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Uteiiluv
MUSA CANAEIA
POR
NICOLÁS ESTÉVANEZ
121922
SANTA CRUZ DE TENERIFE
mPRENTA ISLEÑA DE HIJOS K FRANCISCO C. NERNAIIKZ
R E G E N T E : MANUEL F. GARCÍA
1900
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C^-^ i exa-*- ^ - ^
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PRÓLOGO
¿ Prólogo?... Pues, señor, bueno. Que
yo le ponga un prólogo ú los versos de
Xicolús Eslévaiiez— ipie sin él saberlo se
van á i) ublicar en Tenerife,— si no es una
señal de los tiempos, que venga Dios y
lo vea.
El novelista francés que á mediados de
este siglo descubrió el Mediterráneo, y c\
Joven gacetillero que empezaba una de
sus crónicas teatrales con estas palabras:
« Aconsejamos al señor Bretón de los
Herreros... » cuando Bretón liabia escrito
infinidad de comedias excelentes, .'¡ c adelantaron
á su c|) Oca. sin duda. \ fueron
los protelas ó precursor' < - la f| uc
IV PRÓLOGO
disfrutamos nosotros OH f| uo están las cosas
tan trastrocadas que de seguro serán
muy pocas las personas que vean con
cxtrañeza cómo el autor de estas lineas
presenta al público isloüo las poesías que
comprende este toniito.
Si, señores; yo descubro á Nicolás Es-tévanez,
poeta absoluluiuenle desconocido
en la república de las letras, y á quien
tengo que guiar de la mano y liacer un
escudo con mi prólogo para que se ati'
va á salir á la luz pública. Cierto es ( jue
yo no habia nacido aun, no digo á la luz
pública, pero n¡ siquiera á la vida, cuan
do ya Nicolás Estévanez coniponia bellísimos
Romances y Cantares, que ustedes
no conocían, á pesar de que un tal Eduardo
Benot, autor más ohscuru aun que mi
abijado, puso liace unos diez años olí
j) rólogo á otra (• dleccii'in di' \ ( M* SO> de E-tévanez.
Pero ahora, y gracias a mis buenos oficios
de padrino, es cuanilo podrán ustedes
saborear un centenar de páginas de
^ erjos, que me permito recomendar á su
benevolencia y ( pie espero encontrarán
muy aceptables, aunque no sea más ( jue
]). iiip; c ii) digo y, i; y eso que me guardaré
muy bien de hacer mención especial de
PRÓLOGO
ninguno de las poesías, por la sencilla razón
de que no sobria cuál citar, de no citarlas
todas.
En ellas verán brillar en primer término
el amor ú nuestra región, que ahora
llamamos « patria chica, » supongo que
por su tamaño, ¡ mes por lo demás todos
sabemos (| ue cn.' idic ama ó su patria porque
sea grande, sino ponjue es suya, »
según nos dejó dicho Séneca, liablando
como un libro; verán, repito, de ( jué modo
expresa Estévanez su cariño á la región
canaria, cuyo recuerdo palpita en
cada uno de sus vf- - ••"" n^ rt'-^' ordina-rio
vigor.
Verán también una facilidad para versi-íicarque
para sí quisieran mas de cuatro,
porque esta es cabalmente una de las
facilidades más. difíciles que se conocen;
hallarán claridad en la expresión, sencillez
on el lenguaje,- y una naturalidad
tan grande que no parece sino (| uc Estévanez
habla en verso. Y así es, efectivamente,
porque si en alguna ocasión puede
ser cierto aquello de « el estilo es- el hombre
» , lo es ahora, al tratarse de un poeta
que, como poeta y como hombre, es en
todo claro, natural y sencillo. Añádase á
lo dicho que las musas i) ue le inspiran
VI PROLOGO
1
son Patria y Lihorlad, y tendremos trazada
á grandes rasgos la personalidad
doi autor de estas composiciones.
Con que ya tienen ustedes descubierto
al poeta, ni más ni menos que como el
novelista francés descubrió el Mediterráneo;
y de la misma manera que el
gacetillero atrevido se permitía dar consejos
al insigne autor de la Marcela, también
yo tengo algo que aconsejar á mi patrocinado;
sólo que mi consejo se reduce
á advertirle, por la amistad que nos une,
< pie cuando entregue sus versos á algún
editor, debe procurar ( jue éste sea de los
que se contenten con ellos, y no de los
ijuc buscan prólogos para lo que no lo
necesita ni largo ni corto, ni bueno ni
malo.
\.\\> MAP'KIOTTI;.
M. iilriil. .'^ cptieiH
MUSA CANARIA
CANARIAS
Un l); u'i'nii(' ii ¡ n- driuidn \ |) e( lreí; ri> r),
una senda lorcidií oiili'c zorznlos,
un valle pinloirspo y silencioso,
de una ])! a\ a los secos arenales;
Vn eabreiT) en la cunii) ro (| ue sili) alia,
una bello pastora que corrió,
una rústica Hauta ( jue llenaba
los risciis y las jiinita-^ di'aniiniii;!:
lüi (> l aire rellejos y (• aud) iantes.
en el ciclo coloies trons| iarcnt(> s.
ven la iiociie hu- ero'* rutilante^,
crepfeculos florados y esplendentes;
I II gallardo mancebo en lo montaña
que las cabí'.!-; monteses persefíuia,
en lo eim. i d ? l monte una cabana.
y un torrente (| ue al valle descendía;
NICOLÁS KSTKVANEZ
Tales fueron los goces fugitivos
de cien gcncnicioncs ignoradas;
estos fueron los cuadros primitivos
de las risueñas islas Fortunadas.
II
Tenerife es la gloria
do los canarios,
con sus nevadas cnnibro-y
sus barrancos.
Y desde el Pico,
se ven las siete Gracias
V el Paraíso.
Con las atlánticas brisas
llegó basta Europa la fama
de las deliciosas vegas
de las . siete islas '
Mi: SA CANARIA
(- oscuros < aYenturcros
y valen tonos de daga,
sorial) íui como era moda
en las cnii(| uistas lejanas;
y levantando bandera
l> ai'a las Afortunadas.
|) ai'lieron á la coníjuisia
en nombre del rey de España.
Un fahallero n<^ rniando
(| ue BetanoiU" se llamaba,
fué el primer fompiistador
( pie di'^ iMidiai'ci'i LMi sus ])! ayas;
y después otros caudillos
y repetidas armadas,
combatieron en las islas
con furia hasta roní( uistnrlas.
Dominaron y vencioi- on
con iicrlidias y matanzas,
valiéndose de la astucia
y de sus mcj"'-"- m- ni.- i-;
pero les costó más tiempo
([ ue i'i Cesar i- cndir las Galias,
( jue á Aníbal vencer á Roma
y á Alejandro toda el Asia.
M<; OI- AS ESTKVAN'EZ
IMI la c() oi) oya de un siglo
de la defensa canaria,
t'icn veces ios invasores
perdieron las esperanzas;
y mientras laiho un isleño
Imlio resistencia i) rava,
pues lodos dieron la vida
por la independencia iiatria.
\ i'uaiKÍo liis Iin. 1- 1 > ii'>
pusieron al iin su jdanta
al caho d( í una centuria
en el monte de Cuajara,
no ( juedaba á los isleños
ni una flecha en sus aljabas,
ni ¡ pedernal en sus cuevas
para puntas de sus lanzas.
Castillos hay desde entonces
en las jtoéticas playas,
y no resuena en los riscos
de los pastiM'C-; la tlMUfa.
Desde rniiMiiu> iiwr las cumbres
no va el montañés de caza,
ni la indljicna matrona
mora libre en su cabana.
MUSA CANARIA
Todos son Cíiclavos viles
cu aquella tierra inj^ ruta.
del hacendado los unos,
los otros de la ignorancia.
Nadie esgrime por la gloria
las libertadoras armas,
que las razas ennoblecen
y el espíritu levantan.
¡ Malhaya el mercantilismo
que envilece y (¡ uc degrada;
maldito el normando sea
V maldita sea su raza!
IV
Cantan los vait'> i^! eii>>.~
las glorias de la conquista,
y olvidan los gratos nombres
de sus héroes y heroínas.
Aquellos aventureros
que ensangrentaron las islas
y legaron á la historia
más que proezas rapiñas,
con su Fernández do Lugo
y su brio. so Buendiii
no merecen los aplauso-ni
la admirarii'iii sentida
MCOLAs; KSTKVANEZ
([ uo mi corazón tributa
lleno de melancolía
á Bencomo y á Tinguaro
y ú la liermo. sa ( hiayarmiiia.
De los fuertes invasores
celebremos la energía
y su valor y constancia
en tan penosa conquista;
j) ero paguemos tril) uto
de admiración y Justicia
á los que lioni'aron la patria
dando jior ella la vida.
Los caudillos de Anaga y de Teguesle,
los nw/ iccyes de Adeje y de Taort).
de Abona y Tacoronte los guerreros.
de I. M Plllltii i'l IIÍIIMIL!!! \ Hli'i- ii- n:
], os ( juo en ijgaiga \ e; i i- i- uicjii ii.>, ii, ui.-.
con singular y temerario arrojo.
de la indomaitle España con sus pechos
contuvieron el inii) ctu brioso;
Los ( pío ( MI Aña/. a con vigor lucharon,
jos ( pie en ( ieneto con aliento heroico
despreciando la férrea artillei- Ja
combatieron al lado do Bencomo;
< íh
MUSA CANAKTA
Aquellos in^ íulares no vencidos
se reunieron en célebre Tagóror, ( 1)
al saber la traición y la vergüenza
del de Güimar monarca poderoso.
El ambicioso rey de aquella i) anda
seguido solamente de unos pocos,
se sometió sin lucha al enemigo
á los suyos vendiendo y á sí propio.
\' c\\ el Tiigóror lus demás isleños,
sobre el de Güimar deri'amando el odio
que despertara la invasión cristiana
en sus leales pechos generosos,
juraban por la sombra de Tinerfc
venganza ñera que asombrara á todos,
cuando oyeron estrépito cercano
y en las altur •- "-' iimpido ronco.
Prodüjosc eu ios guanches al oírlo
indescrii) tible. bélico alboroto,
del de Lugo temiendo uiui emboscada
en las selvas cercanas al Tagóror; ?^ Pero de pronto con su voz potente
—¡ Es el Echeide! les gritó Bencomo; ( 2)
¡ Silencio y de rodillas! Mientras habla
l> ermanezcamos á sus |) ics de hinojos!—
( I) Congreso.
10 NICOLÁS KSTÉVANKZ
Vera el gigante, que encendido en fuego
y lanzando i'ugidos temerosos,
en medio de la noche parecía
de los infiei'nos colosal tvl> orlo.
Postrái'onsc los guanches conmovidos,
reinó silencio sepulcral en torno,
y jiercibiei'on todas las palabras
del Eclieide. (| ue hahlfu- a do este modo:
» . Sois mis hijos: escucho vuestra <{ ueja
y la desgratria miro en \ uestros rostros,
y en vuestro duelo, como padre acudo
para secar el llanto en vue-^ ii"-; ' « ios.
» Yo soy el Tiempo; y en mi Trente cana
como nevada cumbre en el otoño,
está la autoridad ron (| ue yo vengo
para hacerme escuchar entre vosotros.
- Es la traición del tléspola de Güimar
en la hiíjtoria del mundo un episodio,
que por peíjucño olvidarán mañana
los mismos que lo pagan con tesoros.
> No penséis en venganzas infecundas,
d(> Jaíhue las venganzas á mi solo;
pues yo alcanzo lo mismo á lu^ gigantes
que á los más diminutos ¡ nlusi> rios.
MUSA CANARIA 11
> E1 enemigo que tenéis en frente
os vonoeni con la traición y el dolo,
si no alcanza á domar vuestra fiereza.
con sus torrentes de encendido plomo.
> l'or la patria que amáis cual buenos liijos,
reeiliid al hispano cutre vosotros,
y cruzada su sangre con la vuestra
se engendrará una raza de colosos.
» Y cuando llegue el suspirado día
de la justicia en el terrestre globo,
romperán los canarios las cadenas
(| ue á los unos opriman y á los otros.
íHo\ cs preciso doblegar la trente
sin ocultar avergonzado el rostro:
ya tenéis en la historia asegurado
cutre los héroes un lugar honroso.
» E1 destino del orbe nos exige,
ya fjuc en el centro de los mares somos
j) uerto de salvación entre dos mundos
y puerto de descanso entre dos polos,
» abrir al extranjero nuestras playas,
en nuestras playas ofrecerle apoyo,
cuando va con su genio al Nuevo Mundo,
cuando va con su esfuerzo al TormentoriA>!_ » <^,
12 ^^ ICOLÁS ESTKVANEZ
« Aquí descansarán los argonautas
que van á descubrir el cabo de Hornos,
\ á registrarla redondez del mundo,
y k) s secretos á romper del Cosmos;
» | iúr! i(¡ u- i iia> arán !••.- ..... e, i,, Tiiic-que
en el oriente burcai- án el oro,
desiiliundoen el sur, de las Tormentas
el épico y liorrible j) rouK) ntorio;
» y pasarán también los capitanes
( jue á los Andes subiendo como el cúiidor.
vencerán á mi hermano el Chiniborazo
que produce ( d vob^- in y el ter- remoto.
:> l.. UiiiM n. i j M > i i i i i j > > i m i i > . \ C i i i i rili).->
( le nuestros días los mezquinos odios,
vano irán desde el viejo al nuevo mundü
rudos gueiTcros con salvaje encono:
» pcro veréis llegar á nuestras islas
en ciudades notantes, y cu colosos
([ ue cruzarán el viento, ó de los mares
navegarán jior los abismos hondos.
aá los del [ lorvenir saijios guei- reri. » -,
á los gueri'ero< de u¡ i latnro hermoso,
que del nuevo wndrán al N iejo mundo
con > u-- libros, su le. y sus telescopios.
ML'SA CANARIA 13
l'ilkis liiii- iiii tlol África vecina
rivilizaflo. iiicoini) iiraljlc em| » orio;
' le ri<| ueza. de ciencia, de virtudes
( lorramaiido en . su . seno lus tesoros.
> lvscucliud mis consejos paternales;
f| ue depongáis las armas os propongo;
y en alianza perpetua con Castilla
alcanzareis un porvenir glorioso. »
Uijo: y al punUí > c cogij su cratei'.
y se cenaron sus abiertos ojos,
y su llama apagó con un rugido
ijuetué repcnniticiido hasta los polos.
Sencillos los isleños, auntpie bravos,
se impresionaron tanto y de tal modo
con las palabras del augusto Eclieide,
que prorrumi) ieron en acerbo lloro.
Quebrantó su tiereza aquel discurso
de su gigante encanecido y ronco,
masque al verse en los campos de batalla
| Kii' jiK ruMiinos enemigos i'otos.
Arrojar( jn sus ai- mas los guerrero. s,
déla patria lk » rando los despojos;
y en vez de la clemencia castellana
encontraron verdugos rencorosos.
14 NICOLÁS ESTÉVANEZ
VI
Era el conquistador omnipotente:
sometidos los guanches ú Castilla,
imperaba en Canarias el de Lugo,
verdadero monarca de las islas.
Los pocos naturales que pudieron
sobrevivir á la canaria ruina,
legaron á sus nietos la venganza
para un seguro aunque lejano día.
Y despojados de sus propias tierras
• por la extranjera criminal codicia;
repartidos sus bienes, sus ganados.
onti- c aquellii falange comunista.
se fundieron al punto en sólo un jiueblo
en una sola, fraternal familia.
con los mismos soldados cs|) añ< ile>
que demostraron m; is.-< u valontia.
despojados también [) or los magnates.
liand) ricntos segundones de Castilla.
y por otros taimados morcadcres
que acndieron despuc » de la conciuista
como acuden después de la matanza
las asqucrosiis aves de rapiña.
El poderoso Lugo, n^ v. ilnianild
de su- negras p. i^ iones la medida,
absoluto señor de aquellas tierras,
MISA CANARIA 15
<¡ n freno en sunniliición y en su avaricia,
- o enamoró de doncella hermosa
(| uc llevaba por nonil) reGuayarmina.
Quiso hacerla su esclava no pudicndo
por el amor ni el oro seducirla;
pero la isleña despreció al tirano
sin temor á su fuerza ni á sus iras.
En los impuros bra/ os del gallego
hubiera iiallado lisonjera vida:
resistiendo sus torpes amenazas
en Agaetc de su honor cautiva,
\ ivirá eternamente su memoria
en las canarias fértiles campiñas.
V al recordar su desastrosa muerto
que fué venganza del de Lugo digna,
maldecirán de Lugo la memoria
aplaudiendo á la heróicn Gunyarminn,
VII
La patria es una jieña,
la patria es una roca,
la patria es una fuente,
la patria es una senda y una choza.
Mi patria no es el mundo,
mi patria no es Europa,
mi patria es de un almendro
la dulce, fresca, inolvidable sombra.
Iti NICOLÁS RSTl': VAN'i;/.
Á vecos por oí IIHIIKIH
con mi dolor ú solas
i'eoiioi'flo lio mi patria
las i'ii>; a( las. esplriididas auroi- as.
A veces con delicia
mi corazón evoca,
mi almendro de la infancia,
de mi patria las peñas y las rocas.
Y olvido muflías veces
del mundo las zozobras,
[ x^ nsando de las isla>
en los montes, las playas y las olas.
A mí no me entusiasman'
i- idiculas utójiias.
ni hazañas infecundas
de la ri) zi') n afrenta, y de la Historia.
Ni en los Kslado.- pienso
que duran breves horas,
cual duran en la vida
de los mortales las mezquinas obras.
A mí no me conmueven
inúlile. s memorias
de pueblos que pasaron
en é[ » ocas sauijrienfas y remotas.
MUSA CANARIA
La sangre de mis venas,
ú mi no .-^ e me importa
que venga de la Arabia
ó de las razas célticas y godas.
Mi espíritu es isleño
como las patrias rocas,
y viviri'i cual ellas
hasta (| ue el mor anegue aquellas .'. .- i i-
La patria es una fuente,
la patria es una i- oea,
la patria es una cumbre,
la patria es una senda y una choza
La patria es el espíritu,
la patria es la memoria,
la i> atria es una cuna,
la patrio es una ermita y una fosa.
Mi espíritu es isleño
como las j) atrias costas,
donde la mar se estrella
en espumas rompiéndose y en notas.
Mi patria es una isla,
mi patria es una roca,
mi espíritu es isleño
como los riscos donde vi la aurora.
EN LA PATRIA
Snnla ( irii/. | iali- in inioi- idn.
.• inisiiolu ilol niivofíiiiito.
- iroiin <!('! unir Atlante
| i. .1- |; i- ,'- iiiiiiias iiiccidii:
liolla iiiiit'a de lo. s mares,
palonin de la ribera
([ uo te arrullas placentera
al son do Idaiidos cantaros;
lioi'iiii » I lindad malina
de blancura nacarada,
entre montes reclinada
como cii su concha una inidiiia;
hija do! I'eide giírantc.
la de la playa riente.
la del cielo transparente
y el pií- laiT'" murmurante;
• 20 NICOLÁS ESTÍ: VANEZ
lii'iiulas contento y amores
con tus fuentes cristalinos,
con tus rosas purpurinas,
con fu corona de lloi'cs,
(] nc cu tu plácida ribera
se entrelaza majestuoso
el laniarindo i) omposo
con la flexible palmera;
y eres con tus pasionarias
y violetas y jazmines,
la ciudad de los jardines,
la reina de las Caiiar¡ n<.
Soyjjiclioso, patria mía,
y está colmado mi anlielo,
(| ne vuelvo á mirar tu cielo
azul como tu bahía;
y los sitios de la infancia
con llanto en los ojos miro,
y amorosamente aspiro
de- tu aud) icnte la fraiiancin;
y entre el mar y el firmamento
miro las ombaicaciones
que desplegan sus pendones
sacudidos por el viento.
MI > A i. ANAHI A
Siiiitii Ci'iiz, iKitria (| utM'i( lii
mi ronsuelo y mi esporaiiza,
oi'e-; | iiici" to ( lo lioiiaii/: i
011 lili l)( iiTasc( isa \ i( l, i.
Santa Cruz ile Tenciifi". i S ; -
AL TEIDE
Yo te saludo, Teide majestuoso,
que sobre el mar descuellas
elevando tu frente de coloso
á la ignota región de las estrellas,
Al contemplar tu cúspide luciente
de nieve coronada,
ceñida por las brumas « li^ urcidi- nlG,
del alma apasionada
lágrimas brotan de cariño ardiente.
Cual faro luminoso
al imvcgantc por los mares guias,
y elevándote airoso,
como la esbelta palma
en el desierto llbiiro aionoso.
despiertas en el alm; i
recuerdos mil de placeMlcro- dios.
24 MCüLAs K. STLXAM:/.
¡ Siempre, sici)) i) re te amé, Teide queri lo!
Siendo iiifKt iii¡ ral); i tu graiidc/. a
eti ( Iiilco ori'ohaiiiieiito siuncriridí);
en la ausoiieia caiitalta tu lielle/ u,
\ al divisarte oiivueltu j) ud<> r() S()
< lc nubes pin- un velo,
lovantáiidoto mudo y . sileneioso
liasUi locar el cielo,
lie amor y de entusiasui I i'> iiiii"\ J<! M.
iíigante de los mares.
torno á | iul> ar mi destemplada lira.
y entono los cantares
(| ue ( u arrobante majestad me ins]) ira.
i'ji iiieuiM lie la m; u'( pie elernameiite
á tus [) lautas se a. nita embravecida,
eres liennoso. Teide refulgente,
como el oasis ( jue á gozar convida
del África desierta en las regiones;
como las más ([ ueiidas ilusione-
(| ue en la aridez soñamos de hi
Kl marinero rudo,
cruzando el borrascd- n
mar (| ue dominas imponente y mudo
te contempla admirado \ silencioso.
Cuando Colón, el náuticn italiano
ipic no capo en el mar . Mediferrauo.
engolfó sus gloriosas carabelas.
MUSA CANARIA 25
y trazando luniiuioas estelas;
en el terso cristal del Occaiio
tus playas abordó, su diestra mano
te señalaba á su atrevida gente
como anuncio feliz, señal dichosa
de un nuevo continente,
de la soñ. ida América grandiosa.
cul) icrta do volcanes
en una cordillera de titanes.
Un hijo de la mar y de la guerra
quiso clavar sobre tu frente un día
el estandarte rojo de Inglaterra;
mas fué humillada su . soberbia impía:
que tus cóncavos senos retuml) aron.
gritos de horror los valles repitieron,
y tus valientes hijos lo escucharon,
y al cond) atc veloces acudieron.
y tus faldas floridas alfombraion
con los laureles qué én la lid ciñeron.
jUli Tcide majesluo. xo.
gallardo rey de la feliz Xivariü .!
Confuso y tembloroso
me atrevo á dirigirte una plegaria:
Cuando lleguen mis horas postrimeras
no me dejes morir desconsolado
en tierras cxtranjoi- iis
ausente ' I" "• ' • '
26 Mi. uLA> ü. Mi. i ANE/.
En tus campiñas plácidas, zienles,
¡ grato pensil de cundidos amores!
en medio de tus flores
y rápidos torrentes,
concédeme una tumba, puiipic ¡ uilicio
morir gozando de tu claro lici".
\ apur Ciudad- Condal, 1S62.
> ^ tN
Á SANTA CRUZ DE TENERIFE
¡ Salve, ciudad de mis sueños!.
Entro las albas espumas,
y oom| iil¡ eiid< i con ellas
en voluptuosa Itlancuru.
te reclinas blandamente
al son del mar, que murmura
las desiguales canciones
que en el silencio se escuchan,
cuando pasan las nereidas,
cuando los tritones cruzan
de tu rada silenciosa
]) or la dilatada anchura;
cuando fosfóricas cliisi) as
en las ondas se dibujan,
al fulgor de las estrellas,
ú los rayos de la luna:
3
28 NICOLÁS ESTIJNANEZ
Ó cuando .'^ illiaii los vientos
cu la- scaveniosus grutas
donde se estrellan las olas
con desenfrenada furia.
Santa Cruz de mis ensueños,
el marino, te saluda
al cruzar tus horizontes
axlmirando tu hermosura;
y tussus[) iros, el viento
que en el litoral susurra
Itlandameiite ios arrastra
h. islii las playas moi'unas;
te duermes entre las olas
<| ue tus ensueños arrullan,
contemplando los Itajeles
(| ueon tu puerto se refugian;
ó mirando los que altivos
las pérfidas ondas surcan,
sin temor á las tormentas,
á las mangas ni ;' i ' K In- umas,
y desafiando la muerte
que traidoramente ocultan
las alfombras de A n ti I rito
bajo de sus ondas turbias.
MISA CANARIA 29
Sitiilu Ciii/. ciiufod (| ueridu,
liiiiii(; ii fumo liis cspuiiiu; » ,
iDiiiu la tierna paloma
' jUL' ] n) i' tus jardines i- ruzu.
toniu la | icrla de Oriente,
como nieve (¡ nc relumbm
Iiei- ida po;- las csti- ellu. s
del Pico solti- e la altura:
Santa Cruz, la | irüte ¿ , nda.
de la Gloria y la Fortuna,
i) a¡ o tu cielo esplendente,
, il runiiir de tu< cspiniias,
al murmullo de tu. s bri. sas
y bajo el sol que te alumbra.
la madre má^; cariñosa
meció con amor mi cuna;
y en un rincón solitario
([ uc los cipreses ocultan,
bailarán mis pobres huesos
el descauso de la tumba.
A.
Delirioíía patrin mía.
t'iiciito fie mi iiispirariúii
(¡ no rebosas poesía,
te amo con idolatría.
COI) todo mi corazón;
|) orqiie guardas escondidcs
en tus montes y praderas
mis recuerdos más queridos,
mis sueños desvanecidos,
mis ilusiones jirimeras;
poi'([ ue adoro tus corrientes
sonora* y cristalinas,
tus montañas y toirentes
y los arroyos bullentes
que fecundan tus colinas;
? » 2 Mr. üLÁs EsTí; vAXi: z
y tus iiiiitiuliis vei'Jclos,
y tus ngrostcsi piíisiijos
( ísuiultudos do cliivolcs.
y tus « írupos de liuu'clos
en lu- ocipiciiis salvajes;
y tus días es| iiouil(' ul(' s,
y tus udi- lics ti'< tpical(> s,
tu- alboi- adas i- icutes.
y el rodar de tus cornciile^
eulio vei'di's uai^ anjaliv-;
\ t u s l> i) S(| UOS S d l i l i U ' i os
do tragoIIfes limnueros.
doufle eutouiui trinos varios
con los alegres eanario>
los capirotes parleros;
y adoro la nieve 1) JIM
que corona elern; unoiil^
< I(' I Teide la ignota altnr,!.
de tus valles la IVescur. t
y el ai'ouia de tu aniWieule;
y ese mar toi- nas > ladn
en ( pie se retratan bellas,
c o n o en espejo azulado,
de tu eiel(.> ininaeulado
las tulgurantes estrellas;
y amo tus playas luci(^ nles.
\ admir;' tirs Id. uiens jirunias.
MUSA CANARIA 33
\ tus oíos rugifviciitos
al dcsti'cnzai'sc iiuloleiites
cu impalpaljles espumas...
Poro más que'las arouas
( le tus playas delicio. sas,
más ( jue tus uocliessereuas
y tus salvajes eadeuas
< Ie moutauas pedregosas;
másijuetus valles f1i> iidi-> s
y tus rosados verjelc-y
tus frutos escogidos
y los i) ájaros perdidos
cu tus bosques de laureles;
más ([ ue tu Teidc sin par,
y tu eterna }) r¡ mavera,
y tu luna placentera
cuando se mira en el mar
(| uc circunda tu ribera,
amo una flor bendecida
(] uc mi existencia ha cambiado,
l> or([ ue su esencia es mi vida;
por olla mi alma dormida
al amor ha despertado
COPLAS
Eli o-^ to momciifo mismo
lo / ambaran las orejas
á miquei'idn Rosario,
(( ue os la flor de la Gomera.
Si lo zumi) aa los oídos
cada vez (| ue pienso en ella,
se me va á quedar más sorda,
que mi pobrecita abuela.
Asómalo, Rosarito,
asómate á la ventana,
quo aun([ ue estoy en la costa
voy de parranda.
( auuido voy ú tu
me echas el perro;
¡ ojalá que pudiera- ediái- melo
en ii< ii> iiKimi^ iitri!
30 NICOLÁS ESTKVANDZ
yio enseriaron á cantor
en e! puerto de la Luz,
cu Laiizarote á nadar,
en la Gomera á luchar
y ú leer en Santa Cruz.
Xo lia y unos ojos más negros
ou toda la morería,
que los ojazos que tiene
la morena de mi vida.
La vida del marinero
no es muy larga de contar,
porque dura poco tiempo
y toda se va en remar.
El manejo de macana
me lo enseñaron en Güimar,
y á gobernar el timón
en la playa de Tejina;
en el terrero de Chasna
me enseñaron las folias,
ol tango lierreño en el Hierro.
y el tajai'astc en la Villa.
A la hermosa Orotava,
panal de abejas,
acuden como moscas
desde Inglaterra:
hasta Icod de los Vinos
M I S A I. ANARIA
las moscas llegan.
por los vinos ]) i" Cguiilitii
... y se los llevan.
Es tan fuerte el aroma
del vino seco
de Tenerife,
que . se les mete en Londres
á los ingleses
por las narices.
A Garaeliico vienen
los nobles Lores
y se emborrachan;
á los pobres isleños...
que se fastidien
y beban agua.
Xo puedo pegar los ojos
en estas noches . serenas,
y me las paso cantando
al compás de mi vihuela.
Mi madre llora por mi
que estoy en tierra de moros;
no sabe la pobrecita
que yo canto y bailo solo.
Cuando vuelven de la Costa
los mai'ineros, se alaban
de haber matado más moros
38 NICOLÁS ESTKVANEZ
cjue los pelos de la barba;
yo también si llego í\ viejo
relataré mis campañas,
porque á la Costa he venido
... para tocar la guitarra.
Como todo en el mundo se paga,
yo también he pagado mis deudas;
¡ felices los que pueden a}) lazarlas
para la vida eterna!
Por darlo una serenata
á una vecina ([ uc tengo,
me puso un amigo suyo
hecho un cónclave mi cuerpo.
En el supremo trance de la vida,
en la hora de la muerte,
¡( pié pequeñas las cosas de este mundo
parecemos deben!
ECOS DEL ALMA
Corazón, corazón mío,
eres muy grande, muy grande,
pues en ti todas mis penas
con ser inHnitas caben.
Á cada recuerdo triste
([ uc la memoria me tr. ic.
respondes con una libra
queec conmueve y ( jue late,
pues conserviis. corazón,
la descolorida imagen
do tJempos y de personas,
de sucesos y lugares.
¡ Cuan tristes sun mis recuerdos!
Entre innúmeros pesares
be visto rodar mi vida
siempre o. scura y miscraijle,
y ba^'. i ios [ tlaceres mismos
do las primeras edades
4t) NICOLÁS KSTKVANEZ
si liioruii oiitoiices hioiics
se viiii cuiívirtioiidíi oii niales.
V Ids guarda.-;;, coia/. óü,
cada día más^ tenace.-^
á dcspocliodc los tiempos
y do las adversidades.
( luaudo recuerdo los días
Henos de gozo inefable
de la niñez venturosa;
cuando pienso en los caulares
de los tiernos pajarillos
que á los Horidos rosales
de Geneto alegres ihan
eon la aurora á despertarme;
cuando conmovido sueño
en las campiñas fragantes
de San Hiego, y en los montes
donde al pie do los imgaics
con mis hermanos (| ueridos
pasé deliciosas tardes,
i'Oi'azíin mii>. responde-ci)
n una tilua (| ue late.
Al reci> rdur *•! cnlogin
donde lirmos, invariables,
tuvieron su noble origen
mis mejores amistades;
dniíde \ in-''' fniiins lioras
MUSA CANARIA 41
entre Newton y Descaites
o inuijLiiníiiido proezas
y i- as:; tillos en el ciirc.
respondes con una til) ru
queso conmueve y ([ ue late.
Cuando ¡) ienso en mis amore;
y en mis \ enturas fujíaces.
y en la jtohrc Guillermina,
y en la hermosísima Carmen,
y en los tirmes juramentos
que cual nieblas matinales
cun el viento se disipan
ó con el sol se deshacen,
con luia fibra contestas
( juc coumoviéndii-' i •'"
Cuando recuerdo mis noche-de
trío, de llu\ ia y hambre,
y los días de victoria,
y las roncas tempestados,
y los bravos compañeros
( jue derramaron su sangre
por la patria y por la gloria
del Jelú sobre la margen.
Cuando recuerdo la furia
de los sangrientos combatjs
ci: (| ue los moros vencidos
huvendo como cobardes
42 NICOLÁS ESTÉVANÉZ
nos tendían fuiclia alfombra
do alquiceles y turbuntcs.
respondes, coi- azóii mío.
coii una libra ({ ue lalo.
Al recordar los momentos
de tristeza inexplicable
y de sentimiento y duda
ante las oliras del arte;
los ruinosos monumentos,
las vetustas catedrales,
las románticas almenas
de las antiguas ciudades;
al pensaren mis canciones,
en mis primeros romances
allá entre las arboledas
délos astúricos valles.
corazón mió. respondes
con una íibru que late
Guando acuden á mi mente
las memorias de mi padre
y recuerdo cien liistoria<
de sus guerras en los Andes;
cuando pienso en el cariño
([ uc me i> rot'esó inmutable
y medito sus lecciones
y sus consejos morales,
te conmueves, corazón,
y todas tus libras laten.
MUSA CANARIA 43
Y cuando angustiado pienso
en mi idolatrada madre
tan cariñosa, tan buena,
tan hermosa como un ángel;
cuando lloro las caricias
que me prodigó constante
con un amor sempiterno,
infinito, inmensurable,
no me bastas, corazón,
de la vida los instantes
son muy pocos, necesito
una vida perdurable
y mil y mil corazones
y otro universo más grande,
para amar y bendecir
la memoria de mi Madre.
* - ^ G 5 ^
A NELSON ^'^
Delio lioiwai'.- e l: i luinini iü
( le los liéroes de In patria,
para ostíinulo y cjemiilo
de lu juventud fiailarda.
Kecordomos las virtudes,
colobronios las hazañas,
de los que honrados vivieron
en nuestras nativas playas,
y nunca lialiitadas sean
por generación ingrata
i| uc de sus padres olvide
las leyendas venerandas.
Es signo de decadencia
en los pueblos y en las. razas
( I ) Eí^ te rojnance fue leiMo en el Giih': » /!,: Iiisliiu'. r. o
de . Sania Cruz de Tenerife, á nombre del autor, el 24 de
Jidio de ÍS71, 74*^ aniversario de la derrota del almirante
Aelson en esta phiza.
40 NICOLÁS ESTIÍVANEZ
el olvido do las glorias
y los timbres de la patria;
y eii tanto cjiío celebremos
en oaiioioiies entusiastas
las glorias de Tenerife
y los timbres de Canarias,
mercceronios la vida
del lionor y de la fama.
' Pero no sólo cantemos
una victoria alcanzada
con esfuerzos inauditos
en descomunal batalla.
El valor de los isleños
ninguna gloria alcanzara,
ni se hubiera puesto á prueba,
ni honrara la historia patria,
sin los navios ingleses
que Nelson acaudillaba.
Honienios, pues, la victoria
de los héroes de Canarias;
pero honremos, por quo es justo,
la memoria inmaculada
de los bizarros marinos
(( ue invadieron nuestras playas.
Al par de la tropa isleña
lidió la hueste britana;
todos lacharon con brío
por el deber ó la patria,
todos alcanzaron gloria
MUSA CANARIA 47
soln- c la tierra canaria;
y en el valle pintoresco,
y en la riscosa montaña,
y en las calles y en las huertas
y en las olas encrespadas,
se envolvieron en el humo
( le la sangrienta batalla
las insignias de Inglaterra
y las banderas de España.
Ha pasado todo un siglo
de comercio y propaganda;
lio existen viejos rencores
ni emulaciones de raza;
}) or todas partos se extiende
la fé revolucionaria;
se vislumbra el nuevo día
de la joven democracia;
va allanando las fronteras
la idea republicana;
< Y hemos de negar su gitM'ia
á los (| uc nos dieron tanta?
Honremos, si. las virtudes
de los héroes de la jiatria.
y hagamos también juslii- ia
al valor y la desgracia
de los soldados de Nelson,
( pie con béiii- a arrogancia,
hallaron gloriosa tumba
en las costas de Nivai- ia.
4 8 NICOLÁS ESTÉVASEZ
Recuerdo que muchos días,
en época bien aciaga
pora los pueblos de Europa
y la libertad de España,
profundamente abatido,
víctima de la nostalgia,
me paseaba de Londres
por los parques y las plazas.
En ;. ina plaza suntuosa
una columna se alzaba,
y en su cúspide altanera
una gigantesca es; tatua.
Era la estatua del hombre
cuya memoria están cara
ú todos los ( pae han nacido
en las inglesas comarcas.
Al ver aquel monumento
de las glorias de Britania,
yo que estaba pesaroso,
con el martirio en el alma;
yo ( pie estaba sin cnnsn(> li>
por la suerte de mi patria,
recobraba la entereza
de un corazón entusiasta.
Cuanto más alta se ]) onga
de Horacio Xelsou la estatua,
más alto verán los siglos
MUSA CANARIA 49
el nombre de mi Nivnrio.
Y dado (| iie sus laureles
i- everdocen en mi patrio
y su gigante columna
es un templo ú nuestra fama,
elevemos la memoria
del marino de Britania
y al par de su ilustre nombre
el de las islus Canai'ias.
^ - ^ s
- f^
CAPRICHO
Huyen do hi lieiTii <^ srl: iva
los rio. s liacia la mar,
y VI) voy como los rios
en pos do la lihcrlad.
F. ii el Océano lilu- c,
libre como el luii- acán.
no liny soberanos ni leyes
que opriman la vohintnd.
El murmullo de las olas
y la agitación del nía:-.
las rompientes, las espum i>
y la i'onca tempestad,
semejan la^ convulsiones
de la turba popular
y el espectáculo licrmoso
y la augusta majestad
(\ c los pueblos que combaten
sin ceder ni descansai-.
NICOLÁS KSTEVANF. Z
Nada el gallo, ü, o en el Miño,
el astiir en el Nalon,
el eastellano en el Dnero
\ en el Oeéano yo.
Suelen vivir muelios años,
y no se olvidan jamás
el seiTiun) del tnn'ento
y el i'^ leño de la mar.
Cada eual pretiero el rio
donde á nadar aprendió,
los portugueses el Tajo
y los vascos el Nervii'm.
ISIuelios ríos llevan oro
y arcnitas los demás.
jQuién sabe lo (| ue se oeidta
en los abismos del mar!
V. n sus abismos el niar
con ser iiimenso y poblado,
no guarda tantos secretos
eonio el eorazi> n humano.
Cada cual pretiere el rio
en donde aprendió á nadaí",
unos el ( íuadal(| u ivii-,
otros el Guadalaviar.
MUSA CANARIA 53
Cada cual ama su rio,
cl rio de su lu. aar,
el que riega sucaui| t¡ ria.
cl que ve desdo su hoiíar.
Yo que por familia tengo
á toda la humanidad,
y el universo por ]> atria
y por religión amar,
con el pensamiento lijo
en mi sublime iderd
todos los ríos afloro
que acoge en su seno el mar.
Hay dicpies ¡ iarii IÜS nhis,
|> nra los golfos hay barcos;
pero no hay barcos ni diques
para cl arroyuelo manso
de una idea que se apoya
en la fe v cl entusiasmo.
Huyendo del despotismo
me tuve que refugiar
en los bosques 5olitai- ios
de una sierra sin igual,
l'ji aipiclla oculta sierra
en(; ontrc mi libertad,
y perspectivas agrestes
l) cll; is como las ( juc más.
NICOLÁS ESTHVAXIÍZ
Hoy recuerdo con cacan lo
iKincUa vida frugal,
del montañés la sencilla,
la noble hospitalidad,
y la apacible existencia
( luc no tengo en la ciudad.
Pero lo (( uc más recuerdo,
lo ([ uc no ([ uiero olvidar,
lo que vive en mi memoria
más ( pie la lios[) italidad,
más ([ uc la sabrosa l'rula,
más que el ambiente sin par,
y más que las zagalilhus
( jue corrían con alan
del colmenar al arroyo,
del arroyo al colmenar,
es la gruta misteriosa
donde en un laurel están
mi nombre y el suyo escrito- i
al l) orde de lui manantial.
Aníbal el africano
en el Til) er se bafn »
y cu el misterioso jSilo
el primer Napoleón;
en ellihin de limpias ondas
Julio Cesar vencednr;
011 el ( iráiiico Alejandi",
MUSA CAXAlilA ü.)
011 el Bctis Escipiíjn;
de Méjico cu las lagunas
Cortés el conquistador;
Carlos Quinto en el Escalda,
(.> aiios Siete cu el Ncrvióii.
Del Sena las libres aguas
más de un tirano enturbió,
y las del Nova y el Tajo
y el Danubio y el Shanón;
pero las del Manzanares...
las del Manzanares, m » .
No, hay rio en el uiii\\. r. i0
([ ue no tenga su rival;
de Almendares, Yumuii,
de Amazonas, Paraná,
del viejo Ganjes el Indo,
. del Níger el Sonegal,
como del Ródano el Sena
y del Tániesis el Toy
y del turbio Manzanares...
el arroyo Abroñigal.
Bellas son las orillas nebulosas
del caudaloso Rliin,
encantadora la tloi'ida nKii'gen
del rápido Jenil,
deliciosas las aguas transparentes
del dulce Yuniui- i;
56 MUSA ESTLVAN'EZ
pci'o luiiguiu) ác las imisas gloria
como el GuiKlai| ii¡ v¡ i'.
El anchuroso Philn (| uo fecumla
la América feliz,
ol iiiiueiiso Amazonas, verdadero
monaica del Brasil,
los que enriquecen la corriente vasta
del gran Misisipi,
no inspiran al artista y al poeta
como el CiuadaU| uivir.
El anchuroso Plata, el Amazonas,
el blando Yumnri,
el caudaloso Hhin con sus haladas,
el plácido Jeuil,
el que habitan los genios y las musas
veloz Guadalquivir,
cual leves gotas déla mar se pierden
en las ondas sin lin.
Según fray Luis de León,
que auncpie fraile era poeta,
el Tajo en Toledo un día
sacó airado la cabeza
y al lamoso don Rodrigo
le dirigió cuatro frescas.
Muciías c. i-^ n^ liMU pasado
MUSA CANARIA 5/
desde entonces;'! la leolia;
los i'íos como los hombres
so cambioii con la cx|) eriencia,
1 lies el Tajo desde entonces
ni) ha vueltoá agilai" la lengua.
Ha habido sendas matanzas
en sus feraces riberas
que talaron invasui'cs
y asolaron epidemias;
en ellas de los Felipes
han ardido las hogueras;
pero nunca ha vuelli » el Tajo
á levantar la cabeza;
como cobarde niurmiuM,
no como j u s to protesta.
Si otro tiempo le indignaba
de un rey lascivia indiscreta,
ya no le indignan los reyes
ni se ocupa de las reinas.
¿ Sei'á ( jue el glorioso Tajo
ha perdido la vergüenza?
¿ U será que en este siglo
hasta los riii^ proüíesan?
Por las áridas llanuras
y desiertos de la Mancha
se desliza lentamente
el arenoso Guadiana,
58 NICOLÁS i; srKVANt; z
convidando á los mane- liegos
con sus cristalinas aguas.
Pero allí heben los hombros
en la fuente de la parra,
las candorosas mujeres
ni por higiene se lavan,
y nadie toma del rio
ni una triste gota de agua.
Sintiendo el Guadiana undoso
la ingratitud desupati- ia,
se esconde bajo la tierra
en espumosa cascada.
Por las incógnitas vías,
por las . sendas sui) terráiicas
que abril) la naturaleza
en justísima venganza,
corren perdidas las puras
linfas del fresco Guadiana.
También el Ariguanabo
cabe una ceiba se oculta
para no ver los horrores
([ uo anifiuilarán á Cuba.
Desde la loma del Gallo
desciende I) lanco de espuma,
rebosamlo de alegría,
de abundancia y de frescura,
y al contarlo sus attuentes,
los que la patria fecundan,
MUSA CANARIA 59
( ILie vienen ensangrentados
l) oi' la más infausta lucha,
( jue hay privilegios de raza,
que á lo's déhiles se insulta,
que es ley el asesinato,
que es el derecho una burla,
se esconde bajo una ceiba,
bajo una ceiba copuda.
Cuba podrá ser esclava:
el Ariguanabo, ¡ nunca!
Por falta de agua en el munc o
no nos podemos quejar:
habitamos un planeta
que es líquido por demás.
El hombre, como es de tierra,
supone en su vanidad
quees también de tierra el mundo
siendo este mundo ¡ la mar!
Aguas cubren nuestro globo,
la ti » rra es lo excepcional;
los llamados continentes
son islas y nada más,
y las más extensas islas
son escollos de la man
Se disolverá la tierra
como en el agua la sal
aunque piense de otro modo
5
60 NICOLÁS ESTÍ; VAXEZ
la mísera humanidad.
Para escarmiento del hombre
que nunca escarmentará
y castigo 6 su soberbia,
ambición y necedad,
debiera regirse el mundo
por sufragio universal
entre todos los vivientes
de la tierra y de la mar.
Las primeras elecciones,
si podían hacerse en paz,
darían la presidencia
con toda seguridad
fi alguna ballena, como ,
la que se tragó á Jonús.
¿ Qué es la vida? En su comienzo
ilusiones y esperanzas;
después un recuerdo triste
que languidece y se apaga.
Tiene rumores de fuente, «
tiene murmullos de agua,
y los ímpetus del Ródano
y los bramidos del Niágara.
Es al principio un torrente
que fecunda ó arrebata.
MLSA CANARIA 61
y mus larde una laguna
que entre maleza se estanca.
Primero como una roca
lucha con las ondas bravas,
y después flota tranquila
como las verdes rhi/ iampati. ( 1)
Al morir en las playas vizcaínas
el claro Bidasoa,
'' onfúndense sus aguas cristalinas
del Cantái) rico mor entre las olas.
Lucha un nionienio ciui i'l íXiAí'n el rio
entre desnudas rocas,
y se pierde, cual gota de rocío,
del verde mar en las saladas ondas.
Así también para alcanzar la muerte
.\ merecer la gloria,
" lobo luchar la humanidad ijue es fuerte
'• orno débil combate el Bidasoa.
Semejad hombre al río, que es un jiunlo
'" U vita transitoria;
" 1 mar la humanidad, vasto conjunto
( Je razas que los tiempos eslnbonan.
( l ; Islas rtotanies en los lagos de Méjico.
62 NICOLÁS ESTÉVANEZ
Al morir Bidasoa en las rompientes
de las escarpada costa,
fecunda con su vida otras corrientes,
que no muere ninguna de sus gotas.
Lo mismo oí hombre al tin de su carrera,
cuando su muerte lloran,
empieza á disfrutar en otra esfera
eterna vida de infinitas horas.
Cada cual pretiere el río
en donde empezó ú nadar,
el Guadalquivir los unos,
los otros el Llobregat;
quien el Elba, quien el Volga,
quien el ronco Paraná,
éste las aguas del Zulia
aquel las del Senegal.
Pero yo que vine al mundo
en la ribera del mar
entre vastos horizontes
que no se tocan jamás;
yo que amaba desde niño
su infinito más allá
MUSA CANARIA 63
y entendía su lenguaje
antes de saber hablar;
yo que el mundo lie recorrido
con el insaciable afán
del que busca en esta vida
lo que no puede encontrar,
prefiero á todos los ríos
que sobre la tierra Aan,
una playa ú donde lleguen
los borbotones del mar.
Ni el pacífico Mondego
ni el sangriento Potomac,
ni la naciente do Aguirre,
ni el Niágara singular,
ni los hielos de los Alpes,
ni el lago de Michigan,
mi espíritu fortalecen
como las olas del mor
cuando se agita rugiendo
en su inmensa soledad.
He recorrido la ticra
y he vivido en alta mar,
he visitado mil pueblos
en la guerra y en la paz;
he estudiado las ' naciones
64 NICOLÁS KSTKVANEZ
(| uc forman la sociedad,
y es la opinión que yo tengo,
opinión universal:
que en oriente y occidente
y hasta en la región polar,
hay muchos montes y valles
de riente amenidad,
hay muchos y hermosos ríos,
pero sólo existe un mar:
el mar que meció mi cuna
V mi tumba cubrirá.
6< 2A ¿ O
CANTARES
En mi pueblo hay una calle,
y eii la calle hay una chica,
y en la chica hay unos ojos
( jue maltratan cuando miran.
Cuando lucen las estrellas
en el firmamento azul,
me parece que una falla
y la que falta eres tú.
Cuando se apaga la luna,
cuando amaneciendo está,
quisiera ser pajarillo
para ponermo A rantnr
Yo tuve lu iiM Li/<^ ii).
pero ya se nie ha perdido;
6G M I , ' , > i..\>. l.,^ Ti;\ ANKZ
si lo lo has vuelto á llevar
¡ dámc á lo menos el mío!
Se quejan de liabor nacido
algunos seres ingratos
¡ y han visto girar los mundos
en los inmensos espacios!
Cuando á la puesta del sol
torna el pájaro á su nido,
yo que estoy solo en el mundo
( juisiera .-^ cr pajarillo.
¡ Qué me importan de la vida
las desdichas y pesares,
si he tenido la fortuna
de conocer á mi madre!
Cuando la luna se pone
á mirarme desde el cielo,
me parece ( jue sus rayos
se me clavan en e! •-•'-•'•• »
Me han dicho ( jue te luis casado;
pues has hecho un desatino,
porque tú, ¡¡ orno (¡ uerer,
no querrás ni aun á tus hijos.
En el ligor del verano
cuando hace mucho calor.
MUSA CANARIA
([ uisiera para estar fresco
vivir cu tu corazón.
Por lo blanca eres espumo,
por lo Cándida paloma,
por lo gallardo, palmera,
y por lo divino, diosa.
Ella niG dio calaliazas
por un rubio como un . sol,
que al fin se ha quedado calvo
y tan lindo.... como yo.
Envidia me dan tus penas
I) or( iueson penas de amor;
llora, niña, llora mucho,
¡ ojalá llorara yo!
Como las olas del mar
borran del bu<¡ uc la estela,
van su memoria bori'ondo
Irán corriendo los años
y vendrá la muerte en pos,
y no ( juedará en el mundo
un recuerdo de mi amor.
Hay un cuerpo diplomático,
hay un cuerpo consular,
68 NICOLÁS ESTÉVASKZ
hiiy un idein saleroso
y yo bien sé doiulo cstú.
De las cosas de esta vida
la más triste es la ambición,
pues no bien se satisface
ya viene cl enterrador.
En este mundo tan grande,
ó sí se quiere tan chico,
no hay nada bueno ni malo
porque todo es relativo.
Relativo y absoluto
son dos cosas diferentes,
y á veces la misma cosa
cunl á menudo sucede.
A tí te parece jíi- ande
loíiue yo encuentro menudo,,
port| ue vez lo relativo
y no miras lo absoluto.
Los sentidos nos engañan
y nos confunden á veces,
como en lo chico y lo grande
y lo maduro y lo verde.
Un anciano está en presidio
y es por equivocación:
MUSA CANARIA 69
fracturó cüjus vacias
ly (¡ ué caro lo pagó!
El general ([ uc nos manda
vale tanto como Cesar,
\ conquistará algún día
las Galias.... ó la.- s galeras.
La elocuencia del silencio
solo conmueve á los sordos,
y os buena pora los mudos
y la practican los bobos.
Me placen las mariposas,
y las auras y las brisas,
y el aroma de las flores
en una atmósfera tibia.
También nie gustan la-, olas
de las turbas agitadas,
y jugar ú carambolas
con las testas coronadas.
El desterrado que llora
ó desesperado vive
con los amargos recuerdos
que su corazón oprimen;
el (| ue siente en las ciudades
al contacto de almas viles
70 NICOLÁS ESTliVANEZ
empequeñecer la suya
con las pasiones más ruines;
los que tengan entusiasmo,
los corazones viriles,
los que sientan, los que esperen,
los que luchen sin i- endirse,
encontrarán un consuelo
que los aliente y animo,
que ennoblezca sus pasiones,
que sus almas purifique,
desde la costa mirando
del mar las ondas movibles
cuando avanzan imponentes
para deshacerse humildes,
mirando, la ligereza
con ( jue corta leve esquife
del Atlántico las olas
que amenazan sumei'girlc,
y viendo el lejano monte
que la primavera viste
sobre un cielo de esperanza
dibujando sus jiorliles,
y el mar, el monte y el cielo,
costas, playas. arri^ iNlo^
MUSA CANARIA 71
estelos, embarrucionos,
espumos y ondas movibles,
produciendo los cambiantes,
los colores, los matices,
y los desvanecimientos
del crepúsculo y del iris.
*-% eMfc
Á UNA GOLETA
Goletilla ligera
que te columpias
con tu quilla rompiendo
las ondas turbias;
goletilla impalpable
como la bruma
que pareces la reina
de las espumas.
¿ Adonde te diriges
leve y gallarda
al soplo de las brisas
de la mañana?
¿ Adonde tan velera
tu rumbo marcas
alegre como en sueños
una esperanza?
/ 4 NICOLÁS ESTKVANEZ
¿ Adonde, golctilla
blanca y esbelta,
fe diriges trazando
rápida estela?
¿ No temes los peligros
de otras riberas,
ni las corrientes duras
ni las tormentas?
¿ Por ventura te cansa
la azul bahía
con sus montes lejanos,
playas floridas,
embarcaciones blancas,
aves marinas,
y cantares y luces
por las orillas?
¿ O buscas anhelante
i'icos tesoros
navegando atrevida
de polo á polo?
¿ O visitar pretendes
pueblos remotos
despreciando los vientos
y los escollos?
¿ Adonde, aventurera,
vas atrevida?
¿ Cómo dejas, ingrata.
MUáA CANAKIA
con alojaría
los r¡ siicrio> cclíijes
de las Antillas
y del trópico ardieul » "
las armonías?
¿ A tu (¡ nonda patria
vuelves la proa?
¿ Y acaso, navecilla,
Cándida ignoras
que do la nave ausente
las brisas borran
no más pronto la estela
(| ue la memoria'?
Retorna, golctilla
de velas blancas,
ti las verdes riberas
americanas.
Tal vez arrepentida
llores mafRina
recordando los goces
de estas comarcas,
¿ Pero no me respondes
alba goleta?
Mis palabras no escuciías
pues ya te alejas
y entre espumas avanzas
rápida y bella
6
7fi NICOLÁS ESTÉVANEZ
con la gracia y el brillo
de una sirena.
Avanza, goletilla,
la mares tuya;
olvida mis palabras,
que la fortuna
solamente se logra
cuando se lucha,
y la gloria es el premio
del que la busca.
Si pereces lucluiiulo
sobre las olas
arrullarán tu muerte
músicas roncas.
A la mar, goletilla,
busca la gloria,
desprecia los deleites
de nuestras costas.
•
Yo también, despreciando
tiernos hechizos,
desdeñando altanero
goces tranquilos,
ahogo los pesares
del pecho mío
del mar de las pasiones
en el bullicio.
MUSA CANARIA / /
Pero ya la goleta
rápida avanza;
apenas so distingue
confusa y vaga;
ya la ocultan las U1ÍI~,
ya la levantan,
ya se pierde entre espumas
en lontananza.
LAS NUBES
Blnnca, ligera, cnprichosn nube
con tintas de arrebol,
gasa leve que flota en el ospucio
con tenue resplandor,
nácar que quiebra los raudales tibios
del anublado sol,
es un ensueño de amorosa dicha,
es un recuerdo de fugaz amor.
Opaca, negra, pavorosa nube
cual velo de crespón,
nube preñada de húmedos vapores,
sin luz y sin color,
sombra que aleja ! a risueña musa
de alegre inspiración,
es la memoria de un placer perdido,
es un remordimiento abrumador.
80 NICOLÁS ESTHVANEZ
Pero las- nubes con que borda el alba
del ciclo la extensión,
los celajes que brillan en oriente
con nítido fulgor,
los risueños cambiantes matulinos
del iris y del sol,
son esperanzas de futura diclia,
son reflejos de mágica ilusión.
MIS BANDERAS
Los recuerdos de la infancia
son los que menos se borran,
los que no se apagan nunca,
poríjuc el alma los adora.
. Mi recuerdo más antiguo,
mi más preciada memoria,
es un castillo en la playa
con la bandera española.
Lo que mis ojos miraron
antes de ver otra cosa
la mañana en í[ ue se abrieron
á la luz desde la sombra,
lo que vi desde la cuna,
lo ijue amaré hasta la fosa,
es e! mar de Tenerife
y lo bandera española.
82 NICOLÁS ESTÉVANEZ
Si lo primero que vemos
de nuestra vida en la aurora
se grabara en la pupilas
como eterna ejecutoria,
en mis ojos fatigados
aún so vieran á estas horas
los colores peregrinos
de la bandera española.
En el curso de la vida
llega el iiombrc á cierta edad
en ( pie se engaña á si propÍK„)
lo mismo que á los demás.
Piensa que está emancipado
y bien corregido ya
de todas sus ilusiones,
veso es una i! asi ( i n más.
Se alaba de su experiencia,
como si lucra verdad
(| uc ya tuviera adquirida,
una experiencia cabal.
Pero experiencia y aún ciencia
suelen ser en realidad,
un ianiústico espejismo,
una ilus¡(') n nada más.
Se engaña el hombre que dice,
como lo piensa quicá,
MUSA CANARIA 83
no le ocultan lo verdad;
que tiene otros horizontes,
que ve mucho más allá,
que la patria es.... una idea
caprichosa, artificial;
que su tribu y aún su raza,
dentro de la humanidad,
son como gotas perdidas
en el seno de la mar;
que las fronteras . se canilliuii,
que es mentido el ideal,
que es la bandera,... un recorte
de lana ó de tafetán.
Se equivocan los que piensan
que no se debe luchar
por mitos y convenciones
como patria y libertad.
La libertad no es un mito;
y aunque fuera un ideal,
la lucha por ella es lucha
por la propia dignidad.
La patria no es un capricho;
no es cosa convencional
([ ue la diplomacia pueda
á su antojo cercenar.
En los imperios de Europa,
las fronteras cambiarán
8 i MCOI. ÁS ESTÉVANEZ
poi" ] a fuerza de las armas
Y el despotismo brutal;
pero no hay fuerza en el mundo
(¡ ue pueda rectificar
de las Siete- islas Canarias
la frontera natural:
pues forman eterno grupo
([ ue no se mutilará,
dominado por el Teide,
protegido por el mar.
Que los lilósnfos lialilon
de la patria universal,
y menosprecien al hombre
pensando en la Humanidad;
su facultad afectiva
asi se difundirá,
y amarán al mundo entero
con amor supciiicial.
Pero mi amor se concentra
ganando en intens¡ da<],
(| ue yo no lo desperdii- JD
en lo remoto y falaz,
en lo indefinido y vago
ni en la ignota inmensidad.
Yo no divago en lirismos
de amor internacional,
MISA CANARIA 85
Ó omor iiiterplanetario
y por una eternidad.
Todo mi uiiioi-, y aun(| ue os mucho
( luisicra que fuese más,
lo guardo para mis islas,
para el Tcide y para el mar.
La bandera española
será siempre bandera de mi patria,
por voluntad que expresará algún dia
la plebe soberana.
Pero á la sombra del augusto lienzo
con los colores de la madre España,
lucirá ante los mundos
la tricolor l) andera de Canarias;
bandera que en mis sueños
se me ai) arece i'oja, azul y blanca;
en lienzo rojo,
el Teidc azul de cúspide nevada.
l'lspafioles y autónomos seremos
los africanos hijos de Canarias,
cuando los pueblos vivan
en plena y efectiva democracia.
Las banderas isleña y española,
del castillo en las drizas amarradas,
confundirán por siempre sus colores
en las isleñas playas
86 NICOLÁS liSTÉVANEZ
al ügitiirlns juntas
las hienhcclioras brisas africanas
mensajeras eternas y dichosas
entre el Teide y el Atlas.
I'arís, Julio 189J.
^^ q « .
CONFIDENCIAL
Á PATRICIO.
Al recibir la ofrenda inesperada
de un periódico isleño bien escrito ( 1)
que ostenta en su portada
el viejo almendro de mi patria, amada
con amor infinito,
he sentido tan fuertes emociones
traducidas en lágrimas sinceras,
cual si tuviera en mi cien corazones
y de todos brotara á borbotones
el líquido raudal de mis quimeras.
Quimeras infantiles
que convertidas por el tiempo enagua,
si antaño dieron rasgos varoniles,
( I ) Gente A'tina.
NICOLÁS ESTKVANKZ
no son ya sino jiúlidos porfilos,
distantes y 1) OITOSOS,
de los ensueños que la uieme u- agua
en instantes de veras venturosos.
]\ Iis nni, i> lie \ entura
no fueron, no, las de la gloria ansiada
que fueron ¡ ay! las de la vida oscura
entregado al jtlacer de la lectura
debajo del almendro,
pues sin saber botánica ni nada
lie sido un tilodendro
en mi existencia eri'onle y agitada.
Los secretos ignoro que la ciencia
lia descubierto en árboles y flores;
me falta de los sabios la paciencia
que exigen sus labores,
pero nadie me gana en suticiencia
para entender de ai'omas y colores.
Y cual ulru> lutuL- idan do > u-- \ r.\} i'-~
haber visto palacios y muscos
con artísticos trajes
ó hist( 3ricos trofeos,
yo conservo nostálgica memoria
de aquellas arboledas sevillanas
que en Marzo y en Abril huelen á gloria,
y de salvajes ceibas antillanas
y de amantes jialmeras africanas.
V
MÜí^ A CANAHIA 89
Poro iiiñs (| uc las palmos orientales
más ([ UG los naranjos olorosos
y más que las maniguas tropicales
ó del norte los pinos resinosos,
me enagena el almendro de mi infancia,
de blanco fruto y [ ilácida fragancia.
Nacimos á la vez; creció frondoso
al pié de mi ventana
el árbol aromoso
el almendro feliz de mis ( juerellas;
fuimos en la niñez grandes amigos,
y de nuestra amistad fueron testigos
la fuente más cercana,
los pájaros, las brisas, las estrellas.
Tempestades rugientes
de la vida y la lucha y las pasiones
me transplantaron de mis dulces lares,
llevándome por climas incloniontcs
y procelosos mares,
como van por el aire los alciones
envueltos en ciclones.
Y entretanto mi almendro solitario
cada vez más lozano y más floridí)
en el solar canario,
cuando yo encanecido,
pasadas las alegres ilusiones,
9 0 NICOLÁS ESTIÍVANEZ
desciendo los postreros escalones
que conducen ni reino del olvido...
Mas si llega al almendro abandonado
un eco de mi triste pensamiento,
se hablarán del poeta desterrado
las hojas removidas ¡ lor el viento...
Yo no sé los almendros lo que duran
en este mundo donde todo acaba,
donde todo fenece en breves días;
pero las musas de mi patria auguran
en blandas armonías,
que el que su sombra en la niñez me daba
vivirá mientras haya trovadores
en la tierra sin pai" de mis amores.
Julio, 1900.
MI RETRATO
Yo perk'iiczio á una raza
de distinguido abolengo,
cuyo origen se remonta
al principio de los tiempos.
Como otros de cien caudillos
ó de ilustres caballeros
que fueron á las cruzadas
y más ilustres volvieron,
yo desciendo de una estirpe
de esclavos, blancos ó negros,
y de mil generaciones
de soldados y plebeyos.
Si fueron á las cruzadas
algunos de mis abuelos,
en vez de volver con gloria
dejaron allá los huesos.
Entre mis progenitores
7
92 NICOLÁS ESTÉVANEZ '
liiibo iilgunos que murieron
en la vil horca, reinando
en Castilla el rev don Pedro.
El monarca, y el verdugo
( Su natural complemento),
\ cs arrancaron la vida
y asi los ennoblecieron.
De las tres aristocracias
que invocan sus privilegios
alegando la fortuna
el Oi- igen ó el talento,
la 2) rimera es dcsiireciahle,
la segunda no la temo,
la tercero, más temible,
es la (] ue más ahori'czco.
Ivs preferible un Urano
gobernando con el hierro
( jue al íin y al cabo sucumbe
ante las iras del pueblo,
á iilósofos menguados
y sofistas leguleyos
(¡ ue son la plaga del siglo
con sus mentidos talentos.
Hip(' icrita, s- pretextando
la justicia y el derecho,
destruyen la democracia
y corrompen á los pueblos.
Tal vez me resignarla
si por culpa de mi abuelo
MUSA CASARÍA 93
Ilubiera nacido noble
como un duque de los viejos;
perosi hultiera nacido
en el mundo del dinero,
en la indigna aristocracia
del tres ó del mil por ciento;
si hubiera venido al mundo
para explotar un talento
( jue no es jamás infalible
y en los sabios mucho menos,
renegara de mi nombre,
viviría sin consuelo,
como vivo con orgullo
proclamando á vo/ en cuello
que en la plebe tuve origen
y que he de morir plebeyo.
Nací en las costas canarias
que bate un mar turbulento
entre volcánicas rocas
y barrancos pintorescos.
Me arrullaron en la cuna
los bramidos del Océano,
y mi abuela me contaba
allá en mis nños primeros,
de Cabrera los horrores,
el patriotismo de í^ iego,
el martirio de Zurbano
y el arrojo de Espartero.
9 Í NICOLÁS ESTÉVANEZ
Por eso el mar es mi musa
y la libertad mi cielo,
que jamás con oraciones
ni con brujas ni con cuentos
mi conciencia perturbaron
trastornándome el cerebro.
Cuando viajo por los montes,
cuando por el mar navego,
do quiera la mente mía
se liniíc dulces recuerdos.
y mienti- as mis camaradas
consultan el derrotero,
•) la polar determinan,
ó el meridiano del Hierro,
yo contemplo las espumas
de los cortadores remos.
ó la estela de la nave,
ó oí azul del lirmamento.
t
Era yo niñ(\ y mi padre
que ya entonces era viejo,
[) ei- o \'¡ ejo vüllei'iano
partidiU'io del progreso,
( jueria ([ uc yo tomara
un oficio nudo (') bueno
siguiendo mis aliciones
y mi vocación siguiendo.
¡ Mi vocación! ¡ Cómo babia
de averiguarla de cierto
MUSA CANARIA 95
poi" muciio- ( juc se esmerara
en su ]) aternal empeño,
si yo mismo no he logrado
en los años que ya tengo
saber para lo que sirvo
ni averiguar lo que quiero!
Mi vocación todavía
os un oscuro misterio,
y si acaso tengo alguna
ni lo sé ni lo sospecho.
He sido, pues, muchas cosas
en este mundo perverso:
estudiante, periodista,
militar y guerrillero,
varias veces diputado
y fabricante de versos.
Ilícelos desde muy joven
al vespertino lucero,
y á las trenzas de una rul> ia,
y á una niña de ojos negros
i| ue ya serán á estas horas
venerables monumentos.
Ivstudié ñlosol'ia
con respetables maestros,
y si me enseñaron algo
á estas horas no me acucrdu.
Tomé i) astantes lecciones
de náutica y de comercio
(¡ uc de poco mo lian soi'\ ¡ d o
9G MCOLÁS ESTÉVANEZ
según el caudal que tengo.
Por último me filiaron
en el militar colegio,
donde estudié lo que pude,
y he perleccionado luego
mis estudios militares
en distintos campamentos
y en los mejores castillos
que hay en ambos hemisferios.
Confieso que no sabría
mejor que un j)¡ ca]) cdrero
levantar un edificio
ni trazar un mal proyecto;
pero no hay puente en el mundo
de campaña ni de hierro,
ni reducto, ni palacio,
ni cuartel ni parapeto,
que yo solo no destruya
. si me dan mimbres y tiempo.
Ya he visto saltar algunos,
y si vivo lo que pienso,
aun me siento con pujanza
y tengo bastante aliento
para trastornar el mundo
con la pluma y con el fuego.
Cuando acabé mis estudios
allá en la inqierial Toledo,
salí con muciio entusiasmo
MUSA CAN AHÍ A
( lo. slinado ú un rcgimicnlo.
Hice guardias, muchas guai- ilia:-
y muchos destacamentos,
y tuvo muchas patronas
y muchísimos arrestos;
pero tengo hi fortuna
de(| ue consten todos ellos,
asi como los motivos
porqué me los impusieron.
En vano es que la calumnia
y la envidia y el despecho
desfiguren mi pasado
involucrando los textos.
Si me han impuesto castigos,
si me han sumariado y j) resu,
ha sido por mi constancia
en sustentar lo que creo,
por hai) er roto algún palo
oncima de algún sujeto,
i'> por liabermc reído
( le generales ineptos.
Si alguna vez he faltado
a la ley ó al reglamento,
sería porque no estaban
con mis principios de acuerdo;
y no hay código en el mundo
más digno de mi respeto,
ipie mi conciencia sin manclia
y mi espíritu sin freno.
9 8 NICOLÁS ESTIÍVANEZ
Censúrenme los qué aiilaudan^
el servilismo rastrero
y la obediencia pasiva
de miserable instrumento;
pero yo tengo bastante
para vivir satisfecho,
con mi conciencia tranquila
y el aplauso de los buenos.
En la gloriosa campaña
del imperio de Marruecos,
vertí mi sangre con honra
y no sin algún provecho.
Me lie batido por España
en uno y otro hemisferio,
y he perdido la memoria
de los combates y encuentros,
batallas y escaramuzas,
donde hipotecando el cuerpo
mi carrera fui labrando
y no á paso de cangrejo.
Como soy de infantería
no soy á caballo diestro;
pero he cabalgado muclio
por montes y vericuetos,
unas veces perseguido,
y otras varias persiguiendo,
mas nunca tan arrogante
como cuandn satisfecho
MUSA CANARIA 99
por delante de mi novia
ostentaba mis arreos.
Entonces, como decía
Góngora en sus buenos tiempos,
tan gallardo iba el caballo
que en grave ij airoso huello
con ambas manos media
lo rjiic hay. de la cincha al suelo.
Y suprimo varias cosas
por no contarlas al vuelo;
ni le interesan á nadió
mis viajes al extranjero,
ni al Senegal mi visita
de la ( juc volví tan fresco,
ni si estuve en Salamanca
( y no estudiando derecho),
ni si en el de San Francisco,
mi caballo predilecto,
he corrido toda España,
de Cádiz al Pirineo,
de Gnlicia á Cataluña,
de Irún á Despeñaperros.
Seis viajes al Nuevo- mundo
Y un naufragio por incendio
Y otras cosas que me callo
por no llenar un cuaderno,
hacen mi existencia propia
para un romance de ciego;
l o o NICÜI. ÁS ESTÍ; VANli/
([ uc en los Estados Unidos,
en las Antillos, en jMéjiro,
en las orillas del Plata
y de paso en Río Janeiro,
he vivido trabajando
. aunque sin ganar dinero;
y es que á mí no me hace falta;
me desprecia y lo desprecio;
sin él la vida me paso
y lio me falta el sustento,
pues como todos los días
y todas las noches ceno
con más salud y apetito
que un cardenal camarlengo.
No hay para mí desengaños
ni conozco el desaliento;
vivo de mis ilusiones
y gozo con mis rccuei'dus;
paso la vida soñando
como otros viven durmiendo;
la experiencia es una farsa,
pues no hay humano escarniienlo
({ ue modiíiqueen el hombre
su tigura ni su genio.
Demócrata por carácter,
libre por temperamento,
en las ciudades me asfixio,
en la sociedad me muero.
La independencia es mi vida,
MUSA CANARIA 101
lo libertad es mi anhelo,
y si vivo desgraciado
es ponjue estoy prisionero
encerrado en este mundo,
que es un calabozo estrecho,
como prisionero vive
el arroyo turbulento
que va por el mismo cauce
siglos y siglos corriendo;
como es prisionero el monte
al continente sujeto,
siempre sobro el mismo valle,
siempre bajo el mismo cielo;
como entre costas lejanas
el mar está prisionero,
y está prisionero el mundo
que va girando sin término
siempre por la órbita misma,
que limitando su vuelo,
de otros mundos lo separa
¡ de otros mundos prisioneros!
FIN
Í N D IC
ÍNDICE
Págs.
Prólogo III
Canarias 3
Kn la patria . . ig
Al Tcide 23
A Santa Cruz de Tenerife 27
A 31
Cop\ aa 35
Ecos del alma 39
A Nelson 45
Capricho 51
Cantares 65
A una goleta 73
Las nubes 79
Mis banderas 81
Confidencial 87
Mi retrato 91
PRECIO: 1' 50 Ptas.
UNIVERSIDAD DE lA LAGUNA
ÍIBIIOTECA
« 6 6 0 2 6 3 7 2 8 9*
ñ