mdC
|
pequeño (250x250 max)
mediano (500x500 max)
grande
Extra Large
grande ( > 500x500)
Alta resolución
|
|
TELESFORO BRAVO EXPÓSITO © Jaime Coello Bravo © Francisco Martínez Navarro Emigdia Repetto Jiménez © Oficina de Ciencia, Tecnología e Innovación. Gobierno de Canarias © De las cubiertas: Cam-PDS Edita: Dykinson S.L. 915 44 28 46, Fax: 915 44 60 40. info@dykinson.com / www.dykinson.com Producción, diseño y realización Cam PDS Editores S.L. Francisco Gourie 107, 2ª Planta - Ofi. 18 35002 - Las Palmas de Gran Canaria Tfno. 928 44 59 08 | Fax: 928 38 09 97 I.S.B.N.: Depósito Legal: GC Impresión y Encuadernación: Biografías de Científicos Canarios TELESFORO BRAVO EXPÓSITO Jaime Coello Bravo UN LEGADO HACIA EL FUTURO La memoria es una de las señas de identidad determinante en cualquier colectividad. Canarias ha tenido durante siglos una flaca memoria colectiva, tendencia que ha ido cambiando en las últimas décadas, especialmente desde que ha ganado en entidad política a través del autogobierno. Conocer los hechos y los personajes que han ido marcando el devenir histórico de Canarias en todas su vertientes es una tarea que nos incumbe a todos, porque recuperar esa memoria nos sirve de impulso para encarar el futuro con las mejores garantías. Impulsada por esta idea, nace esta colección bibliográfica dedicada a científicos canarios que han realizado enormes aportaciones en diversos campos, no sólo en lo relativo a nuestras islas sino al conocimiento científico universal. Son nombres que han surcado siglos de historia y que han influido en la sociedad de su tiempo y en las posteriores. Reconocidos por la sociedad científica internacional, es necesario que el pueblo canario también se familiarice con sus enorme labor, porque son el espejo en el que todos debemos mirarnos, especialmente las nuevas generaciones. Por ello doy las gracias a todas las personas que han hecho posible este proyecto, desde los autores y coordinadores de los trabajos hasta los responsables de la Oficina de Ciencia, Tecnología e Innovación del Gobierno, impulsora de esta iniciativa. Este libro que tienen en sus manos y los demás de esta colección ahondan en nuestra memoria colectiva. Y la memoria es siempre un acto de justicia. María del Mar Julios Reyes Vicepresidenta del Gobierno de Canarias Telesforo Bravo Expósito 9 Telesforo Bravo Expósito 13 Presentación de la Colección Biografías d 14 e Científicos Canarios Presentación Telesforo Bravo Expósito 15 Presentación de la Colección Telesforo Bravo en Irán (1960). Foto de los archivos de la Fundación Telesforo Bravo - Juan Coello» Dedicado a la memoria de Telesforo Bravo y Juan Coello. PRIMERA PARTE Biografía Agradecimientos a: Bronagh Byrne, Juan Jesús Coello, Francisco Javier Coello, Lourdes Bravo, Jesús Bravo, Luis Espinosa, Melecio Hernández, Manuel Rodríguez Mesa, Manuela Marrero, Iris Barbuzano, Iván López, Isidoro Sánchez, Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, Francisco Martínez y Emigdia Repetto. Telesforo Bravo Expósito 19 INTRODUCCIÓN TELESFORO BRAVO, EL HOMBRE QUE HACÍA HABLAR A LAS PIEDRAS El cabello blanco como las nieves de “Su Teide”, unos ojos niños, pícaros y vivaces, uno azul como el cielo y el mar, el otro marrón, como la tierra, escon-didos tras unas gafas de montura metálica dorada. Así era Telesforo al final de sus días, cuando se había convertido en un elemento más de la Naturaleza que tanto amaba y que sabía leer como nadie, con esa mezcla de intuición casi mágica y sentido común tan mundano. Telesforo Bravo (Puerto de La Cruz 1913 - 2002) consagró su vida a la in-vestigación, la docencia y a la divulgación científica y digo consagró, porque para él fueron algo más que un trabajo; constituyeron una auténtica pasión. Pionero en el estudio de los fósiles, estudioso de los restos aborígenes, ena-morado y gran conocedor de las plantas, investigador de los subsuelos de las Islas, magnífico geólogo de campo. Todas estas cosas y muchas más era Telesforo Bravo, que siendo niño fue hechi-zado por los millones de estrellas que poblaban el cielo del Puerto de La Cruz, por los charcos en los que aprendió a entender y amar a las criaturas del mar, por el eterno amor de la tabaiba y el cardón. Pero tanta era su fascinación, tan poderoso su influ-jo, que no podía dejar que todo ese torrente de conocimiento y emociones muriera dentro de sí mismo. Así que se dedicó a regalarlos, a manos llenas, como era él, sin guardarse nada, dándolo todo. Ese saber germinó en varias generaciones de cana-rios, que aprendieron a ver su tierra con otros ojos, que aprendieron a darle valor. Primera parte: Biografía Biografías d 20 e Científicos Canarios Recordar a Telesforo, es recordar la maresía besándonos el rostro en el Penitente, es recordar el Charco de la Soga, la Cueva de Las Palomas, la Laja de la Sal, la antigua Playa de Martiánez, es ver surcar por el cielo estrellado y limpio de Las Cañadas una estrella fugaz, entrando por Boca de Tauce y contemplar como se pierde tras Guajara. Es volver a dormir a la intemperie en Alegranza, Pico Viejo o las Salvajes. Es reírse a carcajadas de sí mismo y no parar de bromear con los demás. Es ponerse serio, entrar en trance y en-contrar en un segundo, los restos cientos de años olvidados, por los antiguos pobladores de esta peña. Es preocuparse del miedo de sus paisanos, cuando alguien aventaba el miedo al despertar del volcán y transmitir, con la seguridad que da hablar la lengua de las lavas, que si respetamos a la Tierra, la Tierra nos respetará y que debemos aprender a convivir en armonía con ella y con todos los seres que en ella habitan. Recordar a Telesforo, honrarle, es un acto de justicia, olvidar su nombre, es olvidarnos a nosotros mismos, de donde venimos y a donde queremos ir. Recordar a Telesforo, es amar la vida y su sustrato, es querer aprender cada día un poco más, es no dejar de luchar por nuestros sueños, es querer cons-truir un mundo mejor. “Rocas y espuma, el eterno poema de las olas. Yo miro esta canción de los siglos” Telesforo Bravo a su esposa Elena Asunción Bethencourt. Telesforo Bravo Expósito 21 I. UNA INFANCIA ENTRE ROCAS Y ESPUMA I.1.Nacimiento y familia Telesforo Bravo Expósito nace en Puerto de La Cruz el cinco de enero de mil novecientos trece. Sin embargo en su partida de nacimiento figura que el alumbramiento se produjo el veintiocho de diciembre de mil novecientos doce a las once y media de la noche, mientras que en su Documento Nacional de Identidad aparece como nacido el veintisiete de diciembre de ese año, fecha que se repite también en su partida de bautismo. Para terminar de complicar el panorama, en alguno de sus pasaportes es el veintitrés de diciembre el día señalado para la llegada al mundo de nuestro personaje. Este baile de fechas tiene una explicación. Los padres lo inscriben como nacido el veintiocho de diciembre para intentar evitar que Telesforo hiciera el servicio militar obligatorio. En aquellos años los nacidos en los últimos meses Primera parte: Biografía Biografías d 22 e Científicos Canarios y días de cada año era más probable que fueran declarados excedentes de cupo y por tanto liberados de cumplir con las obligaciones militares. Por ironías del destino, Telesforo no sólo haría el servi-cio militar sino que además tendría que combatir en una guerra. El nacimiento se produce en el nú-mero 36 de la calle de la Hoya, de la hoy ciudad turística, en el domicilio de sus padres, situado en una casa hoy desapa-recida. Su padre es Buenaventura Bravo del Pino y su madre Hilaria Expósito Lorenzo. Hilaria Expósito Lorenzo era natural del Puerto de La Cruz y sus padres eran los labradores Telesforo Expósito nacido en Santa Cruz de Tenerife y Rosalía Lorenzo nacida en el Realejo Bajo. Buenaventura Bravo del Pino era marino de profesión, descendiente a su vez de una saga de marinos. Natural de Garachico como sus padres Basilio del Jesús Bravo y María del Jesús del Pino, pasa algunos años embarcado en mercantes que hacen rutas transatlánticas, llegando a alcanzar el grado de pi-loto de primera. Posteriormente se convierte en patrón de un barco de cabo-taje, perteneciente al armador noruego afincado en Canarias Otto Thoresen quien años más tarde fusionaría su negocio con Fred Olsen. Posteriormente Buenaventura abandonaría la vida marinera y montaría un almacén de víveres y suministros para barcos en un antiguo edificio que estaba frente a la bocana del muelle de El Puerto de la Cruz. Sin embargo, como luego se expondrá, no sería esta la única actividad a la que se dedicaría tras “echar el ancla”. Casa familiar de telesforo Bravo de la calle San Juan en el Puerto de La Cruz Telesforo Bravo Expósito 23 Telesforo era el menor de tres hermanos, llamándose la mayor Hilaria, como su madre y el mediano Buenaventura como su padre. Hilaria se casaría con el que fuera Rector de la Universidad de La Laguna, el también portuense Benito Rodríguez Ríos. Telesforo y él se trataban de “cuñados”. I.2.Hermano y compañero de aventuras A su hermano Buenaventura le une un vínculo especial. Relativamente cercanos en edad, Buenaventura y Telesforo son compañeros de juegos y juntos descubren por primera vez la riquísima naturaleza del Puerto de La Cruz. Comparten excursiones y viajes e incluso estudios y primer destino profesional. Además juntos deben ir a la guerra. Comparten también amis-tades como las del recordado médico portuense Celestino González Padrón, hombre de enormes inquietudes y amigo de la cultura, uno de los fundado-res del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, Comisario Local de Excavaciones Arqueológicas del Norte de Tenerife, y la del botánico sueco afincado por aquel entonces en Puerto de La Cruz, Erik Ragnor Svensson (Ericus Sventenius) que dedicaría una nueva especie de planta, la “euphor-bia bravoana”, un endemismo exclusivo de La Gomera, a Buenaventura como testimonio de su gran amistad y con el que los hermanos Bravo irían juntos a Las Islas Salvajes en el primer viaje de Telesforo a ese pequeño archipiélago portugués. El auténtico “alter ego” de Telesforo fue durante muchos años maestro en San Sebastián de La Gomera, además de Alcalde de dicha Villa. Buenaventura fue un naturalista con grandes conocimientos sobre el medio natural de Canarias, en particular sobre la Isla donde residió la mayor parte de su vida, Una infancia entre rocas y espuma Primera parte: Biografía Biografías d 24 e Científicos Canarios La Gomera, destacando los relativos a las plantas. Ventura, como era conoci-do por sus más allegados, solía acompañar en sus visitas a la isla colombina a todo científico español o europeo que visitaba la isla colombina, como el citado Sventenius. En 1952 visita la Gomera el naturalista suizo Büttikofer que por mediación de Sventenius se pone en contacto con Ventura que le acompañará en sus ex-cursiones por la Isla. Büttikofer pretende conseguir que se declare parte de La Gomera como Parque Nacional para lo que piensa dar una conferencia en la Dirección General de Montes de Madrid e incluso recabar el apoyo del mismí-simo General Franco. Ventura, enseguida hace suya esa empresa y para diseña un plan. Escribe un artículo para el periódico “La Tarde” que se llama “La Gomera, la Isla del Bosque”. Una vez publicado pretende enviar un ejemplar a cada uno de los Alcaldes de La Isla, al Cabildo, a la Península y algunos Países Europeos junto con una carta en la que pide su adhesión a la idea y así dar comienzo a la creación del Parque Nacional. Ventura le escribe a Telesforo contándole su proyecto y pidién-dole su apoyo. A pesar del entusiasmo y esfuerzo desplegado por Buenaventura Bravo habría que esperar treinta años para ver su sueño hecho realidad. En 1982 se creó el Parque Nacional de Garajonay. Paradójicamente Buenaventura Bravo fa-lleció en 1983, por lo que pudo ver cum-plido uno de sus sueños. Es además Buenaventura Bravo el primer impulsor de la idea de convertir a La Gomera en auténtica isla colombi-na, recordando la importancia que esta Telesforo en un barranco de La Gomera, con Buenaventura y su amigo Manuel García Borges. (1935). Telesforo Bravo Expósito 25 isla canaria tuvo en varios viajes del Almirante Cristóbal Colón camino de América. Se puede decir que ambos hermanos compartieron una característica fun-damental, los dos fueron unos auténticos precursores, personas inconformis-tas y con ideas avanzadas al tiempo que les tocó vivir. I.3.Los primeros años de Telesforo Bravo La infancia de Telesforo transcurrió en el Puerto de La Cruz, que formó par-te del vecino municipio de La Orotava hasta 1772, con el nombre de Puerto de La Orotava. Es Puerto de La Cruz el municipio más pequeño de Canarias, ocupando una superficie de casi nueve kilómetros cuadrados, pero esa pequeña extensión no ha impedido que fuera y haya sido siempre una ciudad de vanguardias, de sentir liberal, abierta al mundo. Por ella llegaron a este Archipiélago las ideas de la Ilustración y correspondió regalando también al mundo al fabulista Tomás de Iriarte y al ingeniero universal Agustín de Betancourt. Las primeras décadas del siglo XX en Canarias destacaron por la preocu-pación de los poderes locales de las islas capitalinas por el turismo. Fueron el Puerto de La Cruz y Las Palmas de Gran Canaria, las ciudades pioneras de esta actividad en Canarias, con el asentamiento más o menos permanente de europeos de diferentes nacionalidades, atraídos por el buen clima que muchas veces necesitaban por razones de salud. Ya a finales del siglo XVIII y durante el siglo XIX la privilegiada naturaleza de Tenerife había atraído a los más importantes científicos y viajeros europeos, como el naturalista Alexander Von Humboldt, el geólogo Leopold Von Buch, el astrónomo Piazzi Smith, los botánicos Philip Parker Webb y Sabine Berthelot, que en su mayoría eligieron el Puerto de La Cruz como lugar de residencia durante su estancia en la isla Una infancia entre rocas y espuma Primera parte: Biografía Biografías d 26 e Científicos Canarios y como campo base para sus expediciones al Teide y sus Cañadas, objetivo prioritario de sus investigaciones. El Puerto a principios del siglo XX era además de pesquero, agrícola y ganadero. En 1913 la exportación de plátanos, tomates y otras frutas y ver-duras a Europa, provocó un gran aumento de la superficie cultivada que re-quería abundante mano de obra, creándose numerosos puestos de trabajo. La actividad agrícola demandaba el aporte continuo y regular de agua de riego, lo cuál hizo que muchos particulares se lanzaran con sus escasos medios económicos y no más herramientas que su fuerza física y su intuición al alumbramiento de las aguas subterráneas. El padre de Telesforo Bravo fue una de ellas. Era Buenaventura Bravo del Pino, una persona extremadamente inquieta y esa inquietud le llevaría a emplearse como ingeniero en el diseño y construcción de varias obras hidráulicas en el litoral del Puerto de La Cruz y en la prospección y alumbramiento de aguas subterráneas en varios barran-cos del Valle de La Orotava y otros municipios del Norte de Tenerife. Como posteriormente se verá, el trabajo paterno tendrá una influencia fundamental en el nacimiento de la pasión de Telesforo Bravo por las ciencias e incluso en la elección de su profesión. El Puerto de La Cruz contaba en 1910 con 5.662 habitantes y en 1913 su población era de 6.000. En 1914 se establece en el Puerto de La Cruz, en la zona de la Paz el inves-tigador alemán Wolfgang Khöler, fundador de la corriente psicológica deno-minada “gestalt” para hacer estudios sobre el comportamiento de los monos y chimpancés a los que la gente del lugar conocía como “machangos”. La “Casa Amarilla” que acogió las primeras investigaciones primatológicas del mundo y que aportó valiosísimos datos a la ciencia está hoy en ruinas. También en 1914 comienza la Primera Guerra Mundial que se prolongará hasta 1918, año en el que se declara una pandemia de gripe, que fue conocida como “gripe española” y que mataría en todo el mundo a entre 20 y 40 millones 27 de personas y que sólo en España costaría 300.000 vidas, varias miles de las cuales en Canarias. Estos acontecimientos a los que se añadió una sequía recu-rrente provocaron que los primeros años de nuestro personaje se desarrollen en condiciones muy difíciles, de las que él sin embargo apenas fue consciente. El primer recuerdo de Bravo es de 1918 cuando tenía cinco años. Ese año, Telesforo viaja a Garachico desde el Puerto de La Cruz, en un coche de ca-ballos, conducido por un mozo apodado “Biscochito”, desplazamiento que se producía cada año para visitar a la familia de su padre. Otro de sus primeros recuerdos es de la noche en que finaliza oficialmen-te la Primera Guerra Mundial, tras haberse firmado el Tratado de Versalles. Mientras la gente lo celebraba en Puerto de La Cruz con fuegos artificiales, y el niño Telesforo se asomaba a la ventana para verlos, una gallina se comió sus dos dientes de leche que guardaba celosamente para que el Ratoncito Pérez le diera su recompensa. Con seis años en un paseo con su madre entre Puerto de La Cruz y Los Realejos descubre como el paisaje cambia y como incluso el Teide muta sus formas a medida que avanzan. Sería su primer contacto con “EL VOLCÁN DE LAS MIL CARAS” y su primer recuerdo consciente de que la naturaleza cambia, que nunca permanece inalterable. Al niño Telesforo le costó hablar. No lo hizo hasta que tuvo tres años bien cumplidos, probablemente como él contaba, porque no encontraba nada inte-resante que decir. Le encantaba además perderse, esconderse y observar, de tal modo que a veces era difícil encontrarle, lo que por supuesto no sentaba nada bien a la salud mental de su madre. En una ocasión se pasó casi un día entero oculto en un baúl, desarrollando y entrenando habilidades que poste-riormente le convertirían en un naturalista excepcional, mientras su familia lo buscaba desesperada. Telesforo es criado en un ambiente marinero y descubre desde su más tierna infancia el mundo oculto de las cuevas y galerías, en cuyos secretos su Una infancia entre rocas y espuma Telesforo Bravo Expósito Primera parte: Biografía Biografías d 28 e Científicos Canarios padre le introduce e instruye. Estas circunstancias influyen decisivamente en el posterior desarrollo intelectual de Telesforo. En una época en la que las comunicaciones terrestres e incluso marítimas eran muy precarias toda una flota de pequeños vapores sostenía el comer-cio entre las islas y transportaba suministros a los centros urbanos litorales. Además transportaban los huacales de plátanos a los puertos mayores donde abarloados a los grandes barcos descargaban en sus bodegas la fruta para su traslado a los puertos europeos. Era la época de los “pescantes”, donde los lanchones traídos por los propios barcos se acercaban a las costas para hacer sus operaciones. Fue un período notable para estos pequeños puertos abiertos donde los barcos fondeaban en los “limpios” mientras las lentas lanchas movidas a remo hacían los viajes hasta los pescantes. Durante la niñez de Telesforo los embarques de fruta se hacían desde el muelle de Santa Cruz semanalmente con destino a Londres y descarga en Middleton Wharf. Además se admitía carga para Rotterdam, Amsterdam y Amberes. Desde el Puerto de la Cruz la compañía de Otto Thorensen actuaba con dos barcos, el «San Mateo» y el «San José». También el «Sancho» hacía salidas interinsulares para recoger plátano. Con once años hace su primer viaje en barco acompañando a su padre desde el Puerto de La Cruz a La Palma y luego a La Gomera, pasando por Garachico. En esa ocasión su padre patronea el “Santa Úrsula”. En La Palma llegan hasta el pescante de Tazacorte y en La Gomera desembarcan en los pescantes de Agulo y Hermigua y pasan por San Sebastián donde se hacían las operaciones de desembarco de perso-nas y mercancías por la playa. Su destino final es Santa Cruz de Tenerife donde que-dan abarloados a un gran buque de carga al que transbordan su carga de plátanos. Telesforo queda fascinado por el ambiente marino y por la experiencia del viaje. Aprovechando cada una de las paradas se dedica a hacer excursiones, donde ad-quiere sus primeros conocimientos sobre las Islas. 29 Con trece años también de la mano de su padre visita una galería (Los Beltranes, Los Realejos). Son sus primeros pasos en un mundo nuevo, subte-rráneo, oscuro y húmedo, al que entonces sólo unos pocos tienen acceso, pero que escondía muchos secretos sobre cómo se formaron Las Islas Canarias, tal y como hoy las conocemos. Bravo llegaría a comprender como nadie ese medio hostil y tras años de duro, penoso esfuerzo, conseguiría aprender su idioma y leer en sus paredes explicaciones largo tiempo buscadas. Al final Vulcano le reveló a un mortal los secretos de su fragua. Años más tarde cuando su padre abandona la vida marinera, Telesforo acude a diario al almacén de víveres y otros suministros que su progenitor monta en la calle La Marina, frente al actual muelle pesquero, otrora puerto de su ciudad natal. La familia Bravo Expósito se traslada posteriormente al número 52 tam-bién de la calle de La Hoya. Esa casa que hoy ya no existe, será su trampolín, su “campo base” para la exploración de lo que se convertiría en su primer “laboratorio al aire libre”, Martiánez, La Playa y Los Acantilados, sus cuevas y su fuente. Telesforo y Buenaventura comparten cuarto en la azotea y desde allí ven atardecer y amanecer, observan como el mar pasa de una relativa cal-ma, a temporal desatado, contemplan a los cernícalos acechando a sus presas sobre los Llanos de Martiánez y a las hojas de las plataneras mecerse con el alisio del estío. I.4. Su “primer laboratorio al aire libre: Martiánez Telesforo estuvo ininterrumpidamente más de veinte años recorriendo los mil recovecos de Martiánez, diseccionando sus “entrañas”, con lluvia y con sol, con viento o con calma chicha, todos los días del año. Bravo se convierte en un Una infancia entre rocas y espuma Telesforo Bravo Expósito Biografías d 30 e Científicos Canarios precursor. Se adelanta en muchos años a los defensores de ideas tan actuales como el amor por la vida al aire libre, de la pasión por el mundo natural. Desde muy niño, se encarama a los riscos y se lanza desde muy alto en el acantilado al mar. Recorre con su yola (piragua), el litoral del Puerto y entra con ella en la Cueva de Las Palomas que tenía una playa de arena negra en su interior y que hoy ha sido “profanada” por un desagüe de aguas negras de un hotel portuense. En la playa y sobre todo en los bajíos o zonas intermareales y en sus charcos en bajamar estudiaba la riquísima vida desde los pejeverdes y las fulas azuladas con sus elegantes evoluciones en la defensa de su territorio hasta todo “bicho viviente”. Estudia la vida marina en los charcos y le quita las conchas internas a las marfisas o “conejos de mar” que el joven Telesforo observa que segregan un líquido violeta que teñía el agua. Contempla el espectáculo de las pequeñas Cypreas con su manto desplegado pareciendo auténticas joyas. Estudia las la-pas en su recorrido raspando las algas y su regreso a la exacta posición inicial de manera que la concha coincidía con las rugosidades de la piedra y de cómo los pequeños bucios aprovechaban para devorarlas poniendo el opérculo a su paso; a las rápidas almejas (orejas) y a los erizos que quedan encerrados al cre-cer a su alrededor algas calcáreas, a las estrellas de mar con su exoestómago. A las holoturias las molestaba hasta que se defendían con un líquido blanco. A las morenas y a los pulpos los sometía a diferentes experimentos. La tinta del pulpo además de oscurecer un ámbito determinado comprueba Telesforo, que tiene propiedades adherentes muy activas por lo que cubren con una película oscura los ojos de cualquier predador y no se le despega aunque salga de esa nube. No para de observar la movilidad del mar siempre cambiante, el colorido verdoso de las grandes panzas de las olas al romper, el verde veroné del agua mezclada con la espuma, el azul y los “caminos” sobre la tersa superficie del agua le fascinaron siempre. El joven Bravo explora las profundas grutas marinas y los sedimentos, las impresiones de las hojas y los tallos petrificados. Ya entonces se da cuenta que Primera parte: Biografía Telesforo Bravo Expósito 31 en los paquetes de sedimentos del suelo se encuentran impresos los ciclos rítmi-cos climáticos. También percibe los diferentes microclimas presentes en la Isla y de cómo en invierno en gran parte de la Ladera de Martiánez no da el sol. En el acantilado captura y disecciona lagartos, estudia y se aprende los nombres de sus huesos, a los que abría en vivo después de anestesiarlos para estudiar la incompleta circulación sanguínea, analiza la vida de las aves y observa sus nidos, los erizos terrestres que se llevaba a casa, las plantas y sus floraciones. Explora los sepulcros guanches en busca de restos aboríge-nes. Estudia cuidadosamente sus huesos, sobre todo los impares. Contaba los hiodes, los atlas, los axis, los esternones perforados y los coxis. Encontraba anomalías óseas como vértebras cervicales soldadas y largos huesos fractura-dos y luego también soldados. Telesforo siempre se quejaba de que cuando era joven no pudo estudiar muchos cráneos porque la necrópolis de Martiánez fue saqueada de su contenido arqueológico en el siglo XIX, incluyendo los cráneos y los esqueletos infantiles que pasaron desapercibidos. A veces tras escalar el acantilado, elige tan tranquila compañía, para estu-diar en la paz de “La Cueva de los Siete Palacios” y otras cercanas, los libros de texto o simplemente leer novelas y escritos, en muchos casos prohibidos que consigue de extraperlo en el liberal Puerto de La Cruz y que previamente ha transportado hasta allí. Se inicia además en este lugar en una de sus grandes pasiones que no abandonaría hasta el último de sus días: la fotografía. Bravo inmortaliza mil rincones, se autorretrata, retrata a sus compañeros y compa-ñeras de andanzas, de los que siempre se convierte en guía natural. Todos esos años al aire libre, le regalan a Telesforo un físico privilegiado, que unido a sus escaladas, posiciones imposibles en el acantilado y saltos des-de él al mar y sus desafíos al mar bravío del Norte hicieron que muchos de sus convecinos le consideraran un loco y le regalaran el apodo de “El Tarzán de Martiánez”. Sin que le haya puesto nombre a lo que hace y sin que le die-ra la más mínima importancia Telesforo de nuevo se convierte en iniciador, Una infancia entre rocas y espuma d 32 Biografías de Científicos Canarios precursor en Canarias de dos actividades depor-tivas muy populares hoy en día: la escalada y el montañismo. Solía decir el sabio portuense que en esta “escuela” de Martiánez estudió en solitario. La pérdida de este espacio, de este auténtico paraí-so de niñez y juventud supuso para Telesforo un auténtico trauma del que no dejaba de quejarse amargamente cada vez que tenía ocasión. No para de repetir incluso al final de sus días que “en estas escasas llanuras intermareales vivían miles de especies, eran grandes “museos vivos” y cuando la de Martiánez fue cubierta con cemento, desapareció una de las maravillas de la naturaleza biológica marina. También desapareció el Bajío de “Las Tinitas” y el de “Cha Paula” y aledaños que fueron rellenados de escom-bros. Con esta forma de proceder desaparecieron en la costa norte de Tenerife muchas zonas intermareales o han quedado reducidas a pequeños zócalos en Punta del Hidalgo, la costa norte de Anaga, Buenavista o Teno. Tan grande fue su amargura que Telesforo deja de acudir desde los años setenta al litoral del pueblo donde reside, el Puerto de La Cruz. Es incapaz de enfrentarse a la visión del destrozo y prefiere llorar en la intimidad de su casa por la tierra amada y perdida. Los vertidos de las aguas sin depurar al mar, que tampoco cesó de denunciar, le hacen desistir de volver a nadar en un mar que para él fue parte de su territorio íntimo. El joven Bravo recibe desde muy pequeño estímulos positivos, de su fa-milia y del mundo natural que le rodea, pero esto probablemente no hubiera influido tanto en sus primeros años si no hubiera concurrido en él una cuali-dad innata, que le acompañó a lo largo de su vida: una curiosidad insaciable, un afán de conocer ilimitado que le hizo descubrir cosas nuevas y no perder la Autorretrato de Bravo en los acantilados de Martiánez. (años 30). Primera parte: Biografía Telesforo Bravo Expósito 33 capacidad de maravillarse, hasta el final de sus días. Su padre Buenaventura, empeñado en estimular también su creatividad y darles un oficio si un día les hace falta, monta un pequeño taller de ebaniste-ría para los dos hermanos en el sótano de la casa. Telesforo, apasionado del mundo egipcio y mesopotámico, plagados como no podía ser de otra manera, de elementos naturales, encuentra en ellos, motivo de inspiración y los plasma en muebles y en pequeños joyeros y cajas. También hace tallas sobre motivos religiosos, como querubines y ángeles, alguno de los cuales se encuentra en una Iglesia del Valle de La Orotava. Una infancia entre rocas y espuma Biografías d 34 e Científicos Canarios II. LA FORJA DE UN NATURALISTA II.1. Primeros Estudios Telesforo hace sus estudios primarios en Puerto de La Cruz, y su bachi-llerato en el Colegio de Segunda Enseñanza Tomás de Iriarte, también de su ciudad natal, fundado en 1926 por un grupo de hombres con ideas liberales, liderado por el catedrático de Lengua y Literatura y uno de los mejores escri-tores surrealistas que ha dado la literatura española, Agustín Espinosa García (1917-1897) que además de fundador, sería su primer director y colaborador. Pretendían estos hombres dar a su pueblo un lugar donde pudieran aprender las nuevas generaciones. Además de Agustín impartirían clase en el colegio, su hermano Fernando y sus primos Luis y Juan, además del cura investigador y Telesforo Bravo Expósito 35 La forja de un naturalista poeta Sebastián Padrón Acosta, María Teresa García Barrenechea y Cándido Chaves entre otros muchos. Este instituto, fue creado con la ayuda del que fuera alcalde de Puerto de La Cruz, Isidoro Luz Cárpenter, y estuvo situado en un primer momento en La Casa Ventoso, conocida como “Los Agustinos”, sede también por entonces de la Alcaldía, y era el único del Valle de La Orotava en su época. En él se im-parte una enseñanza de gran calidad, en un ambiente liberal, aunque con muy pocos medios materiales y en sus aulas se formarán los que se convertirían consecutivamente en tres rectores de la Universidad de La Laguna: Antonio González, Benito Rodríguez Ríos y Juan Hernández Perera, además de la mayor parte de profesionales liberales (médicos y abogados) que ejercerán su actividad en el Valle de La Orotava durante buena parte del siglo XX. Entre los primeros alumnos del centro estuvieron el propio Telesforo y su hermano Ventura, su amigo Celestino González Padrón y Joaquín García Estrada, todos de la primera promoción, y la mujer de Telesforo Bravo, Asunción Bethencourt. Nuestro personaje recordaba especialmente las clases de Agustín Espinosa que utilizaba el método aristotélico pues impartía sus enseñanzas en el Jardín del Colegio. Después de la Guerra, el Instituto cambiaría su laico nombre por el más acorde con los tiempos “Gran Poder de Dios”. Años más tarde sería el propio Isidoro Luz el que certificaría su defunción al irle privando progresi-vamente de sus instalaciones y otros medios en favor del Instituto Laboral. Según confesaba el propio Telesforo, cuando estudiaba el bachillerato su curiosidad cubría todos los campos, incluidas las Matemáticas, la Química y la Física, sobre todo las leyes que rigen el comportamiento tanto de los mate-riales inorgánicos como los orgánicos. Bravo confiesa que se dio cuenta pronto que sin la Física no podía entender nada y aplicaba sus leyes y las siguió apli-cando en todas sus investigaciones. Su afán de lectura era insaciable. De niño leyó el Quijote y los Episodios Primera parte: Biografía Biografías d 36 e Científicos Canarios Nacionales del escritor canario Benito Pérez Galdós, pero resumidos porque en la escuela primaria el maestro exigía una lectura de una página en voz alta turnándose en corrillo los alumnos. También de niño tuvo Telesforo acceso a un gran baúl de tea de una de sus tías que contenía libros de aventuras que su hermano le leía. También había ejemplares de la revista “La Esfera” con sus extraordinarios dibujos a pluma con una gran influencia de la ilustración de finales del Siglo XIX. II.2. Un paso intermedio: Magisterio Al terminar los estudios primarios la estrechez económica de la familia, provoca que los dos hermanos Bravo comiencen a estudiar juntos Magisterio en la Escuela Normal de Magisterio Primario de La Laguna, para lo que am-bos trasladan su residencia a la Ciudad Universitaria. Bravo aprovechó todas las posibilidades que se le presentaron en este perío-do. En su formación fue fundamental tener acceso a la biblioteca de la Escuela. Recuerda que había varias colecciones como la “Biblioteca Universal Espasa” con más de 1.500 números en formato de bolsillo. Allí pudo leer “Las Vidas Paralelas” de Plutarco, a todos los autores de la filosofía griega, a Unamuno, Baroja, Spengler y George Bernard Shaw, entre otros muchos. Podía además leer la colección “Bergua” que incorporaba literatura oriental y erótica y recibían puntualmente La Revista de Occidente donde leía a Ortega y Gasset que fue quien más le influyó en sus ideas todavía en formación. En Santa Cruz de Tenerife en la librería de Sixto, primero en la Rambla Pulido y más adelante en La Plaza de Weyler pasaba a la trastienda y comproba litera-tura francesa, Proust y otros autores y a Darwin y Lamarck. Telesforo termina los estudios de Magisterio en 1935 con veintidós años, y Telesforo Bravo Expósito 37 La forja de un naturalista el diez de octubre de ese año se le nombra maestro provisional de la Escuela Nacional de niños número dos de San Sebastián de La Gomera, en el marco del Plan profesional establecido por la Orden Ministerial de siete de septiem-bre de 1935, relativa a los alumnos que habían de realizar las prácticas. El 18 de febrero de 1936, es decir exactamente cinco meses antes del comienzo de la contienda civil, se le nombra maestro, igualmente con carácter provisional de la Escuela Nacional de niños de Molinitos, también en La Gomera, por ser aún maestro del plan profesional en prácticas, tomando posesión el veintiocho de febrero de 1936. A La Gomera le acompaña, también como maestro, su hermano Buenaventura que se quedaría a residir para siempre en la Isla. Juntos reco-rren sus decenas de barrancos, estudian su laurisilva, exploran sus cuevas en excursiones que como las que hacían en el Martiánez de su niñez, a veces duraban varias jornadas. El siete de mayo de 1936 el científico portuense es destinado a Tenerife, tomando posesión como alumno-maestro del plan profesional en prácticas de la Escuela de nueva creación del “Grupo Duggi”. II.3. La contienda civil El 18 de julio de 1936 comienza la Guerra Civil que trastoca la vida y los planes de Telesforo Bravo, al igual que los de todos los españoles que tuvieron que sufrir esa confrontación fraticida. El 29 de septiembre de 1936 se le nombra con carácter provisional maes-tro de la Escuela Nacional de niños de sección graduada de Tacoronte. Toma posesión el uno de octubre de 1936. Sin embargo Telesforo ya se encuentra prestando el servicio militar. Después del alzamiento es movilizado y hasta Primera parte: Biografía Biografías d 38 e Científicos Canarios 1938 su misión es enseñar a leer y a escribir a reclutas en el cuartel de Hoya Fría, en Santa Cruz de Tenerife. En 1937 a Telesforo se le nombra de acuerdo con lo prevenido en el aparta-do B de la Orden del Gobierno Nacional de Burgos, de fecha 30 de octubre de 1936, maestro provisional de los Asilos Benéficos de Santa Cruz de Tenerife, tomando posesión el treinta de octubre de 1937. II.4. El Frente En agosto de 1938 es destinado al frente de Madrid tomando parte en el sitio de la capital de España. En el archivo personal de Telesforo Bravo figura un documento firmado por Don Félix Díaz Díaz, Comandante de Infantería, Jefe del Primer Batallón Expedicionario de Tenerife que certi-fica “que el Alférez de Complemento DON TELESFORO BRAVO EXPÓSITO, se incorporó a este Batallón en el fren-te de operaciones el día tres de agosto de mil novecientos treinta y ocho, habiendo estado guarneciendo las posi-ciones de primera línea de Porcal-Pajares y Vaciamadrid, en el sector del Jarama, frente de Madrid, tomando parte en la liberación de los pueblos de Vallecas y Barajas, entrando en Madrid el día 28 del año en curso, fina-lizando la gloriosa campaña en esta unidad. Participó en el magno Desfile de la Victoria, ante S.E. el Generalísimo el día diecinueve de mayo del co-rriente año, embarcando con el Batallón para Canarias el día 13 de junio. Telesforo con el uniforme del ejército durante la Guerra Civil (Puerto de la Cruz) Telesforo Bravo Expósito 39 La forja de un naturalista Durante su permanencia en este Batallón su conducta fue intachable y ejem-plar, digna de un Oficial del Ejército Nacional, habiendo demostrado gran valor y excelentes dotes de mando, cumpliendo fielmente cuantas misiones se le encomendaron. Y para que conste expido el presente en Santa Cruz de Tenerife a veinticinco de agosto de mil novecientos treinta nueve.- Año de la Victoria”. Paradójicamente, Bravo se vio obligado a combatir en el lugar al que acudi-ría como estudiante ocho años más tarde. Sus compañeros de piso, en Madrid, también estudiantes canarios en la Ciudad Universitaria, recuerdan como en los años que estuvieron juntos y en los paseos por el recinto donde aún eran evidentes las huellas del conflicto, Telesforo nunca quiso hablar de su expe-riencia ni responder a sus preguntas. No era amigo de contar “batallitas” pero ocasionalmente a lo largo de su vida contó algunos hechos que le impactaron especialmente. El primero, cuando llegó al frente. No había uniformes de su talla y le dieron un mono de color verde, sin mostrar graduación alguna. Bravo poco amigo de disciplinas y saludos castrenses se sintió muy cómodo con esa indu-mentaria ya que todo el mundo le confundía con un mecánico. Sin embargo, en una reunión a la que le ordenaron acudir, un oficial de mayor graduación preguntó que hacía allí ese mecánico. Al responderle alguien que era un al-férez, ordenó remover Roma con Santiago para conseguir un uniforme de su talla. Así terminaron los días anárquicos de Telesforo en el frente de Madrid en plena guerra. Otro del que hablaba especialmente dolido, era cuando les obligaban a es-cuchar Misa sometidos al fuego de la artillería enemiga. Bravo afirmaba que veían volar los obuses sobre sus cabezas o quedándose a pocos metros mien-tras debían permanecer de rodillas. El último se refiere a una ocasión en la que los terrenos que ocupaban se inundaron. Tuvieron que subirse a los árboles para evitar ser arrastrados por Primera parte: Biografía Biografías d 40 e Científicos Canarios las aguas. Cuando estas comenzaron a bajar discutieron entre ellos quien de-bía ir al centro de mando a pedir órdenes. Resultó que era el portuense el único que sabía nadar, así que le tocó a él. Cuando llegó a su destino le dieron unas instrucciones claras: “deben mantener la posición”. Tuvieron entonces que permanecer aún varias horas más subidos a los árboles. Al bajar descubrieron que algunos soldados del otro bando estaban hacien-do lo mismo en una arboleda no muy lejana y en un momento donde primó la razón, de los que a veces se da en las absurdas guerras, se reunieron y charla-ron como amigos, como compatriotas que eran. Al finalizar la contienda Telesforo entra en Madrid con el ejército vence-dor, donde el que más tarde sería su consuegro, otro canario, conducía ambu-lancias del ado republicano durante la guerra. De la correspondencia con su entonces novia Elena Asunción Bethencourt se deduce que ni siquiera inmerso en una situación tan crítica, dejó de prac-ticar su actividad favorita: la observación de la naturaleza y el medio que le rodea. Así, el 4 de septiembre de 1938 Telesforo escribe: “Hoy he dedicado la mañana a los insectos, he estudiado mejor los mirmileones (hormigas león) Tiran el barro con la ca-beza, para hacer los embudos entran reculando con el abdomen y cuando ya están cubiertos, dan un golpe rapidísimo con la ca-beza y los ganchos que tienen de presa y proyectan la tierra ha-cia arriba. Continúan así su trabajo hasta un límite que está en profundidad en razón directa con su tamaño. Cuando resbala un insecto dentro y no queda al alcance de sus mandíbulas le tira barro y le hace caer. Luego le hunde y se lo merienda.” Su curiosidad sin límites se manifiesta en otra misiva de ocho de septiem-bre de 1938 en la que narra a su novia las investigaciones que realiza en las trincheras, de la siguiente manera: “He ido analizando todos los insectos que encuentro a mi Telesforo Bravo Expósito 41 paso. He logrado observar cuatro clases de hormigas: la roja, de gran cabeza y fuertes mandíbulas, la corredora de patas lar-gas y abdomen perpendicular cuando camina al sol, la negra que es más lenta, la pequeña muy parecida a la argentina y des-pués hay una muy chiquitita que no sé si será de alguna de estas clases. Todas ellas por la proximidad del invierno se atarean a ingresar en los hormigueros todo lo que encuentran a su paso. He visto además la gran escalopendra (ciempiés) el grillo cebo-llero, el escarabajo pelotero negro, unas pentámeras y la mosca de río. Caminando por las trincheras no me aburro, los cantos de sílex rodados son de magníficos colores, sonrosados, verdes, moteados de todos los colores inimaginables. Hace un momento encontré un gran depósito de cenizas en la profundidad de una trinchera. Tiene huesos, trozos de útiles de barro cocido, pie-dras que tienen forma de polígonos, varias muy iguales, puntas de flecha, aunque a dos metros de profundidad no sé si tendrá la antigüedad deseada. Un trozo de cuerno llama mi atención. Mientras no llueva no me aburriré por esto. Todo esto está muy bien pero a mi lado hay un casco de acero lleno de cartuchos, botellas de líquido inflamable,...etc. No se siente nada, todo está en calma, pero bastaría que alguien se acercara para que se ar-mara una batalla de esas que no se olvidan”. La forja de un naturalista Biografías d 42 e Científicos Canarios III. EL FIN DE LA GUERRA Y EL REGRESO A CASA III.1. Un hallazgo que cambiará su vida Antes comenzar la contienda civil se habrá de producir un hecho que con-dicionaría el posterior desarrollo de los acontecimientos. En 1936, cuando Telesforo tiene 23 años y antes de que comience la Guerra Civil, sucede un hecho que va a influir decisivamente en su trayectoria académica y profesio-nal posterior. Años atrás su padre era el responsable técnico de un pozo que la familia Machado tenía en el barranco de San Felipe en el Puerto de La Cruz. En este pozo se hizo una galería hasta un antiguo acantilado marino retira-do del mar por las erupciones volcánicas, que estaba detrás, en la zona de la Dehesa. Luego se hizo otro pozo más arriba para darle ventilación y al seguir-se hasta el acantilado marino Buenaventura Bravo encontró una playa con lapas, burgados y otros restos (playa fósil). Entre este material aparecieron Telesforo Bravo Expósito 43 El fin de la guerra y el regreso a casa diferentes tipos de huesos, entre los que se encontraban unas mandíbulas que él, marinero como había sido, pensó que eran de morena. Realmente estos huesos respondían a una rata gigante del tamaño de un gato que luego sería bautizada en su honor como “Canaromys bravoi” y a un lagarto gigante de un metro y medio de talla. Todos estos restos fueron cuidadosamente guardados por el padre de nuestro personaje, dejando constancia de la fecha y la locali-dad en que fueron encontrados, en un baúl de tea que tenía desde sus tiempos en la mar, con los libros de bitácora, el sextante, las brújulas y sus mapas de Canarias de 1908. En el 36, el joven Bravo, en uno de sus recorridos diarios por Martiánez, se encuentra con un nido de cernícalos, que contiene cabezas de lagartos y se da cuenta de que eran iguales a las que su padre había guardado pensando que eran de morenas, pero más pequeñas. Le lleva entonces los restos a Agustín Cabrera, profesor de Ciencias Naturales del Instituto de Canarias. Cabrera tras un análisis preliminar con-firma que se trata de una súperespecie de lagarto, pero no los estudia. Tiempo más tarde Bravo le pide al referido profesor que le devuelva los restos y por mediación del entonces catedrático de Geología de la Universidad de La Laguna, el Doctor Maynar, contacta con un profesor cántabro que da cla-se en la Universidad de Frankfurt Am Main, en Alemania, el Doctor Llarena. Telesforo le envía los restos a Llarena, que a su vez era amigo de un afa-mado herpetólogo ruso, el Doctor Mertens, que realizaba sus investigaciones en el Museo de Seckenberg también en Alemania. Llarena se los confía a su amigo para que los estudie y se lo comunica al joven Bravo que espera ansioso contestación. La única que obtiene es la de Llarena pidiéndole más restos. Años más tarde, nuestro personaje descubre que Mertens, sin haber pi-sado ni una vez Tenerife se apropia del descubrimiento, describiendo para la Ciencia, una nueva especie de Lagarto Gigante, ya extinguido, a la que deno-mina Lacerta gallotia goliath. Primera parte: Biografía Biografías d 44 e Científicos Canarios Esto enfurece a Bravo, que se siente engañado, traicionado en su buena fe. Entonces se propone adquirir conocimientos suficientes que le permitan hacer sus propias investigaciones sin tener que lidiar con más “carroñeros científicos” Se da la circunstancia de que el pozo donde su padre encontró los primeros restos aún existe, y en él el biólogo y naturalista tinerfeño Antonio Machado Carrillo y su mujer, la periodista María Jesús Hernández con la ayuda del Ingeniero de Montes Isidoro Sánchez, todos ellos amigos de Telesforo Bravo, pro-yectaron crear un Museo del Agua que llevaría su nombre. Lamentablemente, los esfuerzos realizados hasta la fecha no han fructificado. III.2. Su mujer Asunción En 1939 sucede otro hecho feliz en la vida de Telesforo, además del final de la guerra: el catorce de agosto de aquel año se casa con su gran amor, Elena Asunción Bethencourt, Asunción como la llamaba él, que será su inseparable cómplice a lo largo de su vida, en una ceremonia íntima con la única presencia de sacerdote, contrayentes, testigos y familia más directa. El ramo de la novia esta-ba hecho de flores silvestres. Asunción ya había sido compañera de andanzas en su “primer laboratorio” de Martiánez, pero a lo largo de los años le acompañará en sus expediciones y desplazamientos por muchos otros parajes. Son innume-rables los viajes que hace con él, desde Irán, hasta Islandia, desde Extremadura a Galicia, del Archipiélago Chinijo a La Caldera de Taburiente. Durante más de tres décadas acuden varias veces al año al Parador de Turismo de Las Cañadas del Teide y mientras Telesforo sale de campo a recolectar muestras de rocas y a obtener datos para sus investigaciones, su mujer se abandona a la mayor de sus aficiones, la lectura. Se les llega a conocer con el nombre entrañable de “los abue-litos del Parador”, estableciéndose una relación casi familiar con su personal. Telesforo Bravo Expósito 45 El fin de la guerra y el regreso a casa Asunción era hija del propietario de un almacén en El Puerto de La Cruz y de una de las primeras radiotele-grafistas de Canarias y estaba dota-da de una inteligencia y una memoria extraordinarias. Luchando contra el sexismo imperante en la época, obtie-ne el número uno en las oposiciones regionales para ocupar plaza de maes-tro. Sería durante muchos años direc-tora de Escuelas Graduadas, una de las primeras mujeres que pudieron ocupar ese cargo en las Islas, y estuvo desti-nada en numerosos lugares de la geo-grafía canaria, desde El Puerto de La Cruz a Adeje, pasando por Tacoronte, Santa Cruz de Tenerife y Lomo Apolinario en Gran Canaria. Al regresar su marido desde Irán, Asunción abandonaría sus responsabilidades docentes y se dedicaría por completo a la familia, pero como sus ansias de aprender no disminuían y quería compartir más tiempo con Telesforo, cuando ya tiene más de sesenta años comienza y aprueba año por año, en La Universidad de La Laguna y con excelentes calificaciones, la carrera de Geografía e Historia, para ayudar a Bravo en sus investigaciones. Asunción proyecta incluso ela-borar, en colaboración con José Martínez Suárez, una edición turística de la Geografía General de Las Islas Canarias escrita por Telesforo, que fuera más accesible a visitantes y público en general. La edición proyectada constaba de 25.000 ejemplares en español, 15.000 en inglés, 5.000 en francés y 5.000 en alemán. Los problemas surgidos con Goya Ediciones, la editora de la obra, malograron su iniciativa. Dicen que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer. Sin duda Asunción en su casa del Puerto de La Cruz en la calle de San Juan, 9 con su hermano Ricardo Primera parte: Biografía Biografías d 46 e Científicos Canarios Asunción fue el anclaje de Telesforo a la tierra, su mayor apoyo, su compañera y amiga de toda la vida y sin ella es muy probable que su marido no hubiera tenido la libertad de la que gozó para poder realizar sus sueños. III.2.El ejercicio del magisterio El 1 de septiembre de 1939 nuestro personaje es nombrado maestro propietario de la Escuela Graduada “Barrio Norte” de Santa Cruz de Tenerife donde impartirá la docencia hasta que el tres de octubre de 1940 permuta su plaza por la de maes-tro propietario de la Escuela de niños de la Dehesa en el Término Municipal del Puerto de La Cruz. El 23 de octubre del mismo año regresa a la Escuela Graduada “Barrio Norte” donde estará hasta el 31 de diciembre de 1943. El 1 de enero de 1944 el científico portuense será destinado al Grupo Escolar “Sergio y Orbaneja” también de la capital tinerfeña hasta el 31 de diciembre de 1944. Finalmente el 1 de enero de 1945 Telesforo ocupará su último destino como maestro en la Escuela Graduada de niños “Fray Balbino”, donde su plaza estará asignada hasta 1952. Hay que tener en cuenta que en los dos últimos destinos no ejercerá mucho tiempo su profesión, primero por la movilización for-zosa que supuso su reincorporación al ejército y luego por sus estudios de Ciencias Naturales en Madrid, lo que daría lugar, en un primer momento a su sustitución y su pase a la excedencia voluntaria en los primeros años de la década de los cin-cuenta, que posteriormente se convertiría en baja definitiva. Bravo nunca más re-gresaría a una escuela o colegio como maestro, pero en años sucesivos lo haría frecuentemente como conferenciante. Telesforo de maestro en 1939 en Santa Cruz, en el grupo escolar del Norte en la calle de la Rosa Telesforo Bravo Expósito 47 III.3. De nuevo movilizado La alegría de la vuelta a casa y la desmovilización dura exactamente cinco años. El 11 de julio de 1944, con la suerte de la Segunda Guerra Mundial, de-cantándose cada vez más del lado aliado, lo que supone una amenaza para el Régimen de Franco, próximo todavía a los países del Eje, Telesforo es movili-zado de nuevo y destinado al Grupo Automovilismo de Canarias, en el barrio lagunero de La Cuesta. Como él mismo confesaría, ese período de su vida en el que la movilización forzosa le apartó temporalmente de sus sueños, se hizo interminable. Además duerme muchos días en el cuartel mientras su fami-lia está en Adeje o en Santa Cruz. Sin embargo durante ese período amargo, Telesforo no pierde interés por sus grandes pasiones. Así “mata el gusanillo”, acudiendo en su moto con sidecar a la batería de costa de La Quinta, en Santa Úrsula, donde sirve un gran amigo suyo, el artillero Manuel García Borges. Allí, ambos se descuelgan por los acantilados a la menor oportunidad, usando las redes que protegían la batería, en busca de restos aborígenes y fósiles. Finalmente el 21 de diciembre de 1945, obtiene la licencia tras haber pasa-do casi cinco años en el ejército, rechazando la oferta de continuar la carrera militar lo que le hubiera costeado los estudios, que en ese momento Telesforo deseaba fervientemente ampliar. Como él mismo decía, había tenido suficien-te disciplina castrense. A mediados de los años cuarenta nacen también los dos hijos del matri-monio, Jesús que se convertiría años más tarde en geólogo y profesor de la Universidad de La Laguna y Lourdes, que se casaría con Juan Coello, el gran colaborador científico de su padre, y que tras unos años como analista en el laboratorio de Petrología de la Facultad de Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid, se dedicaría a su familia a tiempo completo. El fin de la guerra y el regreso a casa Biografías d 48 e Científicos Canarios IV. EN BUSCA DE UN SUEÑO IV.1. Años de hambre y privaciones: legumbres y gofio En 1946 una beca del Cabildo de Tenerife, el apoyo de su mujer y la generosi-dad de otras personas, le permiten cumplir su gran sueño: trasladarse a Madrid y comenzar la carrera de Ciencias Naturales, mientras Asunción permanece en Canarias continuando su periplo docente por las Islas. En la capital comparte piso con los estudiantes también portuenses, Luis Espinosa estudiante de Medicina, que se convertiría en un prestigioso trau-matólogo, Gustavo Reimers, y un año con Enrique Talg, el que sería durante muchos años, propietario, director y alma máter del portuense Hotel Tigaiga, galardonado internacionalmente por sus buenas prácticas ambientales. La beca de Telesforo es de trescientas pesetas al mes y con ese dinero debía hacer frente a todos sus gastos. Los años en el Madrid de la posguerra son muy duros y la comida no abun- Telesforo Bravo Expósito 49 En busca de un sueño da. Las escasas raciones de las diferentes pensiones en las que se alojarían durante su estancia en la capital de España, apenas dan para engañar el ham-bre de los jóvenes acompañantes de Bravo, que no les va a la zaga, pues no en vano está aún la treintena, y estaba y estuvo siempre dotado de un gran ape-tito. El gofio se convierte en un alimento de primera necesidad, compañero inseparable de judías y lentejas y objeto indispensable para echar a la maleta, ya fuera la propia o la de los visitantes canarios que acudían a Madrid. Desde entonces, rara es la ocasión en que Telesforo no viaja o hace una de sus excur-siones acompañado de una buena pella de gofio amasado con miel y pasas, si estaban al alcance. Cada visita de un canario con la cartera medio llena, se convierte auto-máticamente en una fiesta culinaria que alivia momentáneamente la situa-ción, llenando los estómagos de unos y vaciando los bolsillos de los otros. Los viajes entre Canarias y Madrid son eternos, primero en barco hasta Cádiz en trayecto de dos días y luego hacer noche en la pensión más cercana; y al día siguiente, el interminable trayecto en tren de carbón hasta Madrid, que se detiene en cada estación de cada pueblo. Cuando toca regresar a Canarias se repite la misma “aventura”. Las llamadas a casa deben hacerse a través de conferencia, puesta por una telefonista, para la que hay que pedir cita, lo cual podía demorarse varios días. Telesforo extraña a su mujer y a sus hijos y para engañar a la nostalgia, echa mano de la pluma y el papel. Escribe varias veces al día en cuartillas que agrupa en una única carta, pero eso sí, envía una por cada día del año, religio-samente, sin faltar uno. Esta costumbre la adquiere desde el comienzo de su noviazgo con Asunción Bethencourt en El Puerto de La Cruz, aunque los dos vivían a unos escasos 500 m. Durante las fechas navideñas permanece en las pensiones lejos de la fa-milia; el dinero no se puede estirar tanto y hay que aprovechar cada momento Primera parte: Biografía Biografías d 50 e Científicos Canarios libre para estudiar. En el invierno del Madrid de la posguerra el frío es in-tensísimo y algunas de las habitaciones en las que viven no disponen de cale-facción. Uno de los jóvenes compañeros de Bravo, Luis Espinosa, con el que compartiría cuatro años en la capital de España, contrae una meningitis que está a punto de costarle la vida. Telesforo es un estudiante aplicado y excelente dibujante. Cuando regresa de las clases se pone el pijama, su nuevo uniforme para tiempos de paz, que sería su indumentaria favorita para el trabajo en casa durante toda su vida, y se entrega al estudio y al tabaco, que le ocupaban el resto de la jornada. A veces el frío le puede y Telesforo, para poder continuar estudiando se mete dentro de un ropero lleno de prendas de vestir, del que deja abierta sólo una rendi-ja, para que entre un poco de luz y aire. En una de las pensiones, Telesforo, el responsable del grupo al ser el de ma-yor edad, es requerido por los propietarios, una pareja de estudiantes de me-dicina polacos apellidados Dobrycki, que le manifiestan que están seriamente preocupados por su salud y la de sus camaradas. Ante la extrañeza de nuestro personaje, los polacos le aclaran que no es bueno bañarse una vez al día. Bravo se convierte en casi un tutor para sus jóvenes compañeros de fatigas y a veces incluso les ayuda con sus dificultades académicas. Es visto por ellos como un hombre de carácter inquebrantable, tallado a escoplo, de fuertes con-vicciones a las que es siempre fiel, honesto e íntegro, trabajador infatigable. Durante todos aquellos años, no le recuerdan nunca enfadado y sí siempre de buen humor, a pesar de su aspecto serio y de las duras condiciones que les rodeaban. La falta de medios económicos les impide prodigarse en excursiones por Madrid y las pocas que realizan lo hacen o por obra y gracia de algún visitan-te generoso con dinero del que disponer, como el médico Celestino González Padrón, o de manera casi accidental al empezar a caminar y perder la noción del tiempo y del espacio. En aquellos años en que el Paseo de La Castellana Telesforo Bravo Expósito 51 En busca de un sueño aún no había sido urbanizado y en su lugar existía una cañada por la que pasaban los ganados trashumantes, no era difícil salirse caminando fuera de los límites de la ciudad. A veces el despiste les costaba la cena que no esperaba por los jóvenes canarios ya que era servida todos los días a la misma hora. Sus trayectos en el metro nunca finalizaban en su parada natural ya que se bajaban antes para ahorrar. El verbo “compartir” en aquellos años de pri-vaciones estaba cargado de sentido. El año en que Telesforo comparte habita-ción con Enrique Talg, sólo uno de los dos tiene traje y se lo presta al otro sin dudarlo. IV.2. Los Estudios de Ciencias Naturales en la Universidad Complutense de Madrid Telesforo llega a Madrid con 33 años, dejando atrás familia, amigos y profe-sión. Su destino es la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Central de Madrid, la única que había entonces. En 1857 se dictó la Ley de Instrucción Pública, que permanecería en vigor hasta 1970. La Ley, que fue conocida como “Plan Moyano”, establecía el con-trol del Estado sobre la educación universitaria, eliminando toda posibilidad de autonomía. Además se favorecía la formación de profesionales (médicos, ingenieros y abogados), sobre los científicos, ocupando la Ciencia un lugar secundario en el ámbito universitario. El plan diseñado daba mayor importancia a las asignaturas biológicas y geo-lógicas que los anteriores y, sobre todo, proporcionaba un conocimiento global, enciclopédico de las Ciencias Naturales. El plan de 1944 de la carrera de Ciencias Naturales y por tanto el que inició Bravo en 1946 tenía las siguientes asignaturas: En el primer curso se daban Matemáticas Especiales, Física, Química Experimental, Geología General y Primera parte: Biografía Biografías d 52 e Científicos Canarios Biología General. En segun-do se daba Histología Vegetal y Animal, Cristalografía, Zoología (invertebrados no artrópodos), Geografía Física y Química Analítica. Tercero tenía Anatomía y Fisiología de los vegetales, Zoología (ar-trópodos), Zoología (cordados y vertebrados), Mineralogía y Mineralotecnia, Bacteriología y Protozoología. En cuarto curso se impartía Fitografía, Petrografía y Estratigrafía, Antropología y Fisiología Animal. Por último en Quinto las asig-naturas eran Paleontología y Geología Histórica, Ecología Vegetal, Botánica Aplicada, Geología Aplicada y Zoología Aplicada. El primer año algunas asignaturas se impartían conjuntamente para Ciencias Naturales y otras disciplinas (Farmacia y Química), pero en segundo quedaban tan sólo doce alumnos, con un profesorado que se desvivía por un grupo tan reducido. Esta profusión de asignaturas, no era considerada por Bravo como una complicación sino más bien como toda una ventaja, pues le aportó lo que él calificaba como una “visión tridimensional de la Naturaleza”. Y es que cuando el científico canario salía a realizar visitas de campo, auténtica necesidad para todo aquel que pretendiese ser un buen naturalista según nuestro personaje, no sólo investiga el elemento inanimado, la gea, sino que la flora y la fauna son también objeto continuo y permanente de sus observaciones. Además Bravo siempre le concede una especial importancia a la sólida for-mación en Física que adquiere durante la carrera, llegando a manifestar en más Telesforo en el Madrid nevado a finales de los 40 realizando sus estudios de Licenciatura de Ciencias Naturales. Telesforo Bravo Expósito 53 En busca de un sueño de una ocasión, que no hubiera podido comprender en toda su extensión los procesos geológicos si no hubiera sido por su dominio de aquella disciplina. El Plan de 1944 fue modificado por Decreto de 11 de agosto de 1953 divi-diéndose las Ciencias Naturales en las Licenciaturas de Biología y Geología. Para Telesforo la especialización supuso una merma de la calidad en la manera de interpretar la Naturaleza, que se habría de centrar a partir de entonces en una única dimensión. Entre sus profesores estuvieron los catedráticos de Petrografía y Estratigrafía, Maximino San Miguel de La Cámara, de Fisiología Vegetal, Florencio Bustinza (amigo del inventor de la penicilina Alexander Fleming a quien dedicó una biografía), de Paleontología y Geología Histórica, Bermudo Meléndez, de Zoología, Juan Gómez-Menor y de Geografía Física y Geología aplicada Francisco Hernández-Pacheco, todos ellos insignes especialistas de su generación en sus diferentes áreas de docencia e investigación. Con muchos de ellos establece una auténtica relación de amistad que ha quedado plasmada en una abundante correspondencia. Probablemente la más intensa y fructífe-ra sería la que mantendría con Francisco Hernández-Pacheco. IV.3. La saga de Hernández Pacheco Telesforo considera a Francisco como su amigo y maestro y con él se car-tea varias veces al año hasta mucho tiempo después de haber finalizado sus estudios de Ciencias Naturales y el doctorado. Bravo llegaría a conocer tam-bién a su progenitor, Eduardo Hernández Pacheco (1872-1965), para muchos el padre de la moderna Geología española. Este geólogo nace en Madrid, aun-que su infancia y primera juventud la pasa en Extremadura, por lo que se consideraba extremeño. Durante su vida profesional fue perfectamente capaz de compaginar investigación y docencia. Su tesis fue dirigida por otro de los Primera parte: Biografía Biografías d 54 e Científicos Canarios grandes de la Geología en España, José Macpherson. A lo largo de su trayec-toria vital estuvo siempre vinculado a dos entidades de gran importancia en la historia del conocimiento de nuestro país, la Sociedad Española de Historia Natural, fundada en 1871 y la Institución Libre de Enseñanza, creada en 1876 por Giner de Los Ríos y que se convertiría con el paso de los años en auténtico foco modernizador de la cultura española. La relación de Bravo con Francisco Hernández-Pacheco (1899-1976) es de amistad, casi familiar. Telesforo Bravo se consideró siempre su discípulo y en sus cartas así lo reconoce y lo llama “amigo y profesor”. Por su parte, Francisco trata a Telesforo de “mi querido y buen amigo” o “buen amigo y compañero”. Para Francisco su padre fue siempre un modelo a seguir. Estudia Ciencias Naturales en la Universidad Central de Madrid, siguiendo los pasos de su progenitor. Posteriormente, ya licenciado, realiza una importante labor en la realiza-ción de la primera edición del Mapa Geológico Nacional (MAGNA), editado por Instituto Geológico y Minero de España. Su obra científica supera el cen-tenar de publicaciones y a pesar de que inicia la transición hacia la especiali-zación, es aún uno de los últimos representantes de la escuela de naturalistas españoles de la que también formaría parte Telesforo Bravo. Es Francisco Hernández-Pacheco referente y fuente permanente de con-sejo para Telesforo Bravo. No en vano Francisco será su profesor de Geología Aplicada y en ella le pone una Matrícula de Honor. Sobre su proyecto de ela-borar una Geografía de Canarias, Hernández-Pacheco le aconseja: “Me pa-rece muy bien la idea de que haga usted una Geografía General de las Islas Canarias, pues lo hecho hasta hoy en día por los distintos autores, no es completo y está muy disperso en publicaciones nacionales y extranjeras....” Finalmente, Alfredo elaborará el prólogo de esta obra y en él dice de su discí-pulo : “...con él (Archipiélago canario) hay que estar compenetrado, en él hay que haber vivido mucho tiempo y pensar seguir viviendo, para así poderlo Telesforo Bravo Expósito 55 En busca de un sueño conocer y sentir; un apasionado de las Ciencias Naturales para gozar al re-correr cantiles colgados y playas solitarias, al escalar picachos y descender bajo tierra y seguir los singulares “tubos”, formados en las coladas volcánicas, para adentrarse en las soledades grandiosas de Las Cañadas o recorrer los ubérrimos y poblados campos de platanares y de tabaco. Tal labor tenía que hacerla un canario que fuera naturalista; un hombre en fin enamorado de su tierra y de su profesión, circunstancias que felizmente concurren en Telesforo Bravo”. Los Tomos I (cuestiones generales) y II (Provincia de Las Palmas) de la Geografía de Canarias serían publicados respectivamente en 1954 y 1964 por Ediciones Goya, quedando pendiente el Tomo III correspondiente a la Provincia de Santa Cruz de Tenerife, que Telesforo jamás escribió, ya que por los dos primeros tomos no recibió cantidad alguna y sí desembolsó una im-portante suma de dinero. Ello no ha impedido que esa obra se haya convertido en todo un clásico de la literatura científica de Canarias y que sea una pieza codiciada por los coleccionistas. El concurso de Francisco es fundamental para animar a Bravo a elaborar y leer la tesis doctoral y convertirse así en Doctor y en este sentido manifiesta en una carta de mayo de 1961: “... para mí lo fundamental es verte Doctor, después vendrá lo que tenga que venir”. Es además uno de los que posterior-mente le “empuja” a opositar a la Cátedra de la Universidad de La Laguna cuando dice que “... lo que sí parece es que esa Cátedra de Petrografía quede libre dentro de poco tiempo. No hay más remedio que ponerla en su sitio e ir por ella, después todo se resolverá las mil maravillas. Gente preparada en Petrografía y sobre todo con práctica no la hay y tú tienes en esto unas gran-des ventajas”. Sería además Francisco, quien años más tarde, facilitaría el contacto entre el Profesor Zeuner de la Universidad de Londres y miembro del Instituto Británico de Arqueología y Bravo, del que surgirían estudios sobre los fósiles de Tenerife y en concreto sobre la especie de rata fósil descubierta por nuestro personaje. Primera parte: Biografía Biografías d 56 e Científicos Canarios En 1953, Francisco realiza un viaje a Ifni en el África española y al regre-sar visita Gran Canaria y posteriormente Tenerife, donde ha acordado previa-mente encontrarse con Bravo. Durante su visita a esa isla se aloja en Puerto de La Cruz, y su acompañante en todas las excursiones será Telesforo Bravo. De este viaje hay un testimonio escrito en forma de artículo en el periódico “La Tarde” redactado por el propio Bravo. En Santa Úrsula visitan un tubo volcánico que se encuentra en la finca de la familia Escobar, donde además de estudiar su geología, analizaron restos de fósiles de lagartos. Acuden también a la costa del Valle de la Orotava y a Las Cañadas del Teide donde buscan y en-cuentran restos aborígenes en compañía de Celestino González Padrón, per-noctando en sus inmediaciones, en el Portillo de la Villa. También visitan el Observatorio Meteorológico de Izaña. Francisco Hernández-Pacheco califica al Teide como “la más bella montaña del territorio nacional, pues a lo abrupto y duro del paisaje se une la simplicidad de sus líneas”. En 1954 y a petición de Francisco, Telesforo Bravo escribe un trabajo, pre-cisamente sobre “Tubos en las Coladas Volcánicas de Tenerife” para el Tomo Extraordinario en homenaje a Eduardo Hernández Pacheco por su 80 cum-pleaños, editado por la Real Sociedad Española de Historia Natural. Según le cuenta Francisco a Telesforo en una carta, su padre Eduardo “gozó” cuando le dio noticias sobre ese trabajo del científico portuense. Francisco daría además clase al hijo de Telesforo, Jesús y a su yerno, Juan Coello, que se convertirían respectivamente, años más tarde, en Profesor de Geología y Catedrático de Petrología y Geoquímica de la Universidad de La Laguna. Esta estrecha relación “familiar” se perpetuaría una generación más tarde cuando el hijo de Francisco, Alfredo Hernández-Pacheco, hoy Catedrático jubilado de Geoquímica de la Universidad Complutense de Madrid, llegaría a ser buen amigo del propio Telesforo y de su hijo y yerno. En compañía de su mujer, Soledad Fernández Santín, también profesora de Geología de la Complutense, Alfredo realizaría numerosas investigaciones Telesforo Bravo Expósito 57 En busca de un sueño en Canarias, siendo la Petrología de las Islas y el vulcanismo histórico cana-rio, algunos de sus principales temas de estudio en este Archipiélago. Finalmente el ciclo se cierra cuando Alfredo Hernández-Pacheco da clases en Madrid al nieto de Bravo, Juan Jesús Coello Bravo, que hoy es Licenciado en Ciencias Geológicas y técnico del Consejo Insular de Aguas de Tenerife. Biografías d 58 e Científicos Canarios V. CON LA MOCHILA Y EL MARTILLO A CUESTAS V. 1. Un fuerte contratiempo. No le dejan ser doctor Bravo finaliza la carrera especializándose en Geología e Hidrología. Durante los años siguientes hace los cursos de doctorado que finaliza en 1953. Telesforo ve entonces más cerca de materializarse, su anhelo de convertirse en Doctor; y su labor académica le granjea la admiración de compañeros y profesores. Sin embargo, al científico portuense se le cierran literalmente las puertas del Laboratorio de Petrología. Se le prohíbe el acceso, por razones que el pro-pio Bravo nunca quiso airear demasiado, pero que estaban relacionadas con la política universitaria. La Cátedra de Maximino San Miguel de La Cámara, estaba a punto de quedar vacante y su ayudante teme que un nuevo y muy cua-lificado Doctor pueda competir con él en las futuras oposiciones. Este hecho, supone un duro revés para nuestro personaje. Telesforo Bravo Expósito 59 Con la mochila y el martillo a cuestas En 1953 no todo son sinsabores ya que realiza el primero de sus viajes al Archipiélago de Las Salvajes, conjunto de islotes de soberanía portuguesa. De aquella expedición se hablará en un capítulo posterior. V.2. Regreso a Canarias. El Museo Canario En 1954 entiende que su carrera en Madrid ha llegado a una vía muerta, así que regre-sa a Canarias aceptando una oferta de Museo Canario, para ocupar el cargo de asesor científi-co. Durante su estancia en Gran Canaria realiza varias campañas arqueológicas, en compañía del que se convertiría en su buen amigo José Naranjo Suárez, que resultarían muy fructífe-ras y que aumentarían las importantes coleccio-nes del Museo. Además colabora en las investigaciones del geólogo finlandés Hans Hausen que se encuentra en ese período trabajando en Gran Canaria. Debido a las grandes limitaciones físicas de Hausen, es Telesforo el que le hace prácticamente todo el trabajo de campo, colaborando también poste-riormente en la elaboración de los resultados, con una continua y rica corres-pondencia. Esta experiencia supondría una nueva decepción para Telesforo ya que Hausen nunca reconocería la importancia de su colaboración, ni la mencionaría en sus obras. V.3. Haciendo manar el agua. La Península Ibérica La labor de Bravo en Hidrogeología e Hidrología constituye, entre sus nu- Cerámica aborigen de Gran Cana-ria. Museo Canario en el que tra-bajó Biografías d 60 e Científicos Canarios merosos ámbitos de investigación, la dimensión que adquiere más importan-cia e incluso trascendencia internacional. Bravo, inicia su carrera como hidrogeólogo en la Península Ibérica. En 1956 Telesforo, cuyo currículo y reputación no han pasado desapercibidos en círcu-los académicos y profesionales, es contratado en Madrid por Los Arquitectos e Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos para realizar investigaciones hidrogeológicas en los terrenos de las Bases Americanas en España y sus aledaños. El General Franco que se había alineado con Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, cambia el rumbo de su política internacional y para intentar romper el aislamiento internacional del país, permite que se instalen en suelo español numerosas bases militares del Ejército de Estados Unidos, cuyos gobernantes desean establecerse en España, por su gran importancia estratégica. El primer trabajo de Telesforo Bravo en esta materia, lo realiza en un lugar conocido como “Los Ojos de San Jorge”, cerca de la Base Área de los Llanos, en Albacete. Su contrato es de ocho días y cobra 2.400 pesetas. Posteriormente realizaría otros trabajos hidrogeológicos o lo largo y ancho de la geografía peninsular en las cercanías de los acuartelamientos estadouni-denses, bastante numerosos en aquella época. De estos trabajos casi siempre se beneficiaban las poblaciones colindantes. Una demostración de su conocimiento sobre esta materia es una carta de la década de los setenta, en la que Telesforo informa a Francisco Fernández Pacheco, estudiante de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Madrid, que le solicita información sobre captación de aguas mediante gale-rías, que en muchas áreas del mundo “árabe”, incluido el territorio peninsular español (que en su día lo fue), se han utilizado los ghanat, galerías que reco-rren las llanuras aluviales, algunas con longitudes de hasta 25 kilómetros. Las llamadas “minas de agua” entre Tarragona y Reus son simplemente ghanat árabes. En Madrid a principios de siglo, los aguadores llenaban sus cántaros Primera parte: Biografía Telesforo Bravo Expósito 61 Con la mochila y el martillo a cuestas en ghanat que tenían su salida en la cañada para ganado trashumante en lo que hoy es La Castellana y su prolongación. En las excavaciones practicadas durante la construcción de la Estación de Chamartín, aparecieron estas anti-guas galerías. V.4. El Trabajo en Irán (Antigua Persia) Al año siguiente, a Telesforo, que se ha ganado por su buen ha-cer, la consideración de los técni-cos estadounidenses, le proponen un trabajo más arriesgado pero muy atractivo profesionalmente. “Ammann & Whitney”, empre-sa de arquitectura e ingeniería del País de las Barras y Estrellas, fundada en 1946 y que a lo largo de los años ha participado en pro-yectos tan importantes como la Restauración del Capitolio en Washington, los edificios Philarmonic Hall, Repertory Theater y Opera House del Lincoln Center de Nueva York, la Terminal de la TWA del aeropuerto JFK de la misma ciudad, el George Washington Bridge también en Nueva York y finalmente el Auditorio de Pittsburg y que ha sido adjudicataria frecuente de proyectos del Ejército de Estados Unidos desde hace más de cincuenta años, le ofrece un contrato como geólogo para trabajar en el “Iran Road Project” (Proyecto de Carreteras de Irán) La Segunda Guerra Mundial ha terminado y Estados Unidos y la Unión Soviética están en plena Guerra Fría. En 1950 accede al poder en Irán, Brocal de cerámica en un pozo en Irán en 1957 «en la zona forestal del Caspio en el río Sefid» Biografías d 62 e Científicos Canarios Mohamed Mossadeq. En Abril de 1951 a propuesta de aquel, el Parlamento iraní vota la nacionalización de la industria petrolera y la compañía Anglo- Iraní de petróleos se ve obligada a abandonar sus operaciones y como resul-tado, Gran Bretaña boicotea la compra de petróleo persa. En ese momento comienza una lucha por el poder entre otra figura política, El Sha, y Mossadeq que culminaría el 22 de agosto de 1953 con el derrocamiento del segundo, en un golpe de Estado perpetrado por el general Fazlollah Zahedi con el apoyo de la CIA. El Sha al acceder a la jefatura del Estado, lo coloca rápidamente en la órbita del Bloque del Oeste. Los Estados Unidos están muy interesados en las reser-vas petrolíferas y en la importancia geoestratégica de Irán. Persia tenía una amplia frontera con la U.R.S.S. y los estadounidenses pretendían evitar que se produjera una invasión soviética, que dejaría a los aliados desprotegidos y les privaría de una importante fuente de petróleo. Por todo ello, se considera-ba un objetivo prioritario mejorar la red de comunicaciones y en concreto de carreteras del país. Telesforo Bravo es contratado por 450 dólares al mes y en las estipulacio-nes del contrato figura que debe trabajar 6 días y 48 horas a la semana. En Irán, Bravo recorre las estepas a pie, a caballo o en camello; busca las me-joras localizaciones para las carreteras y señala nuevos pozos de agua para los trabajadores que luego serán aprovechados por la población local. Con su guía, un armenio llamado Simon Sarkissian hace una gran amistad. A veces, las condiciones de trabajo son penosas y las epidemias frecuentes. En una de ellas fallecen varios trabajadores estadounidenses más acostumbrados a la asepsia. Como geólogo a cargo del proyecto, Bravo se tiene que internar con Sarkissian en zonas totalmente aisladas donde la autoridad del Gobierno no existe. En ocasiones incluso se ve obligado a negociar los derechos de paso con los notables de las aldeas o incluso con bandas de salteadores que controlan algunos territorios. Durante la realización de uno de sus trabajos, muy cerca Primera parte: Biografía Telesforo Bravo Expósito 63 Con la mochila y el martillo a cuestas de la frontera soviética, el armenio le ofrece pasar a la U.R.S.S. y conocer la re-gión colindante. Bravo, que como español tiene prohibida la entrada en aquel país, con el que España no mantiene relaciones diplomáticas, rehúsa la oferta, o al menos así lo cuenta. A Telesforo le impresiona lo agreste del paisaje, la belleza dura de esos terri-torios vírgenes y queda cautivado por la sencillez y hospitalidad de unas gen-tes, herederas de una de las más antiguas civilizaciones de la Humanidad. Además, se familiariza con la manera iraní de obtener y distribuir las aguas subterráneas, los “ghanats”, que son sistemas de irrigación mediante túneles también subterráneos, que los locales llevan incontables años reali-zando. Telesforo se hace inmediatamente con los secretos de su construcción y localiza los mejores estratos para excavar en ellos los túneles. Su pericia es incluso reconocida en un artículo del número de noviem-bre- diciembre de 1960, de la Revista del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos, escrito por el Teniente Coronel Allan P. Nesbitt y por K.S.Bawa de “Ammann & Whitney” que destaca la importancia de su trabajo en un ghanat. Sin embargo, las condiciones laborales son muy duras y la familia está muy lejos. Asunción está sacando adelante a sus hijos y a otros familiares en soli-tario y durante su visita a Irán, la pareja acuerda que Telesforo regrese. Por fin se dan las circunstancias adecuadas ya que la situación académica se ha normalizado en Madrid y Bravo puede regresar a leer su Tesis. En diciembre de 1959 se despide de Irán y de “Ammann & Whitney” que previamente le ha arrancado la promesa de considerar al menos, ofertas de trabajo futuras. En el archivo personal de Telesforo figura un certificado de la referida empresa que dice textualmente lo siguiente: “Telesforo ha sido empleado de “Ammann & Whitney”, como geólogo, entre el 14 de julio de 1957 y el 9 de diciembre de 1959. Primera parte: Biografía Biografías d 64 e Científicos Canarios Durante este tiempo ha realizado las investigaciones geológicas per-tenecientes a los proyectos desarrollados por esta firma para el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos, para la Administración de Cooperación Internacional, para el Plan Organizativo de Irán y para muchos otros clientes. Entre los principales objetivos asignados al Señor Bravo figura la inves-tigación hidrogeológica y la obtención de fuentes de agua para treinta bases creadas por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos a lo largo y ancho de Irán. Para el Plan Organizativo de Irán, al Señor Bravo le fue confiada la in-vestigación geológica (investigación de suelos y fuentes agregadas) para la construcción de más de 600 Km de carreteras y para 250 Km adicionales en trabajo de reconocimiento preliminar. Hemos apreciado las cualidades profesionales mostradas por el Señor Bravo durante este tiempo y estamos especialmente satisfechos con el constante éxito de sus investigaciones hidrológicas. El Señor Bravo ha tenido éxito en asegurar permanentes fuentes de suministro de agua para todas las Bases del Cuerpo de Ingenieros, algunas localizadas en desiertos y otras zonas áridas. Además hemos valorado la clara presentación de sus informes y su aproxi-mación práctica a los problemas. Ha demostrado asimismo, una familiaridad completa con las prácticas propias de la ingeniería, así como con las relacionadas con su propio campo, la Geología. El Señor Bravo deja la empresa por iniciativa propia. Deseamos hacer cons-tar que hemos estado extremadamente satisfechos con nuestra asociación. Le deseamos buena suerte en sus nuevos proyectos y no dudamos en recomen-darle como un concienzudo geólogo capaz de contribuir a grandes proyectos de ingeniería”. Esta magnífica reputación ganada entre sudor y polvo, pronto se propaga Telesforo Bravo Expósito 65 Con la mochila y el martillo a cuestas por el mundillo de las empresas de ingeniería estadounidenses que hacen tra-bajos en África y Asia, lo que motiva que en años sucesivos reciba ofertas muy suculentas de otras dos compañías de ingeniería estadounidenses para reali-zar trabajos en el Magreb y Oriente Medio: “Frank E. Basil” y “Ralph Parsons” pero las rechaza, porque su vida está ya encaminada hacia la docencia e in-vestigación universitarias y su familia está en Tenerife. Biografías d 66 e Científicos Canarios VI. EL REGRESO A ESPAÑA VI.1. La Tesis Doctoral Telesforo y Asunción deciden el regreso del primero desde Persia, cuan-do se enteran de que el ayudante de Maximino San Miguel de La Cámara, el Doctor José María Fúster Casas, que en su día dificultó sus proyectos, no tiene ya reparos para que Telesforo lea su tesis. Se han convocado oposiciones para la Cátedra de Petrografía en Madrid y Fúster es el que tiene más posibi-lidades de lograrla. Esta vez le abre incluso las puertas de su casa en la que Bravo pasa largas temporadas. Olvidadas viejas diferencias, su anfitrión se ofrece para dirigir sus investigaciones y su Tesis. Bravo decide realizar ese trabajo de investigación, sobre la Geología y Petrología de La Gomera lo que provoca sus frecuentes visitas a la Isla Telesforo Bravo Expósito 67 El regreso a España Colombina, en la que cuenta con la inestimable colaboración de su herma-no. Finalmente, tras una larga estancia en Madrid en la que trabaja en el Laboratorio Petrográfico de la Facultad de Ciencias, estudiando las muestras obtenidas, lee, en 1963, su Tesis, que se denominará “Estudio Geológico y Petrográfico de la Isla de La Gomera”, en la propia Facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid, convirtiéndose en Doctor en Geología y obteniendo el Premio Extraordinario. VI.2. La relación de Telesforo Bravo con José María Fúster Casas (1923- 2000) José María Fúster Casas fue uno de los más importantes geólogos espa-ñoles del siglo XX. La relación de Telesforo Bravo con Fúster puede ser ca-lificada de compleja. Por aquella época, uno de los profesores de Bravo es el Catedrático de Petroquímica de la Universidad Complutense de Madrid, y fundador del Instituto Lucas Mallada del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Maximino San Miguel de La Cámara, quien terminada la Guerra Civil decide impulsar los estudios petroquímicos. En 1947 encarga a José María Fúster crear un laborato-rio de Petroquímica. Para realizar esta tarea, Fúster se especializa en la Escuela Politécnica de Zurich, pu-diendo ser calificada de im-portantísima la labor que lleva a cabo en el campo Telesforo Bravo con los geólogos españoles José María Fúster y Elisa Ibarrola, en Chile en 1974, en un Congreso de Volca-nología Primera parte: Biografía Biografías d 68 e Científicos Canarios de la Petroquímica, pues introduce técnicas pioneras en España en el análi-sis químico de las rocas. En 1950 cuando Telesforo solicita hacer la Tesis, se encuentra con una situación muy complicada. Maximino San Miguel de La Cámara va a jubilarse y Fúster no ve con buenos ojos la posibilidad de que Telesforo pueda hacer el doctorado y por tanto convertirse en futuro competi-dor. Sin embargo al volver de Irán le ofrece su casa para que pueda preparar su trabajo y en su casa también se alojaría la hija de Telesforo mientras es-tudia óptica y trabaja como técnica en el Laboratorio de Petroquímica de la Facultad de Ciencias Geológicas. En los años 60, Fúster se centra, de forma casi exclusiva, en el estudio del volcanismo del Suroeste español y canario. Cerca del 60 % de la producción científica de Fúster versa sobre el estudio de las rocas volcánicas recientes españolas. En ellas trabaja durante cincuenta años, desde los inicios de sus investigaciones hasta el momento de su muerte, que le llega con tres traba-jos sobre Tenerife sin publicar. En un primer momento, a finales de los cua-renta y principios de los cincuenta, trabaja en las rocas volcánicas de Guinea Ecuatorial y también de Fernando Poo, Annobon, Sao Tomé y Santa Elena; y a finales de los cincuenta realiza investigaciones en los territorios españoles de Marruecos. En 1949 hace su primera publicación sobre Canarias con San Miguel de la Cámara y Martel relativa a los materiales emitidos por el volcán San Antonio. Tras obtener la Cátedra en 1960, Fúster comienza a asumir el papel de director de investigaciones sistemáticas sobre el volcanismo español. A principios de los años 60 dirige la Tesis de Telesforo Bravo y entre 1964 y 1965 dirige 17 tesis de licenciatura. La primera vez que Fúster viene a Canarias será Telesforo Bravo el que le sirva de guía y apoyo local y durante todos los años que aquel y su equipo tra-bajan en el Archipiélago, Bravo será su principal apoyo académico, logístico y organizativo pues no en vano deberá recabar permisos y apoyos financieros de las instituciones locales y acompañar muchas veces a los investigadores Telesforo Bravo Expósito 69 El regreso a España que vienen de la Península, facilitándoles una asistencia imprescindible para que pudieran desarrollar sus trabajos. La ayuda de Bravo es constante y sin reservas y jamás pone el más mínimo inconveniente a esta colaboración. Sin embargo, sus propias investigaciones y teorías no son tenidas en cuenta o in-cluso son menospreciadas por Fúster y sus colaboradores que muchas veces ni siquiera se molestan en conocerlas. Bravo no se ofende por este trato y con-tinúa realizando calladamente su trabajo y manteniendo una buena relación personal con Fúster y su familia. En 1968 se celebra en Canarias un Simposio Internacional de Volcanología que Fúster dirige. Sin embargo, la labor de Bravo es imprescindible para que el Congreso sea una realidad y resulte un completo éxito. En los años sucesivos Fúster dirige además los trabajos de dieciocho hojas geológicas 1:50.000 del MAGNA (Mapa Geológico Nacional) editadas por el Instituto Lucas Mallada, acompañadas por la síntesis cartográfica de las Islas mayores: Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria y Tenerife en las que tra-bajan Bravo y Juan Coello. En el decenio 1963-1972 Fúster dirige 12 tesis de licenciatura y 11 tesis doctorales sobre el volcanismo canario. En 1971 se produce la erupción del Teneguía y a pesar de que es Bravo el primer geólogo en acudir sobre el terreno y sosegar los ánimos con opiniones nada estridentes y ponderadas, Fúster asume la dirección científica. Se puede decir que en estos años, la Universidad de La Laguna está bajo la tutela de La Universidad de Madrid, en materia de investigaciones geológicas. El hecho de que la mayor parte de los profesores de Geología de La Laguna se hayan formado y leído sus tesis allí, y la inexistencia de una Facultad de Geología propia son factores que acentúan y perpetúan esta situación. Los sucesivos intentos de crear en primer lugar un Instituto Volcanológico de Canarias, promovido y deseado fervientemente por Telesforo Bravo que hubiera sido su Director natural, al ser el Catedrático de Geología de la Universidad de La Laguna, y por Juan Coello, con el apoyo en primera ins- Primera parte: Biografía Biografías d 70 e Científicos Canarios tancia de Fúster; y en segundo lugar de una Facultad de Geología promovida a su vez por Juan Coello y algunos de sus colaboradores en La Universidad de La Laguna, caen en saco roto, por diferentes motivos relacionados con el centralis-mo científico, la falta de apoyo político y cuestiones estrictamente personales. En la década de los setenta, Fúster dirige distintos proyectos de investi-gación sobre Canarias entre los que se incluye la realización de las primeras hojas MAGNA de las Islas a escala 1:25.000, en la que vuelve a trabajar Juan Coello. La publicación sobre el Complejo Basal de Fuerteventura en la Revista “Nature”, el Volumen Especial de Estudios Geológicos dedicado al Teneguía y el Modelo de Evolución del Archipiélago Canario desarrollado entre 1975 y 1981 son los resultados más significativos de esta fase. En 1982 se reinician sus investigaciones en Canarias, que permiten tener una imagen precisa de la evolución de la actividad volcánica del Archipiélago. Tras la erupción del Nevado del Ruiz desarrolla diversos proyectos en el área y se dedica a actividades de formación de geólogos locales. En la década de los 90 del Siglo XX, es nombrado emérito y centra su ac-tividad en Canarias, en particular en el Complejo Basal de Fuerteventura; y colabora en numerosos trabajos en Tenerife destinados a desarrollar un mo-delo evolutivo del Edificio de Las Cañadas y la génesis de La Caldera. Uno de los mayores méritos de Fúster es formar sucesivos equipos de trabajo que realizan las investigaciones conjuntamente. Sin embargo, a pesar de trabajar muchas veces con el científico portuense y de tener una buena relación personal con él, será Fúster uno de los mayores detrac-tores de las teorías de Telesforo Bravo, en particular de su hipótesis sobre los des-lizamientos gravitacionales. No sólo no acepta Fúster la tesis de Bravo, sino que la calificaría de auténtico disparate, circunstancia que motivaría que casi al final de sus días nuestro personaje, llegara a considerar amargamente esta negación como uno de los mayores castigos que recibió desde el punto de vista científico. La importancia de Fúster en el estudio geológico de Canarias es, sin embargo, Telesforo Bravo Expósito 71 El regreso a España fundamental e innegable, y por ella recibe merecidamente en 1999, la Medalla de Oro del Gobierno de Canarias. Es también importantísimo su trabajo docen-te, pues formó en Petrología a centenares de geólogos españoles que hoy ocupan puestos en Universidades, instituciones públicas y empresa privada. VI.3. La docencia en la Universidad de La Laguna Tras su regreso a España, Bravo compagina la preparación de la Tesis con la docencia en la Universidad de La Laguna. Inmediatamente después de vol-ver a Tenerife, en el año sesenta, y cuando ya ha cumplido los cuarenta y siete años, nuestro personaje es contratado como profesor asociado interino de la Universidad de La Laguna. Sería el comienzo de su actividad docente e in-vestigadora en esa Institución, en el transcurso de la cual, se convertiría en Catedrático de Geología en la especialidad de Petrología y Geoquímica y ocu-paría además los cargos de Vicedecano y Decano de la Facultad de Ciencias. Telesforo Bravo saluda al rey Don Juan Carlos en su época de Decano de la Facultad de Ciencias en presencia del entonces rector de la Universidad de La Laguna Antonio Bethencourt Massieu. Biografías d 72 e Científicos Canarios Durante exactamente 23 años, Telesforo transmite en las aulas laguneras, con gran pasión y entusiasmo, sus conocimientos a muchísimas generacio-nes de canarios que estudian Farmacia, Biología, Geografía, Matemáticas, Magisterio, Medicina, Geografía e Historia, Filosofía y Letras, entre otras. A ningún alumno deja indiferente. Acompañado en los primeros años de sus inseparables pipas a las que cambia su aromático tabaco holandés durante la clase, Telesforo desvela los secretos de la Gea y de la Naturaleza del Archipiélago canario a sus estudiantes. Muchos de ellos han confesado que su visión de las Islas y de su entorno, cambió radicalmente tras estas clases y que fue Telesforo el que les enseñó a amar la Naturaleza de Canarias. En una época donde en los planes de estudios abundaban contenidos que nada tenían que ver con la reali-dad de este territorio insular, Telesforo, en su condición de gran conocedor de él, abre una ventana a sus alumnos por la que les muestra como es en realidad. Una de las clases que imparte Bravo, es una especie de compendio de datos sobre la Geografía de Canarias, denominada “Cursillo de Estudios Canarios”. Bravo enseña esta materia en el programa de Filosofía y Letras pero enseguida se hace tan popular entre los alumnos, que se corre la voz y muy pronto varias decenas de estudiantes de Biología, entre los que se encuentran hoy en día mu-chos profesores de Universidad y Técnicos de la Administración, solicitan que Bravo les enseñe también a ellos. Esta asignatura se dará finalmente, además de en Filosofía y Letras y Biología, en Geografía e Historia. Era muy crítico Bravo con la masificación de la enseñanza universitaria y creía a pies juntillas que a la enseñanza superior sólo deberían acceder los estudiantes que tuvieran una verdadera vocación. Cuando se produce la crea-ción de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y le preguntan de qué lado está, Bravo responde que de ninguno. Lo que le preocupa es la calidad de la enseñanza que se imparte y que la Universidad haga honor a su nombre y sea verdaderamente “universal”, huyendo de planteamientos provincianos. La pasión de Telesforo Bravo por la docencia, viene ilustrada por una cita Primera parte: Biografía Telesforo Bravo Expósito 73 El regreso a España del Premio Nóbel español Santiago Ramón y Cajal que el investigador canario escribe en uno de sus cuadernos de campo y que dice textualmente: “Hay realmente en la función docente, algo de la satisfacción altiva del domador de potros: pero se halla también la grata cu-riosidad del jardinero que aguarda ansioso la primavera para reconocer el matiz de la flor sembrada y comprobar la bondad de los métodos de cultivo.” Algunas de las líneas de investigación abiertas por Telesforo, son luego se-guidas por muchos de sus alumnos en el ámbito de la Geología, la Paleontología, la Botánica, la Zoología, la Geografía. En mil novecientos sesenta y seis, con cincuenta y tres años, Bravo ob-tiene por oposición la Cátedra de Geología de la Universidad de La Laguna convirtiéndose en Catedrático de Petrología y Geoquímica, Cátedra creada en 1960, al mismo tiempo que la que sería ocupada por José María Fúster en la Universidad Central de Madrid, y que hasta entonces detentaba el Doctor Martel San Gil, que había solicitado su traslado a la capital de España. Telesforo siempre mantuvo que él no tenía aspiraciones para convertirse en catedráti-co sino que prácticamente “le empujaron” a hacerlo desde diferentes ámbitos académicos y que de esta forma le cortaron las alas porque tenía ofertas inter-nacionales para seguir trabajando en aguas subterráneas. Lo mismo sucede con los cargos de Director del Departamento de Petrología y Geoquímica que ocupa de 1967 a 1983, y de Decano y Vicedecano de la Facultad de Ciencias, que Bravo acepta muy a su pesar y que ostenta durante unos años en los que el clima universitario está muy enrarecido y la política se adueña de las aulas, librándose desde ellas una batalla sin tregua contra la dictadura. Nunca se sentirá cómodo Bravo, ni en el puesto de Vicedecano que ocupa desde 1969 hasta 1976, ni en el de Decano, que comenzará a desempeñar en funciones in-mediatamente después. En 1977 pone su cargo a disposición del Rector, pero la aceptación de su renuncia no se produce hasta finales de 1978. Biografías d 74 e Científicos Canarios VI. 4. La sociedad con Juan Coello: “COEBRA” Mil novecientos sesenta y seis es también, aunque por otra razón, un año importante en la trayectoria académica y profesional de Bravo, porque en él formará un binomio o sociedad científica que aportará grandes progresos al conocimiento geológico de las Islas Canarias. Es el que crea con su yerno y colaborador Juan Coello. Este geólogo, nacido en 1941 en Madrid, de padre canario, visita por primera vez el Tenerife natal de su padre con su clase, que acude a un campamento geológico de la Universidad Complutense de Madrid, con ocasión del “paso del ecuador”, dirigido por el catedrático Don José María Fúster. En Canarias les espera Telesforo Bravo, todo un experto en organizar acampadas, que se ha ocupado de la logística y de planificar las excursiones... y su hija, ayudante en ese campamento. Tras terminar la carrera, Coello hace los cursos de doctorado y se convierte en colaborador de José María Fúster en el Instituto de Investigaciones Geológicas “Lucas Mallada”, recopilando datos geológicos sobre Las Cañadas del Teide y otros lugares de las Islas que habrían de servir de base para la realización de su Tesis doctoral. Sin embargo, tras cier-tas desavenencias con aquel, Coello acabará dejando Madrid, por lo que pierde todo lo que ha investigado hasta entonces y se verá imposibilitado para leer su Tesis. Paradójicamente, su trabajo y el de otro compañero, sería conve-nientemente “aprovecha-do” por un colaborador de Fúster, que se encuen-tra un documento prác-ticamente hecho que no tiene reparos en asumir como suyo, y que le sirve Telesforo Bravo con Juan Coello en La Palma Primera parte: Biografía Telesforo Bravo Expósito 75 El regreso a España para convertirse así en Doctor. Coello acepta entonces la oferta de Telesforo Bravo para vincularse a La Universidad de La Laguna, como profesor ayudan-te de clases prácticas adscrito a la asignatura Geología, puesto que desempe-ñará de 1967 a 1972. Entre 1973 y 1975 ocupa una plaza de profesor interino de Geología apoyando a Telesforo Bravo; entre 1975 y 1983 es profesor ad-junto de La Universidad de La Laguna en la disciplina de «Geología» y desde 1983 a 1986 desempeñará las funciones de profesor titular de Petrología y Geoquímica de la Universidad de La Laguna, una vez jubilado Bravo. Finalmente, en junio de 1986 se convierte, tras superar una oposición, en catedrático de La Universidad de La Laguna, en el área de Petrología y Geoquímica, pasando a ocupar la Cátedra que Telesforo Bravo había dejado vacante. Durante 37 años Coello impartirá sucesivamente la docencia de la asignatura de Geología General a los alumnos de la Facultad de Ciencias y de las Secciones de Químicas y Biológicas, de Cristalografía y Mineralogía a los de Químicas, de Geología Aplicada (Cristalografía, Mineralogía e Hidrología) a los de Farmacia, de Geología Física y Zoogeografía a los de Biología, de Hidrogeología a los de Ingeniería Técnica de Obras Públicas y de Geoquímica, Hidrología y Vulcanología a los alumnos de doctorado. Durante ocho años, Juan Coello desempeñó la Dirección del Departamento de Edafología y Geología de la Universidad de La Laguna, en el que se integra la Unidad Docente e Investigación (UDI) de Geología. Coello fue así mismo, durante muchos años, impulsor del proyecto de creación de una Facultad de Geología en la Universidad de la Laguna, para lo que presenta varias pro-puestas a las autoridades universitarias, con el apoyo de algunos de sus com-pañeros de UDI, que fueron sistemáticamente desatendidas. No bastó y no basta el argumento de que Canarias es el área volcánica más importante de España y la única activa, ni el hecho de que el Archipiélago es y ha sido objeto frecuente de estudios e investigaciones geológicas por otras instituciones na-cionales y europeas, ni que en Canarias existan tres Parques Nacionales de Primera parte: Biografía Biografías d 76 e Científicos Canarios especial interés geológico (El Teide, La Caldera de Taburiente y Timanfaya). A día de hoy la Licenciatura de Ciencias Geológicas es la única de las anti-guas Titulaciones de Ciencias que no figura en el catálogo de ninguna de las Universidades Canarias. Coello hablaba de la Geología como “la pariente pobre de las diferentes ramas científicas” y constataba el hecho de que los catedrá-ticos de Ciencias, desde que él entró en la Universidad, se habían multiplicado en todas las ramas y especialidades, excepto en Geología, que permanecía y permanece con una única cátedra. Además manifestó públicamente: “No so-lamente no hay Facultad de Geología, es que tampoco el número de docentes geólogos es suficiente para crear un Departamento autónomo, lo que extraña enormemente a todos los profesores extranjeros o de la Península que visitan Canarias, dadas las muy favorables condiciones de la Isla para la enseñanza e investigación geológicas”. La producción científica de Coello fue extensa y novedosa. En su Tesis doc-toral titulada “Estudio Geológico y Petrológico de subsuelos de Tenerife”, di-rigida por Bravo y leída en 1972, apoyará con nuevos y numerosos datos las tesis del científico portuense sobre los deslizamientos dotándolas de mayor consistencia científica. En 1989 y junto con J.M. Navarro redefinirá esta hipó-tesis y la formulará en su versión moderna. En 1973 fue elegido representante de la Mancomunidad Provincial de Santa Cruz de Tenerife en la ponencia encargada de redactar el proyecto de un Centro de Investigación Volcanológica en las Islas Canarias. A finales de la década de los 70 del pasado siglo representó al Cabildo de La Palma en la Comisión Directiva Interministerial Coordinadora de las actuaciones del Estado en materia de agua en las Islas Canarias. A principios de los años ochenta viaja a Cabo Verde en una misión del Ministerio de Asuntos Exteriores español y el IRYDA como “Experto en el Campo de Galerías Subterráneas terrenos volcánicos”. Como resultado de ese viaje Coello elaboró un informe sobre la posible actuación hidrogeológica en Telesforo Bravo Expósito 77 El regreso a España la zona de Santa Catarina (Isla de Santiago) que fue aprobado por el Gobierno español y por el caboverdiano. En 1989 fue nombrado representante de la Universidad de La Laguna en el Patronato del Parque Nacional de La Caldera de Taburiente y Miembro del Comité Científico de asesoramiento al Gobernador Civil de Santa Cruz de Tenerife en materias geológicas, sísmicas y volcanológicas, cargos que ocupa-ría hasta su fallecimiento. En la década de los noventa realizará importantes investigaciones sobre la presencia de Gas Radón en los suelos y su relación con la actividad volcánica de la isla de Tenerife en colaboración con otros científicos de la UDI de Geología de la Universidad de La Laguna, El Centro de Investigaciones Geológicas de Postdam en Alemania, el Servicio Geológico de Israel, la Universidad de Huelva y la Estación Volcanológica de Tenerife. Coello fue así mismo editor científico, junto con Vicente Araña, de una de las obras más importantes que se han escrito sobre Las Cañadas del Teide, «Los Volcanes y La Caldera del Parque Nacional del Teide». Su compromiso con la sociedad le llevó a colaborar con el Arquitecto José Miguel Márquez Zárate en los aspectos geotécnicos relativos a La Iglesia de la Concepción (Santa Cruz de Tenerife) y La Torre del Conde (San Sebastián de La Gomera) para la elaboración de los proyectos de restauración y conser-vación de dichos monumentos. También cooperaría en la localización de la piedra más adecuada para la restauración de la Catedral de La Laguna y la reconstrucción de la Iglesia de Buenavista que fue destruida por el fuego. Durante casi cuarenta años, Juan Coello acompañará a Telesforo Bravo en sus viajes por Canarias y el extranjero y realizará con él una investigación mi-nuciosa y exhaustiva de las galerías y pozos de Tenerife, la Palma, El Hierro y Gran Canaria, en su doble vertiente geológica e hidrogeológica. Su aportación al conocimiento de los subsuelos de las Islas es pionera y única y dio lugar a numerosas explicaciones sobre diferentes estructuras de las Islas. A Coello y a Primera parte: Biografía Biografías d 78 e Científicos Canarios Bravo, se deben los datos sobre los que se basa el actual modelo hidrogeológi-co de la Caldera de Taburiente. Ambos descubrirán un acuífero en el subsuelo de la periferia de La Caldera denominado posteriormente “COEBRA” por el Plan Hidrológico Insular de La Palma (1992), utilizando las tres primeras le-tras de los primeros apellidos de sus descubridores. Además Coello colabora conjuntamente con Telesforo Bravo, en los trabajos del Gobierno de Canarias, dirigidos por el ingeniero Carlos Soler, para la locali-zación de la histórica “Fuente Santa” en Fuencaliente, isla de La Palma. También forma equipo con Bravo y otros científicos para la elaboración de un proyecto, encargado también por el Gobierno de Canarias, sobre una Galería en el Norte de La Palma, que tras la muerte del investigador portuense pasaría a llamarse “Telesforo Bravo”. Juan Coello fallece en accidente de tráfico en julio de 2004 en Alcañiz, Provincia de Teruel cuando regresa, acompañado de su mujer, de celebrar el cuarenta aniversario del fin de su carrera con sus compañeros de promoción. Fue Juan Coello el complemento perfecto de Telesforo Bravo, ya que si Bravo era el genio y la intuición, la visión tridimensional de la naturaleza y la habili-dad para comunicar y divulgar, Coello era el trabajo minucioso, el orden, el tesón, el trabajo bien hecho, el terminar lo iniciado, cumplir la palabra dada y en el plazo convenido; era la vocación hecha hombre. Palabras, las justas; sonrisas, sólo cuando se ha terminado; profesionalidad, siempre; estridencias, ninguna. En el acto de homenaje a Telesforo Bravo celebrado por el Instituto de Estudios Canarios, en octubre de 2002, y que se denominó “Dr. Telesforo Bravo: el último naturalista canario”, Coello dijo de Bravo: “Me gustaría terminar mi intervención, confirmando el título de “último naturalista de Canarias” dado por los organizadores del acto de homenaje a Telesforo Bravo. En mi modesta opinión, ha sido el ca-nario que por su formación académica, esfuerzo, trabajo y ganas, ha conocido mejor la naturaleza de las Islas en todos sus rincones”. Telesforo Bravo Expósito 79 VII. PRINCIPALES APORTACIONES CIENTÍFICAS DE TELESFORO BRAVO VII. 1. Las Investigaciones sobre aguas en Canarias Es en Canarias donde Telesforo realizará las más amplias y duraderas investigaciones hidrogeológicas e hidrogeológicas. Durante muchos años Telesforo recorrerá en solitario y más tarde en compañía de su yerno y colabo-rador Juan Coello, la práctica totalidad de perforaciones para la explotación de las aguas subterráneas en Tenerife, y numerosas perforaciones en el resto de las Islas del Archipiélago Canario (en total unas 600). Dichas perforacio-nes son de varios tipos: galerías, galerías en trancada, pozos y sondeos de pequeño diámetro. Para Bravo esta fue una de las más duras y penosas investigaciones que Primera parte: Biografía Biografías d 80 e Científicos Canarios realizó, pues tuvo que enfrentarse a suelos movedizos en gran escala, con al-tas temperaturas de hasta 42oC y con emanaciones de gases que fueron ci-tadas por primera vez por nuestro personaje, ya que hasta entonces no se reconocían oficialmente; tuvo que vérselas además con la ausencia de oxígeno que era absorbido por las aguas alumbradas en galerías profundas y con ema-naciones de gases explosivos como el metano en Teno y Arico. La investiga-ción geológica paralela a esta actividad dará lugar a la recopilación de varios miles de muestras de rocas depositadas en el Departamento de Edafología y Geología de la Universidad de La Laguna. Los resultados de estas investigaciones se encuentran convenientemente archivados y se han visto reflejados únicamente de forma parcial en varias publicaciones. También será requerido el dictamen de Bravo, sobre proyectos de presas en Gran Canaria como la de Soria y la de Sorrueda en el cauce del Barranco de Tirajana y sobre otras en la Isla de La Gomera. La autoridad de Bravo en materia de aguas subterráneas es tal que se puede afirmar que en Canarias, en un determinado periodo, no se abrió una galería, se perforó un pozo o se movió una piedra sin el parecer técnico del investiga-dor tinerfeño. Esta pericia le valió numerosísimos ofrecimientos de acciones de agua, en agradecimiento y pago por sus servicios, que Bravo rechazaba sistemáticamente porque consideraba que no sería ético aceptarlas. La preocupación de Bravo por la situación de este preciado recurso, le lleva, a comienzos de la década de los 60 del pasado siglo, a elaborar un estudio sobre la situación de los acuíferos del Valle de La Orotava denunciando su creciente conta-minación y alertando a los tres Ayuntamientos del Valle sobre la necesidad de to-mar medidas al respecto. Su autorizada voz fue desoída durante cerca de cuarenta años por las autoridades competentes. Finalmente, sus conocimientos sobre las aguas, además de sobre los gases, le valdrían un puesto en la Real Academia de Medicina de Santa Cruz de Tenerife. Telesforo Bravo Expósito 81 Principales aportaciones científicas de Telesforo Bravo VII. 2. Aportaciones geológicas fundamentales 1). Los deslizamientos gravitacionales Una de las teorías geológi-cas más importantes de Telesforo Bravo y que constituyó una au-téntica novedad en la literatura geológica mundial, es la de los des-lizamientos gravitacionales. Los procesos que han originado las grandes depresiones de Tenerife (Caldera de Las Cañadas, y los Valles de La Orotava y Güímar) han sido materias por las que se han in-teresado los científicos, desde los inicios de la investigación geológica de la Isla en el siglo XIX y que han dado lugar a un intenso y largo debate. La aportación de Bravo para solucionar esta controversia científica fue crucial pues en los años cincuenta y sesenta del siglo XX, aportó observaciones fundamentales extraídas de la observación de las galerías del Norte de la isla de Tenerife. Sus datos permitieron la formulación de una teoría que nunca antes había sido formulada a esa escala. 2). Los Valles de La Orotava y Güímar Los Valles de La Orotava y Güímar son dos anchas fosas abiertas al mar, de fondo más o menos plano e inclinado hacia la costa. Están acotados en sus extremos por paredes perpendiculares al litoral, muy escarpadas, de gran Teoría de los deslizamientos gravitacionales.Esque-ma de los deslizamientos de Güimar, La Orotava y las Cañadas del Teide debido a T. Bravo, J. Coello y J. Bravo, en el que se muestran las direcciones principales de las avalanchas rocosas en ellos ori-ginadas. Primera parte: Biografía Biografías d 82 e Científicos Canarios desnivel y en las que predomina la línea recta. Su cabecera muestra también elevado relieve, y es también de tendencia rectilínea o algo curvada, aun-que más irregular. Ambas fosas son verdaderamente grandes; El Valle de La Orotava tiene unos 9 Km de anchura media, y sus paredes laterales, miden unos 12 Km de longitud y alcanzan alturas de hasta 500 m. El fondo del Valle desciende desde los 2.400 m de Izaña hasta la costa con una pendiente media del 10o. Aunque esta estructura a primera vista no llame la atención, lo cierto es que presenta una morfología bastante peculiar y a pesar de que se la ha lla-mado valles, su forma es bastante diferente a la de los valles aluviales o gla-ciales. Esta circunstancia ha motivado multitud de explicaciones sobre su formación. Tras la visita de Alexander Von Humboldt a Tenerife, muchos otros natu-ralistas europeos acuden a la isla, atraídos por la promoción que de ella hizo el alemán. Uno de ellos es el también alemán Leopold Von Buch que visita La Palma y Tenerife en 1815. Este ingeniero de minas es el autor de la primera hipótesis sobre la formación del Valle de La Orotava. En un primer momento lo describe como un simple declive entre dos montañas para luego sugerir que parece que es el resultado del corrimiento de una parte de la isla provocado por la acción del Teide. Más tarde en 1868, Karl Von Fristch y Wolfang Reiss retoman la idea de Von Buch y denominan a los valles “espacios entre colinas”, explicando que son áreas deprimidas entre dos macizos donde se concentra la actividad vol-cánica que a medida que se produce va incrementando la altura de aquellos, quedando entre ambos una zona más baja. Esta teoría traducida luego como la de los “valles intercolinares” tuvo una larga vida y gran aceptación en la comunidad científica hasta el comienzo de los 90 del siglo XX. Sin embargo, sobre ella surgen una serie de dudas relacio-nadas con la forma y dimensiones de los diferentes elementos que forman el Telesforo Bravo Expósito 83 Valle. Para responder a aquellas nacen teorías de tipo tectónico como la de W.I Ridley en 1971, que considera que los Valles son grandes bloques que se han hundido a favor de las fallas que son las paredes laterales y la cabecera. 3). La Caldera de las Cañadas La parte central de la isla de Tenerife está configurada por dos elementos geográficos con rasgos muy definidos. El primero es una gran depresión o caldera en forma de anfiteatro cerrada por una pared sensiblemente vertical que se prolonga en una semicircunferencia de 25 Km de largo y que alcanza en algunos puntos alturas de 600 m. Esta caldera ocupa la parte superior de una gran estructura volcánica denominada Edificio Cañadas, que creció por el apilamiento sucesivo de gran cantidad de coladas de lava originadas en erupciones que se han producido en los últimos 3,5 millones de años. La formación de La Caldera que se produjo hace entre 180 y 145.000 años, hizo desaparecer la parte más elevada del edificio quedando expuesta la estructura interna del mismo en la pared que delimita aquella. El segundo elemento, es el llamado Complejo Teide-Pico Viejo, un estrato-volcán con flancos de elevada pendiente, cuya cima es el punto más elevado de la isla y de todo el territorio nacional (3718 m). Este complejo creció en el interior de Las Cañadas y los productos de sus erupciones las rellenan par-cialmente. También la cuestión del origen de La Caldera de las Cañadas ha sido am-pliamente debatida y ha generado una intensa y enconada controversia cien-tífica no exenta de cierta contaminación por cuestiones personales de alguno de los polemistas. Este debate se puede afirmar que es tan antiguo como el nacimiento de la Geología como ciencia moderna y sus primeros protago-nistas son también algunos de los padres de la “criatura”. Von Buch cree que las depresiones centrales, a las que denomina “calderas” como lo hacen los Principales aportaciones científicas de Telesforo Bravo Primera parte: Biografía Biografías d 84 e Científicos Canarios canarios, popularizando a partir de ese momento el término en la literatura geológica mundial, son cráteres de “elevación o levantamiento”, que se alzan por una fuerza que quebró las capas de basalto y conglomerado que se en-contraban en el fondo del mar. Despúes de ese ascenso descomunal una parte de la masa vuelve a caer sobre sí misma y se cierra la abertura por la que se manifiesta la actividad volcánica. En medio de esos cráteres se construye una cúpula inmensa que forma el Pico del Teide. Creía Von Buch que ese volcán era el único que existía en Canarias, responsable de todas las erupciones ocu-rridas en esta región en tiempos recientes e históricos a través de conductos laterales subterráneos que lo conectaron con el resto de las islas. Esta idea quedó firmemente grabada en la memoria colectiva de las gentes que han habitado este Archipiélago y aún hoy, es posible escucharla cuando se habla de volcanes. Sin embargo el geólogo escocés Charles Lyell, considerado por muchos el verdadero padre de la Geología Moderna, rechaza una explicación catastrofis-ta y defiende en 1832 que La Caldera ha sido creada por un proceso continua-do de erosión por aguas de escorrentía (pluviales). Más tarde (1868) Von Fristch y W. Reiss proponen dos posibles mecanis-mos de formación: 1. La acción erosiva de las aguas de escorrentía 2. La erosión por escorrentía habría ampliado varios cráteres por explosión situados en la cima del edificio Sin embargo tras la publicación en 1941 de la célebre obra de Howell Williams sobre La Caldera de Crater Lake en Oregón, algunos autores como Macau (1959) y Blumenthal (1961) atribuyen a un hundimiento o colapso el origen de La Caldera de Las Cañadas. Este proceso consiste en el hundimento vertical de una cámara que hasta entonces ha estado llena de magma y que se ha vaciado en una erupción muy explosiva y de gran magnitud. José María Fúster y sus colaboradores plantearon definitivamente los argumentos a favor Telesforo Bravo Expósito 85 Principales aportaciones científicas de Telesforo Bravo de la teoría del colapso en su monografía sobre la geología de Tenerife, editada a raíz de la celebración en 1968 del Simposio Internacional de Volcanología de la Asociación Internacional de Volcanología y Química del Interior de la Tierra. Estos argumentos fueron desarrollados por uno de los discípulos de Fúster, Vicente Araña, en sus tesis doctoral de 1971. Sin embargo este mismo autor admite que los datos a favor de esta hipótesis no son concluyentes, a pesar de lo cual fue aceptada por casi todos los estamentos científicos y apenas fue cuestionada durante casi veinte años. De hecho era la única que aparecía en los libros de texto. 4). La aportación del Doctor Bravo: la teoría de los deslizamien-tos gravitacionales Hemos dicho que la hipótesis del hundimiento fue aceptada por casi, no por todos los estamentos científicos. Y es que Telesforo Bravo se convirtió en el más serio disidente a aquella y resistió durante más de veinte años, firme en sus convicciones, cual irreductible galo de los cómic de Ásterix, los ataques y feroces críticas, en ocasiones personales, que no cesaron de dirigirle algunos de sus colegas de profesión. En un artículo que podemos calificar como embrionario, titulado “El Circo de Las Cañadas y sus Dependencias”, publicado en 1962, Bravo aporta datos inéditos sobre las formaciones volcánicas presentes en los subsuelos del Norte Tenerife, obtenidos a partir del estudio geológico sistemático de las galerías perforadas en esa parte de la isla. El investigador canario relaciona por pri-mera vez la formación de La Caldera de Las Cañadas, con la de los Valles de Güímar y La Orotava. Sus descubrimientos pueden resumirse así: 1. La inexistencia bajo en el subsuelo, debajo de los materiales del com-plejo Teide-Pico Viejo, de un tramo de la pared de La Caldera de Las Cañadas, que es en realidad una semicaldera abierta hacia el Norte. Primera parte: Biografía Biografías d 86 e Científicos Canarios 2. La existencia de un antiguo Valle (Valle de La Guancha-Icod) que co-nectaba La Caldera de Las Cañadas con la costa Norte de la Isla y que quedó colmatado por el apilamiento de varios centros de metros de coladas recientes, no observables en superficie sobre el que se dispone una capa de materiales procedentes del complejo Teide-Pico Viejo de apenas cien metros de espesor. 3. Las presencia en los subsuelos de los tres Valles (Güímar, La Orotava y La Guancha-Icod) bajo las lavas recientes, de una ancha capa de material fragmentario que los trabajadores de las galerías conocen como mortalón. Este material es una brecha masiva y caótica, formada por fragmentos de roca de todos los tamaños y litologías, englobados en una pasta arcillosa-limosa. Bravo lo denominó “fanglomerado” a partir de las palabras fango y aglomera-do. Esta masa que suele aparecer endurecida se comporta en muchas zonas, sobre todo si está saturada de agua, de forma plástica, es decir se deforma progresiva y permanentemente bajo presión o carga. Es capaz de vencer com-pletamente los elementos de fortificación de las galerías y cerrar completa-mente una abertura de unos dos metros de alto en cuestión de pocas semanas o meses. 4. Las paredes laterales y la cabecera de los Valles son fallas, es decir planos de movimiento. Con estas evidencias, Telesforo explica la formación de las tres grandes depresiones por el deslizamiento gravitacional de grandes masas del flanco Norte de Tenerife que se movieron lateralmente hacia el mar sobre la super-ficie plástica e inclinada del mortalón o fanglomerado. Para explicar como se formó este material Bravo acude a un origen volcánico explosivo. En el caso de La Caldera de Las Cañadas estos movimientos fueron acompañados por una intensa erosión de aguas de escorrentía. Sin embargo, las ideas de Bravo sobre grandes deslizamientos en Tenerife, al igual que los primeros trabajos de J.G. Moore sobre gigantescos desliza-mientos submarinos en el archipiélago de Hawaii, no fueron aceptados por la Telesforo Bravo Expósito 87 Principales aportaciones científicas de Telesforo Bravo comunidad científica. Martínez de Pisón y Quirantes entienden en 1981, que no parecen comprobables los deslizamientos masivos, que por sus enormes dimensiones no son propios de la evolución morfoclimática del Cuaternario en Canarias y que constituirían un insólito modelo de erosión. Es decir, el rechazo fue motivado por una cuestión de escala, o más sim-plemente por el tamaño. El fenómeno era demasiado grande para que pudiera ser admitido. Para Fúster y colaboradores (1968) no se puede extrapolar hasta esos límites el fenómeno erosivo de los deslizamientos. Contra la aceptación de las teorías de Bravo pesaron también las dificul-tades que implica realizar investigaciones en las galerías, en las que se añaden a las limitaciones de observación en espacios cerrados y reducidos, las penosas condiciones ambientales: presencia de gases volcánicos, ausencia de oxígeno y temperaturas y humedades relativas muy elevadas, algo a lo que mucho
Click tabs to swap between content that is broken into logical sections.
Calificación | |
Título y subtítulo | Telesforo Bravo Expósito |
Autor principal | Coello Bravo, Jaime |
Tipo de documento | Libro |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Gobierno de Canarias. Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información |
Fecha | 2019 |
Páginas | 199 p. |
Datos serie | Biografías de científicos canarios ; 7 |
Materias |
Bravo Expósito, Telesforo (1913-2002) Biografía |
Enlaces relacionados | Más biografías de científicos canarios : https://mdc.ulpgc.es/cdm/search/collection/MDC/searchterm/Biograf%C3%ADas%20de%20Cient%C3%ADficos%20Canarios/field/serie/mode/all/conn/and/order/nosort |
Formato Digital | |
Tamaño de archivo | 7.09 MB |
Texto | TELESFORO BRAVO EXPÓSITO © Jaime Coello Bravo © Francisco Martínez Navarro Emigdia Repetto Jiménez © Oficina de Ciencia, Tecnología e Innovación. Gobierno de Canarias © De las cubiertas: Cam-PDS Edita: Dykinson S.L. 915 44 28 46, Fax: 915 44 60 40. info@dykinson.com / www.dykinson.com Producción, diseño y realización Cam PDS Editores S.L. Francisco Gourie 107, 2ª Planta - Ofi. 18 35002 - Las Palmas de Gran Canaria Tfno. 928 44 59 08 | Fax: 928 38 09 97 I.S.B.N.: Depósito Legal: GC Impresión y Encuadernación: Biografías de Científicos Canarios TELESFORO BRAVO EXPÓSITO Jaime Coello Bravo UN LEGADO HACIA EL FUTURO La memoria es una de las señas de identidad determinante en cualquier colectividad. Canarias ha tenido durante siglos una flaca memoria colectiva, tendencia que ha ido cambiando en las últimas décadas, especialmente desde que ha ganado en entidad política a través del autogobierno. Conocer los hechos y los personajes que han ido marcando el devenir histórico de Canarias en todas su vertientes es una tarea que nos incumbe a todos, porque recuperar esa memoria nos sirve de impulso para encarar el futuro con las mejores garantías. Impulsada por esta idea, nace esta colección bibliográfica dedicada a científicos canarios que han realizado enormes aportaciones en diversos campos, no sólo en lo relativo a nuestras islas sino al conocimiento científico universal. Son nombres que han surcado siglos de historia y que han influido en la sociedad de su tiempo y en las posteriores. Reconocidos por la sociedad científica internacional, es necesario que el pueblo canario también se familiarice con sus enorme labor, porque son el espejo en el que todos debemos mirarnos, especialmente las nuevas generaciones. Por ello doy las gracias a todas las personas que han hecho posible este proyecto, desde los autores y coordinadores de los trabajos hasta los responsables de la Oficina de Ciencia, Tecnología e Innovación del Gobierno, impulsora de esta iniciativa. Este libro que tienen en sus manos y los demás de esta colección ahondan en nuestra memoria colectiva. Y la memoria es siempre un acto de justicia. María del Mar Julios Reyes Vicepresidenta del Gobierno de Canarias Telesforo Bravo Expósito 9 Telesforo Bravo Expósito 13 Presentación de la Colección Biografías d 14 e Científicos Canarios Presentación Telesforo Bravo Expósito 15 Presentación de la Colección Telesforo Bravo en Irán (1960). Foto de los archivos de la Fundación Telesforo Bravo - Juan Coello» Dedicado a la memoria de Telesforo Bravo y Juan Coello. PRIMERA PARTE Biografía Agradecimientos a: Bronagh Byrne, Juan Jesús Coello, Francisco Javier Coello, Lourdes Bravo, Jesús Bravo, Luis Espinosa, Melecio Hernández, Manuel Rodríguez Mesa, Manuela Marrero, Iris Barbuzano, Iván López, Isidoro Sánchez, Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, Francisco Martínez y Emigdia Repetto. Telesforo Bravo Expósito 19 INTRODUCCIÓN TELESFORO BRAVO, EL HOMBRE QUE HACÍA HABLAR A LAS PIEDRAS El cabello blanco como las nieves de “Su Teide”, unos ojos niños, pícaros y vivaces, uno azul como el cielo y el mar, el otro marrón, como la tierra, escon-didos tras unas gafas de montura metálica dorada. Así era Telesforo al final de sus días, cuando se había convertido en un elemento más de la Naturaleza que tanto amaba y que sabía leer como nadie, con esa mezcla de intuición casi mágica y sentido común tan mundano. Telesforo Bravo (Puerto de La Cruz 1913 - 2002) consagró su vida a la in-vestigación, la docencia y a la divulgación científica y digo consagró, porque para él fueron algo más que un trabajo; constituyeron una auténtica pasión. Pionero en el estudio de los fósiles, estudioso de los restos aborígenes, ena-morado y gran conocedor de las plantas, investigador de los subsuelos de las Islas, magnífico geólogo de campo. Todas estas cosas y muchas más era Telesforo Bravo, que siendo niño fue hechi-zado por los millones de estrellas que poblaban el cielo del Puerto de La Cruz, por los charcos en los que aprendió a entender y amar a las criaturas del mar, por el eterno amor de la tabaiba y el cardón. Pero tanta era su fascinación, tan poderoso su influ-jo, que no podía dejar que todo ese torrente de conocimiento y emociones muriera dentro de sí mismo. Así que se dedicó a regalarlos, a manos llenas, como era él, sin guardarse nada, dándolo todo. Ese saber germinó en varias generaciones de cana-rios, que aprendieron a ver su tierra con otros ojos, que aprendieron a darle valor. Primera parte: Biografía Biografías d 20 e Científicos Canarios Recordar a Telesforo, es recordar la maresía besándonos el rostro en el Penitente, es recordar el Charco de la Soga, la Cueva de Las Palomas, la Laja de la Sal, la antigua Playa de Martiánez, es ver surcar por el cielo estrellado y limpio de Las Cañadas una estrella fugaz, entrando por Boca de Tauce y contemplar como se pierde tras Guajara. Es volver a dormir a la intemperie en Alegranza, Pico Viejo o las Salvajes. Es reírse a carcajadas de sí mismo y no parar de bromear con los demás. Es ponerse serio, entrar en trance y en-contrar en un segundo, los restos cientos de años olvidados, por los antiguos pobladores de esta peña. Es preocuparse del miedo de sus paisanos, cuando alguien aventaba el miedo al despertar del volcán y transmitir, con la seguridad que da hablar la lengua de las lavas, que si respetamos a la Tierra, la Tierra nos respetará y que debemos aprender a convivir en armonía con ella y con todos los seres que en ella habitan. Recordar a Telesforo, honrarle, es un acto de justicia, olvidar su nombre, es olvidarnos a nosotros mismos, de donde venimos y a donde queremos ir. Recordar a Telesforo, es amar la vida y su sustrato, es querer aprender cada día un poco más, es no dejar de luchar por nuestros sueños, es querer cons-truir un mundo mejor. “Rocas y espuma, el eterno poema de las olas. Yo miro esta canción de los siglos” Telesforo Bravo a su esposa Elena Asunción Bethencourt. Telesforo Bravo Expósito 21 I. UNA INFANCIA ENTRE ROCAS Y ESPUMA I.1.Nacimiento y familia Telesforo Bravo Expósito nace en Puerto de La Cruz el cinco de enero de mil novecientos trece. Sin embargo en su partida de nacimiento figura que el alumbramiento se produjo el veintiocho de diciembre de mil novecientos doce a las once y media de la noche, mientras que en su Documento Nacional de Identidad aparece como nacido el veintisiete de diciembre de ese año, fecha que se repite también en su partida de bautismo. Para terminar de complicar el panorama, en alguno de sus pasaportes es el veintitrés de diciembre el día señalado para la llegada al mundo de nuestro personaje. Este baile de fechas tiene una explicación. Los padres lo inscriben como nacido el veintiocho de diciembre para intentar evitar que Telesforo hiciera el servicio militar obligatorio. En aquellos años los nacidos en los últimos meses Primera parte: Biografía Biografías d 22 e Científicos Canarios y días de cada año era más probable que fueran declarados excedentes de cupo y por tanto liberados de cumplir con las obligaciones militares. Por ironías del destino, Telesforo no sólo haría el servi-cio militar sino que además tendría que combatir en una guerra. El nacimiento se produce en el nú-mero 36 de la calle de la Hoya, de la hoy ciudad turística, en el domicilio de sus padres, situado en una casa hoy desapa-recida. Su padre es Buenaventura Bravo del Pino y su madre Hilaria Expósito Lorenzo. Hilaria Expósito Lorenzo era natural del Puerto de La Cruz y sus padres eran los labradores Telesforo Expósito nacido en Santa Cruz de Tenerife y Rosalía Lorenzo nacida en el Realejo Bajo. Buenaventura Bravo del Pino era marino de profesión, descendiente a su vez de una saga de marinos. Natural de Garachico como sus padres Basilio del Jesús Bravo y María del Jesús del Pino, pasa algunos años embarcado en mercantes que hacen rutas transatlánticas, llegando a alcanzar el grado de pi-loto de primera. Posteriormente se convierte en patrón de un barco de cabo-taje, perteneciente al armador noruego afincado en Canarias Otto Thoresen quien años más tarde fusionaría su negocio con Fred Olsen. Posteriormente Buenaventura abandonaría la vida marinera y montaría un almacén de víveres y suministros para barcos en un antiguo edificio que estaba frente a la bocana del muelle de El Puerto de la Cruz. Sin embargo, como luego se expondrá, no sería esta la única actividad a la que se dedicaría tras “echar el ancla”. Casa familiar de telesforo Bravo de la calle San Juan en el Puerto de La Cruz Telesforo Bravo Expósito 23 Telesforo era el menor de tres hermanos, llamándose la mayor Hilaria, como su madre y el mediano Buenaventura como su padre. Hilaria se casaría con el que fuera Rector de la Universidad de La Laguna, el también portuense Benito Rodríguez Ríos. Telesforo y él se trataban de “cuñados”. I.2.Hermano y compañero de aventuras A su hermano Buenaventura le une un vínculo especial. Relativamente cercanos en edad, Buenaventura y Telesforo son compañeros de juegos y juntos descubren por primera vez la riquísima naturaleza del Puerto de La Cruz. Comparten excursiones y viajes e incluso estudios y primer destino profesional. Además juntos deben ir a la guerra. Comparten también amis-tades como las del recordado médico portuense Celestino González Padrón, hombre de enormes inquietudes y amigo de la cultura, uno de los fundado-res del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, Comisario Local de Excavaciones Arqueológicas del Norte de Tenerife, y la del botánico sueco afincado por aquel entonces en Puerto de La Cruz, Erik Ragnor Svensson (Ericus Sventenius) que dedicaría una nueva especie de planta, la “euphor-bia bravoana”, un endemismo exclusivo de La Gomera, a Buenaventura como testimonio de su gran amistad y con el que los hermanos Bravo irían juntos a Las Islas Salvajes en el primer viaje de Telesforo a ese pequeño archipiélago portugués. El auténtico “alter ego” de Telesforo fue durante muchos años maestro en San Sebastián de La Gomera, además de Alcalde de dicha Villa. Buenaventura fue un naturalista con grandes conocimientos sobre el medio natural de Canarias, en particular sobre la Isla donde residió la mayor parte de su vida, Una infancia entre rocas y espuma Primera parte: Biografía Biografías d 24 e Científicos Canarios La Gomera, destacando los relativos a las plantas. Ventura, como era conoci-do por sus más allegados, solía acompañar en sus visitas a la isla colombina a todo científico español o europeo que visitaba la isla colombina, como el citado Sventenius. En 1952 visita la Gomera el naturalista suizo Büttikofer que por mediación de Sventenius se pone en contacto con Ventura que le acompañará en sus ex-cursiones por la Isla. Büttikofer pretende conseguir que se declare parte de La Gomera como Parque Nacional para lo que piensa dar una conferencia en la Dirección General de Montes de Madrid e incluso recabar el apoyo del mismí-simo General Franco. Ventura, enseguida hace suya esa empresa y para diseña un plan. Escribe un artículo para el periódico “La Tarde” que se llama “La Gomera, la Isla del Bosque”. Una vez publicado pretende enviar un ejemplar a cada uno de los Alcaldes de La Isla, al Cabildo, a la Península y algunos Países Europeos junto con una carta en la que pide su adhesión a la idea y así dar comienzo a la creación del Parque Nacional. Ventura le escribe a Telesforo contándole su proyecto y pidién-dole su apoyo. A pesar del entusiasmo y esfuerzo desplegado por Buenaventura Bravo habría que esperar treinta años para ver su sueño hecho realidad. En 1982 se creó el Parque Nacional de Garajonay. Paradójicamente Buenaventura Bravo fa-lleció en 1983, por lo que pudo ver cum-plido uno de sus sueños. Es además Buenaventura Bravo el primer impulsor de la idea de convertir a La Gomera en auténtica isla colombi-na, recordando la importancia que esta Telesforo en un barranco de La Gomera, con Buenaventura y su amigo Manuel García Borges. (1935). Telesforo Bravo Expósito 25 isla canaria tuvo en varios viajes del Almirante Cristóbal Colón camino de América. Se puede decir que ambos hermanos compartieron una característica fun-damental, los dos fueron unos auténticos precursores, personas inconformis-tas y con ideas avanzadas al tiempo que les tocó vivir. I.3.Los primeros años de Telesforo Bravo La infancia de Telesforo transcurrió en el Puerto de La Cruz, que formó par-te del vecino municipio de La Orotava hasta 1772, con el nombre de Puerto de La Orotava. Es Puerto de La Cruz el municipio más pequeño de Canarias, ocupando una superficie de casi nueve kilómetros cuadrados, pero esa pequeña extensión no ha impedido que fuera y haya sido siempre una ciudad de vanguardias, de sentir liberal, abierta al mundo. Por ella llegaron a este Archipiélago las ideas de la Ilustración y correspondió regalando también al mundo al fabulista Tomás de Iriarte y al ingeniero universal Agustín de Betancourt. Las primeras décadas del siglo XX en Canarias destacaron por la preocu-pación de los poderes locales de las islas capitalinas por el turismo. Fueron el Puerto de La Cruz y Las Palmas de Gran Canaria, las ciudades pioneras de esta actividad en Canarias, con el asentamiento más o menos permanente de europeos de diferentes nacionalidades, atraídos por el buen clima que muchas veces necesitaban por razones de salud. Ya a finales del siglo XVIII y durante el siglo XIX la privilegiada naturaleza de Tenerife había atraído a los más importantes científicos y viajeros europeos, como el naturalista Alexander Von Humboldt, el geólogo Leopold Von Buch, el astrónomo Piazzi Smith, los botánicos Philip Parker Webb y Sabine Berthelot, que en su mayoría eligieron el Puerto de La Cruz como lugar de residencia durante su estancia en la isla Una infancia entre rocas y espuma Primera parte: Biografía Biografías d 26 e Científicos Canarios y como campo base para sus expediciones al Teide y sus Cañadas, objetivo prioritario de sus investigaciones. El Puerto a principios del siglo XX era además de pesquero, agrícola y ganadero. En 1913 la exportación de plátanos, tomates y otras frutas y ver-duras a Europa, provocó un gran aumento de la superficie cultivada que re-quería abundante mano de obra, creándose numerosos puestos de trabajo. La actividad agrícola demandaba el aporte continuo y regular de agua de riego, lo cuál hizo que muchos particulares se lanzaran con sus escasos medios económicos y no más herramientas que su fuerza física y su intuición al alumbramiento de las aguas subterráneas. El padre de Telesforo Bravo fue una de ellas. Era Buenaventura Bravo del Pino, una persona extremadamente inquieta y esa inquietud le llevaría a emplearse como ingeniero en el diseño y construcción de varias obras hidráulicas en el litoral del Puerto de La Cruz y en la prospección y alumbramiento de aguas subterráneas en varios barran-cos del Valle de La Orotava y otros municipios del Norte de Tenerife. Como posteriormente se verá, el trabajo paterno tendrá una influencia fundamental en el nacimiento de la pasión de Telesforo Bravo por las ciencias e incluso en la elección de su profesión. El Puerto de La Cruz contaba en 1910 con 5.662 habitantes y en 1913 su población era de 6.000. En 1914 se establece en el Puerto de La Cruz, en la zona de la Paz el inves-tigador alemán Wolfgang Khöler, fundador de la corriente psicológica deno-minada “gestalt” para hacer estudios sobre el comportamiento de los monos y chimpancés a los que la gente del lugar conocía como “machangos”. La “Casa Amarilla” que acogió las primeras investigaciones primatológicas del mundo y que aportó valiosísimos datos a la ciencia está hoy en ruinas. También en 1914 comienza la Primera Guerra Mundial que se prolongará hasta 1918, año en el que se declara una pandemia de gripe, que fue conocida como “gripe española” y que mataría en todo el mundo a entre 20 y 40 millones 27 de personas y que sólo en España costaría 300.000 vidas, varias miles de las cuales en Canarias. Estos acontecimientos a los que se añadió una sequía recu-rrente provocaron que los primeros años de nuestro personaje se desarrollen en condiciones muy difíciles, de las que él sin embargo apenas fue consciente. El primer recuerdo de Bravo es de 1918 cuando tenía cinco años. Ese año, Telesforo viaja a Garachico desde el Puerto de La Cruz, en un coche de ca-ballos, conducido por un mozo apodado “Biscochito”, desplazamiento que se producía cada año para visitar a la familia de su padre. Otro de sus primeros recuerdos es de la noche en que finaliza oficialmen-te la Primera Guerra Mundial, tras haberse firmado el Tratado de Versalles. Mientras la gente lo celebraba en Puerto de La Cruz con fuegos artificiales, y el niño Telesforo se asomaba a la ventana para verlos, una gallina se comió sus dos dientes de leche que guardaba celosamente para que el Ratoncito Pérez le diera su recompensa. Con seis años en un paseo con su madre entre Puerto de La Cruz y Los Realejos descubre como el paisaje cambia y como incluso el Teide muta sus formas a medida que avanzan. Sería su primer contacto con “EL VOLCÁN DE LAS MIL CARAS” y su primer recuerdo consciente de que la naturaleza cambia, que nunca permanece inalterable. Al niño Telesforo le costó hablar. No lo hizo hasta que tuvo tres años bien cumplidos, probablemente como él contaba, porque no encontraba nada inte-resante que decir. Le encantaba además perderse, esconderse y observar, de tal modo que a veces era difícil encontrarle, lo que por supuesto no sentaba nada bien a la salud mental de su madre. En una ocasión se pasó casi un día entero oculto en un baúl, desarrollando y entrenando habilidades que poste-riormente le convertirían en un naturalista excepcional, mientras su familia lo buscaba desesperada. Telesforo es criado en un ambiente marinero y descubre desde su más tierna infancia el mundo oculto de las cuevas y galerías, en cuyos secretos su Una infancia entre rocas y espuma Telesforo Bravo Expósito Primera parte: Biografía Biografías d 28 e Científicos Canarios padre le introduce e instruye. Estas circunstancias influyen decisivamente en el posterior desarrollo intelectual de Telesforo. En una época en la que las comunicaciones terrestres e incluso marítimas eran muy precarias toda una flota de pequeños vapores sostenía el comer-cio entre las islas y transportaba suministros a los centros urbanos litorales. Además transportaban los huacales de plátanos a los puertos mayores donde abarloados a los grandes barcos descargaban en sus bodegas la fruta para su traslado a los puertos europeos. Era la época de los “pescantes”, donde los lanchones traídos por los propios barcos se acercaban a las costas para hacer sus operaciones. Fue un período notable para estos pequeños puertos abiertos donde los barcos fondeaban en los “limpios” mientras las lentas lanchas movidas a remo hacían los viajes hasta los pescantes. Durante la niñez de Telesforo los embarques de fruta se hacían desde el muelle de Santa Cruz semanalmente con destino a Londres y descarga en Middleton Wharf. Además se admitía carga para Rotterdam, Amsterdam y Amberes. Desde el Puerto de la Cruz la compañía de Otto Thorensen actuaba con dos barcos, el «San Mateo» y el «San José». También el «Sancho» hacía salidas interinsulares para recoger plátano. Con once años hace su primer viaje en barco acompañando a su padre desde el Puerto de La Cruz a La Palma y luego a La Gomera, pasando por Garachico. En esa ocasión su padre patronea el “Santa Úrsula”. En La Palma llegan hasta el pescante de Tazacorte y en La Gomera desembarcan en los pescantes de Agulo y Hermigua y pasan por San Sebastián donde se hacían las operaciones de desembarco de perso-nas y mercancías por la playa. Su destino final es Santa Cruz de Tenerife donde que-dan abarloados a un gran buque de carga al que transbordan su carga de plátanos. Telesforo queda fascinado por el ambiente marino y por la experiencia del viaje. Aprovechando cada una de las paradas se dedica a hacer excursiones, donde ad-quiere sus primeros conocimientos sobre las Islas. 29 Con trece años también de la mano de su padre visita una galería (Los Beltranes, Los Realejos). Son sus primeros pasos en un mundo nuevo, subte-rráneo, oscuro y húmedo, al que entonces sólo unos pocos tienen acceso, pero que escondía muchos secretos sobre cómo se formaron Las Islas Canarias, tal y como hoy las conocemos. Bravo llegaría a comprender como nadie ese medio hostil y tras años de duro, penoso esfuerzo, conseguiría aprender su idioma y leer en sus paredes explicaciones largo tiempo buscadas. Al final Vulcano le reveló a un mortal los secretos de su fragua. Años más tarde cuando su padre abandona la vida marinera, Telesforo acude a diario al almacén de víveres y otros suministros que su progenitor monta en la calle La Marina, frente al actual muelle pesquero, otrora puerto de su ciudad natal. La familia Bravo Expósito se traslada posteriormente al número 52 tam-bién de la calle de La Hoya. Esa casa que hoy ya no existe, será su trampolín, su “campo base” para la exploración de lo que se convertiría en su primer “laboratorio al aire libre”, Martiánez, La Playa y Los Acantilados, sus cuevas y su fuente. Telesforo y Buenaventura comparten cuarto en la azotea y desde allí ven atardecer y amanecer, observan como el mar pasa de una relativa cal-ma, a temporal desatado, contemplan a los cernícalos acechando a sus presas sobre los Llanos de Martiánez y a las hojas de las plataneras mecerse con el alisio del estío. I.4. Su “primer laboratorio al aire libre: Martiánez Telesforo estuvo ininterrumpidamente más de veinte años recorriendo los mil recovecos de Martiánez, diseccionando sus “entrañas”, con lluvia y con sol, con viento o con calma chicha, todos los días del año. Bravo se convierte en un Una infancia entre rocas y espuma Telesforo Bravo Expósito Biografías d 30 e Científicos Canarios precursor. Se adelanta en muchos años a los defensores de ideas tan actuales como el amor por la vida al aire libre, de la pasión por el mundo natural. Desde muy niño, se encarama a los riscos y se lanza desde muy alto en el acantilado al mar. Recorre con su yola (piragua), el litoral del Puerto y entra con ella en la Cueva de Las Palomas que tenía una playa de arena negra en su interior y que hoy ha sido “profanada” por un desagüe de aguas negras de un hotel portuense. En la playa y sobre todo en los bajíos o zonas intermareales y en sus charcos en bajamar estudiaba la riquísima vida desde los pejeverdes y las fulas azuladas con sus elegantes evoluciones en la defensa de su territorio hasta todo “bicho viviente”. Estudia la vida marina en los charcos y le quita las conchas internas a las marfisas o “conejos de mar” que el joven Telesforo observa que segregan un líquido violeta que teñía el agua. Contempla el espectáculo de las pequeñas Cypreas con su manto desplegado pareciendo auténticas joyas. Estudia las la-pas en su recorrido raspando las algas y su regreso a la exacta posición inicial de manera que la concha coincidía con las rugosidades de la piedra y de cómo los pequeños bucios aprovechaban para devorarlas poniendo el opérculo a su paso; a las rápidas almejas (orejas) y a los erizos que quedan encerrados al cre-cer a su alrededor algas calcáreas, a las estrellas de mar con su exoestómago. A las holoturias las molestaba hasta que se defendían con un líquido blanco. A las morenas y a los pulpos los sometía a diferentes experimentos. La tinta del pulpo además de oscurecer un ámbito determinado comprueba Telesforo, que tiene propiedades adherentes muy activas por lo que cubren con una película oscura los ojos de cualquier predador y no se le despega aunque salga de esa nube. No para de observar la movilidad del mar siempre cambiante, el colorido verdoso de las grandes panzas de las olas al romper, el verde veroné del agua mezclada con la espuma, el azul y los “caminos” sobre la tersa superficie del agua le fascinaron siempre. El joven Bravo explora las profundas grutas marinas y los sedimentos, las impresiones de las hojas y los tallos petrificados. Ya entonces se da cuenta que Primera parte: Biografía Telesforo Bravo Expósito 31 en los paquetes de sedimentos del suelo se encuentran impresos los ciclos rítmi-cos climáticos. También percibe los diferentes microclimas presentes en la Isla y de cómo en invierno en gran parte de la Ladera de Martiánez no da el sol. En el acantilado captura y disecciona lagartos, estudia y se aprende los nombres de sus huesos, a los que abría en vivo después de anestesiarlos para estudiar la incompleta circulación sanguínea, analiza la vida de las aves y observa sus nidos, los erizos terrestres que se llevaba a casa, las plantas y sus floraciones. Explora los sepulcros guanches en busca de restos aboríge-nes. Estudia cuidadosamente sus huesos, sobre todo los impares. Contaba los hiodes, los atlas, los axis, los esternones perforados y los coxis. Encontraba anomalías óseas como vértebras cervicales soldadas y largos huesos fractura-dos y luego también soldados. Telesforo siempre se quejaba de que cuando era joven no pudo estudiar muchos cráneos porque la necrópolis de Martiánez fue saqueada de su contenido arqueológico en el siglo XIX, incluyendo los cráneos y los esqueletos infantiles que pasaron desapercibidos. A veces tras escalar el acantilado, elige tan tranquila compañía, para estu-diar en la paz de “La Cueva de los Siete Palacios” y otras cercanas, los libros de texto o simplemente leer novelas y escritos, en muchos casos prohibidos que consigue de extraperlo en el liberal Puerto de La Cruz y que previamente ha transportado hasta allí. Se inicia además en este lugar en una de sus grandes pasiones que no abandonaría hasta el último de sus días: la fotografía. Bravo inmortaliza mil rincones, se autorretrata, retrata a sus compañeros y compa-ñeras de andanzas, de los que siempre se convierte en guía natural. Todos esos años al aire libre, le regalan a Telesforo un físico privilegiado, que unido a sus escaladas, posiciones imposibles en el acantilado y saltos des-de él al mar y sus desafíos al mar bravío del Norte hicieron que muchos de sus convecinos le consideraran un loco y le regalaran el apodo de “El Tarzán de Martiánez”. Sin que le haya puesto nombre a lo que hace y sin que le die-ra la más mínima importancia Telesforo de nuevo se convierte en iniciador, Una infancia entre rocas y espuma d 32 Biografías de Científicos Canarios precursor en Canarias de dos actividades depor-tivas muy populares hoy en día: la escalada y el montañismo. Solía decir el sabio portuense que en esta “escuela” de Martiánez estudió en solitario. La pérdida de este espacio, de este auténtico paraí-so de niñez y juventud supuso para Telesforo un auténtico trauma del que no dejaba de quejarse amargamente cada vez que tenía ocasión. No para de repetir incluso al final de sus días que “en estas escasas llanuras intermareales vivían miles de especies, eran grandes “museos vivos” y cuando la de Martiánez fue cubierta con cemento, desapareció una de las maravillas de la naturaleza biológica marina. También desapareció el Bajío de “Las Tinitas” y el de “Cha Paula” y aledaños que fueron rellenados de escom-bros. Con esta forma de proceder desaparecieron en la costa norte de Tenerife muchas zonas intermareales o han quedado reducidas a pequeños zócalos en Punta del Hidalgo, la costa norte de Anaga, Buenavista o Teno. Tan grande fue su amargura que Telesforo deja de acudir desde los años setenta al litoral del pueblo donde reside, el Puerto de La Cruz. Es incapaz de enfrentarse a la visión del destrozo y prefiere llorar en la intimidad de su casa por la tierra amada y perdida. Los vertidos de las aguas sin depurar al mar, que tampoco cesó de denunciar, le hacen desistir de volver a nadar en un mar que para él fue parte de su territorio íntimo. El joven Bravo recibe desde muy pequeño estímulos positivos, de su fa-milia y del mundo natural que le rodea, pero esto probablemente no hubiera influido tanto en sus primeros años si no hubiera concurrido en él una cuali-dad innata, que le acompañó a lo largo de su vida: una curiosidad insaciable, un afán de conocer ilimitado que le hizo descubrir cosas nuevas y no perder la Autorretrato de Bravo en los acantilados de Martiánez. (años 30). Primera parte: Biografía Telesforo Bravo Expósito 33 capacidad de maravillarse, hasta el final de sus días. Su padre Buenaventura, empeñado en estimular también su creatividad y darles un oficio si un día les hace falta, monta un pequeño taller de ebaniste-ría para los dos hermanos en el sótano de la casa. Telesforo, apasionado del mundo egipcio y mesopotámico, plagados como no podía ser de otra manera, de elementos naturales, encuentra en ellos, motivo de inspiración y los plasma en muebles y en pequeños joyeros y cajas. También hace tallas sobre motivos religiosos, como querubines y ángeles, alguno de los cuales se encuentra en una Iglesia del Valle de La Orotava. Una infancia entre rocas y espuma Biografías d 34 e Científicos Canarios II. LA FORJA DE UN NATURALISTA II.1. Primeros Estudios Telesforo hace sus estudios primarios en Puerto de La Cruz, y su bachi-llerato en el Colegio de Segunda Enseñanza Tomás de Iriarte, también de su ciudad natal, fundado en 1926 por un grupo de hombres con ideas liberales, liderado por el catedrático de Lengua y Literatura y uno de los mejores escri-tores surrealistas que ha dado la literatura española, Agustín Espinosa García (1917-1897) que además de fundador, sería su primer director y colaborador. Pretendían estos hombres dar a su pueblo un lugar donde pudieran aprender las nuevas generaciones. Además de Agustín impartirían clase en el colegio, su hermano Fernando y sus primos Luis y Juan, además del cura investigador y Telesforo Bravo Expósito 35 La forja de un naturalista poeta Sebastián Padrón Acosta, María Teresa García Barrenechea y Cándido Chaves entre otros muchos. Este instituto, fue creado con la ayuda del que fuera alcalde de Puerto de La Cruz, Isidoro Luz Cárpenter, y estuvo situado en un primer momento en La Casa Ventoso, conocida como “Los Agustinos”, sede también por entonces de la Alcaldía, y era el único del Valle de La Orotava en su época. En él se im-parte una enseñanza de gran calidad, en un ambiente liberal, aunque con muy pocos medios materiales y en sus aulas se formarán los que se convertirían consecutivamente en tres rectores de la Universidad de La Laguna: Antonio González, Benito Rodríguez Ríos y Juan Hernández Perera, además de la mayor parte de profesionales liberales (médicos y abogados) que ejercerán su actividad en el Valle de La Orotava durante buena parte del siglo XX. Entre los primeros alumnos del centro estuvieron el propio Telesforo y su hermano Ventura, su amigo Celestino González Padrón y Joaquín García Estrada, todos de la primera promoción, y la mujer de Telesforo Bravo, Asunción Bethencourt. Nuestro personaje recordaba especialmente las clases de Agustín Espinosa que utilizaba el método aristotélico pues impartía sus enseñanzas en el Jardín del Colegio. Después de la Guerra, el Instituto cambiaría su laico nombre por el más acorde con los tiempos “Gran Poder de Dios”. Años más tarde sería el propio Isidoro Luz el que certificaría su defunción al irle privando progresi-vamente de sus instalaciones y otros medios en favor del Instituto Laboral. Según confesaba el propio Telesforo, cuando estudiaba el bachillerato su curiosidad cubría todos los campos, incluidas las Matemáticas, la Química y la Física, sobre todo las leyes que rigen el comportamiento tanto de los mate-riales inorgánicos como los orgánicos. Bravo confiesa que se dio cuenta pronto que sin la Física no podía entender nada y aplicaba sus leyes y las siguió apli-cando en todas sus investigaciones. Su afán de lectura era insaciable. De niño leyó el Quijote y los Episodios Primera parte: Biografía Biografías d 36 e Científicos Canarios Nacionales del escritor canario Benito Pérez Galdós, pero resumidos porque en la escuela primaria el maestro exigía una lectura de una página en voz alta turnándose en corrillo los alumnos. También de niño tuvo Telesforo acceso a un gran baúl de tea de una de sus tías que contenía libros de aventuras que su hermano le leía. También había ejemplares de la revista “La Esfera” con sus extraordinarios dibujos a pluma con una gran influencia de la ilustración de finales del Siglo XIX. II.2. Un paso intermedio: Magisterio Al terminar los estudios primarios la estrechez económica de la familia, provoca que los dos hermanos Bravo comiencen a estudiar juntos Magisterio en la Escuela Normal de Magisterio Primario de La Laguna, para lo que am-bos trasladan su residencia a la Ciudad Universitaria. Bravo aprovechó todas las posibilidades que se le presentaron en este perío-do. En su formación fue fundamental tener acceso a la biblioteca de la Escuela. Recuerda que había varias colecciones como la “Biblioteca Universal Espasa” con más de 1.500 números en formato de bolsillo. Allí pudo leer “Las Vidas Paralelas” de Plutarco, a todos los autores de la filosofía griega, a Unamuno, Baroja, Spengler y George Bernard Shaw, entre otros muchos. Podía además leer la colección “Bergua” que incorporaba literatura oriental y erótica y recibían puntualmente La Revista de Occidente donde leía a Ortega y Gasset que fue quien más le influyó en sus ideas todavía en formación. En Santa Cruz de Tenerife en la librería de Sixto, primero en la Rambla Pulido y más adelante en La Plaza de Weyler pasaba a la trastienda y comproba litera-tura francesa, Proust y otros autores y a Darwin y Lamarck. Telesforo termina los estudios de Magisterio en 1935 con veintidós años, y Telesforo Bravo Expósito 37 La forja de un naturalista el diez de octubre de ese año se le nombra maestro provisional de la Escuela Nacional de niños número dos de San Sebastián de La Gomera, en el marco del Plan profesional establecido por la Orden Ministerial de siete de septiem-bre de 1935, relativa a los alumnos que habían de realizar las prácticas. El 18 de febrero de 1936, es decir exactamente cinco meses antes del comienzo de la contienda civil, se le nombra maestro, igualmente con carácter provisional de la Escuela Nacional de niños de Molinitos, también en La Gomera, por ser aún maestro del plan profesional en prácticas, tomando posesión el veintiocho de febrero de 1936. A La Gomera le acompaña, también como maestro, su hermano Buenaventura que se quedaría a residir para siempre en la Isla. Juntos reco-rren sus decenas de barrancos, estudian su laurisilva, exploran sus cuevas en excursiones que como las que hacían en el Martiánez de su niñez, a veces duraban varias jornadas. El siete de mayo de 1936 el científico portuense es destinado a Tenerife, tomando posesión como alumno-maestro del plan profesional en prácticas de la Escuela de nueva creación del “Grupo Duggi”. II.3. La contienda civil El 18 de julio de 1936 comienza la Guerra Civil que trastoca la vida y los planes de Telesforo Bravo, al igual que los de todos los españoles que tuvieron que sufrir esa confrontación fraticida. El 29 de septiembre de 1936 se le nombra con carácter provisional maes-tro de la Escuela Nacional de niños de sección graduada de Tacoronte. Toma posesión el uno de octubre de 1936. Sin embargo Telesforo ya se encuentra prestando el servicio militar. Después del alzamiento es movilizado y hasta Primera parte: Biografía Biografías d 38 e Científicos Canarios 1938 su misión es enseñar a leer y a escribir a reclutas en el cuartel de Hoya Fría, en Santa Cruz de Tenerife. En 1937 a Telesforo se le nombra de acuerdo con lo prevenido en el aparta-do B de la Orden del Gobierno Nacional de Burgos, de fecha 30 de octubre de 1936, maestro provisional de los Asilos Benéficos de Santa Cruz de Tenerife, tomando posesión el treinta de octubre de 1937. II.4. El Frente En agosto de 1938 es destinado al frente de Madrid tomando parte en el sitio de la capital de España. En el archivo personal de Telesforo Bravo figura un documento firmado por Don Félix Díaz Díaz, Comandante de Infantería, Jefe del Primer Batallón Expedicionario de Tenerife que certi-fica “que el Alférez de Complemento DON TELESFORO BRAVO EXPÓSITO, se incorporó a este Batallón en el fren-te de operaciones el día tres de agosto de mil novecientos treinta y ocho, habiendo estado guarneciendo las posi-ciones de primera línea de Porcal-Pajares y Vaciamadrid, en el sector del Jarama, frente de Madrid, tomando parte en la liberación de los pueblos de Vallecas y Barajas, entrando en Madrid el día 28 del año en curso, fina-lizando la gloriosa campaña en esta unidad. Participó en el magno Desfile de la Victoria, ante S.E. el Generalísimo el día diecinueve de mayo del co-rriente año, embarcando con el Batallón para Canarias el día 13 de junio. Telesforo con el uniforme del ejército durante la Guerra Civil (Puerto de la Cruz) Telesforo Bravo Expósito 39 La forja de un naturalista Durante su permanencia en este Batallón su conducta fue intachable y ejem-plar, digna de un Oficial del Ejército Nacional, habiendo demostrado gran valor y excelentes dotes de mando, cumpliendo fielmente cuantas misiones se le encomendaron. Y para que conste expido el presente en Santa Cruz de Tenerife a veinticinco de agosto de mil novecientos treinta nueve.- Año de la Victoria”. Paradójicamente, Bravo se vio obligado a combatir en el lugar al que acudi-ría como estudiante ocho años más tarde. Sus compañeros de piso, en Madrid, también estudiantes canarios en la Ciudad Universitaria, recuerdan como en los años que estuvieron juntos y en los paseos por el recinto donde aún eran evidentes las huellas del conflicto, Telesforo nunca quiso hablar de su expe-riencia ni responder a sus preguntas. No era amigo de contar “batallitas” pero ocasionalmente a lo largo de su vida contó algunos hechos que le impactaron especialmente. El primero, cuando llegó al frente. No había uniformes de su talla y le dieron un mono de color verde, sin mostrar graduación alguna. Bravo poco amigo de disciplinas y saludos castrenses se sintió muy cómodo con esa indu-mentaria ya que todo el mundo le confundía con un mecánico. Sin embargo, en una reunión a la que le ordenaron acudir, un oficial de mayor graduación preguntó que hacía allí ese mecánico. Al responderle alguien que era un al-férez, ordenó remover Roma con Santiago para conseguir un uniforme de su talla. Así terminaron los días anárquicos de Telesforo en el frente de Madrid en plena guerra. Otro del que hablaba especialmente dolido, era cuando les obligaban a es-cuchar Misa sometidos al fuego de la artillería enemiga. Bravo afirmaba que veían volar los obuses sobre sus cabezas o quedándose a pocos metros mien-tras debían permanecer de rodillas. El último se refiere a una ocasión en la que los terrenos que ocupaban se inundaron. Tuvieron que subirse a los árboles para evitar ser arrastrados por Primera parte: Biografía Biografías d 40 e Científicos Canarios las aguas. Cuando estas comenzaron a bajar discutieron entre ellos quien de-bía ir al centro de mando a pedir órdenes. Resultó que era el portuense el único que sabía nadar, así que le tocó a él. Cuando llegó a su destino le dieron unas instrucciones claras: “deben mantener la posición”. Tuvieron entonces que permanecer aún varias horas más subidos a los árboles. Al bajar descubrieron que algunos soldados del otro bando estaban hacien-do lo mismo en una arboleda no muy lejana y en un momento donde primó la razón, de los que a veces se da en las absurdas guerras, se reunieron y charla-ron como amigos, como compatriotas que eran. Al finalizar la contienda Telesforo entra en Madrid con el ejército vence-dor, donde el que más tarde sería su consuegro, otro canario, conducía ambu-lancias del ado republicano durante la guerra. De la correspondencia con su entonces novia Elena Asunción Bethencourt se deduce que ni siquiera inmerso en una situación tan crítica, dejó de prac-ticar su actividad favorita: la observación de la naturaleza y el medio que le rodea. Así, el 4 de septiembre de 1938 Telesforo escribe: “Hoy he dedicado la mañana a los insectos, he estudiado mejor los mirmileones (hormigas león) Tiran el barro con la ca-beza, para hacer los embudos entran reculando con el abdomen y cuando ya están cubiertos, dan un golpe rapidísimo con la ca-beza y los ganchos que tienen de presa y proyectan la tierra ha-cia arriba. Continúan así su trabajo hasta un límite que está en profundidad en razón directa con su tamaño. Cuando resbala un insecto dentro y no queda al alcance de sus mandíbulas le tira barro y le hace caer. Luego le hunde y se lo merienda.” Su curiosidad sin límites se manifiesta en otra misiva de ocho de septiem-bre de 1938 en la que narra a su novia las investigaciones que realiza en las trincheras, de la siguiente manera: “He ido analizando todos los insectos que encuentro a mi Telesforo Bravo Expósito 41 paso. He logrado observar cuatro clases de hormigas: la roja, de gran cabeza y fuertes mandíbulas, la corredora de patas lar-gas y abdomen perpendicular cuando camina al sol, la negra que es más lenta, la pequeña muy parecida a la argentina y des-pués hay una muy chiquitita que no sé si será de alguna de estas clases. Todas ellas por la proximidad del invierno se atarean a ingresar en los hormigueros todo lo que encuentran a su paso. He visto además la gran escalopendra (ciempiés) el grillo cebo-llero, el escarabajo pelotero negro, unas pentámeras y la mosca de río. Caminando por las trincheras no me aburro, los cantos de sílex rodados son de magníficos colores, sonrosados, verdes, moteados de todos los colores inimaginables. Hace un momento encontré un gran depósito de cenizas en la profundidad de una trinchera. Tiene huesos, trozos de útiles de barro cocido, pie-dras que tienen forma de polígonos, varias muy iguales, puntas de flecha, aunque a dos metros de profundidad no sé si tendrá la antigüedad deseada. Un trozo de cuerno llama mi atención. Mientras no llueva no me aburriré por esto. Todo esto está muy bien pero a mi lado hay un casco de acero lleno de cartuchos, botellas de líquido inflamable,...etc. No se siente nada, todo está en calma, pero bastaría que alguien se acercara para que se ar-mara una batalla de esas que no se olvidan”. La forja de un naturalista Biografías d 42 e Científicos Canarios III. EL FIN DE LA GUERRA Y EL REGRESO A CASA III.1. Un hallazgo que cambiará su vida Antes comenzar la contienda civil se habrá de producir un hecho que con-dicionaría el posterior desarrollo de los acontecimientos. En 1936, cuando Telesforo tiene 23 años y antes de que comience la Guerra Civil, sucede un hecho que va a influir decisivamente en su trayectoria académica y profesio-nal posterior. Años atrás su padre era el responsable técnico de un pozo que la familia Machado tenía en el barranco de San Felipe en el Puerto de La Cruz. En este pozo se hizo una galería hasta un antiguo acantilado marino retira-do del mar por las erupciones volcánicas, que estaba detrás, en la zona de la Dehesa. Luego se hizo otro pozo más arriba para darle ventilación y al seguir-se hasta el acantilado marino Buenaventura Bravo encontró una playa con lapas, burgados y otros restos (playa fósil). Entre este material aparecieron Telesforo Bravo Expósito 43 El fin de la guerra y el regreso a casa diferentes tipos de huesos, entre los que se encontraban unas mandíbulas que él, marinero como había sido, pensó que eran de morena. Realmente estos huesos respondían a una rata gigante del tamaño de un gato que luego sería bautizada en su honor como “Canaromys bravoi” y a un lagarto gigante de un metro y medio de talla. Todos estos restos fueron cuidadosamente guardados por el padre de nuestro personaje, dejando constancia de la fecha y la locali-dad en que fueron encontrados, en un baúl de tea que tenía desde sus tiempos en la mar, con los libros de bitácora, el sextante, las brújulas y sus mapas de Canarias de 1908. En el 36, el joven Bravo, en uno de sus recorridos diarios por Martiánez, se encuentra con un nido de cernícalos, que contiene cabezas de lagartos y se da cuenta de que eran iguales a las que su padre había guardado pensando que eran de morenas, pero más pequeñas. Le lleva entonces los restos a Agustín Cabrera, profesor de Ciencias Naturales del Instituto de Canarias. Cabrera tras un análisis preliminar con-firma que se trata de una súperespecie de lagarto, pero no los estudia. Tiempo más tarde Bravo le pide al referido profesor que le devuelva los restos y por mediación del entonces catedrático de Geología de la Universidad de La Laguna, el Doctor Maynar, contacta con un profesor cántabro que da cla-se en la Universidad de Frankfurt Am Main, en Alemania, el Doctor Llarena. Telesforo le envía los restos a Llarena, que a su vez era amigo de un afa-mado herpetólogo ruso, el Doctor Mertens, que realizaba sus investigaciones en el Museo de Seckenberg también en Alemania. Llarena se los confía a su amigo para que los estudie y se lo comunica al joven Bravo que espera ansioso contestación. La única que obtiene es la de Llarena pidiéndole más restos. Años más tarde, nuestro personaje descubre que Mertens, sin haber pi-sado ni una vez Tenerife se apropia del descubrimiento, describiendo para la Ciencia, una nueva especie de Lagarto Gigante, ya extinguido, a la que deno-mina Lacerta gallotia goliath. Primera parte: Biografía Biografías d 44 e Científicos Canarios Esto enfurece a Bravo, que se siente engañado, traicionado en su buena fe. Entonces se propone adquirir conocimientos suficientes que le permitan hacer sus propias investigaciones sin tener que lidiar con más “carroñeros científicos” Se da la circunstancia de que el pozo donde su padre encontró los primeros restos aún existe, y en él el biólogo y naturalista tinerfeño Antonio Machado Carrillo y su mujer, la periodista María Jesús Hernández con la ayuda del Ingeniero de Montes Isidoro Sánchez, todos ellos amigos de Telesforo Bravo, pro-yectaron crear un Museo del Agua que llevaría su nombre. Lamentablemente, los esfuerzos realizados hasta la fecha no han fructificado. III.2. Su mujer Asunción En 1939 sucede otro hecho feliz en la vida de Telesforo, además del final de la guerra: el catorce de agosto de aquel año se casa con su gran amor, Elena Asunción Bethencourt, Asunción como la llamaba él, que será su inseparable cómplice a lo largo de su vida, en una ceremonia íntima con la única presencia de sacerdote, contrayentes, testigos y familia más directa. El ramo de la novia esta-ba hecho de flores silvestres. Asunción ya había sido compañera de andanzas en su “primer laboratorio” de Martiánez, pero a lo largo de los años le acompañará en sus expediciones y desplazamientos por muchos otros parajes. Son innume-rables los viajes que hace con él, desde Irán, hasta Islandia, desde Extremadura a Galicia, del Archipiélago Chinijo a La Caldera de Taburiente. Durante más de tres décadas acuden varias veces al año al Parador de Turismo de Las Cañadas del Teide y mientras Telesforo sale de campo a recolectar muestras de rocas y a obtener datos para sus investigaciones, su mujer se abandona a la mayor de sus aficiones, la lectura. Se les llega a conocer con el nombre entrañable de “los abue-litos del Parador”, estableciéndose una relación casi familiar con su personal. Telesforo Bravo Expósito 45 El fin de la guerra y el regreso a casa Asunción era hija del propietario de un almacén en El Puerto de La Cruz y de una de las primeras radiotele-grafistas de Canarias y estaba dota-da de una inteligencia y una memoria extraordinarias. Luchando contra el sexismo imperante en la época, obtie-ne el número uno en las oposiciones regionales para ocupar plaza de maes-tro. Sería durante muchos años direc-tora de Escuelas Graduadas, una de las primeras mujeres que pudieron ocupar ese cargo en las Islas, y estuvo desti-nada en numerosos lugares de la geo-grafía canaria, desde El Puerto de La Cruz a Adeje, pasando por Tacoronte, Santa Cruz de Tenerife y Lomo Apolinario en Gran Canaria. Al regresar su marido desde Irán, Asunción abandonaría sus responsabilidades docentes y se dedicaría por completo a la familia, pero como sus ansias de aprender no disminuían y quería compartir más tiempo con Telesforo, cuando ya tiene más de sesenta años comienza y aprueba año por año, en La Universidad de La Laguna y con excelentes calificaciones, la carrera de Geografía e Historia, para ayudar a Bravo en sus investigaciones. Asunción proyecta incluso ela-borar, en colaboración con José Martínez Suárez, una edición turística de la Geografía General de Las Islas Canarias escrita por Telesforo, que fuera más accesible a visitantes y público en general. La edición proyectada constaba de 25.000 ejemplares en español, 15.000 en inglés, 5.000 en francés y 5.000 en alemán. Los problemas surgidos con Goya Ediciones, la editora de la obra, malograron su iniciativa. Dicen que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer. Sin duda Asunción en su casa del Puerto de La Cruz en la calle de San Juan, 9 con su hermano Ricardo Primera parte: Biografía Biografías d 46 e Científicos Canarios Asunción fue el anclaje de Telesforo a la tierra, su mayor apoyo, su compañera y amiga de toda la vida y sin ella es muy probable que su marido no hubiera tenido la libertad de la que gozó para poder realizar sus sueños. III.2.El ejercicio del magisterio El 1 de septiembre de 1939 nuestro personaje es nombrado maestro propietario de la Escuela Graduada “Barrio Norte” de Santa Cruz de Tenerife donde impartirá la docencia hasta que el tres de octubre de 1940 permuta su plaza por la de maes-tro propietario de la Escuela de niños de la Dehesa en el Término Municipal del Puerto de La Cruz. El 23 de octubre del mismo año regresa a la Escuela Graduada “Barrio Norte” donde estará hasta el 31 de diciembre de 1943. El 1 de enero de 1944 el científico portuense será destinado al Grupo Escolar “Sergio y Orbaneja” también de la capital tinerfeña hasta el 31 de diciembre de 1944. Finalmente el 1 de enero de 1945 Telesforo ocupará su último destino como maestro en la Escuela Graduada de niños “Fray Balbino”, donde su plaza estará asignada hasta 1952. Hay que tener en cuenta que en los dos últimos destinos no ejercerá mucho tiempo su profesión, primero por la movilización for-zosa que supuso su reincorporación al ejército y luego por sus estudios de Ciencias Naturales en Madrid, lo que daría lugar, en un primer momento a su sustitución y su pase a la excedencia voluntaria en los primeros años de la década de los cin-cuenta, que posteriormente se convertiría en baja definitiva. Bravo nunca más re-gresaría a una escuela o colegio como maestro, pero en años sucesivos lo haría frecuentemente como conferenciante. Telesforo de maestro en 1939 en Santa Cruz, en el grupo escolar del Norte en la calle de la Rosa Telesforo Bravo Expósito 47 III.3. De nuevo movilizado La alegría de la vuelta a casa y la desmovilización dura exactamente cinco años. El 11 de julio de 1944, con la suerte de la Segunda Guerra Mundial, de-cantándose cada vez más del lado aliado, lo que supone una amenaza para el Régimen de Franco, próximo todavía a los países del Eje, Telesforo es movili-zado de nuevo y destinado al Grupo Automovilismo de Canarias, en el barrio lagunero de La Cuesta. Como él mismo confesaría, ese período de su vida en el que la movilización forzosa le apartó temporalmente de sus sueños, se hizo interminable. Además duerme muchos días en el cuartel mientras su fami-lia está en Adeje o en Santa Cruz. Sin embargo durante ese período amargo, Telesforo no pierde interés por sus grandes pasiones. Así “mata el gusanillo”, acudiendo en su moto con sidecar a la batería de costa de La Quinta, en Santa Úrsula, donde sirve un gran amigo suyo, el artillero Manuel García Borges. Allí, ambos se descuelgan por los acantilados a la menor oportunidad, usando las redes que protegían la batería, en busca de restos aborígenes y fósiles. Finalmente el 21 de diciembre de 1945, obtiene la licencia tras haber pasa-do casi cinco años en el ejército, rechazando la oferta de continuar la carrera militar lo que le hubiera costeado los estudios, que en ese momento Telesforo deseaba fervientemente ampliar. Como él mismo decía, había tenido suficien-te disciplina castrense. A mediados de los años cuarenta nacen también los dos hijos del matri-monio, Jesús que se convertiría años más tarde en geólogo y profesor de la Universidad de La Laguna y Lourdes, que se casaría con Juan Coello, el gran colaborador científico de su padre, y que tras unos años como analista en el laboratorio de Petrología de la Facultad de Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid, se dedicaría a su familia a tiempo completo. El fin de la guerra y el regreso a casa Biografías d 48 e Científicos Canarios IV. EN BUSCA DE UN SUEÑO IV.1. Años de hambre y privaciones: legumbres y gofio En 1946 una beca del Cabildo de Tenerife, el apoyo de su mujer y la generosi-dad de otras personas, le permiten cumplir su gran sueño: trasladarse a Madrid y comenzar la carrera de Ciencias Naturales, mientras Asunción permanece en Canarias continuando su periplo docente por las Islas. En la capital comparte piso con los estudiantes también portuenses, Luis Espinosa estudiante de Medicina, que se convertiría en un prestigioso trau-matólogo, Gustavo Reimers, y un año con Enrique Talg, el que sería durante muchos años, propietario, director y alma máter del portuense Hotel Tigaiga, galardonado internacionalmente por sus buenas prácticas ambientales. La beca de Telesforo es de trescientas pesetas al mes y con ese dinero debía hacer frente a todos sus gastos. Los años en el Madrid de la posguerra son muy duros y la comida no abun- Telesforo Bravo Expósito 49 En busca de un sueño da. Las escasas raciones de las diferentes pensiones en las que se alojarían durante su estancia en la capital de España, apenas dan para engañar el ham-bre de los jóvenes acompañantes de Bravo, que no les va a la zaga, pues no en vano está aún la treintena, y estaba y estuvo siempre dotado de un gran ape-tito. El gofio se convierte en un alimento de primera necesidad, compañero inseparable de judías y lentejas y objeto indispensable para echar a la maleta, ya fuera la propia o la de los visitantes canarios que acudían a Madrid. Desde entonces, rara es la ocasión en que Telesforo no viaja o hace una de sus excur-siones acompañado de una buena pella de gofio amasado con miel y pasas, si estaban al alcance. Cada visita de un canario con la cartera medio llena, se convierte auto-máticamente en una fiesta culinaria que alivia momentáneamente la situa-ción, llenando los estómagos de unos y vaciando los bolsillos de los otros. Los viajes entre Canarias y Madrid son eternos, primero en barco hasta Cádiz en trayecto de dos días y luego hacer noche en la pensión más cercana; y al día siguiente, el interminable trayecto en tren de carbón hasta Madrid, que se detiene en cada estación de cada pueblo. Cuando toca regresar a Canarias se repite la misma “aventura”. Las llamadas a casa deben hacerse a través de conferencia, puesta por una telefonista, para la que hay que pedir cita, lo cual podía demorarse varios días. Telesforo extraña a su mujer y a sus hijos y para engañar a la nostalgia, echa mano de la pluma y el papel. Escribe varias veces al día en cuartillas que agrupa en una única carta, pero eso sí, envía una por cada día del año, religio-samente, sin faltar uno. Esta costumbre la adquiere desde el comienzo de su noviazgo con Asunción Bethencourt en El Puerto de La Cruz, aunque los dos vivían a unos escasos 500 m. Durante las fechas navideñas permanece en las pensiones lejos de la fa-milia; el dinero no se puede estirar tanto y hay que aprovechar cada momento Primera parte: Biografía Biografías d 50 e Científicos Canarios libre para estudiar. En el invierno del Madrid de la posguerra el frío es in-tensísimo y algunas de las habitaciones en las que viven no disponen de cale-facción. Uno de los jóvenes compañeros de Bravo, Luis Espinosa, con el que compartiría cuatro años en la capital de España, contrae una meningitis que está a punto de costarle la vida. Telesforo es un estudiante aplicado y excelente dibujante. Cuando regresa de las clases se pone el pijama, su nuevo uniforme para tiempos de paz, que sería su indumentaria favorita para el trabajo en casa durante toda su vida, y se entrega al estudio y al tabaco, que le ocupaban el resto de la jornada. A veces el frío le puede y Telesforo, para poder continuar estudiando se mete dentro de un ropero lleno de prendas de vestir, del que deja abierta sólo una rendi-ja, para que entre un poco de luz y aire. En una de las pensiones, Telesforo, el responsable del grupo al ser el de ma-yor edad, es requerido por los propietarios, una pareja de estudiantes de me-dicina polacos apellidados Dobrycki, que le manifiestan que están seriamente preocupados por su salud y la de sus camaradas. Ante la extrañeza de nuestro personaje, los polacos le aclaran que no es bueno bañarse una vez al día. Bravo se convierte en casi un tutor para sus jóvenes compañeros de fatigas y a veces incluso les ayuda con sus dificultades académicas. Es visto por ellos como un hombre de carácter inquebrantable, tallado a escoplo, de fuertes con-vicciones a las que es siempre fiel, honesto e íntegro, trabajador infatigable. Durante todos aquellos años, no le recuerdan nunca enfadado y sí siempre de buen humor, a pesar de su aspecto serio y de las duras condiciones que les rodeaban. La falta de medios económicos les impide prodigarse en excursiones por Madrid y las pocas que realizan lo hacen o por obra y gracia de algún visitan-te generoso con dinero del que disponer, como el médico Celestino González Padrón, o de manera casi accidental al empezar a caminar y perder la noción del tiempo y del espacio. En aquellos años en que el Paseo de La Castellana Telesforo Bravo Expósito 51 En busca de un sueño aún no había sido urbanizado y en su lugar existía una cañada por la que pasaban los ganados trashumantes, no era difícil salirse caminando fuera de los límites de la ciudad. A veces el despiste les costaba la cena que no esperaba por los jóvenes canarios ya que era servida todos los días a la misma hora. Sus trayectos en el metro nunca finalizaban en su parada natural ya que se bajaban antes para ahorrar. El verbo “compartir” en aquellos años de pri-vaciones estaba cargado de sentido. El año en que Telesforo comparte habita-ción con Enrique Talg, sólo uno de los dos tiene traje y se lo presta al otro sin dudarlo. IV.2. Los Estudios de Ciencias Naturales en la Universidad Complutense de Madrid Telesforo llega a Madrid con 33 años, dejando atrás familia, amigos y profe-sión. Su destino es la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Central de Madrid, la única que había entonces. En 1857 se dictó la Ley de Instrucción Pública, que permanecería en vigor hasta 1970. La Ley, que fue conocida como “Plan Moyano”, establecía el con-trol del Estado sobre la educación universitaria, eliminando toda posibilidad de autonomía. Además se favorecía la formación de profesionales (médicos, ingenieros y abogados), sobre los científicos, ocupando la Ciencia un lugar secundario en el ámbito universitario. El plan diseñado daba mayor importancia a las asignaturas biológicas y geo-lógicas que los anteriores y, sobre todo, proporcionaba un conocimiento global, enciclopédico de las Ciencias Naturales. El plan de 1944 de la carrera de Ciencias Naturales y por tanto el que inició Bravo en 1946 tenía las siguientes asignaturas: En el primer curso se daban Matemáticas Especiales, Física, Química Experimental, Geología General y Primera parte: Biografía Biografías d 52 e Científicos Canarios Biología General. En segun-do se daba Histología Vegetal y Animal, Cristalografía, Zoología (invertebrados no artrópodos), Geografía Física y Química Analítica. Tercero tenía Anatomía y Fisiología de los vegetales, Zoología (ar-trópodos), Zoología (cordados y vertebrados), Mineralogía y Mineralotecnia, Bacteriología y Protozoología. En cuarto curso se impartía Fitografía, Petrografía y Estratigrafía, Antropología y Fisiología Animal. Por último en Quinto las asig-naturas eran Paleontología y Geología Histórica, Ecología Vegetal, Botánica Aplicada, Geología Aplicada y Zoología Aplicada. El primer año algunas asignaturas se impartían conjuntamente para Ciencias Naturales y otras disciplinas (Farmacia y Química), pero en segundo quedaban tan sólo doce alumnos, con un profesorado que se desvivía por un grupo tan reducido. Esta profusión de asignaturas, no era considerada por Bravo como una complicación sino más bien como toda una ventaja, pues le aportó lo que él calificaba como una “visión tridimensional de la Naturaleza”. Y es que cuando el científico canario salía a realizar visitas de campo, auténtica necesidad para todo aquel que pretendiese ser un buen naturalista según nuestro personaje, no sólo investiga el elemento inanimado, la gea, sino que la flora y la fauna son también objeto continuo y permanente de sus observaciones. Además Bravo siempre le concede una especial importancia a la sólida for-mación en Física que adquiere durante la carrera, llegando a manifestar en más Telesforo en el Madrid nevado a finales de los 40 realizando sus estudios de Licenciatura de Ciencias Naturales. Telesforo Bravo Expósito 53 En busca de un sueño de una ocasión, que no hubiera podido comprender en toda su extensión los procesos geológicos si no hubiera sido por su dominio de aquella disciplina. El Plan de 1944 fue modificado por Decreto de 11 de agosto de 1953 divi-diéndose las Ciencias Naturales en las Licenciaturas de Biología y Geología. Para Telesforo la especialización supuso una merma de la calidad en la manera de interpretar la Naturaleza, que se habría de centrar a partir de entonces en una única dimensión. Entre sus profesores estuvieron los catedráticos de Petrografía y Estratigrafía, Maximino San Miguel de La Cámara, de Fisiología Vegetal, Florencio Bustinza (amigo del inventor de la penicilina Alexander Fleming a quien dedicó una biografía), de Paleontología y Geología Histórica, Bermudo Meléndez, de Zoología, Juan Gómez-Menor y de Geografía Física y Geología aplicada Francisco Hernández-Pacheco, todos ellos insignes especialistas de su generación en sus diferentes áreas de docencia e investigación. Con muchos de ellos establece una auténtica relación de amistad que ha quedado plasmada en una abundante correspondencia. Probablemente la más intensa y fructífe-ra sería la que mantendría con Francisco Hernández-Pacheco. IV.3. La saga de Hernández Pacheco Telesforo considera a Francisco como su amigo y maestro y con él se car-tea varias veces al año hasta mucho tiempo después de haber finalizado sus estudios de Ciencias Naturales y el doctorado. Bravo llegaría a conocer tam-bién a su progenitor, Eduardo Hernández Pacheco (1872-1965), para muchos el padre de la moderna Geología española. Este geólogo nace en Madrid, aun-que su infancia y primera juventud la pasa en Extremadura, por lo que se consideraba extremeño. Durante su vida profesional fue perfectamente capaz de compaginar investigación y docencia. Su tesis fue dirigida por otro de los Primera parte: Biografía Biografías d 54 e Científicos Canarios grandes de la Geología en España, José Macpherson. A lo largo de su trayec-toria vital estuvo siempre vinculado a dos entidades de gran importancia en la historia del conocimiento de nuestro país, la Sociedad Española de Historia Natural, fundada en 1871 y la Institución Libre de Enseñanza, creada en 1876 por Giner de Los Ríos y que se convertiría con el paso de los años en auténtico foco modernizador de la cultura española. La relación de Bravo con Francisco Hernández-Pacheco (1899-1976) es de amistad, casi familiar. Telesforo Bravo se consideró siempre su discípulo y en sus cartas así lo reconoce y lo llama “amigo y profesor”. Por su parte, Francisco trata a Telesforo de “mi querido y buen amigo” o “buen amigo y compañero”. Para Francisco su padre fue siempre un modelo a seguir. Estudia Ciencias Naturales en la Universidad Central de Madrid, siguiendo los pasos de su progenitor. Posteriormente, ya licenciado, realiza una importante labor en la realiza-ción de la primera edición del Mapa Geológico Nacional (MAGNA), editado por Instituto Geológico y Minero de España. Su obra científica supera el cen-tenar de publicaciones y a pesar de que inicia la transición hacia la especiali-zación, es aún uno de los últimos representantes de la escuela de naturalistas españoles de la que también formaría parte Telesforo Bravo. Es Francisco Hernández-Pacheco referente y fuente permanente de con-sejo para Telesforo Bravo. No en vano Francisco será su profesor de Geología Aplicada y en ella le pone una Matrícula de Honor. Sobre su proyecto de ela-borar una Geografía de Canarias, Hernández-Pacheco le aconseja: “Me pa-rece muy bien la idea de que haga usted una Geografía General de las Islas Canarias, pues lo hecho hasta hoy en día por los distintos autores, no es completo y está muy disperso en publicaciones nacionales y extranjeras....” Finalmente, Alfredo elaborará el prólogo de esta obra y en él dice de su discí-pulo : “...con él (Archipiélago canario) hay que estar compenetrado, en él hay que haber vivido mucho tiempo y pensar seguir viviendo, para así poderlo Telesforo Bravo Expósito 55 En busca de un sueño conocer y sentir; un apasionado de las Ciencias Naturales para gozar al re-correr cantiles colgados y playas solitarias, al escalar picachos y descender bajo tierra y seguir los singulares “tubos”, formados en las coladas volcánicas, para adentrarse en las soledades grandiosas de Las Cañadas o recorrer los ubérrimos y poblados campos de platanares y de tabaco. Tal labor tenía que hacerla un canario que fuera naturalista; un hombre en fin enamorado de su tierra y de su profesión, circunstancias que felizmente concurren en Telesforo Bravo”. Los Tomos I (cuestiones generales) y II (Provincia de Las Palmas) de la Geografía de Canarias serían publicados respectivamente en 1954 y 1964 por Ediciones Goya, quedando pendiente el Tomo III correspondiente a la Provincia de Santa Cruz de Tenerife, que Telesforo jamás escribió, ya que por los dos primeros tomos no recibió cantidad alguna y sí desembolsó una im-portante suma de dinero. Ello no ha impedido que esa obra se haya convertido en todo un clásico de la literatura científica de Canarias y que sea una pieza codiciada por los coleccionistas. El concurso de Francisco es fundamental para animar a Bravo a elaborar y leer la tesis doctoral y convertirse así en Doctor y en este sentido manifiesta en una carta de mayo de 1961: “... para mí lo fundamental es verte Doctor, después vendrá lo que tenga que venir”. Es además uno de los que posterior-mente le “empuja” a opositar a la Cátedra de la Universidad de La Laguna cuando dice que “... lo que sí parece es que esa Cátedra de Petrografía quede libre dentro de poco tiempo. No hay más remedio que ponerla en su sitio e ir por ella, después todo se resolverá las mil maravillas. Gente preparada en Petrografía y sobre todo con práctica no la hay y tú tienes en esto unas gran-des ventajas”. Sería además Francisco, quien años más tarde, facilitaría el contacto entre el Profesor Zeuner de la Universidad de Londres y miembro del Instituto Británico de Arqueología y Bravo, del que surgirían estudios sobre los fósiles de Tenerife y en concreto sobre la especie de rata fósil descubierta por nuestro personaje. Primera parte: Biografía Biografías d 56 e Científicos Canarios En 1953, Francisco realiza un viaje a Ifni en el África española y al regre-sar visita Gran Canaria y posteriormente Tenerife, donde ha acordado previa-mente encontrarse con Bravo. Durante su visita a esa isla se aloja en Puerto de La Cruz, y su acompañante en todas las excursiones será Telesforo Bravo. De este viaje hay un testimonio escrito en forma de artículo en el periódico “La Tarde” redactado por el propio Bravo. En Santa Úrsula visitan un tubo volcánico que se encuentra en la finca de la familia Escobar, donde además de estudiar su geología, analizaron restos de fósiles de lagartos. Acuden también a la costa del Valle de la Orotava y a Las Cañadas del Teide donde buscan y en-cuentran restos aborígenes en compañía de Celestino González Padrón, per-noctando en sus inmediaciones, en el Portillo de la Villa. También visitan el Observatorio Meteorológico de Izaña. Francisco Hernández-Pacheco califica al Teide como “la más bella montaña del territorio nacional, pues a lo abrupto y duro del paisaje se une la simplicidad de sus líneas”. En 1954 y a petición de Francisco, Telesforo Bravo escribe un trabajo, pre-cisamente sobre “Tubos en las Coladas Volcánicas de Tenerife” para el Tomo Extraordinario en homenaje a Eduardo Hernández Pacheco por su 80 cum-pleaños, editado por la Real Sociedad Española de Historia Natural. Según le cuenta Francisco a Telesforo en una carta, su padre Eduardo “gozó” cuando le dio noticias sobre ese trabajo del científico portuense. Francisco daría además clase al hijo de Telesforo, Jesús y a su yerno, Juan Coello, que se convertirían respectivamente, años más tarde, en Profesor de Geología y Catedrático de Petrología y Geoquímica de la Universidad de La Laguna. Esta estrecha relación “familiar” se perpetuaría una generación más tarde cuando el hijo de Francisco, Alfredo Hernández-Pacheco, hoy Catedrático jubilado de Geoquímica de la Universidad Complutense de Madrid, llegaría a ser buen amigo del propio Telesforo y de su hijo y yerno. En compañía de su mujer, Soledad Fernández Santín, también profesora de Geología de la Complutense, Alfredo realizaría numerosas investigaciones Telesforo Bravo Expósito 57 En busca de un sueño en Canarias, siendo la Petrología de las Islas y el vulcanismo histórico cana-rio, algunos de sus principales temas de estudio en este Archipiélago. Finalmente el ciclo se cierra cuando Alfredo Hernández-Pacheco da clases en Madrid al nieto de Bravo, Juan Jesús Coello Bravo, que hoy es Licenciado en Ciencias Geológicas y técnico del Consejo Insular de Aguas de Tenerife. Biografías d 58 e Científicos Canarios V. CON LA MOCHILA Y EL MARTILLO A CUESTAS V. 1. Un fuerte contratiempo. No le dejan ser doctor Bravo finaliza la carrera especializándose en Geología e Hidrología. Durante los años siguientes hace los cursos de doctorado que finaliza en 1953. Telesforo ve entonces más cerca de materializarse, su anhelo de convertirse en Doctor; y su labor académica le granjea la admiración de compañeros y profesores. Sin embargo, al científico portuense se le cierran literalmente las puertas del Laboratorio de Petrología. Se le prohíbe el acceso, por razones que el pro-pio Bravo nunca quiso airear demasiado, pero que estaban relacionadas con la política universitaria. La Cátedra de Maximino San Miguel de La Cámara, estaba a punto de quedar vacante y su ayudante teme que un nuevo y muy cua-lificado Doctor pueda competir con él en las futuras oposiciones. Este hecho, supone un duro revés para nuestro personaje. Telesforo Bravo Expósito 59 Con la mochila y el martillo a cuestas En 1953 no todo son sinsabores ya que realiza el primero de sus viajes al Archipiélago de Las Salvajes, conjunto de islotes de soberanía portuguesa. De aquella expedición se hablará en un capítulo posterior. V.2. Regreso a Canarias. El Museo Canario En 1954 entiende que su carrera en Madrid ha llegado a una vía muerta, así que regre-sa a Canarias aceptando una oferta de Museo Canario, para ocupar el cargo de asesor científi-co. Durante su estancia en Gran Canaria realiza varias campañas arqueológicas, en compañía del que se convertiría en su buen amigo José Naranjo Suárez, que resultarían muy fructífe-ras y que aumentarían las importantes coleccio-nes del Museo. Además colabora en las investigaciones del geólogo finlandés Hans Hausen que se encuentra en ese período trabajando en Gran Canaria. Debido a las grandes limitaciones físicas de Hausen, es Telesforo el que le hace prácticamente todo el trabajo de campo, colaborando también poste-riormente en la elaboración de los resultados, con una continua y rica corres-pondencia. Esta experiencia supondría una nueva decepción para Telesforo ya que Hausen nunca reconocería la importancia de su colaboración, ni la mencionaría en sus obras. V.3. Haciendo manar el agua. La Península Ibérica La labor de Bravo en Hidrogeología e Hidrología constituye, entre sus nu- Cerámica aborigen de Gran Cana-ria. Museo Canario en el que tra-bajó Biografías d 60 e Científicos Canarios merosos ámbitos de investigación, la dimensión que adquiere más importan-cia e incluso trascendencia internacional. Bravo, inicia su carrera como hidrogeólogo en la Península Ibérica. En 1956 Telesforo, cuyo currículo y reputación no han pasado desapercibidos en círcu-los académicos y profesionales, es contratado en Madrid por Los Arquitectos e Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos para realizar investigaciones hidrogeológicas en los terrenos de las Bases Americanas en España y sus aledaños. El General Franco que se había alineado con Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, cambia el rumbo de su política internacional y para intentar romper el aislamiento internacional del país, permite que se instalen en suelo español numerosas bases militares del Ejército de Estados Unidos, cuyos gobernantes desean establecerse en España, por su gran importancia estratégica. El primer trabajo de Telesforo Bravo en esta materia, lo realiza en un lugar conocido como “Los Ojos de San Jorge”, cerca de la Base Área de los Llanos, en Albacete. Su contrato es de ocho días y cobra 2.400 pesetas. Posteriormente realizaría otros trabajos hidrogeológicos o lo largo y ancho de la geografía peninsular en las cercanías de los acuartelamientos estadouni-denses, bastante numerosos en aquella época. De estos trabajos casi siempre se beneficiaban las poblaciones colindantes. Una demostración de su conocimiento sobre esta materia es una carta de la década de los setenta, en la que Telesforo informa a Francisco Fernández Pacheco, estudiante de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Madrid, que le solicita información sobre captación de aguas mediante gale-rías, que en muchas áreas del mundo “árabe”, incluido el territorio peninsular español (que en su día lo fue), se han utilizado los ghanat, galerías que reco-rren las llanuras aluviales, algunas con longitudes de hasta 25 kilómetros. Las llamadas “minas de agua” entre Tarragona y Reus son simplemente ghanat árabes. En Madrid a principios de siglo, los aguadores llenaban sus cántaros Primera parte: Biografía Telesforo Bravo Expósito 61 Con la mochila y el martillo a cuestas en ghanat que tenían su salida en la cañada para ganado trashumante en lo que hoy es La Castellana y su prolongación. En las excavaciones practicadas durante la construcción de la Estación de Chamartín, aparecieron estas anti-guas galerías. V.4. El Trabajo en Irán (Antigua Persia) Al año siguiente, a Telesforo, que se ha ganado por su buen ha-cer, la consideración de los técni-cos estadounidenses, le proponen un trabajo más arriesgado pero muy atractivo profesionalmente. “Ammann & Whitney”, empre-sa de arquitectura e ingeniería del País de las Barras y Estrellas, fundada en 1946 y que a lo largo de los años ha participado en pro-yectos tan importantes como la Restauración del Capitolio en Washington, los edificios Philarmonic Hall, Repertory Theater y Opera House del Lincoln Center de Nueva York, la Terminal de la TWA del aeropuerto JFK de la misma ciudad, el George Washington Bridge también en Nueva York y finalmente el Auditorio de Pittsburg y que ha sido adjudicataria frecuente de proyectos del Ejército de Estados Unidos desde hace más de cincuenta años, le ofrece un contrato como geólogo para trabajar en el “Iran Road Project” (Proyecto de Carreteras de Irán) La Segunda Guerra Mundial ha terminado y Estados Unidos y la Unión Soviética están en plena Guerra Fría. En 1950 accede al poder en Irán, Brocal de cerámica en un pozo en Irán en 1957 «en la zona forestal del Caspio en el río Sefid» Biografías d 62 e Científicos Canarios Mohamed Mossadeq. En Abril de 1951 a propuesta de aquel, el Parlamento iraní vota la nacionalización de la industria petrolera y la compañía Anglo- Iraní de petróleos se ve obligada a abandonar sus operaciones y como resul-tado, Gran Bretaña boicotea la compra de petróleo persa. En ese momento comienza una lucha por el poder entre otra figura política, El Sha, y Mossadeq que culminaría el 22 de agosto de 1953 con el derrocamiento del segundo, en un golpe de Estado perpetrado por el general Fazlollah Zahedi con el apoyo de la CIA. El Sha al acceder a la jefatura del Estado, lo coloca rápidamente en la órbita del Bloque del Oeste. Los Estados Unidos están muy interesados en las reser-vas petrolíferas y en la importancia geoestratégica de Irán. Persia tenía una amplia frontera con la U.R.S.S. y los estadounidenses pretendían evitar que se produjera una invasión soviética, que dejaría a los aliados desprotegidos y les privaría de una importante fuente de petróleo. Por todo ello, se considera-ba un objetivo prioritario mejorar la red de comunicaciones y en concreto de carreteras del país. Telesforo Bravo es contratado por 450 dólares al mes y en las estipulacio-nes del contrato figura que debe trabajar 6 días y 48 horas a la semana. En Irán, Bravo recorre las estepas a pie, a caballo o en camello; busca las me-joras localizaciones para las carreteras y señala nuevos pozos de agua para los trabajadores que luego serán aprovechados por la población local. Con su guía, un armenio llamado Simon Sarkissian hace una gran amistad. A veces, las condiciones de trabajo son penosas y las epidemias frecuentes. En una de ellas fallecen varios trabajadores estadounidenses más acostumbrados a la asepsia. Como geólogo a cargo del proyecto, Bravo se tiene que internar con Sarkissian en zonas totalmente aisladas donde la autoridad del Gobierno no existe. En ocasiones incluso se ve obligado a negociar los derechos de paso con los notables de las aldeas o incluso con bandas de salteadores que controlan algunos territorios. Durante la realización de uno de sus trabajos, muy cerca Primera parte: Biografía Telesforo Bravo Expósito 63 Con la mochila y el martillo a cuestas de la frontera soviética, el armenio le ofrece pasar a la U.R.S.S. y conocer la re-gión colindante. Bravo, que como español tiene prohibida la entrada en aquel país, con el que España no mantiene relaciones diplomáticas, rehúsa la oferta, o al menos así lo cuenta. A Telesforo le impresiona lo agreste del paisaje, la belleza dura de esos terri-torios vírgenes y queda cautivado por la sencillez y hospitalidad de unas gen-tes, herederas de una de las más antiguas civilizaciones de la Humanidad. Además, se familiariza con la manera iraní de obtener y distribuir las aguas subterráneas, los “ghanats”, que son sistemas de irrigación mediante túneles también subterráneos, que los locales llevan incontables años reali-zando. Telesforo se hace inmediatamente con los secretos de su construcción y localiza los mejores estratos para excavar en ellos los túneles. Su pericia es incluso reconocida en un artículo del número de noviem-bre- diciembre de 1960, de la Revista del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos, escrito por el Teniente Coronel Allan P. Nesbitt y por K.S.Bawa de “Ammann & Whitney” que destaca la importancia de su trabajo en un ghanat. Sin embargo, las condiciones laborales son muy duras y la familia está muy lejos. Asunción está sacando adelante a sus hijos y a otros familiares en soli-tario y durante su visita a Irán, la pareja acuerda que Telesforo regrese. Por fin se dan las circunstancias adecuadas ya que la situación académica se ha normalizado en Madrid y Bravo puede regresar a leer su Tesis. En diciembre de 1959 se despide de Irán y de “Ammann & Whitney” que previamente le ha arrancado la promesa de considerar al menos, ofertas de trabajo futuras. En el archivo personal de Telesforo figura un certificado de la referida empresa que dice textualmente lo siguiente: “Telesforo ha sido empleado de “Ammann & Whitney”, como geólogo, entre el 14 de julio de 1957 y el 9 de diciembre de 1959. Primera parte: Biografía Biografías d 64 e Científicos Canarios Durante este tiempo ha realizado las investigaciones geológicas per-tenecientes a los proyectos desarrollados por esta firma para el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos, para la Administración de Cooperación Internacional, para el Plan Organizativo de Irán y para muchos otros clientes. Entre los principales objetivos asignados al Señor Bravo figura la inves-tigación hidrogeológica y la obtención de fuentes de agua para treinta bases creadas por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos a lo largo y ancho de Irán. Para el Plan Organizativo de Irán, al Señor Bravo le fue confiada la in-vestigación geológica (investigación de suelos y fuentes agregadas) para la construcción de más de 600 Km de carreteras y para 250 Km adicionales en trabajo de reconocimiento preliminar. Hemos apreciado las cualidades profesionales mostradas por el Señor Bravo durante este tiempo y estamos especialmente satisfechos con el constante éxito de sus investigaciones hidrológicas. El Señor Bravo ha tenido éxito en asegurar permanentes fuentes de suministro de agua para todas las Bases del Cuerpo de Ingenieros, algunas localizadas en desiertos y otras zonas áridas. Además hemos valorado la clara presentación de sus informes y su aproxi-mación práctica a los problemas. Ha demostrado asimismo, una familiaridad completa con las prácticas propias de la ingeniería, así como con las relacionadas con su propio campo, la Geología. El Señor Bravo deja la empresa por iniciativa propia. Deseamos hacer cons-tar que hemos estado extremadamente satisfechos con nuestra asociación. Le deseamos buena suerte en sus nuevos proyectos y no dudamos en recomen-darle como un concienzudo geólogo capaz de contribuir a grandes proyectos de ingeniería”. Esta magnífica reputación ganada entre sudor y polvo, pronto se propaga Telesforo Bravo Expósito 65 Con la mochila y el martillo a cuestas por el mundillo de las empresas de ingeniería estadounidenses que hacen tra-bajos en África y Asia, lo que motiva que en años sucesivos reciba ofertas muy suculentas de otras dos compañías de ingeniería estadounidenses para reali-zar trabajos en el Magreb y Oriente Medio: “Frank E. Basil” y “Ralph Parsons” pero las rechaza, porque su vida está ya encaminada hacia la docencia e in-vestigación universitarias y su familia está en Tenerife. Biografías d 66 e Científicos Canarios VI. EL REGRESO A ESPAÑA VI.1. La Tesis Doctoral Telesforo y Asunción deciden el regreso del primero desde Persia, cuan-do se enteran de que el ayudante de Maximino San Miguel de La Cámara, el Doctor José María Fúster Casas, que en su día dificultó sus proyectos, no tiene ya reparos para que Telesforo lea su tesis. Se han convocado oposiciones para la Cátedra de Petrografía en Madrid y Fúster es el que tiene más posibi-lidades de lograrla. Esta vez le abre incluso las puertas de su casa en la que Bravo pasa largas temporadas. Olvidadas viejas diferencias, su anfitrión se ofrece para dirigir sus investigaciones y su Tesis. Bravo decide realizar ese trabajo de investigación, sobre la Geología y Petrología de La Gomera lo que provoca sus frecuentes visitas a la Isla Telesforo Bravo Expósito 67 El regreso a España Colombina, en la que cuenta con la inestimable colaboración de su herma-no. Finalmente, tras una larga estancia en Madrid en la que trabaja en el Laboratorio Petrográfico de la Facultad de Ciencias, estudiando las muestras obtenidas, lee, en 1963, su Tesis, que se denominará “Estudio Geológico y Petrográfico de la Isla de La Gomera”, en la propia Facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid, convirtiéndose en Doctor en Geología y obteniendo el Premio Extraordinario. VI.2. La relación de Telesforo Bravo con José María Fúster Casas (1923- 2000) José María Fúster Casas fue uno de los más importantes geólogos espa-ñoles del siglo XX. La relación de Telesforo Bravo con Fúster puede ser ca-lificada de compleja. Por aquella época, uno de los profesores de Bravo es el Catedrático de Petroquímica de la Universidad Complutense de Madrid, y fundador del Instituto Lucas Mallada del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Maximino San Miguel de La Cámara, quien terminada la Guerra Civil decide impulsar los estudios petroquímicos. En 1947 encarga a José María Fúster crear un laborato-rio de Petroquímica. Para realizar esta tarea, Fúster se especializa en la Escuela Politécnica de Zurich, pu-diendo ser calificada de im-portantísima la labor que lleva a cabo en el campo Telesforo Bravo con los geólogos españoles José María Fúster y Elisa Ibarrola, en Chile en 1974, en un Congreso de Volca-nología Primera parte: Biografía Biografías d 68 e Científicos Canarios de la Petroquímica, pues introduce técnicas pioneras en España en el análi-sis químico de las rocas. En 1950 cuando Telesforo solicita hacer la Tesis, se encuentra con una situación muy complicada. Maximino San Miguel de La Cámara va a jubilarse y Fúster no ve con buenos ojos la posibilidad de que Telesforo pueda hacer el doctorado y por tanto convertirse en futuro competi-dor. Sin embargo al volver de Irán le ofrece su casa para que pueda preparar su trabajo y en su casa también se alojaría la hija de Telesforo mientras es-tudia óptica y trabaja como técnica en el Laboratorio de Petroquímica de la Facultad de Ciencias Geológicas. En los años 60, Fúster se centra, de forma casi exclusiva, en el estudio del volcanismo del Suroeste español y canario. Cerca del 60 % de la producción científica de Fúster versa sobre el estudio de las rocas volcánicas recientes españolas. En ellas trabaja durante cincuenta años, desde los inicios de sus investigaciones hasta el momento de su muerte, que le llega con tres traba-jos sobre Tenerife sin publicar. En un primer momento, a finales de los cua-renta y principios de los cincuenta, trabaja en las rocas volcánicas de Guinea Ecuatorial y también de Fernando Poo, Annobon, Sao Tomé y Santa Elena; y a finales de los cincuenta realiza investigaciones en los territorios españoles de Marruecos. En 1949 hace su primera publicación sobre Canarias con San Miguel de la Cámara y Martel relativa a los materiales emitidos por el volcán San Antonio. Tras obtener la Cátedra en 1960, Fúster comienza a asumir el papel de director de investigaciones sistemáticas sobre el volcanismo español. A principios de los años 60 dirige la Tesis de Telesforo Bravo y entre 1964 y 1965 dirige 17 tesis de licenciatura. La primera vez que Fúster viene a Canarias será Telesforo Bravo el que le sirva de guía y apoyo local y durante todos los años que aquel y su equipo tra-bajan en el Archipiélago, Bravo será su principal apoyo académico, logístico y organizativo pues no en vano deberá recabar permisos y apoyos financieros de las instituciones locales y acompañar muchas veces a los investigadores Telesforo Bravo Expósito 69 El regreso a España que vienen de la Península, facilitándoles una asistencia imprescindible para que pudieran desarrollar sus trabajos. La ayuda de Bravo es constante y sin reservas y jamás pone el más mínimo inconveniente a esta colaboración. Sin embargo, sus propias investigaciones y teorías no son tenidas en cuenta o in-cluso son menospreciadas por Fúster y sus colaboradores que muchas veces ni siquiera se molestan en conocerlas. Bravo no se ofende por este trato y con-tinúa realizando calladamente su trabajo y manteniendo una buena relación personal con Fúster y su familia. En 1968 se celebra en Canarias un Simposio Internacional de Volcanología que Fúster dirige. Sin embargo, la labor de Bravo es imprescindible para que el Congreso sea una realidad y resulte un completo éxito. En los años sucesivos Fúster dirige además los trabajos de dieciocho hojas geológicas 1:50.000 del MAGNA (Mapa Geológico Nacional) editadas por el Instituto Lucas Mallada, acompañadas por la síntesis cartográfica de las Islas mayores: Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria y Tenerife en las que tra-bajan Bravo y Juan Coello. En el decenio 1963-1972 Fúster dirige 12 tesis de licenciatura y 11 tesis doctorales sobre el volcanismo canario. En 1971 se produce la erupción del Teneguía y a pesar de que es Bravo el primer geólogo en acudir sobre el terreno y sosegar los ánimos con opiniones nada estridentes y ponderadas, Fúster asume la dirección científica. Se puede decir que en estos años, la Universidad de La Laguna está bajo la tutela de La Universidad de Madrid, en materia de investigaciones geológicas. El hecho de que la mayor parte de los profesores de Geología de La Laguna se hayan formado y leído sus tesis allí, y la inexistencia de una Facultad de Geología propia son factores que acentúan y perpetúan esta situación. Los sucesivos intentos de crear en primer lugar un Instituto Volcanológico de Canarias, promovido y deseado fervientemente por Telesforo Bravo que hubiera sido su Director natural, al ser el Catedrático de Geología de la Universidad de La Laguna, y por Juan Coello, con el apoyo en primera ins- Primera parte: Biografía Biografías d 70 e Científicos Canarios tancia de Fúster; y en segundo lugar de una Facultad de Geología promovida a su vez por Juan Coello y algunos de sus colaboradores en La Universidad de La Laguna, caen en saco roto, por diferentes motivos relacionados con el centralis-mo científico, la falta de apoyo político y cuestiones estrictamente personales. En la década de los setenta, Fúster dirige distintos proyectos de investi-gación sobre Canarias entre los que se incluye la realización de las primeras hojas MAGNA de las Islas a escala 1:25.000, en la que vuelve a trabajar Juan Coello. La publicación sobre el Complejo Basal de Fuerteventura en la Revista “Nature”, el Volumen Especial de Estudios Geológicos dedicado al Teneguía y el Modelo de Evolución del Archipiélago Canario desarrollado entre 1975 y 1981 son los resultados más significativos de esta fase. En 1982 se reinician sus investigaciones en Canarias, que permiten tener una imagen precisa de la evolución de la actividad volcánica del Archipiélago. Tras la erupción del Nevado del Ruiz desarrolla diversos proyectos en el área y se dedica a actividades de formación de geólogos locales. En la década de los 90 del Siglo XX, es nombrado emérito y centra su ac-tividad en Canarias, en particular en el Complejo Basal de Fuerteventura; y colabora en numerosos trabajos en Tenerife destinados a desarrollar un mo-delo evolutivo del Edificio de Las Cañadas y la génesis de La Caldera. Uno de los mayores méritos de Fúster es formar sucesivos equipos de trabajo que realizan las investigaciones conjuntamente. Sin embargo, a pesar de trabajar muchas veces con el científico portuense y de tener una buena relación personal con él, será Fúster uno de los mayores detrac-tores de las teorías de Telesforo Bravo, en particular de su hipótesis sobre los des-lizamientos gravitacionales. No sólo no acepta Fúster la tesis de Bravo, sino que la calificaría de auténtico disparate, circunstancia que motivaría que casi al final de sus días nuestro personaje, llegara a considerar amargamente esta negación como uno de los mayores castigos que recibió desde el punto de vista científico. La importancia de Fúster en el estudio geológico de Canarias es, sin embargo, Telesforo Bravo Expósito 71 El regreso a España fundamental e innegable, y por ella recibe merecidamente en 1999, la Medalla de Oro del Gobierno de Canarias. Es también importantísimo su trabajo docen-te, pues formó en Petrología a centenares de geólogos españoles que hoy ocupan puestos en Universidades, instituciones públicas y empresa privada. VI.3. La docencia en la Universidad de La Laguna Tras su regreso a España, Bravo compagina la preparación de la Tesis con la docencia en la Universidad de La Laguna. Inmediatamente después de vol-ver a Tenerife, en el año sesenta, y cuando ya ha cumplido los cuarenta y siete años, nuestro personaje es contratado como profesor asociado interino de la Universidad de La Laguna. Sería el comienzo de su actividad docente e in-vestigadora en esa Institución, en el transcurso de la cual, se convertiría en Catedrático de Geología en la especialidad de Petrología y Geoquímica y ocu-paría además los cargos de Vicedecano y Decano de la Facultad de Ciencias. Telesforo Bravo saluda al rey Don Juan Carlos en su época de Decano de la Facultad de Ciencias en presencia del entonces rector de la Universidad de La Laguna Antonio Bethencourt Massieu. Biografías d 72 e Científicos Canarios Durante exactamente 23 años, Telesforo transmite en las aulas laguneras, con gran pasión y entusiasmo, sus conocimientos a muchísimas generacio-nes de canarios que estudian Farmacia, Biología, Geografía, Matemáticas, Magisterio, Medicina, Geografía e Historia, Filosofía y Letras, entre otras. A ningún alumno deja indiferente. Acompañado en los primeros años de sus inseparables pipas a las que cambia su aromático tabaco holandés durante la clase, Telesforo desvela los secretos de la Gea y de la Naturaleza del Archipiélago canario a sus estudiantes. Muchos de ellos han confesado que su visión de las Islas y de su entorno, cambió radicalmente tras estas clases y que fue Telesforo el que les enseñó a amar la Naturaleza de Canarias. En una época donde en los planes de estudios abundaban contenidos que nada tenían que ver con la reali-dad de este territorio insular, Telesforo, en su condición de gran conocedor de él, abre una ventana a sus alumnos por la que les muestra como es en realidad. Una de las clases que imparte Bravo, es una especie de compendio de datos sobre la Geografía de Canarias, denominada “Cursillo de Estudios Canarios”. Bravo enseña esta materia en el programa de Filosofía y Letras pero enseguida se hace tan popular entre los alumnos, que se corre la voz y muy pronto varias decenas de estudiantes de Biología, entre los que se encuentran hoy en día mu-chos profesores de Universidad y Técnicos de la Administración, solicitan que Bravo les enseñe también a ellos. Esta asignatura se dará finalmente, además de en Filosofía y Letras y Biología, en Geografía e Historia. Era muy crítico Bravo con la masificación de la enseñanza universitaria y creía a pies juntillas que a la enseñanza superior sólo deberían acceder los estudiantes que tuvieran una verdadera vocación. Cuando se produce la crea-ción de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y le preguntan de qué lado está, Bravo responde que de ninguno. Lo que le preocupa es la calidad de la enseñanza que se imparte y que la Universidad haga honor a su nombre y sea verdaderamente “universal”, huyendo de planteamientos provincianos. La pasión de Telesforo Bravo por la docencia, viene ilustrada por una cita Primera parte: Biografía Telesforo Bravo Expósito 73 El regreso a España del Premio Nóbel español Santiago Ramón y Cajal que el investigador canario escribe en uno de sus cuadernos de campo y que dice textualmente: “Hay realmente en la función docente, algo de la satisfacción altiva del domador de potros: pero se halla también la grata cu-riosidad del jardinero que aguarda ansioso la primavera para reconocer el matiz de la flor sembrada y comprobar la bondad de los métodos de cultivo.” Algunas de las líneas de investigación abiertas por Telesforo, son luego se-guidas por muchos de sus alumnos en el ámbito de la Geología, la Paleontología, la Botánica, la Zoología, la Geografía. En mil novecientos sesenta y seis, con cincuenta y tres años, Bravo ob-tiene por oposición la Cátedra de Geología de la Universidad de La Laguna convirtiéndose en Catedrático de Petrología y Geoquímica, Cátedra creada en 1960, al mismo tiempo que la que sería ocupada por José María Fúster en la Universidad Central de Madrid, y que hasta entonces detentaba el Doctor Martel San Gil, que había solicitado su traslado a la capital de España. Telesforo siempre mantuvo que él no tenía aspiraciones para convertirse en catedráti-co sino que prácticamente “le empujaron” a hacerlo desde diferentes ámbitos académicos y que de esta forma le cortaron las alas porque tenía ofertas inter-nacionales para seguir trabajando en aguas subterráneas. Lo mismo sucede con los cargos de Director del Departamento de Petrología y Geoquímica que ocupa de 1967 a 1983, y de Decano y Vicedecano de la Facultad de Ciencias, que Bravo acepta muy a su pesar y que ostenta durante unos años en los que el clima universitario está muy enrarecido y la política se adueña de las aulas, librándose desde ellas una batalla sin tregua contra la dictadura. Nunca se sentirá cómodo Bravo, ni en el puesto de Vicedecano que ocupa desde 1969 hasta 1976, ni en el de Decano, que comenzará a desempeñar en funciones in-mediatamente después. En 1977 pone su cargo a disposición del Rector, pero la aceptación de su renuncia no se produce hasta finales de 1978. Biografías d 74 e Científicos Canarios VI. 4. La sociedad con Juan Coello: “COEBRA” Mil novecientos sesenta y seis es también, aunque por otra razón, un año importante en la trayectoria académica y profesional de Bravo, porque en él formará un binomio o sociedad científica que aportará grandes progresos al conocimiento geológico de las Islas Canarias. Es el que crea con su yerno y colaborador Juan Coello. Este geólogo, nacido en 1941 en Madrid, de padre canario, visita por primera vez el Tenerife natal de su padre con su clase, que acude a un campamento geológico de la Universidad Complutense de Madrid, con ocasión del “paso del ecuador”, dirigido por el catedrático Don José María Fúster. En Canarias les espera Telesforo Bravo, todo un experto en organizar acampadas, que se ha ocupado de la logística y de planificar las excursiones... y su hija, ayudante en ese campamento. Tras terminar la carrera, Coello hace los cursos de doctorado y se convierte en colaborador de José María Fúster en el Instituto de Investigaciones Geológicas “Lucas Mallada”, recopilando datos geológicos sobre Las Cañadas del Teide y otros lugares de las Islas que habrían de servir de base para la realización de su Tesis doctoral. Sin embargo, tras cier-tas desavenencias con aquel, Coello acabará dejando Madrid, por lo que pierde todo lo que ha investigado hasta entonces y se verá imposibilitado para leer su Tesis. Paradójicamente, su trabajo y el de otro compañero, sería conve-nientemente “aprovecha-do” por un colaborador de Fúster, que se encuen-tra un documento prác-ticamente hecho que no tiene reparos en asumir como suyo, y que le sirve Telesforo Bravo con Juan Coello en La Palma Primera parte: Biografía Telesforo Bravo Expósito 75 El regreso a España para convertirse así en Doctor. Coello acepta entonces la oferta de Telesforo Bravo para vincularse a La Universidad de La Laguna, como profesor ayudan-te de clases prácticas adscrito a la asignatura Geología, puesto que desempe-ñará de 1967 a 1972. Entre 1973 y 1975 ocupa una plaza de profesor interino de Geología apoyando a Telesforo Bravo; entre 1975 y 1983 es profesor ad-junto de La Universidad de La Laguna en la disciplina de «Geología» y desde 1983 a 1986 desempeñará las funciones de profesor titular de Petrología y Geoquímica de la Universidad de La Laguna, una vez jubilado Bravo. Finalmente, en junio de 1986 se convierte, tras superar una oposición, en catedrático de La Universidad de La Laguna, en el área de Petrología y Geoquímica, pasando a ocupar la Cátedra que Telesforo Bravo había dejado vacante. Durante 37 años Coello impartirá sucesivamente la docencia de la asignatura de Geología General a los alumnos de la Facultad de Ciencias y de las Secciones de Químicas y Biológicas, de Cristalografía y Mineralogía a los de Químicas, de Geología Aplicada (Cristalografía, Mineralogía e Hidrología) a los de Farmacia, de Geología Física y Zoogeografía a los de Biología, de Hidrogeología a los de Ingeniería Técnica de Obras Públicas y de Geoquímica, Hidrología y Vulcanología a los alumnos de doctorado. Durante ocho años, Juan Coello desempeñó la Dirección del Departamento de Edafología y Geología de la Universidad de La Laguna, en el que se integra la Unidad Docente e Investigación (UDI) de Geología. Coello fue así mismo, durante muchos años, impulsor del proyecto de creación de una Facultad de Geología en la Universidad de la Laguna, para lo que presenta varias pro-puestas a las autoridades universitarias, con el apoyo de algunos de sus com-pañeros de UDI, que fueron sistemáticamente desatendidas. No bastó y no basta el argumento de que Canarias es el área volcánica más importante de España y la única activa, ni el hecho de que el Archipiélago es y ha sido objeto frecuente de estudios e investigaciones geológicas por otras instituciones na-cionales y europeas, ni que en Canarias existan tres Parques Nacionales de Primera parte: Biografía Biografías d 76 e Científicos Canarios especial interés geológico (El Teide, La Caldera de Taburiente y Timanfaya). A día de hoy la Licenciatura de Ciencias Geológicas es la única de las anti-guas Titulaciones de Ciencias que no figura en el catálogo de ninguna de las Universidades Canarias. Coello hablaba de la Geología como “la pariente pobre de las diferentes ramas científicas” y constataba el hecho de que los catedrá-ticos de Ciencias, desde que él entró en la Universidad, se habían multiplicado en todas las ramas y especialidades, excepto en Geología, que permanecía y permanece con una única cátedra. Además manifestó públicamente: “No so-lamente no hay Facultad de Geología, es que tampoco el número de docentes geólogos es suficiente para crear un Departamento autónomo, lo que extraña enormemente a todos los profesores extranjeros o de la Península que visitan Canarias, dadas las muy favorables condiciones de la Isla para la enseñanza e investigación geológicas”. La producción científica de Coello fue extensa y novedosa. En su Tesis doc-toral titulada “Estudio Geológico y Petrológico de subsuelos de Tenerife”, di-rigida por Bravo y leída en 1972, apoyará con nuevos y numerosos datos las tesis del científico portuense sobre los deslizamientos dotándolas de mayor consistencia científica. En 1989 y junto con J.M. Navarro redefinirá esta hipó-tesis y la formulará en su versión moderna. En 1973 fue elegido representante de la Mancomunidad Provincial de Santa Cruz de Tenerife en la ponencia encargada de redactar el proyecto de un Centro de Investigación Volcanológica en las Islas Canarias. A finales de la década de los 70 del pasado siglo representó al Cabildo de La Palma en la Comisión Directiva Interministerial Coordinadora de las actuaciones del Estado en materia de agua en las Islas Canarias. A principios de los años ochenta viaja a Cabo Verde en una misión del Ministerio de Asuntos Exteriores español y el IRYDA como “Experto en el Campo de Galerías Subterráneas terrenos volcánicos”. Como resultado de ese viaje Coello elaboró un informe sobre la posible actuación hidrogeológica en Telesforo Bravo Expósito 77 El regreso a España la zona de Santa Catarina (Isla de Santiago) que fue aprobado por el Gobierno español y por el caboverdiano. En 1989 fue nombrado representante de la Universidad de La Laguna en el Patronato del Parque Nacional de La Caldera de Taburiente y Miembro del Comité Científico de asesoramiento al Gobernador Civil de Santa Cruz de Tenerife en materias geológicas, sísmicas y volcanológicas, cargos que ocupa-ría hasta su fallecimiento. En la década de los noventa realizará importantes investigaciones sobre la presencia de Gas Radón en los suelos y su relación con la actividad volcánica de la isla de Tenerife en colaboración con otros científicos de la UDI de Geología de la Universidad de La Laguna, El Centro de Investigaciones Geológicas de Postdam en Alemania, el Servicio Geológico de Israel, la Universidad de Huelva y la Estación Volcanológica de Tenerife. Coello fue así mismo editor científico, junto con Vicente Araña, de una de las obras más importantes que se han escrito sobre Las Cañadas del Teide, «Los Volcanes y La Caldera del Parque Nacional del Teide». Su compromiso con la sociedad le llevó a colaborar con el Arquitecto José Miguel Márquez Zárate en los aspectos geotécnicos relativos a La Iglesia de la Concepción (Santa Cruz de Tenerife) y La Torre del Conde (San Sebastián de La Gomera) para la elaboración de los proyectos de restauración y conser-vación de dichos monumentos. También cooperaría en la localización de la piedra más adecuada para la restauración de la Catedral de La Laguna y la reconstrucción de la Iglesia de Buenavista que fue destruida por el fuego. Durante casi cuarenta años, Juan Coello acompañará a Telesforo Bravo en sus viajes por Canarias y el extranjero y realizará con él una investigación mi-nuciosa y exhaustiva de las galerías y pozos de Tenerife, la Palma, El Hierro y Gran Canaria, en su doble vertiente geológica e hidrogeológica. Su aportación al conocimiento de los subsuelos de las Islas es pionera y única y dio lugar a numerosas explicaciones sobre diferentes estructuras de las Islas. A Coello y a Primera parte: Biografía Biografías d 78 e Científicos Canarios Bravo, se deben los datos sobre los que se basa el actual modelo hidrogeológi-co de la Caldera de Taburiente. Ambos descubrirán un acuífero en el subsuelo de la periferia de La Caldera denominado posteriormente “COEBRA” por el Plan Hidrológico Insular de La Palma (1992), utilizando las tres primeras le-tras de los primeros apellidos de sus descubridores. Además Coello colabora conjuntamente con Telesforo Bravo, en los trabajos del Gobierno de Canarias, dirigidos por el ingeniero Carlos Soler, para la locali-zación de la histórica “Fuente Santa” en Fuencaliente, isla de La Palma. También forma equipo con Bravo y otros científicos para la elaboración de un proyecto, encargado también por el Gobierno de Canarias, sobre una Galería en el Norte de La Palma, que tras la muerte del investigador portuense pasaría a llamarse “Telesforo Bravo”. Juan Coello fallece en accidente de tráfico en julio de 2004 en Alcañiz, Provincia de Teruel cuando regresa, acompañado de su mujer, de celebrar el cuarenta aniversario del fin de su carrera con sus compañeros de promoción. Fue Juan Coello el complemento perfecto de Telesforo Bravo, ya que si Bravo era el genio y la intuición, la visión tridimensional de la naturaleza y la habili-dad para comunicar y divulgar, Coello era el trabajo minucioso, el orden, el tesón, el trabajo bien hecho, el terminar lo iniciado, cumplir la palabra dada y en el plazo convenido; era la vocación hecha hombre. Palabras, las justas; sonrisas, sólo cuando se ha terminado; profesionalidad, siempre; estridencias, ninguna. En el acto de homenaje a Telesforo Bravo celebrado por el Instituto de Estudios Canarios, en octubre de 2002, y que se denominó “Dr. Telesforo Bravo: el último naturalista canario”, Coello dijo de Bravo: “Me gustaría terminar mi intervención, confirmando el título de “último naturalista de Canarias” dado por los organizadores del acto de homenaje a Telesforo Bravo. En mi modesta opinión, ha sido el ca-nario que por su formación académica, esfuerzo, trabajo y ganas, ha conocido mejor la naturaleza de las Islas en todos sus rincones”. Telesforo Bravo Expósito 79 VII. PRINCIPALES APORTACIONES CIENTÍFICAS DE TELESFORO BRAVO VII. 1. Las Investigaciones sobre aguas en Canarias Es en Canarias donde Telesforo realizará las más amplias y duraderas investigaciones hidrogeológicas e hidrogeológicas. Durante muchos años Telesforo recorrerá en solitario y más tarde en compañía de su yerno y colabo-rador Juan Coello, la práctica totalidad de perforaciones para la explotación de las aguas subterráneas en Tenerife, y numerosas perforaciones en el resto de las Islas del Archipiélago Canario (en total unas 600). Dichas perforacio-nes son de varios tipos: galerías, galerías en trancada, pozos y sondeos de pequeño diámetro. Para Bravo esta fue una de las más duras y penosas investigaciones que Primera parte: Biografía Biografías d 80 e Científicos Canarios realizó, pues tuvo que enfrentarse a suelos movedizos en gran escala, con al-tas temperaturas de hasta 42oC y con emanaciones de gases que fueron ci-tadas por primera vez por nuestro personaje, ya que hasta entonces no se reconocían oficialmente; tuvo que vérselas además con la ausencia de oxígeno que era absorbido por las aguas alumbradas en galerías profundas y con ema-naciones de gases explosivos como el metano en Teno y Arico. La investiga-ción geológica paralela a esta actividad dará lugar a la recopilación de varios miles de muestras de rocas depositadas en el Departamento de Edafología y Geología de la Universidad de La Laguna. Los resultados de estas investigaciones se encuentran convenientemente archivados y se han visto reflejados únicamente de forma parcial en varias publicaciones. También será requerido el dictamen de Bravo, sobre proyectos de presas en Gran Canaria como la de Soria y la de Sorrueda en el cauce del Barranco de Tirajana y sobre otras en la Isla de La Gomera. La autoridad de Bravo en materia de aguas subterráneas es tal que se puede afirmar que en Canarias, en un determinado periodo, no se abrió una galería, se perforó un pozo o se movió una piedra sin el parecer técnico del investiga-dor tinerfeño. Esta pericia le valió numerosísimos ofrecimientos de acciones de agua, en agradecimiento y pago por sus servicios, que Bravo rechazaba sistemáticamente porque consideraba que no sería ético aceptarlas. La preocupación de Bravo por la situación de este preciado recurso, le lleva, a comienzos de la década de los 60 del pasado siglo, a elaborar un estudio sobre la situación de los acuíferos del Valle de La Orotava denunciando su creciente conta-minación y alertando a los tres Ayuntamientos del Valle sobre la necesidad de to-mar medidas al respecto. Su autorizada voz fue desoída durante cerca de cuarenta años por las autoridades competentes. Finalmente, sus conocimientos sobre las aguas, además de sobre los gases, le valdrían un puesto en la Real Academia de Medicina de Santa Cruz de Tenerife. Telesforo Bravo Expósito 81 Principales aportaciones científicas de Telesforo Bravo VII. 2. Aportaciones geológicas fundamentales 1). Los deslizamientos gravitacionales Una de las teorías geológi-cas más importantes de Telesforo Bravo y que constituyó una au-téntica novedad en la literatura geológica mundial, es la de los des-lizamientos gravitacionales. Los procesos que han originado las grandes depresiones de Tenerife (Caldera de Las Cañadas, y los Valles de La Orotava y Güímar) han sido materias por las que se han in-teresado los científicos, desde los inicios de la investigación geológica de la Isla en el siglo XIX y que han dado lugar a un intenso y largo debate. La aportación de Bravo para solucionar esta controversia científica fue crucial pues en los años cincuenta y sesenta del siglo XX, aportó observaciones fundamentales extraídas de la observación de las galerías del Norte de la isla de Tenerife. Sus datos permitieron la formulación de una teoría que nunca antes había sido formulada a esa escala. 2). Los Valles de La Orotava y Güímar Los Valles de La Orotava y Güímar son dos anchas fosas abiertas al mar, de fondo más o menos plano e inclinado hacia la costa. Están acotados en sus extremos por paredes perpendiculares al litoral, muy escarpadas, de gran Teoría de los deslizamientos gravitacionales.Esque-ma de los deslizamientos de Güimar, La Orotava y las Cañadas del Teide debido a T. Bravo, J. Coello y J. Bravo, en el que se muestran las direcciones principales de las avalanchas rocosas en ellos ori-ginadas. Primera parte: Biografía Biografías d 82 e Científicos Canarios desnivel y en las que predomina la línea recta. Su cabecera muestra también elevado relieve, y es también de tendencia rectilínea o algo curvada, aun-que más irregular. Ambas fosas son verdaderamente grandes; El Valle de La Orotava tiene unos 9 Km de anchura media, y sus paredes laterales, miden unos 12 Km de longitud y alcanzan alturas de hasta 500 m. El fondo del Valle desciende desde los 2.400 m de Izaña hasta la costa con una pendiente media del 10o. Aunque esta estructura a primera vista no llame la atención, lo cierto es que presenta una morfología bastante peculiar y a pesar de que se la ha lla-mado valles, su forma es bastante diferente a la de los valles aluviales o gla-ciales. Esta circunstancia ha motivado multitud de explicaciones sobre su formación. Tras la visita de Alexander Von Humboldt a Tenerife, muchos otros natu-ralistas europeos acuden a la isla, atraídos por la promoción que de ella hizo el alemán. Uno de ellos es el también alemán Leopold Von Buch que visita La Palma y Tenerife en 1815. Este ingeniero de minas es el autor de la primera hipótesis sobre la formación del Valle de La Orotava. En un primer momento lo describe como un simple declive entre dos montañas para luego sugerir que parece que es el resultado del corrimiento de una parte de la isla provocado por la acción del Teide. Más tarde en 1868, Karl Von Fristch y Wolfang Reiss retoman la idea de Von Buch y denominan a los valles “espacios entre colinas”, explicando que son áreas deprimidas entre dos macizos donde se concentra la actividad vol-cánica que a medida que se produce va incrementando la altura de aquellos, quedando entre ambos una zona más baja. Esta teoría traducida luego como la de los “valles intercolinares” tuvo una larga vida y gran aceptación en la comunidad científica hasta el comienzo de los 90 del siglo XX. Sin embargo, sobre ella surgen una serie de dudas relacio-nadas con la forma y dimensiones de los diferentes elementos que forman el Telesforo Bravo Expósito 83 Valle. Para responder a aquellas nacen teorías de tipo tectónico como la de W.I Ridley en 1971, que considera que los Valles son grandes bloques que se han hundido a favor de las fallas que son las paredes laterales y la cabecera. 3). La Caldera de las Cañadas La parte central de la isla de Tenerife está configurada por dos elementos geográficos con rasgos muy definidos. El primero es una gran depresión o caldera en forma de anfiteatro cerrada por una pared sensiblemente vertical que se prolonga en una semicircunferencia de 25 Km de largo y que alcanza en algunos puntos alturas de 600 m. Esta caldera ocupa la parte superior de una gran estructura volcánica denominada Edificio Cañadas, que creció por el apilamiento sucesivo de gran cantidad de coladas de lava originadas en erupciones que se han producido en los últimos 3,5 millones de años. La formación de La Caldera que se produjo hace entre 180 y 145.000 años, hizo desaparecer la parte más elevada del edificio quedando expuesta la estructura interna del mismo en la pared que delimita aquella. El segundo elemento, es el llamado Complejo Teide-Pico Viejo, un estrato-volcán con flancos de elevada pendiente, cuya cima es el punto más elevado de la isla y de todo el territorio nacional (3718 m). Este complejo creció en el interior de Las Cañadas y los productos de sus erupciones las rellenan par-cialmente. También la cuestión del origen de La Caldera de las Cañadas ha sido am-pliamente debatida y ha generado una intensa y enconada controversia cien-tífica no exenta de cierta contaminación por cuestiones personales de alguno de los polemistas. Este debate se puede afirmar que es tan antiguo como el nacimiento de la Geología como ciencia moderna y sus primeros protago-nistas son también algunos de los padres de la “criatura”. Von Buch cree que las depresiones centrales, a las que denomina “calderas” como lo hacen los Principales aportaciones científicas de Telesforo Bravo Primera parte: Biografía Biografías d 84 e Científicos Canarios canarios, popularizando a partir de ese momento el término en la literatura geológica mundial, son cráteres de “elevación o levantamiento”, que se alzan por una fuerza que quebró las capas de basalto y conglomerado que se en-contraban en el fondo del mar. Despúes de ese ascenso descomunal una parte de la masa vuelve a caer sobre sí misma y se cierra la abertura por la que se manifiesta la actividad volcánica. En medio de esos cráteres se construye una cúpula inmensa que forma el Pico del Teide. Creía Von Buch que ese volcán era el único que existía en Canarias, responsable de todas las erupciones ocu-rridas en esta región en tiempos recientes e históricos a través de conductos laterales subterráneos que lo conectaron con el resto de las islas. Esta idea quedó firmemente grabada en la memoria colectiva de las gentes que han habitado este Archipiélago y aún hoy, es posible escucharla cuando se habla de volcanes. Sin embargo el geólogo escocés Charles Lyell, considerado por muchos el verdadero padre de la Geología Moderna, rechaza una explicación catastrofis-ta y defiende en 1832 que La Caldera ha sido creada por un proceso continua-do de erosión por aguas de escorrentía (pluviales). Más tarde (1868) Von Fristch y W. Reiss proponen dos posibles mecanis-mos de formación: 1. La acción erosiva de las aguas de escorrentía 2. La erosión por escorrentía habría ampliado varios cráteres por explosión situados en la cima del edificio Sin embargo tras la publicación en 1941 de la célebre obra de Howell Williams sobre La Caldera de Crater Lake en Oregón, algunos autores como Macau (1959) y Blumenthal (1961) atribuyen a un hundimiento o colapso el origen de La Caldera de Las Cañadas. Este proceso consiste en el hundimento vertical de una cámara que hasta entonces ha estado llena de magma y que se ha vaciado en una erupción muy explosiva y de gran magnitud. José María Fúster y sus colaboradores plantearon definitivamente los argumentos a favor Telesforo Bravo Expósito 85 Principales aportaciones científicas de Telesforo Bravo de la teoría del colapso en su monografía sobre la geología de Tenerife, editada a raíz de la celebración en 1968 del Simposio Internacional de Volcanología de la Asociación Internacional de Volcanología y Química del Interior de la Tierra. Estos argumentos fueron desarrollados por uno de los discípulos de Fúster, Vicente Araña, en sus tesis doctoral de 1971. Sin embargo este mismo autor admite que los datos a favor de esta hipótesis no son concluyentes, a pesar de lo cual fue aceptada por casi todos los estamentos científicos y apenas fue cuestionada durante casi veinte años. De hecho era la única que aparecía en los libros de texto. 4). La aportación del Doctor Bravo: la teoría de los deslizamien-tos gravitacionales Hemos dicho que la hipótesis del hundimiento fue aceptada por casi, no por todos los estamentos científicos. Y es que Telesforo Bravo se convirtió en el más serio disidente a aquella y resistió durante más de veinte años, firme en sus convicciones, cual irreductible galo de los cómic de Ásterix, los ataques y feroces críticas, en ocasiones personales, que no cesaron de dirigirle algunos de sus colegas de profesión. En un artículo que podemos calificar como embrionario, titulado “El Circo de Las Cañadas y sus Dependencias”, publicado en 1962, Bravo aporta datos inéditos sobre las formaciones volcánicas presentes en los subsuelos del Norte Tenerife, obtenidos a partir del estudio geológico sistemático de las galerías perforadas en esa parte de la isla. El investigador canario relaciona por pri-mera vez la formación de La Caldera de Las Cañadas, con la de los Valles de Güímar y La Orotava. Sus descubrimientos pueden resumirse así: 1. La inexistencia bajo en el subsuelo, debajo de los materiales del com-plejo Teide-Pico Viejo, de un tramo de la pared de La Caldera de Las Cañadas, que es en realidad una semicaldera abierta hacia el Norte. Primera parte: Biografía Biografías d 86 e Científicos Canarios 2. La existencia de un antiguo Valle (Valle de La Guancha-Icod) que co-nectaba La Caldera de Las Cañadas con la costa Norte de la Isla y que quedó colmatado por el apilamiento de varios centros de metros de coladas recientes, no observables en superficie sobre el que se dispone una capa de materiales procedentes del complejo Teide-Pico Viejo de apenas cien metros de espesor. 3. Las presencia en los subsuelos de los tres Valles (Güímar, La Orotava y La Guancha-Icod) bajo las lavas recientes, de una ancha capa de material fragmentario que los trabajadores de las galerías conocen como mortalón. Este material es una brecha masiva y caótica, formada por fragmentos de roca de todos los tamaños y litologías, englobados en una pasta arcillosa-limosa. Bravo lo denominó “fanglomerado” a partir de las palabras fango y aglomera-do. Esta masa que suele aparecer endurecida se comporta en muchas zonas, sobre todo si está saturada de agua, de forma plástica, es decir se deforma progresiva y permanentemente bajo presión o carga. Es capaz de vencer com-pletamente los elementos de fortificación de las galerías y cerrar completa-mente una abertura de unos dos metros de alto en cuestión de pocas semanas o meses. 4. Las paredes laterales y la cabecera de los Valles son fallas, es decir planos de movimiento. Con estas evidencias, Telesforo explica la formación de las tres grandes depresiones por el deslizamiento gravitacional de grandes masas del flanco Norte de Tenerife que se movieron lateralmente hacia el mar sobre la super-ficie plástica e inclinada del mortalón o fanglomerado. Para explicar como se formó este material Bravo acude a un origen volcánico explosivo. En el caso de La Caldera de Las Cañadas estos movimientos fueron acompañados por una intensa erosión de aguas de escorrentía. Sin embargo, las ideas de Bravo sobre grandes deslizamientos en Tenerife, al igual que los primeros trabajos de J.G. Moore sobre gigantescos desliza-mientos submarinos en el archipiélago de Hawaii, no fueron aceptados por la Telesforo Bravo Expósito 87 Principales aportaciones científicas de Telesforo Bravo comunidad científica. Martínez de Pisón y Quirantes entienden en 1981, que no parecen comprobables los deslizamientos masivos, que por sus enormes dimensiones no son propios de la evolución morfoclimática del Cuaternario en Canarias y que constituirían un insólito modelo de erosión. Es decir, el rechazo fue motivado por una cuestión de escala, o más sim-plemente por el tamaño. El fenómeno era demasiado grande para que pudiera ser admitido. Para Fúster y colaboradores (1968) no se puede extrapolar hasta esos límites el fenómeno erosivo de los deslizamientos. Contra la aceptación de las teorías de Bravo pesaron también las dificul-tades que implica realizar investigaciones en las galerías, en las que se añaden a las limitaciones de observación en espacios cerrados y reducidos, las penosas condiciones ambientales: presencia de gases volcánicos, ausencia de oxígeno y temperaturas y humedades relativas muy elevadas, algo a lo que mucho |
|
|
|
1 |
|
A |
|
B |
|
C |
|
E |
|
F |
|
M |
|
N |
|
P |
|
R |
|
T |
|
V |
|
X |
|
|
|