luengo ..., en el camino del Nornordeste, para ver la otra parte, que era de la parte del Este, qué había7' ? Cristóbal Colón no fue demasiado feliz en la redaccisn del im-portante párrafo del Diario que venimos comentando. Por esta circunstancia nos permitimos formuIar una nueva hipótesis de tra-bajo. Es ésta: Las Casas, o quien le precedió en el extracto del Dia-rio, no tuvo buen entendimiento para discernir el oculto sentido de - la frase. De ahí que caiga en la convicción de considerar como pro-pósito del Almirante la contemplación de la costa Este. La con-secuencia para el fraile dominico o para su predecesor se adivina. La copia del D?.ar?.nd ehería estar errónea. y había que prolcecter a su rectificación. Si Cristóbal Colón queráa divisar el Este tenía forzosamente que zarpar del Oeste, siendo su ruta más lógica la 10 Para una mejor comprensión, pongamos este ejemplo Si situados en la margen de un río declaramos: que queremos "ver la otra parte, que era de la parte de la derecim, qué habia"; cabe 3reguntar en seguida: .cuál mar-gen aspiramos a divisar, la derecha o la zxquzerda~ 320 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCI~N GEOGRAFICA DE LA ISLA DE G U A N A H ~ ~ 17 Nornordeste. De esta manera el equívoco pudo quedar consagra-do por siglos. Aunque fray Bartolomé de Las Casas tuvo a la vista, en el momento de redactar la Bistwia de las Indias, el manuscrito de Hernando Colón, no quiso rectificar el importante extremo. De ahí que reincida en dicho punto de vista. "Domingo, de mañana, 14 días de octubre, mandó el Al-mirante aderezar el batel de la nao en que él venía y las dos barcas de las carabelas, y comenzó a caminar por el luengo de la costa de la isla, por el Nornordeste, para ver la otra parte della, que estaba hacia el Leste, y especular qué por allí había." 7.-DETERIMINACDDE~LN PUNTO DE ARRIBADA. El lugar de desembarco en la isla de San Salvador requiere fijado con particular tino, por la serie de circunstancias que de-termina y arrastra. No se trata de una cuestión baladí ni de un pormenor de mera erudición. Para identificar la isla de Guanahaní hay que atenerse a lo que Colón vio y describe en su famoso h r b , con particular minuciosidad. El relato se concreta al punto de arrzbm y forzclec8- clero (días 12 y 13 de octubre) ; a la exploración ck la ccta (14 de octubre por la mañana), y a la navegación de partida (1 4 de octu-bre por la tarde). Cuanto contribuya a localizar estos puntos o zo-nas (con toda la imprecisión que las circunstancias permiten) será un importante factor a tener en cuenta en la tarea común em-prendida. No se nos ocultan las dificultades que entraña el arribo a c~dqcieywd e 12s i&c Lcc2y.c pgr 18 c n s t ~& L e ~ a c t ~ , los vientos predominantes en aquellos parajes los de componente Este; pero dificultad no quiere decir imposibilidad en circunstan-cias favorables u óptimas, La misma dificultad que en Guanahaní tuvo que experimentar Colh en Long Island (F'ernandina) para recalar en ella por Ee-vante, y lo efectuó, pese a los elementos adversos, en dos sucesi-vas ocasiones, como podrá comprobarse páginas adelante. Núm 14 (1968) 321 18 ANTOKIO RUMEU DE ARMAS El Almirante, para vencer los obstáculos que le opone la Natu-raleza, adopta extraordinarias precauciones en las recaladas, pro-curando surgir lo más lejos posible de la costa: "Y todas playas s6n roquedos, salvo que a todas hay al-gunas peñas acerca de tierra debajo del agua, por donde es menester abrir el ojo cuando se quiere surgir "e no surgir mucho a cerca de tierra", aunque las aguas son siempre muy claras y se ve el fondo." Se podrá objetar que durante la jornada del 11 de octubre "tu-vieron mucha mar", lo que hace inducir para el día siguiente mar gruesa y tendida; pero tampoco se pueden silenciar los cambios bruscos que se producen en las aguas de las Bahamas provocados a N por la influencia de los bajos fondos. E Que la mar estaba en calma en el momento de la arribada y O n cuando el Almirante consigue descubrir fondeadero, en la mañana - =m del 12 de octubre, se deduce de estas precisas palabras referentes O E E a sus primeros contactos con los indios: S "Yo (dice él), porque nos tuviesen mucha amistad , les Wt cr. dp?vmd e elbs amo bo~etesd cadour y %%GS eil.mtiiü 3 de vidrio que se ponian al pescuezo, y otras cosas muchas de - 0m E poco valor, con que tuvieron mucho placer y quedaron tanto O nuestros! que era maravilla. Los cuales después venian a las barcas de los navios a donde nos estábamos, nadando." n E a Idéntico tiempo bonancible se registra en el Diario durante las jornadas de los días 13 y 14 de octubre. n 3 LA ISLA DE GUANAHANI TAL COMO LA VIO CRISTOBAL COLON 1.-DIMENSIONES Y FORMA DE LA ISLA. 322 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCI~N GEOGRAFICA DE LA ISLA DE GUAiVAHANf 19 "Llegado el día, vieron que era una isla de quince leguas de larga." Por su parte, Las Casas se limita a copiar a Hernando, y a repetir lo que él afirma: "Esta tierra era y es una isla de 15 leguas de luengo, poco más o menos." dónde procede la información de Hernando? Si el Diario en la copia-extracto ,guarda silencio sobre el particular, hay que adoptar frente al dato una de estas tres posiciones: l.% Que figuraba en el texto integro primitivo. En ese supues-to está tomado de él. 2.3 Que no figuraba en el texto originario, y que por eso no aparece registrado en la copia-extracto. En este caso se trataría de un dato de información personal aportado por Hernando. 3.@ Que figurando en el Dzario fuese pasado por alto por el compilador. En esta circunstancia resultaria que la copia-extracto no es obra personal de Las Casas, puesto que se vale de un tercero, Hernando, para fijar el largo de la isla ll. Ante tan contradictorias posiciones ¿qué postura adoptar? Sin otro valor que una opinión personal, optamos por el supuesto se-gundo. A nuestra manera de ver, el dato concreto sobre las di-mensiones de la isla a lo "luengo" es una aportación exclusiva de Hernando. Ahora bien: aunque Cristbbal Colón no detalle las dimensiones de la isla de Guanahani, no quiere decidir que olvide registrar sus proporciones. Una última posibilidad parece inverosímil. Es ésta: que Las Casas prescindiese del dato al redactar la copia-extrach, por estimario carente 6e interés, para luego rectificar de criterio y aprovecharse de la cita registrada en la Historia del Almirafite. Núm. 1.4 (1968) 323 20 ANTONIO RUMEC DE ARMAS El primer dato que se descubre en el Diario de a bordo es un tanto contradictorio con respecto al segundo, que en seguida pun-tualizaremos. En el relato correspondiente a la jornada del 12 de octubre, Guanahaní es calificada de isleta: "Amaynaron todas las velas, y quedaron con el treo, que es la vela grande sin bonetas, y pusiéronse a la corda, tem-porizando hasta el día viernes que llegaron a una isleta de los Lucayos, que se llamaba en lengua de indios Guanahani." Hay que destacar, con respecto a este texto: que corresponde a 10s párrafos extractados por Las Casas, sin que se haya iniciado todavía la copia ZZteraZ. ¿El diminutivo zsleta está tomado de Colón o es expresión del fraile dominico? El ánimo se inclina por la última atribución, habida cuenta que a: día siguiente, 13 de octubre, el Almirante la califica, en términos literales, de la siguiente manera : "Esta isla es bien grande ". Problema conexo al de las dimensiones de la isla de San Sal-vador es el relativo a su forma. Colón no concreta expresamente en el Bario si era más larga que ancha o si parecía redonda. En idéntico mutismo se encierra su hijo Hernando. No obstante, la expresión ir "al luengo de la isla" permite sos-pechar que era más larga que ancha. Eíay que hacer una excepción con fray Bartolomé de Las Casas, quien en su Apologética Historia da estos pormenores sobre San Salvador : "Esta primera tierra fue una isleta de las que llamamos de los Lucayos, que las gentes de esta isla por propio nom-bre Hamaban Guanahaní, ia úitima síiaba aguda; que en las CARTAS DE NAVEGAR que ahora se pintan llaman Triango, como ignorantes los pintores de ia antigüedad; tiene la dicha isla forma de una haba." ;Qué valor debe darse a esta declaración de Las Casas de que la isla de Guanahaní tenía forma de haba? A nuestra manera de ver, muy escaso. La afirmación del fraile dominico no es producto 324 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCIÓN GEOGRÁFICA DE LA ISLA DE GUANAIIAXI 21 de una observación personal, sino reflejo, como él mismo sugiere, de una confrontación cartogrúfica. La Apologética Historia es una obra de elaboración tardía. La inicia Las Casas en 1527; pero al igual que la famosa Historia de b Indias, tarda décadas en perfilarse y completarse. En el punto concreto que ahora nos ocupa vese fácilmente que tuvo el fraile a la vista una carta náutica similar a la de Alonso de Santa Cruz de 1536, donde, en efecto, la isla de Guanahani aparece dibujada como un haba. Hay que destacar, por cierto, que en este mapa figuran, junto a Guanahany, tres pequeños islotes que forman triángulo, de dunde derivó para ellos el nombre de Triango. En algunos de los mapas que contempló Las Casas el nombre de Guanahaní había sido til-dado, quedando superviviente el de Triango. 2.-MORFOLOGÍA DE LA ISLA. PAISAJE, FLORA Y FAUNA. El Diario de a bordo, en el relato correspondiente al día 12 de octubre de 1492, retrata a la isla de la siguiente manera: "Puestos en tierra vieron árboles muy verdes, y aguas muchas y frutas de diversas maneras." Pocas líneas más a b a ~ oC olón escribe en primera persona, y la reproducción del texto es considerada literal: "Nos trahn papagayos y hilo de algo&% en ovillos y axagayas y otras cosas muchas." En la descripción del día 13 de octubre las noticias que nos suministra el Almirante son más sustanciosas y concretas: "Esta hsla es bien g r a~d ey muy llana y de Úrbles muy verdes y muchas aguas y una hguna en medio muy grmde, sin ninguna monta&, y toda ella verde, que es placer de mirarla . Ninguna bestia de ninguna manera vi, salvo papagayos en esta IsZa." Cada la importancia de tan someros elementos para la iden- 22 ANTONIO RUMEU DE ARMAS tificación de Guanahaní, veamos ahora cómo aparecen reflejados por la pluma de Hernando Colón: "Llegado el día, vieron que era una isla de quince leguas de larga, llana, sin montes, llena de árboles muy verdes, y de buenísimas aguas, con una gran laguna en medio." Tampoco estará de más reproducir la traducción que a las pa-labras del Almirante dio fray BartoZom6 de Las Casas en la His-toria de las Indias: "Esta tierra era y es una isla de 15 leguas de luengo, poco más o menos, toda baja, sin montaña alguna, como una huer-ta llena de arboleda verde y fresquísima, como son todas las de los lucayos que hay por allí, cerca desta Española, y se extienden por luengo de Cuba muchas, la cual se llamaba en lengua desta isla Espaííola y dellas, porque cuasi toda es una lengua y manera & b~hlzr, Gwns?hzr^l, !a íiitima uiluha luenga y aguda. En medio della estaba una buena agua dulce de que be-bían; estaba poblada de mucha gente que no cabía, porque, como abajo se dirá, todas estas tierras deste orbe son suaví-simas, y mayormente todas estas islas de los lucayos, porque así se llamaban las gentes de estas islas pequeñas, que quiere decir, cuasi moradores de cayos, porque cayos en esta lengua son islas." - Sobre la riqueza en aguas de la isla de Guanahaní precisa insis- 2- tir. Colón pondera que había "muchas aguas y una laguna en me- - dio muy grande". Para Hernando era una isla de "buenísimas O3 aguas, con una gran laguna en medio". Las Casas, guiado por ambos, llega a afirmar que "en medio de ella estaba una buena &g~udU !ce 69 yUe bubiarr". Estas charcas o depósitos naturales de elemento líquido, pon-deradas como "muchas aguas" y "buenísimas aguas", hay que admitir, en pura lógica, que eran aguas potables, de que se ser-vían para saciar su sed los aborígenes. ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS %-LA POBLACIÓN. LOS LUCAYOS. La parquedad de noticias en cuanto a la geomorfologia de la isla es, en cambio, superabundancia al describir el Almirante a los aborígenes, los lucayos. Nada escapa a su acuciante interés por reflejar sus caracteres somáticos, vida y costumbres. Para mayor claridad en la exposición, señalaremos por sepa-rado sus rasgos físicos y costumbres, carácter e inteligencia, prác-ticas de navegación, armamento y relaciones con los pueblos vecinos. a) Rasgos físicos y costwnbres. El Diario, en el relato correspondiente al día 12 de octubre, registra estos valiosos pormenores : "Elbs andan todos desnudos como su madre los parió, y tanbién las mujeres, aunque no vide mas de una harto moza. Y todos los que yo ui eran todos mancebos, que ninguno vide de edad de más de 30 años. Muy bien hechos, de muy her-mosos cuerpos y muy buenas caracs. Los cabellos gruesos casi como sedas de cola de caballos, y cortos. Los cabellos traen por encima de las cejas, salvo unos pocos detrás que trae?z largos, que jamás cortan. De ellos se pintan de prieto, y dellos son de b color de los canarios, ni negros ni Mancos, y de ellos se pintan de bilunco, y de ellos de colorado, y de ellos de lo que fallan. Y delbs se pintan las caras, y delbs todo el cuerpo, y de ellos solos los ojos, y de ellos solo la narh . Ellos todos a una mano son de buena estatura de gran-deza 9 buenos gestos, bien hechos." El 13 de octubre Cristóbal Colón reincide en los detalles: "Luego que amanecio vinieron a Za playa muchos de estos hombres, todos mancebos, como dicho tengo. Y todos de buena estatura, gente muy hermosa. Los cabellos no crespos, salvo corredios y gruesos, como sedas de caballo. Y t o h s de Za frente y cabeza muy ancha rnás que otra gmefrackín goce F,&a ~p,Fa;ya vgstc. 1 Z8s -%y h ~ p v ~.Y.:r ~XQ~ .mY.-p -y @os. Y ellos ninguno prieto, saZvo de1 color de bs canarios. Ni se debe esperar otra cosa, pues está Lesteoueste con la 24 AIYTOiiIO RUMEU DE ARMAS Isb de Hierro, en Canarias, so una linea. Las piernas muy derechas, t o d ~ sa una mano, y no barriga, salvo muy bien hecha." Al día siguiente pondera la belleza de la raza lucaya: "Son muy simplices y muy lindos cuerpos de hombres." b) d=raSckr e inteligencia. ''Elbs deben ser buenos servidores y de buen ingenia, que veo que muy presto dicen todo lo que les decia. Y creo que ligeramente se harhn cristianos, que me parecid que ninguna secta teniun. Yo, piraGiendo a Nuestro Señor, llevaré de aqui, al tiempo de mi partida, seis a Vuestra Alteza para que apren-dan a kablur... Y esta gente harto mansa, y por la gana de haber de nuestras cosas, y temiendo que no se les ha de dar sin que den algo y no lo tienen, toman lo que pueden y se echan luego a tu& lo Fe hli por CocJ(J que les den.'> 2 c) Prácticas de navegación. E '%lbs vinieron a Zu nao con almadias, que son hechas 3 del pie de un árbol, corno; un barco Zuengo, y todo de un pe- e- dctxo, y la.br& m q a maravilla. según la tierra, y graxdes m E en que en algunos veniun 40 y 45 hombres. Y otras más pe- O queñm, hasta haber I% ellas en que venia un solo hombre. 6 Renzaban con. una pala como de hornero, y anda a maravilla. n Y si se Ze trastorna, luego se echan todos a nadar y la en&- E a-rezan y v&an con calabaxccs que traen eZíos." n "Ellos no traen armas ni las conocen, porqu les mostré O espadas y b tomaban par eZ filo, y SE corG~by1n coa {gno-ra&. No t i e m algún hierro. Sus axagayas son. unas varas h.iemG,. ij G&g-M,-a- & el&Iw3i, &6eii ca&o ,%?¿ & pece, y otras de otras cosas." e) Relaciones con los pueblos vecinos. 328 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCIÚN GEOGRÁFICA DE LA ISLA DE GuANAHAN~ 25 "Yo vi algunos que tenhn sericcles de heridas en sus cuer-pos, y les hize señas qué era aquello, y ellos me mostraron cómo alli uenian gente de otras islas que estaban cerca q los querhn tomar y se defendhn. Y yo crei y creo que aqui vie-nen de tierra firme a tomarlos por cautivos." En el relato del día 13 vuelve a reiterar la amenaza: "Dec2cen que habia tierra ... al Norueste; y que estas del Norueste les venian a combatir muchas veces." Cuando el día 14 de octubre, por la tarde, Cristóbal Colón divisa desde San Salvador, ya de partida, infinito número de islas, le vie-nen al recuerdo las depredaciones y guerras: - "Todas son muy llanas, sin montañas y muy fértiles y todas pobladas; y se hacen guerra h una a la otra." 4.-PRODUCCIÓN Y RIQUEZA. El algodón y el oro eran los únicos productos dignos de esti-mación para el Almirante. Véase cómo los valora y describe en el Diario. Comencemos por el algodón: "Y nos tr&n papagayos y hilo de algodón en oviliros y azagayas y otras cosas muchas.. . Traian ovillos de algodún hilado y papagayos y azagayas y otras cositas que seria, tedio de escribir, y todo &bam por cualquier cosa que se les diese . . Vi dar 16 osillos de algodón por tres ceotis de Portugal, que es una blanca de Castilla. Y en ellos habr4.a w~ás de una ayyoba de G&-jv&'"pbI&i &. Esto, deferi&em ,y ,);O dejGiia io-c~ a nadie, salvo que yo lo mandara tonzar todo para Vuestras Altezas si hubiera en cantidad. Aqui nace en esta Isla, por el poco tzempo no pude dar asi del todo fe." Sin embargo, la gran preocupación del Almirante era encon- Lu -ar ULU. nr O -r -e-s-o no desperdiciaba ocasión para indagar su pa-radero : AA'TONIO RUhlEU DE ARMAS "Y yo estaba atento y trabajaba de saber si habia oro. Y vz que algunos de ellos trakn un pedazuelo colgado non un agulero que tienen a la nariz. Y por se* pude entender que yendo al Sur o volv%ndo la Isla por el Sur, que estaba alli un rey que tenia grandes vasos de ello, y tenia muy mu-cho. Trabajé que fuesen allá, y después vi que no entendian en la ida. Determiné de aguardar hasta mañana en la tarde y después partir para el Sudueste, que según muchos de ellos me enseñaron de&n que habwl tierra al Sur y al Sudueste y al Nwueste; y que estas del Norueste les veniun n cowbbatir muchas veces, y asi ir al Sudueste a buscar el oro y piedras precbsas." Más adelante vuelve a relterar su parecer favorable: "Y también aqui nace el oro que traen colgado a la nariz." 5.-RELACIÓN Y TRATO ENTRE CASTELLANOS Y LUCAYOS. Sobre el trato amistoso que dispensó Colón a los aborígenes y sus relaciones con los marineros de la flota, el Diario contiene sabrosísimos detalles. He aquí cuanto puntualiza el Almirante en relación con la jor-nada del 12 de octubre : "Yo (dice él), por que ??os tuviesen mucha amistad, por-que cono& que era gente que mejor se Rbraria y convertiria a Nuestra Santa Fe con Amor que no por fuerza, les di a algunos de elbs unos bonetes colorados y unas cuentas de vidrio que se ponZan al pescuezo, y otras cosas muchas de poco valor, con que tuvieron mucho placer y quedaron tanto nuestros que era maravila. Los cuales después venian u las lmrcas da los nccvbs, a donde nos estábamos, nadando. P nos trwign p g p g y y~ _~le~ ~ gZgc&& en Oy, -O-Y-f3if-iYCl-4 lClQ 031 otras cosas muchas, y nos las trocaban por otras cosas que nos les dábamos, como cuenticillas de vidrio y cascccZaeles. En fin, todo tomaban y daban de aquello que tenwln de buena voluntad. Mas me pareció que era gente muy pobre de todo." D~rmkla jnrnarfa de1 13 de octiuhre se reanudaron los amis-tosos tratos : 330 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCION GEOGRAFICA DE L4 ISLA DE GUANAHANf 27 "Luego que amaneció vinieron a la playa muchos de estos hombres, todos mancebos, como dicho tengo ... Elbs vinieron a la nao con almadh.. . Y esta gente harto mansa, y por la gana de haber de nues-tras cotas? y teniendo que no se Zes ha de dar sin que den algo y m lo tienen, toman Zo que pueden y se echan luego a rtadar, mas todo lo que tienen lo dan por cualquier cosa que les den; que hasta los pedazos de las escwdillas y de las twas de vidrio rotas rescataban, hasta que ti4 dar 26 osillos de aZgodÓn por tres ceotis de Portugal, que es una bhnca de Castilla, y en ellos habrk más de una arroba de algo& hilado. . . Ahora como fue noche, todos se fueron a tierra con sus almtcd.ias." 1 .-OBJETIVOS INMEDIATOS. En el anochecer del día 13 de octubre, Colón llega a la f i r d - sima convicción de que la isla de Guanahaní no tiene objetivo para él. Por eso adopta el decidido propósito de abandonarla: "Mas, por no perder tiempo quiero ir a ver si puedb topar a Za isla de Czpango." Pero también ese mismo día ha previsto una exploración rá-pida de la costa antes del abandono definitivo. Cuando los indios le aseguran la existencia de oro hacia el mediodía, ese es su pri-mer pensamiento : c L Qye~nd o al Sur o volviendo la Isla por eZ Sur, que estaba aZl6 un rey qw 'tenh grandes vasos de ello, y tenia muy mucho." No obstante, reserva este proyecto para el atardecer del día siguiente, 14 de octubre, ante la carencia de gubs indígenas: "Trabajé que fuesen allá, y después vi que no entendian en la ida. Determifié de aguardar hasta mañana en la tarde WTONIU RUMEZT DE ARMAS y des@s partir para el Sudueste, que segzin muchos de ellos me ensefíaron decian que habia tierra al Sur y al Sudueste y al Narueste." Para la mañana del domingo 14 de octubre tiene prevista otra ocupación. recorrer y explorar en dirección Nornordeste "para ver la otra parte" de la isla (según la copia extracto del Diario) o "hacia el Noroeste por ver lo que había alrededor de ella" (de acuerdo con el testimonio de Hernando). Decidida la exploración, el Almirante opta por veri£icarla con e1 bate1 de la Santa Maria (pequeña embarcación a vela) y Ias bar-cas con remeros. Véase cdmo explana su objetivo en el Diario de a hordo: "En amaneciendo mandé aderezar el batel de Za nao y las barcas de hs carabelas, y fu; al laengo de la Isla, m el ca-mzno de¿ Nornordeste, para ver la otra parte, que era &e la parte del Leste, qué ha%. Y también para ver las poóla-ciones". Fig 5 -Exploracion o bojeo del 14 de octubre Daarzo de a bordo rumbo Nor-nordeste (lzqulerda).-Herna~do CoZów. rumbo Noroeste (derecha) Hernando Colón altera la posición y el rumbo, aunque sea si-milar el objetivo: "El domingo siguiente que fue 24 de octubre, el Almi-rante fue con los bateles por la costa de aquella isla hacia el Noroeste, por ver io que había airededür de d a " z2. 12 Pese a la discrepancia sefialaaa, mantenemos las dos versiones 332 ANUARIO DB ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCION GEOGRÁFICA DE LA ISLA DE GUANAI-IANf 29 Sobre cuanto Colón descubrió y observó en el bojeo de la ma-ñana del 14, conviene detenerse con el mayor cuidado y claridad. a) Los indígenas del wptentrión de la isla. Durante la exploración los aborígenes seguían de cerca por la costa a las diminutas embarcaciones. Véase cómo refiere la escena Cristóbal Colón : "Y también para ver las püblwiones, y vide luego dos o tres, y la gente que venian todos a la playa Zlamdndomos Y dando gracias a Dios. Los unos nos trahn agua; otros otras cosas de cmer; otros, cuando veian que yo no curaba de a tierra, se echaban a rni~7.n ~ & ¿ &y~ ,~ @&i^i2, y diamos que nos preguntaban si éramos ven- del Cielo. Y vino uno viejo en el batel dentro, y otros a voces grandes ltarnaban todo8 hombres y mujeres: "venid a ver los h m - bres qw vinieron del cielo; traedles de comer y de beber". Vinieron muchos y muchas mujeres, cada uno c m algo, dando gracias a Dios, echándose al suelo, y levantaban las manos al Cielo, y después a voces nos llamaban que fuésemos a tierra." b) La sestimga y puerto. El Almirante escucha los gritos incesantes y la algarabia de los indios, y hubiera querido responder a sus llamadas. Pero le contiene un obstáculo natural, que le resulta invencible por pe-ligroso : "A voces nos llamaban que fuésemos a tierra, más yo temia de ver una grande restinga de piedra w e cerca toda aquella isla alre&dñ,r, y entremedias queda hondo, y puerto para cuantas naos hay en toda la cristiandad, y la entrada de ello muy angosta." El pasaje es todo lo claro que cabe esperar de la concisa pluma del Descubridor. Divisa entre la restinga y la costa "hondo y puerto para cuantas naos hay en toda la Cristiandad". El acceso Núm 14 (1953) 333 30 ANTONIO KUMEU DE AR-MAS a esta bahía natural era extremadamente difícil: "la entrada de ello muy angosta". En cuanto a Hernando Colón, su relato no añade nada sus-tancial : "El domingo siguiente, que fue 14 de octubre, el Almi-rante fue con los bateles por la costa de aquella'isla, hacia el Noroeste, por ver lo que había alrededor de ella, y en aquella parte por donde fue halló una gran ensenada o puerto capaz para todos los navíos de los cristianos." Por su parte, Las Casas no hace sino seguir fielmente el Diario de a bordo: "Echándose en el suelo, y levantaban las manos al cielo, y después, dando voces, llarn¿?ndolos que fuesen a tierra ; pero el Almirante, por ir a ver un grande arracife de peñas que cerca toda la isla en redondo, no curó de ir a tierra como los indios pedían. Dentro deste arracife dice el Almirante haber puerto segurisimo, en que cabrían todas las naos de la cristiandad." Volviendo al relato de Colón, éste observa que dentro de la bahía natural hay algunas bajas; en cambio, pondera su esplén-dida calma: "Es verdad que dentro de esta cinta hay algunas bajas, mas Za mar no se muese más que dentro en un pozo." c) Ea península y el istmo. Otro de los accidentes que descubrió el Almirante en el bojeo del 14 de octubre fue una diminuta península ("un pedazo de tie-rra"), fácil de aislar en su istmo por medio de un foso, donde en caso de necesidad se podría construir una fortaleza. Era tan es-trecho el istmo que consideraba posible abrir paso a las aguas con el trabajo de un par de jornadas. "Y para ver todo esto me movi esta mGana, pwque supi,e.re dar de todo relación a Vuestras Altezas, y tambih a donde pudiera hacer fortaleza, y vi un pedazo de tierra que se hace conu, isla, aunque no lo es, en que habb seis 334 ANUARIO DE ESTUDIO8 ATLANTICOS casas. El cual se pudiera atajar, en dos dias, por isla, aunque yo no veo ser necesario, porque esta gente es m 9 simplice en armas." La importancia de este accidente para la identificación de Gua-nahaní ob'liga a reflejarlo a través de las plumas de Hernando y Las Casas. El hijo natural del Almirante dice al respecto lo que sigue: "Al fin llegó a una península que con trabajo se podría rodear por agua, en tres días, habitable, y donde se podía hacer una buena fortaleza." Por su parte, el historiador dominico no es más explícito: "Miró dónde se podía hacer fortaleza, y vido un pedazo de tierra que salía, que se pudiera en dos días atajar y que-dara del todo hecho isla" 13. d) Los indios-guías. Paisaje frondoso. En esta zona de la isla Colon estableció contacto con los aborí-genes, siempre acogedores y pacíficos, cuyas circunstancias pon-dera. Recogió además siete. indígenas que le sirviesen de guías y con el propósito de conducirlos a España para aprender la len-gua castellana : "Esta gente es muy simplice en armas, como verdn Vues-tras Altezas de siete que yo hice tomar para les llevar Y aprender nuestra habla ZJ volverlos." El Almirante sugiere la idea de la expatriación y la trata: "Salvo que Vuestras Altezas cuando mandaren puédenlos todos llevar a Castilla o tenerlos en la misma Isla cautivos, 17 Fray Bartolomé de Las Casas, con su ingenuidad característica, añade esta explicaci6n "Esta manera de tierra llaman los cosmógrafos península, que quiere decir cuasi isla, esto es, cuando de la tierra firme sale algún pedazo de tierra angosto, y lo postrero della se ensancha en la mar." ANTOPYIO RUMEU DE ARiWS porque con cincuenta hcmzbres íos tendrán todos soguxgados. Y bs harán hacer todo lo que quisieren." Ya se ha dicho que en la península descubrió "seis casas". Más interesante resulta la descripción que hace de las tierras aledañas : "Y después junto a la dicha isleta están huertas de árboles, Zas m& hermosas que yo vi e tan verdes y con sus hojas como las de Castilla en el mes de Abril y de mayo, y nzucha agua. Yo miré todo aquel puerto y después me volvi a la nao." Este itinerario se refleja en análogos términos Dor la pluma de Hernando Colón : "Allí vio seis casas de los indios, con muchos jardines alre-dedor, tan hermosos como los de astilla en el. mes de Mayo, pero como la gente estaba ya fatigada de remar tanto, y él conocía claramente, por 10 qiue había vistoj que. no era q u d h tierra la que él andaba buscando, ni de tanto provecho que debiese permanecer en ella, tomó siete indios de aquellos, para que le sirviesen de intérpretes, y, vuelto a los navíos, salió." En cuanto a fray Bartolomé de Las Casas, se ciñe en su relato al Diario sin apartarse un punto: "Dice aquí el Almirante que no vía ser necesario pensar en hacer por allí fortaleza, por ser aquella gente muy simple y sin armas, como Vuestras Altezas, dice él, verán por siete que yo hice tomar para los llevar y deprender nuestra habla y volverlos, salvo que Vuestras Altezas, cuando mandaren, puédenlos todos llevar a Castilla o tenerlos en la misma isla captivos, porque 50 hombres los ternán todos sojuzgados y les harán hacer todo lo que quisieren. Estas son palabras del Almirante, formales 14. 14 El propósito de expatriación de los indos llena al dominico de justa indignación Por eso interrumpe el relato para explayar estos sabrosos co-mentarios "Dos cosas será bien aquí apuntar. la una, cuán manfiesta parece la disposición y prontitud natural que aquellas gentes tenían para re-clhiy mzestra fe y &+&r!ns e lrnhilrlrrs gn !a rristxana re&-:& y en todas virtuosas costumbres, si por amor y caridad y mansedumbre fueran tratadas, y cuánto fuera el fruto que dellas Dios hwbiera sacado; ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCI~N GEOGRÁFICA DE LA ISLA DE GUANAHANF 33 Vido por allí tantas y tan lindas arboledas verdes, que decía ser huertas, con mucha agua, más graciosas y hermosas que las de Castilla por el mes de mayo. Destos que con tanta confianza en las 'barcas, como a ver y adorar gente del cielo, se entraron, detuvo el Almirante siete, y con ellos se vino a la nao" 15. En este punto surge una interrogante que resulta difícil escla-recer plenamente. ¿Alcanzó Colón su objetivo de ir "al luengo de la isla ..., para ver la otra parte, que era de la parte del Leste, qué había"? O en términos más precisos, ;llegó a divisar la costa opuesta ? Consultado el caso con expertos marinos, sientan la conclusión de qr;e en e! Ifmitadu de m&aiia foaIIi&js rememg dieron realizar un bojeo como máximo de catorce millas, siete en el viaje de ida y otras siete para el retorno 16. La corta distancia recorrida permite establecer esta deducción: si la isla era diminuta y Colón había fondeado en la mitad Septen-trional, cabe admitir que arribase remando a la otra faz. Si la isla era, por el contrario, de regulares dimensiones, no debió rematarse la segunda, cuán lejos estaba el Almirante de acertar en el hito y punto del derecho &vino y natural, y de lo que, se@n esto, los reyes y él eran con estas gentes a hacer obhgados, pues tan ligeramente se determinó a decir que los reyes podían llevar todos los indios, que eran vecinos y moradores naturales de aquellas tierras, a Castilla, o tenerlos en la misma tierra captivos, etc. Cierto, distantísimo estaba del fin que ikos y su Iglesia pretendia en su viaje, al cual, el descubrimiento de todo este orbe y todo cuanto en él y cerca dé1 se hob~ese de dtsponer, se habia de ordenar y ende-rezar." 16 Fray Bartolomé vuelve a protestar en esta ocasi6n por las violencias "Por lo que despu6s pareció, que cuando podían huir se huían, pa-rece b~en que los detuvo contra su voluntad, y si &tos eran casados y tenian mujeres y hijos para mantener, y otras necesidades, ic6rno esta violencia se podía excusar? Parece que, contra su voluntad, en ninguna manera, por bien alguno que dello se hobiere de sacar, no se dehera hacer '> 16 Ello es equivalente a : 25 km. 942 m. En el viaje de ida: 12 km. 971 m, y otros tantos en el de vuelta. 34 ANTONIO RUMEU DE ARMAS el proyecto, quedando en suspenso por imposibilidad material de llevarlo a efecto. Cuando los indígenas de Guanahaní contemplaron absortos la llegada de los hombres Mancos, "enviados del cielo", se apresu-raron a comunicar la sorprendente nueva a las islas vecinas. El mensajero fue un indio lucayo que se hizo a la mar en su canoa, sin acompañamiento de nadie. Colón topó con él en mar abierta cuando navegaba en la ma-ñana del 16 de octubre entre la isla de Santa Maria de la Con-cepción, su última escala, y la Fernandina, que tenía a la vista como inmediato objetivo. La identificación pudo hacerla por las cuentas de vidrio y las monedas que portaba en una cestilIa. El mensajero iucayo ie iievaba la delantera al Almirante, pues ya había advertido a los moradores de la isla de Santa María la pre-sencia de los extraños visitantes y pretendía cumplir idéntico come-tido con respecto a los aborígenes de la isla Fernandina. Ello es la prueba más evidente de la proximidad de unas islas a otras. Cristóbal Colón describe este episodio con singular verismo: "Y estando a medio golfo de estas dos islas -es de saber de aquella de Xanta Maria y de esta grande, a la cual pongo nombre lu Fernandha-, hallé un hombre solo en una almadia que se pasaba de la isla de Santa Xaria a lu E'er-nandina, y trak un poco de su pan7 que seria tanto como el puño, y una calubaxa de agua y un pedaxo d.e tierra be~rneja hecha en polvo y después amasada, y unas hojas secas que debe ser cosa muy apreciada entre ellos, porque ya me tra-jeron en San Salvador de e l h en presente." La icientificación dei indio iucayo mensajero pruduju ai Xiiiii-rante notoria sorpresa : "Y traia un cestilb a su guisa en que tenia un ramalejo de cuentec2lirccs de vidrio y dos blancas, por las cuales conocá que él ven& de la Zsla de San Salvador, y habh pasado: a aquella de Santa M a k y se pasaba a ¿a íi'ernandina7 eí cztd se Zlegó a la nao. YO le hice entrar, que mi lo demartdaba él, ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S DESCRIPCION ~ G R Á F I C ADE LA ISLA DE GUANAHANf 35 y le hizo poner su almadio en la m y guardar todo lo que él tr&; y le mamandé dar de comer paaz y miel y de beber." Inmediatamente después el Descubridor lo puso en libertad, para que fuese portavoz del buen comportamiento de los cas-tellanos : "Y asi lo pasaré a la Fernandina y le daré todo lo suyo, F q u e d4 buenas nuevas de nos, pw [que] a Nuestro Sear cvpl&endo, cuando Vuestras Altezas envíen acá, que aquellos que vinimen reciban honra y nos den de todo lo que hubiere." ABANDONO DE LA ISLA DE GUANAHANI Como ya ha quedado bien claramente expuesto, Colón proyec-taba para la tarde del 14 de octubre la exploración del Océano con dirección Sudoeste. El día anterior, 13, ha manifestado este decidido propósito: "Y yo estaba atmto y trabajak de saber si habk oro. Y vi p e algunos de ellos tra;ian un pedaxuelo co~lgadbc m un agujero que tienen a h m&. Y por senas pude entender q.ue yemk al Sur o uoluli& la Ish polr el Sur, que estaba alli un rey que tenb grWes vasos de ello, y tenia muy mucho. Trabajé que fuesen alld, y despuks vi que no enten-dian en la ida." La resolución del Almirante es inmediata: "Determiné de aguardar hasta mañana [14], en h tarde, y después partir para el Sudue.de, que según muchos de ellos me emeñarow de&n que habh tierra al Sur y al Sudueste y d Nmeste.. ., y as2 ir al Szúdueste a buscar el oro y pie-dras pre~iosas.~' En este punto, nos surge una duda de importancia con respecto al rumbo que siguió la flotilla. Recuérdese que cuando el Almiran- 36 ANTONIO RUBIEU DE ARMAS te, en el bojeo de la mañana del 14 de octubre, recorre la costa y explora la resimga, acaba por descubrir una peninsuh a la que retrata en estos términos literales: "Y para ver todo esto me moví esta mañana, porque su-piese dar de todo relación a Vuestras Altezas, y también a dónde pudiera hacer fortaleza, y vi un pedazo de tierra que se hace como isla, aunque no lo es, en que habk seis casas. El cual se pudzera atajar, en dos dias, por isla, aunque yo no veo ser necesario." Presta atención a todo lo que divisa, sin señalar que desde di-cha penimla se descubriesen islas próximas. En cambio, sí le Ila-ma la atención la frondosidad de las tierras aledañas: "Y después junto a la dicha isleta están huertas de ár-boles las wuís hermosas que yo vi e tan verdes y con sus 12ojas como & Cast4lía en el mes de Abril y de mayo, y mucha agua. Yo mi?-6 todo aquel puerto y despues me volvi a la nao." Sin embargo, este episodio tiene un reflejo distinto en la pluma de su hijo, Hernando Colón, pues éste asegura que desde dicha peninsula "se veían. otras islas" ; y altera en esa dirección Nor-oeste el rumbo previsto por el Almirante, en la jornada anterior, Sudoeste. Véanse sus exactas palabras : "Al fin llegó a una península que con trabajo se podría rodear por agua, en tres días, habitable, y donde se podía hacer una buena fortaleza. Allí vio seis casas de los indios, con muchos jardines alrededor, tan hermosos como los de Castilla en el mes de Mayo; pero como la gente estaba ya fatigada de remar tanto, y él conocía claramente, por lo que había visto, que no era aquella tierra la que él andaba bus-cando, ni de tanto provecho que debiese permanecer en ella, tomó siete indios de aquellos, para que le sirviesen de intér-pretes." Sobre el extremo que nos interesa, añade: "Y vuelto a los navíos, salió para otras islas que se veian desde lu peninsulu, y parecían ser llanas y verdes, muy po-bladas, como los mismos indios afirmaban. A una de las cua-les, que dktaba siete ieguas, llego el dfa siguiente, que fue lunes a 15 de Octubre." ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCION GEOGRÁFICA DE LA ISLA DE GUANAHAN~ 37 Fray Bartolomé de Las Casas describe la península sin apar-tarse del Diario de a bordo: "Miró dónde se podía hacer fortaleza, y vido un pedazo de tierra que salía, que se pudiera en dos días atajar y que-dara del todo hecho isla." Pero como tiene también a la vista el manuscrito de Hernando Colón, trata de buscar un punto de conciliación entre ambos, dando por sentado que los indios lucayos advirtieron al Almirante, en el mismo lugar de su captura, de la existencia de islas vecinas. Es decir, que la información precede al retorno a los navíos y a la definitiva partida de Guanahaní. Véase cómo se expresa e1 famoso fraile dominico : "Preguntados éstos, que así detuvo, si había otras islas por allí, respondieron por señas que habia muy muchas, [y contaron por sus nomks más de ciento] ." A renglón seguido prosigue : "Alzó las velas el Almirante con todos sus tres navíos, y comenzó a ver muchas islas que no sabía a cuál primero ir, todas muy fértiles y muy hermosas, llanas como vergeles; miró por la mar que estaba de aquésta 7 Ieguas, adonde 1Iegó lunes, 15 de octubre, al poner del sol, a la cual puso por nom-bre la isla de Sancta María de la Concepción." ;De parte de quién está Ia razón y Ia verdad? ;Debemos guiar-nos por Colón en su Diario de a bordo, seguir a Hernando en la ~ ~ t o drel kAl mirante o admitir la versión de Las Casas en la Historiu de las Indias? La cuestión no es baladí, como hemos esbo-zado, ya que de la poutura que adoptemos depende el rumbo y la dirección Cíe ios navíos. 2.-CRITERIO MÁS PONDERADO. Si es válido el testimonio de Colón, la flota se alejará de la isla de Guanahaní rumbo Sudoeste en busca de las islas del oro: ANTONIO RUMEU DE ARMAS "Y por señas pude entender que yendo d Sur o volviendo la Islu por el Sur, que estaba alli un rey que tenia grandes vasos de ello, y tenút muy mucho. Trabajé que fuesen allá, y después vi que no entendiun en la ida. Determiné de aguar-dur h&a mñana en la tarde y después partir para el Sudueste, que según muchos de ellos me er~señarm decíun que hccb.ia tierra al Sur y al Sudueste y al Norueste." - --m .. -: l Láneas adelante ratifica este decidido propósito: "Y as2 ir al Sudueste a buscar eí oro y piedras preciosas." Si damos crédito a Hernando, la dirección que tuvo que tomar era la Noroeste para alcanzar por segunda vez la península, y des-de ella enfilar proa hacia las islas vecinas a la misma. Recuérdese, en primer lugar, que la península la había alcanzado en esa di-rección : "El domingo siguiente, que fue 14 de Octubre, el Aimi-rante fue con los bateles por la costa de aquella isla, hacia el Noroeste, por ver lo que había alrededor de ella, y en aquella parte por donde fue halló una gran ensenada o puerto capaz para todos los navíos de los cristianos.. . Al fin llegó a una península que con trabajo se podría rodear por agua, en tres días, habitable, y donde se podía hacer una buena fortaleza." La partida definitiva de Guanalianí está bien claramente seña-lada en cuanto a su ruta: "Y, vuelto a los navíos, salió para otras islas que se veían desde la península, y parecían ser llanas y verdes, muy po-bladas, como los mismos indios afirmaban." Si nos dejamos guiar por Las Casas, se impone aceptar la di-rección Nornordeste l7 por similares motivos. Los indios captu-rados en la península informan a Colón de la existencia de las islas, y hacia ellas se dirige seguidamente: 17 Recuerdese su anterior postura, en el punto concreto que nos ocupa Para él Cololón está en la costa occidental 342 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS DESCRIPCION GEOGRÁFICA DE LA ISLA DE GUANAHANf 39 "Destos [indios] que con tanta confianza en las barcas, como a ver y adorar gente del cielo, se entraron, detuvo el Almirante siete, y con ellos se vino a la nao Preguntados éstos, que así detuvo, si había otras islas por allí, respon-dieron por señas que había muy muchas, [y contaron por sus nombres más de ciento]. Alzó las velas el Almirante con todos sus tres navíos, y comenzó a ver muchas islas que no sabía a cuál primero ir, todas muy fértiles y muy hermosas, llanas como vergeles." En esta auténtica encrucijada, optamos por el testimonio de Cristóbal Colón en el Diario de a bordo. Fig 6 -Navegación de partida rumbo Sudoeste Zarpando del Oeste (zzquzerda) , del Este (derecha) Creemos que el Almirante eligió el rumbo Sudoeste por las si-guientes razones : Porque así lo había determinado y resuelto el día ante-rior, 13, como objetivo inmediato para la tarde del 14 (des-pués de verificada la exploración o bojeo proyectado para la mañana de idéntico día). Porque Colón, ansioso de descubrir nuevas tierras, silencia en absoluto en el Diario que divisase desde la peninsuk cualquier género de islas. Parece inadmisible dicho mutis-mo, si tenemos en cuenta la advertencia reiterada de los indígenas de existir "tierra al Sur y al Sudueste y al Nomeste". Porque en cuanto divisa nuevas islas, en la tarde del 14, lo registra alborozado. Su silencio hay que estimarlo, por esta misma razón, como una negativa rotunda. ANTONIO RUMEU DE ARMAS En este trascendental momento el Diario de a bordo es de una concisión y parquedad que sorprende. Lo único que registra de interés es el importante grupo que divisa en el atardecer del día 14 de octubre, apenas se ha alejado de la isla de Guanahaní: "Después me ~01eia la nao y di la vela, y vide tantas islas que yo no sabh determinarme a cuál irh primero." Los indios-guías, al observar la satisfacción y sorpresa del AImirante, ensartaban retahilas de nombres geográlicos, que pro-vocan el comentario, a todas luces exagerado, del Descubridor: a N E "Y aquellos hombres que yo tenia tomado, me de&n por O señas que eran tantas y tantas que no habk número y nom- n =m brarom por szc nombre más de ciento." O E E a En vista de ello, el Almirante opta por dirigirse a la más gran- E de, de la que creía separarle unas cinco leguas: 3 "Por ende yo miré por la más grande, y aquella deter- - 0m miné andar, y mi hago y será lejos desta de San SaZvador E cinco leguas y otras dellas m&, dellas menos. Todas son O muy lbnas, sin mcmtañas y muy fértiles y todas pobladas, n y se hacen guerra la una a Za otra, auutque estos son muy -E simplices y muy lindos cuerpos de hombres." a n La noche obliga a Colón a amainar velas, ante el temor de encallar en los bajos de la costa próxima. Por otra parte, sus O3 cálculos de distancia salieron erróneos (siete leguas en lugar de ciace). Per +&!es mtires m p ~ U ea kanzur 12 s e g~n d ai s ! ~h asta el mediodía del lunes 15 de &ubre: "Habk temporejado esta noche con temor de no llegar a tierra a surgir antes de la mañana, por no saber si b costa era Zimpiu de bajas; y en a.maneciendo cargar v e h . Y como Zu &¡a fuese míis lejos de cznco leguas, antes ser4 siete, y la w e a me detwo, seria mediodía cuando llegué a la dicha isb." ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCIÓN GEOGRÁFICA DE LA ISLA DE GUANAtIAKf 41 Hernando Colón es mucho más parco en el relato: "Y, vuelto a los navíos, salió para otras islas que se veían desde la península, y parecían ser llanas y verdes, muy po-bladas, como los mismos indios afirmaban. A una de las cua-les, que distaba siete leguas, llegó el día siguiente, que fue lunes a 15 de Octubre." Por su parte, Las Casas trata de compaginar ambos testimo-nios haciendo alarde de extrema concisión : "Preguntados éstos [indios], que así detuvo, si había otras islas por allí, respondieron por señas que había muy muchas, [y contaron por sus nombres más de ciento]. Alzó las velas el Almirante con todos sus tres navíos, y comenzó a ver muchas islas que no sabía a cuál primero ir, todas muy fértiles y muy hermosas, llanas como vergeles; I&Ú pur' la mar que estaba de aquésia 7 ieguas, adonde iiegó lunes, 15 de octubre, al poner del sol." DE LAS LUCAYAS 1.-LA SEGUNDA ISLA: SANTAM AR~DAE LA CONCEPCI~N. Siendo nuestro exclusivo fin la descripc~óng eográfica de la isla de Guanahaní, desde el punto y hora en que Colón abandona dicha isla pierde interés el itinerario del magno Descubrimiento. Pero como nuestro propósito es principalmente contribuir a la localización de la isla de San Salvador, para lograr su identifica-ción, sí nos interesa, en cambio, cualquier pormenor sobre la si-tuación, distancia y forma de las islas vecinas, por cuanto van a ser factores importantes para la determinación. Por eso, a partir de este momento, nuestro objetivo se hace más concreto y preciso, sin que nos interesen particularmente la población, las producciones y la riqueza -por otra parte suma- 42 ANTONIO RUMEU DE ARMAS mente similares-, como términos accesorios a nuestro principal problema. La segunda isla que Colón descubrió al Oeste de San Salvador le pareció menos ancha que larga, y dispuesta en su mayor di-mensión de Este a Oeste. El frente Norte-Sur, frontero a Gua-nahani, lo calcula en cinco leguas, mientras que de Este a Oeste media el doble: "Y como la isla fuese mds lejos de cinco leguas, antes será siete, y la marea me detuvo, serk mediodia cuundo 7legué a la dicha kh. Y hallé que aquelh haz que es de la parte de la ; isla de San Salvador se corre Norte Sur y han en ella 5 Ze- E gum. Y Za otra que yo segwi se corria Leste Oueste, y han O &a m& de di& Zleg~m~y~" n - Oo> E El Almirante pasa de largo por la costa septentrional de la ; isla en la tarde del lunes 15 de octubre con el propósito de alcan- E zar su extremidad occidental IS. Le incita en la premura la cir-cunstancia de divisar otra isla bastante mayor a Poniente: 3 - 0 m "Y como de esta isla vide otra mayor al Oueste, cargué E las velas por andar todo aquel dia hasta la noche, porque ? aun no pudiera haber andado d cabo del Oueste." - A la segunda isla descubierta y explorada Colón la bautizó con el nombre de Santa María: n "A la cual puse nombre ía kla de Santa Maria de la Con- = cepción. Y casi aí poner del Sol surgia acerca del dicho Cabo O por saber si hab2a al14 oro, porqzos estos que yo habh hecho tomar en h Isla de San Salvador me decian que ahi trahn manillas de uro muy grandes a las piernas y a los brazos. Yo bien crei que todo b que dechn era burla para se fugir. 1s El Almirante recorre la isla por el Norte Hay que interpretarlo así Si ha116: "que en aquella haz que es de la parte de San Salvador se corre Norte ISur", y añade: "la otra que yo segui se corría Leste Oueste", da a entender, sin proponérselo, cual fue ei itinerario si hubiese seguiao ia costa Norte-Sur, este Último punto señalaría el rumbo Este-Oeste por el Mediodía 346 ANUARIO DE ESTUDIOS A T L A N T I C O S DESCRIPCION GEoGR~FICA DE; LA ISLA DE GUANAHAPrf 43 Con. todo, mi voluntad era de m p a r por ninguna isla 6% que m tomase pses2ó.12, puesto que, t o d o d e u ~ as,e puede decir de todas." El martes 16 de octubre, con las primeras luces del alba, Colón desembarca en la isla de Santa María, donde le ocurren diversas incidencias que no hace al caso relatar: "Y sorgi e estuve hasta hoy martes, que en amaneciendo fui a tierra con las barcas armox2u.s; y sali, y ellos, que eran m m b s as2 desnudos y de la misma condición de la otra lisk de San Salvador, nos dejaron ir por la kb y nos daban lo que les pedh. Y porque el viento cargaba a la travesia Sueste, no me quise detener y parti para la nao." 2.-LA TERCERA ISLA : F&RNANDINA. Ei propio 16 de octubre ei Almirante decide partir hacia ia tercera isla : "Y di Zmgo b vela para ir a la otra islu grmde que yo ve& al Oueste." Líneas adelante vuelve a insistir en su inmediato objetivo. Ade-más añade sustanciosos pormenores sobre la distancia que la sepa-raba de la isla de Santa María, así como sobre su orientación y dimensiones : "Y asi parti, que serhn las diez horas, con el viento Sueste, y tocaba de Sur para pasar a esta otra isla, la cual es grandbima y a&&e todoe estos hombres que yo traigo de b de San S d d r hacen señas que hay muy mucho oro, y que b traen m b s braxos en man2llas, y a las piernas, y a las orejas, y al nark y aZ pescuezo. Y habk de esta Isía de Santa Mar& a esta otra nueve leguas Leste Oueste, y se corre toda esta pu~te6% la isla Nomeste Sueste. Y se parece que bien habrz'a en esta costa &S de v & t ~ h o leguas en esta $m. Y es muy llana, sin montalia alguna, así como aquella de Sant SaZoizdor y de Santa Mar&" Después vuelve a insistir Colón en las características generales del archipiélago de las Lucayas, exprimiendo una vez más su insa-ciable sed por hallar oro : NÚm 1.6 (1968) 847 ANTONIO RUMEU DE ARMAS "Y todas playas szn roquedos, saZvo que a todas hay algunas peñas acerca d,e tierra debajo del agua, por donde es menester abrir el ojo cuando se quiere surgir e e surgir mucho a cerca de tierra, azcnque las aguas son siempe muy cZmas y se ve el fondo. Y desviado de tierra dos tiros de lombarda, hay en todas estas islas tanto fondo, que no se puede llegar a él. Son estas islas muy verdes y fértiles y de aires muy dulces, y puede haber m u c k cosas que yo no se, porque no me quiero detener por calar y andar muchas islas para hallar oro. Y pues éstas dan asi estas señas que lo traen a los brazos y a las piernas, y es oro, porque les mostré algu-nos pedazos del que yo tengo; no puedo errar con la ayuda de Nuestro Señor, que yo no le halle adonde nace." En este punto suspende la narración el Almirante para relatar el encuentro con el mensajero de la zsla de Guanahanf, episodio que ha sido expuesto en otro lugar de este estudio 19. Cerrado ei inciso, vuelve a retroceaer a la mañana dei &a 16 para insistir en la navegación desde Santa María a Fernandina: "Parti de las islas de Santa Yaria de Concepción, que serk ya cerca de medio dia, para la isla Fernandina, la cual muestra ser grandisima al Oueste, y navegué todo aquel dia con calmería. No pude llegar a tiempo de poder ver el fondo para surgir en limpio, porque es en esto mucho de haber gran diligencia por no perder las anclas; y as2 temporicé toda esta noche hasta el dia." En la noche del 16 al 17, mientras la flotilla se mantenía al pairo frente a la costa, los indios acudían en sus canoas ofreciendo sus míseros productos y en demanda de obsequios. Era el resul-tado de la propaganda hecha por el mensajero de Ouanahani. Así lo atestigua el Almirante: "Babia venido aqueZ hombre que yo halle ayer en aquella aZmacZúz a medio golfo, el cual había dado tantas buenas nue-vas de nos, que toda esta noche no faltó almadia a bordo de la nao, que nos traian agua y de lo que tenhn. Yo a cada uno le mandaba dar algo, es, a saber, algunas cuentecillas, &ex o doce de elhs de vidrio en un filo, y algunas sonajas de latón 19 Capítulo VI, epígrafe 3 348 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS de estas que valen en Castilla un maravedi c& una, y algu-nas agujetas, de p todo tenian en grandisima excelencia, y también ba mndaba dar, wra que comiesen, cuando ve-nian en la nao, y miel de azúcar." La operación de fondear, el desembarco y la aguada se verifica de esta manera en la mañana del miércoles 17 de octubre: "Y asi tempmké toda esta noche hasta el dda, qzce vine a una población, adonde yo surgi e a h d e habia ue.nicZo aqrceZ hombre. Y despés, a horas de tercia, envié 01 batel de la nao en tierra por agua; y ellos de muy buena gana le ense-ñaban a mi gente adonde estaba el agua, y ellos m;smos traian los barriles llenos al batel y se holgaban mucho de nos hacer placer." 3.-DESCRIPCION DE LA ISLA FERNANDINA. El Almirante vuelve a extasiarse con la descripción de cuanto sus ojos contemplan : "Esta isla es grandisima y tengo determinado de la rodear, porque, segun puedo entender, en ella o acerca de ella hay mina de oro. Esta isla está desviada de la de Santa MarZa ocho leguas casz Leste Oueste; y este cabo adonde yo vine y toda esta costa se corre Norueste y Sur sudueste, y vide bien veinte leguas de elh, más ahi no acababa. Ella es isla muy verde y liana y fertilzsima, y no pmgo duda que todo el ano siembran panizo y cogen, y mi todas otras cosas. Y' vi& mu-chos árboles rnuy diferentes de los nuestros, y dellos muchos que tenian íos ramos de muchas maneras y todo en un pie. Y un ramito es de una manera y otro, de otra; y tan dife-rente, que es la mayor marawQlcl de2 mu'y1do cuanta es la diversidad de la una manera a la otra. Verbigracia: un ramo tenia las hojas de manera de cañas, y otro de marcera de lentisco, y asi en un. solo árbol de Ginco a se& de estas ma-neras, y todos tan diversos; ni éstos son ingeriu, pcrrque se pueda decir que el injerto lo hace; antes son por los mon-tes, wi cura deíbs esta gente." Cristóbal Colón se queda admirado de la variedad multicolor de los peces: Núm 14 (1968) 349 ANTONIO RUV'íU DE ARMAS "Aqui son los peces tan diformes de los nuestros, que es maravilla. Hay algunos hechos como gallos, de los más finos colores del mundo, azules, amarillos, colorados y de todos colores, y otros pintados de mil mneras; y las colores son tan finas, que no hay hombre que no se maravi1Ze y no tome gran descanso a v e r h . También hay bulbenas." En cambio, le sorprende sobremanera la pobreza de la fauna terrestre : "Bestias en tierra no vide ninguna de ninguna manera, salvo papagayos y lagartos. Un mozo me dijo que vio una grande culebra. Ovejas ni cobras ni otra nkagunn bestia vi; aunque yo he estado aqui muy poco, que es medio d k ; mas si las hubiese, no pudiera errar de ver alguna. El cerco de esta isla escribiré después que yo la huubiere rodeudo." 4.-EXPLORACIÓN MARÍTIMA DE LA ISLA ~RNANDINA. Los indios-'guías de la isla de Guanahaní y los aborígenes de Santa María y Fernandina nombraban insistentemente como la isla del oro a Samaot. Por eso decide el Almirante, el propio 17 de octu-bre, rodear la isla Fernandina para ver de alcanzar la tierra aurífera : "Ahora, escribiendo esto, di la vela con el viento Sur pura pujar a rodear to& la .isla, y trabajar hmta que halle Si~w~aot, que es la ida o ciudad adonde es el oro, que usi lo dice% todos estos que aqwí vienen en la nao, y nos ío decía% los de la islu de San Salvador y de Santa Mnrh." Cristóbal Colón escoge coirio la derrota más óptima para el lo-gro de su objetivo la del Sudeste, pegado a la costa, puesto que la p&h ~ erientar¿l_z N ~ I > ~ ~ T Q2 &SuPrs ij&&-: "A medwdia parti de la poblmión adonde yo estaba surgido y adonde tomé agua para ir a rodear esta isla Fer-nandina, y el viento era Sudueste y Sur; y como mi voluntnd fuese de seguir esta costa de esta isla adonde yo estaba al -S-h"rp".-rf-e-, pwq2l.e & se m e to da NQT - ~ .QT -y~ &Sw~ -s?~estye ~ que crda llevar el dicho camino de Sur y Sueste, porque aquella; parte todos estos indios que traigo y otro de quien 350 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCIÚN GEOGRÁFICA DE LA ISLA DE GUANAHAiif 47 hube señas en esta parte del Sur a la isla a que ellos llarnafl Samoet, a donde es el oro." Sin embargo, el Almirante vióse forzado a última hora a cam-biar de rumbo ante la insistencia de los indios-guías en que de;bería tomar, como más rápida, la derrota del Nornoroeste. Esta fue la direcdón seguida hasta alcanzar la parte septentrional de la isla Fernandina : "Y Martin Alonso Pinzón, capitán de la carabela "Pznta", en la cual yo mandé a tres de estos indios, vino a mi y w e dijo que wno de ellos muy cwtifkadamente le habia dado a entender que por la parte del Nornorueste muy mus presto arrodearáa Za isla; yo vi que el viento no me ayuda3n p r el camino que yo queria llevar, y era bueno por o2 otro; di la vela al Nornorueste, y cuando fue a cerca del cabo de la ida, a 40s 2eg?das9 E.n.Ilé un. w!.tl,y rn.araui.lZ~.mp u e r t~:>~ El surgidero descubierto en la parte septentrional de Fernan-dina lo consideró tan abrigado, si tuviera fondo, que decidió son-dearlo, con resultado negativo : "H~llt3u n muy maravilloso puerto c m una boca, aunque dos bocas se le puede decir, porque tiene un ideo en medio y son ambas muy angostas y dentro muy ancho para cien nawios si fuera fondo y limpio y fondo a la entrada. Pare-ciórne razón del ver bien y sondear, y asi surgi fuera dé1 y fui en él cofi todas h s barcas de los n a v h y vimos que no h a k fondo. Y porque pensé cuando yo le vi que era boca de algún rio, hínec rnandach llevar barrzles para tomar agua, y en tierra hall2 unos ocho o diex hombres que luego vinieron a nos y nos mostraron muy cerca la población, adonde yo envié la gente por agua, una parte con armas, otras con barriles, y asi la tomaron, y popque eran Lejuebs me detuve m- rr>omnMn 20 2nin h-mo >> p u r v u p w w v v wv w u u IVWI m. Este compás de espera lo aprovechó Cristóbal Colón para ob-servar el paisaje de alrededor : "En este tiempa anduz;e asi por aqueZlos árboles, que eran la cm.l ^r-&1a iF-LV8dae ,"w que oei'u Y.üe se hya&& o, tanta verdura en tanto grado cumo en el mes de myo en Andalucáa. Y los árboles todos están tan diformes de los ANTONIO RUMEU DE ARMAS nuestrm como el diu de la noche; y asi ices frutas y asi las hierbas y las piedras y todas las cosas. Verdud es que algunos árboles eran de la naturaleza de otros que hay en Castilla. Por ende habia muy grande diferenciu, y los otros árboles de otras maneras eran tantos que no hay persona que lo pueda decir ni asemejar a otros de Castilla." Verificada la toma de agua, la exploración siguió su curso "Después de tomada el agua, volvi a la nao, y di la vela y sali aZ Nomeste, tanto que yo desmbri toda aquella parte de la isla hasta la costa que se corre Leste Oueste." En este punto septentrional de la isla E'ernandina, los indios-guías aconsejaron volver a atrás, por reconocer su error en cuanto a ia identificación de Samoet. De esta manera ia fiotiiia voivió a costear la isla siguiendo la dirección Sudeste, cosa en la que invir-tieron la noche del 17 al 18 de octubre: "Y después todos estos indios tornaron a decir que esta ida era más pequeña que no Za &la Xamoet. Y que seria bien volver atrás por ser en ella más presto. El viento alli luego nos calmó y comenzó a ventar Ouesnorueste, eZ cual era con-trario para donde habiamos venido, y asi tomé b vuelta y navegué toda esta noche pasa& al Leste Sueste, y cuándo al Leste todo y cuándo al Sueste; y esto para apurtarme de la tierra? porque haoía muy gran cerrazón y el tiempo muy car-gado. El era poco y no me dej6 llegar a tierra a surgir. A& que esta noche llovió muy fuerte después de media noche hasta casi el d k , y aún está nublado para llover, y nos al cabo de la isla de lu parte de Sueste, adonde espero surgir hasta que aclarexca, para ver las otras idas adonde tengo que ir." Colón cierra el Diario, en esta jornada, con los consabidos elo-gios hacia la tierra: "Y asi todos estos dias, después que en estas "Indias" estoy, ha llowido poco o mucho. Crean Vuestras Altezas que es esta tierra la mejor y más fdrtil y temperadu y llana 9 buena que halla en el mundo." 352 ANUARIO Dh7 ESTUDIOS ATLANTICUS DESCRIPCION GEOGRAFICAD E L4 ISLA DE GUANAHANf VII EN BU'SCA DE LA ISLA DE CIPANGO El itinerario de la expedición no se interrumpe. Durante la jor-nada del jueves 18 de octubre prosiguió la exploración de la isla Fernandina, a la que recorre "en derredor". De ello cabe sospechar que, alcanzada su extremidad meridional, la remontó por la parte occidental "cuanto pudo". Por esta circunstancia se le van las horas del día sin mayor provecho: "Despés que aclareció segui el viento, y fui en derredor de lu isla cuanto pude? y surgi al tiempo q.ue ya no era de navegar; mas no fui en tierra, y en amaneciendo di la cela." Al día siguiente, viernes 19 de octubre, reemprende la ruta rumbo al Sudeste hasta topar con Saomete, a la que bautizó como isla Isabela. El arribo se verifica por su extremidad septentrional: "En amaneciendo levanté las anch y envié la carabela "Pinta" al Leste y Sueste, y la carabela 'Wiña,' al Sursueste, y yo, con la nao, fui al Sueste, y dado orden qice 1let;assn aquella vuelta hasta mediodia, y después que ambas se mudasen las dmotas y se recogieran para mi. Y luego, antes que andásemos tres horas, vimos una isla al Leste sobre la cual descargamos. Y llegamos a ella todos tres b s na~ios antes de medio dia a la punta de Norte, adonde hace un isleo y una restinga de piedra fuera de él al Norte, y otro entre él y la kla grmde; la ma2 anombraron estos hombres de San S a ~ ~qure y,o traigo, la isla Saomete, a la md puse nom-bre la Isabelu." La exploración se verifica ahora hacia el Sur-Suroeste para al-canzar el cabo Hermoso : "El viento era Norte, y qwedaba; el dicho isleol en derrota de la isla Fernandina? de rtdMlrtdMyldoe hahia. ynrt.inJc> l e s t e Oueste; y se coda desp2cés la costa desde eíl kleo al Oueste, y habia en ella doce leguas hasta un &o, y aqwí yo llamé ANTONIO RUMEU DE ARMAS el Cabo Hermoso, que es de la parte del Oueste. Y asi es hermoso, redondo y .muy fondo, sin bajas fuera de él, y al comienzo es de piedra y bajo y más adentro es playa de arena como cuasi la dicha costa es. Y ahi surgi esta; noche viernes hasta la mañana." La isla ofrecía un panorama distinto, dentro de su similitud con las otras Lucayas, pues estaba quebrada por ligerísimo relieve : ('Esta costa toda y la parte de la isla que yo vi, es toda casi playa, y la isla, la más hermosa cosa que yo vi, que si las otras son muy hermosas, esta es rds. Es de muchos árboles y muy verdes y muy grandes. Y esta tierra es mcis alta que las otras islas hdladas, y en ello algún altiZZo, no que se le pueda llamar montaña, mas cosa que hermosea lo otro, pa-rece de muchas aguas alM al medio de la isla." Al Almirante le llama la atención una rada o bahía situada a Nordeste, a la que no pudo tener acceso por su escaso calado: "De esta parte al Nordeste hace una grande angla, y ha muchos arboledos y muy espesos y muy grandes. Yo quise ir a surgir en ella para salir a tierra y ver tanta hermosura; mas era el fondo bajo y no podia surgir salvo largo de tierra." Este es el motivo que induce a Colón a refugiarse en el cabo Hermoso, como antes se ha sellalado por su propla pluma: "Y el viento era muy bueno para venir a este cabo, adonde yo surgi ahora, al cual puse nombre Cabo Hermoso, porque asi lo es. Y asi no surgi en aquella angla, y aún porqm vi este cabo de allh tan verde y tan hermoso, asi como todas las otras cosas y tierras de estas &as que yo no sé adónde me vaya pri.mero. Ni me sé cansar íos ojos de ver tan hermosas verduras y tan dzversas de las nuestras. Y aún creo que ha en eiias muchas hierbas y muchos árboles que vaien mucho en España para tinturas y para medicinas de especeria, mas yo no b s conozco, 4% que lleuo grande pena. Y llegando yo q u i a este cabo vino el olor tan bueno y suave de flores o árboles de la tierra, que era la cosa más dulce del mundo. De mañana, antes que yo de aqui vaga iré en tierra a ver qué es aqui en e¿ cabo. No es ia población saiw aZicL más adentro, adonde dken, estos hombres que yo traige, que estcí ek rey ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DESCRIPCIÓN WOGRAFICA DE LA ISLA DE GUANAHANf 51 y que trae mucho oro. Y yo de mañana quiero ir tanto avante que halle h pobhcGn y vea o haya lengua con este rey que, según éstos dan las sehs, él señorea todas estas islas co-marcanas, y va vestido y trae sobre si mucho oro; auwque no doy mucha fe a sus decires, asi pw no b s entender yo bien, como en conocer que elbs son tan pubres de oro que cualquiera poco que este rey traiga les parece a ellos mucho. Este aZ que yo digo Cabo Hermoso, creo que es klu apartada de Saometo y aún hay ya otra entremedias pequeña." ~.-DROSIGUE LA EXPLOBACIÓN DE LA ISLA ISABELA. El skbado 20 de octubre reanuda el Almirante el reconocirnien-to de la Isabela, partiendo de su extremidad sudoccidental. Intenta la exploración hacia Nordeste, cosa que le resulta imposible por el escaso fondo de la costa. En vista de ello opta por retornar por el itinerario que había traído; es decir, volver de nuevo al cabo Hermoso, en el Oeste de la isla, para, arrumbando al Nornordeste, alcanzar el "cabo del isleo" : "Hoy, al Sol salido, levanté las anclas, de donde yo estabu con lu nao surgido en esta isla de Saometo, al cabo del Sudueste, adonde yo puse nombre el "Cabo de la Laguna", y a la Islu la IsabeZZna, para navegar aZ Nordeste y al Leste de la parte del Sueste y Sur, adonde e~t enddie estos hombres que yo traigo que era la poblacMn IJ el rey de ella. k.' hallé todo tan bajo el fondoi que no pude ewhr ni navegar a ella, y vide que siguiendo el camino del Sudueste era muy gran, rodeo; y por esto determiné de me volver por el camino que yo habia traido de Nornordeste de la p.arte del Oueste, y rodear esta isla por aK. Y el viento me fue tan escaso? qae yo no nunca pude haber la tierra o1 largo de la costa, salvo en la noche. Y, porque es peligro su?-gir en estas idas, salvo en el dia que se vea con el ojo adónde se echa el 7 , n n , ~ hp~n i que es todo manchas, u m de limpio y otra de non, yo me puse a tempwejar a la vela toda esta noche del domingo. Las carabelas surgierovz porque [se] hallaron en tierra tem-prano y pensaron que a sus serñas, que eran acostumbradas de hacer, iria a surgir, mas no quise." El domingo 21 de octubre Cristóbal Colón volvió a divisar el "cabo del isleo" en la punta Norte de la isla Isabela: Núm 14 (1968) 355 ANTONIO RUMEU DE ARYAS "A las dzex horas llegué aqui, a este cabo del isleo y surgi, y asirnzsmo las carabelas. Y después de haber comido fui en tierra, adonde aqui no habk otra población que una casa, en la cual no hallé a nadie, que creo que con temor se habian huido, porque en ella estaban todos sus aderezos de casa. Ya no le dejé tocar nada, s a l ~ oq ue me sali con estos capitanes y gente a ver la isla." El Almirante se extasía ante la contemplación del paisaje, y toma puntual nota de cuantas maravillas captan sus escrutadores ojos : "Que si las otras ya vzstas son muy hermosas y verdes y fértiles, ésta es mucho m& y de grandes arboledas y muy verdes. Aqui es unas grandes lagunas, y sobre ellas y a la rueda es el arbolado en maravilla. Y aqui y en toda la isla son todos verdes y las hierbas como en el abril en el Anda-fiAciGy; s; c-tar & bs pqarztos, qquej jGí-eee que & hWftLbí-e nunca se querria partir de aqui, y las manadas de b s pa-pagayos que oscurecen el sol; y aves y pajaritos de tantas maneras y tan dzversas de las nuestras, que es maravilla. Y después hay árboles de rnzl maneras y todos de su manera fruto, y todos huelen que es maravilla; que yo estoy el más penado del mundo de no los conoscer, porque soy bien cierto que todos son cosa de 2ialia y de ellos traigo la demuestra, y asimismo de las hierbas." Cristóbal Colón se ve sorprendido por la presencia de un animal extraño, la iguana: "Andando asi en cerco de una de estas lagunas, vi una sierpie, la cual matamos y traigo el cuero a Vuestras Altezas. Ella como nos vio se echó en la laguna, y nos le seguimos dentro, porque no era muy honda, hasta que con lanzas la matamos. Es de siete palmos en largo; creo que de estas seme-janies hay aqui en estas lagunas rmuchas." Asimismo descubre el Almirante una madera odorífera, similar al liñaloe: "Aqwí conoci del lignaloe, y mañana he determinado de hacer traer a la nao djex quintales, porque me dicen que sale mucho." ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS Como los indios-guías le hablaban reiteradamente a Colón de la existencia de una isla próxima de inmensas proporciones a la que denominaban Colbar, en la mente del Almirante -firmemente convencido del arribo a la extremidad oriental de Asia- brota la identificación con Cipamgo, primera escala hacia su autkntico obje-tivo : el Cathay. Esta situación de ánimo, esta inquietud, la exprime el Almi-rante en el atardecer del 21 de octubre: "Yo queria henchir aqui toda la vasija de h s navios de agua; pov ende, si el tiempo me da lugar, luego me partiré a rodear esta isla hasta que yo haya lengua con este rey y ver si puedo haber de él oro, que oigo que trae, t~ después partir para otra isla grande mucho, que creo que debe ser "Cipango", s e g h las señas que me dan estos indios que yo traigo, a la cual elbs llaman Colba, en la cual dicen que ha naos y mareantes muchos y muy grandes, y desta isla otra que llaman ,Bohio, que también dicen que es muy grande. Y a las otras que son entremedio veré as2 de pasada, y según yo hallare recaudo de "oro" o especeria, determinaré lo que he de hacer. Más todavia, tengo determinado de ir a la tierra firme y a la ciud,ud de Quisay, y dar las cartas de Vuestras Altezas al Gran Can y pedir respuesta y venir con ella." La sed de oro retiene todavia a1 Almirante en la isla Isabela dos jornadas más. El 22 de octubre confiesa: "Toda esta noche y hoy estuve aqui aguardau~do si el rey de ami o otras personas traerian "oron o otra cosa de sus-tancia, y vinieron muchos de esta gente, semejantes a los &QS & ^fra.'. C.r?g-3-" Nuevas incidencias hay que señalar: "Tomamos agua para los navios en una laguna que aqui está acerca del cabo del ideo, que asi ha nombre; y en la &&a k yunu: L?Tú:&En Ai?lwusPo ;EBc~ú:Tp"L&,h de !u: P i n t ~m, ~ t 6 una sierpe tal como la otra de nper de siete palmos, y fice tomar aqui del liñaloe cuanto se halló." Núm 14 (1968) 357 54 ANTONIO RUMEU DE ARMAS El martes, 23 de octubre, vuelve el Almirante a exprimir su ferviente deseo de arribar a las costas de apango: "Quisiera hoy partzr para la zsla de Cuba 20, que creo que debe ser Cipango, según Zas señas que dan esta gente de la grandeza de ella y riqueza, y no me detendré rnzás aqui ni esta isih alrededor para ir a la población, como tenia deter-minado, para haber lengua con este Rey o Señar, que es por no me &tener mucho, pues veo que aqui no hay mina de oro, y a1 rodear de estas islas ha menester muchas maneras de viento, y no vienta asi como los hormbres querrhn. Y pues he de andar adonde haya trato grande, digo que no es razón de se detener, salvo ir a camino y calar mucha tierra kasta topar en tierra muy prooechosa, aunque mi entender es que ésta sea muy provechosa de especeria, mas que yo no la co-nozco, que llevo la mayor pena del mundo, que veo mil ma-neras de úrboles que tienen cada uno su manera de fruta y verde ~ h c mc m 9 en Esp&x e% el mes de mwye y $m", y wd maneras de hierbas; lo mismo con flores, y de todo no se conocw salvo este liñuloe de que hoy mande tambsn traer a lu nao mucho para llevar a Vuestras Altezas. Y no he dado ni doy la veb para Cuba porque no hay viento, salvo calma muerta, y llueve mucho y llmió ayer rnucho sin hucer ningún frio; antes el dia hace calor y tus noches temperadas como en muyo en España en el Andalucia." El miércoles, 24 de octubre, en la primera hora, la flotilla aban-donó la isla Isabela: "Esta noche a media noche levanté las anclas de la Isla Isabela del cabo del Isleo, que es de 7a parte del Norte, adonde yo estaba posado para ir a la Isla de Cuba, a donde oi de esta gente que era muy grande y de gran trato 3 habia e% el2a oro y especerias y naos grandes y -mercaderes, y me mos-tró que al Oues-sudueste irb a elb; y yo as2 lo tengo; porque creo que s< es mi, como por señas que me hicieron todos b s indios de estas b h s y aquellos que llevo yo en los navíos, porque por lengua no los entiendo." 20 Antes la ha llamado Colba. 358 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICUS El Almirante, haciendo alarde de erudición, nos revela estos datos sobre la gran isla asiática: "Es la Isla de Cipango, de que se cuentan cosas maravi-llosas, y en las esferas que yo vi y en las pinturas de mapa-mundos es ella en esta comarca." La navegación prosigue sin notorias incidencias: "Y asi navegué hasta el dia al Ouesudeste, y amaneciendo calmó el viento y llosió, y asi casi toda la noche. Y estuve asi cm poco viento hasta que pasaba de medzo d h y entonces tornó a ventar muy amoroso, y llevaba todas mis velas de la nao: maestra y dos bonetes y trinquete y cebadera y mesana y vela de gabia, y e1 batel por popa Asi anduve el camino hasta que anocheció; y entonces me quedaba el Cabo Verde de la Isla Fernandma, el cual es de la parte de Sur a la parte de Oueste. Me quedaba al Norueste, y hacia de mi a él siete leguas. Y porque ventaba ya recio y no sabia yo mánto camino hubiese hasta la dicha Isla de Cuba, .y por no b ir a demandar de noche, porque todas estm islas son muy h o ~ d a sa no hallar fondo todo enderredor salvo a tiro de dos lombardas, y esto es todo manchado un pedazo de roquedo y o4ro de arena, y por esto no se puede seguramente surgir salvo a vista de ojo. Y por tanto acordé de amainar las velas todas, salvo e1 trinquete, y andar con él, y de a un rato crecia mucho el viento y hacia mucho camino de que dudaba, y era muy gran cerrazón y Zlovia. Mandé amainar el trinquete y no andwvimos esta noche dos leguas, etc." A partir de este momento, el Diario de a bordo deja de ser una reproducción literal para convertirse en un simple extracto, per-diendo con ello gracia y vivacidad. Véase lo que aconteció en la jornada del jueves 25 de octubre: 6'N2~,~edgPSa p& da-.! sz!id~ a! Qc&e N ~ Y u hP ~~s ~t a las nueve horas. Andarían 5 leguas. Después mudó el camino al Oueste. Andaban 8 millas por hora hasta la una después de medio día, y de allí hasta las tres y andarían 44 millas. Entonces vieron tierra, y eran siete u ocho islas, en luengo todas de Norte; distaba de ellas 5 leguas, etc." --- La flotilla había arribado a las islas de Arena. La escala fue corta (viernes 26 de octubre) : ANTONIO RUMEU DE ARMAS "Estuvo de las dichas islas de la parte del Sur. Era todo bajo cinco o seis leguas; surgió por allí. Dijeron los indios que llevaba que había de ellas a Cuba andadura de día y medio con sus almadías, que son navetas de un madero a donde no llevan vela. Estas son las canoas. Partió de allí para Cuba, porque por las señas que los indios le daban de la grandeza y del oro y perlas de ella, pensaba que era ella, conviene a saber, Cipango." El 27 de octubre, apenas despuntó el sol, la armada volvió a hacerse a la mar: "Levantó. las anclas salido el sol, de aquellas islas, que llamú las islas de arena por el poco fondo que tenían de la parte del Sur hasta seis leguas. Anduvo ocho millas por hora hasta la una del día al Sursudueste, y habrían andado 40 mi-llas, y hasta la noche andarían 28 millas al mismo camino; y antes de noche vieron tierra. Estuvieron la noche al reparo con mucha lluvia que llovió. Anduvieron el sábado hasta el poner del sol 17 leguas al Sursudueste." Al amanecer del domingo 28 de octubre de 1492 la flotilla estaba a la vista de la isla de Cuba, identificada por Colón en sus ensueños geográficos con la fabulosa Cipango asiática. He aquí cuanto describe sobre el primer contacto con tierra: "Fue de allí en demanda de la Isla de &ba al Sursudueste, a la tierra de ella más cercana, y entró en un río muy her-moso y muy sin peligro de bajas ni de otros inconvenientes, y toda la costa que anduvo por allí era muy hondo y muy limpio hasta tierra; tenía la boca del río doce brazas, y es bien ancha, para barloventear. Surgió dentro, diz que a tiro de iombarda.'' El Bario de a bordo hace la ponderacibn de las bellezas de Cúba, a través de la copia-extracto, en estos términos: "Dice el Almirante que nunca tan hermosa cosa vio, lleno de árboles, todo cercado el río, hermosos y verdes y diversos de los nuestros, con flores y con su fruto, cada uno de su ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS manera. Aves muchas y pajaritos que cantaban muy dulce-mente; había gran cantidad de palmas de otra manera que las de Guinea y de las nuestras, de una estatura mediana y los pies sin aquella camisa y las hojas muy grandes, con las cuales cobijan las casas; la tierra muy llana. Saltó el Almi-rante en la barca y fue a tierra ..." Nuestro objetivo ha terminado. |
|
|
|
1 |
|
A |
|
B |
|
C |
|
E |
|
F |
|
M |
|
N |
|
P |
|
R |
|
T |
|
V |
|
X |
|
|
|