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TOMAS ARIAS MARfN DE CUBAS HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA Edición de ANGEL DE JUAN CASARAS MARÍA REGUL: RODRÍGUEZ Proemio de JUAN REGULO PÉREZ Notas arqueológicas de JULIO CUENCA SANABRIA REAL SOCIEDAD ECONÓMICA DE AMIGOS DEL PAÍS LAS PALMAS DE GRAN CANARIA 1986 Depósito legal : M. 25817 - 1986 I. S. B. N.: 84- 398- 7275- 5 ARTES GRAFICAS CLAVILEÑO, S. A. - PANTOJA, 20 - 28002 MADRID DON TOMAS ARIAS MARfN DE CUBAS: SU AMBIENTE, SU TIEMPO, SU HISTORIA POR JUAN RÉGULO PÉREZ En este proemio a la Historia de las siete islas de Canaria, escrita por don Tomás Arias Marín de Cubas, nos proponemos ofrecer un bosquejo histórico de cómo se formó la sociedad cana-ria hasta mediados del siglo XVII, especialmente la sociedad de Telde, y las circunstancias en torno a Marín de Cubas y su obra, es decir: 1. El ambiente histórico de Ia conquista y colonización de Canarias hasta los tiempos de don Tomás; II. La ascenden-cia familiar, el mundo cultural, la biografía sumaria y la des-cendencia de don Tomás; III. La IIistoria de las siete islas de Canaria en el conjunto de la historiografía regional; IV. Juicio de valor. 1. EL AMBIENTE Las Canarias, que fueron conocidas por Europa en el siglo XIV, pero no ocupadas, recibieron la primera expedición conquista-dora en 1402, al mando de los nobles normando- franceses Jean de Béthencourt y Gadifer de La Salle. Vinieron con la intención de quedarse. Fue el primer intento de colonización europea en el sentido de ocupar un país extraño y vivir sobre él de la expor-tación a Europa de sus productos. Después de una serie de vicisitudes que seria largo enumerar y que no hacen a nuestro caso, Béthencourt se encontró en Lan-zarote, primera isla conquistada, con muy poca gente y en situa-ción harto precaria. Esta circunstancia lo obligó a ir a Sevilla y hacer pleito homenaje a Enrique III de Castilla, quien, en 1403, lo aceptó como vasallo, con el título de señor de Canarias. El duque de Medinasidonia fue su protector, y le proporcionó hom-bres y bastimentos para volver a Lanzarote. Así llegaron a Ca-narias los primeros castellano- andaluces, pues los que habían ve-nido en 1402 eran todos franceses. A partir de 1403, toda la repoblación europea de Canarias se hizo a base de peninsulares, 8 TOMÁS ARIAS MARÍN DE CUBAS especialmente andaluces, pero con contingentes muy significativos de portugueses. En la rivalidad entre Portugal y Castilla por la posesión de las Canarias en el siglo xv, Lanzarote llegó a ser isla portuguesa, con gobernador, moneda, escribanos, etc., de esta nación, aunque no por mucho tiempo. La conquista del Archipié-lago la terminaron los Reyes Católicos en la isla de Tenerife, en 1496. En números redondos, pues, la conquista cgstellnna de las Canarias duró todo el siglo xv. Una vez terminada la conquista, se inició en las Islas la tarea de su repoblación, ya que los indígenas, como conjuntos socia-les organizados, quedaron anulados. Esta repoblación se realizó muy lentamente, porque, a partir del descubrimiento de América, casi coincidente en el tiempo con la conquista de las tres islas realengas de Gran Canaria, La Palma y Tenerife, los castellanos emigraron a Indias, donde tenían más posibilidades para desen-volverse y un vasto mundo, lleno de riquezas, por rendir y ocu-par. En cambio, los portugueses, salvo las islas atlánticas, tam-bién descubiertas y ocupadas en el siglo xv, pero ya repletas de gente, no tenían, por entonces, ninguna colonia de población, pues Brasil fue fundación posterior que no adquiri< j verdadera impor-tancia hasta 1640, cuando Portugal se independizó de España. Así el fuerte de la emigración portuguesa, que no podía ir a Indias, muy vigiladas, vino a Canarias. Su importancia fue tan decisiva, que en algunas parroquias, durante bastantes años y por sacer-dotes diferentes, las partidas sacramentales se asentaron cn por-tugués, por ejemplo en Garafía, isla de La Palma, por más de cuarenta años y por cuatro párrocos consecutivos, desde hacia 1570 hasta alrededor de 1610. En un acuerdo del cabildo de Tenerife de 1502, esto es, seis años después de terminada la conquista de la Isla, se dice q. ue la población de Tenerife estaba constituida por castellanos, pou-tugueses, « de Zas ysZas » ( vale decir, cristianos nacidos en las dos islas primeramente conquistadas: Lanzarote y Fuerteventura), go-meros, canarios ( indígenas nacidos en Gran Canaria) y guanches. En los primeros tiempos hubo un período de grandes intercam-bios de población entre las islas, que va de 1402 a 1520, con intensidad máxima de 1484 a 1506. Desde 1520 hay escaso tra-siego de gente entre las diferentes islas, si bien Lanzarote y Fuer-teventura recibieron contingentes de WZOYOSc, a utivados en las cos-tas de Africa, que las repoblaron de 1470 a 1618, contingentes que luego se fundieron con los demás pobladores y terminaron HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 9 por formar la base de la población actual de Lanzarote y Fuerte-ventura, por lo menos hasta mediados del siglo xx. Sometida la isla de Gran Canaria hacia 1484, derrotados y dis-gregados los indígenas, el obispo don Juan de Frías se aplicó a trasladar la scdc episcopal de Rubicón a Las Palmas. Lo con-siguió; pero el traslado se efectuó sede vacante, en noviembre de 1485, por haber muerto don Juan de Frías poco antes, en Sevilla, adonde había viajado. El permiso para el traslado lo había alcanzado don Fernando Calvetos en 1435; pero la con-quista de Gran Canaria demoró cincuenta años la ejecución del traslado. La catedral canónica se instaló primero en la pequeña iglesia de Santa Ana, hoy ermita de San Antonio Abad, y el edi-ficio propio de la catedral se empezó a construir en 1500, dedi-cada asimismo a Santa Ana desde el 20 de noviembre de 1485. Pacificada Gran Canaria, surgen inmediatamente sus primeras entidades urbanas: Las Palmas, Gáldar, Telde, Arucas, Agaete. Los Reyes Católicos habían autorizado a Pedro de Vera, en 1484, para llevar a cabo el repartimiento de las tierras conquistadas. Pronto, pues, empezó la roturación de las tierras recién adqui-ridas, especialmente de las más feraces y cálidas, junto a las costas; la aclimatación de nuevos cultivos, y el desarrollo de la ganadería. Después de los repartos a los conquistadores prin-cipales, siguió un reparto general, a fin de repollar y explotar los lugares más prometedores de Gran Canaria. Los primeros en trasladarse espontáneamente fueron los hombres y mujeres « de las yslas » , esto es, de Lanzarote y Fuerteventura, donde se había formado una población descendiente de los primeros con-quistadores y de sus uniones con los indígenas, ya que en casi un siglo se había realizado un proceso de asimilación y síntesis, especialmente a través de las mujeres aborígenes, pues los pri-meros conquistadores y pobladores habían venido, en su mayo-ría, sin sus mujeres europeas, 0 solteros. Preocupación constante de los primeros conquistadores y po-bladores, además de la fundamental de enriquecerse con la venta de esclavos y el reparto de las tierras más fertiles, fue la de cristianizar a los indígenas. Al ser éstos de raza blanca y haber adoptado las costumbres europeas, desde bien pronto la mez-cla y confusión de orígenes dio lugar a la formación de una so-ciedad nueva ‘. Una de las usanzas europeas adoptadas por los l Cf. Manuel Lobo Cabrera,. “ Los indígenas canarios y la Inquisición”. en Amario de Estudios Atlántzcos, 29, Madrid- Las Palmas, 1983, páginas 10 TOMAS ARIAS MARíN DE CUBAS naturales al momento de su bautismo fue la de recibir nom-brcs y apellidos a la manera de los europeos, aunque sin fijeza ni regularidad, como entonces se practicaba asimismo entre los cristianos. Tomaban, dicen las crónicas contemporáneas, los nombres de sus padrinos, de sus patrones, de los curas que los bautizaban, de los amos cuando se trataba de esclavos, etc., aun-que también era corriente que añadieran al nombre de bautismo el de sus lugares de origen, a imitación, igualmente, de los cris-tianos 2. No era infrecuente, en aquellos tiempos, que una misma persona constara con un apellido en el bautismo, con otro en el matrimonio y con otro distinto en la partida de defunción. 63- 84, donde sienta documentalmente la asimilación entre canarios pre-hispánicos y europeos, hasta el punto que la Inquisición los admitió en parigualdad de condiclones que los peninsulares en los puestos de mayor responsabilidad espiritual. Como prueba de la aculturación europea de los indígenas, Lobo nos muestra que “ ser descendiente de los antiguos canarios no fue obstáculo para acceder a algún cargo u oficio en el tri-bunal [ de la Inquisición] “. A este respecto nos expone cómo un hijo de guan-ches, Hernando Dlaz de Vera, llegb a doctorarse, a ser arcediano de Tenerife en la catedral de Las Palmas y calificador del Santo Oficio de la Inquisición. No recibían igual trato los moros y judíos, si bien sus descendientes también llegaron a ocupar altos cargos en la administración y en la Iglesia de Canarias. El obispo don Fernando Suárez de Figueroa ( 1533- 1608, que ejer-ció en Canarias de 1588 a 1596) dijo del doctor don Hernando Díaz de Vera que era “ homvre honesto y virtuoso . natural de la isla de Tenerife Y sus padres naturales de la tierra. guanches aue así se llaman . . . de los naturales gentiles”. Por lo demás, & la aculturación literaria de los abc-rígenes nos habla Joaquín Blanco Montesdeoca, Antología de la poesía canaria, 1,. Madrid, Editorial Rueda, 1984, Introducción,. passim, donde se nos dice. mter alia, que el famoso poeta Bartolomé Can- asco de Figueroa ( 1538- 1610) fue bisnielo de una indcgena palmera. 2 Las crónicas nos transmiten numerosos casos de indígenas con nombres euroneos. He aouí. a guisa de eiemnlos. algunos de ellos ( en cursiva el nombre aborigen): A; aimo = H&& ndo Ta: oronte! Adargoka = Alonso de Córdoba, Adjoña = Gaspar Fernández, Aguamule = Fernan-do Negrín, Benejaro = Pedro de los Santos ( padre de Juan de Anaga), Ben-taguaire = Antonio de la Sierra, Chachiñama = Felipa Hernández ( hija del mencey Bencomo y esposa de Asano lmobach = Pedro Alfonso), Gua-darfía = Luis de Guadarfía. Tenesor Semidán = Don Fernando Guanarte- Gukón =’ Francisco Bueno ( casó con Ramagua = Isabel del Castillo), Ja: derag, ua = Pedro de Torres, PeZinor = Don Diego de Adeje, Romén = Juan Gonzalez. etc., etc. Para el significado de estos nombres y las variantes ortográfiicas con que nos los han transmitido las crónicas, ci. Dominik Josef Wölfel, Monumenta Zinguae Canariae, Graz ( Austria), 1965, especial-mente en su Parte V. De muchos de est. os y otros indígenas conocidos hay descendencia hasta nuestros días. a veces con modificaciones gráficas del nombre, como Oramas. Baute. urocedentes de Doramas. Zbaute, por de-glutinación del Prim& elem& o, sentido como romance: d’Óramas, d’Zbaute/ Baute 0 Daute). naralelos a Dum~ iérrezlUm~ iérrez. alternan- ,? I I . I MI cia morfológica que dio orlgen a ambos apellidos oanarlos, hoy cn vigor, según un proceso del que damos noticia en la nota 3. HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 11 Incluso cuando se trataba de primeros personajes, los herma-nos llevaban apellidos distintos, como en el caso, bien ilustra-tivo, de los cinco hijos de Diego de Kerrera y doña Inés Peraza, a saber: 1. Pedro García de Herrera, 2. Fernán Peraza, 3. San-ch dc Her- r- cm, 4. María dt: Ayala, 5. Constanza Sal- miento. De aquí la dificultad para orientarse, cuando se trata de personas correspondientes a estamentos más bajos, donde Ia documen-tación comparativa no abunda. No es de extrañar, pues, que entre los primeros pobladores de Telde ( voz indígena que algunos dictYIl que en la lengua de los aborígenes significaba ‘ lugar fértil’ o ‘ lugar frondoso’) - ade-más de los castellano- andaluces principales, como Hernán García del Castillo y su hijo Cristóbal García del Castillo, conquistadores de Gran Canaria y luego fundadores de la ciudad de Telde y de su iglesia parroquial de San Juan Bautista, progenitores de los condes de la Vega Grande de Guadalupe, y como Gonzalo de Jaraquemada, Pedro de Burgos y varios más de quienes ha-cen mérito las crónicas de la conquista, Juan de Abréu Cíalíndo, Pedro Agustín del Castillo, José de Viera y Clavijo y otros his-toriadores-, aparecieran, desde los comienzos mismos de su fundación, pobladores con los apellidos, adoptados por los indí-genas, de Aday, Béthencourt ( casi siempre ortografiado Betan. cor), Cabrera, Cubas, Mayor, Melián, Mosegue, Perdurno, Um-piérrez ‘, etc., oriundos, sobre todo, de Lanzarote, con algunos de Fuerteventura. Al organizarse en Gran Canaria una sociedad nueva, según el modelo castellano- andaluz, incluso con fuero igual al de algu-nas ciudades béticas, también la educación y la cultura siguie- 3 Un caso típico es el de Rubín Dumpierres, con nombre y apellido de fonética francesa, natural “ de las yslas”, conquistador de Tenerife, uno de los pobladores de Taganana, muy bien heredado en el repartimiento de la Isla, con extensa data en Taganana, más unas doscientas sesenta fanegadas en otros lugares de Tenerife, analfabeto, que vivió de pastar el ganado de sus convecinos, Casado con Isabel Sánchez, dejó descenden-cia en Taganana: Juan Lozano Dumpiérrez, marido de Maria de Santaella; Luis Dumpierres, casado con Catalina de Aday, natural de Telde; Catalina Dumpiérrez, mujer de Pedro López. En Las datas de Tenerife de Elías Serra Ràfols., aparece citado repetidamente con las siguientes ortografias : Rubín Dunplerres ( Data 1.177), Rubín d Unpierres ( D. 1.150), Robín d Un-pierres ( D. 1.614), Rob’n Donpierres ( D. í. 862), Rubín de Unpierres ( D. 1.863) y Ruby Dunpierres ( página 372). Las variaciones ortogrdficas, con mayúsculas iniciales y separación de la 4, son arreglos del editor, de acuer-do con la práctica actual, pues los escrrbanos de comienzos del siglo XVI nn rlintinglhn entrP maylísculaî y minúsculas y unían la d a la vocal siguiente. 12 TOMdS ARIAS MARfN DE CUBAS ron el mismo cauce. No había otras enseñanzas que las impar-tidas en los conventos ( 0 en casas particulares a algunos nobles o a miembros de elevada posición) 4, a base primero de la Gra-mática ( gruwzática, entonces, significaba exclusivamente ‘ latín’) y luego de las Artes, de donde salían para las universidades de las órdenes religiosas en la Península los que pretendían se-guir carreras eclesiásticas, y para las universidades civiles quienes deseaban graduarse en las Artes liberales, ya que en Canarias no hubo universidad hasta el siglo XVIII, y ésta sólo nominalmente, pues la primera universidad civil autónoma de las Islas, establecida en La Laguna, se erigió sólo en 1816. En esta línea, Telde tuvo bien pronto un convento franciscano, bajo la advocación de Santa María de La Antigua ( otra vinculación con Fuerteventura, a través de sus franciscanos), donde se im-partían las enseñanzas entonces vigentes. Aspiración constante de las islas de señorío fue la de pasar a ser realengas, y de las realengas, el no ser enajenadas a señores, sino depender del rey, a través de sus gobernadores. Lanzarote se sublevó dos vecek para sacudir el yugo señorial, en el si-glo xv: pero, en ambas ocasiones, la corona, en virtud de los derechos señoriales dimanantes de la enfeudación de las Cana-rias hecha por Enrique III de Castilla a Juan de Béthencourt, amparó a los señores frente a sus quejosos vasallos. Se com-prende perfectamente, pues, que, al ser incorporadas a Castilla las islas de Gran Canaria, La Palma y Tenerife, la emigración desde Lanzarote y Fuerteventura, con tierras pobres, escasas de agua y con yugo señorial, fuera masiva hacia las nuevas tierras, cálidas, fértiles, con agua y dependientes del rey. Lanzaroteños y majoreros abandonaron en bloque sus islas, llevándose con-sigo ganados y pertenencias, hasta tal punto, que los señores tuvieron que tomar muy serias medidas para evitar el flujo humano hacia Gran Canaria y Tenerife. Pero estas medidas ape-nas sirvieron de nada - la legislación de Castilla amparaba la movilidad de- los súbditos dentro de los territorios de la co-rona-, y los señores hubieron de repoblar ambas islas, desde 4 Los antiguos cabildos tenían preceptor de Gramática (= Latín), pero este cargo, mal pagado, a veces en especie por carencia de liquidez con-tante, se fue degradando hasta hacerse meramente nominal y sin conte-nido; en 1776, el preceptor de Gramática de La Laguna era un negro Ila-mado Juan, sin apellido. Y las enseñanzas parroquiales nunca arraigaron en Canarias, por más que los obispos 1~ s reiteraran en sus sinodales y en otras constituciones. HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 13 1476 hasta 1610, con moros capturados en la vecina costa de Africa. Mas pronto estos nuevos pobladores a la fuerza, al inte-grarse en la sociedad naciente, siguieron el camino de sus pre-decesores y emigraron a su vez hacia las islas con tierras más fructíferas y acngednras. Racialmente este hecho carece de impor-tancia, pues tanto los moros que repoblaron Lanzarote y Fuer-teventura como los naturales prehispánicos, todos procedían de la vecina costa africana, del Africa blanca, y unos y otros, con nombres y apellidos europeos e indígenas, formaron la base de la sociedad isleña, especialmente en Gran Canaria y Tene-rife. En La Palma, sin que faltaran numerosos elementos abo-rígenes, la aportación más importante de fuera de la Isla la constituyeron los portugueses, que en el siglo xv1 eran los pri-meros en número, seguidos de los castellanos y, en menor can-tidad, de gentes de otros orígenes. Taganana, en Tenerife, fue un lugar poblado exclusivamente por lanzaroteños y majoreros; Los Realejos, también en Tenerife, por canarios ( prehispánicos, naturalmente); Garafía, en La Palma, por portugueses, como queda dicho; a Gran Canaria fueron deportados numerosos guan-ches, una vez terminada la conquista de Tenerife, etc. Para dar una idea de cómo se formó la sociedad de las Islas Canarias, ofrecemos aquí una sinopsis general de las migraciones interin-sulares hasta fines del primer cuarto del siglo XVI ( cuadro 1). II. LA FAMILIA La situación histórico- ambiental que dejamos expuesta se re-fleja perfectamente en la genealogía de don Tomás Arias Marín de Cubas, que así se llamó en vida, de acuerdo con la docu-mentación supérstite y la práctica de la época, como luego ve-remos. Nuestro autor vio la luz en Telde, el 28 de noviembre de 1643. Su padre fue el capitán del tercio de Telde, alguacil mayor y familiar del Santo Oficio de la Inquisición Juan Bautista de Cubas Marín, tcldcnsc, y su madre Íñiga de Mclgarejo Villavi-cencio, natural de Las Palmas, segunda esposa de Juan Bautista, hija del capitán Cipión Barata de Ascanio Fazo y de María de Melgarejo. Los padres de Tomás habían casado en Las Palmas el 21 de enero de 1643. Tomás nació, como queda dicho, del segundo matrimonia de . w padre, pues éste había casado antes, 14 TOMÁS ARIAS MARÍN DE CUBAS CUADRO 1 CUADRO GENERAL DE LAS MIGRACIONES Elementos para cada isla del Archipiélago dIIzar- ote . . . . . . .. . Fra1n4c0e2s es Cas1te4l0la3 nos % erteventura . . . Id. 3 Hierro.. . . . . . .. I 1404 1425- 1454 - a Gomera . . . . . . iPortugueses? Desde 1447, lanzaroteños 1484 Zan Canaria . . . Conquista castellana 1492 La Palma.. . . . . ..* Castellanos icanarios? Luego, inmigración general : portu gueses, flamencos, italianos, ju dios, negros, etc. Id. Id. Hasta 1450 Castellanos Después, nada, probablemente I 1487 Castellanos Después, pocos inmigrantes A partir de 1484, inmigración gene ral, con lanzaroteños, majoreros portugueses, italianos, flamencos judíos, negros, etc. 1495 renerife . . . . . . . . . Castellanos Y Luegv carmiios, lanzaroteños, ma “ de las yslas”; joreros, portugueses, gomeros, ju canarios díos, negros, etc. Elaboracióti propia. HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 15 el 13 de diciembre de 1637, en el Sagrario Catedral de Las Pal-mas, con Sebastiana Francisca Hernández Codina, hija de Juan Hernández Muñiz ( por el Hernández oriundo de Miranda de Ebro y por el Muñiz, de Madeira) y de su mujer Catalina Codina Jaraquemada de Adtiy ( por el Codina oriunda de Barcelona; por el Jaraquemada, de Fregenal de la Sierra, y descendiente de indígenas por el Aday). Del primer matrimonio del padre de Tomás nacieron el capitán Rodl- igo de CuLas, casado en Las Palmas en 1666 con Francisca Muñiz Ramos, con posterioridad; y Juan Bautista de Cubas, que casó en Jinámar con María Jeró-nima González, asimismo con descendencia. Entre los parientes más próximos de Tomás Arias Marín de Cubas estuvieron sus tíos los beneficiados de la parroquia de San Juan licenciado Tomás Marín de Cubas, del que acaso tomó el nombre nuestro biografiado, como el beneficiado lo habría tomado de un tío materno suyo que fue escribano de Telde a fines del siglo XVI; y doctor Juan Francisco de Cubas Marín ( así firmó siempre), que sucedió en el b, eneficio a su hermano Tomás, cuando éste pasó a ser párroco del Sagrario Central en 1615 5; el doctor Juan Francisco de Cubas Marín sirvió este beneficio hasta su muerte en 1640. Como vemos, nuestro Tomás se crió en el seno de una fami-lia con tradición humanística, ya que los dos beneficiados y el capitán vivieron juntos en la misma casa paterna, en la ‘ calle de Telde, que por ellos se llamaba entonces de Cubas, según consta en el archivo de su parroquia. Y había la atmósfera de la escribanía de su abuelo. En este ambiente aprendió las pri-meras letras, y quizás los rudimentos de la Gramática, es decir, del Latín. A los trece años, en 1656, ingresó en el estudio que dirigían los franciscanos en el convento de Santa María de La Antigua, en Telde, donde permaneció hasta 1660; aquí hizo tres cursos de Artes ( Stimulas, Lógica, Filosofía). En 1662 lo halla-mos en la universidad de Salamanca, donde en 1663 recibió el 5 Este don Tomás Marín de Cubas, despu& de ser párroco del Sa-grario Catedral de Las Palmas en 1615, pasó a Colombia, donde fue canó-nigo de la catedral de Santa Marta en 1619. Algunos genealogistas, entre ellos Francisco Fernández de Béthencourt? NobiZiario y b2asón de Cana-rias, II, Santa Cruz de Tenerife, 1878, paginas 72- 73, confunden ambos hermanos, el que pasó a AmCrica y el qne mm- ió de beneficiadn en Telde. y hacen a Juan Francisco obispo en Indias; parece más verdad que se trata del canónigo Tomás, que no llegó a obispo. De haber sido obispo, alguna no-ticia, siquiera una anotación en su partida de bautismo, hubiera quedado en T& k. 16 T0M. b ARIAS MARÍN DE CUBAS grado de bachiller en Artes. A los veinte años de su edad terminó los estudios y recibió el grado de doctor en Medicina. Sustituyó, en la cátedra de Astrología, provisionalmente, a su maestro don Antonio Sánchez, catedrático propietario, desde septiembre de 1664 a septiembre de 1665. Terminadas estas tareas universita-rias, se estableció en Salamanca, donde residió diecisiete años y casó con doña Agustina Donato Castañeda ( apellido que a veces aparece en la forma Castañedo). Aquí nacieron sus hijos Andrés, Catalina, Francisca y Tomasa. En 1682, ya viudo, re-gresó a Gran Canaria, con sus hijos, y junto con ellos se fue a vivir a Las Palmas, a casa de su hermana Ana, soltera, con la que permaneció veintidós años, hasta su muerte. En Las Pal-mas se dedicó por completo a su profesión, especialmente en las casas de religiosos de la ciudad. Aficionado a la historia de Canarias, desde joven reunió co-pias de crónicas, noticias curiosas y cuantos datos consideró de interés, pues no olvidemos que en las copias de las cróni-cas de Sedeño y de Gómez Escudero se intitula bachdler, grado que sólo alcanzó en Salamanca, a los veinte años, si no es que consideró sus tres cursos de Artes con los franciscanos telden-ses equivalentes a los de bachiller. Conoció Le Canarien, publi-cado en París en 1630, texto que calcó casi a la letra en el códice de 1687. Millares Torres dice que la traducción fue obra de nuestro autor; pero como en ningún lugar se nos indica que sabía francés, nosotros opinamos que manejaría alguna de las versiones que de Le Canarien se llevaron a cabo en el siglo XVII, acaso la que hizo Servan Grave, francés, residente en La Palma, la más antigua de las conocidas y que circuló en varias copias, algún ejemplar de las cuales ha llegado hasta hoy. Tomás Arias Marín de Cubas conocía bien el latín, requisito indispensable para acceder a una univer- sidad en su tiempo, y así en la Hihforiti hace gala de su erudición en esta lengua. Conoció, copió y anotó a Sedeño y a Gómez Escudero, y se valíó, sobre todo, de Abréu Galindo, con lo que demostró un fino instinto de historiador, pues el libro de Abréu Galindo es, con mucho, el mejor que tenemos - y el más enterado- acerca de la conquista de las Canarias. Así fue perfilando su Historia de las siete islas de Canaria, con copias que reunió en un códice en 1687 y que re-dactó definitivamente en 16W. - Don Tomás Arias Marín de Cubas falleció en su residencia de Las Palmas el 25 de febrero de 1704, bajo testamento otor- CUADRO II Tomás Arias Mark de Cu- & yhcn; or en . . . *.. Alonso Rubio 1 Gaspar Hernández ’ Rodrigo de Cu- Hernández . . . bas, escribano ha Rubia y familiar del Santo Gfkio . . . Catalina Rodrí- 1 Rodrigo de Cubas { Juan Rodríguez de Cubas Juan Bautista de Cubas Ma-guez de Cubas Sebastiana Báez rín, capitán de ( milicias, algua-cil mayor de S. 0. de Tdde Ana Marín Ca- \ brera de Bé-thencourt . . , . . . Tomás Marín go notono... . . . Pedro Núñez Gome Arias Maldonado, María de Arias colegial de Salamanca María Fernández de Vi- Lucas Mosegue llalón Juan Gutiérrez Teresa Hernández Cipión Barata de Luis Ascaño Ascanio Fazo, ca-pitán de MiIicias [ María Melgarejo Elaboración propia. 18 IXJMAS ARIAS MARíN DE CUBAS gado el 20 del mismo mes ante el escribano Pedro Alonso de Medina. Para una mejor comprensión del entramado familiar y visua-lización del conjunto, damos aquí ( cuadro II) el árbol de cos-tados de don Tomás Arias Marín de Cubas, al que añadimos las siguientes notas: 1. En el árbol vemos que la agnación de don Tomás Arias Marín de Cubas se pierde en el matrimonio de Gaspar Hernán-dez y Ana Rubia. Hay indicios para suponer que eran portugue-ses, de los llegados a Telde para beneficiar los cañaverales, pues, en un principio, casi todos los maestros de azúcar que traba-jaron en Canarias procedían de Madeira, isla de importante producción azucarera en el siglo XV. 2. En cuanto a Rodrigo de Cubas, tatarabuelo de nuestro don Tomás, casado con Sebastiana Báez ( de ascendencia por-tuguesa, por su apellido, si no es el de algún indígena que lo había adoptado), podemos decir que su genealogía se confunde entre los numerosos Cubas contemporáneos, dentro de los cua-les seguramente se hallan sus ascendientes, pero a quienes la carencia de documentación fidedigna nos impide filiar. 3. Don Tomás no tomó ningún apellido de su linaje ma-terno, acaso por ser sus abuelos de este costado forasteros. El apellido ARIAS, que usó preferentemente en las dos redacciones de su Histoviu, es el de su bisabuelo Tomás Marín de Arias, quien, el 7 de septiembre de 1562, hizo probanza, en Teguise ( Lanzarote), de ser hijodalgo notorio; a su vez, el bisabuelo de este Tomás Marín de Arias fue Gome Arias Maldonado, portu-gués nacido en Portalegre, colegial de Salamanca y sacristán de San Juan Bautista, de Telde, a partir de 1500, último año del siglo xv, hasta por lo menos 1526; parece. yuf: anduvo por Te-nerife, donde alcanzó repartimiento, pues se le cita al menos en una data ‘ jw Según comunicación personal de don Miguel Ro-dríguez Díaz de Quintana, este Gome Arias Maldonado es ante pasado de José Luján Pérez y de Benito Pérez Galdós. El MARfN lo trae de su abuela Ana Marín Cabrera de Béthencourt, nieta de Francisco Marín, natural de Badajoz, vecino primero de Te-guise y luego de Telde; esta Ana Marín Cabrera de Béthencourt era. indígena de Lanzarote por la línea de su madre, Juana Bo- ? Elías Serra Rafols, Las datas de Tenerife, La Laguna, 1978, página 345, data númel- o 1.785. Este Gome Arias Maldonado viene citado asimis-mo en el Nobiliario de Canarias, II, 703. HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 19 nilla Mosegue; conocemos los padres y abuelos de esta Juana Bonilla Mosegue, donde no aparecen los apellidos Cabrera y Béthencourt, si bien es seguro que le pertenecen, de la misma manera que el Arias le corresponde a nuestro don Tomás, pues era costumbre de la época tomar apellidos de antepasados de dos o tres generaciones. En el tomo III del Nobiliario de Ca-rzarias, páginas 604 a 607, aparecen frecuentemente estos ape-llidos, mezclados incluso entre hermanos, seguramente, dada la libertad de elección que entonces existía, para distinguirse unos de otros. Levantar una genealogía con rigor es imposible, por la carencia de archivos parroquiales, que no se llevaron regu-larmente sino a partir del concilio de Trento; por ello debemos ayudarnos con probanzas de hidalguía, expedientes de familia-turas del Santo Oficio, genealogías privadas, etc. En fin, el Cu- BAS le viene a don Tomás por parte de su abuelo paterno Ro-drigo de Cubas, escribano, natural de Telde, quien hizo pruebas para familiar del Santo Oficio, en las que consta que toda su ascendencia materna era de origen indígena de Lanzarote, esto es, descendiente de aborígenes prehispánicos. Este Rodrigo de Cubas era nieto de otro Rodrigo de Cubas, poblador de Telde ‘. ‘ I Hay una rama gomera de Cubas, que arranca de María de Cubas Béthencourt, primera persona dc este apellido en La Gomera, o fines del siglo XVI. El cronista oficial de La Gomera don Luis Fernández Pérez levantó una buena genealogía de estos Cubas, que hemos tenido a la vista y de la que aparece un resumen en el Nobiliario de Canarias, II, 1004- 1011. De esta íamina gomera procede, entre otros, don Gabriel de Cubas y Fernández, licenciado en Medicina por la universidad de La Ha-bana, diputado a Cortes! abuelo de don Gabriel Arias- Salgado y de Cubas ( 3904- 1963, primer mimstrn ecp+ íol de Tnfnrmxih y Turismo. En el estado actual de la investigación, ‘ no es posible precisar si María de Cu-bas Bethencourt, de muy probable ascendencia indígena por sus dos ape-llidos, es originaria de los Cubas de Telde o de los Cubas de Lanzarote, lugares ambus domle estos nomlxes de familia se ciuzan frecuentemente ( cf. el Nobiliario de Canarias, III, 634, donde el Martín debe leerse Ma-rin), por las mismas fechas. Uno de los miembros ade esta familia, don Luis Cayetano de Cubas v Unzana, está inhumado en su sepulcro familiar, con lápida de mármol blasonada, en el presbiterio de la parroquia de la Contención de Santa Cruz de Tenerife. Su escudo: partido, 1. P un brazo salienie del lado siniestro sosteniendo una antorchaf debajó dos coronas abiertas cn palo; 2. e CN jefe tres ftores de lis, debajo UN castillo y delante de su puerta un roble con dos lebreles atados a ambos lados, que es el que usó esta rama gomera, no se compadece con el atribuido a esta fami-lia canaria por el heraldista Lino Chaparro dIAcosta, Heráldica de los apellidos canarios, 1, Las Palmas de Gran Canaria, 1979, pagina 138, to-mado de armoriales peninsulares, sin que este autor, extremeño, llegara . a comprender que Cubas, en Canarias, representa una realidad distinta y autónomá. 20 TOMAS ARIAS MARÍN DE CUBAS . En cuanto a los apellidos de nuestro autor, ha extrañado a algunos que en su Historia aparezca con los de Arias Marín y Cubas; a este respecto Joaquín Artiles Santana e Ignacio Quin-tana Marrero, en su Historia de la Ziferatwa canaria, página 53, dicen: « La costumbre . . . de cambiar o anteponer los apellidos dio en que nuestro historiador se apellidase Marín y Cubas, cuando la correspondía Cubas Melgarejo. También aparece en la portada de la copia de su manuscrito: Tomás Arias Marín y Cubas, que hay que interpretar como un error del copista, ya que con cl aditamento Arias no aparece cn ningún documento más... » , en lo que ambos tratadistas siguen al doctor Hernán-dez Benítez y a otros. Parece que estos autores ignoraron las prácticas del tiempo en que vivió Tomás, o prescindieron de ellas, y así yerran al juzgar con las normas de hogaño las rea-lidades de antaño, pues, de aplicársele rigurosamente el uso ac-tual, nuestro historiador hubiera debido llamarse Tomás Her-nández Barata de Ascanio, ya que Melgarejo tampoco es el apelli-do de su abuelo materno, sino el de su abuela. Con todo, como de-jamos dicho, don Tomás supo escoger sus apellidos más ilustres: tirias, de un portugués colegial de Salamanca; Mar&, de un pacen-se con probanza de hidalguía, y Cubas, gentilicio de fonética cas-tellana y portuguesa que lo entroncaba, ancestralmente, con nu-merosos nativos autóctonos de Lanzarote y Fuerteventura. Por lo demás, nuestro médico, lo mismo que sus antepasados y parientes contemporáneos, todos antepusieron la preposición de a Su gentilicio Cubas; para don Tomás así consta en los docu-mentos publicados de sus estudios salmantinos, en el códice de 1687. en su testamento y en su partida de entierro. Millares Torres dice haber leído la firma de su testamento donde consta Marín y Cubas; pero el estado actual de conservación del pro-tocolo no permite ver si lo que hay antes de Cubas cs dc u otra grafía. Sin embargo, en una copia del testamento hecha por Francisco J. de León y Joven ( 1836- 1883), buen genealogista, ex-perto en lectura de protocolos, se pone como firma « Dn. Tomas Marin de Cubas » ‘. La y, generalizada a partir de la copia del 8 A la vista de la firma de don Tomás en su testamento, nosotros leemos “ D Thomas Marin [...] Cubas”. Esta D puede significar tanto don como doctor. Nos inclinamos por considerar que significa don, título en-tonces muy preciado y distintivo. Los primeros documentos de la univer-sidad de Salamanca referentes a nuestro autor lo llaman simplemente Tomás; pero’desde que adquirió el doctorado pasó a ser don Top~% s. La copia de1 testamento de don Tomás Marín de Cubas, hecha por Francisco J. de León y Joven, consta impresa apud Historia de la conquista de Gran HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 21 códice de 1694, debe de ser una alteración del copista del si-glo XVIII, sin apoyo coetáneo alguno y carente de Iógica, pues, al ser ambos apellidos los de su padre, no hay justificación para el nexo conjuntivo y, sí para el nexo prepositivo de, propio de un gentilicio compuesto. Que sepamos, el Arias lo usó nuestro autor sólo en su obra literaria, acaso como homenaje a sus parientes humanistas, po-siblemente influido por prácticas semejantes que habría visto en su universidad de Salamanca. Don Tumás Arias Marín dtj Cubas perteneció al estamento social que hoy llamamos clase media, al ser hijo de un capitán de milicias y alguacil del Santo Oficio; nieto de un escribano ( oficio, éste, el de escribano, entonces considerado trabajo me-tánico, como el de tejedor, carpintero, etc.), y bisnieto de un hidalgo notorio, amén de ser sobrino de dos beneficiados, con casa propia en la ciudad. Todo esto indica cierto relieve social en el ambiente teldense del siglo XVII. Por lo demás, no aparece ningún miembro de la familia como terrateniente conocido, ni en los testamentos aparecen otros bienes raíces que la casa solar de Telcl e ( ena j ena d a por dnña Ana de Cubas, hermana del mé-dico, en 1728) y algunas propiedades agrarias sin importancia. ( Quedan actualmente descendientes del doctor Marín de Cu-bas? Nuestras indagaciones, al orientarse, en lo fundamental, hacia cl ambicntc socio- cultural en que vivió el facultativo, hacia su familia histórica y coeva y hacia el significado de su Historia, no se ha encaminado especialmente a esta . parte. Pero es - muy probable que haya hoy personas que puedan entron-carse con esta familia, bien a través de la descendencia del pro-pio don Tomás, bien por medio de la de sus hermanos del pri-mer matrimonio de su padre, del que atrás hemos hecho mé- Canaria por el cupelldn y licenciudo Psdro Gúrrrez Escuder- o, c. dición al cuidado de Dacio V. Darias y Padrón, Gáldar, Tip. El Norte, 1936, páginas 91- 94, en un libro hecho sin ningún respeto. A continuación damos la par-tida de entierro del historiador, transcrita por el mismo Francisco J? vier de León, que se halla en la págma 91 del libro citado, por estar poco dwul-gada: “ El Dr. Dn. Tomás Marín de Cubas, médico de esta ciudad, fue sepultado en la Iglesia de Santo Domingo el día 25 de Febrero de 1704; hizo su testamento en 20 de dicho mes y año antc Pedro Alejandro de Me-dina, escribano público de esta ciudad de Las Palmas.” Visto que el CO-pista del testamento puso Tomás donde claramente se lee Thomas, y Dn. donde ~ 610 se ve D, no garantizamos la corrección paleográfica, aunque el sentido no ofrece duda alguna. 22 TOMkS ARIAS MARÍN DB CUBAS rito y del que hemos citado a dos de sus hijos que alcanzaron posteridad. En cuanto al mismo don Tomás Marín de Cubas, tenemos constancia documental de que tuvo por lo menos tres hermanas: Sebastiana María, Ana y Cecilia de Cubas, de quie-nes no quedó descendencia, pues en sus respectivas partidas de defunción se dice que al morir eran « de estado honesto » . Pero hubo una hija del doctor Marín dc Cubas, Tomasa Ma-ría de Cubas y Castañedo, nacida en Salamanca y muerta en Las Palmas, que casó el 27 de febrero de 1695, en el Sagrario Catedral ( libro 5, folio 32), con Francisco Correa de Béthencourt, procurador de causas de la Real Audiencia de Canarias, hijo de Gaspar Martín Correa y María Pérez de Béthencourt, veci-nos de la calle de San Francisco. No nombra a esta hija en su testamento don Tomás Marín de Cubas, acaso por haber pre-muerto a su padre, pues la última hija de doña Tomasa María nació en 1698, seis años antes de haber testado su padre y cuando doña Tomasa no podría pasar de los treinta años. El matrimonio de Tomasa María y Francisco Correa tuvo, por lo menos, tres hijos: Antonio Tomás, nacido el 10 de julio de 1695 ( libro 16, folio 5); Petronila María, nacida el 1 de noviembre de 1696 ( 1. 16, f. 46), y Mariana Marín de Cubas de Béthen-court, nacida en Las Palmas, como sus dos hermanos anterio-res, el 12 de febrero de 16YB ( 1. 16, f. 92) y, como ellos, bauti-zada en el Sagrario Catedral. Esta Mariana Marín de Cubas casó en el Sagrario Catedral, el 8 de diciembre de 1715, con Manuel de Matos Alfonso, hijo de Francisco de Matos Rodríguez y de Paula Jiménez Alfonso; nieto de Felipe de Matos Agraz y de Luciana Rodrfguez, y bisnieto de Antonio dt: Malos y Brígida de la Candelaria Agraz, tronco de la ilustre familia de Matos en Canarias, según consta en el Nobiliario de Canarias, III, 783. Doña Mariana Marín de Cubas casó por segunda vez, también en la Catedral, el 2 de mayo de 1743 ( libro 7, partida 1.161), con Juan de Reynn, natural de Jerez de la Frontera, hijo de Francisco de Reyna y María Gómez, vecinos de Las Palmas. Del primer matrimonio nacieron al menos cinco hijos: Antonio José Teodoro, el 21 de marzo de 1717 ( libro 18, folio 15); Josefa Tomasa, el 9 de febrero de 1719 ( 1. 18, f. 86); Bernardo Agus-tín, el 16 de julio de 1720 ( 1. 18, f. 141): Francisco Antonio Fe-lipe, el 21 de agosto de 1721 ( 1. 18, f. 186); y Tomasa Petronila, el 2 de abril de 1723 ( 1. 18, f. 243). Dejamos a los investigadores interesados en cuestiones de linajes y ascendencias la busqueda CUADRO III Tomas Arias Marín de Cubas, nacido en Telde, muerto en Las Palmas, casó en Salamanca con Agustina de Castañeda ( a veces apellidada Castañedo) I ; Tomasa Marta Marín de Cubas Castañeda, nacida en Salamanca, muerta en Las Palmas, s casó en el Sagrario Catedral de Las Palmas d ( libro 5, folio 32) con Francisco Correa de õ” Béthencourt, procurador de causas de la Real Audiencia de Canarias, hijo de Gaspar i Martín Correa y María López de Béthencourt I t 1 l l 5 Antonio Tomás, I Petronila María, Mariana María Marín de Cubas Béthencourt, nacido el 10 de nacida el 1 de nacida en Las Palmas el 12 de febrero de julio de 1695 ( li- noviembre de 1698 ( 1. 16, f. 92), casada en el Sagrario Ca-bro 16, folio 5) 1696 ( 1. 16, f. 46) tedral el 8 de diciembre de 1715 con Manuel s de Matos Alfonso, hijo de Francisco de Matos i Rodríguez y Paula Jiménez Alfonso; nieto d paterno de Felipe de Matos Agraz y Lucana E Rodríguez, y bisnieto de Antonio de Matos z y Brígida de la Candelaria Agraz, progeníto- ! d res de la familia de Matos en Canarias. ! Se- ; gunda vez casó con Juan de Reyna, nacido en Jerez de la Frontera, hijo de Francisco de 5 Reyna y María Gómez, vecinos de Las Palmas 0 / t Antonio José Teodoro, Josefa Tomasa, Bernardo Agustin Miguel, Francisco Antonio Felipe, I Tomasa Petronila, nacido el 21- 03- 1717 n. el 09- 02- 1719 n. el 16- 07- 1720 ( 1. 38, f. 15) ( 1. 18, f. 86) ( 1. 18. f. 141) n. el 21- 08- 1721 ( 1. 18, f. 186) n. el 12- 04- 1723 ( 1. 18, f. 243) Elaboración propia. 24 TOMAS ARIAS MARfN DE CUBAS de conexiones y entronques, que muy probablemente los hay, con los descendientes del doctor Marín de Cubas y de SUS her-manos. Lo que no merece duda es que todos los Cubas actua-les de Gran Canaria descienden de los abuelos de nuestro autor Roclrigu de Cubas y Am Mar- k C~~ LUZI rlt: B& hmcour~, mm-que sabemos que hay Cubas en Gran Canaria, Lanzarote y Te-nerife procedentes de la rama gomera de este apellido. Visua-lizamos la posteridad documentada, hasta los bisnietos, de don Tomás Arias Marín de Cubas ( cuadro III). 111. LA « HISTORIA » Desde que Agustín Millares Torres publicó el tomo 1 de sus Biografías de canarios célebres, en 1871, se divulgó la existen-cia de la Historia de las siete islas de Canaria de don Tomás Arias Marín de Cubas, de la que Millares Torres dijo existían dos versiones, una de 1687, en la casa condal de la Vega Grande de Guadalupe, y otra de 1694, en la biblioteca municipal de Santa Cruz de Tenerife, ésta con letra del siglo XVIII. Ninguna de ambas versiones se ha publicado íntegramente, hasta hoy, aunque sí fragmentos de la de 1694 ‘. Nosotros hemos podido disponer de una fotocopia de una copia cuidadosa de la de 1687 ( que perteneció al doctor don Pedro Hernández Benítez, presbí-tero, párroco de San Juan Bautista, de Telde, hoy existente en El Museo Canario, de Las Pelmas), por c. ortesía de clon Ange. 1 de Juan Casañas, corresponsable de esta edición. De la versión de 1694 hemos manejado el texto preparado para este libro. Una colación de ambas redacciones nos revela que la de 1687 sí fue escrita por Marín de Cubas - él mismo lo dice en nota marginal: « Escribíle año de 1687 » -, pero escrita en el sentido, que tiene el verbo escribir cuando se dice, por ejemplo, que un notario escribió durante treinta años, esto es, puso por escrito hechos administrativos, comerciales, dc últimas voluntades, cte., y protocoló documentos que a este efecto le fueron presenta-dos: a este respecto recordemos que los fedatarios anteriores g Comenzó a imprimirse en El Museo Canario, XI, Las Palmas de Gran Canaria, 1901, páginas 19- 20, 29- 32, 41- 44, 58? 62- 64, 7476, 88- 91, 101- 103, 129- 132, 142- 144 y 151- 152. T~ gnla Ediciones pubhcó el libro primero de la Historia en Santa Cruz de Tenerife, 1984, en transcripción hecha sobre el códice de la Biblioteca Municipal de Santa Cruz de Tenerife por Fran-cisco A. Ossorio Acevedo, 150 páginas. Este libro está transcrito e impreso sin ningún rcqxto. HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 25 al siglo XIX se llamaban precisamente escvibavros. No otro va-lor funcional tiene la versión de 1687, aunque aquí, allí y más allá Marín de Cubas calafateó los textos adunados con añadidos procedentes de lugares diversos, no siempre fáciles de detectar, como puede comprobar quien maneje este códice, constante-mente mechado de notas marginales. Esto, por un lado. Por otro, si comparamos ambos textos, hallamos en seguida que el códice de 1687 no tiene unidad estilística, ni la lengua usada corres-ponde, en general, a la de finales del siglo XVII, sino a la del siglo XVI. Una prueba más de que el códice primitivo lo cons-tituye un conjunto de traslados, con vistas a una redacción pos-terior, la tenemos en que varios de 10s capítulos de 1687 no aparecen en la versión de 1694, por ejemplo los referentes a los maIlorquines que comerciaban con nuestras Islas en el si-glo XIV, el origen de la devoción a la Virgen del Pino, el refe-rente a la Virgen de las Nieves de La Palma, etc. Curiosamente, no eliminó muchas de las fantasías entonces en circulación, algu-nas dclirantcs, como las muy peregrinas relativas a San Avito y su predicación del cristianismo en Canarias, entre otras. Mas la evidencia de que el códice de 1687 es una simple copia la tenemos en que el mismo Marín de Cubas nos lo manifiesta explícitamente al folio 56 del texto de 1687, cuando escribe: « El autor pone esta llegada de JuO Rejón poco después de la muerte de Doramas, pero todos ponen primero la fábrica de la torre, son papeles scritos los más sin registros » . Aquí se ve claramente que « el autor » es el del documento de donde copia. Y más adelante, al folio 59 del códice de 1687, dice: « Daba gra-cias a Dios P” de Vera ver en semejante estado La Conquista, y nosotros deber a quien tantos males nos havia hecho i ten-drian ya fin con su pricion tantos trabajos » . El comentario “ y nosotros deber (= de ver)... » es una intromisión de Marín de Cubas.‘ Por lo demás, las diferencias de ortografía, estilo, estruc-tura y ordenación del material son tan notorias, que Millzires Torres, avezado a la lectura de manuscritos antiguos, pudo afir-mar que el códice de 1687 « Parece una obra diferente » . Apenas es concebible que un hombre ya maduro cambiara de estilo, en sólo cinco o seis años, de manera tan acusada. En resumen: el códice de 1687 es una especie de libro copiador en el que Marín de Cubas fue transcribiendo diferentes documentos, a ve-ces matizados y/ o modificados con postizos emanados de otras fucntcs. 5tY 26 TOMAS ARIAS MARíN DE CUBAS Ya Dominik Josef Wölfel, en su estudio « Los gomeros vendi-dos por Pedro de Vera y doña Beatriz de Bobadilla ( El Museo Cawrio, 1, 1933, página 14), conjeturó que Marin de Cubas ha-bía copiado de un manuscrito que no ha llegado a nosotros, cuando afirmó: « Marín y Cubas . . . tiene detalles que son tan gomeros y de apariencia tan verídica, que nos hace pensar en alguna fuente antigua documental o narrativa, no conocida por otro autor » . Antes, Millares Torres había barruntado lo mismo. Y cuando calca a la letra Le Cunarien es tan fiel, que a la isla de La Palma la llama « isla de las Palmas » , wnnbre antiguo de la misma que se lee en los primeros portulanos, hechos en Gé-nova y Mallorca y que repiten siempre los autores de Le Canu-rien; al parecer, tal nombre le había sido puesto a la Isla por su abundancia en palmas, bien visibles desde el mar. Estos de-talles, que no aparecen en la redacción de 1694, donde, por ejemplo, se habla casi exclusivamente de « la Palma » , confieren un valor especialmente significativo al códice de 1687 sobre la re-daccion definitiva de 1694, con información más rica y precisa en el manuscrito de 1687. Es más: cuando Marín de Cubas se aparta de sus fuentes y escribe por su cuenta, traspasa muchas veces los límites de lo lícito, como cuando, por ejemplo, en el capítulo XVIII del manuscrito de 1694 dice: « Llamaban Tibi-cenes a las apariencias del demonio, que muchas y frecuentes veces de dia y de noche, en forma de perros lanudos y otras aves como pava, gallina con pollos, o becerro.. . » , texto que res-ponde al folio 77 del códice de 1687, donde simplemente pone: « Apareciaseles el demonio muchas y frecuentes veses de dia y de noche en forma de, perros lanudos i otras apariencias llama-das Tibicenas » . La copia de 1687, que toma esta referencia de Pedro Gómez Escudero, es fiel a su fuente, pues Gómez Escu-dero trae: « Muchas i frequentes veses se les aparecia el demo-nio en forma de perro mui grande i lanudo de noche i de dia i en otras varias formas que llamahan TihiGenas » l*. Pero en 1694 Marín de Cubas glosa y amplía, con error gravísimo, eI sintagma las < otras apariencias » , que transforma en « pava, ga-llina con pollos, o becerro » , animales, todos, que no conocie-ron los canarios prehispánicos. Por lo demás, el manuscrito de la conquista que manejó Marín de Cubas terminaba en el 10 Citamos por la transcripcibn de Francisco Morales Padrón, Cana-vias: Crónicas de su conquista, L. as Palmas de Gran Canaria, Excmo. Ayun-tamiento y El Museo Canario, 1978, página 439. HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 27 primer tercio del siglo XVII, con el gobernador Diego de Reyes, el año 1639, antes de nacer Marín de Cubas, mientras que la redacción de 1694 continúa la lista hasta 1691, con don Juan López de Utrera. Esto sin poner mientes en los dislates histó-ricos y etimológicos cn torno al apellido de su amigo Ronqui- 110, al que dedica la Hisfouia. Por ello, a pesar de los desatinos del autor cuando se guía sólo de su propia minerva, se haría un gran servicio a la historiografía canaria si, junto a la pre-sente edición, la Real Sociedad Económica de Amigos del País, de Las Palmas, acometiera la publicación del códice de 1687, hecha con el mismo cuidado filológico con que lo está esta de 1694, precedida de un estudio introductorio relativo al valor de las fuentes cronísticas y de los añadidos de Marín de Cubas. Que para la historiografía canaria disponer de ambos códices, en ediciones responsables y de fácil manejo, es algo muy desea-ble, es cosa que se cae de su propio peso. IV. VALORACIÓN A estas alturas de nuestra exposición, iqué juicio nos me-rece la Historia de Marín de Cubas? Ya aventuraron Millares Torres y Wölfel que Marín de Cubas es un autor de importan-cia superior, en muchos casos, a otros cronistas, para el mejor conoc. imiento de la etnología prehispánica y de la prehistoria - de Canarias. La descripción de muchos hechos, como lo tocan- - tes a la « naturaleza y costumbres de los naturales » , contiene un conjunto de datos específicos de valor único, y para los pri-meros tiempos de la conquista hay descripciones, como por ejem-plo la de la batalla de Guiniguada ( libro segundo, capítulo l), que dan la sensación de estar narradas por quien las vivió. Por ello, si bien el documento no es un elemento intrínseco de la comunidad primitiva, sí cs, cn cl prcscntc caso, un clemcnto de primer orden para conocer múltiples aspectos de las comu-nidades aborígenes. De esta manera, los fósiles culturales que conocemos a través de la arqueología reciben nueva luz y per-miten mejores análisis de los materiales ergológicos conserva-dos, y su mejor valoración. Los elementos del comportamiento humano que no se fosilizan, como la estructura social, el pen-samiento religioso, la organización política, etc., tienen ínsito en estas descripciones un apoyo imponderable. 28 TOMAS ARIAS MARfN DE CUBAS Destaquemos que el bloque etnográfico que presenta la His-toria de Marín de Cubas es mucho mayor que el bloque histó-rico que nos proporciona en la descripción de la conquista pro-piamente tal, pobre y confusa las más de las veces. El conjunto de información acerca de los indígenas nos permite un mejor conocimiento del ámbito prehistórico en aspectos como: a) La información relativa al marco físico donde se desenvuelve la actividad humana, con la posibilidad de encontrar la relación entre el hombre y el medio y así valorar las noticias arqueo-logicas; b) El origen y rasgos físicos de la población; c) La organización del poblamiento y su condicionamiento por el mundo físico, con los tipos de organización de las comunidades indígenas; d) La actividad económica primaria y secundaria, con la descripción del medio y de los sistemas de explotación, transformación y rendimiento; e) La estructura y organización social, con los sistemas de relaciones sociales y de parentesco, organización del trabajo, costumbres, el mundo de las creencias y la actitud de los naturales ante ellas, rituales propiciatorios, agrarios, funerarios, etc.; f) La actitud de los indígenas ante la conquista, la esclavitud, la cristianización, la integración cn la sociedad naciente a través de los repartos de tierra; etc. La Historia de Marm de Cubas, leída críticamente, constituye, pues, una base sólida para el conocimiento del pasado prehispánico de Canarias. Don Tomás Arias Marín de Cubas, sin fundamentqs teóricos de la concepción de la Historia, a dos siglos de la conquista de las Jslas, es. un cronista de segundo grado, pues no conoció, be I,+ SU et auditu, los acontecimientos que narra, como Jean Le Ve-rrier y. Pierre Boutier, autores de Le Caízarien; o como Antonio Sedeño, o. Pedro Gómez Escudero, testigos . presenciales de la con-quista de Gran Canaria; o como Juan de Abréu Galindo, que los llegó a saber por conversaciones in situ con indígenas, a los que llama « antiguos naturales » , contemporáneos de los hechos; vivió, repetimos, a dos siglos de los acontecimientos narrados y un si-glo antes de que sqml gigante de la historia de Canarias que fue José , de Viera y Clavijo ( 1731- 1813) publicara el primer tomo de sus Noticias, en 1772, ya con una concepción moderna de la Historia, es decir, con planteamientos estructurales y supuestos teóricos de la misma, amplia base documental, crítica sistemá-tica de cuanto se había dicho hasta entonces, contraste de fuen-tes alternativas, siempre guiado por la objetividad, la imparcia- HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 29 lidad y la razón: con sus Noticias José de Viera y Clavijo se eri-gió en heraldo preeminente de la historiografía moderna de una región española. Con todo, nuestro don Tomás, como ya hemos dicho, dispuso de documentos que no tuvieron a mano otros autores, redactados en el siglo XVI por contemporáneos de la conquista, ya que muchas de las noticias que nos transmite el códice de 1687 aparecen redactadas en presente real y no en pre-sente histórico lejos de los hechos narrados. De esta manera, cuando copia, Marín de Cubas es siempre interesante; pero cuan-do se despega de los textos que tuvo en presencia, yerra con fre-cuencia. Véase, si no, el capítulo XVIII del libro tercero de la redacción de 1694, que no figura en el códice de 1687, y que, al decir del Dr. Hernández Benítez, « intercala sendos textos de la Sagrada Escritura de una manera tan extraña que nos hace la impresión de haber sido escrito dicho capítulo por un anormal, tan infIuenciado se hallaba nuestro historiador por el ambiente literario y las ideas de su época » . iY este capítulo XVIII está de-dicado, precisamente, a la parroquia de Telde, su ciudad natal! En resumen: don Tomás Arias Marín de Cubas fue el último de nuestros cronistas mayores, con una concepción arcaizante de la Historia, a la manera de los anales clásicos; educado en un ambiente densamente religioso, vivió inmerso en una concepción teleológica de la Historia, y no tuvo capacidad para desembara-zarse de la tradición. Sus fuentes, que no niega, son las crónicas canarias tradicionales, especialmente las más recibidas y vera-ces, como Le Canarien y la de Abréu Galindo, aunque también puso a contribución las de Sedeño, Gómez Escudero y otros. Pe-ro, en la segunda mitad del siglo XVII, esta concepción de la His-toria se había quedado anquilosada e inoperante. Don Tomás Marín de Cubas no supo salvar la dicotomía entre conquistado-res y conquistados; se interesó por los aborígenes a la manera de los cronistas anteriores, esto es, como curiosidad narrativa; hizo relaciones de gobernadores y apenas se preocupó de la Geografía, soporte físico de la Historia: en ninguna parte vemos que se sin-tiera atraído, en serio, por cuestiones económicas, ni por el pro-tagonismo del pueblo. Y, en general, CH don Turnás Arias Marín de Cubas está ausente toda racionalidad, sumergido, como esta-ba, en la tradición de una justificación finalista y religiosa de la Historia, , carente de crítica efectiva alguna, sin importarle ser parcial o imparcial, sino copiar y acumular, sin elaboración pro,- pia, lo que encontraba cn libros y documentos ajenos. 30 TOMAS ARIAS MARfN DE CUBAS Si bien, como dejamos apuntado, la Historia de Marín de Cu-bas, más en su versión de 1687 que en la de 1694, tiene un valor positivo innegable para el mejor conocimiento de las sociedades indígenas, no pasa lo mismo con la historia de la conquista, he-terogénea y con errores de bulto, y siempre, excepto cuando co-pia textualmente, con estilo torpe y redacción confusa. Por ello opinamos que el juicio que la Historia de Marín de Cubas mere-ció al Dr. don Gregorio Chil y Naranjo ( 1 ¿ 331- 1901), en sus Estu-dios, es demasiado halagüeño, pues nos dice que la obra de Marín de Cubas - a quien, no obstante, fustiga en varias ocasiones, por demasiado crédulo ante cualquier clase de hechos imaginarios- « no deja de tener un valor inestimable, ya por la forma que dio a su trabajo, ya por la crítica que frecuentemente emplea, ya por la erudición que manifiesta, ya, en fin, porque habiendo leído a , Escudero y a Sedeño y anotado al último, prueba que comprobó los hechos, examinó las opiniones y estudió monumentos que ya han desaparecido » l1 . A este juicio tan benévolo acaso no sean ajenas las circunstancias de ser ambos medicos, ser ambos com-piladores de documentos para la historia de Canarias y, acaso no lo más mínimo, ser ambos teldenses. En todo caso, es muy de agradecer que la Real Sociedad Eco-nómica de Amigos del País, de Las Palmas, haya patrocinado la edición del manuscrito de 1694; y hacemos votos para que se edite, con la misma munificencia cultural, el códice de 1687, éste en edición crítica y con un buen , estudio cronístico como intro-ducción. La historiografía canaria se vería enriquecida con un documento que, siempre citado y poco o nada leído en su inte-gridad, no debe continuar ausente de nuestro acervo histórico en forma fácilmente asequible. AGRADECIMIENTOS Réstanos sólo agradecer y felicitar a los editores, los lícencia-dos en Letras don Angel de Juan Casañas ( Geografía e Historia) y doña Maria Régulo Rodríguez. ( Filología Semítica), especialmen-te por el cuidado paleográfico y el celo filológico con que han procedido, tan escaso - cuando no falto del todo- en los edito- 11 Gregorio Chil y Naranjo, Estudios históricos, climatológicos y pa-tológicos de Zas Islas Canarias, 1, Las Palmas de Gran Canaria, 1879, pá-ginas 456- 457. HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 31 res de nuestros textos históricos fundamentales, aunque ya em-pieza a cundir el buen criterio, como atestiguan la edición de Le Canarien, por Elías Serra Rafols y Alejandro Cioranescu, y Canarias: Crhicas de su conquista, por Francisco Morales Pa-drón. Y al licenciado en Geografía e Historia, arqueólogo y con-servador de El Museo Canario, don Julio Cuenca Sanabria, por su valiosa contribución relativa a la identificación y ubicación de los yacimientos y topónimos prehispánicos canarios, con ilus-traciones, complemento que avalora y realza grandemente la pre-sente edición. Por último, pero no en último lugar, queremos expresar nuestro agradecimiento más sincero a los dos editores, por haber puesto a nuestra disposición sus pacientes trabajos de prepara-ción del texto, con valiosas informaciones, especialmente a don Angel de Juan Casañas, que nos proporcionó una fotocopia del códice de 1687 y de algunos otros apuntes que pertenecieron al Dr. Hernández Benítez; al licenciado en Derecho y diplomado en Genealogía por el Instituto Salazar y Castro, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, don Miguel Rodríguez Díaz de Quintana, por habernos franqueado su valioso archivo privado, con amplia información tomada de los archivos parroquiales de Telde y del Sagrario Catedral de Las Palmas, del Archivo Histó-rico Provincial y del archivo genealógico del marqués de Acialcá-zar, y a la doctora doña María del Carmen del Arco Aguilar, profesora titular de Prehistoria de la universidad de La Laguna, por sus valiosos comentarios personales relativos al mundo ca-nario prehispánico. Universidad de La Laguna, 1985 JUAN RÉGULO Pfinnz FUENTES X- FUENTES DOCUMENTALES Archivo del marqués de Arialcázar, Las Palmas de Gran Canaria. Archivo parroquial del Sagrario Catedral, hoy en Ia parroquia de San Agustín, Las Palmas de Gran Canaria. Archivo parroquial de Telde ( Gran Canaria). Archivo particular de don Miguel Rodríguez Díaz de Quintana, Las Pal-mas de Gran Canaria. Historia de fas siete islas de Canaria por Thomas Arias Marin de Cubas, versiún de 1687, Las Palmas de Gran Canaria: versi6n de 1694, Santa Cruz de Tenerife. II.- FUENTES BIBLIOGRhFICAS Acuerdos del Cabildo de Tenerife, transcripción, prólogos, notas e índices pal Elías Scl- ra Ràîuls y Lcupoldo di la Rusa Olivw- a, cuatro volúme-nes, La Laguna, Instituto de Estudios Canarios, 1949- 1970. Abréu Galindo! Juan de, Historia de la conquista de las siete islas de Canaria, edición crítica con introducción, notas e índices por Alejan-dro Ciorãnescu, Santa Cruz de Tenerife, Goya Ediciones, 1955. 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RS Palmas de Gran Canaria, 1958, Hernández Benítez, Pedro, “ El doctor don Tomás Marín y Cubas”, en el i; T; A5Falange, Las Palmas de Gran Canana, 25, 26, 27, y 28 de Jubo Hernández Millares, Jorge, “ El hishxiador Marín y Cubas eu la Urliversidad salmantina”, en El Museo Canario, 1, 1933, páginas 144- 146. 3 34 TOMAS ARIAS MARÍN DE CUBAS Le Canarien, crónicas francesas de la conquista por Jean Le Verrier y Pierre Boutier, publicadas a base de los manuscritos con traducción y notas históricas y críticas por Elías Serra y Alejandro Ciorãnescu, tres volúmenes, La Laguna, Instituto de Estudios Canarios, 1959- 1965. Lnbn Cabrera, Manuel, “ Los indígenas canarios y la Inquisiciím”: en Ama-rio de Estudios Atlánticos, 29, Madrid- Las Palmas, 1983, págmas 63- 84. Millares Carlo, Agustín, Ensayo de una bio- bibliografía de escritores na-turales de las Islas Canarias ( sig2os XVI, XVZZ y XVZZI), Madrid, Ti-pografía de Archivos, 1932, páginas 354- 358. Millares Torres, Agustín, Biografías de canarios célebres, completadas con colaboraciones actuales de diversos especialistas,. dos volúmenes, Las Palmas de Gran Canaria, Editora Regional Canana,, 1982. La biograffa de don Tomás Marín de Cubas, en el volumen 1, esta anotada por Agus-tin Millares Carlo. Morales Padrón, Francisco, Canarias: Crónicas de su conquista, Las Pal-m_^ a_ s^ de Gran Canaria, Excmo. Ayuntamiento y El Musco Canario, 1Ylt). Navarro Artiles, Francisco, Teberite. Diccionario de la Zengua aborigen canaria, Las Palmas de Gran Canaria, Editorial Regional Canaria ( Edir-ca), 1981. Nobiliario de Canarias, edición coordinada y corredactada por Juan Régulo Pérez, a base del Nobiliario y blasón de Canarias de Francisco Fernán-dez de Béthencourt, ampliado y puesto al día por una junta de especia-listas, cuatro volúmenes, La Laguna, J. Régulo, 1952- 1967. Sedeño, Antonio, Historia de la conquzsta de la Gran Canaria, según la edición de Francisco Morales Padrón citada en esta bibliografía. Serra Rafols, Elías, Los portugueses en Canauias, La Laguna, Universi-dad, 1941. Serra Ràfols, Elías, Las datas de Tenerife, La Laguna, Instituto de Estu-dios Canarios, 1978. Viera y Clavijo, Joseph de, Noticias de la historia general de las islas de Canaria, cuatro volúmenes, Madrid, Blas Román, 1772- 1783. Wälfel, Dominik Josef, “ Los gomeros vendidos por Pedro de Vera y doña Beatriz de Bobadilla”. en El Museo Canario, 1, Las Palmas de Gran Canaria, 1933, páginas ‘ S- 84. Wölfel, Dominik Josef, Monumenta linguae Canariae. Die kanarischen Sprachdenkmäler. Eine Studie zur Ver- und Frühgeschichte Weipafrikas, Graz ( Austria), Akademische Druck- u. Verlagsanstalt, 1965. FACSIMILES Facsímil de la partida de bautismo de don Tomás Arias Marín de Cubas Archivo de la parro uia de San Juan Evangelista, de Telde ( li% ro 6, folio 63 vuelto) Facsímil de la firma del Facsímil de la firma del licenciado Thomas Marín de Cubas doctor Francisco de Cubas Marín Fa4mil dc la firma del doctor Tomás Marín de Cubas Archivo de Protocolos, Oficio de Pedro Alejandro de Medina, años 1704- 1705, folio 39 vuelto Iglesia del convento de Santa María de La Antigua, Telde Portada del convento de Santa María de La Antigua, Telde - rt C.- - c y -‘ me- -- ..-.- -- -- Farroquia de San Juan Bautista, de Telde, en el siglo XVII Casa natal de: doctor don Tomás Arias Marín de Cubas, Telde HISTORIA DE LA CONQUISTA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA NOTA DE LOS EDITORES El trabajo que aquí presentamos tuvo su origen en el interés de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Pal-mas, y, en especial, de su director, don Diego Cambreleng Mesa, por difundir la obra, insuficientemente conocida, del autor ca-nario Tomás Arias Marin de Cubas, v el objetivo que ROS ha animado a llevarlo a cabo no es otro que el de aportar un texto mas a la historiografía canaria, en la esperanza de contribuir con el a la información ya existente acerca de la conquista de las Tslas, los usos da los ahnrígenes canarins JJ la localización de SUS lugares de habitación. Aunque la Historia de Marin de Cubas consta de tres libros, la- labor de transcripcibn que ofrecemos se limita a los dos pri-meros, ya que el tercero, que abarca temas muy diversos, consis-te en su mayor parte en una mera recopilación de leyendas, ca-rente en absoluto de interés en lo que a la historia de Canarias re refiere. No obstante, a título de curiosidad; , damos el índice de este ‘ tercer libro y un capítulo del mismo, con la ortografía actualizada, en el, apéndice documental. . El - códice del que nos hemos servido para realizar la trans-cripción. es una copia anónima del siglo XVIII, la más prbxima a la época del autor y la más antigua de que se tiene noticia. Al menos nosotros, a pesar de las investigaciones que hemos llevado a cabo, no hemos podido localizar el manuscrito original del au-tor, ni copia alguna anterior a ésta que hemos utilizado. Consiste este texto del siglo XVIII en un manuscrito de 31 por 21, s centímetros, encuadernado en pergamino, que consta de 175 folios de papel de tina, sin numerar, y que se encuentra en la Biblioteca Municipal de Santa Cruz de Tenerife, en cuyo fondo bibliográfico figura con la signatura 11435. En su portada apa-rece un ex libris de Francisco de León Morales y la siguiente dc-dicatoria: KS. B. A. a su amigo F. M. L. » l+ .5t 1 Sabino Berthelot Augier, a SU amigo Francisco María de Luzón. 40 TOMAS ARIAS MARfN DE CUBAS Sobre este manuscrito hemos realizado una transcripción pa-leográfica de los dichos libros primero y segundo, en la que hemos respetado rigurosamente la grafía del original; nos hemos limitado a desarrollar las abreviaturas y dar en cursiva, en la transcripción, las partes suplidas, a fin de ofrecer un texto cuyo valor no sea únicamente histórico, sino también lingüístico. He-mos respetado igualmente la puntuación del manuscrito base, pero conviene indicar que no hemos procedido de la misma ma-nera con respecto a la acentuación, de la cual hemos prescindido en absoluto, puesto que es prácticamente inexistente y casi siempre incorrecta. Debemos hacer constar, asimismo, que el estado del manus-crito utilizado hace innecesaria la abundancia de notas aclarato-rias en lo que a la transcripción se refiere, y que las lecturas se-guras, pero raras o absurdas, aparecen seguidas de la indicación [ sic]. También aparecen señalados en el texto transcrito los prin-cipios de folio en la forma habitual. Una vez realizada la transcripción, hemos cotejado ésta cui-dadosamente con las copias realizadas por Agustín Millares To-rres en 1874 y por Juan Padilla Padilla en 1876, sobre el mismo manuscrito utilizado por nosotros, y hemos constatado que no aparece en ellas ningún error apreciable que afecte al contenido del texto y que únicamente, en algún caso aislado en que la lec-tura podía resultar dudosa, ha sido cambiada alguna letra, sin que por ello, repetimos, se vea alterado el sentido de los hechos relatados. Idénticos resultados hemos obtenido del cotejo con la copia efectuada por Pedro Hernández Benítez en 1946. En estas tres copias la ortografía aparece actualizada, y tanto las dos pri-meras como una fotocopia de la tercera se encuentran en la Bi-blioteca de El Museo Canario ‘. Y, por último, sólo nos queda señalar que al final del texto transcrito damos un índice onomástico ( antropónimos y topóni-mas>, en el que tanto los personajes como los lugares citados en la obra de Marín de Cubas aparecen reseñados con su ortografía actual y con todas las variantes ortográficas con que figuran en el texto. A continuación de este índice ofrecemos un apéndice docu-mental compuesto, además de los dichos capítulos e índice del 2 Las copias realizadas por Padilla Padilla Millares Torres figuran en el fondo bibliográfico de la biblioteca de El id use0 Canario con las signa-turas I- D- III y I- D- l?, respectivamente. La copia realizada por Hernández Benítez carece de srgnatura. HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 41 tercer libro de la obra de Marín de Cubas, por un índice del có-dice de 1687 3 que, según Agustín Millares Carlo asegura en sus notas críticas a la biografía de Marín de Cubas realizada por Agustín Millares Torres *, se conserva en el archivo de la casa condal de la Vega Grande, y del cual hemos tenido acceso a una fotocopia de la copia del mismo, llevada a cabo también por Pedro Hernández Benítez en 1937 y que forma parte, asimismo, del fondo bibliográfico de la biblioteca de El Museo Canario. Completa este apéndice una serie de láminas ilustrativas de las notas en las que Julio Cuenca Sanabria, conservador de El Mu-seo Canario, ha comparado los datos proporcionados por el texto que nos ocupa, acerca de los lugares de habitación de los aborí-genes canarios, con la realidad arqueológica actual de las islas. Para poner fin a estas líneas nos resta reiterar nuestro agrade-cimiento a don Diego Cambreleng Mesa, director de In Real So-ciedad Económica de Amigos del País de Las Palmas, a cuya ini-ciativa personal, como hemos dicho, secundada por los restantes miembros de la Junta Directiva, se debe la aparición Ge este libro, y a dar las gracias de manera especial a don José Miguel Alzola González, presidente del Museo Canario, que, en nombre de dicha Real Sociedad Económica, nos brindó la oportunidad de realizar este trabajo: al doctor don Alfonso Armas Ayala, director de los museos insulares, de quien obtuvimos no sólo las máximas facili-dades para la consulta de los fondos documentales de la bibliote-ca de la Casa de Colón, sino incluso su cooperación personal, sin todo 10 cual nuestra labor se habría visto seriamente diîicult& a; a don Joaquín Blanco Montesdeoca, director del Archivo Histó-rico Provincial de Las Palmas, cuyo asesoramiento, desde el inicio mismo del trabajo, ha sido de inestimable valor para nosotros. Y, por último, queremos hacer patente nuestra gratitud al personal de El Museo Canario por la gentileza con que ha atendido a todas nuestras demandas a lo largo de la realización de este trabajo. Las Palmas de Gran Canaria, 1985 MARÍA RÉGULO RODRÍGUEZ ANGELDE JUAN CASARAS 3 Es parafraseando esta copia, casi literal, de textos de Escudero, Se-deño, Abréu Galindo, cte., como Marín dc Cubas da forma a la considerada redacción definitiva de su obra, que lleva cabo en 1694 y que es de la que aquí ofrecemos la transcripción. CL Agustín Millares Torres: Historia general de 2a. s islas Canarias, tomo X, Las Palmas, 1977- 1982. IIISTORIA DE LAS SIETE YSLAS DE CANARIA Ix. ll POR D. TOMAS ARIAS MARÍN Y CUBAS Prosigue la dedicatoria del libro de la Conquista. Separadas del Orbe, Excelelztisimo Señor imagino el Roma-no ymperio a las yslas Fortunadas, bien alcanso la barbara cos-tumbe de ~ 11s havitedores, Horacio libro epodnn, icl est orationi-bus ornatis ode 16. Nos man& occeanus, circum vagus arva beata Petamus arva divites et Insulas etc, y Marcial, libro epigramon. 10 epigr. 81 lo da a entender en el epitafio que alli hace a su ami-go Avito Stertinio, le repite las gentes remotas las cosas pajisas la tierra fertil1y feliz si esque ai felicidad en miserias ! onde esco-gio el morir. En Roma le dedico el primer libro de sus epigra-wzoyt a Stertinio por ser de antigua nobleza Romana, Español Toledano como el Poeta lo fue de Bilbilis ( Calatayud) en la Pro-vincia Cartaginense Cesar Augustano. Adviertele a Stertinio en la epigravnon 1.” libroo 1.” el primor el punto honorifico de sus obligaciones, refierele las grandezas del Ymperio, hazañas del Ce-sar, Julio, origen de Ascanio hijo de Aeneas de Domiciano que imperaba, y de el Consul Cayo Stertinio que governo a Cerdefía en las guerras de Sicilia con Julio Cesar como dise Tito Libio ab urbe condita. La familia de Avito Stertinio en España oriunda de la Romana en aquel siglo primer sentenario de Xristo fue muy sublime quanto a otra dice Don Juan Thamayo de Bargas marti-rolog. io español en el tomo 1.” libro 1.” dia 3 de las nonas de Henero hablando del misterio deste Santo nuestro Patron en la Ysla de Canaria onde fue martir el año 105 de Xristo a tres de Henero siguiendo el martirologio de Quinto Flavio Dextro Español que 44 TOMAS ARIAS MARfN DE CUBAS escribio por los 400 de Xristo hijo de San Paciano obispo de Bar-celona que murio años 385. A Stertinio de gentil ya Xristiano abrazado como intrepido athelta con el baltheo y estandarte de la cruz, y Presvitero en Roma procuraba Martial reducir y a otros muchos Espanoles, al cieno antiguo del gentilismo mediante Domiciano que influia, co-mo se colige en sus Epigramm del libro 1.” que dedico a Stertenio [ f. 1 v.] extra paginam, volvio dando luz a España y / abrazada antorcha al occeano Athalantico guio a la ceguedad barbara de la Isla Ca-naria que no quedo en tinieblas por extinguir la vida de su Apostol. Quien dixera a Vuestra Señoria que esta su antigua noblezas de los Stertenios, avia de anunciarsele desde esta ysla onde un antiguo predecesor, tronco ylustre de la casa de Vuestra Señovia fue martir Español noble! Como intrepido ylustre como Apostol, discipulo de Santiago, agradescalo Vuestra Señouia a San Avito Stertinio que quiso que un hombre deseoso de inquirir humani-dades hallase lo que es suio de Vuestra Selioria y assi se le imbio desde aqui. Y cpien Dixera a el Romano Ymperio y a su nobleza, que tanto rehuzo dominar las Fortunadas fuera del orbe havitable por so-litarias, que esta perla de sus conchas havia de hallarse en ellas!. Vencio Avito, y en la silla de Sun Pedro coloco en Roma. su Triumpho . Algunos nombres de los Romanos, dice Festo fueron impues-tos por el ministerio 6 dignidad que usaban, como los Flaminios por el Sacerdocio, y de este fueron los Quintos y los Flavios; de este ultimo hace Marcial a Avito Stertenio en el libro 9 y epigra-man epig. 1.” de Templo gentis Flaviae por el numen de la Diosa Julia Venus Abuelo de Julio Ascanio remunerando â Avito pre-mios dignos a la estimacion que havia hecho a su retrato del Poeta y Carolo Sigenio Libe110 de origine gentium romanorum traiendo muchos principios del sobre nombre romano dice que muchos son de las partes del cuerpo humano. Capitones por te-ner gran caveza o por magnitud o formalmente en govierno y juicio. Cincinati, Calvi, Crespi, Rufi, Frontones, Balbi, Belsi, Ru-tili, Albi, Negri, Dentati, Stertinis etc. En cl imperio dc Antonio Pio, año 1.50 dc Xristo, SC mando que España usase de la lengua romana poniendo escuelas como antiguamente y desde aqui se llamo Romance la lengua española, y los terminos latinos se romansearon; de muchos apellidos que HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 45 Ix 21 oi se usan romanos; del verbo latino Sterto Stertis, roncar, en griego y dormir profundamente en latin romanceado es su signi-ficado; Galleno, en el Comento de Hipocrates, define el termino Rhonchus: est somus nasi qui etertendo editur, y su diminutivo Rhonchillus Sterhus, y erl cas~ ellanu es Runyuilh. Aristokles, libro problematum sect. 34, dice que es Stertinio significa / exa-lacion caliente fingida en sueño que arrojamos exalando a modo de la respiracion de alguno generoso bruto. Esta familia por el sobre nombre romano fue de las mas nolles, Tito Liviu, y Diuuisio , y Suekmio lo trae in Galba Dicen que la gente romana es de dos pueblos, Aborigenes y Troianos, ambos se llamaron latinos desde Eneas, los primeros vinieron de Grecia a Italia Denotrio, y Evandro de Arcadia, Pelasgos de Thesalia, Hercules del Pelo poneso; las familias de Roma son de tres gentes, Valeria, Cornelia y Aemilia, de legitima verda-dera honra, y nobleza Promarte nombre diminuto la Pleveia de la gente Claudia de quien fueron los Marcelinos etc. De la Va-leria son los Maximos, Mensalos, Haceos, Levinios, Faltones: de la Cornellia, los Scipiones, Lentulos, Dollabelas, Sullas, Cinnes: de la Emilia, los Mamercinion, Marios, Tqdos, Paullos, Scau-ros, Balbulos. Nasica trae una gran oracion llena de las honras de la gente Cornelia, Festo dice que las familias usaban del sobre nombre derivandose por muchos siglos. Sigonio, en el libro citado dice que la gente Emilia, es de Emilio hijo de Julio Asca-nio Troiano, y de estos Julios son los Flaminios que trageron los Penafes al Lacio, y de esta dice Marcial a Stertinio es la suia y la de Vuestra Sefiovia por tantos siglos derivada. De 1~ s Emilios, Virgilio en las Eneidas, citado por Festo, trae estos versos: Progeniem: sed enim Troiam a sanguine duci Audierat, Tyrias olim qua vertere terras. Hinc populum fate regem bello- que superbum Venturum exidio lybie ( lybie) Eucebio, in cronicis, trae que 432 años antes de la fundacion de Roma fue Troia destruida, y quando vino Eneas à el Lacio; y tienen de aqui principio estas familias, y del Sacerdocio, en Julio Ascanio lo traen Dionicio libro 1.” y Libio libro 1.’ y cn aquel siglo primer centenario de Xristo se reconocio esta familia ser originada de la gente Troiana, y por tantos siglos propagada en las Españas hasta el presente. Dios prospere la de Vuestra Seño- 46 TOMh ARIAS MARÍN DE CUBAS [ f. 2 v. 1 riu que lo/ aseguro por el valedor que tiene de su parte S. Avito Stcrtinio, martir ispañol, Apostol y discipulo del Sefior Santiago qtle ilustrando a Canaria aumento la fee por mas de 600 años, asiste y asistia en su casa qtle es la de V. S., por mui largos siglos en los aumentos que sus altas prendas de V. S. merece. Vale. [ f. 31 / LIBRO PRIMERO COMO FUERON CONQUISTADAS TODAS LAS QUATRO YSLAS DE MENOS FUERZA; PRIMERAMENTE; PRINCIPIO ORIGINARIO QUE TUVO ESTA CONQUISTA. CArITUL 1 Haviendo de escribir sobre este asumpto de la conquista de las siete yslas de Canaria, fundaremos en dos puntos el princi-pio por la claridad de la obra, que consiste en guerra entre Xristianos y Moros en España, Yslas del Mediterraneo y Africa hasta qtle se empeso la de estas YsIas contra sus havitadores barbaros, y los Moros solo a fin de wncervarse en España admi-tian trato de paz en las partes de su Señorio y dominio y por ultimo en España arrinconados en el reino de Granada, des-pues que el Santo Rey Don Fernando 6.” les gano a Cordoba, Ubeda, Sevilla y otras ciudades con animo de extinguirlos de Espkía despues de muchos años de poseerla. El segundo, el Señorio y Principado primero que se dio de estas yslas por investidura del Papa a la Casa de España, y Francia y como despues ha quedado en la de Castilla. Siempre los Africanos y Moros, reselosos de su mador ruina en España, continuavan sus socorros de Africa instandn con embajadas a los Reyes de Aragon, Navarra, Sisilia, Mallorca, Napoles, a que libremente comerciasen moros y Xristianos solo el de Castilh, y SIL su tiempu el Suntu Rey Don Femundo con-fiado en su Seffora y devota la Madre de Dios, despreciaba sus orgullos con el celo de ampliar la fee. Y como sus hijos el Rey Don AIfonzo 10 llamado el Savio, 48 TOMAS ARIAS MARÍN DE CUBAS mas en letras que en el Reino, Don Henrrique disgustado se paso a Berberia y milito en servicio del Rey de Tunes, y Don Nuño de Vera le quiso quitar el Reino tubiessen grandes rebuel-tas, y despues con sus hijos que en vida le quisieron quitar el Reino y sus nietos lo pretendieron, dio que temer a España. Don Henrique volvio de Tunes a Sicilia a cobrar quinientas doblas de oro qtre presto a Carlos de Angou hermano de Sun Luis, que alli reinaba pacificamente ( a que dise el Padre Ma-riana, que lhn Henrique vino mili pobre sin dinero) y no pu-diendo cobrarlas, convoco, como Senador Romano que era, a Principes de Alemania, y España, paua cobrar el Reino de Sici-lia, que era de su Abuelo, y tio, y siendo la victoria por los Sicilianos, y ellos presos fueron llevados a Napoles onde quita-ron a nueve las cavezas y dieron a Don Henrique carzel perpe-tua como lo traen los Anales de Flandes por Manuel Suerio. Asegurado en esta parte el de Sicilia, lo quiso estar de el de Cr. 3 v. 1 Tunes, porque cl prcstamo dcvia / ser suio, y haziendole guerra pazar a Africa se fue a embarcar a Aquesmortues en las Galeras de Genova a cargo del Almirante Ansaldo Doria, que le disuadio por entonses a mas de ser la empresa dificil el Moro tenia pases con los Xristianos qtle vivian muchos en sus tierras, y le ven-dria peligro en sus vidas, y resolviose a ir a socorrer a Th&- maida de Egipto, criada por Baudo Baccar, y fue por los años de 1268, y ia les havia ido mui mal e infelismente en las cosas de Assia perdiendose todo, y Anthiochia, que sin defenza la entro el Soldan. Vuelto a Sicilia Carlos Angou, y con su hermano San Luis de Francia, y Don Theobaldo Rey de Navarra, y Juan Tristan de Francia, Conde de Nevers, y el Cardenal Rodulfo legado del Papa, hazen guerra a los Moros de Berberia, y juntos en per-sona intentan pasar a qualquier puerto con el Almirante Engue-rano Couchy: quedose Carlos defendiendo las costas de Ytalia, y a imbiar socorros contra Tunes, por ser ciudad mui rica y en muchos años no haver sido acometida y estar mui ocupado en guerras contra España el Rey Mira Mamolin Jacob, Abcn Jusepe. Salio San Luis de Mallorca a 1.” de Marzo de 1270, llevo consigo tres hijos, y el maior Phelipe: ganaron la Goleta, pusie-ron el sitio entre Cartago, y Tunes, y a los cinco meses de malas aguas y tempero de la tierra se apesto el exercito xristiano con mucha perdida y el primero de los Principes murio km de Fraricia Tristan fue tocado el de Navarra, murieron el Cá? de- HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 49 nal y Sun Luis que despues fue canonisado por el Papa Boni-facio. Ef. 41 Luego Carlos de Sicilia, savida la muerte de su hermano Sun Luis, hiso pazes con los Pizanos, y con copioso exercito paso a Africa y continuo el citio y el de Tunes por buenos medios se resolvio a estorvarle con animo de venir sobre España capi-tulo treguas por dies años con los Reyes Xrktianos presentes y ausentes que quisiesen tener pases con los Reies de Tunes, y sus aliados de Africa, sin comprehender a el Soldan de Egipto por no hazer agravio a los xristianos de Palestina ni obligarles a que se les hisiese guerra; y que pagara el Rey de Tunes los gastos desta jornada, toda la cantidad en oro sin mescla de otro metal. 1.” Que todos los xristianos que avitaren en todos los Señorios de Africa por el dicho tiempo de dies anos en tractos y comercios, no paguen derechos ni tributos a los Reyes de Africa. 2.” Qtle los cautivos de ambas partes sean libres. 3.” Que los Reyes de Africa se obligan a pagar el antiguo tributo de 40 mil escudos cada ciño a los Reyes de Sicilia. 4.” Concede en Africa y su Señorio libremente el exercicio de su religion a los xristianos. 5.” Y que en la Ciudad de Tunes se hagan dos Monas-terios de Religiosos de Santo Domingo, y de San Francisco. 6.” Y que puedan libremente predicar el Evangelio, y admitir los Moros que quisieren convertirse etc. Libro 8. anuales de Flandes por Manuel Sueirio en la vida de Margarita Constan-tino politana. / El Rey Don Alonzo 10 tambien por sus hijos fue disgustado con alteraciones. El primevo Don Fernando heredero de España que murio en vida de SII Padre, se casn con Madama Blanca hija de Sun Luis Rey de Francia IX, y tuvieron a Don Alonzo, Ynfante de Castilla, qtre se firmo Cerda como su Padre Fernando Guedella, que es lo mismo qtle Cerda, la Madre, y el Hijo st: fueron a Francia, alla fue Monja en las Franciscas de Sun Mar-cello onde vivio con gran exemplo de piedad, murio a 7 de Junio de 1322; el Packe Nicolas Causino, tomo 2. Corte Divina: Su hermuízo menor Don Sancho se levanto con el Reino de España en vida de su Padre, tubo aspera condicion, dieronlc renombre de brabo. En el reinado de Don Sancho; que despues de su Padre Don Alonzo 10 le susedio por el año de 1284, el de Fez intento pasar a España y Don Sancho 4.” vino sobre Tarifa, y la gano; puerto siempre ofensivo contra toda España, y vencio a el Moro en 4 50 TOMAS ARIAS MARIN DE CUBAS batalla nabal: y por este tiempo y siempre en guerras el de 1291. Dice Agustin Justino verbo Canaria, qtte estando surtas en el Estrecho dos Galeras de Theodocio Doria y de Ugolino Vibaldo, desgarraron con recio temporal, y llegaron a las Canarias, y dos religiosos de San Francisco que iban en ellas dieron nuebas en Levante de las costumbres barbaras de sus havitadores y fue-ron las primeras noticias de las yslas, y despues el comerciarles de paz. Luego que en el Reino a Don Sancho 4.“, le sucedio su hijo Don Fernando 4.” por el de 1295 le hiso cruel guerra, y oposicion por el Reino su Primo Don Alonzo de la Cerda, llamado el Des-heredado que vivia en el Castillo de Gibraleon en tiempo de su tio Don Sancho; Dice Velex Foresto Anales de Francia libro 4. capitu2o 58, que Don Alonzo fue Canonigo y Arzediano de Nues-tra Señora de Paris, y despues se caso Madama Masalda Señora de Lunel junto a Beucatre, vino a España tubo dos hijos, Car-los y a Luis; estos Principes Cerdos se recogieron a Francia por el peligro el año de 1298. Reinando en Aragon Don Jaime II, y en Navarra Juan PheZipe sus Tios. Conpusieronse estos Prin-cipes con su tio Don Fernntido IV, de no tener mas que ver ni entender en España el año de 1304. Don Alonzo, y su esposa estan cepultados en Gibraleon en el convevrto de Nuestra Señora del Carmen como Patronos y los primeros Carmelitas que vinis ron a España los trajo de Pariz y alli de Herusalem su Abuelo Sun Luis Don Carlos de España y Cerda murio junto a Paris sin sucecion en servicio del Rey de Francia; fue Conde de An-gouleme; su hermano Don Luis de España y Cerda Conde de Talamont o Claramont se crio en la cassa del Rey de Aragon Don Pedro su tio; fue Principe de las Yslas Fortunadas. Murio el Rey Don Fernando IV en el termino o plazo de 30 dias empla-zado por dos cavalleros hermanos Caravajales mandados de es-peñar de la peña tajada de Martos el año de 1312. Duu Alouzo XI, el Conquistador, tubo de los Moros grandes victorias, y en particular onde ellos pura recobrarse de nuevo [ f. 4 v. 1 en España sacaron del Africe [ sic] todo el esfuerzo posible / y en el año de 1325 su Almirante Alonzo Jufre apreso una gruesa armada de Galeras de Moros en el Estrecho, y el Rey por tierra gano muchos lugares de España, y estimulados los Moros paso a España el Principe de Marruecos Abymeleck o Abul Melyck, el Picazo, señalado en fuerzas como su Padre, entro con grande estruendo y exercito de a pie y a cavallo, y con dies mil lan- HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 51 zas dio la vuelta a robar y ganar tierra por Alcala de los Gan-zules, Xeres, y por tierra de Sevilla entrarse victorioso. Los tres Capitanes Hcrnan Portocarrcro, Juan Alonzo dc la Cerda y Alvaro Peres de Gusman juntaron en Arcos dos mil lanzas, 2500 de a pie, dieron sobre el Moro descuidado en la Vega de Pagana, antes del dia en 30 de Octubre de 1340 y en el rio Patute hallaron la sentinela de 500 de a cavallo qtle luego juie-ron, y a los demas por no poder juir dieron muerte a sangre fria y a otros en el alcanse camino de Algecira, y algunos vivos passaban plasa de muertos arrojados en el suelo entre ellos Abul Melicke, que apartado algo del camino y cansado en une piedra descansando le vio uno de a cavallo de los Xristianos que volvia llegando a el y atxendido por parecerle no estar bien muerto sin conoserle le dio dos lanzadas y paso de largo, y un Moro procuro cargarle a cuestas, y no pudo llevarle, y fuese a dar aviso, y el erido con ansias de muerte, sediento a un arroio se fue arrastrando, y fue hallado muerto junto a un sarsal; esta victoria se gano por aiuda y socorro de la Virgen Maria Nuestra Señora. Savida la muerte en Africa de su Principe y de las costas de Valle Meri, su Padre Abul HaLen, indignado y blasfemo, y en gran manera sobervio contra España, y el nombre xristiano, bramando convoco a los aliados Reyes de Fez, Buxia, Tunes, y el de Granada, con el previno 60 galeras grandes, y en cinco meses passaron el Estrecho a España cien mil lanzas, cinquenta mil peones, con sus mugcrcs, hijos y alajas: El Rey Don Alonzo tenia para dar la batalla y defender el Estrecho dies buenas galeras a cargo de su Almirante Don Pedro Moncada; pidio so-corro a los Principes Xristianos, y su suegro D. Alonso IV de Portugal, que prevenido estaba socorreria a tiempo por la parte que el Moro se determinase por la mar con sus galeras a cargo de su Almirante Carlos Pizano y luego por tierra ambos pusie-ron citio y socorro contra Tarifa: El Papa Clemente VI, luego qtte entro en el Pontificado procuro estorbar esta guerra del Moro, y poniendo pases entre Don Pedro de Aragon y Don Jai-me II Primos y Cuñados casado con Dolía Costanza hermana de Don Pedro IV el qual imbio de socorro a España dies galeras a cargo de Micer Gilio de Vocanegra, y Don Jaime de Mallorca imbio dos galeras. Diose la batalla nabal frontero de Algecira a tiempo, y por tierra, onde el Moro tenia mas de cien mil lanzas y quatrocientos mil de a pie: los Xrktianos se havian 52 TOMAS ARIAS MARIN DE CUBAS Cf. 51 juntado sobre Tarifa catarse mil lanzas y veilzte / y cinco mil peones, lunes dia cinco de Octubre del año de 1343. En el rio Palmones se dio la batalla àl principio fue mui dudosa, y de-clarose la victoria por España. Murieron mas de la mitad de los Moros, juieron a varias partes, murio el Rey de Fez, juieron el de Granada a Marbella, el de Marruecos a Gibraltar desam-parando su real onde los Xristianos matarnn a la Reina Fatima, hermana del de Tunez, y a dos sobrinos suios: gano el Rey Don Alonso a Algecira y Gibraltar, que despues los Moros por trai-cion se levantaron, y hiso tributario al de Granada: fuerun - apre-sadas del de Marruecos, y el de Granada veinte y cinco galeras primero, y despues otras en alcanse qtre juian a Africa. DON LUIS DE LA CEKDA ES EL PKIMEK JTRINCIPE DE LAS CANARIAS CAPITULO II Escarmentados los Moros, como alegre la Xristiandad del castigo y la victoria de unos y otros, la perdidad procurando los aumentos de la fe, la Reina Daña Juana de Napoles que des-pues de su abuelo Roverto en este año de 1343 luego hiso dona-cion del Derecho que dice tenia a la conquista de las Yslas For-tunadas, y era suio por donacion del Papa a su Abuelo, y por ella a su sobrino Don Luis de España y Cerda porque tenia larga noticia de dichas Yslas por un navio suio que las aporto De- lanceloto Mailesol Napolitano estubo en ellas de paz, y trato, y comercio en el año de 1320 y por este tiempo le frequento hasta el presente año de 1344 que el Papa Clemente VT le dio Ia inves-tidura y luego Don Luis imbio armada a ellas. Francisco Petrarca libro 2 de vita silita tract. 6 cap. 3, re-fiere el triumpho y solemne paseo del dia del nombramiento de su principado, y como primero precedio ir a las yslas fortu-nadas una armada de la Republica Jannuense incitada por los Padres del Senado de ella que son de la ysla de Menorca y dieron por nuevas que sus moradores aora son como en el Liempo que 1~ s describe el poeta Horacio Flaco, en sus liras, qzte son amissisimos de soledad tanto como las bestias, sin tener comercio ni trato, mas que las gentes mas remotas de todo el orbe, assi de la yndia, y Oriente como del polo artico, no hallandose otras mas solitarias son vagantes por los campos en compañia de sus ganados por onde quiera qzle ellos quieren apasentarse l, 1 Las noticias que según Marín de Cubas refiere Francisco Petrarca en su libro II de Vita Silita, Tract. 6, cap. III, con respecto a los aborígenes del archipiélago Canario, fueron obtenidas por una expedición enviada 54 TOMAS ARIAS MARIN DE CUBAS Esta tierra dieron por patria mui poco ha a un varon mui noble de la casa de España y Francia por Clemente VI a el qual vimos el dia de su paseo ( en Aviñon) adornado de ceptro y corona Real, y con la mucha lluvia del dia se le desazono su gozo. Y assi [ f. 5 v. 1 se dijo que su Principado se le aguaria a mal fin pues era si-tuado/ fuera del orbe, y no hemos savido quien le aia sucedido a este Príncipe. Geronimo Zurita libro 2 capittrío 1 dise que Don Luis de España y Cerda Conde de Talamont, se crio en la cassa del Rey Don Pedro IV de Aragon, y que en el año de 1345 en las fiestas de Navidad tubo el Rey Don Pedro embajada del Papa Cle-mente VI dos Nuncios, el Arzobispo de Neopatria y Rodulpho Loifera pedian lisencia que Luis Principe de la Fortuna hiciese cierta armada de gente y navios pura la conquista de la Gran Canaria, y de las otras yslas qtte antiguamente se dijeron las fortunadas, cuia conquista le havia dado el Papa: fueron estos embajadores mui bien recividos y hospedados, y dioseles todo lo que pidieron. Por el mismo tiempo vino otro Embajador Moro a Aragon llamado el Alcaide Abenfacen Abencomixa; enviado por Jusepe Rey de Granada, con poder el Rey de Marruecos pura concordar treguas y paz& por algun tiempo, y quedo ajustado por dies años. Dice el mismo Autor qtle un año despues vino a Aragon Don Luis de la Cerda, a vicitar a el Rey Don Pedro, que asistia en Poblete por estar la Reina convaleciente de sierta enfermedad y empeso a tratar de armas, gentes a la empresa de las yslas fortunadas de que el Papa le havia hecho merced y de la costa de la Lybia en el oceano llamado el Reino de Bena Mary a causa de sus moradores hacian sacrificios nefandissimos a sus idolos, fue recivido este principe con grande fiesta, y ade-mas de las galeras de cierto numero que le mando dar le con-cedio que pudiese sacar de la ysla de Cerdeña todas las vitua-llas para esta armada no se ha podido hallar ni saver cl suceso desta empresa, De creer es qtte el Principe Luis decistio por las crueles guerras de Francia y de Ynglaterra, que luego inme-diatamente se dio la batalla onde de ambas partes murieron treinta mil hombres. Esteban Garibai, y el Samaloa libro 14 capitu2o 6 y capittk2o 21 por Menorca. No encontramos estas referencias sobre los aborígnes cana-rios en ninguna de las crónicas e historias consultadas ( Abréu,. Viera, Chil). l3escanncemns igualmente si Francisco Petrarca, en la nhra cHada, apnrta dato alguno sobre las costumbres de los abongenes, tal y como parece desprenderse de la lectura del manuscrito de Marín de Cubas. HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 55 dicen que el Principe Fortuna con esta arma da el no llego a las yslas, y se quedo en Cadiz; lo mismo dicen otros. Galleno de Betencourt, tratado de las navegaciones de Francia en el occea-no; dice que el Principe Fortuna tubo el dominio destas yslas coronandole por Rey el Papa solamente para predicarles la fe: y haviendo llevado armada de Ginoveses y Catalanes la imbio a ellas, y el se ocupo en el servicio del . Rey de Francia, y esta armada llego a la ysla Gomera, quedandole despues la permicion destas yslas a el Rey Don Pedro IV. [ f. 61 Don Luis de España y Cerda Principe Fortuna, Conde Tala-mont, se caso en España con Doña Leonor de Gusman, vezina del Puerto de Santa Maria, tubo por hijos a Don Juan y a Doña Ysabel haviendo llegado de Aragon imbio la armada a las yslas / de Canaria mediante las pases contraidas con el de Marruecos que dice ser suias estas yslas de su Patrimonio real, el paso a Francia y se hallo en la batalla creciaca el año de 1346 que disen los anuales de Flandes, que fue sepulchro de la nobleza de Fran-cia donde murio Don Luis y la viuda Doña Leonor- st: caso con Rodrigo Alvares de Asturias, Señor de Noroña, y uso de su hija Doña Ysabel de la Cerda; y muerta Doña Leonor el Rodrigo se caso con su entenada Doña Ysabel, y ella viuda se casa con Don Bernardo de Bearne hijo del Conde de Foix, que fue el primer Conde dc Medina Celi, y tubieron a Don Gas Conde Bearne y Cerda donde proceden los Duques de Medina Celi. Anales de Flandes por Manuel Sueirio. A Don Juan de la Cerda y Gusman, hijo del Principe Luis, hiso matar el Rey Don Pedro de Castilla el cruel, y a el le mato su hermano bastardo de dos puñaladas mortales: Don Henrri-que II, hijos de Don Alonso XI el año 1369 fue Don Henrique el primer Conde de Trastamara desde el año de 1328 por su padre que hiso los Condados de Lemos y Sarria, fue casado con Dona Juana Visnieta del Ynfante Don Fernando Guedella, Pri-mogenito del Rey Alonso X. Tubo guerra con Portugal y murio Don Henrique de 46 años avenenado despues de dies dias de averse calsado unos borceguies que un capitan Moro le presento entre otras cosas fingiendo venia desterrado por Maxomat, Rey de Granada, que temia mucho el valor de el Rey Don Henrique, qtke aun no se havia asegurado con las paces hechas por Juan Phelipe 1 Rey de Navarra. Sucediole Don Juan 1 su hijo en el Reyno de Castilla y Leon, hiso guerra a Portugal, pidio prestado a el templo de Nmeslrä 56 TOMAS ARIAS MARIN DE CUBAS Señora de Guadalupe quatro mil marcos de plata, y teniendo tres vezes doblado exerc; ito perdio la batalla de Aljubar- roLa, murio de 36 años en Alcala de Henares, caio del cavallo sa-liendo a correr una tarde que havian venido a España los cava-lleros Moros dos hermanos Farfanes famosos en la gineta. En el reinado de su hijo Don Henrique III, el enfermo por ser hipocondriaco, de color palido y enfermiso mucho tiempo que padecio quartanas, se mantuvieron las pazes de xristianos y Moros, y lo mismo en las Yslas de Canaria con los Arago-neses y Mallorquines hasta el ano de 1394 que murio el ultimo Conde de Barcelona y Rey de Aragon Don Martin, sin sucecion, y dos años despues de interregno nombraron por sucesor en la Corona a el Principe de Castilla Don Fernando, que governo el 1412. Dizen los autores, y con ellos Zurita Annales de Ara-gon, que en el año de 1393, tomo 2 libro 20, capitu2o 39, que [ f. 6 v. 1 vinieron a estas yslas gentes de Viscaia y Guipusquoa / y Sevilla y en ellas hicieron grandes robos de gentes, cabras, cebo, cera, cezinas, que todo se vendio para los costos destas guerras, y esto dio codicia para comerciar a ellas, y trajeron a el Rey y Reina de la Ysla de Lanzarote ‘. Don Pedro Lopes de Aiala, en su historia, dice que en tiempo del Rey Don Henrique III en el año de 1393 que gentes de- Sevi-lla, Biscaia y Guipusquoa armaron en Sevilla navios con gente de a pie y a cavallo, y fueron a el descubrimiento de aquellas Yslas en las costas del occeano la Lybia llamada en estos tiem-pos el Reyno de Bena Maryn: fue saqueada la primera de ellas Lanzarote, y tentaron y descubrieron las demas, no traheron riqueza, que jusgaron hallar dc oro, ni plata porqtre cl despojo fue de esclavos, cueros de cabras, sera, cebo, y assi no fueron tan codiciadas despues si los Principes no tubieran el celo de plantar la fee y reducir aquellas gentes a mejor vida. 2 Con respecto a esta expedición Chil y Naranjo señala “ Pero de todos los autores que se han ocupado de esta última expedición ninguno sumi-nistra datos más precisos y da noticias más detalladas que el doctor don Tomás Arias Marín y Cubas.. .” ( tomo 1, p5g. 299). EEectivamentc, Marín de Cubas gs el autor que más datos aporta sobre esta expedición que en 1393, al mando de Gonzalo Pérez Martel, señor de Almonaster, arribó a algunas de las islas del Archipiélago Canario y robó gentes, ganado, cebo y todo cuanto pudieron, siendo Gran Canaria y Lanzarote las islas más saqueadas. De esta última fue de donde se llevaron incluso al rey Guanara-me y a la reina Tingua- Faya. El padre Abréu Galindo también da cuenta de esta expedkih,. annq~~ e ron menns detalles que Marín de Cubas ( Ahr<:. ll Galindo, Historza.. ., Goya ed., 1977, cap. VIII, págs. 43- 44). HALLASE MEMORIA EN LAS YSLAS DE HAVER VENIDO A ELLAS CHRISTI- ANOS CAPITULO III Despues de haver tractado a los ysleños en el tiempo de la conquista, refieren varios acaecimientos de los xristianos que a ellas vinieron, assi de paz, como de guerra: El P. Galindo, Franciscano, en su manuscripto de conquista de las yslas de Canaria, dise que los Gomeros dixeron a Mozen Juan de Be-tencourt lo siguiente: el primero que en una armadas de navios aporto a esta ysla, que vino de paz con mucha y lucida gente, se llamo Ormel Conde de Vren lo bien fuese corupto Ureña o Urgel). Este capitan estubo poco tiempo, asento el tracto y comercio assi en esta ysla como en las demas, aqui dejo un clcr- igo hombre de mui buena vida, que reduju a muchas per-sonas a la fee, y dejando muchos xristianos, y doctrinados en ella murio en la Gomera: Esta armada siguio la via del Norte y no volvio mas ‘. A muchos Gomeros hallo Betencourt que te-nian nombres de Santos: Hernandos, Pedros, Mathiguelos, etc. Y después, como tiempo de 30 años aporto a la Gomera, en el Puerto de Hipare, otra armada de guerra de gente Castellana, su Capitan Hernando de Castro, que entraron la Ysla con arrojo, y resolucion de matar y prender. Salioles al encuentro toda la fuerza de los Gomeros y fueronse retirando los castellanos a una fortaleza de risco onde havia celada de otros Gomeros tiene la entrada angosta, como la salida, y el risco que ataja tiene agujeros onde llaman Argodes, y atravesados palos y maderas, fueron acorralados y citiados los Castellanos, y pactados y sen- 1 Marín copia a Abréu. La autenticidad de esta expedición fue puesta w duda por- Buenavtx~ ura Bonnet y Reverón en su tesis doctoral Las expediciones a Canarias en el siglo XZV, Madrid, 1946. 58 TOMAS ARIAS MARIN DE CUBAS IY. 71 taron pazes, y como amigos tractados con refresco de comida, y ellos les dieron de algunas ropas y armas, y haviendose ido no volvieron mas a la / Gomera 2. De la Ysla de Thenerife en su conquista se supo que Castellanos desembarcando por la parte de Adexe a el Sur, anduvieron a cavallo alanzeando los naturales, y murio un Rey mui valiente medio gigante que se hallo mirlado en una cueba, de quien contaban hazañas llamado el de las lanzadas, callavan el comercio de paz con Aragoneses, que es cierto lo tuvieron con xristianos, pues entre ellos, aunque escondidas y maltratadas , se hallaron ymagenes de Santos. Los canarios dicen, que los primeros xristianos que vinieron a Callar- ia fue que llegaro al puerto de Gando, y plaia a el oriente dos navios que estuvieron surtos un dia, y no vino a la plaia gente de tierra, y al dia siguiente mui de mañana desem-barcaron 18 hombres, y segun dan señas eran dos Padres Augus-tinos, y los navios guiaron hacia el Norte, y en todo el dia no vieron gente qtle jusgaron estar la tierra desierta, y a la prima noche vinieron sobre ellos muchos canarios desnudos armados de piedras y palos, de dos poblaciones que estan frontero del mar Argones y Tyldet, y reconosidos los huespedes que venian de paz, los repartieron o alexaron a diversos dueños por la Ysla; estos enseñaron a los Canarios a labrar palos y piedras con picaderas y cosas enmaderadas grandes. Dicen que tuvieron co-mercio con estos xristianos, que ellos llamaban a todos Mallor-quines por tiempo de 40 años, hasta que falto el tracto por decir los xrktianos en SLIS tierras que los Canarios eran traidores de ley, corazon y por naturaleza infieles, y assi mataron a 13 lMa-llorquines en la Gaete en su cassa llamada Roma y dicen que los Canarios vestidos de la ropa de los xristianos esperaban de otro navio que llego de paz pura matar los que viniessen a tierra, y conosida la traicion les dixeron que presto vendria una armada que se prevendria para castigar sus traiciones, y estos llevaron la nueva a España y a Levante, dicen los Canarios. Tuvieron los Mallorquines en esta ysla de Canaria algunos puertos que savernos de su comer- cio a las ysletas una fuerte cassa de piedra sola mui fuerte, que su pared tenia de ancho yde grandes piedras siete palmos largos y segun los simientos una quadra mui ancha y larga onde oi esta una Hermita de Santa Ca- 2 Con respecto a esta supuesta expedición al mando del capitán Fer-nando , de Castro, ver nota ‘ de Ciorãnescu en las págs. 78- 79 de la historia de Abréu Galindo, edición de 1977. HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE C4NARIA 59 [ l-. 7 v.] thalivza Martir a la parte del sur en el Ganeguin una cueba onde se decia missa que oian los zistianos qtle comerciaban, llamada Santa Agueda, como la Iglesia maior de Sicilia, qtle assi es lla-mada a la parte de poniente a unas poblaciones de Canarios llamada Tirma, y otras de la Aldea de San Nicolas de Tolen-tino onde se decia missa mui serca del mar, una Hermitica mui pequeña la mitad cueba y la otra mitad de piedra, y en la plaia Gaeta llamada assi por los Sicilianos, y su cassa que alli tenian como precidio con una pared de piedra hasta la plaia con saeteras a modo/ de muralla. Serca de aqui tenian los Ca-narios la cassa de las Doncellas o Convento de las Marimagua-das ande tal vez venian los xristianos y dicen que teniendo celos los Canarios procuraban en un convite matar a los Mallorqui-nes, y no pudiendo conseguirlo les armaron traicion de que solo un Canario entrase y suviese en lo alto del fuerte onde todos descuidados con la puerta avierta a la seña dada por el traidor con los pies subieron los demas con cuchillos y executaron la mala intencion; daban otra disculpa de haver muerto a los xris-tianos, dicen qtle en aquellos dias o años les havia sobrevenido en la ysla gran falta de alimentos por no havcr llovido y gran-des enfermedades de que morian muchos, atribuiendo tal cas-tlgo por tener pazes y tractos con xristianos, y tenerlos en su tierra, y quitandolos de ella tendrian, buenos temporales y assi fueron insistidos del Demonio 3. Despues dicen los Canarios de haver comerciado por tiempo casi de 40 años con Mallorquines, Aragoneces y Sicilianos; vie-ron a mediado Junio a tiempo qtbe ellos tenian fiestas y vailes 3 Marín de Cubas sigue a Abréu Galindo en el episodio de la cautivi-dad y posterior muerte de los mallorquines que habían sido apresados en la bahía de Gando. No obstante, el autor introduce en el relato ciertos datos que no hemos podido encontrar en Abréu; estos nuevos datos son: a) La ermita de Santa Agueda en Ganegujn ( nombre < actual de un pe-queíío pueblo de pescadores existente en la desembocadura del barranco de Arguineguin. En dicho pueblo existe una cueva en la que, según la tra-dición, se encontró en SLI interior una imagen de Virgen). Ir) A~ I& I jwtiîica la matanza rlt: loa rnallurquirles por causa5 tales como la hambruna que asolaba la Isla en esta época. A esta causa Marin añade otras como los problemas surgidos entre los mallorquines y las marimaguadas, que como se sabe eran las mujeres sacerdotisas, a las cuales no se podía codiciar, y se castigaba con severísimas penas a quie-nes 10 intentasen. c) Por último,. Marín dc Cubas no cita, al menos en esta parte de su texto, el episodio del ajusticiamiento de los dos sacerdotes que fueron arrojados por la sima de Jinámar, hecho que Abréu reseña detalladamente. 60 TOMk3 ARIAS MARfN DE CUBAS en Galdar y Telde, onde todos los varones estaban ocupados 4, o fuese por el revato de una esquadra de seis navios con dife-rentes divisas en algo a los a los [ sic] primeros de Mallorquines; entre el poniente y el sur jusgandolos enmarados se descuidaron los Canarios, supieron que en el Pueblo de Ganeguin robaron mu-chas mugeres, muchachos y ganados y quanto pudieron, Ilevan-dolo todo a hecho sh irrrpedirnento alguno 5. La armada vino por el oriente rodeando la ysla, y los Canarios por tierra rete-niendolos viniesen a pelea, dieron fondo frontero unos riscos tajados pendientes sobre el mar fortaleza de los gentiles, salie-ron a tierra en una buena plaiasa [ sic], esquadronaron las lanzas onde avia una poblacion a la boca del barranco de Telde, que lla-maron la Pardilla 6, suvieron por el valle de Ginamar en busca de losCanarios que se iban entrando en el bosque de olivos sal-veses o asebuches, y otros arboles, alancearon y mataron a mu-chos en un valle, que oi llaman la Matanza por esta accion ‘. Un Castellano buscando la cenda a el mar por mas breve y mas cercana que por la parte onde havian venido, iendo a pie con espada y rodela cojio la de mano isquierda por unos colla-dos descubrio los navios, y lanchas que a todas partes awdian a recoger gente, dio en la emboscada del risco de las Carigüe-las onde ai grandes agujeros en las toscas ‘, que alli tenian ata-jado el camino sobre el mar en una eminencia de mas de 400 bra-zas de onde se arrojo el Castellano, y sobre su rodela a dos 4 Efectivamente, podría tratarse del Beñesnzen, fiesta anual que cele-braban los aborígenes en la estación del estío cuando hacían la recolección de sus granos. Se desprende por los datos de Marín de Cubas que periódicamente toda la isla se hallaba ocupada en estas fiestas. 5 Se trata de la expedición de 1393, que mandaba el capitán Gonzalo Pérez Martel. Ver nota 2 del capítulo II del lib. 1. 6 El topónimo La Pardilla no lo encontramos citado en ninguna crónica e historia consultada. No obstante, esta localidad existe, y es actualmente un barrio de Telde. Por lo que respecta a la población que según Marín & Cubas existía en la descn> bocadura del barranco de Tolde que llamamos la Pardilla, cabe señalar que en dicho lugar se localizan los restos de un poblado aborigen conocido como la Restinga y Roca-barranco: este poblado estaba formado por al menos treinta estructuras habitacionales de piedra seca, de planta interior cruciforme, así como varios enterramientos tumulares y dos grandes recintos. ’ En el término de Marzagán ( municipio de Las Palmas de Gran Ca-naria) cxistc un barrio cuyo nombre es La Matanza; en sus proxjmidades se localiza un importante complejo de cuevas naturales y artificrales con silos, que constituyeron un poblado aborigen. En este yacimlento se han recogido abundantes restos materiales de la cultura aborigen. 8 Podría tratarse de los silos del Mal Paso, que aun se conservan; este yacimiento fue descubierto y en parte estudiado por Jiménez Sánchez. HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 61 braceadas, dicen los Canarios, se fue a su navio; esta memoria durara muchos siglos, fue mui celebre entre los gentiles seña-lando el modo y arrojo que tenian ellos por victoriosos e im-bencibles a tales hombres, a modo de / los Saguntinos, y es llamado alli el salto del Castellano. Navegaron a el oriente a la ysla de Lanzarote a el Puerto Guanapaio onde havia edificio o cimiento de Castillo o fuerte, que despues Betencourt llamo el Castillo biejo que fabrico Lan-celoto Mailesol, Milanes, que aqui fue escala de Mallorquines salieron a tierra a correrla los xristianos sin hallar persona ni viviente alguno por tode el dias, y serca de noche mandaron saliese por espia ligera, y diese uno la vuelta por la llanada o Dehesa de Guriame lo y bien apartado, y al volverse le parecio habia visto corriendo un gentil esconderse en unas ramas con tanta velosidad como una ave, y siguiendo hacia aquel alcanse presto fue descubierto, y con grande dificultad atropellado, y de el se entendio onde los naturales todos se havian recojido desde que vieron los navios, al dia siguiente fueron obligados a defenderse en los llanos qtre llaman de la Oliva ll, fueron algu-nos muertos y cautivos 160 con el Rey Guanarame, y la Reina Tingua Faia 12, mucho ganado de cabras y cueros, tozinas, ca-brias, cebo que tenian recojido paua comerciar y dieron la vuelta a Sevilla. En este año de 1.393 que los Castellanos vinieron a las yslas havian passado 102 que se tubo noticia de ellas en Levante y lo Francisco Navarro Artiles. en su obra Teberite, apunta: “ Guriame- 1.: ‘ Top. de Fv. : extensa zona del nordeste de la isla’ // Var. : Guriame / j 2.5 ‘ Top. de Fv.: Caserío en la Oliva’ // Var. : Guariame // Dehesa de Guriame iTop. de Lz! // Nota: Quizá sea , error por Fuerteventura // Lla- Ilada de Guriamt; ‘ Top. de LE’ // Nota ; Quisá sea error por Fucrteventura”. Este topónimo no aparece citado por ningún autor ni crónica anterior a Marín de Cubas. De ser cierto lo que apunta Navarro Artiles, el relato de Marín de Cubas habría que trasladarlo a la isla de Fuerteventura. 11 Tampoco aparece este topónimo en la isla de Lanzarote, m cita alguna de autores anteriores a Marín de Cubas. A este respecto ver nota 1, cap. X, tomo 1, pág. 301, de la obra de Chil y Naranjo Estudios... lp Tanto Abréu Galindo ( el autor más antiguo que da los nombres de estos dos personajes - Guanarame y su mujer Tinguefaya-), como Marín de Cubas dan por cierto que eran reyes de Lanzarote. Sin embargo, Viera señala que “ Guanarame, hermano de Tiguafaya, y a la hermosa ICO, que era su hermana y su mujer...“. Entre el , text. o , de Abréu y de Marín de Cubas existen ias siguientes diferencias : a) 160 cautivos en Marín de Cubas y 170 cn AbrEu y Viera. b) Tinguafaia en Marín de Cubas, y Tinguefaya en Abreu. 62 TOMAS ARIAS MARIN DE CUBAS 73 que el Rey de Napoles les comercio, y 47 que imbio a ellas el Principe Luis; y aora esta armada parece fue imbiada por Castilla: concuerdan los que hablan d’esta armada de Caste-llanos que el Capitan fuese Hernando de Castro, quien o como fuese no savemos mas en tiempo del Rey D. Pedro de Castilla antecedente a este mas de 30 años, tubo este Rey una armada contra Aragon su Almirante deste nombre D. FerYzando de Cas-tro en el año 1.365, este era señor de Monforte, Lemos y Sarria y Castroheril, Maiordomo del Rey D. Pedro, hermano de D.” Juana de Castro con quien SP casn repudiada y presa en Burgos la Reyna D.” Blanca. Eran hijos de D. Pedro de Castro y Guerra y de D.” Ysabel Ponce de Leon, viuda de D. Diego Haro señor de Viscaia, nieto del primero D. Diego Haro, y pudiera ser o este ca-vallero u otro deudo o sucesor quien fuese en estas yslas. Demas de haver comerciado los Mallorquines en las yslas tam-bien en las Cortes ( sic) de Africa en cabo de Guer onde llamaron Sta. Cruz de Berberia onde murio un Religioso Augustino y tie-nen su cuerpo entero, y libros, y otras alajas qtre fueron suias, y este vivio en Canaria con exemplo de buena vida asistiendo algu-nos años a los xristianos qzfe vivieron y comerciaron en la ysla. MOSEN JOAN DE BETENCOURT SALE DE FRANCIA PARA LAS CANARIAS Y LLEGA A CADXZ [ f. 8 v. 1 / CAPÍTULO IV Los historiadores desta venida de los Franceses, con variedad assi, Españoles, Ytalianos y Franceses por haver escripto despues de 70 años hablan en diversos tiempos de aquel primero: segui-remos en toda la historia a un Clerigo trances Capellan suio de Mosen Juan que le asistio hasta su muerte de que hizo un trata-do en su lengua imprezo, aunqz* e en el calla algunas causas y motivos que otros declaran. Garivai, historia de España libro 16 capitulo 19 y el Padre Juan de Mariana libro 16 capirulo 14, Gomara historia de las Yn-dias libro 6 capitulo 17 concuerda con Zurita libro 20 capitulo 39 historia de Aragon, y descuerda de los otros.. De los Ytalianos dice Benzoni historia del Nuevo Mundo lo mismo cassi con algu-na diferencia, y que el Rey de Lanzarote se llamaba Bajanor. Pau-lo Juvio, cn sus elogios dise, que Portugueses y Castellanos descu-brieron estas yslas, y las comerciaron. Gonzalo Yllescas, historia Pontifical, dice que el conqsimiento de estas yslas es de mui largo tiempo llamadas Fortunadas hata que vino a conquistarlas Be-tencourt. Gonzalo de Molina, llamado Argote, en la nobleza de Andalucia tracta dcsta materia con variación como los demas. Varroz y Ramnucio, Lucitanos en sus decadas dicen que yngleses primero y despues franceses descubrieron estas yslas, que cami-nando a España se derrotaron a ellas, y en particular a la Ysla de la Madera. Las historias francesas dicen de otra manera y entre si concuerdan en la verdad deste viage de BetencourtV Bignien en su Bibliotheca en el año 1405 y en el de 1407 Velle Fo-resto libro de Cosmografia tomo 2 capitulo 31 y Thebet libro 3 capitulo 9 Andres Favin o Fabian, tractado de los oficios de Fran- 64 TOMAS ARIAS MARIN DE CUBAS cia libro 3 capitulo 8 dicen a una voz que tres gentiles hombres salieron de la Francia en tres navios grandes de guerra, al modo que los antiguos aventureros cavalleros errantes, llamados Jean de Betencourt, Girardo de Monleon y Ethelfe de la Salle, a quien la historia de Betencourt llama Gaiferos o Gadifer de la Sala natural de la Rochela, ‘ y despues a el retorno a Francia de las Yslas de Canavia mando el Rey de Francia a servir a las guerras del pais de Genes el aMo 1409 y mando que ninguno volviese a las yslas de Canaria. Galleno de Betencourt, tractado de las navegaciones del Oc-ceanos, dice despues por el aMo de 1402 Juan de Betencourt gentilhombre normando, por las crueles dicenciones y revueltas de qtre el fue causa en Francia entre el principe de Orleans y el duque de Borgoña con el rey Carlos VI y este con el Austrique ( que es el Emperador de Alemania) y pareciendole no tener se- Cf. 91 gura su persona en la Francia, ni aun en España, / determino con su familia salirse del Reino etc. Del tractado de sus capellanes de Mosen Juan el licenciado Juan Berriel y Fr. Pedro Bontier, franciscano, qtre quedo en ys-las y acompaííaron siempre SC colige lo siguiente. Fue Mesen Juan gentilhombre de Camara del xristianissimo Carlos VI, natural de Normandia, Varon de Betencourt en la Provincia de Caux, tenia su cassa en la gran Vella de Tintorera, lugar suio onde vivia quando tubo las grandes contiendas con su hermano maior Rei-naldos, que le coacionaron a salir del Reino, siendo el primer mo-tor desta empreza de ir a las yslas, paso a la Rochela onde hablo con Gadifert de la Sala y casi le forzo a solicitar gentes, armas y pertrechos: Dexo su hazienda Betencourt en ciertas doblas de oro a renta a un su deudo Roverto de Bracamonte , embarcose en uno de tres navios grandes r/ ue por mas fuerte el escngio, y Gadifert juntos con ochenta hombres de pelea. Salieron del Puerto con viento Nordeste año del Señor de 1402 día primero de Maio, fueron la vuelta de la ysia Bel Isic] de aquella costa de Francia, y de alli a el Cabo Gobe y en la ysla Re, les contrario el viento por la proa y tuvieron otra derrota; y se apartaron los tres navios y solo se habla del de Betencourt que llego a el Puerto de Rivadete, onde estubo ocho dias amotinada la gente, Normandos y Gascones, tirandose chuzos, barras de hie-rro, tablones, desde las gavias, camarote y otras partes; y salien-do armado Gadifert de la camara apaciguarlos le fue arrojado un chuzo que apartandose entro a la camara y se clavo en un HXmRIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 65 cofre, y el biage estubo deshecho, que con maña se volvio a pro-seguir. De Ribadeu fueron a la Coruña alli estaba la armada de Sco-sia a cargo del Conde de Hely, que estaba en tierra con otros Se-flores, el de Razi y Renti, a los quales fue Betencourt a pedirles ciertos pertrechos de una de las tres naves que en sierto parage le havia apresado, disculpado el general con los demas Señores y vuelto Betencourt a su navio, invio recaudo siniestro al Conde de Crefort, almirante, de parte del General pidiendo una lancha grande y anclote que luego lo imbia, y viniendo ciertos Capiiu-nes a vicitarle en buenas chalupas instaron volver a llevarse la lancha y anclote; hubo altercaciones, vozes y demandas con sa-tisfaciones mando Betencourt alsar el navio, y tras el vino una Goleta armada, y puestos ambos a punto de guerra se volvio sin hazer effecto. Siguio el viage por la costa de Portugal y doblan-do el cabo de San Vicente llego a Cadiz, acomodo su familia en cierta posada Betencourt, y el siendo acusado por demanda de los yngleses, Ginoveses y Placentinos, de que era pirata haviendo rovado en tal parage tantos navios, y hecho graves, y hechado [ f. 9 v. 1 a fondo / tres, fue preso en el Puerto de Santa Maria y el navio embargado con todos sus pertrechos; la Señora Madama Maria de Bracamonte siendo de poca hedad y mui hermosa se afligio, y luego dio a conoserse a sus deudos qtce tenia en España, sobri-na que era de Rubi de Bracamonte, qtte caso en Castilla en tiem-po del Rey Don Pedro, con Dotia Ygnes de Mendosa, casa del ynfantasgo; este se hallo en Montiel en la tienda del Condestable de Francia Monsieur Beltran, Claquin, quando D. Henrique ma-lo a su luxmano. Llevado preso a Sevilla Mosen Juan de Betencourt, y reputa-dos por piratas el y los suios, beso la mano al Rey Don Henri-que III y a la Reyna D.” CathaZirza qzne alli se hallaban, y fue vici-tado de los grandes y otros cavalleros con muchos ofrecimkxtos, y luego dado por libre; y puesto silencio a las demandas Y vuelto a Cadiz se le amotino la gente sobre las pagas el dueño del navio Roverto Brumen, el contra maestre Bertin Berneval de Caw Y el Capitan de ynfanteria Remon le nedan marineros y soldados que havian servido sin premio y eran ia muertos, a guerra Y tra-vajos, 27 hombres de 80; acomodolos con algun dinero q= hallo y volvio Betencourt a querer proseguir el viage de las yslas con intencion de robar esclavos pura aiuda de tantos gastos, Y Pro-curo buscar practicos que deste viage le diesen noticias. 66 TOMAS ARIAS MARfN DE CUBAS Hallo algunos Betkcourt, Maestros de navios, qtle en estas ys-las comerciaban aunque de secl- eto porque el Rey D, Henriyue tenía vedado este tracto en paz y en guerra; corrío la vos de que buscaba gente de su nacion para esta empreza, y mas hallara si tuviera mejores pagas, fue citado Betencourt de ir primero qtre otro u otros dos navios españoles a las dos yslas primeras onde se haría con menos ernbaraso el robo de ysleños l l LOS capítulos que Marín de Cubas dedica a la conquista Betancuriana, concretamente del IV al XII del libro 1, ambos inclusive, han sido objeto de un minucioso cotcjo con las versiones conocidas y publicadas en épocas anteriores a la de nuestro autor: nos referimos a los textos B y G, así como al texto de Abréu Galindo. De estos cotejos deducimos que Marín de Cubas tuvo que consultar otro texto sustancialmente distinto a los ya mencionados y referidos de la conquista Betancuriana. Las noticias que aporta nuestro autor sobre este capítulo de la Historia de Canarias, resultan más veraces y acertadas que las del mismo Abréu, de cuya obra se sirve nuestro autor en múlti-ples ocasiones, tal y como el propio Marín señala. iCuál fue entonces la fuente de que se valió Marín para narrar los episodios de la conquista Betancuriana? Según Elías Serra Ràfols, Abréu Galindo fue el único entre los cronisras canarios que tuvo acceso a unä copia del manuscrito de la conquista betancuriana, que Juan V de Betan-cur, a ruego de los Betancores canarios, les envió hacia 1490 ( Elías Serra, 1964). - Pudiera ser que Marín de Cubas llegase a conocer esta copia utilizada por Abréu en su historia; sin embargo, la transcribe o al menos la inter-preta de distinta manera a como lo hace Abréu, tal y como ya indicá-bamos. Cabe entonces pensar que Marín de Cubas consiguió manejar una nueva fuente; para Elías Serra, dicha fuente sería Le Canarien en su primera edición del año 1629- 1630, del que fue autor Pierre Bergeron ( Serr
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Calificación | |
Título y subtítulo | Historia de las siete islas de Canaria |
Autor principal | Arias Marín de Cubas, Tomás |
Autores secundarios | Casañas, Ángel de Juan ; Régulo Rodríguez, María ; Cuenca Sanabria, Julio |
Entidad | Real Sociedad Económica de Amigos del País (Las Palmas de Gran Canaria) |
Tipo de documento | Libro |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria |
Fecha | 1986 |
Páginas | 316 p. |
Materias |
Canarias Historia |
Enlaces relacionados | Documento facilitado por la RSEAPGC: http://www.rseapgc.com/ |
Formato Digital | |
Tamaño de archivo | 14243368 Bytes |
Procedencia | . Biblioteca |
Texto | TOMAS ARIAS MARfN DE CUBAS HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA Edición de ANGEL DE JUAN CASARAS MARÍA REGUL: RODRÍGUEZ Proemio de JUAN REGULO PÉREZ Notas arqueológicas de JULIO CUENCA SANABRIA REAL SOCIEDAD ECONÓMICA DE AMIGOS DEL PAÍS LAS PALMAS DE GRAN CANARIA 1986 Depósito legal : M. 25817 - 1986 I. S. B. N.: 84- 398- 7275- 5 ARTES GRAFICAS CLAVILEÑO, S. A. - PANTOJA, 20 - 28002 MADRID DON TOMAS ARIAS MARfN DE CUBAS: SU AMBIENTE, SU TIEMPO, SU HISTORIA POR JUAN RÉGULO PÉREZ En este proemio a la Historia de las siete islas de Canaria, escrita por don Tomás Arias Marín de Cubas, nos proponemos ofrecer un bosquejo histórico de cómo se formó la sociedad cana-ria hasta mediados del siglo XVII, especialmente la sociedad de Telde, y las circunstancias en torno a Marín de Cubas y su obra, es decir: 1. El ambiente histórico de Ia conquista y colonización de Canarias hasta los tiempos de don Tomás; II. La ascenden-cia familiar, el mundo cultural, la biografía sumaria y la des-cendencia de don Tomás; III. La IIistoria de las siete islas de Canaria en el conjunto de la historiografía regional; IV. Juicio de valor. 1. EL AMBIENTE Las Canarias, que fueron conocidas por Europa en el siglo XIV, pero no ocupadas, recibieron la primera expedición conquista-dora en 1402, al mando de los nobles normando- franceses Jean de Béthencourt y Gadifer de La Salle. Vinieron con la intención de quedarse. Fue el primer intento de colonización europea en el sentido de ocupar un país extraño y vivir sobre él de la expor-tación a Europa de sus productos. Después de una serie de vicisitudes que seria largo enumerar y que no hacen a nuestro caso, Béthencourt se encontró en Lan-zarote, primera isla conquistada, con muy poca gente y en situa-ción harto precaria. Esta circunstancia lo obligó a ir a Sevilla y hacer pleito homenaje a Enrique III de Castilla, quien, en 1403, lo aceptó como vasallo, con el título de señor de Canarias. El duque de Medinasidonia fue su protector, y le proporcionó hom-bres y bastimentos para volver a Lanzarote. Así llegaron a Ca-narias los primeros castellano- andaluces, pues los que habían ve-nido en 1402 eran todos franceses. A partir de 1403, toda la repoblación europea de Canarias se hizo a base de peninsulares, 8 TOMÁS ARIAS MARÍN DE CUBAS especialmente andaluces, pero con contingentes muy significativos de portugueses. En la rivalidad entre Portugal y Castilla por la posesión de las Canarias en el siglo xv, Lanzarote llegó a ser isla portuguesa, con gobernador, moneda, escribanos, etc., de esta nación, aunque no por mucho tiempo. La conquista del Archipié-lago la terminaron los Reyes Católicos en la isla de Tenerife, en 1496. En números redondos, pues, la conquista cgstellnna de las Canarias duró todo el siglo xv. Una vez terminada la conquista, se inició en las Islas la tarea de su repoblación, ya que los indígenas, como conjuntos socia-les organizados, quedaron anulados. Esta repoblación se realizó muy lentamente, porque, a partir del descubrimiento de América, casi coincidente en el tiempo con la conquista de las tres islas realengas de Gran Canaria, La Palma y Tenerife, los castellanos emigraron a Indias, donde tenían más posibilidades para desen-volverse y un vasto mundo, lleno de riquezas, por rendir y ocu-par. En cambio, los portugueses, salvo las islas atlánticas, tam-bién descubiertas y ocupadas en el siglo xv, pero ya repletas de gente, no tenían, por entonces, ninguna colonia de población, pues Brasil fue fundación posterior que no adquiri< j verdadera impor-tancia hasta 1640, cuando Portugal se independizó de España. Así el fuerte de la emigración portuguesa, que no podía ir a Indias, muy vigiladas, vino a Canarias. Su importancia fue tan decisiva, que en algunas parroquias, durante bastantes años y por sacer-dotes diferentes, las partidas sacramentales se asentaron cn por-tugués, por ejemplo en Garafía, isla de La Palma, por más de cuarenta años y por cuatro párrocos consecutivos, desde hacia 1570 hasta alrededor de 1610. En un acuerdo del cabildo de Tenerife de 1502, esto es, seis años después de terminada la conquista de la Isla, se dice q. ue la población de Tenerife estaba constituida por castellanos, pou-tugueses, « de Zas ysZas » ( vale decir, cristianos nacidos en las dos islas primeramente conquistadas: Lanzarote y Fuerteventura), go-meros, canarios ( indígenas nacidos en Gran Canaria) y guanches. En los primeros tiempos hubo un período de grandes intercam-bios de población entre las islas, que va de 1402 a 1520, con intensidad máxima de 1484 a 1506. Desde 1520 hay escaso tra-siego de gente entre las diferentes islas, si bien Lanzarote y Fuer-teventura recibieron contingentes de WZOYOSc, a utivados en las cos-tas de Africa, que las repoblaron de 1470 a 1618, contingentes que luego se fundieron con los demás pobladores y terminaron HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 9 por formar la base de la población actual de Lanzarote y Fuerte-ventura, por lo menos hasta mediados del siglo xx. Sometida la isla de Gran Canaria hacia 1484, derrotados y dis-gregados los indígenas, el obispo don Juan de Frías se aplicó a trasladar la scdc episcopal de Rubicón a Las Palmas. Lo con-siguió; pero el traslado se efectuó sede vacante, en noviembre de 1485, por haber muerto don Juan de Frías poco antes, en Sevilla, adonde había viajado. El permiso para el traslado lo había alcanzado don Fernando Calvetos en 1435; pero la con-quista de Gran Canaria demoró cincuenta años la ejecución del traslado. La catedral canónica se instaló primero en la pequeña iglesia de Santa Ana, hoy ermita de San Antonio Abad, y el edi-ficio propio de la catedral se empezó a construir en 1500, dedi-cada asimismo a Santa Ana desde el 20 de noviembre de 1485. Pacificada Gran Canaria, surgen inmediatamente sus primeras entidades urbanas: Las Palmas, Gáldar, Telde, Arucas, Agaete. Los Reyes Católicos habían autorizado a Pedro de Vera, en 1484, para llevar a cabo el repartimiento de las tierras conquistadas. Pronto, pues, empezó la roturación de las tierras recién adqui-ridas, especialmente de las más feraces y cálidas, junto a las costas; la aclimatación de nuevos cultivos, y el desarrollo de la ganadería. Después de los repartos a los conquistadores prin-cipales, siguió un reparto general, a fin de repollar y explotar los lugares más prometedores de Gran Canaria. Los primeros en trasladarse espontáneamente fueron los hombres y mujeres « de las yslas » , esto es, de Lanzarote y Fuerteventura, donde se había formado una población descendiente de los primeros con-quistadores y de sus uniones con los indígenas, ya que en casi un siglo se había realizado un proceso de asimilación y síntesis, especialmente a través de las mujeres aborígenes, pues los pri-meros conquistadores y pobladores habían venido, en su mayo-ría, sin sus mujeres europeas, 0 solteros. Preocupación constante de los primeros conquistadores y po-bladores, además de la fundamental de enriquecerse con la venta de esclavos y el reparto de las tierras más fertiles, fue la de cristianizar a los indígenas. Al ser éstos de raza blanca y haber adoptado las costumbres europeas, desde bien pronto la mez-cla y confusión de orígenes dio lugar a la formación de una so-ciedad nueva ‘. Una de las usanzas europeas adoptadas por los l Cf. Manuel Lobo Cabrera,. “ Los indígenas canarios y la Inquisición”. en Amario de Estudios Atlántzcos, 29, Madrid- Las Palmas, 1983, páginas 10 TOMAS ARIAS MARíN DE CUBAS naturales al momento de su bautismo fue la de recibir nom-brcs y apellidos a la manera de los europeos, aunque sin fijeza ni regularidad, como entonces se practicaba asimismo entre los cristianos. Tomaban, dicen las crónicas contemporáneas, los nombres de sus padrinos, de sus patrones, de los curas que los bautizaban, de los amos cuando se trataba de esclavos, etc., aun-que también era corriente que añadieran al nombre de bautismo el de sus lugares de origen, a imitación, igualmente, de los cris-tianos 2. No era infrecuente, en aquellos tiempos, que una misma persona constara con un apellido en el bautismo, con otro en el matrimonio y con otro distinto en la partida de defunción. 63- 84, donde sienta documentalmente la asimilación entre canarios pre-hispánicos y europeos, hasta el punto que la Inquisición los admitió en parigualdad de condiclones que los peninsulares en los puestos de mayor responsabilidad espiritual. Como prueba de la aculturación europea de los indígenas, Lobo nos muestra que “ ser descendiente de los antiguos canarios no fue obstáculo para acceder a algún cargo u oficio en el tri-bunal [ de la Inquisición] “. A este respecto nos expone cómo un hijo de guan-ches, Hernando Dlaz de Vera, llegb a doctorarse, a ser arcediano de Tenerife en la catedral de Las Palmas y calificador del Santo Oficio de la Inquisición. No recibían igual trato los moros y judíos, si bien sus descendientes también llegaron a ocupar altos cargos en la administración y en la Iglesia de Canarias. El obispo don Fernando Suárez de Figueroa ( 1533- 1608, que ejer-ció en Canarias de 1588 a 1596) dijo del doctor don Hernando Díaz de Vera que era “ homvre honesto y virtuoso . natural de la isla de Tenerife Y sus padres naturales de la tierra. guanches aue así se llaman . . . de los naturales gentiles”. Por lo demás, & la aculturación literaria de los abc-rígenes nos habla Joaquín Blanco Montesdeoca, Antología de la poesía canaria, 1,. Madrid, Editorial Rueda, 1984, Introducción,. passim, donde se nos dice. mter alia, que el famoso poeta Bartolomé Can- asco de Figueroa ( 1538- 1610) fue bisnielo de una indcgena palmera. 2 Las crónicas nos transmiten numerosos casos de indígenas con nombres euroneos. He aouí. a guisa de eiemnlos. algunos de ellos ( en cursiva el nombre aborigen): A; aimo = H&& ndo Ta: oronte! Adargoka = Alonso de Córdoba, Adjoña = Gaspar Fernández, Aguamule = Fernan-do Negrín, Benejaro = Pedro de los Santos ( padre de Juan de Anaga), Ben-taguaire = Antonio de la Sierra, Chachiñama = Felipa Hernández ( hija del mencey Bencomo y esposa de Asano lmobach = Pedro Alfonso), Gua-darfía = Luis de Guadarfía. Tenesor Semidán = Don Fernando Guanarte- Gukón =’ Francisco Bueno ( casó con Ramagua = Isabel del Castillo), Ja: derag, ua = Pedro de Torres, PeZinor = Don Diego de Adeje, Romén = Juan Gonzalez. etc., etc. Para el significado de estos nombres y las variantes ortográfiicas con que nos los han transmitido las crónicas, ci. Dominik Josef Wölfel, Monumenta Zinguae Canariae, Graz ( Austria), 1965, especial-mente en su Parte V. De muchos de est. os y otros indígenas conocidos hay descendencia hasta nuestros días. a veces con modificaciones gráficas del nombre, como Oramas. Baute. urocedentes de Doramas. Zbaute, por de-glutinación del Prim& elem& o, sentido como romance: d’Óramas, d’Zbaute/ Baute 0 Daute). naralelos a Dum~ iérrezlUm~ iérrez. alternan- ,? I I . I MI cia morfológica que dio orlgen a ambos apellidos oanarlos, hoy cn vigor, según un proceso del que damos noticia en la nota 3. HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 11 Incluso cuando se trataba de primeros personajes, los herma-nos llevaban apellidos distintos, como en el caso, bien ilustra-tivo, de los cinco hijos de Diego de Kerrera y doña Inés Peraza, a saber: 1. Pedro García de Herrera, 2. Fernán Peraza, 3. San-ch dc Her- r- cm, 4. María dt: Ayala, 5. Constanza Sal- miento. De aquí la dificultad para orientarse, cuando se trata de personas correspondientes a estamentos más bajos, donde Ia documen-tación comparativa no abunda. No es de extrañar, pues, que entre los primeros pobladores de Telde ( voz indígena que algunos dictYIl que en la lengua de los aborígenes significaba ‘ lugar fértil’ o ‘ lugar frondoso’) - ade-más de los castellano- andaluces principales, como Hernán García del Castillo y su hijo Cristóbal García del Castillo, conquistadores de Gran Canaria y luego fundadores de la ciudad de Telde y de su iglesia parroquial de San Juan Bautista, progenitores de los condes de la Vega Grande de Guadalupe, y como Gonzalo de Jaraquemada, Pedro de Burgos y varios más de quienes ha-cen mérito las crónicas de la conquista, Juan de Abréu Cíalíndo, Pedro Agustín del Castillo, José de Viera y Clavijo y otros his-toriadores-, aparecieran, desde los comienzos mismos de su fundación, pobladores con los apellidos, adoptados por los indí-genas, de Aday, Béthencourt ( casi siempre ortografiado Betan. cor), Cabrera, Cubas, Mayor, Melián, Mosegue, Perdurno, Um-piérrez ‘, etc., oriundos, sobre todo, de Lanzarote, con algunos de Fuerteventura. Al organizarse en Gran Canaria una sociedad nueva, según el modelo castellano- andaluz, incluso con fuero igual al de algu-nas ciudades béticas, también la educación y la cultura siguie- 3 Un caso típico es el de Rubín Dumpierres, con nombre y apellido de fonética francesa, natural “ de las yslas”, conquistador de Tenerife, uno de los pobladores de Taganana, muy bien heredado en el repartimiento de la Isla, con extensa data en Taganana, más unas doscientas sesenta fanegadas en otros lugares de Tenerife, analfabeto, que vivió de pastar el ganado de sus convecinos, Casado con Isabel Sánchez, dejó descenden-cia en Taganana: Juan Lozano Dumpiérrez, marido de Maria de Santaella; Luis Dumpierres, casado con Catalina de Aday, natural de Telde; Catalina Dumpiérrez, mujer de Pedro López. En Las datas de Tenerife de Elías Serra Ràfols., aparece citado repetidamente con las siguientes ortografias : Rubín Dunplerres ( Data 1.177), Rubín d Unpierres ( D. 1.150), Robín d Un-pierres ( D. 1.614), Rob’n Donpierres ( D. í. 862), Rubín de Unpierres ( D. 1.863) y Ruby Dunpierres ( página 372). Las variaciones ortogrdficas, con mayúsculas iniciales y separación de la 4, son arreglos del editor, de acuer-do con la práctica actual, pues los escrrbanos de comienzos del siglo XVI nn rlintinglhn entrP maylísculaî y minúsculas y unían la d a la vocal siguiente. 12 TOMdS ARIAS MARfN DE CUBAS ron el mismo cauce. No había otras enseñanzas que las impar-tidas en los conventos ( 0 en casas particulares a algunos nobles o a miembros de elevada posición) 4, a base primero de la Gra-mática ( gruwzática, entonces, significaba exclusivamente ‘ latín’) y luego de las Artes, de donde salían para las universidades de las órdenes religiosas en la Península los que pretendían se-guir carreras eclesiásticas, y para las universidades civiles quienes deseaban graduarse en las Artes liberales, ya que en Canarias no hubo universidad hasta el siglo XVIII, y ésta sólo nominalmente, pues la primera universidad civil autónoma de las Islas, establecida en La Laguna, se erigió sólo en 1816. En esta línea, Telde tuvo bien pronto un convento franciscano, bajo la advocación de Santa María de La Antigua ( otra vinculación con Fuerteventura, a través de sus franciscanos), donde se im-partían las enseñanzas entonces vigentes. Aspiración constante de las islas de señorío fue la de pasar a ser realengas, y de las realengas, el no ser enajenadas a señores, sino depender del rey, a través de sus gobernadores. Lanzarote se sublevó dos vecek para sacudir el yugo señorial, en el si-glo xv: pero, en ambas ocasiones, la corona, en virtud de los derechos señoriales dimanantes de la enfeudación de las Cana-rias hecha por Enrique III de Castilla a Juan de Béthencourt, amparó a los señores frente a sus quejosos vasallos. Se com-prende perfectamente, pues, que, al ser incorporadas a Castilla las islas de Gran Canaria, La Palma y Tenerife, la emigración desde Lanzarote y Fuerteventura, con tierras pobres, escasas de agua y con yugo señorial, fuera masiva hacia las nuevas tierras, cálidas, fértiles, con agua y dependientes del rey. Lanzaroteños y majoreros abandonaron en bloque sus islas, llevándose con-sigo ganados y pertenencias, hasta tal punto, que los señores tuvieron que tomar muy serias medidas para evitar el flujo humano hacia Gran Canaria y Tenerife. Pero estas medidas ape-nas sirvieron de nada - la legislación de Castilla amparaba la movilidad de- los súbditos dentro de los territorios de la co-rona-, y los señores hubieron de repoblar ambas islas, desde 4 Los antiguos cabildos tenían preceptor de Gramática (= Latín), pero este cargo, mal pagado, a veces en especie por carencia de liquidez con-tante, se fue degradando hasta hacerse meramente nominal y sin conte-nido; en 1776, el preceptor de Gramática de La Laguna era un negro Ila-mado Juan, sin apellido. Y las enseñanzas parroquiales nunca arraigaron en Canarias, por más que los obispos 1~ s reiteraran en sus sinodales y en otras constituciones. HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 13 1476 hasta 1610, con moros capturados en la vecina costa de Africa. Mas pronto estos nuevos pobladores a la fuerza, al inte-grarse en la sociedad naciente, siguieron el camino de sus pre-decesores y emigraron a su vez hacia las islas con tierras más fructíferas y acngednras. Racialmente este hecho carece de impor-tancia, pues tanto los moros que repoblaron Lanzarote y Fuer-teventura como los naturales prehispánicos, todos procedían de la vecina costa africana, del Africa blanca, y unos y otros, con nombres y apellidos europeos e indígenas, formaron la base de la sociedad isleña, especialmente en Gran Canaria y Tene-rife. En La Palma, sin que faltaran numerosos elementos abo-rígenes, la aportación más importante de fuera de la Isla la constituyeron los portugueses, que en el siglo xv1 eran los pri-meros en número, seguidos de los castellanos y, en menor can-tidad, de gentes de otros orígenes. Taganana, en Tenerife, fue un lugar poblado exclusivamente por lanzaroteños y majoreros; Los Realejos, también en Tenerife, por canarios ( prehispánicos, naturalmente); Garafía, en La Palma, por portugueses, como queda dicho; a Gran Canaria fueron deportados numerosos guan-ches, una vez terminada la conquista de Tenerife, etc. Para dar una idea de cómo se formó la sociedad de las Islas Canarias, ofrecemos aquí una sinopsis general de las migraciones interin-sulares hasta fines del primer cuarto del siglo XVI ( cuadro 1). II. LA FAMILIA La situación histórico- ambiental que dejamos expuesta se re-fleja perfectamente en la genealogía de don Tomás Arias Marín de Cubas, que así se llamó en vida, de acuerdo con la docu-mentación supérstite y la práctica de la época, como luego ve-remos. Nuestro autor vio la luz en Telde, el 28 de noviembre de 1643. Su padre fue el capitán del tercio de Telde, alguacil mayor y familiar del Santo Oficio de la Inquisición Juan Bautista de Cubas Marín, tcldcnsc, y su madre Íñiga de Mclgarejo Villavi-cencio, natural de Las Palmas, segunda esposa de Juan Bautista, hija del capitán Cipión Barata de Ascanio Fazo y de María de Melgarejo. Los padres de Tomás habían casado en Las Palmas el 21 de enero de 1643. Tomás nació, como queda dicho, del segundo matrimonia de . w padre, pues éste había casado antes, 14 TOMÁS ARIAS MARÍN DE CUBAS CUADRO 1 CUADRO GENERAL DE LAS MIGRACIONES Elementos para cada isla del Archipiélago dIIzar- ote . . . . . . .. . Fra1n4c0e2s es Cas1te4l0la3 nos % erteventura . . . Id. 3 Hierro.. . . . . . .. I 1404 1425- 1454 - a Gomera . . . . . . iPortugueses? Desde 1447, lanzaroteños 1484 Zan Canaria . . . Conquista castellana 1492 La Palma.. . . . . ..* Castellanos icanarios? Luego, inmigración general : portu gueses, flamencos, italianos, ju dios, negros, etc. Id. Id. Hasta 1450 Castellanos Después, nada, probablemente I 1487 Castellanos Después, pocos inmigrantes A partir de 1484, inmigración gene ral, con lanzaroteños, majoreros portugueses, italianos, flamencos judíos, negros, etc. 1495 renerife . . . . . . . . . Castellanos Y Luegv carmiios, lanzaroteños, ma “ de las yslas”; joreros, portugueses, gomeros, ju canarios díos, negros, etc. Elaboracióti propia. HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 15 el 13 de diciembre de 1637, en el Sagrario Catedral de Las Pal-mas, con Sebastiana Francisca Hernández Codina, hija de Juan Hernández Muñiz ( por el Hernández oriundo de Miranda de Ebro y por el Muñiz, de Madeira) y de su mujer Catalina Codina Jaraquemada de Adtiy ( por el Codina oriunda de Barcelona; por el Jaraquemada, de Fregenal de la Sierra, y descendiente de indígenas por el Aday). Del primer matrimonio del padre de Tomás nacieron el capitán Rodl- igo de CuLas, casado en Las Palmas en 1666 con Francisca Muñiz Ramos, con posterioridad; y Juan Bautista de Cubas, que casó en Jinámar con María Jeró-nima González, asimismo con descendencia. Entre los parientes más próximos de Tomás Arias Marín de Cubas estuvieron sus tíos los beneficiados de la parroquia de San Juan licenciado Tomás Marín de Cubas, del que acaso tomó el nombre nuestro biografiado, como el beneficiado lo habría tomado de un tío materno suyo que fue escribano de Telde a fines del siglo XVI; y doctor Juan Francisco de Cubas Marín ( así firmó siempre), que sucedió en el b, eneficio a su hermano Tomás, cuando éste pasó a ser párroco del Sagrario Central en 1615 5; el doctor Juan Francisco de Cubas Marín sirvió este beneficio hasta su muerte en 1640. Como vemos, nuestro Tomás se crió en el seno de una fami-lia con tradición humanística, ya que los dos beneficiados y el capitán vivieron juntos en la misma casa paterna, en la ‘ calle de Telde, que por ellos se llamaba entonces de Cubas, según consta en el archivo de su parroquia. Y había la atmósfera de la escribanía de su abuelo. En este ambiente aprendió las pri-meras letras, y quizás los rudimentos de la Gramática, es decir, del Latín. A los trece años, en 1656, ingresó en el estudio que dirigían los franciscanos en el convento de Santa María de La Antigua, en Telde, donde permaneció hasta 1660; aquí hizo tres cursos de Artes ( Stimulas, Lógica, Filosofía). En 1662 lo halla-mos en la universidad de Salamanca, donde en 1663 recibió el 5 Este don Tomás Marín de Cubas, despu& de ser párroco del Sa-grario Catedral de Las Palmas en 1615, pasó a Colombia, donde fue canó-nigo de la catedral de Santa Marta en 1619. Algunos genealogistas, entre ellos Francisco Fernández de Béthencourt? NobiZiario y b2asón de Cana-rias, II, Santa Cruz de Tenerife, 1878, paginas 72- 73, confunden ambos hermanos, el que pasó a AmCrica y el qne mm- ió de beneficiadn en Telde. y hacen a Juan Francisco obispo en Indias; parece más verdad que se trata del canónigo Tomás, que no llegó a obispo. De haber sido obispo, alguna no-ticia, siquiera una anotación en su partida de bautismo, hubiera quedado en T& k. 16 T0M. b ARIAS MARÍN DE CUBAS grado de bachiller en Artes. A los veinte años de su edad terminó los estudios y recibió el grado de doctor en Medicina. Sustituyó, en la cátedra de Astrología, provisionalmente, a su maestro don Antonio Sánchez, catedrático propietario, desde septiembre de 1664 a septiembre de 1665. Terminadas estas tareas universita-rias, se estableció en Salamanca, donde residió diecisiete años y casó con doña Agustina Donato Castañeda ( apellido que a veces aparece en la forma Castañedo). Aquí nacieron sus hijos Andrés, Catalina, Francisca y Tomasa. En 1682, ya viudo, re-gresó a Gran Canaria, con sus hijos, y junto con ellos se fue a vivir a Las Palmas, a casa de su hermana Ana, soltera, con la que permaneció veintidós años, hasta su muerte. En Las Pal-mas se dedicó por completo a su profesión, especialmente en las casas de religiosos de la ciudad. Aficionado a la historia de Canarias, desde joven reunió co-pias de crónicas, noticias curiosas y cuantos datos consideró de interés, pues no olvidemos que en las copias de las cróni-cas de Sedeño y de Gómez Escudero se intitula bachdler, grado que sólo alcanzó en Salamanca, a los veinte años, si no es que consideró sus tres cursos de Artes con los franciscanos telden-ses equivalentes a los de bachiller. Conoció Le Canarien, publi-cado en París en 1630, texto que calcó casi a la letra en el códice de 1687. Millares Torres dice que la traducción fue obra de nuestro autor; pero como en ningún lugar se nos indica que sabía francés, nosotros opinamos que manejaría alguna de las versiones que de Le Canarien se llevaron a cabo en el siglo XVII, acaso la que hizo Servan Grave, francés, residente en La Palma, la más antigua de las conocidas y que circuló en varias copias, algún ejemplar de las cuales ha llegado hasta hoy. Tomás Arias Marín de Cubas conocía bien el latín, requisito indispensable para acceder a una univer- sidad en su tiempo, y así en la Hihforiti hace gala de su erudición en esta lengua. Conoció, copió y anotó a Sedeño y a Gómez Escudero, y se valíó, sobre todo, de Abréu Galindo, con lo que demostró un fino instinto de historiador, pues el libro de Abréu Galindo es, con mucho, el mejor que tenemos - y el más enterado- acerca de la conquista de las Canarias. Así fue perfilando su Historia de las siete islas de Canaria, con copias que reunió en un códice en 1687 y que re-dactó definitivamente en 16W. - Don Tomás Arias Marín de Cubas falleció en su residencia de Las Palmas el 25 de febrero de 1704, bajo testamento otor- CUADRO II Tomás Arias Mark de Cu- & yhcn; or en . . . *.. Alonso Rubio 1 Gaspar Hernández ’ Rodrigo de Cu- Hernández . . . bas, escribano ha Rubia y familiar del Santo Gfkio . . . Catalina Rodrí- 1 Rodrigo de Cubas { Juan Rodríguez de Cubas Juan Bautista de Cubas Ma-guez de Cubas Sebastiana Báez rín, capitán de ( milicias, algua-cil mayor de S. 0. de Tdde Ana Marín Ca- \ brera de Bé-thencourt . . , . . . Tomás Marín go notono... . . . Pedro Núñez Gome Arias Maldonado, María de Arias colegial de Salamanca María Fernández de Vi- Lucas Mosegue llalón Juan Gutiérrez Teresa Hernández Cipión Barata de Luis Ascaño Ascanio Fazo, ca-pitán de MiIicias [ María Melgarejo Elaboración propia. 18 IXJMAS ARIAS MARíN DE CUBAS gado el 20 del mismo mes ante el escribano Pedro Alonso de Medina. Para una mejor comprensión del entramado familiar y visua-lización del conjunto, damos aquí ( cuadro II) el árbol de cos-tados de don Tomás Arias Marín de Cubas, al que añadimos las siguientes notas: 1. En el árbol vemos que la agnación de don Tomás Arias Marín de Cubas se pierde en el matrimonio de Gaspar Hernán-dez y Ana Rubia. Hay indicios para suponer que eran portugue-ses, de los llegados a Telde para beneficiar los cañaverales, pues, en un principio, casi todos los maestros de azúcar que traba-jaron en Canarias procedían de Madeira, isla de importante producción azucarera en el siglo XV. 2. En cuanto a Rodrigo de Cubas, tatarabuelo de nuestro don Tomás, casado con Sebastiana Báez ( de ascendencia por-tuguesa, por su apellido, si no es el de algún indígena que lo había adoptado), podemos decir que su genealogía se confunde entre los numerosos Cubas contemporáneos, dentro de los cua-les seguramente se hallan sus ascendientes, pero a quienes la carencia de documentación fidedigna nos impide filiar. 3. Don Tomás no tomó ningún apellido de su linaje ma-terno, acaso por ser sus abuelos de este costado forasteros. El apellido ARIAS, que usó preferentemente en las dos redacciones de su Histoviu, es el de su bisabuelo Tomás Marín de Arias, quien, el 7 de septiembre de 1562, hizo probanza, en Teguise ( Lanzarote), de ser hijodalgo notorio; a su vez, el bisabuelo de este Tomás Marín de Arias fue Gome Arias Maldonado, portu-gués nacido en Portalegre, colegial de Salamanca y sacristán de San Juan Bautista, de Telde, a partir de 1500, último año del siglo xv, hasta por lo menos 1526; parece. yuf: anduvo por Te-nerife, donde alcanzó repartimiento, pues se le cita al menos en una data ‘ jw Según comunicación personal de don Miguel Ro-dríguez Díaz de Quintana, este Gome Arias Maldonado es ante pasado de José Luján Pérez y de Benito Pérez Galdós. El MARfN lo trae de su abuela Ana Marín Cabrera de Béthencourt, nieta de Francisco Marín, natural de Badajoz, vecino primero de Te-guise y luego de Telde; esta Ana Marín Cabrera de Béthencourt era. indígena de Lanzarote por la línea de su madre, Juana Bo- ? Elías Serra Rafols, Las datas de Tenerife, La Laguna, 1978, página 345, data númel- o 1.785. Este Gome Arias Maldonado viene citado asimis-mo en el Nobiliario de Canarias, II, 703. HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 19 nilla Mosegue; conocemos los padres y abuelos de esta Juana Bonilla Mosegue, donde no aparecen los apellidos Cabrera y Béthencourt, si bien es seguro que le pertenecen, de la misma manera que el Arias le corresponde a nuestro don Tomás, pues era costumbre de la época tomar apellidos de antepasados de dos o tres generaciones. En el tomo III del Nobiliario de Ca-rzarias, páginas 604 a 607, aparecen frecuentemente estos ape-llidos, mezclados incluso entre hermanos, seguramente, dada la libertad de elección que entonces existía, para distinguirse unos de otros. Levantar una genealogía con rigor es imposible, por la carencia de archivos parroquiales, que no se llevaron regu-larmente sino a partir del concilio de Trento; por ello debemos ayudarnos con probanzas de hidalguía, expedientes de familia-turas del Santo Oficio, genealogías privadas, etc. En fin, el Cu- BAS le viene a don Tomás por parte de su abuelo paterno Ro-drigo de Cubas, escribano, natural de Telde, quien hizo pruebas para familiar del Santo Oficio, en las que consta que toda su ascendencia materna era de origen indígena de Lanzarote, esto es, descendiente de aborígenes prehispánicos. Este Rodrigo de Cubas era nieto de otro Rodrigo de Cubas, poblador de Telde ‘. ‘ I Hay una rama gomera de Cubas, que arranca de María de Cubas Béthencourt, primera persona dc este apellido en La Gomera, o fines del siglo XVI. El cronista oficial de La Gomera don Luis Fernández Pérez levantó una buena genealogía de estos Cubas, que hemos tenido a la vista y de la que aparece un resumen en el Nobiliario de Canarias, II, 1004- 1011. De esta íamina gomera procede, entre otros, don Gabriel de Cubas y Fernández, licenciado en Medicina por la universidad de La Ha-bana, diputado a Cortes! abuelo de don Gabriel Arias- Salgado y de Cubas ( 3904- 1963, primer mimstrn ecp+ íol de Tnfnrmxih y Turismo. En el estado actual de la investigación, ‘ no es posible precisar si María de Cu-bas Bethencourt, de muy probable ascendencia indígena por sus dos ape-llidos, es originaria de los Cubas de Telde o de los Cubas de Lanzarote, lugares ambus domle estos nomlxes de familia se ciuzan frecuentemente ( cf. el Nobiliario de Canarias, III, 634, donde el Martín debe leerse Ma-rin), por las mismas fechas. Uno de los miembros ade esta familia, don Luis Cayetano de Cubas v Unzana, está inhumado en su sepulcro familiar, con lápida de mármol blasonada, en el presbiterio de la parroquia de la Contención de Santa Cruz de Tenerife. Su escudo: partido, 1. P un brazo salienie del lado siniestro sosteniendo una antorchaf debajó dos coronas abiertas cn palo; 2. e CN jefe tres ftores de lis, debajo UN castillo y delante de su puerta un roble con dos lebreles atados a ambos lados, que es el que usó esta rama gomera, no se compadece con el atribuido a esta fami-lia canaria por el heraldista Lino Chaparro dIAcosta, Heráldica de los apellidos canarios, 1, Las Palmas de Gran Canaria, 1979, pagina 138, to-mado de armoriales peninsulares, sin que este autor, extremeño, llegara . a comprender que Cubas, en Canarias, representa una realidad distinta y autónomá. 20 TOMAS ARIAS MARÍN DE CUBAS . En cuanto a los apellidos de nuestro autor, ha extrañado a algunos que en su Historia aparezca con los de Arias Marín y Cubas; a este respecto Joaquín Artiles Santana e Ignacio Quin-tana Marrero, en su Historia de la Ziferatwa canaria, página 53, dicen: « La costumbre . . . de cambiar o anteponer los apellidos dio en que nuestro historiador se apellidase Marín y Cubas, cuando la correspondía Cubas Melgarejo. También aparece en la portada de la copia de su manuscrito: Tomás Arias Marín y Cubas, que hay que interpretar como un error del copista, ya que con cl aditamento Arias no aparece cn ningún documento más... » , en lo que ambos tratadistas siguen al doctor Hernán-dez Benítez y a otros. Parece que estos autores ignoraron las prácticas del tiempo en que vivió Tomás, o prescindieron de ellas, y así yerran al juzgar con las normas de hogaño las rea-lidades de antaño, pues, de aplicársele rigurosamente el uso ac-tual, nuestro historiador hubiera debido llamarse Tomás Her-nández Barata de Ascanio, ya que Melgarejo tampoco es el apelli-do de su abuelo materno, sino el de su abuela. Con todo, como de-jamos dicho, don Tomás supo escoger sus apellidos más ilustres: tirias, de un portugués colegial de Salamanca; Mar&, de un pacen-se con probanza de hidalguía, y Cubas, gentilicio de fonética cas-tellana y portuguesa que lo entroncaba, ancestralmente, con nu-merosos nativos autóctonos de Lanzarote y Fuerteventura. Por lo demás, nuestro médico, lo mismo que sus antepasados y parientes contemporáneos, todos antepusieron la preposición de a Su gentilicio Cubas; para don Tomás así consta en los docu-mentos publicados de sus estudios salmantinos, en el códice de 1687. en su testamento y en su partida de entierro. Millares Torres dice haber leído la firma de su testamento donde consta Marín y Cubas; pero el estado actual de conservación del pro-tocolo no permite ver si lo que hay antes de Cubas cs dc u otra grafía. Sin embargo, en una copia del testamento hecha por Francisco J. de León y Joven ( 1836- 1883), buen genealogista, ex-perto en lectura de protocolos, se pone como firma « Dn. Tomas Marin de Cubas » ‘. La y, generalizada a partir de la copia del 8 A la vista de la firma de don Tomás en su testamento, nosotros leemos “ D Thomas Marin [...] Cubas”. Esta D puede significar tanto don como doctor. Nos inclinamos por considerar que significa don, título en-tonces muy preciado y distintivo. Los primeros documentos de la univer-sidad de Salamanca referentes a nuestro autor lo llaman simplemente Tomás; pero’desde que adquirió el doctorado pasó a ser don Top~% s. La copia de1 testamento de don Tomás Marín de Cubas, hecha por Francisco J. de León y Joven, consta impresa apud Historia de la conquista de Gran HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 21 códice de 1694, debe de ser una alteración del copista del si-glo XVIII, sin apoyo coetáneo alguno y carente de Iógica, pues, al ser ambos apellidos los de su padre, no hay justificación para el nexo conjuntivo y, sí para el nexo prepositivo de, propio de un gentilicio compuesto. Que sepamos, el Arias lo usó nuestro autor sólo en su obra literaria, acaso como homenaje a sus parientes humanistas, po-siblemente influido por prácticas semejantes que habría visto en su universidad de Salamanca. Don Tumás Arias Marín dtj Cubas perteneció al estamento social que hoy llamamos clase media, al ser hijo de un capitán de milicias y alguacil del Santo Oficio; nieto de un escribano ( oficio, éste, el de escribano, entonces considerado trabajo me-tánico, como el de tejedor, carpintero, etc.), y bisnieto de un hidalgo notorio, amén de ser sobrino de dos beneficiados, con casa propia en la ciudad. Todo esto indica cierto relieve social en el ambiente teldense del siglo XVII. Por lo demás, no aparece ningún miembro de la familia como terrateniente conocido, ni en los testamentos aparecen otros bienes raíces que la casa solar de Telcl e ( ena j ena d a por dnña Ana de Cubas, hermana del mé-dico, en 1728) y algunas propiedades agrarias sin importancia. ( Quedan actualmente descendientes del doctor Marín de Cu-bas? Nuestras indagaciones, al orientarse, en lo fundamental, hacia cl ambicntc socio- cultural en que vivió el facultativo, hacia su familia histórica y coeva y hacia el significado de su Historia, no se ha encaminado especialmente a esta . parte. Pero es - muy probable que haya hoy personas que puedan entron-carse con esta familia, bien a través de la descendencia del pro-pio don Tomás, bien por medio de la de sus hermanos del pri-mer matrimonio de su padre, del que atrás hemos hecho mé- Canaria por el cupelldn y licenciudo Psdro Gúrrrez Escuder- o, c. dición al cuidado de Dacio V. Darias y Padrón, Gáldar, Tip. El Norte, 1936, páginas 91- 94, en un libro hecho sin ningún respeto. A continuación damos la par-tida de entierro del historiador, transcrita por el mismo Francisco J? vier de León, que se halla en la págma 91 del libro citado, por estar poco dwul-gada: “ El Dr. Dn. Tomás Marín de Cubas, médico de esta ciudad, fue sepultado en la Iglesia de Santo Domingo el día 25 de Febrero de 1704; hizo su testamento en 20 de dicho mes y año antc Pedro Alejandro de Me-dina, escribano público de esta ciudad de Las Palmas.” Visto que el CO-pista del testamento puso Tomás donde claramente se lee Thomas, y Dn. donde ~ 610 se ve D, no garantizamos la corrección paleográfica, aunque el sentido no ofrece duda alguna. 22 TOMkS ARIAS MARÍN DB CUBAS rito y del que hemos citado a dos de sus hijos que alcanzaron posteridad. En cuanto al mismo don Tomás Marín de Cubas, tenemos constancia documental de que tuvo por lo menos tres hermanas: Sebastiana María, Ana y Cecilia de Cubas, de quie-nes no quedó descendencia, pues en sus respectivas partidas de defunción se dice que al morir eran « de estado honesto » . Pero hubo una hija del doctor Marín dc Cubas, Tomasa Ma-ría de Cubas y Castañedo, nacida en Salamanca y muerta en Las Palmas, que casó el 27 de febrero de 1695, en el Sagrario Catedral ( libro 5, folio 32), con Francisco Correa de Béthencourt, procurador de causas de la Real Audiencia de Canarias, hijo de Gaspar Martín Correa y María Pérez de Béthencourt, veci-nos de la calle de San Francisco. No nombra a esta hija en su testamento don Tomás Marín de Cubas, acaso por haber pre-muerto a su padre, pues la última hija de doña Tomasa María nació en 1698, seis años antes de haber testado su padre y cuando doña Tomasa no podría pasar de los treinta años. El matrimonio de Tomasa María y Francisco Correa tuvo, por lo menos, tres hijos: Antonio Tomás, nacido el 10 de julio de 1695 ( libro 16, folio 5); Petronila María, nacida el 1 de noviembre de 1696 ( 1. 16, f. 46), y Mariana Marín de Cubas de Béthen-court, nacida en Las Palmas, como sus dos hermanos anterio-res, el 12 de febrero de 16YB ( 1. 16, f. 92) y, como ellos, bauti-zada en el Sagrario Catedral. Esta Mariana Marín de Cubas casó en el Sagrario Catedral, el 8 de diciembre de 1715, con Manuel de Matos Alfonso, hijo de Francisco de Matos Rodríguez y de Paula Jiménez Alfonso; nieto de Felipe de Matos Agraz y de Luciana Rodrfguez, y bisnieto de Antonio dt: Malos y Brígida de la Candelaria Agraz, tronco de la ilustre familia de Matos en Canarias, según consta en el Nobiliario de Canarias, III, 783. Doña Mariana Marín de Cubas casó por segunda vez, también en la Catedral, el 2 de mayo de 1743 ( libro 7, partida 1.161), con Juan de Reynn, natural de Jerez de la Frontera, hijo de Francisco de Reyna y María Gómez, vecinos de Las Palmas. Del primer matrimonio nacieron al menos cinco hijos: Antonio José Teodoro, el 21 de marzo de 1717 ( libro 18, folio 15); Josefa Tomasa, el 9 de febrero de 1719 ( 1. 18, f. 86); Bernardo Agus-tín, el 16 de julio de 1720 ( 1. 18, f. 141): Francisco Antonio Fe-lipe, el 21 de agosto de 1721 ( 1. 18, f. 186); y Tomasa Petronila, el 2 de abril de 1723 ( 1. 18, f. 243). Dejamos a los investigadores interesados en cuestiones de linajes y ascendencias la busqueda CUADRO III Tomas Arias Marín de Cubas, nacido en Telde, muerto en Las Palmas, casó en Salamanca con Agustina de Castañeda ( a veces apellidada Castañedo) I ; Tomasa Marta Marín de Cubas Castañeda, nacida en Salamanca, muerta en Las Palmas, s casó en el Sagrario Catedral de Las Palmas d ( libro 5, folio 32) con Francisco Correa de õ” Béthencourt, procurador de causas de la Real Audiencia de Canarias, hijo de Gaspar i Martín Correa y María López de Béthencourt I t 1 l l 5 Antonio Tomás, I Petronila María, Mariana María Marín de Cubas Béthencourt, nacido el 10 de nacida el 1 de nacida en Las Palmas el 12 de febrero de julio de 1695 ( li- noviembre de 1698 ( 1. 16, f. 92), casada en el Sagrario Ca-bro 16, folio 5) 1696 ( 1. 16, f. 46) tedral el 8 de diciembre de 1715 con Manuel s de Matos Alfonso, hijo de Francisco de Matos i Rodríguez y Paula Jiménez Alfonso; nieto d paterno de Felipe de Matos Agraz y Lucana E Rodríguez, y bisnieto de Antonio de Matos z y Brígida de la Candelaria Agraz, progeníto- ! d res de la familia de Matos en Canarias. ! Se- ; gunda vez casó con Juan de Reyna, nacido en Jerez de la Frontera, hijo de Francisco de 5 Reyna y María Gómez, vecinos de Las Palmas 0 / t Antonio José Teodoro, Josefa Tomasa, Bernardo Agustin Miguel, Francisco Antonio Felipe, I Tomasa Petronila, nacido el 21- 03- 1717 n. el 09- 02- 1719 n. el 16- 07- 1720 ( 1. 38, f. 15) ( 1. 18, f. 86) ( 1. 18. f. 141) n. el 21- 08- 1721 ( 1. 18, f. 186) n. el 12- 04- 1723 ( 1. 18, f. 243) Elaboración propia. 24 TOMAS ARIAS MARfN DE CUBAS de conexiones y entronques, que muy probablemente los hay, con los descendientes del doctor Marín de Cubas y de SUS her-manos. Lo que no merece duda es que todos los Cubas actua-les de Gran Canaria descienden de los abuelos de nuestro autor Roclrigu de Cubas y Am Mar- k C~~ LUZI rlt: B& hmcour~, mm-que sabemos que hay Cubas en Gran Canaria, Lanzarote y Te-nerife procedentes de la rama gomera de este apellido. Visua-lizamos la posteridad documentada, hasta los bisnietos, de don Tomás Arias Marín de Cubas ( cuadro III). 111. LA « HISTORIA » Desde que Agustín Millares Torres publicó el tomo 1 de sus Biografías de canarios célebres, en 1871, se divulgó la existen-cia de la Historia de las siete islas de Canaria de don Tomás Arias Marín de Cubas, de la que Millares Torres dijo existían dos versiones, una de 1687, en la casa condal de la Vega Grande de Guadalupe, y otra de 1694, en la biblioteca municipal de Santa Cruz de Tenerife, ésta con letra del siglo XVIII. Ninguna de ambas versiones se ha publicado íntegramente, hasta hoy, aunque sí fragmentos de la de 1694 ‘. Nosotros hemos podido disponer de una fotocopia de una copia cuidadosa de la de 1687 ( que perteneció al doctor don Pedro Hernández Benítez, presbí-tero, párroco de San Juan Bautista, de Telde, hoy existente en El Museo Canario, de Las Pelmas), por c. ortesía de clon Ange. 1 de Juan Casañas, corresponsable de esta edición. De la versión de 1694 hemos manejado el texto preparado para este libro. Una colación de ambas redacciones nos revela que la de 1687 sí fue escrita por Marín de Cubas - él mismo lo dice en nota marginal: « Escribíle año de 1687 » -, pero escrita en el sentido, que tiene el verbo escribir cuando se dice, por ejemplo, que un notario escribió durante treinta años, esto es, puso por escrito hechos administrativos, comerciales, dc últimas voluntades, cte., y protocoló documentos que a este efecto le fueron presenta-dos: a este respecto recordemos que los fedatarios anteriores g Comenzó a imprimirse en El Museo Canario, XI, Las Palmas de Gran Canaria, 1901, páginas 19- 20, 29- 32, 41- 44, 58? 62- 64, 7476, 88- 91, 101- 103, 129- 132, 142- 144 y 151- 152. T~ gnla Ediciones pubhcó el libro primero de la Historia en Santa Cruz de Tenerife, 1984, en transcripción hecha sobre el códice de la Biblioteca Municipal de Santa Cruz de Tenerife por Fran-cisco A. Ossorio Acevedo, 150 páginas. Este libro está transcrito e impreso sin ningún rcqxto. HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 25 al siglo XIX se llamaban precisamente escvibavros. No otro va-lor funcional tiene la versión de 1687, aunque aquí, allí y más allá Marín de Cubas calafateó los textos adunados con añadidos procedentes de lugares diversos, no siempre fáciles de detectar, como puede comprobar quien maneje este códice, constante-mente mechado de notas marginales. Esto, por un lado. Por otro, si comparamos ambos textos, hallamos en seguida que el códice de 1687 no tiene unidad estilística, ni la lengua usada corres-ponde, en general, a la de finales del siglo XVII, sino a la del siglo XVI. Una prueba más de que el códice primitivo lo cons-tituye un conjunto de traslados, con vistas a una redacción pos-terior, la tenemos en que varios de 10s capítulos de 1687 no aparecen en la versión de 1694, por ejemplo los referentes a los maIlorquines que comerciaban con nuestras Islas en el si-glo XIV, el origen de la devoción a la Virgen del Pino, el refe-rente a la Virgen de las Nieves de La Palma, etc. Curiosamente, no eliminó muchas de las fantasías entonces en circulación, algu-nas dclirantcs, como las muy peregrinas relativas a San Avito y su predicación del cristianismo en Canarias, entre otras. Mas la evidencia de que el códice de 1687 es una simple copia la tenemos en que el mismo Marín de Cubas nos lo manifiesta explícitamente al folio 56 del texto de 1687, cuando escribe: « El autor pone esta llegada de JuO Rejón poco después de la muerte de Doramas, pero todos ponen primero la fábrica de la torre, son papeles scritos los más sin registros » . Aquí se ve claramente que « el autor » es el del documento de donde copia. Y más adelante, al folio 59 del códice de 1687, dice: « Daba gra-cias a Dios P” de Vera ver en semejante estado La Conquista, y nosotros deber a quien tantos males nos havia hecho i ten-drian ya fin con su pricion tantos trabajos » . El comentario “ y nosotros deber (= de ver)... » es una intromisión de Marín de Cubas.‘ Por lo demás, las diferencias de ortografía, estilo, estruc-tura y ordenación del material son tan notorias, que Millzires Torres, avezado a la lectura de manuscritos antiguos, pudo afir-mar que el códice de 1687 « Parece una obra diferente » . Apenas es concebible que un hombre ya maduro cambiara de estilo, en sólo cinco o seis años, de manera tan acusada. En resumen: el códice de 1687 es una especie de libro copiador en el que Marín de Cubas fue transcribiendo diferentes documentos, a ve-ces matizados y/ o modificados con postizos emanados de otras fucntcs. 5tY 26 TOMAS ARIAS MARíN DE CUBAS Ya Dominik Josef Wölfel, en su estudio « Los gomeros vendi-dos por Pedro de Vera y doña Beatriz de Bobadilla ( El Museo Cawrio, 1, 1933, página 14), conjeturó que Marin de Cubas ha-bía copiado de un manuscrito que no ha llegado a nosotros, cuando afirmó: « Marín y Cubas . . . tiene detalles que son tan gomeros y de apariencia tan verídica, que nos hace pensar en alguna fuente antigua documental o narrativa, no conocida por otro autor » . Antes, Millares Torres había barruntado lo mismo. Y cuando calca a la letra Le Cunarien es tan fiel, que a la isla de La Palma la llama « isla de las Palmas » , wnnbre antiguo de la misma que se lee en los primeros portulanos, hechos en Gé-nova y Mallorca y que repiten siempre los autores de Le Canu-rien; al parecer, tal nombre le había sido puesto a la Isla por su abundancia en palmas, bien visibles desde el mar. Estos de-talles, que no aparecen en la redacción de 1694, donde, por ejemplo, se habla casi exclusivamente de « la Palma » , confieren un valor especialmente significativo al códice de 1687 sobre la re-daccion definitiva de 1694, con información más rica y precisa en el manuscrito de 1687. Es más: cuando Marín de Cubas se aparta de sus fuentes y escribe por su cuenta, traspasa muchas veces los límites de lo lícito, como cuando, por ejemplo, en el capítulo XVIII del manuscrito de 1694 dice: « Llamaban Tibi-cenes a las apariencias del demonio, que muchas y frecuentes veces de dia y de noche, en forma de perros lanudos y otras aves como pava, gallina con pollos, o becerro.. . » , texto que res-ponde al folio 77 del códice de 1687, donde simplemente pone: « Apareciaseles el demonio muchas y frecuentes veses de dia y de noche en forma de, perros lanudos i otras apariencias llama-das Tibicenas » . La copia de 1687, que toma esta referencia de Pedro Gómez Escudero, es fiel a su fuente, pues Gómez Escu-dero trae: « Muchas i frequentes veses se les aparecia el demo-nio en forma de perro mui grande i lanudo de noche i de dia i en otras varias formas que llamahan TihiGenas » l*. Pero en 1694 Marín de Cubas glosa y amplía, con error gravísimo, eI sintagma las < otras apariencias » , que transforma en « pava, ga-llina con pollos, o becerro » , animales, todos, que no conocie-ron los canarios prehispánicos. Por lo demás, el manuscrito de la conquista que manejó Marín de Cubas terminaba en el 10 Citamos por la transcripcibn de Francisco Morales Padrón, Cana-vias: Crónicas de su conquista, L. as Palmas de Gran Canaria, Excmo. Ayun-tamiento y El Museo Canario, 1978, página 439. HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 27 primer tercio del siglo XVII, con el gobernador Diego de Reyes, el año 1639, antes de nacer Marín de Cubas, mientras que la redacción de 1694 continúa la lista hasta 1691, con don Juan López de Utrera. Esto sin poner mientes en los dislates histó-ricos y etimológicos cn torno al apellido de su amigo Ronqui- 110, al que dedica la Hisfouia. Por ello, a pesar de los desatinos del autor cuando se guía sólo de su propia minerva, se haría un gran servicio a la historiografía canaria si, junto a la pre-sente edición, la Real Sociedad Económica de Amigos del País, de Las Palmas, acometiera la publicación del códice de 1687, hecha con el mismo cuidado filológico con que lo está esta de 1694, precedida de un estudio introductorio relativo al valor de las fuentes cronísticas y de los añadidos de Marín de Cubas. Que para la historiografía canaria disponer de ambos códices, en ediciones responsables y de fácil manejo, es algo muy desea-ble, es cosa que se cae de su propio peso. IV. VALORACIÓN A estas alturas de nuestra exposición, iqué juicio nos me-rece la Historia de Marín de Cubas? Ya aventuraron Millares Torres y Wölfel que Marín de Cubas es un autor de importan-cia superior, en muchos casos, a otros cronistas, para el mejor conoc. imiento de la etnología prehispánica y de la prehistoria - de Canarias. La descripción de muchos hechos, como lo tocan- - tes a la « naturaleza y costumbres de los naturales » , contiene un conjunto de datos específicos de valor único, y para los pri-meros tiempos de la conquista hay descripciones, como por ejem-plo la de la batalla de Guiniguada ( libro segundo, capítulo l), que dan la sensación de estar narradas por quien las vivió. Por ello, si bien el documento no es un elemento intrínseco de la comunidad primitiva, sí cs, cn cl prcscntc caso, un clemcnto de primer orden para conocer múltiples aspectos de las comu-nidades aborígenes. De esta manera, los fósiles culturales que conocemos a través de la arqueología reciben nueva luz y per-miten mejores análisis de los materiales ergológicos conserva-dos, y su mejor valoración. Los elementos del comportamiento humano que no se fosilizan, como la estructura social, el pen-samiento religioso, la organización política, etc., tienen ínsito en estas descripciones un apoyo imponderable. 28 TOMAS ARIAS MARfN DE CUBAS Destaquemos que el bloque etnográfico que presenta la His-toria de Marín de Cubas es mucho mayor que el bloque histó-rico que nos proporciona en la descripción de la conquista pro-piamente tal, pobre y confusa las más de las veces. El conjunto de información acerca de los indígenas nos permite un mejor conocimiento del ámbito prehistórico en aspectos como: a) La información relativa al marco físico donde se desenvuelve la actividad humana, con la posibilidad de encontrar la relación entre el hombre y el medio y así valorar las noticias arqueo-logicas; b) El origen y rasgos físicos de la población; c) La organización del poblamiento y su condicionamiento por el mundo físico, con los tipos de organización de las comunidades indígenas; d) La actividad económica primaria y secundaria, con la descripción del medio y de los sistemas de explotación, transformación y rendimiento; e) La estructura y organización social, con los sistemas de relaciones sociales y de parentesco, organización del trabajo, costumbres, el mundo de las creencias y la actitud de los naturales ante ellas, rituales propiciatorios, agrarios, funerarios, etc.; f) La actitud de los indígenas ante la conquista, la esclavitud, la cristianización, la integración cn la sociedad naciente a través de los repartos de tierra; etc. La Historia de Marm de Cubas, leída críticamente, constituye, pues, una base sólida para el conocimiento del pasado prehispánico de Canarias. Don Tomás Arias Marín de Cubas, sin fundamentqs teóricos de la concepción de la Historia, a dos siglos de la conquista de las Jslas, es. un cronista de segundo grado, pues no conoció, be I,+ SU et auditu, los acontecimientos que narra, como Jean Le Ve-rrier y. Pierre Boutier, autores de Le Caízarien; o como Antonio Sedeño, o. Pedro Gómez Escudero, testigos . presenciales de la con-quista de Gran Canaria; o como Juan de Abréu Galindo, que los llegó a saber por conversaciones in situ con indígenas, a los que llama « antiguos naturales » , contemporáneos de los hechos; vivió, repetimos, a dos siglos de los acontecimientos narrados y un si-glo antes de que sqml gigante de la historia de Canarias que fue José , de Viera y Clavijo ( 1731- 1813) publicara el primer tomo de sus Noticias, en 1772, ya con una concepción moderna de la Historia, es decir, con planteamientos estructurales y supuestos teóricos de la misma, amplia base documental, crítica sistemá-tica de cuanto se había dicho hasta entonces, contraste de fuen-tes alternativas, siempre guiado por la objetividad, la imparcia- HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 29 lidad y la razón: con sus Noticias José de Viera y Clavijo se eri-gió en heraldo preeminente de la historiografía moderna de una región española. Con todo, nuestro don Tomás, como ya hemos dicho, dispuso de documentos que no tuvieron a mano otros autores, redactados en el siglo XVI por contemporáneos de la conquista, ya que muchas de las noticias que nos transmite el códice de 1687 aparecen redactadas en presente real y no en pre-sente histórico lejos de los hechos narrados. De esta manera, cuando copia, Marín de Cubas es siempre interesante; pero cuan-do se despega de los textos que tuvo en presencia, yerra con fre-cuencia. Véase, si no, el capítulo XVIII del libro tercero de la redacción de 1694, que no figura en el códice de 1687, y que, al decir del Dr. Hernández Benítez, « intercala sendos textos de la Sagrada Escritura de una manera tan extraña que nos hace la impresión de haber sido escrito dicho capítulo por un anormal, tan infIuenciado se hallaba nuestro historiador por el ambiente literario y las ideas de su época » . iY este capítulo XVIII está de-dicado, precisamente, a la parroquia de Telde, su ciudad natal! En resumen: don Tomás Arias Marín de Cubas fue el último de nuestros cronistas mayores, con una concepción arcaizante de la Historia, a la manera de los anales clásicos; educado en un ambiente densamente religioso, vivió inmerso en una concepción teleológica de la Historia, y no tuvo capacidad para desembara-zarse de la tradición. Sus fuentes, que no niega, son las crónicas canarias tradicionales, especialmente las más recibidas y vera-ces, como Le Canarien y la de Abréu Galindo, aunque también puso a contribución las de Sedeño, Gómez Escudero y otros. Pe-ro, en la segunda mitad del siglo XVII, esta concepción de la His-toria se había quedado anquilosada e inoperante. Don Tomás Marín de Cubas no supo salvar la dicotomía entre conquistado-res y conquistados; se interesó por los aborígenes a la manera de los cronistas anteriores, esto es, como curiosidad narrativa; hizo relaciones de gobernadores y apenas se preocupó de la Geografía, soporte físico de la Historia: en ninguna parte vemos que se sin-tiera atraído, en serio, por cuestiones económicas, ni por el pro-tagonismo del pueblo. Y, en general, CH don Turnás Arias Marín de Cubas está ausente toda racionalidad, sumergido, como esta-ba, en la tradición de una justificación finalista y religiosa de la Historia, , carente de crítica efectiva alguna, sin importarle ser parcial o imparcial, sino copiar y acumular, sin elaboración pro,- pia, lo que encontraba cn libros y documentos ajenos. 30 TOMAS ARIAS MARfN DE CUBAS Si bien, como dejamos apuntado, la Historia de Marín de Cu-bas, más en su versión de 1687 que en la de 1694, tiene un valor positivo innegable para el mejor conocimiento de las sociedades indígenas, no pasa lo mismo con la historia de la conquista, he-terogénea y con errores de bulto, y siempre, excepto cuando co-pia textualmente, con estilo torpe y redacción confusa. Por ello opinamos que el juicio que la Historia de Marín de Cubas mere-ció al Dr. don Gregorio Chil y Naranjo ( 1 ¿ 331- 1901), en sus Estu-dios, es demasiado halagüeño, pues nos dice que la obra de Marín de Cubas - a quien, no obstante, fustiga en varias ocasiones, por demasiado crédulo ante cualquier clase de hechos imaginarios- « no deja de tener un valor inestimable, ya por la forma que dio a su trabajo, ya por la crítica que frecuentemente emplea, ya por la erudición que manifiesta, ya, en fin, porque habiendo leído a , Escudero y a Sedeño y anotado al último, prueba que comprobó los hechos, examinó las opiniones y estudió monumentos que ya han desaparecido » l1 . A este juicio tan benévolo acaso no sean ajenas las circunstancias de ser ambos medicos, ser ambos com-piladores de documentos para la historia de Canarias y, acaso no lo más mínimo, ser ambos teldenses. En todo caso, es muy de agradecer que la Real Sociedad Eco-nómica de Amigos del País, de Las Palmas, haya patrocinado la edición del manuscrito de 1694; y hacemos votos para que se edite, con la misma munificencia cultural, el códice de 1687, éste en edición crítica y con un buen , estudio cronístico como intro-ducción. La historiografía canaria se vería enriquecida con un documento que, siempre citado y poco o nada leído en su inte-gridad, no debe continuar ausente de nuestro acervo histórico en forma fácilmente asequible. AGRADECIMIENTOS Réstanos sólo agradecer y felicitar a los editores, los lícencia-dos en Letras don Angel de Juan Casañas ( Geografía e Historia) y doña Maria Régulo Rodríguez. ( Filología Semítica), especialmen-te por el cuidado paleográfico y el celo filológico con que han procedido, tan escaso - cuando no falto del todo- en los edito- 11 Gregorio Chil y Naranjo, Estudios históricos, climatológicos y pa-tológicos de Zas Islas Canarias, 1, Las Palmas de Gran Canaria, 1879, pá-ginas 456- 457. HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 31 res de nuestros textos históricos fundamentales, aunque ya em-pieza a cundir el buen criterio, como atestiguan la edición de Le Canarien, por Elías Serra Rafols y Alejandro Cioranescu, y Canarias: Crhicas de su conquista, por Francisco Morales Pa-drón. Y al licenciado en Geografía e Historia, arqueólogo y con-servador de El Museo Canario, don Julio Cuenca Sanabria, por su valiosa contribución relativa a la identificación y ubicación de los yacimientos y topónimos prehispánicos canarios, con ilus-traciones, complemento que avalora y realza grandemente la pre-sente edición. Por último, pero no en último lugar, queremos expresar nuestro agradecimiento más sincero a los dos editores, por haber puesto a nuestra disposición sus pacientes trabajos de prepara-ción del texto, con valiosas informaciones, especialmente a don Angel de Juan Casañas, que nos proporcionó una fotocopia del códice de 1687 y de algunos otros apuntes que pertenecieron al Dr. Hernández Benítez; al licenciado en Derecho y diplomado en Genealogía por el Instituto Salazar y Castro, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, don Miguel Rodríguez Díaz de Quintana, por habernos franqueado su valioso archivo privado, con amplia información tomada de los archivos parroquiales de Telde y del Sagrario Catedral de Las Palmas, del Archivo Histó-rico Provincial y del archivo genealógico del marqués de Acialcá-zar, y a la doctora doña María del Carmen del Arco Aguilar, profesora titular de Prehistoria de la universidad de La Laguna, por sus valiosos comentarios personales relativos al mundo ca-nario prehispánico. Universidad de La Laguna, 1985 JUAN RÉGULO Pfinnz FUENTES X- FUENTES DOCUMENTALES Archivo del marqués de Arialcázar, Las Palmas de Gran Canaria. Archivo parroquial del Sagrario Catedral, hoy en Ia parroquia de San Agustín, Las Palmas de Gran Canaria. Archivo parroquial de Telde ( Gran Canaria). Archivo particular de don Miguel Rodríguez Díaz de Quintana, Las Pal-mas de Gran Canaria. Historia de fas siete islas de Canaria por Thomas Arias Marin de Cubas, versiún de 1687, Las Palmas de Gran Canaria: versi6n de 1694, Santa Cruz de Tenerife. II.- FUENTES BIBLIOGRhFICAS Acuerdos del Cabildo de Tenerife, transcripción, prólogos, notas e índices pal Elías Scl- ra Ràîuls y Lcupoldo di la Rusa Olivw- a, cuatro volúme-nes, La Laguna, Instituto de Estudios Canarios, 1949- 1970. Abréu Galindo! Juan de, Historia de la conquista de las siete islas de Canaria, edición crítica con introducción, notas e índices por Alejan-dro Ciorãnescu, Santa Cruz de Tenerife, Goya Ediciones, 1955. 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FACSIMILES Facsímil de la partida de bautismo de don Tomás Arias Marín de Cubas Archivo de la parro uia de San Juan Evangelista, de Telde ( li% ro 6, folio 63 vuelto) Facsímil de la firma del Facsímil de la firma del licenciado Thomas Marín de Cubas doctor Francisco de Cubas Marín Fa4mil dc la firma del doctor Tomás Marín de Cubas Archivo de Protocolos, Oficio de Pedro Alejandro de Medina, años 1704- 1705, folio 39 vuelto Iglesia del convento de Santa María de La Antigua, Telde Portada del convento de Santa María de La Antigua, Telde - rt C.- - c y -‘ me- -- ..-.- -- -- Farroquia de San Juan Bautista, de Telde, en el siglo XVII Casa natal de: doctor don Tomás Arias Marín de Cubas, Telde HISTORIA DE LA CONQUISTA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA NOTA DE LOS EDITORES El trabajo que aquí presentamos tuvo su origen en el interés de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Pal-mas, y, en especial, de su director, don Diego Cambreleng Mesa, por difundir la obra, insuficientemente conocida, del autor ca-nario Tomás Arias Marin de Cubas, v el objetivo que ROS ha animado a llevarlo a cabo no es otro que el de aportar un texto mas a la historiografía canaria, en la esperanza de contribuir con el a la información ya existente acerca de la conquista de las Tslas, los usos da los ahnrígenes canarins JJ la localización de SUS lugares de habitación. Aunque la Historia de Marin de Cubas consta de tres libros, la- labor de transcripcibn que ofrecemos se limita a los dos pri-meros, ya que el tercero, que abarca temas muy diversos, consis-te en su mayor parte en una mera recopilación de leyendas, ca-rente en absoluto de interés en lo que a la historia de Canarias re refiere. No obstante, a título de curiosidad; , damos el índice de este ‘ tercer libro y un capítulo del mismo, con la ortografía actualizada, en el, apéndice documental. . El - códice del que nos hemos servido para realizar la trans-cripción. es una copia anónima del siglo XVIII, la más prbxima a la época del autor y la más antigua de que se tiene noticia. Al menos nosotros, a pesar de las investigaciones que hemos llevado a cabo, no hemos podido localizar el manuscrito original del au-tor, ni copia alguna anterior a ésta que hemos utilizado. Consiste este texto del siglo XVIII en un manuscrito de 31 por 21, s centímetros, encuadernado en pergamino, que consta de 175 folios de papel de tina, sin numerar, y que se encuentra en la Biblioteca Municipal de Santa Cruz de Tenerife, en cuyo fondo bibliográfico figura con la signatura 11435. En su portada apa-rece un ex libris de Francisco de León Morales y la siguiente dc-dicatoria: KS. B. A. a su amigo F. M. L. » l+ .5t 1 Sabino Berthelot Augier, a SU amigo Francisco María de Luzón. 40 TOMAS ARIAS MARfN DE CUBAS Sobre este manuscrito hemos realizado una transcripción pa-leográfica de los dichos libros primero y segundo, en la que hemos respetado rigurosamente la grafía del original; nos hemos limitado a desarrollar las abreviaturas y dar en cursiva, en la transcripción, las partes suplidas, a fin de ofrecer un texto cuyo valor no sea únicamente histórico, sino también lingüístico. He-mos respetado igualmente la puntuación del manuscrito base, pero conviene indicar que no hemos procedido de la misma ma-nera con respecto a la acentuación, de la cual hemos prescindido en absoluto, puesto que es prácticamente inexistente y casi siempre incorrecta. Debemos hacer constar, asimismo, que el estado del manus-crito utilizado hace innecesaria la abundancia de notas aclarato-rias en lo que a la transcripción se refiere, y que las lecturas se-guras, pero raras o absurdas, aparecen seguidas de la indicación [ sic]. También aparecen señalados en el texto transcrito los prin-cipios de folio en la forma habitual. Una vez realizada la transcripción, hemos cotejado ésta cui-dadosamente con las copias realizadas por Agustín Millares To-rres en 1874 y por Juan Padilla Padilla en 1876, sobre el mismo manuscrito utilizado por nosotros, y hemos constatado que no aparece en ellas ningún error apreciable que afecte al contenido del texto y que únicamente, en algún caso aislado en que la lec-tura podía resultar dudosa, ha sido cambiada alguna letra, sin que por ello, repetimos, se vea alterado el sentido de los hechos relatados. Idénticos resultados hemos obtenido del cotejo con la copia efectuada por Pedro Hernández Benítez en 1946. En estas tres copias la ortografía aparece actualizada, y tanto las dos pri-meras como una fotocopia de la tercera se encuentran en la Bi-blioteca de El Museo Canario ‘. Y, por último, sólo nos queda señalar que al final del texto transcrito damos un índice onomástico ( antropónimos y topóni-mas>, en el que tanto los personajes como los lugares citados en la obra de Marín de Cubas aparecen reseñados con su ortografía actual y con todas las variantes ortográficas con que figuran en el texto. A continuación de este índice ofrecemos un apéndice docu-mental compuesto, además de los dichos capítulos e índice del 2 Las copias realizadas por Padilla Padilla Millares Torres figuran en el fondo bibliográfico de la biblioteca de El id use0 Canario con las signa-turas I- D- III y I- D- l?, respectivamente. La copia realizada por Hernández Benítez carece de srgnatura. HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 41 tercer libro de la obra de Marín de Cubas, por un índice del có-dice de 1687 3 que, según Agustín Millares Carlo asegura en sus notas críticas a la biografía de Marín de Cubas realizada por Agustín Millares Torres *, se conserva en el archivo de la casa condal de la Vega Grande, y del cual hemos tenido acceso a una fotocopia de la copia del mismo, llevada a cabo también por Pedro Hernández Benítez en 1937 y que forma parte, asimismo, del fondo bibliográfico de la biblioteca de El Museo Canario. Completa este apéndice una serie de láminas ilustrativas de las notas en las que Julio Cuenca Sanabria, conservador de El Mu-seo Canario, ha comparado los datos proporcionados por el texto que nos ocupa, acerca de los lugares de habitación de los aborí-genes canarios, con la realidad arqueológica actual de las islas. Para poner fin a estas líneas nos resta reiterar nuestro agrade-cimiento a don Diego Cambreleng Mesa, director de In Real So-ciedad Económica de Amigos del País de Las Palmas, a cuya ini-ciativa personal, como hemos dicho, secundada por los restantes miembros de la Junta Directiva, se debe la aparición Ge este libro, y a dar las gracias de manera especial a don José Miguel Alzola González, presidente del Museo Canario, que, en nombre de dicha Real Sociedad Económica, nos brindó la oportunidad de realizar este trabajo: al doctor don Alfonso Armas Ayala, director de los museos insulares, de quien obtuvimos no sólo las máximas facili-dades para la consulta de los fondos documentales de la bibliote-ca de la Casa de Colón, sino incluso su cooperación personal, sin todo 10 cual nuestra labor se habría visto seriamente diîicult& a; a don Joaquín Blanco Montesdeoca, director del Archivo Histó-rico Provincial de Las Palmas, cuyo asesoramiento, desde el inicio mismo del trabajo, ha sido de inestimable valor para nosotros. Y, por último, queremos hacer patente nuestra gratitud al personal de El Museo Canario por la gentileza con que ha atendido a todas nuestras demandas a lo largo de la realización de este trabajo. Las Palmas de Gran Canaria, 1985 MARÍA RÉGULO RODRÍGUEZ ANGELDE JUAN CASARAS 3 Es parafraseando esta copia, casi literal, de textos de Escudero, Se-deño, Abréu Galindo, cte., como Marín dc Cubas da forma a la considerada redacción definitiva de su obra, que lleva cabo en 1694 y que es de la que aquí ofrecemos la transcripción. CL Agustín Millares Torres: Historia general de 2a. s islas Canarias, tomo X, Las Palmas, 1977- 1982. IIISTORIA DE LAS SIETE YSLAS DE CANARIA Ix. ll POR D. TOMAS ARIAS MARÍN Y CUBAS Prosigue la dedicatoria del libro de la Conquista. Separadas del Orbe, Excelelztisimo Señor imagino el Roma-no ymperio a las yslas Fortunadas, bien alcanso la barbara cos-tumbe de ~ 11s havitedores, Horacio libro epodnn, icl est orationi-bus ornatis ode 16. Nos man& occeanus, circum vagus arva beata Petamus arva divites et Insulas etc, y Marcial, libro epigramon. 10 epigr. 81 lo da a entender en el epitafio que alli hace a su ami-go Avito Stertinio, le repite las gentes remotas las cosas pajisas la tierra fertil1y feliz si esque ai felicidad en miserias ! onde esco-gio el morir. En Roma le dedico el primer libro de sus epigra-wzoyt a Stertinio por ser de antigua nobleza Romana, Español Toledano como el Poeta lo fue de Bilbilis ( Calatayud) en la Pro-vincia Cartaginense Cesar Augustano. Adviertele a Stertinio en la epigravnon 1.” libroo 1.” el primor el punto honorifico de sus obligaciones, refierele las grandezas del Ymperio, hazañas del Ce-sar, Julio, origen de Ascanio hijo de Aeneas de Domiciano que imperaba, y de el Consul Cayo Stertinio que governo a Cerdefía en las guerras de Sicilia con Julio Cesar como dise Tito Libio ab urbe condita. La familia de Avito Stertinio en España oriunda de la Romana en aquel siglo primer sentenario de Xristo fue muy sublime quanto a otra dice Don Juan Thamayo de Bargas marti-rolog. io español en el tomo 1.” libro 1.” dia 3 de las nonas de Henero hablando del misterio deste Santo nuestro Patron en la Ysla de Canaria onde fue martir el año 105 de Xristo a tres de Henero siguiendo el martirologio de Quinto Flavio Dextro Español que 44 TOMAS ARIAS MARfN DE CUBAS escribio por los 400 de Xristo hijo de San Paciano obispo de Bar-celona que murio años 385. A Stertinio de gentil ya Xristiano abrazado como intrepido athelta con el baltheo y estandarte de la cruz, y Presvitero en Roma procuraba Martial reducir y a otros muchos Espanoles, al cieno antiguo del gentilismo mediante Domiciano que influia, co-mo se colige en sus Epigramm del libro 1.” que dedico a Stertenio [ f. 1 v.] extra paginam, volvio dando luz a España y / abrazada antorcha al occeano Athalantico guio a la ceguedad barbara de la Isla Ca-naria que no quedo en tinieblas por extinguir la vida de su Apostol. Quien dixera a Vuestra Señoria que esta su antigua noblezas de los Stertenios, avia de anunciarsele desde esta ysla onde un antiguo predecesor, tronco ylustre de la casa de Vuestra Señovia fue martir Español noble! Como intrepido ylustre como Apostol, discipulo de Santiago, agradescalo Vuestra Señouia a San Avito Stertinio que quiso que un hombre deseoso de inquirir humani-dades hallase lo que es suio de Vuestra Selioria y assi se le imbio desde aqui. Y cpien Dixera a el Romano Ymperio y a su nobleza, que tanto rehuzo dominar las Fortunadas fuera del orbe havitable por so-litarias, que esta perla de sus conchas havia de hallarse en ellas!. Vencio Avito, y en la silla de Sun Pedro coloco en Roma. su Triumpho . Algunos nombres de los Romanos, dice Festo fueron impues-tos por el ministerio 6 dignidad que usaban, como los Flaminios por el Sacerdocio, y de este fueron los Quintos y los Flavios; de este ultimo hace Marcial a Avito Stertenio en el libro 9 y epigra-man epig. 1.” de Templo gentis Flaviae por el numen de la Diosa Julia Venus Abuelo de Julio Ascanio remunerando â Avito pre-mios dignos a la estimacion que havia hecho a su retrato del Poeta y Carolo Sigenio Libe110 de origine gentium romanorum traiendo muchos principios del sobre nombre romano dice que muchos son de las partes del cuerpo humano. Capitones por te-ner gran caveza o por magnitud o formalmente en govierno y juicio. Cincinati, Calvi, Crespi, Rufi, Frontones, Balbi, Belsi, Ru-tili, Albi, Negri, Dentati, Stertinis etc. En cl imperio dc Antonio Pio, año 1.50 dc Xristo, SC mando que España usase de la lengua romana poniendo escuelas como antiguamente y desde aqui se llamo Romance la lengua española, y los terminos latinos se romansearon; de muchos apellidos que HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 45 Ix 21 oi se usan romanos; del verbo latino Sterto Stertis, roncar, en griego y dormir profundamente en latin romanceado es su signi-ficado; Galleno, en el Comento de Hipocrates, define el termino Rhonchus: est somus nasi qui etertendo editur, y su diminutivo Rhonchillus Sterhus, y erl cas~ ellanu es Runyuilh. Aristokles, libro problematum sect. 34, dice que es Stertinio significa / exa-lacion caliente fingida en sueño que arrojamos exalando a modo de la respiracion de alguno generoso bruto. Esta familia por el sobre nombre romano fue de las mas nolles, Tito Liviu, y Diuuisio , y Suekmio lo trae in Galba Dicen que la gente romana es de dos pueblos, Aborigenes y Troianos, ambos se llamaron latinos desde Eneas, los primeros vinieron de Grecia a Italia Denotrio, y Evandro de Arcadia, Pelasgos de Thesalia, Hercules del Pelo poneso; las familias de Roma son de tres gentes, Valeria, Cornelia y Aemilia, de legitima verda-dera honra, y nobleza Promarte nombre diminuto la Pleveia de la gente Claudia de quien fueron los Marcelinos etc. De la Va-leria son los Maximos, Mensalos, Haceos, Levinios, Faltones: de la Cornellia, los Scipiones, Lentulos, Dollabelas, Sullas, Cinnes: de la Emilia, los Mamercinion, Marios, Tqdos, Paullos, Scau-ros, Balbulos. Nasica trae una gran oracion llena de las honras de la gente Cornelia, Festo dice que las familias usaban del sobre nombre derivandose por muchos siglos. Sigonio, en el libro citado dice que la gente Emilia, es de Emilio hijo de Julio Asca-nio Troiano, y de estos Julios son los Flaminios que trageron los Penafes al Lacio, y de esta dice Marcial a Stertinio es la suia y la de Vuestra Sefiovia por tantos siglos derivada. De 1~ s Emilios, Virgilio en las Eneidas, citado por Festo, trae estos versos: Progeniem: sed enim Troiam a sanguine duci Audierat, Tyrias olim qua vertere terras. Hinc populum fate regem bello- que superbum Venturum exidio lybie ( lybie) Eucebio, in cronicis, trae que 432 años antes de la fundacion de Roma fue Troia destruida, y quando vino Eneas à el Lacio; y tienen de aqui principio estas familias, y del Sacerdocio, en Julio Ascanio lo traen Dionicio libro 1.” y Libio libro 1.’ y cn aquel siglo primer centenario de Xristo se reconocio esta familia ser originada de la gente Troiana, y por tantos siglos propagada en las Españas hasta el presente. Dios prospere la de Vuestra Seño- 46 TOMh ARIAS MARÍN DE CUBAS [ f. 2 v. 1 riu que lo/ aseguro por el valedor que tiene de su parte S. Avito Stcrtinio, martir ispañol, Apostol y discipulo del Sefior Santiago qtle ilustrando a Canaria aumento la fee por mas de 600 años, asiste y asistia en su casa qtle es la de V. S., por mui largos siglos en los aumentos que sus altas prendas de V. S. merece. Vale. [ f. 31 / LIBRO PRIMERO COMO FUERON CONQUISTADAS TODAS LAS QUATRO YSLAS DE MENOS FUERZA; PRIMERAMENTE; PRINCIPIO ORIGINARIO QUE TUVO ESTA CONQUISTA. CArITUL 1 Haviendo de escribir sobre este asumpto de la conquista de las siete yslas de Canaria, fundaremos en dos puntos el princi-pio por la claridad de la obra, que consiste en guerra entre Xristianos y Moros en España, Yslas del Mediterraneo y Africa hasta qtle se empeso la de estas YsIas contra sus havitadores barbaros, y los Moros solo a fin de wncervarse en España admi-tian trato de paz en las partes de su Señorio y dominio y por ultimo en España arrinconados en el reino de Granada, des-pues que el Santo Rey Don Fernando 6.” les gano a Cordoba, Ubeda, Sevilla y otras ciudades con animo de extinguirlos de Espkía despues de muchos años de poseerla. El segundo, el Señorio y Principado primero que se dio de estas yslas por investidura del Papa a la Casa de España, y Francia y como despues ha quedado en la de Castilla. Siempre los Africanos y Moros, reselosos de su mador ruina en España, continuavan sus socorros de Africa instandn con embajadas a los Reyes de Aragon, Navarra, Sisilia, Mallorca, Napoles, a que libremente comerciasen moros y Xristianos solo el de Castilh, y SIL su tiempu el Suntu Rey Don Femundo con-fiado en su Seffora y devota la Madre de Dios, despreciaba sus orgullos con el celo de ampliar la fee. Y como sus hijos el Rey Don AIfonzo 10 llamado el Savio, 48 TOMAS ARIAS MARÍN DE CUBAS mas en letras que en el Reino, Don Henrrique disgustado se paso a Berberia y milito en servicio del Rey de Tunes, y Don Nuño de Vera le quiso quitar el Reino tubiessen grandes rebuel-tas, y despues con sus hijos que en vida le quisieron quitar el Reino y sus nietos lo pretendieron, dio que temer a España. Don Henrique volvio de Tunes a Sicilia a cobrar quinientas doblas de oro qtre presto a Carlos de Angou hermano de Sun Luis, que alli reinaba pacificamente ( a que dise el Padre Ma-riana, que lhn Henrique vino mili pobre sin dinero) y no pu-diendo cobrarlas, convoco, como Senador Romano que era, a Principes de Alemania, y España, paua cobrar el Reino de Sici-lia, que era de su Abuelo, y tio, y siendo la victoria por los Sicilianos, y ellos presos fueron llevados a Napoles onde quita-ron a nueve las cavezas y dieron a Don Henrique carzel perpe-tua como lo traen los Anales de Flandes por Manuel Suerio. Asegurado en esta parte el de Sicilia, lo quiso estar de el de Cr. 3 v. 1 Tunes, porque cl prcstamo dcvia / ser suio, y haziendole guerra pazar a Africa se fue a embarcar a Aquesmortues en las Galeras de Genova a cargo del Almirante Ansaldo Doria, que le disuadio por entonses a mas de ser la empresa dificil el Moro tenia pases con los Xristianos qtle vivian muchos en sus tierras, y le ven-dria peligro en sus vidas, y resolviose a ir a socorrer a Th&- maida de Egipto, criada por Baudo Baccar, y fue por los años de 1268, y ia les havia ido mui mal e infelismente en las cosas de Assia perdiendose todo, y Anthiochia, que sin defenza la entro el Soldan. Vuelto a Sicilia Carlos Angou, y con su hermano San Luis de Francia, y Don Theobaldo Rey de Navarra, y Juan Tristan de Francia, Conde de Nevers, y el Cardenal Rodulfo legado del Papa, hazen guerra a los Moros de Berberia, y juntos en per-sona intentan pasar a qualquier puerto con el Almirante Engue-rano Couchy: quedose Carlos defendiendo las costas de Ytalia, y a imbiar socorros contra Tunes, por ser ciudad mui rica y en muchos años no haver sido acometida y estar mui ocupado en guerras contra España el Rey Mira Mamolin Jacob, Abcn Jusepe. Salio San Luis de Mallorca a 1.” de Marzo de 1270, llevo consigo tres hijos, y el maior Phelipe: ganaron la Goleta, pusie-ron el sitio entre Cartago, y Tunes, y a los cinco meses de malas aguas y tempero de la tierra se apesto el exercito xristiano con mucha perdida y el primero de los Principes murio km de Fraricia Tristan fue tocado el de Navarra, murieron el Cá? de- HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 49 nal y Sun Luis que despues fue canonisado por el Papa Boni-facio. Ef. 41 Luego Carlos de Sicilia, savida la muerte de su hermano Sun Luis, hiso pazes con los Pizanos, y con copioso exercito paso a Africa y continuo el citio y el de Tunes por buenos medios se resolvio a estorvarle con animo de venir sobre España capi-tulo treguas por dies años con los Reyes Xrktianos presentes y ausentes que quisiesen tener pases con los Reies de Tunes, y sus aliados de Africa, sin comprehender a el Soldan de Egipto por no hazer agravio a los xristianos de Palestina ni obligarles a que se les hisiese guerra; y que pagara el Rey de Tunes los gastos desta jornada, toda la cantidad en oro sin mescla de otro metal. 1.” Que todos los xristianos que avitaren en todos los Señorios de Africa por el dicho tiempo de dies anos en tractos y comercios, no paguen derechos ni tributos a los Reyes de Africa. 2.” Qtle los cautivos de ambas partes sean libres. 3.” Que los Reyes de Africa se obligan a pagar el antiguo tributo de 40 mil escudos cada ciño a los Reyes de Sicilia. 4.” Concede en Africa y su Señorio libremente el exercicio de su religion a los xristianos. 5.” Y que en la Ciudad de Tunes se hagan dos Monas-terios de Religiosos de Santo Domingo, y de San Francisco. 6.” Y que puedan libremente predicar el Evangelio, y admitir los Moros que quisieren convertirse etc. Libro 8. anuales de Flandes por Manuel Sueirio en la vida de Margarita Constan-tino politana. / El Rey Don Alonzo 10 tambien por sus hijos fue disgustado con alteraciones. El primevo Don Fernando heredero de España que murio en vida de SII Padre, se casn con Madama Blanca hija de Sun Luis Rey de Francia IX, y tuvieron a Don Alonzo, Ynfante de Castilla, qtre se firmo Cerda como su Padre Fernando Guedella, que es lo mismo qtle Cerda, la Madre, y el Hijo st: fueron a Francia, alla fue Monja en las Franciscas de Sun Mar-cello onde vivio con gran exemplo de piedad, murio a 7 de Junio de 1322; el Packe Nicolas Causino, tomo 2. Corte Divina: Su hermuízo menor Don Sancho se levanto con el Reino de España en vida de su Padre, tubo aspera condicion, dieronlc renombre de brabo. En el reinado de Don Sancho; que despues de su Padre Don Alonzo 10 le susedio por el año de 1284, el de Fez intento pasar a España y Don Sancho 4.” vino sobre Tarifa, y la gano; puerto siempre ofensivo contra toda España, y vencio a el Moro en 4 50 TOMAS ARIAS MARIN DE CUBAS batalla nabal: y por este tiempo y siempre en guerras el de 1291. Dice Agustin Justino verbo Canaria, qtte estando surtas en el Estrecho dos Galeras de Theodocio Doria y de Ugolino Vibaldo, desgarraron con recio temporal, y llegaron a las Canarias, y dos religiosos de San Francisco que iban en ellas dieron nuebas en Levante de las costumbres barbaras de sus havitadores y fue-ron las primeras noticias de las yslas, y despues el comerciarles de paz. Luego que en el Reino a Don Sancho 4.“, le sucedio su hijo Don Fernando 4.” por el de 1295 le hiso cruel guerra, y oposicion por el Reino su Primo Don Alonzo de la Cerda, llamado el Des-heredado que vivia en el Castillo de Gibraleon en tiempo de su tio Don Sancho; Dice Velex Foresto Anales de Francia libro 4. capitu2o 58, que Don Alonzo fue Canonigo y Arzediano de Nues-tra Señora de Paris, y despues se caso Madama Masalda Señora de Lunel junto a Beucatre, vino a España tubo dos hijos, Car-los y a Luis; estos Principes Cerdos se recogieron a Francia por el peligro el año de 1298. Reinando en Aragon Don Jaime II, y en Navarra Juan PheZipe sus Tios. Conpusieronse estos Prin-cipes con su tio Don Fernntido IV, de no tener mas que ver ni entender en España el año de 1304. Don Alonzo, y su esposa estan cepultados en Gibraleon en el convevrto de Nuestra Señora del Carmen como Patronos y los primeros Carmelitas que vinis ron a España los trajo de Pariz y alli de Herusalem su Abuelo Sun Luis Don Carlos de España y Cerda murio junto a Paris sin sucecion en servicio del Rey de Francia; fue Conde de An-gouleme; su hermano Don Luis de España y Cerda Conde de Talamont o Claramont se crio en la cassa del Rey de Aragon Don Pedro su tio; fue Principe de las Yslas Fortunadas. Murio el Rey Don Fernando IV en el termino o plazo de 30 dias empla-zado por dos cavalleros hermanos Caravajales mandados de es-peñar de la peña tajada de Martos el año de 1312. Duu Alouzo XI, el Conquistador, tubo de los Moros grandes victorias, y en particular onde ellos pura recobrarse de nuevo [ f. 4 v. 1 en España sacaron del Africe [ sic] todo el esfuerzo posible / y en el año de 1325 su Almirante Alonzo Jufre apreso una gruesa armada de Galeras de Moros en el Estrecho, y el Rey por tierra gano muchos lugares de España, y estimulados los Moros paso a España el Principe de Marruecos Abymeleck o Abul Melyck, el Picazo, señalado en fuerzas como su Padre, entro con grande estruendo y exercito de a pie y a cavallo, y con dies mil lan- HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 51 zas dio la vuelta a robar y ganar tierra por Alcala de los Gan-zules, Xeres, y por tierra de Sevilla entrarse victorioso. Los tres Capitanes Hcrnan Portocarrcro, Juan Alonzo dc la Cerda y Alvaro Peres de Gusman juntaron en Arcos dos mil lanzas, 2500 de a pie, dieron sobre el Moro descuidado en la Vega de Pagana, antes del dia en 30 de Octubre de 1340 y en el rio Patute hallaron la sentinela de 500 de a cavallo qtle luego juie-ron, y a los demas por no poder juir dieron muerte a sangre fria y a otros en el alcanse camino de Algecira, y algunos vivos passaban plasa de muertos arrojados en el suelo entre ellos Abul Melicke, que apartado algo del camino y cansado en une piedra descansando le vio uno de a cavallo de los Xristianos que volvia llegando a el y atxendido por parecerle no estar bien muerto sin conoserle le dio dos lanzadas y paso de largo, y un Moro procuro cargarle a cuestas, y no pudo llevarle, y fuese a dar aviso, y el erido con ansias de muerte, sediento a un arroio se fue arrastrando, y fue hallado muerto junto a un sarsal; esta victoria se gano por aiuda y socorro de la Virgen Maria Nuestra Señora. Savida la muerte en Africa de su Principe y de las costas de Valle Meri, su Padre Abul HaLen, indignado y blasfemo, y en gran manera sobervio contra España, y el nombre xristiano, bramando convoco a los aliados Reyes de Fez, Buxia, Tunes, y el de Granada, con el previno 60 galeras grandes, y en cinco meses passaron el Estrecho a España cien mil lanzas, cinquenta mil peones, con sus mugcrcs, hijos y alajas: El Rey Don Alonzo tenia para dar la batalla y defender el Estrecho dies buenas galeras a cargo de su Almirante Don Pedro Moncada; pidio so-corro a los Principes Xristianos, y su suegro D. Alonso IV de Portugal, que prevenido estaba socorreria a tiempo por la parte que el Moro se determinase por la mar con sus galeras a cargo de su Almirante Carlos Pizano y luego por tierra ambos pusie-ron citio y socorro contra Tarifa: El Papa Clemente VI, luego qtte entro en el Pontificado procuro estorbar esta guerra del Moro, y poniendo pases entre Don Pedro de Aragon y Don Jai-me II Primos y Cuñados casado con Dolía Costanza hermana de Don Pedro IV el qual imbio de socorro a España dies galeras a cargo de Micer Gilio de Vocanegra, y Don Jaime de Mallorca imbio dos galeras. Diose la batalla nabal frontero de Algecira a tiempo, y por tierra, onde el Moro tenia mas de cien mil lanzas y quatrocientos mil de a pie: los Xrktianos se havian 52 TOMAS ARIAS MARIN DE CUBAS Cf. 51 juntado sobre Tarifa catarse mil lanzas y veilzte / y cinco mil peones, lunes dia cinco de Octubre del año de 1343. En el rio Palmones se dio la batalla àl principio fue mui dudosa, y de-clarose la victoria por España. Murieron mas de la mitad de los Moros, juieron a varias partes, murio el Rey de Fez, juieron el de Granada a Marbella, el de Marruecos a Gibraltar desam-parando su real onde los Xristianos matarnn a la Reina Fatima, hermana del de Tunez, y a dos sobrinos suios: gano el Rey Don Alonso a Algecira y Gibraltar, que despues los Moros por trai-cion se levantaron, y hiso tributario al de Granada: fuerun - apre-sadas del de Marruecos, y el de Granada veinte y cinco galeras primero, y despues otras en alcanse qtre juian a Africa. DON LUIS DE LA CEKDA ES EL PKIMEK JTRINCIPE DE LAS CANARIAS CAPITULO II Escarmentados los Moros, como alegre la Xristiandad del castigo y la victoria de unos y otros, la perdidad procurando los aumentos de la fe, la Reina Daña Juana de Napoles que des-pues de su abuelo Roverto en este año de 1343 luego hiso dona-cion del Derecho que dice tenia a la conquista de las Yslas For-tunadas, y era suio por donacion del Papa a su Abuelo, y por ella a su sobrino Don Luis de España y Cerda porque tenia larga noticia de dichas Yslas por un navio suio que las aporto De- lanceloto Mailesol Napolitano estubo en ellas de paz, y trato, y comercio en el año de 1320 y por este tiempo le frequento hasta el presente año de 1344 que el Papa Clemente VT le dio Ia inves-tidura y luego Don Luis imbio armada a ellas. Francisco Petrarca libro 2 de vita silita tract. 6 cap. 3, re-fiere el triumpho y solemne paseo del dia del nombramiento de su principado, y como primero precedio ir a las yslas fortu-nadas una armada de la Republica Jannuense incitada por los Padres del Senado de ella que son de la ysla de Menorca y dieron por nuevas que sus moradores aora son como en el Liempo que 1~ s describe el poeta Horacio Flaco, en sus liras, qzte son amissisimos de soledad tanto como las bestias, sin tener comercio ni trato, mas que las gentes mas remotas de todo el orbe, assi de la yndia, y Oriente como del polo artico, no hallandose otras mas solitarias son vagantes por los campos en compañia de sus ganados por onde quiera qzle ellos quieren apasentarse l, 1 Las noticias que según Marín de Cubas refiere Francisco Petrarca en su libro II de Vita Silita, Tract. 6, cap. III, con respecto a los aborígenes del archipiélago Canario, fueron obtenidas por una expedición enviada 54 TOMAS ARIAS MARIN DE CUBAS Esta tierra dieron por patria mui poco ha a un varon mui noble de la casa de España y Francia por Clemente VI a el qual vimos el dia de su paseo ( en Aviñon) adornado de ceptro y corona Real, y con la mucha lluvia del dia se le desazono su gozo. Y assi [ f. 5 v. 1 se dijo que su Principado se le aguaria a mal fin pues era si-tuado/ fuera del orbe, y no hemos savido quien le aia sucedido a este Príncipe. Geronimo Zurita libro 2 capittrío 1 dise que Don Luis de España y Cerda Conde de Talamont, se crio en la cassa del Rey Don Pedro IV de Aragon, y que en el año de 1345 en las fiestas de Navidad tubo el Rey Don Pedro embajada del Papa Cle-mente VI dos Nuncios, el Arzobispo de Neopatria y Rodulpho Loifera pedian lisencia que Luis Principe de la Fortuna hiciese cierta armada de gente y navios pura la conquista de la Gran Canaria, y de las otras yslas qtte antiguamente se dijeron las fortunadas, cuia conquista le havia dado el Papa: fueron estos embajadores mui bien recividos y hospedados, y dioseles todo lo que pidieron. Por el mismo tiempo vino otro Embajador Moro a Aragon llamado el Alcaide Abenfacen Abencomixa; enviado por Jusepe Rey de Granada, con poder el Rey de Marruecos pura concordar treguas y paz& por algun tiempo, y quedo ajustado por dies años. Dice el mismo Autor qtle un año despues vino a Aragon Don Luis de la Cerda, a vicitar a el Rey Don Pedro, que asistia en Poblete por estar la Reina convaleciente de sierta enfermedad y empeso a tratar de armas, gentes a la empresa de las yslas fortunadas de que el Papa le havia hecho merced y de la costa de la Lybia en el oceano llamado el Reino de Bena Mary a causa de sus moradores hacian sacrificios nefandissimos a sus idolos, fue recivido este principe con grande fiesta, y ade-mas de las galeras de cierto numero que le mando dar le con-cedio que pudiese sacar de la ysla de Cerdeña todas las vitua-llas para esta armada no se ha podido hallar ni saver cl suceso desta empresa, De creer es qtte el Principe Luis decistio por las crueles guerras de Francia y de Ynglaterra, que luego inme-diatamente se dio la batalla onde de ambas partes murieron treinta mil hombres. Esteban Garibai, y el Samaloa libro 14 capitu2o 6 y capittk2o 21 por Menorca. No encontramos estas referencias sobre los aborígnes cana-rios en ninguna de las crónicas e historias consultadas ( Abréu,. Viera, Chil). l3escanncemns igualmente si Francisco Petrarca, en la nhra cHada, apnrta dato alguno sobre las costumbres de los abongenes, tal y como parece desprenderse de la lectura del manuscrito de Marín de Cubas. HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 55 dicen que el Principe Fortuna con esta arma da el no llego a las yslas, y se quedo en Cadiz; lo mismo dicen otros. Galleno de Betencourt, tratado de las navegaciones de Francia en el occea-no; dice que el Principe Fortuna tubo el dominio destas yslas coronandole por Rey el Papa solamente para predicarles la fe: y haviendo llevado armada de Ginoveses y Catalanes la imbio a ellas, y el se ocupo en el servicio del . Rey de Francia, y esta armada llego a la ysla Gomera, quedandole despues la permicion destas yslas a el Rey Don Pedro IV. [ f. 61 Don Luis de España y Cerda Principe Fortuna, Conde Tala-mont, se caso en España con Doña Leonor de Gusman, vezina del Puerto de Santa Maria, tubo por hijos a Don Juan y a Doña Ysabel haviendo llegado de Aragon imbio la armada a las yslas / de Canaria mediante las pases contraidas con el de Marruecos que dice ser suias estas yslas de su Patrimonio real, el paso a Francia y se hallo en la batalla creciaca el año de 1346 que disen los anuales de Flandes, que fue sepulchro de la nobleza de Fran-cia donde murio Don Luis y la viuda Doña Leonor- st: caso con Rodrigo Alvares de Asturias, Señor de Noroña, y uso de su hija Doña Ysabel de la Cerda; y muerta Doña Leonor el Rodrigo se caso con su entenada Doña Ysabel, y ella viuda se casa con Don Bernardo de Bearne hijo del Conde de Foix, que fue el primer Conde dc Medina Celi, y tubieron a Don Gas Conde Bearne y Cerda donde proceden los Duques de Medina Celi. Anales de Flandes por Manuel Sueirio. A Don Juan de la Cerda y Gusman, hijo del Principe Luis, hiso matar el Rey Don Pedro de Castilla el cruel, y a el le mato su hermano bastardo de dos puñaladas mortales: Don Henrri-que II, hijos de Don Alonso XI el año 1369 fue Don Henrique el primer Conde de Trastamara desde el año de 1328 por su padre que hiso los Condados de Lemos y Sarria, fue casado con Dona Juana Visnieta del Ynfante Don Fernando Guedella, Pri-mogenito del Rey Alonso X. Tubo guerra con Portugal y murio Don Henrique de 46 años avenenado despues de dies dias de averse calsado unos borceguies que un capitan Moro le presento entre otras cosas fingiendo venia desterrado por Maxomat, Rey de Granada, que temia mucho el valor de el Rey Don Henrique, qtke aun no se havia asegurado con las paces hechas por Juan Phelipe 1 Rey de Navarra. Sucediole Don Juan 1 su hijo en el Reyno de Castilla y Leon, hiso guerra a Portugal, pidio prestado a el templo de Nmeslrä 56 TOMAS ARIAS MARIN DE CUBAS Señora de Guadalupe quatro mil marcos de plata, y teniendo tres vezes doblado exerc; ito perdio la batalla de Aljubar- roLa, murio de 36 años en Alcala de Henares, caio del cavallo sa-liendo a correr una tarde que havian venido a España los cava-lleros Moros dos hermanos Farfanes famosos en la gineta. En el reinado de su hijo Don Henrique III, el enfermo por ser hipocondriaco, de color palido y enfermiso mucho tiempo que padecio quartanas, se mantuvieron las pazes de xristianos y Moros, y lo mismo en las Yslas de Canaria con los Arago-neses y Mallorquines hasta el ano de 1394 que murio el ultimo Conde de Barcelona y Rey de Aragon Don Martin, sin sucecion, y dos años despues de interregno nombraron por sucesor en la Corona a el Principe de Castilla Don Fernando, que governo el 1412. Dizen los autores, y con ellos Zurita Annales de Ara-gon, que en el año de 1393, tomo 2 libro 20, capitu2o 39, que [ f. 6 v. 1 vinieron a estas yslas gentes de Viscaia y Guipusquoa / y Sevilla y en ellas hicieron grandes robos de gentes, cabras, cebo, cera, cezinas, que todo se vendio para los costos destas guerras, y esto dio codicia para comerciar a ellas, y trajeron a el Rey y Reina de la Ysla de Lanzarote ‘. Don Pedro Lopes de Aiala, en su historia, dice que en tiempo del Rey Don Henrique III en el año de 1393 que gentes de- Sevi-lla, Biscaia y Guipusquoa armaron en Sevilla navios con gente de a pie y a cavallo, y fueron a el descubrimiento de aquellas Yslas en las costas del occeano la Lybia llamada en estos tiem-pos el Reyno de Bena Maryn: fue saqueada la primera de ellas Lanzarote, y tentaron y descubrieron las demas, no traheron riqueza, que jusgaron hallar dc oro, ni plata porqtre cl despojo fue de esclavos, cueros de cabras, sera, cebo, y assi no fueron tan codiciadas despues si los Principes no tubieran el celo de plantar la fee y reducir aquellas gentes a mejor vida. 2 Con respecto a esta expedición Chil y Naranjo señala “ Pero de todos los autores que se han ocupado de esta última expedición ninguno sumi-nistra datos más precisos y da noticias más detalladas que el doctor don Tomás Arias Marín y Cubas.. .” ( tomo 1, p5g. 299). EEectivamentc, Marín de Cubas gs el autor que más datos aporta sobre esta expedición que en 1393, al mando de Gonzalo Pérez Martel, señor de Almonaster, arribó a algunas de las islas del Archipiélago Canario y robó gentes, ganado, cebo y todo cuanto pudieron, siendo Gran Canaria y Lanzarote las islas más saqueadas. De esta última fue de donde se llevaron incluso al rey Guanara-me y a la reina Tingua- Faya. El padre Abréu Galindo también da cuenta de esta expedkih,. annq~~ e ron menns detalles que Marín de Cubas ( Ahr<:. ll Galindo, Historza.. ., Goya ed., 1977, cap. VIII, págs. 43- 44). HALLASE MEMORIA EN LAS YSLAS DE HAVER VENIDO A ELLAS CHRISTI- ANOS CAPITULO III Despues de haver tractado a los ysleños en el tiempo de la conquista, refieren varios acaecimientos de los xristianos que a ellas vinieron, assi de paz, como de guerra: El P. Galindo, Franciscano, en su manuscripto de conquista de las yslas de Canaria, dise que los Gomeros dixeron a Mozen Juan de Be-tencourt lo siguiente: el primero que en una armadas de navios aporto a esta ysla, que vino de paz con mucha y lucida gente, se llamo Ormel Conde de Vren lo bien fuese corupto Ureña o Urgel). Este capitan estubo poco tiempo, asento el tracto y comercio assi en esta ysla como en las demas, aqui dejo un clcr- igo hombre de mui buena vida, que reduju a muchas per-sonas a la fee, y dejando muchos xristianos, y doctrinados en ella murio en la Gomera: Esta armada siguio la via del Norte y no volvio mas ‘. A muchos Gomeros hallo Betencourt que te-nian nombres de Santos: Hernandos, Pedros, Mathiguelos, etc. Y después, como tiempo de 30 años aporto a la Gomera, en el Puerto de Hipare, otra armada de guerra de gente Castellana, su Capitan Hernando de Castro, que entraron la Ysla con arrojo, y resolucion de matar y prender. Salioles al encuentro toda la fuerza de los Gomeros y fueronse retirando los castellanos a una fortaleza de risco onde havia celada de otros Gomeros tiene la entrada angosta, como la salida, y el risco que ataja tiene agujeros onde llaman Argodes, y atravesados palos y maderas, fueron acorralados y citiados los Castellanos, y pactados y sen- 1 Marín copia a Abréu. La autenticidad de esta expedición fue puesta w duda por- Buenavtx~ ura Bonnet y Reverón en su tesis doctoral Las expediciones a Canarias en el siglo XZV, Madrid, 1946. 58 TOMAS ARIAS MARIN DE CUBAS IY. 71 taron pazes, y como amigos tractados con refresco de comida, y ellos les dieron de algunas ropas y armas, y haviendose ido no volvieron mas a la / Gomera 2. De la Ysla de Thenerife en su conquista se supo que Castellanos desembarcando por la parte de Adexe a el Sur, anduvieron a cavallo alanzeando los naturales, y murio un Rey mui valiente medio gigante que se hallo mirlado en una cueba, de quien contaban hazañas llamado el de las lanzadas, callavan el comercio de paz con Aragoneses, que es cierto lo tuvieron con xristianos, pues entre ellos, aunque escondidas y maltratadas , se hallaron ymagenes de Santos. Los canarios dicen, que los primeros xristianos que vinieron a Callar- ia fue que llegaro al puerto de Gando, y plaia a el oriente dos navios que estuvieron surtos un dia, y no vino a la plaia gente de tierra, y al dia siguiente mui de mañana desem-barcaron 18 hombres, y segun dan señas eran dos Padres Augus-tinos, y los navios guiaron hacia el Norte, y en todo el dia no vieron gente qtle jusgaron estar la tierra desierta, y a la prima noche vinieron sobre ellos muchos canarios desnudos armados de piedras y palos, de dos poblaciones que estan frontero del mar Argones y Tyldet, y reconosidos los huespedes que venian de paz, los repartieron o alexaron a diversos dueños por la Ysla; estos enseñaron a los Canarios a labrar palos y piedras con picaderas y cosas enmaderadas grandes. Dicen que tuvieron co-mercio con estos xristianos, que ellos llamaban a todos Mallor-quines por tiempo de 40 años, hasta que falto el tracto por decir los xrktianos en SLIS tierras que los Canarios eran traidores de ley, corazon y por naturaleza infieles, y assi mataron a 13 lMa-llorquines en la Gaete en su cassa llamada Roma y dicen que los Canarios vestidos de la ropa de los xristianos esperaban de otro navio que llego de paz pura matar los que viniessen a tierra, y conosida la traicion les dixeron que presto vendria una armada que se prevendria para castigar sus traiciones, y estos llevaron la nueva a España y a Levante, dicen los Canarios. Tuvieron los Mallorquines en esta ysla de Canaria algunos puertos que savernos de su comer- cio a las ysletas una fuerte cassa de piedra sola mui fuerte, que su pared tenia de ancho yde grandes piedras siete palmos largos y segun los simientos una quadra mui ancha y larga onde oi esta una Hermita de Santa Ca- 2 Con respecto a esta supuesta expedición al mando del capitán Fer-nando , de Castro, ver nota ‘ de Ciorãnescu en las págs. 78- 79 de la historia de Abréu Galindo, edición de 1977. HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE C4NARIA 59 [ l-. 7 v.] thalivza Martir a la parte del sur en el Ganeguin una cueba onde se decia missa que oian los zistianos qtle comerciaban, llamada Santa Agueda, como la Iglesia maior de Sicilia, qtle assi es lla-mada a la parte de poniente a unas poblaciones de Canarios llamada Tirma, y otras de la Aldea de San Nicolas de Tolen-tino onde se decia missa mui serca del mar, una Hermitica mui pequeña la mitad cueba y la otra mitad de piedra, y en la plaia Gaeta llamada assi por los Sicilianos, y su cassa que alli tenian como precidio con una pared de piedra hasta la plaia con saeteras a modo/ de muralla. Serca de aqui tenian los Ca-narios la cassa de las Doncellas o Convento de las Marimagua-das ande tal vez venian los xristianos y dicen que teniendo celos los Canarios procuraban en un convite matar a los Mallorqui-nes, y no pudiendo conseguirlo les armaron traicion de que solo un Canario entrase y suviese en lo alto del fuerte onde todos descuidados con la puerta avierta a la seña dada por el traidor con los pies subieron los demas con cuchillos y executaron la mala intencion; daban otra disculpa de haver muerto a los xris-tianos, dicen qtle en aquellos dias o años les havia sobrevenido en la ysla gran falta de alimentos por no havcr llovido y gran-des enfermedades de que morian muchos, atribuiendo tal cas-tlgo por tener pazes y tractos con xristianos, y tenerlos en su tierra, y quitandolos de ella tendrian, buenos temporales y assi fueron insistidos del Demonio 3. Despues dicen los Canarios de haver comerciado por tiempo casi de 40 años con Mallorquines, Aragoneces y Sicilianos; vie-ron a mediado Junio a tiempo qtbe ellos tenian fiestas y vailes 3 Marín de Cubas sigue a Abréu Galindo en el episodio de la cautivi-dad y posterior muerte de los mallorquines que habían sido apresados en la bahía de Gando. No obstante, el autor introduce en el relato ciertos datos que no hemos podido encontrar en Abréu; estos nuevos datos son: a) La ermita de Santa Agueda en Ganegujn ( nombre < actual de un pe-queíío pueblo de pescadores existente en la desembocadura del barranco de Arguineguin. En dicho pueblo existe una cueva en la que, según la tra-dición, se encontró en SLI interior una imagen de Virgen). Ir) A~ I& I jwtiîica la matanza rlt: loa rnallurquirles por causa5 tales como la hambruna que asolaba la Isla en esta época. A esta causa Marin añade otras como los problemas surgidos entre los mallorquines y las marimaguadas, que como se sabe eran las mujeres sacerdotisas, a las cuales no se podía codiciar, y se castigaba con severísimas penas a quie-nes 10 intentasen. c) Por último,. Marín dc Cubas no cita, al menos en esta parte de su texto, el episodio del ajusticiamiento de los dos sacerdotes que fueron arrojados por la sima de Jinámar, hecho que Abréu reseña detalladamente. 60 TOMk3 ARIAS MARfN DE CUBAS en Galdar y Telde, onde todos los varones estaban ocupados 4, o fuese por el revato de una esquadra de seis navios con dife-rentes divisas en algo a los a los [ sic] primeros de Mallorquines; entre el poniente y el sur jusgandolos enmarados se descuidaron los Canarios, supieron que en el Pueblo de Ganeguin robaron mu-chas mugeres, muchachos y ganados y quanto pudieron, Ilevan-dolo todo a hecho sh irrrpedirnento alguno 5. La armada vino por el oriente rodeando la ysla, y los Canarios por tierra rete-niendolos viniesen a pelea, dieron fondo frontero unos riscos tajados pendientes sobre el mar fortaleza de los gentiles, salie-ron a tierra en una buena plaiasa [ sic], esquadronaron las lanzas onde avia una poblacion a la boca del barranco de Telde, que lla-maron la Pardilla 6, suvieron por el valle de Ginamar en busca de losCanarios que se iban entrando en el bosque de olivos sal-veses o asebuches, y otros arboles, alancearon y mataron a mu-chos en un valle, que oi llaman la Matanza por esta accion ‘. Un Castellano buscando la cenda a el mar por mas breve y mas cercana que por la parte onde havian venido, iendo a pie con espada y rodela cojio la de mano isquierda por unos colla-dos descubrio los navios, y lanchas que a todas partes awdian a recoger gente, dio en la emboscada del risco de las Carigüe-las onde ai grandes agujeros en las toscas ‘, que alli tenian ata-jado el camino sobre el mar en una eminencia de mas de 400 bra-zas de onde se arrojo el Castellano, y sobre su rodela a dos 4 Efectivamente, podría tratarse del Beñesnzen, fiesta anual que cele-braban los aborígenes en la estación del estío cuando hacían la recolección de sus granos. Se desprende por los datos de Marín de Cubas que periódicamente toda la isla se hallaba ocupada en estas fiestas. 5 Se trata de la expedición de 1393, que mandaba el capitán Gonzalo Pérez Martel. Ver nota 2 del capítulo II del lib. 1. 6 El topónimo La Pardilla no lo encontramos citado en ninguna crónica e historia consultada. No obstante, esta localidad existe, y es actualmente un barrio de Telde. Por lo que respecta a la población que según Marín & Cubas existía en la descn> bocadura del barranco de Tolde que llamamos la Pardilla, cabe señalar que en dicho lugar se localizan los restos de un poblado aborigen conocido como la Restinga y Roca-barranco: este poblado estaba formado por al menos treinta estructuras habitacionales de piedra seca, de planta interior cruciforme, así como varios enterramientos tumulares y dos grandes recintos. ’ En el término de Marzagán ( municipio de Las Palmas de Gran Ca-naria) cxistc un barrio cuyo nombre es La Matanza; en sus proxjmidades se localiza un importante complejo de cuevas naturales y artificrales con silos, que constituyeron un poblado aborigen. En este yacimlento se han recogido abundantes restos materiales de la cultura aborigen. 8 Podría tratarse de los silos del Mal Paso, que aun se conservan; este yacimiento fue descubierto y en parte estudiado por Jiménez Sánchez. HISTORIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 61 braceadas, dicen los Canarios, se fue a su navio; esta memoria durara muchos siglos, fue mui celebre entre los gentiles seña-lando el modo y arrojo que tenian ellos por victoriosos e im-bencibles a tales hombres, a modo de / los Saguntinos, y es llamado alli el salto del Castellano. Navegaron a el oriente a la ysla de Lanzarote a el Puerto Guanapaio onde havia edificio o cimiento de Castillo o fuerte, que despues Betencourt llamo el Castillo biejo que fabrico Lan-celoto Mailesol, Milanes, que aqui fue escala de Mallorquines salieron a tierra a correrla los xristianos sin hallar persona ni viviente alguno por tode el dias, y serca de noche mandaron saliese por espia ligera, y diese uno la vuelta por la llanada o Dehesa de Guriame lo y bien apartado, y al volverse le parecio habia visto corriendo un gentil esconderse en unas ramas con tanta velosidad como una ave, y siguiendo hacia aquel alcanse presto fue descubierto, y con grande dificultad atropellado, y de el se entendio onde los naturales todos se havian recojido desde que vieron los navios, al dia siguiente fueron obligados a defenderse en los llanos qtre llaman de la Oliva ll, fueron algu-nos muertos y cautivos 160 con el Rey Guanarame, y la Reina Tingua Faia 12, mucho ganado de cabras y cueros, tozinas, ca-brias, cebo que tenian recojido paua comerciar y dieron la vuelta a Sevilla. En este año de 1.393 que los Castellanos vinieron a las yslas havian passado 102 que se tubo noticia de ellas en Levante y lo Francisco Navarro Artiles. en su obra Teberite, apunta: “ Guriame- 1.: ‘ Top. de Fv. : extensa zona del nordeste de la isla’ // Var. : Guriame / j 2.5 ‘ Top. de Fv.: Caserío en la Oliva’ // Var. : Guariame // Dehesa de Guriame iTop. de Lz! // Nota: Quizá sea , error por Fuerteventura // Lla- Ilada de Guriamt; ‘ Top. de LE’ // Nota ; Quisá sea error por Fucrteventura”. Este topónimo no aparece citado por ningún autor ni crónica anterior a Marín de Cubas. De ser cierto lo que apunta Navarro Artiles, el relato de Marín de Cubas habría que trasladarlo a la isla de Fuerteventura. 11 Tampoco aparece este topónimo en la isla de Lanzarote, m cita alguna de autores anteriores a Marín de Cubas. A este respecto ver nota 1, cap. X, tomo 1, pág. 301, de la obra de Chil y Naranjo Estudios... lp Tanto Abréu Galindo ( el autor más antiguo que da los nombres de estos dos personajes - Guanarame y su mujer Tinguefaya-), como Marín de Cubas dan por cierto que eran reyes de Lanzarote. Sin embargo, Viera señala que “ Guanarame, hermano de Tiguafaya, y a la hermosa ICO, que era su hermana y su mujer...“. Entre el , text. o , de Abréu y de Marín de Cubas existen ias siguientes diferencias : a) 160 cautivos en Marín de Cubas y 170 cn AbrEu y Viera. b) Tinguafaia en Marín de Cubas, y Tinguefaya en Abreu. 62 TOMAS ARIAS MARIN DE CUBAS 73 que el Rey de Napoles les comercio, y 47 que imbio a ellas el Principe Luis; y aora esta armada parece fue imbiada por Castilla: concuerdan los que hablan d’esta armada de Caste-llanos que el Capitan fuese Hernando de Castro, quien o como fuese no savemos mas en tiempo del Rey D. Pedro de Castilla antecedente a este mas de 30 años, tubo este Rey una armada contra Aragon su Almirante deste nombre D. FerYzando de Cas-tro en el año 1.365, este era señor de Monforte, Lemos y Sarria y Castroheril, Maiordomo del Rey D. Pedro, hermano de D.” Juana de Castro con quien SP casn repudiada y presa en Burgos la Reyna D.” Blanca. Eran hijos de D. Pedro de Castro y Guerra y de D.” Ysabel Ponce de Leon, viuda de D. Diego Haro señor de Viscaia, nieto del primero D. Diego Haro, y pudiera ser o este ca-vallero u otro deudo o sucesor quien fuese en estas yslas. Demas de haver comerciado los Mallorquines en las yslas tam-bien en las Cortes ( sic) de Africa en cabo de Guer onde llamaron Sta. Cruz de Berberia onde murio un Religioso Augustino y tie-nen su cuerpo entero, y libros, y otras alajas qtre fueron suias, y este vivio en Canaria con exemplo de buena vida asistiendo algu-nos años a los xristianos qzfe vivieron y comerciaron en la ysla. MOSEN JOAN DE BETENCOURT SALE DE FRANCIA PARA LAS CANARIAS Y LLEGA A CADXZ [ f. 8 v. 1 / CAPÍTULO IV Los historiadores desta venida de los Franceses, con variedad assi, Españoles, Ytalianos y Franceses por haver escripto despues de 70 años hablan en diversos tiempos de aquel primero: segui-remos en toda la historia a un Clerigo trances Capellan suio de Mosen Juan que le asistio hasta su muerte de que hizo un trata-do en su lengua imprezo, aunqz* e en el calla algunas causas y motivos que otros declaran. Garivai, historia de España libro 16 capitulo 19 y el Padre Juan de Mariana libro 16 capirulo 14, Gomara historia de las Yn-dias libro 6 capitulo 17 concuerda con Zurita libro 20 capitulo 39 historia de Aragon, y descuerda de los otros.. De los Ytalianos dice Benzoni historia del Nuevo Mundo lo mismo cassi con algu-na diferencia, y que el Rey de Lanzarote se llamaba Bajanor. Pau-lo Juvio, cn sus elogios dise, que Portugueses y Castellanos descu-brieron estas yslas, y las comerciaron. Gonzalo Yllescas, historia Pontifical, dice que el conqsimiento de estas yslas es de mui largo tiempo llamadas Fortunadas hata que vino a conquistarlas Be-tencourt. Gonzalo de Molina, llamado Argote, en la nobleza de Andalucia tracta dcsta materia con variación como los demas. Varroz y Ramnucio, Lucitanos en sus decadas dicen que yngleses primero y despues franceses descubrieron estas yslas, que cami-nando a España se derrotaron a ellas, y en particular a la Ysla de la Madera. Las historias francesas dicen de otra manera y entre si concuerdan en la verdad deste viage de BetencourtV Bignien en su Bibliotheca en el año 1405 y en el de 1407 Velle Fo-resto libro de Cosmografia tomo 2 capitulo 31 y Thebet libro 3 capitulo 9 Andres Favin o Fabian, tractado de los oficios de Fran- 64 TOMAS ARIAS MARIN DE CUBAS cia libro 3 capitulo 8 dicen a una voz que tres gentiles hombres salieron de la Francia en tres navios grandes de guerra, al modo que los antiguos aventureros cavalleros errantes, llamados Jean de Betencourt, Girardo de Monleon y Ethelfe de la Salle, a quien la historia de Betencourt llama Gaiferos o Gadifer de la Sala natural de la Rochela, ‘ y despues a el retorno a Francia de las Yslas de Canavia mando el Rey de Francia a servir a las guerras del pais de Genes el aMo 1409 y mando que ninguno volviese a las yslas de Canaria. Galleno de Betencourt, tractado de las navegaciones del Oc-ceanos, dice despues por el aMo de 1402 Juan de Betencourt gentilhombre normando, por las crueles dicenciones y revueltas de qtre el fue causa en Francia entre el principe de Orleans y el duque de Borgoña con el rey Carlos VI y este con el Austrique ( que es el Emperador de Alemania) y pareciendole no tener se- Cf. 91 gura su persona en la Francia, ni aun en España, / determino con su familia salirse del Reino etc. Del tractado de sus capellanes de Mosen Juan el licenciado Juan Berriel y Fr. Pedro Bontier, franciscano, qtre quedo en ys-las y acompaííaron siempre SC colige lo siguiente. Fue Mesen Juan gentilhombre de Camara del xristianissimo Carlos VI, natural de Normandia, Varon de Betencourt en la Provincia de Caux, tenia su cassa en la gran Vella de Tintorera, lugar suio onde vivia quando tubo las grandes contiendas con su hermano maior Rei-naldos, que le coacionaron a salir del Reino, siendo el primer mo-tor desta empreza de ir a las yslas, paso a la Rochela onde hablo con Gadifert de la Sala y casi le forzo a solicitar gentes, armas y pertrechos: Dexo su hazienda Betencourt en ciertas doblas de oro a renta a un su deudo Roverto de Bracamonte , embarcose en uno de tres navios grandes r/ ue por mas fuerte el escngio, y Gadifert juntos con ochenta hombres de pelea. Salieron del Puerto con viento Nordeste año del Señor de 1402 día primero de Maio, fueron la vuelta de la ysia Bel Isic] de aquella costa de Francia, y de alli a el Cabo Gobe y en la ysla Re, les contrario el viento por la proa y tuvieron otra derrota; y se apartaron los tres navios y solo se habla del de Betencourt que llego a el Puerto de Rivadete, onde estubo ocho dias amotinada la gente, Normandos y Gascones, tirandose chuzos, barras de hie-rro, tablones, desde las gavias, camarote y otras partes; y salien-do armado Gadifert de la camara apaciguarlos le fue arrojado un chuzo que apartandose entro a la camara y se clavo en un HXmRIA DE LAS SIETE ISLAS DE CANARIA 65 cofre, y el biage estubo deshecho, que con maña se volvio a pro-seguir. De Ribadeu fueron a la Coruña alli estaba la armada de Sco-sia a cargo del Conde de Hely, que estaba en tierra con otros Se-flores, el de Razi y Renti, a los quales fue Betencourt a pedirles ciertos pertrechos de una de las tres naves que en sierto parage le havia apresado, disculpado el general con los demas Señores y vuelto Betencourt a su navio, invio recaudo siniestro al Conde de Crefort, almirante, de parte del General pidiendo una lancha grande y anclote que luego lo imbia, y viniendo ciertos Capiiu-nes a vicitarle en buenas chalupas instaron volver a llevarse la lancha y anclote; hubo altercaciones, vozes y demandas con sa-tisfaciones mando Betencourt alsar el navio, y tras el vino una Goleta armada, y puestos ambos a punto de guerra se volvio sin hazer effecto. Siguio el viage por la costa de Portugal y doblan-do el cabo de San Vicente llego a Cadiz, acomodo su familia en cierta posada Betencourt, y el siendo acusado por demanda de los yngleses, Ginoveses y Placentinos, de que era pirata haviendo rovado en tal parage tantos navios, y hecho graves, y hechado [ f. 9 v. 1 a fondo / tres, fue preso en el Puerto de Santa Maria y el navio embargado con todos sus pertrechos; la Señora Madama Maria de Bracamonte siendo de poca hedad y mui hermosa se afligio, y luego dio a conoserse a sus deudos qtce tenia en España, sobri-na que era de Rubi de Bracamonte, qtte caso en Castilla en tiem-po del Rey Don Pedro, con Dotia Ygnes de Mendosa, casa del ynfantasgo; este se hallo en Montiel en la tienda del Condestable de Francia Monsieur Beltran, Claquin, quando D. Henrique ma-lo a su luxmano. Llevado preso a Sevilla Mosen Juan de Betencourt, y reputa-dos por piratas el y los suios, beso la mano al Rey Don Henri-que III y a la Reyna D.” CathaZirza qzne alli se hallaban, y fue vici-tado de los grandes y otros cavalleros con muchos ofrecimkxtos, y luego dado por libre; y puesto silencio a las demandas Y vuelto a Cadiz se le amotino la gente sobre las pagas el dueño del navio Roverto Brumen, el contra maestre Bertin Berneval de Caw Y el Capitan de ynfanteria Remon le nedan marineros y soldados que havian servido sin premio y eran ia muertos, a guerra Y tra-vajos, 27 hombres de 80; acomodolos con algun dinero q= hallo y volvio Betencourt a querer proseguir el viage de las yslas con intencion de robar esclavos pura aiuda de tantos gastos, Y Pro-curo buscar practicos que deste viage le diesen noticias. 66 TOMAS ARIAS MARfN DE CUBAS Hallo algunos Betkcourt, Maestros de navios, qtle en estas ys-las comerciaban aunque de secl- eto porque el Rey D, Henriyue tenía vedado este tracto en paz y en guerra; corrío la vos de que buscaba gente de su nacion para esta empreza, y mas hallara si tuviera mejores pagas, fue citado Betencourt de ir primero qtre otro u otros dos navios españoles a las dos yslas primeras onde se haría con menos ernbaraso el robo de ysleños l l LOS capítulos que Marín de Cubas dedica a la conquista Betancuriana, concretamente del IV al XII del libro 1, ambos inclusive, han sido objeto de un minucioso cotcjo con las versiones conocidas y publicadas en épocas anteriores a la de nuestro autor: nos referimos a los textos B y G, así como al texto de Abréu Galindo. De estos cotejos deducimos que Marín de Cubas tuvo que consultar otro texto sustancialmente distinto a los ya mencionados y referidos de la conquista Betancuriana. Las noticias que aporta nuestro autor sobre este capítulo de la Historia de Canarias, resultan más veraces y acertadas que las del mismo Abréu, de cuya obra se sirve nuestro autor en múlti-ples ocasiones, tal y como el propio Marín señala. iCuál fue entonces la fuente de que se valió Marín para narrar los episodios de la conquista Betancuriana? Según Elías Serra Ràfols, Abréu Galindo fue el único entre los cronisras canarios que tuvo acceso a unä copia del manuscrito de la conquista betancuriana, que Juan V de Betan-cur, a ruego de los Betancores canarios, les envió hacia 1490 ( Elías Serra, 1964). - Pudiera ser que Marín de Cubas llegase a conocer esta copia utilizada por Abréu en su historia; sin embargo, la transcribe o al menos la inter-preta de distinta manera a como lo hace Abréu, tal y como ya indicá-bamos. Cabe entonces pensar que Marín de Cubas consiguió manejar una nueva fuente; para Elías Serra, dicha fuente sería Le Canarien en su primera edición del año 1629- 1630, del que fue autor Pierre Bergeron ( Serr |
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