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PRESENCIA DE "ISLE~OS" EN EL CARGO DE GOBERNADOR Y CAPiTAN GENERAL DE VENEZUEL4 ( 1699- 172 1 ) POE AXALBLA BORGES Doctora en Filosofía y Letras. Agonizaba la m1 centuria, cuando la Provincia venezolana recibib 21 p-iAvaegr ~bep,adcr czcaM= q;~h abia ~rgi r pública y militar durante los cinco años establecidos por las Leyes indianas. La herencia de aquella centuria fue mísera y complicada: ham-bres generales, epidemias periódicas, ataques piráticos, plagas inin-terrumpidas en los campos y pobreza en las Cajas Reales. A estos males hay que añadir la ambición del sector oligárquico, despre-ocupado de los problemas comunes para hacer valer sus propios y egoístas derechos frente a la autoridad gubernativa; y los pri-vilegios de los Cabildos, otorgados por Céd~ilasy Provisiones en la I ) ~ ~ ~ ~ .n~nn; nnorr nn ".,AA*&. *U y'& &N.a vCIuyCL. El territorio !o componía una geograf��a dislocada y alucinante, con ciudades de escasa @oblación sin casi comunicaciones entre sí, pueblos y villas diseminados por el amplio suelo, donde la llanura inmensa, la selva imp.e,n etr.a ble y las cordilleras tortuosas hacían Jn AL +.Ll..--. 4"-**-7A." - .. vuS~abúsvy dlnrcxulvu, jüi,h con nirai-aina i~idrogi-53~des ~i-: OS intransitables que se precipitan en la costa. Los lugares preferidos para el miento habían sido las proximi-dades a los valles fértiles y las llanuras, que proporcionaron las 2 ANAWLA BORGES fundaciones más importantes: Caracas y Valencia. La zona cos-tera, suave, extensa y arenosa, pero desprovista de defensa natu-ral y mucho más de murallas y bastiones, se reservó para los puer-tos de Cabello y La Guaira, con débiles fortalezas que debían res-guardar tan importante Provincia de los ataques periódicos por parte de las nacions enemigas de la Metrópoli. La población estaba formada principalmente por los tres ele-mentos de razas puras: blanco, indio y negro. El cruce de estos elementos dio lugar a las distintas castas, consideradas inferiores en la escala estamental. Dentro de ellos, el mestizo fue el más valo-rado, como producto de dos razas superiores: la blanca y la abori-gen. Al mulato, por el contrario, se le consideró en rango inferior, a causa de su doble estigma en el origen: negro y esclavo. Pero, en general, a los distintos grupos de castas se les deno-minó en Venezuela "pardos". Cuyo apelativo suponía el estar rele-gado de los puestos y cargos de importancia política, adrninistra-tiva y militar. La población blanca se dividía en dos grupos o estamentos bien diferenciados. Atendiendo a los términos de la época, el grupo prin-cipal estaba representado por personas de "calidad y nobleza" ; el grupo segundo comprendía "el pueblo". Los blancos del primer sector se asentaron en la capital, prin-cipalmente, y en los fértiles valles próximos a las costas, sobre toda el de Aragua. También fueron asiento suyo las ciudades de Coro, Carora, San Sebastián, Valencia, Barquisimeto y Trujillo. Las viilas de los Ilarios se poblaron7 asimismo, con blancos en calidaa de ganaderos, cuyo número fue inferior al de las ciudades citadas. Los indios reducidos se agrupaban en pueblos fundados en las jurisdicciones de las ciudades, y en los llanos, amparados por villas de españoles que servían de-resguardo. Pero existían, en can-tidad no despreciabIe, los llamados indios "bravos", es decir, 10s huidos en las selvas, rebeldes a toda sujeción. Y en el tiempo que nos ocupa había los llamados indios "vacos", los que habían que-dado libres de prestar el "servicio personal" por Real Cédula del 10 de mayo de 1686, quienes, por no tener acomodo en pueblos, erraban por el territorio, dedicados a trabajos periódicos, o bien al pillaje. 216 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOB "ISLE~OS" EN EL CARGO DE GOBERNADOR Y C. G. DE VENEZUELA 3 Por Último, los negros, procedentes del repulsivo comercio de esclavos, poblaron los fértiles valles de Aragua, Tocuyo, Ocumare, Guatire, Guarenas, y las regiones del Alto Tuy. Es decir, los luga-res de las haciendas de cacao situadas próximo a las costas del mar Caribel donde la fertilidad de la tierra hizo necesaria la mano esforzada del africano. Todo este complejo ge~~gráíichou mano se intentó reagrupar y aunarlo, bajo la institución representada en el Gobernador y Ca-pitán Generali por medio de la unidad política, frente a la variedad ofrecida por el territorio y sus pobladores. La organización general del territorio comprendía varias ins-tituciones, a través de las cuales se ejercía el poder central sito en la Metrópoli. En primer lugar, la Real Audiencia de Santo Domin-go, de la cual dependía la Provincia. La superior jerarquía militar y política en los límites de aquella jurisdicción la representaba la Gobernación y Capitanía General. La vida política estaba estruc-turada sobre la base institucional del Municipio, representado en los Cabildos. La militar gravita en tomo al Ejército y las Milicias, cuya máxima autoridad era el Capitán General. La Iglesia expresa la vida espiritual, sometida al Derecho de Patronato ejercido por la Corona en Indias, regida por el Obispo de Caracas y el Cabildo eclesiástico, junto con las comunidades religiosas de misiones. Por Último, la vida económica está en gran parte reflejada en la orga-nización de la Real Hacienda, cuyos representantes eran los oficia-les reales. Ea persona del Gobernador y ,Capitán General era elegida por el Soberano; su mandato duraba cinco años, no pudiendo el Go-bernador electo residir en el territorio en tanto su antecesor cum- 1 Wase mi obra en .prensa: Treinta &S de la Historia de Ve.nezueZí6 Ya690-1720). Cap. 1. 4 ANALOLA BORGES pIiera el tiempo previsto de gobernación. La toma de posesión se realizaba en la ciudad capital ante los componentes del Cabildo, mediante la entrega de la correspondiente fianza. Inmediatamente el Gobernador y Capitán General asumía el mando supremo de la Provincia en la triple función política, militar y de justicia. Es, por tanto, la máxima autoridad civil y militar; como persona elegida por el Monarca para representarlo en los ~oderesq ue le confiere, se le debe respeto y obediencia, sin que haya ningún otro cargo en la Provincia que pueda superarlo en autoridad, ni aun igualarlo. En las funciones políticas compete al Gobernador el reparti-miento de tierras y solares destinados a la agricultura y a la gana-dería, atribuciones concedidas desde el tiempo de los conquista-a dores. Con la aprobación real, puede y debe fundar pueblos, villas N y ciudades de españoles; y muy particularmente, fundar pueblos E de indios, procurando e1 abastecimiento, la creación de los muni- O - -- cipios y facilitando, de acuerdo con la jerarquía eclesiástica, los m O E curas doctrineros y párrocos. Está obligado el Gobernador a ins- SE peccionar los municipios comprendidos en su jurisdicci6n, para 10 -E cid debe realizar Apor sí la visita de inspección, al menos una vez 3 durante el tiempo de su gobierno. Emite ordenanzas respecto a la - - buena marcha de cada una de las funciones municipales y provin- 0 m E ciales. Es su autoridad quien extiende los nombramientos de los O componentes del Cabildo, cargos que al hacerse vendibles quedaron fuera de la jurisdicción inmediata del Gobernador. Propone &te al - -E Soberano todas aquellas mejoras que observe necesarias para la a 2 prosperidad de la Frovincia y el bien común. Nombra por sí a los - corregidores de indios y a1 Corregidos Mayor Provincial. Ektá fa- - cultado para enviar jueces de comisih a las ciudades y lugares 3 O r r r ~ nr \ - C imn n r r n r . r nmi n n + n YCIG - l r l l l L G CiVII V GIIIGILLG. Por su doble cargo de Capitán General tiene el mando supremo de los ejércitos de mar y tierra, y, por tanto, el de las fortalezas y castillos; le atañe la preparación del territorio para cualquier ataque pirático o de ejército enemigo. Asimismo debe cuidar de 1% suvlevaciones de los indígenas, manteiiiendü tiiopas eii liigaies estrat6gicos ,de la costa y los llanos principalmente, a fin de evi-tar ataques por sorpresa en estos lugares vulnerables por parte de los enemigos de la Metrópoli y de los propios indios. En caso de 218 ANUARIO D% ESTUDIOS ATLANTIGOS "ISLENOS" EN EL CARGO DE GOBERNADOR Y C. G. DE VEWEZUELA 5 alarma, puede decretar la movilización general de tropas y ciuda-des e incluso poner en pie de guerra a todo el territorio. A su auto-ridad compete el nombramiento de los castellanos de Ea Guaira y Puerto Cabello, y el de las jerarquías militares en cada una de las ciudades: Maestre de Campo, Sargento Mayor, Capitán de Caba-llería, Capitán de Infantería o Cabos de costas, según las ciudades. En la función judicial tiene atribuciones para fallar las causas civiles y criminales, asesorado por uno o dos letrados, pudiendo los reos apelar a la Real Audiencia de Santo Domingo; el castigo y la prevención de los pecados públicos, de los fraudes en el comercio, y de las irregularidades cometidas a los indios. Debe igualmente vi.gilar el contrabando, en cuyo caso está facultado para inspeccio-nar personalmente las tiendas y lugares de comercio. Los castigos por estos delitos puede hacerlos por multas aplicadas al concepto de "penas de cámara", o bien por cárcel, mediante proceso, que, como hemos dicho, se falla definitivamente en la Audiencia. Pese a todas estas amplias facultades que el cargo confería al Gobernador y Capitán General, en la práctica su autoridad se encontraba muy limitada por diversas razones. La barrera más fuerte de sus atribuciones se encontraba en la Audiencia de Santo Domingo, de la que dependía la Provincia. Era ésta una de las Audiencias llamadas "pretoriales", es decir, que actuaban con un Presidente sin depender de ningún Virrey. Tenía atribuciones fiscales, para lo mal enviaba periódicamente a sus Oidores a visitar los territorios dependientes, con el encargo de asesorar a los gobernadores y el de vigilar a los alcaldes y re& dores. Los Oidores tenían amplias facultades, como eran las de nombrar jueces pesquisidores para la Provincia, e informaban al Rey de las irregularidades ocurridas y de la conducta de bs go-bernadores. Asimismo la Audiencia emitía reales provisionest con valor y fuerza semejante a las reales cédulas que dictaba el propio Sobe-rano. Esta intromisión de la Audiencia, no siempre informada de una manera imparcial, suscitó graves fricciones que se hicieron 6 ANALOLA BORGES frecuentes en los años que estudiamos. Parece ser que las espe-ciales circunstancias por las que atravesaba la Provincia fueran la causa principal de las diferencias ocurridas entre la Gobernación y la Audiencia. No fue menos importante para la limitación de las atribuciones gubernativas, el poder del grupo oligárquico en Caracas y en las ciudades, representado en las instituciones del Cabildo y de la Real Hacienda. Manejaban estas instituciones los ricos hacendados que habían comprado sus cargos con anterioridad, por lo que la autori-dad del Gobernador quedaba anulada. Los componentes del grupo oligárquico fueron, en definitiva, los auténticos gobernantes, pues que absorbían el poder político y aun el económico. De esta forma a realizaban una política arbitraria, dirigida al propio beneficio, sin N E miras al bien común. Veamos la importancia que tuvieron ambas O instituciones. n-- m Los Cabildos poseían amplios privilegios, que fueron adqui- O E E riendo a través de las dos centurias anteriores, especialmente en SE lo concerniente a la administración de la justicia dentro de la ju- - risdicción municipal, sin que estuviesen obligados a admitir ins- 3 pectores o pesquisidores enviados por el Gobernador, ni siquiera - - 0 m en asuntos de tanta importancia como era el contrabando, la ha- E cienda y las causas criminales. El Cabildo de Caracas tenia ademb O el original privilegio de nombrar Gobernadores y Capitanes Ge- n E nerales interinos a sus Alcaldes Ordinarios, al quedar vacante el - a cargo. Esta concesión dio al Cabildo caraqueño una extraordinaria 2 n importancia en el orden político y militar, representando al Sobe- n n rano en materia tan delicada como el Real Patronato en ausencia 3 O del Gobernador. También el Cabildo se dirigía al Soberano e infor-mnLn An Ino -vnn.-.An-nn Anl P-Ln-nJn- rrrrr.rr\o :.n$'rr-no I\v.-.-n Ac.1 n i a m UG rvu yr u b ~ uw~ suc z muczaauvs, buy vu sruvr suw cs a l r urj~ agrado del Real Consejo de Indias. Como puede apreciarse, ocurría en Indias todo lo contrario que en la Metrópoli: aquí se le restaba el poder a los Municipios; allí se les colmaba de privilegios, frente a la autoridad gubernativa, quizá como meüida preventiva para evitar una autocracia que a toda costa la Corona se esforzaba en cortar. La Audiencia, el Ca-bildo y el Gobernador formaban así un equilibrio de poderes de 220 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS "ISLEROS" EN EL CARGO DE GOBERNADOR Y C. G. DE VENEZUELA 7 mutuo recelo que dio lugar a confusiones, en menoscabo del buen gobierno. Los ministro de la Real Hacienda pertenecían también al grupo oligárquico. Si bien estos cargos ldeberían ser elegidos por nombra-miento real, se hicieron vendibles por las necesidades económicas de la Corona desde los tiempos de Carlos 11 de Austria. Vayamos analizando este grupo aglutinado que sostiene el poder económico-político- social frente a las atribuciones gubernativas. Entre las atribuciones del Gobernador no están consignadas las que se re-fieren a la Real Hacienda; sus ministros, sin preparación técnica y con frecuencia inmorales, disfrutaban de absoluta independen-cia. Dirigían los estados de cuentas a la Junta de la Contaduría del Real Consejo de Indias. Los Gobernadores no estaban facultados para inmiscuirse en sus funciones, ni siquiera podían ordenar pagos q-ue áiit.s iio ,nubieseii exprtnas mentec ons~gm*~osw rr- &- dula. Esto obstaculizaba una vez más la misión gubernativa, sobre todo en especiales circunstancias de guerra o alguna otra calami-dad social. Llegaba el caso de tener los Gobernadores que realizar reparaciones de murallas y atender al ejército, y aun procurar se- --:11-- ---7A: ---- ---- ---- :- ----- A- ------ ---- --- ,, -------- L U L I ~ de C U L ~ V U ~p,u l I J ~ U U~ ULW~L L ~ ,U UYU ~ L ~ S W L I ILU~ U~ l e g a ar ~ ~ ~ cobrar, dadas 1aa dificultades de tradicional penuria en las Cajas reales. Era frecuente, sin embargo, que el Rey acudiera a los Go-bernadores dándoles especiales instrucciones para inspeccionar los libros de la Hacienda, ya que en Venezuela las irregularidades fue-ron tan notorias, sobre todo en los tiempos que estudiamos, que las cuentas no llegaron a satisfacer al Soberano en ninguno de los conceptos. La Iglesia fue un poder más opuesto a los intereses del Gober-nador. Acostumbraban las Ordenes religiosas y el CabiIdo eclesiás- L~- -i- wa e- -r-i-v .ia-r. .i. .n-r*o. rmes al Soberano, lo cual suponia una puerta más abierta a la vigilancia de su actuación. Los pueblos de misión lle-garon a formar municipios independientes, creados por los misio-neros, con lo que otra gran parte de la Provincia -esta vez los llanos y los pueblos de indios costeros- quedaba al margen del -- 2 -- --e puucr I rL: p u l l L l ~ v . Al parecer, solamente quedaba al Gobernador una plena auto-ridad militar. Así puede considerarse en teoría; pero en la prác- tica poco o nada podía realizar en la formación y preparación del ejército, fortalezas y defensas quien solamente contaba con un mi-nimo presupuesto para atender a tan importante cuestión coma era la preparación militar del territorio. La tierra tortuosa, la despoblación propia de los años poste-riores a la conquista, la dispersión de las ciudades, la falta de sen-tido de unidad territorial, los privilegios de los municipios y el gru-po oligárquico, fueron elementos contrarios a la unidad del régi-men político. Todos ellos, unidos o separados, formaron bloque de oposición frente a la autoridad provincial. La gobernación y capitanía ge-neral de Venezuela presentaba especiales particularidades en el con-cierto de las provincias americanas, cuyas características fueron, en parte, la causa de su escasa prosperidad. La constante emigración de canarios a Venezuela se acentuó a partir de Is segunda mitad del xnr. Este sector se incorr>oró en los distintos estamentos de la población criolla, por haberse acomo-dado fácilmente al clima y a la tierra nueva. Un considerable nú-mero de estas famiIias isleñas contó como grupo importante en la oligarquía venezolana, y, como clase poderosa, participa de una manera activa en Ia vida pública del territorio. En los albores del llegó a ser este sector el más nutrido e importante de entre los grupos procedentes de las regiones españolas. Los documentos aseguran que más de la mitad de la población venezolana está for-mada por canarios. Su influencia se sintió no ya sólo en el grupo digárquirn, sino también entre el "pueblo". Esta corriente humana fortaleció la población de las ciudades habitadas por escasas familias descendientes de conquistadores y ayudó a la fundación de villas y pueb.10~ escalonados en los llanos o al pie de Ias cordilleras. Su participación en la vida política está expresa& e_n_1 2.51 g~hem-wionesq ue &odiarnos en el presente tra-bajo, en la actividad desarrollada en los graves sucesos ocurridos (1702-1705) con motivo de la jura del Archiduque Carlos en Ca- 222 ANUAEIO DE ESTUDIOS ATLBNTICOS " I S ~ O S "E N EL CARGO OE GOBERNADOR Y C. G. DE VENEZUELA 9 racw, frente al pmlamado Rey Borbh 2, y en la revuelta llevada a cabo por el isleño Juan Francisco de León (1749-1752) frente a la Compañía Guipuzcoana, en la que los canarios, agrupados junto al jefe de la rebelión, mostraban desprecio por quienes los habían reemplazado en los lugares claves de gobierno. En el corto período de veintidós años la Provincia de Venezuela estuvo regida tres veces por Gobernadores nacidos en d a s Islas @a-mrias, dos de ellos en Tenerife y el tercero en La Palma, las cuales aportaron gran número de pobladores a la sociedad venezolana. Fue un período de intensa actividad, que redundó en el des-arrollo de la vida político-administrativa del territorio. Venezuela había comenzado a despertar interés en las potencias extranjeras a causa de1 comercio ciandestino sostenido con ios productos fun-damentales: cueros, tabaco y cacao. A este trato de comercio ilícito se debió el que los particulares formaran una saneada economía, convirtiéndose en ricos hacendados, y también el que fuera cono-cida en las apartadas regiones de la Vieja Europa. En el tiemp que nos ocupa, la Provincia fue no sólo ya cono-cida por parte de los extranjeros, sino que también se la ambicionó oomo lugar estratégico y puente que facilitaba el paso al codiciado virreinato del Perú. Como decíamos arriba, tres isleños ocuparon el cargo de Go-bernador y Capitán General de Venezuela entre 1699 y 1721. Correspondió la primera etapa (1699-1703) al Maestre de Cam-po, Caballero de la Orden de Santiago, don Nicolás Eugenio de Ponte y Hoyo; la segunda etapa de las gobernaciones que estu-diamos corresponde al Brigadier de los Ejércitos Reales y Caba-llero de la Orden de Calatrava don Marcos de Béthencourt i Castro (1716-l720), a quien sucede (1721) el Alcalde Visitador de la Veedu-ria General del Comercio entre Castilla y las Indias y abogado de la Real Cámara don Antonio José Alvarez de Abreu. Hay en estas etapas circunstancias políticas qwciaIes, en el aspecto interno y externo, que tratamos de exponer. 2 Véase mi obra: IsleGos en VenemeZa. La gobernación de Ponte y Hogo. Santa Cruz de Tenerife, 1960. Cap. 11. "ISmsOS" EN EL CARGO DE GOBERNADOR Y C. G. DE YENEZUEL.4 11 Las Casas Reales de Caracas fueron, a semejanza de las Cortes europeas, lugar de intrigas y pactos secretos, que se reflejaban en la animosidad de la población. Sin contacto directo con la Metró-poli y desconociéndose la situación de los ejércitos franco-espa-ñoles, la inquietud se convirtió en alarma. Desde Cura~aol,a isla de posesión holandesa, asiento de mercaderes que realizaban co-mercio ilícito y regular con Venezuela, llegaban noticias recientes de los éxitos aliados, quienes, naturalmente, ocultaban los fracasos cuando los hubo. Por el contrario, a través de las naos francesas se recibían con gran retraso algunas noticias, no siempre Eavora-bles, de la Corte española 3. Por todo ello, en la Provincia se vivía a1 margen de los aconte-cimientos europeos. Los graves sucesos internos se fusionaban con la amenaza de inminente invasión anglo-holandesa. Cualquier irre-gularidad, que de ordinario no hubiera tenido consecuencias, se desorbitaba por el recelo natural contra los simpatizantes de la Casa austríaca. El episodio de la toma de posesión de los Alcaldes Ordinarios como Alcaldes Gobernadores, motivado por la enfer-medad mental del gobernador Ponte (17'031 estuvo a puntn de cm-vertirse en guerra civil 4. Don Nicolás Eugenio de Ponte y Hoyo, nacido en la villa de. Garachico penerife), llega a Caracas en abril de 1699 para tomar posesión del Gobierno y Capitanía General de Venezuela. Sucedía a don Francisco de Berroterán, dingno gobernante que legaba a su sucesor un funesto panorama político-militar 5. 3 Véase texto cit. en nota 1. Cap. V. 4 Idem. Cap. X1T. 5 En el texto cit. en nota 1, cap. VI, se hace el estudio de esta gobernación. 42 ANALOLA BORGES Ponte recoge los males internos de la gobernación anterior @ambres, plagas, epidemias) y debe afrontar los partidismos del sector oligárquico que, enriquecido en su mayoría al amparo del comercio clandestino, se escinde para tomar parte en las preten-siones austríacas sobre Venezuela, cuyas pretensiones se reflejaban en los componentes del Cabildo y de la Hacienda de Caracas. Los problemas de gobierno llegaron, como hemos visto, a tener alcance internacional, y la Provincia estuvo a punto de sucumbir. Las incursiones extranjeras en las costas se recrudecieron con motivo de la; guerra; se paralizó la arribada de las naves españolas, y la Provincia sufrió el bloqueo más importante desde su fundacióri. Ponte siguió, en el orden interno, la línea política trazada por Berroterán. Tuvo gran preocupación por los indios, a quienes fundó p~e b k sP. ere fraezis6, C O ~ e,ra de esprzr , eli !u ap!iv~ciSrid e !as normas establecidas para evitar el tráfico ilegal. Incluso apareció-un comercio nuevo, con géneros llevados de Filipinas en las naos que llegaron a La Guaira procedentes de Veracruz. Las calamidades de hambres se extremaron, al no haber com-pradores de ios escasos frutos que dejaban las plagas. La insegu-ridad, el temor de invasión y las muertes en masa produjeron un terror general. El período histórico no pudo ser más funesto. Po-dría resumirse diciendo que una población hambrienta y diezmada por las epidemias, carente de ejércitos, de murallas, de material bélico y aislada de la Metrópoli se preparaba para rechazar a la m& ' i&portante flota europea: la anglo-holandesa. Ponte demostró sus excelentes dotes militares en la preparación de la defensa del territorio. Durante su gobierno se rechazaron los' intentos de invasión enemiga y preparó a todos los hombres Útiles, incorporándolos en milicias, que situó en los lugares vulnerables de las costas. Y aún más: a este Gobernador le correspondió recibir al Emba-jador de Austria, que prometía paz y seguridad material en abun-a-".-;- .-.a--.f." a- m*.. ..n..+.-.a,.- an --.-.l:,.",." :..G,.%--" .-.nL..- l,." ...n uauua, au-auaa UG UGL PUL ULUVI u= VCWLWUVU ILIIULUIGU ~ J U A G IVU IG-veses de la Casa de Borbón en Europa. No puede extrañar que, ante estas perspectivas, el Gobernador se viese obligado a tomar par-tido por el movimiento austríaco, poniendo a prueba su fidelidad 226 ANUARTO DE ESTUDIOS ATLANTICOS I " I SL~OS "E N EL CARGO DE GOBERXADOR Y C. 6. CE \ENEZUELA 13 al Rey jurado, frente a las circunstancias de extrema necesidad y bloqueo en que se encontraba la gobernación. Su misma autoridad estaba aislada de la Metrópoli. Las escasas noticias que, a través de la flota francesa, le llegaban del Soberano, contenían aviso de alerta ante nuevas amenazas de naos que des& Europa se dirigían a Indias. Los intentos de invasión habían co-menzado, y si bien fueron heroicamente rechazados, no había con-fianza en lograr nuevos éxitos debido a los irrisorios medios de defensa. Por todo ello parece justa la inclinación de Ponte a ceder ante el Embajador de Austria, de cuya inclinación se le hizo acusación Mstuma, sin que se llegase a comprobar. Ante tales acontecimientos de difícil superación, el Gobernador vufvr=& Eu cn c ~ r t et i emp p r & S !u. ~ Z Y ~ Zhw, tz temimr e ~ ' demencia absoluta. Los cabildantes se aprovecharon de su debi-lidad mental y comenzaron a gobernar a sy antojo, durante meses; ocultando los desvaríos propios de la enfermedad, a fin de dictar normas que firmaba el gobernador loco. Cuando no pudieron ocul-- C m n nnn -ón +:A-- In nrrlnnm~.4nd -1 r(-L:l;lri nrr,r-:;l.-. A- TI.-&- Ir* íar p u r AAL- i i ~ u y via c i r r c r r u c u a u , GI b a u r r u u , r ~ u i i r u vGI L J w b a , I V ~ incapacita para las funciones de gobierno en noviembre de 1703 6.' M S SUCESORES. Tras un accidentado período de dos años, en que los Alcaldes- Ordinarios toman el mando de la Provincia ', vuelve Berroterh como pacificador de los recientes sucesos. Su gobierno interino duró solamente unos meses, hasta la lIegada del gobernador electo en , . 1766. a peLird e fsc&g, la vib~ c ~ ~ o ~yl -p-E~LCdCaa d el imi-torio comienza a rehacerse. Todavía el hambre y las plagas me-. rodean la población y el campo, pero se advierte un relativo bien-estar, reflejado especialmente en el aspecto comercial. Ya en 1706, llega un registro de España, con el que se reanuda el comercio legal; -7 -----.2 -. -2 - ,--.- 3 - - . - . - . . - L . - ei wrnercio ilegal encuenxra en ia amistad hüiandesa -redizada al margen de las cancillerías y de los sucesos europeos- un medio 6 Para un estudio m&s amplio, remitimos al texto cit. en nota 2. 7 Para un estudio más amplio, v. texto cit. en nota-1, capftulos VI y VII. 14 ANALOLA BORGES de subsistencia que a la larga fue la principal fuente de riqueza del país. La alarma de ataques inminentes por parte de los extranjeros había disminuido desde el año anterior. Con ello se disfrutó de una relativa tranquilidad, necesaria para los fines comerciales. En cuyo trasiego participaban Ia población y los ministros, cooperando todos en el lucrativo negocio de una manera abierta o disimulada. Pero este auge económico no hizo olvidar al grupo oligárquico sus profundas divisiones en los sucesos políticos ocurridos en la jura del Archiduque (1702) y en la toma de posesión de los Alcaldes Ordinarios (1703). Por todo ello, se notaba entre loa pobladores el ambiente enrarecido propio del recelo y la desconfianza mutuas. En el aspecto político, los Alcaldes Ordinarios de Caracas si- a N guieroh haciendo valer sus derechos, frente a la Audiencia y al E O Consejo; y los Municipios de las ciudades airean también los pro- - - pios privilegios, frente a la autoridad del Gobernador. =m O E En 1706 toma posesión de la Provincia don Francisco de Rojas E 2 y Mendoza, Caballero de la Orden de Calatrava, cuyo mandato fue =E desafortunado por todos conceptos. En general, la gobernación con- 5 tiiuó con los mismos problemas, sin que Rojas supiera dar la ade- - cuada solución. Su presencia era deseada por la población, que espe- - 0m raba encontrar la estabilidad del poder político-militar después de E O tres años de crisis gubernativa. Pero el nuevo Gobernador defraudó bien pronto a quienes, esperanzados, confiaron en su autoridad. El - E juicio de Residencia que se le siguió fue muy ruidoso a causa de la - a acusación que se le hizo de haber traficado en comercio de cacao 2- por vía ilegal, en perjuicio de los hacendados 0 Al finalizar el tiempo reglamentario de Rojas llega el nuevo O3 mandatario, don Francisco de CGas Merino, Sargento Mayor y Caballero de la Orden de Santiago (1711-1714). Es este personaje quizá el más funesto de los gobernadores de Venezuela en el tiempo que fue Provincia española. La guerra azotaba las reservas de espa-ñoles dignos de tal cargo. Las exhaustas Cajas de la Corona, en + n A n +;&m- r i w n n o n i r ~ n ln n o h i ~ r i n n nmm - r n h n m ó a nn n n t n n o ñ n n LA- LiVUV C I G I I I p pAbUCL&ICW, AV b U C U I I b A V A I I i I I U V A I V AA&- -LA W6V.J U I L V O 3 L/"- licos. El astuto Cañas había servido al Monarca con 10.000 pesos, 8 Remitimos a nota 7. 2% ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS "ISLmOS" EN EL CARGO DE GOBERNADOR Y C. G. DE VENEZUELA 15 con lo cual ganó el cargo que tan indignamente representó. Para Cañas la ley era pura arbitrariedad que él podía anular a su antojo ; la Provincia y sus habitantes fueron considerados posesión suyz. En este período quedaron andados los privilegios de los Cabildos, la autoridad de la Real Hacienda, el asesoramiento de los Licen-ciados y el consejo de la Iglesia. Cruel en sus medidas, déspota y falto de toda moral, atemorizó a los vecinos hasta el punto de tener que abandonar sus casas para liberarse de las injustas persecu-ciones del Gobernador. El 22 de septiembre de 1714 fue apresado por Real Orden reservada y enviado a España, después de haber pasado un tiempo en el castillo de La Guaira". Nada positivo se realizó en esta gobernación. El temor de los habitantes cundió por toda la Provincia; el comercio ilícito se sus-pn& i para los hacendadosi mientras e-1 Gnh-ma&r hacia pingiie-.? negocios. Un hecho macabro destacó entre tantas injusticias: la muerte por horca de once personas, humildes casi todas ellas, por el delito del trafico comercial con extranjeros. Esta atrocidad movió al Consejo de Indias a recabar la orden del Soberano para que fuese -i-n--r- n~diatnrn~n&tp~e ste Y prwe 10, ---"------vv El período correspondiente a estos mandatos se realiza en los años inmediatamente posteriores a la firma de las paces de Utrecht- Rastadt, en las que España perdió gran parte de los dominios europeos y comenzó a resquebrajarse la unidad de su Imperio en In&ag Fr~nc i zy _ ~sid e zb&i& en tedes ~ U L", ~tes, G&q& definitivo a la preponderancia de Inglaterra, que ya ejercía la hege-monía en Europa desde Ryswick (1697). En efecto, esta nación fue la única heredera y beneñciaria del conflicto europeo, cuya herencia no consistió en el antiguo reparto de los reinos españoles, sino en . . el pder em::6micc, repeserl¿a& en !a. eumes;vn del "Na-~k de Permiso" y en el monopolio del "Asiento de Negros". 9 Idem. 10 Remitimos a nota 7. La isla de San Cristóbal -posesión francesa- pasa a ser pro-piedad anglosajona, con lo cual redondea las posesiones ya obte-nidas en e1 Caribe. Terranova le abre las puertas del Canadá. Gi-braltar y Menorca le ofrecen seguro dominio en el Mediterráneo europeo. La nación inglesa había vencido, pues, en Europa y Amé-rica. Holanda y Portugal, cuyo declive en el concierto europeo había mmenzado, sólo obtuvieron garantías de seguridad para sus res-pectivos territorios y en las rutas comerciales. El resto de las na-ciones europeas giraban en torno a las pretensiones inglesas. a En Venezuela un gran sector seguía esperanzado con la vuelta N :de la Casa de Austria. Las paces citadas no tuvieron conisecuencias E O en la Provincia. Los desleales continuaban relacionados con Cu-n-= sqao, no sQlo en el comercio, sino muy especialmente en la poli- m O E Tica, ya que era el asiento de la propaganda austríaca. Los adictos SE 'al Rey Borbón se habían unido a aquéllos para comerciar con los =E propios enemigos. En todos los mapectos de gobierno se hahia 61- 5 trado la desconfianza y la deslealtad al Rey Felipe y el empaño de - la traición cubría a una gran parte de los pobladores. Las divisio- - 0m E nes políticas que dejarnos expuestas no fueron suavizadas por las O paces europeas. LOS gobernadores tuvieron que enfrentarse con esta nueva situación que agravaba la ya complicada gobernación n -E venezolana. a 2 En el orden económico hubo un insospechado restablecimiento, n al reanudarse el comercio ilícito con una actividad hwta entonces 0 desconocida. Los navíos de las potencias extranjeras arribaban a 3 O los lugares de tradicional contrabando, y aun a la misma Guaira, a r a ofrecer los más variados productos. Con ello la población se recuperó de bs pasados años de angustia y patético temor. Sin embargo, en las Reales Cajas no repercutió este bienestar econó-mico, ya que el comercio por vía legal se reducía al mínimo y, por AL- -L~- L L7lu-Ues ,c ur J: - - -L- - L- - :L- - l . - - L e a p u u i e u LL LUU L U ~ de alcabala y aliii~ja~aizfg o suponían iun exiguo ingreso. Por estas circunstancias económico-políticas, el Soberano envió a la Frovincia dos pesquisidores con amplios poderes concedidos 230 ANUARIO DE BSTUDIOS ATLANTICOS "ISLENOS" EN EL CARGO DE GOBERNADOR Y C. G. DE VENEZUELA 17 .por la vía reservada. Fueron estos los isleños don Pedro T. Pintado y don Antonio José Alvarez de Abreu, ambos Licenciados: Oidor uno, y Alcalde Visitador de la Veeduría General del Comercio entre Castilla y las Indias el otro. La muerte repentina de Pintado dejó en poder de Alvarez Abreu el delicado cometido, que ejerció con excesivo celo y una extrema animosidad hacia su paisano el Go-bernador Betancourt, como luego veremos. Al ser depuesto Cañas (1714), los Alcaldes Ordinarios ejercie-ron su privilegio, intitulándose Gobernadores y Capitanes Gene-rales de la Provincia (septiembre 1714-enero 1715), hasta la toma de posesión del Gobernador interino don Alberto Bertodano, Sar-gento Mayor que procedía de la gobernación de Cumaná. Su go-bierno pudo ser brillante, dada la estabilidad económica de los po-bladores: pero: en calidad de interino; prefirih ceder el mando al Alcalde de la Veeduría del Comercio, es decir, a Alvarez Abreu. Con lo cual, de una manera extraoficial pero efectiva, la Provincia co-mienza de nuevo a seguir regida por un isleño. Este período de inte-rinidad (enero 1715-julio 1716) causó una nueva desorientación en-tre I0.r p~bla&re:, 11 notar &-~.p1=.dzI a ~lut~r i&gd-& rn&i~zi. en un pesquisidor, aunque estuviese facultado para diferentes ins-trucciones por la citada vía reservada. Las quejas de los Cabildos y, sobre todo, de los ministros de la Real Hacienda, dirigidas al Consejo sobre el exceso de jurisdicción que se atribuía a sí mimo Alvarez Abreu, consiguieron que se le retirase la facultad &e co-municación por la referida vía "por justos motivos de mi servicio", según reza la Real Cédula "l. Pero el isleño no cedía sus prerroga-tivas y atribuciones. Dolido con la real decisión, continu6, sin em-bargo, representando el papel de primer mandatario en la Provincia. A&- ne nrrrnnl;nX v n X n nl nnfihlh-n dn. -AL:--- .-.-----;r-lm. . ---- rruu ur, UVI IL~ I ~V LUCW GJ. ~ U U L C L I I ~U G ~ ~ U U LGL L I V ~ U ~ L LuuUaU VC,A cesante en sus funciones el gobernador interino Bertodano, llega a tomar posesión con carácter efectivo el Brigadier de los Ejér-citos Reales don Marcos de Béthencourt y Castro, el 4 de julio de 1716. TUa, gOte;r zzc iGn & D-L\eiicoU& hela li+ilta& de iodos estos años. A los privilegios que obstaculizaban las funciones gu- 11 Archivo General de Indias. Audiencia de Santo Domingo, leg. 800, fol. 257. Real Cédula. dirigida a Alvarez Abreu. Buen Retiro, 20-VII-1716. Núm. 7 (1961) 231 18 .ANALOLA BORGES bernativas -ya estudiadas- se unía otra vez la presencia de Al-varez Abreu, con todas las atribuciones que traía consigo. Además de que, por la negligencia del anterior Gobernador, había sido Abreu quien llevaba de hecho el mando. Pareció conveniente a Béthencourt asesorarse del Oidor de la udiencia de Santa Fe, don Antonio de Cobián, a fin de interpretar las Cédulas Redes y fijar a cada uno los Emites de sus atribuciones. De ello se dedujo, ciertamente, que el gobierno ,debía ejercerlo Bé-thencourt, y en su ausencia lo llevarían los Alcaldes Ordinarios. Ahora bien, en las causas {de navíos de extranjeros y de navíos espa-ñoles se seguiría un proceso común; pero en cuanto a lo militar, solamente le competía a Béthencourt en su doble mando de Capitán General. Para Abreu no era cosa fácil ceder los crecidos derechos adqui-ridos, ni perder las prerrogativas que venia ostentando, tales como : recibir el "santoy' en el Puerto de La Guaira, a donde iba acompa-ñado siempre de ayudante; mandar la infantería, la artillería y los castillos, que le daban salvas al desembarcar de las visitas de re-gistro, etc. Abreu se intitulaba: "Alcalde visitador de S. M.; Conservador & bs regist r~s& c e~e r c i cen Cmfi!!~ &di=; zceZ nr-a-r f-i-m-- i-la-r-de distintas comisiones con jurisdicción superior a Gobernadores, Presidentes de Audiencias y Oidores; Juez superior de los Cabos de Mar y Tierra; Superintendente de la Real Hacienda de Indias; Visitador General de las Audiencias, Tribunales, Cabildos y Jus- +;n;oo'> An4-n Colnn e-~noirrnm t;C,rlno .rr avfnnco ;iiriaAir>r>iAn nn lo I%,I".U . &L&LLiD LCIiIbU - y L W L Y V U * * I i - w . 2 J \ r * C C . I W L U JCLLI.aUIVVIVU) iIlV *U quedaba a Béthencourt campo de gobierno. El Gobernador intentó enfrentarse con el comercio ilegal, para lo cual envió juez de comisión a las ciudades de las costas en la per- 232 ANUAEIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS "ISLmS" EN EL CARGO DE GOBERNADOR Y C. G. DE VENEZUELA 19 sona de don Diego de Matos Montañés. Este se hace odioso con sus arbitrarios procedimientos, y cuando Béthencourt intenta sepa-rarla de1 cargo, Matos pide auxilio al Virrey de Mueva Granada -de quien ya dependía Venezuela- y acusa al Gobernador de cohe-chos, comercio con extranjeros y desafueros. Es decir, lo acusa de las mismas culpas de que era acusado. El Virrey envía a los jueces Beato y Olavarriaga para formar juicio al Gobernador, asesorados por Abreu, y apoyados por los Alcaldes de la costa, que veían un atropello a sus privilegios con la presencia de Matos en sus pueblos, a quien había comisionado Béthencourt. Además de la intervención del Virrey contra Béthencourt, los Alcaldes de los pueblos comisionados informaron a la Audiencia de la misión de Matos, y aquélla, sin oír los justos motivos que tuvo el Gobernador para enviar tal comisión, no juzgando más que por el informe de los Cabildos que se decían desposeídos de sus fun-ciones, multa al Gobernador con mil pesos. Los partidos internos, los privilegios, las diferencias y disen-siones familiares saltan otra vez a la mesa de los Oidores de la Real Audiencia. Por otra parte, Matos era hermano y primo, res-pectivamente, de dos reos condenados a muerte en 1707 por traido-res a la causa de Felipe V. Todo esto trae de nuevo el rescoldo de los infieles, unidos al contrabando, que sabrá emplear acerta-damente Béthencourt en su defensa, acusado por aquel a quien había declarado reo, don Diego de Matos y Montañés, asesorado por Alvarez Abreu. Hacemos la advertencia de que el sector isleño sigue actuando en %pa litica venezolana, ya que, además de Alvarez y Béthencourt, eran canarios los citados reos: el Teniente de Ckurnare don Ber-nardo de Matos y Machado y don Matías Viña 12, así como también don Diego de Matos y Montañés, enemigo de Béthencourt. El choque entre el Gobernador y Abreu comenzó con la toma de posesión de aquél, cuyo resultado fue una irreconciliable enemis-tad, acusada con motivo de la creación del Virreinato de Nueva Granada. Abreu se convirtió en juez de Béthencourt, apoyado por 12 Véase texto cit. en nota 2, pkg. 60. 20 ANALOLA BORGES el Virrey Conde de la Cueva. Después de un extenso informe muy .parcial, recaba de1 Virrey la orden del cese de. gobierno y la prisión de Béthencourt. Y, tras un largo forcejeo con los Alcaldes Ordi-narios, se constituye en Gobernador interino. Béthenc~iutrUt evb Zas de p d e r : m h d o p or l a A~dienciad~es - obedecido por los Alcaldes Ordinarios de la costa, atropellado por Abreu, acusado por Matos y perseguido por el Virrey. Durante su .gobierno: empleó el tiempo en hacerse respetar y mantener su auto-ridad frente al poderoso Abreu, primero, y a los Alcaldes, en segimr3o Iiugarr Pero m pudo con el Virrey, que también creemos que, de un modo inconsciente, hizo bando en contra, en cuanto se agrupó con todos los disidentes del gobierno de Venezuela 13. S * n E a Abreu, pues, se había convertido en acusador principal de la n política seguida por su paisano el gobernador Béthencourt, al tiem- n po que alcanzaba gracia y favor del Virrey de Nueva Granada. De 3 O esta forma no le fue obstáculo lograr efectivamente la meta que nn h~h:o nrnniin=tn AecAn aii amihada a KTnnnminla : e! p~&e u- uwusw ys vyuwrv u uuv uu s ,.A,.,- r vsrvu,,,, Gobernador y Capitán General. Como se ha dicho, el nuevo mandatario efectivo -aunque ya lo era de hecho des* cuatro años antes- no gozaba de la aquies-cencia de las instituciones venezolanas; sobre todo el Cabildo y la mJ-W.-. unS-a.-.t:JAi~- elldas e !e m~sti"a,i"onh ostiles euanU~A breü i;;tervix e3 13 Véase texto cit. en nota 1, cap. %TI. 234 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS "ISmOS" EN EL CARGO DE GOBERNADOR Y C. G. DE VENEZUELA 21 asuntos competentes a aquellos organismos, de donde resultó el cese del privilegio concedido para comunicarse por vía reservada. Por otra parte, la Real Audiencia receló de sus amplias atribucio-nes y le prohibe el uso de la toga, de la abogacía, y el dar parecer en las causas jurídicas, cuya prohibición fue anulada por el Virrey 14. Una vez conseguido el desprestigio de Béthencour ante el Vi-rrey, Alvarez Abreu aprovecha la oportunidad que se le deparaba para saltar al puesto de la superior jerarquía. El Gobernador es apresado sin consideración (12-IX-1720) por orden del Virrey, que además lo hace sustituir por su enemigo acérrimo Alvarez Abreu: "persuadido el Virrey a que yo podría desempeñarlo en esta con-fianza.. ." 15. Con esta decisión el Virrey se crea una nueva hosti- a lidad, al olvidar el privilegio de los Alcaldes Ordinarios de Ca- N E racas. La Provincia era natural que mirara con desconfianza y re- o sentimiento al virreinato que ia tenía sujeta iíesde 6767, con lo - - =m cual perdió independencia y capitalidad, pero no estaba dispuesta O E a dejarse atropellar en aquellos derechos concedidos en la pasada E 2 centuria, por los que había luchado con extraordinario tes��n. Asa =E pues, el Cabildo no admitió ni dio posesión al nuevo Gobernador 3 interino hasta que fue amenazado con graves penas por la autori- -- dad neogranadina (2-11-1721) ". 0m E Con el enrarecido ambiente de hostilidad hacia su persona, d o Gobernador le faltó apoyo para su gobierno. El Virrey le quedaba a una distancia excesiva para que pudiera equilibrar su autoridad. n -E Alvarez Abreu fue el resultado de un gobierno en crisis desde 1703. a 2 Personaje regalista acérrimo, ambicioso y de brillante inteligencia, n 0 creyó ser la persona que la Provincia necesitaba pararedver los problemas de orden interno. Le faltó, sin embargo, mesura, habid 3 O lidad y, en algún caso, rectitud. En años posteriores pudo probar que la experiencia de Venezueia le sirvió de gran lección. A su regreso a España obtuvo puestos de importancia qiae desarrolló con éxito. Pero Venezuela padeció, más que se benefició, de su presen-cia en ella. Con la llegada del gobernador Portales, a fines del mis- 1 4 -AC,I, S%nh Dooningo, ?6i. h*mderni!k? & Ai i t~s ,S ulitw Fe, X?2C!. 15 Legajo cit. en nota anterior. Carta de Alvarez Abreu al Rey. Caracas. 2-11-1721. 16 Legajo cit. en nota 14. Consultas del Consejo. Madrid, 12-m-1721. 22 ANAU,LA BORGES mo año, termina el periodo de los mandatarios isleños; pero no su inmigración e influencia, como puede apreciarse en la revuelta ci-tada contra la Compañía Guipuzcoana y, posteriormente, en los años anteriores a la independencia. Hacemos destacar que las dificultades de orden interno y ex-terno en que se encontraba la Capitanía General hicieron muy mo-vidas las gobernaciones de los isleños. Fueron circunstancias his-tóricas de trascendencia, en que el territorio jugó un importante papel internacional. Las anchurosas costas eran visitadas por las flotas extranjeras, con lo cual hubo intercambio comercial y de nue- a vas idea.s . E. spaña tuvo que abrir el cerco que tenía impuesto en la praviIiCiaz&; TUTltrQma.t, Z1-Q i LnV-nUnUnGnb.. UriG-nI~Lnb L -pnanrn a !ao rD .rr nvr v4 &nnlr;bol uCr v u, ou O n - de una extensa comunicación con los pueblos de Europa. No tuvo, =m O sin embargo, estabilidad política; en el régimen interno hubo dema- E E 2 siadas fracciones en una población reducida. En disculpa de los E Gobernadores hemos de decir que fue una Provincia difícil de re-gir, priiliera-aG~ l~&& ha.bia. & -&-Amsea l nrrn+nn fil;rrónn..;nn 3 UGUWL VIIS(IiI y-"" y realizar la política que aquéllos le dictaban, a menos que se viera - 0m expuesto a duras y apasionadas criticas que llegaban al Soberano y E al Consejo. Faltó unidad de mando, al existir instituciones inde- O pendientes; la abrupta geografía y la dispersión de las ciudades n E fueron asimismo obstáculo a las funciones gubernativas. a Los isleños, ya fueran pobladores, ministros o representantes n del grupo oligárquico, tuvieron importancia capital en todos los acontecimientos del territorio durante la época que tratamos. Con O3 las gobernaciones canarias aumentó el número de inmigrantes de aquexas bias, los erm apE-ove~~ia&js p4 los &berua&-s para situarlos en puestos de su confianza. Aunque ya hemos visto que no siempre fue con fortuna. La preponderancia isleña continuó hasta la llegada de la Compañia Guipuzcoana, con lo cual queda desplazada por los vascos, muy inferior en número, pero realzados pr cometi& eonb~co que ióü liev-b teiTjtoi"lo. 17 Morales Padrón: RebeZwn contra la copmpa%a de Caracas. Sevilla, 1955. 236 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS "ISLE~OS" EN EL CARGO DE WBZRNAWR Y C. G. DE FmEZUEL.4 23 Consideramos que de las tres gobernaciones isleñas, fue la de Ponte la más trascendental para la Provincia, a causa de los hechos ocurridos con motivo del conflicto bélico europeo. Las de Béthen-court y Alvarez Abreu se diluyeron en problemas "de casa", sin dimensión histórica, cuya causa fue la lucha entre dos isleños por ejercer el cargo, Fueron años que se perdieron, por atender a suti-lezas, cuando la Provincia pudo realizar empresas de importancia, basadas en las relaciones europeas sostenidas por medio del co-mercio. Pero estas facciones sostenidas ya entre isleños, ya entre criollos y españoles o entre criollos entre sí, fue un lastre que no logró apartar ninguna gobernación. La corriente emigratoria desde Canarias a Venezuela no se in-terrumpió. A finales de la XVIII centuria, una gran parte de la población era descendiente de canarios o bien pertenecían a fa-milias llegadas recientemente. Para entonces, la Capltanfa General, por medio de la reforma carolina (1777), se extendía a las gober-naciones de Cumaná, Maracaibo, Guayana, Margarita y Trinidad, a cuyos límites llegó la influencia y la población de los nacidos en las antiguas Afortunadas.
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Título y subtítulo | Presencia de "isleños" en el cargo de gobernador y capitán general de Venezuela (1699-1721) |
Autor principal | Borges, Analola |
Publicación fuente | Anuario de estudios atlánticos |
Numeración | Número 07 |
Sección | Historia |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | Madrid ; Las Palmas |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 1961 |
Páginas | p. 215-237 |
Materias | Historia ; Canarias ; América |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 1466885 Bytes |
Texto | PRESENCIA DE "ISLE~OS" EN EL CARGO DE GOBERNADOR Y CAPiTAN GENERAL DE VENEZUEL4 ( 1699- 172 1 ) POE AXALBLA BORGES Doctora en Filosofía y Letras. Agonizaba la m1 centuria, cuando la Provincia venezolana recibib 21 p-iAvaegr ~bep,adcr czcaM= q;~h abia ~rgi r pública y militar durante los cinco años establecidos por las Leyes indianas. La herencia de aquella centuria fue mísera y complicada: ham-bres generales, epidemias periódicas, ataques piráticos, plagas inin-terrumpidas en los campos y pobreza en las Cajas Reales. A estos males hay que añadir la ambición del sector oligárquico, despre-ocupado de los problemas comunes para hacer valer sus propios y egoístas derechos frente a la autoridad gubernativa; y los pri-vilegios de los Cabildos, otorgados por Céd~ilasy Provisiones en la I ) ~ ~ ~ ~ .n~nn; nnorr nn ".,AA*&. *U y'& &N.a vCIuyCL. El territorio !o componía una geograf��a dislocada y alucinante, con ciudades de escasa @oblación sin casi comunicaciones entre sí, pueblos y villas diseminados por el amplio suelo, donde la llanura inmensa, la selva imp.e,n etr.a ble y las cordilleras tortuosas hacían Jn AL +.Ll..--. 4"-**-7A." - .. vuS~abúsvy dlnrcxulvu, jüi,h con nirai-aina i~idrogi-53~des ~i-: OS intransitables que se precipitan en la costa. Los lugares preferidos para el miento habían sido las proximi-dades a los valles fértiles y las llanuras, que proporcionaron las 2 ANAWLA BORGES fundaciones más importantes: Caracas y Valencia. La zona cos-tera, suave, extensa y arenosa, pero desprovista de defensa natu-ral y mucho más de murallas y bastiones, se reservó para los puer-tos de Cabello y La Guaira, con débiles fortalezas que debían res-guardar tan importante Provincia de los ataques periódicos por parte de las nacions enemigas de la Metrópoli. La población estaba formada principalmente por los tres ele-mentos de razas puras: blanco, indio y negro. El cruce de estos elementos dio lugar a las distintas castas, consideradas inferiores en la escala estamental. Dentro de ellos, el mestizo fue el más valo-rado, como producto de dos razas superiores: la blanca y la abori-gen. Al mulato, por el contrario, se le consideró en rango inferior, a causa de su doble estigma en el origen: negro y esclavo. Pero, en general, a los distintos grupos de castas se les deno-minó en Venezuela "pardos". Cuyo apelativo suponía el estar rele-gado de los puestos y cargos de importancia política, adrninistra-tiva y militar. La población blanca se dividía en dos grupos o estamentos bien diferenciados. Atendiendo a los términos de la época, el grupo prin-cipal estaba representado por personas de "calidad y nobleza" ; el grupo segundo comprendía "el pueblo". Los blancos del primer sector se asentaron en la capital, prin-cipalmente, y en los fértiles valles próximos a las costas, sobre toda el de Aragua. También fueron asiento suyo las ciudades de Coro, Carora, San Sebastián, Valencia, Barquisimeto y Trujillo. Las viilas de los Ilarios se poblaron7 asimismo, con blancos en calidaa de ganaderos, cuyo número fue inferior al de las ciudades citadas. Los indios reducidos se agrupaban en pueblos fundados en las jurisdicciones de las ciudades, y en los llanos, amparados por villas de españoles que servían de-resguardo. Pero existían, en can-tidad no despreciabIe, los llamados indios "bravos", es decir, 10s huidos en las selvas, rebeldes a toda sujeción. Y en el tiempo que nos ocupa había los llamados indios "vacos", los que habían que-dado libres de prestar el "servicio personal" por Real Cédula del 10 de mayo de 1686, quienes, por no tener acomodo en pueblos, erraban por el territorio, dedicados a trabajos periódicos, o bien al pillaje. 216 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOB "ISLE~OS" EN EL CARGO DE GOBERNADOR Y C. G. DE VENEZUELA 3 Por Último, los negros, procedentes del repulsivo comercio de esclavos, poblaron los fértiles valles de Aragua, Tocuyo, Ocumare, Guatire, Guarenas, y las regiones del Alto Tuy. Es decir, los luga-res de las haciendas de cacao situadas próximo a las costas del mar Caribel donde la fertilidad de la tierra hizo necesaria la mano esforzada del africano. Todo este complejo ge~~gráíichou mano se intentó reagrupar y aunarlo, bajo la institución representada en el Gobernador y Ca-pitán Generali por medio de la unidad política, frente a la variedad ofrecida por el territorio y sus pobladores. La organización general del territorio comprendía varias ins-tituciones, a través de las cuales se ejercía el poder central sito en la Metrópoli. En primer lugar, la Real Audiencia de Santo Domin-go, de la cual dependía la Provincia. La superior jerarquía militar y política en los límites de aquella jurisdicción la representaba la Gobernación y Capitanía General. La vida política estaba estruc-turada sobre la base institucional del Municipio, representado en los Cabildos. La militar gravita en tomo al Ejército y las Milicias, cuya máxima autoridad era el Capitán General. La Iglesia expresa la vida espiritual, sometida al Derecho de Patronato ejercido por la Corona en Indias, regida por el Obispo de Caracas y el Cabildo eclesiástico, junto con las comunidades religiosas de misiones. Por Último, la vida económica está en gran parte reflejada en la orga-nización de la Real Hacienda, cuyos representantes eran los oficia-les reales. Ea persona del Gobernador y ,Capitán General era elegida por el Soberano; su mandato duraba cinco años, no pudiendo el Go-bernador electo residir en el territorio en tanto su antecesor cum- 1 Wase mi obra en .prensa: Treinta &S de la Historia de Ve.nezueZí6 Ya690-1720). Cap. 1. 4 ANALOLA BORGES pIiera el tiempo previsto de gobernación. La toma de posesión se realizaba en la ciudad capital ante los componentes del Cabildo, mediante la entrega de la correspondiente fianza. Inmediatamente el Gobernador y Capitán General asumía el mando supremo de la Provincia en la triple función política, militar y de justicia. Es, por tanto, la máxima autoridad civil y militar; como persona elegida por el Monarca para representarlo en los ~oderesq ue le confiere, se le debe respeto y obediencia, sin que haya ningún otro cargo en la Provincia que pueda superarlo en autoridad, ni aun igualarlo. En las funciones políticas compete al Gobernador el reparti-miento de tierras y solares destinados a la agricultura y a la gana-dería, atribuciones concedidas desde el tiempo de los conquista-a dores. Con la aprobación real, puede y debe fundar pueblos, villas N y ciudades de españoles; y muy particularmente, fundar pueblos E de indios, procurando e1 abastecimiento, la creación de los muni- O - -- cipios y facilitando, de acuerdo con la jerarquía eclesiástica, los m O E curas doctrineros y párrocos. Está obligado el Gobernador a ins- SE peccionar los municipios comprendidos en su jurisdicci6n, para 10 -E cid debe realizar Apor sí la visita de inspección, al menos una vez 3 durante el tiempo de su gobierno. Emite ordenanzas respecto a la - - buena marcha de cada una de las funciones municipales y provin- 0 m E ciales. Es su autoridad quien extiende los nombramientos de los O componentes del Cabildo, cargos que al hacerse vendibles quedaron fuera de la jurisdicción inmediata del Gobernador. Propone &te al - -E Soberano todas aquellas mejoras que observe necesarias para la a 2 prosperidad de la Frovincia y el bien común. Nombra por sí a los - corregidores de indios y a1 Corregidos Mayor Provincial. Ektá fa- - cultado para enviar jueces de comisih a las ciudades y lugares 3 O r r r ~ nr \ - C imn n r r n r . r nmi n n + n YCIG - l r l l l L G CiVII V GIIIGILLG. Por su doble cargo de Capitán General tiene el mando supremo de los ejércitos de mar y tierra, y, por tanto, el de las fortalezas y castillos; le atañe la preparación del territorio para cualquier ataque pirático o de ejército enemigo. Asimismo debe cuidar de 1% suvlevaciones de los indígenas, manteiiiendü tiiopas eii liigaies estrat6gicos ,de la costa y los llanos principalmente, a fin de evi-tar ataques por sorpresa en estos lugares vulnerables por parte de los enemigos de la Metrópoli y de los propios indios. En caso de 218 ANUARIO D% ESTUDIOS ATLANTIGOS "ISLENOS" EN EL CARGO DE GOBERNADOR Y C. G. DE VEWEZUELA 5 alarma, puede decretar la movilización general de tropas y ciuda-des e incluso poner en pie de guerra a todo el territorio. A su auto-ridad compete el nombramiento de los castellanos de Ea Guaira y Puerto Cabello, y el de las jerarquías militares en cada una de las ciudades: Maestre de Campo, Sargento Mayor, Capitán de Caba-llería, Capitán de Infantería o Cabos de costas, según las ciudades. En la función judicial tiene atribuciones para fallar las causas civiles y criminales, asesorado por uno o dos letrados, pudiendo los reos apelar a la Real Audiencia de Santo Domingo; el castigo y la prevención de los pecados públicos, de los fraudes en el comercio, y de las irregularidades cometidas a los indios. Debe igualmente vi.gilar el contrabando, en cuyo caso está facultado para inspeccio-nar personalmente las tiendas y lugares de comercio. Los castigos por estos delitos puede hacerlos por multas aplicadas al concepto de "penas de cámara", o bien por cárcel, mediante proceso, que, como hemos dicho, se falla definitivamente en la Audiencia. Pese a todas estas amplias facultades que el cargo confería al Gobernador y Capitán General, en la práctica su autoridad se encontraba muy limitada por diversas razones. La barrera más fuerte de sus atribuciones se encontraba en la Audiencia de Santo Domingo, de la que dependía la Provincia. Era ésta una de las Audiencias llamadas "pretoriales", es decir, que actuaban con un Presidente sin depender de ningún Virrey. Tenía atribuciones fiscales, para lo mal enviaba periódicamente a sus Oidores a visitar los territorios dependientes, con el encargo de asesorar a los gobernadores y el de vigilar a los alcaldes y re& dores. Los Oidores tenían amplias facultades, como eran las de nombrar jueces pesquisidores para la Provincia, e informaban al Rey de las irregularidades ocurridas y de la conducta de bs go-bernadores. Asimismo la Audiencia emitía reales provisionest con valor y fuerza semejante a las reales cédulas que dictaba el propio Sobe-rano. Esta intromisión de la Audiencia, no siempre informada de una manera imparcial, suscitó graves fricciones que se hicieron 6 ANALOLA BORGES frecuentes en los años que estudiamos. Parece ser que las espe-ciales circunstancias por las que atravesaba la Provincia fueran la causa principal de las diferencias ocurridas entre la Gobernación y la Audiencia. No fue menos importante para la limitación de las atribuciones gubernativas, el poder del grupo oligárquico en Caracas y en las ciudades, representado en las instituciones del Cabildo y de la Real Hacienda. Manejaban estas instituciones los ricos hacendados que habían comprado sus cargos con anterioridad, por lo que la autori-dad del Gobernador quedaba anulada. Los componentes del grupo oligárquico fueron, en definitiva, los auténticos gobernantes, pues que absorbían el poder político y aun el económico. De esta forma a realizaban una política arbitraria, dirigida al propio beneficio, sin N E miras al bien común. Veamos la importancia que tuvieron ambas O instituciones. n-- m Los Cabildos poseían amplios privilegios, que fueron adqui- O E E riendo a través de las dos centurias anteriores, especialmente en SE lo concerniente a la administración de la justicia dentro de la ju- - risdicción municipal, sin que estuviesen obligados a admitir ins- 3 pectores o pesquisidores enviados por el Gobernador, ni siquiera - - 0 m en asuntos de tanta importancia como era el contrabando, la ha- E cienda y las causas criminales. El Cabildo de Caracas tenia ademb O el original privilegio de nombrar Gobernadores y Capitanes Ge- n E nerales interinos a sus Alcaldes Ordinarios, al quedar vacante el - a cargo. Esta concesión dio al Cabildo caraqueño una extraordinaria 2 n importancia en el orden político y militar, representando al Sobe- n n rano en materia tan delicada como el Real Patronato en ausencia 3 O del Gobernador. También el Cabildo se dirigía al Soberano e infor-mnLn An Ino -vnn.-.An-nn Anl P-Ln-nJn- rrrrr.rr\o :.n$'rr-no I\v.-.-n Ac.1 n i a m UG rvu yr u b ~ uw~ suc z muczaauvs, buy vu sruvr suw cs a l r urj~ agrado del Real Consejo de Indias. Como puede apreciarse, ocurría en Indias todo lo contrario que en la Metrópoli: aquí se le restaba el poder a los Municipios; allí se les colmaba de privilegios, frente a la autoridad gubernativa, quizá como meüida preventiva para evitar una autocracia que a toda costa la Corona se esforzaba en cortar. La Audiencia, el Ca-bildo y el Gobernador formaban así un equilibrio de poderes de 220 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS "ISLEROS" EN EL CARGO DE GOBERNADOR Y C. G. DE VENEZUELA 7 mutuo recelo que dio lugar a confusiones, en menoscabo del buen gobierno. Los ministro de la Real Hacienda pertenecían también al grupo oligárquico. Si bien estos cargos ldeberían ser elegidos por nombra-miento real, se hicieron vendibles por las necesidades económicas de la Corona desde los tiempos de Carlos 11 de Austria. Vayamos analizando este grupo aglutinado que sostiene el poder económico-político- social frente a las atribuciones gubernativas. Entre las atribuciones del Gobernador no están consignadas las que se re-fieren a la Real Hacienda; sus ministros, sin preparación técnica y con frecuencia inmorales, disfrutaban de absoluta independen-cia. Dirigían los estados de cuentas a la Junta de la Contaduría del Real Consejo de Indias. Los Gobernadores no estaban facultados para inmiscuirse en sus funciones, ni siquiera podían ordenar pagos q-ue áiit.s iio ,nubieseii exprtnas mentec ons~gm*~osw rr- &- dula. Esto obstaculizaba una vez más la misión gubernativa, sobre todo en especiales circunstancias de guerra o alguna otra calami-dad social. Llegaba el caso de tener los Gobernadores que realizar reparaciones de murallas y atender al ejército, y aun procurar se- --:11-- ---7A: ---- ---- ---- :- ----- A- ------ ---- --- ,, -------- L U L I ~ de C U L ~ V U ~p,u l I J ~ U U~ ULW~L L ~ ,U UYU ~ L ~ S W L I ILU~ U~ l e g a ar ~ ~ ~ cobrar, dadas 1aa dificultades de tradicional penuria en las Cajas reales. Era frecuente, sin embargo, que el Rey acudiera a los Go-bernadores dándoles especiales instrucciones para inspeccionar los libros de la Hacienda, ya que en Venezuela las irregularidades fue-ron tan notorias, sobre todo en los tiempos que estudiamos, que las cuentas no llegaron a satisfacer al Soberano en ninguno de los conceptos. La Iglesia fue un poder más opuesto a los intereses del Gober-nador. Acostumbraban las Ordenes religiosas y el CabiIdo eclesiás- L~- -i- wa e- -r-i-v .ia-r. .i. .n-r*o. rmes al Soberano, lo cual suponia una puerta más abierta a la vigilancia de su actuación. Los pueblos de misión lle-garon a formar municipios independientes, creados por los misio-neros, con lo que otra gran parte de la Provincia -esta vez los llanos y los pueblos de indios costeros- quedaba al margen del -- 2 -- --e puucr I rL: p u l l L l ~ v . Al parecer, solamente quedaba al Gobernador una plena auto-ridad militar. Así puede considerarse en teoría; pero en la prác- tica poco o nada podía realizar en la formación y preparación del ejército, fortalezas y defensas quien solamente contaba con un mi-nimo presupuesto para atender a tan importante cuestión coma era la preparación militar del territorio. La tierra tortuosa, la despoblación propia de los años poste-riores a la conquista, la dispersión de las ciudades, la falta de sen-tido de unidad territorial, los privilegios de los municipios y el gru-po oligárquico, fueron elementos contrarios a la unidad del régi-men político. Todos ellos, unidos o separados, formaron bloque de oposición frente a la autoridad provincial. La gobernación y capitanía ge-neral de Venezuela presentaba especiales particularidades en el con-cierto de las provincias americanas, cuyas características fueron, en parte, la causa de su escasa prosperidad. La constante emigración de canarios a Venezuela se acentuó a partir de Is segunda mitad del xnr. Este sector se incorr>oró en los distintos estamentos de la población criolla, por haberse acomo-dado fácilmente al clima y a la tierra nueva. Un considerable nú-mero de estas famiIias isleñas contó como grupo importante en la oligarquía venezolana, y, como clase poderosa, participa de una manera activa en Ia vida pública del territorio. En los albores del llegó a ser este sector el más nutrido e importante de entre los grupos procedentes de las regiones españolas. Los documentos aseguran que más de la mitad de la población venezolana está for-mada por canarios. Su influencia se sintió no ya sólo en el grupo digárquirn, sino también entre el "pueblo". Esta corriente humana fortaleció la población de las ciudades habitadas por escasas familias descendientes de conquistadores y ayudó a la fundación de villas y pueb.10~ escalonados en los llanos o al pie de Ias cordilleras. Su participación en la vida política está expresa& e_n_1 2.51 g~hem-wionesq ue &odiarnos en el presente tra-bajo, en la actividad desarrollada en los graves sucesos ocurridos (1702-1705) con motivo de la jura del Archiduque Carlos en Ca- 222 ANUAEIO DE ESTUDIOS ATLBNTICOS " I S ~ O S "E N EL CARGO OE GOBERNADOR Y C. G. DE VENEZUELA 9 racw, frente al pmlamado Rey Borbh 2, y en la revuelta llevada a cabo por el isleño Juan Francisco de León (1749-1752) frente a la Compañía Guipuzcoana, en la que los canarios, agrupados junto al jefe de la rebelión, mostraban desprecio por quienes los habían reemplazado en los lugares claves de gobierno. En el corto período de veintidós años la Provincia de Venezuela estuvo regida tres veces por Gobernadores nacidos en d a s Islas @a-mrias, dos de ellos en Tenerife y el tercero en La Palma, las cuales aportaron gran número de pobladores a la sociedad venezolana. Fue un período de intensa actividad, que redundó en el des-arrollo de la vida político-administrativa del territorio. Venezuela había comenzado a despertar interés en las potencias extranjeras a causa de1 comercio ciandestino sostenido con ios productos fun-damentales: cueros, tabaco y cacao. A este trato de comercio ilícito se debió el que los particulares formaran una saneada economía, convirtiéndose en ricos hacendados, y también el que fuera cono-cida en las apartadas regiones de la Vieja Europa. En el tiemp que nos ocupa, la Provincia fue no sólo ya cono-cida por parte de los extranjeros, sino que también se la ambicionó oomo lugar estratégico y puente que facilitaba el paso al codiciado virreinato del Perú. Como decíamos arriba, tres isleños ocuparon el cargo de Go-bernador y Capitán General de Venezuela entre 1699 y 1721. Correspondió la primera etapa (1699-1703) al Maestre de Cam-po, Caballero de la Orden de Santiago, don Nicolás Eugenio de Ponte y Hoyo; la segunda etapa de las gobernaciones que estu-diamos corresponde al Brigadier de los Ejércitos Reales y Caba-llero de la Orden de Calatrava don Marcos de Béthencourt i Castro (1716-l720), a quien sucede (1721) el Alcalde Visitador de la Veedu-ria General del Comercio entre Castilla y las Indias y abogado de la Real Cámara don Antonio José Alvarez de Abreu. Hay en estas etapas circunstancias políticas qwciaIes, en el aspecto interno y externo, que tratamos de exponer. 2 Véase mi obra: IsleGos en VenemeZa. La gobernación de Ponte y Hogo. Santa Cruz de Tenerife, 1960. Cap. 11. "ISmsOS" EN EL CARGO DE GOBERNADOR Y C. G. DE YENEZUEL.4 11 Las Casas Reales de Caracas fueron, a semejanza de las Cortes europeas, lugar de intrigas y pactos secretos, que se reflejaban en la animosidad de la población. Sin contacto directo con la Metró-poli y desconociéndose la situación de los ejércitos franco-espa-ñoles, la inquietud se convirtió en alarma. Desde Cura~aol,a isla de posesión holandesa, asiento de mercaderes que realizaban co-mercio ilícito y regular con Venezuela, llegaban noticias recientes de los éxitos aliados, quienes, naturalmente, ocultaban los fracasos cuando los hubo. Por el contrario, a través de las naos francesas se recibían con gran retraso algunas noticias, no siempre Eavora-bles, de la Corte española 3. Por todo ello, en la Provincia se vivía a1 margen de los aconte-cimientos europeos. Los graves sucesos internos se fusionaban con la amenaza de inminente invasión anglo-holandesa. Cualquier irre-gularidad, que de ordinario no hubiera tenido consecuencias, se desorbitaba por el recelo natural contra los simpatizantes de la Casa austríaca. El episodio de la toma de posesión de los Alcaldes Ordinarios como Alcaldes Gobernadores, motivado por la enfer-medad mental del gobernador Ponte (17'031 estuvo a puntn de cm-vertirse en guerra civil 4. Don Nicolás Eugenio de Ponte y Hoyo, nacido en la villa de. Garachico penerife), llega a Caracas en abril de 1699 para tomar posesión del Gobierno y Capitanía General de Venezuela. Sucedía a don Francisco de Berroterán, dingno gobernante que legaba a su sucesor un funesto panorama político-militar 5. 3 Véase texto cit. en nota 1. Cap. V. 4 Idem. Cap. X1T. 5 En el texto cit. en nota 1, cap. VI, se hace el estudio de esta gobernación. 42 ANALOLA BORGES Ponte recoge los males internos de la gobernación anterior @ambres, plagas, epidemias) y debe afrontar los partidismos del sector oligárquico que, enriquecido en su mayoría al amparo del comercio clandestino, se escinde para tomar parte en las preten-siones austríacas sobre Venezuela, cuyas pretensiones se reflejaban en los componentes del Cabildo y de la Hacienda de Caracas. Los problemas de gobierno llegaron, como hemos visto, a tener alcance internacional, y la Provincia estuvo a punto de sucumbir. Las incursiones extranjeras en las costas se recrudecieron con motivo de la; guerra; se paralizó la arribada de las naves españolas, y la Provincia sufrió el bloqueo más importante desde su fundacióri. Ponte siguió, en el orden interno, la línea política trazada por Berroterán. Tuvo gran preocupación por los indios, a quienes fundó p~e b k sP. ere fraezis6, C O ~ e,ra de esprzr , eli !u ap!iv~ciSrid e !as normas establecidas para evitar el tráfico ilegal. Incluso apareció-un comercio nuevo, con géneros llevados de Filipinas en las naos que llegaron a La Guaira procedentes de Veracruz. Las calamidades de hambres se extremaron, al no haber com-pradores de ios escasos frutos que dejaban las plagas. La insegu-ridad, el temor de invasión y las muertes en masa produjeron un terror general. El período histórico no pudo ser más funesto. Po-dría resumirse diciendo que una población hambrienta y diezmada por las epidemias, carente de ejércitos, de murallas, de material bélico y aislada de la Metrópoli se preparaba para rechazar a la m& ' i&portante flota europea: la anglo-holandesa. Ponte demostró sus excelentes dotes militares en la preparación de la defensa del territorio. Durante su gobierno se rechazaron los' intentos de invasión enemiga y preparó a todos los hombres Útiles, incorporándolos en milicias, que situó en los lugares vulnerables de las costas. Y aún más: a este Gobernador le correspondió recibir al Emba-jador de Austria, que prometía paz y seguridad material en abun-a-".-;- .-.a--.f." a- m*.. ..n..+.-.a,.- an --.-.l:,.",." :..G,.%--" .-.nL..- l,." ...n uauua, au-auaa UG UGL PUL ULUVI u= VCWLWUVU ILIIULUIGU ~ J U A G IVU IG-veses de la Casa de Borbón en Europa. No puede extrañar que, ante estas perspectivas, el Gobernador se viese obligado a tomar par-tido por el movimiento austríaco, poniendo a prueba su fidelidad 226 ANUARTO DE ESTUDIOS ATLANTICOS I " I SL~OS "E N EL CARGO DE GOBERXADOR Y C. 6. CE \ENEZUELA 13 al Rey jurado, frente a las circunstancias de extrema necesidad y bloqueo en que se encontraba la gobernación. Su misma autoridad estaba aislada de la Metrópoli. Las escasas noticias que, a través de la flota francesa, le llegaban del Soberano, contenían aviso de alerta ante nuevas amenazas de naos que des& Europa se dirigían a Indias. Los intentos de invasión habían co-menzado, y si bien fueron heroicamente rechazados, no había con-fianza en lograr nuevos éxitos debido a los irrisorios medios de defensa. Por todo ello parece justa la inclinación de Ponte a ceder ante el Embajador de Austria, de cuya inclinación se le hizo acusación Mstuma, sin que se llegase a comprobar. Ante tales acontecimientos de difícil superación, el Gobernador vufvr=& Eu cn c ~ r t et i emp p r & S !u. ~ Z Y ~ Zhw, tz temimr e ~ ' demencia absoluta. Los cabildantes se aprovecharon de su debi-lidad mental y comenzaron a gobernar a sy antojo, durante meses; ocultando los desvaríos propios de la enfermedad, a fin de dictar normas que firmaba el gobernador loco. Cuando no pudieron ocul-- C m n nnn -ón +:A-- In nrrlnnm~.4nd -1 r(-L:l;lri nrr,r-:;l.-. A- TI.-&- Ir* íar p u r AAL- i i ~ u y via c i r r c r r u c u a u , GI b a u r r u u , r ~ u i i r u vGI L J w b a , I V ~ incapacita para las funciones de gobierno en noviembre de 1703 6.' M S SUCESORES. Tras un accidentado período de dos años, en que los Alcaldes- Ordinarios toman el mando de la Provincia ', vuelve Berroterh como pacificador de los recientes sucesos. Su gobierno interino duró solamente unos meses, hasta la lIegada del gobernador electo en , . 1766. a peLird e fsc&g, la vib~ c ~ ~ o ~yl -p-E~LCdCaa d el imi-torio comienza a rehacerse. Todavía el hambre y las plagas me-. rodean la población y el campo, pero se advierte un relativo bien-estar, reflejado especialmente en el aspecto comercial. Ya en 1706, llega un registro de España, con el que se reanuda el comercio legal; -7 -----.2 -. -2 - ,--.- 3 - - . - . - . . - L . - ei wrnercio ilegal encuenxra en ia amistad hüiandesa -redizada al margen de las cancillerías y de los sucesos europeos- un medio 6 Para un estudio m&s amplio, remitimos al texto cit. en nota 2. 7 Para un estudio más amplio, v. texto cit. en nota-1, capftulos VI y VII. 14 ANALOLA BORGES de subsistencia que a la larga fue la principal fuente de riqueza del país. La alarma de ataques inminentes por parte de los extranjeros había disminuido desde el año anterior. Con ello se disfrutó de una relativa tranquilidad, necesaria para los fines comerciales. En cuyo trasiego participaban Ia población y los ministros, cooperando todos en el lucrativo negocio de una manera abierta o disimulada. Pero este auge económico no hizo olvidar al grupo oligárquico sus profundas divisiones en los sucesos políticos ocurridos en la jura del Archiduque (1702) y en la toma de posesión de los Alcaldes Ordinarios (1703). Por todo ello, se notaba entre loa pobladores el ambiente enrarecido propio del recelo y la desconfianza mutuas. En el aspecto político, los Alcaldes Ordinarios de Caracas si- a N guieroh haciendo valer sus derechos, frente a la Audiencia y al E O Consejo; y los Municipios de las ciudades airean también los pro- - - pios privilegios, frente a la autoridad del Gobernador. =m O E En 1706 toma posesión de la Provincia don Francisco de Rojas E 2 y Mendoza, Caballero de la Orden de Calatrava, cuyo mandato fue =E desafortunado por todos conceptos. En general, la gobernación con- 5 tiiuó con los mismos problemas, sin que Rojas supiera dar la ade- - cuada solución. Su presencia era deseada por la población, que espe- - 0m raba encontrar la estabilidad del poder político-militar después de E O tres años de crisis gubernativa. Pero el nuevo Gobernador defraudó bien pronto a quienes, esperanzados, confiaron en su autoridad. El - E juicio de Residencia que se le siguió fue muy ruidoso a causa de la - a acusación que se le hizo de haber traficado en comercio de cacao 2- por vía ilegal, en perjuicio de los hacendados 0 Al finalizar el tiempo reglamentario de Rojas llega el nuevo O3 mandatario, don Francisco de CGas Merino, Sargento Mayor y Caballero de la Orden de Santiago (1711-1714). Es este personaje quizá el más funesto de los gobernadores de Venezuela en el tiempo que fue Provincia española. La guerra azotaba las reservas de espa-ñoles dignos de tal cargo. Las exhaustas Cajas de la Corona, en + n A n +;&m- r i w n n o n i r ~ n ln n o h i ~ r i n n nmm - r n h n m ó a nn n n t n n o ñ n n LA- LiVUV C I G I I I p pAbUCL&ICW, AV b U C U I I b A V A I I i I I U V A I V AA&- -LA W6V.J U I L V O 3 L/"- licos. El astuto Cañas había servido al Monarca con 10.000 pesos, 8 Remitimos a nota 7. 2% ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS "ISLmOS" EN EL CARGO DE GOBERNADOR Y C. G. DE VENEZUELA 15 con lo cual ganó el cargo que tan indignamente representó. Para Cañas la ley era pura arbitrariedad que él podía anular a su antojo ; la Provincia y sus habitantes fueron considerados posesión suyz. En este período quedaron andados los privilegios de los Cabildos, la autoridad de la Real Hacienda, el asesoramiento de los Licen-ciados y el consejo de la Iglesia. Cruel en sus medidas, déspota y falto de toda moral, atemorizó a los vecinos hasta el punto de tener que abandonar sus casas para liberarse de las injustas persecu-ciones del Gobernador. El 22 de septiembre de 1714 fue apresado por Real Orden reservada y enviado a España, después de haber pasado un tiempo en el castillo de La Guaira". Nada positivo se realizó en esta gobernación. El temor de los habitantes cundió por toda la Provincia; el comercio ilícito se sus-pn& i para los hacendadosi mientras e-1 Gnh-ma&r hacia pingiie-.? negocios. Un hecho macabro destacó entre tantas injusticias: la muerte por horca de once personas, humildes casi todas ellas, por el delito del trafico comercial con extranjeros. Esta atrocidad movió al Consejo de Indias a recabar la orden del Soberano para que fuese -i-n--r- n~diatnrn~n&tp~e ste Y prwe 10, ---"------vv El período correspondiente a estos mandatos se realiza en los años inmediatamente posteriores a la firma de las paces de Utrecht- Rastadt, en las que España perdió gran parte de los dominios europeos y comenzó a resquebrajarse la unidad de su Imperio en In&ag Fr~nc i zy _ ~sid e zb&i& en tedes ~ U L", ~tes, G&q& definitivo a la preponderancia de Inglaterra, que ya ejercía la hege-monía en Europa desde Ryswick (1697). En efecto, esta nación fue la única heredera y beneñciaria del conflicto europeo, cuya herencia no consistió en el antiguo reparto de los reinos españoles, sino en . . el pder em::6micc, repeserl¿a& en !a. eumes;vn del "Na-~k de Permiso" y en el monopolio del "Asiento de Negros". 9 Idem. 10 Remitimos a nota 7. La isla de San Cristóbal -posesión francesa- pasa a ser pro-piedad anglosajona, con lo cual redondea las posesiones ya obte-nidas en e1 Caribe. Terranova le abre las puertas del Canadá. Gi-braltar y Menorca le ofrecen seguro dominio en el Mediterráneo europeo. La nación inglesa había vencido, pues, en Europa y Amé-rica. Holanda y Portugal, cuyo declive en el concierto europeo había mmenzado, sólo obtuvieron garantías de seguridad para sus res-pectivos territorios y en las rutas comerciales. El resto de las na-ciones europeas giraban en torno a las pretensiones inglesas. a En Venezuela un gran sector seguía esperanzado con la vuelta N :de la Casa de Austria. Las paces citadas no tuvieron conisecuencias E O en la Provincia. Los desleales continuaban relacionados con Cu-n-= sqao, no sQlo en el comercio, sino muy especialmente en la poli- m O E Tica, ya que era el asiento de la propaganda austríaca. Los adictos SE 'al Rey Borbón se habían unido a aquéllos para comerciar con los =E propios enemigos. En todos los mapectos de gobierno se hahia 61- 5 trado la desconfianza y la deslealtad al Rey Felipe y el empaño de - la traición cubría a una gran parte de los pobladores. Las divisio- - 0m E nes políticas que dejarnos expuestas no fueron suavizadas por las O paces europeas. LOS gobernadores tuvieron que enfrentarse con esta nueva situación que agravaba la ya complicada gobernación n -E venezolana. a 2 En el orden económico hubo un insospechado restablecimiento, n al reanudarse el comercio ilícito con una actividad hwta entonces 0 desconocida. Los navíos de las potencias extranjeras arribaban a 3 O los lugares de tradicional contrabando, y aun a la misma Guaira, a r a ofrecer los más variados productos. Con ello la población se recuperó de bs pasados años de angustia y patético temor. Sin embargo, en las Reales Cajas no repercutió este bienestar econó-mico, ya que el comercio por vía legal se reducía al mínimo y, por AL- -L~- L L7lu-Ues ,c ur J: - - -L- - L- - :L- - l . - - L e a p u u i e u LL LUU L U ~ de alcabala y aliii~ja~aizfg o suponían iun exiguo ingreso. Por estas circunstancias económico-políticas, el Soberano envió a la Frovincia dos pesquisidores con amplios poderes concedidos 230 ANUARIO DE BSTUDIOS ATLANTICOS "ISLENOS" EN EL CARGO DE GOBERNADOR Y C. G. DE VENEZUELA 17 .por la vía reservada. Fueron estos los isleños don Pedro T. Pintado y don Antonio José Alvarez de Abreu, ambos Licenciados: Oidor uno, y Alcalde Visitador de la Veeduría General del Comercio entre Castilla y las Indias el otro. La muerte repentina de Pintado dejó en poder de Alvarez Abreu el delicado cometido, que ejerció con excesivo celo y una extrema animosidad hacia su paisano el Go-bernador Betancourt, como luego veremos. Al ser depuesto Cañas (1714), los Alcaldes Ordinarios ejercie-ron su privilegio, intitulándose Gobernadores y Capitanes Gene-rales de la Provincia (septiembre 1714-enero 1715), hasta la toma de posesión del Gobernador interino don Alberto Bertodano, Sar-gento Mayor que procedía de la gobernación de Cumaná. Su go-bierno pudo ser brillante, dada la estabilidad económica de los po-bladores: pero: en calidad de interino; prefirih ceder el mando al Alcalde de la Veeduría del Comercio, es decir, a Alvarez Abreu. Con lo cual, de una manera extraoficial pero efectiva, la Provincia co-mienza de nuevo a seguir regida por un isleño. Este período de inte-rinidad (enero 1715-julio 1716) causó una nueva desorientación en-tre I0.r p~bla&re:, 11 notar &-~.p1=.dzI a ~lut~r i&gd-& rn&i~zi. en un pesquisidor, aunque estuviese facultado para diferentes ins-trucciones por la citada vía reservada. Las quejas de los Cabildos y, sobre todo, de los ministros de la Real Hacienda, dirigidas al Consejo sobre el exceso de jurisdicción que se atribuía a sí mimo Alvarez Abreu, consiguieron que se le retirase la facultad &e co-municación por la referida vía "por justos motivos de mi servicio", según reza la Real Cédula "l. Pero el isleño no cedía sus prerroga-tivas y atribuciones. Dolido con la real decisión, continu6, sin em-bargo, representando el papel de primer mandatario en la Provincia. A&- ne nrrrnnl;nX v n X n nl nnfihlh-n dn. -AL:--- .-.-----;r-lm. . ---- rruu ur, UVI IL~ I ~V LUCW GJ. ~ U U L C L I I ~U G ~ ~ U U LGL L I V ~ U ~ L LuuUaU VC,A cesante en sus funciones el gobernador interino Bertodano, llega a tomar posesión con carácter efectivo el Brigadier de los Ejér-citos Reales don Marcos de Béthencourt y Castro, el 4 de julio de 1716. TUa, gOte;r zzc iGn & D-L\eiicoU& hela li+ilta& de iodos estos años. A los privilegios que obstaculizaban las funciones gu- 11 Archivo General de Indias. Audiencia de Santo Domingo, leg. 800, fol. 257. Real Cédula. dirigida a Alvarez Abreu. Buen Retiro, 20-VII-1716. Núm. 7 (1961) 231 18 .ANALOLA BORGES bernativas -ya estudiadas- se unía otra vez la presencia de Al-varez Abreu, con todas las atribuciones que traía consigo. Además de que, por la negligencia del anterior Gobernador, había sido Abreu quien llevaba de hecho el mando. Pareció conveniente a Béthencourt asesorarse del Oidor de la udiencia de Santa Fe, don Antonio de Cobián, a fin de interpretar las Cédulas Redes y fijar a cada uno los Emites de sus atribuciones. De ello se dedujo, ciertamente, que el gobierno ,debía ejercerlo Bé-thencourt, y en su ausencia lo llevarían los Alcaldes Ordinarios. Ahora bien, en las causas {de navíos de extranjeros y de navíos espa-ñoles se seguiría un proceso común; pero en cuanto a lo militar, solamente le competía a Béthencourt en su doble mando de Capitán General. Para Abreu no era cosa fácil ceder los crecidos derechos adqui-ridos, ni perder las prerrogativas que venia ostentando, tales como : recibir el "santoy' en el Puerto de La Guaira, a donde iba acompa-ñado siempre de ayudante; mandar la infantería, la artillería y los castillos, que le daban salvas al desembarcar de las visitas de re-gistro, etc. Abreu se intitulaba: "Alcalde visitador de S. M.; Conservador & bs regist r~s& c e~e r c i cen Cmfi!!~ &di=; zceZ nr-a-r f-i-m-- i-la-r-de distintas comisiones con jurisdicción superior a Gobernadores, Presidentes de Audiencias y Oidores; Juez superior de los Cabos de Mar y Tierra; Superintendente de la Real Hacienda de Indias; Visitador General de las Audiencias, Tribunales, Cabildos y Jus- +;n;oo'> An4-n Colnn e-~noirrnm t;C,rlno .rr avfnnco ;iiriaAir>r>iAn nn lo I%,I".U . &L&LLiD LCIiIbU - y L W L Y V U * * I i - w . 2 J \ r * C C . I W L U JCLLI.aUIVVIVU) iIlV *U quedaba a Béthencourt campo de gobierno. El Gobernador intentó enfrentarse con el comercio ilegal, para lo cual envió juez de comisión a las ciudades de las costas en la per- 232 ANUAEIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS "ISLmS" EN EL CARGO DE GOBERNADOR Y C. G. DE VENEZUELA 19 sona de don Diego de Matos Montañés. Este se hace odioso con sus arbitrarios procedimientos, y cuando Béthencourt intenta sepa-rarla de1 cargo, Matos pide auxilio al Virrey de Mueva Granada -de quien ya dependía Venezuela- y acusa al Gobernador de cohe-chos, comercio con extranjeros y desafueros. Es decir, lo acusa de las mismas culpas de que era acusado. El Virrey envía a los jueces Beato y Olavarriaga para formar juicio al Gobernador, asesorados por Abreu, y apoyados por los Alcaldes de la costa, que veían un atropello a sus privilegios con la presencia de Matos en sus pueblos, a quien había comisionado Béthencourt. Además de la intervención del Virrey contra Béthencourt, los Alcaldes de los pueblos comisionados informaron a la Audiencia de la misión de Matos, y aquélla, sin oír los justos motivos que tuvo el Gobernador para enviar tal comisión, no juzgando más que por el informe de los Cabildos que se decían desposeídos de sus fun-ciones, multa al Gobernador con mil pesos. Los partidos internos, los privilegios, las diferencias y disen-siones familiares saltan otra vez a la mesa de los Oidores de la Real Audiencia. Por otra parte, Matos era hermano y primo, res-pectivamente, de dos reos condenados a muerte en 1707 por traido-res a la causa de Felipe V. Todo esto trae de nuevo el rescoldo de los infieles, unidos al contrabando, que sabrá emplear acerta-damente Béthencourt en su defensa, acusado por aquel a quien había declarado reo, don Diego de Matos y Montañés, asesorado por Alvarez Abreu. Hacemos la advertencia de que el sector isleño sigue actuando en %pa litica venezolana, ya que, además de Alvarez y Béthencourt, eran canarios los citados reos: el Teniente de Ckurnare don Ber-nardo de Matos y Machado y don Matías Viña 12, así como también don Diego de Matos y Montañés, enemigo de Béthencourt. El choque entre el Gobernador y Abreu comenzó con la toma de posesión de aquél, cuyo resultado fue una irreconciliable enemis-tad, acusada con motivo de la creación del Virreinato de Nueva Granada. Abreu se convirtió en juez de Béthencourt, apoyado por 12 Véase texto cit. en nota 2, pkg. 60. 20 ANALOLA BORGES el Virrey Conde de la Cueva. Después de un extenso informe muy .parcial, recaba de1 Virrey la orden del cese de. gobierno y la prisión de Béthencourt. Y, tras un largo forcejeo con los Alcaldes Ordi-narios, se constituye en Gobernador interino. Béthenc~iutrUt evb Zas de p d e r : m h d o p or l a A~dienciad~es - obedecido por los Alcaldes Ordinarios de la costa, atropellado por Abreu, acusado por Matos y perseguido por el Virrey. Durante su .gobierno: empleó el tiempo en hacerse respetar y mantener su auto-ridad frente al poderoso Abreu, primero, y a los Alcaldes, en segimr3o Iiugarr Pero m pudo con el Virrey, que también creemos que, de un modo inconsciente, hizo bando en contra, en cuanto se agrupó con todos los disidentes del gobierno de Venezuela 13. S * n E a Abreu, pues, se había convertido en acusador principal de la n política seguida por su paisano el gobernador Béthencourt, al tiem- n po que alcanzaba gracia y favor del Virrey de Nueva Granada. De 3 O esta forma no le fue obstáculo lograr efectivamente la meta que nn h~h:o nrnniin=tn AecAn aii amihada a KTnnnminla : e! p~&e u- uwusw ys vyuwrv u uuv uu s ,.A,.,- r vsrvu,,,, Gobernador y Capitán General. Como se ha dicho, el nuevo mandatario efectivo -aunque ya lo era de hecho des* cuatro años antes- no gozaba de la aquies-cencia de las instituciones venezolanas; sobre todo el Cabildo y la mJ-W.-. unS-a.-.t:JAi~- elldas e !e m~sti"a,i"onh ostiles euanU~A breü i;;tervix e3 13 Véase texto cit. en nota 1, cap. %TI. 234 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS "ISmOS" EN EL CARGO DE GOBERNADOR Y C. G. DE VENEZUELA 21 asuntos competentes a aquellos organismos, de donde resultó el cese del privilegio concedido para comunicarse por vía reservada. Por otra parte, la Real Audiencia receló de sus amplias atribucio-nes y le prohibe el uso de la toga, de la abogacía, y el dar parecer en las causas jurídicas, cuya prohibición fue anulada por el Virrey 14. Una vez conseguido el desprestigio de Béthencour ante el Vi-rrey, Alvarez Abreu aprovecha la oportunidad que se le deparaba para saltar al puesto de la superior jerarquía. El Gobernador es apresado sin consideración (12-IX-1720) por orden del Virrey, que además lo hace sustituir por su enemigo acérrimo Alvarez Abreu: "persuadido el Virrey a que yo podría desempeñarlo en esta con-fianza.. ." 15. Con esta decisión el Virrey se crea una nueva hosti- a lidad, al olvidar el privilegio de los Alcaldes Ordinarios de Ca- N E racas. La Provincia era natural que mirara con desconfianza y re- o sentimiento al virreinato que ia tenía sujeta iíesde 6767, con lo - - =m cual perdió independencia y capitalidad, pero no estaba dispuesta O E a dejarse atropellar en aquellos derechos concedidos en la pasada E 2 centuria, por los que había luchado con extraordinario tes��n. Asa =E pues, el Cabildo no admitió ni dio posesión al nuevo Gobernador 3 interino hasta que fue amenazado con graves penas por la autori- -- dad neogranadina (2-11-1721) ". 0m E Con el enrarecido ambiente de hostilidad hacia su persona, d o Gobernador le faltó apoyo para su gobierno. El Virrey le quedaba a una distancia excesiva para que pudiera equilibrar su autoridad. n -E Alvarez Abreu fue el resultado de un gobierno en crisis desde 1703. a 2 Personaje regalista acérrimo, ambicioso y de brillante inteligencia, n 0 creyó ser la persona que la Provincia necesitaba pararedver los problemas de orden interno. Le faltó, sin embargo, mesura, habid 3 O lidad y, en algún caso, rectitud. En años posteriores pudo probar que la experiencia de Venezueia le sirvió de gran lección. A su regreso a España obtuvo puestos de importancia qiae desarrolló con éxito. Pero Venezuela padeció, más que se benefició, de su presen-cia en ella. Con la llegada del gobernador Portales, a fines del mis- 1 4 -AC,I, S%nh Dooningo, ?6i. h*mderni!k? & Ai i t~s ,S ulitw Fe, X?2C!. 15 Legajo cit. en nota anterior. Carta de Alvarez Abreu al Rey. Caracas. 2-11-1721. 16 Legajo cit. en nota 14. Consultas del Consejo. Madrid, 12-m-1721. 22 ANAU,LA BORGES mo año, termina el periodo de los mandatarios isleños; pero no su inmigración e influencia, como puede apreciarse en la revuelta ci-tada contra la Compañía Guipuzcoana y, posteriormente, en los años anteriores a la independencia. Hacemos destacar que las dificultades de orden interno y ex-terno en que se encontraba la Capitanía General hicieron muy mo-vidas las gobernaciones de los isleños. Fueron circunstancias his-tóricas de trascendencia, en que el territorio jugó un importante papel internacional. Las anchurosas costas eran visitadas por las flotas extranjeras, con lo cual hubo intercambio comercial y de nue- a vas idea.s . E. spaña tuvo que abrir el cerco que tenía impuesto en la praviIiCiaz&; TUTltrQma.t, Z1-Q i LnV-nUnUnGnb.. UriG-nI~Lnb L -pnanrn a !ao rD .rr nvr v4 &nnlr;bol uCr v u, ou O n - de una extensa comunicación con los pueblos de Europa. No tuvo, =m O sin embargo, estabilidad política; en el régimen interno hubo dema- E E 2 siadas fracciones en una población reducida. En disculpa de los E Gobernadores hemos de decir que fue una Provincia difícil de re-gir, priiliera-aG~ l~&& ha.bia. & -&-Amsea l nrrn+nn fil;rrónn..;nn 3 UGUWL VIIS(IiI y-"" y realizar la política que aquéllos le dictaban, a menos que se viera - 0m expuesto a duras y apasionadas criticas que llegaban al Soberano y E al Consejo. Faltó unidad de mando, al existir instituciones inde- O pendientes; la abrupta geografía y la dispersión de las ciudades n E fueron asimismo obstáculo a las funciones gubernativas. a Los isleños, ya fueran pobladores, ministros o representantes n del grupo oligárquico, tuvieron importancia capital en todos los acontecimientos del territorio durante la época que tratamos. Con O3 las gobernaciones canarias aumentó el número de inmigrantes de aquexas bias, los erm apE-ove~~ia&js p4 los &berua&-s para situarlos en puestos de su confianza. Aunque ya hemos visto que no siempre fue con fortuna. La preponderancia isleña continuó hasta la llegada de la Compañia Guipuzcoana, con lo cual queda desplazada por los vascos, muy inferior en número, pero realzados pr cometi& eonb~co que ióü liev-b teiTjtoi"lo. 17 Morales Padrón: RebeZwn contra la copmpa%a de Caracas. Sevilla, 1955. 236 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS "ISLE~OS" EN EL CARGO DE WBZRNAWR Y C. G. DE FmEZUEL.4 23 Consideramos que de las tres gobernaciones isleñas, fue la de Ponte la más trascendental para la Provincia, a causa de los hechos ocurridos con motivo del conflicto bélico europeo. Las de Béthen-court y Alvarez Abreu se diluyeron en problemas "de casa", sin dimensión histórica, cuya causa fue la lucha entre dos isleños por ejercer el cargo, Fueron años que se perdieron, por atender a suti-lezas, cuando la Provincia pudo realizar empresas de importancia, basadas en las relaciones europeas sostenidas por medio del co-mercio. Pero estas facciones sostenidas ya entre isleños, ya entre criollos y españoles o entre criollos entre sí, fue un lastre que no logró apartar ninguna gobernación. La corriente emigratoria desde Canarias a Venezuela no se in-terrumpió. A finales de la XVIII centuria, una gran parte de la población era descendiente de canarios o bien pertenecían a fa-milias llegadas recientemente. Para entonces, la Capltanfa General, por medio de la reforma carolina (1777), se extendía a las gober-naciones de Cumaná, Maracaibo, Guayana, Margarita y Trinidad, a cuyos límites llegó la influencia y la población de los nacidos en las antiguas Afortunadas. |
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