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El autor FRANCISSCUOÁR EZM ORENO[ L a Aldea de San Nicolás, 19491 A pesar de su plena dedicación a la docen-cia directa ha realizado reconocidos traba-jos en otros campos de la cultura, periodis-mo, artes plásticas- diseño, medio ambien-te, reportajes para publicaciones diversas ... y sobresale su faceta de investigación his-tórica, fruto de la cual ha escrito varios libros: El Pleito de La Aldea ... ( 1989), su obra más conocida y actualmente agotada; Ingenierías históricas ... ( 1993); El maes-tro de obras Simeón Rodríguez ... ( 1996); Perspectivas de la arqueología industrial en Canarias ( en prensa) e Indianos, ára-bes y emigrantes ( en fase de publicación). Con este nuevo libro sobre la historia de Mogán, este autor conforma un valioso trabajo histórico de los municipios que configuran nuestra amplia y lejana comar-ca del suroeste de Gran Canaria ( Edic. Ayto. de Mogán, 1997). MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA Francisco Suárez Moreno DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA ILUSTRE AYUNTAMIENTO DE MOGÁN GRAN CANARIA 1997 Ilustraciones de la cubierta: panorámica del valle de Mogán, fotografía del autor ( por-tada); y acuarela del pintor canario Elías Manero, propiedad de Fernando Arencibia, sobre antigua estampa marinera de Playa de Mogán ( contraportada). O 1997 FRANCISCO SUÁREZ MORENO O ILUSTRE AYUNTAMIENTO MOGÁN 1: EDICI~ N. 1997. CORRECCIÓN DE PRUEBAS: JUAN ANTONIO QUINTANA HERNANDEZ COORDINACI~ N DE LA EDICI~ N: MARGARITA VILLARMIN CHAMORRO Y ADOLFO SU~ REZA LMEIDA I. S. B. N.: 84- 606- 2811- 6 DEP~ SITO LEGAL: M. 9.208- 1997 FOTOCOMPOSICI~ N E IMPRESI~ N: TARAVILLA MESÓN DE PAROS, 6 28013 MADRID Págs . SALUDA ............................................................................................................. PRÓLOGO ........................................................................................................ INTRODUCCI~ N... .................................................................................. CAPÍTULO1: EL MEDIO FÍSICO. ........................................................ 1 . Aislados en una comarca seca y montañosa ..... 2 . Evolución g. e om. o$ ológica ................................................. 3 . Clima y pazsaje ......................................................................... 4 . La dialéctica Hombre- Naturaleza ................................ CAPÍTULO 11: ÉPOCA ABORIGEN ..................................................... 1 . El poblamiento ............................................................................ . , 2 . Núcleos de poblaczon ............................................................ 3 . Arguineguín: de los mallorquines a los nor- mandos ................................................................................................ 4 . La Conquista ................................................................................ 7 Págs . CAPÍTULO 111: LA COLONIZACIÓN Y ANTIGUO% GIMEN: SIN IDENTIDAD MUNICIPAL ( DEL SIGLO XVI A PRIN-CIPIOS DEL XX) .................................................................................... 45 . . 1 . Lenta repoblaczon ............................................................... 45 2 . Bajo la jurisdicción de los pueblos vecinos ...... 52 3 . Conflictos en la posesión de la tierra .................... 53 4 . Proyectos oficiales de desarrollo y repobla- cz. o , n ..................................................................................................... 60 5 . Economía y sociedad al finalizar el Anti- , . guo Regzmen ................................... .... ........................................... 67 CAPÍTULO IV: LA LUCHA POR LA IDENTIDAD MUNI-CIPAL ( 1 800- 1 815) ............................................................................. 77 1 . Razones de la segregación ......................................... 77 2 . El primer paso: la construcción de la ermita de San Antonio de Padua .............................................. 78 3 . Fundación de la Ayuda de Parroquia ..................... 82 4 . Primeros intentos de secesión municipal .............. 84 CAPÍTULO V: LA CONSOLIDACIÓN DEL LIBERALISMO: PERSISTENCIA DE LA POBREZA Y EL AISLAMIENTO ( SIGLO XIX) ................................... .... ................................................... 87 1. Precariedad y aislamiento .................................... .... ...... 87 2 . La nueva organización municipal: del caos ad-ministrativo a las fortunas personales .................... 103 3 . Distribución y movilidad de la tierra ...................... 121 4 . La parroquia de San Antonio de Padua ............... 130 5 . Un siglo sin progreso ......................................................... 133 Págs . CAPITULOV I: EL CAMBIO ECONÓMICO: ENTRE EL CACI-QUISMO Y EL REPUBLICANISMO ( 1 890- 1936) ................ 137 1. El " virreinato " de Marcelino Marrero ................... 137 2 . La economía y sociedad moganera en el cam-bio ........................................................................................................ 154 3 . Evolución sociopolítica y crisis final ( 1 923- 1936) .................................................................................................. 179 CAPÍTULO VII: EL BOOM DEL TOMATE Y EL FRANQUIS-MO ( 1939- 1976) .................................................................................. 191 1 . La crisis de la posguerra ................................................ 191 2 . Revitalización del capitalismo agrario ................... 192 3 . Crisis y recuperación del sector pesquero .......... 210 4 . Otros sectores económicos .............................................. 212 5 . Sociedad y economía en el franquismo ................. 213 . . 6 . Concluszon ..................................................................................... 222 CAPÍTULO VI111 EL BOOM DEL TURISMO Y LA DEMO-CRACIA ................................... .... .................................................................... 225 1. La crisis agraria y poblacional de los 70 .......... 225 2 . La terciarización de la economía ............................... 228 3 . La supervivencia de la pesca frente al nuevo desarrollo capitalista y turístico ................................. 235 4 . Cambio político y social ................................................. 237 5 . Reflexión: Mogán ... 2 de pobre a rico? ................... 239 ABREVIATURAS MÁS UTILIZADAS EN EL TEXTO A. A. M.: Archivo del Ayuntamiento de Mogán. A. C. L. P.: Archivo de la Catedral de Canarias. Las Pal-mas de G. C. A. H. P. L. P.: Archivo Histórico Provincial de Las Palmas. A. H. N.: Archivo Histórico Nacional ( Madrid). R. P. de Guía: Archivo del Registro de la Propiedad del Par-tido Judicial de Guía de Gran Canaria. Fg.: Fanegada ( 5.555 m2) = 0,5555 hectáreas: ha. Leg.: Legajo. SALUDA En este primer libro que editamos con fondos propios del Ayuntamiento de Mogán se recoge la primera historia escrita de este municipio y aprovechamos este institucional saluda para, en nombre de toda la Corporación municipal, invitarles a su lectura, la que nos servirá para aprender esa vital lec-ción de la Historia, la de saber quiénes somos, de dónde ve-nimos y hacia dónde vamos. Además, una obra como esta será de gran utilidad para nuestros enseñantes como material curricular de cara a los contenidos de la reforma educativa, pues hasta ahora no te-níamos ningún material de este alcance. Así pues, nuestro Ayuntamiento pretende con esta publica-ción sensibilizar a la población sobre la continua necesidad de recuperación nuestro rico acervo a fin de lograr una ma-yor cohesión social entre nuestra tan diseminada población de cara al futuro como pueblo, cuestión tan vital ante las nuevas pautas socioeconómicas y demográficas a que estamos some-tidos los pueblos que vivimos del turismo de masas y nuestra historia común servirá constantemente de punto de referencia. MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA Sobre la obra en si entendemos que a la paciente labor investigadora y de método que se observa nada más comen-zar la lectura de sus primeras páginas se une la buena estructuración didáctica y el estilo directo que el investigador D. Francisco Suárez Moreno, como experimentado profesional de la docencia le imprime al texto, a quien le agradecemos, en nombre del pueblo de Mogán, el haber dedicado varios años de su tiempo libre a investigar nuestra historia sin ningún interés económico. Felicitémonos pues todos los moganeros y moganeras con este valioso libro sobre nuestros ancestros y aprovechemos sus valiosas enseñanzas, pues, como dice un viejo adagio, « el pue-blo que desconoce su historia está condenado a repetirla » . Mogán, a 15 de febrero de 1997 ANTONIOS ANTANFAL ORES Alcalde del Ilustre Ayuntamiento de Mogán Islas Canarias Este libro tiene su origen en un encargo realizado por nosotros a Francisco Suárez Moreno con el objeto de que for-marse parte de la « Historia de los Municipios Canarios » , co-lección que nacía con una clara orientación de recupera6 re-valorizar y dinamizar la memoria histórica local. Sin embargo, diversos motivos extracient$ cos retrasaron su edición. Pero afortunadamente, ahora, con el decidido apoyo del Ayuntamien-to de Mogán sale a la luz esta obra que, sin duda, viene a contribuir y a enriquecer sustancialmente el patrimonio historiográfico canario. Su titulo, « Mogán, de pueblo aislado a cosmopolita » , sin-tetiza con gran acierto el desarrollo histórico de este munici-pio, que es abordado por su autor bajo una visión globalizada y perfectamente articulada en sus diferentes capítulos, donde estudia de forma pormenorizada todos los elementos que han intervenido en su proceso histórico: desde los primeros pobla-dores aborígenes a las jüertes transformaciones socioeconó-micas experimentadas en estas últimas décadas del presente siglo, que han coadyuvado a superar las barreras fisicas de su secular aislamiento. Y en ese sentido, cual progreso imparable, este libro, que constituye la primera historia escri-ta sobre el municipio, viene a rompe6 también, con el aisla-miento cultural al que ha estado sometido Mogán a lo largo del tiempo. A través de sus páginas el lector podrá reencontrar y des-cubrir las peculiaridades de su espacio físico, los asenta-mientos y vestigios de la sociedad aborigen, las incidencias y consecuencias de la conquista, el proceso colonizadoi; los conflictos sobre la posesión de la tierra, los proyectos de de-sarrollo económico y de repoblación; la lucha por la iden-tidad municipal desde la construcción de la. ermita de San Antonio de Padua pasando por los intentos de secesión juris-diccional hasta la constitución municipal; su evolución social desde de la etapa caciquil a la transición democrática, y el cambio de una estructura económica de subsistencia, esencial-mente agropecuaria y forestal, a un sistema de mercado con el cultivo y exportación del tomate y el desarrollo turístico. En definitiva, todo und legado que hasta el momento había perma-necido prácticamente perdido en las tinieblas del olvido. Por ello, este libro tiene, entre otros muchos méritos, el dibujar cuidadosamente la interrelación de todos esos factores que han definido a lo largo del tiempo su conformación colectiva y constituye, además, un eje de referencia obligado para todos, pero especialmente para las nuevas y futuras generaciones. Su auto6 Francisco Suárez Moreno, es un experimentando docente e inquieto renovador pedagógico que cuenta con una brillante producción histórica. Hace ya algún tiempo, en 1990, publicaba su primera monografia, « El Pleito de La Aldea: 300 años de lucha por la propiedad de la tierra » , un excelente es-tudio donde analizaba minuciosamente la claves esenciales de la configuración socioeconómica de su municipio natal. Más tarde, en 1994, nos sorprendía gratamente con un nuevo tra- bajo, < « Ingenieríash istóricas de La Aldea » , con el que se abría en Canarias una novedosa línea de investigación relacionada con la arqueología industrial. Y ahora, en 1997, aparte un curioso libro recientemente editado sobre las relaciones cana-rio- cubanas en arquitectura, « El maestro de obras Simeón Rodríguez ... » , nos brinda « Mogán, de pueblo aislado a cosmo-polita » donde evidencia, una vez más, las excelentes dotes y cualidades de un historiador de altura con raza y clase. Su dedicación vocacional por la investigación, sin descui-dar su encomiable labor como docente, su profesionalidad y rigurosidad son las señas de identidad que avalan por sí solo a este historiador fuertemente comprometido con su espacio vital y con el legado histórico heredado, que además ha sabi-do imprimir a la reconstrucción del pasado una clara visión transformadora del futuro a través del análisis, la reflexión y del conocimiento. Espero que el lector pueda compartir el disfrute y el apren-dizaje que he recibido con la lectura de este libro de mi ami-go Paco, a quien felicito por su espléndido trabajo y por la relevante contribución en el rescate y difusión de nuestra memoria colectiva. JosÉ M. CASTELLAGNIOL Doctor en Historia y Conservador del Museo de Historia de Tenerife Fue un día de San Antonio, allá por el año 1956, cuando por primera vez fui a Mogán en el recién estrenado camión Leyland de Panchín, un exportador de La Aldea, vecino nues-tro; íbamos unas treinta personas en la carrocería de madera, sentados sobre cajas de tomate, producto entonces que gene-raba una explosión económica y demográfica en esta comar-ca. Pocos años hacía que se había abierto al tráfico la carrete-ra, una pista de tierra, que unía a estos dos pueblos y aún recuerdo, a modo de clichés imborrables, las distintas imáge-nes que se nos presentaban desde la estrecha y sinuosa vía, según doblábamos cada una de las degolladas, entre el frescor de la mañana, el olor a tierra y a la hierba seca de salvias e inciensos: a un lado, las imponentes alturas coronadas de bru-mas y pinos, y, al otro, el precipicio de los valles secos y pedregosos que se perdían hacia el tranquilo mar. Fue quizás la amplia panorámica que se nos presentó una vez que deja-mos atrás al valle de Tasarte la que más me impresionó; la am-plitud de la cabecera de la cuenca de Veneguera, con sus po- MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA tentes estratos rocosos, bermejos y verdiazules; el lejano y azulado contrafuerte montañoso de Tauro; el viejo y quebrado camino real que debajo mismo de la pista descendía por Las Breñas, del que mi padre, señalándolo, me contaba historias ... Y, luego la entrada a Mogán, más sensaciones: el olor a leña que desprendía una panadería que se hallaba en la misma ori-lla de la carretera, la gente que tempranamente bajaba a la fiesta, los arcos de palmas embanderados y ya en la plaza, la ermita de San Antonio rodeada del colorido de banderas, bas-tones de caramelos, sopladeras, juguetes, gorras de papel, ca-jas de turrón ... entre el estruendo y el olor de los voladores. Confieso que si tuviera que elegir entre las sensaciones viajeras más agradables de mi vida sin duda dejaría otros kilométricos vuelos y andanzas por este primer viaje a Mogán, cuando tenía siete años y la visita que dos años después reali-cé al pueblo cumbrero de Artenara. De Mogán había aprendido mucho, por los constantes cuen-tos que oía detrás del mostrador de la tienda de mis padres, a los mayores, y, sobre todo por las narraciones de mi progeni-tor, que enfatizaba lo bien que eran tratados cuando iban a pie a llevar millo, desde La Aldea, para molerlo un molino de fue-go y regresaban muy contentos y agradecidos, con sus burras cargadas de sacos de gofio y naranjas regaladas, pues eran los años de la posguerra, escasez y carencia de recursos vitales. Toda una historia entramada de la buena relación humana en-tre estos dos pueblos. Y quién me lo iba a decir ... que cuarenta años después in-vestigara y escribiera sobre el pasado de este pueblo vecino del que tanto hablaban mis mayores, hoy casi todos desapare-cidos. Pero las historias locales debieran ser escritas por los na-turales de cada lugar, pues como bien dijo el maestro de his-toriadores, Manuel Tuñón de Lara: « Los más cercanos al te-rruño conocerán mejor su historia, la experiencia local de sus antepasados » . Así pues, entendemos que la investigación so-bre la historia de Mogán debe permanecer abierta a futuros trabajos, quizás no muy lejanos en el tiempo, a los que esta publicación sólo representa el primer grano de arena; de to-das formas no debo soslayar que si no como un hijo de este pueblo, sí como uno más de los tantos que aman a esta co-marca, a sus antepasados, a su historia común ... investigué a lo largo de unos tres años y escribí este libro con gran inte-rés, movido quizás por aquellos gratos recuerdos y enseñan-zas que desde pequeño sobre esta tierra recibí de la sabiduría de los mayores. Tres fueron las principales fuentes de información en que se sostiene este trabajo: el archivo del Ayuntamiento de Mogán, que prácticamente, a excepción de un período comprendido entre finales del siglo XIX y principios del XX, conserva toda la documentación de los gobiernos municipales ( actas, regis-tros de correspondencia, padrones, amillaramientos, comunica-dos...), aunque necesitado de orden y catalogamiento; los li-bros del Registro de la Propiedad del Partido Judicial de Guía, un costoso trabajo pues tuvimos que cotejar los 30 primeros volúmenes, en los que estaban inscritas cerca de 1.800 fincas, gracias a lo cual pudimos acercarnos a la movilidad histórica de la propiedad de la tierra y del agua, principal medio de pro-ducción de la comarca, cuyo estudio complementamos con la consulta de los primeros amillaramientos y el primer Catastro de Hacienda; otros archivos como el parroquial, administracio-nes provinciales, Catedral ..., y por último, la valiosa consulta de la Historia oral, que nos ayudó mucho a la precisión de datos imposibles de recabar o analizar en los documentos es-critos, entendiendo que no pudimos beber de esta fuente todo lo que un natural o vecino de este pueblo hubiera podido ha-cer de ahí que, como antes reconocía, los que mejor pueden utilizar sus recursos son quienes viven en el mismo espacio de la investigación. Mapa n6m. l. Gran Canaria m relie-ve desde su perspectl-va Sur, la Ma seca y montafiosa, repartida entre 10s municipios de La ' Alda; Mogdn, en ed centro; San Bar-tohn& y Santa Lucla de Ttrajana, una su-p d c i e de 683, Km2, el 44,3 por cieato del total, de los que 164 KmZ corresponden a Mogún, un manicipio hisf6ricamente aislado y hoy a& to al mun-do en virtud de tos importantes centros tmfsticos de su costa. ( Mapa del Patronato de Turismo del Cabil-do Insular de Gran Canaria, 19%). +.+.+.+.+.+. Límite jurisdicctonal del municipio de Mogán. CAPÍTULOI EL MEDIO FÍSICO 1. AISLADOSEN UNA COMARCA SECA Y MONTAÑOSA La actual demarcación municipal de Mogán se sitúa en el centro de una montañosa comarca que, en amplio abanico, se extiende desde el centro hacia la costa sur y oeste de Gran Canaria. Estamos ante una gran porción de territorio muy di-ferenciado del resto de la Isla por su brusco contraste topo-gráfico y climático, que se fracciona casi radialmente en los históricos municipios de las Tirajanas ( Santa Lucía y San Bartolomé), Mogán y La Aldea de San Nicolás, los que su-man una superficie de 683,80 km2, el 44,3 por ciento del total de Gran Canaria, casi su mitad, pero no así en cuanto a su población pues permanentemente sólo habitan en la misma el 11 por ciento, aunque la incidencia en sus costas de las urba-nizaciones turísticas eleva sustancialmente el índice de ocupa-ción de una gran población flotante. Esta gran comarca constituye geológicamente una extensa rampa montañosa muy antigua que desde la cumbre descien- MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA de suavemente hacia el mar, seccionada por una red radial de grandes barrancos cruzados por múltiples afluentes que dejan al descubierto las más variadas formas de un relieve erosivo: degolladas, lomos, cuchillos, morros ... En el centro de esta singular comarca se dibuja, desde prin-cipios del siglo XIX, el espacio territorial de Mogán, que ad-quiere forma de trapecio con una superficie de 164,8 km2, la segunda en extensión de las demarcaciones municipales de Gran Canaria donde, según el último padrón, viven unos 10.398 habitantes de derecho y 15.541 de hecho, lo que representa una densidad media de 63 habitantes por km2, aunque la población flotante, como municipio turístico, supera los 30.000 hab. Al norte de su territorio se levanta, desde la degollada de las Brujas, la masa del pinar de Ojeda, en otro tiempo con la denominación de Pajonales, con las máximas alturas de las Yescas ( 1.518 m ) y Sándara ( 1.578 m), cabecera de las cuen-cas de Veneguera y Mogán y límite administrativo con el municipio de Tejeda. Al Sur queda bañado por el Océano At-lántico, en una abrupta costa de unos 30 km que avanza ha-cia el Oeste, en cuyo punto cardinal, a lo largo del barranco de Los Secos arriba, hacia el centro de la Isla, por la cordi-llera de Los Molinos y el macizo de Hornos- Linagua ( 1.426 m), hasta la mencionada degollada de las Brujas, se traza la línea divisoria con el municipio de La Aldea de San Nicolás. Y por todo el Este, la frontera que lo separa de los munici-pios de Tejeda y San Bartolomé de Tirajana desciende por el pinar y el curso medio del gran barranco de Arguineguín hasta el mar. En este espacio municipal se diferencian claramente las siguientes unidades: los valles de Veneguera y Mogán, donde se localizan las localidades históricas; el interior, de aislados caseríos como Barranquillo Andrés y Soria; y el triángulo de Tauro, en rampa montañosa, situado entre los valles de Mogán y Arguineguín. Mapa núm. 2.- Espacio municipal de Mogán. MOGÁN. DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA En el orden geológico este territorio constituye la parte vieja de Gran Canaria, con una antigüedad de 14 millones de años, un amplio margen de tiempo para que, ante la ausencia de erupciones modernas, se presente como un edificio muy des-mantelado. Esta formación del relieve se halla íntimamente conectada no sólo al de su comarca sino a la propia construc-ción de la Isla. a) Etapa de formación (- 14,8 a - 8,7 millones de años) El primer edificio insular, una especie de escudo, se levan-tó en poco tiempo, durante el mioceno, a finales de la era ter-ciaria, hace unos 14 millones de años, por la emisión conti-nuada de coladas volcánicas de tipo fisural, siguiéndole luego una brusca emisión de coladas sálicas ( traquitas y riolitas) que, localizadas en el centro de aquel achatado escudo, provocó su hundimiento cuyo borde de fractura, al descubierto por la ero-sión, lo marca hoy el círculo de tobas coloreadas de origen hidrotermal ( azulejos) que aparece desde la cabecera del ba-rranco de Veneguera hasta la cuenca de Tima- Tarnadaba. En este mismo período geológico, la gran caldera resultante de aquel cataclismo se rellenó con nuevas y violentas erupciones de coladas gigantescas y materiales diversos ( sienitas, malla de diques cónicos, traquitas, ignimbritas ...) que, a su vez, recu-brieron el viejo escudo agrandando la Isla desde sus grandes alturas de Linagua- Ojeda- Tarnadaba hacia el mar, más allá de la actual línea costera del Suroeste y Oeste. Este primer Ciclo Eruptivo de la Isla se sitúa entre los - 14 y 8,8 millones de años, es decir, que tuvo una duración de 5 millones de años. b) Etapa de erosión (- 8,7 hasta la actualidad) Mientras que por el resto de la Isla tuvieron lugar nuevas formaciones volcánicas, en lo que afecta al Sur y Oeste la actividad fue nula dando paso a un largo e ininterrumpido período de desmantelamiento de aquel sector del viejo escudo insular. Las aguas pluviales, sobre todo en períodos paleocli-máticos húmedos, el viento, la alteración química y la acción de un mar en constantes regresiones y transgresiones fueron erosionando aquel relieve inicial hasta formar las heterogéneas unidades topográficas de este espacio. Por un lado, se han modelado largos cauces en « V » , una red de drenaje, con amplias cabeceras debido a complejas excava-ciones y reexcavaciones, los barrancos de Veneguera, Mogán y Arguineguín; y por otro, han quedado aisladas, entre estas cuen-cas, las rampas del antiguo escudo, Tabaibales y Tauro, en fase aún de desmantelamiento por una compleja red de barrancos. 3. CLIMA Y PAISAJE La posición de la comarca, de espaldas al influjo del húme-do alisio, determina unas condiciones climáticas distintas al resto del espacio insular cuyos determinantes básicos son la sequedad con fuerte insolación y ausencia del viento; aunque en el terri-torio de Mogán marca ciertas diferencias entre las alturas de la montaña, las cabeceras y cursos medios de sus barrancos y la zona costera. El calor se acentúa en el cauce de sus estrechos barrancos y se suaviza en la costa, con temperaturas medias que oscilan entre los 20" C y 25" C. Las precipitaciones, muy irre-gulares y escasas, son significativas sólo ante la presencia de los tiempos lluviosos de trayectoria Suroeste, en forma de violen-tos aguaceros, obteniéndose medias anuales inferiores a los 200 MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA mm en la zonas bajas, mientras que en los pinares sube ligera-mente situándose entre 300 y 400 mm. Así pues la sequedad, insolación con fuerte evaporación, con temperaturas moderadamente altas, nubosidad mínima y escasez de lluvias, las calmas costeras ... definen el clima de esta comar-ca y por ende el del término municipal de Mogán, que algunos estudios con fines de promoción turística lo han catalogado como « el mejor clima del mundo » . Este condicionante climático ha determinado una flora autóctona resistente a la sequía, ubicada en el piso basal cuyas especies más significativas son las tabaibas, cardones, balos, aulagas, beroles ... En las costas se presentaban comunidades de tarahales y en lugares más húmedos de los cau-ces de los barrancos una flora de ambientes húmedos como jun-cos, eneas.. La palma es un elemento definidor del paisaje vege-tal y se encuentra sobre todo en los cauces de los barrancos. En las zonas medias y altas de la montaña el paisaje se enriquece con una amplia presencia de hogarzos y otras plantas leñosas y, so-bre todo, la importante masa de pinares, la que hasta principios del siglo pasado cubría las rampas de Tabaibales, Tauro, Taurito y Arguineguín alcanzando casi la costa. En consecuencia, el paisaje natural de Mogán, al igual que el de sus espacios contiguos, lo definen, en especial los cardones, tabaibas y palmeras de sus barrancos en contraste con las marcadas formas de su relieve, más el espesor verde de los pinares que coronan sus alturas; todo ello en contraste con la presencia del hombre primero en el cauce de sus barrancos, en cuidadas terrazas encadenadas, cubiertas de frutales o produc-tos hortícolas y más tarde la acentuada explotación turística de sus playas que en nada se asemeja a. su paisaje y cultura tradi-cional. La fauna autóctona se conserva en los espacios del in-terior al quedar profundamente alterado gran parte del litoral marino primero por el espacio agrario y luego por el turístico. Entre varias especies destaca, en la masa forestal, el pájaro picapinos y, en otros espacios naturales, diferentes aves como EL MEDIO FÍSICO el alcaudón, pájaro moro, etc., o reptiles como el lagarto. En la costa no sometida a la presión urbanística, los acantilados del Poniente, se encuentran importantes nidificaciones de aves marinas, entre otras las de gaviotas y guinchos. La importan-cia de los espacios naturales de Mogán queda reflejada en la protección de buena parte de su territorio donde se encuentran, compartidos con los municipios limítrofes, la Reserva Natural Integral de ~ n a ~ ( uelá p inar de Linagua, Ojeda y Pajonales), el Parque Rural del Roque Nublo y en la totalidad del espacio municipal se sitúa el Monumento Natural de Tauro. Frente a la incomunicación y lejanía que ha condicionado el poblamiento y desarrollo económico de esta comarca la Natura-leza ha ofrecido a los hombres y mujeres que desde la época abo-rigen han elegido este territorio como residencia, unas riquezas naturales para cuyo aprovechamiento han mantenido una lucha, una dialéctica constante tanto en tierra como en el mar. Amplios pastizales y ricas terrazas de cultivo generaron primero una eco-nomía agropecuaria de subsistencia y, más tarde, en el marco de la agricultura de exportación que precisó de la explotación hidráu-lica de un fértil subsuelo. El complemento de un litoral donde entre acantilados se intercalan ensenadas y playas de abrigo, fren-te a un ancho y tranquilo mar, cuyo espacio fue conocido siglos atrás como las Calmas de Canaria, junto a las excelentes condi-ciones climáticas, determinó primero el establecimiento de fac-torías de pescado y luego la industria turística. ¿ Cómo se ha de-sarrollado esa dialéctica histórica de la gente de Mogán por aprovechar esos recursos naturales y convivir, no exentos de di-ficultades, en estos valles y mares llenos de sol? y, además, ¿ cómo ha evolucionado la propiedad de los mismos?; han sido, aparte otros, los planteamientos básicos de este trabajo. CAPITULO11 ÉPOCA ABORIGEN 1. EL POBLAMIENTO El poblamiento del actual espacio territorial del municipio de Mogán por los aborígenes debe situarse en el contexto de las primeras oleadas inmigratorias insulares, hecho aún no aclarado suficientemente aunque lo más probable es que es-tos primeros movimientos se iniciaran desde algunos siglos antes de nuestra era y continuaran luego. Los resultados del Carbono 14 que arrojan los análisis efectuados en los yaci-mientos de Arguineguín datan del siglo v frente a los de pa-gos vecinos de Arteara y Los Caserones de La Aldea con una datación más antigua, de los siglos IV y 1, a. de C., respecti-vamente. Lo cierto es que la ocupación aborigen, en esta demarcación municipal y comarcas anexas, se ubicaba en las terrazas de sus barrancos y espacios costeros, en varios nú-cleos de población diseminados cuya toponimia de origen canario- beréber aún se conserva sin cambios como sucede con Mogán, Veneguera, Tauro ( Taoro), Arguineguín ... nombres pro- ÉPOCA ABORIGEN igual forma toma fundamento este planteamiento si lo relacio-namos con nuevos descubrimientos, dentro del mismo valle de Mogán, en la falda de Tauro, cerca de Albarianes: la reciente aparición de cazoletas y canales excavados en el risco, propias de aquellos recintos sagrados. De los doce cantones independientes en que, a principios del siglo xv, se hallaba dividida la isla de Canaria, uno se co-nocía por Arguineguín, lo que pudiera entenderse que la prác-tica totalidad del actual territorio municipal de Mogán estuviera adscrito a esta demarcación o bien al de Aquemta, espacio que posteriormente quedaría integrado bajo la única autoridad real insular del guanartemato de Gáldar, personificada en la fami-lia de los Semidán. La crisis de gobierno en que se vio envuelta la Isla, a mediados del siglo XV, determinó la secesión de la comarca Sur en otro reino cuya corte se estableció en el sabor de Telde, cuya demarcación se extendía hasta el actual espacio munici-pal de Mogán, sin que esta se pueda establecer con exactitud. Mientras unas crónicas aportan datos sobre la extensión del guanartemato de Telde hasta Veneguera o Mogán, otros la re-ducen hasta Arguineguín e incluso alguna antigua crónica, como la atribuida a Sedeño, llega a ubicar en este punto la capital de otro guanartemato más, hipótesis no muy comparti-da por los historiadores: (...) Dice que en la isla hubo siempre un señor, es cierto, i que eso fue en Gáldar eso es falzo contra el común sentir de todos. El primer señorío fue a la parte de el sur en el Oriente de la isla, como constaba i aún oy de las Ruinas de los grandes edificios que era allí mismo havitados, i aún siempre tubieron sus señores como en el Arguineguín uno i el otro en Telde, i el último i tercero fue Gáldar (...) MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA Lo cierto es que en los actuales linderos del municipio de Mogán se habían establecido varias comunidades aborígenes, algunas de notable importancia según los datos que aporta la historia y la arqueología. Este poblamiento respondía a la diná-mica de los primeros asentarnientos canarios: los márgenes de los barrancos, ricos en agua para el abastecimiento doméstico e irrigación de las terrazas cultivadas de cereales; los espacios del interior cercanos a manantiales y pastizales además de las pro-pias desembocaduras de los barrancos en cuyo litoral marino encontraban un medio más de subsistencia, la pesca y captura de moluscos y crustáceos aunque, según fueron avanzando los siglos hasta la Conquista, estos poblados costeros debieron ser abandonados por la inseguridad que ofrecían ante la presencia cada vez más peligrosa de navegantes europeos que afanosamen-te buscaban mercancía humana para el comercio de esclavos. El hábitat de este poblamiento no mantenía una homoge-neidad por todo el territorio pues mientras que por un lado se daban pequeños núcleos dispersos de casas de piedra o cue-vas- habitaciones, por otro se hallaban poblados con una estruc-tura protourbana como lo fue el de Arguineguín, perteneciente a la llamada cultura de los túmulos y casas de piedra simila-res a los poblados de Los Caserones, en la playa de La Aldea; El Agujero y La Guancha, en la costa de Gáldar, y el de Tufia, en Telde, entre otros. Los restos arqueológicos y las informaciones escritas en el siglo pasado por Grau- Bassas permiten dibujar a lo ancho del actual territorio municipal pequeños poblados: En el valle de Veneguera los de su playa, Cañada de la Mar, Tabaibales, La Cogolla y La Canaria y la degollada de Mogán. ÉPOCA ABORIGEN En la cuenca de Mogán eran más numerosos, a saber, entre otros, los de La Cañada de los Gatos y La Puntilla, Crucecitas, Lomo Quiebre, Postreragua, Las Casillas- Los Pi-nos, Pie de la Cuesta, Albarianes, Cuevas Tomares, Vinagrera, El Mulato, Solapón, Entierro de la Carnicería, La Cochinilla, etc., con una presencia significativa en la misma playa, don-de, primero el corregidor Eguiluz en 1785 y luego un siglo después Grau- Bassas, encontraron numerosos vestigios. En los valles anexos de Taurito, Tauro y Puerto Rico la presencia de poblaciones canarias, a tenor de las aportaciones de la arqueología, es también significativa. Entre otros vestigios se hallan estructuras funerarias u otras con fines mágico- reli-giosos como las torretas que se repiten por toda la comarca hasta La Aldea. Mención especial merecen las construcciones ubicadas en la cima de Tauro ( 1.200 m) que servían al culto, y el gran poblado de Ganeguín o Arguineguín, donde un su-bor administraba el cantón o distrito que probablemente con-formaba todo el actual municipio de Mogán y parte de Tirajana. La arqueología por una parte, con la localización en la margen izquierda de la desembocadura del barranco, en la demarcación de Tirajana, donde se contabilizaban más de 400 casas y la historia por otra, a través de las crónicas más anti-guas, indican la segura existencia en la playa de Arguineguín de una gran población, la mayor del Sur de la Isla. ¿ Qué as-pecto tenía este significativo poblado aborigen? La composi-ción léxica de Arguineguín en el lenguaje guanche- beréber de ar- gi- neguín ( negín), según Álvarez Delgado se traduce al castellano por lugar + en ( sobre) + alto ( estar encima), es decir, ÁLVAREZD ELGADOJu, an: « Instituciones políticas indígenas de Gran Canaria » , en Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 28. 1982. Edit. Cabil-do Insular de Gran Canaria, p. 278. ( Todas las referencias que sobre Arguineguín hagamos de este investigador, en este capítulo, proceden de esta publicación). MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA lugar en alto, lo que da a entender que estamos ante un nú-cleo poblacional estratégico, así lo confirma una información de la crónica francesa de Le Canarien, que reconoce su « bue-na posición para fortificar » y que « está a pico sobre el mar>> 3. No obstante, como ya indicamos, esta población bien pudo haberse desplazado más hacia el interior a medida que avan-zaban los años por la presencia de los navegantes europeos buscadores de esclavos, en los siglos XIV y xv, con lo que el poblado principal, el arrasado yacimiento arqueológico de Santa Águeda ( El Pajar), ubicado en el margen izquierdo del gran barranco, debió ser abandonado por la inseguridad costera. Se trataba de un núcleo similar a los ubicados por la costa insu-lar, de carácter protourbano con una tipología de casas de pie-dra con planta exterior ovalada e interior cruciforme. Los res-tos arqueológicos de este gran poblado de Arguineguín, constituían más de 400 viviendas y estructuras urbanas. Por el margen derecho del barranco, la zona perteneciente a Mogán, se extendía este poblado con algunas viviendas, las zonas de Lomo de Bento y El Palomar, aunque sin la importancia del núcleo estudiado, cuya localización espacial hoy podría ser la cuña del plano del barranco principal y tributarios que desde la playa penetra unos 3 kilómetros hacia adentro ( Las Cruce-citas y los barrancos de El Toscón y Las Jarras). Le Canarien. Crónicas francesas de la Conquista de Canarias. In-troducción y traducción de Alejandro Cioranescu. Aula de Cultura de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife, 1980, p. 64 ( texto de Gadifer). El topónimo del Arguineguín canario es muy similar al de otros del continente africano como Sebja Aguineiguín y la costa de Arguín ( Jorge Miranda Valerón y Rubén Naranjo Rodríguez, « Rutas canarias: Arguine-guín » , en Aguairo, núm. 217, 1996). MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA 3. ARGUINEGUÍDNE: LOS MALLORQUINES A LOS NORMANDOS Una población de la importancia de Arguineguín, como capital administrativa de un extenso territorio, no podía per-manecer al margen de los sucesos históricos que tienen lugar en la isla de Canaria, en los siglos XIV y xv, cuando los euro-peos, en el contexto de la expansión atlántica, redescubren el Archipiélago canario e inician su progresiva ocupación con objetivos de estraiegia política- comercial, religiosa y finalmente de ocupación militar y colonización. a) La presencia de una misión mallorquina A mediados del siglo XIV se había producido el redescu-brimiento de las Islas Canarias como plataforma para el avi-tuallamiento de naves en la nueva ruta comercial del Atlánti-co hasta el cabo Bojador, siendo los mallorquines, al servicio de la Corona de Aragón, el colectivo marino que más se aven-tura en esta empresa, contabilizándose históricamente varios viajes entre 1342 y 1386, uno de los cuales recala en la isla de Canaria, hacia 135 1, con una expedición de treinta misio-neros mallorquines acompañados de doce esclavos canarios conversos. En la mayor parte de los viajes comerciales ante-riores, los navegantes mediterráneos no perseguían otra finali-dad que la captura de esclavos con lo que esta era una empre-sa muy distinta, situada en aquel ideal renacentista del impulso descubridor y evangelizador de nuevas tierras y, en especial, dentro del proyecto mercantil. Los frailes mallorquines emprendieron una acción inicial evangelizadora en distintos núcleos de población aborigen y, aunque las primeras crónicas sólo hacen referencia a las mi-siones establecidas en la costa de La Aldea de San Nicolás ÉPOCA ABORIGEN donde erigieron una ermita en honor a San Nicolás de Tolen-tino y en Las Palmas a Santa Catalina Mártir, es Marín de Cubas quien añade una misión mallorquina más, al ubicar otra ermita en Arguineguín: Tuvieron los Mallorquines en esta ysla de Canaria algunos puertos que savemos de su comercio a las ysletas una fuerte cassa de piedra solo mui fuerte (...) onde oi esta una Hermita de Santa Catalina Mártir a la parte sur en el Ganeguin una cueba onde se decia mima que oian los ? cristianos que comerciaban, llamada Santa Agueda, como la iglesia maior de Sicilia, que assi es llamada a la parte de poniente a unas poblaciones de Canarios lla-mada Tirma, y otras de la Aldea de San Nicolas de Tolentino onde se decia misa miu serca del mar (...) [ Libro 1, cap. 111. Historia de las siete islas de Cana-ria. Edic. 1986, págs. 58- 59.] Los frailes mallorquines se integraron con el tiempo en la sociedad canaria lo que condujo, según Torriani, al abandono progresivo de su apostolado; aunque no debieron perder con-tacto con los navegantes europeos, extremo este que los cana-rios vincularon a las temidas razzias de esclavos, lo que junto a calamidades naturales y a las apetencias de estos frailes ha-cia las harimaguadas, sacerdotisas, que bajo pena de muerte no podían ser codiciadas, determinaron la trágica muerte de estos mallorquines, algunos de los cuales fueron arrojados por la sima de Jinámar. A finales de aquel siglo los navegantes europeos continua-ron con sus penetraciones a lo largo de la costa africana en busca de esclavos, actividad que extendieron a las propias Is-las Canarias. Una de aquellas incursiones alcanzó, en 1393, al estudiado poblado de Arguineguín y, aprovechando que los hombres se habían trasladado a Gáldar y Telde, en el tiempo de las fiestas del beñesmén, se llevaron cautivos a todas las mujeres, niños, ganados y productos de subsistencia, según re-lata Marín de Cubas. Los canarios ni podían confiar más en los europeos ni estaban seguros en sus poblados cercanos a la costa. b) Los fracasados intentos de ocupación normanda. La ba-talla de Arguineguín A principios del siglo xv se inició formalmente la conquista de Canarias por parte de Gadifer de Salle y Jean de Béthen-court, caballeros normandos, bajo el estandarte de la corona de Castilla. Tras la ocupación de las islas orientales, Lanzarote y Fuerteventura, los franceses trazaron sus objetivos milita-res sobre Gran Canaria con unos planes iniciales de ocupa-ción pacífica por la parte oriental, en los que Arguineguín sir-vió de punto de apoyo logístico como así lo expresaron en sus crónicas: (...) Y a media legua de distancia del mar: por el lado Noreste, hay dos ciudades, a dos leguas la una de la otra, la una llamada Telde y la otra Agüimes, situadas sobre arroyos corrientes, y a 25 millas más lejos, por el Sures-te, está situada otra ciudad en la orilla del mar: en muy buena posición para fortificar; y allí la ciñe el mar por un lado, y tiene un arroyo de agua dulce por el otro lado, la cual ciudad se llama Arguineguín; y allí se podría hacer muy buen puerto para navíos pequeños, bajo la protección de la fortaleza (...) [ Le Canarien 4, cap. LXVIII, ( texto de Jean de Béthen-court, el Joven)] Ibídem, p. 166. ÉPOCA ABORIGEN Arguineguín, capital del distrito aborigen y significativa población, representó un papel fundamental en los intentos de penetración normanda y el consiguiente rechazo canario. En el bienio de 1403- 1404, cuando Gadifer de Salle se presentó en la Isla, en son de ocupación- conquista, residía en esta pobla-ción sureña, se desconoce si fija o temporalmente, el primer monarca aborigen, Gumidafe, enfermo y casi moribundo, acom-pañado de su hijo y sucesor Artemy, lo que para algunos his-toriadores fue la causa de que en la crónica de Sedeño se plan-teara erróneamente que Arguineguín constituía una capitalidad insular. Y es aquí donde tuvieron lugar los primeros contactos entre normandos y canarios sin que alcanzaran feliz término por la lógica reticencia canaria hacia el europeo. Siguiendo las informaciones de una de las crónicas de Le Canarien, Gadifer permaneció, en agosto de 1404, 11 días anclado en el puerto de Arguineguín, en conversaciones con Artemy, teniendo lugar luego un enfrentamiento al ser objeto los franceses de una emboscada en la misma playa, por parte de los canarios, ya reacios a cualquier intento de penetración extranjera. Otro texto de Le Canarien, el reescrito por descen-dientes de Jean de Béthencourt, da cuenta de un enfrentamien-to, también en Arguineguín, presenciado por este conquistador, donde también se relata, con más detalle, una emboscada de los canarios tras un inicial repliegue hacia el interior, con la muerte de 22 soldados y caballeros normandos 5. ¿ Qué pasó realmente?, ¿ cuántos encuentros bélicos tuvie-ron lugar entre canarios y normandos?, ¿ fue este célebre epi-sodio de Arguineguín una batalla o una escaramuza? Las cró-nicas posteriores de la Conquista, tomando como base las noticias de Le Canarien junto a otras informaciones de la tra-dición oral y algún texto hoy desconocido, configuraron unos hechos, en muchos casos cargados de confusión, pero deter- Ibídem. Cap. LXXX, p. 196 ( texto de Jean de Béthencourt). 3 9 minantes para truncar los planes de la conquista normanda en Gran Canaria. Fray Juan de Abreu Galindo detalla aspectos de una verda-dera batalla campal donde « se hallaron a la refriega más de cinco mil canarios juntos » que con gran arrojo rechazaron desde tierra adentro la incursión normanda en cuyo acto mu-rió el propio Artemy que, según esta información, era ya rey 6. El cronistalrecopilador Tomás Arias Marín de Cubas es quien presenta un mayor acopio de datos sobre los sucesos de Arguineguín. En primer lugar hace mención a un primer en-cuentro de Gadifer con los canarios en este lugar, hacia 1404, que termina con una escaramuza bélica que pone en huida a los normandos y luego detalla otro encuentro más sangriento, en el mismo lugar de Arguineguín, donde los canarios apare-cen dirigidos por Artemy como rey, quien pierde la vida en el duro combate que puso en huida al propio Jean de Béthencourt. Otro cronista, Pedro Gómez Escudero, coincide con los hechos y la propia muerte de Artemy aunque señalando que tal suce-so se produjo en un reencuentro de los canarios con los fran-ceses, esta vez por Agüimes. El profesor Álvarez Delgado ha planteado la hipótesis de que el rey Artemy no murió en la batalla de Arguineguín de 1405, sino en un último y también fracasado intento de Jean de Béthencourt por conquistar la Isla, en el período de 1412- 1415, sin precisar ubicación, con lo que cabría plantearse si la información de Le Canarien sobre la batalla de Arguineguín es producto de una refundición de hechos distintos en una misma unidad de tiempo o si realmente los canarios tuvieron que rechazar varios desernbarcos franceses; uno frente a Gadifer ( 1404) y dos frente a Béthencourt, ( 1405 y 1412- 1415) ABREUG ALINDOF, r. J.: Historia de la Conquista de las siete Islas de Canaria. Edición critica con notas e introducción e índice por Alejan-dro Cioranescu. Ediciones Goya. Santa Cmz de Tenerife, 1977, cap. XIV, pp. 70- 71. autoridad máxima del guanarteme, aún no se había alejado el peligro de ocupación aunque, frente a la entonces imposible empresa bélica, los propietarios del señorío de Canarias man-tenían la esperanza de ocupación de la Isla, esta vez con es-trategias pacifistas aprovechando la desunión de los guaires canarios. En la célebre Acta de 1476, un documento apañado por Diego de Herrera para hacer valer su posesión sobre la Isla, fechada en Lanzarote, el 11 de enero de 1476, se hace constar la presencia en aquella isla de todos los jefes cantonales de Canaria, a excepción de los representantes de Tirajana y Arguineguín, en aquel momento, probablemente enfrentados. Entonces Bentaguaire gobernaba el distrito aborigen de Argui-neguín, personaje al que Sedeño le atribuye el haber vencido en un desafío a Doramas, héroe luego durante la Conquista, quien humildemente, en sus momentos de gloria llegó a pedir que no lo alabaran tanto porque había « en Canaria quien me haya tenido bajo sus pies » indicando a petición del mismo guanarteme que este había sido Bentaguaire b) De la Conquista al despoblamiento En los años finales de la Conquista de Gran Canaria, cuando los reyes de Castilla habían asumido directamente el proceso a través de sus gobernadores no tienen lugar, que se sepan, importantes hechos bélicos en la actual demarcación de Mogán, salvo un desembarco de Pedro de Vera, el 22 de noviembre de 1482, con escaramuzas en Arguineguín: t...) fizieron otra entrada el governador e los otros ca-pitanes, a un lugar que se dize Aganegu, y en el camino SEDEÑO, edic. de Fco. Morales Padrón, Canarias: Crónicas de su Conquista. Sevilla, 1978, pp. 368- 369. toparon cinco canarios e dos mugeres; de los quales el governador mandó quemar dos, porque los canarios avían muerto un christiano después de cabtivo. Y entraron en el dicho lugar donde cabtivaron diez canarios e murie-ron cinco (...) 9. Hacia 1483, todas las poblaciones costeras habían sido abandonadas y la resistencia canaria se refugiaba en las for-talezas naturales del interior. Muy cerca de Mogán y Vene-guera, en la agreste comarca del suroeste grancanario, en la primavera de aquel año, tenía lugar la batalla de Ajódar, en Tasartico, donde los canarios infringieron una humillante de-rrota a las tropas del gobernador Pedro de Vera. Con varios desembarcos desde el litoral sureño se continuó hostigando a los insumisos canarios quienes, poco después, se rendirían en Ansite. La Conquista debió afectar profundamente a todas las poblaciones canarias que se situaban desde Tirajana hasta La. Aldea de San Nicolás, con Mogán incluido; una comarca que se quedaría sumida, a lo largo de siglos, en el más completo aislamiento. VALERAM, osen Diego de: Cap. XXXVII de la Crónica de los Re-yes Católicos. Ob. cit. ant. de Morales Padrón, p. 502. MOGÁN. DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA FIG. 5.- Dibujo de Grau Bassas ( 1886) donde se recogen los restos de un importante núcleo poblacional canario en la margen izquierda de la desembocadura del bawanco de Mogán. LA COLONIZACI~ N Y ANTIGUO RÉGIMEN SIN IDENTIDAD MUNICIPAL ( SIGLOS XVI- XVIII) Tras el derrumbe de la sociedad aborigen, a finales del si-glo xv, por la acción violenta de la Conquista, se produce en la isla de Gran Canaria la implantación de nuevas formas de vida en todos los órdenes. Los canarios, situados en el bando de los perdedores, se ven abocados a integrarse en la nueva sociedad como grupo marginal. Los medios de producción, tras el reparto de las tierras, aguas y ganados, quedan en manos de los conquistadores y nuevos colonos, quienes promueven el repoblamiento de la Isla con gente de la península Ibérica, isla de Madeira, esclavos procedentes del cercano continente y aborígenes de otras islas. Para tales repartos la actual demar-cación de Mogán se incluye en el distrito de Telde, que alcan-za hasta el límite sur del valle de La Aldea l. l AZNARV ALLEJOE, .: La Integración de las Islas Canarias en la Corona de Castilla ( 1476- 1526). Edit. secretariado de Publicaciones de la Universidad de La Laguna. Madrid, 1983, p. 23. MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA a) Tierras inapetecibles y despobladas La incomunicación y el alejamiento de los centros de de-sarrollo económico y poblacional de la Isla, la escasez de aguas y suelos susceptibles de roturación bajo regadío fueron deter-minantes para que las tierras de Mogán y valles anexos no fueran apetecidas en los repartos, quedando abandonadas y despobladas, conociéndose hasta ahora sólo posesiones en el valle de La Aldea y Arguineguín, datas en algunos casos de dudosa legalidad. A pesar de ello no podemos hablar de un despoblamiento absoluto pues en los cursos medios de los barrancos de Tasarte, Veneguera y Mogán, lejos de una costa insegura por la presencia constante de barcos piratas, debie-ron asentarse pequeños y aislados caseríos de gente que sub-sistía en una cerrada economía agropecuaria y forestal basada en los cereales de siembra, el policultivo de regadío en las terrazas marginales de los barrancos, la ganadería extensiva en especial cabras, la recolección de la orchilla en las grandes extensiones montañosas y la producción maderera, carbonera, resinosa y de brea de la cercana masa forestal que coronaba la cabecera de sus barrancos. b) El establecimiento de gomeros y guanches en Arguineguín Entre las difusas noticias de la colonización de estos despo-blados parajes se encuentra la deportación a que fueron someti-dos, poco después de la Conquista, algunos menceyes con súb-ditos de la vecina isla de Tenerife, además de otros aborígenes gomeros desterrados tras la violenta muerte de Hernán Peraza, el Joven, teniendo como punto de destino los parajes de Arguineguín, quienes pudieron haber dado el nombre guanche de Taoro a puntos de la zona, pues hasta avanzado el siglo XVIII se le conocía al saliente de Arguineguín como Punta de Taoro ( en los mapas Taoso), además del propio topónimo de Tauro. El principal desterrado fue Beneharo, célebre mencey de Anaga, que tras su rendición en 1496 había sido deportado a Castilla y bautizado con el nombre de Fernando de Anaga. Tras su retorno a Tenerife volvió a ser desterrado por Alonso Fernández de Lugo, esta vez a Gran Canaria por lo que apa-rece asentado con sus familiares en Arguineguín en los prime-ros años del siglo XVI 2. Del mes de noviembre de 1505, se tiene una noticia aportada por el testimonio de un tal Jorge González, ante el Tribunal de la Inquisición, que confirma la presencia de un crecido contingente de aborígenes de La Gomera y Tenerife aunque no señala la presencia del rnencey de Anaga, ¿ habría fallecido?, y sí de sus hijos y parientes muy próximos. El referido colono de Arguineguín, probablemente incómodo por la presencia de los canarios, así declaraba ante la Inquisición: (...) él tiene hacienda hacienda e heredamiento e ca-sas en un término que se llama Aganiguin y (...) que cerca dé1 están ciertos hatos de guanches e gomeros. Los quales dixo este testigo que no facen obras de cristianos y que los dichos guanches (...) son Juan de Naga y dos hijos (...) y otros guanches (...) y en otro hato está don Diego de Naga y don Juan de Anaga y su mujer; y en otro hato están, que es de gomeros, uno que se llama Juan de Ronda y otro Rodrigo (...) y otros muchos que se llegan con ellos( ...) y no saben palabra ninguna, y asimesmo dixo este testigo que cree que no saben quál día es fies-ta ni vigilia ni la guardan (...) RUMEUD E ARMASA, .: La Conquista de Tenerife. Edic. Aula de la Cultura del Cabildo de. Tenerife, p. 342. Extraído del trabajo de Elías SERRA RÁFOLS, « Los últimos cana-rios » , en las pp. 21- 22 de la Revista de Historia Canaria de la Universi- c) Primeras posesiones Al carecer de fuentes precisas apenas podemos acercamos a cómo pudo ser aquella colonización inicial, que debió ser muy lenta, con pocos colonos, alguno de los cuales llegó a levantar una pequeña ermita, en la playa de Arguineguín, a principios del siglo XVI, en honor a la Virgen de Las Nieves. Aún avanzado el siglo XVIII la repoblación continuaba con len-titud, sin problemas de ocupación y uso de los medios prin-cipales de producción los que, al no quedar repartidos inicial-mente, constituían parte del patrimonio público, los realengos y, en beneficio de los propios del Ayuntamiento o Cabildo de la Isla, una de cuyas rentas eran los guaniles y abejeras sal-vajes. Y es que, a pesar de que sobre las tierras realengas como pastizales no podían las autoridades del Cabildo impo-ner ningún tipo de canon, esta institución insular se benefi-ciaba desde los primeros años de la Colonización de la refe-rida renta, autorizada por Real Cédula de 21 de noviembre de 151 1, la que se ofertaba anualmente en remate público, cuyo destino era el presupuesto de los propios que le produ-cía, a principios del siglo XVIII, unos 800 reales corrientes al año 4. Estas concesiones de espacios realengos, « las marcas de dad de La Laguna, núm. 125- 128; publicado también en el Anuario de Estudios Medievales de la Universidad de Barcelona, 1968, con el título « La repoblación de las Islas Canarias » , pp. 421- 422. Fuente básica: Ar-chivo del Museo Canario, colección del marqués de Bute, vol. 1, fol. 35v0. MACÍAS HERNÁNDEZ, Antonio M.: « El motín de 1777 » , en Anua-rio de Estudios Atlánticos, núm. 23, año 1977, pp. 328- 329. Ordenanza del Concejo de la Gran Canaria ( 1531). Transcripción y estudio por Francisco Morales Padrón. Las Palmas de Gran Canaria, 1974, p. 130: « Otros y que ninguna persona sea osado de matar ganado cabru-no salvaje ni otro que sea guanyl, porque la renta del dicho ganado guanyl e salvaje es para los propios de esta Isla » . LA COLONIZACIÓN Y ANTIGUO & GIMEN ... ganado salvaje » , fueron consolidando, en el transcurso de los años, posesiones privadas e incluso asentamientos de colonos que, a su vez, se fueron traspasando por transmisiones herenciales y ventas, una vía pues, aunque ilegal, de privatiza-ciones. Ejemplos como los de los cortijos de El Hoyo y Tocodomán, en el valle de La Aldea o « las posesiones inmemoriales » que se alegaban en el siglo XVIII de suertes en los valles de Tasarte, Veneguera y Mogán, tienen sin duda este ilícito origen de posesiónlpropiedad. Frente a esta ocupación ilegal se produjeron, en el siglo XVII, en estos aislados valles del suroeste grancanario, otras privatizaciones que, aunque de dudosa ilegalidad, estuvieron avaladas por ventas del Cabildo aunque, insistimos, como pro-piedades realengas, este no tenía atribuciones para enajenarlas lo que no estuvo exento de posteriores conflictos con la Au-diencia. En 16 11 se localiza una importante concesión del Cabildo al regidor Simón Lorenzo Acosta, en la margen izquierda del barranco. de Arguineguín, término municipal de San Bartolo-mé de Tirajana, de unas 1.384 fanegadas. Esta data, tras diversas transmisiones de dominio, pasaría a manos de la fa-milia Amoreto quien a su vez compraría la margen derecha, zona hoy de Mogán, constituyendo así el gran fundo de Arguineguín que se agregará al mayorazgo de esta familia y, luego, por vínculo matrimonial, quedará integrado en el fu-turo condado de la Vega Grande como estudiaremos más ade-lante. Entre 1666 y 1686, la institución insular vendió, con el otorgamiento de escrituras a censo perpetuo, un total de 539 fanegadas, según datos de Suárez Grimón, repartidas por toda la Isla, de las que 155 correspondieron a la comarca del Su-s CAZORLADE LEÓN, Santiago: Los Erajanas de Gran Canaria. 1996, Edic. Ayto. de San Bartolomé de T. « El lugar de Arguineguín~ p, p. 135- 1 41. MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA roeste y en concreto 88 fanegadas en la actual demarcación municipal de Mogán, a las cuales debieron unirse otras hoy desconocidas. Entonces se argumentaba en estas datas que constituían propiedades concejiles y en algunos casos pose-siones por derechos preexistentes de las estudiadas rentas de guaniles, cuando en realidad eran realengos. Por importancia de las ventas destacan las concesiones hechas a Roque Lo-renzo, unas 30 fanegadas en el valle de Mogán; Águeda Gutiérrez, 20 en Tabaibales y Francisco Mederos, 40 en Veneguera 6. La Real Cédula de 22 de agosto de 1705, concedía facul-tad al Cabildo para un nuevo reparto de tierras baldías que no fuesen de regadío, esta vez claramente de realengos, por un tiempo de 10 años. A cuyo efecto se procede entre 1706 y 1707 a deslindes por toda la Isla para averiguar la calidad, posesio-nes y propiedades de sus tierras. En lo que afecta a la actual demarcación municipal de Mogán sólo consta la preservación del barranco de Arguineguín y pinares anexos para pastos de animales de uso común de los pobres, señalando posesiones privadas de Marcos y Antonio Gutiérrez dentro de la rampa de Tauro que también quedaba como área de pasto, cubierta de pinares y tabaibas, para uso común 7; desconociéndose hoy el deslinde realizado sobre las restantes tierras y si hubo o no repartos. SUÁREZ GRIMÓN, Vicente: La Propiedad Pública, Vinculada y Ecle-siástica, en Gran Canaria, en la Crisis del Antiguo Régimen. Edic. del Cabildo Insular de Gran Canaria. Madrid, 1987. Tomo 1, pp. 249- 257. « La ocupación legal de tierras realengas » . ' Ibídem, pp. 305- 306. LA COLONIZACIÓN Y ANTIGUO RÉGIMEN ... CUADRO1 Datas concedidas por el Cabildo, en el siglo XVII, en el suroeste de Gran Canaria TOTAL DE FANEGADAS 161 1 3 1- 08- 1666 30- 09- 1666 01- 10- 1666 11- 10- 1666 28- 01- 1668 03- 1 1 - 1684 11- 09- 1 686 Tierras Arguineguín Tierras, bco. Mogán Riscos, laderas, Furel Montes, Veneguera Tierras, Tasarte Tierras, Veneguera Tierras, Tabaibales Tierras bco. Tasartico Simón Lorenzo A. * Roque Lorenzo ( T) Antonio Glez. ( A) Lázaro Vega ( T) Rodrigo Hdez. ( LA) Alonso Rguez. ( T) Águeda Gutiérrez ( T) Andrés Gómez ( LV) FGA. COMARCA S. O. 1 1.539 FUENTES: uárez Grimón, 1987. Cazorla de León, 1996. Vecindad: T= Tejeda, A= Acusa, LA= La Aldea y LV= La Vega. A lo largo del siglo XVIII, tanto unos como otros preexis-tente~ lo tes, suertes o cortijos de tierras, traspasados, fraccio-nados o no por herencias y ventas, serán susceptibles por un lado de ampliación a costa de los bienes realengos limítrofes y por otro de diversa conflictividad social. En efecto, cuando la Isla intenta despegar económicamente, en el último cuarto del siglo XWI, en el marco de un incipiente capitalismo agrario, es cuando surge la contradicción entre la iniciativa privada y la propiedad pública o cuando la privatización de la tierra genera conflictividad, lo que afecta a estas tierras hasta entonces olvi-dadas, sobre las que además se proyectan reformas sociales. Es el momento histórico en que Mogán comienza a adquirir cier-ta identidad como pueblo por la que además lucharán sus es-casos habitantes frente a las jurisdicciones que los pueblos ve-cinos extendían sobre este territorio, todos con un potencial económico y demográfico muy superior, en un decisivo contex-to premunicipal o de descentralización administrativa insular. 2. BAJO LA JURISDICCIÓN DE LOS PUEBLOS VECINOS Después de la Conquista, todo el territorio insular quedó gobernado por un ayuntamiento único o Cabildo cuya capita-lidad se ubicaba en Las Palmas de Gran Canaria. Desde allí se administraba la Isla civil y religiosamente, pero la fragmen-tación de esta, en el orden natural y demográfico, con el sur-gimiento de localidades y nuevas entidades de población, a medida que avanzaban los años, precisó de cierta reestructu-ración administrativa. Surgieron primero las ermitas y ayudas de parroquias que paulatinamente adquirieron la independen-cia, luego en el orden civil surgieron en las entidades de po-blación históricas los alcaldes reales designados por el propio Cabildo, en cuya gestión coadyuvaban, después de 1766, tras las reformas municipales de Carlos 111, dos diputados del co-mún y un síndico personero de gradual elección popular, ade-más de un escribano oficial, el fiel de hechos. De esta forma nos encontramos en la segunda mitad del siglo XVIII una isla con 16 entes premunicipales, podríamos decir porque el ver-dadero municipio continuaba siendo el Cabildo. A saber, esta distribución premunicipal, según Suárez Grimón, la constituían los pueblos históricos de Agaete, Agüimes, Arucas, Artenara, Firgas, Gáldar, Guía, La Aldea de San Nicolás, La Vega, Moya, San Lorenzo, Telde, Tejeda, Teror y Tirajana, todos con parro-quia propia a excepción de Firgas Hasta 1742, la parroquia de Tejeda extendía su jurisdicción hacia los actuales territorios municipales de La Aldea de San Nicolás y Mogán, a excepción de Arguineguín que pertenecía a Tirajana. Después de aquel año, con la secesión de La Al- S SUÁREZ GRIMÓN, Vicente: « Los orígenes de los municipios en Gran Canaria » en Vegueta, anuario núm. 1 de la Facultad de Geografía e His-toria de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, 1992, pp. 127- 143. LA COLONIZACIÓN Y ANTIGUO & GIMEN.. dea, la nueva ayudantía de este último lugar incluía en su ju-risdicción La Cogolla de Veneguera, permaneciendo el resto de la feligresía de Mogán vinculada a Tejeda cuya demarcación civil se extendía hasta los barrancos de Veneguera, Mogán, Tauro, Puerto Rico y Arguineguín como límite con Tirajana. Esta dependencia jurisdiccional de Mogán de los pueblos vecinos dificultaba la configuración de su propia identidad como pueblo, a lo que coadyuvaba la escasa densidad y dise-minación de población y el hecho de que muchos de sus pro-pietarios fueran vecinos residentes en Tejeda. La crisis que en aquel momento se genera en el plano de la propiedad de la tierra, sin alcanzar la gravedad latente y eternizada del vecino pueblo de La Aldea, permite acercarnos a la realidad histórica del territorio de Mogán en busca de su identidad municipal, a través de dos hechos que, coetáneos e interrelacionados, los estudiamos en los siguientes apartados: Los conflictos en la posesión de la tierra y los proyectos de colonización. 3. CONFLICTOESN LA POSESIÓN DE LA TIERRA A medida que avanzaban los años de la segunda mitad del siglo XVIII comenzaron a lo ancho de esta comarca las contra-dicciones en cuanto al uso y propiedad de los medios de pro-ducción: La agricultura promovida por los escasos residentes, en auge por la propia dinámica alcista de los precios de los gra-nos, encontraba la oposición de los ganaderos en posesión desde tiempo inmemorial de grandes espacios para pasto de su ganado ante la limitación que imponían los colonos con el avance de roturaciones. A su vez, las denuncias de los ganaderos sobre usurpa-ciones de la propiedad pública por parte de los agricultores originaban, una y otra vez, la intervención de los corregi-dores. Ambos conflictos se produjeron coetáneamente por toda esta comarca, desde Arguineguín hasta La Aldea de San Nicolás y centro de la Isla, donde la casi totalidad del suelo constituía propiedad realenga o en su caso vinculadas sus explotaciones a los propios del Cabildo. a) Los ganaderos contra los agricultores En un área ganadera por excelencia, como lo era el suroeste de Gran Canaria, hasta ahora apenas se habían generado con-flictos entre los propietarios de los ganados y los colonos agri-cultores dada la escasa presencia de estos. La ganadería ex-tensiva permitía a los propietarios o rentistas mantener un ganado en estado salvaje por las montañas de Veneguera, Mogán y Tauro, sin necesidad de asalariados. Se trataba de un ganado menor, especialmente cabras, dado que las ovejas no podían pastar libremente por el peligro que representaba el enredarse con sus lanas en las plantas leñosas de este abrupto relieve. Les asistía a estos propietarios del ganado salvaje en unos casos derechos de posesión preexistentes y en otros los arriendos anuales de los guaniles para los propios de la Isla. Pero este poder económico de los ganaderos comenzó a resen-tirse, a partir de la mitad del siglo xviii, por la presión de los agricultores, propietarios unos de antiguos asentamientos que, con el tiempo por roturaciones ilegales avanzaron sobre realengos, y otros por uswpaciones recientes sobre la misma propiedad pública. Esta presión determinó que la propia renta MACÍASH ERNÁNDEZ, Antonio M.: « El motín de 1777~ en Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 23, año 1977, pp. 326- 340, « V. La conflic-tividad ganaderia- agricultura » . LA COLONIZACIÓN Y ANTIGUO RÉGIMEN ... de los guaniles y abejeras salvajes mantuviera una tendencia a la baja, dada la disminución del área de pasto. Ante esta situación, los ganaderos, valiéndose de su posi-ción sociopolítica, plantearon ante la Real Audiencia de Cana-rias varios pleitos contra los labradores y, en consecuencia, consiguieron providencias a su favor en las décadas de 1760 y 1770, a pesar de lo cual y de la propia intervención de los corregidores - cuya actuación generará la revuelta de 1772 y el motín de 1777, en La Aldea- no lograrían frenar el avan-ce de las roturaciones. Después del motín de 1777, los ganaderos volvieron a la carga denunciando nuevamente a los labradores ante la Real Audiencia, manteniendo así una latente situación conflictiva a lo largo de la década de 1780, período este en que los labra-dores de Mogán, colonos asentados definitivamente en sus valles, comenzaban a identificarse como pueblo, pues con an-terioridad los consideraban como « vecinos de Tejeda del pago de Mogán » , frente a los grandes propietarios de cortijos y marcas de ganado salvaje, residentes en la capitalidad de la jurisdicción de Tejeda. En 1787, un grupo de vecinos, en nom-bre de todos los residentes en Veneguera, Mogán y Arguine-guín, recurrieron ante la Real Audiencia contra los destrozos que el ganado salvaje hacía en sus tierras. Más tarde, en 1793, serán los propietarios de estos ganados, encabezados por la vecina de Tejeda, Simona Manero, viuda de Miguel Manero quienes actuaron contra varios labradores de Veneguera, acu-sados de varios atropellos, con los siguientes alegatos: En el transcurso del tiempo se un introducido en el referido término, ininterrumpiendo la poseción de dhas mis partes (...) haciendo siembras en el desmonte, tala-ciones, quemas, plantíos, destrozos en los mismos gana-dos de mis partes como es matar reses, degollar crías, quebrandoles las piernas a muchas cabras, persiguiéndo- MOGÁN. DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA las con perros y cortando las aguas con el deprovado intento de que no veban ni tengan abrevaderos (...) con las quemas de los montes de aquel referido término no abejas que crien (...) minorándose( ...) la renta de los guaniles y abejeras campesinas ' O. La defensa judicial de los labradores solicitó la libre abso-lución de estos vecinos con el entonces muy defendido argu-mento ilustrado: el necesario desarrollo agrícola del país en equilibrio con la ganadería; solicitando, en consecuencia, un deslinde de las zonas de pasto y señalización de abrevaderos, lo que tendrá efecto, quedando para ello la zona de Tauro y Pajonales aunque luego los ganaderos pretendieran las faldas de estas montañas que daban a los barrancos. Definitivamente los labradores, vecinos con residencia fija en Mogán, Veneguera y valles anexos, lograron sus objetivos frente a las demandas de los ganaderos y ante la propia ac-ción de los corregidores sobre las usurpaciones de los rea-lengos, lo que iba consolidando a este espacio territorial como una demarcación propia. Por otro lado, el acceso a la propie-dad de una tierra amortazada marchó paralelamente a esta conflictividad de ganaderos con labradores, aunque en este caso frente a la acción de los corregidores, entre 1770 y 1777, como veremos a continuación. b) El Corregidor . frente a las usurpaciones de los realengos l1 La revalorización de la tierra por el alza de los productos agrarios supuso una fuerte demanda de tierra, una apetencia a lo A. H. P. L. P. Sección de Audiencia. Expte. 772. " Extraído de los trabajos del profesor Antonio Macías. Ob. cit. an-teriormente. LA COLONIZACI~ N Y ANTIGUO RÉGIMEN.. roturar los baldíos realengos, que alcanza notables dimensio-nes a partir de 1760, con la consiguiente estudiada protesta de los ganaderos e intervención de los corregidores en defensa del patrimonio regio. Son los vecinos de La Aldea por un lado hacia Furel, Tasartico y Tasarte y los de Tejeda en dirección a Veneguera y Mogán quienes producen el mayor efecto rotura-dor en estos valles y, en definitiva, quienes los repueblan. Primero el corregidor Ayerbe con la revuelta de 1772 y luego su sucesor Montalvo con el amotinamiento sufrido en 1777, ambos en el lugar de La Aldea, tuvieron que soportar la virulenta acción de los labradores tras las diligencias obradas en su contra por haberse extendido con sus roturaciones ile-gales en las propiedades realengas. ¿ Cuál fue el alcance real de este fenómeno en las tierras del actual término municipal de Mogán? Si tenemos en cuenta que, tanto las estudiadas concesiones del Cabildo como los asentamientos clandestinos, se hicieron en una comarca que casi en términos absolutos pertenecía al patrimonio real, llegaremos a la conclusión que debió ser de gran alcance. Sólo en roturaciones ilegales de aquel período, los corregidores evaluaron en sus diligencias unas 529 fanegadas en toda la comarca, de las que 377 lo fueron en los valles de esta demarcación, repartidas entre las 77 fanegadas usurpadas en Veneguera, 215 en Mogán y 85 en Arguineguín, con un total de 159 vecinos partícipes del pro-ceso y, por tanto, encausados; de los que 49 eran residentes, 27 no residentes y 15 no residentes con casas en el lugar para alojamiento de sus arrendatarios o medianeros. CUADRO 11 Lugares, partícipes y supegicie usurpada en 1777, en la actual demarcación municipal de Mogbn FUENTEA: ntonio M. Macías ( 1987). LUGARES Bco. Arguineguín Valle de Mogán Valle de Veneguera TOTALES Estamos ante un verdadero proceso colonizador del actual municipio de Mogán, pues junto a las roturaciones de grandes espacios para siembras o en las terrazas marginales de los barrancos realizadas por propietarios con gran poder adquisi-tivo, residentes en las capitales de las jurisdicciones de la co-marca, quienes colocan a arrendatario~ en casas constmidas en estos espacios, tenemos la presencia de labradores humildes que se desplazan hasta los valles de Veneguera, Mogán y Arguine-guín desde otros lugares con sus familias. Estos nuevos colo-nos también construyen casas para asentarse definitivamente en estos valles, junto a cada una de las parcelas puestas en culti-vo tras duros trabajos de rozamiento, sorribas, encadenamien-to de terrazas con paredes de piedra seca o la simple rotwación de laderas para siembra. Unos y otros asentamientos explican el carácter de diseminación urbanística que van tomando estas nuevas poblaciones canarias del suroeste de Gran Canaria. Todo el orden social intervino en este fenómeno, generan-do luego distintas transmisiones hereditarias y de compraven-tas que fueron consolidando las posesiones ilegales de la tie-rra. Esta vía de privatización clandestina del patrimonio real, tras la impunidad resultante de los amotinamientos, determi- SUPERFICIE PART~ CIPES 22 86 5 1 159 Fgs. 85 215 77 377 Cel. 1,5 2 O S 10 SUPERF. MEDIA Fgs. 3 2 1 2 Cel. 1 O 6 6 4 nará el origen de las pequeñas y medianas propiedades de estos valles. Después de 1777 aún quedaban grandes extensiones de realengos sin repartir, mientras que por un lado no cesaba el efecto usurpador por otro, desde tiempos atrás, se proyectaban repartos por las propias autoridades, una especie de intento de repoblación oficial basado en las ideas del ilustrado obispo Servera, de lo que nos ocuparemos seguidamente. GRÁFICO 1 Supeqicie- lugar roturado clandestinamente en 1777 Mogán, 40,5%; Arguineguín, 16, l %; veneguera, 14,7 %; Pino Gordo, 6,6 %; Juncal, 6,3 %; y Linagua, 3,8 %. CUADRO11 1 Casas dentro de supeqicies usurpadas, en 1777 FUENTEA: n tonio Macías ( 1987). Bco. Arguineguín Valle de Mogán V. de Veneguera TOTALES 2 19 15 3 6 5 3 6 27 68 9 3 10 10 2 1 1 1 10 10 10 10 LA COLONIZACIÓN Y ANTIGUO RÉGIMEN ... a) Proyectos de factoría en Arguineguín La situación a sotavento de esta comarca, al soco de las cadenas montañosas que se alinean de Oeste a Este origina, frente al resto del espacio insular atacado por el viento alisio, un amplio espacio marítimo, el cuadrante costero marcado desde la costa de Arguineguín a Tasartico donde impera un mar muy tranquilo, conocido desde muy antiguo como las calmas de Canaria. En este mar de abundantes especies, solían, entre primavera y verano, concurrir una gran cantidad de ballenas y otros cetáceos, lo que determinó, a finales del siglo XVIII, la idea de establecer una gran factoría con apoyo económico de la Corona. Sobre estas posibilidades económicas en la costa Sur de Gran Canaria escribía, en 1779, Miguel Hermosilla: « ( ...) la abundancia de ballenas de qe está poblado este pedazo de mar y en donde llaman las Calmas de Canaria. Los mujidos ó bramidos qe allí hacen con qe atemorizan cuantos se arriman á aquella costa desde el mes de marzo hasta el mes de agosto (...) en aquel paraje se mantienen desovan y crian convidandonos a establecer un ramo comer-cio tan lucrativo y rico la proporción de tener (...) los dos puertos y buenas playas de Maspalomas y Argaeniguin en qe poder llevar a encallar cuantas ballenas pesquen y tam-bien montes inmediatos, con facilidad de proveerse de leña necesaria pa el uso de calderas qe derritan el tocino pa sa-car aceite (...) ypuestas estas factorias en tierra, como ade-más de las ballenas ofrece aquel trozo de mar la pesca de cantidad de otros peces (...) qe pueden salarse y curarse; la habitación de los pescadores llamaría a otras gentes (...) l2 l2 HERMOSILLAM, iguel: Descripción topográfica, político y militar de la Isla de Gran Canaria. 1777. Copia de Agustín Millares en 1877. Museo Canario, sig. 111- A- 23, cap. 15, fol. 5v0. El proyecto de la pesca de ballenas había surgido de la Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas que, desde 1778, intentaba localizar la presencia de cetáceos en la costa de Arguineguín para iniciar su captura. A cuyo efecto, entre 1778 y 1784, fletaron dos naves tripuladas por trece marineros para mantenerse en esta zona. Asimismo se había estudiado, entre 1784 y 1785, contratar en la costa de Cantabria y el País Vasco a personal práctico y materiales para esta pes-ca, al objeto de iniciarla en la temporada de 1786. El gobier-no regio, por su parte, decidió retomar este proyecto y encar-gó al corregidor Eguiluz la dirección del mismo, quien diseñó la constitución de una compañía por acciones lo que originó recelos por parte de la Sociedad Económica y encargó al Co-mandante General de Canarias, el marqués de Branciforte, la dirección de la empresa, llegándose a recaudar fondos para la base financiera de la Compañía 13. De esta iniciativa nos cuenta, en su diario 14, Romero y Ceballos que el propio marqués de Branciforte había pre-senciado, en el mes de marzo de 1786, la pesca de ballenas en la zona de Arguineguín, de donde regresó el día 20 de aquel mes: t...) con el desconsuelo de haver visto escaparse una vallena de más de catorce que en aquellas aguas avia estando ia por eso mal herida con tres harpones de los que dos se rompieron y del otro se rompio la cuerda que la remolcaba (...) l 3 FERNÁNDEDZ ÍAz, Roberto y MARTÍNEZS AHAWC, arlos: « El fe-nómeno de las pesquerías canarias en el siglo XVIII » , en X Coloquio de Historia Canario- Americana ( 1992). Tomo 11, pp. 325- 328. l4 Manuscrito- diario de Romero y Ceballos: Anotaciones del año 1786. Fol. 154v0. Igualmente recoge datos sobre la pesca de la ballena en « Ganeguín » o en « las calmas de Canaria » , en los fols. 149v0, 153- 154 y 167v0. Biblioteca del Museo Canario, signt. 1- E- 21. LA COLONIZACIÓN Y ANTIGUO RÉGIMEN ... Y es que en aquel año, con gran expectación, la autoridad real había dispuesto iniciar este proyecto con tres barcos y va-rios lanchones, probablemente sin la suficiente preparación técnica para aquellas novedosas faenas ya que, a pesar de la presencia continua de cetáceos en esta zona, no se consiguie-ron los objetivos. La presencia de las ballenas en las calmas de Canaria de-bió ser una noticia extendida por todo el sector mundial pues el 12 de junio de aquel mismo año llegaba a Gran Canaria un bergantín fletado para tal efecto por una compañía ballenera americana, lo que continuarían haciendo otras de la misma nacionalidad, hasta mediados del siglo XIX, lo que ponía en alerta a las autoridades canarias ya que estos marinos recalaban por esta costa en busca de víveres burlando su vigilancia. A pesar del fracaso inicial en la captura de ballenas por el sur de Gran Canaria, la primera autoridad político- militar de Canarias no cejó en su empeño e intentó la pesca de estos mamíferos marinos por la costa de la Gomera aunque nueva' mente los resultados no fueron satisfactorios, argumentándose entonces como gran dificultad la acentuada profundidad del litoral canario. En abril de 1787 se capturaba un ballenato frente a la cos-ta de Arguineguín, era el último acto de un proyecto que, pese al decidido apoyo de los ilustrados, había fracasado, a pesar de que años después, en 1795, se volvería a intentar con los mismos resultados negativos. b) Intentos de colonización oficial ( 1 773- 1806) La estudiada presión demográfica insular, el alto índice de indigencia familiar, el hambre de tierra con sus correspondien-tes conflictos sociales determinaron un claro posicionamiento político de las autoridades insulares del último cuarto del si- MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA glo XVIII en favor del reparto de los baldíos realengos del Su-roeste. Fue el obispo Juan Bautista Servera ( 1769- 1777) quien primero propuso, en 1773, la idea de repoblar las tierras de Tasarte, Veneguera y Mogán con un excedente demográfico del norte de la Isla, en concreto, con unas 400 familias pobres que vivían en las cercanías de la ciudad de Las Palmas, ofrecien-do para tal efecto 24.000 pesos de sus rentas. Esta idea fue asumida por el Cabildo en un proyecto elevado a la Corte el 4 de noviembre de 1782, gracias al cual disponemos hoy de una valiosa fuente escrita para el estudio de esta comarca en un momento en que se fraguaba su identidad municipal, sien-do precisamente un secretario del ayuntamiento de Mogán, quien casi dos siglos después, en 1961, desempolvaría su vo-luminoso y dormido expediente, transcribiéndolo, tema que, luego, sería estudiado, con varias publicaciones, por el profe-sor Antonio Béthencourt Massieu dando a conocer así un in-teresante episodio de la historia de Canarias 15. ¿ Qué vicisitu-des tuvo y en qué consistía este proyecto de repoblación? ¿ Llegó a afectar a esta comarca? ¿ Qué valor tiene hoy para el conocimiento histórico de esta comarca y de Canarias en ge-neral? l5 A. H. N. Madrid. Sección de Consejos Suprimidos. Legajo 4.061, núm. 13 ( expediente original). De la transcripción realizada en 1961 por el secretario Julio Tauroni, una copia se conserva en el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas y otra se encuentra en el Ayuntamiento de Mogán, con una dedicatoria del autor. BÉTHENCOURTM ASSIEUA, ntonio: « Colonización Interior en el SW de Gran Canaria » , en el Boletín Millares Carló, núm. 3, Madrid, 1991, vol. 11, pp. 141- 156. El mismo artículo con el título « El modelo de Sierra More-na en Canarias: un proyecto de Nuevas Poblaciones en el SW de Gran Canaria, en « Carlos 111 y las Nuevas Poblaciones » , Actas del 111 Congre-so Histórico La Carolina, 1986, Avilés y Sena Edit., pp. 327- 344. Idem: « Un mapa inédito de Gran Canaria: el de José Ossavarry de 1806 » , en Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 40, 1994. LA COLONIZACIÓN Y ANTIGUO RÉGIMEN.. . Los nueve años de retraso sufrido desde la propuesta ini-cial del obispo Servera hasta su tramitación en la Corte, de-terminó que, por traslado de este prelado a Cádiz, se quedara sin la inicial financiación ofrecida por el mismo para lo cual el Cabildo intentó buscar otras fuentes de financiación. No obstante, la administración real fue diligente en la tramitación del expediente, habida cuenta de que se trataba de un asunto enmarcado dentro de la política de los ministros ilustrados y encargó a la Real Audiencia una mayor precisión de datos téc-nicos para la repoblación. Al efecto, el corregidor Eguiluz se recorrió, en 1785, aquellos parajes, levantando informes de la situación socioeconómica y demográfica no sólo de los tres valles propuestos para la repoblación ( Tasarte, Veneguera y Mogán) sino de toda la comarca con una inspección exhausti-va de los asentamientos y de la conflictividad social imperante en el plano de la propiedad de la tierra de algunas zonas, sin proceder en cambio a un levantamiento topográfico con las delimitaciones correspondientes, circunstancias que, según Béthencourt Massieu, tendrían consecuencias negativas para el curso del expediente. El proyecto inicial se complicaba no sólo por la falta de una clara financiación sino también porque ya se habían establecido por toda la comarca unas 163 familias, más 106 que de otros lugares habían roturado grandes exten-siones, quedando un hueco sólo para 290 frente a los 500 asentamientos de colonos previstos en el proyecto inicial, ade-más de que algunos poderosos se opusieron al proyecto con recursos que alegaban sus derechos de propiedad sobre terre-nos en los que el corregidor pretendió, con su buena fe en pro del bien común, revertir a la Corona por considerarlos usur-pados, como eran las tierras de La Aldea y Amurga, poseídas por el marqués de Villanueva del Prado y José Quintana, res-pectivamente. Posteriores complicaciones alargaron el expediente hasta 1792, en que la propia Real Sociedad Económica de Amigos MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA del País intervino en el mismo con propuestas tendentes hacia repartos en el contexto de la privatización, lejos de la filoso-fía más comunal del proyecto inicial lo que unido a la falta de acuerdos entre el fiscal de la Audiencia y el propio Conce-jo, determinó su paralización total. Diez años después, en 1803, la Administración real insta a las autoridades insulares a reactivar este proyecto de coloni-zación con duras reprimendas por no haberlo diligenciado des-de su dictamen de 1785. Al efecto se elaboró el proyecto de fuero para las tres nuevas poblaciones que habrían de crearse: Carlota Canaria, en Tasarte; Luisiana Canaria, en Veneguera y Fernandina Canaria, en Mogán; además de los planos de las mismas, el resumen del expediente y otros de-talles. El expediente se remitió a la administración central, el Consejo de Castilla, en 1804; pero se perdió por el camino, i?, por lo que hubo que rehacer nuevamente un nuevo expe-diente, despachado por la Real Audiencia en 1806. Final-mente los gravísimos acontecimientos en que se vio envuelta la monarquía española tras la invasión napoleónica, después del 2 de mayo de 1808, acabaron con este proyecto de repo-blación. Es evidente que con el mismo se había articulado todo un verdadero plan de colonización y creación de nuevas pobla-ciones. Así, pues, en el epígrafe de « Instrucción y Fuero de las Poblaciones que se han de observar en las que se formen de nuebo en las vandas del Sur y Poniente » , se desarrolla un espíritu comunitario, con una planificación urbanística en la desembocadura de los barrancos además de la infraestructura administrativa- religiosa y las medidas contra los fracciona-mientos de las parcelas, e incluso establecía medidas preven-tivas para evitar la formación de poderes tanto políticos- eco-nómicos como religiosos y la planificación de las industrias artesanales y actividades agropecuarias con un equilibrio ecológico y económico; un auténtico modelo de repoblación LA COLONIZACIÓN Y ANTIGUO RÉGIMEN ... estudiado al detalle según los presupuestos ideológicos del reformismo ilustrado europeo. FIG. 2.- Mapa del expediente de repoblación del suroeste de Gran Canaria. 1806 ( Archivo Histórico Nacional. Madrid. Fotografía del autor). t 5. ECONOMÍA Y SOCIEDAD AL FINALIZAR EL ANTIGUOR ÉGI-MEN a) Población y economía Entre finales del siglo XVIII y principios del XIX los valles de Veneguera, Mogán y Arguineguín disponían de un pobla-miento disperso a lo largo de las terrazas de cultivo limítrofes con los cauces de sus barrancos, cuyos aún escasos habitantes vivían en torno a una agricultura complementada con activi-dades ganaderas, forestales y de recolección de orchilla; una economía completamente cerrada y de subsistencia. Frente a las desembocaduras de estos barrancos se extendía un amplio MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA y tranquilo mar inexplotado, surcado ocasionalmente por los veleros de cabotaje que recalaban en sus costas para el em-barque del producto forestal, mientras que tras ellos el traspaís montañoso lo aislaba del entorno socioeconómico insular. Es-pecifiquemos las situaciones diferenciales de entonces en los tres sectores geográficos que configuran el actual territorio municipal: los barrancos de Veneguera- Tabaibales, Mogán y los de la rampa de Tauro- Arguineguín. En el valle de Veneguera La población de Veneguera se situaba en caseríos disper-sos por la cabecera de su valle, desde las laderas de La Cogolla hacia los núcleos de las Casas de Veneguera y El Almácigo. Desde este punto hacia la costa el despoblado, incluido Tabaibales, era casi absoluto. Producto de la ocupación clandestina en realengos estos ca-seríos « ilegales » , aislados, sumaban, según las diligencias del corregidor Montalvo, en 1777, un total de 15 casas. Propietarios residentes constituían entonces un total de 12 familias, unos 54 habitantes, mientras que otros 7 propietarios no eran residentes pero tenían casas para sus arrendatarios o medianeros. En la visita efectuada, en 1785, el corregidor Eguiluz des-cribe la situación y el potencial económico del valle de Veneguera, donde se localizan un total de 14 vecinos residen-tes, unos 63 habitantes y 7 familias por temporada, los que cultivaban 6 fanegadas de regadío y 120 de secano, con una producción de 80 fanegas de millo y 1.200 de granos menu-dos, además de algunos cultivos de parras y frutales. La zona de regadío se extendía desde La Cogolla, a lo largo del ba-rranco abajo, hasta la Postreragua, con espacios a medio cul-tivar. En 1805 la población total de Veneguera había alcanzado las 29 familias, de las que 6 se situaban a lo largo de las la- 1742- 1743, el fondeo de cuatro navíos ingleses desde donde desembarcó la tropa para adentrarse hacia el interior, siendo rechazados por los milicianos del destacamento de La Aldea, el 23 de diciembre de 1742 quienes, tras un cerco de cinco horas, les produjeron una baja y cinco prisioneros que fueron conducidos a la ciudad de Las Palmas 16. Asimismo, Miguel Hennosilla daba cuenta, en 1779, de la facilidad con que los barcos enemigos recalaban a lo largo de esta costa, aprovechan-do las calmas y señalaba la presencia y desembarco de corsarios ingleses en 1743, por la costa de Puerto Rico y Arguineguín 17. Una parte de Veneguera, las casas del barranco de La Cogolla, con un total de 6 vecinos, pertenecía, desde 1742, a la jurisdicción religiosa de La Aldea 18. En el valle de Mogán Con una población algo superior, el barranco de Mogán mantenía igualmente una dispersión de caseríos en los márge-nes del barranco en función de cada una de las terrazas de cultivo acondicionadas en la propiedad realenga. En 1777 unos 86 vecinos estaban encausados en las diligencias obradas por el corregidor Montalvo por efecturar roturaciones ilegales, con un total de 215 fanegadas, lo que representaba la zona de mayor presión de este efecto, aunque 74 de estos no eran re-sidentes sino propietarios de Tejeda. A. H. N. Sección Consejos. Leg. 1.349, fols. 60- 61. l7 HERMOSILLAM, iguel: Descripción, político y militar de la Isla de Gran Caizaria, 1779. Copia de Agustín Millares, en 1887. Museo Cana-rio. Sig. 111- A- 23. Cap. 15, fols. 37- 38. HERNÁNDEZ RODRÍGUEZG, ermán: Estadística de las Islas Cana-rias. 1793- 1806. De Francisco Escolar y Serrano. Cuadernos Canarios de Ciencias Sociales, núm. 11. Las Palmas de Gran Canaria, 1983. Tomo 1. « La Aldea de San Nicolás » , p. 249 y « Tejeda » , p. 340. El informe levantado por el corregidor Eguiluz, en 1785, nos permite una mayor aproximación a la realidad socioeco-nómica del valle; habitaban en esta fecha un total de 22 veci-nos con residencia fija, unos 99 habitantes, aproximadamente, además de 23 familias que se establecían en las temporadas de faenas y recolección agrícola. La estadística de Escolar y Serrano ( 1805), recoge en este valle una población de 41 vecinos lo que arroja un total aproxi-mado de 185 habitantes. Estamos ante un lento crecimiento general de la comarca donde el valle de Mogán se va confi-gurando como capitalidad para la futura parroquia y ayunta-miento frente al menor desarrollo de los valles anexos; aun-que, con respecto a otros de jurisdicciones vecinas, tuviera menor importancia demográfica; por ejemplo, frente los 77 vecinos que poblaban el pago de Tasarte o los 155 del valle de La Aldea. En 1785, según el informe de Eguiluz, el área de cultivo en Mogán alcanzaba sólo 60 fanegadas bajo el regadío del agua del barranco y manantiales, más 400 de secano destina-das a siembras de granos, aunque la potencialidad del valle se fijaba en unas 800 fanegadas más. Producían estos terre-nos de regadío variados árboles frutales y, sobre todo, millo para el autoconsumo cuya producción alcanzaba las 200 fa-negas anuales, mientras que la recolección anual de cereales ( trigo, cebada y demás granos menudos) se evaluaba en 500 fanegas. Esta escasa producción agrícola y por consecuente bajo índice demográfico se justificaba, en 1785, con la inse-guridad de todo un vecindario que ocupaba un espacio de propiedad pública ya que, en concreto, de las « sesenta fanegadas de riego en el plano del barranco donde cada uno toma el agua que necesita pr distintas acequias sin gasto al-guno, pues solo tres se pueden llamar cercados en donde los poseedores han puesto algún cuidado y gasto, pero los de-más cuasi ninguno por el miedo de que se les puedan qui- MOGÁN. DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA tan 19. Esta inseguridad de los vecinos ante la ocupación del terreno realengo se fue disipando a medida que no se obser-vaban, según transcurrían los años finales del siglo, acciones penales tras las diligencias de los corregidores, donde la ocu-pación clandestina supuso una vía de hecho para la privati-zación de la tierra en un momento de tránsito hacia el capi-talismo agrario y, por tanto, de cambio del sistema político. El valle de Mogán iba adquiriendo importancia, sobre todo de cara a la capitalidad de una futura jurisdicción religiosa y política. El establecimiento definitivo de familias de labrado-res con mayor poder adquisitivo, en el contexto de una movi-lidad de la tierra por transmisiones hereditarias o compraven-tas, en este valle, coadyuvaría a los deseos de emancipación. En los despoblados parajes de Tauro- Arguineguín y Soria Menor importancia demográfica y socioeconómica tenían otros espacios de la actual demarcación municipal de Mogán situados más hacia los baldíos del Sur. La rampa geográfica de Tauro estaba acotada como área de pasto con algún caserío de ganaderos/ labradores y a lo largo del barranco de Arguine-guín sólo habitaban, en 1805, unas 6 familias, la mayor parte en la hacienda del condado de la Vega Grande, en la margen correspondiente a la demarcación de Tirajana, donde la casa condal había realizado mejoras, constituyendo en la desembo-cadura una especie de oasis con extenso palmeral. El despoblamiento de la costa y las características del tran-quilo mar también determinaron en Arguineguín varios desem-barcos de marinos enemigos de la corona española. El prime-ro que conocemos fue el protagonizado por el célebre pirata inglés F. Drake, quien tras ser rechazado, el 6 de octubre de l9 A. H. N. Sección de Consejos S. Leg. 4.061, expte. 13, segunda pieza. 1595, en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, se retiró hacia las costas del Sur, anclando en la rada de Santa Águeda. Las milicias canarias, al acecho de cuanto acontecía en la es-cuadra inglesa, observó, la noche del día 8, el desembarco de un grupo de marinos a los que atacaron matando a ocho y tomando prisioneros a dos, lo que determinó que la escuadra inglesa abandonara la isla aquella misma noche 20. Por otro lado, Herrnosilla daba cuenta de la presencia de dos veleros de piratas ingleses, en 1743, por las playas de Puerto Rico y Arguineguín donde desembarcaron con « dos cañones y cuaren-ta hombres se fortificaron y emplearon en surtirse de agua sin q. por nuestra parte les pudiese desalojar>> Y. , por su parte, Romero y Ceballos señala en su diario un nuevo desembarco, en 1797, de 50 corsarios ingleses, de dos barcos que habían fondeado en su bahía, que saquearon los graneros del conda-do hasta que cuatro compañías del regimiento de milicias de Telde acudió al lugar obligándoles a embarcar. Para el año siguiente se cita en el mismo diario una nueva presencia del corso inglés por las costas del Sur y sitúa un desembarco de las mismas características en las posesiones del Conde, en « Ganiguín » , lo que pudiera entenderse como una repetición errónea del evento 21. Hacia el interior se hallaba el pago de Soria, lugar más poblado, donde en 1785, según el corregidor Eguiluz, habita-ban unas 17 familias: 11 en la banda de Mogán y 3 en la de Tirajana. A ello hay que añadir otros caseríos aislados por la cabecera de Tauro ( Majada Alta, Cueva de Mogán y Chirima-gra) donde con toda precisión localiza el citado corregidor unos 8 vecinos más asentados en caseríos aislados, dentro de pose-siones agrarias, bancales de escasa superficie irrigados con el RUMEU DE ARMAS, A.: Piraterías y ataques navales contm las Islas Canarias. Madrid. C. S. I. C., 1945- 1959. Tomo 11, 2." parte, p. 718. 21 HERMOSILLAM, iguel: Ob. cit., fol. 37v0- 38. MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA agua de manantiales. En 1805, esta vez según la estadística de Escolar y Serrano, habitaban por la zona de Soria que hoy pertenece a Mogán unos 20 vecinos y 4 en la parte de Tirajana, ocupados también en labores agropecuarias de subsistencia. b) Sociedad Consolidada en esta comarca una población casi estable, se fue estmcturando lentamente un modelo de sociedad, cuya formación social debía mantener los parámetros de otras co-marcas. Por residir en Tejeda los grandes propietarios de ga-nados o tierras, al menos hasta el último cuarto del siglo xvm, no se constituyó como en otros pueblos, un grupo diferencia-do de residencia fija, por lo que no se ve con nitidez la pre-sencia de unos vecinos muy poderosos y sí un sector de me-dianos y pequeños labradores autosuficientes que debían constituir la clase más numerosa frente a otro sector inferior compuesto por asalariados, pobres de otros lugares que, en su mayor parte, se establecían en las épocas de faenas, recolec-ción y siembra, quienes alquilaban la fuerza de su trabajo ante la oferta de propietarios. Hasta finales del siglo XVIII y princi-pios del XIX no va a surgir una estratificación socioeconómica muy diferenciada; eso sí, estamos ante una población sumida en la pobreza, dependencia y abandono. MOGÁN. DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA CUADRO IV Resumen socioeconómico del SO de Gran Canaria en 1785 FUENTEI: n forme Eguiluz, 1785. Los datos de La Aldea proceden de otras fuentes al no consignarlos Eguiluz con precisión. Elaboración propia. LUGARES Soria Arguineguín Mogán Veneguera Tasarte Tasartico La Aldea N . O DE VECINOS Resid. 11 5 22 14 41 12 280 SUP. EN FANEGADAS Temp. - - 23 7 30 3 8 - Secano 225 85 400 120 150 110 1.000 Riego 1 - 60 6 40 40 250 LA LUCHA POR LA IDENTIDAD MUNICIPAL ( 1800- 1815) Entre finales del siglo XVIII y principios del XIX se había producido cierto crecimiento económico y demográfico por toda la comarca del suroeste de Gran Canaria. El sector que hoy ocupa la demarcación municipal de Mogán había pasado del despoblamiento casi total de principios del siglo XVIII a una cota demográfica de relativa significación con la presencia de 90 familias, unos 400 habitantes, en los que se estaba forjando la identidad de un pueblo diferenciado a pesar del gran inconve-niente que representaba la diseminación de los poblados. Fracasados los intentos de repoblación oficial, los propios habitantes asumen la lucha por la segregación de las jurisdic-ciones de La Aldea, Tejeda y Tirajana, religiosas y premuni-cipales en su caso, que extendían sus linderos sobre este terri-torio. A principios del siglo XIX se produce en Gran Canaria una tendencia centrífuga municipal que conduce a la creación de MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA nuevos entes de administración local. También, al socaire del cambio político originado por la actividad legislativa de las Cortes de Cádiz, se crean los ayuntamientos constitucionales aunque dependiendo económicamente del Cabildo o Ayunta-miento principal de la Isla. En este contexto sociopolítico se forja el municipio de Mogán cuyo germen hay que buscarlo en la construcción de su ermita e inmediata creación de ayu-da de parroquia. La lejanía con respecto a las capitalidades de jurisdicciones religiosas y políticas, de las que dependía este territorio, junto al crecimiento económico y demográfico, crea-ron en sus habitantes el deseo de emancipación y constitución de un nuevo territorio municipal. 2. EL PRIMER PASO: LA CONSTRUCCI~ ND E LA ERMITAD E SAN ANTONIOD E PADUA( 1 8 04- 18 14) ' A finales del siglo XVIII, un emigrante canario, natural de Tejeda, entonces hacendado en La Habana, Matías Sarmiento ( 1743- 1809), decidió destinar un importante capital para la erección y fundación de una ermita en Mogán, bajo la advo-cación de San Antonio de Padua. A tal efecto había comenza- ' QUESADAAC OSTAA, na María: « La ermita de San Antonio de Padua en Mogán. Un legado indiano » , en el XI Coloquio de Historia Canario- Americana, 1994. Archivo de la Catedral de Canarias. Las Palmas de G. C. ( A. C. L. P.): Secretaría, legajos corrientes de 18 11- 18 14, sobre solicitudes vecinales y fundación de la parroquia de San Antonio de Padua. Facilitado por D. San-tiago Cazorla. CAZORLAD E LEÓN, Santiago. Transcripciones y apuntes inéditos, me-canografiados, sobre las parroquias del obispado de Canarias. Mogán. SUÁREZ GRIMÓN, Vicente: « Contribución al estudio de la propiedad de la tierra en Gran Canaria. Fundaciones pías y vinculares de origen in-diano en el siglo xvi11 » , en el V Coloquio de Historia Canario- America-na, 1982, tomo 11, pp. 535- 536, « La ermita de Mogán » . LA LUCHA POR LA IDENTIDAD MUNICIPAL ( 1 800- 1 8 15) do desde 1793 gestiones a través de su sobrino Juan José Cárdenes para dicha fundación y remitió progresivamente di-nero y productos que fueron distraídos por sus familiares sin que el proyecto tomara curso para feliz término. Hacia 1803 este prócer toma medidas y obliga a su sobrino a gestionar con urgencia tal proyecto quien, al año siguiente, se vio obligado a iniciar ante el obispo la voluntad de su tío, ya expresada en su testamento, encargando la elaboración de los planos al cé-lebre proyectista guiense José Luján Pérez. El prelado fue asi-mismo diligente con este proyecto del indiano, sobre todo ante las amenazas del promotor de desviar el capital hacia otra fundación, y teniendo conocimiento del ya estudiado proyecto oficial de creación de tres nuevas poblaciones en el Suroeste, remitió de inmediato a la Real Audiencia, el 11 de mayo de 1804, un prudente oficio al objeto de que la obra se integrara en el citado plan de repoblación y no se ejecutara al margen del mismo. Para asegurar el proyecto, Matías Sarmiento, en su testa-mento otorgado el 25 de octubre de 1804, ante el escribano de La Habana, Cayetano Pontón destinaba 2.000 pesos para las obras de la ermita y, más tarde, en el codicilo de 2 de febrero de 1909, encargaba a su esposa el envío de 250 pesos anuales para misas por su alma en la futura parroquia de San Anto-nio. Fallecía este patricio aquel mismo año, con las obras de la ermita apenas iniciadas a pesar del capital remitido y con un acuerdo previo del Cabildo catedralicio de 29 de julio de 1805 para la erección de ayuda de parroquia. Y es que, a pesar de las buenas voluntades de sus promoto-res e incluso con los capitales remitidos desde Cuba, las obras venían sufriendo, y sufrirán luego, significativos retrasos. En primer lugar la desidia de sus herederos, luego la acomodación de la obra al proyecto de repoblación y por último los gravísimos acontecimientos de 1808, año en que los territorios de la Corona española entraron en una gravísima crisis políti- MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA ca y socioeconómica por la invasión napoleónica, inestabilidad que afectó profundamente a los territorios coloniales de Ultra-mar. Para el comienzo de dichas obras Matías Sarmiento había vuelto a enviar distintas partidas de productos cubanos como ron, añil, azúcar, miel, tabaco ..., lo que no se pudo continuar con regularidad por los efectos de la crisis que tanto afectaba al comercio como a los transportes man'timos entre las colonias americanas, Canarias y Europa. Hasta poco antes de su muer-te, nuestro personaje lamentaba por cartas tales inconvenientes, lo que dificultaba el avance de las obras; pero no sólo era esta crisis la causante de la escasez de recursos para el pago de materiales y operarios de estas, sino que el sobrino y apodera-do de este patricio, Juan José Cárdenes, se negaba a entregar más dinero para este proyecto pues había desviado los fondos remitidos por su tío hacia la compra de tierras a su nombre. Fallecía Sarmiento, el 6 de febrero de 1809, con las obras apenas iniciadas y, al poco tiempo, en el mes de julio, Juan José Cárdenes, dejaba de aportar fondos a la misma por lo que se paralizaron. A instancias del síndico personero de Tejeda, la Real Audiencia actuó embargando bienes de Sarmiento y tras la subasta se reiniciaron las obras, hacia 1810, aunque volvie-ron a paralizarse por agotamiento de los recursos. Entonces, el síndico personero del lugar, presentó nuevamente un recur-so contra Juan José Cárdenes, ante el tribunal de la Real Au-diencia de Canarias, quien le obligó a cumplir con la volun-tad de su tío; pero el demandado justificó gastos con un saldo positivo de sólo 250 pesos en efectivo para invertir en la obra. Con este capital, insuficiente para su conclusión, se volvieron a iniciar los trabajos el 26 de abril de 1811 lo que obligó, tras otra paralización, a los vecinos a solicitar, a través del párro-co de Tejeda, ayuda económica al Cabildo catedralicio: t...) Habiéndose ocurrido a la Habana instando a la viuda del Don Matías Sarmiento, contestó diciendo que LA LUCHA POR LA IDENTIDAD MUNICIPAL ( 1 800- 18 15) su difunto marido nada ordenó a causa de no haberse finalizado su Ermita (...) y ella habiendo pasado a segun-das nupcias se separó de dicha obra. Los habitadores de Mogán, Venegueras, Soria y Tauro miran con sumo do-lor esta obra que les prometia el alivio y socorro espiri-tual de que estan careciendo hace tantos años (...) Ade-más del beneficio espiritual que resulta de la conclusión de esta Ermita los progresos ventajosos de la agricultu-ra que son incalculables, después que se emprendió la obra todo iba mudando de semblante, se ven nuevos plantios de parras y arboledas, rompiendo terrenos, fa-bricando casas, los que tenían alli sus posesiones aban-donadas tratando mudarse (...) habiendo coadyuvabo con sus personas a la conclusión de las paredes arrimando materiales, cantería y madera, se les queda la Ermita sin techar (...) habiendo faltado su bienhechor (...) sólo que-da el refugio de Ilustrísimo cuerpo (...) se digne tomar a su cargo la conclusión de la obra disponiendo poner carpinteros que labren la madera, se hagan diez mil te-jas, tres o cuatro de ladrillo, se fabrique la Sacristía, Capilla del Bautisterio (...) El 24 de mayo de 1811 llegaba este documento al Cabildo catedralicio quien por acuerdo capitular de 27 de junio de aquel mismo año concedía una ayuda económica de 500 pesos co-rrientes extraídos del fondo de socorros para las parroquias filiales para el reinicio de las obras, cantidad entregada al cura de Tejeda, José Francisco Pérez de Quintana, quien tenía gran interés por ser el párroco de la futura parroquia de Mogán. Las obras de la ermita de San Antonio de Padua finalizaron dos años después, hacia 1813- 1814, en cuyos intervenido como maestro mayor el alarife Juan trabajos había Pedro Domín- A. C. L. P. Secretaría. Legajo corriente de 1811. 8 1 MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA guez que había trabajado en la iglesia de Santiago de Gáldar y que además había sido administrador del latifundio que los Nava- Grimón poseían en La Aldea de San Nicolás. El autor del proyecto, Luján Pérez, sólo visitó esta obra en 1809 para ins-peccionarla a efectos del peritaje promovido por la Real Audien-cia, no habiéndose ajustado esta al proyecto inicial ya que se desechó la planta en crucero para evitar mayores costes. 3. FUNDACIÓN DE LA AYUDA DE PARROQUIA ( 14 DE MAYO DE 1814) Una vez concluidas las obras de la ermita de San Antonio de Padua, el obispado comenzó a estudiar y gestionar detalles de la fundación en la misma de una ayuda de parroquia, un proyecto de creación que el Obispado tenía estudiado desde 1805. En primer lugar encarga el 11 de enero de 1814 un es-tudio sobre la demarcación territorial de la nueva jurisdicción, cuyo informe correspondió al canónigo Lugo para, a continua-ción, instar al vecindario a que presentara la correspondiente solicitud de erección acompañada de un compromiso formal, a través de notario y pasado por el registro de hipotecas, para asegurar el mantenimiento del culto y dotación de aceite para la lámpara del Santísimo. Al efecto, a los pocos días un grupo de 10 familias significativas se comprometían a ello con hi-poteca de propiedades, a la vez que solicitaban la creación definitiva de parroquia, a través de un documento notarial fe-chado el 17 de enero de 1814 3, mientras que el 7 de febrero A. H. P. L. P.: Sección de Protocolos Notariales. Leg. 2.077. Archivo de la Parroquia de S. Antonio, Mogán: Libro núm. 1. Varios, 1814- 1930: Auto obispal de fundación ( 14. V. 1814). Bendición de la parroquia ( 5. VI. 1814). Compromiso notarial para la dotación, infraestructura administrativa, etc. LA LUCHA POR LA IDENTIDAD MUNICIPAL ( 1800- 1815) el Cabildo catedralicio aprobaba el informe del canónigo An-tonio de Lugo sobre la futura demarcación parroquial de Mogán, en el que se dibujaba con los siguientes linderos: Faldas de Texeda aguas vertientes para Mogán y Veneguera siguiendo el Caidero de Chirimagra, Laja de la Mula a caer a los Caideros, Barranquillo que baja al Ba-rranco de Soria y va a la costa de Ganiguin, siguiendo despues al Poniente costa adelante hasta el Puerto de Veneguera, subiendo a las montañas de los Molinos con la raya que divide al Pago de Tasarte que pertenece a la Parroquia de la Aldea de San Nicolás, lomo adelante a la Cogulla, y finalizando con las dichas faldas de Joxeda, dentro de la cual demarcación estan comprendidos los Pagos de Soria, Tauro, Taurito, Mogan, Veneguera, Joxeda y Cojolla, aguas vertientes para la costa, y van incluidos los vecinos de Cojolla, que, aunque dependientes de la ju-risdicción civil de Texeda, han pertenecido hasta el presente por lo espiritual a la Aldea de San Nicolás (...) Una vez cumplimentado todo aquel expediente, definitiva-mente el obispo Manuel Verdugo procede, el 14 de mayo de 1814, al auto de erección de ayuda de parroquia que en aque-lla misma fecha remitía al párroco de Tejeda y a su vez providenciaba una orden al cura de La Aldea de San Nicolás, Pedro González Navarro, en la que se consignaba los linderos del nuevo distrito parroquial explicando con detalle la inclu-sión de La Cogolla dentro del mismo, y personalmente orde- Libro núm. 1 de inventario ( 1826- 1874). Documentos al censo im-puesto por el fundador ( fol. 146). La imagen de San Antonio de Padua se atribuye Luján Pérez. A. C. L. P. Secretaría. Legajo suelto, expte. núm. 28 sobre erección de parroquias, fol. 104. Facilitado por Santiago Cazorla. naba el traslado de este sacerdote como primer cura párroco, a la naciente parroquia de Mogán, en contra de los deseos expresados con anterioridad por el párroco de Tejeda para ocupar el nuevo curato, aunque en el momento de la bendi-ción de la nueva parroquia aparece como primer responsable de la misma el referido párroco de Tejeda, José Francisco Pérez de Quintana quien, el 5 de junio de aquel mismo año, bende-cía la nueva ermita y cementerio, colocaba el Santísimo y comenzaba a funcionar como nueva ayuda de parroquia de San Antonio de Padua con la probable primera celebración religiosa de la fiesta del santo patrono 5. Pero este primer párroco, que tanto había luchado por esta fundación sólo pudo ejercer como tal hasta 1817, fecha en que falleció, siendo sustituido por Manuel Reyes Bueno, natural de Pájara, Fuerteventura, quien se mantiene en el cargo, a lo largo de 23 años, hasta su falle-cimiento en 1846, con una labor pastoral muy discutida en la década de 1830, por parte de las autoridades municipales 6. 4. PRIMEROS LNTENTOS DE SECESIÓN MUNICIPAL ( 1 8 14- 18 15) Con este logro de nueva parroquia, los vecinos de Mogán decidieron dar de inmediato un nuevo paso en pro de la plena identidad como pueblo de cara a la segregación municipal. Ibíd. Fols. 107- 108. En realidad estas jurisdicciones religiosas en los pueblos eran consi-deradas, a lo largo del Antiguo Régimen, como filiales de la Parroquia del Sagrario Catedral; de ahí que carecieran de beneficios y se las conociera como ayudas. Unas pocas logran la segregación pero la mayoría no obtie-nen el carácter pleno de parroquia hasta mediados del siglo XIX. Conocido como el cura Bueno, Manuel Reyes progresivamente se hace con grandes propiedades en Mogán, trae de Fuerteventura a sus so-brinos y herederos de su fortuna. Sobre la problemática municipal engen-drada por este cura ver en el capítulo siguiente, el apartado núm. 5, dedi-cado también a la Parroquia. LA LUCHA POR LA IDENTIDAD MUNICIPAL ( 1 800- 1815) Y, siguiendo el ejemplo de otros pueblos de Gran Canaria que, a principios del siglo, una vez conseguida la erección de parroquia, se propusieron la emancipación municipal, consi-guiéndola, al igual que los de Santa Lucía de Tirajana e Inge-nio, solicitaron ante la Real Audiencia la creación de una ju-risdicción municipal para emanciparse de Tejeda, Tirajana y Agüimes, respectivamente, en 1815 7. Para ello los residentes de Mogán venían alegando desde 18 14 poderosas razones geo-gráficas, además del crecimiento demográfico que ya alcanza-ba los 90 vecinos, teniendo como base para la delimitación territorial del nuevo municipio el recién creado distrito parro-quid de San Antonio de Padua. Las reformas políticas de las Cortes de Cádiz, con su decreto de 26 de mayo de 1812 sobre la creación de los ayuntamientos constitucionales, debieron sumarse como un acicate más al movimiento secesionista municipal emprendido en los mencionados pueblos en aquel bienio. En concreto, en el mes de julio de 1814, pocos días des-pués de haber estrenado su nueva parroquia, una representa-ción vecinal había otorgado poderes a procuradores para ges-tionar ante la Real Audiencia de Canarias el nombramiento de alcalde real y demás cargos municipales en el pueblo de Mogán, según la infraestructura administrativa de entonces; pero la implantación del absolutismo no iba a permitir una modernización de los gobiernos municipales, estableciéndose, por tanto, en esta nueva demarcación, el sistema preexistente del Antiguo Régimen: alcalde real, dos diputados, síndico y fiel de hechos 8; aunque apenas se tienen noticias de la misma, ni SUÁREZ GRIM~ NV, i cente: << Loos rígenes de los municipios en Gran Canaria » en Vegueta, núm. 1, octubre 1923, pp. 127- 143. A. H. P. L. P. Sección de Protocolos Notariales. Leg. 1.981, fol. 366v0. A pesar de la labor legislativa de las Cortes de Cádiz, la modernización de los ayuntamientos no tuvo lugar hasta 1836. MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA datos de su creación definitiva. Hacia 1834- 1835, es cuando se dan los primeros pasos para la infraestructura municipal moderna de Mogán. FIGS. 1 Y 2.- Matías Sarmiento ( 1 743- 1 9O9), emigrante que destinó una par-te de su fortuna a la construcción de la ermita de Mogán, segun óleo del pintor cubano Vicente Escobar. ( Reproducción fotográfica de Ana María Quesada). A la derecha, la fachada de la citada ermita, obra diseñada por el célebre imaginero José Luján Pérez. EN LA CONSOLIDACIÓN DEL LIBERALISMO: PERSISTENCIA DE LA POBREZA Y AISLAMIENTO ( SIGLO XIX) Tras un oscuro primer tercio del siglo XIX, el pueblo de Mogán continuará completamente aislado y sumido en la pobreza de una economía de plena subsistencia momentáneamente ate-nuada por el cultivo de la cochinilla. Qué parámetros socioeco-nómicos y políticos traerá el nuevo régimen político y económico que se implanta en este siglo y en consecuencia quiénes contro-larán los medios de producción, son líneas argumentales de este desconocido capítulo de la Historia contemporánea de Mogán. 1. PRECARIEDAYD AISLAMIENTO a) La población y nivel cultural Un crecimiento moderado ( 1 800- 1880) Los años en que progresivamente, entre alternantes impo-siciones absolutistas y constitucionales, se implantaba el libe- ralismo, Canarias atravesaba por uno de los peores ciclos de-presivos de su historia. El retraimiento de las ventas en los mercados insulares de los granos cosechados en los campos canarios por la competencia de los granos y harinas extranje-ras, sumía aún más en crisis a pueblos cuya economía se ba-sara en este sector como lo era el caso de Mogán; no obstan-te, al contrario de la fuerte recesión que sufren los pueblos vecinos de Tirajana, Tejeda y La Aldea hasta 1860, este nue-vo municipio tiende en la primera mitad del siglo hacia un crecimiento demográfico moderado, pues de los 400 habitan-tes que se contabilizaban a principios de siglo, en 1842 habían experimentado un crecimiento de 97 enteros situándose en 497 habitantes. Y es que la progresiva introducción del cultivo de la cochinilla comenzó a generar cierta riqueza en Mogán, a pesar de la presencia de algunas calamidades como la hambru-na de 1847 que ocasionó 28 muertos; en consecuencia, hasta 1857 se mantuvo una progresiva recuperación demográfica que condujo a la cota de los 727 habitantes con un aumento, en 15 años, de 230 personas lo que supuso una tasa media anual de crecimiento del 2,5 %. El censo de 1860, sólo tres años después, arrojó un índice negativo de crecimiento anual de - 0,67 % al rebajarse el número de habitantes a 719, aunque luego la población se recuperó y alcanzó en 1877, los 893 ha-bitantes, con una tasa de crecimiento medio anual del 1,2 %. La recesión y éxodo masivo ( 1880- 1897) Aquel moderado crecimiento demográfico se truncó hacia 1880, como en la mayor parte de los pueblos canarios, a con-secuencia de la crisis ocasionada por la depreciación de la cochinilla junto a sequías y otras calamidades ecológicas, ade-más de los graves problemas de sus habitantes con el fisco, lo que dio paso hacia una masiva emigración hacia América y pueblos vecinos; de ahí que tras el fuerte receso demográfico EN LA CONSOLIDACIÓN DEL LIBERALISMO ... que arrojó el censo de 1887, 582 habitantes, en el que se per-dió con respecto al anterior 311 habitantes, con una negativa tasa media de crecimiento anual de - 4,2%, la fuerte recesión continuó hasta 1893 donde el municipio venía a quedarse con una población de tan sólo 437 habitantes, similar a la de prin-cipios de siglo, a pesar de la potencialidad económica de sus valles. Las referencias demográficas siguen siendo, pues, las del Antiguo Régimen, con la típica pirámide de base ancha con unos índices de natalidad y mortalidad parecidos a los pueblos vecinos con el 55 y 40 por mil, respectivamente, y una vida media de 18 años por la alta mortalidad infantil. Hasta 1880 la emigración no arroja aún altos índices situándose para el período de 1857 a 1861, un total de 23, una media anual del 5 por mil, pero después de 1880 adquirirá tintes de verdadera diáspora alcanzando, en el trienio de 1891 - 1 893, la media del 384 por mil. Persistencia de la diseminación urbanística Al secular aislamiento de la población se unía una distri-bución urbanística muy diseminada que distanciaba más entre sí a los propios habitantes de la comarca, con todas las difi-cultades de cohesión comunitaria, educativas y económicas que conllevó esta situación. En 1865, sólo 23 hogares se localiza-ban en el casco principal y espacio cercano al ayuntamiento y ermita de San Antonio, aunque sin llegar a constituir un nú-cleo poblacional completamente concentrado. El resto de la población se dispersaba linealmente por los valles y caminos reales, en función de las posesiones agrícolas; una distribución urbanística preexistente desde finales del siglo XVIII y que se mantendrá hasta principios del siglo xx, donde un 60 % de la población se localizaba a lo largo del barranco de Mogán y un 20 % en cada uno de los lugares de Veneguera y Soria, MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA permaneciendo casi despoblado, con algún aislado caserío, el resto de los barrancos y costas. Ello favorecía la presencia continua de buques contrabandistas y balleneros que burlaban la deficiente vigilancia oficial. Bajísimo nivel cultural El nivel cultural de la población moganera, en este perío-do de consolidación del régimen liberal, continuó siendo bajísimo pues la única escuela pública no se instala hasta 1850, a pesar de los requerimientos de la Diputación Provincial de incluir en los presupuestos la obligatoria asignación económi-ca al apartado de la enseñanza pública, lo que no afronta la corporación con las justificaciones de « las muchas calamida-des que agobian al pueblo y la mucha distancia (...) y no haber fondos » ( 1844) o « Es cierto que la escuela no es fácil de sub-sistir porque nadie la ocupa, ni de Juera vienen (...) » ( 1849) '; no obstante, a partir de 1850 comienza su funcionamiento a cargo del propio secretario municipal, José Antonio Betancort, quien se ocupa de ambas funciones por ser la única persona idónea para ello. Reflejo de esta situación es la lamentable circunstancia de que a lo largo de este siglo la mayor parte de los concejales electos, incluidos los alcaldes, fueran completa-mente analfabetos, coincidiendo en algunas corporaciones, las de 1842, 1848 y 1872, con el agravante de que ningún miem-bro del concejo supiera leer y ni siquiera firmar, hasta el pun-to de que por falta de secretario se suspendiera en algún pe-ríodo la actividad municipal: En el mismo acto propuso el Secretario Don Alonso Hernández Guerra qe renunciaba su cargo pr lo qe desde A. A. M. Sección Secretaría. Armario Principal. Documentos 1844 y 1849. EN LA CONSOLIDACIÓN DEL LIBERALISMO ... este día sesaba en el desempeño de su destino, en vista de lo cual el nuevo Ayuntamiento acordó poner en cono-cimiento de todas las autoridades no poderse desempe-ñar ningún servicio pr falta de Secretario y pr no haber en este pueblo ninguna persona qe lo pueda desempeñar y ninguno de los individuos ( de la corporación) saber leer ni escribir: [ A. A. M. Documentos de 1872. Libro de actas. Sesión de 1. V. 18721 Los datos aportados por la estadística de Olives confirman este bajísimo nivel cultural: de los 719 habitantes contabiliza-dos en 1865, sólo 26 sabían leer y escribir y 9 apenas leer, lo que arroja una tasa de analfabetismo del 96 %, aunque Mogán no es una excepción en este asunto, pues mantenía un nivel similar al de los municipios de su comarca y de los restantes pueblos de Canarias. Entonces ya funcionaba con cierta regu-laridad, en el casco de Mogán, la escuela pública mixta, a la que asistían 16 niños y sólo una niña, con un nivel de escolarización del 10 por ciento de la población en edad esco-lar, con lo que continuaba el altísimo índice de absentismo que por entonces se daban en las escuelas canarias, pues al propio rechazo de las familias hacia la escolarización de sus hijos se unía la lejanía del único centro escolar con respecto no sólo a los lejanos caseríos del valle principal sino a los de Veneguera, Tauro, Soria, etc. La escuela pública de Mogán, en 1860, res-pondía a las siguientes características, a criterio del alcalde, José Castro: El local está en muy buen estado, sus enseres, una mesa, un banco y tres tinteros, el n." de alumnos 15, su asistencia no es muy cumplida, el regimen de disciplina que tiene adoptado el mtro. es la palmeta y aplaudir al que sobresale a fin de que a estos sigan su aplicación y a los demás les nazca el tenerla, libros de texto no hay ningunos, solo sí están 12 cartillas, 6 silabarios, 1 libro de doctrina, I a gramática y 2 aritméticas, su sistema ha dado buen fruto, la aptitud y mor
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Calificación | |
Título y subtítulo | Mogán, de pueblo aislado a cosmopolita |
Autor principal | Suárez Moreno, Francisco |
Tipo de documento | Libro |
Lugar de publicación | Mogán (Gran Canaria) |
Editorial | Ayuntamiento de Mogán |
Fecha | 1997 |
Páginas | 256 p. |
Materias |
Ciudades y pueblos Canarias Gran Canaria Mogán Historia |
Formato Digital | |
Tamaño de archivo | 12247890 Bytes |
Texto | El autor FRANCISSCUOÁR EZM ORENO[ L a Aldea de San Nicolás, 19491 A pesar de su plena dedicación a la docen-cia directa ha realizado reconocidos traba-jos en otros campos de la cultura, periodis-mo, artes plásticas- diseño, medio ambien-te, reportajes para publicaciones diversas ... y sobresale su faceta de investigación his-tórica, fruto de la cual ha escrito varios libros: El Pleito de La Aldea ... ( 1989), su obra más conocida y actualmente agotada; Ingenierías históricas ... ( 1993); El maes-tro de obras Simeón Rodríguez ... ( 1996); Perspectivas de la arqueología industrial en Canarias ( en prensa) e Indianos, ára-bes y emigrantes ( en fase de publicación). Con este nuevo libro sobre la historia de Mogán, este autor conforma un valioso trabajo histórico de los municipios que configuran nuestra amplia y lejana comar-ca del suroeste de Gran Canaria ( Edic. Ayto. de Mogán, 1997). MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA Francisco Suárez Moreno DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA ILUSTRE AYUNTAMIENTO DE MOGÁN GRAN CANARIA 1997 Ilustraciones de la cubierta: panorámica del valle de Mogán, fotografía del autor ( por-tada); y acuarela del pintor canario Elías Manero, propiedad de Fernando Arencibia, sobre antigua estampa marinera de Playa de Mogán ( contraportada). O 1997 FRANCISCO SUÁREZ MORENO O ILUSTRE AYUNTAMIENTO MOGÁN 1: EDICI~ N. 1997. CORRECCIÓN DE PRUEBAS: JUAN ANTONIO QUINTANA HERNANDEZ COORDINACI~ N DE LA EDICI~ N: MARGARITA VILLARMIN CHAMORRO Y ADOLFO SU~ REZA LMEIDA I. S. B. N.: 84- 606- 2811- 6 DEP~ SITO LEGAL: M. 9.208- 1997 FOTOCOMPOSICI~ N E IMPRESI~ N: TARAVILLA MESÓN DE PAROS, 6 28013 MADRID Págs . SALUDA ............................................................................................................. PRÓLOGO ........................................................................................................ INTRODUCCI~ N... .................................................................................. CAPÍTULO1: EL MEDIO FÍSICO. ........................................................ 1 . Aislados en una comarca seca y montañosa ..... 2 . Evolución g. e om. o$ ológica ................................................. 3 . Clima y pazsaje ......................................................................... 4 . La dialéctica Hombre- Naturaleza ................................ CAPÍTULO 11: ÉPOCA ABORIGEN ..................................................... 1 . El poblamiento ............................................................................ . , 2 . Núcleos de poblaczon ............................................................ 3 . Arguineguín: de los mallorquines a los nor- mandos ................................................................................................ 4 . La Conquista ................................................................................ 7 Págs . CAPÍTULO 111: LA COLONIZACIÓN Y ANTIGUO% GIMEN: SIN IDENTIDAD MUNICIPAL ( DEL SIGLO XVI A PRIN-CIPIOS DEL XX) .................................................................................... 45 . . 1 . Lenta repoblaczon ............................................................... 45 2 . Bajo la jurisdicción de los pueblos vecinos ...... 52 3 . Conflictos en la posesión de la tierra .................... 53 4 . Proyectos oficiales de desarrollo y repobla- cz. o , n ..................................................................................................... 60 5 . Economía y sociedad al finalizar el Anti- , . guo Regzmen ................................... .... ........................................... 67 CAPÍTULO IV: LA LUCHA POR LA IDENTIDAD MUNI-CIPAL ( 1 800- 1 815) ............................................................................. 77 1 . Razones de la segregación ......................................... 77 2 . El primer paso: la construcción de la ermita de San Antonio de Padua .............................................. 78 3 . Fundación de la Ayuda de Parroquia ..................... 82 4 . Primeros intentos de secesión municipal .............. 84 CAPÍTULO V: LA CONSOLIDACIÓN DEL LIBERALISMO: PERSISTENCIA DE LA POBREZA Y EL AISLAMIENTO ( SIGLO XIX) ................................... .... ................................................... 87 1. Precariedad y aislamiento .................................... .... ...... 87 2 . La nueva organización municipal: del caos ad-ministrativo a las fortunas personales .................... 103 3 . Distribución y movilidad de la tierra ...................... 121 4 . La parroquia de San Antonio de Padua ............... 130 5 . Un siglo sin progreso ......................................................... 133 Págs . CAPITULOV I: EL CAMBIO ECONÓMICO: ENTRE EL CACI-QUISMO Y EL REPUBLICANISMO ( 1 890- 1936) ................ 137 1. El " virreinato " de Marcelino Marrero ................... 137 2 . La economía y sociedad moganera en el cam-bio ........................................................................................................ 154 3 . Evolución sociopolítica y crisis final ( 1 923- 1936) .................................................................................................. 179 CAPÍTULO VII: EL BOOM DEL TOMATE Y EL FRANQUIS-MO ( 1939- 1976) .................................................................................. 191 1 . La crisis de la posguerra ................................................ 191 2 . Revitalización del capitalismo agrario ................... 192 3 . Crisis y recuperación del sector pesquero .......... 210 4 . Otros sectores económicos .............................................. 212 5 . Sociedad y economía en el franquismo ................. 213 . . 6 . Concluszon ..................................................................................... 222 CAPÍTULO VI111 EL BOOM DEL TURISMO Y LA DEMO-CRACIA ................................... .... .................................................................... 225 1. La crisis agraria y poblacional de los 70 .......... 225 2 . La terciarización de la economía ............................... 228 3 . La supervivencia de la pesca frente al nuevo desarrollo capitalista y turístico ................................. 235 4 . Cambio político y social ................................................. 237 5 . Reflexión: Mogán ... 2 de pobre a rico? ................... 239 ABREVIATURAS MÁS UTILIZADAS EN EL TEXTO A. A. M.: Archivo del Ayuntamiento de Mogán. A. C. L. P.: Archivo de la Catedral de Canarias. Las Pal-mas de G. C. A. H. P. L. P.: Archivo Histórico Provincial de Las Palmas. A. H. N.: Archivo Histórico Nacional ( Madrid). R. P. de Guía: Archivo del Registro de la Propiedad del Par-tido Judicial de Guía de Gran Canaria. Fg.: Fanegada ( 5.555 m2) = 0,5555 hectáreas: ha. Leg.: Legajo. SALUDA En este primer libro que editamos con fondos propios del Ayuntamiento de Mogán se recoge la primera historia escrita de este municipio y aprovechamos este institucional saluda para, en nombre de toda la Corporación municipal, invitarles a su lectura, la que nos servirá para aprender esa vital lec-ción de la Historia, la de saber quiénes somos, de dónde ve-nimos y hacia dónde vamos. Además, una obra como esta será de gran utilidad para nuestros enseñantes como material curricular de cara a los contenidos de la reforma educativa, pues hasta ahora no te-níamos ningún material de este alcance. Así pues, nuestro Ayuntamiento pretende con esta publica-ción sensibilizar a la población sobre la continua necesidad de recuperación nuestro rico acervo a fin de lograr una ma-yor cohesión social entre nuestra tan diseminada población de cara al futuro como pueblo, cuestión tan vital ante las nuevas pautas socioeconómicas y demográficas a que estamos some-tidos los pueblos que vivimos del turismo de masas y nuestra historia común servirá constantemente de punto de referencia. MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA Sobre la obra en si entendemos que a la paciente labor investigadora y de método que se observa nada más comen-zar la lectura de sus primeras páginas se une la buena estructuración didáctica y el estilo directo que el investigador D. Francisco Suárez Moreno, como experimentado profesional de la docencia le imprime al texto, a quien le agradecemos, en nombre del pueblo de Mogán, el haber dedicado varios años de su tiempo libre a investigar nuestra historia sin ningún interés económico. Felicitémonos pues todos los moganeros y moganeras con este valioso libro sobre nuestros ancestros y aprovechemos sus valiosas enseñanzas, pues, como dice un viejo adagio, « el pue-blo que desconoce su historia está condenado a repetirla » . Mogán, a 15 de febrero de 1997 ANTONIOS ANTANFAL ORES Alcalde del Ilustre Ayuntamiento de Mogán Islas Canarias Este libro tiene su origen en un encargo realizado por nosotros a Francisco Suárez Moreno con el objeto de que for-marse parte de la « Historia de los Municipios Canarios » , co-lección que nacía con una clara orientación de recupera6 re-valorizar y dinamizar la memoria histórica local. Sin embargo, diversos motivos extracient$ cos retrasaron su edición. Pero afortunadamente, ahora, con el decidido apoyo del Ayuntamien-to de Mogán sale a la luz esta obra que, sin duda, viene a contribuir y a enriquecer sustancialmente el patrimonio historiográfico canario. Su titulo, « Mogán, de pueblo aislado a cosmopolita » , sin-tetiza con gran acierto el desarrollo histórico de este munici-pio, que es abordado por su autor bajo una visión globalizada y perfectamente articulada en sus diferentes capítulos, donde estudia de forma pormenorizada todos los elementos que han intervenido en su proceso histórico: desde los primeros pobla-dores aborígenes a las jüertes transformaciones socioeconó-micas experimentadas en estas últimas décadas del presente siglo, que han coadyuvado a superar las barreras fisicas de su secular aislamiento. Y en ese sentido, cual progreso imparable, este libro, que constituye la primera historia escri-ta sobre el municipio, viene a rompe6 también, con el aisla-miento cultural al que ha estado sometido Mogán a lo largo del tiempo. A través de sus páginas el lector podrá reencontrar y des-cubrir las peculiaridades de su espacio físico, los asenta-mientos y vestigios de la sociedad aborigen, las incidencias y consecuencias de la conquista, el proceso colonizadoi; los conflictos sobre la posesión de la tierra, los proyectos de de-sarrollo económico y de repoblación; la lucha por la iden-tidad municipal desde la construcción de la. ermita de San Antonio de Padua pasando por los intentos de secesión juris-diccional hasta la constitución municipal; su evolución social desde de la etapa caciquil a la transición democrática, y el cambio de una estructura económica de subsistencia, esencial-mente agropecuaria y forestal, a un sistema de mercado con el cultivo y exportación del tomate y el desarrollo turístico. En definitiva, todo und legado que hasta el momento había perma-necido prácticamente perdido en las tinieblas del olvido. Por ello, este libro tiene, entre otros muchos méritos, el dibujar cuidadosamente la interrelación de todos esos factores que han definido a lo largo del tiempo su conformación colectiva y constituye, además, un eje de referencia obligado para todos, pero especialmente para las nuevas y futuras generaciones. Su auto6 Francisco Suárez Moreno, es un experimentando docente e inquieto renovador pedagógico que cuenta con una brillante producción histórica. Hace ya algún tiempo, en 1990, publicaba su primera monografia, « El Pleito de La Aldea: 300 años de lucha por la propiedad de la tierra » , un excelente es-tudio donde analizaba minuciosamente la claves esenciales de la configuración socioeconómica de su municipio natal. Más tarde, en 1994, nos sorprendía gratamente con un nuevo tra- bajo, < « Ingenieríash istóricas de La Aldea » , con el que se abría en Canarias una novedosa línea de investigación relacionada con la arqueología industrial. Y ahora, en 1997, aparte un curioso libro recientemente editado sobre las relaciones cana-rio- cubanas en arquitectura, « El maestro de obras Simeón Rodríguez ... » , nos brinda « Mogán, de pueblo aislado a cosmo-polita » donde evidencia, una vez más, las excelentes dotes y cualidades de un historiador de altura con raza y clase. Su dedicación vocacional por la investigación, sin descui-dar su encomiable labor como docente, su profesionalidad y rigurosidad son las señas de identidad que avalan por sí solo a este historiador fuertemente comprometido con su espacio vital y con el legado histórico heredado, que además ha sabi-do imprimir a la reconstrucción del pasado una clara visión transformadora del futuro a través del análisis, la reflexión y del conocimiento. Espero que el lector pueda compartir el disfrute y el apren-dizaje que he recibido con la lectura de este libro de mi ami-go Paco, a quien felicito por su espléndido trabajo y por la relevante contribución en el rescate y difusión de nuestra memoria colectiva. JosÉ M. CASTELLAGNIOL Doctor en Historia y Conservador del Museo de Historia de Tenerife Fue un día de San Antonio, allá por el año 1956, cuando por primera vez fui a Mogán en el recién estrenado camión Leyland de Panchín, un exportador de La Aldea, vecino nues-tro; íbamos unas treinta personas en la carrocería de madera, sentados sobre cajas de tomate, producto entonces que gene-raba una explosión económica y demográfica en esta comar-ca. Pocos años hacía que se había abierto al tráfico la carrete-ra, una pista de tierra, que unía a estos dos pueblos y aún recuerdo, a modo de clichés imborrables, las distintas imáge-nes que se nos presentaban desde la estrecha y sinuosa vía, según doblábamos cada una de las degolladas, entre el frescor de la mañana, el olor a tierra y a la hierba seca de salvias e inciensos: a un lado, las imponentes alturas coronadas de bru-mas y pinos, y, al otro, el precipicio de los valles secos y pedregosos que se perdían hacia el tranquilo mar. Fue quizás la amplia panorámica que se nos presentó una vez que deja-mos atrás al valle de Tasarte la que más me impresionó; la am-plitud de la cabecera de la cuenca de Veneguera, con sus po- MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA tentes estratos rocosos, bermejos y verdiazules; el lejano y azulado contrafuerte montañoso de Tauro; el viejo y quebrado camino real que debajo mismo de la pista descendía por Las Breñas, del que mi padre, señalándolo, me contaba historias ... Y, luego la entrada a Mogán, más sensaciones: el olor a leña que desprendía una panadería que se hallaba en la misma ori-lla de la carretera, la gente que tempranamente bajaba a la fiesta, los arcos de palmas embanderados y ya en la plaza, la ermita de San Antonio rodeada del colorido de banderas, bas-tones de caramelos, sopladeras, juguetes, gorras de papel, ca-jas de turrón ... entre el estruendo y el olor de los voladores. Confieso que si tuviera que elegir entre las sensaciones viajeras más agradables de mi vida sin duda dejaría otros kilométricos vuelos y andanzas por este primer viaje a Mogán, cuando tenía siete años y la visita que dos años después reali-cé al pueblo cumbrero de Artenara. De Mogán había aprendido mucho, por los constantes cuen-tos que oía detrás del mostrador de la tienda de mis padres, a los mayores, y, sobre todo por las narraciones de mi progeni-tor, que enfatizaba lo bien que eran tratados cuando iban a pie a llevar millo, desde La Aldea, para molerlo un molino de fue-go y regresaban muy contentos y agradecidos, con sus burras cargadas de sacos de gofio y naranjas regaladas, pues eran los años de la posguerra, escasez y carencia de recursos vitales. Toda una historia entramada de la buena relación humana en-tre estos dos pueblos. Y quién me lo iba a decir ... que cuarenta años después in-vestigara y escribiera sobre el pasado de este pueblo vecino del que tanto hablaban mis mayores, hoy casi todos desapare-cidos. Pero las historias locales debieran ser escritas por los na-turales de cada lugar, pues como bien dijo el maestro de his-toriadores, Manuel Tuñón de Lara: « Los más cercanos al te-rruño conocerán mejor su historia, la experiencia local de sus antepasados » . Así pues, entendemos que la investigación so-bre la historia de Mogán debe permanecer abierta a futuros trabajos, quizás no muy lejanos en el tiempo, a los que esta publicación sólo representa el primer grano de arena; de to-das formas no debo soslayar que si no como un hijo de este pueblo, sí como uno más de los tantos que aman a esta co-marca, a sus antepasados, a su historia común ... investigué a lo largo de unos tres años y escribí este libro con gran inte-rés, movido quizás por aquellos gratos recuerdos y enseñan-zas que desde pequeño sobre esta tierra recibí de la sabiduría de los mayores. Tres fueron las principales fuentes de información en que se sostiene este trabajo: el archivo del Ayuntamiento de Mogán, que prácticamente, a excepción de un período comprendido entre finales del siglo XIX y principios del XX, conserva toda la documentación de los gobiernos municipales ( actas, regis-tros de correspondencia, padrones, amillaramientos, comunica-dos...), aunque necesitado de orden y catalogamiento; los li-bros del Registro de la Propiedad del Partido Judicial de Guía, un costoso trabajo pues tuvimos que cotejar los 30 primeros volúmenes, en los que estaban inscritas cerca de 1.800 fincas, gracias a lo cual pudimos acercarnos a la movilidad histórica de la propiedad de la tierra y del agua, principal medio de pro-ducción de la comarca, cuyo estudio complementamos con la consulta de los primeros amillaramientos y el primer Catastro de Hacienda; otros archivos como el parroquial, administracio-nes provinciales, Catedral ..., y por último, la valiosa consulta de la Historia oral, que nos ayudó mucho a la precisión de datos imposibles de recabar o analizar en los documentos es-critos, entendiendo que no pudimos beber de esta fuente todo lo que un natural o vecino de este pueblo hubiera podido ha-cer de ahí que, como antes reconocía, los que mejor pueden utilizar sus recursos son quienes viven en el mismo espacio de la investigación. Mapa n6m. l. Gran Canaria m relie-ve desde su perspectl-va Sur, la Ma seca y montafiosa, repartida entre 10s municipios de La ' Alda; Mogdn, en ed centro; San Bar-tohn& y Santa Lucla de Ttrajana, una su-p d c i e de 683, Km2, el 44,3 por cieato del total, de los que 164 KmZ corresponden a Mogún, un manicipio hisf6ricamente aislado y hoy a& to al mun-do en virtud de tos importantes centros tmfsticos de su costa. ( Mapa del Patronato de Turismo del Cabil-do Insular de Gran Canaria, 19%). +.+.+.+.+.+. Límite jurisdicctonal del municipio de Mogán. CAPÍTULOI EL MEDIO FÍSICO 1. AISLADOSEN UNA COMARCA SECA Y MONTAÑOSA La actual demarcación municipal de Mogán se sitúa en el centro de una montañosa comarca que, en amplio abanico, se extiende desde el centro hacia la costa sur y oeste de Gran Canaria. Estamos ante una gran porción de territorio muy di-ferenciado del resto de la Isla por su brusco contraste topo-gráfico y climático, que se fracciona casi radialmente en los históricos municipios de las Tirajanas ( Santa Lucía y San Bartolomé), Mogán y La Aldea de San Nicolás, los que su-man una superficie de 683,80 km2, el 44,3 por ciento del total de Gran Canaria, casi su mitad, pero no así en cuanto a su población pues permanentemente sólo habitan en la misma el 11 por ciento, aunque la incidencia en sus costas de las urba-nizaciones turísticas eleva sustancialmente el índice de ocupa-ción de una gran población flotante. Esta gran comarca constituye geológicamente una extensa rampa montañosa muy antigua que desde la cumbre descien- MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA de suavemente hacia el mar, seccionada por una red radial de grandes barrancos cruzados por múltiples afluentes que dejan al descubierto las más variadas formas de un relieve erosivo: degolladas, lomos, cuchillos, morros ... En el centro de esta singular comarca se dibuja, desde prin-cipios del siglo XIX, el espacio territorial de Mogán, que ad-quiere forma de trapecio con una superficie de 164,8 km2, la segunda en extensión de las demarcaciones municipales de Gran Canaria donde, según el último padrón, viven unos 10.398 habitantes de derecho y 15.541 de hecho, lo que representa una densidad media de 63 habitantes por km2, aunque la población flotante, como municipio turístico, supera los 30.000 hab. Al norte de su territorio se levanta, desde la degollada de las Brujas, la masa del pinar de Ojeda, en otro tiempo con la denominación de Pajonales, con las máximas alturas de las Yescas ( 1.518 m ) y Sándara ( 1.578 m), cabecera de las cuen-cas de Veneguera y Mogán y límite administrativo con el municipio de Tejeda. Al Sur queda bañado por el Océano At-lántico, en una abrupta costa de unos 30 km que avanza ha-cia el Oeste, en cuyo punto cardinal, a lo largo del barranco de Los Secos arriba, hacia el centro de la Isla, por la cordi-llera de Los Molinos y el macizo de Hornos- Linagua ( 1.426 m), hasta la mencionada degollada de las Brujas, se traza la línea divisoria con el municipio de La Aldea de San Nicolás. Y por todo el Este, la frontera que lo separa de los munici-pios de Tejeda y San Bartolomé de Tirajana desciende por el pinar y el curso medio del gran barranco de Arguineguín hasta el mar. En este espacio municipal se diferencian claramente las siguientes unidades: los valles de Veneguera y Mogán, donde se localizan las localidades históricas; el interior, de aislados caseríos como Barranquillo Andrés y Soria; y el triángulo de Tauro, en rampa montañosa, situado entre los valles de Mogán y Arguineguín. Mapa núm. 2.- Espacio municipal de Mogán. MOGÁN. DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA En el orden geológico este territorio constituye la parte vieja de Gran Canaria, con una antigüedad de 14 millones de años, un amplio margen de tiempo para que, ante la ausencia de erupciones modernas, se presente como un edificio muy des-mantelado. Esta formación del relieve se halla íntimamente conectada no sólo al de su comarca sino a la propia construc-ción de la Isla. a) Etapa de formación (- 14,8 a - 8,7 millones de años) El primer edificio insular, una especie de escudo, se levan-tó en poco tiempo, durante el mioceno, a finales de la era ter-ciaria, hace unos 14 millones de años, por la emisión conti-nuada de coladas volcánicas de tipo fisural, siguiéndole luego una brusca emisión de coladas sálicas ( traquitas y riolitas) que, localizadas en el centro de aquel achatado escudo, provocó su hundimiento cuyo borde de fractura, al descubierto por la ero-sión, lo marca hoy el círculo de tobas coloreadas de origen hidrotermal ( azulejos) que aparece desde la cabecera del ba-rranco de Veneguera hasta la cuenca de Tima- Tarnadaba. En este mismo período geológico, la gran caldera resultante de aquel cataclismo se rellenó con nuevas y violentas erupciones de coladas gigantescas y materiales diversos ( sienitas, malla de diques cónicos, traquitas, ignimbritas ...) que, a su vez, recu-brieron el viejo escudo agrandando la Isla desde sus grandes alturas de Linagua- Ojeda- Tarnadaba hacia el mar, más allá de la actual línea costera del Suroeste y Oeste. Este primer Ciclo Eruptivo de la Isla se sitúa entre los - 14 y 8,8 millones de años, es decir, que tuvo una duración de 5 millones de años. b) Etapa de erosión (- 8,7 hasta la actualidad) Mientras que por el resto de la Isla tuvieron lugar nuevas formaciones volcánicas, en lo que afecta al Sur y Oeste la actividad fue nula dando paso a un largo e ininterrumpido período de desmantelamiento de aquel sector del viejo escudo insular. Las aguas pluviales, sobre todo en períodos paleocli-máticos húmedos, el viento, la alteración química y la acción de un mar en constantes regresiones y transgresiones fueron erosionando aquel relieve inicial hasta formar las heterogéneas unidades topográficas de este espacio. Por un lado, se han modelado largos cauces en « V » , una red de drenaje, con amplias cabeceras debido a complejas excava-ciones y reexcavaciones, los barrancos de Veneguera, Mogán y Arguineguín; y por otro, han quedado aisladas, entre estas cuen-cas, las rampas del antiguo escudo, Tabaibales y Tauro, en fase aún de desmantelamiento por una compleja red de barrancos. 3. CLIMA Y PAISAJE La posición de la comarca, de espaldas al influjo del húme-do alisio, determina unas condiciones climáticas distintas al resto del espacio insular cuyos determinantes básicos son la sequedad con fuerte insolación y ausencia del viento; aunque en el terri-torio de Mogán marca ciertas diferencias entre las alturas de la montaña, las cabeceras y cursos medios de sus barrancos y la zona costera. El calor se acentúa en el cauce de sus estrechos barrancos y se suaviza en la costa, con temperaturas medias que oscilan entre los 20" C y 25" C. Las precipitaciones, muy irre-gulares y escasas, son significativas sólo ante la presencia de los tiempos lluviosos de trayectoria Suroeste, en forma de violen-tos aguaceros, obteniéndose medias anuales inferiores a los 200 MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA mm en la zonas bajas, mientras que en los pinares sube ligera-mente situándose entre 300 y 400 mm. Así pues la sequedad, insolación con fuerte evaporación, con temperaturas moderadamente altas, nubosidad mínima y escasez de lluvias, las calmas costeras ... definen el clima de esta comar-ca y por ende el del término municipal de Mogán, que algunos estudios con fines de promoción turística lo han catalogado como « el mejor clima del mundo » . Este condicionante climático ha determinado una flora autóctona resistente a la sequía, ubicada en el piso basal cuyas especies más significativas son las tabaibas, cardones, balos, aulagas, beroles ... En las costas se presentaban comunidades de tarahales y en lugares más húmedos de los cau-ces de los barrancos una flora de ambientes húmedos como jun-cos, eneas.. La palma es un elemento definidor del paisaje vege-tal y se encuentra sobre todo en los cauces de los barrancos. En las zonas medias y altas de la montaña el paisaje se enriquece con una amplia presencia de hogarzos y otras plantas leñosas y, so-bre todo, la importante masa de pinares, la que hasta principios del siglo pasado cubría las rampas de Tabaibales, Tauro, Taurito y Arguineguín alcanzando casi la costa. En consecuencia, el paisaje natural de Mogán, al igual que el de sus espacios contiguos, lo definen, en especial los cardones, tabaibas y palmeras de sus barrancos en contraste con las marcadas formas de su relieve, más el espesor verde de los pinares que coronan sus alturas; todo ello en contraste con la presencia del hombre primero en el cauce de sus barrancos, en cuidadas terrazas encadenadas, cubiertas de frutales o produc-tos hortícolas y más tarde la acentuada explotación turística de sus playas que en nada se asemeja a. su paisaje y cultura tradi-cional. La fauna autóctona se conserva en los espacios del in-terior al quedar profundamente alterado gran parte del litoral marino primero por el espacio agrario y luego por el turístico. Entre varias especies destaca, en la masa forestal, el pájaro picapinos y, en otros espacios naturales, diferentes aves como EL MEDIO FÍSICO el alcaudón, pájaro moro, etc., o reptiles como el lagarto. En la costa no sometida a la presión urbanística, los acantilados del Poniente, se encuentran importantes nidificaciones de aves marinas, entre otras las de gaviotas y guinchos. La importan-cia de los espacios naturales de Mogán queda reflejada en la protección de buena parte de su territorio donde se encuentran, compartidos con los municipios limítrofes, la Reserva Natural Integral de ~ n a ~ ( uelá p inar de Linagua, Ojeda y Pajonales), el Parque Rural del Roque Nublo y en la totalidad del espacio municipal se sitúa el Monumento Natural de Tauro. Frente a la incomunicación y lejanía que ha condicionado el poblamiento y desarrollo económico de esta comarca la Natura-leza ha ofrecido a los hombres y mujeres que desde la época abo-rigen han elegido este territorio como residencia, unas riquezas naturales para cuyo aprovechamiento han mantenido una lucha, una dialéctica constante tanto en tierra como en el mar. Amplios pastizales y ricas terrazas de cultivo generaron primero una eco-nomía agropecuaria de subsistencia y, más tarde, en el marco de la agricultura de exportación que precisó de la explotación hidráu-lica de un fértil subsuelo. El complemento de un litoral donde entre acantilados se intercalan ensenadas y playas de abrigo, fren-te a un ancho y tranquilo mar, cuyo espacio fue conocido siglos atrás como las Calmas de Canaria, junto a las excelentes condi-ciones climáticas, determinó primero el establecimiento de fac-torías de pescado y luego la industria turística. ¿ Cómo se ha de-sarrollado esa dialéctica histórica de la gente de Mogán por aprovechar esos recursos naturales y convivir, no exentos de di-ficultades, en estos valles y mares llenos de sol? y, además, ¿ cómo ha evolucionado la propiedad de los mismos?; han sido, aparte otros, los planteamientos básicos de este trabajo. CAPITULO11 ÉPOCA ABORIGEN 1. EL POBLAMIENTO El poblamiento del actual espacio territorial del municipio de Mogán por los aborígenes debe situarse en el contexto de las primeras oleadas inmigratorias insulares, hecho aún no aclarado suficientemente aunque lo más probable es que es-tos primeros movimientos se iniciaran desde algunos siglos antes de nuestra era y continuaran luego. Los resultados del Carbono 14 que arrojan los análisis efectuados en los yaci-mientos de Arguineguín datan del siglo v frente a los de pa-gos vecinos de Arteara y Los Caserones de La Aldea con una datación más antigua, de los siglos IV y 1, a. de C., respecti-vamente. Lo cierto es que la ocupación aborigen, en esta demarcación municipal y comarcas anexas, se ubicaba en las terrazas de sus barrancos y espacios costeros, en varios nú-cleos de población diseminados cuya toponimia de origen canario- beréber aún se conserva sin cambios como sucede con Mogán, Veneguera, Tauro ( Taoro), Arguineguín ... nombres pro- ÉPOCA ABORIGEN igual forma toma fundamento este planteamiento si lo relacio-namos con nuevos descubrimientos, dentro del mismo valle de Mogán, en la falda de Tauro, cerca de Albarianes: la reciente aparición de cazoletas y canales excavados en el risco, propias de aquellos recintos sagrados. De los doce cantones independientes en que, a principios del siglo xv, se hallaba dividida la isla de Canaria, uno se co-nocía por Arguineguín, lo que pudiera entenderse que la prác-tica totalidad del actual territorio municipal de Mogán estuviera adscrito a esta demarcación o bien al de Aquemta, espacio que posteriormente quedaría integrado bajo la única autoridad real insular del guanartemato de Gáldar, personificada en la fami-lia de los Semidán. La crisis de gobierno en que se vio envuelta la Isla, a mediados del siglo XV, determinó la secesión de la comarca Sur en otro reino cuya corte se estableció en el sabor de Telde, cuya demarcación se extendía hasta el actual espacio munici-pal de Mogán, sin que esta se pueda establecer con exactitud. Mientras unas crónicas aportan datos sobre la extensión del guanartemato de Telde hasta Veneguera o Mogán, otros la re-ducen hasta Arguineguín e incluso alguna antigua crónica, como la atribuida a Sedeño, llega a ubicar en este punto la capital de otro guanartemato más, hipótesis no muy comparti-da por los historiadores: (...) Dice que en la isla hubo siempre un señor, es cierto, i que eso fue en Gáldar eso es falzo contra el común sentir de todos. El primer señorío fue a la parte de el sur en el Oriente de la isla, como constaba i aún oy de las Ruinas de los grandes edificios que era allí mismo havitados, i aún siempre tubieron sus señores como en el Arguineguín uno i el otro en Telde, i el último i tercero fue Gáldar (...) MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA Lo cierto es que en los actuales linderos del municipio de Mogán se habían establecido varias comunidades aborígenes, algunas de notable importancia según los datos que aporta la historia y la arqueología. Este poblamiento respondía a la diná-mica de los primeros asentarnientos canarios: los márgenes de los barrancos, ricos en agua para el abastecimiento doméstico e irrigación de las terrazas cultivadas de cereales; los espacios del interior cercanos a manantiales y pastizales además de las pro-pias desembocaduras de los barrancos en cuyo litoral marino encontraban un medio más de subsistencia, la pesca y captura de moluscos y crustáceos aunque, según fueron avanzando los siglos hasta la Conquista, estos poblados costeros debieron ser abandonados por la inseguridad que ofrecían ante la presencia cada vez más peligrosa de navegantes europeos que afanosamen-te buscaban mercancía humana para el comercio de esclavos. El hábitat de este poblamiento no mantenía una homoge-neidad por todo el territorio pues mientras que por un lado se daban pequeños núcleos dispersos de casas de piedra o cue-vas- habitaciones, por otro se hallaban poblados con una estruc-tura protourbana como lo fue el de Arguineguín, perteneciente a la llamada cultura de los túmulos y casas de piedra simila-res a los poblados de Los Caserones, en la playa de La Aldea; El Agujero y La Guancha, en la costa de Gáldar, y el de Tufia, en Telde, entre otros. Los restos arqueológicos y las informaciones escritas en el siglo pasado por Grau- Bassas permiten dibujar a lo ancho del actual territorio municipal pequeños poblados: En el valle de Veneguera los de su playa, Cañada de la Mar, Tabaibales, La Cogolla y La Canaria y la degollada de Mogán. ÉPOCA ABORIGEN En la cuenca de Mogán eran más numerosos, a saber, entre otros, los de La Cañada de los Gatos y La Puntilla, Crucecitas, Lomo Quiebre, Postreragua, Las Casillas- Los Pi-nos, Pie de la Cuesta, Albarianes, Cuevas Tomares, Vinagrera, El Mulato, Solapón, Entierro de la Carnicería, La Cochinilla, etc., con una presencia significativa en la misma playa, don-de, primero el corregidor Eguiluz en 1785 y luego un siglo después Grau- Bassas, encontraron numerosos vestigios. En los valles anexos de Taurito, Tauro y Puerto Rico la presencia de poblaciones canarias, a tenor de las aportaciones de la arqueología, es también significativa. Entre otros vestigios se hallan estructuras funerarias u otras con fines mágico- reli-giosos como las torretas que se repiten por toda la comarca hasta La Aldea. Mención especial merecen las construcciones ubicadas en la cima de Tauro ( 1.200 m) que servían al culto, y el gran poblado de Ganeguín o Arguineguín, donde un su-bor administraba el cantón o distrito que probablemente con-formaba todo el actual municipio de Mogán y parte de Tirajana. La arqueología por una parte, con la localización en la margen izquierda de la desembocadura del barranco, en la demarcación de Tirajana, donde se contabilizaban más de 400 casas y la historia por otra, a través de las crónicas más anti-guas, indican la segura existencia en la playa de Arguineguín de una gran población, la mayor del Sur de la Isla. ¿ Qué as-pecto tenía este significativo poblado aborigen? La composi-ción léxica de Arguineguín en el lenguaje guanche- beréber de ar- gi- neguín ( negín), según Álvarez Delgado se traduce al castellano por lugar + en ( sobre) + alto ( estar encima), es decir, ÁLVAREZD ELGADOJu, an: « Instituciones políticas indígenas de Gran Canaria » , en Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 28. 1982. Edit. Cabil-do Insular de Gran Canaria, p. 278. ( Todas las referencias que sobre Arguineguín hagamos de este investigador, en este capítulo, proceden de esta publicación). MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA lugar en alto, lo que da a entender que estamos ante un nú-cleo poblacional estratégico, así lo confirma una información de la crónica francesa de Le Canarien, que reconoce su « bue-na posición para fortificar » y que « está a pico sobre el mar>> 3. No obstante, como ya indicamos, esta población bien pudo haberse desplazado más hacia el interior a medida que avan-zaban los años por la presencia de los navegantes europeos buscadores de esclavos, en los siglos XIV y xv, con lo que el poblado principal, el arrasado yacimiento arqueológico de Santa Águeda ( El Pajar), ubicado en el margen izquierdo del gran barranco, debió ser abandonado por la inseguridad costera. Se trataba de un núcleo similar a los ubicados por la costa insu-lar, de carácter protourbano con una tipología de casas de pie-dra con planta exterior ovalada e interior cruciforme. Los res-tos arqueológicos de este gran poblado de Arguineguín, constituían más de 400 viviendas y estructuras urbanas. Por el margen derecho del barranco, la zona perteneciente a Mogán, se extendía este poblado con algunas viviendas, las zonas de Lomo de Bento y El Palomar, aunque sin la importancia del núcleo estudiado, cuya localización espacial hoy podría ser la cuña del plano del barranco principal y tributarios que desde la playa penetra unos 3 kilómetros hacia adentro ( Las Cruce-citas y los barrancos de El Toscón y Las Jarras). Le Canarien. Crónicas francesas de la Conquista de Canarias. In-troducción y traducción de Alejandro Cioranescu. Aula de Cultura de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife, 1980, p. 64 ( texto de Gadifer). El topónimo del Arguineguín canario es muy similar al de otros del continente africano como Sebja Aguineiguín y la costa de Arguín ( Jorge Miranda Valerón y Rubén Naranjo Rodríguez, « Rutas canarias: Arguine-guín » , en Aguairo, núm. 217, 1996). MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA 3. ARGUINEGUÍDNE: LOS MALLORQUINES A LOS NORMANDOS Una población de la importancia de Arguineguín, como capital administrativa de un extenso territorio, no podía per-manecer al margen de los sucesos históricos que tienen lugar en la isla de Canaria, en los siglos XIV y xv, cuando los euro-peos, en el contexto de la expansión atlántica, redescubren el Archipiélago canario e inician su progresiva ocupación con objetivos de estraiegia política- comercial, religiosa y finalmente de ocupación militar y colonización. a) La presencia de una misión mallorquina A mediados del siglo XIV se había producido el redescu-brimiento de las Islas Canarias como plataforma para el avi-tuallamiento de naves en la nueva ruta comercial del Atlánti-co hasta el cabo Bojador, siendo los mallorquines, al servicio de la Corona de Aragón, el colectivo marino que más se aven-tura en esta empresa, contabilizándose históricamente varios viajes entre 1342 y 1386, uno de los cuales recala en la isla de Canaria, hacia 135 1, con una expedición de treinta misio-neros mallorquines acompañados de doce esclavos canarios conversos. En la mayor parte de los viajes comerciales ante-riores, los navegantes mediterráneos no perseguían otra finali-dad que la captura de esclavos con lo que esta era una empre-sa muy distinta, situada en aquel ideal renacentista del impulso descubridor y evangelizador de nuevas tierras y, en especial, dentro del proyecto mercantil. Los frailes mallorquines emprendieron una acción inicial evangelizadora en distintos núcleos de población aborigen y, aunque las primeras crónicas sólo hacen referencia a las mi-siones establecidas en la costa de La Aldea de San Nicolás ÉPOCA ABORIGEN donde erigieron una ermita en honor a San Nicolás de Tolen-tino y en Las Palmas a Santa Catalina Mártir, es Marín de Cubas quien añade una misión mallorquina más, al ubicar otra ermita en Arguineguín: Tuvieron los Mallorquines en esta ysla de Canaria algunos puertos que savemos de su comercio a las ysletas una fuerte cassa de piedra solo mui fuerte (...) onde oi esta una Hermita de Santa Catalina Mártir a la parte sur en el Ganeguin una cueba onde se decia mima que oian los ? cristianos que comerciaban, llamada Santa Agueda, como la iglesia maior de Sicilia, que assi es llamada a la parte de poniente a unas poblaciones de Canarios lla-mada Tirma, y otras de la Aldea de San Nicolas de Tolentino onde se decia misa miu serca del mar (...) [ Libro 1, cap. 111. Historia de las siete islas de Cana-ria. Edic. 1986, págs. 58- 59.] Los frailes mallorquines se integraron con el tiempo en la sociedad canaria lo que condujo, según Torriani, al abandono progresivo de su apostolado; aunque no debieron perder con-tacto con los navegantes europeos, extremo este que los cana-rios vincularon a las temidas razzias de esclavos, lo que junto a calamidades naturales y a las apetencias de estos frailes ha-cia las harimaguadas, sacerdotisas, que bajo pena de muerte no podían ser codiciadas, determinaron la trágica muerte de estos mallorquines, algunos de los cuales fueron arrojados por la sima de Jinámar. A finales de aquel siglo los navegantes europeos continua-ron con sus penetraciones a lo largo de la costa africana en busca de esclavos, actividad que extendieron a las propias Is-las Canarias. Una de aquellas incursiones alcanzó, en 1393, al estudiado poblado de Arguineguín y, aprovechando que los hombres se habían trasladado a Gáldar y Telde, en el tiempo de las fiestas del beñesmén, se llevaron cautivos a todas las mujeres, niños, ganados y productos de subsistencia, según re-lata Marín de Cubas. Los canarios ni podían confiar más en los europeos ni estaban seguros en sus poblados cercanos a la costa. b) Los fracasados intentos de ocupación normanda. La ba-talla de Arguineguín A principios del siglo xv se inició formalmente la conquista de Canarias por parte de Gadifer de Salle y Jean de Béthen-court, caballeros normandos, bajo el estandarte de la corona de Castilla. Tras la ocupación de las islas orientales, Lanzarote y Fuerteventura, los franceses trazaron sus objetivos milita-res sobre Gran Canaria con unos planes iniciales de ocupa-ción pacífica por la parte oriental, en los que Arguineguín sir-vió de punto de apoyo logístico como así lo expresaron en sus crónicas: (...) Y a media legua de distancia del mar: por el lado Noreste, hay dos ciudades, a dos leguas la una de la otra, la una llamada Telde y la otra Agüimes, situadas sobre arroyos corrientes, y a 25 millas más lejos, por el Sures-te, está situada otra ciudad en la orilla del mar: en muy buena posición para fortificar; y allí la ciñe el mar por un lado, y tiene un arroyo de agua dulce por el otro lado, la cual ciudad se llama Arguineguín; y allí se podría hacer muy buen puerto para navíos pequeños, bajo la protección de la fortaleza (...) [ Le Canarien 4, cap. LXVIII, ( texto de Jean de Béthen-court, el Joven)] Ibídem, p. 166. ÉPOCA ABORIGEN Arguineguín, capital del distrito aborigen y significativa población, representó un papel fundamental en los intentos de penetración normanda y el consiguiente rechazo canario. En el bienio de 1403- 1404, cuando Gadifer de Salle se presentó en la Isla, en son de ocupación- conquista, residía en esta pobla-ción sureña, se desconoce si fija o temporalmente, el primer monarca aborigen, Gumidafe, enfermo y casi moribundo, acom-pañado de su hijo y sucesor Artemy, lo que para algunos his-toriadores fue la causa de que en la crónica de Sedeño se plan-teara erróneamente que Arguineguín constituía una capitalidad insular. Y es aquí donde tuvieron lugar los primeros contactos entre normandos y canarios sin que alcanzaran feliz término por la lógica reticencia canaria hacia el europeo. Siguiendo las informaciones de una de las crónicas de Le Canarien, Gadifer permaneció, en agosto de 1404, 11 días anclado en el puerto de Arguineguín, en conversaciones con Artemy, teniendo lugar luego un enfrentamiento al ser objeto los franceses de una emboscada en la misma playa, por parte de los canarios, ya reacios a cualquier intento de penetración extranjera. Otro texto de Le Canarien, el reescrito por descen-dientes de Jean de Béthencourt, da cuenta de un enfrentamien-to, también en Arguineguín, presenciado por este conquistador, donde también se relata, con más detalle, una emboscada de los canarios tras un inicial repliegue hacia el interior, con la muerte de 22 soldados y caballeros normandos 5. ¿ Qué pasó realmente?, ¿ cuántos encuentros bélicos tuvie-ron lugar entre canarios y normandos?, ¿ fue este célebre epi-sodio de Arguineguín una batalla o una escaramuza? Las cró-nicas posteriores de la Conquista, tomando como base las noticias de Le Canarien junto a otras informaciones de la tra-dición oral y algún texto hoy desconocido, configuraron unos hechos, en muchos casos cargados de confusión, pero deter- Ibídem. Cap. LXXX, p. 196 ( texto de Jean de Béthencourt). 3 9 minantes para truncar los planes de la conquista normanda en Gran Canaria. Fray Juan de Abreu Galindo detalla aspectos de una verda-dera batalla campal donde « se hallaron a la refriega más de cinco mil canarios juntos » que con gran arrojo rechazaron desde tierra adentro la incursión normanda en cuyo acto mu-rió el propio Artemy que, según esta información, era ya rey 6. El cronistalrecopilador Tomás Arias Marín de Cubas es quien presenta un mayor acopio de datos sobre los sucesos de Arguineguín. En primer lugar hace mención a un primer en-cuentro de Gadifer con los canarios en este lugar, hacia 1404, que termina con una escaramuza bélica que pone en huida a los normandos y luego detalla otro encuentro más sangriento, en el mismo lugar de Arguineguín, donde los canarios apare-cen dirigidos por Artemy como rey, quien pierde la vida en el duro combate que puso en huida al propio Jean de Béthencourt. Otro cronista, Pedro Gómez Escudero, coincide con los hechos y la propia muerte de Artemy aunque señalando que tal suce-so se produjo en un reencuentro de los canarios con los fran-ceses, esta vez por Agüimes. El profesor Álvarez Delgado ha planteado la hipótesis de que el rey Artemy no murió en la batalla de Arguineguín de 1405, sino en un último y también fracasado intento de Jean de Béthencourt por conquistar la Isla, en el período de 1412- 1415, sin precisar ubicación, con lo que cabría plantearse si la información de Le Canarien sobre la batalla de Arguineguín es producto de una refundición de hechos distintos en una misma unidad de tiempo o si realmente los canarios tuvieron que rechazar varios desernbarcos franceses; uno frente a Gadifer ( 1404) y dos frente a Béthencourt, ( 1405 y 1412- 1415) ABREUG ALINDOF, r. J.: Historia de la Conquista de las siete Islas de Canaria. Edición critica con notas e introducción e índice por Alejan-dro Cioranescu. Ediciones Goya. Santa Cmz de Tenerife, 1977, cap. XIV, pp. 70- 71. autoridad máxima del guanarteme, aún no se había alejado el peligro de ocupación aunque, frente a la entonces imposible empresa bélica, los propietarios del señorío de Canarias man-tenían la esperanza de ocupación de la Isla, esta vez con es-trategias pacifistas aprovechando la desunión de los guaires canarios. En la célebre Acta de 1476, un documento apañado por Diego de Herrera para hacer valer su posesión sobre la Isla, fechada en Lanzarote, el 11 de enero de 1476, se hace constar la presencia en aquella isla de todos los jefes cantonales de Canaria, a excepción de los representantes de Tirajana y Arguineguín, en aquel momento, probablemente enfrentados. Entonces Bentaguaire gobernaba el distrito aborigen de Argui-neguín, personaje al que Sedeño le atribuye el haber vencido en un desafío a Doramas, héroe luego durante la Conquista, quien humildemente, en sus momentos de gloria llegó a pedir que no lo alabaran tanto porque había « en Canaria quien me haya tenido bajo sus pies » indicando a petición del mismo guanarteme que este había sido Bentaguaire b) De la Conquista al despoblamiento En los años finales de la Conquista de Gran Canaria, cuando los reyes de Castilla habían asumido directamente el proceso a través de sus gobernadores no tienen lugar, que se sepan, importantes hechos bélicos en la actual demarcación de Mogán, salvo un desembarco de Pedro de Vera, el 22 de noviembre de 1482, con escaramuzas en Arguineguín: t...) fizieron otra entrada el governador e los otros ca-pitanes, a un lugar que se dize Aganegu, y en el camino SEDEÑO, edic. de Fco. Morales Padrón, Canarias: Crónicas de su Conquista. Sevilla, 1978, pp. 368- 369. toparon cinco canarios e dos mugeres; de los quales el governador mandó quemar dos, porque los canarios avían muerto un christiano después de cabtivo. Y entraron en el dicho lugar donde cabtivaron diez canarios e murie-ron cinco (...) 9. Hacia 1483, todas las poblaciones costeras habían sido abandonadas y la resistencia canaria se refugiaba en las for-talezas naturales del interior. Muy cerca de Mogán y Vene-guera, en la agreste comarca del suroeste grancanario, en la primavera de aquel año, tenía lugar la batalla de Ajódar, en Tasartico, donde los canarios infringieron una humillante de-rrota a las tropas del gobernador Pedro de Vera. Con varios desembarcos desde el litoral sureño se continuó hostigando a los insumisos canarios quienes, poco después, se rendirían en Ansite. La Conquista debió afectar profundamente a todas las poblaciones canarias que se situaban desde Tirajana hasta La. Aldea de San Nicolás, con Mogán incluido; una comarca que se quedaría sumida, a lo largo de siglos, en el más completo aislamiento. VALERAM, osen Diego de: Cap. XXXVII de la Crónica de los Re-yes Católicos. Ob. cit. ant. de Morales Padrón, p. 502. MOGÁN. DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA FIG. 5.- Dibujo de Grau Bassas ( 1886) donde se recogen los restos de un importante núcleo poblacional canario en la margen izquierda de la desembocadura del bawanco de Mogán. LA COLONIZACI~ N Y ANTIGUO RÉGIMEN SIN IDENTIDAD MUNICIPAL ( SIGLOS XVI- XVIII) Tras el derrumbe de la sociedad aborigen, a finales del si-glo xv, por la acción violenta de la Conquista, se produce en la isla de Gran Canaria la implantación de nuevas formas de vida en todos los órdenes. Los canarios, situados en el bando de los perdedores, se ven abocados a integrarse en la nueva sociedad como grupo marginal. Los medios de producción, tras el reparto de las tierras, aguas y ganados, quedan en manos de los conquistadores y nuevos colonos, quienes promueven el repoblamiento de la Isla con gente de la península Ibérica, isla de Madeira, esclavos procedentes del cercano continente y aborígenes de otras islas. Para tales repartos la actual demar-cación de Mogán se incluye en el distrito de Telde, que alcan-za hasta el límite sur del valle de La Aldea l. l AZNARV ALLEJOE, .: La Integración de las Islas Canarias en la Corona de Castilla ( 1476- 1526). Edit. secretariado de Publicaciones de la Universidad de La Laguna. Madrid, 1983, p. 23. MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA a) Tierras inapetecibles y despobladas La incomunicación y el alejamiento de los centros de de-sarrollo económico y poblacional de la Isla, la escasez de aguas y suelos susceptibles de roturación bajo regadío fueron deter-minantes para que las tierras de Mogán y valles anexos no fueran apetecidas en los repartos, quedando abandonadas y despobladas, conociéndose hasta ahora sólo posesiones en el valle de La Aldea y Arguineguín, datas en algunos casos de dudosa legalidad. A pesar de ello no podemos hablar de un despoblamiento absoluto pues en los cursos medios de los barrancos de Tasarte, Veneguera y Mogán, lejos de una costa insegura por la presencia constante de barcos piratas, debie-ron asentarse pequeños y aislados caseríos de gente que sub-sistía en una cerrada economía agropecuaria y forestal basada en los cereales de siembra, el policultivo de regadío en las terrazas marginales de los barrancos, la ganadería extensiva en especial cabras, la recolección de la orchilla en las grandes extensiones montañosas y la producción maderera, carbonera, resinosa y de brea de la cercana masa forestal que coronaba la cabecera de sus barrancos. b) El establecimiento de gomeros y guanches en Arguineguín Entre las difusas noticias de la colonización de estos despo-blados parajes se encuentra la deportación a que fueron someti-dos, poco después de la Conquista, algunos menceyes con súb-ditos de la vecina isla de Tenerife, además de otros aborígenes gomeros desterrados tras la violenta muerte de Hernán Peraza, el Joven, teniendo como punto de destino los parajes de Arguineguín, quienes pudieron haber dado el nombre guanche de Taoro a puntos de la zona, pues hasta avanzado el siglo XVIII se le conocía al saliente de Arguineguín como Punta de Taoro ( en los mapas Taoso), además del propio topónimo de Tauro. El principal desterrado fue Beneharo, célebre mencey de Anaga, que tras su rendición en 1496 había sido deportado a Castilla y bautizado con el nombre de Fernando de Anaga. Tras su retorno a Tenerife volvió a ser desterrado por Alonso Fernández de Lugo, esta vez a Gran Canaria por lo que apa-rece asentado con sus familiares en Arguineguín en los prime-ros años del siglo XVI 2. Del mes de noviembre de 1505, se tiene una noticia aportada por el testimonio de un tal Jorge González, ante el Tribunal de la Inquisición, que confirma la presencia de un crecido contingente de aborígenes de La Gomera y Tenerife aunque no señala la presencia del rnencey de Anaga, ¿ habría fallecido?, y sí de sus hijos y parientes muy próximos. El referido colono de Arguineguín, probablemente incómodo por la presencia de los canarios, así declaraba ante la Inquisición: (...) él tiene hacienda hacienda e heredamiento e ca-sas en un término que se llama Aganiguin y (...) que cerca dé1 están ciertos hatos de guanches e gomeros. Los quales dixo este testigo que no facen obras de cristianos y que los dichos guanches (...) son Juan de Naga y dos hijos (...) y otros guanches (...) y en otro hato está don Diego de Naga y don Juan de Anaga y su mujer; y en otro hato están, que es de gomeros, uno que se llama Juan de Ronda y otro Rodrigo (...) y otros muchos que se llegan con ellos( ...) y no saben palabra ninguna, y asimesmo dixo este testigo que cree que no saben quál día es fies-ta ni vigilia ni la guardan (...) RUMEUD E ARMASA, .: La Conquista de Tenerife. Edic. Aula de la Cultura del Cabildo de. Tenerife, p. 342. Extraído del trabajo de Elías SERRA RÁFOLS, « Los últimos cana-rios » , en las pp. 21- 22 de la Revista de Historia Canaria de la Universi- c) Primeras posesiones Al carecer de fuentes precisas apenas podemos acercamos a cómo pudo ser aquella colonización inicial, que debió ser muy lenta, con pocos colonos, alguno de los cuales llegó a levantar una pequeña ermita, en la playa de Arguineguín, a principios del siglo XVI, en honor a la Virgen de Las Nieves. Aún avanzado el siglo XVIII la repoblación continuaba con len-titud, sin problemas de ocupación y uso de los medios prin-cipales de producción los que, al no quedar repartidos inicial-mente, constituían parte del patrimonio público, los realengos y, en beneficio de los propios del Ayuntamiento o Cabildo de la Isla, una de cuyas rentas eran los guaniles y abejeras sal-vajes. Y es que, a pesar de que sobre las tierras realengas como pastizales no podían las autoridades del Cabildo impo-ner ningún tipo de canon, esta institución insular se benefi-ciaba desde los primeros años de la Colonización de la refe-rida renta, autorizada por Real Cédula de 21 de noviembre de 151 1, la que se ofertaba anualmente en remate público, cuyo destino era el presupuesto de los propios que le produ-cía, a principios del siglo XVIII, unos 800 reales corrientes al año 4. Estas concesiones de espacios realengos, « las marcas de dad de La Laguna, núm. 125- 128; publicado también en el Anuario de Estudios Medievales de la Universidad de Barcelona, 1968, con el título « La repoblación de las Islas Canarias » , pp. 421- 422. Fuente básica: Ar-chivo del Museo Canario, colección del marqués de Bute, vol. 1, fol. 35v0. MACÍAS HERNÁNDEZ, Antonio M.: « El motín de 1777 » , en Anua-rio de Estudios Atlánticos, núm. 23, año 1977, pp. 328- 329. Ordenanza del Concejo de la Gran Canaria ( 1531). Transcripción y estudio por Francisco Morales Padrón. Las Palmas de Gran Canaria, 1974, p. 130: « Otros y que ninguna persona sea osado de matar ganado cabru-no salvaje ni otro que sea guanyl, porque la renta del dicho ganado guanyl e salvaje es para los propios de esta Isla » . LA COLONIZACIÓN Y ANTIGUO & GIMEN ... ganado salvaje » , fueron consolidando, en el transcurso de los años, posesiones privadas e incluso asentamientos de colonos que, a su vez, se fueron traspasando por transmisiones herenciales y ventas, una vía pues, aunque ilegal, de privatiza-ciones. Ejemplos como los de los cortijos de El Hoyo y Tocodomán, en el valle de La Aldea o « las posesiones inmemoriales » que se alegaban en el siglo XVIII de suertes en los valles de Tasarte, Veneguera y Mogán, tienen sin duda este ilícito origen de posesiónlpropiedad. Frente a esta ocupación ilegal se produjeron, en el siglo XVII, en estos aislados valles del suroeste grancanario, otras privatizaciones que, aunque de dudosa ilegalidad, estuvieron avaladas por ventas del Cabildo aunque, insistimos, como pro-piedades realengas, este no tenía atribuciones para enajenarlas lo que no estuvo exento de posteriores conflictos con la Au-diencia. En 16 11 se localiza una importante concesión del Cabildo al regidor Simón Lorenzo Acosta, en la margen izquierda del barranco. de Arguineguín, término municipal de San Bartolo-mé de Tirajana, de unas 1.384 fanegadas. Esta data, tras diversas transmisiones de dominio, pasaría a manos de la fa-milia Amoreto quien a su vez compraría la margen derecha, zona hoy de Mogán, constituyendo así el gran fundo de Arguineguín que se agregará al mayorazgo de esta familia y, luego, por vínculo matrimonial, quedará integrado en el fu-turo condado de la Vega Grande como estudiaremos más ade-lante. Entre 1666 y 1686, la institución insular vendió, con el otorgamiento de escrituras a censo perpetuo, un total de 539 fanegadas, según datos de Suárez Grimón, repartidas por toda la Isla, de las que 155 correspondieron a la comarca del Su-s CAZORLADE LEÓN, Santiago: Los Erajanas de Gran Canaria. 1996, Edic. Ayto. de San Bartolomé de T. « El lugar de Arguineguín~ p, p. 135- 1 41. MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA roeste y en concreto 88 fanegadas en la actual demarcación municipal de Mogán, a las cuales debieron unirse otras hoy desconocidas. Entonces se argumentaba en estas datas que constituían propiedades concejiles y en algunos casos pose-siones por derechos preexistentes de las estudiadas rentas de guaniles, cuando en realidad eran realengos. Por importancia de las ventas destacan las concesiones hechas a Roque Lo-renzo, unas 30 fanegadas en el valle de Mogán; Águeda Gutiérrez, 20 en Tabaibales y Francisco Mederos, 40 en Veneguera 6. La Real Cédula de 22 de agosto de 1705, concedía facul-tad al Cabildo para un nuevo reparto de tierras baldías que no fuesen de regadío, esta vez claramente de realengos, por un tiempo de 10 años. A cuyo efecto se procede entre 1706 y 1707 a deslindes por toda la Isla para averiguar la calidad, posesio-nes y propiedades de sus tierras. En lo que afecta a la actual demarcación municipal de Mogán sólo consta la preservación del barranco de Arguineguín y pinares anexos para pastos de animales de uso común de los pobres, señalando posesiones privadas de Marcos y Antonio Gutiérrez dentro de la rampa de Tauro que también quedaba como área de pasto, cubierta de pinares y tabaibas, para uso común 7; desconociéndose hoy el deslinde realizado sobre las restantes tierras y si hubo o no repartos. SUÁREZ GRIMÓN, Vicente: La Propiedad Pública, Vinculada y Ecle-siástica, en Gran Canaria, en la Crisis del Antiguo Régimen. Edic. del Cabildo Insular de Gran Canaria. Madrid, 1987. Tomo 1, pp. 249- 257. « La ocupación legal de tierras realengas » . ' Ibídem, pp. 305- 306. LA COLONIZACIÓN Y ANTIGUO RÉGIMEN ... CUADRO1 Datas concedidas por el Cabildo, en el siglo XVII, en el suroeste de Gran Canaria TOTAL DE FANEGADAS 161 1 3 1- 08- 1666 30- 09- 1666 01- 10- 1666 11- 10- 1666 28- 01- 1668 03- 1 1 - 1684 11- 09- 1 686 Tierras Arguineguín Tierras, bco. Mogán Riscos, laderas, Furel Montes, Veneguera Tierras, Tasarte Tierras, Veneguera Tierras, Tabaibales Tierras bco. Tasartico Simón Lorenzo A. * Roque Lorenzo ( T) Antonio Glez. ( A) Lázaro Vega ( T) Rodrigo Hdez. ( LA) Alonso Rguez. ( T) Águeda Gutiérrez ( T) Andrés Gómez ( LV) FGA. COMARCA S. O. 1 1.539 FUENTES: uárez Grimón, 1987. Cazorla de León, 1996. Vecindad: T= Tejeda, A= Acusa, LA= La Aldea y LV= La Vega. A lo largo del siglo XVIII, tanto unos como otros preexis-tente~ lo tes, suertes o cortijos de tierras, traspasados, fraccio-nados o no por herencias y ventas, serán susceptibles por un lado de ampliación a costa de los bienes realengos limítrofes y por otro de diversa conflictividad social. En efecto, cuando la Isla intenta despegar económicamente, en el último cuarto del siglo XWI, en el marco de un incipiente capitalismo agrario, es cuando surge la contradicción entre la iniciativa privada y la propiedad pública o cuando la privatización de la tierra genera conflictividad, lo que afecta a estas tierras hasta entonces olvi-dadas, sobre las que además se proyectan reformas sociales. Es el momento histórico en que Mogán comienza a adquirir cier-ta identidad como pueblo por la que además lucharán sus es-casos habitantes frente a las jurisdicciones que los pueblos ve-cinos extendían sobre este territorio, todos con un potencial económico y demográfico muy superior, en un decisivo contex-to premunicipal o de descentralización administrativa insular. 2. BAJO LA JURISDICCIÓN DE LOS PUEBLOS VECINOS Después de la Conquista, todo el territorio insular quedó gobernado por un ayuntamiento único o Cabildo cuya capita-lidad se ubicaba en Las Palmas de Gran Canaria. Desde allí se administraba la Isla civil y religiosamente, pero la fragmen-tación de esta, en el orden natural y demográfico, con el sur-gimiento de localidades y nuevas entidades de población, a medida que avanzaban los años, precisó de cierta reestructu-ración administrativa. Surgieron primero las ermitas y ayudas de parroquias que paulatinamente adquirieron la independen-cia, luego en el orden civil surgieron en las entidades de po-blación históricas los alcaldes reales designados por el propio Cabildo, en cuya gestión coadyuvaban, después de 1766, tras las reformas municipales de Carlos 111, dos diputados del co-mún y un síndico personero de gradual elección popular, ade-más de un escribano oficial, el fiel de hechos. De esta forma nos encontramos en la segunda mitad del siglo XVIII una isla con 16 entes premunicipales, podríamos decir porque el ver-dadero municipio continuaba siendo el Cabildo. A saber, esta distribución premunicipal, según Suárez Grimón, la constituían los pueblos históricos de Agaete, Agüimes, Arucas, Artenara, Firgas, Gáldar, Guía, La Aldea de San Nicolás, La Vega, Moya, San Lorenzo, Telde, Tejeda, Teror y Tirajana, todos con parro-quia propia a excepción de Firgas Hasta 1742, la parroquia de Tejeda extendía su jurisdicción hacia los actuales territorios municipales de La Aldea de San Nicolás y Mogán, a excepción de Arguineguín que pertenecía a Tirajana. Después de aquel año, con la secesión de La Al- S SUÁREZ GRIMÓN, Vicente: « Los orígenes de los municipios en Gran Canaria » en Vegueta, anuario núm. 1 de la Facultad de Geografía e His-toria de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, 1992, pp. 127- 143. LA COLONIZACIÓN Y ANTIGUO & GIMEN.. dea, la nueva ayudantía de este último lugar incluía en su ju-risdicción La Cogolla de Veneguera, permaneciendo el resto de la feligresía de Mogán vinculada a Tejeda cuya demarcación civil se extendía hasta los barrancos de Veneguera, Mogán, Tauro, Puerto Rico y Arguineguín como límite con Tirajana. Esta dependencia jurisdiccional de Mogán de los pueblos vecinos dificultaba la configuración de su propia identidad como pueblo, a lo que coadyuvaba la escasa densidad y dise-minación de población y el hecho de que muchos de sus pro-pietarios fueran vecinos residentes en Tejeda. La crisis que en aquel momento se genera en el plano de la propiedad de la tierra, sin alcanzar la gravedad latente y eternizada del vecino pueblo de La Aldea, permite acercarnos a la realidad histórica del territorio de Mogán en busca de su identidad municipal, a través de dos hechos que, coetáneos e interrelacionados, los estudiamos en los siguientes apartados: Los conflictos en la posesión de la tierra y los proyectos de colonización. 3. CONFLICTOESN LA POSESIÓN DE LA TIERRA A medida que avanzaban los años de la segunda mitad del siglo XVIII comenzaron a lo ancho de esta comarca las contra-dicciones en cuanto al uso y propiedad de los medios de pro-ducción: La agricultura promovida por los escasos residentes, en auge por la propia dinámica alcista de los precios de los gra-nos, encontraba la oposición de los ganaderos en posesión desde tiempo inmemorial de grandes espacios para pasto de su ganado ante la limitación que imponían los colonos con el avance de roturaciones. A su vez, las denuncias de los ganaderos sobre usurpa-ciones de la propiedad pública por parte de los agricultores originaban, una y otra vez, la intervención de los corregi-dores. Ambos conflictos se produjeron coetáneamente por toda esta comarca, desde Arguineguín hasta La Aldea de San Nicolás y centro de la Isla, donde la casi totalidad del suelo constituía propiedad realenga o en su caso vinculadas sus explotaciones a los propios del Cabildo. a) Los ganaderos contra los agricultores En un área ganadera por excelencia, como lo era el suroeste de Gran Canaria, hasta ahora apenas se habían generado con-flictos entre los propietarios de los ganados y los colonos agri-cultores dada la escasa presencia de estos. La ganadería ex-tensiva permitía a los propietarios o rentistas mantener un ganado en estado salvaje por las montañas de Veneguera, Mogán y Tauro, sin necesidad de asalariados. Se trataba de un ganado menor, especialmente cabras, dado que las ovejas no podían pastar libremente por el peligro que representaba el enredarse con sus lanas en las plantas leñosas de este abrupto relieve. Les asistía a estos propietarios del ganado salvaje en unos casos derechos de posesión preexistentes y en otros los arriendos anuales de los guaniles para los propios de la Isla. Pero este poder económico de los ganaderos comenzó a resen-tirse, a partir de la mitad del siglo xviii, por la presión de los agricultores, propietarios unos de antiguos asentamientos que, con el tiempo por roturaciones ilegales avanzaron sobre realengos, y otros por uswpaciones recientes sobre la misma propiedad pública. Esta presión determinó que la propia renta MACÍASH ERNÁNDEZ, Antonio M.: « El motín de 1777~ en Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 23, año 1977, pp. 326- 340, « V. La conflic-tividad ganaderia- agricultura » . LA COLONIZACIÓN Y ANTIGUO RÉGIMEN ... de los guaniles y abejeras salvajes mantuviera una tendencia a la baja, dada la disminución del área de pasto. Ante esta situación, los ganaderos, valiéndose de su posi-ción sociopolítica, plantearon ante la Real Audiencia de Cana-rias varios pleitos contra los labradores y, en consecuencia, consiguieron providencias a su favor en las décadas de 1760 y 1770, a pesar de lo cual y de la propia intervención de los corregidores - cuya actuación generará la revuelta de 1772 y el motín de 1777, en La Aldea- no lograrían frenar el avan-ce de las roturaciones. Después del motín de 1777, los ganaderos volvieron a la carga denunciando nuevamente a los labradores ante la Real Audiencia, manteniendo así una latente situación conflictiva a lo largo de la década de 1780, período este en que los labra-dores de Mogán, colonos asentados definitivamente en sus valles, comenzaban a identificarse como pueblo, pues con an-terioridad los consideraban como « vecinos de Tejeda del pago de Mogán » , frente a los grandes propietarios de cortijos y marcas de ganado salvaje, residentes en la capitalidad de la jurisdicción de Tejeda. En 1787, un grupo de vecinos, en nom-bre de todos los residentes en Veneguera, Mogán y Arguine-guín, recurrieron ante la Real Audiencia contra los destrozos que el ganado salvaje hacía en sus tierras. Más tarde, en 1793, serán los propietarios de estos ganados, encabezados por la vecina de Tejeda, Simona Manero, viuda de Miguel Manero quienes actuaron contra varios labradores de Veneguera, acu-sados de varios atropellos, con los siguientes alegatos: En el transcurso del tiempo se un introducido en el referido término, ininterrumpiendo la poseción de dhas mis partes (...) haciendo siembras en el desmonte, tala-ciones, quemas, plantíos, destrozos en los mismos gana-dos de mis partes como es matar reses, degollar crías, quebrandoles las piernas a muchas cabras, persiguiéndo- MOGÁN. DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA las con perros y cortando las aguas con el deprovado intento de que no veban ni tengan abrevaderos (...) con las quemas de los montes de aquel referido término no abejas que crien (...) minorándose( ...) la renta de los guaniles y abejeras campesinas ' O. La defensa judicial de los labradores solicitó la libre abso-lución de estos vecinos con el entonces muy defendido argu-mento ilustrado: el necesario desarrollo agrícola del país en equilibrio con la ganadería; solicitando, en consecuencia, un deslinde de las zonas de pasto y señalización de abrevaderos, lo que tendrá efecto, quedando para ello la zona de Tauro y Pajonales aunque luego los ganaderos pretendieran las faldas de estas montañas que daban a los barrancos. Definitivamente los labradores, vecinos con residencia fija en Mogán, Veneguera y valles anexos, lograron sus objetivos frente a las demandas de los ganaderos y ante la propia ac-ción de los corregidores sobre las usurpaciones de los rea-lengos, lo que iba consolidando a este espacio territorial como una demarcación propia. Por otro lado, el acceso a la propie-dad de una tierra amortazada marchó paralelamente a esta conflictividad de ganaderos con labradores, aunque en este caso frente a la acción de los corregidores, entre 1770 y 1777, como veremos a continuación. b) El Corregidor . frente a las usurpaciones de los realengos l1 La revalorización de la tierra por el alza de los productos agrarios supuso una fuerte demanda de tierra, una apetencia a lo A. H. P. L. P. Sección de Audiencia. Expte. 772. " Extraído de los trabajos del profesor Antonio Macías. Ob. cit. an-teriormente. LA COLONIZACI~ N Y ANTIGUO RÉGIMEN.. roturar los baldíos realengos, que alcanza notables dimensio-nes a partir de 1760, con la consiguiente estudiada protesta de los ganaderos e intervención de los corregidores en defensa del patrimonio regio. Son los vecinos de La Aldea por un lado hacia Furel, Tasartico y Tasarte y los de Tejeda en dirección a Veneguera y Mogán quienes producen el mayor efecto rotura-dor en estos valles y, en definitiva, quienes los repueblan. Primero el corregidor Ayerbe con la revuelta de 1772 y luego su sucesor Montalvo con el amotinamiento sufrido en 1777, ambos en el lugar de La Aldea, tuvieron que soportar la virulenta acción de los labradores tras las diligencias obradas en su contra por haberse extendido con sus roturaciones ile-gales en las propiedades realengas. ¿ Cuál fue el alcance real de este fenómeno en las tierras del actual término municipal de Mogán? Si tenemos en cuenta que, tanto las estudiadas concesiones del Cabildo como los asentamientos clandestinos, se hicieron en una comarca que casi en términos absolutos pertenecía al patrimonio real, llegaremos a la conclusión que debió ser de gran alcance. Sólo en roturaciones ilegales de aquel período, los corregidores evaluaron en sus diligencias unas 529 fanegadas en toda la comarca, de las que 377 lo fueron en los valles de esta demarcación, repartidas entre las 77 fanegadas usurpadas en Veneguera, 215 en Mogán y 85 en Arguineguín, con un total de 159 vecinos partícipes del pro-ceso y, por tanto, encausados; de los que 49 eran residentes, 27 no residentes y 15 no residentes con casas en el lugar para alojamiento de sus arrendatarios o medianeros. CUADRO 11 Lugares, partícipes y supegicie usurpada en 1777, en la actual demarcación municipal de Mogbn FUENTEA: ntonio M. Macías ( 1987). LUGARES Bco. Arguineguín Valle de Mogán Valle de Veneguera TOTALES Estamos ante un verdadero proceso colonizador del actual municipio de Mogán, pues junto a las roturaciones de grandes espacios para siembras o en las terrazas marginales de los barrancos realizadas por propietarios con gran poder adquisi-tivo, residentes en las capitales de las jurisdicciones de la co-marca, quienes colocan a arrendatario~ en casas constmidas en estos espacios, tenemos la presencia de labradores humildes que se desplazan hasta los valles de Veneguera, Mogán y Arguine-guín desde otros lugares con sus familias. Estos nuevos colo-nos también construyen casas para asentarse definitivamente en estos valles, junto a cada una de las parcelas puestas en culti-vo tras duros trabajos de rozamiento, sorribas, encadenamien-to de terrazas con paredes de piedra seca o la simple rotwación de laderas para siembra. Unos y otros asentamientos explican el carácter de diseminación urbanística que van tomando estas nuevas poblaciones canarias del suroeste de Gran Canaria. Todo el orden social intervino en este fenómeno, generan-do luego distintas transmisiones hereditarias y de compraven-tas que fueron consolidando las posesiones ilegales de la tie-rra. Esta vía de privatización clandestina del patrimonio real, tras la impunidad resultante de los amotinamientos, determi- SUPERFICIE PART~ CIPES 22 86 5 1 159 Fgs. 85 215 77 377 Cel. 1,5 2 O S 10 SUPERF. MEDIA Fgs. 3 2 1 2 Cel. 1 O 6 6 4 nará el origen de las pequeñas y medianas propiedades de estos valles. Después de 1777 aún quedaban grandes extensiones de realengos sin repartir, mientras que por un lado no cesaba el efecto usurpador por otro, desde tiempos atrás, se proyectaban repartos por las propias autoridades, una especie de intento de repoblación oficial basado en las ideas del ilustrado obispo Servera, de lo que nos ocuparemos seguidamente. GRÁFICO 1 Supeqicie- lugar roturado clandestinamente en 1777 Mogán, 40,5%; Arguineguín, 16, l %; veneguera, 14,7 %; Pino Gordo, 6,6 %; Juncal, 6,3 %; y Linagua, 3,8 %. CUADRO11 1 Casas dentro de supeqicies usurpadas, en 1777 FUENTEA: n tonio Macías ( 1987). Bco. Arguineguín Valle de Mogán V. de Veneguera TOTALES 2 19 15 3 6 5 3 6 27 68 9 3 10 10 2 1 1 1 10 10 10 10 LA COLONIZACIÓN Y ANTIGUO RÉGIMEN ... a) Proyectos de factoría en Arguineguín La situación a sotavento de esta comarca, al soco de las cadenas montañosas que se alinean de Oeste a Este origina, frente al resto del espacio insular atacado por el viento alisio, un amplio espacio marítimo, el cuadrante costero marcado desde la costa de Arguineguín a Tasartico donde impera un mar muy tranquilo, conocido desde muy antiguo como las calmas de Canaria. En este mar de abundantes especies, solían, entre primavera y verano, concurrir una gran cantidad de ballenas y otros cetáceos, lo que determinó, a finales del siglo XVIII, la idea de establecer una gran factoría con apoyo económico de la Corona. Sobre estas posibilidades económicas en la costa Sur de Gran Canaria escribía, en 1779, Miguel Hermosilla: « ( ...) la abundancia de ballenas de qe está poblado este pedazo de mar y en donde llaman las Calmas de Canaria. Los mujidos ó bramidos qe allí hacen con qe atemorizan cuantos se arriman á aquella costa desde el mes de marzo hasta el mes de agosto (...) en aquel paraje se mantienen desovan y crian convidandonos a establecer un ramo comer-cio tan lucrativo y rico la proporción de tener (...) los dos puertos y buenas playas de Maspalomas y Argaeniguin en qe poder llevar a encallar cuantas ballenas pesquen y tam-bien montes inmediatos, con facilidad de proveerse de leña necesaria pa el uso de calderas qe derritan el tocino pa sa-car aceite (...) ypuestas estas factorias en tierra, como ade-más de las ballenas ofrece aquel trozo de mar la pesca de cantidad de otros peces (...) qe pueden salarse y curarse; la habitación de los pescadores llamaría a otras gentes (...) l2 l2 HERMOSILLAM, iguel: Descripción topográfica, político y militar de la Isla de Gran Canaria. 1777. Copia de Agustín Millares en 1877. Museo Canario, sig. 111- A- 23, cap. 15, fol. 5v0. El proyecto de la pesca de ballenas había surgido de la Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas que, desde 1778, intentaba localizar la presencia de cetáceos en la costa de Arguineguín para iniciar su captura. A cuyo efecto, entre 1778 y 1784, fletaron dos naves tripuladas por trece marineros para mantenerse en esta zona. Asimismo se había estudiado, entre 1784 y 1785, contratar en la costa de Cantabria y el País Vasco a personal práctico y materiales para esta pes-ca, al objeto de iniciarla en la temporada de 1786. El gobier-no regio, por su parte, decidió retomar este proyecto y encar-gó al corregidor Eguiluz la dirección del mismo, quien diseñó la constitución de una compañía por acciones lo que originó recelos por parte de la Sociedad Económica y encargó al Co-mandante General de Canarias, el marqués de Branciforte, la dirección de la empresa, llegándose a recaudar fondos para la base financiera de la Compañía 13. De esta iniciativa nos cuenta, en su diario 14, Romero y Ceballos que el propio marqués de Branciforte había pre-senciado, en el mes de marzo de 1786, la pesca de ballenas en la zona de Arguineguín, de donde regresó el día 20 de aquel mes: t...) con el desconsuelo de haver visto escaparse una vallena de más de catorce que en aquellas aguas avia estando ia por eso mal herida con tres harpones de los que dos se rompieron y del otro se rompio la cuerda que la remolcaba (...) l 3 FERNÁNDEDZ ÍAz, Roberto y MARTÍNEZS AHAWC, arlos: « El fe-nómeno de las pesquerías canarias en el siglo XVIII » , en X Coloquio de Historia Canario- Americana ( 1992). Tomo 11, pp. 325- 328. l4 Manuscrito- diario de Romero y Ceballos: Anotaciones del año 1786. Fol. 154v0. Igualmente recoge datos sobre la pesca de la ballena en « Ganeguín » o en « las calmas de Canaria » , en los fols. 149v0, 153- 154 y 167v0. Biblioteca del Museo Canario, signt. 1- E- 21. LA COLONIZACIÓN Y ANTIGUO RÉGIMEN ... Y es que en aquel año, con gran expectación, la autoridad real había dispuesto iniciar este proyecto con tres barcos y va-rios lanchones, probablemente sin la suficiente preparación técnica para aquellas novedosas faenas ya que, a pesar de la presencia continua de cetáceos en esta zona, no se consiguie-ron los objetivos. La presencia de las ballenas en las calmas de Canaria de-bió ser una noticia extendida por todo el sector mundial pues el 12 de junio de aquel mismo año llegaba a Gran Canaria un bergantín fletado para tal efecto por una compañía ballenera americana, lo que continuarían haciendo otras de la misma nacionalidad, hasta mediados del siglo XIX, lo que ponía en alerta a las autoridades canarias ya que estos marinos recalaban por esta costa en busca de víveres burlando su vigilancia. A pesar del fracaso inicial en la captura de ballenas por el sur de Gran Canaria, la primera autoridad político- militar de Canarias no cejó en su empeño e intentó la pesca de estos mamíferos marinos por la costa de la Gomera aunque nueva' mente los resultados no fueron satisfactorios, argumentándose entonces como gran dificultad la acentuada profundidad del litoral canario. En abril de 1787 se capturaba un ballenato frente a la cos-ta de Arguineguín, era el último acto de un proyecto que, pese al decidido apoyo de los ilustrados, había fracasado, a pesar de que años después, en 1795, se volvería a intentar con los mismos resultados negativos. b) Intentos de colonización oficial ( 1 773- 1806) La estudiada presión demográfica insular, el alto índice de indigencia familiar, el hambre de tierra con sus correspondien-tes conflictos sociales determinaron un claro posicionamiento político de las autoridades insulares del último cuarto del si- MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA glo XVIII en favor del reparto de los baldíos realengos del Su-roeste. Fue el obispo Juan Bautista Servera ( 1769- 1777) quien primero propuso, en 1773, la idea de repoblar las tierras de Tasarte, Veneguera y Mogán con un excedente demográfico del norte de la Isla, en concreto, con unas 400 familias pobres que vivían en las cercanías de la ciudad de Las Palmas, ofrecien-do para tal efecto 24.000 pesos de sus rentas. Esta idea fue asumida por el Cabildo en un proyecto elevado a la Corte el 4 de noviembre de 1782, gracias al cual disponemos hoy de una valiosa fuente escrita para el estudio de esta comarca en un momento en que se fraguaba su identidad municipal, sien-do precisamente un secretario del ayuntamiento de Mogán, quien casi dos siglos después, en 1961, desempolvaría su vo-luminoso y dormido expediente, transcribiéndolo, tema que, luego, sería estudiado, con varias publicaciones, por el profe-sor Antonio Béthencourt Massieu dando a conocer así un in-teresante episodio de la historia de Canarias 15. ¿ Qué vicisitu-des tuvo y en qué consistía este proyecto de repoblación? ¿ Llegó a afectar a esta comarca? ¿ Qué valor tiene hoy para el conocimiento histórico de esta comarca y de Canarias en ge-neral? l5 A. H. N. Madrid. Sección de Consejos Suprimidos. Legajo 4.061, núm. 13 ( expediente original). De la transcripción realizada en 1961 por el secretario Julio Tauroni, una copia se conserva en el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas y otra se encuentra en el Ayuntamiento de Mogán, con una dedicatoria del autor. BÉTHENCOURTM ASSIEUA, ntonio: « Colonización Interior en el SW de Gran Canaria » , en el Boletín Millares Carló, núm. 3, Madrid, 1991, vol. 11, pp. 141- 156. El mismo artículo con el título « El modelo de Sierra More-na en Canarias: un proyecto de Nuevas Poblaciones en el SW de Gran Canaria, en « Carlos 111 y las Nuevas Poblaciones » , Actas del 111 Congre-so Histórico La Carolina, 1986, Avilés y Sena Edit., pp. 327- 344. Idem: « Un mapa inédito de Gran Canaria: el de José Ossavarry de 1806 » , en Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 40, 1994. LA COLONIZACIÓN Y ANTIGUO RÉGIMEN.. . Los nueve años de retraso sufrido desde la propuesta ini-cial del obispo Servera hasta su tramitación en la Corte, de-terminó que, por traslado de este prelado a Cádiz, se quedara sin la inicial financiación ofrecida por el mismo para lo cual el Cabildo intentó buscar otras fuentes de financiación. No obstante, la administración real fue diligente en la tramitación del expediente, habida cuenta de que se trataba de un asunto enmarcado dentro de la política de los ministros ilustrados y encargó a la Real Audiencia una mayor precisión de datos téc-nicos para la repoblación. Al efecto, el corregidor Eguiluz se recorrió, en 1785, aquellos parajes, levantando informes de la situación socioeconómica y demográfica no sólo de los tres valles propuestos para la repoblación ( Tasarte, Veneguera y Mogán) sino de toda la comarca con una inspección exhausti-va de los asentamientos y de la conflictividad social imperante en el plano de la propiedad de la tierra de algunas zonas, sin proceder en cambio a un levantamiento topográfico con las delimitaciones correspondientes, circunstancias que, según Béthencourt Massieu, tendrían consecuencias negativas para el curso del expediente. El proyecto inicial se complicaba no sólo por la falta de una clara financiación sino también porque ya se habían establecido por toda la comarca unas 163 familias, más 106 que de otros lugares habían roturado grandes exten-siones, quedando un hueco sólo para 290 frente a los 500 asentamientos de colonos previstos en el proyecto inicial, ade-más de que algunos poderosos se opusieron al proyecto con recursos que alegaban sus derechos de propiedad sobre terre-nos en los que el corregidor pretendió, con su buena fe en pro del bien común, revertir a la Corona por considerarlos usur-pados, como eran las tierras de La Aldea y Amurga, poseídas por el marqués de Villanueva del Prado y José Quintana, res-pectivamente. Posteriores complicaciones alargaron el expediente hasta 1792, en que la propia Real Sociedad Económica de Amigos MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA del País intervino en el mismo con propuestas tendentes hacia repartos en el contexto de la privatización, lejos de la filoso-fía más comunal del proyecto inicial lo que unido a la falta de acuerdos entre el fiscal de la Audiencia y el propio Conce-jo, determinó su paralización total. Diez años después, en 1803, la Administración real insta a las autoridades insulares a reactivar este proyecto de coloni-zación con duras reprimendas por no haberlo diligenciado des-de su dictamen de 1785. Al efecto se elaboró el proyecto de fuero para las tres nuevas poblaciones que habrían de crearse: Carlota Canaria, en Tasarte; Luisiana Canaria, en Veneguera y Fernandina Canaria, en Mogán; además de los planos de las mismas, el resumen del expediente y otros de-talles. El expediente se remitió a la administración central, el Consejo de Castilla, en 1804; pero se perdió por el camino, i?, por lo que hubo que rehacer nuevamente un nuevo expe-diente, despachado por la Real Audiencia en 1806. Final-mente los gravísimos acontecimientos en que se vio envuelta la monarquía española tras la invasión napoleónica, después del 2 de mayo de 1808, acabaron con este proyecto de repo-blación. Es evidente que con el mismo se había articulado todo un verdadero plan de colonización y creación de nuevas pobla-ciones. Así, pues, en el epígrafe de « Instrucción y Fuero de las Poblaciones que se han de observar en las que se formen de nuebo en las vandas del Sur y Poniente » , se desarrolla un espíritu comunitario, con una planificación urbanística en la desembocadura de los barrancos además de la infraestructura administrativa- religiosa y las medidas contra los fracciona-mientos de las parcelas, e incluso establecía medidas preven-tivas para evitar la formación de poderes tanto políticos- eco-nómicos como religiosos y la planificación de las industrias artesanales y actividades agropecuarias con un equilibrio ecológico y económico; un auténtico modelo de repoblación LA COLONIZACIÓN Y ANTIGUO RÉGIMEN ... estudiado al detalle según los presupuestos ideológicos del reformismo ilustrado europeo. FIG. 2.- Mapa del expediente de repoblación del suroeste de Gran Canaria. 1806 ( Archivo Histórico Nacional. Madrid. Fotografía del autor). t 5. ECONOMÍA Y SOCIEDAD AL FINALIZAR EL ANTIGUOR ÉGI-MEN a) Población y economía Entre finales del siglo XVIII y principios del XIX los valles de Veneguera, Mogán y Arguineguín disponían de un pobla-miento disperso a lo largo de las terrazas de cultivo limítrofes con los cauces de sus barrancos, cuyos aún escasos habitantes vivían en torno a una agricultura complementada con activi-dades ganaderas, forestales y de recolección de orchilla; una economía completamente cerrada y de subsistencia. Frente a las desembocaduras de estos barrancos se extendía un amplio MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA y tranquilo mar inexplotado, surcado ocasionalmente por los veleros de cabotaje que recalaban en sus costas para el em-barque del producto forestal, mientras que tras ellos el traspaís montañoso lo aislaba del entorno socioeconómico insular. Es-pecifiquemos las situaciones diferenciales de entonces en los tres sectores geográficos que configuran el actual territorio municipal: los barrancos de Veneguera- Tabaibales, Mogán y los de la rampa de Tauro- Arguineguín. En el valle de Veneguera La población de Veneguera se situaba en caseríos disper-sos por la cabecera de su valle, desde las laderas de La Cogolla hacia los núcleos de las Casas de Veneguera y El Almácigo. Desde este punto hacia la costa el despoblado, incluido Tabaibales, era casi absoluto. Producto de la ocupación clandestina en realengos estos ca-seríos « ilegales » , aislados, sumaban, según las diligencias del corregidor Montalvo, en 1777, un total de 15 casas. Propietarios residentes constituían entonces un total de 12 familias, unos 54 habitantes, mientras que otros 7 propietarios no eran residentes pero tenían casas para sus arrendatarios o medianeros. En la visita efectuada, en 1785, el corregidor Eguiluz des-cribe la situación y el potencial económico del valle de Veneguera, donde se localizan un total de 14 vecinos residen-tes, unos 63 habitantes y 7 familias por temporada, los que cultivaban 6 fanegadas de regadío y 120 de secano, con una producción de 80 fanegas de millo y 1.200 de granos menu-dos, además de algunos cultivos de parras y frutales. La zona de regadío se extendía desde La Cogolla, a lo largo del ba-rranco abajo, hasta la Postreragua, con espacios a medio cul-tivar. En 1805 la población total de Veneguera había alcanzado las 29 familias, de las que 6 se situaban a lo largo de las la- 1742- 1743, el fondeo de cuatro navíos ingleses desde donde desembarcó la tropa para adentrarse hacia el interior, siendo rechazados por los milicianos del destacamento de La Aldea, el 23 de diciembre de 1742 quienes, tras un cerco de cinco horas, les produjeron una baja y cinco prisioneros que fueron conducidos a la ciudad de Las Palmas 16. Asimismo, Miguel Hennosilla daba cuenta, en 1779, de la facilidad con que los barcos enemigos recalaban a lo largo de esta costa, aprovechan-do las calmas y señalaba la presencia y desembarco de corsarios ingleses en 1743, por la costa de Puerto Rico y Arguineguín 17. Una parte de Veneguera, las casas del barranco de La Cogolla, con un total de 6 vecinos, pertenecía, desde 1742, a la jurisdicción religiosa de La Aldea 18. En el valle de Mogán Con una población algo superior, el barranco de Mogán mantenía igualmente una dispersión de caseríos en los márge-nes del barranco en función de cada una de las terrazas de cultivo acondicionadas en la propiedad realenga. En 1777 unos 86 vecinos estaban encausados en las diligencias obradas por el corregidor Montalvo por efecturar roturaciones ilegales, con un total de 215 fanegadas, lo que representaba la zona de mayor presión de este efecto, aunque 74 de estos no eran re-sidentes sino propietarios de Tejeda. A. H. N. Sección Consejos. Leg. 1.349, fols. 60- 61. l7 HERMOSILLAM, iguel: Descripción, político y militar de la Isla de Gran Caizaria, 1779. Copia de Agustín Millares, en 1887. Museo Cana-rio. Sig. 111- A- 23. Cap. 15, fols. 37- 38. HERNÁNDEZ RODRÍGUEZG, ermán: Estadística de las Islas Cana-rias. 1793- 1806. De Francisco Escolar y Serrano. Cuadernos Canarios de Ciencias Sociales, núm. 11. Las Palmas de Gran Canaria, 1983. Tomo 1. « La Aldea de San Nicolás » , p. 249 y « Tejeda » , p. 340. El informe levantado por el corregidor Eguiluz, en 1785, nos permite una mayor aproximación a la realidad socioeco-nómica del valle; habitaban en esta fecha un total de 22 veci-nos con residencia fija, unos 99 habitantes, aproximadamente, además de 23 familias que se establecían en las temporadas de faenas y recolección agrícola. La estadística de Escolar y Serrano ( 1805), recoge en este valle una población de 41 vecinos lo que arroja un total aproxi-mado de 185 habitantes. Estamos ante un lento crecimiento general de la comarca donde el valle de Mogán se va confi-gurando como capitalidad para la futura parroquia y ayunta-miento frente al menor desarrollo de los valles anexos; aun-que, con respecto a otros de jurisdicciones vecinas, tuviera menor importancia demográfica; por ejemplo, frente los 77 vecinos que poblaban el pago de Tasarte o los 155 del valle de La Aldea. En 1785, según el informe de Eguiluz, el área de cultivo en Mogán alcanzaba sólo 60 fanegadas bajo el regadío del agua del barranco y manantiales, más 400 de secano destina-das a siembras de granos, aunque la potencialidad del valle se fijaba en unas 800 fanegadas más. Producían estos terre-nos de regadío variados árboles frutales y, sobre todo, millo para el autoconsumo cuya producción alcanzaba las 200 fa-negas anuales, mientras que la recolección anual de cereales ( trigo, cebada y demás granos menudos) se evaluaba en 500 fanegas. Esta escasa producción agrícola y por consecuente bajo índice demográfico se justificaba, en 1785, con la inse-guridad de todo un vecindario que ocupaba un espacio de propiedad pública ya que, en concreto, de las « sesenta fanegadas de riego en el plano del barranco donde cada uno toma el agua que necesita pr distintas acequias sin gasto al-guno, pues solo tres se pueden llamar cercados en donde los poseedores han puesto algún cuidado y gasto, pero los de-más cuasi ninguno por el miedo de que se les puedan qui- MOGÁN. DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA tan 19. Esta inseguridad de los vecinos ante la ocupación del terreno realengo se fue disipando a medida que no se obser-vaban, según transcurrían los años finales del siglo, acciones penales tras las diligencias de los corregidores, donde la ocu-pación clandestina supuso una vía de hecho para la privati-zación de la tierra en un momento de tránsito hacia el capi-talismo agrario y, por tanto, de cambio del sistema político. El valle de Mogán iba adquiriendo importancia, sobre todo de cara a la capitalidad de una futura jurisdicción religiosa y política. El establecimiento definitivo de familias de labrado-res con mayor poder adquisitivo, en el contexto de una movi-lidad de la tierra por transmisiones hereditarias o compraven-tas, en este valle, coadyuvaría a los deseos de emancipación. En los despoblados parajes de Tauro- Arguineguín y Soria Menor importancia demográfica y socioeconómica tenían otros espacios de la actual demarcación municipal de Mogán situados más hacia los baldíos del Sur. La rampa geográfica de Tauro estaba acotada como área de pasto con algún caserío de ganaderos/ labradores y a lo largo del barranco de Arguine-guín sólo habitaban, en 1805, unas 6 familias, la mayor parte en la hacienda del condado de la Vega Grande, en la margen correspondiente a la demarcación de Tirajana, donde la casa condal había realizado mejoras, constituyendo en la desembo-cadura una especie de oasis con extenso palmeral. El despoblamiento de la costa y las características del tran-quilo mar también determinaron en Arguineguín varios desem-barcos de marinos enemigos de la corona española. El prime-ro que conocemos fue el protagonizado por el célebre pirata inglés F. Drake, quien tras ser rechazado, el 6 de octubre de l9 A. H. N. Sección de Consejos S. Leg. 4.061, expte. 13, segunda pieza. 1595, en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, se retiró hacia las costas del Sur, anclando en la rada de Santa Águeda. Las milicias canarias, al acecho de cuanto acontecía en la es-cuadra inglesa, observó, la noche del día 8, el desembarco de un grupo de marinos a los que atacaron matando a ocho y tomando prisioneros a dos, lo que determinó que la escuadra inglesa abandonara la isla aquella misma noche 20. Por otro lado, Herrnosilla daba cuenta de la presencia de dos veleros de piratas ingleses, en 1743, por las playas de Puerto Rico y Arguineguín donde desembarcaron con « dos cañones y cuaren-ta hombres se fortificaron y emplearon en surtirse de agua sin q. por nuestra parte les pudiese desalojar>> Y. , por su parte, Romero y Ceballos señala en su diario un nuevo desembarco, en 1797, de 50 corsarios ingleses, de dos barcos que habían fondeado en su bahía, que saquearon los graneros del conda-do hasta que cuatro compañías del regimiento de milicias de Telde acudió al lugar obligándoles a embarcar. Para el año siguiente se cita en el mismo diario una nueva presencia del corso inglés por las costas del Sur y sitúa un desembarco de las mismas características en las posesiones del Conde, en « Ganiguín » , lo que pudiera entenderse como una repetición errónea del evento 21. Hacia el interior se hallaba el pago de Soria, lugar más poblado, donde en 1785, según el corregidor Eguiluz, habita-ban unas 17 familias: 11 en la banda de Mogán y 3 en la de Tirajana. A ello hay que añadir otros caseríos aislados por la cabecera de Tauro ( Majada Alta, Cueva de Mogán y Chirima-gra) donde con toda precisión localiza el citado corregidor unos 8 vecinos más asentados en caseríos aislados, dentro de pose-siones agrarias, bancales de escasa superficie irrigados con el RUMEU DE ARMAS, A.: Piraterías y ataques navales contm las Islas Canarias. Madrid. C. S. I. C., 1945- 1959. Tomo 11, 2." parte, p. 718. 21 HERMOSILLAM, iguel: Ob. cit., fol. 37v0- 38. MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA agua de manantiales. En 1805, esta vez según la estadística de Escolar y Serrano, habitaban por la zona de Soria que hoy pertenece a Mogán unos 20 vecinos y 4 en la parte de Tirajana, ocupados también en labores agropecuarias de subsistencia. b) Sociedad Consolidada en esta comarca una población casi estable, se fue estmcturando lentamente un modelo de sociedad, cuya formación social debía mantener los parámetros de otras co-marcas. Por residir en Tejeda los grandes propietarios de ga-nados o tierras, al menos hasta el último cuarto del siglo xvm, no se constituyó como en otros pueblos, un grupo diferencia-do de residencia fija, por lo que no se ve con nitidez la pre-sencia de unos vecinos muy poderosos y sí un sector de me-dianos y pequeños labradores autosuficientes que debían constituir la clase más numerosa frente a otro sector inferior compuesto por asalariados, pobres de otros lugares que, en su mayor parte, se establecían en las épocas de faenas, recolec-ción y siembra, quienes alquilaban la fuerza de su trabajo ante la oferta de propietarios. Hasta finales del siglo XVIII y princi-pios del XIX no va a surgir una estratificación socioeconómica muy diferenciada; eso sí, estamos ante una población sumida en la pobreza, dependencia y abandono. MOGÁN. DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA CUADRO IV Resumen socioeconómico del SO de Gran Canaria en 1785 FUENTEI: n forme Eguiluz, 1785. Los datos de La Aldea proceden de otras fuentes al no consignarlos Eguiluz con precisión. Elaboración propia. LUGARES Soria Arguineguín Mogán Veneguera Tasarte Tasartico La Aldea N . O DE VECINOS Resid. 11 5 22 14 41 12 280 SUP. EN FANEGADAS Temp. - - 23 7 30 3 8 - Secano 225 85 400 120 150 110 1.000 Riego 1 - 60 6 40 40 250 LA LUCHA POR LA IDENTIDAD MUNICIPAL ( 1800- 1815) Entre finales del siglo XVIII y principios del XIX se había producido cierto crecimiento económico y demográfico por toda la comarca del suroeste de Gran Canaria. El sector que hoy ocupa la demarcación municipal de Mogán había pasado del despoblamiento casi total de principios del siglo XVIII a una cota demográfica de relativa significación con la presencia de 90 familias, unos 400 habitantes, en los que se estaba forjando la identidad de un pueblo diferenciado a pesar del gran inconve-niente que representaba la diseminación de los poblados. Fracasados los intentos de repoblación oficial, los propios habitantes asumen la lucha por la segregación de las jurisdic-ciones de La Aldea, Tejeda y Tirajana, religiosas y premuni-cipales en su caso, que extendían sus linderos sobre este terri-torio. A principios del siglo XIX se produce en Gran Canaria una tendencia centrífuga municipal que conduce a la creación de MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA nuevos entes de administración local. También, al socaire del cambio político originado por la actividad legislativa de las Cortes de Cádiz, se crean los ayuntamientos constitucionales aunque dependiendo económicamente del Cabildo o Ayunta-miento principal de la Isla. En este contexto sociopolítico se forja el municipio de Mogán cuyo germen hay que buscarlo en la construcción de su ermita e inmediata creación de ayu-da de parroquia. La lejanía con respecto a las capitalidades de jurisdicciones religiosas y políticas, de las que dependía este territorio, junto al crecimiento económico y demográfico, crea-ron en sus habitantes el deseo de emancipación y constitución de un nuevo territorio municipal. 2. EL PRIMER PASO: LA CONSTRUCCI~ ND E LA ERMITAD E SAN ANTONIOD E PADUA( 1 8 04- 18 14) ' A finales del siglo XVIII, un emigrante canario, natural de Tejeda, entonces hacendado en La Habana, Matías Sarmiento ( 1743- 1809), decidió destinar un importante capital para la erección y fundación de una ermita en Mogán, bajo la advo-cación de San Antonio de Padua. A tal efecto había comenza- ' QUESADAAC OSTAA, na María: « La ermita de San Antonio de Padua en Mogán. Un legado indiano » , en el XI Coloquio de Historia Canario- Americana, 1994. Archivo de la Catedral de Canarias. Las Palmas de G. C. ( A. C. L. P.): Secretaría, legajos corrientes de 18 11- 18 14, sobre solicitudes vecinales y fundación de la parroquia de San Antonio de Padua. Facilitado por D. San-tiago Cazorla. CAZORLAD E LEÓN, Santiago. Transcripciones y apuntes inéditos, me-canografiados, sobre las parroquias del obispado de Canarias. Mogán. SUÁREZ GRIMÓN, Vicente: « Contribución al estudio de la propiedad de la tierra en Gran Canaria. Fundaciones pías y vinculares de origen in-diano en el siglo xvi11 » , en el V Coloquio de Historia Canario- America-na, 1982, tomo 11, pp. 535- 536, « La ermita de Mogán » . LA LUCHA POR LA IDENTIDAD MUNICIPAL ( 1 800- 1 8 15) do desde 1793 gestiones a través de su sobrino Juan José Cárdenes para dicha fundación y remitió progresivamente di-nero y productos que fueron distraídos por sus familiares sin que el proyecto tomara curso para feliz término. Hacia 1803 este prócer toma medidas y obliga a su sobrino a gestionar con urgencia tal proyecto quien, al año siguiente, se vio obligado a iniciar ante el obispo la voluntad de su tío, ya expresada en su testamento, encargando la elaboración de los planos al cé-lebre proyectista guiense José Luján Pérez. El prelado fue asi-mismo diligente con este proyecto del indiano, sobre todo ante las amenazas del promotor de desviar el capital hacia otra fundación, y teniendo conocimiento del ya estudiado proyecto oficial de creación de tres nuevas poblaciones en el Suroeste, remitió de inmediato a la Real Audiencia, el 11 de mayo de 1804, un prudente oficio al objeto de que la obra se integrara en el citado plan de repoblación y no se ejecutara al margen del mismo. Para asegurar el proyecto, Matías Sarmiento, en su testa-mento otorgado el 25 de octubre de 1804, ante el escribano de La Habana, Cayetano Pontón destinaba 2.000 pesos para las obras de la ermita y, más tarde, en el codicilo de 2 de febrero de 1909, encargaba a su esposa el envío de 250 pesos anuales para misas por su alma en la futura parroquia de San Anto-nio. Fallecía este patricio aquel mismo año, con las obras de la ermita apenas iniciadas a pesar del capital remitido y con un acuerdo previo del Cabildo catedralicio de 29 de julio de 1805 para la erección de ayuda de parroquia. Y es que, a pesar de las buenas voluntades de sus promoto-res e incluso con los capitales remitidos desde Cuba, las obras venían sufriendo, y sufrirán luego, significativos retrasos. En primer lugar la desidia de sus herederos, luego la acomodación de la obra al proyecto de repoblación y por último los gravísimos acontecimientos de 1808, año en que los territorios de la Corona española entraron en una gravísima crisis políti- MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA ca y socioeconómica por la invasión napoleónica, inestabilidad que afectó profundamente a los territorios coloniales de Ultra-mar. Para el comienzo de dichas obras Matías Sarmiento había vuelto a enviar distintas partidas de productos cubanos como ron, añil, azúcar, miel, tabaco ..., lo que no se pudo continuar con regularidad por los efectos de la crisis que tanto afectaba al comercio como a los transportes man'timos entre las colonias americanas, Canarias y Europa. Hasta poco antes de su muer-te, nuestro personaje lamentaba por cartas tales inconvenientes, lo que dificultaba el avance de las obras; pero no sólo era esta crisis la causante de la escasez de recursos para el pago de materiales y operarios de estas, sino que el sobrino y apodera-do de este patricio, Juan José Cárdenes, se negaba a entregar más dinero para este proyecto pues había desviado los fondos remitidos por su tío hacia la compra de tierras a su nombre. Fallecía Sarmiento, el 6 de febrero de 1809, con las obras apenas iniciadas y, al poco tiempo, en el mes de julio, Juan José Cárdenes, dejaba de aportar fondos a la misma por lo que se paralizaron. A instancias del síndico personero de Tejeda, la Real Audiencia actuó embargando bienes de Sarmiento y tras la subasta se reiniciaron las obras, hacia 1810, aunque volvie-ron a paralizarse por agotamiento de los recursos. Entonces, el síndico personero del lugar, presentó nuevamente un recur-so contra Juan José Cárdenes, ante el tribunal de la Real Au-diencia de Canarias, quien le obligó a cumplir con la volun-tad de su tío; pero el demandado justificó gastos con un saldo positivo de sólo 250 pesos en efectivo para invertir en la obra. Con este capital, insuficiente para su conclusión, se volvieron a iniciar los trabajos el 26 de abril de 1811 lo que obligó, tras otra paralización, a los vecinos a solicitar, a través del párro-co de Tejeda, ayuda económica al Cabildo catedralicio: t...) Habiéndose ocurrido a la Habana instando a la viuda del Don Matías Sarmiento, contestó diciendo que LA LUCHA POR LA IDENTIDAD MUNICIPAL ( 1 800- 18 15) su difunto marido nada ordenó a causa de no haberse finalizado su Ermita (...) y ella habiendo pasado a segun-das nupcias se separó de dicha obra. Los habitadores de Mogán, Venegueras, Soria y Tauro miran con sumo do-lor esta obra que les prometia el alivio y socorro espiri-tual de que estan careciendo hace tantos años (...) Ade-más del beneficio espiritual que resulta de la conclusión de esta Ermita los progresos ventajosos de la agricultu-ra que son incalculables, después que se emprendió la obra todo iba mudando de semblante, se ven nuevos plantios de parras y arboledas, rompiendo terrenos, fa-bricando casas, los que tenían alli sus posesiones aban-donadas tratando mudarse (...) habiendo coadyuvabo con sus personas a la conclusión de las paredes arrimando materiales, cantería y madera, se les queda la Ermita sin techar (...) habiendo faltado su bienhechor (...) sólo que-da el refugio de Ilustrísimo cuerpo (...) se digne tomar a su cargo la conclusión de la obra disponiendo poner carpinteros que labren la madera, se hagan diez mil te-jas, tres o cuatro de ladrillo, se fabrique la Sacristía, Capilla del Bautisterio (...) El 24 de mayo de 1811 llegaba este documento al Cabildo catedralicio quien por acuerdo capitular de 27 de junio de aquel mismo año concedía una ayuda económica de 500 pesos co-rrientes extraídos del fondo de socorros para las parroquias filiales para el reinicio de las obras, cantidad entregada al cura de Tejeda, José Francisco Pérez de Quintana, quien tenía gran interés por ser el párroco de la futura parroquia de Mogán. Las obras de la ermita de San Antonio de Padua finalizaron dos años después, hacia 1813- 1814, en cuyos intervenido como maestro mayor el alarife Juan trabajos había Pedro Domín- A. C. L. P. Secretaría. Legajo corriente de 1811. 8 1 MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA guez que había trabajado en la iglesia de Santiago de Gáldar y que además había sido administrador del latifundio que los Nava- Grimón poseían en La Aldea de San Nicolás. El autor del proyecto, Luján Pérez, sólo visitó esta obra en 1809 para ins-peccionarla a efectos del peritaje promovido por la Real Audien-cia, no habiéndose ajustado esta al proyecto inicial ya que se desechó la planta en crucero para evitar mayores costes. 3. FUNDACIÓN DE LA AYUDA DE PARROQUIA ( 14 DE MAYO DE 1814) Una vez concluidas las obras de la ermita de San Antonio de Padua, el obispado comenzó a estudiar y gestionar detalles de la fundación en la misma de una ayuda de parroquia, un proyecto de creación que el Obispado tenía estudiado desde 1805. En primer lugar encarga el 11 de enero de 1814 un es-tudio sobre la demarcación territorial de la nueva jurisdicción, cuyo informe correspondió al canónigo Lugo para, a continua-ción, instar al vecindario a que presentara la correspondiente solicitud de erección acompañada de un compromiso formal, a través de notario y pasado por el registro de hipotecas, para asegurar el mantenimiento del culto y dotación de aceite para la lámpara del Santísimo. Al efecto, a los pocos días un grupo de 10 familias significativas se comprometían a ello con hi-poteca de propiedades, a la vez que solicitaban la creación definitiva de parroquia, a través de un documento notarial fe-chado el 17 de enero de 1814 3, mientras que el 7 de febrero A. H. P. L. P.: Sección de Protocolos Notariales. Leg. 2.077. Archivo de la Parroquia de S. Antonio, Mogán: Libro núm. 1. Varios, 1814- 1930: Auto obispal de fundación ( 14. V. 1814). Bendición de la parroquia ( 5. VI. 1814). Compromiso notarial para la dotación, infraestructura administrativa, etc. LA LUCHA POR LA IDENTIDAD MUNICIPAL ( 1800- 1815) el Cabildo catedralicio aprobaba el informe del canónigo An-tonio de Lugo sobre la futura demarcación parroquial de Mogán, en el que se dibujaba con los siguientes linderos: Faldas de Texeda aguas vertientes para Mogán y Veneguera siguiendo el Caidero de Chirimagra, Laja de la Mula a caer a los Caideros, Barranquillo que baja al Ba-rranco de Soria y va a la costa de Ganiguin, siguiendo despues al Poniente costa adelante hasta el Puerto de Veneguera, subiendo a las montañas de los Molinos con la raya que divide al Pago de Tasarte que pertenece a la Parroquia de la Aldea de San Nicolás, lomo adelante a la Cogulla, y finalizando con las dichas faldas de Joxeda, dentro de la cual demarcación estan comprendidos los Pagos de Soria, Tauro, Taurito, Mogan, Veneguera, Joxeda y Cojolla, aguas vertientes para la costa, y van incluidos los vecinos de Cojolla, que, aunque dependientes de la ju-risdicción civil de Texeda, han pertenecido hasta el presente por lo espiritual a la Aldea de San Nicolás (...) Una vez cumplimentado todo aquel expediente, definitiva-mente el obispo Manuel Verdugo procede, el 14 de mayo de 1814, al auto de erección de ayuda de parroquia que en aque-lla misma fecha remitía al párroco de Tejeda y a su vez providenciaba una orden al cura de La Aldea de San Nicolás, Pedro González Navarro, en la que se consignaba los linderos del nuevo distrito parroquial explicando con detalle la inclu-sión de La Cogolla dentro del mismo, y personalmente orde- Libro núm. 1 de inventario ( 1826- 1874). Documentos al censo im-puesto por el fundador ( fol. 146). La imagen de San Antonio de Padua se atribuye Luján Pérez. A. C. L. P. Secretaría. Legajo suelto, expte. núm. 28 sobre erección de parroquias, fol. 104. Facilitado por Santiago Cazorla. naba el traslado de este sacerdote como primer cura párroco, a la naciente parroquia de Mogán, en contra de los deseos expresados con anterioridad por el párroco de Tejeda para ocupar el nuevo curato, aunque en el momento de la bendi-ción de la nueva parroquia aparece como primer responsable de la misma el referido párroco de Tejeda, José Francisco Pérez de Quintana quien, el 5 de junio de aquel mismo año, bende-cía la nueva ermita y cementerio, colocaba el Santísimo y comenzaba a funcionar como nueva ayuda de parroquia de San Antonio de Padua con la probable primera celebración religiosa de la fiesta del santo patrono 5. Pero este primer párroco, que tanto había luchado por esta fundación sólo pudo ejercer como tal hasta 1817, fecha en que falleció, siendo sustituido por Manuel Reyes Bueno, natural de Pájara, Fuerteventura, quien se mantiene en el cargo, a lo largo de 23 años, hasta su falle-cimiento en 1846, con una labor pastoral muy discutida en la década de 1830, por parte de las autoridades municipales 6. 4. PRIMEROS LNTENTOS DE SECESIÓN MUNICIPAL ( 1 8 14- 18 15) Con este logro de nueva parroquia, los vecinos de Mogán decidieron dar de inmediato un nuevo paso en pro de la plena identidad como pueblo de cara a la segregación municipal. Ibíd. Fols. 107- 108. En realidad estas jurisdicciones religiosas en los pueblos eran consi-deradas, a lo largo del Antiguo Régimen, como filiales de la Parroquia del Sagrario Catedral; de ahí que carecieran de beneficios y se las conociera como ayudas. Unas pocas logran la segregación pero la mayoría no obtie-nen el carácter pleno de parroquia hasta mediados del siglo XIX. Conocido como el cura Bueno, Manuel Reyes progresivamente se hace con grandes propiedades en Mogán, trae de Fuerteventura a sus so-brinos y herederos de su fortuna. Sobre la problemática municipal engen-drada por este cura ver en el capítulo siguiente, el apartado núm. 5, dedi-cado también a la Parroquia. LA LUCHA POR LA IDENTIDAD MUNICIPAL ( 1 800- 1815) Y, siguiendo el ejemplo de otros pueblos de Gran Canaria que, a principios del siglo, una vez conseguida la erección de parroquia, se propusieron la emancipación municipal, consi-guiéndola, al igual que los de Santa Lucía de Tirajana e Inge-nio, solicitaron ante la Real Audiencia la creación de una ju-risdicción municipal para emanciparse de Tejeda, Tirajana y Agüimes, respectivamente, en 1815 7. Para ello los residentes de Mogán venían alegando desde 18 14 poderosas razones geo-gráficas, además del crecimiento demográfico que ya alcanza-ba los 90 vecinos, teniendo como base para la delimitación territorial del nuevo municipio el recién creado distrito parro-quid de San Antonio de Padua. Las reformas políticas de las Cortes de Cádiz, con su decreto de 26 de mayo de 1812 sobre la creación de los ayuntamientos constitucionales, debieron sumarse como un acicate más al movimiento secesionista municipal emprendido en los mencionados pueblos en aquel bienio. En concreto, en el mes de julio de 1814, pocos días des-pués de haber estrenado su nueva parroquia, una representa-ción vecinal había otorgado poderes a procuradores para ges-tionar ante la Real Audiencia de Canarias el nombramiento de alcalde real y demás cargos municipales en el pueblo de Mogán, según la infraestructura administrativa de entonces; pero la implantación del absolutismo no iba a permitir una modernización de los gobiernos municipales, estableciéndose, por tanto, en esta nueva demarcación, el sistema preexistente del Antiguo Régimen: alcalde real, dos diputados, síndico y fiel de hechos 8; aunque apenas se tienen noticias de la misma, ni SUÁREZ GRIM~ NV, i cente: << Loos rígenes de los municipios en Gran Canaria » en Vegueta, núm. 1, octubre 1923, pp. 127- 143. A. H. P. L. P. Sección de Protocolos Notariales. Leg. 1.981, fol. 366v0. A pesar de la labor legislativa de las Cortes de Cádiz, la modernización de los ayuntamientos no tuvo lugar hasta 1836. MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA datos de su creación definitiva. Hacia 1834- 1835, es cuando se dan los primeros pasos para la infraestructura municipal moderna de Mogán. FIGS. 1 Y 2.- Matías Sarmiento ( 1 743- 1 9O9), emigrante que destinó una par-te de su fortuna a la construcción de la ermita de Mogán, segun óleo del pintor cubano Vicente Escobar. ( Reproducción fotográfica de Ana María Quesada). A la derecha, la fachada de la citada ermita, obra diseñada por el célebre imaginero José Luján Pérez. EN LA CONSOLIDACIÓN DEL LIBERALISMO: PERSISTENCIA DE LA POBREZA Y AISLAMIENTO ( SIGLO XIX) Tras un oscuro primer tercio del siglo XIX, el pueblo de Mogán continuará completamente aislado y sumido en la pobreza de una economía de plena subsistencia momentáneamente ate-nuada por el cultivo de la cochinilla. Qué parámetros socioeco-nómicos y políticos traerá el nuevo régimen político y económico que se implanta en este siglo y en consecuencia quiénes contro-larán los medios de producción, son líneas argumentales de este desconocido capítulo de la Historia contemporánea de Mogán. 1. PRECARIEDAYD AISLAMIENTO a) La población y nivel cultural Un crecimiento moderado ( 1 800- 1880) Los años en que progresivamente, entre alternantes impo-siciones absolutistas y constitucionales, se implantaba el libe- ralismo, Canarias atravesaba por uno de los peores ciclos de-presivos de su historia. El retraimiento de las ventas en los mercados insulares de los granos cosechados en los campos canarios por la competencia de los granos y harinas extranje-ras, sumía aún más en crisis a pueblos cuya economía se ba-sara en este sector como lo era el caso de Mogán; no obstan-te, al contrario de la fuerte recesión que sufren los pueblos vecinos de Tirajana, Tejeda y La Aldea hasta 1860, este nue-vo municipio tiende en la primera mitad del siglo hacia un crecimiento demográfico moderado, pues de los 400 habitan-tes que se contabilizaban a principios de siglo, en 1842 habían experimentado un crecimiento de 97 enteros situándose en 497 habitantes. Y es que la progresiva introducción del cultivo de la cochinilla comenzó a generar cierta riqueza en Mogán, a pesar de la presencia de algunas calamidades como la hambru-na de 1847 que ocasionó 28 muertos; en consecuencia, hasta 1857 se mantuvo una progresiva recuperación demográfica que condujo a la cota de los 727 habitantes con un aumento, en 15 años, de 230 personas lo que supuso una tasa media anual de crecimiento del 2,5 %. El censo de 1860, sólo tres años después, arrojó un índice negativo de crecimiento anual de - 0,67 % al rebajarse el número de habitantes a 719, aunque luego la población se recuperó y alcanzó en 1877, los 893 ha-bitantes, con una tasa de crecimiento medio anual del 1,2 %. La recesión y éxodo masivo ( 1880- 1897) Aquel moderado crecimiento demográfico se truncó hacia 1880, como en la mayor parte de los pueblos canarios, a con-secuencia de la crisis ocasionada por la depreciación de la cochinilla junto a sequías y otras calamidades ecológicas, ade-más de los graves problemas de sus habitantes con el fisco, lo que dio paso hacia una masiva emigración hacia América y pueblos vecinos; de ahí que tras el fuerte receso demográfico EN LA CONSOLIDACIÓN DEL LIBERALISMO ... que arrojó el censo de 1887, 582 habitantes, en el que se per-dió con respecto al anterior 311 habitantes, con una negativa tasa media de crecimiento anual de - 4,2%, la fuerte recesión continuó hasta 1893 donde el municipio venía a quedarse con una población de tan sólo 437 habitantes, similar a la de prin-cipios de siglo, a pesar de la potencialidad económica de sus valles. Las referencias demográficas siguen siendo, pues, las del Antiguo Régimen, con la típica pirámide de base ancha con unos índices de natalidad y mortalidad parecidos a los pueblos vecinos con el 55 y 40 por mil, respectivamente, y una vida media de 18 años por la alta mortalidad infantil. Hasta 1880 la emigración no arroja aún altos índices situándose para el período de 1857 a 1861, un total de 23, una media anual del 5 por mil, pero después de 1880 adquirirá tintes de verdadera diáspora alcanzando, en el trienio de 1891 - 1 893, la media del 384 por mil. Persistencia de la diseminación urbanística Al secular aislamiento de la población se unía una distri-bución urbanística muy diseminada que distanciaba más entre sí a los propios habitantes de la comarca, con todas las difi-cultades de cohesión comunitaria, educativas y económicas que conllevó esta situación. En 1865, sólo 23 hogares se localiza-ban en el casco principal y espacio cercano al ayuntamiento y ermita de San Antonio, aunque sin llegar a constituir un nú-cleo poblacional completamente concentrado. El resto de la población se dispersaba linealmente por los valles y caminos reales, en función de las posesiones agrícolas; una distribución urbanística preexistente desde finales del siglo XVIII y que se mantendrá hasta principios del siglo xx, donde un 60 % de la población se localizaba a lo largo del barranco de Mogán y un 20 % en cada uno de los lugares de Veneguera y Soria, MOGÁN, DE PUEBLO AISLADO A COSMOPOLITA permaneciendo casi despoblado, con algún aislado caserío, el resto de los barrancos y costas. Ello favorecía la presencia continua de buques contrabandistas y balleneros que burlaban la deficiente vigilancia oficial. Bajísimo nivel cultural El nivel cultural de la población moganera, en este perío-do de consolidación del régimen liberal, continuó siendo bajísimo pues la única escuela pública no se instala hasta 1850, a pesar de los requerimientos de la Diputación Provincial de incluir en los presupuestos la obligatoria asignación económi-ca al apartado de la enseñanza pública, lo que no afronta la corporación con las justificaciones de « las muchas calamida-des que agobian al pueblo y la mucha distancia (...) y no haber fondos » ( 1844) o « Es cierto que la escuela no es fácil de sub-sistir porque nadie la ocupa, ni de Juera vienen (...) » ( 1849) '; no obstante, a partir de 1850 comienza su funcionamiento a cargo del propio secretario municipal, José Antonio Betancort, quien se ocupa de ambas funciones por ser la única persona idónea para ello. Reflejo de esta situación es la lamentable circunstancia de que a lo largo de este siglo la mayor parte de los concejales electos, incluidos los alcaldes, fueran completa-mente analfabetos, coincidiendo en algunas corporaciones, las de 1842, 1848 y 1872, con el agravante de que ningún miem-bro del concejo supiera leer y ni siquiera firmar, hasta el pun-to de que por falta de secretario se suspendiera en algún pe-ríodo la actividad municipal: En el mismo acto propuso el Secretario Don Alonso Hernández Guerra qe renunciaba su cargo pr lo qe desde A. A. M. Sección Secretaría. Armario Principal. Documentos 1844 y 1849. EN LA CONSOLIDACIÓN DEL LIBERALISMO ... este día sesaba en el desempeño de su destino, en vista de lo cual el nuevo Ayuntamiento acordó poner en cono-cimiento de todas las autoridades no poderse desempe-ñar ningún servicio pr falta de Secretario y pr no haber en este pueblo ninguna persona qe lo pueda desempeñar y ninguno de los individuos ( de la corporación) saber leer ni escribir: [ A. A. M. Documentos de 1872. Libro de actas. Sesión de 1. V. 18721 Los datos aportados por la estadística de Olives confirman este bajísimo nivel cultural: de los 719 habitantes contabiliza-dos en 1865, sólo 26 sabían leer y escribir y 9 apenas leer, lo que arroja una tasa de analfabetismo del 96 %, aunque Mogán no es una excepción en este asunto, pues mantenía un nivel similar al de los municipios de su comarca y de los restantes pueblos de Canarias. Entonces ya funcionaba con cierta regu-laridad, en el casco de Mogán, la escuela pública mixta, a la que asistían 16 niños y sólo una niña, con un nivel de escolarización del 10 por ciento de la población en edad esco-lar, con lo que continuaba el altísimo índice de absentismo que por entonces se daban en las escuelas canarias, pues al propio rechazo de las familias hacia la escolarización de sus hijos se unía la lejanía del único centro escolar con respecto no sólo a los lejanos caseríos del valle principal sino a los de Veneguera, Tauro, Soria, etc. La escuela pública de Mogán, en 1860, res-pondía a las siguientes características, a criterio del alcalde, José Castro: El local está en muy buen estado, sus enseres, una mesa, un banco y tres tinteros, el n." de alumnos 15, su asistencia no es muy cumplida, el regimen de disciplina que tiene adoptado el mtro. es la palmeta y aplaudir al que sobresale a fin de que a estos sigan su aplicación y a los demás les nazca el tenerla, libros de texto no hay ningunos, solo sí están 12 cartillas, 6 silabarios, 1 libro de doctrina, I a gramática y 2 aritméticas, su sistema ha dado buen fruto, la aptitud y mor |
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