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HISTORIA D1 LAS ISLAS CANARIAS ( EDICIÓN ILUSTRADA) © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 A. J. BEN/ TEZ, Editor. — Santa cruz de Tenerife, Islas Canarias Son Francisco, 6 y 8. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 CHIN YERO El volcán en la noche del 24 de Noviembre de 1909 ( Tomada por D. famón de ¿ Iscanio León) © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Iç) © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 CONJTIENJE: Situación de Las lslas.— Geología.— F9ora y Fauna.— Mcteorológía.— Prehistoria.-- Primeros habitantes.-- lncursiones anteriores al siglo XV. — Geografía política antigua. — Conquista. — Fusión de razas. — Acontecimientos posteriores.— Hios ilustres de las lslas.— Varones eminentes que las han visitado y aquellos que en todo ó en parte las han descrito.— Bibliografía. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 RRÓLOGO Kpesar de cuanto se ha publicado desde Bontier y Leverrier hasta nuestros días, es común opinión que la historia de las Islas Canarias está por escribir. Aunque así fuera, no nos atreveríamos á emprender una obra que Viera y Clavijo en el siglo XVIII y D. Agustín Millares en el XIX empezaron con éxito, como tam poco nos juzgamos continuadores de la labor de cuantos con más ó menos detenimiento han tratado de este particular. Cierta ordenación en los hechos, distinguiendo lo verdadero de io fabuloso, y la exhumación de innumerables noticias que yacían en el polvo de los archivos, he aquí lo que ofrecemos á los lectores, los cuales premiarán nuestros afanes si, satisfecha su curiosidad, nos los agradecen. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 7. // Colomne de la Mer.— laqves Co: om.— AMSTERDAN ANNO 1652 ( EXISTENTE EN EL MUSEO “ VILLA BENÍTEZ”) © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Primer meridiano Consideradas en lo antiguo las Canarias como la última tierra de Occi ciente, se fijó en ellas el primer meridiano. Después que Colón, en busca tal vez del extremo oriental del Asia, llegó á tierras que desde el ártico polo del mundo se extienden hasta el antártico, no había más razón para seguir contando por aquel meridiano que la costumbre. Sin embargo, en 1636, ó sea cerca de siglo y medio después del descubrimiento de Amdrica, una ordenanza de Luis XIII prescribió á los geógrafos franceses que hicieran pasar el primer meridiano por la extremidad más occidental de la isla del Hierro. Los holandeses, siguiendo á Guillermo Blaeu, lo fijaron en el pico de Tenerife. En’ el siglo XVI Gerardo Mercator escogió el de la isla de Corvo, una de las Azores; y aunque dste parece el más natural, por din girse desde aquel punto, sin ninguna declinación, la aguja hacia el poio, y por consiguiente el rns cómodo en la construcción de los mapamundis, los españoles han adopiado el de San Fernando, los franceses el de París, los ingleses el de Greenwich, los americanos el de Washington, etc. SITUACIÓN DE LAS ISLAS CANARIAS 1 TITII) Merid i a n o L dOelN GHIiTerUroD Hierro.- Valverde27° 46’ 0” N. Palma.- Santa Cruz . . . 28° ‘ 39’ 10” 0° 8’ 45” 13. Gomera.- San Sebastián . . . 28° 5’ 45” 4 08°’ 0” Tenerife.- Santa Cruz . . . . 28° 28’ 34” 3 91’° 32” Gran Canaria.- Las Palmas . . 28° 7’ 05” 2 22’° 55” Fuerteventura- Faro de } idía.. 28° 3’ 0” 2 23’° 20” Lanzarote- Arrecife . . . 28° 57’ 30” 2 40’° 40” © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 8---- LON€ 1T1J D Meridiano de Sn FernandG / 1 // / / t / 1 / / - ,- // 1 L,, / / 1-’ / 1 Jt — / iIí/ « J!’ - 4, - - / L , / %_ - y I t ’ / _ / e j wi’e / ‘ 1 Lanzarote.- Arrecife Fuertevenfura.- Faro dejandfa. Gran- Canaria.- Las Palmas Tenerife.- Santa Cruz Gomera.- San Sebastián Palma,- Santa Cruz Hierro.- Valverde 70 20’ 50” 0 19’ 10” 90 12’ 35” 100 1’ 58” 100 53’ 30” 110 32’ 45” 11° 41’ 30” Colomne de la Mer.— Jaqves Colom.— AMsTERDAN ANNO 1652 ( EXISTENTE EN EL MUSEO “ VILLA BENÍTEZ”) © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Geologíd 1 Al aparecer un volcún suele llevar consigo, ó lanzar ú mayor ó menor distancia, fragmentos de la superficie dislocada. Los restos de diabasa ó ¿ irifibolita que se encuentran en Abona y otros puntos de Tenerife, así como en un barranco cerca de Porto da Cruz en la Madera, inducen á creer que las bases de ambas islas las constituye aquella roca, que en innumerables filones se muestra en la isla de la Palma. La parte fundamental de Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote consta de diabasa d hiperstenita. Un volcfin no es precisamente una montaja volcúnica, sino el fenómeno que ha de formarla. Puede surgir en el fondo del mar, en la llanura, ó en otra montafla. Hablando en 1rminos generales, la explosión de los gases y vapores— tanto mús violenta cuanto mayor es el obstficulo que se oponga ú su paso— proyecta la materia ígnea en la forma de arena ( lúpilo) y cenizas. las cuales, enfriúndose y adheridas con el transcurso del tiempo sus partí culas en los lugares donde han caído, ó ú donde el viento y las aguas las han llevado, se convierten en tobas voicúnicas. A la arena y cenizas suce den las escorias y otros productos poco coherentes, y ú éstos las lavas. La estructura de los terrenos volcúnicos consiste algunas veces en la superposición de esas tres formas, ms ó menos modificadas, de las subs fancias eruptivas. Lo mismo sucede con las montañas volcfirlicas submarinas, salvo algu nas variaciones causadas por la presión y movilidad de las aguas. Existe cerca de San Miguel de las Azores un volcún submarino, cuya última erup ción data de 1867. Más de dos siglos antes, en 1638. habían rebasado sus masas la superficie del Océano; pero se disgregaron y hundieron por el embate de las olas, ensanchando quizás las laderas de alguna montaña TENERIPE.— BARRANCO DE TAL- IODIO EN SU PARTE SUPERIOR © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 10— submarina, ó tal vez agrandando su base. En 1720 surgió en el mismo punto’ otra isla, que llegó á- la altura de 135 metros sobre el nivel del mar, y se hundió los tres años. La última, que apareció en 1811, y de la cual tomé posesión el capitán del “ Sabrina” en nombre de Inglaterra, duró menos tiempo. Repetidas eiupciones de uno ó varios volcanes, que fueron deposi— tando lavas sobre lavas, y otros fenómenos, que indicaremos su tiempo,. originarían, islas como la de Santorín en el Archipiélago, la de San Pablo en el Océano Indico y puede que las del Atlántico. Las corrientes de lava siguen las depresiones del terreno, con más ó menos velocidad, según sean las pendientes que recorren. Enfriándose su superficie, se resquebraja, si así puede decirse, cayendo sus fragmentos é uno y otro lado; pero el interior, mientras permanece en estado ígneo, sigue su curso, arrollando cuanto encuentra é su paso. Los más antiguos volcanes del período terciario estén representados por los basditos y las traquitas. No se debe hacer extensiva la diferencia que existe entre los diversos terrenos volcánicos á los elementos constitutivos de cada uno de ellos. En los primeros es cuestión de forma, ya sea de la disposición de los componentes, ya de las modificaciones sobrevenidas á éstos, ó ya mediando ambas circunstancias; en la segunda, ó sea la esencia, si así puede decirse, de tales materiales, no existe diferencia alguna: es homogénea. En aquellos pudo haber influído, de un lado, el dinamismo, y de otro, infinidad de causas, entre las que figuran en primera línea las de tiempo, temperatura, acción del aire y del agua; aquésta debe ser conside rada independientemente de toda secundaria influencia. Enhorabuena la distinción de basalto, fonolita, traquita, etc, desde el punto de vista crono lógico, ó desde el de modificaciones sobrevenidas, transformaciones, etc.; pero acorduos siempre con varios autores de considerar dichas rocas como de la misma especie de las lavas m6s modernas. Tan difícil es trazar una línea de demarcación entre unas y. otras, como fácil distinguirlas. Las montañas de Anaga y las de Teno, compuestas de rocas basálticas con traquitas subordinadas, y que ofrecen é la vista restos de conos volcá nicos y profundos barrancos, son las más antiguas de Tenerife. Repetidas erupciones formaron sobre ellas nuevas colinas y extendieron sus produc tos por varias partes.... Tan á la vista se hallan los innumerables conos de erupción y corrientes de lava que constituyen el suelo de Tenerife, que no hay para qué insistir acerca de la naturaleza volcánica de esta isla. - Tampoco trataremos, á lo menos por ahora, de la composición minera lógica de las lavas, ni de los cristales, que ya incólumes ó ya alterados, contienen algunas de ellas, n de ciertos productos aislados ó poco cohe rentes, tales como bombas, escorias, etc., que constan de los mismos ele mentos que las lavas del volcán de donde salen, y cuyas formas y dimen siones ( y á veces singularidades, como sucede con la obsidiana y la piedra pómez) dependen de las circunstancias que preceden á su formación, ni menos trataremos de los productos gaseosos, algunos de los cuales se disipan en la atmósfera y otros forman, al enfriarse, sublimados muy diversos; pero sí hemos de decir algo de las tobas volcánicas, que forma-das por los productos eruptivos los más tenues, suelen extenderse mucho más allá de la esfera de actividad de los volcanes. La Real Academia Española define la palabra loba ( en latín tofus) “ pie dra caliza, muy porosa y ligera, que las aguas de ciertos manantiales depositan en el suelo ó sobre las plantas ú otras cosas que se hallan á su © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 11— paso”. Según D. Raimundo de Miguel y el Marquás de Morante, lofus, de etimología incierta, responde en castellano “ piedra toba muy porosa”, y tofosus se traduce “ esponjoso, poroso ( como la piedra toba)”. En geología se deenorninan tobas las de que vamos á tratar, á las cuales no conviene la definición de la Academia, aunque no sea sino porque cuando están ligadas por un cemento calcáreo, único caso en que puede lkmárseles calizas, son precisamente más compactas que cuando no media esa cirdunstuncia, lo cual sucede muchas veces. Lanzados, por la dilatación del gas ó de los vapores, materiales en ‘ estado más ó menos ígneo, que [ legando á determinada altura comienzan á descender, derrúyelos en parte el rozamiento con aquellos agentes y el aire atmosférico, y llevados por el viento los resíduos más ligeros, ó cenizas, van cayendo y extendiéndose más 6 menos, ó acumulándose, según sea su cantidad y la mayor ó menor’ inclinación de los terrenos en que caen. Los que por su mayor peso quedan en el radio de acción de los • volcanes pueden ser cubiertos por otros productos eruptivos, y formar una masa única. Aquellos que por haber llegado á mayor distancia quedan en descubierto, suelen, al empezar á descomponerse, envolver cuerpos extra ños arrastrados por las aguas. Los que van cayendo en el mar siguen con las corrientes hasta el punto en que, depositándose sucesivamente en capas superpuestas, se descomponen y mezclan con restos orgánicos y otras materias, y llegan á adquirir más ó menos consistencia. Convertidas la arena y cenizas volcánicas en masas compactas, llamadas tobas, con la primera pueden ser confundidas otras rocas cubiertas por las lavas, como cuando vemos, entre dos capas de rocas basálticas, tierras en otro tiempo vegetales, abrasadas: la última no deja lugar á dudas. Hay muchas varie dades de tobas, no solo á causa de las diversas materias que les sirven de cemento y de la descomposición más ó menos completa de la arena ( lápilo) y ceniza, sino de los componentes mineralógicos de ástas, que siempre son iguales á los de las lavas del volcán de que proceden. Las cenizas, que son arenas más tenues, deben su nombre, impropio por demás, á su semejanza exterior con las de algunos vegetales. Pero he áquí que en diferentes puntos del globo y á mayor ó menor altura sobre el nivel del mar se encuentran tobas volcánicas, así como rocas calcáreas y otras, con conchas marinas, dientes de peces, corales, etc. Podría decirse que fueron proyectadas por las erupciones, como los fragmentos de diabasa que aparecen en algunos lugares de Tenerife. Esto sería verdad si nos refiriéramos á las que se encontrasen diseminadas. Las de que ahora tratamos se extienden sin interrupción hasta largas dis tancias, á veces constituyen masas enteras de montañas, están regular mente estratificadas y sus fósiles, según todas las apariencias y salvo excepciones debidas á circunstancias ulteriores, ocupan respecto de ellas la misma posición que cuando yacían en el fondo del mar. De las erup ciones volcánicas, siempre asaz violentas, no puede resultar tan admirable concierto. Aquí no hay más sino que ó la mar ha bajado, ó las tierras han subido. Creemos que las tierras, estuvieran ó nø cubiertas por las aguas, han bajado y subido varias veces, y es axiomático que cuando la depresión ó el elevamiento es del fondo del mar, desciende ó se eleva el nivel de úste. La explicación de estos fenómenos, que obedecen á diversas causas, ocu paría inútilmente mucho espacio; y decimos inútilmente porque, por muy instructiva que sea, no hace al caso de que se trata. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 12— En una excavación practicada hace unos diez y ocho años á unos cuatro metros al noroeste del lazareto de Santa Cruz de Tenerife, npareció descu bierta y patente la antigua playa, caracterizada por lechos de 30 centímetros de espesor y 15 grados de inclinación, de guijarros y arenas ( detritus de rocas), como los de la playa actual. En los arrecifes inmediatos á aquellos lugares encontró D. Pedro Maffiotte restos de tobas con petrificaciones de la especie Clypeastera/ tu3, Linné, y de los géneros Pate// a, Turbo, Trochu8, etc. El Dr. D. Anatael Cabrera ha encontrado fósiles marinos á pocos metros sobre el nivel del mar, entre Tejina y la Punta del Hidalgo. D. Domingo Saviñón hizo igual descubrimiento en las costas de Taganana. Según los geólogos, las erupciones volcánicas de los grupos de las Canarias, Madera y las Azores empezaron en el período Mioceno Superior, siguieron hasta la época Post pliocena, y en Tenerife, Palma, Lanzarote, San- Miguel, Faya! ySan Jorge, casi hasta nuestros días. Durante las emisiones sucesivas de las lavas, las formaciones marinas de Tenerife, Gran Canaria, Porto Santo y otras islas fueron saliendo del mar y elevándose hasta el período Post terciario. II Por lo que se relaciona con las formaciones arenosas canarias, dice el distinguido ge6logo español D. Eduardo H. Pacheco ( Memorias de la Real Sociedad española de Historia Natural, tomo VI, 1909) “ desde luego hay que desechar la hipótesis de varios observadores y aceptada generalmente en las islas, de que tales arenas reconocen una procedencia africana me diante transportes eólicos. Para desechar tal opinión basta fijarse que en las Canarias orientales los vientos soplan casi constantemente del NNE. y muy rara vez del Este. Sin embargo, en casos excepcionales llega arena saha riana á Canarias, por cuanto algunas veces el viento cálido africano, que raros días sopla, ha transportado gran cantidad de polvo, por lo general tenuísimo, el cual ni por su composición mineralógica ni por su aspecto tiene nada de común con las arenas calcáreas de los jables”. El Sr. Pacheco atribuye el fenómeno á dos hechos que juzga indudables: Existencia de enormes cantidades de arena calcárea y de restos desme nuzados de conchas en los fondos del Atlántico oriental del Norte, frente á la costa de Africa. 2.° Existencia de corrientes submarinas, que en varios casos han ocasionado la rotura de los cables telegráficos entre la Península y Canarias. Según esto, los jables pudieran reconocer por origen principal las arenas del fondo del Atlántico, las cuales son Jlevadas á las zonas someras por corrientes submarinas, donde, recogidas por la impetuosa corriente del Golfo, que las deposita en las playas bajas de las Canarias situadas convenientemente, y ya en tierra, el alisio se encarga de transpor tarlas á la costa opuesta para volver á ser recogidas por las corrientes marinas que las hacen avanzar hacia el Sur. Según esta hipótesis, la acción combinada de las dos grandes fuerzas naturales que existen en esta parte del Atlántico, concurren al mismo fin; el transporte por mar de las arenas es obra de la gran co rente del Golfo y el transporte por tierra se realiza por el impulso del alisio. Ambas corrientes, la marina y la atmosférica, marchan © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 impetuosus en los mures curiurios; umbas se dirigen de NNE. SSW. y dart por resultado la enorme acumulación de arenales en la costa sahárica, paradero y término final de los detritos del fondo del Átlintico”. III De los depósitos calizos hablaremos en las descripciones geológicas de las islas donde son ms frecuentes. GRN- CNAR1A EL ROQUE Ó AGUJA DE ROSARIO © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 14— Iv La denudación ( de delludar, despojar, descubrir) consiste en la disgre gación y transporte de la materia sólida por la corriente, del agua, quedando en descubierto las rocas subyacentes. Su influencia en la estructura de la corteza terrestre, dicen los geólogos, es tan importante, tan universal como la sedimentación misma, porque contribuye invariablemente a la formación de nuevas capas. De modo, que todo depósito, excepto los formados por’ los volcanes, indica una disgregación en otro punto. El agua corriente que, como toda la de la naturaleza, contiene cuerpos solubles a la temperatura ordinaria, recoge las rocas más ligeras que en cuentra, disgrega las que constituyen su alveo, empuja las que puede y deja en falso aquellas cuyos cimientos ha destruido y que al fín se aploman, efec tuándose así la denudación. Por su parte las rocas, chocando unas con otras, se redondean y desgastan. y sus residuos, llamados detritos, según su peso siguen empujados ó suspendidos y mezclados con las substancias más ligeras. Llega el agua á sitio donde se suaviza su impulso, y sucesiva mente van haciendo alto los guijarros, el cascajo;’ las arenas, el légamo; si llega á punto donde se detiene, empieza á depositar lo que aun tiene en suspensión, y si no, lo lleva ‘ al mar, donde lo aleja la corriente. La enorme cantidad de roca desprendida de la caldera de la Palma por la acción de las aguas, ha perdido la mitad de su masa original, suministrando al Océano gran cantidad de materia sedimentaria. Si el impulso del agua es tal que tras porta todo á la mar, allí se forman los nuevos depósitos, empezando por los cantos y siguiendo con lo demás del modo que se ha dicho. De todo lo cual resultan dos formaciones: la aluvial ( de alluvio, inundación) y la sedi mentaria ( de sedimen. s, poso de los líquidos). La distinción entre ambas formaciones es de gran importancia en la ciencia que nos ocupa. Convenimos, sin embargo, en la dificultad de esta blecer una línea de demarcación entre los cantos rodados, arenas, etc. y los sedimentos propiamente dichos; pero desde este punto de vista juzgamos más lógico comprenderlo todo bajo el adjetivo, aluvial, aunque no sea más que por no llamar sedimentario ¿ un depósito de grandes cantos. Se dirá que es cuestión de palabras; pero como las cosas tienen sus nombres, cree mos que el variarlos no produciría más que confusiones, de que no hay una gran necesidad. Ejemplos de ambas formaciones, muy adecuados ¿ su estudio, los tene mos en algunos puntos de estas islas. De denudaciones los tenemos tambián en todas partes y en nuestros profundos barrancos, algunos de los cuales muestran restos de sus antiguos caúces en varias salientes de sus lados. El de Tahodio ( Tenerife) en su parte llamada El Becerril, comprueba nuestro aserto, y sobre todo el de Las Angustias ( Palma), estudiado por los prime ros geólogos del mundo. Como indicamos antes, algunos hundimientos son efecto del fenómeno. Por varias razones debemos explicar esto. El que pase por cierto barranco, y vea los peñascos de ¿ tonelada que hay en el centro, así creerá que han sido colocados allí por las aguas, como que puede echárselos á cuestas; y tendrá mucha razón. Como el barranco es ancho y llano, tampoco creerá que desprendidos de los flancos han ido saltando hasta aquel sitio, pues ni la altura es para tanto, ni por grande que sea la elasticidad de una roca ha de llegar á la de una pelota de goma. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 15— Supongamos que las cuatro jrimeras líneas de esta plana representan una sección transversal de algún terreno, y que por encima dç la primera línea ó capa geológica suele pasar el agua de lado á lado. Supongamos también que las aguas de varios imviernos han ido disgregando esa capa, hasta no dejar de toda ella más que un consistente y enorme peñasco, repre sentado por la palabra del medio. Es evidente que habiendo desaparecido casi toda la primera capa, se ha formado un barranco cuyo alveo lo repre senta la segunda línea horizontal y sus lados los extremos superiores de las dos margenes verticales que limitan esta plana. El peñasco representado por la palabra del medio que no se había de quedar en el aire, está ya en la se gunda línea, equidistando de los lados. Que sigue la denudación hasta con cluir con esa segunda línea ó capa geólogica. Pues el peñasco reposará en la tércera, y así sucesivamente. Otras veces, deslizándose alguna masa de tierra, conduce los grandes peñascos que sostenía, hasta que la disminución de la pendiente los detiene. Adviértese en muchos barrancos cíue la estructura de uno de sus lados corresponde exactamente á la del otio, y que algunos restos que yacen en el medio, á veces conservando la estratificación, son iguales á las formacio nes de uno y otro lado del barranco en aquel plano vertical. Esto se explica por un razonamiento análogo al anterior. Para calcular las denudaciones, supuesto que la capacidad desalojada no se presta á ello, sirven de dato los nuevos depósitos, que son aluviales y sedimentarios. Pero como los sedimentos, cayendo en el mar, dificultan la observación, y á veceshasta los guijarros, el resultado puedeser inexacto, aunque suficiente para probar que en un solo año trasportan las aguas, en unos puntos muchos miles, y en otros muchos millones de pies cúbicos de materia. Las aguas, pues, cualquiera que sea su origen, denudan los terrenos y denudándolos ocasionan los barrancos y los, valles, las laderas y los preci picios. Recórrase el terreno menos quebrado de Tenerife, el de Los Rodeos, por ejemplo, y se verá como las aguas pluviales, deslizándose bonitamente, y llevándose tierra y más tierra, han formado algunos cauces, por donde trasportan con facilidad guijarros, cascajo, légamo, etc. Podéese alguna montaña cónica de tantas como hay en esta isla, y se verá que la forma que le dió la erupción volcánica ha variado por alguna parte,. por aquella precisa mente por donde se ha abierto un barranco y se ha formado algún despe ñadero. Pero de lo dicho no debe inferirse que todos los valles han sido efecto de la denudación deque hemos hablado. Por los fósiles marinos se ha com probado la ascensión lenta de terrenos que constituían en otro tiempo el fondo del Océano. En las montañas que rodean á Las Palmas se encuentran conchas marinas del mioceno superior á una altura de 120 metros sobre el nivel del mar. Durante esa lentísima ascensión, á medida que iba descubrién dose terreno, las olas lo denudaban hasta donde podían, y habiendo conti nuado aquella, el terreno ahondado por las olas pudo en algunos lugares convertirse en fondo de un valle. La acción del mar produce hundimientos aun más considerables que los que hemos relatado, como puede comprobarse en varios puntos de estas islas, entre ellos Montaña Roja en Tenerife. Siendo la cantidad de materia trasportada anualmente pór las aguas enormfsima, la denudación de que hemos hablado concluye hasta con los © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 16— asientos de la tierra vegetal, sin que en países como el nuestro beneficie la región inundada, que generalmente es el fondo del mar, Aunque en algunos puntos las rocas frasportadeis al Océano contrarresten la acción de las olas en la playa, formando barras ó ¡ o que sen, hasta las ms pesadas concluirán por convertirse en menuda arena, que el mar se llevará ó devolverá la tie rra por otros puntos, para despues recuperarla; y quien sabe si arrojándola por último en alguna parte, el viento se encarga de espacirla por doquier. Adems, la materia suspendida por nuestros arroyos y barrancos, tan con siderable que unas veces parece el agua chocolate y otras café con leche, y que llaman “ flor de tierra”, esa materia, decimos, tarda mucho en depositar-se en el fondo del mar, pues alguna desciende razón de O’ 25m. por hora; y como la velocidad del Golfo es de tina legua, véase 6 donde ir6 6 parar esa “ flor de tierra”, aun suponiendo que aquella corriente disminuya 6 cierta profundidad, y hechas las debidas deducciones, No compensan, pues, en paises como el nuestro los depósitos aluviales y sedimentarios los terrenos denudados, y parece que no hay m6s remedio que conformarse: pero ojald todos los males de este miindo fueran como este. En & gunas regiones tropicales, dicen los geólogos, la disgregación de las rocas sería mayor de lo que es, 6 causa de las excesivas lluvias, si no lo impidiera la abundante vegetación. Las numerosas raices de las plantas est6n enlazadas de tal modo, que oponen una resistencia considerable 6 la acción de las lluvias. Las plantas parésitas y rastreras, entretegidas en to das direcciones, hacen impenetrables algunos bosques. Adem6s, las formas de los 6rboles y sus mismas hojas est6n admirablemente dispuestas para resistir é las fuertes lluvias, que amortiguadas de este modo al caer, las absorbe el suelo ó se precipitan en las depresiones. Pues cuidando de la conservación y fomento de nuestros montes, redu ciremos la denudación, habr6, quizel, m8s agua, pues detenida la pluvial ni6s tiempo, mucha de ella se filtrai’ 6 en la tierra, y no tendremos en cada invier no el desconsuelo de ver nuestra mejor sustento coloreando el mar, y desa pareciendo por último en su fondo. No habr6 tantas sequías, y producjr6 ni6s nuestro suelo, Pero la tea del incendiario, el hacha del talador furtivo, los rebaños, la malicia, y demasiada indiferencia no se contentar6n con que estos renglones sean asaz desaliñados, sino con que secn completamente inútiles. TENERIFE BARRANCO DE SANTOS © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 ORAN- CANARIA ROQUE NUBLO Y EL ROQUETE © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mineralogía Aunque desde mucho tiempo antes de Viera y Clavijo los minerales y rocas de las Canarias se han venido estudiando por naturalistas nacionales y extranjeros, y también por hijos ilustres de estas Islas, todavía tardará un catálogo completo de ellos. Entre los minerales presentan muchas variedades el azufre, hierro, cuarzo, jaspe, etc. Nuestros ópalos son tan bellos como los mejicanos. El sulfato de cal ofrece á la vista una cristalización muy limpia y de suma trans parencia. Tambián el carbonato de cal, de que existen ejemplares muy raros, muestra preciosas cristalizaciones. Las aragonitas canarias quizás sean las más hermosas y mejor caracterizadas de gran parte de la tierra. Entre las serpentinas existe la llamada noble, y las hay de diferentes colores. La pi roxena, por su tamaño y lo variado de sus cristalizaciones, ha llamado la atención de los naturalistas, así como el anfíbol. Con dificultad se encon trarán ejemplares tan hermosos de obsidiana como los que existen en el Teide. La pómez de aquellas alturas, que compite con la de Nápoles, es objeto de lucrativo aprovechamiento. Nuestras chabasias, analcimas, meso-litas y mesotipas presentan límpidas cristalizaciones. De gismondinas hay una variedad muy grande, sobre todo en Tenerife. Tambián nuestra ceolita es digna de estudio En cuanto á las rocas, abunda la fonolita, el granito. el pórfido, el amig daloide, la traquita, las lavas modernas, el basalto prismático, ampolloso y fibroso, y con cristales de augita, de olivino, etc. y algunos otros. He aquí ahora una lista de los mineralesy rocas que hemos coleccionado, en la cual seguimos el orden establecido por algunos autores, y en obsequio de la brevedad prescindimos de las variedades. ARAGONITA.— Mu5EO ViLLA F3NÍT2Z © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 19— MINERALES Azufre. Tenerife. Teide. Antimonio. Fuerteven. a Cromo. Lanzarote. San Bartolomé. La Caldera. Manganeso. Tenerife. Santa Cruz. Barranco del Hierro. lcj. Valleguerra. O. Canaria Las Palmas.. Barranco Guiniguada. Id. Id. Teide. Barra dneco Casares. Id. S aNnicolás. Lomos de Pedro Afonso. ld. Sur Fuerteven • d Páj are. Hierro. Tenerife. Santa Cruz. L Caoncordia. Id. S Aanndrés. Id. Laguna. S Ranoque. Id. Taganana. Id. M Eél dano. Id. Montañ Raoja. Id. RLáasca. Id. L Corsistianos. O. Canaria Jinámar. Hor ndoesl Rey. Id. Tirajana. Id. S Nanicolás. Palma. Caldera. Gomera. Vallehermoso. Id. Alajeró. L . doeml o gato. Blenda. Tenerife. Santa Cruz. Tahodio. Zinc. Id. Cobre. O C. anaria Jinámar. Horn does! Rey. Cuarzo. Tenerife. Santa Cruz. O. Canaria Agaete. Id. S aNnicolás. Id. Mogán. - Id. Artenara. Id. A r e n a s . Las Gomera. Vallehermoso. - Fuerteven. d Olive. Tindaya. Cuarzo hialino. O. Canaria San Nicolás. Ágata. Tenerife. Santa Cruz. Play ade San Antonio. G. Canaria Moya. Fu benlatneca. Id. S aNnicolás. Id. S aBnartolomé. Mas Palomas. Id. A r e n a s . Las Gomera. Vallehermoso. Calcedonia. G. Canaria Agaef e. AL. nodsenes. Id. d e l M eCduieovdaía. Sílex. Tenerife. Santa Cruz. Play ade San Antonio. Id. S Aanndrés. Id. Laguna. O. Canaria Las Palmas. Playa de la Laja. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 20— G. Canaria Moya. Id. Gáldar. Jaspe. Tenerife. Taganana. Fuen tdee los Campillos. O. Canaria Jinámar. Horn doesl Rey. Id. Marzagán. Id. N iScaonlás. Fural. Id. Id. Fuenteblanca. Id. Id. C dueelv aMediodía. Fuerteven. a MPeonntatagñoarri. Cuarzo hialite. Tenerife. Santa Cruz. O. Canaria San Nicolás. Id. Lechugal. Resinita.( Opalo) Tenerife. Santa Cruz. Barranco de Sant as.. Id. Laguna. Id. Arafo. Id. GUirnar. Id. Arico. Id. M iSgaunel. O.. Canaria Gáldar. Id. N iScaonlás. Id. Tirajana. Gomera. Valleherrnbso. Lanzarote. Haría. Sulfato. Tenerife. Santa Cruz. L Aa ltura. Sulfatodecal. Id. Id. Id. Taganana. Id. Orotava. Id. Realejos. Id. Adeje. O. Canaria Teror. Gomera. Agulo. Id. Vallehermoso. Hierro. Valverde. Lanzarote. Tinajo. Anaviciosa. Fuerteven. a Taniasila. Id. Tarajalejo. Id. Tuineje. Tiscamanita. Id. d e l a LCloanncoespción. Id. Ayamás. Magnesita. Tenerife. Santa Cruz. Cueva Bermeja. Bufadero Id. Id. C o r ta d uLraa. Fuerteven. a Oliva. L Laojasres. Sal. Tenerife. Santá Cruz. Bufadero. O. Canaria Teide. Barra dneco Cáceres. Hierro. Sulfato de sosa. Lanzarote. - Volcán. Carb.° de sosa. Tenerife. Teide. Dolomia. O C. anaria San Nicolás. Carb.° de cal. Tenerife. Santa Cruz. Barranco de Santos. Id. Id. C oLratadura. Id. Id. Tahodio. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 21— Tenerife. San Ándrés. • Id. Tagananá. ld. Vatleguerra Id. Tejina. Id. Sauzal. Id. Pto. de la Cruz. Id. Id. Las Arenas. Id. Realejo bajo. Rambla de Castro. Id. Id. Gordejuela. Id. Rambla. id. Arico. Id. Adeje. Id. Chasna. . O. Canaria Las Palmas. . Id. Cuesta de Silva. Id. Ágaete. - id. Id. San Nico’ás. Jinámar. . Id. TeIde. . Id. lvlarzagán. Id. Gando. Id. Agllimes. id. Las Arenas. . Id. Cueva Guadalupe. Azuaje PaIma Barranco- de las • . Angustias. Roca del Figuidero. Gomera. San Sebastián. Punta de. San Cristóbal. Id. Vallehermoso. . Id. Hermigua. Id. Id. . Caldera de San Bonifacio Hita. Hierro. Sabinosa. Barranco de Poceta. Lanzarote. Vega de San José. Fuerfeven.° Puerto Cabras. Id. Tuineje. Id. Pájara. Id. Jandía. . Id. Gran Tarajal. Espato calcáreo G. Canaria Id. . Lanzarote. San Nicolás. Id. Montaña del Oeste. . Aragonifa. Tenerife. Id. Id. G. Canaria Id. San Andrés. Taganana. Teide. Cuesta de Silva. Agaete. . Los Andenes. . Id. Id. Gomera Id. Fuerteven. a Jinámar. Id. San Sebastián Vallehermoso. Hornos del Rey. Punta de San Cristóbal. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 22— Natrón. Tenerife. Árona. Id. Teide. SILICATOS Tenerife. Id. Id. Id. Id. Id. Id. Id. Id. G. Canaria Id. Id. Id. Id. Id. Id. Id. Gomera. Lanzarote. Argilófira. Tenerife. Id. O. Canaria Id. Argilolito. Tenerife. La Cortadura. Portezuelo. El Púlpito. Agua García. Minerales compuestos principalmente de Silicato de alumina, ó de sus isomorfos, y de silicato de cal, ó de sus isómorfos Mica. Silicato férreo aluniíneo de po tasa, litina, etc. Piroxena. 5/ silicato de cal y de sus isomor fos. Tenerife. Id. O. Canaria Gomera. Tenerife. Santa Cruz. Realejos. Agulo. Entre Jardina y Aguirre. Tahodio. Arcilla. Santa Cruz. Laguna. Id. Tacoronte. Sauzal. Taganana. Arafo. Chasna. Cueva del Dra gonal.. Las Palmas. Id. Santa Brígida. San Mateo. Teror. Guía. San Nicolás. Artenara. Vallehermoso. Mont. a del Fuego Chasna. Base del Teide. Las Palmas. San NicoIs. Cueva de los Juncós. Id. Teid een, el cr ter. Playas del Norte. Marzagn. Jinmar. Playa. Aguadulcede Sta. Catalina Mata. Verdejo. Los Azulejos. Santa Catalina. Hornos del Rey. Serpentina. 13/ silicato de magnesia hidra tado. Id. O. Canaria Id. Hierro. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 23— Diopside. fi/ silicato de cal y de magnesia. Tenerife. Taganana. Id. Monta ñya gaJe ría de Ofra. Id. LEasperanza. Id. Güimar. . Id. En tGreiimar y Orotava. • Id. Pun dtae Teno. . Lanzarote. Augite. Tenerife. Anfíbol. Id. San tCaruz. flisiicato de cal Id. Id. ydesu. s isomor- Id. Id. fos. . . Id. Id. Id. . San Andrés. Id. Id. Rosario. Id. Id. Id. Güimar. Id. Orotava. Id. Teide. O. Canaria Isleta. . Id; Teide. Id. Tejedd. Fuerteven a Peridoto. Si// cato de mag- Tenerife. Anaga. Lanzarote. Tías. nesia y silicato de Id. Mont . dael Fuego hierro. Feldespato. Tenerife. Laguna. Trisi/ cato de a/ u-minayde potasa, de soda, etc. Id. Çjllimar. Id. Arico. Id. Id. Teide. O. Canaria Las Palmas. Id. Teror. Id. Moya. Fuerteven. a Id. • Id. Pájara. Gomera. Vallehermoso. Ortosa. Fe/ apa/ o de po- Tenerife. Rosario. Id. ElMedano. lasa. Albita. Fuerteven. a Las Peñuelas. Fe/ spa/ o de soda. Labrador. Id. Pájara. Fe/ apa/ o de . sodd y de cal. Petrosflex Los Barriales. Barranco del Pilar. Salamanca. Almeida. Tahodio. Cueva Bermeja. Monte de la Esperanza. Cumbre. Montaña Colorada. Punta de la Rasca. Santa Catalina. La Peña. Peñitas. Playa. Toto Tenerife. Taganana. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — — Obsidiana. Tenerife. Tacoronte. Suci/ icato de a/ u- Id. Ic oedl alto. ni/ na, de potasa Id. Icod. y de soda. Id. Gilimar. Id. Santiago. Id. Guajara. Id. Estanc diae los Ingleses. Id. Teide. O. Canaria Carretera de Las Palmas á Teide. Túne]. Id. Tirajana. Gr caMn ter. Id. S aNnicolás. Fuenteblanca. Hierro. Barranco de la Breña. Tachilita. Tenerife. Santa Cruz. Taliodio. Pómez Id. Id. Salamanca. Id. Id. Almeida. Id. V iBlleanítez. Id. Candelaria. Id. Arico. Id. L oCsristianos. Id. Teide. O. Canaria Lanzarote. d e F Zuaennttúea y Punta de Guza. SILICATOS ALUMINOSOS COMPUESTOS HIDRATADOS Chabasia. Tenerife. Santa Çruz. Val ldee la Leña. Jilsi/ icalo de a/ u- Id. Id. Tahodio. miná y fr/ si// cato Id. Id. A l tLuara. de ca/. id. Id. N doer tPeaso alto. Id. Taganana. Id. Orotava. Gomera. San Sebastidn. San Cristóbal. Levhia. Tenerife. Taganana. Bisi/ icato de a/ u-ni/ aa, de soda, etc. Analcima Id. San Ctaruz. Barranc ode Almeida. fi/ silicato de a/ u- G. Canaria San Nicolás. minayde soda. Gomera. . Lo Tsabaibales. Id. l- Iermigua. Mesolita. Tenerife. Santa Cruz. Pin doe Oro. Mesotipa. Id. Id. C uBeevrameja. $ iicaÍodea/ umj- Id. Id. V dael llea Leíla. naytrisilicatode Id. Id. Almeida. soda. Id. Id. Tahodio. Id. Id. A lLtuara. Id. Id. N doert ePaso alto. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 45— Tenerife. Santa Cruz. Valleseco. Id. Tacoronte. Lom Coolorado. G. Canaria Cuesta de Silva. Id. Guía. Id. P dtoe. Sardinas. Prehnita.’. Id. S Nanicolás. Gomera. l- Iermigua. Gismondina. Tenerife. Santa Cruz. Pino de Oro. ¡ 3/ siL calo de a/ u- Id. Id. Barranquillo del Guaite. mina, de ca/ y de Id. Id. Mesas. Los Campos. soda. id. Id. Tahodio. Id. Id. Valle de Ajagua. liarmotoma. Id. Id. Tahodio. Silicato alumino so compuesto hi dratado. Ceolita. Id. Id. Ventoso. Id. id. Tahodio. Id. Id. Paso alto. Id. Id.’ Taganana. O. Canaria Sardinas. Id. Sa Nnicolás. Id. Artenara. Silicato de hie- Tenerife. Band d. el Norte. rro. MINJRALES EN MASAS, Ó ROCAS CUERPOS INORGÁNICOS Trípoli. Tenerife. Meje. ‘ G. Canaria Guía. Verdejo. Gomera. Vallehermoso. Id. a . Gorref Id. d e H e‘ rCrerruaz. Fonolita. Tenerife. Tahodio. Id. Sa Anndrés. G., Canaria CarreteradeLas Palmas á Teide. Triel. ‘ Id. S aNnicolás. llol. Tenerife. Santa Cruz. L Caortadura. O. Canaria Agüimes. Almagre. Id. Teror. Esteatita. Tenerife. Santa Cruz. G. Canaria Santa Brígida. - Id. Teide. San Roque. Id. Sa Nñicolás. Gomera. Vallehermoso. Lanzarote. Gneis. Tenerife. Santa Cruz. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 26— Tenerife. Gurachico. íd. Taganana. Granito. Id.. Id. San tCaruz. Play dae San Antonio. Id. Id. P dlaey alos Melones. Id. Id. Tahodio. O. Canaria Palma. Gomera. Tamergada. Hierro Fuerteven. a Sienita. O C. anaria Las Palmas. Cuest ade Mata. Fuerteven. a d e V liarg Peneña. Id. d e l a s P Ralímoas. Pórfido. Tenerife. San ndrs. O. Canaria Las Palmas. La Rs ehoyas. Id. Id. Mata. Id. Id. S aCnattaalina. Id. Vandarnu. Id, S aNnic. ols. Cuev adel Mediodía. Id. Artenara. Fuerteveri. a P e ñ i tLasa. s Amigdaloide. Tenerife. Santa Cruz. Tahodio. Id. Id. aPlatoso. O. Canaria San Nicolás. - Traquita. Tenerife. Santa Cruz. Pin doe Oro. ld Id. Tahodio. Id. Id. Bufadero. Id. Granadilla. L aVsegas. Id. Teide. O. Canaria La Isleta. Id. S aNnicolás. Tefrina. Tenerife. Santa Cruz. Tahodio. Id. Id. L doem loa Cruz vieja. Lavas. Id. Id. L Llaonsos. Id. . Barr.° de5antos Id. Idde. l Hierro. Id. V iBllaenítez. Id. Garachico. Id. Chinyero. Id. Teide. Id. Gilimar. Mont agñraande. O. Canaria La Isleta. Id. Guía. A Lltooss. Id. Sa Nnicolás. Id. Id. C udeevl a Mediodía. Id. . Id. Degol ldaed alas Arenas. Id. Tirajana. Gomera. San Sebastián. Valle de Santiago. Id. Vallehermoso. Macayo. Hierro. Óolfo. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 27— - Lanzarote. Z aFfuaenntútea y Punta de Guza. Id. Mo ndte. al Fuego Id. Haría. Cam dienlo Valle de Na- » gus. Fuerteven. a Pto. de Cabras. Id. d e Blaasrr aPnecñoitas. 1. de Lobos. Montañas alta y baja. Basalto. Tenerife. Santa Cruz. Pin doe Oro. Id. Id. Almeida. Id. Id. Tahodio. Id. Id. N doer tPeaso alto. Id. S Aanndrés. Id. Taganana. O. Canaria Id. S Nanicolás. Gomera. San Sebastián. Hierro. Tigada y Golfo Roca basáltica. Tenerife. Santa Cruz. Barranco de Santos. Id. Id. Ca mdein Soan Sebastin Id. Va gllueerra. Id. Tacoronte. Id. Orotava. Id. Güirnar. Trap. Id. Tahodio. V adlele la Leña. Id. Norte de Paso alto. Dolerita. Id. Tahodio. Diorita. Id. Id. Id. San Ctaruz. Cuev dae la Laja. Id. Band daesl Sur. U. Canaria Las Palmas. Id. Id. L a jLaa. Fuerteven. a P e ñ i t aLsa. s Id. Oliva. Tindaya. Orunstein. Tenerife. Tahodio. Barran dceo la Leña. • - Id. San Ctaruz Ventoso. Id. Taganana. O. Canaria Las Palmas. Molino de viento. Id. Teror. Esquisto. Id. Artenara. Id. Sur. Corneana. Tenerife. Santa Cruz. Cuev dae la Laja. • Id. Id. Almeida. Id. Id. Tahodio. Id. Taganana. O. Canaria Arucas. Canteras. Gioberita. Id. Sardinas. Risc does las Nieves » CUIRPOS ORGÁNICOS Y CUERPOS ORGANIZADOS Turba. Tenerife. Tacoronte. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 DE ALGUNAS IORMACIONES GEOLÓGICAS DE LAS ISLAS ( Hierro) El Dr: Otto Walter, que visit6 la isla del Hierro en 1894, hizo un estudio micrográfico de algunas rocas de unas cuantas localidades, y el catedrático en la Facultad de Ciencias de Madrid D. Lucas Fern6ndez Navarro publicó en las “ Memoi’ias de la Real Sociedad española de Historia Natural, tomo V, 1908, el resultado de sus observaciones, hechas en Junio y Julio de 1906. Quizás el Sr. Fernemndez Navarro sea el primero que ha establecido conclusiones acerca de la geología de la isla del Hierro, siquiera de carc ter provisional, y ha demostrado que la caldera ó cavidad situada al su doeste y como d dos kilómetros de Valverde, no es el crdter de un volcán,. como d primera vista pudiera creerse, sino un pequeño circo de hundimiento en la ladera de un cono volcdnico de mayor importancia. Los cerros jalo nados en todo el arco del Golfo, y de los cuales son los mas notables los del Campanario, los Llanitos y Sabinosa, constituyen, según el menciona do geólogo, un término medio entre los volcanes uniformes y los estratifica dos que abundan en el extremo norte de la isla, en las inmediaciones de Val verde, Mocanal y San Andrés, y ms aún y en mejor estado de conservación en toda la comarca sur de los Reyes y el Juldn, comprendida entre la costa meridional y una línea imaginaria que va desde el puerto de los Reyes has ta la punta Rosas. Las rocas de esta isla consisten en muy escasas traquitas, basaltos, muy variados, limburgita, tobas basdlticas y algo de pómez. PASADA DE GUAPAZOFA ( CAVDADES) © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 30— El Dr. D. Francisco Escolar y Serrano, que la visitó en 1807, dice que “ suele encontrarse en las rocas cercanas al mar la ceolita y la cal en costras sumamente delgadas y porciones muy pequeñas; y el azufre cristalizado y en masa en el pago de Sabinosa por encima del parage donde está la fuen te termal de agua sulfúrica”. Sin embargo, según el Sr. Fernández Navarro, no hay en aquella isla depósito sedimentario alguno, á no ser las escasas playas de origen actual, ni tobas calizas ni turbales; abunda en muchos puntQs el lápilo, más ó me nos suelto, y pueden reducirse á tres sus. épocas geológicas, á saber: erupción traquítica, primera erupción basáltica, que marcó el momento de mayor altura y probablemente también de mayor extensión, y fracciona miento de la isla y segunda erupción basáltica, que produjeron el actual. relieve, probablemente en una época muy reciente. ¿ sÁtcidísStica cl5e [ a lila def gl’ierro una de fas Canarias compaes/ a ‘ For ef íDr. ‘ V. Francísco « reo far q cJ’errano, comisionado por 8. ¶ Z7 . para’ formar [ a’ de eskr pro c’i’ncia. £ Ztño de 1807. Sin examinar pro fundamente el anciano origen y formación de esta Isla, la vista sola de sus ruinas por/ a parte del N. O. su figura y/ a de sus mon tañas, el aspecto de sus rocas y posición en que se encuentran, bastan para convencer aun á los mrns versados en ests materias que no solo es yo/ canica y muy antigua sinó que ha debido ocupar mayor espacio del que-en eJ dia está ocupando. No se da paso en esta Isla, no se coge piedra en ella, ni se vuelven los ojos acia parte alguna, do. lde no haya pruebas evi dentes de esta verdad, señales manifiestas del fuego abrasador de los vol canes y ruinas espantosas que el mar embravecido de occidente causa de’ continuo en ella. ( Au- róoRAFo EXISTENTE EN EL MUSEO VILLA SENÍTEZ. CONSTA DE 38 HOJAS EN vouo). © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Sobre una enorme masa de diabasa, atravesada por innumerables co lumnas de lava, que su vez reposan en una base de hiperstenita, se levanta en el iorte de la isla de la Palma y hasta la altura de 2356 metros sobre el nivel del mar, la famosa montaña volcánica, ahuecada por la inmensa cal dera de 5 7 kilómetros de diSmetro, que Leopoldo de [ 3uch llamaba cráter de elevación, ó sea formado en el mar y levantado de una vez, más ó me nos lentamente, hasta la altura en que hoy lo vemos ( lo mismo decía el gran geólogo alemán del circo del Teide), y que posteriores observa ciones han demostrado que todo aquello, empezara á formarse en el mar ó en tierra firme, no es sino un antiguo cono eruptivo, al travcs del cual • se abrieron paso nuevas erupciones y cuyo cráter ha sido agr’ lado por la acción erosiva de las aguas. De modo que esta parte de la isla consta de dos formaciones principales: una antigua y otra moderna, que por las posi ciones que ocupan respectivamente podemos llamar inferior y superior. La disposición anticlinal de algunas capas de la primera, que se hallan en des cubierto en escarpas de 450 metros de elevación d inclinadas desde luego hacia al Norte y en seguida hacia al Sur, bajo ángulos de 20 á 40 grados, inducen á la creencia de que antes de la acumulación de las capas modernas habían sobrevenido grandes movimientos enlas antiguas. La extremidad me ridional de la Palma consta de gran número de conos eruptivos y corrientes de lava que llegan hasta el mar. Al oriente de la isla enormes corrientes basálticas, que se elevan cente nares de metros sobre el nivel del mar, alternan con toscas, arenas negras magnéticas y arcillas rojizas muy ferruginosas, resultados todos de la alte 1 LA CALDERA A. Balialilu de 1a Angus tias— b b’ b”. Conglomerado — e. I. ava. d d’. Antigua lorliente l) asáltiea. — F Po loca volcánica antigua. — 1. Meaeta donde eatá Ai gtial. ( Palma) © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — u — ración del basalto. En la parte beja de estas formc1ones esta situada la ciudad de Santa Cruz. La erosión acuosa de la Palma ha llegado ser clásica en geología. 131 primer voicn que surgió en aquella isla y en todo el archipié lago canario después de la época histórica fué el de los Llanos en 15 de Abril de 1585; el segundo en Tigalate Hondo, término municipal de Mazo, en 15 de Noviembre de 1646, y el tercero, en lo que hoy forma la jurisdicción de Fuencalienfe, el día 22 de Noviembre de 1677. - / ‘ 1 1 - Y’ / 1 ,‘ 1; © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 ( Gomerd) La montaña basltc situada al norte del puerto de San Sebastián esta formada por cuatro corrientes Ivicas, entre las cudles la inferior, de basal to columnar, es con niucho ms antigua que las otras, las cuales se suce dieron con muy cortos intervalos. La segunda es resultado de varias erup ciones de lpilo, que ha quedado cubierto por la tercera. La roca de ésta es una toba formada por lápilo rojo y negro. ligero, con las cavidades recubier tas de una película azulada clara. En algunos puntos envuelve fragmentos muy ricos en aragonito. La cuarta comprende tres lechos de basalto com pacto, columnar, color negro ceniciento, casi idéntico al de la zona inferior. Entre las rocas de la Gomera se encuentra una especie de labradorita, que no había sido citada, ¿ lo menos con este nombre, entre las demás de las islas, hasta que el Sr. Fernández Navarro la dió á conocer, y variedades de forioHta. GOMERA.— BÁRRANCO ÁRGUAYODA © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 f —- ):‘ i JR fs / /. j ‘ i r ¡ y. . • 1 ,_ ‘ a » •(. ‘ •‘ y ‘ r: y “ 1ut ‘ • ¡• ‘ rl 1 © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Montaña del Teide El Pico, ha dicho Leopoldo de Buch, que lo visitó en 1815, es una montaña sobre otra montaña. Cuando se entra en el circo por la angostura del Portillo, se ha llegado ya al pie de la de que se trata, distinta y separa da de las protuberancias que la rodean. La negra y vidriosa lava procedente de los conos formados en la exten sión de a montaña superior, las obscuras corrientes, en parte basdlticas, que forman al pie del Teide campos de lava en la extensión de una milla y los pequeños conos eruptivos que lo rodean, contrastan notablemente con la brillante y denudada pared del circo. Rodeado en parte por las escarpadas laderas de las Cañadas; en la vas ta depresión colmada por nuevas masas eruptivas, se levanta como una de éstas en la dirección longitudinal de Oriente ¿ i Occidente, hasta la altura de 5707 metros sobre el nivel del mar, la montaña del Teide. Su base, según Karl von Fritsch, que en la medición prescindió de las extensiones laterales de lava, que por Argunyn en el Sur y por Icod en el Norte siguen hasta el mar, es de 3.5 millas geográficas cuadradas, casi igual la del Vesubio y Somma ( 3.73), y su altura relativa, que es de 1707 metros, sobrepuja la del Vesubio en cerca de quinientos. Desde el este del circo, en las inmediaciones de Arenas negras, aparece el salvaje aspecto de la masa de Id montaña. Las lavas y materiales erup tivos forman 5 lo largo de esta cavidad un terreno poco inclinado. Hacia el ( Tenerife) © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — ( YO — Norte y Sur las vertientes del Teide son sumamente esarpadas, y desde el Este semeja á la vista una configuración casi cónica. Hacia el Oeste, causa de una alineada serie de levanfamientos, aparece corno una sola y extendida montaña. Los depósitos de tosca se encuentran casi en todas partes al pie de las paredes del circo, en donde, por el avance en muchos sitios de las lavas hasta ellos, aparecen divididos en varios campos, á los cuales, así como á las angosturas que los unen, denominan las Cañadas. Las verdaderas, se gún Fritsch, ó sea las que aun permanecen, que. están á una altura de 2000 á 2200 metros sobre el nivel del mar, son las que existen al Este y al Sur; pues hacia Icod y hacia el talud de Bilma, el principio de la escarpada lade ra solamente señala los sitios donde estuvieron las montañas de las que ya no son. A la vista del Teide, en el claro y diáfano aire de la montaña, desapare cen las distancias, y no es posible darse cuenta de las demás alturas. Las paredes del circo, que en Guajara tienen 5) 0 nietros de alto, parecen muros de cercado, y las corrientes de lava, generalmente de 30,50 y más metros de grueso, se ven como negras y dclgadas cintas, mientras que las conca vidades que median entre ellas semejan insignificantes arroyuelos. La eminencia ms oriental de la niontaña del Teide, ó sea ¡ os Rasfrojos, cuya altura sobre el nivel del mar es de 2350 metros, se halla á más de 300 sobre las Cañadas; comparada sin embargo con la excelsa cima que está detrás de ella, parece insignificante. Por la parte del Este, sobre una especie de lava disgregada en redondeados pedazos, se llega cómodamente á su altura; mas por el Norte, y sobre todo por el lado Sur, las laderas son su mamente ab untar. Constituyen la cima de los Rastrojos obsidianas y lavas vidriosas y ampollosas y en forma de pómez; en algunos sitios están a! descubierto conglorncrados de escorias. Corrientes traquíticas, tan hendidas y quebra das que forman enormes peñascos, al través de los cuales se puede llegar al centro de ellas, parten de este punto. Hállanse compactas andecitas y fo nolitas, que sólo en su parte superior presentan la forma de obsidiana, y depósitos de pómez vidriosa y unos como rellenos de escorias. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 . * 4* n+ k& * * i • • tV% ; ij — 4 — — ; . .- 1 IØLASCkNASJÁS ¿ , tff/ / t . ‘ ( : ‘ • : • II ‘ .*.— . e - t ¡ ¿ itt .*: » ; k42c. •‘ k r 1 1t4 ‘ x-”’ 4S’ 4 t ,& 4k / 4r ( 6 crL-:./ 4 i A 1 6 h K ‘ ; * nr 1& s / t4 tENERIFE 6 a ( 4* 2* - a **** ** © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 - 38-- En una de las principales corrientes hay una grieta llamada Cueva del Salitre, de la que hablaremos su tiempo, en la cual se encontraron en el siglo pasado restos embalsamados de guanches. La cima de ios Rastrojos, que por una estribación cubierta de vidriosa pómez y alguna dura lava, y de 2226 metros de altura, se halla unida por el Oeste á Montaña blanca, aunque tiene todo el aspecto de un punto de erupción independiente de los otros, pues que de ella parten enteras líneas de corrientes que se extienden hacia el Este, y tamblún hacia el Sur por el escarpado ribazo, no presenta ninguna depresión de crdter. Lo mismo sucede en Montaña blanca ( 2743 metros), de donde salieron extensas corrientes, como puede verse inspeccionando el borde sur de las Cañadas. Su inclinación es de 26 28°. Las grandes corrientes que visible mente caen desde el Teide, se bifurcan y sguen por el norte y sur de Mon taña blanca, que es corno una plataforma cubierta por grandes y porosas. escorias vítreas. Desde este punto hacia la Estancia de los Ingleses ( 29W rnetrs) se su be por una pendiente no muy escarpada. Descienden por aquella ladera altas y negras lavas Iraquíticas, con cristales de fc! des pato, que se des vían tambidu en Monlaña blanca, formando levantcmentos hacia Norte y Sur. Algunas, desprendidas de la corriente y srrasñ’adas por las aguas, contrastan con la blanca tosca de la allura. Desde la Estancia de los Ingle ses, la inclinación de la ladera hasta la pequeña planicie de Altavista ( 3262 metros), último punto d donde pueden llegar las caballerías, es de 25 d 300. Sin peligro y aun sin gran fatiga, y corno por una escalera gigantesca, for mada por la acumulación de las conserve das y frescas lavas obsidianas, se llega ó la última nieta del Teide: la Rarnbleta ( 3560 metros), sobre la cual se levanta el escarpado cono de 150 metros de altura, llamado el Pitón y tam bidn el Pan de azúcar. Aunque la Rambieta forma al rededor dci Pitón una pequeña y anular meseta, en varios sitios las escabrosas capas de lavo de este último cono recubren sus bordes y se unen directamente di. En la Pambieta tornan su origen casi todas las corrientes que en la actt’alideid cubren la superficie de la parte media del Teide. Son tantas las que desde allí caen en todas direc ciones sobre la ladera, que examinada aquella montaña por todos sus lados, aparece como un caos de negras lavas. Sus pendientes son muy pronun ciadas por el Norte y Sur, y por el Esle. Por el Norte caen en el valle de Icod, desde donde muchas de ellas llegan hasta el mar; por el Sur forman el gran campo de lava que se extiende hasta las paredes del circo. Sólo por el Oeste es la pendiente mds suave, pues en cst dirección se detuvieron las corrientes en el Pico viejo una altura de 3136 metros, si bien desde este punto siguieron algunas por el Norte y Sur. En varios lugares de la ladera, entre las negras lavas de aspecto vítreo, saltan á la vista campos de tosca: bajo la vertiente sur de la Rambleta existe uno formado de bloques de escorias; en la del Este, los espacios entre las grandes corrier. tes se hallan tarnbidn cubiertos de tosca, que falta en absoluto en la del oeste hacia Pico viejo. Las vertientes entre esta altura y Montaña blanca muestran todavía muchos cambios de dirección. Así como las interrupciones de la pendiente por la parte Este forman las mesetas llamadas Estancia de los Ingleses y Altavista, del mismo modo se encuentran todavía muchos lugares en que la inclinación disminuye 20 y menos grados. La montaño de las Cebras forma por el E. un notable re- © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 39— salto, que como Montaña blanca. y Pico viejo desviaron las corrientes que venían de lo alto, de su prístina dirección. De la montaíia de las Cabras salen en gran número corrientes de lava, que siguen hacia el valle de Icod. Los primeros hombres de ciencia que han visitado este punto fueron los señores Frifsch y Reiss en 1862. Análogos interrupciones ocasionaron la meseta en que se halla la Cueva del hielo ( 3366 metros), la cual esta formada por una de aquellas canales de lava que suelen avanzar en las grandes corrientes volcánicas. Dividida esta cueva en tres ramales, uno de ellos se dirige hacia arriba, y los otros dos, que se cortan en ánguo obtuso, hacia abajo. Deslizándose la corrien te por la ladera, al tropezar en el obstáculo que á su curso se oponia, se dividió en dos ramas, ca: la una de las cuales, como la misma corriente prin cipal, formó una canal de lava. La presencia del hielo en la cue’a, dice el Barón de Fritsch, es muy natural en semejante altura, y parece obvio añadir que la parte inferior y primeramente congelada impide la filtración de la que se liquida en verano. Sin embargo, D. Josó de Viera y Clavijo, que induda blemente tenía noticis de a1gunos experimentos, asegura que “ si se rompe por alguna parte aquel hielo, salta el agua por debajo á borbotones,” y que “ se cree que este es un abismo insondable, puesto que con un escandalle de seis mil brazas no se le ha hallado fondo; y aun se ha creido que el agua se resiente del flujo y del reflujo del mr.” Ni los Rastrojos ni Montaña blanca presentan actualmente señales de actividad volcánica. En a masa más importante, si así puede decirse, de la parte central de la mcntafia del Teide, se encu: enlran pocos sitios en que salgan vapores ó sea sensible una elevada temperatura. En la vertiente Este, por debajo y cerca de Id Rambleta. vapores acuosos, mezclados muy ligeramente de ácido carbónico, escapan en pequeña cantidad y sin impetu alguno por una grieta de cierta corriente de lava, sin que su acción altere sensiblemente aquellas rocas. Peiece que en los meses de invierno, frans formándose la suelta nieve en compactos y azulados lielos, sus transpa rentes masas se ampolan en extendido arco sobre el puntó de salida de aquellos los vapores. Sigue á la Ramleta el en apariencia perfecto cono de 50 metros de alto, que llaman indistintamente el Pitón y el Pan de azúcar. En su cumbre está como cavado un insignificante cráer, cuyo lado nordeste, ó sea el Pico propiamente dicho ( 3707 metros), es el punto más culminante del Teide. La inclinación de las vertientes de esta montaña es de unos 35°. El borde superior del cráter lo forman lavas traquíticas compactas; en el inte rior hay bloques y escombres arrastrados desde arriba; la ladera, en su parte Este, se halla cubierta por un depósito de obscuras escorias vidrio sas en forma de tosca, entre las cuales aparecen las recortadas superficies de lavas destrozadas. En todo el Pitón, y particu! armene en el centro y en los lados superio res de! cráter, sui gen vapores calientes, que impiden que en invierno duren mucho tiempo las nieves en cus laderas. Según todas las apariencias, el va por de agua que escapa por todas las junturas y grietas contiene ácido sulfúrico, y puede ded: cirse Is presencia del hidrógeno sulfurado por el ennegrecimiento del papel de plomo. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Las rocas estan sumamente alteradas a causa del desp eridimiento de estos ¿ cidos. Las negras masas de fonolita se han convertido en rocas de un color blanco de nieve, ya casi solamente formadas de sílice, que ha to mado por completo la forma de cristales de oligoclasa. De modo que este fe nómeno puede considerarse hasta cierto punto como una seudotransfor mac} ón de la sílice ¿ la oligoclasa. Entre estas lavas impregnadas de azufre y en extremo descompuestas y las modernas lavas negras, se encuentran todas las transiciones posibles, pudidndose conocer por el color el grado de alteración. Pero mientras en unos puntos adquieren las lavas gran dure za, aparecen en otros descompuestas en incoherentes niasas arcillosas, y tanto, que hay que caminar con mucha çracaución por algunos puntos del crfer. Estos blandos productos de la descomposición de las rocas estón vivamente coloreados, y sílices y sulfatos ¿ cidos cubren en delgadas capas su superficie. La temperatura de los desprendimientos de vapores en la cima es entre 74 y 86°; la del agua hirviendo sería allí de cerca de 88°. La observación de las rocas en el interior de! cróter, así como de las masas poco dislocadas de las vertientes exteriores, prueba que el Pitón esta formado por compactas masas de lava, que habiendo corrido unas sobre otras, constituyen la masa de la montaña, y que contiene costras porosas de escoria y lechos de tosca. La forma en que estas lavas esten ordenadas aparece distintamente en el lado oeste del Pitón, donde en una especie de surcó ó hendidura están al descubierto muchas corrientes sobre puestas. A estas se unen otras, que descendiendo por la ladera con una inclinación de 40°, se dividen eii la Rambleta y siguen hacia el Sur y el Oeste, y algunas hacia el Norte hasta el valle de Icod. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 —- 41 — El cono de Pico viejo, llamado también Pico quebrado, Montaña de Bence, Pico chico y Chahorra, que forma la parte oeste de la montaña del Teide, puede apreciarse en toda su magnitud importancia desde las pare des del circo, ó cuando se trata de subir e l desde su ancha base. - Bajando por la poco inclinada pendiente de la Rambleta, se llega des pus de una penosa marcha sobre las rotas capas de obsidiana de la co rriente de lava, á una pequeña meseta cubierta de grandes bloques de tosca vidriosa, desde donde una gradual pendiente hacia el Oeste lleva á los poco más altos bordes del cráter de• Pico viejo, que está á 3136 metros sobre el nivel del mar. El borde superior del cráter apenas puede recorrerse en una hora: su profundidad podrá llegar á 60 metros; con alguna dificultad se baja á su llano fondo, cuyo perímetro es poco menor que el del borde. Las páredes de este cráter las compone una serie de lavas superpuestas, grises y negras, entre las cuales están ingeridos lechos de escorias, atravesados por algunos pe queños filones. En el fondo se encuentra un pequeño cono de eiupción, que tamhin ha arrojado una insignificante corriente de lava. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 CIIINYERO,— AVANCE DE LA LAVA EN EL MOMENTO DE INVADIR EL CAMINO DE ORANADILLA.— 21 NOVIEMBRE 1909 © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 PLANO INDICANDO LAS CORRIENTES DE LAVA DEL CHINYERO © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 45— lEsta región, más antigua que lo demás de la Isla excepto la cordillera de Anaga, podría decirse que merced á los volcanes exteriores, geológica mente considerada se va rejuveneciendo. IEn sus coetáneas cimas de Jerque remafa una poca elevada cordillera, que recibiendo las corrientes de lava que procedían de las montañas del Teide, resguardaba de ellas parte del oeste de la Isla, y á muy poca altura sobre el campo de lava de Bilma, en cuyo monte se bifurcaron en Noviembre de 1909 las corrientes de Chinyero, no sabemos si será aventurado decir que podrían dar paso á otras nuevas. Quizá el campo de lavas de Arguayo encubra monumentos, en la condi cional acepción de la palabra, de arqueología y antropología prehistóricas, y quizá los arroyos de lava del lomo de la Vega, que bajan hacia el noroeste de la Isla, envuelvan algo más que antiguos y denudados montes y tal vez profundos valles, siquiera los hayan ligado á la masa principal de lo que llamamos Tenerife. De tal modo el valle de Santiago, por una parte, y los antiguos montes de los Silos y sus collados por otra, han sido cubiertos por las lavas mo dernas, que ya que algunos picachos y contrafuertes demuestren su prolor gación hacia el Este, su extensión no se puede determinar ni siquiera apro ximadamente. Pero ya que la acción de los volcanes modernos haya llegado hasta estas regiones, la llamada cumbre de Teno, cuya altura sobre el nivel del mar pasa de mil metros, es como un escudo contra los volcanes exteriores, que no será tan fácilmente abatido como el de Polonia por los cosacos. La parte occidentál de Tenerife, dice Fritsch, no es sino el esqueleto de una eminencia volcánica. Anchos valles que recuerdan á veces las calderas, Teno © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 46— interrumpen las pendientes. En las piedras, descompuestas por la acción del tiempo, aparecen cales cristalizadas, y están llenas de ceolitas. La cumbre se extiende suavemente hacia el Noroeste: más allá de los Carrizales empie za la pendiente que llega á la punta de Teno: mide todo aquel conjunto once kilómetros de largo y siete de aiicho ( tármino medio) hacia la mencionada Punta, y más por el Sudeste. A causa de los aglomerados de cientos de me tros de alto que lindan con los montes por el Sur y por el Norte, las peri— dientes en aquellos valles son insignificantes. Hasta aqui hemos hablado de las montañas del Teide y de las innumeia bles corrientes de lava algunas de las cudles han llegado por el norte y sur de la Isla hasta las regiones mas bajas y aun hasta el mar e indicado some ramente alginas otras qne más ó menos se han aproximado á las regiones occidentales de Tenerife. Como no tratamos de la descripción geológica de cada uná de las islas, sino solamente de algunos fenómenos y formaciones que se advierten en ellas, sáanos permitido que desde la extremidad occiden tal de la Isla saltemos á las regiones situadas del lado acá del Teide, por las que pasaremos tambián rápidamente, apuntando á la ligera y como en un libro de memoria, algunas curiosidades. La cumbre que descendiendo viene desde las montañas que rodean al Pico hasta cerca de la Esperanza ( 966 m.), de tal modo se adelgaza entre Cande laria y la Victoria, que le han dado en aquel punto, el cual está á 1717 metros sobre el nivel del mar, el nombre de! “ Cuchillo”. Más acá del Cuchillo y an tes de llegar á Fuentefría está la hermosa meseta nombrada Laguneta alfa, de suelo al parecer escoriforme y cubierto de helechos. Crúzala un sendero que partiendo del lado norte de la Isla termina en Candelaria. En las inme diaciones de este sendero hemos creido ver las ruinas de un Tagoror, ó sea el lugar en que administraban justicia los guanches. Hay quien no se ha cansado de pecfir que el terreno de la Laguneta alfa, en que terminan las jurisdicciones de varios pueblos, le sea concedido con las formalidades y condiciones legales para alquerías y cultivos; pero, como se dice vulgar- EL TEIDE DESDE LA OROTAVA Hacia la Laguna y Santa Cruz © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 47— mente, las cosas de palacio van despacio. Desde la lEsperanza hasta las cercanías de la Laguna se ve una larga serie de conos volcánicos que, como todos los de la Isla, son probablemente puntosde partida de corrientes de lava. Pero en todo ese camino se nos quedaba algo más allá de l Cuchillo. Leopoldo de Buch dice con razón que el lugar en donde surgió el volcán de Güimar se divisa desde la cumbre en el fondo de un canal estrecho, en tre muros casi verticales. Pero he aquí que interpretando equivocadamente una noticia de Viera y Clavijo, añade que el cráter de la erupción que en 5 de IVIayo de 1706 destruyó á Garachico se halla tan exactamente enfrente del volcán de Güimar, que una línea que se tirara del uno al otro punto pa saría por el cono del Teide, no muy lejos de la línea vertical de la cúspide. Si no fu equivocación del traductor francús, ó yerro de imprenta como el de haber ido Sancho montado en el rucio á pesar de habrseIo hurtado Pasamonte, no podemos explicarnos como Leopoldo de l3uch, de quien dijo Alejandro de Humboldt que era el primer geólogo de su tiempo, y á cuya autoridad no inferimos agravio diciendo que alguna vez dormitó como Homero y como Cervantes, pudo incurrir en tamaño despropósito. EL CHINYERO, CUYAS CORRIENTES SE BIFURCARON EN BILMA © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 48— Lo que textualmente dice Viera al hablar del volcán de Güimar en el tomo. tercero, página 351, de sus “ Noticias para la Historia general de las islas de Canaria”, es que la primera erupción se verificó el 31 de Diciembre ( 1704) en el llano de los Infantes sobre ¡ core en el país de Güimar. Leopoldo de l3uch confiesa que la parte de la isla entre el Río y Güimar ( ó sea el Lomo de Arico, Arico el nuevo, Arico el viejo, Icor, Fasnia, el Escobonal, Pájara, etc) le es absolutamente desconocida, Por lo tanto el lugar de Icor, el cual está en el país de Abona un poco más acá de Arico el viejo, y desde donde. efectivamente una línea hasta el volcán de Garachico pasaría por el cono del Teide, no lo vió en realidad, sino señalado en algún mapa. Aun así debió considerar que por su situación geográfica y diferencia de nivel no podía ser el mismo que con el nombre de ¡ core coloca Viera en el país de Güimar y del cual lo separan unos veinte kilómetros en línea recta. La lava de la corriente de Güimar contiene hornablenda y augita, y tam-bin olivina ó peridoto. Algo dejamos por la banda norte de Tenerife, formada casi en su totali dad por los volcanes. Diremos corno de pasada que en depósitos calizos de la Rambla se encuentran curiosas impresiones y petrificaciones. Te ‘ Ti SAN JUAN DE LA RAMBLA © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 TLNtRIFE,— ÇUMBJES DE TAANANA © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 50— Hacia el nordeste de Santa Cruz se levanta desde el mar una serie de montañas, separadas por anchos y á veces pintorescos valles. Sus alturas varían desde 250 hasta 500 metros. Al pie de las mismas en algunos sitios quedan al decubierto en el reflujo extensos arrecifes, y en otros están á modo de escolleras grandes bloques desprendidos del ribazo. Las laderas del barranco de Tahodio, cuya inclinación es de 30° aproximadamente, con sisten, cerca de su desembocadura en Paso alto, en estratificaciones basál ficas de diferente espesor, alternando con capas irregulares de rojas tobas, á iijclinadas hacia el mar çn ángulos de 10 á 15°. El aspecto de aquellas masas, cubiertas á veces en sus extremos superior á inferior por costras de escorias, revelan, como las del país de Teno, la acción del tiempo. En algu nos puntos, enormes masas de basalto, y tambián corrientes de la misma roca de más espesor, interrumpen al parecer aquellas estratificaciones, que á medida que penetramos en el valle se nos presentan más delgadas y con menos tobas, Subiendo siempre desaparecen los escombros: la posición de las capas va siendo más horizontal: encuéntranse augitas, piroxenas, ba saltinas y olivinas: llágase á punto en que en vez de escorias aparecen frag mentos de basalto, y en la cumbre se da con una tenue capa de piedra pómez. Deteniéndonos un poco en este valle, á donde hoy, 16 de Mayo de 1912, hemos vuelto y en el cual escribimos este párrafo, he aquí que los picachos de las cimas de una y otra ladera dan manifiestas señales de denudación. Lejos de nosotros la idea de que el valle propiamente dicho fuera produ cido por las lluvias, ó, en otros tárminos, que habiendo formado una sola SANTA CRUZ DE TENERIFE— VISTA DE LA CORDILLERA DE ANAGA DESDE LAS TORRES DE LA COMPAÑÍA NACIONAL DE TELEGRAFÍA SIN HILOS. Anaga © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 51 — masa el espacio comprendido entre ambas laderas, la destruyeran las ave nidas. Lo real y verdadero es que en los dépósitos de acarreo que consti tuyen el suelo del valle se han hecho excavaciones de cinco y seis metros de profundidad, y no se ha llegado á lo firme. También lo es que al pie de ambas laderas, á bastantes metros de altura obre la actual superficie del valle, se conservan los mencionados depósitos de acarreo, siquiera de tre cho en trecho hayan sido cortados por los torrentes laterales. No temería mos aventurar la especie de que habiendo sido el fondo del valle en tiempos. remotos profundísimo, y’quizá ocupado por el mar, sobre el cual se fuera elevando todo el terreno, colmado con posterioridad por los arrastres llegó á mayor altura de la que tiene açtualmente, y que llevaría camino de apro ximarse á su antigua profundidad en el lugar en que hacemos estas observa ciones, si estuviera dste á mayor altura sobre el nivel del mar y fuera más pendiente. Pero nos detiene la reflexión de que en esta parte de nuestro libro tienen más cabida los hechos que se nos ofrecen á la vista que las opi niones. Sigúiendo valle adelante observamos que en ambas laderas los restos de diques y corrientes de escorias se corresponden. Más adentro todavía se estrechan las distancias; algo más allá vuelven á alargarse, y af vamos hasta Aguirre, término por hoy de nuestrd excursión geológica, persuadidos de quelas cieñcias naturales, cuando todo . corre turbio, no van por congeturas más ó menos ingeniosas, sino por hipótesis que tengan algún viso de fundamento. ‘ Lo que sí está fuera de duda es. que todas aquellas vertientes son, como las de’Teno, esqueletos de montañas.’ - Algo de lo que decimos de Tahodio reza con’ Valleseco. Las laderas de la costa sudeste de Anaga son más variadas que las de los va1les tobas y corrientes de lava y grandes masas de escorias alternan con, frecuencia en ellas, y. en algunos puntos, como en el gran arrumbamiento que se há practicado para material de las obrás del puerto, se presentan más. homogéneas lasformaciones. .. Estos lugares, con estar tán lejos del circo del Teide, en que el Profesor’ C. Piazzi Smyth hizo sus observaciones astronómicas, ocasionaron, salvo lo que decimos más abajo, el mayor dislate en que un astrónomo, y de la talla, del nombrado, pudo incurrir en punto á geología. Partidario el Profe— sor Smyth, cuyo nombre, así como el del geólogo alemán Leopoldo de Buch, escribimos con respeto, de la teoría de los cráteres de elevación, que aun tenía partidarios en su tiempo, decía en su libro On Ihe Tenerife Astronomical Experimeni of 1856 ( Febrero 1859) con estas ó parecidas palabras, que el origen submarino de Tenerife, no sólo podía comprobarse con la estructura general de sus lechos de lava, ó estableciendo analogías. con los estratos fosilíferos de Gran Canaria y la Palma, sinó por recientes descubrimientos de conchas fósiles en los declives del gran cráter. Lyell, que una vez más había demostrado la falsedad de la teoría de los cráteres. de elevación en su Memoria sobre el monte Etna ( Phiosop/ iicai Transac tiona, part. 2, 1858), y que á mayor abundamiento no había visto semejantes. fósiles ni oído hablar de ellos, escribió al Profesor Smyth preguntándole dónde y á qud altura sobre elnivel del mar y en quá circunstancias geoló gicas di, ó sus informantes, habían encontrado aquellas conchas. Contes tóle el Profesor que había hablado por referencia y no por sus propias observaciones, de donde dedujo Lyell que tal vez se fundaría en la noticia, de mucho tiempo atrás conocida, de haber fósiles en Tenerife. Pero dstos, © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 52--— ñade el ilustre geólogo en el P’iiJosop, TiicaI M3g- Jzine ( Julio, 1859) no se ha dicho que se encuentren en los declives del cráter sino en los horizontales y poco elevados lechos tobáceos y arenosos situados ó lo largo de la playa nordeste de Santa Cruz ú independientes desde el punto de vista geográfico - y geológico no sólo del Pico, lel que dista más de veinte millas, sino de los flancos del gran cono.,.. En cuanto á fósiles en la Palma, dice, poco más ó menos, que él y Mr. Hartung los buscaron en vano en 18- 54, que ningún via jero los había encontrado hasta entonces, y que sus corresponsales de Canarias no tenían conocimiento de que se hubiesen obtenido. Según Leopodo de l3uch, en cuyo libro “ Descripción física de las Islas ‘ Canarias” se apoyaría Lyell para refutar lo dicho por Piazzi Smyth, los - conglomerados entre Valleseco y el Bufadero, cerca del mar, contienen con chas fósiles de las familias de los conos. Nósotros hemos especulado con cien ojos en diferentes épocas aquellos lugares, sin encontrar ni señales de esos fósiles, ni de ningún otro; y si bien es verdad que prtiento una vez en la misma playa un canto rodado que hacía efervescencia con los ácidos, hallamos en su interior una diminuta concha bivalva, del género crdita, si no estarnos muy equivocados, tenemos el escrúpulo de que podía proceder, como lantos otros que aparecen en aquella orilla, del lastre arrojado de los barcos para equilibrar el cargamento. Puede que los embates hayan acabado con los restos de los depósitos de que habla De Buch, en los cuales no cree Fritsch. Pero, ¿ no tendría el Profesor Smyth algunos otros antecedentes acerca - de fósiles en esta Isla? Cierto que no podía haberlos en los decli- ves del gran cráter, como tan sin pensarlo se dejó decir en su valioso libro Qn/ he - Tener/ fe Asíronomica/ ‘. vpzrJnienI of 1856; pero al correr de ‘ la pluma pudo confundir los lugares, ó creer que tenían relación unos ‘ con otros. Se— gún Mafflotte escribió en 21 de Junio de 1870 ( por cierto cinco meses antes de morir) á Fritsch, pensaba hacer una excursión á la Rambla de Castro, á examinar una formación en que existían petrificaciones. Puede que alguien informare á Smyth acerca de fósiles en Tenerife y se refiriera á esta parte de la Isla, que geográfica y geológicamente se proxima más á las regiones del Teide qüe á las de Anaga. Un poco más - allá del valle del I3ufadero aparece el hermoso dique, que por presentar alguna novedad cita Lyell en sus Elementos de geo logía “ El trap, en los bordes ó contralas paredes de un dique, escribe este geólogo, suele ser menos cristalino ó más terroso que en el centro, porque la materia fundida se ha consolidado más rápidamente al contacto de las paredes frías de la hendidura, mientras que el centro, donde la materia del ‘ dique se ‘ conserva más tiempo en estado de fluídez ó de pasto sidad, la cristalización ha sido lenta. Sin embargo, en las cercanías de Santa Cruz de Tenerife, en un dique que corta enteramente lechos horizonta les de escorias en la escarpada costa cerca del barranco del Bufadero, he observado lo contrario. Este dique, vertical en casi toda su dirección y lige ramente sinuoso, tendrá un pie ( 0’ 30 m.) de grueso. Muros de basalto com pacto forman sus lados; pero en el centro la roca es eminentemente celular en una anchura de cerca de cuatro pulgadas ( 0’ lO m.). Esto consistiría en que ensanchada la hendidura después de la consolidación de la lave á cada lado, la materia fundida adicional que discurrió por el espacio medio, se enfrió más rápidamente que la de las paredes.” En el mencionado valle hay menos escorias que en el de San Andrds, donde una colina separa dos barrancos y abunda la fonolita. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 53 — Por encma del valle de Igueste termina la cumbre, que por allí está á 550 metros sobre el nivel de.! mar, y en pendiente rápida y uriforme descien de el terreno hasta la orilla. Trae á la imaginación todo aquello el.. gran rIba zo de la Peña pobre, en que ausente y desdeñado hizo penitencia Amadis de Gaula. Llárnanse aquellos lugares Paiba y también Anaga, y constituyen la parte nordeste de la Isla. En las escarpadas laderas de sus reducidos valles predominan las tobas y escorias rojas y amarillas, pero de tal modo atra vesadas en varios puntos por los filones, algunos de naturaleza fonolítca, y en otros cubiertas de lavas, que descubren dos depósitos de muy diferente edad. Todo prueba, por lo dems, qie la erosión ha sido allí poderoaa, prin cipalmente por el lado del mar. Lo mismo sucede por el norte, en que separados los riscos por valles profundos, la parte acantilada de sus laderas se eleva sobre el mar hasta cerca de 500 metros. En aquellos puntos las pendientes son ms suaves. Lavas modernas aparecen en las costas. La cumbre de Taga nana la componen masas basálticas; en la parte su pe rfioorrio ldíteilca vsa laltera vaeltseardnaasn pcoorn fi dloenmeas. sa dEan c iurraengtoula árid laads l aedsecroarsia sde bloassá lvtaicllaess al oeste de Chinamada, la forman en primer lugar tobas y escorias, y ade más rocas basálticas con augita y olivina: en los fonios de dichos valles se han depositado los aluviales, y en las costas, en unos puntos corrientes de lava cubren las escorias, y en otros se han acumulado sobre las escolleras grandes conglomerados. TAOANANA.— LOS DOS HERMANÓS © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 54— Desde estos lugares la hasta aquí delgada cumbre se bifurca hacia el Oeste y Sur y los nuevos collados y laderas dominan la vega y la ciudad de la Laguna. En la montaña de San Roque termina por el Sur; ó comienza por VEGA DE LA LAGUNA. EN EL FONDO A LA I/ QUIFRDA DL LA CUMBRE EL PUI p o ( 770 M) el Norte segun como se mire la cordillera de Anaga que descendiendo hacia el Sudeste en fértiles valles y profundos derrumbaderos, comprende las montañas que por el Norte rodean ó Santa Cruz y siguen hasta las riberas del nordeste de esta ciudad, donde empezamos nuestra excursión. En las formaciones de todos estos terrénos predominan las corrientes basálticas. El brazo del Oeste es més prolongado que el del Sur. Una de sus rami ficaciones termina en la Mesa de Mota, ó 738 metros sobre el nivel del mar y formada de basaltos alterados por el tiempo y de tobas y escorias. Bajan do hacia el Noróeste un pequeño espacio separa la llamada Montaña de Guerra del brazo occidental de la cordillera de Anaga. Encuéntranse en esa montaña tobas de piedra pómez y traquita, y estratificaciones de basaltos y fonolitas. Por el Sudoeste los montes de Anaga concluyen en un escarpado precipicio; por el Norte hasta el mar muestra análogas formas á las del bra zo Sur, aunque en algunos puntos predominan las escorias. Entre los ns cosy el mar suelen interponerse lavas modernas. Viniendo de la Punta del Hidalgo, siguiendo hacia el Sur por Bajamar, donde se advierten los restos de una rnontañuela de escorias, y hacia el Sudoeste por Tejina, se sube © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 55— hasta la vega de la Laguna, teniendo í la izquierda la vieja cordillera y á la derecha las laderas que terminan en la Mesa de Mota. Partiendo de esta meseta hacia el Oeste, se llega ¿ í eminencias desde donde se descubre la parte inferior del valle de la Orotava y el norte de la isla hasta el Rincón y la punta de Buenavista. En cuanto al paisaje, en nada se parece al de la Orotava. Ambos son grandiosos imponentes; pero al caer de la tarde el renombrado valle de Taoro infunde cierta melancolía. Los desolados conos que interrumpen su uniformidad y las corrientes de ¡ aya que de ellas se derivan, parece que con tribuyen este efecto. El verdadero artista Valentín Sanz pernoctó ms de una vez en las cumbres de Anaga, y soñaba con orquestas fantísticas en aquellas eminencias. Sin embargo, la Orotava, coriio ha dicho alguien, quita al hombre mil canas, sin dejarlo calvo, Dice Fritsch que en el espacio entre Santa Cruz y la Laguna se advierten las señales de un cono volcánico cubierto por la invasión de nuevas lavas venidas de ms alto. En la galería de Villa Benítez, ¿ 300 metros longitudi nales ySO de profundidad en dirección de Este ¿ í Oeste, se ha tropezado con las arenas de otro cono, también sepultado bajo corrientes volcmnicas. ¡ Gloria ú Carlos de Fritsch, que casi ha dicho la última palabra de la geología de Tenerife! Después de la conquista han surgido en esta Isla seis volcanes en esta forma: VERTIENTE NORTE DE SANTA CRUZ.— CUENCA DE ALMEIDA © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 56-- En los Infdnfes, jurisdicción de Gfflmr, en 31 de Diciembre de 1704. En Álmrchiga, en 1i mismd jurisdición, en 5 de Enero de 1705. En Dos Roques en la propia jurisdiccion en 2 de Febrero del mismo año En Garachico, en 5 de Mayo de 1706. En Chahorra, montañas del Teide, en 9deJunio de 1798. En Chinyero, en 18 de Noviembre de 1909. ROQUE i) E OARACI- HCO © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 ( Gran Canaria) Las formacIones volcánicas más antiguas de Gran Canaria se compo nen de diabasa esquistosa, fonolita y traquita. Sobre algunas de estas se hallan en las cercanías de Las Palmas y hasta la altura de más de 120 metros sobre el nivel del mar tobas estratificadas con lavas y conglomerados inter calados y conchas marinas de la formación Mioéena Superior ( Clypeaster a/ tus. L., Espondylus gcederopus, L., Anchar/ a glandiformis, Lam., etc.) Encima de estos depósitos existen acumuladas tobas traquíticas, lavas marinas y productos basálticos procedentes de volcanes subadreos de la ápoca Pliocena. Toda esta masa está á gran distancia de las vertientes de la inmensa mole volcánica que, en forma de cúpula, sobre una base de dia basa y de hiperstenita y hasta una altura de 1700 á 1950 metros sobre el nivel del mar, constituye el núcleo central de la isla. En los puntos culminantes de ústa domina la traquita. * ** En la ampliación del “ Mátodo de la Regla- base, ó nuevo arte de levan tar planos”, por D. Pedro Maffiotte, dice el autor, hablando de los montes de Tamadaba, ( adonde por disposición del Jefe superior político de la pro vincia fue en el invierno de 1846- 1847 á determinar varios límites) que de tal modo abundan en aquellos basaltos el hierro oxidado magnático en cris tales, que su influencia hace variar la brújula en más ó menos de quince grados en dos estaciones cercanas. Esta ampliación ha quedado inádita. * ** Sir Charles Lyell recorrió con Georg Hartung la nombrada isla en los primeros meses de 1854. Por indicación del subgobernador de aquel distrito D. Rafael Muro lo acompafló D. Pedro Maffiotte, con quien siguió en corres pondencia. He aquí la traducción de las principales cartas, con los planos y cortes que hemos numerado para más claridad. MiOCENO. RECIENTE. MIOCENO. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 - 58- © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 59— Las Palmas, 27 de Marzo de 1854.— Sir Charles Lyell. Por no saber si Y. esté aún en la isla de la Palma, ó ha reiresado á Santa Cruz de Tenerife, dirijo é V. por conducto de mi padre esta carta y dos cajas de fósiles, hallados en unas excavaciones hechas al efecto en el camino de Fuente de Morales y en Barranco seco. De los Hornos del Rey no he conseguido nada: los caleros me Eiseguran que debajo de aquellos bancos de calcéreo y también en los huecos de los mismos suelen aparecer conchas muy raras. Seguiré mis gestiones y envia ré á V. lo que me traigan. Deseo que esté V. satisfecho de su ida á la Caldera de la Palma y que Nr. Hartung haya aumentado sus colecciones de plantas y de insectos. Sin duda que esa inmensa Caldera habrá sorprendido á Vds. agradablefllente. Pedro Tvlaffiotte, PEDRO MAFFIOTTE ( 1816- 1870) © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 - 60-- Santa Cruz de Tenerife, 5 de Abril de 1854.— Sr. D. Pedro Maffiotte, A mi llegada del Puerto de la Oi’otava encontrd las dos cajas de conchas fósiles que V. ha tenido la bondad de procurarme. Constan principalmenfe de duplicados de especies que yo tenía ya, tas cuales exigen mucho estudio,. y de especies nuevas. El Sr. Pastor me ha dado una masa de calcáreo de los Hornos del Rey, en la que hay algo que parece fielix a/ bolabris, especie que aun vive en el Sur de Europa. Felicito á V. por la prontitud con que ha hecho la colección de los fó siles marinos del Almendrado. Empleá catorce días en la exploración de la isla, de la Palma. El tiempo estaba muy bueno; la Caldera, desde la cual se descubre una inmensa vista, es de gran importancia geológica, y bajo muchos conceptos ofrece novedad. Tambidn he visto el Pico y las Cañadas, habiendo ido por el Paso de Güimar desde la Orotava. Cuando la nueva edición de mi libro estd impresa enviaré á y. ua ejemplar. Mi otro trabajo se lo remitire lo más pronto que pueda. Como V. name dice nada de su herida, supongo que siga bien.--- Charles. Lyell. Las Palmas, 4 de Julio de 1854.— Sir Charles Lyell. Doy á V. las más expresivas gracias por sus libros de Geología, que el Sr. D. Fernando del Castillo, hijo del conde de la Vega Grande, me ha he-. cho la merced de traerme. Con esta fecha envío á mi padre, en Santa Cruz de Tenerife, un cajón con algunos fósiles, para qne lo remita á V. por la casa de los Sres. Bruce y Hamilton. Lo de los Hornos del Rey va separado de lo demás. Tambián hallará V. grandes conos y otras conchas que he encontrado en un desmonte que estoy haciendo para una vía en los Arenales de Santa Catalina. Por el adjunto croquis ( Fig. a) se enterará V. del sitio y espesores de los lechos que lo contienen. 1.— Arena. Espesor 0’ SO m. 2.—” Tier. ra de Trigo”. Espesor muy variable de O’ m. á 1 m. 3.— Calcáreo en fragmentos muy pequeños. - 4.— Orlinstein, traquita, etc. en gruesos cantos y en morrillos. 5.— Calcáreo en cantos y en fragmentos muy pequeños. Las capas que atraviesa el pozo son muy variables. Hay una interme diaria de conglomerado entre los números 2 y 3. Las conchas se encuentran en las capas 2, 3. 4, 5. ‘ En la, del número 2 hay tambián caracoles de especies vivas.— Pedro Maffiotte. Londres, 16 de Agosto de 1854.— Mi querido Sr. Maffiotte. Acabo de escribir al señor su padre de V., rogándole que no espere á que haya buque de vela, sino me remita desde luego por uno . de vapor tos objetos que V. le ha enviado para mí. He mostrado los fósiles de. las cercanías de Las Palmas al Profesor Edward Forbes, quien ha admirado, entre otras cosas, un gran echino dermo que debo á la bondad de V. Forbes piensa que la edad de la formación es probablemente más anti gua de lo que yo ni siquiera había presumido. Pero aun no sabemos nada de este particular. Es necesario estudiai todas las conchas, corales etc. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 6i — Sin embargo, me inclino á creer quela formación no pase de terciaria medid ó miocena, y mucho ser6 que llegue á tanto. Cuando sepamos algo, lo comunicare ¿ y. Espero que y. no me olvide y le ruego tenga la bondad de no mezclar los fósiles de diferentes yacimientos. Aun no est6 terminada la nueva edición de mi libro. Mr. l- lartung se halla actualmente en Darmstadt.— Chzirles Lyell. Las Palmas, 26 de Abril de 1855.—- Sir Charles Lyell. En mi carta del 23 de Diciembre de 1854 manifesté 8 V, que no h8bía en— contrado nada nuevo. Ahora tengo el gusto de participarle que al abrir los cimientos de una casa que Mr. Houghton va á levantar cerca de la que-actualmente habita, ó sea hacia el centro de la población, calle de San Fran cisco, frente á la plaza, han aparecido lechos de arena y conchas, iguales. 8 los de los Arenales de Santa Catalina.— Pedro’Maffiotte. Las Palmas, 11 de Diciembre de 1855.— Sir Charles LyeIl. El Sr. D. Fernando del Castillo, que regresó de su viaje 6 Inglaterra hace cinco ó seis dias, me ha entregado el ejemplar de la quinta edición del Manual of Elemenfary Geology, por el cu8l envío 8 V. la expresión de: mi m8s profundo agradecimiento. En uñ desmonte que estoy dirigiendo enfrente de Mata, cerca del puente,. he encontrado algunos ejemplares de palella y de helix. casi reducidos 8 polvo de cal. Se deshacen al tocarlos. Tambi8n he visto fragmentos de: patella. que no est8n sino medio calcinados. Ya enviaré 6 V. algo de esto. Me ha llamado lo. atención que en los intersticios de los cascajos y la lava, en los cuales se encuentran las conchas, y 6 aquella altura de 50 metros sobre el nivel del mar, se perciba el mismo olor de las algas en la playa.— Pedro Maffiotte. Londres. 10 de Mayo de 1856.— Sr. D. Pedro Maffiotte, He recibido los fósiles que y. me envió en el mes de Abril. Los trochus, patellas y sdrpulas deben de pertenecer 8 la formación moderna. Esta contiene varias ‘ especies, de las cuales ya V. me había re— mitido algunas. Casi todos los fósiles encontrados por mí en las cercanías de Las Pal mas, a alturas considerables, son de especies extinguidas: entre conchas univalvas y bivalvas, briozoarios, erizos ( echinodernos), dientes, etc. poseo unas se6enta especies; pero los ejemplares est6n muy deteriorados, y me. convendría tener algunos m6s. Las especies de la formación moderna no viven ya en esos mares, sino un poco hacia el Sur. No he publicado nada relativo 8 esto; pero puede: que antes de fin de año envíe 8 V. mi Memoria. Si V. quisiera describirme. las dos formaciones, se lo agradecería. Es sumamente curiosa la noticia que me dió V. hace & gún tiempo ( carta del 11 de Diciembre de 1855): que en los intersticios de los cascajos y la lava, 8 una aturo de 50 metros sobre ‘ el nivel del mar, se percibe el mismo olor de las algas en la playa.— Supongo que la formación número 2 ( fig, la) alcance 8 la altura, poco m8s ó menos, de 51 metros. Convendría saber si llega m8s arriba. Para comparar los h6lices fósiles con los vivos deseo tener los de Grart Canaria. Es posible que en Las Palmas haya algún naturalista que forme colecciones. Por si acaso tiene V. ocasión de comprar hasto 60 francos, © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 62— be escrito á Mr. Houghton para que le reintegre. Los caracoles terrestres de Canarias difieren casi enteramente de los de la Madera, y ms todavía de las especies europeas. No deseo ejemplares de rocas, sino fósiles de las dos formaciones y hélices vivos y fósiles. La conducción de la última caja no me ha costado nada, gracias é Mr. George C. Bruce y al señor su padre de V. Me acuerdo de haber visto en casa del Sr. Pastor, en Santa Cruz de Tenerife, algunos dientes de peces fósiles de Las Palmas, diferentes de los que he obtenido. - Mr. Hartung esta en Heidelberg, donde ha pasado el invierno, un invierno que dura siempre. Ha padecido mucho, pero su salud se va restableciendo. Espero que V. y su familia sigan bien.— Charles Lyell. - Las Palmas, 24 de Julio de 1856.— Sir Charles Lyell. Correspondiendo ú los deseos de V. acabo de efectuar una excursión geológica. Incluyo el plano, secciones y cortes de los lugares que he recorri do ( Fig. 2). También tengo el gusto de enviar V. los moluscos marinos fósiles y los terrestres vivos y fósiles que he encontrado, con expresión, en los respectivos paquetes, de su procedencia. Todo ha sido recogido por mí, pues ahora no hay en Las Palmas quien haga colecciones. La formación número 2, que V. indica en su estimada y cuyo corte repro duzco en esta ( fig. 1.), llega hasta la altura de 56 metros. En el plano he señalado con punto y raya la formación calcrea, en que está la Cueva de Baez, y los puntos C, H, K. Diríase que todas aquellas. niasas habían sido levantadas de una vez. Sobre la formacíón calcárea esté la de corales. En esta última, y en las cercanías del punto 1- 1 de Ba rranco seco, recogí en Marzo de 1854 los fósiles que por aquel tiempo envié é V. é Tenerife, y ahora he encontrado las púas de equinodermo que incluyo en mi remesa. Deseo con ansia que V. publique su Memoria. Agradezco ¿ V. las noticias que me ha dado de Mr. Hartung.— Pedro Maffiotte. Londres, 22 de Noviembre de 1856.— Sr. D. Pedro Maffiotte. La carta de V. del 24 de Julio llegó á esta ciudad cuando mi viaje de rnés de tres meses por Berlín, Viena, Munich, Stuttgard y por los Alpes aus triacos. A mi regreso examiné con creciente interés lbs preciosos objetos que y. me había enviado. El éxito de sus trabajos ha sido grande; y yo hubiera escrito é V. en seguida, si asuntos muy urgentes no me lo impidieran. En mi carta anterior dije é V. que yo suponía la existencia, cerca de Las Palmas, de dos formaciones fosilíferas, y de las mediciones efectuadas por V. resulta que la moderna, ó sea la que hemos señalado con el número 2, llega hasta la altura de 56 metros. Imagino que por todas partes conti núe extendiéndose hacia abajo la formación volcánica de edad anterior, compuesta de rocas sólidas: diorita, toba traquítica (“ canto blanco”), etc. en • la que no hemos encontrado nada de origen marino. Pero yo había supues to que la formación número 2 seapoyaba en la antigua, ó sea la señalada con el número 1, como se ve en la figura 1. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 - 63- Otra cosa pasará en los puntos D E de la sección de V., que con más detalles reproduzco en esta carta ( fig. 3. a); quiero decir que la formaciórt número 2 estará superpuesta á la calcárea antigua, indicada por V. en el. plano y en dicha sección con punto y raya. ¿ Qué cree V. acerca de esto? Es muy posible que los últimos depósitos anteriores al levantamiento precedieran en poco tiempo a los señaIdos con el n.° 2 ( fig. l. Ruego á V. tenga la bondad de describrir la naturaleza de las capas en D yen E. También le agradecería me dijese cuál es laaltura de la lava sobre la Cueva de l3aez y la mayor de la meseta A B ( fig. 4. a) que está sobre Las Palmas. Las conchas de los puntos D E pertenecen á especies vivientes; la ma yor parte de Las de la formación calcárea C. H, K, á especies perdidas. De estas últimas poseo sesenta especies, recogidos en las cercanías de Las Palmas, contando en ellos algunos que V. me ha enviado. Incluyo una lista de las especies encontradas por V. en el punto E, á la altura de 555 metros. Su ñúmero es considerable. Aunque vivientes esas especies, no constituyen la fauna actual de los mares de Canarias. Mr. Mac Andrew, que con tanto esmero ha examinado esa fauna marítima, asegura que jamás ha visto en ella muchas de las más admirables especies del envío de V. La Cerithiuin procertihi, por ejemplo, es una concha del Océano Indico que se extiende desde Mozambique hasta Australia. También me ha enviado V. otras especies, que no constan en la obra de Webb, ni existen en la colección de Mac Andrew. Devuelvo á V. algunos ejemplares con sus nombres, quedándome yo con los mejor conservados, porque Y.. puede procurarse otros. En la antigua formación ha encontrado V. los siguientes fósiles: Clypeaster a/ tus, Hinnites, un gran conus, diferente de los anteriores 3pondylus, Lurni/ ites, dientes de los peces Diodon, Requin, Oxirhiau, 3p/ iorodus, un fragmento de Myliobates y, en el punto C de dicha forma ción, un gran Balanus deespecie viviente, que parecía más natural que se-encontrase en la moderna. Es posible, sin embargo, que no tcdas las especies de la formación cal cárea número 1 se hayan extinguido. Prueba de ello el Balanus del puntd C. Ruego á Y. se sirva considerar esto. Hay que estudiar detenidamente las conchas para distinguir las formaciones 1 y 2, con tanta más razón cuanto que algunas especies son comunes á ambas. Esto aparte de que en su con junto ó totalidad difieren las especies en 1 y en 2. Yo había encontrado en Las Palmas dos especies de Lurnilite, y creo que entre los ejemplares que V. me ha enviado hay una tercera. Todas ellas. parecen caracterizar la formación número 1. Las púas encontradas en Barranco seco són de erizos de mar de la fa milia Cidaris. Los ejemplares que V. me ha enviado de hélices fósies y vivos son muy importantes. Entre los segundos se hallan tielix lactea, especie de Europa, tal vez llevada de España, y 11. pisana, también de Europa y aun de Ingla terra, quizás introducida en la Madera por los portugueses y en Oran Ca naria por los españoles. En cuanto á los dos hélices del punto E, quisiera saber si acompañan en esa formación los fósiles terrestres á los marítimos. Uno de ellos perte © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 64 nece á una especie que figura entre las con chas dc Webb y Berthelot com pradas por el Museo Británico. Los planos y cortes están perfectamente hechos, y son muy claros. Ruego á y. que cuando nie escriba tenga la bondad de reproducir mio figuras, porque yo no dejo copia de mis cartas. Envío á V. una obra de mi amigo Woodward, la mejor que hay sobre conquiliología, y el tomo primero de la traducción francesa de mi Manual. Algo más adelante enviaré á V. el segundo, y algunos dibujos de ciertas conchas únicas que V. ha remitido. Mr. Hartung, que acaba de leer la carta de V. y sale hay pura la Madera, envía áV. sus respetos.— Charles Lyell. Lista de las conchas marinas fósiles encontradas por D. Pedro iViaffiotte en el punto E. Univalvas Murex Edwardsii, Menk. Fusus rostratus, 01/ vi Triton lvigatus, Triton chiorosfoma, Lamk; especie de las Antillas. Cassis sulcosa, Ldmk. Turbinella? Purpura hmastoma, L. Pisania D’Orbignyi, Pdyr. Cancellaria cancellata, L. Conus mediterraneus, Brug. Conus Prometheus, Brug, Mitra fusca, Swainson. Tvlitra subulata, Turritella communis, Pisso. Turritella, especie del Africa Occi dental. Vermetus, sp. Cerithium fusculum, Cerithium prócerum, ‘ Trochus Saulcyi, DOrb. ‘ Trochus fragaroides, Lamk. Monodonta Pertheioti, D’Orb. Terebra striatula, Nassa prismatica, Defrance. Nassa glaberrima, Trivia candidula, Turbo rugosus, L. Dentalium entalis, Lanik. Patella guttata, D’Orb. Patella erenata, Orne/ Ja. liivalvas Lima squamosa, Larnk. Pecten maximus, L. Pecten polymorphus, Broirn. Cardita calyculata, L. Cardita corbis, PhiI. Cardita squamosa, Larnk, Cardium papiliosum, Poil. Astarte iricrussata, Broce. Astarfe, sp. Cyfherea chione, Dubois. Mactra subtruncata. Londres, 23 de Noviembre de 1856.— Sr. D. Pedro Mafiotte. En mi carta de ayer traté de algunos fósiles. Yo he supuesto que el punt. o de Barranco seco donde encontramos las ostras, Spondylus, dientes de peces, el Sphorodus, etc. está aproximada mente á 400 pies sobre el nivel del mar. ¿ Cree V. que he exagerado esa . altura? En aquel tiempo saqué en las Rehoyas la siguiente sección, que agra clecería á y. me hiciese la merced de examinar y describrir. ( Fig. 5) 1.— Depósito calcáreo. 20 piés. 2.— Arena y lechos de cantos rodados. lOO piés. 3.— Veinte piés de espesor. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Fig. Á. —— FJg LLTrz pi, 4. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 66- El número 3 se compone de lechos de piedras redondeadas, tobas volc nicas, etc. La inclinación de sus capas con relación al horizonte es de 25 hacia el Este y 25 hacia el Norte. Contiene fósiles marinos de la formación antigua ( dientes de Requin, Sphorodus, oxyrhina, Patella. Ostrea, etc.) á la altura, poco ms ó menos. de 350 pis sobre el nivel del mar. Las capas del depósito superior, número 2, son casi horizontales, ó buzan ligeramente hacia la Isleta, ó sea hacia el Norte. Volviendó á las del número 3, supongo que estén inclinadas de aquella manera desde su origen, como las que representa la figura 4 de mi Manual. Interesa saber si existen ó nó fósiles en el número 2, y si se encuentran en aquellos alrededores. En cuanto al número 1, ¿ es una formación calcerea de origen terrestre,. y tal vez contiene conchas terrestres? ¿ Qué relación podr haber entre el número 2 y el depósito moderno D E del plano de y.? Mr, Tennant, que ha sabido por mí que V. había comprado una colección de sus muestras de rocas y minerales, regala V. un folleto sobre pa leontología y algunos grabados — Charles Lyell. Unido esta carta, que consta de un solo plieguecillo, hay un borrador escrito por Georg Hartung. Es el único de todos los papeles enviados por Lyell que no esta escrito de su puño y letra. Diríase que la pregunta que contiene, así corno las de que queda hecho mérito referentes á Barrancoseco y las Rehoyas, son resultado de conferencias habidas el día 22 de Noviem bre ( después de escrita la carta de aquella fecha y con vista de croquis, di bujos y notas) entre Lyell y Hartung. Ese borrador, que por estar suficien temente claro, ó por deferencia Hartung, ó como recuerdo, ó por cualquier otro motivo análogo, incluyó LylI original en su carta del 23, es ú la letra como sigue ( Fig. 6): Corte cerca de punta del Sombrero 1.— Traquita fonolítica verde ( Grünstein). 2.— Lava basúltica. 2 b.— l3asalto. Formaba en otro tiempo la orilla del mar., 3.— Capa fosilífera moderna, con pocas conchas terrestres. 4.— Capa arenácea ( Antiguas dunas), con pocas conchas marinas y mu chas terrestres. 5.— Conglomerados ( Cantos rodados). 6.— Escorias. 7.— Lava compacte ( Hauynophyre), á lo que parece, corroída en otro tiempo por la mar. 8.— Tierra vegetal. Si V. visita estos lugares, tenga la bondad de decirme el nombre y la altura de la antigua costa 2b, del morro 7 y de la capa 3. Las Palmas, 18 de Marzo de 1857.— Sir Charles Lyell. A su tiempo recibí las cartas de V. del 22 y 23 de Noviembre, así como los fósiles clasificados y las obras. Estoy V. muy agradecido por su soli citud en iniciarme en los adelantos que le debe la ciencia geológica. He enviado mi padre, con súplica de que lo remite V. por el primer vapor que salga de Tenerife para Inglaterra. todo lo que he podido encon— © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 67--- trar en mis excursiones. Tambidn tengo el gusto de enviar á V., esperando se digne acogerlo favorablemente, una relación de lo que he observado en los diversos lugares, con planos y cortes sacados en el terreno. Ruego á V. tenga la bondad de dar en mi nombre las gracias á Mr, Ten nant por su obsequio y entregarle el paquete de fósiles que, dirigido á dI, hallará V. entre lo demás de mi envío. Nuestros cumplimientos á lady Lyell, á quien agradecemos sus recuer dos.-- Pedro T’ 4affiotte. De algunas observaciones acerca de la geología de Gran- Canaria En mis últimas excursiones he observado que en la parte norte de esta isla existe una formación calcáreo arcillosa que constituye la parte superior de todas las mesetas, cubre las faldas y laderas, penetra en las grietas y hendiduras causadas por los inovimientos de los volcanes y contiene con chas terrestres fósiles, de las que envío á V. algunas especies. Se extiende regularmente apoyada en la montña desde el punto X hasta el reservoir del plano figura 2; sigue por la arena hasta el mar y por LI... L4 del istmo de Guanarteme ( Fig. 7). En algunas partes, como en O, las conchas terres tres han penetrado en las formaciones marinas. La formación calcárea ( línea punto y raya del planó anterior, fig. 2) se ccmpone principalmente de concreciones más ó menos gruesas, durísimas y compactas, con impresiones de conchas y fragmentos conservados. Sobre ella está la capa arenosa, en unos sitios muy dura y en otros al con trario, que bien pudidramos llamar coralina, á causa de los muchos corales que contiene, y en la cual se encuentran los erizos, pecfen y dientes de peces. Esta capa arenácea reposa constantemente sobre la calcárea, y en algunas partes se van adelgazando una y otra, hasta desaparecer casi ente ramente. Las formaciones 1 y 2, figuras 3 y 5, existen como V. las ha dibujado en sus cartas del 10 de Mayo y 22 de Noviembre de 1856. Por debajo se extiende la volcánica de edad anterior ( diorita, toba traquítica. etc.), donde no hay nada de origen marino. La formación número 2 ( fig. 3) tiene su mayor altura, que es de 56 metros sobre el nivel del mar, al norte del Barranquillo de Mata, á poco más de un cuarto de milla de la ribera, casi sobre el paralelo de 28° 7’. La altura, sobre el nivel del mar, de la lava que está sobre Cueva de Baez es de 114 metros; la deIs meseta A 13 ( fig. 4) llega en las inmediacio nes del Castillo del Rey á 129’ S metros, sobre Cueva de Niz, á 151, y entre este punto y Lomo Blanco, á 192’ 8.. En Lomo Blanco he encontrado dos ó tres conchas ( vea V. las muestras) en una capa que parece de ldgamo endurecido, un poco mezclado de arena. Se dice que en aquellos alrededo res se ha sácado manganeso. Por el corte del terreno cerca de Punta del Sombrero se enterará V. de la disposición de aquella capa fosilífera y de la naturaleza de la lava. Allí son tantas las conchas marinas, que el suelo semeja un mosaico. Como verá V. por las muestras, también hay conchas terrestrés, aunque pocas. En el punto e del plano ( fig. 2, Arenales de Santa Catalina), y en otra excavación más al Norte, he ehcontrado muchas conchas, iguales á las que ya V. conoce de aquellos sitios, y algo nuevo, que le envío ahora. Entre esto último se halla un fragmento de hueso humano, que me parece un © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 - 68-- pedazo de húmero. Estaba á 2 metrós de profundidad, mezclado con las conchas, y la capa arenácea que lo cubría era muy dura. No s si esto tendrá alguna importancia. La sección de que trata y. en su cartadel 23 de Noviembre de 1856, ( fig. 5) debe de haber sido tomada en el barranco que termina en Piletas. Para mayor claridad me remito d los adjuntos dibujos y la explicación de los mismos, que seguirá d esta resefla. He vuelto ‘ á examinar los puntos D E del plano anterior y A B. de’ la sección ( fig. 2). En ellos la formación número 2 esta superpuesta d la cal cérea ( línea punto y raya del plano). Esta misma formación se encuentra cerca del mar en L 1. Vea V. las conchas que le envío, tomadas en G, y el nuevo corte por los puntos D E en la explicación que sigue, en la cual pro curard describir la naturalezasde las capas D E. Explicación de los cortes CORTE 1- 2 EN EL BARRANCO GUINIGUADA. ( Flo. 8) 1.— Canto blanco. 2.— Tierra y cantos. 3.— CaIcreo con conchas. 4.— Arena con conchas. Lin epaunto y raya de/ pIano antenor. 5.— Grünstein. 6.— Tierra. pedrezuelas y cantos rodados. 7.— Calcáreo arcilloso. ALTURA DE ESTE CORTE SOBRE EL NIVEL DEL MAR C del plano y de la sección, 906 metros. La meseta ( número 7) 151’ O. N0TA.— Este corte difiere del de Cueva de Baez en ue en este último e! canto blanco esta mús distante de la capa calcárea, y en que la lava, que examinada de cerca es de grünstein, no reposa inmediatamente en la arena.. CORTES 4- 3- y 5- 6 EN EL BARRANQUILLO DE MATA Y EN LA MESETA UE ESTÁ SOBRE LAS PALMAS ( Flo. 9 Y 9 BIS) 2.— Arena. 3 — Conglomerado. 4.— Arena. 5.— Conglomerado. 6.— Calcáreo con conchas. 7.— Arena con conchas. Lin epaunto y raya del plano anterior.. 8.— Tierra, pedrezuelas, cantos rodados. 9.— Idem, id:, Id. 10.— Calcáreo arcilloso con conchas terrestres. 11.— Capa arcillosa con conchas terrestres. ‘ CORTE 7- 8 POR EL PUNTO U. ( Flo. 10) 1.— Lava que parece tan reciente como las del’Vesubio y Lanzarote. 0.— Capa que contiene conchas marinas, cascajo, arena amarilla coma © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 LL 8 4 © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 70 la de os puntos L 1, L 2.... pero endurecida, y algunas conchas terrestres, en muy pequeña proporción. 2.— Capa sumamente mezclada de tierra vegetal. .3.— Lava que parece mds antigua que la del número 1. CORTE 9- 10, EN LA ISLETA (. FIG. 11) 1.— Nódulos ó concreciones calcáreos, arena negra endurecida, con conchas marinas. 2:— LaVa reciente como la del número 1 del corte 7- 8. CORTE Á LO LARGO DEL ARRANçuILLo DE SANTA CATALNA. ( FIo. 12) NoTí— Este corte comienza á de milla de la ribera del mar y se ex extiende hacia el Sodoeste cosa de de milla. 1.— Canto blanco. 2.— Conglomerado. 3.— Capa con. conchas. 4.— Arena endurecida, sin conchas. 5.— Canto blanco. 6.— Arena con corchas. 7.— Conglomerado. 8.— Arena sin conhas. 9.— Las dos capas de la formaceón antigua. 10.— Capas de arena, tierra y pedrezuelas. 11.— Tierra y cantos rodados. CORTES 11- 12 y 11- 12 BIS EN EL BARRANQUILLO DE SANTA CATALINA ( FÍo. 13 y 13 BIS) Estos cortes son para que V. vea cómo buza aquí la formactón antigua y consultarle si parte de esos lechos caerían desde- el n.° 9( 11, 12 bis, dere cha) hasta el 9’. CORTE POR 13- 14 EN EL BARRANCO QLIE TERMINA EN PILETAS. ( FÍo. 14) 1 .— Calcreó arcilloso. 2.— Lechos de tierra y cantos rodados. 3.— Nódulos calcáreos con conchas marinas y lechos’ de arena con muchas conchas. - Línea punto y raya cíe/ plano anterior. 4.— Capa de arena y tierra amarillenta sin conchas, - 5.— Lechos de arena sin conchas, inclinados de 40 9 hacia el Sur. CORTE 15- 16 EN EL BARRANCO QUE TERMINA EN PILETAS. ( rIo. ‘ 15) 1- 2, como en el corte 13- 14. 3.— Capa amarillenta de arena y polvo, cón conchas y algunos huesos de peces. Vea V. las muestras. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 71— CORTE 17- 18 EN EL SARRANCO QUE TERMINA EN PILETAS. ( P10. 16) 1 y 2.— Capas descritas por y. en su carta del 23 de Noviembre. 3 y 4.— Capas casi horizontales, de la antigua formación. 5.— Lechos iguales á los del mismo número del corte 13- 14: no se encuen tran en ellos más conchas que las que han caído en sus huecos desde los lechos 3 y 4. 6.— Capa de lava que se muestra hacia el corte 13- 14 y que tal vez oca sionaría las inclinaciones de los lechos marcados con el número 5, antes de que se fueran formando los depósitos 4. 3, 2, 1. Creo que las determinaciones barométricas de Barranco seco y de estos últimos lugares están un poco exageradas, á causa de algunos cambios en la atmósfera en los intervalos de las observaciones. Por ahora no digo á V. cuál es la verdadera altura de Barranco seco y expongo mis determina ciones baromdtricas acerca de las secciones 13- 14, 15- 16 y 17- 18 condicio nalmenfe, porque pienso medir las alturas por una nivelación esmerada, que nos ayudará á iuzgar mejor de las que figuran en el plano, todas las cuales, por otra parte, están determinadas por observaciones repetidas del barómetro. SECCIÓN POR A B OEL PLANO ANTERIOR. ( FIG. 2) En este dibujo he conservado las mismas letras, A B y D E, y añadido la letra 1<. La formación antigua está comprendida enla línea A K, entre 32 metros y 47’ 7. metros sobre el nivel del mar: de ella hay indicios en la pendiente. E 5, á la altura de 354 metros; de modo que esta formación buza en estos sitios 1° 9’ al ONO. Las conchas que envío en el paquete se encuentran al sur del punto E del plano, casi sobre el. paralelo de 28° 8’, á la altura de 23 metros. En D la capa es arenácea; en E, calcáreo arcillosa, con muy poca arena. En E, á la altura de 555 metros, donde había encontrado dos ó tres. conchas, no he visto otras: donde las he hallado es desde 46 metros hasta. 35’ 4.— P. Maffiotte. Londres, 25 de Junio de 1857.— Mi querido Sr. Maffiotte, Lo último que he pcibido de V. es de la mayor importancia: con sus explicaciones, planos y dibujos ha satisfecho V. á mis diversas preguntas. Doy á V. un millón de gracias por todo, y á la vez debo manifestarle por qud ha de pasar mucho tiempo antes de que me sea posible estudiar los fósiles que me ha enviado tan preciosos. Es el caso que Mr. Woodward, del Museo Británico, se ocupa actual mente con Mac Andrew ( el que con su vapor ha estado otras veces en Las Palmas) en hacer trabajos de sonda en el mar de Portugal. Yo mismo estoy á punto de partir para 1- blanda y Bélgica, y probablemente saldré de Lon dres antes del regreso de Woodward, que tiene en ciertos gabinetes del Museo la mayor parte de los fósiles recogidos con anterioridad en Las. Palmas. Esta es la causa de que por ahora no pueda tratar de aquellos objetos más que á la ligera. Yahabíamos notado. Mr. Hartung y yo, la acumulación calcáreo arci llosa que cubre todas esas mesetas; pero es muy importante la noticia que © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 72— me ha dado V. de que tambián se halla en las quiebras de las montañas. Dígame V. si continúa formándose, y en tal caso si hay indicios de que en otro tiempo fuera más rápido su proceso. El origen de esa cubierta calcárea nos ha preocupado mucho. Siento que en ella sean tan raras las conchas terrestres, porque podrían ilustrarnos acerca de su edad y otras circunstancias. No me admiraría que esa formación contuviese especies extinguidas mezcladas con las vivientes. Ruego á y. que procure enviarme el mayor número posible de hálices y de más conchas terrestres vivas, fósiles y semifósiles. Agradezco á V. que haya añadido tantas especies de la formación ma rina moderna E, y averiguado el hecho importantísimo de que las capas de esa formación, que en general hemos señalado con el número 2. está super puesta en aquella altura á la formación marina antigua, ó sea la marcada con el número 1. Si mal no me acuerdo, he dicho dV. en cartas anteriores que aunque vivientes las especies de la formación marina número 2, por otra parte tan abundantes y bien conservadas, no pertenecen á la fauna• actual de Gran Canaria. Es posible que haya tres formaciones de diferentes edades, dos marinas y una terrestre, y que de aquellas la más antigua está dividida en dos. ( Fig. 17). Pero como V. no habrá encontrado todavía conchas marinas en 1 A, no podemos asegurar que esa formación sea de muy diferente edad de la 1 B. El depósito traquítico es sin duda anterior á todas las capas marinas. Supongo en poder de V. el tomo 2.° de la traducción francesa de mi Manual. Aun no está acabada la memoria sobre la Madera: empiezo á temer que no salga tan pronto: el suplemento á dicha obra lo ha retardado, y no puedo escribir cosa alguna de Gran Canaria, sin terminar lo de la Madera. Los fósiles llegaron perfectamente, y gracias á los Sres. Bruce, Hamilton y C. a, sin que me costara nada su conducción; aunque yo hubiera pagado los gastos de buena voluntad. Entregará á Mr. Tennant el paquete que y. me ha remitido para di. Mr. Harfung se halla en este momento en San Miguel de las Azores.— Charles Lyell. La carta que sigue, del16 de Agosto, fue escrita cuando la enfermedad de una hija de D. Pedro, niña de corta edad, que falleció á los pocos días. Se trataba de una persona tan caracterizada como Sir Charles Lyell, y no procedía dilatar la contestación. Aunque está escrita, según parecá, al correr de la pluma, en la descripción geológica de los lugares y exposición de los hechos debe de ser exacta. En cuanto á las deducciones y á si alguna de ellas revela la pasión de ánimo en que era natural estuviera el que la escribió, creemos que, sin embargo, no se apartan demasiado de la verdad. Las Palmas, 16 de Agosto de 1857.— Sir Charles Lyell. Doy á y. las más expresivas gracias por el tomo 2.° de la traducción francesa de su Manual de Geologia, que Mr. George C. Bruce ha tenido la bondad de remitirme. A causa de los excesivos calores no puedo hacer excursiones muy largas. 1- le subido, sin embargo, á la meseta que está sobre Las Palmas, © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 cI p*,• - 3 - Fi8. ¿ . . 5E J7,. 5. Fiq. P bis p1 5- 4 V2C9o © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 74— para examinar los progresos de la formación calcáreo arcillosa. Los ci mientos del Castillo del Rey tienen fuera de tierra de 4 á 10 centímetros. Esta habrá sido la denudación de la meseta desde el siglo XVI. época de la construcción de aquella fortaleza. En el espacio de cuatro ó cinco años he observado algunas variaciones en la pendiente d c ( fig. 18), ocasionadas por las aguas pluviales, que llegarán á poner en descubierto las antiguas formaciones a d b. La pen diente d c es sumamente inclinada. Si existe alguna causa en virtud de la cual pudiera continuar formándose la acumulación calcáreo arcillosa, es de présumir que los torrentes y ave nidas de invierno, que disgregan y transportan una gran cantidad de materia sólida, hasta el extremo de que ! as aguas de nuestros barrancos sean más turbias que las del Tíber, obren en algunos puntos contrariamente á ella. Una sección del norte de la isla presenta ondulaciones como las del siguiente diagrama, en el que TV! y N indican la formación calcáreo arci llosa. ( Fig. 19). - Ls conchas terrestres contenidas en este calcáreo hasta la profundidad de diez metros, y aun más, abundan mucho en N y son muy raras en M. Veré si hay conchas marinas en 1 A del diagrama de la carta de V. á que tengo el honor de contestar. Creo que la formación volcánica ( diórita, toba traquítica, etc.) es ante rior á todos los estratos marinos; los bloques traquíticos, inferiores á dichos estratos, están como ordenados debajo de éstos. En edad más nioderná ha habido vertimientos de lava, como el marcado con la letra P ( fig. 20) cerca del Castillo del Rey, Cueva de Niz, Cueva de aez, etc. Digo á V. esto con cierta desconfianza, aunque siguiendo á Mr. Beudant en sus “ Observacione sobre las rocas” ( Traifé de Mineralogie 2. ed. N.° 279).’ M.— Formación de agua dulce. P.— Grünstein. N.— Formación marina. Q.— Depósito traquítico. R.— Mezcla de restos de formaciones anteriores. La formación M, yuxtapuesta al depósito P, me parece muy posterior á este último. Cuando haya reunido otros objetos enviaré á V. las conchas terrestres que he encontrado en M y en
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Título y subtítulo | Historia de las islas Canarias : (edición ilustrada) |
Tipo de documento | Libro |
Lugar de publicación | Santa Cruz de Tenerife |
Editorial | A. J. Benitez |
Fecha | [1909?] |
Páginas | 532 p. |
Materias |
Canarias Historia |
Tamaño de archivo | 146,24 Mb |
Texto | HISTORIA D1 LAS ISLAS CANARIAS ( EDICIÓN ILUSTRADA) © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 A. J. BEN/ TEZ, Editor. — Santa cruz de Tenerife, Islas Canarias Son Francisco, 6 y 8. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 CHIN YERO El volcán en la noche del 24 de Noviembre de 1909 ( Tomada por D. famón de ¿ Iscanio León) © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Iç) © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 CONJTIENJE: Situación de Las lslas.— Geología.— F9ora y Fauna.— Mcteorológía.— Prehistoria.-- Primeros habitantes.-- lncursiones anteriores al siglo XV. — Geografía política antigua. — Conquista. — Fusión de razas. — Acontecimientos posteriores.— Hios ilustres de las lslas.— Varones eminentes que las han visitado y aquellos que en todo ó en parte las han descrito.— Bibliografía. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 RRÓLOGO Kpesar de cuanto se ha publicado desde Bontier y Leverrier hasta nuestros días, es común opinión que la historia de las Islas Canarias está por escribir. Aunque así fuera, no nos atreveríamos á emprender una obra que Viera y Clavijo en el siglo XVIII y D. Agustín Millares en el XIX empezaron con éxito, como tam poco nos juzgamos continuadores de la labor de cuantos con más ó menos detenimiento han tratado de este particular. Cierta ordenación en los hechos, distinguiendo lo verdadero de io fabuloso, y la exhumación de innumerables noticias que yacían en el polvo de los archivos, he aquí lo que ofrecemos á los lectores, los cuales premiarán nuestros afanes si, satisfecha su curiosidad, nos los agradecen. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 7. // Colomne de la Mer.— laqves Co: om.— AMSTERDAN ANNO 1652 ( EXISTENTE EN EL MUSEO “ VILLA BENÍTEZ”) © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Primer meridiano Consideradas en lo antiguo las Canarias como la última tierra de Occi ciente, se fijó en ellas el primer meridiano. Después que Colón, en busca tal vez del extremo oriental del Asia, llegó á tierras que desde el ártico polo del mundo se extienden hasta el antártico, no había más razón para seguir contando por aquel meridiano que la costumbre. Sin embargo, en 1636, ó sea cerca de siglo y medio después del descubrimiento de Amdrica, una ordenanza de Luis XIII prescribió á los geógrafos franceses que hicieran pasar el primer meridiano por la extremidad más occidental de la isla del Hierro. Los holandeses, siguiendo á Guillermo Blaeu, lo fijaron en el pico de Tenerife. En’ el siglo XVI Gerardo Mercator escogió el de la isla de Corvo, una de las Azores; y aunque dste parece el más natural, por din girse desde aquel punto, sin ninguna declinación, la aguja hacia el poio, y por consiguiente el rns cómodo en la construcción de los mapamundis, los españoles han adopiado el de San Fernando, los franceses el de París, los ingleses el de Greenwich, los americanos el de Washington, etc. SITUACIÓN DE LAS ISLAS CANARIAS 1 TITII) Merid i a n o L dOelN GHIiTerUroD Hierro.- Valverde27° 46’ 0” N. Palma.- Santa Cruz . . . 28° ‘ 39’ 10” 0° 8’ 45” 13. Gomera.- San Sebastián . . . 28° 5’ 45” 4 08°’ 0” Tenerife.- Santa Cruz . . . . 28° 28’ 34” 3 91’° 32” Gran Canaria.- Las Palmas . . 28° 7’ 05” 2 22’° 55” Fuerteventura- Faro de } idía.. 28° 3’ 0” 2 23’° 20” Lanzarote- Arrecife . . . 28° 57’ 30” 2 40’° 40” © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 8---- LON€ 1T1J D Meridiano de Sn FernandG / 1 // / / t / 1 / / - ,- // 1 L,, / / 1-’ / 1 Jt — / iIí/ « J!’ - 4, - - / L , / %_ - y I t ’ / _ / e j wi’e / ‘ 1 Lanzarote.- Arrecife Fuertevenfura.- Faro dejandfa. Gran- Canaria.- Las Palmas Tenerife.- Santa Cruz Gomera.- San Sebastián Palma,- Santa Cruz Hierro.- Valverde 70 20’ 50” 0 19’ 10” 90 12’ 35” 100 1’ 58” 100 53’ 30” 110 32’ 45” 11° 41’ 30” Colomne de la Mer.— Jaqves Colom.— AMsTERDAN ANNO 1652 ( EXISTENTE EN EL MUSEO “ VILLA BENÍTEZ”) © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Geologíd 1 Al aparecer un volcún suele llevar consigo, ó lanzar ú mayor ó menor distancia, fragmentos de la superficie dislocada. Los restos de diabasa ó ¿ irifibolita que se encuentran en Abona y otros puntos de Tenerife, así como en un barranco cerca de Porto da Cruz en la Madera, inducen á creer que las bases de ambas islas las constituye aquella roca, que en innumerables filones se muestra en la isla de la Palma. La parte fundamental de Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote consta de diabasa d hiperstenita. Un volcfin no es precisamente una montaja volcúnica, sino el fenómeno que ha de formarla. Puede surgir en el fondo del mar, en la llanura, ó en otra montafla. Hablando en 1rminos generales, la explosión de los gases y vapores— tanto mús violenta cuanto mayor es el obstficulo que se oponga ú su paso— proyecta la materia ígnea en la forma de arena ( lúpilo) y cenizas. las cuales, enfriúndose y adheridas con el transcurso del tiempo sus partí culas en los lugares donde han caído, ó ú donde el viento y las aguas las han llevado, se convierten en tobas voicúnicas. A la arena y cenizas suce den las escorias y otros productos poco coherentes, y ú éstos las lavas. La estructura de los terrenos volcúnicos consiste algunas veces en la superposición de esas tres formas, ms ó menos modificadas, de las subs fancias eruptivas. Lo mismo sucede con las montañas volcfirlicas submarinas, salvo algu nas variaciones causadas por la presión y movilidad de las aguas. Existe cerca de San Miguel de las Azores un volcún submarino, cuya última erup ción data de 1867. Más de dos siglos antes, en 1638. habían rebasado sus masas la superficie del Océano; pero se disgregaron y hundieron por el embate de las olas, ensanchando quizás las laderas de alguna montaña TENERIPE.— BARRANCO DE TAL- IODIO EN SU PARTE SUPERIOR © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 10— submarina, ó tal vez agrandando su base. En 1720 surgió en el mismo punto’ otra isla, que llegó á- la altura de 135 metros sobre el nivel del mar, y se hundió los tres años. La última, que apareció en 1811, y de la cual tomé posesión el capitán del “ Sabrina” en nombre de Inglaterra, duró menos tiempo. Repetidas eiupciones de uno ó varios volcanes, que fueron deposi— tando lavas sobre lavas, y otros fenómenos, que indicaremos su tiempo,. originarían, islas como la de Santorín en el Archipiélago, la de San Pablo en el Océano Indico y puede que las del Atlántico. Las corrientes de lava siguen las depresiones del terreno, con más ó menos velocidad, según sean las pendientes que recorren. Enfriándose su superficie, se resquebraja, si así puede decirse, cayendo sus fragmentos é uno y otro lado; pero el interior, mientras permanece en estado ígneo, sigue su curso, arrollando cuanto encuentra é su paso. Los más antiguos volcanes del período terciario estén representados por los basditos y las traquitas. No se debe hacer extensiva la diferencia que existe entre los diversos terrenos volcánicos á los elementos constitutivos de cada uno de ellos. En los primeros es cuestión de forma, ya sea de la disposición de los componentes, ya de las modificaciones sobrevenidas á éstos, ó ya mediando ambas circunstancias; en la segunda, ó sea la esencia, si así puede decirse, de tales materiales, no existe diferencia alguna: es homogénea. En aquellos pudo haber influído, de un lado, el dinamismo, y de otro, infinidad de causas, entre las que figuran en primera línea las de tiempo, temperatura, acción del aire y del agua; aquésta debe ser conside rada independientemente de toda secundaria influencia. Enhorabuena la distinción de basalto, fonolita, traquita, etc, desde el punto de vista crono lógico, ó desde el de modificaciones sobrevenidas, transformaciones, etc.; pero acorduos siempre con varios autores de considerar dichas rocas como de la misma especie de las lavas m6s modernas. Tan difícil es trazar una línea de demarcación entre unas y. otras, como fácil distinguirlas. Las montañas de Anaga y las de Teno, compuestas de rocas basálticas con traquitas subordinadas, y que ofrecen é la vista restos de conos volcá nicos y profundos barrancos, son las más antiguas de Tenerife. Repetidas erupciones formaron sobre ellas nuevas colinas y extendieron sus produc tos por varias partes.... Tan á la vista se hallan los innumerables conos de erupción y corrientes de lava que constituyen el suelo de Tenerife, que no hay para qué insistir acerca de la naturaleza volcánica de esta isla. - Tampoco trataremos, á lo menos por ahora, de la composición minera lógica de las lavas, ni de los cristales, que ya incólumes ó ya alterados, contienen algunas de ellas, n de ciertos productos aislados ó poco cohe rentes, tales como bombas, escorias, etc., que constan de los mismos ele mentos que las lavas del volcán de donde salen, y cuyas formas y dimen siones ( y á veces singularidades, como sucede con la obsidiana y la piedra pómez) dependen de las circunstancias que preceden á su formación, ni menos trataremos de los productos gaseosos, algunos de los cuales se disipan en la atmósfera y otros forman, al enfriarse, sublimados muy diversos; pero sí hemos de decir algo de las tobas volcánicas, que forma-das por los productos eruptivos los más tenues, suelen extenderse mucho más allá de la esfera de actividad de los volcanes. La Real Academia Española define la palabra loba ( en latín tofus) “ pie dra caliza, muy porosa y ligera, que las aguas de ciertos manantiales depositan en el suelo ó sobre las plantas ú otras cosas que se hallan á su © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 11— paso”. Según D. Raimundo de Miguel y el Marquás de Morante, lofus, de etimología incierta, responde en castellano “ piedra toba muy porosa”, y tofosus se traduce “ esponjoso, poroso ( como la piedra toba)”. En geología se deenorninan tobas las de que vamos á tratar, á las cuales no conviene la definición de la Academia, aunque no sea sino porque cuando están ligadas por un cemento calcáreo, único caso en que puede lkmárseles calizas, son precisamente más compactas que cuando no media esa cirdunstuncia, lo cual sucede muchas veces. Lanzados, por la dilatación del gas ó de los vapores, materiales en ‘ estado más ó menos ígneo, que [ legando á determinada altura comienzan á descender, derrúyelos en parte el rozamiento con aquellos agentes y el aire atmosférico, y llevados por el viento los resíduos más ligeros, ó cenizas, van cayendo y extendiéndose más 6 menos, ó acumulándose, según sea su cantidad y la mayor ó menor’ inclinación de los terrenos en que caen. Los que por su mayor peso quedan en el radio de acción de los • volcanes pueden ser cubiertos por otros productos eruptivos, y formar una masa única. Aquellos que por haber llegado á mayor distancia quedan en descubierto, suelen, al empezar á descomponerse, envolver cuerpos extra ños arrastrados por las aguas. Los que van cayendo en el mar siguen con las corrientes hasta el punto en que, depositándose sucesivamente en capas superpuestas, se descomponen y mezclan con restos orgánicos y otras materias, y llegan á adquirir más ó menos consistencia. Convertidas la arena y cenizas volcánicas en masas compactas, llamadas tobas, con la primera pueden ser confundidas otras rocas cubiertas por las lavas, como cuando vemos, entre dos capas de rocas basálticas, tierras en otro tiempo vegetales, abrasadas: la última no deja lugar á dudas. Hay muchas varie dades de tobas, no solo á causa de las diversas materias que les sirven de cemento y de la descomposición más ó menos completa de la arena ( lápilo) y ceniza, sino de los componentes mineralógicos de ástas, que siempre son iguales á los de las lavas del volcán de que proceden. Las cenizas, que son arenas más tenues, deben su nombre, impropio por demás, á su semejanza exterior con las de algunos vegetales. Pero he áquí que en diferentes puntos del globo y á mayor ó menor altura sobre el nivel del mar se encuentran tobas volcánicas, así como rocas calcáreas y otras, con conchas marinas, dientes de peces, corales, etc. Podría decirse que fueron proyectadas por las erupciones, como los fragmentos de diabasa que aparecen en algunos lugares de Tenerife. Esto sería verdad si nos refiriéramos á las que se encontrasen diseminadas. Las de que ahora tratamos se extienden sin interrupción hasta largas dis tancias, á veces constituyen masas enteras de montañas, están regular mente estratificadas y sus fósiles, según todas las apariencias y salvo excepciones debidas á circunstancias ulteriores, ocupan respecto de ellas la misma posición que cuando yacían en el fondo del mar. De las erup ciones volcánicas, siempre asaz violentas, no puede resultar tan admirable concierto. Aquí no hay más sino que ó la mar ha bajado, ó las tierras han subido. Creemos que las tierras, estuvieran ó nø cubiertas por las aguas, han bajado y subido varias veces, y es axiomático que cuando la depresión ó el elevamiento es del fondo del mar, desciende ó se eleva el nivel de úste. La explicación de estos fenómenos, que obedecen á diversas causas, ocu paría inútilmente mucho espacio; y decimos inútilmente porque, por muy instructiva que sea, no hace al caso de que se trata. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 12— En una excavación practicada hace unos diez y ocho años á unos cuatro metros al noroeste del lazareto de Santa Cruz de Tenerife, npareció descu bierta y patente la antigua playa, caracterizada por lechos de 30 centímetros de espesor y 15 grados de inclinación, de guijarros y arenas ( detritus de rocas), como los de la playa actual. En los arrecifes inmediatos á aquellos lugares encontró D. Pedro Maffiotte restos de tobas con petrificaciones de la especie Clypeastera/ tu3, Linné, y de los géneros Pate// a, Turbo, Trochu8, etc. El Dr. D. Anatael Cabrera ha encontrado fósiles marinos á pocos metros sobre el nivel del mar, entre Tejina y la Punta del Hidalgo. D. Domingo Saviñón hizo igual descubrimiento en las costas de Taganana. Según los geólogos, las erupciones volcánicas de los grupos de las Canarias, Madera y las Azores empezaron en el período Mioceno Superior, siguieron hasta la época Post pliocena, y en Tenerife, Palma, Lanzarote, San- Miguel, Faya! ySan Jorge, casi hasta nuestros días. Durante las emisiones sucesivas de las lavas, las formaciones marinas de Tenerife, Gran Canaria, Porto Santo y otras islas fueron saliendo del mar y elevándose hasta el período Post terciario. II Por lo que se relaciona con las formaciones arenosas canarias, dice el distinguido ge6logo español D. Eduardo H. Pacheco ( Memorias de la Real Sociedad española de Historia Natural, tomo VI, 1909) “ desde luego hay que desechar la hipótesis de varios observadores y aceptada generalmente en las islas, de que tales arenas reconocen una procedencia africana me diante transportes eólicos. Para desechar tal opinión basta fijarse que en las Canarias orientales los vientos soplan casi constantemente del NNE. y muy rara vez del Este. Sin embargo, en casos excepcionales llega arena saha riana á Canarias, por cuanto algunas veces el viento cálido africano, que raros días sopla, ha transportado gran cantidad de polvo, por lo general tenuísimo, el cual ni por su composición mineralógica ni por su aspecto tiene nada de común con las arenas calcáreas de los jables”. El Sr. Pacheco atribuye el fenómeno á dos hechos que juzga indudables: Existencia de enormes cantidades de arena calcárea y de restos desme nuzados de conchas en los fondos del Atlántico oriental del Norte, frente á la costa de Africa. 2.° Existencia de corrientes submarinas, que en varios casos han ocasionado la rotura de los cables telegráficos entre la Península y Canarias. Según esto, los jables pudieran reconocer por origen principal las arenas del fondo del Atlántico, las cuales son Jlevadas á las zonas someras por corrientes submarinas, donde, recogidas por la impetuosa corriente del Golfo, que las deposita en las playas bajas de las Canarias situadas convenientemente, y ya en tierra, el alisio se encarga de transpor tarlas á la costa opuesta para volver á ser recogidas por las corrientes marinas que las hacen avanzar hacia el Sur. Según esta hipótesis, la acción combinada de las dos grandes fuerzas naturales que existen en esta parte del Atlántico, concurren al mismo fin; el transporte por mar de las arenas es obra de la gran co rente del Golfo y el transporte por tierra se realiza por el impulso del alisio. Ambas corrientes, la marina y la atmosférica, marchan © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 impetuosus en los mures curiurios; umbas se dirigen de NNE. SSW. y dart por resultado la enorme acumulación de arenales en la costa sahárica, paradero y término final de los detritos del fondo del Átlintico”. III De los depósitos calizos hablaremos en las descripciones geológicas de las islas donde son ms frecuentes. GRN- CNAR1A EL ROQUE Ó AGUJA DE ROSARIO © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 14— Iv La denudación ( de delludar, despojar, descubrir) consiste en la disgre gación y transporte de la materia sólida por la corriente, del agua, quedando en descubierto las rocas subyacentes. Su influencia en la estructura de la corteza terrestre, dicen los geólogos, es tan importante, tan universal como la sedimentación misma, porque contribuye invariablemente a la formación de nuevas capas. De modo, que todo depósito, excepto los formados por’ los volcanes, indica una disgregación en otro punto. El agua corriente que, como toda la de la naturaleza, contiene cuerpos solubles a la temperatura ordinaria, recoge las rocas más ligeras que en cuentra, disgrega las que constituyen su alveo, empuja las que puede y deja en falso aquellas cuyos cimientos ha destruido y que al fín se aploman, efec tuándose así la denudación. Por su parte las rocas, chocando unas con otras, se redondean y desgastan. y sus residuos, llamados detritos, según su peso siguen empujados ó suspendidos y mezclados con las substancias más ligeras. Llega el agua á sitio donde se suaviza su impulso, y sucesiva mente van haciendo alto los guijarros, el cascajo;’ las arenas, el légamo; si llega á punto donde se detiene, empieza á depositar lo que aun tiene en suspensión, y si no, lo lleva ‘ al mar, donde lo aleja la corriente. La enorme cantidad de roca desprendida de la caldera de la Palma por la acción de las aguas, ha perdido la mitad de su masa original, suministrando al Océano gran cantidad de materia sedimentaria. Si el impulso del agua es tal que tras porta todo á la mar, allí se forman los nuevos depósitos, empezando por los cantos y siguiendo con lo demás del modo que se ha dicho. De todo lo cual resultan dos formaciones: la aluvial ( de alluvio, inundación) y la sedi mentaria ( de sedimen. s, poso de los líquidos). La distinción entre ambas formaciones es de gran importancia en la ciencia que nos ocupa. Convenimos, sin embargo, en la dificultad de esta blecer una línea de demarcación entre los cantos rodados, arenas, etc. y los sedimentos propiamente dichos; pero desde este punto de vista juzgamos más lógico comprenderlo todo bajo el adjetivo, aluvial, aunque no sea más que por no llamar sedimentario ¿ un depósito de grandes cantos. Se dirá que es cuestión de palabras; pero como las cosas tienen sus nombres, cree mos que el variarlos no produciría más que confusiones, de que no hay una gran necesidad. Ejemplos de ambas formaciones, muy adecuados ¿ su estudio, los tene mos en algunos puntos de estas islas. De denudaciones los tenemos tambián en todas partes y en nuestros profundos barrancos, algunos de los cuales muestran restos de sus antiguos caúces en varias salientes de sus lados. El de Tahodio ( Tenerife) en su parte llamada El Becerril, comprueba nuestro aserto, y sobre todo el de Las Angustias ( Palma), estudiado por los prime ros geólogos del mundo. Como indicamos antes, algunos hundimientos son efecto del fenómeno. Por varias razones debemos explicar esto. El que pase por cierto barranco, y vea los peñascos de ¿ tonelada que hay en el centro, así creerá que han sido colocados allí por las aguas, como que puede echárselos á cuestas; y tendrá mucha razón. Como el barranco es ancho y llano, tampoco creerá que desprendidos de los flancos han ido saltando hasta aquel sitio, pues ni la altura es para tanto, ni por grande que sea la elasticidad de una roca ha de llegar á la de una pelota de goma. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 15— Supongamos que las cuatro jrimeras líneas de esta plana representan una sección transversal de algún terreno, y que por encima dç la primera línea ó capa geológica suele pasar el agua de lado á lado. Supongamos también que las aguas de varios imviernos han ido disgregando esa capa, hasta no dejar de toda ella más que un consistente y enorme peñasco, repre sentado por la palabra del medio. Es evidente que habiendo desaparecido casi toda la primera capa, se ha formado un barranco cuyo alveo lo repre senta la segunda línea horizontal y sus lados los extremos superiores de las dos margenes verticales que limitan esta plana. El peñasco representado por la palabra del medio que no se había de quedar en el aire, está ya en la se gunda línea, equidistando de los lados. Que sigue la denudación hasta con cluir con esa segunda línea ó capa geólogica. Pues el peñasco reposará en la tércera, y así sucesivamente. Otras veces, deslizándose alguna masa de tierra, conduce los grandes peñascos que sostenía, hasta que la disminución de la pendiente los detiene. Adviértese en muchos barrancos cíue la estructura de uno de sus lados corresponde exactamente á la del otio, y que algunos restos que yacen en el medio, á veces conservando la estratificación, son iguales á las formacio nes de uno y otro lado del barranco en aquel plano vertical. Esto se explica por un razonamiento análogo al anterior. Para calcular las denudaciones, supuesto que la capacidad desalojada no se presta á ello, sirven de dato los nuevos depósitos, que son aluviales y sedimentarios. Pero como los sedimentos, cayendo en el mar, dificultan la observación, y á veceshasta los guijarros, el resultado puedeser inexacto, aunque suficiente para probar que en un solo año trasportan las aguas, en unos puntos muchos miles, y en otros muchos millones de pies cúbicos de materia. Las aguas, pues, cualquiera que sea su origen, denudan los terrenos y denudándolos ocasionan los barrancos y los, valles, las laderas y los preci picios. Recórrase el terreno menos quebrado de Tenerife, el de Los Rodeos, por ejemplo, y se verá como las aguas pluviales, deslizándose bonitamente, y llevándose tierra y más tierra, han formado algunos cauces, por donde trasportan con facilidad guijarros, cascajo, légamo, etc. Podéese alguna montaña cónica de tantas como hay en esta isla, y se verá que la forma que le dió la erupción volcánica ha variado por alguna parte,. por aquella precisa mente por donde se ha abierto un barranco y se ha formado algún despe ñadero. Pero de lo dicho no debe inferirse que todos los valles han sido efecto de la denudación deque hemos hablado. Por los fósiles marinos se ha com probado la ascensión lenta de terrenos que constituían en otro tiempo el fondo del Océano. En las montañas que rodean á Las Palmas se encuentran conchas marinas del mioceno superior á una altura de 120 metros sobre el nivel del mar. Durante esa lentísima ascensión, á medida que iba descubrién dose terreno, las olas lo denudaban hasta donde podían, y habiendo conti nuado aquella, el terreno ahondado por las olas pudo en algunos lugares convertirse en fondo de un valle. La acción del mar produce hundimientos aun más considerables que los que hemos relatado, como puede comprobarse en varios puntos de estas islas, entre ellos Montaña Roja en Tenerife. Siendo la cantidad de materia trasportada anualmente pór las aguas enormfsima, la denudación de que hemos hablado concluye hasta con los © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 16— asientos de la tierra vegetal, sin que en países como el nuestro beneficie la región inundada, que generalmente es el fondo del mar, Aunque en algunos puntos las rocas frasportadeis al Océano contrarresten la acción de las olas en la playa, formando barras ó ¡ o que sen, hasta las ms pesadas concluirán por convertirse en menuda arena, que el mar se llevará ó devolverá la tie rra por otros puntos, para despues recuperarla; y quien sabe si arrojándola por último en alguna parte, el viento se encarga de espacirla por doquier. Adems, la materia suspendida por nuestros arroyos y barrancos, tan con siderable que unas veces parece el agua chocolate y otras café con leche, y que llaman “ flor de tierra”, esa materia, decimos, tarda mucho en depositar-se en el fondo del mar, pues alguna desciende razón de O’ 25m. por hora; y como la velocidad del Golfo es de tina legua, véase 6 donde ir6 6 parar esa “ flor de tierra”, aun suponiendo que aquella corriente disminuya 6 cierta profundidad, y hechas las debidas deducciones, No compensan, pues, en paises como el nuestro los depósitos aluviales y sedimentarios los terrenos denudados, y parece que no hay m6s remedio que conformarse: pero ojald todos los males de este miindo fueran como este. En & gunas regiones tropicales, dicen los geólogos, la disgregación de las rocas sería mayor de lo que es, 6 causa de las excesivas lluvias, si no lo impidiera la abundante vegetación. Las numerosas raices de las plantas est6n enlazadas de tal modo, que oponen una resistencia considerable 6 la acción de las lluvias. Las plantas parésitas y rastreras, entretegidas en to das direcciones, hacen impenetrables algunos bosques. Adem6s, las formas de los 6rboles y sus mismas hojas est6n admirablemente dispuestas para resistir é las fuertes lluvias, que amortiguadas de este modo al caer, las absorbe el suelo ó se precipitan en las depresiones. Pues cuidando de la conservación y fomento de nuestros montes, redu ciremos la denudación, habr6, quizel, m8s agua, pues detenida la pluvial ni6s tiempo, mucha de ella se filtrai’ 6 en la tierra, y no tendremos en cada invier no el desconsuelo de ver nuestra mejor sustento coloreando el mar, y desa pareciendo por último en su fondo. No habr6 tantas sequías, y producjr6 ni6s nuestro suelo, Pero la tea del incendiario, el hacha del talador furtivo, los rebaños, la malicia, y demasiada indiferencia no se contentar6n con que estos renglones sean asaz desaliñados, sino con que secn completamente inútiles. TENERIFE BARRANCO DE SANTOS © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 ORAN- CANARIA ROQUE NUBLO Y EL ROQUETE © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Mineralogía Aunque desde mucho tiempo antes de Viera y Clavijo los minerales y rocas de las Canarias se han venido estudiando por naturalistas nacionales y extranjeros, y también por hijos ilustres de estas Islas, todavía tardará un catálogo completo de ellos. Entre los minerales presentan muchas variedades el azufre, hierro, cuarzo, jaspe, etc. Nuestros ópalos son tan bellos como los mejicanos. El sulfato de cal ofrece á la vista una cristalización muy limpia y de suma trans parencia. Tambián el carbonato de cal, de que existen ejemplares muy raros, muestra preciosas cristalizaciones. Las aragonitas canarias quizás sean las más hermosas y mejor caracterizadas de gran parte de la tierra. Entre las serpentinas existe la llamada noble, y las hay de diferentes colores. La pi roxena, por su tamaño y lo variado de sus cristalizaciones, ha llamado la atención de los naturalistas, así como el anfíbol. Con dificultad se encon trarán ejemplares tan hermosos de obsidiana como los que existen en el Teide. La pómez de aquellas alturas, que compite con la de Nápoles, es objeto de lucrativo aprovechamiento. Nuestras chabasias, analcimas, meso-litas y mesotipas presentan límpidas cristalizaciones. De gismondinas hay una variedad muy grande, sobre todo en Tenerife. Tambián nuestra ceolita es digna de estudio En cuanto á las rocas, abunda la fonolita, el granito. el pórfido, el amig daloide, la traquita, las lavas modernas, el basalto prismático, ampolloso y fibroso, y con cristales de augita, de olivino, etc. y algunos otros. He aquí ahora una lista de los mineralesy rocas que hemos coleccionado, en la cual seguimos el orden establecido por algunos autores, y en obsequio de la brevedad prescindimos de las variedades. ARAGONITA.— Mu5EO ViLLA F3NÍT2Z © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 19— MINERALES Azufre. Tenerife. Teide. Antimonio. Fuerteven. a Cromo. Lanzarote. San Bartolomé. La Caldera. Manganeso. Tenerife. Santa Cruz. Barranco del Hierro. lcj. Valleguerra. O. Canaria Las Palmas.. Barranco Guiniguada. Id. Id. Teide. Barra dneco Casares. Id. S aNnicolás. Lomos de Pedro Afonso. ld. Sur Fuerteven • d Páj are. Hierro. Tenerife. Santa Cruz. L Caoncordia. Id. S Aanndrés. Id. Laguna. S Ranoque. Id. Taganana. Id. M Eél dano. Id. Montañ Raoja. Id. RLáasca. Id. L Corsistianos. O. Canaria Jinámar. Hor ndoesl Rey. Id. Tirajana. Id. S Nanicolás. Palma. Caldera. Gomera. Vallehermoso. Id. Alajeró. L . doeml o gato. Blenda. Tenerife. Santa Cruz. Tahodio. Zinc. Id. Cobre. O C. anaria Jinámar. Horn does! Rey. Cuarzo. Tenerife. Santa Cruz. O. Canaria Agaete. Id. S aNnicolás. Id. Mogán. - Id. Artenara. Id. A r e n a s . Las Gomera. Vallehermoso. - Fuerteven. d Olive. Tindaya. Cuarzo hialino. O. Canaria San Nicolás. Ágata. Tenerife. Santa Cruz. Play ade San Antonio. G. Canaria Moya. Fu benlatneca. Id. S aNnicolás. Id. S aBnartolomé. Mas Palomas. Id. A r e n a s . Las Gomera. Vallehermoso. Calcedonia. G. Canaria Agaef e. AL. nodsenes. Id. d e l M eCduieovdaía. Sílex. Tenerife. Santa Cruz. Play ade San Antonio. Id. S Aanndrés. Id. Laguna. O. Canaria Las Palmas. Playa de la Laja. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 20— G. Canaria Moya. Id. Gáldar. Jaspe. Tenerife. Taganana. Fuen tdee los Campillos. O. Canaria Jinámar. Horn doesl Rey. Id. Marzagán. Id. N iScaonlás. Fural. Id. Id. Fuenteblanca. Id. Id. C dueelv aMediodía. Fuerteven. a MPeonntatagñoarri. Cuarzo hialite. Tenerife. Santa Cruz. O. Canaria San Nicolás. Id. Lechugal. Resinita.( Opalo) Tenerife. Santa Cruz. Barranco de Sant as.. Id. Laguna. Id. Arafo. Id. GUirnar. Id. Arico. Id. M iSgaunel. O.. Canaria Gáldar. Id. N iScaonlás. Id. Tirajana. Gomera. Valleherrnbso. Lanzarote. Haría. Sulfato. Tenerife. Santa Cruz. L Aa ltura. Sulfatodecal. Id. Id. Id. Taganana. Id. Orotava. Id. Realejos. Id. Adeje. O. Canaria Teror. Gomera. Agulo. Id. Vallehermoso. Hierro. Valverde. Lanzarote. Tinajo. Anaviciosa. Fuerteven. a Taniasila. Id. Tarajalejo. Id. Tuineje. Tiscamanita. Id. d e l a LCloanncoespción. Id. Ayamás. Magnesita. Tenerife. Santa Cruz. Cueva Bermeja. Bufadero Id. Id. C o r ta d uLraa. Fuerteven. a Oliva. L Laojasres. Sal. Tenerife. Santá Cruz. Bufadero. O. Canaria Teide. Barra dneco Cáceres. Hierro. Sulfato de sosa. Lanzarote. - Volcán. Carb.° de sosa. Tenerife. Teide. Dolomia. O C. anaria San Nicolás. Carb.° de cal. Tenerife. Santa Cruz. Barranco de Santos. Id. Id. C oLratadura. Id. Id. Tahodio. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 21— Tenerife. San Ándrés. • Id. Tagananá. ld. Vatleguerra Id. Tejina. Id. Sauzal. Id. Pto. de la Cruz. Id. Id. Las Arenas. Id. Realejo bajo. Rambla de Castro. Id. Id. Gordejuela. Id. Rambla. id. Arico. Id. Adeje. Id. Chasna. . O. Canaria Las Palmas. . Id. Cuesta de Silva. Id. Ágaete. - id. Id. San Nico’ás. Jinámar. . Id. TeIde. . Id. lvlarzagán. Id. Gando. Id. Agllimes. id. Las Arenas. . Id. Cueva Guadalupe. Azuaje PaIma Barranco- de las • . Angustias. Roca del Figuidero. Gomera. San Sebastián. Punta de. San Cristóbal. Id. Vallehermoso. . Id. Hermigua. Id. Id. . Caldera de San Bonifacio Hita. Hierro. Sabinosa. Barranco de Poceta. Lanzarote. Vega de San José. Fuerfeven.° Puerto Cabras. Id. Tuineje. Id. Pájara. Id. Jandía. . Id. Gran Tarajal. Espato calcáreo G. Canaria Id. . Lanzarote. San Nicolás. Id. Montaña del Oeste. . Aragonifa. Tenerife. Id. Id. G. Canaria Id. San Andrés. Taganana. Teide. Cuesta de Silva. Agaete. . Los Andenes. . Id. Id. Gomera Id. Fuerteven. a Jinámar. Id. San Sebastián Vallehermoso. Hornos del Rey. Punta de San Cristóbal. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 22— Natrón. Tenerife. Árona. Id. Teide. SILICATOS Tenerife. Id. Id. Id. Id. Id. Id. Id. Id. G. Canaria Id. Id. Id. Id. Id. Id. Id. Gomera. Lanzarote. Argilófira. Tenerife. Id. O. Canaria Id. Argilolito. Tenerife. La Cortadura. Portezuelo. El Púlpito. Agua García. Minerales compuestos principalmente de Silicato de alumina, ó de sus isomorfos, y de silicato de cal, ó de sus isómorfos Mica. Silicato férreo aluniíneo de po tasa, litina, etc. Piroxena. 5/ silicato de cal y de sus isomor fos. Tenerife. Id. O. Canaria Gomera. Tenerife. Santa Cruz. Realejos. Agulo. Entre Jardina y Aguirre. Tahodio. Arcilla. Santa Cruz. Laguna. Id. Tacoronte. Sauzal. Taganana. Arafo. Chasna. Cueva del Dra gonal.. Las Palmas. Id. Santa Brígida. San Mateo. Teror. Guía. San Nicolás. Artenara. Vallehermoso. Mont. a del Fuego Chasna. Base del Teide. Las Palmas. San NicoIs. Cueva de los Juncós. Id. Teid een, el cr ter. Playas del Norte. Marzagn. Jinmar. Playa. Aguadulcede Sta. Catalina Mata. Verdejo. Los Azulejos. Santa Catalina. Hornos del Rey. Serpentina. 13/ silicato de magnesia hidra tado. Id. O. Canaria Id. Hierro. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 23— Diopside. fi/ silicato de cal y de magnesia. Tenerife. Taganana. Id. Monta ñya gaJe ría de Ofra. Id. LEasperanza. Id. Güimar. . Id. En tGreiimar y Orotava. • Id. Pun dtae Teno. . Lanzarote. Augite. Tenerife. Anfíbol. Id. San tCaruz. flisiicato de cal Id. Id. ydesu. s isomor- Id. Id. fos. . . Id. Id. Id. . San Andrés. Id. Id. Rosario. Id. Id. Id. Güimar. Id. Orotava. Id. Teide. O. Canaria Isleta. . Id; Teide. Id. Tejedd. Fuerteven a Peridoto. Si// cato de mag- Tenerife. Anaga. Lanzarote. Tías. nesia y silicato de Id. Mont . dael Fuego hierro. Feldespato. Tenerife. Laguna. Trisi/ cato de a/ u-minayde potasa, de soda, etc. Id. Çjllimar. Id. Arico. Id. Id. Teide. O. Canaria Las Palmas. Id. Teror. Id. Moya. Fuerteven. a Id. • Id. Pájara. Gomera. Vallehermoso. Ortosa. Fe/ apa/ o de po- Tenerife. Rosario. Id. ElMedano. lasa. Albita. Fuerteven. a Las Peñuelas. Fe/ spa/ o de soda. Labrador. Id. Pájara. Fe/ apa/ o de . sodd y de cal. Petrosflex Los Barriales. Barranco del Pilar. Salamanca. Almeida. Tahodio. Cueva Bermeja. Monte de la Esperanza. Cumbre. Montaña Colorada. Punta de la Rasca. Santa Catalina. La Peña. Peñitas. Playa. Toto Tenerife. Taganana. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — — Obsidiana. Tenerife. Tacoronte. Suci/ icato de a/ u- Id. Ic oedl alto. ni/ na, de potasa Id. Icod. y de soda. Id. Gilimar. Id. Santiago. Id. Guajara. Id. Estanc diae los Ingleses. Id. Teide. O. Canaria Carretera de Las Palmas á Teide. Túne]. Id. Tirajana. Gr caMn ter. Id. S aNnicolás. Fuenteblanca. Hierro. Barranco de la Breña. Tachilita. Tenerife. Santa Cruz. Taliodio. Pómez Id. Id. Salamanca. Id. Id. Almeida. Id. V iBlleanítez. Id. Candelaria. Id. Arico. Id. L oCsristianos. Id. Teide. O. Canaria Lanzarote. d e F Zuaennttúea y Punta de Guza. SILICATOS ALUMINOSOS COMPUESTOS HIDRATADOS Chabasia. Tenerife. Santa Çruz. Val ldee la Leña. Jilsi/ icalo de a/ u- Id. Id. Tahodio. miná y fr/ si// cato Id. Id. A l tLuara. de ca/. id. Id. N doer tPeaso alto. Id. Taganana. Id. Orotava. Gomera. San Sebastidn. San Cristóbal. Levhia. Tenerife. Taganana. Bisi/ icato de a/ u-ni/ aa, de soda, etc. Analcima Id. San Ctaruz. Barranc ode Almeida. fi/ silicato de a/ u- G. Canaria San Nicolás. minayde soda. Gomera. . Lo Tsabaibales. Id. l- Iermigua. Mesolita. Tenerife. Santa Cruz. Pin doe Oro. Mesotipa. Id. Id. C uBeevrameja. $ iicaÍodea/ umj- Id. Id. V dael llea Leíla. naytrisilicatode Id. Id. Almeida. soda. Id. Id. Tahodio. Id. Id. A lLtuara. Id. Id. N doert ePaso alto. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 45— Tenerife. Santa Cruz. Valleseco. Id. Tacoronte. Lom Coolorado. G. Canaria Cuesta de Silva. Id. Guía. Id. P dtoe. Sardinas. Prehnita.’. Id. S Nanicolás. Gomera. l- Iermigua. Gismondina. Tenerife. Santa Cruz. Pino de Oro. ¡ 3/ siL calo de a/ u- Id. Id. Barranquillo del Guaite. mina, de ca/ y de Id. Id. Mesas. Los Campos. soda. id. Id. Tahodio. Id. Id. Valle de Ajagua. liarmotoma. Id. Id. Tahodio. Silicato alumino so compuesto hi dratado. Ceolita. Id. Id. Ventoso. Id. id. Tahodio. Id. Id. Paso alto. Id. Id.’ Taganana. O. Canaria Sardinas. Id. Sa Nnicolás. Id. Artenara. Silicato de hie- Tenerife. Band d. el Norte. rro. MINJRALES EN MASAS, Ó ROCAS CUERPOS INORGÁNICOS Trípoli. Tenerife. Meje. ‘ G. Canaria Guía. Verdejo. Gomera. Vallehermoso. Id. a . Gorref Id. d e H e‘ rCrerruaz. Fonolita. Tenerife. Tahodio. Id. Sa Anndrés. G., Canaria CarreteradeLas Palmas á Teide. Triel. ‘ Id. S aNnicolás. llol. Tenerife. Santa Cruz. L Caortadura. O. Canaria Agüimes. Almagre. Id. Teror. Esteatita. Tenerife. Santa Cruz. G. Canaria Santa Brígida. - Id. Teide. San Roque. Id. Sa Nñicolás. Gomera. Vallehermoso. Lanzarote. Gneis. Tenerife. Santa Cruz. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 26— Tenerife. Gurachico. íd. Taganana. Granito. Id.. Id. San tCaruz. Play dae San Antonio. Id. Id. P dlaey alos Melones. Id. Id. Tahodio. O. Canaria Palma. Gomera. Tamergada. Hierro Fuerteven. a Sienita. O C. anaria Las Palmas. Cuest ade Mata. Fuerteven. a d e V liarg Peneña. Id. d e l a s P Ralímoas. Pórfido. Tenerife. San ndrs. O. Canaria Las Palmas. La Rs ehoyas. Id. Id. Mata. Id. Id. S aCnattaalina. Id. Vandarnu. Id, S aNnic. ols. Cuev adel Mediodía. Id. Artenara. Fuerteveri. a P e ñ i tLasa. s Amigdaloide. Tenerife. Santa Cruz. Tahodio. Id. Id. aPlatoso. O. Canaria San Nicolás. - Traquita. Tenerife. Santa Cruz. Pin doe Oro. ld Id. Tahodio. Id. Id. Bufadero. Id. Granadilla. L aVsegas. Id. Teide. O. Canaria La Isleta. Id. S aNnicolás. Tefrina. Tenerife. Santa Cruz. Tahodio. Id. Id. L doem loa Cruz vieja. Lavas. Id. Id. L Llaonsos. Id. . Barr.° de5antos Id. Idde. l Hierro. Id. V iBllaenítez. Id. Garachico. Id. Chinyero. Id. Teide. Id. Gilimar. Mont agñraande. O. Canaria La Isleta. Id. Guía. A Lltooss. Id. Sa Nnicolás. Id. Id. C udeevl a Mediodía. Id. . Id. Degol ldaed alas Arenas. Id. Tirajana. Gomera. San Sebastián. Valle de Santiago. Id. Vallehermoso. Macayo. Hierro. Óolfo. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 27— - Lanzarote. Z aFfuaenntútea y Punta de Guza. Id. Mo ndte. al Fuego Id. Haría. Cam dienlo Valle de Na- » gus. Fuerteven. a Pto. de Cabras. Id. d e Blaasrr aPnecñoitas. 1. de Lobos. Montañas alta y baja. Basalto. Tenerife. Santa Cruz. Pin doe Oro. Id. Id. Almeida. Id. Id. Tahodio. Id. Id. N doer tPeaso alto. Id. S Aanndrés. Id. Taganana. O. Canaria Id. S Nanicolás. Gomera. San Sebastián. Hierro. Tigada y Golfo Roca basáltica. Tenerife. Santa Cruz. Barranco de Santos. Id. Id. Ca mdein Soan Sebastin Id. Va gllueerra. Id. Tacoronte. Id. Orotava. Id. Güirnar. Trap. Id. Tahodio. V adlele la Leña. Id. Norte de Paso alto. Dolerita. Id. Tahodio. Diorita. Id. Id. Id. San Ctaruz. Cuev dae la Laja. Id. Band daesl Sur. U. Canaria Las Palmas. Id. Id. L a jLaa. Fuerteven. a P e ñ i t aLsa. s Id. Oliva. Tindaya. Orunstein. Tenerife. Tahodio. Barran dceo la Leña. • - Id. San Ctaruz Ventoso. Id. Taganana. O. Canaria Las Palmas. Molino de viento. Id. Teror. Esquisto. Id. Artenara. Id. Sur. Corneana. Tenerife. Santa Cruz. Cuev dae la Laja. • Id. Id. Almeida. Id. Id. Tahodio. Id. Taganana. O. Canaria Arucas. Canteras. Gioberita. Id. Sardinas. Risc does las Nieves » CUIRPOS ORGÁNICOS Y CUERPOS ORGANIZADOS Turba. Tenerife. Tacoronte. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 DE ALGUNAS IORMACIONES GEOLÓGICAS DE LAS ISLAS ( Hierro) El Dr: Otto Walter, que visit6 la isla del Hierro en 1894, hizo un estudio micrográfico de algunas rocas de unas cuantas localidades, y el catedrático en la Facultad de Ciencias de Madrid D. Lucas Fern6ndez Navarro publicó en las “ Memoi’ias de la Real Sociedad española de Historia Natural, tomo V, 1908, el resultado de sus observaciones, hechas en Junio y Julio de 1906. Quizás el Sr. Fernemndez Navarro sea el primero que ha establecido conclusiones acerca de la geología de la isla del Hierro, siquiera de carc ter provisional, y ha demostrado que la caldera ó cavidad situada al su doeste y como d dos kilómetros de Valverde, no es el crdter de un volcán,. como d primera vista pudiera creerse, sino un pequeño circo de hundimiento en la ladera de un cono volcdnico de mayor importancia. Los cerros jalo nados en todo el arco del Golfo, y de los cuales son los mas notables los del Campanario, los Llanitos y Sabinosa, constituyen, según el menciona do geólogo, un término medio entre los volcanes uniformes y los estratifica dos que abundan en el extremo norte de la isla, en las inmediaciones de Val verde, Mocanal y San Andrés, y ms aún y en mejor estado de conservación en toda la comarca sur de los Reyes y el Juldn, comprendida entre la costa meridional y una línea imaginaria que va desde el puerto de los Reyes has ta la punta Rosas. Las rocas de esta isla consisten en muy escasas traquitas, basaltos, muy variados, limburgita, tobas basdlticas y algo de pómez. PASADA DE GUAPAZOFA ( CAVDADES) © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 30— El Dr. D. Francisco Escolar y Serrano, que la visitó en 1807, dice que “ suele encontrarse en las rocas cercanas al mar la ceolita y la cal en costras sumamente delgadas y porciones muy pequeñas; y el azufre cristalizado y en masa en el pago de Sabinosa por encima del parage donde está la fuen te termal de agua sulfúrica”. Sin embargo, según el Sr. Fernández Navarro, no hay en aquella isla depósito sedimentario alguno, á no ser las escasas playas de origen actual, ni tobas calizas ni turbales; abunda en muchos puntQs el lápilo, más ó me nos suelto, y pueden reducirse á tres sus. épocas geológicas, á saber: erupción traquítica, primera erupción basáltica, que marcó el momento de mayor altura y probablemente también de mayor extensión, y fracciona miento de la isla y segunda erupción basáltica, que produjeron el actual. relieve, probablemente en una época muy reciente. ¿ sÁtcidísStica cl5e [ a lila def gl’ierro una de fas Canarias compaes/ a ‘ For ef íDr. ‘ V. Francísco « reo far q cJ’errano, comisionado por 8. ¶ Z7 . para’ formar [ a’ de eskr pro c’i’ncia. £ Ztño de 1807. Sin examinar pro fundamente el anciano origen y formación de esta Isla, la vista sola de sus ruinas por/ a parte del N. O. su figura y/ a de sus mon tañas, el aspecto de sus rocas y posición en que se encuentran, bastan para convencer aun á los mrns versados en ests materias que no solo es yo/ canica y muy antigua sinó que ha debido ocupar mayor espacio del que-en eJ dia está ocupando. No se da paso en esta Isla, no se coge piedra en ella, ni se vuelven los ojos acia parte alguna, do. lde no haya pruebas evi dentes de esta verdad, señales manifiestas del fuego abrasador de los vol canes y ruinas espantosas que el mar embravecido de occidente causa de’ continuo en ella. ( Au- róoRAFo EXISTENTE EN EL MUSEO VILLA SENÍTEZ. CONSTA DE 38 HOJAS EN vouo). © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Sobre una enorme masa de diabasa, atravesada por innumerables co lumnas de lava, que su vez reposan en una base de hiperstenita, se levanta en el iorte de la isla de la Palma y hasta la altura de 2356 metros sobre el nivel del mar, la famosa montaña volcánica, ahuecada por la inmensa cal dera de 5 7 kilómetros de diSmetro, que Leopoldo de [ 3uch llamaba cráter de elevación, ó sea formado en el mar y levantado de una vez, más ó me nos lentamente, hasta la altura en que hoy lo vemos ( lo mismo decía el gran geólogo alemán del circo del Teide), y que posteriores observa ciones han demostrado que todo aquello, empezara á formarse en el mar ó en tierra firme, no es sino un antiguo cono eruptivo, al travcs del cual • se abrieron paso nuevas erupciones y cuyo cráter ha sido agr’ lado por la acción erosiva de las aguas. De modo que esta parte de la isla consta de dos formaciones principales: una antigua y otra moderna, que por las posi ciones que ocupan respectivamente podemos llamar inferior y superior. La disposición anticlinal de algunas capas de la primera, que se hallan en des cubierto en escarpas de 450 metros de elevación d inclinadas desde luego hacia al Norte y en seguida hacia al Sur, bajo ángulos de 20 á 40 grados, inducen á la creencia de que antes de la acumulación de las capas modernas habían sobrevenido grandes movimientos enlas antiguas. La extremidad me ridional de la Palma consta de gran número de conos eruptivos y corrientes de lava que llegan hasta el mar. Al oriente de la isla enormes corrientes basálticas, que se elevan cente nares de metros sobre el nivel del mar, alternan con toscas, arenas negras magnéticas y arcillas rojizas muy ferruginosas, resultados todos de la alte 1 LA CALDERA A. Balialilu de 1a Angus tias— b b’ b”. Conglomerado — e. I. ava. d d’. Antigua lorliente l) asáltiea. — F Po loca volcánica antigua. — 1. Meaeta donde eatá Ai gtial. ( Palma) © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — u — ración del basalto. En la parte beja de estas formc1ones esta situada la ciudad de Santa Cruz. La erosión acuosa de la Palma ha llegado ser clásica en geología. 131 primer voicn que surgió en aquella isla y en todo el archipié lago canario después de la época histórica fué el de los Llanos en 15 de Abril de 1585; el segundo en Tigalate Hondo, término municipal de Mazo, en 15 de Noviembre de 1646, y el tercero, en lo que hoy forma la jurisdicción de Fuencalienfe, el día 22 de Noviembre de 1677. - / ‘ 1 1 - Y’ / 1 ,‘ 1; © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 ( Gomerd) La montaña basltc situada al norte del puerto de San Sebastián esta formada por cuatro corrientes Ivicas, entre las cudles la inferior, de basal to columnar, es con niucho ms antigua que las otras, las cuales se suce dieron con muy cortos intervalos. La segunda es resultado de varias erup ciones de lpilo, que ha quedado cubierto por la tercera. La roca de ésta es una toba formada por lápilo rojo y negro. ligero, con las cavidades recubier tas de una película azulada clara. En algunos puntos envuelve fragmentos muy ricos en aragonito. La cuarta comprende tres lechos de basalto com pacto, columnar, color negro ceniciento, casi idéntico al de la zona inferior. Entre las rocas de la Gomera se encuentra una especie de labradorita, que no había sido citada, ¿ lo menos con este nombre, entre las demás de las islas, hasta que el Sr. Fernández Navarro la dió á conocer, y variedades de forioHta. GOMERA.— BÁRRANCO ÁRGUAYODA © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 f —- ):‘ i JR fs / /. j ‘ i r ¡ y. . • 1 ,_ ‘ a » •(. ‘ •‘ y ‘ r: y “ 1ut ‘ • ¡• ‘ rl 1 © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Montaña del Teide El Pico, ha dicho Leopoldo de Buch, que lo visitó en 1815, es una montaña sobre otra montaña. Cuando se entra en el circo por la angostura del Portillo, se ha llegado ya al pie de la de que se trata, distinta y separa da de las protuberancias que la rodean. La negra y vidriosa lava procedente de los conos formados en la exten sión de a montaña superior, las obscuras corrientes, en parte basdlticas, que forman al pie del Teide campos de lava en la extensión de una milla y los pequeños conos eruptivos que lo rodean, contrastan notablemente con la brillante y denudada pared del circo. Rodeado en parte por las escarpadas laderas de las Cañadas; en la vas ta depresión colmada por nuevas masas eruptivas, se levanta como una de éstas en la dirección longitudinal de Oriente ¿ i Occidente, hasta la altura de 5707 metros sobre el nivel del mar, la montaña del Teide. Su base, según Karl von Fritsch, que en la medición prescindió de las extensiones laterales de lava, que por Argunyn en el Sur y por Icod en el Norte siguen hasta el mar, es de 3.5 millas geográficas cuadradas, casi igual la del Vesubio y Somma ( 3.73), y su altura relativa, que es de 1707 metros, sobrepuja la del Vesubio en cerca de quinientos. Desde el este del circo, en las inmediaciones de Arenas negras, aparece el salvaje aspecto de la masa de Id montaña. Las lavas y materiales erup tivos forman 5 lo largo de esta cavidad un terreno poco inclinado. Hacia el ( Tenerife) © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — ( YO — Norte y Sur las vertientes del Teide son sumamente esarpadas, y desde el Este semeja á la vista una configuración casi cónica. Hacia el Oeste, causa de una alineada serie de levanfamientos, aparece corno una sola y extendida montaña. Los depósitos de tosca se encuentran casi en todas partes al pie de las paredes del circo, en donde, por el avance en muchos sitios de las lavas hasta ellos, aparecen divididos en varios campos, á los cuales, así como á las angosturas que los unen, denominan las Cañadas. Las verdaderas, se gún Fritsch, ó sea las que aun permanecen, que. están á una altura de 2000 á 2200 metros sobre el nivel del mar, son las que existen al Este y al Sur; pues hacia Icod y hacia el talud de Bilma, el principio de la escarpada lade ra solamente señala los sitios donde estuvieron las montañas de las que ya no son. A la vista del Teide, en el claro y diáfano aire de la montaña, desapare cen las distancias, y no es posible darse cuenta de las demás alturas. Las paredes del circo, que en Guajara tienen 5) 0 nietros de alto, parecen muros de cercado, y las corrientes de lava, generalmente de 30,50 y más metros de grueso, se ven como negras y dclgadas cintas, mientras que las conca vidades que median entre ellas semejan insignificantes arroyuelos. La eminencia ms oriental de la niontaña del Teide, ó sea ¡ os Rasfrojos, cuya altura sobre el nivel del mar es de 2350 metros, se halla á más de 300 sobre las Cañadas; comparada sin embargo con la excelsa cima que está detrás de ella, parece insignificante. Por la parte del Este, sobre una especie de lava disgregada en redondeados pedazos, se llega cómodamente á su altura; mas por el Norte, y sobre todo por el lado Sur, las laderas son su mamente ab untar. Constituyen la cima de los Rastrojos obsidianas y lavas vidriosas y ampollosas y en forma de pómez; en algunos sitios están a! descubierto conglorncrados de escorias. Corrientes traquíticas, tan hendidas y quebra das que forman enormes peñascos, al través de los cuales se puede llegar al centro de ellas, parten de este punto. Hállanse compactas andecitas y fo nolitas, que sólo en su parte superior presentan la forma de obsidiana, y depósitos de pómez vidriosa y unos como rellenos de escorias. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 . * 4* n+ k& * * i • • tV% ; ij — 4 — — ; . .- 1 IØLASCkNASJÁS ¿ , tff/ / t . ‘ ( : ‘ • : • II ‘ .*.— . e - t ¡ ¿ itt .*: » ; k42c. •‘ k r 1 1t4 ‘ x-”’ 4S’ 4 t ,& 4k / 4r ( 6 crL-:./ 4 i A 1 6 h K ‘ ; * nr 1& s / t4 tENERIFE 6 a ( 4* 2* - a **** ** © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 - 38-- En una de las principales corrientes hay una grieta llamada Cueva del Salitre, de la que hablaremos su tiempo, en la cual se encontraron en el siglo pasado restos embalsamados de guanches. La cima de ios Rastrojos, que por una estribación cubierta de vidriosa pómez y alguna dura lava, y de 2226 metros de altura, se halla unida por el Oeste á Montaña blanca, aunque tiene todo el aspecto de un punto de erupción independiente de los otros, pues que de ella parten enteras líneas de corrientes que se extienden hacia el Este, y tamblún hacia el Sur por el escarpado ribazo, no presenta ninguna depresión de crdter. Lo mismo sucede en Montaña blanca ( 2743 metros), de donde salieron extensas corrientes, como puede verse inspeccionando el borde sur de las Cañadas. Su inclinación es de 26 28°. Las grandes corrientes que visible mente caen desde el Teide, se bifurcan y sguen por el norte y sur de Mon taña blanca, que es corno una plataforma cubierta por grandes y porosas. escorias vítreas. Desde este punto hacia la Estancia de los Ingleses ( 29W rnetrs) se su be por una pendiente no muy escarpada. Descienden por aquella ladera altas y negras lavas Iraquíticas, con cristales de fc! des pato, que se des vían tambidu en Monlaña blanca, formando levantcmentos hacia Norte y Sur. Algunas, desprendidas de la corriente y srrasñ’adas por las aguas, contrastan con la blanca tosca de la allura. Desde la Estancia de los Ingle ses, la inclinación de la ladera hasta la pequeña planicie de Altavista ( 3262 metros), último punto d donde pueden llegar las caballerías, es de 25 d 300. Sin peligro y aun sin gran fatiga, y corno por una escalera gigantesca, for mada por la acumulación de las conserve das y frescas lavas obsidianas, se llega ó la última nieta del Teide: la Rarnbleta ( 3560 metros), sobre la cual se levanta el escarpado cono de 150 metros de altura, llamado el Pitón y tam bidn el Pan de azúcar. Aunque la Rambieta forma al rededor dci Pitón una pequeña y anular meseta, en varios sitios las escabrosas capas de lavo de este último cono recubren sus bordes y se unen directamente di. En la Pambieta tornan su origen casi todas las corrientes que en la actt’alideid cubren la superficie de la parte media del Teide. Son tantas las que desde allí caen en todas direc ciones sobre la ladera, que examinada aquella montaña por todos sus lados, aparece como un caos de negras lavas. Sus pendientes son muy pronun ciadas por el Norte y Sur, y por el Esle. Por el Norte caen en el valle de Icod, desde donde muchas de ellas llegan hasta el mar; por el Sur forman el gran campo de lava que se extiende hasta las paredes del circo. Sólo por el Oeste es la pendiente mds suave, pues en cst dirección se detuvieron las corrientes en el Pico viejo una altura de 3136 metros, si bien desde este punto siguieron algunas por el Norte y Sur. En varios lugares de la ladera, entre las negras lavas de aspecto vítreo, saltan á la vista campos de tosca: bajo la vertiente sur de la Rambleta existe uno formado de bloques de escorias; en la del Este, los espacios entre las grandes corrier. tes se hallan tarnbidn cubiertos de tosca, que falta en absoluto en la del oeste hacia Pico viejo. Las vertientes entre esta altura y Montaña blanca muestran todavía muchos cambios de dirección. Así como las interrupciones de la pendiente por la parte Este forman las mesetas llamadas Estancia de los Ingleses y Altavista, del mismo modo se encuentran todavía muchos lugares en que la inclinación disminuye 20 y menos grados. La montaño de las Cebras forma por el E. un notable re- © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 39— salto, que como Montaña blanca. y Pico viejo desviaron las corrientes que venían de lo alto, de su prístina dirección. De la montaíia de las Cabras salen en gran número corrientes de lava, que siguen hacia el valle de Icod. Los primeros hombres de ciencia que han visitado este punto fueron los señores Frifsch y Reiss en 1862. Análogos interrupciones ocasionaron la meseta en que se halla la Cueva del hielo ( 3366 metros), la cual esta formada por una de aquellas canales de lava que suelen avanzar en las grandes corrientes volcánicas. Dividida esta cueva en tres ramales, uno de ellos se dirige hacia arriba, y los otros dos, que se cortan en ánguo obtuso, hacia abajo. Deslizándose la corrien te por la ladera, al tropezar en el obstáculo que á su curso se oponia, se dividió en dos ramas, ca: la una de las cuales, como la misma corriente prin cipal, formó una canal de lava. La presencia del hielo en la cue’a, dice el Barón de Fritsch, es muy natural en semejante altura, y parece obvio añadir que la parte inferior y primeramente congelada impide la filtración de la que se liquida en verano. Sin embargo, D. Josó de Viera y Clavijo, que induda blemente tenía noticis de a1gunos experimentos, asegura que “ si se rompe por alguna parte aquel hielo, salta el agua por debajo á borbotones,” y que “ se cree que este es un abismo insondable, puesto que con un escandalle de seis mil brazas no se le ha hallado fondo; y aun se ha creido que el agua se resiente del flujo y del reflujo del mr.” Ni los Rastrojos ni Montaña blanca presentan actualmente señales de actividad volcánica. En a masa más importante, si así puede decirse, de la parte central de la mcntafia del Teide, se encu: enlran pocos sitios en que salgan vapores ó sea sensible una elevada temperatura. En la vertiente Este, por debajo y cerca de Id Rambleta. vapores acuosos, mezclados muy ligeramente de ácido carbónico, escapan en pequeña cantidad y sin impetu alguno por una grieta de cierta corriente de lava, sin que su acción altere sensiblemente aquellas rocas. Peiece que en los meses de invierno, frans formándose la suelta nieve en compactos y azulados lielos, sus transpa rentes masas se ampolan en extendido arco sobre el puntó de salida de aquellos los vapores. Sigue á la Ramleta el en apariencia perfecto cono de 50 metros de alto, que llaman indistintamente el Pitón y el Pan de azúcar. En su cumbre está como cavado un insignificante cráer, cuyo lado nordeste, ó sea el Pico propiamente dicho ( 3707 metros), es el punto más culminante del Teide. La inclinación de las vertientes de esta montaña es de unos 35°. El borde superior del cráter lo forman lavas traquíticas compactas; en el inte rior hay bloques y escombres arrastrados desde arriba; la ladera, en su parte Este, se halla cubierta por un depósito de obscuras escorias vidrio sas en forma de tosca, entre las cuales aparecen las recortadas superficies de lavas destrozadas. En todo el Pitón, y particu! armene en el centro y en los lados superio res de! cráter, sui gen vapores calientes, que impiden que en invierno duren mucho tiempo las nieves en cus laderas. Según todas las apariencias, el va por de agua que escapa por todas las junturas y grietas contiene ácido sulfúrico, y puede ded: cirse Is presencia del hidrógeno sulfurado por el ennegrecimiento del papel de plomo. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Las rocas estan sumamente alteradas a causa del desp eridimiento de estos ¿ cidos. Las negras masas de fonolita se han convertido en rocas de un color blanco de nieve, ya casi solamente formadas de sílice, que ha to mado por completo la forma de cristales de oligoclasa. De modo que este fe nómeno puede considerarse hasta cierto punto como una seudotransfor mac} ón de la sílice ¿ la oligoclasa. Entre estas lavas impregnadas de azufre y en extremo descompuestas y las modernas lavas negras, se encuentran todas las transiciones posibles, pudidndose conocer por el color el grado de alteración. Pero mientras en unos puntos adquieren las lavas gran dure za, aparecen en otros descompuestas en incoherentes niasas arcillosas, y tanto, que hay que caminar con mucha çracaución por algunos puntos del crfer. Estos blandos productos de la descomposición de las rocas estón vivamente coloreados, y sílices y sulfatos ¿ cidos cubren en delgadas capas su superficie. La temperatura de los desprendimientos de vapores en la cima es entre 74 y 86°; la del agua hirviendo sería allí de cerca de 88°. La observación de las rocas en el interior de! cróter, así como de las masas poco dislocadas de las vertientes exteriores, prueba que el Pitón esta formado por compactas masas de lava, que habiendo corrido unas sobre otras, constituyen la masa de la montaña, y que contiene costras porosas de escoria y lechos de tosca. La forma en que estas lavas esten ordenadas aparece distintamente en el lado oeste del Pitón, donde en una especie de surcó ó hendidura están al descubierto muchas corrientes sobre puestas. A estas se unen otras, que descendiendo por la ladera con una inclinación de 40°, se dividen eii la Rambleta y siguen hacia el Sur y el Oeste, y algunas hacia el Norte hasta el valle de Icod. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 —- 41 — El cono de Pico viejo, llamado también Pico quebrado, Montaña de Bence, Pico chico y Chahorra, que forma la parte oeste de la montaña del Teide, puede apreciarse en toda su magnitud importancia desde las pare des del circo, ó cuando se trata de subir e l desde su ancha base. - Bajando por la poco inclinada pendiente de la Rambleta, se llega des pus de una penosa marcha sobre las rotas capas de obsidiana de la co rriente de lava, á una pequeña meseta cubierta de grandes bloques de tosca vidriosa, desde donde una gradual pendiente hacia el Oeste lleva á los poco más altos bordes del cráter de• Pico viejo, que está á 3136 metros sobre el nivel del mar. El borde superior del cráter apenas puede recorrerse en una hora: su profundidad podrá llegar á 60 metros; con alguna dificultad se baja á su llano fondo, cuyo perímetro es poco menor que el del borde. Las páredes de este cráter las compone una serie de lavas superpuestas, grises y negras, entre las cuales están ingeridos lechos de escorias, atravesados por algunos pe queños filones. En el fondo se encuentra un pequeño cono de eiupción, que tamhin ha arrojado una insignificante corriente de lava. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 CIIINYERO,— AVANCE DE LA LAVA EN EL MOMENTO DE INVADIR EL CAMINO DE ORANADILLA.— 21 NOVIEMBRE 1909 © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 PLANO INDICANDO LAS CORRIENTES DE LAVA DEL CHINYERO © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 45— lEsta región, más antigua que lo demás de la Isla excepto la cordillera de Anaga, podría decirse que merced á los volcanes exteriores, geológica mente considerada se va rejuveneciendo. IEn sus coetáneas cimas de Jerque remafa una poca elevada cordillera, que recibiendo las corrientes de lava que procedían de las montañas del Teide, resguardaba de ellas parte del oeste de la Isla, y á muy poca altura sobre el campo de lava de Bilma, en cuyo monte se bifurcaron en Noviembre de 1909 las corrientes de Chinyero, no sabemos si será aventurado decir que podrían dar paso á otras nuevas. Quizá el campo de lavas de Arguayo encubra monumentos, en la condi cional acepción de la palabra, de arqueología y antropología prehistóricas, y quizá los arroyos de lava del lomo de la Vega, que bajan hacia el noroeste de la Isla, envuelvan algo más que antiguos y denudados montes y tal vez profundos valles, siquiera los hayan ligado á la masa principal de lo que llamamos Tenerife. De tal modo el valle de Santiago, por una parte, y los antiguos montes de los Silos y sus collados por otra, han sido cubiertos por las lavas mo dernas, que ya que algunos picachos y contrafuertes demuestren su prolor gación hacia el Este, su extensión no se puede determinar ni siquiera apro ximadamente. Pero ya que la acción de los volcanes modernos haya llegado hasta estas regiones, la llamada cumbre de Teno, cuya altura sobre el nivel del mar pasa de mil metros, es como un escudo contra los volcanes exteriores, que no será tan fácilmente abatido como el de Polonia por los cosacos. La parte occidentál de Tenerife, dice Fritsch, no es sino el esqueleto de una eminencia volcánica. Anchos valles que recuerdan á veces las calderas, Teno © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 46— interrumpen las pendientes. En las piedras, descompuestas por la acción del tiempo, aparecen cales cristalizadas, y están llenas de ceolitas. La cumbre se extiende suavemente hacia el Noroeste: más allá de los Carrizales empie za la pendiente que llega á la punta de Teno: mide todo aquel conjunto once kilómetros de largo y siete de aiicho ( tármino medio) hacia la mencionada Punta, y más por el Sudeste. A causa de los aglomerados de cientos de me tros de alto que lindan con los montes por el Sur y por el Norte, las peri— dientes en aquellos valles son insignificantes. Hasta aqui hemos hablado de las montañas del Teide y de las innumeia bles corrientes de lava algunas de las cudles han llegado por el norte y sur de la Isla hasta las regiones mas bajas y aun hasta el mar e indicado some ramente alginas otras qne más ó menos se han aproximado á las regiones occidentales de Tenerife. Como no tratamos de la descripción geológica de cada uná de las islas, sino solamente de algunos fenómenos y formaciones que se advierten en ellas, sáanos permitido que desde la extremidad occiden tal de la Isla saltemos á las regiones situadas del lado acá del Teide, por las que pasaremos tambián rápidamente, apuntando á la ligera y como en un libro de memoria, algunas curiosidades. La cumbre que descendiendo viene desde las montañas que rodean al Pico hasta cerca de la Esperanza ( 966 m.), de tal modo se adelgaza entre Cande laria y la Victoria, que le han dado en aquel punto, el cual está á 1717 metros sobre el nivel del mar, el nombre de! “ Cuchillo”. Más acá del Cuchillo y an tes de llegar á Fuentefría está la hermosa meseta nombrada Laguneta alfa, de suelo al parecer escoriforme y cubierto de helechos. Crúzala un sendero que partiendo del lado norte de la Isla termina en Candelaria. En las inme diaciones de este sendero hemos creido ver las ruinas de un Tagoror, ó sea el lugar en que administraban justicia los guanches. Hay quien no se ha cansado de pecfir que el terreno de la Laguneta alfa, en que terminan las jurisdicciones de varios pueblos, le sea concedido con las formalidades y condiciones legales para alquerías y cultivos; pero, como se dice vulgar- EL TEIDE DESDE LA OROTAVA Hacia la Laguna y Santa Cruz © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 47— mente, las cosas de palacio van despacio. Desde la lEsperanza hasta las cercanías de la Laguna se ve una larga serie de conos volcánicos que, como todos los de la Isla, son probablemente puntosde partida de corrientes de lava. Pero en todo ese camino se nos quedaba algo más allá de l Cuchillo. Leopoldo de Buch dice con razón que el lugar en donde surgió el volcán de Güimar se divisa desde la cumbre en el fondo de un canal estrecho, en tre muros casi verticales. Pero he aquí que interpretando equivocadamente una noticia de Viera y Clavijo, añade que el cráter de la erupción que en 5 de IVIayo de 1706 destruyó á Garachico se halla tan exactamente enfrente del volcán de Güimar, que una línea que se tirara del uno al otro punto pa saría por el cono del Teide, no muy lejos de la línea vertical de la cúspide. Si no fu equivocación del traductor francús, ó yerro de imprenta como el de haber ido Sancho montado en el rucio á pesar de habrseIo hurtado Pasamonte, no podemos explicarnos como Leopoldo de l3uch, de quien dijo Alejandro de Humboldt que era el primer geólogo de su tiempo, y á cuya autoridad no inferimos agravio diciendo que alguna vez dormitó como Homero y como Cervantes, pudo incurrir en tamaño despropósito. EL CHINYERO, CUYAS CORRIENTES SE BIFURCARON EN BILMA © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 48— Lo que textualmente dice Viera al hablar del volcán de Güimar en el tomo. tercero, página 351, de sus “ Noticias para la Historia general de las islas de Canaria”, es que la primera erupción se verificó el 31 de Diciembre ( 1704) en el llano de los Infantes sobre ¡ core en el país de Güimar. Leopoldo de l3uch confiesa que la parte de la isla entre el Río y Güimar ( ó sea el Lomo de Arico, Arico el nuevo, Arico el viejo, Icor, Fasnia, el Escobonal, Pájara, etc) le es absolutamente desconocida, Por lo tanto el lugar de Icor, el cual está en el país de Abona un poco más acá de Arico el viejo, y desde donde. efectivamente una línea hasta el volcán de Garachico pasaría por el cono del Teide, no lo vió en realidad, sino señalado en algún mapa. Aun así debió considerar que por su situación geográfica y diferencia de nivel no podía ser el mismo que con el nombre de ¡ core coloca Viera en el país de Güimar y del cual lo separan unos veinte kilómetros en línea recta. La lava de la corriente de Güimar contiene hornablenda y augita, y tam-bin olivina ó peridoto. Algo dejamos por la banda norte de Tenerife, formada casi en su totali dad por los volcanes. Diremos corno de pasada que en depósitos calizos de la Rambla se encuentran curiosas impresiones y petrificaciones. Te ‘ Ti SAN JUAN DE LA RAMBLA © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 TLNtRIFE,— ÇUMBJES DE TAANANA © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 50— Hacia el nordeste de Santa Cruz se levanta desde el mar una serie de montañas, separadas por anchos y á veces pintorescos valles. Sus alturas varían desde 250 hasta 500 metros. Al pie de las mismas en algunos sitios quedan al decubierto en el reflujo extensos arrecifes, y en otros están á modo de escolleras grandes bloques desprendidos del ribazo. Las laderas del barranco de Tahodio, cuya inclinación es de 30° aproximadamente, con sisten, cerca de su desembocadura en Paso alto, en estratificaciones basál ficas de diferente espesor, alternando con capas irregulares de rojas tobas, á iijclinadas hacia el mar çn ángulos de 10 á 15°. El aspecto de aquellas masas, cubiertas á veces en sus extremos superior á inferior por costras de escorias, revelan, como las del país de Teno, la acción del tiempo. En algu nos puntos, enormes masas de basalto, y tambián corrientes de la misma roca de más espesor, interrumpen al parecer aquellas estratificaciones, que á medida que penetramos en el valle se nos presentan más delgadas y con menos tobas, Subiendo siempre desaparecen los escombros: la posición de las capas va siendo más horizontal: encuéntranse augitas, piroxenas, ba saltinas y olivinas: llágase á punto en que en vez de escorias aparecen frag mentos de basalto, y en la cumbre se da con una tenue capa de piedra pómez. Deteniéndonos un poco en este valle, á donde hoy, 16 de Mayo de 1912, hemos vuelto y en el cual escribimos este párrafo, he aquí que los picachos de las cimas de una y otra ladera dan manifiestas señales de denudación. Lejos de nosotros la idea de que el valle propiamente dicho fuera produ cido por las lluvias, ó, en otros tárminos, que habiendo formado una sola SANTA CRUZ DE TENERIFE— VISTA DE LA CORDILLERA DE ANAGA DESDE LAS TORRES DE LA COMPAÑÍA NACIONAL DE TELEGRAFÍA SIN HILOS. Anaga © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 51 — masa el espacio comprendido entre ambas laderas, la destruyeran las ave nidas. Lo real y verdadero es que en los dépósitos de acarreo que consti tuyen el suelo del valle se han hecho excavaciones de cinco y seis metros de profundidad, y no se ha llegado á lo firme. También lo es que al pie de ambas laderas, á bastantes metros de altura obre la actual superficie del valle, se conservan los mencionados depósitos de acarreo, siquiera de tre cho en trecho hayan sido cortados por los torrentes laterales. No temería mos aventurar la especie de que habiendo sido el fondo del valle en tiempos. remotos profundísimo, y’quizá ocupado por el mar, sobre el cual se fuera elevando todo el terreno, colmado con posterioridad por los arrastres llegó á mayor altura de la que tiene açtualmente, y que llevaría camino de apro ximarse á su antigua profundidad en el lugar en que hacemos estas observa ciones, si estuviera dste á mayor altura sobre el nivel del mar y fuera más pendiente. Pero nos detiene la reflexión de que en esta parte de nuestro libro tienen más cabida los hechos que se nos ofrecen á la vista que las opi niones. Sigúiendo valle adelante observamos que en ambas laderas los restos de diques y corrientes de escorias se corresponden. Más adentro todavía se estrechan las distancias; algo más allá vuelven á alargarse, y af vamos hasta Aguirre, término por hoy de nuestrd excursión geológica, persuadidos de quelas cieñcias naturales, cuando todo . corre turbio, no van por congeturas más ó menos ingeniosas, sino por hipótesis que tengan algún viso de fundamento. ‘ Lo que sí está fuera de duda es. que todas aquellas vertientes son, como las de’Teno, esqueletos de montañas.’ - Algo de lo que decimos de Tahodio reza con’ Valleseco. Las laderas de la costa sudeste de Anaga son más variadas que las de los va1les tobas y corrientes de lava y grandes masas de escorias alternan con, frecuencia en ellas, y. en algunos puntos, como en el gran arrumbamiento que se há practicado para material de las obrás del puerto, se presentan más. homogéneas lasformaciones. .. Estos lugares, con estar tán lejos del circo del Teide, en que el Profesor’ C. Piazzi Smyth hizo sus observaciones astronómicas, ocasionaron, salvo lo que decimos más abajo, el mayor dislate en que un astrónomo, y de la talla, del nombrado, pudo incurrir en punto á geología. Partidario el Profe— sor Smyth, cuyo nombre, así como el del geólogo alemán Leopoldo de Buch, escribimos con respeto, de la teoría de los cráteres de elevación, que aun tenía partidarios en su tiempo, decía en su libro On Ihe Tenerife Astronomical Experimeni of 1856 ( Febrero 1859) con estas ó parecidas palabras, que el origen submarino de Tenerife, no sólo podía comprobarse con la estructura general de sus lechos de lava, ó estableciendo analogías. con los estratos fosilíferos de Gran Canaria y la Palma, sinó por recientes descubrimientos de conchas fósiles en los declives del gran cráter. Lyell, que una vez más había demostrado la falsedad de la teoría de los cráteres. de elevación en su Memoria sobre el monte Etna ( Phiosop/ iicai Transac tiona, part. 2, 1858), y que á mayor abundamiento no había visto semejantes. fósiles ni oído hablar de ellos, escribió al Profesor Smyth preguntándole dónde y á qud altura sobre elnivel del mar y en quá circunstancias geoló gicas di, ó sus informantes, habían encontrado aquellas conchas. Contes tóle el Profesor que había hablado por referencia y no por sus propias observaciones, de donde dedujo Lyell que tal vez se fundaría en la noticia, de mucho tiempo atrás conocida, de haber fósiles en Tenerife. Pero dstos, © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 52--— ñade el ilustre geólogo en el P’iiJosop, TiicaI M3g- Jzine ( Julio, 1859) no se ha dicho que se encuentren en los declives del cráter sino en los horizontales y poco elevados lechos tobáceos y arenosos situados ó lo largo de la playa nordeste de Santa Cruz ú independientes desde el punto de vista geográfico - y geológico no sólo del Pico, lel que dista más de veinte millas, sino de los flancos del gran cono.,.. En cuanto á fósiles en la Palma, dice, poco más ó menos, que él y Mr. Hartung los buscaron en vano en 18- 54, que ningún via jero los había encontrado hasta entonces, y que sus corresponsales de Canarias no tenían conocimiento de que se hubiesen obtenido. Según Leopodo de l3uch, en cuyo libro “ Descripción física de las Islas ‘ Canarias” se apoyaría Lyell para refutar lo dicho por Piazzi Smyth, los - conglomerados entre Valleseco y el Bufadero, cerca del mar, contienen con chas fósiles de las familias de los conos. Nósotros hemos especulado con cien ojos en diferentes épocas aquellos lugares, sin encontrar ni señales de esos fósiles, ni de ningún otro; y si bien es verdad que prtiento una vez en la misma playa un canto rodado que hacía efervescencia con los ácidos, hallamos en su interior una diminuta concha bivalva, del género crdita, si no estarnos muy equivocados, tenemos el escrúpulo de que podía proceder, como lantos otros que aparecen en aquella orilla, del lastre arrojado de los barcos para equilibrar el cargamento. Puede que los embates hayan acabado con los restos de los depósitos de que habla De Buch, en los cuales no cree Fritsch. Pero, ¿ no tendría el Profesor Smyth algunos otros antecedentes acerca - de fósiles en esta Isla? Cierto que no podía haberlos en los decli- ves del gran cráter, como tan sin pensarlo se dejó decir en su valioso libro Qn/ he - Tener/ fe Asíronomica/ ‘. vpzrJnienI of 1856; pero al correr de ‘ la pluma pudo confundir los lugares, ó creer que tenían relación unos ‘ con otros. Se— gún Mafflotte escribió en 21 de Junio de 1870 ( por cierto cinco meses antes de morir) á Fritsch, pensaba hacer una excursión á la Rambla de Castro, á examinar una formación en que existían petrificaciones. Puede que alguien informare á Smyth acerca de fósiles en Tenerife y se refiriera á esta parte de la Isla, que geográfica y geológicamente se proxima más á las regiones del Teide qüe á las de Anaga. Un poco más - allá del valle del I3ufadero aparece el hermoso dique, que por presentar alguna novedad cita Lyell en sus Elementos de geo logía “ El trap, en los bordes ó contralas paredes de un dique, escribe este geólogo, suele ser menos cristalino ó más terroso que en el centro, porque la materia fundida se ha consolidado más rápidamente al contacto de las paredes frías de la hendidura, mientras que el centro, donde la materia del ‘ dique se ‘ conserva más tiempo en estado de fluídez ó de pasto sidad, la cristalización ha sido lenta. Sin embargo, en las cercanías de Santa Cruz de Tenerife, en un dique que corta enteramente lechos horizonta les de escorias en la escarpada costa cerca del barranco del Bufadero, he observado lo contrario. Este dique, vertical en casi toda su dirección y lige ramente sinuoso, tendrá un pie ( 0’ 30 m.) de grueso. Muros de basalto com pacto forman sus lados; pero en el centro la roca es eminentemente celular en una anchura de cerca de cuatro pulgadas ( 0’ lO m.). Esto consistiría en que ensanchada la hendidura después de la consolidación de la lave á cada lado, la materia fundida adicional que discurrió por el espacio medio, se enfrió más rápidamente que la de las paredes.” En el mencionado valle hay menos escorias que en el de San Andrds, donde una colina separa dos barrancos y abunda la fonolita. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 53 — Por encma del valle de Igueste termina la cumbre, que por allí está á 550 metros sobre el nivel de.! mar, y en pendiente rápida y uriforme descien de el terreno hasta la orilla. Trae á la imaginación todo aquello el.. gran rIba zo de la Peña pobre, en que ausente y desdeñado hizo penitencia Amadis de Gaula. Llárnanse aquellos lugares Paiba y también Anaga, y constituyen la parte nordeste de la Isla. En las escarpadas laderas de sus reducidos valles predominan las tobas y escorias rojas y amarillas, pero de tal modo atra vesadas en varios puntos por los filones, algunos de naturaleza fonolítca, y en otros cubiertas de lavas, que descubren dos depósitos de muy diferente edad. Todo prueba, por lo dems, qie la erosión ha sido allí poderoaa, prin cipalmente por el lado del mar. Lo mismo sucede por el norte, en que separados los riscos por valles profundos, la parte acantilada de sus laderas se eleva sobre el mar hasta cerca de 500 metros. En aquellos puntos las pendientes son ms suaves. Lavas modernas aparecen en las costas. La cumbre de Taga nana la componen masas basálticas; en la parte su pe rfioorrio ldíteilca vsa laltera vaeltseardnaasn pcoorn fi dloenmeas. sa dEan c iurraengtoula árid laads l aedsecroarsia sde bloassá lvtaicllaess al oeste de Chinamada, la forman en primer lugar tobas y escorias, y ade más rocas basálticas con augita y olivina: en los fonios de dichos valles se han depositado los aluviales, y en las costas, en unos puntos corrientes de lava cubren las escorias, y en otros se han acumulado sobre las escolleras grandes conglomerados. TAOANANA.— LOS DOS HERMANÓS © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 54— Desde estos lugares la hasta aquí delgada cumbre se bifurca hacia el Oeste y Sur y los nuevos collados y laderas dominan la vega y la ciudad de la Laguna. En la montaña de San Roque termina por el Sur; ó comienza por VEGA DE LA LAGUNA. EN EL FONDO A LA I/ QUIFRDA DL LA CUMBRE EL PUI p o ( 770 M) el Norte segun como se mire la cordillera de Anaga que descendiendo hacia el Sudeste en fértiles valles y profundos derrumbaderos, comprende las montañas que por el Norte rodean ó Santa Cruz y siguen hasta las riberas del nordeste de esta ciudad, donde empezamos nuestra excursión. En las formaciones de todos estos terrénos predominan las corrientes basálticas. El brazo del Oeste es més prolongado que el del Sur. Una de sus rami ficaciones termina en la Mesa de Mota, ó 738 metros sobre el nivel del mar y formada de basaltos alterados por el tiempo y de tobas y escorias. Bajan do hacia el Noróeste un pequeño espacio separa la llamada Montaña de Guerra del brazo occidental de la cordillera de Anaga. Encuéntranse en esa montaña tobas de piedra pómez y traquita, y estratificaciones de basaltos y fonolitas. Por el Sudoeste los montes de Anaga concluyen en un escarpado precipicio; por el Norte hasta el mar muestra análogas formas á las del bra zo Sur, aunque en algunos puntos predominan las escorias. Entre los ns cosy el mar suelen interponerse lavas modernas. Viniendo de la Punta del Hidalgo, siguiendo hacia el Sur por Bajamar, donde se advierten los restos de una rnontañuela de escorias, y hacia el Sudoeste por Tejina, se sube © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 55— hasta la vega de la Laguna, teniendo í la izquierda la vieja cordillera y á la derecha las laderas que terminan en la Mesa de Mota. Partiendo de esta meseta hacia el Oeste, se llega ¿ í eminencias desde donde se descubre la parte inferior del valle de la Orotava y el norte de la isla hasta el Rincón y la punta de Buenavista. En cuanto al paisaje, en nada se parece al de la Orotava. Ambos son grandiosos imponentes; pero al caer de la tarde el renombrado valle de Taoro infunde cierta melancolía. Los desolados conos que interrumpen su uniformidad y las corrientes de ¡ aya que de ellas se derivan, parece que con tribuyen este efecto. El verdadero artista Valentín Sanz pernoctó ms de una vez en las cumbres de Anaga, y soñaba con orquestas fantísticas en aquellas eminencias. Sin embargo, la Orotava, coriio ha dicho alguien, quita al hombre mil canas, sin dejarlo calvo, Dice Fritsch que en el espacio entre Santa Cruz y la Laguna se advierten las señales de un cono volcánico cubierto por la invasión de nuevas lavas venidas de ms alto. En la galería de Villa Benítez, ¿ 300 metros longitudi nales ySO de profundidad en dirección de Este ¿ í Oeste, se ha tropezado con las arenas de otro cono, también sepultado bajo corrientes volcmnicas. ¡ Gloria ú Carlos de Fritsch, que casi ha dicho la última palabra de la geología de Tenerife! Después de la conquista han surgido en esta Isla seis volcanes en esta forma: VERTIENTE NORTE DE SANTA CRUZ.— CUENCA DE ALMEIDA © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 56-- En los Infdnfes, jurisdicción de Gfflmr, en 31 de Diciembre de 1704. En Álmrchiga, en 1i mismd jurisdición, en 5 de Enero de 1705. En Dos Roques en la propia jurisdiccion en 2 de Febrero del mismo año En Garachico, en 5 de Mayo de 1706. En Chahorra, montañas del Teide, en 9deJunio de 1798. En Chinyero, en 18 de Noviembre de 1909. ROQUE i) E OARACI- HCO © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 ( Gran Canaria) Las formacIones volcánicas más antiguas de Gran Canaria se compo nen de diabasa esquistosa, fonolita y traquita. Sobre algunas de estas se hallan en las cercanías de Las Palmas y hasta la altura de más de 120 metros sobre el nivel del mar tobas estratificadas con lavas y conglomerados inter calados y conchas marinas de la formación Mioéena Superior ( Clypeaster a/ tus. L., Espondylus gcederopus, L., Anchar/ a glandiformis, Lam., etc.) Encima de estos depósitos existen acumuladas tobas traquíticas, lavas marinas y productos basálticos procedentes de volcanes subadreos de la ápoca Pliocena. Toda esta masa está á gran distancia de las vertientes de la inmensa mole volcánica que, en forma de cúpula, sobre una base de dia basa y de hiperstenita y hasta una altura de 1700 á 1950 metros sobre el nivel del mar, constituye el núcleo central de la isla. En los puntos culminantes de ústa domina la traquita. * ** En la ampliación del “ Mátodo de la Regla- base, ó nuevo arte de levan tar planos”, por D. Pedro Maffiotte, dice el autor, hablando de los montes de Tamadaba, ( adonde por disposición del Jefe superior político de la pro vincia fue en el invierno de 1846- 1847 á determinar varios límites) que de tal modo abundan en aquellos basaltos el hierro oxidado magnático en cris tales, que su influencia hace variar la brújula en más ó menos de quince grados en dos estaciones cercanas. Esta ampliación ha quedado inádita. * ** Sir Charles Lyell recorrió con Georg Hartung la nombrada isla en los primeros meses de 1854. Por indicación del subgobernador de aquel distrito D. Rafael Muro lo acompafló D. Pedro Maffiotte, con quien siguió en corres pondencia. He aquí la traducción de las principales cartas, con los planos y cortes que hemos numerado para más claridad. MiOCENO. RECIENTE. MIOCENO. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 - 58- © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 59— Las Palmas, 27 de Marzo de 1854.— Sir Charles Lyell. Por no saber si Y. esté aún en la isla de la Palma, ó ha reiresado á Santa Cruz de Tenerife, dirijo é V. por conducto de mi padre esta carta y dos cajas de fósiles, hallados en unas excavaciones hechas al efecto en el camino de Fuente de Morales y en Barranco seco. De los Hornos del Rey no he conseguido nada: los caleros me Eiseguran que debajo de aquellos bancos de calcéreo y también en los huecos de los mismos suelen aparecer conchas muy raras. Seguiré mis gestiones y envia ré á V. lo que me traigan. Deseo que esté V. satisfecho de su ida á la Caldera de la Palma y que Nr. Hartung haya aumentado sus colecciones de plantas y de insectos. Sin duda que esa inmensa Caldera habrá sorprendido á Vds. agradablefllente. Pedro Tvlaffiotte, PEDRO MAFFIOTTE ( 1816- 1870) © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 - 60-- Santa Cruz de Tenerife, 5 de Abril de 1854.— Sr. D. Pedro Maffiotte, A mi llegada del Puerto de la Oi’otava encontrd las dos cajas de conchas fósiles que V. ha tenido la bondad de procurarme. Constan principalmenfe de duplicados de especies que yo tenía ya, tas cuales exigen mucho estudio,. y de especies nuevas. El Sr. Pastor me ha dado una masa de calcáreo de los Hornos del Rey, en la que hay algo que parece fielix a/ bolabris, especie que aun vive en el Sur de Europa. Felicito á V. por la prontitud con que ha hecho la colección de los fó siles marinos del Almendrado. Empleá catorce días en la exploración de la isla, de la Palma. El tiempo estaba muy bueno; la Caldera, desde la cual se descubre una inmensa vista, es de gran importancia geológica, y bajo muchos conceptos ofrece novedad. Tambidn he visto el Pico y las Cañadas, habiendo ido por el Paso de Güimar desde la Orotava. Cuando la nueva edición de mi libro estd impresa enviaré á y. ua ejemplar. Mi otro trabajo se lo remitire lo más pronto que pueda. Como V. name dice nada de su herida, supongo que siga bien.--- Charles. Lyell. Las Palmas, 4 de Julio de 1854.— Sir Charles Lyell. Doy á V. las más expresivas gracias por sus libros de Geología, que el Sr. D. Fernando del Castillo, hijo del conde de la Vega Grande, me ha he-. cho la merced de traerme. Con esta fecha envío á mi padre, en Santa Cruz de Tenerife, un cajón con algunos fósiles, para qne lo remita á V. por la casa de los Sres. Bruce y Hamilton. Lo de los Hornos del Rey va separado de lo demás. Tambián hallará V. grandes conos y otras conchas que he encontrado en un desmonte que estoy haciendo para una vía en los Arenales de Santa Catalina. Por el adjunto croquis ( Fig. a) se enterará V. del sitio y espesores de los lechos que lo contienen. 1.— Arena. Espesor 0’ SO m. 2.—” Tier. ra de Trigo”. Espesor muy variable de O’ m. á 1 m. 3.— Calcáreo en fragmentos muy pequeños. - 4.— Orlinstein, traquita, etc. en gruesos cantos y en morrillos. 5.— Calcáreo en cantos y en fragmentos muy pequeños. Las capas que atraviesa el pozo son muy variables. Hay una interme diaria de conglomerado entre los números 2 y 3. Las conchas se encuentran en las capas 2, 3. 4, 5. ‘ En la, del número 2 hay tambián caracoles de especies vivas.— Pedro Maffiotte. Londres, 16 de Agosto de 1854.— Mi querido Sr. Maffiotte. Acabo de escribir al señor su padre de V., rogándole que no espere á que haya buque de vela, sino me remita desde luego por uno . de vapor tos objetos que V. le ha enviado para mí. He mostrado los fósiles de. las cercanías de Las Palmas al Profesor Edward Forbes, quien ha admirado, entre otras cosas, un gran echino dermo que debo á la bondad de V. Forbes piensa que la edad de la formación es probablemente más anti gua de lo que yo ni siquiera había presumido. Pero aun no sabemos nada de este particular. Es necesario estudiai todas las conchas, corales etc. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 6i — Sin embargo, me inclino á creer quela formación no pase de terciaria medid ó miocena, y mucho ser6 que llegue á tanto. Cuando sepamos algo, lo comunicare ¿ y. Espero que y. no me olvide y le ruego tenga la bondad de no mezclar los fósiles de diferentes yacimientos. Aun no est6 terminada la nueva edición de mi libro. Mr. l- lartung se halla actualmente en Darmstadt.— Chzirles Lyell. Las Palmas, 26 de Abril de 1855.—- Sir Charles Lyell. En mi carta del 23 de Diciembre de 1854 manifesté 8 V, que no h8bía en— contrado nada nuevo. Ahora tengo el gusto de participarle que al abrir los cimientos de una casa que Mr. Houghton va á levantar cerca de la que-actualmente habita, ó sea hacia el centro de la población, calle de San Fran cisco, frente á la plaza, han aparecido lechos de arena y conchas, iguales. 8 los de los Arenales de Santa Catalina.— Pedro’Maffiotte. Las Palmas, 11 de Diciembre de 1855.— Sir Charles LyeIl. El Sr. D. Fernando del Castillo, que regresó de su viaje 6 Inglaterra hace cinco ó seis dias, me ha entregado el ejemplar de la quinta edición del Manual of Elemenfary Geology, por el cu8l envío 8 V. la expresión de: mi m8s profundo agradecimiento. En uñ desmonte que estoy dirigiendo enfrente de Mata, cerca del puente,. he encontrado algunos ejemplares de palella y de helix. casi reducidos 8 polvo de cal. Se deshacen al tocarlos. Tambi8n he visto fragmentos de: patella. que no est8n sino medio calcinados. Ya enviaré 6 V. algo de esto. Me ha llamado lo. atención que en los intersticios de los cascajos y la lava, en los cuales se encuentran las conchas, y 6 aquella altura de 50 metros sobre el nivel del mar, se perciba el mismo olor de las algas en la playa.— Pedro Maffiotte. Londres. 10 de Mayo de 1856.— Sr. D. Pedro Maffiotte, He recibido los fósiles que y. me envió en el mes de Abril. Los trochus, patellas y sdrpulas deben de pertenecer 8 la formación moderna. Esta contiene varias ‘ especies, de las cuales ya V. me había re— mitido algunas. Casi todos los fósiles encontrados por mí en las cercanías de Las Pal mas, a alturas considerables, son de especies extinguidas: entre conchas univalvas y bivalvas, briozoarios, erizos ( echinodernos), dientes, etc. poseo unas se6enta especies; pero los ejemplares est6n muy deteriorados, y me. convendría tener algunos m6s. Las especies de la formación moderna no viven ya en esos mares, sino un poco hacia el Sur. No he publicado nada relativo 8 esto; pero puede: que antes de fin de año envíe 8 V. mi Memoria. Si V. quisiera describirme. las dos formaciones, se lo agradecería. Es sumamente curiosa la noticia que me dió V. hace & gún tiempo ( carta del 11 de Diciembre de 1855): que en los intersticios de los cascajos y la lava, 8 una aturo de 50 metros sobre ‘ el nivel del mar, se percibe el mismo olor de las algas en la playa.— Supongo que la formación número 2 ( fig, la) alcance 8 la altura, poco m8s ó menos, de 51 metros. Convendría saber si llega m8s arriba. Para comparar los h6lices fósiles con los vivos deseo tener los de Grart Canaria. Es posible que en Las Palmas haya algún naturalista que forme colecciones. Por si acaso tiene V. ocasión de comprar hasto 60 francos, © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 62— be escrito á Mr. Houghton para que le reintegre. Los caracoles terrestres de Canarias difieren casi enteramente de los de la Madera, y ms todavía de las especies europeas. No deseo ejemplares de rocas, sino fósiles de las dos formaciones y hélices vivos y fósiles. La conducción de la última caja no me ha costado nada, gracias é Mr. George C. Bruce y al señor su padre de V. Me acuerdo de haber visto en casa del Sr. Pastor, en Santa Cruz de Tenerife, algunos dientes de peces fósiles de Las Palmas, diferentes de los que he obtenido. - Mr. Hartung esta en Heidelberg, donde ha pasado el invierno, un invierno que dura siempre. Ha padecido mucho, pero su salud se va restableciendo. Espero que V. y su familia sigan bien.— Charles Lyell. - Las Palmas, 24 de Julio de 1856.— Sir Charles Lyell. Correspondiendo ú los deseos de V. acabo de efectuar una excursión geológica. Incluyo el plano, secciones y cortes de los lugares que he recorri do ( Fig. 2). También tengo el gusto de enviar V. los moluscos marinos fósiles y los terrestres vivos y fósiles que he encontrado, con expresión, en los respectivos paquetes, de su procedencia. Todo ha sido recogido por mí, pues ahora no hay en Las Palmas quien haga colecciones. La formación número 2, que V. indica en su estimada y cuyo corte repro duzco en esta ( fig. 1.), llega hasta la altura de 56 metros. En el plano he señalado con punto y raya la formación calcrea, en que está la Cueva de Baez, y los puntos C, H, K. Diríase que todas aquellas. niasas habían sido levantadas de una vez. Sobre la formacíón calcárea esté la de corales. En esta última, y en las cercanías del punto 1- 1 de Ba rranco seco, recogí en Marzo de 1854 los fósiles que por aquel tiempo envié é V. é Tenerife, y ahora he encontrado las púas de equinodermo que incluyo en mi remesa. Deseo con ansia que V. publique su Memoria. Agradezco ¿ V. las noticias que me ha dado de Mr. Hartung.— Pedro Maffiotte. Londres, 22 de Noviembre de 1856.— Sr. D. Pedro Maffiotte. La carta de V. del 24 de Julio llegó á esta ciudad cuando mi viaje de rnés de tres meses por Berlín, Viena, Munich, Stuttgard y por los Alpes aus triacos. A mi regreso examiné con creciente interés lbs preciosos objetos que y. me había enviado. El éxito de sus trabajos ha sido grande; y yo hubiera escrito é V. en seguida, si asuntos muy urgentes no me lo impidieran. En mi carta anterior dije é V. que yo suponía la existencia, cerca de Las Palmas, de dos formaciones fosilíferas, y de las mediciones efectuadas por V. resulta que la moderna, ó sea la que hemos señalado con el número 2, llega hasta la altura de 56 metros. Imagino que por todas partes conti núe extendiéndose hacia abajo la formación volcánica de edad anterior, compuesta de rocas sólidas: diorita, toba traquítica (“ canto blanco”), etc. en • la que no hemos encontrado nada de origen marino. Pero yo había supues to que la formación número 2 seapoyaba en la antigua, ó sea la señalada con el número 1, como se ve en la figura 1. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 - 63- Otra cosa pasará en los puntos D E de la sección de V., que con más detalles reproduzco en esta carta ( fig. 3. a); quiero decir que la formaciórt número 2 estará superpuesta á la calcárea antigua, indicada por V. en el. plano y en dicha sección con punto y raya. ¿ Qué cree V. acerca de esto? Es muy posible que los últimos depósitos anteriores al levantamiento precedieran en poco tiempo a los señaIdos con el n.° 2 ( fig. l. Ruego á V. tenga la bondad de describrir la naturaleza de las capas en D yen E. También le agradecería me dijese cuál es laaltura de la lava sobre la Cueva de l3aez y la mayor de la meseta A B ( fig. 4. a) que está sobre Las Palmas. Las conchas de los puntos D E pertenecen á especies vivientes; la ma yor parte de Las de la formación calcárea C. H, K, á especies perdidas. De estas últimas poseo sesenta especies, recogidos en las cercanías de Las Palmas, contando en ellos algunos que V. me ha enviado. Incluyo una lista de las especies encontradas por V. en el punto E, á la altura de 555 metros. Su ñúmero es considerable. Aunque vivientes esas especies, no constituyen la fauna actual de los mares de Canarias. Mr. Mac Andrew, que con tanto esmero ha examinado esa fauna marítima, asegura que jamás ha visto en ella muchas de las más admirables especies del envío de V. La Cerithiuin procertihi, por ejemplo, es una concha del Océano Indico que se extiende desde Mozambique hasta Australia. También me ha enviado V. otras especies, que no constan en la obra de Webb, ni existen en la colección de Mac Andrew. Devuelvo á V. algunos ejemplares con sus nombres, quedándome yo con los mejor conservados, porque Y.. puede procurarse otros. En la antigua formación ha encontrado V. los siguientes fósiles: Clypeaster a/ tus, Hinnites, un gran conus, diferente de los anteriores 3pondylus, Lurni/ ites, dientes de los peces Diodon, Requin, Oxirhiau, 3p/ iorodus, un fragmento de Myliobates y, en el punto C de dicha forma ción, un gran Balanus deespecie viviente, que parecía más natural que se-encontrase en la moderna. Es posible, sin embargo, que no tcdas las especies de la formación cal cárea número 1 se hayan extinguido. Prueba de ello el Balanus del puntd C. Ruego á Y. se sirva considerar esto. Hay que estudiar detenidamente las conchas para distinguir las formaciones 1 y 2, con tanta más razón cuanto que algunas especies son comunes á ambas. Esto aparte de que en su con junto ó totalidad difieren las especies en 1 y en 2. Yo había encontrado en Las Palmas dos especies de Lurnilite, y creo que entre los ejemplares que V. me ha enviado hay una tercera. Todas ellas. parecen caracterizar la formación número 1. Las púas encontradas en Barranco seco són de erizos de mar de la fa milia Cidaris. Los ejemplares que V. me ha enviado de hélices fósies y vivos son muy importantes. Entre los segundos se hallan tielix lactea, especie de Europa, tal vez llevada de España, y 11. pisana, también de Europa y aun de Ingla terra, quizás introducida en la Madera por los portugueses y en Oran Ca naria por los españoles. En cuanto á los dos hélices del punto E, quisiera saber si acompañan en esa formación los fósiles terrestres á los marítimos. Uno de ellos perte © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 64 nece á una especie que figura entre las con chas dc Webb y Berthelot com pradas por el Museo Británico. Los planos y cortes están perfectamente hechos, y son muy claros. Ruego á y. que cuando nie escriba tenga la bondad de reproducir mio figuras, porque yo no dejo copia de mis cartas. Envío á V. una obra de mi amigo Woodward, la mejor que hay sobre conquiliología, y el tomo primero de la traducción francesa de mi Manual. Algo más adelante enviaré á V. el segundo, y algunos dibujos de ciertas conchas únicas que V. ha remitido. Mr. Hartung, que acaba de leer la carta de V. y sale hay pura la Madera, envía áV. sus respetos.— Charles Lyell. Lista de las conchas marinas fósiles encontradas por D. Pedro iViaffiotte en el punto E. Univalvas Murex Edwardsii, Menk. Fusus rostratus, 01/ vi Triton lvigatus, Triton chiorosfoma, Lamk; especie de las Antillas. Cassis sulcosa, Ldmk. Turbinella? Purpura hmastoma, L. Pisania D’Orbignyi, Pdyr. Cancellaria cancellata, L. Conus mediterraneus, Brug. Conus Prometheus, Brug, Mitra fusca, Swainson. Tvlitra subulata, Turritella communis, Pisso. Turritella, especie del Africa Occi dental. Vermetus, sp. Cerithium fusculum, Cerithium prócerum, ‘ Trochus Saulcyi, DOrb. ‘ Trochus fragaroides, Lamk. Monodonta Pertheioti, D’Orb. Terebra striatula, Nassa prismatica, Defrance. Nassa glaberrima, Trivia candidula, Turbo rugosus, L. Dentalium entalis, Lanik. Patella guttata, D’Orb. Patella erenata, Orne/ Ja. liivalvas Lima squamosa, Larnk. Pecten maximus, L. Pecten polymorphus, Broirn. Cardita calyculata, L. Cardita corbis, PhiI. Cardita squamosa, Larnk, Cardium papiliosum, Poil. Astarte iricrussata, Broce. Astarfe, sp. Cyfherea chione, Dubois. Mactra subtruncata. Londres, 23 de Noviembre de 1856.— Sr. D. Pedro Mafiotte. En mi carta de ayer traté de algunos fósiles. Yo he supuesto que el punt. o de Barranco seco donde encontramos las ostras, Spondylus, dientes de peces, el Sphorodus, etc. está aproximada mente á 400 pies sobre el nivel del mar. ¿ Cree V. que he exagerado esa . altura? En aquel tiempo saqué en las Rehoyas la siguiente sección, que agra clecería á y. me hiciese la merced de examinar y describrir. ( Fig. 5) 1.— Depósito calcáreo. 20 piés. 2.— Arena y lechos de cantos rodados. lOO piés. 3.— Veinte piés de espesor. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Fig. Á. —— FJg LLTrz pi, 4. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 66- El número 3 se compone de lechos de piedras redondeadas, tobas volc nicas, etc. La inclinación de sus capas con relación al horizonte es de 25 hacia el Este y 25 hacia el Norte. Contiene fósiles marinos de la formación antigua ( dientes de Requin, Sphorodus, oxyrhina, Patella. Ostrea, etc.) á la altura, poco ms ó menos. de 350 pis sobre el nivel del mar. Las capas del depósito superior, número 2, son casi horizontales, ó buzan ligeramente hacia la Isleta, ó sea hacia el Norte. Volviendó á las del número 3, supongo que estén inclinadas de aquella manera desde su origen, como las que representa la figura 4 de mi Manual. Interesa saber si existen ó nó fósiles en el número 2, y si se encuentran en aquellos alrededores. En cuanto al número 1, ¿ es una formación calcerea de origen terrestre,. y tal vez contiene conchas terrestres? ¿ Qué relación podr haber entre el número 2 y el depósito moderno D E del plano de y.? Mr, Tennant, que ha sabido por mí que V. había comprado una colección de sus muestras de rocas y minerales, regala V. un folleto sobre pa leontología y algunos grabados — Charles Lyell. Unido esta carta, que consta de un solo plieguecillo, hay un borrador escrito por Georg Hartung. Es el único de todos los papeles enviados por Lyell que no esta escrito de su puño y letra. Diríase que la pregunta que contiene, así corno las de que queda hecho mérito referentes á Barrancoseco y las Rehoyas, son resultado de conferencias habidas el día 22 de Noviem bre ( después de escrita la carta de aquella fecha y con vista de croquis, di bujos y notas) entre Lyell y Hartung. Ese borrador, que por estar suficien temente claro, ó por deferencia Hartung, ó como recuerdo, ó por cualquier otro motivo análogo, incluyó LylI original en su carta del 23, es ú la letra como sigue ( Fig. 6): Corte cerca de punta del Sombrero 1.— Traquita fonolítica verde ( Grünstein). 2.— Lava basúltica. 2 b.— l3asalto. Formaba en otro tiempo la orilla del mar., 3.— Capa fosilífera moderna, con pocas conchas terrestres. 4.— Capa arenácea ( Antiguas dunas), con pocas conchas marinas y mu chas terrestres. 5.— Conglomerados ( Cantos rodados). 6.— Escorias. 7.— Lava compacte ( Hauynophyre), á lo que parece, corroída en otro tiempo por la mar. 8.— Tierra vegetal. Si V. visita estos lugares, tenga la bondad de decirme el nombre y la altura de la antigua costa 2b, del morro 7 y de la capa 3. Las Palmas, 18 de Marzo de 1857.— Sir Charles Lyell. A su tiempo recibí las cartas de V. del 22 y 23 de Noviembre, así como los fósiles clasificados y las obras. Estoy V. muy agradecido por su soli citud en iniciarme en los adelantos que le debe la ciencia geológica. He enviado mi padre, con súplica de que lo remite V. por el primer vapor que salga de Tenerife para Inglaterra. todo lo que he podido encon— © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 67--- trar en mis excursiones. Tambidn tengo el gusto de enviar á V., esperando se digne acogerlo favorablemente, una relación de lo que he observado en los diversos lugares, con planos y cortes sacados en el terreno. Ruego á V. tenga la bondad de dar en mi nombre las gracias á Mr, Ten nant por su obsequio y entregarle el paquete de fósiles que, dirigido á dI, hallará V. entre lo demás de mi envío. Nuestros cumplimientos á lady Lyell, á quien agradecemos sus recuer dos.-- Pedro T’ 4affiotte. De algunas observaciones acerca de la geología de Gran- Canaria En mis últimas excursiones he observado que en la parte norte de esta isla existe una formación calcáreo arcillosa que constituye la parte superior de todas las mesetas, cubre las faldas y laderas, penetra en las grietas y hendiduras causadas por los inovimientos de los volcanes y contiene con chas terrestres fósiles, de las que envío á V. algunas especies. Se extiende regularmente apoyada en la montña desde el punto X hasta el reservoir del plano figura 2; sigue por la arena hasta el mar y por LI... L4 del istmo de Guanarteme ( Fig. 7). En algunas partes, como en O, las conchas terres tres han penetrado en las formaciones marinas. La formación calcárea ( línea punto y raya del planó anterior, fig. 2) se ccmpone principalmente de concreciones más ó menos gruesas, durísimas y compactas, con impresiones de conchas y fragmentos conservados. Sobre ella está la capa arenosa, en unos sitios muy dura y en otros al con trario, que bien pudidramos llamar coralina, á causa de los muchos corales que contiene, y en la cual se encuentran los erizos, pecfen y dientes de peces. Esta capa arenácea reposa constantemente sobre la calcárea, y en algunas partes se van adelgazando una y otra, hasta desaparecer casi ente ramente. Las formaciones 1 y 2, figuras 3 y 5, existen como V. las ha dibujado en sus cartas del 10 de Mayo y 22 de Noviembre de 1856. Por debajo se extiende la volcánica de edad anterior ( diorita, toba traquítica. etc.), donde no hay nada de origen marino. La formación número 2 ( fig. 3) tiene su mayor altura, que es de 56 metros sobre el nivel del mar, al norte del Barranquillo de Mata, á poco más de un cuarto de milla de la ribera, casi sobre el paralelo de 28° 7’. La altura, sobre el nivel del mar, de la lava que está sobre Cueva de Baez es de 114 metros; la deIs meseta A 13 ( fig. 4) llega en las inmediacio nes del Castillo del Rey á 129’ S metros, sobre Cueva de Niz, á 151, y entre este punto y Lomo Blanco, á 192’ 8.. En Lomo Blanco he encontrado dos ó tres conchas ( vea V. las muestras) en una capa que parece de ldgamo endurecido, un poco mezclado de arena. Se dice que en aquellos alrededo res se ha sácado manganeso. Por el corte del terreno cerca de Punta del Sombrero se enterará V. de la disposición de aquella capa fosilífera y de la naturaleza de la lava. Allí son tantas las conchas marinas, que el suelo semeja un mosaico. Como verá V. por las muestras, también hay conchas terrestrés, aunque pocas. En el punto e del plano ( fig. 2, Arenales de Santa Catalina), y en otra excavación más al Norte, he ehcontrado muchas conchas, iguales á las que ya V. conoce de aquellos sitios, y algo nuevo, que le envío ahora. Entre esto último se halla un fragmento de hueso humano, que me parece un © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 - 68-- pedazo de húmero. Estaba á 2 metrós de profundidad, mezclado con las conchas, y la capa arenácea que lo cubría era muy dura. No s si esto tendrá alguna importancia. La sección de que trata y. en su cartadel 23 de Noviembre de 1856, ( fig. 5) debe de haber sido tomada en el barranco que termina en Piletas. Para mayor claridad me remito d los adjuntos dibujos y la explicación de los mismos, que seguirá d esta resefla. He vuelto ‘ á examinar los puntos D E del plano anterior y A B. de’ la sección ( fig. 2). En ellos la formación número 2 esta superpuesta d la cal cérea ( línea punto y raya del plano). Esta misma formación se encuentra cerca del mar en L 1. Vea V. las conchas que le envío, tomadas en G, y el nuevo corte por los puntos D E en la explicación que sigue, en la cual pro curard describir la naturalezasde las capas D E. Explicación de los cortes CORTE 1- 2 EN EL BARRANCO GUINIGUADA. ( Flo. 8) 1.— Canto blanco. 2.— Tierra y cantos. 3.— CaIcreo con conchas. 4.— Arena con conchas. Lin epaunto y raya de/ pIano antenor. 5.— Grünstein. 6.— Tierra. pedrezuelas y cantos rodados. 7.— Calcáreo arcilloso. ALTURA DE ESTE CORTE SOBRE EL NIVEL DEL MAR C del plano y de la sección, 906 metros. La meseta ( número 7) 151’ O. N0TA.— Este corte difiere del de Cueva de Baez en ue en este último e! canto blanco esta mús distante de la capa calcárea, y en que la lava, que examinada de cerca es de grünstein, no reposa inmediatamente en la arena.. CORTES 4- 3- y 5- 6 EN EL BARRANQUILLO DE MATA Y EN LA MESETA UE ESTÁ SOBRE LAS PALMAS ( Flo. 9 Y 9 BIS) 2.— Arena. 3 — Conglomerado. 4.— Arena. 5.— Conglomerado. 6.— Calcáreo con conchas. 7.— Arena con conchas. Lin epaunto y raya del plano anterior.. 8.— Tierra, pedrezuelas, cantos rodados. 9.— Idem, id:, Id. 10.— Calcáreo arcilloso con conchas terrestres. 11.— Capa arcillosa con conchas terrestres. ‘ CORTE 7- 8 POR EL PUNTO U. ( Flo. 10) 1.— Lava que parece tan reciente como las del’Vesubio y Lanzarote. 0.— Capa que contiene conchas marinas, cascajo, arena amarilla coma © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 LL 8 4 © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 70 la de os puntos L 1, L 2.... pero endurecida, y algunas conchas terrestres, en muy pequeña proporción. 2.— Capa sumamente mezclada de tierra vegetal. .3.— Lava que parece mds antigua que la del número 1. CORTE 9- 10, EN LA ISLETA (. FIG. 11) 1.— Nódulos ó concreciones calcáreos, arena negra endurecida, con conchas marinas. 2:— LaVa reciente como la del número 1 del corte 7- 8. CORTE Á LO LARGO DEL ARRANçuILLo DE SANTA CATALNA. ( FIo. 12) NoTí— Este corte comienza á de milla de la ribera del mar y se ex extiende hacia el Sodoeste cosa de de milla. 1.— Canto blanco. 2.— Conglomerado. 3.— Capa con. conchas. 4.— Arena endurecida, sin conchas. 5.— Canto blanco. 6.— Arena con corchas. 7.— Conglomerado. 8.— Arena sin conhas. 9.— Las dos capas de la formaceón antigua. 10.— Capas de arena, tierra y pedrezuelas. 11.— Tierra y cantos rodados. CORTES 11- 12 y 11- 12 BIS EN EL BARRANQUILLO DE SANTA CATALINA ( FÍo. 13 y 13 BIS) Estos cortes son para que V. vea cómo buza aquí la formactón antigua y consultarle si parte de esos lechos caerían desde- el n.° 9( 11, 12 bis, dere cha) hasta el 9’. CORTE POR 13- 14 EN EL BARRANCO QLIE TERMINA EN PILETAS. ( FÍo. 14) 1 .— Calcreó arcilloso. 2.— Lechos de tierra y cantos rodados. 3.— Nódulos calcáreos con conchas marinas y lechos’ de arena con muchas conchas. - Línea punto y raya cíe/ plano anterior. 4.— Capa de arena y tierra amarillenta sin conchas, - 5.— Lechos de arena sin conchas, inclinados de 40 9 hacia el Sur. CORTE 15- 16 EN EL BARRANCO QUE TERMINA EN PILETAS. ( rIo. ‘ 15) 1- 2, como en el corte 13- 14. 3.— Capa amarillenta de arena y polvo, cón conchas y algunos huesos de peces. Vea V. las muestras. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 71— CORTE 17- 18 EN EL SARRANCO QUE TERMINA EN PILETAS. ( P10. 16) 1 y 2.— Capas descritas por y. en su carta del 23 de Noviembre. 3 y 4.— Capas casi horizontales, de la antigua formación. 5.— Lechos iguales á los del mismo número del corte 13- 14: no se encuen tran en ellos más conchas que las que han caído en sus huecos desde los lechos 3 y 4. 6.— Capa de lava que se muestra hacia el corte 13- 14 y que tal vez oca sionaría las inclinaciones de los lechos marcados con el número 5, antes de que se fueran formando los depósitos 4. 3, 2, 1. Creo que las determinaciones barométricas de Barranco seco y de estos últimos lugares están un poco exageradas, á causa de algunos cambios en la atmósfera en los intervalos de las observaciones. Por ahora no digo á V. cuál es la verdadera altura de Barranco seco y expongo mis determina ciones baromdtricas acerca de las secciones 13- 14, 15- 16 y 17- 18 condicio nalmenfe, porque pienso medir las alturas por una nivelación esmerada, que nos ayudará á iuzgar mejor de las que figuran en el plano, todas las cuales, por otra parte, están determinadas por observaciones repetidas del barómetro. SECCIÓN POR A B OEL PLANO ANTERIOR. ( FIG. 2) En este dibujo he conservado las mismas letras, A B y D E, y añadido la letra 1<. La formación antigua está comprendida enla línea A K, entre 32 metros y 47’ 7. metros sobre el nivel del mar: de ella hay indicios en la pendiente. E 5, á la altura de 354 metros; de modo que esta formación buza en estos sitios 1° 9’ al ONO. Las conchas que envío en el paquete se encuentran al sur del punto E del plano, casi sobre el. paralelo de 28° 8’, á la altura de 23 metros. En D la capa es arenácea; en E, calcáreo arcillosa, con muy poca arena. En E, á la altura de 555 metros, donde había encontrado dos ó tres. conchas, no he visto otras: donde las he hallado es desde 46 metros hasta. 35’ 4.— P. Maffiotte. Londres, 25 de Junio de 1857.— Mi querido Sr. Maffiotte, Lo último que he pcibido de V. es de la mayor importancia: con sus explicaciones, planos y dibujos ha satisfecho V. á mis diversas preguntas. Doy á V. un millón de gracias por todo, y á la vez debo manifestarle por qud ha de pasar mucho tiempo antes de que me sea posible estudiar los fósiles que me ha enviado tan preciosos. Es el caso que Mr. Woodward, del Museo Británico, se ocupa actual mente con Mac Andrew ( el que con su vapor ha estado otras veces en Las Palmas) en hacer trabajos de sonda en el mar de Portugal. Yo mismo estoy á punto de partir para 1- blanda y Bélgica, y probablemente saldré de Lon dres antes del regreso de Woodward, que tiene en ciertos gabinetes del Museo la mayor parte de los fósiles recogidos con anterioridad en Las. Palmas. Esta es la causa de que por ahora no pueda tratar de aquellos objetos más que á la ligera. Yahabíamos notado. Mr. Hartung y yo, la acumulación calcáreo arci llosa que cubre todas esas mesetas; pero es muy importante la noticia que © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 72— me ha dado V. de que tambián se halla en las quiebras de las montañas. Dígame V. si continúa formándose, y en tal caso si hay indicios de que en otro tiempo fuera más rápido su proceso. El origen de esa cubierta calcárea nos ha preocupado mucho. Siento que en ella sean tan raras las conchas terrestres, porque podrían ilustrarnos acerca de su edad y otras circunstancias. No me admiraría que esa formación contuviese especies extinguidas mezcladas con las vivientes. Ruego á y. que procure enviarme el mayor número posible de hálices y de más conchas terrestres vivas, fósiles y semifósiles. Agradezco á V. que haya añadido tantas especies de la formación ma rina moderna E, y averiguado el hecho importantísimo de que las capas de esa formación, que en general hemos señalado con el número 2. está super puesta en aquella altura á la formación marina antigua, ó sea la marcada con el número 1. Si mal no me acuerdo, he dicho dV. en cartas anteriores que aunque vivientes las especies de la formación marina número 2, por otra parte tan abundantes y bien conservadas, no pertenecen á la fauna• actual de Gran Canaria. Es posible que haya tres formaciones de diferentes edades, dos marinas y una terrestre, y que de aquellas la más antigua está dividida en dos. ( Fig. 17). Pero como V. no habrá encontrado todavía conchas marinas en 1 A, no podemos asegurar que esa formación sea de muy diferente edad de la 1 B. El depósito traquítico es sin duda anterior á todas las capas marinas. Supongo en poder de V. el tomo 2.° de la traducción francesa de mi Manual. Aun no está acabada la memoria sobre la Madera: empiezo á temer que no salga tan pronto: el suplemento á dicha obra lo ha retardado, y no puedo escribir cosa alguna de Gran Canaria, sin terminar lo de la Madera. Los fósiles llegaron perfectamente, y gracias á los Sres. Bruce, Hamilton y C. a, sin que me costara nada su conducción; aunque yo hubiera pagado los gastos de buena voluntad. Entregará á Mr. Tennant el paquete que y. me ha remitido para di. Mr. Harfung se halla en este momento en San Miguel de las Azores.— Charles Lyell. La carta que sigue, del16 de Agosto, fue escrita cuando la enfermedad de una hija de D. Pedro, niña de corta edad, que falleció á los pocos días. Se trataba de una persona tan caracterizada como Sir Charles Lyell, y no procedía dilatar la contestación. Aunque está escrita, según parecá, al correr de la pluma, en la descripción geológica de los lugares y exposición de los hechos debe de ser exacta. En cuanto á las deducciones y á si alguna de ellas revela la pasión de ánimo en que era natural estuviera el que la escribió, creemos que, sin embargo, no se apartan demasiado de la verdad. Las Palmas, 16 de Agosto de 1857.— Sir Charles Lyell. Doy á y. las más expresivas gracias por el tomo 2.° de la traducción francesa de su Manual de Geologia, que Mr. George C. Bruce ha tenido la bondad de remitirme. A causa de los excesivos calores no puedo hacer excursiones muy largas. 1- le subido, sin embargo, á la meseta que está sobre Las Palmas, © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 cI p*,• - 3 - Fi8. ¿ . . 5E J7,. 5. Fiq. P bis p1 5- 4 V2C9o © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 — 74— para examinar los progresos de la formación calcáreo arcillosa. Los ci mientos del Castillo del Rey tienen fuera de tierra de 4 á 10 centímetros. Esta habrá sido la denudación de la meseta desde el siglo XVI. época de la construcción de aquella fortaleza. En el espacio de cuatro ó cinco años he observado algunas variaciones en la pendiente d c ( fig. 18), ocasionadas por las aguas pluviales, que llegarán á poner en descubierto las antiguas formaciones a d b. La pen diente d c es sumamente inclinada. Si existe alguna causa en virtud de la cual pudiera continuar formándose la acumulación calcáreo arcillosa, es de présumir que los torrentes y ave nidas de invierno, que disgregan y transportan una gran cantidad de materia sólida, hasta el extremo de que ! as aguas de nuestros barrancos sean más turbias que las del Tíber, obren en algunos puntos contrariamente á ella. Una sección del norte de la isla presenta ondulaciones como las del siguiente diagrama, en el que TV! y N indican la formación calcáreo arci llosa. ( Fig. 19). - Ls conchas terrestres contenidas en este calcáreo hasta la profundidad de diez metros, y aun más, abundan mucho en N y son muy raras en M. Veré si hay conchas marinas en 1 A del diagrama de la carta de V. á que tengo el honor de contestar. Creo que la formación volcánica ( diórita, toba traquítica, etc.) es ante rior á todos los estratos marinos; los bloques traquíticos, inferiores á dichos estratos, están como ordenados debajo de éstos. En edad más nioderná ha habido vertimientos de lava, como el marcado con la letra P ( fig. 20) cerca del Castillo del Rey, Cueva de Niz, Cueva de aez, etc. Digo á V. esto con cierta desconfianza, aunque siguiendo á Mr. Beudant en sus “ Observacione sobre las rocas” ( Traifé de Mineralogie 2. ed. N.° 279).’ M.— Formación de agua dulce. P.— Grünstein. N.— Formación marina. Q.— Depósito traquítico. R.— Mezcla de restos de formaciones anteriores. La formación M, yuxtapuesta al depósito P, me parece muy posterior á este último. Cuando haya reunido otros objetos enviaré á V. las conchas terrestres que he encontrado en M y en |
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