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ANTONIO RUMEU DE ARMAS ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 1496- 1497 CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS PATRONATO « MARCELINO MENENDEZ PELAYO » BffiLIOTECA « REYES CATÓLICOS » Antonio Rumeu de Armas nació en Santa Cruz de Tenerife ( Canarias), en 1912. Cursó sus estudios de Derecho y Letras en la Universidad de Madrid. En la actualidad es catedrático numerario de este mismo Centro, habiéndolo sido antes de las Universidades de Granada y Barcelona. Dentro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas tiene la categoría de Consejero, estando adscrito, como jefe de Sección, al Instituto Jerónimo Zurita. Su producción científica es tan vasta como varia, pues pasan de cincuenta sus libros y publicaciones sobre Historia, Derecho y Sociología. Sus estudios más importantes han sido siempre galardonados en concursos públicos. He aquí algunos títulos: Historia de la censura literaria en España, Madrid, 1940; Historia de la Previsión social en España, Madrid, 1942; Colón en Barcelona, Sevilla, 1944; Los viajes de John Hawkins a América, Sevilla, 1947; Piraterías y ataques navales contra las Islas Canarias, Madrid, 1947- 50; El Código del Trabajo del indígena americano, Madrid, 1953; etc., etc. En la presente monografía, titulada: Alonso de Lugo en la corte de los Reyes Católicos, estudia su autor el viaje del conquistador de Tenerife a la corte de Fernando e Isabel, en 1496, en compañía de los reyes indígenas de aquella isla. Se trata de un episodio altamente significativo, vinculado a otros varios de diversa índole, en torno a los cuales se fragua la vida de la futura colonia. ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS PATRONATO " MARCEUNO MENENDEZ Y PELA YO" BIBLIOTECA " REYES CATÓLICOS-E S T U D I O S N U M E R O X ANTONIO RUMEU DE ARMAS ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS ( 1496- 1497) CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS PATRONATO « MARCEUNO MENENDEZ Y PELAYO. BIBLIOTECA « REYES CATÓLICOS » DIANA, Artes Gráficas. — Larra. 12. Madriil. Al Cabildo Insular de Tenerife en la común exalfación natalicia de sus fundadores: los ínclifos Reyes Don Fernando y Doña Isabel, de gloriosa memoria. I N T R O D U C C I ÓN Se reúnen en el presente estudio diversos episodios relacionados oon el final de la conquista de Tenerife, el maje del capitán Alonso de Lugo a la corte de Fernando e Isabel, en compañía de los reyes indígenas de la isla, y el recibimiento que por los soberanos fué dispensado a uno y a otros en Alma-zán, su eventual residencia. Luego se ligan con estos hechos otros múltiples de la más diversa índole: pleitos, distribución del botín, decisiones de gobierno, reparto de tierras, viajes por países extraños y remotos, etc. Es la historia de un año ( abril de lJf96- abril de lJf97). Un imperceptible hilo cronológico va enhebrando los sucesos. El escenario de la acción es la metrópoli, Almazán, Burgos, Valencia, Sevilla... Los actores protagonistas: reyes, capitanes, embajadores, asentistas... El telón de fondo de este escenario es invariablemente una isla: Tenerife. El drama qtie se debate, su incorporación para siempre a Castilla, a España... A. R. Madrid, 1951- 1952. 1 UNA CONQUISTA EN TRES ETAPAS La conquista de la isla de Tenerife por las huestes del capitán Alonso Fernández de Lugo, con ser un episodio relatado diversas veces y con profusión de detalles por los cronistas, sigue, en lo que a su cronología respecta, repleta de contradicciones y misterios. La investigación alumbra día tras día, documento en pos de documento, pero estamos lejos aún de resolver y despejar las múltiples incógnitas que plantea el comienzo, desarrollo y término de la campaña militar. Apenas si hoy podemos afirmar que ésta tuvo su iniciación en el año 1494 ( sin que sea posible precisar con absoluta certidumbre el mes y menos el día ^) y que tuvo que estar virtual-mente finalizada en la primavera de 1496. Por esta fecha, Alonso de Lugo embarcó en Tenerife, en compañía de siete de los menceyes guanches, para alcanzar, en precipitada marcha a través de la península, a la corte en la villa de Almazán y ' LEOPOUX) DE LA ROSA: Comienzo y fin de la campaña de Lugo en Tenerife. lJi9lt- 96, en " Revista de Historia" de la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de La Laguna, núm. 75 ( año 1946), págs. 279- 281. Este autor la fija en 1494, de acuerdo con el testimonio de Andrés Bernáldez, cura de Los PsJacios, aceptado por Viera y Clavljo y sus continuadores. Para ello se vale de una data de tierras concedida por el Adelantado a Diego Maldonado, albalá que está firmado en Madrid el 15 de diciembre de 1502. Dice asi este documento: " Por cuanto vos... fuestes conquystador de la dicha ysla e estuvistes en la dicha conquysta de Thenerife, desde él dia que se comentó que fué el año de noventa e quatro hasta el dia que se acabó que fué el año de noventa e seys..." 10 ANTONIO RUMEU DE ABMAS presentar a los Reyes Católicos la majestad vencida de los reyezuelos indígenas ^. Pero entre estas fechas se intercalan diversos y destacados episodios: desembarcos, alianzas, avances, encuentros, batallas, éxodos, sumisiones, etc., de veracidad indiscutida y de cronología, en cambio, muy discutible. Nadie duda hoy día del desembarco de Lugo en las playas de Añaza, de su alianza con el mencey de Güímar, de las primeras incursiones por el territorio de La Laguna, del avance del ejército castellano hacia el corazón de la isla, el reino de Taoro; del desbarato de Acente-jo, en el que sucumbió la flor del ejército conquistador; del éxodo a la isla de Gran Canaria, después de este desgraciado suceso; del segundo desembarco en Añaza, con nuevos y aguerridos contingentes de tropas; de la batalla de La Laguna, en la que halló heroica muerte el rey de Taoro, Benitomo; de la penetración, por segunda vez, hacia el interior; de la resonante victoria de Acentejo y de la sumisión de los reyes indígenas a la magnanimidad del conquistador. Pero si de los hechos y del escenario pasamos a su localización en el tiempo, la confusión es entonces extraordinaria. Caminamos, así, medio a ciegas, al pretender hilvanar los hechos más destacados de la campaña militar conquistadora. Este confusionismo ha nacido de la distinta posición tomada por cronistas e historiadores al señalar la fecha de iniciación de la conquista, que para unos era 1493 ^ mientras • LiEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA y E U A S SERRA RAFOLS : El adelantado D. Alonso de Lugo y sti residencia por Lope de Sosa. Fascículo m de la colección " Fontes rerum Canariarum". La Laguna, 1949. TEinto en el Memorial de descargos ( donde habla Lugo por boca de un letrado) como en el Interrogatorio testifical y en las declaraciones de los atestantes, queda probado, de maiiera patente y plena, el viaje aludido. Véanse particularmente las páginas XXX, 45, 116 y 117. Dada la reiteración con que este importantísimo estudio será, citado, haremos referencia a él en las notas, de manera abreviada, con la palabra Residencia... * ESPINOSA, ABRÉU GALINDO, NÚÑEZ DE LA PEÑA, MARIN Y CireAS, CASTILLO, etc. ALONSO DE ESPINOSA: Del origen y milagros de N. 8. de Candelaria, libro III, cap. IV. Edición Biblioteca Canaria, s. a., pág. 18. JUAN ABREU GALINDO: Historia de la conquista de las Siete Islas de . U/) NSO DE LUGO EN LA COKTE DE LOS KEYES CATÓLICOS 11 para otros debía de ser 1494 *. Desde el momento que hoy sabemos, por propia confesión del conquistador Alonso de Lugo, que la campaña militar se inició en 1494, queda despejada para siempre una de las incógnitas. La segunda fecha de importancia capital para todo intento que se haga de reconstruir la cronología de la empresa conquistadora es la de iniciación de la segunda ofensiva sobre la isla de Tenerife, tras el desbarato de Acentejo y el éxodo. Ello es un problema que está íntimamente relacionado con las gestiones hechas cerca del poderoso duque de Medina Sidonia para alcanzar su colaboración y ayuda en la empresa conquistadora, y, conseguida ésta, los laboriosos preparativos para reclutar, vestir y avituallar un nutrido cuerpo auxiliar de caballeros e infantes, organizados y dispuestos para participar en la campaña. Pretender, como lo han hecho muchos cronistas e historiadores, que retirados a Gran Canaria Lugo y sus huestes, en el mes de junio de 1494, hubo tiempo en el corto Gran Canaria, libro III, cap. XVn. Ed. Biblioteca Canaria, s. a., pág. 229. JUAN NÚÑEZ DE LA PEÑA: Conquista y antigüedades de las Islas de la Gran Canaria, libro I, cap. XIV. Edición de la Biblioteca Isleña, 1847, páginas 10&- 110. TOMAS MARIN Y CUBAS: Historia de la conquista de las Siete Islae de Canaria ( ms. 1687), libro II, cap. XIV, fol. 71- 72. PEDRO AGUSTÍN DEL CASTILLO: Descripción histórica y geográfica de las Islm de Canaria, libro II. Edición de la Biblioteca Isleña, 1848, páginas 173, 177, 180 y 181. • ANDRÉS BERNALDEZ, cura de Los Palacios; ANTONIO DE VIANA, VIERA Y CLAVIJO, MILLARES TORRES, RODRÍGUEZ MOURE, etc. ANDRÉS BERNALDEZ: Historia de los Beyes Católicos. Edición de Cayetano Rossell, en la Biblioteca de Autores Españoles, tomo L. XX ( tomo i n de las Crónicas de los Reyes de Castilla), año 1878, cap. CXXXIV, pág. 680. ANTONIO DE VIANA: Antigüedades de ios Islas Afortunaáas. La lAgu-na, 1905, pág. 86. JOSÉ DE VIERA Y CLAVIJO: Noticias de la Historia general de las l^ laa Canarias. Imprenta Isleña, 1859, tomo II, pág. 183. AGUSTÍN MILLARES TORRES: Historia general de las Islas Canarias. Las Palmas, 1893- 1895, tomo IV, pág. 189. JOSÉ RODRÍGUEZ MOURE: Los Adelantados de Canarias. La Laguna, 1941, pág. 13. 12 ANTONIO BUMEU DE ARMAS espacio que media entre esa fecha y septiembre para designar mensajero, Gonzalo Suárez de Quemada, para efectuar el viaje, entrevistarse en Sanlúcar de Barrameda con el omnipotente don Juan de Guzmán, obtener su ayuda, reclutar los soldados, aprestar los navios y disponerlos para zarpar, nos parece que a todas luces es pecar de apresurados, en los diversos sentidos que pueden darse a la palabra. Lo mejor será pensar, de acuerdo con el veraz y bien informado Andrés Bernáldez, cura de Los Palacios, testigo de excepción de cuanto por aquella época ocurría en la baja Andalucía, que las tropas expedicionarias del duque de Medina Sidonia no se alejaron de las costas peninsulares hasta el año siguiente, 1495 ^. Por otra parte, las dificultades de Lugo en Gran Canaria para allegar fondos, disciplinar sus huestes maltrechas, alistar tropas de refresco y coordinar sus planes con los de las fuerzas andaluzas expedicionarias no son de aquellas que se resuelven en un trimestre. • Historia de los Reyes Católicos. Ekliclón de Cayetano Rossell en la Biblioteca de Autores Españoles, tomo LXX ( tomo III de las Crónicas de los Beyes de Castilla) j año 1878, cap. CXXXIV, pág. 680. Don JOSÉ RODRÍGUEZ MOURE, en Los Adelantados de Canarias. La Laguna, 1941, pág. 14, acepta la data que da Bernáldez como la de la segunda ofensiva: 1495. Rodríguez Moure corre la fecha en im año, y así, de la mano de ESPINOSA, ABKÉU GAUNDO, NÜÑEZ DE LA PEÑA, VIERA Y CLAVIJO, etc., en la referente al mes y día, fija el desembarco en Santa Cruz el 2 de noviembre de H95, mientras sus predecesores lo fijaban en igual' día y mes de H9- lf. No concreta Bernáldez el mes en que zarparon los navios auxiliares ni la fecha del segundo desembarco en Tenerife. Pudo ser así, a lo largo de todo el año 1495, lo mismo en la primavera, que en el verano o el otofio. Nosotros, considerando fundamental esta fecha, no nos atreveríamos a negar validez a cualquier opinión contraria a la de Moure en lo que concierne a mes y día, mientras no se descubra algún documento de veracidad indiscutible. Pudo muy bien ser antes de noviembre de 1495... Sin embargo, en nuestro deseo de entroncar con una tradición histórica secular, aceptamos lo que Moure hizo: cambiamos el año y mantenemos el mes y el día; así, resultará como fecha del segundo desembarco, después del éxodo, el 2 de noviembre de 1495. Es cierto que de esta manera la segimda campaña militar se acorta mucho, pero estamos seguros de que el error nuestro podrá ser de meses, no de im año como hasta ahora se ha venido sosteniendo. ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATOUCOS 13 Este año largo de inacción ( junio de 1494 a octubre de 1495) acorta de extraordinaria manera la campaña militar, pero da mucha mayor verosimilitud a los hechos, sin los sospechosos períodos de inactividad, los forzados acuartelamientos invernales— en una tierra donde el invierno es tan buena estación para guerrear como el verano— y las más extrañas y diversas ocupaciones a que han tenido que acudir los historiadores canarios para no condenar a perpetuo ocio por espacio de doce meses a las huestes de Lugo ". Todavía se acorta más aún la conquista en su fase final, pues la tan cacareada sumisión de los más poderosos menceyes guanches el día de Santiago el Mayor y San Cristóbal, 25 de julio de 1496, en el campamento de los Realejos y la total pacificación de la isla con el sometimiento de los restantes reyezuelos el día de San Miguel, 29 de septiembre del propio año, caen por su base cuando sabemos, también por declaración de Lugo, que éste había presentado los " nueve" reyes aborígenes ante los soberanos de Castilla, Fernando e Isabel, cuando éstos residían en Almazán, villa a la que habían arribado los monarcas el 20 de abril de 1496, para abandonarla seguidamente, tres meses más tarde, el 13 de julio, con dirección a Calatayud, Fernando, y a Burgos, Isabel. Podemos aún concretar más; los menceyes guanches pisaban tierras de Soria * Prueba de ello, la batalla de La Laguna, que todos los cronistas e historiadores fijan en los días invernales que preceden al invierno por antonomasia. El 14 de noviembre de 1494: ESPINOSA, VIANA, CASTILLO, VIERA, etc.; el 30 de noviembre de 1494: NOÑEZ DE LA PEÑA y MARÍN y CUBAS. RODRÍGUEZ MOURE admite que las batallas de La Laguna y Acen-tejo— la victoriosa— se dieron ambas en los meses de noviembre o diciembre de 1495. Por lo que se refiere a la segunda batalla de Acentejo, todos los historiadores canarios están conformes en que se dio en pleno invierno, 25 de diciembre de U95. Desde la batalla de La Laguna, 14 de noviembre de 1494, a la segunda de Acentejo, 25 de diciembre de 1495, se intercalan más de doce meses de sospecliosas actiiHdades ( VIERA Y CLAVIJO, obra citada, tomo II, páginas 209- 221). ¿ No son más verosímiles once meses de preparativos que trece de INACTIVIDAD,...? 14 ANTONIO KUMEU DE ARMAS en los primeros días de junio de 1496, como hemos de ver a su debido tiempo''. Tomando como fundamento cronológico de la conquista de la isla de Tenerife estos tres períodos: la primera campaña ( mayo- junio de 1494), el éxodo ( junio de 1494- octubre de 1495) y la segunda campaña ( noviembre de 1495- abril- mayo de 1496), no nos será difícil reconstruir en brevísima síntesis los episodios más destacados de la conquista como prólogo o marco de la estancia de don Alonso Fernández de Lugo en la corte de los Reyes Católicos, objeto particular de nuestro estudio. La conquista de la isla de Tenerife por los castellanos, si no fué la operación militar más larga de cuantas hasta entonces se habían preparado y acometido para la sumisión de las islas hermanas, sí fué, en cambio, la que más quebraderos de cabeza planteó a los conquistadores por el tamaño de la isla, la potencia de sus reinos, la ferocidad y valentía de sus ' Véase la nota 2 y las páginas 51, 57, 59 y 76- 78. Don ELIAS SERRA RAFOLS, comentando la Real cédula de concesión de escudo de armas a la isla de Tenerife ( Madrid, 23 de marzo de 1510), en la que se declara textualmente que en el día de San Miguel " se ganó la dicha isla de Thenerife", resalta el carácter meramente simbólico de esta fecha. Lo mismo puede decirse, en su opinión, de la de Santiago- San Cristóbal. ( Recuérdese al caso que las ordenanzas tradicionales de la isla, recopiladas por Núñez de la Peña, al hablar de la institución de la fiesta de San Cristóbal, declaran: " en este día se ganó esta isla y por ello esta ciudad se llama Sant Chrlstóval".) Véase Femando el Católico concede armas a la isla < de Tenerife, en " Revista de Historia", 86- 87 ( 1949), 242- 244. Una hipótesis poco o nada verosímil en defensa de esta tradición oficialmente legalizada sería: que el segundo desembarco no fuese en noviembre de 1495, sino un poco antes, en la primavera de dicho año; que la batalla de La Laguna— decisiva para la conquista de la isla, por la muerte del rey Eenitomo— se diese " por Santiago", y que la batalla victoriosa de Acentejo— donde se hunde para siempre el poderío guanche—^^ se ganara " por San Miguel". Repetimos que la consideramos inverosímil. En cuanto a la rendición de los rnenceyes, tuvo que ser forzosamente en la primavera de 1496. ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 15 moradores y el talante hostil que hasta entonces habían opuesto a cualquier intento de penetración **. Habiendo capitulado la conquista de la isla con los Reyes Católicos, un hidalgo andaluz, el capitán Alonso Fernández de Lugo ^ pudo éste en breve espacio de tiempo aprestar en la baja Andalucía y en la isla de Gran Canaria, en cuya conquista y rendición tan brillante parte había tenido, los navios y las fuerzas precisas para tan importante operación ". ' Recuérdese lo que le sucedió a Sancho de Herrera y al gobernador de Gran Camaria, Francisco Maldonado. Lia frase que se atribuía a éste: " no más pleitos con los guanches de Tenerife', revela cuánto temor habían despertado los indígenas entre los españoles. " El viaje de Lugo a la corte para capitular con los Reyes Católicos la conquista de Tenerife está probado documentalmente. La preg^ inta CLVI del Interrogatorio testifical dice así: " ítem si saben que después de acabada de ganar la dicha isla de San Miguel de Lia Palma el dicho señor Adelantado fué a la corte por mandado de Su Alteza e vino a conquistar esta dicha isla de Thenerife..." El testigo Alearan declara: "... ganada la dicha isla de La Palma el dicho Adelantado se partió de la isla de la Grand Canaria e dixo que iva a Castilla e que este te. stigo lo vido partir e dende ciertos días vino a la dicha isla de la Grand Canaria con ciertos navios e mucha gente e dixo cómo tenía provisión de Sus Altezas para conquistar esta isla de Thenerife..." El testigo Beni-tez asegura por su parte: "... que... ganada la isla de La Palma el dicho Adelantado fué a la corte a dar cuenta a Su Alteza de lo que había ficho e que después tomó a conquistar esta isla..." Residencia..., páiginas 112- 113. " Con este fin, Alonso de Lugo se desprendió de sus bienes. En ti Memorial de descargos se lee: " e los muchos gastos que gastó e como vendió toda la hazienda que tenía en Sant Lúcar e en Sevilla e en Canaria e mucha de las haziendas de sius parientes..." En el Interrogatorio de testigos, éstos son preguntados sobre " si saben... que el dicho señor Adelantado gastó todo el patrimonio que thenía e avía ávido de sus padres e hazienda de sus hermanos e parientes..." En relación con los aprestos militares hechos en Andalucía, véase cómo se expresa en el mismo documento el testigo Diego Fernández Amarillo: "... Acabada de ganar la dicha isla de La Palma el dicho Adelantado fué a Castilla y fué este testigo con él y otros e estando en Sevilla hiso pregonar que quien quisiere venir con él a la conquista de Tenerife i l8 • ANTONIO EUMEU DE ABMAS Salieron estas tropas del puerto de las Isletas, en la Gran Canaria, el 30 de abril del año del Señor de 1494 para alcanzar en una singladura las costas de la vecina isla, en cuyas playas desembarcó Lugo con sus huestes en el lugar que más tarde se denominó puerto de Caballos ^^ Llamaban los indígenas Añaza a aquellos contornos, y en el paraje más eminente del terreno plantó el capitán español una ingente cruz de madera, que fuese a un tiempo símbolo de la conquista y blasón perpetuo del humilde lugar que hollaban con sus pies. Dos jornadas se entretuvieron los españoles en montar el campamento, construir empalizadas, recorrer los territorios aledaños y explorar los caminos, hasta que el día 4 de mayo pudo Alonso de Lugo, acompañado de ima brillante cohorte de caballeros e infantes, realizar una incursión hacia el interior de la isla. En esta jornada, las avanzadillas españolas descubrieron en las proximidades de la laguna que bañaba el poblado de Agüere a las huestes guanches, que mandaba el más poderoso monarca de la isla, el menoey de Taoro, Benitomo, y entablaron ambos bandos amigables conversaciones, que no dieron como fruto un pacto de amistad. El reyezuelo indígena mostróse bien dispuesto a entablar pacíficas relaciones, en un plano de perfecta igualdad, con los invasores, pero sin pasar por la humillación de cualquier reconocimiento de vasallaje o lile haría buen partido, que sacó de Sevilla y de otras partes mucha gente de pie y de oavcUlo..." Residencia..., págs. 18, 110 y 113. Alonso de Lugo estaba en Sevilla enfrascado en los preparativos en febrero de 1494. Véase sobre el particular la nota 18 a la página 170. " La pregunta CLVII del interrogatorio correspondiente a la Información testifical se expresa así: " ítem si saben que el dicho señor Adelantado vüio a la dicha conquista con la dicha gente y navios e mantenimientos e desenbarcó en esta isla de Thenerlfe e desenbarcó en el puerto de Santa Cruz e asento su real e hizo una torre para que mejor se pudiesen defender, todo a su costa." Los testigos Alcaraz y Amarillo contestan afirmativamente; el testigo Serrano puntualiza " el puerto de Los Caballos" como el lugar del desembarco, y, por último, el testigo Benítez, si bien coincide en este extremo, no está conforme en lo relativo a la construcción de la torre de Santa Cruz, que considera edificada en el segundo desembarco. ( Véase la nota 26.) Residewiki:.., págs. 113- 114. LÁKINA I JBP^ Desembarco de las huestes castellanas en Añaza. Reconstrucción pictórica de Manuel González Méndez. 1906 ( S. C. de Tenerife. Mancomunidad Interinsular.) La Cruz de la Conquista, al descubierto. La Cruz de la Conquista, en su urna Tenerife. Parroquia de la AliONSO DE LUGO EN LA. CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 17 mitación de su independencia; antes reclamó, enérgico, de ios españoles el inmediato abandono de los lugares que habían ocupado. No quiso pasar adelante el conquistador, y conociendo el hosco ambiente de la isla y la valentía de sus habitantes, decidió retornar a Añaza, por otro nombre el campamento de Santa Cruz, para fortificarse más cuidadosamente y esperar los refuerzos en hombres y material que es forzoso suponer quedaron en Gran Canaria y fueron arribando en sucesivas jornadas. Lugo, que practicaba por sistema el principio de utilizar las armas sólo en circunstancias imprescindibles, entró en seguida en relaciones con algunos reyes o menceyes de la nación guanche, dispuesto a sacar partido de las alianzas com. o lo había alcanzado en la isla de La Palma. Las gestiones con el rey de Anaga, comenzadas bajo muy buenos auspicios, falláronle en última instancia j pero, en cambio, obtuvo la muy valiosa del mencey de Güímar, que le proporcionó mantenimientos para el ejército y las noticias indispensables de la tierra que se proponía conquistar. Cuando ya los planes de guerra y la instrucción del pequeño ejército habían madurado lo suficiente, las huestes españolas abandonaron el campamento de Santa Cruz con dirección al corazón de la isla. Ocurría esto, con casi absoluta seguridad, en la última década del mes de mayo de 1494. Confiado Lugo en su buena estrella y en la escasa, por no decir nula, resistencia que le oponían los naturales, avanzó osadamente hasta cerca del valle de La Orotava, cada vez más optimista ante el favorable sesgo que tomaban los acontecimientos. Cuál no sería su sorpresa, cuando al aproximarse al barranco de Acente-jo, e intentar a la vista de los guanches un prudente retroceso hacia la vega de La Laguna, éstos le embistieron, envalentonados, con tal ímpetu y algarabía, que el ejército español se desbandó por completo, no obstante los denodados esfuerzos de sus capitanes por impedir que la derrota se convirtiese en verdadero desastre militar, cosa que sólo se pudo conseguir a medias. Durante horas y horas se luchó cuerpo a cuerpo, sin que los castellanos pudieran rehacerse ante aquel auténtico aluvión htunano. En esta dura y sangrienta acción nadie salió 18 ANTONIO RUMEU DE ARMAS indemne, y el mismo Lugo resultó herido en la refriega, estando muchas veces a punto de perecer a causa del enérgico ataque del mencey de Taoro, Benitomo, secundado por su valiente hermano Himenechia o Tinguaro y por otros reyezuelos y caudillos ^^ La retirada de los españoles sobre el campamento de Santa Cruz se hizo en desorden, y apenas si hubo tiempo de recoger hombres, armas y vituallas para reembarcar, desesperados y maltrechos, con dirección a Gran Canaria. Los guanches no hostilizaron a los vencidos, sino que los dejaron retirarse pacíficamente y se mostraron magnánimos con los prisioneros, a quienes devolvieron la libertad perdida. Alonso de Lugo, en " En el Memorial de descargos se alude a las heridas que recibió Alonso de Lugo en la conquista, en particular en esta operación. En el capítulo XXVI se lee, por mano de su procurador y representante personal: " e este hera el bien particular suyo, que mirava servir a Sus Altezas, en ganar estas islas, como dicho tengo, con sesenta heridas e más que tiene en su cuerpo..." La Información testifical, no es menos precisa al referirse al desbarato de Acentejo. La pregunta CLVín del interrogatorio dice así: " ítem si saben que el dicho señor Adelantado... fué desbaratado e le mataron mucha gente que traía e muchos parientes suyos e amigos e criados e pasó muchos peligros e afanes c fué muches vezes herido". El testigo Alcaraz declara " que oyó decir e fué público que los dichos guanches desbarataron al dicho Adelantado e a su gente en Acentejo e le mataron toda la mayor parte de su gente e a él diz que lo hirieron de ciertas heridas..." Amariüc afirma por su parte: " que este testigo vido el desbarato e se halló en él y a mucho peligro escapó, donde mataron muchas personas amigos del dicho Adelantado e otros, e el dicho Adelantado salió herido e mataron un sobrino del dicho Adelantado que era alférez..." Benítez insiste en lo mismo: "... e que fué desbaratado e que le mataron mucha gente e parientes e criados e que el dicho Adelantado fué herido e qtie lo sabe porque se haJló en ello, e fué muy herido en el dicho desvárate, e quedó por muerto dos días entre los otros muertos". Por último, el testigo Alvarez hace ascender, con evidente exaigera-ción, a nuestro juicio, el número de muertos a 800 ó 900. He aquí sus palabras: "... el dicho Adelantado fué desvaratado en esta isla que le havían muerto ochocientos o novecientos onbres..." LEOPOLDO DE LA ROSA y ELIAS SERRA RAFOLS: El Adela- ntado D. Alonso de Lugo y su residencia por Lope de Sosa. La Laguna, 1949, págs. 18 y 114. ALONSO DE LUGO EN LA CORTE PE LOS REYES CATÓLICOS 19 cambio, cometió la felonía de cautivar con engaños a buen número de indígenas auxiliares, vasallos de su aliado el mencey de Güímar, que más tarde serían vendidos en los mercados esclavistas de España, en clandestinos tratos, desaprobados por los Reyes Católicos '^ El reembarque de las fuerzas expedicionarias se hizo en los primeros días del mes de junio del año 1494, acaso el día 8, y tras cortas horas de navegación, desembarcaron aquellas tropas, diezmadas y maltrechas, en el mismo puerto de las Isle-tas, de donde con escasa diferencia de tiempo habían partido aguerridas y triunfantes ". A lo largo de toda su vida, Alonso de Lugo dio siempre ejemplo de ser inaccesible al desaliento. Por eso no ha de sorprendernos verlo a los pocos días, en Las Palmas, más que abatido, encorajinado por los desfavorables acontecimientos. Cuando las heridas cubrían todavía su cuerpo, aparece, el 13 de junio de 1494, en presencia del escribano Gonzalo García de Puebla, otorgando poder a su conterráneo Gonzalo Suárez de Quemada, para que, a su vez, gestionase del poderoso duque de Medina Sidonia, residente en la patria de los tres, San-lúcar de Barrameda, su colaboración militar, única manera ue " Algunos de estos guanches fueron vistos en Valencia del 5 al 9 de octubre de 1494 por el alemán Jerónimo Münzer, que visitó dicha ciudad en la fecha indicada. Consúltese más adelante el cap. VI, págs. 87- 88. " Pregunta CLIX del interrogatorio correspondiente a la Información testifical. Dice así: " ítem si saben... que después de así desbaratado el dicho señor Adelantado se fué en Gran Canaria..." El testigo Diego Fernández Amarillo se expresa así: "... luego como pasó el dicho desbarato se fué el dicho Adelantado e toda la gente a la isla de Gran Canaria con intención de se fornecer y tornar a la dicha conquista...'' Juan Benítez declara: "... fueron desbaratados e se fueron a Grand Canaria e que después tornaron..." Residencia..., TpÁgs. 114- 115. 20 ANTONIO RUMEU DE ARMAS domeñar y abatir el ímpetu de los indómitos y valerosos guanches ". Ya hemos dicho que, a nuestro juicio, un año largo transcurrió en estas gestiones. El mensajero Suárez de Quemada se trasladó a Sanlúcar, se entrevistó con el duque don Juan < ie Guzmán e iniciaron ambos los tratos y conversaciones para un acuerdo, cosa siempre difícil de llevar a puerto seguro cuando una de las partes contratantes era Alonso de Lugo, hombre de dudosa solvencia moral y de más dudosa fidelidad de palabra. Convenidos ambos'", se inició el reclutamiento de las tropas y el apresto de los navios, que zarparon de Sanlúcar en el raes de octubre de 1495 ^' con su importante cargamento hu-i-' Fray ALONSO DE ESPINOSA: Del origen y milagros de N. S. de Candelaria ( libro m , cap. VII). Edición de la Biblioteca Canaria, s. a., página 34. Espinosa es el primero que conoce o tiene conocimiento de la otorga-clón y data de este documento. Le copian ABRÉu GAUNTÍO, NÚÑEZ DE I. A PEÑA, CASTILLO, VIERA Y CLAVIJO. etc. " Sobre la colaboración del duque de Medina- Sidonia tenemos inconcusas pruebas, no sólo en el unánime testimonio de los historiadores, sino en las declaraciones personales de los, propios conquistadores. En el Memorial de descargos ( cap. LXIV) se lee: "... que por más lealemente servir el dicho mi parte a Sus Altezas pagó al dicho Duque [ de Medina Sidonia] la gente que envió, en dineros e esclavos e g'anados e otras cosas, sin le dar Sus Altezas cosa alguna..." En la Información testifical, Alonso de Alcaraz declara: " que el dicho Adelantado quedó muy adebdado después de la conquista de esta isla e que devía a mercaderes, e al Duque de Medina, cree que oy no le a acavado de pagar..,, que vio que le pedían por parte del Duque..." El vicario Fernán García refiere: "... que sabe que vinieron a esta dicha [ isla] muchas personas del Duque de Medina Sidonia e otros licitantes a pedir muchos maravedís al dicho Adelantado que decíEin que le avían proveído para la dicha conquista..." En análogos términos declaran Juan Benítez, Rodrigo Alvarez, etc. Residencia..., págs. 34 y 116- 117. " ANDRÉS BERNALDEZ, cura de Los Palacios, en su Historia de los Reyes Católicos. B. A. E., tomo LXX, año 1878, capítulo CXXXIV, pág. 680, se limita a señalar el año 1495. Fray ALONSO DE ESPINOSA, en su obra antes citada ( libro III, capítulo VII), pág. 35, da como fecha de partida el 22 de octubre, y de arribo a Gran Canaria, el 29. Siguen a Espinosa NÜÑEZ DE LA PEÑA, VIERA Y CLAVIJO, etc. ;'?>;•' ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 21 mano, y arribaron al Puerto de la Luz en los días finales de dicho mes. Sumaban estas aguerridas fuerzas seiscientos cincuenta infantes y cuarenta y tantos jinetes, y venía al frente de ellas el capitán jerezano Bartolomé de Estopiñán ^\ Como es de suponer, este compás de espera no había sido desaprovechado por el conquistador Alonso de Lugo. Lo que más le apremiaba para reanudar la campaña era el abundante numerario, el dinero, nervio de toda guerra, y con este fin había vendido el importante ingenio de su propiedad, radicado en el valle de Agaete, al mercader genovés, vecino de Valencia, Francisco Palomar por cuantía de 650.000 maravedís ^°; había conseguido que su compañero de armas Lope Fernández de la Guerra se desprendiese asimismo de sus propiedades o su dinero con idéntico fin ^", y no bastándole lo conseguido, se había dirigido a doña Inés Peraza, señora propietaria de las Canarias menores, y a su nuera doña Beatriz de Bobadilla en demanda también de importantes auxilios económicos. Decidido Lugo a salir airoso de la empresa, tras el primer fracaso, no se paraba ante ningún obstáculo: vendió sus bienes, gastó la dote de su mujer, se desprendió de sus joyas y atavíos, " e quando ya no tovo quién le prestase ni qué vender, empeñó sus hijos, don Pedro e don Fernando, a doña Inés Peraza para que le diese sobre ellos bastimentos para la dicha conquista" -'. '* E3SPIN0SA, obra citada, pág. 35. '" Sobre este contrato se volverá a hablar en las págs. 89- 93. La fecha del mismo, 19 de agosto de 1494, prueba lo retrasados que iban los preparativos para la segunda campaña. " Información testifical. Declaración de Diego Fernández Amarillo. Dice así: "... 6 que le avía prestado Lope Fernandes, regidor que es agora de esta isla, al pie de ochocientas doblas, lo qual oyó decir generalmente en aquel tiempo a muchas personas, y vido este testigo las doblas que de-zían que el dicho Lope Fernandes le avía de prestar en poder del dicho Lope Fernandes, e que con estos socorros e remedios volvieron a esta dicha isla de Tenerife a la tomar a conquistar..." Residencia..., pág. 115. " Memorial de descargos, capítulo LXXXVII, e Información testifical, jwegTinta CLX. Los testigos ( Amarillo, Benítez y San Martín) están conformes con todos estos extremos. El testigo Diego de San Martín nos revela que los vestidos de Lugo * i: 22 ANTONIO RUMEU DE ARMAS Sin embargo, todos estos esfuerzos y sacrificios resultaron a la postre vanos por la enorme desproporción entre lo recaudado y los gastos que la empresa cada día devoraba. Fuéle entonces preciso a Lugo recabar la colaboración y coparticipación económica de diversos mercaderes, asentistas y prestamistas, tales como los mercaderes genoveses Mateo Viña y Francisco Palomar, el clérigo mallorquín Nicolás Angelate y el comerciante Guillermo de Blanco. Ignórase la fecha de este verdadero concierto que firmaron Lugo y los cuatro prestamistas, en Las Palmas, ante notario, y que dio nacimiento a una verdadera compañía comercial para la conquista de la isla y el beneficio del consiguiente botín de guerra. Viña, Palomar, Angelate y Blanco quedaron obligados a aportar " lo que hacía falta para emprender la conquista", y a cambio de ello Lugo les reconocía determinados derechos en el reparto de las presas y botín ^^ Sobre esta base económica se verificó la recluta de los soldados, se adquirieron los bastimentos precisos, se armó y adiestró a las fuerzas expedicionarias y se concertó la colaboración con las tropas andaluzas. Estas, como ya hemos dicho, hicieron su entrada en el Puerto de las Isletas en los días finales del mes de octubre de 1495, y establecieron inmediato contacto con las huestes canarias. ; v Los navios de la flota combinada, una veintena en cifras aproximadas ^^ zarparon con dirección a Tenerife en los pri-se conservaban depositados, después de finalizada la conquista, olvidados por su dueño, en el convento de San Francisco de Santa María de Betancuria. Véanse sus palabras: "... 6 que quando fué a Ftierteventura, que el dicho Adelantado halló sus vestidos en la dicha isla en San Francisco, enpeñados a doña Inés de Herrera, los quales tornó e los repartió por la gente". Residencia..., págs. 45 y 115. '" Más adelante se aludirá con amplitud a este concierto económico y a los pleitos y arbitrajes que trajo aparejados. Véanse las págs. 106- 125 y 162- 173. ^ El número de navios lo fija Lugo en 32 ó 33. Memorial úe descargos: " e fletó muchos navios que serian treinta e dos o treinta e tres...". Información testifical ( pregunta CLVI): "... e más fletó muchos navios..." Residencia..., págs. XXX, 45, 112 y 113. Téngase en cuenta que la cifra que da Lugo es globEil para las dos entradas, y que, por tanto, es forzoso dividirla entre ambas operaciones. F. La primera misa, después del desembarco, Reconstrucción pictórica de Gumersindo Robayna. ALONSO DE LUGO EX LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 23 meros días de noviembre del año expresado ^\ y cuando desembarcaron en Santa Cruz y pudo verse en formación aquel brillante y aguerrido cuerpo militar, compuesto de algo más de un millar de hombres y un centenar de caballos, no era preciso ser agorero para prever la suerte que esperaba a los envalentonados guanches ^^. Reconstruido y fortificado el campamento de Añaza ^'^, pudo Alonso de Lugo ordenar el avance de sus tropas con dirección a La Laguna, decidido a medir sus armas con los indígenas y arrancar con una acción victoriosa la espina punzante de la anterior derrota. Las circunstancias venían además a favorecerle en su empresa, pues los reinos indígenas ardían en intestinas disensiones, motivadas por la insoportable prepotencia que con la victoria de Acentejo había adquirido el mencey de Taoro, Benitomo, sobre sus colegas, los otros monarcas isleños. " ESPINOSA fija el desembarco el día 2 de noviembre [ de 1494]. Le copian ABRÉu GALINDO, NÚÑEZ DE LA PEÑA, VIERA Y CLAVIJO, etc. ^' Sobre el número de caballeros e infantes, el Memoriai de descargos ( Lugo) asegura que " serán más de doscientos de cavallo e mil quinientos peones..." La pregunta CLVI de la Información testifical insiste en el mismo número; " traxo doscientos de a caballo, poco más o menos, e mU quinientos peones..." De los testigos, Benítez y Suárez Gallinato reducen los caballeros a 150 ó 155 y están conformes en el número de infantes. Los demás testigos no concretan el número. Dése por repetido lo dicho en la nota 23 sobre el carácter global de estas cifras, que se refieren a los dos desembarcos. Residencia..., pájgs. XXX, 45, 112 y 113. Fray ALONSO DE ESPINOSA, en su obra Del origen y ' milagros de N. S. de Candelaria^ asegura que " tenía esta vez debajo de su bandera el Gobernador de la conquista más de mil hombres y sesenta o setenta de a caballo..." ( Edición Biblioteca Canaria, s. a., pág. 36). " En este segundo desembarco iMirece que fué cuando se edificó la torre o fortíileza de Santa Cruz. La pregunta OLVII de la Información... no es muy precisa: "... el dicho Adelantado vino a la dicha conquista... e desenbarco en esta isla de Thenerife... en el puerto de Santa Cruz... e hizo una torre para que mejor se pudiesen defender..." EH testigo Juan Benítez es, en cambio, más concreto: " fueron desbaratados e se fueron a Gran Canaria e que después tomaron a rehacer e venir a Tenerife e desenvarcaron en el puerto de Los Cavallos e vinieron a Santa Cruz y alU ficieron acuella torre a costa e misión del dicho Adelantado". Residencia..., págs. 113- 114. 24 ANTONIO RUMEU DE ARMAS En la noche del 13 de noviembre— fecha la más probable— alcanzaban los españoles, tras penosa marcha, las proximidades de la laguna, acampando donde hoy se levanta la Cruz do Piedra, para trabar batalla al amanecer, contra las huestes guanches acaudilladas por el propio mencey de Taoro, Benito-mo. El combate fué rudo e indecible el coraje con que ambas fuerzas se acometieron por espacio de largo tiempo, hasta que las tropas guanches abandonaron el campo, desordenadas y sorprendidas ". Episodio singular de la contienda fué la muerte en la acción del valeroso rey Benitomo cuando pretendía cerrar el paso a los castellanos al frente de sus huestes. La misma suerte cúpole a su hermano el valiente Himenechia, por otros conocido con el nombre de Tinguaro; cuando escalaba a marchas forzadas el cerro vecino de San Roque, después de la derrota, sucumbió a golpe de lanza de un ágil infante isleño, que en el ardor de la pelea no atendió los ininteligibles ruegos del valiente caudillo, quien invocando su condición de rendido y la calidad de su estirpe en vano le pidió gracia de la vida -^. Después de esta acción victoriosa, Alonso de Lugo regresó con sus huestes, bien ordenadas y tranquilas, al campamento de Santa Cruz para preparar y disponer la campaña definitiva que humillase de una vez para siempre el poderío del pueblo guanche. Sin duda, esperaba el conquistador recibir nuevos refuerzos en hombres y vituallas procedentes de Andalucía y Gran Canaria. Sobre la fecha de esta última campaña es preciso aventurar una opinión. Como término post- quem, la batalla de La Laguna, o sea noviembre de 1495; como término ante- quem, la rendición de los menceyes a Lugo, o sea abril- mayo -' Sobre el día que se dio la batalla de La Laguna hay casi unanimidad en cronistas e historiadores. Para ESPINOSA fué el 14 de noviembre [ de 1494]. A este cronista, el más próximo a la conquista, siguen y copian, cuando no le discuten, rectifican o amplifican, los demás: VIANA, CASTILLO, VIERA Y CLAVITO, etc. Por nuestra parte, como ha visto el lector, corremos un año la fecha. * « ESPINOSA, obra citada, págs. 39- 40. BUENAVENTURA BONNET: La batalla de La Lagiitva, en " Revista de Historia", núm. 82- 82 ( 1948), 267- 273. La Laguna: La Cruz de Piedra. ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 25 de 1496. En este tiempo se desarrollaron diversas operaciones militares de entretenimiento y desgaste, hasta que, bien maduro el plan de campaña, las fuerzas expedicionarias se internaron hacia el corazón de la isla, sin hallar obstáculo hasta el fatídico barranco de Acentejo, de tan triste recuerdo para los conquistadores, donde se atrincheraron al tener información de que el mencey de Taoro, Bentor, sucesor de Benitomo ( y al mismo tiempo hijo suyo), con otros reyezuelos coligados— los de Tacoronte, Tegueste, Icod y Daute—, avanzaban presurosos dispuestos a cerrarles el paso. La batalla fué tan dura y obstinada como la primera, aunque pronto los golpes de los guanches se embotaron en las corazas españolas, sin que de nada les sirviera su aplastante superioridad numérica frente a aquel compacto y aguerrido escuadrón de soldados hispanos. La victoria fué resonante para los castellanos, sin que a los guanches quedase a la postre otro recurso que retirarse del teatro de la acción, desordenados y confusos. Debía ocurrir esto a fines de enero o principios de febrero de 1496 ^°. La suerte de la isla estaba ya por completo prejuzgada. -'' Don JOSÉ FlODRlGUEZ MOURE^ en Los Adelantados de Canarias, si bien acepta la fecha de 1495 como la del seg: undo desembarco, da por sentado que ambas batallas, La Laguna y Acentejo, tuvieron que librarse seguidamente, una detrás de otra, en los meses de noviembre y diciembre del año expresado ( pág. 14). Nos parece a todas luces más verosímil retrasar la segimda batalla de Acentejo. Rodríguez Moure cae asi en la misma contradicción que Viera y Cla-vijo en relación con Núñez de la Peña. Se olvida que ha adelantado un año el segundo desembarco, pasándolo de 1494 a 1495, y acepta, en cambio, la fecha que dan los demás historiadores para la segunda batalla da Acentejo: diciembre de 1495. Mientras Núñez de la Peña fijaba la fecha de iniciación de la conquista en 1493, Viera y Clavijo la lleva a 1494, aproximando así el desembarco en Añaza, el desbarato en Acentejo y el éxodo a Gran Canaria ( mayo- junio de 1494); mas luego se olvida del éxodo e imagina a los conquistadores— de la mano de Ntiñez de la Peña— realizando en 1494 todo lo que este último, sobrado de tiempo, les había dado como entretenimiento para 1493. VIERA Y CLA\ aJO, obra citada, tomo II, págs. 191, 183 y 201. n SIETE REYES EN BUSCA DE DOS ¿ Acampó Lugo después de la victoria de Acentejo en aquella misma comarca para preparar la última y definitiva jornada? ¿ Se retiró con sus huestes a Santa Cruz a reponer pérdidas y reorganizar sus fuerzas? Los cronistas insulares, preocupados por rellenar de hechos y sucedidos meses y meses de inacción, dada la excesiva amplitud cronológica que asignan a la conquista, aseveran que el capitán español se retiró después de la victoria al campamento de Santa Cruz para reorganizar sus huestes. Sería ésta, asi, la primera operación militar en que los ejércitos abandonan por sistema las posiciones ganadas a precio de sangre para volverlas a recuperar meses más tarde. Esta segimda retirada pudo realizarse, pero nos parece poco verosímil. La lógica nos aconseja pensar que estaba mejor acampado el ejército de Lugo en las fértiles comarcas del interior que no en las áridas costas de Añaza, y que a todos interesaba consolidar el dominio de las posiciones ganadas que no abandonarlas para volver sobre ellas con escasa diferencia de tiempo. Alonso de Lugo debió, pues, acampar en Acentejo y preparar desde este estratégico punto, manteniendo siempre el contacto con el campamento de Santa Cruz, la ofensiva final y definitiva, que le iba a convertir en señor indiscutido de la totalidad de la isla. Esta operación, más que tal, fué un verdadero paseo militar. El aparato guerrero de los castellanos y el alarde de fuerza desplegado en el segundo desembarco acabó por completo con la moral de los guanches tras los du- 28 ANTONIO RUMEU DE ARMAS ros reveses sufridos en las batallas de La Laginia y Acentejo. Alonso de Lugo se internó con sus huestes en el valle de La Orotava, y más por la persuasión que por la fuerza, más con habilidad y astucia que con las armas, atrajo a su campamento de los Realejos a los menceyes guanc" hes coaligados para que depusiesen su resistencia y ofreciesen fidelidad y vasallaje a los Reyes Católicos \ De la misma manera atrajo después de estas paces, con ofrecimientos y engaños, a los demás menceyes, probablemente los de Güímar, Anaga, Adeje y Abona, aliados, unos, semi- neutrales, otros, y cuando ya los tuvo a todos en su campamento concentrados, no pensó en otra cosa que en el viaje a la corte, con tan regia compañía, para que los soberanos españoles pudiesen apreciar y recompensar su denodado esfuerzo y el victorioso fruto conseguido. La resistencia de los indígenas en cuadrillas insurgentes, sin sus señores naturales que los llevasen al combate, debió de proseguir por breve espacio de tiempo. Acorralados y diezmados en los puntos más inaccesibles, la pacificación total fué obra de los años más que de la acción militar de los hombres -. El viaje del conquistador don Alonso de Lugo a la corte en compañía de los menceyes guanches es un hecho de cuya ^ Todos estos hechos están narrados con la más natural sencillez, sin aparatosos alardes espectaculares, por el más próximo y veraz historiador de la conquista, fray ALONSO DE ESPINOSA, en su conocida obra Del origen y milagros de N. S. de Candelaria. A ESPINOSA copian, o con él coinciden, en lo fundamental, lo mismo TORRIANI, que ABREU GALINDO, ANTONIO DE VIANA, NÚÑEZ DE LA PEÑA, CASTILLO, VIERA Y CLAVIJO, etc. ' Sobre la duración de la conquista, el Memorial de descargos le da como plazo " dos años y medio". La pregunta CLVIII de la Información testifical, " dos años y medio, poco más o menos". El testigo Juan Bení-tez, " dos aAos e medio... poco más o haenos..." Como la conquista se extiende desde mayo de 1494 a abril- mayo de 1496, en estos dos años largos (" dos años y medio poco roas o menos"), deben comprenderse los meses posteriores a la partida de Lugo, dedicados por sus compañeros de armas, los demás conquistadores, a estas lentas tareas de pacificación general. LÁMINA V La rendición de los menceyes. Reconstrucción pictórica de Manuel González Méndez; 1906. ( S. G. de Tenerife. Mancomunidad Interinsular.) Encuentro de los menceyes con los castellanos. Pintura, mural de Carlos de Acosta. 1764. ( La ./ ' ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 29 veracidad no es posible discrepar. Los documentos nos hablan con reiteración del mismo, y si no son muy minuciosos en los detalles, tampoco son excesivamente parcos en ellos. En el Memorial de descargos que de su gestión hace el conquistador Alonso de Lugo, valiéndose de la pluma de su procurador Juan Márquez, cuando la residencia que le tomó en 1508 el gobernador de Gran Canaria, Lope de Sosa, se lee lo siguiente: " Con mucho trabajo e afán e derramamientos de sangre e pérdida e muerte de parientes criados e amigos e de las otras personas que con él vinieron a la dicha conquista, donde fué muchas veces herido, la Uro de poder de los infieles, donde %; se a celebrado e celebra el culto devido en abmentación de la fee cristiana e en acrecentamiento de la Corona real; e la puso— la isla de Tenerife— debaxo del su yugo real e llevó consigo a Sil Alteza nueve Reyes..." ^ En la pregunta CLXII del interrogatorio que acompaña a la Información testifical, se vuelve sobre el tema en términos más concretos todavía: " Acabada de ganar la dicha isla el... Adelantado fué a la corte a hesar las manos a Su Alteza e llevó consigo nueve Reyes que avía en esta isla de Thenerife..." *. En la memoria de Alonso de Lugo debía de estar todavía fresco el recuerdo del viaje del guxtnarteme de Gáldar don Fernando a la corte de los Reyes Católicos, a raíz de su prisión oor el propio Lugo, cuando con un golpe de audacia, tras su desembarco en Agaete, había logrado apoderarse del regio personaje indígena y desarticular la defensa de los aborígenes frente a los castellanos. ¡ Quién sabe si el mismo Alonso de Lugo había sido su acompañante en el viaje a la corte, mediador e intérprete en las entrevistas con Fernando e Isabel y hasta testigo de excepción de su solemne bautizo en Toledo... o en cualquiera otra parte...! Quizá fuese también testigo Alonso de Lugo cuando se ocupaba en Sevilla, en los primeros meses de 1493, de los preparativos para la conquista de la isla de La Palma del triunfal regreso del Almirante de las Indias, don Cristóbal Colón, y de la espectacular entrada que LA ROSA y SERRA RÁFOLS: Residencia..., pág. 45. Residencia..., V^ g. 116. ,,;,„• ; , . " ; ,: 30 ANTONIO RUMEU DE ARMAS hizo en la ciudad que el Betis baña, seguido de una brillante comitiva de servidores y marineros, portadores de extraños íinimales y objetos y seguidos de los no menos sorprendentes y sorprendidos indios antillanos'. Lo que no admite duda es que cuando, finalizada '< a incruenta conquista de La Palma, y sumisos y obedientes los caudillos o reyezuelos indígenas, éstos se entregaron a la magnanimidad del conquistador, en aquel mismo año de 1493, lo primero que hizo el capitán Alonso de Lugo fué embarcarlos en im navio, en su compañía, para presentarse en la corte de los Reyes Católicos y humillarlos a los pies del trono con objeto de que prestasen a los soberanos de Castilla " la obidiencia e reverencia que devían" ^ ¿ Cómo ha de sorprendernos, pues, que en 1496, después de una campaña cruenta y dura, con diversa suerte y dudoso éxito, llevada a feliz término con tesón y heroísmo, y tras de haber incorporado a la Corona la isla más grande, poderosa e indomable del archipiélago Afortunado, el primer pensamiento de Lugo fuese zarpar veloz para Castilla en grata compañía con los menoeyes sojuzgados... ? ¡ Nueve reyes...! ¡ Nueve m. enceyes...\ ¿ Es posible que nuestra historia sea tan parca en pormenores, que entre tanto cronista y no escasa copia de documentos, apenas si se haya salvado un nombre del anónimo en que aparecen envueltos los demás reyes- caudillos, verdaderos héroes de una resistencia a ultranza, épica por lo esforzada y desigual...? Así es, en efecto, por asombroso que pueda parecer. Ni los documentos ni las crónicas nos resuelven este problema histórico, que no es baladí para los que aman conocer el pasado, y sí tiene, en cambio, un profundo aroma sentimental y romántico. • BARTOLOMÉ DE LAS CASAS: Historia de las Indias. Edición M. Aguilar. Madrid, 1927, i> á. g. 336. ANTONIO RUMÉU DE ARMAS: Colón, en Barcelwia. Sevilla, 1944, pág. 20. ' Así lo declara la Cédula real de concesión a Alonso de Lugo de nuevos blasones que añadir a su escudo. Véase el Apéndice, docuinpnto IV. ALONSO DE LUGO EN LA. CORTE 0E LOS REYES CATÓLICOS 31 Sabemos que estos reyes eran nueve, y los nombres de sus reinos respectivos: Taoro, Icod, Dante, Adeje, Abona, Güímar, Tacoronte, Tegueste y Anaga. Se apoyaba esta división en menceyatos de la isla de Tenerife en una larga y casi unánime tradición histórica, que le daba firmísimas raíces. Discutida en tiempos en lo que cabe recientes con el mejor deseo y sentido crítico', los documentos últimamente estudiados han venido a confirmar, con todos los pronunciamientos favorables, aquella remota tradición, que se convierte así en sólida e inconmovible verdad *. No puede decirse lo mismo cuando de los reinos y los menceyatos pasamos a los reyes y los menceyes. Aquí la tradición histórica es varia, confusa y mixtificada— esto último en fecha tardía—, sin que los documentos nos den mucha más luz sobre el particular. Cuando el conquistador Alonso de Lugo desembarca en las playas de Añaza, en 1494, la isla de Tenerife aparecía dividida en los reinos antes señalados, entre los que destacaba, como verdadera cabeza de todos ellos, el poderoso reino de Taoro, ' BUENAVENTURA BoNNHn" REVERON: El mito de los nueve menceyes, publicado en " Revista de Historia", núm. 42, abril- junio de 1938. Hay separata. Tenerife, 1940, que es la que tenemos a la vista. ' En esta interesante tarea han tomado parte los profesores Serra Ráfols y La Rosa Olivera. ELIAS SERRA RAFOLS: Las datas de Tenerife, artículos publicados en " Revista de Historia", núm. 61 ( 1943), 3- 13, y núm. 62 ( 1943), 99- 104. Del mismo autor: LMS datas de Tenerife, en " Actas y Memorias de la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria", XIX ( 1944), 52- 69. ELIAS SERRA RÁFOLS y LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA: LOS " reinos" de Tenerife, en " Tagoro", 1 ( 1944), 127- 145. Los tres trabajos utilizan como materiales los interesantes y mal estudiados cuadernos de datas ( repartimientos de tierras) de la postconquista, conservados en el Archivo del Cabildo de Tenerife ( Ayuntamiento de La Laguna). En el proceso de las yslas de Canaria, que se conserva en el Archivo de Simancas ( Consejo Real, leg. 106, fol. 12), el bachiller Pedro de Val-des, regidor de Tenerife, aparece declarando " que quando esta ysla .. era de ynfieles, estava dividida en nueve reynos, que heran: Anaga, Tacoronte, Adexe, Abona, Taoro, Ycode, Dante, Tegueste, fíuidmad.. ". 32 ANTONIO « UMBU DE ARMAS cuyo rey Benitomo, también llamado el Rey Grande por los documentos", fué el más encarnizado enemigo de los castellanos en sus empresas de conquista y dominación. Su recuerdo se mantenía vivo, años después de la sumisión total de la isla, lo mismo en la memoria de los guanches aborígenes que de los conquistadores. Documentos coetáneos nos revelan, unas veces, el lugar " donde nasQÍó Benytomo, en medio de dos barrancos", cerca del Realejo " ; otras, la morada del monarca, " la casa del rey Benytomo, que se llama el Arautaba" ". Las que fueron sus propiedades también quedaron por algunos años unidas a su nombre: éste fué el " auchón del Rey Grande"; aquél, '' el auchón que era del Rey de Taoro" ^-, nos vienen a revelar los documentos. A Benitomo se debió la organización de la isla en pie de guerra, frente a los castellanos. El, como monarca poderoso, Rey Grande, superior en fuerza y autoridad a sus colegas, preparó las confederaciones de los distintos reinos para aunar sus ejércitos frente al común enemigo. El resonante triunfo de los guanches en el fatídico barranco de Acentejo ( la " rambla que guardaban los guanches...", el " barranco grande que ser-carpn los guanches", dicen los documentos " ) , se debió a él per- • Artículo antes citado ( LMS datas de Tenerife), pág. 13 del núm-mero 61 de " Revista de Historia". LA signatura de la data es II, 18, 17. Benitomo parece ser el nombre más de acuerdo con la realidad, por ser el que nos dan a conocer los textos más veraces y los documentos coetáneos. El nombre que acabó por prevalecer, popularizándose, es el de Bencomo. íJntre ambos son infinitas las variantes: Benitonio, Bentonio, Vibeni-tonio, Benchomo y Bentomo. " Ibld. SERRA: LMS datas de Tenerife, en " Actas y Memorias...", página 68, y SESRA- LA ROSA: LOS " reinos" de Tenerife, en " Tagoro", página 142. La data tiene por signatura 11, 13, 21. Es a favor de Pedro García, natura] de Gran Canaria, y está otorgada el 13 de septiembre de 1501. " " Tagoro", pág. 143. Data a favor de Juan Balta, febrero de 1508 ( signatura: II, 14, 40). " SERRA: Las datas de Tenerife, en " Revista de Historia", 61 ( 1943), 13, y " Actas y Memorias", pág. 68. Signatura de las datas: U, 13, 14; n, 18, 17, y n , 18, 34. " " Revista de Historia", 62 ( 1943), 104. Datas, signaturas: U, 13, 47, y 11, 14, 22. ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 33 sonalmente, a sus dotes de organizador, a su simplista y rudimentaria estrategia. El éxodo de los castellanos vino a llenar de gloria y prestigio y hasta de insoportable prepotencia sobre sus colegas al invencible rey de Taoro. Pero su buena estrella se eclipsó en la batalla de Nuestra Señora de Gracia o La Laguna, cuando el segimdo desembarco de los castellanos; en este duro encuentro tocó a los guanches, confiados y engreídos, llevar la peor parte frente al aguerrido y reforzado ejército castellano. Dispersos y vencidos, se desbandaron por laderas y vericuetos los indígenas, cuando su rey Benitomo sucumbe tristemente, sin pena ni gloria, en el fragor de la batalla o en la retirada. Al testimonio de los primeros cronistas sobre el particular ", cabe añadir un texto documental muy valioso. Nos referimos a la Información de Margarita Guanarteme, hija del rey de Gáldar, don Fernando; en ella se alude " al día del desbarate de los guanches cuando mataron al Rey Grande, que se llamaba el rey Venitomo de Taoro..."". Todo ello nos conduce a descartar ( con la muerte probada de Benitomo de Taoro en la batalla de La Laguna) su presencia personal en el campamento de Lugo en el momento de la rendición, y, como es más lógico aún, el viaje del Rey Grande a Castilla en compañía del conquistador, de acuerdo con lo sustentado por Núñez de la Peña y Viera y Clavijo ^^. Así, pues, ¿ quién fué el rey viajero, si lo hubo? Mejor será que antes nos preguntemos: ¿ Quién fué el sucesor de Benitomo?... Viene en nuestra ayuda a aclararnos el problema la misma Información antes citada de la hija del rey de Gáldar, Mar- " ESPINOSA, TORRIANI, CASTILLO... Ya el lector está, informado por anteriores páginas sobre el particular. " Declaración del testigo Juan Baxo. GREGORIO CHIL Y NARANJO: Estudios históricos, climatológicos y patológicos de las Islas Canarias. Las Palmas, 1899, tomo m , p4g. 215. » Conquista y antigüedades de las islas de la Gran Canaria/, libro 1, capítulo XVI. Edición de la Biblioteca Isleña, 1847, págs. 162- 163. Noticias de la Historia general de las Islams Canarias, Imprenta Isleña, 1859, tomo II, págs. 243- 244. 34 ANTONIO KUMETJ DE ARMAS garita Guanarteme; se refiere uno de los testigos de la información a los servicios prestados por el ex rey don Fernando Guanarteme en la conquista de Tenerife, y se expresa en los siguientes términos: " cuando fué el día del desbarate de los guanches, cuando mataron al Rey Grande, que se llamaba el rey Venitomo de Taoro, el Adelantado y capitán [ Alonso de Lugo], por traer a los guanches al conocimiento de la fe de Cristo, e por que se diesen sin más riesgo e muerte de gente, mandó ir al dicho GviOdnarteme al rey Ventor, hijo de Venitomo, a requerir que se diese y tornase cristiano e que le faría toda la cortesía que quisiese, e que el dicho Guadnarteme fué al dicho Rey Ventor, entre los guanches, y le fabló, pues que sabía la lengua guanche, e volvió con respuesta al Real, diciendo que el dicho rey Ventor no se quería dar, como pareció después, que no se dio fasta que la tierra se tomó por fuerza de armas..." ". De este rey Bentor, hijo y sucesor del gran Benito-mo, sus coetáneos nos han conservado la memoria. Diversos docmnentos hacen referencia no sólo a él, sino a su trágica muerte, sobrevenida por suicAdio cuando defendía su reino en los estertores finales de una independencia llamada a sucumbir en corto plazo de días. Las datas o repartos de tierras de la post- conquista nos han conservado el recuerdo de Bentor, en diversos lugares de la isla, y así, unas veces hablan de " la rambla de Bentore"; otras, del " barranco donde se derriscó Ventor", o con más detalles, " donde se derriscó Bentorey" ( Bentor-rey) ". El suicidio del rey Bentor de Taoro, episodio conmovedor y heroico por lo que revela de amor a la libertad e independencia del terruño ( que tiene sus precedentes en las decisiones trágicas de otros caudillos de la isla de Gran Canaria), nos priva de su presencia personal en las sumisiones de los Realejos " Ibíd. CHIL, tomo m , pág. 215. " SERBA: Las datas de Tenerife, en " Actas y Memorias...", p4grs. & S y 68; Loa datas de Tenerife, en " Revista de Historia", núm. 61, págs. 9 y 62, pág. 104. Datas n, 18, 11; 11, 13, 19, y U, 15, 19. ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓUCOS 35 y por ende del viaje a la coile de España a rendir tributo de obediencia a sus poderosos soberanos. Sabemos, eso sí, por otro valioso documento, que vivía en Tenerife, después de la conquista, un hijo del rey Bentor, para quien Lugo, tan poco respetuoso con las glorias del pasado, como desalmado y logrero, tuvo reservada como suerte la oprobiosa esclavitud y a quien utilizó para sus sucios tráficos y chalaneos, sin respeto para la humana condición y para las regias estirpes aborígenes ^^. Si el poderoso reino de Taoro tan parco se nos muestra en pormenores de su dinastía, mucho menos sabemos de los demás reinos y reyes, hecha excepción de Adeje. Los documentos nos hablan unas veces de " don Diego de Naga y don Enrique de Anaga, hijos del rey de Anaga" '", y reiteran el título de don para el segundo, circunstancia tan excepcional en los indígenas que es claro indicio de auténtica estirpe regia ^\ De análoga manera aluden otras veces los textos de la época a doña Constanza y doña Mencía, hijas del rey de Abona ", o simple- ' » LEOPOICO DE LA ROSA OuvEKA y ELÍAS SERRA RAFOLS: El odeUuita-do D. Alonso de lyugo y su residencia por Lope de Sosa. La Laguna, 1940, páginas XXVHI, XXIX y 33. Habiendo sido este guanche libertado ( ahorrado) por su hermana, " quién sabe a costa de qué sacrificios", el Adelantado lo volvió más tarde a reducir a esclavitud para venderlo al vecino de La Palma Diego de Llanos. " LE » POLDO DE LA ROSA OLIVERA: La égloga de Dácil y Castillo, en " Revista de Historia", 90- 91 ( 1950), 126, nota 19. Como tales hijos del rey de Anaga aparecen en un documento de 22 de agosto de 1508, otorgai' do ante el escribano Juan Ruiz de Berlanga en la ciudad de La Laguna, de Tenerife. " El titulo de don, después de la conquista, quedó reservado, por lo que a los indígenas se refiere, para aquellos que habían sido reyes o estaban ligados por estrecho parentesco con los últimos menceyes. Don Enrique de Anaga promovió diversas querellas contra el Adelantado por malos tratos a los indígenas y violación fragranté de la condición jurídica de los indígenas acogidos a los " bandos de paces", exentos por esta circunstancia de ser reducidos a esclavitud. Véase para más detalles la Residencia..., págs. XXVII y 42. » LA ROSA: La égloga de Dácü..., pág. 125. Documento de 21 de enero de 1508 ante Sebastián Páez. 36 ANTONIO EUMEU DE ASMAS mente a d< m Juan de Tegueste ^^ y don Pedro Tacoronte ^*, sin la menor duda parientes de los monarcas destronados que rigieron estos últimos menceyatos ^^ En cambio, del rey de Adeje, don Diego, hay pruebas inconcusas de que residía en Tenerife en el mes de octubre de 1503, o sea que sobrevive a la conquista y al sufuesio viaje a la corte de los Reyes Católicos. La famosa data de concesión de tierras a su favor por parte del repartidor Alonso de Lugo es bien explícita sobre el particular: " Doy a vos don Diego, rey que eradas de Adeje, un barranco que se llama Masca con todas sus tierras y aguas para vuestros ganados e para que fagáis vuestras heredades..." ^^. A mayor abundamiento, en otro libro de datas por testimonio, aludiendo al original, que se supone retirado por el regio guanche, se añade en nota marginal : " Menccey de Adexe, llebole" ^^ El documento matriz está fechado el 5 de octubre de 1503. " Ibíd., págs. 12&- 126. ELIAS SERRA RAFOLS y LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA: LOS " reinos" de Tenerife, en " Tagoro", 1 ( 1944), 144. Estos autores copian el testamento de Juan de Tegueste ( 9 de enero de 1521). No falta quien asegure— don Leandro Serra F. de Moratín— que Juan de Tegueste era hijo de otro Antón de Tegueste, el último mencey de esta comarca. Véstóe la nota 1 a la página 144. " LA ROSA: La égloga de Dácil..., pág. 125. SERRA y IJA ROSA: LOS " reinos" de Tenerife, pág. 140. Las datas mencionan a otro Tacoronte, Femando, que recibió tierras del Adelantado el 13 de junio de 1503. Su testamento aparece otorgado en La Laguna el 1 de marzo de 1520. En este documento se recogen los nombres de diversos indígenas, tales como Diego de GPülmar, Juan de Adeje, Sebastián de Icod, Juan de Abona, etc. " En cuanto a los Ibaute o Baute, tenidos durante algún tiempo por parientes con los menceyes de Daute, hoy parece seguro que tienen distinto origen. LA ROSA: La égloga de Dácü..., pág. 126,' nota 19. Para las datas de esta familia, SERRA y LA ROSA: LOS " reinas" de Tenerife, págs. 136- 137. « Ibid., págs. 132- 133. " Ibíd., pág. 133, nota 1. ELIAS SEREA: Las datas de Tenerife, en " Revista de Historia", 62 ( 1943), 99, y en " Actas y Memorias...", pág. 52, nota 1. ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATOUCOS 37 Otras datas semejantes aluden " a don Dyego, natural de Teneryfe", avecindado " en el reino de Ades", o a " la casa del Rey de Adexe", emplazada en esta misma comarca ^^. En la residencia tomada en 1508 por el gobernador de Gran Canaria, don Lope de Sosa, al Adelantado don Alonso de Lugo se alude con reiteración a la familia de este monarca guanche. Se menciona diversas veces a don Diego 11 de Adeje—" Don Diego, que se dize hijo del rey de Adexe ^ ® —, y se nos da a conocer el desacato cometido por un sobrino político del conquistador, teniente de gobernador a la sazón, Jerónimo de Valdés contra la honestidad de " la Reina de Adexe" o de su hija, atentado del que se querelló, ofendido, su regio consorte o padre. Debió de ocurrir este desaguisado en el año 1500 ^°. Por último, en los Libros de Acuerdos del Cabildo de Tenerife ha quedado registrado el nombre de don Pedro de Adexe ( don " sólo reservado para el Adelantado y su hijo primogénito), miembro indiscutible de esta casa y de seguro hermano o hijo del último mencey. Se hallaba encarcelado este infante en el mes de noviembre de 1502 por fútiles cuestiones, cuando fué puesto en libertad, con el beneplácito de los regidores, para que contribuyera a reducir a los guanches alzados, teniendo en cuenta su experiencia y conocimiento de la comarca de Adeje (" el qual sabe la cierra del reyno de Adexe, do andan los algados...") =^ » " Tagoro", pág. 133. » Residencia..., págs. 422, 44, 104. " ttbíd., págs. XXrx, 11, 68. Ea desacato debió de cometerse a fines de 1499 o primeros días de 1500, pues el 13 de enero de este último afio cesaba súbitamente Valdés eri el ejercicio de sus funciones, sin que se vuelva a presentar en Cabildo hasta el 9 de diciembre. El Adelantado desterró a su pariente a la ciudad africana de Taigaos " Véase en la pág. 35 la nota 21. " ELUS SERRA RAFOLS: Acwrdos del Cabildo de Tenerife ( U97- 1502). La Lagruna, 1949, pág. 51. En los Libros de Acuerdos sólo aparecen con el título de don el Adelantado y su hijo primogénito don Pedro. A este don Pedro de Adeje ( suponiéndole mencey de esta comarca) hace referencia Viera y Clavijo en el Prólogo, página X de su tomo m . La fuente de información de Viera son los mismos Ubros de Acuerdos 38 ANTONIO RUMEU DE AKMAS Como puede verse, poco, por no decir nada, es lo que sabemos de las estirpes regias si nos atenemos al pie de la letra a los textos documentales..., pero la tradición histórica, las fuentes narrativas y hasta poéticas, ¿ son tan parcas en sus informes...?, ¿ son tan veraces en sus afirmaciones...? Esa tradición, ¿ es historia o es leyenda...? « « * Esta tradición histórica es, unas veces, anterior a la conquista de la isla de Tenerife, y otras veces posterior a ella. En el primer grupo de testimonios hay que incluir los de Ca da Mosto, Azurara, Herrera y Gomes; en el segimdo. Espinosa, Torriani, Abreu Galindo y Castillo Ruiz de Vergara. Grupo aparte es preciso formar con el poeta Antonio de Viana y sus seguidores, tales como Núñez de la Peña, ¿ Marín Cubas?, Viera y Clavijo, etc. El navegante veneciano Alvise de Cá da Mosto es el primer escritor que se hace eco de la división de la isla de Tenerife en rnieve reinos, aunque sin concretar los nombres de éstos ni los de sus monarcas. Como Cá da Mosto no desembarcó en la isla de Tenerife en 1455, pues se limitó tan sólo a visitar las islas de La Gomera y El Hierro y contornear la de La Palma, cabe considerar que todo el caudal de información de que hace gala lo recibiese personalmente del señor de las Canarias don Diego García de Herrera. " Esta isla— dice Cá da Mosto, refiriéndose a Tenerife— está gobernada por mieve señores llamados duques, los cuales no son elegidos por derecho de sucesión o de herencia, sino por el de la fuerza..." ^'. El cronista portugués Gomes Eannes de Azurafa, inspirándose en el mismo Ca da Mosto, cuyo manuscrito conoció, repetiría más adelan-lante** que los habitantes de Tenerife estaban " divididos en del Cabildo de Tenerife. El episodio histórico aludido— insurrección en Adeje— es comentado por este autor. " JoAü MARTINS DA SILVA MARQUES: Descobñmentos portugueses. Instituto para a Alta Cultura. Lisboa, 1944, tomo I, suplemento, doc. 133- 34. " La primera copia de este manuscrito se entregó al rey de Portugal el 23 de febrero de 1453. Por tanto, tuvo que ser añadido posteriormente por su autor para recoger el testimonio de Cá. da Mosto. SABINO BERTHiaxJT: Ethnopraphie et Annáles de la Conquéte de Ca- ALONSO DE LUGO Ea< LA CORTE DE LOS EEYES CATÓLICOS 39 ocho O nueve bandos, y en cada uno— añade— tienen su rey..." ^•. Esta tradición, reflejada por Cá da Mosto, y Azurara, adquirió fuerza de hecho histórico como expresión simbólica de un singular hecho de armas ocurrido hacia la mitad de la decimoquinta, centuria. Ansioso por esta época el señor de las Canarias don Diego García de Herrera de dominar la isla de Tenerife, preparó una expedición, compuesta de tres navios bien equipados y pertrechados, en los que embarcó sus huestes, 500 soldados canarios, a los que situó, sin dificultad, en las playas vecinas de la isla llamada del Infierno, en la comarca del Bu-fadero. Venia decidido Herrera a someter a los guanches insumisos ( íon más ruido que fuerza; por ello no ha de sorprendernos que, impotente para acometer la conquista de la isla, se limitase a trabar amigables relaciones con los principales indígenas, tratos que condujeron a la simbólica sumisión o tratado de paz de 21 de junio de 1464, que conocemos por el testimonio fehaciente del escribano Fernando de Párraga. En dicho acto comparecieron los nueve menceyes de Tenerife: " El gran rey Imobach de Taoro, el rey de las Lanzadas, que se llama rey de Güímar; el rey de Anaga, el del de Abona, el rey de Tacoronte, el rey de Benicod, el rey de Adeje, el rey de Te-gueste y el rey de Daute..." Y ofrecieron simiisión, puramente nominal, a los castellanos, entre confusos, asombrados y sonrientes al contemplar las extrañas ceremonias con las que el candido Herrera quería solemnizar la toma de posesión del nuevo territorio '^. En cuanto al último testimonio anterior a la conquista, el naries. París, 1889, págs. 51- 55. Este autor ha probado que Azurara tuvo que conocer el relato de Cá da Mosto. ^ Crónica do Descobrímento e Conquista de Guiñé. Edición. Carreira- Santarem. París, 1841, pág. 382. ElLUs SERRA RArOLS: IA} S portugueses en Canarias. La lAguna, 1941, página 67. " JUAN NúÑEZ DE LA PEÑA: Conquista y antigüedades de las islas da la Gran Canaria. Biblioteca Isleña. Santa Cruz de Tenerife, 1847, páginas 67- 70. ESPINOSA, págs. 6- 7 ( libro III, cap. I), tuvo ya noticia de este epUo-dio por el mismo documento. 40 ANTONIO RUMET; DE ABMAS de Diego Gomes de Sintra es el menos verídico en el punto concreto que nos interesa: " Y tienen entre ellos— asegiura— tres reyes y dicen que había allí 23.000 hombres..." ". La tradición histórica de la post- conquista no es mucho más precisa en relación con los monarcas tinerfeños o con las estirpes regias de la isla. Además es una tradición muy tardía, que se manifiesta un siglo después de finalizada la campaña militar. Representan esta tradición, en vanguardia, fray Alonso de Espinosa y Leonardo Torriani; el primero, el fraile dominico, es autor de la conocida obra Del origen y milagros de Nuestra Señora de Candelaria; el segundo, el ingeniero italiano, escribió por la misma época, finales del siglo xvi, su Descrittione et Historia del regno de Visóle Canarie..., no divulgada hasta fecha relativamente reciente ^*. Estas dos importantísimas fuei^ Lcs están inspiradas en el relato tradicional que corría entonces ^ e boca en boca entre los descendientes de los conquistadores y de los guanches. De Elspinosa sabemos que realizó informaciones públicas entre la población; en cuanto a Torriani, él mismo asegura: " questa et molt' altre cosa sonó state conservata dalla memoria delle genti..." En otro caso, esa tradición oral se había reflejado en algún relato, hoy desconocido, en el cual se inspiraron ambos cronistas. *' De prima inventione Guineae... EJdición del Dr. Sclimeller, que forma parte de un estudio más extenso sobre Valentim Fernandes inserto en la revista " Abhandlungen der Philos.- philolog. classe der Koenlglich Bayerischen Akademie der Wissenschaften", Munich, tomo I \ ' ( año 1847), página 34. Puede verse también en la reciente edición portuguesa: O manuscrito " Valentim Fernandes", Lisboa, 1940, págs. 202- 203. BUENAVENTURA BONNET: El navegante Diego Gomes en las Canarias, en " Revista de Historia", núms. 51- 52 ( 1940)^ 96- 100. " De la misma época de estos dos textos es la Descripción de Uis islas Oamarias, hecha en virtud de mandato de 8. M. por un tío del licenciado Valcárcel, dada a conocer por el catedrático de la Universidad de Sevilla don Enrique Marco Dorta en " Revista de Historia", 63 ( 1943), 197- 204. EJsta breve descripción coincide en varios pimtos con las dos fuentes anteriores, Elspinosa y Torriani; en cambio, es muy parca en noticias sobre sus reyes, que reduce al número de siete. ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 41 La identidad entre Espinosa y Torriani es plena y absoluta en el punto concreto que estudiamos y otros aledaños o similares concernientes a la nación guanche. Sólo existe entre ambos la diferencia de que Espinosa está mucho más documentado y mejor informado sobre los aborígenes y la conquista de Tenerife que Torriani, y que, por tanto, no cae en los errores en que éste incurre. Así, pues, la narración de Torriani parece vma traducción parcial de Espinosa, y viceversa, el re lato de Espinosa ima reproducción complementada del testimonio de Torriani' ® . " ¿ Quién copió a quién...? Véase lo que sobre el particular exponemos en nuestra obra Piraterías y ataques navales contra las Islas Canarias. Madrid, 1948, tomo II, primera parte, pág. 340: " Dominik Wolfel no ve relación entre las obras de los dos escritores... y sin embargo, en lo poco que escribe Torriemi sobre la historia de Tenerife coincide casi exactamente, hasta en • las palabras, con el texto de Espinosa. O ambos se inspiraron en una fuente común, o el uno copió al otro. Mientras Torriani residió por espacio de años en Gran Canaria, su estancia en Tenerife apenas pasó de los seis meses; por eso no es de extrañar su pobreza de información sobre la historia de esta isla— conforme comenta Espinosa—, que contrasta con la buena información sobre aquélla. En cambio, Espinosa, que conoce lo poco escrito por Torriani sobre el particular, lo aumenta y rectifica, convirtiéndose en vmo de los cronistas más importantes de la conquista de Tenerife, por ser, pese al siglo transcurrido, el historiador más coetáneo a la misma. Asi, pues, aunque Torriani y Espinosa escribían sus obras casi al mismo tiempo — 1590- 1592—, y es probable que ambos dialogasen sobre el particular largamente, no parece, en cambio, probable que se copiasen el uno al otro. Torriani declara que las noticias que da sobre la religión, vida y costumbres de los guanches se han conservado en la " memoria delle gente", y que no las amplía por carecer de curiosidad y porque las deja " ad altri scrivere". Este pasaje parece estar señalando con el dedo a fray Alonso de Espinosa, quien, efectivamente, da a conocer mejor que nadie la vida y las costumbres de los antiguos indígenas, así como los episodios culminantes de la conquista. De lo que llevamos dicho no parece admisible que Torriani copiase a Espinosa sus pasajes referentes a Tenerife, puesto que cae en errores y es más pobre de información que el fraile dominico. Cabría admitir, en cambio, que Espinosa, al leer el manuscrito de Torriani en Las Palmas copiase ai pie de la letra pequeños pasajes que luego incluyó casi literalmente en su obra; pero con todo, más natural parece que ambos se inspirasen en xma fuente común desconocida." Sabido es, por otra parte, que Espinosa ( libro i n , cap. I, pág. 5) hace • 42 ANTONIO RUMEU DE ARMAS Para estos dos autores, de tan extraordinaria importancia, la isla de Tenerife se hallaba dividida en nueve reinos, gobernados, respectivamente, por un menoey. Cuatro de estos reinos con monarcas conocidos y cinco con príncipes ignorados. He aquí los nombres de los primeros: Rey de Taoro: Betzenuhya ( Espinosa), Detzenuhia ( To-rriani). .•.:. .-,.:.,.. :: s. v ÍX^; ";;;'/', ,;^:;/ " • ••• Rey de Güimar: Acaymo ( Espinosa), Acalme ( Torriani). Rey de Abona: Atguaxoña ( Espinosa), Aguassona ( Torriani) . Rey de Adeje: Atbitocarpe ( Espinosa), Atbitocazpe ( Torriani). ; J / ' Los reinos de monarcas ignorados fueron para Espinosa: Naga, Tegueste, Tacoronte, Icode y Daute. En cuanto a Torriani, si bien afirma que fueron nueve los menceyatos, declara a renglón seguido que sus primitivos reyes le son desconocidos *". Parte Espinosa en su concepción de la monarquía guanche de ima unidad política primitiva de la isla bajo el cetro de un rey poderoso, asentado en la comarca de Adeje, cuyo nombre se ha perdido para la posteridad. De este reino, fraccionado por sus hijos en los días amargos de la vejez, surgieron otros tantos menceyatos, nueve, porque ese era el número de los vastagos del poderoso soberano. " El mayor de los cuales— dice Espinosa—, como lo era en edad, lo fué en discreción, fuerza mención en su otara de " Leonardo Turián, ingeniero, que con sutil ingenio y muclio arte escribe la descripción de estas islas..." *" Otros puntos de coincidencia— entre muchos— de Espinosa y Torriani son los siguientes: I.*" La amonestación de Benitomo a su hermano, después de la batalla de Acentejo, por mostrarse personalmente remiso en perseguir a los castellanos en su huida. Espinosa silencia el nombre de este príncipe, mientras que Torriani lo llama Himenechia. 2.° El temblor de Maninidra, el valiente canario. Este suceso lo localizó Espinosa en las vísperas del desastre de Acentejo, mientras Torria-ni lo traslada a la batalla de Gracia; y 3." La muerte del rey Benitomo en la batalla de La laguna. LÁMINA Vil Los nuanches de Güimar sorprendidos por la aparición de la Virgen de Candelaria. Pintura al fresco de Carlos de Acosta. 1764. ÍLn Laguna: Escalera del Ayuntamiento.) ALONSO DE LUGO EN LA. COETE DE LOS BEYES CATÓLICOS 43 y ánimo; llamábanlo Betzenuhya o Qiiebehí por excelencia. Este tiranizó y señoreó el reino de Taoro, que agora llaman Orotava..." *'. Los otros tres reyes, hermanos del de Taoro, ya son conocidos por el lector. En cuanto a Torriani, supone éste ima previa conquista de la isla por los africanos occidentales, que establecieron nueve reinos o monarquías con cuatro men-ceyes conocidos y cinco ignorados *^ Ahora bien; como tanto Espinosa como Torriani afirman rotundamente que en el momento de la conquista reinaba en la comarca de Taoro el príncipe Benitomo o Benchomo en lugar de Betzenuhya, no hay nin-gima razón específica para que los contemporáneos de este último Acaymo, Atguaxoña y Atbitocarpe, sus hermanos, siguiesen reinando en los trágicos días del desembarco, máxime cuando ninguna de las fuentes mencionadas señalan al gran Benitomo, rey de Taoro, como hijo de Betzenuhya *'. Sin embargo. Espinosa cae en la contradicción de considerar a Acaymo, rey de Güímar, contemporáneo de Benchomo, y como tales, protagonistas ambos de destacados episodios de la conquista. Así, pues, habrá que relegar a la categoría de reyes legendarios o remotos los cuatro antes indicados y sí sólo otorgar auténtica personalidad histórica a Benitomo, rey de Taoro, que es quien dirige y alienta la resistencia contra los españoles. *• Obra citada, i) ágs. 50- 51 ( libro I, cap. VIH). " Obra citada. Edición de D. J. Wolfel. Leipzig, 1940, pág. 164. " Por otra parte, ESPINOSA ( obra citada, libro n , cap. VI, pág. 22) nos revela que reinaba en Taoro Betzenuhya cuando aparece en las playas de Qüiímar la milagrosa imagen de la Virgen de la Candelaria. Este poderoso monarca fué inmediatamente avisado por el rey de ' GtJímar— hay que suponer que Acaymo— de tan sorprendente suceso. Poco mÁa tarde añade: " más de treinta o cuarenta aíios estuvo la Santa Reliquia en poder de Infieles..." ( pág. 25). Otro dato cronológico valioso es el siguiente: Antón, el guanche cristianizado en Lanzarote, desembarca en Tenerife alrededor de los años 1420- 1425 y descubre e identifica a la santa imagen, ya venerada en la isla ( pág. 26). En otra ocasión fija la aparición de la Virgen en 1400 ( pág. 52). Aunque estas referencias son contradictorias, todas juntas nos arrastran a insistir en el carácter remoto de los reyes mencionados, si es que no son puramente legendarios. 4 4 ANTONIO RUMEU DE AKMAS Junto a Espinosa y a Torriani, en el mismo frente que pudiéramos llamar tradicional, hay que alinear a otro historiador regional: Abreu Galindo. Este autor sigue y copia a Espinosa en el punto concreto que nos interesa, aunque introduciendo algunas pequeñas variaciones en la nomenclatura y orden de los menceyes tinerfeños. El soberano de toda la isla, que Espinosa afirma ser padre y antecesor de los nueve reyes de las distintas comarcas tinerfeñas, pero cuyo nombre no menciona, por ignorarlo, aparece denominado por Abreu Galindo Betzc-nuria, nombre que aquél había reservado para el mencey privativo de Taoro. En consecuencia, este último es reemplazado en la nomenclatura regia por Imóbac, de acuerdo con el acta famosa de posesión de Diego García de Herrera, a quien en este particular sigue Abreu. Los demás reyes conservan los nombres recogidos por Espinosa **. Destaquemos que Abreu Galindo cae en la misma contradicción que su inspirador el fraile dominico, ya que considera a Acaymo, mencey de Güímar, contemporáneo de Bencomo, rey de Taoro *'. Mención particular merece el historiador don Pedro Agustín del Castillo Ruiz de Vergara, pues aunque en orden cronológico es posterior a Viana y Núñez de la Peña, soslaya, con muy buen criterio, abordar la cuestión. Sólo acepta de Viana y Núñez de la Peña, en lo concerniente a la nomenclatura regia, el nombre del valiente Tinguaro, hermano de Benchomo, a quien Torriani denomina Himenechia, mientras Espinosa guarda silencio sobre el particular *^. La misma norma sigue en ** Historia de la conquista de las siete islas de Gran Canaria. Biblioteca Canaria. Santa Cruz de Tenerife, s. a., pág. 215 ( libro III, cap. XI). « Ibíd., pág. 299 ( libro HI, cap. XVII), •• Descripción histórica y geográfica de las islas de Canaria. Biblioteca Isleña. Santa Cruz de Tenerife, 1848, págs. 173, 174, 176, 184, etc. TOERIANI, obra citada, pág. 164. Castillo recoge la lista de reyes de Tenerife reflejada en el acta de posesión del escribano Femando de Párr£ Mga ( año 1464), pág. 80. Entre los reyes de 1494 cita a Quebehi Benchomo, rey de Taoro, y Acaymo, rey de Güímar.. ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE U) S REYES CATOUCOS 45 relación con otros personajes menores aborígenes, coetáneos con la conquista*'. Esta tradición histórica, prudente y comedida, hasta principios del siglo xvii, acaba por degenerar en leyenda el día que de la mano de im poeta, Antonio, de Viana, se transforma y rexñtaliza por completo. Es indiscutible que Viana bebió muchas veces en buenas fuentes al redactar su conocido poema, Antigüedades de las Islas Afortunadas... **; pero no es menos cierto que la imaginación y la pura fantasía tienen amplia cabida en la estructura interna del poema. Por tal motivo sus reyes y sus personajes indígenas no pueden inspirarnos excesiva confianza; sería más acertado decir que nos arrastran a una actitud de mental reserva y de desconfianza plena. El poeta Antonio de Viana, inspirándose en fuentes desconocidas o sin otro guía que su propia imaginación o combinando ambas, prescinde por completo del rey Betzenuhya de Taoro ( Espinosa y Torriani) y hace caso omiso del rango superior de rey unitario de Tenerife que otro le asignan ( Abreu y Marín). Para él la imi-dad está representada por Tinerfe el Grande **, y la disgregación política, por sus nueve descendientes: Bencomo, de Taoro ^°; Añaterve, de Güímar; Adjoña, de Abona; Pelinor, de Adeje; Acaymo, de Tacoronte; Beneharo, de Anaga; Pelicar, *' Los nombres de Tinguaro, Hayneto, Sigoñé, Zebensui, etc. ( I> er-sonajes menores de la conquista), aparecen recogidos por Castillo, que los toma directamente de Viana y Núñez de la Peña. CASTILLO, págs. 177, 178, 179, 182, 184, 188. " Edición de La Laguna de Tenerife, 1905. Recuérdese, entre otras cosas, que él fué el primero que fijó el comienzo de la conquista de Tenerife en el año 1494 ( canto i n , pág. 86). " Canto I, pág. 39. Un solo Rey la isla sojuzgaba,— Y el último, llamado el Gran Tiner- Je,—^ Dejó cuando murió, nueve o diez hijos,— Los cuales cada cual reinar queriendo,— Se alzaron cada uno con su término,— Y así fué el Reino en nueve dividido. " Tinerfe, bisabuelo de Bencomo. De ello hay que deducir que la división había sido hecha por el abuelo de Bencomo, en colaboración con sus hermanos. Así, los nueve reyes citados por Viana serán los coetáneos a la conquista. En cambio, en el canto V, pág. 144, es llamado por Bencomo " el gran Tinerfe, nuestro abuelo"; claro que abuelo puede ser aquí sinónimo de antepasado. 46 ANTONIO BUMEU DE ARMAS de Icod, y Romen, de Daute. El noveno rey es Guantácara, de Teño, menceyato que reemplaza al de Tegueste en la división política de Antonio de Viana. Estos nueve reyes se repartían el gobierno de la isla cuando en ella ponen pie los soldados del conquistador Alonso de Lugo ". Sigue en parte al poeta Viana, con un criterio conciliador de la tradición remota con la invención poética, el cronista Núñez de la Peña. Admite, como aquél, la unidad política de la isla en tiempos lejanos bajo el cetro del Gran Tinerfe y el inmediato fraccionamiento del imperio; primero, por la rebelión del hijo primogénito, Betzenuhia; más tarde, porque sus hermanos le imitaron, repartiéndose a su antojo el reino. Luego señala, de la mano de Espinosa, los tres hermanos que seguían en edad al mencey de Taoro; eran éstos Acalmo, de Güí-mar, Atguaxona, de Abona, y Atbitocazpe, de Adeje. Hasta aquí se mantiene fiel a la tradición histórica. Pretende después Núñez de la Peña enlazar con Viana, o, puesto a imitarle, extrae como éste de textos hoy desconocidos o de su propia minerva otros nombres guanches con que bautizar a los reyes indígenas remotos; de esta manera completa la lista con los " Canto I, pág. 38. Viana rompe con la tradición histórica representada por sus predecesores, los primeros cronistas de la conquista. El rey Betzenuhya ( Espinosa) es eliminado y reemplazado por Bencomo de Taoro ( Viana). Acay-mo, mencey de Glüímar ( Espinosa), pasa al trono de Tacorcnte ( Viana). Atguaxona, de Abona ( Espinosa), se transforma en Adjona ( Viana), y Atbitocarpe, de Adeje ( E} spinosa), desaparece también para dar paso a Pelinor ( Viana). Los otros reyes son: Beneharo, de Anaga; Pelicar, de Icod; Rom^ n, de Daute, y Guantácara, de Teño. Por último, un hijo bastardo de Tinerfe el Grande, Guahuco, alcanzó en el reparto la comarca de la Punta del Hidalgo. El sucesor de éste fué Sebensui. En cuanto al reino de Tegueste lo reduce a simple señorío en cabeza de Tegweste, hijo de Guahuco, casado con Tegina, a su vez hija de Acai-mo, rey de Tacoronte. El señorío fué la dote de esta princesa ( canto X, página 275). Viana habla en el canto VI, pág. 165, de otro mencey de Gülmar, Dadarmo, que gobernaba aquel territorio cuando la aparición a los guanches de la Virgen de Candelaria. ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS BEYES CATÓLICOS 47 cinco monarcas restantes: el rey de Anaga, Beneharo ( Viana), conserva casi todas las letras de su nombre: Benecharo; el rey de Daute, Rumen { Viana), pasa a ocupar el trono de Tacoronte, mientras en aquella silla vacante hace sentarse a Caconaimo ( Núñez); el rey de Icod aparece con el extraño nombre de Cíhin-canairo ( Núñez), en lugar de Pelicar ( Viana); por último, para el trono de Tegueste, postrero de la larga serie, no descubriendo un nombre adecuado, escoge como rey al propio Tegueste, homónimo así de su territorio privativo. Ninguno de dichos reyes fueron coetáneos a la conquista, según el parecer de este autor. Véase cómo se expresa sobre el particular: " Estos nueve reyes reinaron en Tenerife, y descendientes de éstos eran los que reinaban cuando fué esta isla conquistada" ^^. ¿ Quiénes fueron los monarcas— descendientes— que gobernaban, en 1494, en el momento que pisó la isla el capitán conquistador Alonso de Lugo? Núñez de la Peña al respondemos se contradice, y de la mano de Viana y bajo su influjo acepta la lista completa del poeta, olvidándose de que algunos de esos reyes ya los había hecho figurar como monarcas primitivos o los había trasladado a otros tronos. Sólo hay un punto de discrepancia entre el cronista y el poeta; Núñez de la Peña rechaza el fantástico menceyato de Teño, creado por la pliuna de Viana, e informado por fehacientes documentos, lo reemplaza por el tradicional reino de Tegueste, el nombre de cuyo rey, en 1494, silencia por completo ^\ " Conquista y antigüedades de las islas de Gran Canaria. Biblioteca Isleña. Santa Cruz de Tenerife, 1847, T?& g. 34. •• Para Núñez de la Peña, los ocho reyes de nombre conocido que gobernaban la isla en 1494 eran: 1." En Taoro, Bencomo; 2.° en Gtóímar, Añaterve; S.* en Abona, Adjona ( nombre muy semejante al Atguaxona, rey remoto); 4." en Adeje, Pelinor; 5." en Tacoronte, Acalmo ( rey de GSiiímar en la lista precedente de los monarcas primitivos); 6.° en Anaga, Beneharo ( nombre que reproduce textualmente de la primera lista); 7.° en Icod, Belicar ( para Viana, Pelicar), y 8." en Daute, Romen ( rey de Tacoronte en la serie de los primitivos). El reino de Tegueste, con un soberano anónimo, completaba el número tradicional de nueve. La Pimta del Hidalgo era un señorío, gobernado por Zebensui ( Viana), descendiente por línea bastarda de Tinerfe el Grande. En cuanto a los 4 8 ANTONIO RUMEU DE AKMAS En cuanto al historiador Marín y Cubas, su posición es desconcertante por lo confusa y contradictoria. Las dos distintas redacciones de su obra—^ manuscritos de 1687 y 1694—^ no son, por otra parte, del todo coincidentes. Marín y Cubas recibe, por lo menos, a través de Núñez de la Peña, el influjo de Viana. En otros extremos de su onomástica regia o enlaza directamente con el poeta o bebe en una fuente común ignorada. Para este autor, cuando los mallorquines arriban a Tenerife, en 1347, la isla estaba gobernada por un rey imitario: Betzenuriga ( Abreu). " Dijeron después—[ un siglo por medio]— que hubo sólo un Reí que tubo nuebe hijos que se alQaron con la ysla", constituyéndose en nueve reinos, con un total de once reyes, porque en algunos tronos hace sentarse a dos monarcas a la vez. Nueve príncipes fueron, según Marín, los que en 1464 firmaron paces con Diego García de Herrera. Sus reinos y sus nombres eran los siguientes: Güímar: Acalmo ( Espinosa- Abreu- Núñez); Abona: Atjuajona ( ídem); Adeje: Arbitocaspe ( ídem); Anaga: Benecaro ( ¿ Viana ?- Núñez) y Agua juco ( ¿ Viana?); Tuooronte: Riunen ( Núñez) y Tegueste; Daute: Caco-naimo ( Núñez), e Icod: Chincanairo ( Núñez). A estos nueve monarcas primitivos que reinaban sobre siete menceyatos, había que añadir " los capitanes e reyes que no hicieron paces con Diego de Herrera; fueron el de Taoro— Imobach ( Abreu)—^ y el de Teño, que no las consintieron, y eran los dos Reyes de toda la isla y los demás capitanes". La confusión y el desconcierto es mayor cuando de esta etapa, en la que cabe lejana, pasamos al momento mismo de la conquista, 1494. Empieza Marín por declarar que sólo había en la isla en ese preciso momento " dos Reyes: en Taoro y en Adeje". Páginas después se rectifica y asegura que había seis reinos y dos capitanías. Los monarcas eran Bencomo, de Taoro; Guantácara, de Teño ( ¿ Viana?); Pelinor, de Adeje ( ¿ Viana?- Núñez).; Rumen, de Daute ( ídem); Belicar, de Icod ( Núñez), y Jaineto, de Tacoronte. Los capitanes personajes menores de la gesta conquistadora: infantes, capitanes, héroes, etc., Núñez de la Peña acepta por completo la onomástica de Viana. Obra citada, págs. 156, 157, 158 y 159. ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 49 eran: Raico, en Naga, y Añaterbe, en Güímar ( ¿ Viana?- Núñez) °\ Más sorprendente es todavía la actitud de Viera y Clavijo, impropia de su severo juicio crítico y de sus dotes de sagaz y concienzudo historiador. El procedimiento utilizado por Viera para conciliar tantos testimonios antagónicos es montar a su antojo y capricho unos curiosos árboles genealógicos, tomando por mentor a Núñez de la Peña, cuyos lapstis o errores admite como artículos de fe, después de censvurarle acremente en tantos pasajes de su famosa obra. De esta manera, respetará, con Núñez, los reyes tradicionales, que pasaran a ser los abuelos o padres de los monarcas que Viana supone reinando en 1494. Cuando este sistema quiebra, sigue a Núñez con la mayor fidelidad, sin más variación que llamar hijos a los que aquél denomina descendientes. Y cuando aun esta regla falla — casos de Anaga y Tegueste—, bautiza a los hijos con el mismo nombre que los padres, añadiéndoles un II. He aquí perfecta y verazmente montado el Almanlaqtie de Gotha de las monarquías guanches. a) Monarquía unitaria de Tenerife.— Rey: Tinerfe el Grande ( Viana). b) Monarquías fraccionadas de la isla de Tenerife: 1." Reino de Taoro.— Bentenuhya ( Espinosa) o Bentinerfe. Le sucede su hijo: Quebehi Imobach ( Abreu). De éste hereda la corona Quebehi Benchomo. 2.° Reino de Güímar. — Acaymo ( Espinosa, Abreu, Núñez). Le sucede su hijo: Añaterve ( Viana). 3.° Reino de Abona. — Atguaxoña ( Espinosa, Abreu, Núñez). Le sucede su hijo: Atxoña ( Viana). " Historia de la conquista de las siete yslas de Canaria. Manuscrito de 1687 propiedad de don Juan del Castillo Westerling ( copia de don Mi-gruel Santiago), libro II, capítulo XVni. En el manuscrito de 1694 introduce Marín ciertas variaciones. Afirma que a las paces de 1464 dejaron de acudir tres reyes, entre ellos el de Teño. En relación con el año 1494 asegura que la isla estaba dividida en dos reinos con doce capitanes. Los nombres de los reyes son los mismos, incluyendo en la serie a Raito de Naga ( sic) y Añaterve de CJüImai-, considerados como capitanes en el manuscrito anterior. 50 ANTONIO RUMEU DE ARMAS 4." Reino de Adeje, — Atbitocazpe ( Elspinosa, Abreu, Nú-ñez). Le sucede su hijo: Pelinor ( Viana). 5." Reino de Tacoronte.—^ Rumen ( Núñez). Le sucede su hijo: Acaymo ( Viana). 6.° Revrvo de Amaga.— Beneharo I ( Viana Núñez). Le sucede su hijo: Beneharo II ( Viera). 7.° Reino de load.— Chincanairo ( Núñez). Le sucede su hijo: Pelicar ( Viana). 8." Reino de Daute.— Caconaimo ( Núñez). Le sucede su hijo: Romen ( Viana). 9." Reino de Tegueste.— Tegueste I ( Núñez). Le sucede su hijo: Tegueste II ( Viera) ^=. Como las Noticias de la historia general de las Islas Canarias, de don José de Viera y Clavijo, fueron, artículo de fe para las generaciones que se suceden a lo- largo del siglo xix y buena parte del xx^ nadie se adentró con espíritu crítico por entre los resquicios que abren sus múltiples páginas =^, hasta que en fecha en lo que cabe reciente el doctor don Buenaventura Bon-net echó por tierra toda esta artificiosa construcción, cimentada sobre el más deleznable de los barros '^'. Para acabar, nada o muy poco sabemos, como habrá podido apreciar el lector, sobre las dinastías indígenas, sobre sus reyes coetáneos a la conquista y sobre los que sobreviven a ella. Muerto el gran Benitomo en la batalla de La Laguna, " Noticias de la historia general de las Islas Canarias. Santa Ci- uz de Tenerife, 1858, tomo I, págs. 189- 197. Por último, un hijo bastardo del Gran Tinerfe, Aguaüuco, se contentó con un pequeño territorio, la Punta del Hidalgo. Este achimencey consolidó su señorío y lo traspasó a su muerte a Zebensui, que es el reyezuelo coetáneo a la conquista ( ibíd., págs. 197- 199). Estos nombres, Aguahuco y Sebensui, están tomados de Viana. " AGUSTÍN MILLARES TORRES; Historiu general de las Islas Canarias. Las Palmas, 1893, tomo II, págs. 184- 188. Sigue al pie de la letra a Viera. Lo mismo puede decirse de los demás historiadores. •" El mito de los nueve menceyes, en " Revista de Historia", número 42, abril- junio de 1938. A1X) NS0 DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 51 y desaparecido por suicidio su hijo y sucesor el rey Bentor, sólo don Diego de Adeje, mencey de esta comarca, se salva del anónimo entre los que sobrevivieron a la campaña militar, acompañaron o no a Alonso de Lugo en su visita a la corte y retornaron o no a sus plácidos lares. De los " nueve" reyes que se suponte partieron de Tenerife en la primavera de 1496 en busca de dos— Fernando e Isabel—, sólo conocemos el nombre de uno. Es bien poco: la Historia— Clío— en muchas ocasiones se nos muestra cicatera y esquiva. Y ese uno es— curiosa paradoja— aquel que por ignoradas causas se quedó probablemente en Tenerife. Siendo Adeje de los reinos o bandos de las paces, hay que descartar que don Diego, su mencey, fuese el caudillo invicto que mantuvo encendido el fuego de la libertad, en una resistencia a ultranza, cuando ya habían depuesto las armas los otros soberanos de la isla. Si don Diego de Adeje siguió residiendo en Tenerife después de la conquista, sin duda se debió este hecho a alguna circunstancia fortuita que le impidió embarcar en compañía de Alonso de Lugo en mayo de 1496, Acaso alguna grave enfermedad que le retuvo en su comarca nativa...; acaso alguna importante misión, pacificadora, que aconsejó su presencia personal en la isla... No es esta, como podría sospecharse, una suposición gratuita, sino que está avalada por un testimonio de excepcional valor e importancia. Nos referimos a la carta que el 10 de jimio de 1496 escribió en Almazán el embajador de Venecia Francesco Capello a la Señoría. El diplomático italiano, presente en la corte de EJspaña en el momento del arribo de los mcneeyes guanches, asegura que eran siete los monarcas de Tenerife que habían sido presentados a los Reyes Católicos °*. A mayor abundamiento, cuando el embajador Capello, xm año más tarde, hace su entrada en Venecia en compañía de uno de los menceyes destronados, reitera en su informe verbal a los Pregadi ( Senado) el mismo número de reyes de Tenerife llegados a España a raíz de finalizada la conquista. Sus palabras, por lo precisas, merecen ser destacadas: " In- MARINO SANUTO: / Diañi. Venecia, 1879, t. I, parte, I, págs. 236- 237. 52 ANTONIO EUMEU DE ARMAS sieme con 6 altH re fono menati in Castiglia da le caravela et zente di Spagna..." ^*. ¿ Cómo conciliar el testimonio contradictorio de Alonso de Lugo y sus compañeros, que aseguran, en 1508, haber llevado consigo a los muteve reyes de Tenerife para postrarlos a los pies de Fernando e Isabel, con el de Francesco Capello, testigo presencial, que afirma, en 1496, haber visto y personalmente tratado en la corte de España a los siete monarcas de la mítica isla del Infierno...? En esta pugna, debe prevalecer, a nuestro juicio, el testimonio del embajador, no por más antiguo, sino por más preciso. A nuestra manera de ver, lo que Lugo y sus com- pañeros de armas quieren con sus dichos acentuar es la rendición total de la isla y el viaje de sus reyes a la corte, sin pararse a descontar de la lista, oficial aquellos caudillos que como Bentor se habían suicidado o como el mencey de Adeje habían quedado en tierra, por causas ignoradas. Si nueve eran los reinos sometidos, nueve debieron ser los reyes sojuzgados y nueve en teoría — con los años— los monarcas viajeros, aunque en la práctica no pasasen nunca de siete... No hay, es verdad, una prueba irrefutable con que respaldar esta tesis, pero sí, en cambio, muchas probabilidades a su favor. Consta, por otra parte, que Alonso de Lugo trajo consigo en este viaje, con inconfesables fines de lucro, " veynte e cinco hijos e hijas de los dichos canarios", de los que le habían sido entregados, como " rehenes, para seguridad de la ... paz e concordia" convenida"", y acaso alguno de ellos, emparentado con los monarcas fallecidos o ausentes, asumiese por breves horas su representación. El argumento más importante en apoyo de la tesis antes expuesta es la residencia en la isla de Tenerife, con carácter excepcional, del mencey don Diego de Adeje, después de la con- " Ibid., pág. 628. " DOMINIK JOSEF WOLPEL: LM Curia romana y la Corona de España en la defensa de los aborígenes canarios, publicado en la revista " Anthro-pos" de Viena, tomo XXV ( año 1930), pág. 1075. Se trata de la Real cédula de 30 de marzo de 1512. AIX) NSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS BEYES CATÓLICOS 53 quista. Los documentos aluden exclusivamente a su persona, mientras todos los demás reyes, sus colegas, se esfuman en un sorprendente y misterioso olvido ''\ Ello no puede explicarse sino porque no volvieron a la isla que los vio nacer, después del famoso viaje de 1496. Uno de los reyes de Tenerife pasó a Venecia, como veremos en su oportuno momento, y es de suponer que ni favorecidos ni perjudicados, análoga suerte o destino estuvo reservado para sus otros seis compañeros, que quedarían residiendo en la corte o pasarían a otras naciones o ciudades, condenados a perpetuo destierro. Si don Diego de Adeje se salvó de este duro y adverso destino y pudo morir, consolado, en la tierra de sus mayores, su suerte no puede explicarse más que con su ausencia personal en el viaje que sus colegas emprendieron en mayo de 1496. Los siete reyes que Francesco Capello contempló en Al-mazán serían así, los de Abona, Güímar, Anaga, Tegueste, Ta-coronte, Icod y Daute. " Véanse las págs. 36- 37. m LA CORTE EN ALBIAZAN La presencia del conquistador de Tenerife, don Alonso de Lugo, en la corte de los Reyes Católicos, a raíz de finalizada la conquista, no pasó por completo inadvertida para los cronistas e historiadores regionales. Núñez de la Peña y Viera y Clavijo se hacen eco de este episodio venturoso, del viaje del conquistador con los reyes sojuzgados, en las páginas de sus respectivas historias. Núñez de la Peña lo relata así: " En el año de mil y cuatrocientos noventa y siete llevó el Adelantado los nueve reyes a la presencia de los Católicos Reyes, que se holgaron de verlos y fueron bien recibidos y Sus Mages-tades les hicieron muchas mercedes" \ Por su parte, Viera y Clavijo, que acepta la fecha indicada, 1497, es más preciso en la información, puesto que nos revela el lugar de la entrevista regia: " A la sazón— dice— estaba to corte en la vüla de Almazán. Don Alonso mereció de los soberanos xma audiencia particular, en que les presentó sus cautivos." " Los monarcas católicos recibieron un extraordinario placer en el espectáculo que los príncipes guanches les ofrecieron; admitiéronlos benignamente a un besamano público y les hicieron algunas mercedes y regalos" ". Este pormenor de la presencia de los nueve reyes tinerfe- • Conquista y antigüedades de las islas de Canaria. Biblioteca Isleña. Santa Cruz de Tenerife, 1847, pág. 163. • Noticias de la historia general de las Islas Catwirias. Biblioteca Isleña. Santa Cruz de Tenerife, 1859, tomo H, pág. 243. 66 ANTONIO RUMEU DE ARMAS ños en Almazán la recoge Viera de fray Felipe de la Gándara, quien, en sus Armas y Triunfos. Hechos heroicos de los hijos de Galicia, se refiere a Alonso de Lugo en estos términos: " Venció y rindió nueve reyes, y con ellos triunfante volvió a España y los presentó a los Reyes que estaban en la villa de Alrthagán, el año de mil quatrocientos y noventa y seis" '"*. El texto inserto de Gándara, veraz en todos sus extremos, nos revela al confrontarlo con el de Viera y Clavijo un punto de discrepancia: la fecha de este episodio, que el historiador gallego fija en 1496, mientras el isleño lo retrasa a 1497. Puesto a optar entre Gándara y Núñez de la Peña, Viera y Clavijo se inclina por este último, estableciendo un importante lapso de tiempo entre la rendición y el abandono de la isla por Lugo y los monarcas destronados. En esta etapa ( 1496- 1497) localizan ambos historiadores destacados episodios, algunos del más elevado simbolismo, que caen hoy por su propio peso, faltos de firme base, al simple contacto con los documentos coetáneos. Alonso de Lugo desplegó en estos meses inmediatos a la pacificación general una diligencia y actividad extraordinaria, ora en la organización del nuevo territorio incorporado a la Corona de Castilla, ora en su explotación y aprovechamiento, para poderlo abandonar, apaciguado, tranquilo y en plena actividad colonizadora. " Nueve meses se mantuvo el gobernador— dice Viera y Clavijo— en los Realejos con sus tropas, desde donde, como del centro de la isla atendía con toda vigilancia a su última pacificación, destacando diferentes piquetes que se ocupaban en sojuzgar las reliquias de los guanches indóciles, y aun solían reducirlos a esclavitud, no sin manifiesta contravención a los tratados..."*. ' Edición de Madrid. Pablo del Val, 1662, pá, g. 433. EIn la página 451 repite lo mismo. * Obra citada, tomo II, pág. 234. NüÑEz DE LA PEÑA introduce otras variaciones en el supuesto orden de los sucesos. Afirma que Lugo estuvo en el Realejo desde julio de 1496 a enero de 1497. En febrero lo traslada a Güímar para asistir a los solemnes cultos en honor de la Virgen de la Candelaria. La fundación de La Laguna la fija en julio de 1497. El 20 de octubre residía el conquistador en LÁMINA v n i Fer) i ando el Católico. Retrato anónimo. ( Palacio Real de Windsor.) LÁMINA IX Isabel la Católica. Retrato anónimo. ( Palacio Real de Windsor.) . • # ' ALONSO DE LUCK) EN L.\ CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 57 Suponen los mismos historiadores que los españoles no anduvieron ociosos en ese año, sino que habiendo ofrecido a Dios edificar una iglesia bajo la invocación del Apóstol SantiagO; en memoria de la reducción del rey Bencomo, conseguida el 25 de julio, echaron muy pronto los cimientos de la misma, y se aplicaron a construirla " con la magnificencia que la edad y el tiempo permitían". De esta manera se pudo bendecir la primera iglesia parroquial con que contó Tenerife, la del Realejo alto, en cuya tosca pila recibieron las aguas bautismales los nueve menceyes guanches, así como otros muchos destacados indígenas. En abril de 1497 salió Lugo de los Realejos y se trasladó a la frondosa vega de Agüere, en cuyo centro había entonces una laguna de regular extensión, que perduró mucho tiempo. En esta vega fundó el conquistador de Tenerife la villa de San Cristóbal de La Laguna, destinada a ser la capital de la isla, y cuya posterior opulencia contrastaría con'su humilde origen, pues apenas formaban su caserío modestas viviendas o cabanas de tablas y tapias, " cuyas puertas, ventanas, salas y aposentos pequeños anunciaban la feliz ignorancia del lujo, de la opulencia y de la sobrada industria". Así, pudo, por fin, embarcar don Alonso Fernández de Lugo para la península con la mira de presentar al pie del trono los reyes vencidos y de hacer personalmente a Sus Altezas la relación circunstanciada de la naturaleza de la isla y de la serie de sus victorias. Pero los hechos ocurrieron, en realidad, de muy distinta manera. Si no tuviéramos hoy día pruebas inconcusas de que Alonso de Lugo abandonó la isla de Tenerife en la primavera de 1496, así como de que pisaba tierras de Soria en los primeros dicha ciudad. No queda, pues, para el viaje a la corte, fijado en ese mismo año, más que los meses de febrero a julio, agosto- septiembre y noviembre- diciembre. Conquista y antigüedades de las islois de la Gran Canaria, libro primero, capitulo XVT. Edición de la Biblioteca Isleña, 1847, páginas 161- 163. 58 ANTONIO RUMEU DE ARMAS días de junio de ese año, nos bastaría conocer el lugar de la entrevista, Almazán, para rechazar de plano la data fijada por Núñez de la Peña y Viera y Clavijo, ya que si bien habían residido los Reyes Católicos por pocos días en esta importante villa soriana en el mes de enero de 1494, en ruta desde Zaragoza a Valladolid, y habían vuelto a pasar en noviembre de 1495 con dirección a Tortosa, donde se iban a reunir las Cortes catalanas para jurar heredero al príncipe don Juan, y habían hecho una larga jornada en la propia villa, de retomo de Cataluña, en el año siguiente de 1496 ( 20 de abril a 12 de julio), en cambio, no estuvieron en Almazán en ninguno de los días del año 1497, pues la corte se estableció sucesivamente en Burgos, Vallado-lid, Medina del Campo, Avila, Salamanca, Valencia de Alcántara, Madrid y Alcalá de Henares. Hasta el año siguiente, 1498, no volverían a pasar los Reyes Católicos por Almazán, viniendo de Zaragoza con dirección a Ocaña, en cuyo caserío se detuvieron los días 27 a 29 de octubre'. Pero insistimos en que los documentos no dejan lugar a dudas sobre el particular. La pregunta CKXII del Interrogatorio de testigos que sirvió de base a la Información testifical, cuando la residencia tomada a Alonso de Lugo en 1508 por el gobernador Lope de Sosa, no puede ser más explícita: " E llevó consigo— dice— nueve reyes que avía en esta isla de Tenerife; e llevó estando Sus Altezas en Almagán, el año de noventa y seis, e gelos entregó, y Stis Altezas se tuvieron por muy bien servidos del dicho Adelantado." Los testigos de la información están conformes en todo con la pregunta, siendo el más explícito de todos ellos Andrés Suárez Gallinato, pues declara " que llevó el dicho Adelantado nueve reyes, porque lo vio en Castilla, e oyó decir y es notorio que los llevó a Almazán e los presentó a Sus Altezas" ^. • Datos extraídos de nuestra obra en preparación: Itinerario de Fernando el Católico. ' Residencia..., págs. 50 y 116. El testigo San Martín confiesa " que conosce al dicho Adelantado desde que salió de esta isla con los Beyes al tiempo que iva a la COrte..." EJl testigo Alcaraz declara " que vio... que el dicho Adelantado se emr barco en esta isla después de la aver ganado para ir a Su Alteza e levó AI/) NSO DE LUGO EN LA. CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 59 Sabemos por una carta que el embajador de la República de Venecia, Francesco Capello, dirige a la Señoría, el 10 de jimio de 1496, que por aquella fecha ya habían hecho su entrada en la corte los Reyes de Tenerife, lo que nos obliga a fijar el viaje de Alonso de Lugo alrededor del 15 de mayo de dicho año '. Pero aunque no tuviésemos a nuestro alcance esta prueba tan valiosa como decisiva, desde el momento que está demostrado que los Reyes Católicos abandonaron la villa de Almazán hacia el 12 de julio de 1496, Femando con dirección a Calata-yud e Isabel rumbo a Burgos, las naturales sustracciones de tiempo nos arrastrarían a datar el viaje con antelación al 15 de jimio de dicho año; es decir, en uno u otro caso, siempre en primavera. Sabemos que le acompañaban en este viaje, además de los menceyes guanches, los conquistadores Francisco Corva-lán, Mateo Viña y Jerónimo de Valdés, este último sobrino político del futiuro Adelantado de Canarias. Asimismo se ase-gxu'a que entre los acompañantes de Lugo figuraba el conquistador Jaime Joven *. consigo los dichos nueve reyes y que oyó decir a los que venían de allá que avía ido a la corte e los avía dado a Sus Altezas..." El testigo Amarillo insiste en " que partió el dicho Adelantado de esta isla e llevó consigo los dichos nueve reyes e se decía muy público que el dicho Adelantado los Uevava para los presentar a Sus Altezas..." El testigo Serrano añade: " Después que se ganó la dicha isla el dicho Adelantado i> artió de esta isla para la corte e llevó consigo los dichos nueve reyes e que este testigo los vio partir..." La pregunta CLXIV insiste en que " si saben... que después que el dicho Adelamtado fué a AVma^ ám., Sus Altezas, en el mes de noviembre de nóvente y seis, le hicieron merced de la governación de esta isla de Tenerife..." ' MARINO SANUTO: / Diarii. Venecia, 1879, t. I, parte I, págs. 236- 237. » Residencia..., pág. 116. Declaración del testigo Serrano: " que sabe que después que se gEmó la dicha isla el dicho Adelantado partió de esta isla para la corte e llevó consigo los dichos nueve reyes e que este testigo los vio partir... Oyó decir públicamente en especial a Francisco de Corvalán e Mateo Viña e a Valdés que fueron con el dicho Adelantado". Información de nobleza de Bartolomé Joven, practicada en La La- 6 0 ANTONIO RUMEU DE ARMAS Desde el puerto de Santa Cruz navegaron los expedicionarios con dirección a Sanlúcar de Barrameda, patria del conquistador y residencia del poderoso duque de Medina Sidonia, arribando a dicho puerto andaluz en siete u ocho singladuras. Después de dar cuenta a don Juan de Guzmán del venturoso fin de la conquista, Lugo se dirigió a Sevilla, ciudad por tantos motivos unida a su vida y residencia de familiares, colaboradores y amigos. Sevilla era, además, el paso obligado para alcanzar por Córdoba y la Mancha los caminos reales de la Castilla fronteriza, donde, según sus informes, residía temporalmente la corte. ¡ Largo peregrinar de los menceyes guanches por mares y tierras desconocidos!... Paisaje de contrastres: ubérrimas campiñas y desolados páramos, ingentes cordilleras e insondables llanuras, ricas ciudades y humildes caseríos, hasta que en este vagar ininterrumpido un día aparecieron ante sus ojos las ingentes y pétreas murallas de Almazán, la villa guerrera y mística de las torres albarranas y las torres campanarios. Siete puertas se abrían en el recinto mural de la villa..., y por una de ellas, envueltos en sus peludos tamarcos, pálidos los rostros y humildes las cervices, penetraron en Almazán los siete reyes de Tenerife. " La villa de Almazán... que dista de Soria seis leguas, está asentada en las corrientes del Duero, algo levantada, con hermosa puente, imibrosas márgenes, sotos, bosques, alamedas y mucho monte, cercada de fuertes muros, siete puertas, fértilísima de cebada, trigo, ganados, toros, aves, caza, peces, fru-guna en 1556. ( Archivo de la Real Sociedad Económica de Tenerife, signatura 27/ 87, fols. 51 y 70.) La pregunta XIV dice asi: " ítem si saben que el dicho Adelantado quando llevó los nuehe reyes... personalmente a Sus Altezas..., Uebó consigo al dicho Jayme Jove e fueron ambos a los presentar a Sus Altezas, y el dicho Jayme Jove anduvo en la corte real e le comunicaban e hablaban muchas veces Sus Altezas..." El testigo Juan Núñez declara: " que oyó decir lo en esta pregunta contenido a Diego de Madrid, persona antigua en esta ysla, e que abía residido en corte al dicho tyempo...'- LÁMINA X Almazán: Puerta del Mercado. Alinwsán: Las murallas. Ahnazán; El Arco de la Villa. Ahnazán: Iglesia de Santa ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 61 tas y hortalizas" así nos la describe un cronista español siglo y medio más tarde ". Villa fronteriza, avanzada de Castilla, casi en la raya de Aragón, su valiosa posición estratégica explica el acentuado carácter castrense de la villa con un imponente castillo o fortaleza en el cerro de Cinto, dominando por completo el caserío, y abrazado éste por un cinturón de recias murallas con potentes cubos y torres. En las contiendas de castellanos con aragoneses y navarros la villa juega un papel de primer orden, lo mismo en la Alta que en la Baja Edad Media. Sus maravillosas iglesias románicas, sus torres y luoer-narios mudejares, sus templos y capillas góticos, sus palacios y casas blasonadas rezuman y destilan historia en cada una de sus patinadas piedras. La villa había sido realenga hasta el año 1396, en que se convirtió de señorío, mediante privilegio real, con que quiso obsequiar el rey Juan 11 a su prestamero mayor de Vizcaya, don Juan Hurtado de Mendoza ", destacado personaje de su corte. Tenía sangre el prestamero mayor de la gran casa de los Mendoza, señores de Llodio, de cuya rama troncal descendía. Bisabuelo de nuestro personaje había sido su homónimo Juan Hurtado de Mendoza, señor de Mendivil, la Ribera y Martua-da ( contemporáneo de Sancho IV y Fernando IV), casado con su parienta doña María de Mendoza, señora de esta casa ^^. Dos hijos nacieron de este matrimonio, que se repartieron más adelante los estados y señoríos de sus padres. El primogénito Diego Hurtado de Mendoza fué VII señor de la casa de Mendoza y sería progenitor de los duques de Infantado, marqueses de Mondéjar, Cañete y Montesclaros, condes de Co-ruña. Priego, Mélito y la Corzana; el segundogénito, Juan » RODRIGO MÉNDEZ SILVA: Población general de España. " MIGUEL LASSO DE LA VEGA, MARQUÉS DEL SALTILLO : Historia nohilior ria espafwla. Madrid, 1951, pág. 72. " Representaba doña María a la rama segfunda de la casa de Mendoza. El señorío de Llodio, por ser de rigurosa sucesión ag: naticia, se incorporó a la Corona. Ein cuanto a; Juan Hurtado de Mendoza, era hijo de Diego Hurtado de Mendoza y Elvira de Gordejuela, y nieto de Diego López de Mendoza, cuarto señor de la casa de Mendoza, y de Leonor Hurtado de Mendoza, señora de Mendivil. 62 ANTONIO RUMEU DE ARMAS Hurtado de Mendoza, recibió en herencia el señorío de Mendi-vil y sería progenitor de los marqueses de Almazán y Cañete, condes de Monteagudo y Castrojeriz, etc. Pues bien; de este Juan Hurtado de Mendoza fué nieto, a su vez, el primer señor de Almazán don Juan Hurtado de Mendoza '-, a quien había agraciado Juan II con anterioridad, en 1384, con el señorío de Morón. Fué este procer, por herencia, señor de Mendivil, representó a su rey como embajador en la corte de Ñapóles y se unió en matrimonio con doña María de Castilla, señora de Olmeda de la Cuesta, de regia estirpe ^% El señorío de Almazán fué luego transmitiéndose por herencia hasta ser poseído en el último tercio del siglo xv por don Pedro de Mendoza y Luna, segimdo nieto del primer agraciado, quinto señor, por tanto, primer conde de Monteagudo y personaje coetáneo a la época de los Reyes Católicos". " Juan Hurtado de Mendoza, señor de Mendivil, contrajo matrimonio con otra María de Mendoza ( perteneciente a la rama primogénita de los señores de Llodio). De esta unión nació Pedro González'de Mendoza, señor de Mendivil, muerto en la batalla de Aljubarrota. Se ignora quién fué la esposa de'este último. Hijo de Pedro fué el primer señor de Almazán. " Era hija del conde don Tello, hermano de los reyes Pedro I y Eln-rique II. El señorío de Olmeda de la Cuesta le había sido concedido por Juan I el' 20 de agosto de 1389. Los primeros señores de Almazán dividieron sus Estados de la siguiente manera: A Pedro' González de Mendoza, el primogénito, le reservaron el señorío de Almazán. A Diego Hurtado de Mendoza, segundogénito, traspasaron el señorío de Olmeda de la Cuesta ( tronco de los marqueses de Cañete); y A Juan Hurtado de Mendoza, hijo tercero, le transmitieron los señoríos de Mendivil y Morón ( tronco de los condes de Castrojeriz). " He aquí el entronque: Pedro González de Mendoza y Castilla; primogénito de los primeros señores de Almazán, segundo señor, por tanto, casó con María Ruiz de Ayllón, teniendo por hijo y heredero a: Juan Hurtado de Mendoza Ruiz de Ayllón, señor de Almazán y Monteagudo, casado con Inés Enríquez ( hija de Alonso Enríquez, primer Almirante de Castilla). Tuvieron a: Pedro de Mendoza y Enríquez, cuarto señor de Almazán y segundo ALONSO DE LUGO EN LA COETB DE LOS REYES CATÓUCOS 63 Había sido don Pedro de Mendoza guarda mayor de Enrique IV y capitán de los territorios fronterizos de Aragón. Este monarca recompensó sus servicios con el título de conde de Monteagudo, que los Reyes Católicos revalidaron más tarde, reconocidos también a su lealtad en horas adversas y difíciles. Precisamente cuando muere Enrique IV en diciembre de 1474, don Pedro de Mendoza es uno de los primeros nobles castellanos que se alistan en sus banderas. Se hallaba por esta fecha en Aragón, cerca de su padre Juan n, el príncipe don Fernando, rey consorte de Castilla como esposo de Isabel, y don Pedro de Mendoza fué uno de los primeros nobles que acudieron a esperarle en la frontera, cuando desde Zaragoza se dirigía a marchas forzadas sobre Segovia. El 24 de diciembre de 3.474, víspera de Navidad, don Pedro de Mendoza dispensaba un entusiasta recibimiento en su villa de Almazán al nuevo monarca, le abría las puertas de su morada para pasar tan señalada fiesta y le acompañaba más tarde hasta Segovia, donde anhelante le esperaba su esposa la gran reina Isabel para dar inicio a su glorioso reinado ^'. Almazán \ mía a su importante posición estratégica un valor superior, si cabe, por lo que al tráfico respecta. Por su caserío pasaban en el siglo xv las vías de enlace de Castilla la Vieja con Cataluña y Valencia a través de Aragón. Por eso a na
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Calificación | |
Título y subtítulo | Alonso de Lugo en la Corte de los Reyes Católicos : (1496-1497) |
Autor principal | Rumeu de Armas, Antonio |
Tipo de documento | Libro |
Lugar de publicación | Madrid |
Editorial | Superior de Investigaciones Científicas |
Fecha | 1952 |
Páginas | 235 p. |
Datos serie | Biblioteca "Reyes Católicos". Estudios ; 10 |
Materias |
Canarias Historia 1400-1500 Conquista |
Formato Digital | |
Tamaño de archivo | 5854570 Bytes |
Texto | ANTONIO RUMEU DE ARMAS ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 1496- 1497 CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS PATRONATO « MARCELINO MENENDEZ PELAYO » BffiLIOTECA « REYES CATÓLICOS » Antonio Rumeu de Armas nació en Santa Cruz de Tenerife ( Canarias), en 1912. Cursó sus estudios de Derecho y Letras en la Universidad de Madrid. En la actualidad es catedrático numerario de este mismo Centro, habiéndolo sido antes de las Universidades de Granada y Barcelona. Dentro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas tiene la categoría de Consejero, estando adscrito, como jefe de Sección, al Instituto Jerónimo Zurita. Su producción científica es tan vasta como varia, pues pasan de cincuenta sus libros y publicaciones sobre Historia, Derecho y Sociología. Sus estudios más importantes han sido siempre galardonados en concursos públicos. He aquí algunos títulos: Historia de la censura literaria en España, Madrid, 1940; Historia de la Previsión social en España, Madrid, 1942; Colón en Barcelona, Sevilla, 1944; Los viajes de John Hawkins a América, Sevilla, 1947; Piraterías y ataques navales contra las Islas Canarias, Madrid, 1947- 50; El Código del Trabajo del indígena americano, Madrid, 1953; etc., etc. En la presente monografía, titulada: Alonso de Lugo en la corte de los Reyes Católicos, estudia su autor el viaje del conquistador de Tenerife a la corte de Fernando e Isabel, en 1496, en compañía de los reyes indígenas de aquella isla. Se trata de un episodio altamente significativo, vinculado a otros varios de diversa índole, en torno a los cuales se fragua la vida de la futura colonia. ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS PATRONATO " MARCEUNO MENENDEZ Y PELA YO" BIBLIOTECA " REYES CATÓLICOS-E S T U D I O S N U M E R O X ANTONIO RUMEU DE ARMAS ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS ( 1496- 1497) CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS PATRONATO « MARCEUNO MENENDEZ Y PELAYO. BIBLIOTECA « REYES CATÓLICOS » DIANA, Artes Gráficas. — Larra. 12. Madriil. Al Cabildo Insular de Tenerife en la común exalfación natalicia de sus fundadores: los ínclifos Reyes Don Fernando y Doña Isabel, de gloriosa memoria. I N T R O D U C C I ÓN Se reúnen en el presente estudio diversos episodios relacionados oon el final de la conquista de Tenerife, el maje del capitán Alonso de Lugo a la corte de Fernando e Isabel, en compañía de los reyes indígenas de la isla, y el recibimiento que por los soberanos fué dispensado a uno y a otros en Alma-zán, su eventual residencia. Luego se ligan con estos hechos otros múltiples de la más diversa índole: pleitos, distribución del botín, decisiones de gobierno, reparto de tierras, viajes por países extraños y remotos, etc. Es la historia de un año ( abril de lJf96- abril de lJf97). Un imperceptible hilo cronológico va enhebrando los sucesos. El escenario de la acción es la metrópoli, Almazán, Burgos, Valencia, Sevilla... Los actores protagonistas: reyes, capitanes, embajadores, asentistas... El telón de fondo de este escenario es invariablemente una isla: Tenerife. El drama qtie se debate, su incorporación para siempre a Castilla, a España... A. R. Madrid, 1951- 1952. 1 UNA CONQUISTA EN TRES ETAPAS La conquista de la isla de Tenerife por las huestes del capitán Alonso Fernández de Lugo, con ser un episodio relatado diversas veces y con profusión de detalles por los cronistas, sigue, en lo que a su cronología respecta, repleta de contradicciones y misterios. La investigación alumbra día tras día, documento en pos de documento, pero estamos lejos aún de resolver y despejar las múltiples incógnitas que plantea el comienzo, desarrollo y término de la campaña militar. Apenas si hoy podemos afirmar que ésta tuvo su iniciación en el año 1494 ( sin que sea posible precisar con absoluta certidumbre el mes y menos el día ^) y que tuvo que estar virtual-mente finalizada en la primavera de 1496. Por esta fecha, Alonso de Lugo embarcó en Tenerife, en compañía de siete de los menceyes guanches, para alcanzar, en precipitada marcha a través de la península, a la corte en la villa de Almazán y ' LEOPOUX) DE LA ROSA: Comienzo y fin de la campaña de Lugo en Tenerife. lJi9lt- 96, en " Revista de Historia" de la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de La Laguna, núm. 75 ( año 1946), págs. 279- 281. Este autor la fija en 1494, de acuerdo con el testimonio de Andrés Bernáldez, cura de Los PsJacios, aceptado por Viera y Clavljo y sus continuadores. Para ello se vale de una data de tierras concedida por el Adelantado a Diego Maldonado, albalá que está firmado en Madrid el 15 de diciembre de 1502. Dice asi este documento: " Por cuanto vos... fuestes conquystador de la dicha ysla e estuvistes en la dicha conquysta de Thenerife, desde él dia que se comentó que fué el año de noventa e quatro hasta el dia que se acabó que fué el año de noventa e seys..." 10 ANTONIO RUMEU DE ABMAS presentar a los Reyes Católicos la majestad vencida de los reyezuelos indígenas ^. Pero entre estas fechas se intercalan diversos y destacados episodios: desembarcos, alianzas, avances, encuentros, batallas, éxodos, sumisiones, etc., de veracidad indiscutida y de cronología, en cambio, muy discutible. Nadie duda hoy día del desembarco de Lugo en las playas de Añaza, de su alianza con el mencey de Güímar, de las primeras incursiones por el territorio de La Laguna, del avance del ejército castellano hacia el corazón de la isla, el reino de Taoro; del desbarato de Acente-jo, en el que sucumbió la flor del ejército conquistador; del éxodo a la isla de Gran Canaria, después de este desgraciado suceso; del segundo desembarco en Añaza, con nuevos y aguerridos contingentes de tropas; de la batalla de La Laguna, en la que halló heroica muerte el rey de Taoro, Benitomo; de la penetración, por segunda vez, hacia el interior; de la resonante victoria de Acentejo y de la sumisión de los reyes indígenas a la magnanimidad del conquistador. Pero si de los hechos y del escenario pasamos a su localización en el tiempo, la confusión es entonces extraordinaria. Caminamos, así, medio a ciegas, al pretender hilvanar los hechos más destacados de la campaña militar conquistadora. Este confusionismo ha nacido de la distinta posición tomada por cronistas e historiadores al señalar la fecha de iniciación de la conquista, que para unos era 1493 ^ mientras • LiEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA y E U A S SERRA RAFOLS : El adelantado D. Alonso de Lugo y sti residencia por Lope de Sosa. Fascículo m de la colección " Fontes rerum Canariarum". La Laguna, 1949. TEinto en el Memorial de descargos ( donde habla Lugo por boca de un letrado) como en el Interrogatorio testifical y en las declaraciones de los atestantes, queda probado, de maiiera patente y plena, el viaje aludido. Véanse particularmente las páginas XXX, 45, 116 y 117. Dada la reiteración con que este importantísimo estudio será, citado, haremos referencia a él en las notas, de manera abreviada, con la palabra Residencia... * ESPINOSA, ABRÉU GALINDO, NÚÑEZ DE LA PEÑA, MARIN Y CireAS, CASTILLO, etc. ALONSO DE ESPINOSA: Del origen y milagros de N. 8. de Candelaria, libro III, cap. IV. Edición Biblioteca Canaria, s. a., pág. 18. JUAN ABREU GALINDO: Historia de la conquista de las Siete Islas de . U/) NSO DE LUGO EN LA COKTE DE LOS KEYES CATÓLICOS 11 para otros debía de ser 1494 *. Desde el momento que hoy sabemos, por propia confesión del conquistador Alonso de Lugo, que la campaña militar se inició en 1494, queda despejada para siempre una de las incógnitas. La segunda fecha de importancia capital para todo intento que se haga de reconstruir la cronología de la empresa conquistadora es la de iniciación de la segunda ofensiva sobre la isla de Tenerife, tras el desbarato de Acentejo y el éxodo. Ello es un problema que está íntimamente relacionado con las gestiones hechas cerca del poderoso duque de Medina Sidonia para alcanzar su colaboración y ayuda en la empresa conquistadora, y, conseguida ésta, los laboriosos preparativos para reclutar, vestir y avituallar un nutrido cuerpo auxiliar de caballeros e infantes, organizados y dispuestos para participar en la campaña. Pretender, como lo han hecho muchos cronistas e historiadores, que retirados a Gran Canaria Lugo y sus huestes, en el mes de junio de 1494, hubo tiempo en el corto Gran Canaria, libro III, cap. XVn. Ed. Biblioteca Canaria, s. a., pág. 229. JUAN NÚÑEZ DE LA PEÑA: Conquista y antigüedades de las Islas de la Gran Canaria, libro I, cap. XIV. Edición de la Biblioteca Isleña, 1847, páginas 10&- 110. TOMAS MARIN Y CUBAS: Historia de la conquista de las Siete Islae de Canaria ( ms. 1687), libro II, cap. XIV, fol. 71- 72. PEDRO AGUSTÍN DEL CASTILLO: Descripción histórica y geográfica de las Islm de Canaria, libro II. Edición de la Biblioteca Isleña, 1848, páginas 173, 177, 180 y 181. • ANDRÉS BERNALDEZ, cura de Los Palacios; ANTONIO DE VIANA, VIERA Y CLAVIJO, MILLARES TORRES, RODRÍGUEZ MOURE, etc. ANDRÉS BERNALDEZ: Historia de los Beyes Católicos. Edición de Cayetano Rossell, en la Biblioteca de Autores Españoles, tomo L. XX ( tomo i n de las Crónicas de los Reyes de Castilla), año 1878, cap. CXXXIV, pág. 680. ANTONIO DE VIANA: Antigüedades de ios Islas Afortunaáas. La lAgu-na, 1905, pág. 86. JOSÉ DE VIERA Y CLAVIJO: Noticias de la Historia general de las l^ laa Canarias. Imprenta Isleña, 1859, tomo II, pág. 183. AGUSTÍN MILLARES TORRES: Historia general de las Islas Canarias. Las Palmas, 1893- 1895, tomo IV, pág. 189. JOSÉ RODRÍGUEZ MOURE: Los Adelantados de Canarias. La Laguna, 1941, pág. 13. 12 ANTONIO BUMEU DE ARMAS espacio que media entre esa fecha y septiembre para designar mensajero, Gonzalo Suárez de Quemada, para efectuar el viaje, entrevistarse en Sanlúcar de Barrameda con el omnipotente don Juan de Guzmán, obtener su ayuda, reclutar los soldados, aprestar los navios y disponerlos para zarpar, nos parece que a todas luces es pecar de apresurados, en los diversos sentidos que pueden darse a la palabra. Lo mejor será pensar, de acuerdo con el veraz y bien informado Andrés Bernáldez, cura de Los Palacios, testigo de excepción de cuanto por aquella época ocurría en la baja Andalucía, que las tropas expedicionarias del duque de Medina Sidonia no se alejaron de las costas peninsulares hasta el año siguiente, 1495 ^. Por otra parte, las dificultades de Lugo en Gran Canaria para allegar fondos, disciplinar sus huestes maltrechas, alistar tropas de refresco y coordinar sus planes con los de las fuerzas andaluzas expedicionarias no son de aquellas que se resuelven en un trimestre. • Historia de los Reyes Católicos. Ekliclón de Cayetano Rossell en la Biblioteca de Autores Españoles, tomo LXX ( tomo III de las Crónicas de los Beyes de Castilla) j año 1878, cap. CXXXIV, pág. 680. Don JOSÉ RODRÍGUEZ MOURE, en Los Adelantados de Canarias. La Laguna, 1941, pág. 14, acepta la data que da Bernáldez como la de la segunda ofensiva: 1495. Rodríguez Moure corre la fecha en im año, y así, de la mano de ESPINOSA, ABKÉU GAUNDO, NÜÑEZ DE LA PEÑA, VIERA Y CLAVIJO, etc., en la referente al mes y día, fija el desembarco en Santa Cruz el 2 de noviembre de H95, mientras sus predecesores lo fijaban en igual' día y mes de H9- lf. No concreta Bernáldez el mes en que zarparon los navios auxiliares ni la fecha del segundo desembarco en Tenerife. Pudo ser así, a lo largo de todo el año 1495, lo mismo en la primavera, que en el verano o el otofio. Nosotros, considerando fundamental esta fecha, no nos atreveríamos a negar validez a cualquier opinión contraria a la de Moure en lo que concierne a mes y día, mientras no se descubra algún documento de veracidad indiscutible. Pudo muy bien ser antes de noviembre de 1495... Sin embargo, en nuestro deseo de entroncar con una tradición histórica secular, aceptamos lo que Moure hizo: cambiamos el año y mantenemos el mes y el día; así, resultará como fecha del segundo desembarco, después del éxodo, el 2 de noviembre de 1495. Es cierto que de esta manera la segimda campaña militar se acorta mucho, pero estamos seguros de que el error nuestro podrá ser de meses, no de im año como hasta ahora se ha venido sosteniendo. ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATOUCOS 13 Este año largo de inacción ( junio de 1494 a octubre de 1495) acorta de extraordinaria manera la campaña militar, pero da mucha mayor verosimilitud a los hechos, sin los sospechosos períodos de inactividad, los forzados acuartelamientos invernales— en una tierra donde el invierno es tan buena estación para guerrear como el verano— y las más extrañas y diversas ocupaciones a que han tenido que acudir los historiadores canarios para no condenar a perpetuo ocio por espacio de doce meses a las huestes de Lugo ". Todavía se acorta más aún la conquista en su fase final, pues la tan cacareada sumisión de los más poderosos menceyes guanches el día de Santiago el Mayor y San Cristóbal, 25 de julio de 1496, en el campamento de los Realejos y la total pacificación de la isla con el sometimiento de los restantes reyezuelos el día de San Miguel, 29 de septiembre del propio año, caen por su base cuando sabemos, también por declaración de Lugo, que éste había presentado los " nueve" reyes aborígenes ante los soberanos de Castilla, Fernando e Isabel, cuando éstos residían en Almazán, villa a la que habían arribado los monarcas el 20 de abril de 1496, para abandonarla seguidamente, tres meses más tarde, el 13 de julio, con dirección a Calatayud, Fernando, y a Burgos, Isabel. Podemos aún concretar más; los menceyes guanches pisaban tierras de Soria * Prueba de ello, la batalla de La Laguna, que todos los cronistas e historiadores fijan en los días invernales que preceden al invierno por antonomasia. El 14 de noviembre de 1494: ESPINOSA, VIANA, CASTILLO, VIERA, etc.; el 30 de noviembre de 1494: NOÑEZ DE LA PEÑA y MARÍN y CUBAS. RODRÍGUEZ MOURE admite que las batallas de La Laguna y Acen-tejo— la victoriosa— se dieron ambas en los meses de noviembre o diciembre de 1495. Por lo que se refiere a la segunda batalla de Acentejo, todos los historiadores canarios están conformes en que se dio en pleno invierno, 25 de diciembre de U95. Desde la batalla de La Laguna, 14 de noviembre de 1494, a la segunda de Acentejo, 25 de diciembre de 1495, se intercalan más de doce meses de sospecliosas actiiHdades ( VIERA Y CLAVIJO, obra citada, tomo II, páginas 209- 221). ¿ No son más verosímiles once meses de preparativos que trece de INACTIVIDAD,...? 14 ANTONIO KUMEU DE ARMAS en los primeros días de junio de 1496, como hemos de ver a su debido tiempo''. Tomando como fundamento cronológico de la conquista de la isla de Tenerife estos tres períodos: la primera campaña ( mayo- junio de 1494), el éxodo ( junio de 1494- octubre de 1495) y la segunda campaña ( noviembre de 1495- abril- mayo de 1496), no nos será difícil reconstruir en brevísima síntesis los episodios más destacados de la conquista como prólogo o marco de la estancia de don Alonso Fernández de Lugo en la corte de los Reyes Católicos, objeto particular de nuestro estudio. La conquista de la isla de Tenerife por los castellanos, si no fué la operación militar más larga de cuantas hasta entonces se habían preparado y acometido para la sumisión de las islas hermanas, sí fué, en cambio, la que más quebraderos de cabeza planteó a los conquistadores por el tamaño de la isla, la potencia de sus reinos, la ferocidad y valentía de sus ' Véase la nota 2 y las páginas 51, 57, 59 y 76- 78. Don ELIAS SERRA RAFOLS, comentando la Real cédula de concesión de escudo de armas a la isla de Tenerife ( Madrid, 23 de marzo de 1510), en la que se declara textualmente que en el día de San Miguel " se ganó la dicha isla de Thenerife", resalta el carácter meramente simbólico de esta fecha. Lo mismo puede decirse, en su opinión, de la de Santiago- San Cristóbal. ( Recuérdese al caso que las ordenanzas tradicionales de la isla, recopiladas por Núñez de la Peña, al hablar de la institución de la fiesta de San Cristóbal, declaran: " en este día se ganó esta isla y por ello esta ciudad se llama Sant Chrlstóval".) Véase Femando el Católico concede armas a la isla < de Tenerife, en " Revista de Historia", 86- 87 ( 1949), 242- 244. Una hipótesis poco o nada verosímil en defensa de esta tradición oficialmente legalizada sería: que el segundo desembarco no fuese en noviembre de 1495, sino un poco antes, en la primavera de dicho año; que la batalla de La Laguna— decisiva para la conquista de la isla, por la muerte del rey Eenitomo— se diese " por Santiago", y que la batalla victoriosa de Acentejo— donde se hunde para siempre el poderío guanche—^^ se ganara " por San Miguel". Repetimos que la consideramos inverosímil. En cuanto a la rendición de los rnenceyes, tuvo que ser forzosamente en la primavera de 1496. ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 15 moradores y el talante hostil que hasta entonces habían opuesto a cualquier intento de penetración **. Habiendo capitulado la conquista de la isla con los Reyes Católicos, un hidalgo andaluz, el capitán Alonso Fernández de Lugo ^ pudo éste en breve espacio de tiempo aprestar en la baja Andalucía y en la isla de Gran Canaria, en cuya conquista y rendición tan brillante parte había tenido, los navios y las fuerzas precisas para tan importante operación ". ' Recuérdese lo que le sucedió a Sancho de Herrera y al gobernador de Gran Camaria, Francisco Maldonado. Lia frase que se atribuía a éste: " no más pleitos con los guanches de Tenerife', revela cuánto temor habían despertado los indígenas entre los españoles. " El viaje de Lugo a la corte para capitular con los Reyes Católicos la conquista de Tenerife está probado documentalmente. La preg^ inta CLVI del Interrogatorio testifical dice así: " ítem si saben que después de acabada de ganar la dicha isla de San Miguel de Lia Palma el dicho señor Adelantado fué a la corte por mandado de Su Alteza e vino a conquistar esta dicha isla de Thenerife..." El testigo Alearan declara: "... ganada la dicha isla de La Palma el dicho Adelantado se partió de la isla de la Grand Canaria e dixo que iva a Castilla e que este te. stigo lo vido partir e dende ciertos días vino a la dicha isla de la Grand Canaria con ciertos navios e mucha gente e dixo cómo tenía provisión de Sus Altezas para conquistar esta isla de Thenerife..." El testigo Beni-tez asegura por su parte: "... que... ganada la isla de La Palma el dicho Adelantado fué a la corte a dar cuenta a Su Alteza de lo que había ficho e que después tomó a conquistar esta isla..." Residencia..., páiginas 112- 113. " Con este fin, Alonso de Lugo se desprendió de sus bienes. En ti Memorial de descargos se lee: " e los muchos gastos que gastó e como vendió toda la hazienda que tenía en Sant Lúcar e en Sevilla e en Canaria e mucha de las haziendas de sius parientes..." En el Interrogatorio de testigos, éstos son preguntados sobre " si saben... que el dicho señor Adelantado gastó todo el patrimonio que thenía e avía ávido de sus padres e hazienda de sus hermanos e parientes..." En relación con los aprestos militares hechos en Andalucía, véase cómo se expresa en el mismo documento el testigo Diego Fernández Amarillo: "... Acabada de ganar la dicha isla de La Palma el dicho Adelantado fué a Castilla y fué este testigo con él y otros e estando en Sevilla hiso pregonar que quien quisiere venir con él a la conquista de Tenerife i l8 • ANTONIO EUMEU DE ABMAS Salieron estas tropas del puerto de las Isletas, en la Gran Canaria, el 30 de abril del año del Señor de 1494 para alcanzar en una singladura las costas de la vecina isla, en cuyas playas desembarcó Lugo con sus huestes en el lugar que más tarde se denominó puerto de Caballos ^^ Llamaban los indígenas Añaza a aquellos contornos, y en el paraje más eminente del terreno plantó el capitán español una ingente cruz de madera, que fuese a un tiempo símbolo de la conquista y blasón perpetuo del humilde lugar que hollaban con sus pies. Dos jornadas se entretuvieron los españoles en montar el campamento, construir empalizadas, recorrer los territorios aledaños y explorar los caminos, hasta que el día 4 de mayo pudo Alonso de Lugo, acompañado de ima brillante cohorte de caballeros e infantes, realizar una incursión hacia el interior de la isla. En esta jornada, las avanzadillas españolas descubrieron en las proximidades de la laguna que bañaba el poblado de Agüere a las huestes guanches, que mandaba el más poderoso monarca de la isla, el menoey de Taoro, Benitomo, y entablaron ambos bandos amigables conversaciones, que no dieron como fruto un pacto de amistad. El reyezuelo indígena mostróse bien dispuesto a entablar pacíficas relaciones, en un plano de perfecta igualdad, con los invasores, pero sin pasar por la humillación de cualquier reconocimiento de vasallaje o lile haría buen partido, que sacó de Sevilla y de otras partes mucha gente de pie y de oavcUlo..." Residencia..., págs. 18, 110 y 113. Alonso de Lugo estaba en Sevilla enfrascado en los preparativos en febrero de 1494. Véase sobre el particular la nota 18 a la página 170. " La pregunta CLVII del interrogatorio correspondiente a la Información testifical se expresa así: " ítem si saben que el dicho señor Adelantado vüio a la dicha conquista con la dicha gente y navios e mantenimientos e desenbarcó en esta isla de Thenerlfe e desenbarcó en el puerto de Santa Cruz e asento su real e hizo una torre para que mejor se pudiesen defender, todo a su costa." Los testigos Alcaraz y Amarillo contestan afirmativamente; el testigo Serrano puntualiza " el puerto de Los Caballos" como el lugar del desembarco, y, por último, el testigo Benítez, si bien coincide en este extremo, no está conforme en lo relativo a la construcción de la torre de Santa Cruz, que considera edificada en el segundo desembarco. ( Véase la nota 26.) Residewiki:.., págs. 113- 114. LÁKINA I JBP^ Desembarco de las huestes castellanas en Añaza. Reconstrucción pictórica de Manuel González Méndez. 1906 ( S. C. de Tenerife. Mancomunidad Interinsular.) La Cruz de la Conquista, al descubierto. La Cruz de la Conquista, en su urna Tenerife. Parroquia de la AliONSO DE LUGO EN LA. CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 17 mitación de su independencia; antes reclamó, enérgico, de ios españoles el inmediato abandono de los lugares que habían ocupado. No quiso pasar adelante el conquistador, y conociendo el hosco ambiente de la isla y la valentía de sus habitantes, decidió retornar a Añaza, por otro nombre el campamento de Santa Cruz, para fortificarse más cuidadosamente y esperar los refuerzos en hombres y material que es forzoso suponer quedaron en Gran Canaria y fueron arribando en sucesivas jornadas. Lugo, que practicaba por sistema el principio de utilizar las armas sólo en circunstancias imprescindibles, entró en seguida en relaciones con algunos reyes o menceyes de la nación guanche, dispuesto a sacar partido de las alianzas com. o lo había alcanzado en la isla de La Palma. Las gestiones con el rey de Anaga, comenzadas bajo muy buenos auspicios, falláronle en última instancia j pero, en cambio, obtuvo la muy valiosa del mencey de Güímar, que le proporcionó mantenimientos para el ejército y las noticias indispensables de la tierra que se proponía conquistar. Cuando ya los planes de guerra y la instrucción del pequeño ejército habían madurado lo suficiente, las huestes españolas abandonaron el campamento de Santa Cruz con dirección al corazón de la isla. Ocurría esto, con casi absoluta seguridad, en la última década del mes de mayo de 1494. Confiado Lugo en su buena estrella y en la escasa, por no decir nula, resistencia que le oponían los naturales, avanzó osadamente hasta cerca del valle de La Orotava, cada vez más optimista ante el favorable sesgo que tomaban los acontecimientos. Cuál no sería su sorpresa, cuando al aproximarse al barranco de Acente-jo, e intentar a la vista de los guanches un prudente retroceso hacia la vega de La Laguna, éstos le embistieron, envalentonados, con tal ímpetu y algarabía, que el ejército español se desbandó por completo, no obstante los denodados esfuerzos de sus capitanes por impedir que la derrota se convirtiese en verdadero desastre militar, cosa que sólo se pudo conseguir a medias. Durante horas y horas se luchó cuerpo a cuerpo, sin que los castellanos pudieran rehacerse ante aquel auténtico aluvión htunano. En esta dura y sangrienta acción nadie salió 18 ANTONIO RUMEU DE ARMAS indemne, y el mismo Lugo resultó herido en la refriega, estando muchas veces a punto de perecer a causa del enérgico ataque del mencey de Taoro, Benitomo, secundado por su valiente hermano Himenechia o Tinguaro y por otros reyezuelos y caudillos ^^ La retirada de los españoles sobre el campamento de Santa Cruz se hizo en desorden, y apenas si hubo tiempo de recoger hombres, armas y vituallas para reembarcar, desesperados y maltrechos, con dirección a Gran Canaria. Los guanches no hostilizaron a los vencidos, sino que los dejaron retirarse pacíficamente y se mostraron magnánimos con los prisioneros, a quienes devolvieron la libertad perdida. Alonso de Lugo, en " En el Memorial de descargos se alude a las heridas que recibió Alonso de Lugo en la conquista, en particular en esta operación. En el capítulo XXVI se lee, por mano de su procurador y representante personal: " e este hera el bien particular suyo, que mirava servir a Sus Altezas, en ganar estas islas, como dicho tengo, con sesenta heridas e más que tiene en su cuerpo..." La Información testifical, no es menos precisa al referirse al desbarato de Acentejo. La pregunta CLVín del interrogatorio dice así: " ítem si saben que el dicho señor Adelantado... fué desbaratado e le mataron mucha gente que traía e muchos parientes suyos e amigos e criados e pasó muchos peligros e afanes c fué muches vezes herido". El testigo Alcaraz declara " que oyó decir e fué público que los dichos guanches desbarataron al dicho Adelantado e a su gente en Acentejo e le mataron toda la mayor parte de su gente e a él diz que lo hirieron de ciertas heridas..." Amariüc afirma por su parte: " que este testigo vido el desbarato e se halló en él y a mucho peligro escapó, donde mataron muchas personas amigos del dicho Adelantado e otros, e el dicho Adelantado salió herido e mataron un sobrino del dicho Adelantado que era alférez..." Benítez insiste en lo mismo: "... e que fué desbaratado e que le mataron mucha gente e parientes e criados e que el dicho Adelantado fué herido e qtie lo sabe porque se haJló en ello, e fué muy herido en el dicho desvárate, e quedó por muerto dos días entre los otros muertos". Por último, el testigo Alvarez hace ascender, con evidente exaigera-ción, a nuestro juicio, el número de muertos a 800 ó 900. He aquí sus palabras: "... el dicho Adelantado fué desvaratado en esta isla que le havían muerto ochocientos o novecientos onbres..." LEOPOLDO DE LA ROSA y ELIAS SERRA RAFOLS: El Adela- ntado D. Alonso de Lugo y su residencia por Lope de Sosa. La Laguna, 1949, págs. 18 y 114. ALONSO DE LUGO EN LA CORTE PE LOS REYES CATÓLICOS 19 cambio, cometió la felonía de cautivar con engaños a buen número de indígenas auxiliares, vasallos de su aliado el mencey de Güímar, que más tarde serían vendidos en los mercados esclavistas de España, en clandestinos tratos, desaprobados por los Reyes Católicos '^ El reembarque de las fuerzas expedicionarias se hizo en los primeros días del mes de junio del año 1494, acaso el día 8, y tras cortas horas de navegación, desembarcaron aquellas tropas, diezmadas y maltrechas, en el mismo puerto de las Isle-tas, de donde con escasa diferencia de tiempo habían partido aguerridas y triunfantes ". A lo largo de toda su vida, Alonso de Lugo dio siempre ejemplo de ser inaccesible al desaliento. Por eso no ha de sorprendernos verlo a los pocos días, en Las Palmas, más que abatido, encorajinado por los desfavorables acontecimientos. Cuando las heridas cubrían todavía su cuerpo, aparece, el 13 de junio de 1494, en presencia del escribano Gonzalo García de Puebla, otorgando poder a su conterráneo Gonzalo Suárez de Quemada, para que, a su vez, gestionase del poderoso duque de Medina Sidonia, residente en la patria de los tres, San-lúcar de Barrameda, su colaboración militar, única manera ue " Algunos de estos guanches fueron vistos en Valencia del 5 al 9 de octubre de 1494 por el alemán Jerónimo Münzer, que visitó dicha ciudad en la fecha indicada. Consúltese más adelante el cap. VI, págs. 87- 88. " Pregunta CLIX del interrogatorio correspondiente a la Información testifical. Dice así: " ítem si saben... que después de así desbaratado el dicho señor Adelantado se fué en Gran Canaria..." El testigo Diego Fernández Amarillo se expresa así: "... luego como pasó el dicho desbarato se fué el dicho Adelantado e toda la gente a la isla de Gran Canaria con intención de se fornecer y tornar a la dicha conquista...'' Juan Benítez declara: "... fueron desbaratados e se fueron a Grand Canaria e que después tornaron..." Residencia..., TpÁgs. 114- 115. 20 ANTONIO RUMEU DE ARMAS domeñar y abatir el ímpetu de los indómitos y valerosos guanches ". Ya hemos dicho que, a nuestro juicio, un año largo transcurrió en estas gestiones. El mensajero Suárez de Quemada se trasladó a Sanlúcar, se entrevistó con el duque don Juan < ie Guzmán e iniciaron ambos los tratos y conversaciones para un acuerdo, cosa siempre difícil de llevar a puerto seguro cuando una de las partes contratantes era Alonso de Lugo, hombre de dudosa solvencia moral y de más dudosa fidelidad de palabra. Convenidos ambos'", se inició el reclutamiento de las tropas y el apresto de los navios, que zarparon de Sanlúcar en el raes de octubre de 1495 ^' con su importante cargamento hu-i-' Fray ALONSO DE ESPINOSA: Del origen y milagros de N. S. de Candelaria ( libro m , cap. VII). Edición de la Biblioteca Canaria, s. a., página 34. Espinosa es el primero que conoce o tiene conocimiento de la otorga-clón y data de este documento. Le copian ABRÉu GAUNTÍO, NÚÑEZ DE I. A PEÑA, CASTILLO, VIERA Y CLAVIJO. etc. " Sobre la colaboración del duque de Medina- Sidonia tenemos inconcusas pruebas, no sólo en el unánime testimonio de los historiadores, sino en las declaraciones personales de los, propios conquistadores. En el Memorial de descargos ( cap. LXIV) se lee: "... que por más lealemente servir el dicho mi parte a Sus Altezas pagó al dicho Duque [ de Medina Sidonia] la gente que envió, en dineros e esclavos e g'anados e otras cosas, sin le dar Sus Altezas cosa alguna..." En la Información testifical, Alonso de Alcaraz declara: " que el dicho Adelantado quedó muy adebdado después de la conquista de esta isla e que devía a mercaderes, e al Duque de Medina, cree que oy no le a acavado de pagar..,, que vio que le pedían por parte del Duque..." El vicario Fernán García refiere: "... que sabe que vinieron a esta dicha [ isla] muchas personas del Duque de Medina Sidonia e otros licitantes a pedir muchos maravedís al dicho Adelantado que decíEin que le avían proveído para la dicha conquista..." En análogos términos declaran Juan Benítez, Rodrigo Alvarez, etc. Residencia..., págs. 34 y 116- 117. " ANDRÉS BERNALDEZ, cura de Los Palacios, en su Historia de los Reyes Católicos. B. A. E., tomo LXX, año 1878, capítulo CXXXIV, pág. 680, se limita a señalar el año 1495. Fray ALONSO DE ESPINOSA, en su obra antes citada ( libro III, capítulo VII), pág. 35, da como fecha de partida el 22 de octubre, y de arribo a Gran Canaria, el 29. Siguen a Espinosa NÜÑEZ DE LA PEÑA, VIERA Y CLAVIJO, etc. ;'?>;•' ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 21 mano, y arribaron al Puerto de la Luz en los días finales de dicho mes. Sumaban estas aguerridas fuerzas seiscientos cincuenta infantes y cuarenta y tantos jinetes, y venía al frente de ellas el capitán jerezano Bartolomé de Estopiñán ^\ Como es de suponer, este compás de espera no había sido desaprovechado por el conquistador Alonso de Lugo. Lo que más le apremiaba para reanudar la campaña era el abundante numerario, el dinero, nervio de toda guerra, y con este fin había vendido el importante ingenio de su propiedad, radicado en el valle de Agaete, al mercader genovés, vecino de Valencia, Francisco Palomar por cuantía de 650.000 maravedís ^°; había conseguido que su compañero de armas Lope Fernández de la Guerra se desprendiese asimismo de sus propiedades o su dinero con idéntico fin ^", y no bastándole lo conseguido, se había dirigido a doña Inés Peraza, señora propietaria de las Canarias menores, y a su nuera doña Beatriz de Bobadilla en demanda también de importantes auxilios económicos. Decidido Lugo a salir airoso de la empresa, tras el primer fracaso, no se paraba ante ningún obstáculo: vendió sus bienes, gastó la dote de su mujer, se desprendió de sus joyas y atavíos, " e quando ya no tovo quién le prestase ni qué vender, empeñó sus hijos, don Pedro e don Fernando, a doña Inés Peraza para que le diese sobre ellos bastimentos para la dicha conquista" -'. '* E3SPIN0SA, obra citada, pág. 35. '" Sobre este contrato se volverá a hablar en las págs. 89- 93. La fecha del mismo, 19 de agosto de 1494, prueba lo retrasados que iban los preparativos para la segunda campaña. " Información testifical. Declaración de Diego Fernández Amarillo. Dice así: "... 6 que le avía prestado Lope Fernandes, regidor que es agora de esta isla, al pie de ochocientas doblas, lo qual oyó decir generalmente en aquel tiempo a muchas personas, y vido este testigo las doblas que de-zían que el dicho Lope Fernandes le avía de prestar en poder del dicho Lope Fernandes, e que con estos socorros e remedios volvieron a esta dicha isla de Tenerife a la tomar a conquistar..." Residencia..., pág. 115. " Memorial de descargos, capítulo LXXXVII, e Información testifical, jwegTinta CLX. Los testigos ( Amarillo, Benítez y San Martín) están conformes con todos estos extremos. El testigo Diego de San Martín nos revela que los vestidos de Lugo * i: 22 ANTONIO RUMEU DE ARMAS Sin embargo, todos estos esfuerzos y sacrificios resultaron a la postre vanos por la enorme desproporción entre lo recaudado y los gastos que la empresa cada día devoraba. Fuéle entonces preciso a Lugo recabar la colaboración y coparticipación económica de diversos mercaderes, asentistas y prestamistas, tales como los mercaderes genoveses Mateo Viña y Francisco Palomar, el clérigo mallorquín Nicolás Angelate y el comerciante Guillermo de Blanco. Ignórase la fecha de este verdadero concierto que firmaron Lugo y los cuatro prestamistas, en Las Palmas, ante notario, y que dio nacimiento a una verdadera compañía comercial para la conquista de la isla y el beneficio del consiguiente botín de guerra. Viña, Palomar, Angelate y Blanco quedaron obligados a aportar " lo que hacía falta para emprender la conquista", y a cambio de ello Lugo les reconocía determinados derechos en el reparto de las presas y botín ^^ Sobre esta base económica se verificó la recluta de los soldados, se adquirieron los bastimentos precisos, se armó y adiestró a las fuerzas expedicionarias y se concertó la colaboración con las tropas andaluzas. Estas, como ya hemos dicho, hicieron su entrada en el Puerto de las Isletas en los días finales del mes de octubre de 1495, y establecieron inmediato contacto con las huestes canarias. ; v Los navios de la flota combinada, una veintena en cifras aproximadas ^^ zarparon con dirección a Tenerife en los pri-se conservaban depositados, después de finalizada la conquista, olvidados por su dueño, en el convento de San Francisco de Santa María de Betancuria. Véanse sus palabras: "... 6 que quando fué a Ftierteventura, que el dicho Adelantado halló sus vestidos en la dicha isla en San Francisco, enpeñados a doña Inés de Herrera, los quales tornó e los repartió por la gente". Residencia..., págs. 45 y 115. '" Más adelante se aludirá con amplitud a este concierto económico y a los pleitos y arbitrajes que trajo aparejados. Véanse las págs. 106- 125 y 162- 173. ^ El número de navios lo fija Lugo en 32 ó 33. Memorial úe descargos: " e fletó muchos navios que serian treinta e dos o treinta e tres...". Información testifical ( pregunta CLVI): "... e más fletó muchos navios..." Residencia..., págs. XXX, 45, 112 y 113. Téngase en cuenta que la cifra que da Lugo es globEil para las dos entradas, y que, por tanto, es forzoso dividirla entre ambas operaciones. F. La primera misa, después del desembarco, Reconstrucción pictórica de Gumersindo Robayna. ALONSO DE LUGO EX LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 23 meros días de noviembre del año expresado ^\ y cuando desembarcaron en Santa Cruz y pudo verse en formación aquel brillante y aguerrido cuerpo militar, compuesto de algo más de un millar de hombres y un centenar de caballos, no era preciso ser agorero para prever la suerte que esperaba a los envalentonados guanches ^^. Reconstruido y fortificado el campamento de Añaza ^'^, pudo Alonso de Lugo ordenar el avance de sus tropas con dirección a La Laguna, decidido a medir sus armas con los indígenas y arrancar con una acción victoriosa la espina punzante de la anterior derrota. Las circunstancias venían además a favorecerle en su empresa, pues los reinos indígenas ardían en intestinas disensiones, motivadas por la insoportable prepotencia que con la victoria de Acentejo había adquirido el mencey de Taoro, Benitomo, sobre sus colegas, los otros monarcas isleños. " ESPINOSA fija el desembarco el día 2 de noviembre [ de 1494]. Le copian ABRÉu GALINDO, NÚÑEZ DE LA PEÑA, VIERA Y CLAVIJO, etc. ^' Sobre el número de caballeros e infantes, el Memoriai de descargos ( Lugo) asegura que " serán más de doscientos de cavallo e mil quinientos peones..." La pregunta CLVI de la Información testifical insiste en el mismo número; " traxo doscientos de a caballo, poco más o menos, e mU quinientos peones..." De los testigos, Benítez y Suárez Gallinato reducen los caballeros a 150 ó 155 y están conformes en el número de infantes. Los demás testigos no concretan el número. Dése por repetido lo dicho en la nota 23 sobre el carácter global de estas cifras, que se refieren a los dos desembarcos. Residencia..., pájgs. XXX, 45, 112 y 113. Fray ALONSO DE ESPINOSA, en su obra Del origen y ' milagros de N. S. de Candelaria^ asegura que " tenía esta vez debajo de su bandera el Gobernador de la conquista más de mil hombres y sesenta o setenta de a caballo..." ( Edición Biblioteca Canaria, s. a., pág. 36). " En este segundo desembarco iMirece que fué cuando se edificó la torre o fortíileza de Santa Cruz. La pregunta OLVII de la Información... no es muy precisa: "... el dicho Adelantado vino a la dicha conquista... e desenbarco en esta isla de Thenerife... en el puerto de Santa Cruz... e hizo una torre para que mejor se pudiesen defender..." EH testigo Juan Benítez es, en cambio, más concreto: " fueron desbaratados e se fueron a Gran Canaria e que después tomaron a rehacer e venir a Tenerife e desenvarcaron en el puerto de Los Cavallos e vinieron a Santa Cruz y alU ficieron acuella torre a costa e misión del dicho Adelantado". Residencia..., págs. 113- 114. 24 ANTONIO RUMEU DE ARMAS En la noche del 13 de noviembre— fecha la más probable— alcanzaban los españoles, tras penosa marcha, las proximidades de la laguna, acampando donde hoy se levanta la Cruz do Piedra, para trabar batalla al amanecer, contra las huestes guanches acaudilladas por el propio mencey de Taoro, Benito-mo. El combate fué rudo e indecible el coraje con que ambas fuerzas se acometieron por espacio de largo tiempo, hasta que las tropas guanches abandonaron el campo, desordenadas y sorprendidas ". Episodio singular de la contienda fué la muerte en la acción del valeroso rey Benitomo cuando pretendía cerrar el paso a los castellanos al frente de sus huestes. La misma suerte cúpole a su hermano el valiente Himenechia, por otros conocido con el nombre de Tinguaro; cuando escalaba a marchas forzadas el cerro vecino de San Roque, después de la derrota, sucumbió a golpe de lanza de un ágil infante isleño, que en el ardor de la pelea no atendió los ininteligibles ruegos del valiente caudillo, quien invocando su condición de rendido y la calidad de su estirpe en vano le pidió gracia de la vida -^. Después de esta acción victoriosa, Alonso de Lugo regresó con sus huestes, bien ordenadas y tranquilas, al campamento de Santa Cruz para preparar y disponer la campaña definitiva que humillase de una vez para siempre el poderío del pueblo guanche. Sin duda, esperaba el conquistador recibir nuevos refuerzos en hombres y vituallas procedentes de Andalucía y Gran Canaria. Sobre la fecha de esta última campaña es preciso aventurar una opinión. Como término post- quem, la batalla de La Laguna, o sea noviembre de 1495; como término ante- quem, la rendición de los menceyes a Lugo, o sea abril- mayo -' Sobre el día que se dio la batalla de La Laguna hay casi unanimidad en cronistas e historiadores. Para ESPINOSA fué el 14 de noviembre [ de 1494]. A este cronista, el más próximo a la conquista, siguen y copian, cuando no le discuten, rectifican o amplifican, los demás: VIANA, CASTILLO, VIERA Y CLAVITO, etc. Por nuestra parte, como ha visto el lector, corremos un año la fecha. * « ESPINOSA, obra citada, págs. 39- 40. BUENAVENTURA BONNET: La batalla de La Lagiitva, en " Revista de Historia", núm. 82- 82 ( 1948), 267- 273. La Laguna: La Cruz de Piedra. ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 25 de 1496. En este tiempo se desarrollaron diversas operaciones militares de entretenimiento y desgaste, hasta que, bien maduro el plan de campaña, las fuerzas expedicionarias se internaron hacia el corazón de la isla, sin hallar obstáculo hasta el fatídico barranco de Acentejo, de tan triste recuerdo para los conquistadores, donde se atrincheraron al tener información de que el mencey de Taoro, Bentor, sucesor de Benitomo ( y al mismo tiempo hijo suyo), con otros reyezuelos coligados— los de Tacoronte, Tegueste, Icod y Daute—, avanzaban presurosos dispuestos a cerrarles el paso. La batalla fué tan dura y obstinada como la primera, aunque pronto los golpes de los guanches se embotaron en las corazas españolas, sin que de nada les sirviera su aplastante superioridad numérica frente a aquel compacto y aguerrido escuadrón de soldados hispanos. La victoria fué resonante para los castellanos, sin que a los guanches quedase a la postre otro recurso que retirarse del teatro de la acción, desordenados y confusos. Debía ocurrir esto a fines de enero o principios de febrero de 1496 ^°. La suerte de la isla estaba ya por completo prejuzgada. -'' Don JOSÉ FlODRlGUEZ MOURE^ en Los Adelantados de Canarias, si bien acepta la fecha de 1495 como la del seg: undo desembarco, da por sentado que ambas batallas, La Laguna y Acentejo, tuvieron que librarse seguidamente, una detrás de otra, en los meses de noviembre y diciembre del año expresado ( pág. 14). Nos parece a todas luces más verosímil retrasar la segimda batalla de Acentejo. Rodríguez Moure cae asi en la misma contradicción que Viera y Cla-vijo en relación con Núñez de la Peña. Se olvida que ha adelantado un año el segundo desembarco, pasándolo de 1494 a 1495, y acepta, en cambio, la fecha que dan los demás historiadores para la segunda batalla da Acentejo: diciembre de 1495. Mientras Núñez de la Peña fijaba la fecha de iniciación de la conquista en 1493, Viera y Clavijo la lleva a 1494, aproximando así el desembarco en Añaza, el desbarato en Acentejo y el éxodo a Gran Canaria ( mayo- junio de 1494); mas luego se olvida del éxodo e imagina a los conquistadores— de la mano de Ntiñez de la Peña— realizando en 1494 todo lo que este último, sobrado de tiempo, les había dado como entretenimiento para 1493. VIERA Y CLA\ aJO, obra citada, tomo II, págs. 191, 183 y 201. n SIETE REYES EN BUSCA DE DOS ¿ Acampó Lugo después de la victoria de Acentejo en aquella misma comarca para preparar la última y definitiva jornada? ¿ Se retiró con sus huestes a Santa Cruz a reponer pérdidas y reorganizar sus fuerzas? Los cronistas insulares, preocupados por rellenar de hechos y sucedidos meses y meses de inacción, dada la excesiva amplitud cronológica que asignan a la conquista, aseveran que el capitán español se retiró después de la victoria al campamento de Santa Cruz para reorganizar sus huestes. Sería ésta, asi, la primera operación militar en que los ejércitos abandonan por sistema las posiciones ganadas a precio de sangre para volverlas a recuperar meses más tarde. Esta segimda retirada pudo realizarse, pero nos parece poco verosímil. La lógica nos aconseja pensar que estaba mejor acampado el ejército de Lugo en las fértiles comarcas del interior que no en las áridas costas de Añaza, y que a todos interesaba consolidar el dominio de las posiciones ganadas que no abandonarlas para volver sobre ellas con escasa diferencia de tiempo. Alonso de Lugo debió, pues, acampar en Acentejo y preparar desde este estratégico punto, manteniendo siempre el contacto con el campamento de Santa Cruz, la ofensiva final y definitiva, que le iba a convertir en señor indiscutido de la totalidad de la isla. Esta operación, más que tal, fué un verdadero paseo militar. El aparato guerrero de los castellanos y el alarde de fuerza desplegado en el segundo desembarco acabó por completo con la moral de los guanches tras los du- 28 ANTONIO RUMEU DE ARMAS ros reveses sufridos en las batallas de La Laginia y Acentejo. Alonso de Lugo se internó con sus huestes en el valle de La Orotava, y más por la persuasión que por la fuerza, más con habilidad y astucia que con las armas, atrajo a su campamento de los Realejos a los menceyes guanc" hes coaligados para que depusiesen su resistencia y ofreciesen fidelidad y vasallaje a los Reyes Católicos \ De la misma manera atrajo después de estas paces, con ofrecimientos y engaños, a los demás menceyes, probablemente los de Güímar, Anaga, Adeje y Abona, aliados, unos, semi- neutrales, otros, y cuando ya los tuvo a todos en su campamento concentrados, no pensó en otra cosa que en el viaje a la corte, con tan regia compañía, para que los soberanos españoles pudiesen apreciar y recompensar su denodado esfuerzo y el victorioso fruto conseguido. La resistencia de los indígenas en cuadrillas insurgentes, sin sus señores naturales que los llevasen al combate, debió de proseguir por breve espacio de tiempo. Acorralados y diezmados en los puntos más inaccesibles, la pacificación total fué obra de los años más que de la acción militar de los hombres -. El viaje del conquistador don Alonso de Lugo a la corte en compañía de los menceyes guanches es un hecho de cuya ^ Todos estos hechos están narrados con la más natural sencillez, sin aparatosos alardes espectaculares, por el más próximo y veraz historiador de la conquista, fray ALONSO DE ESPINOSA, en su conocida obra Del origen y milagros de N. S. de Candelaria. A ESPINOSA copian, o con él coinciden, en lo fundamental, lo mismo TORRIANI, que ABREU GALINDO, ANTONIO DE VIANA, NÚÑEZ DE LA PEÑA, CASTILLO, VIERA Y CLAVIJO, etc. ' Sobre la duración de la conquista, el Memorial de descargos le da como plazo " dos años y medio". La pregunta CLVIII de la Información testifical, " dos años y medio, poco más o menos". El testigo Juan Bení-tez, " dos aAos e medio... poco más o haenos..." Como la conquista se extiende desde mayo de 1494 a abril- mayo de 1496, en estos dos años largos (" dos años y medio poco roas o menos"), deben comprenderse los meses posteriores a la partida de Lugo, dedicados por sus compañeros de armas, los demás conquistadores, a estas lentas tareas de pacificación general. LÁMINA V La rendición de los menceyes. Reconstrucción pictórica de Manuel González Méndez; 1906. ( S. G. de Tenerife. Mancomunidad Interinsular.) Encuentro de los menceyes con los castellanos. Pintura, mural de Carlos de Acosta. 1764. ( La ./ ' ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 29 veracidad no es posible discrepar. Los documentos nos hablan con reiteración del mismo, y si no son muy minuciosos en los detalles, tampoco son excesivamente parcos en ellos. En el Memorial de descargos que de su gestión hace el conquistador Alonso de Lugo, valiéndose de la pluma de su procurador Juan Márquez, cuando la residencia que le tomó en 1508 el gobernador de Gran Canaria, Lope de Sosa, se lee lo siguiente: " Con mucho trabajo e afán e derramamientos de sangre e pérdida e muerte de parientes criados e amigos e de las otras personas que con él vinieron a la dicha conquista, donde fué muchas veces herido, la Uro de poder de los infieles, donde %; se a celebrado e celebra el culto devido en abmentación de la fee cristiana e en acrecentamiento de la Corona real; e la puso— la isla de Tenerife— debaxo del su yugo real e llevó consigo a Sil Alteza nueve Reyes..." ^ En la pregunta CLXII del interrogatorio que acompaña a la Información testifical, se vuelve sobre el tema en términos más concretos todavía: " Acabada de ganar la dicha isla el... Adelantado fué a la corte a hesar las manos a Su Alteza e llevó consigo nueve Reyes que avía en esta isla de Thenerife..." *. En la memoria de Alonso de Lugo debía de estar todavía fresco el recuerdo del viaje del guxtnarteme de Gáldar don Fernando a la corte de los Reyes Católicos, a raíz de su prisión oor el propio Lugo, cuando con un golpe de audacia, tras su desembarco en Agaete, había logrado apoderarse del regio personaje indígena y desarticular la defensa de los aborígenes frente a los castellanos. ¡ Quién sabe si el mismo Alonso de Lugo había sido su acompañante en el viaje a la corte, mediador e intérprete en las entrevistas con Fernando e Isabel y hasta testigo de excepción de su solemne bautizo en Toledo... o en cualquiera otra parte...! Quizá fuese también testigo Alonso de Lugo cuando se ocupaba en Sevilla, en los primeros meses de 1493, de los preparativos para la conquista de la isla de La Palma del triunfal regreso del Almirante de las Indias, don Cristóbal Colón, y de la espectacular entrada que LA ROSA y SERRA RÁFOLS: Residencia..., pág. 45. Residencia..., V^ g. 116. ,,;,„• ; , . " ; ,: 30 ANTONIO RUMEU DE ARMAS hizo en la ciudad que el Betis baña, seguido de una brillante comitiva de servidores y marineros, portadores de extraños íinimales y objetos y seguidos de los no menos sorprendentes y sorprendidos indios antillanos'. Lo que no admite duda es que cuando, finalizada '< a incruenta conquista de La Palma, y sumisos y obedientes los caudillos o reyezuelos indígenas, éstos se entregaron a la magnanimidad del conquistador, en aquel mismo año de 1493, lo primero que hizo el capitán Alonso de Lugo fué embarcarlos en im navio, en su compañía, para presentarse en la corte de los Reyes Católicos y humillarlos a los pies del trono con objeto de que prestasen a los soberanos de Castilla " la obidiencia e reverencia que devían" ^ ¿ Cómo ha de sorprendernos, pues, que en 1496, después de una campaña cruenta y dura, con diversa suerte y dudoso éxito, llevada a feliz término con tesón y heroísmo, y tras de haber incorporado a la Corona la isla más grande, poderosa e indomable del archipiélago Afortunado, el primer pensamiento de Lugo fuese zarpar veloz para Castilla en grata compañía con los menoeyes sojuzgados... ? ¡ Nueve reyes...! ¡ Nueve m. enceyes...\ ¿ Es posible que nuestra historia sea tan parca en pormenores, que entre tanto cronista y no escasa copia de documentos, apenas si se haya salvado un nombre del anónimo en que aparecen envueltos los demás reyes- caudillos, verdaderos héroes de una resistencia a ultranza, épica por lo esforzada y desigual...? Así es, en efecto, por asombroso que pueda parecer. Ni los documentos ni las crónicas nos resuelven este problema histórico, que no es baladí para los que aman conocer el pasado, y sí tiene, en cambio, un profundo aroma sentimental y romántico. • BARTOLOMÉ DE LAS CASAS: Historia de las Indias. Edición M. Aguilar. Madrid, 1927, i> á. g. 336. ANTONIO RUMÉU DE ARMAS: Colón, en Barcelwia. Sevilla, 1944, pág. 20. ' Así lo declara la Cédula real de concesión a Alonso de Lugo de nuevos blasones que añadir a su escudo. Véase el Apéndice, docuinpnto IV. ALONSO DE LUGO EN LA. CORTE 0E LOS REYES CATÓLICOS 31 Sabemos que estos reyes eran nueve, y los nombres de sus reinos respectivos: Taoro, Icod, Dante, Adeje, Abona, Güímar, Tacoronte, Tegueste y Anaga. Se apoyaba esta división en menceyatos de la isla de Tenerife en una larga y casi unánime tradición histórica, que le daba firmísimas raíces. Discutida en tiempos en lo que cabe recientes con el mejor deseo y sentido crítico', los documentos últimamente estudiados han venido a confirmar, con todos los pronunciamientos favorables, aquella remota tradición, que se convierte así en sólida e inconmovible verdad *. No puede decirse lo mismo cuando de los reinos y los menceyatos pasamos a los reyes y los menceyes. Aquí la tradición histórica es varia, confusa y mixtificada— esto último en fecha tardía—, sin que los documentos nos den mucha más luz sobre el particular. Cuando el conquistador Alonso de Lugo desembarca en las playas de Añaza, en 1494, la isla de Tenerife aparecía dividida en los reinos antes señalados, entre los que destacaba, como verdadera cabeza de todos ellos, el poderoso reino de Taoro, ' BUENAVENTURA BoNNHn" REVERON: El mito de los nueve menceyes, publicado en " Revista de Historia", núm. 42, abril- junio de 1938. Hay separata. Tenerife, 1940, que es la que tenemos a la vista. ' En esta interesante tarea han tomado parte los profesores Serra Ráfols y La Rosa Olivera. ELIAS SERRA RAFOLS: Las datas de Tenerife, artículos publicados en " Revista de Historia", núm. 61 ( 1943), 3- 13, y núm. 62 ( 1943), 99- 104. Del mismo autor: LMS datas de Tenerife, en " Actas y Memorias de la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria", XIX ( 1944), 52- 69. ELIAS SERRA RÁFOLS y LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA: LOS " reinos" de Tenerife, en " Tagoro", 1 ( 1944), 127- 145. Los tres trabajos utilizan como materiales los interesantes y mal estudiados cuadernos de datas ( repartimientos de tierras) de la postconquista, conservados en el Archivo del Cabildo de Tenerife ( Ayuntamiento de La Laguna). En el proceso de las yslas de Canaria, que se conserva en el Archivo de Simancas ( Consejo Real, leg. 106, fol. 12), el bachiller Pedro de Val-des, regidor de Tenerife, aparece declarando " que quando esta ysla .. era de ynfieles, estava dividida en nueve reynos, que heran: Anaga, Tacoronte, Adexe, Abona, Taoro, Ycode, Dante, Tegueste, fíuidmad.. ". 32 ANTONIO « UMBU DE ARMAS cuyo rey Benitomo, también llamado el Rey Grande por los documentos", fué el más encarnizado enemigo de los castellanos en sus empresas de conquista y dominación. Su recuerdo se mantenía vivo, años después de la sumisión total de la isla, lo mismo en la memoria de los guanches aborígenes que de los conquistadores. Documentos coetáneos nos revelan, unas veces, el lugar " donde nasQÍó Benytomo, en medio de dos barrancos", cerca del Realejo " ; otras, la morada del monarca, " la casa del rey Benytomo, que se llama el Arautaba" ". Las que fueron sus propiedades también quedaron por algunos años unidas a su nombre: éste fué el " auchón del Rey Grande"; aquél, '' el auchón que era del Rey de Taoro" ^-, nos vienen a revelar los documentos. A Benitomo se debió la organización de la isla en pie de guerra, frente a los castellanos. El, como monarca poderoso, Rey Grande, superior en fuerza y autoridad a sus colegas, preparó las confederaciones de los distintos reinos para aunar sus ejércitos frente al común enemigo. El resonante triunfo de los guanches en el fatídico barranco de Acentejo ( la " rambla que guardaban los guanches...", el " barranco grande que ser-carpn los guanches", dicen los documentos " ) , se debió a él per- • Artículo antes citado ( LMS datas de Tenerife), pág. 13 del núm-mero 61 de " Revista de Historia". LA signatura de la data es II, 18, 17. Benitomo parece ser el nombre más de acuerdo con la realidad, por ser el que nos dan a conocer los textos más veraces y los documentos coetáneos. El nombre que acabó por prevalecer, popularizándose, es el de Bencomo. íJntre ambos son infinitas las variantes: Benitonio, Bentonio, Vibeni-tonio, Benchomo y Bentomo. " Ibld. SERRA: LMS datas de Tenerife, en " Actas y Memorias...", página 68, y SESRA- LA ROSA: LOS " reinos" de Tenerife, en " Tagoro", página 142. La data tiene por signatura 11, 13, 21. Es a favor de Pedro García, natura] de Gran Canaria, y está otorgada el 13 de septiembre de 1501. " " Tagoro", pág. 143. Data a favor de Juan Balta, febrero de 1508 ( signatura: II, 14, 40). " SERRA: Las datas de Tenerife, en " Revista de Historia", 61 ( 1943), 13, y " Actas y Memorias", pág. 68. Signatura de las datas: U, 13, 14; n, 18, 17, y n , 18, 34. " " Revista de Historia", 62 ( 1943), 104. Datas, signaturas: U, 13, 47, y 11, 14, 22. ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 33 sonalmente, a sus dotes de organizador, a su simplista y rudimentaria estrategia. El éxodo de los castellanos vino a llenar de gloria y prestigio y hasta de insoportable prepotencia sobre sus colegas al invencible rey de Taoro. Pero su buena estrella se eclipsó en la batalla de Nuestra Señora de Gracia o La Laguna, cuando el segimdo desembarco de los castellanos; en este duro encuentro tocó a los guanches, confiados y engreídos, llevar la peor parte frente al aguerrido y reforzado ejército castellano. Dispersos y vencidos, se desbandaron por laderas y vericuetos los indígenas, cuando su rey Benitomo sucumbe tristemente, sin pena ni gloria, en el fragor de la batalla o en la retirada. Al testimonio de los primeros cronistas sobre el particular ", cabe añadir un texto documental muy valioso. Nos referimos a la Información de Margarita Guanarteme, hija del rey de Gáldar, don Fernando; en ella se alude " al día del desbarate de los guanches cuando mataron al Rey Grande, que se llamaba el rey Venitomo de Taoro..."". Todo ello nos conduce a descartar ( con la muerte probada de Benitomo de Taoro en la batalla de La Laguna) su presencia personal en el campamento de Lugo en el momento de la rendición, y, como es más lógico aún, el viaje del Rey Grande a Castilla en compañía del conquistador, de acuerdo con lo sustentado por Núñez de la Peña y Viera y Clavijo ^^. Así, pues, ¿ quién fué el rey viajero, si lo hubo? Mejor será que antes nos preguntemos: ¿ Quién fué el sucesor de Benitomo?... Viene en nuestra ayuda a aclararnos el problema la misma Información antes citada de la hija del rey de Gáldar, Mar- " ESPINOSA, TORRIANI, CASTILLO... Ya el lector está, informado por anteriores páginas sobre el particular. " Declaración del testigo Juan Baxo. GREGORIO CHIL Y NARANJO: Estudios históricos, climatológicos y patológicos de las Islas Canarias. Las Palmas, 1899, tomo m , p4g. 215. » Conquista y antigüedades de las islas de la Gran Canaria/, libro 1, capítulo XVI. Edición de la Biblioteca Isleña, 1847, págs. 162- 163. Noticias de la Historia general de las Islams Canarias, Imprenta Isleña, 1859, tomo II, págs. 243- 244. 34 ANTONIO KUMETJ DE ARMAS garita Guanarteme; se refiere uno de los testigos de la información a los servicios prestados por el ex rey don Fernando Guanarteme en la conquista de Tenerife, y se expresa en los siguientes términos: " cuando fué el día del desbarate de los guanches, cuando mataron al Rey Grande, que se llamaba el rey Venitomo de Taoro, el Adelantado y capitán [ Alonso de Lugo], por traer a los guanches al conocimiento de la fe de Cristo, e por que se diesen sin más riesgo e muerte de gente, mandó ir al dicho GviOdnarteme al rey Ventor, hijo de Venitomo, a requerir que se diese y tornase cristiano e que le faría toda la cortesía que quisiese, e que el dicho Guadnarteme fué al dicho Rey Ventor, entre los guanches, y le fabló, pues que sabía la lengua guanche, e volvió con respuesta al Real, diciendo que el dicho rey Ventor no se quería dar, como pareció después, que no se dio fasta que la tierra se tomó por fuerza de armas..." ". De este rey Bentor, hijo y sucesor del gran Benito-mo, sus coetáneos nos han conservado la memoria. Diversos docmnentos hacen referencia no sólo a él, sino a su trágica muerte, sobrevenida por suicAdio cuando defendía su reino en los estertores finales de una independencia llamada a sucumbir en corto plazo de días. Las datas o repartos de tierras de la post- conquista nos han conservado el recuerdo de Bentor, en diversos lugares de la isla, y así, unas veces hablan de " la rambla de Bentore"; otras, del " barranco donde se derriscó Ventor", o con más detalles, " donde se derriscó Bentorey" ( Bentor-rey) ". El suicidio del rey Bentor de Taoro, episodio conmovedor y heroico por lo que revela de amor a la libertad e independencia del terruño ( que tiene sus precedentes en las decisiones trágicas de otros caudillos de la isla de Gran Canaria), nos priva de su presencia personal en las sumisiones de los Realejos " Ibíd. CHIL, tomo m , pág. 215. " SERBA: Las datas de Tenerife, en " Actas y Memorias...", p4grs. & S y 68; Loa datas de Tenerife, en " Revista de Historia", núm. 61, págs. 9 y 62, pág. 104. Datas n, 18, 11; 11, 13, 19, y U, 15, 19. ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓUCOS 35 y por ende del viaje a la coile de España a rendir tributo de obediencia a sus poderosos soberanos. Sabemos, eso sí, por otro valioso documento, que vivía en Tenerife, después de la conquista, un hijo del rey Bentor, para quien Lugo, tan poco respetuoso con las glorias del pasado, como desalmado y logrero, tuvo reservada como suerte la oprobiosa esclavitud y a quien utilizó para sus sucios tráficos y chalaneos, sin respeto para la humana condición y para las regias estirpes aborígenes ^^. Si el poderoso reino de Taoro tan parco se nos muestra en pormenores de su dinastía, mucho menos sabemos de los demás reinos y reyes, hecha excepción de Adeje. Los documentos nos hablan unas veces de " don Diego de Naga y don Enrique de Anaga, hijos del rey de Anaga" '", y reiteran el título de don para el segundo, circunstancia tan excepcional en los indígenas que es claro indicio de auténtica estirpe regia ^\ De análoga manera aluden otras veces los textos de la época a doña Constanza y doña Mencía, hijas del rey de Abona ", o simple- ' » LEOPOICO DE LA ROSA OuvEKA y ELÍAS SERRA RAFOLS: El odeUuita-do D. Alonso de lyugo y su residencia por Lope de Sosa. La Laguna, 1940, páginas XXVHI, XXIX y 33. Habiendo sido este guanche libertado ( ahorrado) por su hermana, " quién sabe a costa de qué sacrificios", el Adelantado lo volvió más tarde a reducir a esclavitud para venderlo al vecino de La Palma Diego de Llanos. " LE » POLDO DE LA ROSA OLIVERA: La égloga de Dácil y Castillo, en " Revista de Historia", 90- 91 ( 1950), 126, nota 19. Como tales hijos del rey de Anaga aparecen en un documento de 22 de agosto de 1508, otorgai' do ante el escribano Juan Ruiz de Berlanga en la ciudad de La Laguna, de Tenerife. " El titulo de don, después de la conquista, quedó reservado, por lo que a los indígenas se refiere, para aquellos que habían sido reyes o estaban ligados por estrecho parentesco con los últimos menceyes. Don Enrique de Anaga promovió diversas querellas contra el Adelantado por malos tratos a los indígenas y violación fragranté de la condición jurídica de los indígenas acogidos a los " bandos de paces", exentos por esta circunstancia de ser reducidos a esclavitud. Véase para más detalles la Residencia..., págs. XXVII y 42. » LA ROSA: La égloga de Dácü..., pág. 125. Documento de 21 de enero de 1508 ante Sebastián Páez. 36 ANTONIO EUMEU DE ASMAS mente a d< m Juan de Tegueste ^^ y don Pedro Tacoronte ^*, sin la menor duda parientes de los monarcas destronados que rigieron estos últimos menceyatos ^^ En cambio, del rey de Adeje, don Diego, hay pruebas inconcusas de que residía en Tenerife en el mes de octubre de 1503, o sea que sobrevive a la conquista y al sufuesio viaje a la corte de los Reyes Católicos. La famosa data de concesión de tierras a su favor por parte del repartidor Alonso de Lugo es bien explícita sobre el particular: " Doy a vos don Diego, rey que eradas de Adeje, un barranco que se llama Masca con todas sus tierras y aguas para vuestros ganados e para que fagáis vuestras heredades..." ^^. A mayor abundamiento, en otro libro de datas por testimonio, aludiendo al original, que se supone retirado por el regio guanche, se añade en nota marginal : " Menccey de Adexe, llebole" ^^ El documento matriz está fechado el 5 de octubre de 1503. " Ibíd., págs. 12&- 126. ELIAS SERRA RAFOLS y LEOPOLDO DE LA ROSA OLIVERA: LOS " reinos" de Tenerife, en " Tagoro", 1 ( 1944), 144. Estos autores copian el testamento de Juan de Tegueste ( 9 de enero de 1521). No falta quien asegure— don Leandro Serra F. de Moratín— que Juan de Tegueste era hijo de otro Antón de Tegueste, el último mencey de esta comarca. Véstóe la nota 1 a la página 144. " LA ROSA: La égloga de Dácil..., pág. 125. SERRA y IJA ROSA: LOS " reinos" de Tenerife, pág. 140. Las datas mencionan a otro Tacoronte, Femando, que recibió tierras del Adelantado el 13 de junio de 1503. Su testamento aparece otorgado en La Laguna el 1 de marzo de 1520. En este documento se recogen los nombres de diversos indígenas, tales como Diego de GPülmar, Juan de Adeje, Sebastián de Icod, Juan de Abona, etc. " En cuanto a los Ibaute o Baute, tenidos durante algún tiempo por parientes con los menceyes de Daute, hoy parece seguro que tienen distinto origen. LA ROSA: La égloga de Dácü..., pág. 126,' nota 19. Para las datas de esta familia, SERRA y LA ROSA: LOS " reinas" de Tenerife, págs. 136- 137. « Ibid., págs. 132- 133. " Ibíd., pág. 133, nota 1. ELIAS SEREA: Las datas de Tenerife, en " Revista de Historia", 62 ( 1943), 99, y en " Actas y Memorias...", pág. 52, nota 1. ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATOUCOS 37 Otras datas semejantes aluden " a don Dyego, natural de Teneryfe", avecindado " en el reino de Ades", o a " la casa del Rey de Adexe", emplazada en esta misma comarca ^^. En la residencia tomada en 1508 por el gobernador de Gran Canaria, don Lope de Sosa, al Adelantado don Alonso de Lugo se alude con reiteración a la familia de este monarca guanche. Se menciona diversas veces a don Diego 11 de Adeje—" Don Diego, que se dize hijo del rey de Adexe ^ ® —, y se nos da a conocer el desacato cometido por un sobrino político del conquistador, teniente de gobernador a la sazón, Jerónimo de Valdés contra la honestidad de " la Reina de Adexe" o de su hija, atentado del que se querelló, ofendido, su regio consorte o padre. Debió de ocurrir este desaguisado en el año 1500 ^°. Por último, en los Libros de Acuerdos del Cabildo de Tenerife ha quedado registrado el nombre de don Pedro de Adexe ( don " sólo reservado para el Adelantado y su hijo primogénito), miembro indiscutible de esta casa y de seguro hermano o hijo del último mencey. Se hallaba encarcelado este infante en el mes de noviembre de 1502 por fútiles cuestiones, cuando fué puesto en libertad, con el beneplácito de los regidores, para que contribuyera a reducir a los guanches alzados, teniendo en cuenta su experiencia y conocimiento de la comarca de Adeje (" el qual sabe la cierra del reyno de Adexe, do andan los algados...") =^ » " Tagoro", pág. 133. » Residencia..., págs. 422, 44, 104. " ttbíd., págs. XXrx, 11, 68. Ea desacato debió de cometerse a fines de 1499 o primeros días de 1500, pues el 13 de enero de este último afio cesaba súbitamente Valdés eri el ejercicio de sus funciones, sin que se vuelva a presentar en Cabildo hasta el 9 de diciembre. El Adelantado desterró a su pariente a la ciudad africana de Taigaos " Véase en la pág. 35 la nota 21. " ELUS SERRA RAFOLS: Acwrdos del Cabildo de Tenerife ( U97- 1502). La Lagruna, 1949, pág. 51. En los Libros de Acuerdos sólo aparecen con el título de don el Adelantado y su hijo primogénito don Pedro. A este don Pedro de Adeje ( suponiéndole mencey de esta comarca) hace referencia Viera y Clavijo en el Prólogo, página X de su tomo m . La fuente de información de Viera son los mismos Ubros de Acuerdos 38 ANTONIO RUMEU DE AKMAS Como puede verse, poco, por no decir nada, es lo que sabemos de las estirpes regias si nos atenemos al pie de la letra a los textos documentales..., pero la tradición histórica, las fuentes narrativas y hasta poéticas, ¿ son tan parcas en sus informes...?, ¿ son tan veraces en sus afirmaciones...? Esa tradición, ¿ es historia o es leyenda...? « « * Esta tradición histórica es, unas veces, anterior a la conquista de la isla de Tenerife, y otras veces posterior a ella. En el primer grupo de testimonios hay que incluir los de Ca da Mosto, Azurara, Herrera y Gomes; en el segimdo. Espinosa, Torriani, Abreu Galindo y Castillo Ruiz de Vergara. Grupo aparte es preciso formar con el poeta Antonio de Viana y sus seguidores, tales como Núñez de la Peña, ¿ Marín Cubas?, Viera y Clavijo, etc. El navegante veneciano Alvise de Cá da Mosto es el primer escritor que se hace eco de la división de la isla de Tenerife en rnieve reinos, aunque sin concretar los nombres de éstos ni los de sus monarcas. Como Cá da Mosto no desembarcó en la isla de Tenerife en 1455, pues se limitó tan sólo a visitar las islas de La Gomera y El Hierro y contornear la de La Palma, cabe considerar que todo el caudal de información de que hace gala lo recibiese personalmente del señor de las Canarias don Diego García de Herrera. " Esta isla— dice Cá da Mosto, refiriéndose a Tenerife— está gobernada por mieve señores llamados duques, los cuales no son elegidos por derecho de sucesión o de herencia, sino por el de la fuerza..." ^'. El cronista portugués Gomes Eannes de Azurafa, inspirándose en el mismo Ca da Mosto, cuyo manuscrito conoció, repetiría más adelan-lante** que los habitantes de Tenerife estaban " divididos en del Cabildo de Tenerife. El episodio histórico aludido— insurrección en Adeje— es comentado por este autor. " JoAü MARTINS DA SILVA MARQUES: Descobñmentos portugueses. Instituto para a Alta Cultura. Lisboa, 1944, tomo I, suplemento, doc. 133- 34. " La primera copia de este manuscrito se entregó al rey de Portugal el 23 de febrero de 1453. Por tanto, tuvo que ser añadido posteriormente por su autor para recoger el testimonio de Cá. da Mosto. SABINO BERTHiaxJT: Ethnopraphie et Annáles de la Conquéte de Ca- ALONSO DE LUGO Ea< LA CORTE DE LOS EEYES CATÓLICOS 39 ocho O nueve bandos, y en cada uno— añade— tienen su rey..." ^•. Esta tradición, reflejada por Cá da Mosto, y Azurara, adquirió fuerza de hecho histórico como expresión simbólica de un singular hecho de armas ocurrido hacia la mitad de la decimoquinta, centuria. Ansioso por esta época el señor de las Canarias don Diego García de Herrera de dominar la isla de Tenerife, preparó una expedición, compuesta de tres navios bien equipados y pertrechados, en los que embarcó sus huestes, 500 soldados canarios, a los que situó, sin dificultad, en las playas vecinas de la isla llamada del Infierno, en la comarca del Bu-fadero. Venia decidido Herrera a someter a los guanches insumisos ( íon más ruido que fuerza; por ello no ha de sorprendernos que, impotente para acometer la conquista de la isla, se limitase a trabar amigables relaciones con los principales indígenas, tratos que condujeron a la simbólica sumisión o tratado de paz de 21 de junio de 1464, que conocemos por el testimonio fehaciente del escribano Fernando de Párraga. En dicho acto comparecieron los nueve menceyes de Tenerife: " El gran rey Imobach de Taoro, el rey de las Lanzadas, que se llama rey de Güímar; el rey de Anaga, el del de Abona, el rey de Tacoronte, el rey de Benicod, el rey de Adeje, el rey de Te-gueste y el rey de Daute..." Y ofrecieron simiisión, puramente nominal, a los castellanos, entre confusos, asombrados y sonrientes al contemplar las extrañas ceremonias con las que el candido Herrera quería solemnizar la toma de posesión del nuevo territorio '^. En cuanto al último testimonio anterior a la conquista, el naries. París, 1889, págs. 51- 55. Este autor ha probado que Azurara tuvo que conocer el relato de Cá da Mosto. ^ Crónica do Descobrímento e Conquista de Guiñé. Edición. Carreira- Santarem. París, 1841, pág. 382. ElLUs SERRA RArOLS: IA} S portugueses en Canarias. La lAguna, 1941, página 67. " JUAN NúÑEZ DE LA PEÑA: Conquista y antigüedades de las islas da la Gran Canaria. Biblioteca Isleña. Santa Cruz de Tenerife, 1847, páginas 67- 70. ESPINOSA, págs. 6- 7 ( libro III, cap. I), tuvo ya noticia de este epUo-dio por el mismo documento. 40 ANTONIO RUMET; DE ABMAS de Diego Gomes de Sintra es el menos verídico en el punto concreto que nos interesa: " Y tienen entre ellos— asegiura— tres reyes y dicen que había allí 23.000 hombres..." ". La tradición histórica de la post- conquista no es mucho más precisa en relación con los monarcas tinerfeños o con las estirpes regias de la isla. Además es una tradición muy tardía, que se manifiesta un siglo después de finalizada la campaña militar. Representan esta tradición, en vanguardia, fray Alonso de Espinosa y Leonardo Torriani; el primero, el fraile dominico, es autor de la conocida obra Del origen y milagros de Nuestra Señora de Candelaria; el segundo, el ingeniero italiano, escribió por la misma época, finales del siglo xvi, su Descrittione et Historia del regno de Visóle Canarie..., no divulgada hasta fecha relativamente reciente ^*. Estas dos importantísimas fuei^ Lcs están inspiradas en el relato tradicional que corría entonces ^ e boca en boca entre los descendientes de los conquistadores y de los guanches. De Elspinosa sabemos que realizó informaciones públicas entre la población; en cuanto a Torriani, él mismo asegura: " questa et molt' altre cosa sonó state conservata dalla memoria delle genti..." En otro caso, esa tradición oral se había reflejado en algún relato, hoy desconocido, en el cual se inspiraron ambos cronistas. *' De prima inventione Guineae... EJdición del Dr. Sclimeller, que forma parte de un estudio más extenso sobre Valentim Fernandes inserto en la revista " Abhandlungen der Philos.- philolog. classe der Koenlglich Bayerischen Akademie der Wissenschaften", Munich, tomo I \ ' ( año 1847), página 34. Puede verse también en la reciente edición portuguesa: O manuscrito " Valentim Fernandes", Lisboa, 1940, págs. 202- 203. BUENAVENTURA BONNET: El navegante Diego Gomes en las Canarias, en " Revista de Historia", núms. 51- 52 ( 1940)^ 96- 100. " De la misma época de estos dos textos es la Descripción de Uis islas Oamarias, hecha en virtud de mandato de 8. M. por un tío del licenciado Valcárcel, dada a conocer por el catedrático de la Universidad de Sevilla don Enrique Marco Dorta en " Revista de Historia", 63 ( 1943), 197- 204. EJsta breve descripción coincide en varios pimtos con las dos fuentes anteriores, Elspinosa y Torriani; en cambio, es muy parca en noticias sobre sus reyes, que reduce al número de siete. ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 41 La identidad entre Espinosa y Torriani es plena y absoluta en el punto concreto que estudiamos y otros aledaños o similares concernientes a la nación guanche. Sólo existe entre ambos la diferencia de que Espinosa está mucho más documentado y mejor informado sobre los aborígenes y la conquista de Tenerife que Torriani, y que, por tanto, no cae en los errores en que éste incurre. Así, pues, la narración de Torriani parece vma traducción parcial de Espinosa, y viceversa, el re lato de Espinosa ima reproducción complementada del testimonio de Torriani' ® . " ¿ Quién copió a quién...? Véase lo que sobre el particular exponemos en nuestra obra Piraterías y ataques navales contra las Islas Canarias. Madrid, 1948, tomo II, primera parte, pág. 340: " Dominik Wolfel no ve relación entre las obras de los dos escritores... y sin embargo, en lo poco que escribe Torriemi sobre la historia de Tenerife coincide casi exactamente, hasta en • las palabras, con el texto de Espinosa. O ambos se inspiraron en una fuente común, o el uno copió al otro. Mientras Torriani residió por espacio de años en Gran Canaria, su estancia en Tenerife apenas pasó de los seis meses; por eso no es de extrañar su pobreza de información sobre la historia de esta isla— conforme comenta Espinosa—, que contrasta con la buena información sobre aquélla. En cambio, Espinosa, que conoce lo poco escrito por Torriani sobre el particular, lo aumenta y rectifica, convirtiéndose en vmo de los cronistas más importantes de la conquista de Tenerife, por ser, pese al siglo transcurrido, el historiador más coetáneo a la misma. Asi, pues, aunque Torriani y Espinosa escribían sus obras casi al mismo tiempo — 1590- 1592—, y es probable que ambos dialogasen sobre el particular largamente, no parece, en cambio, probable que se copiasen el uno al otro. Torriani declara que las noticias que da sobre la religión, vida y costumbres de los guanches se han conservado en la " memoria delle gente", y que no las amplía por carecer de curiosidad y porque las deja " ad altri scrivere". Este pasaje parece estar señalando con el dedo a fray Alonso de Espinosa, quien, efectivamente, da a conocer mejor que nadie la vida y las costumbres de los antiguos indígenas, así como los episodios culminantes de la conquista. De lo que llevamos dicho no parece admisible que Torriani copiase a Espinosa sus pasajes referentes a Tenerife, puesto que cae en errores y es más pobre de información que el fraile dominico. Cabría admitir, en cambio, que Espinosa, al leer el manuscrito de Torriani en Las Palmas copiase ai pie de la letra pequeños pasajes que luego incluyó casi literalmente en su obra; pero con todo, más natural parece que ambos se inspirasen en xma fuente común desconocida." Sabido es, por otra parte, que Espinosa ( libro i n , cap. I, pág. 5) hace • 42 ANTONIO RUMEU DE ARMAS Para estos dos autores, de tan extraordinaria importancia, la isla de Tenerife se hallaba dividida en nueve reinos, gobernados, respectivamente, por un menoey. Cuatro de estos reinos con monarcas conocidos y cinco con príncipes ignorados. He aquí los nombres de los primeros: Rey de Taoro: Betzenuhya ( Espinosa), Detzenuhia ( To-rriani). .•.:. .-,.:.,.. :: s. v ÍX^; ";;;'/', ,;^:;/ " • ••• Rey de Güimar: Acaymo ( Espinosa), Acalme ( Torriani). Rey de Abona: Atguaxoña ( Espinosa), Aguassona ( Torriani) . Rey de Adeje: Atbitocarpe ( Espinosa), Atbitocazpe ( Torriani). ; J / ' Los reinos de monarcas ignorados fueron para Espinosa: Naga, Tegueste, Tacoronte, Icode y Daute. En cuanto a Torriani, si bien afirma que fueron nueve los menceyatos, declara a renglón seguido que sus primitivos reyes le son desconocidos *". Parte Espinosa en su concepción de la monarquía guanche de ima unidad política primitiva de la isla bajo el cetro de un rey poderoso, asentado en la comarca de Adeje, cuyo nombre se ha perdido para la posteridad. De este reino, fraccionado por sus hijos en los días amargos de la vejez, surgieron otros tantos menceyatos, nueve, porque ese era el número de los vastagos del poderoso soberano. " El mayor de los cuales— dice Espinosa—, como lo era en edad, lo fué en discreción, fuerza mención en su otara de " Leonardo Turián, ingeniero, que con sutil ingenio y muclio arte escribe la descripción de estas islas..." *" Otros puntos de coincidencia— entre muchos— de Espinosa y Torriani son los siguientes: I.*" La amonestación de Benitomo a su hermano, después de la batalla de Acentejo, por mostrarse personalmente remiso en perseguir a los castellanos en su huida. Espinosa silencia el nombre de este príncipe, mientras que Torriani lo llama Himenechia. 2.° El temblor de Maninidra, el valiente canario. Este suceso lo localizó Espinosa en las vísperas del desastre de Acentejo, mientras Torria-ni lo traslada a la batalla de Gracia; y 3." La muerte del rey Benitomo en la batalla de La laguna. LÁMINA Vil Los nuanches de Güimar sorprendidos por la aparición de la Virgen de Candelaria. Pintura al fresco de Carlos de Acosta. 1764. ÍLn Laguna: Escalera del Ayuntamiento.) ALONSO DE LUGO EN LA. COETE DE LOS BEYES CATÓLICOS 43 y ánimo; llamábanlo Betzenuhya o Qiiebehí por excelencia. Este tiranizó y señoreó el reino de Taoro, que agora llaman Orotava..." *'. Los otros tres reyes, hermanos del de Taoro, ya son conocidos por el lector. En cuanto a Torriani, supone éste ima previa conquista de la isla por los africanos occidentales, que establecieron nueve reinos o monarquías con cuatro men-ceyes conocidos y cinco ignorados *^ Ahora bien; como tanto Espinosa como Torriani afirman rotundamente que en el momento de la conquista reinaba en la comarca de Taoro el príncipe Benitomo o Benchomo en lugar de Betzenuhya, no hay nin-gima razón específica para que los contemporáneos de este último Acaymo, Atguaxoña y Atbitocarpe, sus hermanos, siguiesen reinando en los trágicos días del desembarco, máxime cuando ninguna de las fuentes mencionadas señalan al gran Benitomo, rey de Taoro, como hijo de Betzenuhya *'. Sin embargo. Espinosa cae en la contradicción de considerar a Acaymo, rey de Güímar, contemporáneo de Benchomo, y como tales, protagonistas ambos de destacados episodios de la conquista. Así, pues, habrá que relegar a la categoría de reyes legendarios o remotos los cuatro antes indicados y sí sólo otorgar auténtica personalidad histórica a Benitomo, rey de Taoro, que es quien dirige y alienta la resistencia contra los españoles. *• Obra citada, i) ágs. 50- 51 ( libro I, cap. VIH). " Obra citada. Edición de D. J. Wolfel. Leipzig, 1940, pág. 164. " Por otra parte, ESPINOSA ( obra citada, libro n , cap. VI, pág. 22) nos revela que reinaba en Taoro Betzenuhya cuando aparece en las playas de Qüiímar la milagrosa imagen de la Virgen de la Candelaria. Este poderoso monarca fué inmediatamente avisado por el rey de ' GtJímar— hay que suponer que Acaymo— de tan sorprendente suceso. Poco mÁa tarde añade: " más de treinta o cuarenta aíios estuvo la Santa Reliquia en poder de Infieles..." ( pág. 25). Otro dato cronológico valioso es el siguiente: Antón, el guanche cristianizado en Lanzarote, desembarca en Tenerife alrededor de los años 1420- 1425 y descubre e identifica a la santa imagen, ya venerada en la isla ( pág. 26). En otra ocasión fija la aparición de la Virgen en 1400 ( pág. 52). Aunque estas referencias son contradictorias, todas juntas nos arrastran a insistir en el carácter remoto de los reyes mencionados, si es que no son puramente legendarios. 4 4 ANTONIO RUMEU DE AKMAS Junto a Espinosa y a Torriani, en el mismo frente que pudiéramos llamar tradicional, hay que alinear a otro historiador regional: Abreu Galindo. Este autor sigue y copia a Espinosa en el punto concreto que nos interesa, aunque introduciendo algunas pequeñas variaciones en la nomenclatura y orden de los menceyes tinerfeños. El soberano de toda la isla, que Espinosa afirma ser padre y antecesor de los nueve reyes de las distintas comarcas tinerfeñas, pero cuyo nombre no menciona, por ignorarlo, aparece denominado por Abreu Galindo Betzc-nuria, nombre que aquél había reservado para el mencey privativo de Taoro. En consecuencia, este último es reemplazado en la nomenclatura regia por Imóbac, de acuerdo con el acta famosa de posesión de Diego García de Herrera, a quien en este particular sigue Abreu. Los demás reyes conservan los nombres recogidos por Espinosa **. Destaquemos que Abreu Galindo cae en la misma contradicción que su inspirador el fraile dominico, ya que considera a Acaymo, mencey de Güímar, contemporáneo de Bencomo, rey de Taoro *'. Mención particular merece el historiador don Pedro Agustín del Castillo Ruiz de Vergara, pues aunque en orden cronológico es posterior a Viana y Núñez de la Peña, soslaya, con muy buen criterio, abordar la cuestión. Sólo acepta de Viana y Núñez de la Peña, en lo concerniente a la nomenclatura regia, el nombre del valiente Tinguaro, hermano de Benchomo, a quien Torriani denomina Himenechia, mientras Espinosa guarda silencio sobre el particular *^. La misma norma sigue en ** Historia de la conquista de las siete islas de Gran Canaria. Biblioteca Canaria. Santa Cruz de Tenerife, s. a., pág. 215 ( libro III, cap. XI). « Ibíd., pág. 299 ( libro HI, cap. XVII), •• Descripción histórica y geográfica de las islas de Canaria. Biblioteca Isleña. Santa Cruz de Tenerife, 1848, págs. 173, 174, 176, 184, etc. TOERIANI, obra citada, pág. 164. Castillo recoge la lista de reyes de Tenerife reflejada en el acta de posesión del escribano Femando de Párr£ Mga ( año 1464), pág. 80. Entre los reyes de 1494 cita a Quebehi Benchomo, rey de Taoro, y Acaymo, rey de Güímar.. ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE U) S REYES CATOUCOS 45 relación con otros personajes menores aborígenes, coetáneos con la conquista*'. Esta tradición histórica, prudente y comedida, hasta principios del siglo xvii, acaba por degenerar en leyenda el día que de la mano de im poeta, Antonio, de Viana, se transforma y rexñtaliza por completo. Es indiscutible que Viana bebió muchas veces en buenas fuentes al redactar su conocido poema, Antigüedades de las Islas Afortunadas... **; pero no es menos cierto que la imaginación y la pura fantasía tienen amplia cabida en la estructura interna del poema. Por tal motivo sus reyes y sus personajes indígenas no pueden inspirarnos excesiva confianza; sería más acertado decir que nos arrastran a una actitud de mental reserva y de desconfianza plena. El poeta Antonio de Viana, inspirándose en fuentes desconocidas o sin otro guía que su propia imaginación o combinando ambas, prescinde por completo del rey Betzenuhya de Taoro ( Espinosa y Torriani) y hace caso omiso del rango superior de rey unitario de Tenerife que otro le asignan ( Abreu y Marín). Para él la imi-dad está representada por Tinerfe el Grande **, y la disgregación política, por sus nueve descendientes: Bencomo, de Taoro ^°; Añaterve, de Güímar; Adjoña, de Abona; Pelinor, de Adeje; Acaymo, de Tacoronte; Beneharo, de Anaga; Pelicar, *' Los nombres de Tinguaro, Hayneto, Sigoñé, Zebensui, etc. ( I> er-sonajes menores de la conquista), aparecen recogidos por Castillo, que los toma directamente de Viana y Núñez de la Peña. CASTILLO, págs. 177, 178, 179, 182, 184, 188. " Edición de La Laguna de Tenerife, 1905. Recuérdese, entre otras cosas, que él fué el primero que fijó el comienzo de la conquista de Tenerife en el año 1494 ( canto i n , pág. 86). " Canto I, pág. 39. Un solo Rey la isla sojuzgaba,— Y el último, llamado el Gran Tiner- Je,—^ Dejó cuando murió, nueve o diez hijos,— Los cuales cada cual reinar queriendo,— Se alzaron cada uno con su término,— Y así fué el Reino en nueve dividido. " Tinerfe, bisabuelo de Bencomo. De ello hay que deducir que la división había sido hecha por el abuelo de Bencomo, en colaboración con sus hermanos. Así, los nueve reyes citados por Viana serán los coetáneos a la conquista. En cambio, en el canto V, pág. 144, es llamado por Bencomo " el gran Tinerfe, nuestro abuelo"; claro que abuelo puede ser aquí sinónimo de antepasado. 46 ANTONIO BUMEU DE ARMAS de Icod, y Romen, de Daute. El noveno rey es Guantácara, de Teño, menceyato que reemplaza al de Tegueste en la división política de Antonio de Viana. Estos nueve reyes se repartían el gobierno de la isla cuando en ella ponen pie los soldados del conquistador Alonso de Lugo ". Sigue en parte al poeta Viana, con un criterio conciliador de la tradición remota con la invención poética, el cronista Núñez de la Peña. Admite, como aquél, la unidad política de la isla en tiempos lejanos bajo el cetro del Gran Tinerfe y el inmediato fraccionamiento del imperio; primero, por la rebelión del hijo primogénito, Betzenuhia; más tarde, porque sus hermanos le imitaron, repartiéndose a su antojo el reino. Luego señala, de la mano de Espinosa, los tres hermanos que seguían en edad al mencey de Taoro; eran éstos Acalmo, de Güí-mar, Atguaxona, de Abona, y Atbitocazpe, de Adeje. Hasta aquí se mantiene fiel a la tradición histórica. Pretende después Núñez de la Peña enlazar con Viana, o, puesto a imitarle, extrae como éste de textos hoy desconocidos o de su propia minerva otros nombres guanches con que bautizar a los reyes indígenas remotos; de esta manera completa la lista con los " Canto I, pág. 38. Viana rompe con la tradición histórica representada por sus predecesores, los primeros cronistas de la conquista. El rey Betzenuhya ( Espinosa) es eliminado y reemplazado por Bencomo de Taoro ( Viana). Acay-mo, mencey de Glüímar ( Espinosa), pasa al trono de Tacorcnte ( Viana). Atguaxona, de Abona ( Espinosa), se transforma en Adjona ( Viana), y Atbitocarpe, de Adeje ( E} spinosa), desaparece también para dar paso a Pelinor ( Viana). Los otros reyes son: Beneharo, de Anaga; Pelicar, de Icod; Rom^ n, de Daute, y Guantácara, de Teño. Por último, un hijo bastardo de Tinerfe el Grande, Guahuco, alcanzó en el reparto la comarca de la Punta del Hidalgo. El sucesor de éste fué Sebensui. En cuanto al reino de Tegueste lo reduce a simple señorío en cabeza de Tegweste, hijo de Guahuco, casado con Tegina, a su vez hija de Acai-mo, rey de Tacoronte. El señorío fué la dote de esta princesa ( canto X, página 275). Viana habla en el canto VI, pág. 165, de otro mencey de Gülmar, Dadarmo, que gobernaba aquel territorio cuando la aparición a los guanches de la Virgen de Candelaria. ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS BEYES CATÓLICOS 47 cinco monarcas restantes: el rey de Anaga, Beneharo ( Viana), conserva casi todas las letras de su nombre: Benecharo; el rey de Daute, Rumen { Viana), pasa a ocupar el trono de Tacoronte, mientras en aquella silla vacante hace sentarse a Caconaimo ( Núñez); el rey de Icod aparece con el extraño nombre de Cíhin-canairo ( Núñez), en lugar de Pelicar ( Viana); por último, para el trono de Tegueste, postrero de la larga serie, no descubriendo un nombre adecuado, escoge como rey al propio Tegueste, homónimo así de su territorio privativo. Ninguno de dichos reyes fueron coetáneos a la conquista, según el parecer de este autor. Véase cómo se expresa sobre el particular: " Estos nueve reyes reinaron en Tenerife, y descendientes de éstos eran los que reinaban cuando fué esta isla conquistada" ^^. ¿ Quiénes fueron los monarcas— descendientes— que gobernaban, en 1494, en el momento que pisó la isla el capitán conquistador Alonso de Lugo? Núñez de la Peña al respondemos se contradice, y de la mano de Viana y bajo su influjo acepta la lista completa del poeta, olvidándose de que algunos de esos reyes ya los había hecho figurar como monarcas primitivos o los había trasladado a otros tronos. Sólo hay un punto de discrepancia entre el cronista y el poeta; Núñez de la Peña rechaza el fantástico menceyato de Teño, creado por la pliuna de Viana, e informado por fehacientes documentos, lo reemplaza por el tradicional reino de Tegueste, el nombre de cuyo rey, en 1494, silencia por completo ^\ " Conquista y antigüedades de las islas de Gran Canaria. Biblioteca Isleña. Santa Cruz de Tenerife, 1847, T?& g. 34. •• Para Núñez de la Peña, los ocho reyes de nombre conocido que gobernaban la isla en 1494 eran: 1." En Taoro, Bencomo; 2.° en Gtóímar, Añaterve; S.* en Abona, Adjona ( nombre muy semejante al Atguaxona, rey remoto); 4." en Adeje, Pelinor; 5." en Tacoronte, Acalmo ( rey de GSiiímar en la lista precedente de los monarcas primitivos); 6.° en Anaga, Beneharo ( nombre que reproduce textualmente de la primera lista); 7.° en Icod, Belicar ( para Viana, Pelicar), y 8." en Daute, Romen ( rey de Tacoronte en la serie de los primitivos). El reino de Tegueste, con un soberano anónimo, completaba el número tradicional de nueve. La Pimta del Hidalgo era un señorío, gobernado por Zebensui ( Viana), descendiente por línea bastarda de Tinerfe el Grande. En cuanto a los 4 8 ANTONIO RUMEU DE AKMAS En cuanto al historiador Marín y Cubas, su posición es desconcertante por lo confusa y contradictoria. Las dos distintas redacciones de su obra—^ manuscritos de 1687 y 1694—^ no son, por otra parte, del todo coincidentes. Marín y Cubas recibe, por lo menos, a través de Núñez de la Peña, el influjo de Viana. En otros extremos de su onomástica regia o enlaza directamente con el poeta o bebe en una fuente común ignorada. Para este autor, cuando los mallorquines arriban a Tenerife, en 1347, la isla estaba gobernada por un rey imitario: Betzenuriga ( Abreu). " Dijeron después—[ un siglo por medio]— que hubo sólo un Reí que tubo nuebe hijos que se alQaron con la ysla", constituyéndose en nueve reinos, con un total de once reyes, porque en algunos tronos hace sentarse a dos monarcas a la vez. Nueve príncipes fueron, según Marín, los que en 1464 firmaron paces con Diego García de Herrera. Sus reinos y sus nombres eran los siguientes: Güímar: Acalmo ( Espinosa- Abreu- Núñez); Abona: Atjuajona ( ídem); Adeje: Arbitocaspe ( ídem); Anaga: Benecaro ( ¿ Viana ?- Núñez) y Agua juco ( ¿ Viana?); Tuooronte: Riunen ( Núñez) y Tegueste; Daute: Caco-naimo ( Núñez), e Icod: Chincanairo ( Núñez). A estos nueve monarcas primitivos que reinaban sobre siete menceyatos, había que añadir " los capitanes e reyes que no hicieron paces con Diego de Herrera; fueron el de Taoro— Imobach ( Abreu)—^ y el de Teño, que no las consintieron, y eran los dos Reyes de toda la isla y los demás capitanes". La confusión y el desconcierto es mayor cuando de esta etapa, en la que cabe lejana, pasamos al momento mismo de la conquista, 1494. Empieza Marín por declarar que sólo había en la isla en ese preciso momento " dos Reyes: en Taoro y en Adeje". Páginas después se rectifica y asegura que había seis reinos y dos capitanías. Los monarcas eran Bencomo, de Taoro; Guantácara, de Teño ( ¿ Viana?); Pelinor, de Adeje ( ¿ Viana?- Núñez).; Rumen, de Daute ( ídem); Belicar, de Icod ( Núñez), y Jaineto, de Tacoronte. Los capitanes personajes menores de la gesta conquistadora: infantes, capitanes, héroes, etc., Núñez de la Peña acepta por completo la onomástica de Viana. Obra citada, págs. 156, 157, 158 y 159. ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 49 eran: Raico, en Naga, y Añaterbe, en Güímar ( ¿ Viana?- Núñez) °\ Más sorprendente es todavía la actitud de Viera y Clavijo, impropia de su severo juicio crítico y de sus dotes de sagaz y concienzudo historiador. El procedimiento utilizado por Viera para conciliar tantos testimonios antagónicos es montar a su antojo y capricho unos curiosos árboles genealógicos, tomando por mentor a Núñez de la Peña, cuyos lapstis o errores admite como artículos de fe, después de censvurarle acremente en tantos pasajes de su famosa obra. De esta manera, respetará, con Núñez, los reyes tradicionales, que pasaran a ser los abuelos o padres de los monarcas que Viana supone reinando en 1494. Cuando este sistema quiebra, sigue a Núñez con la mayor fidelidad, sin más variación que llamar hijos a los que aquél denomina descendientes. Y cuando aun esta regla falla — casos de Anaga y Tegueste—, bautiza a los hijos con el mismo nombre que los padres, añadiéndoles un II. He aquí perfecta y verazmente montado el Almanlaqtie de Gotha de las monarquías guanches. a) Monarquía unitaria de Tenerife.— Rey: Tinerfe el Grande ( Viana). b) Monarquías fraccionadas de la isla de Tenerife: 1." Reino de Taoro.— Bentenuhya ( Espinosa) o Bentinerfe. Le sucede su hijo: Quebehi Imobach ( Abreu). De éste hereda la corona Quebehi Benchomo. 2.° Reino de Güímar. — Acaymo ( Espinosa, Abreu, Núñez). Le sucede su hijo: Añaterve ( Viana). 3.° Reino de Abona. — Atguaxoña ( Espinosa, Abreu, Núñez). Le sucede su hijo: Atxoña ( Viana). " Historia de la conquista de las siete yslas de Canaria. Manuscrito de 1687 propiedad de don Juan del Castillo Westerling ( copia de don Mi-gruel Santiago), libro II, capítulo XVni. En el manuscrito de 1694 introduce Marín ciertas variaciones. Afirma que a las paces de 1464 dejaron de acudir tres reyes, entre ellos el de Teño. En relación con el año 1494 asegura que la isla estaba dividida en dos reinos con doce capitanes. Los nombres de los reyes son los mismos, incluyendo en la serie a Raito de Naga ( sic) y Añaterve de CJüImai-, considerados como capitanes en el manuscrito anterior. 50 ANTONIO RUMEU DE ARMAS 4." Reino de Adeje, — Atbitocazpe ( Elspinosa, Abreu, Nú-ñez). Le sucede su hijo: Pelinor ( Viana). 5." Reino de Tacoronte.—^ Rumen ( Núñez). Le sucede su hijo: Acaymo ( Viana). 6.° Revrvo de Amaga.— Beneharo I ( Viana Núñez). Le sucede su hijo: Beneharo II ( Viera). 7.° Reino de load.— Chincanairo ( Núñez). Le sucede su hijo: Pelicar ( Viana). 8." Reino de Daute.— Caconaimo ( Núñez). Le sucede su hijo: Romen ( Viana). 9." Reino de Tegueste.— Tegueste I ( Núñez). Le sucede su hijo: Tegueste II ( Viera) ^=. Como las Noticias de la historia general de las Islas Canarias, de don José de Viera y Clavijo, fueron, artículo de fe para las generaciones que se suceden a lo- largo del siglo xix y buena parte del xx^ nadie se adentró con espíritu crítico por entre los resquicios que abren sus múltiples páginas =^, hasta que en fecha en lo que cabe reciente el doctor don Buenaventura Bon-net echó por tierra toda esta artificiosa construcción, cimentada sobre el más deleznable de los barros '^'. Para acabar, nada o muy poco sabemos, como habrá podido apreciar el lector, sobre las dinastías indígenas, sobre sus reyes coetáneos a la conquista y sobre los que sobreviven a ella. Muerto el gran Benitomo en la batalla de La Laguna, " Noticias de la historia general de las Islas Canarias. Santa Ci- uz de Tenerife, 1858, tomo I, págs. 189- 197. Por último, un hijo bastardo del Gran Tinerfe, Aguaüuco, se contentó con un pequeño territorio, la Punta del Hidalgo. Este achimencey consolidó su señorío y lo traspasó a su muerte a Zebensui, que es el reyezuelo coetáneo a la conquista ( ibíd., págs. 197- 199). Estos nombres, Aguahuco y Sebensui, están tomados de Viana. " AGUSTÍN MILLARES TORRES; Historiu general de las Islas Canarias. Las Palmas, 1893, tomo II, págs. 184- 188. Sigue al pie de la letra a Viera. Lo mismo puede decirse de los demás historiadores. •" El mito de los nueve menceyes, en " Revista de Historia", número 42, abril- junio de 1938. A1X) NS0 DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 51 y desaparecido por suicidio su hijo y sucesor el rey Bentor, sólo don Diego de Adeje, mencey de esta comarca, se salva del anónimo entre los que sobrevivieron a la campaña militar, acompañaron o no a Alonso de Lugo en su visita a la corte y retornaron o no a sus plácidos lares. De los " nueve" reyes que se suponte partieron de Tenerife en la primavera de 1496 en busca de dos— Fernando e Isabel—, sólo conocemos el nombre de uno. Es bien poco: la Historia— Clío— en muchas ocasiones se nos muestra cicatera y esquiva. Y ese uno es— curiosa paradoja— aquel que por ignoradas causas se quedó probablemente en Tenerife. Siendo Adeje de los reinos o bandos de las paces, hay que descartar que don Diego, su mencey, fuese el caudillo invicto que mantuvo encendido el fuego de la libertad, en una resistencia a ultranza, cuando ya habían depuesto las armas los otros soberanos de la isla. Si don Diego de Adeje siguió residiendo en Tenerife después de la conquista, sin duda se debió este hecho a alguna circunstancia fortuita que le impidió embarcar en compañía de Alonso de Lugo en mayo de 1496, Acaso alguna grave enfermedad que le retuvo en su comarca nativa...; acaso alguna importante misión, pacificadora, que aconsejó su presencia personal en la isla... No es esta, como podría sospecharse, una suposición gratuita, sino que está avalada por un testimonio de excepcional valor e importancia. Nos referimos a la carta que el 10 de jimio de 1496 escribió en Almazán el embajador de Venecia Francesco Capello a la Señoría. El diplomático italiano, presente en la corte de EJspaña en el momento del arribo de los mcneeyes guanches, asegura que eran siete los monarcas de Tenerife que habían sido presentados a los Reyes Católicos °*. A mayor abundamiento, cuando el embajador Capello, xm año más tarde, hace su entrada en Venecia en compañía de uno de los menceyes destronados, reitera en su informe verbal a los Pregadi ( Senado) el mismo número de reyes de Tenerife llegados a España a raíz de finalizada la conquista. Sus palabras, por lo precisas, merecen ser destacadas: " In- MARINO SANUTO: / Diañi. Venecia, 1879, t. I, parte, I, págs. 236- 237. 52 ANTONIO EUMEU DE ARMAS sieme con 6 altH re fono menati in Castiglia da le caravela et zente di Spagna..." ^*. ¿ Cómo conciliar el testimonio contradictorio de Alonso de Lugo y sus compañeros, que aseguran, en 1508, haber llevado consigo a los muteve reyes de Tenerife para postrarlos a los pies de Fernando e Isabel, con el de Francesco Capello, testigo presencial, que afirma, en 1496, haber visto y personalmente tratado en la corte de España a los siete monarcas de la mítica isla del Infierno...? En esta pugna, debe prevalecer, a nuestro juicio, el testimonio del embajador, no por más antiguo, sino por más preciso. A nuestra manera de ver, lo que Lugo y sus com- pañeros de armas quieren con sus dichos acentuar es la rendición total de la isla y el viaje de sus reyes a la corte, sin pararse a descontar de la lista, oficial aquellos caudillos que como Bentor se habían suicidado o como el mencey de Adeje habían quedado en tierra, por causas ignoradas. Si nueve eran los reinos sometidos, nueve debieron ser los reyes sojuzgados y nueve en teoría — con los años— los monarcas viajeros, aunque en la práctica no pasasen nunca de siete... No hay, es verdad, una prueba irrefutable con que respaldar esta tesis, pero sí, en cambio, muchas probabilidades a su favor. Consta, por otra parte, que Alonso de Lugo trajo consigo en este viaje, con inconfesables fines de lucro, " veynte e cinco hijos e hijas de los dichos canarios", de los que le habían sido entregados, como " rehenes, para seguridad de la ... paz e concordia" convenida"", y acaso alguno de ellos, emparentado con los monarcas fallecidos o ausentes, asumiese por breves horas su representación. El argumento más importante en apoyo de la tesis antes expuesta es la residencia en la isla de Tenerife, con carácter excepcional, del mencey don Diego de Adeje, después de la con- " Ibid., pág. 628. " DOMINIK JOSEF WOLPEL: LM Curia romana y la Corona de España en la defensa de los aborígenes canarios, publicado en la revista " Anthro-pos" de Viena, tomo XXV ( año 1930), pág. 1075. Se trata de la Real cédula de 30 de marzo de 1512. AIX) NSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS BEYES CATÓLICOS 53 quista. Los documentos aluden exclusivamente a su persona, mientras todos los demás reyes, sus colegas, se esfuman en un sorprendente y misterioso olvido ''\ Ello no puede explicarse sino porque no volvieron a la isla que los vio nacer, después del famoso viaje de 1496. Uno de los reyes de Tenerife pasó a Venecia, como veremos en su oportuno momento, y es de suponer que ni favorecidos ni perjudicados, análoga suerte o destino estuvo reservado para sus otros seis compañeros, que quedarían residiendo en la corte o pasarían a otras naciones o ciudades, condenados a perpetuo destierro. Si don Diego de Adeje se salvó de este duro y adverso destino y pudo morir, consolado, en la tierra de sus mayores, su suerte no puede explicarse más que con su ausencia personal en el viaje que sus colegas emprendieron en mayo de 1496. Los siete reyes que Francesco Capello contempló en Al-mazán serían así, los de Abona, Güímar, Anaga, Tegueste, Ta-coronte, Icod y Daute. " Véanse las págs. 36- 37. m LA CORTE EN ALBIAZAN La presencia del conquistador de Tenerife, don Alonso de Lugo, en la corte de los Reyes Católicos, a raíz de finalizada la conquista, no pasó por completo inadvertida para los cronistas e historiadores regionales. Núñez de la Peña y Viera y Clavijo se hacen eco de este episodio venturoso, del viaje del conquistador con los reyes sojuzgados, en las páginas de sus respectivas historias. Núñez de la Peña lo relata así: " En el año de mil y cuatrocientos noventa y siete llevó el Adelantado los nueve reyes a la presencia de los Católicos Reyes, que se holgaron de verlos y fueron bien recibidos y Sus Mages-tades les hicieron muchas mercedes" \ Por su parte, Viera y Clavijo, que acepta la fecha indicada, 1497, es más preciso en la información, puesto que nos revela el lugar de la entrevista regia: " A la sazón— dice— estaba to corte en la vüla de Almazán. Don Alonso mereció de los soberanos xma audiencia particular, en que les presentó sus cautivos." " Los monarcas católicos recibieron un extraordinario placer en el espectáculo que los príncipes guanches les ofrecieron; admitiéronlos benignamente a un besamano público y les hicieron algunas mercedes y regalos" ". Este pormenor de la presencia de los nueve reyes tinerfe- • Conquista y antigüedades de las islas de Canaria. Biblioteca Isleña. Santa Cruz de Tenerife, 1847, pág. 163. • Noticias de la historia general de las Islas Catwirias. Biblioteca Isleña. Santa Cruz de Tenerife, 1859, tomo H, pág. 243. 66 ANTONIO RUMEU DE ARMAS ños en Almazán la recoge Viera de fray Felipe de la Gándara, quien, en sus Armas y Triunfos. Hechos heroicos de los hijos de Galicia, se refiere a Alonso de Lugo en estos términos: " Venció y rindió nueve reyes, y con ellos triunfante volvió a España y los presentó a los Reyes que estaban en la villa de Alrthagán, el año de mil quatrocientos y noventa y seis" '"*. El texto inserto de Gándara, veraz en todos sus extremos, nos revela al confrontarlo con el de Viera y Clavijo un punto de discrepancia: la fecha de este episodio, que el historiador gallego fija en 1496, mientras el isleño lo retrasa a 1497. Puesto a optar entre Gándara y Núñez de la Peña, Viera y Clavijo se inclina por este último, estableciendo un importante lapso de tiempo entre la rendición y el abandono de la isla por Lugo y los monarcas destronados. En esta etapa ( 1496- 1497) localizan ambos historiadores destacados episodios, algunos del más elevado simbolismo, que caen hoy por su propio peso, faltos de firme base, al simple contacto con los documentos coetáneos. Alonso de Lugo desplegó en estos meses inmediatos a la pacificación general una diligencia y actividad extraordinaria, ora en la organización del nuevo territorio incorporado a la Corona de Castilla, ora en su explotación y aprovechamiento, para poderlo abandonar, apaciguado, tranquilo y en plena actividad colonizadora. " Nueve meses se mantuvo el gobernador— dice Viera y Clavijo— en los Realejos con sus tropas, desde donde, como del centro de la isla atendía con toda vigilancia a su última pacificación, destacando diferentes piquetes que se ocupaban en sojuzgar las reliquias de los guanches indóciles, y aun solían reducirlos a esclavitud, no sin manifiesta contravención a los tratados..."*. ' Edición de Madrid. Pablo del Val, 1662, pá, g. 433. EIn la página 451 repite lo mismo. * Obra citada, tomo II, pág. 234. NüÑEz DE LA PEÑA introduce otras variaciones en el supuesto orden de los sucesos. Afirma que Lugo estuvo en el Realejo desde julio de 1496 a enero de 1497. En febrero lo traslada a Güímar para asistir a los solemnes cultos en honor de la Virgen de la Candelaria. La fundación de La Laguna la fija en julio de 1497. El 20 de octubre residía el conquistador en LÁMINA v n i Fer) i ando el Católico. Retrato anónimo. ( Palacio Real de Windsor.) LÁMINA IX Isabel la Católica. Retrato anónimo. ( Palacio Real de Windsor.) . • # ' ALONSO DE LUCK) EN L.\ CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 57 Suponen los mismos historiadores que los españoles no anduvieron ociosos en ese año, sino que habiendo ofrecido a Dios edificar una iglesia bajo la invocación del Apóstol SantiagO; en memoria de la reducción del rey Bencomo, conseguida el 25 de julio, echaron muy pronto los cimientos de la misma, y se aplicaron a construirla " con la magnificencia que la edad y el tiempo permitían". De esta manera se pudo bendecir la primera iglesia parroquial con que contó Tenerife, la del Realejo alto, en cuya tosca pila recibieron las aguas bautismales los nueve menceyes guanches, así como otros muchos destacados indígenas. En abril de 1497 salió Lugo de los Realejos y se trasladó a la frondosa vega de Agüere, en cuyo centro había entonces una laguna de regular extensión, que perduró mucho tiempo. En esta vega fundó el conquistador de Tenerife la villa de San Cristóbal de La Laguna, destinada a ser la capital de la isla, y cuya posterior opulencia contrastaría con'su humilde origen, pues apenas formaban su caserío modestas viviendas o cabanas de tablas y tapias, " cuyas puertas, ventanas, salas y aposentos pequeños anunciaban la feliz ignorancia del lujo, de la opulencia y de la sobrada industria". Así, pudo, por fin, embarcar don Alonso Fernández de Lugo para la península con la mira de presentar al pie del trono los reyes vencidos y de hacer personalmente a Sus Altezas la relación circunstanciada de la naturaleza de la isla y de la serie de sus victorias. Pero los hechos ocurrieron, en realidad, de muy distinta manera. Si no tuviéramos hoy día pruebas inconcusas de que Alonso de Lugo abandonó la isla de Tenerife en la primavera de 1496, así como de que pisaba tierras de Soria en los primeros dicha ciudad. No queda, pues, para el viaje a la corte, fijado en ese mismo año, más que los meses de febrero a julio, agosto- septiembre y noviembre- diciembre. Conquista y antigüedades de las islois de la Gran Canaria, libro primero, capitulo XVT. Edición de la Biblioteca Isleña, 1847, páginas 161- 163. 58 ANTONIO RUMEU DE ARMAS días de junio de ese año, nos bastaría conocer el lugar de la entrevista, Almazán, para rechazar de plano la data fijada por Núñez de la Peña y Viera y Clavijo, ya que si bien habían residido los Reyes Católicos por pocos días en esta importante villa soriana en el mes de enero de 1494, en ruta desde Zaragoza a Valladolid, y habían vuelto a pasar en noviembre de 1495 con dirección a Tortosa, donde se iban a reunir las Cortes catalanas para jurar heredero al príncipe don Juan, y habían hecho una larga jornada en la propia villa, de retomo de Cataluña, en el año siguiente de 1496 ( 20 de abril a 12 de julio), en cambio, no estuvieron en Almazán en ninguno de los días del año 1497, pues la corte se estableció sucesivamente en Burgos, Vallado-lid, Medina del Campo, Avila, Salamanca, Valencia de Alcántara, Madrid y Alcalá de Henares. Hasta el año siguiente, 1498, no volverían a pasar los Reyes Católicos por Almazán, viniendo de Zaragoza con dirección a Ocaña, en cuyo caserío se detuvieron los días 27 a 29 de octubre'. Pero insistimos en que los documentos no dejan lugar a dudas sobre el particular. La pregunta CKXII del Interrogatorio de testigos que sirvió de base a la Información testifical, cuando la residencia tomada a Alonso de Lugo en 1508 por el gobernador Lope de Sosa, no puede ser más explícita: " E llevó consigo— dice— nueve reyes que avía en esta isla de Tenerife; e llevó estando Sus Altezas en Almagán, el año de noventa y seis, e gelos entregó, y Stis Altezas se tuvieron por muy bien servidos del dicho Adelantado." Los testigos de la información están conformes en todo con la pregunta, siendo el más explícito de todos ellos Andrés Suárez Gallinato, pues declara " que llevó el dicho Adelantado nueve reyes, porque lo vio en Castilla, e oyó decir y es notorio que los llevó a Almazán e los presentó a Sus Altezas" ^. • Datos extraídos de nuestra obra en preparación: Itinerario de Fernando el Católico. ' Residencia..., págs. 50 y 116. El testigo San Martín confiesa " que conosce al dicho Adelantado desde que salió de esta isla con los Beyes al tiempo que iva a la COrte..." EJl testigo Alcaraz declara " que vio... que el dicho Adelantado se emr barco en esta isla después de la aver ganado para ir a Su Alteza e levó AI/) NSO DE LUGO EN LA. CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 59 Sabemos por una carta que el embajador de la República de Venecia, Francesco Capello, dirige a la Señoría, el 10 de jimio de 1496, que por aquella fecha ya habían hecho su entrada en la corte los Reyes de Tenerife, lo que nos obliga a fijar el viaje de Alonso de Lugo alrededor del 15 de mayo de dicho año '. Pero aunque no tuviésemos a nuestro alcance esta prueba tan valiosa como decisiva, desde el momento que está demostrado que los Reyes Católicos abandonaron la villa de Almazán hacia el 12 de julio de 1496, Femando con dirección a Calata-yud e Isabel rumbo a Burgos, las naturales sustracciones de tiempo nos arrastrarían a datar el viaje con antelación al 15 de jimio de dicho año; es decir, en uno u otro caso, siempre en primavera. Sabemos que le acompañaban en este viaje, además de los menceyes guanches, los conquistadores Francisco Corva-lán, Mateo Viña y Jerónimo de Valdés, este último sobrino político del futiuro Adelantado de Canarias. Asimismo se ase-gxu'a que entre los acompañantes de Lugo figuraba el conquistador Jaime Joven *. consigo los dichos nueve reyes y que oyó decir a los que venían de allá que avía ido a la corte e los avía dado a Sus Altezas..." El testigo Amarillo insiste en " que partió el dicho Adelantado de esta isla e llevó consigo los dichos nueve reyes e se decía muy público que el dicho Adelantado los Uevava para los presentar a Sus Altezas..." El testigo Serrano añade: " Después que se ganó la dicha isla el dicho Adelantado i> artió de esta isla para la corte e llevó consigo los dichos nueve reyes e que este testigo los vio partir..." La pregunta CLXIV insiste en que " si saben... que después que el dicho Adelamtado fué a AVma^ ám., Sus Altezas, en el mes de noviembre de nóvente y seis, le hicieron merced de la governación de esta isla de Tenerife..." ' MARINO SANUTO: / Diarii. Venecia, 1879, t. I, parte I, págs. 236- 237. » Residencia..., pág. 116. Declaración del testigo Serrano: " que sabe que después que se gEmó la dicha isla el dicho Adelantado partió de esta isla para la corte e llevó consigo los dichos nueve reyes e que este testigo los vio partir... Oyó decir públicamente en especial a Francisco de Corvalán e Mateo Viña e a Valdés que fueron con el dicho Adelantado". Información de nobleza de Bartolomé Joven, practicada en La La- 6 0 ANTONIO RUMEU DE ARMAS Desde el puerto de Santa Cruz navegaron los expedicionarios con dirección a Sanlúcar de Barrameda, patria del conquistador y residencia del poderoso duque de Medina Sidonia, arribando a dicho puerto andaluz en siete u ocho singladuras. Después de dar cuenta a don Juan de Guzmán del venturoso fin de la conquista, Lugo se dirigió a Sevilla, ciudad por tantos motivos unida a su vida y residencia de familiares, colaboradores y amigos. Sevilla era, además, el paso obligado para alcanzar por Córdoba y la Mancha los caminos reales de la Castilla fronteriza, donde, según sus informes, residía temporalmente la corte. ¡ Largo peregrinar de los menceyes guanches por mares y tierras desconocidos!... Paisaje de contrastres: ubérrimas campiñas y desolados páramos, ingentes cordilleras e insondables llanuras, ricas ciudades y humildes caseríos, hasta que en este vagar ininterrumpido un día aparecieron ante sus ojos las ingentes y pétreas murallas de Almazán, la villa guerrera y mística de las torres albarranas y las torres campanarios. Siete puertas se abrían en el recinto mural de la villa..., y por una de ellas, envueltos en sus peludos tamarcos, pálidos los rostros y humildes las cervices, penetraron en Almazán los siete reyes de Tenerife. " La villa de Almazán... que dista de Soria seis leguas, está asentada en las corrientes del Duero, algo levantada, con hermosa puente, imibrosas márgenes, sotos, bosques, alamedas y mucho monte, cercada de fuertes muros, siete puertas, fértilísima de cebada, trigo, ganados, toros, aves, caza, peces, fru-guna en 1556. ( Archivo de la Real Sociedad Económica de Tenerife, signatura 27/ 87, fols. 51 y 70.) La pregunta XIV dice asi: " ítem si saben que el dicho Adelantado quando llevó los nuehe reyes... personalmente a Sus Altezas..., Uebó consigo al dicho Jayme Jove e fueron ambos a los presentar a Sus Altezas, y el dicho Jayme Jove anduvo en la corte real e le comunicaban e hablaban muchas veces Sus Altezas..." El testigo Juan Núñez declara: " que oyó decir lo en esta pregunta contenido a Diego de Madrid, persona antigua en esta ysla, e que abía residido en corte al dicho tyempo...'- LÁMINA X Almazán: Puerta del Mercado. Alinwsán: Las murallas. Ahnazán; El Arco de la Villa. Ahnazán: Iglesia de Santa ALONSO DE LUGO EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS 61 tas y hortalizas" así nos la describe un cronista español siglo y medio más tarde ". Villa fronteriza, avanzada de Castilla, casi en la raya de Aragón, su valiosa posición estratégica explica el acentuado carácter castrense de la villa con un imponente castillo o fortaleza en el cerro de Cinto, dominando por completo el caserío, y abrazado éste por un cinturón de recias murallas con potentes cubos y torres. En las contiendas de castellanos con aragoneses y navarros la villa juega un papel de primer orden, lo mismo en la Alta que en la Baja Edad Media. Sus maravillosas iglesias románicas, sus torres y luoer-narios mudejares, sus templos y capillas góticos, sus palacios y casas blasonadas rezuman y destilan historia en cada una de sus patinadas piedras. La villa había sido realenga hasta el año 1396, en que se convirtió de señorío, mediante privilegio real, con que quiso obsequiar el rey Juan 11 a su prestamero mayor de Vizcaya, don Juan Hurtado de Mendoza ", destacado personaje de su corte. Tenía sangre el prestamero mayor de la gran casa de los Mendoza, señores de Llodio, de cuya rama troncal descendía. Bisabuelo de nuestro personaje había sido su homónimo Juan Hurtado de Mendoza, señor de Mendivil, la Ribera y Martua-da ( contemporáneo de Sancho IV y Fernando IV), casado con su parienta doña María de Mendoza, señora de esta casa ^^. Dos hijos nacieron de este matrimonio, que se repartieron más adelante los estados y señoríos de sus padres. El primogénito Diego Hurtado de Mendoza fué VII señor de la casa de Mendoza y sería progenitor de los duques de Infantado, marqueses de Mondéjar, Cañete y Montesclaros, condes de Co-ruña. Priego, Mélito y la Corzana; el segundogénito, Juan » RODRIGO MÉNDEZ SILVA: Población general de España. " MIGUEL LASSO DE LA VEGA, MARQUÉS DEL SALTILLO : Historia nohilior ria espafwla. Madrid, 1951, pág. 72. " Representaba doña María a la rama segfunda de la casa de Mendoza. El señorío de Llodio, por ser de rigurosa sucesión ag: naticia, se incorporó a la Corona. Ein cuanto a; Juan Hurtado de Mendoza, era hijo de Diego Hurtado de Mendoza y Elvira de Gordejuela, y nieto de Diego López de Mendoza, cuarto señor de la casa de Mendoza, y de Leonor Hurtado de Mendoza, señora de Mendivil. 62 ANTONIO RUMEU DE ARMAS Hurtado de Mendoza, recibió en herencia el señorío de Mendi-vil y sería progenitor de los marqueses de Almazán y Cañete, condes de Monteagudo y Castrojeriz, etc. Pues bien; de este Juan Hurtado de Mendoza fué nieto, a su vez, el primer señor de Almazán don Juan Hurtado de Mendoza '-, a quien había agraciado Juan II con anterioridad, en 1384, con el señorío de Morón. Fué este procer, por herencia, señor de Mendivil, representó a su rey como embajador en la corte de Ñapóles y se unió en matrimonio con doña María de Castilla, señora de Olmeda de la Cuesta, de regia estirpe ^% El señorío de Almazán fué luego transmitiéndose por herencia hasta ser poseído en el último tercio del siglo xv por don Pedro de Mendoza y Luna, segimdo nieto del primer agraciado, quinto señor, por tanto, primer conde de Monteagudo y personaje coetáneo a la época de los Reyes Católicos". " Juan Hurtado de Mendoza, señor de Mendivil, contrajo matrimonio con otra María de Mendoza ( perteneciente a la rama primogénita de los señores de Llodio). De esta unión nació Pedro González'de Mendoza, señor de Mendivil, muerto en la batalla de Aljubarrota. Se ignora quién fué la esposa de'este último. Hijo de Pedro fué el primer señor de Almazán. " Era hija del conde don Tello, hermano de los reyes Pedro I y Eln-rique II. El señorío de Olmeda de la Cuesta le había sido concedido por Juan I el' 20 de agosto de 1389. Los primeros señores de Almazán dividieron sus Estados de la siguiente manera: A Pedro' González de Mendoza, el primogénito, le reservaron el señorío de Almazán. A Diego Hurtado de Mendoza, segundogénito, traspasaron el señorío de Olmeda de la Cuesta ( tronco de los marqueses de Cañete); y A Juan Hurtado de Mendoza, hijo tercero, le transmitieron los señoríos de Mendivil y Morón ( tronco de los condes de Castrojeriz). " He aquí el entronque: Pedro González de Mendoza y Castilla; primogénito de los primeros señores de Almazán, segundo señor, por tanto, casó con María Ruiz de Ayllón, teniendo por hijo y heredero a: Juan Hurtado de Mendoza Ruiz de Ayllón, señor de Almazán y Monteagudo, casado con Inés Enríquez ( hija de Alonso Enríquez, primer Almirante de Castilla). Tuvieron a: Pedro de Mendoza y Enríquez, cuarto señor de Almazán y segundo ALONSO DE LUGO EN LA COETB DE LOS REYES CATÓUCOS 63 Había sido don Pedro de Mendoza guarda mayor de Enrique IV y capitán de los territorios fronterizos de Aragón. Este monarca recompensó sus servicios con el título de conde de Monteagudo, que los Reyes Católicos revalidaron más tarde, reconocidos también a su lealtad en horas adversas y difíciles. Precisamente cuando muere Enrique IV en diciembre de 1474, don Pedro de Mendoza es uno de los primeros nobles castellanos que se alistan en sus banderas. Se hallaba por esta fecha en Aragón, cerca de su padre Juan n, el príncipe don Fernando, rey consorte de Castilla como esposo de Isabel, y don Pedro de Mendoza fué uno de los primeros nobles que acudieron a esperarle en la frontera, cuando desde Zaragoza se dirigía a marchas forzadas sobre Segovia. El 24 de diciembre de 3.474, víspera de Navidad, don Pedro de Mendoza dispensaba un entusiasta recibimiento en su villa de Almazán al nuevo monarca, le abría las puertas de su morada para pasar tan señalada fiesta y le acompañaba más tarde hasta Segovia, donde anhelante le esperaba su esposa la gran reina Isabel para dar inicio a su glorioso reinado ^'. Almazán \ mía a su importante posición estratégica un valor superior, si cabe, por lo que al tráfico respecta. Por su caserío pasaban en el siglo xv las vías de enlace de Castilla la Vieja con Cataluña y Valencia a través de Aragón. Por eso a na |
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