HISTORIA
JUAN MACHIN, VIZCAINO DEL SIGLO XV,
GRAN FIGURA HISTORICA DE MADERA
Y CANARIAS
XJm &VARE!& DELGADO
Catedrático de la Universidad de La Laguna.
~ ü c ~ G s u un "&scubrimier,tG y CCiq-&&--a,*9 se
las Islas de Gomera y Hierro por el vizcaíno Juan Machin, que
Wolfel tildó de "vieja tradicih local falsificada por un cantem-poráneo
de Fructuoso".
Varios historiadores madeirenses recogen el famoso y román-tico
episodio amoroso d.r Machín, llegado al Puerto Machico de la
Madera antes de su población portuguesa, por muchos tachado de
infundada leyenda.
Junto a estos dos personajes, envueltos en densas nubes de fan-tasía,
nuestro historiador Abreu Galindo cita a un contemporáneo
de Dkg0 Garcia de Herrera, a mitad del siglo xv, llamado Juan
Machín de Arteaga, del que casi nada sabíamos.
La tesis del presente trabajo es que los protagonistas de esos
tres episodios de Madera, Gomera y Hierro son este último perso-naje,
que arribó a la Isla de la Madera en el segundo decenio del
siglo xv, provocando indirectamente la colonización zarquiana de
ña Isla; colaboró luego con F'ernán Peraza "E1 Viejo" en el reco-nocimiento
y repoblación castellana de las dos islas todavía insu-misas
de Gomera y Hierro entre 1445 y 1450, y, avecindado luego
2 JUAN ALÍí4REZ DELGADO
en la Isla del Hierro, deja allí larga descendencia antes de morir
en el tercer cuarto del siglo xv.
Harto trabajo nos costó bucear, en el fárrago de las leyendas,
los puntos históricamente controlables por otros medios, para des-cubrir
las verdades y hechos fundamentales en que se apoyan las
tradiciones madeirense y herreña.
Pero el lector encontrará aquí expuestos separadamente cada
uno de los episodios y sus circunstancias históricas, para observar
cómo se han ido interplando las tradiciones veraces locales con
lo legendario y fantástico, hasta distanciar en la cronolog��a, en la
procedencia y en la geografía las operaciones de este curioso per-sonaje
poblador del Hierro: el vizcaíno Juan Machín de Arteaga,
que, nacido poco antes de 1400, debe morir en el Hierro poco des- De
pués de 1460. E
A%VLT-.- ," ~nnG-Xa L -y- -;~cicf i uruv vr nbnbfvi rr. Au ownr , w~ u~ y~u~u rw&-vlniiv m COaI =AV EII viva . .. , r --~ ---~ - -~ ~ e r O d ~
n -
entre literatos y lectores eruditos de Pío Baroja, pues no se trata =m
O
de nuestro personaje, a su homónimo el Juan Machín de Las inquie- EE
tudes de Shanti Azd2a (lib. 32, 3, 5, etc.). 2
E
Y otro marino de igual apellido, quizá identificable con nuestro
ha:: 3ZaeUi:"r d$ Arteuga, es e! c o r s r i ~!,!z rriad~. ??mhhd. e Tmpma j 3
de quien nada hemos podido averiguar, citado por Diogo Gomes em-
(De Prima In%%ntk Guinee, ed. Manuscrito de Valentina Fer- E
nundes, Lisboa, 1940, pág. 193) como autor de un abordaje de ca- O
rabelas portuguesas frente al Cabo Espichel, entre los años 1445 n
y 1463. E a
-
Para que el lector pueda seguir con claridad nuestro pensamivn-to,
aunque ignore la tradición madeirense, conviene poner cierto
orden en el laberinto de particulares amplificados del relato, que
tiamos en somera síntesis, con ias discrepancias m& iiotabks Ge
sus diversas transmisiones.
Una tradición madeirense anterior a 1500 dice que un tal
134 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
JUAN MACHÍN, GRAN FIGURA HIST~RICA DE MADERA Y CANABIAS 3
Nwhin, de nombre Roberto en algunos textos, personaje inglés
o francés o vizcaíno, salió de Inglaterra, precisamente del sector de
Bristol en algunas fuentes, con una dama raptada, y hasta casada
para algunos con cierto noble inglés, a la cual unas fuentes llaman
puramente su manceba o amante y otras titulan Madame Anne de
Arfet.
Comerciante, marino o simple aventurero ignorante de los mé-todos
náuticos, se dice que Machin arribó tras una tormenta a la
Isla de la Madera, entonces deshabitada, y desembarcó a su amada
para que reposara del viaje y se repusiera del mareo en el lugar
que, por su nombre, se llamaría luego Puerto Machico.
Se marcha el barco que los trajo, abandonándolos en la Isla, a
donde Ana de Arfet muere del disgusto; y después de sepultarla,
su ferviente amador Machín graba su nombre y el relato de su arri- O
bada sobre una cruz, para unos de madera y para otros de piedra, =m
cuyas reliquias se guardaron en una capilla de Machico, erigida O
E
sobre la tumba. E
2
E
Para unas fuentes, Machín se marcha en una balsa de maderos
por él fabricada; para otros muere allí también y es sepultado junto 3
a su amada. Ora él, ora un marino suyo, conócedor del episodio, e-m
llamado a veces Joao de Amores, recala con aquella balsa en la E
costa de Marruecos también llevado por el temporal. O
Y cautivo de los moros para unos, y rescatado por naos portu- n
E guesas del Infante don Ehrique, o enviado por el rey moro a Cas- a
tilla según otros, da noticia de la Isla de la Madera por él descu- n
bierta, y así motiva la subsiguiente población del grupo insular n
madeirense por Barco, con quien suponen llegó también el piloto 3
relator del episodio. O
Los escritores portugueses han adoptado, frente a la tradición
de Machín en la Madera, dos posturas absolutamente contradicto-rias
y extremas; y el problema, todavía candente tras larga polé-mica,
se ha reflejado recientemente en dos largos artículos del doc-
4 JUAh7 ALVAREZ DELGADO
tor Ernesto Goncalves y el P. Ferreira Pita en la revista de Fun-chal
"Das Artes e da Historia da Madeira" l.
Unos la tachan de leyenda, muy falseada hasta en fuentes da-das
como primarias cual la de Alcoforado, que suponen creada ade-más
a petición de la regente doña Luisa de Wmán, esposa del
antes Duque de Braganza y luego rey Juan IV de Portugal (1640-
1656), para tornar menos dura al honor portugués la venta enton-ces
proyectada (1660) de la Isla de la Madera a Inglaterra.
Para otros es, por el contrario, casi del todo verdadera histo-ria,
sin la que rio es posible comprender la primitiva fase de colo-nización
de la Madera.
Consideramos nosotros que en el justo medio está la verdad,
como ocurre siempre en estas tradiciones locales bien fundadas, en a
N
las que en torno a un hecho fundamental cierto, la fantasía popular E
y más aún los noveladores históricos tejen cendales de leyendas e
O n
invenciones fantásticas. -- m
O
El primer relato escrito de la tradicióln madeirense es el de Va- £E
lentim Fernandes, que hacia 1507 lo inserta en su famoso Manus- 2
E
mito (ed. de Lisboa, 1940, págs. 106-8). Mas como el método de Va- -
lentim Fernandes es, según reconocen los es~pecialistas [Cenival- 3
Monod: DescrZptZOn de la C6te d'Afr2qu.e de Ceuta GGU SénkgaZ par
- -
0
m
V. F., París, 1838, phgs. 3-5), aun en las partes más originales de E
esta obra, transcribir textos o recoger informaciones orales, hemos O
de suponer que tuvo presente un relato anterior, al menos oral. n
Tras esta más antigua versión, todas las fuentes históricas y a-E
geográñcas de Madera, como el Conde JuIio Landi (1530), Antáo l
n
Galvgo (1550, ed. 1563), Dias Leite (1572), Gaspar Fructuoso o n
n
Frutuoso (hacia 1598), Manuel Constantino (1599), Manuel Tomás 3
(1635), Francisco Manuel de Melo (1660), Antonio Cordeiro, Hen- o
riques Noronha y otros muchos, han venido aceptando unánimes
la veracidad de la tradición madeirense de Machín.
1 La citarnos en adelante "DA. DH. Madeira", con el nitmero del fascícuio
y la página, pues hay en ella otros trabajos que interesan a nuestro tema.
Los citados artículos son: Dr. Goncalves: Estudo da "EeZ@io de Francisco
Akoforcdo", nitm. 30, págs. 1-8 y 60-68; P. Ferreira Pita: 0 caso de Machim
a face dos docume.ntos, núm. 25, p5gs. 1-11; núm. 26, págs. 9-23; núm. 21, pa-ginas
17-33.
136 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
JUAN MACHÍN, GRAN FIGURA HIST~RICA DE MADERA Y CANARIAS 5
La postura crítica negativa aparentemente parcial, p r o radical
en el fondo, la inició Alvaro Rodrigues de Azevedo (1873) en una
larga nota de 82 páginas a su edición en Funchal de las Sau-S
da Terra de Gaspar Fructuoso; aunque ya antes Francisco T1-a-vassos
Valdez (1864) hablaba de la "célebre leyenda de Machin" 2.
Después, Castelo Branco, el Vizconde de Santarem, Duarte
Leite, Damiiio Pérez, C. N. Pereira y otros muchos se han mostrado
escépticos ante la tradición, advirtiendo las interpolaciones noto-rias,
a partir de Dias Leite y la Relap2o de Alcoforado principal-mente.
Y nos parece que no falta razón al Dr. Gon~alvese n su ci-tado
artículo, para sostener que esta Re;lq&, considerada por otros
como documento casi contemporáneo y el más antiguo de la tra-dicibn,
debe tenerse como interpelación de hacia 1580, sobre un
texto más antiguo, corto y veraz. Subrayamos particularmente
unas palabras de Gaspar F'ructuoso: "fez o "Descobrimento da
Ilha da Madeira" na verdade escrito, como disse, en tres folhas
de papel, e o reverendo Cónego . . . Jerónimo Dias Leite . . . o reco-pilou
e acrescentou e lustrou ... escrito en onze folhas de papel e
mo enviou.. . " ". P si efectivamente se compara el más viejo relato
de Antonio Gdv50, que había copiado Fructuoso en su libro I (ea-pítulo
IX, pág. 42), con el de Dias Leite y Alcoforado, copiado tam-bién
por Fructuoso en su libro II, se advierte gran desproporción
de tamafio y contenido y evidentes interpolaciones fantásticas.
Por lo que atañe a la redacción de don Francisco Manuel de
Melo, tanto en sus Epakelform, que al cabo son novela, como en
su Historia de la guerra de Cataluña, es sabido que faisea con bas-tante
facilidad.
Por nuestra parte, sostenemos que en la tradición madeirense
hay cierta verdad fundamental, aun reconociendo la tardía redac-ción
de la ReZqGo de Alcoforado, y admitiendo que Valentim Fer-miandes
se basara en una información oral contemporánea. Porque
el "Puerto Machico", innegable garantía geográfica local de la tra-dición,
es topónimo registrado desde cerca de 1420. E indudable-mente
durante el siglo xv hubo relaciones del episodio madeirense:
2 "DA. DH. Madeira", núm. 26, pkg. 15 SS.; nfim. 21, pág. 18.
3 "DA. DH. Madeira", niim. 25, pág. 5.
Núm. 7 (1961)
6 JUAX ALVAREZ DELGADO
no controladas por la Cámara Regia, escritas o al menos orales,
que poco a poco llegan hasta Bialentiim Fernandcs.
Se ha advertido el extraño silencio de los historiadores portu-gueses
del siglo xv (Azurara, Cadamosto, Diogo &mes), en los
que no hay el menor eco de la tradición madeirense, ni siquiera al
citar el "Puerto Machico". Mas el Infante don Enrique no podía
permitir a los hombres de su círculo (los citados historiadores y
escribanos de su Cámara) que llevaran a sus escritos alusión alguna
al episodio de la Madera del vizcaíno Machín, mientras la Corona
portuguesa debate con @astilla (de 1408 a 1488 : Tratado de Toledo)
el derecho al descubrimiento, dominio y colonización de Canarias,
Africa y las otras &las cercanas. Los portugueses mantienen en-tonces
una poZít.ica cle sigilo sobre hechos, como la "descubierta
de la Madera por el vizcaíno Machín", que podrían servir de argu-mento
a los castellanos contra el dominio _mrtugu& de esta Isla.
S610 cuando las Bulas Pontificias y el tratado con Castiíla conso-lida
el dominio portugués en esta zona, reservando a Castilla sólo
las Canarias, la tradición madeirense puede pasar a los textos ; pero
se han olvidado detalles como la naturaleza vizcaína del protago-nista,
que por venir de Inglaterra. con su amante inglesa, se le con-vierte
en un "caballero inglés" en la transmisión oral y escrita de
la tradición.
No cabe atribuir la invención de ésta, como se ha dicho, salvo
si acaso el interés por recalcar el origen inglés del protagonista,
a los prop6sitos de doña Luisa de Guzmán, pues siglo y medio antes
la registra ya Valentim Fernandes. Ni es posible pensar que este
mismo o su informador la inventara para explicar el ininteligible
topónimo &ccch&o, ochenta años después de Zarco; porque se ha-bría
llamado al protagonista Machim y no Nmhán.
Tradicih de Machin: elementos fakm o dudosos y ciertos.
Al comparar los diversos textos escritos de la tradición ma-deirense
de Machín, la vemos ensanchar su curso y englobar ele-mentos,
opuestos muchas veces a datos ciertos de ia historia.
Esas interpolaciones, prueba de su modernidad y falsedad,
completan puntos oscuros, satisfacen intereses -personaks o relle-
138 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLA-NTICOS
JUAN MAGHÍN, GRAN FIGURA HI$T~RICA DE MADERA Y CAiV.4XIAS 7
nan el sencillo relato primitivo con fantasías y detalles románticos
o novelescos.
Entre ellos podemos señalar los siguientes:
a) Las dos temporales, conocido arbitrio de sucesos análogos,
que empujan su barca desde Inglaterra a Madera y desde alLi al
Africa.
b) La afirmacibn de que 10s viajeros eran ignorantes de la
náutica, cuando Machín debía ser diestro marino.
c) E1 nombre Ana de Arfet o h n e de Harfet de la amante o
raptada dama, aunque posible, no tiene sólida garantía.
di) Algunos detalles pailales tienen contornos fantásticos,
como el cautiverio de los moros, la pelea con los otros marinos tam-bién
cautivos y su rescate contradictorio con el espontáneo envío
a Castilla de otras, fuentes.
e) Harto sabor novelesco con nimbos de falsedad tienen la
pronta muerte de la dama al sentirse abandonada, las lágrimas y
muerte de Machín, amante apasionado a ultranza; así como el gran
sepulcro, la ingente cruz y el relato en latín, dejados por Machín.
f) Contradice la propia finalidad de la tradición, poner la
arribada de Machin a la Madera en el reinado de Eduardo 111 de
Inglaterra, muerto en 1377, o ateponerlo al reinado de Juan ii de
Castilla.
Si todos estos particulares dejan un grueso sedimento de dudas
en el ánimo de un lector inteligente, causas de que la crítica llegó
a negar toda verdad a la tradición madeirense, consideramos injus-to
no aceptar aquellos otros datos razonables históricamente, y
bien conformes a otras informaciones contemporáneas.
Entre ellas vamos a fundamentar en las páginas siguientes a-tos
particulares :
a) La arribada de Machín a la Madera tuvo lugar en el se-
,=do decenio del siglo xv.
b) Sólo el vizcainismo de Machín explica su nombre y el del
"Puerto Machico", cuya realidad geográfica es garantía innegable
y básica de la autenticidad de la tradición,-
c) La estancia del vizcaíno Machín en Inglaterra, como su
viaje a la Madera, son hechos normales, fáciles y frecuentemente
conocidos en casos similares de la misma época.
8 JUAN A L M E Z DELGADO
d) El hipotético "descubrimiento" de la Madera por Machín,
exaltado por la tradición madeirense, es un modo de hablar de la
época; y la cronología y la documentación cartográfica de la Isla
apoya la tradición.
De todo ello resulta evidente la verdad histórica fundamental
de la tradición madeirense de Machín, despojada de las fantasías
de los reelaboradores del siglo xm.
C r m b g i a de Machin en la Madera.
Si este episodio madeirense de Machín fuera integralmente
falso, lo habrían inventado para justificar, por el relato de los ma- a
rinos cautivados en Africa, la llegada de J&o Goncalves Zarco y
E la colonización portuguesa del grupo de la Xadera desde 1418. O
Si, por el contrario, es fundamentalmente verdadero, hay que n -
=m
situarlo por esa misma fecha, puesto que fija el nombre del Puerto O
E
Hachico en 1420, como consecuencia y recuerdo aím vivo de la E
2
estancia de Machín en ese paraje de la Madera. E
Resulta, por tanto, inaceptable para la arribada de Machín el 3
final del reinado de Eduardo III de Inglaterra (1327-1377), fecha -
apuntada por la ReZq6o de Alcoforado, Dias Leite, Manuel de Melo, 0m
E
Ferreira Pita, etc. 4. O
Confesamos que al leer por vez primera en Fructuoso el episo-dio
de Machín, espontáneamente lo sospechamos parejo de la ve- n
E
nida a Canarias de Avendaño en 1377 (véase nuestro trabajo E2 a
Episodio de Avendcoiio, La Laguna, 1957), y como una de tantas n
arribadas de marinos vizcaínos a Inglaterra y Canarias, entre los
variados sucesos que preceden, constituyen y siguen a las guerras 3
O
de Lancáster, en que Portugal actfia junto a Inglaterra y contra
Castiiia.
Y en efecto, quien desconoce la relación vizcaína de Machín,
o quien marginando voluntariamente lo castellano desea hallar las
relaciones originales "del inglés Machín" con la Madera, busca ra-zonablemente
en ese período de contactos luso-ingleses, topando
con ei "reinaüo dei rey don Duarte de Inglaterra", como dice Aico-
4 "DA. DH. Madeira", núm. 26, pág. 23.
140 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLA-NTICOS
JUAN MACHfN, GRAN FIGURA HIST6RICA DE MADERA Y CANARIAS 9
forado, donde Caben muchas hipótesis para explicar el viaje de
Machin.
Pero el examen cuidadoso de los textos de la tradición ma-deirense
permite observar cómo se va en ellos adelantando poco a
poco el momento de la llegada de Machín a la Madera, para conec-tarla
con la época de fijación cartográfica de la Isla al mediar el
siglo XIV, dejando a plena luz los móviles de este proceso : explicar
que "Machín descubrió" la Madera.
Prescindiendo del Conde Landi, que relaciona el episodio de
Machin con el Infante don Enrique, sin precisiones cronológicas,
el primer relator de la tradición, Valentim Fernandes, subraya que
"el rey de Fez devolvió a Machín al rey Juan de Castilla". Aunque
fuese don Juan 1 de Castilla (1379-13901, no coincide con el rey
Eduardo de Inglaterra; pero Valentim Fernandes se refiere sin duda
a don h a n II cie í;;astiiia (1406-14341,p ues aiií mismo habia de ia
denominación del "Puerto Machico" por relación con el: episodio y
tras la adjudicacitrn de su distrito en 1420 a VhEo de Teixeira 5.
Después Ango Galvgo (1563) y Gaspar Fructuoso (1598), en él
inspirado en su primera redacción 6, hablan del año 1344, y refirién-dose
"ai mismo tiempo" terminan ei episodio con ei retorno de
Machin a Castilla en la época de don Enrique 111 (1390-1406), para
ver en el relato de Machín el móvil de la expedición sevillana a Ca-narias
en 1393 7. Pero además de que Antao Galváo relaciona estre-chamente
la "descubierta de la Madera por Machín" con la llegada
de Goncalves Zarco en 1420, la expedición de 1393 no va a la Ma-dera,
ni las Crónicas de ella saben nada de Machín. Parece una per-sonal
concordancia de Galviio, para explicar el dato seguro de su
fuente: el envio a Castilla de Machin y su carácter de vasallo cas-tellano.
La misma Eeiqib de Xicoforado recoge de su fuente cierto
detalle que coincide con nuestra cronología, al poner la liberación
de JoZo d'Arnores (es decir, Machin) poco después de la muerte en.
Castilla (5 de marzo de 1416) del Maestre de Santiago don Sancho;
agregando que en 1420 se dio el nombre de "Puerto Machico" por
-
5 "DA. DH. Madeira", nh. 23, p&. 20.
6 Baudczdes, 1, I X , pág. 42.
7 Episodio de Avendccño, citado pág. 49.
Machín y su dama inglesa, imposible en Ea hip5tesis de poner su
venida medio siglo antes s.
La ausencia de todo sólido indicio más antiguo para la tradición
de Machin, y las dos circunstancias seguras del episodio : el "Puerto
Machico" y la coloniaación zarquiana de la Madera en 1420, con-firman
razonablemente que Machín llegó a la Madera en el segundo
decenio del siglo xv.
Nombre y .&zcainiSmo de Machin.
Este supuesto "descubridor" de la Isla de la Madera no es un
mito, ni una nebulosa histórica, sino un personaje de carne y hueso,
al que podemos asignar caracteres concretos y ciertos.
En nuestra opinión? se llamaba Juan y no Roberto, y era &-
cdno de origen y no inglés, contra lo que suelen decir los textos
de la tradición madeirense.
Nuestra tesis de que el Machin madeirense es "Juan Machín
de Arteaga, vizcaíno y marino", arranca de la identificación de éste
con el protagonista de la conquista de Gomera y Hierro, según
Fructuoso, garantizada por sus herreños de fin de
siglo. Pero vamos a ver que esta opini6n halla claros apoyos en
datos aislados de la tradición madeirense,
Las más antiguas fuentes lo Ilaman simplemente Machim o
Nachin, sin nombre personal, mientras la citada Rekp% de F'ran-cisco
Alcoforado lo bautiza Roberto, nombre muy germánico y
apropiado al romántico relato del "caballero inglés" de los textos,
pero raro en la zona vasca de donde procede MmMn.
Las versiones antiguas de la tradición (Valentim Fernandes,
Antonio Galv5o) suponen que es el propio Machín el piloto que
llega a Africa y da a conocer al% y en Espaiía la existencia de la
Isla de la Madera @Pe.r o las variantes más modernas (Alcoforado,
Leite, Melo) suponen muerto en la Madera a Machín y allí ente-rrado
; siendo otro piloto, al que llaman J o h dYAmores, también
r.astella.no como afirmamos de Machin, el que relata a Zarco la "his-s
"DA.. DH. Madeira", núm. 34 pág. 8, y ,núm. 23, p&g. 11.
9 "DA. DH. Madeira", niim. 26, págs. 10 y 15.
142 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLAhTTICOS
JUAN M A C H ~ G, RAN FIGURA NIS'P~RIGA DE MADERA Y CANARIAS 11
toria de los amantes ingleses" y la existencia de la Isla donde ocu-rriera
el suceso.
Razonablemente hay que pensar que en el fondo de la tradición
sólo hay un personaje protagonista del episodio madeirense : "Juan
Machin el de los amores con la inglesa" que viaja por las costas
africanas. Los noveladores del episodio lo desdoblaron por arte de
magia en dos: MachPn y Juan de los Amores, para elaborar m
complicado y harto milagroso romance : muere Machín apasionado
amante, traído a la Madera por m marino castellano, que marcha
luego al Africa para poder relatar a los portugueses del Infante
don Enrique la existencia de esa Isla. Para determinar la ocupa-ción
portuguesa de la Madera, bastaba sencillamente que éstos co-nocieran
la estancia en ella de Machín, cosa que difícilmente podía
escapar a su conocimiento alrededor del año 1415.
Nos pareció muy natural el "v~zcainismo" de Machin, apeiiido
muy conocido en Canarias y de notorio origen vasco, cuando lo ha-llamos
documentado en nuestra fuente histórica de Canarias : Eeo-nardo
Torriani lo.
Condensa allí %rriani (año 1590) toda la tradición madeirense
en estas breves palabras: "Maccico hebbe ii nome da iuz huomo
Biscaglino detto Maccin, pes esser stato il primo che stette in
questo luoco, et per certa sua historia amorosa". Pertenecen estas
palabras al apéndice de su obra, donde, junto a fragmentos co-piados
a Cadamosto, inserta datos nuevos y veraces de Madera y
Porto Santo. Así, por ejemplo, en el transcrito pasaje se escriben
con ortografía italiana Maccim = Machín y Mazcico = Machico;
mientras en el texto tomado a Alvise da Ca da Mosto escribe como
el navegante italiano dos veces Nmcrko por Nachica ll.
A pesar de la afirmación de Torriani, su editor, el doctor W61-
fei, empujado quizá por Ta unánime estimación de1 "Macnín inglés",
habla del posible origen escocés del nombre l2 por el prefijo Mac.
10 Leonardo Torriani: Desurittime et Hhtoricl. del Regno de ZJIsoZe Ca-warie
@a dette b Fortuwate (1590). Edici6n con versión, introducción y notas
en alemh del Dr. Woifel con el título Die Kanariscñea Inseln und Ihre Urbe-uroñnw,
Leipzig, 1940, pág. 23U. Eüici6n en casteiiano por cioranescu, Santa
Cruz de Tenerife, 1959, pág. 268.
11 Ed. Cioranescu, págs. 263 y 264.
12 Ed. cit., nota 110.
12 JUAN ALVAREZ DEU:ADO
Extraña la categórica añrmación de Torriani, ante la casi uná-nime
estimación de origen i n g z s del protagonista del episodio de
Machico, pues sólo Landi, que escribe sobre recuerdos (1530), hace
a Machín "francés y simple mercader", sin decir nada de su román-tica
aventura amorosa. Leonardo Torriani no había visitado en 1590
la Madera, por lo que debió tener a mano una fuente veraz antigua
en que se hallara esa afirmación de "vizcainismo", a la vez que los
datos ciertos geográficos y estadísticos de las Islas del grupo de
la Madera, junto a los cuales en relación con "Puerto Machico" está
el pasaje transcrito.
Ella está confirmada indirectamente por el vizcainismo del Juan
Machín, conquistador de Gomera y Hierro según Fru~tuoso;p ero
lo está también probado directamente, porque sólo a su luz se ex- a N
plica la etimología de Mwhín y Mwhico, que había sido torturante E
i r l I ic6@- - c-üarltopsr CaiiiiiiVs nabian -a-üscado -axa en- nO
plicación.
-
m
O
E
Las mismas fuentes madeirenses de la tradición ofrecen detalles SE
que permiten confirmar este "vizcainismo" del protagonista. -E
En las más antiguas versiones (V. Fernandes y A. Galváo) se 3
dice que "Machín determinó venir para España" desde Inglaterra, --
y cuando arribó a Marruecos "el rey moro lo mandó al rey de Cas- 0
m
E
tilla". Y en la relación de Leite y Melo, según la de Alcoforado 13, O
se dice que, pensando que sus posibles perseguidores podían dar
n con ellos en Francia o en Inglaterra, "marcharon a Gaseuña o a Es- -£
paña", lo que nos lleva directamente a VasconZa. a
2
Así, todo invita a pensar que en el sencillo relato original de la n
n
tradición, antes de ser amplificada, se sabia que "Machín era viz-caíno",
marino que, como tantos otros de su época, acostumbraba 3
O
visitar las costas de Inglaterra14.
Y sólo la consideración de que el Machin protagonista del epi-sodio
madeirense era vizcaíno, vasallo de Castilla y no inglés, puede
explicar que hasta en las más evolucionadas versiones se relacione
a Machín con la Castilla de don Juan 11. Y se considera tal al piloto
13 "DA. DH. Msdeira", núm. 25, pág. 2.
14 Vkanse nuestro trabajo E2 Episodio de Avendaño, y La Marim de Cas-
MlZa, de Fernández Duro.
144 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JríAii WH&G,R AN FIGURA HISTÓRICA DE MADERA Y CANARIAS 13
Joáo d7Amores, hasta el punto de que Ferreira Pita l5 observa en
el relato de Landi, comparado con Alcoforado, una permanente con-fusión
de Machín y Juan de Amores.
Dos actuales investigadores madeirenses nos permiten recoger
en breves palabras la postura absolutamente negativa de cuantos
hasta ahora han estudiado el problema.
El doctor Ernesto Gonqalves, que considera el episodio que
estudiamos como pura leyenda y al mismo Machin como personaje
de niebla, se expresa así: "O topónimo Machico é ainda hoje um
problema ... Do vocábulo Machim derivar-se Machico náo é acei-tável"
16.
Por su parte, el P. Ferreira Pita, tenaz defensor de la autenti-cidad
integral de la tradición madeireilse, dice también : "Muito se
tem escrito sobre a origem da palavra Machico e ainda nao se ehe-gou
a uma c o n c l ~ iose nta de dúvida.. . Ternos ainda a considerar
que a deriva@ da plavra Machico de Mcachim nao tem se-mranca
etimológica e vai contra todas as leis foneticadY1 7.
Por lo demás, la mayoría de los tratadistas, al tocar este tema,
pasan como sobre ascuas por el nombre mismo Machin del prota-gonista,
sin profundizar en su etimología, ni siquiera formular su
procedencia.
Obedece esta posición negativa de los investigadores a un falso
planteamiento del problema, pues no se puede acometer la solu-ción
lingüística de una incógnita sin determinar el idioma a que
las voces pertenecen y el medio histórico en que se desarrollan.
y cmtui &e,s ill Mizá,t erijan eE &Timo ;&íiG;L~,ine m
una palabra inglesa, la eufonización portuguesa del nombre inglés
original, y hasta un nombre portugués. Consideraban a la vez que
el topónimo Mwhico era un derivado portugués y según la foné-
15 "DA. DH. Madeira", nam. 26, p&gs. 11-13.
16 "DA. DH. Madeira", núm. 30, p6g. 65.
17 ''DA. DH. Madeira", niim. 27, págs. 21 y 27.
14 JUAN ALVAREZ DELGADO
tica portuguesa, con cuyas reglas tropezaba todo intento de expli-cación.
Pero es evidente que MmMnf como también su otra variante
lMuchainy apellido de antiguo conocido en varias regiones penin-sulares
es forma de fonetismo vasco, y en la ortografía regional
peculiar del vascuence suele escribirse también M u t h , forma-afectuosa
y dirninutiva de Marfin, que también conoce el vascuence
con esta ortografía18.
Y la forma M a c F k ~ e, n ortografía vasca Matx&of valdría "lo
de Machín", forjado sobre aquel nombre con el usual sufijo -ko
característico en vascuence tanto de genitivo o "atributivo" o
"adjetivo", como de "diminutivo", se@n puede ver el lector en
cualquier gramática del vascuence y en los citados estudios ono-másticos.
Y cmvkne s'?hp237-?lr7 para luna- dificultad entrevista por algu-nos
en la derivación portuguesa de Machim a Mmhim, que tanto
Ma-rtin como Mmhin, en sus compuestos y derivados vascos usua-les,
conservan o pierden caprichosamente su consonante nasal
final. Así regístrame en los textos indicados, por un lado, Marti-nenz,
M~r t i~gz z tMe ,a rtiñena, y Machimbarrena, Matxingorena;
y por otro, Marthiari, Martibaso, Marticorena, y Machiandiarena,
Matxitxako, Machicotena, Machicote y Machicorena.
W r e estos ejemplos, en el caso de Madeira, los vizcaínos com-pañeros
de Machin pudieron nombrar el paraje Machico o Matxiko,
tanto como Marchico, Martingo, Nachingo.
P para el valor asignado al topónimo Machko = "Lo de Ma-chín",
en Canarias, casi desde la misma época, tenemos topónimos
como "Lo de Juanay', "Lo de Marrero", ''Lo del Gato", etc., que se
emplean con valor análogo : "el sitio de.. .", "la vivienda de.. ." 19.
C i n n A ~ ~ i v n a í nlVnT arbín rnmn ~n'rnnaa firmara. Trirri~nis, u nonn- UIUIIU v *Y"--L*" *...U1 **--y 1--- . ------- - ----- -
bre y el topónimo tienen que ser explicados por el vascuence ; por-que
naturalmente se pronunciaron por labios vizcaínos y castella-
18 Ver Luis Michelena: ApeZZidos Vascos, San Sebastián, 1955, págs. 91
y 100.-L. Mpez Mkndizábal: Etimoiogh de Apellidos Vascos, Buenos Aires,
1958, págs. 229, 598-599, 606.
L9 Pedro Olive : Dicciwrio Estadz'stico Administrativo de . . . Cana-rias,
1865.
146 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOB
JUAN MACH~N, GRAN FIGURA HIST~RICA DE MADERA Y CANARIAS 15
nos de compañeros de Machin, frecuentes visitadores de aquellos
parajes. Así lo reconoce el profesor Dami50 Peres 20. Y Valentim
Fernandes dice que "arrivaram a um porto onde agora chamam
Matschiquo. E @S norne ao dito porto Machim, e depis os cas-telhanos
corromperam o vocábulo e chamararn-no Malchico". Si el
nombre fue puesto por los portugueses y en portugués al colonizar
la Isla, jcómo era posible que lo corrompieran los castellanos des-pués
de la colonización? Esa corrupción, mal entendida por Va-lentim
Fernandes o su fuente, no es otra cosa que el origen viz-caíno
y el empleo corriente de los castellanos asiduos visitantes
del lugar, desde antes de Zarco, como aseguran las fuentes portu-guesas,
para hacer aguada, tomar provisiones y descansar 22.
Tenemos, pues, firme y segura la clave del arco de la tradición
madeirense de Machin, y sin la cual seria difícil ~rohsirs fi afiten-ticidad.
La naturaleza vizcaína del personaje y su nombre, y la
justificación del topónimo Machico, se explican con las frecuentes
arribadas de castellanos (las primeras sin duda desde Canarias)
a las costas del grupo insular madeirense; y en lugar de las "níe-blas"
con que se entreveía el episodio: esta garantía iopnímicn. es
la base en que se apoya y la tierra en que se arraiga.
Pues con razón se ha dicho 23 que el "argumento m& fuerte que
los defensores de la historia de Machín pueden presentar, es el
nombre Mmhico" .
Va~iacnteps males de los textos.
Conviene recoger seguidamente, para mejor conocimiento, las
formas diversas de ambos nombres, registradas en los textos, y las
etimologías sugeridas por otros.
El nombre personal castellano y vasco, Mmhirt o Mat&n, dalo
Torriani, como vimos, en ortografía italiana: M a c h , mejor ita-
20 Hlistórb dos descobrimmtos Portugueses, 1959, pág. 42.
21 Manz6swit0, pág. 106, y "DA. DH. Madeira", niim. 26, pág. 10.
a ManusCTito, de Valentim Fernandes, pág. 108; "DA. DH. Nadeira"',
núm. 22, pág. 11, y Dami60 Peres, loc. cit.
23 Ferreira Pita: "DA. DR. Madeira", núm. 27, pág. 27.
lianizado todavía (por la resistencia de esa lengua a la nasal final
absoluta) en iWac2no por el Conde Landi 2C.
La grafía portuguesa usual en todas las transmisiones desde
Valentim Fernandes es Mmhim, y por errata indudable la da An-tonio
Galviio Maccham 2j, pues al copiarlo Fructuoso 26 emplea siem-pre
Machim.
El cmónigo Dias Leite, como la Rela@ de Alcoforado y sw
seguidores, introduce ya un cambio importante al decir que "el ca-ballero
inglés se llamaba por alcuña o Machim" 27. Agrega Manuel
de Melo, en sus Epawiform, una variante grsca llamativa: "por
memoria e honra de Roberto o Machino, seu primeiro descobridor,
deu nome Porto de Machino, que depois vulgarmente se díse
Machim e Machico, como hoje se nomeia". Ese Roberto o &¿%chino, 2
tomado al Conde Landi, responde a la vez a la "alcunha o ,Machirnn
& bite, y qi z á oe-dta e : peps-ientG especie de ",R*Ohe,L~ aU -
el machito" o "el macho", pues suelen dar en nuestros pueblos tal 0"
apodo a cuantos alardean de conquistadores. I
Se ve que, frente a las formas sencillas de las primeras fuentes, i
se busca en esos textos una explicación vulgar del nombre.
-
Lah telharon *- r otruc al?liiiu los &-jctvreJüaai ; &drcj de Frei= -2
tas Drumond y Antonio Goncalves Rodrigues E1 primero, su- =
0
gestionado por el carácter "inglés" del protagonista, sospecha, en
U sus Apmtamentos de la Madera, que "tal vez el nombre propio d
fuera Mmhik [para explicar Machico ! ! ! j y no Machim, como vul- a
1 garmente se dice". Y el doctor Gon~alvesR odrigues, buscando en c
los Foedera de Rymer, hall6 registrado el nombre de un "John 2
Mayhin", que supone idéntico a ('Juan Machím", en el año 1352, 1 f
época de Eduardo IH de Inglaterra como suponía Alcoforado; y
Q en una entrada de los PixrZZaimentary RoEk se consigna, por el mis-rnü
periodo, el dcstierm de otra if~chhji.
Pero la forma Mayhin no es Machin, ni estos personajes con
contemporáneos de Zarco y la colonización madeirense; y el noni-
24 "DA. DH. &&deira", núm. 26, pág. 11.
25 "DA. DH. Madeira", núm. 30, pág. 5; núm. 26, pág. 14.
26 Saudades da Terra, 1, c. 9, pág. 42, edie. Monteiro.
27 "DA. DH. Madeira", núm. 25, pags. 3, 5; núm. 27, pág. 23.
2s "DA. DH. Madeira", núm. 27, págs. 23 y 20.
148 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLAATTICOS
bre del desterrado indudablemente debe ser también vasco, como
nuestro Juan Machin.
El topónimo iKccch.iC0, forma usual y la mas frecuente de los
textos, está dado Nm& en la forma italiana de Torriani, ya ci-tado,
que el Conde Undi alteró en Ilgacingo, sustituyendo el sufijo
&o, bien conocido en el medio romance ibérico, por el -ingo más
~isuadl el circulo italo-ligur m.
Valentim Fernandes, como los documentos del siglo XV, escribe
Matschiqm, de pronunciación igual a @achico (comp. cinqm grafia
de cim). Y ya vimos que la supuesta corrupción de Malchico, por
pazee1l-chico o Mwchico como Nanchico, errata de Galváo, que Fruc-tuoso
copia Machico', son elucubraciones etimológicas 30. Tambi6n a
N
erratas puras de copistas deben ser el &f~nCr idce ~C adamosto y el E
,ia&.i.fo & Azurira, frente 2 y 1 3 &rgs g&s a~t&t i c$3:1~.
O
- -
=m La grafía de Bogo b;;omes Matschim 32 es igual a la de Valentim O E
Fernandes, indicadora de la fuerte articulación vasca y castellana, E
2
como ]la tinerfeña, de la medioclusiva ch. E
=
Evidente error de lectura e interpretaci6n es escribir, con Va- =
leniim Fernanzdes, % p6s nome ao olito porto Machim", y, con Leite -e-y
otros, hablar del "Porto do Machim" o "Puerto de Machico" ; pues m
E
desde el año 1420, colonización de Tristgo Teixeira, los vecinos, O
historiadores y documentos escriben siempre correctamente 'Tuer- n
to Machico". -E
a
No queremos olvidar tres curiosas, extrañas y mal fundadas n
explicaciones etimológicas. n
El tenaz negador de la tradición madeirense, AIvaro Rocirigu'es 3
O
de Azevedo, quiso explicar el "Puerto Machico" sobre el fopónimo
portugués Mofichiqw, paraje cercano a Porto y Matosinhosj patria
chica de Zarco; y Camilo Castelo Branco supuso a Machim y Na-chico
derivados italianos de macchia y macchhe "mata, espinal,
29 "DA. DH. Madeira", núm. 26, pág. 12.-E. Bourciez: Élénzelzts de Lilz-finl~
tZ~t-2ieR VEWLFiWic,i ii. 296, b, y 197, C.
so "DA. PH. Madeira", núm. 27, págs. 22, 25 y 26.
31 "DA. DH. Xadeira", niim. 27, págs. 26 y 27.
32 "DA. DH. Madeira", núm. 23, págs. 14 y 17.
18 JUAN ALVAREZ DELGADO
matorral" ". Ambas evoluciones imposibles en el medio linghiís-tico
de Madeira.
También se ha visto en el topónimo MachZco el nombre regis-trado
de ain calafate de la época del rey Fernando I de Portugal
(1367-1385), a quien se debió dar tal nombre como apodo : "el ma-chito"
; etimología de que, con razón, se burla Ferreira Pita.
Frente a tantas fantasías, la tradición madeirense vio clara-mente
que Machim y Machko están en estrecha conexih; pero
sólo pueden explicarse en su medio lingüístico propio: son formas
vizcaínas, como el personaje a que aluden.
E Sería pretencioso querer garantizar de modo preciso la marcha
O
de IvIachín a ingiaterra y sus motivos. Pero es necesario justificar, --=
por documentación allegada de otras fuentes, la posibilidad en esos m
O
E
años de un viaje a las costas inglesas realizado por un piloto viz- SE
eaíno, como Juan Machín, autor de escaramuzas y presas y posible E
raptor de la dama, que forma el nimbo apasionante de la tradición 3
madeirense. -
Nos bastará copiar unas frases muy expresivas de Cesáreo Fer- 0m
E
nández Duro en La Marina de CmtiJZa 34, al estudiar el período que O
sigue a la muerte de Enrique 111 de Castilla (1406), en el momento
mismo en que cesa la guerra con Inglaterra, y el Almirante don Al- -
E
fonso Henríquez logra una gran victoria contra los moros en Gi- a
braltar. Dice así: "Después de la función (victoria de 1407 en el
fréu de Gibraltar) descansaron por mucho tiempo las galeras rea-les.
Unicamente los marineros de Cantabria continuaban el sistema 3
O
de marchar a sus fines y de no sufrir, sin represalia, agravio o traba,
sosteniendo por sí soios ia pujanza que mantenía abierto ei camino
a sus navíos. Los de Bayona persistían en entorpecerlo, sufriendo
las consecuencias, lo miscm que los ingleses del Paso de Calés,
no rmh escrupubsos si ocasión se les ofrecía de llenar los sacas.
33 "DA. DH. Madeira", núm. 27, págs. 24 y 25.
34 Tomo M de la Historia General de Espaca dirigida por Cánovas, Ma-drid,
1892, pág. 180.
150 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN MACHÍN, GRAN FIGURA HISmRICA. DE MADERA Y CANARIAS 19
En estos primeros &íos del reinado de Dola Juan I Z se hiw ?wtw
el W e r o extrmrdimrh de escaramuzas y de ,presas de unos y
otros, por habm sido m& que o r d imr b el mwi rnient~d e naves
caSteZt@mm en Flandes, en Escocia y en Bretaña, sin disminuir las
del Mediterráneo".
Habla a continuación Fernández Duro de las naves de Vizcaya
'que en el año 1412 formaron parte de la expedición portuguesa con-tra
Ceuta, apoyándose en el estudio de Faria y Sousa. En esa expe-dición,
en que se habla de hasta 220 velas! ! !, dice Fernándgn Duro
que intervinieron "muchas naves de Vizcaya, de las Cuatro Villas
y de Galicia", y añade que "algunas de ellas hicieron excursiones
a Canari as... descubriéndose por rareza rastro de sus operacio-nes"
35.
En tales palabras hallamos una certidumbre fundamental de los
datos de la tradición madeirense de Machín: las presas del piloto
vizcaíno en las costas inglesas, y la posible subsiguiente relacibn
de los marinos de la expedición madeirense y de él mismo con las
naos portuguesas que intervienen en la expedición de Ceuta, deter-minando
la colonización zarquiana de la Madera.
Nuestra identificación de Juan Machín con el protagonista del
episodio de Gomera y Hierro, y con el poblador herreño Juan Ma-chin
de Arteaga hacia la mitad del siglo xv, demuestra que Machín
navegó por aguas de Canarias. Y los escritores portugueses deela-ran
que estas navegaciones de castellanos por nuestras aguas de-terminaron
la colonización portuguesa de la Madera.
Así Valentim Fernandes en su citado Manuswito 36 dice: "Os
castelhanos em conquistando as Cankias vieram ter a esta Ilha
do Porto Santo con tempo e acharam nela as cabras de que fizeram
carnagem e assim tomaram agua e sangue de dragáo, que tirarn
das árvores dragoeiras, e dai avante quando iam solbre os Cawdrios
sernpre uinham á dita ZZha faxer ccwnagem. Da% a g~oucos w s ,
anda~~dJooá o Gonlcalves Zarco de armada em urna barca .. . , nern
sabendo pos onde iriam fazer presa, ent50 &se um castel5o que
com ele andava: "Senhor, se quiseres tomar E a p resa u ~ mosnd e
35 Op. cit., pág. 181.
36 Ed. Lisboa, 1940, pkg. 108, y Comentario de Ferreira Pita en ''DA. DH.
Madeira", niim. 22, pág. 11.
20 JUAN ALVAREZ DEM:ADU
"os comquistadores de Ganáricz váo faxer swa carmgem e tomar sua
"agua.. .". E quando chegaram ao Porto Santo havía já tres dias
que os castelhanos eram partidos, e achararn as fogueiras feitas
em terra, e assim as tripas da carnagem e algum gado morto. E
fizeram também sua carnagem e tomaram água e lenha e folgaram
alguns dias, e ciharam a tema muito bem ; e detemninou logo o @a-pita0
vir povoar a dita terra, querendo o Infante D. Henrique, seu
senhor. ..".
No hubo, pues, temporales en ningún viaje, ni necesidad de ellos.
El viaje a Inglaterra entraba en el plan conocido y frecuente de
los marinos vizcaínos. Las naves castellanas, que venían a Cana-rias
desde mitad del siglo anterior, conocían bien y practicaban
antes de 1418 la ruta hacia las entonces despobladas Islas del grupo a
N
de la Madera. Y m marino vizcaino, que buscara asilo oculto para E
a-maIite rapkada, yodia hacer viaje desde íag&tefra 2
O
n Canarias y añncarse en la Madera.
-
m
O
E Nada de fantasia ni de novela es preciso meter en estos viajes* E
2
Y si alguien quiere encontrar nostalgias ingIesas en el vizcaíno -E
Juan Machín, poblador del Hierro, queremos recordarle que su
---- L- 7 --------7 - ~ - L - T : - - - - - 3 - - r 7 ~ : : - 2.. A 1 -n,rn-,3-1--A - - f l l n m n ciie~ai ~errena~ arall~inau ur if; u e ~ ,ru ja ue -u~wu ~ u a ~ u a r cyl ~bv~ aal
3
-
Machín de Arteaga, casó con un personaje natural de Inglaterra, -
0
m
se* los documentos de la Inquisición, Ilaiado en estas Islas Juan E
de Molina el Viejo, después de olvidar su apelativo inglés. O
iMotivo del viaje de 1Mmhin a Za Nadwa.
Eliminada de la tradición madeirense de Machín "la tempestad",
que desde Piteas viene justificando todo descubrimiento de tierras
ignotas, y que también se había aplicado al de Porto Santa por
Zarco y Teixeira en 1418, busquemos la justificación de la arribada
de Machín.
Este tenía que ser marino o venir con marinos conocedores de
estos mares, pues en una balsa sin velas ni remos, como lo supone
Galvzo en su viaje desde Madera al Africa, o en un barco con gen-tes
ignorantes de la náutica, como dicen Dias b i t e y Manuel de
Melo, desde Inglaterra a la Madera, ni con temporal ni sin él es
posible que hubieran podido llegar con vida.
152 ANUARIO DE ESTUBIOS ATLANTICOS
JUAN MACH~N, GRAN FIGURA HISTÓRICA DE MADERA Y CANARIAS 21
El Almirante Gago Coutinho 37 dice que los textos "cuando, por
carencia de técnica náutica, no hallan explicación para las rutas
seguidas en los viajes de descubrimiento hechos a vela, se vienen
apoyando en una boya de salvación: la tempestad".
Pero el viaje de Machín tenía un determinado propósito, que
podemos descubrir. Pues si, como parece, fue real el amor y el
rapto de la dama inglesa (invención innecesaria para arribar por
un temporal), aseverados con unanimidad por la tradición, Machín
vino de intento a la Madera para ocultar en ella el fruto de su rapto :
su amada Ana de Arfet, si así se llamó. Porque de ser perseguida
o buscado por los familiares de la dama, ni las cercanas costas de
Francia, ni las de Castilla, entonces gobernada por la inglesa doña
Catalina de Lanckter, regente por su hijo Juan TH, ni las de Por-tugal,
aliada permanente de Inglaterra desde el comienzo de las
guerras de bncáster, podían prestarle asilo seguro y olvido de sus
hechos. Mas las islas de la costa occidental del Mrica, apenas co-nocidas
y poco visitadas entonces, si acaso sólo por piratas, merca-deres
de esclavos o aventureros y conquistadores en continua gue-rra,
le ofrecían coba jo tranquilo.
Esto explica dos circunstancias del relato tradicional. Machín
no debió morir en la Isla, conforme a los textos más recientes, sino
que, como marino que era, pudo proyectar y realizar la balsa con
que abandonara la Isla, donde, con su amante, lo habían dejado los
marinos. También a su llegada, aunque el barco fuera de Mzhin, sus
marinos, disconformes con quedarse alli privados de sus ganancias,
o temerosos de sufrir las consecuencias del hecho de Machín si los
perseguidores daban con él, lo abandonarían intencionadamente.
Así se iamlDiéne l &sg-ustod e My.y su pi'roiika,
no se compadece con el relato tradicional la versión de que el barco
salió de la Isla por causa de un temporal, ya que los marinos vol-verían
a buscar a Machín después de pasado, El abandono fue pre-meditado.
57 A Náutica dos Uescobrime.ntos, Lisboa, 1951, 1, pág. 82,
22 JUAN ALVAREZ DEZb;ADD
Machin descubrkí la Ndera?
La tradición madeirense de Machin le atribuye "el descubri-miento
de la Isla de la Madera" antes de su colonización por los
portugueses. Esta simplista afirmación es evidentemente faisa, por
cuanto la Madera figuraba en los Portulanos desde antes de 1350.
Pero la expresión "descubrimiento" en aquellos siglos no es
otra cosa que un "reconocimiento de islas todavía mal conocidas",
como dice el Almirante Coutinho a este propósito 38. Así Diogo
Gomes habla del ''descubrimiento de Lanzarote por los portugueses
en 1415", y Joáo de Barros llama "descoberta de Porto Santo e da
Madeira" a la de Zarco en 1418, y sería notoria injusticia reclamar a
N a los relatores de la tradición madeisense de Machín mayor exac- E
titud científica de expresión que a estos hktosiadores. O
n Como dice el profesor Damiso Peres 39, el grupo insular ma- -
=m
deirense, compuesto de Madeira, Porto Santo y Desertas, entró defi- O
E
E nitivamente en la órbita de Portugal hacia el año 1419. Se inició S
E el reconocimiento por Joao Gonsalves Zarco y Tristao Teixeira des- =
puk de agosto de 1418, fecha del socorro a Ceuta por el Infante 3
don Enrique, y despuk de otro viaje en 1419 se acomete definiti- - - 0
vamente la colonización del archipiélago en 1428, que puede darse m
E
por acabada en el siguiente lustro. O
Hemos visto en Valentim Fernandes, y lo aceptan Damiáo n
Peres y Ferreira Pita 41, que en Porto Santo 'Terem aí desem- E a-barcado
CasteIhanos dois anos antes da chegada dos primeiros alu- l
n didos Portugueses", y que "foram a parar ao Porto Santo os frades n
0
que Zargo encontrou en 1420". 3
Por consiguiente, la arribada y estancia, m& o menos larga, O
de Machín en la Madera por esos años, es como "hecho" uno de tan-tos
ocurridos en la etapa prezarquiana de la Madera; pero como
exponente precursor tuvo una singular ~i~gnificacióyn u na particu-lar
valoración para los contemporáneos.
38 A Náutica dos Descob?lmentos, 1951, 1, pág. 170.
Histdria cEos Descobrimentos Portugueses, Lisboa, 1959, pág. 39.
40 Op. cit., p&g. 41.
41 "DA. DE, Madeira", nlím. 26, pág. 23.
154 ANUAEIO Dr' ESTUDIOS ATLAXTICOS
JUAN MACHfN, GRAX FIGURA HISTÓRICA DE MADERA Y CANARIAS 23
Porque el lugar de su afincamiento, Machico, cons~a r v sau nom-bre
y la huella de su gesta desde los mismos albores de la coloni-zación
portuguesa; y la tradición no hubiera ligado su nombre y
llegada con la de Zarco, si en verdad no hubieran estado en depen-dencia
claramente advertida por los primeros pobladores de la Ma-dera.
Si éstos sabían del desembarco de otros frailes y castellanos
antes de llegar Zarco, ¿por qué y para qué habían de inventar su
nombre y crear el mito de sus amores, cuando tenían a mano per-sonas
de carne y hueso que podrían haber dado a Zarco la noticia
de las Islas?
No cabe duda de que la llegada de Machín fue real, y determinó
de manera particular la colonización zarquiana de la Isla.
Pues Machín y Zarco pudieron efectivamente ponerse en con-
&."^--'- ----- 11-- --------:- - --------- -----
IAWJ a. u a v t z a 6t: ayucllaü r-clauurteb mar-irleras que vimos en Fei--
nández Duro 42, sin que sea necesario acudir al rescate de cautivos,
ni a la pelea de unos marinos con otros.
Porque, como dice el citado Dami20 Feres 43, se incluyen en la
explicación del viaje de Zarco "hechos sospechosamente providen-ciales..
. pero faltan cualesquier referencias a circunstancias de
política internacional", aquí bien razonables. Pues bastaba a 10s
portugueses del Infante don Enrique, que navegaban por estas
aguas oeste-africanas, enterarse de la estancia permanente de otros
marinos castellanos en la Madera, y de sus negocios en estas Islas,
para querer anticiparse a su ocupación y colonización. Porque la
estancia de Machín y otros era un hecho que "suscitaba adecuadas
medidas inmediatas, si se queráa. cortar las posibilidades de alar-gamiento
al grupo insuIar madeirense del dominio de Castilla, ya
establecido en el vecino archipiélago de Canarias" 44.
Y esto, justamente, es lo que la tradición de Machín justifica
y explica en la Historia de la Madera.
42 La Mari.rta de Castilla citada, pág. 181.
43 H&t6ria dos Descobrimemtos, 1959, p5.g. 41.
44 Op. cit., p5.g. 42.
Núm. Y (19611
24 JUAN ALVARFZ DELGADO
Conocimiento de lu Madera antes de Mmhin.
Falso es, aunque mucho se haya repetido, que Porto Santo to-mara
ese nombre por haberlo descubierto Gon~alvesZ arco el d. de
noviembre, día de Todos los Santos; y el suyo la Madera por la
mucha que de ella se sacó y se quemó en los siete años que siguieron
a la ocupación; como las Desiertas por quedar deshabitadas.
Pues más de sesenta años antes de la primera venida de Zarco
a Porto Santo ya figuraban las Islas del grupo con tales nombres
en el Portulano que manejó el fraile franciscano de Sevilla hacia
1350, al redactar su Libro del, Colnoscimiento 45, así como en otros
mapas del siglo m. a
Como el grupo insular madeirense no figura en el Mapa Dulcert N
E de 1338, el primer descubrimiento en la Baja Edad Media de esas O
&las se ha producido para la Cartografía (quizá también en la rea- n -
=m
lidad) entre 1340 y 1350; y la exactitud con que ellas figuran si- n E
tuadas en los mapas de 1351, 1375 y 1413, luego citados, garan- E
2
tizan que su reconocimiento inicial hacia 1345 fue hecho por ma- E
=
rinos hábiles y conocedores de 10s rumbos y la cartografía, como 3
subraya el Almirante Gago Coutiriho 46. --
Pero no parece que este primer descubrimiento se deba a los 0m
E
portugueses, pues ni conocemos portulano portugués de este siglo O
con tan precisos datos, ni la Isla se registra con la forma portu-n
guesa Y m r a de sin nombre. Y a pesar de los muchos esfuerzos -E
prodigados por el Marqués de Jácome Correia 47 y por el P. F'erreira a
2
Pita 48 para dar con un señalamiento concreto portugués de la Ma- n
0 dera en el siglo- xrv, la cartografía, los documentos, los historia-dores
y la tradición ignoran la presencia portuguesa real en la Ma- 3
O
dera en tal siglo.
Efectivamente: los datos citados de operaciones del Almirante
Pessanha, la carta del Rey Alfonso IV (año 1345) con ocasión del
45 Ed. de Jiménez de la Espada: "Boletín de la Sociedad Geográfica",
1877, y comentario de B. Bonnet: "Revista de Historia", La Laguna, 1944.
núm. 67, págs. 205-227.
46 A NáZCMca cit., pág. 169.
47 HistÓrk da descoberta c h s nhm, Coimbra, 1926.
48 "DA. DH. Madeira", núm. 22, págs. 2-5.
156 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
JUAN MACHfN, GRAN FIGURA HISTÓRICA DE MADERA Y CANARIAS 23
Principado de la Fortuna, los elogios y méritos personales recono-cidos
por los monarcas portugueses a sus navegantes de esos swños,
la expedición portuguesa de 1341 &, que hablan todos de llegada
de portugueses a las Canarias, no se refieren expresamente ni una
sola vez a las Islas del grupo madeirense.
Incluso cabe afirmar que, aunque las Islas de la Madera hubieran
sido conocidas de los portugueses antes de 1340, los marinos que
llevaron su nombre y sus datos de situación a los citados portu-lanos
hoy conocidos, para fijarlas cartográ5camente, no eran por-tugueses,
sino genoveses, mallorquines o castellanos, como demues-tra
el proc,eso onomástica que anotamos a continuación.
El fraile franciscano de Sevilla (1350?) cita ya las Mas de
6'Puerto Santo", "Desierta" (en singular por error de copia?) y
"Lecmane", errata segura por Legrtdxrne, nombre italiano con que
aparece en otros portulanos. Su fuente, por consiguiente, es un por-tulano
italiano anterior (pensamos en nombres como Nicoloso da
Recco, estante en Sevilla ocho años antes, el piloto de la expedición
de 1341), pues si el fraile tradujo al castellano las formas claras
para él, dejó intactas Ias incomprendidas, como el citado Lec-,
aunque existe en español Leñme; como BexZmarin (Lobos Mari-nos),
Rwhcun (Roque), BraxiZ, etc. ; traduciendo en cambio Infierno,
Salmje, Cuervos Marinos, etc. 60.
El Portulano Mediceo o Laurenciano-Gaddiano de 1351 jl, lo
mismo que el de 1385 del mallorquín Guillermo Soler 5'2, tienen se-ñaladas
las Islas "Porto Santo", "Deserte" y "Legname"; y mien-tras
uno de los mapas del Planisferio Pizzigani de 1367, por ser
copia de otro más antiguo, no trae estas Islas, el otro las nombra
"Deserte", "Porto de Sancto" y "Madere"
as Esta expedición portuguesa de 1341 la estudió B. Eonnet, en cuanto
a Canarias, en Las EzpecEiciones a hs Islas Carrw~iase n el siglo XIVJ Madrid,
Instituto Fernández de Oviedo, 1946; pero merece un estudio, que aquí no po-demos
hacer, en sus antecedentes portugueses y repercusiones sevillanas.
60 Bonnet, art. cit., pág. 218.
71 n..:~,. nz --..a n -AA.--.a- 2- J- -...,m. 2- -:-L.-- . n ~ n T uuiuu r v , apuu wu ~ c y i o * o v wv UIWIW T V I G W ~ ( W ~ u~ ~zwJ ua, IJ~~U,1 11, I,
pág. 644, doc. núm. 4.
52 Ib., doc. núm. 6.
53 Ib., doc. núms. 2 y 3.
El Portulano de Abraham Cresques, delineado en Mallorca en
1375 j4, sigue la misma tradición italiana: "Porto Santo", "Insule
Deserte" y "Legname", lo mismo que los portulanos de 1351 y 1385.
Mas el magnífico, muy conocido, de Viladestes, fechado en Ma-llorca
en 1413 j5, sigue la tradición italiana, pero escribe L-nyaine
con falsa ortografía catalana (que seria ZZenyam), y no grafía en
catalán tampoco "Forto Santo" ni "Insula Deserte", en que falta
concordancia j6.
Varios mapas italianos y catdanes del siglo xv 57 continúan res-petando
la vieja denominación de "Porto Santo" y "Deserte", con
alguna errata de lectura, pero con singular unanimidad sustituyen
el antiguo Legname por Madera, forma castellana indudable. Por-que
no hemos podido encontrar mapas con las grafías portuguesas a N
lenhame ni Nadeira, a pesar de la ocupación portuguesa de Zarco, E
antei;ioil a loa iiiapw de GjrCli& BiaTICO. la foi-raa &i&aki-eG el O
n mapa Giroldi es una mala italianización del español mccdera, pues
-
m
O
E aquella forma italiana no significa eso mismo, sino "tabIadoV o "ta- E
2
bique de tablas" j8. -E
Con independencia de los documentos reales prtugueses, la
--Le ---A2 3 L--?L-- --- uraü auugua uucurrLwrLauuu que cul~ucemcmd e N&dey~-ue. s la de 3
-
Azurara (redacción de 1453), y luego Diogo Gomes (redacción ante- -
0
m
E ~ i oar 1 483) hasta en su texto latino escribe : "Funchal pars insulae
O de Madey~a", como otros cronistas contemporáneos.
Vemos, pues, que los hechos y los datos cartográficos del ar- n
E chipiélago madeirense se presentan como si unos marinos genove- -
a
ses hubiesen vulgarizado el conocimiento de estas Islas, y concre- 2
n
tamente la Madera con su nombre italiano Legname, y como si lue- n
go los marinos castellanos, vizcaínos o andaluces, en sw frecuen- O3
tes arribadas s? ellas en el primer cuarto del siglo xv, hubieran sus-
L.L..<3- - - - - - 1 ------ 'le-- :L-l:--- ---- -1 ---- =-1 2- 7im....J-""." ---- ---- ~ L U I U Ua quel uurnme I L U ~ U Up ul al =pc~llu~a IYIUCI.C~IL I, que ~WIC-
54 Ch. de La Ronciere: La Décowve~te de PAfrique, lám. xi.
55 La Ronciere, op. cit., lámina primera, sin número.
56 Para formas catalanas ver Corominas: D. C. E. L. Castellana, 111, pá-gina
76.
57 C,ir~lCl_io, 2 f i ; Rimco, 1486; V&ic-n^ J C-tzlSn del -igh XV; La Ron-ciere
cit., Iám. xiii, xv, xviii y xix.
58 Véase García de Diego: Mccionurw Etim. EspwZo? e Hispánico, s. VV.,
y C. B. G. Alessio: Diaionurio Etimologico ItaZZano, 111, 1932, s. v.
158 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAK MACKfN, GRAS FIGURA HIST~RICA DE MADERA Y CLIARIAS 27
ralizaron en los medios náuticos de entonces, pasando así a la car-tografía
internacional de lengua no castellana 59.
A esos medios náuticos de numerosos navegantes de comienzos
del siglo xv que surcaron las aguas de Canarias y la Madera, per-tenece
el vizcaíno Juan Machín, que así debió nombrar y vulga-rizar
entre sus conocidos el nombre castellano de la Isla de la Ma-dera,
en cuyo Puerto Machico recaló, vivió y cavó el sepulcro de su
amante inglesa.
EL VXZCAINO JUAN MAC"EEN, CONQUISTADOR DE HIERRO
P GBMERA
El doctor Gaspar Fructuoso, párroco de las Azores, tildado por
algunos de ascendencia judía, y nacido en 1522 en Ponta Delgada,
isla de San Miguel de las Azores, inserta en su famosa obra As
SauMes da Tkwa muy curiosos pasajes sobre una conquista de
IeIas de GGrAem -y Hierm p y e! rizcain= >r92C:p2q
rada de nuestras fuentes históricas canarias.
Las S a m e s da Terra, aunque conocidas en varios códices, no
se imprimieron hasta el siglo XIX y sólo parcialmente; pero pode-mos
asegurar que Fructuoso escribió hacia el año 1590 su primer
libro, donde está el relato que nos interesa. Pues cita varias veces O0
como "actual Conde" de la Gomera a don Diego de Ayala (y Rojas:
1565-1592) 61 y a don Agustín Herrera y Rojas como "marqués de
Lanzarote" (1584-1598) ; en capítuios anteriores, tratando ya de
Canarias 62, alude al ataque berberisco a Lanzarote del "año 1586",
Con esta idea nuestra coinciden los escritores portugueses que, como
Jaime Cortess&o (A PoZitZca do *@lo nos descobrime?rtos, Lisboa, 1960, pá-gina
136), admiten que el judío cristianizado Jaime de lMallorca (hijo de Abra-ham
Cresques) fue hacia 1420 el iniciador de los portugueses en el arte car-tográfico;
no pudiendo, por tanto, ser portugueses los iniciadores ni los fija-íiurrs
de; grüpu nadefrelise y- sus i i u x b ~ se: la. cziiografia.
'
60 Caps. XIX y XX de la ed. Monteiro, págs. 93 a 113.
61 Op. cit., pág. 113.
62 Op. cit., pág. 55.
28 JUAY ALVAREZ DELGADO
y en el capítulo penúltimo del libro 63 señala que "agora son 1590
años" después de Cristo.
Aunque la obra de Fructuoso abarca otros temas (y a él hemos
aludido en la tradición madeirense), y en capítulos anteriores da
otras referencias históricas y geográficas de nuestro Archipiélago,
tomadas a fuentes portuguesas y españolas, sólo dos capítulos de
su Libro 1 interesan a este episodio 64.
Fructuoso permaneció inédito hasta 1873, fecha en que la edi-ción
de A. Rodrigues de Azevedo en Funchal insertaba solamente
el Libro 11, esperando el Libro 1 su estampa por don Manuel Mon-teiro
Velho Arruda hasta 1839 en Ponta Delgada, a la que nos refe-riremos
siempre en cuanto sigue.
a
N
E
D e s m c i m i e n t o en Camrks del epZsodio herreño-gomero O
de Mmhin. n -
=m
O
E Por lo que ha llegado a nuestra noticia, el episodio de Machín E
2
es ignorado de los textos históricos de Canarias, que ni siquiera E
citan al protagonista.
y n*datm wh&;or&s&rocGse e! ductur Tv$?5ZeG! 5
3
se hace eco de la importancia de los datos lingiiísticos canarios de -
0m
Fructuoso, aunque desprecia su relación de la conquista de Gomera E
O y Hierro, que aquí explicamos 66.
Pero debemos pensar que el núcleo de la información fructuo- n
E siana, más o menos alterado, figuró entre los "papeles de Peraza" a
u otros citados por nuestros historiadores y hoy perdidos. Porque n
n
además de que ciertos detalles aislados de su relato figuran en Pn-formaciones
de sangre o en Memoriales como el del Señor de Fuer- 3o
teventura, ecos vagos de aquella "conquista" apuntan a veces en
r,~~estzhaiis,t Griw.
Así Dacio V. Darias Padrón en sus Noticias Generales Histó-
63 Op. cit., pág. 187.
64 Cap. XiX, p&gs. 93-101, y cap. XX, págs. 102-113 de la ed. Monteiro.
65 Edicidn de Torriani, Leipzig, 1940, pág. 39.
66 Después de escrito este trabajo sabemos que Miguel Santiago utilizó el
texto de Fructuoso en sus notas a la edición de P. A. Castillo: Descripczón his-tórica
y geográfica de Zas Islas de Canaria, Madrid, 1957-1959, págs. 2032 y SS.
160 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN MACHm, GFWV FIGURA HIST~RICAD E MADERA Y C W R I A S 29
ricas sobre h Isla &Z Hkwo 67, al plantearse el interrogante de si
Fernán Peraza el Viejo reumquktd la Isla del Hierro, advierte que
los distintos traspasos del Señorío de Canarias en el siglo xv de-bieron
producir perturbacihn en el gobierno de las Islas; y la más
alejada, la del Hierro, quizá perdió o vio mermada su efectiva ocu-pación
en este nebuloso periodo, del que teme que "la ciencia his-tórica
jamás nos aclarará cosa alguna"
Y subraya a continuación que NÚñez de la Peña había dicho
que "Fernán Peraza el Viejo redujo en una veintena de Gas las
Islas de Gomera y Hierro", y que en la bla de1 Hierro "hubo de
sostener un combate de cinco horas con los herreños, cuya refriega
mandó suspender el régulo indígena, sometiéndose en seguida al
invasor Peraza, que le concedió la Iibertad, siempre que los some-tidos
se hiciesen cristianos" w.
Según el mismo historiador lo, "D. Pedro A. del Castillo, bien
sea recogiéndolo de antiguas tradiciones, o de alguna fuente his-tórica
hoy enteramente perdida", asegura que bajo el gobierno de
la hija y sucesora de Fernán Peraza, Diego Garcia de Herrera, su
zA&ri5~, vu.&s ~ & . w a ~E~e r r g~ir -. at r&rselo XT 10- J
gró rendir a su rey Armiche, regresando luego a Fuerteventura. Y
tras relatar la leyenda del indígena Ferinto, luego estudiada, ase-gura
Darias 71 que Herrera consolidó su dominio en ambas Islas
de Gomera y Hierro, y utilizó a sus naturales "embarcados o tri-pulantes
de una carabela, destinada a las excursiones piráticas que
periódicamente caían sobre las costas de Tenerife y Palma".
En todas estas alusiones vemos perfilarse, sin nombrarlo, la
figura, los hechos y los barcos capitaneados por el vizcaíno Juan
Machin, que F'ructuoso y Abreu Galindo citan nominalmente como
coia-brahr de Dlego García de Herrera, y veremos actuó también
con su suegro Fernán Peraza en la conquista de esas dos Islas.
67 La La,wna, 1929, págs. 60 y SS.
6s 00 cit., pág. 61.
69 Darias, op. cit., pág. 61.
70 Op. cit., pCtg. 62.
7: Op. cit., pág. 64.
30 JUAN ALVARFZ DELGADO
A) EL EPISODIO HERREÑO-GO~ROD E FRUCTUOSO
Y SUS PROESEXAS.
La falta de coincidencia absoluta entre los datos de nuestra
historia canaria y el relato de Fructuoso, y la ausencia de otro texto
similar para cotejarlo, junto a las contradicciones y errores que
los informes parciales de don Fernando de Ayala y los relatos ora-les
incorporados por F'ructuoso le hacen cometer, nos obligan a
someter a un riguroso examen y contraste las distintas partes del
episodio herreño-gomero del historiador de las Azores.
Pero veremos que si el episodio del vizcaíno Juan Machín en
Gomera y Hierro, consignado por F'ructuoso, no es una fuente do-cumental
e histórica absolutamente buena, encierra particulares y a N
detalles importantes de tal veracidad y autenticidad histórica que E
-s-n-h--r ~6 1 p$emas C O E ~ Q E~~in~~ Mfi&ip ra& & lg hi&crig & O n -
estas Islas, que llena un vacio en la información de nuestras fuentes. =m
O
E
E
2
Prbrkibd & ih reco"~zq.uistdae l Hkro. =E
' manera &@rica &rmz C,=pr ~ ~ & c ~qm~ ,~Jua7n 2
Machín y el "capitán Ayala", o sea Fernán Peraza, visitaron y con-quistaron
primero la Isla del Hierro y después la de la Gomera,
como parecía natural por ser aquélla del señorío de Niebla antes
de operar Guillén en la Isla de la Gomera.
Gaspar Fructuoso no señala el año exacto en que ocurren taleS
ocupaciones, y cuando alude a otros hechos concordantes cronoló-gicamente
comete errores de bulto a que luego aludimos.
El Caw&m, según registramos en el estudio final de este apar-tado
73, no habla de la conquista de la Gomera, sino sólo del Hierro,
asignándola al año 1405. Esta misma fecha da Abreu C-lindo 74
para la conquista de la Gomera, situando después de ella la ocu-pación
betancuriana del Hierro 75.
72 Op. cit., pkgs. 94, 99, 102, ed. Monteiro.
73 P$g. 318 de la ed. Serra-Cioranescu: Fmtes, IX, 1960.
74 L12StOrZa áe iJo~zquistad e Las siete I S - d~e canaria, ed. cioranescu,
Santa Cruz de Tenerife, 1955, pág. 75, lib. 1, cap. 15.
75 Op.cit.,I,17,pág.82.
162 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS.
JUAK MACHfX, GR.&- FIGURA HHISTORICA DE MADERA Y CXSARIAS 31
Con Abreu Galindo coincide Torriani, pero cometiendo dos erro-res
notables y muy curiosos. Dice Torriani 7G que Juan de Bethen-court
vino a conquistar primero la Gomera el año 1420, y luego
de la Gomera a conquistar el Hierro "el mismo año der
1419, a 30 de noviembre". Ea cronología indica que la conquista
del Hierro hubo de ser antes que la de la Gomera, y el error del
año 1419 arranca de su fuente betancuriana (un Escudero a nues-tro
juicio), que asignaba la llegada de Juan de Bethencourt a Ca-narias
el año 1417 78, situando la arribada al Hierro dos años des-pués,
como veremos hacia el Canarien original para la razzia de
Gadif er.
Don Pedro Agustin del Castillo lgha ce i r a Diego Garcia de
Herrera el año 1450 (realmente la cronología exige que sea Peraza)
a conquistar primero la Gomera y luego el Hierro, conforme la cro-noiogh
de Abreu Mindo.
Gaspar Fructuoso gana en verosimilitud a la tesis tradicional
canaria.
Nos sentimos algo escépticos sobre la estancia de Fruct,uoso,
en Canarias, pues si visitó la Isla de La Palma, con mucho, la más
conocida por él, y a la que dedica cinco capítulos de este primer'
libro de S~udQdesd a Terra, parécenos seguro que no estuvo en el
Hierro ni en la Gomera por los datos que suministra de ellas, junt6
a confusiones geográiicas difíciles de explicar en un visitante.
Por otra parte, él mismo se refiere a datos debidos a don Fer-nando
de Ayala y a noticias de las hijas de Juan Machín y cle un
--* .-* ..- L ---- e- T n-a-<---- &..a-- -77-- ---- 2 - - - 3- 7. - --Y---
VICJV IIGLL GILU J uctu JAULUJ~U~LL, UUU~e uvb ve~;uubu e La rítlrua,
76 Desc&Wi&~ de las Idas Carrzarias, cap. 60, ed. ~ioi;anescu, Tenerife,
1959, pág. 208; ed. Wolfel, Leipzig, 1940, pág. 184.
77 Op. cit., cap. 65, ed. Cioranescu, phg. 218; ed. Wolfel, pág. 194.
C%k?~ez::C U&TQ'=, SU. T)wi?W, U'Wdm, I936, -&g. 3.
DescwiPci6n Histórica I/ Geográfica de las Islas de CamrPas, primera
edición de la "Biblioteca Isleña", Tenerife, 1848, pftgs. 69 a 73, caps. 23 y 24,
y ed. de Miguel Santiago, 1948-1950, págs. 203-210.
de que hablaremos a propósito de la descendencia de Juan Machín
de Arteaga.
Como varias veces emplea la expresión "otros dicen9', parece
que, junto a referencias escritas, tuvo a mano informes orales poco
claros o inseguros, pues frente a citas bien fechadas tiene graves
confusiones cronológicas en relación con la misma llegada de Juan
Machín. Así supone, "según algunos afirman" que Juan Machín
liegó al Hierro con dos naves casualmente al ir para Indias, des-pués
de la vuelta de Colón y la marcha de Cortés; cuando asegura
luego 82 que Machín y Ayala vinieron a descubrir y conquistar la
Gomera, "donde estuvo luego Colón en 1492". Dice también s3 que
el rey don Fernando el Católico mandó conquistar las Islas Cana-rias
a los Herreras, Ayala y Lugo, viniendo con tal ocasión "Diego
de Ayala" = Diego García de Herrera, el primer Conde, que era
ya señor de estas Islas cuatro lustros antes de ser rey don Fernando.
La fuente más interesante de Gaspar Fructuoso es don Fer-nando
de Áyaia, a quien expresamente cita% con estas palabras r
"todo o dito até aquí se soube de D. Fernando da Ayala, irmáo de
D. Diogo d'Ayala, conde que agora é da Gomeira e do Ferro, bianeto
do conde primeiro desta ilha que foi primeiro capitao de que ao
presente digo que a descobriu com Joáo Machim". P agrega luego:
'fkte seu bisneto D. Fernando que agora é conde e casou na Palma,
contou isto que de seu bisavd tinha lido e ouvido ao Conde D. Al-fonso,
seu Pai, que foi o terceiro Conde desta ilha e a outras pes-soas".
La identiñcación que de la nomenclatura de los Condes de la
Gomera hacemos luego no permite M a s sobre ia persona, pero
80 Op. cit., págs. 102 a 112: la arribada de Colón en 1492; el ataque de
Pie de Palo en 31 de julio de 1553; la venida del Marqués de Cañete en 1555;
la llegada de la Armada de Pedro Meléndez el 14 de octubre de 1554; etc.
81 Op. cit., págs. 93-94.
Op. cit., pág. 102.
S3 Op. cit., pág. So.
84 Op. cit., pág. 105.
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN NIACHbT, GRAN FIGURA HISTORICA DE IMADERA Y CAXAñIAS 33
las últimas palabras y el hecho de que todo el episodio de la Go-mera
y Hierro va ligado al vizcaíno Juan Machín y a Diego García
de Herrera, el "primer Conde", parece indicar que la Información
de don Fernando de Ayala comprende todo el episodio, y no sólo
h rendición de la Lsla de la Gomera por el Gran Rey, tras la cual
van consignadas las palabras citadas de Gaspar Fructuoso.
El citado don Fernando de Ayala es el llamado por Viera y Cla-vijo
85 don Fernando Sarmiento Peraza de Ayala, "fidedigno escri-tor"
de las anécdotas que allí da sobre los amoríos del Conde don
Guillén Peraza de Ayala, su padre natural, el matrimonio clandes-tino
de su madre doña Beatriz Fernández de Saavedra y el rapto
de su abuela doña Rufina de Tapia por el portugués Fernández
Saavedra.
Citado este "hijo natural" del Conde. don GiiillPn en su testa-mento
de 1531 @> señala Viera y Clavijo que residía en Sevilla,
desengañado del mundo, en 1565, fecha de la muerte del Conde don
Guillén su padre, y redacta en 1576 una larga carta, fuente infor-mativa
de Viera y Clavijo, para que sus sobrinas pudieran recabar
sus derechos frente a su hermano de padre el Cande don Dies de
Ayala.
S610 en un punto no coinciden las noticias de Viera, que nada
dice de la residencia y matrimonio de don Fernando en La Palma,
si no es confusión de Fructuoso, pues don Diego de Ayala estaba
casado en La Palma efectivamente con doña Ana de Monteverde o
Groenenberg.
Pero parece tener razón Fructuoso, pues no es probable que
don Fernando de Ayala, sexagenario en 1576, regresara a La Palma
o se casara después de tal fecha. Y en el citado testamento de don
Guillén Peraza se dice que doña Beatriz Fernández, madre de don
Fernando, es vecina de La Palma en 1531, y con ella debía estar
SU citado hijo, por cuanto las hembras Ana, Leonor y Catalina dice
el Conde "que están con la dicha Condesa mi mujer" en la Gomera.
85 Noticias de la Historia GeneraZ de las Islas Calzarias, ed. príncipe en
4 tomos, Madrid, 1772-1783, varias veces reproducida; nueva ed. Tenerife,
1951-1952, lib. XiI, cap. 2.
86 "Revista de Historia", La Laguna, núm. 55, 1941, pág. 271.
87 Noticias cit., XU, 7 y 91.
A ese período de 1530 a 1545, en que doña Beatriz y su hijo
.viven en la isla de La Palma, deben corresponder las "Memorias"
de don Fernando de Ayala (o Sarmiento Peraza de Ayala en sus
completos apellidos), utilizadas por Gaspar Fmctuoso, y que por
igual interesaban a SLLS ascendientes y a las hijas de Juan Machín,
residentes también en aquella Isla. Su carta de 1576, conocida p r
Viera, sólo toca al problema familiar de su madre, pero ella es, buena
prueba de sus abundantes conocimientos históricos de las Islas y
obliga a aceptar las noticias del episodio de Machin en (Ameira y
Hierro insertado por Fructuoso en As Xaudades da Tewa.
'Los "Condes de la Gornera" en GGlsrpcrir Frzlctmso.
Nuestro escritor azoriano da a todos los miembros de esta fa-milia
el apellido Ayala simplemente, que en efecto figura entre los
de la familia de Diego de Herrera, pues su madre fue doña María
de Ayala y Sarmiento, hermana del famoso Pero López de Ayala
Cita alguna vez Fructuoso al Conde "Don Belchior e Alme-nara"
b9 hacia 1555, que es sólo uno de los hijos de don GuilIén y
jamás tuvo el título, que también hemos visto aplicas0 sin derecho
a don Fernando su informador.
Fuera de estas irregulares extensiones del título a hijos o her-manos
de los tenidos por verdaderos Condes, Gaspar Fructuoso
nombra a los Condes con su número real en la serie familiar. Pues
aunque es sabido que nuestros modernos escritores 91 consideran
"primer conde de la &mera" con pleno derecho a don Guillén Pe-raza
de Ayala, Gaspar Fructuoso sigue la vieja manera de contar
estos "Condes de la Gomera" partiendo de más atrás. Tanto el por-tugués
Juan de Barros corno los espafmles Zuritz, Mariana, Góma-ra,
Pellicer y otros antiguos 92 tienen por "primer conde" a Diego
8s Abreu Galindo, I, 23, pág. 110; Ii, 27, pág. 244; Viera y Clavijo: No-ticias,
XI, 9.
8" Op. cit.., págs. 107 y 110.
90 np cit., *.g= 105.
91 Viera: Noticias, XII, 1 y SS.; Darias PadrBn: Noticias ... del Eierro,
cit., pág. 72; ídem: "El Museo Canario", núm. 2, 1930, pág. 43 y SS.
92 Viera: NotzicZas, XTI, 2.
166 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTlCOS
JUAN MACHING,R AN FiGURA wISTÓRICA DE MADERA Y CANARIAS 35
García de Herrera, llamado por Gaspar Fmcteios~si empre '3D.i e-go
de Ayala, capitán mayor que vino con Juan Machin a conquistar
las otras Islas por orden del Rey", y que era "bisabuelo del Conde
Diego de Ayala (1590) y de su hermano natural don Fernando de
Ayala", su informador
Asigna Fructuoso a Diego de Herrera un detalle extraño : "fue
muy prudente y bien acondicionado y agradable al rey Don Fer-nando,
que de pobre hidalgo lo hizo Conde" lS4. Noticia hasta cro-nológicamente
falsa y del todo desconocida, pero que coincide con
la de Abreu Galindo 05.
Fk.uctuoso altera en una ocasión el nombre de pila, al llamar
'cA.lfonso de Ayala" al Conde don Guillén Peraza de Ayala, bien
caracterizado por lo demás B.6 como "tercer conde" y padre de don
Diego de Ayala, "conde actual" en 1590, y amenazado por el go-mero
propietario del ámbar, reseñado en otro lugar, si no se lo
pagaba, con denunciarlo al Emperador (1516-1556), y del que co-noce
sus abundantes deudas y su gran número de hijos, como hemos
t.hte Cla~rij~.
Si extraña este cambio de nombre en tan notorio personaje como
el Conde don Guillén Peraza, no lo es menos que ignore totalmente
en la serie al "segundo Conde"? Hernán Peraza el Joven, y en toda
la historia al suegro de Diego Garcia de Herrera, Fernán Peraza el
Viejo, primer señor absoluto de Gomera y Hierro y verdadero con-quistador
de estas Islas con Juan Machin, en vez del citado por
Fructuoso "Don Diego de Ayala".
Ya diremos que no es extraño que ~ c t u ocson~fu nda a Peraza
.con su yerno y sucesor Diego de Herrera? pues muchas fuentes ca-narias,
que conocen su existencia bien distinta, atribuyen al uno
los hechos del otro.
93 Fructuoso: Saudades, 1, págs. 97 y 105.
94 Op. cit., pág. 105 fin.
95 1, 29, pág. 137; ver también "Revista de Historia", núm. 45, 1939, pá-gina
134, para quien le fue dado el título de Conde en el año 1478.
Op. cit., p5Lgs. 105, 106 y 111.
36 JUAN ALVAREZ DELGADO
Pero será conveniente precisarla con detalle para comprender
mejor el relato de Gaspar Fructuoso.
Este no cita jamás a Fernán Peraza en los capítulos que dedica
al episodio de Juan Uachin en Gomera y Hierro, ni a Diego Garcáa
de Herrera le da otro nombre que "Diego de Ayala".
En capítulos anteriores 97, sobre una fuente española, cita Fruc-tuoso
una sola vez a los "Herreras" de Lanzarote y Fuerteventura,
y, probablemente siguiendo a Juan de Barros nombra en otra
ocasión a un "D. García Eemera", esposo de Inés Peraza, hija de
Hernán Peraza. Pero su confusión, aun en este caso, es notoria, a
porque atribuye a este Peraza las reclamaciones hechas por Gar- N
E
cía de Herrera precisamente ante la Corte de Portugal por sus de- O
rechos y contra la merced hecha por el Rey de Castilla en 1455 a n -
=m
favor de los Condes de Atouguia y Villa Real. Fructuoso atribuye O
E
a Peraza un hecho de Herrera en 1455, dos años después de su E
2
muerte; como Castillo atribuye a Herrera la fundación por Peraza E
=
del Castillo de la Gomera en 1450, dos años antes de ser señor de 3
las Islas. --
0 Pero aún hay más : aunque en el orden sucesorio de los "Condes m
E
de la Gomera7' a partir de Diego García de Eerrera, Gaspar Fruc- O
tuoso conoce la numeración exacta, ignora también totalmente la
n existencia de Hernán Peraza el Mozo (1477-14883 ; pues al hablar -E
allí mismo de los hijos de Diego García de Herrera y doña inés a
2
Peram, en un pasaje inspirado en Juan de Barros, dice que "koje n
0
é intitulado Conde D. Guillén Peraza, seu filho", mientras es bien
sabido que don Guilién Peraza de Ayala fue nieto de Diego García 3
O
de Herrera, como hijo de Hernán Peraza el Mozo y doña Beatriz
de Bobadilla.
Salvados, pues, esos lapsus cronol6gicos y confusiones per-sonales,
que Gaspar Buctuoso pa6ece por carencia de una fuente
97 S'audds, 1, p6g. 55.
88 Op. cit., pág. 45.
168 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN MACHfN, GRAN FIGURA HIST~RICA DE MADERA Y CANARIAS 37
documental o histórica de segura fidelidad, su relato en todo caso
nos hace llevar el episodio de Machin en las Islas de Gomera y Hie-rro
a la mitad del siglo xv, en cuyo año 1452 muere Fernán Peraza,
y a partir del cual comienza el gobierno de Diego García de He-rrera,
que Fructuoso llama "Don Diego de Ayala" y al que atribuye
los hechos que corresponden al señorío de Fernán Peraza el Viejo
(1445-1452).
Para que resulte más clara la exposición, estudiaremos sepa-radamente
los datos fructuosianos relativos al episodio en la Go-mera,
por el que empezamos por ser más claros y conformes con
otros testimonios la cronología y la identificación de personas, y
luego la del Hierro. Pero habremos de analizar con alguna deten-ción
las particularidades que afectan a su veracidad y cronología.
Dice Gaspar fiuctuosogs que cerca del día de Santa Lucfa
(= 13 de diciembre) navegan desde la Isla del Hierro "en tres
naves Juan Nachín y el capitán Ayala" (que sabemos es Fernán
Peraza el Viejo), acercándose a la Isla de la Gumera por una punta
donde ven a un indígena que se les parece a San José, prometiendo
erigirle allí una capilla, hoy desconocida, que debe ser por la Punta
de la Arena, cerca de Alojera, ya que a continuación hablan de
unos roques, sin duda los de Arguad, antes de llegar a Valle-hermoso
O9 b1 s.
Bordean luego la Isla por el Norte sin tocar tierra, desde Ar-guamul
a San Sebastián, haciendo la promesa, frente a Puntalla-nalW,
de erigir allí la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe
SQ Sczudcdes, 1, pAg. 99.
bis Después de escrito esto nos asegura el alcalde de San S,ebastián,
nuestro amigo Buenaventura Bravo, que por el aludido paraje hay cimientos
de una derruida obra, que debe ser la ermita de San José, o la construcci6n
portuguesa de don Fernando de Castro, desembarcado por Punta Vejira en 1425.
Vease WARnIiímO. 6,, 1960; pág. 479.
100 Op. cit., @g. 103.
?S JUAN ALVAREZ DELGADO
(fiesta el 12 de diciembre), y atisban a lo largo de su viaje cómo
los cabreros indígenas miraban las naves desde los altos acanti-lados
en fecha cercana a la fiesta de Nuestra Señora de la Espe-ranza
(= 18 de diciembre), "antes da festa do Natal" Ioi, y acaban
por desembarcar, tras una estratagema para no ser impedidos por
los nativos, por el Puerto de Nuestra Señora de Buenpaso, ocu-pando
sus, estribaciones y las de la Sierra del Camello, como todo el
Valle de San Sebastián de la Gomera y su "Puerto Grande".
Dice Fructuoso que nada más sabe de todo esto, sino que la isla
quedó tomada en aquel día, y, como la del Hierro, sin derrama-miento
de sangrelo2. Habla luego de la ermita de San Sebastián,
sin aludir en momento alguno a la leyenda de la familia Armas-
Uachín, y cita el episodio del "Gran Rey" y su hija con su inven-tada
rendición solemne en Hermigua. Y por úItimo agrega que
"Machin y el capith Ayaia" ocuparon ios seis meses siguientes iV3
en reconocer toda la Isla, catequizar a los nativos, erigir iglesias y
casas.
-
0
Las particulares producciones de la Gomera, según las S a W s m
E
da Terra de F'ructuoso, concuerdan más o menos con las referencias O
de nuestros historiadores canarios. n
Habla Fructuoso 104 de la orchilla recogida en sus escarpadas aE
costas como "la mejor que va a Flandes" ; de la producción en 1590
n de panes, vino, carne, queso, azúcar, lanas y chacinas, y de la abun- n
n
dancia de asnos, que nuestros historiadores citan en casi todas las 3
Islas lo5. O
Señda lo6 el sin-dar hallazgo por un isleño gomero de un enor-me
trozo de ámbar en el "arenal de la Punta de San José" (ya alu-dido
antes). El isleño no sabía bien lo que aquello valía, llegando
101 Op. cit., pAg. 102.
102 Op. cit., pág. 106.
m""
av- Gp. cit., pAg. 1%.
104 Op. cit., pág. 106.
105 Abreu, 1, 15 y 16, pág. 74 y SS.; Torriani, ed. Wolfel, c. 58, pág. 178.
106 Op. cit., pág. 106.
170 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAK MACHÍN, GRAK FIGURA HISTÓRICA DE W E R A Y CANARIAS 39
la noticia al Conde don Guillén, que con amenazas, halagos y pro-mes*
de darle parte de la venta despojó al pobre hombre de aque-lla
pieza y de otras que guardaba en su casa, y "marchando a Es-paña
lo vendió en millares de cruzados", con que pagó "grandes
deudas que tenia". Y agrega que en la Gomera contaban que el
Conde acalló, con una miseria de maravedises que le dio, las pos-teriores
protestas del nativo, que lo amenazó con denunciarlo al
~m~ e k a dpoorr que nada había recibido primero. Otro suceso aná-logo
cuenta Viera y Clavijo de don Agustín de Herrera, el Mar-qués
de Lanzarote.
Acogiendo los entusiasmos mineros despertados tras el descu-brimiento
de América, habla Fructuoso los de que en septiembre
de 1555 un maestre Lsorenzo Florentino, que iba de Castilla para
Indias, recogió en un arenal del Valle de Gran Rey algunos granos
de oro que "le valieron tres cruzados". Y que el Conde don Alfonso
(= don Guillén Peraza) mandó los recoger "m saco de aquella are-na
de color dorado", que aparecía en una quebrada del mismo Valle
Gran Rey, y enviarla a Sevilla para hacer ensayos, si bien no se
pudieron sacar más que "dos cruzados de oro", que había sido el
coste de la operación. Y a una mina de plata alude Torriani 110:
"verso la Punta de los Organos [por el sector de Arguarnulf ha
una mina d'argento di grande bontá che per trascuragine non si
cava".
Se contradicen nuestros historiadores a1 hablar de los conejos ;
según TorrianiX1l, no viven ni se reproducen en la Gomera, cosa
evidentemente falsa; y Abreu Galindo asegura que "hay vena-dos
y ciervos 113 y conejos y perdices en abundancia, que de Ber-
107 Noticias, X, 18.
103 Op. cit., pág. 110.
Qp. cit., pkg. 111.
n o Ed. Wolfel, pág. 178, cap. 58.
111 Op. cit., pág. 178.
112 1, 15, pág. 75.
113 Aunque venado (del lat. venari dtcazar"), por su etimologia, se aplica
a otras piezas de caza mayor, predomina en el uso la sinonimia con "ciervo".
Por eso creemos que es lapsus del copista por "venados o ciervos", aunque
haya otras variedades además del ciervo, como el corzo, paleto o gamo, e-cela,
etc.; porque Viera, que los vio, habla de "ciervos".
40 JUAN ALVAREZ D m O
bería los trajo Sancho de Herrera, siendo señor de estas Islas"
(sic!) ; y Viera y Clavijo 114, siguiendo al P. Mariana, asegura que
fueron traídos los conejos por los conquistadores desde España
a las Islas, donde se multiplicaron mucho.
Fructuoso es por ello muy claro al decir que "hay mucha
caza de ciervos y perdices; son tantos los conejos que los matan
con palos; y también se hallan puercos jabalíes", que hasta nues-tro
siglo xx fueron abundantes en aquellos montes, donde hoy es-tán
casi extinguidos.
Si el informe de Abreu sobre procedencia se refiere sólo a los
conejos, pudo efectivamente Sancho de Herrera traerlos de Ber-bería
o de España a Fuerteventura o Lanzarote, de donde pasaran a
a las demás &las, pues Sancho de Herrera nunca gobernó Gomera N
y Hierro para tener interés especial en su repoblación de conejos. O
Y sobre la excesiva multiplicación de estos animalitos, sabemos que --- m
otro tanto ocurrió en los primeros años de la colonización portu- O
E
guesa de Porto Santo, según los historiadores madeirenses, y los E
2
E romanos tuvieron que combatirlos crudamente en Andalucía y Ba- -
leares por medio de hurones Il6. 3
Pero seguramente los ciervos de la Gomera y las perdices no
- -
0
m
fueron traídos de Africa, ni tampoco de Méjico, como dijeron algu- E
nos a ~Webb-BerthelotY. la información de Fructuoso es muy inte- O
resante al decirnos que "hay gran abundancia de venados, que -
no tiene ninguna de las otras islas, multiplicados de dos parejas a-E
que de España mandó traer el Conde don Alfonso de Ayala (= don
l -
Guillén Feraza de Ayala) para su recreo, considerando a pro$- --
sito para su cría este lugar" de Benchijigua a Chipude. Y agrega i
que a principios de noviembre de 1555 el Marqués de Cañete, yendo O
come Virrey W! PemL, 9 n n d A -rVA wV z 12 C ~ E& hijos ~ i l ymy
varios hidalgos, y fue llevado a cazar a Chipude por el Conde don
Melchior, venido ese año a esta tierra. Allí mataron tres ciervos
114 Diccionario de H.istorb Natural de im Islas Cmarias, ed. Santa Cruz
de Tenerife, í942, 1, pág. 225.
115 Op. cit., pgg. 111.
116 Plinio: Nat. Hist., VIII, 218; Estrabón, m, 4, 6 y 52.
117 Op. cit., phg. 110.
172 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN MACIFfN, GBAX FIGURA HIST~RICA DE MADERA Y CLUARIAS a
y dos puercos que transportaron en acémilas entre grandes fiestas,
y luego estuvieron cazando perdices en las lomadas de Arure.
Con ~ c t u o s coo incide Viera y Clavijo 118 al decir: "estos cier-vos
de la Gomera son pequeños y fueron traídos por sus primeros
Condes", debiendo desecharse por su tardía información las otras
contrarias noticias antes apuntadas.
La endecha del Vdle Gran Rey.
Sin muy clara ilación dentro del relato, como si hubiera corte
en la información de su fuente, o deseo de interpolar esta anécdota,
Gaspar Fructuoso 118 inserta la siguiente endecha (así la llama),
que cantaban los gomeros "repitiéndola muchas veces con gran
sentimiento y cantar saudoso", relativa a la hermosa doncella que
dice "hija de¡ Grm Rey" de la Gomera y nunca quiso casarse, mu-riendo
doncella en la Corte de doña Isabel la Católica:
Ana Sánchez, Ana Sftnchez,
flor del valle del Gran Rey,
&seo teiigc 62 cüg&.e,
más saudad tengo de verte,
flor del valle del vallete,
flor del valle del Gran Rey.
El texto de Fructuoso tiene algunos portuguesismos gráficos
que hemos corregido (%de y valete por 'udle.. .) , y escribe el cuarto
verso "más más saludad" (sic!) tan ininteligible como el "&
salud" del otro códice fructuosiano de la Biblioteca de Ajuda, Lis-boa;
pero en el español usual de Canarias es apenas conocido
s&d, que no vemos cómo puede sustituirse si no es interpola-ción,
como la repetición del último verso. Porque ya F'ructuoso
indica que la canción se repetía incesantemente, y el segundo verso
está repetido en el sexto, y el quinto es ligera variante en su final.
Esta duda sobre el exacto número de versos que inicialmente
tenía la endecha del Valle Gran Rey no se explica bien por compa-ración
con otras canciones canarias que hemos estudiado en otro
m H6stori.a NaturaE cit., 1, pág. 206.
119 Op. cit., pág. 111.
lugar, pero seis versos tenían también las endechas de GuiLIén
Peraza Izo, aunque son pentasílabos y no octosílabos, como los de
la canción de Ana Sánchex.
Esta doncella gomera, hija del "Gran Rey" de la Isla, llamóse,
al ser bautizada, Ana, y Sarzchex por el nombre cristiano de su pa-dre,
bautizado Sancho.
Agrega ~ u c t u o s olZ 1q ue la joven se llamaba Aremoga o Are-g
m ; y en otro pasaje *2 había dicho que tal nombre era igual
que Gorneira o Gbmiroga, que en la lengua indígena valía "mujer
sabia". Y si el primer nombre ciertamente parece indígena, porque
Moga es nombre propio personal en Tamacheq, y Aregzlme es to-pónimo
de Tenerife, lo otro parece una elucubración de Fructuosa
a sin base. Pues allí mismo agrega, como otra explicación, el nombre N
GQmwiro o Goma:uro., forjado para explicar el nombre de la Isla; E
O mientras luegoLz3 prefiere ver el nombre insular explicado por n -
=
"aquel valle lleno de palmas, almástigos y dragos, todos corriendo- m
O
E goma de sí". SE
Frente a los jefes de los cuatro cantones gorneros conocidos lZ4
E
=
hehlo Priqrrti.inen dn "oinrrn rci.rroe" cm ls, P ~ m a r e ein Anr nnmhrnc. rrruwrw s - u r v u v l i v u" v-vv LVJW "Y &LY UVYIULW, U- ULlL Y"-,.,*- 5
propios; pero reconoce al "Gran Rey" no sóld "mejor entendimien- --
to", sino también cierta superioridad política, nacida en su rnenb 0m
E
al eco simple del nambre. Por tal razón, EZvctuoso pone en manos O
de ese "Gran Rey" la entrega total de la Isla a Juan Machín y
Diego de Ayala, o sea Fernán Peraza, haciéndolo trasladarse en n
-E
solemne viaje hasta el Valle de Hermigua con su hija, para cele- a
2
brar ante los conquistadores el pacto de sumisión y la comida "en n
0 unión de los otros cuatro reyes de la Isla" lZ5. US conquistadores-agasajan
al Gran Rey y a su hija, vistiéndolos lujosamente y pro- 3
O
cediendo a continuación a la cristianización y erección de iglesias
en toda la Gomera.
120 Abreu, 1, 22, pág. 108. Y nuestro aludido estudio en "Tagoro" i, La La-guna,
1944, pág. 113 y SS.
121 Op. cit., pág. 111.
122 Op. cit., pág 47.
123 Op. cit., Pág. 103.
l24 EZ Episodio de Ioalla, p&g. 306 y SS., en ANUARIOn,ú m. 5, 1959.
325 Op. cit., pAg. 105.
174 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOB
JGLV MACHÍK, GRAN FIGURA HIST6RICA DE MADERA Y CAFTARIAS 43
El problema dinhstico.
Registra asimismo Fructuoso 126 la eficaz actuación de la infan-ta
indígena Aregoma, adivinadora del porvenir, cerca de su padre
y los nativos de la Isla para que aceptasen la sumisión y dieran
grata acogida a los conquistadores. Hay que suponer al llamado
rey, su padre, como el jefe del Valle Gran Rey simplemente, des-cartando
de todo el episodio el traslado a Hermigua, cantón hostil
a 10s Peraza hasta la muerte de Hernán Peraza el Mozo en 1488.
Esa tradición de adivinar el porvenir y la grata acogida de los
indígenas, aunque en relato diverso, también está recogida por
Castillo 12?, pero atribuída al adivino Aguamuje, antepasado de la
familia Armas-Negrín segiin tradiciones genealógicas, y dando al
r e y e! ficlykre G g ~ 9~ m&-w&~ y hsgcU g4&& ,9eyDPar2, C G U ~
la capital insular entonces fundada al erigir el "castillo" en 1450
Fernán Peraza.
Podría pensarse en reiteraciones de sucesos en los dos cantones
distintos (y en distintas fechas) de Valle Gran R ~ Y(= Orone o
Amr-e) y San Sebwti&n í= Ipaianj '-\ Pues Fructuoso se refiere
categóricamente a1 jefe del cantón de Valle Gran Rey, aunque ha-ciéndolo
quinto monarca insular; y este cantón, siempre adicto a
los Herrera-Peraza, pudo tener su rey de nombre Gomcturo o Go-meZro
o forma similar, bautizado como SmcÍto, intermedio, en la
serie de jefes cantonales, entre Mateo Unchepe, contemporáneo de
Maciot hacia 1420, y Pablo Hupalupa, contemporáneo de Hernán
Peraza el Mozo en 1488. Y si, como quiere Castillo, Gtcumet llamóse
luego Seb.ccsti& y era príncipe de Ipalan o señorío de la Villa, sería
intermedio jefe cantonal después de Pedro Auhagal, contemporá-n
s & Mx i o t hacia 1Q0, y aiita del jefe c ~ i ona ic,u yo nombre
no consta, conjurado contra Peraza en 1488.
~ k n eos im posible que haya confusiones entre ambas tradi-ciones
en las fuentes de Fructuoso y Castillo, que hagan fundirlas
126 T-=>.n ~ i tn d q ..-v.,
1% DesmiPclbn ... cit., pág. 71.
128 V. El ~ W o d t ode Iballa, ANUARIOD E ESTUDIOASW TICOSn,ú m. 5,
1959, págs. 294-95 y 310-314.
.?L4 JUAN ALVAREZ DELGADO
en una sola. Subrayarnos el parecido de los nombres reales Gaumet
y Gomccuro ante el persistente descuido de nuestros copistas anti-guos
de documentos, y en ambos relatos es el "hijo", Miguan en
la tradición de Guajw y los Negrín, y la infanta Aregoma en la
de Fructuoso, el inductor a la sumisión de su padre. Y al tratar
del episodio de don Fernando de Castro en la Gomera sugerimos
la posible confusi6n de Aguamwje con Amaluige.
Un dato parece apoyar el apellido dado por Fructuoso a la in-fanta
Ana Sánchez: las Actas del Cabildo de Tenerife 130 nombran
a un "gomero Juan Sánchez, hermano de Pero Negrín", que por
su apellido parece familiar de la infanta Aregoma de Fructuoso,
y por el indicado parentesco evidentemente parece familiar del adi-vino
y rey de la Gomera, según la tradición de Castillo. Y de la a
N
misma familia debe ser el gomero avecindado en Gran Canaria E
Fernan Sá.n&e~ Ben&chgua ;", que &&heiut em6iieanierLtt: su- O
n
pone de Tenerife 232. Ni es extraño que los apellidos Sánchez, Negrin
- m
O
E y Armas se repartieran al capricho entre los familiares del prín- E
2 cipe gomero, sin el rigor de la derivación supuesta por Fructuoso: -E
Ana Sánchez, precisamente por ser hija de Sancho.
3
-
0
AutmtMad del episodio gomero de Juan IMwWin. m
E
O
Aunque Fructuoso habla133 de que la Gomera fue "descubierta n
y conquistada" (descoberta e tmadu o achda e towmda), sabemos E
que las palabras "conquista" y "descubrimiento" en la época signi- a
fican tanto "ocupación" como "ataque o asalto", y "reconocimiento n
n
de territorios mal conocidos", tanto como verdadero "descubrimien-
5
to" de lo ignoto. O .--
Nhgmr. ~ h j e ~ i 6CIn- monta pede oponerse al relato fructuo-siano
de Machín en la Gomera, salvo la ignorancia en sus fuentes
de los conflictos en la época con Portugal sobre su ocupación, a los
129 ANUARIO, núm. 6, 1960, pág. 480 y SS.
130 Ed. Serra Ráfols: "Fontes", V, pág. 61.
131 Abreu, n, 22, pág. 224.
132 Antropónims, ANUARIO, núm. 2, 1956, pág. 400.
133 saZcda&s, 1, C. xx, pág. 102 Y SS.
176' ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN MACHÍN, GRAN FIGURA HIST~RICA DE MADERA Y CANARIAS 45
que Gaspar Fructuoso alude sobre fuentes portuguesas y castella-nas
en el cap. IX de ese mismo Libro 1 134.
Fructuoso no dice en qué año ocurren los sucesos, pero su cro-nología
antes apuntada, frente a los datos históricos bien asegu-rados
del Archipiélago Canario, garantizan que las operaciones de
"Juan Machín y el Capitán Ayala" en la Isla de la Gomera tienen
lugar de diciembre de 1449 al verano de 1450.
Esto lo vamos a deducir de dos detalles fijados por Fructuoso:
la ocupación del Puerto de San Sebastián y su castillo, y la "con-quista"
de la Gomera por Peraza.
Clumobgia de Perruín Peram el Viejo.
Aunque Peraza pudo navegar antes por Canarias como aso-ciado
o lugarteniente de Guillén de las Casas, su efectivo señorío
de las Islas va de 1445 235 hasta 1452, en que muere en la &mera,
seguramente en acción de guerra contra los portugueses del In-fante
don Enrique y sus adictos cantones ymeros.
Pero Fernán Peraza el Viejo debió permanecer en Castilla, des-pués
del año 1445, en que compra las Islas a Guillén de las Casas,
hasta después del 13 de julio de 1447, en que el Rey don Juan 11
confirma en Arévalo sus derechos sobre ellas 136.
Aunque se ha dicho que la muerte de su joven hijo en la razzia
de La Palma lmS7 y la erupción de Tacande a que aluden sus ende-chas
ocurrieron en 1445, parece más razonable el parecer de Vie-ra
13s, que sitúa este acontecimiento a fines de 1447, después de la
regia onfirmación citada. Y efectivamente el "lunes 15 de abril
Ge 1444a" está 6e nuevo Fernán Peraza en Seviiia otorgando el 60-
cumento de confirmación de sus derechos sobre las Islas, como he-redero
de su fallecido hijo Guillén Peraza lag.
134 Saud&s, ed. Monteiro, págs. 44-45.
1%5 3 de finiech:ii : Y ~ _ _ ~E,~ p,yg . 557 s ~ .
136 Chil: Estudws, ii, pág. 572.
137 Abreu, 1, 22, pAgS. 107-108, y ANUARIO, núm. 6, 1960, pág. 487.
138 NoticiaS; Vii, S. '
139 Chil: Estudios, 11, pág. 571.
46 JUAN ALVARE5 DWADO
Aunque nuestros historiadores suponen, como los citados Abreu
y Viera, que la razzia a la Isla de La Palma por Guillén Peraza sig-nifica
el propósito inicial de Fernán Peraza de consolidar su domi-nio
territorial, y que la expedición marchó desde Fuerteventura a
Gomera, y de allí a La Palma, nos parece poco segura la arribada
a la Gomera; y aunque fuera hecho real porel cantón de Orone-
Arme, siempre -a ellos adicto, no s i g n ~ c óen tonces un acto mate-rial
de dominación.
Personalmente sospechamos que la citada razzia en La Palma,
por el sector de Tijuya, no iba capitaneada por el propio Fernán
Peraza, ni es un hecho de dominación territorial, sino una de tan-tas
piraterías, corno Viera señala en esa Isla durante el gobierno
de Peraza, con el propósito de capturar esclavos y ganado para a
N
compensar los gastos del viaje, como bien conocido campo de pre- E
O sas desde antes para Maciot y Guillén. n -
=
En cambio, el viaje de Machín y Peraza relatado por FYuctuoso m
O
E
si tiene tono y consecuencias de verdadera conquista u ocupación SE
territorial. =E
La cronología de FYuctuoso 140, colocando el viaje de Machín
en el mes de diciembre, se aviene singularmente con la fecha 20 de
enero de 1450 (fiesta de San Sebastián), que C%.stillo 141 establece
como fecha de la fundación de la villa capital, bautismo del rey
Gaumet y erección del castillo.
Pues aunque tanto el doctor Wolfel 142 como Sergio F. Bonnet 143
suponen la erección del "castillo" cerca de 1445, la datación de Cas-ti110
se impone indudablemente por estas consideraciones.
Nuestros historiadores suelen suponer un ataque portugués a
la Gomera en 1448, determinado para auxiliar a los cantones suble-
140 op. Cit., .&S. 102-103.
141 Descripeiún ..., cit., pág. 71.
142 Ed. de Torriani, pág. 186.
la3 La feu4üi.Z "Torre deZ Com7.e" en la Golnera, en "El Museo Canarío",
niun. 19, 1946, ;pág. 19.
178 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN MACH~N, GRAN FIGURA HIST~RICA DE MADERA Y CANARIAS 47
vados contra Beraza. Pero la resolución de la Corte de Castilla
se refiere sólo a los derechos de Fernán Peraza sobre la Isla de Lan-zarote,
y la reclamacián debió iniciarla éste en el viaje de abril
de 1448, en que vimos firmaba documentos en Sevilla alusivos a la
muerte de su hijo. Y las Cartas de Juan tan minuciosas en
cuanto a los hechos de armas portugueses contra Peraza, no hablan
de ataque en la Gomera anterior al año 1450.
Ni cabe suponer que Peraza ocupase alguna parte de la Gomera
mucho tiempo antes de la erección de su Castillo en San Sebastián,
pues la declaración del siempre tan enterado Iñiguez de Atabe en
la I n f o r e de Cabit~s~~"arece indicar que la "torre", como
fuerte defensivo y como hecho de ocupación, determin6 la guerra,
al decir que E'ernán Peraza hizo "una torre, e porque él mostraba
rvrón F-~rnvo rrm nmm;+&m TAn 1- 7-1-1 n n w n r r a A1 C I I ~n l nwi -nr r r i m i i n ~ r i u r ua w v v r a un uwpri- l u u r w w r w j . . . y v r y u ~ ur yrriLivAu yuu
vino a su obediencia. .. se le rebelaron e se alzaron por el Infante
don Enrique".
Fernán Peraxa-, protagmistce de la conquista de la Garnercc.
Con F'ructuoso 147, que asigna el hallazgo y conquista de la Go-mera
al "capitán mayor" Ayala y al "capitán marino" Juan Machín,
coincide singularmente el citado Castillo, que coloca en 1450 la ida
a la Gomera de Diego de Herrera, a fundar el "castillo" de San
Sebastián. No extraña, pues, que un escritor forastero como Fruc-tuoso
confundiera a Fernán Peraza con su yerno Diego Garcia de
Herrera, cuando un historiador regional como Castillo coloca a
Diego de Herrera actuando en las Islas dos años antes de morir
su suegro Peraza. --
Y otro tanto hacen con el mismo castillo de la Gomera, con la
iguala de Maciot y Guillén, el confinamiento de Maciot en el Hierro
y otros sucesos de estos años, varios testigos de la Z n ~ m ~ dóe n
Cabitos, que los atribuyen confusa y caprichosamente a Garcia de
Herrera o a Hernán Peraza.
144 Abril de 1449: Serra: Los Portugueses e% Ctcnarias, pág. 36 y nota 43.
145 Serra, op. cit., pág. 77.
146 Torres Campos, pág. 154.
147 Op. cit., p&g. 102.
48 JUAN ALVAREZ DELGADe)
Con la fecha de 1450 está conforme la declaración de Iñíguez de
Atabe, para quien la cristianización definitiva de la Gomera fue
obra de Fernán Peraza, y el erigió la torre de San Sebastián, signo
material de su dominio. Y también se ajusta a ello el Rey don
Juan U: al decir que en tal año se llevó a cabo un ataque portugués
contra el dominio castellano de Peraza en la &la de la Gomera.
Los datos de Azurara y C ~ m s t o .
Estos cronistas portugueses nos garantizan que la Isla de la
Gomera fue reconquistada desde 1448 a 1452, abundando en nues-tra
cronología.
a Porque al visitar las Canarias, en marzo y abril de 1454, el na- N
vegante veneciano al servicio de Portugal Alvise Cadamosto 1 4 ~
E
O encuentra ya conquistadas y bajo el dominio de Diego Garcia de ---
Herrera las Islas de Hierro y Gomera, junto con Lanzarote y Fuer- m
O
E teventura, si bien la Gomera continúa sin acabarse de someter de E
2
hecho hasta un cuarto de siglo después. -E
Pero Diego de Herrera no pudo venir a Canarias hasta septiem-
5
bre de 1454, en que el Rey de Castilla acaba por reconocer sus de- -
rechos 14e, resultando que la "reconquista" por Machín, primero del -
0
m
E Hierro y luego de la Gomera, se hizo bajo el señorío de Fernán Pe- O raza, antes de su muerte en 1452.
Menos precisa es la noticia inmediatamente anterior a Cada- -
E mosto, suministrada por el cronista portugués Gomes Eannes de -
a
Azurara I5O, quien redacta en 1452, para presentarla el año siguien- 2-
te al rey de Portugal, su famosa Chr6ni.u~d o descobrimento e con- -
qu.iSta de GzcZné, donde la narración de las exploraciones se detiene O3
en 1448, año en que es obligado, por las mismas, suponer que la
Gomera no está dominada por Peraza, ni tampoco conoce su domi-nación
del Hierro.
Pues no creemos que las noticias de Azurara sean directas, ni
de primera mano, por cuanto su fuente, sabemos, fue una crónica
148 Ed. Schefer de 1895; S. Berthelot: Btnogrqhie, pág. 62.
M Chil: Estudios, ii, pág. 584.
150 Vid. Serra Wols: Los Portugzceses el?, Canarias, 1941, págs. 57 y 63;
ed. de Zurara por el Vizconde de Santarem en 1841, y de Lisboa en 1949.
880 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN MACH~N, GRAN FIGURA HIsT~RICA DE IEMADEItA Y CANARIAS 49
perdida de Cerveira; da pocas noticias de sucesos canarios, y ca-rece
de datos concretos de última hora sobre la situación de las
Mas, aunque alardea de dar su población "a a feitura dhte
livro" 1".
De la dominación de la Gomera sólo sabe que Maciot "trabajó
por conquistarla" y no está aún dominada, aunque hay algunos
cristianos. Y de la Isla del Hierro asegura que está en poder de los
castellanos, junto con Lanzarote y Fuerteventura, mas sólo tiene
noticias por "escrituras antiguas" que la Isla había sido dominada
por Juan de Ikthencourt.
Se reduce, pues, su información a los datos de Maciot de Be-thencourt,
ya arrendador del Infante don Enrique, de quien sabe
está en la Isla de la Madera, afectando desconocer toda positiva
noticia de ocupación castellana.
Si son veraces y de gran valor histórico, procedan de Maciot o
de Cerveira o de marinos portugueses contemporáneos, los datos
sobre indigenas de nuestras Islas, Azurara no puede ignorar a fines
de 1452, al redactar sil libro, ni e1 ataque portugués de ese año a
las islas Canarias, en el que probablemente muere Fernán Peraza
mismo, ni otro más fuerte de 1450 con nueve barcos 152, ni la lucha
desde 1448 del Infante don Enrique contra el dominio de Peraza en
Canarias.
Es que si Azurara recogía en su libro la efectiva ocupación de
la Gomera por Peraza y la erección de la "torre" de San Sebastián
en 1450, podía perjudicar la posición diplomática e internacional
de su señor e1 Infante, que esos años se debate con la Corte de Cas-tilla
para mantener un dominio efectivo y jurídico de la Gomera lm".
Por tai razón, y de propósito, Azurara siiencia 30s hechos de
Fernán Feraza, silencio que sólo puede indicar que la ocupación
castellana de la &mera en el año 1448, fecha de sus informes y
expediciones, no estaba materialmente señalada y consolidada,
como la verá Cadamosto cinco años después.
151 Serra, op. cit., phg. 63.
352 Serra: Pwtzcgueses, @g. 36.
153 Serra, op. cit., págs. 31-32.
JUAN ALV-4REZ DEZGAW
Coinciden, por tanto, Azurara y Cadamosto con Fructuoso, en
que la ocupación castellana de Peraza en la Isla de la -mera es
posterior a la de la Isla del Hierro, contra b que venían diciendo
nuestros cronistas Abreu, Torriani y Castillo. Y tenemos que situar
esta reconquista de Machín y Peraza, según resulta de tales infor-maciones
y de los documentos y tradiciones locales, entre el año
3448 y el año 1450.
Naturalmente, Fmictuoso habla de "descubrimiento y coquis-ta"
de la Gomera, y si bien en sentido preciso no es posible acep-tarlo,
ese desconocimiento de Azurara de otros sucesos aateriores a
de dominación, fuera de los conatos de Maciot de Béthencourt, jus- M
E
tifica la expresión fructuosiana: para el vizcaíno Juan Machín la O
@mera fue entonces de nuevo descubierta y conquistada. n--
"m
Según los informes de Gaspar Fructuoso lj4, un día ignorado
de 1447 el vizcaíno Juan Machín, con dos naves, aborda casual-mente
la Isla del Hierro y toma cautiva a una hija de1 rey de la
misma, mientras realizaban un acto ritual a sus dioses. Fructuoso
relata que ni los indígenas, ni la hija del rey heme30 Ossinkso,
durante la fiesta ritual, hacen ademán de huir, persuadidos de la
bondad, profetizada por el propio rey, de los conquistadores que
vendrían a la Isla. Pero al darle uno de los soldados de Machín una
bofetada a la cautiva hija del monarca, por llorar sin desci~llsan) i
aparente motivo, los indígenas los tienen por seres malignos y los
atacan, teniendo Juan Machin y los suyos que huir de la persecu-ción
de los nativos, entonces sin otra presa que la hija del rey y
354 Smüades da Terra, ed. Monteiro, 1, pá.g. 94. Ahora sabemos que este
texto fue utilizado en Notas por Miguel Santiago en su edición de CastilIo
Descrip&a histórica.. ., 1959, pág. 2381 y SS.
182 ANUABIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN X4CHfN, GRAN FIGURA HISTORICA DEMADERA Y CANARIAS 51
'abandonando sus barcos aquellas aguas sin poder apoderarse de
ganado y frutos.
Un recuerdo del incidente de la idanta herreña aparece en
Torriani L55, aunque lo atribuye a la segunda entrada de Juan de
Bethencourt en el Hierro, cuando el padre de una hermosa joven,
embarcada a la fuerza en las naves, mientras rechazan a los an-cianos,
hiere en la cabeza ron un palo al soldado que la retiene fuer-temente,
y gritando a los nativos que aquéllos no son dioses, como
Yoñe anunciara, determina la acometida de los nativos contra los
conquistadores.
Y también coinciden con Fructuoso en la favorable acogida y
en la pro£etizaeión sobre los wmquistadores "buenos" o "divinas"
que habían de llegar, además de Torriani, Abreu Galindo 156, Viera
y otros, al hablar de Yoñe.
La fijación de este primer viaje herreño de Juan Machin en el
año 1447 (segunda mitad) viene inducida por la cronología del si-guiente
viaje y la posterior conquista de la Gomera. Pero surge una
concordancia con la fecha que, al hablar antes de la razzia de Gui-llén
Peraza en la Isla de La Palma, hemos asignado con Viera y
Clavijo a tal hecho : el año 1447.
Si admitimos con Abreu lS7 que Fernán Peraza trajo "tres na-vios
de armada" y uno sólo, capitaneado por Hernán Martel Peraza,
nevó el cadáver del joven Guillén Peraza, muerto en Tihuya, desde
La Palma a Lanzarote, bs otros dos barcos pudieron hacer el viaje
al Hierro con Juan Machin.
Y esa primera operación de Machin en el Hierro sería puramen-te
un ataque o presa de cautivos y ganado, como dijimos antes que
lo fue sin duda la de Guillén Peraza en la Isla de La Palma. Todas
con el propósito de cubrir los gastos del viaje.
Fernán Peraza estuvo ausente del Hierro, como expresamente
consigna Fructuoso, en esta primera operación, como también en
155 Cap. 65 ed. Cioranescu, p&. Zí9; ed. Wolfel, pág. 194.
156 1, 19, pág. 93.
157 1, 22, pág. 107.
52 JUAN ALVAREZ DELGADO
La Palma, donde Abreu Galindo no lo cita. @osa natural, porque
recién llegado a las Islas debía permanecer en Lanzarote y Fuerte-ventura
organizando el nuevo gobierno.
Segundo viaje.
Al tratar de consolidar su dominio en Canarias Fernán Peraza
el Viejo, el vizcaíno Juan Machin, según Gaspar Fructuoso lS8, con
el "capitán mayor Diego de Ayala" (o sea Peraza) vuelve al Hierro
"el año siguiente" (según indicamos, 1448) el "día de San Andrés"
(= 30 de noviembre), tomando puerto, a lo que nos parece del texto
poco claro de Fructuoso, por Las Playas, cerca de Timejiraque,
si no fue por la Caleta junto a Valverde.
La tradicibn herreña, recogida por Abreu ljg, relativa a la lle-gada
de Bethencourt, según él, alude a Tecorone y el Puerto de
Naos, donde fondeara después Cristóbal Colón; pero los datos de
Fructuoso hablan de un puerto situado al Este, que debe ser el que
Torriani en su mapa de esta Isla llama "Puerto Viejo", aunque
no estamos seguros de que la "Punta de San Andrés", tantas veces
citada por Fructuoso, deba ponerse en la Pwita de Bonanza, cerca
de Azofa, más que en la Restinga de nuestra actual toponimia.
Curiosa concordancia con Fructuoso es la de TorrianilG1 po-niendo
el viaje de Juan de Bethencourt al Hierro también el 30 de
noviembre, pero del año 1419.
A poco de su nueva llegada a la Isla, el vizcaíno Juan Machín se
pone en contacto con el rey indígena, según instrucciones de su
cautivada hija, y realiza por este medio el pacto de sumisión de1
Hierro al capitán Ayala. Empieza la catequesis de los nativos, se
erige la iglesia de San Andrés, queda "como justicia del Rey de
Castilla un hermano de Ayalay' +62 y se procede a la fundación de
la Villa a un cuarto de legua del "árbl santo" lC3, mas por confu-
158 Op. cit., 1, pág. 97.
159 1, 19, pág. 92.
Ten C<i~lsqi?pp~g,~g,s . 11&211.
361 Ed. Cioranescu, cap. 65, Mg. 218.
162 Fructuoso, op. cit., p&g. 98.
163 Fructuoso, op. cit., pág. 101.
184 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN MACHÍN, GRAN FIGURA HIST~RICA DE MADEZA Y CAWARIAS 53
sión la llama "la Villa de los Uanos de San Andrés", en vez de
V&erde en la antigua Amoco; como afirman A b r e ~ yl ~To~rr 'ria-ni
165. Pues Gaspar Fructuoso nunca cita a Valverde, sino sólo la
"Punta Verde", que no sabemos si es la que el citado mapa de To-rriani
IIama "Punta del Verodal", con errata quizá, como escribe
también Xwmil por "Mocanal", donde la identificación geográfica
no deja lugar a dudas.
Transcurre mucho tiempo, los meses necesarios para hacer la
iglesia, algunas casas (aunque dice que la mayoría de las viviendas
son cuevas) y recorrer toda la Isla, antes de que Machín y Ayala
(= Peraza) avisten desde la Punta de Santa Lucía del Hierro, un
día cercano a la fiesta de la Santa, la Isla de la Gomera, "hasta allí
no hallada" s e g h Fructuoso lG6y, decidan pasar a ella, dejando
en el Hierro gente espñnla 37 al,mmnc cléRg~s.
Estos datos de F1.uctuoso obligan a dejar en el Hierro a 10s
conquistadores desde noviembre de 1448 hasta diciembre de 1449,
pero las naves marcharían periódicamente a Lanzarote o a razziar
en ~a Palma y Gran Canaria. Y el avistamiento de la Gomera seria
-Al- -1 ---- L A A - 2- --.A- T-1- ---- ---- 1:2-3- -1 -- ausu as p s u p a ~ ~UGu L C U C ; U ~ L = ~ a~ mu,la vez C;UI I ~UI IU~UVe l se-ñorío
del Hierro.
Aunque en el primer viaje vinieron sólo dos barcos, Fructuosc~
dice que la armada llevada al Hierro por Juan Machín y "el capi-tán
Ayala" era de "tres ,barcos" lG7l,o s mismos con que se tras-ladan
a la Gomera. También Abreu Galindo 168 compone de "tres
naves" la armada de Guillén Peraza y su padre cuando vienen a
ocupar las Islas, cifra que aceptan Castillo le9 y Viera y CIavijo 170,
que habla de "tres fragatas", mas, pareciéndole luego pocas, las
convirtió en un armamento de "cuatro embarcaciones bien equi-padas".
1, 17, pág. 85.
Ed. cit., pág. 211.
Op. cit., pág. 99.
Gp. cit., pgg. i02.
1, 22, pág. 107.
Descripc6ó.n ..., pág. 52, 1, cap. 29.
Noticias, V, 22.
Noticias, m, 5.
Datos de pb- y producci~nes.
Fructuoso no habla expresamente de la población de la Isla,
p r o dice que la Villa tenía más de cien vecinos 17', y que "más de
trescientos nativos" '73 persiguieron a Machín y los suyos en la
primera entrada. Estos datos permiten hacer un cálculo, que coin-cide
con Azurara 17*, CUYO texto da al Hierra una población de doce
hombres, evidente errata de copista, que hay que leer XTIO
(= 1.200 hombres), pues tal sistema gráfico emplea en el párrafo
siguiente para la población de Gomera, Gran Canaria y Tenerife.
Cantidad parecida le atribuye Abreu Ií5 con sus 230 vecinos que re-basan
e1 millar de habitantes. a
Habla F'ructuoso lT6 de la producción en el Hierro de lanas, que- E
S%, leehe, ~hacinm de ganado menor y cebada muy buena para O
n
hacer el gofio. Dice que en los aiios secos, pues subraya la escasez -- m
tremenda de agua en la Isla, se hace gofio de raíces de helechos, O
E
E
que usualmente se emplean también para alimento de los cerdos S
E
que se crían abundantemente. Otro producto que se exportaba en
dxmclncia, s egh k-~ctiiome~s la brea o resina, por existir en la 3
isla hermosos pinares, de los que aún quedan buenos ejemplares O-en
los montes del Júlan y Taibique, como también otras notables m
E
arboledas, hoy día desaparecidas (El Brezal, etc.). O
n
E
El 'LárboZ smto" CM Hierro. a
n
No podía faltar en Gaspar Fructuoso la alusión al famoso árbol, n
citado hasta en escritos ajenos a la historia de Canarias, cuyo nom- O 3
bre indígena no da. Le dedica algo más de una página IT7l, lamán-dolo
"árbol santo", cuya agua tambien llama "agua santa", aia-bando
la clemencia divina por esta providencia, que no considera
172 Op. cit., pág. 101.
173 Op. cit., pág. 95.
- V I c._____ 7 ^^ m--,.
I" ¡,e1 La. uva rwI *ay*GaGO.. -, pgg. 63.
175 1, 17, pág. 85.
176 Op. cit., págs. 99 y 101.
17: Saudades, 1, op. cit., págs. 99-101.
186 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN MACHÍN, GRAN FIGURA HIST6RICA DE MADmA Y CANARIAS 55
milagrosa, como otros, pero si muy beneficiosa para los habitantes
de esta Isla, que dice desprovista de fuentes, manantial o pozo.
Describe el fenómeno de la destilación por las ramas del gigantesco
&rbol, al condensarse en ellas las nieblas persistentes de aquella
quebrada o sombrío valle. Cita también las medidas desde su época
adoptadas para recoger sus aguas en estanques (taques dice, como
es usual en Canarias) o charcas de tea, para distribuirlas en el
vecindario tres o cuatro veces por semana.
Después de no muy claras comparaciones de la corteza, hojas
y semillas de este árbol con otras especies vegetales, dice categó-ricamente
que un "carpintero o aserrador de maderas" afirmó que
'era WZ, como la llaman otros textos canarios.
Dice de la Isla, en general, que es pequeña y casi triangular
y sitúa sus tres puntas (s6lo nombra la "Punta Verde" al Norte y
h "multa de San Andrés" (sic!) al Sudeste) casi a igual distancia,
con un circuito de tres leguas y media en total'
También atribuye Fructuoso, coli error claro, al vizcaíno Juan
Machín la imposición del nombre Hierro a la Isla, al ('ver su costa
de piedras y rocas ferrugientas, que no parecen sino hierro" Ir".
Y pasaremos a estudiar tres particulares atinentes al rey he-rreño,
sus hijas y la descendencia de Machín en esta Isla, que inte-resan
a la autenticidad histórica del relato, frente a otras versiones
canarias de b vida del Hierro en el siglo m.
Conocemos pocos nombres prsonales de la Isla del Hierro Is0,
entre los que se citan tres nombres propios de reyes: Armiche,
Añofo y Osinka.
17s Op. cit., pág. 93.
m 9 Op. cit., @g. 93.
180 Antrop6nimos de Camrias, AAVaRIO DE ESTUDIOS ATL~NTICOnSúm, . 2,
1956, págs. 343 y 393.
Núm. 7 (1961) 187
56 JUAN ALVAREü DELGADO
De notoria estructura libica (compárense los libicos y bereberes
Musshissa, Idrisa, Sdtusisan, Afkm y los guanches Nka, Temisa,
Teguise), el nombre OAisa sólo aparece registrado en Gaspar
Fructuoso lgl bajo las variantes latinizadas Ossinksa u Ossininbso,
dándole el historiador en el habla indígena el valor de "rei que
guarda justiiga".
Tomado por Ii'ructuoso el nombre a las informaciones de don
Fernando de Ayala y de las hijas de Juan Machín, parece totalmente
auténtico y figura en la frase híbrida luego citada en relación con
su hija Nisa.
Fructuoso designa con él al rey o jefe insular que gobernaba
la Isla del Hierro abordada por Juan Machín y Peraza al mediar
el siglo xv, y a él le atribuye ls2 la tradición insular sobre venida a
N
de unos "hombres buenos" que habían de "liberar a los nativos E
av luieiiuu ¿m^lll^iu, a" -p.-.^~CCu^^uu^-Ci^>aY lu~i l~. t : O n -
Sospechamos que Ossinisso, masculinización de Ossnissa, es un
- m
O
E latinismo de Fructuoso, infiuído por el muy conocido Massinissa, SE sin tomarlo como grafía sorda de la sibilante, que tanto en por- -E
tugués como en castellano antiguo se representaba por -SS- en vez
& -3.- somi%. ~oi-g-üe a+ill& & Y-üe l&Gst,i-ksG en el laeirI d2! 3
-
siglo m a. C. también tenía sordaxs3, FYuctuoso no escribe con -
0
m
geminada el nombre NZsa de su hija, su seguro componente, por E
carecer de modelo análogo latino, y tanto en su fuente don Fer- O
nando de Ayala como en los textos y articulación canaria del si- n
E glo XVI, en que escribe, como ocurre en Castilla desde 1580, suenan -
a
lo mismo las grafías con -S- y as-. 2
n
Por su parte, Torriani 184 llama Agnofo (si no hay errata, grafía n
italiana de A&fo) al "rey Ultimo que reinaba cuando Bethencourt 3
O
conquistó el Hierro", según él en 1419 y según el CanurZerG. en 1404
ó 1405. Si bien Torriani no indica su fuente, ni ei nombre aparece
en otro texto histórico conocido, parece auténtico, y quizá proceda
181 S a M e s , 1, págs. 94 y 104 principalmente de la ed. M,onteiro.
182 No cita a Yoñe el adivino de nuestros historiadores Abreu y Torriani.
que en Ant~opónimos (cit., pág. 327) pensamos vale simplemente "profeta".
183 Niedermann: Phonémue Latine, párr. 47 y 65.
1% Ed. Wtilfel, pág. 188; ed. Cioranescu, pág. 212.
188 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN MACHfN, GRAN FIGURA HIST~RICADE MADERA Y CANARIAS 57
de la historia perdida del doctor Troya, por quien conoce Torriani
la leyenda de Yoñe del mismo capitulo.
Fuera de estos dos nombres reales, ignorados de nuestros usua-les
historiadores de las Islas, y correspondientes a dos momentos
históricos distanciados : A%fq rey en 1404, y OsZnIsay rey en 1448,
estamos habituados a encontrar en nuestras historias de Canarias
el nombre A m k h del rey indígena del Hierro. Y conviene obser-var
cómo se ha ido interpelando ese nombre en los textos.
Loa pblemas del nombre red "Armkhe".
No aparece en el Cmarien ls5, que simplemente nombra el "rey
de la Isla del Hierro" al tratar de la sumisión a Bethencourt y su
Ann+inr.rn ~r n e r t C ; v r n n ; ~
U W C I b A I . " J "LLU*I"CiI.I".
Tampoco le dan nombre propio, hablando del mismo suceso,
Abreu Galindo ls6y don Pedro A. del Castillo laPe*ro. V iera y Cla-vijo
lEya 8con vierte al Augerón del Cawi e n en "hermano del
príncipe Armiche", nombrando así inesperadamente al que gober-
~ u b u!u Isla de! Hiem a! !!egzun JUac de Bethemo'r;rnt.
Este nombre había aparecido en nuestras historias sólo unos
cuarenta años antes de Viera, ea la citada Desdpc.lórt de Castillo,
conocida en varias copias antes de la edición de 1848 y expresa-mente
citado por Viera. Pero este Amziche, segíin Castillo, era el
rey del Hierro que rindió esa Isla a Diego Garcia de Herrera ls"is :
"y se bautizaron muchos junto a su rey Armiche, que se llamó
MmmSy apadrinado por Diego García de Herrera". Este hecho hay
que atribuirlo a Peraza, .pues Castillo supone que es el mismo que
edificó el Castillo de San Sebastián en 145.0 . AI r nrrnrrnrrn D...J..X.. 190 A-+.-. -.,....-..,... ri..,.+:i~:~... .+A srr scbugcr u c u r - s auvu w- vcrururr UZ u-urrv, J-LU ¿i
185 Ed. Serra-Cioranescu, ii, cap. 81.
186 1, 19, pág. 93.
187 DescriPpeión. hi-stórka ..., primera ed., 1848, pág. 41; ed. de M. Santiago,
1948, pAg. 127.
zar Nu.t.;p;~s, z, 27.
LOC. cit.
=m bis Desmip&n ..., ed. 1\i2 Santiago, 1948, págs. 212-213.
Noticias.. . Hiaro, págs. 43 y 62.
58 JUAN ALVAREZ DELGADO
la precedente de Viera y Clavijo, surge la contradiccih de que un
mismo Armkhe, rey cautivado y extrañado del Hierro por Bethen-court
en 1405, aparezca de nuevo rey, bautizado por Diego de He-mera
y vecino de su Isla en 1450.
Las circunstancias del bautizo, apuntado por Castillo, nos in-vitan
a considerar que él y Viera encontraron ese nombre en alguna
información de sangre, pues también Darias Padrón agrega que
el episodio de Armkhe, según Castillo, coincide en lo esencial con
el Memorial deZ Señor Fuertewntma *O2 de análogos propósitos
que las Informaciones y anterior a Castillo.
La solución de este confiicto, antes de tropezamos con él expre-samente
(no pueden ser rey en 1450 Armiche y Osinisa), y por ra-zones
IingUisticas puras, la habíamos hallado incidentalmente en a N
nuestro citado estudio sobre An t r q ó n imo~~A~llí~ e. xplicamos
-drmirhe rels?~ion&ndolco m Arm.ide y Arm.imda, variantes docu- O n
mentales hispanizadas del nombre dinástico grancanario Artemzcl, -
=m
O
forma originaria, en nuestra opinión, de las textuales conocidas EE
ArtemkyA rtmyyA rtemi y su compuesto Guanarterne. A esta voz SE
canaria parecen darle el valor de "rey" o "príncipe" las fuentes lg4.
=
Y e1 nombre -4rEi&e7 apare~tementefo rma siifija& (diminutivo? ) 3
de la anterior, suele emplearse en los textos de Castillo, Viera y
- -
0m
Darias Padrón como "el príncipe Armichey'. E
Parece, pues, que Arrnk?ze no es nombre propio, sino el nombre O
indígena correspondiente al título real del personaje : "el príncipe" n
o "el infante". Y veremos que los descendientes, conocidos por Da- E a-rias
Padrón en numerosos documentos de la Inquisición y de otras nl
informaciones, llevan el apellido Ififante. n
0
Pues además de otros personajes, que estudiamos a propósito 3
de Juan Machin de Arteaga al final de este trabajo, Darias Padrón O
Cn~meii n Isidro Machin, descendiente de nuestro marino vizcaíno:
vecino del Hierro, que es hermano de Catdina Infante, vecina de
La Palma, que debe ser la misma amante del Conde Guillén Peraza -
Op. cit., pág. 62.
-2 A Felipe IV, redactado por Peliicer en 1646.
193 PILg. 344 del ANUARIO, núm. 2, año 1956.
Escudero, ed. Danas, pág. 18; Cmariefi cit., pág. 222; Abreu Galindo,
1, 14, pág. 71; Chil Naranjo: Estudios, 1, p8g. 539; etc.
190 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOB
JUAN MACHm, GRAN FIGURA HISTÓRICA DE MADEXA Y CANARIAS 69
citada por éste en su testamento de 1531 Is5. Y entre los hijos de
otro herreño de la misma familia, Rodrigo Machín, figuran Pedro
Infante y Ana Chamiso, casada esta ultima con Martín Sánchez de
Arteaga, entre cuyos hijos vuelven a aparecer una Justa Rodrí-guez
junto a Juan y Rodrigo Sánchez de Arteaga, que tienen los
mismos apellidos que el Juan Sánchez de Arteaga (Arthega escribe
Chil), apoderado, junto a Juan Dumpierres, en la escritura de con-cierto
entre Guillén de las Casas y Fernán Peraza y sus hijos U96.
Pero la prueba definitiva, a nuestro juicio, de que ArmZGhe vale
"infante" o "príncipe", es una información conservada en el Ar-chivo
Histórico de Santa Cruz de Tenerife, citada por Darias Pa-drón
y Leopoldo de la Rosa *Ig7, en que los testigos declaran que
Alonso infante (a cuya familia pertenecen los citados Sabina In-fante
y Pedro Infante) era "hijo del rey de la Isla del Hierro". Este
Alonso Infante casó con Catalina Bernal, de quienes era nieta Ma-ría
Teguirdate (nombre indígena!), otorgante de un documento en
1554, ante el escribano Márquez.
Todo esto viene a confirmar la autenticidad fundamental del
relato fructuosiano, al reconocer la existencia de un rey indígena
hacia 1450, con cuya hija o Infante casó Juan Machín.
Gaspar E'ructuoso nos habla de dos hijas de Osinisa, rey del
Hierro, a las que llama N& y Nmci (NmcZqlue escribe Monteira
contra e1 auténtico Nmoi del códice de Ajuda), que se habían su-puesto
en general variantes del mismo nombre, siendo en verdad
dos personas distintas m9.
La primera, N*, cuyo nombre cristiano ignoramos, apresada
por Juan Machin en el ataque inicial y llevada fuera de la Isla 200,
pasó a ser su segunda esposa y la madre de Lucía Machín. Ella
m 5 "Revista de Historia", nüm. 54, 1941, pág. 216.
196 sil: Estudios, 11, pág. 576.
197 -,',E" e-' ".,e rruu, LUZ. &*v.
198 Op. cit., pAgs. 95-97 y, 104.
Antropóninws, pág. 343.
900 SU-~S, 1, p&g. 96.
60 JUAN ALVAREZ DWADO
enseñó a Juan Machín algunas palabras indígenas, con lo que en
la segunda entrada la recordó a su padre 201 diciéndole aquella frase
híbrida: "Ossinisso, tu leyva Nisa manda por ti", en la que, según
Fructuoso, además de los nombres personales está el vocablo he-rreño
Zeyvu = "hija7', de segura etimología bereber: hablamos de
elia a propósito de la otra hija de Machín, Clara Machín de Arteaga.
Porque cabría sospechar una errata de Fructuoso, admitiendo que
escribiera Lw5a Machín donde debía decir Gíara Machín; pero en
seguida veremos que es persona distinta.
La otra hija del rey herreño, de nombre indígena Nmci, que "des-pués
se llamó Clara, porque en día de Santa Clara (= 12 de agosto)
la hicieron cristiana, fue mujer insigne, así en hermosura como
en virtud y prudencia, y quieren decir que el Ayala que quedó en a N
la Isla del Hierro se casó con ella", según dice Fructuoso 202.
a!zr,rc, ,+Lc~u= 203 qr~e &e '‘Ay&" eru ~;n, "hermwg O
n de Diego de Ayala", es decir de Fernán Peraza mejor que de Diego -
m
O
de Herrera, que quedó en el Hierro con cargo de "justicia por el E
E
rey" o gobernador, al pasar a conquistar la Gomera Juan Machín 2
E
con Peraza. Ni en la citada lista de Abreu Galindo *, ni en otro
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&c-meut~ 2 nce&u. u~ticju, se regi&~ im he,rmym & 3
Peraza, ni uno de Diego de Herrera, venido entonces como "capitán"
- -
0
m
de la Isla. E
Pero cabe pensar en posibles confusiones de parentesco. Pues O
hay dos nombres contemporáneos a los que puede aludir la tra- n
E dición. -
a
Por una parte, Hernán Martel Peraza, pariente de Fernán Pe- 2
n
raza y primo de doña Inés, viene, según Abreu 2057 con Fernán P e n
n
raza y su hijo Guillén a la trágica expedición de La Palma, por lo 3
que puede estar el año siguiente (1448) en la Isla del Hierro, ya O
qde, se$^ Abre=, f ~ m ~uu rtcn: ~ ~ ~ . r ~ * ~ e n f pd p 1-_o ~ n d i - ---r--
ción de Diego García de Herrera 206.
201 Op. cit., pág. 97.
202 Op. cit., pág. 104
203 OP. cit., pág. 98.
204 1, 23, págS. 111-113.
205 1, 22, pggs. 107 y 108.
206 Op. cit., pág. 111.
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTIL'OS
JUAN MACHÍN, GRAN FIGURA HISTORICA DE MADERA Y CANARIAS 61
Más o menos confundido con él en nuestros textos, se cita a
un Luis González Martel de Tapia, pariente muy próximo de Her-nán
Peraza el Viejo, según Viera y Clavijo 207q, ue fue hecho por
Herrera "gobernador y capitán del Hierro, tierra que . . . era en-tonces
un paraíso de mujeres hermosas", y casó en aquella Isla. No
dice Viera con quién casó, y Darias Pad