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EL PAISAJE CULTURAL DE RISCO CAÍDOy los ESPACIOS SAGRADOS de MONTAÑA de Gran Canaria y el PATRIMONIO MUNDIAL EL PAISAJE CULTURAL DE RISCO CAÍDOy los ESPACIOS SAGRADOS de MONTAÑA de Gran Canaria y el PATRIMONIO MUNDIAL Cipriano Marín Cabrera José de León Hernández Julio Cuenca Sanabria José Juan Guillén Medina Las Palmas de Gran Canaria, 2018 Antonio Morales Méndez Presidente Carlos Matías Ruiz Moreno Consejero de Cultura Oswaldo Guerra Sánchez Director General de Cultura, Patrimonio Histórico y Museos Autores Cipriano Marín Cabrera, coordinador de la publicación José de León Hernández Julio Cuenca Sanabria José Juan Guillén Medina © Cabildo de Gran Canaria. 1.ª edición, 2018 © De las fotos, Nacho González, Javier Gil, Águedo Marrero, José Guillen, Orlando Torres, Julio Cuenca, Ricardo Santana, Tarek Ode, José Antonio González Navarro, José Carlos Gil, PROPAC, El Museo Canario, Ayuntamiento de Artenara, Cabildo de Gran Canaria, FEDAC Coordinación Carlos Santana Jubells Servicio de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria Diseño gráfico y maquetación Sergio Hernández Peña Fotografía de cubierta Nacho González Producción gráfica Linca ISBN: 978-84-8103-887-3 Depósito legal: GC 776-2018 Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de esta publicación pueden reproducirse, registrarse o transmitirse por un sistema de recuperación de infor-mación, en ninguna forma ni por ningún medio ac tual - mente conocido o que se invente en el futuro sin previo permiso por escrito de los © de esta obra. C O N T E N I D O S 1. INTRODUCCIÓN, 9 2. LA CONVENCIÓN Y LA LISTA DEL PATRIMONIO MUNDIAL, 15 La UNESCO y el Patrimonio Mundial, 17 La Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, 17 ¿Qué significa un paisaje cultural?, 18 Los criterios de selección, 20 ¿Cómo se determina el Valor Universal Excepcional?, 21 3. LOS COMPONENTES Y ATRIBUTOS DEL PAISAJE CULTURAL, 23 La geología: una tempestad petrificada, 28 Naturaleza y biodiversidad, 28 Un paisaje interconectado con el cielo, 31 Los paisajes vivos de las cumbres, 31 4. ATRIBUTOS: LOS PILARES DE LA CANDIDATURA, 39 Cuevas colgadas de los riscos, 41 Mirando al cielo: los templos astronómicos de los antiguos canarios, 49 La memoria grabada en las paredes de las cumbres, 54 Montañas sagradas y lugar de refugio, 55 La huella etnográfica y la trashumancia, 58 4.4. La huella etnográfica y la trashumancia 5. EL VALOR UNIVERSAL EXCEPCIONAL, 61 Cumplimiento de los criterios, 67 6. GESTIÓN, PARTICIPACIÓN Y DESARROLLO SOSTENIBLE, 69 El Plan Integrado de Gestión, 71 La coordinación y el sistema de gestión, 73 La participación e involucración de los ciudadanos, 76 La Fundación, 77 Almogaren de Risco Caído. Vista del interior de la Cueva 6 del complejo de Risco Caído ˘ donde se aprecia el sorprendente trazado paraboloide de la cúpula. © Julio Cuenca. 1. INTRODUCCIÓN En 2012 el Cabildo de Gran Canaria ini-cia la apasionante aventura de inscribir el Paisaje Cultural de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria en la Lista del Patrimonio Mun - dial de la UNESCO. El descubrimiento de los valores excepcionales que alber - ga el almogaren de Risco Caído, el tem - plo perdido de la antigua población ca - naria, provocó una auténtica revolución a la hora de reinterpretar el extenso pa - trimonio que guardaban las cumbres de Gran Canaria. Este descubrimiento significó que, tanto los especialistas co - mo las instituciones y la sociedad en ge - neral, comenzaran a darse cuenta de que nos encontrábamos ante un con-junto de manifestaciones que eviden-ciaban la existencia de una cultura com - pleja, diversa y excepcional, cuyos ves-tigios han llegado hasta nuestros días. El Paisaje Cultural alberga un con-junto de manifestaciones y obras bien conservadas pertenecientes a una cul-tura insular desaparecida que evolu-cionó en aislamiento a partir de la pre - sencia, al principio de la Era, de pueblos bereberes o amaziges de procedencia norteafricana, hasta su conquista por la Corona de Castilla, a finales del siglo XV. Esto al margen de algunos esporá-dicos contactos con las islas, en el siglo XIV, de los marinos del sur de Europa en busca de las nuevas rutas de las es-pecias y del comercio de esclavos, sin ninguna influencia destacable en nues - tro ámbito. El Paisaje Cultural ocupa una exten - sa zona montañosa del centro de nues - tra isla que acoge un conjunto de ex-presiones únicas en el seno de la colo-sal Caldera de Tejeda, una «tempestad petrificada» como la denominó Miguel de Unamuno. Se trata de un extenso conjunto de yacimientos arqueológicos (poblados trogloditas, templos, gra ne - ros fortificados, cuevas pintadas y es-taciones de grabados) que representan la odisea de las antiguas culturas in-sulares del planeta y que muestran las huellas de un proceso cultural único que evolucionó en aislamiento duran - te más de mil quinientos años a partir de sus raíces bereberes, en el norte de África, y que aspira ahora a convertirse en nuevo paradigma de la evolución histórica y cultural de la humanidad. Hablamos de unos parajes donde la antigua población canaria fue capaz de crear su propia visión de las monta - ñas sagradas: uniendo el cielo y la tie-rra, in tegrando el celaje en su cosmolo - gía, co mo así lo demuestran los almo-garenes o santuarios de Risco Caído y el Bentayga, ejemplos de templos astro - nómicos y espacios rituales de aque lla cultura. Un paisaje en el que este pueblo grabó en las rocas su percepción es pi - ritual y creó asentamientos trogloditas espectaculares y complejos, colgados Introducción 11 12 Introducción 13 Panorámica de la Sierra del Bentayga situada en el corazón de la Cuenca de Tejeda. © Nacho González. de riscos y farallones, dando luz a una tradición que sigue viva y que ha convertido la casa cueva en un símbolo de orgullo e identidad pa - ra habitantes de este es pacio. A ello se suma la pervivencia de tra-diciones y usos ancestrales del te-rritorio como la trashumancia, el cultivo en bancales o el manejo del agua, haciendo de es te paisaje un libro abier to que versa sobre for - mas inteligentes y respetuosas del uso sostenible del territorio y del valor que hoy posee su extraordi-nario patrimonio natural y cultural. Estamos pues ante un paisaje que nos abre una ventana a una cultura más evolucionada de lo que se pensaba, in-tegrada en su medio y que miraba al cie lo, como bien decía Viera y Clavijo: No hablaban ni de oro, ni de pla ta ni de jo - yas, ni de los demás bienes de convencion, dependientes del capricho ò del deslum-bra miento del juicio: Sino de las lluvias a tiempo; de las sementeras opimas; de los pastos abundantes; de las crías dichosas. El sueño tranquilo, la dulce paz, la fecundi - dad de las mugeres, la fuerza de sus bra-zos, la bendición del Cielo de rra mada so - bre sus ganados y rediles, sus graneros, sus troxes. Viera y Calvijo (1772) Constituye, por tanto, un espacio que permitirá consolidar la alianza entre el pasado y el futuro, aportando conoci-miento, ciencia, creatividad y econo-mías de calidad. Un paisaje de todos, que seguirá siendo sagrado en los tiem - pos modernos, como lugar de reflexión, y que trata de ser modélico en relación con las aspiraciones de la UNESCO en todos los aspectos relativos al desarro-llo sostenible. Con el fin de valorar adecuadamen - te el alcance de este desafío y su im-portancia, previamente a describir los valores y acontecimientos más signifi - cativos de estos parajes únicos, convie - ne recordar el marco, los objetivos y los procedimientos que rodean a la inscrip - ción de un espacio tan singular como este en la Lista del Patrimonio Mundial. 14 Vista parcial de uno de los conjuntos de cuevas aborígenes en las laderas de la Mesa de Acusa. © Javier Gil. Morro de Pajonales. © Orlando Torres. ˘ 2. LA CONVENCIÓN Y LA LISTA DEL PATRIMONIO MUNDIAL La UNESCO y el Patrimonio Mundial Entre los cometidos que tiene la Orga-nización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) está promover la identifica-ción, la protección y la preservación del patrimonio cultural y natural de todo el mundo considerado especialmente valioso para la humanidad. Con este objetivo surgió la idea de redactar un tratado de carácter internacional que cristalizó en la Convención sobre la Pro - tección del Patrimonio Mundial, Cultu - ral y Natural, aprobado por la UNESCO en 1972. Hasta ahora 190 países han ratifica - do este documento, reconociendo que los sitios localizados en su territorio e inscritos en la Lista de Patrimonio Mun - dial, sin perjuicio de la soberanía nacio - nal, constituyen un patrimonio univer-sal en cuya protección la comunidad internacional entera tiene el deber de cooperar. Estamos hablando de expre-siones tan diversas como la Alhambra de Granada, la ciudad excavada de Pe - tra, el Gran Cañón del Colorado, la ciu-dad de Cuzco, el Taj Mahal o el Monte Fuji, por solo citar algunas de las más conocidas. Conviene diferenciar estos bienes, que alcanzan la categoría máxima de representatividad, con los inscritos al amparo de Convención para la Salva-guardia del Patrimonio Cultural Inmate - rial, aprobada también por la UNESCO en 2003. En este caso las manifestacio - nes inscritas se refieren exclusivamen - te al patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, que incluye prácticas y expresiones vivas heredadas de nues-tros antepasados y transmitidas a nues - tros descendientes, como tradiciones orales, artes escénicas, usos sociales, ri - tuales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativas a la naturaleza y el universo, y saberes y técnicas vincula-dos a la artesanía tradicional. Este sería por ejemplo en Canarias el caso del Silbo Gomero. La Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO Actualmente en la Lista de Patrimonio Mundial hay inscritos 1092 bienes si-tuados en 167 países, de los cuales 845 son bienes culturales, 209 son exclu-sivamente naturales y 38 son de carác-ter mixto. Se trata de una Lista abierta en la que cada año se incorporan nuevos bienes de valor universal excepcional, es decir que tienen una importancia cultural y/o natural tan extraordinaria que tras - ciende las fronteras nacionales y cobra importancia para las generaciones pre - sentes y venideras de toda la Humani- La Convención y la Lista del Patrimonio Mundial 17 18 dad. Por lo tanto, la protección perma-nente de este patrimonio es de capital importancia para el conjunto de la co-munidad internacional. Un factor de gran relevancia que de - be ser considerado en la inscripción de un nuevo bien es su capacidad de con-tribuir al carácter representativo de la Lista del Patrimonio Mundial, evitando la reiteración de determinadas tipolo-gías de bienes, por muy excepcionales que sean. Por ello el Comité del Patri-monio Mundial lanzó en 2002 la Estra - tegia Global para una Lista del Patrimo-nio Mundial representativa, equilibra - da y creíble, concebida para identificar y cubrir las principales lagunas de la Lista del Patrimonio Mundial. La representatividad es uno de los puntos fuertes del Paisaje Cultural de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria, al aportar expresiones excepcionales relaciona-das con la astronomía cultural, la evo-lución de culturas insulares en total ais lamiento o elementos relictos de la cultura bereber o amazige, aspectos es tos en general escasamente repre-sentados en la Lista actual. La inscripción de un bien en la Lista le corresponde al Comité del Patrimo-nio Mundial, integrado por 21 miem-bros representantes de los estados fir - mantes de la Convención, que son ele-gidos de forma rotatoria cada cuatro años. Al Comité le corresponde final-mente determinar, sobre la base de las propuestas de inscripción presentadas por los Estados, los bienes culturales y naturales de Valor Universal Excepcio-nal que serán protegidos en el marco de la Convención, e inscribirlos en la Lista del Patrimonio Mundial. Las decisiones del Comité de Patri-monio Mundial se fundamentan en los informes que emiten los organismos asesores como el ICOMOS (Consejo In-ternacional de Monumentos y Sitios) o la UICN (Unión Internacional de Con-servación de la Naturaleza), tras la rea - lización de un largo y complejo pro ceso de evaluación para cada propuesta. ¿Qué significa un paisaje cultural? Los paisajes culturales representan una categoría muy especial de bienes cultu - rales y son, por definición de la UNESCO, «obras conjuntas del hombre y la na-turaleza ». A la hora de identificar el patrimo-nio cultural declarable, el Artículo 1 de la Convención del Patrimonio Mundial define tres categorías: los monumen-tos, los conjuntos de construcciones y, finalmente, los lugares excepcionales, como es nuestro caso, que son el resul - tado de obras humanas u obras conjun - tas de la humanidad y la naturaleza, así La Convención y la Lista del Patrimonio Mundial 19 como las zonas, incluidos los lugares ar - queológicos, que tienen un valor uni-versal excepcional desde el punto de vista histórico, estético, etnológico o antropológico. La UNESCO pone especial énfasis en la importancia de estos lugares como sitios capaces de mostrar y mantener la gran diversidad de las interacciones entre las comunidades humanas y su entorno, así como para proteger las cul - turas tradicionales vivas y preservar las huellas de las que han desaparecido. Los paisajes culturales, entre los que se incluyen expresiones como terrazas cultivadas en elevadas montañas, jar-dines históricos, asentamientos singu - lares o lugares sagrados, dan testimo - nio del genio creativo, del desarrollo social y de la vitalidad imaginativa y espiritual de la humanidad. Constitu-yen en conjunto una parte sustancial de nuestra identidad colectiva. Entre los ejemplos más conocidos de paisajes culturales inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial destacan lu-gares como el Valle del Loira en Francia, los arrozales en terrazas de las cordi- Descanso en la ruta trashumante que discurre entre Artenara y Majada Alta. © Javier Gil. lleras de Filipinas, el valle de Viñales en Cuba, el Parque Nacional de Uluru en Australia o el Valle de Bamiyán, si tio que recientemente se ha hecho tris temen-te conocido tras la destrucción de sus famosos budas gigantes a ma nos de la barbarie talibán. Envuelto en la colosal Caldera de Te-jeda, el Paisaje Cultural de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria representa un ejemplo excepcional de este tipo de bien cultu-ral, debido a que en su seno se ha desa - rrollado sin interrupción, durante más de dos mil años, una cultura troglodi - ta adaptada sorprendentemente al te-rritorio, donde aún perviven los tem - plos o almogarenes de la primitiva po-blación insular, que le otorga carácter sagrado, y a que también se trata de un espacio en donde aún se mantienen prácticas ancestrales como la trashu-mancia, que hunde sus raíces en la cul - tura bereber originaria de estas tierras. Pero lo que le confiere un plus de ma - yor excepcionalidad si cabe, es que por primera vez surge una propuesta de inscripción en la lista del patrimonio mundial que muestra un paisaje cul-tural indisolublemente asociado con el celaje, es decir, interconectado con el cielo y con los fenómenos astronómicos que en él se manifiestan. Así lo atesti-guan, entre otras manifestaciones, los almogarenes de Risco Caído y el Ben-tayga, lugares de observación del sol y de la luna, y quizás también de las es-trellas, con un significado astronómico y ritual únicos en las culturas insulares del planeta. Los criterios de selección Para que un sitio sea incluido en la Lis - ta del Patrimonio Mundial, tiene que poseer Valor Universal Excepcional (VUE), por lo que debe cumplir uno o más de los diez criterios establecidos por el Comité de Patrimonio Mundial incluidos en las Directrices Prácticas sobre la aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial. Estos criterios son revisados de forma regular por el Comité y en nuestro caso se considera que nuestro Paisaje Cultural y sus va-lores cumplen y encajan planamente con dos de ellos, a saber: ■ Criterio (iii): aportar un testimonio único, o al menos excepcional, sobre una tradición cultural o una civiliza-ción viva o desaparecida. ■ Criterio (v): ser un ejemplo destaca - do de formas tradicionales de asen-tamiento humano o de utilización de la tierra o del mar, representativas de una cultura (o de varias culturas), o de interacción de la población con el medio, sobre todo cuando este se ha vuelto vulnerable. 20 En el capítulo siguiente, donde se que describirán los valores y atributos del Paisaje Cultural al que nos estamos refiriendo, explicaremos con más deta - lle el cumplimiento de estos criterios. Se entienden como atributos los prin - cipales elementos transmisores del Va - lor Excepcional Universal del bien, es decir, los aspectos que están asociados o expresan este valor. Estos pueden ser tanto materiales como inmateriales. ¿Cómo se determina el Valor Universal Excepcional? En primer lugar, el Valor Universal Ex-cepcional (VUE) se determina, como hemos dicho, justificando razonada-mente en la candidatura que un bien cumple con al menos uno de los diez criterios establecidos por el Comité de Patrimonio Mundial. Pero esto no es suficiente. También se exige realizar un análisis comparati - vo con el resto de bienes similares en el mundo que muestre claramente el cumplimiento de dos condiciones. La primera es que no existan otros bienes muy parecidos en la actual Lista del Patrimonio Mundial, lo que le restaría representatividad. La segunda es que efectivamente sea una expresión única o que sea representativa de otros si-tios similares en el mundo que también poseen un gran valor y que no están incluidos en la Lista. Es decir, que se tra - te de un sitio o conjunto de bienes que pueda enriquecer sustancialmente la Lista del Patrimonio Mundial. El análisis comparativo se realiza con - siderando el sitio en su conjunto y tam - bién comparando sus principales atri - butos con otras manifestaciones en el mundo. Por último, la candidatura debe jus-tificar que los atributos del bien o del sitio cumplen con las condiciones de integridad y autenticidad que garanti - zan su transmisión, en buen estado y sin alteraciones significativas, a las ge-neraciones futuras. Las condiciones de integridad hacen referencia al carácter unitario e intacto de los atributos des-critos del bien, e indica también si exis - ten suficientes piezas o atributos del puzle presentes en el sitio como para entenderlo plenamente. La valoración de las condiciones de autenticidad ad-vierte sobre si podemos confiar en lo presentado. Se refiere a la credibilidad del bien, si este es veraz respecto a la justificación presentada de sus crite-rios de valor universal excepcional y si sus atributos son auténticos. La Convención y la Lista del Patrimonio Mundial 21 Interior de la Caldera de Tejeda, destacando la silueta del Roque Palmés. © Nacho González. ˘ 3. LOS COMPONENTES Y ATRIBUTOS DEL PAISAJE CULTURAL Los componentes y atributos del Paisaje Cultural 25 El Paisaje Cultural de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria constituye un espacio en el que se entremezclan, como en todo paisa je de este tipo, la huella humana y la na - turaleza. Existen manifestaciones en el paisa - je que pueden considerase únicas y sin gulares que, vistas en su conjunto, le transmiten a este territorio un valor universal excepcional. Son lo que deno - minamos atributos: obras y expresio-nes, materiales e inmateriales, que im - pregnan la esencia misma, la importan - cia y la identidad del paisaje. En nues-tro caso, los atributos se refieren, entre otras manifestaciones, a los excepcio-nales sitios arqueológicos, al mundo de las cuevas en las cumbres en todas sus dimensiones, a hitos naturales con una referencia simbólica especial para las antiguas poblaciones, como puede ser el caso del Roque Nublo, o a la pervi - ven cia de antiguas tradiciones como la trashumancia. Sin embargo, algunos valores que atesora el paisaje cultural de estas mon - tañas sagradas, si bien pueden consi-derarse extraordinarios, no son únicos e irrepetibles en comparación con otras expresiones similares en el planeta, co - mo lo serían aquellos que hemos deno - minado atributos. Estos valores son los que llamamos componentes del pai - saje cultural. Los componentes más destacados comprenden una soberbia geología, una biodiversidad y unos ecosistemas extremadamente singulares, el celaje o paisaje asociado al cielo, así como un medio rural bien conservado y carga - do de autenticidad. Todos estos com-ponentes tienen la extraordinaria im-portancia de contribuir a tejer el esce-nario en el que se manifiestan en todo su esplendor los atributos del bien. Los Roques Bentayga (en primer plano) y Nublo, hitos geográficos y simbólicos de la Caldera de Tejeda. 26 Localización del bien en el corazón montañoso de la isla de Gran Canaria. © Cabildo de Gran Canaria, Otrtofoto Grafcan. Los componentes y atributos del Paisaje Cultural 27 Asentamientos trogloditas aborígenes Ámbito de los principales conjuntos trogloditas Principales cuevas artificiales con manifestaciones rupestres Otras zonas arqueológicas Roque Nublo Paisaje Cultural Zona de amortiguamiento Límite de la zona de amortiguamiento Mesa de Arucas Sierra del Bentayga Risco Chapin El Tablado Barranco Hondo El Hornillo Risco Caído Visvique Tamadaba Mesa del Junquillo Caldera de Tejeda Cuevas de la Mesa Solana del Pinillo Inagua-Pajonales El Chirimique Roque Nublo Montaña del Humo Zonificación del paisaje cultural, distribución de los ámbitos trogloditas más destacados en el paisaje cultural propuesto y localización de las principales cuevas con manifestaciones rupestres. © Cabildo de Gran Canaria. La geología: una tempestad petrificada El espectáculo es imponente. Todas aque-llas negras murallas de la gran caldera, con sus crestas, que parecen almenas, con sus roques enhiestos, ofrecen el aspecto de una visión dan tesca. No otra cosa pueden ser las calderas del Infierno que visitó el florentino. Es una tremenda conmo ción de las entrañas de la tierra; pa rece todo una tempestad petrificada, pero una tempes-tad de fuego, de lava, más que de agua… Miguel de Unamuno (1910). De esta manera tan escueta pero tan acertada describió el genial Miguel de Unamuno los paisajes atormentados del corazón de la isla de Gran Canaria, el ámbito del Paisaje Cultural. El bien se enmarca en la Caldera de Tejeda, en un territorio que comenzó a tomar su forma geológica actual hace 14 millo-nes de años, donde hoy sobresalen en su centro geográfico los monolitos del Roque Bentayga y el Roque Nublo, con - vertido este último en el símbolo de identidad de la isla de Gran Canaria. Es - tos son algunos de los restos del impre - sionante estratovolcán Roque Nublo, que hace millones de años colapsó ba - jo su peso formando la caldera, y que hoy son parte de los elementos domi-nantes del relieve que se observa en el Paisaje Cultural. En términos geológicos, la Caldera de Tejeda acoge en su seno una extre - ma geodiversidad. Aunque sus mani-festaciones geológicas no puedan ser consideradas como atributos excepcio - nales con valor universal, ateniéndonos a los análisis comparativos, aportan en cambio una dimensión realmente úni - ca. En razón de sus peculiares caracte-rísticas, la Caldera constituye un libro abierto a la contemplación directa y el aprendizaje de múltiples y singulares manifestaciones geológicas, algunas de ellas tan especiales como las forma - ciones de relieve invertido o el fenóme - no que los científicos denominan como cone-sheet. Se trata de un territorio que refleja en sus riscos, barrancos y escar-pes, con clara nitidez para el observador, las etapas de formación de una comple - ja historia geológica insular. Naturaleza y biodiversidad La biodiversidad que alberga este espa - cio se ve reflejada en su estatus de pro - tección, ya que su totalidad se encuen - tra inserta en algunas de las figuras que conforman la Red de Espacios Natura-les Protegidos de Canarias (ENP). La ma yor parte del territorio también está incluido en la Red Natura 2000, sola-pándose en una amplia extensión las dos directivas comunitarias de aplica- 28 Los componentes y atributos del Paisaje Cultural 29 ción (Directiva Aves y Directiva Hábi-tat), destacando además la presencia de hábitats de interés comunitario. Los datos disponibles sitúan el ám - bi to del bien y su área de influencia co - mo un lugar de extraordinaria riqueza e interés para la conservación y estu-dio de la biodiversidad, albergando una tasa de endemismos y especies prote-gidas sin parangón, si la comparamos con la mayor parte de las áreas prote-gidas continentales del norte de África y sur de Europa. Espacio de biodiversidad. Pterocephalus dumetorus, endemismo de las islas centrales de Canarias en el entorno del Roque Nublo. © Águedo Marrero. El Atlas de la Biodiversidad de Cana-rias nos indica que dos de los puntos calientes de la biodiversidad insular se encuentran en estos parajes (Tamada - ba, Cruz de Tejeda-Risco Chapín), resal - tando a Tamadaba como el más impor-tante. Gracias a las políticas de conser-vación y recuperación de especies, hoy podemos afirmar que muchos lugares de este espacio sagrado conservan aún la esencia y la apariencia que tenían pa - ra la población ancestral de estas cum-bres. Escarpes, acantilados, roquedos y bosques, como el pinar de Tamada - ba, nos permiten no solo apreciar la di - versidad biológica, sino también el pai - saje primigenio heredado. 30 Vista de la comarca de Tirma desde el Pinar de Tamadabda. © José Guillen. Un paisaje interconectado con el cielo Una de las características más singu-lares y originales del Paisaje Cultural se sustenta en la indisoluble relación de muchos de sus atributos con el «ce-laje ». Por celaje entendemos aquí esa voz tan arraigada en Canarias que hace referencia a la observación de los acon - tecimientos y eventos que ocurren en la bóveda celeste, desde una puesta de sol, la salida de una estrella o de una constelación, la visión del cielo estrella - do o, incluso, la observación de elemen - tos meteorológicos singulares como nubes de formas llamativas que hubie - sen podido llamar la atención de nues - tros antepasados. El bien presenta un escenario en el que hitos emblemáti-cos del paisaje terrestre se entremez-clan con acontecimientos y eventos que ocurren en la bóveda celeste. La concepción de determinados atri - butos y manifestaciones materiales e inmateriales excepcionales del bien, como algunos santuarios y cuevas sa-gradas con relaciones astronómicas, o el propio calendario aborigen, solo pue - den ser interpretados incluyendo la di-mensión del celaje como parte integral del entorno percibido por las antiguas poblaciones y soporte originario del Pai - saje Cultural y sus valores asociados. El celaje y el firmamento, por razones obvias, no pueden ser considerados como atributos o manifestaciones del patrimonio mundial, ya que evidente-mente hacen referencia a fenómenos y objetos que trascienden las fronteras de la tierra y sus pequeñas jurisdiccio-nes. Sin embargo, constituyen compo-nentes básicos para poder entender cómo las comunidades aborígenes ca-narias percibían este espacio y situaban sus lugares sagrados, incluyendo la for - ma y función de algunos de los tem-plos y lugares rituales más destacados desde los que observar el cielo. Los paisajes vivos de las cumbres La Caldera de Tejeda y su entorno cum - brero, incluyendo el ámbito de Barran - co Hondo, alberga un paisaje agropas-toril que ha conservado sus señas de identidad a pesar de las grandes trans-formaciones acaecidas en la isla en el último medio siglo. El Paisaje Cultural que nos ocupa tiene un carácter multifacético si nos atenemos a la clasificación estableci - da en las «Directrices Prácticas para la aplicación de la Convención del Patri-monio Mundial». Por un lado se trata de un «paisaje cultural asociativo», que se justifica por «la fuerza de evocación de asociaciones religiosas, artísticas o Los componentes y atributos del Paisaje Cultural 31 32 Los componentes y atributos del Paisaje Cultural 33 Un paisaje interconectado con el cielo desde la antigüedad. Cielo estrellado sobre la Sierra del Bentayga. © Nacho González. 34 culturales del elemento natural», fun-damentada en nuestro caso por su re-lación con el celaje y los hitos naturales simbólicos. Por otro lado, se trata tam-bién de un «paisaje que ha evoluciona - do orgánicamente» a través del tiempo. Estamos ante un caso paradigmáti - co relacionado con lo que hoy se deno-mina arqueología del paisaje. Es decir, un lugar en donde podemos explorar cómo los seres humanos se han ido re - lacionando con el espacio geográfico a lo largo del tiempo, apropiándose de él, transformándolo con su trabajo y dotándolo de diferentes significados culturales. Ganado en trashumancia a lo largo de la antigua ruta de la Cañada Real. © Javier Gil. Los componentes y atributos del Paisaje Cultural 35 En esta última acepción, la riqueza de expresiones de este paisaje tam-bién le confieren un carácter dual, co mo «paisaje relicto» y como «paisaje vivo». Un paisaje relicto (o fósil) «es aquel que ha experimentado un proceso evolu-tivo que se ha detenido en algún mo-mento del pasado, pero que sigue sien - do visible». El conjunto de yacimientos arqueológicos y cuevas aborígenes que plagan la geografía de la Caldera de Te - jeda muestra claramente la impronta de un paisaje fósil excepcional. Por el contrario, el ámbito también es en una gran parte un paisaje vivo, es decir, aquel que «conserva una función social activa en la sociedad contemporánea, estrechamente vinculada al modo de vida tradicional, y en el cual prosigue el proceso evolutivo». Lo que podemos denominar como «paisaje vivo de la cumbre» tiene ele-mentos que podemos considerar co - mo atributos, como son los referentes Casas-cueva en pleno uso actual en Acusa Seca. © Orlando Torres / FEDAC. 36 a la pervivencia en el tiempo del hábitat troglodita, y otros componentes muy valiosos que no necesariamente tie-nen un valor universal excepcional. Por ejemplo, los cultivos en terrazas o ban - cales constituyen un aspecto consus-tancial a este paisaje y le dotan de iden-tidad; sin embargo, no puede conside-rarse que tengan un valor excepcional y representativo dada la gran cantidad de sitios inscritos en la Lista del Patrimo - nio Mundial con estas características. Constituyen componentes de este paisaje vivo las expresiones de la agri-cultura de supervivencia, en donde so-bresalen los núcleos poblacionales tro - gloditas en lomos y en venas de ba-rranco en torno a los nacientes, que han ido desarrollando a través de la histo-ria un terrazgo abancalado literalmen - te colgado sobre precipicios. Se trata de un paisaje límite en las vivencias, donde el aislamiento y la dureza de las condiciones de vida coexisten con un Estructura de bancales en el área de Barranco Hondo. © Ricardo Santana. sentimiento de centralidad geográfica y también, en cierta medida, de arca de las esencias culturales tradicionales. El mundo rural de las montañas sa-gradas también compone otra duali-dad. Si nos fijamos en las actividades agrarias, es posible observar una duali - dad entre aprovechamientos muy ex-tensivos, que requieren espacios de gran amplitud, como pueden ser el pastoreo o los usos del monte y, por otro lado, una agricultura artesanal, con una uti-lización del espacio basada en banca-les que la convierten casi en jardinería. El contraste entre los espacios de seca - no y de regadío tiene su máxima expre - sión en los caseríos situados en venas de barranco donde en ocasiones hay pequeños cursos de agua permanen - te. Este es por ejemplo el caso El Horni - llo, barrio que en su mayor parte está situado prácticamente bajo una pe-queña cascada. Los componentes y atributos del Paisaje Cultural 37 Trabajos agrícolas en Artenara. © José Guillen. El paisaje vivo constituye en ocasio-nes un mosaico de diversos aprove - cha mientos que definen un paisaje ru - ral escasamente alterado en compara-ción con el resto de las isla. Encontra-mos aquí pueblos que muestran bellas expresiones de la arquitectura tradi-cional, junto a parajes dominados por cas taños y almendros. En estos para-jes aún perviven, por ejemplo, los usos del almendrero de una forma relevan - te, aportando economía, cultura, rique - za y color. Bastaría con consultar las cartas et-nográficas municipales para compro-bar que este espacio atesora cientos de expresiones y obras, hoy práctica-mente desaparecidas en gran parte de la geografía rural del archipiélago. Nos referimos a molinos, acequias, estan-ques, albercones, corrales, alpendres, hor nos, refugios, majadas, bancales, bocaos, cantoneras, fuentes, lavaderos o eras. En el caso de las eras, estamos ante uno de los territorios canarios en que mejor se conserva este tipo de ma - nifestación agrícola. Todos estos elementos constituyen las ramas con las que se teje una parte sustancial de tan excepcional paisaje. 38 Vista del Roque Bentayga al atardecer. © Julio Cuenca. ˘ 4. ATRIBUTOS: LOS PILARES DE LA CANDIDATURA Atributos: los pilares de la candidatura 41 El Paisaje Cultural de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria da cobijo a un conjunto de atri - butos únicos y singulares que consti-tuyen la columna vertebral de su valor universal excepcional. Algunos de es - tos atributos, como los yacimientos ar - queológicos, son materiales o tangi - bles; otros son de carácter inmaterial, como lo es la pervivencia de determina - das tradiciones como la trashumancia. Los atributos que le confieren este valor universal básicamente son: los almogarenes de carácter astronómico, los espacios y recintos sagrados, el há-bitat troglodita en todas sus variantes, las estaciones de grabados líbico-bere - beres, la excepcional profusión de gra-bados de triángulos púbicos, las expre-siones relacionadas con la cultura del agua o las antiguas rutas de trashuman - cia, a lo que han de añadirse también ciertas manifestaciones inmateriales tan sorprendentes como la pervivencia de la alfarería aborigen. Cuevas colgadas de los riscos Las poblaciones aborígenes canarias poseían una singular cultura troglodi - ta, como así lo atestigua el patrimonio arqueológico existente y el relato de las primeras crónicas tras la Conquista. To - dos los indicios apuntan a que este há - bito de vivir en cuevas tiene como ori - gen común el norte del continente afri-cano, de la mano de las comunidades bereberes o amaziges. Sin embargo, so - lo fue en Gran Canaria donde se llega-ron a construir grandes asentamientos en cuevas artificiales, creando en oca-siones un urbanismo que podríamos denominar como vertical. Precisamente es en el interior de las montañas de Gran Canaria donde estas manifestaciones alcanzan su máxima expresión. Nos encontramos ante un territorio eminentemente troglodita que, en conjunto, alberga una obra de ingeniería colosal que perforó monta-ñas enteras, que fabricó pasadizos, ga-lerías, puertas, escaleras, graneros y ventanas colgadas en impresionantes precipicios. Lo que acrecienta su valor excepcional es que este tipo de pobla-miento pervivió a lo largo del tiempo, llegando hasta nuestros días, lo que constituye una seña de identidad. Más de dos siglos después de la Conquista, Viera y Clavijo relataba asombrado có - mo aquellos pobladores de las monta- 42 ñas vivían en «agujeros a manera de ni dos de aves». Del mismo modo, la viajera y escritora inglesa Oli-via Stone, a finales del siglo XIX describió con deta - lle estos poblados de cuevas en su visita a Artena ra, y no ocultaba su asom bro al ver sentados, en sus pupitres, a los niños en el interior de una cueva que servía de escuela. Existen muy pocos conjuntos arqueo ló gi vcos tro - gloditas en el mundo que posean tal diversidad de funciones y expresiones como las que se muestran en el ámbito del Paisaje Cultural. En es tas montañas encontramos poblados de cuevas naturales y artifi - ciales, graneros fortificados, cuevas santuario, ne-crópolis y otros elementos de funcio nalidad muy va - riada como los relacionados con la cultura del agua. Labrados en la toba volcánica, en es tos pa rajes sobresalen antiguos conjuntos trogloditas tan es-pectaculares como los del complejo arqueológico de la Sierra del Bentayga, que incluye el Roque Ben - tayga y el Roque de las Cuevas del Rey, en el centro Casa-cueva a mediados del siglo pasado. La Cilla, Artenara. Fuente: Ayuntamiento de Artenara. Atributos: los pilares de la candidatura 43 Conjunto troglodita del Roque de Cuevas del Rey. © Julio Cuenca. 44 de la cuenca de Tejeda, así como las cue - vas sagradas que conforman el san tua - rio de Risco Chapín, o el gran asenta-miento troglo dita que se desenvuelve bajo los escar pes de la Mesa de Acusa. En el borde norte de la Caldera de Teje - da se despliegan, a lo largo de Barran - co Hondo, las innumerables cuevas que dan testimonio del mítico asentamien - to de Ar tevirgo, un espacio en el que hoy en día podemos contemplar una sucesión evolutiva de cuevas aboríge-nes, entre las que emergen con luz pro - pia los conjuntos de Risco Caído y La Paja, además de cuevas reutilizadas y adaptadas a lo largo de los siglos, caso Atributos: los pilares de la candidatura 45 de Ba rranco Hondo de Abajo, y nuevas cue vas labradas durante generaciones has ta nuestros días. A todo ello hay que añadir otros antiguos asentamientos de cuevas artificiales importantes co - mo los de Visvique, El Hornillo, Mesa del Junquillo, Cuevas de la Mesa, Sola - na del Pinillo, Andén de Tasarte, Mon-taña del Humo, Ronda, El Toscón o El Chirimique. Entre todas estas expresiones, des-taca la gran profusión de cuevas san-tuario que, en gran medida, evidencian el carácter sagrado que este territorio Vista de la Mesa de Acusa, uno de los principales asentamientos de los descendientes indígenas de los amaziges o bereberes continentales. © Javier Gil León. 46 tenía para la antigua población cana-ria. Además, las cuevas santuario se ca - racterizan por mostrar singulares gra - bados con formas de triángulos con el vértice superior invertido, que consti-tuyen representaciones del triángulo púbico femenino, el símbolo de la ferti - lidad por excelencia, que ya represen-taron los grupos humanos del Auriña-ciense hace 30 000 años. De hecho, el análisis comparativo llevado a cabo constata que nos encontramos en el lu - gar del planeta en el que se registra la mayor densidad de este tipo de graba-dos, solo comparable en número con los hallados en el Valle del Mahanadi, si-tuado en la región de Orissa de la India, o en la Garganta de Carnarvon en Aus-tralia. También existe algo en común entre todas estas cuevas sagradas, y es que presentan complejos sistemas de ca-zoletas excavadas en los suelos, así co - mo numerosas cúpulas y hornacinas en las paredes, cuya función queda aún por interpretar. La Cueva de Los Candi - les y el almogaren de Risco Caído son extraordinarios ejemplos de aquellos ancestrales santuarios de montaña donde se rendía culto a la fertilidad de la madre tierra. En este contexto, los graneros colecti - vos que utilizaba la antigua población canaria, constituyen otro de los tesoros Vista exterior del conjunto arqueológico de Risco Caído. © Cabildo de Gran Canaria. patrimoniales del espacio. Estas estruc - turas de almacenamiento, frecuente-mente fortificadas y situadas normal-mente en lugares imposibles, nos ha-blan de las costumbres y la economía colectiva de los insulares de las monta - ñas de la isla. Esto llamó poderosamen - te la atención de los primeros cronistas, como Sedeño, cuando comentaba que «encerraban estos frutos en las cuebas Atributos: los pilares de la candidatura 47 Grabados pubiformes de la Cueva de los Candiles (izquierda) y de la Cueva 6 de Risco Caído (derecha). © Orlando Torres / FEDAC, Tarek Ode. Vista del espectacular granero de El Álamo, colgado en los farallones de la Mesa de Acusa. © Javier Gil. de risco más altas para que se viese allí estar más bien guardada i más dura-bles ». Ha de considerarse que el alma-cenamiento en graneros fortificados es también una práctica muy característi - ca de los antiguos habitantes del norte de África que se asocia estrechamente a la población bereber. Sin embargo, los estudios recientes del contenido de los graneros han alum - brado otras sorpresas que ensalzan aún más las cualidades únicas del bien. El estudio del ADN arqueológico de semi - llas de cebada recuperadas en los gra-neros de Acusa, concretamente en El Álamo, concluye que se corresponde con la misma variedad que la que se encuentra en la zona actualmente. Se trata de un caso único, por el que se tie - ne constancia genética de una planta que se ha seguido cultivando en un mis mo territorio por más de mil años y que se corresponde con las varieda-des prehistóricas del Magreb. La per-vivencia de semillas prehistóricas en el mundo solo se ha documentado en unos pocos sitios remotos de Sudán, Israel y China. 48 Cultivo de cebada en Guayadeque, área adyacente al ámbito designado. Aun se conserva la antigua técnica del cultivo a mano. © José Antonio González Navarro. Mirando al cielo: los templos astronómicos de los antiguos canarios Algunos de los atributos más singula-res y excepcionales de este Paisaje Cul - tural se corresponden con yacimientos arqueológicos representativos de la cultura y el conocimiento astronómico de la población aborigen canaria, apor - tando evidencias que permiten consi-derar este espacio como un paraje sa - grado que guardaba una íntima rela-ción con los acontecimientos celestes, el celaje, ya sea para la medición del tiempo, para marcar fechas conmemo - rativas o celebrar rituales. Constituyen atributos excepcionales por su signifi-cado astronómico singular, creados en el contexto en una cultura que evolu-cionó en aislamiento a partir de los an - tiguos conocimientos importados del Magreb bereber y que, anclada en este nuevo medio insular, desarrolló expre-siones tan genuinas como estas, lle-gando incluso a manejar conceptos tan complejos como los equinoccios, pues así lo relatan las crónicas y lo verifica la arqueología. Entre las diversas manifestaciones relacionadas con la cultura astronómi - ca sobresalen de manera especial dos hitos extraordinarios. Estos son los al-mogarenes o espacios sagrados de Ris - co Caído y del Roque Bentayga. El santuario de Risco Caído es a to - das luces un excepcional y complejo al - mogaren de carácter astronómico y re - ligioso que fue descubierto en 1996 por el arqueólogo Julio Cuenca. El ha-llazgo de este «templo perdido» repre-sentó el redescubrimiento de un espa-cio de excepcional importancia sim-bólica para los aborígenes, cuyo estudio ha permitido replantearnos el alcance y profundidad de aquella cultura El templo de Risco Caído, y en parti-cular la denominada Cueva 6, funcio-naba al mismo tiempo como un inge - nioso marcador astronómico que seña - la, con la entrada de la luz al amanecer en el interior del templo, los momen-tos de la llegada de los equinoccios y el solsticio de verano. La entrada de la luz de la luna llena se produce a partir del equinoccio de otoño, y marca el pa - so de los meses hasta el próximo equi-noccio de primavera. La función de este almogaren como calendario astronó-mico lunisolar les permitiría, además, llevar el control sobre el vital ciclo agra - rio anual. Sus constructores, así como los de otros templos en cuevas de los antiguos canarios, buscaban coordinar las celebraciones estacionales con la posición del Sol y la Luna, en determi-nados eventos astronómicos (como los solsticios y equinoccios) y asocián-dolas a la luz que penetraba en la cue - va santuario. Atributos: los pilares de la candidatura 49 50 El almogaren de Risco Caído constituye un santuario cosmológico excepcional. Demuestra el alto conocimiento conceptual y práctico de los aborígenes relacionado con la geometría, la geología y la astronomía. © Tarek Ode. En la imagen se superponen los calcos de los triángulos púbicos existentes, se observa el inicio de la proyección de la luz solar en su recorrido a lo largo de la pared de grabados. © Julio Cuenca. Atributos: los pilares de la candidatura 51 El juego de la luz proyectada a tra-vés de un ingenioso dispositivo óptico es lo que aporta otro excepcional sig-nificado a este sorprendente conjun - to. Aquí asistimos a la representación de una hierofanía solar y lunar de suge - rentes imágenes proyectadas que, a medida que pasan los días y los meses, van cambiando de forma. Igualmente cambia su recorrido por la pared don - de están representados, a modo de re-tablo, los grabados triangulares y hor - nacinas, que eventualmente podrían ser elementos de referencia calendá-rica. El espectáculo empieza en el equi - noccio de primavera, con la proyección de imágenes solares, hasta el equinoc-cio de otoño. A partir de ese momento y hasta el próximo equinoccio de pri-mavera, es la luz de las lunas llenas, en - tre los meses de septiembre y marzo, la que ilumina los grabados del interior del templo. Como obra arquitectónica, el tem-plo- calendario de Risco Caído alcanza la mayor complejidad y perfección cons-tructiva de este conjunto de manifes-taciones en toda la isla. En una cultura aislada, que ni siquiera utilizaba el me - tal, la ejecución de este ingenio cons-tituye un auténtico paradigma del co-nocimiento tecnológico, arquitectóni - co y astronómico. Se trata de un recin to excavado de planta circular, muy poco frecuente en este tipo de construccio-nes. Además, el trazado paraboloide de la cúpula, el patrón uniforme de medi - das y proporciones, así como la mane - ra de trabajar los materiales, denotan una originalidad formal y una génesis constructiva insólita en una cultura con recursos tan limitados. Junto a Risco Caído, es necesario se-ñalar otro excepcional yacimiento al Composición fotográfica que muestra la superposición de la primera imagen proyectada por la luz sobre el panel de grabados en varios momentos del ciclo esta-cional entre el equinoccio de primavera y el de otoño. © Julio Cuenca y Jose Carlos Gil. Vista del almogaren del Bentayga, espacio ritual con conexiones astronómicas y referente simbólico hacia el que alinean los principales santuarios de la cuenca de Tejeda. © Tarek Ode. 52 aire libre que también da fe de la singu - lar cultura astronómica de los antiguos canarios. Se trata del almogaren del Bentayga, situado en el epicentro de la cuenca de Tejeda, en la cúspide del mis - mo Roque Bentayga; un lugar hacia el que convergen los alineamientos de destacadas cuevas santuario del entor - no, realzando el carácter simbólico y emblemático de este portentoso refe-rente. El almogaren del Roque Bentayga destaca también como uno de los me-jores ejemplos de un lugar sagrado en un ámbito montañoso donde se ha encontrado una fenomenología astro-nómica sofisticada relacionada con el control del tiempo. En este caso, el mar - cador equinoccial, el orto de Sirio y la conexión lunar con el Roque Nublo ha - brían funcionado como excelentes dis - positivos de control del tiempo que ser - virían tanto a un propósito religioso y sagrado (festivales) como a un carácter profano (tiempo adecuado para la co-secha) y que habrían contribuido a po - ner de acuerdo las fases de la luna y el ciclo de las estaciones dentro del mar - co de un calendario lunisolar. Ambos santuarios constituyen ejem - plos excepcionales de lugares sagrados de montaña donde se ha encontrado una fenomenología astronómica sin-gular para este tipo de culturas anti- Acciones interpretativas en el Roque Bentayga en el equinoccio de otoño. Visita guiada en el marco del Pro-grama Yacimientos Estrella. © Cabildo de Gran Canaria. Interior de la Cueva de las Estrellas en Acusa. © José Guillen. guas. Pero no son los únicos, ya que otras manifestaciones y evidencias en el ámbito apuntan a su relación astro-nómica. Este sería el caso de la Cueva de Las Estrellas o la orientación hacia el norte de la Cueva del Guayre y su vi-sión centrada en su acceso hacia el Ro - que Palmero, un elemento destacable del paisaje del borde norte de la Cal-dera de Tejeda, del que tenemos cons-tancia, por fuentes etnográficas, de su importancia como referente para mar - car los tiempos por su relación con las posiciones de Venus como Lucero de la Tarde. También puede serlo la relación entre el propio Roque Bentayga y la existencia de restos de construcciones prehispánicas en la cima de la monta - ña de Altavista, que pondría de relieve la alineación Bentayga-Altavista-Teide. La Lista del Patrimonio Mundial, in-cluyendo las listas indicativas que pro-ponen los Estados, nos informa de que existen muy pocos bienes relaciona-dos con la arqueoastronomía, y menos aún en territorios insulares. Existen al-gunas expresiones insulares inscritas como los templos de Malta, los monu-mentos neolíticos de las islas Orcadas o los moais en Rapa Nui (Isla de Pas-cua), que guardan relaciones astronó-micas, aunque esta cualidad no ha sido expresada en sus respectivas candida-turas. Atributos: los pilares de la candidatura 53 La Cueva del Guayre, dotada de una sorprendente bóveda, constituye uno de los santuarios más relevantes de este espacio. Se distinguen los dos silos excavados y las trazas del rojo almagre en los zócalos. © PROPAC. Estructura de piedra seca en la Montaña de Altavista. © José Guillen. La memoria grabada en las paredes de las cumbres La presencia de varias estaciones de grabados alfabéticos de tipo líbico-be-réber en el ámbito del Paisaje Cultural, arroja otro excepcional testimonio que hay que sumar a los atributos de este espacio. Se trata de las inscripciones más occidentales de la Tamazgha, en-tendiendo como tal al territorio del nor - te de África en el cual han habita do y se han desarrollado las distintas cultu - ras bereberes. Abarca el área compren - dida entre las Islas Cana rias, único en - clave bereber insular, y el oasis de Siwa, en Egipto, como puntos extremos occi - dental y oriental respectivamente; y desde el Mediterráneo has ta el Sahel. Las inscripciones líbico-bereberes halladas en estos parajes, en particular en los yacimientos del Roque de Cuevas del Rey y en el Roque Bentayga, cen tro simbólico de la cuenca de Tejeda, así como en la Montaña de Visvique, en el entorno del poblado troglodita situa - do en la cabecera del Valle de Agaete, constituyen manifestaciones únicas que nos hablan de las raíces amaziges de esta cultura hoy desaparecida. Se trata por lo tanto de expresiones ex-cepcionales que muestran el empleo de esta grafía entre los aborígenes. El significado de la escritura va más allá del mero hecho de contar con la presencia de unas inscripciones rupes - tres valiosas, puesto que formaban, junto a la lengua bereber, una parte consustancial del bagaje cultural de las sociedades que vinieron del Norte de África para instalarse en estas nue-vas tierras. Constituyen, por lo tanto, piezas fundamentales que demues-tran el parentesco de esta cultura in-sular con sus orígenes amaziges. Las personas que habitaron este espacio en la antigüedad hablaron y escribie-ron en lengua bereber. 54 Inscripciones de carácter líbico-bereber en el Roque Bentayga. © Julio Cuenca. Montañas sagradas y lugar de refugio La Caldera de Tejeda constituía en sí un paisaje sagrado. Si nos atenemos a las crónicas de la Conquista, sabemos por ellas que estos eran parajes sagrados a los que concurrían en procesiones o en peregrinaje los habitantes de mu-chas comarcas de la isla a realizar sus rituales. Se dirigían precisamente a los santuarios o almogarenes en cuevas y riscos que afloran por doquier en estas montañas. Estas obras, y algunos rituales agra-rios relacionados con las cuevas, apun - tan a los orígenes y creencias de esta población insular amazige. En efecto, y con infinidad de variantes, estos ritos se celebraron en todo el norte de Áfri - ca, siempre asociados a ciertos lugares, en especial cuevas, que presentaban un carácter sagrado y en donde parti-cipaba toda la población. El carácter sagrado de determinadas montañas es bien conocido, lugares considerados frecuentemente como el punto de unión del cielo y la tierra y, por tanto, como el axis mundi. En la Lista de Patrimonio Mundial existen ejemplos de montañas sagradas y de peregrina-ción en las antiguas culturas como el Monte Fuji (Japón), los volcanes del Parque Nacional de Tongariro (Nueva Zelanda), Uluru (Australia) o el Monte Emei (China). Sin embargo no están re presentados casos significativos en islas medianas y pequeñas como en nuestro caso. No obstante, la sacralidad de las montañas de Gran Canaria no estuvo reñida o en contradicción con otra de sus funciones destacadas. Su natura-leza abrupta, accidentada y escarpa - da, motivó su elección como refugio por quienes se replegaron a estos parajes antes, durante y después de la Conquis - ta. Esta cualidad, física y simbólica, de las montañas como refugio, no les fue otorgada exclusivamente durante la etapa de asedio y lucha contra las hues - tes europeas, donde la agreste orogra-fía de la Caldera de Tejeda dio amparo a la resistencia canaria, sino también durante buena parte de la etapa abo-rigen. Algunos de los roques, macizos, riscos o montañas, ejercieron no solo el papel de fortaleza frente a los inva-sores, sino de asilo a quienes quebran-taban las leyes o normas establecidas antes de la colonización, así como de cobijo y protección del alimento frente a la rapiña, la escasez o las plagas de aquellas épocas. Por ello, podemos ha-blar de estas montañas no solamente como espacios sagrados, sino también como montañas refugio. Así lo recogen las crónicas de la con-quista, en las que se describe que «aquel malhechor que hauía cometido delicto Atributos: los pilares de la candidatura 55 recogiéndose en estos cerros era libre y çiguro y no le podían sacar de ally si el no quería salir, guardándolos y reve-renciándolos como a yglesias y cosas sa - gradas». De esta manera y según citan algunos cronistas, pudo existir entre la antigua población canaria el derecho, a quienes transgredían las normas o leyes, al refugio o asilo en los lugares sa - grados, que en este caso eran espacios de montaña alejados como Tirma, Ama - gro o Humiaga. La condición de refugio se puede apreciar también en las carac - terísticas que presentan algunos po-blados trogloditas, localizados en escar-pes montañosos y zonas inaccesibles y en alguno de los elementos que for-man parte de los mismos. No obstante, el aspecto más desta-cado, o al menos el que más ha calado 56 La Montaña de Altavista es uno de los hitos emblemáticos del Paisaje Cultural que fue reverenciado por la antigua población canaria. © Orlando Torres. Atributos: los pilares de la candidatura 57 en la memoria colectiva, como referen - te simbólico de la resistencia de las co-munidades grancanarias a la conquis - ta y colonización por parte de la Coro - na de Castilla, fue el papel jugado de este territorio como fortaleza y refugio frente a la penetración y asedio militar de las tropas de los Reyes Católicos. En este caso, la Lista del Patrimonio Mundial refleja muy pocas inscripcio-nes de este tipo, con excepciones como el sitio de Namhansanseong (China) o los Acantilados de Bandiagara (Malí). Hay que destacar que solo figura un es - pacio insular con características simila - res, el macizo montañoso de Le Morne en la isla Mauricio, el refugio emble-mático de los esclavos cimarrones des - de el siglo XVIII hasta los primeros años del XIX. La huella etnográfica y la trashumancia A lo largo de los siglos, desde la época aborigen hasta nuestros días, la pre-sencia humana ha impregnado en este territorio sus huellas y dejado un lega - do patrimonial que aún subsiste a tra-vés de singulares obras, usos del terri - torio, técnicas y oficios, que en general nos muestran una sorprendente capa-cidad de adaptación al medio y sus re-cursos. La impronta de la cultura aborigen en el espacio no se remite exclusiva-mente a las manifestaciones arqueoló - gicas, al hábitat en cuevas o a los sin-gulares almogarenes. En este excep-cional Paisaje Cultural también se han mantenido a través de los tiempos ac-tividades relacionadas con el pastoreo y la trashumancia, con rasgos similares a las prácticas de la antigua población canaria, que aportan, aún hoy en día, un legado de valor excepcional. Los ha - llazgos arqueológicos nos permiten co - nocer la importancia que tuvo esta ac-tividad para las poblaciones aborígenes y la similitud de las prácticas agropas-toriles antiguas con las que se llevan a cabo en la actualidad. La huella de la trashumancia es un fac tor clave para entender este paisa - je. Es un territorio donde aún se conser - van importantes zonas de pasto trashu- 58 La práctica continuada de la trashumancia, heredada de la antigua población canaria, constituye uno de los atributos intangibles mejor preservados. © Javier Gil. mante a los que se accede por las mis-mas rutas y cañadas que usaban los an tiguos pastores. Las cumbres están igualmente salpicadas por expresio-nes trabajadas en la piedra que dan fe de esta actividad a través de los siglos, tales como los numerosos alpendres, abrigos, refugios, majadas, corrales y po-cetas, en muchos casos de origen pre - hispánico y frecuentemente ubicadas en cuevas. Además, la pervivencia de la trashu-mancia ha permitido resguardar un re - curso genético de indudable valor, am - parado por el alto grado de protección ambiental de este territorio y, funda-mentalmente, en el esfuerzo de quie-nes practican el pastoreo tradicional de cumbre y han logrado mantener esta actividad vernácula a pesar de los ava-tares de los nuevos tiempos. Hoy en día, el territorio de las montañas sagra - das y su entorno cumbrero puede con-siderarse un lugar excepcional para la preservación de razas autóctonas cana - rias, y un espacio en el que se sustentan producciones locales de calidad y tan singulares como la elaboración de sus afamados quesos. La Lista del Patrimonio Mundial no registra ningún bien inscrito relaciona - do con el agropastoreo en los territo-rios insulares, lo que le confiere a esta candidatura un carácter especial y re-presentativo. Atributos: los pilares de la candidatura 59 Distintas fases de la elaboración del queso de flor, empezando por la recogida de la flor del cardo. © Javier Gil. Otras manifestaciones excepciona-les del Paisaje cultural se relacionan con la cultura del agua y con determi-nados oficios y tradiciones. Aquí se con-servan obras tan singulares como los estanques-cueva o sistemas de capta-ción de agua, distribución y riego co - mo las alcogidas y minas, a manera y se me janza de las obras de los antiguos pobladores. También es el único lugar en el que se ha mantenido milagrosa-mente la alfarería tradicional, sin torno y a fuego, tal como la ejecutaban los aborígenes. 60 Estanque-cueva en la Finca de la Laja, Artenara, uno de los rasgos más sorprendentes que sobreviven de la cultura aborigen troglodita en el paisaje cultural. © Orlando Torres / FEDAC. Muchas de las pervivencias de la sociedad aborigen han sido mantenidas y transmitidas por las mujeres. Este es el caso de la producción de cerámica con técnicas aborígenes. En la imagen, alfareras trogloditas en la cumbre de Gran Canaria a finales del siglo xix. © Ojeda Pérez, 1890 / FEDAC. Las Perseidas sobre la Caldera de Tejeda. © Nacho González. ˘ 5. EL VALOR UNIVERSAL EXCEPCIONAL El Valor Universal Excepcional 63 El concepto fundamental que sustenta la Convención del Pa-trimonio Mundial es el de «Va - lor Universal Excepcional». Di - cho concepto es la piedra angu-lar que valida todos los bienes inscritos. Por ello, una propues - ta de inscripción tiene por prin-cipal objeto explicar en qué con - siste el bien y por qué posee un posible Valor Universal Excep-cional. Los atributos descritos ante-riormente son los aspectos del bien que están asociados o ex-presan su Valor Universal Excep - cional. Sin embargo, hay que considerar también que el Va - lor Universal Excepcional de los paisajes culturales no reside en sus propiedades culturales o na - turales consideradas por sepa-rado, sino en la interrelación e n-tre cultura y naturaleza. En este contexto, teniendo en cuenta los atributos y compo-nentes del Paisaje Cultural de Risco Caído y los Espacios Sa-grados de Montaña de Gran Ca - naria, las características que sus - tentan la originalidad y singu-laridad del bien, y que dan al si - tio su Valor Universal Excepcio-nal, son los siguientes: A) El bien alberga un conjunto de manifes - taciones y obras bien conservadas, funda-mentalmente de carácter arqueológico, pertenecientes a una cultura insular de-saparecida que evolucionó, en total aisla-miento, a partir de la presencia, desde al menos al principio de la Era, de los prime-ros bereberes o amaziges de procedencia norteafricana que llegaron a sus costas, hasta que se produce la Conquista caste-llana de este territorio en el siglo XV. Se trata pues, de una evolución cultural ex-cepcional en un espacio insular oceánico que se inicia a partir del bagaje, conoci-mientos y creencias de las primitivas pobla - ciones amaziges, generando finalmente en este territorio una cultura única y dife-renciada. B) El Paisaje Cultural reúne un amplio con-junto de evidencias arqueológicas que muestran el desarrollo de esta cultura insu - lar que evolucionó en aislamiento durante al menos 1500 años. Las huellas aboríge-nes, que marcan definitivamente la iden-tidad y personalidad del espacio, son repre-sentativas de la odisea de las culturas in-sulares aisladas del planeta. Es evidente que en el universo insular, que supera las cien mil islas habitadas en el planeta, se han producido fenómenos de evolución cultural aislada durante largos períodos de tiempo, en particular en las islas oceá-nicas. Lugares donde los primeros pobla-dores aportaron la semilla primigenia a 64 partir de la cual se desarrollaron, sin inter-ferencias y durante un período de tiempo determinado, culturas únicas que en cada caso reflejan la esencia de la insularidad. Sin embargo, la odisea de la evolución de estas singulares culturas se encuentra es-casamente representada en la Lista del Pa - trimonio Mundial, a excepción de algunos ejemplos significativos. Por lo general, es tas islas se convierten en auténticos laborato - rios culturales y naturales de la evolución. C) La densidad de atributos materiales y elementos naturales notables presentes, asociados a significados culturales inma-teriales, aportan un testimonio realmente excepcional de la cultura amazige que evo - lucionó en este territorio y que permiten apreciarlo en toda su integridad. D) El sitio alberga evidencias materiales auténticas y bien conservadas de una civi - lización aislada ya extinta, a través de sus excepcionales asentamientos trogloditas, mostrando una organización social y eco-nómica específica y única, cuyas referencias se despliegan a lo largo de los acantilados y riscos del paisaje de la Caldera de Tejera, expresando un singular nivel de adaptación al medio, visible igualmente en el especta - cular sistema agrícola de terrazas. Se trata de una cultura troglodita que ha perdura do hasta nuestros días, donde las cuevas reu-tilizadas, o creadas a lo largo de los últimos siglos, aportan expresiones excepcionales Imagen de una de las momias halla-das en el asentamiento troglodita de Acusa, uno de los primeros lugares en aportar información a las prácticas funerarias de la población aborigen. © El Museo Canario. El Valor Universal Excepcional 65 El Roque Nublo, hito simbólico y referente identitario del paisaje cultural desde la arribada de los primeros pobladores amaziges hasta nuestro días. © Nacho González. del sincretismo entre las dos socieda-des que han influido en este pai saje. E) El espacio en su conjunto muestra un paraje de montaña organizado por el ser humano, sustentado en referen-cias a los hitos y elementos simbólicos naturales y al celaje, manteniendo y ex presando la visión cosmológica de aquella sociedad aborigen de proce-dencia amazige. Muestra así un excep - cional y singular paisaje claramente in - terconectado con el cielo. F) Los santuarios o almogarenes con connotaciones astronómicas constitu - yen expresiones únicas en su género. El almogaren de Risco Caído compone un santuario cosmológico excepcional que demuestra el alto conocimiento conceptual y práctico de los aboríge-nes relacionado con la geometría y la astronomía, expresados no sólo en un sofisticado sistema de símbolos, sino también mediante una hierofanía de sutiles interacciones de la luz del sol y la luna en su interior. Además de su re-lación y función astronómica, el almo-garen del Roque Bentayga se alza en el epicentro del espacio, convirtiéndose en referencia sagrada de los santuarios y cuevas ceremoniales de su entorno, mostrando su poder simbólico conec-tado con el cielo. G) El sitio da testimonio de la memoria del lugar como un espacio sagrado de montaña y último refugio de los abo-rígenes antes del final de la conquista española de la isla, con la consecuente implantación de una nueva cultura. La profusión de santuarios o templos re-fuerza el carácter sagrado de estas montañas, consideradas así por las an - tiguas comunidades canarias que, ade - más, albergan una gran diversidad de grabados rupestres únicos, en los que destaca la gran profusión de triángulos púbicos, símbolo universal de la ferti-lidad, registrándose en este territorio una de las mayores concentraciones conocidas de este ideograma en las cul turas antiguas. Muchas de estas ex - presiones, junto al legado documen-tal, dan fe del importante papel que tenía la mujer en los distintos órdenes de aquella sociedad. H) El bien acoge la pervivencia de prác - ticas y técnicas de uso ancestrales bien adaptadas al territorio, como es la ex-cepcional pervivencia de la trashuman - cia, que transcurre por las mismas ru - tas ancestrales. También atestigua la continuidad de modelos tradicionales e inteligentes de organización rural, como los bancales de cultivo, los siste-mas de gestión del agua, los antiguos oficios que denotan el profundo cono-cimiento del medio, y la herencia de 66 El Valor Universal Excepcional 67 una red atávica de caminos y sende - ros que forman parte integral del Paisaje Cultural. I) El paisaje se sustenta en un vigo-roso y amplio conjunto de signifi-cados naturales, que incluyen una geología y morfología espectacula-res, amparada en la colosal Caldera de Tejeda, ecosistemas singulares, una notable biodiversidad y un cie - lo oscuro nocturno excepcional. A través de la huella de la cultura abo-rigen, expresa una relación única en tre los seres humanos y la natura - leza, especialmente expuesta en la visión cosmológica, el calendario y los ritos. J) Las huellas culturales de los ama - ziges insulares han pervivido en el espacio, no solo a través de mani-festaciones únicas como las inscrip - ciones alfabéticas líbico-bereberes, sino también impregnando la to-ponimia, las costumbres y algunas prácticas relacionadas con diversos aspectos de la vida rural y el mane - jo de los recursos. Estamos pues an - te la única representación de una cultura bereber desarrollada en es-pacios insulares. Cumplimiento de los criterios Sustentando la anterior descripción del Valor Universal Excepcional se con-sidera que el paisaje cultural cumple los siguientes criterios que permiten justificar su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial: Criterio (iii) Entendiendo que aporta «un testimo-nio único, o al menos excepcional, so - bre una tradición cultural o una civi-lización viva o desaparecida». El cum-plimiento de este criterio se sustenta en las siguientes premisas: Los yacimientos arqueológicos re-presentan un testimonio excepcional y único de una cultura insular extinta que evolucionó de forma aislada. Las evidencias arqueológicas y fuentes do - cumentales relativas al bien atestiguan que esta cultura surge a partir de las poblaciones del Magreb Bereber que pueblan la isla, lo que en sí le confiere un carácter excepcional. Se trata de un caso singular y único de una cultura in - sular que hunde sus raíces en el mun - do bereber preislámico, del que son muy escasas sus manifestaciones. El bien aporta un testimonio excep-cional de una cultura insular que inte-gra el celaje como parte fundamental de la percepción de su mundo, ritos y 68 creencias, desarrollando además una cultura astronómica propia, en ínti ma sintonía y relación con el medio natu-ral y el paisaje circundante. Este legado patrimonial ilustra igual - mente la odisea de las culturas aborí - genes insulares del planeta que han evolucionado durante largos períodos sin influencias externas, originando una cosmología propia y un universo único de conocimientos y creencias. Criterio (v) Considerando que constituye un «ejem - plo destacado de formas tradicionales de asentamiento humano o de utiliza-ción de la tierra, representativas de una cultura (o de varias culturas), o de inte-racción humana con el me dio…», dado que: Los asentamientos trogloditas abo - rígenes de la Caldera de Tejeda y su en - torno, constituyen una muestra irrepe-tible de este tipo de hábitats huma nos en las antiguas culturas insulares, ilus - trando un nivel de organización del es-pacio y de gestión adaptativa de los recursos, altamente eficiente y com-plejo. El colosal escenario geológico y los paisajes naturales se fusionan con los asentamientos de cue vas rupestres, santuarios, obras y ban cales, desarro-llando un auténtico paisaje cultural que aún mantiene sus referencia principa-les, así como sus connotaciones simbó - licas y cosmológicas. Este tipo de asentamiento huma no se ha mantenido vivo a lo largo del tiem - po, creando nuevas formas de ocupa-ción del espacio que expresan el sin-cretismo entre la cultura aborigen y la nueva cultura instaurada tras las Con-quista. A ello hay que añadir la pervi-vencia de técnicas y usos de la tierra ancestrales, como es el caso de la tras-humancia. La orientación y alineamiento de de - terminados templos y cuevas, indi can además, la íntima relación de es te tipo de asentamientos con el celaje y los prin cipales elementos simbólicos del paisaje, aportando dimensiones únicas a la concepción, función y organización de un original sistema de ocupación que no perdía de vista el cielo. La distribución espacial de los asen - tamientos y los hallazgos en los yaci-mientos, permiten una comprensión detallada de cómo los aborígenes ex-plotaron el territorio de las montañas sagradas. Los ambientes actuales del si tio contienen hábitats y especies de flo ra y fauna que arrojan también luz so bre el estilo de vida de los antiguos pobladores. Despunte del sol sobre el almogarén del Roque Bentayga en el equinoccio de otoño. ˘ © Cabildo de Gran Canaria. 6. GESTIÓN, PARTICIPACIÓN Y DESARROLLO SOSTENIBLE Gestión, participación y desarrollo sostenible 71 El Plan Integrado de Gestión Aunque las actuaciones para la pro-tección, integridad y recuperación del yacimiento de Risco Caído comienzan por parte del Cabildo de Gran Canaria a finales del año 2011, no será hasta el 2015, cuando dichas actuaciones se en - marquen en una estrategia global no solo para el citado yacimiento, sino pa - ra todo el ámbito comprendido en la candidatura a Patrimonio Mundial, el Paisaje Cultural de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria. A partir de esa fecha se articu - la el diseño de un Plan Integrado de Ges tión del Paisaje Cultural, que se con - cibe como una herramienta destinada a ser utilizada por todos los actores y partes interesadas en proteger y poner en valor los atributos y componentes del espacio de manera sostenible y par - ticipativa. El Plan aspira a proporcionar una visión holística de la gestión del bien, con una relación especial con los valores únicos que posee este espacio, Un aspecto clave en un bien del Patrimonio Mundial radica en la necesidad de expresar de forma efectiva los términos relativos a la protección, la conservación y la gestión del bien. Este compromiso se plasma en nuestro caso en el llamado Plan Integrado de Gestión, en la Comisión de Seguimiento y en el proceso par-ticipativo. Imagen de una de las reuniones de la Comisión de Seguimiento de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria. © Cabildo de Gran Canaria. incluidos los atributos que fundamen-tan su designación como Patrimonio Mundial. Por lo tanto, establece una vi - sión, unos objetivos y unas metas, que a su vez sustentan el conjunto de me-didas por desarrollar. De este modo, los objetivos genera-les del Plan Integrado de Gestión inclu - yen a grandes rasgos: ■ La conservación, investigación y pues - ta en valor de los recursos cultura-les, arqueológicos y etnográficos del paisaje cultural, en especial de los atributos del bien. ■ El fomento de las labores científicas y de investigación que permitan pro - fundizar en el conocimiento de los valores culturales, arqueológicos, et - nográficos, naturales y paisajísticos, con incidencia en la excepcionalidad de la cultura de la antigua población canaria. ■ La recuperación, conservación y di-fusión del patrimonio, poniendo de relieve el patrimonio arqueoastro-nómico, la arqueología y economía de montaña, y la puesta en valor de cier tos enclaves seleccionados y con ga rantías de conservación. De este mo do se prestará especial atención a la promoción del uso responsable del patrimonio en el ámbito, orienta - do a la educación, la investigación y el uso público. ■ Las infraestructuras y los servicios que ayuden a una mejor compren-sión del paisaje cultural, como cen-tros de interpretación, museos, se-ñalética y otros elementos de uso público con una gestión coordinada de ellos. ■ Las actividades de interpretación, educación ambiental, formación que contribuyan a un mejor conocimien - to y valoración del patrimonio cultu - ral, la naturaleza y el paisaje cultural. ■ La difusión de los valores y la impor-tancia del patrimonio que alberga el bien, empezando por las escuelas, las asociaciones de vecinos, las em-presas y otras entidades que traba-jan en la zona. ■ La reducción de la huella ecológica y la promoción del compromiso con el clima en todo el ámbito de las montañas sagradas, incluyendo las medidas relativas a la sostenibilidad energética, la iluminación responsa - ble e inteligente y la movilidad sos-tenible. ■ La conservación del medio, el incre-mento del nivel de biodiversidad del área, y la protección de paisajes, há-bitats, especies e hitos y formacio-nes geológicas excepcionales. ■ El mantenimiento y mejora de los cul tivos y las buenas prácticas agrí-colas, ganaderas y forestales de ca-rácter tradicional y ecológicamente 72 sostenibles, así como el desarrollo de economías de calidad que per-mitan potenciar el mantenimiento del tejido agroganadero y facilitar la conservación de las zonas rurales y de los usos tradicionales. ■ El mantenimiento de las tradicio-nes vivas y conocimientos antiguos que conforman la identidad de este territorio, como expresión de un mo - delo armónico con la naturaleza y el patrimonio cultural que inspire a las generaciones presentes y futuras en la isla. ■ La conservación de la calidad del cie - lo nocturno en todo el ámbito de las montañas sagradas, siguiendo las directrices de la Iniciativa Starlight y las correspondientes a la designa-ción del ámbito de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria como Des-tino Starlight. ■ El impulso de la participación activa de la población y las entidades loca-les en la gestión coordinada del bien. ■ El desarrollo de una política de ad-quisición responsable de los atribu-tos del bien más importantes que re-quieran tutela para su gestión pú-blica. En su desarrollo, el Plan Integrado de Gestión recoge el marco general de las medidas y líneas de actuación relativas a la gestión del paisaje cultural, así co - mo las acciones y proyectos espe cíficos por desarrollar, distribuidos en diferen - tes áreas de gestión y programas. Ade-más, se trata de un plan diná mico que, en virtud de los nuevos desafíos emer-gentes y necesidades, será ac tualizado cada año, en particular en los apartados referentes a las medidas y proyectos. La coordinación y el sistema de gestión La coordinación entre todas las partes implicadas resulta esencial para el de-sarrollo e implementación del Plan In-tegrado de Gestión. Esta coordinación se garantiza y articula a través de la «Co - misión de Seguimiento» de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria. La Comisión, bajo la presidencia del Cabildo de Gran Canaria, integra a los representantes de: ■ El conjunto de departamentos y con - sejerías del Cabildo Insular de Gran Canaria con competencias en el es-pacio en todas las materias que afec - tan al paisaje cultural, desde la con-servación y protección del patrimo-nio cultural, la conservación de los paisajes y la biodiversidad, hasta to - dos los aspectos que inciden en el desarrollo sostenible de la zona y la calidad de vida de sus habitantes. Gestión, participación y desarrollo sostenible 73 74 FUNDACIÓN RCESMGC ■ PPP ■ Entidades colaboradoras ■ Donantes PLAN INTEGRADO DE GESTIÓN COMISIÓN CIENTÍFICA Expertos, universidades y centros de investigación COMISIÓN CIUDADANA DE PARTICIPACIÓN Asociaciones locales, empresas y ciudadanos poniendo en valor un patrimonio de todos AYUNTAMIENTOS ■ Preservación del patrimonio histórico y etnográ-fico en los núcleos poblacionales ■ Ordenanzas y criterios de gestión relativas a la conservación del paisaje y el desarrollo local ■ Iluminación inteligente y protección de la calidad del cielo nocturno Organigrama de gestión y gobierno del paisaje cultural. Se muestran las distintas entidades y departamentos implicados en la gestión, sus relaciones y formas de cooperación. 75 ESTADO ESPAÑOL Comunidad Autónoma de Canarias CONSEJERÍA DE CULTURA Servicio de Cultura y Patrimonio Histórico Coordinación de la Nominación Conservación y protección del patrimonio arqueológi - co y etnográfico / Investigación y prospecciones / Ins-peción y declaración BICs / Centros de Interpretación CONSEJERÍA DE MEDIO AMBIENTE Y EMERGENCIAS Coordinación de la Reserva de la Biosfera Gestión forestal e incendios / Gestión de espacios protegidos / Protección de la biodiversidad / Paisajes, hábitas y especies / Educación ambiental CONSEJERÍA SECTOR PRIMARIO Y SOBERANÍA ALIMENTARIA Ganadería y apoyo a la trashumancia / Producciones locales sostenibles relacionadas (quserías) / Diversifi-cación y conservación del paisaje agrícola / Recursos hídricos CONSEJERÍA DE INDUSTRIA, COMERCIO Y ARTESANÍA Servicios locales / Gestión de la marca / Recursos etnográficos, oficios tradicionales y artesanía / FEDAC CONSEJERÍA DE POLÍTICA TERRITORIAL Y ARQUITECTURA Sistema de uso público / Ordenación territorial / Ob-servatorio del Paisaje / Patronato Insular de Espacios Protegidos / Red de Miradores / Patrimonio troglodita CONSEJERÍA DE IGUALDAD Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA Apoyo al proceso de participación ciudadana de la nominación. Políticas de igualdad CONSEJERÍA DE TURISMO Gestión y promoción de productos turísticos sostenibles basados en el patrimonio y el conocimiento / Gestión Destino Turístico Starlight OTRAS CONSEJERÍAS Gestión de la movilidad sostenible, promoción de las renovables y territorio comprometido con el clima COMISIÓN DE SEGUIMIENTO ÁREAS DE GESTIÓN DEL BIEN PROPUESTO Funciones destacadas en el bien ■ Los municipios del ámbito, como ac - tores claves a través de sus compe-tencias en la preservación del bien y en el fomento del desarrollo soste - nible de la zona, siguiendo los prin-cipios expresados en la Declaración de las Cumbres de Gran Canaria ti-tulada «El Compromiso de las Auto-ridades Locales», firmada el 9 de o c-tubre de 2016 por todos los electos de las distintas corporaciones mu-nicipales con incidencia en este es-pacio. ■ La Comisión Ciudadana de Partici-pación que representa los intereses y aspiraciones de las poblaciones lo - c ales y sus principales agentes, ex-presadas a través del Proceso Parti-cipativo. ■ La Comisión Científica, formada en la actualidad por más de 40 expertos e instituciones insulares, naciona-les e internacionales que aporta la visión técnica y científica a la hora de formular las actuaciones y priorida-des en materia de protección, con-servación e investigación. Este organigrama de gestión y coor-dinación se complementa con los cana - les de comunicación y cooperación es - tablecidos con el Gobierno de Canarias y el Estado, como garante final del bien, a través del Ministerio de Cultura. La participación e involucración de los ciudadanos Las Directrices Prácticas para la aplica-ción de la Convención del Patrimonio Mundial instan a «asegurar la partici-pación de la mayor cantidad de actores, entre ellos administradores de sitios, gobiernos locales y regionales, comu-nidades locales, organizaciones no gu-bernamentales (ONG) y otros socios e interlocutores interesados en la iden-tificación, la propuesta de inscripción y la protección de los bienes del Patri-monio Mundial». Este se ha conver ti - do en un eje básico del Plan Integrado de Gestión, entendiendo que la parti-cipación de las comunidades locales en el proceso de propuesta de inscripción y posterior gestión del bien, constitu - ye un aspecto básico y fuerza vital para garantizar la pervivencia de los valores de este espacio para las generaciones futuras, el bienestar actual y la prospe - ridad de la población local. Surge así el Proceso Participativo de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria. Este proceso ha sido apoyado e impulsado por la Consejería de Igualdad y Participación Ciudadana del Cabildo de Gran Canaria, con la co-la boración de los ayuntamientos im - plicados y las entidades de la sociedad civil activas en relación con la promo-ción del bien y los valores del espacio. Una parte sustancial de las propuestas 76 de medidas y actuaciones que confor-man el Plan Integrado de Gestión surge precisamente de este proceso, en par-ticular los aspectos relacionados con la sostenibilidad, el turismo responsa-ble y el fomento de las economías lo-cales. Del propio proceso participativo ha surgido el embrión de la Comisión Ciudadana, concebida como un espa-cio de encuentro y foro de ideas, alter-nativas y propuestas de actuación. La Fundación El organigrama de gestión y gobernan - za del bien se completa con la creación de la «Fundación Risco Caído y los Es- Gestión, participación y desarrollo sostenible 77 Devolución a la ciudadanía de la primera fase del proceso participativo del Paisaje Cultural de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria. © Cabildo de Gran Canaria. pacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria». Se trata de una fundación pú - blica que ha sido promovida por el Ca-bildo de Gran Canaria, y que contribui-rá decisivamente a la consolidación del modelo de gestión participativa y a la promoción de las iniciativas en este ám - bito. La Fundación RCESMGC se converti - rá en el motor de la dinamización del es - pacio y combinará las labores de coordi-nación interadministrativa, la creación de alianzas con la iniciativa privada o la formulación de proyectos innovado-res en los ámbitos del desarrollo local, la promoción y conocimiento de los va - lores del bien, la investigación científi - ca, la educación y la puesta en valor de forma inteligente y sostenible de los recursos de este privilegiado espacio. La Fundación RCESMGC constituye un nodo esencial en el esquema de ges - tión, aportando un modelo innovador que integra la visión pública, la privada y fundamentalmente la de las gentes de las cumbres de Gran Canaria. 78
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Título y subtítulo | El paisaje cultural de Risco Caido y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria y el patrimonio mundial |
Autor principal |
Cuenca Sanabria, Julio León Hernández, José de Marín, Cipriano Guillén Medina, José Juan |
Tipo de documento | Libro |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 2018 |
Páginas | 80 p. |
Materias |
Risco Caido (Gran Canaria) Patrimonio arqueológico Arqueología UNESCO |
Enlaces relacionados | Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria, Patrimonio Mundial de la UNESCO: https://mdc.ulpgc.es/cdm/search/collection/mdci!MDC/searchterm/Risco%20Ca%C3%ADdo%20(Gran%20Canaria)/field/subjec/mode/exact/conn/and/order/nosort |
Texto | EL PAISAJE CULTURAL DE RISCO CAÍDOy los ESPACIOS SAGRADOS de MONTAÑA de Gran Canaria y el PATRIMONIO MUNDIAL EL PAISAJE CULTURAL DE RISCO CAÍDOy los ESPACIOS SAGRADOS de MONTAÑA de Gran Canaria y el PATRIMONIO MUNDIAL Cipriano Marín Cabrera José de León Hernández Julio Cuenca Sanabria José Juan Guillén Medina Las Palmas de Gran Canaria, 2018 Antonio Morales Méndez Presidente Carlos Matías Ruiz Moreno Consejero de Cultura Oswaldo Guerra Sánchez Director General de Cultura, Patrimonio Histórico y Museos Autores Cipriano Marín Cabrera, coordinador de la publicación José de León Hernández Julio Cuenca Sanabria José Juan Guillén Medina © Cabildo de Gran Canaria. 1.ª edición, 2018 © De las fotos, Nacho González, Javier Gil, Águedo Marrero, José Guillen, Orlando Torres, Julio Cuenca, Ricardo Santana, Tarek Ode, José Antonio González Navarro, José Carlos Gil, PROPAC, El Museo Canario, Ayuntamiento de Artenara, Cabildo de Gran Canaria, FEDAC Coordinación Carlos Santana Jubells Servicio de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria Diseño gráfico y maquetación Sergio Hernández Peña Fotografía de cubierta Nacho González Producción gráfica Linca ISBN: 978-84-8103-887-3 Depósito legal: GC 776-2018 Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de esta publicación pueden reproducirse, registrarse o transmitirse por un sistema de recuperación de infor-mación, en ninguna forma ni por ningún medio ac tual - mente conocido o que se invente en el futuro sin previo permiso por escrito de los © de esta obra. C O N T E N I D O S 1. INTRODUCCIÓN, 9 2. LA CONVENCIÓN Y LA LISTA DEL PATRIMONIO MUNDIAL, 15 La UNESCO y el Patrimonio Mundial, 17 La Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, 17 ¿Qué significa un paisaje cultural?, 18 Los criterios de selección, 20 ¿Cómo se determina el Valor Universal Excepcional?, 21 3. LOS COMPONENTES Y ATRIBUTOS DEL PAISAJE CULTURAL, 23 La geología: una tempestad petrificada, 28 Naturaleza y biodiversidad, 28 Un paisaje interconectado con el cielo, 31 Los paisajes vivos de las cumbres, 31 4. ATRIBUTOS: LOS PILARES DE LA CANDIDATURA, 39 Cuevas colgadas de los riscos, 41 Mirando al cielo: los templos astronómicos de los antiguos canarios, 49 La memoria grabada en las paredes de las cumbres, 54 Montañas sagradas y lugar de refugio, 55 La huella etnográfica y la trashumancia, 58 4.4. La huella etnográfica y la trashumancia 5. EL VALOR UNIVERSAL EXCEPCIONAL, 61 Cumplimiento de los criterios, 67 6. GESTIÓN, PARTICIPACIÓN Y DESARROLLO SOSTENIBLE, 69 El Plan Integrado de Gestión, 71 La coordinación y el sistema de gestión, 73 La participación e involucración de los ciudadanos, 76 La Fundación, 77 Almogaren de Risco Caído. Vista del interior de la Cueva 6 del complejo de Risco Caído ˘ donde se aprecia el sorprendente trazado paraboloide de la cúpula. © Julio Cuenca. 1. INTRODUCCIÓN En 2012 el Cabildo de Gran Canaria ini-cia la apasionante aventura de inscribir el Paisaje Cultural de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria en la Lista del Patrimonio Mun - dial de la UNESCO. El descubrimiento de los valores excepcionales que alber - ga el almogaren de Risco Caído, el tem - plo perdido de la antigua población ca - naria, provocó una auténtica revolución a la hora de reinterpretar el extenso pa - trimonio que guardaban las cumbres de Gran Canaria. Este descubrimiento significó que, tanto los especialistas co - mo las instituciones y la sociedad en ge - neral, comenzaran a darse cuenta de que nos encontrábamos ante un con-junto de manifestaciones que eviden-ciaban la existencia de una cultura com - pleja, diversa y excepcional, cuyos ves-tigios han llegado hasta nuestros días. El Paisaje Cultural alberga un con-junto de manifestaciones y obras bien conservadas pertenecientes a una cul-tura insular desaparecida que evolu-cionó en aislamiento a partir de la pre - sencia, al principio de la Era, de pueblos bereberes o amaziges de procedencia norteafricana, hasta su conquista por la Corona de Castilla, a finales del siglo XV. Esto al margen de algunos esporá-dicos contactos con las islas, en el siglo XIV, de los marinos del sur de Europa en busca de las nuevas rutas de las es-pecias y del comercio de esclavos, sin ninguna influencia destacable en nues - tro ámbito. El Paisaje Cultural ocupa una exten - sa zona montañosa del centro de nues - tra isla que acoge un conjunto de ex-presiones únicas en el seno de la colo-sal Caldera de Tejeda, una «tempestad petrificada» como la denominó Miguel de Unamuno. Se trata de un extenso conjunto de yacimientos arqueológicos (poblados trogloditas, templos, gra ne - ros fortificados, cuevas pintadas y es-taciones de grabados) que representan la odisea de las antiguas culturas in-sulares del planeta y que muestran las huellas de un proceso cultural único que evolucionó en aislamiento duran - te más de mil quinientos años a partir de sus raíces bereberes, en el norte de África, y que aspira ahora a convertirse en nuevo paradigma de la evolución histórica y cultural de la humanidad. Hablamos de unos parajes donde la antigua población canaria fue capaz de crear su propia visión de las monta - ñas sagradas: uniendo el cielo y la tie-rra, in tegrando el celaje en su cosmolo - gía, co mo así lo demuestran los almo-garenes o santuarios de Risco Caído y el Bentayga, ejemplos de templos astro - nómicos y espacios rituales de aque lla cultura. Un paisaje en el que este pueblo grabó en las rocas su percepción es pi - ritual y creó asentamientos trogloditas espectaculares y complejos, colgados Introducción 11 12 Introducción 13 Panorámica de la Sierra del Bentayga situada en el corazón de la Cuenca de Tejeda. © Nacho González. de riscos y farallones, dando luz a una tradición que sigue viva y que ha convertido la casa cueva en un símbolo de orgullo e identidad pa - ra habitantes de este es pacio. A ello se suma la pervivencia de tra-diciones y usos ancestrales del te-rritorio como la trashumancia, el cultivo en bancales o el manejo del agua, haciendo de es te paisaje un libro abier to que versa sobre for - mas inteligentes y respetuosas del uso sostenible del territorio y del valor que hoy posee su extraordi-nario patrimonio natural y cultural. Estamos pues ante un paisaje que nos abre una ventana a una cultura más evolucionada de lo que se pensaba, in-tegrada en su medio y que miraba al cie lo, como bien decía Viera y Clavijo: No hablaban ni de oro, ni de pla ta ni de jo - yas, ni de los demás bienes de convencion, dependientes del capricho ò del deslum-bra miento del juicio: Sino de las lluvias a tiempo; de las sementeras opimas; de los pastos abundantes; de las crías dichosas. El sueño tranquilo, la dulce paz, la fecundi - dad de las mugeres, la fuerza de sus bra-zos, la bendición del Cielo de rra mada so - bre sus ganados y rediles, sus graneros, sus troxes. Viera y Calvijo (1772) Constituye, por tanto, un espacio que permitirá consolidar la alianza entre el pasado y el futuro, aportando conoci-miento, ciencia, creatividad y econo-mías de calidad. Un paisaje de todos, que seguirá siendo sagrado en los tiem - pos modernos, como lugar de reflexión, y que trata de ser modélico en relación con las aspiraciones de la UNESCO en todos los aspectos relativos al desarro-llo sostenible. Con el fin de valorar adecuadamen - te el alcance de este desafío y su im-portancia, previamente a describir los valores y acontecimientos más signifi - cativos de estos parajes únicos, convie - ne recordar el marco, los objetivos y los procedimientos que rodean a la inscrip - ción de un espacio tan singular como este en la Lista del Patrimonio Mundial. 14 Vista parcial de uno de los conjuntos de cuevas aborígenes en las laderas de la Mesa de Acusa. © Javier Gil. Morro de Pajonales. © Orlando Torres. ˘ 2. LA CONVENCIÓN Y LA LISTA DEL PATRIMONIO MUNDIAL La UNESCO y el Patrimonio Mundial Entre los cometidos que tiene la Orga-nización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) está promover la identifica-ción, la protección y la preservación del patrimonio cultural y natural de todo el mundo considerado especialmente valioso para la humanidad. Con este objetivo surgió la idea de redactar un tratado de carácter internacional que cristalizó en la Convención sobre la Pro - tección del Patrimonio Mundial, Cultu - ral y Natural, aprobado por la UNESCO en 1972. Hasta ahora 190 países han ratifica - do este documento, reconociendo que los sitios localizados en su territorio e inscritos en la Lista de Patrimonio Mun - dial, sin perjuicio de la soberanía nacio - nal, constituyen un patrimonio univer-sal en cuya protección la comunidad internacional entera tiene el deber de cooperar. Estamos hablando de expre-siones tan diversas como la Alhambra de Granada, la ciudad excavada de Pe - tra, el Gran Cañón del Colorado, la ciu-dad de Cuzco, el Taj Mahal o el Monte Fuji, por solo citar algunas de las más conocidas. Conviene diferenciar estos bienes, que alcanzan la categoría máxima de representatividad, con los inscritos al amparo de Convención para la Salva-guardia del Patrimonio Cultural Inmate - rial, aprobada también por la UNESCO en 2003. En este caso las manifestacio - nes inscritas se refieren exclusivamen - te al patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, que incluye prácticas y expresiones vivas heredadas de nues-tros antepasados y transmitidas a nues - tros descendientes, como tradiciones orales, artes escénicas, usos sociales, ri - tuales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativas a la naturaleza y el universo, y saberes y técnicas vincula-dos a la artesanía tradicional. Este sería por ejemplo en Canarias el caso del Silbo Gomero. La Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO Actualmente en la Lista de Patrimonio Mundial hay inscritos 1092 bienes si-tuados en 167 países, de los cuales 845 son bienes culturales, 209 son exclu-sivamente naturales y 38 son de carác-ter mixto. Se trata de una Lista abierta en la que cada año se incorporan nuevos bienes de valor universal excepcional, es decir que tienen una importancia cultural y/o natural tan extraordinaria que tras - ciende las fronteras nacionales y cobra importancia para las generaciones pre - sentes y venideras de toda la Humani- La Convención y la Lista del Patrimonio Mundial 17 18 dad. Por lo tanto, la protección perma-nente de este patrimonio es de capital importancia para el conjunto de la co-munidad internacional. Un factor de gran relevancia que de - be ser considerado en la inscripción de un nuevo bien es su capacidad de con-tribuir al carácter representativo de la Lista del Patrimonio Mundial, evitando la reiteración de determinadas tipolo-gías de bienes, por muy excepcionales que sean. Por ello el Comité del Patri-monio Mundial lanzó en 2002 la Estra - tegia Global para una Lista del Patrimo-nio Mundial representativa, equilibra - da y creíble, concebida para identificar y cubrir las principales lagunas de la Lista del Patrimonio Mundial. La representatividad es uno de los puntos fuertes del Paisaje Cultural de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria, al aportar expresiones excepcionales relaciona-das con la astronomía cultural, la evo-lución de culturas insulares en total ais lamiento o elementos relictos de la cultura bereber o amazige, aspectos es tos en general escasamente repre-sentados en la Lista actual. La inscripción de un bien en la Lista le corresponde al Comité del Patrimo-nio Mundial, integrado por 21 miem-bros representantes de los estados fir - mantes de la Convención, que son ele-gidos de forma rotatoria cada cuatro años. Al Comité le corresponde final-mente determinar, sobre la base de las propuestas de inscripción presentadas por los Estados, los bienes culturales y naturales de Valor Universal Excepcio-nal que serán protegidos en el marco de la Convención, e inscribirlos en la Lista del Patrimonio Mundial. Las decisiones del Comité de Patri-monio Mundial se fundamentan en los informes que emiten los organismos asesores como el ICOMOS (Consejo In-ternacional de Monumentos y Sitios) o la UICN (Unión Internacional de Con-servación de la Naturaleza), tras la rea - lización de un largo y complejo pro ceso de evaluación para cada propuesta. ¿Qué significa un paisaje cultural? Los paisajes culturales representan una categoría muy especial de bienes cultu - rales y son, por definición de la UNESCO, «obras conjuntas del hombre y la na-turaleza ». A la hora de identificar el patrimo-nio cultural declarable, el Artículo 1 de la Convención del Patrimonio Mundial define tres categorías: los monumen-tos, los conjuntos de construcciones y, finalmente, los lugares excepcionales, como es nuestro caso, que son el resul - tado de obras humanas u obras conjun - tas de la humanidad y la naturaleza, así La Convención y la Lista del Patrimonio Mundial 19 como las zonas, incluidos los lugares ar - queológicos, que tienen un valor uni-versal excepcional desde el punto de vista histórico, estético, etnológico o antropológico. La UNESCO pone especial énfasis en la importancia de estos lugares como sitios capaces de mostrar y mantener la gran diversidad de las interacciones entre las comunidades humanas y su entorno, así como para proteger las cul - turas tradicionales vivas y preservar las huellas de las que han desaparecido. Los paisajes culturales, entre los que se incluyen expresiones como terrazas cultivadas en elevadas montañas, jar-dines históricos, asentamientos singu - lares o lugares sagrados, dan testimo - nio del genio creativo, del desarrollo social y de la vitalidad imaginativa y espiritual de la humanidad. Constitu-yen en conjunto una parte sustancial de nuestra identidad colectiva. Entre los ejemplos más conocidos de paisajes culturales inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial destacan lu-gares como el Valle del Loira en Francia, los arrozales en terrazas de las cordi- Descanso en la ruta trashumante que discurre entre Artenara y Majada Alta. © Javier Gil. lleras de Filipinas, el valle de Viñales en Cuba, el Parque Nacional de Uluru en Australia o el Valle de Bamiyán, si tio que recientemente se ha hecho tris temen-te conocido tras la destrucción de sus famosos budas gigantes a ma nos de la barbarie talibán. Envuelto en la colosal Caldera de Te-jeda, el Paisaje Cultural de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria representa un ejemplo excepcional de este tipo de bien cultu-ral, debido a que en su seno se ha desa - rrollado sin interrupción, durante más de dos mil años, una cultura troglodi - ta adaptada sorprendentemente al te-rritorio, donde aún perviven los tem - plos o almogarenes de la primitiva po-blación insular, que le otorga carácter sagrado, y a que también se trata de un espacio en donde aún se mantienen prácticas ancestrales como la trashu-mancia, que hunde sus raíces en la cul - tura bereber originaria de estas tierras. Pero lo que le confiere un plus de ma - yor excepcionalidad si cabe, es que por primera vez surge una propuesta de inscripción en la lista del patrimonio mundial que muestra un paisaje cul-tural indisolublemente asociado con el celaje, es decir, interconectado con el cielo y con los fenómenos astronómicos que en él se manifiestan. Así lo atesti-guan, entre otras manifestaciones, los almogarenes de Risco Caído y el Ben-tayga, lugares de observación del sol y de la luna, y quizás también de las es-trellas, con un significado astronómico y ritual únicos en las culturas insulares del planeta. Los criterios de selección Para que un sitio sea incluido en la Lis - ta del Patrimonio Mundial, tiene que poseer Valor Universal Excepcional (VUE), por lo que debe cumplir uno o más de los diez criterios establecidos por el Comité de Patrimonio Mundial incluidos en las Directrices Prácticas sobre la aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial. Estos criterios son revisados de forma regular por el Comité y en nuestro caso se considera que nuestro Paisaje Cultural y sus va-lores cumplen y encajan planamente con dos de ellos, a saber: ■ Criterio (iii): aportar un testimonio único, o al menos excepcional, sobre una tradición cultural o una civiliza-ción viva o desaparecida. ■ Criterio (v): ser un ejemplo destaca - do de formas tradicionales de asen-tamiento humano o de utilización de la tierra o del mar, representativas de una cultura (o de varias culturas), o de interacción de la población con el medio, sobre todo cuando este se ha vuelto vulnerable. 20 En el capítulo siguiente, donde se que describirán los valores y atributos del Paisaje Cultural al que nos estamos refiriendo, explicaremos con más deta - lle el cumplimiento de estos criterios. Se entienden como atributos los prin - cipales elementos transmisores del Va - lor Excepcional Universal del bien, es decir, los aspectos que están asociados o expresan este valor. Estos pueden ser tanto materiales como inmateriales. ¿Cómo se determina el Valor Universal Excepcional? En primer lugar, el Valor Universal Ex-cepcional (VUE) se determina, como hemos dicho, justificando razonada-mente en la candidatura que un bien cumple con al menos uno de los diez criterios establecidos por el Comité de Patrimonio Mundial. Pero esto no es suficiente. También se exige realizar un análisis comparati - vo con el resto de bienes similares en el mundo que muestre claramente el cumplimiento de dos condiciones. La primera es que no existan otros bienes muy parecidos en la actual Lista del Patrimonio Mundial, lo que le restaría representatividad. La segunda es que efectivamente sea una expresión única o que sea representativa de otros si-tios similares en el mundo que también poseen un gran valor y que no están incluidos en la Lista. Es decir, que se tra - te de un sitio o conjunto de bienes que pueda enriquecer sustancialmente la Lista del Patrimonio Mundial. El análisis comparativo se realiza con - siderando el sitio en su conjunto y tam - bién comparando sus principales atri - butos con otras manifestaciones en el mundo. Por último, la candidatura debe jus-tificar que los atributos del bien o del sitio cumplen con las condiciones de integridad y autenticidad que garanti - zan su transmisión, en buen estado y sin alteraciones significativas, a las ge-neraciones futuras. Las condiciones de integridad hacen referencia al carácter unitario e intacto de los atributos des-critos del bien, e indica también si exis - ten suficientes piezas o atributos del puzle presentes en el sitio como para entenderlo plenamente. La valoración de las condiciones de autenticidad ad-vierte sobre si podemos confiar en lo presentado. Se refiere a la credibilidad del bien, si este es veraz respecto a la justificación presentada de sus crite-rios de valor universal excepcional y si sus atributos son auténticos. La Convención y la Lista del Patrimonio Mundial 21 Interior de la Caldera de Tejeda, destacando la silueta del Roque Palmés. © Nacho González. ˘ 3. LOS COMPONENTES Y ATRIBUTOS DEL PAISAJE CULTURAL Los componentes y atributos del Paisaje Cultural 25 El Paisaje Cultural de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria constituye un espacio en el que se entremezclan, como en todo paisa je de este tipo, la huella humana y la na - turaleza. Existen manifestaciones en el paisa - je que pueden considerase únicas y sin gulares que, vistas en su conjunto, le transmiten a este territorio un valor universal excepcional. Son lo que deno - minamos atributos: obras y expresio-nes, materiales e inmateriales, que im - pregnan la esencia misma, la importan - cia y la identidad del paisaje. En nues-tro caso, los atributos se refieren, entre otras manifestaciones, a los excepcio-nales sitios arqueológicos, al mundo de las cuevas en las cumbres en todas sus dimensiones, a hitos naturales con una referencia simbólica especial para las antiguas poblaciones, como puede ser el caso del Roque Nublo, o a la pervi - ven cia de antiguas tradiciones como la trashumancia. Sin embargo, algunos valores que atesora el paisaje cultural de estas mon - tañas sagradas, si bien pueden consi-derarse extraordinarios, no son únicos e irrepetibles en comparación con otras expresiones similares en el planeta, co - mo lo serían aquellos que hemos deno - minado atributos. Estos valores son los que llamamos componentes del pai - saje cultural. Los componentes más destacados comprenden una soberbia geología, una biodiversidad y unos ecosistemas extremadamente singulares, el celaje o paisaje asociado al cielo, así como un medio rural bien conservado y carga - do de autenticidad. Todos estos com-ponentes tienen la extraordinaria im-portancia de contribuir a tejer el esce-nario en el que se manifiestan en todo su esplendor los atributos del bien. Los Roques Bentayga (en primer plano) y Nublo, hitos geográficos y simbólicos de la Caldera de Tejeda. 26 Localización del bien en el corazón montañoso de la isla de Gran Canaria. © Cabildo de Gran Canaria, Otrtofoto Grafcan. Los componentes y atributos del Paisaje Cultural 27 Asentamientos trogloditas aborígenes Ámbito de los principales conjuntos trogloditas Principales cuevas artificiales con manifestaciones rupestres Otras zonas arqueológicas Roque Nublo Paisaje Cultural Zona de amortiguamiento Límite de la zona de amortiguamiento Mesa de Arucas Sierra del Bentayga Risco Chapin El Tablado Barranco Hondo El Hornillo Risco Caído Visvique Tamadaba Mesa del Junquillo Caldera de Tejeda Cuevas de la Mesa Solana del Pinillo Inagua-Pajonales El Chirimique Roque Nublo Montaña del Humo Zonificación del paisaje cultural, distribución de los ámbitos trogloditas más destacados en el paisaje cultural propuesto y localización de las principales cuevas con manifestaciones rupestres. © Cabildo de Gran Canaria. La geología: una tempestad petrificada El espectáculo es imponente. Todas aque-llas negras murallas de la gran caldera, con sus crestas, que parecen almenas, con sus roques enhiestos, ofrecen el aspecto de una visión dan tesca. No otra cosa pueden ser las calderas del Infierno que visitó el florentino. Es una tremenda conmo ción de las entrañas de la tierra; pa rece todo una tempestad petrificada, pero una tempes-tad de fuego, de lava, más que de agua… Miguel de Unamuno (1910). De esta manera tan escueta pero tan acertada describió el genial Miguel de Unamuno los paisajes atormentados del corazón de la isla de Gran Canaria, el ámbito del Paisaje Cultural. El bien se enmarca en la Caldera de Tejeda, en un territorio que comenzó a tomar su forma geológica actual hace 14 millo-nes de años, donde hoy sobresalen en su centro geográfico los monolitos del Roque Bentayga y el Roque Nublo, con - vertido este último en el símbolo de identidad de la isla de Gran Canaria. Es - tos son algunos de los restos del impre - sionante estratovolcán Roque Nublo, que hace millones de años colapsó ba - jo su peso formando la caldera, y que hoy son parte de los elementos domi-nantes del relieve que se observa en el Paisaje Cultural. En términos geológicos, la Caldera de Tejeda acoge en su seno una extre - ma geodiversidad. Aunque sus mani-festaciones geológicas no puedan ser consideradas como atributos excepcio - nales con valor universal, ateniéndonos a los análisis comparativos, aportan en cambio una dimensión realmente úni - ca. En razón de sus peculiares caracte-rísticas, la Caldera constituye un libro abierto a la contemplación directa y el aprendizaje de múltiples y singulares manifestaciones geológicas, algunas de ellas tan especiales como las forma - ciones de relieve invertido o el fenóme - no que los científicos denominan como cone-sheet. Se trata de un territorio que refleja en sus riscos, barrancos y escar-pes, con clara nitidez para el observador, las etapas de formación de una comple - ja historia geológica insular. Naturaleza y biodiversidad La biodiversidad que alberga este espa - cio se ve reflejada en su estatus de pro - tección, ya que su totalidad se encuen - tra inserta en algunas de las figuras que conforman la Red de Espacios Natura-les Protegidos de Canarias (ENP). La ma yor parte del territorio también está incluido en la Red Natura 2000, sola-pándose en una amplia extensión las dos directivas comunitarias de aplica- 28 Los componentes y atributos del Paisaje Cultural 29 ción (Directiva Aves y Directiva Hábi-tat), destacando además la presencia de hábitats de interés comunitario. Los datos disponibles sitúan el ám - bi to del bien y su área de influencia co - mo un lugar de extraordinaria riqueza e interés para la conservación y estu-dio de la biodiversidad, albergando una tasa de endemismos y especies prote-gidas sin parangón, si la comparamos con la mayor parte de las áreas prote-gidas continentales del norte de África y sur de Europa. Espacio de biodiversidad. Pterocephalus dumetorus, endemismo de las islas centrales de Canarias en el entorno del Roque Nublo. © Águedo Marrero. El Atlas de la Biodiversidad de Cana-rias nos indica que dos de los puntos calientes de la biodiversidad insular se encuentran en estos parajes (Tamada - ba, Cruz de Tejeda-Risco Chapín), resal - tando a Tamadaba como el más impor-tante. Gracias a las políticas de conser-vación y recuperación de especies, hoy podemos afirmar que muchos lugares de este espacio sagrado conservan aún la esencia y la apariencia que tenían pa - ra la población ancestral de estas cum-bres. Escarpes, acantilados, roquedos y bosques, como el pinar de Tamada - ba, nos permiten no solo apreciar la di - versidad biológica, sino también el pai - saje primigenio heredado. 30 Vista de la comarca de Tirma desde el Pinar de Tamadabda. © José Guillen. Un paisaje interconectado con el cielo Una de las características más singu-lares y originales del Paisaje Cultural se sustenta en la indisoluble relación de muchos de sus atributos con el «ce-laje ». Por celaje entendemos aquí esa voz tan arraigada en Canarias que hace referencia a la observación de los acon - tecimientos y eventos que ocurren en la bóveda celeste, desde una puesta de sol, la salida de una estrella o de una constelación, la visión del cielo estrella - do o, incluso, la observación de elemen - tos meteorológicos singulares como nubes de formas llamativas que hubie - sen podido llamar la atención de nues - tros antepasados. El bien presenta un escenario en el que hitos emblemáti-cos del paisaje terrestre se entremez-clan con acontecimientos y eventos que ocurren en la bóveda celeste. La concepción de determinados atri - butos y manifestaciones materiales e inmateriales excepcionales del bien, como algunos santuarios y cuevas sa-gradas con relaciones astronómicas, o el propio calendario aborigen, solo pue - den ser interpretados incluyendo la di-mensión del celaje como parte integral del entorno percibido por las antiguas poblaciones y soporte originario del Pai - saje Cultural y sus valores asociados. El celaje y el firmamento, por razones obvias, no pueden ser considerados como atributos o manifestaciones del patrimonio mundial, ya que evidente-mente hacen referencia a fenómenos y objetos que trascienden las fronteras de la tierra y sus pequeñas jurisdiccio-nes. Sin embargo, constituyen compo-nentes básicos para poder entender cómo las comunidades aborígenes ca-narias percibían este espacio y situaban sus lugares sagrados, incluyendo la for - ma y función de algunos de los tem-plos y lugares rituales más destacados desde los que observar el cielo. Los paisajes vivos de las cumbres La Caldera de Tejeda y su entorno cum - brero, incluyendo el ámbito de Barran - co Hondo, alberga un paisaje agropas-toril que ha conservado sus señas de identidad a pesar de las grandes trans-formaciones acaecidas en la isla en el último medio siglo. El Paisaje Cultural que nos ocupa tiene un carácter multifacético si nos atenemos a la clasificación estableci - da en las «Directrices Prácticas para la aplicación de la Convención del Patri-monio Mundial». Por un lado se trata de un «paisaje cultural asociativo», que se justifica por «la fuerza de evocación de asociaciones religiosas, artísticas o Los componentes y atributos del Paisaje Cultural 31 32 Los componentes y atributos del Paisaje Cultural 33 Un paisaje interconectado con el cielo desde la antigüedad. Cielo estrellado sobre la Sierra del Bentayga. © Nacho González. 34 culturales del elemento natural», fun-damentada en nuestro caso por su re-lación con el celaje y los hitos naturales simbólicos. Por otro lado, se trata tam-bién de un «paisaje que ha evoluciona - do orgánicamente» a través del tiempo. Estamos ante un caso paradigmáti - co relacionado con lo que hoy se deno-mina arqueología del paisaje. Es decir, un lugar en donde podemos explorar cómo los seres humanos se han ido re - lacionando con el espacio geográfico a lo largo del tiempo, apropiándose de él, transformándolo con su trabajo y dotándolo de diferentes significados culturales. Ganado en trashumancia a lo largo de la antigua ruta de la Cañada Real. © Javier Gil. Los componentes y atributos del Paisaje Cultural 35 En esta última acepción, la riqueza de expresiones de este paisaje tam-bién le confieren un carácter dual, co mo «paisaje relicto» y como «paisaje vivo». Un paisaje relicto (o fósil) «es aquel que ha experimentado un proceso evolu-tivo que se ha detenido en algún mo-mento del pasado, pero que sigue sien - do visible». El conjunto de yacimientos arqueológicos y cuevas aborígenes que plagan la geografía de la Caldera de Te - jeda muestra claramente la impronta de un paisaje fósil excepcional. Por el contrario, el ámbito también es en una gran parte un paisaje vivo, es decir, aquel que «conserva una función social activa en la sociedad contemporánea, estrechamente vinculada al modo de vida tradicional, y en el cual prosigue el proceso evolutivo». Lo que podemos denominar como «paisaje vivo de la cumbre» tiene ele-mentos que podemos considerar co - mo atributos, como son los referentes Casas-cueva en pleno uso actual en Acusa Seca. © Orlando Torres / FEDAC. 36 a la pervivencia en el tiempo del hábitat troglodita, y otros componentes muy valiosos que no necesariamente tie-nen un valor universal excepcional. Por ejemplo, los cultivos en terrazas o ban - cales constituyen un aspecto consus-tancial a este paisaje y le dotan de iden-tidad; sin embargo, no puede conside-rarse que tengan un valor excepcional y representativo dada la gran cantidad de sitios inscritos en la Lista del Patrimo - nio Mundial con estas características. Constituyen componentes de este paisaje vivo las expresiones de la agri-cultura de supervivencia, en donde so-bresalen los núcleos poblacionales tro - gloditas en lomos y en venas de ba-rranco en torno a los nacientes, que han ido desarrollando a través de la histo-ria un terrazgo abancalado literalmen - te colgado sobre precipicios. Se trata de un paisaje límite en las vivencias, donde el aislamiento y la dureza de las condiciones de vida coexisten con un Estructura de bancales en el área de Barranco Hondo. © Ricardo Santana. sentimiento de centralidad geográfica y también, en cierta medida, de arca de las esencias culturales tradicionales. El mundo rural de las montañas sa-gradas también compone otra duali-dad. Si nos fijamos en las actividades agrarias, es posible observar una duali - dad entre aprovechamientos muy ex-tensivos, que requieren espacios de gran amplitud, como pueden ser el pastoreo o los usos del monte y, por otro lado, una agricultura artesanal, con una uti-lización del espacio basada en banca-les que la convierten casi en jardinería. El contraste entre los espacios de seca - no y de regadío tiene su máxima expre - sión en los caseríos situados en venas de barranco donde en ocasiones hay pequeños cursos de agua permanen - te. Este es por ejemplo el caso El Horni - llo, barrio que en su mayor parte está situado prácticamente bajo una pe-queña cascada. Los componentes y atributos del Paisaje Cultural 37 Trabajos agrícolas en Artenara. © José Guillen. El paisaje vivo constituye en ocasio-nes un mosaico de diversos aprove - cha mientos que definen un paisaje ru - ral escasamente alterado en compara-ción con el resto de las isla. Encontra-mos aquí pueblos que muestran bellas expresiones de la arquitectura tradi-cional, junto a parajes dominados por cas taños y almendros. En estos para-jes aún perviven, por ejemplo, los usos del almendrero de una forma relevan - te, aportando economía, cultura, rique - za y color. Bastaría con consultar las cartas et-nográficas municipales para compro-bar que este espacio atesora cientos de expresiones y obras, hoy práctica-mente desaparecidas en gran parte de la geografía rural del archipiélago. Nos referimos a molinos, acequias, estan-ques, albercones, corrales, alpendres, hor nos, refugios, majadas, bancales, bocaos, cantoneras, fuentes, lavaderos o eras. En el caso de las eras, estamos ante uno de los territorios canarios en que mejor se conserva este tipo de ma - nifestación agrícola. Todos estos elementos constituyen las ramas con las que se teje una parte sustancial de tan excepcional paisaje. 38 Vista del Roque Bentayga al atardecer. © Julio Cuenca. ˘ 4. ATRIBUTOS: LOS PILARES DE LA CANDIDATURA Atributos: los pilares de la candidatura 41 El Paisaje Cultural de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria da cobijo a un conjunto de atri - butos únicos y singulares que consti-tuyen la columna vertebral de su valor universal excepcional. Algunos de es - tos atributos, como los yacimientos ar - queológicos, son materiales o tangi - bles; otros son de carácter inmaterial, como lo es la pervivencia de determina - das tradiciones como la trashumancia. Los atributos que le confieren este valor universal básicamente son: los almogarenes de carácter astronómico, los espacios y recintos sagrados, el há-bitat troglodita en todas sus variantes, las estaciones de grabados líbico-bere - beres, la excepcional profusión de gra-bados de triángulos púbicos, las expre-siones relacionadas con la cultura del agua o las antiguas rutas de trashuman - cia, a lo que han de añadirse también ciertas manifestaciones inmateriales tan sorprendentes como la pervivencia de la alfarería aborigen. Cuevas colgadas de los riscos Las poblaciones aborígenes canarias poseían una singular cultura troglodi - ta, como así lo atestigua el patrimonio arqueológico existente y el relato de las primeras crónicas tras la Conquista. To - dos los indicios apuntan a que este há - bito de vivir en cuevas tiene como ori - gen común el norte del continente afri-cano, de la mano de las comunidades bereberes o amaziges. Sin embargo, so - lo fue en Gran Canaria donde se llega-ron a construir grandes asentamientos en cuevas artificiales, creando en oca-siones un urbanismo que podríamos denominar como vertical. Precisamente es en el interior de las montañas de Gran Canaria donde estas manifestaciones alcanzan su máxima expresión. Nos encontramos ante un territorio eminentemente troglodita que, en conjunto, alberga una obra de ingeniería colosal que perforó monta-ñas enteras, que fabricó pasadizos, ga-lerías, puertas, escaleras, graneros y ventanas colgadas en impresionantes precipicios. Lo que acrecienta su valor excepcional es que este tipo de pobla-miento pervivió a lo largo del tiempo, llegando hasta nuestros días, lo que constituye una seña de identidad. Más de dos siglos después de la Conquista, Viera y Clavijo relataba asombrado có - mo aquellos pobladores de las monta- 42 ñas vivían en «agujeros a manera de ni dos de aves». Del mismo modo, la viajera y escritora inglesa Oli-via Stone, a finales del siglo XIX describió con deta - lle estos poblados de cuevas en su visita a Artena ra, y no ocultaba su asom bro al ver sentados, en sus pupitres, a los niños en el interior de una cueva que servía de escuela. Existen muy pocos conjuntos arqueo ló gi vcos tro - gloditas en el mundo que posean tal diversidad de funciones y expresiones como las que se muestran en el ámbito del Paisaje Cultural. En es tas montañas encontramos poblados de cuevas naturales y artifi - ciales, graneros fortificados, cuevas santuario, ne-crópolis y otros elementos de funcio nalidad muy va - riada como los relacionados con la cultura del agua. Labrados en la toba volcánica, en es tos pa rajes sobresalen antiguos conjuntos trogloditas tan es-pectaculares como los del complejo arqueológico de la Sierra del Bentayga, que incluye el Roque Ben - tayga y el Roque de las Cuevas del Rey, en el centro Casa-cueva a mediados del siglo pasado. La Cilla, Artenara. Fuente: Ayuntamiento de Artenara. Atributos: los pilares de la candidatura 43 Conjunto troglodita del Roque de Cuevas del Rey. © Julio Cuenca. 44 de la cuenca de Tejeda, así como las cue - vas sagradas que conforman el san tua - rio de Risco Chapín, o el gran asenta-miento troglo dita que se desenvuelve bajo los escar pes de la Mesa de Acusa. En el borde norte de la Caldera de Teje - da se despliegan, a lo largo de Barran - co Hondo, las innumerables cuevas que dan testimonio del mítico asentamien - to de Ar tevirgo, un espacio en el que hoy en día podemos contemplar una sucesión evolutiva de cuevas aboríge-nes, entre las que emergen con luz pro - pia los conjuntos de Risco Caído y La Paja, además de cuevas reutilizadas y adaptadas a lo largo de los siglos, caso Atributos: los pilares de la candidatura 45 de Ba rranco Hondo de Abajo, y nuevas cue vas labradas durante generaciones has ta nuestros días. A todo ello hay que añadir otros antiguos asentamientos de cuevas artificiales importantes co - mo los de Visvique, El Hornillo, Mesa del Junquillo, Cuevas de la Mesa, Sola - na del Pinillo, Andén de Tasarte, Mon-taña del Humo, Ronda, El Toscón o El Chirimique. Entre todas estas expresiones, des-taca la gran profusión de cuevas san-tuario que, en gran medida, evidencian el carácter sagrado que este territorio Vista de la Mesa de Acusa, uno de los principales asentamientos de los descendientes indígenas de los amaziges o bereberes continentales. © Javier Gil León. 46 tenía para la antigua población cana-ria. Además, las cuevas santuario se ca - racterizan por mostrar singulares gra - bados con formas de triángulos con el vértice superior invertido, que consti-tuyen representaciones del triángulo púbico femenino, el símbolo de la ferti - lidad por excelencia, que ya represen-taron los grupos humanos del Auriña-ciense hace 30 000 años. De hecho, el análisis comparativo llevado a cabo constata que nos encontramos en el lu - gar del planeta en el que se registra la mayor densidad de este tipo de graba-dos, solo comparable en número con los hallados en el Valle del Mahanadi, si-tuado en la región de Orissa de la India, o en la Garganta de Carnarvon en Aus-tralia. También existe algo en común entre todas estas cuevas sagradas, y es que presentan complejos sistemas de ca-zoletas excavadas en los suelos, así co - mo numerosas cúpulas y hornacinas en las paredes, cuya función queda aún por interpretar. La Cueva de Los Candi - les y el almogaren de Risco Caído son extraordinarios ejemplos de aquellos ancestrales santuarios de montaña donde se rendía culto a la fertilidad de la madre tierra. En este contexto, los graneros colecti - vos que utilizaba la antigua población canaria, constituyen otro de los tesoros Vista exterior del conjunto arqueológico de Risco Caído. © Cabildo de Gran Canaria. patrimoniales del espacio. Estas estruc - turas de almacenamiento, frecuente-mente fortificadas y situadas normal-mente en lugares imposibles, nos ha-blan de las costumbres y la economía colectiva de los insulares de las monta - ñas de la isla. Esto llamó poderosamen - te la atención de los primeros cronistas, como Sedeño, cuando comentaba que «encerraban estos frutos en las cuebas Atributos: los pilares de la candidatura 47 Grabados pubiformes de la Cueva de los Candiles (izquierda) y de la Cueva 6 de Risco Caído (derecha). © Orlando Torres / FEDAC, Tarek Ode. Vista del espectacular granero de El Álamo, colgado en los farallones de la Mesa de Acusa. © Javier Gil. de risco más altas para que se viese allí estar más bien guardada i más dura-bles ». Ha de considerarse que el alma-cenamiento en graneros fortificados es también una práctica muy característi - ca de los antiguos habitantes del norte de África que se asocia estrechamente a la población bereber. Sin embargo, los estudios recientes del contenido de los graneros han alum - brado otras sorpresas que ensalzan aún más las cualidades únicas del bien. El estudio del ADN arqueológico de semi - llas de cebada recuperadas en los gra-neros de Acusa, concretamente en El Álamo, concluye que se corresponde con la misma variedad que la que se encuentra en la zona actualmente. Se trata de un caso único, por el que se tie - ne constancia genética de una planta que se ha seguido cultivando en un mis mo territorio por más de mil años y que se corresponde con las varieda-des prehistóricas del Magreb. La per-vivencia de semillas prehistóricas en el mundo solo se ha documentado en unos pocos sitios remotos de Sudán, Israel y China. 48 Cultivo de cebada en Guayadeque, área adyacente al ámbito designado. Aun se conserva la antigua técnica del cultivo a mano. © José Antonio González Navarro. Mirando al cielo: los templos astronómicos de los antiguos canarios Algunos de los atributos más singula-res y excepcionales de este Paisaje Cul - tural se corresponden con yacimientos arqueológicos representativos de la cultura y el conocimiento astronómico de la población aborigen canaria, apor - tando evidencias que permiten consi-derar este espacio como un paraje sa - grado que guardaba una íntima rela-ción con los acontecimientos celestes, el celaje, ya sea para la medición del tiempo, para marcar fechas conmemo - rativas o celebrar rituales. Constituyen atributos excepcionales por su signifi-cado astronómico singular, creados en el contexto en una cultura que evolu-cionó en aislamiento a partir de los an - tiguos conocimientos importados del Magreb bereber y que, anclada en este nuevo medio insular, desarrolló expre-siones tan genuinas como estas, lle-gando incluso a manejar conceptos tan complejos como los equinoccios, pues así lo relatan las crónicas y lo verifica la arqueología. Entre las diversas manifestaciones relacionadas con la cultura astronómi - ca sobresalen de manera especial dos hitos extraordinarios. Estos son los al-mogarenes o espacios sagrados de Ris - co Caído y del Roque Bentayga. El santuario de Risco Caído es a to - das luces un excepcional y complejo al - mogaren de carácter astronómico y re - ligioso que fue descubierto en 1996 por el arqueólogo Julio Cuenca. El ha-llazgo de este «templo perdido» repre-sentó el redescubrimiento de un espa-cio de excepcional importancia sim-bólica para los aborígenes, cuyo estudio ha permitido replantearnos el alcance y profundidad de aquella cultura El templo de Risco Caído, y en parti-cular la denominada Cueva 6, funcio-naba al mismo tiempo como un inge - nioso marcador astronómico que seña - la, con la entrada de la luz al amanecer en el interior del templo, los momen-tos de la llegada de los equinoccios y el solsticio de verano. La entrada de la luz de la luna llena se produce a partir del equinoccio de otoño, y marca el pa - so de los meses hasta el próximo equi-noccio de primavera. La función de este almogaren como calendario astronó-mico lunisolar les permitiría, además, llevar el control sobre el vital ciclo agra - rio anual. Sus constructores, así como los de otros templos en cuevas de los antiguos canarios, buscaban coordinar las celebraciones estacionales con la posición del Sol y la Luna, en determi-nados eventos astronómicos (como los solsticios y equinoccios) y asocián-dolas a la luz que penetraba en la cue - va santuario. Atributos: los pilares de la candidatura 49 50 El almogaren de Risco Caído constituye un santuario cosmológico excepcional. Demuestra el alto conocimiento conceptual y práctico de los aborígenes relacionado con la geometría, la geología y la astronomía. © Tarek Ode. En la imagen se superponen los calcos de los triángulos púbicos existentes, se observa el inicio de la proyección de la luz solar en su recorrido a lo largo de la pared de grabados. © Julio Cuenca. Atributos: los pilares de la candidatura 51 El juego de la luz proyectada a tra-vés de un ingenioso dispositivo óptico es lo que aporta otro excepcional sig-nificado a este sorprendente conjun - to. Aquí asistimos a la representación de una hierofanía solar y lunar de suge - rentes imágenes proyectadas que, a medida que pasan los días y los meses, van cambiando de forma. Igualmente cambia su recorrido por la pared don - de están representados, a modo de re-tablo, los grabados triangulares y hor - nacinas, que eventualmente podrían ser elementos de referencia calendá-rica. El espectáculo empieza en el equi - noccio de primavera, con la proyección de imágenes solares, hasta el equinoc-cio de otoño. A partir de ese momento y hasta el próximo equinoccio de pri-mavera, es la luz de las lunas llenas, en - tre los meses de septiembre y marzo, la que ilumina los grabados del interior del templo. Como obra arquitectónica, el tem-plo- calendario de Risco Caído alcanza la mayor complejidad y perfección cons-tructiva de este conjunto de manifes-taciones en toda la isla. En una cultura aislada, que ni siquiera utilizaba el me - tal, la ejecución de este ingenio cons-tituye un auténtico paradigma del co-nocimiento tecnológico, arquitectóni - co y astronómico. Se trata de un recin to excavado de planta circular, muy poco frecuente en este tipo de construccio-nes. Además, el trazado paraboloide de la cúpula, el patrón uniforme de medi - das y proporciones, así como la mane - ra de trabajar los materiales, denotan una originalidad formal y una génesis constructiva insólita en una cultura con recursos tan limitados. Junto a Risco Caído, es necesario se-ñalar otro excepcional yacimiento al Composición fotográfica que muestra la superposición de la primera imagen proyectada por la luz sobre el panel de grabados en varios momentos del ciclo esta-cional entre el equinoccio de primavera y el de otoño. © Julio Cuenca y Jose Carlos Gil. Vista del almogaren del Bentayga, espacio ritual con conexiones astronómicas y referente simbólico hacia el que alinean los principales santuarios de la cuenca de Tejeda. © Tarek Ode. 52 aire libre que también da fe de la singu - lar cultura astronómica de los antiguos canarios. Se trata del almogaren del Bentayga, situado en el epicentro de la cuenca de Tejeda, en la cúspide del mis - mo Roque Bentayga; un lugar hacia el que convergen los alineamientos de destacadas cuevas santuario del entor - no, realzando el carácter simbólico y emblemático de este portentoso refe-rente. El almogaren del Roque Bentayga destaca también como uno de los me-jores ejemplos de un lugar sagrado en un ámbito montañoso donde se ha encontrado una fenomenología astro-nómica sofisticada relacionada con el control del tiempo. En este caso, el mar - cador equinoccial, el orto de Sirio y la conexión lunar con el Roque Nublo ha - brían funcionado como excelentes dis - positivos de control del tiempo que ser - virían tanto a un propósito religioso y sagrado (festivales) como a un carácter profano (tiempo adecuado para la co-secha) y que habrían contribuido a po - ner de acuerdo las fases de la luna y el ciclo de las estaciones dentro del mar - co de un calendario lunisolar. Ambos santuarios constituyen ejem - plos excepcionales de lugares sagrados de montaña donde se ha encontrado una fenomenología astronómica sin-gular para este tipo de culturas anti- Acciones interpretativas en el Roque Bentayga en el equinoccio de otoño. Visita guiada en el marco del Pro-grama Yacimientos Estrella. © Cabildo de Gran Canaria. Interior de la Cueva de las Estrellas en Acusa. © José Guillen. guas. Pero no son los únicos, ya que otras manifestaciones y evidencias en el ámbito apuntan a su relación astro-nómica. Este sería el caso de la Cueva de Las Estrellas o la orientación hacia el norte de la Cueva del Guayre y su vi-sión centrada en su acceso hacia el Ro - que Palmero, un elemento destacable del paisaje del borde norte de la Cal-dera de Tejeda, del que tenemos cons-tancia, por fuentes etnográficas, de su importancia como referente para mar - car los tiempos por su relación con las posiciones de Venus como Lucero de la Tarde. También puede serlo la relación entre el propio Roque Bentayga y la existencia de restos de construcciones prehispánicas en la cima de la monta - ña de Altavista, que pondría de relieve la alineación Bentayga-Altavista-Teide. La Lista del Patrimonio Mundial, in-cluyendo las listas indicativas que pro-ponen los Estados, nos informa de que existen muy pocos bienes relaciona-dos con la arqueoastronomía, y menos aún en territorios insulares. Existen al-gunas expresiones insulares inscritas como los templos de Malta, los monu-mentos neolíticos de las islas Orcadas o los moais en Rapa Nui (Isla de Pas-cua), que guardan relaciones astronó-micas, aunque esta cualidad no ha sido expresada en sus respectivas candida-turas. Atributos: los pilares de la candidatura 53 La Cueva del Guayre, dotada de una sorprendente bóveda, constituye uno de los santuarios más relevantes de este espacio. Se distinguen los dos silos excavados y las trazas del rojo almagre en los zócalos. © PROPAC. Estructura de piedra seca en la Montaña de Altavista. © José Guillen. La memoria grabada en las paredes de las cumbres La presencia de varias estaciones de grabados alfabéticos de tipo líbico-be-réber en el ámbito del Paisaje Cultural, arroja otro excepcional testimonio que hay que sumar a los atributos de este espacio. Se trata de las inscripciones más occidentales de la Tamazgha, en-tendiendo como tal al territorio del nor - te de África en el cual han habita do y se han desarrollado las distintas cultu - ras bereberes. Abarca el área compren - dida entre las Islas Cana rias, único en - clave bereber insular, y el oasis de Siwa, en Egipto, como puntos extremos occi - dental y oriental respectivamente; y desde el Mediterráneo has ta el Sahel. Las inscripciones líbico-bereberes halladas en estos parajes, en particular en los yacimientos del Roque de Cuevas del Rey y en el Roque Bentayga, cen tro simbólico de la cuenca de Tejeda, así como en la Montaña de Visvique, en el entorno del poblado troglodita situa - do en la cabecera del Valle de Agaete, constituyen manifestaciones únicas que nos hablan de las raíces amaziges de esta cultura hoy desaparecida. Se trata por lo tanto de expresiones ex-cepcionales que muestran el empleo de esta grafía entre los aborígenes. El significado de la escritura va más allá del mero hecho de contar con la presencia de unas inscripciones rupes - tres valiosas, puesto que formaban, junto a la lengua bereber, una parte consustancial del bagaje cultural de las sociedades que vinieron del Norte de África para instalarse en estas nue-vas tierras. Constituyen, por lo tanto, piezas fundamentales que demues-tran el parentesco de esta cultura in-sular con sus orígenes amaziges. Las personas que habitaron este espacio en la antigüedad hablaron y escribie-ron en lengua bereber. 54 Inscripciones de carácter líbico-bereber en el Roque Bentayga. © Julio Cuenca. Montañas sagradas y lugar de refugio La Caldera de Tejeda constituía en sí un paisaje sagrado. Si nos atenemos a las crónicas de la Conquista, sabemos por ellas que estos eran parajes sagrados a los que concurrían en procesiones o en peregrinaje los habitantes de mu-chas comarcas de la isla a realizar sus rituales. Se dirigían precisamente a los santuarios o almogarenes en cuevas y riscos que afloran por doquier en estas montañas. Estas obras, y algunos rituales agra-rios relacionados con las cuevas, apun - tan a los orígenes y creencias de esta población insular amazige. En efecto, y con infinidad de variantes, estos ritos se celebraron en todo el norte de Áfri - ca, siempre asociados a ciertos lugares, en especial cuevas, que presentaban un carácter sagrado y en donde parti-cipaba toda la población. El carácter sagrado de determinadas montañas es bien conocido, lugares considerados frecuentemente como el punto de unión del cielo y la tierra y, por tanto, como el axis mundi. En la Lista de Patrimonio Mundial existen ejemplos de montañas sagradas y de peregrina-ción en las antiguas culturas como el Monte Fuji (Japón), los volcanes del Parque Nacional de Tongariro (Nueva Zelanda), Uluru (Australia) o el Monte Emei (China). Sin embargo no están re presentados casos significativos en islas medianas y pequeñas como en nuestro caso. No obstante, la sacralidad de las montañas de Gran Canaria no estuvo reñida o en contradicción con otra de sus funciones destacadas. Su natura-leza abrupta, accidentada y escarpa - da, motivó su elección como refugio por quienes se replegaron a estos parajes antes, durante y después de la Conquis - ta. Esta cualidad, física y simbólica, de las montañas como refugio, no les fue otorgada exclusivamente durante la etapa de asedio y lucha contra las hues - tes europeas, donde la agreste orogra-fía de la Caldera de Tejeda dio amparo a la resistencia canaria, sino también durante buena parte de la etapa abo-rigen. Algunos de los roques, macizos, riscos o montañas, ejercieron no solo el papel de fortaleza frente a los inva-sores, sino de asilo a quienes quebran-taban las leyes o normas establecidas antes de la colonización, así como de cobijo y protección del alimento frente a la rapiña, la escasez o las plagas de aquellas épocas. Por ello, podemos ha-blar de estas montañas no solamente como espacios sagrados, sino también como montañas refugio. Así lo recogen las crónicas de la con-quista, en las que se describe que «aquel malhechor que hauía cometido delicto Atributos: los pilares de la candidatura 55 recogiéndose en estos cerros era libre y çiguro y no le podían sacar de ally si el no quería salir, guardándolos y reve-renciándolos como a yglesias y cosas sa - gradas». De esta manera y según citan algunos cronistas, pudo existir entre la antigua población canaria el derecho, a quienes transgredían las normas o leyes, al refugio o asilo en los lugares sa - grados, que en este caso eran espacios de montaña alejados como Tirma, Ama - gro o Humiaga. La condición de refugio se puede apreciar también en las carac - terísticas que presentan algunos po-blados trogloditas, localizados en escar-pes montañosos y zonas inaccesibles y en alguno de los elementos que for-man parte de los mismos. No obstante, el aspecto más desta-cado, o al menos el que más ha calado 56 La Montaña de Altavista es uno de los hitos emblemáticos del Paisaje Cultural que fue reverenciado por la antigua población canaria. © Orlando Torres. Atributos: los pilares de la candidatura 57 en la memoria colectiva, como referen - te simbólico de la resistencia de las co-munidades grancanarias a la conquis - ta y colonización por parte de la Coro - na de Castilla, fue el papel jugado de este territorio como fortaleza y refugio frente a la penetración y asedio militar de las tropas de los Reyes Católicos. En este caso, la Lista del Patrimonio Mundial refleja muy pocas inscripcio-nes de este tipo, con excepciones como el sitio de Namhansanseong (China) o los Acantilados de Bandiagara (Malí). Hay que destacar que solo figura un es - pacio insular con características simila - res, el macizo montañoso de Le Morne en la isla Mauricio, el refugio emble-mático de los esclavos cimarrones des - de el siglo XVIII hasta los primeros años del XIX. La huella etnográfica y la trashumancia A lo largo de los siglos, desde la época aborigen hasta nuestros días, la pre-sencia humana ha impregnado en este territorio sus huellas y dejado un lega - do patrimonial que aún subsiste a tra-vés de singulares obras, usos del terri - torio, técnicas y oficios, que en general nos muestran una sorprendente capa-cidad de adaptación al medio y sus re-cursos. La impronta de la cultura aborigen en el espacio no se remite exclusiva-mente a las manifestaciones arqueoló - gicas, al hábitat en cuevas o a los sin-gulares almogarenes. En este excep-cional Paisaje Cultural también se han mantenido a través de los tiempos ac-tividades relacionadas con el pastoreo y la trashumancia, con rasgos similares a las prácticas de la antigua población canaria, que aportan, aún hoy en día, un legado de valor excepcional. Los ha - llazgos arqueológicos nos permiten co - nocer la importancia que tuvo esta ac-tividad para las poblaciones aborígenes y la similitud de las prácticas agropas-toriles antiguas con las que se llevan a cabo en la actualidad. La huella de la trashumancia es un fac tor clave para entender este paisa - je. Es un territorio donde aún se conser - van importantes zonas de pasto trashu- 58 La práctica continuada de la trashumancia, heredada de la antigua población canaria, constituye uno de los atributos intangibles mejor preservados. © Javier Gil. mante a los que se accede por las mis-mas rutas y cañadas que usaban los an tiguos pastores. Las cumbres están igualmente salpicadas por expresio-nes trabajadas en la piedra que dan fe de esta actividad a través de los siglos, tales como los numerosos alpendres, abrigos, refugios, majadas, corrales y po-cetas, en muchos casos de origen pre - hispánico y frecuentemente ubicadas en cuevas. Además, la pervivencia de la trashu-mancia ha permitido resguardar un re - curso genético de indudable valor, am - parado por el alto grado de protección ambiental de este territorio y, funda-mentalmente, en el esfuerzo de quie-nes practican el pastoreo tradicional de cumbre y han logrado mantener esta actividad vernácula a pesar de los ava-tares de los nuevos tiempos. Hoy en día, el territorio de las montañas sagra - das y su entorno cumbrero puede con-siderarse un lugar excepcional para la preservación de razas autóctonas cana - rias, y un espacio en el que se sustentan producciones locales de calidad y tan singulares como la elaboración de sus afamados quesos. La Lista del Patrimonio Mundial no registra ningún bien inscrito relaciona - do con el agropastoreo en los territo-rios insulares, lo que le confiere a esta candidatura un carácter especial y re-presentativo. Atributos: los pilares de la candidatura 59 Distintas fases de la elaboración del queso de flor, empezando por la recogida de la flor del cardo. © Javier Gil. Otras manifestaciones excepciona-les del Paisaje cultural se relacionan con la cultura del agua y con determi-nados oficios y tradiciones. Aquí se con-servan obras tan singulares como los estanques-cueva o sistemas de capta-ción de agua, distribución y riego co - mo las alcogidas y minas, a manera y se me janza de las obras de los antiguos pobladores. También es el único lugar en el que se ha mantenido milagrosa-mente la alfarería tradicional, sin torno y a fuego, tal como la ejecutaban los aborígenes. 60 Estanque-cueva en la Finca de la Laja, Artenara, uno de los rasgos más sorprendentes que sobreviven de la cultura aborigen troglodita en el paisaje cultural. © Orlando Torres / FEDAC. Muchas de las pervivencias de la sociedad aborigen han sido mantenidas y transmitidas por las mujeres. Este es el caso de la producción de cerámica con técnicas aborígenes. En la imagen, alfareras trogloditas en la cumbre de Gran Canaria a finales del siglo xix. © Ojeda Pérez, 1890 / FEDAC. Las Perseidas sobre la Caldera de Tejeda. © Nacho González. ˘ 5. EL VALOR UNIVERSAL EXCEPCIONAL El Valor Universal Excepcional 63 El concepto fundamental que sustenta la Convención del Pa-trimonio Mundial es el de «Va - lor Universal Excepcional». Di - cho concepto es la piedra angu-lar que valida todos los bienes inscritos. Por ello, una propues - ta de inscripción tiene por prin-cipal objeto explicar en qué con - siste el bien y por qué posee un posible Valor Universal Excep-cional. Los atributos descritos ante-riormente son los aspectos del bien que están asociados o ex-presan su Valor Universal Excep - cional. Sin embargo, hay que considerar también que el Va - lor Universal Excepcional de los paisajes culturales no reside en sus propiedades culturales o na - turales consideradas por sepa-rado, sino en la interrelación e n-tre cultura y naturaleza. En este contexto, teniendo en cuenta los atributos y compo-nentes del Paisaje Cultural de Risco Caído y los Espacios Sa-grados de Montaña de Gran Ca - naria, las características que sus - tentan la originalidad y singu-laridad del bien, y que dan al si - tio su Valor Universal Excepcio-nal, son los siguientes: A) El bien alberga un conjunto de manifes - taciones y obras bien conservadas, funda-mentalmente de carácter arqueológico, pertenecientes a una cultura insular de-saparecida que evolucionó, en total aisla-miento, a partir de la presencia, desde al menos al principio de la Era, de los prime-ros bereberes o amaziges de procedencia norteafricana que llegaron a sus costas, hasta que se produce la Conquista caste-llana de este territorio en el siglo XV. Se trata pues, de una evolución cultural ex-cepcional en un espacio insular oceánico que se inicia a partir del bagaje, conoci-mientos y creencias de las primitivas pobla - ciones amaziges, generando finalmente en este territorio una cultura única y dife-renciada. B) El Paisaje Cultural reúne un amplio con-junto de evidencias arqueológicas que muestran el desarrollo de esta cultura insu - lar que evolucionó en aislamiento durante al menos 1500 años. Las huellas aboríge-nes, que marcan definitivamente la iden-tidad y personalidad del espacio, son repre-sentativas de la odisea de las culturas in-sulares aisladas del planeta. Es evidente que en el universo insular, que supera las cien mil islas habitadas en el planeta, se han producido fenómenos de evolución cultural aislada durante largos períodos de tiempo, en particular en las islas oceá-nicas. Lugares donde los primeros pobla-dores aportaron la semilla primigenia a 64 partir de la cual se desarrollaron, sin inter-ferencias y durante un período de tiempo determinado, culturas únicas que en cada caso reflejan la esencia de la insularidad. Sin embargo, la odisea de la evolución de estas singulares culturas se encuentra es-casamente representada en la Lista del Pa - trimonio Mundial, a excepción de algunos ejemplos significativos. Por lo general, es tas islas se convierten en auténticos laborato - rios culturales y naturales de la evolución. C) La densidad de atributos materiales y elementos naturales notables presentes, asociados a significados culturales inma-teriales, aportan un testimonio realmente excepcional de la cultura amazige que evo - lucionó en este territorio y que permiten apreciarlo en toda su integridad. D) El sitio alberga evidencias materiales auténticas y bien conservadas de una civi - lización aislada ya extinta, a través de sus excepcionales asentamientos trogloditas, mostrando una organización social y eco-nómica específica y única, cuyas referencias se despliegan a lo largo de los acantilados y riscos del paisaje de la Caldera de Tejera, expresando un singular nivel de adaptación al medio, visible igualmente en el especta - cular sistema agrícola de terrazas. Se trata de una cultura troglodita que ha perdura do hasta nuestros días, donde las cuevas reu-tilizadas, o creadas a lo largo de los últimos siglos, aportan expresiones excepcionales Imagen de una de las momias halla-das en el asentamiento troglodita de Acusa, uno de los primeros lugares en aportar información a las prácticas funerarias de la población aborigen. © El Museo Canario. El Valor Universal Excepcional 65 El Roque Nublo, hito simbólico y referente identitario del paisaje cultural desde la arribada de los primeros pobladores amaziges hasta nuestro días. © Nacho González. del sincretismo entre las dos socieda-des que han influido en este pai saje. E) El espacio en su conjunto muestra un paraje de montaña organizado por el ser humano, sustentado en referen-cias a los hitos y elementos simbólicos naturales y al celaje, manteniendo y ex presando la visión cosmológica de aquella sociedad aborigen de proce-dencia amazige. Muestra así un excep - cional y singular paisaje claramente in - terconectado con el cielo. F) Los santuarios o almogarenes con connotaciones astronómicas constitu - yen expresiones únicas en su género. El almogaren de Risco Caído compone un santuario cosmológico excepcional que demuestra el alto conocimiento conceptual y práctico de los aboríge-nes relacionado con la geometría y la astronomía, expresados no sólo en un sofisticado sistema de símbolos, sino también mediante una hierofanía de sutiles interacciones de la luz del sol y la luna en su interior. Además de su re-lación y función astronómica, el almo-garen del Roque Bentayga se alza en el epicentro del espacio, convirtiéndose en referencia sagrada de los santuarios y cuevas ceremoniales de su entorno, mostrando su poder simbólico conec-tado con el cielo. G) El sitio da testimonio de la memoria del lugar como un espacio sagrado de montaña y último refugio de los abo-rígenes antes del final de la conquista española de la isla, con la consecuente implantación de una nueva cultura. La profusión de santuarios o templos re-fuerza el carácter sagrado de estas montañas, consideradas así por las an - tiguas comunidades canarias que, ade - más, albergan una gran diversidad de grabados rupestres únicos, en los que destaca la gran profusión de triángulos púbicos, símbolo universal de la ferti-lidad, registrándose en este territorio una de las mayores concentraciones conocidas de este ideograma en las cul turas antiguas. Muchas de estas ex - presiones, junto al legado documen-tal, dan fe del importante papel que tenía la mujer en los distintos órdenes de aquella sociedad. H) El bien acoge la pervivencia de prác - ticas y técnicas de uso ancestrales bien adaptadas al territorio, como es la ex-cepcional pervivencia de la trashuman - cia, que transcurre por las mismas ru - tas ancestrales. También atestigua la continuidad de modelos tradicionales e inteligentes de organización rural, como los bancales de cultivo, los siste-mas de gestión del agua, los antiguos oficios que denotan el profundo cono-cimiento del medio, y la herencia de 66 El Valor Universal Excepcional 67 una red atávica de caminos y sende - ros que forman parte integral del Paisaje Cultural. I) El paisaje se sustenta en un vigo-roso y amplio conjunto de signifi-cados naturales, que incluyen una geología y morfología espectacula-res, amparada en la colosal Caldera de Tejeda, ecosistemas singulares, una notable biodiversidad y un cie - lo oscuro nocturno excepcional. A través de la huella de la cultura abo-rigen, expresa una relación única en tre los seres humanos y la natura - leza, especialmente expuesta en la visión cosmológica, el calendario y los ritos. J) Las huellas culturales de los ama - ziges insulares han pervivido en el espacio, no solo a través de mani-festaciones únicas como las inscrip - ciones alfabéticas líbico-bereberes, sino también impregnando la to-ponimia, las costumbres y algunas prácticas relacionadas con diversos aspectos de la vida rural y el mane - jo de los recursos. Estamos pues an - te la única representación de una cultura bereber desarrollada en es-pacios insulares. Cumplimiento de los criterios Sustentando la anterior descripción del Valor Universal Excepcional se con-sidera que el paisaje cultural cumple los siguientes criterios que permiten justificar su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial: Criterio (iii) Entendiendo que aporta «un testimo-nio único, o al menos excepcional, so - bre una tradición cultural o una civi-lización viva o desaparecida». El cum-plimiento de este criterio se sustenta en las siguientes premisas: Los yacimientos arqueológicos re-presentan un testimonio excepcional y único de una cultura insular extinta que evolucionó de forma aislada. Las evidencias arqueológicas y fuentes do - cumentales relativas al bien atestiguan que esta cultura surge a partir de las poblaciones del Magreb Bereber que pueblan la isla, lo que en sí le confiere un carácter excepcional. Se trata de un caso singular y único de una cultura in - sular que hunde sus raíces en el mun - do bereber preislámico, del que son muy escasas sus manifestaciones. El bien aporta un testimonio excep-cional de una cultura insular que inte-gra el celaje como parte fundamental de la percepción de su mundo, ritos y 68 creencias, desarrollando además una cultura astronómica propia, en ínti ma sintonía y relación con el medio natu-ral y el paisaje circundante. Este legado patrimonial ilustra igual - mente la odisea de las culturas aborí - genes insulares del planeta que han evolucionado durante largos períodos sin influencias externas, originando una cosmología propia y un universo único de conocimientos y creencias. Criterio (v) Considerando que constituye un «ejem - plo destacado de formas tradicionales de asentamiento humano o de utiliza-ción de la tierra, representativas de una cultura (o de varias culturas), o de inte-racción humana con el me dio…», dado que: Los asentamientos trogloditas abo - rígenes de la Caldera de Tejeda y su en - torno, constituyen una muestra irrepe-tible de este tipo de hábitats huma nos en las antiguas culturas insulares, ilus - trando un nivel de organización del es-pacio y de gestión adaptativa de los recursos, altamente eficiente y com-plejo. El colosal escenario geológico y los paisajes naturales se fusionan con los asentamientos de cue vas rupestres, santuarios, obras y ban cales, desarro-llando un auténtico paisaje cultural que aún mantiene sus referencia principa-les, así como sus connotaciones simbó - licas y cosmológicas. Este tipo de asentamiento huma no se ha mantenido vivo a lo largo del tiem - po, creando nuevas formas de ocupa-ción del espacio que expresan el sin-cretismo entre la cultura aborigen y la nueva cultura instaurada tras las Con-quista. A ello hay que añadir la pervi-vencia de técnicas y usos de la tierra ancestrales, como es el caso de la tras-humancia. La orientación y alineamiento de de - terminados templos y cuevas, indi can además, la íntima relación de es te tipo de asentamientos con el celaje y los prin cipales elementos simbólicos del paisaje, aportando dimensiones únicas a la concepción, función y organización de un original sistema de ocupación que no perdía de vista el cielo. La distribución espacial de los asen - tamientos y los hallazgos en los yaci-mientos, permiten una comprensión detallada de cómo los aborígenes ex-plotaron el territorio de las montañas sagradas. Los ambientes actuales del si tio contienen hábitats y especies de flo ra y fauna que arrojan también luz so bre el estilo de vida de los antiguos pobladores. Despunte del sol sobre el almogarén del Roque Bentayga en el equinoccio de otoño. ˘ © Cabildo de Gran Canaria. 6. GESTIÓN, PARTICIPACIÓN Y DESARROLLO SOSTENIBLE Gestión, participación y desarrollo sostenible 71 El Plan Integrado de Gestión Aunque las actuaciones para la pro-tección, integridad y recuperación del yacimiento de Risco Caído comienzan por parte del Cabildo de Gran Canaria a finales del año 2011, no será hasta el 2015, cuando dichas actuaciones se en - marquen en una estrategia global no solo para el citado yacimiento, sino pa - ra todo el ámbito comprendido en la candidatura a Patrimonio Mundial, el Paisaje Cultural de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria. A partir de esa fecha se articu - la el diseño de un Plan Integrado de Ges tión del Paisaje Cultural, que se con - cibe como una herramienta destinada a ser utilizada por todos los actores y partes interesadas en proteger y poner en valor los atributos y componentes del espacio de manera sostenible y par - ticipativa. El Plan aspira a proporcionar una visión holística de la gestión del bien, con una relación especial con los valores únicos que posee este espacio, Un aspecto clave en un bien del Patrimonio Mundial radica en la necesidad de expresar de forma efectiva los términos relativos a la protección, la conservación y la gestión del bien. Este compromiso se plasma en nuestro caso en el llamado Plan Integrado de Gestión, en la Comisión de Seguimiento y en el proceso par-ticipativo. Imagen de una de las reuniones de la Comisión de Seguimiento de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria. © Cabildo de Gran Canaria. incluidos los atributos que fundamen-tan su designación como Patrimonio Mundial. Por lo tanto, establece una vi - sión, unos objetivos y unas metas, que a su vez sustentan el conjunto de me-didas por desarrollar. De este modo, los objetivos genera-les del Plan Integrado de Gestión inclu - yen a grandes rasgos: ■ La conservación, investigación y pues - ta en valor de los recursos cultura-les, arqueológicos y etnográficos del paisaje cultural, en especial de los atributos del bien. ■ El fomento de las labores científicas y de investigación que permitan pro - fundizar en el conocimiento de los valores culturales, arqueológicos, et - nográficos, naturales y paisajísticos, con incidencia en la excepcionalidad de la cultura de la antigua población canaria. ■ La recuperación, conservación y di-fusión del patrimonio, poniendo de relieve el patrimonio arqueoastro-nómico, la arqueología y economía de montaña, y la puesta en valor de cier tos enclaves seleccionados y con ga rantías de conservación. De este mo do se prestará especial atención a la promoción del uso responsable del patrimonio en el ámbito, orienta - do a la educación, la investigación y el uso público. ■ Las infraestructuras y los servicios que ayuden a una mejor compren-sión del paisaje cultural, como cen-tros de interpretación, museos, se-ñalética y otros elementos de uso público con una gestión coordinada de ellos. ■ Las actividades de interpretación, educación ambiental, formación que contribuyan a un mejor conocimien - to y valoración del patrimonio cultu - ral, la naturaleza y el paisaje cultural. ■ La difusión de los valores y la impor-tancia del patrimonio que alberga el bien, empezando por las escuelas, las asociaciones de vecinos, las em-presas y otras entidades que traba-jan en la zona. ■ La reducción de la huella ecológica y la promoción del compromiso con el clima en todo el ámbito de las montañas sagradas, incluyendo las medidas relativas a la sostenibilidad energética, la iluminación responsa - ble e inteligente y la movilidad sos-tenible. ■ La conservación del medio, el incre-mento del nivel de biodiversidad del área, y la protección de paisajes, há-bitats, especies e hitos y formacio-nes geológicas excepcionales. ■ El mantenimiento y mejora de los cul tivos y las buenas prácticas agrí-colas, ganaderas y forestales de ca-rácter tradicional y ecológicamente 72 sostenibles, así como el desarrollo de economías de calidad que per-mitan potenciar el mantenimiento del tejido agroganadero y facilitar la conservación de las zonas rurales y de los usos tradicionales. ■ El mantenimiento de las tradicio-nes vivas y conocimientos antiguos que conforman la identidad de este territorio, como expresión de un mo - delo armónico con la naturaleza y el patrimonio cultural que inspire a las generaciones presentes y futuras en la isla. ■ La conservación de la calidad del cie - lo nocturno en todo el ámbito de las montañas sagradas, siguiendo las directrices de la Iniciativa Starlight y las correspondientes a la designa-ción del ámbito de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria como Des-tino Starlight. ■ El impulso de la participación activa de la población y las entidades loca-les en la gestión coordinada del bien. ■ El desarrollo de una política de ad-quisición responsable de los atribu-tos del bien más importantes que re-quieran tutela para su gestión pú-blica. En su desarrollo, el Plan Integrado de Gestión recoge el marco general de las medidas y líneas de actuación relativas a la gestión del paisaje cultural, así co - mo las acciones y proyectos espe cíficos por desarrollar, distribuidos en diferen - tes áreas de gestión y programas. Ade-más, se trata de un plan diná mico que, en virtud de los nuevos desafíos emer-gentes y necesidades, será ac tualizado cada año, en particular en los apartados referentes a las medidas y proyectos. La coordinación y el sistema de gestión La coordinación entre todas las partes implicadas resulta esencial para el de-sarrollo e implementación del Plan In-tegrado de Gestión. Esta coordinación se garantiza y articula a través de la «Co - misión de Seguimiento» de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria. La Comisión, bajo la presidencia del Cabildo de Gran Canaria, integra a los representantes de: ■ El conjunto de departamentos y con - sejerías del Cabildo Insular de Gran Canaria con competencias en el es-pacio en todas las materias que afec - tan al paisaje cultural, desde la con-servación y protección del patrimo-nio cultural, la conservación de los paisajes y la biodiversidad, hasta to - dos los aspectos que inciden en el desarrollo sostenible de la zona y la calidad de vida de sus habitantes. Gestión, participación y desarrollo sostenible 73 74 FUNDACIÓN RCESMGC ■ PPP ■ Entidades colaboradoras ■ Donantes PLAN INTEGRADO DE GESTIÓN COMISIÓN CIENTÍFICA Expertos, universidades y centros de investigación COMISIÓN CIUDADANA DE PARTICIPACIÓN Asociaciones locales, empresas y ciudadanos poniendo en valor un patrimonio de todos AYUNTAMIENTOS ■ Preservación del patrimonio histórico y etnográ-fico en los núcleos poblacionales ■ Ordenanzas y criterios de gestión relativas a la conservación del paisaje y el desarrollo local ■ Iluminación inteligente y protección de la calidad del cielo nocturno Organigrama de gestión y gobierno del paisaje cultural. Se muestran las distintas entidades y departamentos implicados en la gestión, sus relaciones y formas de cooperación. 75 ESTADO ESPAÑOL Comunidad Autónoma de Canarias CONSEJERÍA DE CULTURA Servicio de Cultura y Patrimonio Histórico Coordinación de la Nominación Conservación y protección del patrimonio arqueológi - co y etnográfico / Investigación y prospecciones / Ins-peción y declaración BICs / Centros de Interpretación CONSEJERÍA DE MEDIO AMBIENTE Y EMERGENCIAS Coordinación de la Reserva de la Biosfera Gestión forestal e incendios / Gestión de espacios protegidos / Protección de la biodiversidad / Paisajes, hábitas y especies / Educación ambiental CONSEJERÍA SECTOR PRIMARIO Y SOBERANÍA ALIMENTARIA Ganadería y apoyo a la trashumancia / Producciones locales sostenibles relacionadas (quserías) / Diversifi-cación y conservación del paisaje agrícola / Recursos hídricos CONSEJERÍA DE INDUSTRIA, COMERCIO Y ARTESANÍA Servicios locales / Gestión de la marca / Recursos etnográficos, oficios tradicionales y artesanía / FEDAC CONSEJERÍA DE POLÍTICA TERRITORIAL Y ARQUITECTURA Sistema de uso público / Ordenación territorial / Ob-servatorio del Paisaje / Patronato Insular de Espacios Protegidos / Red de Miradores / Patrimonio troglodita CONSEJERÍA DE IGUALDAD Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA Apoyo al proceso de participación ciudadana de la nominación. Políticas de igualdad CONSEJERÍA DE TURISMO Gestión y promoción de productos turísticos sostenibles basados en el patrimonio y el conocimiento / Gestión Destino Turístico Starlight OTRAS CONSEJERÍAS Gestión de la movilidad sostenible, promoción de las renovables y territorio comprometido con el clima COMISIÓN DE SEGUIMIENTO ÁREAS DE GESTIÓN DEL BIEN PROPUESTO Funciones destacadas en el bien ■ Los municipios del ámbito, como ac - tores claves a través de sus compe-tencias en la preservación del bien y en el fomento del desarrollo soste - nible de la zona, siguiendo los prin-cipios expresados en la Declaración de las Cumbres de Gran Canaria ti-tulada «El Compromiso de las Auto-ridades Locales», firmada el 9 de o c-tubre de 2016 por todos los electos de las distintas corporaciones mu-nicipales con incidencia en este es-pacio. ■ La Comisión Ciudadana de Partici-pación que representa los intereses y aspiraciones de las poblaciones lo - c ales y sus principales agentes, ex-presadas a través del Proceso Parti-cipativo. ■ La Comisión Científica, formada en la actualidad por más de 40 expertos e instituciones insulares, naciona-les e internacionales que aporta la visión técnica y científica a la hora de formular las actuaciones y priorida-des en materia de protección, con-servación e investigación. Este organigrama de gestión y coor-dinación se complementa con los cana - les de comunicación y cooperación es - tablecidos con el Gobierno de Canarias y el Estado, como garante final del bien, a través del Ministerio de Cultura. La participación e involucración de los ciudadanos Las Directrices Prácticas para la aplica-ción de la Convención del Patrimonio Mundial instan a «asegurar la partici-pación de la mayor cantidad de actores, entre ellos administradores de sitios, gobiernos locales y regionales, comu-nidades locales, organizaciones no gu-bernamentales (ONG) y otros socios e interlocutores interesados en la iden-tificación, la propuesta de inscripción y la protección de los bienes del Patri-monio Mundial». Este se ha conver ti - do en un eje básico del Plan Integrado de Gestión, entendiendo que la parti-cipación de las comunidades locales en el proceso de propuesta de inscripción y posterior gestión del bien, constitu - ye un aspecto básico y fuerza vital para garantizar la pervivencia de los valores de este espacio para las generaciones futuras, el bienestar actual y la prospe - ridad de la población local. Surge así el Proceso Participativo de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria. Este proceso ha sido apoyado e impulsado por la Consejería de Igualdad y Participación Ciudadana del Cabildo de Gran Canaria, con la co-la boración de los ayuntamientos im - plicados y las entidades de la sociedad civil activas en relación con la promo-ción del bien y los valores del espacio. Una parte sustancial de las propuestas 76 de medidas y actuaciones que confor-man el Plan Integrado de Gestión surge precisamente de este proceso, en par-ticular los aspectos relacionados con la sostenibilidad, el turismo responsa-ble y el fomento de las economías lo-cales. Del propio proceso participativo ha surgido el embrión de la Comisión Ciudadana, concebida como un espa-cio de encuentro y foro de ideas, alter-nativas y propuestas de actuación. La Fundación El organigrama de gestión y gobernan - za del bien se completa con la creación de la «Fundación Risco Caído y los Es- Gestión, participación y desarrollo sostenible 77 Devolución a la ciudadanía de la primera fase del proceso participativo del Paisaje Cultural de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria. © Cabildo de Gran Canaria. pacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria». Se trata de una fundación pú - blica que ha sido promovida por el Ca-bildo de Gran Canaria, y que contribui-rá decisivamente a la consolidación del modelo de gestión participativa y a la promoción de las iniciativas en este ám - bito. La Fundación RCESMGC se converti - rá en el motor de la dinamización del es - pacio y combinará las labores de coordi-nación interadministrativa, la creación de alianzas con la iniciativa privada o la formulación de proyectos innovado-res en los ámbitos del desarrollo local, la promoción y conocimiento de los va - lores del bien, la investigación científi - ca, la educación y la puesta en valor de forma inteligente y sostenible de los recursos de este privilegiado espacio. La Fundación RCESMGC constituye un nodo esencial en el esquema de ges - tión, aportando un modelo innovador que integra la visión pública, la privada y fundamentalmente la de las gentes de las cumbres de Gran Canaria. 78 |
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