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Las Canteras ( 1900 - 2000) A mir trer mqcrer, N m , Cm y Sar6 y a la m n a dc mi padn Salvador Barna, Yayo CAPITULO 1. El origen de la playa ia playa y los canarios El istmo de Guanarreme Un poco de Historia Los hombres que se fijaron en Las Canteras La expansidn de la playa. Los pnmeror planes de ordenación del litoral CAPITULO 11. Recuerdos El gran espacio peatonal ias Canteras, plató cinemarogáfico Siempre a la orilla del mar El deporte en la playa Las COIISMEUnOo ~ tu~ il~ sti cas ltalcable La Chica SanJose El Real Club Victoria La Cica La Caseta de Galán El cine Hermanos Millares El Club PALA El Colegio Viera y Glamjo CAPITULO 111. El lioom' del Nilsmo La arquitectura en Las Canteras El boom del mrismo La decadencia de la capital y el auge del Sur El ' suequeo' Por encima de los 15' Del baíiador con peto al tap I w CAPInJLO li! El espacio natural El entorno medioambiental La Barra La playa y sus penas La arena La evolucidn en el estado sanitario La limpieza de la playa La nora en Las Canteras. Las algas La riqueza pkcicola. Especies animales Lar aves, el obligado paro migratorio Cetáceos y mamíferos marinos CAPITULO i! Mirando al siglo XXl. Las Canreras del siglo XXI Los materiales del nuevo Paseo Los nuwos usas Los mmater de la playa El Confital El AU& LCO" O El Parque de la Miisica Agradecimientos A Tato Gongalves, que de su laboratoña fotográfico sacó intacras las imágenes de Las Canteras de hace decadas. algunas de las cuales, aunque le pese, tomó 8 mismo; al hombre de La Isleta que se a t - i d a prologame, Vicente Uorca: a JosC Luis Mender, que no tuvo reparos en hacer el diseno ailn sabiendo cuánto diferimos de arte; a Chano Franquis, miadiro enlasarenas de La Clcer, a Pepe Collado, que resabelos nombres de los peces en latín; a Cris, mi filóloga particular, a la que obligu. 4 a leer el libro y, en venga-, tachó y puso comas donde yo pasé de largo; a Femando Paetow, mamátim irreversible de todo aquello que tenga que ver con la HistoM de este pueblo. autor de muchas delor recortesque llenaronmimesa, a Octavio TmiiUo, Biblogo especislista en Omitologla, capar deidentificar cualquieranimal que vuele; a Nieves Gonzáler, docto-ra en Biologia Botánica que aportó sur muchos conocimientos sobre lavegetaaón de la playa; a Antonio Betancor, en concqal, amigo e isletero a mucha hom; a Felu Juan Bordes, doctor arquitecto, que tanto pamcip6 en levantar lar cansrmcciones de la pri-mera lima de playa: a la dirección de Canariasí, representada porJos. 4 Luis Ton6, que me abrió su axhivo forogrdfico, y a las que lo han hecho posible, Fernando Ojeda, Gerardo Mantesdeaea, J. Pérer Curbelo, Arcadio Suárei, Frannsco Socorro y Julio Quintana, entre ouor; a Ignacio Alonso Bilbao, doctor en Ciencias del Mar, que me llen6 las pagjnguiar de arena, a mis companeros Magaly Miranda, Javier i6ppez y Marta Cantero: a Felipe PCrez, antiguo tabajador del cine- teatro Hermanos Millares, por su memona: a la familia de Félix Urquijo por % tradiuonal foto de la Navidad en Las Canteas; a Josefa Luzardo. por confmr de nuwo en el proyecto: aJose Manuel Soria, que lo difundi6 al máximo; a Ang e; ndaeo- Cltsa a En- Pera Chacbn. doctora en Geopfia, que me dio buena parte de la fomaaón del istmo s61o con un golpe de telefono; a Go- lo Melian, deseandole suerre para su publieanón sobre elviera y por % puesto a mis amigos de Pena de la Vqa, con los que COnOEi y ilri Las Canteras. Para cualquier ciudadano de Las Palmas de Gran Canaria es un orgullo dsponer de Las Canteras, a p d o 5610 superado por el que nos produce el disinite directo de su entorno privile@ do. Para m, como alcalde y representante de toda k ciudadanía, en el momento de presentar un libroideado y nacido para plasmar en sus páguiazlosreuierdosvividos de este entrañable entorno natural de nuestra capital, el deber institucional también se convierte en alegrla, de fácil y gozosa aceptanón. Las Canteras esta irremisiblemente unida a la Historia de esta nudad. urvo futuro 5310 v pr> drr con.~ niir sobre I. ir bares d.: un., Iilojoflz de \ uelt i dc h mirada nmn el mar Xrcuprrm niirírm Imirnl i. aprmrrlnr iddo su po1en. i~ prra el dirfniw r i u d d - no, no er una tarea exclusiva de los grandes proyectos insutuuonales. A lar planifiui-nones destinadas a tales fines por las d i s t i n t ay cometido de cada uno de los habitantes de esta ciudad, como copartícipes de una acti-tud geneal de respeto y co~~~ rvacdieól nm ismo Sin duda alguna, el conocimiento sobre las inraiondader de las lugares señeros de nuesm casta, donde resalta la figura de Las Canteras como genuina repre~~ tantees . u n factor hindamentei en la coml~ danónde este tino de filosofra eminentementem afinm. El trabajockPepeBamraimCmtem 19W- 2CCQrep~~ a~ nbuaiq" npIodeirrpon-r a b ~ d y ~ m e n t o a r u sE~ j" impl. añ zaelintentodeddarunadeudaimplgabIe mn el mzo de mta que le acampan6 desde N ldallua. como a tanros o- conaudadanca Unaph~ quehapedidom~ ypom~ Qmbiodetad0I0q~ eeo1hadado, quIa, tans6I0mpeto y amor, ambca, en cualquier m, mtimimt05 & ntaeados. En sus fumones coma promotor de todas kr actividades que contribuyan al mejor conocimiento de la ciudad, su evolución histórica y su entorno natural y urbano, es obligación de este Consistorio fomentar la edición de libros como el presenre. En sus ~ ádnanso sólo se amontonan irnáeenes. a necdotas v recuerdos de la Hwto-na punnul m. plava t i i rllx re iF< o$ P rdem~ rp. rie del 3runull~ Ii sioriro de e r ~ z ~ i i i d ludn. ih incxurnblrmrnw a h r i mar?% D ondeíi no r it. i; i. 5 el erimzndrl deurrullode la 3. iindrd 01 diiittial ie Ir 1, lr de dónde pam, el Irnuirirmqueony-nó el mejor momento de nuestra economía y, sobx todo, marcó el inicio de la extraor-dinaria apertura de mentalidad que expenmenró nuestm sociedad con el intercambio cultural que trajo consigo el turismo. Ojalá que el ejemplo anda y que, con rnpeneneias como la presente, aumente con?,- dmblemente tanto elcononmienro denuesmplayas, como elamor y elrespero a ellas y a nuesrro entorno natural y urbano, preservandolo para genemdonrs venideras. Graciasa reflexiones como lamesente. Las Canteras tendrá muchas más nosibilida-der ds . mcinuir rtend. i nurdro cmhlema esicrior nueilio parpe marino, nucrirs quondn phva. i i n m rn CI iniindo. pulm in dr li i tida3 v ahrpirniriiio mruial k lar distancias para el horizonte urbano Jose Manuel Soria Lóper Alcalde de Las Palmas de Gran Canaria 11 Es cierto. la ciudad de Las Palmas de Gran Cama m06 y cmci6 de espaldas al mar. Ixs murallas defensivas. oue se levanfamn oara omteeerla de los ataques piráticm, le Alonro mesada. Ciudad costera. pues, extraña al flujo y r& jo de lar mamas. Exuaña por todas partes menos por aqueh que se llama Playa de Las Canteras Costó desabrirla, pem niando se h m m pmitib, decde este solar A h t i m de Alouso pueda, mñarel horizonte mudo y raimuhrios Por ella hemosamado el horizonte. Y haber amadod~ nteesins~ landad~ coymanoo sdijoaeltambionnadoen~~~~ la~ pemeStaal o ala do de m e m& no, el p m oN obe1 de Uteram, Derek WalmtL Hasta 1852la audadhabitó ala sombra delosmuros. Fue entonces cuando empezaría el denibo de las murallas. Dos anos mas tarde se aprobaría el pmyecto de ~ a a á dne la carretera al Puerto de la LUZ y comenaria asi nuestro andar ha& la modernidad. AUá, p arados los mies, la Plqa de Las Can- nos ai~ ieo1 homnte y nos puso cara al mar Aqui, en este lado, en la Playa, m" amos a1 mar; en la otra franja del litoral e1 mar 4 denas de un si&" deba- anquifectónicas, comidas por m o a s mismos, que nos lo hacen lejano, pem la Playa nm lo a& y nos obligó a otear más de nuema- i frontaas La Playa nos trajo genres de todos los lugares, nos enseüa un Teide, referente, identificador, y nos muestra todos los atardeceres posibles Todos los atardeceres son dis-tintos en la Playa. Hubo alguien que devotamente renataba cada dla el atadecer en lar Canteras. sabedor de la diferencia de cada uno. Estaba en lo cierto Nunca es igual esta Playa Er lugar de relacián, de ocio y ensimkmamtento. Todos vamos a la Playa. Sí, con mayuscubs. Es nuestra. Lnigualable paqe natural tambien sufn6 explotación indusnia1: y, aún hoy. sigue amenazada por insensatas agresiones de los empuiadm en asfixiar el pulmón, el iinico, de una ciudad y SUS gentes que no pueden existir nn Las Canteras. Renilta insblito, tal vez porque nos es tan cotidiana y necesaria, que sean tan escasos losintentos que hasta ahora se hanhecho de desentrafiar lavida de Las Canteras; por eso, maigullar en la Plqs de Las Canteras, e- bando en valores geolágicw y biológicoi, en las referencias histónras de siglos pretéritos, en el planeamiento urbanisuco, en sus edificios, en su caractemtica de cena primordial de socialiración de los residenres m la capital grancanaria y en su valor de rnventora del turismo en las Islas, enve oas muchos aspectos, como ha hechoJosé Barrera, es dercubiimos una de las fundamentales razones de la condicidn de ciudadanos de Las Palmas de Gran Canaria. Aqul se concentra buena parte de la hirtona naniral, arquitectbnica, senfimental y económica de una urbe cuyo hmm eStá irremediablemente ligado a esta Playa, sujeto de rodoslor t6picosideado~ pmn0po1d0manid0~. LPala ya & Las Canterasesunrefm-te vital que nos marca y nos seguirá marcando mientrarla ciudad sea ciudad y nosoas sus ciudadanos. Vicente iiorea Las Palmas dc Gran Canana, 10 de nbnl de 1995 13 ¿ Por qué Lar Canteras? Después de muchos fahos escritor debo decir, en honor a la verdad, que no pude dar por concluido el esquema que me SiMó para comenzar a escribir la histona de Las Canteras, hasta que no fui capaz de asumir que la historyi de Las Canteras es intemi-nable Y ouienes hanvivido en tomo a la Playa. e inclusa los aue no lo han hecho. me ellos uene unavivencia que contarnos, un recuerdo al que hacerreferenna. una impre-sión que relatar. Por eso, en este libro encontrará el lector reflejadas muchas de las casas que vio y vivió en la Playa, y quizás echará en falta otras muchas. Pero se mtaba de mmplir una deuda personal, y creo que general, que teníamos con Las Canteras, esa pequefm gran joya ubicada en elmsmo CaKO capitalino, a menos de diez metros de la última carrete-ra. Una deudaincomprensible, por otra parre, mando es probablemente esta la zona de nuesrra ciudad que destacamos ante cualquier visitante, el lugar del que podemos y solemos presumir El mundo, aunque pueda parecer una presuntuosidad, sólo tiene una Playa de Las Canteras y esto. a veces, lo olndamos porque la tenemos tan cerca. Casi sin saberlo, es mucha lo que le debemos, desde el crecimienro de nuesm indurrria, con factorías como La Clcer, hasta el conocimiento del mar por dentm e induso, - los más viejos sabrán a qué me refiero-, un asombrosa cambio de nuestra mentalidad granas a la llegada del mNmo, y especialmente a aquellas nórdicas que dieron más de una lección D. O T esros m. e- os. Cuando me planteé escribir este repaso a la historia de Las Canteras, apenas podía creeme que no existiera aún ninguna publicación referente a la Playa, con sus anécdo-ras, su rransforrnaciónu rbanistica. susvhjem~ in gleses, SUS clubes socia le^, su Bam o sus personajes populares. Qui- las crónicas mas extensas hayan sido eccntas por periodistas o admiradores en la prensa local, - pero nunca con la rrascendenaa que de-bió rener cada una de e s a páginas. Lo escribí casi por vergüenza. Porque naci junto a la Playa y porque en ella, con unos mantos locos de M barno, justo frente a la Peña de laviela, me llegó el destete, la pubertad y postefmmente la paternidad Creo que quien creció junro a la Playa es sin duda distinro a quien se ha criado en o m sitio, y esto que puede ser inteligible para muchos no pasará desapercibido para los playeros de toda la vida. Aquíestapues todo lo que pudesaber de Las Canteras, escrito con- corazón que estilo literario. El lector sabrá anadrr consusvivenciar los pdmfos que puedan faltar Y aquel que no haya creado junto a la Playa, a6n estará a tiempo para conocerla, amarla, respetarla e intentar preservarla, como ha sido el objetivo de todos aquellos que desde niños pisamos rus anllar. José Barrera Artiler Las Palmas dc Gran Canaria, abril de 1995 15 CAPITULO 1 El origen de la playa Después del Movimiento se aceleraron las obras en Las Canteras En esa epoca se calocaron las baldosas rojas y blancas que se mantuvieron hasta el comjenzo de la úlrima remodelanón En la arena, las casetas servían a los bañistas para cambiarse. 20 La Playa y los canarios Pese a que las crbnicas cuenten que los cananos conocieron elmar canla presencia delospnmeros iurirtas, basándose en que antes de eso a nadie sele ocurría bafiane en la olava. la ooblaciónisleíia es eminentemente marinera. Desde siemm. lar familiasde los representantes de otms paises llegaron a Las Palmas de Gran Canaria y pmnro vieron en la Playa de Las Canreras el lugar ideal para el reposo, una vez superada la etapa del barlo de los hoteles, ahora llamado CiudadJariín. Como consecuenna de este trasvase de turistas, la mayona de los uudadanor de Las Palmas de Gran Canaria conoció la Playa de Las Canteras, hasta ahora usada por la gente del Fumo para el careneo de los barcos en La Puntilla o para la extracción por parte de los artesanos de grandes bloques de piedra que sideron de base a los filtros de lar pilar que llmmn más de un ~ aticoa nario. Esre dercubnmiento de la Playa, - redesnibnmiento casi, puesto que algunas fami-lias habfan optado ya por Las Canteras como el lugar donde pasar sur temporadas-, fue preNamente lo que permitió el fiorecimienro de la zona. junto al bamo de La Isleta. Apenas los ciudadanos de Las Palmas demn la posibilidad de que la ciudad creciera por el istmo, todo aquel que pudo se hizo su casa e instalb su negocia en las mmedia-dones. Coma el prindpio de sigla, y el negocio era el Pueno y un incipiente runsmo que llegaba parando casi desapercibido en la zona del litoral. Lo mas importante vino despues de inicisne el Paseo y con la rulminación de me. En ese momento, la población de La Isleta y el istmo ya era significativa, y los mas jóvenes habían visto en la Playa la zona que aglutinaria sus inquienides y el espacio donde poder hacer deporte. Deporte y cultura fuemn, pues, la mezcla de la proyecnbn de Lar Canteras al resto de la ciudad. Pem en eso, los niristas comenzaron a llegar ailn cori m& fuerza que antes de la Guerra Civil, y a los empresarios isleños no les cupo la menor duda de dónde invertir. Todos quisieron sacar su parte de la pnmera fila de la Playa Los lugares nilrurales se vinieron abajo, y todo solar edificable veia crecer desde su base un edificio de apartamentos, un rcsraurante o simplemente un lugar de ocio que ofrecer al turista que venía. El exceso de la oferta y el inter6r de los empmrarios turísticos de recuperar las inverriones que estaban haciendo al Sur de la isla, fuemn hanendo desparecer el nitis-mo de Las Canteras, que era el del resto de la ciudad La presenua devisitantes no solo beneficiaba a la Playa, sino que toda una sene de servicios, desde bares a salas de fiesta, las iwU y hasta las tartanas, 105 pa'gues y cualqum tipo de prestac~ ónq ue se dio en la epoca como mnem de ganar algún dinero, empezaron a decaer con el desvio de los turistas a otms lugares de la isla. La Playa quedó entonces como lo que siempre habis sido y como lo que quiras nunca debió dejar de ser, y los empresaiios se tunemn que conformar can el playero local como manera de alimentar sur establecimientos, y con la llegada del turismo peninsular rezagado que encontraba en 1s capitalgrancanaria una oferta comercial que el Sur no habta desarrollado con la popularidad de la del municipio capitalino. Las saciedades deporuvas y culturales volvieron a la Playa y todo ello dio lugar al verdade-ro relanzamiento de Las Canteras, pero esta vez para el uso y disfmre de los ciudada-nos. que no teminaban dedarse mienta delajoya que la Naturalezales habíapuesto en las manos. Asi las cosas. lo que ayer hahui sido la cuna de las primeras inversiones de los empresarios de era uudad. habia revertido de nuevo en los habitanres del munici-pio, que se reparrtan su pedaro de Las Canteras por zonas como el bien más preciado que pudiera tener esta « " dad. Lac Canteras sinw5 a oartu de ese momento como ama de crtl de los m- is memenos. él hasta el punto de hacerlo desaparecer La infraertmctura re desmoronaría de loma propsiva dejando a m& de una pendiente de la llegada de mejores tiempos y buscan-do culpables de la matanza de aquella gallina de los huevos de oro. El visitante penin-sular que vino despues no cubrió las expectativas que habia creado el primer turismo europeo, más generoso y mar facilmente encandilahle por la hospitalidad de la gente de Las Palmar de Gran Canaria, pese a que el peninsular, poco a poco se he destacando como un rumta aue invertía dinero. cambiando los .~ a.~ e lceosn los ulumos ~ r i s m que traían lo justo a las Islas. A la orilla de la Playa fueron muchos los que consiguie-ron, tras el dificil tiempo de la Guerra, recomponer sus bolsillos e incluso hacer la arrancadilla para empresas mayor%, y en consecuencia, muchos tambien los que lo pederon casi toda La epoca de bonanza turisnca, unida a la del Puerto de La Luz y de Las Palmas y a su cada ver mar floreciente actividad, alegró a casi todos, y pocos fueron los que no en-contraron enla ciudad la manera de sacar rendimienro de las continuas nsitas A quien venia a la ciudad le ~ nteresaba fundamenralmente un clima que el resto de Europa no les ofrecía, y que en d temino municipal estaba representado por Lar Canteac. - una fomci6n arenosa originada a partir de la uni6n de La Isleta con el resto de Gran Canaria-, enuna sociedad bien avenida que beneficio lo mismo a cada una de las parter contratantes Pronto los canarios adoptaron la Playa y la incorporaron a su pattimonio Y anres que darle la espalda, hicieron las inversiones que myeron convenientes para poder vimr con ella y con ellasohrwivir en los momentos mds dificiles quese pusiemn en su camino como consecuencia de la siruación que en cada momenro vivió el A&- pielago. Si se quiere, incluso, podna decirse que fue mucho lo que se obmvo de la Playa y pocas las contrapreswiciones. aunque el paso del nempo ha ido colocando cada casa en su sitio. y en las ültimas decadas de estesiglo parece que ha habido una conciliación entre las partes, que esperan que algún dta ese arreglo pueda volver a dar los frutos que antes proporcionaba. Los pnmem planos de La Meta muestran los escollas de h Barra, el istmo libre de edrficacianes, y en el interior de la dársena algunos barcos fondeados, lo que da una idea de la profundidad que entonces habia en la Playa del Arrecife. El istmo de Guanartmie En su popular libro de memorias, R e d r de un iuivenf6n, Domingo J. Navarro, con el tono de humor que caracrenra la obra, hace referencia a las penuiias que los visitantes tenían que pasar, tras un ajetreado viaje y un m& movido aún ataq en el Puerto de La Luz, para atravesar el ismo de Guanarteme, lo que hoy seria la calle Albareda en Las Palmar de Gran Gmria, y llegar al cano de la audad a finales del p- do siglo: "( ) PTepdrate para In peregrinacidn que vas a emproldpr harta Las Palmar. Te espera para conducirte un lastimoso esqueleto nibimto de acribillado pellejo, al que N dudo, el tio Lazam, do d nombre de bum En ate vivo esqueleto var a otravearuna lcguadederinto de amo que tiene, cmo el + cano, sur movibles montofiar, su Ilmuror y sur dppmim: a veces también ru calor infernal y harta su símil de su homble simún si so. ol on hioter vinitor del Sur Sin camtno. > ni vneda, nifnnidofrc~ mtcr caldas, wuzr veces mcima y otra debajo den< lacpr& bowico, tadardr una hora ni llegara las demidar muralla de la vieja ciudad donde var o peder harta L? apmma de encontrar alojmnimto y m a m que descansar ; Dios te amparela. El ancho campo de dunas al que tan rortuosamente se refería Domingo J. Nava-rro, no era om que el espacia que separaba el Puerto de La LUZ y Las Canteras, el iruno de Guanarteme. sobre el L1ue en e1 siel0 XX con e1 florecimiento de1 Puerto de La Luz. rr ciieioii arinirndo laí ni~ en& r h w a cunrirlu por comyleio ) coiirdidar cl riuclzo urhano de Cnncr Cñwlina LA, duns eran. ~ T P C U ~ ~ I P1~ 1I LPO. ~ S ~ C U P ~ : dMel d ~ r a s m de Is dreiir Je la Plava ~ u rc. o n Ii Ilrpdd Ji h r i difi, a; ioiirr. Iuiron $ nrmiido crpscio almar al servirlas cauis de fmo a los movimientos de masladón de la arena deun lado a om, con lo mal el istmo se he ampliando de manera progresiva. El origen del istmo de Guamneme estd directamente ligado a La Isleta y su forma-ción, ya que h e precisamente esta lengua de arena la que permuió convertir La Isleta en penlnsula, acercándola a1 resto de la Isla. Antes de esto, La isleta era un islote sepa-rado de la Islapnneipalpor un estrecho canal de agua de no mucho mas de un kilóme-no de anchura que se entroncó a Gran Canaria por el borde Sureste medite el km, de no más de 200 menor de ancho en su parte estrecha, que en sus extremosse abre en fama de copa, y con una longitud aproximada de 41.2 kildmews. La vertiente om1- dental del ismo esta ocupada por la playa de Lar Canteras, mientras que la onental alberga el Puerto Marltimo. Sobre el isuno de Guanarteme se desamlló hastauna epoca r e l a t i ~ m ~ retceie nte, como describía Dominga J. Navarro, un campo de dunas como conreuienna de la dmamiu de circulación de arenas arrasmds por las corrientes hacia la Playa de Las Cantera, sv. au e.~ ortaiomentel osvientos alisios mNDOrtaron a tmra fmme. Seeún re recoge en el Plan Magna, " harrta mediados del siglo pasado, esta formacidn arenosa se conservaba pricucamente intacta, cmo se pone de manifiesto en el Plano de la Bahra de Las Palmas, confeccionado por la Dirección Hidrográfica de Espada en el año 1879. Pero el crecimipnio conunuo de la ciudad de Las Palmas fue provocando su progresivo detenaro, de tal manera que hoy ha desaparecido en su práctica rotalidad. Pese a su estrecha relacion con La Isleta. no existen datos sobre el material presente bajo el istmo, siendo únicamente Hauren ( 1962) quien re ha manifestado al respecto, basandose en sondeos y ladocumentación puerta a su disposición por laJunta de Obrar del Puerto de La Luz y de Las Palmas y el Museo Canario. Se@" recoge e1 Plan Magna, en su Memoria y mapa geol6gico dr lar Palmas de Gran Canana sobre las reorías de Hausen, " estos depdsiros pueden erm bieno os por coladas fonolfricas y pororrapane por coladas basicas procedentes de La Isleta, sobre lar cuales se instalaría posterior-mente la t e m a uiaternana. Todas estas consideracione.? ponen en evidencia la enis-tencu de importantes mo\ imentos verticales en este sector de Gran Canaria, y en toda la costa Norte, desde el plioceno a la actualidad. Hasta hace algo más de cincuenta años el mai barra de lado a lado el istmo como canrecuencia de ui escasa altura Noroeste, en la que se encuentran abundantes fósiles. Son depósitos fomdos por una toba compacta donde =& ten algunas algas calca- Msiles. Su origen submarino indi-caria la emenión deLa Isleta ya en t i e m p o s d e l p l i o , no siendo precisar más su edad. Desde el saliente de Los Pollos. en La Isleta, se ve cómo las coladar continúan por todo el acantilado ham el Norte. formando incluso los Deauenos islotes v arreafes en la Punta del Arreufe, es que lar zonas superiores correspondan a coladas remenies, pero a falta de continuidad en los afloramientos 7 deun muestre0 más pti-so, no se puede asegurar Como consecuencia de todos esos depósitos, originados a raíz de la formación de La Isleta y sus volcanes, nació la Playa de Las Canteras que durante muchos anos se llamó Bahía del Arreafe. Se = ata de la playa mas extensa de la ciudad que alcanza una longitud cercana a los cuam kilómetros, y esra proregida por una barra de formación calarea y arenosa que impide el transporte mar adentro delaarena. Las arenasllegaron a esre area amruadas por las comentes marinar y conformaron derpuei, con la ayuda de los vientos, los campos de dunas mencionados, cuyo equilibrio se ha Wto alterado por la construcción en primera lima de grandes edificios que han modificado el sirte-ma de circulaci6n de la arena, con la consiguienre acumulación. Está consutuida en N totalidad por arena rubia fina, en la que se encuentran algu-nos pequeños cristales de olivino y pimxeno. Asirnimio, la arena tiene un fuerte com-ponente orgánico procedente de la destmcmón de conchas aunque molido, por lo que no aparecen pie- gniesas de forma frecuente. Gta caracterisuca es la que daba el nombre a la playa de El Confiral, ya que en Canarias, las conchas molidar reciben el nombre de confite, y es aquella una zona abundante en este tipo de resros orgánicos. La playa a finales del sglo IUX presentaba un aspecto casi destriico Sólo algunas casas se levantaban en la zona, espeaalmente de carpinteros de nbera y careneros. 28 Del agua de Las Canteras en diferentes ocsiones y especialmente con la presenaa de la bajamar, emergen restos rocosos a modo de pequenos islotes que corresponden pmbablemenre al sustrato donde se apoya la arena de la Playa y el istmo en sí. D u m la marea h i. a . estas o. aias a. uedan totalmente rodead= enaleunos casos oor la arena, Y ron npmve; hadrqpor 1" s cliiquill2r pai? reronrr a i s incluw hdcer prqlriiai c? pnimi rlc prirí \. cniruce, a quf m tienen i n i p r inrrrci qur rl . Ir. ,: nir de iiirro mrelrni-miento Un poco de Historia Según un estudio realizado en tomo a los antecedentes históricos de Las Canteras, las prhems citas conmetas se remontan al sigla XV, si bien en cartas y planos del perfodo 1410- 1460, La Isleta aparece separada, como si el istmo estuviera rebasado por el mar la mayor pane del mempo. Los tertunonios de la epoca de la Conquista ( 1479) indican que el mslado desde el Puerto a la ciudad se hada usualmente por mr, sena-iando la nula uansitibilidad de la que hoy seria la calle Albareda y sus paralelas. En el siglo XVT ya se cita el Puerto del Amde como punto de comunicaciones marítimas, pem mpeditado al de Las Palmas. En el nglo XVII, hacia 1686, aparece el pdmer plana del irmo dibujado por Pedm Agusrfn del Castillo. En él figura la Bahía del Arrecife con una serie de escollos que representa La Barra, como rimbolo de idenudad de la Playa, aunque se mta de una mera representación, por lo que no pueden consideame los fragmentos en los que el dibuja dinde la fomción arenosa. A finales del siglo XVT, la ciudad de las Palmas, - que todada no habla adoptado los apellidos de Gran Canaria, decisi6n tomada por el Ayuntamiento capitalino en el aflo 36 bajo el gobierno de DiegoVega Sarmiento, como manera de disringuir a la ciudad de la isla de La P a h a de Palma de Mallorca por las confusiones dd como durantela Guemi-, se extendía derdevegueta a la iglesia de San Telmo La Playa quedaba a unas kilómetros del casco, por lo que si bien cabe pensar oue la mavor mrte de los ciudadanos en 1686 no la conocfa. los mas aventureros ha-hiinn id, n verla : amin= nil~ o r. 11 vrlticiilx de trscmin anmd a Ir iqiie pupitl,~ rmetiti .> Irr ILmwa qiiintwr i qur iliiiian alpunar de e.?. locm tiiiii: iir, que Iioi ciielgm ircniriiJ, iriitiii popiilaii;, das dc Izr parcrlcí de baro \. reauuraritir o de iiiiirho- ho-gares partinilares Algunos de los dibujos que se han podido conservar en tomo a 1860, presentan dos baros de das palos en el carena de La Punulla con alturas de quilla supeñores a seis menas, lo cual da idea de los fondos disponibles en aquella época. Igualmente es frecuente ver en dibujos, baros cruzando La Bam por la boca grande. Onos k frecuentaban o. a rarrde o. esca o a cazar aLas Isletas. ~ mbablementeconeios v pnrb1a. o iiicluio yor mntiioscomcr. iak~. darlorl ui bu. p< squirlli ( oi~ dmbane n lar brhirr de FI Contical o La Lu: .+ 1 ialir de 1, eirdid h n h i qw c! um rampoí de iuliivo por inc6modoc mmin. n i nnrveidr La : una ds diinas de km L. aldina La Playa se extendía desde ElRincána El Confital, curiosamente con la interpretación que hov el Avuntamiento caoiialmo le ha dado a este esoacio. flanoueada nor numerosas Pero en esros años, el ciudadano no vas la playa. no practica las baños de mar y sólo en epocas muy calurosas, se bañaba de noche. Habria que esperar a Jmales de siglo para que se implantara la moda de los chapuzones, de las temporadas, de lar casas de veraneo enLai Canteras. En 1910, con lapnmera lima de playa urbanizada. enlos dtas de máxima afluencia podia contase hasta doscientas personas, en su mayoria parean-tes. reduciéndose el número de ~" te~ ticobsa riiitas Esto se debla a lo mal visto que estaba el bario como ahora lo entendemos, y a que al no haber Paseo en la época, los caminantes más buchlicos hablan susriruido la arena por la Avenida. Los hombres que se fijaron en Las Canteras A~ arted e las referencias va hechas. sería orácricamente im~ osibleci tar a todas los enamorado de la playa, o a esos miles de desconocidos que, sentados en los bancos de la Avenida a lo largo de la histana, han desplegado su imaginacihn ante tanta grandeza. La Playa ha sido la rnspiracián demuchos enamorados anónimos que quiensabe lo que han escrito. pero que desgraciadamente no han sido bien tratados por la historia, más acostumbrada a figuras ya consagradas, conocidas, que a la inrrahisroria aquella de la que hablaba Miguel de Unamuno Pero la Playa cautivaba a los autores de antes de este siglo y, principalmente guiados por el interés de todo lo refereme a la Naturaleza, eran muchos los mjeros que dedica-ban unos pamfos a la entonces llamada Bahia del Arrecife. El teniente Henry Kellc, lo mismo que Modor y Coello, hizo sus planos sobre Las Canteras en la segunda mitad delsiglo XIX. Igualmente, oms autores como Elmbeth Murray, W Thomas, H. Christ, Oli\ ña Stone o Jules Lederq, visitaron la isla y dejaran escritas sus impresiones sobre elias en mayar o menor medida, aunque con brwes referencias a la zona de Las Cante-ras, especialmente ligada en sus cránicas a La Isleta o al istmo arenoso que la unia con Gran Canaria. Tambien es de inreres el Domtem de las Idas Canaiiar del barón Charles Philippe de Kerhallet, en 1858. Hablando de la Playa, a la que denomina Playa del Carmelita. y de su bahía, expone- " h corta come harta nunrnc con la lengua de arena que unc a La Isleta con Gran Cenada Ertd casi completarnoice rodeada depiedras entre las malespue-den parar botes para coger la plqa bajoy uno pequeña a m a d a que hay frente La Playa era usada con más frecuencia en los anos 20, aunque fundamentalmen-te para pasear En la foto puede apreciarse, al fondo, la Caseta de Galán. al pueblo dc La Luz Encuatranse en erh bahin nlgunnr manchas de pedro. Todo ella S limpiay pnde fondearse en arena por dieciocho escasas aveintiauz-bo br-, pudiendo tmnbia verificarlo m m rb ~ ruedersie quiere ertarmdr cerca de lo tima Sc halla del todo derabn" rada o. ara l os vientos del Nomeste. p m es muy buena con los opuestos del Sureste, asi cr quc c m d o & tos roph confuma en elfmdeadem dr Las Palmas y lo abandonan los pescadores por no serle posible mantenme alll, vienen a erta bahia m Enreferencia a las romeriar de Nuestra Senora de La Luz, lsaacViera ( 1916) deja un hueco para nombrar a la Playa, relacionada con la hora de la comida. Esta fue una costumbre que duró con los años y que aun hay practican algunas familias. Quienes decidian pasar el dia en la Pkya, y no EStatnos hablando de principios de siglo, enten-dan la excursión con un enorme almuerzo, descarrando las fismbreras o cadiarms similares de los que ahora se estilan, y apostando con roda namralidad por la Playa como cocina: Y..) Es lo horadel almurno. en IammudaarenadeloPloyadcl Amcfe tienden alboy limplrimo monte!, S& el cual colocan granda bandejas, conteniendo el humeante chcrne . Y las . pm. ar , mimtras en un enorme lebrillo re masa el a- o. fio , me es del nauísimo v nutritivo malz. aue m otro tionoo dm tonta fma a la Ininalm~ nlel, o s u> mentaios acerca de Las Canteras tenían como referencia el Puerco de La Luz a La Isleta. Asi, se han podido encontrar testimonios de autores diff-cihente reconocihles, como elrecogido en el esnidio dela empresa Alros Hornos Inge-nieros y Consultores para el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canana en 1979, que se atribuye al siglo XVI. " Llamdbnsc antes el Puerto deLa Irletar. nor abrirarlo nor lanartedel norteun grejos, enzor y toda especie de morisco. La aguo del mai; que queda encharcada, forma salina muy blancayjna Paga el Cabildosenilar a rm hombreque & en la atalaya sobre estas montañas todo el día, y en dernibnendo onbonanoner, pone señas que s n unos palos vestidos de ramas, en una torillo que ertd sobre la mataña que mira paro erta ciudad y de todos poner re ve. Cuando es mucho d número de navior hacefuego, y lo do o entender el humo de día, y lo lLnn de noche. Poraquelpuortedeamiosde que hablé, únenremurharvecer lormarcs, el depmimtq que rr el del anecifey el del Puerto de La Luz, que mira al nruientet El hano y relación dr viajes de Romero y Ceballos ( 1795) recoge igualmente sus impresiones sobre la Playa y el abrigo que & ta ofrecía a los barcos Además hace algu-nas referencias al istmo y a 1s emita de La Lur y Santa Catalina que, pese a no ser objeto de este Libro, si merece la pena recoger en tanto que aporta al lector una idea de cómo estatia confomda lo que hoy es la capital, hace doscientos anos. Igualmente explica el oñgen el nombre de Las Canreras: desembarco por una cadena de rocas, quc casi ya cwca de la playa, re ertirnden, y le atraviesan. Estas en reboso ertdn d i m a r , pero rn la hqn marea ert4n de fuera, y si no es por algunos canoler de que er meiiprtn tener mucha inteligencia, no pueden amibar lanchas a lo ribera. Estas mcor rondecantera blancaamirco, v deellnr seracm unas oilor oara filtrar el a w v llevaroorcianerala Ametica ionjter, ron ayo nombre lar conocen. En lo misma Irleto c m cwca del nomina-do istmo ( que olgumu veces ha sido anegado del agua,~ untdndosea mbos mares) estd una m i t a , dedicado a Nuestra Señora de Di Luz, ion una gran caso, quc sirve para recreo de niuchar penonar que se van alli a divenii El camino que hay desde q io la ciudoa, er llano pem por medio da pmoror o m l m blancos. muv movedizor. v llmor de montam. iomdnr de la misma irww bim qirr r m e . < om 8 un, !. tia ? ui cria\ i. ro . t l> lorp Ir ln zi. 111 drl mur i loo, d,"<"> nJan iirodcm'i. q,, ere i r r n , . L., h d e CI I ~ I \ I I " P u1~ u~ ii, o, c rlznn . ir renvi. qw 11. rm Ii . IIL 11 clcl. vi w r. h~ l m ar Ii$ rf . iI. Ií, dr Aros onter deunirre alas avenas, oficenun espaciode tienarinmnrlas deama, que por regarse cm variar acequia y tener a l p o r drboles, y caras de campo, hmm muy divertido el camino Los nomtnador c m 5 ron mal vistor, y llmor de tobaibar, y piedras, que suelen hacer mucho dolo, rodando a la llanura mmdo hay aluvimier En la mitad del camino ertd uno m i t o que llaman de Santa Catalina, algo desviada del mar, en cuya onlla enfmuc de ella ertd un cartillo muyfuerte de su mismo nombn Los arenales llegan hasta los mismos muros de lac~ udady muchas veces los hanfonado, entrdndore dentro no poca ponidn". la expansión de la playa. Los prime- planes de ordenaci6n del litoral. Las leyes desamortizadorar de Muidizdbal( 1836) y Pascual Madoí ( 1855) produ-jeron en la ciudadimportantes cambios deinteres urbanfsnco que se prolongaron hasta 1892. La expansión urbana quede mediatizada por casi media docena de nuevos pro- Las primeras décadas provocaron ansias de tener una casa en Las Canteras, aunque se mantuvo el retranqueo de la primera línea de playa pietarior particulares. Entre los compradores de la desamoniación figura don Nicolls Apolmaria, con las tierras que conformaban el istmo de Santa Catalina. Estor terrenos d e r o n a subarra en 1860 y estaban ocupados por medanos que configuraban un cam-po de dunas, donde dnicamente tenia intere por entonces la Bahla del Arreafe La finca comprada tenla unarupefieiede 62 hecmas y 67 acres; lrndaba al nacien-te con la carreterasd e Las Palmas. alNorte conla Isleta. alnoniente con e l m a r ~ al sur con Iir nionunai dc menr 3 1. qiir es lo miriiin. ahrndm el btmo de Gumrnrnie todi l.? Plwz de Lar Cantera,. FI R< lugto lo que h ". ( 1 Y o r ~ i i cS ntirt Calilina Y la zona di la \ venid1 de Joir b l w \ l opez TI px; ia p3gsclo pur 3 Iincr Iiic a rvOn dl. 0, lb pesetas por memo cuadrado. ~ a consuuccion del muelle de San Telmo trajo consigo una acundad importante por la presencia de carpinteros de ribera y otros artesanos que tenían en la Playa del Arreafe el principal carenero, por el sector de la Puntilla. la carretera para unir el Puerto con Las Palmas se empezó a construir en 1854, concluyendore en 1861 con un firme de tierra oue era necesario reoarar v rezar con frecuencia. L< I hnr del Piieno de La Lu: cJmen: rr. in en rrbxro dc ldcl llaita : niuncr> la ioni del heno em iin pirale J:\ hahitrdd. : m iin nilrrra redirido . awi i que viiir del crr< wra . Ir la R ~ delA m c i f e En lPS3 i l ~ ~ ( I I I I W Cn~ ti in ; ipd T i m ; ~ ud e la ~ orreSa rmiento confeccionóu n plano de población para la zona del Puerro y Playa de Las Canteras que fue aprobado por el Ayuntamiento. El proyecto era ambinoso y con-templaba el asentamiento de una nueva población. La Playa de Las Canteras qued6 emrcada par la más amplia caUe del sector, acenmlndose asi el papel que habria de jugar en el hmro, cuando se biciera lo que hoy conocemos como el Pareo de Lar Canteras. Desde 1885 a 1906, el Ayuntamiento de la ciudad se vio desbordado anali-zando expedientes de consmcci6n. Las áreas más solicitadas eran La Isleta, por la actindad que generaba el Puerto y que los canarios comenzaban a ver como una fuente de riqueza evidente, la Playa de Las Canteras, Los Arenales y las Huertas de Triana. En aquellos años, la Playa ya era conocida con el nombre de Las Canteras. La con-secuencia de este topómmo eran las extracciones que algunos mesanos hacían de La Bam para la consuucción de hlms de arenisca para las populares pilas de agua cana-rias, hasta que a uistancias de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, la tarea fue susoendida. La ~. m, m esibnd e las extracciones odia haber Ileeada. de no habene par. id> 3 iiemp~ a. La der? pmriOn de La Bam con Ir> ~ u dr ~ ~ uhrsiil ~\ yu'zio rn \, iris$ . uwiir. r dirrinm; i z r n i r . ~~ \ pe. irli~ td, unto en Riolo# a Crnloeia o ( ien. in5 del Ilrr. pr3hblmicnre huhiria dcrrprriu lo uii bifn la Phva i cumw meno. . t hubiera modificado con respecro a la que hoy conocemos Enel siglo XIX, durantela decada de las 80, se hablanasentado enla Playa numero-sas casas económiws y chozas que habitaban los obreros del Puerto. Pero las primeras conruucnones levantadas en Las Canteas con halidad de residencias de mcreo para el verano o para fines de semana, correspondiemn a ciertas famihas dc la burguesla urbana, tales como Cayetano lnglatt Ayala, los hermanos Amaranto y Teáfilo Martiner de Escobar, Juan Rodrlguer Qnegles, Agusrln 5dnchez Riivem, Agustin Báez Navarro o la cara de banos en la misma Playa deManuel Reina Perer. Antes de esta fecha, elistmo estaba totalmente libre de edificaciones. Una estampa que, posteriormente, los arqui-tectos urbanistas han lamentado que no hubiera seguido así algíln tiempo hasta que se consiguiera ecrablecer para la zona de Las Canreras un paisaje de pequeíior chalets, en lugar de una urbanización prácucamente intranspirable que impide a quienes esdn en la Playa reconocer el otro lado con facilidad De 1890 a 1895 se construyen nuwas casas junto a las anteriores, y aparecen diez nuwos recintos edificados en lapaace Sur, a partir de lo que es hoy la calle Gomera, casi todos apoyados en la carretera al Puerto y siguiendo ya la planificación urbanística esbozada por el arquitecto municipal Laureano Armyo en 1888 De 1895 a 1910, todo el frente de la Playa, desde el cmce dejuan Rejón hasta la acmal calle Pedro del Casti-llo, q i d a c iihi~ rtodeedifienonpsM as al 5irr 1s edificación esrn$ sdi$ persa, m ninándose en la bamada de Santa Catalina, con algunas casas destacadas en pnmera línea En 1912, el Ayuntamiento acordó recabar del Minkterio de Marina una m1 orden que prohibiese la enmcción de arena de Las Canteras y Las Alcaravaneras, y en 1915 colaboró con los vecinos en constmrrun mum mra defenderse de los embates delmar qu, wvi.> di hir. pnra - 1 futur, l'airo wn zrnbrgo. m IJl'aii~ irii. o lainwlaci. in - n Ir mn3 Is b Puntilla de un? fact~ na. i c pouldo Perquriíai <. nnariar. > . a prur de la proresta popular par la conraminación y por las molestias que producía al vecinda-no. La indusuia se mantuvo hasta que pasada la segunda mitad del siglo XX desapare-ció. sin duda y entre otros mouror por que la actividad enLas Canteras habiacambiida de sector, y era el tunsmo el que mandaba entonces. Durante las primeras decadas del siglo XX, anos 20 y 30, la ciudad se convimó en una estación invernal. Por entonces, la afluencia de visitanres era del orden de 3.000 al año, en su mayor parte ingleses. Para alojarlos se disponia de carorce horeles de los niales nuwe de ellos estaban ubicados en la zona del Puerto, debido al atractivo que por entonces ya habh tomado la Playa deLas Canteras, que era reconocida par residen-tes y foráneos. Fue en 1936 mando el Ayuntamiento adoptó como proyecto de urbani-ración definitivo de 1 s Canteras el delarquitecto canario Miguel MartÍn Ferdndez de la Torre, empezándose las obras del Paseo al ano siguiente, y manteniéndose, salvo modificaciones punmales, harta la remodelaoón global que recientemente ha finaliza-do d Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canana. Antes de eso, las intervenciones se habían basado en urbanizar pcquñias zonas por La Puntilla, quedando el resto de la PIava sin una alameda definida. los anos 60 de forma organizada y con otras concepciones que, no obstante, tumeron mucho quever con el desorden creado en la p r i m e rCan teras, ya que meció sin mayores controles por parte de las aurotidades locales Como conse-cuencia de ese declive, la constmcoón en elistmo progresa lentamente sobre las línas ya preertableadar, riendo el periodo menos activo el de 1930- 1940. No faltan a pesar de todo nuevos planes de urbanización ( Ramonell, 1917; MartÍn Fernánder, 1930; Rodiíguez de la Roda. ercetera). Las primeras uiiciauvai para ordenar la franja que comprende la Playa de Las Can- En los anos20 la arena sustituía al Paseo, que no estaba canstiuido. La pnmera lima de Playa comenzaba a urbanizarse de una manela progresiva con pequeiias casas hechas por maestros de obra. teras parten de la segunda mitad del siglo. Sin embargo, el arquitecto municipal de orlgen catalán, Laureano Arroyo. mlizó por encargo una planificación en 1888 donde planteaba un nuevo conjunta desde los Arenales harta el Puerto de La Luz. No obstan-re, hizo un trazado poco genenso con Las Canteras donde el Parque Santa Catalina, que ya exisua, se ampliaba, y a través de una calle arbolada que Herrera Piqué hace coincidir o n la acmal calle Ripoche, enlazaba otm plaza que acababa cerrada por una iglesia, junto al htoral de Las Canteras. Asimismo, se conciben otras dos plazas arbola-dar: una lindando con la Playa ( hacia la calle Galileo) y la otra en un punto que se situaria en tomo a las calles C~ riiaM mno y Uruguay La urbanización incluía un paseo ribe~ do- la actual Avenida de Lar Canterar- des-de La Punulla hasta las comienzos de Guananeme Según emone Alfdo Herrera Pi-te, elvalor paisajrstico yniristico que en aquellos tiempos se atnbma a las playas estaba muy, muy lejos, del que más tarde alca1~ 7ananestar" E. nla zona delisuno re r~ tuabau n mercado para el Puerto y se prevetan edificauones para ercuelas. El postenor plan de ensanche del cambien arquitecro municipal Femando Navano, en laspnmeras décadas del riglo XX, ocupó conurbanización el litoral de Las Canteras en ni totalidad y asumió buena parte de lar dunas de arena que se exrendian por la zona. Los costes de las obras se recuperaban con la venta de solares en los tenenos ganadosalmar, que por aquel entonces enla Playa oscilaban entelas 25 y lar 50pesetar el mem cuadrado, aunque la media estaba establecida en 40 pesetas. Elarquitecto Secundino Zuazo Ugalde llegó a la ciudad en tomo a 1940 y realizó un nuevo plan de ordenación por encargo del Ayuntamiento. pem la Corporación, afom-nadamenre, no tuvo en cuenta sus ideas acerca de la Playa de Lar Canteras. Zuazo concebia la Playa cerrada por un dique que partía de Luis Momte, aproximadamente para cerrarse al Norte. Con ello pretendia ganar terrenos al mar para destinarlos a uso residennal, incluyendo un puerto para atraque en la zona de Guanarreme, lo que se hubiera llevado por delante mitad de la Playa e incluso hubiera dejado La Bana en la misma orilla. Pasear era el mayor de los entretenimientos. Las jóvenes iban en los años 40 abrazadas entre si y así pasaban la tarde, recomendo e1 Paseo para que las vieran sus pretendimtes. La constnicu6n del istmo es un fen6meno de hace 50 anos que cobró mgor con el desarrollo turático Las consrnicciones frenaron el rransparte de arena por el viento y han contribuido a rellenarla playa ( Foto- Julio Quintana) CAPITULO 11 Recuerdos A principios de siglo, pese a que la influencia del tunsmo comenzaba a notane, esoecialmenre en las construcciones, los cananos acudían a la - playa vestidos o a pasear Cuando se hizo el Paseo, después de la Guem Civil, los usuarios ya tenían un lugar por el que cammar El di- era agradable y no habla muchas entreteni-mientas mas hasta que surgieron los locales sonales y culturales. El gran espacio peatonal De poco rervia en las primeras décadas del siglo que los hermanos Martina de EEcabar y la familia Rodnguer Quegles pregonaran a los cuatro vientos las excelencias de la Playa. Nadie tenía en cuenta un lugar que hasta mronces era solirario, carente del Paseo que hoy conocemos y sin visor de demasiado hiniro, habida cuenta de que se mataba de una zona desenm y, si bien el Pueno impuso la expansiún comercial, ésta era todavia incipiente. Sui embargo, pocos arios tuvieron que pasar para que las fami-has canariasse dieran cuenta de la importancia que iba comando Las Canteras, prensa-mente en parte por ese tirón comercial del Pueno de La Luz y de Las Palmas. En los años 20, tener una casa de temporada en la antiguaBahla del Amcife era todo unsigno de dirtinciún y no había canario que no soñara con tener una asa junto al mar Asi, las postetiore generaciones devecinos de La Isleta, un barrio de gente humilde ayos origmes estaban ui algunas familias de Lamarote que hablan venido a la Isla a buscar algo con lo que poder emprender sus vidas, pudieron disfrutar de la importan-cm que tenia ser de la Playa, criarse en sus orillas y verla crecer y cambiar a pasos agigantados harta convertirse en la Playa que hoy es mundialmente famosa. De la hu-mildad existente entre los vecinos de La Irleta deia constancia el ex conceial del Avun- 4 , tamiento deLasPalmasde Gran Canaria. AntonioBetancor - auténtico memori6n- cuan-do relata lar vivencias de aquellos dificiles años de ni niñez. En una desur anecdotas que, porregla general provocaban mas de un corrillo enlas Oficinas Municipales, Betancor recuerda como su madre, cuando era pequeño y estaba m tomo a los calderas de la cocina, lo mandaba a bu- r lo que llamaba el templm a casa de su vecina. ' Ella me mandaba y yo iba. Vecma, que dice mi madnquesi me deja el tmplm que ahora yo re lo traigo otra vez. El tmplem no era ora cosa que un rabo de vaca o cochino que la vecina tenía colgado de la pared y que le dejaba a mi madre para quelo metma en el caldero y le diera un poco de gusto a lo que estaba hanendo. Desde que mi madre urrninaba, yo vulvia a casa de mi vcciria y Ir drvulvia d iemplrro, que ella valvia a colgar del mismo sino para cuando se ofreaera". El propio edil explica que en La Isleta, en los años 40, aparenó una nueva unidad monetaria. la chozo. La gmte que habia llegado a poblar la zona desde Lamarote o Fuerteventuni, consmiia SUS m a s de barro y piedra y para usarlo como tejado pisaban el barrosobre cañas. dandole solidu. El Ayuntamiento deLas Palmas, como quiera que aquellas casas no contaban con las mínimas medidas de higiene, ofreció a cada una de las familias que las ocupaban harta cien duros - nunca se hablaba en pesetas- por echar abajo la careta. Los aen duros eranentoncesumzchoza, ya que era lo quevalia cada una de las casas oue se consrmron a su lleeada a la isla v con una choza o choza v media. primera cririr del turirmo en la ciudad. las companías ingleías, principales promotoras de la afluencia de witantes británicos que consiguieron instaurar muchas de sus cos-tumbres dadasupresenna en Las Palmas, se dedicamna colocar casetas erpenalmente destinadas a 105 viajeros de sus rrcomdos rrasatldnticos, que competían de manera 53 sana con la caseta de Antonio Gaian y que llegaron a formar parte del paisaje de la playa. lo mismo que después lo hicieron las casetas individuales, explotadas como aho-ra lar hamacas o las sombrillas. Las Canreas fue creciendo y en la decada de los aRos 30 se camenr6 con la com-vucci6n de una parre del Paseo que el Movimiento se encargd de rermmar, fundamen-talmente " para que los ciudadanos se dieran cuenra de que se esraban haciendo cosas y que aquello era bueno" re@ recuerdan los mayores La obra se realizo por fases, Ile-gando la pnmm desde La hintilla al Balneario: aaos m& tarde hasta el Mum Marrem, y aproximadamente en 1955, hasta la calle Chumca, para posteriormente estirar la Avenida hasta La Cicer En los primeros tiempos, los que querian hacer una excursión que pmilrs de Ii central eléctrica de Ln Cicer tenían una parada obligatoria en El Rin-cón, donde desde hacia algunos años habla un mananrral de agua - que unos declan que tenia sabor salobre pese a que otros afirman que era mineral- del que se abastecían los vecinos de Guanarteme y Las Canteras, al que llamaban el Santo Cristo de El Rincdn. Sus propierarios, viendo el éxito que el agua tenia y el negocio que con ella podlan hacer, decidieron cerrarlo y en susinmedlacionesmontaronuna pequeña industria que se encargaba de embotellar el agua para su venta. Pero el manantial no respondió a las enpectatwas y a los pocos anos se secó. En aquella época, Las Canterasse habia convertido enlazona peatonal por excelen-na. Y no porque faltaran erpacios, smo porque aquel era probablemente el mais grande de la ciudad. La explosi6n nilrural pmducida por clubes y asociaciones recreativas y deporuvas asi como el creciente interes de los ciudadanos por esrablleccerre en la zona del suno o en las cemnLas del Puerto de La Luz por razones commiaies, inc~ mentó la presencia depmonas en tomo a las baldosas rojas y blancas que inicialmente le fueron colocadas y que fueron cambiadas despues de cincuenta & os aproximadamente Las j6venes paseaban del brazo formando grandes filas por delante de los preten-dientes, que aprovechaban aquellos paseos para decirles dulces cosas con las que inten-tar ligárselas. El que no se amvia a decirle algo mando pasaban para un lado, se lo de& a la welta. De cualquier manera, no habia prisa porque la tarde la pasaban prác-ticamente en un sentido y en otro. El bar Toledo servía comidas connniéndose en la fonda por excelencia ' Por cinco pesetas re podía nialquiera dar un banqueie, y por quince pesetas una paella para dos". según cuenra Marcín Moreno, y lo mismo pasaba con El Farol, otro bar de la Playa, sin contar 10s bailoteos en Las Cuevas, un edifiuo diseñado por Miguel Martin que hoy continúa en pie. La Policta Municipal velaba por las buenas maneras y los guardias, que re hicieron en el riempo personajes populares de la Playa, se las arreglaban para que las j6venes no se bañaran sin tener alguien cerca que ler llevara el albomor a la orilla, o que los mu-chachos no caminaran por el Paseo sin camisa, por decoro y respeto al resto de los paseantes. Dela mima manera, estaba prohibido sentarse enlas barandillas de la Aveni-da y entre las pandillas era habitual que aquel que primero viera al guardia diera la voz oam aue el resto de los camoaneros. oosador como suirres en los cables elecuicos. Los populares guindillas velaban por las buenas formas en la Playa, aunque a veces, los máspenes se lo ponían difial manda intentaba quitarles la pelota por jugar al fútbol en la arena. La barandilla, pese a los contmuos cambios en el Paseo de Las Canteras, es una pane del mobiliario de la Playa que ha contado o n personalidad propia. En unarticulo escrita en la prensalocal por el fallecido arquitecto Sergio Pérer Pamlla en 1986, expo-ne sus teorías sobre la baranda. " Disenada en un principio con un crirerlo de unidad formal por los años treinta, la barandilla del Paseo era una solución arquitectónica adecuada al caracrer del mismo. La serie de elemenros de madera en foma de barrar horizontales recordaba a las barandillas de los barcos. v los dados de homieón aue u . servian de eslabón entre los dirtintos tramos, al tiempo que de pie a lar luminarias, confirmaban esta impresión cuando de sus superficies colgaban los típicos salvavidas circulares" La barandilla era remozada por el Ayuntamienro con una mano de piniura que dejó en el camino más de un pantalón. Lo mismo un verano era ami, que azul y blanca o verde. Los muros, que servian de uni6n a los palos y que nomba Pérer Pamilla, no se entendlan sin un añadido que un concesianado pudo obtener A los chiquillos nos llamaba la arención c6mo cada tardeun hombre alto y fuerte pasaba por el Paseo de Las Canteas careado con un manaio de Ilawe me. sin saber cómo. dlsrmeuia en cada tramo de la Avenida Con ellas cerraba la enorme capa blanca que cubris las basculas que se disponían a lo largo de la Avenida y que él levantaba en peso para trasladarlas hasm el punto donde tenía el amarre. Se trataba de una estampa repetida cada tarde, tanto en verano como en inmemo. A pmpósiro de las barandillas, Pérer Pamlla evoca un momento de la Playa en que fueron suprimidas. " En los tiempos del nacional- catolicismo, las barandillas derapare-eieron pues eran, re@ las autoridades del momento, el punto de apoyo y desfogue de los mirones en busca de entranleras que por entonces traían aires nuevos, y por lo visto pecaminosos para la machada canariona Esta moralista preocupacibn significó que se ensayaran varias soluciones alrernatiw a la pecaminosa barandilla y as1 aparecieron vanos tipos de maceteros con plantas paco adecuadas para acercarse a ellas, y asi salva-guardar nuestra moral, reserva de Occidente. Las plantas duraron poco, quiiár debido a la acaón del mar: quiiár debido a que era el sitio idóneo para apoyar un pie mientras se reguia con la sana costumbre de mirar; quirár tambihn porque no se cuidaron lo que debia, y así al cabo de poco tiempo pre-sentaban un dolomso aspecto, a medio camino ente la papelera y el cenicero ( ..) Con respecto a la barandilla mum. fue un diseño ensayado en la zona de La Cicer que des-pueiseconvinió enuna especie de grada para sentarse ymirar, en este~ 8501o~ panid1110~ de fútbol" Era el tiempo de lanzarse de cabeza desde el Muro Marmro aprovechando la subida de la ola o rentarsejunto ala barandilla y, agarrado a ella conambos brazos, esperar que hola nos diera un tremendo chapuzón en el cara de los que no se atrevían a tmrse del muro. La Playa tenia dos puntos ui los que cualquiera que re sintiera un poco de la zona tenia que lamrse. Uno de ellos era detrar de La Barra, donde el agua pareM más sakda que en el interior y donde había que esperarla llegadade la ola para que sirviera de elevador que nos permitiera aupamos de nuwo a la lengua de arenisca Muchas fueron los que no sabiendo el procedimiento, se rasparon el pecho contra la pared de piedra que parecía inalcanzable cuando la retiada de la marea dejaba el vacio entre el bañista y La Barra. Y el otro lugar era el Muro Manero, siempre aprovechando la llega-da de un buen reboso. En esos diar, los paseantes que iban por la arena teman que tomar carre" 1la si lo que pretendian era atravesar el Muro Marrero sin mojarse, cosa que no siempre se conse-gula. En torno a los imitadorer de los saltadores de Acapulco re acumulaba, a pie de Avenida. un nutñdo " mi>. o de curiosos oue indicaban se&" su forma de verla como v cuando habla que tirarse. Pera la cosa habia queverla por hierade la barandilla. Aproxz-madamente ms meiros separaban lo alto del muro de la arena que ahora ha ganado espacio en el lugar, pero quien superaba el vertop de la primera vez estaba deseando subir para lanzarse de nuwo No obsrante, la indecisión se pagaba cara. A mas de uno le paso lo mismo que a Vlctor El Tanifi por dejarse influir por aque-llos que jaleaban a los lanzadores para que saltaran al agua. Victor no re habia nrado jamar derde el Muro Marrero hasta que le llegó aquelmomento Y seguro que novokio a hacerlo. Debia comr el ano 80 cuando todos los chiquillos de la zona, sabiendo que había reboso. nos habiamos reunido en torno a aauel saltadero Y con nosotros Vícror barandilla y se quedó en la cornisa del Mura Marrera, pensando cuándo podria lanrarse." jAhora, Victorl'', le decian. " jAhora noi", lo frenaban Total que Victor, can^ sado de que legñtaran de un lado y de otro y nervioso pensando quiCn lo habia manda-do a ponerse en aquella situación, no se lo pensó dos veces y se lanzó abajo. Había un 50% de posibihdades de caer al agua o a La arena, pem a Víctor le tocó la segunda opnón, quedando remienterrado al pie del Muro Marrero y lanzando quejidos como consecuencia del estado en m e habia auedado su cuello. Muchos temieron aue le hu-biera pasado lo peor, pero r a s dos meses con un collarín, todos re reían de él y la inntaban a saltar de nuevo desde el Muro Marrero, a lo que él respondía con un expre-sivo gesto de sus brazos. Algo parecido ocurría en La Caleta o Los taletones de La Puntilla. A marea llena, el agua entra con fuerza entre los huecos de piedra que e1 mismo ha ido socavando, y revienta canrra ellar dejando la espuma expandirse por codo el lugar A los chiquillos les amía aquel ríes@ y tirarse cuando venia la ola. Lo que sucedía es que la salida del ama era mas oroblematica. va aue había aue hacerla cuando la ola se hiera mesto aue la vez atracrivo para la gente de la zona que generación tras generauón ha hecho lo mismo, aunque con el paso de los años nos parezca una locura. Pero a h B a m no se iba eeclusiiamente a saltar. ALaBam, realmeme. se iba por ir y una vez allí se podtan hacer muchas cosas, desde resbalarse por los toboganes que habia hecho la piedra hasta caer en un charco casisiempre caliente, a sentarse en lo que se llamaban los sillones reales por su parecido con los mnor de las pelicular que tanto nos gustaban, o a escnbir el nombre de la novia en el limo que crecia dentro de los Los rebosos en Las Canteras casi obligaban a los chiquillos a saltar desde el Muro Manero La abundancia de arena hace poco recomendable ahora el lanzamiento ( Foto. Tato Gonwlves) charcos. Uno re tiraba en La Barra como si estuviera en la arena y, con una piedra, se ponía a escnbir el nombre de las chiquillas, la fecha y esas cosas. La tumbada acababa siempre que un Cangrejo protestaba a su forma porque le tapábamos la Neva y nos agarraba con sus pinzas cualquier parre del cuerpo. Esta situaci6n provocaba levantar-se rápidamente y buscar otro ritm, donde la historía se repetía La Playa ya era grande, pero a nadie re le paraba derapemibida cualquier cosa que alterara su nomal funcionamiento. Después de muchos anos de retirado el mmpolin que durantemucho tiempo esuivo clavado enla Peña dela Vieja, y del que aún hoy son visibles sus clavos, la enorme piedra volvib a ser noticia una buena -- m. Los más madrugadores no podían aceptar lo que estaban mmdo cuando al pasear por la Playa notamn que la piedra habta sido pintada de blanco de nmba a abajo. Fl Ayintnmirnto calificb la acción de gamberrada, y j6venes voluntanos y miembros de la Cruz Rqa. tuviemn que frotar mucho para devolverla a su primitiva estado. Jamás re descubrió al causante del hecho, aunque los asiduos de la zona si lo supie-mn. Los autores, ante el revuelo de su iniciativa arrirtica no se arrevimn después a decir que habían sido ellos Pero se menta que unos pescadores de la playa, con el cuerpoalgo alegre, resulramnserlospmmororesd e la pintada. El fui que peneguian era que niando los bores faenaran de noche, dieran a pecar o hiciera falta un recace, la Peíia de la Vieja hiciera las funnones de faro y punta de onentaci6n. Una idea que, sin ser mala, provocó tal escándalo en la manera de llevarla a cabo que el comentario dur6 muchos dias en la Playa, mando afin se velan los restos de pintura blanca desde la orilla. La Plava ara los canatios ha venido a su, d ir. auno, ue o. are zca un desvario. a la nieve L l u dr c r d , in\. iirciu + iz tapi- ela; rallridcciraciiidid al rnrnoí al~, unn5 piimor Jc ellr . un el Iilriiir> r lr. n. iiiio c mi I q ui los ninx haciii niiinrcc: \ bolrr pva I ~ N ~ ~ cFnrcr e iU.> r. Ir>> ' hq~ ill,, JP 13. i w i a . n . o n t r a t ~ ~ e~ n 1% bohi de awm el susututo ideal. las guimr comenzaban de una manera sencilla, casi sin plantearselo, hasta convertirse en autenticas batallas Bastaba que uno saliera del agua con la sana intención de no volvera envolverse como una croqueta conla a- caltente, como nos gustaba hacer de pequeños, y que otro, en plan guasón o para que no se fuera su amigo, lo volviera a manchar levantando una pequaia nebulosa con el pie. La pmvocanón era rápidamente respondida por el agredido, hasta que al final ambos se velan las caras en la onlla dándole forma esfenca a eieantescos ~ uMdosd e arena. . ualqiiicr bola d., umi <, ti< * prr. urz dh. i ir. riiii uii p rscer3 : mwiido por 13% parcri como PI lmlr w11010 P 1wm di C ~ L I hCo la, y b. 11. h ~ n un,): J..$- . l: pld\ d I a rrcii.~ id ea ria la m.> jada. p orque perm~ tnq~ 11 kb ula f w c + p rrccc i lcnia r iciliuba l i tarea de darle forma. La presenna casi continua de sebas en las orillar, especialmente a la entrada del verano arando el olor a marisco impregna la Avenida, fue aprovechada por los constructores de bolas para sumarlas a Cstas, lo que les daba cierta consmencm. Después de eso, la bola pasaba a la arena seca, donde se le cubris por completa. endu-renendola. A oanirde ese momento va estaba listamra lanzarla al memieo. No obstan-te. las guimor solian ser tan rápidas que la mayoría de las veces el proceso no podla llegar a completarse y lo que debían ser bolas se convertia en simples puaador de arena aqados con rapidez, que lo mismo cogían al destinatano que a una señora con som-btilla que pronto amenazaba con avisar al guardia, lo que era indicativo del hn de la contienda, que se anjaba con un baño y un adiós Lo que novalia. como algunosinteniaron en no pocas ocasiones, erameter aguanyas. medusas, dentm de las balas. Las celulas urticantes de sus rejos causan un dolor tan insufrible como indercript~ bley a veces dejan la huella de su paso por el cuerpo de los bañistas como un tatuaie. Los afectados . m r sur . oi caduras se arrastraban como oodtan hasra el puesta de la Cruz Roja para que les aplicaran algún remedia que los liberara de aquel dolor Pero en la Playa habíamos encontrado otro remedio que, aunque pueda parecer poco decoroso, era el mejor Se trataba de orinar sobreelluprdonde daguavma había dqado rus rejos. que se resbalaban hasta caer Se decta que era la acción del amoníaco la que curaba. Por eso no eradiflcil, mientras alguno salta del agua lamentán-dose porque lo habia picado un ayaviva, oir a otro gritar. ~~ bltallae p ata, mtale la pata!" a lo que el amtgacho respondía procediendo a tal operación. A lo largo de su vida, la Playa ha servido para casi todo, desde la conrtrucción de figuras de arena con un realismo asombroso, en una actmdad que harta que se puso de moda aquisólo se estilaba enlas playas amencanas, a base para unasene de buscadores de oro. Esta actmdad ocupa a m& gente de la que atemos ver cada dta en la tarea y uene su fundamento y su razón de ser precisamenre en las crecidas de las mareas. Todos hemos visto que la marea, al subir, se llwa can ella los objetas que cientos de despistados han dejado junto a la toalla Pero la impresión del agua mojándolo todo cuando se esiá tomando el rol es tal, que a uno le da para poco más que para recoger la toalla y el bolso y arrasirarlo a la arena seca, sin reparar en que lar zapatillas, el libro, un peine y los zarcillos, se despiden desde la orilla. A marea vacía es cuando amrecen los buscadores de om v otms tesoros. Se encar puedan sumar a su parnmonio. La mayoría de ellos vende después el pmducco, pero se dan casos curiosos como el de Neto, un pescador de La Puntilla que lo mismo se con-vierte en socornrta que en busuidor de oro, o en actor de pellculas, como le ocurrió cuando se mdaba Moby Dick. Neto esdelor que se recorrenla Playa de puntaapunta buscando losm& va~ opinros objetos. Una vez que las tiene, los guarda en su caui y lar señoras que lo ven recomer la onlla, con frecuencia lo abordan para preguntarle si ha encontrada tal o cual raxillo Neto entonces les pide la descripción y, si es posible, la pareja que ha dejado en su carrera hacm el mar. Y una ver con el modelo, va a su casa y compara is piezas que t w x Si lo ha encontrado, al dta siguiente busca a la señon. y le devuelve la pareja de iarcillor perdida Algo que sin duda sólo ocurre en la playa y que es tan nuestro como los guardias que se dedicaban a hacer uso de la megafonta a todas horas, sobre todo en los dias en que la arena estaba i n U a n s ~ t ~ b l e . p a g o de un menor, la mayor parte de ks veces. Con todo el respeto que merecen los renmos queprestaban, hay que deur que uno no estaba tranquilo en la Playa, dependiendo de lo que le gustara al agente coger el Junto al Muro Marrem, saltar detras de La Barra era y sigue siendo obligatono para los playeras. A la subida hay que esperar que llegue la ola para no racparse en el muro que deja la retirada del agua ( Foto. Tato Goncalves) micrófono. Pero a todo nos ibamos acostumbrando y, muchas veces, precisamente los comentarios eran la diversión de un grupo de galldonrr que se habla dado cita en la Playa Es evidente que los guardias de hace quince o veinte años no tenian la prepara-ci6n delos de ahora y esta circunstancia se extendia por los altavoces, dondelo mismo se oia el mensaje del agente en busca de un menor que un '~ jchachod, ejo la emisora quieto dhi!" que le de& a su compaüero sin rapar el micrófono, con lo cual se enteraba toda la Playa de que un polida local estaba tocando la que no debá. Las descnpciones que los agentes hacían de los niñas sólo podian ser reconocidas por los padres del deraparendo y as,, se oian cosas coma: " Se haya enestar dependendas de lapolicia deplayas el menor Ayoie Viste bmradorflonaoy porta ba~ dem n l l oc mdor d a r . Se nie- m o rus . o d m s i lo ertdn buscando. aue oaren a ncocolo ... ( silenaol oor , , q u z ' Perr i (( U( ~ isulf~ Ib\ IJrM IC que IJI pzdws di A W ~ Ce , uban hu~ c.? ndoi I i i i ñ ~ desde que habla delipnn. i . lo. por , i a . 8 e~ l q enli. lo rr< dli dba De hecho íz dio un caso curioso en Las Canteras donde los padres del menor perdido nunca aparecieron y un agente realiz6 todos los tramites para encargarse él mismo de su adopci6n. El hecho de que el uempa pasara en la Playa no riMó para hacer desaparecere~ ens tradiciones. Pese al olvidado juega del clavo, de los que se compraban a duro en la calle Galileo cuando no podlamos apaMrlo ni alguna kmteria, y que lo mismo servía de elemento lmprescuidible para jugar que para coger cangrejos en Los Lisos, hubo cosas a. ue.. au na. u e se ven cada vez menos. nunca se olvidaron del todo. La es.~ eciael astrono-mia de la Playa se basaba en los cucunichos de mma que se vendían montados en amarillas galletas de una o dos bolas, y en los barquillos que un hombre vestido de blanco pregonaba a los cuatro vientos en un continuo caminar enrre los bañistas. Los chiquillos no podian entender cómo, con un sol de justicia y cuando todos corrían hacia la orilla para evitar las quemaduras con la arena seca, el barquillem caminaba, moreno y ninido, sin ninguna protección por aquellas brasas de Las Canteras. Al hombre que pregonaba aquello de '! Hoy cometos, Kalire!", lo fueron sustituyen-do las heladmias artesanas que con el paso del tiempo se asentaron en Las Canteras Se trataba de la Atlántida y Peña la Vkp, con Pedro Sancana al frente, que hizo y sigue haciendo las Ddicior que tan rápido entendieron su merecida fama por la Playa y allen-de los mares, ya que incluso el rey Hursem delordania mandaba a buscar los pequeños uiangulos de helado para degustarlos en su casa de Lanzaroa. Antes, el edificio que ahora ocupa la heladería era el colegio Santa Catalina, donde los msr pequeños tenia-mos como recreo la misma Playa. un lujo que ahora ya no queda al alcance de muchos niños. En aquel colegio, creo recordar que se llamaba Cleo por unos personajes muy populares que aparecian entonces en la televisión, las ventanas de la clase daban al Pareo de Las Canteas y los chiquillos caminábamos aveces demanos qfda de dos por toda la Avenida respirando el salitre que tanto nos innuy6 y cantando aquello de [ Un, dos. oms v anazl , c 2 - Pero rui duda, el rey de las comidas en la Playa, antes y despues de que las familms hicieran sus almuerzos en torno a media docena de mmbrillas dispuestas a modo de salón- comedor, fue el membrillo. No se = be exactamente por qué, quizás porque su madurez coincidía con el verano, el clava ? el membrillo emnalgo parecido a losaman- 65 tes de Teniel, pem en Lar Canteras No habia chiquillo que no se llevara el aspero fmto a la Playa para comerselo en un viaje a La Barra o duranre un largo baño. El membrillo podía mojarse. y no 610 podía, sino que debía mojarse para contranrstar su aspereza. Durante el baño, se empapaba el membrillo, se lanzaba hacia adentro y poco despues la cabeza del autor del lanzamiento emergía junro al fruto que lo esperaba flotando para ser mordirqueado. Cuando se acababa el membrillo, se acababa el bmo. Llevar mem-brillos a la Playa pemitia además aprovechar mas el tiempo antes de irse a comer Las comidas en la Playa, romo pudo verse en las referencias históricas de autores. no son nuevai. mro son dignas de mención oor todo lo aue conllevan Son casi una Iilosof, td# ixli'dignade o i y u h r> ciol. x.,'~> rrr Jn & rrl l b i rodcrctcr IA rw manfomili~. rn. innc. c<~ nl ij i , . d m n ~ r p r i i i i x \ ~ n ii ~ r i t ~ n d ~ s ~ l v ~. a~ h~~-< l a rai de paro que se extienden en la arena junto a tablas de cortho, pelotas, raquetas, dos neveras y varias sambnllar que re cubren con una lona o con las propias roallas, aun-que no haya vienro. Cuando re inicia el comisuaje, los chiquillos son los primeros en caer sobre loso. l atos . D O^ dos razones fundammmk Primero, pam las madres quitdrie-los de delante y comer tranquilas, y segundo, porque cuanto antes coman, antes podrán volver a hanarse. Esta situación lleva a los niños a oreeuntar cada mcdia hora a su coñaio y buscando quién tenga el reloj más adelanrado que el de su madre para poder tirarre al agua Mienuac, los mayores comen y. cuando temrnan, el cabeza de familia se bota en la arena y allí mismo se queda dormido, sin camwa, y en la mejor de las ocasiones, rapado con una toalla, can la arena pegada a la cara que cuando se levanta se le queda como prueba innegable de que ha dado una cabezada. A todo esto, las mujeres y uno de los cuíiados a los que no le gusta dormir, juegan a las cartas o se lwantan a compartir con los niños para que se les haga mas cono el tiempo que nene que pasar hasta poder baíiarse Irremediablemente. cuando el niiio se puede bañar ya casi llega la hora de marcharre porque el sol empieza a caer, aunque a muchos no les amilana que sea oscuro para seguir con el día de playa, quizás porque saben lo que les espera al día siguiente, lunes. Alo largo dLsu hisroria, laPlaya de Las Canteras ha spMdo comoplató de cine para la filmación de muchas anuncios telev~ rivos o para revmas especializadas de moda y similares. Ha sido caratula de muchos progamas y su nombre ha mscendido más allá de La Barra. Cuentan, quizás dentm de una de las muchas leyendas de la Playa, que el propio comandanre jacques nies Cosreau, en sus inicios, llego a grabar una cinta con los fondos de la darsena que aún conserva alguna familia de playeras, y ha sido demos- mda la presencia de actores y actrices que han vabajado sobre esta arena. Como data anecdático, David Hasselhoff, el popular vigilante de la playa, realrró varias tomas en Las Canteras para un anuncio emitido fuera del territorio nacional. Pero si hay que destacar un rodaje en tamo a Las Canteras, donde colaboraron decenas de canarios de una manera o de otra. fue el de la nelicula Mobv Dick. la o. o o. u - lar bdlwr bbiicaque brp la dircccimrlc lolin Hii: mnw m~ iviop or Iara~ u, canaror cimo > i hiibieii nudo ~ n ~ l lDrr. h echo. nnci > Fl d m c i x L li pcliritla PPIIIW.~.) Id fl x,. c. u> ie ndiivna dcl Piiciio p m en.: irgai qiic Ir hiricrnn h b- tllrna qui d i c iñbi - que en realidad era un cachalote y que se realv6 con un enorme esqueleto de madera cubierto de una goma especial que el director se trajo de Estados Unidos- con la que daba el pego para lo que la que- Hustan. Fue la Compañla Carbonera de Las Palmas, perteneciente a la Casa mil le^ la que se e n q 6 de hacer la ballena. El taller estaba dirieido nor Tames Stuart ldlv conocido como Mister lollv. L c & r ; u n ~ ~ I 3 tn~ íenzse mnntu sulite wilrgahmrl de la- que > e u- ban pan c r r g r , íuminirirrr d. raihdn a im biir: ns En una k illsí ihi la pmil nwiual que algunos marineros acaonaban y gracias al cual la ballena movia la cola. Igualmente, con el mmo marerial impermeable, el taller hizo un muneca que ha& las veces de doble del capitan Achab, niya pierna habw sido arrancada por la ballena, alas escenas más arriesgadas. Sin embargo, Gregoiy Peck se someuó a cada una de las partes del rodaje, por lo que no hiio falta el muñeco, que se conservaba hasta hace unos años en que, por empeño de los miembmr de un barco inglés, losempleados herederos deJolly se lo regalaron. Los carpmtero~ d e ribera también tuvieron excesivo trabajo en el tiempo que dur6 el mdaje. Se trataba de construir una serie de bar= que la ballena despedazaba a cole-tazos, asi como las cubiertas del navio Aquel pudo ser el primer impacto turistico de Las Canteras, por donde era facil ver pasear a Gregory Peck con RichardBaíelart, Leon Geno y todos los actores que componian el reparto. Aunque tecnicos, actores, el direc-tor. Gregory Peck y todos los que venran para la pellcula se alojaban rii los hoteles Santa Catalina y Parque, las comidasse haclan en el popularluan Pérez, donde aiin hoy cuelgan las fotos que asi lo atestiguan nibncadas por el propio actor Algunos de los oescadoresd e La Puntilla también o. artici. o aran en el rodaie. Eran los aue catan al arma . m los colrra2or dr 14 hllma .. n exiris yero lo ri. ucr& c. coino ri huhirrrti sido actoreí princip..,, Rccahandu drwi pita evar Ilnri, ur peqc3dor aseguraba qLe h3- I> 3 imhqrdo ion (~ rsmnP eA , llitrd se acuerda r lc~ iii ndo la Ihallcru hqñ la rola \ rompe la barca? Pues el primero que cae al agua - y yo". de& animado. En el uempo que los actores esmviemn en torno a la Playa, aunque iambién se rodaron varias escenas en Las Alcaravamas, todos tuviemn la ocasión de ver c6mo se las gastaban el director y el protagonista. Cuenta Martln Moreno que Gregory Peck era un hombre de mucho carácra; aunque asegura queJohn Huston " no mirlabadesralzo". Comenolda fue la bmnca que el director le echó al actor por llegar urde. " Se qued6 temblando" dice Mardn Moreno Pero si hien se crea una pequefo indusuui en tomo a Maby Dick, no todos estaban tan contentos. El gobernador civil llegó a llamar la atención a los carniceros por el precia que habla alcanzado la carne enla ciudad. Todos quwieron hacer su agosto y los trabajadores de la carne aumentaron de forma considerable los prrcias del producto dadas las enormes cantidades que re compraban para atraer a lar gaviotas y que se quedaran revoloteando sobre el barco duranre el rodaje. Hasta las aves echaron de me-nos que se acabara Moby Dick tan pronto. Probablemente nunca habían estado tan bien alimentadas como entonces. Siempre a la onlla del mal Junto a las mcas, la arena, la Barca y c1pr0pm Paseo, las pandillas qxe s lo largo de decenas de anos han poblado Lar Canteras y marcado sus lfmires, son una obligada referencia - para d conocimiento de la mayor . jo y. a natural del muninp. i o y. la Bla. Gni-pos y grupos de 16venes. algunas ya bastante mayores e incluso desaparendos, han compartidoatardeceres y paseos, tardes dejugar al clavo y membrillos, pesade caboros en los charcos v a i m r d e bolas de arena. fatbol ~. laverov. baldn cubo. hoyos v carti- . I. x ia P h a t \ bbr pcnroamrrii~ u ivididñ en . lu, zomz . iciidu il crnrro nriirrlgi,~ A! Yl. i\ a ( hi- a q. ir , e ~ p> rve ,. h? bad el i. nenmrix . le lo que ~ r Pl. 02 Grmdr d~, dc il Miir > \ Iñrtrin Ii SU Ir Puntilla pcra. 1"' hlm pr. ado: inu. h. rr anos wyoliha dc las rlmparías de lo que era la parre mas degradada de la Playa, la zona que iba desde Los LISOS, al final de Franchy y Roca, harta Los Muellitos de La Cfcer Muchas pandillas se asomaron a los muros de Las Canteras. cada una desde la por-ción que sc habla repartido rerrirorialmente durante años y pese a aquellas dos grandes zonas, uno en la zona dqdrnidapodia ser de la pandilla de Los Lisos, de Peña la Vieja, de Galileo. de Bello Horizonte. de la Cuma de La Cicer de La Cicer misma o de Los hlurlltm, jin e m h q o I i sokrr de roda 11 N< vr corrcsporidiñ. v an iigur 3iindn 7 Zlrm ( hira \ P< cir Ir \¡ el2 \ a p indillar piinciprlmenr~ d~ i~ rrnt~ cq~ une ~ sec jcu m - ban en torno al Reina Isabel Desde los anos cuarenta ambas zonas tentan susgrupos de amigas fijos a los que, re les riera por donde se les viea en la Playa, se les averiguaba fscilmente la procedenna. Playa Chica tenía enm sus fieles a familias enmas cuya descendencia contintia en muchos de los casos permaneciendo al mismo sitio, como los Manero, los Farray, los Monteiro, los Quinrana, las Roig, los Amler. los Bolailos, los Tavío y un larga etcetera lasoosterioresmesenciasd e G~ eeorioT oledo. PacucoBello v otra larealista de oerso-los ochenta, consiguieron hacer resurgir la zona, que nunca mu" 6, apoyados mmbitn por las t e m a r que invitaban a quedarse en aquella mnosa zona de Las Canteas. No obstante estas delimitaciones de las pandillas quedaban descolgadas en manto nos enconoábamos a alguna de sus miembros fuera del imbito de la Playa. En ese momento. el conocido era simplemente de la Playa De Las Canteas surgieron muchos nombres que despues se hineron populares, desde Felo Monrdn a los Hermanos Milla- las pandillas han estado siempre presentes en la historia de la Playa. En el gmpo de jovencitos de la foto, alguno pasa ya de los ochenta aiios. A su lado, las típicas casetas que las grandes casas inglesas ponían en la Playa para el uso de sus tunsras. res, pasando por los hermanos Cantero, Chirino, los Correa, Padorno, los Benjumea, Elvireta Escubio, Arturo Maccann, los hermanos Gallardo o los Kms. Mucha solera también tiene Peíia la Vieja, una de las más grandes zonas de la Playa, puesro que cuando se mira a la Peña desde la oñlla, nunca se sabe cuándo esta uno enfrente. lo aue le da mavor sensación de amolirud. El final de la calle Kant era luear de pasa fi~ op ara quienes vivían en aquellos alrededores, también familias enteas con posterior descendencia que después se ha quedado en la Playa, donde cabe destacar a los hermanos Momo, pescadores de la zona y aurenticos dueños ensu época de aquella parre de Las Canteras Era el lugar de las tra~ esiarp ara saber quién podía llegar mas lejor a nado. Lo mejor que tenia" los que siempre estaban en Peña, que es como cono-cen al sitio los playeras. era la propia piedra. Si Playa Chica era el punto central de Lar Canteras, Peña la Vieja era su co~ azón, ya que es la roca más grande de toda la Playa y: por tanto, punto de referencia. Con todos esto antecedentes, Pena lavieja tuvo su tiempo dorado enla decada de lo serenta, tiempo que se ha mantenido harca la acrualidad. En aquellos años, decenas de nifios se apilaban en como todas las noches, tras un día de lanzadas de cabeza desde la roca, d j e s a La Bam, membnlloi y helados y rebado de olas a pecho descubierto, para jugar a lo que fuera. Estaban un poco lejos los dias de la insegu" dad, lar agresiones y otras cuestiones actuales. y los padres coniiaban en ella y en la cantidad de niños que había, para dejar quesushijossalraran y patalearan enla arena kia hasta la medianoche La década de los serenra tenia como protagonistas a la segunda generacid" de Peña IaV~ ejaE. ra el oempo delos Miranda, Pepillo el pescador, A Uom elRubm, JméTamayo, Antonio Garcia el Plti. Marcos. Ulises Montem. otro Marcos. Victor el Tanifo Tosé Mari diUa de madera que re caia a trozos, guitarra en mano, recumia un verano pasado al aire libre. La segunda generación bis estaba compuesta por hennanor y primos de lo prime-ros, casi todos nacidos a finales de los sesenta Luisillo, Vtctor el negro, Pepe Collado, AgusUn Cabrera, tres o cuatro joses, Javi el Cabezo, que se omia las gambas y el pan mojado cuando íbamos a pescar, Néstoq Jan Miranda, Pacho, y alguno que ouo. En aouella & oca. Pena la Viei, a a, u edó como un club orlvado. donde se oemiua la swenri; dr i i r m a la y?, dilli p~ rc dmwtue de pro' un vermn n e\ d& amrnrz cal.> vcrniiu pero n i leni1 el h iwr dr crr ronridiiwis iun $ irdad~ rari iim br. de II pdnuilb hi un .. ir*. irr JcI~> quirc en- mtnnanradadia\~ ininr orlir eii Ir PLqr. ira ~ gualao tro, razón que indujo a los componentes a pensar qué haclan saliendo juntos. Sólo tres cosas los unían: pasión por la Playa, un equipo de firbol playero y otro de balón cubo que no perdió jamás un partido jugando contra todas las pandillas de la playa, as1 como la volunrad de no ir nunca a una discoteca. Las mañanas eran para la playa, casi sin desayunar y bajando de Farray descalzos y sin camisa para no cargar mucho. El tentempié, Uyos y lapas que se comían en La Bamvlas tardes- noches eran de miitam v tertulias. com~ osicioneso. r oo, ias envevein-r ? que ) a r. rz difk iI pzro qiic 4 i i n h n r h h . - ? q y t c x c m odd iquell I ( IUC pa.~ m algtnx de lar niai< i re qurdvon Los pnmcioí : ame. de rm l i m r In. hicirrm recu- rrer la isla de fiesta en fiesta, como antes habían hecho con mochila y saco de dormir De la fiesta del Gofio a La Rama, de la Fiesta del Agua al Charco de la Aldea. de las Sanjuaneas de Anicas al Carnaval de Agüimes, y por supuesto, El Puio, con varias intentos de ir caminando desde la Pena que no pasaron de la Plaza del Pilar en Guanarteme, apenas 1.500 menos mas lejos. Los años pasaron y esta segunda generación bis, ya unida a la segunda generaciun, re apiñ6 aun mas. A la segunda generaaun le ha salido una remera, de hermanos aún menores, ya naados en los anos setenta, que mantienen vivo el espírini de Peña la Vieja, que para los que allí estábamos venia a simbolizar la amistad misma que antes y en ovas zonas de la playa habían tenido nuestros padres La nuwa generaa6n es la de Los Palomos. Pero lo bueno es a. u e viene o. reo. ará ndose la cuarta. con los hi, io s de aa, u e- 110s que pertenecían a la segunda y la segunda bis, circunstancia que nos pemm ver aun más cuántosaíios estuvimos pegadosa aquella roca. cuántos pareas por Las Cante-ras, cuánro fUtbol y cuántas olas cogdaí en rebosopnro a la Pena la Vieja. Pem lo más curioso es que los mayores de ahora, antes ninos, sabemos petiecramenre que dentro de poco será la sexta geneaciun la que viva a orillas de la Playa, y luego la scptima, antes de la octava, y así por siempre Y ellos ni siquiera llegan a planteárselo El deporte en la Playa Como ya es sabido. los primeros años de la Playa no niviemn nada que ver con los baños de mar que ahora pracucamos, y esta fue una enseñanza que nos trajeron aque-llos ingleses que comerciaban con nuestra @ cuInira y nnesrro Puerto Entre tanto, los arios pasaban y los cananos tenian la Playa para mucho mas que para pasear Aan los extranjerosvenidos de aquí y alla no nos habianimpuesto susmodas de tumbarsealsol por el simple placer de quemarse, y lar visitas a las Canteras tentan un componente mas Iúdico y deportivo que de coquetería. como puede ser enla actualidad, por aquello de broncear los cuern. os v. destacar nuestro tueste en las noches de farandula Lo< cmnnoí \ a si poniñn murcriu, rti Ir I'b~ n. drpendirn< l.> 1. i d(~ p oca u del bliir-dor. pero 1- 1 h x l m de iim maner. tiu, iirturri. durrnle c dr% nnllo de iina xrir de actividades que no escapaban de la brisa marina, del sol y de las goras salobres actuan-do como lupa sobre los improvisados depon~ tas. P robablemente, el primero de los deporres que se practicó en Las Canteras fue el kitbol, por aquello del deporterey y por contar con una raigambre mayor entre los ciudadanos, pero cabe destacar otras activi-dades como. por supuesto, la nataciun. Las Canteras fue el cnadero de muchas de las figuras que despues recorrieron el pals y algunas de las - les lo representaron en acontecimientor mternacionales. Mu-chos dubes, el Maritimo, el Victoria o el Club Nataciun Atlantida, tuvieron su sede al borde del mar y, con semejante pisnna, era Ibgico que dieran lugar a campeones y excelentes nadadores que nunca llegaron a competir Los dubes se fueron potenciando y asi salieron nombres como los hemianos Hemández Pulido, Rafael Miranda; postc- Las regatas de balandros eran fremenres en la Playa. En la onlla pueden verse las casetas de madera para cambiarse Corría el final de los años 20 y ya estaba presente la Clínica de San lose y otros edifiuos sipificauvos riormente, 10s Tonent, Momson y hasta los hemanos Millares, Martin Chttino, etcete-ra. El Maiítimo llegd a tener en sus filas a un nadador, aunque éste se forjara en Las Alcaravaneras. Manolo Guerra, que fue el primer español que bajó del minuta en los 100 metros libres y otros grupos de nadadores que entrenaban con Quique Martinei en la playa cuando no encontraban piscina dmponible. El mayor entrenamiento, sm duda, eran las populares Uavesias que aun hoy contl-núan celebrándose, entre la Peíia de la Viga y La Puntilla. A base de luchar contra la corriente enmuchas ocasiones, cuando se llegaba a la altura de 10s paradiros, los nada-dores playeror fueron ganado fuerza que después demostraron en lar piscinas. Tampo-co faltaban enLas Canteras los partidor de watqolo, conlas yolas y balandros delimi-tando d terreno de , iu . ecso. e incluso hubo alminos socios del PALA out ouisieron mner . . . de moda el \ mrsrp, l<> cn 1s arena iquilmrnr~ ncnfiidn. ~ n tamo que í< wnia qu? pgar dc mdiilzr mmcndo dcmr de . i pclorz In riia. no delaha de wnrr iu nienrn La \ el+ I Lo~ c iip~ dou iiibiiri iiii lqsr impdnrriir rri L< Ylr\. r Vede 18, rr( aur dr yolas, una especie de piragua, a los balandros, hasta llegar a las optimist en cuyo m-pulso rantc mvo que ver el Club Victotia. Hasta los anos cincuenta se celebraban casi todos los domingos las regatas de botes con vela latina, más pequeaa que lar de los botes de estacategoríaen laactualidad, can algunos barquillosfamowis comoEl Euprerr, El CoyoteElDanteoLaBuceta de Amante, harta llegar alaindsurfing, más propio de lar ulumas décadas. Lo mismo ocurnó con el surt Antes de oue a nadie se le ~ udiera ommir subirse a una rabla de este tipo, los playeros ya conocían un anticipo. Era tan facil como nadar unas brazadar por delante de la ola y después, con las manos juntas, dejasc arrasaarpor la masa deagua. Lejanoslos tiempos delas figurassobrelas crestas de las ondulaciones marinas, en aquellos tiempos se mataba solamente de llegar hasta la onlla. Los revolcanes eran populares y peligmsos m ocasiones y rodavla no se cono-ce a nadie que despues de una jornada de rebadn de olas llegara a su casa srn un mon-dongo de arena colgandole del bañador como a los ninos chicos con los panales cuando no han podido llegar a tiempo al bano. Posteriormente. a lo aue se conocía con el nombre de rebar ola se le amdió una ublr dc mnder,, lis Y ' cin mas indicrtwn, u n lor que 5e rdiznhm laí mimar prmi-rnr [. ni iau; yiqiic i> oi p. iiili< iii i n <~ , p iL. ir Ir. r m, d r Ir, ~ 1 . 4 , wori Irr p mr de Lo, Lisos, con las camisetas puestas a fin de no mpane, pero que poco podían hacer euan-do la tabla se iba depunm y quedaba i m m e d i a b l p r surfero. Con el tiempo llegaron las primeras tablas y se pasó a La Cicer que, al no rener Barra que la proregiera, levantaba las olas más gandes de la P I v . Alli, con la llegada delas deslwadoras, los novatos se iniciaban intentando cabalgar primero sobre la espu-ma de las olas que ya habían roto, para después incorporarse al Océano en pleno. Cuando ya se dominaba el arte, se podía optar por otros lugares como La Barra, el Mum del llore1 o incluso El Confital. aue se desracs en las m t a s esoecialuadas oor la perfeccion de la di que. no ~ hrrmw'n o c md dcanc? d e cualqui& \' romo pl8; to mnximo va fuera de Lar Canhrr,. b punn dr LJ+ \ lonlds. m*, allr de LI <. onfiu.. donde sólo algunos atrwidos y realmente expertos san capaces de poner enremojo sus tablas mando el mar deja ver los rompienres desde malquier punto de la Avenida. 75 Cicer para el juego playero. Al parecer, a los usuanos no les hacía demasiada gracia que por encima de SUS toallaspasaran 105 mas pequeños emulando a los mansrmos interna-ciomler, o que una pelota les rebotas en la cabera como si fueran un cartel de publici-dad estática en un estadio cualquiera. Todo el que ha jugado al J6tbol en la Playa sabe perfectamente lo que ea urarse al agua con la pelota mientras el guardia desde el Paseo solicitaba que le fuera entregado el esferica y, con el silbato, a modo de arbitm, dejaba entrwerque el partido habla finalizado. Muchos fueronlos policias queperriguierona los chiquillos en la playa por quitarles un balón, y muchos rambien los que no lo con-siguieron. Además, cuando velan las pandillas tumbadas en la arena, aiin jadeante por el esfuerzo, algunos, conscientes de que se estaba jugando a la pelota. se apostaban en la barandilla ante la impaciencia de la chiquillería, ansiosa por reanudai a un pique, el panido que les habla sido inrermmpido. En La Cicer hoy se disputan algunas de laspochongar mas sabrosas de Las Canteas, como antes se realizaban los campeonatos veraniegos de Playa Chica o Peña la Veja, en los tiernoos en los aue la Asocución de Amieos de la Plava tenia a los chiouillos en-- tenidos durante todo el verano con d a n upo de actividad. Sin embargo, con los nue-vos tiempos, tambien han llegado los deportes nuwor. desde el plahllo, que si bien antes era sólo unpego, se convirtió enLa Cicer. enrre los surferos, en toda una compe-tición, hasta el bal6n cuba, una especie de rugby aun m& duro que este porque en la playa vale todo, que consiste en intmdunr el abombado balón en unos baldes que previamenre han sido enterrados cn la arena, pasando par el voleyplaya que tan bien ha logrado incluirse entre los deportes playems. Llamar depone a la pesca que se hace en la Playa qui& no sea demasiado coriecto, pero si que era un entretenimiento importante. Desde chiquillos, pegados a Los Lisos con un trozo de llña al que se habla pegado una boya de corcho con la cabeza roja, cm plomos pequenos y un amelo, los cabozor eran la piera codiciaday, sise terciaba, una barriguda se converria en la nota de calor al balde llena de agua salada donde se amon-tonaba la pesca. Con otra nivd se realzaban los campeonatos de pesca que hacían salir a la orilla panchonas, viejas, lebranchos, gueldes, sargos y o- especies que ya casi ni se ven, y que, entonces sl, tenlan el carácrer de deporte. Los fondos mannos eran igual de visitados que lar orillas, y con unas gafas y un tubo, ni siquiera aletas, la mayorla de los witantes de Las Canteras se ha dado un pasea para ver qué decubna. El ~ aracaidirrnod eoortim. el buceo de. oo rtivo.. el ala delta. m. rao. e nte. etcétera. han guardado posteriormente estrechos vinculos con la Playa, donde tambien se bauó un record mundial de bucea en apnea, lo que se po& a denominar aguantar la respiración al maximo, a cargo de un italiano inlitado para la hazaña por la Federación Espanola de Actindades Subacuáticas. Un erpano para casi todo y casi todas las posibilidades en un mismo espacio donde. no obstante, el aumenta del número de aquellos que optan por ir a la Playa para tomar el sol se ha ido unponiendo sobre los queprefierenpracucar cualquwr deporte halcable, el gran edificio donde llegaba el cable de telegrafos que conectaba con Tenenfe. E n su lugar de ubicación,~ ustoal lado de la cuma de La Clcer, un edificio de apartamentos lleva su nombre Las mauccioner no turistiais Ademas de lar primeras casas que se establecieron en las Canteras a medida que avanzaba el siglo, otra serie de construcciones que no tenia que ver con el tunsmo, lograron ser los lugares de referenna a lo largo de todo el Paseo. De La Punrilla a La Cfcer, en cada tramo habia un edifiuo singular al que refeiirse para dar un punto de orientación a un amigo o a un perdido en ese mundo aparte en que se iba conviniendo la Plava. Muchos de ellos. la mavoria. fueron cambiando de uso. desde el Coleeio Santa Lar Cuevas, y oms muchos de los cuales hoy apenas quedan algunos recuerdos de una epoca especialmente dorada de Las Canteras. Pero el Apnrarmenfo deLas Palmasde Gran Canaria salvh algunas consmcnmes de la quema, y en un bando publicado por el alcalde de la ciudad el 7 deagosto de 1985 en la prensa local, se recoge que quedaran suspendidas las licencias de demolición, consmccióny r d m a p o r su posiblevalor histbrieo, de una sene de edifinos entrelos cuales destacan el edifino de la Comandancm de Manna; el Hospital San José; el in-mueble del Pareo de Las Canteras, 15: la casa Chuia en la esquina con Luir Momte; Las Canteras, 37 esquina Sargento Llagas: Las Cantew prolongación de Grau Bassas, 60 esquina a Sargento & gas, y los inmuebles de los números 53.54.72, y 73 Muchas de Estas consmccianes aún perduran en la memoria de los uudadanos. Cada una tiene su historia. sus recuerdos y tuvieron su razón de ser en la Playa de Las Canteras hasta que el tiempo cambiante las hizo desaparecer de la misma manera que habianvenido. Algo parecido le ocumió a la denominada Casa de la Kikara que desde los años rreinta, aproximadamente. se alzaba en La Puntilla con la fachada al mar, un jardtn, una escalera de barco y un salvavidas. perteneciente a Enrique de la Peña, que la usaba para vermear con su familia O con el hospital Reina Victoria, la caseta Gran Canana de Mr. Seddon, donde se tomaba el re a ks cinco, o la escuela de Daña Librada Alvarado, por donde desfiló media Isleta antes de que desaparec~ erad e La Puntilla. previamente hubo que tener en cuenta en 1883 la expansibn en el campo de las leeno-logias relacionadas con ks conexiones entenores. En 1883 se inauguro el cable telesafico submarino Cádiz- Canarias. Según recoge en su hbro sobre la ciudad A h d o Heirera Piqué, su instalación fue cedida mmem a dos concesionarios particulares y pasó luego a. la India Robber and ~ utaperchaW eck, 79 que la traspasó luego a la Spanish National Submarine Telegraph Ltd. El cable comuni-caba el Archipielago con la Peninsula y a las Irlas Canarias entre si El enlace desde Tenerife alcanzaba a la Playa de Las Canteras con la sede del edificio Iraloble, y e1 que comunicaba con Lamaroce Dartia desde el litoral de Santa Catalina. oor lo aue existía Gravina, no han podido olvidarla. Se mataba de una enorme consuucción con una enorme r e m a y grandes también sus habitaciones llenas de ventanas con conrraven-tanas de madera y un suelo de baldosas anriguas que result6 sepultado cuando se pm-dujo su demolición. En el piso de abajo se ubicaba la sala de máquinas, donde los teletipos trnhqahan día y noche para comunicane con todo el mundo, y en su vasera un gran terreno dearena donde los chiquillos jugaban a cualquier cosa que les viniera en gana Las familias de algunos de los jefes de Itaicable, hindamentalmente italianos, se hablan establecido en la casa y de ella disfrutaban, lo mismo que delas pintar de tenis que la empresa re habia hecho consuuir en lo que llamaban Lo gota de leche, despues domarono y actualmente Escuela de Artes Aplicadas, donde disputaban sus panidos con los ingleses radicados en la Isla. Los telegrafistass e perm~ tiane l 140 de tertuliar en las puertas de Iralcable con este o aquel y, como en el Oeste que se nos pmnm en los largomemajes, corrían hacia las máquinas cuando ésos hacian elmás mínimo mido por ri alguienpmcisaba conectarse de manera urgente con algun vecino de la zona. Iralcable desapaxcid con el avance de la tecnolosía ja cómo no. con el del Paseo de Las Cantem. deiando un recuerda ami-diilrc rniri ~ qucll~ squ..< sa no. icrun qui. iiri rml~ argon o Iun podidu< rl\ tdard e que inincrr rl cnormr edifici, rnixab? $ 1 mar como ri iJivimr, Idr iioiiciri qur 11 iban a arrojar las máquinas que albergaba en su seno En su lugar de ubicacidn se lwanra ahora un edificio de apartamentos que lleva su mismo nornbm. Ia Cl< nica SaoJose consuuido a lo largo de la historia de la Playa. y que aún hoy conrinúa en pie tras desarrollar una importantirima labor, aunque la obra tardbaiios en base a la oposición que renbió entonces. La filosofía de la casa asilo, recogida en una escritura de 1896 se basa en " llevar al seno de k familia obrera los pnncipios de la relip6n católica por medio de la infancia, y w d a r al obrero y a los suyos en los accidentes de trabajo y enfermedadesq ue sufran, s~ sten~ éndoleens la pract~ cay ejercteeos de 185 virtudes crir tianas'. El barquillero ha dejado sus años en la arena de la Playa Cada una de las ondulaciones de la arena tiene su huella desde los años 30 hasta la actualidad, para delicia de los mis pequeños - entendiéndose asilo según la acepción de dar cobijo-, a su definitivo edificio. En 1903, el doccor Apolinario expresa que roma consecuencia de la epidemia de viruela NVO que cenar las escuelas, ya que era imposible con el mismo personal atender a enfermos y alumnos. Por ello se fanlitó en 1905 la instalación de los padres francisca-nos junto a la casa asilo, de la que hace recepcibn el popular Padre Cueto, que destaca que se construirla una casa para la residencia de estor religiosos " para atender a la admi~ istraci6n erpr" tual de las enfemor que solicitaren sus auxilios, en la casa asilo, y gratuita insuiicción y educación de la juventud y la clase obrera del Puerto de La Luz= Banolomé Apolinario fue un quetidlsimo doctor de esta Isla al que la nudad de Lar Palmas mostró su gratitud como consecumcm del auxilio prestado a las victimas del que ha sido probablemente el mayor desastre naval que haya conocido esta capital. Se trata de la colisión, en sepuembre de 1888, de los trasatlánticos La France y el Sud América italiano en la que falleneron decenas de persom y en el que la que el doctor atendi6 a cuantos pudo. El hecho de que el heno de La Luz, con tanto movimiento, no contara con un luear donde el obrero v elvmtante o marinero oue arribase enfermo to, tuvo que hacer un reconocimiento de la zona. En marzo de 1896, el doctor Bartolomé Apolinano - cuyo nombre forma pane de u ramo de la Avenida de Las Canteras en recanocimiento a su labor- dona al Obispo de la Diócesis, el Padre Cueto, calle en la que se ubica ahora la entrada de la clinica y la casa de los Padm Franciscanos, los solares antes referidos bajo la condinón de que " si algún día y por cualquier evento la casa- asilo SanJosé no pudiese connnuar su misión, es voluntad umresa de los donantes. aue el edificio no ha de desunane a nineún otm Banolomé Apolinano cumplió su idea de * yo quisiera que esta cara tuviese acceso libre para aquel que sufre, sin otm requisito que atravesar sus puertas", filosofía con la queha seguido elPatronm quedql6 asu cargo en elmomento de ni fallecimiento que, de f o m inesperada, se produjo en 1929 después de haber dedicado 39 anos de su vida a su fundación. Fue un hombre bueno que hizo especial hmcap~ é en cuidar del obrero " al que es de jusnna devolverle en auxilios su coaperaci6n a nuestro bienesrar", o a los ninos pobres " a los que se les prestará espenal atenci6n dandole sus cuidados para destruir el germen que amenara su vida" Su labor fue reconocida a UN10 p6stum0, lo mismo que m la figura de SU h~~ o, Juan Frannsco Apolinario, continuador desu obra. La Asamblea Suprema dela Cruz Rqa le concedi6 en 1897 la posibilidad de que el edificio pudiese lucir el emblema de la insti-tuci6n y dándole la Gran Placa de Honor y M é r i t o ; fundación el ingreso en la Orden Civil de la Benef~ cmcby, el Ayuntamiento de las Palmas de Gran Canaria le hizo Hijo Predilecto y apmb6 en pleno la colocaci6n de un busto en la Avenida de Las Cmteras a la a l ~ r dae la Clínica. El Real Club Victoria El Real Club Victoria se fundó el 8 de iulio de 1910. al formarse una comisión gestora integrada por don Alqandm Grau- Basar, don Eugenio Hemández, don Fran-cisco Jorge, don Francisco Melián, don Ennque y don Jorge Rancel. Estar personas fueron las encargadas de redactar unos estatutos para la continuación de la sociedad denominada Sporung Club Victoria, un nombre que le dur6 solamente trece años, ya que en 1923 fue elegido presidente de honor de la sociedad Su Majestad Alfonso XiII, que aceprb el nombramiento, y por lo que el club paso a denominarse Real Club Victo-na En el año 1973 esta presidencia le fue ofrecida a Su Majestad Donjuan Carlos de Borbon. quien tambien la acept6 como hiaera su abuelo. Antes. en 1907. Pe. o e Gonc. a lver había fundada un eo, ui, oo al o. u t llamó el Victotia. LJU lu&., r., . Id k u ~ r t ule 1 . a 1 uz l ~ ~ n ~ l a c n c ~ . t ~ l rPnveon ~ 4e q mpo ac~<\ m. uld . Id K<. iI Club \ wroria al riiwnrr; r ron o i r o s r l ~ h edí i - I I C ~ I P r ~ ~ r m\, a dla r .> rip, n .,, i Ir im il L r i i c i i D r p ~ ttit a 1 2s Pi niii iiinqiir dcrpiies nadoel m, y niir n h r u w 11 sociedad en el terreno cultural y deporrivo, se procedió a la reforma de los estacutor para acoger estas actividades El Real ClubVicroria, a la onlla de la Playa en la zona de La Puntdla, ubiado en un edificio constmida por Miguel Marun Fernandei dela Torre, ha representado la impor tancm que las sociedades tuvieran en Las Palmas de Gran Canaria en la primera mitad del sido. fundamentalmente. aunaue rus actcvidades no $ 610 no han decaído con el paso del uempo, sino que podtía deurse que se han incrementado. Con la constante preocupación de la Playa de Las Canteras en cada momenro, elVictatia, como popular-mente lo conocen los playeras, se ha encargado de hacer notar que está vivo y por muchos años. A este club, a1 que pertenece aún buena parte de la vecindad de La Isleta, el Ayunta-miento de Lar Palmas de Gran Canaria lo reconoció coma entidad de importancia en la vida cultural de la ciudad, junto a otras entidades no menos imponantes como el Real , Club Naurico, la Real Sociedad Económica de Amigos del País o el Gabinete Literano. Precisamente el hecho de aue el istmo hiciera asar al Real Club Náutico a la Playa de llnea del Paseo El Real ClubVictoria cumple en 1995 los 85 anos de edad, y continúa desarrollando una labor importante como es la enseñanza de la vela a los más pequeños en 11 bahía de Las Canteras, y que se verá reforzada con la próxima inauguración de una escuela de vela en la plaza de La Puntilla que ahora está siendo remodelada Igualmente ha recu-perado para los mas playems las tradicionales travesías a nado que dan comienzo a la altura del club en La Puntilla y tienen como meta la Peña de la Vieja. Casi todos los depones estaban presentes en Las Canteras. En la foto, algunos botes y balandros transpomn al público y al arbitm de un p u d o de warerpolo 86 La Cicer se construyó en las afueras de la ciudad, pero el deccubnnuento de la Playa la he incluyendo en la trama urbana, a la que durante mudia tiempo le dio luz. La Cicer Además de la industria relacionada con el oescado. coma la aue estuvo muchos artesanos que se dedicaban a fabricar sogas que iban trenzando pacienremmte con unas, aboca casi didamos que primit~ vesm, áquinas @ torias. roooban parte del pai-sqe lo mismo que los pescadom que tendian sus redes en la arena para coser los rotos que se provocaban contra el marisco del fondo de esta pane del Atlantico. Aquellos artesanos de la soga crenemn y fueron haciendo nuevas inversiones cada vez más im-portantes hasta convertirse en la actualidad en una empresa que no paza desapercibida y cuyos origenes cuesta imaginar Se trata de Alcorde. cuyo anagrama aiin dqa entrever aquellas muestras de los duros comienzos La Cicer como tal destaco con creces en la Playa de Las Canteras. La Compania Insular Colonial Electricidad y Riegas, S A , montada por una sociedad alemana dirigi-da en un principio por Gustav Wmter, no pretendía, ni mucho menos instalarse al borde de lar Canteras. Se podria denr que fue la conformación urbanstica la que dejó la playa a sus pies. La central, en realidad, cuando se ~ nauguróe n 1928 lo hizo en las afueras de la ciudad en un descampado donde no habla vimendas. sobre un salar de 16. OM) meiros cuadrados. Por aquel entonces, sólo distribuia elecmndada los vecinos de la capital, ya que en los pueblos se conseguía mediante gmpor autónomos hasta que la industria h e am-pliando su red en torno a la cuarta década del siglo, llegando a Telde, Vecindario y unos anos más tarde a Gula y Gáldar Cuando se rouiha ya los anos 30, la maquinaria que tenia la Cicer estaba compuesta por tres turbinas devapor que funnonaban por medio de cab6n con una poteana de 9 000 kilovatios, &< a que el pmpso los Uev6 a que-mar fue1 oil, riendo sustituido posteriormente por gasoil En el ano 50 llegan contratados dos téenicossuizos, Federico Orremlde y Enrique Huner oara hacerse careo de las instalaciones v del mntenuniento de la cen-esta época re realizan los trabajos para la instalación de una gran tuberia para la toma de agua salada quese usa para enfriar las turbinas y es devuelta de nuevo al mar En esa salida se originaba a los pies de la fábnca un enorme hoyo al que popularmente se le daba elnombrede chupadem, donde los diiquillos semetian en grupo cuando ya caia k tarde para darse un baño de apa caliente y volver a sus caras uritando. Igualmente se construyd un canal y un dique de escollera que aún permanece para llevar el agua hasta la central. Como consernena de - te dique, a los pocos aiios se construido para llevar el agua a la cenual huo las veces de pared de conrennón. 89 Durante su existencia, La Cicer compiud con la Sociedad de Electrindad de Lar Palmas montada por dan Eusebio Navam, pero en 1932 ambas empresas dejaran de hacerse la competencia y se fusionaron para constiruir la Unidn Eléctrica de Canarias ( Unelco), que llevd una vida lánguida durante algunos años hasta que en 1970 el Inrti-ruto Nacional de lndustna se hizo cargo de ella iniciándore una nueva etapa en la historia del suminisuo elecnico en la Isla, hasta llegar a nuestros dias en que se esta exportando tecnologia a otm parres del mundo. Después de muchos servicios, La Qcer ahoa esta paralizada, y d o entra en funcionamiento en contadisimas ocasiones para cubrli necesidades extremas. La caseta de G& La caseta de Galán, construida a pie de arena en Lar Canteras a la alNra del bar Toledo un poco antes dellegar a la calle Tenenfe, era obligado punro de referencia en la Plava. La cansrruccidn. hecha de madera. cumnlía lar funciones de balneario Y de una c í p i ~ i e d ern rrrridiro Alli. los prim: r< i, wrrnonirr . le la Plwa. rn ,. ir". . a 1 ,> rñ, s 20 < e rsmhiihm , u, in rs por iin hzriaax que : i brii d; o rnmncquew ie. iiiiiiwr c i i i l aiinqur n J erin nii.: lioj los qw a p m w ~ h ~ 1b1 ~ bdc ~ 1 4 cntonc~-< p ara n ~ d~,~~ n JtI o. ra re hace. Antonio Galán era un peninsular quese había acercado a la Isla buscando las bendi-nones de su clima y establecer un negono que en poco uempo fue popular en la Playa, principalmente entre lasvisitanres, ya que las namrales de la tiem poco lausaban a no ser como lugar donde tomar algo y comer Pera la caseta c m 6 Negada la guerra y con el nempo desapareci. 5, según algunas fuentes, victima de un incendio. En la misma epoca, en tomo a 1928, según la inicianva del cdnsul de Uruguay, al que los que lo conocieron lo describen como " un hombre alto con un coche Amilcar que paseaba por la ciudad", se constniyd en las Canteras un pequeño muelle, como una pssarela, que rema para acceder a El Sensar. un bergantín tlmbién conocido como E1 Ponidn En aquel barco, que conoció tiempos de glana, un gmpo de cien socios fundadores establecid el Club Nataddn Las Canteras y $ 111 acudlan jdvenes, y no tan j6venes. que lo convimeron en un yate de recreo. El Sensat, de unar 180 toneladas, prest6 largor semnos a su propietario. Tomás Bosch y Sastre. un marino y comerciante mallorquin que se establecio en 1863 en la ciudad. Fue adquirido en 1890 y el valor de tasacidn fue de 10.000 pesetas al pasar a rus herederos. Sin embargo, el barco rosr6 a los fundadores del dub de natación, unar cien penonas. la cantidad de 2.500 pesetas que Miguel Martin Femanda de la Tone enueg6 a Antonio Gdmer Bosch en representandn de los hmdems, con la presencis de Caitor Gdmez Navarro. Uno de los entretenimientos de entonces era nadar harta El Pontdn, aunque en ocasiones salia una barca de madera para aquellos que preferían abordarlo sin necesi-dad de mojarse Cuentan los pescadores más < iejos de La Puntilla que un mal día el La Caseta de Galán , un balneario enorme de madera donde antes de la Guerra se podia disfrutar de la vista, cambiarse de ropa, picar algo o comer ( Foto. Fernando Paetow) Sensat pmhamncó como consecuencia de un temporal. Ante la imposibilidad de sauir-lo de dande estaba por no poseer las máquinas adecuadas, el Apntamienro decidió que re desguazara donde mismo habla quedado remient~ adoy se hizo en aquella parte donde fue posible, fundamíntalmente en la parte superior del bar-. En cuanto a los restos. casi a ras de la arena, el Apntamiento arden6 que fueran tapados, dejando el barco enterrada, como aun continúa, debajo de la playa, frente a lo que hoy es el Hotel Melia Cristina, apronimadamente. El cine Hemanos Millares Las eonstmcciones de upo cultural en Las Canteras fueron consecuencia casi riem-pre de las ideas de algunos giupos de amigos que compartían aficiones comunes y que despues plasmaban en proyector que resultaban ser exitosos. Quiías se debla a la Playa su unión o quizás a que en la época en que se desarrollaban estos proyectos. algunas de las coias que hoy están a la orden del dÍa pasaban desapercibidas para los jóvenes de antaño. Algo parecido fue lo que paró con el cine reatm Hermanos Milkres. El cine Hennanor Millares se maugurú en 1931 y la idea partio de un gmpo de amigos que anteshabian constmido la sonedad Dos demayo. De eíl sociedad salieron Antonio Rodriguez, Francisco Rieto, Domingo Hemández, Juan Rodiíguei y Barreto, que arrendaron el teatro- ñrco al que popularmente se le conocía con el nombre de el teotm viejo. Todos los amigos trabajaban, y eso les permitiú adquirir un solar en Las Canreras que primero habían pensado para constmine una vivienda cada uno y vivir asl cerca eluno del otro Pero la idea deuna contagió a los demar y finalmente acabaron construyendo el cine- teatro Hermanos Millares que el maestro de abras Nicolás Acosta levantó en poco tiempo. As, las cosas, en el aao 1931, con el cine mudo aún mandando en el mundo del celuloide, se inauguró el Hermanos Millares con la pelicula Asfalto, seguida de muchos titulos hasta que la llegada del cinesonoro permitió emirrr en el Millares la película ¡ De froite, marchml, con Buster Keaton, en un acontecimiento que todada no se le ha olvidado a los mas mayores El párroco de La Luz en aquella época, Antonio Mayor, llegó a excomulgar en medio de una misa a los propietanos del me- teatro por haberse atrevido a proyectar la pellcula Gilda Pero el Une. con sur dos sillas reservadas en primera fila con una cadena para la pareja de polida, estaba preparado también para acoger las reprerentacione teatrales, reviitas musicales, recitales de poesia, etcétera. Todo el mundo tenia su oportunidad y personas como Mari Sanchez, que había empezado en el teatm circo, Paquita Mesa con sus espectáculos que montaba con los más jóvenes, Pancho Guerra, o Victor Doresre. con rus obras representadas por el cuadro Atenas donde participaban actores y actrices como Martin Moreno, Capitalina Gaspar, Resurrecnón Acevedo o José Aniles, supie-mn aprovecharla. En tiempos de la posguerra se hizo una rwirta musical que después del Cuyas pasó al Hemanos Millares y que fue muy popular Se mataba de Al llegar la ptimavera, un éxim que dio mucho que hablar El Millares era el cine y el teatro del pueblo, donde se ponían de manifiesto las inquietudes de unor jóvenes que hablan encontrado en el aspecto cultural la mejor manera de pasar el riempo que una guerra civil se encargó de 5KUe5Ide~ El teatro- cine Hermanos Millares se cerró el 23 de enera de 1968, aunque el últrmo pase fue el 30 de noviembre de 1967, proyectando Brigada ctimrnal, con Krk Douglas de protagonista como Uluma sesión de lo que habiarido la forma de entretenimiento de muchos de los jóvenes y no tan jóvenes de la época La llegada de la televisión restó protagonbmo a los nner desde el año 64 y a los dueRos que quedaban aiin convida les intereso el dinero y se liquidó En el mismo lugar donde estaba ubicado comenzó un joven arquitecto, FelurJuanBordes, a desamollar uno de rus proyectos, alque seguirían docenas, que unor empresartos sufragaban con vistas al boom turistico: el hotel Impe-rlal Plw. El Club PALA Con el auge de la Playa de Las Canteras por los anos 30, un gmpo de amigos decide constituir un dub para famentar las prácticas deportivas, recreativas y culturales de la zona. Las promatorer de la idea, Fmncbo Marun Rivero y Manuel Rivero Sndier, instalaron el club en lo que hoy son los lardines del hotel Reina babel, denommado Peña Ateneo Los Amigos, que son las siglas de PALA, nombre por el que fue más popu-lar entre los jóvenes de la época El Club PALA nació con la mención de aprovechar el mar en todas sus facetas y as1 su ~ rtmerae mca fue eminentemente deoortiva v recreativa Sena en los anos 40 cuan-por el auge de la sociedad. El club contaba enve sus sodos con personas que, sin ser de clase alta, masmban diferentes inquietudes por lo culniral y por la posibilidad de po-der hacer públicas sus conocimienros y compartirlos con los demás. Su espacia era un solar descubierto en su mayor parte, donde los socios inventaban los escenanos, arreglaban y decoraban sus paredes para cualquier esveno o convoca-ban en un momento las sillas quebiciera falta para asistir a un determinado acto, estan-do dotado además de espacios fijos tales como biblioteca, apartado para juegos como el ajedrez o el billar o el de la orqnesta, que lo mismo se mnsfomaba para una exposi-ción que para una conferencia. Lar fiestas, según recogen algunos recoiter de periódico consultados, fueron uno de los grandes airacrivos de la soaedad. Lar socios, recien salidos de una Guerra Cid, buscaban diversión y esparcimiento donde fuera, y cualquier epoca era buena para dedi-car una jornada bullanguera a San Antonio, la Prunavera, a los rajes o al Otoño, popula-mando los bailes domuiguerm a los que los jóvenes de entonces llamabanaroltor El teatro Hermanos Milllares, cuando aún no estaba construido el Paseo Se inaugur6 en 1931, cuando el cine era aún mudo, con la pellcula Asfalto. 96 Asidua al Club PALA resultó ser Néstar Martin Fernander de la Tam, que solla aprovechar aquel espaciocultural para dar muchas charlas Como consecuencia de esta vinculación con el Club, en el año 1935 preparó una cabalgata ofreciendo a todos 10% clubes de las inmediacionei la tela necerana para que cada mal se hiciera su traje upico, ya que en aquel entonces el popular pintor se encontraba en plena tarea de investigación sobre la vestimenta de los isleños La cabalgata huelga decir que fue un h t o con tan empedado director y tantas personas dispuestas a secundarlo. Pero la crisis llegó cambien al Club Pala y muchos socios se diemn de bala, can lo cual el club he a menos La presión posterior de los propietarios del salar por darle liquidez hicieron subir tamo las cuotas que re hilo insostenible hasra que a finales de los anos 50 se entregó la cara. En su salar hoy se levanta el hotel Reina Isabel. El colegio Viera y Clavija A tres penonas se debe la fundación del colegio Viera y Clavijo, en los aledaños del hotelReina Isabel, donde hoy se levanta un edifieio de apartamentos: Santiago Sánchei Yanez, Pedro Cullen yJuan Andres Melian. Se trataba del colegio delazona donde iban a recibir educaciónlor hilos de quienes por aUimian~ pe se a que desde el ano 1932ya funcionaba el centro como tal en la calle Obispo Rabadán, en Las Palmas, fue la me-ciente población del Puerto la que llw6 a estas m=- personas a inaugurar un nuevo cenm al pie de las Canteras, de manera que los ninos de aquella zona no tuvieran que desplazarse. No existen mudias rrferencias aue havan sobrevivido al cierre del Viera v Claviio profesores, para siempre tragados por el paso del mempo y la despreocupación de quie-nes re atrevieron a verter desechos sobre tan valiosos papeles Sin embargo, quienes vivieron la época o tuvieron d testimonio directo de NS fundadorrs no pudieron olvi-dar que. llegado el Movimiento, se estableció toda una estrategia para echar a las hijos de los republicanos que estuvieran estudiando en el Viera, una medida de presión a la que los fundadores respondieron dándole la matricula gratis a los hijos de muchos obreras del Puerto que no compartían 10s iddes de quienes gobernaban El colegio femenino del Viera y Clavijo tambien estuvo en Las Canteras, en la calle Nicolás Esttvanez, donde omenró a funcionar durante el curso escolar 42- 43 Tenia 7W memis cuadrados de los cuales 400 estaban consm~ dosP. or allí pasaron muchas de las señoritas de la zona, hasta el año n en que he cenado. Al fallecer el propietario, su heredera optó por vender d ediñao a un nuevo dueño que lo cogió para m explotación. Ni por su ideologia ni por su religión fueron nunca apartados los niños del Viera y Clavijo. El colegio hacia primeras comuniones y ejerncior espirituales, pero se respeta-ba la voluntad de aquellos que optaban por no asirur sin mar presiones, pese al hecho de que uno de NS directores, luan Andr& Melián, era un hombre sumamente canblico. La educación sin el recorte de las libertades fue el lema de este colegio que, al cabo de los anos, optó por abrir una secnón femenina también junto a la Playa y que mvo que ser cerrada antes de que lo hiciera la masculina. El Viera y Clavijo sevio afectado por la presenna de los institutos a la vez que, Matías Vega, propietario del edificio donde se encontraba ubicado, solicitó la devolución del mismo con la llegada del tunsmo, a fin de construu los apartamentos que ahora se levantan sobre la Playa. Colegio Viera y Ciavijo. La vivienda era propiedad de Matias Vega Guerra que la cedió para ubicar el centro escolar donde los hijos de los residentes de la zona estudiaban nn coacciones, pese a las presiones de determinadas epocas. CAPITULO 111 El " boomfd' el turismo La arquitectura m Las Canteras El Plan General de Ordenacid" Urbana de 1962 hornogeneir6 la ciudad desde el punto de w t a especulativo, primando con alturas las parcelas para evitar las protestas de los propietanos del melo. Asl. cuando Las Canteras permitía unas conrmceioner de das o ues plantas de altura, fueron aumentadas a siete salvo en aquellos lugares en los que los edificios podían proyectar sombras, para lo que se usaron las cartas de soleamiento de Fisher Mattioni, canlas cuales se buscaba unrmmqucamiento sucesi-vo por planta dando lugar a un escalonamienta de los edificios que aiin puede obser-varse en muchos de los establenmientos hoteleros de la primera Hnea de Playa. Sinembargo, lascansuucaones no respondían todas delamisma manera y el frente de playa, de algunamanera. resultó caótico tomando el aspecro dealgunos puntos dela costa None de EspaM o del mismo Caribe, con edificaciones al borde la playa y un Pasea muy estrecho. Cuando lar autoridades locales se quisieron dar cuenta de ello, las medidas que podlan cambiar la situan6n eran rmpoiibles de tomar Mien- que m Río de Janeiro se recuperaban las playas can un gran relleno que dejaba los edificios atrás y se ganaba en zonas soleadas. en Las Canteras esta alternativa era imposible en tanto que se contaba con la presencia de La Barra y por tanto se hubiera asfixiado a la formación arenosa de la misma manera que pretendía Secundino Zuara. Las Canteras fue recibiendo el estilo arquitect6nico que en cada momento sugerian las familias de la burguesla canaria de la epoca Enlos pnmemr aaos de la expansión se adoptaron los modelos del Centro- Norre de Europa y Migud Mmín Femández de la Torre levantó edificios omo Las Cuwas, de un estilo suizo que no tenia nada que ver con la Playa, pero queverda unpuesto por las tendencias europeas. De resto, y salvo las casas cajón can frontls y azotea, re optó por un modelo casi de manual. casar pequeñas hechas por maestros de obra. El bomn del tunsmo desat6 tambien la sed de las constnicciones en torno a finales de los anos 50. cuando sureieioii las minieras tenrarivac de realizar coiia~ rucciuiirr narias, Roca, Baera y otros, de manos de rnversores locales, le dieron impulso al turir mo. Nadie hablaba entonces del Sur de la isla, y los exmjeror, que eran tratadas casi como demonios, se mezclaban conlar pocas familias canarias que ibana la playa con la espada del obispo sobre sus caberas. Las casas familiares fueron sustituidas prácticamente en su totalidad en diez años, quedando solamente el lugar de residencia de algunas familias muy apegadas a la Playa. Posteriormente Ilesaron los invenores me. iunto alca~ italo cal. fueron meriendo di-to hotelero desde el Movkienro 103 El boom del ninrmo Durante las nnmeras décadas del sido. la historia del turismo en Las Palmas tuvo do una impresionante colonia que llego a entender muchas de sus cosrumbres entre los residentes Lamfluenciade los ingleses, que ilegamna la « " dada mv& del heno, h e nototia y pronto aquellos que habianvenido a mbajar comenzaronarealiiar las gestio-nes oportunas para traer nuevos viajeros en aceros organizados por la Unidn Caifle Line, la Elder Dmprter Compani y la Yeowad Lines, cuyos barcos pmnro fueron cano-cidos como los Yovor Mientras los canarios empezaban a descubrir la Playa y a hacerse sus pnmuas ca-sas. los ingleses ya contaban con el Tower, uno de los edificios protegidos de Lar Can-tem en la actualidad, que representaba ese gusto por lo marroquí. Se trataba de una consuucción estilo Casablanca o Melilia mezclada conambiente andaluz representado par los mosaicos y auilejos blancos y azules hechos a mano en Mensaque Por om parte, hahian llenado Las Canteras de casetas a modo de balnearios para que sus clien-tes se cambiaran de ropa y salieran a la arena con la excomunidn del ablapo puesta Anronio Galán ofrecla a los chonir - seguramente una deñvanón del nombre Johnq- el uso de su caseta y los cananos segutan pareando vestidos como era costumbre por la arena. a falta de un buen oaseo. Se trataba de un turismo no dinc" ido a. ue te nia un trato directo con la companía de transporte o con el propio harel. La hosteleña penenecia tambien en su mayor parte a súbditos británicos y el viajero era una mercancía secun-datia, complemento del tráfico marítimo. Las crisis mundiales acabaron con aquel tutismo, con la caseta de GaUn y con el Hotel Tower, pero los ingieres no se resistían a perderse el paraBo, y los canarios co-menzaban a ver un filón en el tunsmo a parur de los anos 50 Lar Palmas de Gran Canaria, casi sin quererlo. iba a convertir la zona de Las Canteras en una erpeae de u d a d balneario. un er~ aciore sidenaal receotor de turismo. oue se iba a levantar sin ses en Gran Canaria cuando paraban con los aceros rnristicos. Se trataba de que los viqalanres que llegaban en barco disfrutaran aquí de sus vacaciones y regresaran a su uem en el siguiente barco de la empresa. Sin embargo. la ciudad no contaba con una hoteleda mtererante. En el centro de la capital la oferta se reducia a los hoteles Santa Catalina. Atlántico, Monopol, Parque y almino más. Em~ erabana lleear los mimeros turistas. o em los hoteles no estaban ore- Puerto se entendía una zona que no tardó en ser descubierta. Las Canteras. El delegado de Wagon Lits apostó por esta zona como el lugar más internante 104 Colocación de la pnmera piedra del Hotel Crmna Se trataba de uno de los pnmeros grandes ecrablecnnientas hoteleros de Las Canteras. que contnbuyb al engrandecimiento de la Playa Canteras. 77 Residencia Mar Azul, el primer estableumiento hotelem que se abnd en la Playa. con 40 habitanones en su mayom intena
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Calificación | |
Título y subtítulo | Las Canteras 1900-2000 |
Autor principal | Barrera Artiles, José |
Tipo de documento | Libro |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria |
Fecha | 1995 |
Páginas | 188 p. |
Materias |
Las Canteras (Las Palmas de Gran Canaria) Historia |
Formato Digital | |
Tamaño de archivo | 3104437 Bytes |
Texto | Las Canteras ( 1900 - 2000) A mir trer mqcrer, N m , Cm y Sar6 y a la m n a dc mi padn Salvador Barna, Yayo CAPITULO 1. El origen de la playa ia playa y los canarios El istmo de Guanarreme Un poco de Historia Los hombres que se fijaron en Las Canteras La expansidn de la playa. Los pnmeror planes de ordenación del litoral CAPITULO 11. Recuerdos El gran espacio peatonal ias Canteras, plató cinemarogáfico Siempre a la orilla del mar El deporte en la playa Las COIISMEUnOo ~ tu~ il~ sti cas ltalcable La Chica SanJose El Real Club Victoria La Cica La Caseta de Galán El cine Hermanos Millares El Club PALA El Colegio Viera y Glamjo CAPITULO 111. El lioom' del Nilsmo La arquitectura en Las Canteras El boom del mrismo La decadencia de la capital y el auge del Sur El ' suequeo' Por encima de los 15' Del baíiador con peto al tap I w CAPInJLO li! El espacio natural El entorno medioambiental La Barra La playa y sus penas La arena La evolucidn en el estado sanitario La limpieza de la playa La nora en Las Canteras. Las algas La riqueza pkcicola. Especies animales Lar aves, el obligado paro migratorio Cetáceos y mamíferos marinos CAPITULO i! Mirando al siglo XXl. Las Canreras del siglo XXI Los materiales del nuevo Paseo Los nuwos usas Los mmater de la playa El Confital El AU& LCO" O El Parque de la Miisica Agradecimientos A Tato Gongalves, que de su laboratoña fotográfico sacó intacras las imágenes de Las Canteras de hace decadas. algunas de las cuales, aunque le pese, tomó 8 mismo; al hombre de La Isleta que se a t - i d a prologame, Vicente Uorca: a JosC Luis Mender, que no tuvo reparos en hacer el diseno ailn sabiendo cuánto diferimos de arte; a Chano Franquis, miadiro enlasarenas de La Clcer, a Pepe Collado, que resabelos nombres de los peces en latín; a Cris, mi filóloga particular, a la que obligu. 4 a leer el libro y, en venga-, tachó y puso comas donde yo pasé de largo; a Femando Paetow, mamátim irreversible de todo aquello que tenga que ver con la HistoM de este pueblo. autor de muchas delor recortesque llenaronmimesa, a Octavio TmiiUo, Biblogo especislista en Omitologla, capar deidentificar cualquieranimal que vuele; a Nieves Gonzáler, docto-ra en Biologia Botánica que aportó sur muchos conocimientos sobre lavegetaaón de la playa; a Antonio Betancor, en concqal, amigo e isletero a mucha hom; a Felu Juan Bordes, doctor arquitecto, que tanto pamcip6 en levantar lar cansrmcciones de la pri-mera lima de playa: a la dirección de Canariasí, representada porJos. 4 Luis Ton6, que me abrió su axhivo forogrdfico, y a las que lo han hecho posible, Fernando Ojeda, Gerardo Mantesdeaea, J. Pérer Curbelo, Arcadio Suárei, Frannsco Socorro y Julio Quintana, entre ouor; a Ignacio Alonso Bilbao, doctor en Ciencias del Mar, que me llen6 las pagjnguiar de arena, a mis companeros Magaly Miranda, Javier i6ppez y Marta Cantero: a Felipe PCrez, antiguo tabajador del cine- teatro Hermanos Millares, por su memona: a la familia de Félix Urquijo por % tradiuonal foto de la Navidad en Las Canteas; a Josefa Luzardo. por confmr de nuwo en el proyecto: aJose Manuel Soria, que lo difundi6 al máximo; a Ang e; ndaeo- Cltsa a En- Pera Chacbn. doctora en Geopfia, que me dio buena parte de la fomaaón del istmo s61o con un golpe de telefono; a Go- lo Melian, deseandole suerre para su publieanón sobre elviera y por % puesto a mis amigos de Pena de la Vqa, con los que COnOEi y ilri Las Canteras. Para cualquier ciudadano de Las Palmas de Gran Canaria es un orgullo dsponer de Las Canteras, a p d o 5610 superado por el que nos produce el disinite directo de su entorno privile@ do. Para m, como alcalde y representante de toda k ciudadanía, en el momento de presentar un libroideado y nacido para plasmar en sus páguiazlosreuierdosvividos de este entrañable entorno natural de nuestra capital, el deber institucional también se convierte en alegrla, de fácil y gozosa aceptanón. Las Canteras esta irremisiblemente unida a la Historia de esta nudad. urvo futuro 5310 v pr> drr con.~ niir sobre I. ir bares d.: un., Iilojoflz de \ uelt i dc h mirada nmn el mar Xrcuprrm niirírm Imirnl i. aprmrrlnr iddo su po1en. i~ prra el dirfniw r i u d d - no, no er una tarea exclusiva de los grandes proyectos insutuuonales. A lar planifiui-nones destinadas a tales fines por las d i s t i n t ay cometido de cada uno de los habitantes de esta ciudad, como copartícipes de una acti-tud geneal de respeto y co~~~ rvacdieól nm ismo Sin duda alguna, el conocimiento sobre las inraiondader de las lugares señeros de nuesm casta, donde resalta la figura de Las Canteras como genuina repre~~ tantees . u n factor hindamentei en la coml~ danónde este tino de filosofra eminentementem afinm. El trabajockPepeBamraimCmtem 19W- 2CCQrep~~ a~ nbuaiq" npIodeirrpon-r a b ~ d y ~ m e n t o a r u sE~ j" impl. añ zaelintentodeddarunadeudaimplgabIe mn el mzo de mta que le acampan6 desde N ldallua. como a tanros o- conaudadanca Unaph~ quehapedidom~ ypom~ Qmbiodetad0I0q~ eeo1hadado, quIa, tans6I0mpeto y amor, ambca, en cualquier m, mtimimt05 & ntaeados. En sus fumones coma promotor de todas kr actividades que contribuyan al mejor conocimiento de la ciudad, su evolución histórica y su entorno natural y urbano, es obligación de este Consistorio fomentar la edición de libros como el presenre. En sus ~ ádnanso sólo se amontonan irnáeenes. a necdotas v recuerdos de la Hwto-na punnul m. plava t i i rllx re iF< o$ P rdem~ rp. rie del 3runull~ Ii sioriro de e r ~ z ~ i i i d ludn. ih incxurnblrmrnw a h r i mar?% D ondeíi no r it. i; i. 5 el erimzndrl deurrullode la 3. iindrd 01 diiittial ie Ir 1, lr de dónde pam, el Irnuirirmqueony-nó el mejor momento de nuestra economía y, sobx todo, marcó el inicio de la extraor-dinaria apertura de mentalidad que expenmenró nuestm sociedad con el intercambio cultural que trajo consigo el turismo. Ojalá que el ejemplo anda y que, con rnpeneneias como la presente, aumente con?,- dmblemente tanto elcononmienro denuesmplayas, como elamor y elrespero a ellas y a nuesrro entorno natural y urbano, preservandolo para genemdonrs venideras. Graciasa reflexiones como lamesente. Las Canteras tendrá muchas más nosibilida-der ds . mcinuir rtend. i nurdro cmhlema esicrior nueilio parpe marino, nucrirs quondn phva. i i n m rn CI iniindo. pulm in dr li i tida3 v ahrpirniriiio mruial k lar distancias para el horizonte urbano Jose Manuel Soria Lóper Alcalde de Las Palmas de Gran Canaria 11 Es cierto. la ciudad de Las Palmas de Gran Cama m06 y cmci6 de espaldas al mar. Ixs murallas defensivas. oue se levanfamn oara omteeerla de los ataques piráticm, le Alonro mesada. Ciudad costera. pues, extraña al flujo y r& jo de lar mamas. Exuaña por todas partes menos por aqueh que se llama Playa de Las Canteras Costó desabrirla, pem niando se h m m pmitib, decde este solar A h t i m de Alouso pueda, mñarel horizonte mudo y raimuhrios Por ella hemosamado el horizonte. Y haber amadod~ nteesins~ landad~ coymanoo sdijoaeltambionnadoen~~~~ la~ pemeStaal o ala do de m e m& no, el p m oN obe1 de Uteram, Derek WalmtL Hasta 1852la audadhabitó ala sombra delosmuros. Fue entonces cuando empezaría el denibo de las murallas. Dos anos mas tarde se aprobaría el pmyecto de ~ a a á dne la carretera al Puerto de la LUZ y comenaria asi nuestro andar ha& la modernidad. AUá, p arados los mies, la Plqa de Las Can- nos ai~ ieo1 homnte y nos puso cara al mar Aqui, en este lado, en la Playa, m" amos a1 mar; en la otra franja del litoral e1 mar 4 denas de un si&" deba- anquifectónicas, comidas por m o a s mismos, que nos lo hacen lejano, pem la Playa nm lo a& y nos obligó a otear más de nuema- i frontaas La Playa nos trajo genres de todos los lugares, nos enseüa un Teide, referente, identificador, y nos muestra todos los atardeceres posibles Todos los atardeceres son dis-tintos en la Playa. Hubo alguien que devotamente renataba cada dla el atadecer en lar Canteras. sabedor de la diferencia de cada uno. Estaba en lo cierto Nunca es igual esta Playa Er lugar de relacián, de ocio y ensimkmamtento. Todos vamos a la Playa. Sí, con mayuscubs. Es nuestra. Lnigualable paqe natural tambien sufn6 explotación indusnia1: y, aún hoy. sigue amenazada por insensatas agresiones de los empuiadm en asfixiar el pulmón, el iinico, de una ciudad y SUS gentes que no pueden existir nn Las Canteras. Renilta insblito, tal vez porque nos es tan cotidiana y necesaria, que sean tan escasos losintentos que hasta ahora se hanhecho de desentrafiar lavida de Las Canteras; por eso, maigullar en la Plqs de Las Canteras, e- bando en valores geolágicw y biológicoi, en las referencias histónras de siglos pretéritos, en el planeamiento urbanisuco, en sus edificios, en su caractemtica de cena primordial de socialiración de los residenres m la capital grancanaria y en su valor de rnventora del turismo en las Islas, enve oas muchos aspectos, como ha hechoJosé Barrera, es dercubiimos una de las fundamentales razones de la condicidn de ciudadanos de Las Palmas de Gran Canaria. Aqul se concentra buena parte de la hirtona naniral, arquitectbnica, senfimental y económica de una urbe cuyo hmm eStá irremediablemente ligado a esta Playa, sujeto de rodoslor t6picosideado~ pmn0po1d0manid0~. LPala ya & Las Canterasesunrefm-te vital que nos marca y nos seguirá marcando mientrarla ciudad sea ciudad y nosoas sus ciudadanos. Vicente iiorea Las Palmas dc Gran Canana, 10 de nbnl de 1995 13 ¿ Por qué Lar Canteras? Después de muchos fahos escritor debo decir, en honor a la verdad, que no pude dar por concluido el esquema que me SiMó para comenzar a escribir la histona de Las Canteras, hasta que no fui capaz de asumir que la historyi de Las Canteras es intemi-nable Y ouienes hanvivido en tomo a la Playa. e inclusa los aue no lo han hecho. me ellos uene unavivencia que contarnos, un recuerdo al que hacerreferenna. una impre-sión que relatar. Por eso, en este libro encontrará el lector reflejadas muchas de las casas que vio y vivió en la Playa, y quizás echará en falta otras muchas. Pero se mtaba de mmplir una deuda personal, y creo que general, que teníamos con Las Canteras, esa pequefm gran joya ubicada en elmsmo CaKO capitalino, a menos de diez metros de la última carrete-ra. Una deudaincomprensible, por otra parre, mando es probablemente esta la zona de nuesrra ciudad que destacamos ante cualquier visitante, el lugar del que podemos y solemos presumir El mundo, aunque pueda parecer una presuntuosidad, sólo tiene una Playa de Las Canteras y esto. a veces, lo olndamos porque la tenemos tan cerca. Casi sin saberlo, es mucha lo que le debemos, desde el crecimienro de nuesm indurrria, con factorías como La Clcer, hasta el conocimiento del mar por dentm e induso, - los más viejos sabrán a qué me refiero-, un asombrosa cambio de nuestra mentalidad granas a la llegada del mNmo, y especialmente a aquellas nórdicas que dieron más de una lección D. O T esros m. e- os. Cuando me planteé escribir este repaso a la historia de Las Canteras, apenas podía creeme que no existiera aún ninguna publicación referente a la Playa, con sus anécdo-ras, su rransforrnaciónu rbanistica. susvhjem~ in gleses, SUS clubes socia le^, su Bam o sus personajes populares. Qui- las crónicas mas extensas hayan sido eccntas por periodistas o admiradores en la prensa local, - pero nunca con la rrascendenaa que de-bió rener cada una de e s a páginas. Lo escribí casi por vergüenza. Porque naci junto a la Playa y porque en ella, con unos mantos locos de M barno, justo frente a la Peña de laviela, me llegó el destete, la pubertad y postefmmente la paternidad Creo que quien creció junro a la Playa es sin duda distinro a quien se ha criado en o m sitio, y esto que puede ser inteligible para muchos no pasará desapercibido para los playeros de toda la vida. Aquíestapues todo lo que pudesaber de Las Canteras, escrito con- corazón que estilo literario. El lector sabrá anadrr consusvivenciar los pdmfos que puedan faltar Y aquel que no haya creado junto a la Playa, a6n estará a tiempo para conocerla, amarla, respetarla e intentar preservarla, como ha sido el objetivo de todos aquellos que desde niños pisamos rus anllar. José Barrera Artiler Las Palmas dc Gran Canaria, abril de 1995 15 CAPITULO 1 El origen de la playa Después del Movimiento se aceleraron las obras en Las Canteras En esa epoca se calocaron las baldosas rojas y blancas que se mantuvieron hasta el comjenzo de la úlrima remodelanón En la arena, las casetas servían a los bañistas para cambiarse. 20 La Playa y los canarios Pese a que las crbnicas cuenten que los cananos conocieron elmar canla presencia delospnmeros iurirtas, basándose en que antes de eso a nadie sele ocurría bafiane en la olava. la ooblaciónisleíia es eminentemente marinera. Desde siemm. lar familiasde los representantes de otms paises llegaron a Las Palmas de Gran Canaria y pmnro vieron en la Playa de Las Canreras el lugar ideal para el reposo, una vez superada la etapa del barlo de los hoteles, ahora llamado CiudadJariín. Como consecuenna de este trasvase de turistas, la mayona de los uudadanor de Las Palmas de Gran Canaria conoció la Playa de Las Canteras, hasta ahora usada por la gente del Fumo para el careneo de los barcos en La Puntilla o para la extracción por parte de los artesanos de grandes bloques de piedra que sideron de base a los filtros de lar pilar que llmmn más de un ~ aticoa nario. Esre dercubnmiento de la Playa, - redesnibnmiento casi, puesto que algunas fami-lias habfan optado ya por Las Canteras como el lugar donde pasar sur temporadas-, fue preNamente lo que permitió el fiorecimienro de la zona. junto al bamo de La Isleta. Apenas los ciudadanos de Las Palmas demn la posibilidad de que la ciudad creciera por el istmo, todo aquel que pudo se hizo su casa e instalb su negocia en las mmedia-dones. Coma el prindpio de sigla, y el negocio era el Pueno y un incipiente runsmo que llegaba parando casi desapercibido en la zona del litoral. Lo mas importante vino despues de inicisne el Paseo y con la rulminación de me. En ese momento, la población de La Isleta y el istmo ya era significativa, y los mas jóvenes habían visto en la Playa la zona que aglutinaria sus inquienides y el espacio donde poder hacer deporte. Deporte y cultura fuemn, pues, la mezcla de la proyecnbn de Lar Canteras al resto de la ciudad. Pem en eso, los niristas comenzaron a llegar ailn cori m& fuerza que antes de la Guerra Civil, y a los empresarios isleños no les cupo la menor duda de dónde invertir. Todos quisieron sacar su parte de la pnmera fila de la Playa Los lugares nilrurales se vinieron abajo, y todo solar edificable veia crecer desde su base un edificio de apartamentos, un rcsraurante o simplemente un lugar de ocio que ofrecer al turista que venía. El exceso de la oferta y el inter6r de los empmrarios turísticos de recuperar las inverriones que estaban haciendo al Sur de la isla, fuemn hanendo desparecer el nitis-mo de Las Canteras, que era el del resto de la ciudad La presenua devisitantes no solo beneficiaba a la Playa, sino que toda una sene de servicios, desde bares a salas de fiesta, las iwU y hasta las tartanas, 105 pa'gues y cualqum tipo de prestac~ ónq ue se dio en la epoca como mnem de ganar algún dinero, empezaron a decaer con el desvio de los turistas a otms lugares de la isla. La Playa quedó entonces como lo que siempre habis sido y como lo que quiras nunca debió dejar de ser, y los empresaiios se tunemn que conformar can el playero local como manera de alimentar sur establecimientos, y con la llegada del turismo peninsular rezagado que encontraba en 1s capitalgrancanaria una oferta comercial que el Sur no habta desarrollado con la popularidad de la del municipio capitalino. Las saciedades deporuvas y culturales volvieron a la Playa y todo ello dio lugar al verdade-ro relanzamiento de Las Canteras, pero esta vez para el uso y disfmre de los ciudada-nos. que no teminaban dedarse mienta delajoya que la Naturalezales habíapuesto en las manos. Asi las cosas. lo que ayer hahui sido la cuna de las primeras inversiones de los empresarios de era uudad. habia revertido de nuevo en los habitanres del munici-pio, que se reparrtan su pedaro de Las Canteras por zonas como el bien más preciado que pudiera tener esta « " dad. Lac Canteras sinw5 a oartu de ese momento como ama de crtl de los m- is memenos. él hasta el punto de hacerlo desaparecer La infraertmctura re desmoronaría de loma propsiva dejando a m& de una pendiente de la llegada de mejores tiempos y buscan-do culpables de la matanza de aquella gallina de los huevos de oro. El visitante penin-sular que vino despues no cubrió las expectativas que habia creado el primer turismo europeo, más generoso y mar facilmente encandilahle por la hospitalidad de la gente de Las Palmar de Gran Canaria, pese a que el peninsular, poco a poco se he destacando como un rumta aue invertía dinero. cambiando los .~ a.~ e lceosn los ulumos ~ r i s m que traían lo justo a las Islas. A la orilla de la Playa fueron muchos los que consiguie-ron, tras el dificil tiempo de la Guerra, recomponer sus bolsillos e incluso hacer la arrancadilla para empresas mayor%, y en consecuencia, muchos tambien los que lo pederon casi toda La epoca de bonanza turisnca, unida a la del Puerto de La Luz y de Las Palmas y a su cada ver mar floreciente actividad, alegró a casi todos, y pocos fueron los que no en-contraron enla ciudad la manera de sacar rendimienro de las continuas nsitas A quien venia a la ciudad le ~ nteresaba fundamenralmente un clima que el resto de Europa no les ofrecía, y que en d temino municipal estaba representado por Lar Canteac. - una fomci6n arenosa originada a partir de la uni6n de La Isleta con el resto de Gran Canaria-, enuna sociedad bien avenida que beneficio lo mismo a cada una de las parter contratantes Pronto los canarios adoptaron la Playa y la incorporaron a su pattimonio Y anres que darle la espalda, hicieron las inversiones que myeron convenientes para poder vimr con ella y con ellasohrwivir en los momentos mds dificiles quese pusiemn en su camino como consecuencia de la siruación que en cada momenro vivió el A&- pielago. Si se quiere, incluso, podna decirse que fue mucho lo que se obmvo de la Playa y pocas las contrapreswiciones. aunque el paso del nempo ha ido colocando cada casa en su sitio. y en las ültimas decadas de estesiglo parece que ha habido una conciliación entre las partes, que esperan que algún dta ese arreglo pueda volver a dar los frutos que antes proporcionaba. Los pnmem planos de La Meta muestran los escollas de h Barra, el istmo libre de edrficacianes, y en el interior de la dársena algunos barcos fondeados, lo que da una idea de la profundidad que entonces habia en la Playa del Arrecife. El istmo de Guanartmie En su popular libro de memorias, R e d r de un iuivenf6n, Domingo J. Navarro, con el tono de humor que caracrenra la obra, hace referencia a las penuiias que los visitantes tenían que pasar, tras un ajetreado viaje y un m& movido aún ataq en el Puerto de La Luz, para atravesar el ismo de Guanarteme, lo que hoy seria la calle Albareda en Las Palmar de Gran Gmria, y llegar al cano de la audad a finales del p- do siglo: "( ) PTepdrate para In peregrinacidn que vas a emproldpr harta Las Palmar. Te espera para conducirte un lastimoso esqueleto nibimto de acribillado pellejo, al que N dudo, el tio Lazam, do d nombre de bum En ate vivo esqueleto var a otravearuna lcguadederinto de amo que tiene, cmo el + cano, sur movibles montofiar, su Ilmuror y sur dppmim: a veces también ru calor infernal y harta su símil de su homble simún si so. ol on hioter vinitor del Sur Sin camtno. > ni vneda, nifnnidofrc~ mtcr caldas, wuzr veces mcima y otra debajo den< lacpr& bowico, tadardr una hora ni llegara las demidar muralla de la vieja ciudad donde var o peder harta L? apmma de encontrar alojmnimto y m a m que descansar ; Dios te amparela. El ancho campo de dunas al que tan rortuosamente se refería Domingo J. Nava-rro, no era om que el espacia que separaba el Puerto de La LUZ y Las Canteras, el iruno de Guanarteme. sobre el L1ue en e1 siel0 XX con e1 florecimiento de1 Puerto de La Luz. rr ciieioii arinirndo laí ni~ en& r h w a cunrirlu por comyleio ) coiirdidar cl riuclzo urhano de Cnncr Cñwlina LA, duns eran. ~ T P C U ~ ~ I P1~ 1I LPO. ~ S ~ C U P ~ : dMel d ~ r a s m de Is dreiir Je la Plava ~ u rc. o n Ii Ilrpdd Ji h r i difi, a; ioiirr. Iuiron $ nrmiido crpscio almar al servirlas cauis de fmo a los movimientos de masladón de la arena deun lado a om, con lo mal el istmo se he ampliando de manera progresiva. El origen del istmo de Guamneme estd directamente ligado a La Isleta y su forma-ción, ya que h e precisamente esta lengua de arena la que permuió convertir La Isleta en penlnsula, acercándola a1 resto de la Isla. Antes de esto, La isleta era un islote sepa-rado de la Islapnneipalpor un estrecho canal de agua de no mucho mas de un kilóme-no de anchura que se entroncó a Gran Canaria por el borde Sureste medite el km, de no más de 200 menor de ancho en su parte estrecha, que en sus extremosse abre en fama de copa, y con una longitud aproximada de 41.2 kildmews. La vertiente om1- dental del ismo esta ocupada por la playa de Lar Canteras, mientras que la onental alberga el Puerto Marltimo. Sobre el isuno de Guanarteme se desamlló hastauna epoca r e l a t i ~ m ~ retceie nte, como describía Dominga J. Navarro, un campo de dunas como conreuienna de la dmamiu de circulación de arenas arrasmds por las corrientes hacia la Playa de Las Cantera, sv. au e.~ ortaiomentel osvientos alisios mNDOrtaron a tmra fmme. Seeún re recoge en el Plan Magna, " harrta mediados del siglo pasado, esta formacidn arenosa se conservaba pricucamente intacta, cmo se pone de manifiesto en el Plano de la Bahra de Las Palmas, confeccionado por la Dirección Hidrográfica de Espada en el año 1879. Pero el crecimipnio conunuo de la ciudad de Las Palmas fue provocando su progresivo detenaro, de tal manera que hoy ha desaparecido en su práctica rotalidad. Pese a su estrecha relacion con La Isleta. no existen datos sobre el material presente bajo el istmo, siendo únicamente Hauren ( 1962) quien re ha manifestado al respecto, basandose en sondeos y ladocumentación puerta a su disposición por laJunta de Obrar del Puerto de La Luz y de Las Palmas y el Museo Canario. Se@" recoge e1 Plan Magna, en su Memoria y mapa geol6gico dr lar Palmas de Gran Canana sobre las reorías de Hausen, " estos depdsiros pueden erm bieno os por coladas fonolfricas y pororrapane por coladas basicas procedentes de La Isleta, sobre lar cuales se instalaría posterior-mente la t e m a uiaternana. Todas estas consideracione.? ponen en evidencia la enis-tencu de importantes mo\ imentos verticales en este sector de Gran Canaria, y en toda la costa Norte, desde el plioceno a la actualidad. Hasta hace algo más de cincuenta años el mai barra de lado a lado el istmo como canrecuencia de ui escasa altura Noroeste, en la que se encuentran abundantes fósiles. Son depósitos fomdos por una toba compacta donde =& ten algunas algas calca- Msiles. Su origen submarino indi-caria la emenión deLa Isleta ya en t i e m p o s d e l p l i o , no siendo precisar más su edad. Desde el saliente de Los Pollos. en La Isleta, se ve cómo las coladar continúan por todo el acantilado ham el Norte. formando incluso los Deauenos islotes v arreafes en la Punta del Arreufe, es que lar zonas superiores correspondan a coladas remenies, pero a falta de continuidad en los afloramientos 7 deun muestre0 más pti-so, no se puede asegurar Como consecuencia de todos esos depósitos, originados a raíz de la formación de La Isleta y sus volcanes, nació la Playa de Las Canteras que durante muchos anos se llamó Bahía del Arreafe. Se = ata de la playa mas extensa de la ciudad que alcanza una longitud cercana a los cuam kilómetros, y esra proregida por una barra de formación calarea y arenosa que impide el transporte mar adentro delaarena. Las arenasllegaron a esre area amruadas por las comentes marinar y conformaron derpuei, con la ayuda de los vientos, los campos de dunas mencionados, cuyo equilibrio se ha Wto alterado por la construcción en primera lima de grandes edificios que han modificado el sirte-ma de circulaci6n de la arena, con la consiguienre acumulación. Está consutuida en N totalidad por arena rubia fina, en la que se encuentran algu-nos pequeños cristales de olivino y pimxeno. Asirnimio, la arena tiene un fuerte com-ponente orgánico procedente de la destmcmón de conchas aunque molido, por lo que no aparecen pie- gniesas de forma frecuente. Gta caracterisuca es la que daba el nombre a la playa de El Confiral, ya que en Canarias, las conchas molidar reciben el nombre de confite, y es aquella una zona abundante en este tipo de resros orgánicos. La playa a finales del sglo IUX presentaba un aspecto casi destriico Sólo algunas casas se levantaban en la zona, espeaalmente de carpinteros de nbera y careneros. 28 Del agua de Las Canteras en diferentes ocsiones y especialmente con la presenaa de la bajamar, emergen restos rocosos a modo de pequenos islotes que corresponden pmbablemenre al sustrato donde se apoya la arena de la Playa y el istmo en sí. D u m la marea h i. a . estas o. aias a. uedan totalmente rodead= enaleunos casos oor la arena, Y ron npmve; hadrqpor 1" s cliiquill2r pai? reronrr a i s incluw hdcer prqlriiai c? pnimi rlc prirí \. cniruce, a quf m tienen i n i p r inrrrci qur rl . Ir. ,: nir de iiirro mrelrni-miento Un poco de Historia Según un estudio realizado en tomo a los antecedentes históricos de Las Canteras, las prhems citas conmetas se remontan al sigla XV, si bien en cartas y planos del perfodo 1410- 1460, La Isleta aparece separada, como si el istmo estuviera rebasado por el mar la mayor pane del mempo. Los tertunonios de la epoca de la Conquista ( 1479) indican que el mslado desde el Puerto a la ciudad se hada usualmente por mr, sena-iando la nula uansitibilidad de la que hoy seria la calle Albareda y sus paralelas. En el siglo XVT ya se cita el Puerto del Amde como punto de comunicaciones marítimas, pem mpeditado al de Las Palmas. En el nglo XVII, hacia 1686, aparece el pdmer plana del irmo dibujado por Pedm Agusrfn del Castillo. En él figura la Bahía del Arrecife con una serie de escollos que representa La Barra, como rimbolo de idenudad de la Playa, aunque se mta de una mera representación, por lo que no pueden consideame los fragmentos en los que el dibuja dinde la fomción arenosa. A finales del siglo XVT, la ciudad de las Palmas, - que todada no habla adoptado los apellidos de Gran Canaria, decisi6n tomada por el Ayuntamiento capitalino en el aflo 36 bajo el gobierno de DiegoVega Sarmiento, como manera de disringuir a la ciudad de la isla de La P a h a de Palma de Mallorca por las confusiones dd como durantela Guemi-, se extendía derdevegueta a la iglesia de San Telmo La Playa quedaba a unas kilómetros del casco, por lo que si bien cabe pensar oue la mavor mrte de los ciudadanos en 1686 no la conocfa. los mas aventureros ha-hiinn id, n verla : amin= nil~ o r. 11 vrlticiilx de trscmin anmd a Ir iqiie pupitl,~ rmetiti .> Irr ILmwa qiiintwr i qur iliiiian alpunar de e.?. locm tiiiii: iir, que Iioi ciielgm ircniriiJ, iriitiii popiilaii;, das dc Izr parcrlcí de baro \. reauuraritir o de iiiiirho- ho-gares partinilares Algunos de los dibujos que se han podido conservar en tomo a 1860, presentan dos baros de das palos en el carena de La Punulla con alturas de quilla supeñores a seis menas, lo cual da idea de los fondos disponibles en aquella época. Igualmente es frecuente ver en dibujos, baros cruzando La Bam por la boca grande. Onos k frecuentaban o. a rarrde o. esca o a cazar aLas Isletas. ~ mbablementeconeios v pnrb1a. o iiicluio yor mntiioscomcr. iak~. darlorl ui bu. p< squirlli ( oi~ dmbane n lar brhirr de FI Contical o La Lu: .+ 1 ialir de 1, eirdid h n h i qw c! um rampoí de iuliivo por inc6modoc mmin. n i nnrveidr La : una ds diinas de km L. aldina La Playa se extendía desde ElRincána El Confital, curiosamente con la interpretación que hov el Avuntamiento caoiialmo le ha dado a este esoacio. flanoueada nor numerosas Pero en esros años, el ciudadano no vas la playa. no practica las baños de mar y sólo en epocas muy calurosas, se bañaba de noche. Habria que esperar a Jmales de siglo para que se implantara la moda de los chapuzones, de las temporadas, de lar casas de veraneo enLai Canteras. En 1910, con lapnmera lima de playa urbanizada. enlos dtas de máxima afluencia podia contase hasta doscientas personas, en su mayoria parean-tes. reduciéndose el número de ~" te~ ticobsa riiitas Esto se debla a lo mal visto que estaba el bario como ahora lo entendemos, y a que al no haber Paseo en la época, los caminantes más buchlicos hablan susriruido la arena por la Avenida. Los hombres que se fijaron en Las Canteras A~ arted e las referencias va hechas. sería orácricamente im~ osibleci tar a todas los enamorado de la playa, o a esos miles de desconocidos que, sentados en los bancos de la Avenida a lo largo de la histana, han desplegado su imaginacihn ante tanta grandeza. La Playa ha sido la rnspiracián demuchos enamorados anónimos que quiensabe lo que han escrito. pero que desgraciadamente no han sido bien tratados por la historia, más acostumbrada a figuras ya consagradas, conocidas, que a la inrrahisroria aquella de la que hablaba Miguel de Unamuno Pero la Playa cautivaba a los autores de antes de este siglo y, principalmente guiados por el interés de todo lo refereme a la Naturaleza, eran muchos los mjeros que dedica-ban unos pamfos a la entonces llamada Bahia del Arrecife. El teniente Henry Kellc, lo mismo que Modor y Coello, hizo sus planos sobre Las Canteras en la segunda mitad delsiglo XIX. Igualmente, oms autores como Elmbeth Murray, W Thomas, H. Christ, Oli\ ña Stone o Jules Lederq, visitaron la isla y dejaran escritas sus impresiones sobre elias en mayar o menor medida, aunque con brwes referencias a la zona de Las Cante-ras, especialmente ligada en sus cránicas a La Isleta o al istmo arenoso que la unia con Gran Canaria. Tambien es de inreres el Domtem de las Idas Canaiiar del barón Charles Philippe de Kerhallet, en 1858. Hablando de la Playa, a la que denomina Playa del Carmelita. y de su bahía, expone- " h corta come harta nunrnc con la lengua de arena que unc a La Isleta con Gran Cenada Ertd casi completarnoice rodeada depiedras entre las malespue-den parar botes para coger la plqa bajoy uno pequeña a m a d a que hay frente La Playa era usada con más frecuencia en los anos 20, aunque fundamentalmen-te para pasear En la foto puede apreciarse, al fondo, la Caseta de Galán. al pueblo dc La Luz Encuatranse en erh bahin nlgunnr manchas de pedro. Todo ella S limpiay pnde fondearse en arena por dieciocho escasas aveintiauz-bo br-, pudiendo tmnbia verificarlo m m rb ~ ruedersie quiere ertarmdr cerca de lo tima Sc halla del todo derabn" rada o. ara l os vientos del Nomeste. p m es muy buena con los opuestos del Sureste, asi cr quc c m d o & tos roph confuma en elfmdeadem dr Las Palmas y lo abandonan los pescadores por no serle posible mantenme alll, vienen a erta bahia m Enreferencia a las romeriar de Nuestra Senora de La Luz, lsaacViera ( 1916) deja un hueco para nombrar a la Playa, relacionada con la hora de la comida. Esta fue una costumbre que duró con los años y que aun hay practican algunas familias. Quienes decidian pasar el dia en la Pkya, y no EStatnos hablando de principios de siglo, enten-dan la excursión con un enorme almuerzo, descarrando las fismbreras o cadiarms similares de los que ahora se estilan, y apostando con roda namralidad por la Playa como cocina: Y..) Es lo horadel almurno. en IammudaarenadeloPloyadcl Amcfe tienden alboy limplrimo monte!, S& el cual colocan granda bandejas, conteniendo el humeante chcrne . Y las . pm. ar , mimtras en un enorme lebrillo re masa el a- o. fio , me es del nauísimo v nutritivo malz. aue m otro tionoo dm tonta fma a la Ininalm~ nlel, o s u> mentaios acerca de Las Canteras tenían como referencia el Puerco de La Luz a La Isleta. Asi, se han podido encontrar testimonios de autores diff-cihente reconocihles, como elrecogido en el esnidio dela empresa Alros Hornos Inge-nieros y Consultores para el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canana en 1979, que se atribuye al siglo XVI. " Llamdbnsc antes el Puerto deLa Irletar. nor abrirarlo nor lanartedel norteun grejos, enzor y toda especie de morisco. La aguo del mai; que queda encharcada, forma salina muy blancayjna Paga el Cabildosenilar a rm hombreque & en la atalaya sobre estas montañas todo el día, y en dernibnendo onbonanoner, pone señas que s n unos palos vestidos de ramas, en una torillo que ertd sobre la mataña que mira paro erta ciudad y de todos poner re ve. Cuando es mucho d número de navior hacefuego, y lo do o entender el humo de día, y lo lLnn de noche. Poraquelpuortedeamiosde que hablé, únenremurharvecer lormarcs, el depmimtq que rr el del anecifey el del Puerto de La Luz, que mira al nruientet El hano y relación dr viajes de Romero y Ceballos ( 1795) recoge igualmente sus impresiones sobre la Playa y el abrigo que & ta ofrecía a los barcos Además hace algu-nas referencias al istmo y a 1s emita de La Lur y Santa Catalina que, pese a no ser objeto de este Libro, si merece la pena recoger en tanto que aporta al lector una idea de cómo estatia confomda lo que hoy es la capital, hace doscientos anos. Igualmente explica el oñgen el nombre de Las Canreras: desembarco por una cadena de rocas, quc casi ya cwca de la playa, re ertirnden, y le atraviesan. Estas en reboso ertdn d i m a r , pero rn la hqn marea ert4n de fuera, y si no es por algunos canoler de que er meiiprtn tener mucha inteligencia, no pueden amibar lanchas a lo ribera. Estas mcor rondecantera blancaamirco, v deellnr seracm unas oilor oara filtrar el a w v llevaroorcianerala Ametica ionjter, ron ayo nombre lar conocen. En lo misma Irleto c m cwca del nomina-do istmo ( que olgumu veces ha sido anegado del agua,~ untdndosea mbos mares) estd una m i t a , dedicado a Nuestra Señora de Di Luz, ion una gran caso, quc sirve para recreo de niuchar penonar que se van alli a divenii El camino que hay desde q io la ciudoa, er llano pem por medio da pmoror o m l m blancos. muv movedizor. v llmor de montam. iomdnr de la misma irww bim qirr r m e . < om 8 un, !. tia ? ui cria\ i. ro . t l> lorp Ir ln zi. 111 drl mur i loo, d,"<"> nJan iirodcm'i. q,, ere i r r n , . L., h d e CI I ~ I \ I I " P u1~ u~ ii, o, c rlznn . ir renvi. qw 11. rm Ii . IIL 11 clcl. vi w r. h~ l m ar Ii$ rf . iI. Ií, dr Aros onter deunirre alas avenas, oficenun espaciode tienarinmnrlas deama, que por regarse cm variar acequia y tener a l p o r drboles, y caras de campo, hmm muy divertido el camino Los nomtnador c m 5 ron mal vistor, y llmor de tobaibar, y piedras, que suelen hacer mucho dolo, rodando a la llanura mmdo hay aluvimier En la mitad del camino ertd uno m i t o que llaman de Santa Catalina, algo desviada del mar, en cuya onlla enfmuc de ella ertd un cartillo muyfuerte de su mismo nombn Los arenales llegan hasta los mismos muros de lac~ udady muchas veces los hanfonado, entrdndore dentro no poca ponidn". la expansión de la playa. Los prime- planes de ordenaci6n del litoral. Las leyes desamortizadorar de Muidizdbal( 1836) y Pascual Madoí ( 1855) produ-jeron en la ciudadimportantes cambios deinteres urbanfsnco que se prolongaron hasta 1892. La expansión urbana quede mediatizada por casi media docena de nuevos pro- Las primeras décadas provocaron ansias de tener una casa en Las Canteras, aunque se mantuvo el retranqueo de la primera línea de playa pietarior particulares. Entre los compradores de la desamoniación figura don Nicolls Apolmaria, con las tierras que conformaban el istmo de Santa Catalina. Estor terrenos d e r o n a subarra en 1860 y estaban ocupados por medanos que configuraban un cam-po de dunas, donde dnicamente tenia intere por entonces la Bahla del Arreafe La finca comprada tenla unarupefieiede 62 hecmas y 67 acres; lrndaba al nacien-te con la carreterasd e Las Palmas. alNorte conla Isleta. alnoniente con e l m a r ~ al sur con Iir nionunai dc menr 3 1. qiir es lo miriiin. ahrndm el btmo de Gumrnrnie todi l.? Plwz de Lar Cantera,. FI R< lugto lo que h ". ( 1 Y o r ~ i i cS ntirt Calilina Y la zona di la \ venid1 de Joir b l w \ l opez TI px; ia p3gsclo pur 3 Iincr Iiic a rvOn dl. 0, lb pesetas por memo cuadrado. ~ a consuuccion del muelle de San Telmo trajo consigo una acundad importante por la presencia de carpinteros de ribera y otros artesanos que tenían en la Playa del Arreafe el principal carenero, por el sector de la Puntilla. la carretera para unir el Puerto con Las Palmas se empezó a construir en 1854, concluyendore en 1861 con un firme de tierra oue era necesario reoarar v rezar con frecuencia. L< I hnr del Piieno de La Lu: cJmen: rr. in en rrbxro dc ldcl llaita : niuncr> la ioni del heno em iin pirale J:\ hahitrdd. : m iin nilrrra redirido . awi i que viiir del crr< wra . Ir la R ~ delA m c i f e En lPS3 i l ~ ~ ( I I I I W Cn~ ti in ; ipd T i m ; ~ ud e la ~ orreSa rmiento confeccionóu n plano de población para la zona del Puerro y Playa de Las Canteras que fue aprobado por el Ayuntamiento. El proyecto era ambinoso y con-templaba el asentamiento de una nueva población. La Playa de Las Canteras qued6 emrcada par la más amplia caUe del sector, acenmlndose asi el papel que habria de jugar en el hmro, cuando se biciera lo que hoy conocemos como el Pareo de Lar Canteras. Desde 1885 a 1906, el Ayuntamiento de la ciudad se vio desbordado anali-zando expedientes de consmcci6n. Las áreas más solicitadas eran La Isleta, por la actindad que generaba el Puerto y que los canarios comenzaban a ver como una fuente de riqueza evidente, la Playa de Las Canteras, Los Arenales y las Huertas de Triana. En aquellos años, la Playa ya era conocida con el nombre de Las Canteras. La con-secuencia de este topómmo eran las extracciones que algunos mesanos hacían de La Bam para la consuucción de hlms de arenisca para las populares pilas de agua cana-rias, hasta que a uistancias de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, la tarea fue susoendida. La ~. m, m esibnd e las extracciones odia haber Ileeada. de no habene par. id> 3 iiemp~ a. La der? pmriOn de La Bam con Ir> ~ u dr ~ ~ uhrsiil ~\ yu'zio rn \, iris$ . uwiir. r dirrinm; i z r n i r . ~~ \ pe. irli~ td, unto en Riolo# a Crnloeia o ( ien. in5 del Ilrr. pr3hblmicnre huhiria dcrrprriu lo uii bifn la Phva i cumw meno. . t hubiera modificado con respecro a la que hoy conocemos Enel siglo XIX, durantela decada de las 80, se hablanasentado enla Playa numero-sas casas económiws y chozas que habitaban los obreros del Puerto. Pero las primeras conruucnones levantadas en Las Canteas con halidad de residencias de mcreo para el verano o para fines de semana, correspondiemn a ciertas famihas dc la burguesla urbana, tales como Cayetano lnglatt Ayala, los hermanos Amaranto y Teáfilo Martiner de Escobar, Juan Rodrlguer Qnegles, Agusrln 5dnchez Riivem, Agustin Báez Navarro o la cara de banos en la misma Playa deManuel Reina Perer. Antes de esta fecha, elistmo estaba totalmente libre de edificaciones. Una estampa que, posteriormente, los arqui-tectos urbanistas han lamentado que no hubiera seguido así algíln tiempo hasta que se consiguiera ecrablecer para la zona de Las Canreras un paisaje de pequeíior chalets, en lugar de una urbanización prácucamente intranspirable que impide a quienes esdn en la Playa reconocer el otro lado con facilidad De 1890 a 1895 se construyen nuwas casas junto a las anteriores, y aparecen diez nuwos recintos edificados en lapaace Sur, a partir de lo que es hoy la calle Gomera, casi todos apoyados en la carretera al Puerto y siguiendo ya la planificación urbanística esbozada por el arquitecto municipal Laureano Armyo en 1888 De 1895 a 1910, todo el frente de la Playa, desde el cmce dejuan Rejón hasta la acmal calle Pedro del Casti-llo, q i d a c iihi~ rtodeedifienonpsM as al 5irr 1s edificación esrn$ sdi$ persa, m ninándose en la bamada de Santa Catalina, con algunas casas destacadas en pnmera línea En 1912, el Ayuntamiento acordó recabar del Minkterio de Marina una m1 orden que prohibiese la enmcción de arena de Las Canteras y Las Alcaravaneras, y en 1915 colaboró con los vecinos en constmrrun mum mra defenderse de los embates delmar qu, wvi.> di hir. pnra - 1 futur, l'airo wn zrnbrgo. m IJl'aii~ irii. o lainwlaci. in - n Ir mn3 Is b Puntilla de un? fact~ na. i c pouldo Perquriíai <. nnariar. > . a prur de la proresta popular par la conraminación y por las molestias que producía al vecinda-no. La indusuia se mantuvo hasta que pasada la segunda mitad del siglo XX desapare-ció. sin duda y entre otros mouror por que la actividad enLas Canteras habiacambiida de sector, y era el tunsmo el que mandaba entonces. Durante las primeras decadas del siglo XX, anos 20 y 30, la ciudad se convimó en una estación invernal. Por entonces, la afluencia de visitanres era del orden de 3.000 al año, en su mayor parte ingleses. Para alojarlos se disponia de carorce horeles de los niales nuwe de ellos estaban ubicados en la zona del Puerto, debido al atractivo que por entonces ya habh tomado la Playa deLas Canteras, que era reconocida par residen-tes y foráneos. Fue en 1936 mando el Ayuntamiento adoptó como proyecto de urbani-ración definitivo de 1 s Canteras el delarquitecto canario Miguel MartÍn Ferdndez de la Torre, empezándose las obras del Paseo al ano siguiente, y manteniéndose, salvo modificaciones punmales, harta la remodelaoón global que recientemente ha finaliza-do d Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canana. Antes de eso, las intervenciones se habían basado en urbanizar pcquñias zonas por La Puntilla, quedando el resto de la PIava sin una alameda definida. los anos 60 de forma organizada y con otras concepciones que, no obstante, tumeron mucho quever con el desorden creado en la p r i m e rCan teras, ya que meció sin mayores controles por parte de las aurotidades locales Como conse-cuencia de ese declive, la constmcoón en elistmo progresa lentamente sobre las línas ya preertableadar, riendo el periodo menos activo el de 1930- 1940. No faltan a pesar de todo nuevos planes de urbanización ( Ramonell, 1917; MartÍn Fernánder, 1930; Rodiíguez de la Roda. ercetera). Las primeras uiiciauvai para ordenar la franja que comprende la Playa de Las Can- En los anos20 la arena sustituía al Paseo, que no estaba canstiuido. La pnmera lima de Playa comenzaba a urbanizarse de una manela progresiva con pequeiias casas hechas por maestros de obra. teras parten de la segunda mitad del siglo. Sin embargo, el arquitecto municipal de orlgen catalán, Laureano Arroyo. mlizó por encargo una planificación en 1888 donde planteaba un nuevo conjunta desde los Arenales harta el Puerto de La Luz. No obstan-re, hizo un trazado poco genenso con Las Canteras donde el Parque Santa Catalina, que ya exisua, se ampliaba, y a través de una calle arbolada que Herrera Piqué hace coincidir o n la acmal calle Ripoche, enlazaba otm plaza que acababa cerrada por una iglesia, junto al htoral de Las Canteras. Asimismo, se conciben otras dos plazas arbola-dar: una lindando con la Playa ( hacia la calle Galileo) y la otra en un punto que se situaria en tomo a las calles C~ riiaM mno y Uruguay La urbanización incluía un paseo ribe~ do- la actual Avenida de Lar Canterar- des-de La Punulla hasta las comienzos de Guananeme Según emone Alfdo Herrera Pi-te, elvalor paisajrstico yniristico que en aquellos tiempos se atnbma a las playas estaba muy, muy lejos, del que más tarde alca1~ 7ananestar" E. nla zona delisuno re r~ tuabau n mercado para el Puerto y se prevetan edificauones para ercuelas. El postenor plan de ensanche del cambien arquitecro municipal Femando Navano, en laspnmeras décadas del riglo XX, ocupó conurbanización el litoral de Las Canteras en ni totalidad y asumió buena parte de lar dunas de arena que se exrendian por la zona. Los costes de las obras se recuperaban con la venta de solares en los tenenos ganadosalmar, que por aquel entonces enla Playa oscilaban entelas 25 y lar 50pesetar el mem cuadrado, aunque la media estaba establecida en 40 pesetas. Elarquitecto Secundino Zuazo Ugalde llegó a la ciudad en tomo a 1940 y realizó un nuevo plan de ordenación por encargo del Ayuntamiento. pem la Corporación, afom-nadamenre, no tuvo en cuenta sus ideas acerca de la Playa de Lar Canteras. Zuazo concebia la Playa cerrada por un dique que partía de Luis Momte, aproximadamente para cerrarse al Norte. Con ello pretendia ganar terrenos al mar para destinarlos a uso residennal, incluyendo un puerto para atraque en la zona de Guanarreme, lo que se hubiera llevado por delante mitad de la Playa e incluso hubiera dejado La Bana en la misma orilla. Pasear era el mayor de los entretenimientos. Las jóvenes iban en los años 40 abrazadas entre si y así pasaban la tarde, recomendo e1 Paseo para que las vieran sus pretendimtes. La constnicu6n del istmo es un fen6meno de hace 50 anos que cobró mgor con el desarrollo turático Las consrnicciones frenaron el rransparte de arena por el viento y han contribuido a rellenarla playa ( Foto- Julio Quintana) CAPITULO 11 Recuerdos A principios de siglo, pese a que la influencia del tunsmo comenzaba a notane, esoecialmenre en las construcciones, los cananos acudían a la - playa vestidos o a pasear Cuando se hizo el Paseo, después de la Guem Civil, los usuarios ya tenían un lugar por el que cammar El di- era agradable y no habla muchas entreteni-mientas mas hasta que surgieron los locales sonales y culturales. El gran espacio peatonal De poco rervia en las primeras décadas del siglo que los hermanos Martina de EEcabar y la familia Rodnguer Quegles pregonaran a los cuatro vientos las excelencias de la Playa. Nadie tenía en cuenta un lugar que hasta mronces era solirario, carente del Paseo que hoy conocemos y sin visor de demasiado hiniro, habida cuenta de que se mataba de una zona desenm y, si bien el Pueno impuso la expansiún comercial, ésta era todavia incipiente. Sui embargo, pocos arios tuvieron que pasar para que las fami-has canariasse dieran cuenta de la importancia que iba comando Las Canteras, prensa-mente en parte por ese tirón comercial del Pueno de La Luz y de Las Palmas. En los años 20, tener una casa de temporada en la antiguaBahla del Amcife era todo unsigno de dirtinciún y no había canario que no soñara con tener una asa junto al mar Asi, las postetiore generaciones devecinos de La Isleta, un barrio de gente humilde ayos origmes estaban ui algunas familias de Lamarote que hablan venido a la Isla a buscar algo con lo que poder emprender sus vidas, pudieron disfrutar de la importan-cm que tenia ser de la Playa, criarse en sus orillas y verla crecer y cambiar a pasos agigantados harta convertirse en la Playa que hoy es mundialmente famosa. De la hu-mildad existente entre los vecinos de La Irleta deia constancia el ex conceial del Avun- 4 , tamiento deLasPalmasde Gran Canaria. AntonioBetancor - auténtico memori6n- cuan-do relata lar vivencias de aquellos dificiles años de ni niñez. En una desur anecdotas que, porregla general provocaban mas de un corrillo enlas Oficinas Municipales, Betancor recuerda como su madre, cuando era pequeño y estaba m tomo a los calderas de la cocina, lo mandaba a bu- r lo que llamaba el templm a casa de su vecina. ' Ella me mandaba y yo iba. Vecma, que dice mi madnquesi me deja el tmplm que ahora yo re lo traigo otra vez. El tmplem no era ora cosa que un rabo de vaca o cochino que la vecina tenía colgado de la pared y que le dejaba a mi madre para quelo metma en el caldero y le diera un poco de gusto a lo que estaba hanendo. Desde que mi madre urrninaba, yo vulvia a casa de mi vcciria y Ir drvulvia d iemplrro, que ella valvia a colgar del mismo sino para cuando se ofreaera". El propio edil explica que en La Isleta, en los años 40, aparenó una nueva unidad monetaria. la chozo. La gmte que habia llegado a poblar la zona desde Lamarote o Fuerteventuni, consmiia SUS m a s de barro y piedra y para usarlo como tejado pisaban el barrosobre cañas. dandole solidu. El Ayuntamiento deLas Palmas, como quiera que aquellas casas no contaban con las mínimas medidas de higiene, ofreció a cada una de las familias que las ocupaban harta cien duros - nunca se hablaba en pesetas- por echar abajo la careta. Los aen duros eranentoncesumzchoza, ya que era lo quevalia cada una de las casas oue se consrmron a su lleeada a la isla v con una choza o choza v media. primera cririr del turirmo en la ciudad. las companías ingleías, principales promotoras de la afluencia de witantes británicos que consiguieron instaurar muchas de sus cos-tumbres dadasupresenna en Las Palmas, se dedicamna colocar casetas erpenalmente destinadas a 105 viajeros de sus rrcomdos rrasatldnticos, que competían de manera 53 sana con la caseta de Antonio Gaian y que llegaron a formar parte del paisaje de la playa. lo mismo que después lo hicieron las casetas individuales, explotadas como aho-ra lar hamacas o las sombrillas. Las Canreas fue creciendo y en la decada de los aRos 30 se camenr6 con la com-vucci6n de una parre del Paseo que el Movimiento se encargd de rermmar, fundamen-talmente " para que los ciudadanos se dieran cuenra de que se esraban haciendo cosas y que aquello era bueno" re@ recuerdan los mayores La obra se realizo por fases, Ile-gando la pnmm desde La hintilla al Balneario: aaos m& tarde hasta el Mum Marrem, y aproximadamente en 1955, hasta la calle Chumca, para posteriormente estirar la Avenida hasta La Cicer En los primeros tiempos, los que querian hacer una excursión que pmilrs de Ii central eléctrica de Ln Cicer tenían una parada obligatoria en El Rin-cón, donde desde hacia algunos años habla un mananrral de agua - que unos declan que tenia sabor salobre pese a que otros afirman que era mineral- del que se abastecían los vecinos de Guanarteme y Las Canteras, al que llamaban el Santo Cristo de El Rincdn. Sus propierarios, viendo el éxito que el agua tenia y el negocio que con ella podlan hacer, decidieron cerrarlo y en susinmedlacionesmontaronuna pequeña industria que se encargaba de embotellar el agua para su venta. Pero el manantial no respondió a las enpectatwas y a los pocos anos se secó. En aquella época, Las Canterasse habia convertido enlazona peatonal por excelen-na. Y no porque faltaran erpacios, smo porque aquel era probablemente el mais grande de la ciudad. La explosi6n nilrural pmducida por clubes y asociaciones recreativas y deporuvas asi como el creciente interes de los ciudadanos por esrablleccerre en la zona del suno o en las cemnLas del Puerto de La Luz por razones commiaies, inc~ mentó la presencia depmonas en tomo a las baldosas rojas y blancas que inicialmente le fueron colocadas y que fueron cambiadas despues de cincuenta & os aproximadamente Las j6venes paseaban del brazo formando grandes filas por delante de los preten-dientes, que aprovechaban aquellos paseos para decirles dulces cosas con las que inten-tar ligárselas. El que no se amvia a decirle algo mando pasaban para un lado, se lo de& a la welta. De cualquier manera, no habia prisa porque la tarde la pasaban prác-ticamente en un sentido y en otro. El bar Toledo servía comidas connniéndose en la fonda por excelencia ' Por cinco pesetas re podía nialquiera dar un banqueie, y por quince pesetas una paella para dos". según cuenra Marcín Moreno, y lo mismo pasaba con El Farol, otro bar de la Playa, sin contar 10s bailoteos en Las Cuevas, un edifiuo diseñado por Miguel Martin que hoy continúa en pie. La Policta Municipal velaba por las buenas maneras y los guardias, que re hicieron en el riempo personajes populares de la Playa, se las arreglaban para que las j6venes no se bañaran sin tener alguien cerca que ler llevara el albomor a la orilla, o que los mu-chachos no caminaran por el Paseo sin camisa, por decoro y respeto al resto de los paseantes. Dela mima manera, estaba prohibido sentarse enlas barandillas de la Aveni-da y entre las pandillas era habitual que aquel que primero viera al guardia diera la voz oam aue el resto de los camoaneros. oosador como suirres en los cables elecuicos. Los populares guindillas velaban por las buenas formas en la Playa, aunque a veces, los máspenes se lo ponían difial manda intentaba quitarles la pelota por jugar al fútbol en la arena. La barandilla, pese a los contmuos cambios en el Paseo de Las Canteras, es una pane del mobiliario de la Playa que ha contado o n personalidad propia. En unarticulo escrita en la prensalocal por el fallecido arquitecto Sergio Pérer Pamlla en 1986, expo-ne sus teorías sobre la baranda. " Disenada en un principio con un crirerlo de unidad formal por los años treinta, la barandilla del Paseo era una solución arquitectónica adecuada al caracrer del mismo. La serie de elemenros de madera en foma de barrar horizontales recordaba a las barandillas de los barcos. v los dados de homieón aue u . servian de eslabón entre los dirtintos tramos, al tiempo que de pie a lar luminarias, confirmaban esta impresión cuando de sus superficies colgaban los típicos salvavidas circulares" La barandilla era remozada por el Ayuntamienro con una mano de piniura que dejó en el camino más de un pantalón. Lo mismo un verano era ami, que azul y blanca o verde. Los muros, que servian de uni6n a los palos y que nomba Pérer Pamilla, no se entendlan sin un añadido que un concesianado pudo obtener A los chiquillos nos llamaba la arención c6mo cada tardeun hombre alto y fuerte pasaba por el Paseo de Las Canteas careado con un manaio de Ilawe me. sin saber cómo. dlsrmeuia en cada tramo de la Avenida Con ellas cerraba la enorme capa blanca que cubris las basculas que se disponían a lo largo de la Avenida y que él levantaba en peso para trasladarlas hasm el punto donde tenía el amarre. Se trataba de una estampa repetida cada tarde, tanto en verano como en inmemo. A pmpósiro de las barandillas, Pérer Pamlla evoca un momento de la Playa en que fueron suprimidas. " En los tiempos del nacional- catolicismo, las barandillas derapare-eieron pues eran, re@ las autoridades del momento, el punto de apoyo y desfogue de los mirones en busca de entranleras que por entonces traían aires nuevos, y por lo visto pecaminosos para la machada canariona Esta moralista preocupacibn significó que se ensayaran varias soluciones alrernatiw a la pecaminosa barandilla y as1 aparecieron vanos tipos de maceteros con plantas paco adecuadas para acercarse a ellas, y asi salva-guardar nuestra moral, reserva de Occidente. Las plantas duraron poco, quiiár debido a la acaón del mar: quiiár debido a que era el sitio idóneo para apoyar un pie mientras se reguia con la sana costumbre de mirar; quirár tambihn porque no se cuidaron lo que debia, y así al cabo de poco tiempo pre-sentaban un dolomso aspecto, a medio camino ente la papelera y el cenicero ( ..) Con respecto a la barandilla mum. fue un diseño ensayado en la zona de La Cicer que des-pueiseconvinió enuna especie de grada para sentarse ymirar, en este~ 8501o~ panid1110~ de fútbol" Era el tiempo de lanzarse de cabeza desde el Muro Marmro aprovechando la subida de la ola o rentarsejunto ala barandilla y, agarrado a ella conambos brazos, esperar que hola nos diera un tremendo chapuzón en el cara de los que no se atrevían a tmrse del muro. La Playa tenia dos puntos ui los que cualquiera que re sintiera un poco de la zona tenia que lamrse. Uno de ellos era detrar de La Barra, donde el agua pareM más sakda que en el interior y donde había que esperarla llegadade la ola para que sirviera de elevador que nos permitiera aupamos de nuwo a la lengua de arenisca Muchas fueron los que no sabiendo el procedimiento, se rasparon el pecho contra la pared de piedra que parecía inalcanzable cuando la retiada de la marea dejaba el vacio entre el bañista y La Barra. Y el otro lugar era el Muro Manero, siempre aprovechando la llega-da de un buen reboso. En esos diar, los paseantes que iban por la arena teman que tomar carre" 1la si lo que pretendian era atravesar el Muro Marrero sin mojarse, cosa que no siempre se conse-gula. En torno a los imitadorer de los saltadores de Acapulco re acumulaba, a pie de Avenida. un nutñdo " mi>. o de curiosos oue indicaban se&" su forma de verla como v cuando habla que tirarse. Pera la cosa habia queverla por hierade la barandilla. Aproxz-madamente ms meiros separaban lo alto del muro de la arena que ahora ha ganado espacio en el lugar, pero quien superaba el vertop de la primera vez estaba deseando subir para lanzarse de nuwo No obsrante, la indecisión se pagaba cara. A mas de uno le paso lo mismo que a Vlctor El Tanifi por dejarse influir por aque-llos que jaleaban a los lanzadores para que saltaran al agua. Victor no re habia nrado jamar derde el Muro Marrero hasta que le llegó aquelmomento Y seguro que novokio a hacerlo. Debia comr el ano 80 cuando todos los chiquillos de la zona, sabiendo que había reboso. nos habiamos reunido en torno a aauel saltadero Y con nosotros Vícror barandilla y se quedó en la cornisa del Mura Marrera, pensando cuándo podria lanrarse." jAhora, Victorl'', le decian. " jAhora noi", lo frenaban Total que Victor, can^ sado de que legñtaran de un lado y de otro y nervioso pensando quiCn lo habia manda-do a ponerse en aquella situación, no se lo pensó dos veces y se lanzó abajo. Había un 50% de posibihdades de caer al agua o a La arena, pem a Víctor le tocó la segunda opnón, quedando remienterrado al pie del Muro Marrero y lanzando quejidos como consecuencia del estado en m e habia auedado su cuello. Muchos temieron aue le hu-biera pasado lo peor, pero r a s dos meses con un collarín, todos re reían de él y la inntaban a saltar de nuevo desde el Muro Marrero, a lo que él respondía con un expre-sivo gesto de sus brazos. Algo parecido ocurría en La Caleta o Los taletones de La Puntilla. A marea llena, el agua entra con fuerza entre los huecos de piedra que e1 mismo ha ido socavando, y revienta canrra ellar dejando la espuma expandirse por codo el lugar A los chiquillos les amía aquel ríes@ y tirarse cuando venia la ola. Lo que sucedía es que la salida del ama era mas oroblematica. va aue había aue hacerla cuando la ola se hiera mesto aue la vez atracrivo para la gente de la zona que generación tras generauón ha hecho lo mismo, aunque con el paso de los años nos parezca una locura. Pero a h B a m no se iba eeclusiiamente a saltar. ALaBam, realmeme. se iba por ir y una vez allí se podtan hacer muchas cosas, desde resbalarse por los toboganes que habia hecho la piedra hasta caer en un charco casisiempre caliente, a sentarse en lo que se llamaban los sillones reales por su parecido con los mnor de las pelicular que tanto nos gustaban, o a escnbir el nombre de la novia en el limo que crecia dentro de los Los rebosos en Las Canteras casi obligaban a los chiquillos a saltar desde el Muro Manero La abundancia de arena hace poco recomendable ahora el lanzamiento ( Foto. Tato Gonwlves) charcos. Uno re tiraba en La Barra como si estuviera en la arena y, con una piedra, se ponía a escnbir el nombre de las chiquillas, la fecha y esas cosas. La tumbada acababa siempre que un Cangrejo protestaba a su forma porque le tapábamos la Neva y nos agarraba con sus pinzas cualquier parre del cuerpo. Esta situaci6n provocaba levantar-se rápidamente y buscar otro ritm, donde la historía se repetía La Playa ya era grande, pero a nadie re le paraba derapemibida cualquier cosa que alterara su nomal funcionamiento. Después de muchos anos de retirado el mmpolin que durantemucho tiempo esuivo clavado enla Peña dela Vieja, y del que aún hoy son visibles sus clavos, la enorme piedra volvib a ser noticia una buena -- m. Los más madrugadores no podían aceptar lo que estaban mmdo cuando al pasear por la Playa notamn que la piedra habta sido pintada de blanco de nmba a abajo. Fl Ayintnmirnto calificb la acción de gamberrada, y j6venes voluntanos y miembros de la Cruz Rqa. tuviemn que frotar mucho para devolverla a su primitiva estado. Jamás re descubrió al causante del hecho, aunque los asiduos de la zona si lo supie-mn. Los autores, ante el revuelo de su iniciativa arrirtica no se arrevimn después a decir que habían sido ellos Pero se menta que unos pescadores de la playa, con el cuerpoalgo alegre, resulramnserlospmmororesd e la pintada. El fui que peneguian era que niando los bores faenaran de noche, dieran a pecar o hiciera falta un recace, la Peíia de la Vieja hiciera las funnones de faro y punta de onentaci6n. Una idea que, sin ser mala, provocó tal escándalo en la manera de llevarla a cabo que el comentario dur6 muchos dias en la Playa, mando afin se velan los restos de pintura blanca desde la orilla. La Plava ara los canatios ha venido a su, d ir. auno, ue o. are zca un desvario. a la nieve L l u dr c r d , in\. iirciu + iz tapi- ela; rallridcciraciiidid al rnrnoí al~, unn5 piimor Jc ellr . un el Iilriiir> r lr. n. iiiio c mi I q ui los ninx haciii niiinrcc: \ bolrr pva I ~ N ~ ~ cFnrcr e iU.> r. Ir>> ' hq~ ill,, JP 13. i w i a . n . o n t r a t ~ ~ e~ n 1% bohi de awm el susututo ideal. las guimr comenzaban de una manera sencilla, casi sin plantearselo, hasta convertirse en autenticas batallas Bastaba que uno saliera del agua con la sana intención de no volvera envolverse como una croqueta conla a- caltente, como nos gustaba hacer de pequeños, y que otro, en plan guasón o para que no se fuera su amigo, lo volviera a manchar levantando una pequaia nebulosa con el pie. La pmvocanón era rápidamente respondida por el agredido, hasta que al final ambos se velan las caras en la onlla dándole forma esfenca a eieantescos ~ uMdosd e arena. . ualqiiicr bola d., umi <, ti< * prr. urz dh. i ir. riiii uii p rscer3 : mwiido por 13% parcri como PI lmlr w11010 P 1wm di C ~ L I hCo la, y b. 11. h ~ n un,): J..$- . l: pld\ d I a rrcii.~ id ea ria la m.> jada. p orque perm~ tnq~ 11 kb ula f w c + p rrccc i lcnia r iciliuba l i tarea de darle forma. La presenna casi continua de sebas en las orillar, especialmente a la entrada del verano arando el olor a marisco impregna la Avenida, fue aprovechada por los constructores de bolas para sumarlas a Cstas, lo que les daba cierta consmencm. Después de eso, la bola pasaba a la arena seca, donde se le cubris por completa. endu-renendola. A oanirde ese momento va estaba listamra lanzarla al memieo. No obstan-te. las guimor solian ser tan rápidas que la mayoría de las veces el proceso no podla llegar a completarse y lo que debían ser bolas se convertia en simples puaador de arena aqados con rapidez, que lo mismo cogían al destinatano que a una señora con som-btilla que pronto amenazaba con avisar al guardia, lo que era indicativo del hn de la contienda, que se anjaba con un baño y un adiós Lo que novalia. como algunosinteniaron en no pocas ocasiones, erameter aguanyas. medusas, dentm de las balas. Las celulas urticantes de sus rejos causan un dolor tan insufrible como indercript~ bley a veces dejan la huella de su paso por el cuerpo de los bañistas como un tatuaie. Los afectados . m r sur . oi caduras se arrastraban como oodtan hasra el puesta de la Cruz Roja para que les aplicaran algún remedia que los liberara de aquel dolor Pero en la Playa habíamos encontrado otro remedio que, aunque pueda parecer poco decoroso, era el mejor Se trataba de orinar sobreelluprdonde daguavma había dqado rus rejos. que se resbalaban hasta caer Se decta que era la acción del amoníaco la que curaba. Por eso no eradiflcil, mientras alguno salta del agua lamentán-dose porque lo habia picado un ayaviva, oir a otro gritar. ~~ bltallae p ata, mtale la pata!" a lo que el amtgacho respondía procediendo a tal operación. A lo largo de su vida, la Playa ha servido para casi todo, desde la conrtrucción de figuras de arena con un realismo asombroso, en una actmdad que harta que se puso de moda aquisólo se estilaba enlas playas amencanas, a base para unasene de buscadores de oro. Esta actmdad ocupa a m& gente de la que atemos ver cada dta en la tarea y uene su fundamento y su razón de ser precisamenre en las crecidas de las mareas. Todos hemos visto que la marea, al subir, se llwa can ella los objetas que cientos de despistados han dejado junto a la toalla Pero la impresión del agua mojándolo todo cuando se esiá tomando el rol es tal, que a uno le da para poco más que para recoger la toalla y el bolso y arrasirarlo a la arena seca, sin reparar en que lar zapatillas, el libro, un peine y los zarcillos, se despiden desde la orilla. A marea vacía es cuando amrecen los buscadores de om v otms tesoros. Se encar puedan sumar a su parnmonio. La mayoría de ellos vende después el pmducco, pero se dan casos curiosos como el de Neto, un pescador de La Puntilla que lo mismo se con-vierte en socornrta que en busuidor de oro, o en actor de pellculas, como le ocurrió cuando se mdaba Moby Dick. Neto esdelor que se recorrenla Playa de puntaapunta buscando losm& va~ opinros objetos. Una vez que las tiene, los guarda en su caui y lar señoras que lo ven recomer la onlla, con frecuencia lo abordan para preguntarle si ha encontrada tal o cual raxillo Neto entonces les pide la descripción y, si es posible, la pareja que ha dejado en su carrera hacm el mar. Y una ver con el modelo, va a su casa y compara is piezas que t w x Si lo ha encontrado, al dta siguiente busca a la señon. y le devuelve la pareja de iarcillor perdida Algo que sin duda sólo ocurre en la playa y que es tan nuestro como los guardias que se dedicaban a hacer uso de la megafonta a todas horas, sobre todo en los dias en que la arena estaba i n U a n s ~ t ~ b l e . p a g o de un menor, la mayor parte de ks veces. Con todo el respeto que merecen los renmos queprestaban, hay que deur que uno no estaba tranquilo en la Playa, dependiendo de lo que le gustara al agente coger el Junto al Muro Marrem, saltar detras de La Barra era y sigue siendo obligatono para los playeras. A la subida hay que esperar que llegue la ola para no racparse en el muro que deja la retirada del agua ( Foto. Tato Goncalves) micrófono. Pero a todo nos ibamos acostumbrando y, muchas veces, precisamente los comentarios eran la diversión de un grupo de galldonrr que se habla dado cita en la Playa Es evidente que los guardias de hace quince o veinte años no tenian la prepara-ci6n delos de ahora y esta circunstancia se extendia por los altavoces, dondelo mismo se oia el mensaje del agente en busca de un menor que un '~ jchachod, ejo la emisora quieto dhi!" que le de& a su compaüero sin rapar el micrófono, con lo cual se enteraba toda la Playa de que un polida local estaba tocando la que no debá. Las descnpciones que los agentes hacían de los niñas sólo podian ser reconocidas por los padres del deraparendo y as,, se oian cosas coma: " Se haya enestar dependendas de lapolicia deplayas el menor Ayoie Viste bmradorflonaoy porta ba~ dem n l l oc mdor d a r . Se nie- m o rus . o d m s i lo ertdn buscando. aue oaren a ncocolo ... ( silenaol oor , , q u z ' Perr i (( U( ~ isulf~ Ib\ IJrM IC que IJI pzdws di A W ~ Ce , uban hu~ c.? ndoi I i i i ñ ~ desde que habla delipnn. i . lo. por , i a . 8 e~ l q enli. lo rr< dli dba De hecho íz dio un caso curioso en Las Canteras donde los padres del menor perdido nunca aparecieron y un agente realiz6 todos los tramites para encargarse él mismo de su adopci6n. El hecho de que el uempa pasara en la Playa no riMó para hacer desaparecere~ ens tradiciones. Pese al olvidado juega del clavo, de los que se compraban a duro en la calle Galileo cuando no podlamos apaMrlo ni alguna kmteria, y que lo mismo servía de elemento lmprescuidible para jugar que para coger cangrejos en Los Lisos, hubo cosas a. ue.. au na. u e se ven cada vez menos. nunca se olvidaron del todo. La es.~ eciael astrono-mia de la Playa se basaba en los cucunichos de mma que se vendían montados en amarillas galletas de una o dos bolas, y en los barquillos que un hombre vestido de blanco pregonaba a los cuatro vientos en un continuo caminar enrre los bañistas. Los chiquillos no podian entender cómo, con un sol de justicia y cuando todos corrían hacia la orilla para evitar las quemaduras con la arena seca, el barquillem caminaba, moreno y ninido, sin ninguna protección por aquellas brasas de Las Canteras. Al hombre que pregonaba aquello de '! Hoy cometos, Kalire!", lo fueron sustituyen-do las heladmias artesanas que con el paso del tiempo se asentaron en Las Canteras Se trataba de la Atlántida y Peña la Vkp, con Pedro Sancana al frente, que hizo y sigue haciendo las Ddicior que tan rápido entendieron su merecida fama por la Playa y allen-de los mares, ya que incluso el rey Hursem delordania mandaba a buscar los pequeños uiangulos de helado para degustarlos en su casa de Lanzaroa. Antes, el edificio que ahora ocupa la heladería era el colegio Santa Catalina, donde los msr pequeños tenia-mos como recreo la misma Playa. un lujo que ahora ya no queda al alcance de muchos niños. En aquel colegio, creo recordar que se llamaba Cleo por unos personajes muy populares que aparecian entonces en la televisión, las ventanas de la clase daban al Pareo de Las Canteas y los chiquillos caminábamos aveces demanos qfda de dos por toda la Avenida respirando el salitre que tanto nos innuy6 y cantando aquello de [ Un, dos. oms v anazl , c 2 - Pero rui duda, el rey de las comidas en la Playa, antes y despues de que las familms hicieran sus almuerzos en torno a media docena de mmbrillas dispuestas a modo de salón- comedor, fue el membrillo. No se = be exactamente por qué, quizás porque su madurez coincidía con el verano, el clava ? el membrillo emnalgo parecido a losaman- 65 tes de Teniel, pem en Lar Canteras No habia chiquillo que no se llevara el aspero fmto a la Playa para comerselo en un viaje a La Barra o duranre un largo baño. El membrillo podía mojarse. y no 610 podía, sino que debía mojarse para contranrstar su aspereza. Durante el baño, se empapaba el membrillo, se lanzaba hacia adentro y poco despues la cabeza del autor del lanzamiento emergía junro al fruto que lo esperaba flotando para ser mordirqueado. Cuando se acababa el membrillo, se acababa el bmo. Llevar mem-brillos a la Playa pemitia además aprovechar mas el tiempo antes de irse a comer Las comidas en la Playa, romo pudo verse en las referencias históricas de autores. no son nuevai. mro son dignas de mención oor todo lo aue conllevan Son casi una Iilosof, td# ixli'dignade o i y u h r> ciol. x.,'~> rrr Jn & rrl l b i rodcrctcr IA rw manfomili~. rn. innc. c<~ nl ij i , . d m n ~ r p r i i i i x \ ~ n ii ~ r i t ~ n d ~ s ~ l v ~. a~ h~~-< l a rai de paro que se extienden en la arena junto a tablas de cortho, pelotas, raquetas, dos neveras y varias sambnllar que re cubren con una lona o con las propias roallas, aun-que no haya vienro. Cuando re inicia el comisuaje, los chiquillos son los primeros en caer sobre loso. l atos . D O^ dos razones fundammmk Primero, pam las madres quitdrie-los de delante y comer tranquilas, y segundo, porque cuanto antes coman, antes podrán volver a hanarse. Esta situación lleva a los niños a oreeuntar cada mcdia hora a su coñaio y buscando quién tenga el reloj más adelanrado que el de su madre para poder tirarre al agua Mienuac, los mayores comen y. cuando temrnan, el cabeza de familia se bota en la arena y allí mismo se queda dormido, sin camwa, y en la mejor de las ocasiones, rapado con una toalla, can la arena pegada a la cara que cuando se levanta se le queda como prueba innegable de que ha dado una cabezada. A todo esto, las mujeres y uno de los cuíiados a los que no le gusta dormir, juegan a las cartas o se lwantan a compartir con los niños para que se les haga mas cono el tiempo que nene que pasar hasta poder baíiarse Irremediablemente. cuando el niiio se puede bañar ya casi llega la hora de marcharre porque el sol empieza a caer, aunque a muchos no les amilana que sea oscuro para seguir con el día de playa, quizás porque saben lo que les espera al día siguiente, lunes. Alo largo dLsu hisroria, laPlaya de Las Canteras ha spMdo comoplató de cine para la filmación de muchas anuncios telev~ rivos o para revmas especializadas de moda y similares. Ha sido caratula de muchos progamas y su nombre ha mscendido más allá de La Barra. Cuentan, quizás dentm de una de las muchas leyendas de la Playa, que el propio comandanre jacques nies Cosreau, en sus inicios, llego a grabar una cinta con los fondos de la darsena que aún conserva alguna familia de playeras, y ha sido demos- mda la presencia de actores y actrices que han vabajado sobre esta arena. Como data anecdático, David Hasselhoff, el popular vigilante de la playa, realrró varias tomas en Las Canteras para un anuncio emitido fuera del territorio nacional. Pero si hay que destacar un rodaje en tamo a Las Canteras, donde colaboraron decenas de canarios de una manera o de otra. fue el de la nelicula Mobv Dick. la o. o o. u - lar bdlwr bbiicaque brp la dircccimrlc lolin Hii: mnw m~ iviop or Iara~ u, canaror cimo > i hiibieii nudo ~ n ~ l lDrr. h echo. nnci > Fl d m c i x L li pcliritla PPIIIW.~.) Id fl x,. c. u> ie ndiivna dcl Piiciio p m en.: irgai qiic Ir hiricrnn h b- tllrna qui d i c iñbi - que en realidad era un cachalote y que se realv6 con un enorme esqueleto de madera cubierto de una goma especial que el director se trajo de Estados Unidos- con la que daba el pego para lo que la que- Hustan. Fue la Compañla Carbonera de Las Palmas, perteneciente a la Casa mil le^ la que se e n q 6 de hacer la ballena. El taller estaba dirieido nor Tames Stuart ldlv conocido como Mister lollv. L c & r ; u n ~ ~ I 3 tn~ íenzse mnntu sulite wilrgahmrl de la- que > e u- ban pan c r r g r , íuminirirrr d. raihdn a im biir: ns En una k illsí ihi la pmil nwiual que algunos marineros acaonaban y gracias al cual la ballena movia la cola. Igualmente, con el mmo marerial impermeable, el taller hizo un muneca que ha& las veces de doble del capitan Achab, niya pierna habw sido arrancada por la ballena, alas escenas más arriesgadas. Sin embargo, Gregoiy Peck se someuó a cada una de las partes del rodaje, por lo que no hiio falta el muñeco, que se conservaba hasta hace unos años en que, por empeño de los miembmr de un barco inglés, losempleados herederos deJolly se lo regalaron. Los carpmtero~ d e ribera también tuvieron excesivo trabajo en el tiempo que dur6 el mdaje. Se trataba de construir una serie de bar= que la ballena despedazaba a cole-tazos, asi como las cubiertas del navio Aquel pudo ser el primer impacto turistico de Las Canteras, por donde era facil ver pasear a Gregory Peck con RichardBaíelart, Leon Geno y todos los actores que componian el reparto. Aunque tecnicos, actores, el direc-tor. Gregory Peck y todos los que venran para la pellcula se alojaban rii los hoteles Santa Catalina y Parque, las comidasse haclan en el popularluan Pérez, donde aiin hoy cuelgan las fotos que asi lo atestiguan nibncadas por el propio actor Algunos de los oescadoresd e La Puntilla también o. artici. o aran en el rodaie. Eran los aue catan al arma . m los colrra2or dr 14 hllma .. n exiris yero lo ri. ucr& c. coino ri huhirrrti sido actoreí princip..,, Rccahandu drwi pita evar Ilnri, ur peqc3dor aseguraba qLe h3- I> 3 imhqrdo ion (~ rsmnP eA , llitrd se acuerda r lc~ iii ndo la Ihallcru hqñ la rola \ rompe la barca? Pues el primero que cae al agua - y yo". de& animado. En el uempo que los actores esmviemn en torno a la Playa, aunque iambién se rodaron varias escenas en Las Alcaravamas, todos tuviemn la ocasión de ver c6mo se las gastaban el director y el protagonista. Cuenta Martln Moreno que Gregory Peck era un hombre de mucho carácra; aunque asegura queJohn Huston " no mirlabadesralzo". Comenolda fue la bmnca que el director le echó al actor por llegar urde. " Se qued6 temblando" dice Mardn Moreno Pero si hien se crea una pequefo indusuui en tomo a Maby Dick, no todos estaban tan contentos. El gobernador civil llegó a llamar la atención a los carniceros por el precia que habla alcanzado la carne enla ciudad. Todos quwieron hacer su agosto y los trabajadores de la carne aumentaron de forma considerable los prrcias del producto dadas las enormes cantidades que re compraban para atraer a lar gaviotas y que se quedaran revoloteando sobre el barco duranre el rodaje. Hasta las aves echaron de me-nos que se acabara Moby Dick tan pronto. Probablemente nunca habían estado tan bien alimentadas como entonces. Siempre a la onlla del mal Junto a las mcas, la arena, la Barca y c1pr0pm Paseo, las pandillas qxe s lo largo de decenas de anos han poblado Lar Canteras y marcado sus lfmires, son una obligada referencia - para d conocimiento de la mayor . jo y. a natural del muninp. i o y. la Bla. Gni-pos y grupos de 16venes. algunas ya bastante mayores e incluso desaparendos, han compartidoatardeceres y paseos, tardes dejugar al clavo y membrillos, pesade caboros en los charcos v a i m r d e bolas de arena. fatbol ~. laverov. baldn cubo. hoyos v carti- . I. x ia P h a t \ bbr pcnroamrrii~ u ivididñ en . lu, zomz . iciidu il crnrro nriirrlgi,~ A! Yl. i\ a ( hi- a q. ir , e ~ p> rve ,. h? bad el i. nenmrix . le lo que ~ r Pl. 02 Grmdr d~, dc il Miir > \ Iñrtrin Ii SU Ir Puntilla pcra. 1"' hlm pr. ado: inu. h. rr anos wyoliha dc las rlmparías de lo que era la parre mas degradada de la Playa, la zona que iba desde Los LISOS, al final de Franchy y Roca, harta Los Muellitos de La Cfcer Muchas pandillas se asomaron a los muros de Las Canteras. cada una desde la por-ción que sc habla repartido rerrirorialmente durante años y pese a aquellas dos grandes zonas, uno en la zona dqdrnidapodia ser de la pandilla de Los Lisos, de Peña la Vieja, de Galileo. de Bello Horizonte. de la Cuma de La Cicer de La Cicer misma o de Los hlurlltm, jin e m h q o I i sokrr de roda 11 N< vr corrcsporidiñ. v an iigur 3iindn 7 Zlrm ( hira \ P< cir Ir \¡ el2 \ a p indillar piinciprlmenr~ d~ i~ rrnt~ cq~ une ~ sec jcu m - ban en torno al Reina Isabel Desde los anos cuarenta ambas zonas tentan susgrupos de amigas fijos a los que, re les riera por donde se les viea en la Playa, se les averiguaba fscilmente la procedenna. Playa Chica tenía enm sus fieles a familias enmas cuya descendencia contintia en muchos de los casos permaneciendo al mismo sitio, como los Manero, los Farray, los Monteiro, los Quinrana, las Roig, los Amler. los Bolailos, los Tavío y un larga etcetera lasoosterioresmesenciasd e G~ eeorioT oledo. PacucoBello v otra larealista de oerso-los ochenta, consiguieron hacer resurgir la zona, que nunca mu" 6, apoyados mmbitn por las t e m a r que invitaban a quedarse en aquella mnosa zona de Las Canteas. No obstante estas delimitaciones de las pandillas quedaban descolgadas en manto nos enconoábamos a alguna de sus miembros fuera del imbito de la Playa. En ese momento. el conocido era simplemente de la Playa De Las Canteas surgieron muchos nombres que despues se hineron populares, desde Felo Monrdn a los Hermanos Milla- las pandillas han estado siempre presentes en la historia de la Playa. En el gmpo de jovencitos de la foto, alguno pasa ya de los ochenta aiios. A su lado, las típicas casetas que las grandes casas inglesas ponían en la Playa para el uso de sus tunsras. res, pasando por los hermanos Cantero, Chirino, los Correa, Padorno, los Benjumea, Elvireta Escubio, Arturo Maccann, los hermanos Gallardo o los Kms. Mucha solera también tiene Peíia la Vieja, una de las más grandes zonas de la Playa, puesro que cuando se mira a la Peña desde la oñlla, nunca se sabe cuándo esta uno enfrente. lo aue le da mavor sensación de amolirud. El final de la calle Kant era luear de pasa fi~ op ara quienes vivían en aquellos alrededores, también familias enteas con posterior descendencia que después se ha quedado en la Playa, donde cabe destacar a los hermanos Momo, pescadores de la zona y aurenticos dueños ensu época de aquella parre de Las Canteras Era el lugar de las tra~ esiarp ara saber quién podía llegar mas lejor a nado. Lo mejor que tenia" los que siempre estaban en Peña, que es como cono-cen al sitio los playeras. era la propia piedra. Si Playa Chica era el punto central de Lar Canteras, Peña la Vieja era su co~ azón, ya que es la roca más grande de toda la Playa y: por tanto, punto de referencia. Con todos esto antecedentes, Pena lavieja tuvo su tiempo dorado enla decada de lo serenta, tiempo que se ha mantenido harca la acrualidad. En aquellos años, decenas de nifios se apilaban en como todas las noches, tras un día de lanzadas de cabeza desde la roca, d j e s a La Bam, membnlloi y helados y rebado de olas a pecho descubierto, para jugar a lo que fuera. Estaban un poco lejos los dias de la insegu" dad, lar agresiones y otras cuestiones actuales. y los padres coniiaban en ella y en la cantidad de niños que había, para dejar quesushijossalraran y patalearan enla arena kia hasta la medianoche La década de los serenra tenia como protagonistas a la segunda generacid" de Peña IaV~ ejaE. ra el oempo delos Miranda, Pepillo el pescador, A Uom elRubm, JméTamayo, Antonio Garcia el Plti. Marcos. Ulises Montem. otro Marcos. Victor el Tanifo Tosé Mari diUa de madera que re caia a trozos, guitarra en mano, recumia un verano pasado al aire libre. La segunda generación bis estaba compuesta por hennanor y primos de lo prime-ros, casi todos nacidos a finales de los sesenta Luisillo, Vtctor el negro, Pepe Collado, AgusUn Cabrera, tres o cuatro joses, Javi el Cabezo, que se omia las gambas y el pan mojado cuando íbamos a pescar, Néstoq Jan Miranda, Pacho, y alguno que ouo. En aouella & oca. Pena la Viei, a a, u edó como un club orlvado. donde se oemiua la swenri; dr i i r m a la y?, dilli p~ rc dmwtue de pro' un vermn n e\ d& amrnrz cal.> vcrniiu pero n i leni1 el h iwr dr crr ronridiiwis iun $ irdad~ rari iim br. de II pdnuilb hi un .. ir*. irr JcI~> quirc en- mtnnanradadia\~ ininr orlir eii Ir PLqr. ira ~ gualao tro, razón que indujo a los componentes a pensar qué haclan saliendo juntos. Sólo tres cosas los unían: pasión por la Playa, un equipo de firbol playero y otro de balón cubo que no perdió jamás un partido jugando contra todas las pandillas de la playa, as1 como la volunrad de no ir nunca a una discoteca. Las mañanas eran para la playa, casi sin desayunar y bajando de Farray descalzos y sin camisa para no cargar mucho. El tentempié, Uyos y lapas que se comían en La Bamvlas tardes- noches eran de miitam v tertulias. com~ osicioneso. r oo, ias envevein-r ? que ) a r. rz difk iI pzro qiic 4 i i n h n r h h . - ? q y t c x c m odd iquell I ( IUC pa.~ m algtnx de lar niai< i re qurdvon Los pnmcioí : ame. de rm l i m r In. hicirrm recu- rrer la isla de fiesta en fiesta, como antes habían hecho con mochila y saco de dormir De la fiesta del Gofio a La Rama, de la Fiesta del Agua al Charco de la Aldea. de las Sanjuaneas de Anicas al Carnaval de Agüimes, y por supuesto, El Puio, con varias intentos de ir caminando desde la Pena que no pasaron de la Plaza del Pilar en Guanarteme, apenas 1.500 menos mas lejos. Los años pasaron y esta segunda generación bis, ya unida a la segunda generaciun, re apiñ6 aun mas. A la segunda generaaun le ha salido una remera, de hermanos aún menores, ya naados en los anos setenta, que mantienen vivo el espírini de Peña la Vieja, que para los que allí estábamos venia a simbolizar la amistad misma que antes y en ovas zonas de la playa habían tenido nuestros padres La nuwa generaa6n es la de Los Palomos. Pero lo bueno es a. u e viene o. reo. ará ndose la cuarta. con los hi, io s de aa, u e- 110s que pertenecían a la segunda y la segunda bis, circunstancia que nos pemm ver aun más cuántosaíios estuvimos pegadosa aquella roca. cuántos pareas por Las Cante-ras, cuánro fUtbol y cuántas olas cogdaí en rebosopnro a la Pena la Vieja. Pem lo más curioso es que los mayores de ahora, antes ninos, sabemos petiecramenre que dentro de poco será la sexta geneaciun la que viva a orillas de la Playa, y luego la scptima, antes de la octava, y así por siempre Y ellos ni siquiera llegan a planteárselo El deporte en la Playa Como ya es sabido. los primeros años de la Playa no niviemn nada que ver con los baños de mar que ahora pracucamos, y esta fue una enseñanza que nos trajeron aque-llos ingleses que comerciaban con nuestra @ cuInira y nnesrro Puerto Entre tanto, los arios pasaban y los cananos tenian la Playa para mucho mas que para pasear Aan los extranjerosvenidos de aquí y alla no nos habianimpuesto susmodas de tumbarsealsol por el simple placer de quemarse, y lar visitas a las Canteras tentan un componente mas Iúdico y deportivo que de coquetería. como puede ser enla actualidad, por aquello de broncear los cuern. os v. destacar nuestro tueste en las noches de farandula Lo< cmnnoí \ a si poniñn murcriu, rti Ir I'b~ n. drpendirn< l.> 1. i d(~ p oca u del bliir-dor. pero 1- 1 h x l m de iim maner. tiu, iirturri. durrnle c dr% nnllo de iina xrir de actividades que no escapaban de la brisa marina, del sol y de las goras salobres actuan-do como lupa sobre los improvisados depon~ tas. P robablemente, el primero de los deporres que se practicó en Las Canteras fue el kitbol, por aquello del deporterey y por contar con una raigambre mayor entre los ciudadanos, pero cabe destacar otras activi-dades como. por supuesto, la nataciun. Las Canteras fue el cnadero de muchas de las figuras que despues recorrieron el pals y algunas de las - les lo representaron en acontecimientor mternacionales. Mu-chos dubes, el Maritimo, el Victoria o el Club Nataciun Atlantida, tuvieron su sede al borde del mar y, con semejante pisnna, era Ibgico que dieran lugar a campeones y excelentes nadadores que nunca llegaron a competir Los dubes se fueron potenciando y asi salieron nombres como los hemianos Hemández Pulido, Rafael Miranda; postc- Las regatas de balandros eran fremenres en la Playa. En la onlla pueden verse las casetas de madera para cambiarse Corría el final de los años 20 y ya estaba presente la Clínica de San lose y otros edifiuos sipificauvos riormente, 10s Tonent, Momson y hasta los hemanos Millares, Martin Chttino, etcete-ra. El Maiítimo llegd a tener en sus filas a un nadador, aunque éste se forjara en Las Alcaravaneras. Manolo Guerra, que fue el primer español que bajó del minuta en los 100 metros libres y otros grupos de nadadores que entrenaban con Quique Martinei en la playa cuando no encontraban piscina dmponible. El mayor entrenamiento, sm duda, eran las populares Uavesias que aun hoy contl-núan celebrándose, entre la Peíia de la Viga y La Puntilla. A base de luchar contra la corriente enmuchas ocasiones, cuando se llegaba a la altura de 10s paradiros, los nada-dores playeror fueron ganado fuerza que después demostraron en lar piscinas. Tampo-co faltaban enLas Canteras los partidor de watqolo, conlas yolas y balandros delimi-tando d terreno de , iu . ecso. e incluso hubo alminos socios del PALA out ouisieron mner . . . de moda el \ mrsrp, l<> cn 1s arena iquilmrnr~ ncnfiidn. ~ n tamo que í< wnia qu? pgar dc mdiilzr mmcndo dcmr de . i pclorz In riia. no delaha de wnrr iu nienrn La \ el+ I Lo~ c iip~ dou iiibiiri iiii lqsr impdnrriir rri L< Ylr\. r Vede 18, rr( aur dr yolas, una especie de piragua, a los balandros, hasta llegar a las optimist en cuyo m-pulso rantc mvo que ver el Club Victotia. Hasta los anos cincuenta se celebraban casi todos los domingos las regatas de botes con vela latina, más pequeaa que lar de los botes de estacategoríaen laactualidad, can algunos barquillosfamowis comoEl Euprerr, El CoyoteElDanteoLaBuceta de Amante, harta llegar alaindsurfing, más propio de lar ulumas décadas. Lo mismo ocurnó con el surt Antes de oue a nadie se le ~ udiera ommir subirse a una rabla de este tipo, los playeros ya conocían un anticipo. Era tan facil como nadar unas brazadar por delante de la ola y después, con las manos juntas, dejasc arrasaarpor la masa deagua. Lejanoslos tiempos delas figurassobrelas crestas de las ondulaciones marinas, en aquellos tiempos se mataba solamente de llegar hasta la onlla. Los revolcanes eran populares y peligmsos m ocasiones y rodavla no se cono-ce a nadie que despues de una jornada de rebadn de olas llegara a su casa srn un mon-dongo de arena colgandole del bañador como a los ninos chicos con los panales cuando no han podido llegar a tiempo al bano. Posteriormente. a lo aue se conocía con el nombre de rebar ola se le amdió una ublr dc mnder,, lis Y ' cin mas indicrtwn, u n lor que 5e rdiznhm laí mimar prmi-rnr [. ni iau; yiqiic i> oi p. iiili< iii i n <~ , p iL. ir Ir. r m, d r Ir, ~ 1 . 4 , wori Irr p mr de Lo, Lisos, con las camisetas puestas a fin de no mpane, pero que poco podían hacer euan-do la tabla se iba depunm y quedaba i m m e d i a b l p r surfero. Con el tiempo llegaron las primeras tablas y se pasó a La Cicer que, al no rener Barra que la proregiera, levantaba las olas más gandes de la P I v . Alli, con la llegada delas deslwadoras, los novatos se iniciaban intentando cabalgar primero sobre la espu-ma de las olas que ya habían roto, para después incorporarse al Océano en pleno. Cuando ya se dominaba el arte, se podía optar por otros lugares como La Barra, el Mum del llore1 o incluso El Confital. aue se desracs en las m t a s esoecialuadas oor la perfeccion de la di que. no ~ hrrmw'n o c md dcanc? d e cualqui& \' romo pl8; to mnximo va fuera de Lar Canhrr,. b punn dr LJ+ \ lonlds. m*, allr de LI <. onfiu.. donde sólo algunos atrwidos y realmente expertos san capaces de poner enremojo sus tablas mando el mar deja ver los rompienres desde malquier punto de la Avenida. 75 Cicer para el juego playero. Al parecer, a los usuanos no les hacía demasiada gracia que por encima de SUS toallaspasaran 105 mas pequeños emulando a los mansrmos interna-ciomler, o que una pelota les rebotas en la cabera como si fueran un cartel de publici-dad estática en un estadio cualquiera. Todo el que ha jugado al J6tbol en la Playa sabe perfectamente lo que ea urarse al agua con la pelota mientras el guardia desde el Paseo solicitaba que le fuera entregado el esferica y, con el silbato, a modo de arbitm, dejaba entrwerque el partido habla finalizado. Muchos fueronlos policias queperriguierona los chiquillos en la playa por quitarles un balón, y muchos rambien los que no lo con-siguieron. Además, cuando velan las pandillas tumbadas en la arena, aiin jadeante por el esfuerzo, algunos, conscientes de que se estaba jugando a la pelota. se apostaban en la barandilla ante la impaciencia de la chiquillería, ansiosa por reanudai a un pique, el panido que les habla sido inrermmpido. En La Cicer hoy se disputan algunas de laspochongar mas sabrosas de Las Canteas, como antes se realizaban los campeonatos veraniegos de Playa Chica o Peña la Veja, en los tiernoos en los aue la Asocución de Amieos de la Plava tenia a los chiouillos en-- tenidos durante todo el verano con d a n upo de actividad. Sin embargo, con los nue-vos tiempos, tambien han llegado los deportes nuwor. desde el plahllo, que si bien antes era sólo unpego, se convirtió enLa Cicer. enrre los surferos, en toda una compe-tición, hasta el bal6n cuba, una especie de rugby aun m& duro que este porque en la playa vale todo, que consiste en intmdunr el abombado balón en unos baldes que previamenre han sido enterrados cn la arena, pasando par el voleyplaya que tan bien ha logrado incluirse entre los deportes playems. Llamar depone a la pesca que se hace en la Playa qui& no sea demasiado coriecto, pero si que era un entretenimiento importante. Desde chiquillos, pegados a Los Lisos con un trozo de llña al que se habla pegado una boya de corcho con la cabeza roja, cm plomos pequenos y un amelo, los cabozor eran la piera codiciaday, sise terciaba, una barriguda se converria en la nota de calor al balde llena de agua salada donde se amon-tonaba la pesca. Con otra nivd se realzaban los campeonatos de pesca que hacían salir a la orilla panchonas, viejas, lebranchos, gueldes, sargos y o- especies que ya casi ni se ven, y que, entonces sl, tenlan el carácrer de deporte. Los fondos mannos eran igual de visitados que lar orillas, y con unas gafas y un tubo, ni siquiera aletas, la mayorla de los witantes de Las Canteras se ha dado un pasea para ver qué decubna. El ~ aracaidirrnod eoortim. el buceo de. oo rtivo.. el ala delta. m. rao. e nte. etcétera. han guardado posteriormente estrechos vinculos con la Playa, donde tambien se bauó un record mundial de bucea en apnea, lo que se po& a denominar aguantar la respiración al maximo, a cargo de un italiano inlitado para la hazaña por la Federación Espanola de Actindades Subacuáticas. Un erpano para casi todo y casi todas las posibilidades en un mismo espacio donde. no obstante, el aumenta del número de aquellos que optan por ir a la Playa para tomar el sol se ha ido unponiendo sobre los queprefierenpracucar cualquwr deporte halcable, el gran edificio donde llegaba el cable de telegrafos que conectaba con Tenenfe. E n su lugar de ubicación,~ ustoal lado de la cuma de La Clcer, un edificio de apartamentos lleva su nombre Las mauccioner no turistiais Ademas de lar primeras casas que se establecieron en las Canteras a medida que avanzaba el siglo, otra serie de construcciones que no tenia que ver con el tunsmo, lograron ser los lugares de referenna a lo largo de todo el Paseo. De La Punrilla a La Cfcer, en cada tramo habia un edifiuo singular al que refeiirse para dar un punto de orientación a un amigo o a un perdido en ese mundo aparte en que se iba conviniendo la Plava. Muchos de ellos. la mavoria. fueron cambiando de uso. desde el Coleeio Santa Lar Cuevas, y oms muchos de los cuales hoy apenas quedan algunos recuerdos de una epoca especialmente dorada de Las Canteras. Pero el Apnrarmenfo deLas Palmasde Gran Canaria salvh algunas consmcnmes de la quema, y en un bando publicado por el alcalde de la ciudad el 7 deagosto de 1985 en la prensa local, se recoge que quedaran suspendidas las licencias de demolición, consmccióny r d m a p o r su posiblevalor histbrieo, de una sene de edifinos entrelos cuales destacan el edifino de la Comandancm de Manna; el Hospital San José; el in-mueble del Pareo de Las Canteras, 15: la casa Chuia en la esquina con Luir Momte; Las Canteras, 37 esquina Sargento Llagas: Las Cantew prolongación de Grau Bassas, 60 esquina a Sargento & gas, y los inmuebles de los números 53.54.72, y 73 Muchas de Estas consmccianes aún perduran en la memoria de los uudadanos. Cada una tiene su historia. sus recuerdos y tuvieron su razón de ser en la Playa de Las Canteras hasta que el tiempo cambiante las hizo desaparecer de la misma manera que habianvenido. Algo parecido le ocumió a la denominada Casa de la Kikara que desde los años rreinta, aproximadamente. se alzaba en La Puntilla con la fachada al mar, un jardtn, una escalera de barco y un salvavidas. perteneciente a Enrique de la Peña, que la usaba para vermear con su familia O con el hospital Reina Victoria, la caseta Gran Canana de Mr. Seddon, donde se tomaba el re a ks cinco, o la escuela de Daña Librada Alvarado, por donde desfiló media Isleta antes de que desaparec~ erad e La Puntilla. previamente hubo que tener en cuenta en 1883 la expansibn en el campo de las leeno-logias relacionadas con ks conexiones entenores. En 1883 se inauguro el cable telesafico submarino Cádiz- Canarias. Según recoge en su hbro sobre la ciudad A h d o Heirera Piqué, su instalación fue cedida mmem a dos concesionarios particulares y pasó luego a. la India Robber and ~ utaperchaW eck, 79 que la traspasó luego a la Spanish National Submarine Telegraph Ltd. El cable comuni-caba el Archipielago con la Peninsula y a las Irlas Canarias entre si El enlace desde Tenerife alcanzaba a la Playa de Las Canteras con la sede del edificio Iraloble, y e1 que comunicaba con Lamaroce Dartia desde el litoral de Santa Catalina. oor lo aue existía Gravina, no han podido olvidarla. Se mataba de una enorme consuucción con una enorme r e m a y grandes también sus habitaciones llenas de ventanas con conrraven-tanas de madera y un suelo de baldosas anriguas que result6 sepultado cuando se pm-dujo su demolición. En el piso de abajo se ubicaba la sala de máquinas, donde los teletipos trnhqahan día y noche para comunicane con todo el mundo, y en su vasera un gran terreno dearena donde los chiquillos jugaban a cualquier cosa que les viniera en gana Las familias de algunos de los jefes de Itaicable, hindamentalmente italianos, se hablan establecido en la casa y de ella disfrutaban, lo mismo que delas pintar de tenis que la empresa re habia hecho consuuir en lo que llamaban Lo gota de leche, despues domarono y actualmente Escuela de Artes Aplicadas, donde disputaban sus panidos con los ingleses radicados en la Isla. Los telegrafistass e perm~ tiane l 140 de tertuliar en las puertas de Iralcable con este o aquel y, como en el Oeste que se nos pmnm en los largomemajes, corrían hacia las máquinas cuando ésos hacian elmás mínimo mido por ri alguienpmcisaba conectarse de manera urgente con algun vecino de la zona. Iralcable desapaxcid con el avance de la tecnolosía ja cómo no. con el del Paseo de Las Cantem. deiando un recuerda ami-diilrc rniri ~ qucll~ squ..< sa no. icrun qui. iiri rml~ argon o Iun podidu< rl\ tdard e que inincrr rl cnormr edifici, rnixab? $ 1 mar como ri iJivimr, Idr iioiiciri qur 11 iban a arrojar las máquinas que albergaba en su seno En su lugar de ubicacidn se lwanra ahora un edificio de apartamentos que lleva su mismo nornbm. Ia Cl< nica SaoJose consuuido a lo largo de la historia de la Playa. y que aún hoy conrinúa en pie tras desarrollar una importantirima labor, aunque la obra tardbaiios en base a la oposición que renbió entonces. La filosofía de la casa asilo, recogida en una escritura de 1896 se basa en " llevar al seno de k familia obrera los pnncipios de la relip6n católica por medio de la infancia, y w d a r al obrero y a los suyos en los accidentes de trabajo y enfermedadesq ue sufran, s~ sten~ éndoleens la pract~ cay ejercteeos de 185 virtudes crir tianas'. El barquillero ha dejado sus años en la arena de la Playa Cada una de las ondulaciones de la arena tiene su huella desde los años 30 hasta la actualidad, para delicia de los mis pequeños - entendiéndose asilo según la acepción de dar cobijo-, a su definitivo edificio. En 1903, el doccor Apolinario expresa que roma consecuencia de la epidemia de viruela NVO que cenar las escuelas, ya que era imposible con el mismo personal atender a enfermos y alumnos. Por ello se fanlitó en 1905 la instalación de los padres francisca-nos junto a la casa asilo, de la que hace recepcibn el popular Padre Cueto, que destaca que se construirla una casa para la residencia de estor religiosos " para atender a la admi~ istraci6n erpr" tual de las enfemor que solicitaren sus auxilios, en la casa asilo, y gratuita insuiicción y educación de la juventud y la clase obrera del Puerto de La Luz= Banolomé Apolinario fue un quetidlsimo doctor de esta Isla al que la nudad de Lar Palmas mostró su gratitud como consecumcm del auxilio prestado a las victimas del que ha sido probablemente el mayor desastre naval que haya conocido esta capital. Se trata de la colisión, en sepuembre de 1888, de los trasatlánticos La France y el Sud América italiano en la que falleneron decenas de persom y en el que la que el doctor atendi6 a cuantos pudo. El hecho de que el heno de La Luz, con tanto movimiento, no contara con un luear donde el obrero v elvmtante o marinero oue arribase enfermo to, tuvo que hacer un reconocimiento de la zona. En marzo de 1896, el doctor Bartolomé Apolinano - cuyo nombre forma pane de u ramo de la Avenida de Las Canteras en recanocimiento a su labor- dona al Obispo de la Diócesis, el Padre Cueto, calle en la que se ubica ahora la entrada de la clinica y la casa de los Padm Franciscanos, los solares antes referidos bajo la condinón de que " si algún día y por cualquier evento la casa- asilo SanJosé no pudiese connnuar su misión, es voluntad umresa de los donantes. aue el edificio no ha de desunane a nineún otm Banolomé Apolinano cumplió su idea de * yo quisiera que esta cara tuviese acceso libre para aquel que sufre, sin otm requisito que atravesar sus puertas", filosofía con la queha seguido elPatronm quedql6 asu cargo en elmomento de ni fallecimiento que, de f o m inesperada, se produjo en 1929 después de haber dedicado 39 anos de su vida a su fundación. Fue un hombre bueno que hizo especial hmcap~ é en cuidar del obrero " al que es de jusnna devolverle en auxilios su coaperaci6n a nuestro bienesrar", o a los ninos pobres " a los que se les prestará espenal atenci6n dandole sus cuidados para destruir el germen que amenara su vida" Su labor fue reconocida a UN10 p6stum0, lo mismo que m la figura de SU h~~ o, Juan Frannsco Apolinario, continuador desu obra. La Asamblea Suprema dela Cruz Rqa le concedi6 en 1897 la posibilidad de que el edificio pudiese lucir el emblema de la insti-tuci6n y dándole la Gran Placa de Honor y M é r i t o ; fundación el ingreso en la Orden Civil de la Benef~ cmcby, el Ayuntamiento de las Palmas de Gran Canaria le hizo Hijo Predilecto y apmb6 en pleno la colocaci6n de un busto en la Avenida de Las Cmteras a la a l ~ r dae la Clínica. El Real Club Victoria El Real Club Victoria se fundó el 8 de iulio de 1910. al formarse una comisión gestora integrada por don Alqandm Grau- Basar, don Eugenio Hemández, don Fran-cisco Jorge, don Francisco Melián, don Ennque y don Jorge Rancel. Estar personas fueron las encargadas de redactar unos estatutos para la continuación de la sociedad denominada Sporung Club Victoria, un nombre que le dur6 solamente trece años, ya que en 1923 fue elegido presidente de honor de la sociedad Su Majestad Alfonso XiII, que aceprb el nombramiento, y por lo que el club paso a denominarse Real Club Victo-na En el año 1973 esta presidencia le fue ofrecida a Su Majestad Donjuan Carlos de Borbon. quien tambien la acept6 como hiaera su abuelo. Antes. en 1907. Pe. o e Gonc. a lver había fundada un eo, ui, oo al o. u t llamó el Victotia. LJU lu&., r., . Id k u ~ r t ule 1 . a 1 uz l ~ ~ n ~ l a c n c ~ . t ~ l rPnveon ~ 4e q mpo ac~<\ m. uld . Id K<. iI Club \ wroria al riiwnrr; r ron o i r o s r l ~ h edí i - I I C ~ I P r ~ ~ r m\, a dla r .> rip, n .,, i Ir im il L r i i c i i D r p ~ ttit a 1 2s Pi niii iiinqiir dcrpiies nadoel m, y niir n h r u w 11 sociedad en el terreno cultural y deporrivo, se procedió a la reforma de los estacutor para acoger estas actividades El Real ClubVicroria, a la onlla de la Playa en la zona de La Puntdla, ubiado en un edificio constmida por Miguel Marun Fernandei dela Torre, ha representado la impor tancm que las sociedades tuvieran en Las Palmas de Gran Canaria en la primera mitad del sido. fundamentalmente. aunaue rus actcvidades no $ 610 no han decaído con el paso del uempo, sino que podtía deurse que se han incrementado. Con la constante preocupación de la Playa de Las Canteras en cada momenro, elVictatia, como popular-mente lo conocen los playeras, se ha encargado de hacer notar que está vivo y por muchos años. A este club, a1 que pertenece aún buena parte de la vecindad de La Isleta, el Ayunta-miento de Lar Palmas de Gran Canaria lo reconoció coma entidad de importancia en la vida cultural de la ciudad, junto a otras entidades no menos imponantes como el Real , Club Naurico, la Real Sociedad Económica de Amigos del País o el Gabinete Literano. Precisamente el hecho de aue el istmo hiciera asar al Real Club Náutico a la Playa de llnea del Paseo El Real ClubVictoria cumple en 1995 los 85 anos de edad, y continúa desarrollando una labor importante como es la enseñanza de la vela a los más pequeños en 11 bahía de Las Canteras, y que se verá reforzada con la próxima inauguración de una escuela de vela en la plaza de La Puntilla que ahora está siendo remodelada Igualmente ha recu-perado para los mas playems las tradicionales travesías a nado que dan comienzo a la altura del club en La Puntilla y tienen como meta la Peña de la Vieja. Casi todos los depones estaban presentes en Las Canteras. En la foto, algunos botes y balandros transpomn al público y al arbitm de un p u d o de warerpolo 86 La Cicer se construyó en las afueras de la ciudad, pero el deccubnnuento de la Playa la he incluyendo en la trama urbana, a la que durante mudia tiempo le dio luz. La Cicer Además de la industria relacionada con el oescado. coma la aue estuvo muchos artesanos que se dedicaban a fabricar sogas que iban trenzando pacienremmte con unas, aboca casi didamos que primit~ vesm, áquinas @ torias. roooban parte del pai-sqe lo mismo que los pescadom que tendian sus redes en la arena para coser los rotos que se provocaban contra el marisco del fondo de esta pane del Atlantico. Aquellos artesanos de la soga crenemn y fueron haciendo nuevas inversiones cada vez más im-portantes hasta convertirse en la actualidad en una empresa que no paza desapercibida y cuyos origenes cuesta imaginar Se trata de Alcorde. cuyo anagrama aiin dqa entrever aquellas muestras de los duros comienzos La Cicer como tal destaco con creces en la Playa de Las Canteras. La Compania Insular Colonial Electricidad y Riegas, S A , montada por una sociedad alemana dirigi-da en un principio por Gustav Wmter, no pretendía, ni mucho menos instalarse al borde de lar Canteras. Se podria denr que fue la conformación urbanstica la que dejó la playa a sus pies. La central, en realidad, cuando se ~ nauguróe n 1928 lo hizo en las afueras de la ciudad en un descampado donde no habla vimendas. sobre un salar de 16. OM) meiros cuadrados. Por aquel entonces, sólo distribuia elecmndada los vecinos de la capital, ya que en los pueblos se conseguía mediante gmpor autónomos hasta que la industria h e am-pliando su red en torno a la cuarta década del siglo, llegando a Telde, Vecindario y unos anos más tarde a Gula y Gáldar Cuando se rouiha ya los anos 30, la maquinaria que tenia la Cicer estaba compuesta por tres turbinas devapor que funnonaban por medio de cab6n con una poteana de 9 000 kilovatios, &< a que el pmpso los Uev6 a que-mar fue1 oil, riendo sustituido posteriormente por gasoil En el ano 50 llegan contratados dos téenicossuizos, Federico Orremlde y Enrique Huner oara hacerse careo de las instalaciones v del mntenuniento de la cen-esta época re realizan los trabajos para la instalación de una gran tuberia para la toma de agua salada quese usa para enfriar las turbinas y es devuelta de nuevo al mar En esa salida se originaba a los pies de la fábnca un enorme hoyo al que popularmente se le daba elnombrede chupadem, donde los diiquillos semetian en grupo cuando ya caia k tarde para darse un baño de apa caliente y volver a sus caras uritando. Igualmente se construyd un canal y un dique de escollera que aún permanece para llevar el agua hasta la central. Como consernena de - te dique, a los pocos aiios se construido para llevar el agua a la cenual huo las veces de pared de conrennón. 89 Durante su existencia, La Cicer compiud con la Sociedad de Electrindad de Lar Palmas montada por dan Eusebio Navam, pero en 1932 ambas empresas dejaran de hacerse la competencia y se fusionaron para constiruir la Unidn Eléctrica de Canarias ( Unelco), que llevd una vida lánguida durante algunos años hasta que en 1970 el Inrti-ruto Nacional de lndustna se hizo cargo de ella iniciándore una nueva etapa en la historia del suminisuo elecnico en la Isla, hasta llegar a nuestros dias en que se esta exportando tecnologia a otm parres del mundo. Después de muchos servicios, La Qcer ahoa esta paralizada, y d o entra en funcionamiento en contadisimas ocasiones para cubrli necesidades extremas. La caseta de G& La caseta de Galán, construida a pie de arena en Lar Canteras a la alNra del bar Toledo un poco antes dellegar a la calle Tenenfe, era obligado punro de referencia en la Plava. La cansrruccidn. hecha de madera. cumnlía lar funciones de balneario Y de una c í p i ~ i e d ern rrrridiro Alli. los prim: r< i, wrrnonirr . le la Plwa. rn ,. ir". . a 1 ,> rñ, s 20 < e rsmhiihm , u, in rs por iin hzriaax que : i brii d; o rnmncquew ie. iiiiiiwr c i i i l aiinqur n J erin nii.: lioj los qw a p m w ~ h ~ 1b1 ~ bdc ~ 1 4 cntonc~-< p ara n ~ d~,~~ n JtI o. ra re hace. Antonio Galán era un peninsular quese había acercado a la Isla buscando las bendi-nones de su clima y establecer un negono que en poco uempo fue popular en la Playa, principalmente entre lasvisitanres, ya que las namrales de la tiem poco lausaban a no ser como lugar donde tomar algo y comer Pera la caseta c m 6 Negada la guerra y con el nempo desapareci. 5, según algunas fuentes, victima de un incendio. En la misma epoca, en tomo a 1928, según la inicianva del cdnsul de Uruguay, al que los que lo conocieron lo describen como " un hombre alto con un coche Amilcar que paseaba por la ciudad", se constniyd en las Canteras un pequeño muelle, como una pssarela, que rema para acceder a El Sensar. un bergantín tlmbién conocido como E1 Ponidn En aquel barco, que conoció tiempos de glana, un gmpo de cien socios fundadores establecid el Club Nataddn Las Canteras y $ 111 acudlan jdvenes, y no tan j6venes. que lo convimeron en un yate de recreo. El Sensat, de unar 180 toneladas, prest6 largor semnos a su propietario. Tomás Bosch y Sastre. un marino y comerciante mallorquin que se establecio en 1863 en la ciudad. Fue adquirido en 1890 y el valor de tasacidn fue de 10.000 pesetas al pasar a rus herederos. Sin embargo, el barco rosr6 a los fundadores del dub de natación, unar cien penonas. la cantidad de 2.500 pesetas que Miguel Martin Femanda de la Tone enueg6 a Antonio Gdmer Bosch en representandn de los hmdems, con la presencis de Caitor Gdmez Navarro. Uno de los entretenimientos de entonces era nadar harta El Pontdn, aunque en ocasiones salia una barca de madera para aquellos que preferían abordarlo sin necesi-dad de mojarse Cuentan los pescadores más < iejos de La Puntilla que un mal día el La Caseta de Galán , un balneario enorme de madera donde antes de la Guerra se podia disfrutar de la vista, cambiarse de ropa, picar algo o comer ( Foto. Fernando Paetow) Sensat pmhamncó como consecuencia de un temporal. Ante la imposibilidad de sauir-lo de dande estaba por no poseer las máquinas adecuadas, el Apntamienro decidió que re desguazara donde mismo habla quedado remient~ adoy se hizo en aquella parte donde fue posible, fundamíntalmente en la parte superior del bar-. En cuanto a los restos. casi a ras de la arena, el Apntamiento arden6 que fueran tapados, dejando el barco enterrada, como aun continúa, debajo de la playa, frente a lo que hoy es el Hotel Melia Cristina, apronimadamente. El cine Hemanos Millares Las eonstmcciones de upo cultural en Las Canteras fueron consecuencia casi riem-pre de las ideas de algunos giupos de amigos que compartían aficiones comunes y que despues plasmaban en proyector que resultaban ser exitosos. Quiías se debla a la Playa su unión o quizás a que en la época en que se desarrollaban estos proyectos. algunas de las coias que hoy están a la orden del dÍa pasaban desapercibidas para los jóvenes de antaño. Algo parecido fue lo que paró con el cine reatm Hermanos Milkres. El cine Hennanor Millares se maugurú en 1931 y la idea partio de un gmpo de amigos que anteshabian constmido la sonedad Dos demayo. De eíl sociedad salieron Antonio Rodriguez, Francisco Rieto, Domingo Hemández, Juan Rodiíguei y Barreto, que arrendaron el teatro- ñrco al que popularmente se le conocía con el nombre de el teotm viejo. Todos los amigos trabajaban, y eso les permitiú adquirir un solar en Las Canreras que primero habían pensado para constmine una vivienda cada uno y vivir asl cerca eluno del otro Pero la idea deuna contagió a los demar y finalmente acabaron construyendo el cine- teatro Hermanos Millares que el maestro de abras Nicolás Acosta levantó en poco tiempo. As, las cosas, en el aao 1931, con el cine mudo aún mandando en el mundo del celuloide, se inauguró el Hermanos Millares con la pelicula Asfalto, seguida de muchos titulos hasta que la llegada del cinesonoro permitió emirrr en el Millares la película ¡ De froite, marchml, con Buster Keaton, en un acontecimiento que todada no se le ha olvidado a los mas mayores El párroco de La Luz en aquella época, Antonio Mayor, llegó a excomulgar en medio de una misa a los propietanos del me- teatro por haberse atrevido a proyectar la pellcula Gilda Pero el Une. con sur dos sillas reservadas en primera fila con una cadena para la pareja de polida, estaba preparado también para acoger las reprerentacione teatrales, reviitas musicales, recitales de poesia, etcétera. Todo el mundo tenia su oportunidad y personas como Mari Sanchez, que había empezado en el teatm circo, Paquita Mesa con sus espectáculos que montaba con los más jóvenes, Pancho Guerra, o Victor Doresre. con rus obras representadas por el cuadro Atenas donde participaban actores y actrices como Martin Moreno, Capitalina Gaspar, Resurrecnón Acevedo o José Aniles, supie-mn aprovecharla. En tiempos de la posguerra se hizo una rwirta musical que después del Cuyas pasó al Hemanos Millares y que fue muy popular Se mataba de Al llegar la ptimavera, un éxim que dio mucho que hablar El Millares era el cine y el teatro del pueblo, donde se ponían de manifiesto las inquietudes de unor jóvenes que hablan encontrado en el aspecto cultural la mejor manera de pasar el riempo que una guerra civil se encargó de 5KUe5Ide~ El teatro- cine Hermanos Millares se cerró el 23 de enera de 1968, aunque el últrmo pase fue el 30 de noviembre de 1967, proyectando Brigada ctimrnal, con Krk Douglas de protagonista como Uluma sesión de lo que habiarido la forma de entretenimiento de muchos de los jóvenes y no tan jóvenes de la época La llegada de la televisión restó protagonbmo a los nner desde el año 64 y a los dueRos que quedaban aiin convida les intereso el dinero y se liquidó En el mismo lugar donde estaba ubicado comenzó un joven arquitecto, FelurJuanBordes, a desamollar uno de rus proyectos, alque seguirían docenas, que unor empresartos sufragaban con vistas al boom turistico: el hotel Impe-rlal Plw. El Club PALA Con el auge de la Playa de Las Canteras por los anos 30, un gmpo de amigos decide constituir un dub para famentar las prácticas deportivas, recreativas y culturales de la zona. Las promatorer de la idea, Fmncbo Marun Rivero y Manuel Rivero Sndier, instalaron el club en lo que hoy son los lardines del hotel Reina babel, denommado Peña Ateneo Los Amigos, que son las siglas de PALA, nombre por el que fue más popu-lar entre los jóvenes de la época El Club PALA nació con la mención de aprovechar el mar en todas sus facetas y as1 su ~ rtmerae mca fue eminentemente deoortiva v recreativa Sena en los anos 40 cuan-por el auge de la sociedad. El club contaba enve sus sodos con personas que, sin ser de clase alta, masmban diferentes inquietudes por lo culniral y por la posibilidad de po-der hacer públicas sus conocimienros y compartirlos con los demás. Su espacia era un solar descubierto en su mayor parte, donde los socios inventaban los escenanos, arreglaban y decoraban sus paredes para cualquier esveno o convoca-ban en un momento las sillas quebiciera falta para asistir a un determinado acto, estan-do dotado además de espacios fijos tales como biblioteca, apartado para juegos como el ajedrez o el billar o el de la orqnesta, que lo mismo se mnsfomaba para una exposi-ción que para una conferencia. Lar fiestas, según recogen algunos recoiter de periódico consultados, fueron uno de los grandes airacrivos de la soaedad. Lar socios, recien salidos de una Guerra Cid, buscaban diversión y esparcimiento donde fuera, y cualquier epoca era buena para dedi-car una jornada bullanguera a San Antonio, la Prunavera, a los rajes o al Otoño, popula-mando los bailes domuiguerm a los que los jóvenes de entonces llamabanaroltor El teatro Hermanos Milllares, cuando aún no estaba construido el Paseo Se inaugur6 en 1931, cuando el cine era aún mudo, con la pellcula Asfalto. 96 Asidua al Club PALA resultó ser Néstar Martin Fernander de la Tam, que solla aprovechar aquel espaciocultural para dar muchas charlas Como consecuencia de esta vinculación con el Club, en el año 1935 preparó una cabalgata ofreciendo a todos 10% clubes de las inmediacionei la tela necerana para que cada mal se hiciera su traje upico, ya que en aquel entonces el popular pintor se encontraba en plena tarea de investigación sobre la vestimenta de los isleños La cabalgata huelga decir que fue un h t o con tan empedado director y tantas personas dispuestas a secundarlo. Pero la crisis llegó cambien al Club Pala y muchos socios se diemn de bala, can lo cual el club he a menos La presión posterior de los propietarios del salar por darle liquidez hicieron subir tamo las cuotas que re hilo insostenible hasra que a finales de los anos 50 se entregó la cara. En su salar hoy se levanta el hotel Reina Isabel. El colegio Viera y Clavija A tres penonas se debe la fundación del colegio Viera y Clavijo, en los aledaños del hotelReina Isabel, donde hoy se levanta un edifieio de apartamentos: Santiago Sánchei Yanez, Pedro Cullen yJuan Andres Melian. Se trataba del colegio delazona donde iban a recibir educaciónlor hilos de quienes por aUimian~ pe se a que desde el ano 1932ya funcionaba el centro como tal en la calle Obispo Rabadán, en Las Palmas, fue la me-ciente población del Puerto la que llw6 a estas m=- personas a inaugurar un nuevo cenm al pie de las Canteras, de manera que los ninos de aquella zona no tuvieran que desplazarse. No existen mudias rrferencias aue havan sobrevivido al cierre del Viera v Claviio profesores, para siempre tragados por el paso del mempo y la despreocupación de quie-nes re atrevieron a verter desechos sobre tan valiosos papeles Sin embargo, quienes vivieron la época o tuvieron d testimonio directo de NS fundadorrs no pudieron olvi-dar que. llegado el Movimiento, se estableció toda una estrategia para echar a las hijos de los republicanos que estuvieran estudiando en el Viera, una medida de presión a la que los fundadores respondieron dándole la matricula gratis a los hijos de muchos obreras del Puerto que no compartían 10s iddes de quienes gobernaban El colegio femenino del Viera y Clavijo tambien estuvo en Las Canteras, en la calle Nicolás Esttvanez, donde omenró a funcionar durante el curso escolar 42- 43 Tenia 7W memis cuadrados de los cuales 400 estaban consm~ dosP. or allí pasaron muchas de las señoritas de la zona, hasta el año n en que he cenado. Al fallecer el propietario, su heredera optó por vender d ediñao a un nuevo dueño que lo cogió para m explotación. Ni por su ideologia ni por su religión fueron nunca apartados los niños del Viera y Clavijo. El colegio hacia primeras comuniones y ejerncior espirituales, pero se respeta-ba la voluntad de aquellos que optaban por no asirur sin mar presiones, pese al hecho de que uno de NS directores, luan Andr& Melián, era un hombre sumamente canblico. La educación sin el recorte de las libertades fue el lema de este colegio que, al cabo de los anos, optó por abrir una secnón femenina también junto a la Playa y que mvo que ser cerrada antes de que lo hiciera la masculina. El Viera y Clavijo sevio afectado por la presenna de los institutos a la vez que, Matías Vega, propietario del edificio donde se encontraba ubicado, solicitó la devolución del mismo con la llegada del tunsmo, a fin de construu los apartamentos que ahora se levantan sobre la Playa. Colegio Viera y Ciavijo. La vivienda era propiedad de Matias Vega Guerra que la cedió para ubicar el centro escolar donde los hijos de los residentes de la zona estudiaban nn coacciones, pese a las presiones de determinadas epocas. CAPITULO 111 El " boomfd' el turismo La arquitectura m Las Canteras El Plan General de Ordenacid" Urbana de 1962 hornogeneir6 la ciudad desde el punto de w t a especulativo, primando con alturas las parcelas para evitar las protestas de los propietanos del melo. Asl. cuando Las Canteras permitía unas conrmceioner de das o ues plantas de altura, fueron aumentadas a siete salvo en aquellos lugares en los que los edificios podían proyectar sombras, para lo que se usaron las cartas de soleamiento de Fisher Mattioni, canlas cuales se buscaba unrmmqucamiento sucesi-vo por planta dando lugar a un escalonamienta de los edificios que aiin puede obser-varse en muchos de los establenmientos hoteleros de la primera Hnea de Playa. Sinembargo, lascansuucaones no respondían todas delamisma manera y el frente de playa, de algunamanera. resultó caótico tomando el aspecro dealgunos puntos dela costa None de EspaM o del mismo Caribe, con edificaciones al borde la playa y un Pasea muy estrecho. Cuando lar autoridades locales se quisieron dar cuenta de ello, las medidas que podlan cambiar la situan6n eran rmpoiibles de tomar Mien- que m Río de Janeiro se recuperaban las playas can un gran relleno que dejaba los edificios atrás y se ganaba en zonas soleadas. en Las Canteras esta alternativa era imposible en tanto que se contaba con la presencia de La Barra y por tanto se hubiera asfixiado a la formación arenosa de la misma manera que pretendía Secundino Zuara. Las Canteras fue recibiendo el estilo arquitect6nico que en cada momento sugerian las familias de la burguesla canaria de la epoca Enlos pnmemr aaos de la expansión se adoptaron los modelos del Centro- Norre de Europa y Migud Mmín Femández de la Torre levantó edificios omo Las Cuwas, de un estilo suizo que no tenia nada que ver con la Playa, pero queverda unpuesto por las tendencias europeas. De resto, y salvo las casas cajón can frontls y azotea, re optó por un modelo casi de manual. casar pequeñas hechas por maestros de obra. El bomn del tunsmo desat6 tambien la sed de las constnicciones en torno a finales de los anos 50. cuando sureieioii las minieras tenrarivac de realizar coiia~ rucciuiirr narias, Roca, Baera y otros, de manos de rnversores locales, le dieron impulso al turir mo. Nadie hablaba entonces del Sur de la isla, y los exmjeror, que eran tratadas casi como demonios, se mezclaban conlar pocas familias canarias que ibana la playa con la espada del obispo sobre sus caberas. Las casas familiares fueron sustituidas prácticamente en su totalidad en diez años, quedando solamente el lugar de residencia de algunas familias muy apegadas a la Playa. Posteriormente Ilesaron los invenores me. iunto alca~ italo cal. fueron meriendo di-to hotelero desde el Movkienro 103 El boom del ninrmo Durante las nnmeras décadas del sido. la historia del turismo en Las Palmas tuvo do una impresionante colonia que llego a entender muchas de sus cosrumbres entre los residentes Lamfluenciade los ingleses, que ilegamna la « " dada mv& del heno, h e nototia y pronto aquellos que habianvenido a mbajar comenzaronarealiiar las gestio-nes oportunas para traer nuevos viajeros en aceros organizados por la Unidn Caifle Line, la Elder Dmprter Compani y la Yeowad Lines, cuyos barcos pmnro fueron cano-cidos como los Yovor Mientras los canarios empezaban a descubrir la Playa y a hacerse sus pnmuas ca-sas. los ingleses ya contaban con el Tower, uno de los edificios protegidos de Lar Can-tem en la actualidad, que representaba ese gusto por lo marroquí. Se trataba de una consuucción estilo Casablanca o Melilia mezclada conambiente andaluz representado par los mosaicos y auilejos blancos y azules hechos a mano en Mensaque Por om parte, hahian llenado Las Canteras de casetas a modo de balnearios para que sus clien-tes se cambiaran de ropa y salieran a la arena con la excomunidn del ablapo puesta Anronio Galán ofrecla a los chonir - seguramente una deñvanón del nombre Johnq- el uso de su caseta y los cananos segutan pareando vestidos como era costumbre por la arena. a falta de un buen oaseo. Se trataba de un turismo no dinc" ido a. ue te nia un trato directo con la companía de transporte o con el propio harel. La hosteleña penenecia tambien en su mayor parte a súbditos británicos y el viajero era una mercancía secun-datia, complemento del tráfico marítimo. Las crisis mundiales acabaron con aquel tutismo, con la caseta de GaUn y con el Hotel Tower, pero los ingieres no se resistían a perderse el paraBo, y los canarios co-menzaban a ver un filón en el tunsmo a parur de los anos 50 Lar Palmas de Gran Canaria, casi sin quererlo. iba a convertir la zona de Las Canteras en una erpeae de u d a d balneario. un er~ aciore sidenaal receotor de turismo. oue se iba a levantar sin ses en Gran Canaria cuando paraban con los aceros rnristicos. Se trataba de que los viqalanres que llegaban en barco disfrutaran aquí de sus vacaciones y regresaran a su uem en el siguiente barco de la empresa. Sin embargo. la ciudad no contaba con una hoteleda mtererante. En el centro de la capital la oferta se reducia a los hoteles Santa Catalina. Atlántico, Monopol, Parque y almino más. Em~ erabana lleear los mimeros turistas. o em los hoteles no estaban ore- Puerto se entendía una zona que no tardó en ser descubierta. Las Canteras. El delegado de Wagon Lits apostó por esta zona como el lugar más internante 104 Colocación de la pnmera piedra del Hotel Crmna Se trataba de uno de los pnmeros grandes ecrablecnnientas hoteleros de Las Canteras. que contnbuyb al engrandecimiento de la Playa Canteras. 77 Residencia Mar Azul, el primer estableumiento hotelem que se abnd en la Playa. con 40 habitanones en su mayom intena |
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