IBSTORIA DEL MOVIMIENTO OBRERO
EN LA PROVINCIA DE LAS !'ALMAS
DURANTE LA I I REPUBLICA
LA FEDERACION PROVlNCIAL DE SINDICATOS
OBREROS ( F. O. )
TOMO I I
TERCERA PARTE
LA CONFLI CTIVIDAD. LUCHAS ECONOMICAS Y dOCI ALES
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CAPI'.['ULO I
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l.- CARACTlRI STI CAS GENERJ; LES DE LA CONFLICTIVIDAD.
Antes de realizar el análisis pormenorizado de -
la conflictividad en los años de la II República,
conviene hacer algunas precisiones sobre las fuen~es
de donde han sido tomados los datos utilizados en la
elaboraci6n de este apartado•
- En primer lugar hay que hacer mención, una véz
más, a la escasez de datos debidamente ordenados de
huelgas, paros, etc., pues como se sabe, toda, 0 casi
toda la documentación que tuviera algo que ver con -
las organizaciones de traba jadores (sindicatos opa.E,
tidos ) fué destruída a raiz del 18 de Julio de 1,936,
bien por las organizaciones que las custodiaban, cuyos
miembros, atemorizados por la desmedida repre--si6n
suscitada, optaron por destruir todo rastro de
datos utilizablés por los vencedores; en otros casos,
las nuevas autoridades u organizaciones oficiales o
paraoficiales, estaban interesados en que desapare-ciera
cualquier rastro de las organizaciones que pudiera
suponer reavivar el recuerdo del régimen republicano.
Por tanto, la casi única fuente de posible manejo
para reconstruir los hechos ha sido la prensa lo.2!.!,,
abundante en muchos c asos, con graves mutilaci,2.
nes en otros, como por ejemplo en el de la prensa
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obrera o de partidos afines, cer rados o censurados en
la etapa de gobierno r adical-cedista, desde finales -
de 1934 hasta terminar 1935. En este periodo, como -
consecuencia de la Revoluci6n de Octubre de 1934 , son
cerrados ET, ~y~ Lamentablemente no hemos -
podido encontrar rastros del órgano de expresión del
PCE, El Soviet, publicación, como es lógico suponer,
fundamental para conocer datos que aclaren la política
sindical de este partido.
Lo expuesto da una idea de las dificultades en-contradas
para proporcionar una información exacta de
las huelgas; es significativo al respecto el alto número
de las que no aparece el resultado ~inal. (No -
obstante, la prensa es una fuente de un alto valor y
con su consulta, estudio y análisis es posible llegar
a resultados aproximados a la realidad y, junto con -
las noticias orales, tener una valoración cercana a -
la realidad de la co~flictividad generada en el peri,2
do.
- El Boletín del Ministerio de Trabajo y Seguridad
Social, aunque contiene algunos datos de interés
para la Provincia de Las Palmas, es de una utilidad -
limitada. La información recogida de las huelgas que
se produjeron en esta provincia está muy incompleta,
tanto en lo que se refiere al número total, como la -
duración o número de huelguistas, siendo así que una
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fuente ampliamente utilizada por los historiadores en
otras áreas del Estado, en el caso canario es de fiabilidad
limitada; por ejemplo, no se da noticia de -
ninguna huelga desde 1928 hasta 1931, cuando en éste
año tenemos noticias de dos (Véase gráfico). A partir
de ~ste año los datos de huelgas son incompletos en -
aspectos esenciales, como la duración, número de huel
gu.istas, lock-out·, u otros necesarios para conocer el
nivel de conflictividad.
- En cuanto a las fuentes orales, aunque en mu-chos
casos constituyen un valioso testimonio, por lo
gene~al sirven más que nada de apoyo o confirmación -
de determinados datos. Frecuentemente los testimonios
suelen estar lastrados por visiones personales de los
acontecimientos o por los olvidos, muy frecuentes en
personas de avanzada edad.
De los datos obtenidos, y después de volcados en
los cuadros elaborados, subrayemos algunos aspectos,
los más significativos:
- Es importante el número absoluto de huelgas registradas:
83 en? años. Es, pues, un periodo de una -
alta conflictividad, muy superior al inmediatamente B.!!:
terior. y, con seguridad, a cualquier otro de nuestra
historia, teniendo, además, características propias y
demostrativas de un momento de auge y empuje del movimiento
obrero canario. El tipo de huelga más ~eneralizado
será defensivo: así lo atestiguan las 25 huelgas
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realizadas por despidos, o contra ellos.
- Aunque más adelante lo analicemos con minuciosidad,
destaquemos ahora algunos de los más importantes
sectores por la conflictividad registrada en e--llos,
En primer lugar el Puerto con 15 huelgas (18%),
además de ser el primero por el número de huelgas registradas,
la importancia econ6mica que representa y
el número de trabajadores que en él realizan sus faenas
merece que se le dediqu~ una menci6n especial.
Destaquemos también los conflictos registrados -
en la a gricultura, 13 huelgas en total (15,6%), con -
dos importantes huelgas generales en 1936 en los términos
municipales de Arucas y Telde y ramificaciones
a casi todos los municipios y localidades de Gran Canaria.
La industria tabaquera es otro sector destacado
dentro de la conflictividad del periodo, en primer 1~
gar porque es casi el único sector industrial con una
dimensi6n estimable existente en las islas; en segundo
lμgar por la amplitud y trascendencia que adquirí~
ron sus conflictos.
En cuanto al ámbito territorial, la ciudad de
Las Palmas es el epicentro de la conflictividad. In-cluso
cuando se declara una huelga genera.len toda la
Isla, las not icias se refieren casi exclusivamente a
los incidentes registrados en la capital; si acaso e!!_
centramos referencias esporádicas a algunos conflic--
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tos acaecidos en núcleos urbanos como Telde o Arucas .
Esto es comprensible si tenemos en cuenta que la acti
vidad económica se centraba en la capital de la isla
en correspondencia con el volumen de su poblaci6n y -
la importanc i a econ6mica del Puerto de La Luz. Las e~
casas huelgas importantes registradas fuera de este -
ámbito son las de Arucas y Telde, afectando casi sie_!!!
pre a la actividad a g~Ícola. En cuanto a las dos is-las
más orientales (Lanzarote y Fuerteventura), los -
conflictos s on mínimos. Hay noticias de dos huelgas -
en Lanzarote (una en la explotaci6n de sal de El Jan~
bio y otra en la pesca) ambas convocadas por la F.O.
de Lanzarote desde la Casa del Pueblo de Arrecife;
también de incidentes habidos en el pueblo de Yaiza,
completándose así el escaso número de los que posea-moa
noticias. En lo que a Fuerteventura respecta, s6-
lo conocemos referencia del malestar originado por la
venta de terrenos comunales del municipio de La Oliva
y un paro en el puerto de la capital, siguiendo las -
directrices de una huelga declarada a nivel nacional.
Sin duda, la poca organizaci6n de sindicatos y partidos
obreros, es l a causa de esta baja o nula conflictividad
en las islas más orientales del Archipiélago.
En la visi6n cronol6gica, sobresalen los años -
1933 y 1936, por el número de conflictos registrados;
junto a ello el salto espectacular de la conflictividad
iniciado en 1931~ La primera fech a e s la de más -
conflictos de todo el periodo, con 27 huelgas confir-
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madas (Documento 3 . 1.), un 36,1% de las llevadas a
cabo en el periodo (1). Si la elevaci6n de la con-flictividad
en 1931 y 1936, encuentra la explicación,
entre otros factores por el logro y a dv e nimi ento de
nuevas cotas de libertad en el primer cas~ y el se~
do por otro conjunto de causas entre las cuales una -
mejor organización y un momento coyuntural política-mente
muy f avorable, ¿cuáles son las causas del incr~
mento en flecha de la curva del movimiento huelguist_!
ca en 1933?. El hecho, asimismo constatado a escala -
de todo el Estado español, recibe diferentes explicaciones.
Albert Bacells señala para el conjunto esta-tal,
causas como el aumento del paro y el agravamiento
da la crisis econ6mica (2); Tuñ6n de Lara añade a
estas otras como el
"endurecimiento (de las posturas ) de los -
patronos agrarios subsiguientes a las
elecciones parciales de Abril, a la ac--ci6n
de los grupos patronales de presi6n
y al resquebrajamiento del gobierno Azaña;
( ••• ) el hecho de que, desde el mes de
junio, los s indicatos UGT (a nivel local
y en la base) empiezan a perder la con--fianza
en las posibilidades del Gobierno,
e incluso dirigentes como Largo Caballero,
Las Juventudes Socialistas, etc., inician
un viraje critico que causa fuerte impacto
en las bases" (3).
Añádase, como característica propia a nivel local
la mejor organización y el progresivo auge de los di-versos
sindicatos, como bien expresan los datos que se
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dan al respecto del III Congreso, celebrado en el mes
de Agosto de ese año. ·Sin embargo las huelgas son de
menor duraci6n, si los datos que poseemos son -
fiables. Al respecto, Tuñ6n opina que es más s ignificativo
como "Índice de situaci6n11 el número de huel-gas
que el número de huelguistas o la duraci6n (4), -
Sin duda es este el año más conflictivo de la coyunt_!!
ra analizada, aunque la curva del movimiento huelguÍ,!!
tico comienza a elevarse desde el mismo momento de la
proclamaci6n de la II República.
En 1931 se contabilizan 8 huelgas, suponiendo un
incremento importante respecto al año anterior donde
solamente hubo 2, en la linea de la nula conflictividad
registrada durante la dictadura de Primo de Rivera
y del breve período que media desde su caída hasta
el definitivo derrocamiento del régimen de Alfonso -
XIII, consecuencia de la debilidad y desorganización
de los sindicatos obreros (5), fuertemente afectados
por la represión, sin que supieran aprovechar la rel_!!
jaci6n de ésta cuando la llamada 11 Dicta Blanda"; sol.!!,
mente anotamos episódicas acciones reivindicativas en
el Puerto o la construcción.
En 1932, siguiendo la linea iniciada en 1932, la
conflictividad es considerable. La Ley de Jurados Miz
tos, como pieza básica de la ahora favorable legislaci6n
laboral dictada desde el Ministerio de Trabajo,
regido por el socialista Largo Caballero, propicia el
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fortalecimiento de los s indicatos . A ello habría que
unir la incidencia de la crisis económica, desmin---
tiendo en este caso el conocido acerto, fre~
temente entre historiadores, de que la crisis económica
equivale a descenso de la conflictividad; l a -
creaci6n de l a F.P. (fundada en este año) llevará a
un clima de clara confrontación entre capital y t r abajo.
Las 9 huelgas contabilizadas asilo demuestran,
siendo además el 22 año por el número de días labor.!:
les perdidos. Ahora bien, también hay que preguntarse
si comienza a hacerse notar el descontento ~ntre
la clase obrera por la politica reformista del gobie_!'.
no Azaña. Ostensiblemente lo afirman los di r i gentes
obreros, preocupados por la no aplicación de las medidas
de carácter socia l dictadas desde el Ministe-rio
de Trabajo; o no se hace con la prontitud requerida,
encontrándose con la resistencia, solapada
unas veces explícita otras, en los medios socio-p~
líticos donde el cambio de régimen sólo es una fach,!!
da, sin que ~aya transformaciones profundas en las -
estructuras tradicionales de poder. La opini6n de -
que los "despidos sistemáticos, las coacciones, las
represalias, inclumplimiento de contratos", no es -
aislada y hacen pensar en la conjura monarquizante -
al hilo de la "sanjurjada" de 1932 (6); la no aplic~
ci6n de la Reforma Agraria, por la oposición de "lerrouxistas",
que tenían a Rafael Guerra del Río como
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representante cualificado en las Cortes Constituyentes,
con la ayuda de la tibieza de los republicanos federales
(también con representación en Cortes) es una mue~
tra de esta resistencia ••• No es extraño que en medios
obreristas cunda la alarma y la protesta, pues las barreras
a los beneficios obtenidos por la burguesía local
y extranjera eran escasas.
El repaso cronol6gico nos muestra otros dos aspe~
tos importantes: uno el descenso desde finales de 1934
a 1935 .y, en segundo lugar, el importantísimo salto de
1936, para lo que es fundamental el aumento de los COQ
flictos agrarios, después del triunfo del FPI. Lo primero
tiene su raiz, fundamentalmente, en el triunfo de
las derechas en las elecciones a Cortes en üoviembre -
de 1933 y el subsiguiente gobierno radicel-cedista ,
viéndose recortados fuertemente los derechos sindica-les,
sobre todo después de la Revoluci6n de Octubre de
1.934, con censura, cierre de locales, represión, etc.
Lo segundo se fundamenta en el triunfo de las fuerzas
populares en 1936, restituyéndose los plenos derechos
sindicales y el f lorecer de las organizaciones aindie~
les, fundamentalmente las de implantación entre trabajadores
agrícolas.
Las causas de las huelgas muestran que un número
importante son de carácter defensivo: 25 tienen su ori
gen en despidos (un 32,4%), lo cual es 16gico si se
piensa en la importante crisis económica por la que
atravesaban las islas; le sigue en importancia las re!!_
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lizadas reivindicando me j oras en las condiciones de -
t raba j o ( 20, 7%) , incluyendo en este apartado l as dos
importantes huel gas reali zadas en tabaco para exigir
la renovaci6n de los pedidos y otras por derechos siE
dicales como la realizada por la policía municipal; -
las huelgas realizadas por reivindicaciones sala ria-les
ocupan un lugar destacado, con un número de 15 -
(un 19,4%) ; son importantes también l as 8 huelgas por
solidaridad, lo que unido a las generales (tres en -
1933 y una en 1934) dan idea de la puj anza del moví-miento
reivindicativo y la fuerza creciente de las o~
ganizaciones sindicales en esas fechas.
El resultado de las huelgas da un mayor número -
de ganadas (34,43%·), pero son muchas las que quedan -
sin saberse el resultado final (el 37,97-'). Por años
el mayor número se registra en 1933 y 1936, más enª.!!.
te Último a pesar de que sólo son computables 6 mese~
pues al estallar la Guerr a Civil en 1936 las islas -
quedaron, como se sabe, bajo el control del Ejército
Franquista y los derechos sindicales radicalmente pr.2
hibidos. Por sectores resaltan las huelgas ganadas en
el Puerto, sede y emporio de las más fuertes organiz~
cienes, y en la agricultura.
En 1934 se registra el mayor número de huelgas -
pe~idas, con un índice elevado en artes gráficas. El
gran número de conflictos sin datos en este aspect o,
nos imposibilita ahondar más en este s ent ido.
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NUMERO DE HUELGA¡¡_ POR_ANO Y SECTOR
Agricultura • •••••• , •..•...•.
Puerto (Incluido Coppa),,.,,,
Tabaco
Construcci6n ••••••••··•••·••
Panaderías
Artes Gr áficas••••••••••· · ••
Transporte
Otros
TOTAL J.NUALES
- V
--
l
--
l
--
--
--
--
2
- - ¿7·Jc;,
-- l
-- 4
-- --
2 --
l 2
-- --
l --
4 2
8 9
(1930-1936)
_,,, _, ~ - - V
6 l -- 4
2 2 3 l
2 2 ·- --
2 -- -- 3.
2 -- -- 4
3 -- · .1 --
-- -- 2 3
10 l -- 6
27 6 6 21
No se incluyen l as registradas en la ens eñanza.
•v• GTOR
1
12
10
7
8
9
4
6
23
79
(1) Los dttos reco;::;i dos en el .,_nuc.1 rio :r;st adistico confirman
la im:>resión, aunque difiera cm el núme:-o de huelp;ss -
con respecto a l cuadro elaborado con d~:tos de otras
fuentes. Los del Anuario son:
nQ de huelgas ••••••••••••..••••••••.• •... , •••• 20
1 del total nacional •••••••••.• • •.•• . . .. . ,. , 1 , 77
hue l gas con datos compl etos ··•·· •· ···•·•·• • ••• 20
nQ de obreros de las empresas Conde se pro-dujeron
••••···•· •··~~ • • ·• • · ' · - ,••·•··•••••· 42 . 814
n Q de huelguistas 42.240
n2 de huelgui.stas en relaci ón con el n2 de
obrer os ocupados • • • • • • • • • • • • • . . . • • • • • • • • • • 99%
n2 de orden de l a pro_vincia por e l número -
de huel ~uistas • • • • • • • • • • . . • . . • • • • • • • • • • • • • 62
promedio de huel~uistas por huelga ••••.••• 2 .112
FUE.~TE: AEE . 1934. Delegaci6n del I NE de Las Palmas .
(2) BACELLS, A.: Crisis económica y agitación social en Ca~-
Ariel. pág. 213. Barcelona.
(3) TtrnON DE LARA, M.: La II República. v.r. Edit. Si glo -
XXI, pág. 141. Madri d . 1976 .
(4) 1'lñ:ON DE LARA , x. :. Met odol ORÍB ••• o . e . p: 98.
(5) El I Congreso de l a Federaci6n Obrera se celebr6 en 193C
y hasta ese momento , sól o existían débiles or,ganizacio-nes
sectori ales , como se ha dicho .
(6) Al respecto señala La Voz Obrera ( 18 de Agosto de 1932 ,
pág . 7) que:
11 10s varaderos, l a i3anca, la city, los tranvías,
en todos los sectores que la inverai6n ex.t l'anj~
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ra. señala su predominio ( .•• ); y el ~;om er cio ,
los Ue spe.c i10s, las FBniiicc.:doras y los <.:o s e-cheros
, todos e?OS ele~entos llamados <le ar-den
, que en apret':'"do haz i ncu·oan su n:orn, r qu i zaci
6n vere;onzante , se ha de,jado sentir el m2,
lestar proletario" .
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CAPITULO II
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2.- HUELGAS EN EL PUERTO DE LA LUZ
2.1.- Introducción: Patronal y Sindicatos en el -
~
El Puerto de la Luz constituye un factor f1.J!!
damental de la economía de Gran Canaria, dado que, por
un lado es la puerta de entrada a los productos exte-riores
y de salida a la producci6n propia, puesto que
la aviación comercial sólo comenzaba a implantarse y -
carecía de importancia como medio de transporte de me~
candas (1). Por otro1 •. es escala técnica obligada
de buques y paquebotes que surcan el Atlántico. Factor
económico fundamental para la economía insular, de las
actividades re&lizadas en él depende el trabajo y la -
subsistencia de gran número de personas, dando lugar -
a un importante núcleo obrero, el único, pues no existía
en la Isla un sector industrial desarrollado. Este
proletariado, formado en buena medida por emigrantes -
de otras islas (Lanzarote y Fuerteventura) o del interior
de Gran Canaria, emigrantes campesinos que buscaban
su subsistencia en las tareas portuarias; pobla--ci6n,
a veces de alubi6n, asentada en el barrio de Las
Isletas (también conocido como La Manigua). Aquí apar,!_
cieron las primeras organizaciones obreras y aquí lo-graron
su mayor implantaci6n la F.O. y los partidos -
de izquierdas -republicano federales y socialistas- y
donde el llamado "apóstol11 de los obreros, José Fran-chy
Roca, obtenga más adeptos y se funde la Casa del -
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Pueblo (2). For otro lado, la constr ucci6n del dique y
la misma inf raest ructura portuaria ocupará abundante -
mano de obra (3). n1guna de las luchas más importantes
r egistradas en el período estudiado, las protagoniza-rán
los obreros de la compañía adjudicataria de las -
obras de construcci6n del dique del muelle de La Luz,
la multinacional COPPA. De la importancia cuantitativa
y cualitativa del número de obreros que trabajan en e~
ta empresa, da idea el que se constituyera un sindicato
de empresa adherido a la F.O., uno de los más impo~
tantea si tenemos en cuenta las luchas protagonizadas
(4).
El otro sector laboral relacionado con la activ,!.
dad portuaria, y donde tendrán lugar importantes con-~
lictos laborales, es el que engloba a las compañías -
dedicadas a la consignaci6n de buques, carga y descarga
de mercancías, abastecimiento de carbón y más tarde -
carburantes. Las primeras citadas formarán el "trust"
conocido con el apelativo de las "Casas", constituído
por siete compañías, en su mayoría con capital foráneo
y con casa matriz en el extranjero, casi siempre de -
origen inglés, pero también francés, belga o alemán -
(5). Estas c ompañías monopolizarán las actividades PO!:
tuarias, fusionándose algunas en 1930 con el objetivo
fundamental de hacer frente al desafío que representa
la presencia de una fuerza .sindical apoyada por la F.O.
cada vez más potente y con más frecuentes acciones re,!
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vindicativas (6) . La ilegalidad de este monopolio será
repetidamente denunciada por l as or~anizaciones o ◊ re-ras
, destacando en esta labor el uindicato de Indus--trias
Marítimas ( SI M) y la F,0, con el primer s ecretario
general Primitivo Pérez Pedraza a l a cabeza. Basaban
sus argumentos (ver anexo) en que las concesiones
habían sido dadas individuelmente, así como l os terrenos
donde asentaban sus instalaciones; s i n ember go
si usufructuadas conjuntamente. Repetidamente se exi
ge que se impidan los trasvases de obreros , material,
responsa bilidad , etc., de una casa a otra, elevándose
peti{iones al Gobierno para que tome carta s en e l asll!!
to Sobre todo se encresparán los ánimos cuando se
proceda a despedir obreros, cuya causa se achaca a esta
unión (véanse los recursos presentados por la F.O.
Incluímos uno en el Apéndice,~OC'U!ilento A)
Los trabajadores del Puerto, avanzadilla de las
organizaciones obreras, protagonizarán diversas accio-nea
de apoyo al r esto de los sectore~ mostrá!!
do así un ejemplo vivo de sol idaridad, para lo que se
encontraban en situaci6n clave y privilegiada: negánd,2.
se a efectuar sus tareas (carga y descarga de produc-tos
, abastecimiento de car burantes) tenían un elemento
de gran valor para presionar sobre la patronal, ya que
ésta podía ver ahogados sus intereses si se negaban a
negociar. En conjunto será el sector de actividad donde
la conflictividad sea más elevada, 10 huelgas 9 18%
del total registrado,
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Una referencia a las fuerzas sindicales y organi
zaciones empresariales. asent adas en el puerto, así como
la situación de la mano de obra, es necesaria en o~
den a arroj ar luz para conocer la conflictividad del -
puerto.
La mayoría de los alrededor de 600 trabajadores
de la COPPA estaban afiliados al Sindicato de Trabajadores
y Empleados de la COPPA, sindicato de empresa -
con más de 500 afiliados, contando entre ellos con alguno
de los importantes líderes de la F.O., cual es el
caso de José Suárez Cabral (Secretario General del
PCE) o Félix González (socialista, secretario general
de la F.O. entre 1933 y 193~). La direcci6n del sindicato
estuvo en mano~ de los socialistas hasta 193{l, p~
ro la radicalizaci6n de las luchas a cuenta de los de~
pidos inminentes por la terminaci6n de las obras que -
llevó a los obreros a realizar una dura huelga en de-fensa
de los puestos de trabajo, y después de una as9.!!!
blea donde hubo incluso enfrentamientos físicos, la d,!_
rección pasa a manos de comunistas.
En las actividades propiamente portuarias (carga
y descarga, abastecimiento de carburantes y combusti-bles)
la organizaci6n clave es el Sindicato de Indus-trias
Marítimas (SIM), autónomo, adherido a la F.O.
desde su creación en 1932, absor·biendo a otras organizaciones
subsectoriales; tenia también una sección entre
los pescadores, la de "Fogoneros y Marineros". Su
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número de afiliados superó los 2.500 siendo por tanto
uno de los sindicatos con más peso específico entre -
el proletariado de la isla. Sin embargo, siguió sub-sistiendo
el Sindicato de Cargadores del Carb6n, al
margen de la F.O. (no hay datos definitivos de su af,i
liación pero si sabemos que no integr6 en el SIM)
pues aunque perteneció a ella ésta sólo reconocía al
SIM como la única organizaci6n del sector, declarando
amarilla a cualqu~er otra. Desde la creaci6n1su seer~
tario general fue Primitivo Pérez Pedraza, continuando
hasta la clausura, en Julio de 1936; la presiden-cia
la ejerció el también socialista Pérez Saavedra .
Frente a estas organizaciones de trabajadores,
eficiente y firme en la defensa de los intereses de -
los mismos, muy potente según se ve en el capítulo c,2.
rrespondiente, se sitúa la patronal del sector, la -
cual gozaba de una dilatada historia de dureza en los
m:todos, la más de las veces sin contemplaciones para
los traba jadores. La nueva situaci6n política no les
es tan favorable, pero sus posturas en orden a aten-der
las reivindicaciones de aquéllos siguen siendo -
i gual de arrogantes. Es bueno pues conocer su estructura
interna, su organizaci6n y s us intereses para en
tender mejor los conflictos del sector. Antes hay que
hacer una diferencia muy clara entre la COPPA, cons-tructora
del muelle y las que realizan labores de con
signaci6n, reparaciones de buques, abastecimiento,
etc.
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Comencemos por la Q.Q!2:!, sociedad mul tinacional ,
radicada en Bf.rcelona Y fundada en 1925, cuyas siglas
corresponden al nombre de la SOCIEDAD METROPOLITANA DE
CONSTRUCCIONES, ~.A., adoptando denominación diferente
según las obras que ejecute y el lugar de l as mismas,
así en Las Palmas , corresponde a 11Conetrucci6n Obras -
Puerto Palmas" , como se aprecia, de resonancias colo-niales.
Esta compañía cuenta con un capital social de
10 millones de pesetas y realiza también obras en Barcelona
(Atarazanas y metro de la ciudad), Madeira (pue..:
to de Funchal), Tenerife (dique Sur) y Huelva (obras~
de alcantarillado), amén de otras obras . La realiza--ci6n
del dique de abrigo del Puerto de La Luz, de 2603
mts., se adjudica en subasta realizada en 1929 , remat_!!
da en 31 millones 900 mil pesetas, y tenia que ser te..:
minada en 1935 . Era director de la compañía el ingeni~
ro alemán Doctor SPETH y administrador el cat alán Enr.!,
que Puiguriguer (lo veremos formando parte de la dire.9.
ci6n de la organizaci6n empresarial de la provincia, -
según se comprueba en el apartado que a eSta se de-dica),
además de otro personal directivo de origen foráneo
o altos cargos: el ingeniero Naninga, el t ambién
ingeniero Schlegel •••
En el sector de carga y descarga de buques (carga
blanca) y abastecimiento o estiba de c arbón (carga
negra) operan en el puerto tanto empresas de capital -
foráneo (las más) como autóctono (8 ) . Las primeras ti~
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-U 2H
nen honda tradición en l a vida econ6mica del Archipiélago
y controlaban este sector clave en la economía e~
naria . Su actividad se r amificaba a otros negocios como
la pesca, la agricultura, reparación de buques, etc.
El carácter dependiente y abierto de la economía canaria
facilitará este control, que le permitía, además,
mantener a los trabajadores sin capacidad de respuesta,
aunque los enfrentamientos entre "las casas inglesas"
y los sindicatos se produzcan tempranamente desde pri~
cipios del siglo XX , con su punto álgido al comienzo -
de de la década de los años treinta, cuando, por va--rios
motivos, las "casas inglesas" deciden fusionarse
formando un poderoso trust (9) que controlaba las acti
vidades del Puerto y fijaba las condiciones de trabajo.
Perseguían también otras finalidades como abaratar CO.§.
tos, evi tar la competencia, pagar menos impuestos y , -
sobr e todo, hacer frente a la creciente acci6n reivindicativa
de los sindicatos en rápido fortalecimiento,
aún más después de fracasar el intento de montar, tal~
dirigido desde la patronal, un sindicato amarillo en -
1925, llamado Asociaci6n Libre de Obreros Portuarios,
desaparecida en 1929, cuyo fortal ecimiento se preten-día
hacer dando facilidades de trabajo a los obreros -
que se afiliaran a esta asociaci6n. Pero la maniobra -
encontró respuesta en el Sindicato de Estibadores y -
Cargadores (afectos la UGT), aunque fuera castigado -
con despedida de su secretario Luis Cejas. En los años
republicanos los métodos de este "trust" encontrarán -
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respuestas desde el i.)indicato de Industrias Marítimas
que se opondrá a los despidos, reivindicará mejoras -
salariales y luchará, con su secretario Primitivo Pérez
Pedraza al frente, contra las maniobras emprendidas
por "las caSé: S 11
•
El número de trabajadores que ejercen sus labores
en la carga blanca varia desde unos 1612 efecti-vos
en 1931 a los 2020 en 1935; siendo los ecpleados
de abastecimiento de carbón cercano a los 600-700. En
la COPPA trabajaban unos de 600 obreros,
Las condiciones de trabajo no eran las ideales
ni mucho menos y predominan los contratos eventuales.
En 1931 el número de trabajadores fijos en el sector
de carga y descarga era apenas de 76 (10); en 1934, -
el famoso trust empleaba fi j os a 289 trabajadores, de
los cuales 205 trabajan en varaderos y talleres; la -
jornada laboral es de 8 horas (la legalmente establecida
para los convenios) y no se admitían trabajos a
destajo •más que en casos excepcionales; percibían un
jornal de 11,5 ptas/día en 1930 y aumenta a 15 ptas/
día en 1935, después de reducirse tras los acontecí-miento
de 1934; este salario se veía aumentado en 1/2
ptas más en las horas nocturnas (véase la tabla corre~
pendiente en apartado de salarios). Sin emba r go la si:_
tuaci6n real es muy diferente a lo que expresan los -
salarios nominales, pues los trabajos se realizaban -
por turnos, correspondiendo un jornal cada 12/14 días,
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siendo el salario r eal de 174 ptas . mensuales en los -
años más favorables y entre 60/ 65 en los de receso . A
ello hay que unir l a dureza, clásica de las labores -
portuarias , con frecuent es trasgresiones de las condiciones
de trabajo pactadas en convenios por una patronal
que no era dada en reparar en escrúpulos. Aún -
así las condiciones de trabajo mejoran tras la proclamación
de la República: prohibición de contratar trab~
jadores fuera del control de las organizaciones sindicales
, suponiendo· esto un reforzamiento de la posisi ón
de éstos; vigil ancia del cumplimiento de los convenios,
facultad r ecogida legal mente, con lo cual no es habi-tual
a partir de ahora encontrar situaciones como las
que se denuncian en 1930 en LVO en ca r t a dirigida al -
Gobernador Civil donde se decí a que lo habitual eran -
14 6 16 ,horas de laboreo (ll).
2.2 .l.La confl ictividad en la COPPA .
En l as obras de ampliación del muelle de -
la Luz la conflictividad se inicia en 1932 , cuando la
Compañia constructora se niega a satisfacer el 15~ de
aumento salarial y la reclasificación solicit ada por -
los trabajadores, segúh acuerdo firmado con el aindie,!!
to de la empresa. Desde primero de febrero los obreros
se negaron a entrar en la obra, según la versión de la
empresa, pero según aquellos no pudieron acceder por-que
se había declarado un 11 lock-out11
• Y no era baladí
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que triunfara una u otra tesis pues de ello dependía
que el fallo del Jurado Mixto favoreciera a una u -
otra parte . La evolución del conflicto no está exenta
de brotes de violencia como la a ~resi6n sufrida -
por el ingeniero de la obra, el Sr. Schelegel , según
su testimonio (desmentido por los obreros) atacado -
con un palo por un obrero a quién la había ordenado
ocupar el puesto de otro despedido momentos antes.~
El agresor obedecía, siguiendo la linea argumental -
empresarial , a las instrucciones del Sindicato de ~
responder con violencia a toda comunicación de despi
do . Tomando como base esta consideración causaron b~
ja t anto el obrero agresor como el presidente del -
Sindicato, además de otros 6 que habí an sido expula~
dos de su trabajo anteriormente. Ello dá cuenta de -
la actitud empresarial claramente provocadora.
Acordándose por ambas partes remitir la solu-ci6n
del conflicto al Jurado Mixt~ las condiciones
que pone cada parte para la solución son:
- Parte empresarial: 12) que -·se reconozca la -
justicia de los despidos por desobediencia o
terminaci6n de contrato . 22) El pago de los -
jornales por días no trabajados debe quedar a
criterio del Jurado Mixto.
• Pareció blanda en exceso la postura del sindicato,
dirigido por P. Pérez Pedraza, entre los -
miembros vinculados a UGT . Posiblemente la dimisión
de este diri gente de la presidencia de la -
Federación en 1932, esté relacionado con esta si
tuaci6n. -
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- Parte obrera: Exi8en un arbitraje y e l pago de
los días no trabajados, pues el paro se debi6
a que la empresa declar6 un " lock out" . Los -
despidos debían ser anulados .
Situada l a soluci6n del conflicto fuera del ámbi
to de la lucha al ser remitida al dictamen del Jurado
Mixto, el veredicto de éste no fue enteramente favorable
para los obreros, pues si bien obliga a l a readmisi6n
de l os despedidos, quedaba en manos de la empresa
las condi ciones en que debían ser realizados los trab_!!
jos y por quién, con lo cuál un obrero se podía ver -
f orzado a realizar una tarea ajena a sus capacidades.
El despido de 23 obreros eventuales por Cory H2 ,
empresa que realizaba t areas de construcci6n en el di que
auxiliando a la COPPA, viene a añadir un elemento
más a la tensa situaci6n. La medida es legal por la s_i
t uaci6n laboral de los despedidos y por tanto el sindi
cato se queda sin capacidad de respuesta ant e tal agrJ!
si6n, pero será una circunstancia no olvidada en post,!!
riores reivindicaciones y semilla que envenenará poste
riores conflictos.
En 1933 los enfrentamientos adquieren dimensio-nes
importantes cuando la empresa pretendió despedir
a 22 obreros por finalización de obras. La reacción -
del sindicato es ordenar a los trabajadores despedidos
trasladarse a otros lugares en la mismaj su fuer-za
e ra tal que la misma empresa reconoce no poder dec.!,
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dir sin el consentimi ento de la dirección del sindicato,
pero no suficiente para frenar la intransigencia -
de los directores, puesta de manifiesto cuando se oponen
al establecimiento de turnos y dejar nula la real!
zaci6n de horas extras, propuestas de la parte obrera
para evitar despidos; el 26 de febrero impide la entr~
da de los obreros del turno de noche, y aunque el 30 -
accede a que lo hagan bajo presencia de notario, la n~
gativa primera será utilizada por el sindicato para
fundamentar su acusación a la empresa de declarar un -
11 lock , out11
•
La reacci6n de las organizaciones obreras es C0,!1
tundente, contando con el apoyo de toda la Federaci6n,
adoptada en reunión del Comité ~jecutivo con la asis-tencia
de representantes de 43 gremios, acordándose -
preparar una huelga general que comenzaría el día 6 si
antes no encontraba soluci6n satisfactoria las peti-ciones
de los obreros. En un mitin celebrado el sábado
5, en el recinto del Campo España, con numerosa asis-tencia
(aunque la cifra de 5,000 personas dada por -
los organizadores parece excesiva) y la presencia e -
intervención de Suárez Cabral, José Sanz (secretario -
de la Federaci6n), Félix González (presidente) y Prim,1
tivo Pérez Pedraza, se exponen las peticiones de la -
parte social:
- El Jurado Mixto debe resolver sobre la situa-ci6n
de los 17 obreros metalúrgicos, 13 peones,
1 capataz y 5 obreros (despedidos) de la con--
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cepci6n CORY. En realid~d suponía la readmisi6n
de todo el personal que venía trabajando .
- Ningún despido
- Abono de los días de paro.
Por un lado la empresa seguí a manteniendo que una
comisión arbitral dictaminase de quién fue la responsabilidad
de la suspensi6n de las obras y persistía en su
negativa a abonar los salarios de los días no trabaja-dos
, alegando que como fili al no podía tomar decisio-nes
al reapecto y ésta debía corresponder a la Virec--ci6n
radicada en Barcelona.
Los acontecimientos toman un carácter que sobrep~
sa los de un conf'licto de empresa pues , así como la -
F.O . decide prestar t odo su apoyo al Sindicato de Trab~
jadores de la COPPA y a sus afiliados y el PSOE utiliz~
rá su 6rgano de expresión~ para acusar a la Patr2
nal de intransigencia e instigadora de un conflicto
planteado en realidad como reto a la organizaci6n sindi
cal, la H.P. por su parte apoyará decididamente a la
empresa.
Pero al fin la amenaza de la huelga general debi6
surtir efecto: el 6 de feb rero se firm6 un acuerdo me-diante
el cual se pone fin al conflicto en los términos
que la parte obrera solicitaba.
Antes, el día 4, se había reunido la Comisión Arbitral,
nombrada por amb 2s partes y con el compromiso -
de estas de asumir el veredicto que dictase. Dicha comi
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sión la componen el Gobernador vivil Antonio Gasc6n, el
Alcalde de Las Palmas Luis Fajardo Ferrer, el presidente
del Cabildo de Gran Canaria ?rancisco García, Presidente
de la Mancomunidad de Cabildos Agustín Melián, y
el Presidente de la Junta de Obras del Puerto Juan Mi-randa.
Propone la siguiente solución:
12.- Readmisión de ~os trabajadores despedidos a
consecuencia de la huelga. La readmisión de
los despidos anteriores queda condicionada al
fallo del Jurado Mixto correspondiente, cuyo
veredicto acatarán las partes litigantes.
2Q.- Los herreros y ayudantes trabajarán por turnos
a raz6n de 8~ horas semanales, reparti-das
entre los herreros y ayudante :; , mientras
resuelva el Jurado Mixto correspondiente.
;2.- El pago de los dias no trab,, jados se someterá
inmediatamente a un tribunal arbitral,
presidido por el Gobernador vivil y del que
formarán parte las personalidades citadas a~
teriormente.
42,- Dado el fallo, si este es adverso a la Soci~
dad Metropolitana COPPA ésta pagará el mismo
dia los jornales atrasados con un 5% de au-mento.
5º•- El trabajo se continuará en las mismas condi
ciones de producción que anteriormente.
La Comisión Arbitral resolvió dictar el si-guiente
fallo: 11Que la .Sociedad Metropoli ta-
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na COPPA debe abonar a sus obreros o empleados
los jornales o retribuciones que aún no
hayan éstos recibido, correspondientes a los
dias que hayan dejado de trabajar desde el -
comienzo del conflicto hasta el 4 de los corrientes
inclusive, siendo he.:1-;.o el pago de
jornales con un 5% de los aumentos" (12)
El resultado es acogido con diferencias dentro -
de la Comisi6n ~jecutiva de la Federación, aunque la -
versión oficial,dada en un mítin con gran concurrencia
celebrado en Campo España, es de satisfacci6n por lo -
logrado• Pero en el ~leno del 6 de Febrero de 1933 su,:¡:
gen voces discrepantes aunque se apruebe el proceder -
de la Comisión ~jecutiva. Desde la perspectiva hist6ri
ca la solución conseguida ofrece claroscuros: el f allo
de la comisión arbitral es favorable a los traba jado-res,
pero no lo es que en la práctica permanezcan obr~
ros despedidos a la espera del fallo del Jurado Mixto
y se sigan manteniendo las mismas condiciones de trab~
jo.
Un aspecto importante a señalar, y que comienza
ª ponerse de manifiesto es la existencia de dos corrieE
tes dentro del Sindicato de Trabajadores y Empleados -
de la COPPA : de un lado las posturas reformistas, aba_!!
derada por los socialistas, aceptando despidos negoci~
dos, con mayoría tanto en el sindicato como en la Comi_
sión Ejecutiva de la F.O.; por otro lado, las posturas
más radicales de los comunistas comienzan a escaler P.2.
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siciones en uno como en la otra . Esta disparidad de -
tácti ca hará c .·isis en 1934 con enf r entamientos (violentos
incluso ) de ambas líneas de act uaci6n . No obstante
el arr : igo del s i ndicato y la soli daridad de la
F. O. no sufrió menoscabo 11 ~n uno de l os momentos de -
mayor combatividad obrera en el per i odo republicano" ,
funcionando como organismo unitario, buscando el apoyo
para esta causa de otros sectores laborales ; a su
vez en el mÍtin antes citado se acordó pres entar un -
escrito de protesta a l _ Gobernador Civil por la actuación
del "trust" de las "casas i nglesas " a~rupadas en
" l a Uni6n" y se acuerda declararles el boycot. Osea, hay
un intento de unir varios conflictos prestándose
los trabajadores de diferentes sectores apoyo mutuo.
Los trabaj adores de la CDPPA tendrán que hacer
frente en 1934 a los despidos, ahora más masivos como
consecuencia de l a finalizaci6n de l as obras, el conflicto
generado será el más virulento de los registr!
dos en este año.
Se reproducen y est allan con más fuerza cuando
los obreros resuelven no darse por enterados de los -
despidos que la empresa pretende hacer, aduciendo finalizaci6n
de la obr a, y necesidad de reestructurar -
la plantilla, excesiva conforme se iba cumpliendo la
terminación de las obras. Pero el motivo del descon-tento
de los trabajadores viene porque la empresa pr!
tendía i gnorar el acuerdo f irmado con el sindicato -
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por el cuál se había trazado un plan de obra y acomod~
ción del personal a él, con un régimen de turnceque -
pe rmitía trabajar a todos los obreros. Este acuerdo -
contaba con la aprobación del director de las obras en
Las Palmas, Señor Spetch.Y el Arministrador Gener al de
la empresa,Señor Bulner, poseedor de plenos poderes en
las sedes de Barcelona y Amsterdam.
Sin embargo, el 3o de Junio los responsables locales,
el administrador Puiguriguer y los ingenieros -
Naninaga y Castroverde, rompen el pacto y no entregan
al Sindicato la lista cen los despidos. Este aduce que
la r elación expuesta favorece a los trabajadores dóciles
de la empresa (sob~e todo extranjeros y altos cargos),
sin que se mantenga la antigüedad como criterio
prioritario. Este proceder conlleva a tresgredir otro
acuerdo con la organización sindical: que todo lo que
aparezca en la vitrina de anuncios debe tener el conocimi
ento obrero de las partes. La e spoleta para el in,!.
cio del paro es pues la aparición de una lista con 30
despidos sin que cumplieran para su publicación las -
normas comentadas. ~l mismo dia 30 de Julio, los t rab~
jadores rompen la lista, a lo que contesta la empresa
con la solicitud de presencia de la fuerza pública en
la empresa. Inmediatamente es declarada la huelga gen~
ral en las obras de la COPPA (13).
Las posturas de las partes se sintetizan en:
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Parte obrer a:
Readmisión de los despedidos.
Apertura de las obras, puestos que es la empresa
causante del cierre, se trata en definitiva de_
un "lock out" según l a apreciaci6n del Sindicato
Cumplimiento de los acuerdos firmados.
Parte empresarial:
Que los obreros respeten las condiciones de trabaj
o dictadas por la direcci6n de la empresa,
ocupando los puestos de trabajo que se les asignen.
Interesa saber también los criterios mantenidos
por lm autoridades:
Es zi gzageante. Primero a favor de la empresa, -
declarando ilegal la huelga, basándose para ello en i,!!
formes del Jurado Mixto y del Delegado de Trabajo. PO,!!
tura acorde con la política de loa partidos en ijquel -
momento en el poder, deseosos de vaciar de contenido -
y de presencia obrera a los Jurados Mixtos y, en todo
caso, favoreciendo a la patrona l en cuantas decisione s
tomen.
En un segundo momento, ante l a creciente fuerza
de la presión s i ndical y la radicalización del confli~
to, el Gobernador Civil matiza su postura colocándose
en posici6n n eutral con un laudo dict ado favorable a -
los t rabajadores. Terminará por nombrar un d e legado 5:!!
Pernativo en las obras, cuyas decisiones f avorecerán a
l a empresa.
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Iniciados los acontecimientos el sábado, al lunes
s i guiente~ los trabajadores se pres entan en la -
obra , para evit ar que la empresa utilizara su ausencia
como argumento de desp~do, convirtiendo el hecho en el~
mento de presión. Inmediatamente la dirección ordena el
cierre y el dia siguiente permite la entr ada sólo a los
que estime conveniente; pero entran todos los trabajad~
res, con el presidente del sindicato al frente, y es d~
tenido. Son sutilezas luego empleadas por las partes pa
ra discernir quién cometió ilegalidad. Por e j emplo, el
Jurado Mixto declara la huelga ilegal porque un notario
certifica que parte de los obreros concurrieron al t r abajo;
el sindicato sostiene por el contrario que la empresa
habria declarado un "lock out" al no permitir la
entrada a todos los trabajadores. Cuestiones y argumentaciones
inútiles tal vez, pues las autoridades par ten~
cientes a un gobierno de derechas estarían prestas a -
dar la razón a la empresa, les asistiera o no~
Los intentos de mediación no fructifican ante el
obstrucionisao y la cerrazón de la parte empresarial, -
habiendo el sindicato dado un giro a su táctica después
de una reuni6n con las autoridades (Alcalde de Les ra1-
mas, Gobernador Civil, Presidente de la Junta de Obras
del Puerto, Delegado de Trabajo que no asiste) y la empresa,
en un intento de mediación que ésta boicotea. E~
ta actitud sirve para comprometer a la primera autori-dad
aivil a dictar un laudo, y por ot ro lado colocarse
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en ter reno legal (º habíamos pasado a cambiar totalment e
los papeles, i l Sindicato estaba completa y absolutame~
te pisando terreno legal y la empresa se declaraba en -
r ebeldia11
) . Efectivamente, el laudo dictado es aceptado
por el Sindicato pero no por la empresa que "lo acata -
pero no acepta", y continúa con el obstrucionismo, por
ejemplo colocando a obreros fuera de su verdadero em- - pleo,
incluso en los que no son especialistas. A estas
provocaciones, contestan 25 obreros negándose a traba-jar
en lugares que no les corresponden. Al ser despedidos,
el Gobernador Civil ordena cerrar las obras.
Los apoyos recibidos por las partes son diversos.
La COPPA, como es 16gi co supone~ recibe el apoyo de la
patronal (Documento.- .:XI), · de cuya federación es di-rectivo
el gerente de aquéll~ Puiguriguer ; también los
poderes gubernativos le prestarán su ayuda, actuando a
su favor el delegado nombrado para gestionar la obrad~
rante el pero (primero el Delegado Especial del Mini at2
rio de Trabajo y luego D. Pedro León en nom :ire del Go-bernador
Civil). Así amparada , la empresa no dudará en
tomar decisiones drásticas basándose en la teoría de la
"libertad de trabajo" que el Gobernador Civil estará
siempre dispuesto a hacer cumplir aún en su vertiente -
más draconiana (14), Por ello le será fácil despedir a
270 trabajadores implicados en el conflicto y sustituir
los por esquiroles, generalmente campesinos en paro, o
aceptar a los que ya estuvieran t rabajando sólo cuando
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estuvier an dispuestos a cumpl ir las normas dictadas por
la empresa, según nota hecha pública en la prensa local.
Los obreros , por su parte , sometidos a fuerte pr~
si6n y con una coyuntura política claramente desfavorable,
emprenderán diversas acciones para reconvertir la
situaci6n a su favor ayudados por los partidos de corte
obrero o, incluso, progresistas (PSOE, Partido Republ!
cano Federal y PCE, fundament almente), los cuales se h~
rán oir a través de la pr ensa obrera o de partido (
Avance, La Voz Obrera , El Tribuno) . Y ya hemos visto el
compromiso solidario de la F.O., dispuesta a declarar -
la huelga general para obligar a la empresa a la nego-ciaci6n.
El Gobernador Civil, soportando fuerte presi6n de
las partes, toma decisiones muchas veces vacilantes.
Después de ordenar cerrar las obras, perjudicando con -
ello a la empresa, permite su reapertura en condiciones
plenamente favorables para ésta y amenaza a los trabaj~
dores con permitir el despido libre si reali zan huelga
(lo cual termin6 siendo realidad); mand6 detener a va-rios
miembros de la Comisión ~j ecutiva de la F.O. (Joaquín
Masmano, Félix González, Primitivo Pérez Pedraza)
cuando ésta amenazó con una huelga general de apoyo.
A f inales de Agosto la presi6n obrera era tal que le
oblig6 a dictar un laudo favorable a los trabajadores,
aprovechando la excusa de la falta de acuerdo de las
partes , aunque la direcci6n empresarial insistiera en -
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que todo transcurría norma l mente y que el tal laudo era
innecesario. Los dos aspectos fundamentales de la resolución
dictada el 17 de Septiembre de 1934 son:
Paralizaci6n de las obras hasta que el Jurado -
Mixto y la Junta de Obras del Puerto ( organismoo
competentesen el mismo) definieran en qué condi
ciones debían reanudarse.
En todo caso debía contemplarse la readmisión -
de los trabajadores según antigüedad en la pl"'!!
tilla; y si bien algunos casos podían prestarse
a selección, siempre cabía la posibilidad de r~
clamaci6n al Jurado Mixto cuyo f allo s ería inapelable.
Ya en Octubre el conflicto seguía en pié, los
acontecimientos de la HUELGA REVOLUCIONARIA regist r ados
en todo el Estado Español y el consiguiente desmantelamiento
y derrota del movimiento obr ero, . supone que los
obreros de la COPPA -como muchos otros- se quedan sin -
capacidad de respuesta y la empresa pueda cumplir sus -
deseos, ahora sin oposici6n de ningún tipo; es por ello
que no se halle más rastros de e ste conflicto.
Las conclusiones del análisis del mismo
uno de los más importantes de los registrados en el periodo,
nos lleva a las siguientes apreciaciones:
- El despido de obreros producido en 1933 (origen
de las luchas), responde al deseo de l a empresa de desprenderse
de parte del personal, para poder mantener el
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margen de beneficio, amenazado si se continuaba con la
plantilla al completo, pues las obras tocaban a su fin.
La pretensi6n era despedir progresivamente al total de
540 que la con: ormaba. Ello no es 6bice para que pida
aumento de la dotación presupue staria, aún después de
realizar 140 despidos en marzo de 1933, argumentando -
que los 38 millones 900 mil pesetas del presupuesto -
inicial se quedaban cortos por dificultades encentr a-das
en el desplazamiento de las obras, no previstas -
originariamente. Con un informe favorable de la Junta
de Obras del Puerto exige 6 millones adicionales, amenazando
con parar las obras si no se le concede dicha
cantidad; argumenta, también, que llevando dos años -
de adelanto sobre el calendario previsto de ejecución
(a terminar en 1935) ello le supone cuantiosas pérdi-das
(7). ¿Se encontraba detrás de esta petici6n lamaniobra
electoral de Rafael Guerra del Rio, denunciada
en E.T.?(Documento 3.2.3). Este politice, que habíaª.!?.
cedido al Ministerio de· Obras Públicas en el gobierno
radical-lerrouxista, parece que intentó atraerse al P.2
deroso e influyente Sindicato de Trabaj adores y Emple~
dos de la COPPA (siempre siguiendo opiniones de la izquierda),
accediendo a librar la cantidad pedida con -
lo cual se garantizaban los puestos de trabajo en pal.!,
gro : estaban pendientes y convocadas elecciones gener_!;
les para Noviembre del mismo año. Así lo denuncia el -
Sindicato, aduciendo que en realidad las gestiones las
habían realizado los socialistas (presentes en el ant,!!_
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rior gobierno) por medio de Melián Jiménez y el mi nistro
Prieto, quién un día antes de disolver el gobierno
habí a garantizado el préstamo según se dice en el pe-riódico
AVANCE (Documento _JCII ).
- Había también una lucha entre los capitales -
que integr an la empresa, uno de origen internacional y
otro de procedencia nacional, según un artículo de op,!.
ni6n del presidente de la F.O., Félix González. Para -
dicho dirigente, seRún denuncia en un mitin, los orí~
nes oscuros de los conflictos en la obra se deben a -
que "Vidal y Guarner11
, sostenedor político y financiero
de la parte española de l a empresa (no es ajeno a -
los negocios de Juan March (15) , pretende quedarse -
con la concesi6n del nuevo muelle de Santa Catalina, -
provocando con la intensa conflictividad que la parte
alemana y holandesa de la sociedad se retiren si no se
lea garantiza la paz social. Así conseguirían eliminar
competidores y abaratar los montantes de la subasta. -
Hay que anotar, por tanto, otro componente de fondo en
el conflicto,de ser ciertas las apreciaciones del diri
gente de la F.O.: la lucha del capital internacional y
el nacional.
- Algunos otros aspectos a destacar, s on por ej'!!!,
plo la alta solidaridad mostrada entre los obreros,
tanto los de la empresa -a pesar de algunos casos de -
esquirolaje- como de los de otros sectores. Por otro -
lado, en un momento de predominio político de la derecha,
los poderes públicos se colocan de parte de los -
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intereses empresariales, sobre todo el Delegado de Tr~
bajo, quien determinará la ilegalidad de la huelga a -
pes, r de las provocaciones de l a empresa, most rando -
una posisi6n ambigUa el Go :ernador Civil. No obstante,
l a fuerte influencia del Sindicato y la presencia de -
muchos de sus miembros en los 6rgonos de direcci6n de
la F.O., llevará a los dirigentes políticos del partido
en el gobierno -el Republicano Radical- y a las -
autoridades a mantener interés por sus reivindicacio--
nes.
- Interés particular ofrecen las luchas por la -
hegemonía sindical, librándose una batalla importante
entre comunistas y socialistas, con enfrentamientos -
incluso físicos según testimonios orales. suárez Ca--bral,
comunista, logZ"6 desbancar de la dirección al s,2.
cialista Félix González en 1934, las posturas más rad.!,
cales del primero estaban más en consonancia con la d~
reza de la lucha emprendida. La estrategia y el método
de trabajo sindical de los comunistas, con la preparación
minuciosa de las asambleas, con reuniones const~,a
tes y previas a las mismas· . , le permitirá presentarse
ante los traba jadores con las propuestas más eche-rentes.
- Es así mismo importante señalar el proceso
asambleario que se adopta en la toma de decisiones del
sindicato, s i endo el método habitual de pronunciarse -
para la realización o no de huelgas u otras acciones •••
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2.2. 2 .- Conflictos en la c ar ga y descarga de mercancías
y abastecimiento de combustibl_~•
Los conflictos registrados en l a carga y
descar ga de mercancías y el abastecimiento de combustibles
de los nume::osoa buques que tocaban el Puerto tendrán
mayor trascendencia que la estrictamente portuaria.
Contra la actuaci6n de los ºtrust" formados por las "c~
sas inglesasu que operaban en el Puerto se producirán -
algunas de las luchas obreras más importantes de la et~
pa republicana, lucha~ que tienen significativos antec~
dentes en el movimiento obrero de Gran Canaria , pues -
desde principios de siglo hubo ejemplos en el sector de
enfrentamientos entre capital y trabajo y será ahí donde
se fragüe el nacimiento de las organizaciones obre-ras
de la capital. No obstante queremos apreciar un co~
ponente diferente en las luchas llevadas a cabo en la
etapa republicana, pues según se desprende de escritos,
manifiestos y actitudes de los dirigentes se había sup_!
rada el aspecto meramente reivindicativo, propios de la
primera etapa del sindicalismo local cuyo horizonte se
cerraba en l os aspectos salariales y de mejoras de trabajo
sin otras perspectivas , para encarar en esta etapa,
de mayor madurez , otras metas como la lucha contra el -
monopolio econ6mico, donde unen la acción judicial -la
F.O. interpondrá varios recursos, hasta 29, contra las
concesiones, cuyos textos fueron publicados en LVO,
fundamentalmente contra la uni6n de Blandy-Cry de lo -
que es un ejemplo el incluido en el anexo-, hasta las -
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movilizaciones obreras para enf r entar las consecuencias
negativas - despidos, rebaja de salarios- que genera ese
monopolio . A veces esas luchas se c~rgan de contradic-ciones
, como aceptar que el reca r go sobre l as labores -
de consi gnaci6n , necesario para satisfacer las reivindi
caciones salariales de 1933 , sea abonado en definitiva,
por los comerciantes, sin que al fin se dañe los ínter~
ses de los consignatarios. La protesta de los comerciBB,
tes locales a través de la Asociaci6n Patronal de ComeE
ciente s , generará contradicciones manifiestas en la F.P.
No obstante ser estas manifestaciones muy tímidas, se
puede detectar una fisura entre los intereses del capit
a l extranj ero y local -de la pequeña burguesía organizada
en torno a la Asociación Patronal de Comerciante s-,
pero sin la fuerza necesaria ni la visi6n suficiente c~
mo para unirse a las organizaciones obreras par?. enfre~
tarse conjuntamente al capital internacional, pareciendo
que prefirieron permanecer en la actitud, tradicio-nal
de la burguesía local, de subordinaci6n al c apital
foráneo . 3erá, por el contrario, la F.O. la aband~
rada en esta labor de lucha, participando en ella desde
los dirigentes más moderados, socialistas r adicales como
Primitivo Pérez Pedraza, hasta los organismos de dirección,
el 6rgano de expresión de la F.O. LVO, en cu-yas
páginas encontramos diversos escritos, manifiestos
Y referencias de esta labor de denuncia de irr egularid!
dea, como utilizar las concepciones de solares con fi-nes
diferentes a los solicitados, arrendamientos a terceros,
eludir el pago de tributos, etc., siendo signifi
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cativos los párrafos s i guientes de uno de los recursos:
92 "Que la .,ociedad Miller y e• al i gual que las
casas inglesas establecidas en el Pue ~to, con
concesiones a su f avorJse ha preocupado s i empre
única y exclus ivament e de sus propios y -
primitivos intereses , sin preocuparse de los
de l a Isla y al Puerto( ••• )".
1012 "Que por falta de competencia en los servi--cios
del Puerto, y la desmedida ambición de -
quienes los explotan , se han encarecido los -
misoos (los s ervi cios ) exageradamente, dando
lugcr a que los bércos que ant es t ocaban y h,!
cian aqui sus operaciones prefieran ahora hacerlo
en otro sitio originando con ellri f alta
de t r abajo y por ende el paro forzoso en una
porci6n de obreros, cada día en mayor número,
que son, como s i empre ocurre, l os que sufren
las consecuencias de tan anómalo proceder
( ... )"
FUENTE: 'La F. O. de Gr an Canaria se dirige al mi nistro de
Obras Públicas. Octavo Recursos~. 11-3-1932, pág. 7.
Denunciando la actuación de las compañías ingle--
sas, Primi tivo Pérez Pedraza escribe,
"Con motivo de esa mal llamada fusión de las
casas ingle j as que han creado uno de los más
irritanteo monopolios en el Puer to de La Luz,
a base de explotar unas concesiones que les -
cedió el Estado Español, éstas, sin mirar pa~
ra nada el bien de nuestras islas y el de sus
hijos, arruinando el puerto que se convierte
en una mina de oro inagotable para ellos y en
un desierto estéril para los que viven en él.
A estas casas les autorizó el Gobierno Espa-ñol,
para que llevasen a efecto esa uni6n con
la condición de respetar a todos sus emplea-dos
o indemnizar con un mes por cada año de -
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servicio que llevasen en las casas, cosa que
no ha sido cumplida, pues periódicamente vi~
nen despidiendo a empleados que luego reclaman
sus derechos siéndoles negados"( ••• ) .
"El Estado hizo esas concesiones, una -
por cada compañía: al f usionarse las seis en
una sola, deben devolver al Estado las otras
cinco concesiones con lo cual se establece-rían
en nuestro puerto, otras compañías que
recogerían a los obreros por éstas despedí-dos
. A una compañia una concesión( ••• )~
FUENTE: J!.:.!.•• 3- 9-1930, pág . 2
La F.o. de Gran Canaria , nos interasa la renro-ducci6n
de la siguiente 11Carta abierta ,publicada en -
LYO el sábado último , y dirigida al señor Gobernador
Civil .
Unidas a estas expuestas1 aparecen otras motiva-ciones
para explicar la conflictividad , como por ejemplo
exigencia de mejoras salariales, solicitud de su-mento
del número de obreros para ayudar a aliviar el -
paro, mejora de las condiciones de trabajo, etc ••• Pr~
viamente es interesante hacer un recorrido por los CO,!l
flictos producidos a lo largo del siglo presente, con
el fin de ver sus características y buscar, en la madi
da de lo posible, su emparentamiento con los de la et,!'!
pa republicana, objeto verdadero de este trabaj o
Ya desde principios de siglo (1901) se realiza -
una huelga en el Puerto por la mejora de las condiciones
de trabaj o y aumentos s alariales; en 1910 contabilizamos
dos huelgas por idénticos motivos, especi~icá~
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do.la exigencia de establecer turnos ri gurosos en la co~
trataci6n de personal para evitar discriminaciones y ab~
sos con los obreros carboneros. Es este un periodo de t2
tal indefensi6n del proletariado portuario frente a las
empresas del sector, las cuales, a veces amparadas por -
las autoridades gubernativas y la oligarquía local, no -
cejarán en sus ataques a las incipientes organizaciones
obreras con l a finalidad de descabezarlas y diezmarlas.
Estas recibirán el apoyo, moral más que otra cosa, de la
oposici6n republicana, con José Franchy Roca a la cabeza,
quién desde su péri6dico E.T., trabajará incansablemente
para potenciar las organizaciones de trabajadores, aun-que
su fuerza efectiva sea escasa. El Puerto se consti-t
uirá en el sector más conflictivo (prácticamente en solitari
o), desarroll ándose en él
"fuertes huelgas y movimientos que encontrarán
una violenta resistencia por parte de las ca-sas
carboneras extranjeras, coaligadas desde -
1913, así como por la burguesía oligárquica -
con i ntereses en la exportaci6n frutera y movi
miento comercial que en torno a ella se realizaba(
.•. )". (16)
Hasta 1913, momento en que los diversos gremios
consiguen unirse, se producen en el sector un total de 4
huelgas.
Otras 4 se contabilizan entre 1914 y 1920 , pero e!
tas de particular virulencia, re spondiendo quizá a la m!
yor pujanza de las ,organizaciones, singularment e la de -
1914. Se había creado la F.O. local, en torno precisameE
te a los obreros portuarios y la Casa del Pueblo situada
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en la I sleta e impulsada por los republicanos . Los tr~
bajadores del Puerto habían fundado l a 11Uni6n Obrera -
de ·Estibadores de Car ga Genera l " , asi como e l "Sindic_!
to de Obreros Cargadores del Car bón11 y el "Sindicato -
de Marineros y Fogoneros11
• Señálese t ambién que en muchos
casos los obreros del Puerto de la Luz y los del
Puerto de Santa Cruz de Tenerife actuaron coordinando
y apoyando mut uament e en s us reivindicaciones. Asi sucede
en l a huelga iniciada en Santa Cruz el 26 de Ago~
to de 1.915 , en solicitud de B horas de trabajo y 6 -
~ de j ornal. Este conflicto adquirirá carácter violento
, con enfr entamientos con las fuerzas del orden y se
saldará con una derrota para loa traba jadores, no obstante
ser la acci6n más importante de las realizadas -
en Canarias durante el periodo.
En la etapa posterior a ésta y antes de que llegue
la República, y sobre todo durante la Dictadura de
Primo de Rivera, dada la fragmentación en ,~ ue se sumen
las organizaciones por la fuerte represión a que se -
ven sometidas, las huelgas prácticamente desaparecen -
del Puerto, no obstante seguir siendo el sector donde
se refugien las organizaciones obreras y conserven la
minima estructura. Se registrarán 3 huelgas (1921,
1922 y 1925) con resultado desigual. Las casas ingle-sas
intensificarán su labor anti obrera, de lo que es -
un ejemplo la denuncia que hacen el secretario y el -
presidente de la Sociedad de Obreros y Cargadores y E~
tibadores de Carga General (con domicilio en la Casa -
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-u ¿Gu
del Pueblo) de la caseta que la
"Patronal de exportadores y c onsignat arios -
t iene establecida en las explanadas del Fue~
to de Santa Catalina, (donde) se viene obli-gando
a que los obreros afectos a la carga y
descarga de vapores, a que se a f ilien a la s2
ciedad Libre de Trabajadores del Puerto que -
dicha patronal estimula y patrocina: el 14 -
del corriente mes f ue comunicado desde lamen
ciOnada caseta y por medio de s us agentes y -
carteles, que quién no abonara l as cuotas de
ingre ~o en la mencionada sociedad libre de -
obreros, no se incluirá en la lista de turnos
para trabajar" (17).
La cita habla por s! sola y muestra el esfuerzo -
de l a patronal para marginar .ª los obreros organizados
en sindicatos de clase y favorecer a los sindicados de
corte amarillista, amparados por el marco de wia situación
política plenamente favorable a los intereses de -
los patronos. Sin embargo éstos darán un paso más para
consolidar sus privilegios al unirse las casas i nglesas
radi cadas en el muelle formando un 11 trust 11 como ya se -
ha dicho. Acontece esto cuando se vislumbran las espect
ativas de cambios políticos tras la caída de Primo de
Rivera y tal vez no sea a j eno a ello la amenaza que suponía
para sus intereses el incipiente reforza.miento de
las organizaciones obreras que precisamente comienza
por esas fechas. De cualqui er manera las consecuencias
de ·tal uni6n no se prevean favorables par a los trabajadores,
haciéndose eco de tal posibilidad los medios periodísticos
incluso de nivel nacional como el diario m~
drileño !Ll2l (Documento _JCI~I ) , pero l a fusión termi-
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- U,di 7
na por consolidarse en Julio de 19~0 bajo la direcci6n
del empresario Miller.
Tras esa fusi6n vendrán las medidas antiobreras
de sus componentes : se cierran varaderos y talleres y
se despide a varios obreros. La "Uni6n", como se le c.2,
nocia, consigue anular la competencia con su monopolio
(con visos de ilegalidad, tal y como se señala ante--riormente),
evita pagar gavelS.s al Estado y "obliga al
trabajador a jornadas excesivas, para asi poder continuar
repartiendo cuantiosos dividendos entre sus acci2
nistas". El profesor Agustín Millares Cantero apunta -
un conjunto de causes como motivo de esa fusión, pues
11La crisis general del capitalismo en esa c,2.
yuntura no explica por si sola l e agrupaci6n
de las casas consignat arias y carboneras inglesas
en este enclave geopoli t ico. Habria -
que considerar, además, la especial incidencia
del relanzamiento de las organizaciones
obreras portuarias( ••• ) y par ticularmente -
las perspectivas que se abren con la proclamaci6n
de la II República" (18) .
La concesión a ''la Uni6n11 le es adj udicada en la
etapa ministerial de Leopoldo Matos , ministro canario
en la Dictadura de Primo de Rivera y representente de
los clásicos y seculares intereses caciquiles canari os,
y lo hace bajo dudosa legalidad. en todo caso tal tu-si6n
no debia causar ningún despido de trabajadores.
Por otro lado las condiciones de trabajo de los
obreros cargadores antes de proclamarse la República -
no era nada envidiable y la fusi6n de las casas inglesas
se enmarca también en la intenci6n de operar con -
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el mínimo de mano de obra y sostenerla en condiciones -
misérrimas, siendo muy duras las c aracterísticas de las
laborest según se cuenta en LVO~
- Situación higiénica ínfimas en falúast remolcadores,
etc.
- Tienen agotadoras j ornadas de trabajo, siempre
por encima de 8 horas.
- Salarios más ba jos que la media 7,8 6 9 pesetas.
Otras veces ganan 11,20 As cada "12-14 días" (19)
Por contra los beneficios de las consignatarias -
son cuantiosos, En un articulo de E,T. (20), que reproducimos
en un anexo (Documento - XIV ) , se hace un cálc_!!
lo en el que se demuestra los cuantiosos beneficios obt
enidos por los consi gnatarios.
En total se calcula que los beneficios embolsados
al año son de 457,920 As/año, Los 1,000 obreros que t rab~
jaban en el muelle podrían ganar 457 As/año si se repar-tieran
estos beneficios, mucho más de lo que percibían -
como salario mensual.
Entrando ya en el análisis pormenorizado de los
conflictos, nos encontramos con uno grave en Junio de
1930, al hilo de expirar el régimen monárquico, cuando
los sindicatos reclaman el pago de la jubilación justa,
cuyo monto total suponía unas 3,600 As; percibían por el
contrario unas escasas 5 ~/día, lo que parece a l as or~
ni zaciones obreras un proceder caprichoso cuando menos.
A ello se une el despido de varios obrer os con motivo de
la f usión susodicha (22 carpinteros de Gr and Canary ce .,
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todos los mecánicos de Bl andy Brotne'!"S), sin que se cumpla
el compromiso de indemnizaciones más que con los -
oficinistas y a 24 obreros marineros y fogoneros (claro
intento, como se ve, de dividir a los trabajadores).
Las escasas fuerzas sindicales no consiguen oponerse a
tal atropello. Pero precisamente el despiadado proceder
empresarial hace que los caminos tomados por los obre-ros
se tornen violentos, a ún más por la falta de cauces
para lograr sus demandas.
Así sucede con el conflicto iniciado el 25 de SeE
tiembre de 1930 cuando se discutía en el Comité Paritario
del Transporte Marítimo y Terrestre (0arga Blanca)
las condiciones de trabajo. Los obreros la emprenden a
golpes con loe empresarios Emilio Ley y Francisco Guedes
Monz6n (representante de la casa Millar y Thorensen,
respectivamente) (21) sacándoles del autom6vil donde e~
taban instalados y golpeándoles con saña. En número de
200 a 300 rodearon el automóvil estacionado en la calle
Ripoche, lugar de ubicaci6n del Comité Paritario, exi-giéndoles
la firma inmediata de lo que pedían: que los
obreros fijos no realizaran horas extras y se cumpliera
la jornada de 8 horas, pudiendo asi darse trabajo a más
obreros. El resultado es la detención de dos personas,
entre las cuales Bonifacio Vega, antiguo secretario del
sindicato de la Carga Blanca. Hay que esperar a febrero
del año siguiente para ver la firma de un acuerdo en
parte favorable a los obreros:
- Aumento de los sueldos en un 20~
- Una mayor participaci6n directa de las socieda-des
obreras en la fijaci6n de las condiciones - © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2021
de trabaj o.
Pero reducci6n del número de empleados fijos (! 1)
Tras la proc l amación del nuevo régi men , la con-flictividad
recorrerá la práctica totalidad de
los años de existencia del régimen republicano. Pode-mas
afirmar sin temor a equivocarnos que el Pue rto y -
sus organizaciones obreras, los conflictos que protas.2,
nizan -de apoyo, reivindicativos, de solidaridad- marcan
la impronta del sindicalismo grancanario; los panf
letos, los escritos de protesta contra el monopolio -
de las "casas inglesas" son abundantes , o la precaria
alianza con los pequeños comerciantes canarios: en
1932 la Asociaci6n de Consignatarios exige un aumento
del 40% en la prestaci6n de sus servicios, apoyándose
de la elevación de los salarios concedido a los obre--
ros; en contestaci6n la ~ociedad de Cargadores se -
ofrece a l a patronal de comerciantes, a través de la -
Cámara de Comercio , para realizar las labores de "carga
blanca" con tarifas más reducidas.
Conforme se avanza en el tiempo los conflictos -
son de más entidad, siendo el más espectacular el iniciado
cuando, aprovechando el conflicto de la OOPPA, -
se realiza una manifestaci6n ante el Gobierno Civil -
exigiendo la disoluci6n del "trust", según las conclusiones
de un escr ito que se le entrega a la primera a~
toridad civil. En •· é1 se dice:
11
( ••• ) en vista de la impenetrable intransigencia
de las casas inglesas de la Uni6n, n~
gándose a parlamentar con los t rabajadores,
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- U l i 1
a partir del próximo martes 7 del corriente,
se declarará el boicot a todos los productos
consignados a la Uni6n o 11 trust 11 de casas i.!!_
glesas, t anto en la exportaci6n como en l a -
importación" (22).
En estas mismas conclusiones, apoyadas por la C.2_
misi6n ~jecutiva de la F.O., se pide ., además, mejoras
salariales par a los obreros del carbón, asociadas a un
CONTRATO UNICO para todos los trabajadores del puerto,
así como mejoras de las condiciones en que realizan
sus labores.
El 5 de febrero de 1933 comienza un paro en el -
Puerto de La Luz cuando 200 obreros se nie r,an a desea~
gar buques carboneros de la casa Blandy Broa (el Cobatos)
y otro de la Miller (el Manuah), permanecien,_io t.2
dos a bordo. El c onflicto va a adquirir gr andes propo~
cianea dado que el boicot no es sólo al abastecimiento
de carbón, sino al resto de los prod~ctoa que vengan -
consignados a las cases que fo rman el 11 trust"¡ por
ejemplo no se descarga el buque Azaby que traía 900 Tm.
de millo, con lo que la estrategia de las cona~gnata-riaa
de desviar a otros puertos los barcos necesitados
de carboneo (lo hace efectivamente con 6 vapores, bien
a Tenerife o algún puerto cercano del litoral africano)
queda rota. Un componente importante a resaltar en este
conflicto es la negativa de algunos consignat a rios,
no integrados en la Unión , a sumarse a la posisi6n SO.!!
tenida por las integrantes de éste. Ello hará mella en
la moral de los patronos .
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El conflicto termina a raíz de la tregua iniciada
el 14 de febrero de 1933, con la firma de un f2.!i!•~
TO UNIFICADO para todas las actividades del puecto, en
realidad unas nuevas bases de trabajo para el sector.
El contenido del acuerdo, (una muestra palpable de la
fuerza del Sindicato de Industrias Marítima, absolutamente
mayoritario en el sector), es el siguiente:
La lista de los turnos de trabajadores será -
controlada por el SIM; y los consignatarios -
vienen obligados a trabajar con obreros de dicha
lista.
Se eleva un 21% los Salarios a todos los trab_!:
jadores del Puerto. De ese 21% los consignatarios
se car garán con 7</, y el comercio con el
14 restante. Se garantiza a los trabajadores -
un ingreso mínimo mensual de 200 ~.
Un número determinado de trabajadores de la -
lista del carb6n pasará a la carga blanca, P.!!:
ra aligerar el paro,mayor entre los obreros -
del carb6n (23)~
Con ese acuerdo alcanzado, ¿cuáles son las cona,!_
cuencias deducibles para caracterizar el comportamiento
de esta organizaci6n, importantísima para el movi--
f Este último es difícilmente interpretable como favora
ble; tal vez sí lo sea si lo contemplamos bajo las c'i
racterísticas de los trabajos portua:cios: al haber me'
nos número de trabajadores fijos, hay más posibilida-=
des de emplear a parados o permitir a los eventuales
trabajar más horas y sumar, así, unas pesetas más a -
su magro salario. No obstante no parece ser una práctica
sindical muy correcta.
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miento obrero de la isla?. En primer lug:--,r, se tresluce
un cierto reformismo en la actuación, cier~amente posibilista,
del ~indicato de Industrias Marítimas, dirigido
por el socialista Primitivo Pérez Pedraza. 0i bien -
las mejoras alcanzadas son importantes lo son en buena
parte a costa de cargar a la pequeña burguesía local -
con las consecuencias (¿Dónde quedan las manifestacio-nes
de lucha contra el capital internacional, realiza-das
por este mismo dirigente1ya antes reseñada?). Por
otro lado, t r asvasar trabajadores de un sector masific~
do a otro que no lo está tanto, pero tampoco tiene una
situación ideal, en realidad viene a desactivar la presión
iniciada exigiendo más puestos de trabajo. Táctica
por tanto reformista "con la que se lo~ran mejoras im·-.portantes
para el proletariado", según se recoge en !VBB.
.E.!., portavoz del PSOE local, pero sin reflexionar sobre
las contrapartidas negativas aceptadas (24).
Es necesario constatar la fortaleza de las organ,!
zaciones sindicales radicadas en el Puerto (afectadas a
la F.O. y a la UGT). Evidentemente, sin su aquiescencia
no se podía tomar decisiones que afectaran a las condiciones
de los trabajos realizados en el Puerto y, por -
extensi6n dada la posisión estratégica de éste para la
vida econ6mica insular, en otros sectores económicos. -
cómo sea utilizada esa potencial fuerza es otra cues--tión.
Es evidente que sus dirigentes no supieron o no -
pudieron formar un bloque con la pequeña burguesía para
desplazar al capital monopolista de origen extranacio-nal,
aunque también sea cierto que se verán fuertemente
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presionados para que no actúen en esa di r ecci6n, con -
amenazas incluso diplomáticas, según t estimonio de Be~
nar dino Correa reco ~ida por Agustín Millares Cantero -
(25) y que fue formulada por la legaci6n inglesa a -
los representantes de los t rabaj adores, amenazando inclus~
según dicha ver sión,. con la intervenci6n de la a~
mada inglesa (sic).
La situaci6n empeora cuando en Mayo de 1934, el
nuevo gerente del 11 trust11 Gerardo Miller, sustituto -
del más dialogante Mter. Wootton1 vuelto a Inglaterra,
decide e~ectuar él despido de 150 obreros, algunos con
~O años de antigüedad , medida que estaba en la mente -
de su antecesor pero que no tom6 por su t alante más n~
gociador. Las razone s esgrimidas para este despido son
las de siempre: depr~si6n econ6mica mundial y necesi-dad
de r educir pe r sona l por los c ambios sufr i dos en el
sistema de navegaci6n con el cambio del carb6n por el
petróleo. Sin embargo, para el ~indicato de Industrias
Marítimas las razones son otras . Por e j emplo,asegura,
se desvían barcos de la ruta del Puerto de La Luz, para
evitar precisamente las posibles acciones huelguistas:
sabido era que al de Las Palmas se le llamaba el
"puerto rojo"; otr as veces se suprimen las gratifica-cienes
o premios a los capitanes de buques que carbo-nearán
en el Puerto de La Luz. Con ello se busca, en -
definitiva, presionar y debilitar a las organizaciones
obreras. Así lo denuncian los dirigentes obreros en -
asamblea multitudinaria celebrada el 2 de Junio de 1934.
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En ella el secretar io Benera l del sindicato establece -
la posici6n de :ste, que viene a ser e l respeto al convenio
firmado entre l a orgenizaci6n patronal y obrera -
en 1933 , pero cons i der a necesario implantar l a jornada
de 6 horas (ya vigente en el Puerto de Santa Cr uz) para
poder crear más empleo, y que las casas consignatarias
acaben con la~ maniobras fraudulentas, como a~entar el
2o,; de los precios al receptor de l as mercancías o el -
impuesto de 1-2 ~ por Tm. descargada, con lo que la Patrona
l del sect or debi6 recaudar unas 100.000 ~, presun
t amente destinadas a f inanciar la campaña electoral de
las derechas en 1933 (sic) . De ser as i habría que pen-sar
en la conexi6n entre la patronal de consignatarios
y los partidos políticos de derechas.
En Octubre los obreros seguían r eclaman do senci-llamente
"tener lo imprescindible para alimentarnos -
nosotros y nuestros hijos"; las 60-65 1:\ que obtenían al
mes resul taban obviamente muy escasas (aunque el s ala-rio/
dia fuera fijado en 15,50 ~/día, al no traba jar todo~
el salario mensual quedaba en la cifra indicada); -
exigen 50" semana para completar las 200 garantizadas
en el convenio mencionad.o.
La situaci6n queda zanjada definitivamente a fa- vor
de los patronos a consecuencia del abort&do intento
revolucionario de Octubre de 1934. Las autoridades -
argumentan que, dado el abandono de los obreros de su s
puestos de trebejo -los portuarios fueron a l a huelga
general, s i guiendo las consignas del Comité Revolucion~
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- u~ i (j
rio- el día 6 (pri mer dí a de l a huelga) daban por r oto
el convenio s us crito. bn el f ondo se trataba de aprov~
c harla ocasi6n para desmantelar al sindicato.~ este
camino hay que entender l a orden dada de confeccionar
nuevas listas , para lo que se designa a un Ayudante de
Investigaci6n y Vi gilancia, afecto al Gobierno (el
maestro nacional ~ntonio tlodriguez tiánc hez) que sustitui
ría a loa miembros del sindicato encargados de esta
labor. Se pretendía seguir con el mismo régimen de tr~
baj o pero sustituyendo a los traba jadores más perturb~
dores , es decir cambiar el "factor hombre, quedando -
subsistentes las demás condiciones pactadas entre pa-tronal
y proletariado". Quedan despedidos 96 antiguos
obreros, lu~go, gestionada su reintegraci6n1 é sta no
afecta a 26, los. líderes sin duda, c alificados de rei,!!
cidentes en las ac ciones. No obstante la organizaci6n
del trabaj o baj o las nuevas c ondiciones no está exen-ta
de dificultades, derivadas, tanto de ensamblar a -
los 1730 trabajadores en sus puestos como por 1s re-sistencia:
muchas veces de forma pacifica, como negarse
los trabajadores más antiguos a enseñar a los de nueva
cóntrataci6n. La situación tras los sucesos de Octubre
del 34 es la siguiente:
"Hasta el mes de Octubre pr6ximo pasado ,
existían en les listas de "Carga Blanca" mil
cuarenta obreros que salían a un sueldo promedio
mensual de doscientas veinte y seis P.!:.
astas (226 PI!)".
"Después del movimiento de octubre se aumentaron
las listas al doble, habiendo en la a.9.
tualidac'I dos mil diez obreros que dependen -
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de dichas listas.
"Si añadimos a todo esto, las nuevas f6rmulas
de trabajo que hoy se hacen en la nueva expl~
nada del Muelle Grande, y la modalidad del -
trabajo, por medio de las planchas, que reducen
los turnos enormemente, tendremos a nuestra
vista cual es nuestra situación y cu;l es
la de la Patronal de Consignatarios~
"Al doblarse el número de obreros, baj6 a menos
de la mitad el ingreso mensual; al esta-blecer
las nuevas modalidades de trabajo, se
redujo también en parte los turnos, a tal gr~
do que hoy los obreros de la lista de la Carga
Blanca salimos a un turno cada nueve o
diez días, que supone diez o quince pesetas,
y un promedio mensual de SESENTA O SESENTA Y
CINCO PESETAS con lo cual no da ni para pagar
el alquiler de la casa" ( ••• ) (2'6).
Hasta Febrero del 36 la situación politica será -
desfavorable para los obreros, pero no tanto como para
no permitir reorganizarse, pues aunque gobernasen parti
dos de derechas, la si~uaci6n política hacía que hubi~
ra un ambiente de permisibilidad -aún en contra de lo -
que pudieran desear los gobernantes- que favorecía la -
presencia de las organizaciones populares, entre ellas
el SIM, que apoyó explicitamente las propuestas del FPL
Después del triunfo de éste vu.elven a pr oducirse los
conflictos, cuando los trabajadores exigen el cumpli--miento
de sus reivindicaciones.
El 20 de Abril se inicia u.na huelga por los obreros
cargadores del carbón y · prov·eedores de combusti-ble.
Esta huelga, como casi todas las portuarias, tiene
repercusiones en el r esto de la economía canaria, por -
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e j emplo en l a agricul tura, en un momento impor tante para
las cosechas, se vería sin combustible para s acar el agua
de los pozos; el aspecto de Las Palmas es el de una ciudad
paralizada1pues no circulan ni tranvías ni ~uaguas;
en el Puerto dejaron de entrar 25 buques de los 41 pre-vistos.
La ma~nitud del conflicto hizo que el Gobierno de
Madrid destacase a delegados especiales (en la persona -
de funcionarios del Ministerio de Trabajo) para conse-~
ir resolver el conflicto, lo cual se logra el día 8 de
Mayo con un laudo dictado por el Gobernador Civil Ramos
Vallecillo en los siguientes términos:
Creación de un Patronato Oficial Pro-Paro Obrero
compuesto por la Patronal (17 representantes), -
Ayuntamiento (2 representantes, y protesta por -
su exigua representación), Cabildo Insular (1 r~
presentante) y Junta Administrativa de carrete-ras
(1 representante). Presidente honorario lo -
es el Gobernador Civil.
Los obreros contratados lo serán de una lista -
única para el carbón y los aceites pesados, controlado
por los sindicatos, con el consiguiente
aumento de poder para la organización.
Los salarios serán garantizados,(venian rigiendo
por convenio, firmado anteriormente ·Bases mínimas
reguladoras, firmadas el 8 de Mayo de 193.3,
por A.P. de 'qonsignatarios y SIM).
Se grava en 10 ~ la Tm. de carb6n y 15 por una -
de 'Ciesel y gasoil, con ello se espera recaudar
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500 mil~ para subir los salarios a los trabajadores.
Terminado el conflicto en estos términos, una conclusi6n
necesaria de ello es ,ue si bien el sindicalismo
sali6 de él fortalecido, no lo fue a costa de recortar -
sensiblemente los beneficios de las casas consignatarias;
por el contrario, los más afectados van a ser otra vez -
los pequeños comerciantes y empresarios, la poblaci6n,
en - general • El poder econ6mico internacional presente
en el Puerto sigue con sus intereses intactos. En el DLP
se comenta:
"( ••• ) ahora debe meditarse mucho acerca de la
forma en que se ha resuelto, gravando el come.E
cio, a la industria y a las clases que traba-jan
y modestas (la huelga, los combustibles de
imperiosa necesidad para la vida; tales como -
el carb6n, la gasolina y los aceites; pudiendo
decirse que son materias de primera necesidad;
el carb6n y la gasolina:para la confecci6n de
la comida y otros usos, y unos y otros para la
industria" (27)
2.2.3.- Otros conflictos en el Puerto
Los conflictos tratados en este apartado -
no son estrictamente del ámbito portuario al no tener r~
laci6n directa con la carga y descarga de mercancías o -
abastecimiento de carburantes, pero como se decía al
principio de este capítulo, en torno al Puerto se conf o!:
ma un c onjunto de actividades, que van desde la constru,2_
ci6n del dique, carga y descarga de buques y abasteci--miento
de combustibles hasta empresas auxiliares, formá_!l
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dese un entramado que puede ser tratado como un todo. E~
te apart ado se refiera precisamente a l mundo laboral de
las citadas en último lugar, es decir varaderos, calafates,
etc., algunas con conexiones con las consignatarias
o entre si, estando también presente :el capital extranj~
ro.
En total contabilizamos 6 conflictos de es t a pare~
la colateral. El primero cronológi camente es iniciado -
en 1930, cuando a consecuencia de la unión de las casas
inglesas Grand Canary y Blandy Brothers se produce el -
despido de 12-14 obreros metalúrgicos, sin respetárselas
la antigUedad y sin que los sindicatos tuvieran capaci-dad
de respuesta por la desorganización del momento. Sólo
se logra un triunfo parci ~l de la Casa Elder Dempster
(Grand Canary), donde también hubo de spidos: gracias a -
la presión del Centro · de Dependientes (poderoso gremio
sindical, afecto enese momento a la UGT y más tarde adh~
rido a la F.O.), logran una indemnización de 11 mensual!
dades.
Más entidad tendrá el conflicto desarrollado en -
1932, cuando las dos empresas primeramente citadas rech~
zaron las bases de trabajo aprobadas en el Comité Parit~
rio de Metalúrgicos, porque en ellas no se contemplaba -
la condición de que los "salarios y las faenas se regi-rian
según usos y costumbres". A pesar de esa oposición
plasmada en recurso de alzada presentado por las empre-zas
Gran Canary y Blandy (que se habían fusionado forma_!!
do una sola empresa, la "Grand Canary and Bland~s Engic~
ring Company, d.A. ) . La huelga iniciada contra esta em--
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presa se centra en la exi gencia de la pue sta en vigor de
las Bases de Trabajo firmadas el 11 de Enero de 1932. En
estas bases se contemplaba que "No podrá el patrono obll
gar al obrero, contra su voluntad (del obrero), a que -
preste servicios en otro taller", lo cuál supone precis~
mente no contemplar los "usos y costumbres" corrientes -
en las f ormas contractuales en el sector. Obligados a -
aceptar ese texto, la táctica de los empresarios será iE,
cumplirlos de varias formas, por ejemplo despidiendo a -
obreros (tres fundidores); no abonar un pequeño aumento
salarial acordado; negándose a pagar pluses por traba j os
peligrosos o despi diendo a obreros que se negaran a trabajar
en empresa distinta a la que le contrató, aunque -
en las normas legales se dijese expresamente lo contrario.
Este cúmulo de agresiones llevará a los traba jado-res
a declararse en huelga en Febrero exigiendo primero
subida salaria l y más tard~ en Agosto, la aplicación de
las bases de trabajo. La reacción de los empresarios es
contundente: despiden a 20 obreros que se negaban a cumplir
el traslado ordenado desde los talleres de Blandy -
a los de la Gran Canary, le rebajan los horarios sin aumentar
los sueldos, etc. Estas acciones terminaron de -
forma positiva para la parte obrera, aunque las retjcencias
empresariales exigirán otro paro de 3 días en Agosto
de 1933, mes en que también se desarrolla otra huelga
en la Vacum Oil Company, protagonizada por el uindicato
de Trabaj adores Mercantiles, al ser despedido el secrét~
rio de la sección de gasolineras de dicho sindicato. De~
pués de dos dias de huelga y tras la mediación del Jurado
Mixto es readmitido. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2021
u:-..io de b:f7:é e·· 1 ; ·:: ···· -s Paco O.e :-..:J..icaci :.:ae
1S'3C e c o::siC,Eaci6::i y ;{e~-::izil-:·. óe 2C
o~roz del ?-...i.e::-tc -:e=:::-ido: e:1 G. :::a::a..-,
DE!sde se~ ~ ero el Co- ;..;,.:._::.ento :..-l.::.ri.:J.
ie=.bre de~ité pt.:-iturio de .,eG-:.lCci6:-.· de 1~
S3C a Peb . z· .:.:.y T·erestre fo:-_.:.s ó.e t ::-. :w.jo
dE"lS.31
FC:,j'.fü.J..
-~l"~~i;.2{10_5
::o se cc.::ti,:ue lo
::-eivi=~Lic~cic .
. A::r,.c~to sal.e.:-ial, Ser; G.Cl'!ÍC.idos
;!~:::~:::i:: :::;~ ~~:~~!::~:. ~s~:1~::_~~e t:f:)~;c óe [;entes ~i..".l:lJ.C¡
o·.:iré ·o~ :fijoE
Feb::-ero ~ de 1.os o·c:-e... Pues-ta en vigor de .. Libre oor:.t::-ataci6n Dicta!Jer.. favorable Los em;~rese.::-i•
de 1932 o~ .Jetalúr¿:¡:icos ó.e l.as "bases de traba- .Libertad pa.."'2. orS!: ca. los ob:-eros
_G:i-a11 Ca.ruu-y y Ble=-;..., jo del sector.Estas :-..izar el trG.bejo
dy n6' permitían el tra
"·.:.se JNi: fusio!·,a::.:.ie.
to de e::ipresas
..,o:::to C..e EE:! e. raiz de un
1932 (dos~lock-out" en le.
:e:-.:Ían ~:r.::.giendo o..t. .neea-:1v2. a ace::tar .J..umento eaJ..e.rieJ.
:riente sal~iG.]. l~ reivi.nd.itacic.ne . jlo hay ó~Spió.o&
días) CCF?.I.
Agosto de. Se reproduce l.a a..,;-
1932( tres terior ~
días)
J..gosto de ~ contra e~
:932 despido de u:, C.irisente
U. Vacum on
Cot1p2...--:y
lieclasificaci6n
PO.S7UR;. .
: T~-:-J~0:2:?.
S_e 1ogra l~ ree.dci_.
~i6n
Es read.;titido
"tipo de presi ,
¿_espidos,t;:~:
ó.os,etc.
~e ref;l.S.;re!). ,
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:i..5- 2-193 :::u.elle ::.·e.:.liz.:?.ü~ • •Jio a l::.s ~o:.:l~ U.e . :: e..:.·.::t~v: 2 ::e_:vc~;.;I _:.,¡,_ e:-::;:re::e. ~ceó.e .te. ?C- ~-:,¡~zé
por la ~e-::;- ¡,_ e r. o· C:..:,;- l.::. 1:.::ja [;. lee E. ne:·ocie.r ce:·. el 1::. . lee ::J?ne
zición re loe úe::;:pi l't-reroe_scbr::..~-:es:
v.OS ;·,c r :!"i.112.li~a- ::.ab:L ::;er !'l.:?C0Ci2.-
ci6n ele o'":.,ras. !.a áo co:n el sL1..:.icr-.tc
e.;.;pre~e. "J"l.le l Vt- e, • .Exi~:e:i.ci.:. de recd
pric--;ica.-- un ":.O!::- le :::3 ,: •.• ·e- •
üe ~ cc~:.ce¡.cié:
·. cc:-:;
r.i:•_¿_ic2·~0 l.::s ba- e::. ~e( ¡.;.a::.•ic1a.c.
~G-!á a-::-..i.e::-d,, le evi
. Se '-'-bor.:•.rí::::: lo.¿; s .
l~• .. !:io:: r,o:· lo.; ó.fr.
de • hu.::g;;'.!
5-~- :s-::J ~ ¿e o0rcro!; d.~ :...1::;~~: cc:: ·:~·c.L'...:.n •. --:!,::•.ti•,•.::-. .::. :.o;e::~.e ::- .::e fi:-; . ...,.:-. 1.::-. .s ·::-:;.;.;e~ .:::::,-_:, ci:...:.. :...t- ·""!e:::_:-:. y t.-e:::.c:::.:·c:: :: e : ~:· le~ :. :.. :.•..;. ic:-.to:: ::..:-.e :·e:::-.·:.:· . .:.ic::::.c~o- c c:·.: c:-; 1c t. lo. ::-ei-l.
1.- ~-:.D: . .. g:=-c: :'..:.~cía::;; EP~i ..:_:ie::;- -~-·,: .. . :.:·.-:;e e:-, -..·:l: a ,: ·:.:.:.,.::..cz.Lo pe.e :.oz ce ··. :. :,e e.e::..
Lo u:. C:C;~:t:~::::.t:::, u:..i ~ e:: le:.. ..;::l . .:i:ios t(" :;::.:·¿;. de seJ
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Se i::i CiE. ~ co!'l l o- • (;posici6n t:. los C.e~ ii.e:iuc~ pers onal
e:: :.;ayo co:-.si7~t s.z-i::.s por ::: i C.os ; 2,.j2. s al.~i os
Fracasada le. i."'l.ten- Las fuerzas s
tona r•volucior.aria ó..icel.es sa:.en
ó.e 1534. opos ici ón a tlá.s de ;..-:.~::::..-:ze, sala:-ial C.e oct-1 ~34,acabe. paradas.
Ter~ir.a 1 00 O.espió.os i:lrl.."¡te:U.endo el po_
c 6:r. los Ex i cencia de a-..c.e!! cier a.ó.q-..i.is i tivo
~-~ec~-:.os de to sel.a . inl
0ct-1934
l e resis'tencia obr!,
Despío.o~ de los l.!t
de:-e:o eindicale.s
Se aumenta el n'W'.ler
de trabejadores
3~6-1934 ~ en las obras . ::ec ociaci6::. üe los "Lock- out" a.duciln- · lU-.rer sas al ter
lr,ter.:lite del o-.ielle ree.liZ!; 6.espidoe C:ose negativa de :u..tivas:
'te i.: e.sta por la COF?Á. OpoS,i . ~ie i:1ociaci6::i ó.e l as los obr eros -a entrw .Prir.iero es decla-
Oct-1934 ci6n a l a forma "S!. cond.iciones de tr_s en la obra rada ilegal
:priil.osa"de realiz&r ba jo
·1a.s be. j e.s ¡:o:- t er.:.
i.'la.ci6:1 de obra
2G-4-:l 936 Los cc.rbc.ó.ores ó.e~ i..antenil:lie:,to del
carb6rt.eclaran ~ poó.e .:· adc¡uisitivo
&-5-lS36 ~ por ::.e:,ores cor- . Cr eación de emple~
puestos ó.e tra.ba j ~
ó.ic i o!198 de tra ba jo .Control de los 1
.Luego un laucio guberne.
mente.1 ordena
la reapertura de la
obra y read:i.eiór, dt
óespedidos
• otra ve~ los ~echo1
de Oct.-1934 p~so
pu..'1.to :final a 1la r,.s
sis;.e!'lcia obrera
Se, co:tl!ligue lo' deoa.;
idado
Ot::-:-. v,z. 1as
Si!7'..ata.rias Ó.
ví~ el . sumen
conceO.ido hac
los co!lercian
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r~C T.A:3:
(1) Como explicamo3 en el capítulo corre.3pondiente a l a econ~
mía, l as i s las se encuentran inse '"tas en el :üstema econ~
mico c&pit tslista , pero en la ,:H riferia de l s i st ema , ,. . --
del cuá l depende en última i :istancia las ctec i siones
económicas qu e s e toman. Su esoecialización en'produ.s_
tos muy específicos (en el caso de la a~ricultura sobre -
todo), Dero desprovista a su vez de productos a limenti--cios
impor~antes (carne, por ej emplo), industrias, etc •••
Estos productos debi&n entrar por la única puer ta existe.!!
te par a el co~ercio exterior: el puerto
(2) Asilo demuestra el resultado de las vot&ciones (véase el
capítulo correspondiente)
(3) La ampli ación del puerto comenzó a finales ~el si ,r,lo XIX.
La llevaron a cabo las empresas inglesas ( Swans t on y Cia.
ver el número 14-0, especial que dedica la revista Aguayro
al puerto en su centenario).
(4-) Para el papel de las multinacionales ver el trabajo de A.
Millares: Sobre el papel de las compañías imoerialistas -
en Gran Canaria. En Aguayro números 98,99, 100 y 101.
(5) MORALES LEZCANO, V.: Capitalismo industrial e inversiones
extran¡ieras en Canarias (1850-194-5). Separata. ),.nuario de
~li~~. nQ 5. 1979.
(6) MILL.GE3 CAI:'::ERO , A.: Supra, nota 4-.
(7) Ver anexos document ales.
(8) Las casas que operaban en el Puerto y que estaoan adscritas
a la Asociación Patronal de Consignatarios de buques
son las siguientes, hasta 1936:
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Car:ülo 1-:artinón r avarro
El der Dempst er ( GC . ) Ltda .
,alvé.rO :{odrL ;uez López
Curbelo y Cí a .
Compañí a General de Canarias de Combustibles.
Compañía Carbonera de Las Palmas
J l andy 3ros and Cº
Compañía hacio~al de Carbones Ninerales
Woerrl!ann Linnie, Ltda.
Compañía de Com'oustibles Oceánica
Rechar J. Jeowa=d
Compañía Escandinava de Canarias
J uan ~ordes Claveríe
Branko 3irola
Bruno Mayor
Compañía 'l' r ansmedi terránea
Fer nando Cambreleng
José Hernández 3ánc hez
Marcelino 3ello
Viuda de Bernardo de la Torre
Compañía i.uxiliar de Comercio y Navegación (Al:CO~!A )
Vacum Oil.
FUENTE: Archivo Particular de la Asociación de Consignatarias
de Las Palmas. Serie Personal Laoo~~1.
(9) El famoso "trust" de "las casas" lo formab2n Jas si--guientes:
- Miller y Uompañía, fundada en 1854
- Gran Canary Coaling , fundada en 1886
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- Cí a Ca:::-bo:ies ::i ne::-ales (\'iilsor. , 3 . ;-. . ) , ::undada en 1895
~-.'o e r man:i linie ..•.....•••••.•••••••. en 19C5
Cí a Ca ::-boner a de Las Falmas •••••·••• en 19C9
- Cía ~ener al de Cana rias de Combusti--
en 1920
Cía de Co8bustibles Oce¿nica •••••••• en 1923
FUEt;TE: Las Ca sas Car boner as esta ol ec i das en e l :!"uerto -
de La Luz . 3n ~spaña "·lueva . Abri 1 de 1934. pp .
14-15.
(10) El número total de trabajadores se aproxima a 1.730 según
el di ario ~ (28 de diciembre de 1934). El número
de fij os en l a carga blanca en 1931 es el que especifica
según datos tomados de l a s bases de trabajo y public
ado en La Voz Obrera (7 de Marzo de 1. 931).
3e di s tribuían así:
Srs. ~iller y Cía ••••••••••• 16
Srs. ]autista y M. •••••••••• 12
Srs. Elder Dempster •••••·••• 12
D,A. Rodríguez López •••••••• 10
D. J . Bordes C. 9
Srs. Jeoward •••••••••••••••• 8
Srs. Woermann • • • • • • • • • • • • • • • 5
D. Bruno Mayor••••••·••••••• 4
TOTAL • • •••••••••••••••••• ••. 76
(11) La Voz Obrera, 3 de Septiembre de 1930
(12) La Voz Obrera , 6 de Febrero de 1933
(13) Manifiesto a la opinión públ i ca del Sindicato de T'rabé j~
dores y Empleados de la COPPA. El Tribuno, 19 de Julio -
de 1934. Tambi én~, 6 de Julio de 19~4.
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(14) El Trib~no, 29 de Agosto de 19z4.
(15) Avance, 1 de r.p;osto de 19',4 . '{eferencias de la int e r vención
de l presic.ente de la F.c., Fé:: ix ;onzález en un r.iítin
de e.poyo a los trabajadores de l a CCPFA en huelga.
(16) 3~I ""'L,, ü. : Historia ••• o.e. p. 116 y s i guientes .
(17) El Socialista, Septiembre de 1925.
(18) hILL;,R;';::; CANT::."RC, A.: Sobre el paoel. o.e., p. 32 .
(19) La Voz Ohrera, 29 de i;;oviembre de 1930 y 3 de ,3eptiembre
de 1930, y otros artículos de Pérez Pedraza.
(20 ) El :ribuno, 30 de Julio de 1930.
(21) Se gún El ;.'.'ribuno, 3 de '3eptiel!lbre de 193C, el acuerdo -
estipulaba el par-;o de un mes por año de antigüedad .
( 22) Hay una cierta confusión terminológica en el empleo de -
los t érminos "Trust" y "monopolio". En re1üidad las casas
f ormaron un "trust" que monopolizaron ª eter:ninadas actividades.
(23) Según datos suministrados por la Patronal, el ✓ re m e d io -
mensual de suminis ,ros de carbón es el siguiente s egún -
años:
1930 •••••• 14.300 Tm.
1931 13.150 "
1932 10.000 "
1933 ?.140 11
Datos obtenidos en 1!.2,;z_, 24 de Mayo de 1931} .
(24) En datos que proporciona la Patronal Consignataria, la
firma del convenio l e s fue muy desfavorable. La cl.if·':re ncia
de jornales después de firmado el contrato de trabajo
en la carga blanca, es en 1-layo de 1933 , con res:) ecto
a Febrero del mismo año el siguiente:
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.:iala-rio 3al &rio ~ota l ptas . 'JU2 su
Mayo '?e:) c'ero pO!!e en cor~tra .. :e
los empresarios
Jornada complet a 15, 5c 13, 75 18 . 317
di urna
Media jornada
diurna 10,50 9, 25 2 , 662
Hora extra 3, 4-5 3,CO 690,75
Jornarla completa
nocturna 23,25 20,50 5.222 ,25
Media jornada
nocturna 15, 50 13,75 1.011,50
Fuente: Archivo de Patrona l Consir:;nataria. 3erie :?ersonal
(25) MILL"tRES CANTERO , ""•: Sobre el papel. ••• rtevista _ii.guayro
(26) Manifiesto del 8IM. El Tribuno, 24- de Septiembre de 1935
pág . l.
(27) Diario de Las Palmas, 9 de Mayo de 1936 , nQ 14-.679 , pág.
3.
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CAPITULO III
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3.- CONFLICTOS Y HUELGAS CAMPESINAS. LA LUCHA CCNTRA EL
CACI)UISMO.
Los estudios existentes que se ocupen de los co~
flictos y luchas campesinas, aunque no haya ninguna
obra que aborde el tema en su globalidad (l ) , permiten
afirmar que las agitaciones en este ámbito no estuvie-ron
ausentes en el agro a lo largo de la hi storia de C~
narias, si ~ien tuvieron una importancia limitada y son
discontinuas en el tiempo, siendo las de mayor importa~
cia las registradas desde finales del siglo XVIII a
principios del XIX. En este periodo una serie de con--f
l ictos jalonan la geografía de Gran Canaria -como en -
otras islas del Archipiélago-, resultado del hondo ma-lestar
de los trabajadores de l a tierra sometidos a la
más dura explotación por terratenientes y señores pro-pietarios
de la tierr a, unido a otras causas como el ªE
mento de población, pérdida del mercado inglés para el
vino canario; levas; asi como la imposibilidad de acceder
a la propiedad de las tierras que se estaban desa-mortizando
cuya adjudicación iba casi siempre a fami--lias
de la oligarquía terrateniente y alta burguesía; -
la pérdida del usufructo de terrenos comunales impulsó
la unión de los pequeños propietarios y los campesinos
sin tier ·a a levantarse en contra de las subastas de -
los terrenos de propios. Los motines originados tras la
desamo rtización del Monte Lentiscal y la Montaña Dora-mas,
enmarcados dentro de la desamortización que afectó
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al reparto de tierras realengas, es paradigmático de los
habidos en el marco geográfico de la isla.
En la centuria siguiente casi se diluye el estado
de protesta o bservado en el siglo XVIII. Las causas de -
esta desaparición hay que buscarlas en la válvula de escape
que implica l a intensa emigración americana, por la
cual se evadian las tensiones acumuladas; también en el
tipo de relaciones establecidas entre campesinos y jorn~
leros con los propietarios; dependencia socio econ6mica
del capital exterior en el caso de la agricultura de exportación
y de subsistencia, la cuál además de asegurar
la mano de obra necesaria al sector capitalista, servia
para reducir la posible presi6n salarial, pues los sueldos
podian ser mantenidos más bajos al estar cubiertos -
los minimos alimenticios por la familia propia de este -
tipo de explotación agricola (2). Los conflictos habidos
en el agro canario, son expresión de las agudas contra-dicciones
incubadas a lo largo de siglos, las cuales pe~
manecian larvadas en etapas anteriores o propiciaban algunos
de los conflictos a los que se hace referencia más
arriba. Pero ahora, con el nuevo régimen politice encarnado
por la República y el establecimiento de las libertades
recibirán otro tipo de respuestas, cuya máxima expresi6n
son los grandes conflictos y huelgas de 1936,
singularmente en los meses de vigencia del FPI. Estos -
tendrán una importancia innegable, y, aún sin maximizar
la trascendencia de lo ocurrido, tampoco se puede desdeñar
su alcance, pues la huelga declarada en Mayo de 1936
paralizará toda actividad en varios municipios del campo
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de Gran Canaria , cesando en los municipios donde fue declarada
-la mayoría de los de l a isla- toda actividad 1~
boral. Merecen especial atención las consecuencias políticas
que tuvo (cambios en la composición de al gunos
ayuntamientos, con peligro de ruptura del FPI) y los métodos
sindicales empleados (ocupación de fincas). Esta -
importante conflictividad l a podemos considerar t ambién
como un indicativo del crecimiento organizativo de los -
sindicatos campesinos, es decir ie constata que en este
período se va remontando paulatinamente l a apatí a · del
movimiento campesino canario, logrando una fuerza considerable
en tiempos del FPI. Quizá fuera en el campo donde
más se hubiera dejado sentir las transformaciones socio-
económicas de no mediar del 18 de Julio, con c aract~
rísticas en la frontera del feudalismo, si bien es más ad~
cuado el de "pre-capitalistas", aunque tampoco era una -
situación homogénea, pues variaba desde la zona costera,
donde predominaba la agricultura de exportación, a las -
medianías o zonas de cumbre; y también de una isla a
otra. Son muy diferentes pues, las condiciones sociales
y económicas de un trabajador de una finca de plataneras
de Arucas, de un campesino de medianías o de un aparcero
de cultivos de tomates del Sur de Gran Canaria y de .to-dos
estos de un pastor de Fuerteventura o Lanzarote varia,
como consecuencia, la posible incidencia de las organizaciones
obreras y las posibilidades de desarr ollar
luchas reivindicativas. Es fácil constatar l a mayor im-plantación
de las organizaciones obreras allí donde exi~
tían explotaciones con obreros asalariados, cosa más
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frecuente en el Noroeste de Gran Canaria y en l a zona -
comprendida ent re Las Palmas y ~elde. La penetración si~
dical en otras zonas comenzará a dar frutos hacia 1936,
aunque l a labor se inicie desde 1932.
3.1.- ~
Los motivos de fondo de los conflictos registrados
en este sector son similares al r esto de la -
economía, con algunas especificidades como se comprueba
a continuación:
- Citemos como importante la crisis económica que
se inicia a nivel mundial con el "Crack del 29", con más
influencia en Canarias a partir de 1932. Es preciso traerla
a este apar tado, por ser el agrícola un componente
fundamental de los productos exportados a Europa; por -
tanto, al ser la canaria una economía dependiente de
aqu~lla los efectos de la crisis que asoló a los diver-sos
países europeos en los años treinta tendrá consecue~
cias negativas para el empleo, para el nivel de vida,
agudizándose las contradicciones de clase en el campo c~
nario, y es, con toda seguridad, "la causa final" en el
sentido de determinante · -aunque no hay que excluir
otras-, del aumento de las tensiones y enfrentamientos -
registrados. Los efectos de la crisis se harán sentir -
honradamente entre los campesinos de las medianías y el
peonaje de los cultivos de exportación, a quienes les t,2
cará la peor parte de la "eterna dinámica de los bajos -
salarios, el paro en coyuntura de crisis aguda (, •• )"(3)
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- Habrá un int ento, si no explíc i t o, s{ l atente, -
por cambiar las estructuras s ociales predominantes secul
armente en el a~ro, basadas en la preponderancia absol~
ta de la oligar quía, con la pervivencia de relaciones de
producción "cuasi feudales" y basadas en la sobre explotación
de la mano de obra. El paternalismo caracter ístico
y frecuente en l as relaciones entre propietari o y t r~
bajador o arrendatario, cuestión a tener muy en cuen-ta
a la hora de cons i derar por qué en Canarias no hay -
"problema de la tierra", sí muy presente en otras regiones
del Estado Español; junto a ello la ausencia de fue1:
tes or~anizaciones sindicales en el sector, hasta fina-les
del período. También son los citados factore s a co~
siderar a la hora de preciser las causas por las cuales
no se aplicó en Canarias la Reforma Agraria. De haber -
existido en nuestra región fuertes organizaciones impla~
tadas en el sector o de haberse desarrollado en los años
previos a la discusión de l ns normas para su aplicación,
¿hubiera surtido efecto la presión ejercida por los dip~
tados de la derecha para que no tuviera efecto en Cana-rias?.
La respuesta es negativa, porque precisamente en
los lugares donde se aplicó en la Península fué allí do~
de más conflictividad se había registrado y donde más -
fuertes sindicatos del campo existían .
- El paro creciente se agudizará con la crisis ec~
nómica y afectará a la agricultura, viéndose incrementado
el número de parados a raíz del comienzo de la depresión
económica mundial y consiguiente regre , o de emigrados
obl i gados a retornar desde las repúblicas sudameric~
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nas asimismo afectadas por el "crack". Este contribuye
a agravar la situación social en el campo, pues buen -
número de i nmigrantes son campesinos. Unase a ello la
vuelta al campo de buen número de parados de ·la ciudad,
fenómeno frecuente en los años republicanos según opinión
de E. Malefakis (4), aunque su cuantificaci ón sea
i nposible según el mi smo autor.
~l movimiento migratorio registrado en el Puerto
de La Luz en el año 1930 es significativo al respecto:
salen 283 personas y entran 557, de estas 50 son obre-ros
agrícolas y 219 no tienen una profesión det erminada,
muchos de los cuales irían a parar a la a ~ricultura
presumiblemente.
Arucas será un municipio particularmente azotado
por el paro, factor determinante, sin duda, de la gran
conflictividad en este municipio: de los 1.042 parados
que tenía en 1936 (el 25~ de la población trabajadora,
según la F.O. local), 818 eran obreros de la labranza.
- A las causas anteriores se unen otras en períi
dos determinados. Así en 1934, tras el acc eso al poder
de los radicales y cedistas, y más aún tras la Revolución
de Octubre de 1934, la situación de los trabajad2
res de la tierra se deterioró gravemente, aprovechánd2
se los patronos para sus intereses de la coyuntura P2
lítica; liman,. las mejoras conseguidas por los trabajadores
en la etapa anterior y conculcan, cuantas ba-ses
de trabajo se habían firmado. Bajar los salarios y
aumentar las jornadas l aborales por encima de las ocho
horas legales era práctica habitual.
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En resu~en, el campesino apenas había superado en
esta etapa el empobr,,cimiento, la incultura; seguía degradado
socialmente; sometido a caciques y ~randes propietarios,
no habían tenido la posibilidad de educarse
política y sindicalmente, situación que refleja bien un
artículo del periódico El Socialista:
"El hor.!bre del campo( ••• ) cumplía y sigue -
cumpliendo en muchos parajes jornadas bárba-ras,
de sol a sol( ••• ). Hasta hace poco tie~
pe los jornales no alcanzaban a más de tres o
cuatro pesetas; los casos de accidente, o de
enfermedad o vejez no estaban sujetos a nin-gún
régimen de previsión, el trabajador está
mantenido en un estado de incultura y de ins~
ciabilidad, basado en el salva j ismo" (5).
El impulso para salir de esta situación les ven-drá
desde fuera, es decir de los núcleos obreros urba-nos
ya organizados durante la II República. A~otada la
vía de la emigración que tradicionalmente sirvió de vál
vula de escape a las tensiones existentes y como forma
de superar la míser? condición que soportaba, intentará
otros cauces para mejorar su situación: los conflictos
agrarios del período republicano responden a este deseo,
según veremos.
3,2,- Caracterización de la conflictividad
Ni patronos ni obreros agrícolas tenían -
formadas organizaciones antes del advenimiento del nuevo
régimen de 1931, siendo la tónica general la de sarti
culación de los agentes sociales. Evidentemente, a los -
patronos no les hizo falta hasta ese momento pues esta-
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ban bien asentados en los centros de poder provincial y
local, sin que esto qui era decir que hubiera una situación
homogénea, pues habría que diferenciar entre grandes
y pequeños propietarios o entre aquellas empresas -
agrícolas de exportaaión y las de agricultura de subsi~
tencia; tal y como seex:pone en el apartado correspon--diente
a las organizaciones empresariales, es en Arucas
donde existía una Asociación Patronal de Agricultores -
con cierta estructuración, lo que le permite sustentar
posturas de confrontación con los obreros. Irradiará su
influencia al Noroeste de la isla donde existlan signos
más claros de relaciones empresarios/obreros más m.2_
dernas que en otras zonas de Gran Canaria y las otras -
islas de la provincia.
De parte de los trabajadores la situación era mucho
peor por cuanto la falta de organizaciones en sus~
no es a la vez causa y efecto de su permanencia en la -
incuria. Es sintomático al respecto que hasta 1933 no -
se firmarán bases de trabajo en el sector,(con evidente
retras~, el mismo año en que se constituyó el Jurado
Mixto del trabajo rural, siendo las primeras las hechas
para las localidades del Noroeste (Guia y Gáldar (6) y
se negocian otras para Agaéte,(Documento ]{VII), confi!:,
mando lo aventajado que estaban en estas localidades -
las relaciones socioprofesionales. Tras el triunfo del
FPI la situación llevaba camino de cambiar radicalmente
pues en casi todas las localidades de Gran Canaria y en
varias de Fuerteventura y Lanzarote aparecerán federa-cienes
locales con la gran mayoría de sus afiliados
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- i l ,., J G
traba jadores de la tierra.
Sobre este fondo, podemos caracterizar los con-flictos
registrados en el campó, con el si guiente re-sultado:
- Se localizan, casi siempre, en aquellos luga-res
donde predominan los cultivos de exportación, con -
más incidencia donde hubiera organizaciones obreras mínimamente
estructuradas, es decir el Noroeste de Gran -
Canaria, zona de Las Palmas y municipio de Telde. A pa!'.
tir del triunfo del FPI en 1936, la conflictividad se -
generaliza.
- La nula influencia de las ideas anarquistas entre
el campesinado explica la casi ausencia de forma de
"acción directa" entre los métodos de lucha. El predom,!_
nio del sindicalismo · socialista hará que la táctica se
mueva dentro de las orientaciones de l a UGT, aunque muy
influida al final del período por los comunistas. Estos
dominarán el oindicato de Trabajadores de la Tierra, p~
ro era un sindicato pequeño hasta 1936 y no tenía in--fluencia
en las federaciones y sindicatos del Noroeste
de Gran Canaria ni Lanzarote y Fuerteventura. Sin embai;:
gola izquierdización de la FNTT (rama agraria de la -
UGT, para todo el Estado) dominada por "largocaballeri.§_
tas" después de 1933, influirá en la creciente radical_i
zación de los métodos de lucha, como en los confli_g_
tos agrarios de Arucas del mismo año,y la dureza de las
huelgas de 1936.
- No es el "hambre de tierra" la espoleta que en
las islas lleve a los campesinos a la lucha, al contra-
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rio de lo sucedido en el resto del.Estado. La escasa dif~
si6n de las ideas societarias entre la poblaci6n rural;
lo específico del modelo econ6mico; la presencia de un -
sistema caciquil de relaciones patr6n/obrero, propiciado
por el trato continuo entre ambos y el paternalismo consiguiente
en las relaciones socio-laborales; el baj o nivel
de instrucci6n o el horizonte de la emigraci6n como
desahogo al problema de la falta de trabajo, explican -
que en Canarias no se produzca una de las reclamaciones
más presente entre el campesino español: la Reforma Agr~
ria, la cual s6lo se menciona (SIC) esporádicamente en -
los primeros años del régimen republicano. I gual valoraci6n
merece que las ocupaciones de fincas, las pocas habidas,
s6lo fueran efectivas en 1936.
- Los métodos de lucha son los propios de las org~
nizaciones bajo influencia de la UGT, por tanto la acción
más frecuente es la huelga, aunque ello no quiere decir
que las otras estén absolutamente ausentes, Hay algunos
estallidos de violencia espontánea, con la colocaci6n de
algunos petardos, actuaci6n de piquetes, quema de algu-nas
gavillas de hierba seca o el destrozo de algunas
plantas y piñas de plátanos, siendo su carácter, más que
la planificaci6n premeditada,de acciones aisladas. En--cuéntranse
entre las a cciones empleadas marchas de parados
-cerca de 1500 trabajadores en paro desde Arucas a
Las Palmas en 1934; 500 desde San Mateo, pero con un carácter
más indefinido; ocupaciones de fincas, en 1936 en
varios muni cipios; y otros, entre los cuales~. m~
nifestaciones o creaci6n de "comités de fincas". No obs-
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tante producirse momentos de r adi calización -1933,1936-
las f ormas de lucha se ciñen fundamentalmente a la leg~
lidad vigente, transgrediéndose ésta en contadas ocasi2
nes.
3. 2.1.- D~sar rollo de los conflictos agrarios
Este apartado es un intento de aproxima-ción
a los diferentes tipos de conflictos, para lo cual
se profundiza en algunos más significativos como los r~
gistrados en el municipio de Arucas y la huelga de 1936.
En el término municipal de Arucas será donde se -
registren los más impostantes conflictos habidos en la
isla capitalina, y no es extraño que asi sea, pues es -
donde tiene su sede una de las más activas federaciones
de localidad, con una aportación importantísima del Si~
dicato de Traba jadores de la Tierra, con cerca de 1000
a f iliados en 1934.
Del lado de los propietarios, existía en Arucas -
desde 1932 la · Asociación Patronal Agrícola, con más -
de 848 miembros, encuadrándose en ella buena parte de -
los propietarios más prominentes de la isla (Gourié, M~
ssieu, etc.), acostumbrados a un trato paternalista con
los trabajadores, con un concepto de las relaciones laborales
muy distantes de la que impone el régimen republicano,
por lo que las reacciones que tomen ante las -
reivindicaciones canalizadas por organizaciones de traba
jadores (y aún ante la mera existencia de estas o que
los obreros osen asociarse) serán de rechazo absoluto;
pero como esa táctica ya no les sirve para defender sus
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intereses, no dudan acudir a métodos más acordes con los
tiempos que corren, así es como impulsan y financian el
sindicato amarillo Unión Agrícola cuyos afiliados goz~
ban de prebendas varias, no importándoles en este caso,
como es obvio, tr~icionar su rechazo al asociacionismo -
obrero.
Políticamente estos propietarios no están cómodos
con el régimen republicano, más bien se sienten nostálgi
cos de la Monarquía bajo la cuál podísn mantener sus pri
vilegios cómodamente, como acertadamente comenta ET
"Estos terratenientes de hoy( • •• ) es gente -
que ayer frecuentaban misa, escriben en la bu~
na prensa, "mitinea" contra la República".
"El torpedeo es evidente a los obreros y a la
República, no dando traba jo, dejando perder -
los plátanos( ••• )" (7).
Para el órgano de prensa del PSOE, el diario Kvan
ce son
"ricachones de la ínsula, harto conocidos por
sus pasadas andanzas monarquizantes, explotad~
res de la tierra y del sudor del campesino"(8)
Con estas condiciones de fondo no nos puede causar
extrañeza que los conflictos aquí registrados tengan una
particular virulencia y encono; t ampoco que las huelgas -
circunscritasinicialmente al término municipal aruquens~
sobrepase los límites locales y tanto los patronos como
los obreros busquen el apoyo de sus organizaciones deám'!h
to provincial: la huelga general -efectivamente declarada
en 1933 en la isla- es la consecuencia inevitable.
Busquemos el origen del conflicto para entenderlo
mejor. Las discrepancias comienzan por la negativa de -
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los propietarios del término municipal a firmar unas bases
de traba j o para el sector (esto dá coherencia a lo -
que antes afirmamos: los propietarios se nie~an a recon2
cer entidad a los trabajadores como para poder asociarse
y poder formalizar un contrato colectivo; su paternalista
visi6n de las relaciones patr6n/obrero era la de que
éste había de atenerse a lo que su amo le diera y agra~
cérselo. Má;, que patr6n se veía como benefactor). Los -
traba jadores exigían la firma de estas bases, tal y como
se había hecho en Guía y Gáldar (9). Su demanda la fund~
mentaban en el precedente negativo de 1932; . propieta-rio
Felipe Massieu de la nocha, destacado miembro de la
oligarquía local, había despedido a 4 obreros teniendo -
:1ue declararse una huelga de 46 días iniciada el 12 de -
Enero de 1933 en la finca de dicho propietario. La insegur
idad latente lleva a los obreros a int entar y exigir
la firma de un convenio colectivo que garantice sus der~
chos. La co~flictividad continúa cuando los obreros de -
la finca de Herederos de Francisco Gourié (entre otros,
don Laureano Gour