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DE LA. S POB e B £( VOM. I. lAS PALMAS DB GEAN- CANAEIA. Imp. de la Verdad.— Calle de S. Justo, n. 10. DICCIONARIO DE HISTORIA NATURAL. ^^ fTA^ aí- a^. FACSÍMILE DE LA LETRA DEL AUTOR. DICCIONARIO DE HISTORIA miUl DE LAS ISLAS CAlNARIAS, ó ÍNDICE ALFABÉTICO DESCRIPTIVO DE SUS TRES REINOS AlVIiUAI., VEGETA!. Y MI^ EKAIi. por D. JOSÉ DS lim 7 SLÁ7!: 0. IMPRESIÓN PROMOVIDA POR LA REAL SOCIEDAD ECOIlIICA DE AMIGOS DEL PAÍS DE LAS PALMAS DE CxRAN- CANARIA. TOMO L Imprenta de la Verdad.— Plaza de Santa Ana, núni. i § 6 6 . LA REAL SOCIEDAD ECOIMICA DE AMIGOS DEL PAÍS DE LAS Tkluz Ds zm\- zkum Á LA MEMOKIA DE Doiv J O S É DE UNIERA Y CIÍATIJÍO. LAS páginas de esta obra, que hoy por primera vez salen á la luz pública, recuerdan nuevamente un varan ilustre, que, entre todos los hombres eminentes que^ han producido las Islas Canarias, se distingue no solamente por su esclarecido y elevado ingenio, sino también por haber consagrado su erudición y su pluma á promover en su patria toda clase de conocimientos útiles. Este sabio laborioso, verdaderamente digno de nuestra admiración y gratitud, para distraerse de sus activas tareas, se recreaba en estudiar los variados objetos con que la naturaleza se reviste de mil bellezas, y redactó un Diccionario que encierra preciosas noticias relativas á las siete islas de nuestro archipiélago; escrito con esa abundancia de datos, con esa escrupulosa exactitud, con ese sano discernimiento, y en fin, con esa pureza de estilo y natural elegancia con que su autor siempre atrae, y siempre instruye. El códice original se compone de trece cuadernos, de los cuales fallan el primero, segundo, noveno y duodécimo; y si bien del primero y segundo se ha podido encontrar copia. VI no lia mcedido lo mismo respecto tí los oíros dos, á pesar Je habérseles buscado con la más viva solicitud. Quizás la publicación de los que existen será un inedia de hallarlos; en aiyo caso se imprimirán, incorporándoles, si puede ser en el cuerpo de la obra, en su correspondiente lugar, ó bien uniéndoles á ella por via de apéndice. El precitado manuscrito lleva el año de ^ 799, en cuya época su autor dirigía las patrióticas tareas de esta Sociedad Económica como su digno director; y se trasluce, que en la composición de dicha obra en algo influyó su entusiasmo por esta corporación; pues, en la cubierta de cada uno de los cuadernos, de su puño y letra se halla escrito: REAL SOCIEDAD. Anhelando, pues, esta misma corporación legar á la posteridad un monumento más del saber y patriotismo de uno de los hombres más célebres con ( pie la provincia pueda enorgullecer se, mi publicar el Diccionario de Historia Natural de nuestras Islas, se ha sujetado estrictamente al texto de su autor; de quien, como una expresión de grato recuerdo, acompaña el retrato, y además un facsímile de su letra, para que por todos se vea, y eternamente se perpetúen esos claros y bien formados signos, con los que han llegado hasta nosotros, y se trasmitirán á otras generaciones, los copiosos frutos de una profunda erudición y del más acendrado amor patrio. Las Palmas de Gran- Canaria, Junio j^ de ^ 866. ADVERTENCIA. Reiiuleudo antecedciktes para componer la bloi^ rafía del autor del I> ICCIOBÍA-Rio DE HISTORIA IVATIRAL BE IÍAS ISIÍAS CAIVARIAS, que vé hoy por vez primera l a luz pública, uos lia facilitado uu amante de uuestras antigüedades las siguientes MEMORIAS, que, á nuestro Juicio, forman una biografía completa, con e l APÉIVDICE. MEMORIAS QUE CON RELACIÓN Á SU VIDA LITERARIA ESCRIBIÓ DON JOSÉ DE VIERA y CLAVIJO, ARCEDIANO DE FUER-TEVENTURA, DlCNIDAD DE LA SANTA IGLESIA CATEDRAL DE GRAN- CANARIA, DE LA ACADEMIA DE HISTORIA É HISTORIÓGRAFO DE LAS ISLAS CANARIAS, &.', CUANDO SE LE PIDIERON DE MADRID PARA UNA NUEVA EDICIÓN DEL ARTÍCULO DE SU NOMBRE, EN LA BIBLIOTECA ESPAÑOLA DE LOS MEJORES ESCRITORES DEL REINADO DE CARLOS III, ESCRITA POR D. JUAN SAMPER Y GUARINOS. Don José de Viera y Clavijo, Arcediano de Fuerte-ventura, individuo de la Academia de Historia, historiógrafo de las Islas Canarias, &.% hijo de D. Gabriel del Álamo y Viera y de D." Antonia María Clavijo, nació en el Realejo de Arriba en 28 de Diciembre de 1731, á tiempo que administraba su padre co-rao Alcalde, la Real jurisdicción en aquel lugar. Trasladada poco después su casa al Puerto de la Orotava, adquirió allí los rudimentos de las primeras letras, y estudió la latinidad. Sintióse desde luego estimulado de una feliz aplicación á la lectura, y no habia clase de libros, fuesen devotos ó profanos, de historias ó novelas, de instrucción ó diversión en prosa ó en verso, en octavo ó en folio, en que no hallase pasto una curiosidad vaga, sin gusto, juicio, ni elección. Pero esta curiosidad no era estéril, y se puede atribuir á cierta necesidad de ' producir, el es- TOMO I 2 fuerzo de aqnelliis obras precoces, que casi desde su infancia tuvo la travesura de componer. Porque habia leido con gusto la historia de Guzman de Alfarache, escribió la de Jorge Sargo, y entonces tenia 14 años. Leyó después la vida de Sta. Gfenoveva, princesa de Brabante, y compuso sobre ella una tragedia en verso y en tres actos. De esta temprana afición á la poesía, nació sin duda la suma facilidad con que en su primera juventud, se hizo el afamado autor de loas, entremeses, letras de villancicos, coplas, décimas, glosas, sátiras, y otras obras pueriles. Entre estas fueron las más in- § teresantes: el Rosario de las Musas ó Los quince misterios i del Rosario, en tres tercios y en verso endecasílabo pa- | reado.— Las cuatro partes del dia y las ocupaciones ordi- | narias del hombre cu ellas, también en el mismo género de 6 verso.— Fruta verde del Parnaso, colección de décimas, ^ glosas, romances, quintillas, &."— Abecedario de los nom- | hres más usados de hombres y mujeres, cada uno descifra- | do en una décima.— Baraja de cuarenta cartas, en prosa á | los artesanos, con equivoqmllos y retruécanos, obra de la f imaginación mas no del juicio.— La dama moralista, 6 I suma teológica moral, acomodada al estudio de una señora. ¡ Entretanto, cursaba la filosofía peripatética y la teo- | logia escolástica en el convento y estudio de Sto. Domin- g go de la villa de la Orotava, defendiendo conclusiones públicas y claustrales con particular lucimiento. Mas véase aquí que en medio de la lóbrega noche de estos miserables estudios, llegó de improviso, á alumbrarle una ráfaga de feliz claridad. Por fortuna le dio á leer un amigo suyo las obras críticas de Feijoo; y al paso que las iba leyendo, ó más bien devorando, se iba presentando á su razón otro nuevo mundo científico, y á su espíritu otros inmensos horizontes. Asi fueron éstas como las primeras semillas XI tle cultura y de literatura sensata, porque sin pérdida de tiempo se aplicó á traducir el ingles, francés é italiano, con algunas nociones del griego; cuyos libros, instruyéndole, desengañándole y di virtiéndole, le hicieron vivir en el siglo de las luces en que muchos no viven. Aplicado al estado eclesiástico, le confirió las órdenes menores el obispo D. Juan Francisco Guillen en la ciudad de la Laguna, y las mayores D. Fray Valentín de Mw- an en la de Canaria. Apenas se habia ordenado de subdiácono, se halló con licencias para emprender la carrera del pulpito; y aunque cuando la empezó se acomodó por desgracia á aquel género de oratoria estulta que dominaba á la sazón en las islas, y aun en toda España, fué luego el mismo D. José de Viera el primero á quien en Tenerife debió el pulpito su reforma, su decoro y su dignidad; porque versado ya en la lectura de los más célebres oradores franceses, se empeñó en imitarlos y en desterrar aquel abuso, hijo de una autorizada ignorancia, no sin aceptación y edificación general, como lo certificaron después bajo su juramento los párrocos de la Laguna. Desde entonces, adquirió en Tenerife los créditos de predicador sobresaliente, á quien se encomendaban los sermones de las festividades más ruidosas; cuaresmas, octavarios, novenarios, pláticas, &.", y esto por el dilatado espacio de diez y seis años, en diferentes iglesias de aquellos pueblos, pasando de ciento cuarenta los sermones que pronunció. En Madrid, durante su residencia, predicó solamente cuatro; y después en Canaria quince. Los asuntos de todos se contienen en un catálogo que hay de sus escritos, y existen muchos cartapacios. Después de haber sido capellán de coro, muy asistente en la parroquial del Puerto de la Orotava, lo fué de la de los XII Remedios en la ciudad de la Laguna, a donde en i 757 habia pasado áavecindarse con sus padres. Aquí no tardó en darse á conocer, escribiendo varios papelitos curiosos. Tales fueron: í/ n sueño poético, en prosa y verso, con ceaslon de las exequias de la Reina D." María Bárbara. — Vejamen á la intemperie de la ciudad de la Laguna, en seguidillas.— El Heredes de las niñas, las viruelas, en igual verso.— Títulos de comedias españolas, adaptadas al carácter de cada dama y caballero de la Laguna, en décimas. — í/? ía segunda parte de la historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas, en que se trata de cómo abandonando la carrera de los sermones panegíricos, se echó á misionero: obra en que imitándose el estilo del autor de la primera parte, se critican las sandeces y dislates de muchos sermones de misión, que no han deshonrado menos el pulpito, que los panegíricos desatinados.— La Canaria, 6 floresta de dichos, agudezas, y prontitudes, acaecidos en las Canarias.— Papel hebdomadario, que durante los años de 1758 y 59 ofreció al público en cincuenta periódicos, varias noticias instructivas sobre historia natural, física y literatura.— El Síndico personero, obra patriótica que escrita periódicamente en el afio de 1764, proponía diferentes reformas en la educación, instrucción y felicidad común.— El Piscator Lacunense, pronóstico para el afio de 1759 en prosa y verso, con refranes y una introducción imitando la de los Piscatores Salamantinos del célebre D. Diego de Torres.— El Jardín de las Hespérides, representación alegórica de las Islas Canarias en la proclamación del Señor Rey D. Carlos III, dispuesta por los gremios de los artesanos en la segunda noche de los festejos que hizo la ciudad de la Laguna, papel impreso en Santa Cruz de Tenerife el afio de 1760.— Loas, Coloquios, y otras poesías en estas mismas Reales fiestas.— Compendio- XIII lelmon de las Reales fiestas que hizo la muy noble y e « í ciudad de San Cristóbal de la Laguna en la proclamación del Señor D. Carlos III, obra impresa en Santa Cruz fie lenenfeanodel760. Estas varias, aunque pequeñas producciones, y el buen nombre del autor, le dieron al punto un lugar distinguido en la memorable tertulia del Seüor Marqués de ViUanue-va del Prado D Tomás de Nava Grimon, en la Laguna. Se habían agregado a eUa distintos caballeros principales de lenenfe q ^ amantes de la buena instrucción, y unidos nocxmíentos de la Europa sabia, y burlarse de ciertas preocupaciones del país Tales eran: el célebre Marqués de San Cot / T ^ T ' ^ Í ¿ « ^ - - P - O , D. Cristóbal del Hoyo; el la Canl ''' . ' " ' ^ ' ' ' deFranchy, que murió Marqíés de W o M ' ' ^'"" l r ' ' ^- ^ ^ ^ - ^ ^ ^' 1^ G^^- ra, que fué luego Marques de San Andrés; D. Lope de la Guerr: y Pena, su hermano hoy regidor decano de la Laguna; D. Juan l a z l r . . T ^ ^ ^'^*^' y ^^^ ^^ j « « -' ^- Martin de Sa- S lis D T ' í ^ ' ^ ^ " ' y "^''^^^-^ ^- Mig- el Pacheco Me a - e t Í T ^/^^ f^^^^ W; D. José de Llarena y en U^ l^^''^''^ " ' * ? ^""^^^^ '^ hallaban. por Juliade 1765 ' ^ d e r l r ' ^ ' ? " ' ' * ' perteneciente á D. Juan Autocar t = . y' ''''^°'^'' ^ « « « ^^ « ¿ » • José de Viera publicar las noticias, en forma de Gaceta, de aquella partidad. campo, papelillos críticos, que concitando d uroTl lo que sin motivo, se creian ridiculizados, y la ^ ^ d imparciales y justos, hicieron época en los fastos L a nos de la provincia, pues, casi en toda ella se empezTá hablar de la tertulia de la Laguna. ^ XIV Vivia en la misma quinta de Daute un viejecito, molinero de aquel trapiche, llamado Diego Pun, que divertía á todos por la inocencia con que creia que el inventar y pronunciar voces insignificantes y estropeadas, era hablar el francés en verso y prosa: así la gaceta y los demás papelillos que la siguieron, sallan todos bajo el nombre de Diego Pun. Tal fué la Relación de los debates filosóficos que tuvieron los Señores de la tertulia de la Laguna, en la noche del 2 de Diciembre de i 765, sobre continuar ó tió las gacetas de Daute. Idea del nuevo congreso, y últimas noticias de la tertulia. En este tiempo habia pasado de la isla de Canaria á la de Tenerife en calidad de visitador, del juzgado de Indias, el Señor D. Julián de San Cristóbal, hoy Conde de San Cristóbal, y entonces fiscal de la Eeal Audiencia con su esposa la Señora D.* Beatriz de Monte verde. La tertulia los obsequió y trató con la mayor intimidad: así cuando llegó el caso de su regreso á Canaria, á bordo de la balandra del patrón Vázquez, la misma que los habia llevado, le pareció á D. José de Viera que para expresar las circunstancias que mediaron en esta despedida y ausencia, sería muy oportuna alguna composición poética, y escribió el Poema délos Vasconautas, en cuatro cantos de octava rima, con un prólogo muy curioso sobre la epopeya, año de 1766. Era asta pieza una travesura; ingeniosa en que, con alusión al antiguo poema de los Argonautas, se imitaban algunas bellezas de la Eneida, y los formularios más comunes de los otros: por tanto, hizo grandísima sensación en el país, ya por su novedad y sus alusiones á algunos sucesos domésticos de aquel tiempo, ya por no sé qué espíritu filosófico que lo animaba, no menos que por el mérito de la versificación; pues aunque se desviaba, una ú otra vez de la majestad del episismo, sólo era para hacer lugar á las XV facecias oportunas de que era la materia tan susceptible. _ tuando el poema de los Vasconautas llegó á la Gran- Canaria lo pasaron sus héroes á la inspección de algunos jóvenes aplicados álos mejores estudios, con el fin de que lo elogiasen; pero ellos tuvieron por más glorioso el criticarlo en vanos puntos, y escribieron diferentes papeles, en que manifestaban ciertos conocimientos del arte poética y de sj^ buenos autores. Remitiéronse á Viera estos papeles, e l L ' ' ^ . '' '"''"^ « ^ tiBfaccion á su critica. En oaWes disposiciones, y la de acrisolar esta parte de la be a literatura Así en Octubre de 1766, publico^ t c t ta^ del vtejo de Dante, obra de mucha erudición. Las cinco primeras contenían una sucinta historia de la poesía épica y dramática, porque trataban de lo que mejor se habm escrito acerca del arte poética, del juicio de íos sabios en la materia, de la dificultad de establecer reglas, incapaces de trasg^ esion, &.^ y se daba noticia de los poemas épicos antiguos y modernos, griegos, latinos, espaüo-es tállanos, franceses, portugueses, ingleses y alemanes, wra on r '"•'' *^'^^ ^^ ^^" ^^ « h « ' y ^- id^- de i; m S e n t T ' ^ ' T ' ' ' ' ' * ^ ' ^" Francia sobre el exceso de S c a l f . r * ' ' ' " ' ^ ^ ' ^ y "^^'^ « ™ ^- LaB otras siete cartas restantes estaban reducidas á satisfacer por me-los reparos de los jóvenes Zoilos. deD^^ w!? "^ r'"^"' ''*'°' '" ejercitaba también la pluma algunas: EndecasilaL en eloytfZreZ T " ' " '/ San Andrés, descifrando su carácten n / . r " ' ' '' tecimientos de . u vida CnT ^ ''*^^^'' ^'°'^- . . ^"/ i^ a.— Caria en que imitando el estilo íe « . v « je,-„, « A. noticia de m, pad,. 1 « ,„. e„ Z ^ , XVI que arrojó al suelo y dio coces á uu tomo de las disertaciones de Calmet, porque opinaba que María la pecadora, María Magdalena, y María la hermana de Lázaro, habían sido tres mujeres distintas.— Disertación sobre el modo de tratar las materias de religión en todos los siglos déla iglesia; distinción de la teología positiva y la escolástica; del uso y del abuso de la razón, &.*, obra extractada del tratado de la doctrina cristiana de Élie Dupin, con un prólogo destinado á excitar en las Canarias el estudio de la verdadera teología.— El catecismo de D. Fulano, ó refutación de la nueva moral, con que se pretendió impugnar por escrito el voto de un caballero regidor en el Ayuntamiento de la Laguna, que habia opinado debia destinarse á la casa de los expósitos de Tenerife que perecían, parte de los excesivos gastos que los propios de la isla hacían « n funciones de iglesia, con luces supérfluas, fuegos artificiales, &.*, obra agraciada é instructiva.— Informe remitido á la Superioridad sobre el destino que se suele dar en Canarias á los expósitos; que fundación se podría hacer para su instrucción, &.*.— Representación en nombre del síndico personero de la Orotava al Comandante General y á la Keal Audiencia sobre la facilidad y grandes ventajas de la apertura de un puerto con un muelle en la playa de Martianes, conforme á lo dispuesto por sus diputados en cabildo general de 18 de Mayo de 1769.— El elogio de Diego Sánchez, Barón de. Pun, que falleció en 1768: obra que se concilio muchos aplausos por el eslilo propiamente académico con que se hacia una pintura muy viva del triste estado de la literatura y estudios en las Canarias; y se referían los conatos con que la tertulia de la Laguna, bajo el nombre de Diego Pun, procuró desacreditar la barbarie é introducir las luces.— Carto Filosófica sobre la aurora boreal que se observó en la ciu- XVII dad de la Laguna la noche del 18 de Enero de 1770.— Observación del paso de Venus sobre el disco solar del dia 5 de Junio de 1769, desde una azotea del Puerto de la Oro-tava, por medio de tres telescopios de reflexión. Asistieron á ella con D. José de Viera, los caballeros: D. Gaspar de Franchy, Marqués del Sauzal, y su hermano D. Pedro; D. Agustín Bethencourt y Castro; D. Juan Urtu-saustcguy; D. Guillermo Mahony; D. Segundo de Franchy, Mai- qués de la Candía; y D. José de Llarena y Mesa. Estaba la atmósfera muy despejada, y toda aquella tarde se habían estado observando nueve ó diez manchas en el Sol. A las C 3 ™ 30* empezó á entrar en su disco el cuerpo del planeta, por el borde de la parte superior hacia el norte. El primero que echó de ver el apul-so. y lo anunció con alborozo de los demás, fué D. José de Viera. A los 18 ™ se verificó la inmersión total; á los 20 ya se veía el Sol alrededor de Venus. Continuóse la observación constantemente hasta que el Sol se puso, que fué álos 51"" de la misma hora. Desde el aflo de 176Í habia sido elegido D. José de Viera por el clero de la ciudad de la Laguna, para secretario perpetuo délas conferencias de teología moral, ritos, ceremonias, y disciplina eclesiástica, dispuestas por una pastoral del cardenal patriarca D. Francisco Delgado, siendo obispo de aquella Diócesis. Desempeñó este encargo durante cuatro años con aprobaciou del mismo prelado, dependiendo de su vigilancia la convocación de las juntas; los asuntos que se debían tratar en ellas* el compendiar las actas; asentar en forma de resoluciones los puntos controvertidos, á fin de remitirlos cada cuatro meses á la Secretaría de la Cámara Episcopal; y de dar certificados de la asistencia y aprovechamiento ¡ i cuantos tenían que presentarse á recibir órdenes, ú ob- TOMO I. 3 XVIII tener licencias de confesar y predicar. Ninguna de estas excursiones literarias era a la verdad, loque llamaba entonces la primera atención de D. José de Viera. Habia algiui tiempo que le causaba desconsuelo el ver que carecia su patria de una exacta, juiciosa y digna historia, porque la de D. Juan Nuñez de la Peña ( que habia un siglo corria con el título de Conquista, en un tomo miserable y mal impreso), sobre ser chabacana y plagada de errores, se habia hecho ya rara,' y no honraba mucho al país. Deseaba pues, hacer alas Canarias este servicio; y después de haber acopiado varios preciosos documentos, memorias, noticias, manuscritos, impresos y señaladamente la primitiva historia francesa de Juan Betheucourt, escrita por Bontier y Leverrier, emprendió la obra bajo los más felices auspicios, con el conato más loable. Ya en 1770 tenia trabajado el primer tomo y parte del segundo; pero como para promover la impresión le decian de Madrid, y el mismo conocía muy bien, que era indispensable su personalidad; determinó pasar á España auxiliado de sus amigos de Tenerife, y con especialidad del mas caro y generoso de todos el Sr. D. Tomás de Nava, Marques de Villanueva del Prado. Dispuso su navegación á Cádiz por Canaria, en compañía del Sr. D. Pedro Villegas, que estaba bien informado del mérito de D. José de Viera, y que de regente de aquella Audiencia, pasaba á ocupar una plaza en el Consejo de Castilla. La embarcación aportó á aquella ciudad, el dia 21 de Noviembre de 1770. Allí observó Viera todo lo más notable, y siguió las jornadas regulares á Madrid, con el mismo Ministro, á donde llegó el 13 de Diciembre. A la sazón residía en aquella Corte, y en la casa del Excmo. Sr. Marqués de Santa Cruz, Gíánde de Es- XIX pana, &.*, D. Agustín Ricardo Mádau, prebendado de Canaria, paisario y amigo de D. José de Viera. Su ocupación era entonces la de ayo y maestro interino del Excmo. Sr. D. Francisco de Silva, Marqués del Viso, hijo único de aquel procer; pero siendo su ánimo oponerse dentro de pocos meses á la cátedra de hebreo en ios reales estudios de San Isidro; así que tuvo noticia de que Viera se hallaba en Cádiz, y marchaba á Madrid, se dio prisa á escribirle, convidándole con el íionroso empleo que en la dicha casa obtenía. Con efecto, á pocos dias de la residencia de Viera en aquella Allla, fué presentado al expresado Sr. Marqués, quien desde luego conoció que los favorables informes deMádan, concordaban con lo que le manifestaba su propia experiencia. Era este Señor uno de los Grandes más acreditados en la Corte; amante de las letras y de las artes, dotado de instrucción, de excelentes ideas y de virtudes; y miraba la buena educación de su lujo, que no tenia ya madre, como el negocio más grave de s\ i corazón. Asi para que el joven respetase al ayo, el mismo padre trataba á éste con unas honras, unas distinciones y preferencias en la mesa, en el coche, y en la familiaridad, que Viera se llenó á los principios de gran rubor y confusión. En el cuarto del señorito él lo mandaba todo, y todos los criados mayores y menores del servicio, acudían á tomar de él las respectivas órdenes. Esta primera entrada en la Corte, y' su feliz acomodo en una casa de tales circunstancias, proporcionó á D. José de Viera la ventaja de poder frecuentar con confianza muchas de las de la primera grandeza, en especial las que eran más cercanas á su alumno por parentesco ó amistad: como la del Duque de Alba y su nuera, entonces viuda de Huesear, tia carnal del señorito, XX y madre do la iiltima Duquesa de Alba; la de los Marqueses de Ariza y Condes de Santa Eufemia; la del Duque del Infantado y Princesa de Salm Salm, su esposa; la de los Marqueses de Villafranca, y de su hijo, Duque de Fernandina; la de los Condes de Moiitijo; de los Duques de Hijar; de los Condes de Corres; de la Duquesa de Bejar; del Conde de Fernan- Nufiez. Y en palacio elcuartodelaExcma. Sra. Duquesa de Miranda, camarera mayor de la Princesa Nuestra Señora, tia carnal del Sr. Marqués de Santa Cniz, que amaba mucho á su sobrino el del Viso, y á donde concurrían Embajadores, Jefes de Palacio, Secretarios de Estado, Prelados, Grandes, títulos, damas, &. » , comiendo con ella en Madrid y en los sitios Reales, como también en el cuarto del Duque de Medinasidonia, caballerizo mayor, y en el del Duque de Arcos, capitán de Guardias de Corps. Deseando D. José de Viera proporcionar al carácter y género de talento de su discípulo algunas útiles materias de instrucción, compuso sin pérdida de tiempo las siguientes obritas: Id^ a de una buena lógica en diálogo. — Compendio de la ética ó filosofía moral.— Nociones de cronología, épocas, eras, lustros, lunaciones, &.'— Epítome de la historia romana.— De la historia de España.— De la historia eclesiástica: en diálogos. Todo el año de 1771. Como el Sr. Marqués de Santa Cruz, uno de los gentiles hombres de Cámara, destinado entonces al servicio del Príncipe de Asturias ( hoy Carlos IV), tenia que seguir la Corte en las jornadas de los Reales sitios; por consiguiente su hijo y ayo tenian que acompañarle en casi todas ellas. La primera fué la de Aranjuez en la primavera del referido año. Sabido es que durante la mansión de la Corte en aquel delicioso sitio, se celebran las célebres corridas de parejas. Quiso Viera aplaudir esta XXI magnífica { liversion, y para ello compuso: Oda á ¡ as parejas de Aranjuez, parodia de la de Horacio, IHndanm quisquís studet xmulari. Igualmente compuso con bastante aceptación la égloga genetUaca al felicísimo nacimiento del Real Infante Carlos Clemente, imitándola de Virgilio, Sicelides Musx. En el ano siguiente de 1772 imprimió en Madrid, en la oficina de I). Blas Román, el primer tomo de la obra que lo había llevado á la Península, con este título: Noticias de la historia general de las Islas de Canaria. Contienen la descripción geográfica de todas: i na idea del origen, carácter, usos y costumbres de sus antiguos habitantes: De los descubrimientos, y conquistas que sobre ellas hicieron los En-ropeos: De su Gobierno Eclesiástico, Político y Militar: con los principales sucesos de los últimos siglos: tomo en 4.° El segundo tomo de esta obra se publicó en 1773.— El tomo tercero en 1776.—^ Y el cuarto que comprende las noticias eclesiásticas con veinte bulas pontificias, casi todas antes desconocidas, y sacadas en Roma, cuando se hallaba allí el autor, de los archivos secretos y datarías apostólicas del Vaticano; y también una Biblioteca de los Escritores canarios, salió á luz en 1783. El Consejo de Castilla remitió esta obra a la censura de la Real Academia de la Historia; y desde que este sabio cuerpo dio su aprobación para la impresión del tomo segundo, no dudó insinuar al autor, por medio de algunos de sus individuos, solicitase el ser admitido en su número. Con efecto, en papel de 15 de Febrero de 1774, le avisó el secretario D. José Miguel de Flores, haberle admitido la Real Academia, en junta celebrada el dia H del mismo mes, por uno de sus académicos en la clase de correspondiente; y en la junta de 25 pasó á recibirse, á hacer el juramento de estatuto y á pronunciar la oración XXII ( jralulatoria, que quedó archivada. En 7 de Marzo de 1777 acordó la misma Academia, á propuesta del Señor Director Conde de Campomanes, pasarlo á la clase de académico supernumerario, teniendo en consideración su asistencia y su gran mérito. Ya en Agosto de 1776 le habia concedido el honor de usar de su título de académico en el tomo 3." de la historia de las Canarias. A consecuencia de este destino, tomó D. José de Viera parte en las tareas académicas, siendo una de ellas la de formar extractos de más de cuarenta volúmenes manuscritos en folio, pertenecientes á las noticias de Castilla la Vieja, tomadas en tiempo en que se trataba del proyecto de la única contribución, y que la Academia habia distribuido por provincias, entre sus individuos, para que en cédulas separadas de cada vecindario, se hiciese un análisis de sus cosas, á fin de usar de lo más interesante, en el gran diccionario geográfico de España, en que se trabajaba. En 1773 habia traducido del francés, en verso endecasílabo pareado, la apología de las mujeres, por Mr. Perrault.— En 1774, la sátira de la nobleza de Boileau, en el mismo verso, y ambas obras por insinuación de su amigo el Exorno. Señor Príncipe de Moufort, hoy capitán general de Valencia.— También los seníimientos afectuosos, en anacreónticos, imitando á Blain de Saint- Mort. • EP el mismo año de 1774, traducción del libro cuarto del tratado de la imitación de Cristo, para la nueva traduc" cion que de esta obra publicó en Madrid su amigo D. José Camino.— Diario del viaje de D. José de Viera á la Mancha, Andalucía, Sevilla, Cádiz, &.^, en compañía del Eaccmo. Señor Marqués de Santa Cruz y del Marguesito del Viso, su XXIII ffi'jo, á fin de visilar sus estados. — € na sucinta descripción ( le las Islas Canai- ias, su clima, pueblos, parroquias, &.*, dispuesta por artículos, á solicitud del traductor del diccionario geográfico de La Croix, impreso en Madrid, año de 1776. En Febrero de 1776 se celebraron las bodas del Mar-quesito del Viso con la Señora D.* María Leopolda, hija de los Excmos. Señores Duques del Infantaxio, en la parroquia de San Andrés. Dióles las bendiciones nupciales el Arzobispo de Toledo ( hoy cardenal de Lorenzana), " é presencia de un lucido y numeroso concurso, Gon eSte motivo la Señora Duquesa del Infantado Princesa de Salm, regaló a D. José de Viera, una hermosa caja y un palillero de oro; y el Sefior Marqués de Santa Cruz, entre otras eosas, un reloj de oro de repetición. Al año siguiente compuso Viera unos bellos anacreónticos, que se imprimieron por Ibarra, al magnífico festín que con banquete, música é iluminación dio á diferentes damas y señores de la Corte en la quinta y jardín de las Vistillas de Madrid, el Príncipe de ñalm- Salm D. Manuel, hermano de la Señora Duquesa del Infantado^ con motivo de líi feliz convalecencia de su sobrina la Marquesa del Viso. En este mismo año de 1777 dispusieron lo& Señores Duques del Infantado hacer con su familia un viaje á Francia, Flándes y Alemania. El principal pretexto era el de proporcionar á su hija, la Señora Marquesa del Viso, la toma de los baños de Spá, que los médicos habían considerado muy oportunos para su perfecta convalecencia, después de la extraña enfermedad de viruelas que había padecido. Debía por consiguiente acompañarles su marido el ]\ Iarqués del Viso, y el Señor Marqués de Santa Cniz quiso que no faltase del lado de este joven D. José XXIV de Viera, eu una expedición tan interesante. Tuvo ésta su principio en 24 de Junio, y el mismo Viera dejó las noticias de todo lo más curioso y memorable de ella en dos tomos manuscritos en 4.°, con el siguiente título: Diario é itinerario de mi viaje á Francia y á Flán-des, en compañía de mi alumno el Excmo. Señor Marqués del Viso D. Francisco de Silva y Cueva, primogénito del Excmo. Señor Marqués de Santa Cruz; de su esposa la, Excmcu Señora D." María I^ opolda, y^ de sus padres los Exentos. Señores Duques del Infantado, con su familia, por^ los años de m i y 1118. | Hace mención puntual en esta obra de las muclias| ciudades en donde estuvo, de las iglesias, palacios, sitiosf reales, colegios, parlamentos, academias, bibliotecas, ob- i servatorios astronómicos, muscos, gabinetes de historial natural, jardines botánicos y de flores, hospitales, laJ) ora-| torios químicos, teatros, paseos, casas de campo, armc- f rías, talleres, galerías, &.', que vio; de los rios, puentes,! canales, postas y posadas por donde transitó; de los mag-| nates que conoció; de los sabios de más nota que trató en| París; de su asistencia á diferentes juntas públicas y pri- 5 vadas, de las Academias fi- ancesas, de las ciencias, de las! bellas letras, y de la medicina; de los cursos científicos! que siguió, ya de física experimental con el célebre** Sigaud de la Fond, ya de química con Mr. Sage, ya de historia natural con Valmont de Bomare. Refiere cómo fué allí uno de los primeros suscritores al papel periódico: Des nouvelles de ¡ a republique des lettreset des arts, obra consiguiente al nuevo establecimiento que habia procurado en aquella Capital Mr. de la Blancherie, constitu- • yéndose agente general de la correspondencia de ciencias y artes. Todos los miércoles se tcnian en su posada juntas á que concurrian los sabios y artistas de todas las nació- XXV lies y países. JEn ellas conoció ü . José de Viera coa particularidad al célebre Ben^ min Franklin, el hcroo de los Estados Anglo- Americanos; á los astrónomos, La Lande, y Mercier, al Marqués de Condorcet, Secretario perpetuo de la Academia de las Ciencias; á los académicos, Duha-mel, de Montcdu, Le Roy, Marmontel, Delillc, D'Alem-bcrt, La Harpe, Macquer, Barthelemy,, Adamson, Ro-zier, &.' Trató también con frecuencia, y recibió muchas honras del Exorno. Seflor Conde de Aranda, qne de presidente de Castilla habia pasado por embajador de España á aquella Corte; y lo mismo de los Señores Duques de Veraguas y Werwick, residentes entonces en París. Cuando en Octubre de aquel año pasó Viera á Flándcs, con toda la casa del Infantado, y estuvo en sus principales ciudades, comió casi todos los^ días en Bruselas con los Principes de Staremberg, gobernadores de aquella Corte, en cuyo palacio vivia el Príncipe Carlos de Lorena. Madama de Staremberg, era hermana de la Duquesa del Infantado, y con ella fuimos á Malinas y Ambéres. Restituido á París aprovechó algunos cortos momentos en traducir en verso heroico castellano el libro primero de las Gcórtjicas de Virgilio, teniendo á la vista el texto latino y la canción francesa^ an aplaudida del abate De-lille; pero este trabajo nunca se continuó después. Igualmente compuso allí el segundo Agatocles Hernán Cortes en Nueva España, poema épico en octovas rimas, y en un canto, que envió á Madrid para el concurso de la Academia Española, que en aquel año de 1777 habia propuesto el mismo asunto. Aunque la salud de la Señora Marquesa del Viso, se liabia mejorado notablemente en Francia, la de su marido habia tenido durante aquel invierno tan grande alte- TOMO I. • 4 XXVI ración, que los médicos opinaron iba caminando á una verdadera tisis, y que el remedio pudiera ser restituirlo prontamente á los aires patrios de España, y sobre todo á los benignos de Valencia: con tan triste noticia el Señor Marqués de Santa Cruz marchó á París, á donde llegó el dia 1." de Julio de 1778, y volvió á salir para España con su hijo y D. José de Viera el 4 de Agosto. Descansaron en la ciudad y plaza de San Sebastian, donde estuvieron muy obsequiados hasta e l l . " de Setiembre, en que salieron para Valencia. El IS estuvieron en Pamplona, y eH7 en Cadreita, villa del estado del mismo Marquesito del Viso. EH9 fueron á Tarazona, cuyo obispo el Señor D. José la Plana le salió á recibir al camino, y los alojó en su palacio. Había sido ayo del Señor Marqués de Santa Cruz. El 27 continuaron su marcha por Zaragoza, Teruel, Cartuja de Val- de- Christi, Segorbc, Murvicdro, y llegaron á Valencia el dia 6 de Octubre. En esta populosa ciudad estuvieron todo el resto del año, pero siempre con el pesar de que la enfermedad del Sr. Marquesito del Viso, se agravaba de dia en dia; y con efecto, falleció el 5 de Enero de 1779, á los veinte y dos años y tres meses de edad. Experimentado este golpe tan doloroso, se restituyó D. José de Viera á Madrid con el Señor Marqués de Santa Cruz, quien no quiso separarle nunca de su compañía, de su casa, ni de su familiaridad. Fué en este mismo año de 1779, cuando compuso en Madrid el Elogio de Felipe Y, Rey de España, al cual se adjudicó el primer premio de elocuencia por la Real Academia Española, en junta que se celebró el dia 22 de Junio de 1779, impreso por Joaquín Ibarra. El premio fué ima bella medalla de dos onzas y media de oro con la efigie de S. M. Carlos III, y el sello de la Academia por el reverso. XXVIl Kste elogióse tradujo en iVaaces por Mr. de Borgars, capitán de inñxntoría, y se imprimió en París año de 1780, por el impresor de la Academia Francesa. El tradutor lo remitió al autor con una carta muy urbana; y en el aviso á sus lectores dccia: les bcmités que j'ai Irouvé dans V orirjinal, el la majesíé du sujet, m'ont fail nattre Vidée dq Iraduire cet éloge, &.' Compuso también D. José de Viera la rendición de Granada, romance en verso endecasílabo, cuyo asunto liabia sido propuesto el mismo afio por la Academia Española, pero el premio se adjudicó á D. José María Baca de Guzman. De diferente género fué otra obra que entonces escribió intitulada el ¡ Heroico ó tratado histórico de loa antiguos honores del presbiterado, papel original de bastante erudición canónica y eclesiástica, en un tomito en 4.° que se conserva inédito. En el tiempo de su mansión en París habia asistido Viera á dos cursos de gases ó aires fijos en casa del célebre profesor Sigaud de la Fond, y como estos nuevos descubrimientos químicos ocupabaví a la sazón la curiosidad de los aficionados álafísica^ procuró adquirir allí por medio del mismo Sigaud, y por encargo del Sr. Marqués de Santa Cruz, todos los vasos y máquinas que eran más necesarias para ejecutar los experimentos, habíalos conducido á Madrid, y colocado en el gabinete de la casa, y fué Viera el primero que demostró en esta Corte los fenómenos principales de los gases, para lo cual se tenían varias sesiones, á que concurrian muchas personas condecoradas, damas de la grandeza, algunos médicos y boticarios, profesores de física y otros sujetos amantes de las ciencias, con general satisfacción. Para amenizar más estos entretenimientos que di- XXVIII vertían y admiraban, tuvo la ocurrencia de componer un poemita didáctico en octava rima y en cuatro cantos intitulado: Los aires fijos. El canto primero trata del [/ as de la tierra calcárea y fermentación vinosa; el scgxnido del aire inflamable; el tercero del gas nitroso; y el cuarto del gas deflogisticado ó aire vital. Imprimióse en Madrid en k oficina de D. Blas Román aflo de 1779, bajo el nombre de D. Diego Diaz Monasterio, y con una estampa de su retrato. Era este un ayuda de cámara de su Excelencia, que solia asistir á las manipulaciones de los ex- g perimentos. i El canto quinto se imprimió en el afio de i 781, y tra- I ta de los gases vegetales, de cuyo conocimiento habia si- | do deudor D. José de Viera al célebre físico Ingenhousz, ^ durante su residencia en Vicna de Austria como más adc- § lante se dirá. I Anadióse luego en 1783 otro canto sexto sobre la má- i quina ó globo aereostdlico, estupenda invension de aquellos | tiempos, habiendo sido el mismo Viera el que hizo vo- f lar en Madrid el primer globo pequeño aereostático, des- I de los jardines de la casa del Sr. Marqués de Santa Cruz, ¡ á la vista de un numeroso pueblo. Esta composición pocti- | ca fué bien recibida de los inteligentes en Madrid, y en | Italia hizo honorífica mención de ella el abate D. Manuel Lapsala, ex- jesuita, en su poema latino Rhcnms impreso en Bolonia ano de 1781. « Aera fixum Viera docuit, cecinitque Iriartius artem; Concentus, ct rápidas quas fert Tagus aureus nudas. » Determinado el Sr. Marqués de Santa Cruz, después de la muerte de su hijo único y heredero, á pasar asegundas nupcias; se inclinó su ánimo á buscar en Viena de Austria la nueva esposa, por tener en aquella Corte dos tias ^ . quien e " S ^ ^ ^ le acompañase D. Joscde Vie- V ^/ Señor Co.. n, a, ÍTpfCLs7 '. '"'"^ "^""^ rante los años de mo v ft^ Z^ ^'"^ ' " ^'^"" « « o. du-nos en 4. o *^ ^ *'• ^^^^ « « riosa en tres cuader-arid': i £ o? e7bS t^ f'' ^^ -"^^ ^^ ^- na, Zaragoza, Barcclonrr ? í ^ ' ' ' P'^ ^ arazo-pendo tránsito de los A 2 íí. ' ^ ^^''" ^ « " ^^ ^^ tu- W y Turin. En I f e ^ ' l ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^^- taChanv I> nq « e de Villa He ™ ' « ^'' P'^*^ '^ E^^"^ « - « « « « ^ bajada de C í a 0 ? f T.^' P"^'^' ^"^ ^^^' i^ » ^ a Em-á este Monarca V Z l I ^'^ ^^ ^^^'^^^^ P^-^ ntólos que concur a ,' a n 1 P' "*" ''^"^^^^^^ ^ ^^^^ '^ - useodeantí^ S t l i s r ^ ^ ^ ^ ^^^ ^^-^ ^^"^ t « con él un cambio t t ', ^"'"' '^ ^'"'^'^'^ J ajus-habla hecho al tiempo do i ?. *^' Campomanes le el cuarto del cél br^^ adre Be' -'" ^^'"'^^'^ « ^*"- - máquinas en supresenc a v ^ , ? ? " ^ ' '^"" r^^ ™ *'^ ^ « " ^" « esquisitos V a d n S r ? '"''^' ^°''"^ « ^'' « « « lás que era tan famo" ^^ P^" ™ -*- ^^ « electricidad, en Después de haberse detenido en Tnví siguió la marclia á Genova T \ '''^"*^ ^^¡ as, tro lüeniplotenciariot E íant^ D t'^''^^'^^ ^^^ ticron ala lucida procesión I i r " ^' ™ ' J°- ^'^'- Senado con su Dux: n " .'^^^^ "', '^ ^-^ ^^^ ol '<.^ stKuon los magníficos palacios y XXX casas de campo, y todos los dias trató y paseó Viera con el abate D. Javier Lainpillas, ex- jesuita catalán, célebre defensor de la literatura española contra Tiraboschi y Betinelli. Pasando por Tortona y Placencia llegaron á Parma^ en cuyo real sitio de Colorno, tuvo D. José de Viera la distinguida honra de ser presentado, y de comer en calidad de canónigo dignidad, con los Sres. Marqués de Santa Cruz y su hermano en la mesa de los Seflores Duques infantes. Besó también las manos al Principe heredero ( hoy Rey de Etruria) y á las demás personas de la Real familia. Trató al sabio padre Pacciandi, uno de los eruditos más famosos de Italia, bibliotecario mayor de su Al-tesa y al secretario abate Schenone, quien le franqueó la vista del rico monetario. Tomóse la ruta para Roma por las ciudades de Reggio, Bolonia, Imola, Forli, Cescna, Rimini, Pésaro, Fano, Sini-gaglia, Ancona y Loreto. Aquí dijo misa Viera en el altar de la Casa Santa, y echó la firma de su nombre y patria en un libro que hay á este fin en la sacristía del magnífico templo. Vio muy despacio el rico salón del tesoro, cuya descripción hizo en su diario. De Loreto continuó su viaje por Recanati, Macerata y Tolentino, donde vio Viera la capilla y sepulcro de San Nicolás de Tolentino en el convento de Agustinos: luego por Foligno, Spoleto, Terni, Narni, Civita Castellana, y por la via flaminia á Roma, á cuya puerta llamada del Pópelo llegó el coche la tarde del H de Junio de 1780. Merece verse en el diario, todo lo que en esta Capital del mundo antiguo y del orbe cristiano, observó y presenció D. José de Viera^ con los muchos señalados favores que recibió al lado del Sr. Marqués de Santa Cruz. Ho. spedólos en el palacio de España el Excmo. S. Du- XXXI que de Grinuildi, que había sido primer Secretario de Estado, y entonces embajador cerca de su Santidad. El presentó á Viera y al Señor D. Pedro de Silva á besar el pié al papa Pío VI, la noche del 15 de dicho mes en el Palacio Vaticano; honor que volvió á disfrutar con motivo de despedida en el Quirinal el 19 de Julio. En esta última visita le concedió el Santo Padre la facultad de aplicar hasta doscientas indulgencias á fieles moribundos. Entre los personajes de quienes recibió Viera particulares distinciones en la corte romana, hace en su diario gran memoria del Cardenal de Zelada, quien cuando estuvo en su museo y gabinete le regaló su carta impresa al Cardenal Archinto, sobre los antiguos Nummos mídales; del célebre Cardenal de Bernis, que le regaló también una bella estampa con su retrato. Del Cardenal de Bojadors, que siendo individuo de la Real Academia de la Historia de Madrid, le habló de ella algunas veces en su palacio; de los Auditores españoles de la Rota D. Antonio Setmanat, hoy Cardenal patriarca de las Indias, y D. Francisco Acedo, ahora Tesorero dignidad de Toledo y del Consejo de Castilla; del caballero D. José Nicolás de Azara, entonces Ministro de España en Roma, y hoy embajador de París, con quien comió casi todos los dias; del General de Santo Domingo Fray Baltasar Quiñones, que era su amigo desde Madrid, y del General de ios Carmelitas calzados Ximenez, que le regaló los impresos de dos representaciones á la Emperatriz Reina de Ungría María Teresa, y á la república de Venecia en favor de su orden; del famoso y docto padre Mamachi, Ministro del Sacro Palacio, por cuyo medio obtuvo D. José de Viera licencia absoluta para leer libros prohibidos cu los dominios de España y Portugal, sin excepción ninguna de obras ni de XXXII materias, siendo el mismo Mamachi el que escribió de sü propio puño el memorial que se presentó al Papa para este efecto; del abogado dq los negocios de Espafla T>. Juan B. Zanobetti, quien se hizo su íntimo amigo, y se encargó con d abate Zampiri, por orden expresa del cardenal Pa-laviciui, Secretario de . Estado, y á diligencias del Señor Felipe Larzoni, archivero, el sacar del archivo secreto del Vaticano, muchas bulas, breves, letras apostólicas J noticias pertenecientes á las antigüedades eclesiásticas de las Canarias, durante el siglo quince, de que apenas habia | memoria en este país. | Después de haber observado en Eoma todo lo más raro | y curioso, de haber sido testigo de la víspera y dia de San | Pedro, ya de la vistosa cabalgata en que'el Condestable^ Colona presentó al Papa á nombre del Rey de Ñapóles el li antiguo tributo de la Hacanea; ya por la noche de la so- a berbia iluminación de la iglesia de San Pedro, ya de los| grandes fuegos artificiales en el castillo del Santo Angelo I y en la plazuela del referido Condestable Colona con unf resfresco en su casa á toda la nobleza; ya en la capilla I pontificia que tuvo Su Santidad, celebrando con raras cc-| i remonias la misa en dicho templo, ya en fin de las lucí-| das concurrencias, conversaciones ó tertulias y diversos| banquetes. Salió Viera con los Señores á quienes acom- ¡ paflaba el dia 20 de Julio, dirigiéndose a Ñapóles. ] Pasaron por Albano, y comieron con el Cardenal de Bernis; por Frascati, la antigua Jerusalen, y vistas su » bellas villas y jardines, comieron con el Cardenal Duque de York; por Belletri, en cuyo palacio Gineti y viñaS contiguas, reconocieron el paraje por donde Carlos III salió la noche de la famosa sorpresa por los austríacos en 1744. Corrieron las paludos ponlinas de la antigua Via' Apia Romana, desecadas por Pió VI. Atravesaron pof XXXllI Terracina, Fondi, Itri y Molo di Gaeta, Capua y Av*- sa, y entraron en Ñapóles la noche del' 22 de Julio. En esta Corte permaneció D. José de Viera con lois dichos Señores, hasta el 16 de Diciembre, porque tenían allí á su prima hermana la Señora Duquesa de Tripaída, madre de la joven heredera del Principado de Avelino. Fué presentado á aquellos reyes, cuyas manos besó por dos ocasiones, é igualmente á toda la familia real. Asistió á los grandes banquetes que les dieron el Ministro de Estado Marqués de la Sambuca, el Príncipe Yachi, el Embajador de Francia, el Ministro de la Corte de Viena, &.", habiendo asistido también á una misa solemne en la iglesia de los griegos. Trató particularmente al célebre abate Gáliani, autor del famoso diálogo sobre el comercio de granos; al sabio Saverio Matei, traductor de los salmos en excelentes versos italianos; al caballero Cayetano Filangieri, que acababa de publicar los dos primeros tomos de la aplaudida obra, ciencíil de la legislación. Tenia entonces veinte y seis anos, y Viera comió con él y con el citado Galiaui eii el palacio del Arzobispo de Ñapóles. Vio y observó en esta hermosa capital y sus contw-nos, todo lo que suele llamar la atención de los viajantes: los sitios reales de Caserta, de Capo di Monte, y de Por-tici, con su incomparable rico museo de antigüedades es-q u i s i t a s ; ^ excavaciones del Herculano y Pompeya; las crupcioii ® ^ del Vesubio; la Solfatara, ó campos flegreos; cl lago Agnano; la Grota d' il Cañe, en la cual hizo el común experimento de hacer caer como nuierto á un perro con el gas mefítico que allí se exhala, y volverlo á resucitar al punto, aplicándole el álcali volátil; las antigüedades de Puzzolo; las ruinas de> Cumas; la Gmta de la Sibila; el lago averno en Bayas; las termas de Nerón; TOMO I. 5 XXXIV los baftos de Cicerón; los vestigios de las quintas de Lucillo y de Pompeyo en Miseua: la Piscina mirábilis; las Cen-tin celias; el mausoleo de Agripina; la Laguna Estigia; el arroyo aqueronte; los Campos elíseos; el Pausilipo; los sepulcros de Virgilio y de Sanazaro; la mina de Pié- di- Grota, &.* En 16 de Setiembre salió de Ñapóles con los Señores, y volviejido á pasar por Roma, Ronciglionc, Viterbo, Montefiascone, Lago, Bolsena, Acuapendente, Radico-fani, &.*, llegaron el 22 ala ciudad de Sena ó Siena, y I de allí á Pisa, en donde Viera registró el jardin botánico, | el gabinete de la historia natural, el observatorio, la bi- | blioteca, la catedral, el antiguo campo santo con el se- | pulcro del célebre Algaroti, la torre inclinada, &.* g En Luca el palacio del Gonfaloniero, jefe de la Re- | pública, y la armería; pasando luego por las ciudades de | Pistoya y dePrato, llegó con los dichos Sefiores á Floren- | cia, el dia 26 del mismo Setiembre. | En esta bella Corte fué presentado con ellos en el pa- ^ lacio Pitti al Gran Duque Leopoldo, que pocos años des- | pues fué emperador de Alemania, y en el gran sitio de i Poggio imperiali á su esposa la Señora Infanta de Espa- 1 ña D.* María Luisa, á su hijo mayor el Archiduques Francisco, emperador actual, y álos demás hermanos de I ambos sexos, que componían una numerosa real familia, i La parte del diario en que Viera refiere cuanto observó en Florencia, guiado por los abates Bernaccini, encargado de los negocios de Espafia, y Bracci, erudito anticuario, es bastante curiosa, señaladamente lo relativo al gabinete de historia natural, y de física del Gran Duque, que el sabio abate Fontana le hizo ver con la mayor individualidad; á la famosísima galería de pinturas y estatuas; al museo de piedras Éitiguas y gravados y los nuniero- XXXV sos y esquisitos camafeos; al precioso monetario; a l a guarda ropa de grandes alhajas, de oro, plata, piedras, perlas, &.*; al sepulcro del gran filósofo Galileo en la iglesia de franciscanos conventuales, con su busto de mármol, y por geroglificos, el telescopio, la esfera copernicana, los satélites de Júpiter y la caida de los cuei- pos graves; á la biblioteca laurenciana, toda de manuscritos, en la cual se guarda un Virgilio que fué del cónsul romano Junio Rufo Asterio Aproniano, escrito en el afio 494 de nuestra era. El erudito canónigo Bandini, bibliotecario, pidió á D. José de Viera y á los demás Señores echasen sus firmas en un cuaderno, donde todos los viajantes de mérito suelen dejar su nombre. Refiere también la frecuencia con que visitó á la poetisa improvisadora la célebre Cor illa, que habia sido laureada en el Capitolio de Xtoma, y el primor con que ésta compuso unos esdrújulos repentinos en el casino ó casa de campo del senador Ginory, donde los viajantes comieron un dia con dos obispos y diferentes canónigos. El dia 4 de Octubre salieron para Bolonia, y al paso por los Apeninos, en la Porta de Ptetra mala registró Viera el famoso fuego perpetúo, que se reduce á unas llamas de aire inflamable, las cuales se levantan por las grietas de una tierra esponjosa. En Bolonia ricibió particulares atenciones del rector y colegiales españoles del colegio de San Clemente, para cuya i^ ioteca les regaló un ejemplar del elogio de Felipe V. ÓbserA'ó en la colegiata de San Petronio la célebre meridiana de Juan Dominico Casini. Vio la universidad, recorrió con suma complacencia el magnífico palacio del instituto, vasto edificio consagrado alas letras, ciencias y nobles artes; pues la noticia de lo que se contiene en él, compone un tomo en cuarto, que le regaló XXXIV los baños de Cicerón; los vestigios de las quintas de Lucillo y de Pompeyo en Misena: la Piscina mirábilis; las Cen-tin celias; el mausoleo de Agripina; la Laguna Estigia; el arroyo aqueronte; los Campos elíseos; el Pausilipo; los sepulcros de Virgilio y de Sanazaro; la mina de Pié- di- Grota, &.* En 16 de Setiembre salió de Ñapóles con los Señores, y volviejido á pasar por Roma, Ronciglionc, Viterbo, Montefiascone, Lago, Bolsena, Acuapendente, Radico-fani, &.*, llegaron el 22 ala ciudad de Sena ó Siena, y de allí á Pisa, en donde Viera registró el jardin botánico, el gabinete de la historia natural, el observatorio, la biblioteca, la catedral, el antiguo campo santo con el sepulcro del célebre Algaroti, la torre inclinada, &.* En Luca el palacio del Gonfaloniero, jefe de la lle-pública, y la armería; pasando luego por las ciudades de Pistoya y dePrato, llegó con los dichos Seflores á Florencia, el dia 26 del mismo Setiembre. En esta bella Corte fué presentado con ellos en el palacio Pitti al Gran Duque Leopoldo, que pocos años después fué emperador de Alemania, y en el gran sitio de | Poggio imperiali á su esposa la Señora Infanta de España D.* María Luisa, á su hijo mayor el Archiduque Francisco, emperador actual, y álos demás hermanos de ambos sexos, que componían una numerosa real familia- La parte del diario en que Viera refiere cuanto observó en Florencia, guiado por los abates Bernaccini, encargado de los negocios de España, y Bracci, erudito anticuario, es bastante curiosa, señaladamente lo relativo al gabinete de historia natural, y de física del Gran Duque, que el sabio abate Fontana le hizo ver con la mayor individualidad; á la famosísima galería de pinturas y estatuas; al museo de piedras Éitiguas y gravados y los muaero- XXXV sos y esquisitos camafeos; al precioso monetario; a l a guarda ropa de grandes alhajas, de oro, plata, piedras, perlas, &.*; al s'epulcro del gran filósofo Galileo en la igíe-fia de franciscanos conventuales, con su busto de mármol, y por geroglificos, el telescopio, la esfera copernicana, los satélites de Júpiter y la caida de los cuei- pos graves; á la biblioteca laurenciana, toda de manuscritos, en la cual se guarda un Virgilio que fué del cónsul romano Junio Rufo Asterio Aproniano, escrito en el afio 494 de nuestra era. El erudito canónigo Bandini, bibliotecario, pidió á D. José de Viera y á los demás Señores echasen sus firmas en un cuaderno, donde todos los viajantes de mérito suelen dejar su nombre. Refiere también la frecuencia con que visitó á la poetisa improvisadora la célebre Cor illa, que habia sido laureada en el Capitolio de Roma, y el primor con que ésta compuso unos esdrújulos repentinos en el casino ó casa de campo del senador Ginory, donde los viajantes comieron un dia con dos obispos y diferentes canónigos. El dia 4 de Octubre salieron para Bolonia, y al paso por los Apeninos, en la Porta de Pictra mala registró Viera el famoso fuego perpetúo, que se reduce á unas llamas de aire inflamable, las cuales se levantan por las grietas de una tierra esponjosa. En Bolonia ricibió particulares atenciones del rector y colegiales españoles del colegio de San Clemente, para cuya l^ ioteca les regaló un ejemplar del elogio de Felipe V. ÓbserA'ó en la colegiata de San Petronio la célebre meridiana de Juan Dominico Casini. Vio la universidad, recorrió con suma complacencia el magnífico palacio del instituto, vasto edificio consagrado alas letras, ciencias y nobles artes; pues la noticia de lo que se contiene en él, compone un tomo en cuarto, que le regaló XXXVl el doctor Eustaquio Zanotti, presidente del dicho instituto y profesor de astronomía. Estuvo en el santuario de nuestra Señora llamada la Madona di San Lúeas, si-timdp en el monte de la Guardia, á tres millas de la ciudad, al cual se sube por una galería á cubierto del sol y lluvia. Entró en las principales casas y palacios, y vio en ellos las célebres pinturas de los autores más nombrados. Desde Bolonia siguió la marcha el 12 de Octubre, por las ciudades de Módena, La- Mirandola, Mantua y Cre-^ mona, observando todo lo más digno de atención hasta | Milán, á donde llegó eH6, y en esta populosa ciudad be- 1 iFa é insigne capital de la Lombardía, se mantuvo hasta g el 23. Tenia allí el Señor Marqués de Santa Cruz la ilus- i tre parentela de su prima la Marquesa Cusani, que era | ca, ma. rera mayor de la Señora Archiduquesa duquesa | líerederft de Módena, de la Marquesa de Troti, igualmen- I te su prima, y del Conde de Castelbarco, también primo | suyo, y yerno de la Marquesa Litta: así tuvieron, varios | obsequios, convites y refrescos de toda la princi]^ nobleza, | Cuando el Señor Marqués fué presentado al Archidu- | que Fernando, Gobernador general de la Lombaxdía, her- j mapo del Emperador, le acompañó D. José de Viera, y | después vio todo el palacio. Estuvo en la gran catedral que llaman el Domo, y bajó á la bóveda subterránea ó ' capilla de San Cái'los Borromeo, cuyo cuerpo bien conservado está sobre el altar, dentro de una riqm'sima urna de cristales de roca y pedrería. Oyó una misamayor con las extrañas ceremonias del rito ambrosiano. Entró en la universidad llamada de Briera, y registró su biblioteca, la sala de física experimental, de que era pi'ofespr el Marqués Andriani; eljardin botánico y el observatorio ó especula trazado por el padre, Bpscowich, del cual eraas- XXXVII tróiiomo el abate Cesaris, quien le regaló el libro de kses-femérides de aquel año. También estuvo en el monasterio ambrosiano de benedictinos, en cuya huerta se señalaba con* una higuera el sitio donde se cree haber sucedido el caso de la conversión de San Agustín. Entró en la biblioteca llamada% u^ ente ambrosiana, rica en manuscritos, y viola delConS Firmian, plenipotenciario de la Emperatriz Reiua, con la galería de pinturas, y la soberbia colección de estampas en muchos vx> lúmenes. Comió los más de los dias en la Ciudadela, cuyo gobernador y afiíáal generaj, en servido del Emperador, era el Conde de Ponce- Leon, que siendo deudo de los Señores Duques de Arcos, procuró obsequiar al Señor itarqués y á su hermano. Después de haber recorrido Viera todo lo más curioso, acompañado del abate D. Manuel Pelaez, ex- jesuita aragonés, salió de Milán el dia 23 de Octubre. Se co » tinuó el viaje por las ciudades de Bérgamo, Brecia, la fortaleza de Peschiera y Verona, Aquí registró el bello anfiteatro romano, que está bien conservado; el grande edificio de la academia de los filarmónicos, que hizo erigir el célebre Marqués Escipion Maffei para la diversión de la nobleza; arquitectura del palacio con salas para baile, asambleas de poesía, estudio de esgrima, teatro de pioasas día- > máticas, &.' El 27 llegó á Vicenza, en d « nd « se adflttiwHilas mejores obras del mismo Paladio, y se señala la casa ea que vivió. En Padua visitó el magnífico templo de Saa Antonio, en cuya rica capilla y sepulcro dijo misa: ex- coii-vento de frauciseauos claustrales. Estuvo en la biblioteca del monasterio de los benedictinos de Santa Justina; en el jardín botánico, en la famosa luiiversidadque tiene un teatro anatómico, diseñado por el célebre Fray Paolo Sarpi, un gabinete de historia natural, con cátedra para supuse- XXXVtlI fianza; en el seminarie conciliar, qne tenia una muy buen » j imprenta. En el salón de la Regione ó de la Gusticia, qii'' de largo tiene ciento diez pasos y treinta y ocho de ancho- Hay en en él una urna, que dicen fué sepulcro de Tito Livio. En 29 de Octubre llegó por la noche á Venecia, bajando por el divertido canal del Brenta, en una barca ^ burchote, cubierto de cristales. Habia hecho alto en estej tránsito con los Señores en Mira, sitio donde tenia su ca*| sa de campo el famoso Marqués de Squilace, entonces g Embajador de Espafía, y con quien comieron su mujer f j f otras personas; siguiendo luego por el mismo canal y su* | esclusas hasta entrar en el mar y gran laguna, que con- | duce á aquella admirable capital. ^ Estuvo en ella D. José de Viera hasta el dia 7 de § Noviembre, y girando en góndola por sus canales de agua, I ó en tierra por puentes y pretiles, registró todo lo más 1 notable de tan extraordinario pueblo; la plaza magnítica | de San Marcos; la elevada torre cuyas vistas son adrai- f rabies; el palacio del Dux; el antiguo y grandioso templo I que es capilla ducal; la iglesia de San Pedro patriarcal; ¡ el gran monasteiio de San Jorge, donde después en 1800 | se tuvo el Conclave de Cardenales para la elección del g Papa PÍO V H ; el soberbio arsenal; el célebre Bucintoro; el bello puente de Rialto; las fábricas de cristales, esmaltes y porcelanas; la preciosa biblioteca de San Marcos; el Ridoto, grande edificio donde se juntaba la nobleza en el carnaval, para la diversión del juego; las aplaudidas pinturas de la escuela veneciana, como el Ticiano, de Paulo Verones, del Tintoreto, de Piaza, de Palma, de Salvia-ti, &.'; los palacios de Pisani, Barbarigo, Farcetti, &.* De Venecia pasaron los Adajantes á Méstres, y de allí emprendieron su marcha á Alemania por Treviso, Udin » capital de Frioul, Gorizia y Lubiatia eu la Caruíola, Aíttr-bourg eu la Stiria, Gradtz, Neustadt en Austria. El Embajador de España Conde de Aguilar, les salió á recibir ú dos. postas de Viena, á cuya corte llegaron la noche del Í8 de Noviembre y los hosi) edó en su propia casa. Tenia en Y t e a el Señor Marqués de Santa Cruz dos tías hermanas de su padre: la Condesa Colalto, y la Condesa de la Puebla; era Secretario de la Embajada de España, D. Domingo Iriarte, paisano de D. José de Viera, que fué de^ ues ][ denipotenciario para la paz de Basilea y del Consejo de Estado. Lo era también de la persona del Señor Conde de Aguilar, D. Isidoro Besarte, hoy Secretario del Rey y perpetuo de la Academia de San Fernando. Se hallaban viajando en aquella Corte los no menos sabios españoles: D. Eugenio Izquierdo, ahora Director del Real Gabinete de Historia Natural de Madrid-, D. Francisco Ángulo, discípulo el más aventajado del célebre ab « te L' Epée, en París, en el arte de enseñar á escribir y á hablar á los mudos; los dos hermanos de Luyan, vizcaínos, pensionados por la Sociedad Vascongada, para que se instruyesen en la mineralogía y metalurgia. Esta concurreu^ cía de tantos españoles instruidos, fué ana feliz casualidad, que con dificultad volverá á verificarse en Viena. Solamente la parte del diaria de lo que Viera observó * y practicó en Viena, compone un cuaderno muy abultado. Él cuenta cómo participó allí respectivamente de los obsequios que las primeras personas de aquella Corte hicieron á los Señores con quienes iba, y aun menciona los billetes de visita con que le honraron: el Cardenal Mi-gazzi, Arzobispo de Viena; el Nuncio Apostólico Garampi; el Embajador de Francia, Barón de Breteville; el Conde Cái- los PalíR; el Conde de Rosemberg, Suniillers de Corps; el Conde de Bachoíí, Ministro de Dinamarca; el Emba- XL jador de Venecia, Foseftrini; el Enviado de Prusia; c* Coiide Caleppi, Auditor de lá Nunciatura; el Conde Fraii' cisco Monteeuculi; el Conde Cobefvil; el Conde Eugenio de Wurben; el Conde Lofsy de Lofymthal; el Príncipe de Clary; el Principe Paar, Gran Maestre cte Pórtus; « 1 Conde de Soma, Ministro de Ñapóles; ^ Enviado de Lúea; el Conde Schomboni; el Príncipe GaHtzin, Embajador j de Rusia; &.* J Teniendo ya hechas k s visitas de estilo, á fin de sel* ^ presentados á la Emperatriz Reina dé Ungría, Marfe I Teresa, enfermó esta Señora y falleció ocho dias después, | q « e fué « l 29 de Noviembre. Así asistió D. José de Viera* | á su funeral y entierro en el convento de capuchinos, | pfcateon de la casa de Austria, desde una tribuna; y no | fué presentado por nuestro Embajador al Emperador Jo- I sé II hasta el H de Marzo de 1781, en el salón del gran | drmh de palacio, mereciendo la honra de que este So- I b « ríiHO se acercase á él, le dirigiese la palabra y se in- i foroiase de su patri a. | Hallábanse en el mismo círcitlo las Archiduquesas I Mariana é Isabel; el Archiduque Maximiliano, Electo^ ] de Cblonia; el Dftque Alberto de Sajonia, su cufiado; j i una brillante corte de Embajadores, Obispos, Grarxles * Criioes, Oficiaies generales, entre éstos el famoso Mariscal d « Laudon, &.* • Entre las personas de mérito literario con quienes traíó, hace Viera grata memoria del célebre é inmortal Pedre Metastasio, insigne poeta cesáreo, á quien visitó varias reces, y de quien recibió el donativo de una cstam-ptí de su retrato; del Nuncio Apostólico el Señor José Garanipi, Arzobispo de Montefiascone, y posteriormente Gandemil, quien le comunicó de projMo puno la peregrina noticia auténtica del primer Obispo de las Canarias ó islas XLI de la Fortuna, llamado Fray Bernardo; del abate Coude Lorenzo Caleppi, Aiiditor de la Nunciatura, quien le regaló también un ejemplar de la oración fúnebre que, en idioma italiano, dijo en la iglesia de esta nación, en las exequias de la Emperatriz María Teresa; del famoso naturalista, químico y director del jardin botánico imperial Ja-quin, quien tuvo el gusto de sorprender á Viera el dia en que le mostraíon las plantas, llevándole á un invernáculo en el cual se criaban muclias de las peculiares de las Canarias, como son: el plátano, flame, yerba de risco, car-don, retama blanca, vei- ode, &.'; del Doctor Ingenhousz médico del Emperador, autor de los nuevos descubrimientos de los gases, ó aires fijos, que exhalan las plantas, en cuyo estudio y gabinete divirtió á los Señores con varios experimentos muy curiosos, distintas noches; del Se-fior Martínez, segundo biblotecario de la gran biblioteca imperial, quien puso de manifiesto á Viera los libros más raros, los manuscritos y cosas especiales que hay en ella, y le regaló una estampa antigua con el retrato del famoso pintor alemán Alberto Dnrer, abierto en madera por el mismo, obra del ano de 1500; del canónigo regular de Santa Dorotea, Francisco Neuman, quien le mostró en diferentes días, por menor en su cuarto el precioso monetario que poseia de medallas griegas y romanas las más raras, y le regaló el tomo que habia publicado de las inéditas, franqueándole algunas duplicadas para cambiar por otras de la Academia de la Historia de Madrid; así restituido Viera á ella, le remitió una colección de las mejores^ con el título de académico correspondiente, y continuó con él una correspondencia epistolar. Durante los cinco meses que residió en Viena, se aplicó D. José de Viera á tomar algunas lecciones de la lengua alemana, bajo la enseñanza de su íntimo amigo D. TOMO I. . 6 XLir Carlos Lclis, oficial de la Embajada de Espafia. que, auii' que italiano, poseia perfectamente aquel idioma: para lo cual se hizo un arte, diccionario y otros libros, pero auii' (| uc empezaba ya á traducir y formar algunas frases, parece que luego que se retiró de aquella región, todo lo fué olvidando. Entretanto no perdía tiempo en ver lo más notable de aquella capital: como la catedral de San Esteban, y demás templos; los reales sitios, palacios y jardines de Luxeni- „ bourg; de Schombrun, del Augard, del Belvedere; las quin- I tas y jardines que hay en los grandes arrabales, cuales sou i de Staremberg, Schwarsemberg, Lichtestein, de Kinmer, j de Ausperg; la real menagería ó casa de las fieras; la be- i llíl fábrica de la porcelana; la insigne galería imperial de | pinturas en veinte y dos salas; y la de Liclitestein en diez; | los grandes arsenales; la universidad; el observatorio de 1 que era director el celebre IIcll ex- jcsuita: el gabinete de | fetos humanos y de monstruos; el teatro anatómico; la Academia de Nobles Artes; los gabinetes de historia natural; el laboratorio químico; los teatros; las salas del tesoro y prendas de la Corona; el museo y monetario; el colegio teresiano; el de los alumnos destinados al servicio militar, &•" Asistió por las noches á las distintas tertulias de juego y academias de música, en aquellas más principales casas; y á los repetidos espléndidos convites que les dieron: el Príncipe de Kaunitz, primer Ministro del Emperador; el Embajador de Francia; el de Rusia; el Príncipe Francisco Lichtestein; el Príncipe de Ausperg; la Condesa de la Puebla; la de Colalto; el Ministro de Ñapóles; el Nuncio Apostólico Garampi; el Cardenal Migazzi? el Embajador de Veuecia; el Príncipe de Wasember^:; el Príacipc Paar; el Ministro de Holanda; el Príncipe' XUII Aslold; el Míuiscal Lasy; el Conde de Roscmberg; la Condesa de Waldstein; el Príncipe Adán Ausperg, &." Estando ya ajustado el matrimonio del Señor Marques de Santa Cniz con la Señora Condesa Mariana Waldstein y Lichtcstein, joven de diez y ocho años, de la muy distinguida nobleza de aquella Corte, se celebraron las bodas la tarde del 16 de Abril, segundo de Pascua, en la casa y oratorio del Nuncio de S. S., quien les dio las bendiciones nupciales, á presencia del más brillante concurso de damas, caballeros é individuos del cuerpo diplomático. Los novios pasaron de allí á la casa de nuestro Embajador Conde de Agiiüar^ adornada de una iluminación muy vistosa, cu donde se sirvió un abundante refresco, y á las diez de la noche una esplendida cena de treita y cuatro culjiortos. El dia 18 de Abril dtíj('> D. José de Viera la corte de Viena, para atravesar por Alemania y los Países- Bajos, y restituirse por la Francia á Mad]- id, pues tal era el desig nio de los Señores Marqueses; diéronle éstos asiento en su propio coche, igualmente que al Condesito Fernando Waldstein, que quiso acompañar á su hermana hasta Augsbourg, seguíales el coche de la familia. En estas jornadas pasaron por las ciudades de Polten y de Melk, en donde está la rica é insigne abadía de benedictinos; de Ens, de Lintz capital de la Austria Alta sobre el Danubio; de Wels sobre Traun; de Braunau, en la Alta Baviera, sobre el Inn, y Munich corte y capital del electorado de Baviera. Aquí registró todo el palacio del Elector; su galería de pinturas, su biblioteca, su sala de audiencia, y departamento de conversación, baile y orquesta, su museo de antigüedades, estatuas, bustos, cabezas, &.", sus jardines, y su capilla, en la cual vio que oían misa desde una tribuna el mismo Elector de Bavie- xuv ra Carlos Teodoro, y el Duque de Dos Puentes con la comitiva, guardias, &. » Saliendo de Munich el 22 de Abril, hicieron alto en la quinta y deliciosos jardines de Nimphebourg, y llega' ron á Augsbourg á las once de la noche. En esta grande y famosa ciudad imperial, capital del círculo de Suabia » entre los ríos Lech y Wertach, tenia la nueva Señora Marquesa de Santa Cruz un hermano canónigo de aquella iglesia y de la de Constanza, y la esperaban también dos tios los Condes de Kiemberg, que vivian en Saltzbourg- El Conde le regaló á Viera un diccionario geográfico eo alemán, que conservaba con mucho aprecio. En Ausbourg habia á la sazón una gran feria que ocupaba una larga plaza. Estuvo nuestro viajante en la casa del consejo de la ciudad, edificio grandioso; observó laS varias fuentes con bellas estatuas de bronce, visitó algunos templos católicos y otros luteranos, éstos con primorosos ornamentos; vio algunos ricos gabinetes de historia natural, y un copioso almacén de máquinas de física y química, la fábrica de indianas, la gran máquina hidráulica en figura de torre con seis ruedas y doce bombas para elevar el agua á una altura considerable, desde donde se distribuye por toda la ciudad; la residencia o palacio episcopal, memorable por haber sido donde Entero y Melanchthon, presentaron al Emperador Carlos V 1* famosa profesión de fé, llamada de Ausbourg, el arsenal-la Academia de Bellas Artes. Comió con el Obispo coadjutor de Tréveris y tres canónigos de hábito corto, y a' cuello una cruz de oro, pendiente de una cinta encarnada de aguas, color de fuego. El dia 28 de Abril, se despidieron los Señores Mai" quéses de sus parientes, y siguió el viaje por las ciudades de Ulm sobre el Danubio, Kirchein en el Ducado de XLV Wurteniberg sobre el i'io Lecli, Canstad sobre el Necker, Bruchsal sobre el Saltza, Manheim elegante capital del Bajo Palatinado y corte del Elector Palatino, á la cual llegó el coche el dia 30. Está situada esta ciudad en el confluente de los rios Rhin y Necker. Nuestro viajante registró todo el palacio magnífico electoral, la grande y bella galería de pinturas, el tesoro, la sala, cuyas paredes se hallan revestidas de láminas de plata, la capilla, la biblioteca, el gabinete de historia natural, el monetario, el observatorio, el jardín botánico, los de recreo, &.• El dia 1." de Mayo llegaron á Wórmes ciudad imperial sobre el Rhin. Pasaron por Maguncia, capital de los estados del Elector de este título, en el círculo del Bajo Rhin; y por este rio á la salida sobre un puente de cuarenta y nueve barcas. Durmieron en Nassau, hicieron ala jornada siguiente medio dia en Coblenza, ciudad famosa del electorado de Tréveris, situada ( fti el confluente de los rios Rhin y Mosela, y pasaron por Bonn, donde residía ordinariamente el Elector de Colonia. Aquí vio D. José de Viera el palacio llamado de Buen- retiro, y otro de verano, delicioso por sus jardines. El 3 de Mayo estuvieron en la ciudad de Colonia, vio D. José de Viera en la catedral la rica urna de los pretendidos cuerpos de los tres Reyes Magos, cuya capilla está bajo la llave de un canónigo, el tesoro de alhajas antiguas de la iglesia, la sala capitular, el templo de las Once Mil Vírgenes que es de Señoras Canonesas, en el cual se enseña la cabeza de Sta. Úrsula con iir. a hendidura en el cráneo. Siguió la marcha por las ciudades de Juliers, Aquis-gran ó Aix la Chapelle en el circulo de Wesphalia, Lieja sobre el rio Mosa, Tirlemont y Lovaina en el Brabante, y llegaron á Bruselas, capital de los Países- Bajos, el dia 5 XLVI de Mayo. Aquí tuvo Viera la satisfacción de volver ** reconocer toda esta bella ciudad, en la cual liabia residí' do muchos dias el aíio de 1777. Volvió también á partí' cipar de las honras de los príncipes de Staremberg, á qu^ se añadieron las de la princesa Ligue, hermana de la mft' dre de la Señora Marquesa de Santa Cruz, en cuya conr pañía se hallaba la condesita Luisa, hermana menor de ésta, que era canonesa de Eemiremont con quienes, 7 otros personajes de aquella Corte, visitó las deliciosas quintas de Scarberif y de Meudon, y se halló en los con' vites y cenas que se dieron durante esta mansión. El dia H de Mayo pasó de Bruselas á la ciudad de Mons, donde residía la condesita Teresa Waldstein canonesa de Santa " Waltrude, hermana también más pequeíl^' de la misma Señora Marquesa de Santa Cruz, quien tenia en aquel noble cabildo de Señoras muchas amigas compatrÍG ¿ as, casi todas de su edad. Después de haber permanecido en Mons cinco dias con mucho gusto, y de haber pasado uno antes en la admirable quinta del Príncipe Ligue, llamada de BelveiU con este Señor, su hijo y nuera, siguió la posta á Francia por las ciudades de Conde, Valenciennes, Cambray, Peronne, Roye, Senlis, &.', y llegaron á París los viajantes el dia 17 de Mayo. En su diario apunta D. José de Viera la suma complacencia que tuvo de volver á París, y de renovar sus pasados conocimientos; de volver á recibir mil favores de toda la casa de los Señores Duques del Infantado; de la Marquesita viuda del Viso; del Condesito de Saldaña, su hermano; del Pi- incipe D. Manuel de Salm, su tio, del Embajador Conde de Aranda, de D. Antonio Cavanilles, ahor » ., prior dignidad de la Santa Iglesia de Sevilla y director del jardin botánico de Madrid, de la Señora Duquesa de Veraguas y de Werwick; de D. Eugenio Izquierdo, del XLVII célebre astrónomo Messer, y de Mr. de la Blancherie. El día 19 del mismo - mes estuvo en Versalles, vio despacio todo aquel real palacio, la capilla, el salón llamado de Hercules, la galería, los aposentos del feey, de la Reina, de sus hermanos, de las tias, el teatro, la sala de 1) aile, los jardines, el sitio de Trianon, la menagería ó casa de fferas, « &.* Como la Señora Marquesa de Santa Cruz cumplía diez y oclio años el dia 30 de Mayo, compuso D. José de Viera un soneto á este asunto, que se imprimió primeramente en la imprenta famosa de Diclot, y se apareció entre los postres del banquete que dio la Señora Duquesa del Infantado en su Hotel de París, rué Grenelle, y comenzaba así: « O del Danubio ninfa bella y rara, y) Permaneció con los dichos Señores en la alegre casa de campo de la Chcvrete hasta el dia 11 de Junio, y restituido á París, emprendieron su viaje á España, pasando por las ciudades de. Orleans, Blois, Amboise, Tours, Cha-telleraut, Poitiers, Angulema, Burdeos. En este bello pue-hlo, que ya le era bastante conocido, fué Viera á ver el nuevo grandioso coliseo, el jardin pviblico, la academia de las ciencias, su biblioteca, gabinete de historia natural, el observatorio, la bolsa de comercio, el anfiteatro romano, .&.* De Burdeos siguió la marcha á Bayona, y Gascuña, dejando al paso las ciudades de Aiguillon, sobre el confluente délos riosLoty Garona, Agen, Ausch, Mirande, Tar-bes, Pau, y Orthez. En Bayona estuvieron seis dias, y pasando el rio Bidasoa, que separa la Francia de la España, llegaron el 29 á la ciudad de San Sebastian, cuya plaza hizo á los Señores Marqueses los honores de salva, tropa y demás que se" acostumbra hacer á los Grandes de España, con extraordinario alborozo y regocijo do todo el ve- XLVIIl ciudario. Obseqoíiúlos aquel ayuutaimento con fiestas o* ; novillos, con los famosos bailes públicos del país llamad<^ \ carricaianza, con una bella iluminación, y con un lucid*' I concurso de la nobleza de ambos sexos en las casas coft' \ sistoriales, donde hubo sarao y se sirvió un abundante '< refresco. : El dia 2 de Julio se prosiguieron las jornadas por To' i lesa de Guipúzcoa, Vergara, Victoria, Miranda del Ebro » : Bribiesca, Burgos, Valladolid; observando sieinpre Viel* i lo mas curioso, y el H del mismo raes y aflo de 1781, pof | la tarde, entraron nuestros viajantes en Madrid; termi'| nándose así la expedición que habia durado un afio, trcS| meses y cinco días. ^ « a. Al fin de su diario, recopilando D. José de Viera la^| noticias principales de este viaje, sienta que corrió más de quinientas ochenta postas fuera de España; que hi2^ noche en ciento siete posadas, y en otras tantas mediodía » que pasó ó tuvo á la vista ciento treiata y ocho rios, y| de ellos veinte y dos en bai'ca; que transitó ó estuvo eBI ciento sesenta y cinco ciudades, de las cuales quince eral" j cortes de soberanos, á quienes fué presentado por la mayo^ f parte, teniendo la honra de haber comido á la mesa coflf dos; que se halló en ciento veinte y cuatro grandes conVJ'j tes de ilustres personajes de ambos sexos, conversaciones " j tertulias, cenas, saraos, refresco y conciertos de músic^ í escogida; que vio ciento treinta y dos palacios reales, si'! tios, quintas, villas, y casas de campo, más de ochen^ i jardines de recreo y quince botánicos, sesenta y una g » ' lerías de exquisitas pinturas, de los principales autora* de las más famosas escuelas; cincuenta y dos museos df estatuas y antigüedades, gabinetes de historia natuí^ y de guardamuebles de príncipes; cuarenta y ocho grafl' des bibliotecas; diez y siete ricos monetarios; veinte / XLIX tres universidades y colegios de primera nota; nueve observatorios astronómicos; cuatro célebres meridianas; trece academias de nobles artes; ocho laboratorios químicos; seis teatros anatómicos; cuatro menagerías ó casas de fieras; setenta iglesias catedrales; cinco sinagogas de judies; cuatro templos de griegos; treinta y seis hospitales y liospicios de ambos sexos; trece arsenales y armerías curiosas; diez y nueve fábricas de cosas recomendables, entre ellas, seis de porcelana; treinta y tres teatros de óperas y piezas dramáticas; cincuenta y un monumentos de antigüedades romanas: como templos, arcos,- vías, &."• ocho acueductos; seis baños; cinco anfiteatros, todo romano; diez lagos muy considerables; nueve montes excelsos; más de cuarenta fuentes púljlicas de primor, en varias ciudades, y muchos canales de navegación y de riego, &.' Restituido D. José de Viera á su cuarto, en la casa del Señor ^ larqués de Santa Cruz, liizo en este ano de 1781, un ciu'so de botánica, con su amigo el catedrático de esta ciencia D. Antonio Paiau, en aquel jardin real de j\ Iadrid; herborizando luego por los campos de Hortaleza, en cuya quinta de los mismos Señores Jklarquéses pasó con ellos dos veranos. Instado entre tanto por sns hermanos desde Canarias, y deseoso de descansar en el benigno clima patrio, que creyó á propósito para una tranquila vejez: tenia puesto memorial en la Real Cámara de Castilla, para el arcedia-nato de Fuerteventnra, vacante en aquella catedral por muerte de D. Eduardo Salí, y con orden sn]) erior para que se le tuviese presente en c\ ialesqniera consultas. Consultóle efectivamente la Cánuira en primer lugar con todos los votos, y el Rey Carlos III se sirvió presentarlo para la dignidad de dicho arcedianato, despachándolo el título en 25 de Julio de 1782. La misma Real Cámara le TOMO I. 7 concedió permií^ o pava que pudiese tomar posesión de cH* ' en virtud de poder, atenta la precisión que tenia de peí' uianecer por algún tiempo en la Corte, á fin de imprimí'' % el tomo 4." de su historia de Canarias, y evacuar otra^ comisiones. Tomó con efecto posesión en su nombre el Sellor Cü' nónigo Dr. D. Nicolás Viera y Clavijo, el dia 15 de Se tiembre del referido año, y el dicho tomo 4.° se dio á H'^ en el siguiente de 1783, reservando un cuaderno qit" también tenia escrito, con el Catálogo de los autores (/ W" habían publicado algunas notieias de las Islas CanarKi^ desde el año de i 402. En el de 1782 había propuesto la Real Acadenii''' Espafiola por asunto del premio de elocuencia, el elogí*^ de D. Alonso Tostado, pero con la desgracia que no s^ presentó ninguna obra que lo mereciese. Volvióse á prO' poner psira el año siguiente de 1783, y I). José de Vier » ansioso de que el crédito nacional no decayese en est » línea, se animó á entrar segunda vez en la palestra, / consiguió otra nueva palma honorífica, pues se lo adjudi' có también el premio y la medalla de oro, en la junt » que se celebró el dia 15 de Octubre, y se imprimió mag' níficamente por Ibarra. En este mismo afio predicó con aceptación ante el Rc^ l Consejo de Hacienda el sermón del viernes de la Sema » ^ de Fasion en la iglesia de San Cayetano de Madrid, por el cual le mandó felicitar el mismo Cuerpo; y otro de infra' octava de Corpus en el real convento de la Encarnación' Asimismo publicó el sexto canto de los aires fijos, inti' tulado La máquina aereostálica, j en las frecuentes conft' rencias que tuvo con su amigo 1). Bernardo Gálves, Co » '' de de Gálves, que murió después Virey de Méjico, sobr^ esta misma máquina, le enseñó el modo de extraer dclcaf u 1) 011 de piedra el ¡ lire iiillamuble, y asistió con otros iute-ligentes ea el canal de Madrid á los experimentos que ' lizo aquel caballero, dando curso sobre el agua á nna barca con velas liorizontalcs, tirada pausadamente por cuerdas, á fin de acomodar este descubrimiento suyo á la deseada dirección del globo aereostático. El soneto que en el mismo año de 83 compuso D. José de Viera al felicísimo nacimiento de los infantes gemelos que la princesa de Asturias había dado a luz, y que era-pieza fios veces jlisio y compaaivo el cielo, &.*, se imprimió por orden del Señor Marqués de Santa enlacen la imprenta de Ibari'a. Con el mi- iino plausible motivo, y por comisión especial de la Academia de la Historia, compuso la oración gratulatoria que este sabio ( Juerpo presentó al lley, príncipes y familia Real, el dia 5 de Enero de 1784-, en el palacio de Madrid, por medio de una diputación, com-luiesta de cuatro de sus individuos, que lo fueron: el Excmo. Señor Duque de Almodovar, que llevaba la voz, y los Señores 1). Gaspar de Jovellanos, D. Miguel de Flores y el mismo D. José de Viera. Imprimióse por D. Antonio Sancha, impresor de la misma Academia. Entre los regocijos púldicos que dispuso la villa de Madrid, para la celebración del nacimiento de los nuevos infantes gemelos, fué. un premio al autor que presentase la mejor tragedia, y la mejor comedia, á la aprobación de una junta de personas peritas, nombrada por el Gobernador del Consejo de Castilla. Lo era entonces el Señor Conde de Cuiiq) 0iiiaiu'>, y éste nombró ¡ i 1). José de Viera para uno de los cení- ores do las ]) ic/. as dramáticas, en el pa- ]} C'l que le pasó el í2 de Abril, firmado de su puño. Las juntas se tuvieron en la ]) osada del SeHor I). Gaspar Melchor de Jovellanos, Ministro entonces del Consejo de Ordenes, LlI y V4era analizó y íorinú por esi'i'itu el juicio que se debií*^^ hacer de la mayor parte de las muchas piezas que concui" ^ rieron, á que accedieron los otros censores, siendo la co- ,, media de las bodas de Camaclio una de las dos á que \ iO^ su dictamen se adjudicó el premio. Ya desde que se recibió por individuo de la Academia de la Historia, le ha>) ia cometido csíe Cuerpo la ceii' : sura de diferentes obras literarias, que para poder dar a • luz le remitió el Consejo; pero en los años de 1783 y S- í » \ le remitió éste directamente al mismo Viera diversas | obras, libros y sermones, por medio de papel, que de ór- » den de aquel Supremo Tribunal, le dirigió su Secretario | D. Pedro Escolano de Arrieta, accediendo en todo á sU i dictamen. De algunas de estas censuras, las más curiosas, | formó Viera un cuaderno que conserva entre sus manuá' » critos. I Como se iba acercando el tiempo de su sensible separa- I cion de la ilustre casa de que habia sido familiar durante | 14 anos, para retirarse á las Canarias, y residir su digní- I dad en la santa iglesia, quiso dejar á los dos hijos va- | roñes que tenian ya los Señores Marqueses, que eran ahí- | jados suyos, por haberlos sacado de pila, un pequefio mo- \ aumento de su cariño. Tal fué la obra del Amigo de los ni' \ ños, en dos cuadernos, imitando la que habia publicado e » ; Francia Mr. BerqTÚn, compuesta de cuentecitos morales, muy ápropósito para su instrucción y recreación, tomando también algunas cosas del teatro dramático de educación de madama Genlis, y de los Indios del célebre Salomón Gesner. (*) Pero la obra que por aquel tiempo habia llamado más su atención, era la traducción en verso castellano delpoc (*) En el aflo de 1803 se imprimicí en Cariáis a con el título de « Cuentos J* Niños. » ntü ( le 1^ 1 y., j¡ • limpio ' i , „ / ' • " • ^'"' V^'"' ^^''"^"'•- ^^'-^'' t'lw'la y puesta en « on urad 01 • ' " ' ^' ' ' ' ' ' ^'^ -"^^ ió el Consejo á la alguno e l ? . " ^ " T " ' " ' '"^ -'^^^'^"^^' y - t « ' í l - ^ « I - a p X c i o u l ? v ' ^ " ' T ' ^ ^ ^^=^^*^ « ^ '^ ^<^ Setiembre, ' - to d , r c i " ' " " = •" I"^^ « ^- ^^^'^-^ q - el yapoHoM:; t::::;:: r::;:;.: tft""^^^ le. Wu á otra, u u a ' ^ t ^ do ' " ' >"''""^ ^^^^^^^^'^^^ ^^ « ^^" a escrito en s u ^ s p e c i r : n . u r ^ ' r " ^ ' ^ ^ ^ ^ ^^^ - h-' ^ ion saliese más cabal L l T '' " ' ' ^'^^^'^ ^^^ « ^'^ ^ raduc- --^- era de deseí: ^ ' . e ^ t i ! " ^ ' ^ ™ ^ ' '' ^^^ ^ - - aquellas notas onn o 7 ? ^''^'^^^ en en castellano todas ^^ l.-.. os c u a : r : r t t ^ ^ ^ ^ ' - ^ ' T f ' ^ ^'^ P^^^^'^^' >' .^- ndo el Consc o r f r a " T I f ^ • " ^"^'^'^' ""^ ^ « Pia . le esta censura ^ 7 ^ 1 / "''' ™ '' ' ' ' " ' ' P^^ « adicionase con a r " o.^ Ha su^ l '^"^^' ' "'^ ' ^ ^"^ ¿ e Madrid iba .'. o,. , " ' ' ^^^ '^'^^^^ despedido cer de allí'sn l i e T ' í í ' '" ™ '^^'^^ '' ^ ádiz paÍ- a ha- « atisfacien lo 1 : '!'"-" ^ '°^ ^'*^^^^^ ^^° ^^ <^ ensores, r e f r e í ¿ e l t i ' " " '^^^ ''^'''''^ P^^ ^ pénas habi^ otra creerá hecha por I). Bcnnuu. to d r ^ ^ I ?""'' - ^ a^ gun enfado, tuvo por c o n v e n i e n t r l i ; ^ S " K " " ( le Maílrid, y . Tuard- ivh, .„,+ ^- eiietuai la suya 1 j fcuauunia entre sus n< n- ir. ir> o. ,. . que luchase co„ las „„.„, „„, íraducd » " "^ '''''"' LVI acia á los cabildos; de la sede vacante; del curato de '* « Catedral, &.* El segundo cuaderno trata de la fundacio" « de la Santa Iglesia de Canaria, erección de su Catedral « y Cabildo, su traslación de Eubicón de Lanzarote, y si' « primeros Estatutos; del patronato llcal; délas cualid^' « des para obtener las Prebendas; de las canongías d^ « oficio, y capellanías reales; de los curas de sagrario'; "^ i « los antiguos honores y preeminencias del Cabildo; de \^ < « vestiduras canonicales; asiento en las iglesias; sede v » ' ; « cante y sede plena; procesiones generales; visita episcO' j « copal; conjudices; distril) Ucioncs cuotidianas; servicios* ¿ « la patria; donativos á la Corona; obras pias; uso de 1* | « iurisdiccion económica v correccional. El tercero cuadei" | « no contiene el plan de los Estatutos dispuestos por titU' | « los, por capítulos, y los capítulos por niimcros. » Otí"^ útilísimo trabajo emprendió D. José de Viera en obsequi" | de su Cabildo, por los afios de 1794, tal fué el de 1"^ | extractos de las cosas y especies más memorables é instruC | tivas que se contienen en la serie de sus actas capitulare^ » I desde el aflo de l o l4 hasta 1791, para cuyas memoria I de casi tres siglos, reducidas á anales, tuvo que repasa^ i uno por uno todos los lil) ros de acuerdos, muchos de ell"^ ¡ de letra extrafla y casi apolillados. Constan dichos extrae | tos de seis cuadernos en folio, y el Cabildo acordó darf* i gracias por este servicio, y le regaló una excelente escri' ¡ banía de plata. También admitió en 1799, el encargo de ordenar te dos los papeles, bulas y otros documentos que se custc diaban confusamente en el archivo secreto de la Saii*^ Iglesia, formando de ellos un catálogo metódico, con "' índice alfabético de las principales materias en dos c^ x » ' dernos. En 1788 habia escrito un papel probando con dccl^' I. VII racloucs de la Sagrada Congregación, qne las dignidades no pueden ni deben pasarse de unas sillas á otras de las de su gremio, y mucho menos bajo el pretexto de guardar simetría en los coros. En 1793 dio un iuformc dirigido a arreglar en diferentes cosas la función y solemnidad de Corpus en la Catedral, á que accedió el Cabildo, mereciendo en todo la aprobación del Señor Obispo Tavira. En 1794 compuso una disertación litúrgica, sobre que el ti- uncar las profecías que se cantan en el coro, no puede sostenerse como una costumbre loable por ser una evidente corruptela. En este mismo afio á instancias suyas, se resolvió el Cabildo á mandar que en lugar de los villancicos que se cantaban en los maitines de Navidad y Epifanía, se cantasen los responsorios propios del oficio de ambas festividades: y el mismo D. José de Viera alcanzó de su amigo el Señor D. Pedro de Silva, capellán mayor de las Señoras de la Encarnación de Madrid, el favor de que aquella capilla franquease copias de los que allí habia puesto cu adndrable miisica el célebre maestro compositor Hila, que llegadas á Canaria se empezaron a ejecutar con universal aceptación. En 1795 escribió el papel intitulado: Aserciones capciosas y erróneas o falaces conleniJas en la representación del Señor Dean Rúo á la Real Cámara de Castilla contra su Cabildo, sobre la llave del Monumento, disipadas por la verdad. Y otro papel no menos célebre intitulado: Pícconvcn-ciones ( pw el procurador del Illmo. Cabildo de la Sania Ljle-sia de Canaria, hace al procurador del Señor Dean Rúo, sobre su pedimento presentado al Señor Provisor López Amó, en asunto de la llave de! Moinnnenlo. En 1788 habia hecho ¡ i súplica del inquisidor presi- ToMO I. 8 L V I l l dente de Canaria 1). Cándido Alarilla, la traducción " un catecismo católico, en idioma inglés, que se distribuj por los Tribunales de España de orden de la Suprema, cO' i mo muy acomodado a la instrucción de cuantos abjura » ' : do sus errores, abracen la verdadera fé. El Comandante General de las islas D. Antonio G » ' tierrez, nombró en el ano de 1793 á D. José de Viera l^^ \ revisor real de todos los libros é impresos extranjeros ([^^ llegasen á la Aduana de Canaria, en virtud de faculta'* i superior. : Por lo que mira al ministerio del pulpito es bien nC j toria la aceptación general que se consiguió en Canarií*' | desempeñando los sermones panegíricos de las festivitl*' | des más célebres. En el primer aflo de su residencia, pr"' i dicó el de San Agustín en su convento, cuya oración tu^" | la fortuna de hacer la más viva y extraordinaria impr*'' í sion en el auditorio, resonando por todas las deniíls isl^ | el eco, quizá porque se notó no sé que nuevo género de ele i cuencia. Siguieron en los afios posteriores, los panegírica' | de San Ildefonso, San Bernardo, Santa Clara, San Pcdr*' » I Nombre de Jesús, octava del Corpus, de la Natividad o* í la Virgen en Teror, de la Asunción, de Santa Teresa,; I de San Marcial, &." * Durante los pontificados de los Señores Obispos PlaZ*' I Tavira, y Verdugo, asistió como examinador sinodal < 1^ \ Obispado á los exámenes de ordenandos; y en todos '" J i anos fué siempre el presidente de los que se tenian en f |, }) alacio episcopal para los colegiales del seminario conC*' j » liar, en la mesa de lógica y física, metafísica y ética. | En 1797 por muerte del Arcediano de Tenerife D. P^ mingo Vignoni, recayeron en el de Fuerteventura D. J"^ de Viera los poderes del lUmo. Sefior Obispo D. Man'' Verdugo, ausente en la Península, para el gobierno de ux diócesis de Cuiiaiia, cuyo cargo desempeñó liasta el dia ( j de Junio de 1798 en qíic llegó el diclio prelado, habiendo í'scrito entre otras una carta circular á los curas invitán- ^ loles enérgicamente de orden del Rey á suscribirse al Se-riiaiiario de Agriculliira, papel periódico que se publicaba Oü ^ ladrid. Ya en 1790, hallándose el Excmo. Señor D. Antonio Porlier, Marqués de Bajamar, eu el empleo de Secretario de Estado y del Despacho de Gracia y Justicia; y no olvidando la. íntima amistad y carino con que habia tratado casi en todos los días eu Madrid, durante largo tiempo, á su paisano D. José de Viera, y en Toledo donde pasaron juntos una Semana Santa, le convidó por medio de otro ilustre amigo, con el acomodo de Suniillers de Cortina de S. M. ó con una plaza de Juez Auditor de la Rota de la Nunciatura, en caso que gustase volver á la Corte: lo que Mera agradeció mucho, mas no admitió. Cuando en el ano de 178S, hizo en Teror D. José de ^ lera el examen analítico de aquella fuente de agua agria <. on varios experimentos químicos, sobre la naturaleza del aire fijo ó gas carbónico que la constituye acídula, escribió una memoria circunstanciada, que remitió á la Real Sociedad Económica de Amigos del País. La Sociedad reconocida á este nuevo presente, y á las circunstancias que concurrían en el autor, acordó nombrarle por su socio honorario, cuya distinción admitió con el mayor gusto. Ya desde 1.° de Mayo de 1778, habia sido también numerado en la lleal Sociedad de Tenerife, bajo la misma calidad de honorario, de que se le remitió á Madrid el correspondiente título. Siguió Viera leyendo en dicha Real Sociedad de Amigos de Canaria, otras diferentes memorias que fueron: Examen analítico de la fuente agria de Telde, sita eu el barran- LX co del Víille du Ciisarcs. El de ]¡ i fuente llamuda de M^' rales, á súplica del corregidor D. Vicente Cano. Notid''* sobre las minas de carbón de piedra, su naturaleza, <^' Sobre el ricino ó palmacristi, ó higuera infernal, 1'^' mada vulgarmente tártago en estas islas, sus utilidad''' económicas, sus virtudes medicinales, &.° Sobre el azaig^' tasayo, ó raspilla que es la rubia silvestre, para el tin*" rojo de lana, su uso, su cultivo, &." Sobre el modo "" hacer el crémor tártaro y el cristal de tíírtaro de las r**' suras de las pipas y toneles de vino. Sobre algunas ol » ' scrvaciones relativas ú la cria de los gusanos de seda. So' i bre el modo de quemar el cófe- cófe yerba barrilla, par^ f liacer la sosa ó sal alcalina. Sobre el modo con que se h » ' I ce en Francia el carbón de leña. Sobre el modo de forin'^' l pasta de la yerba orchilla, y su uso cu los tintes. Sobi^| el modo de renovar los sombreros viejos. Sobre el mod"! de desengrasar la lana. Sobre varios secretos para el u^" í , . . 1 del arte de plateros y orífices^ y dar distintos colores ** oro, &.' Sobre el origen, naturaleza, cultivo y usos eC'l nómicos de las papas. Sobre el modo de hacer pan de p^' | pas. Sobre el modo de regenerar la buena semilla de I**! papas. Sobre el mejor uso que pudiera hacerse de la p'' j ta ó agave americana. Sobre algunas utilidades de la lioí' | tiga picante. Sobre el modo de hacer queso de leche ¿ ^ 1 vacas á la liolandesa. Sobre el modo de pulimentai" " ! mármol, &.' ; Para instrucción del público, y en obsequio de cs*^ mismo Real Cuerpo, trabajó en la formación de un cxW'^' Í, lo puntual de las actas de la Sociedad Económica de Can^' f ría desde su creación año de y 777 hasta el de 1791, saca<'^ de los cuatro volúmenes en folio que las componen, y c'''' una introducción importante que debería leer todo bn^ I) atriota. LXI 1- 89'''"! ' '*^'' "'"'"'^ ^^"^'^ ^ oá,^\ ai\ celel)!-,', en Murzo de líev D'p" 7''^^^^ « l^"^^ s H la Uicna memoria del Seí\ or Semi. nño r ü r ' ' ' ' í ' ' " " " ^•"^*^'^'^"^'' ^" ^^ ^^ lesia del sentó de las isla, oi TU O ' ^^^^ S » que se au-la Plaza, ^ ^ ^ . ^ Z ^ ' ' - ^ ^ ' ' ' ' '' constantexnentc hasta este a k o T i S o T T c Í f " 7 " ^ ° compuso y leyó en junta de 1801 1 , i'-^ ? '^ ^^^^ mencionado Señor Obisno V l'^ l^^'^^'^ ^^ « « ^ « ^ ^ « 1 < 1^ la Roche, s u ^ l e o Z V i l T • ^ ' ' ' ^ " " " ^ ^- ^^^ memoria para este T ' "^^^' T^*^^"^ ^'^^^' « ^ < lc inmortal Infli ' ^ ."^ ^'^'^ afligió á Cádiz. Socledad'cleTsíoh'l'" ^' ' r'°^"'^"^' ^^^ ^^'^^^"'^ ^^ ™ i « ma l> ara euv; costo? M'-' Canaria una pequeña imprenta, la habiarrigfdo "' ^ ' " ^'^^ ^' '""^ « ^ ^^- P° ^ 1 - ^ c n s n a r ^ ^ ^ ' ' ' " ' ^ ' " " ^ ' ^^^ unas composiciones poéti- D. S ^ I V ' ^° ^" proclamación del Ser. or Rey Y en medio del general alborozo de las isla^ ñor In ., .. alada victoria que obtuvo en la noche del 2 i t i H { T' 1.0 de 1797, la plaza de Santa Cruz de Teñerifo . \ .' i " - ^ - - ' ' i.. e hizo la escuadra in^ le a de Con 7 '''' K c d s o n c c . p u s o l a c . e b r e o . . q ; ^ ; : : : : ^ ^^ dad de la Laguna por Razanti. LXII También se imprimió allí el año siguiente el sonet" | elegiaco en la muerte del Señor I). Diego Nicolás Eduardo » : Tesorero dignidad de la Santa Iglesia de Canaria, singU' ; lar arquitecto que habia dirigido la nueva obra de aqu^* i templo. Desde que D. José de Viera regresó á las islas, se aplí' có con singular placer al estudio y conocimiento cientííi' \ 00 de las producciones naturales del país. Habia ofrecid<' ¡ en su historia de las Canarias el tratar de estas materias » ; con cuyas mii'as empezó á hacer algunas colecciones d^ j piedras, lavas volcánicas, tierras, arenas, conchas, n) i' | nerales, « &.", y á distinguir y clasificar las aves, los brU' | tos, lospcces, los insectos, &.', observando botánicamente | los árboles, arbustos, matas, plantas, yerbas, &.* A íi"* I pues de fijar los resultados de estas indagaciones, trabaj*^ « y escribió la obra que ha intitulado: Diccionario de IlistO' í ria Natural de las Canarias, ó índice alfabético de los ti'C^ reinos, animal, vegetal y mineral con las correspondencia^ | latinas, trece cuadernos en cuarto, año de 1799. | Deseando introducir en la provincia la afición deleita' t ble al estudio de la historia natural, que hasta entonces | casi nadie habia saludado en ella, juntó en su casa, afio de i 1790, algunos amigos y personas de buen talento y gusto » ^ á quienes en dos sesiones por semana dio un pequefio euf | so, teniendo á la vista las muestras de los objetos natur » ' i les de que se trataba. Aquí se recorrieron los tres reinos d* | la naturaleza, y se hicieron varios experimentos sobre \ o3 \ gases ó aires fijos, con otras curiosidades químicas; de m^' ñera, que fué esta la época en que se empezaron á formí*"^ en las Canarias algunos rudimentos de gabinetes de historia natural, de que no se tenia idea. Al mismo tiempo, y en algunos ratos perdidos, se di' vertía Viera en traducir en verso castellano los siguieO' LXIII tes célebres poemas franceses, eu lo que nuestra nacbu y nuestro idioma pueden haber recibido un servicio considerable. Haremos mención de estas obras por su orden cronológico . La elocuencia, poema didáctico del Señor canónigo La Serré, con un prólogo del traductor, alio de 1787. Los jardines ó arte de hermosear paisajes, poema del Señor abate Delille de la Academia francesa, con un prólogo, año de 1790. La felicidad, poema moral imitado del que tiene en francés el mismo título por Helvecio en cinco cantos, ano de 1792. Las costumbres, poema filosófico moral en tres cantos, obra casi toda original, año de 1796. Los meses, poema didáctico en doce cantos, imitando al de Mr. Bucher, pero original por la mayor parte, ano de 1796. La herniada corregida, poema épico traducido del francés, año de 1800. Ensayos sobre el hombre, poema del célebre inglés Alejandro Pope, traducido en verso castellano con arreglo á la traducción francesa de Resnel, año de 1801. El hombre en el campo ó las geórgicas francesas de Delille, poema en cuatro cantos, traducido en verso castellano, año de 1802. También le servia de entretenimiento la traducción de las siguientes tragedias: Los Barmecidas, tragedia de Lahai'pe en verso castellano, año de 1795. El Conde de Waniick, tragedia del mismo autor, año del 795. Musíafa y Zeangir, tragedia de Chamfort en verso castellano, año de 1800. LXIV Junio Bruto, tragedia traducidii del francés, ufio * 1800. ; La Merope, tragedia del Marqués jMafíci traducida ¿ ^ j italiano en verso castellano, año de 1801. Tradujo asimismo las pequeñas piezas siguientes: El labrador, pasaje de las geórgicas de Virgilio, ^^ • de 1801. Arista, soliloquio poético en verso endecasílabo tom*' ; do del célebre Gesner, año de 1801. i La sátira de Boileau intitulada el hombre, en verso ca^' | tellano, afio de 1802. j El célebre idilio francés de Madama Deshoulieres (^ | empieza: Uélas petits moulons, año de 1801. I Lna epístola á Bonaparte, primer cónsul de la Repi^' | blica francesa por G. Bouroge, año de 1800. | En este mismo año de 1800, compuso un poemita el* octavas, intitulado: El Can mayor, ó Constelación cañar*' de trece estrellas isleñas que han Irillado en el firmamei^ v español reinando Carlos IV. , Escribió un cuadernillo con el título de mis últifí^^ f poesías sueltas, y contiene muchas octavas, rimas, madrt' i gales, sonetos, epigramas, seguidillas, décimas, idilio^' | apólogos, cuentos, &.* ? En 1797 habia puesto en verso castellano los responde 1 rios de los maitines de Navidad y de Epifania, que se caD' i tan por la capilla de la Santa Iglesia de Canaria. \ En 1801 todo el oñcio de Dolores de nuestra SeñofOi^ en verso y prosa. En 1802 el oficio del Santísimo Sacramento, en la nii^' ma forma, y la prosa de difuntos, Dics irx, dies illa. Otra obra en que trabajó muy gustoso fué la moral i^ la infancia, puesta en cuatrocientos cuarenta y cuatro i'^' dondillas, traducida de la que en francés compuso Carlea' LXV ]\ Iurel, conforme á la quinta edición de 1800. Tiene también entre sus papeles traducida la conversación del Mariscal ( le Hocquincourt con el padre Comaye je-suita, por los años de i654, pieza muy celebrada que se halla en las obras francesas de Saint Evremond. L'n discurso filosófico sobre la muerte, y tres discursos políticos reservados, sobre ¡ a moral, sobre las arles y las letras, y sobre el gobierno eclesiástico. Compuso año de 1800, una breve imticia de las mejores obras de arquitectura, pintura y escultura que hay en la catedral de Canaria, y en otros templos de las islas, y de sus autores: pedida para el Diccionario de los profesores de bellas artes que han florecido en los dominios de España, y publicaba D. Juan Cean Bermudez, individuo de la Real Academia de San Fernando de Madrid. Tiene cuatro tomitos en cuarto que sen: copiador de algunas cartas familiares escritas por D. José de Viera, á diferentes personas esclarecidas por sus dignidades, clase, empleos, literatura y buen carácter de amistad y virtud; en las cuales se tocan muchas especies y puntos curiosos y agradables, con estilo fácil, decoroso é ingenuo. Últimamente, en Abril del año pasado de 1802, compuso é imprimió en la imprenta de la Real Sociedad Económica de esta ciudad de Canaria, nn soneto elegiaco, á la funesta noticia del fallecimiento del Excmo. Señor Marqués de Santa Cruz que empieza: ¿ Con que perdió su Grande ya la Corte? También se imprimió en la misma imprenta, aflo de 1803, la traducción en verso castellano de los himnos de las festividades de los Dolores de Nuestra Señora. Tradujo en el mismo afio de 1803, los himnos del patriarca San José, y el poema heroico cómico del celebre inglés Alejandro Pope, intitulado El rizo de los cabellos robados. TOMO I. 9 l. XVI En el niisiuo año: or/ ai- ai'á liis í'eliccs nupcias del pi''' mogénito del Señor jMarqués de Villiuiueva del Prado coP la heredera del Señor ]\ íarqucs de Acialcazar y Torr^' hermosa, impresas en Canaria. Recibió y aceptó el nombramiento de individuo as^' c^ do correspondiente de la Sociedad Académica de Ci^' ' das de Paris, instituida el año octavo de la RepúbU*^* ; francesa. El títvüo es firmado por el ci\ idadano Cousig^^^' por Le- Clerc de la Lolombier, Vice- presidente, por Dup'^' \ cy, Secretario perpetuo, y por Douhlc, Secretario temp^' g ral, y dice haber sido por deliberación del dia 12 pluvi"' | so y año 10 de la República. I Eo 1804., compuso una oda anacreóntica intitula"* | La mujer. | Un soneto al magnífico recibimiento que se hizo en '* | plaza de Santa Cruz á la expedición real de la vacima p^' t disposición del Comandante General, Marqués de Oa^ I Cagigal. I Epitafio del Almirante iSelsoii en una décima impí"^'! | sa en la ciudad de la Laguna. I En 1806 las bodas do las plantas, poema original ^ i un canto en octava rima. ^ I Librito de la doctrina rural para c¡ ue se apliquen losy I venes al estudio de la agricultura. Se imprimió en Canari** j En 1807 noticias del Cielo ó astronomía para niños, ^ \ imprimió cu Canaria. Noticias de la tierra o ( fcografta para niños. \ La Berenice, tragedia de Juan Racinc. , En 1808 variedad de versos á la caida de D. Ma » '* Godoy, exaltación al trono del Señor D. Fernando VI" y pérfidas tramas de Napoleón Emperador de los fraii'^ ses, contra la corona de España. Octavas compuestas con motivo de la función de » lAVll ( W r •^"'' '''^'''"•" ""^ ^'=^^ il'^'^ ( iimcuú permanente en « • ronero? ''' f"'''" "^'"•'""' '""^^ t^^' o ''^ 1'^^ renuncia de la ^•" músic! ""'• ''''' '''''"'" '" « '•-- C « - r,- a, puesta Habiendo hecho don +' ' « ¡ i - do Canaria el I l l m ^ I V o / D Y - ^ ' ^ ' Í ' ^ ^ ' ' " '" Obftpo de Arequipa de „ n 7 •^'''' ^"^ ^^ Encina, « e pudiese fijar e r e ' l l a K r r i r ^ ^ ^^^ P^^' P - ^ < 1^^ « ^ « la dicha habitación 1 ' ' ^^'" j°' ^ ^^^" ¿ nl- D. José de Vio r : ^ T'"^'^'^*^ deteriorada, se aplicó de decencia, con ' t^ d! ^ "• ' ' '''''' correspondiste Tomand; el c o ^ . ? ' " ' " ^ « ^"'^^^ e"^- P « ^ o « - ' estas islas y L ' T T ^' ^' ^ ^ " " ^ "^- « ho ¿ rédito en tivo de k s ' y e r W ? ? '^^ "^ « « ^ d^ res extender el cul-cttriosa que intihilf r P'"*^"^^"' « « "^ P^^^ o una obrita ' « i « ^ á « u costa, a r d e 181 i '' ' ' " ' ' " ^ P " ' - u^ crtl; ¿ ^ aTHa'Vd^ f "• ^^^"^^ ^^^^^ « ^ Canaria. ''' ^ ^^ -^^^^ O' « « imprimió en Japel erudito sohre cementerios y sepulturas eclesiásti-bres eTr^ dondUlaT'^'"' """•'"'' ^ "*"' ''*'''""'''* '^^ ^ « "^ '• « " » - APÉNDICE. Eii este estado quedaron las Memorias del Señor Vi<'' i ra á su fallecimiento, acaecido en esta ciudad de Las P**' g mas de Gran- Canaria en la madrugada del 21 de Febr^' | ro de 1813. j Erigiósele un tosco túmulo de piedra y cal en el cC | meiiterio católico de dicha ciudad, á un metro tres dec^' ¿ metros del muro del norte, y como á ocho metros y m"' 3 dio de distancia del muro del poniente, permaHecieii'í'' en él sus restos hast^ el 19 de Diciembre de 1860, c" que se derribó para kacer la traslación de los misi » ^ provisionalmente, á uno de los nichos del nuevo pante^" de los canónigos, construido en el mismo cementerio, 1 una lápida marca el sitio donde descansan las ceniü*^ de este Ilustre Canario, hasta que con el tiempo se 1^' | vante un sepulcro consagrado exclusivamente á perpetua | su memoria. | Al hacerse la exhumación, se haHaron aquellos resto^* > casi todos deshechos, á excepción de la parte superior de* cráneo, las canillas, y los huesos largos de los brazos, cJi' contrándose entre la cal que los cubria, dos hebillas "* acero una de las cuales estaba rota. Su estatura era mas bien alta que mediana, delgft^"' los ojos grandes de color pardo hermoso, lo que demuc^' tra que sus cabellos debieron ser de igual tinte en su j ^ veutud, la ceja bonitamente arqueada, frente grande ; LXIX ' aunque a„ racinrlo '^"^'^ y ^^^' U^ roporciouada; la boca ^• olor defroTt!; J " " ^ ' ' ' ' ^^''*' ^'"'^ a, barba pequeña, el vejez. ' ^ ^ ' ° ' ° ' P^^'*^ Pulido y descarnado en su antes de morir el Señor V ' ^ ssavarry, pocos dias nüsmo que conserva O T L I " ! ' ' " ' ' ''"^'^'^^' ' ^^ ^^ rnoasr iealsI. l l„. o. Cabildodeesl^ s^:" ^" '^ ITglTe s'ia" ' Cna'te' d" ra'' l^ ^ d" e' " C^^ a-- PRÓLOGO. LA historia natural de un país, no es otra cosa que la descripción de sus sustancias y producciones en sus tres reinos, animal, vegetal y mineral; por consiguiente es el conocimiento exacto de lo que puede hacer el capital de sus particulares excelencias, riquezas y recursos. ¡ Pero, cuántos nacen, viven y mueren en \ in territorio como el nuestro, sin conocer lo que ven, sin saber lo que pisan, sin detenerse en lo que encuentran! Para ellos las plantas más singulares no son sino yerbas; las piedras y las tierras, casi todas unas; los pájaros los mismos que los de otras provincias; los peces los de todos los mares Es verdad que no faltan hombres, que advertidos por el continuo ejercicio de su profesión, distingHen fácilmente aquellas cosas con que se han familiarizado desde la niñez. Dale el labrador á las yerbas del campo, los nombres buenos ó malos que les dieron sus abuelos; el cazador á las aves; el pescador á los peces; el ollero á los barros Conocimientos, pero conocimientos groseros, superficiales, de muy poca utilidad, pues sujetos á equivocaciones y errores, no salen de la limitada esfera de esta clase de gente rústica, y se ocultan á los demás, con perjuicio de las artes, de la economía política, de la materia médica, de la industria, del comercio y aun de aquella loable vanidad, que sienta bien al ciudadano que se precia de que la naturaleza haya favorecido su patria con dones sin^ ularcí. LXXII Es, pues, la historia natural del propio país, uno de los estudios más importantes, más ameno y más digno de los racionales que lo habitan; pero no basta que este estudio sea vulgar é imperfecto; es necesario que también sea científico, quiero decir, acompañado de aquellas nociones que se hacen indispensables para poder discernir » fondo las cosas; porque es necesario saber la clase, género y especie á que pertenece una planta ó una piedrai ó un mineral, ó un pez, un ave, un bruto, un iiisecto á fin de no ignorar el nombre común ó latino que le dan los naturalistas, mineralogistas, y botánicos, sin cuyo lenguaje no es posible entenderse con las demás naciones, ni con sus sabios, ni con sus libros. Si soy canario ¿ por qué no he de dar bastante razón de lo que hay en estas islas, y de lo que no hay? ¿ De lo que abunda en ellas y de lo que escasea? ¿ De lo que les es privativo y de lo que les es común co^ a otras comarcas? No me basta, por ejemplo, saber que sobre el pico de Teide en Tenerife se encuentra cierta concreción blanca, deleznable, salina, que hace efervescencia con los ácidos. Me es muy conveniente no ignorar, que este es un precioso álcali mineral, una barrilla nativa, una sal NATRÓN, igual ó quizas superior á la famosa del Egipto. No me basta saber que entre nuestros Xiiagarzos se cria la planta que llaman Vaquita, rae es útil el saber también que esta- es el//// » OÍ'/. S7O^ celebre ingrediente de la triaca: que el Azaigo ó Tazaigo es la Rubia tinctorum: que el Tártago es el Ricino ó Palmacristi: que lo que algunos equivocan con la Gilbalbei'a es la Zarzaparrilla: que la Retama blanca ohrosa, y la amarilla de cumbre, la Ñola ó Algarilo-pa, el Bicácaro, la Tabaiba dulce son peculiares de solas nuestras islas. Que en ellas es asombrosa la variedad de lavas volcánicas. Pómez, Tobas, Chorlos, Azu- LXKIII ''^^^ Que poseemos el Trípoli, la Tiza, la Tierra de nombra, la Creta, la Arcilla, la Greda, el Bd rojo, y el « neo, el Ocre, la Piedra fétida de Puerco, el Marmol, el ospp^ el Cuarzo, el Espato, el Pedernal, el Granito, el J'istal de Roca y Cristal de hlandia, la Sa7 giema;, la Sa/ Jauber, el Feso. Que el árbol que llamamos / íoí/ a no es ^'^' i^ ya, sino una especie muy particular de Acebo: que el y^ niácigo no es Almacigo sino Terebinto: que'el Til no es " O) sino una especie de Laurel ( Laurus magnolise fo- ^^' que el Viñdligo es también de la familia de los lau- ^ les, y que los ingleses lo confunden con la Caoba. Para adquirir esta patriótica erudición sin afán y sin basto, era preciso una < íbra elemental, ó por decirlo así, ^^ icipal, que nos abriese el libro voluminoso de la na- ^'' aleza, y nos sirviese como de prólogo para leer el capitulo ó. párrafo perteneciente á las Canarias, y esta obra 1^^> como tan ardua, sólo debia emprenderla un talento j^^ s perspicaz é instruida, soy yo quien tiene el arrogo ^ bosquejarla, mientras se aparece otra pluma más in- ^^ igente que la desempeñe mejor. Parecía que las ocu- Pacioiies de mi destino por una parte, y por otra la im-iOsibili( ia ¿ de andarlo y verlo y examinarlo todo, eran '^^ táculos que podian arredrarme en el trabajo; pero tal para mí el hechizo de las gracias de la naturaleza, ^ ^ 1 embeleso que me infunde su dulce contemplación, ^^ <^ s el deseo de que mis compatriotas adquieran algu- '''^ s noticias más puntuales de las producciones espontá- | ieas de nuestras islas, las disfruten, estimen, y las cele-j ^ n> que no he recelado aventurarme á formar un catango de todos los conocimientos que he adquirido, y de ° s descubrimientos que he logrado hacer. En tan vasto Pf^ yecto, me alientan algunos libros de los mejores botá- "^ iicos, mineralogistas y naturalistas, que poseo: me alien- ToMo I. 10 LXXlV tan las correspondencias de amigos de esta isla de Canaria y las demás; y me alientan en fin aquellas cortas luces que no dejé de adquirir en el curso de historia natural que hice con el célebre Valmont de Bomare, durante nú mansión en París. Formaré pues, de mis apuntes, el ensayo de un Diccionario de Historia natural de las Canarias, procediendo por orden alfabético en las materias, método que se presenta como el más cómodo para el que las trata y el que las aprende, y el más fácil para el qtie las escribe y para el que las lee. ¡. Dichosas tareas, por cierto, si se consigue inspirar en la curiosidad de los Canarios el gusto de la historia natural! De este estudio casto y delicioso de las raaraTillas del Criador: de este estudio que sólo puede contribuii' á hacernos llevadera y aun feliz la soledad de nuestro archipiélago, y su distancia del espectáculo pomposo, pero frivolo, del que llaman gran mundo. Creemos que la naturaleza tiene también en estas peñas su corte, su grandeza, su brillo, su ostentación. ¿ Y por qué no hiemos de creer igualmente que habitamos en los Campos Elíseos? Las Canarias lo fueron en los escritos de los jwetas: séiinlo del mismo modo en nuestra noble ilusión. Hagamos por complacernos con unas islas llamadas Afortunadas, quizás por su aventajada situación, por su clima benigno, por sus apacibles estaciones, por su suelo fértil y liberal que en parajes nos da cada aflo una misma tierra cinco cosechas, á saber, dos de maíz y dos de judías con otra de papas: tan bueno en fin, que nos concede las frutas sazonadas, las carnes tiernas, los pescados sabrosos, los afamados vinos, las miéses con un número infinito de macollas, las maderas de algunos árboles muy raros. Yo viajo por el país, lo encuentro sumamente fragoso y desigual; pero á cada pato se muda la escena, y voy LXXV • cubriendo con sorpresa agradable, diferentes puntos , ' ista y perspectivas que forman cuadros de paisajes, ' graciados, ya majestuosos, ya risueños, ya terri- ' -^ llá una cordillera de cumbres nevadas y de espadas sierras, á Aceces frondosas. Acá un cerro emi- <^ i Un roque piramidal, un barranco profundo, un 6 anieno, una caüada, una ladera, una rambla, una atleta de lavas de volcan, unas playas todas de * s finas ó de callaos y guijarros redondos. Aquel es 1 plisar obscuro; el otro un bosque siempre verde de j. . ® ^ 6s, acebiños, barbusanos, vifiátigos, tilos, bayas, ^ j ^ ^ , acebuch- es, paloblancos, mirmulauos, lentisaos, ^ ^^ Estos son los caudalosos an^ oyos que naci- ^ , ^ lueiites puras, de manantiales frios, se reúnen, ^ j ^ pel\ an, serpentean y corren por entre Mmes, jun-do ^ cimbres, para regar viña*, huertas y sembra- Ren' ^^^^ impeler las ruedas de los meninos y de loa in- ° s de azúcar; para abastecer las poblaciones y ale-aiv -^ otras son de aguas agrias medicinales, que el pro ^ ^^^^ carbónico) que contienen, las conserva siem- ¡ 5„ ^*^ ülas. Aquellas son l* s cuevas cómodas y silencio- ( jQ ' ^*^'' adas de los primitivos Guanches, en donde se ^' an todavía algunos de sus incorruptos cadáveres. ^ Cah ^*^^^' J "^^ acompaña un caballero de Madrid que ííüe f ^^ ^^^ g^^ á estas islas. Él extiende k vista por « tn '^"^^ campos: se para, y atónito me dice: « Hállo- « te- *^^ ^^^ P^^^ donde todavía conozco muy poco la gen- « ra' ^^^° conozco mucho menos las plantas. Todo es pa- « de ^^ ^''^'^^' 0 • ¿ Cómo se llaman estos árboles que me ro- D '*• ^^ los he visto nunca » Aquel, le digo, es un Pte<?°'. ^^)' o jugo purpúreo es una sangre, una resiaa fj.) ji **• J-"* otra es una Palma descollada y longeva, cuyo ® *^ n dulces dátiles. Estos son los Plátanos, Mtisasó LXXVl Bananos, que erguidos y admirables por la amplitud de sus hojas, no menos que por lo tierno de sus troncos, dan grandes racimos de una fruta que se suele llamar conserva del cielo. El otro árbol siempre frondoso es el Mocan, cuyas melosas frutillas negras eran el principal regalo de los antiguos isleños. El que ha brotado aquel otro vastago, orlado de gajos á \ a manera de los mecheros de una araña de luz, cuyas arandelas son de ñores liliáceas, que liban las abejas, es una Pitera, especie de Aloe 6 Agave ameri' cana. Los extraños arbustos que están vistiendo aquellos risoos, vienen á ser Cardones, Tuneras, Guaidines, Aliagas ( vulgo AlhulagasJ, Leñanoeles, Taginastes, Vero-des. Este empinado peñasco está cubierto de la yerba Or-chilla, cuyo tinte es tan estimado. Entre tanto viene á encontrarnos un extranjero. Es el botánico, y me dice: Canario, ustedes poseen en sus islas un € itiso muy particular, que llaman Escobón: otro Citiso no menos singular, que llamáis Retama blanca, un » Retama amarilla de cumbre que no se conoce en ningún país Lo mismo os digo de un Hipérico que llamáis Mal' jurada: de un Kali Aizoides que llamáis Patilla: de un » Campánula que llamáis Bicácaro: de una Digital que llamáis Ajonjolí: de un Loranthus que llamáis Balo: de un » Rumex acetosa que llamáis Vinagrera: de un Convolvulus fructicosus que llamáis Guaidin: de un Palo de rosa que llamáis Leñanoel: de una Bosea yerbamora que llamáis Hediondo: de un Dracoccfalo que llamáis Algaritopa: d^ una Siempreviva que llamáis Oreja de Abad ¿ Y acas" pensáis que vuestro Mocan, vuestro Marmolán, vuestr" Barbusano, vuestro Paloblanco, vuestra Haya, vuestro^ Acehiños, son producciones de otros terrenos que los vuestros? Abrid los ojos y conoced vuestras singularidades- Ambos me dejan, quedo solo; pero no menos acompaflud" LXXVIl '^^'^ ertido. Si tropiezo con una piedra, la tomo en la , ^^^ o> y como veo que es calcárea, porque hace con el o efervescencia, me aplico luego á conocer si es un ^ fim ó un Espato, ó una EslalacÜla, ó un Alabastro. ¿ No p efervescencia, y herida del eslabón despide chispas? , ® s quiero ver si es. Pedernal 6 Jaspe, 6 Pizarra, 6 Cuarzo, d- nito, ó Asperón, ó Roca. ¿ No hace efervescencia ni ^ o j a chispas? Pues veré ú es Yeso, ó Arcillosa ó Arenisca, ^^ Zeolita. Por otra parte conozco que las piedras Cuar- ^ medio cristalizadas que tomé en el Arrecife de Cana- ' por su peso, sus pajuelas de mina de plata y oro, no ^ ^ ^ n dejar de ser metálicas. Que igualmente esta de ^ cenicienta, sembrada de innumerables puntitos su-wvente brillantes, traida de la isla de la Gomera, es r^^ ecida á la miíia de plata vírgai, que Bomare llama ^^ de plata azulenta. Que las otras son unas Piritas sul- Os y cobrizas, v estas unos trozos de mina de Hierro 1, ' de Hierro especular, y de Hierro micáceo, todas atrai-al imán. Qae las piedrecitas que he encontrado en el Y ^ ^ 6 la Atalaya de Canaria, junto á la Caldera de j ^ nia, compuesta de muchísimos cristalitos agrupa-tie' ' ' ^ ' ^ ^ e s , negruzcos, relucientes y de notable peso, / ^ ii el aspecto de aquel semi- metal raro llamado por Oietalúrgicos Wolfang, 6 Tungstein, el cual sólo s « en- *^ tra en las minas de Alemania y de Bohemia, á no » « oíao juzgo, de mina de estaflo cristalizado. estas raices de eafias, y gajos petrificados y sono- 1 ^^ Laurel, que se desentierran en un cerro junto al ^ í de Guia? ¿ Y este pedazo de cardón agatizado del ^ * de San Boque en la ciudad de la Laguna? ¿ Y estos F'^ Pos de garbanzos y petrificaciones de hojas de naran- ^' ^ tafio, parra, zarza, moral, &.* de la Kambla de Te- *• ¿ Y las de viñátigo y acebifio del barranco de Gua- LXXVIII dalupe en Canaria? ¿ Y estas impresiones de plantas y peces? ¿ y estas Dendritas ó piedras arborizadas? ¿ Y estas compuestas de clacas y otras conchas marinas? ¿ Y eí-tas bellas estalactitas, estalagmitas, incrustaciones, y cristalizaciones de las grutas? Si me dedico á observar las tieiTas que casualmente piso, advierto que unas s « ) n cal' careas, otras grcdosas, oti- as ocráceas, otras saponáceas, otras ferruginosas, otras ahiminosas, otras nitrosas, otras micáceas, otras vivificadas, oivas, volcánicas y las arenas, ya son negras de finísimo hiei'ro, atraibles al imán, ya blancas de fragmentos de conchas, que hierven con los ácidos, ya brillantes, compuestas de materias vitrificadas, ya de las moléculas rosadas de rocas, jaspes, cuarzos, granitos. No solicitan menos mi loable curiosidad las yerbas que deleitan mi vista. Arrancólas: saco mi lente: examino su traza, el número de sus estambres y pistilos, sus cálices, pétalos, semillas, tallos, hojas Ya te conozco.. ... Tii perteneces á tal especie, á tal género, á tal clase, de plantas del sistema del gran Lineo, y los botánicos te llaman N. Réstame sólo saber que nombre te dan mis paisanos. Encuentro un cazador que lia muerto un Alcaidon con su escopeta. Registróle el pico, los pies, las uñas, la cabeza, las plumas, el color; y le digo: esta ave es la que en castellano se llama Pega Reborda, en francés Pie Griéche, y Pica Grmca en latin. Preséntame un muchacho otros pa-jarillos que acaba de coger en una trampa. Señor, este eS un Millero; y yo digo que es un Pinzón; este es un Frailero, y yo digo que es un
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Calificación | |
Título y subtítulo | Diccionario de historia natural de las islas Canarias, o Índice alfebético descriptivo de sus tres reinos, animal, vegetal y mineral |
Autor principal | Viera y Clavijo, José de |
Tipo de documento | Libro |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial |
Imprenta de La Verdad Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria |
Fecha | 1866-1869 |
Páginas | 734 p. |
Materias |
Ciencias naturales Canarias Diccionarios y enciclopedias |
Enlaces relacionados | Documento facilitado por la RSEAPGC: http://www.rseapgc.com/ |
Formato Digital | |
Tamaño de archivo | 19731569 Bytes |
Notas | Impresión promovida por la Real Sociedad Economica de Amigos del Pais de LasPalmas de Gran Canaria |
Texto | DE LA. S POB e B £( VOM. I. lAS PALMAS DB GEAN- CANAEIA. Imp. de la Verdad.— Calle de S. Justo, n. 10. DICCIONARIO DE HISTORIA NATURAL. ^^ fTA^ aí- a^. FACSÍMILE DE LA LETRA DEL AUTOR. DICCIONARIO DE HISTORIA miUl DE LAS ISLAS CAlNARIAS, ó ÍNDICE ALFABÉTICO DESCRIPTIVO DE SUS TRES REINOS AlVIiUAI., VEGETA!. Y MI^ EKAIi. por D. JOSÉ DS lim 7 SLÁ7!: 0. IMPRESIÓN PROMOVIDA POR LA REAL SOCIEDAD ECOIlIICA DE AMIGOS DEL PAÍS DE LAS PALMAS DE CxRAN- CANARIA. TOMO L Imprenta de la Verdad.— Plaza de Santa Ana, núni. i § 6 6 . LA REAL SOCIEDAD ECOIMICA DE AMIGOS DEL PAÍS DE LAS Tkluz Ds zm\- zkum Á LA MEMOKIA DE Doiv J O S É DE UNIERA Y CIÍATIJÍO. LAS páginas de esta obra, que hoy por primera vez salen á la luz pública, recuerdan nuevamente un varan ilustre, que, entre todos los hombres eminentes que^ han producido las Islas Canarias, se distingue no solamente por su esclarecido y elevado ingenio, sino también por haber consagrado su erudición y su pluma á promover en su patria toda clase de conocimientos útiles. Este sabio laborioso, verdaderamente digno de nuestra admiración y gratitud, para distraerse de sus activas tareas, se recreaba en estudiar los variados objetos con que la naturaleza se reviste de mil bellezas, y redactó un Diccionario que encierra preciosas noticias relativas á las siete islas de nuestro archipiélago; escrito con esa abundancia de datos, con esa escrupulosa exactitud, con ese sano discernimiento, y en fin, con esa pureza de estilo y natural elegancia con que su autor siempre atrae, y siempre instruye. El códice original se compone de trece cuadernos, de los cuales fallan el primero, segundo, noveno y duodécimo; y si bien del primero y segundo se ha podido encontrar copia. VI no lia mcedido lo mismo respecto tí los oíros dos, á pesar Je habérseles buscado con la más viva solicitud. Quizás la publicación de los que existen será un inedia de hallarlos; en aiyo caso se imprimirán, incorporándoles, si puede ser en el cuerpo de la obra, en su correspondiente lugar, ó bien uniéndoles á ella por via de apéndice. El precitado manuscrito lleva el año de ^ 799, en cuya época su autor dirigía las patrióticas tareas de esta Sociedad Económica como su digno director; y se trasluce, que en la composición de dicha obra en algo influyó su entusiasmo por esta corporación; pues, en la cubierta de cada uno de los cuadernos, de su puño y letra se halla escrito: REAL SOCIEDAD. Anhelando, pues, esta misma corporación legar á la posteridad un monumento más del saber y patriotismo de uno de los hombres más célebres con ( pie la provincia pueda enorgullecer se, mi publicar el Diccionario de Historia Natural de nuestras Islas, se ha sujetado estrictamente al texto de su autor; de quien, como una expresión de grato recuerdo, acompaña el retrato, y además un facsímile de su letra, para que por todos se vea, y eternamente se perpetúen esos claros y bien formados signos, con los que han llegado hasta nosotros, y se trasmitirán á otras generaciones, los copiosos frutos de una profunda erudición y del más acendrado amor patrio. Las Palmas de Gran- Canaria, Junio j^ de ^ 866. ADVERTENCIA. Reiiuleudo antecedciktes para componer la bloi^ rafía del autor del I> ICCIOBÍA-Rio DE HISTORIA IVATIRAL BE IÍAS ISIÍAS CAIVARIAS, que vé hoy por vez primera l a luz pública, uos lia facilitado uu amante de uuestras antigüedades las siguientes MEMORIAS, que, á nuestro Juicio, forman una biografía completa, con e l APÉIVDICE. MEMORIAS QUE CON RELACIÓN Á SU VIDA LITERARIA ESCRIBIÓ DON JOSÉ DE VIERA y CLAVIJO, ARCEDIANO DE FUER-TEVENTURA, DlCNIDAD DE LA SANTA IGLESIA CATEDRAL DE GRAN- CANARIA, DE LA ACADEMIA DE HISTORIA É HISTORIÓGRAFO DE LAS ISLAS CANARIAS, &.', CUANDO SE LE PIDIERON DE MADRID PARA UNA NUEVA EDICIÓN DEL ARTÍCULO DE SU NOMBRE, EN LA BIBLIOTECA ESPAÑOLA DE LOS MEJORES ESCRITORES DEL REINADO DE CARLOS III, ESCRITA POR D. JUAN SAMPER Y GUARINOS. Don José de Viera y Clavijo, Arcediano de Fuerte-ventura, individuo de la Academia de Historia, historiógrafo de las Islas Canarias, &.% hijo de D. Gabriel del Álamo y Viera y de D." Antonia María Clavijo, nació en el Realejo de Arriba en 28 de Diciembre de 1731, á tiempo que administraba su padre co-rao Alcalde, la Real jurisdicción en aquel lugar. Trasladada poco después su casa al Puerto de la Orotava, adquirió allí los rudimentos de las primeras letras, y estudió la latinidad. Sintióse desde luego estimulado de una feliz aplicación á la lectura, y no habia clase de libros, fuesen devotos ó profanos, de historias ó novelas, de instrucción ó diversión en prosa ó en verso, en octavo ó en folio, en que no hallase pasto una curiosidad vaga, sin gusto, juicio, ni elección. Pero esta curiosidad no era estéril, y se puede atribuir á cierta necesidad de ' producir, el es- TOMO I 2 fuerzo de aqnelliis obras precoces, que casi desde su infancia tuvo la travesura de componer. Porque habia leido con gusto la historia de Guzman de Alfarache, escribió la de Jorge Sargo, y entonces tenia 14 años. Leyó después la vida de Sta. Gfenoveva, princesa de Brabante, y compuso sobre ella una tragedia en verso y en tres actos. De esta temprana afición á la poesía, nació sin duda la suma facilidad con que en su primera juventud, se hizo el afamado autor de loas, entremeses, letras de villancicos, coplas, décimas, glosas, sátiras, y otras obras pueriles. Entre estas fueron las más in- § teresantes: el Rosario de las Musas ó Los quince misterios i del Rosario, en tres tercios y en verso endecasílabo pa- | reado.— Las cuatro partes del dia y las ocupaciones ordi- | narias del hombre cu ellas, también en el mismo género de 6 verso.— Fruta verde del Parnaso, colección de décimas, ^ glosas, romances, quintillas, &."— Abecedario de los nom- | hres más usados de hombres y mujeres, cada uno descifra- | do en una décima.— Baraja de cuarenta cartas, en prosa á | los artesanos, con equivoqmllos y retruécanos, obra de la f imaginación mas no del juicio.— La dama moralista, 6 I suma teológica moral, acomodada al estudio de una señora. ¡ Entretanto, cursaba la filosofía peripatética y la teo- | logia escolástica en el convento y estudio de Sto. Domin- g go de la villa de la Orotava, defendiendo conclusiones públicas y claustrales con particular lucimiento. Mas véase aquí que en medio de la lóbrega noche de estos miserables estudios, llegó de improviso, á alumbrarle una ráfaga de feliz claridad. Por fortuna le dio á leer un amigo suyo las obras críticas de Feijoo; y al paso que las iba leyendo, ó más bien devorando, se iba presentando á su razón otro nuevo mundo científico, y á su espíritu otros inmensos horizontes. Asi fueron éstas como las primeras semillas XI tle cultura y de literatura sensata, porque sin pérdida de tiempo se aplicó á traducir el ingles, francés é italiano, con algunas nociones del griego; cuyos libros, instruyéndole, desengañándole y di virtiéndole, le hicieron vivir en el siglo de las luces en que muchos no viven. Aplicado al estado eclesiástico, le confirió las órdenes menores el obispo D. Juan Francisco Guillen en la ciudad de la Laguna, y las mayores D. Fray Valentín de Mw- an en la de Canaria. Apenas se habia ordenado de subdiácono, se halló con licencias para emprender la carrera del pulpito; y aunque cuando la empezó se acomodó por desgracia á aquel género de oratoria estulta que dominaba á la sazón en las islas, y aun en toda España, fué luego el mismo D. José de Viera el primero á quien en Tenerife debió el pulpito su reforma, su decoro y su dignidad; porque versado ya en la lectura de los más célebres oradores franceses, se empeñó en imitarlos y en desterrar aquel abuso, hijo de una autorizada ignorancia, no sin aceptación y edificación general, como lo certificaron después bajo su juramento los párrocos de la Laguna. Desde entonces, adquirió en Tenerife los créditos de predicador sobresaliente, á quien se encomendaban los sermones de las festividades más ruidosas; cuaresmas, octavarios, novenarios, pláticas, &.", y esto por el dilatado espacio de diez y seis años, en diferentes iglesias de aquellos pueblos, pasando de ciento cuarenta los sermones que pronunció. En Madrid, durante su residencia, predicó solamente cuatro; y después en Canaria quince. Los asuntos de todos se contienen en un catálogo que hay de sus escritos, y existen muchos cartapacios. Después de haber sido capellán de coro, muy asistente en la parroquial del Puerto de la Orotava, lo fué de la de los XII Remedios en la ciudad de la Laguna, a donde en i 757 habia pasado áavecindarse con sus padres. Aquí no tardó en darse á conocer, escribiendo varios papelitos curiosos. Tales fueron: í/ n sueño poético, en prosa y verso, con ceaslon de las exequias de la Reina D." María Bárbara. — Vejamen á la intemperie de la ciudad de la Laguna, en seguidillas.— El Heredes de las niñas, las viruelas, en igual verso.— Títulos de comedias españolas, adaptadas al carácter de cada dama y caballero de la Laguna, en décimas. — í/? ía segunda parte de la historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas, en que se trata de cómo abandonando la carrera de los sermones panegíricos, se echó á misionero: obra en que imitándose el estilo del autor de la primera parte, se critican las sandeces y dislates de muchos sermones de misión, que no han deshonrado menos el pulpito, que los panegíricos desatinados.— La Canaria, 6 floresta de dichos, agudezas, y prontitudes, acaecidos en las Canarias.— Papel hebdomadario, que durante los años de 1758 y 59 ofreció al público en cincuenta periódicos, varias noticias instructivas sobre historia natural, física y literatura.— El Síndico personero, obra patriótica que escrita periódicamente en el afio de 1764, proponía diferentes reformas en la educación, instrucción y felicidad común.— El Piscator Lacunense, pronóstico para el afio de 1759 en prosa y verso, con refranes y una introducción imitando la de los Piscatores Salamantinos del célebre D. Diego de Torres.— El Jardín de las Hespérides, representación alegórica de las Islas Canarias en la proclamación del Señor Rey D. Carlos III, dispuesta por los gremios de los artesanos en la segunda noche de los festejos que hizo la ciudad de la Laguna, papel impreso en Santa Cruz de Tenerife el afio de 1760.— Loas, Coloquios, y otras poesías en estas mismas Reales fiestas.— Compendio- XIII lelmon de las Reales fiestas que hizo la muy noble y e « í ciudad de San Cristóbal de la Laguna en la proclamación del Señor D. Carlos III, obra impresa en Santa Cruz fie lenenfeanodel760. Estas varias, aunque pequeñas producciones, y el buen nombre del autor, le dieron al punto un lugar distinguido en la memorable tertulia del Seüor Marqués de ViUanue-va del Prado D Tomás de Nava Grimon, en la Laguna. Se habían agregado a eUa distintos caballeros principales de lenenfe q ^ amantes de la buena instrucción, y unidos nocxmíentos de la Europa sabia, y burlarse de ciertas preocupaciones del país Tales eran: el célebre Marqués de San Cot / T ^ T ' ^ Í ¿ « ^ - - P - O , D. Cristóbal del Hoyo; el la Canl ''' . ' " ' ^ ' ' ' deFranchy, que murió Marqíés de W o M ' ' ^'"" l r ' ' ^- ^ ^ ^ - ^ ^ ^' 1^ G^^- ra, que fué luego Marques de San Andrés; D. Lope de la Guerr: y Pena, su hermano hoy regidor decano de la Laguna; D. Juan l a z l r . . T ^ ^ ^'^*^' y ^^^ ^^ j « « -' ^- Martin de Sa- S lis D T ' í ^ ' ^ ^ " ' y "^''^^^-^ ^- Mig- el Pacheco Me a - e t Í T ^/^^ f^^^^ W; D. José de Llarena y en U^ l^^''^''^ " ' * ? ^""^^^^ '^ hallaban. por Juliade 1765 ' ^ d e r l r ' ^ ' ? " ' ' * ' perteneciente á D. Juan Autocar t = . y' ''''^°'^'' ^ « « « ^^ « ¿ » • José de Viera publicar las noticias, en forma de Gaceta, de aquella partidad. campo, papelillos críticos, que concitando d uroTl lo que sin motivo, se creian ridiculizados, y la ^ ^ d imparciales y justos, hicieron época en los fastos L a nos de la provincia, pues, casi en toda ella se empezTá hablar de la tertulia de la Laguna. ^ XIV Vivia en la misma quinta de Daute un viejecito, molinero de aquel trapiche, llamado Diego Pun, que divertía á todos por la inocencia con que creia que el inventar y pronunciar voces insignificantes y estropeadas, era hablar el francés en verso y prosa: así la gaceta y los demás papelillos que la siguieron, sallan todos bajo el nombre de Diego Pun. Tal fué la Relación de los debates filosóficos que tuvieron los Señores de la tertulia de la Laguna, en la noche del 2 de Diciembre de i 765, sobre continuar ó tió las gacetas de Daute. Idea del nuevo congreso, y últimas noticias de la tertulia. En este tiempo habia pasado de la isla de Canaria á la de Tenerife en calidad de visitador, del juzgado de Indias, el Señor D. Julián de San Cristóbal, hoy Conde de San Cristóbal, y entonces fiscal de la Eeal Audiencia con su esposa la Señora D.* Beatriz de Monte verde. La tertulia los obsequió y trató con la mayor intimidad: así cuando llegó el caso de su regreso á Canaria, á bordo de la balandra del patrón Vázquez, la misma que los habia llevado, le pareció á D. José de Viera que para expresar las circunstancias que mediaron en esta despedida y ausencia, sería muy oportuna alguna composición poética, y escribió el Poema délos Vasconautas, en cuatro cantos de octava rima, con un prólogo muy curioso sobre la epopeya, año de 1766. Era asta pieza una travesura; ingeniosa en que, con alusión al antiguo poema de los Argonautas, se imitaban algunas bellezas de la Eneida, y los formularios más comunes de los otros: por tanto, hizo grandísima sensación en el país, ya por su novedad y sus alusiones á algunos sucesos domésticos de aquel tiempo, ya por no sé qué espíritu filosófico que lo animaba, no menos que por el mérito de la versificación; pues aunque se desviaba, una ú otra vez de la majestad del episismo, sólo era para hacer lugar á las XV facecias oportunas de que era la materia tan susceptible. _ tuando el poema de los Vasconautas llegó á la Gran- Canaria lo pasaron sus héroes á la inspección de algunos jóvenes aplicados álos mejores estudios, con el fin de que lo elogiasen; pero ellos tuvieron por más glorioso el criticarlo en vanos puntos, y escribieron diferentes papeles, en que manifestaban ciertos conocimientos del arte poética y de sj^ buenos autores. Remitiéronse á Viera estos papeles, e l L ' ' ^ . '' '"''"^ « ^ tiBfaccion á su critica. En oaWes disposiciones, y la de acrisolar esta parte de la be a literatura Así en Octubre de 1766, publico^ t c t ta^ del vtejo de Dante, obra de mucha erudición. Las cinco primeras contenían una sucinta historia de la poesía épica y dramática, porque trataban de lo que mejor se habm escrito acerca del arte poética, del juicio de íos sabios en la materia, de la dificultad de establecer reglas, incapaces de trasg^ esion, &.^ y se daba noticia de los poemas épicos antiguos y modernos, griegos, latinos, espaüo-es tállanos, franceses, portugueses, ingleses y alemanes, wra on r '"•'' *^'^^ ^^ ^^" ^^ « h « ' y ^- id^- de i; m S e n t T ' ^ ' T ' ' ' ' ' * ^ ' ^" Francia sobre el exceso de S c a l f . r * ' ' ' " ' ^ ^ ' ^ y "^^'^ « ™ ^- LaB otras siete cartas restantes estaban reducidas á satisfacer por me-los reparos de los jóvenes Zoilos. deD^^ w!? "^ r'"^"' ''*'°' '" ejercitaba también la pluma algunas: EndecasilaL en eloytfZreZ T " ' " '/ San Andrés, descifrando su carácten n / . r " ' ' '' tecimientos de . u vida CnT ^ ''*^^^'' ^'°'^- . . ^"/ i^ a.— Caria en que imitando el estilo íe « . v « je,-„, « A. noticia de m, pad,. 1 « ,„. e„ Z ^ , XVI que arrojó al suelo y dio coces á uu tomo de las disertaciones de Calmet, porque opinaba que María la pecadora, María Magdalena, y María la hermana de Lázaro, habían sido tres mujeres distintas.— Disertación sobre el modo de tratar las materias de religión en todos los siglos déla iglesia; distinción de la teología positiva y la escolástica; del uso y del abuso de la razón, &.*, obra extractada del tratado de la doctrina cristiana de Élie Dupin, con un prólogo destinado á excitar en las Canarias el estudio de la verdadera teología.— El catecismo de D. Fulano, ó refutación de la nueva moral, con que se pretendió impugnar por escrito el voto de un caballero regidor en el Ayuntamiento de la Laguna, que habia opinado debia destinarse á la casa de los expósitos de Tenerife que perecían, parte de los excesivos gastos que los propios de la isla hacían « n funciones de iglesia, con luces supérfluas, fuegos artificiales, &.*, obra agraciada é instructiva.— Informe remitido á la Superioridad sobre el destino que se suele dar en Canarias á los expósitos; que fundación se podría hacer para su instrucción, &.*.— Representación en nombre del síndico personero de la Orotava al Comandante General y á la Keal Audiencia sobre la facilidad y grandes ventajas de la apertura de un puerto con un muelle en la playa de Martianes, conforme á lo dispuesto por sus diputados en cabildo general de 18 de Mayo de 1769.— El elogio de Diego Sánchez, Barón de. Pun, que falleció en 1768: obra que se concilio muchos aplausos por el eslilo propiamente académico con que se hacia una pintura muy viva del triste estado de la literatura y estudios en las Canarias; y se referían los conatos con que la tertulia de la Laguna, bajo el nombre de Diego Pun, procuró desacreditar la barbarie é introducir las luces.— Carto Filosófica sobre la aurora boreal que se observó en la ciu- XVII dad de la Laguna la noche del 18 de Enero de 1770.— Observación del paso de Venus sobre el disco solar del dia 5 de Junio de 1769, desde una azotea del Puerto de la Oro-tava, por medio de tres telescopios de reflexión. Asistieron á ella con D. José de Viera, los caballeros: D. Gaspar de Franchy, Marqués del Sauzal, y su hermano D. Pedro; D. Agustín Bethencourt y Castro; D. Juan Urtu-saustcguy; D. Guillermo Mahony; D. Segundo de Franchy, Mai- qués de la Candía; y D. José de Llarena y Mesa. Estaba la atmósfera muy despejada, y toda aquella tarde se habían estado observando nueve ó diez manchas en el Sol. A las C 3 ™ 30* empezó á entrar en su disco el cuerpo del planeta, por el borde de la parte superior hacia el norte. El primero que echó de ver el apul-so. y lo anunció con alborozo de los demás, fué D. José de Viera. A los 18 ™ se verificó la inmersión total; á los 20 ya se veía el Sol alrededor de Venus. Continuóse la observación constantemente hasta que el Sol se puso, que fué álos 51"" de la misma hora. Desde el aflo de 176Í habia sido elegido D. José de Viera por el clero de la ciudad de la Laguna, para secretario perpetuo délas conferencias de teología moral, ritos, ceremonias, y disciplina eclesiástica, dispuestas por una pastoral del cardenal patriarca D. Francisco Delgado, siendo obispo de aquella Diócesis. Desempeñó este encargo durante cuatro años con aprobaciou del mismo prelado, dependiendo de su vigilancia la convocación de las juntas; los asuntos que se debían tratar en ellas* el compendiar las actas; asentar en forma de resoluciones los puntos controvertidos, á fin de remitirlos cada cuatro meses á la Secretaría de la Cámara Episcopal; y de dar certificados de la asistencia y aprovechamiento ¡ i cuantos tenían que presentarse á recibir órdenes, ú ob- TOMO I. 3 XVIII tener licencias de confesar y predicar. Ninguna de estas excursiones literarias era a la verdad, loque llamaba entonces la primera atención de D. José de Viera. Habia algiui tiempo que le causaba desconsuelo el ver que carecia su patria de una exacta, juiciosa y digna historia, porque la de D. Juan Nuñez de la Peña ( que habia un siglo corria con el título de Conquista, en un tomo miserable y mal impreso), sobre ser chabacana y plagada de errores, se habia hecho ya rara,' y no honraba mucho al país. Deseaba pues, hacer alas Canarias este servicio; y después de haber acopiado varios preciosos documentos, memorias, noticias, manuscritos, impresos y señaladamente la primitiva historia francesa de Juan Betheucourt, escrita por Bontier y Leverrier, emprendió la obra bajo los más felices auspicios, con el conato más loable. Ya en 1770 tenia trabajado el primer tomo y parte del segundo; pero como para promover la impresión le decian de Madrid, y el mismo conocía muy bien, que era indispensable su personalidad; determinó pasar á España auxiliado de sus amigos de Tenerife, y con especialidad del mas caro y generoso de todos el Sr. D. Tomás de Nava, Marques de Villanueva del Prado. Dispuso su navegación á Cádiz por Canaria, en compañía del Sr. D. Pedro Villegas, que estaba bien informado del mérito de D. José de Viera, y que de regente de aquella Audiencia, pasaba á ocupar una plaza en el Consejo de Castilla. La embarcación aportó á aquella ciudad, el dia 21 de Noviembre de 1770. Allí observó Viera todo lo más notable, y siguió las jornadas regulares á Madrid, con el mismo Ministro, á donde llegó el 13 de Diciembre. A la sazón residía en aquella Corte, y en la casa del Excmo. Sr. Marqués de Santa Cruz, Gíánde de Es- XIX pana, &.*, D. Agustín Ricardo Mádau, prebendado de Canaria, paisario y amigo de D. José de Viera. Su ocupación era entonces la de ayo y maestro interino del Excmo. Sr. D. Francisco de Silva, Marqués del Viso, hijo único de aquel procer; pero siendo su ánimo oponerse dentro de pocos meses á la cátedra de hebreo en ios reales estudios de San Isidro; así que tuvo noticia de que Viera se hallaba en Cádiz, y marchaba á Madrid, se dio prisa á escribirle, convidándole con el íionroso empleo que en la dicha casa obtenía. Con efecto, á pocos dias de la residencia de Viera en aquella Allla, fué presentado al expresado Sr. Marqués, quien desde luego conoció que los favorables informes deMádan, concordaban con lo que le manifestaba su propia experiencia. Era este Señor uno de los Grandes más acreditados en la Corte; amante de las letras y de las artes, dotado de instrucción, de excelentes ideas y de virtudes; y miraba la buena educación de su lujo, que no tenia ya madre, como el negocio más grave de s\ i corazón. Asi para que el joven respetase al ayo, el mismo padre trataba á éste con unas honras, unas distinciones y preferencias en la mesa, en el coche, y en la familiaridad, que Viera se llenó á los principios de gran rubor y confusión. En el cuarto del señorito él lo mandaba todo, y todos los criados mayores y menores del servicio, acudían á tomar de él las respectivas órdenes. Esta primera entrada en la Corte, y' su feliz acomodo en una casa de tales circunstancias, proporcionó á D. José de Viera la ventaja de poder frecuentar con confianza muchas de las de la primera grandeza, en especial las que eran más cercanas á su alumno por parentesco ó amistad: como la del Duque de Alba y su nuera, entonces viuda de Huesear, tia carnal del señorito, XX y madre do la iiltima Duquesa de Alba; la de los Marqueses de Ariza y Condes de Santa Eufemia; la del Duque del Infantado y Princesa de Salm Salm, su esposa; la de los Marqueses de Villafranca, y de su hijo, Duque de Fernandina; la de los Condes de Moiitijo; de los Duques de Hijar; de los Condes de Corres; de la Duquesa de Bejar; del Conde de Fernan- Nufiez. Y en palacio elcuartodelaExcma. Sra. Duquesa de Miranda, camarera mayor de la Princesa Nuestra Señora, tia carnal del Sr. Marqués de Santa Cniz, que amaba mucho á su sobrino el del Viso, y á donde concurrían Embajadores, Jefes de Palacio, Secretarios de Estado, Prelados, Grandes, títulos, damas, &. » , comiendo con ella en Madrid y en los sitios Reales, como también en el cuarto del Duque de Medinasidonia, caballerizo mayor, y en el del Duque de Arcos, capitán de Guardias de Corps. Deseando D. José de Viera proporcionar al carácter y género de talento de su discípulo algunas útiles materias de instrucción, compuso sin pérdida de tiempo las siguientes obritas: Id^ a de una buena lógica en diálogo. — Compendio de la ética ó filosofía moral.— Nociones de cronología, épocas, eras, lustros, lunaciones, &.'— Epítome de la historia romana.— De la historia de España.— De la historia eclesiástica: en diálogos. Todo el año de 1771. Como el Sr. Marqués de Santa Cruz, uno de los gentiles hombres de Cámara, destinado entonces al servicio del Príncipe de Asturias ( hoy Carlos IV), tenia que seguir la Corte en las jornadas de los Reales sitios; por consiguiente su hijo y ayo tenian que acompañarle en casi todas ellas. La primera fué la de Aranjuez en la primavera del referido año. Sabido es que durante la mansión de la Corte en aquel delicioso sitio, se celebran las célebres corridas de parejas. Quiso Viera aplaudir esta XXI magnífica { liversion, y para ello compuso: Oda á ¡ as parejas de Aranjuez, parodia de la de Horacio, IHndanm quisquís studet xmulari. Igualmente compuso con bastante aceptación la égloga genetUaca al felicísimo nacimiento del Real Infante Carlos Clemente, imitándola de Virgilio, Sicelides Musx. En el ano siguiente de 1772 imprimió en Madrid, en la oficina de I). Blas Román, el primer tomo de la obra que lo había llevado á la Península, con este título: Noticias de la historia general de las Islas de Canaria. Contienen la descripción geográfica de todas: i na idea del origen, carácter, usos y costumbres de sus antiguos habitantes: De los descubrimientos, y conquistas que sobre ellas hicieron los En-ropeos: De su Gobierno Eclesiástico, Político y Militar: con los principales sucesos de los últimos siglos: tomo en 4.° El segundo tomo de esta obra se publicó en 1773.— El tomo tercero en 1776.—^ Y el cuarto que comprende las noticias eclesiásticas con veinte bulas pontificias, casi todas antes desconocidas, y sacadas en Roma, cuando se hallaba allí el autor, de los archivos secretos y datarías apostólicas del Vaticano; y también una Biblioteca de los Escritores canarios, salió á luz en 1783. El Consejo de Castilla remitió esta obra a la censura de la Real Academia de la Historia; y desde que este sabio cuerpo dio su aprobación para la impresión del tomo segundo, no dudó insinuar al autor, por medio de algunos de sus individuos, solicitase el ser admitido en su número. Con efecto, en papel de 15 de Febrero de 1774, le avisó el secretario D. José Miguel de Flores, haberle admitido la Real Academia, en junta celebrada el dia H del mismo mes, por uno de sus académicos en la clase de correspondiente; y en la junta de 25 pasó á recibirse, á hacer el juramento de estatuto y á pronunciar la oración XXII ( jralulatoria, que quedó archivada. En 7 de Marzo de 1777 acordó la misma Academia, á propuesta del Señor Director Conde de Campomanes, pasarlo á la clase de académico supernumerario, teniendo en consideración su asistencia y su gran mérito. Ya en Agosto de 1776 le habia concedido el honor de usar de su título de académico en el tomo 3." de la historia de las Canarias. A consecuencia de este destino, tomó D. José de Viera parte en las tareas académicas, siendo una de ellas la de formar extractos de más de cuarenta volúmenes manuscritos en folio, pertenecientes á las noticias de Castilla la Vieja, tomadas en tiempo en que se trataba del proyecto de la única contribución, y que la Academia habia distribuido por provincias, entre sus individuos, para que en cédulas separadas de cada vecindario, se hiciese un análisis de sus cosas, á fin de usar de lo más interesante, en el gran diccionario geográfico de España, en que se trabajaba. En 1773 habia traducido del francés, en verso endecasílabo pareado, la apología de las mujeres, por Mr. Perrault.— En 1774, la sátira de la nobleza de Boileau, en el mismo verso, y ambas obras por insinuación de su amigo el Exorno. Señor Príncipe de Moufort, hoy capitán general de Valencia.— También los seníimientos afectuosos, en anacreónticos, imitando á Blain de Saint- Mort. • EP el mismo año de 1774, traducción del libro cuarto del tratado de la imitación de Cristo, para la nueva traduc" cion que de esta obra publicó en Madrid su amigo D. José Camino.— Diario del viaje de D. José de Viera á la Mancha, Andalucía, Sevilla, Cádiz, &.^, en compañía del Eaccmo. Señor Marqués de Santa Cruz y del Marguesito del Viso, su XXIII ffi'jo, á fin de visilar sus estados. — € na sucinta descripción ( le las Islas Canai- ias, su clima, pueblos, parroquias, &.*, dispuesta por artículos, á solicitud del traductor del diccionario geográfico de La Croix, impreso en Madrid, año de 1776. En Febrero de 1776 se celebraron las bodas del Mar-quesito del Viso con la Señora D.* María Leopolda, hija de los Excmos. Señores Duques del Infantaxio, en la parroquia de San Andrés. Dióles las bendiciones nupciales el Arzobispo de Toledo ( hoy cardenal de Lorenzana), " é presencia de un lucido y numeroso concurso, Gon eSte motivo la Señora Duquesa del Infantado Princesa de Salm, regaló a D. José de Viera, una hermosa caja y un palillero de oro; y el Sefior Marqués de Santa Cruz, entre otras eosas, un reloj de oro de repetición. Al año siguiente compuso Viera unos bellos anacreónticos, que se imprimieron por Ibarra, al magnífico festín que con banquete, música é iluminación dio á diferentes damas y señores de la Corte en la quinta y jardín de las Vistillas de Madrid, el Príncipe de ñalm- Salm D. Manuel, hermano de la Señora Duquesa del Infantado^ con motivo de líi feliz convalecencia de su sobrina la Marquesa del Viso. En este mismo año de 1777 dispusieron lo& Señores Duques del Infantado hacer con su familia un viaje á Francia, Flándes y Alemania. El principal pretexto era el de proporcionar á su hija, la Señora Marquesa del Viso, la toma de los baños de Spá, que los médicos habían considerado muy oportunos para su perfecta convalecencia, después de la extraña enfermedad de viruelas que había padecido. Debía por consiguiente acompañarles su marido el ]\ Iarqués del Viso, y el Señor Marqués de Santa Cniz quiso que no faltase del lado de este joven D. José XXIV de Viera, eu una expedición tan interesante. Tuvo ésta su principio en 24 de Junio, y el mismo Viera dejó las noticias de todo lo más curioso y memorable de ella en dos tomos manuscritos en 4.°, con el siguiente título: Diario é itinerario de mi viaje á Francia y á Flán-des, en compañía de mi alumno el Excmo. Señor Marqués del Viso D. Francisco de Silva y Cueva, primogénito del Excmo. Señor Marqués de Santa Cruz; de su esposa la, Excmcu Señora D." María I^ opolda, y^ de sus padres los Exentos. Señores Duques del Infantado, con su familia, por^ los años de m i y 1118. | Hace mención puntual en esta obra de las muclias| ciudades en donde estuvo, de las iglesias, palacios, sitiosf reales, colegios, parlamentos, academias, bibliotecas, ob- i servatorios astronómicos, muscos, gabinetes de historial natural, jardines botánicos y de flores, hospitales, laJ) ora-| torios químicos, teatros, paseos, casas de campo, armc- f rías, talleres, galerías, &.', que vio; de los rios, puentes,! canales, postas y posadas por donde transitó; de los mag-| nates que conoció; de los sabios de más nota que trató en| París; de su asistencia á diferentes juntas públicas y pri- 5 vadas, de las Academias fi- ancesas, de las ciencias, de las! bellas letras, y de la medicina; de los cursos científicos! que siguió, ya de física experimental con el célebre** Sigaud de la Fond, ya de química con Mr. Sage, ya de historia natural con Valmont de Bomare. Refiere cómo fué allí uno de los primeros suscritores al papel periódico: Des nouvelles de ¡ a republique des lettreset des arts, obra consiguiente al nuevo establecimiento que habia procurado en aquella Capital Mr. de la Blancherie, constitu- • yéndose agente general de la correspondencia de ciencias y artes. Todos los miércoles se tcnian en su posada juntas á que concurrian los sabios y artistas de todas las nació- XXV lies y países. JEn ellas conoció ü . José de Viera coa particularidad al célebre Ben^ min Franklin, el hcroo de los Estados Anglo- Americanos; á los astrónomos, La Lande, y Mercier, al Marqués de Condorcet, Secretario perpetuo de la Academia de las Ciencias; á los académicos, Duha-mel, de Montcdu, Le Roy, Marmontel, Delillc, D'Alem-bcrt, La Harpe, Macquer, Barthelemy,, Adamson, Ro-zier, &.' Trató también con frecuencia, y recibió muchas honras del Exorno. Seflor Conde de Aranda, qne de presidente de Castilla habia pasado por embajador de España á aquella Corte; y lo mismo de los Señores Duques de Veraguas y Werwick, residentes entonces en París. Cuando en Octubre de aquel año pasó Viera á Flándcs, con toda la casa del Infantado, y estuvo en sus principales ciudades, comió casi todos los^ días en Bruselas con los Principes de Staremberg, gobernadores de aquella Corte, en cuyo palacio vivia el Príncipe Carlos de Lorena. Madama de Staremberg, era hermana de la Duquesa del Infantado, y con ella fuimos á Malinas y Ambéres. Restituido á París aprovechó algunos cortos momentos en traducir en verso heroico castellano el libro primero de las Gcórtjicas de Virgilio, teniendo á la vista el texto latino y la canción francesa^ an aplaudida del abate De-lille; pero este trabajo nunca se continuó después. Igualmente compuso allí el segundo Agatocles Hernán Cortes en Nueva España, poema épico en octovas rimas, y en un canto, que envió á Madrid para el concurso de la Academia Española, que en aquel año de 1777 habia propuesto el mismo asunto. Aunque la salud de la Señora Marquesa del Viso, se liabia mejorado notablemente en Francia, la de su marido habia tenido durante aquel invierno tan grande alte- TOMO I. • 4 XXVI ración, que los médicos opinaron iba caminando á una verdadera tisis, y que el remedio pudiera ser restituirlo prontamente á los aires patrios de España, y sobre todo á los benignos de Valencia: con tan triste noticia el Señor Marqués de Santa Cruz marchó á París, á donde llegó el dia 1." de Julio de 1778, y volvió á salir para España con su hijo y D. José de Viera el 4 de Agosto. Descansaron en la ciudad y plaza de San Sebastian, donde estuvieron muy obsequiados hasta e l l . " de Setiembre, en que salieron para Valencia. El IS estuvieron en Pamplona, y eH7 en Cadreita, villa del estado del mismo Marquesito del Viso. EH9 fueron á Tarazona, cuyo obispo el Señor D. José la Plana le salió á recibir al camino, y los alojó en su palacio. Había sido ayo del Señor Marqués de Santa Cruz. El 27 continuaron su marcha por Zaragoza, Teruel, Cartuja de Val- de- Christi, Segorbc, Murvicdro, y llegaron á Valencia el dia 6 de Octubre. En esta populosa ciudad estuvieron todo el resto del año, pero siempre con el pesar de que la enfermedad del Sr. Marquesito del Viso, se agravaba de dia en dia; y con efecto, falleció el 5 de Enero de 1779, á los veinte y dos años y tres meses de edad. Experimentado este golpe tan doloroso, se restituyó D. José de Viera á Madrid con el Señor Marqués de Santa Cruz, quien no quiso separarle nunca de su compañía, de su casa, ni de su familiaridad. Fué en este mismo año de 1779, cuando compuso en Madrid el Elogio de Felipe Y, Rey de España, al cual se adjudicó el primer premio de elocuencia por la Real Academia Española, en junta que se celebró el dia 22 de Junio de 1779, impreso por Joaquín Ibarra. El premio fué ima bella medalla de dos onzas y media de oro con la efigie de S. M. Carlos III, y el sello de la Academia por el reverso. XXVIl Kste elogióse tradujo en iVaaces por Mr. de Borgars, capitán de inñxntoría, y se imprimió en París año de 1780, por el impresor de la Academia Francesa. El tradutor lo remitió al autor con una carta muy urbana; y en el aviso á sus lectores dccia: les bcmités que j'ai Irouvé dans V orirjinal, el la majesíé du sujet, m'ont fail nattre Vidée dq Iraduire cet éloge, &.' Compuso también D. José de Viera la rendición de Granada, romance en verso endecasílabo, cuyo asunto liabia sido propuesto el mismo afio por la Academia Española, pero el premio se adjudicó á D. José María Baca de Guzman. De diferente género fué otra obra que entonces escribió intitulada el ¡ Heroico ó tratado histórico de loa antiguos honores del presbiterado, papel original de bastante erudición canónica y eclesiástica, en un tomito en 4.° que se conserva inédito. En el tiempo de su mansión en París habia asistido Viera á dos cursos de gases ó aires fijos en casa del célebre profesor Sigaud de la Fond, y como estos nuevos descubrimientos químicos ocupabaví a la sazón la curiosidad de los aficionados álafísica^ procuró adquirir allí por medio del mismo Sigaud, y por encargo del Sr. Marqués de Santa Cruz, todos los vasos y máquinas que eran más necesarias para ejecutar los experimentos, habíalos conducido á Madrid, y colocado en el gabinete de la casa, y fué Viera el primero que demostró en esta Corte los fenómenos principales de los gases, para lo cual se tenían varias sesiones, á que concurrian muchas personas condecoradas, damas de la grandeza, algunos médicos y boticarios, profesores de física y otros sujetos amantes de las ciencias, con general satisfacción. Para amenizar más estos entretenimientos que di- XXVIII vertían y admiraban, tuvo la ocurrencia de componer un poemita didáctico en octava rima y en cuatro cantos intitulado: Los aires fijos. El canto primero trata del [/ as de la tierra calcárea y fermentación vinosa; el scgxnido del aire inflamable; el tercero del gas nitroso; y el cuarto del gas deflogisticado ó aire vital. Imprimióse en Madrid en k oficina de D. Blas Román aflo de 1779, bajo el nombre de D. Diego Diaz Monasterio, y con una estampa de su retrato. Era este un ayuda de cámara de su Excelencia, que solia asistir á las manipulaciones de los ex- g perimentos. i El canto quinto se imprimió en el afio de i 781, y tra- I ta de los gases vegetales, de cuyo conocimiento habia si- | do deudor D. José de Viera al célebre físico Ingenhousz, ^ durante su residencia en Vicna de Austria como más adc- § lante se dirá. I Anadióse luego en 1783 otro canto sexto sobre la má- i quina ó globo aereostdlico, estupenda invension de aquellos | tiempos, habiendo sido el mismo Viera el que hizo vo- f lar en Madrid el primer globo pequeño aereostático, des- I de los jardines de la casa del Sr. Marqués de Santa Cruz, ¡ á la vista de un numeroso pueblo. Esta composición pocti- | ca fué bien recibida de los inteligentes en Madrid, y en | Italia hizo honorífica mención de ella el abate D. Manuel Lapsala, ex- jesuita, en su poema latino Rhcnms impreso en Bolonia ano de 1781. « Aera fixum Viera docuit, cecinitque Iriartius artem; Concentus, ct rápidas quas fert Tagus aureus nudas. » Determinado el Sr. Marqués de Santa Cruz, después de la muerte de su hijo único y heredero, á pasar asegundas nupcias; se inclinó su ánimo á buscar en Viena de Austria la nueva esposa, por tener en aquella Corte dos tias ^ . quien e " S ^ ^ ^ le acompañase D. Joscde Vie- V ^/ Señor Co.. n, a, ÍTpfCLs7 '. '"'"^ "^""^ rante los años de mo v ft^ Z^ ^'"^ ' " ^'^"" « « o. du-nos en 4. o *^ ^ *'• ^^^^ « « riosa en tres cuader-arid': i £ o? e7bS t^ f'' ^^ -"^^ ^^ ^- na, Zaragoza, Barcclonrr ? í ^ ' ' ' P'^ ^ arazo-pendo tránsito de los A 2 íí. ' ^ ^^''" ^ « " ^^ ^^ tu- W y Turin. En I f e ^ ' l ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^^- taChanv I> nq « e de Villa He ™ ' « ^'' P'^*^ '^ E^^"^ « - « « « « ^ bajada de C í a 0 ? f T.^' P"^'^' ^"^ ^^^' i^ » ^ a Em-á este Monarca V Z l I ^'^ ^^ ^^^'^^^^ P^-^ ntólos que concur a ,' a n 1 P' "*" ''^"^^^^^^ ^ ^^^^ '^ - useodeantí^ S t l i s r ^ ^ ^ ^ ^^^ ^^-^ ^^"^ t « con él un cambio t t ', ^"'"' '^ ^'"'^'^'^ J ajus-habla hecho al tiempo do i ?. *^' Campomanes le el cuarto del cél br^^ adre Be' -'" ^^'"'^^'^ « ^*"- - máquinas en supresenc a v ^ , ? ? " ^ ' '^"" r^^ ™ *'^ ^ « " ^" « esquisitos V a d n S r ? '"''^' ^°''"^ « ^'' « « « lás que era tan famo" ^^ P^" ™ -*- ^^ « electricidad, en Después de haberse detenido en Tnví siguió la marclia á Genova T \ '''^"*^ ^^¡ as, tro lüeniplotenciariot E íant^ D t'^''^^'^^ ^^^ ticron ala lucida procesión I i r " ^' ™ ' J°- ^'^'- Senado con su Dux: n " .'^^^^ "', '^ ^-^ ^^^ ol '<.^ stKuon los magníficos palacios y XXX casas de campo, y todos los dias trató y paseó Viera con el abate D. Javier Lainpillas, ex- jesuita catalán, célebre defensor de la literatura española contra Tiraboschi y Betinelli. Pasando por Tortona y Placencia llegaron á Parma^ en cuyo real sitio de Colorno, tuvo D. José de Viera la distinguida honra de ser presentado, y de comer en calidad de canónigo dignidad, con los Sres. Marqués de Santa Cruz y su hermano en la mesa de los Seflores Duques infantes. Besó también las manos al Principe heredero ( hoy Rey de Etruria) y á las demás personas de la Real familia. Trató al sabio padre Pacciandi, uno de los eruditos más famosos de Italia, bibliotecario mayor de su Al-tesa y al secretario abate Schenone, quien le franqueó la vista del rico monetario. Tomóse la ruta para Roma por las ciudades de Reggio, Bolonia, Imola, Forli, Cescna, Rimini, Pésaro, Fano, Sini-gaglia, Ancona y Loreto. Aquí dijo misa Viera en el altar de la Casa Santa, y echó la firma de su nombre y patria en un libro que hay á este fin en la sacristía del magnífico templo. Vio muy despacio el rico salón del tesoro, cuya descripción hizo en su diario. De Loreto continuó su viaje por Recanati, Macerata y Tolentino, donde vio Viera la capilla y sepulcro de San Nicolás de Tolentino en el convento de Agustinos: luego por Foligno, Spoleto, Terni, Narni, Civita Castellana, y por la via flaminia á Roma, á cuya puerta llamada del Pópelo llegó el coche la tarde del H de Junio de 1780. Merece verse en el diario, todo lo que en esta Capital del mundo antiguo y del orbe cristiano, observó y presenció D. José de Viera^ con los muchos señalados favores que recibió al lado del Sr. Marqués de Santa Cruz. Ho. spedólos en el palacio de España el Excmo. S. Du- XXXI que de Grinuildi, que había sido primer Secretario de Estado, y entonces embajador cerca de su Santidad. El presentó á Viera y al Señor D. Pedro de Silva á besar el pié al papa Pío VI, la noche del 15 de dicho mes en el Palacio Vaticano; honor que volvió á disfrutar con motivo de despedida en el Quirinal el 19 de Julio. En esta última visita le concedió el Santo Padre la facultad de aplicar hasta doscientas indulgencias á fieles moribundos. Entre los personajes de quienes recibió Viera particulares distinciones en la corte romana, hace en su diario gran memoria del Cardenal de Zelada, quien cuando estuvo en su museo y gabinete le regaló su carta impresa al Cardenal Archinto, sobre los antiguos Nummos mídales; del célebre Cardenal de Bernis, que le regaló también una bella estampa con su retrato. Del Cardenal de Bojadors, que siendo individuo de la Real Academia de la Historia de Madrid, le habló de ella algunas veces en su palacio; de los Auditores españoles de la Rota D. Antonio Setmanat, hoy Cardenal patriarca de las Indias, y D. Francisco Acedo, ahora Tesorero dignidad de Toledo y del Consejo de Castilla; del caballero D. José Nicolás de Azara, entonces Ministro de España en Roma, y hoy embajador de París, con quien comió casi todos los dias; del General de Santo Domingo Fray Baltasar Quiñones, que era su amigo desde Madrid, y del General de ios Carmelitas calzados Ximenez, que le regaló los impresos de dos representaciones á la Emperatriz Reina de Ungría María Teresa, y á la república de Venecia en favor de su orden; del famoso y docto padre Mamachi, Ministro del Sacro Palacio, por cuyo medio obtuvo D. José de Viera licencia absoluta para leer libros prohibidos cu los dominios de España y Portugal, sin excepción ninguna de obras ni de XXXII materias, siendo el mismo Mamachi el que escribió de sü propio puño el memorial que se presentó al Papa para este efecto; del abogado dq los negocios de Espafla T>. Juan B. Zanobetti, quien se hizo su íntimo amigo, y se encargó con d abate Zampiri, por orden expresa del cardenal Pa-laviciui, Secretario de . Estado, y á diligencias del Señor Felipe Larzoni, archivero, el sacar del archivo secreto del Vaticano, muchas bulas, breves, letras apostólicas J noticias pertenecientes á las antigüedades eclesiásticas de las Canarias, durante el siglo quince, de que apenas habia | memoria en este país. | Después de haber observado en Eoma todo lo más raro | y curioso, de haber sido testigo de la víspera y dia de San | Pedro, ya de la vistosa cabalgata en que'el Condestable^ Colona presentó al Papa á nombre del Rey de Ñapóles el li antiguo tributo de la Hacanea; ya por la noche de la so- a berbia iluminación de la iglesia de San Pedro, ya de los| grandes fuegos artificiales en el castillo del Santo Angelo I y en la plazuela del referido Condestable Colona con unf resfresco en su casa á toda la nobleza; ya en la capilla I pontificia que tuvo Su Santidad, celebrando con raras cc-| i remonias la misa en dicho templo, ya en fin de las lucí-| das concurrencias, conversaciones ó tertulias y diversos| banquetes. Salió Viera con los Señores á quienes acom- ¡ paflaba el dia 20 de Julio, dirigiéndose a Ñapóles. ] Pasaron por Albano, y comieron con el Cardenal de Bernis; por Frascati, la antigua Jerusalen, y vistas su » bellas villas y jardines, comieron con el Cardenal Duque de York; por Belletri, en cuyo palacio Gineti y viñaS contiguas, reconocieron el paraje por donde Carlos III salió la noche de la famosa sorpresa por los austríacos en 1744. Corrieron las paludos ponlinas de la antigua Via' Apia Romana, desecadas por Pió VI. Atravesaron pof XXXllI Terracina, Fondi, Itri y Molo di Gaeta, Capua y Av*- sa, y entraron en Ñapóles la noche del' 22 de Julio. En esta Corte permaneció D. José de Viera con lois dichos Señores, hasta el 16 de Diciembre, porque tenían allí á su prima hermana la Señora Duquesa de Tripaída, madre de la joven heredera del Principado de Avelino. Fué presentado á aquellos reyes, cuyas manos besó por dos ocasiones, é igualmente á toda la familia real. Asistió á los grandes banquetes que les dieron el Ministro de Estado Marqués de la Sambuca, el Príncipe Yachi, el Embajador de Francia, el Ministro de la Corte de Viena, &.", habiendo asistido también á una misa solemne en la iglesia de los griegos. Trató particularmente al célebre abate Gáliani, autor del famoso diálogo sobre el comercio de granos; al sabio Saverio Matei, traductor de los salmos en excelentes versos italianos; al caballero Cayetano Filangieri, que acababa de publicar los dos primeros tomos de la aplaudida obra, ciencíil de la legislación. Tenia entonces veinte y seis anos, y Viera comió con él y con el citado Galiaui eii el palacio del Arzobispo de Ñapóles. Vio y observó en esta hermosa capital y sus contw-nos, todo lo que suele llamar la atención de los viajantes: los sitios reales de Caserta, de Capo di Monte, y de Por-tici, con su incomparable rico museo de antigüedades es-q u i s i t a s ; ^ excavaciones del Herculano y Pompeya; las crupcioii ® ^ del Vesubio; la Solfatara, ó campos flegreos; cl lago Agnano; la Grota d' il Cañe, en la cual hizo el común experimento de hacer caer como nuierto á un perro con el gas mefítico que allí se exhala, y volverlo á resucitar al punto, aplicándole el álcali volátil; las antigüedades de Puzzolo; las ruinas de> Cumas; la Gmta de la Sibila; el lago averno en Bayas; las termas de Nerón; TOMO I. 5 XXXIV los baftos de Cicerón; los vestigios de las quintas de Lucillo y de Pompeyo en Miseua: la Piscina mirábilis; las Cen-tin celias; el mausoleo de Agripina; la Laguna Estigia; el arroyo aqueronte; los Campos elíseos; el Pausilipo; los sepulcros de Virgilio y de Sanazaro; la mina de Pié- di- Grota, &.* En 16 de Setiembre salió de Ñapóles con los Señores, y volviejido á pasar por Roma, Ronciglionc, Viterbo, Montefiascone, Lago, Bolsena, Acuapendente, Radico-fani, &.*, llegaron el 22 ala ciudad de Sena ó Siena, y I de allí á Pisa, en donde Viera registró el jardin botánico, | el gabinete de la historia natural, el observatorio, la bi- | blioteca, la catedral, el antiguo campo santo con el se- | pulcro del célebre Algaroti, la torre inclinada, &.* g En Luca el palacio del Gonfaloniero, jefe de la Re- | pública, y la armería; pasando luego por las ciudades de | Pistoya y dePrato, llegó con los dichos Sefiores á Floren- | cia, el dia 26 del mismo Setiembre. | En esta bella Corte fué presentado con ellos en el pa- ^ lacio Pitti al Gran Duque Leopoldo, que pocos años des- | pues fué emperador de Alemania, y en el gran sitio de i Poggio imperiali á su esposa la Señora Infanta de Espa- 1 ña D.* María Luisa, á su hijo mayor el Archiduques Francisco, emperador actual, y álos demás hermanos de I ambos sexos, que componían una numerosa real familia, i La parte del diario en que Viera refiere cuanto observó en Florencia, guiado por los abates Bernaccini, encargado de los negocios de Espafia, y Bracci, erudito anticuario, es bastante curiosa, señaladamente lo relativo al gabinete de historia natural, y de física del Gran Duque, que el sabio abate Fontana le hizo ver con la mayor individualidad; á la famosísima galería de pinturas y estatuas; al museo de piedras Éitiguas y gravados y los nuniero- XXXV sos y esquisitos camafeos; al precioso monetario; a l a guarda ropa de grandes alhajas, de oro, plata, piedras, perlas, &.*; al sepulcro del gran filósofo Galileo en la iglesia de franciscanos conventuales, con su busto de mármol, y por geroglificos, el telescopio, la esfera copernicana, los satélites de Júpiter y la caida de los cuei- pos graves; á la biblioteca laurenciana, toda de manuscritos, en la cual se guarda un Virgilio que fué del cónsul romano Junio Rufo Asterio Aproniano, escrito en el afio 494 de nuestra era. El erudito canónigo Bandini, bibliotecario, pidió á D. José de Viera y á los demás Señores echasen sus firmas en un cuaderno, donde todos los viajantes de mérito suelen dejar su nombre. Refiere también la frecuencia con que visitó á la poetisa improvisadora la célebre Cor illa, que habia sido laureada en el Capitolio de Xtoma, y el primor con que ésta compuso unos esdrújulos repentinos en el casino ó casa de campo del senador Ginory, donde los viajantes comieron un dia con dos obispos y diferentes canónigos. El dia 4 de Octubre salieron para Bolonia, y al paso por los Apeninos, en la Porta de Ptetra mala registró Viera el famoso fuego perpetúo, que se reduce á unas llamas de aire inflamable, las cuales se levantan por las grietas de una tierra esponjosa. En Bolonia ricibió particulares atenciones del rector y colegiales españoles del colegio de San Clemente, para cuya i^ ioteca les regaló un ejemplar del elogio de Felipe V. ÓbserA'ó en la colegiata de San Petronio la célebre meridiana de Juan Dominico Casini. Vio la universidad, recorrió con suma complacencia el magnífico palacio del instituto, vasto edificio consagrado alas letras, ciencias y nobles artes; pues la noticia de lo que se contiene en él, compone un tomo en cuarto, que le regaló XXXIV los baños de Cicerón; los vestigios de las quintas de Lucillo y de Pompeyo en Misena: la Piscina mirábilis; las Cen-tin celias; el mausoleo de Agripina; la Laguna Estigia; el arroyo aqueronte; los Campos elíseos; el Pausilipo; los sepulcros de Virgilio y de Sanazaro; la mina de Pié- di- Grota, &.* En 16 de Setiembre salió de Ñapóles con los Señores, y volviejido á pasar por Roma, Ronciglionc, Viterbo, Montefiascone, Lago, Bolsena, Acuapendente, Radico-fani, &.*, llegaron el 22 ala ciudad de Sena ó Siena, y de allí á Pisa, en donde Viera registró el jardin botánico, el gabinete de la historia natural, el observatorio, la biblioteca, la catedral, el antiguo campo santo con el sepulcro del célebre Algaroti, la torre inclinada, &.* En Luca el palacio del Gonfaloniero, jefe de la lle-pública, y la armería; pasando luego por las ciudades de Pistoya y dePrato, llegó con los dichos Seflores á Florencia, el dia 26 del mismo Setiembre. En esta bella Corte fué presentado con ellos en el palacio Pitti al Gran Duque Leopoldo, que pocos años después fué emperador de Alemania, y en el gran sitio de | Poggio imperiali á su esposa la Señora Infanta de España D.* María Luisa, á su hijo mayor el Archiduque Francisco, emperador actual, y álos demás hermanos de ambos sexos, que componían una numerosa real familia- La parte del diario en que Viera refiere cuanto observó en Florencia, guiado por los abates Bernaccini, encargado de los negocios de España, y Bracci, erudito anticuario, es bastante curiosa, señaladamente lo relativo al gabinete de historia natural, y de física del Gran Duque, que el sabio abate Fontana le hizo ver con la mayor individualidad; á la famosísima galería de pinturas y estatuas; al museo de piedras Éitiguas y gravados y los muaero- XXXV sos y esquisitos camafeos; al precioso monetario; a l a guarda ropa de grandes alhajas, de oro, plata, piedras, perlas, &.*; al s'epulcro del gran filósofo Galileo en la igíe-fia de franciscanos conventuales, con su busto de mármol, y por geroglificos, el telescopio, la esfera copernicana, los satélites de Júpiter y la caida de los cuei- pos graves; á la biblioteca laurenciana, toda de manuscritos, en la cual se guarda un Virgilio que fué del cónsul romano Junio Rufo Asterio Aproniano, escrito en el afio 494 de nuestra era. El erudito canónigo Bandini, bibliotecario, pidió á D. José de Viera y á los demás Señores echasen sus firmas en un cuaderno, donde todos los viajantes de mérito suelen dejar su nombre. Refiere también la frecuencia con que visitó á la poetisa improvisadora la célebre Cor illa, que habia sido laureada en el Capitolio de Roma, y el primor con que ésta compuso unos esdrújulos repentinos en el casino ó casa de campo del senador Ginory, donde los viajantes comieron un dia con dos obispos y diferentes canónigos. El dia 4 de Octubre salieron para Bolonia, y al paso por los Apeninos, en la Porta de Pictra mala registró Viera el famoso fuego perpetúo, que se reduce á unas llamas de aire inflamable, las cuales se levantan por las grietas de una tierra esponjosa. En Bolonia ricibió particulares atenciones del rector y colegiales españoles del colegio de San Clemente, para cuya l^ ioteca les regaló un ejemplar del elogio de Felipe V. ÓbserA'ó en la colegiata de San Petronio la célebre meridiana de Juan Dominico Casini. Vio la universidad, recorrió con suma complacencia el magnífico palacio del instituto, vasto edificio consagrado alas letras, ciencias y nobles artes; pues la noticia de lo que se contiene en él, compone un tomo en cuarto, que le regaló XXXVl el doctor Eustaquio Zanotti, presidente del dicho instituto y profesor de astronomía. Estuvo en el santuario de nuestra Señora llamada la Madona di San Lúeas, si-timdp en el monte de la Guardia, á tres millas de la ciudad, al cual se sube por una galería á cubierto del sol y lluvia. Entró en las principales casas y palacios, y vio en ellos las célebres pinturas de los autores más nombrados. Desde Bolonia siguió la marcha el 12 de Octubre, por las ciudades de Módena, La- Mirandola, Mantua y Cre-^ mona, observando todo lo más digno de atención hasta | Milán, á donde llegó eH6, y en esta populosa ciudad be- 1 iFa é insigne capital de la Lombardía, se mantuvo hasta g el 23. Tenia allí el Señor Marqués de Santa Cruz la ilus- i tre parentela de su prima la Marquesa Cusani, que era | ca, ma. rera mayor de la Señora Archiduquesa duquesa | líerederft de Módena, de la Marquesa de Troti, igualmen- I te su prima, y del Conde de Castelbarco, también primo | suyo, y yerno de la Marquesa Litta: así tuvieron, varios | obsequios, convites y refrescos de toda la princi]^ nobleza, | Cuando el Señor Marqués fué presentado al Archidu- | que Fernando, Gobernador general de la Lombaxdía, her- j mapo del Emperador, le acompañó D. José de Viera, y | después vio todo el palacio. Estuvo en la gran catedral que llaman el Domo, y bajó á la bóveda subterránea ó ' capilla de San Cái'los Borromeo, cuyo cuerpo bien conservado está sobre el altar, dentro de una riqm'sima urna de cristales de roca y pedrería. Oyó una misamayor con las extrañas ceremonias del rito ambrosiano. Entró en la universidad llamada de Briera, y registró su biblioteca, la sala de física experimental, de que era pi'ofespr el Marqués Andriani; eljardin botánico y el observatorio ó especula trazado por el padre, Bpscowich, del cual eraas- XXXVII tróiiomo el abate Cesaris, quien le regaló el libro de kses-femérides de aquel año. También estuvo en el monasterio ambrosiano de benedictinos, en cuya huerta se señalaba con* una higuera el sitio donde se cree haber sucedido el caso de la conversión de San Agustín. Entró en la biblioteca llamada% u^ ente ambrosiana, rica en manuscritos, y viola delConS Firmian, plenipotenciario de la Emperatriz Reiua, con la galería de pinturas, y la soberbia colección de estampas en muchos vx> lúmenes. Comió los más de los dias en la Ciudadela, cuyo gobernador y afiíáal generaj, en servido del Emperador, era el Conde de Ponce- Leon, que siendo deudo de los Señores Duques de Arcos, procuró obsequiar al Señor itarqués y á su hermano. Después de haber recorrido Viera todo lo más curioso, acompañado del abate D. Manuel Pelaez, ex- jesuita aragonés, salió de Milán el dia 23 de Octubre. Se co » tinuó el viaje por las ciudades de Bérgamo, Brecia, la fortaleza de Peschiera y Verona, Aquí registró el bello anfiteatro romano, que está bien conservado; el grande edificio de la academia de los filarmónicos, que hizo erigir el célebre Marqués Escipion Maffei para la diversión de la nobleza; arquitectura del palacio con salas para baile, asambleas de poesía, estudio de esgrima, teatro de pioasas día- > máticas, &.' El 27 llegó á Vicenza, en d « nd « se adflttiwHilas mejores obras del mismo Paladio, y se señala la casa ea que vivió. En Padua visitó el magnífico templo de Saa Antonio, en cuya rica capilla y sepulcro dijo misa: ex- coii-vento de frauciseauos claustrales. Estuvo en la biblioteca del monasterio de los benedictinos de Santa Justina; en el jardín botánico, en la famosa luiiversidadque tiene un teatro anatómico, diseñado por el célebre Fray Paolo Sarpi, un gabinete de historia natural, con cátedra para supuse- XXXVtlI fianza; en el seminarie conciliar, qne tenia una muy buen » j imprenta. En el salón de la Regione ó de la Gusticia, qii'' de largo tiene ciento diez pasos y treinta y ocho de ancho- Hay en en él una urna, que dicen fué sepulcro de Tito Livio. En 29 de Octubre llegó por la noche á Venecia, bajando por el divertido canal del Brenta, en una barca ^ burchote, cubierto de cristales. Habia hecho alto en estej tránsito con los Señores en Mira, sitio donde tenia su ca*| sa de campo el famoso Marqués de Squilace, entonces g Embajador de Espafía, y con quien comieron su mujer f j f otras personas; siguiendo luego por el mismo canal y su* | esclusas hasta entrar en el mar y gran laguna, que con- | duce á aquella admirable capital. ^ Estuvo en ella D. José de Viera hasta el dia 7 de § Noviembre, y girando en góndola por sus canales de agua, I ó en tierra por puentes y pretiles, registró todo lo más 1 notable de tan extraordinario pueblo; la plaza magnítica | de San Marcos; la elevada torre cuyas vistas son adrai- f rabies; el palacio del Dux; el antiguo y grandioso templo I que es capilla ducal; la iglesia de San Pedro patriarcal; ¡ el gran monasteiio de San Jorge, donde después en 1800 | se tuvo el Conclave de Cardenales para la elección del g Papa PÍO V H ; el soberbio arsenal; el célebre Bucintoro; el bello puente de Rialto; las fábricas de cristales, esmaltes y porcelanas; la preciosa biblioteca de San Marcos; el Ridoto, grande edificio donde se juntaba la nobleza en el carnaval, para la diversión del juego; las aplaudidas pinturas de la escuela veneciana, como el Ticiano, de Paulo Verones, del Tintoreto, de Piaza, de Palma, de Salvia-ti, &.'; los palacios de Pisani, Barbarigo, Farcetti, &.* De Venecia pasaron los Adajantes á Méstres, y de allí emprendieron su marcha á Alemania por Treviso, Udin » capital de Frioul, Gorizia y Lubiatia eu la Caruíola, Aíttr-bourg eu la Stiria, Gradtz, Neustadt en Austria. El Embajador de España Conde de Aguilar, les salió á recibir ú dos. postas de Viena, á cuya corte llegaron la noche del Í8 de Noviembre y los hosi) edó en su propia casa. Tenia en Y t e a el Señor Marqués de Santa Cruz dos tías hermanas de su padre: la Condesa Colalto, y la Condesa de la Puebla; era Secretario de la Embajada de España, D. Domingo Iriarte, paisano de D. José de Viera, que fué de^ ues ][ denipotenciario para la paz de Basilea y del Consejo de Estado. Lo era también de la persona del Señor Conde de Aguilar, D. Isidoro Besarte, hoy Secretario del Rey y perpetuo de la Academia de San Fernando. Se hallaban viajando en aquella Corte los no menos sabios españoles: D. Eugenio Izquierdo, ahora Director del Real Gabinete de Historia Natural de Madrid-, D. Francisco Ángulo, discípulo el más aventajado del célebre ab « te L' Epée, en París, en el arte de enseñar á escribir y á hablar á los mudos; los dos hermanos de Luyan, vizcaínos, pensionados por la Sociedad Vascongada, para que se instruyesen en la mineralogía y metalurgia. Esta concurreu^ cía de tantos españoles instruidos, fué ana feliz casualidad, que con dificultad volverá á verificarse en Viena. Solamente la parte del diaria de lo que Viera observó * y practicó en Viena, compone un cuaderno muy abultado. Él cuenta cómo participó allí respectivamente de los obsequios que las primeras personas de aquella Corte hicieron á los Señores con quienes iba, y aun menciona los billetes de visita con que le honraron: el Cardenal Mi-gazzi, Arzobispo de Viena; el Nuncio Apostólico Garampi; el Embajador de Francia, Barón de Breteville; el Conde Cái- los PalíR; el Conde de Rosemberg, Suniillers de Corps; el Conde de Bachoíí, Ministro de Dinamarca; el Emba- XL jador de Venecia, Foseftrini; el Enviado de Prusia; c* Coiide Caleppi, Auditor de lá Nunciatura; el Conde Fraii' cisco Monteeuculi; el Conde Cobefvil; el Conde Eugenio de Wurben; el Conde Lofsy de Lofymthal; el Príncipe de Clary; el Principe Paar, Gran Maestre cte Pórtus; « 1 Conde de Soma, Ministro de Ñapóles; ^ Enviado de Lúea; el Conde Schomboni; el Príncipe GaHtzin, Embajador j de Rusia; &.* J Teniendo ya hechas k s visitas de estilo, á fin de sel* ^ presentados á la Emperatriz Reina dé Ungría, Marfe I Teresa, enfermó esta Señora y falleció ocho dias después, | q « e fué « l 29 de Noviembre. Así asistió D. José de Viera* | á su funeral y entierro en el convento de capuchinos, | pfcateon de la casa de Austria, desde una tribuna; y no | fué presentado por nuestro Embajador al Emperador Jo- I sé II hasta el H de Marzo de 1781, en el salón del gran | drmh de palacio, mereciendo la honra de que este So- I b « ríiHO se acercase á él, le dirigiese la palabra y se in- i foroiase de su patri a. | Hallábanse en el mismo círcitlo las Archiduquesas I Mariana é Isabel; el Archiduque Maximiliano, Electo^ ] de Cblonia; el Dftque Alberto de Sajonia, su cufiado; j i una brillante corte de Embajadores, Obispos, Grarxles * Criioes, Oficiaies generales, entre éstos el famoso Mariscal d « Laudon, &.* • Entre las personas de mérito literario con quienes traíó, hace Viera grata memoria del célebre é inmortal Pedre Metastasio, insigne poeta cesáreo, á quien visitó varias reces, y de quien recibió el donativo de una cstam-ptí de su retrato; del Nuncio Apostólico el Señor José Garanipi, Arzobispo de Montefiascone, y posteriormente Gandemil, quien le comunicó de projMo puno la peregrina noticia auténtica del primer Obispo de las Canarias ó islas XLI de la Fortuna, llamado Fray Bernardo; del abate Coude Lorenzo Caleppi, Aiiditor de la Nunciatura, quien le regaló también un ejemplar de la oración fúnebre que, en idioma italiano, dijo en la iglesia de esta nación, en las exequias de la Emperatriz María Teresa; del famoso naturalista, químico y director del jardin botánico imperial Ja-quin, quien tuvo el gusto de sorprender á Viera el dia en que le mostraíon las plantas, llevándole á un invernáculo en el cual se criaban muclias de las peculiares de las Canarias, como son: el plátano, flame, yerba de risco, car-don, retama blanca, vei- ode, &.'; del Doctor Ingenhousz médico del Emperador, autor de los nuevos descubrimientos de los gases, ó aires fijos, que exhalan las plantas, en cuyo estudio y gabinete divirtió á los Señores con varios experimentos muy curiosos, distintas noches; del Se-fior Martínez, segundo biblotecario de la gran biblioteca imperial, quien puso de manifiesto á Viera los libros más raros, los manuscritos y cosas especiales que hay en ella, y le regaló una estampa antigua con el retrato del famoso pintor alemán Alberto Dnrer, abierto en madera por el mismo, obra del ano de 1500; del canónigo regular de Santa Dorotea, Francisco Neuman, quien le mostró en diferentes días, por menor en su cuarto el precioso monetario que poseia de medallas griegas y romanas las más raras, y le regaló el tomo que habia publicado de las inéditas, franqueándole algunas duplicadas para cambiar por otras de la Academia de la Historia de Madrid; así restituido Viera á ella, le remitió una colección de las mejores^ con el título de académico correspondiente, y continuó con él una correspondencia epistolar. Durante los cinco meses que residió en Viena, se aplicó D. José de Viera á tomar algunas lecciones de la lengua alemana, bajo la enseñanza de su íntimo amigo D. TOMO I. . 6 XLir Carlos Lclis, oficial de la Embajada de Espafia. que, auii' que italiano, poseia perfectamente aquel idioma: para lo cual se hizo un arte, diccionario y otros libros, pero auii' (| uc empezaba ya á traducir y formar algunas frases, parece que luego que se retiró de aquella región, todo lo fué olvidando. Entretanto no perdía tiempo en ver lo más notable de aquella capital: como la catedral de San Esteban, y demás templos; los reales sitios, palacios y jardines de Luxeni- „ bourg; de Schombrun, del Augard, del Belvedere; las quin- I tas y jardines que hay en los grandes arrabales, cuales sou i de Staremberg, Schwarsemberg, Lichtestein, de Kinmer, j de Ausperg; la real menagería ó casa de las fieras; la be- i llíl fábrica de la porcelana; la insigne galería imperial de | pinturas en veinte y dos salas; y la de Liclitestein en diez; | los grandes arsenales; la universidad; el observatorio de 1 que era director el celebre IIcll ex- jcsuita: el gabinete de | fetos humanos y de monstruos; el teatro anatómico; la Academia de Nobles Artes; los gabinetes de historia natural; el laboratorio químico; los teatros; las salas del tesoro y prendas de la Corona; el museo y monetario; el colegio teresiano; el de los alumnos destinados al servicio militar, &•" Asistió por las noches á las distintas tertulias de juego y academias de música, en aquellas más principales casas; y á los repetidos espléndidos convites que les dieron: el Príncipe de Kaunitz, primer Ministro del Emperador; el Embajador de Francia; el de Rusia; el Príncipe Francisco Lichtestein; el Príncipe de Ausperg; la Condesa de la Puebla; la de Colalto; el Ministro de Ñapóles; el Nuncio Apostólico Garampi; el Cardenal Migazzi? el Embajador de Veuecia; el Príncipe de Wasember^:; el Príacipc Paar; el Ministro de Holanda; el Príncipe' XUII Aslold; el Míuiscal Lasy; el Conde de Roscmberg; la Condesa de Waldstein; el Príncipe Adán Ausperg, &." Estando ya ajustado el matrimonio del Señor Marques de Santa Cniz con la Señora Condesa Mariana Waldstein y Lichtcstein, joven de diez y ocho años, de la muy distinguida nobleza de aquella Corte, se celebraron las bodas la tarde del 16 de Abril, segundo de Pascua, en la casa y oratorio del Nuncio de S. S., quien les dio las bendiciones nupciales, á presencia del más brillante concurso de damas, caballeros é individuos del cuerpo diplomático. Los novios pasaron de allí á la casa de nuestro Embajador Conde de Agiiüar^ adornada de una iluminación muy vistosa, cu donde se sirvió un abundante refresco, y á las diez de la noche una esplendida cena de treita y cuatro culjiortos. El dia 18 de Abril dtíj('> D. José de Viera la corte de Viena, para atravesar por Alemania y los Países- Bajos, y restituirse por la Francia á Mad]- id, pues tal era el desig nio de los Señores Marqueses; diéronle éstos asiento en su propio coche, igualmente que al Condesito Fernando Waldstein, que quiso acompañar á su hermana hasta Augsbourg, seguíales el coche de la familia. En estas jornadas pasaron por las ciudades de Polten y de Melk, en donde está la rica é insigne abadía de benedictinos; de Ens, de Lintz capital de la Austria Alta sobre el Danubio; de Wels sobre Traun; de Braunau, en la Alta Baviera, sobre el Inn, y Munich corte y capital del electorado de Baviera. Aquí registró todo el palacio del Elector; su galería de pinturas, su biblioteca, su sala de audiencia, y departamento de conversación, baile y orquesta, su museo de antigüedades, estatuas, bustos, cabezas, &.", sus jardines, y su capilla, en la cual vio que oían misa desde una tribuna el mismo Elector de Bavie- xuv ra Carlos Teodoro, y el Duque de Dos Puentes con la comitiva, guardias, &. » Saliendo de Munich el 22 de Abril, hicieron alto en la quinta y deliciosos jardines de Nimphebourg, y llega' ron á Augsbourg á las once de la noche. En esta grande y famosa ciudad imperial, capital del círculo de Suabia » entre los ríos Lech y Wertach, tenia la nueva Señora Marquesa de Santa Cruz un hermano canónigo de aquella iglesia y de la de Constanza, y la esperaban también dos tios los Condes de Kiemberg, que vivian en Saltzbourg- El Conde le regaló á Viera un diccionario geográfico eo alemán, que conservaba con mucho aprecio. En Ausbourg habia á la sazón una gran feria que ocupaba una larga plaza. Estuvo nuestro viajante en la casa del consejo de la ciudad, edificio grandioso; observó laS varias fuentes con bellas estatuas de bronce, visitó algunos templos católicos y otros luteranos, éstos con primorosos ornamentos; vio algunos ricos gabinetes de historia natural, y un copioso almacén de máquinas de física y química, la fábrica de indianas, la gran máquina hidráulica en figura de torre con seis ruedas y doce bombas para elevar el agua á una altura considerable, desde donde se distribuye por toda la ciudad; la residencia o palacio episcopal, memorable por haber sido donde Entero y Melanchthon, presentaron al Emperador Carlos V 1* famosa profesión de fé, llamada de Ausbourg, el arsenal-la Academia de Bellas Artes. Comió con el Obispo coadjutor de Tréveris y tres canónigos de hábito corto, y a' cuello una cruz de oro, pendiente de una cinta encarnada de aguas, color de fuego. El dia 28 de Abril, se despidieron los Señores Mai" quéses de sus parientes, y siguió el viaje por las ciudades de Ulm sobre el Danubio, Kirchein en el Ducado de XLV Wurteniberg sobre el i'io Lecli, Canstad sobre el Necker, Bruchsal sobre el Saltza, Manheim elegante capital del Bajo Palatinado y corte del Elector Palatino, á la cual llegó el coche el dia 30. Está situada esta ciudad en el confluente de los rios Rhin y Necker. Nuestro viajante registró todo el palacio magnífico electoral, la grande y bella galería de pinturas, el tesoro, la sala, cuyas paredes se hallan revestidas de láminas de plata, la capilla, la biblioteca, el gabinete de historia natural, el monetario, el observatorio, el jardín botánico, los de recreo, &.• El dia 1." de Mayo llegaron á Wórmes ciudad imperial sobre el Rhin. Pasaron por Maguncia, capital de los estados del Elector de este título, en el círculo del Bajo Rhin; y por este rio á la salida sobre un puente de cuarenta y nueve barcas. Durmieron en Nassau, hicieron ala jornada siguiente medio dia en Coblenza, ciudad famosa del electorado de Tréveris, situada ( fti el confluente de los rios Rhin y Mosela, y pasaron por Bonn, donde residía ordinariamente el Elector de Colonia. Aquí vio D. José de Viera el palacio llamado de Buen- retiro, y otro de verano, delicioso por sus jardines. El 3 de Mayo estuvieron en la ciudad de Colonia, vio D. José de Viera en la catedral la rica urna de los pretendidos cuerpos de los tres Reyes Magos, cuya capilla está bajo la llave de un canónigo, el tesoro de alhajas antiguas de la iglesia, la sala capitular, el templo de las Once Mil Vírgenes que es de Señoras Canonesas, en el cual se enseña la cabeza de Sta. Úrsula con iir. a hendidura en el cráneo. Siguió la marcha por las ciudades de Juliers, Aquis-gran ó Aix la Chapelle en el circulo de Wesphalia, Lieja sobre el rio Mosa, Tirlemont y Lovaina en el Brabante, y llegaron á Bruselas, capital de los Países- Bajos, el dia 5 XLVI de Mayo. Aquí tuvo Viera la satisfacción de volver ** reconocer toda esta bella ciudad, en la cual liabia residí' do muchos dias el aíio de 1777. Volvió también á partí' cipar de las honras de los príncipes de Staremberg, á qu^ se añadieron las de la princesa Ligue, hermana de la mft' dre de la Señora Marquesa de Santa Cruz, en cuya conr pañía se hallaba la condesita Luisa, hermana menor de ésta, que era canonesa de Eemiremont con quienes, 7 otros personajes de aquella Corte, visitó las deliciosas quintas de Scarberif y de Meudon, y se halló en los con' vites y cenas que se dieron durante esta mansión. El dia H de Mayo pasó de Bruselas á la ciudad de Mons, donde residía la condesita Teresa Waldstein canonesa de Santa " Waltrude, hermana también más pequeíl^' de la misma Señora Marquesa de Santa Cruz, quien tenia en aquel noble cabildo de Señoras muchas amigas compatrÍG ¿ as, casi todas de su edad. Después de haber permanecido en Mons cinco dias con mucho gusto, y de haber pasado uno antes en la admirable quinta del Príncipe Ligue, llamada de BelveiU con este Señor, su hijo y nuera, siguió la posta á Francia por las ciudades de Conde, Valenciennes, Cambray, Peronne, Roye, Senlis, &.', y llegaron á París los viajantes el dia 17 de Mayo. En su diario apunta D. José de Viera la suma complacencia que tuvo de volver á París, y de renovar sus pasados conocimientos; de volver á recibir mil favores de toda la casa de los Señores Duques del Infantado; de la Marquesita viuda del Viso; del Condesito de Saldaña, su hermano; del Pi- incipe D. Manuel de Salm, su tio, del Embajador Conde de Aranda, de D. Antonio Cavanilles, ahor » ., prior dignidad de la Santa Iglesia de Sevilla y director del jardin botánico de Madrid, de la Señora Duquesa de Veraguas y de Werwick; de D. Eugenio Izquierdo, del XLVII célebre astrónomo Messer, y de Mr. de la Blancherie. El día 19 del mismo - mes estuvo en Versalles, vio despacio todo aquel real palacio, la capilla, el salón llamado de Hercules, la galería, los aposentos del feey, de la Reina, de sus hermanos, de las tias, el teatro, la sala de 1) aile, los jardines, el sitio de Trianon, la menagería ó casa de fferas, « &.* Como la Señora Marquesa de Santa Cruz cumplía diez y oclio años el dia 30 de Mayo, compuso D. José de Viera un soneto á este asunto, que se imprimió primeramente en la imprenta famosa de Diclot, y se apareció entre los postres del banquete que dio la Señora Duquesa del Infantado en su Hotel de París, rué Grenelle, y comenzaba así: « O del Danubio ninfa bella y rara, y) Permaneció con los dichos Señores en la alegre casa de campo de la Chcvrete hasta el dia 11 de Junio, y restituido á París, emprendieron su viaje á España, pasando por las ciudades de. Orleans, Blois, Amboise, Tours, Cha-telleraut, Poitiers, Angulema, Burdeos. En este bello pue-hlo, que ya le era bastante conocido, fué Viera á ver el nuevo grandioso coliseo, el jardin pviblico, la academia de las ciencias, su biblioteca, gabinete de historia natural, el observatorio, la bolsa de comercio, el anfiteatro romano, .&.* De Burdeos siguió la marcha á Bayona, y Gascuña, dejando al paso las ciudades de Aiguillon, sobre el confluente délos riosLoty Garona, Agen, Ausch, Mirande, Tar-bes, Pau, y Orthez. En Bayona estuvieron seis dias, y pasando el rio Bidasoa, que separa la Francia de la España, llegaron el 29 á la ciudad de San Sebastian, cuya plaza hizo á los Señores Marqueses los honores de salva, tropa y demás que se" acostumbra hacer á los Grandes de España, con extraordinario alborozo y regocijo do todo el ve- XLVIIl ciudario. Obseqoíiúlos aquel ayuutaimento con fiestas o* ; novillos, con los famosos bailes públicos del país llamad<^ \ carricaianza, con una bella iluminación, y con un lucid*' I concurso de la nobleza de ambos sexos en las casas coft' \ sistoriales, donde hubo sarao y se sirvió un abundante '< refresco. : El dia 2 de Julio se prosiguieron las jornadas por To' i lesa de Guipúzcoa, Vergara, Victoria, Miranda del Ebro » : Bribiesca, Burgos, Valladolid; observando sieinpre Viel* i lo mas curioso, y el H del mismo raes y aflo de 1781, pof | la tarde, entraron nuestros viajantes en Madrid; termi'| nándose así la expedición que habia durado un afio, trcS| meses y cinco días. ^ « a. Al fin de su diario, recopilando D. José de Viera la^| noticias principales de este viaje, sienta que corrió más de quinientas ochenta postas fuera de España; que hi2^ noche en ciento siete posadas, y en otras tantas mediodía » que pasó ó tuvo á la vista ciento treiata y ocho rios, y| de ellos veinte y dos en bai'ca; que transitó ó estuvo eBI ciento sesenta y cinco ciudades, de las cuales quince eral" j cortes de soberanos, á quienes fué presentado por la mayo^ f parte, teniendo la honra de haber comido á la mesa coflf dos; que se halló en ciento veinte y cuatro grandes conVJ'j tes de ilustres personajes de ambos sexos, conversaciones " j tertulias, cenas, saraos, refresco y conciertos de músic^ í escogida; que vio ciento treinta y dos palacios reales, si'! tios, quintas, villas, y casas de campo, más de ochen^ i jardines de recreo y quince botánicos, sesenta y una g » ' lerías de exquisitas pinturas, de los principales autora* de las más famosas escuelas; cincuenta y dos museos df estatuas y antigüedades, gabinetes de historia natuí^ y de guardamuebles de príncipes; cuarenta y ocho grafl' des bibliotecas; diez y siete ricos monetarios; veinte / XLIX tres universidades y colegios de primera nota; nueve observatorios astronómicos; cuatro célebres meridianas; trece academias de nobles artes; ocho laboratorios químicos; seis teatros anatómicos; cuatro menagerías ó casas de fieras; setenta iglesias catedrales; cinco sinagogas de judies; cuatro templos de griegos; treinta y seis hospitales y liospicios de ambos sexos; trece arsenales y armerías curiosas; diez y nueve fábricas de cosas recomendables, entre ellas, seis de porcelana; treinta y tres teatros de óperas y piezas dramáticas; cincuenta y un monumentos de antigüedades romanas: como templos, arcos,- vías, &."• ocho acueductos; seis baños; cinco anfiteatros, todo romano; diez lagos muy considerables; nueve montes excelsos; más de cuarenta fuentes púljlicas de primor, en varias ciudades, y muchos canales de navegación y de riego, &.' Restituido D. José de Viera á su cuarto, en la casa del Señor ^ larqués de Santa Cruz, liizo en este ano de 1781, un ciu'so de botánica, con su amigo el catedrático de esta ciencia D. Antonio Paiau, en aquel jardin real de j\ Iadrid; herborizando luego por los campos de Hortaleza, en cuya quinta de los mismos Señores Jklarquéses pasó con ellos dos veranos. Instado entre tanto por sns hermanos desde Canarias, y deseoso de descansar en el benigno clima patrio, que creyó á propósito para una tranquila vejez: tenia puesto memorial en la Real Cámara de Castilla, para el arcedia-nato de Fuerteventnra, vacante en aquella catedral por muerte de D. Eduardo Salí, y con orden sn]) erior para que se le tuviese presente en c\ ialesqniera consultas. Consultóle efectivamente la Cánuira en primer lugar con todos los votos, y el Rey Carlos III se sirvió presentarlo para la dignidad de dicho arcedianato, despachándolo el título en 25 de Julio de 1782. La misma Real Cámara le TOMO I. 7 concedió permií^ o pava que pudiese tomar posesión de cH* ' en virtud de poder, atenta la precisión que tenia de peí' uianecer por algún tiempo en la Corte, á fin de imprimí'' % el tomo 4." de su historia de Canarias, y evacuar otra^ comisiones. Tomó con efecto posesión en su nombre el Sellor Cü' nónigo Dr. D. Nicolás Viera y Clavijo, el dia 15 de Se tiembre del referido año, y el dicho tomo 4.° se dio á H'^ en el siguiente de 1783, reservando un cuaderno qit" también tenia escrito, con el Catálogo de los autores (/ W" habían publicado algunas notieias de las Islas CanarKi^ desde el año de i 402. En el de 1782 había propuesto la Real Acadenii''' Espafiola por asunto del premio de elocuencia, el elogí*^ de D. Alonso Tostado, pero con la desgracia que no s^ presentó ninguna obra que lo mereciese. Volvióse á prO' poner psira el año siguiente de 1783, y I). José de Vier » ansioso de que el crédito nacional no decayese en est » línea, se animó á entrar segunda vez en la palestra, / consiguió otra nueva palma honorífica, pues se lo adjudi' có también el premio y la medalla de oro, en la junt » que se celebró el dia 15 de Octubre, y se imprimió mag' níficamente por Ibarra. En este mismo afio predicó con aceptación ante el Rc^ l Consejo de Hacienda el sermón del viernes de la Sema » ^ de Fasion en la iglesia de San Cayetano de Madrid, por el cual le mandó felicitar el mismo Cuerpo; y otro de infra' octava de Corpus en el real convento de la Encarnación' Asimismo publicó el sexto canto de los aires fijos, inti' tulado La máquina aereostálica, j en las frecuentes conft' rencias que tuvo con su amigo 1). Bernardo Gálves, Co » '' de de Gálves, que murió después Virey de Méjico, sobr^ esta misma máquina, le enseñó el modo de extraer dclcaf u 1) 011 de piedra el ¡ lire iiillamuble, y asistió con otros iute-ligentes ea el canal de Madrid á los experimentos que ' lizo aquel caballero, dando curso sobre el agua á nna barca con velas liorizontalcs, tirada pausadamente por cuerdas, á fin de acomodar este descubrimiento suyo á la deseada dirección del globo aereostático. El soneto que en el mismo año de 83 compuso D. José de Viera al felicísimo nacimiento de los infantes gemelos que la princesa de Asturias había dado a luz, y que era-pieza fios veces jlisio y compaaivo el cielo, &.*, se imprimió por orden del Señor Marqués de Santa enlacen la imprenta de Ibari'a. Con el mi- iino plausible motivo, y por comisión especial de la Academia de la Historia, compuso la oración gratulatoria que este sabio ( Juerpo presentó al lley, príncipes y familia Real, el dia 5 de Enero de 1784-, en el palacio de Madrid, por medio de una diputación, com-luiesta de cuatro de sus individuos, que lo fueron: el Excmo. Señor Duque de Almodovar, que llevaba la voz, y los Señores 1). Gaspar de Jovellanos, D. Miguel de Flores y el mismo D. José de Viera. Imprimióse por D. Antonio Sancha, impresor de la misma Academia. Entre los regocijos púldicos que dispuso la villa de Madrid, para la celebración del nacimiento de los nuevos infantes gemelos, fué. un premio al autor que presentase la mejor tragedia, y la mejor comedia, á la aprobación de una junta de personas peritas, nombrada por el Gobernador del Consejo de Castilla. Lo era entonces el Señor Conde de Cuiiq) 0iiiaiu'>, y éste nombró ¡ i 1). José de Viera para uno de los cení- ores do las ]) ic/. as dramáticas, en el pa- ]} C'l que le pasó el í2 de Abril, firmado de su puño. Las juntas se tuvieron en la ]) osada del SeHor I). Gaspar Melchor de Jovellanos, Ministro entonces del Consejo de Ordenes, LlI y V4era analizó y íorinú por esi'i'itu el juicio que se debií*^^ hacer de la mayor parte de las muchas piezas que concui" ^ rieron, á que accedieron los otros censores, siendo la co- ,, media de las bodas de Camaclio una de las dos á que \ iO^ su dictamen se adjudicó el premio. Ya desde que se recibió por individuo de la Academia de la Historia, le ha>) ia cometido csíe Cuerpo la ceii' : sura de diferentes obras literarias, que para poder dar a • luz le remitió el Consejo; pero en los años de 1783 y S- í » \ le remitió éste directamente al mismo Viera diversas | obras, libros y sermones, por medio de papel, que de ór- » den de aquel Supremo Tribunal, le dirigió su Secretario | D. Pedro Escolano de Arrieta, accediendo en todo á sU i dictamen. De algunas de estas censuras, las más curiosas, | formó Viera un cuaderno que conserva entre sus manuá' » critos. I Como se iba acercando el tiempo de su sensible separa- I cion de la ilustre casa de que habia sido familiar durante | 14 anos, para retirarse á las Canarias, y residir su digní- I dad en la santa iglesia, quiso dejar á los dos hijos va- | roñes que tenian ya los Señores Marqueses, que eran ahí- | jados suyos, por haberlos sacado de pila, un pequefio mo- \ aumento de su cariño. Tal fué la obra del Amigo de los ni' \ ños, en dos cuadernos, imitando la que habia publicado e » ; Francia Mr. BerqTÚn, compuesta de cuentecitos morales, muy ápropósito para su instrucción y recreación, tomando también algunas cosas del teatro dramático de educación de madama Genlis, y de los Indios del célebre Salomón Gesner. (*) Pero la obra que por aquel tiempo habia llamado más su atención, era la traducción en verso castellano delpoc (*) En el aflo de 1803 se imprimicí en Cariáis a con el título de « Cuentos J* Niños. » ntü ( le 1^ 1 y., j¡ • limpio ' i , „ / ' • " • ^'"' V^'"' ^^''"^"'•- ^^'-^'' t'lw'la y puesta en « on urad 01 • ' " ' ^' ' ' ' ' ' ^'^ -"^^ ió el Consejo á la alguno e l ? . " ^ " T " ' " ' '"^ -'^^^'^"^^' y - t « ' í l - ^ « I - a p X c i o u l ? v ' ^ " ' T ' ^ ^ ^^=^^*^ « ^ '^ ^<^ Setiembre, ' - to d , r c i " ' " " = •" I"^^ « ^- ^^^'^-^ q - el yapoHoM:; t::::;:: r::;:;.: tft""^^^ le. Wu á otra, u u a ' ^ t ^ do ' " ' >"''""^ ^^^^^^^^'^^^ ^^ « ^^" a escrito en s u ^ s p e c i r : n . u r ^ ' r " ^ ' ^ ^ ^ ^ ^^^ - h-' ^ ion saliese más cabal L l T '' " ' ' ^'^^^'^ ^^^ « ^'^ ^ raduc- --^- era de deseí: ^ ' . e ^ t i ! " ^ ' ^ ™ ^ ' '' ^^^ ^ - - aquellas notas onn o 7 ? ^''^'^^^ en en castellano todas ^^ l.-.. os c u a : r : r t t ^ ^ ^ ^ ' - ^ ' T f ' ^ ^'^ P^^^^'^^' >' .^- ndo el Consc o r f r a " T I f ^ • " ^"^'^'^' ""^ ^ « Pia . le esta censura ^ 7 ^ 1 / "''' ™ '' ' ' ' " ' ' P^^ « adicionase con a r " o.^ Ha su^ l '^"^^' ' "'^ ' ^ ^"^ ¿ e Madrid iba .'. o,. , " ' ' ^^^ '^'^^^^ despedido cer de allí'sn l i e T ' í í ' '" ™ '^^'^^ '' ^ ádiz paÍ- a ha- « atisfacien lo 1 : '!'"-" ^ '°^ ^'*^^^^^ ^^° ^^ <^ ensores, r e f r e í ¿ e l t i ' " " '^^^ ''^'''''^ P^^ ^ pénas habi^ otra creerá hecha por I). Bcnnuu. to d r ^ ^ I ?""'' - ^ a^ gun enfado, tuvo por c o n v e n i e n t r l i ; ^ S " K " " ( le Maílrid, y . Tuard- ivh, .„,+ ^- eiietuai la suya 1 j fcuauunia entre sus n< n- ir. ir> o. ,. . que luchase co„ las „„.„, „„, íraducd » " "^ '''''"' LVI acia á los cabildos; de la sede vacante; del curato de '* « Catedral, &.* El segundo cuaderno trata de la fundacio" « de la Santa Iglesia de Canaria, erección de su Catedral « y Cabildo, su traslación de Eubicón de Lanzarote, y si' « primeros Estatutos; del patronato llcal; délas cualid^' « des para obtener las Prebendas; de las canongías d^ « oficio, y capellanías reales; de los curas de sagrario'; "^ i « los antiguos honores y preeminencias del Cabildo; de \^ < « vestiduras canonicales; asiento en las iglesias; sede v » ' ; « cante y sede plena; procesiones generales; visita episcO' j « copal; conjudices; distril) Ucioncs cuotidianas; servicios* ¿ « la patria; donativos á la Corona; obras pias; uso de 1* | « iurisdiccion económica v correccional. El tercero cuadei" | « no contiene el plan de los Estatutos dispuestos por titU' | « los, por capítulos, y los capítulos por niimcros. » Otí"^ útilísimo trabajo emprendió D. José de Viera en obsequi" | de su Cabildo, por los afios de 1794, tal fué el de 1"^ | extractos de las cosas y especies más memorables é instruC | tivas que se contienen en la serie de sus actas capitulare^ » I desde el aflo de l o l4 hasta 1791, para cuyas memoria I de casi tres siglos, reducidas á anales, tuvo que repasa^ i uno por uno todos los lil) ros de acuerdos, muchos de ell"^ ¡ de letra extrafla y casi apolillados. Constan dichos extrae | tos de seis cuadernos en folio, y el Cabildo acordó darf* i gracias por este servicio, y le regaló una excelente escri' ¡ banía de plata. También admitió en 1799, el encargo de ordenar te dos los papeles, bulas y otros documentos que se custc diaban confusamente en el archivo secreto de la Saii*^ Iglesia, formando de ellos un catálogo metódico, con "' índice alfabético de las principales materias en dos c^ x » ' dernos. En 1788 habia escrito un papel probando con dccl^' I. VII racloucs de la Sagrada Congregación, qne las dignidades no pueden ni deben pasarse de unas sillas á otras de las de su gremio, y mucho menos bajo el pretexto de guardar simetría en los coros. En 1793 dio un iuformc dirigido a arreglar en diferentes cosas la función y solemnidad de Corpus en la Catedral, á que accedió el Cabildo, mereciendo en todo la aprobación del Señor Obispo Tavira. En 1794 compuso una disertación litúrgica, sobre que el ti- uncar las profecías que se cantan en el coro, no puede sostenerse como una costumbre loable por ser una evidente corruptela. En este mismo afio á instancias suyas, se resolvió el Cabildo á mandar que en lugar de los villancicos que se cantaban en los maitines de Navidad y Epifanía, se cantasen los responsorios propios del oficio de ambas festividades: y el mismo D. José de Viera alcanzó de su amigo el Señor D. Pedro de Silva, capellán mayor de las Señoras de la Encarnación de Madrid, el favor de que aquella capilla franquease copias de los que allí habia puesto cu adndrable miisica el célebre maestro compositor Hila, que llegadas á Canaria se empezaron a ejecutar con universal aceptación. En 1795 escribió el papel intitulado: Aserciones capciosas y erróneas o falaces conleniJas en la representación del Señor Dean Rúo á la Real Cámara de Castilla contra su Cabildo, sobre la llave del Monumento, disipadas por la verdad. Y otro papel no menos célebre intitulado: Pícconvcn-ciones ( pw el procurador del Illmo. Cabildo de la Sania Ljle-sia de Canaria, hace al procurador del Señor Dean Rúo, sobre su pedimento presentado al Señor Provisor López Amó, en asunto de la llave de! Moinnnenlo. En 1788 habia hecho ¡ i súplica del inquisidor presi- ToMO I. 8 L V I l l dente de Canaria 1). Cándido Alarilla, la traducción " un catecismo católico, en idioma inglés, que se distribuj por los Tribunales de España de orden de la Suprema, cO' i mo muy acomodado a la instrucción de cuantos abjura » ' : do sus errores, abracen la verdadera fé. El Comandante General de las islas D. Antonio G » ' tierrez, nombró en el ano de 1793 á D. José de Viera l^^ \ revisor real de todos los libros é impresos extranjeros ([^^ llegasen á la Aduana de Canaria, en virtud de faculta'* i superior. : Por lo que mira al ministerio del pulpito es bien nC j toria la aceptación general que se consiguió en Canarií*' | desempeñando los sermones panegíricos de las festivitl*' | des más célebres. En el primer aflo de su residencia, pr"' i dicó el de San Agustín en su convento, cuya oración tu^" | la fortuna de hacer la más viva y extraordinaria impr*'' í sion en el auditorio, resonando por todas las deniíls isl^ | el eco, quizá porque se notó no sé que nuevo género de ele i cuencia. Siguieron en los afios posteriores, los panegírica' | de San Ildefonso, San Bernardo, Santa Clara, San Pcdr*' » I Nombre de Jesús, octava del Corpus, de la Natividad o* í la Virgen en Teror, de la Asunción, de Santa Teresa,; I de San Marcial, &." * Durante los pontificados de los Señores Obispos PlaZ*' I Tavira, y Verdugo, asistió como examinador sinodal < 1^ \ Obispado á los exámenes de ordenandos; y en todos '" J i anos fué siempre el presidente de los que se tenian en f |, }) alacio episcopal para los colegiales del seminario conC*' j » liar, en la mesa de lógica y física, metafísica y ética. | En 1797 por muerte del Arcediano de Tenerife D. P^ mingo Vignoni, recayeron en el de Fuerteventura D. J"^ de Viera los poderes del lUmo. Sefior Obispo D. Man'' Verdugo, ausente en la Península, para el gobierno de ux diócesis de Cuiiaiia, cuyo cargo desempeñó liasta el dia ( j de Junio de 1798 en qíic llegó el diclio prelado, habiendo í'scrito entre otras una carta circular á los curas invitán- ^ loles enérgicamente de orden del Rey á suscribirse al Se-riiaiiario de Agriculliira, papel periódico que se publicaba Oü ^ ladrid. Ya en 1790, hallándose el Excmo. Señor D. Antonio Porlier, Marqués de Bajamar, eu el empleo de Secretario de Estado y del Despacho de Gracia y Justicia; y no olvidando la. íntima amistad y carino con que habia tratado casi en todos los días eu Madrid, durante largo tiempo, á su paisano D. José de Viera, y en Toledo donde pasaron juntos una Semana Santa, le convidó por medio de otro ilustre amigo, con el acomodo de Suniillers de Cortina de S. M. ó con una plaza de Juez Auditor de la Rota de la Nunciatura, en caso que gustase volver á la Corte: lo que Mera agradeció mucho, mas no admitió. Cuando en el ano de 178S, hizo en Teror D. José de ^ lera el examen analítico de aquella fuente de agua agria <. on varios experimentos químicos, sobre la naturaleza del aire fijo ó gas carbónico que la constituye acídula, escribió una memoria circunstanciada, que remitió á la Real Sociedad Económica de Amigos del País. La Sociedad reconocida á este nuevo presente, y á las circunstancias que concurrían en el autor, acordó nombrarle por su socio honorario, cuya distinción admitió con el mayor gusto. Ya desde 1.° de Mayo de 1778, habia sido también numerado en la lleal Sociedad de Tenerife, bajo la misma calidad de honorario, de que se le remitió á Madrid el correspondiente título. Siguió Viera leyendo en dicha Real Sociedad de Amigos de Canaria, otras diferentes memorias que fueron: Examen analítico de la fuente agria de Telde, sita eu el barran- LX co del Víille du Ciisarcs. El de ]¡ i fuente llamuda de M^' rales, á súplica del corregidor D. Vicente Cano. Notid''* sobre las minas de carbón de piedra, su naturaleza, <^' Sobre el ricino ó palmacristi, ó higuera infernal, 1'^' mada vulgarmente tártago en estas islas, sus utilidad''' económicas, sus virtudes medicinales, &.° Sobre el azaig^' tasayo, ó raspilla que es la rubia silvestre, para el tin*" rojo de lana, su uso, su cultivo, &." Sobre el modo "" hacer el crémor tártaro y el cristal de tíírtaro de las r**' suras de las pipas y toneles de vino. Sobre algunas ol » ' scrvaciones relativas ú la cria de los gusanos de seda. So' i bre el modo de quemar el cófe- cófe yerba barrilla, par^ f liacer la sosa ó sal alcalina. Sobre el modo con que se h » ' I ce en Francia el carbón de leña. Sobre el modo de forin'^' l pasta de la yerba orchilla, y su uso cu los tintes. Sobi^| el modo de renovar los sombreros viejos. Sobre el mod"! de desengrasar la lana. Sobre varios secretos para el u^" í , . . 1 del arte de plateros y orífices^ y dar distintos colores ** oro, &.' Sobre el origen, naturaleza, cultivo y usos eC'l nómicos de las papas. Sobre el modo de hacer pan de p^' | pas. Sobre el modo de regenerar la buena semilla de I**! papas. Sobre el mejor uso que pudiera hacerse de la p'' j ta ó agave americana. Sobre algunas utilidades de la lioí' | tiga picante. Sobre el modo de hacer queso de leche ¿ ^ 1 vacas á la liolandesa. Sobre el modo de pulimentai" " ! mármol, &.' ; Para instrucción del público, y en obsequio de cs*^ mismo Real Cuerpo, trabajó en la formación de un cxW'^' Í, lo puntual de las actas de la Sociedad Económica de Can^' f ría desde su creación año de y 777 hasta el de 1791, saca<'^ de los cuatro volúmenes en folio que las componen, y c'''' una introducción importante que debería leer todo bn^ I) atriota. LXI 1- 89'''"! ' '*^'' "'"'"'^ ^^"^'^ ^ oá,^\ ai\ celel)!-,', en Murzo de líev D'p" 7''^^^^ « l^"^^ s H la Uicna memoria del Seí\ or Semi. nño r ü r ' ' ' ' í ' ' " " " ^•"^*^'^'^"^'' ^" ^^ ^^ lesia del sentó de las isla, oi TU O ' ^^^^ S » que se au-la Plaza, ^ ^ ^ . ^ Z ^ ' ' - ^ ^ ' ' ' ' '' constantexnentc hasta este a k o T i S o T T c Í f " 7 " ^ ° compuso y leyó en junta de 1801 1 , i'-^ ? '^ ^^^^ mencionado Señor Obisno V l'^ l^^'^^'^ ^^ « « ^ « ^ ^ « 1 < 1^ la Roche, s u ^ l e o Z V i l T • ^ ' ' ' ^ " " " ^ ^- ^^^ memoria para este T ' "^^^' T^*^^"^ ^'^^^' « ^ < lc inmortal Infli ' ^ ."^ ^'^'^ afligió á Cádiz. Socledad'cleTsíoh'l'" ^' ' r'°^"'^"^' ^^^ ^^'^^^"'^ ^^ ™ i « ma l> ara euv; costo? M'-' Canaria una pequeña imprenta, la habiarrigfdo "' ^ ' " ^'^^ ^' '""^ « ^ ^^- P° ^ 1 - ^ c n s n a r ^ ^ ^ ' ' ' " ' ^ ' " " ^ ' ^^^ unas composiciones poéti- D. S ^ I V ' ^° ^" proclamación del Ser. or Rey Y en medio del general alborozo de las isla^ ñor In ., .. alada victoria que obtuvo en la noche del 2 i t i H { T' 1.0 de 1797, la plaza de Santa Cruz de Teñerifo . \ .' i " - ^ - - ' ' i.. e hizo la escuadra in^ le a de Con 7 '''' K c d s o n c c . p u s o l a c . e b r e o . . q ; ^ ; : : : : ^ ^^ dad de la Laguna por Razanti. LXII También se imprimió allí el año siguiente el sonet" | elegiaco en la muerte del Señor I). Diego Nicolás Eduardo » : Tesorero dignidad de la Santa Iglesia de Canaria, singU' ; lar arquitecto que habia dirigido la nueva obra de aqu^* i templo. Desde que D. José de Viera regresó á las islas, se aplí' có con singular placer al estudio y conocimiento cientííi' \ 00 de las producciones naturales del país. Habia ofrecid<' ¡ en su historia de las Canarias el tratar de estas materias » ; con cuyas mii'as empezó á hacer algunas colecciones d^ j piedras, lavas volcánicas, tierras, arenas, conchas, n) i' | nerales, « &.", y á distinguir y clasificar las aves, los brU' | tos, lospcces, los insectos, &.', observando botánicamente | los árboles, arbustos, matas, plantas, yerbas, &.* A íi"* I pues de fijar los resultados de estas indagaciones, trabaj*^ « y escribió la obra que ha intitulado: Diccionario de IlistO' í ria Natural de las Canarias, ó índice alfabético de los ti'C^ reinos, animal, vegetal y mineral con las correspondencia^ | latinas, trece cuadernos en cuarto, año de 1799. | Deseando introducir en la provincia la afición deleita' t ble al estudio de la historia natural, que hasta entonces | casi nadie habia saludado en ella, juntó en su casa, afio de i 1790, algunos amigos y personas de buen talento y gusto » ^ á quienes en dos sesiones por semana dio un pequefio euf | so, teniendo á la vista las muestras de los objetos natur » ' i les de que se trataba. Aquí se recorrieron los tres reinos d* | la naturaleza, y se hicieron varios experimentos sobre \ o3 \ gases ó aires fijos, con otras curiosidades químicas; de m^' ñera, que fué esta la época en que se empezaron á formí*"^ en las Canarias algunos rudimentos de gabinetes de historia natural, de que no se tenia idea. Al mismo tiempo, y en algunos ratos perdidos, se di' vertía Viera en traducir en verso castellano los siguieO' LXIII tes célebres poemas franceses, eu lo que nuestra nacbu y nuestro idioma pueden haber recibido un servicio considerable. Haremos mención de estas obras por su orden cronológico . La elocuencia, poema didáctico del Señor canónigo La Serré, con un prólogo del traductor, alio de 1787. Los jardines ó arte de hermosear paisajes, poema del Señor abate Delille de la Academia francesa, con un prólogo, año de 1790. La felicidad, poema moral imitado del que tiene en francés el mismo título por Helvecio en cinco cantos, ano de 1792. Las costumbres, poema filosófico moral en tres cantos, obra casi toda original, año de 1796. Los meses, poema didáctico en doce cantos, imitando al de Mr. Bucher, pero original por la mayor parte, ano de 1796. La herniada corregida, poema épico traducido del francés, año de 1800. Ensayos sobre el hombre, poema del célebre inglés Alejandro Pope, traducido en verso castellano con arreglo á la traducción francesa de Resnel, año de 1801. El hombre en el campo ó las geórgicas francesas de Delille, poema en cuatro cantos, traducido en verso castellano, año de 1802. También le servia de entretenimiento la traducción de las siguientes tragedias: Los Barmecidas, tragedia de Lahai'pe en verso castellano, año de 1795. El Conde de Waniick, tragedia del mismo autor, año del 795. Musíafa y Zeangir, tragedia de Chamfort en verso castellano, año de 1800. LXIV Junio Bruto, tragedia traducidii del francés, ufio * 1800. ; La Merope, tragedia del Marqués jMafíci traducida ¿ ^ j italiano en verso castellano, año de 1801. Tradujo asimismo las pequeñas piezas siguientes: El labrador, pasaje de las geórgicas de Virgilio, ^^ • de 1801. Arista, soliloquio poético en verso endecasílabo tom*' ; do del célebre Gesner, año de 1801. i La sátira de Boileau intitulada el hombre, en verso ca^' | tellano, afio de 1802. j El célebre idilio francés de Madama Deshoulieres (^ | empieza: Uélas petits moulons, año de 1801. I Lna epístola á Bonaparte, primer cónsul de la Repi^' | blica francesa por G. Bouroge, año de 1800. | En este mismo año de 1800, compuso un poemita el* octavas, intitulado: El Can mayor, ó Constelación cañar*' de trece estrellas isleñas que han Irillado en el firmamei^ v español reinando Carlos IV. , Escribió un cuadernillo con el título de mis últifí^^ f poesías sueltas, y contiene muchas octavas, rimas, madrt' i gales, sonetos, epigramas, seguidillas, décimas, idilio^' | apólogos, cuentos, &.* ? En 1797 habia puesto en verso castellano los responde 1 rios de los maitines de Navidad y de Epifania, que se caD' i tan por la capilla de la Santa Iglesia de Canaria. \ En 1801 todo el oñcio de Dolores de nuestra SeñofOi^ en verso y prosa. En 1802 el oficio del Santísimo Sacramento, en la nii^' ma forma, y la prosa de difuntos, Dics irx, dies illa. Otra obra en que trabajó muy gustoso fué la moral i^ la infancia, puesta en cuatrocientos cuarenta y cuatro i'^' dondillas, traducida de la que en francés compuso Carlea' LXV ]\ Iurel, conforme á la quinta edición de 1800. Tiene también entre sus papeles traducida la conversación del Mariscal ( le Hocquincourt con el padre Comaye je-suita, por los años de i654, pieza muy celebrada que se halla en las obras francesas de Saint Evremond. L'n discurso filosófico sobre la muerte, y tres discursos políticos reservados, sobre ¡ a moral, sobre las arles y las letras, y sobre el gobierno eclesiástico. Compuso año de 1800, una breve imticia de las mejores obras de arquitectura, pintura y escultura que hay en la catedral de Canaria, y en otros templos de las islas, y de sus autores: pedida para el Diccionario de los profesores de bellas artes que han florecido en los dominios de España, y publicaba D. Juan Cean Bermudez, individuo de la Real Academia de San Fernando de Madrid. Tiene cuatro tomitos en cuarto que sen: copiador de algunas cartas familiares escritas por D. José de Viera, á diferentes personas esclarecidas por sus dignidades, clase, empleos, literatura y buen carácter de amistad y virtud; en las cuales se tocan muchas especies y puntos curiosos y agradables, con estilo fácil, decoroso é ingenuo. Últimamente, en Abril del año pasado de 1802, compuso é imprimió en la imprenta de la Real Sociedad Económica de esta ciudad de Canaria, nn soneto elegiaco, á la funesta noticia del fallecimiento del Excmo. Señor Marqués de Santa Cruz que empieza: ¿ Con que perdió su Grande ya la Corte? También se imprimió en la misma imprenta, aflo de 1803, la traducción en verso castellano de los himnos de las festividades de los Dolores de Nuestra Señora. Tradujo en el mismo afio de 1803, los himnos del patriarca San José, y el poema heroico cómico del celebre inglés Alejandro Pope, intitulado El rizo de los cabellos robados. TOMO I. 9 l. XVI En el niisiuo año: or/ ai- ai'á liis í'eliccs nupcias del pi''' mogénito del Señor jMarqués de Villiuiueva del Prado coP la heredera del Señor ]\ íarqucs de Acialcazar y Torr^' hermosa, impresas en Canaria. Recibió y aceptó el nombramiento de individuo as^' c^ do correspondiente de la Sociedad Académica de Ci^' ' das de Paris, instituida el año octavo de la RepúbU*^* ; francesa. El títvüo es firmado por el ci\ idadano Cousig^^^' por Le- Clerc de la Lolombier, Vice- presidente, por Dup'^' \ cy, Secretario perpetuo, y por Douhlc, Secretario temp^' g ral, y dice haber sido por deliberación del dia 12 pluvi"' | so y año 10 de la República. I Eo 1804., compuso una oda anacreóntica intitula"* | La mujer. | Un soneto al magnífico recibimiento que se hizo en '* | plaza de Santa Cruz á la expedición real de la vacima p^' t disposición del Comandante General, Marqués de Oa^ I Cagigal. I Epitafio del Almirante iSelsoii en una décima impí"^'! | sa en la ciudad de la Laguna. I En 1806 las bodas do las plantas, poema original ^ i un canto en octava rima. ^ I Librito de la doctrina rural para c¡ ue se apliquen losy I venes al estudio de la agricultura. Se imprimió en Canari** j En 1807 noticias del Cielo ó astronomía para niños, ^ \ imprimió cu Canaria. Noticias de la tierra o ( fcografta para niños. \ La Berenice, tragedia de Juan Racinc. , En 1808 variedad de versos á la caida de D. Ma » '* Godoy, exaltación al trono del Señor D. Fernando VI" y pérfidas tramas de Napoleón Emperador de los fraii'^ ses, contra la corona de España. Octavas compuestas con motivo de la función de » lAVll ( W r •^"'' '''^'''"•" ""^ ^'=^^ il'^'^ ( iimcuú permanente en « • ronero? ''' f"'''" "^'"•'""' '""^^ t^^' o ''^ 1'^^ renuncia de la ^•" músic! ""'• ''''' '''''"'" '" « '•-- C « - r,- a, puesta Habiendo hecho don +' ' « ¡ i - do Canaria el I l l m ^ I V o / D Y - ^ ' ^ ' Í ' ^ ^ ' ' " '" Obftpo de Arequipa de „ n 7 •^'''' ^"^ ^^ Encina, « e pudiese fijar e r e ' l l a K r r i r ^ ^ ^^^ P^^' P - ^ < 1^^ « ^ « la dicha habitación 1 ' ' ^^'" j°' ^ ^^^" ¿ nl- D. José de Vio r : ^ T'"^'^'^*^ deteriorada, se aplicó de decencia, con ' t^ d! ^ "• ' ' '''''' correspondiste Tomand; el c o ^ . ? ' " ' " ^ « ^"'^^^ e"^- P « ^ o « - ' estas islas y L ' T T ^' ^' ^ ^ " " ^ "^- « ho ¿ rédito en tivo de k s ' y e r W ? ? '^^ "^ « « ^ d^ res extender el cul-cttriosa que intihilf r P'"*^"^^"' « « "^ P^^^ o una obrita ' « i « ^ á « u costa, a r d e 181 i '' ' ' " ' ' " ^ P " ' - u^ crtl; ¿ ^ aTHa'Vd^ f "• ^^^"^^ ^^^^^ « ^ Canaria. ''' ^ ^^ -^^^^ O' « « imprimió en Japel erudito sohre cementerios y sepulturas eclesiásti-bres eTr^ dondUlaT'^'"' """•'"'' ^ "*"' ''*'''""'''* '^^ ^ « "^ '• « " » - APÉNDICE. Eii este estado quedaron las Memorias del Señor Vi<'' i ra á su fallecimiento, acaecido en esta ciudad de Las P**' g mas de Gran- Canaria en la madrugada del 21 de Febr^' | ro de 1813. j Erigiósele un tosco túmulo de piedra y cal en el cC | meiiterio católico de dicha ciudad, á un metro tres dec^' ¿ metros del muro del norte, y como á ocho metros y m"' 3 dio de distancia del muro del poniente, permaHecieii'í'' en él sus restos hast^ el 19 de Diciembre de 1860, c" que se derribó para kacer la traslación de los misi » ^ provisionalmente, á uno de los nichos del nuevo pante^" de los canónigos, construido en el mismo cementerio, 1 una lápida marca el sitio donde descansan las ceniü*^ de este Ilustre Canario, hasta que con el tiempo se 1^' | vante un sepulcro consagrado exclusivamente á perpetua | su memoria. | Al hacerse la exhumación, se haHaron aquellos resto^* > casi todos deshechos, á excepción de la parte superior de* cráneo, las canillas, y los huesos largos de los brazos, cJi' contrándose entre la cal que los cubria, dos hebillas "* acero una de las cuales estaba rota. Su estatura era mas bien alta que mediana, delgft^"' los ojos grandes de color pardo hermoso, lo que demuc^' tra que sus cabellos debieron ser de igual tinte en su j ^ veutud, la ceja bonitamente arqueada, frente grande ; LXIX ' aunque a„ racinrlo '^"^'^ y ^^^' U^ roporciouada; la boca ^• olor defroTt!; J " " ^ ' ' ' ' ^^''*' ^'"'^ a, barba pequeña, el vejez. ' ^ ^ ' ° ' ° ' P^^'*^ Pulido y descarnado en su antes de morir el Señor V ' ^ ssavarry, pocos dias nüsmo que conserva O T L I " ! ' ' " ' ' ''"^'^'^^' ' ^^ ^^ rnoasr iealsI. l l„. o. Cabildodeesl^ s^:" ^" '^ ITglTe s'ia" ' Cna'te' d" ra'' l^ ^ d" e' " C^^ a-- PRÓLOGO. LA historia natural de un país, no es otra cosa que la descripción de sus sustancias y producciones en sus tres reinos, animal, vegetal y mineral; por consiguiente es el conocimiento exacto de lo que puede hacer el capital de sus particulares excelencias, riquezas y recursos. ¡ Pero, cuántos nacen, viven y mueren en \ in territorio como el nuestro, sin conocer lo que ven, sin saber lo que pisan, sin detenerse en lo que encuentran! Para ellos las plantas más singulares no son sino yerbas; las piedras y las tierras, casi todas unas; los pájaros los mismos que los de otras provincias; los peces los de todos los mares Es verdad que no faltan hombres, que advertidos por el continuo ejercicio de su profesión, distingHen fácilmente aquellas cosas con que se han familiarizado desde la niñez. Dale el labrador á las yerbas del campo, los nombres buenos ó malos que les dieron sus abuelos; el cazador á las aves; el pescador á los peces; el ollero á los barros Conocimientos, pero conocimientos groseros, superficiales, de muy poca utilidad, pues sujetos á equivocaciones y errores, no salen de la limitada esfera de esta clase de gente rústica, y se ocultan á los demás, con perjuicio de las artes, de la economía política, de la materia médica, de la industria, del comercio y aun de aquella loable vanidad, que sienta bien al ciudadano que se precia de que la naturaleza haya favorecido su patria con dones sin^ ularcí. LXXII Es, pues, la historia natural del propio país, uno de los estudios más importantes, más ameno y más digno de los racionales que lo habitan; pero no basta que este estudio sea vulgar é imperfecto; es necesario que también sea científico, quiero decir, acompañado de aquellas nociones que se hacen indispensables para poder discernir » fondo las cosas; porque es necesario saber la clase, género y especie á que pertenece una planta ó una piedrai ó un mineral, ó un pez, un ave, un bruto, un iiisecto á fin de no ignorar el nombre común ó latino que le dan los naturalistas, mineralogistas, y botánicos, sin cuyo lenguaje no es posible entenderse con las demás naciones, ni con sus sabios, ni con sus libros. Si soy canario ¿ por qué no he de dar bastante razón de lo que hay en estas islas, y de lo que no hay? ¿ De lo que abunda en ellas y de lo que escasea? ¿ De lo que les es privativo y de lo que les es común co^ a otras comarcas? No me basta, por ejemplo, saber que sobre el pico de Teide en Tenerife se encuentra cierta concreción blanca, deleznable, salina, que hace efervescencia con los ácidos. Me es muy conveniente no ignorar, que este es un precioso álcali mineral, una barrilla nativa, una sal NATRÓN, igual ó quizas superior á la famosa del Egipto. No me basta saber que entre nuestros Xiiagarzos se cria la planta que llaman Vaquita, rae es útil el saber también que esta- es el//// » OÍ'/. S7O^ celebre ingrediente de la triaca: que el Azaigo ó Tazaigo es la Rubia tinctorum: que el Tártago es el Ricino ó Palmacristi: que lo que algunos equivocan con la Gilbalbei'a es la Zarzaparrilla: que la Retama blanca ohrosa, y la amarilla de cumbre, la Ñola ó Algarilo-pa, el Bicácaro, la Tabaiba dulce son peculiares de solas nuestras islas. Que en ellas es asombrosa la variedad de lavas volcánicas. Pómez, Tobas, Chorlos, Azu- LXKIII ''^^^ Que poseemos el Trípoli, la Tiza, la Tierra de nombra, la Creta, la Arcilla, la Greda, el Bd rojo, y el « neo, el Ocre, la Piedra fétida de Puerco, el Marmol, el ospp^ el Cuarzo, el Espato, el Pedernal, el Granito, el J'istal de Roca y Cristal de hlandia, la Sa7 giema;, la Sa/ Jauber, el Feso. Que el árbol que llamamos / íoí/ a no es ^'^' i^ ya, sino una especie muy particular de Acebo: que el y^ niácigo no es Almacigo sino Terebinto: que'el Til no es " O) sino una especie de Laurel ( Laurus magnolise fo- ^^' que el Viñdligo es también de la familia de los lau- ^ les, y que los ingleses lo confunden con la Caoba. Para adquirir esta patriótica erudición sin afán y sin basto, era preciso una < íbra elemental, ó por decirlo así, ^^ icipal, que nos abriese el libro voluminoso de la na- ^'' aleza, y nos sirviese como de prólogo para leer el capitulo ó. párrafo perteneciente á las Canarias, y esta obra 1^^> como tan ardua, sólo debia emprenderla un talento j^^ s perspicaz é instruida, soy yo quien tiene el arrogo ^ bosquejarla, mientras se aparece otra pluma más in- ^^ igente que la desempeñe mejor. Parecía que las ocu- Pacioiies de mi destino por una parte, y por otra la im-iOsibili( ia ¿ de andarlo y verlo y examinarlo todo, eran '^^ táculos que podian arredrarme en el trabajo; pero tal para mí el hechizo de las gracias de la naturaleza, ^ ^ 1 embeleso que me infunde su dulce contemplación, ^^ <^ s el deseo de que mis compatriotas adquieran algu- '''^ s noticias más puntuales de las producciones espontá- | ieas de nuestras islas, las disfruten, estimen, y las cele-j ^ n> que no he recelado aventurarme á formar un catango de todos los conocimientos que he adquirido, y de ° s descubrimientos que he logrado hacer. En tan vasto Pf^ yecto, me alientan algunos libros de los mejores botá- "^ iicos, mineralogistas y naturalistas, que poseo: me alien- ToMo I. 10 LXXlV tan las correspondencias de amigos de esta isla de Canaria y las demás; y me alientan en fin aquellas cortas luces que no dejé de adquirir en el curso de historia natural que hice con el célebre Valmont de Bomare, durante nú mansión en París. Formaré pues, de mis apuntes, el ensayo de un Diccionario de Historia natural de las Canarias, procediendo por orden alfabético en las materias, método que se presenta como el más cómodo para el que las trata y el que las aprende, y el más fácil para el qtie las escribe y para el que las lee. ¡. Dichosas tareas, por cierto, si se consigue inspirar en la curiosidad de los Canarios el gusto de la historia natural! De este estudio casto y delicioso de las raaraTillas del Criador: de este estudio que sólo puede contribuii' á hacernos llevadera y aun feliz la soledad de nuestro archipiélago, y su distancia del espectáculo pomposo, pero frivolo, del que llaman gran mundo. Creemos que la naturaleza tiene también en estas peñas su corte, su grandeza, su brillo, su ostentación. ¿ Y por qué no hiemos de creer igualmente que habitamos en los Campos Elíseos? Las Canarias lo fueron en los escritos de los jwetas: séiinlo del mismo modo en nuestra noble ilusión. Hagamos por complacernos con unas islas llamadas Afortunadas, quizás por su aventajada situación, por su clima benigno, por sus apacibles estaciones, por su suelo fértil y liberal que en parajes nos da cada aflo una misma tierra cinco cosechas, á saber, dos de maíz y dos de judías con otra de papas: tan bueno en fin, que nos concede las frutas sazonadas, las carnes tiernas, los pescados sabrosos, los afamados vinos, las miéses con un número infinito de macollas, las maderas de algunos árboles muy raros. Yo viajo por el país, lo encuentro sumamente fragoso y desigual; pero á cada pato se muda la escena, y voy LXXV • cubriendo con sorpresa agradable, diferentes puntos , ' ista y perspectivas que forman cuadros de paisajes, ' graciados, ya majestuosos, ya risueños, ya terri- ' -^ llá una cordillera de cumbres nevadas y de espadas sierras, á Aceces frondosas. Acá un cerro emi- <^ i Un roque piramidal, un barranco profundo, un 6 anieno, una caüada, una ladera, una rambla, una atleta de lavas de volcan, unas playas todas de * s finas ó de callaos y guijarros redondos. Aquel es 1 plisar obscuro; el otro un bosque siempre verde de j. . ® ^ 6s, acebiños, barbusanos, vifiátigos, tilos, bayas, ^ j ^ ^ , acebuch- es, paloblancos, mirmulauos, lentisaos, ^ ^^ Estos son los caudalosos an^ oyos que naci- ^ , ^ lueiites puras, de manantiales frios, se reúnen, ^ j ^ pel\ an, serpentean y corren por entre Mmes, jun-do ^ cimbres, para regar viña*, huertas y sembra- Ren' ^^^^ impeler las ruedas de los meninos y de loa in- ° s de azúcar; para abastecer las poblaciones y ale-aiv -^ otras son de aguas agrias medicinales, que el pro ^ ^^^^ carbónico) que contienen, las conserva siem- ¡ 5„ ^*^ ülas. Aquellas son l* s cuevas cómodas y silencio- ( jQ ' ^*^'' adas de los primitivos Guanches, en donde se ^' an todavía algunos de sus incorruptos cadáveres. ^ Cah ^*^^^' J "^^ acompaña un caballero de Madrid que ííüe f ^^ ^^^ g^^ á estas islas. Él extiende k vista por « tn '^"^^ campos: se para, y atónito me dice: « Hállo- « te- *^^ ^^^ P^^^ donde todavía conozco muy poco la gen- « ra' ^^^° conozco mucho menos las plantas. Todo es pa- « de ^^ ^''^'^^' 0 • ¿ Cómo se llaman estos árboles que me ro- D '*• ^^ los he visto nunca » Aquel, le digo, es un Pte°'. ^^)' o jugo purpúreo es una sangre, una resiaa fj.) ji **• J-"* otra es una Palma descollada y longeva, cuyo ® *^ n dulces dátiles. Estos son los Plátanos, Mtisasó LXXVl Bananos, que erguidos y admirables por la amplitud de sus hojas, no menos que por lo tierno de sus troncos, dan grandes racimos de una fruta que se suele llamar conserva del cielo. El otro árbol siempre frondoso es el Mocan, cuyas melosas frutillas negras eran el principal regalo de los antiguos isleños. El que ha brotado aquel otro vastago, orlado de gajos á \ a manera de los mecheros de una araña de luz, cuyas arandelas son de ñores liliáceas, que liban las abejas, es una Pitera, especie de Aloe 6 Agave ameri' cana. Los extraños arbustos que están vistiendo aquellos risoos, vienen á ser Cardones, Tuneras, Guaidines, Aliagas ( vulgo AlhulagasJ, Leñanoeles, Taginastes, Vero-des. Este empinado peñasco está cubierto de la yerba Or-chilla, cuyo tinte es tan estimado. Entre tanto viene á encontrarnos un extranjero. Es el botánico, y me dice: Canario, ustedes poseen en sus islas un € itiso muy particular, que llaman Escobón: otro Citiso no menos singular, que llamáis Retama blanca, un » Retama amarilla de cumbre que no se conoce en ningún país Lo mismo os digo de un Hipérico que llamáis Mal' jurada: de un Kali Aizoides que llamáis Patilla: de un » Campánula que llamáis Bicácaro: de una Digital que llamáis Ajonjolí: de un Loranthus que llamáis Balo: de un » Rumex acetosa que llamáis Vinagrera: de un Convolvulus fructicosus que llamáis Guaidin: de un Palo de rosa que llamáis Leñanoel: de una Bosea yerbamora que llamáis Hediondo: de un Dracoccfalo que llamáis Algaritopa: d^ una Siempreviva que llamáis Oreja de Abad ¿ Y acas" pensáis que vuestro Mocan, vuestro Marmolán, vuestr" Barbusano, vuestro Paloblanco, vuestra Haya, vuestro^ Acehiños, son producciones de otros terrenos que los vuestros? Abrid los ojos y conoced vuestras singularidades- Ambos me dejan, quedo solo; pero no menos acompaflud" LXXVIl '^^'^ ertido. Si tropiezo con una piedra, la tomo en la , ^^^ o> y como veo que es calcárea, porque hace con el o efervescencia, me aplico luego á conocer si es un ^ fim ó un Espato, ó una EslalacÜla, ó un Alabastro. ¿ No p efervescencia, y herida del eslabón despide chispas? , ® s quiero ver si es. Pedernal 6 Jaspe, 6 Pizarra, 6 Cuarzo, d- nito, ó Asperón, ó Roca. ¿ No hace efervescencia ni ^ o j a chispas? Pues veré ú es Yeso, ó Arcillosa ó Arenisca, ^^ Zeolita. Por otra parte conozco que las piedras Cuar- ^ medio cristalizadas que tomé en el Arrecife de Cana- ' por su peso, sus pajuelas de mina de plata y oro, no ^ ^ ^ n dejar de ser metálicas. Que igualmente esta de ^ cenicienta, sembrada de innumerables puntitos su-wvente brillantes, traida de la isla de la Gomera, es r^^ ecida á la miíia de plata vírgai, que Bomare llama ^^ de plata azulenta. Que las otras son unas Piritas sul- Os y cobrizas, v estas unos trozos de mina de Hierro 1, ' de Hierro especular, y de Hierro micáceo, todas atrai-al imán. Qae las piedrecitas que he encontrado en el Y ^ ^ 6 la Atalaya de Canaria, junto á la Caldera de j ^ nia, compuesta de muchísimos cristalitos agrupa-tie' ' ' ^ ' ^ ^ e s , negruzcos, relucientes y de notable peso, / ^ ii el aspecto de aquel semi- metal raro llamado por Oietalúrgicos Wolfang, 6 Tungstein, el cual sólo s « en- *^ tra en las minas de Alemania y de Bohemia, á no » « oíao juzgo, de mina de estaflo cristalizado. estas raices de eafias, y gajos petrificados y sono- 1 ^^ Laurel, que se desentierran en un cerro junto al ^ í de Guia? ¿ Y este pedazo de cardón agatizado del ^ * de San Boque en la ciudad de la Laguna? ¿ Y estos F'^ Pos de garbanzos y petrificaciones de hojas de naran- ^' ^ tafio, parra, zarza, moral, &.* de la Kambla de Te- *• ¿ Y las de viñátigo y acebifio del barranco de Gua- LXXVIII dalupe en Canaria? ¿ Y estas impresiones de plantas y peces? ¿ y estas Dendritas ó piedras arborizadas? ¿ Y estas compuestas de clacas y otras conchas marinas? ¿ Y eí-tas bellas estalactitas, estalagmitas, incrustaciones, y cristalizaciones de las grutas? Si me dedico á observar las tieiTas que casualmente piso, advierto que unas s « ) n cal' careas, otras grcdosas, oti- as ocráceas, otras saponáceas, otras ferruginosas, otras ahiminosas, otras nitrosas, otras micáceas, otras vivificadas, oivas, volcánicas y las arenas, ya son negras de finísimo hiei'ro, atraibles al imán, ya blancas de fragmentos de conchas, que hierven con los ácidos, ya brillantes, compuestas de materias vitrificadas, ya de las moléculas rosadas de rocas, jaspes, cuarzos, granitos. No solicitan menos mi loable curiosidad las yerbas que deleitan mi vista. Arrancólas: saco mi lente: examino su traza, el número de sus estambres y pistilos, sus cálices, pétalos, semillas, tallos, hojas Ya te conozco.. ... Tii perteneces á tal especie, á tal género, á tal clase, de plantas del sistema del gran Lineo, y los botánicos te llaman N. Réstame sólo saber que nombre te dan mis paisanos. Encuentro un cazador que lia muerto un Alcaidon con su escopeta. Registróle el pico, los pies, las uñas, la cabeza, las plumas, el color; y le digo: esta ave es la que en castellano se llama Pega Reborda, en francés Pie Griéche, y Pica Grmca en latin. Preséntame un muchacho otros pa-jarillos que acaba de coger en una trampa. Señor, este eS un Millero; y yo digo que es un Pinzón; este es un Frailero, y yo digo que es un |
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