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P A I S A J E Y E V O L U C I O N " "" ' WP""' ""'"' m' O Edita. Eiwno Cabildo Insular de Gran Canaria. h a de Politiu, Temtorinl, Arquirernirn. Medio Ambiente y Viiiends 1' Edicihn 1993. 0 . Autor Ales Hansui Mschio a Julia, mi hija, cqr, cmcimiento ha iduparuleio a la emeión de esta obm. a ASCAN en ai uigésimo pinto aniversario defendiendo tenamente el Medio Ambiente Canario. PRESENTACI~ N . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ~ ROLOCO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IUTRODCCCION v ACMDECIVIENTOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . EL RKLIEVE Y LA ACTTVIMD I'OLCANICA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . EL PAISAJE ANTES DE LA CORQUISTA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . LA EYOLIiCI<) N DEL ESP. 4CIO. . . . . .... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . c~ R\( TT. HIW:~~ U> E LA RPOCAP KEHISP4Nl( A . . . . . . . . . . h1 FSAS POR\ lAS DE CSO I APllO\ T(: HiLWENTO DEL ESPACIO . LL HISPAV7ACI6N DEI TERRIIQRTO DIRA NTE. EL SIG1.0 X\ T . . . . . . . La pcrifinn boirusa di1 \ o*. \ el qe da ioiniinicari"" c5 dd LLL~' LIIII~ TTVV~~. . . . . La , >?" firi. i borcora dd Este . . . . . . . . . . . . . El icrior rrntral i Iiiprnfetin~ mid~ ntdpell hmqur i I fmnduso núrleo del hlunrc 1.0s SIGLOS XYII Y mm L> RETROCESO CONTNJ~ DO DEL BOSQUE ITA( X~ ~ 4 DEFORESTACIOI . . . . . . . . . . L~ pcñfpna i> neiitad~ d e voiites . . . . . . . . . . . . El wtur ciiirrnl del hfoim . . . . . . . . . . . . . . . . . La urti, dad pniticcioiiisra de Ir Hral Sm~ dadE cunhirn de Arnipi del P.& en CI último imiu di1 + XYiiI . . . . . . . . El pairalr dd Voiiie n findci del siplo XT'iI1 . . . . . . hlGLO \ I'i DEL\ DESAMRKl( 1h DEL ~ hl0NTE. As L4 IHPLL\ TACIOU MSWA DELP41SAIE DEL\' i\ iEDO . . . . . . . . . . El fiiia1 del proccro . . . . . . . . . . . . . . . . . . El arranque de la " rbatii7arioii . . . . . . . . . . . El rrúwfo dd ri81uXI\ al &:: lo SS . . . . . . . . . . EL MOhlENTO ACTUAL: EL P. 4RQI; E RTLRAL DE BAUDAhf. 4 O LA LUCHA POR 1.4 SL PERViiFUCIA DEL VOLCAN Y S I EI\ TORI\ O M.& CERCAYO . . . KOT4S . FUENTES BIBLIOGLt4FICAS . F'LENTES CARTOGRAFICXS . . . . . . . . . . . . . . Presentación E 1 libro que hoy presentamos inicia la andadura de la Colección < El Cardón,, dedicada a los espacios naturales de Gran Canaria. Bandama ha tenido el honor de abrir el camino y lo hace de la mano de un prestigioso geógrafo, el profesor universitmio Alex Hansen Machin, quien ha dedicado muchas jornadas de esforzado trabajo a la interpretación de este complejo ~ cpacio, donde sobre el sustrato de una erupción volcánica reciente se sitúan naturaleza y obra humana. El autor nos lleva de forma entretenida por la senda del tiempo y nos recrea de modo vívido los distintos momentos del entorno de Bandama. La acertada inclusión en el texto de fragmentos de documentos antiguos, junto can un ilustrativo soporte fotográfico y cartográfico, facilitn con realismo la comprensión del proceso. Apartir de la descripción de los procesos geológicos que conformaron este espacio y 8" cobertu-ra vegetal primigenia, pasa a tratar de forma ordenada cronalógica y espacialmente, los principa-les acontecimientos de su evolución hasta nuestros dias. En esta narración, salpicada de referen-cias históricas, toman vida lugares como Bandama, Pico del Inglés, Hornos del Re y... situados en el contexto que originó su denominación. No sin nostalgis, nos d~ japatentecó mo paralelamente a la privatización de la tierras de la Comna, el renombrado bosque del Monte Lentiscal fue retroce-diendo, retroceso que por desgracia ha continuado hasta la actualidad. A esta actualidad - casi dramática- está dedicada la parte final del libro, planteada como una lucha del volcán y su entorno por sobrevivir Se me antoja,? permitaseme lalibertad literariadelo que sigue, que en este contexto devolcnn, mundo vegetal y hombre. existe un punto de equilibrio qiie rl pncanario idealiza 7 sintetiza en campos cubiertos de picón, casonas y viñedos. Sinteais e idealización qiie a su vez se condensa en una realidad material y tangible: el afamado Vino del Monte. En la línea de ~ on~ erveasrte singular espacio natural, definidor de un ámbito cultural muy particular ) Única de Gran Canaria, este Cabildo Insular ya ha dado un paso cnicial con la adqui-sición de importantes fincas del entorno de Baridamo, lo que ha sustraer amplias super-ficies del proreso especulatiw Asi, en cieno modo haciendo justicia histórica, se invierte el proce-so secular de privatiíación. Por último. desrovcreo queasí será. que ~ l atractivo libro que tiene el lector en sus manos, con-tribuya a crear la conciencia colectiva newaaria para la roiiservaeión efectiva de este entrañable paisaje, y si cabe, a buscar la imqinatim fómula que permita que todo este patrimonio de natu-raleza 7 cultura se revitalice 7 sobreviva sin sobresaltos. Prólogo H ace algunas semanas me solicitaron que pmlogara el libro que acaba de escribir el Profesor Alex R. Hansen Machin y que Vds. tienen en sus manos, Bandamq Paisajey Evolución No pude negarme a ello por diversos motivos. En primer lugar, porque el libro reúne todos los requisi-tos de una investigación seria y rigurosa y, en segundo lugar, por la amistad que, desde hace aim, me une a Aiex Por tales razones redactar los párrafos que a continuación siguen me ha resultado en todo momento un auténtico placer. El libro la leí con calma y como se suele decir de un tirón. El tema que se expone, el estilo con que está escrito y la parte documental y gráfica ( mapas, bloques diagrama, fotografias, grabados, cte.) que incluye, son aspectos que valoré muy positivamente. Pera, sobre todo, destacaría la inten-cionalidad del autor. Aiex R. Hansen Madiin es Prnfesor de Geografia Física de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y ha venido ejerciendo la docencia en la Escuela Universitaria de Formación de Pro-fesorado de E. G. B. y actualmente en la Facultad de Geografía e Historia, en su sección de Geogra-fía. De él conozco la mayoría de sus trabajos y todos se caracterizan por su rigor científico aun-que de moda particular Las vohnes mientes de Gmn Canaria( lY87) y Mapa de Imformar de relie-ue de Gmn Canaria( l990), esta Última en colaboración con otros colegas. Y si resalto estas obras es para anunciar al lector que, de entre las muchas y buenas cualidades que posee el autor destacaría dos en esta ocasión, que es un especialista en modologia volcánica y una persona muy sensibiliza-da por todo aquello relativo al medio ambiente. Alen, como buen canario. tiene un especial cariño por su tierra :- po r ius pites. rlirisi que un enamorado de susislai, pues de rio ser así difírilmentc pudrin haber rwrito csti. I i k i i Srknl: ilui antes que lo que más he valorado d~ él Iia sido la interieiorinlidud. Y e. 9 cierto. ( m 410 ipwia i. i, h.- rime al objetivo pricisa que el autor pretende lograr: acercar al I e i t i a~ l twritoi- io. a urw pimjrs ) coneienciarle de lu que han significado y de 10 que aúii deben rigriilieat.. Ha!. qu,~ recoiioceti. ~ w se trata de un propósito ambicioso, porque en definitiva, lo que se pwsipir i. 5 desprrii, r n iwut.. se& los casos. un espiritu evítico acerca de un tema específico. Decia que cs un propósiti, nnihi-closo pero no ~ OeIl. lo inaleanaahle. El libro es. ante todo, un estudio de ewlurión de los paisajes dr Bandarna. o como su m f r w srñala. de los paisajes del Monte Lentiseal. desde los tiempos anteriores a la diminación cadlatia hasta nueiws diaa. Es, por consipiente, una investigaciiin qur rrilqa de manera rigirosu. ordr-nada, sistemitiea y muy bien documentada. las causas - los resultados i llo~ a rtiiariOii dd liiirrit> re sobra el territorio. A mi entender, es una excelentp nhra que, nclemás rstá imprcpadn de iina SUI 11 filocoñaecologista, o si se desea concervacionista, tan necesariii bol- día rn los Qrribitos ilc los porlr-re? económico y político. El contenido particular de la obra se afronta desde 10s esyuemas sist& miros que detiuen el pai-saje. Es decir, interpretándolo corno una porriiin de espacio de la superficie tpmstre sonictirlo a continua wolución y definido por la interaeeidn deilementmdr diferente rango) rompormniirii-to. Pem, si bien es cierto que los prirnrros elementos definidores son los naturales ( relie\- e. clima. agua, suelo. seres viwq) el autor e5 coniciente de la importancia de aquellos otms d~ rivadosd i, la presencia humana traducidos en In rrplotación que se hace del medio ! que rn nuestras ridturtis se remonta milenios atrás. Es precisamente esta areiim niitrópica el motivo básirn qup ~ xpliralo s actuales paisajes de nuestras tierras J-, eonsrieiite de ello, el Prof. Haiiien Ir ha ddicado al LemR una especial atención. No son frecuentes en el mercado este tipodelibros cuya finalidad es reconstriiwlos p: risajm ipr a lo lar50 d* la Iiiuto" a Iiaii venido definiendo a un detrrminndo espacio gogifico T menos cuando el agente modificador ha sido el hornbm. Y no resultan frecurntw porqur su elahorarióii es dificultosa y. en ocasiones. comprometida. Entre otras razones. por el ahundantr matrnal dt. que ha de ser objeto de anilisis e interpretación, por el detallado trabajo de campo que se requiere llevar a efecto y por la postura critica que debe adoptar el autor. Alen tia sahido afrontar con éxito el reto y. en buena medida, quizá se deba a su sólida forma-aón geogrifica, a íu eonoeimiento del territorio? a su dilatada experiencia como investi-pdor ronipromrtido. Y también añadida a su especial interés por las eiiectiones medioambienta-les Esta es otra preocupación que el autor desea transmitir. eipecialmente a lo largo del capitulo dedicado a la ~ Evolueiónd el espaciox que es, sin duda, el cuerpo central de la obra donde se anali-zan con suma precisi6ii las rtapas depdativa; y regenerativas de El Lentiical, señalándose ade-más, las claves que explican la situación artual del tenitono estudiado. Al libm le auguro una entraiiahle acogida entre el gran público y una excelente valoración entre los estudiosos, pues parnunos> otros tiene el atractivo de mostrar la historiade unos paisajes que forman parte drl patrimonio grancanario y reflejar el devenir de un vigomso pueblo. Pero tamhién este trabajo quiere ser una propuesta para el futuro. O si mejor se desea una llamada a la reflexión pues, como el propio autor s e d a , el Parque Natural de Bandama requiere protección? ella ha de ser fruto de una legislación coherente y efectiva que tienda a snhaguardar los valores naturales, históricos, culturales y patrimoniales de estos paisajes. Par último, permitanme Vds. que felicite cordialmente al Prof. Hansen Machin por el excelente trabajo realizado y también al Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria al ser sensihle al tema y facilitar su Introducción y agradecimientos E I trabajo que presentarnos en este volumen es consecuencia de la atracción que hemos senti-do en los últimas años por el fragmento de territorio de Gran Canaria conocido como Ban-dama o más en su conjunto, El Monte: El Monte Lentiscal. Este enamoramiento fue ocasionado inicialmente por el poderoso atractivo de un volcán tan singular y diferinciado como es el de Ban-dama y él, nos ha conducido al complejo paisaje que, dominado por su silueta, se ha ido elaboran-do sobre su negro manto de picón. Nuestra intrncióii Iia sido la de ofrecer una visión documentada 7 al tiempo sintétia, de los diversos aspectos que han ido conformando los distintos paisajes en los que. a lo largo del tiempo, se ha ido transformando el temtono de Bandarna. Puesto que de evolución de estos paisajes trata-mos. utilizarnms diversos recursos para hacer al lector más fácil y grata la comprensión y percep-ción de los mismos. De una parte, se reproducen en el texto un buen nimero de fragmentos de dacumeritos antiguos y descripciones que permiten un acercamiento ( a una recreación) a los paisa-jes de los distintos momentos liistóricos o a las causas de su generación. De otra parte, se han reali-zado cuatro mapas temáticos a escala 125 000. En uno de ellos, se wropn los aipectos estructura-les y de modelado del relieve, en otro se recria 10 que pudo ser el paisajevegetal y el poblamiento dhovign en los monimtos antenares a la conquista. En los dos mapas siguientes, de carácter evo-lutivo, se han eartografiado los fenómenos de la defore~ taeióny p" vatizaeión, que condujeron a la paulatiria desnpavicibn de la masa forestal onginsl, así como tamhién las procesos de urbaniza ción y vias de comunicación. Estm mapas deben ser utilizados par el lector para localizar en el espacio los fenómenos y los acontecimientos que se narran o describen, pero constituyen también m sí, una fuente de información sobre los aspectos cartogafiados, que no puede ser tranirnitida de ninguna otra forma. Ellos aparecen, para facilitar su uso y coniraste con otras figuras. plrpadoi en la guarda trasera La toponimia ha sido uhlizada en la medida de lo posible. contribu> endo a reforzar el carácter temitiw de cada uno de ello* Los bloques diagrama, incdiante las cualcs se representan las tres dimensiones espaciales, los hemos empleado para reflejar las secueiicins rrup-uvas del volcán, pera también para representar el relieve y la evolución del paisaje. Mapai y bli>- ques diagrama son, en este último caso, complementarios y se deben emplear para ir de uno a otro, puesto que representan los mismos motivos facilitando su contraste una mejor percepción de los paisajes. El aparato fotográfico ha sido realizado por nuestra amigo y colaborador en dkersos trabajos José Luis Pérez, aEliÚa, al que, desde aquí, hacemos público reconocimiento de su buena tarea Del amplio d a j of atogáfico iiiicidnient~ re copilado, hemos tenido. porrazones de espacio y econo-mía de la edición, que realizar una apretada selección mediante la cual pretendemos mostrar los motivas más significativos que contribuyen a realzar la categoría de este entorno, pero somos cons-cientes de que es imposible, pese al esfuerza. reflejar todos las aspectos que conforman eate rico y variado Parque Natural. Cuando ha sido posible, hemos introducido fotos antiguas. recreaciones pictóricas o dibujos paisajistieas. Estos dos últimas recursos han sido posibles gracias a la buena labor realizada por el urbanista D. José Miguel Alonso Fernández Aceymno, quien, con una visión multifactod del paisaje, los encar6ó mientras dirigió la confección del Avance del Plan Especial de Bandama al comi~ nmd e la década de 1980. permitiéndonos amigablemente su publieón en esta obra. Nuestm agradecimiento por su desinteresada ainabilidad y nuestro reconocimiento a la magnifica labor desempeñada por los autores de los miimos, D. Carlos Arocha Isidro, arquitecto, y D. Antonio Juan Machin, artista Queremos agradecer a D. Guillemo Morales Matos. catedrático de Geografia Regional, los bue-nas impulsos y las muchas sugerencias que nos fue transmitiendo en la medida en que nos corrigió el manuscrito o" gina1; al Doctor en Historia D. Vicente Suárez Grimón, cuya ohra ha sido una fuente documental inagotabl*, que nos corrigió y sugirió igualmente algunos aspectos que queda-ron nmims; a nuestro colega el Doctor Antonio Santana Santana, especialista en la evolución del paisaje de Gran Canaria, quien contribuyó con sus datos para una mejor elaboración científica de alynos de los mapas que presentamos; a la DoctoraD'. Elisa Torres Santana, quien, arravés de Su8 investigaciones cobre la burguesía mercantil del siglo XVí, nos ha mantenido al tanto de los nue-vos hallazgos que sobre la figura de Daniel Von Dame iba encontrando; a Don Julio Cuenca Sana-bria, Conservador del Museo Canario, que nos facilitó gentilmente la Carta Arqueológica del Tér-mino Municipal de Las Palmas de Gran Canaria, permitiéndonos localizar fielmente los yacimien-tos arqueológicos prehispánicos; a los licenciados D. Claudio J. Moreno Medina y D. Carlos de la Coba Viera por sus trabajos de delineación de la cartograña que sobrepasan con mucho la simple transcripción a limpio, así como por la costosa y divertida elaboración a tres bandas que hemos realizado de los bloques diagrama relativos a la evolución del paisaje, demostrando en ambos casos su tremenda profesionalidad y dedicación exhaustiva A todos ellos gracias mil, porque nues-tra obra no seria la misma sin su colaboración. Aparte, debo expresar mi aggadecimiento a D. Antonio Gómez Ohz, Catedrático de Geografia Física de la Universidad de Barcelona y Subdiree-tor del Servei de Gestió del Paisatge de esta misma Universidad, quien, hacienda gala de su genero-sa amistad, ha escrito el prólogo que precede a este trabajo. Finalmente, tengo que expresar mi especial gratitud al Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, a través del Area de Política Territo-rid, Medio Ambiente y Vivienda, personificada en la figura del Consejero D. Fernando González, que ha sabido ver en nuestra obra un interés colectivo, pmeurándonas todas la facilidades para su publicación. El relieve y la actividad volcánica E' eipacio cuya evolución nhordarnos ( Fk, 1 ) posee una Iiiatoria geomorfológica cuyos periodos de construcción van paralelos a los ciclos volcánicos y erosivos que han modela-do la isla de Gran Canaria. La superposición de materiales que componen la columna estrati-gráfica que puede recomponerse correlaeionando los diferentes rincones del paraje ( Pk.. q , está compuesta en el estrato inferior por coladas y piroclastos consolidados de naturaleza fonolitica, ori@ nados durante el primer cielo eruptivo insular, aciirrido durante PI hlioceno ( 12.5- 9, h millones de años]. Estas roetu constituyen el sustrato de las laderas altas del Barrariquillo de Dios y de los Remos, así como también Ins del Barranco de Ins Goteras, apareciendo además loealmentr en los estratos inferiores de los escarpes Oeste y Sur de la propia Caldera de Banda-ma. y en las laderas bajas de algunos barrancos del sector perifbrieo oriental, donde llegan a constituir los abruptos cantiles de la Pla>- a de La Laja. El sigiindo estrato está lodmente representado por paquetefi ~ rdimeiitarios que conesponden al periodo de de~ mantrlmientoe xistente en* 9,6 y 4, s ma Estos aluviones confommm la Te- Sedi-rnentaria de Lss Palmw ( PI'AVARROJ,. i' OTñOS, 1969)). mnombrada más recientemente cima Formación Demtiea de Las Pahas ( BAUPLISY OTKOS, 1490)), c onsii~~ endloos resios de grandes conos aludes coaleseentes dumtr d hfioplioreno ( 9.61,7 rn. a), diseeeionados durante el ( hatemario ( 1,7 m- lMM0 mios antes drl p- rit. 4. Conforman relieve pmpio en los cpctoias pcrifericos del Nordes-te y Este del ám que estudiamos, aunque denim de él aparecen puntualmente eirnfoniiando un palm1~- cho tliivinl excayado en las fonolita3 siJ>>?~ eentecd e la pared midental de la Caldee de Bandaina Pard Norte dP laCaYra y ladeni Sur API Pico de h d a m . El talud, nrubierto por los rontinws El tercer estrato lo componen los mantos de brechas volcánicas del de~ liiamienlaidepimcInsLm, segundo ~ ieloer uptivo, denominado habitualmente Roque Nublo ( 43- 3,4 m.&). Estos aglomerados, abundantemente representados en los sec-tores alto y medio del temtono que nos interesa, constituyen los relieves culminantes, lomos, tableros, laderas rocosas abruptas y, también, los escarpes interiores de la Caldera. Sobre estas rocas se labraron, durante el Pleistoceno Inferior a Medio ( 1,7- 0,5 ma.), una generación de valles de amplio perfil transversal y fondos de suaves pendientes, que hoy apa-recen colgadas sobre los niveles de incisión del Pleistoceno Media a Superior ( 0,5- 0, l m. a.). Todas estas formas se encuentran hoy cubiertas y suavizadas por el extensa manto piroeláctico que más tarde menciona-remos. Arperto de la pared Este de la Oildrm. Adviértnre la densidad de dioclaslr y 1 In Cañada del Pem, abbrta i- onrecu Pn< iadel< olo, ro, inal Un importante retoque erosivo, efectuado para estos entomos entre 0,5- 0.1 m.% aproximadamente, labra los barrancos actuales, correspan-ion rl que terminó lo erupción dientes al nivel de incisión del Pleistoeeno Medio a Superior y, coma con-secuencia de 1s destrucción parcial de los niveles de vallesanteriores, que-dan adosados a las vertientes rellanos u hombreras en forma de terrazas rocosas ( rellanos cíclicos), genéticamente relacionados can la generación de los valles del Pleistoeeno Inferior a Medio. Durante este episodio de actividad modeladora se inició, a finales del Pleistoeeno inferior y duran-te el Pleistoceno Medio, un ralcanisma de naturslwa basáltica y de meca-nismos eruptivo8 esirornbolianos, que, prolonghdose hasta el Pleistoce-no Superior, edificó al menos dos alineaciones de conos volcánicos de orientación Noroeste- Sureste. Caldera De casi iao m dr cipeior y 1 irrmo o 500 m de desarrollo Iionronlal. 3 rrlr dcpósilo. enrplamdo en una barmnqiirru previa a la erupción. ' o" rt'tu~ r de El más antiguo, Montaña de T& ra. originó importantes rellenos 1ái. i-murrirarioi de, w~ ra,,~ ino C09 que obstruyeron el paleobarranco de Guinipada, construyendo en él rampas de valle, mientras que, más tardíamente, otros volcanes origina- ~ reaioma9n'átic* 0 ' m elmcion, puntuales del relieve al crecer cada cono, e interfereneies temporales de menor cuantía en el Barranco de Lu GoLrriib, como fue el caso de Montaña de La Matanza ia alineación más cient te la configuran los volcanes halocenos de La Caldereta. el Pico y Caldera de Bandania y los volcanes de Jinárnar ( m?- SEX, A. 1987). La morfología actual del conjunto espacial que estudiamos esti dominada por la prrsrncia del gran cono volcánico y la aniplia Cal-dera de Bandama ( A ~ U AV.. HiWSEN. A. y MARTI, J ., 1988). y por su extenso manto de piroelastos nrpzeas que cubren todo el territono. cuya aparición se produjo en una erupción fisura1 múltiple, en torno a 5.000/ 4.000 años Be ( Fg. 2) . La resultante de toda esta evolución del relieve es un paisaje de lomos redondeados, valles y hoyas amplias y de vertientes suaves o abruptas dependiendo de la naturaleza del raquedo, localizado en una franja alti-tudind de entre los 200 y los 700 m., y orientada hacia el Nordeste. A p s s o moda su figura es triangular, conformando la mayor parte del espacio una cuenca hidmgdfiea de pequeña dimensión, tnbutaria del B! de Las Goteras ( RE 4. Su vértice más elevado se sitúa en Cruz de La Atalaya ( 706 m.), estando limitada en su lado más occidental par el surco erasivo del B!' de Guiniguada y, en su lada Sur, por el atajo, del B! de Las Goteras. La base del triángulo comesponde a sus menores alturas y cansic- 1 pared Oateb La Caldna. que I te en un modoespacio en el que lomos amplios y redondeados, labrados detomiIlasdeemsión sobre materiales detriticos del Mioceno Superior y Plioeeno, alternan can barrancos de vertientes y fondos suaves, dirigiéndose en conjunto hacia la costa oriental de Gran Canaria. El más importante de las valles de fondo plana es el de Managán- Jinámar, cuyos aluiwxm proceden de los suelos arrastrados desde las vecinas laderas y se encuentran interestratificados con estratos piroclásticos, interealadoa en los mismos. Así pues, estos depósitos de aluviones se construyeron en la medida en que fueron suce-diéndose las erupciones de Bandama- volcanes de Jinámar, y todo ello coincidió a su vez, desde el punto de vista climático, can el final de una crisis árida que se venia pmduciendo desde el Pleistocena Superior y con el máximo de la transgresión marina Flandriense a Nervanense ( 9.000- Fgum 2 Acontecimientos empüvos de la Caldera y el Pico de Bandama 2000 antes del presente), cifrado en esta lacalidad en una decena de metms por encima del nivel del mar a dLa desembocadurad el d ede Jinamar consena los reatas de una & ama bpm de sistemas lagunares de boda-m, q ue fue rrgi~ eendoe n m6 eshatos estos azmnteclllllentosh a m o - sedmentanios, volchms y eustatiws Sobre ella se acumularon en 106 dos dhmos milenios, las arenas banspaitadas por el mento desde la o& del mar Estos sedment~ an imuladoa en el árxb~ toh toral, pueden ser puestos en relaaon con la terrara lacusm adosada al volcán de LB Caldereta oca310 nada por el oierre del Barrmw de Guuuguada tras la apancion de este vol-can Ellos indican mi regunen climatia, eapm de construir acumulanones sedunentanas de lunos y d a s puestas a dipposinan de la erosión, por la puisnuón c h t i c a anda mumda durante los milenios antenores Figum 3, Bloque diagrama del relieve de Bandama y su entorno El paisaje antes de la conquista E I territorio, cuyo relieve y condiciones climáticas holoeenas hemos analizado, estuvo ocupa-do, tras el término de los fenómenos emptivos, por un bosque adaptado a escasas precipita-ciones invernales y a largas temporadas secas durante el estío: una formación de clara tendencia termófila Este fue el denominada < Monte Lentiscab, un hoque bastante denso, pese a sus carncteristicac xérieas, compuesto por varias espeeies arbóreas eomo los lentiscos ( Pktacia lentiscus), acebuches ( O h eumpaea ssp. cemsiformk), palmeras ( Phoenis canmimis), dragos ( Dmcaena d m ) , sahines ( Juniprm phoenicea), almáeigoc ( Pista& atlantica), moeanes ( Visnen mmnem), rnarmolanes ( Sidenxylon marmulano), ete., así eomo de especi~ sd r porte arbustivo ocupando el cotobosque, claros y zonas más eicarpadas. Algunas de estas especies pudieron formar boquetes monoespecíficos o pequeños manehones individualizados dentro o en la periferia del . Monte-, como parecen indicar topónimos tales como # El Sahinal~( e n el loma del mismo nombre, situado en la periferia del Este), rEl Dragonaln ( en el Barranco de Guiniguada, periferia Noroccidental), rEl Moranal- ( situado en el interior) a el rPal-r n d (~ al O este, en Satautejo). Estos topónimos, u otms semejantes, ie repiten en distintos puntos del espacia que hemos descrito, ofreciéndonos datos también cobre el predominio del matorral nérico, como indican los términos de Barranco de las Cardoneras, Cuesta de los Espinos, ... La extensión del denominado . Monte Lentisealn no es conocida con exactitud, puesto que no se han conservado los deslindes de los primeros repartimientos de Gran Canaria. Pero, por los dato8 que poseemos, el espano que debio ocupar coincide casi plenamente wn el temtono que fue cubierto por los proelastos del complela de volcanes de Tafira- Bandama Sin duda, los pimdastos lugaron un papel funda-mental a la hora de propornonar un sustrato con alta capacidad higro-métrioa, capaz de hacer aumentar el índice de humedad al t i m p que favoreua una myor oxigenaoiou de los suelos y las m e s de las plantas Esta pudo ser la causaque, combda wn unas altunts favorables, permi-tiO una mayor densidad de la vegetawon en este espaao, facilitando la ens teneia de una creeida comunidad vegetal arbórea, e11 la que, denho de la divets~ dad, los lenhscas ( Plstacrn lenhacm), por su peculiar espandad adap tama a los melas minerales que le pmporcionabael & zLo q d m , dom-naronuo amplio smr el núcleo central y mas frondoso del Monte Lentw m w p o r d e b B j o delwbolndg ( i la aornb- ni sufN elcalor del adr Eata d~ pmpciónd e los lírmtes orientales dd bosque ssi como de su exhuberancm parece a todas luces magnitieada, oonsiderando que se reirotree temporalmente a 1168, ya en el demo tetcio del sigla XVm, fe* en la que como veremos es probable gue la mancha boscosa fuese mucho menas extensa y tmhén menos densa La verdad es que Embar parece insparada ( no decunos que lo fuese), en el romántico heato de Agus tín Millares Tom rBenartem o el idtimo delos Canmosr, pnbliosdodiez añoa antes, niando relata un trd& que había de realizarse desde Las Palm a la Torre de Gando, en los pnmeros momentos úas b conquista de la ida. * Se haba detwmdo mn nnhnpacc< in que el maje se $ mmporelMontehntisca~ bcyando en dyeccuín delPzm deBandamq hacm el valle de Grnamor y penetrando luego en las del~ cwsaso egas de Tdde Cm- wrútdnduertiro nuestros lectores que elmpectodelpaio em entonces s a h j e e mpnente, Una uigomso uegemwn cubría los ualks y loa montarías, dqando entre loa zarza& apenas una estrecha renda que hacíatodo w> rnun~~ npenoaayd~ fu:) dP( o. rtodaspartm se ueíangm-pos de palmas mlosah, de fmndogas hzgwm y hermosos dmp, y al subir La rneaeto de Ta$ m, un boayua rnmemo de Lentwco~ q, ue& eztendía hasta perdeme de uwm' La preeisrón de los limites naturales del bosque no podrá ser nunca realmente establecida parla pérdida de la doeurneniación donde se seha- 1ó su deslinde y porque, en realidad, el Monte Lentiscal se & himin& a, nóundmtc rn elentorno del PICO aansformaba y confundia baaa sus penfenas con un continua de bos-g Cddm As mdama quetes termóhlas, especialmente acebuchales, pero tamb~ énd rsgonales, palmeralec, Por lo que se deduce de la lectura de los mapas de vegeta-non potencial disponibles, toda esta irnnla ahtudrnal de la mitad Nor-deste de la isla estaba ocupada por formanones boscosas tedfilq de entre las cuales los acebuehales ocuparon las mayores extensiones En aus cotas mas altas, que corresponden al sector comprendido entre el caserío del Monte, La Atalaya y ia Caldera de Bandama, la presenwa de la niebla con mas hecuenna y la disminución de las temperahlraa, pemtian que el bosque temófilo se mezclara, invadiera y fuerauivadrdo a su vez, por apeeres de tendencias más húmedas, propias de las forma-ciones como el Faval- brezal y la Launsilva Esta transición hacia faciee abamar vnrioi indroj de diánrcim de monte- verde encuentra su apoyo documental. ya tardía, en la descrip- M ,, se rncucnirn óir,, ción que el Doctor Verneau realizara de este paisaje en la década de 1880: . Antiguamente. todo este lugarestabacubiertodeun bosqueespeso, en elque ' epm""' ada en Parque predominaba la Irntisui Pistacia lentiscmj, de la que todaviuse encuentmn numerosos ciemplam, pero al lado de esta apecie, abunda el almácigo ( PO.- tacia otlantica), el mcán Ti~ neam ocanem), el uiñátigo ( Peneri indica), el madmri flrbutus canariensis), el dmgo ( Dmcwna dmco) y 1^ laureles ( hurus nobükylaurus burbumnal. qrreton~ b ¿ énJorn~ angmnd& rqsu e-c i l h en hs burmncod. En nuestro Mapa de Paleoentorno de Bandama ( E6 4) y el bloque dia-grama de la Fig. 5, puede wrse la recoiistmeción que hemos efectuado de lo que fuera el paisaje vegetal y los limites del Monte Lentiscal, así como lss localizaciones del pohlamiento ahorigen en los momentos anteriores a la conquista de la isla La coincidencia en huena parte de los limites del bosque con el manto de piroclmtoc de la doble erupción de Bendama- Cona de la Caldereta y volcanes de Jinámar, inclina nuestra opinión a apmumar los mismos en función de la preferencia de Pistacia lentiscusa este sustrato mineral. En todo caso, la interrelaeión entre el joven sustrato volcánico y el manta vegetal termófilo originó una historia común, inter-dependiente durante milenios entre volcán y bosque, en la gue la iiiter-vención humana ha ida jugando un papel cada vez mas impprtante en la configuración del paisaje durante los últimos cinco siglas. < u, npnnian .- bu, h ~ ~ l r n o ~ pia< l." i r . r \ d < ~ i , i u ~ ~ u < ~ . i l m " < yir, a..~," " ri..", l< r - a"% irlii,*, iin i,< i, rn, i n , bit dn, J* d Ir hii< t. nd. rinrarlunii su,,.. bia<" i- i ir la da < mo rl al,, 1) . mnm .8 . e<. ~ X W L * ~ p ~ w F. u l b * mcm\ , m, c l - ~ o * l **~, .1 h . q ~. r .,, m",. .'.. ,, P. p",.. q,>~ r~ Yl"* n1116, ~~~ U",.".< I_ IIII." II) I> I~ UIFI ... c...,< Jc.,",""~, n* ? l \ I,,,. W I t , d %" l * d, I!, rn,,, dl* " u,, l"",, at""< . t, hd.. l,"<~" U,#< !. U" l~ d~ l"-,"" La evolución del espacio E I homhv ahoripri canario vive. trabaja y se desenvuelve en la periferia drl rnonre más denso. Los bximieritos - m. ló ~ co. s más impoitantes i~ loenlií- ane n la Atalaya un imriamnte crntro alfa-rrm: Cueva de los ( barios. un sih dr gran magnitud lumlizsdo en las ahnipas paredes de la Caldera de Rundnma; la > latma, una rollcría, en la que iegún pareo b> s castellanor fueron sarprendidos, deno-tados y obligados a rrtirarp~ a sus embarcaciones en loi momentos de la conquista: linárnar, en donde rxistió un p< hlarnientop referent~ mente~ n mevas: Ilontaita de Riquiánez m la que sr eonselvan vesti-giní alioripri en cuevas pnatoriles La Audirncm, un poblado en la redente Este de la . Montaña de Taliri~ Cuevai de los Fmilrs eii la Calzada: rxeavadas en el volcán de la Caldrre< a Las hkleguirias. uii polilado tmglolodita en la orillo izquierda del cauce del Bamnco Guiniguada: y, por último. d asenta-miento de Satautcja, al pamcrr el más densamente poblado. cprclno a la actual Villa de Sania H@ da Por lo demás, el aborigrn utiliza el rinonten, del qxr obtiene leña para sus hornos dc cerámica, para sus cocinas ?- necesidades de calor niadcra para sus toscas heramieritas, útiles dom& ticos y amas Las limramieiiws d~ que dispor~ ian, ionbccionadas en picdra, limitaron notablemente la rap~ cidad d~ tila del hosqui por parte de mte pueblo primitivo. que no posein. por otro lado, drinasindas npee~ idadese n q k a s . De todos rstos ? aciniirntob, es el de La Atalayael que rrviste una ma) oiimpoitmei~ i omo~ rm consumidor dc leña pura sus honios. 1~ 1 6s necesaria para PI honleo y para calentar y alimentar a esta población debió ser tnmada del hoque inmediato, de la misma forma que éste pudo ser talado y roturado parcialmente para establecer los culti-vas de subsistencia que debieron poseer A juzgar por la dimensión del rsilox de 1s Cueva de 106 Canarios, en donde se almacenaba celosamente el p n o y los d o r e i r de la tribu de la Atala) a, la supe& cie mupda por sus cultivos no puede ser menospreciada salva que el grano almacenado fuera obtenido tiiediante trueque por sus rlozasr, hipót~ íibq ue p a nb astazite pmbablr. Todo ello nos lleva a concluir la poca trascendencia que tuvo la acti\ i-dad aborigen sobre el bosque y, por tanto, la buena salud y estado de roii-servación que éste presentaba eii los momentos de la conquista de la d a . Finalmente, el uso estratégico del Monte Lentiseal frente a los invaso- ~ P Ses una constante mantenida hasta tieriipos recientes. Su cornieiizo NUEVAS FORMAS DE USO Y APROVECHAMIENTO DEL ESPACIO: LA HISPANIZACI~ N DEL TERRITORIO DüRANW EL SIGUI XVI La rimquista de la isla ! sii iiiiorporacióii en 1987 a la (; orona de Casiilla trae coino coiiseeurri<: in la irnplaiitaeióu de inia riiievn aiiriuiiidiid Iiuiiiiina, crin formas de apropinclán, uso drl espacio. necesidades i. rier$ ticas y tecnología para morl< fiwr el r> icrlio riaturnl. mur superiores a las usarlas por In cultura ncnlitiea aborigen. La periferia bomw del Norte y el eje de corn~~ nicacionedse Las Palmas- La Vega El rinplxzamieiito del Rcal dc Las Palmas pn la dewrnhocadura del Barrarico Guinipada. intro-dure en la hiswria ile la isla ! en la noli~ ciótid cl Leiiiiscal un d& fitieo carnhro. pues desde ecr inr, tnwtn se roii\ iwte i. ii el hoque de eítn icihrlndz, en su principal recurso mrrpético. Add~ más. la pr~ xirrtidiid del crielaw azucarero de Teldr < m cl rxrrfrno Surcite del hosque no hace mis qui arriituar la pmiiíni sobre loi reriirsos qup ofrece & te a I ~ IsI U C V ~ SI d d a ~ i m w ~ , Apnrtr dr Ins nrc~ siiind~ dse tndera para la coiisrrucci< iri de casas. iglesias, barcas, Iierrainieii-tns. carros. rtc ... los niieri, s pohladon. i iiiwsiuihari de leña ! carhón para sir ahastcrimirnto, para usos do~ ní~ sti( ci.~ osci iia/ ralor). para los Iiuriios de pan de la ciudad - qur ir ordena se tengan sido seis el itnndo los iriurlios Iioriiiii partictilares- ! cspecinlrnente para la nlimrntncióri de las calde-i s s < IPl os niiipios < Ira nicnrs. qur prri~ iitinno htiiier este prodiieti, ; i pnitir del cultivo ( Ir la xrañn dulce>. Sído en lo, riiávnenrs drl (; uii, igia< ln rri. caiioi a la ciudad sc j~ isiolaroii cuatro de estos iripiiioin. que se ci, iiiiriiri. ou en p d c s c o ~ ~ ~ u m i ddoe il< ec~ a ~ v extrriiiirindow do la masa for~ qtal. E l smoritw se roiivirtió rii ui, Ircurso riieigético dr priinrra necesidad. Etitrr Ini iiumas hniius di, propiedad que introdiirr rl sistema colonial. el \ Innt* Lriiiisral qurdí~ itirliiidr, dmtro de las driiomiiiadas de w+ alengo~. h a va ima modalidad di, pi. iq, ierlad I~& blica que pennitia iiii sl> t. c,\ r. cliaiiii<~~~ ctoo~ iiunadl r Ins iriisnins por liarte de los wcinoi. i i p l a - do por las Ord~ iiaiizads rl Cabildo. Eii ~ s treíy iinrri qur~ lnritiii iia palrr dr los ierniorios dclo iala tras los pnmeros momentos y aun los tres pnmems siglos, tras la conquis ta Pem poco s poco se iran enajenando hasta casi su total ertmcion a mediados del siglo XU( 5 El Monte Lenhscal fue desde el principio un . monte de utilidad y titulandad publica> Pero tan solo medm siglo des-pues de la eonquistq las Ordenanzas del Concejo de Gran Canaria, publi cadas en 1531 ( MOR& ES PADRON, 19741, proporcionan para el final del pnmer tercio del siglo XVI una < imagen trqcw del bosque, establemendo normas y medidas para 8" eonservacion . Otm~ ypoquepvw~ eyst a c[ nm que la dzha mntaria delLanm~~ e1st1a muy mrtnda e muy talada y en roda e& no hay& gruesa a musa yue [ os seriores de engenm m m& en h dtcha montaGipom sus engeniap hasta agom es, esto wwypusen todaesta cudaáe uamos e momdorer delh reezbinan mucho dano eperpizw que no re iiltmhsmtt » iuu pmlilo habria donde traeme leñapa lo pefuese menesterpara esta dicha cib-las higueras y los frutales. dad por ende se ordeno e se munda que de aquí adelante por tiempo de mynte años no re pueda cortar leña para engenio alguno en la dycha montofiar 6.1 r0tmypoquepor impiriencia e uista de o j o s p a m el mucho daño que recibe la montaña de lantiscaldel mucho retal que en ella aye mucha cha-mizo de lo cortedo seoideno e manda queporseis meses ~ ~ S P UdWe p ee stus Oniena- fuerenpublicad~ nosrwirte leña uede ni tmigun delhntiscnl e tdos lar que obieren de tmer leña la trr~~ vgodne la seca e de la que esta mr-tada retaljchnrnizas 6.) < Otmsj que p a d m las dichas sey meses se oea el olicho monte del Lantkcal sj esta acabado de limpiary estando limpio que todos 10s vecinm de esta cibdadjde Pldepuedrin ir librrmente o envinr por leña al dicho rnontepamrus caras, pam vendero s mco n hacha o calahom conque no arranquen órholni miz de hntisca uerdee que tudo b que cortamn myelpié com / a mma del rmtnl P chamizn / o t r a e n e lo aproeechen sopenn de seyscientos rnamuedii.~". Aparte de esta tendencia a conservar el bosque creando unas rordenanzns~ p ara au uso racional. kitas tratan además de proteger algunas especies arbóreas. muy amenazadas al parecer ya desde este momento, corno se evidmcia en los textos anteriores para el lentisco, pero también se prohibe que ~ npgunapermnaseaasadad e cortnrárbolrlenlmácig en estnysla sopena desephntos mam-uedísparcadapié.. r y también cortar < palmeras puesto que < bpalmrer están rnuj. ta1ado. s n cm-so de 1,~ m ucha tahla6n quere gmta en hazw caza3 de azúcnn. Finalmente y para acabar con todas las medidas proteccionis< as adoptadas, se pmtiíhe temi-nantemente nha~ rcnrbónn i ceniza en los montana~ d eBurnmm en laurealnipinalesy rlhntircol en ningúnd tiernp. castigándose estas dos últimas infracciones con la importante suma de *& M - 41 mnrnoedLIr Los textos son suficientemente significativos como para evitarnos más explicacionrs sobre la rapidez can que se produjo el retroceso de las masas forestales. en general. 5 la evidente amenaza que ese hecho significaba para la subsistencia. Los ingenios azucareras, al formar una pieía clave del moda de producción imperante. habían actuado desde e1 principio utili-zando el mant* como un recurso propio. con plena impunidad. ocaíionando una aceleración de la deforestneión. Esta presión industrial. se suma a las necesidades energéticas y de madera para construcción de la población. de tal manera que In presión era tan fuerte sobre los recursos madereros como para provocar no sólo la desaparición de las especies citadas, sino también la extinción de los mismos bosques. La expreqión # en toda ella no a. y leña grue-sar. parece transmitirnos la imapn de la desaparición de los niáq grandes árboles. de los más viejos troncos. mientras qu*, por otro lado, ~ delrnuihor mtalquacn ellaaye muchachamiza de lo cortado* acentiia la imagen de abundancia de claros, de un hosque sometido a tala poro cuidadosa. en la que se desprecian las ramas más pequeñas y lo sobrante de los grandes cor-trs. mientras se ~ xtinguen los rjemplares adultos y dr edad media. Un gran retroceso y un aclaramiento excesivo del bosque amenaza hacia mediados del siglo XVI con hacerlo desaparecer en pocos años, originando una disminu-ción del numero de especies que CompONan el mismo y una brutal defo-restacion en los cercanos lomos sedmentanos por los que se asnende desde la ciudad hacia las comarcas del * centra> de la isla Aparte de las causas rnenc~ onadaso, ims modos de ocupación y explo-tacton del espaeia afectaron a la masa forestal del lentiscal Tras el tem-no de la conquista de la isla, la Corona reparte tierra+ entre los que cala-boraron de una u otra forma con da, en diferentes Lugares del nuevo terntono Las penímas Norte y Occidental del bosque - Barranca Seco, Tafira, La Vega, Barranen Guiniguada - comxenzan pronto a ser rotura-das tras los repartimientos de 1485- 89 Otros repartimientos en* 1534 y 1557 van a permitir mturaeiones en Calderetas de Lss P& BS ( 15461 Bmanm Guiniguada ( 1544), Bairmeo Seco, T& B ( 1546) y junto a laMontaiia de TaGra( 1553). T odo ello contribuye e ir mcdíficando el paisa-je, desaparece la vegetación natural allí donde es talada y sustituida por terrenos de cultivos, aparecen c my r pagos*, p oco a pou, se desarrollam a red cada vez más importante de acequias y canales de agua - niya con-micción y mantenimiento corre a cargo de los & eredamientos~- tales como el de Taiira o el del Di- agonal, creado este Último en 1501. Naturalmente, el desarrollo de una red de ccaminas reales. permite la comunicación entre los núcleos principales de población así como entre éstos y las zonas de explotación agraria pastod a de apmvechsrniento rnaderero. Ya hemos expuesto a través de los textos de Martínez de Esco- bar por donde disciida el camino entre Las Palmas y Trld~ c. r uzando la periferia Norte y Orkntul del bosque termófilo. El raniino entrehs Palmas~. SantaB rigida seniia el mismo trazado hasta la Montaña dr Tafira que el camino que conducía a Telde, pero, tras rebasar la montaña rnenrionn-da. éste atravesaba el manchón boscom siguiendo la divisoria de Montaña de Tafira- el Monte- Lomo del Batán. para finalmente, ya hiera del Lentiseal, alcanzar La Vep de Santa Rrígidn Este camino se bifurcaba tanibiéii a la altiira de Montaña de Tafira hacia la Calzada En 1717 se entabló un proceso juridico en la Audiencia sobre unas tierras y mesón establecidos en dicho lugar rEl arrendamiento se hacía con la condición devender en el Mesón todo el vino que el amn-datarin D. luan de Espino le pusiese al arrendador Sr Escort , así de malvasia como de vidueño. Lindaban por arriba con el Camino que va de la Vega por el Lentiseal. abajo Camino que va a la Calzada, y por un lado Hacienda del Alférez M a ~ Pred ro Apstin del Castillo; Esta fue por tanto deqde el siglo XV una importante via de penetración hacia el fernz interior centro de la isla, una senda obligada también hacia Telde, bifurcándoñe en el interior del bosque. Estas rutas distribuian asuverel tráfico en caminos ceeundarios como el deLaCaIzada o el de Los Lirios, que se desprmdia hacia La Atala!- a pasando por la falda del Pico de Bandama. Fue la catqoria~ de rsta vía de penetración insular la que posibilitó su uso par algunos de los piratas que atacuroii la ciudad de Las Palrnss, encontrándose con que la población había huido Iincia La Vega. Este fue el caso de Van der Does que. al frente de la Armada Holandesa, atacó la ciudad de Las Palmas en junio de 1.599. Habiendo decidido pers~ guir a la población, ya que ésta hnbia huido con sus objetos devalor, los holandeses llegaron hasta el cruce de La Calzada en don-de decidieron tomar el camino principal del Lmiiscal, evitando el más largo pero teniendo que ntravesar el frondoso bosque. Fue en rl lugar conocido hasta h op or la Cniz del In~ léc( d el Halan-dé5 sería más correcto). en donde las tropas organizadas por las milicias insulares apardaron aga-zapados entre los árholer la llegada del enemigo. El factor sorpresa. el redoble de tambores, el gri-terio y Iiostigamierito de los miliciniios, provocii en los pirata3 una desbandada que ocasionó la plrdida de muchos de sus hombres" La periferia boseosa del Este Esta mismavia facilitaba cl acceso hacia la comarca d* Telde, bifurcándose poco mis arriba de la Montaña de Taíira Iiacia el Este. por Hola de Parrado. Lnmo del Snbinal, Cuesta de las Carretus, Marzagán, desde nqui hacia Horno- del Rey ?- ya fuera del monte de realeripur, Jinámar Pero además de éste, nTafira 5e podía acceder también desdeve~ uetap or el Lomo de Santo Domingo y desde Jinámar existía un camino de herradura más dificil y no válido para canos. que atravesaba trarisrersalmmte las lomo3 harrmcos del Sahinal y del Capón para comunicar Jinámar ron 18 Vep de San Cristóbal, al sur de la Ciudad. Sin duda ambos caminos secimdarioi surgieron de la necesidad de acercarse a las tiernas que se iban mturanda para cultivos o usindoce para pastos y leñeo en los lomos citados. Resprcto a la estructura y composición del hoque en este sector oriental, lia de notarse que, por su localización a menor altura. el paulatino adelgazamiento del manto de pirorie, en 1s medi-da que nos encontremos más al Este y el aumento de lai temperaturas, drbia tener una romposi-ciónfloriiticu menos vari; iday compuesta por ecpeeics menoi exigentes en humedad. El Lomo del Sahinal y la Boya de In Sabina, situados al Norte del Vallr de hlarmgán, contenian al parecer un fragmento del bosque más especializado. cornpuehto fundamentalmente por 5abinas ( Jriniperui. phornieea). En los fondos sedimentarioi de hlnrragán y ecpecialmerite del Valle Jinámar eaistia un importante palmeral. La especie arbórea más eltendida era, sin embargo. la de los acebuche ( Olweumpnea), segú~ ri ~ o g c nal pnos autores". Esta estructura más abierta y frágil se i e agredida por la tremenda presión que sufriera el bos-que. espenalmmte desde Teldlde. en donde se ubicaron cuatro . ingenios azurareras- 3 por el dere-cho de los habitantes de esta pohluci6ri a cortar leña para su uso. ( PGRCZAC~ AD1O98. 2). L a morfo-logía plana del fondo del vdlr y la posibilidad de riego van además a ser atractivos para & u uso asricola, tal y como demuestra la presencia de Daniel Vim Dame en ems parajes a finales del siglo XV ., no tengnn estar. tkrm enpoco porque lo que es oi5n de squem, almen~ lms.~ nrimnquey colmenor. t ien~ estic~ rrlleporumd, e l0. s mejoreres& la idaymiín la mru j. cl monte, qur< eson~ ~ Y, AP..$''. Prro además. en fstr sector deitsca como elemento singular Inrnistencia de IoHorrios del Rey, duados en el Bawaiico de Las Goteras. ni"? rwcn dc La blataiiza. Estos hornos seliian para & as- teeer a la isla de sus neeeaidades de cal, utilizando como material las eos-tras de carbonatos -< caliches>- qxe tanto se prodigaban en el Este insu-lar. Los hornos estaban instalados junto a una veta de cal de gran impor-tancia, con cuya piedra se construyeron las pilas bautismales de Jinámar, San Antonio Abad y la Catedral ( HERNANDEBZE- & 1958). L a depen-dencia de la producción de estos hornos del eonibuctihle rle~ iases eviden-te, debiendo haber jugado un papel importante en el retroceso de la masa forestal en este sector, pero la ausencia de documentación al respecta, al menos por ahora, hacen imposible una ponderacibn de su papel defores-tador real. El sector central y la periferia occidental del hoque: el frondoso núcleo del Monte El sector comprcridido en el triinplo que se extiende entre Montaña del Lentiscal- Cruz de La Atalaya- Caldera de Randarna ocupa La? cotas más altw de nuestro territono.% hemos descrito sus caracteres en el capitulo dedicado al palcopaisaje vegetal y puesto de mnnifiesto m mayor densi-dad, riqueza floristicu y tendencia a estar integrado por especies más higrófilas como el rmoeáns ( Ksnea m m m ) , q ue constituia ipalinciitr en algunos sectorei innnchones rn~ noes~ ecifieoaf i con gran dominancia deecta espccie. Al tiempo hemos apuntado su carácter de formación de trán-sito hacia comunidad~ sin tegradas por esperiea rnác exigentes en humedad. Resprrto a las causas de la deforestación en este sector, hay que tenrr en cuenta In presencia de un pablarniento aborigen en cuevas. de indudable importancia por su vocación alfarera, que va a consolidarse tras la conquista e hispaniiación. La ilozan de la Aialaya van abastecer dr los útiles domésticos de barro no sólo a los habitantes de Gran Canaria sino también a los de otrns islas durante los prúnimos cuatro sigloí. Probabl~ mcntes te hecho. lejos dr motivar un aprove-chamiento poco cuidadoso del bosque y una tala iniolidaria, rxasion6 un uso más controlado. ya que de la existmcia dcl arbolado y de los suelos que se encontraban bajo II dependía la pro-pia existencia de la industria alfarera. La cercanía a La Vega y, en concreto, al núcleo de Santa Brigida d~ biósi gnificar sin embargo uno importante presión desde este lado. No obstante, Satautejo contaba ron rerursos madereros propios en su cntorno, representados muy especial-mente por la importancia de cus palmcralei, lo cual pudo mduodar en una mod~ raciónrelativa de los aprovrehamientos dada la ausencia, por otra parte, de mariiifaeturas como la cal o la pro-ducción de azúcar Afiiialrs del siglo XV1, Daniel Von Dame ya Iinbia introducido rl cultivo de la vid en lasortien-les piroelástieas de La Caldera, pero no s6lii en édi puesto que también. relzumayue se dani bien en la h ~ dea la entrada ( los Cuartmy la 1Ioyeta)~ otmti rms calma.< rsthn encima de In Cnildem, en e1 Uono montuoso ( lmI , lano,, s), y desrnontadmm ( TOHRSEAS~ TAN1A99. 1). L a Caldera y el Pico de Batidama je eneoiitraban loealiradas rri el corazón del monte, en el sector más quebrado y húme-do, lo que podríamos considerar como el núcleo frondoso. Pero, quizás de lornis rreepcional en edas inmediaciones, puesto que rio sabemos mediante qué procedimiento logra 1). \' m Dams Figura 6. El paisaje a ñnes del sido XW introducirse en CI, la roturarión de las tierras parece estar comeiizando coii IH presencia, un tanto inexplicable eii fecha tan pronta. del colono flamenco. En el intpvior del bosque termófilo del Monte ientiscnl, la actMdnd del tioinbre a lo larso del siglo XT'I. crea y amplia los claros usurpados a la masa forrstal, al tiempo que Psia retrocede. dan-do lugar a baldíos > tierra? dr cultivos desde los distintos sectores de las periferias, en duride es agredida con mayor frecuencia r insistencia. ( ver Fk. l$. WS SIGLOS X W Y XVIIi: üN RETROCESO CONTINUADO DEL BOSQUE HACIA LA DEFORESTACI~ N Las actividades dr leiieo. carbonco 5 pastoreo, junto a un crecimiento continuado de la y la nrcesidad de nuevas roturacinn~ sd e tirrras. fueron las causas quc provocaron un constante retroceso forestal al tirnipo que se suscitan conflictos mire las partes intcreiadas en unan otrafor-ma dr aprovrcharnirnto o eritre quierie3 tienen aprtenrias por las misinas tierras. Afortunadamen-te la dehrestarihn no va aeornpaiiada en todos los lugares por la roturació~ in~ m ediata. Puesto quc el Mont* hntiscwl era propiedad de la Corona. no podía ser roturado ni enajenado. Pero a c m cauia de índole legal. se le aiiade el hecho de que la mqor parte del sumato del mismo estaba compuesto por las recientes pirorlastos, + cones*, de la doble rnipción de Bandama- Caldereta del Leiitiscal. Estos suili> srninerales no eran de lo mi* aptos paraloi mltiros de subsistenciarmnolos eeriales, el maíz o las papas, salva en las * hoyas- y fondos de los valles, donde en una topografía favorable. la presencia dcl bosque había facilitado la rneteorisncióii de los piroclactoc y la apari-ción de suelos fértiles. NO obstmteeIa deforestacibn yroturacióii de lai tiarrasa finesddsiglo XITI debieron ser tal y romo quedan cartopfiadas rn el mapa que rrfl~ jalo s Procesos de Drforista-eión y Privatimción del Entorno de Bandarna. ( Fk. 7 . La periferia oriental del % Montea En 1763 se vmde un sitio* a D Miguel hlnrceliiio en el sector oriental del Montr, ~ pam,~ t~ ricur una heimitn de. b'htm SFñomcon el título de La Blancn, snrh9tiaycmapum elsujem p a cuide del meo dedicho Santa Yrnagrn, con ( aplaza correspondiente en elLlnno delSerril10. don& llnrnon Mur qrin.". Pero la sesión de este * sitio- simita igualmente pleitoi con las instihwiones encargadas de la custodia del monte de realenpo, ya que a partir de ella se realizan nuevas U S U I ~ ~ rmCde~ ntOes ~ a E ampliar la propiedad. De nuevo rntre 1767 y 1774 el Cahildo concede nuevos d i o s en Jinámar y Marzagán. pre-sionado por las necesidades de habitación que planteaba un nutrido grupo de pobladorrs del luparU. Más tarde, rsta misma inbtitución proerderá contra los vecinos" ordenar6 el cese de la construcrión de casai y el cultivo de más d~ 20 fanegas. yaque ésiac se reali~ ahand entro de los limites del Mimtr'". En los si~ uienteia nos, el Cabildo concedió en esfe seetor lar, . grandes dntasr de 1, onio del Capón de 200 tgs. ( 1772): Vilclim. cqas 200 faiiepadas se extriidían en el Barrarico de Las Goteras y lindando con Marzapán ( aiio rlc 1776): y la del Lomo del Sabinal de una superficie de 150 fgs. ( 1782). Se comerizaba asi ron inri proeem de privntización a pan escala que drsató furrteí polimicas entre los partidarios dr los repartos y los ganaderos, cnntrairios a los misinos A partir de este momento de concesión dr datns de gran superficie, queda elara cuál S& la política cahildieia en adclante coi1 este terna, por lo cual < a los aspirantes u datar nnrla k arwdróyhocínn todo loposible porconchircon elprciriso Vonlr. ? si lo qtip elario anteriorestohupoblnrlo, elsipienteredecía bnl-dio, erial , wrme inútil por. wr si de estn rnancm w> n~ cguiunnp mpiU> selm'i. El rstado general del hlonte en estos aiios de finales del siplii SVIII era el de un profundo drtr-nora. El ereeimirnta coritinimda de la poblacih pmpicinha sed de tierras !- por tanto coritiriuas < usiirpacionrsr para establecer cultivos. El leiieo ahusiro había eonortido previnmeiite en eriales la mayoría dr los antipms terrenos hosrosoc. El Lomo del Cnp6n ya estaha, en huena par@, ehiidrstinsmente roturado y totalmenip difo-w s d o s i coiifiamos rn la siguiente rleccriprión dc D. Antonio de la Rocha Betat~ eorLc: BlI- omo del Lar nrceiidadrr de la agricultura kirimn que derde nug pronlo. tras la Conquista, se rrpara una red de Imnrporie y diitriburión de aguar pam el riego Canlonem dc la Heredad de Aguas do Pfm Copón no emMonte, sisólo un b& iO quepmduciendoywba en la otoñada laapmueduLban & ganadera que andaban más dies* yenelténnino de dq tres meses quedaba agotado, y sisinpmwchq manteniéndose en el resto del año (..) a@ n rebaño de labmr que pastoreaba en el oerdadem Monte Lentircab'i Al igual que éste, el resto de los lomos y barrancos que ascienden desde la ciudad y desde la costa hasta la Montaiia de Tafira, teniendo coma limites los barrancos de Guiniguada y Jinámar, se encontraban deforestsdos y comenzaron a sufrir un proceso de erosión rápida, con-ducente al deterioro primero y a la desaparición de los suelos después. La pérdida de suelas en las vertientes de los lomas, como consecuencia de la antropización del territorio, la erosión inducida por el hombre, Lagar tradi< ional. La idea de volvera 1 derarmllarel con> er< io del vino con lor ingleses, enulando sl auge dpcsfa actividad duranteel rigioxvII. P repor en medio de un ambiente eufórico q que re construyeran lagamen acelerada por los violentos aguaceros que presentan las lluvias en esta EIMonfe. un poioportodaspartes región, está dando ya sus primeros f ~ t 0 8a mediados del siglo XVII: a lo brgo delsiglo XIX .... terrenos que se hallan en estado de baldios, desnudos, y sin uestigim de Monte, imposibilitados de convertirse en éL tanta por su desolación y abandonq como por hallarse mbodos, y cuasi destruidos sus terreririr con las violentas avenidas de agua, que los han en& uecido entem-mente... n' 6. El aector central del Monte La presión social y los apuros económicos hacen que el Cabildo conceda en 1664, al escribano Diego Almrez de Silva, fanegadas de tiem en la Atalaya gueeFtaban [ lenosde monte de lentkm rnuimpesos~ ( S U M GHI-WON, 1987). Hacia 1682, el mismo Cabildo vende tierras junto al Lentis-cal, lindando con el Monte. Pero estas ventas nos han permitido conocer que los terrenos aledaños a las mismas eran ya entonces agrícolas y esta-han privatizados. En un deslinde, ordenado a comienzas del sigla XWI por el Corregidor y el Apntamiento, se deseub- dc 400 fanegadas por parte de los propietarios de anteriores concesiones o sdatasn que habían ido aumentando ilegalmente el tamaño de sus pase-cruzaban El Monte, iurgeri, dmde finab 5 sionns. Otros pleitos de la misma índole ponen de manifiesto el mismo proceso de usurpacioiies dr propiedades realengks en el Lomo del Capón - en el sector oriental- hacia finales del siglo x m i r Ilaria 17r0 parece comenzar un proceso de aceleración de la deforestacibn y de la ocuparión del monte. aliora controlado por usurpaciones y rotuiacioncs clandestinas que s~ sucedm eri los territorios del ya reducido y rnaltrectta monte público. La experiencia de loi cultivadores de viha en los ennmnados naturales. prodiieidos par la erupción de Tinianfap entre 1730- 36, pudicron acrecentar lis apetencias que sobre los terrenos minerales del Bnndama SS tenían'! pero estas expectativas f~ orahleasl cultivo de la > id ya habian sido comprobadas con éxito eii Cran Cana-ria. desde la misma adcpisieiún de la Caldera por parte de Daniel Von Dame. Hacia 1778 se concede la < Data del Marqués de Arialeharr ( la Última de las grandes datas y, posihlernente. la mrjor) que privatiza 300 f e . ya en el nÚ& u central del Monte Lentiscal, erten-dihdoce sus límites por entre la hIontaria de Tafira, el Barranqiiilla de Dios y el volcán de La Cal-dereta del Lentisesl, lindando en todo su costado Norte con el camino Real de Las Palmas- La Vega Respecto al estado del bosque en este amplio espacio: ~ Lmperitm (..), jr, mmn contar en el terreno demaniulo dedcia1~; Úzu4r5 .5 á r b o h y 10 miiFporsi.~ eh ubiesen equiuouido de acebuche tic-jos r'estidor los m& de ellos rle re ton^^ que han hechado, y los mnos qurronpocos incnpnceí de retoñar por estar , secns...; yp, r1 0 ~ umeim n I< M matorrales se hallan algunos ujenx en lo Hqu que dicen del Hedionh wnd istintas matas de I~ ntiscoq. ue hnnpmcidido lns miwzysepas si+. mma ari mi.~ mo otros acehuchito~~ chnparrndo.. s. lo que t « mbién scencrientm dmdedisen k~ C aldereta otm ojem del mLsmn mrdo Yestri Hqsa que llaman de Batista se hallan aigunos. 4eebrzhitos nuebos, ... l". Como podemos apreciar. ~ l desarbolado es ya continuo. pues. aunque permanecen algunos árbolcs, e~ peeialmentea cebriches, la formación refleja una cubierta residual con muy poca densi-dad. Eita especie. 01ea eumpam ssp cerasiformis. se mostraba ya desde entonces como una de las más resistriites a la desapaiición dada su facilidad para reproducirse y su rapidez de reeoloniis-ción. Es rnq interesante la alusión a los wjerus » ( mancliones vegftales d* individiioi aislados o de pequeños grupos) de Pistaoa lentiscu su localieación en roiias deprimidas y de mstrato Única-mente pirodhstico, la consideración del eseaso porte de las plantas o la existmeis de brotes a par-tir de cepas nejas ?, finalniente, de brinzales o individuos nuevos en p nii úmero. Por esta situa- cióri precaria del bosque ( que no obstante denota capacidad de rerupcracióri), en la Kial (: bdula. mediante la cual se conceden las tierrar; al Zlarqnés de .4cicialeámr, se ob1ib. a al nuevo propietaria a <... mantener t d mI ^ r i r h l e ~ de mebuchesydemás que existieaem En lo que se refiere d sector rnás occidental - el más elevado y h ú m d - . la iriformaeióii sobre usurpaciones PS poco abundante para esta época, debido puizíis, n In inerist~ ncidi e baldir,,~ porata tirilla delMonteyo1 inter& mostmdtipordicho lugar en Li consenmión del rnínteponrp- Larsl~ sgnnadosyertrnersuhs i e r h ~ lyw vmpm Infibricn de loza dc lu AtuIr~ ya"'. E s, escudáridoíe en ello, por lo qiie una Real Orden de 1?# 7 no permite e1 rrparto, ent1. e los ve cirio^ de la Atala!- a. de una serie de parcelas en el Raso, pese a que sr encontraban amolonadas para proceder a tal fin Se evita de esta manera el reparto de tierras entr* los menos favorecidos euandr,. de hecho. las pandes superfieics s~ han enajenado mediante datas que favorecen a ricos hacend. ldoiX. Da la impresión, por los textos anteriores. dc una mayor peiliverieia de In arboleda en cl scetor de La Atalaya y desde ésta hacia Santa Brigida. De ser cierta rita mqor pemiveneia. lo; foetorrs climátieos jupían un papel importante al aportar mayor abundancia de nieblas y humedad: la topopfia más quebrada y pendiente, retrotraería parcialmente el uso agriola: prro con iodo. fueron los iriteresei de pastores y atalayeros en que pl bosque p~ rrnaneciera - puesto que de i. 1 deprndían sus recursos respectivos- lo que propició esta probable mejor eonselvncióri de qu bio-masa. Ni> obstant*, el desarbolado y baldío estaba bastante generalizado y> por lo que respecta a lai terrenos del Monte, un diputado cahildirio señala que * en su interior aistianjngmndmy buenas huciendm. dándonos idea dc lo privatizado que se encontraba en estos finales de siglo XVIII. La actividad proteccionista de la Real Sociedad Económica de Amigoa del Pais en el último tercio del siglo XVIII En 1776 se funda en Las Palmas la Real Sociedad Económica de A m i p del País, que desde 4 principio de su actividad adoptará una postura dr consenración, mantenimiento y repoblacióri de los montes, intentando la recuperación del Lentiscal con repetidas repohlaiiones fores~ alc.; S. us plantios y laborea m6s oportunos de acuerdo con lo Junta de Mantee En diciembre del mismo año, la comision da cuenta de haber plantado ren el pamje 1lomadoLahtisyuerriifi unareuatm mrluento wxntrdóseshrcm de olzua, acebuche e higuerq con el almud de almendras, dos de semdlo de thtago yaigunas cuescas de datlles . a" Laa tareas de repoblacion continuaron en esta lútea, de tal forma que en enem de 1789 se plantaran quinientas veinte estaca8 deálamo, ciento sesenta de alparrobo, sesentay sea d e m a l a l , buche, dos almudes de sem~ llad e y una de datiles Esta nueva plantación se efectuo en los parales de Hoyadel Caidem, Hoya Oscura y Hoya del Alcalde, todos ellos localizados en la falda ocoidental del Pico de Bandama ( Ftg 7) Enwe noweiembre de 1789 y febrero de 1790, volmeron muchas especies foráneaq sino más bien remar una biomssa forestal capaz de proporcionar los recunas energéticos, par un lado, al tiempo que, por otm, fuera susceptible de proporcionar frutos comestibles, acei-tes y aperos de labranza De ahi que, junto a la plantación de acebuches, sabinas, palmeras y tarajales - en la línea de reproducir las especies ori-ginales-, se introdujeran algarrobos, higueras o almendros para el apro-vechamiento de sus htos, o especies como los álamos para la obtención de madera, o los tártagos para la extracción de aceites medicinales. Edificio dd antiguo Hotrl Bella Vi& de los HotelesdeQuiney, riluado / unto la urntera del Monte Lentad Su publicidad en la Guía de La Ciudad& Lar Palmar dr i y i i mabu ari. . rErfablu~ doen $ 892. S lluado a i y a pkr robrerl nivel del mar, en el distrilo del Monk, queestá monmido como el m 6 ialudable y hermoso de la isla. Esfa próximo a la lamora Caldera Ió rrálarl, a las Curvar de la Afalaya y a l i d dislancia del pinforesu pueblo de San Mafeor. ~ l paisaje del Monte a finales del siglo XVi11 Parece que al final dd siglo XITII, resiste sólo un peque" fragmento discontinuo del bosque, si bien una parte del territorio del antiguo monten aún sepia siendo pública. El bosque, o mejor, lo que quedade él, se reduce a arboladosrnu? abiertos rn el sector central y más alto - especialmen-te de arebuehes- ron ejemplares de edades muy diferenciadas; a + ros- cn los cráteres xolcáni-eos y hoyas piroclásticas. o a ejemplnres aislados de las especies que contenía el bosque original., que se refugiaron en las laderas rocosas más abruptas de los barranquillos y en los fuertes esearpes de la Caldcm il? B andarna. Estos xriscos~ q ue sc earactenznn por pendientes super. ioresa l 100% y un alto p d o de taffonizncihn y diaelnsarnientos verticales. han okcido una gran protección a semillas !- hrinzales. jugando, desde 105 momentos que analizamos, el papel dr sustentadorus de la riqueza floristicu que se puda consemar en In actualidad. El heelio de que se concediera a los atalayeros el permiso para rnrtar cardones ( Euphorbia rana-rio es sino un sintoma más de lo desarbolado ? aridifieado del lupr, pues estos arbustos xén-cos. de la familia dr las Euphorbiáreas, no sor) leñosos sino crasos y poco idóneos para las labores del Iionieo. La recurrenria a las mismos para esta fiineión debe explicarse tan sólo por la escasez de lrña para tal lin, mienmas que In prmencia abundant~ d e los mismos en estos parujc debemos entenderla como la consecuencia de una expansión de los niatorralei aéricos del piso basa1 canario. que oeupa-ron, por sustitución natural. el rspacio del cual sc ha expulsado al bnyiie temófila SIGLO XIX: DE LA DESAPARICIÓN DEL . MONTE8 A LA IMPLANTACIÓN MASIVA DEL PAISAJE DEL VlmD0 Las dos primwils década7 del ~ igloX IX , mi a resultar definitivns m lo que se rrfiere a la desnpari-ciím del terretia de realengo ocupado por el sntipo bosque. En 1807 s~ había pmmulgdo un Real Decreta yuc procuraba mirar la rrinjcnaGón, pemitimdo la mturacióri del aniontei para cfrdedica-dai sus tierras a riiltivos, ron cuya\ rentas SP prett- ndia atender Iss eriantioms deudas que poseía F@ m 8. El paisaje de Bandama a mediados del siglo XIX el Cabildo. Pero en el seno de esta institución se enfrentabani los parridnrioi de qur se < 4eriiinlnti las ventas de los realengos ( con la justificación de mar más riqueza agraria o con la iiitmcirmnli-dad de beneficiar a familiares y amipos) contra los que se oponían a las mismas i. uiisi< lrlaii~ loq ue el monte era un recurra nrcesario para In acría y con~ mncilrid e & prnnd0. s~ w ior> ienrl< il~ lr,>~~~ innurnembks mona n lnfóhricrr h loza de lnAtalo, r<. tan nemwi. iapniri irda Ir< isla)- nrín pwri , fiiwn de r l h ypnm rl nbmio de leña tanto pam los hornos de iiurlad romo purrr yurrnm aguadientes. d+. La dinámica social en torno a este tema de los repartos se mostraba coriipleja. en un inwco nacional, político y económico conflictivo ( descolonización acelerada en AmiiiCrica. iiix- asi6ii fi. atir. c-sa, desprestigio carencia de autoridad de las instituciones políticas, ~ coiiómicosy cm-cimiento de la poblaci< in durante la centuria anterior, etc) Los purtidnrios del reparto constituíati un bloque de formada por los acreedorei dr las diferentes administraciones púlilicai ' los cuales pr~ rionahana l Cabildo para que se les pasase con l ~ c o n c c s i ó ~ de la Atalaya, Tafira y La Vega que se veían necesitados de nuevas tierras para abastecer SIIS necrsi-dades de autoconsumo Los detractores de la enajenación representaban a pactores y alfareros, pero también a un pipo iocial culto, reunido romo Iieinas nsta cn torna a la Real Sociedad Económica !-. por rnzonrs estratl-gieas, tambihri los hacendados que ya poseían tierras en estos parajes se oponirni a loa nueim mpar tos. dado que < con la dútril,, lcióndeqriell, x urrldúx re lespone limites osia tcmnurynopieden ninli-nru2reri la mten.& n deellos como ( o hacen mun1. yaún mmu dando la linde rlcpitai yue los sepnm del mto de los r v i I d W pryuc con t « l intento jamás han puestupamles depiedra" Es en este marco de confrontación eiitre los diferentes grupos sociales de comienc « c del siglo XIX, en donde se produce la gestación deuiinunsa paisaje. pi> rqw en ladisputa por quienes serán loa propietarios, lo que se juega es cuál será la próxima confiprarión del mismo. cuál su función social y articulación interna, ? en definitiva, qué pmsaje, considerando a éste romo consecu~ nria~ reflejo de una determinada organización social. Y es tamhién en este marco de Iianibre de tierms ? de iharnhre, a secas, en donde se producen vanos hechos que. siendo consecuencia de desastres naturales. fireroii utilizados por los más pode-msos para aeelemr la deforestación más absoluta, el exterminio total del hosquc. En 1811 una Repmduriión publkifaria de los Hoteles & lia visia y San@ Bdgida de la Guío t la ciudad dr l 05 Polinos de ig 1 i Como puede vrw. el durirmo rumlr m una práctao a comlrrrios desiglo, que olíora debe reinwntnriern la gestión del Parque da Bondama HOTEL BELL-- A V MIOSNTCEA = Establecido en 18ga , Prec ios mbdicos - u Dirmoión teleg&& ic. : QUINEY. - Las Palmas EN EL MONTE Situado s nni, altore de WOmetm sobre el nival del mar. El Hotel de mds lujo de los ish. Loe jardines tienen nna ooleoción de m& de 4,000 phntu distintsa. DM~ U t i ~ ~ f iBiR: Í GIDA, hs P ~ S Estos dos hotel- son del mismo dodo y trabajan en wmbinaoiib. OTTO NETZER, Propietario epidemia de fiebre amarilla azota la ciudad de Las Palmas Sus Iiabitsnte* 1- los de los pueblos colindantes al bosque realizan en los rectas del mismo una gran tala, en la que arrancan de raíz los árboles para venderlos como leria: en 1812, una terrible plaga de langosta devora las cosechas de trigo antes de ser recogidas El hambre consecuente obliga al Cabildo a vender tierras para poder comprar grano en el exterior, pero abastecer osia necesidad provoca, como vemos, nuews enajena-ciones de la propiedad pública Estos desastres naturales ya habían tenido su precedente en 1768- 69, cuando los habitaiites de Lanzarote y Fuerteventura \ inieron a Gran Canaria huyendo del hambre y la pestr, que diemaba a aquellas islas, y talaron igualmente el bosque paravender su letia por las ralles de la ciudad. tra-tando de obtener así algún dinero que les permitiera subsisti?'! Entre 1806 y 1814 se efeetuamn nuevos repartos, que en realidad, dada la falta de fondos del Cabildo, se convirtieron en verdaderas ventas a subasta. Se venden así entre 1806- IXOX, 36 fan~ gas en Loma del Capón, 46 fanegas en Hoya de Mandalón, 31 fngs en Monte Quemado y 47 fngs en el Lomo de Laa Letias Buenas. En 1809 se subastan 58 fngs. en Hoya dc Parrado, 66 en Hoya de La Capa y 53 fngs. en Solana de Piletas. En 1811, se subastan 30 fngs. en Ladera de la Guim y 23 fnp. en Plaza Perdida. Finalm~ nten 1812, se enajenan 78 fngs. de la Montaña de la Caldera ( el actual Pico dc Bandama), y 13 fngs. en el Llano de la Cruz del Inglés. Se liari cedido en total m estos ocho años 451 fngs. de monte público3 pero se biza constar que los terrenos drl Lomo del Capón confnr-maban eriales en donde ya no existía bofiqui alpno, al igual que sucedia en Ladera de la Guirra 1 Plaza Perdida, que se sorkan < por no serporte intepnte dcl LentkaL lmlhne mxleado de terrenm de dominio particulary mtor mpwstos a In iisurpación p i n o imer arb~ ladao'~. En 1812, el Cabildo decide establecer un plan de reparto df los terrenos, dado el Imcntahle estado del monte. que no beneficiaba a n d e salvo a losusuq, adores de t i e q y en función de sus propios pm-blemas mnómicas así cnmo de la imposibilidad de volver a mqncrar el hosgue. Este plan prewia divi-dir las tierra5 que quedaban por enajenar en tres partes, después de sppamr previarnentr una zona de& cada a cmontw para la io7a de la Atalqa además, potenciar d cultivo de lavid pn los temios reparti-dos. ys que se pmyectaha volvrr a establwer el antipo comercio del Wio con Inglatem a partir de In buena adaptarión de lai i. iñai a estos suelos minerales. Este mparto se retraswá~* wioasr ios más, dada la oposición de vecinos, ganadcmi Sociedad kinirmira y de los pmpios grandes Iincendsdos. fngs. adquiridas por pequeños propietarias ( el 70,4% y el 29,6% res-pectivamente). Además, esta concentración de la propiedad en pocas manos se agudizó antes de finalizar la mitad del siglo: . Cesiones y compraventas generan uno. 7fenórnenos de concentraciónpmtagoniza-dos por los propietarios agraciados en virtud de sucesivas compras. Esta eoncentroeiún puede obseruarse domando como base los datos sobre las redenciones de censos efectuadas entre 1856.64 a traués de ellos se obserun que 10s nouentapropietarios agraciados que en 1818 poseían unas 323 fngs., se habían reducido a treinta . Y uno en 1856- 60~". En la misma dirección, apuntando hacia una fuerte coneenhaciÓn de la propiedad en pocas manos, se dirigen los datos que, para los repartos Uróaniiorions de alto staltdiHg, & al& dt la& pugnan por ocupar los meiom lugar6 que aún poirlrn del Parque Natural En la fofo u ~ n l í a i i d Bna ndama. en lar ladems de bMonhñndeCha Moña Miranda iagndo soda el Campde Got Al fondo. el < mimiento ~ routoconstm~ ión dd sarrio de la AtaLya. El final del proceso Corno liemos podido observar, en la diitribiieión de los i~ iritoriosr epartidos se sipieron dos métodos dikrentcs, comspondiendo. el primero. al Último tercio del siglo XYIII -. rl segundo. a la primera veintena del siglo XIX. En los prirnwos. PI eriterm es muy claro. se lienrficia a los p d e s diudorcs de la Adniiciistra-uóri con grandes porciones de terreno de i d o s evolucionados. de escasa pendiente. bicn loraliia-dos junto a las principales vias de camunieneión ( Marzagán- Lomo del Capón), pero. prefermte-mente, en la que hcmos denominado la periferia oriental del bosque original. La dato de Acialcá-zar ( o de la Concepción) fue la niás extensa y comenzó con ella la ocupación privada drl núclro central del bosque. sobre sudas bastante rriineralizados en terrenos de poca pendien( r, pfro riiu) aptos para el cultivo de la vid. En 105 segundos ( 1806- 3814). repartidas más por subasraque por coiiccsiones o datas, se obser-va una tendencia a * stahlceer cinturones concéntricos en las diferentes oleadas de ventas. enajr-iiaiido prirneio los temnos residuales de las periferias niás alejadas < iel Este !- Norte. hasta acer-carse al Pico de Bandnina. En la tercera oleada, ( efectuada en 1818), los temrios ~ tinjenadoss r localizaron preferentemente en el núelec central del hosqui, afectando al espacio coinprenrlido entre el iiarranquiiio de Dios- Lahtala~! P laza Perdida, en el margen oriental del Pico y la Calde-ra deRanrlama. En definitiva. los limites de los terrenos públirw fueron cediendo. eri esta s~ gunda fase. desde las perifwias reiirlualrb del rrnonte~ h. acia su interior más húmedo ( F& TI Extinrióri del bosqur. desaparirih del crnoiite públicox o dr realenp, mturaeiim de las tierras e iiistitueio~ ializneiónd e la gran propiedad, son pues 103 resultados de esrp largo proceso de uso ! deir-nora del monte píihliro que milmina con los Rparios de fines del siglo XVll y las do5 primeras dkradas delsido XiXEl paisaj* que sc termina de generar en Ins tres d& adas posteriorescon sucrsi-uas ventas tendentes a la eonrrntrarióii d~ la propiedad, se consolidará durante más dr un siglo antes de experimentar, de nuevo, el inicio de profundos cambios en su orpniiación espacial. Es el paisaje del vino, de la riña creciendo sobre negm picón, de grandes haciendas rodeadas de arbole-das eaóticaa, de casas canarias solariegas dotadas de bodegas y lagares labrados en cantería ... Es el paisnje de escasa densidad de poblamiento, en donde el hábitat campesino se onwntra en los barrios de L Montnñera, San Francisco de Paula, el caserío apenas incipiente loralieado junto al borde de la Calderq el Monte y La Atalaya, dejando lo que fuera el gran núcleo central del bosque vacío de poblamiento, con la simple presencia te~ timoidq ue requeda su trabajo. Es el paisaje que ganan para sí, los terratenientes y la burguesía en ascenso ( Fg. 8 ). La vegetación que fuera antaño bosque temófiln, y especialmente los lentiscoc y acebucbes. formaron desde eomienzoc del siglo XIX ojem y manchones relidos ocupando los suelos menos evolucionados en el mejor de los casos o, simplemente, individuos aislados protegidoi en las roca-l l a ~ ju nto a otras especies arbóress menos Erecuentt- s. Pero el volcán de Bandarna con su negro manto de piroclastos, que estuviera vestido durante milenios por la verde cubierta vegetal, adqui-rió de nuevo predominio en el paisaje como si la erupción que lo produjo hubiese concluido en esos momentos, arrojando de sus entrañas cálida uva en vez de ardiente magma El arranque de la urbanización Con el tránsito de los terreno? apropiedad privaday con IapnsibiIidad de la mtumciónpara culti-vos, el poblamiento no se deja esperar. Las datas y roturaciones en torno a Montaña de Tafira desde el sido XVI y siguientes, así como la práctica del leñeo y pastoreo, ocasionarjan un poblamjento disperso 7 poco denso. En 1737 poblaban el espacio estudiado ? O vecinos en La Atalaya y 19 en El Monte. En las periferias inme-diatas se encontraban 67 vecinos en Santa Brigida, 15 en Sawutcjo, 64 en LaVqa Raja, 46 en La Angostura. 31 en h s Goteras y 28 en linániar ( DAVILA, 1737). A finales del siglo XWII. en Tafra existía ya el pequeño núcleo de población conocido por XI Tanquo, haciendo gala con su nombre, de la presencia de un estanque de agua propiedad di la Here-dad de & gas de Tafira, que poco más tarde contaría con un acueducto consiruido para elmr las El Campo de Golfde Bandama. ir sitúa ioún EILlano. aquelque moltuor . omenrara a rullivar D a d wn Dome a priniípioi del siglo XVII. Adquiridos Error Crrenor por d Cabildo Insular de Gmn Canaria. duranl~ e l mandato del Sr Malíai Vega, re mdirmn a la empresa que los explota harla el parmc. Ei uso depo" rvo t los mismos ha logrado rvitarru uso urbano, pero lar urbilntzuriom murideniialpr loatrnaran pdigmiamentc wadiendo los dominior drl p a r w naturnl 99 aguas hasta laaltura del rcubo. de un molino. Este último fueconstruido en 1821 dadas lasnrcesi-dade de pan que poceian los vecinos del lugar7". También hacia finales del sido XVIII debieron aparecer los caseríos de La Montañeta 7 San Francisco de Paulri, eomo consecuencia de la? roturaciones en Lomo del Capún, Lomo del Sabiiial y Hoya de Pmado, y ya hemos comprobado más arriba cómo en 1763 se consolidaba el caserío de Marzagán con la creación de una emita Los tres núcleos mencionados se localizaron en la arteria que comunicaba Las Palmas con la ciudad de Telde ( F@. 8y 9). A mediados del sigla XIX los núcleos de Tafira y el Monte poseian bastante entidad: * Tafirn y Monte Lenti~ cnel s un caserío compusto de ,500 casas, diseminados en varia haciendas en el espacio de dos legua de terreno". Edificios de arquitectura tradicional canaria hacen su apari-ción en Tafira durante esta primera mitad de la centuria, eomo la caca de Las Magnalias y el edificio del Hotel Los Frailes, o la casa del Obispo Encina, o de estilo neoclásico corno el edifi-cio del Hotel Lcntiseal. La eonsolidaeión definitiva sucede con la construcción de la Iglesia de Tafira. de arquitectura neoclásica - 1849- y de la Plaza de la misma, que diseñada también con estilo neoclásico por el arquitecto Francisco de La Torre, fue terminada eri 1866 justo al pie del Camino Real Las Palmas- La Vega. Esta importante arteria de comunicación, transfor-mada en carretera a partir de 1877, va a capitalizar, a finales del siglo y comienzoí df 1900. el grueso del crecimiento urbano y poblacional, especialmente concentrado entre los núcleos de Tafira y El Monte. Pero durante todo el siglo XIX 1- ya desde finales del siglo XVIII, ie estaha produciendo en el área de Banda- un hábitat disperso de gran calidad arquitectónica, con estilo tradicional cana-rio y rasgos de arquitectura rural neoclásica, que era eonsbuido por los nuevas hacendados resul-tantes de las datas de comienzos de ciglo. Así, una mpitectura de casas solariegas y casas lagar-bodega hirieron su aparición, conformando junta a los cultivos de la vid un nueva paisaje, que perdurará más d~ un siglo. De entre ellas, sobresale por su tamaño la casa del hfarqués de Acialcá-zar fl construida entre 1812115 en la finca de la Data de la Concepción, localizada sobre un lomo prominente y muy cercana al lugar conocida por Siete Lagares, máximo exponente del fuerte desarrollo vinicola de esta comarca en el siglo XIX Pero contaban con casas igualmente destaca-hles las familias de los de la Coba, Cambrelen& Pérez Galdós, ... .'. El antropólogo y viajero Red Verneau, que visitó estos parajes hacia la primera parte de la década de 1880, describió el paisaje de la siguiente manera: ~ Barmncosyunlleso duladosseatien-den entm las rnontnñasycontiene~ en medio de rlesapurecen entre Rrboles yplantas de ornamento de todos los rincom~ de l mundo. Todas lnspmpic-dades están mdeadar de mumso, lo m& fmcuente, con setos depitemso de toneras. (..) En lazonade la que hablo, la uidpmspem de unaforma admimble~ porto das partes los oiriedos se atienden huta perdene de ~ k tSne recogeen abundancia vino tintoy blanmseco, maluasíaydiversas ches de mos-cate1 Todos son de una calidad acelente<'+. El tránsito del siglo XiX al siglo XX La divisoria, que era recomdn por el Camino Real de Las Palmas a ia Vega de Santa Bngida, experimentó una notable aceleración del crecimiento urbano desde los años 80 del sigla anterior A sus buenas condicionei climáticas y de suelos paralos cultivos, se sumó el interés de hacendados y burguesía por poseer mansiones o casas de recreo>, y a éstojel interés paisajistim 5- climitico de lazona, que atraía a muchos extranjeros, especialmente ingleses y alemanes asentados en Las Pal-mas, dedicadas al comercio, consignatarios, empresarios del carbón o de la banca Esta corriente europea, que fluía a través de la conshicción del Puerto de La Luz ( 1883/ 1902), será la causante de la introducción de un e d o arquitectónico caracterizado por los modos de la constnicción rural centroeuropea, así como del color cojo inglés. y del plano tipo ciudad jardín, que se aplicará para algunas sectores del Monte como IR urbanización Wood, comenzada a construir en 1912 ( SOBRAL GARC~ Asi, glo 1991). Se construye igualmente en 1877 la carretera que se prolongaba hasta San Mateo sustituyendo al ya insuficiente camino real. Junto a ella, en estos mismos anos se asientan los primeros hoteles, con vocación de servir como lugares de aclimatación y aco~ idsp ara los numerosos mlanos que se dirigen o regresan del vecina continente africano: . El Mane seguía siendo cn Gmn Canariu, el [ ugor de residencia prefirido de los ingleses en invierno. Pasaba por ser la estación climátk más ade-cuadoyrana de la islm ( USE REDEL, 1972). El Hotel Bella Vista, establecido en 1892, propiedad de In Familia Quinq i, í cl Hotel Santa Brígida, del alemán Otto Xetzw. aco&< eron. mii i i i n ~ i i i l i c i i ~ servicios para la época, a este turismo deeimoiiónieo de aclinirirwióii. dwtiliaiido eir ii! puhlici-dad la crreniiia a la Caldera dr Bandama asi como al pohlado troplodita de La A f a l ~ ülL \ HIOI Ii/ PAonOx, 1911). Paralelamente, en la ciudad de Las Palmas fue arraigando la rostunibrr drl #\ era-neo, ?, precisamente. representaha el Monte, y en él en primer término. rl Iiigar dr ' Mira Alta. el sitio elesido por la dase dominante ( STO%. 0.1889). A4 pues. mientras en Campo abierto se extendían las vides y lüi nianaiimrs tal ! rmio dricri-bien Vcriieau, en tomo a la carretera general va surgiendo un proceso < le uni< iri entre Tafirii / Alta ! el Monte, en el que participan entre 1900 1940 los mejores arqiiitretw de los qiir rliiporiiii In sociedad pncariaria, levantando obras de ininejnra! de factura de estilo rural C P ~ ~ ~ O C LIWII-~ O ~ P O , moriscai, pintorrsquistas. racionalista3 o ecléptieos, que imprimirán al * spacio del Monte- Talira. !- por tanto al entorno de Bandama, nuevos valorei pnisnjístiros y una personalidad urhano- iulal. diferenciada", ( Eigr 9y 10). Figum 10. El paisaje de Bandama hacia 1920 El momento actual: ) elparque Natural de Bandama o la lucha ; por la 31 supervivencia 1 del volcán 1 d 1 1 P or todo lo expuesto es evidente que nos encontramos frente a un paisaje que, a eseals regio-nal, reúne malidades de indiscutibles valores naturales, históricos, culturales ? patrimoniales, quevan desde la geomorfología rica y rejuvenecida por la joven actividad voleániea, a la singularidad eniptiw del Pico y la Caldera de Bandma; a la existencia del antiguo bosque del Lentiscal y de los procesos antrópieos que han wnducido a su casi total desaparición; a la presencia de yacimientos aryuealógicos de diferentes tipologias: a los valores de una arquitectura diferenciada entre sí dife-renciadora de los parajes por donde se extiende; a la tradición del cultivo de Iavid, y aharu hasta los procesos actuales de regeneración natural de la flora y la avifauna especialmente en La Caldera A partir de 1970 comienza el desmantelamiento, en lo que se refiere a su tejido agrario, de este paisaje gestado s lo largo del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX. El auge económica y el consiguiente crecimiento desmedido de la ciudad de Las Palmas incentiva de nuevo la constme-ción de chaléc unifamiliares y urbanizaciones residenciales, que van a asentarse paulatinamente tanto en los espacios vacíos remanentes del período de crecimiento anterior de Tafira- El Monte, como diseminados por los antiguas terrazgos dedicados a la vid: la decadencia a lo largo del pre-sente sido de los buenos caldos vinicolas del Monte, así como las necesidades pecuniarias de muchos de los herederos de los antiguos hacendados, explican la disponibilidad de estos espacios tradicionalmente agícolas. En la década de 1980 este proceso de ompaeión urbana se acelerará con el wnsentimiento pasivo de los municipios de Santa Bngida ( convertido ahora en prifena residencial de la capital insular) y de Las Palmas di 6i. w Canaria. Arribos rctrasarári durante aiios de dudas ! disputa5 internas de Iab corporaciones. la ~ prohiiciind~ e sus Norrrinq Siih\ i< liarias! I'lxn Grrierril de Orde-nación Urbana, aprobadas Fn 1991 y 1989 respectiimeiitr, no cjrrrirndo su5 rrípiisahilidadrs urhanisticas y posibilitando la anarquía de las coristruciion* i. ¡ El atitiguo paprl de los rusuiparli>- res- de tierras drl Monte Lentisenl, van a ejerrerlo aliijra los urhaiiizadon,~ y l< iip aniciilares mi sus con~ tniceionesfu era de In ley! Por ñu parte. rl Cabildo Insular de Gran Canaria adopta dos actitudes: de una pnrtr. la iidqiii\ i-ción de los temnos del Llano en los años 50 y de la Caldera de Bandaina en 1964, para dcdicarloi a uso deportivo ( campo de gol0 y como melave de la naturaleza, rey, ertivamente, 1. de otra parir. una actitud planificadora y proteceiunista que queda reflejada en In elaboración del Plan Esprrinl de Pmtección dr Bandama ( 1983) y del Plan Especial < Ir Protceeióii dr los Espacios Nnturnlrs ( PEPENa. h ril, 1986). en el cual el sector que tratarnos queda rriogiilo corrio Esp; irio Natulal Prote-gido ( 1556,5 Has! y corno Reserva Iiitepl de Interés Cientifiea la propia raldcra volcánica (" 595 Has.). Tras esta propuesta insular. La Ley de Espacios Natiiralei dd Archipiélago Corinrio ( T, li\ A(', 1211987) del Gobierno Auti> n< imoc, alifira a Bandarna corno Parque Natural. establrrieiido lo? límites del mima rn una cartogrnfin 1: 100.000. poro prrcisa. Pero lo cierto es que nunra existieron twtas leyes proteceioriistns corno en la actualidad !- ta m-poro nunca el proreso d* deterioro del paisaje fue tan ripido J- contundente. Yo se han Ileuido n cabo por parte de las corporaciones mriniripalrs ni auto~ iómicalsa s oporlunas nicdidai dr piar-dería del territorio? sanciones a los infractores. par 10 cual el espacia resulta continuamente viola-do por la nparieibn de nuevas edificaciones, reducido en su superficie? transformado en sii iiitr-iior Los limites del Parque Satura1 establecidos por la LEMC, son hov probablemente iirserviblei e ilieficaws para una correcta ortlenación. Como dijera J. M. Aloriso Feniándcz- Ace!+ uno. aripitrcto- iirbar~ ista! Director del avatirr drl Plan Espwial de Protección de Baridama en 198%* Lnpn> lricií> n< IrlpoLrijc de Aanrlamn esprimc m un pmhlcrna de c i i l t i o u p l i t i c ~ r y ~ l ~ ~ sóplo~ dLes: p~ us~ pu k un pmhlemn urlxmii. fim. Krz nmieptn ( 4 pmblemn poliii<: n re m. surlr*- pactando, democníticnrnente, hasta dónde llcgnní la orillo de e. w lago ui~ uaal menmodo. El whanl& o, cestahkiendo un tipo de nnlenacií> n- psti,; n que potencie el rrso p e ~ ; ~ p l ~ , ~ p Ú hdbel ~ i rIomS l ums~ » nle~ iI~ Clces. l ion*~ rlupmtecciÓnd restepnir. jccon~ llini,~ rirt~: i- Abandonada por la a< lividad agmna y pastoril desdeque 4 Exrmo Cabildode Gmn Canaria la odquiriá, La C d d m vurlw a ar aalonizada por la vcqeto< ión, que nhiqiada e,, rus vertkals par~ desm, bnvivhndo en rus rrlre~ hosih apai y mionpr. apmwha la oportunidad que le brjnda la retirada del hombre para ninirinr su npa, ii# óx Rodal dearebuBer y lentisco~ cn la wrlknte Sudeste pulmenteen logmr una rentable~ plataciónd eluiñedoyen compemar, j u~- tamente y en lo posible, a aquellos pmpietorim de terrenos rcuyo tmzo de [ ago no deba ed~ ficars~ cor n solares de la orilla que a talfin disponga elPlan Especial de Ordenación; o con dinem, en consecuencia con los principios de jmticiay equidadque deberzpmidir mda < ieluaeiúripúb[ iiu en luplu,& u-ción urbanisticadel territorio. (..) Mientm tontoy harta entonces, elprimer acuerdopolitieo, en consecuencia con la indignación cientíj~ ayciudadanq comiste en no permitiren Aandama una solo casa más. Yelsegundo, actuar por las huenas, informando, opor las malas con quien se haga el laco, hasta que sefinalicey apruebe definitioarnente [ o redacción de este Plan Especial Ensintesisyen micriterio demédUo- urhnista. u'gentementedefinirh ori-lla del r l q n Bandama, yopernm El único espacio libre dr las eonctniceiones clandestinas es la propia Caldera de Bandama 7 ello d~ hidos que es propiedad del Excmo Cabildo Insular de Gran Canaria desde 1964. No ohs-tante, en 1982 sc ha llevado acaho el demiho de un chalé, ilegalmente construido en el Llanillo de Dios, por parte de la Consejeria de Politien Territorial, lo cual indica que la confrontación social sohre este territorio estáen uno de sus momentos más álgidos. La Caldera, junto con el Pico, cons-tituye hoy el único reducto que justifica la calificación de - natural. y m, SI^ duda, el núdeo de iriavor interés científico- paisajistieo que se conserva en el Parque, en donde se mtán produciendo los procaos de recolonización vegetal más intensos y las únicas acciones humanas encaminadas hacia su recuperación. El futuro de este Parque Natural, sujeto hoy a la confrontación entre propietarioslurbanizado-res y erologistasICahildo Insular. con la pasividad cómplice, cuando no conniwncia, de los Ayun-tamientos de Las Palmas y Santa Brigida, está in juego. El uso social previsto parad disfrute de la población. la conservación y restauración del espacia en hnción de ius valores naturales y patri-monisles, necesita de un fuerte impulso proteccionista que pasa por la finalización urgente del Plan Rector de Uso y Gestión, el estableeirnirnto de guarderías mientras dure la realización del mismo y la imposición de sanciones a los infractorec. Aunque a la larga sea finalmente protegido, lo será en una superficie mucho más reducida y degradada de lo que 4 planificador inicialmente diieñó hace tan sólo diez años. Mientras. las urbanizaciones y construcciones ilegalea habrán ido ugurpando y modificando el espacio como antaiio 10 hicieran los leñadores. los agricultores 7 los grandes propietarios, pero la transformación será esta vez niuclio más contundente e irreversible T e cuando el xMontex dejó de serlo para convertirse en espacio rural a comienzos del siglo XIX. ( m 11). Figuro 11. El paisaje de Bandama: finales del siglo XX A psnir de la dknda dc 1960 i- cspccialmeiti de los soos serenta se el pmem de urbsoizaeián, corno c~ nsecuoltiad el gran crecimiuito de la ciudad d c h s Palmar de Gran Cmme y del eugr wondmico erpcrhmtedo cn cstm momenim La nma de T&- El Mon-re pnmcm, yel conjunto diBandmma, despu&- enirob~ bleto deapeienciaporparfcde la & P m& m asenso socid v de IIIUIII " co% PPPt odo8 ladm 3"- u r b a b a i i d ~ o ~ ~ Barmncodelnr Goteras Díbu( o de Anto~ iolu an Marhín Artlrfa Notas Fuentes Bibliográficas Fuentes cartograficas ; 5 1 AH N Informe d iD Iarinto& rustin FalrónValdfz Lq 1.348- 1349A. ño 1' 78. rol 52 Texto lnrilitndn por Sunin~ " a Cantans, A SI IiiC? CRIIIO\. \': Ob cit. & q 201 2 FUENTES BIBWOGR~ ICAS ARARA, Y; HANSEN, A. y MARTI, J .: L aC aldera y el Pico de Vandama ( Gran Canaria)>. B ol. Geológi-coy Minero T. XCIX- 1. Ario 1988 ( 45- 58). BALCELISR, . y OTROS: Memoria del Mapa Geológico de España 1: 25.000. 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Ila mlahondo en la prensa local con fowgmlisr dedivena temática espedmente canaria Ea su-tor de IBSf ot~ pafiad~ e un cuadeniillo mbreF. 1 PaqueMunicipsl de Arucas ( en prensa). Participa con futopfiar) mino Caodinador Foiopráfim en la Geogra-fía de ( íinariass de la Ed. Prensa Cniin-na Conocedor de los medios audiovi-suales, ha impartido cureos para pmfe-wrei por ~ neargod e la Universidad de Las Palmas de Gran ( hanaria y del Pm-graini da Medios Audiovisuales de le (: onaejaria de Educación. : Medio Ambmfe y Vivienda
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Calificación | |
Título y subtítulo | Bandama : paisaje y evolución |
Autor principal | Hansen Machín, Alex |
Tipo de documento | Libro |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 1993 |
Páginas | 125 p. |
Materias |
Reservas naturales Medio ambiente Paisaje Protección Gran Canaria Canarias |
Formato Digital | |
Tamaño de archivo | 4780414 Bytes |
Texto | P A I S A J E Y E V O L U C I O N " "" ' WP""' ""'"' m' O Edita. Eiwno Cabildo Insular de Gran Canaria. h a de Politiu, Temtorinl, Arquirernirn. Medio Ambiente y Viiiends 1' Edicihn 1993. 0 . Autor Ales Hansui Mschio a Julia, mi hija, cqr, cmcimiento ha iduparuleio a la emeión de esta obm. a ASCAN en ai uigésimo pinto aniversario defendiendo tenamente el Medio Ambiente Canario. PRESENTACI~ N . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ~ ROLOCO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IUTRODCCCION v ACMDECIVIENTOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . EL RKLIEVE Y LA ACTTVIMD I'OLCANICA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . EL PAISAJE ANTES DE LA CORQUISTA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . LA EYOLIiCI<) N DEL ESP. 4CIO. . . . . .... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . c~ R\( TT. HIW:~~ U> E LA RPOCAP KEHISP4Nl( A . . . . . . . . . . h1 FSAS POR\ lAS DE CSO I APllO\ T(: HiLWENTO DEL ESPACIO . LL HISPAV7ACI6N DEI TERRIIQRTO DIRA NTE. EL SIG1.0 X\ T . . . . . . . La pcrifinn boirusa di1 \ o*. \ el qe da ioiniinicari"" c5 dd LLL~' LIIII~ TTVV~~. . . . . La , >?" firi. i borcora dd Este . . . . . . . . . . . . . El icrior rrntral i Iiiprnfetin~ mid~ ntdpell hmqur i I fmnduso núrleo del hlunrc 1.0s SIGLOS XYII Y mm L> RETROCESO CONTNJ~ DO DEL BOSQUE ITA( X~ ~ 4 DEFORESTACIOI . . . . . . . . . . L~ pcñfpna i> neiitad~ d e voiites . . . . . . . . . . . . El wtur ciiirrnl del hfoim . . . . . . . . . . . . . . . . . La urti, dad pniticcioiiisra de Ir Hral Sm~ dadE cunhirn de Arnipi del P.& en CI último imiu di1 + XYiiI . . . . . . . . El pairalr dd Voiiie n findci del siplo XT'iI1 . . . . . . hlGLO \ I'i DEL\ DESAMRKl( 1h DEL ~ hl0NTE. As L4 IHPLL\ TACIOU MSWA DELP41SAIE DEL\' i\ iEDO . . . . . . . . . . El fiiia1 del proccro . . . . . . . . . . . . . . . . . . El arranque de la " rbatii7arioii . . . . . . . . . . . El rrúwfo dd ri81uXI\ al &:: lo SS . . . . . . . . . . EL MOhlENTO ACTUAL: EL P. 4RQI; E RTLRAL DE BAUDAhf. 4 O LA LUCHA POR 1.4 SL PERViiFUCIA DEL VOLCAN Y S I EI\ TORI\ O M.& CERCAYO . . . KOT4S . FUENTES BIBLIOGLt4FICAS . F'LENTES CARTOGRAFICXS . . . . . . . . . . . . . . Presentación E 1 libro que hoy presentamos inicia la andadura de la Colección < El Cardón,, dedicada a los espacios naturales de Gran Canaria. Bandama ha tenido el honor de abrir el camino y lo hace de la mano de un prestigioso geógrafo, el profesor universitmio Alex Hansen Machin, quien ha dedicado muchas jornadas de esforzado trabajo a la interpretación de este complejo ~ cpacio, donde sobre el sustrato de una erupción volcánica reciente se sitúan naturaleza y obra humana. El autor nos lleva de forma entretenida por la senda del tiempo y nos recrea de modo vívido los distintos momentos del entorno de Bandama. La acertada inclusión en el texto de fragmentos de documentos antiguos, junto can un ilustrativo soporte fotográfico y cartográfico, facilitn con realismo la comprensión del proceso. Apartir de la descripción de los procesos geológicos que conformaron este espacio y 8" cobertu-ra vegetal primigenia, pasa a tratar de forma ordenada cronalógica y espacialmente, los principa-les acontecimientos de su evolución hasta nuestros dias. En esta narración, salpicada de referen-cias históricas, toman vida lugares como Bandama, Pico del Inglés, Hornos del Re y... situados en el contexto que originó su denominación. No sin nostalgis, nos d~ japatentecó mo paralelamente a la privatización de la tierras de la Comna, el renombrado bosque del Monte Lentiscal fue retroce-diendo, retroceso que por desgracia ha continuado hasta la actualidad. A esta actualidad - casi dramática- está dedicada la parte final del libro, planteada como una lucha del volcán y su entorno por sobrevivir Se me antoja,? permitaseme lalibertad literariadelo que sigue, que en este contexto devolcnn, mundo vegetal y hombre. existe un punto de equilibrio qiie rl pncanario idealiza 7 sintetiza en campos cubiertos de picón, casonas y viñedos. Sinteais e idealización qiie a su vez se condensa en una realidad material y tangible: el afamado Vino del Monte. En la línea de ~ on~ erveasrte singular espacio natural, definidor de un ámbito cultural muy particular ) Única de Gran Canaria, este Cabildo Insular ya ha dado un paso cnicial con la adqui-sición de importantes fincas del entorno de Baridamo, lo que ha sustraer amplias super-ficies del proreso especulatiw Asi, en cieno modo haciendo justicia histórica, se invierte el proce-so secular de privatiíación. Por último. desrovcreo queasí será. que ~ l atractivo libro que tiene el lector en sus manos, con-tribuya a crear la conciencia colectiva newaaria para la roiiservaeión efectiva de este entrañable paisaje, y si cabe, a buscar la imqinatim fómula que permita que todo este patrimonio de natu-raleza 7 cultura se revitalice 7 sobreviva sin sobresaltos. Prólogo H ace algunas semanas me solicitaron que pmlogara el libro que acaba de escribir el Profesor Alex R. Hansen Machin y que Vds. tienen en sus manos, Bandamq Paisajey Evolución No pude negarme a ello por diversos motivos. En primer lugar, porque el libro reúne todos los requisi-tos de una investigación seria y rigurosa y, en segundo lugar, por la amistad que, desde hace aim, me une a Aiex Por tales razones redactar los párrafos que a continuación siguen me ha resultado en todo momento un auténtico placer. El libro la leí con calma y como se suele decir de un tirón. El tema que se expone, el estilo con que está escrito y la parte documental y gráfica ( mapas, bloques diagrama, fotografias, grabados, cte.) que incluye, son aspectos que valoré muy positivamente. Pera, sobre todo, destacaría la inten-cionalidad del autor. Aiex R. Hansen Madiin es Prnfesor de Geografia Física de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y ha venido ejerciendo la docencia en la Escuela Universitaria de Formación de Pro-fesorado de E. G. B. y actualmente en la Facultad de Geografía e Historia, en su sección de Geogra-fía. De él conozco la mayoría de sus trabajos y todos se caracterizan por su rigor científico aun-que de moda particular Las vohnes mientes de Gmn Canaria( lY87) y Mapa de Imformar de relie-ue de Gmn Canaria( l990), esta Última en colaboración con otros colegas. Y si resalto estas obras es para anunciar al lector que, de entre las muchas y buenas cualidades que posee el autor destacaría dos en esta ocasión, que es un especialista en modologia volcánica y una persona muy sensibiliza-da por todo aquello relativo al medio ambiente. Alen, como buen canario. tiene un especial cariño por su tierra :- po r ius pites. rlirisi que un enamorado de susislai, pues de rio ser así difírilmentc pudrin haber rwrito csti. I i k i i Srknl: ilui antes que lo que más he valorado d~ él Iia sido la interieiorinlidud. Y e. 9 cierto. ( m 410 ipwia i. i, h.- rime al objetivo pricisa que el autor pretende lograr: acercar al I e i t i a~ l twritoi- io. a urw pimjrs ) coneienciarle de lu que han significado y de 10 que aúii deben rigriilieat.. Ha!. qu,~ recoiioceti. ~ w se trata de un propósito ambicioso, porque en definitiva, lo que se pwsipir i. 5 desprrii, r n iwut.. se& los casos. un espiritu evítico acerca de un tema específico. Decia que cs un propósiti, nnihi-closo pero no ~ OeIl. lo inaleanaahle. El libro es. ante todo, un estudio de ewlurión de los paisajes dr Bandarna. o como su m f r w srñala. de los paisajes del Monte Lentiseal. desde los tiempos anteriores a la diminación cadlatia hasta nueiws diaa. Es, por consipiente, una investigaciiin qur rrilqa de manera rigirosu. ordr-nada, sistemitiea y muy bien documentada. las causas - los resultados i llo~ a rtiiariOii dd liiirrit> re sobra el territorio. A mi entender, es una excelentp nhra que, nclemás rstá imprcpadn de iina SUI 11 filocoñaecologista, o si se desea concervacionista, tan necesariii bol- día rn los Qrribitos ilc los porlr-re? económico y político. El contenido particular de la obra se afronta desde 10s esyuemas sist& miros que detiuen el pai-saje. Es decir, interpretándolo corno una porriiin de espacio de la superficie tpmstre sonictirlo a continua wolución y definido por la interaeeidn deilementmdr diferente rango) rompormniirii-to. Pem, si bien es cierto que los prirnrros elementos definidores son los naturales ( relie\- e. clima. agua, suelo. seres viwq) el autor e5 coniciente de la importancia de aquellos otms d~ rivadosd i, la presencia humana traducidos en In rrplotación que se hace del medio ! que rn nuestras ridturtis se remonta milenios atrás. Es precisamente esta areiim niitrópica el motivo básirn qup ~ xpliralo s actuales paisajes de nuestras tierras J-, eonsrieiite de ello, el Prof. Haiiien Ir ha ddicado al LemR una especial atención. No son frecuentes en el mercado este tipodelibros cuya finalidad es reconstriiwlos p: risajm ipr a lo lar50 d* la Iiiuto" a Iiaii venido definiendo a un detrrminndo espacio gogifico T menos cuando el agente modificador ha sido el hornbm. Y no resultan frecurntw porqur su elahorarióii es dificultosa y. en ocasiones. comprometida. Entre otras razones. por el ahundantr matrnal dt. que ha de ser objeto de anilisis e interpretación, por el detallado trabajo de campo que se requiere llevar a efecto y por la postura critica que debe adoptar el autor. Alen tia sahido afrontar con éxito el reto y. en buena medida, quizá se deba a su sólida forma-aón geogrifica, a íu eonoeimiento del territorio? a su dilatada experiencia como investi-pdor ronipromrtido. Y también añadida a su especial interés por las eiiectiones medioambienta-les Esta es otra preocupación que el autor desea transmitir. eipecialmente a lo largo del capitulo dedicado a la ~ Evolueiónd el espaciox que es, sin duda, el cuerpo central de la obra donde se anali-zan con suma precisi6ii las rtapas depdativa; y regenerativas de El Lentiical, señalándose ade-más, las claves que explican la situación artual del tenitono estudiado. Al libm le auguro una entraiiahle acogida entre el gran público y una excelente valoración entre los estudiosos, pues parnunos> otros tiene el atractivo de mostrar la historiade unos paisajes que forman parte drl patrimonio grancanario y reflejar el devenir de un vigomso pueblo. Pero tamhién este trabajo quiere ser una propuesta para el futuro. O si mejor se desea una llamada a la reflexión pues, como el propio autor s e d a , el Parque Natural de Bandama requiere protección? ella ha de ser fruto de una legislación coherente y efectiva que tienda a snhaguardar los valores naturales, históricos, culturales y patrimoniales de estos paisajes. Par último, permitanme Vds. que felicite cordialmente al Prof. Hansen Machin por el excelente trabajo realizado y también al Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria al ser sensihle al tema y facilitar su Introducción y agradecimientos E I trabajo que presentarnos en este volumen es consecuencia de la atracción que hemos senti-do en los últimas años por el fragmento de territorio de Gran Canaria conocido como Ban-dama o más en su conjunto, El Monte: El Monte Lentiscal. Este enamoramiento fue ocasionado inicialmente por el poderoso atractivo de un volcán tan singular y diferinciado como es el de Ban-dama y él, nos ha conducido al complejo paisaje que, dominado por su silueta, se ha ido elaboran-do sobre su negro manto de picón. Nuestra intrncióii Iia sido la de ofrecer una visión documentada 7 al tiempo sintétia, de los diversos aspectos que han ido conformando los distintos paisajes en los que. a lo largo del tiempo, se ha ido transformando el temtono de Bandarna. Puesto que de evolución de estos paisajes trata-mos. utilizarnms diversos recursos para hacer al lector más fácil y grata la comprensión y percep-ción de los mismos. De una parte, se reproducen en el texto un buen nimero de fragmentos de dacumeritos antiguos y descripciones que permiten un acercamiento ( a una recreación) a los paisa-jes de los distintos momentos liistóricos o a las causas de su generación. De otra parte, se han reali-zado cuatro mapas temáticos a escala 125 000. En uno de ellos, se wropn los aipectos estructura-les y de modelado del relieve, en otro se recria 10 que pudo ser el paisajevegetal y el poblamiento dhovign en los monimtos antenares a la conquista. En los dos mapas siguientes, de carácter evo-lutivo, se han eartografiado los fenómenos de la defore~ taeióny p" vatizaeión, que condujeron a la paulatiria desnpavicibn de la masa forestal onginsl, así como tamhién las procesos de urbaniza ción y vias de comunicación. Estm mapas deben ser utilizados par el lector para localizar en el espacio los fenómenos y los acontecimientos que se narran o describen, pero constituyen también m sí, una fuente de información sobre los aspectos cartogafiados, que no puede ser tranirnitida de ninguna otra forma. Ellos aparecen, para facilitar su uso y coniraste con otras figuras. plrpadoi en la guarda trasera La toponimia ha sido uhlizada en la medida de lo posible. contribu> endo a reforzar el carácter temitiw de cada uno de ello* Los bloques diagrama, incdiante las cualcs se representan las tres dimensiones espaciales, los hemos empleado para reflejar las secueiicins rrup-uvas del volcán, pera también para representar el relieve y la evolución del paisaje. Mapai y bli>- ques diagrama son, en este último caso, complementarios y se deben emplear para ir de uno a otro, puesto que representan los mismos motivos facilitando su contraste una mejor percepción de los paisajes. El aparato fotográfico ha sido realizado por nuestra amigo y colaborador en dkersos trabajos José Luis Pérez, aEliÚa, al que, desde aquí, hacemos público reconocimiento de su buena tarea Del amplio d a j of atogáfico iiiicidnient~ re copilado, hemos tenido. porrazones de espacio y econo-mía de la edición, que realizar una apretada selección mediante la cual pretendemos mostrar los motivas más significativos que contribuyen a realzar la categoría de este entorno, pero somos cons-cientes de que es imposible, pese al esfuerza. reflejar todos las aspectos que conforman eate rico y variado Parque Natural. Cuando ha sido posible, hemos introducido fotos antiguas. recreaciones pictóricas o dibujos paisajistieas. Estos dos últimas recursos han sido posibles gracias a la buena labor realizada por el urbanista D. José Miguel Alonso Fernández Aceymno, quien, con una visión multifactod del paisaje, los encar6ó mientras dirigió la confección del Avance del Plan Especial de Bandama al comi~ nmd e la década de 1980. permitiéndonos amigablemente su publieón en esta obra. Nuestm agradecimiento por su desinteresada ainabilidad y nuestro reconocimiento a la magnifica labor desempeñada por los autores de los miimos, D. Carlos Arocha Isidro, arquitecto, y D. Antonio Juan Machin, artista Queremos agradecer a D. Guillemo Morales Matos. catedrático de Geografia Regional, los bue-nas impulsos y las muchas sugerencias que nos fue transmitiendo en la medida en que nos corrigió el manuscrito o" gina1; al Doctor en Historia D. Vicente Suárez Grimón, cuya ohra ha sido una fuente documental inagotabl*, que nos corrigió y sugirió igualmente algunos aspectos que queda-ron nmims; a nuestro colega el Doctor Antonio Santana Santana, especialista en la evolución del paisaje de Gran Canaria, quien contribuyó con sus datos para una mejor elaboración científica de alynos de los mapas que presentamos; a la DoctoraD'. Elisa Torres Santana, quien, arravés de Su8 investigaciones cobre la burguesía mercantil del siglo XVí, nos ha mantenido al tanto de los nue-vos hallazgos que sobre la figura de Daniel Von Dame iba encontrando; a Don Julio Cuenca Sana-bria, Conservador del Museo Canario, que nos facilitó gentilmente la Carta Arqueológica del Tér-mino Municipal de Las Palmas de Gran Canaria, permitiéndonos localizar fielmente los yacimien-tos arqueológicos prehispánicos; a los licenciados D. Claudio J. Moreno Medina y D. Carlos de la Coba Viera por sus trabajos de delineación de la cartograña que sobrepasan con mucho la simple transcripción a limpio, así como por la costosa y divertida elaboración a tres bandas que hemos realizado de los bloques diagrama relativos a la evolución del paisaje, demostrando en ambos casos su tremenda profesionalidad y dedicación exhaustiva A todos ellos gracias mil, porque nues-tra obra no seria la misma sin su colaboración. Aparte, debo expresar mi aggadecimiento a D. Antonio Gómez Ohz, Catedrático de Geografia Física de la Universidad de Barcelona y Subdiree-tor del Servei de Gestió del Paisatge de esta misma Universidad, quien, hacienda gala de su genero-sa amistad, ha escrito el prólogo que precede a este trabajo. Finalmente, tengo que expresar mi especial gratitud al Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, a través del Area de Política Territo-rid, Medio Ambiente y Vivienda, personificada en la figura del Consejero D. Fernando González, que ha sabido ver en nuestra obra un interés colectivo, pmeurándonas todas la facilidades para su publicación. El relieve y la actividad volcánica E' eipacio cuya evolución nhordarnos ( Fk, 1 ) posee una Iiiatoria geomorfológica cuyos periodos de construcción van paralelos a los ciclos volcánicos y erosivos que han modela-do la isla de Gran Canaria. La superposición de materiales que componen la columna estrati-gráfica que puede recomponerse correlaeionando los diferentes rincones del paraje ( Pk.. q , está compuesta en el estrato inferior por coladas y piroclastos consolidados de naturaleza fonolitica, ori@ nados durante el primer cielo eruptivo insular, aciirrido durante PI hlioceno ( 12.5- 9, h millones de años]. Estas roetu constituyen el sustrato de las laderas altas del Barrariquillo de Dios y de los Remos, así como también Ins del Barranco de Ins Goteras, apareciendo además loealmentr en los estratos inferiores de los escarpes Oeste y Sur de la propia Caldera de Banda-ma. y en las laderas bajas de algunos barrancos del sector perifbrieo oriental, donde llegan a constituir los abruptos cantiles de la Pla>- a de La Laja. El sigiindo estrato está lodmente representado por paquetefi ~ rdimeiitarios que conesponden al periodo de de~ mantrlmientoe xistente en* 9,6 y 4, s ma Estos aluviones confommm la Te- Sedi-rnentaria de Lss Palmw ( PI'AVARROJ,. i' OTñOS, 1969)). mnombrada más recientemente cima Formación Demtiea de Las Pahas ( BAUPLISY OTKOS, 1490)), c onsii~~ endloos resios de grandes conos aludes coaleseentes dumtr d hfioplioreno ( 9.61,7 rn. a), diseeeionados durante el ( hatemario ( 1,7 m- lMM0 mios antes drl p- rit. 4. Conforman relieve pmpio en los cpctoias pcrifericos del Nordes-te y Este del ám que estudiamos, aunque denim de él aparecen puntualmente eirnfoniiando un palm1~- cho tliivinl excayado en las fonolita3 siJ>>?~ eentecd e la pared midental de la Caldee de Bandaina Pard Norte dP laCaYra y ladeni Sur API Pico de h d a m . El talud, nrubierto por los rontinws El tercer estrato lo componen los mantos de brechas volcánicas del de~ liiamienlaidepimcInsLm, segundo ~ ieloer uptivo, denominado habitualmente Roque Nublo ( 43- 3,4 m.&). Estos aglomerados, abundantemente representados en los sec-tores alto y medio del temtono que nos interesa, constituyen los relieves culminantes, lomos, tableros, laderas rocosas abruptas y, también, los escarpes interiores de la Caldera. Sobre estas rocas se labraron, durante el Pleistoceno Inferior a Medio ( 1,7- 0,5 ma.), una generación de valles de amplio perfil transversal y fondos de suaves pendientes, que hoy apa-recen colgadas sobre los niveles de incisión del Pleistoceno Media a Superior ( 0,5- 0, l m. a.). Todas estas formas se encuentran hoy cubiertas y suavizadas por el extensa manto piroeláctico que más tarde menciona-remos. Arperto de la pared Este de la Oildrm. Adviértnre la densidad de dioclaslr y 1 In Cañada del Pem, abbrta i- onrecu Pn< iadel< olo, ro, inal Un importante retoque erosivo, efectuado para estos entomos entre 0,5- 0.1 m.% aproximadamente, labra los barrancos actuales, correspan-ion rl que terminó lo erupción dientes al nivel de incisión del Pleistoeeno Medio a Superior y, coma con-secuencia de 1s destrucción parcial de los niveles de vallesanteriores, que-dan adosados a las vertientes rellanos u hombreras en forma de terrazas rocosas ( rellanos cíclicos), genéticamente relacionados can la generación de los valles del Pleistoeeno Inferior a Medio. Durante este episodio de actividad modeladora se inició, a finales del Pleistoeeno inferior y duran-te el Pleistoceno Medio, un ralcanisma de naturslwa basáltica y de meca-nismos eruptivo8 esirornbolianos, que, prolonghdose hasta el Pleistoce-no Superior, edificó al menos dos alineaciones de conos volcánicos de orientación Noroeste- Sureste. Caldera De casi iao m dr cipeior y 1 irrmo o 500 m de desarrollo Iionronlal. 3 rrlr dcpósilo. enrplamdo en una barmnqiirru previa a la erupción. ' o" rt'tu~ r de El más antiguo, Montaña de T& ra. originó importantes rellenos 1ái. i-murrirarioi de, w~ ra,,~ ino C09 que obstruyeron el paleobarranco de Guinipada, construyendo en él rampas de valle, mientras que, más tardíamente, otros volcanes origina- ~ reaioma9n'átic* 0 ' m elmcion, puntuales del relieve al crecer cada cono, e interfereneies temporales de menor cuantía en el Barranco de Lu GoLrriib, como fue el caso de Montaña de La Matanza ia alineación más cient te la configuran los volcanes halocenos de La Caldereta. el Pico y Caldera de Bandania y los volcanes de Jinárnar ( m?- SEX, A. 1987). La morfología actual del conjunto espacial que estudiamos esti dominada por la prrsrncia del gran cono volcánico y la aniplia Cal-dera de Bandama ( A ~ U AV.. HiWSEN. A. y MARTI, J ., 1988). y por su extenso manto de piroelastos nrpzeas que cubren todo el territono. cuya aparición se produjo en una erupción fisura1 múltiple, en torno a 5.000/ 4.000 años Be ( Fg. 2) . La resultante de toda esta evolución del relieve es un paisaje de lomos redondeados, valles y hoyas amplias y de vertientes suaves o abruptas dependiendo de la naturaleza del raquedo, localizado en una franja alti-tudind de entre los 200 y los 700 m., y orientada hacia el Nordeste. A p s s o moda su figura es triangular, conformando la mayor parte del espacio una cuenca hidmgdfiea de pequeña dimensión, tnbutaria del B! de Las Goteras ( RE 4. Su vértice más elevado se sitúa en Cruz de La Atalaya ( 706 m.), estando limitada en su lado más occidental par el surco erasivo del B!' de Guiniguada y, en su lada Sur, por el atajo, del B! de Las Goteras. La base del triángulo comesponde a sus menores alturas y cansic- 1 pared Oateb La Caldna. que I te en un modoespacio en el que lomos amplios y redondeados, labrados detomiIlasdeemsión sobre materiales detriticos del Mioceno Superior y Plioeeno, alternan can barrancos de vertientes y fondos suaves, dirigiéndose en conjunto hacia la costa oriental de Gran Canaria. El más importante de las valles de fondo plana es el de Managán- Jinámar, cuyos aluiwxm proceden de los suelos arrastrados desde las vecinas laderas y se encuentran interestratificados con estratos piroclásticos, interealadoa en los mismos. Así pues, estos depósitos de aluviones se construyeron en la medida en que fueron suce-diéndose las erupciones de Bandama- volcanes de Jinámar, y todo ello coincidió a su vez, desde el punto de vista climático, can el final de una crisis árida que se venia pmduciendo desde el Pleistocena Superior y con el máximo de la transgresión marina Flandriense a Nervanense ( 9.000- Fgum 2 Acontecimientos empüvos de la Caldera y el Pico de Bandama 2000 antes del presente), cifrado en esta lacalidad en una decena de metms por encima del nivel del mar a dLa desembocadurad el d ede Jinamar consena los reatas de una & ama bpm de sistemas lagunares de boda-m, q ue fue rrgi~ eendoe n m6 eshatos estos azmnteclllllentosh a m o - sedmentanios, volchms y eustatiws Sobre ella se acumularon en 106 dos dhmos milenios, las arenas banspaitadas por el mento desde la o& del mar Estos sedment~ an imuladoa en el árxb~ toh toral, pueden ser puestos en relaaon con la terrara lacusm adosada al volcán de LB Caldereta oca310 nada por el oierre del Barrmw de Guuuguada tras la apancion de este vol-can Ellos indican mi regunen climatia, eapm de construir acumulanones sedunentanas de lunos y d a s puestas a dipposinan de la erosión, por la puisnuón c h t i c a anda mumda durante los milenios antenores Figum 3, Bloque diagrama del relieve de Bandama y su entorno El paisaje antes de la conquista E I territorio, cuyo relieve y condiciones climáticas holoeenas hemos analizado, estuvo ocupa-do, tras el término de los fenómenos emptivos, por un bosque adaptado a escasas precipita-ciones invernales y a largas temporadas secas durante el estío: una formación de clara tendencia termófila Este fue el denominada < Monte Lentiscab, un hoque bastante denso, pese a sus carncteristicac xérieas, compuesto por varias espeeies arbóreas eomo los lentiscos ( Pktacia lentiscus), acebuches ( O h eumpaea ssp. cemsiformk), palmeras ( Phoenis canmimis), dragos ( Dmcaena d m ) , sahines ( Juniprm phoenicea), almáeigoc ( Pista& atlantica), moeanes ( Visnen mmnem), rnarmolanes ( Sidenxylon marmulano), ete., así eomo de especi~ sd r porte arbustivo ocupando el cotobosque, claros y zonas más eicarpadas. Algunas de estas especies pudieron formar boquetes monoespecíficos o pequeños manehones individualizados dentro o en la periferia del . Monte-, como parecen indicar topónimos tales como # El Sahinal~( e n el loma del mismo nombre, situado en la periferia del Este), rEl Dragonaln ( en el Barranco de Guiniguada, periferia Noroccidental), rEl Moranal- ( situado en el interior) a el rPal-r n d (~ al O este, en Satautejo). Estos topónimos, u otms semejantes, ie repiten en distintos puntos del espacia que hemos descrito, ofreciéndonos datos también cobre el predominio del matorral nérico, como indican los términos de Barranco de las Cardoneras, Cuesta de los Espinos, ... La extensión del denominado . Monte Lentisealn no es conocida con exactitud, puesto que no se han conservado los deslindes de los primeros repartimientos de Gran Canaria. Pero, por los dato8 que poseemos, el espano que debio ocupar coincide casi plenamente wn el temtono que fue cubierto por los proelastos del complela de volcanes de Tafira- Bandama Sin duda, los pimdastos lugaron un papel funda-mental a la hora de propornonar un sustrato con alta capacidad higro-métrioa, capaz de hacer aumentar el índice de humedad al t i m p que favoreua una myor oxigenaoiou de los suelos y las m e s de las plantas Esta pudo ser la causaque, combda wn unas altunts favorables, permi-tiO una mayor densidad de la vegetawon en este espaao, facilitando la ens teneia de una creeida comunidad vegetal arbórea, e11 la que, denho de la divets~ dad, los lenhscas ( Plstacrn lenhacm), por su peculiar espandad adap tama a los melas minerales que le pmporcionabael & zLo q d m , dom-naronuo amplio smr el núcleo central y mas frondoso del Monte Lentw m w p o r d e b B j o delwbolndg ( i la aornb- ni sufN elcalor del adr Eata d~ pmpciónd e los lírmtes orientales dd bosque ssi como de su exhuberancm parece a todas luces magnitieada, oonsiderando que se reirotree temporalmente a 1168, ya en el demo tetcio del sigla XVm, fe* en la que como veremos es probable gue la mancha boscosa fuese mucho menas extensa y tmhén menos densa La verdad es que Embar parece insparada ( no decunos que lo fuese), en el romántico heato de Agus tín Millares Tom rBenartem o el idtimo delos Canmosr, pnbliosdodiez añoa antes, niando relata un trd& que había de realizarse desde Las Palm a la Torre de Gando, en los pnmeros momentos úas b conquista de la ida. * Se haba detwmdo mn nnhnpacc< in que el maje se $ mmporelMontehntisca~ bcyando en dyeccuín delPzm deBandamq hacm el valle de Grnamor y penetrando luego en las del~ cwsaso egas de Tdde Cm- wrútdnduertiro nuestros lectores que elmpectodelpaio em entonces s a h j e e mpnente, Una uigomso uegemwn cubría los ualks y loa montarías, dqando entre loa zarza& apenas una estrecha renda que hacíatodo w> rnun~~ npenoaayd~ fu:) dP( o. rtodaspartm se ueíangm-pos de palmas mlosah, de fmndogas hzgwm y hermosos dmp, y al subir La rneaeto de Ta$ m, un boayua rnmemo de Lentwco~ q, ue& eztendía hasta perdeme de uwm' La preeisrón de los limites naturales del bosque no podrá ser nunca realmente establecida parla pérdida de la doeurneniación donde se seha- 1ó su deslinde y porque, en realidad, el Monte Lentiscal se & himin& a, nóundmtc rn elentorno del PICO aansformaba y confundia baaa sus penfenas con un continua de bos-g Cddm As mdama quetes termóhlas, especialmente acebuchales, pero tamb~ énd rsgonales, palmeralec, Por lo que se deduce de la lectura de los mapas de vegeta-non potencial disponibles, toda esta irnnla ahtudrnal de la mitad Nor-deste de la isla estaba ocupada por formanones boscosas tedfilq de entre las cuales los acebuehales ocuparon las mayores extensiones En aus cotas mas altas, que corresponden al sector comprendido entre el caserío del Monte, La Atalaya y ia Caldera de Bandama, la presenwa de la niebla con mas hecuenna y la disminución de las temperahlraa, pemtian que el bosque temófilo se mezclara, invadiera y fuerauivadrdo a su vez, por apeeres de tendencias más húmedas, propias de las forma-ciones como el Faval- brezal y la Launsilva Esta transición hacia faciee abamar vnrioi indroj de diánrcim de monte- verde encuentra su apoyo documental. ya tardía, en la descrip- M ,, se rncucnirn óir,, ción que el Doctor Verneau realizara de este paisaje en la década de 1880: . Antiguamente. todo este lugarestabacubiertodeun bosqueespeso, en elque ' epm""' ada en Parque predominaba la Irntisui Pistacia lentiscmj, de la que todaviuse encuentmn numerosos ciemplam, pero al lado de esta apecie, abunda el almácigo ( PO.- tacia otlantica), el mcán Ti~ neam ocanem), el uiñátigo ( Peneri indica), el madmri flrbutus canariensis), el dmgo ( Dmcwna dmco) y 1^ laureles ( hurus nobükylaurus burbumnal. qrreton~ b ¿ énJorn~ angmnd& rqsu e-c i l h en hs burmncod. En nuestro Mapa de Paleoentorno de Bandama ( E6 4) y el bloque dia-grama de la Fig. 5, puede wrse la recoiistmeción que hemos efectuado de lo que fuera el paisaje vegetal y los limites del Monte Lentiscal, así como lss localizaciones del pohlamiento ahorigen en los momentos anteriores a la conquista de la isla La coincidencia en huena parte de los limites del bosque con el manto de piroclmtoc de la doble erupción de Bendama- Cona de la Caldereta y volcanes de Jinámar, inclina nuestra opinión a apmumar los mismos en función de la preferencia de Pistacia lentiscusa este sustrato mineral. En todo caso, la interrelaeión entre el joven sustrato volcánico y el manta vegetal termófilo originó una historia común, inter-dependiente durante milenios entre volcán y bosque, en la gue la iiiter-vención humana ha ida jugando un papel cada vez mas impprtante en la configuración del paisaje durante los últimos cinco siglas. < u, npnnian .- bu, h ~ ~ l r n o ~ pia< l." i r . r \ d < ~ i , i u ~ ~ u < ~ . i l m " < yir, a..~," " ri..", l< r - a"% irlii,*, iin i,< i, rn, i n , bit dn, J* d Ir hii< t. nd. rinrarlunii su,,.. bia<" i- i ir la da < mo rl al,, 1) . mnm .8 . e<. ~ X W L * ~ p ~ w F. u l b * mcm\ , m, c l - ~ o * l **~, .1 h . q ~. r .,, m",. .'.. ,, P. p",.. q,>~ r~ Yl"* n1116, ~~~ U",.".< I_ IIII." II) I> I~ UIFI ... c...,< Jc.,",""~, n* ? l \ I,,,. W I t , d %" l * d, I!, rn,,, dl* " u,, l"",, at""< . t, hd.. l,"<~" U,#< !. U" l~ d~ l"-,"" La evolución del espacio E I homhv ahoripri canario vive. trabaja y se desenvuelve en la periferia drl rnonre más denso. Los bximieritos - m. ló ~ co. s más impoitantes i~ loenlií- ane n la Atalaya un imriamnte crntro alfa-rrm: Cueva de los ( barios. un sih dr gran magnitud lumlizsdo en las ahnipas paredes de la Caldera de Rundnma; la > latma, una rollcría, en la que iegún pareo b> s castellanor fueron sarprendidos, deno-tados y obligados a rrtirarp~ a sus embarcaciones en loi momentos de la conquista: linárnar, en donde rxistió un p< hlarnientop referent~ mente~ n mevas: Ilontaita de Riquiánez m la que sr eonselvan vesti-giní alioripri en cuevas pnatoriles La Audirncm, un poblado en la redente Este de la . Montaña de Taliri~ Cuevai de los Fmilrs eii la Calzada: rxeavadas en el volcán de la Caldrre< a Las hkleguirias. uii polilado tmglolodita en la orillo izquierda del cauce del Bamnco Guiniguada: y, por último. d asenta-miento de Satautcja, al pamcrr el más densamente poblado. cprclno a la actual Villa de Sania H@ da Por lo demás, el aborigrn utiliza el rinonten, del qxr obtiene leña para sus hornos dc cerámica, para sus cocinas ?- necesidades de calor niadcra para sus toscas heramieritas, útiles dom& ticos y amas Las limramieiiws d~ que dispor~ ian, ionbccionadas en picdra, limitaron notablemente la rap~ cidad d~ tila del hosqui por parte de mte pueblo primitivo. que no posein. por otro lado, drinasindas npee~ idadese n q k a s . De todos rstos ? aciniirntob, es el de La Atalayael que rrviste una ma) oiimpoitmei~ i omo~ rm consumidor dc leña pura sus honios. 1~ 1 6s necesaria para PI honleo y para calentar y alimentar a esta población debió ser tnmada del hoque inmediato, de la misma forma que éste pudo ser talado y roturado parcialmente para establecer los culti-vas de subsistencia que debieron poseer A juzgar por la dimensión del rsilox de 1s Cueva de 106 Canarios, en donde se almacenaba celosamente el p n o y los d o r e i r de la tribu de la Atala) a, la supe& cie mupda por sus cultivos no puede ser menospreciada salva que el grano almacenado fuera obtenido tiiediante trueque por sus rlozasr, hipót~ íibq ue p a nb astazite pmbablr. Todo ello nos lleva a concluir la poca trascendencia que tuvo la acti\ i-dad aborigen sobre el bosque y, por tanto, la buena salud y estado de roii-servación que éste presentaba eii los momentos de la conquista de la d a . Finalmente, el uso estratégico del Monte Lentiseal frente a los invaso- ~ P Ses una constante mantenida hasta tieriipos recientes. Su cornieiizo NUEVAS FORMAS DE USO Y APROVECHAMIENTO DEL ESPACIO: LA HISPANIZACI~ N DEL TERRITORIO DüRANW EL SIGUI XVI La rimquista de la isla ! sii iiiiorporacióii en 1987 a la (; orona de Casiilla trae coino coiiseeurri<: in la irnplaiitaeióu de inia riiievn aiiriuiiidiid Iiuiiiiina, crin formas de apropinclán, uso drl espacio. necesidades i. rier$ ticas y tecnología para morl< fiwr el r> icrlio riaturnl. mur superiores a las usarlas por In cultura ncnlitiea aborigen. La periferia bomw del Norte y el eje de corn~~ nicacionedse Las Palmas- La Vega El rinplxzamieiito del Rcal dc Las Palmas pn la dewrnhocadura del Barrarico Guinipada. intro-dure en la hiswria ile la isla ! en la noli~ ciótid cl Leiiiiscal un d& fitieo carnhro. pues desde ecr inr, tnwtn se roii\ iwte i. ii el hoque de eítn icihrlndz, en su principal recurso mrrpético. Add~ más. la pr~ xirrtidiid del crielaw azucarero de Teldr < m cl rxrrfrno Surcite del hosque no hace mis qui arriituar la pmiiíni sobre loi reriirsos qup ofrece & te a I ~ IsI U C V ~ SI d d a ~ i m w ~ , Apnrtr dr Ins nrc~ siiind~ dse tndera para la coiisrrucci< iri de casas. iglesias, barcas, Iierrainieii-tns. carros. rtc ... los niieri, s pohladon. i iiiwsiuihari de leña ! carhón para sir ahastcrimirnto, para usos do~ ní~ sti( ci.~ osci iia/ ralor). para los Iiuriios de pan de la ciudad - qur ir ordena se tengan sido seis el itnndo los iriurlios Iioriiiii partictilares- ! cspecinlrnente para la nlimrntncióri de las calde-i s s < IPl os niiipios < Ira nicnrs. qur prri~ iitinno htiiier este prodiieti, ; i pnitir del cultivo ( Ir la xrañn dulce>. Sído en lo, riiávnenrs drl (; uii, igia< ln rri. caiioi a la ciudad sc j~ isiolaroii cuatro de estos iripiiioin. que se ci, iiiiriiri. ou en p d c s c o ~ ~ ~ u m i ddoe il< ec~ a ~ v extrriiiirindow do la masa for~ qtal. E l smoritw se roiivirtió rii ui, Ircurso riieigético dr priinrra necesidad. Etitrr Ini iiumas hniius di, propiedad que introdiirr rl sistema colonial. el \ Innt* Lriiiisral qurdí~ itirliiidr, dmtro de las driiomiiiadas de w+ alengo~. h a va ima modalidad di, pi. iq, ierlad I~& blica que pennitia iiii sl> t. c,\ r. cliaiiii<~~~ ctoo~ iiunadl r Ins iriisnins por liarte de los wcinoi. i i p l a - do por las Ord~ iiaiizads rl Cabildo. Eii ~ s treíy iinrri qur~ lnritiii iia palrr dr los ierniorios dclo iala tras los pnmeros momentos y aun los tres pnmems siglos, tras la conquis ta Pem poco s poco se iran enajenando hasta casi su total ertmcion a mediados del siglo XU( 5 El Monte Lenhscal fue desde el principio un . monte de utilidad y titulandad publica> Pero tan solo medm siglo des-pues de la eonquistq las Ordenanzas del Concejo de Gran Canaria, publi cadas en 1531 ( MOR& ES PADRON, 19741, proporcionan para el final del pnmer tercio del siglo XVI una < imagen trqcw del bosque, establemendo normas y medidas para 8" eonservacion . Otm~ ypoquepvw~ eyst a c[ nm que la dzha mntaria delLanm~~ e1st1a muy mrtnda e muy talada y en roda e& no hay& gruesa a musa yue [ os seriores de engenm m m& en h dtcha montaGipom sus engeniap hasta agom es, esto wwypusen todaesta cudaáe uamos e momdorer delh reezbinan mucho dano eperpizw que no re iiltmhsmtt » iuu pmlilo habria donde traeme leñapa lo pefuese menesterpara esta dicha cib-las higueras y los frutales. dad por ende se ordeno e se munda que de aquí adelante por tiempo de mynte años no re pueda cortar leña para engenio alguno en la dycha montofiar 6.1 r0tmypoquepor impiriencia e uista de o j o s p a m el mucho daño que recibe la montaña de lantiscaldel mucho retal que en ella aye mucha cha-mizo de lo cortedo seoideno e manda queporseis meses ~ ~ S P UdWe p ee stus Oniena- fuerenpublicad~ nosrwirte leña uede ni tmigun delhntiscnl e tdos lar que obieren de tmer leña la trr~~ vgodne la seca e de la que esta mr-tada retaljchnrnizas 6.) < Otmsj que p a d m las dichas sey meses se oea el olicho monte del Lantkcal sj esta acabado de limpiary estando limpio que todos 10s vecinm de esta cibdadjde Pldepuedrin ir librrmente o envinr por leña al dicho rnontepamrus caras, pam vendero s mco n hacha o calahom conque no arranquen órholni miz de hntisca uerdee que tudo b que cortamn myelpié com / a mma del rmtnl P chamizn / o t r a e n e lo aproeechen sopenn de seyscientos rnamuedii.~". Aparte de esta tendencia a conservar el bosque creando unas rordenanzns~ p ara au uso racional. kitas tratan además de proteger algunas especies arbóreas. muy amenazadas al parecer ya desde este momento, corno se evidmcia en los textos anteriores para el lentisco, pero también se prohibe que ~ npgunapermnaseaasadad e cortnrárbolrlenlmácig en estnysla sopena desephntos mam-uedísparcadapié.. r y también cortar < palmeras puesto que < bpalmrer están rnuj. ta1ado. s n cm-so de 1,~ m ucha tahla6n quere gmta en hazw caza3 de azúcnn. Finalmente y para acabar con todas las medidas proteccionis< as adoptadas, se pmtiíhe temi-nantemente nha~ rcnrbónn i ceniza en los montana~ d eBurnmm en laurealnipinalesy rlhntircol en ningúnd tiernp. castigándose estas dos últimas infracciones con la importante suma de *& M - 41 mnrnoedLIr Los textos son suficientemente significativos como para evitarnos más explicacionrs sobre la rapidez can que se produjo el retroceso de las masas forestales. en general. 5 la evidente amenaza que ese hecho significaba para la subsistencia. Los ingenios azucareras, al formar una pieía clave del moda de producción imperante. habían actuado desde e1 principio utili-zando el mant* como un recurso propio. con plena impunidad. ocaíionando una aceleración de la deforestneión. Esta presión industrial. se suma a las necesidades energéticas y de madera para construcción de la población. de tal manera que In presión era tan fuerte sobre los recursos madereros como para provocar no sólo la desaparición de las especies citadas, sino también la extinción de los mismos bosques. La expreqión # en toda ella no a. y leña grue-sar. parece transmitirnos la imapn de la desaparición de los niáq grandes árboles. de los más viejos troncos. mientras qu*, por otro lado, ~ delrnuihor mtalquacn ellaaye muchachamiza de lo cortado* acentiia la imagen de abundancia de claros, de un hosque sometido a tala poro cuidadosa. en la que se desprecian las ramas más pequeñas y lo sobrante de los grandes cor-trs. mientras se ~ xtinguen los rjemplares adultos y dr edad media. Un gran retroceso y un aclaramiento excesivo del bosque amenaza hacia mediados del siglo XVI con hacerlo desaparecer en pocos años, originando una disminu-ción del numero de especies que CompONan el mismo y una brutal defo-restacion en los cercanos lomos sedmentanos por los que se asnende desde la ciudad hacia las comarcas del * centra> de la isla Aparte de las causas rnenc~ onadaso, ims modos de ocupación y explo-tacton del espaeia afectaron a la masa forestal del lentiscal Tras el tem-no de la conquista de la isla, la Corona reparte tierra+ entre los que cala-boraron de una u otra forma con da, en diferentes Lugares del nuevo terntono Las penímas Norte y Occidental del bosque - Barranca Seco, Tafira, La Vega, Barranen Guiniguada - comxenzan pronto a ser rotura-das tras los repartimientos de 1485- 89 Otros repartimientos en* 1534 y 1557 van a permitir mturaeiones en Calderetas de Lss P& BS ( 15461 Bmanm Guiniguada ( 1544), Bairmeo Seco, T& B ( 1546) y junto a laMontaiia de TaGra( 1553). T odo ello contribuye e ir mcdíficando el paisa-je, desaparece la vegetación natural allí donde es talada y sustituida por terrenos de cultivos, aparecen c my r pagos*, p oco a pou, se desarrollam a red cada vez más importante de acequias y canales de agua - niya con-micción y mantenimiento corre a cargo de los & eredamientos~- tales como el de Taiira o el del Di- agonal, creado este Último en 1501. Naturalmente, el desarrollo de una red de ccaminas reales. permite la comunicación entre los núcleos principales de población así como entre éstos y las zonas de explotación agraria pastod a de apmvechsrniento rnaderero. Ya hemos expuesto a través de los textos de Martínez de Esco- bar por donde disciida el camino entre Las Palmas y Trld~ c. r uzando la periferia Norte y Orkntul del bosque termófilo. El raniino entrehs Palmas~. SantaB rigida seniia el mismo trazado hasta la Montaña dr Tafira que el camino que conducía a Telde, pero, tras rebasar la montaña rnenrionn-da. éste atravesaba el manchón boscom siguiendo la divisoria de Montaña de Tafira- el Monte- Lomo del Batán. para finalmente, ya hiera del Lentiseal, alcanzar La Vep de Santa Rrígidn Este camino se bifurcaba tanibiéii a la altiira de Montaña de Tafira hacia la Calzada En 1717 se entabló un proceso juridico en la Audiencia sobre unas tierras y mesón establecidos en dicho lugar rEl arrendamiento se hacía con la condición devender en el Mesón todo el vino que el amn-datarin D. luan de Espino le pusiese al arrendador Sr Escort , así de malvasia como de vidueño. Lindaban por arriba con el Camino que va de la Vega por el Lentiseal. abajo Camino que va a la Calzada, y por un lado Hacienda del Alférez M a ~ Pred ro Apstin del Castillo; Esta fue por tanto deqde el siglo XV una importante via de penetración hacia el fernz interior centro de la isla, una senda obligada también hacia Telde, bifurcándoñe en el interior del bosque. Estas rutas distribuian asuverel tráfico en caminos ceeundarios como el deLaCaIzada o el de Los Lirios, que se desprmdia hacia La Atala!- a pasando por la falda del Pico de Bandama. Fue la catqoria~ de rsta vía de penetración insular la que posibilitó su uso par algunos de los piratas que atacuroii la ciudad de Las Palrnss, encontrándose con que la población había huido Iincia La Vega. Este fue el caso de Van der Does que. al frente de la Armada Holandesa, atacó la ciudad de Las Palmas en junio de 1.599. Habiendo decidido pers~ guir a la población, ya que ésta hnbia huido con sus objetos devalor, los holandeses llegaron hasta el cruce de La Calzada en don-de decidieron tomar el camino principal del Lmiiscal, evitando el más largo pero teniendo que ntravesar el frondoso bosque. Fue en rl lugar conocido hasta h op or la Cniz del In~ léc( d el Halan-dé5 sería más correcto). en donde las tropas organizadas por las milicias insulares apardaron aga-zapados entre los árholer la llegada del enemigo. El factor sorpresa. el redoble de tambores, el gri-terio y Iiostigamierito de los miliciniios, provocii en los pirata3 una desbandada que ocasionó la plrdida de muchos de sus hombres" La periferia boseosa del Este Esta mismavia facilitaba cl acceso hacia la comarca d* Telde, bifurcándose poco mis arriba de la Montaña de Taíira Iiacia el Este. por Hola de Parrado. Lnmo del Snbinal, Cuesta de las Carretus, Marzagán, desde nqui hacia Horno- del Rey ?- ya fuera del monte de realeripur, Jinámar Pero además de éste, nTafira 5e podía acceder también desdeve~ uetap or el Lomo de Santo Domingo y desde Jinámar existía un camino de herradura más dificil y no válido para canos. que atravesaba trarisrersalmmte las lomo3 harrmcos del Sahinal y del Capón para comunicar Jinámar ron 18 Vep de San Cristóbal, al sur de la Ciudad. Sin duda ambos caminos secimdarioi surgieron de la necesidad de acercarse a las tiernas que se iban mturanda para cultivos o usindoce para pastos y leñeo en los lomos citados. Resprcto a la estructura y composición del hoque en este sector oriental, lia de notarse que, por su localización a menor altura. el paulatino adelgazamiento del manto de pirorie, en 1s medi-da que nos encontremos más al Este y el aumento de lai temperaturas, drbia tener una romposi-ciónfloriiticu menos vari; iday compuesta por ecpeeics menoi exigentes en humedad. El Lomo del Sahinal y la Boya de In Sabina, situados al Norte del Vallr de hlarmgán, contenian al parecer un fragmento del bosque más especializado. cornpuehto fundamentalmente por 5abinas ( Jriniperui. phornieea). En los fondos sedimentarioi de hlnrragán y ecpecialmerite del Valle Jinámar eaistia un importante palmeral. La especie arbórea más eltendida era, sin embargo. la de los acebuche ( Olweumpnea), segú~ ri ~ o g c nal pnos autores". Esta estructura más abierta y frágil se i e agredida por la tremenda presión que sufriera el bos-que. espenalmmte desde Teldlde. en donde se ubicaron cuatro . ingenios azurareras- 3 por el dere-cho de los habitantes de esta pohluci6ri a cortar leña para su uso. ( PGRCZAC~ AD1O98. 2). L a morfo-logía plana del fondo del vdlr y la posibilidad de riego van además a ser atractivos para & u uso asricola, tal y como demuestra la presencia de Daniel Vim Dame en ems parajes a finales del siglo XV ., no tengnn estar. tkrm enpoco porque lo que es oi5n de squem, almen~ lms.~ nrimnquey colmenor. t ien~ estic~ rrlleporumd, e l0. s mejoreres& la idaymiín la mru j. cl monte, qur< eson~ ~ Y, AP..$''. Prro además. en fstr sector deitsca como elemento singular Inrnistencia de IoHorrios del Rey, duados en el Bawaiico de Las Goteras. ni"? rwcn dc La blataiiza. Estos hornos seliian para & as- teeer a la isla de sus neeeaidades de cal, utilizando como material las eos-tras de carbonatos -< caliches>- qxe tanto se prodigaban en el Este insu-lar. Los hornos estaban instalados junto a una veta de cal de gran impor-tancia, con cuya piedra se construyeron las pilas bautismales de Jinámar, San Antonio Abad y la Catedral ( HERNANDEBZE- & 1958). L a depen-dencia de la producción de estos hornos del eonibuctihle rle~ iases eviden-te, debiendo haber jugado un papel importante en el retroceso de la masa forestal en este sector, pero la ausencia de documentación al respecta, al menos por ahora, hacen imposible una ponderacibn de su papel defores-tador real. El sector central y la periferia occidental del hoque: el frondoso núcleo del Monte El sector comprcridido en el triinplo que se extiende entre Montaña del Lentiscal- Cruz de La Atalaya- Caldera de Randarna ocupa La? cotas más altw de nuestro territono.% hemos descrito sus caracteres en el capitulo dedicado al palcopaisaje vegetal y puesto de mnnifiesto m mayor densi-dad, riqueza floristicu y tendencia a estar integrado por especies más higrófilas como el rmoeáns ( Ksnea m m m ) , q ue constituia ipalinciitr en algunos sectorei innnchones rn~ noes~ ecifieoaf i con gran dominancia deecta espccie. Al tiempo hemos apuntado su carácter de formación de trán-sito hacia comunidad~ sin tegradas por esperiea rnác exigentes en humedad. Resprrto a las causas de la deforestación en este sector, hay que tenrr en cuenta In presencia de un pablarniento aborigen en cuevas. de indudable importancia por su vocación alfarera, que va a consolidarse tras la conquista e hispaniiación. La ilozan de la Aialaya van abastecer dr los útiles domésticos de barro no sólo a los habitantes de Gran Canaria sino también a los de otrns islas durante los prúnimos cuatro sigloí. Probabl~ mcntes te hecho. lejos dr motivar un aprove-chamiento poco cuidadoso del bosque y una tala iniolidaria, rxasion6 un uso más controlado. ya que de la existmcia dcl arbolado y de los suelos que se encontraban bajo II dependía la pro-pia existencia de la industria alfarera. La cercanía a La Vega y, en concreto, al núcleo de Santa Brigida d~ biósi gnificar sin embargo uno importante presión desde este lado. No obstante, Satautejo contaba ron rerursos madereros propios en su cntorno, representados muy especial-mente por la importancia de cus palmcralei, lo cual pudo mduodar en una mod~ raciónrelativa de los aprovrehamientos dada la ausencia, por otra parte, de mariiifaeturas como la cal o la pro-ducción de azúcar Afiiialrs del siglo XV1, Daniel Von Dame ya Iinbia introducido rl cultivo de la vid en lasortien-les piroelástieas de La Caldera, pero no s6lii en édi puesto que también. relzumayue se dani bien en la h ~ dea la entrada ( los Cuartmy la 1Ioyeta)~ otmti rms calma.< rsthn encima de In Cnildem, en e1 Uono montuoso ( lmI , lano,, s), y desrnontadmm ( TOHRSEAS~ TAN1A99. 1). L a Caldera y el Pico de Batidama je eneoiitraban loealiradas rri el corazón del monte, en el sector más quebrado y húme-do, lo que podríamos considerar como el núcleo frondoso. Pero, quizás de lornis rreepcional en edas inmediaciones, puesto que rio sabemos mediante qué procedimiento logra 1). \' m Dams Figura 6. El paisaje a ñnes del sido XW introducirse en CI, la roturarión de las tierras parece estar comeiizando coii IH presencia, un tanto inexplicable eii fecha tan pronta. del colono flamenco. En el intpvior del bosque termófilo del Monte ientiscnl, la actMdnd del tioinbre a lo larso del siglo XT'I. crea y amplia los claros usurpados a la masa forrstal, al tiempo que Psia retrocede. dan-do lugar a baldíos > tierra? dr cultivos desde los distintos sectores de las periferias, en duride es agredida con mayor frecuencia r insistencia. ( ver Fk. l$. WS SIGLOS X W Y XVIIi: üN RETROCESO CONTINUADO DEL BOSQUE HACIA LA DEFORESTACI~ N Las actividades dr leiieo. carbonco 5 pastoreo, junto a un crecimiento continuado de la y la nrcesidad de nuevas roturacinn~ sd e tirrras. fueron las causas quc provocaron un constante retroceso forestal al tirnipo que se suscitan conflictos mire las partes intcreiadas en unan otrafor-ma dr aprovrcharnirnto o eritre quierie3 tienen aprtenrias por las misinas tierras. Afortunadamen-te la dehrestarihn no va aeornpaiiada en todos los lugares por la roturació~ in~ m ediata. Puesto quc el Mont* hntiscwl era propiedad de la Corona. no podía ser roturado ni enajenado. Pero a c m cauia de índole legal. se le aiiade el hecho de que la mqor parte del sumato del mismo estaba compuesto por las recientes pirorlastos, + cones*, de la doble rnipción de Bandama- Caldereta del Leiitiscal. Estos suili> srninerales no eran de lo mi* aptos paraloi mltiros de subsistenciarmnolos eeriales, el maíz o las papas, salva en las * hoyas- y fondos de los valles, donde en una topografía favorable. la presencia dcl bosque había facilitado la rneteorisncióii de los piroclactoc y la apari-ción de suelos fértiles. NO obstmteeIa deforestacibn yroturacióii de lai tiarrasa finesddsiglo XITI debieron ser tal y romo quedan cartopfiadas rn el mapa que rrfl~ jalo s Procesos de Drforista-eión y Privatimción del Entorno de Bandarna. ( Fk. 7 . La periferia oriental del % Montea En 1763 se vmde un sitio* a D Miguel hlnrceliiio en el sector oriental del Montr, ~ pam,~ t~ ricur una heimitn de. b'htm SFñomcon el título de La Blancn, snrh9tiaycmapum elsujem p a cuide del meo dedicho Santa Yrnagrn, con ( aplaza correspondiente en elLlnno delSerril10. don& llnrnon Mur qrin.". Pero la sesión de este * sitio- simita igualmente pleitoi con las instihwiones encargadas de la custodia del monte de realenpo, ya que a partir de ella se realizan nuevas U S U I ~ ~ rmCde~ ntOes ~ a E ampliar la propiedad. De nuevo rntre 1767 y 1774 el Cahildo concede nuevos d i o s en Jinámar y Marzagán. pre-sionado por las necesidades de habitación que planteaba un nutrido grupo de pobladorrs del luparU. Más tarde, rsta misma inbtitución proerderá contra los vecinos" ordenar6 el cese de la construcrión de casai y el cultivo de más d~ 20 fanegas. yaque ésiac se reali~ ahand entro de los limites del Mimtr'". En los si~ uienteia nos, el Cabildo concedió en esfe seetor lar, . grandes dntasr de 1, onio del Capón de 200 tgs. ( 1772): Vilclim. cqas 200 faiiepadas se extriidían en el Barrarico de Las Goteras y lindando con Marzapán ( aiio rlc 1776): y la del Lomo del Sabinal de una superficie de 150 fgs. ( 1782). Se comerizaba asi ron inri proeem de privntización a pan escala que drsató furrteí polimicas entre los partidarios dr los repartos y los ganaderos, cnntrairios a los misinos A partir de este momento de concesión dr datns de gran superficie, queda elara cuál S& la política cahildieia en adclante coi1 este terna, por lo cual < a los aspirantes u datar nnrla k arwdróyhocínn todo loposible porconchircon elprciriso Vonlr. ? si lo qtip elario anteriorestohupoblnrlo, elsipienteredecía bnl-dio, erial , wrme inútil por. wr si de estn rnancm w> n~ cguiunnp mpiU> selm'i. El rstado general del hlonte en estos aiios de finales del siplii SVIII era el de un profundo drtr-nora. El ereeimirnta coritinimda de la poblacih pmpicinha sed de tierras !- por tanto coritiriuas < usiirpacionrsr para establecer cultivos. El leiieo ahusiro había eonortido previnmeiite en eriales la mayoría dr los antipms terrenos hosrosoc. El Lomo del Cnp6n ya estaha, en huena par@, ehiidrstinsmente roturado y totalmenip difo-w s d o s i coiifiamos rn la siguiente rleccriprión dc D. Antonio de la Rocha Betat~ eorLc: BlI- omo del Lar nrceiidadrr de la agricultura kirimn que derde nug pronlo. tras la Conquista, se rrpara una red de Imnrporie y diitriburión de aguar pam el riego Canlonem dc la Heredad de Aguas do Pfm Copón no emMonte, sisólo un b& iO quepmduciendoywba en la otoñada laapmueduLban & ganadera que andaban más dies* yenelténnino de dq tres meses quedaba agotado, y sisinpmwchq manteniéndose en el resto del año (..) a@ n rebaño de labmr que pastoreaba en el oerdadem Monte Lentircab'i Al igual que éste, el resto de los lomos y barrancos que ascienden desde la ciudad y desde la costa hasta la Montaiia de Tafira, teniendo coma limites los barrancos de Guiniguada y Jinámar, se encontraban deforestsdos y comenzaron a sufrir un proceso de erosión rápida, con-ducente al deterioro primero y a la desaparición de los suelos después. La pérdida de suelas en las vertientes de los lomas, como consecuencia de la antropización del territorio, la erosión inducida por el hombre, Lagar tradi< ional. La idea de volvera 1 derarmllarel con> er< io del vino con lor ingleses, enulando sl auge dpcsfa actividad duranteel rigioxvII. P repor en medio de un ambiente eufórico q que re construyeran lagamen acelerada por los violentos aguaceros que presentan las lluvias en esta EIMonfe. un poioportodaspartes región, está dando ya sus primeros f ~ t 0 8a mediados del siglo XVII: a lo brgo delsiglo XIX .... terrenos que se hallan en estado de baldios, desnudos, y sin uestigim de Monte, imposibilitados de convertirse en éL tanta por su desolación y abandonq como por hallarse mbodos, y cuasi destruidos sus terreririr con las violentas avenidas de agua, que los han en& uecido entem-mente... n' 6. El aector central del Monte La presión social y los apuros económicos hacen que el Cabildo conceda en 1664, al escribano Diego Almrez de Silva, fanegadas de tiem en la Atalaya gueeFtaban [ lenosde monte de lentkm rnuimpesos~ ( S U M GHI-WON, 1987). Hacia 1682, el mismo Cabildo vende tierras junto al Lentis-cal, lindando con el Monte. Pero estas ventas nos han permitido conocer que los terrenos aledaños a las mismas eran ya entonces agrícolas y esta-han privatizados. En un deslinde, ordenado a comienzas del sigla XWI por el Corregidor y el Apntamiento, se deseub- dc 400 fanegadas por parte de los propietarios de anteriores concesiones o sdatasn que habían ido aumentando ilegalmente el tamaño de sus pase-cruzaban El Monte, iurgeri, dmde finab 5 sionns. Otros pleitos de la misma índole ponen de manifiesto el mismo proceso de usurpacioiies dr propiedades realengks en el Lomo del Capón - en el sector oriental- hacia finales del siglo x m i r Ilaria 17r0 parece comenzar un proceso de aceleración de la deforestacibn y de la ocuparión del monte. aliora controlado por usurpaciones y rotuiacioncs clandestinas que s~ sucedm eri los territorios del ya reducido y rnaltrectta monte público. La experiencia de loi cultivadores de viha en los ennmnados naturales. prodiieidos par la erupción de Tinianfap entre 1730- 36, pudicron acrecentar lis apetencias que sobre los terrenos minerales del Bnndama SS tenían'! pero estas expectativas f~ orahleasl cultivo de la > id ya habian sido comprobadas con éxito eii Cran Cana-ria. desde la misma adcpisieiún de la Caldera por parte de Daniel Von Dame. Hacia 1778 se concede la < Data del Marqués de Arialeharr ( la Última de las grandes datas y, posihlernente. la mrjor) que privatiza 300 f e . ya en el nÚ& u central del Monte Lentiscal, erten-dihdoce sus límites por entre la hIontaria de Tafira, el Barranqiiilla de Dios y el volcán de La Cal-dereta del Lentisesl, lindando en todo su costado Norte con el camino Real de Las Palmas- La Vega Respecto al estado del bosque en este amplio espacio: ~ Lmperitm (..), jr, mmn contar en el terreno demaniulo dedcia1~; Úzu4r5 .5 á r b o h y 10 miiFporsi.~ eh ubiesen equiuouido de acebuche tic-jos r'estidor los m& de ellos rle re ton^^ que han hechado, y los mnos qurronpocos incnpnceí de retoñar por estar , secns...; yp, r1 0 ~ umeim n I< M matorrales se hallan algunos ujenx en lo Hqu que dicen del Hedionh wnd istintas matas de I~ ntiscoq. ue hnnpmcidido lns miwzysepas si+. mma ari mi.~ mo otros acehuchito~~ chnparrndo.. s. lo que t « mbién scencrientm dmdedisen k~ C aldereta otm ojem del mLsmn mrdo Yestri Hqsa que llaman de Batista se hallan aigunos. 4eebrzhitos nuebos, ... l". Como podemos apreciar. ~ l desarbolado es ya continuo. pues. aunque permanecen algunos árbolcs, e~ peeialmentea cebriches, la formación refleja una cubierta residual con muy poca densi-dad. Eita especie. 01ea eumpam ssp cerasiformis. se mostraba ya desde entonces como una de las más resistriites a la desapaiición dada su facilidad para reproducirse y su rapidez de reeoloniis-ción. Es rnq interesante la alusión a los wjerus » ( mancliones vegftales d* individiioi aislados o de pequeños grupos) de Pistaoa lentiscu su localieación en roiias deprimidas y de mstrato Única-mente pirodhstico, la consideración del eseaso porte de las plantas o la existmeis de brotes a par-tir de cepas nejas ?, finalniente, de brinzales o individuos nuevos en p nii úmero. Por esta situa- cióri precaria del bosque ( que no obstante denota capacidad de rerupcracióri), en la Kial (: bdula. mediante la cual se conceden las tierrar; al Zlarqnés de .4cicialeámr, se ob1ib. a al nuevo propietaria a <... mantener t d mI ^ r i r h l e ~ de mebuchesydemás que existieaem En lo que se refiere d sector rnás occidental - el más elevado y h ú m d - . la iriformaeióii sobre usurpaciones PS poco abundante para esta época, debido puizíis, n In inerist~ ncidi e baldir,,~ porata tirilla delMonteyo1 inter& mostmdtipordicho lugar en Li consenmión del rnínteponrp- Larsl~ sgnnadosyertrnersuhs i e r h ~ lyw vmpm Infibricn de loza dc lu AtuIr~ ya"'. E s, escudáridoíe en ello, por lo qiie una Real Orden de 1?# 7 no permite e1 rrparto, ent1. e los ve cirio^ de la Atala!- a. de una serie de parcelas en el Raso, pese a que sr encontraban amolonadas para proceder a tal fin Se evita de esta manera el reparto de tierras entr* los menos favorecidos euandr,. de hecho. las pandes superfieics s~ han enajenado mediante datas que favorecen a ricos hacend. ldoiX. Da la impresión, por los textos anteriores. dc una mayor peiliverieia de In arboleda en cl scetor de La Atalaya y desde ésta hacia Santa Brigida. De ser cierta rita mqor pemiveneia. lo; foetorrs climátieos jupían un papel importante al aportar mayor abundancia de nieblas y humedad: la topopfia más quebrada y pendiente, retrotraería parcialmente el uso agriola: prro con iodo. fueron los iriteresei de pastores y atalayeros en que pl bosque p~ rrnaneciera - puesto que de i. 1 deprndían sus recursos respectivos- lo que propició esta probable mejor eonselvncióri de qu bio-masa. Ni> obstant*, el desarbolado y baldío estaba bastante generalizado y> por lo que respecta a lai terrenos del Monte, un diputado cahildirio señala que * en su interior aistianjngmndmy buenas huciendm. dándonos idea dc lo privatizado que se encontraba en estos finales de siglo XVIII. La actividad proteccionista de la Real Sociedad Económica de Amigoa del Pais en el último tercio del siglo XVIII En 1776 se funda en Las Palmas la Real Sociedad Económica de A m i p del País, que desde 4 principio de su actividad adoptará una postura dr consenración, mantenimiento y repoblacióri de los montes, intentando la recuperación del Lentiscal con repetidas repohlaiiones fores~ alc.; S. us plantios y laborea m6s oportunos de acuerdo con lo Junta de Mantee En diciembre del mismo año, la comision da cuenta de haber plantado ren el pamje 1lomadoLahtisyuerriifi unareuatm mrluento wxntrdóseshrcm de olzua, acebuche e higuerq con el almud de almendras, dos de semdlo de thtago yaigunas cuescas de datlles . a" Laa tareas de repoblacion continuaron en esta lútea, de tal forma que en enem de 1789 se plantaran quinientas veinte estaca8 deálamo, ciento sesenta de alparrobo, sesentay sea d e m a l a l , buche, dos almudes de sem~ llad e y una de datiles Esta nueva plantación se efectuo en los parales de Hoyadel Caidem, Hoya Oscura y Hoya del Alcalde, todos ellos localizados en la falda ocoidental del Pico de Bandama ( Ftg 7) Enwe noweiembre de 1789 y febrero de 1790, volmeron muchas especies foráneaq sino más bien remar una biomssa forestal capaz de proporcionar los recunas energéticos, par un lado, al tiempo que, por otm, fuera susceptible de proporcionar frutos comestibles, acei-tes y aperos de labranza De ahi que, junto a la plantación de acebuches, sabinas, palmeras y tarajales - en la línea de reproducir las especies ori-ginales-, se introdujeran algarrobos, higueras o almendros para el apro-vechamiento de sus htos, o especies como los álamos para la obtención de madera, o los tártagos para la extracción de aceites medicinales. Edificio dd antiguo Hotrl Bella Vi& de los HotelesdeQuiney, riluado / unto la urntera del Monte Lentad Su publicidad en la Guía de La Ciudad& Lar Palmar dr i y i i mabu ari. . rErfablu~ doen $ 892. S lluado a i y a pkr robrerl nivel del mar, en el distrilo del Monk, queestá monmido como el m 6 ialudable y hermoso de la isla. Esfa próximo a la lamora Caldera Ió rrálarl, a las Curvar de la Afalaya y a l i d dislancia del pinforesu pueblo de San Mafeor. ~ l paisaje del Monte a finales del siglo XVi11 Parece que al final dd siglo XITII, resiste sólo un peque" fragmento discontinuo del bosque, si bien una parte del territorio del antiguo monten aún sepia siendo pública. El bosque, o mejor, lo que quedade él, se reduce a arboladosrnu? abiertos rn el sector central y más alto - especialmen-te de arebuehes- ron ejemplares de edades muy diferenciadas; a + ros- cn los cráteres xolcáni-eos y hoyas piroclásticas. o a ejemplnres aislados de las especies que contenía el bosque original., que se refugiaron en las laderas rocosas más abruptas de los barranquillos y en los fuertes esearpes de la Caldcm il? B andarna. Estos xriscos~ q ue sc earactenznn por pendientes super. ioresa l 100% y un alto p d o de taffonizncihn y diaelnsarnientos verticales. han okcido una gran protección a semillas !- hrinzales. jugando, desde 105 momentos que analizamos, el papel dr sustentadorus de la riqueza floristicu que se puda consemar en In actualidad. El heelio de que se concediera a los atalayeros el permiso para rnrtar cardones ( Euphorbia rana-rio es sino un sintoma más de lo desarbolado ? aridifieado del lupr, pues estos arbustos xén-cos. de la familia dr las Euphorbiáreas, no sor) leñosos sino crasos y poco idóneos para las labores del Iionieo. La recurrenria a las mismos para esta fiineión debe explicarse tan sólo por la escasez de lrña para tal lin, mienmas que In prmencia abundant~ d e los mismos en estos parujc debemos entenderla como la consecuencia de una expansión de los niatorralei aéricos del piso basa1 canario. que oeupa-ron, por sustitución natural. el rspacio del cual sc ha expulsado al bnyiie temófila SIGLO XIX: DE LA DESAPARICIÓN DEL . MONTE8 A LA IMPLANTACIÓN MASIVA DEL PAISAJE DEL VlmD0 Las dos primwils década7 del ~ igloX IX , mi a resultar definitivns m lo que se rrfiere a la desnpari-ciím del terretia de realengo ocupado por el sntipo bosque. En 1807 s~ había pmmulgdo un Real Decreta yuc procuraba mirar la rrinjcnaGón, pemitimdo la mturacióri del aniontei para cfrdedica-dai sus tierras a riiltivos, ron cuya\ rentas SP prett- ndia atender Iss eriantioms deudas que poseía F@ m 8. El paisaje de Bandama a mediados del siglo XIX el Cabildo. Pero en el seno de esta institución se enfrentabani los parridnrioi de qur se < 4eriiinlnti las ventas de los realengos ( con la justificación de mar más riqueza agraria o con la iiitmcirmnli-dad de beneficiar a familiares y amipos) contra los que se oponían a las mismas i. uiisi< lrlaii~ loq ue el monte era un recurra nrcesario para In acría y con~ mncilrid e & prnnd0. s~ w ior> ienrl< il~ lr,>~~~ innurnembks mona n lnfóhricrr h loza de lnAtalo, r<. tan nemwi. iapniri irda Ir< isla)- nrín pwri , fiiwn de r l h ypnm rl nbmio de leña tanto pam los hornos de iiurlad romo purrr yurrnm aguadientes. d+. La dinámica social en torno a este tema de los repartos se mostraba coriipleja. en un inwco nacional, político y económico conflictivo ( descolonización acelerada en AmiiiCrica. iiix- asi6ii fi. atir. c-sa, desprestigio carencia de autoridad de las instituciones políticas, ~ coiiómicosy cm-cimiento de la poblaci< in durante la centuria anterior, etc) Los purtidnrios del reparto constituíati un bloque de formada por los acreedorei dr las diferentes administraciones púlilicai ' los cuales pr~ rionahana l Cabildo para que se les pasase con l ~ c o n c c s i ó ~ de la Atalaya, Tafira y La Vega que se veían necesitados de nuevas tierras para abastecer SIIS necrsi-dades de autoconsumo Los detractores de la enajenación representaban a pactores y alfareros, pero también a un pipo iocial culto, reunido romo Iieinas nsta cn torna a la Real Sociedad Económica !-. por rnzonrs estratl-gieas, tambihri los hacendados que ya poseían tierras en estos parajes se oponirni a loa nueim mpar tos. dado que < con la dútril,, lcióndeqriell, x urrldúx re lespone limites osia tcmnurynopieden ninli-nru2reri la mten.& n deellos como ( o hacen mun1. yaún mmu dando la linde rlcpitai yue los sepnm del mto de los r v i I d W pryuc con t « l intento jamás han puestupamles depiedra" Es en este marco de confrontación eiitre los diferentes grupos sociales de comienc « c del siglo XIX, en donde se produce la gestación deuiinunsa paisaje. pi> rqw en ladisputa por quienes serán loa propietarios, lo que se juega es cuál será la próxima confiprarión del mismo. cuál su función social y articulación interna, ? en definitiva, qué pmsaje, considerando a éste romo consecu~ nria~ reflejo de una determinada organización social. Y es tamhién en este marco de Iianibre de tierms ? de iharnhre, a secas, en donde se producen vanos hechos que. siendo consecuencia de desastres naturales. fireroii utilizados por los más pode-msos para aeelemr la deforestación más absoluta, el exterminio total del hosquc. En 1811 una Repmduriión publkifaria de los Hoteles & lia visia y San@ Bdgida de la Guío t la ciudad dr l 05 Polinos de ig 1 i Como puede vrw. el durirmo rumlr m una práctao a comlrrrios desiglo, que olíora debe reinwntnriern la gestión del Parque da Bondama HOTEL BELL-- A V MIOSNTCEA = Establecido en 18ga , Prec ios mbdicos - u Dirmoión teleg&& ic. : QUINEY. - Las Palmas EN EL MONTE Situado s nni, altore de WOmetm sobre el nival del mar. El Hotel de mds lujo de los ish. Loe jardines tienen nna ooleoción de m& de 4,000 phntu distintsa. DM~ U t i ~ ~ f iBiR: Í GIDA, hs P ~ S Estos dos hotel- son del mismo dodo y trabajan en wmbinaoiib. OTTO NETZER, Propietario epidemia de fiebre amarilla azota la ciudad de Las Palmas Sus Iiabitsnte* 1- los de los pueblos colindantes al bosque realizan en los rectas del mismo una gran tala, en la que arrancan de raíz los árboles para venderlos como leria: en 1812, una terrible plaga de langosta devora las cosechas de trigo antes de ser recogidas El hambre consecuente obliga al Cabildo a vender tierras para poder comprar grano en el exterior, pero abastecer osia necesidad provoca, como vemos, nuews enajena-ciones de la propiedad pública Estos desastres naturales ya habían tenido su precedente en 1768- 69, cuando los habitaiites de Lanzarote y Fuerteventura \ inieron a Gran Canaria huyendo del hambre y la pestr, que diemaba a aquellas islas, y talaron igualmente el bosque paravender su letia por las ralles de la ciudad. tra-tando de obtener así algún dinero que les permitiera subsisti?'! Entre 1806 y 1814 se efeetuamn nuevos repartos, que en realidad, dada la falta de fondos del Cabildo, se convirtieron en verdaderas ventas a subasta. Se venden así entre 1806- IXOX, 36 fan~ gas en Loma del Capón, 46 fanegas en Hoya de Mandalón, 31 fngs en Monte Quemado y 47 fngs en el Lomo de Laa Letias Buenas. En 1809 se subastan 58 fngs. en Hoya dc Parrado, 66 en Hoya de La Capa y 53 fngs. en Solana de Piletas. En 1811, se subastan 30 fngs. en Ladera de la Guim y 23 fnp. en Plaza Perdida. Finalm~ nten 1812, se enajenan 78 fngs. de la Montaña de la Caldera ( el actual Pico dc Bandama), y 13 fngs. en el Llano de la Cruz del Inglés. Se liari cedido en total m estos ocho años 451 fngs. de monte público3 pero se biza constar que los terrenos drl Lomo del Capón confnr-maban eriales en donde ya no existía bofiqui alpno, al igual que sucedia en Ladera de la Guirra 1 Plaza Perdida, que se sorkan < por no serporte intepnte dcl LentkaL lmlhne mxleado de terrenm de dominio particulary mtor mpwstos a In iisurpación p i n o imer arb~ ladao'~. En 1812, el Cabildo decide establecer un plan de reparto df los terrenos, dado el Imcntahle estado del monte. que no beneficiaba a n d e salvo a losusuq, adores de t i e q y en función de sus propios pm-blemas mnómicas así cnmo de la imposibilidad de volver a mqncrar el hosgue. Este plan prewia divi-dir las tierra5 que quedaban por enajenar en tres partes, después de sppamr previarnentr una zona de& cada a cmontw para la io7a de la Atalqa además, potenciar d cultivo de lavid pn los temios reparti-dos. ys que se pmyectaha volvrr a establwer el antipo comercio del Wio con Inglatem a partir de In buena adaptarión de lai i. iñai a estos suelos minerales. Este mparto se retraswá~* wioasr ios más, dada la oposición de vecinos, ganadcmi Sociedad kinirmira y de los pmpios grandes Iincendsdos. fngs. adquiridas por pequeños propietarias ( el 70,4% y el 29,6% res-pectivamente). Además, esta concentración de la propiedad en pocas manos se agudizó antes de finalizar la mitad del siglo: . Cesiones y compraventas generan uno. 7fenórnenos de concentraciónpmtagoniza-dos por los propietarios agraciados en virtud de sucesivas compras. Esta eoncentroeiún puede obseruarse domando como base los datos sobre las redenciones de censos efectuadas entre 1856.64 a traués de ellos se obserun que 10s nouentapropietarios agraciados que en 1818 poseían unas 323 fngs., se habían reducido a treinta . Y uno en 1856- 60~". En la misma dirección, apuntando hacia una fuerte coneenhaciÓn de la propiedad en pocas manos, se dirigen los datos que, para los repartos Uróaniiorions de alto staltdiHg, & al& dt la& pugnan por ocupar los meiom lugar6 que aún poirlrn del Parque Natural En la fofo u ~ n l í a i i d Bna ndama. en lar ladems de bMonhñndeCha Moña Miranda iagndo soda el Campde Got Al fondo. el < mimiento ~ routoconstm~ ión dd sarrio de la AtaLya. El final del proceso Corno liemos podido observar, en la diitribiieión de los i~ iritoriosr epartidos se sipieron dos métodos dikrentcs, comspondiendo. el primero. al Último tercio del siglo XYIII -. rl segundo. a la primera veintena del siglo XIX. En los prirnwos. PI eriterm es muy claro. se lienrficia a los p d e s diudorcs de la Adniiciistra-uóri con grandes porciones de terreno de i d o s evolucionados. de escasa pendiente. bicn loraliia-dos junto a las principales vias de camunieneión ( Marzagán- Lomo del Capón), pero. prefermte-mente, en la que hcmos denominado la periferia oriental del bosque original. La dato de Acialcá-zar ( o de la Concepción) fue la niás extensa y comenzó con ella la ocupación privada drl núclro central del bosque. sobre sudas bastante rriineralizados en terrenos de poca pendien( r, pfro riiu) aptos para el cultivo de la vid. En 105 segundos ( 1806- 3814). repartidas más por subasraque por coiiccsiones o datas, se obser-va una tendencia a * stahlceer cinturones concéntricos en las diferentes oleadas de ventas. enajr-iiaiido prirneio los temnos residuales de las periferias niás alejadas < iel Este !- Norte. hasta acer-carse al Pico de Bandnina. En la tercera oleada, ( efectuada en 1818), los temrios ~ tinjenadoss r localizaron preferentemente en el núelec central del hosqui, afectando al espacio coinprenrlido entre el iiarranquiiio de Dios- Lahtala~! P laza Perdida, en el margen oriental del Pico y la Calde-ra deRanrlama. En definitiva. los limites de los terrenos públirw fueron cediendo. eri esta s~ gunda fase. desde las perifwias reiirlualrb del rrnonte~ h. acia su interior más húmedo ( F& TI Extinrióri del bosqur. desaparirih del crnoiite públicox o dr realenp, mturaeiim de las tierras e iiistitueio~ ializneiónd e la gran propiedad, son pues 103 resultados de esrp largo proceso de uso ! deir-nora del monte píihliro que milmina con los Rparios de fines del siglo XVll y las do5 primeras dkradas delsido XiXEl paisaj* que sc termina de generar en Ins tres d& adas posteriorescon sucrsi-uas ventas tendentes a la eonrrntrarióii d~ la propiedad, se consolidará durante más dr un siglo antes de experimentar, de nuevo, el inicio de profundos cambios en su orpniiación espacial. Es el paisaje del vino, de la riña creciendo sobre negm picón, de grandes haciendas rodeadas de arbole-das eaóticaa, de casas canarias solariegas dotadas de bodegas y lagares labrados en cantería ... Es el paisnje de escasa densidad de poblamiento, en donde el hábitat campesino se onwntra en los barrios de L Montnñera, San Francisco de Paula, el caserío apenas incipiente loralieado junto al borde de la Calderq el Monte y La Atalaya, dejando lo que fuera el gran núcleo central del bosque vacío de poblamiento, con la simple presencia te~ timoidq ue requeda su trabajo. Es el paisaje que ganan para sí, los terratenientes y la burguesía en ascenso ( Fg. 8 ). La vegetación que fuera antaño bosque temófiln, y especialmente los lentiscoc y acebucbes. formaron desde eomienzoc del siglo XIX ojem y manchones relidos ocupando los suelos menos evolucionados en el mejor de los casos o, simplemente, individuos aislados protegidoi en las roca-l l a ~ ju nto a otras especies arbóress menos Erecuentt- s. Pero el volcán de Bandarna con su negro manto de piroclastos, que estuviera vestido durante milenios por la verde cubierta vegetal, adqui-rió de nuevo predominio en el paisaje como si la erupción que lo produjo hubiese concluido en esos momentos, arrojando de sus entrañas cálida uva en vez de ardiente magma El arranque de la urbanización Con el tránsito de los terreno? apropiedad privaday con IapnsibiIidad de la mtumciónpara culti-vos, el poblamiento no se deja esperar. Las datas y roturaciones en torno a Montaña de Tafira desde el sido XVI y siguientes, así como la práctica del leñeo y pastoreo, ocasionarjan un poblamjento disperso 7 poco denso. En 1737 poblaban el espacio estudiado ? O vecinos en La Atalaya y 19 en El Monte. En las periferias inme-diatas se encontraban 67 vecinos en Santa Brigida, 15 en Sawutcjo, 64 en LaVqa Raja, 46 en La Angostura. 31 en h s Goteras y 28 en linániar ( DAVILA, 1737). A finales del siglo XWII. en Tafra existía ya el pequeño núcleo de población conocido por XI Tanquo, haciendo gala con su nombre, de la presencia de un estanque de agua propiedad di la Here-dad de & gas de Tafira, que poco más tarde contaría con un acueducto consiruido para elmr las El Campo de Golfde Bandama. ir sitúa ioún EILlano. aquelque moltuor . omenrara a rullivar D a d wn Dome a priniípioi del siglo XVII. Adquiridos Error Crrenor por d Cabildo Insular de Gmn Canaria. duranl~ e l mandato del Sr Malíai Vega, re mdirmn a la empresa que los explota harla el parmc. Ei uso depo" rvo t los mismos ha logrado rvitarru uso urbano, pero lar urbilntzuriom murideniialpr loatrnaran pdigmiamentc wadiendo los dominior drl p a r w naturnl 99 aguas hasta laaltura del rcubo. de un molino. Este último fueconstruido en 1821 dadas lasnrcesi-dade de pan que poceian los vecinos del lugar7". También hacia finales del sido XVIII debieron aparecer los caseríos de La Montañeta 7 San Francisco de Paulri, eomo consecuencia de la? roturaciones en Lomo del Capún, Lomo del Sabiiial y Hoya de Pmado, y ya hemos comprobado más arriba cómo en 1763 se consolidaba el caserío de Marzagán con la creación de una emita Los tres núcleos mencionados se localizaron en la arteria que comunicaba Las Palmas con la ciudad de Telde ( F@. 8y 9). A mediados del sigla XIX los núcleos de Tafira y el Monte poseian bastante entidad: * Tafirn y Monte Lenti~ cnel s un caserío compusto de ,500 casas, diseminados en varia haciendas en el espacio de dos legua de terreno". Edificios de arquitectura tradicional canaria hacen su apari-ción en Tafira durante esta primera mitad de la centuria, eomo la caca de Las Magnalias y el edificio del Hotel Los Frailes, o la casa del Obispo Encina, o de estilo neoclásico corno el edifi-cio del Hotel Lcntiseal. La eonsolidaeión definitiva sucede con la construcción de la Iglesia de Tafira. de arquitectura neoclásica - 1849- y de la Plaza de la misma, que diseñada también con estilo neoclásico por el arquitecto Francisco de La Torre, fue terminada eri 1866 justo al pie del Camino Real Las Palmas- La Vega. Esta importante arteria de comunicación, transfor-mada en carretera a partir de 1877, va a capitalizar, a finales del siglo y comienzoí df 1900. el grueso del crecimiento urbano y poblacional, especialmente concentrado entre los núcleos de Tafira y El Monte. Pero durante todo el siglo XIX 1- ya desde finales del siglo XVIII, ie estaha produciendo en el área de Banda- un hábitat disperso de gran calidad arquitectónica, con estilo tradicional cana-rio y rasgos de arquitectura rural neoclásica, que era eonsbuido por los nuevas hacendados resul-tantes de las datas de comienzos de ciglo. Así, una mpitectura de casas solariegas y casas lagar-bodega hirieron su aparición, conformando junta a los cultivos de la vid un nueva paisaje, que perdurará más d~ un siglo. De entre ellas, sobresale por su tamaño la casa del hfarqués de Acialcá-zar fl construida entre 1812115 en la finca de la Data de la Concepción, localizada sobre un lomo prominente y muy cercana al lugar conocida por Siete Lagares, máximo exponente del fuerte desarrollo vinicola de esta comarca en el siglo XIX Pero contaban con casas igualmente destaca-hles las familias de los de la Coba, Cambrelen& Pérez Galdós, ... .'. El antropólogo y viajero Red Verneau, que visitó estos parajes hacia la primera parte de la década de 1880, describió el paisaje de la siguiente manera: ~ Barmncosyunlleso duladosseatien-den entm las rnontnñasycontiene~ en medio de rlesapurecen entre Rrboles yplantas de ornamento de todos los rincom~ de l mundo. Todas lnspmpic-dades están mdeadar de mumso, lo m& fmcuente, con setos depitemso de toneras. (..) En lazonade la que hablo, la uidpmspem de unaforma admimble~ porto das partes los oiriedos se atienden huta perdene de ~ k tSne recogeen abundancia vino tintoy blanmseco, maluasíaydiversas ches de mos-cate1 Todos son de una calidad acelente<'+. El tránsito del siglo XiX al siglo XX La divisoria, que era recomdn por el Camino Real de Las Palmas a ia Vega de Santa Bngida, experimentó una notable aceleración del crecimiento urbano desde los años 80 del sigla anterior A sus buenas condicionei climáticas y de suelos paralos cultivos, se sumó el interés de hacendados y burguesía por poseer mansiones o casas de recreo>, y a éstojel interés paisajistim 5- climitico de lazona, que atraía a muchos extranjeros, especialmente ingleses y alemanes asentados en Las Pal-mas, dedicadas al comercio, consignatarios, empresarios del carbón o de la banca Esta corriente europea, que fluía a través de la conshicción del Puerto de La Luz ( 1883/ 1902), será la causante de la introducción de un e d o arquitectónico caracterizado por los modos de la constnicción rural centroeuropea, así como del color cojo inglés. y del plano tipo ciudad jardín, que se aplicará para algunas sectores del Monte como IR urbanización Wood, comenzada a construir en 1912 ( SOBRAL GARC~ Asi, glo 1991). Se construye igualmente en 1877 la carretera que se prolongaba hasta San Mateo sustituyendo al ya insuficiente camino real. Junto a ella, en estos mismos anos se asientan los primeros hoteles, con vocación de servir como lugares de aclimatación y aco~ idsp ara los numerosos mlanos que se dirigen o regresan del vecina continente africano: . El Mane seguía siendo cn Gmn Canariu, el [ ugor de residencia prefirido de los ingleses en invierno. Pasaba por ser la estación climátk más ade-cuadoyrana de la islm ( USE REDEL, 1972). El Hotel Bella Vista, establecido en 1892, propiedad de In Familia Quinq i, í cl Hotel Santa Brígida, del alemán Otto Xetzw. aco&< eron. mii i i i n ~ i i i l i c i i ~ servicios para la época, a este turismo deeimoiiónieo de aclinirirwióii. dwtiliaiido eir ii! puhlici-dad la crreniiia a la Caldera dr Bandama asi como al pohlado troplodita de La A f a l ~ ülL \ HIOI Ii/ PAonOx, 1911). Paralelamente, en la ciudad de Las Palmas fue arraigando la rostunibrr drl #\ era-neo, ?, precisamente. representaha el Monte, y en él en primer término. rl Iiigar dr ' Mira Alta. el sitio elesido por la dase dominante ( STO%. 0.1889). A4 pues. mientras en Campo abierto se extendían las vides y lüi nianaiimrs tal ! rmio dricri-bien Vcriieau, en tomo a la carretera general va surgiendo un proceso < le uni< iri entre Tafirii / Alta ! el Monte, en el que participan entre 1900 1940 los mejores arqiiitretw de los qiir rliiporiiii In sociedad pncariaria, levantando obras de ininejnra! de factura de estilo rural C P ~ ~ ~ O C LIWII-~ O ~ P O , moriscai, pintorrsquistas. racionalista3 o ecléptieos, que imprimirán al * spacio del Monte- Talira. !- por tanto al entorno de Bandama, nuevos valorei pnisnjístiros y una personalidad urhano- iulal. diferenciada", ( Eigr 9y 10). Figum 10. El paisaje de Bandama hacia 1920 El momento actual: ) elparque Natural de Bandama o la lucha ; por la 31 supervivencia 1 del volcán 1 d 1 1 P or todo lo expuesto es evidente que nos encontramos frente a un paisaje que, a eseals regio-nal, reúne malidades de indiscutibles valores naturales, históricos, culturales ? patrimoniales, quevan desde la geomorfología rica y rejuvenecida por la joven actividad voleániea, a la singularidad eniptiw del Pico y la Caldera de Bandma; a la existencia del antiguo bosque del Lentiscal y de los procesos antrópieos que han wnducido a su casi total desaparición; a la presencia de yacimientos aryuealógicos de diferentes tipologias: a los valores de una arquitectura diferenciada entre sí dife-renciadora de los parajes por donde se extiende; a la tradición del cultivo de Iavid, y aharu hasta los procesos actuales de regeneración natural de la flora y la avifauna especialmente en La Caldera A partir de 1970 comienza el desmantelamiento, en lo que se refiere a su tejido agrario, de este paisaje gestado s lo largo del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX. El auge económica y el consiguiente crecimiento desmedido de la ciudad de Las Palmas incentiva de nuevo la constme-ción de chaléc unifamiliares y urbanizaciones residenciales, que van a asentarse paulatinamente tanto en los espacios vacíos remanentes del período de crecimiento anterior de Tafira- El Monte, como diseminados por los antiguas terrazgos dedicados a la vid: la decadencia a lo largo del pre-sente sido de los buenos caldos vinicolas del Monte, así como las necesidades pecuniarias de muchos de los herederos de los antiguos hacendados, explican la disponibilidad de estos espacios tradicionalmente agícolas. En la década de 1980 este proceso de ompaeión urbana se acelerará con el wnsentimiento pasivo de los municipios de Santa Bngida ( convertido ahora en prifena residencial de la capital insular) y de Las Palmas di 6i. w Canaria. Arribos rctrasarári durante aiios de dudas ! disputa5 internas de Iab corporaciones. la ~ prohiiciind~ e sus Norrrinq Siih\ i< liarias! I'lxn Grrierril de Orde-nación Urbana, aprobadas Fn 1991 y 1989 respectiimeiitr, no cjrrrirndo su5 rrípiisahilidadrs urhanisticas y posibilitando la anarquía de las coristruciion* i. ¡ El atitiguo paprl de los rusuiparli>- res- de tierras drl Monte Lentisenl, van a ejerrerlo aliijra los urhaiiizadon,~ y l< iip aniciilares mi sus con~ tniceionesfu era de In ley! Por ñu parte. rl Cabildo Insular de Gran Canaria adopta dos actitudes: de una pnrtr. la iidqiii\ i-ción de los temnos del Llano en los años 50 y de la Caldera de Bandaina en 1964, para dcdicarloi a uso deportivo ( campo de gol0 y como melave de la naturaleza, rey, ertivamente, 1. de otra parir. una actitud planificadora y proteceiunista que queda reflejada en In elaboración del Plan Esprrinl de Pmtección dr Bandama ( 1983) y del Plan Especial < Ir Protceeióii dr los Espacios Nnturnlrs ( PEPENa. h ril, 1986). en el cual el sector que tratarnos queda rriogiilo corrio Esp; irio Natulal Prote-gido ( 1556,5 Has! y corno Reserva Iiitepl de Interés Cientifiea la propia raldcra volcánica (" 595 Has.). Tras esta propuesta insular. La Ley de Espacios Natiiralei dd Archipiélago Corinrio ( T, li\ A(', 1211987) del Gobierno Auti> n< imoc, alifira a Bandarna corno Parque Natural. establrrieiido lo? límites del mima rn una cartogrnfin 1: 100.000. poro prrcisa. Pero lo cierto es que nunra existieron twtas leyes proteceioriistns corno en la actualidad !- ta m-poro nunca el proreso d* deterioro del paisaje fue tan ripido J- contundente. Yo se han Ileuido n cabo por parte de las corporaciones mriniripalrs ni auto~ iómicalsa s oporlunas nicdidai dr piar-dería del territorio? sanciones a los infractores. par 10 cual el espacia resulta continuamente viola-do por la nparieibn de nuevas edificaciones, reducido en su superficie? transformado en sii iiitr-iior Los limites del Parque Satura1 establecidos por la LEMC, son hov probablemente iirserviblei e ilieficaws para una correcta ortlenación. Como dijera J. M. Aloriso Feniándcz- Ace!+ uno. aripitrcto- iirbar~ ista! Director del avatirr drl Plan Espwial de Protección de Baridama en 198%* Lnpn> lricií> n< IrlpoLrijc de Aanrlamn esprimc m un pmhlcrna de c i i l t i o u p l i t i c ~ r y ~ l ~ ~ sóplo~ dLes: p~ us~ pu k un pmhlemn urlxmii. fim. Krz nmieptn ( 4 pmblemn poliii<: n re m. surlr*- pactando, democníticnrnente, hasta dónde llcgnní la orillo de e. w lago ui~ uaal menmodo. El whanl& o, cestahkiendo un tipo de nnlenacií> n- psti,; n que potencie el rrso p e ~ ; ~ p l ~ , ~ p Ú hdbel ~ i rIomS l ums~ » nle~ iI~ Clces. l ion*~ rlupmtecciÓnd restepnir. jccon~ llini,~ rirt~: i- Abandonada por la a< lividad agmna y pastoril desdeque 4 Exrmo Cabildode Gmn Canaria la odquiriá, La C d d m vurlw a ar aalonizada por la vcqeto< ión, que nhiqiada e,, rus vertkals par~ desm, bnvivhndo en rus rrlre~ hosih apai y mionpr. apmwha la oportunidad que le brjnda la retirada del hombre para ninirinr su npa, ii# óx Rodal dearebuBer y lentisco~ cn la wrlknte Sudeste pulmenteen logmr una rentable~ plataciónd eluiñedoyen compemar, j u~- tamente y en lo posible, a aquellos pmpietorim de terrenos rcuyo tmzo de [ ago no deba ed~ ficars~ cor n solares de la orilla que a talfin disponga elPlan Especial de Ordenación; o con dinem, en consecuencia con los principios de jmticiay equidadque deberzpmidir mda < ieluaeiúripúb[ iiu en luplu,& u-ción urbanisticadel territorio. (..) Mientm tontoy harta entonces, elprimer acuerdopolitieo, en consecuencia con la indignación cientíj~ ayciudadanq comiste en no permitiren Aandama una solo casa más. Yelsegundo, actuar por las huenas, informando, opor las malas con quien se haga el laco, hasta que sefinalicey apruebe definitioarnente [ o redacción de este Plan Especial Ensintesisyen micriterio demédUo- urhnista. u'gentementedefinirh ori-lla del r l q n Bandama, yopernm El único espacio libre dr las eonctniceiones clandestinas es la propia Caldera de Bandama 7 ello d~ hidos que es propiedad del Excmo Cabildo Insular de Gran Canaria desde 1964. No ohs-tante, en 1982 sc ha llevado acaho el demiho de un chalé, ilegalmente construido en el Llanillo de Dios, por parte de la Consejeria de Politien Territorial, lo cual indica que la confrontación social sohre este territorio estáen uno de sus momentos más álgidos. La Caldera, junto con el Pico, cons-tituye hoy el único reducto que justifica la calificación de - natural. y m, SI^ duda, el núdeo de iriavor interés científico- paisajistieo que se conserva en el Parque, en donde se mtán produciendo los procaos de recolonización vegetal más intensos y las únicas acciones humanas encaminadas hacia su recuperación. El futuro de este Parque Natural, sujeto hoy a la confrontación entre propietarioslurbanizado-res y erologistasICahildo Insular. con la pasividad cómplice, cuando no conniwncia, de los Ayun-tamientos de Las Palmas y Santa Brigida, está in juego. El uso social previsto parad disfrute de la población. la conservación y restauración del espacia en hnción de ius valores naturales y patri-monisles, necesita de un fuerte impulso proteccionista que pasa por la finalización urgente del Plan Rector de Uso y Gestión, el estableeirnirnto de guarderías mientras dure la realización del mismo y la imposición de sanciones a los infractorec. Aunque a la larga sea finalmente protegido, lo será en una superficie mucho más reducida y degradada de lo que 4 planificador inicialmente diieñó hace tan sólo diez años. Mientras. las urbanizaciones y construcciones ilegalea habrán ido ugurpando y modificando el espacio como antaiio 10 hicieran los leñadores. los agricultores 7 los grandes propietarios, pero la transformación será esta vez niuclio más contundente e irreversible T e cuando el xMontex dejó de serlo para convertirse en espacio rural a comienzos del siglo XIX. ( m 11). Figuro 11. El paisaje de Bandama: finales del siglo XX A psnir de la dknda dc 1960 i- cspccialmeiti de los soos serenta se el pmem de urbsoizaeián, corno c~ nsecuoltiad el gran crecimiuito de la ciudad d c h s Palmar de Gran Cmme y del eugr wondmico erpcrhmtedo cn cstm momenim La nma de T&- El Mon-re pnmcm, yel conjunto diBandmma, despu&- enirob~ bleto deapeienciaporparfcde la & P m& m asenso socid v de IIIUIII " co% PPPt odo8 ladm 3"- u r b a b a i i d ~ o ~ ~ Barmncodelnr Goteras Díbu( o de Anto~ iolu an Marhín Artlrfa Notas Fuentes Bibliográficas Fuentes cartograficas ; 5 1 AH N Informe d iD Iarinto& rustin FalrónValdfz Lq 1.348- 1349A. ño 1' 78. rol 52 Texto lnrilitndn por Sunin~ " a Cantans, A SI IiiC? CRIIIO\. \': Ob cit. & q 201 2 FUENTES BIBWOGR~ ICAS ARARA, Y; HANSEN, A. y MARTI, J .: L aC aldera y el Pico de Vandama ( Gran Canaria)>. B ol. Geológi-coy Minero T. XCIX- 1. Ario 1988 ( 45- 58). BALCELISR, . y OTROS: Memoria del Mapa Geológico de España 1: 25.000. 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Ila mlahondo en la prensa local con fowgmlisr dedivena temática espedmente canaria Ea su-tor de IBSf ot~ pafiad~ e un cuadeniillo mbreF. 1 PaqueMunicipsl de Arucas ( en prensa). Participa con futopfiar) mino Caodinador Foiopráfim en la Geogra-fía de ( íinariass de la Ed. Prensa Cniin-na Conocedor de los medios audiovi-suales, ha impartido cureos para pmfe-wrei por ~ neargod e la Universidad de Las Palmas de Gran ( hanaria y del Pm-graini da Medios Audiovisuales de le (: onaejaria de Educación. : Medio Ambmfe y Vivienda |
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