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EDICIÓN DE DOSCIENTOS EJEMPLARES NUMERADOS j" » i M I Vi 6TUOIOQ. UM CAMAeicrióiun ihSTiTUTun l o j - ^ , ^¡^ STORÍQ- A QEG. óAnCTI FEeDlhAnOI UniVEQ5ITATl5 Á • 1 1 1 ! o HISTORIA DE LA CIUDAD DE ICOD DE LOS VINOS ,< « 41 -? f8^ o2)- INSTITUTO DE ESTUDIOS CANARIOS EN LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA MONOGRAFÍAS SECCIÓN I: CIENCIAS HISTÓRICAS Y GEOGRÁFICAS f VOLUMEN II ( SEC. I: NUM. 1) EMETERIO GUTIÉRREZ LÓPEZ CRONISTA OFICIAL DE ICOD HISTORIA DE LA CIUDAD DE ICOD DE LOS VINOS EN LA ISLA DE TENERIFE LA LAGUNA DE TENERIFE 1 9 4 1 Copyright by INSTITUTO DE ESTUDIOS CANARIOS La Laj^ iina, 1941 IMPRENTA CURBELO - SAN AGUSTÍN, 47 - LA LAGUNA PRÓLOGO El Instituto de Estudios Canarios ha querido fionrar la memoria del que fué su distinguido miembro de número constituyente don Emeterio Gutiérrez López, reuniendo en un tomo su obra dispersa en diarios y revistas. Fué don Emeterio, como le llamaban familiarmente sus convecinos, un fiambre fundamentalmente bueno, sencillo y culto. Su amor hacia su ciudad nativa y su culto a la Historia cuajaron en una larga serie de artículos dedicados al pasado de Icod de los Vinos. La aspiración de su vida de reunir en un tomo el fruto de sus trabajos, conque ilustrar la historia de su patria, no llegó a realizarse, pese a los constantes estímulos de sus conciudadanos, interesados en que tal obra viera la luz pública. Había nacido don Emeterio el 19 de Agosto de 1868 en Icod de Tenerife, en cuya ciudad murió el 10 de Agosto de 1939. Su vida pasó casi por entero en su ciudad natal que le designó su cronista oficial en 4 de Noviembre de 1924. Periodista de vocación fundó y dirigió en la ciudad donde naciera hasta tres periódicos, únicos por cierto aparecidos en la misma: LA VOZ ICODENSE ( 1897), LA VOZ DE ICOD ( 1898- 9Q) y LA COMARCA ( 1919- 23), en cuyas páginas pu-plicó sin duda su labor más lozana de historiador. 8 El grueso de la obra aquí reunida corresponde a este último período, si bien en algún caso hemos preferido posteriores versiones de sus trabajos que con frecuencia rehacía preparándolos para ulteriores publicaciones. Hemos adoptado el criterio de agrupar los artículos por asuntos, siguiendo, en lo posible, el orden cronológico de los sucesos, suprimiendo solamente de los textos recogidos algún pasaje circunstancial o repetido. Respetamos así la redacción original, salvando por vía de nota cualquier sensible omisión o aclaración necesaria, teniendo en cuenta lo que el autor seguramente hubiera hecho de recibir el encargo de preparar la edición de su obra. Réstanos decir que esta publicación se realiza con el concurso económico del Excmo. Ayuntamiento de la Ciudad de Icod, así como con el de distinguidos hijos de esta hermosa ciudad de Tenerife. La Laguna, 14 de Septiembre de 1940. EL PARTIDO DE ICOD 7^ erminada la conquista de Tenerife, el Adelantado Mayor don Alonso Fernández de Lugo distribuyó la población de las nueve tribus o menceyatos, en que encontró dividida la isla, en tres partidos o parroquias generales, poniendo una en cada sección natural. La Laguna, donde erigió la capital, comprendía, además, los antiguos reinos o menceyatos de Tegueste, Tacoronte, Anaga y Oüimar; Taoro u Orotava, los de Taoro y Abona, y la tercera sección la compusieron las comarcas de los menceyatos de Icod, Daute y Adeje. En el año 1500 se hicieron los repartimientos de heredades para recompensar a los que ayudaron a la conquista, y el Adelantado Mayor se reservó, constituyendo mayorazgo, cien cahíces de tierra de secano en Tacoronte, primera sección; las aguas de los Realejos, en la segunda, y en la comarca de Icod, en el tercer partido, varias fuentes y tierras, que convirtió luego en ingenios de azúcar, viñas, huertas, censos, casas y solares. Entre tanto tenían existencia algunos pueblos y se echaban los cimientos a otros, construyóse una pequeña casa en La Laguna para Ayuntamiento, disponiéndose después la construcción de otras que habían de arrendarse en beneficio de los propios, ínterin se agregasen a ellas otras casas que for- 10 maran población, como resultó en las tres Caletas de Taoro, Castro y Genovés, que se convirtieron luego en los tres pueblos del Puerto de la Orotava, Rambla y Garachico. Las demás poblaciones empezaron a formarse alrededor de los templos parroquiales, según estos se iban alzando, y los gobernadores las visitaban con alguna frecuencia para promover la policía, y administrarlas civil y criminalmente, nombrando alcaldes pedáneos, y dejando en cada partido uno o dos alcaldes con alguna autoridad y bajo su jurisdicción. El partido de Daute, el más distante de la Ciudad Capital, y el más importante en aquella época, se hallaba dividido en dos distritos, el de Icod y el de Garachico. Seis alcaldías fueron subalternas del de Icod, en las antiguas comarcas de Icod y Adeje, y cinco componían el otro distrito, Garachico, propiamente llamado de Daute, de cuyo nombre se derivó el de todo el partido conocido con este nombre. El pueblo de Icod gozó desde un principio decorosos privilegios, llamándose a su alcalde Magnífico Señor, y Alcalde Mayor, no solamente por los de los pueblos que le estaban subordinados, sino que dicha denominación se la daba hasta la propia Real Audiencia de Canarias en algunas de sus provisiones, y se le conocía con el dictado de Teniente Gobernador, en su distrito. En Icod residió siempre la Comisaría de Cruzada y el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de todo el partido de Daute, compuesto de Comisario, Ministros calificados y los empleos de Alguacil Mayor y Notario o Escribano, que daba fé de sus resoluciones. El pueblo de Garachico gozó también decorosos privilegios, y en el año 1607 obtuvo el de conocer su alcalde hasta en cien ducados, para poder atender con más facilidades a las diferencias que se suscitaban con frecuencia en el tráfico de su puerto. 11 En el año 162Q se estableció un corregidor político en la Ciudad de La Laguna, suprimiéndose los gobernadores, por que ya estaba establecida la Comandancia General de estas Islas. Los corregidores se dolían de que Icod y Garachico gozaran de cierta independencia y temían que llevaran consigo todos los pueblos del partido de Daute, aminorando las rentas que producían, que afectaba a sus empleos, y no queriendo perder el beneficio que de ello percibían, hicieron que todos los alcaides de los pueblos del partido de Daute quedaran emancipados entre sí, pero ceñidos a los más estrechos términos de la Ley, y con poca jurisdicción en lo civil y en lo criminal. El pueblo de la Orotava, debido a los grandes esfuerzos y sacrificios de sus hijos más nobles, entre los que descolló el célebre Franchi Alfaro, consiguió el título y la merced de Villa exenta en el año 1648, venciendo la tenaz resistencia del Cabildo y los corregidores de la Ciudad Capital, y logró en 1650 la confirmación de esta gracia. Dos pueblos del partido de Daute, Santiago y Adeje, los más alejados de La Laguna, y los más perjudicados por la dificultad de sus comunicaciones, vendieron su libertad, poniéndose al amparo de las casas del Hoyo y Ponte, que obtuvieron el privilegio de señorío. Los demás pueblos del partido de Daute no quisieron perder su libertad, o no tuvieron valor para venderla, y, a pesar de las repetidas quejas y representaciones que elevaban a la Corte, continuaron bajo la administración directa del Cabildo y de los corregidores de la Isla. Tantas y tan repetidas fueron las quejas y solicitudes elevadas por estos pueblos al Poder Real que, al fin, deseoso de atenderlas, envió al partido de Daute al Comisionado Regio, Licenciado Don Juan Antonio Báñez, quien, después de una detenida visita y minuciosa información, recogió las quejas y aspiraciones de todos estos pueblos que vació en un infor- 12 me o representación, fechado en Icod el día 30 de Enero de 1804, y dirigió al Visitador don Esteban Antonio de Orellana, proponiendo al Real Consejo de Castilla la implantación de una Alcaldía Mayor de Juez de Letras en el partido de Daute, con jurisdicción en los pueblos de Icod de los Vinos, Guan-cha, Oarachico, Silos, Buenavista y Guía, inclinándose en favor de Icod para asiento de la capitalidad de dicho organismo. El Real Consejo, con fecha 27 de Agosto de dicho año, la remitió a la Real Audiencia de Canarias, y esta, con la censura del Fiscal, a informe de los Ayuntamientos de la Ciudad de San Cristóbal de La Laguna y de los lugares de Icod y Gara-chico. La Laguna emitió su informe favorable, y asimismo los Ayuntamientos de Icod y de Garachico, en 1806, pero disintiendo estos últimos en la elección de la población en que había de radicar el nuevo Juez de Letras, pues ambos apoyaron con documentos y razones que la capitalidad se estableciera en su respectivo pueblo, y este fué el escollo mayor con que tropezó el expediente para ser fallado definitivamente, con la rapidez que pedía la voluntad de todos estos pueblos. D espués del año 1806, en que se emitieron los informes reclamados por la Real Audiencia de Gran Canaria en la Representación del Visitador don Juan Antonio Báñez * y en los * Vióse igualmente una orden de la Real Audiencia con fecha 10 del corriente, en que se manda que en término preciso de seis días este Ayuntamiento evacué el informe que se tiene pedido por auto de 14 de Agosto de este año, con apercibimiento de que no executándolo se proce- 13 que, como en la primera parte de este trabajo se expone, quedó esbozada la división de opiniones de las dos poblaciones más importantes del partido de Daute para la implantación de la Alcaldía Mayor, no por lo esencial del proyecto, que ambas partes defendían, sino por otros motivos de orden secundario, la designación del pueblo en que había de radicar la capitalidad del nuevo organismo, detuvieron la realización de esta ansiada mejora otros motivos de mayor importancia, como fueron, primero, las disenciones en el seno de la Familia Real española, y después, los sucesos, trastornos y novedades que trajo consigo la invasión de la Península ibérica por las tropas napoleónicas. Constituidas las Cortes Generales y Extraordinarias de la Nación en la Ciudad de Cádiz, en las que se destacó con personalidad propia y adquirió gran relieve político un distinguido hijo de Icod, el diputado por Tenerife Don Santiago Key Muñoz, a quien sus paisanos habían confiado la defensa de sus pretensiones en este importante asunto, su decisiva influencia y su gran valimiento no podían precipitar la resolución del mismo, por impedirlo el debate de la Constitución, en cuyo articulado figuraba la división territorial de España. El Supremo Consejo de Regencia, por sus decretos de deria a hacer el informe que el Supremo Consejo tiene pedido sobre la pretensión de que se establezca un Alcalde Mayor en el pueblo de Icod. Y habiéndose leido la exposición que ha hecho en el particular ei señor Sindico Personero general, en virtud de lo acordado en 8 de octubre próximo en inteligencia de todo, los señores Dixeron: que se adopta en todas sus partes dicha exposición y se remita a la Audiencia en cumplimiento del informe que ha pedido a la Sata, la que unánimementí juzga que son fundadas las razones representadas por el Dr. Juan Antonio Bá-ñez en cuanto miran no sólo a la conveniencia de que se exija Alcalde Mayor de Juez Letrado en la Sección de Daute, sino también en la preferencia de Icod para que se establezca en él el referido Juzgado.—.\ cVd del Cabildo de la Ciudad de La Laguna de 2Q de Noviembre de 18ü). 14 23 y 24 de Mayo de 1812, dispuso las reglas a que debía sujetarse la división territorial de la Monarquía española, a fin de poder realizarse las elecciones de diputados en cortes y de provincia. Entre tanto se daba cumplimiento a aquellas soberanas disposiciones, el Ayuntamiento de Icod, por conducto de sus síndicos personeros Don Joseph Fernández Evora y Linch y Don Alonso Méndez y Fernández de Lugo, adelantándose a los acontecimientos que ya preveía, elevó razonada exposición al General Don Pedro Rodríguez de la Buria, Jefe político de esta Provincia, para que a! determinarse dicha división territorial se tuviera en cuenta al partido de Daute y a Icod como cabeza del mismo. La Regencia, en 22 de Octubre de 1812, convocó a elecciones generales para diputados a cortes y de provincia, y en virtud de dicha disposición, en 5 de Diciembre se constituyó en la entonces Villa y Plaza de Santa Cruz de Tenerife la Junta preparatoria para dichas elecciones en toda la provincia, bajo la presidencia del nombrado Don Pedro Rodríguez de la Buria, como Jefe político superior de ella. Comenzó sus trabajos designando una comisión de su seno para que emitiera dictamen sobre el número de partidos que deberían formarse al efecto en las Islas Canarias y su más conocida y cómoda división. El luminoso y bien meditado informe que, autorizado por Don Josef Martinón y Don Juan Bautista Antequera, se presentó a la Junta en 22 de Diciembre, fué aprobado en todas sus partes, y en 2 de Enero de 1813 se comunicó a todos los pueblos que se designaban como cabezas de partido. En cuatro se dividió esta Isla, a este efecto: Santa Cruz, Laguna, Orotava y Daute. A este último se asignaron los pueblos comprendidos desde la vuelta de Tigaiga hasta Adexe, o sean, San Juan de la Rambla, La Guaucha, Garachico, Los Silos, Buenavista, el Tanque, Santiago, Guía y Adeje, con el pueblo 15 de Icod, que así quedó establecido cabeza del partido de Daute, en consideración a su mayor vecindario, según el Estado y Memoria suscritos por e! Doctor Don Francisco Escolar, y que elevó a la Junta fechado en Santa Cruz de Tenerife a 17 de Diciembre de 1812. * Icod celebró con regocijos populares e! reconocimiento tácito de su hegemonía política por la Junta preparatoria, y se aprestó a la lucha electoral. Esta fué accidentadísima, llena de episodios más o menos pintorescos y con todo el cortejo de incidentes y protestas que tanto habían de distinguir después estos pleitos electorales. Desechamos gran parte del material que tenemos acumulado, pasando por alto las diversas peripecias de estas primeras elecciones constitucionales en el partido de Icod, y en las que lamentaron sus electores no poder presentar la candidatura de su ilustre paisano el Doctor Key Muñoz, por prohibir la reelección aquella Constitución política, y sólo consignaremos que resultaron elegidos diputados los señores Don Manuel Echevarría y Domenech y Don José de Lugo y Molina, y diputados provinciales los señores Don Juan Próspero de Torres y Chirino, Don Juan Suárez Aguilar, Don José Murphy, Don José Velázquez Figueroa, Don Pedro Qi-nory y Don Daniel O'Daly. La representación que habían elevado a las Cortes los síndicos personeros del Ayuntamiento de Icod en el año 1812, reiterando la petición de que se estableciera en este partido un Juez de Letras, con jurisdicción exenta de la Ciudad de La Laguna, había sido enviada a informe de la Real Audiencia de Las Palmas y de la Diputación provincial de * Rambla, 1.537; Guaucha con Icod el Alto, 1.016; Icod, 3.789; Qa-rachico, 1.861; Buenavista, 1.228; El Tanque, 803; Santiago, 862; Guía, 1.380; Adeje, 1.348 habitantes. 16 Santa Cruz de Tenerife, y si bien aquel alto tribunal, compuesto de personas extrañas al País, equivocó su juicio, la Diputación lo rectificó en su informe particular, dictado por el más puntual e inmediato conocimiento de las necesidades de la isla en que residían sus vocales patricios. Las Cortes ordinarias, en su vista, dispusieron que una comisión de su seno, enterándose del expediente expusiera su parecer, en el que predominó el criterio del diputado Lugo, inspirado en vicios muy naturales y escasa imparcialidad, dadas sus preferencias y amistades con los adversarios de las pretensiones de Icod. Este dictamen, que corrió impreso, fué impugnado por el Ayuntamiento de Icod en varias documentadas representaciones. Esta contradicción, y otras noticias desfavorables a la causa de Icod, motivó que su Ayuntamiento, a petición del personero Linch, se decidiera a elegir persona en la Corte a quien autorizar con sus poderes, y después de concedida la autorización del Jefe político de esta provincia para que la designación se hiciera en junta popular, celebróse en el día 11 de Abril de 1814, el Cabildo abierto, al que asistieron, además de los concejales del cuerpo municipal y con el carácter de consultivos las personalidades más destacadas y competentes de esta población. Después de examinados los antecedentes del pleito de la Alcaldía Mayor y su capitalidad en Icod, y los varios documentos y citas aportados por los concurrentes, la Asamblea municipal acordó dar poderes al Doctor Don Santiago Key Muñoz, ex- Diputado por esta isla. Canónigo Doctoral de la Colegiata de San Salvador, en Sevilla, y Rector de su célebre Universidad y con tal amplitud que todo lo que aquel esclarecido hijo de Icod hiciere, eso aprobaría, por sí y por todos los vecinos de este Pueblo, recomendándole acudiera también a los periodistas más acreditados para que inserten en sus 17 números los que por ello se les comunique, trabaxados sobre estos datos. Key Muñoz, con su reconocida habilidad política y el tesón con que defendía todos los asuntos que afectaban a su pueblo natal, logró que las Cortes ordinarias de 1814 confiaran nuevamente el expediente al examen y parecer de otra comisión, la que emitió dictamen favorable a las pretensiones de Icod, el que no pudo ser discutido por haber sido disueltas aquellas Cortes por R. D. de 4 de mayo de 1814. En 1815 el Rey Don Fernando VII expidió una Cédula mandando a la Real Audiencia de Canarias que informara acerca de la solicitud del Ayuntamiento de Icod para que se le concediera a dicho pueblo la gracia de villazgo con jurisdicción exenta y perdón de media annata, por lo que el Concejo municipal se creyó en el deber de redoblar sus gestiones nombrando apoderado en Las Palmas y en la Corte a Don Francisco de León Molina y Huerta. Don Pedro Benítez y Alzóla, Diputado de Causas de la Villa de la Orotava, pasó oficio al Ayuntamiento de Icod, dándose a conocer como comisionado de la Real Audiencia para ejecutar determinados autos, que entorpecían más el asunto, pero el Concejo solo acordó archivar la comunicación e insistir en sus gestiones de villazgo. Continuaba paralizado el asunto de la Alcaldía Mayor en el partido de Daute, hasta que en 1820, restablecido el sistema constitucional, volvieron a activarse las gestiones para su resolución. En 2 de Agosto el Ayuntamiento de Icod volvió a reunirse en sesión solemne, y también asesorada de las personas más distinguidas de la sociedad icodense, para acordar los medios más eficaces y oportunos para obtener la gracia de villazgo con jurisdicción exenta, elevándose nuevas representaciones al Rey y a las Cortes, algunas tan notables como la que autorizó con su firma el Marqués de Santa Lucía Don lí Francisco de León Molina y Huerta, Apoderado general de Icod. El Congreso de la Nación ordenó a la Diputación provincia! de estas islas informara acerca de dicha representación, y dicho cuerpo, sin reunirse, y con sólo la presencia de los Diputados Don Domingo López, que lo era por el partido de Daute, y natural de Oarachico; Don Juan Tabares de Roo, del de La Laguna; y Don Miguel Vanes, suplente, por enfermedad del propietario Don Enrique Casalón, Diputado por Santa Cruz, en reunión clandestina, emitieron un informe equivocado y contrario a la opinión de la mayoría de la Diputación, remitiéndolo a Madrid. Tan reservada fué esta actuación que sólo se conoció el informe a su llegada a la Corte. El Congreso de Diputados confió a una comisión, la de Diputaciones provinciales, * para que estudiara el expediente y emitiera el informe reglamentario. La comisión, desconociendo por completo la isla de Tenerife, encargó al Diputado señor Cabeza, que representaba esta isla, para que la ilustrara en dicho asunto. Cabeza, con intereses opuestos a los que representaba Icod y basándose en el informe de la Diputación provincial, a que anteriormente nos referimos, inclinó la voluntad de aquellos vocales en sentido opuesto a las aspiraciones de Icod, y leído en la sesión celebrada por el Congreso en el día 24 de Marzo, encontró la oposición ruda de los batalladores Diputados Ba-hamonde y Romero Alpuente, ** que lo combatieron con tesón y valentía, en defensa de los intereses de Icod, pero no pudieron evitar la aprobación del dictamen. * Se componía de los Diputados Cantero, Presidente, y los Vocales Ramos Arispe, Novoa, Fondevilla, Cortázar, Ramos García, Manzanilla, Ochoa y Díaz del Moral. ** Romero Alpuente fué un ilustre abogado de Murcia, fervoroso revolucionario, compañero del General Don Juan Van- Hale, personalidad destacada de aquella época. 19 No por eso se desalentó el espíritu público de los patriotas icodenses y del Ayuntamiento de dicho pueblo, antes al contrario, aprestáronse con mayor denuedo a la defensa de los que consideraban sus legítimos derechos, y en la sesión que el cuerpo municipal celebró el día 18 de Mayo aprobó la razonada exposición que elevó al Jefe político para que dejara sin ejecución el Decreto mencionado, hasta tanto llegara al Congreso de la Nación la Representación de Icod. Para este mismo asunto se reunió el Ayuntamiento en sesión extraordinaria y solemne el día 20, asesorado también de los notables de la población, como votos consultivos, y convinieron todos en que, además de las razones que asistían a Icod, precisaba aportar recursos materiales para sufragar los gastos de un apoderado en Madrid y demás diligencias inherentes a la campaña que había de sostenerse, y en aquella misma sesión quedó cerrada la suscripción popular. En la sesión del día 24 de Mayo de aquel año, autorizó el Ayuntamiento de Icod a Don José Murphy, * vecino de Santa Cruz de Tenerife, y Diputado electo por esta Isla, que aun no se había posesionado del cargo, para que en Madrid, en unión de Don Baltasar Dorreal, Apoderado de Icod, y de Don Luis de León Huerta y Domínguez, que a la sazón cursaba Leyes en aquella Universidad, representaran al soberano Congreso de la Nación, restableciendo la verdad alterada con aquellos informes equivocados, sobre todo el emitido por el Diputado Lugo en 1813. * El Diputado Don José Juan Cesáreo Murphy y Meade, nacido en Santa Cruz de Tenerife el 2ó de Febrero de 1774, era hijo de Don Patricio Murphy y Kelly y de Doña Juana Meade y Salí. Fué tío- abuelo de Don Nicolás Estévanez y Murphy, ministro de la Guerra de la República de 1873, que como poeta tiene un puesto distinguido entre los escritores canarios. N. del E. 20 Mientras tanto tenían lugar los sucesos que concisamente hemos venido relatando en estos artículos, las plumas de las personas doctas que en aquellos tiempos se destacaban en nuestros pueblos no permanecieron ociosas, produciendo diversas representaciones o exposiciones a los poderes públicos, por una parte, y por otra, dirigiéndose al país con folletos de propaganda y poesías alusivas, más o menos intencionadas, que avivaban el fuego de la contienda que sostenían, principalmente, las dos poblaciones más importantes del antiguo Partido de Daute. Entre todos estos trabajos literarios destacóse en primer término la razonada y documentada representación que elevó al Gobierno de S. M. el Ayuntamiento de Icod, redactada por el erudito M. R. P. Maestro Fr. Andrés Delgado Cáceres, * del Orden de Predicadores, cumpliendo el encargo que le confiara el Cabildo abierto celebrado el día 2 de Abril de 1814, en defensa de los derechos y aspiraciones de esta población. El concejo municipal premió la labor meritísimade tan amante e ilustrado hijo de icod, aprobando por unanimidad dicho trabajo en todas sus partes y acordando imprimirlo por cuenta de los fondos comunales para su mayor divulgación y distribución, entre los A'linistros que habían de ver y fallar el negocio, y además entre las personas que habían ayudado con sus noticias y sus luces, conservando el original con la carta dedicatoria del Autor en el archivo municipal, en justa memoria y agradecimiento. ** En la expresada exposición se * Fray Andrés de Lorenzo y Cáceres era hijo del Capitán Don Nicolás de Lorenzo Delgado, Diputado, Síndico Personero y Gobernador de las Armas de Icod y de Doña Juana de Cáceres Domínguez. Firmó como vocal el manifiesto dirigido a los habitantes de las islas por la Junta Suprema de Canarias el 16 de Julio de 1808, en cuya fecha era Provincial de la Orden dominicana.— N. del E. ** Libro 1.° de los Acuerdos del Ayuntamiento de Icod. 21 encuentra trazada a grandes rasgos la historia política de Icod desde los tiempos de la conquista y población de Tenerife, por lo que es muy útil a los amantes de las cosas pasadas, y aunque escrita en estilo sencillo y desprovisto de galas del lenguaje, se eleva algunas veces, no descendiendo nunca a las pequeneces y estridencias de expresión que tanto caracterizaron los escritos análogos de aquella época. Más tarde, Don Luis de León Huerta y Domínguez, también hijo ilustre de Icod y amante de sus glorias, aprovechando su estancia en la Corte, en cuya Universidad cursaba la carrera de Derecho, y varón ilustre que, andando el tiempo llegó a ser una de las personalidades de más relieve en la política de Tenerife, dio a luz un interesante folleto, defendiendo los derechos y las aspiraciones de su pueblo natal a la capitalidad del nuevo partido judicial * y atacando valientemente, con lógica inflexible y gran caudal de datos y antecedentes, las opiniones sostenidas en el Congreso de la Nación por los representantes de estas islas Echevarría y Cabeza, deshizo toda su labor, y llevó al ánimo de los competentes de aquella asamblea el convencimiento del mejor derecho que asistía a Icod en el embrollado pleito de la jurisdicción exenta, con tanto tesón sostenida. ** * Impugnación que hace el ciudadano Luis de León Huerta d las equivocadas ideas que el 24 de Marzo de 1821 produjeron en el Congreso los señores ex- diputados Echevarría y Cabeza despojando al pueblo de Icod... del carácter de cabeza de partido... y defendiendo injustamente la capitalidad del lugar de Garachico, Etc.—. Madrid: Imprenta de E. Aguado, calle de Hortaleza — 1822. ** Don Luis de León- Huerta fué hijo del Coronel Don Francisco, del hábito de Alcántara, atrás citado, y de Doña María del Buen Suceso González Domínguez, Marqueses de Santa Lucía. Don Luis de León- Huerta fué desde 1840 Marqués de Villafuerte, alcalde de Garachico en 1848 ( después de serlo de Icod en 182Q y 1835), presidente de la Diputación Provincial y Gobernador Civil interino en 1854. Un año antes de la 22 Don José Martínez Ocampo, en otro folleto, también editado en Madrid, y escrito con pluma fácil y galana, impugnó el de León Huerta con virulencia inusitada, por lo que, a pesar del ropaje de su estilo ágil y castizo, descendió a crudezas de lenguaje y detalles localistas, que amenguaron la importancia de su obra, dictada por la pasión de la luctia, con tanto ardor sostenida por una y otra parte litigante. Llegó por fin el anclado día de la resolución final de este dilatado pleito, en el que se hallaban interesadas otras poblaciones de Tenerife, y al Sr. Don José Murphy, Diputado por esta Isla e hijo de Santa Cruz, cupo la gloria, con su afortunada intervención parlamentaria, de obtener el favorable acuerdo del soberano Congreso de la Nación, que puso fin al tan debatido asunto de la división judicial de esta Isla. El Sr. Murphy, descendiente de noble familia irlandesa, emigrada, y muy conocido y popular en Santa Cruz de Tenerife, era liberal y demócrata, militando en las filas del partido constitucional que acaudillaba Don Rafael del Riego, y tenía en este asunto de la división judicial de esta isla, gran interés y empeño, por ser también una legítima aspiración de su pueblo natal, la entonces naciente capital de la provincia de Canarias. Icod celebró con gran regocijo y extraordinarios festejos tan grata nueva. En la sesión celebrada por su Ayuntamiento el día 1° de Julio de 1822 se dio cuenta de la Real Orden con inserción del Decreto de las Cortes, en que se publicación de la Impugnación citada en el texto había dado también a la estampa unas Reflexiones que D. Luis de León Huerta y Dominguez dirige a los señores de la comisión de Diputados Provinciales acerca de la residencia de la cabeza del partido de Daute en Tenerife, una de las Canarias.— Madrid: Imprenta del Censor, Carrera de S. Francisco n.° 1. 1821.— Icod ha dado su nombre a la antigua plaza de San Agustín en aquella ciudad.— N. del E. 23 declaró a Icod capital del Partido judicial de su nombre.* En 1.° de Febrero de 1823 se designó para desempeñar el Juzgado de 1." instancia del partido de la ya Villa de Icod al letrado Don Manuel Díaz de Arce, quien obtuvo prórroga para posesionarse de dicho cargo. No queremos pasar en silencio el hecho de que en la sesión del día 3 de Diciembre de aquel año 1823 el Ayuntamiento de Icod acordó nombrar procuradores del nuevo Juzgado a los Sres. Don José Gutiérrez de Lugo y Don Pedro Baute, que lo tenían solicitado, y ese acuerdo nos da una idea de las prerrogativas que disfrutaban las corporaciones municipales en aquella época. En el día 5 de aquel último mes del año de 1823, recibieron en la sala capitular los individuos del Ayuntamiento a Don Manuel Díaz de Arce, primer Juez de 1.^ instancia del Partido de Icod, que exhibió el certificado del Secretario del Gobierno de estas islas en que constaba * El Excnio. Sr. Secretario de Estado y del Despacho de la Gobernación de la Península e islas adyacentes con fecha veinte y dos de Mayo último me dice lo que coplo.^ Con fecha veinte del corriente me dicen los S. S. Diputados Secretarios de las Cortes lo siguiente— Las Cortes habiendo tomado nuevamente en consideración la división provisional de partidos de la provincia de Canarias por lo relativo a la isla de Tenerife a consecuencia de una proposición del Sr. Diputado Don José Murfi, y de una exposición del Ayuntamiento de Icod, han tenido a bien resolver Que los partidos de judicatura de la isla de Tenerife se establezcan en el modo y forma que los propusieron las Diputaciones provinciales de los años de mil ochocientos trece y mil ochocientos catorce, y la de mil ochocientos veinte, a saber: primero, Santa Cruz de Tenerife; segundo, Laguna; tercero, Orotava; cuarto Icod; con los pueblos que aquellas designan y son los siguientes: Partido de Santa Cruz, Santa Cruz con sus pagos, Taganana, San Andrés, Ximénes, la parte del pago del Rosario q. caiga sobre el mar hasta media legua de su orilla conforme al amojonamiento que se hará con el objeto de que toda la linea de costa hasta el lugar del río se halle sin interrupción en este partido, Candelaria, Arafo, Giiimar, Fasnia y Arico. Partido de La Laguna, La Laguna con 24 haber prestado el juramento de su empleo en manos del Jefe superior político, en fuerza de dispensa que por S. M. le fué concedido. Aquietáronse los ánimos en los pueblos de Tenerife hasta que volvieron nuevamente a dar la batalla algunos, produciendo instancias la Ciudad de La Laguna y los pueblos de Garachico, Guía, Tanque, Buenavista, Silos, Adeje y Santiago, que resolvió S. M. Don Fernando Vil en su Real Carta dada en Madrid a 22 de Agosto de 1833, por la cual extendió a siempre o perpetua la calidad de interina con que por su Real Provisión de 10 de Agosto de 1826 se fijó en el pueblo de Icod la capitalidad del partido de Daute, e impuso perpetuo silencio sobre este asunto a los pueblos querellosos. sus pagos exepto Ximénes, Tegueste, Tejina, Tacáronte, Sauzal, Matanza y Victoria. Partido de Orotava, Villa de la Orotava con sus pagos, Puerto de la Orotava, Realejos de abajo y de arriba, Rambla y Santa Urzula. Partido de Icod, Icod con sus pagos, Garachico, Guancha, Tanque, Silos, Buenavista, Santiago, Guia, Adeje, Arona, Chasna y Granadilla. De acuerdo las Cortes lo comunican a V. E. para su inteligencia, y que se sirva disponer su cumplimiento y devolvernos adjunto el expediente sobre el particular, el cual nos dirigió V. E. en veinte y tres de Abril último— Lo traslado a V. S. de Real Orden para su inteligencia y cumplimiento en la parte que le corresponda, previniéndole me remita una relación exacta y circunstanciada de los pueblos que comprende cada partido, y del número de almas de que cada uno conste con todas las demás noticias estadísticas que procurará V. S. adquirir.— Y lo traslado a V. para inteligencia de ese Ayuntamiento y los demás de ese distrito a quienes lo circulará exepto a los de Garachico y Granadilla, a quienes se les ha comunicado en derechura por este Gobierno y de su recibo me dará aviso oportuno.— Dios & Santa Cruz de Tenerife Junio veinte y seis de mil ochocientos veinte y dos.— Juan Bautista Antequera.— Libro 2." de Acuerdos del Ayuntamiento de Icod. 25 E n 19 de Diciembre de 1833 la Reina Gobernadora Doña María Cristina, en nombre de su augusta hija la Reina de España Doña Isabel II, expidió en Madrid, a virtud de acuerdo de la Audiencia de Las Palmas, Real Provisión cometida al Corregidor de Letras de la Ciudad de La Laguna, mandando guardar, cumplir y ejecutar, pena de diez mil ducados, la Real Carta dada en Madrid a 22 de Agosto de 1833, por su Real esposo Don Fernando VII, fallando definitivamente el pleito de la capitalidad del partido de Daute en esta isla de Tenerife. * Más tarde, cambiada la faz política de la Nación española con el Estatuto Real, y presidiendo el Consejo de Ministros personalidad de tanto relieve como Don Francisco Martínez de la Rosa, se arregló definitiva y generalmente, previo los dictámenes del Consejo de Gobierno y del de Ministros, la división judicial del territorio español, por el Rea! Decreto de 21 de Abril de 1834, que confirmó los cuatro partidos judiciales asignados a la isla de Tenerife por la Ley votada en las Cortes de 1822, con las mismas demarcaciones y capitalidades con que se establecieron. A aquel Gobierno sucedió otro, el presidido por el Conde de Toreno, y en su afán de innovar, y reformar la obra de sus antecesores, dictó la Real Orden de 21 de Septiembre de 1835 que reducía a seis los once partidos judiciales de esta provincia, señalados en el Real Decreto, anteriormente citado, de 21 de Abril de 1834, y aquella disposición, emanada con carácter de interina, afectó a dos de los partidos judiciales de esta isla de Tenerife, el de San Cristóbal de La Laguna y el de Icod, previniendo cesara el Corregidor de aquella Ciudad, y que por la Audiencia de Las Palmas se informara cuanto se le ofreciera y pareciera sobre si convendría modificar en alguna parte dicha división judicial interina. ' Legajo relativo al Juzgado de Icod: Arch. del Ayuntamiento. 26 A consecuencia de la nueva división, fueron nombrados jueces de 1." instancia en estas islas, correspondiendo al partido de Santa Cruz de Tenerife y acumulando los de La Laguna, Gomera y Hierro, a Don Juan Gil de Qibaja, y para el de la Orotava, acumulando el de Icod, Don Manuel Arce. * Con posterioridad, la Ciudad de La Laguna, considerándose perjudicada, promovió expediente para el restablecimiento de su partido judicial, que obtuvo una resolución favorable, y también lo promovió la Villa de Icod, que no obtuvo éxito, bien por apatía de los hombres que la dirigían administrativamente, o porque no alcanzó a poseer tan diligentes y buenos valedores en la Corte, por lo que continuó con la suspensión interina de su juzgado. La Diputación provincial de Canarias instruyó expediente para que en su consecuencia se sirviera el Gobierno establecer decidida y fijamente el número de partidos judiciales en esta provincia y sus respectivas cabezas, estableciendo los mismos cuatro que quedan expresados, con las mismas capitales y demarcaciones que tenían. Icod continuó defendiendo siempre sus derechos y privilegios, no perdonando ocasión de hacerlos valer, titulándose capital del partido de su nombre y protestando o reclamando cada vez que cualquier acto oficial intentaba mermarlos o ponerlos en duda. Así acontenció en el mes de Agosto de 1836, en que la Alcaldía de la Orotava, desempeñada entonces por Don Lorenzo Machado y Ascanio, se dirigió a la de Icod y demás pueblos de su demarcación, invitándoles a una reunión en aquella Villa, antes de dar cumplimiento a una orden de la Junta Provisional Gubernativa para la publicación • BOLETÍN OFICIAL DE CANARIAS, núm. 154 — 21 de Noviembre de 1836— Imprenta de Vicente Bonnet. 27 y jura de la Constitución política de la Monarquía española de 1812, y la reposición en sus respectivos empleos de todos los concejales elegidos por sufragio en 1823, cuyo oficio fué contestado por Don Luis de León Huerta y Domínguez, entonces Alcalde de Icod, oponiéndose a dicha pretensión, conducta que mereció la aprobación del Marqués de la Concordia, Jefe político de esta provincia. * En el año 1844, con motivo de incoarse expediente en la Diputación provincial de Canarias para poder emitir más fundadamente el informe que le tenía pedido el Gobierno al Jefe político de esta provincia, sobre la conveniencia de rehabilitar varios juzgados de 1." instancia, suspendidos interinamente, el Ayuntamiento de Icod, a petición del concejal Sr. Cabeza, elevó representación, que autorizó el Alcalde Presidente D. Venancio Hernández Bermejo, insistiendo sobre la necesidad y conveniencia de restablecer el Juzgado de 1." instancia. En 1868 la Junta local de gobierno de Icod, elevó al Gobierno provisional de la Nación nueva instancia solicitando dicho restablecimiento. En el año 1880, siendo Alcalde Presidente del Ayuntamiento D. Andrés de L. Cáceres y Ossuna, por acuerdo del mismo concejo elevó al Excmo. señor Ministro de Gracia y Justicia documentada instancia solicitando el restablecimiento de dicho organismo judicial, documentando los razonamientos con gran acopio de datos y antecedentes históricos, geográficos y estadísticos; instancia que pasó a informe de la Excelentísima Diputación provincial de estas islas y sufrió nuevo calvario de dilaciones y entorpecimientos. Estaba reservado a un ferviente patriota icodense, político Legajo de la Junta de la Constitución— Año de 1836— Arch. del Ayuntamiento de Icod. 28 de acción y de grandes vuelos cívicos, el obtener la rehabilitación del Juzgado de 1.^ instancia de Icod. Don Francisco G. Fajardo y Hernández Bermejo, descendiente de ilustres familias patricias, que había permanecido un largo período de su vida ausente en las florecientes y progresivas repúblicas hispano- americanas, en cuyas contiendas civiles intervino afortunadamente, al regresar a su suelo natal, sumándose a aquel resurgimiento de la conciencia insular, que cristalizó en la conjunción de fuerzas que se llamó Unión Patriótica, laboró por el engrandecimiento moral y material de Tenerife, en general, y en particular por el del pueblo de Icod, que era el amor de sus amores. Aprovechando aquel hermoso resurgimiento del sentir tinerfeño y trabajando siempre con fe, constancia y ardimiento, al resolverse en las Cortes de la Nación el entonces llamado pleito provincial, logró fuera incluido en el articulado de la Ley de Reformas administrativas de Canarias, de 11 de Julio de 1912, el Juzgado de 1.^ instancia de Icod. El Ministro de Gracia y Justicia, en R. D. de 21 de Octubre de aquel año, dictado para dar cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 4° de aquella Ley, creó nuevamente el Juzgado de Icod, en esta isla de Tenerife, con categoría de entrada, y formado por los pueblos de Icod, Guaucha, Gara-chico, Silos, Buenavista, Tanque y Santiago, y el mismo departamento ministerial, por la R. O de 25 de dicho mes y año, dispuso la implantación del expresado organismo judicial, que comenzó a funcionar el día 1° de Marzo del siguiente 1913, inaugurándolo como primer Juez el Sr. Don José R. Fernández Díaz, actual * Presidente de la Audiencia provincial de Santa Cruz de Tenerife. Últimamente, rigiendo los destinos de la Nación el go- * 1930. N. del E. 29 bierno del General Primo de Rivera, dispuso se formara una nueva demarcación judicial por el Real Decreto- Ley de 17 de Diciembre de 1926, que refrendó el entonces titular de la cartera de Justicia y Culto, Don Galo Ponte, y a los efectos en dicha disposición prevenidos acudió Icod con una amplia información, razonada y documentada e inspirada, no sólo en los derechos históricos, sino en la conveniencia pública, cuyo trabajo dirigió e impulsó el Juez Don Francisco García y Espinosa de los Monteros, mereciendo la aprobación de los organismos judiciales superiores y su favorable informe, y se coronó esta obra con la construcción de dos magníficos edificios, uno para instalar el Juzgado de 1." intancia y otro para la cárcel o prisión del partido, debidos a la constancia y tesón de tan entusiasta magistrado, con lo que estos dos servicios públicos resultan ser hoy los que más bien instalados se hallan en esta provincia. II BELICAR El historiador P. Espinosa, que escribió por e! año 1594, en su obra EL ORIGEN Y MILAGROS DE NUESTRA SEÑORA DE CANDELARIA, expresa: Los naturales guanches viejos dicen que tienen noticia de inmemorable tiempo, que vinieron a esta isla sesenta personas, mas no se sabe de donde, y se juntaron e hicieron una habitación Junto a Icode, que es un lugar de esta isla y el lugar de su morada llamaban en su lengua Abzan xiquian abcanabc ceran, que quiere decir: lugar del Ayuntamiento del Hijo del Grande. Otro tiistoriador canario, Núñez de la Peña, refiriéndose a la aparición de la Virgen de Candelaria, escribe: En este mismo tiempo fué hallada en la Caleta de Icod una imagen de San Marcos, que por la haber allí halládola, la llaman la Caleta de San Marcos, y se tiene entendido haber venido de donde la nuestra Señora, por que fué en un mismo tiempo hallada: está en el dicho lugar de Icod; es milagrosa. Viera y Clavijo, refiriéndose a los Reinos en que se hallaba dividido Tenerife, escribe: Chincanayro.— Obtuvo la monarquía del país de Icod, y se halló en la conferencia de paz con Diego de Herrera y que en Icod, al tiempo de la Conquista de Tenerife, reinaba Belicar, hijo de Chincanayro y añade, perdió el reino y la reputación de Valeroso por haberse 32 negado a las negociaciones en que Bencomo le propuso una alianza ofensiva y defensiva. Pero el Arcediano de Fuerteventura, que fué el más documentado y sagaz de nuestros historiadores, da como un hecho indiscutible la formación de otra alianza o liga entre el Mencey de Icod y los de Daute, Adeje y Abona, para defender separados de la confederación de Bencomo las tierras en que reinaban como señores absolutos y su independencia y libertad. Está fuera de duda que después de efectuadas las paces de los Realejos el 25 de Julio de 1496 continuó la lucha por la conquista de Tenerife, resistiendo las huestes de estos Menceyes el avance de las tropas de Lugo, reforzadas con muchos de los indígenas sometidos, conocedores del terreno y de las costumbres de los moradores de la parte occidental de esta isla. Como la comarca de Icod era la más cercana a las de las tribus sometidas, en ella concentróse el núcleo de sus guerreros enviados por los reinos de Abona, Adeje y Daute, capitaneados por sus respectivos Menceyes Adjoña, Pelinor y Rosmén, que con los de Belicar defendían la tierra palmo a palmo de las embestidas del ejército conquistador en todo el ancho del frente que formaba el ejército indígena desde la ribera del mar hasta las faldas del Teide. Varias fueron las escaramuzas que se libraron entre ambas fuerzas al ponerse en contacto, y muchos los consejos celebrados entre los jefes y notables de los guanches para organizar la común defensa. El consejo o junta más importante fué el celebrado el día 28 de Septiembre de aquel memorable año 1496. En él se dibujaron desde un principio dos tendencias: una, la de los más ardorosos y vehementes, partidarios de continuar la resistencia a todo trance y otra, la de los más prudentes, que aspiraban a negociar una paz honrosa, terminando aquella guerra tan desventajosa y desigual. 33 Triunfó esta última opinión, y al día siguiente, en que la Iglesia Católica celebra la festividad del Arcángel San Miguel, una comisión compuesta de los cuatro Menceyes citados y los más notables de sus Reinos, emprendieron la marcha al campamento cristiano del Realejo de Arriba, atravesando los frondosos bosques que cubrían la tierra hasta llegar a las alturas que coronan el Valle de Taoro, donde hicieron alto, y demostraron con señales que iban a parlamentar. Recibidos por el Adelantado Mayor y su lucido séquito, en aquel campamento donde ya empezaban a alzarse los muros de la futura población del Realejo Alto, con asistencia del Escribano público y de los Ministros de la religión cristiana, que acompañaban a Fernández de Lugo, ante el altar y con la mano puesta sobre el libro de los Evangelios prometió el Generalísimo español guardar a los guanches las consideraciones debidas, y que ni ellos, ni sus hijos y vasallos serían esclavos. * Allí se administró el sacramento del bautismo a los Menceyes guanches y sus notables. A Belicar se le dio el nombre cristiano de Blas Martín, y a su esposa, hermosa mujer indígena, hija del hidalgo guanche Pedro Vizcaíno, el de Ana. Algunos historiadores regionales aseguran que Belicar tenía su corte en las Cuevas de Artaos, en el Valle de Icod, las que abandonó más tarde, después de la paz, pero nada dicen si lo hizo por propio impulso u obligado por los conquistadores. Sea lo que fuere, lo cierto es que Belicar abandonó después de la conquista, como otros Menceyes, la comarca donde ejerció autoridad, y que se avecindó en los Realejos, donde, como antes dijimos, otorgó testamento. * Escra. de transacción ante Sebastián Páez. Laguna, Abril 1519.— Folio 698. 34 El señor Pizarroso, que escribió acerca del pasado de estas islas, opina que el nombre de Belicar, viene del de Bel o Belo, que sustituyó a Baal, a quien tributaban culto los canarios: Del nombre de la divinidad Bel se compusieron los nombres propios de guerreros Babel y Belicar, y los del lugar Belmaco de la Palma y Belgara del Hierro. Algunos escritores de ahora afean la conducta de Belicar y sus colegas los Menceyes de Abona, Adeje y Daute por no haber entrado en la alianza propuesta por el Kebehí Bencomo para luchar con los invasores de Tenerife, juzgando cobardía su actitud, criterio que no compartimos, e ignoramos los móviles que a ello les impulsaron. Muy arraigada está la creencia de que lo hicieron por los recelos que abrigaban del Men-cey de Taoro, a quien juzgaban con intenciones imperialistas, como ahora* se dice, pero ¿ qué extraño es que los escritores de ahora se produzcan así, cuando el canónigo Viera, el patriarca de la Historia Canaria, censuraba aquella actitud con el comentario que respecto de Belicar recogimos al principio de este artículo, y diciendo de Adjoña que fué un Mencey receloso e ignorante, que temiendo quedar oprimido por las armas del rey de Taoro, no quiso dar oídos a la liga general que se le propuso para defender la patria del común enemigo; y tuvo que rendirse después sin batalla, sin honor y sin mérito y de Pelinor temió menos a los españoles que a Bencomo; y creyendo que él por sí sólo podría resistirles, en caso que penetrasen hasta el reino de Adeje, se halló por último en la dura necesidad de venir a rendirse, sin que los enemigos se tomaran el trabajo de ir a buscarle; y de Rosmén, el Mencey de Daute, se sometió a las huestes de Lugo sin haber disparado un banot? * 1932. N. del E. III LAS CUEVAS DE ARTAOS Convienen todos los que se ocupan de historia guanche que Belicar, el Mencey de Icod, habitó las cuevas llamadas de Artaos, pero ningún historiador, que nosotros sepamos, determina el lugar o paraje en que dichas cuevas están o estuvieron situadas, dándose el caso, bastante raro, que ninguna persona de esta localidad, letrada o analfabeta, me haya podido señalar con fijeza el sitio donde existió la corte del hijo de Chincanayro, si bien todos los que he consultado aseguran que fué en El Sanguiñal, tierras situadas en el Miradero o pago de Santa Bárbara. El P. Espinosa, ninguna luz nos da acerca del lugar en que tuvo su corte el Mencey de este Reino. El P. Pimienta * según el señor Montes de Oca, habla que Pablo Martín Buendia, natural de Canaria y conquistador de Tenerife, primo de Cristóbal Delgado, poseyó las casas que fueron del Rey de Icod, y que estas estaban en el lugar llamado Artaos, pero no da luz alguna acerca de la situación de dicho paraje. Don Cipriano de Arribas, que vivió en Icod algunos años M. S. Segunda parte. 36 y recogió muchas noticias de los antiguos habitantes de esta isla, escribe: El territorio de Icod, constituyó el Menceyato de Icoden, rigiéndolo en el momento de la Conquista Belicar, que asimismo sometido, fué bautizado con el nombre de Blas Martín. Residía en las Cuevas de Artaos, ( Sanguiñal) las que fueron donadas, con dos fanegas de tierra al canario conquistador Pablo Martín Buendia, como consta, en el título 16 de Mayo de 1503, folios 40 y 48 y libro 2° original, cuaderno 18 folios 18 y 35. * Esta es la noticia más concreta que hemos leído acerca de las Cuevas de Artaos pero aun abrigo mis dudas de que fuera El Sanguiñal la situación de la corte del Mencey. En la cordillera que por la parte occidental cierra el Valle de Icod, lugar opuesto al Sanguiñal, que está al oriente, existen varias cuevas, anchas, profundas, de techo elevado algunas, y todas próximas entre sí, en sitios casi inaccesibles, sobre los nacientes y siguiendo el curso de las aguas que fluyen en esta parte del término municipal y riegan las tierras que se hallan debajo y este es el paraje, en mi humilde pensar, donde debió haber estado la corte del Mencey de Icod, y por consiguiente, las Cuevas de Artaos, pues no es presumible, que teniendo los guanches tan buenas habitaciones en sitio tan estratégico fueran a habitar y tener su corte en El Sanguiñal, distante de las fuentes, cuyas aguas necesitaban. Desposeído Belicar de sus casas y sus tierras, e instalados en la parte occidental del Valle de Icod los conquistadores y primeros pobladores cristianos, lógico y presumible es que el ex- Mencey escojiera la parte opuesta. El Sanguiñal, para vivir con los suyos, alejándose de los extraños y molestos huéspedes que tomaron posesión de sus antiguos dominios. Esta es mi creencia. * A TRAVÉS DE LAS ISLAS CANARIAS, pág. 129. 37 Que Blas Martín, el ex- Mencey de Icod, habitara en El Sanguiñal, es aserto que no ponemos en duda, antes al contrario, lo creemos firmemente; pero su estancia en El Sanguiñal tuvo que ser después de haber sido desposeído de sus cuevas y de sus tierras, buscando el apartamiento de los conquistadores, pues por mucha bondad que tuviera y con bastante fe abrazara la nueva religión, perdiendo su primer nombre, y adoptando el cristiano de Blas Martín; por sincera que fuera su inclinación a someterse a los conquistadores europeos, no es probable que no sintiera dolor al verse desposeído de su morada y de las tierras que formaban su patrimonio y estas en poder de la extraña gente que le sustituyó en el gobierno de su Reino y su Patria. El documentado artículo que el señor Montes de Oca publicó en las columnas de LA COMARCA el ó de Julio de 1Q19 con el título de Curiosidades y Cosas, me afirma más y más en mi opinión, pues en dicho trabajo, avalorado con citas y noticias, para mi desconocidas, si bien se afirma que Blas Martín fué desposeído de las Cuevas de Arlaos y vivió en El Sanguiñal, no demuestra en nada que en dicho lugar estuvieran situadas dichas moradas reales, antes al contrario, se ve claramente, como lo demuestran sus citas de los instrumentos otorgados en los Realejos, que se iba alejando de su Reino y del lugar de su nacimiento. Conócese aún en Icod un paraje, cercano al mar, con el nombre de Cueva del Rey, donde hay una cueva, pero ésta, sobre la que existe una leyenda guanche, no es presumible fuera la rtiorada habitual del Mencey, la corte, pues está sola, en terreno agrio y abrupto, y además, alejada del Sanguiñal y de las fuentes, por lo que hay que desechar la idea fuera esta la de Arlaos. Don Cristóbal Afonso, que en unión de otros hijos del País amantes de la Ciencia, visitó en 1776 las cavernas o gale- 38 rías subterráneas de Icod, describiéndolas en sonoros endecasílabos pareados, nada sabe, o dice, de las famosas Cuevas de Artaos, quizás por lo que expresa en las siguientes estancias: * En este pues lugar famoso, si no de los mayores, populoso, cuyos principios, por algún descuido, sus archivos los guardan en olvido... * Don Cristóbal Afonso, pintor que floreció en el siglo XVIIl, autor de la composición poética citada, inserta fragmentariamente en la HISTORIA DE LAS ISLAS CANARIAS. [ A. J. Benítez], págs. 97- 99, visitaba por segunda vez el 14 de Noviembre de 1776, la famosa cueva. Esta segunda exploración ha sido relatada por Don José de Béthencourt y Castro, también orotavense, conservándose su manuscrito en la Biblioteca Municipal de Santa Cruz de Tenerife. N. del E. IV EL PLEITO DE LOS DOS ALONSOS Otorgó Don Alonso de buen grado lo que pidió Bencomo, y de ello hizo a pedimento suyo juramento en un misal sagrado prometiendo asi la libertad a los nivarios... ( VlANA) Ajustadas las paces de los Realejos en el memorable día 25 de Julio del año 1496 entre el ejército de Don Alonso Fernández de Lugo y las tribus guanches que combatieron bajo la dirección de Bencomo, el fiero Mencey de Taoro, no por eso quedó completamente sometida y pacificada la isla de Tenerife, pues continuaron resistiendo los naturales de los reinos de Icod, Daute, Adeje y Abona, contra los que lanzó el Conquistador gruesos contingentes de su ejército y pequeños destacamentos que guiados por los guanche sometidos se internaban isla adentro, no sin antes sostener encarnizados encuentros con los indómitos naturales, que se iban retirando a lo más fragoso de las sierras, perseguidos a sangre y fuego por los soldados castellanos. Así las cosas, Adjoña, Mencey de Abona, Pelinor, de Adeje y Rosmén de Daute reuniéronse con sus notables en la 40 corte de Belicar, Mencey de Icod, el día 28 de Septiembre de aquel para nosotros famoso año de 1496 y deliberaron ampliamente acerca de la situación de la isla, estudiando los medios y elementos de que disponían para poder continuar la resistencia armada contra el poderoso y aguerrido ejército invasor. Discutióse detenidamente sobre las ventajas de la paz y las peligrosas y funestas consecuencias de la lucha, de una lucha que ya consideraban desigual y estéril, señalándose dos tendencias opuestas: una, belicosa e intransigente y otra, pacifista y amornizadora. Prevaleció con esta última el consejo de los prudentes y acordóse explorar el ánimo del caudillo español para negociar una paz honrosa, que evitara la efusión de sangre y les garantizara su libertad. El día siguiente de celebrado este tagóror, día en que la Iglesia cristiana conmemora la Dedicación del Arcángel San Miguel, partieron de Icod los reyes guanches Adjoña, Pelinor, Rosmén y Belicar abandonando muy de mañana las Cuevas de Artaos, en las que el de Icod tenía su corte, y atravesando bajo los frondosos bosques de pinos, hayas, brezos y laureles que cubrían como un toldo de verdura toda la extensión del Sanguiñal, La Guaucha e Icod el Alto, llegaron a este último paraje, donde descansaron, cubriendo con sus huestes de notables y guerreros la cresta de la elevada sierra y, contra la costumbre guanche, en completo silencio. Desde aquella altura, dominando el vasto panorama del norte de Tenerife, teniendo a sus pies el hermoso y florido valle de Taoro y distando pocos tiros de onda del campamento de los Realejos, donde ya comenzaba a alzarse esta población, designó cada Mencey un representante entre sus notables más expertos y caracterizados, con los que formaron la embajada que enviaron a conferenciar con el general castellano. Grande fué la alegría que experimentó el de Lugo al conocer por los embajadores guanches el motivo de aquel 41 alarde de fuerza y dadas las seguridades pedidas recibió a los Menceyes en su campamento, con visibles muestras de afecto y consideración, conviniendo las condiciones de la paz y reconocimiento por los guanches de la soberanía de la Corona de Castilla. Los Menceyes de Icod, Daute, Adeje y Abona rindieron solemne acatamiento y vasallaje a los Reyes Católicos y el Adelantado Mayor, en su nombre, a presencia de lo más florido de sus guerreros y ante sus capellanes y escribanos, puestas las manos sobre el libro de los Evangelios, prometió a los guanches no privarles de su libertad, ni a sus hijos, subditos y sucesores y respetarles en la posesión de sus bienes. De como cumpliera Don Alonso sus promesas y juramentos, asunto es del que se ha escrito y fantaseado mucho, existiendo poca claridad y escaseando las noticias concretas y fidedignas de esta segunda fase de la conquista y total sumisión de la isla de Tenerife. Creencia generalmente divulgada ha sido la de que los guanches sometidos fueron perseguidos y esclavizados; pero lo cierto es, y se halla fuera de toda _ duda, que los Reyes Católicos Don Femando y Doña Isabel aprobaron y ratificaron las capitulaciones de los Realejos, fordenando se guardaran y cumplieran; que honraron a los ' Menceyes, considerándolos entre sus Hijosdalgos y concediéndoles escudos de armas y privilegios, y tan mal considerados no estarían por los conquistadores, cuando enlazaron con sus P familias y luego fueron troncos gloriosos de árboles nobilísimos, que aun ostentan con orgullo las casas más antiguas de Tenerife. Por si alguna luz sobre la forma en que fueron tratados los reyes guanches y sus hijos después de la capitulación del 29 de Septiembre de 1496 pudieran dar las noticias que poseemos, vamos a relatar el siguiente episodio, acaecido 42 pocos años después de aquella fecha que podemos llamar gloriosa para la isla de Tenerife y en que se verificó su total incorporación a la Corona de Castilla. " Cntre los cuatro reyes guanches de la conferencia de Icod, -^ destácase por la altivez e inflexibilidad de su carácter y por la consideración y estima en que le tuvieron sus colegas de esta isla y sus deudos y vasallos, Pelinor de Adeje, llamado el Fuerte, y más tarde Don Diego, al recibir las aguas de! bautismo en la iglesia de Santiago, del Realejo Alto. Los Reyes Católicos, Don Fernando y Doña Isabel, le colmaron de honores y privilegios y según el genealogista P. Gándara, al serles presentado, le dieron las siguientes armas: en campo de oro dos palmas verdes cruzadas y encima una corona de oro; al lado derecho, una R. y al siniestro una D.; en la parte media del escudo, dos rejas abiertas por el medio y en cada una tres ovejas blancas por la parte de adentro; al pie dos lobos blancos con collares rojos. * Tuvo en repartimiento por el Adelantado muy buenas tierras, unas cien fanegadas en el barranco de Masca y en el Valle de Santiago. De su matrimonio con Doña Catalina, llamada de Lugo, dejó cinco hijos; María de Lugo, que casó dos veces, primero con Don Pedro, guanche de Adeje, que se avecindó en Buenavista y en se- * Fr. Antonio H. Bermejo M. M. S. S. Informaciones por la casa de Linch y Don Fernando Hurtado de Mendoza. 43 gundas nupcias, con otro príncipe guanche de Güimar llamado Andrés de Llerena; Don Diego, que no tuvo sucesión; Don Alonso Díaz; Don Fernando, que tampoco tuvo sucesión e Isabel Díaz, que casó con Juan de Bonilla el que perpetuó su nombre al darlo a un monte de Icod. , Don Alonso Díaz, que con la parte de tierras que le tocó heredó también las virtudes de su padre, avecindóse en el Valle de Santiago. Allí vivía feliz y tranquilo descansando en la fe de los tratados el noble hijo de Pelinor, fomentando la criazón de ganado cabrío y lanar en las fértiles praderas de las Manchas y Arasa, libre de cuidados, continuando la vida patriarcal de su raza y bendiciendo los beneficios de la paz, en buena armonía con sus vecinos, y respetando la para él sagrada autoridad de los conquistadores. El Adelantado Mayor, Don Alonso Fernández de Lugo, que como es sabido reservóse, entre otras, las aguas de Icod, donde levantó esta población y tuvo casa en la calle que aun lleva su nombre, visitaba con alguna frecuencia dicho lugar, donde, además de la policía y buen gobierno de la naciente urbe, atendía a su hacienda. Aprovechaba su estancia en los que fueron dominios de Belicar para visitar también los lugares próximos, llegando varias veces hasta el retiro de Alonso Díaz, que le recibía y atendía con respetuosa consideración, agasajándolo con la explendidez e hidalguía que heredara de su ilustre progenitor. Muy lejos estaba el hijo de Don Diego el Fuerte de pensar que aquella hospitalidad y aquellas atenciones habían de ser correspondidas con un agravio y un despojo. Sin causa ni motivo alguno, cuando más cordiales eran las relaciones entre los dos Alonsos, el de Lugo y el de Díaz, despojóle aquél de doscientas cabras, los mejores ejemplares que poseía el hijo de Pelinor en sus rediles y apriscos del Valle de Santiago. Don Alonso Díaz arde en justa indignación 44 y celoso de su hacienda y de su honor, sujetando la impetuosidad de su carácter, con serena entereza y altiva dignidad protesta y reclama con tesón y valentía, sin temer las iras de su poderoso detentador. Quéjase una y otra vez el resentido guanche y confiado en la fuerza de los tratados y en la legitimidad de su derecho, reclama contra la usurpación de sus bienes, hasta que convencido de que en Tenerife no se le haría justicia, preséntase al Rey de España, expone virilmente sus quejas y pide una justa reparación. El terco y testarudo Don Alonso Díaz, despreciando el enojo del Adelantado Mayor y desafiando su poder, entre otras razones, dice: que el General Fernández de Lugo no cumplió con los tratados, porque habiendo jurado sobre los Evangelios que ni ellos ( los guanches) ni sus hijos serian esclavos, después con engaños los llevaron a España y allí los vendieron a algunos, lo que sabido por el Católico Rey les mandó a restituir a su país; no les dio las tierras que poseían, sólo las que a él le parecieron; hasta querer usurparle sus criazones. El Monarca, noble, magnánimo y previsor oyó las quejas de su agraviado vasallo y ordenó a la Real Chancillería hiciera bajar una orden para residenciar al General Fernández de Lugo. Muy mal efecto debió haber producido en el ánimo del Adelantado la Real Provisión, que venía a mermar su prestigio y a rebajar su autoridad. Temeroso, además, de perder la gracia de sus Reyes y no confiando en el buen resultado del fallo que en su día pudiera recaer, apresuróse a negociar una transacción con Don Alonso Díaz, para evitar la celebración del juicio de residencia. Este no llegó a efectuarse merced a la hábil intervención del Procurador Antonio Ortega, quien llevó el negocio a feliz término, dejando complacidos a los dos Alonsos; al de Lugo, porque evitó el escándalo de la residencia y al de Díaz por que, fuerte como su ilustre progeni- 45 tor, recuperó su hacienda y vio reconocidos sus derechos en documento público y solemne. * Volvióse a sus tierras y majadas del Valle de Santiago Don Alonso Díaz, tranquilo y contento por haber triunfado de contrincante tan poderoso y temible como el Adelantado Mayor, en aquel ruidoso pleito en que, además del derecho del hijo de Pelinor a sus tierras y ganados, ventilóse el de los nuevos vasallos de los Reyes de España y su consideración de ciudadanos libres, ratificándose solemnemente las promesas y juramentos que sirvieron para concluir una guerra cruel y exterminadora y dar un florón más a la corona de Castilla. Grandes fueron Bencomo, Tinguaro y demás príncipes guanches que combatieron los primeros por la independencia de Tenerife y la libertad de una raza noble y fuerte; magnánimos, dignos y previsores fueron Pelinor, Belicar, Adjoña y Rosmén que perdida la esperanza en la victoria negociaron una paz honrosa, sin claudicaciones ni cobardías; pero grande fué también el fuerte y animoso hijo del Mencey de Adeje, el apacentador de ganados del Valle de Santiago, que supo defender su derecho cuando aun estaban frescos los laureles del vencedor de aquella virtuosa nación. Alonso Díaz no sólo vindicó su hacienda y defendió su honor, sino que también honró la memoria de sus progenitores y aseguró la libertad y el derecho de todos los que como él pertenecían al noble linaje guanche. Sin más armas que la fuerza de la razón y las cláusulas pactadas ante el altar del campamento de los Realejos, solo contra un adversario poderoso que tenía a su favor el derecho de la fuerza que le daba su cargo de Gobernador y Justicia mayor de Tenerife y La Palma, y sin temer a sus iras ni a su venganza, afeó su conducta ante los Reyes de aquella Nación gloriosa y magna- * Escra. Sebastián Páez, Abril 1519, P 698. 46 nima que conquistó los dominios más dilatados y llevó la enseña roja y gualda a todos los ámbitos del mundo. Sirva de alto ejemplo, digno de imitación, y de noble estímulo para la juventud isleña, el rasgo de civismo y gallardía del noble guanche del Valle de Santiago que no toleró la humillación de su raza, ni consintió el despojo de su hacienda, ni bajó la cerviz ante la tiranía y la soberbia de un poder absoluto y arbitrario. EL BENEFICIO DE DAUTE Harto sabido es, y asi lo hemos consignado varias veces, que la isla de Tenerife, desde los primeros años de su conquista y población por las huestes del Adelantado Mayor Don Alonso Fernández de Lugo, se subdividió en tres beneficios generales o partidos eclesiásticos: La Laguna, Taoro y Daute. Estos tres partidos eclesiásticos, transcurrido algún tiempo, y conservando siempre su antigua denominación, se convirtieron en partidos civiles para los efectos de la administración de justicia y los de la policía y fomento de los nuevos núcleos de población. Tuvieron su origen en la fundación y erección de sus iglesias parroquiales, y refiriéndonos ahora solamente al de Daute, conviene consignar que fué ésta denominación guanche La sede del Mencey Rosmén, que en estas tribus ejerció su soberanía, hallábase situada en el mismo paraje donde se alzó después el caserío de San Pedro de Daute y su célebre y antigua iglesia parroquial. Los soldados de Lugo, al ratificarse las paces del Realejo Alto, el día 29 de Septiembre de 1495, penetraron isla adentro, invadiendo todas las comarcas de la parte occidental de Tenerife, tomando posesión de la tierra, y escogiendo los 48 lugares que destinaban para su asiento y el de las futuras poblaciones. Después de situarse en el pintoresco y fértil Valle de Icod, en que dominó Belicar, pasaron a la región de Daute, y admirando la ventajosa posición en que Rosmén tenía su corte, dominando el mar azul y anchuroso que se extiende enfrente y cuyas rumorosas olas lamen sus cimientos de basalto; desplegándose a su izquierda ia verde alfombra de los llanos de Los Silos y Buenavista, y contemplando a su derecha el hermoso y abrigado puerto natural que llegó a ser después el más visitado de esta Isla, no buscaron más, y eligieron aquel paraje para su habitación, poblándose bien pronto por distinguidos caballeros de aquel ejército vencedor. En el año 1497, esto es, uno después de la definitiva conquista y sumisión de la Isla, se echaron los cimientos de un reducido templo, que la religiosidad de los conquistadores dedicó a San Pedro Apóstol. Bien pronto se amplió la fábrica y quedó terminada la Iglesia, que fué seguidamente erigida en Parroquia. Primero fué servida por el capellán del ejército expedicionario. Licenciado Juan Yanes, y más tarde por Ruy Blas, otro de los capellanes de Lugo. * • Este sacerdote, al principio de la incorporación de esta isla a la soberanía de Castilla que, como es sabido, se verificó el día 29 de Septiembre de I4Q6, ejerció su ministerio en la iglesia de San Pedro de Daute y en la de San Marcos, de Icod, y es tradición, que todos los días domingo del año decía Misa en San Pedro de Daute, en Icod y en Santa Catalina, barrio hoy del término de la Ouancha. También es tradicional la creencia de que este capellán fué el que celebró el Santo Sacrificio bajo el célebre pino de Buen Paso. Lo que sí está comprobrado, es que a Ruy Blas sucedió en el disfrute de sus bienes un sobrino suyo, llamado Pedro Aguiar, natural de la villa de Mantegas, en Portugal, que también vino a la conquista de Tenerife, y luego contrajo matrimonio, en Icod, con María Pérez de Guzmán, de esclarecido linaje, y sus sucesores, Marcos González Socas y María 49 Este fué el primer templo cristiano del antiguo reino o menceyato de Daute, y si bien empezó con fábrica reducida, más tarde se amplió, y se le dio más capacidad, lo que se verificó debido a la generosidad de los nuevos pobladores, especialmente de Antón Martín, que casi costeó la reedificación. Al principio tuvo esta parroquia extensa jurisdicción, pues llegaba hasta Adeje y Abona, atendiendo a la vez al pasto espiritual de toda aquella comarca, hasta Buenavista. De la parroquia de San Pedro de Daute nacieron las demás que luego se crearon en los pueblos del partido. En 1501 se fundó en Icod la Iglesia de San Marcos, alzándose sus muros en el mismo paraje en que hoy se encuentra, y donde ya había una pequeña ermita a la advocación de dicho Evangelista, cuya imagen, según la tradición y algunos historiadores, aparecióse en una cueva de la playa de su nombre. * Fué aumentando el templo a la par que el vecindario de Icod, por lo que, en 1515, siendo obispo de las Islas Canarias Don Fernando de Arce, fué erigida en parroquia, asignándosele un beneficio, que en 1517 disfrutaba el presbítero Roberto Santo. Buenavista, pueblo que bien pronto creció merced al entusiasmo de sus nobles pobladores, en el año 1514 empezó a edificar la Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, distinguiéndose en esta obra su alcalde Don Juan Martín de Rodas y los distinguidos patricios Juan de Mesa y Juan Méndez, que trajeron mamposteros y carpinteros de Portugal y de Guillen, más tarde, fundaron vínculo, por ante el escribano público Mon-tiano, en 1667. Don Francisco Fernández Béthencourt asegura que el mayorazgo de Ruy Blas es el más antiguo de Tenerife. * Juan Núñez de la Peña.— ANTIGÜEDADES DE LAS ISLAS DE LA GRAN CANARIA. 50 otras partes de la Península Ibérica. Adelantó la fábrica en años sucesivos hasta el de 1522, en que se la dotó de pila bautismal y archivo. * Garachico, si bien en un principio fué Aldea de San Pedro de Daute, conociéndosele con el nombre de Playa de San Pedro o del Genovés, merced al esfuerzo del noble Don Cristóbal de Ponte, que había ayudado a la conquista de Tenerife y obtenido importantes datas, no tardó en desarrollarse, debido principalmente a la bondad y comodidad de su puerto, por lo que en 1540, y por decreto del Obispo de Canarias, quedó instituida en parroquia, hijuela de la de San Pedro de Daute, la ermita del Hospital de la Concepción, con el título de Santa Ana. El primer cura que la sirvió fué el presbítero Don Sebastián Paloso, al que sucedió el bachiller Don Antonio de Montesdeoca. En 1533 el Emperador Carlos V, por su Cédula dada en Monzón, dejó indiviso el beneficio de Icod, si bien señaló sus límites, dándole unas diez leguas a la jurisdicción parroquial, hasta Adeje. Por Real Cédula de 17 de Diciembre de 1560 se dividió en dos el beneficio de San Marcos de Icod, cuya división fué confirmada por otra Real Cédula de Felipe II, dada en Valladolid a 2 de Julio de 1592, y por la que se asignó un beneficio al Licenciado Juan Martín del Castillo y el otro al Licenciado Don Fernando Vergara. Establecióse en Icod el Vicario Juez eclesiástico, la Comisaría del Santo Oficio de la Inquisición, formada por un Ministro Calificado, el Alguacil Mayor y un escribano público. En el Convento de Agustinos de San Sebastián se reunía la Confraternidad de San Pedro Mártir, compuesta de todos los Ministros calificados del partido. También quedó establecido * Nicolás Díaz Dorta.— APUNTES HISTÓRICOS DEL PUEBLO DE BUENA-VISTA.— 1908. 51 en Icod el Juzgado de Comisaría de la Santa Cruzada de todo el partido de Daute. * Estos organismos, en aquella época tan altos y poderosos, dieron a Icod la preponderancia y cualidad de capital del partido eclesiástico de Daute, y así lo consignan todos los historiadores de estas islas, y estas ventajas obtenidas por la parroquia de Icod disminuyeron la importancia de la de San Pedro de Daute, como asimismo las prerrogativas y privilegios alcanzados por la de Santa Ana, de Garachico, y la de los Remedios, de Buenavista, a costa de la Matriz citada, de donde nacieron. Los vecinos de los pueblos de El Tanque, Los Silos y Santiago seguían recibiendo el pasto espiritual de la Iglesia parroquial de San Pedro de Daute, como pagos de su feligresía, y viendo que la distancia que los separaba les imposibilitaba de cumplir con la exactitud que deseaban sus deberes religiosos, fueron proporcionándose ermitas que más tarde les sirvieron de parroquias en su desmembración de la de San Pedro, pero no podía negarse a San Pedro de Daute su brillante origen, cuando dio nombre y constituyó por algún tiempo uno de los tres departamentos eclesiásticos de la Isla. Esta justa consideración hizo que se estableciera en aquella parroquia un beneficio curado de real presentación, y aunque más adelante pareció conveniente elevar de categoría algunas de sus hijuelas, a petición del Ayuntamiento de la Ciudad de La Laguna, y que de ella había salido un beneficio para la de San Marcos, en Icod, luego que hubo fallecido en 1559 Don Diego García Calderón, párroco propietario de San Pedro, de provisión real, se dividió el beneficio de esta Iglesia nuevamente por la Real Cédula de 17 de Septiembre de 1560,** * M. M. S. S. del Arch. del Ayuntamiento de Icod. ** Viera y Clavijo.^ NOTICIAS. Tomo IV, Libro XVI. 52 pasando uno de estos, entero, a la Iglesia parroquial de Santa Ana, en Garachico, hasta entonces curato amovible segregado de San Pedro de Daute; medio beneficio a la de Los Remedios, de Buenavista, también curato de hijuela, quedando la Iglesia madre reducida a medio beneficio con el título de San Pedro, pero en realidad también de Garachico, porque al beneficiado de Daute se le obligaba a servir también en la de Santa Ana. Es indudable que Garachico, a su ya entonces mayor vecindario, agregaba la celebridad de su puerto, muy concurrido de navios de alto bordo, pero ello no impedia que los vecinos de San Pedro de Daute creyeran y propugnaran que no debía influir en el abatimiento y humillación de la Iglesia madre, que ocho años después retrocedió a la categoría de curato amovible, incorporado al de la parroquia de Santa Ana, por acuerdo del Concejo secular de la Isla. Con tales despojos a favor de Garachico afianzóse más la creencia en los vecinos de San Pedro de que había terminado para su Iglesia parroquial la preeminencia canónica de Iglesia Matriz, trasladándose este privilegio a su hijuela Santa Ana, y más cuando vieron que los párrocos de esta Iglesia presidían en la de San Pedro, hacían sus principales funciones, percibían derechos y eran recibidos con especial aparato. Esto produjo el natural disgusto e indispuso de nuevo los ánimos entre ambas feligresías, que permanecieron discordes » agitándose entre ambas parroquias largas y ruidosas competencias. El lugar de San Pedro de Daute añoraba su antigua hegemonía sobre todos los pueblos de la extensa jurisdicción que en un principio le fué dada, y si bien veía con agrado que en sus aledaños casi se establecían familias poderosas y se alzaban espléndidas mansiones señoriales, que daban a la comarca esplendor y bienestar, no se consolaba de la pérdi- 53 da de sus privilegios, que pasaban poco a poco a las poblaciones vecinas, más afortunadas. Los nombres de aquellas ilustres familias han pasado a la posteridad vinculados a las tierras que poseyeron, perpetuándose en los de las fincas de la Quinta, Interián, Talavera, Quiñones, Vinatea, Jaime, el Palmar... El ingenio del padre de la historia canaria, el insigne polígrafo Viera y Clavijo, que habitó en 1765 la finca de Daute, donde tenía un molino de azúcar el culto propietario Don José Antonio Franchy, alegró la tertulia lagunera allí refugiada, huyendo de los vientos de fronda que soplaban por la Ciudad Capital, y las festivas composiciones poéticas que brotaron de su preclaro numen, como la GACETA DE DAUTE y el poema de Los VASCO-NAUTAS regocijaron mucho y dieron que hablar a los intelectuales de aquella famosa época. * En el año 1561 quedó el lugar de San Pedro de Daute dependiente en lo civil del pueblo de Garachico, y hasta entonces se nombraba por los vecinos un alcalde que les administraba justicia en sus diferencias domésticas y vecinales, y en quien estaba afianzada la seguridad individual, la de la propiedad de los colonos y la tranquilidad pública. Después se perdió esta costumbre hasta que llegó a desaparecer enteramente por descuido o indiferencia del corto número de vecinos que entonces tenía, o bien por que se dejaron alucinar de los potentados del lugar de Garachico limítrofe. En el año 1823 los vecinos de San Pedro de Daute confirieron poder a procuradores y elevaron representación al Jefe político de esta provincia, pidiendo se les concediera el derecho de nombrar Ayuntamiento. La instancia pasó a informe de la Diputación provincial, y ésta la remitió a la Sección de Estadística... y se desestimó la petición. * José Rodríguez Moure.— JUICIO CRÍTICO DEL HISTORIADOR DE CANARIAS DON JOSÉ DE VIERA Y CLAVIJO. 1913. VI LA CALETA DE SAN MARCOS Dio nombre a esta abrigada baiiía de la costa Norte de Tenerife la imagen del Evangelista San Marcos que se venera en el templo parroquial de su nombre, en esta Ciudad, que es la misma que en los años de la conquista de esta isla apareció en una cueva próxima a la ribera del mar y de cuyo extraño y misterioso hallazgo hablan algunos historiadores, especialmente el Licenciado Núñez de la Peña. Las seguridades que presta este Puerto, resguardado de casi todos los vientos, abrigado por los altos acantilados que le circundan, con buenos fondeaderos, y una playa hermosísima, hizo que fuera desde un principio de la conquista de Tenerife escogido por los navegantes como refugio en días de tormenta. Estas ventajosas condiciones y la proximidad a los ricos bosques de pinos que entonces, y en mucha mayor abundancia que hoy, poseía Icod, fomentaron el comercio de maderas y la fabricación de embarcaciones, llegándose a construir en sus astilleros galeones y fragatas para el servicio del Rey. Don Luis de la Cueva y Benavides, Gobernador general de estas islas y Presidente de su Real Audiencia, escogió este abrigado puerto para la construcción de las fragatas que para el servicio de la Real Armada le fuera encomendado, y a este 56 efecto pasó a Icod, con buen número de carpinteros de ribera y calafates, los que permanecieron en este lugar todo el tiempo que duró la construcción de las naves. Hízose el corte de las maderas en el bosque que existió en las proximidades de la ermita del Amparo, paraje que aun recuerda este hecho con el nombre de Corte de las naos, que conserva. Los soldados de las tres compañías de Milicias que entonces había en Icod asistieron con mucha voluntad y cuidado a la fábrica de las fragatas, trabajando en ella todo el tiempo que duró, en todo lo que se les encargó por las personas a cuya dirección estuvo, y los vecinos todos se desvelaron en dar cómodo alojamiento a los soldados y operarios que trajo consigo Don Luis de la Cueva. Tan agradecido quedó el Gobernador general del comportamiento de los milicianos en Icod, que antes de marcharse, el día 30 de Noviembre de 1601, dictó en este lugar, por ante su escribano Juan Núñez de Cain y Zaraza, la carta de reserva, por la que les concedió el privilegio de no ser vejados en alojamientos en sus casas, ni hacer velas, ni contribuir para ellas, ni dar ningún servicio personal, mandando a sus tenientes, maeses de campo, capitanes y otros cualesquieras oficiales de la guerra no apremiaran a dichos vecinos a que fueran a otro pueblo a hacer alardes, sino que vinieran a Icod a hacerlos, excepto cuando hubiera rebatos, que en tal caso habían de acudir a ellos *. Tiempos fueron aquellos de constante alarma y sobresalto para los habitantes de estas islas, por la presencia frecuente de piratas y corsarios en los mares canarios, por lo que todos los pueblos vivían siempre en pie de guerra para evitar sus sorpresas y desmanes. El vecindario de Icod, atento a su defensa, tenía para sus milicias un repuesto de 500 fusiles y Arch. del Ayuntamiento de Icod. 57 un depósito de pólvora * en sitio estratégico y a cubierto de sorpresas. Pero como el peligro principal estaba en el Puerto de San Marcos, a pesar de que está atrincherado por la Naturaleza, construyó una fuerte muralla en la playa, por ser el sitio más accesible a un desembarco y estableció unn Atalaya ** en sitio preeminente de esta población, desde donde sus vigías, que dominaban más vasta extensión de mar que los del litoral, avizoraban constantemente el horizonte. Estos vecinos, ae desvelaban tanto en la custodia y defensa de su patria, que sucedió hallarse prontos en el Lugar de Garachico antes que los vecinos deste Lugar, como acaeció en 1635, que habiendo llegado unos navios sobre dicho Puerto, los descubrieron los vecinos de Icod; y luego marcharon, y el Capitán Gaspar de Torres llegó hasta medio Lugar de Garachico con su Compañía, antes de ser sentido. *** Un hecho notable tenemos que referir, acaecido en el Puerto de San Marcos, que ha pasado desapercibido para todos los historiadores de estas islas, hasta que ha sido exhumado por el docto Don Manuel de Ossuna y Van- den- Heede **** a quien copiamos íntegro: Van der Doez intentó la ocupación de la Isla de la Gomera ( 13 de Julio de 1596) sin éxito favorable y ensayó la captura ( 20 del mismo mes) de tres navios cargados de mercan- I das que se hallaban refugiados en la Caleta de San Marcos I de Icod. Por tres veces intentó la división de la escuadra holandesa apoderarse de las referidas tres embarcaciones espa-t ñolas, disparando a ese fin las piezas de artillería de los cinco * El Torreón. ** Aun lleva este nombre el extremo Norte de la calle de San Felipe, fdonde estuvo establecida. *** Don Cristóbal Pérez del Cristo y Figueroa. Memorial al Gober- Jnador General de estas islas en 7 de Noviembre de 1685. **** EL REGIONALISMO EN LAS ISLAS CANARIAS. Tomo II. 8 58 navios de alto bordo, mientras sus tripulaciones se lanzaban al combate al toque de las cajas, trompetas y clarines. Mas el daño que se les iiacia desde tierra y desde los tres barcos españoles obligaron a Van- der- Doez a desistir de tal intento. A la expresada Caleta de San Marcos acudieron el Gobernador Don Pedro Lasso de la Vega, llevando a su lado al Capitán Don Lope de Mesa, a quien encargó la dirección de las obras de defensa del Puerto y maniobras prácticas en tierra, para burlar los intentos del enemigo. Al Gobernador y a Don Lope acompañaba gente de mucha cuenta, que tomó parte en la refriega, contándose entre ella al Regidor perpetuo Tomás de Grimón, a su hijo Tomás de Grimón y Hemerando, a Juan de Gordejuela, también Regidor perpetuo de Tenerife y otras personas de distinción. VII EL MAYORAZGO DE LA ACEQUIA El Capitán Don Blas de Alzóla y Torres, Regidor perpetuo de Tenerife, fué hijo de Don Juan de Alzóla y Doña Leonor de Torres y casó en Icod, su pueblo natal, con Doña Catalina de Lugo. Aumentada con este enlace su ya importante hacienda, no teniendo sucesión y deseoso de perpetuar su apellido y el prestigio de su linaje, solicitó y obtuvo la facultad de fundar mayorazgo, la que le fué concedida por el Rey Felipe III. Instituyólo en 22 de Abril de 1655, ante el Escribano público de Icod Carlos Montiano, en favor de su sobrina Doña Francisca de Alzóla Gallegos, que estaba casada con su tío el Capitán Don Jerónimo Francisco de Alzóla y Ángulo, Regidor de Tenerife y principal representante de la Casa de Alzóla en esta Isla. El Capitán Don Blas de Alzóla vivió, como sus abuelos y casi todos sus sucesores en el mayorazgo que fundara, en su casa solariega de La Acequia, en Icod, que formó parte como pieza principal de aquella importante fundación. Patriota y católico ferviente, trabajó siempre por el aumento y esplendor de su pueblo y el culto religioso. El Convento de San Sebastián de la Orden de San Agustín, de Icod, por sus importantes donaciones y auxilios, otorgóle su patronato. llt¡£: 60 honor que agregó al mayorazgo. Contribuyó también a la fundación del Convento del Espíritu Santo, de la Orden de San Francisco, de este mismo pueblo, firmando las condiciones estipuladas en unión de su deudo el Licenciado Don Francisco de Alzóla, con el Prior de la Comunidad Fr. Juan de Montiel, en 19 de Mayo de 1641. Este patronato recayó más tarde en Doña Juana del Hoyo y Alzóla Suárez de Deza, Marquesa de San Andrés, en cuyo título continuó. Don Blas de Alzóla edificó también la ermita de San Juan Evangelista que existió en la finca La Acequia, cuya fiesta se celebraba anualmente el día 6 de Mayo. En unión del Doctor Don Juan Martínez de lUada, su pariente Don Gaspar de Alzóla Truxillo y otros distinguidos hijos de Icod instituyó el Arca de Misericordia, aportando una gran cantidad de trigo a esta benéfica fundación y gestionó la real aprobación de las ordenanzas por que se rigió. Como al fundar el mayorazgo de La Acequia, junto con el apellido y las armas de Alzóla impuso la sucesión masculina, a su fallecimiento recayó en el hijo menor de su expresada sobrina, Don Bernardo Agustín de Alzóla y Ángulo. Este casó en Icod en 1674 con Doña Juana Prieto del Hoyo y Ayala, la que sucedió en los mayorazgos fundados por Don Esteban del Hoyo Solórzano y Don Sebastián Prieto del Hoyo, que quedaron desde entonces incorporados a la Casa infanzona de Alzóla. Don Bernardo Agustín fué Maestre de Campo del Tercio de Infantería de este partido y Gobernador de las Armas de Icod en cuyo cargo logró oponerse y evitó que los soldados de sus compañías salieran de este pueblo a hacer velas y fortificaciones a otros, recabando la ratificación de este privilegio en 1685 del entonces Capitán General de estas Islas Don Francisco Bernardo Barroza y que había obtenido en 1603 su antecesor Don Jerónimo Agustín de Alzóla, en su apelación 61 y queja a la Real Audiencia de Canarias contra el Gobernador de Tenerife, que fué amonestado bajo la pena de diez mil maravedís. Sucedieron en el mayorazgo de La Acequia y patronato del Convento de San Sebastián, Don Nicolás Jerónimo Sebastián de Alzóla y Ángulo Prieto del Hoyo, Sargento Mayor de las Milicias y Teniente Coronel de Infantería. Contrajo matrimonio con Doña Andrea Francisca de Bethencourt y Llarena; Don Bernardo Agustín de Alzóla Ángulo y Bethencourt que casó en 1748 con Doña Ana Ignacia de Montever-de Lugo y Viña y éstos dejaron por única hija y sucesora a Doña Andrea María de Gracia Josefa Joaquina de Alzóla y Monteverde que casó con Don Rafael Benítez de Lugo y Mesa. Ramas de los Alzóla enlazaron con las mas linajudas y poderosas familias de estas Islas, dando esta Casa distinguidos varones que laboraron por el aumento y brillantez de Icod. En 170Q, Don Nicolás Agustín de Alzóla, con la licencia que ya había sido concedida por el Obispo Vicuña a favor del Maestre de Campo Don Bernardo Agustín de Alzóla, fundó en el Barrio de Vega la ermita de San Bernabé Apóstol, la que dotó espléndidamente. Los Marqueses de San Andrés, en quienes había recaído el patronato del Convento de San Francisco de Icod, fundaron una casa frente a la solariega de La Acequia, que aun se conoce con el nombre de la Casa del Vizconde, por haber residido en ella algún tiempo el célebre Don Cristóbal del Hoyo Solórzano, cuyas curiosas aventuras narra muy donosamente un distinguido sacerdote tinerfeño, * poseedor de buen caudal de noticias de la historia de esta Isla. * Don José Rodríguez Moure: EL VIZCONDE DE BUEN PASO, novela publicada en dos partes en los diarios LA LAGUNA, de esta Ciudad, y LA PRENSA, de Santa Cruz ( 1904 y 1924- 1926, respectivamente). N. del E, VIII EL DRAGO DE ICOD M ucho se ha escrito acerca de los dragos de las islas Canarias, y especialmente del de Icod, hoy el más famoso ejemplar que de esta especie indígena queda, tanto por sabios y viajeros nacionales, como extranjeros, estos SÚltimos en mayor abundancia. Botánicos eminentes y turistas . ilustres han historiado este árbol milenario y cantado sus excelsitudes, por lo que nosotros, profanos en la materia, nos limitamos hoy a emborronar unas cuantas cuartillas para vulgarizar el conocimiento de algunos textos de escritores nacionales con el célebre árbol relacionados. Empecemos por un hijo de Icod, el doctor Don Cristóbal Pérez del Cristo, que publicó en el último tercio del siglo XVII, su discutida obra EXCELENCIAS Y ANTIGÜEDADES DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA, * en la que, y en el capítulo segundo, página 77, se lee: Cria esse mismo monte también laureles, robles, lentiscos, barbusanos, viñaticos, tiles, hayas, palos blancos, brezos, agebuches, alamos, cedros, palmas, apreses, tabaybas, madroños, granadillas, sabinas, escobones, cardones, dragos y de algunos de estos habla Plinto guando dixo, que * En Xerez de la Frontera, por Juan Antonio Tarazona, Impresor de la Ciudad. Año 1679. 64 poblana a el Atlante vn genero de árbol no conocido: porque tal es para las otras naciones el Drago, y otros de los dichos. Y es grande prueba habla Plinio de alguno de estos arboles, lo que dizen de ellos, estas sus palabras: Tenuicas obduci la-nugine: quibus abdita arte, posse quales e bombyce vestes confiei, que essos arboles de Atlante crian en si cierto genero de lana, de la qual beneficiada se pueden liazer vestidos como de seda: porque este genero de lana se cria en los arboles de este monte, vistiendo la naturaleza con el a los arboles, y le llaman muzgo; aunque nadie hasta aora se ha adelantado a beneficiarlo, para el efeto que insinúa Plinio. Mas adelante, en el tratado cuarto, capítulo primero, hablando de la fertilidad de estas islas, dice: Fingieron luego, tenían estas vnos huertos, cuyas manganas eran doradas, y las guardaua vn Dragón vigilante, a el qual venció Hercules, y robó las manganas de estos huertos. * También: porque, como dize el texto dicho, de los huertos de essas Hesperides se dizen tres cosas entre otras. La primera, que tenían manganas doradas. Lo segundo, que vn Dragón las guardaua. Lo tercero, que Hercules bolvió a España con essas manganas vencido el Dragón, que estaña de custodia. Y todo lo hallamos verificado en Tenerife, y en su valle de Taoro. Porque primeramente, si tomamos essa historia como suena: en él hallamos manganas doradas, esto, es, vnas manganas tan singulares, que en otra parte no las ay, causa de llenarse á Inglaterra, Flandes, Indias, y á los Puertos de España, su color pálido ó dorado; en lo interior imitan á la niene; su gusto, y fragancia inexplicable; su tamaño mas que ordinario. Hallamos también Drago, esto es, vnos arboles de este nombre bien particulares, con que cercaban los arboles de manganas de tanta estimación; de que ay muchos en Taoro, fun- • Pág. 86. 65 dándose quizas en esso el dezir, que vn Drago era custodia de essas manganas... * ... Demás de esto, si con otros desciframos el misterio de essas manganas, y Dragón: Las manganas en sentir de Marco Varron eran cabras, que estas se significan en Griego con la palabra mala, a que corresponde en nuestro Español la palabra manganas, y esso, y no otra cosa es lo que lleuo Hercules de las Hesperides a Grecia. El Dragan, ó era vn Pastor de este nombre, o como dize Salino, y Plinio, fue vna entrada de el mar cercana a estos huertos, que parecía Dragón a los que de lexos la mirauan. Dicelo en estas palabras Dominico Mario comentando a Ouidio de Nuce: Marcus Varro áurea mala Hesperidum capras, oues interpretaur: eius verba ex secundo rei rusticae hsec sunt. In Lybia ad Hespéridas, vnde áurea mala, idest secundum antiquan consuetudinem capras, & oues, quas Hercules ex Aphrica in Orseciam exportauit: ea enim sua voce Grsci appellant mala. Hoc idem Diodorus etiam bli. 5 refert. Draconis autem custodiam id circo finxere, quia ( vt. Plinius, & Solinus tradutn) hi horticincti fuerunt fluxuoso marismeatu, qui videntibus procui Draconis prsebebat effi-giem. Alij Pastorem fuisse prodidere, qui ob feritatem Draco fuerit appellatus. Siendo el fundamento de las manganas, y Dragón, el que dizen essas palabras, nada ay en él, que no se pueda hallar en la Isla Niuaria, y su monte Taoro abundante siempre de cabras. Pastores, y sitios de mar, que a los que de lexos miran puedan representar essa figura. ** Pasando por alto otros escritores ilustres, conviene insertar el siguiente párrafo de una carta que el distinguido botánico de estas islas, Doctor Masferer, dirigiera, ha ya algún tiempo, al célebre Sabino Berthelot, que tanto enalteciera Pág. 88. * Págs. 89- 90. ' 66 estas islas: Creo que los canarios deberían tener al Drago por árbol santo, y recordando que los aborígenes de este Archipiélago lo veneraban como a un genio bienhechor, deberían castigar al que se atreviera a cortar un solo pie del mismo. A los actuales dragos de Icod, Realejo y Geneto se les deberían guardar las mismas consideraciones que en los países ilustrados se tiene a los monumentos artísticos. Don Rafael Oasset, Ministro de Fomento que fué en los últimos gobiernos del pasado régimen, en el preámbulo o exposición del Real Decreto de 25 de Febrero de 1Q17, para ejecución de la Ley de Parques Nacionales, manifiesta: Igualmente deben catalogarse todas las demás particularidades aisladas notables de la Naturaleza patria, como grutas, cascadas, desfiladeros, y los árboles que por su legendaria edad, como el Drago de Icod; por las tradiciones regionales, como el pino de las tres ramas Junto al Santuario de Queralt, o por su simbolismo histórico, como el árbol de Guernica, gozan ya del respeto popular. Todo lo que consignado queda, ha sido recogido de autores nacionales, * pues no hemos querido espigar en el campo de la literatura extranjera, no sólo por sernos más difícil, sino también por no aumentar las proporciones de este ya largo artículo, y terminamos haciendo constar algo de tradición, que siempre es fuente pura. Existe aquí, en Icod y su comarca, la de que muchas de las reuniones que para la resolución de los negocios de Esta- * En el año 1925, el Instituto Gallach, de librería y ediciones, de Barcelona, publicó un espléndido tratado de Botánica, y en él figura dignamente la descripción de los dragos de Canarias, y especialmente el de Icod, reproducido en hermosa lámina que ocupa dos páginas del libro. En el Tomo XXVIII de la ENCICLOPEDIA UNIVERSAL ILUSTRADA EUROPEO- AMERICANA y en la página 844 se publica una lámina con este Drago, asignándole tres mil años de edad. 67 do celebraban los antiguos guanches, tenían lugar bajo las ramas de este árbol original, y todos los labradores de estos lugares calculan o vaticinan la cosecha del año siguiente por el florecimiento de las ramas, según la parte por donde se produce, cuando el florecimiento no es total, en cuyo caso será buena en todas partes. Resumiendo, diremos, que este Drago es un árbol extraordinario como en lo antiguo lo consideraban aquellos pueblos y autores que al principio relacionamos, y que todos los peregrinos de la ciencia que llegan hasta Icod no se marchan sin antes saludar a esta maravilla de la naturaleza, conocida y admirada en todo el mundo científico. i IX EL ARCA DE MISERICORDIA Los tiempos pasados no fueron menos pródigos que los presentes en obras de caridad y filantropía. De ello, y circunscribiéndonos solamente a nuestro pueblo, podemos citar muchos meritorios casos de desprendimiento, generosidad y altruismo, que honraron en vida a los que los ejecutaron e hicieron que pasaran sus nombres a la posteridad enaltecidos y glorificados. En este artículo, y por ser ahora * asunto de palpitante actualidad todo lo que a la provisión de trigo se refiera, nos ocuparemos de una obra filantrópica que en el siglo XVII llevaron a cabo varios distinguidos hijos de Icod. El Doctor Don Juan Martínez de Illada, el Capitán Don Blas de Alzóla y Torres, Don Gaspar de Alzóla y Truxillo, Don Francisco Pérez de Illada, Don Juan Yanes Débora y Don Andrés Hernández ricos hacendados y vastagos ilustres de las más linajudas familias del País, todos ellos, idearon en 1633 reunir algunas cantidades de dinero con que poder adquirir una regular de trigo para conservarla y luego distribuirla entre los labradores y vecinos que lo necesitaran en época de escasez. En nombre de los citados patriotas, el Procurador Don ' 1919. N. del E. 70 Francisco de Roxas elevó pedimento a S. M. el Rey haciendo relación que, para remedio y socorro de los necesitados desta Lugar, sus partes, movidos de piedad y misericordia habían reunido entre todos alguna cantidad de mrs. para emplear en trigo... y custodia debajo del nombre y título de Arca de Misericordia. S. M. el Rey Don Felipe, en Cédula de 20 de Junio de 1634, se dignó autorizar dicha institución, mandando a la Junta administrativa de este pueblo, que en unión de los vecinos que habían contribuido a formar el caudal de la Caja de Misericordia celebrárase un Concejo abierto, al que habían de concurrir los alcaldes y regidores, con más aquellos vecinos que quisieran asistir y todos juntos, acordasen lo más acertado para el buen gobierno y conservación de la dha. ar-mallada de trigo y caudal de ella, discutiendo y acordando las ordenanzas que habían de regir para el mejor funcionamiento de la benéfica institución. Aprobáronse las ordenanzas por Real Cédula dada en Madrid a 15 de Marzo de 1636 y comenzó a funcionar el Arca de Misericordia, remediando muchas necesidades, evitando que los labradores cayeran bajo las garras de la usura y proveyendo el mejor abastecimiento de la población en épocas de escasez de cereales. Bien merecen este modesto recuerdo el sabio y virtuoso Martínez Illada, los ilustres Alzóla, y todos los demás fundadores de institución tan caritativa y previsora, y lástima grande que su desinteresada obra fuera desvirtuada y extinguida más tarde.... X LA PROCESIÓN DE LA MAGDALENA Desde muy antiguo ha venido celebrando Icod, con pomposa solemnidad y fastuoso aparato los cultos de la Semana Santa. Desde niños olmos muchas veces contar a I nuestros abuelos relatos interesantes de las ceremonias religiosas, pasos y procesiones que aquí se verificaban en sus , buenos tiempos. La tradición conserva curiosas anécdotas, y | hasta la musa popular consagró la fama de que han gozado en la conocida copla que comienza con estos versos: Semana Santa en Icod Y Corpus en La Laguna. Ya han perdido estas funciones gran parte de su antiguo ' esplendor. La desaparición de las comunidades religiosas y ; la extinción de los mayorazgos, a los que iban unidos cargas : piadosas y patronatos que atendían al mayor lucimiento y ^ suntuosidad del culto, han ido restando muchas ceremonias I y procesiones a la semana mayor y aminorando el boato y la I ostentación con que antiguamente se celebraban las que hoy Iquedan. La procesión de la Magdalena, que aun se celebra al ¡ medio día del viernes, fué una de las más lujosas y lucidas, ía la que asistía preferentemente todo el señorío de entonces, ¡ lo más escogido de la sociedad icodense, ostentando las da- 72 mas sus galas más costosas y haciendo alarde de su riqueza los más linajudos caballeros. Costeábala la casa de Evora y más tarde la de Linch, en quien recayó el patronato, y salía de la Iglesia del extinguido Convento de Monjas Bernardas, uno de los más ricos que hubo en esta Provincia. La procesión del año 1652, por las ocurrencias e incidentes que en ella sucedieron, merece muy bien que le dediquemos unas cuantas líneas, extractando lo más saliente de los documentos que tenemos a la vista. El Capitán Don Fernando de Castro Heredia y Salvatierra, para presenciar con más comodidad el desfile de la procesión, hubo de colocar unos asientos en la calle, frente a la plaza mayor, hoy * llamada de la Constitución, antes de empezar el sermón y salir a la calle la procesión de la Magdalena, lo que no fué del agrado del Capitán Don Marcos Lorenzo Granadilla que en unión de Don Bartolomé. Pérez y Don Baltazar Araña exteriorizaron su protesta, que originó seria pendencia, en la que intervinieron el Capitán Don Alonso Fernández de Lugo, Regidor perpetuo de esta Isla y Don Pedro Lugo, su hijo. Salieron a relucir las espadas, repartiéronse sendos cintarazos y corrió la sangre de los contendientes. Don Francisco Ouadrón de Villapadierna, que ejercía la Alcaldía, se interpuso entre los alborotadores, aquietando los ánimos con su prestigio y autoridad; pero de nuevo volvieron a relucir las espadas, y de nuevo el Alcalde Mayor, que así se denominaba, ya con menos benevolencia, impuso su autoridad, prendiendo en la Cárcel a Bartolomé Pérez y a Baltazar Araña. Al Capi- * 1919. En la actualidad de Calvo Sotelo; más conocida vulgarmente por la Plaza de la Pila en atención a la hermosa fuente para el abasto público que se erige en medio de ella. N. del E. 73 tan Don Alonso de Lugo, y su hijo Don Pedro y a Don Fernando de Castro los arrestó en sus casas. No se limitó Ouadrón de Viilapadierna a estas previsoras disposiciones, sino que abrió información criminal, en la que dictó auto condenando al Capitán Castro a tener a este pueblo por cárcel, y de quebrantarla, a pagar cincuenta ducados y al Capitán Fernández de Lugo, igual pena, pudiendo cumplirla en La Laguna, notificándole de pagar doscientos ducados, si volvía a repetir el hecho y relevándoles de fianza, por ser ambas personas abonadas. A los demás culpables de la pesadumbre relatada les dio este pueblo por cárcel, y de quebrantarla, diez ducados a cada uno y que serán reducidos a la prisión y den fianza destar a dro. y juicio en esta causa y de que se presentarán por presos pasados los días del punto en la cárcel Rl. desta Isla, la cual den pr. cuenta y riesgo del cualquier Escribano y dándole sean sueltos de la prisión lo cual manda su mrd. por ser Semana Santa y días de punto y se proceda a más averiguación de culpados y hecha su mrd. dará cuenta y remitirá esta causa a su mrd. el señor Corregidor o a su Lugar Tente. Gral. Así administraba justicia el Alcalde de Icod, mucho tiempo antes de que se estableciera el Juzgado de Letras, y así terminó la Semana Santa del año 1652. 10 XI LA CRUZ DE PLATA 1 a mejor joya artística que posee la iglesia parroquial de j San Marcos, en esta Ciudad, es sin duda ninguna, la que vulgarmente es conocida en Icod con el nombre de La Cruz de Plata. Aparte del preciado metal con está fabricada, tiene el mérito de la labor ejecutada en su confección; labor delicada, pues consiste en un verdadero calado de las hojas de plata con que está construida, tanto la cruz como su basa, cuyos dibujos son una verdadera filigrana. Esta cruz se venera en la capilla del Bautisterio, donde tiene un elegante altar y una vitrina lujosa de cristales y se construyó en la Ciudad de Puebla de los Angeles, del antiguo Virreinato de México. Donóla a la parroquia de su pueblo natal el Obispo que fué de la Ciudad de la Habana Don Nicolás Estévez Borges, que la adquirió expresamente con tal objeto en el año 1663, disponiendo, según se lee en un documento escrito de su puño y letra y que conserva la familia de Linch, vinculación, la que fundó en su hermano Don Marcos, y en quien le sucediese. En 1.° de Junio de 1668, Don Bernabé González Borges, en nombre y con poder del Capitán Don Marcos Estévez Borges,* * Escritura otorgada en la Ciudad de la Habana por ante el Escribano Don Leonardo de Heredia. ( Archivo de la Casa de Linch). 76 su tío, según el poder que le otorgó y presentó, manifestó haber recibido del Capitán Don Pedro Valdespino, Regidor y Fiel ejecutor, como depositario de los bienes quedados por fin y muerte del Obispo Don Nicolás fistévez Borges, entre otras cosas, la cruz de plata, de filigrana, a que nos venimos refiriendo, y la que constituyó parte de un legado que el difunto mandó al Don Marcos Estévez Borges, ordenando que dicha Cruz se remitiese al lugar de Hicode, al Convento de San Francisco, como más largamente se contiene en la libranza que se despachó en 7 de diciembre de 1666. Don Nicolás tstévez y Borges, nació en esta Ciudad el año 1617 y murió en la Ciudad de la Habana en 1665. Era hijo de Don Antonio Alvarez Estévez y Doña Ana Borges. Esta lo era de Magdalena Evora que casó con Oonzalo Baez hija de Leonor Borges y Pedro Vanes Alvarez y nieta de Juan de Evora, Conquistador, natural de San Román, y uno de los pobladores de icod. Además de la Cruz de plata, que donó a su pueblo, dejó su capa magna, muceta, una mitra preciosa bordada de esmeraldas y perlas, y báculo dorado para que se remitiese al convento de Icod, para su patriarca San Bernardo; otra mitra bordada de flores para el patriarca San Agustín del convento de Icod, y otra de lana para el convento franciscano del mismo pueblo. El pontifical blanco, de tela, y el morado, cáliz, salvilla y vinajeras doradas lo destinó para su parroquia de San Marcos, donde fué bautizado.— La mitra bordada de perlas y esmeraldas, que dejó al patriarca San Bernardo, fué empeñada en una falta de trigo, con licencia del Iltmo. Ximénez, en 400 pesos, importe de las fanegas que necesitó el monasterio, según consta de escritura, ante Juan Machado, Escribano público, año de 1694.* Viera y Clavijo, NOTICIAS, Tomo 4.°, pág. 218. XII LA CRIPTA DEL CAMARÍN El que entre en la Iglesia del ex- Convento Agustino de esta Villa, encontrará a su izquierda una pequeña nave lateral, o capilla, con dos altares y retablos, el de S. Agustín y el que antiguamente se llamó de la Soledad. Al extremo de este último y en la pared que forma el ángulo superior de la nave, verá, sobre un escalón de piedra, una ancha y elevada puerta, casi siempre cerrada, que franquea la entrada a una espaciosa sala rectangular, de techo elevado y paredes desnudas de todo adorno, que recibe luz por un achatado y pequeño ventanal desde donde se admira el campo en que se asientan los altos y recios muros del viejo monasterio. Dicha sala, construida para juntas de la Cofradía de la Soledad, según la voluntad del fundador Fernando de Montiel, Prior de la misma y que desde hace tiempo ha venido destinada a depositar tronos de imágenes y para adornar éstas en vísperas de festividades, se la conoce en este pueblo con el nombre de El Camarín, y a ella iba el que estas líneas escribe en los años de su ya lejana niñez, en unión de otros, como él, curiosos e inquietos rapaces, a ayudar a sacristanes y monaguillos en la distraída tarea de colocar flores de trapo y olorosos pebetes en las basas de los santos y trabar con alfileres sus amplias vestimentas de terciopelo. 78 En el centro de dicha sala, y a poco que el visitante se fije en el suelo, verá en él un corte cuadrado en las tablas del pavimento, como de un metro y veinte y cinco centímetros por cada lado, y en uno de ellos, dos argollas de hierro, descansando en ranuras abiertas en la madera. La primera vez que visité este recinto y vi el escotillón, mi curiosidad no paró hasta conocer lo que había debajo de él. Abierta que fué la pesada puerta, observé de pronto una gran oscuridad y luego pude ver el arranque de una amplia escalera, con pasos anchos, que se perdían en la penumbra. Intentamos bajar y sólo pudimos andar dos escalones. Un olor acre y húmedo que subía del fondo, y sobre todo, las tinieblas misteriosas, detuvieron nuestro descenso y retrocedimos con el cabello crispado y latiendo el corazón de tristeza y pavura. Entonces el viejo Sochantre y el Mayordomo de la Cofradía de S. Agustín nos refirieron la leyenda de la muerta resucitada, leyenda, cuento, historia, o lo que fuere, que luego hemos oído muchas veces a viejas rezanderas. Había en Icod una joven de rara hermosura y gentil presencia, hija de noble y opulenta familia. Más de un tierno y apuesto galán había quedado prendado de su hermosura y gentileza, y lloró sus desdenes; pero cuando empezaba a abrirse el cáliz de su fragante juventud y un risueño porvenir le brindaba dichas y venturas, la Parca cruel cortó del tallo de la vida tan bella flor del jardín icodense. Siendo, como era, de rica y linajuda familia, no fué su cuerpo angelical a la fosa común, sino que recibió cristiana sepultura en la cripta del camarín de la Iglesia de los Agustinos. Poco tiempo pasó, cuando hubo necesidad de abrir nuevamente el panteón, y al levantarse la pesada puerta y descender a la cripta el fúnebre acompañamiento, encontraron tendido a la mitad de la amplia escala el cuerpo hermoso de la infortunada doncella, luciendo las ricas galas con que fué 79 amortajada, suelta la blonda cabellera, con señales evidentes de haber sostenido ruda lucha para salir de aquella espantosa tumba, y roídos y sangrientos los delgados dedos de sus manos de marfil. Juzgúese el asombro y el espanto que se apoderaría de las personas que presenciaron tan triste y desgarrador espectáculo. Corrió la nueva por el pueblo y por todas partes se oía el triste lamento que a todas las almas piadosas arrancaba el desgraciado suceso de la muerta resucitada. ¡ Infeliz doncella, cuánto sufrirías al despertar de tu sueño o letargo y encontrarte en la triste mansión de la muerte, presa en aquella horrible mazmorra. A4ás te valiera no haber resucitado! ¡ Qué amaga tortura no sufrió tu pecho dentro de la triste estancia, sin esperanza de auxilio, a| 3agándose tu clamor en las lúgubres bóvedas del silencioso recinto! ¡ Y cuando, desesperada y afligida, golpeaste el pesado escotillón para abrirlo con tus manos débiles, y rendida de fatiga ante la inutilidad del esfuerzo, sin que nadie oyera tus gritos de angustia, ni encontraras un pedazo de pan con que mitigar el hambre, ni una gota de agua conque apagar la sed, mordiste tus dedos de rosa para alimentarte de tu propia sangre! Solo Dante, aquel genio sublime que cantó en admirables tercetos, de inmensa grandeza poética, la agonía del Conde Ugolino encerrado en la torre del hambre, podría escribir escena tan horriblemente trágica!... XIII EL BARRIO DE SAN ANTONIO San Felipe está en la Hoya, San Antonio en el Pinar, San Bernabé en la Vega, Cada Santo en su lugar, Y la Virgen del Amparo En el camino real. ( Copla popular) DOS largas y empinadas calles, la de San Antonio y la del Amparo, arrancando casi desde el centro de la Villa y siguiendo paralelas hasta el extremo Sur, se unen en él, encerrando las transversales del Beco, Las Mirandas, El Agua, La Fuente, Las Cruces y la Rosa, y todas constituyen el llamado barrio de San Antonio, el más alegre, pintoresco y vistoso que tiene Icod. Poco tiempo después de la fundación de este pueblo, existían ya las dos principales y prolongadas vías nombradas: Amparo y San Antonio, siendo entonces la primera el arrastradero de las maderas que se cortaban en el frondoso y próximo pinar, y la segunda el camino real que conducía a la parte Sur y más elevada del término. El terreno comprendido entre dichas dos vías hasta la acera Sur de la calle del Agua 82 se hallaba cultivada de viña y pertenecía al Convento de monjas Claras de la ciudad de La Laguna. En aquella época era negocio importante el de la corta, labra y serrería de maderas, por la mucha fabricación de edificios y ser el material más necesario. El taller de serrería estaba situado un poco más arriba de la ermita de San Antonio y dio nombre, que aún conserva, al caserío conocido con el nombre de El Aserradero. En este vivía un carpintero llamado Gaspar Pérez, que había reunido buena cantidad de maravedís con la corta y serrería de madera de pino y deseoso de aumentar su caudal y también la población, compró a las monjas Claras la viña descrita, pero habiendo fallecido, su viuda, Francisca Aguiar, consolidó el contrato ante el escribano público de la ciudad de La Laguna, Don Roque Francisco Penedo, en 13 de Agosto de 1572, obligándose a pagar en tributo cerrado la cantidad de 20 doblas al Convento de Santa Clara. Francisca Aguiar y sus hijos, dueños ya del predio, lo dividieron en cuatro calles paralelas, que trazaron ellos mismos, distribuyéndolas en solares de veinte pies de calle y cuarenta de casa y corral, los que dieron a censo enfitéutico, con la obligación de fabricar una casa en cada uno dentro del año siguiente a la adquisición... Bien pronto se vieron pobladas estas calles, que al principio se llamaron de Borges, la del Agua; la Fuente, como hoy; Juan Lázaro, la de las Cruces y Andrés López, la de la Rosa. La población de este barrio dedicóse a la cría de gusanos de seda, y a la elaboración de tejidos. Cada casa poseía un telar y todo el barrio fué una inmensa fábrica de tejidos de seda, lo que le dio animación y prosperidad. El Presbítero Licenciado Don Juan Antonio de Mederos, en quien habían recaído todos los censos de la viña de Francisca Aguiar, terminó la ermita de San Antonio y por su tes- 83 tamento, otorgado ante el escribano Don Carlos de Montiano en IQ de Agosto de 1658, fundó una capellanía que dotó con los censos de las casas y solares y la obligación de decir misa todos los domingos en la ermita, nombrando por primer capellán a su sobrino el Licenciado Don Nicolás Luis. En barrio tan rico y alegre pronto prosperó la fiesta de los novios y todos los años las muchachas casaderas acudían diariamente a las novenas del Santo casamentero, y a la fiesta del 13 de Junio, donde se daban cita todos los pollos bien de la época pasada. En esta fiesta se bebía de lo lindo el rico vidueño y el oloroso malvasía de Icod y más de una vez se subió a los cascos de los devotos del Paduano, produciendo camorras escandalosas, y propinándose tremendas palizas entre los guapos del barrio y los señoritos del pueblo. XIV LA FIESTA DE LA JURA La promulgación por las Cortes Extraordinarias de Cádiz de la Constitución de la Monarquía española en el año de 1812, celebróse en todas las poblaciones del Reino con inusitada pompa y solemnidad. Icod, siempre entusiasta, patriota y espléndido, celebró también tan fausto acontecimiento con regocijos populares y actos cívico- religiosos que revistieron extraordinaria importancia, en los días 13, 14 y 15 del mes de Agosto de aquel año memorable. Adornáronse las plazas y calles principales con artísticos arcos de triunfo; los edificios públicos y particulares lucieron vistosas y variadas decoraciones y quemáronse multitud de fuegos de artificio. A pesar de que en Icod abundaban entonces los elementos opuestos al nuevo régimen, todos los vecinos exteriorizaron sus sentimientos de adhesión al Código Constitucional, prodigándose en los adornos y decorados los lemas alusivos a tan trascedental acontecimiento, con vivas a la Constitución, a Wellington y a los diputados por Tenerife. El primer día salió de la casa del Comandante Militar Don Francisco de León Molina y Huerta una lucida cabalgata, con el retrato del Rey Fernando VII en una lujosa y artística carroza revestida de damasco carmesí y orlas de oro, precedí- 86 da de dos caballeros con el uniforme de Guardias de Corps, jinetes en magníficos caballos lujosamente enjaezados. Detúvose la comitiva frente a la Casa Consistorial, donde fué recibido el retrato del Monarca por el alcalde real Don Nicolás de Padilla y Brito, los caballeros diputados Don Pedro Velázquez y Don Lorenzo de Vargas Machuca y Gutiérrez y el Procurador Síndico Don José Fernández Linch. En el segundo día, por la tarde, formaron las tres compañías de Milicias que entonces había en este pueblo, desfilando en columna por las calles hasta la Casa Consistorial, donde estaba reunido el Ayuntamiento con numeroso concurso. El alcalde sacó el retrato del Rey y fué conducido, acompañado de la tropa, hasta la plaza principal. Delante iba el síndico primero con la bandera española, cuyas puntas sostenían los dos diputados del Común. En la plaza, que desde entonces se llama de la Constitución,* había levantado un espacioso tablado al que daban acceso tres gradas tapizadas de ricas alfombras. Ostentaba en el testero principal lujoso dosel de carmesí y oro, bajo el que se colocó el retrato del Monarca, al mismo tiempo que la tropa saludaba con una descarga. A ambos lados del retrato colocáronse los dos diputados del Concejo, a la derecha, el Alcalde y a la izquierda, el Per-sonero con la bandera nacional, y el Escribano. El Alcalde, Don Nicolás de Padilla, dirijió la palabra al pueblo, y su arenga, encaminada a enaltecer las ventajas del nuevo Código fundamental de la Nación, fué recibida con entusiastas aplausos. Seguidamente el Escribano público Don Antonio Felipe García de León y Esteves leyó todo el articulado de la Constitución. Terminada su lectura, prorrumpió el pueblo en vivas y aclamaciones entusiastas y la tropa saludó con nuevas salvas. Concluido este acto y conducido el retrato a la Sala Capitular, Vid nota a la pág. 72. N. del E. 87 recorrió la calle otra cabalgata simbólica. Una carroza, artísticamente adornada, conducía dos elegantes damas, una coronada de palmas y otra de laureles, representando a España e Inglaterra. Delante de esta carroza iban seis señoritas de la mayor distinción, vestidas de ninfas y representaban las seis islas hermanas y otra que representaba a Tenerife, vestida de pámpanos, dirijía la danza singular y típica que bailaban por todo el trayecto. El tercer día salió del ayuntamiento la procesión cívica presidida por el Alcalde, con los regidores, y oficiales de las Milicias, Juez eclesiástico, Escribano de Cruzada, Tribunal de la Fe, Comunidades Religiosas y numeroso público dirijién-dose al templo de San Marcos, donde se celebró solemne Misa y predicó el M. R. P. Fr. Juan Saavedra, enalteciendo la Constitución, y las gracias que debíamos dar al Señor por ver plantificada la Liberlad española. Al ofertorio de la misa leyó el escribano del ayuntamiento, hizo descarga la tropa y subió el alcalde al pretil del altar mayor, donde había una mesa con el libro de los Evangelios y con la fórmula prevenida preguntó al pueblo si juraba la Constitución; contestando con ceremonioso entusiasmo. Terminó el acto entonándose por el clero el Tedeum, mientras la tropa saludaba con descargas. Así se consagró y juró en Icod la primera Constitución de la Monarquía española. XV LA JUNTA PREPARATORIA Y LA DIVISIÓN ELECTORAL DE CANARIAS La Orden de la Regencia del Reino, dada en Cádiz a 25 de Mayo de 1812, para la ejecución del Decreto de las Cortes Extraordinarias para el establecimiento de las Diputaciones provinciales, disponía que los individuos que habían de componerlas serían nombrados en las capitales de las provincias comprendidas en el territorio de la Diputación, y que previamente, para estas elecciones y las de nuevas Cortes, con arreglo a la Constitución votada, debía precederse a ia celebración de Juntas electorales de Parroquia, de Partido y de Provincia. Ya hemos relatado en parte, en anteriores artículos, las Ivicisitudes y contradicciones que sufrió en esta provincia, la Ipreparación de estas primeras elecciones constitucionales, ihasta que el Comandante General Don Pedro Rodríguez de la iBuria, instaló la Junta preparatoria de esta provincia, el 5 de { Diciembre de 1812 bajo su presidencia, como Jefe político isuperior de ella, en la villa y plaza de Santa Cruz de Santiago Lde Tenerife, pueblo de su residencia, conforme a la declara- Ición del Supremo Consejo de Regencia del 22 de Octubre de ( dicho año, resolviendo de este modo provisionalmente el 12 90 pleito entablado en el seno de la representación nacional por los diputados de estas islas. Libradas las circulares para que procedieran a las elecciones parroquiales y después a las de partidos a las cuatro islas menores, Gomera, Hierro, Fuerteventura y Lanzarote, pues cada una debería formar un partido y dar un representante para la electoral de Cortes, quedó a la prudencia de la Junta preparatoria la formación y división de partidos para este sólo efecto en las tres islas mayores, Tenerife, Gran Canaria y Palma. Para ello nombróse una comisión de su seno para que estudiara el asunto e informara a la Junta, pidiendo, además, un estado de la población de estas islas al doctor Don Francisco Escolar, quien lo remitió a la Junta con un informe razonado, que hacía la descripción de todas ellas. Fl voluminoso y razonado informe emitido por los vocales Don José Martinón y Don Juan Bautista Antequera, en 22 de dicho mes de Diciembre, proponiendo la división de partidos electorales y los pueblos que a cada uno se asignaban, fué aprobado por la Junta en todas sus partes. Lanzarote, Fuerteventura, Gomera y Hierro, formaban por sí cada una un partido electoral. A Canaria correspondieron tres partidos y dos a la Palma. Tenerife, que era la que presentaba mayores dificultades para su más exacta y conveniente división, fué estudiada bajo todos sus aspectos, tanto en el de la población como en la división natural que forman sus cordilleras, prescindiendo de las pretensiones y privilegios que alegaban algunos pueblos y dividiéndolos en cuatro partidos electorales, conforme a la división natural. Uno, o séase división del este, comprendiendo el territorio y lugares situados desde el barranco del Río hasta la punta de Anaga; a saber. Arico, Fasnia, Güimar, Arafo, Candelaria, pago del Rosario o San Isidro, Santa Cruz y el Valle de San Andrés, estableciéndose Santa Cruz por 91 cabeza de este partido; la segunda división, se extendió desde la Punta de Anaga, aguas vertientes hasta la parte de norte, hasta el barranco llamado de Llarena, en cuyo recinto se comprenden Taganana, Tejina, La Laguna y sus pagos, Te-gueste, Tacoronte, Sauzal, Matanza, Victoria y Santa Úrsula, cuya cabeza de partido fué La Laguna. La tercera división se estableció corriendo desde dicho barranco hasta la ladera o vueltas de Tigaiga, y por consiguiente, con los pueblos de Orotava, Puerto de la Cruz, Realejo de arriba y Realejo de abajo y al sur, Vilaflor, Granadilla, San Miguel y Arona, con su cabeza en la Villa de la Orotava. Finalmente la cuarta división se estableció desde la ladera o vueltas de Tigaiga, hasta la villa de Adeje, en cuyo término entran los pueblos de San Juan de la Rambla, Guancha, Icod, Garachico, Tanque, Silos, Buenavista, villa de Santiago, Guía y villa de Adeje con su capital en Icod. Con esta subdivisión se eligieron en 1813, los diputados de provincia y a Cortes en las islas Canarias, con arreglo a la Constitución del año 1812. XVI EL PRINCIPIO DE LA FARSA Corría el año de gracia de 1813 y nuestros abuelos aprestábanse con extraordinario entusiasmo a celebrar las primeras ele
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Calificación | |
Título y subtítulo | Historia de la ciudad de Icod de los Vinos en la isla de Tenerife |
Autor principal | Gutiérrez López, Emeterio |
Tipo de documento | Libro |
Lugar de publicación | Santa Cruz de Tenerife |
Editorial | Instituto de Estudios Canarios |
Fecha | 1941 |
Páginas | 183 p. |
Datos serie | Monografías. Sección I : Ciencias históricas y geográficas ; 1 |
Materias |
Icod de los Vinos (Tenerife) Historia |
Formato Digital | |
Tamaño de archivo | 2965742 Bytes |
Texto | EDICIÓN DE DOSCIENTOS EJEMPLARES NUMERADOS j" » i M I Vi 6TUOIOQ. UM CAMAeicrióiun ihSTiTUTun l o j - ^ , ^¡^ STORÍQ- A QEG. óAnCTI FEeDlhAnOI UniVEQ5ITATl5 Á • 1 1 1 ! o HISTORIA DE LA CIUDAD DE ICOD DE LOS VINOS ,< « 41 -? f8^ o2)- INSTITUTO DE ESTUDIOS CANARIOS EN LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA MONOGRAFÍAS SECCIÓN I: CIENCIAS HISTÓRICAS Y GEOGRÁFICAS f VOLUMEN II ( SEC. I: NUM. 1) EMETERIO GUTIÉRREZ LÓPEZ CRONISTA OFICIAL DE ICOD HISTORIA DE LA CIUDAD DE ICOD DE LOS VINOS EN LA ISLA DE TENERIFE LA LAGUNA DE TENERIFE 1 9 4 1 Copyright by INSTITUTO DE ESTUDIOS CANARIOS La Laj^ iina, 1941 IMPRENTA CURBELO - SAN AGUSTÍN, 47 - LA LAGUNA PRÓLOGO El Instituto de Estudios Canarios ha querido fionrar la memoria del que fué su distinguido miembro de número constituyente don Emeterio Gutiérrez López, reuniendo en un tomo su obra dispersa en diarios y revistas. Fué don Emeterio, como le llamaban familiarmente sus convecinos, un fiambre fundamentalmente bueno, sencillo y culto. Su amor hacia su ciudad nativa y su culto a la Historia cuajaron en una larga serie de artículos dedicados al pasado de Icod de los Vinos. La aspiración de su vida de reunir en un tomo el fruto de sus trabajos, conque ilustrar la historia de su patria, no llegó a realizarse, pese a los constantes estímulos de sus conciudadanos, interesados en que tal obra viera la luz pública. Había nacido don Emeterio el 19 de Agosto de 1868 en Icod de Tenerife, en cuya ciudad murió el 10 de Agosto de 1939. Su vida pasó casi por entero en su ciudad natal que le designó su cronista oficial en 4 de Noviembre de 1924. Periodista de vocación fundó y dirigió en la ciudad donde naciera hasta tres periódicos, únicos por cierto aparecidos en la misma: LA VOZ ICODENSE ( 1897), LA VOZ DE ICOD ( 1898- 9Q) y LA COMARCA ( 1919- 23), en cuyas páginas pu-plicó sin duda su labor más lozana de historiador. 8 El grueso de la obra aquí reunida corresponde a este último período, si bien en algún caso hemos preferido posteriores versiones de sus trabajos que con frecuencia rehacía preparándolos para ulteriores publicaciones. Hemos adoptado el criterio de agrupar los artículos por asuntos, siguiendo, en lo posible, el orden cronológico de los sucesos, suprimiendo solamente de los textos recogidos algún pasaje circunstancial o repetido. Respetamos así la redacción original, salvando por vía de nota cualquier sensible omisión o aclaración necesaria, teniendo en cuenta lo que el autor seguramente hubiera hecho de recibir el encargo de preparar la edición de su obra. Réstanos decir que esta publicación se realiza con el concurso económico del Excmo. Ayuntamiento de la Ciudad de Icod, así como con el de distinguidos hijos de esta hermosa ciudad de Tenerife. La Laguna, 14 de Septiembre de 1940. EL PARTIDO DE ICOD 7^ erminada la conquista de Tenerife, el Adelantado Mayor don Alonso Fernández de Lugo distribuyó la población de las nueve tribus o menceyatos, en que encontró dividida la isla, en tres partidos o parroquias generales, poniendo una en cada sección natural. La Laguna, donde erigió la capital, comprendía, además, los antiguos reinos o menceyatos de Tegueste, Tacoronte, Anaga y Oüimar; Taoro u Orotava, los de Taoro y Abona, y la tercera sección la compusieron las comarcas de los menceyatos de Icod, Daute y Adeje. En el año 1500 se hicieron los repartimientos de heredades para recompensar a los que ayudaron a la conquista, y el Adelantado Mayor se reservó, constituyendo mayorazgo, cien cahíces de tierra de secano en Tacoronte, primera sección; las aguas de los Realejos, en la segunda, y en la comarca de Icod, en el tercer partido, varias fuentes y tierras, que convirtió luego en ingenios de azúcar, viñas, huertas, censos, casas y solares. Entre tanto tenían existencia algunos pueblos y se echaban los cimientos a otros, construyóse una pequeña casa en La Laguna para Ayuntamiento, disponiéndose después la construcción de otras que habían de arrendarse en beneficio de los propios, ínterin se agregasen a ellas otras casas que for- 10 maran población, como resultó en las tres Caletas de Taoro, Castro y Genovés, que se convirtieron luego en los tres pueblos del Puerto de la Orotava, Rambla y Garachico. Las demás poblaciones empezaron a formarse alrededor de los templos parroquiales, según estos se iban alzando, y los gobernadores las visitaban con alguna frecuencia para promover la policía, y administrarlas civil y criminalmente, nombrando alcaldes pedáneos, y dejando en cada partido uno o dos alcaldes con alguna autoridad y bajo su jurisdicción. El partido de Daute, el más distante de la Ciudad Capital, y el más importante en aquella época, se hallaba dividido en dos distritos, el de Icod y el de Garachico. Seis alcaldías fueron subalternas del de Icod, en las antiguas comarcas de Icod y Adeje, y cinco componían el otro distrito, Garachico, propiamente llamado de Daute, de cuyo nombre se derivó el de todo el partido conocido con este nombre. El pueblo de Icod gozó desde un principio decorosos privilegios, llamándose a su alcalde Magnífico Señor, y Alcalde Mayor, no solamente por los de los pueblos que le estaban subordinados, sino que dicha denominación se la daba hasta la propia Real Audiencia de Canarias en algunas de sus provisiones, y se le conocía con el dictado de Teniente Gobernador, en su distrito. En Icod residió siempre la Comisaría de Cruzada y el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de todo el partido de Daute, compuesto de Comisario, Ministros calificados y los empleos de Alguacil Mayor y Notario o Escribano, que daba fé de sus resoluciones. El pueblo de Garachico gozó también decorosos privilegios, y en el año 1607 obtuvo el de conocer su alcalde hasta en cien ducados, para poder atender con más facilidades a las diferencias que se suscitaban con frecuencia en el tráfico de su puerto. 11 En el año 162Q se estableció un corregidor político en la Ciudad de La Laguna, suprimiéndose los gobernadores, por que ya estaba establecida la Comandancia General de estas Islas. Los corregidores se dolían de que Icod y Garachico gozaran de cierta independencia y temían que llevaran consigo todos los pueblos del partido de Daute, aminorando las rentas que producían, que afectaba a sus empleos, y no queriendo perder el beneficio que de ello percibían, hicieron que todos los alcaides de los pueblos del partido de Daute quedaran emancipados entre sí, pero ceñidos a los más estrechos términos de la Ley, y con poca jurisdicción en lo civil y en lo criminal. El pueblo de la Orotava, debido a los grandes esfuerzos y sacrificios de sus hijos más nobles, entre los que descolló el célebre Franchi Alfaro, consiguió el título y la merced de Villa exenta en el año 1648, venciendo la tenaz resistencia del Cabildo y los corregidores de la Ciudad Capital, y logró en 1650 la confirmación de esta gracia. Dos pueblos del partido de Daute, Santiago y Adeje, los más alejados de La Laguna, y los más perjudicados por la dificultad de sus comunicaciones, vendieron su libertad, poniéndose al amparo de las casas del Hoyo y Ponte, que obtuvieron el privilegio de señorío. Los demás pueblos del partido de Daute no quisieron perder su libertad, o no tuvieron valor para venderla, y, a pesar de las repetidas quejas y representaciones que elevaban a la Corte, continuaron bajo la administración directa del Cabildo y de los corregidores de la Isla. Tantas y tan repetidas fueron las quejas y solicitudes elevadas por estos pueblos al Poder Real que, al fin, deseoso de atenderlas, envió al partido de Daute al Comisionado Regio, Licenciado Don Juan Antonio Báñez, quien, después de una detenida visita y minuciosa información, recogió las quejas y aspiraciones de todos estos pueblos que vació en un infor- 12 me o representación, fechado en Icod el día 30 de Enero de 1804, y dirigió al Visitador don Esteban Antonio de Orellana, proponiendo al Real Consejo de Castilla la implantación de una Alcaldía Mayor de Juez de Letras en el partido de Daute, con jurisdicción en los pueblos de Icod de los Vinos, Guan-cha, Oarachico, Silos, Buenavista y Guía, inclinándose en favor de Icod para asiento de la capitalidad de dicho organismo. El Real Consejo, con fecha 27 de Agosto de dicho año, la remitió a la Real Audiencia de Canarias, y esta, con la censura del Fiscal, a informe de los Ayuntamientos de la Ciudad de San Cristóbal de La Laguna y de los lugares de Icod y Gara-chico. La Laguna emitió su informe favorable, y asimismo los Ayuntamientos de Icod y de Garachico, en 1806, pero disintiendo estos últimos en la elección de la población en que había de radicar el nuevo Juez de Letras, pues ambos apoyaron con documentos y razones que la capitalidad se estableciera en su respectivo pueblo, y este fué el escollo mayor con que tropezó el expediente para ser fallado definitivamente, con la rapidez que pedía la voluntad de todos estos pueblos. D espués del año 1806, en que se emitieron los informes reclamados por la Real Audiencia de Gran Canaria en la Representación del Visitador don Juan Antonio Báñez * y en los * Vióse igualmente una orden de la Real Audiencia con fecha 10 del corriente, en que se manda que en término preciso de seis días este Ayuntamiento evacué el informe que se tiene pedido por auto de 14 de Agosto de este año, con apercibimiento de que no executándolo se proce- 13 que, como en la primera parte de este trabajo se expone, quedó esbozada la división de opiniones de las dos poblaciones más importantes del partido de Daute para la implantación de la Alcaldía Mayor, no por lo esencial del proyecto, que ambas partes defendían, sino por otros motivos de orden secundario, la designación del pueblo en que había de radicar la capitalidad del nuevo organismo, detuvieron la realización de esta ansiada mejora otros motivos de mayor importancia, como fueron, primero, las disenciones en el seno de la Familia Real española, y después, los sucesos, trastornos y novedades que trajo consigo la invasión de la Península ibérica por las tropas napoleónicas. Constituidas las Cortes Generales y Extraordinarias de la Nación en la Ciudad de Cádiz, en las que se destacó con personalidad propia y adquirió gran relieve político un distinguido hijo de Icod, el diputado por Tenerife Don Santiago Key Muñoz, a quien sus paisanos habían confiado la defensa de sus pretensiones en este importante asunto, su decisiva influencia y su gran valimiento no podían precipitar la resolución del mismo, por impedirlo el debate de la Constitución, en cuyo articulado figuraba la división territorial de España. El Supremo Consejo de Regencia, por sus decretos de deria a hacer el informe que el Supremo Consejo tiene pedido sobre la pretensión de que se establezca un Alcalde Mayor en el pueblo de Icod. Y habiéndose leido la exposición que ha hecho en el particular ei señor Sindico Personero general, en virtud de lo acordado en 8 de octubre próximo en inteligencia de todo, los señores Dixeron: que se adopta en todas sus partes dicha exposición y se remita a la Audiencia en cumplimiento del informe que ha pedido a la Sata, la que unánimementí juzga que son fundadas las razones representadas por el Dr. Juan Antonio Bá-ñez en cuanto miran no sólo a la conveniencia de que se exija Alcalde Mayor de Juez Letrado en la Sección de Daute, sino también en la preferencia de Icod para que se establezca en él el referido Juzgado.—.\ cVd del Cabildo de la Ciudad de La Laguna de 2Q de Noviembre de 18ü). 14 23 y 24 de Mayo de 1812, dispuso las reglas a que debía sujetarse la división territorial de la Monarquía española, a fin de poder realizarse las elecciones de diputados en cortes y de provincia. Entre tanto se daba cumplimiento a aquellas soberanas disposiciones, el Ayuntamiento de Icod, por conducto de sus síndicos personeros Don Joseph Fernández Evora y Linch y Don Alonso Méndez y Fernández de Lugo, adelantándose a los acontecimientos que ya preveía, elevó razonada exposición al General Don Pedro Rodríguez de la Buria, Jefe político de esta Provincia, para que a! determinarse dicha división territorial se tuviera en cuenta al partido de Daute y a Icod como cabeza del mismo. La Regencia, en 22 de Octubre de 1812, convocó a elecciones generales para diputados a cortes y de provincia, y en virtud de dicha disposición, en 5 de Diciembre se constituyó en la entonces Villa y Plaza de Santa Cruz de Tenerife la Junta preparatoria para dichas elecciones en toda la provincia, bajo la presidencia del nombrado Don Pedro Rodríguez de la Buria, como Jefe político superior de ella. Comenzó sus trabajos designando una comisión de su seno para que emitiera dictamen sobre el número de partidos que deberían formarse al efecto en las Islas Canarias y su más conocida y cómoda división. El luminoso y bien meditado informe que, autorizado por Don Josef Martinón y Don Juan Bautista Antequera, se presentó a la Junta en 22 de Diciembre, fué aprobado en todas sus partes, y en 2 de Enero de 1813 se comunicó a todos los pueblos que se designaban como cabezas de partido. En cuatro se dividió esta Isla, a este efecto: Santa Cruz, Laguna, Orotava y Daute. A este último se asignaron los pueblos comprendidos desde la vuelta de Tigaiga hasta Adexe, o sean, San Juan de la Rambla, La Guaucha, Garachico, Los Silos, Buenavista, el Tanque, Santiago, Guía y Adeje, con el pueblo 15 de Icod, que así quedó establecido cabeza del partido de Daute, en consideración a su mayor vecindario, según el Estado y Memoria suscritos por e! Doctor Don Francisco Escolar, y que elevó a la Junta fechado en Santa Cruz de Tenerife a 17 de Diciembre de 1812. * Icod celebró con regocijos populares e! reconocimiento tácito de su hegemonía política por la Junta preparatoria, y se aprestó a la lucha electoral. Esta fué accidentadísima, llena de episodios más o menos pintorescos y con todo el cortejo de incidentes y protestas que tanto habían de distinguir después estos pleitos electorales. Desechamos gran parte del material que tenemos acumulado, pasando por alto las diversas peripecias de estas primeras elecciones constitucionales en el partido de Icod, y en las que lamentaron sus electores no poder presentar la candidatura de su ilustre paisano el Doctor Key Muñoz, por prohibir la reelección aquella Constitución política, y sólo consignaremos que resultaron elegidos diputados los señores Don Manuel Echevarría y Domenech y Don José de Lugo y Molina, y diputados provinciales los señores Don Juan Próspero de Torres y Chirino, Don Juan Suárez Aguilar, Don José Murphy, Don José Velázquez Figueroa, Don Pedro Qi-nory y Don Daniel O'Daly. La representación que habían elevado a las Cortes los síndicos personeros del Ayuntamiento de Icod en el año 1812, reiterando la petición de que se estableciera en este partido un Juez de Letras, con jurisdicción exenta de la Ciudad de La Laguna, había sido enviada a informe de la Real Audiencia de Las Palmas y de la Diputación provincial de * Rambla, 1.537; Guaucha con Icod el Alto, 1.016; Icod, 3.789; Qa-rachico, 1.861; Buenavista, 1.228; El Tanque, 803; Santiago, 862; Guía, 1.380; Adeje, 1.348 habitantes. 16 Santa Cruz de Tenerife, y si bien aquel alto tribunal, compuesto de personas extrañas al País, equivocó su juicio, la Diputación lo rectificó en su informe particular, dictado por el más puntual e inmediato conocimiento de las necesidades de la isla en que residían sus vocales patricios. Las Cortes ordinarias, en su vista, dispusieron que una comisión de su seno, enterándose del expediente expusiera su parecer, en el que predominó el criterio del diputado Lugo, inspirado en vicios muy naturales y escasa imparcialidad, dadas sus preferencias y amistades con los adversarios de las pretensiones de Icod. Este dictamen, que corrió impreso, fué impugnado por el Ayuntamiento de Icod en varias documentadas representaciones. Esta contradicción, y otras noticias desfavorables a la causa de Icod, motivó que su Ayuntamiento, a petición del personero Linch, se decidiera a elegir persona en la Corte a quien autorizar con sus poderes, y después de concedida la autorización del Jefe político de esta provincia para que la designación se hiciera en junta popular, celebróse en el día 11 de Abril de 1814, el Cabildo abierto, al que asistieron, además de los concejales del cuerpo municipal y con el carácter de consultivos las personalidades más destacadas y competentes de esta población. Después de examinados los antecedentes del pleito de la Alcaldía Mayor y su capitalidad en Icod, y los varios documentos y citas aportados por los concurrentes, la Asamblea municipal acordó dar poderes al Doctor Don Santiago Key Muñoz, ex- Diputado por esta isla. Canónigo Doctoral de la Colegiata de San Salvador, en Sevilla, y Rector de su célebre Universidad y con tal amplitud que todo lo que aquel esclarecido hijo de Icod hiciere, eso aprobaría, por sí y por todos los vecinos de este Pueblo, recomendándole acudiera también a los periodistas más acreditados para que inserten en sus 17 números los que por ello se les comunique, trabaxados sobre estos datos. Key Muñoz, con su reconocida habilidad política y el tesón con que defendía todos los asuntos que afectaban a su pueblo natal, logró que las Cortes ordinarias de 1814 confiaran nuevamente el expediente al examen y parecer de otra comisión, la que emitió dictamen favorable a las pretensiones de Icod, el que no pudo ser discutido por haber sido disueltas aquellas Cortes por R. D. de 4 de mayo de 1814. En 1815 el Rey Don Fernando VII expidió una Cédula mandando a la Real Audiencia de Canarias que informara acerca de la solicitud del Ayuntamiento de Icod para que se le concediera a dicho pueblo la gracia de villazgo con jurisdicción exenta y perdón de media annata, por lo que el Concejo municipal se creyó en el deber de redoblar sus gestiones nombrando apoderado en Las Palmas y en la Corte a Don Francisco de León Molina y Huerta. Don Pedro Benítez y Alzóla, Diputado de Causas de la Villa de la Orotava, pasó oficio al Ayuntamiento de Icod, dándose a conocer como comisionado de la Real Audiencia para ejecutar determinados autos, que entorpecían más el asunto, pero el Concejo solo acordó archivar la comunicación e insistir en sus gestiones de villazgo. Continuaba paralizado el asunto de la Alcaldía Mayor en el partido de Daute, hasta que en 1820, restablecido el sistema constitucional, volvieron a activarse las gestiones para su resolución. En 2 de Agosto el Ayuntamiento de Icod volvió a reunirse en sesión solemne, y también asesorada de las personas más distinguidas de la sociedad icodense, para acordar los medios más eficaces y oportunos para obtener la gracia de villazgo con jurisdicción exenta, elevándose nuevas representaciones al Rey y a las Cortes, algunas tan notables como la que autorizó con su firma el Marqués de Santa Lucía Don lí Francisco de León Molina y Huerta, Apoderado general de Icod. El Congreso de la Nación ordenó a la Diputación provincia! de estas islas informara acerca de dicha representación, y dicho cuerpo, sin reunirse, y con sólo la presencia de los Diputados Don Domingo López, que lo era por el partido de Daute, y natural de Oarachico; Don Juan Tabares de Roo, del de La Laguna; y Don Miguel Vanes, suplente, por enfermedad del propietario Don Enrique Casalón, Diputado por Santa Cruz, en reunión clandestina, emitieron un informe equivocado y contrario a la opinión de la mayoría de la Diputación, remitiéndolo a Madrid. Tan reservada fué esta actuación que sólo se conoció el informe a su llegada a la Corte. El Congreso de Diputados confió a una comisión, la de Diputaciones provinciales, * para que estudiara el expediente y emitiera el informe reglamentario. La comisión, desconociendo por completo la isla de Tenerife, encargó al Diputado señor Cabeza, que representaba esta isla, para que la ilustrara en dicho asunto. Cabeza, con intereses opuestos a los que representaba Icod y basándose en el informe de la Diputación provincial, a que anteriormente nos referimos, inclinó la voluntad de aquellos vocales en sentido opuesto a las aspiraciones de Icod, y leído en la sesión celebrada por el Congreso en el día 24 de Marzo, encontró la oposición ruda de los batalladores Diputados Ba-hamonde y Romero Alpuente, ** que lo combatieron con tesón y valentía, en defensa de los intereses de Icod, pero no pudieron evitar la aprobación del dictamen. * Se componía de los Diputados Cantero, Presidente, y los Vocales Ramos Arispe, Novoa, Fondevilla, Cortázar, Ramos García, Manzanilla, Ochoa y Díaz del Moral. ** Romero Alpuente fué un ilustre abogado de Murcia, fervoroso revolucionario, compañero del General Don Juan Van- Hale, personalidad destacada de aquella época. 19 No por eso se desalentó el espíritu público de los patriotas icodenses y del Ayuntamiento de dicho pueblo, antes al contrario, aprestáronse con mayor denuedo a la defensa de los que consideraban sus legítimos derechos, y en la sesión que el cuerpo municipal celebró el día 18 de Mayo aprobó la razonada exposición que elevó al Jefe político para que dejara sin ejecución el Decreto mencionado, hasta tanto llegara al Congreso de la Nación la Representación de Icod. Para este mismo asunto se reunió el Ayuntamiento en sesión extraordinaria y solemne el día 20, asesorado también de los notables de la población, como votos consultivos, y convinieron todos en que, además de las razones que asistían a Icod, precisaba aportar recursos materiales para sufragar los gastos de un apoderado en Madrid y demás diligencias inherentes a la campaña que había de sostenerse, y en aquella misma sesión quedó cerrada la suscripción popular. En la sesión del día 24 de Mayo de aquel año, autorizó el Ayuntamiento de Icod a Don José Murphy, * vecino de Santa Cruz de Tenerife, y Diputado electo por esta Isla, que aun no se había posesionado del cargo, para que en Madrid, en unión de Don Baltasar Dorreal, Apoderado de Icod, y de Don Luis de León Huerta y Domínguez, que a la sazón cursaba Leyes en aquella Universidad, representaran al soberano Congreso de la Nación, restableciendo la verdad alterada con aquellos informes equivocados, sobre todo el emitido por el Diputado Lugo en 1813. * El Diputado Don José Juan Cesáreo Murphy y Meade, nacido en Santa Cruz de Tenerife el 2ó de Febrero de 1774, era hijo de Don Patricio Murphy y Kelly y de Doña Juana Meade y Salí. Fué tío- abuelo de Don Nicolás Estévanez y Murphy, ministro de la Guerra de la República de 1873, que como poeta tiene un puesto distinguido entre los escritores canarios. N. del E. 20 Mientras tanto tenían lugar los sucesos que concisamente hemos venido relatando en estos artículos, las plumas de las personas doctas que en aquellos tiempos se destacaban en nuestros pueblos no permanecieron ociosas, produciendo diversas representaciones o exposiciones a los poderes públicos, por una parte, y por otra, dirigiéndose al país con folletos de propaganda y poesías alusivas, más o menos intencionadas, que avivaban el fuego de la contienda que sostenían, principalmente, las dos poblaciones más importantes del antiguo Partido de Daute. Entre todos estos trabajos literarios destacóse en primer término la razonada y documentada representación que elevó al Gobierno de S. M. el Ayuntamiento de Icod, redactada por el erudito M. R. P. Maestro Fr. Andrés Delgado Cáceres, * del Orden de Predicadores, cumpliendo el encargo que le confiara el Cabildo abierto celebrado el día 2 de Abril de 1814, en defensa de los derechos y aspiraciones de esta población. El concejo municipal premió la labor meritísimade tan amante e ilustrado hijo de icod, aprobando por unanimidad dicho trabajo en todas sus partes y acordando imprimirlo por cuenta de los fondos comunales para su mayor divulgación y distribución, entre los A'linistros que habían de ver y fallar el negocio, y además entre las personas que habían ayudado con sus noticias y sus luces, conservando el original con la carta dedicatoria del Autor en el archivo municipal, en justa memoria y agradecimiento. ** En la expresada exposición se * Fray Andrés de Lorenzo y Cáceres era hijo del Capitán Don Nicolás de Lorenzo Delgado, Diputado, Síndico Personero y Gobernador de las Armas de Icod y de Doña Juana de Cáceres Domínguez. Firmó como vocal el manifiesto dirigido a los habitantes de las islas por la Junta Suprema de Canarias el 16 de Julio de 1808, en cuya fecha era Provincial de la Orden dominicana.— N. del E. ** Libro 1.° de los Acuerdos del Ayuntamiento de Icod. 21 encuentra trazada a grandes rasgos la historia política de Icod desde los tiempos de la conquista y población de Tenerife, por lo que es muy útil a los amantes de las cosas pasadas, y aunque escrita en estilo sencillo y desprovisto de galas del lenguaje, se eleva algunas veces, no descendiendo nunca a las pequeneces y estridencias de expresión que tanto caracterizaron los escritos análogos de aquella época. Más tarde, Don Luis de León Huerta y Domínguez, también hijo ilustre de Icod y amante de sus glorias, aprovechando su estancia en la Corte, en cuya Universidad cursaba la carrera de Derecho, y varón ilustre que, andando el tiempo llegó a ser una de las personalidades de más relieve en la política de Tenerife, dio a luz un interesante folleto, defendiendo los derechos y las aspiraciones de su pueblo natal a la capitalidad del nuevo partido judicial * y atacando valientemente, con lógica inflexible y gran caudal de datos y antecedentes, las opiniones sostenidas en el Congreso de la Nación por los representantes de estas islas Echevarría y Cabeza, deshizo toda su labor, y llevó al ánimo de los competentes de aquella asamblea el convencimiento del mejor derecho que asistía a Icod en el embrollado pleito de la jurisdicción exenta, con tanto tesón sostenida. ** * Impugnación que hace el ciudadano Luis de León Huerta d las equivocadas ideas que el 24 de Marzo de 1821 produjeron en el Congreso los señores ex- diputados Echevarría y Cabeza despojando al pueblo de Icod... del carácter de cabeza de partido... y defendiendo injustamente la capitalidad del lugar de Garachico, Etc.—. Madrid: Imprenta de E. Aguado, calle de Hortaleza — 1822. ** Don Luis de León- Huerta fué hijo del Coronel Don Francisco, del hábito de Alcántara, atrás citado, y de Doña María del Buen Suceso González Domínguez, Marqueses de Santa Lucía. Don Luis de León- Huerta fué desde 1840 Marqués de Villafuerte, alcalde de Garachico en 1848 ( después de serlo de Icod en 182Q y 1835), presidente de la Diputación Provincial y Gobernador Civil interino en 1854. Un año antes de la 22 Don José Martínez Ocampo, en otro folleto, también editado en Madrid, y escrito con pluma fácil y galana, impugnó el de León Huerta con virulencia inusitada, por lo que, a pesar del ropaje de su estilo ágil y castizo, descendió a crudezas de lenguaje y detalles localistas, que amenguaron la importancia de su obra, dictada por la pasión de la luctia, con tanto ardor sostenida por una y otra parte litigante. Llegó por fin el anclado día de la resolución final de este dilatado pleito, en el que se hallaban interesadas otras poblaciones de Tenerife, y al Sr. Don José Murphy, Diputado por esta Isla e hijo de Santa Cruz, cupo la gloria, con su afortunada intervención parlamentaria, de obtener el favorable acuerdo del soberano Congreso de la Nación, que puso fin al tan debatido asunto de la división judicial de esta Isla. El Sr. Murphy, descendiente de noble familia irlandesa, emigrada, y muy conocido y popular en Santa Cruz de Tenerife, era liberal y demócrata, militando en las filas del partido constitucional que acaudillaba Don Rafael del Riego, y tenía en este asunto de la división judicial de esta isla, gran interés y empeño, por ser también una legítima aspiración de su pueblo natal, la entonces naciente capital de la provincia de Canarias. Icod celebró con gran regocijo y extraordinarios festejos tan grata nueva. En la sesión celebrada por su Ayuntamiento el día 1° de Julio de 1822 se dio cuenta de la Real Orden con inserción del Decreto de las Cortes, en que se publicación de la Impugnación citada en el texto había dado también a la estampa unas Reflexiones que D. Luis de León Huerta y Dominguez dirige a los señores de la comisión de Diputados Provinciales acerca de la residencia de la cabeza del partido de Daute en Tenerife, una de las Canarias.— Madrid: Imprenta del Censor, Carrera de S. Francisco n.° 1. 1821.— Icod ha dado su nombre a la antigua plaza de San Agustín en aquella ciudad.— N. del E. 23 declaró a Icod capital del Partido judicial de su nombre.* En 1.° de Febrero de 1823 se designó para desempeñar el Juzgado de 1." instancia del partido de la ya Villa de Icod al letrado Don Manuel Díaz de Arce, quien obtuvo prórroga para posesionarse de dicho cargo. No queremos pasar en silencio el hecho de que en la sesión del día 3 de Diciembre de aquel año 1823 el Ayuntamiento de Icod acordó nombrar procuradores del nuevo Juzgado a los Sres. Don José Gutiérrez de Lugo y Don Pedro Baute, que lo tenían solicitado, y ese acuerdo nos da una idea de las prerrogativas que disfrutaban las corporaciones municipales en aquella época. En el día 5 de aquel último mes del año de 1823, recibieron en la sala capitular los individuos del Ayuntamiento a Don Manuel Díaz de Arce, primer Juez de 1.^ instancia del Partido de Icod, que exhibió el certificado del Secretario del Gobierno de estas islas en que constaba * El Excnio. Sr. Secretario de Estado y del Despacho de la Gobernación de la Península e islas adyacentes con fecha veinte y dos de Mayo último me dice lo que coplo.^ Con fecha veinte del corriente me dicen los S. S. Diputados Secretarios de las Cortes lo siguiente— Las Cortes habiendo tomado nuevamente en consideración la división provisional de partidos de la provincia de Canarias por lo relativo a la isla de Tenerife a consecuencia de una proposición del Sr. Diputado Don José Murfi, y de una exposición del Ayuntamiento de Icod, han tenido a bien resolver Que los partidos de judicatura de la isla de Tenerife se establezcan en el modo y forma que los propusieron las Diputaciones provinciales de los años de mil ochocientos trece y mil ochocientos catorce, y la de mil ochocientos veinte, a saber: primero, Santa Cruz de Tenerife; segundo, Laguna; tercero, Orotava; cuarto Icod; con los pueblos que aquellas designan y son los siguientes: Partido de Santa Cruz, Santa Cruz con sus pagos, Taganana, San Andrés, Ximénes, la parte del pago del Rosario q. caiga sobre el mar hasta media legua de su orilla conforme al amojonamiento que se hará con el objeto de que toda la linea de costa hasta el lugar del río se halle sin interrupción en este partido, Candelaria, Arafo, Giiimar, Fasnia y Arico. Partido de La Laguna, La Laguna con 24 haber prestado el juramento de su empleo en manos del Jefe superior político, en fuerza de dispensa que por S. M. le fué concedido. Aquietáronse los ánimos en los pueblos de Tenerife hasta que volvieron nuevamente a dar la batalla algunos, produciendo instancias la Ciudad de La Laguna y los pueblos de Garachico, Guía, Tanque, Buenavista, Silos, Adeje y Santiago, que resolvió S. M. Don Fernando Vil en su Real Carta dada en Madrid a 22 de Agosto de 1833, por la cual extendió a siempre o perpetua la calidad de interina con que por su Real Provisión de 10 de Agosto de 1826 se fijó en el pueblo de Icod la capitalidad del partido de Daute, e impuso perpetuo silencio sobre este asunto a los pueblos querellosos. sus pagos exepto Ximénes, Tegueste, Tejina, Tacáronte, Sauzal, Matanza y Victoria. Partido de Orotava, Villa de la Orotava con sus pagos, Puerto de la Orotava, Realejos de abajo y de arriba, Rambla y Santa Urzula. Partido de Icod, Icod con sus pagos, Garachico, Guancha, Tanque, Silos, Buenavista, Santiago, Guia, Adeje, Arona, Chasna y Granadilla. De acuerdo las Cortes lo comunican a V. E. para su inteligencia, y que se sirva disponer su cumplimiento y devolvernos adjunto el expediente sobre el particular, el cual nos dirigió V. E. en veinte y tres de Abril último— Lo traslado a V. S. de Real Orden para su inteligencia y cumplimiento en la parte que le corresponda, previniéndole me remita una relación exacta y circunstanciada de los pueblos que comprende cada partido, y del número de almas de que cada uno conste con todas las demás noticias estadísticas que procurará V. S. adquirir.— Y lo traslado a V. para inteligencia de ese Ayuntamiento y los demás de ese distrito a quienes lo circulará exepto a los de Garachico y Granadilla, a quienes se les ha comunicado en derechura por este Gobierno y de su recibo me dará aviso oportuno.— Dios & Santa Cruz de Tenerife Junio veinte y seis de mil ochocientos veinte y dos.— Juan Bautista Antequera.— Libro 2." de Acuerdos del Ayuntamiento de Icod. 25 E n 19 de Diciembre de 1833 la Reina Gobernadora Doña María Cristina, en nombre de su augusta hija la Reina de España Doña Isabel II, expidió en Madrid, a virtud de acuerdo de la Audiencia de Las Palmas, Real Provisión cometida al Corregidor de Letras de la Ciudad de La Laguna, mandando guardar, cumplir y ejecutar, pena de diez mil ducados, la Real Carta dada en Madrid a 22 de Agosto de 1833, por su Real esposo Don Fernando VII, fallando definitivamente el pleito de la capitalidad del partido de Daute en esta isla de Tenerife. * Más tarde, cambiada la faz política de la Nación española con el Estatuto Real, y presidiendo el Consejo de Ministros personalidad de tanto relieve como Don Francisco Martínez de la Rosa, se arregló definitiva y generalmente, previo los dictámenes del Consejo de Gobierno y del de Ministros, la división judicial del territorio español, por el Rea! Decreto de 21 de Abril de 1834, que confirmó los cuatro partidos judiciales asignados a la isla de Tenerife por la Ley votada en las Cortes de 1822, con las mismas demarcaciones y capitalidades con que se establecieron. A aquel Gobierno sucedió otro, el presidido por el Conde de Toreno, y en su afán de innovar, y reformar la obra de sus antecesores, dictó la Real Orden de 21 de Septiembre de 1835 que reducía a seis los once partidos judiciales de esta provincia, señalados en el Real Decreto, anteriormente citado, de 21 de Abril de 1834, y aquella disposición, emanada con carácter de interina, afectó a dos de los partidos judiciales de esta isla de Tenerife, el de San Cristóbal de La Laguna y el de Icod, previniendo cesara el Corregidor de aquella Ciudad, y que por la Audiencia de Las Palmas se informara cuanto se le ofreciera y pareciera sobre si convendría modificar en alguna parte dicha división judicial interina. ' Legajo relativo al Juzgado de Icod: Arch. del Ayuntamiento. 26 A consecuencia de la nueva división, fueron nombrados jueces de 1." instancia en estas islas, correspondiendo al partido de Santa Cruz de Tenerife y acumulando los de La Laguna, Gomera y Hierro, a Don Juan Gil de Qibaja, y para el de la Orotava, acumulando el de Icod, Don Manuel Arce. * Con posterioridad, la Ciudad de La Laguna, considerándose perjudicada, promovió expediente para el restablecimiento de su partido judicial, que obtuvo una resolución favorable, y también lo promovió la Villa de Icod, que no obtuvo éxito, bien por apatía de los hombres que la dirigían administrativamente, o porque no alcanzó a poseer tan diligentes y buenos valedores en la Corte, por lo que continuó con la suspensión interina de su juzgado. La Diputación provincial de Canarias instruyó expediente para que en su consecuencia se sirviera el Gobierno establecer decidida y fijamente el número de partidos judiciales en esta provincia y sus respectivas cabezas, estableciendo los mismos cuatro que quedan expresados, con las mismas capitales y demarcaciones que tenían. Icod continuó defendiendo siempre sus derechos y privilegios, no perdonando ocasión de hacerlos valer, titulándose capital del partido de su nombre y protestando o reclamando cada vez que cualquier acto oficial intentaba mermarlos o ponerlos en duda. Así acontenció en el mes de Agosto de 1836, en que la Alcaldía de la Orotava, desempeñada entonces por Don Lorenzo Machado y Ascanio, se dirigió a la de Icod y demás pueblos de su demarcación, invitándoles a una reunión en aquella Villa, antes de dar cumplimiento a una orden de la Junta Provisional Gubernativa para la publicación • BOLETÍN OFICIAL DE CANARIAS, núm. 154 — 21 de Noviembre de 1836— Imprenta de Vicente Bonnet. 27 y jura de la Constitución política de la Monarquía española de 1812, y la reposición en sus respectivos empleos de todos los concejales elegidos por sufragio en 1823, cuyo oficio fué contestado por Don Luis de León Huerta y Domínguez, entonces Alcalde de Icod, oponiéndose a dicha pretensión, conducta que mereció la aprobación del Marqués de la Concordia, Jefe político de esta provincia. * En el año 1844, con motivo de incoarse expediente en la Diputación provincial de Canarias para poder emitir más fundadamente el informe que le tenía pedido el Gobierno al Jefe político de esta provincia, sobre la conveniencia de rehabilitar varios juzgados de 1." instancia, suspendidos interinamente, el Ayuntamiento de Icod, a petición del concejal Sr. Cabeza, elevó representación, que autorizó el Alcalde Presidente D. Venancio Hernández Bermejo, insistiendo sobre la necesidad y conveniencia de restablecer el Juzgado de 1." instancia. En 1868 la Junta local de gobierno de Icod, elevó al Gobierno provisional de la Nación nueva instancia solicitando dicho restablecimiento. En el año 1880, siendo Alcalde Presidente del Ayuntamiento D. Andrés de L. Cáceres y Ossuna, por acuerdo del mismo concejo elevó al Excmo. señor Ministro de Gracia y Justicia documentada instancia solicitando el restablecimiento de dicho organismo judicial, documentando los razonamientos con gran acopio de datos y antecedentes históricos, geográficos y estadísticos; instancia que pasó a informe de la Excelentísima Diputación provincial de estas islas y sufrió nuevo calvario de dilaciones y entorpecimientos. Estaba reservado a un ferviente patriota icodense, político Legajo de la Junta de la Constitución— Año de 1836— Arch. del Ayuntamiento de Icod. 28 de acción y de grandes vuelos cívicos, el obtener la rehabilitación del Juzgado de 1.^ instancia de Icod. Don Francisco G. Fajardo y Hernández Bermejo, descendiente de ilustres familias patricias, que había permanecido un largo período de su vida ausente en las florecientes y progresivas repúblicas hispano- americanas, en cuyas contiendas civiles intervino afortunadamente, al regresar a su suelo natal, sumándose a aquel resurgimiento de la conciencia insular, que cristalizó en la conjunción de fuerzas que se llamó Unión Patriótica, laboró por el engrandecimiento moral y material de Tenerife, en general, y en particular por el del pueblo de Icod, que era el amor de sus amores. Aprovechando aquel hermoso resurgimiento del sentir tinerfeño y trabajando siempre con fe, constancia y ardimiento, al resolverse en las Cortes de la Nación el entonces llamado pleito provincial, logró fuera incluido en el articulado de la Ley de Reformas administrativas de Canarias, de 11 de Julio de 1912, el Juzgado de 1.^ instancia de Icod. El Ministro de Gracia y Justicia, en R. D. de 21 de Octubre de aquel año, dictado para dar cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 4° de aquella Ley, creó nuevamente el Juzgado de Icod, en esta isla de Tenerife, con categoría de entrada, y formado por los pueblos de Icod, Guaucha, Gara-chico, Silos, Buenavista, Tanque y Santiago, y el mismo departamento ministerial, por la R. O de 25 de dicho mes y año, dispuso la implantación del expresado organismo judicial, que comenzó a funcionar el día 1° de Marzo del siguiente 1913, inaugurándolo como primer Juez el Sr. Don José R. Fernández Díaz, actual * Presidente de la Audiencia provincial de Santa Cruz de Tenerife. Últimamente, rigiendo los destinos de la Nación el go- * 1930. N. del E. 29 bierno del General Primo de Rivera, dispuso se formara una nueva demarcación judicial por el Real Decreto- Ley de 17 de Diciembre de 1926, que refrendó el entonces titular de la cartera de Justicia y Culto, Don Galo Ponte, y a los efectos en dicha disposición prevenidos acudió Icod con una amplia información, razonada y documentada e inspirada, no sólo en los derechos históricos, sino en la conveniencia pública, cuyo trabajo dirigió e impulsó el Juez Don Francisco García y Espinosa de los Monteros, mereciendo la aprobación de los organismos judiciales superiores y su favorable informe, y se coronó esta obra con la construcción de dos magníficos edificios, uno para instalar el Juzgado de 1." intancia y otro para la cárcel o prisión del partido, debidos a la constancia y tesón de tan entusiasta magistrado, con lo que estos dos servicios públicos resultan ser hoy los que más bien instalados se hallan en esta provincia. II BELICAR El historiador P. Espinosa, que escribió por e! año 1594, en su obra EL ORIGEN Y MILAGROS DE NUESTRA SEÑORA DE CANDELARIA, expresa: Los naturales guanches viejos dicen que tienen noticia de inmemorable tiempo, que vinieron a esta isla sesenta personas, mas no se sabe de donde, y se juntaron e hicieron una habitación Junto a Icode, que es un lugar de esta isla y el lugar de su morada llamaban en su lengua Abzan xiquian abcanabc ceran, que quiere decir: lugar del Ayuntamiento del Hijo del Grande. Otro tiistoriador canario, Núñez de la Peña, refiriéndose a la aparición de la Virgen de Candelaria, escribe: En este mismo tiempo fué hallada en la Caleta de Icod una imagen de San Marcos, que por la haber allí halládola, la llaman la Caleta de San Marcos, y se tiene entendido haber venido de donde la nuestra Señora, por que fué en un mismo tiempo hallada: está en el dicho lugar de Icod; es milagrosa. Viera y Clavijo, refiriéndose a los Reinos en que se hallaba dividido Tenerife, escribe: Chincanayro.— Obtuvo la monarquía del país de Icod, y se halló en la conferencia de paz con Diego de Herrera y que en Icod, al tiempo de la Conquista de Tenerife, reinaba Belicar, hijo de Chincanayro y añade, perdió el reino y la reputación de Valeroso por haberse 32 negado a las negociaciones en que Bencomo le propuso una alianza ofensiva y defensiva. Pero el Arcediano de Fuerteventura, que fué el más documentado y sagaz de nuestros historiadores, da como un hecho indiscutible la formación de otra alianza o liga entre el Mencey de Icod y los de Daute, Adeje y Abona, para defender separados de la confederación de Bencomo las tierras en que reinaban como señores absolutos y su independencia y libertad. Está fuera de duda que después de efectuadas las paces de los Realejos el 25 de Julio de 1496 continuó la lucha por la conquista de Tenerife, resistiendo las huestes de estos Menceyes el avance de las tropas de Lugo, reforzadas con muchos de los indígenas sometidos, conocedores del terreno y de las costumbres de los moradores de la parte occidental de esta isla. Como la comarca de Icod era la más cercana a las de las tribus sometidas, en ella concentróse el núcleo de sus guerreros enviados por los reinos de Abona, Adeje y Daute, capitaneados por sus respectivos Menceyes Adjoña, Pelinor y Rosmén, que con los de Belicar defendían la tierra palmo a palmo de las embestidas del ejército conquistador en todo el ancho del frente que formaba el ejército indígena desde la ribera del mar hasta las faldas del Teide. Varias fueron las escaramuzas que se libraron entre ambas fuerzas al ponerse en contacto, y muchos los consejos celebrados entre los jefes y notables de los guanches para organizar la común defensa. El consejo o junta más importante fué el celebrado el día 28 de Septiembre de aquel memorable año 1496. En él se dibujaron desde un principio dos tendencias: una, la de los más ardorosos y vehementes, partidarios de continuar la resistencia a todo trance y otra, la de los más prudentes, que aspiraban a negociar una paz honrosa, terminando aquella guerra tan desventajosa y desigual. 33 Triunfó esta última opinión, y al día siguiente, en que la Iglesia Católica celebra la festividad del Arcángel San Miguel, una comisión compuesta de los cuatro Menceyes citados y los más notables de sus Reinos, emprendieron la marcha al campamento cristiano del Realejo de Arriba, atravesando los frondosos bosques que cubrían la tierra hasta llegar a las alturas que coronan el Valle de Taoro, donde hicieron alto, y demostraron con señales que iban a parlamentar. Recibidos por el Adelantado Mayor y su lucido séquito, en aquel campamento donde ya empezaban a alzarse los muros de la futura población del Realejo Alto, con asistencia del Escribano público y de los Ministros de la religión cristiana, que acompañaban a Fernández de Lugo, ante el altar y con la mano puesta sobre el libro de los Evangelios prometió el Generalísimo español guardar a los guanches las consideraciones debidas, y que ni ellos, ni sus hijos y vasallos serían esclavos. * Allí se administró el sacramento del bautismo a los Menceyes guanches y sus notables. A Belicar se le dio el nombre cristiano de Blas Martín, y a su esposa, hermosa mujer indígena, hija del hidalgo guanche Pedro Vizcaíno, el de Ana. Algunos historiadores regionales aseguran que Belicar tenía su corte en las Cuevas de Artaos, en el Valle de Icod, las que abandonó más tarde, después de la paz, pero nada dicen si lo hizo por propio impulso u obligado por los conquistadores. Sea lo que fuere, lo cierto es que Belicar abandonó después de la conquista, como otros Menceyes, la comarca donde ejerció autoridad, y que se avecindó en los Realejos, donde, como antes dijimos, otorgó testamento. * Escra. de transacción ante Sebastián Páez. Laguna, Abril 1519.— Folio 698. 34 El señor Pizarroso, que escribió acerca del pasado de estas islas, opina que el nombre de Belicar, viene del de Bel o Belo, que sustituyó a Baal, a quien tributaban culto los canarios: Del nombre de la divinidad Bel se compusieron los nombres propios de guerreros Babel y Belicar, y los del lugar Belmaco de la Palma y Belgara del Hierro. Algunos escritores de ahora afean la conducta de Belicar y sus colegas los Menceyes de Abona, Adeje y Daute por no haber entrado en la alianza propuesta por el Kebehí Bencomo para luchar con los invasores de Tenerife, juzgando cobardía su actitud, criterio que no compartimos, e ignoramos los móviles que a ello les impulsaron. Muy arraigada está la creencia de que lo hicieron por los recelos que abrigaban del Men-cey de Taoro, a quien juzgaban con intenciones imperialistas, como ahora* se dice, pero ¿ qué extraño es que los escritores de ahora se produzcan así, cuando el canónigo Viera, el patriarca de la Historia Canaria, censuraba aquella actitud con el comentario que respecto de Belicar recogimos al principio de este artículo, y diciendo de Adjoña que fué un Mencey receloso e ignorante, que temiendo quedar oprimido por las armas del rey de Taoro, no quiso dar oídos a la liga general que se le propuso para defender la patria del común enemigo; y tuvo que rendirse después sin batalla, sin honor y sin mérito y de Pelinor temió menos a los españoles que a Bencomo; y creyendo que él por sí sólo podría resistirles, en caso que penetrasen hasta el reino de Adeje, se halló por último en la dura necesidad de venir a rendirse, sin que los enemigos se tomaran el trabajo de ir a buscarle; y de Rosmén, el Mencey de Daute, se sometió a las huestes de Lugo sin haber disparado un banot? * 1932. N. del E. III LAS CUEVAS DE ARTAOS Convienen todos los que se ocupan de historia guanche que Belicar, el Mencey de Icod, habitó las cuevas llamadas de Artaos, pero ningún historiador, que nosotros sepamos, determina el lugar o paraje en que dichas cuevas están o estuvieron situadas, dándose el caso, bastante raro, que ninguna persona de esta localidad, letrada o analfabeta, me haya podido señalar con fijeza el sitio donde existió la corte del hijo de Chincanayro, si bien todos los que he consultado aseguran que fué en El Sanguiñal, tierras situadas en el Miradero o pago de Santa Bárbara. El P. Espinosa, ninguna luz nos da acerca del lugar en que tuvo su corte el Mencey de este Reino. El P. Pimienta * según el señor Montes de Oca, habla que Pablo Martín Buendia, natural de Canaria y conquistador de Tenerife, primo de Cristóbal Delgado, poseyó las casas que fueron del Rey de Icod, y que estas estaban en el lugar llamado Artaos, pero no da luz alguna acerca de la situación de dicho paraje. Don Cipriano de Arribas, que vivió en Icod algunos años M. S. Segunda parte. 36 y recogió muchas noticias de los antiguos habitantes de esta isla, escribe: El territorio de Icod, constituyó el Menceyato de Icoden, rigiéndolo en el momento de la Conquista Belicar, que asimismo sometido, fué bautizado con el nombre de Blas Martín. Residía en las Cuevas de Artaos, ( Sanguiñal) las que fueron donadas, con dos fanegas de tierra al canario conquistador Pablo Martín Buendia, como consta, en el título 16 de Mayo de 1503, folios 40 y 48 y libro 2° original, cuaderno 18 folios 18 y 35. * Esta es la noticia más concreta que hemos leído acerca de las Cuevas de Artaos pero aun abrigo mis dudas de que fuera El Sanguiñal la situación de la corte del Mencey. En la cordillera que por la parte occidental cierra el Valle de Icod, lugar opuesto al Sanguiñal, que está al oriente, existen varias cuevas, anchas, profundas, de techo elevado algunas, y todas próximas entre sí, en sitios casi inaccesibles, sobre los nacientes y siguiendo el curso de las aguas que fluyen en esta parte del término municipal y riegan las tierras que se hallan debajo y este es el paraje, en mi humilde pensar, donde debió haber estado la corte del Mencey de Icod, y por consiguiente, las Cuevas de Artaos, pues no es presumible, que teniendo los guanches tan buenas habitaciones en sitio tan estratégico fueran a habitar y tener su corte en El Sanguiñal, distante de las fuentes, cuyas aguas necesitaban. Desposeído Belicar de sus casas y sus tierras, e instalados en la parte occidental del Valle de Icod los conquistadores y primeros pobladores cristianos, lógico y presumible es que el ex- Mencey escojiera la parte opuesta. El Sanguiñal, para vivir con los suyos, alejándose de los extraños y molestos huéspedes que tomaron posesión de sus antiguos dominios. Esta es mi creencia. * A TRAVÉS DE LAS ISLAS CANARIAS, pág. 129. 37 Que Blas Martín, el ex- Mencey de Icod, habitara en El Sanguiñal, es aserto que no ponemos en duda, antes al contrario, lo creemos firmemente; pero su estancia en El Sanguiñal tuvo que ser después de haber sido desposeído de sus cuevas y de sus tierras, buscando el apartamiento de los conquistadores, pues por mucha bondad que tuviera y con bastante fe abrazara la nueva religión, perdiendo su primer nombre, y adoptando el cristiano de Blas Martín; por sincera que fuera su inclinación a someterse a los conquistadores europeos, no es probable que no sintiera dolor al verse desposeído de su morada y de las tierras que formaban su patrimonio y estas en poder de la extraña gente que le sustituyó en el gobierno de su Reino y su Patria. El documentado artículo que el señor Montes de Oca publicó en las columnas de LA COMARCA el ó de Julio de 1Q19 con el título de Curiosidades y Cosas, me afirma más y más en mi opinión, pues en dicho trabajo, avalorado con citas y noticias, para mi desconocidas, si bien se afirma que Blas Martín fué desposeído de las Cuevas de Arlaos y vivió en El Sanguiñal, no demuestra en nada que en dicho lugar estuvieran situadas dichas moradas reales, antes al contrario, se ve claramente, como lo demuestran sus citas de los instrumentos otorgados en los Realejos, que se iba alejando de su Reino y del lugar de su nacimiento. Conócese aún en Icod un paraje, cercano al mar, con el nombre de Cueva del Rey, donde hay una cueva, pero ésta, sobre la que existe una leyenda guanche, no es presumible fuera la rtiorada habitual del Mencey, la corte, pues está sola, en terreno agrio y abrupto, y además, alejada del Sanguiñal y de las fuentes, por lo que hay que desechar la idea fuera esta la de Arlaos. Don Cristóbal Afonso, que en unión de otros hijos del País amantes de la Ciencia, visitó en 1776 las cavernas o gale- 38 rías subterráneas de Icod, describiéndolas en sonoros endecasílabos pareados, nada sabe, o dice, de las famosas Cuevas de Artaos, quizás por lo que expresa en las siguientes estancias: * En este pues lugar famoso, si no de los mayores, populoso, cuyos principios, por algún descuido, sus archivos los guardan en olvido... * Don Cristóbal Afonso, pintor que floreció en el siglo XVIIl, autor de la composición poética citada, inserta fragmentariamente en la HISTORIA DE LAS ISLAS CANARIAS. [ A. J. Benítez], págs. 97- 99, visitaba por segunda vez el 14 de Noviembre de 1776, la famosa cueva. Esta segunda exploración ha sido relatada por Don José de Béthencourt y Castro, también orotavense, conservándose su manuscrito en la Biblioteca Municipal de Santa Cruz de Tenerife. N. del E. IV EL PLEITO DE LOS DOS ALONSOS Otorgó Don Alonso de buen grado lo que pidió Bencomo, y de ello hizo a pedimento suyo juramento en un misal sagrado prometiendo asi la libertad a los nivarios... ( VlANA) Ajustadas las paces de los Realejos en el memorable día 25 de Julio del año 1496 entre el ejército de Don Alonso Fernández de Lugo y las tribus guanches que combatieron bajo la dirección de Bencomo, el fiero Mencey de Taoro, no por eso quedó completamente sometida y pacificada la isla de Tenerife, pues continuaron resistiendo los naturales de los reinos de Icod, Daute, Adeje y Abona, contra los que lanzó el Conquistador gruesos contingentes de su ejército y pequeños destacamentos que guiados por los guanche sometidos se internaban isla adentro, no sin antes sostener encarnizados encuentros con los indómitos naturales, que se iban retirando a lo más fragoso de las sierras, perseguidos a sangre y fuego por los soldados castellanos. Así las cosas, Adjoña, Mencey de Abona, Pelinor, de Adeje y Rosmén de Daute reuniéronse con sus notables en la 40 corte de Belicar, Mencey de Icod, el día 28 de Septiembre de aquel para nosotros famoso año de 1496 y deliberaron ampliamente acerca de la situación de la isla, estudiando los medios y elementos de que disponían para poder continuar la resistencia armada contra el poderoso y aguerrido ejército invasor. Discutióse detenidamente sobre las ventajas de la paz y las peligrosas y funestas consecuencias de la lucha, de una lucha que ya consideraban desigual y estéril, señalándose dos tendencias opuestas: una, belicosa e intransigente y otra, pacifista y amornizadora. Prevaleció con esta última el consejo de los prudentes y acordóse explorar el ánimo del caudillo español para negociar una paz honrosa, que evitara la efusión de sangre y les garantizara su libertad. El día siguiente de celebrado este tagóror, día en que la Iglesia cristiana conmemora la Dedicación del Arcángel San Miguel, partieron de Icod los reyes guanches Adjoña, Pelinor, Rosmén y Belicar abandonando muy de mañana las Cuevas de Artaos, en las que el de Icod tenía su corte, y atravesando bajo los frondosos bosques de pinos, hayas, brezos y laureles que cubrían como un toldo de verdura toda la extensión del Sanguiñal, La Guaucha e Icod el Alto, llegaron a este último paraje, donde descansaron, cubriendo con sus huestes de notables y guerreros la cresta de la elevada sierra y, contra la costumbre guanche, en completo silencio. Desde aquella altura, dominando el vasto panorama del norte de Tenerife, teniendo a sus pies el hermoso y florido valle de Taoro y distando pocos tiros de onda del campamento de los Realejos, donde ya comenzaba a alzarse esta población, designó cada Mencey un representante entre sus notables más expertos y caracterizados, con los que formaron la embajada que enviaron a conferenciar con el general castellano. Grande fué la alegría que experimentó el de Lugo al conocer por los embajadores guanches el motivo de aquel 41 alarde de fuerza y dadas las seguridades pedidas recibió a los Menceyes en su campamento, con visibles muestras de afecto y consideración, conviniendo las condiciones de la paz y reconocimiento por los guanches de la soberanía de la Corona de Castilla. Los Menceyes de Icod, Daute, Adeje y Abona rindieron solemne acatamiento y vasallaje a los Reyes Católicos y el Adelantado Mayor, en su nombre, a presencia de lo más florido de sus guerreros y ante sus capellanes y escribanos, puestas las manos sobre el libro de los Evangelios, prometió a los guanches no privarles de su libertad, ni a sus hijos, subditos y sucesores y respetarles en la posesión de sus bienes. De como cumpliera Don Alonso sus promesas y juramentos, asunto es del que se ha escrito y fantaseado mucho, existiendo poca claridad y escaseando las noticias concretas y fidedignas de esta segunda fase de la conquista y total sumisión de la isla de Tenerife. Creencia generalmente divulgada ha sido la de que los guanches sometidos fueron perseguidos y esclavizados; pero lo cierto es, y se halla fuera de toda _ duda, que los Reyes Católicos Don Femando y Doña Isabel aprobaron y ratificaron las capitulaciones de los Realejos, fordenando se guardaran y cumplieran; que honraron a los ' Menceyes, considerándolos entre sus Hijosdalgos y concediéndoles escudos de armas y privilegios, y tan mal considerados no estarían por los conquistadores, cuando enlazaron con sus P familias y luego fueron troncos gloriosos de árboles nobilísimos, que aun ostentan con orgullo las casas más antiguas de Tenerife. Por si alguna luz sobre la forma en que fueron tratados los reyes guanches y sus hijos después de la capitulación del 29 de Septiembre de 1496 pudieran dar las noticias que poseemos, vamos a relatar el siguiente episodio, acaecido 42 pocos años después de aquella fecha que podemos llamar gloriosa para la isla de Tenerife y en que se verificó su total incorporación a la Corona de Castilla. " Cntre los cuatro reyes guanches de la conferencia de Icod, -^ destácase por la altivez e inflexibilidad de su carácter y por la consideración y estima en que le tuvieron sus colegas de esta isla y sus deudos y vasallos, Pelinor de Adeje, llamado el Fuerte, y más tarde Don Diego, al recibir las aguas de! bautismo en la iglesia de Santiago, del Realejo Alto. Los Reyes Católicos, Don Fernando y Doña Isabel, le colmaron de honores y privilegios y según el genealogista P. Gándara, al serles presentado, le dieron las siguientes armas: en campo de oro dos palmas verdes cruzadas y encima una corona de oro; al lado derecho, una R. y al siniestro una D.; en la parte media del escudo, dos rejas abiertas por el medio y en cada una tres ovejas blancas por la parte de adentro; al pie dos lobos blancos con collares rojos. * Tuvo en repartimiento por el Adelantado muy buenas tierras, unas cien fanegadas en el barranco de Masca y en el Valle de Santiago. De su matrimonio con Doña Catalina, llamada de Lugo, dejó cinco hijos; María de Lugo, que casó dos veces, primero con Don Pedro, guanche de Adeje, que se avecindó en Buenavista y en se- * Fr. Antonio H. Bermejo M. M. S. S. Informaciones por la casa de Linch y Don Fernando Hurtado de Mendoza. 43 gundas nupcias, con otro príncipe guanche de Güimar llamado Andrés de Llerena; Don Diego, que no tuvo sucesión; Don Alonso Díaz; Don Fernando, que tampoco tuvo sucesión e Isabel Díaz, que casó con Juan de Bonilla el que perpetuó su nombre al darlo a un monte de Icod. , Don Alonso Díaz, que con la parte de tierras que le tocó heredó también las virtudes de su padre, avecindóse en el Valle de Santiago. Allí vivía feliz y tranquilo descansando en la fe de los tratados el noble hijo de Pelinor, fomentando la criazón de ganado cabrío y lanar en las fértiles praderas de las Manchas y Arasa, libre de cuidados, continuando la vida patriarcal de su raza y bendiciendo los beneficios de la paz, en buena armonía con sus vecinos, y respetando la para él sagrada autoridad de los conquistadores. El Adelantado Mayor, Don Alonso Fernández de Lugo, que como es sabido reservóse, entre otras, las aguas de Icod, donde levantó esta población y tuvo casa en la calle que aun lleva su nombre, visitaba con alguna frecuencia dicho lugar, donde, además de la policía y buen gobierno de la naciente urbe, atendía a su hacienda. Aprovechaba su estancia en los que fueron dominios de Belicar para visitar también los lugares próximos, llegando varias veces hasta el retiro de Alonso Díaz, que le recibía y atendía con respetuosa consideración, agasajándolo con la explendidez e hidalguía que heredara de su ilustre progenitor. Muy lejos estaba el hijo de Don Diego el Fuerte de pensar que aquella hospitalidad y aquellas atenciones habían de ser correspondidas con un agravio y un despojo. Sin causa ni motivo alguno, cuando más cordiales eran las relaciones entre los dos Alonsos, el de Lugo y el de Díaz, despojóle aquél de doscientas cabras, los mejores ejemplares que poseía el hijo de Pelinor en sus rediles y apriscos del Valle de Santiago. Don Alonso Díaz arde en justa indignación 44 y celoso de su hacienda y de su honor, sujetando la impetuosidad de su carácter, con serena entereza y altiva dignidad protesta y reclama con tesón y valentía, sin temer las iras de su poderoso detentador. Quéjase una y otra vez el resentido guanche y confiado en la fuerza de los tratados y en la legitimidad de su derecho, reclama contra la usurpación de sus bienes, hasta que convencido de que en Tenerife no se le haría justicia, preséntase al Rey de España, expone virilmente sus quejas y pide una justa reparación. El terco y testarudo Don Alonso Díaz, despreciando el enojo del Adelantado Mayor y desafiando su poder, entre otras razones, dice: que el General Fernández de Lugo no cumplió con los tratados, porque habiendo jurado sobre los Evangelios que ni ellos ( los guanches) ni sus hijos serian esclavos, después con engaños los llevaron a España y allí los vendieron a algunos, lo que sabido por el Católico Rey les mandó a restituir a su país; no les dio las tierras que poseían, sólo las que a él le parecieron; hasta querer usurparle sus criazones. El Monarca, noble, magnánimo y previsor oyó las quejas de su agraviado vasallo y ordenó a la Real Chancillería hiciera bajar una orden para residenciar al General Fernández de Lugo. Muy mal efecto debió haber producido en el ánimo del Adelantado la Real Provisión, que venía a mermar su prestigio y a rebajar su autoridad. Temeroso, además, de perder la gracia de sus Reyes y no confiando en el buen resultado del fallo que en su día pudiera recaer, apresuróse a negociar una transacción con Don Alonso Díaz, para evitar la celebración del juicio de residencia. Este no llegó a efectuarse merced a la hábil intervención del Procurador Antonio Ortega, quien llevó el negocio a feliz término, dejando complacidos a los dos Alonsos; al de Lugo, porque evitó el escándalo de la residencia y al de Díaz por que, fuerte como su ilustre progeni- 45 tor, recuperó su hacienda y vio reconocidos sus derechos en documento público y solemne. * Volvióse a sus tierras y majadas del Valle de Santiago Don Alonso Díaz, tranquilo y contento por haber triunfado de contrincante tan poderoso y temible como el Adelantado Mayor, en aquel ruidoso pleito en que, además del derecho del hijo de Pelinor a sus tierras y ganados, ventilóse el de los nuevos vasallos de los Reyes de España y su consideración de ciudadanos libres, ratificándose solemnemente las promesas y juramentos que sirvieron para concluir una guerra cruel y exterminadora y dar un florón más a la corona de Castilla. Grandes fueron Bencomo, Tinguaro y demás príncipes guanches que combatieron los primeros por la independencia de Tenerife y la libertad de una raza noble y fuerte; magnánimos, dignos y previsores fueron Pelinor, Belicar, Adjoña y Rosmén que perdida la esperanza en la victoria negociaron una paz honrosa, sin claudicaciones ni cobardías; pero grande fué también el fuerte y animoso hijo del Mencey de Adeje, el apacentador de ganados del Valle de Santiago, que supo defender su derecho cuando aun estaban frescos los laureles del vencedor de aquella virtuosa nación. Alonso Díaz no sólo vindicó su hacienda y defendió su honor, sino que también honró la memoria de sus progenitores y aseguró la libertad y el derecho de todos los que como él pertenecían al noble linaje guanche. Sin más armas que la fuerza de la razón y las cláusulas pactadas ante el altar del campamento de los Realejos, solo contra un adversario poderoso que tenía a su favor el derecho de la fuerza que le daba su cargo de Gobernador y Justicia mayor de Tenerife y La Palma, y sin temer a sus iras ni a su venganza, afeó su conducta ante los Reyes de aquella Nación gloriosa y magna- * Escra. Sebastián Páez, Abril 1519, P 698. 46 nima que conquistó los dominios más dilatados y llevó la enseña roja y gualda a todos los ámbitos del mundo. Sirva de alto ejemplo, digno de imitación, y de noble estímulo para la juventud isleña, el rasgo de civismo y gallardía del noble guanche del Valle de Santiago que no toleró la humillación de su raza, ni consintió el despojo de su hacienda, ni bajó la cerviz ante la tiranía y la soberbia de un poder absoluto y arbitrario. EL BENEFICIO DE DAUTE Harto sabido es, y asi lo hemos consignado varias veces, que la isla de Tenerife, desde los primeros años de su conquista y población por las huestes del Adelantado Mayor Don Alonso Fernández de Lugo, se subdividió en tres beneficios generales o partidos eclesiásticos: La Laguna, Taoro y Daute. Estos tres partidos eclesiásticos, transcurrido algún tiempo, y conservando siempre su antigua denominación, se convirtieron en partidos civiles para los efectos de la administración de justicia y los de la policía y fomento de los nuevos núcleos de población. Tuvieron su origen en la fundación y erección de sus iglesias parroquiales, y refiriéndonos ahora solamente al de Daute, conviene consignar que fué ésta denominación guanche La sede del Mencey Rosmén, que en estas tribus ejerció su soberanía, hallábase situada en el mismo paraje donde se alzó después el caserío de San Pedro de Daute y su célebre y antigua iglesia parroquial. Los soldados de Lugo, al ratificarse las paces del Realejo Alto, el día 29 de Septiembre de 1495, penetraron isla adentro, invadiendo todas las comarcas de la parte occidental de Tenerife, tomando posesión de la tierra, y escogiendo los 48 lugares que destinaban para su asiento y el de las futuras poblaciones. Después de situarse en el pintoresco y fértil Valle de Icod, en que dominó Belicar, pasaron a la región de Daute, y admirando la ventajosa posición en que Rosmén tenía su corte, dominando el mar azul y anchuroso que se extiende enfrente y cuyas rumorosas olas lamen sus cimientos de basalto; desplegándose a su izquierda ia verde alfombra de los llanos de Los Silos y Buenavista, y contemplando a su derecha el hermoso y abrigado puerto natural que llegó a ser después el más visitado de esta Isla, no buscaron más, y eligieron aquel paraje para su habitación, poblándose bien pronto por distinguidos caballeros de aquel ejército vencedor. En el año 1497, esto es, uno después de la definitiva conquista y sumisión de la Isla, se echaron los cimientos de un reducido templo, que la religiosidad de los conquistadores dedicó a San Pedro Apóstol. Bien pronto se amplió la fábrica y quedó terminada la Iglesia, que fué seguidamente erigida en Parroquia. Primero fué servida por el capellán del ejército expedicionario. Licenciado Juan Yanes, y más tarde por Ruy Blas, otro de los capellanes de Lugo. * • Este sacerdote, al principio de la incorporación de esta isla a la soberanía de Castilla que, como es sabido, se verificó el día 29 de Septiembre de I4Q6, ejerció su ministerio en la iglesia de San Pedro de Daute y en la de San Marcos, de Icod, y es tradición, que todos los días domingo del año decía Misa en San Pedro de Daute, en Icod y en Santa Catalina, barrio hoy del término de la Ouancha. También es tradicional la creencia de que este capellán fué el que celebró el Santo Sacrificio bajo el célebre pino de Buen Paso. Lo que sí está comprobrado, es que a Ruy Blas sucedió en el disfrute de sus bienes un sobrino suyo, llamado Pedro Aguiar, natural de la villa de Mantegas, en Portugal, que también vino a la conquista de Tenerife, y luego contrajo matrimonio, en Icod, con María Pérez de Guzmán, de esclarecido linaje, y sus sucesores, Marcos González Socas y María 49 Este fué el primer templo cristiano del antiguo reino o menceyato de Daute, y si bien empezó con fábrica reducida, más tarde se amplió, y se le dio más capacidad, lo que se verificó debido a la generosidad de los nuevos pobladores, especialmente de Antón Martín, que casi costeó la reedificación. Al principio tuvo esta parroquia extensa jurisdicción, pues llegaba hasta Adeje y Abona, atendiendo a la vez al pasto espiritual de toda aquella comarca, hasta Buenavista. De la parroquia de San Pedro de Daute nacieron las demás que luego se crearon en los pueblos del partido. En 1501 se fundó en Icod la Iglesia de San Marcos, alzándose sus muros en el mismo paraje en que hoy se encuentra, y donde ya había una pequeña ermita a la advocación de dicho Evangelista, cuya imagen, según la tradición y algunos historiadores, aparecióse en una cueva de la playa de su nombre. * Fué aumentando el templo a la par que el vecindario de Icod, por lo que, en 1515, siendo obispo de las Islas Canarias Don Fernando de Arce, fué erigida en parroquia, asignándosele un beneficio, que en 1517 disfrutaba el presbítero Roberto Santo. Buenavista, pueblo que bien pronto creció merced al entusiasmo de sus nobles pobladores, en el año 1514 empezó a edificar la Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, distinguiéndose en esta obra su alcalde Don Juan Martín de Rodas y los distinguidos patricios Juan de Mesa y Juan Méndez, que trajeron mamposteros y carpinteros de Portugal y de Guillen, más tarde, fundaron vínculo, por ante el escribano público Mon-tiano, en 1667. Don Francisco Fernández Béthencourt asegura que el mayorazgo de Ruy Blas es el más antiguo de Tenerife. * Juan Núñez de la Peña.— ANTIGÜEDADES DE LAS ISLAS DE LA GRAN CANARIA. 50 otras partes de la Península Ibérica. Adelantó la fábrica en años sucesivos hasta el de 1522, en que se la dotó de pila bautismal y archivo. * Garachico, si bien en un principio fué Aldea de San Pedro de Daute, conociéndosele con el nombre de Playa de San Pedro o del Genovés, merced al esfuerzo del noble Don Cristóbal de Ponte, que había ayudado a la conquista de Tenerife y obtenido importantes datas, no tardó en desarrollarse, debido principalmente a la bondad y comodidad de su puerto, por lo que en 1540, y por decreto del Obispo de Canarias, quedó instituida en parroquia, hijuela de la de San Pedro de Daute, la ermita del Hospital de la Concepción, con el título de Santa Ana. El primer cura que la sirvió fué el presbítero Don Sebastián Paloso, al que sucedió el bachiller Don Antonio de Montesdeoca. En 1533 el Emperador Carlos V, por su Cédula dada en Monzón, dejó indiviso el beneficio de Icod, si bien señaló sus límites, dándole unas diez leguas a la jurisdicción parroquial, hasta Adeje. Por Real Cédula de 17 de Diciembre de 1560 se dividió en dos el beneficio de San Marcos de Icod, cuya división fué confirmada por otra Real Cédula de Felipe II, dada en Valladolid a 2 de Julio de 1592, y por la que se asignó un beneficio al Licenciado Juan Martín del Castillo y el otro al Licenciado Don Fernando Vergara. Establecióse en Icod el Vicario Juez eclesiástico, la Comisaría del Santo Oficio de la Inquisición, formada por un Ministro Calificado, el Alguacil Mayor y un escribano público. En el Convento de Agustinos de San Sebastián se reunía la Confraternidad de San Pedro Mártir, compuesta de todos los Ministros calificados del partido. También quedó establecido * Nicolás Díaz Dorta.— APUNTES HISTÓRICOS DEL PUEBLO DE BUENA-VISTA.— 1908. 51 en Icod el Juzgado de Comisaría de la Santa Cruzada de todo el partido de Daute. * Estos organismos, en aquella época tan altos y poderosos, dieron a Icod la preponderancia y cualidad de capital del partido eclesiástico de Daute, y así lo consignan todos los historiadores de estas islas, y estas ventajas obtenidas por la parroquia de Icod disminuyeron la importancia de la de San Pedro de Daute, como asimismo las prerrogativas y privilegios alcanzados por la de Santa Ana, de Garachico, y la de los Remedios, de Buenavista, a costa de la Matriz citada, de donde nacieron. Los vecinos de los pueblos de El Tanque, Los Silos y Santiago seguían recibiendo el pasto espiritual de la Iglesia parroquial de San Pedro de Daute, como pagos de su feligresía, y viendo que la distancia que los separaba les imposibilitaba de cumplir con la exactitud que deseaban sus deberes religiosos, fueron proporcionándose ermitas que más tarde les sirvieron de parroquias en su desmembración de la de San Pedro, pero no podía negarse a San Pedro de Daute su brillante origen, cuando dio nombre y constituyó por algún tiempo uno de los tres departamentos eclesiásticos de la Isla. Esta justa consideración hizo que se estableciera en aquella parroquia un beneficio curado de real presentación, y aunque más adelante pareció conveniente elevar de categoría algunas de sus hijuelas, a petición del Ayuntamiento de la Ciudad de La Laguna, y que de ella había salido un beneficio para la de San Marcos, en Icod, luego que hubo fallecido en 1559 Don Diego García Calderón, párroco propietario de San Pedro, de provisión real, se dividió el beneficio de esta Iglesia nuevamente por la Real Cédula de 17 de Septiembre de 1560,** * M. M. S. S. del Arch. del Ayuntamiento de Icod. ** Viera y Clavijo.^ NOTICIAS. Tomo IV, Libro XVI. 52 pasando uno de estos, entero, a la Iglesia parroquial de Santa Ana, en Garachico, hasta entonces curato amovible segregado de San Pedro de Daute; medio beneficio a la de Los Remedios, de Buenavista, también curato de hijuela, quedando la Iglesia madre reducida a medio beneficio con el título de San Pedro, pero en realidad también de Garachico, porque al beneficiado de Daute se le obligaba a servir también en la de Santa Ana. Es indudable que Garachico, a su ya entonces mayor vecindario, agregaba la celebridad de su puerto, muy concurrido de navios de alto bordo, pero ello no impedia que los vecinos de San Pedro de Daute creyeran y propugnaran que no debía influir en el abatimiento y humillación de la Iglesia madre, que ocho años después retrocedió a la categoría de curato amovible, incorporado al de la parroquia de Santa Ana, por acuerdo del Concejo secular de la Isla. Con tales despojos a favor de Garachico afianzóse más la creencia en los vecinos de San Pedro de que había terminado para su Iglesia parroquial la preeminencia canónica de Iglesia Matriz, trasladándose este privilegio a su hijuela Santa Ana, y más cuando vieron que los párrocos de esta Iglesia presidían en la de San Pedro, hacían sus principales funciones, percibían derechos y eran recibidos con especial aparato. Esto produjo el natural disgusto e indispuso de nuevo los ánimos entre ambas feligresías, que permanecieron discordes » agitándose entre ambas parroquias largas y ruidosas competencias. El lugar de San Pedro de Daute añoraba su antigua hegemonía sobre todos los pueblos de la extensa jurisdicción que en un principio le fué dada, y si bien veía con agrado que en sus aledaños casi se establecían familias poderosas y se alzaban espléndidas mansiones señoriales, que daban a la comarca esplendor y bienestar, no se consolaba de la pérdi- 53 da de sus privilegios, que pasaban poco a poco a las poblaciones vecinas, más afortunadas. Los nombres de aquellas ilustres familias han pasado a la posteridad vinculados a las tierras que poseyeron, perpetuándose en los de las fincas de la Quinta, Interián, Talavera, Quiñones, Vinatea, Jaime, el Palmar... El ingenio del padre de la historia canaria, el insigne polígrafo Viera y Clavijo, que habitó en 1765 la finca de Daute, donde tenía un molino de azúcar el culto propietario Don José Antonio Franchy, alegró la tertulia lagunera allí refugiada, huyendo de los vientos de fronda que soplaban por la Ciudad Capital, y las festivas composiciones poéticas que brotaron de su preclaro numen, como la GACETA DE DAUTE y el poema de Los VASCO-NAUTAS regocijaron mucho y dieron que hablar a los intelectuales de aquella famosa época. * En el año 1561 quedó el lugar de San Pedro de Daute dependiente en lo civil del pueblo de Garachico, y hasta entonces se nombraba por los vecinos un alcalde que les administraba justicia en sus diferencias domésticas y vecinales, y en quien estaba afianzada la seguridad individual, la de la propiedad de los colonos y la tranquilidad pública. Después se perdió esta costumbre hasta que llegó a desaparecer enteramente por descuido o indiferencia del corto número de vecinos que entonces tenía, o bien por que se dejaron alucinar de los potentados del lugar de Garachico limítrofe. En el año 1823 los vecinos de San Pedro de Daute confirieron poder a procuradores y elevaron representación al Jefe político de esta provincia, pidiendo se les concediera el derecho de nombrar Ayuntamiento. La instancia pasó a informe de la Diputación provincial, y ésta la remitió a la Sección de Estadística... y se desestimó la petición. * José Rodríguez Moure.— JUICIO CRÍTICO DEL HISTORIADOR DE CANARIAS DON JOSÉ DE VIERA Y CLAVIJO. 1913. VI LA CALETA DE SAN MARCOS Dio nombre a esta abrigada baiiía de la costa Norte de Tenerife la imagen del Evangelista San Marcos que se venera en el templo parroquial de su nombre, en esta Ciudad, que es la misma que en los años de la conquista de esta isla apareció en una cueva próxima a la ribera del mar y de cuyo extraño y misterioso hallazgo hablan algunos historiadores, especialmente el Licenciado Núñez de la Peña. Las seguridades que presta este Puerto, resguardado de casi todos los vientos, abrigado por los altos acantilados que le circundan, con buenos fondeaderos, y una playa hermosísima, hizo que fuera desde un principio de la conquista de Tenerife escogido por los navegantes como refugio en días de tormenta. Estas ventajosas condiciones y la proximidad a los ricos bosques de pinos que entonces, y en mucha mayor abundancia que hoy, poseía Icod, fomentaron el comercio de maderas y la fabricación de embarcaciones, llegándose a construir en sus astilleros galeones y fragatas para el servicio del Rey. Don Luis de la Cueva y Benavides, Gobernador general de estas islas y Presidente de su Real Audiencia, escogió este abrigado puerto para la construcción de las fragatas que para el servicio de la Real Armada le fuera encomendado, y a este 56 efecto pasó a Icod, con buen número de carpinteros de ribera y calafates, los que permanecieron en este lugar todo el tiempo que duró la construcción de las naves. Hízose el corte de las maderas en el bosque que existió en las proximidades de la ermita del Amparo, paraje que aun recuerda este hecho con el nombre de Corte de las naos, que conserva. Los soldados de las tres compañías de Milicias que entonces había en Icod asistieron con mucha voluntad y cuidado a la fábrica de las fragatas, trabajando en ella todo el tiempo que duró, en todo lo que se les encargó por las personas a cuya dirección estuvo, y los vecinos todos se desvelaron en dar cómodo alojamiento a los soldados y operarios que trajo consigo Don Luis de la Cueva. Tan agradecido quedó el Gobernador general del comportamiento de los milicianos en Icod, que antes de marcharse, el día 30 de Noviembre de 1601, dictó en este lugar, por ante su escribano Juan Núñez de Cain y Zaraza, la carta de reserva, por la que les concedió el privilegio de no ser vejados en alojamientos en sus casas, ni hacer velas, ni contribuir para ellas, ni dar ningún servicio personal, mandando a sus tenientes, maeses de campo, capitanes y otros cualesquieras oficiales de la guerra no apremiaran a dichos vecinos a que fueran a otro pueblo a hacer alardes, sino que vinieran a Icod a hacerlos, excepto cuando hubiera rebatos, que en tal caso habían de acudir a ellos *. Tiempos fueron aquellos de constante alarma y sobresalto para los habitantes de estas islas, por la presencia frecuente de piratas y corsarios en los mares canarios, por lo que todos los pueblos vivían siempre en pie de guerra para evitar sus sorpresas y desmanes. El vecindario de Icod, atento a su defensa, tenía para sus milicias un repuesto de 500 fusiles y Arch. del Ayuntamiento de Icod. 57 un depósito de pólvora * en sitio estratégico y a cubierto de sorpresas. Pero como el peligro principal estaba en el Puerto de San Marcos, a pesar de que está atrincherado por la Naturaleza, construyó una fuerte muralla en la playa, por ser el sitio más accesible a un desembarco y estableció unn Atalaya ** en sitio preeminente de esta población, desde donde sus vigías, que dominaban más vasta extensión de mar que los del litoral, avizoraban constantemente el horizonte. Estos vecinos, ae desvelaban tanto en la custodia y defensa de su patria, que sucedió hallarse prontos en el Lugar de Garachico antes que los vecinos deste Lugar, como acaeció en 1635, que habiendo llegado unos navios sobre dicho Puerto, los descubrieron los vecinos de Icod; y luego marcharon, y el Capitán Gaspar de Torres llegó hasta medio Lugar de Garachico con su Compañía, antes de ser sentido. *** Un hecho notable tenemos que referir, acaecido en el Puerto de San Marcos, que ha pasado desapercibido para todos los historiadores de estas islas, hasta que ha sido exhumado por el docto Don Manuel de Ossuna y Van- den- Heede **** a quien copiamos íntegro: Van der Doez intentó la ocupación de la Isla de la Gomera ( 13 de Julio de 1596) sin éxito favorable y ensayó la captura ( 20 del mismo mes) de tres navios cargados de mercan- I das que se hallaban refugiados en la Caleta de San Marcos I de Icod. Por tres veces intentó la división de la escuadra holandesa apoderarse de las referidas tres embarcaciones espa-t ñolas, disparando a ese fin las piezas de artillería de los cinco * El Torreón. ** Aun lleva este nombre el extremo Norte de la calle de San Felipe, fdonde estuvo establecida. *** Don Cristóbal Pérez del Cristo y Figueroa. Memorial al Gober- Jnador General de estas islas en 7 de Noviembre de 1685. **** EL REGIONALISMO EN LAS ISLAS CANARIAS. Tomo II. 8 58 navios de alto bordo, mientras sus tripulaciones se lanzaban al combate al toque de las cajas, trompetas y clarines. Mas el daño que se les iiacia desde tierra y desde los tres barcos españoles obligaron a Van- der- Doez a desistir de tal intento. A la expresada Caleta de San Marcos acudieron el Gobernador Don Pedro Lasso de la Vega, llevando a su lado al Capitán Don Lope de Mesa, a quien encargó la dirección de las obras de defensa del Puerto y maniobras prácticas en tierra, para burlar los intentos del enemigo. Al Gobernador y a Don Lope acompañaba gente de mucha cuenta, que tomó parte en la refriega, contándose entre ella al Regidor perpetuo Tomás de Grimón, a su hijo Tomás de Grimón y Hemerando, a Juan de Gordejuela, también Regidor perpetuo de Tenerife y otras personas de distinción. VII EL MAYORAZGO DE LA ACEQUIA El Capitán Don Blas de Alzóla y Torres, Regidor perpetuo de Tenerife, fué hijo de Don Juan de Alzóla y Doña Leonor de Torres y casó en Icod, su pueblo natal, con Doña Catalina de Lugo. Aumentada con este enlace su ya importante hacienda, no teniendo sucesión y deseoso de perpetuar su apellido y el prestigio de su linaje, solicitó y obtuvo la facultad de fundar mayorazgo, la que le fué concedida por el Rey Felipe III. Instituyólo en 22 de Abril de 1655, ante el Escribano público de Icod Carlos Montiano, en favor de su sobrina Doña Francisca de Alzóla Gallegos, que estaba casada con su tío el Capitán Don Jerónimo Francisco de Alzóla y Ángulo, Regidor de Tenerife y principal representante de la Casa de Alzóla en esta Isla. El Capitán Don Blas de Alzóla vivió, como sus abuelos y casi todos sus sucesores en el mayorazgo que fundara, en su casa solariega de La Acequia, en Icod, que formó parte como pieza principal de aquella importante fundación. Patriota y católico ferviente, trabajó siempre por el aumento y esplendor de su pueblo y el culto religioso. El Convento de San Sebastián de la Orden de San Agustín, de Icod, por sus importantes donaciones y auxilios, otorgóle su patronato. llt¡£: 60 honor que agregó al mayorazgo. Contribuyó también a la fundación del Convento del Espíritu Santo, de la Orden de San Francisco, de este mismo pueblo, firmando las condiciones estipuladas en unión de su deudo el Licenciado Don Francisco de Alzóla, con el Prior de la Comunidad Fr. Juan de Montiel, en 19 de Mayo de 1641. Este patronato recayó más tarde en Doña Juana del Hoyo y Alzóla Suárez de Deza, Marquesa de San Andrés, en cuyo título continuó. Don Blas de Alzóla edificó también la ermita de San Juan Evangelista que existió en la finca La Acequia, cuya fiesta se celebraba anualmente el día 6 de Mayo. En unión del Doctor Don Juan Martínez de lUada, su pariente Don Gaspar de Alzóla Truxillo y otros distinguidos hijos de Icod instituyó el Arca de Misericordia, aportando una gran cantidad de trigo a esta benéfica fundación y gestionó la real aprobación de las ordenanzas por que se rigió. Como al fundar el mayorazgo de La Acequia, junto con el apellido y las armas de Alzóla impuso la sucesión masculina, a su fallecimiento recayó en el hijo menor de su expresada sobrina, Don Bernardo Agustín de Alzóla y Ángulo. Este casó en Icod en 1674 con Doña Juana Prieto del Hoyo y Ayala, la que sucedió en los mayorazgos fundados por Don Esteban del Hoyo Solórzano y Don Sebastián Prieto del Hoyo, que quedaron desde entonces incorporados a la Casa infanzona de Alzóla. Don Bernardo Agustín fué Maestre de Campo del Tercio de Infantería de este partido y Gobernador de las Armas de Icod en cuyo cargo logró oponerse y evitó que los soldados de sus compañías salieran de este pueblo a hacer velas y fortificaciones a otros, recabando la ratificación de este privilegio en 1685 del entonces Capitán General de estas Islas Don Francisco Bernardo Barroza y que había obtenido en 1603 su antecesor Don Jerónimo Agustín de Alzóla, en su apelación 61 y queja a la Real Audiencia de Canarias contra el Gobernador de Tenerife, que fué amonestado bajo la pena de diez mil maravedís. Sucedieron en el mayorazgo de La Acequia y patronato del Convento de San Sebastián, Don Nicolás Jerónimo Sebastián de Alzóla y Ángulo Prieto del Hoyo, Sargento Mayor de las Milicias y Teniente Coronel de Infantería. Contrajo matrimonio con Doña Andrea Francisca de Bethencourt y Llarena; Don Bernardo Agustín de Alzóla Ángulo y Bethencourt que casó en 1748 con Doña Ana Ignacia de Montever-de Lugo y Viña y éstos dejaron por única hija y sucesora a Doña Andrea María de Gracia Josefa Joaquina de Alzóla y Monteverde que casó con Don Rafael Benítez de Lugo y Mesa. Ramas de los Alzóla enlazaron con las mas linajudas y poderosas familias de estas Islas, dando esta Casa distinguidos varones que laboraron por el aumento y brillantez de Icod. En 170Q, Don Nicolás Agustín de Alzóla, con la licencia que ya había sido concedida por el Obispo Vicuña a favor del Maestre de Campo Don Bernardo Agustín de Alzóla, fundó en el Barrio de Vega la ermita de San Bernabé Apóstol, la que dotó espléndidamente. Los Marqueses de San Andrés, en quienes había recaído el patronato del Convento de San Francisco de Icod, fundaron una casa frente a la solariega de La Acequia, que aun se conoce con el nombre de la Casa del Vizconde, por haber residido en ella algún tiempo el célebre Don Cristóbal del Hoyo Solórzano, cuyas curiosas aventuras narra muy donosamente un distinguido sacerdote tinerfeño, * poseedor de buen caudal de noticias de la historia de esta Isla. * Don José Rodríguez Moure: EL VIZCONDE DE BUEN PASO, novela publicada en dos partes en los diarios LA LAGUNA, de esta Ciudad, y LA PRENSA, de Santa Cruz ( 1904 y 1924- 1926, respectivamente). N. del E, VIII EL DRAGO DE ICOD M ucho se ha escrito acerca de los dragos de las islas Canarias, y especialmente del de Icod, hoy el más famoso ejemplar que de esta especie indígena queda, tanto por sabios y viajeros nacionales, como extranjeros, estos SÚltimos en mayor abundancia. Botánicos eminentes y turistas . ilustres han historiado este árbol milenario y cantado sus excelsitudes, por lo que nosotros, profanos en la materia, nos limitamos hoy a emborronar unas cuantas cuartillas para vulgarizar el conocimiento de algunos textos de escritores nacionales con el célebre árbol relacionados. Empecemos por un hijo de Icod, el doctor Don Cristóbal Pérez del Cristo, que publicó en el último tercio del siglo XVII, su discutida obra EXCELENCIAS Y ANTIGÜEDADES DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA, * en la que, y en el capítulo segundo, página 77, se lee: Cria esse mismo monte también laureles, robles, lentiscos, barbusanos, viñaticos, tiles, hayas, palos blancos, brezos, agebuches, alamos, cedros, palmas, apreses, tabaybas, madroños, granadillas, sabinas, escobones, cardones, dragos y de algunos de estos habla Plinto guando dixo, que * En Xerez de la Frontera, por Juan Antonio Tarazona, Impresor de la Ciudad. Año 1679. 64 poblana a el Atlante vn genero de árbol no conocido: porque tal es para las otras naciones el Drago, y otros de los dichos. Y es grande prueba habla Plinio de alguno de estos arboles, lo que dizen de ellos, estas sus palabras: Tenuicas obduci la-nugine: quibus abdita arte, posse quales e bombyce vestes confiei, que essos arboles de Atlante crian en si cierto genero de lana, de la qual beneficiada se pueden liazer vestidos como de seda: porque este genero de lana se cria en los arboles de este monte, vistiendo la naturaleza con el a los arboles, y le llaman muzgo; aunque nadie hasta aora se ha adelantado a beneficiarlo, para el efeto que insinúa Plinio. Mas adelante, en el tratado cuarto, capítulo primero, hablando de la fertilidad de estas islas, dice: Fingieron luego, tenían estas vnos huertos, cuyas manganas eran doradas, y las guardaua vn Dragón vigilante, a el qual venció Hercules, y robó las manganas de estos huertos. * También: porque, como dize el texto dicho, de los huertos de essas Hesperides se dizen tres cosas entre otras. La primera, que tenían manganas doradas. Lo segundo, que vn Dragón las guardaua. Lo tercero, que Hercules bolvió a España con essas manganas vencido el Dragón, que estaña de custodia. Y todo lo hallamos verificado en Tenerife, y en su valle de Taoro. Porque primeramente, si tomamos essa historia como suena: en él hallamos manganas doradas, esto, es, vnas manganas tan singulares, que en otra parte no las ay, causa de llenarse á Inglaterra, Flandes, Indias, y á los Puertos de España, su color pálido ó dorado; en lo interior imitan á la niene; su gusto, y fragancia inexplicable; su tamaño mas que ordinario. Hallamos también Drago, esto es, vnos arboles de este nombre bien particulares, con que cercaban los arboles de manganas de tanta estimación; de que ay muchos en Taoro, fun- • Pág. 86. 65 dándose quizas en esso el dezir, que vn Drago era custodia de essas manganas... * ... Demás de esto, si con otros desciframos el misterio de essas manganas, y Dragón: Las manganas en sentir de Marco Varron eran cabras, que estas se significan en Griego con la palabra mala, a que corresponde en nuestro Español la palabra manganas, y esso, y no otra cosa es lo que lleuo Hercules de las Hesperides a Grecia. El Dragan, ó era vn Pastor de este nombre, o como dize Salino, y Plinio, fue vna entrada de el mar cercana a estos huertos, que parecía Dragón a los que de lexos la mirauan. Dicelo en estas palabras Dominico Mario comentando a Ouidio de Nuce: Marcus Varro áurea mala Hesperidum capras, oues interpretaur: eius verba ex secundo rei rusticae hsec sunt. In Lybia ad Hespéridas, vnde áurea mala, idest secundum antiquan consuetudinem capras, & oues, quas Hercules ex Aphrica in Orseciam exportauit: ea enim sua voce Grsci appellant mala. Hoc idem Diodorus etiam bli. 5 refert. Draconis autem custodiam id circo finxere, quia ( vt. Plinius, & Solinus tradutn) hi horticincti fuerunt fluxuoso marismeatu, qui videntibus procui Draconis prsebebat effi-giem. Alij Pastorem fuisse prodidere, qui ob feritatem Draco fuerit appellatus. Siendo el fundamento de las manganas, y Dragón, el que dizen essas palabras, nada ay en él, que no se pueda hallar en la Isla Niuaria, y su monte Taoro abundante siempre de cabras. Pastores, y sitios de mar, que a los que de lexos miran puedan representar essa figura. ** Pasando por alto otros escritores ilustres, conviene insertar el siguiente párrafo de una carta que el distinguido botánico de estas islas, Doctor Masferer, dirigiera, ha ya algún tiempo, al célebre Sabino Berthelot, que tanto enalteciera Pág. 88. * Págs. 89- 90. ' 66 estas islas: Creo que los canarios deberían tener al Drago por árbol santo, y recordando que los aborígenes de este Archipiélago lo veneraban como a un genio bienhechor, deberían castigar al que se atreviera a cortar un solo pie del mismo. A los actuales dragos de Icod, Realejo y Geneto se les deberían guardar las mismas consideraciones que en los países ilustrados se tiene a los monumentos artísticos. Don Rafael Oasset, Ministro de Fomento que fué en los últimos gobiernos del pasado régimen, en el preámbulo o exposición del Real Decreto de 25 de Febrero de 1Q17, para ejecución de la Ley de Parques Nacionales, manifiesta: Igualmente deben catalogarse todas las demás particularidades aisladas notables de la Naturaleza patria, como grutas, cascadas, desfiladeros, y los árboles que por su legendaria edad, como el Drago de Icod; por las tradiciones regionales, como el pino de las tres ramas Junto al Santuario de Queralt, o por su simbolismo histórico, como el árbol de Guernica, gozan ya del respeto popular. Todo lo que consignado queda, ha sido recogido de autores nacionales, * pues no hemos querido espigar en el campo de la literatura extranjera, no sólo por sernos más difícil, sino también por no aumentar las proporciones de este ya largo artículo, y terminamos haciendo constar algo de tradición, que siempre es fuente pura. Existe aquí, en Icod y su comarca, la de que muchas de las reuniones que para la resolución de los negocios de Esta- * En el año 1925, el Instituto Gallach, de librería y ediciones, de Barcelona, publicó un espléndido tratado de Botánica, y en él figura dignamente la descripción de los dragos de Canarias, y especialmente el de Icod, reproducido en hermosa lámina que ocupa dos páginas del libro. En el Tomo XXVIII de la ENCICLOPEDIA UNIVERSAL ILUSTRADA EUROPEO- AMERICANA y en la página 844 se publica una lámina con este Drago, asignándole tres mil años de edad. 67 do celebraban los antiguos guanches, tenían lugar bajo las ramas de este árbol original, y todos los labradores de estos lugares calculan o vaticinan la cosecha del año siguiente por el florecimiento de las ramas, según la parte por donde se produce, cuando el florecimiento no es total, en cuyo caso será buena en todas partes. Resumiendo, diremos, que este Drago es un árbol extraordinario como en lo antiguo lo consideraban aquellos pueblos y autores que al principio relacionamos, y que todos los peregrinos de la ciencia que llegan hasta Icod no se marchan sin antes saludar a esta maravilla de la naturaleza, conocida y admirada en todo el mundo científico. i IX EL ARCA DE MISERICORDIA Los tiempos pasados no fueron menos pródigos que los presentes en obras de caridad y filantropía. De ello, y circunscribiéndonos solamente a nuestro pueblo, podemos citar muchos meritorios casos de desprendimiento, generosidad y altruismo, que honraron en vida a los que los ejecutaron e hicieron que pasaran sus nombres a la posteridad enaltecidos y glorificados. En este artículo, y por ser ahora * asunto de palpitante actualidad todo lo que a la provisión de trigo se refiera, nos ocuparemos de una obra filantrópica que en el siglo XVII llevaron a cabo varios distinguidos hijos de Icod. El Doctor Don Juan Martínez de Illada, el Capitán Don Blas de Alzóla y Torres, Don Gaspar de Alzóla y Truxillo, Don Francisco Pérez de Illada, Don Juan Yanes Débora y Don Andrés Hernández ricos hacendados y vastagos ilustres de las más linajudas familias del País, todos ellos, idearon en 1633 reunir algunas cantidades de dinero con que poder adquirir una regular de trigo para conservarla y luego distribuirla entre los labradores y vecinos que lo necesitaran en época de escasez. En nombre de los citados patriotas, el Procurador Don ' 1919. N. del E. 70 Francisco de Roxas elevó pedimento a S. M. el Rey haciendo relación que, para remedio y socorro de los necesitados desta Lugar, sus partes, movidos de piedad y misericordia habían reunido entre todos alguna cantidad de mrs. para emplear en trigo... y custodia debajo del nombre y título de Arca de Misericordia. S. M. el Rey Don Felipe, en Cédula de 20 de Junio de 1634, se dignó autorizar dicha institución, mandando a la Junta administrativa de este pueblo, que en unión de los vecinos que habían contribuido a formar el caudal de la Caja de Misericordia celebrárase un Concejo abierto, al que habían de concurrir los alcaldes y regidores, con más aquellos vecinos que quisieran asistir y todos juntos, acordasen lo más acertado para el buen gobierno y conservación de la dha. ar-mallada de trigo y caudal de ella, discutiendo y acordando las ordenanzas que habían de regir para el mejor funcionamiento de la benéfica institución. Aprobáronse las ordenanzas por Real Cédula dada en Madrid a 15 de Marzo de 1636 y comenzó a funcionar el Arca de Misericordia, remediando muchas necesidades, evitando que los labradores cayeran bajo las garras de la usura y proveyendo el mejor abastecimiento de la población en épocas de escasez de cereales. Bien merecen este modesto recuerdo el sabio y virtuoso Martínez Illada, los ilustres Alzóla, y todos los demás fundadores de institución tan caritativa y previsora, y lástima grande que su desinteresada obra fuera desvirtuada y extinguida más tarde.... X LA PROCESIÓN DE LA MAGDALENA Desde muy antiguo ha venido celebrando Icod, con pomposa solemnidad y fastuoso aparato los cultos de la Semana Santa. Desde niños olmos muchas veces contar a I nuestros abuelos relatos interesantes de las ceremonias religiosas, pasos y procesiones que aquí se verificaban en sus , buenos tiempos. La tradición conserva curiosas anécdotas, y | hasta la musa popular consagró la fama de que han gozado en la conocida copla que comienza con estos versos: Semana Santa en Icod Y Corpus en La Laguna. Ya han perdido estas funciones gran parte de su antiguo ' esplendor. La desaparición de las comunidades religiosas y ; la extinción de los mayorazgos, a los que iban unidos cargas : piadosas y patronatos que atendían al mayor lucimiento y ^ suntuosidad del culto, han ido restando muchas ceremonias I y procesiones a la semana mayor y aminorando el boato y la I ostentación con que antiguamente se celebraban las que hoy Iquedan. La procesión de la Magdalena, que aun se celebra al ¡ medio día del viernes, fué una de las más lujosas y lucidas, ía la que asistía preferentemente todo el señorío de entonces, ¡ lo más escogido de la sociedad icodense, ostentando las da- 72 mas sus galas más costosas y haciendo alarde de su riqueza los más linajudos caballeros. Costeábala la casa de Evora y más tarde la de Linch, en quien recayó el patronato, y salía de la Iglesia del extinguido Convento de Monjas Bernardas, uno de los más ricos que hubo en esta Provincia. La procesión del año 1652, por las ocurrencias e incidentes que en ella sucedieron, merece muy bien que le dediquemos unas cuantas líneas, extractando lo más saliente de los documentos que tenemos a la vista. El Capitán Don Fernando de Castro Heredia y Salvatierra, para presenciar con más comodidad el desfile de la procesión, hubo de colocar unos asientos en la calle, frente a la plaza mayor, hoy * llamada de la Constitución, antes de empezar el sermón y salir a la calle la procesión de la Magdalena, lo que no fué del agrado del Capitán Don Marcos Lorenzo Granadilla que en unión de Don Bartolomé. Pérez y Don Baltazar Araña exteriorizaron su protesta, que originó seria pendencia, en la que intervinieron el Capitán Don Alonso Fernández de Lugo, Regidor perpetuo de esta Isla y Don Pedro Lugo, su hijo. Salieron a relucir las espadas, repartiéronse sendos cintarazos y corrió la sangre de los contendientes. Don Francisco Ouadrón de Villapadierna, que ejercía la Alcaldía, se interpuso entre los alborotadores, aquietando los ánimos con su prestigio y autoridad; pero de nuevo volvieron a relucir las espadas, y de nuevo el Alcalde Mayor, que así se denominaba, ya con menos benevolencia, impuso su autoridad, prendiendo en la Cárcel a Bartolomé Pérez y a Baltazar Araña. Al Capi- * 1919. En la actualidad de Calvo Sotelo; más conocida vulgarmente por la Plaza de la Pila en atención a la hermosa fuente para el abasto público que se erige en medio de ella. N. del E. 73 tan Don Alonso de Lugo, y su hijo Don Pedro y a Don Fernando de Castro los arrestó en sus casas. No se limitó Ouadrón de Viilapadierna a estas previsoras disposiciones, sino que abrió información criminal, en la que dictó auto condenando al Capitán Castro a tener a este pueblo por cárcel, y de quebrantarla, a pagar cincuenta ducados y al Capitán Fernández de Lugo, igual pena, pudiendo cumplirla en La Laguna, notificándole de pagar doscientos ducados, si volvía a repetir el hecho y relevándoles de fianza, por ser ambas personas abonadas. A los demás culpables de la pesadumbre relatada les dio este pueblo por cárcel, y de quebrantarla, diez ducados a cada uno y que serán reducidos a la prisión y den fianza destar a dro. y juicio en esta causa y de que se presentarán por presos pasados los días del punto en la cárcel Rl. desta Isla, la cual den pr. cuenta y riesgo del cualquier Escribano y dándole sean sueltos de la prisión lo cual manda su mrd. por ser Semana Santa y días de punto y se proceda a más averiguación de culpados y hecha su mrd. dará cuenta y remitirá esta causa a su mrd. el señor Corregidor o a su Lugar Tente. Gral. Así administraba justicia el Alcalde de Icod, mucho tiempo antes de que se estableciera el Juzgado de Letras, y así terminó la Semana Santa del año 1652. 10 XI LA CRUZ DE PLATA 1 a mejor joya artística que posee la iglesia parroquial de j San Marcos, en esta Ciudad, es sin duda ninguna, la que vulgarmente es conocida en Icod con el nombre de La Cruz de Plata. Aparte del preciado metal con está fabricada, tiene el mérito de la labor ejecutada en su confección; labor delicada, pues consiste en un verdadero calado de las hojas de plata con que está construida, tanto la cruz como su basa, cuyos dibujos son una verdadera filigrana. Esta cruz se venera en la capilla del Bautisterio, donde tiene un elegante altar y una vitrina lujosa de cristales y se construyó en la Ciudad de Puebla de los Angeles, del antiguo Virreinato de México. Donóla a la parroquia de su pueblo natal el Obispo que fué de la Ciudad de la Habana Don Nicolás Estévez Borges, que la adquirió expresamente con tal objeto en el año 1663, disponiendo, según se lee en un documento escrito de su puño y letra y que conserva la familia de Linch, vinculación, la que fundó en su hermano Don Marcos, y en quien le sucediese. En 1.° de Junio de 1668, Don Bernabé González Borges, en nombre y con poder del Capitán Don Marcos Estévez Borges,* * Escritura otorgada en la Ciudad de la Habana por ante el Escribano Don Leonardo de Heredia. ( Archivo de la Casa de Linch). 76 su tío, según el poder que le otorgó y presentó, manifestó haber recibido del Capitán Don Pedro Valdespino, Regidor y Fiel ejecutor, como depositario de los bienes quedados por fin y muerte del Obispo Don Nicolás fistévez Borges, entre otras cosas, la cruz de plata, de filigrana, a que nos venimos refiriendo, y la que constituyó parte de un legado que el difunto mandó al Don Marcos Estévez Borges, ordenando que dicha Cruz se remitiese al lugar de Hicode, al Convento de San Francisco, como más largamente se contiene en la libranza que se despachó en 7 de diciembre de 1666. Don Nicolás tstévez y Borges, nació en esta Ciudad el año 1617 y murió en la Ciudad de la Habana en 1665. Era hijo de Don Antonio Alvarez Estévez y Doña Ana Borges. Esta lo era de Magdalena Evora que casó con Oonzalo Baez hija de Leonor Borges y Pedro Vanes Alvarez y nieta de Juan de Evora, Conquistador, natural de San Román, y uno de los pobladores de icod. Además de la Cruz de plata, que donó a su pueblo, dejó su capa magna, muceta, una mitra preciosa bordada de esmeraldas y perlas, y báculo dorado para que se remitiese al convento de Icod, para su patriarca San Bernardo; otra mitra bordada de flores para el patriarca San Agustín del convento de Icod, y otra de lana para el convento franciscano del mismo pueblo. El pontifical blanco, de tela, y el morado, cáliz, salvilla y vinajeras doradas lo destinó para su parroquia de San Marcos, donde fué bautizado.— La mitra bordada de perlas y esmeraldas, que dejó al patriarca San Bernardo, fué empeñada en una falta de trigo, con licencia del Iltmo. Ximénez, en 400 pesos, importe de las fanegas que necesitó el monasterio, según consta de escritura, ante Juan Machado, Escribano público, año de 1694.* Viera y Clavijo, NOTICIAS, Tomo 4.°, pág. 218. XII LA CRIPTA DEL CAMARÍN El que entre en la Iglesia del ex- Convento Agustino de esta Villa, encontrará a su izquierda una pequeña nave lateral, o capilla, con dos altares y retablos, el de S. Agustín y el que antiguamente se llamó de la Soledad. Al extremo de este último y en la pared que forma el ángulo superior de la nave, verá, sobre un escalón de piedra, una ancha y elevada puerta, casi siempre cerrada, que franquea la entrada a una espaciosa sala rectangular, de techo elevado y paredes desnudas de todo adorno, que recibe luz por un achatado y pequeño ventanal desde donde se admira el campo en que se asientan los altos y recios muros del viejo monasterio. Dicha sala, construida para juntas de la Cofradía de la Soledad, según la voluntad del fundador Fernando de Montiel, Prior de la misma y que desde hace tiempo ha venido destinada a depositar tronos de imágenes y para adornar éstas en vísperas de festividades, se la conoce en este pueblo con el nombre de El Camarín, y a ella iba el que estas líneas escribe en los años de su ya lejana niñez, en unión de otros, como él, curiosos e inquietos rapaces, a ayudar a sacristanes y monaguillos en la distraída tarea de colocar flores de trapo y olorosos pebetes en las basas de los santos y trabar con alfileres sus amplias vestimentas de terciopelo. 78 En el centro de dicha sala, y a poco que el visitante se fije en el suelo, verá en él un corte cuadrado en las tablas del pavimento, como de un metro y veinte y cinco centímetros por cada lado, y en uno de ellos, dos argollas de hierro, descansando en ranuras abiertas en la madera. La primera vez que visité este recinto y vi el escotillón, mi curiosidad no paró hasta conocer lo que había debajo de él. Abierta que fué la pesada puerta, observé de pronto una gran oscuridad y luego pude ver el arranque de una amplia escalera, con pasos anchos, que se perdían en la penumbra. Intentamos bajar y sólo pudimos andar dos escalones. Un olor acre y húmedo que subía del fondo, y sobre todo, las tinieblas misteriosas, detuvieron nuestro descenso y retrocedimos con el cabello crispado y latiendo el corazón de tristeza y pavura. Entonces el viejo Sochantre y el Mayordomo de la Cofradía de S. Agustín nos refirieron la leyenda de la muerta resucitada, leyenda, cuento, historia, o lo que fuere, que luego hemos oído muchas veces a viejas rezanderas. Había en Icod una joven de rara hermosura y gentil presencia, hija de noble y opulenta familia. Más de un tierno y apuesto galán había quedado prendado de su hermosura y gentileza, y lloró sus desdenes; pero cuando empezaba a abrirse el cáliz de su fragante juventud y un risueño porvenir le brindaba dichas y venturas, la Parca cruel cortó del tallo de la vida tan bella flor del jardín icodense. Siendo, como era, de rica y linajuda familia, no fué su cuerpo angelical a la fosa común, sino que recibió cristiana sepultura en la cripta del camarín de la Iglesia de los Agustinos. Poco tiempo pasó, cuando hubo necesidad de abrir nuevamente el panteón, y al levantarse la pesada puerta y descender a la cripta el fúnebre acompañamiento, encontraron tendido a la mitad de la amplia escala el cuerpo hermoso de la infortunada doncella, luciendo las ricas galas con que fué 79 amortajada, suelta la blonda cabellera, con señales evidentes de haber sostenido ruda lucha para salir de aquella espantosa tumba, y roídos y sangrientos los delgados dedos de sus manos de marfil. Juzgúese el asombro y el espanto que se apoderaría de las personas que presenciaron tan triste y desgarrador espectáculo. Corrió la nueva por el pueblo y por todas partes se oía el triste lamento que a todas las almas piadosas arrancaba el desgraciado suceso de la muerta resucitada. ¡ Infeliz doncella, cuánto sufrirías al despertar de tu sueño o letargo y encontrarte en la triste mansión de la muerte, presa en aquella horrible mazmorra. A4ás te valiera no haber resucitado! ¡ Qué amaga tortura no sufrió tu pecho dentro de la triste estancia, sin esperanza de auxilio, a| 3agándose tu clamor en las lúgubres bóvedas del silencioso recinto! ¡ Y cuando, desesperada y afligida, golpeaste el pesado escotillón para abrirlo con tus manos débiles, y rendida de fatiga ante la inutilidad del esfuerzo, sin que nadie oyera tus gritos de angustia, ni encontraras un pedazo de pan con que mitigar el hambre, ni una gota de agua conque apagar la sed, mordiste tus dedos de rosa para alimentarte de tu propia sangre! Solo Dante, aquel genio sublime que cantó en admirables tercetos, de inmensa grandeza poética, la agonía del Conde Ugolino encerrado en la torre del hambre, podría escribir escena tan horriblemente trágica!... XIII EL BARRIO DE SAN ANTONIO San Felipe está en la Hoya, San Antonio en el Pinar, San Bernabé en la Vega, Cada Santo en su lugar, Y la Virgen del Amparo En el camino real. ( Copla popular) DOS largas y empinadas calles, la de San Antonio y la del Amparo, arrancando casi desde el centro de la Villa y siguiendo paralelas hasta el extremo Sur, se unen en él, encerrando las transversales del Beco, Las Mirandas, El Agua, La Fuente, Las Cruces y la Rosa, y todas constituyen el llamado barrio de San Antonio, el más alegre, pintoresco y vistoso que tiene Icod. Poco tiempo después de la fundación de este pueblo, existían ya las dos principales y prolongadas vías nombradas: Amparo y San Antonio, siendo entonces la primera el arrastradero de las maderas que se cortaban en el frondoso y próximo pinar, y la segunda el camino real que conducía a la parte Sur y más elevada del término. El terreno comprendido entre dichas dos vías hasta la acera Sur de la calle del Agua 82 se hallaba cultivada de viña y pertenecía al Convento de monjas Claras de la ciudad de La Laguna. En aquella época era negocio importante el de la corta, labra y serrería de maderas, por la mucha fabricación de edificios y ser el material más necesario. El taller de serrería estaba situado un poco más arriba de la ermita de San Antonio y dio nombre, que aún conserva, al caserío conocido con el nombre de El Aserradero. En este vivía un carpintero llamado Gaspar Pérez, que había reunido buena cantidad de maravedís con la corta y serrería de madera de pino y deseoso de aumentar su caudal y también la población, compró a las monjas Claras la viña descrita, pero habiendo fallecido, su viuda, Francisca Aguiar, consolidó el contrato ante el escribano público de la ciudad de La Laguna, Don Roque Francisco Penedo, en 13 de Agosto de 1572, obligándose a pagar en tributo cerrado la cantidad de 20 doblas al Convento de Santa Clara. Francisca Aguiar y sus hijos, dueños ya del predio, lo dividieron en cuatro calles paralelas, que trazaron ellos mismos, distribuyéndolas en solares de veinte pies de calle y cuarenta de casa y corral, los que dieron a censo enfitéutico, con la obligación de fabricar una casa en cada uno dentro del año siguiente a la adquisición... Bien pronto se vieron pobladas estas calles, que al principio se llamaron de Borges, la del Agua; la Fuente, como hoy; Juan Lázaro, la de las Cruces y Andrés López, la de la Rosa. La población de este barrio dedicóse a la cría de gusanos de seda, y a la elaboración de tejidos. Cada casa poseía un telar y todo el barrio fué una inmensa fábrica de tejidos de seda, lo que le dio animación y prosperidad. El Presbítero Licenciado Don Juan Antonio de Mederos, en quien habían recaído todos los censos de la viña de Francisca Aguiar, terminó la ermita de San Antonio y por su tes- 83 tamento, otorgado ante el escribano Don Carlos de Montiano en IQ de Agosto de 1658, fundó una capellanía que dotó con los censos de las casas y solares y la obligación de decir misa todos los domingos en la ermita, nombrando por primer capellán a su sobrino el Licenciado Don Nicolás Luis. En barrio tan rico y alegre pronto prosperó la fiesta de los novios y todos los años las muchachas casaderas acudían diariamente a las novenas del Santo casamentero, y a la fiesta del 13 de Junio, donde se daban cita todos los pollos bien de la época pasada. En esta fiesta se bebía de lo lindo el rico vidueño y el oloroso malvasía de Icod y más de una vez se subió a los cascos de los devotos del Paduano, produciendo camorras escandalosas, y propinándose tremendas palizas entre los guapos del barrio y los señoritos del pueblo. XIV LA FIESTA DE LA JURA La promulgación por las Cortes Extraordinarias de Cádiz de la Constitución de la Monarquía española en el año de 1812, celebróse en todas las poblaciones del Reino con inusitada pompa y solemnidad. Icod, siempre entusiasta, patriota y espléndido, celebró también tan fausto acontecimiento con regocijos populares y actos cívico- religiosos que revistieron extraordinaria importancia, en los días 13, 14 y 15 del mes de Agosto de aquel año memorable. Adornáronse las plazas y calles principales con artísticos arcos de triunfo; los edificios públicos y particulares lucieron vistosas y variadas decoraciones y quemáronse multitud de fuegos de artificio. A pesar de que en Icod abundaban entonces los elementos opuestos al nuevo régimen, todos los vecinos exteriorizaron sus sentimientos de adhesión al Código Constitucional, prodigándose en los adornos y decorados los lemas alusivos a tan trascedental acontecimiento, con vivas a la Constitución, a Wellington y a los diputados por Tenerife. El primer día salió de la casa del Comandante Militar Don Francisco de León Molina y Huerta una lucida cabalgata, con el retrato del Rey Fernando VII en una lujosa y artística carroza revestida de damasco carmesí y orlas de oro, precedí- 86 da de dos caballeros con el uniforme de Guardias de Corps, jinetes en magníficos caballos lujosamente enjaezados. Detúvose la comitiva frente a la Casa Consistorial, donde fué recibido el retrato del Monarca por el alcalde real Don Nicolás de Padilla y Brito, los caballeros diputados Don Pedro Velázquez y Don Lorenzo de Vargas Machuca y Gutiérrez y el Procurador Síndico Don José Fernández Linch. En el segundo día, por la tarde, formaron las tres compañías de Milicias que entonces había en este pueblo, desfilando en columna por las calles hasta la Casa Consistorial, donde estaba reunido el Ayuntamiento con numeroso concurso. El alcalde sacó el retrato del Rey y fué conducido, acompañado de la tropa, hasta la plaza principal. Delante iba el síndico primero con la bandera española, cuyas puntas sostenían los dos diputados del Común. En la plaza, que desde entonces se llama de la Constitución,* había levantado un espacioso tablado al que daban acceso tres gradas tapizadas de ricas alfombras. Ostentaba en el testero principal lujoso dosel de carmesí y oro, bajo el que se colocó el retrato del Monarca, al mismo tiempo que la tropa saludaba con una descarga. A ambos lados del retrato colocáronse los dos diputados del Concejo, a la derecha, el Alcalde y a la izquierda, el Per-sonero con la bandera nacional, y el Escribano. El Alcalde, Don Nicolás de Padilla, dirijió la palabra al pueblo, y su arenga, encaminada a enaltecer las ventajas del nuevo Código fundamental de la Nación, fué recibida con entusiastas aplausos. Seguidamente el Escribano público Don Antonio Felipe García de León y Esteves leyó todo el articulado de la Constitución. Terminada su lectura, prorrumpió el pueblo en vivas y aclamaciones entusiastas y la tropa saludó con nuevas salvas. Concluido este acto y conducido el retrato a la Sala Capitular, Vid nota a la pág. 72. N. del E. 87 recorrió la calle otra cabalgata simbólica. Una carroza, artísticamente adornada, conducía dos elegantes damas, una coronada de palmas y otra de laureles, representando a España e Inglaterra. Delante de esta carroza iban seis señoritas de la mayor distinción, vestidas de ninfas y representaban las seis islas hermanas y otra que representaba a Tenerife, vestida de pámpanos, dirijía la danza singular y típica que bailaban por todo el trayecto. El tercer día salió del ayuntamiento la procesión cívica presidida por el Alcalde, con los regidores, y oficiales de las Milicias, Juez eclesiástico, Escribano de Cruzada, Tribunal de la Fe, Comunidades Religiosas y numeroso público dirijién-dose al templo de San Marcos, donde se celebró solemne Misa y predicó el M. R. P. Fr. Juan Saavedra, enalteciendo la Constitución, y las gracias que debíamos dar al Señor por ver plantificada la Liberlad española. Al ofertorio de la misa leyó el escribano del ayuntamiento, hizo descarga la tropa y subió el alcalde al pretil del altar mayor, donde había una mesa con el libro de los Evangelios y con la fórmula prevenida preguntó al pueblo si juraba la Constitución; contestando con ceremonioso entusiasmo. Terminó el acto entonándose por el clero el Tedeum, mientras la tropa saludaba con descargas. Así se consagró y juró en Icod la primera Constitución de la Monarquía española. XV LA JUNTA PREPARATORIA Y LA DIVISIÓN ELECTORAL DE CANARIAS La Orden de la Regencia del Reino, dada en Cádiz a 25 de Mayo de 1812, para la ejecución del Decreto de las Cortes Extraordinarias para el establecimiento de las Diputaciones provinciales, disponía que los individuos que habían de componerlas serían nombrados en las capitales de las provincias comprendidas en el territorio de la Diputación, y que previamente, para estas elecciones y las de nuevas Cortes, con arreglo a la Constitución votada, debía precederse a ia celebración de Juntas electorales de Parroquia, de Partido y de Provincia. Ya hemos relatado en parte, en anteriores artículos, las Ivicisitudes y contradicciones que sufrió en esta provincia, la Ipreparación de estas primeras elecciones constitucionales, ihasta que el Comandante General Don Pedro Rodríguez de la iBuria, instaló la Junta preparatoria de esta provincia, el 5 de { Diciembre de 1812 bajo su presidencia, como Jefe político isuperior de ella, en la villa y plaza de Santa Cruz de Santiago Lde Tenerife, pueblo de su residencia, conforme a la declara- Ición del Supremo Consejo de Regencia del 22 de Octubre de ( dicho año, resolviendo de este modo provisionalmente el 12 90 pleito entablado en el seno de la representación nacional por los diputados de estas islas. Libradas las circulares para que procedieran a las elecciones parroquiales y después a las de partidos a las cuatro islas menores, Gomera, Hierro, Fuerteventura y Lanzarote, pues cada una debería formar un partido y dar un representante para la electoral de Cortes, quedó a la prudencia de la Junta preparatoria la formación y división de partidos para este sólo efecto en las tres islas mayores, Tenerife, Gran Canaria y Palma. Para ello nombróse una comisión de su seno para que estudiara el asunto e informara a la Junta, pidiendo, además, un estado de la población de estas islas al doctor Don Francisco Escolar, quien lo remitió a la Junta con un informe razonado, que hacía la descripción de todas ellas. Fl voluminoso y razonado informe emitido por los vocales Don José Martinón y Don Juan Bautista Antequera, en 22 de dicho mes de Diciembre, proponiendo la división de partidos electorales y los pueblos que a cada uno se asignaban, fué aprobado por la Junta en todas sus partes. Lanzarote, Fuerteventura, Gomera y Hierro, formaban por sí cada una un partido electoral. A Canaria correspondieron tres partidos y dos a la Palma. Tenerife, que era la que presentaba mayores dificultades para su más exacta y conveniente división, fué estudiada bajo todos sus aspectos, tanto en el de la población como en la división natural que forman sus cordilleras, prescindiendo de las pretensiones y privilegios que alegaban algunos pueblos y dividiéndolos en cuatro partidos electorales, conforme a la división natural. Uno, o séase división del este, comprendiendo el territorio y lugares situados desde el barranco del Río hasta la punta de Anaga; a saber. Arico, Fasnia, Güimar, Arafo, Candelaria, pago del Rosario o San Isidro, Santa Cruz y el Valle de San Andrés, estableciéndose Santa Cruz por 91 cabeza de este partido; la segunda división, se extendió desde la Punta de Anaga, aguas vertientes hasta la parte de norte, hasta el barranco llamado de Llarena, en cuyo recinto se comprenden Taganana, Tejina, La Laguna y sus pagos, Te-gueste, Tacoronte, Sauzal, Matanza, Victoria y Santa Úrsula, cuya cabeza de partido fué La Laguna. La tercera división se estableció corriendo desde dicho barranco hasta la ladera o vueltas de Tigaiga, y por consiguiente, con los pueblos de Orotava, Puerto de la Cruz, Realejo de arriba y Realejo de abajo y al sur, Vilaflor, Granadilla, San Miguel y Arona, con su cabeza en la Villa de la Orotava. Finalmente la cuarta división se estableció desde la ladera o vueltas de Tigaiga, hasta la villa de Adeje, en cuyo término entran los pueblos de San Juan de la Rambla, Guancha, Icod, Garachico, Tanque, Silos, Buenavista, villa de Santiago, Guía y villa de Adeje con su capital en Icod. Con esta subdivisión se eligieron en 1813, los diputados de provincia y a Cortes en las islas Canarias, con arreglo a la Constitución del año 1812. XVI EL PRINCIPIO DE LA FARSA Corría el año de gracia de 1813 y nuestros abuelos aprestábanse con extraordinario entusiasmo a celebrar las primeras ele |
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