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de Elaboración de la propuesta CABILDO DE GRAN CANARIA Propuesta de Inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial 2018 El Cabildo de Gran Canaria gestiona el importante patrimonio histó-rico conserado en nuestra isla deende la mima protección de todos los espacios bienes catalogados En el conteto de la Conen-ción del Patrimonio Mundial de la UNESCO, este Gobierno de la Isla decidió promover, en el mes de diciembre de 2014, la inscripción del Paisaje Cultural de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria, en la Lista del Patrimonio Mundial, en colaboración con el Gobierno de Canarias y con el apoyo de los responsables del Estado español. El Paisaje Cultural alberga un conjunto de manifestaciones y obras bien conservadas pertenecientes a una cultura insular desaparecida que evo-lucionó en aislamiento a partir de la presencia, al principio de la Era, de los primeros bereberes o amaziges de procedencia norteafricana, hasta su conquista por la Corona de Castilla a nales del siglo . Esto al margen de algunos espordicos contactos con las islas, en el siglo I, de los marinos del sur de Europa en busca de las nuevas rutas de las especias y del comercio de esclavos, sin ninguna inuencia destacable en nuestro mbito. El Paisaje Cultural propuesto ocupa una etensa zona montañosa del centro de nuestra isla que alberga valores nicos en el seno de la colosal Caldera de ejeda, una tempestad petricada como la denominó D. Miguel de Una-muno. Se trata de un ejemplo ecepcional que representa la odisea de las culturas insulares del planeta y que acoge las huellas de un proceso cultural nico que evolucionó en aislamiento por ms de mil quinientos años a partir de sus raíces bereberes, en el norte de África, y que aspira ahora a convertirse en nuevo paradigma de la evolución histórica y cultural de la humanidad. Hablamos de unos parajes donde los antiguos canarios fueron capaces de crear su propia visión de las montañas sagradas: uniendo el cielo y la tierra, integrando el celaje en su cosmología, como así lo demuestran los almogarenes o santuarios de Risco Caído y el Bentayga con claras connotaciones astronómicas. Un paisaje en donde estos mis-mos pobladores grabaron en las rocas su percepción espiritual y crearon asentamientos trogloditas espectaculares y complejos, colgados de riscos y farallones, creando una tradición que sigue viva y que ha convertido la casa cueva en un símbolo de orgullo e identidad para habitantes de este espacio. A ello se suman las pervivencias de tradiciones y usos ancestrales del territorio como la trashumancia, el cultivo en bancales o el manejo del agua, haciendo de este paisaje un libro abierto que versa sobre formas inteligentes y respetuosas del uso sostenible del territorio y del valor que hoy posee su etraordinario patrimonio natural y cultural. Es pues un espacio que permitir consolidar la alianza entre el pasado y el futuro, aportando conocimiento, ciencia, creatividad y economías de calidad. Un paisaje de todos, que seguir siendo sagrado en los tiempos modernos, como lugar de reeión, y que trata de ser modlico en relación a las aspiraciones de la UNESCO en todos los aspectos relativos al desarrollo sostenible. En una isla que ha sufrido los avatares del desarrollo turístico intensivo y de masas, resulta sorprendente que este paisaje, y los valores que alberga, se hayan mantenido bien conservados en tiempos convulsos (una parte impor-tante de su territorio ha sido declarada Reserva de la Biosfera). Y esto se debe fundamentalmente a sus pobladores, Prefacio que han sabido mantener este patrimonio con el paso de los años y que siguen enriquecindolo. La propuesta de inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial ha partido realmente de su eperiencia y voluntad. Podemos decir que la propuesta de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña concita hoy el respaldo un- nime de las fuerzas políticas y de la sociedad civil, en un meritorio consenso que ejemplica sobre todo la altura de miras de una sociedad que es capaz de poner el futuro, y las generaciones que vendrn, en el lugar principal de las acciones y decisiones que tomamos hoy. La Declaración de las Cumbres de ejeda de 201 ha sido la epresión que consolida este compromiso, a la que se han sumado todos los representantes institucionales locales e insulares, sin distinción. Un compromiso que deja claro que la propuesta de inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial no es un n, sino fundamentalmente una herramienta que contribuir a mantener y orientar la gestión de este legado universal para las generaciones presentes y futuras. Los Sitios del Patrimonio Mundial son, sin duda, lugares y epresiones de ecepcional importancia para toda la hu-manidad que trascienden las fronteras nacionales, el tiempo y los continentes. En este conteto, y siendo conscientes de la responsabilidad contraída con la preservación de este legado, el Cabildo de Gran Canaria, competente en la gestión cultural y ambiental del territorio nominado, lleva tomando desde hace mucho tiempo todas las disposicio-nes nancieras, administrativas, jurídicas y de capacitación, necesarias para garantizar este compromiso a lo largo del tiempo. Si algo viene demostrando el creciente y eponencial apoyo a esta iniciativa, y la demanda social por disfrutarlo, es que ha calado en el alma de nuestra gente. Se ha convertido en un nuevo elemento de identidad, que no sólo contiene la mirada del pasado, sino las buenas cosas que somos capaces de hacer hoy para que sean motivo de satisfacción mañana. Estoy convencido de que nuestra candidatura aporta elementos que permitirn incrementar la representatividad y el mejor equilibrio de la Lista del Patrimonio Mundial. Una candidatura en la que se reejan muchas voces, como las del mundo bereber, pero especialmente la de las islas, territorios atrapados entre el cielo y el mar. Antonio Morales Méndez Índice .................................................................................................................................................................. 9 ..................................................................................................................................................................... 17 1.a País ............................................................................................................................................................................ 19 1.b Estado, Provincia, Región ............................................................................................................................... 19 1.c Denominación del bien ................................................................................................................................. 19 1.d Coordenadas geogrcas .............................................................................................................................. 16 1.e Mapas y límites ................................................................................................................................................... 16 1.e Área del bien propuesto y zona de amortiguamiento ................................................................ 24 .................................................................................................................................................................................................. 25 2.a Atributos y Componentes del Paisaje Cultural 2.a.i. El Paisaje Cultural y sus atributos ............................................................................................................. 29 2.a.ii La geodiversidad de las montañas sagradas ......................................................................................... 37 2.a.iii Biodiversidad y paisajes naturales. .............................................................................................................. 49 2.ai.iv El paisaje y el celaje de los espacios sagrados. ..................................................................................... 61 2.a.v La cultura troglodita en las montañas sagradas. ................................................................................. 69 2.a.vi Santuarios, símbolos, grabados y otras manifestaciones rupestres. ......................................... 109 2.a.vii Los atributos relacionados con la cultura astronómica. .................................................................. 127 2.a.viii La huella etnogrca en el territorio. ..................................................................................................... 157 2.a.i Delimitación del bien y características de la zonicación ........................................................... 195 2.a. Glosario .................................................................................................................................................................. 205 2.b Historia y Evolución 2.b.i Culturas insulares que emergen del Magreb bereber .................................................................. 211 2.b.ii Historia y evolución de una cultura aborigen aislada ................................................................... 213 2.b.iii Las montañas sagradas como refugio .................................................................................................... 217 2.b.iv El Calendario de los antiguos canarios .................................................................................................. 221 2.b.v La pervivencia de los cielos de los aborígenes ................................................................................. 229 2.b.vi Las epresiones de la astronomía cultural en el conteto del Magreb bereber .......... 243 2.b.vii La perspectiva de gnero ............................................................................................................................. 258 2.b.viii Espiritualidad y religiosidad popular en el mbito ........................................................................... 261 2.b.i El mundo funerario en la Gran Canaria prehispnica y en el bien propuesto ............... 265 2.b. Los bosques de las montañas sagradas: ritos y festejos a travs de la historia .............. 268 2.b.i La evolución histórica del bien a travs de las fuentes y de la investigación ................... 273 2.b.v El imaginario cultural: simbología e iconografía de los espacios sagrados de montaña 273 ............................................................................................................................................... 296 3.1.a Síntesis ................................................................................................................................................................... 301 3.1.b Criterios de aplicación ............................................................................................................................... 305 3.1.c Declaración de integridad ....................................................................................................................... 307 3.1.d Declaración de autenticidad .................................................................................................................. 309 3.1.e Requisitos de protección y gestión .................................................................................................. 312 3.2. Anlisis Comparativo ............................................................................................................................................................. 315 3.2.a Introducción y metodología ........................................................................................................................ 317 3.2.b Marco temtico relativo a la astronomía cultural ............................................................................ 323 3.2.c Hbitat troglodita y arte rupestre ............................................................................................................. 337 3.2.d cnicas y usos del territorio ....................................................................................................................... 347 3.2.e Signicados globales del Paisaje Cultural ............................................................................................... 351 3.2.f Comparativa regional y local ........................................................................................................................ 365 3.3. Declaración propuesta de alor Universal Ecepcional ............................................................................... 379 ......................................................................... 385 4.a Estado de conservación actual ............................................................................................................ 387 4.b Factores que afectal al bien .................................................................................................................... 393 ............................................................................................................................................... 415 5.a Derechos de propiedad ............................................................................................................................ 419 5.b Situación Jurídica ............................................................................................................................................ 423 5.c Medios para la aplicación de las medidas de protección .................................................. 447 5.d Planes eistentes relacionados ............................................................................................................. 449 5.e Plan de gestión del bien ............................................................................................................................ 457 5.f Fuentes y niveles de nanciación ....................................................................................................... 461 5.g Fuentes de especialización y capacitación ................................................................................... 463 5.h Servicios para visitantes y estadísticas ............................................................................................ 465 5.i Políticas y programas relacionads con la promoción del bien ..................................... 469 5.j Dotación de personal ................................................................................................................................ 481 ................................................................................................................................................................................................. 483 6.a Indicadores del estado de conservación ...................................................................................... 485 6.b Disposiciones administrativas para la supervisión del bien ............................................ 488 6.c Resultados de ejercios anteriores ...................................................................................................... 489 ..................................................................................................................................................................................... 493 7.a Fotografías, enlaces y otros materiales audiovisuales .......................................................... 495 7.b Documentación relativa a la sitiuación jurídica, planes y gestión del bien ........... 507 7.c Registros e inventarios ............................................................................................................................... 511 7.d Direcciones de inventario, registro y archivos .......................................................................... 513 7.e Referencias y bibliografía citada ........................................................................................................... 515 .......................................................... 535 ........................................................................................................... 541 ............................................................................................................................................... 545 Pais España Estado, Provincia o región Comunidad Autónoma de Canarias, Isla de Gran Canaria. Región Geogrca: Africa Región Biogeogrca: Macaronesia. Name of Property Paisaje Cultural de Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria Coordenadas geogrcas Descripción textual de los límites del bien propuesto El bien propuesto se encuentra en el corazón montañoso de la Isla de Gran Canaria, abarcando la totalidad de la Cuenca de Tejeda, incluyendo sus escarpes y acantilados, el Macizo de Tamadaba, así como el cauce y laderas de Bar-ranco Hondo. La totalidad del bien propuesto y de la zona buffer se encuentra incluida en la Caldera de Tejeda que conforma el límite escnico y natural del paisaje cultural, y cuyo centro geogrco y simbólico es el Roque Bentayga. Mapas DIN A4 del bien propuesto, que muestra sus límites y zona de amortiguamiento See the net pages for the maps of the scope of the nominated property and buffer zone Mapa 1.1. General Ámbito del bien propuesto y zonicación, incluyendo las denominaciones de los atributos ms representativos y mbitos geogrcos relevantes. Mapa 1.2. onicación, toponimia y entidades de población. Ámbito del bien propuesto y entidades poblacionales, incluyendo la toponimia de parajes y asentamientos pobla-cionales dispersos. Criterios en que se basa la propuesta de inscripción El Paisaje Cultural de Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria cumple con los criterios de inscripción (iii) y (v) Caldera de Tejeda 27 59 7.723 N 15 38 15.168 O Artenara 28 2 37.860 N 15 39 40.572 O Artenara Tejeda 28 1 3.129 N 15 38 2.437 O Artenara 28 0 35.423 N 15 40 40.935 O Tejeda 27 59 7.723 N 15 38 15.168 O Tejeda 27 58 15 N 15 36 46 O 1. Mapa del bien propuesto que muestra sus límites y zona de amortiguamiento Mapa base: Modelo Digital del Terreno (MDT) superpuesto a mapa de sombras. Fuente: Grafcan. Sistema de Información Territorial de Canarias. Gobierno de Canarias, Sistema de referencia espaciial: Proyección UTM EPSG:32628 - GS 84 UTM zone 28N Descripción Ámbito del bien propuesto y zonicación, incluyendo las reas de mayor inters arqueológico. 2. Mapa del bien propuesto que muestra sus límites y zona de amortiguamiento Mapa base: Modelo Digital del Terreno (MDT) superpuesto a mapa de sombras. Fuente: Grafcan. Sistema de Información Territorial de Canarias. Gobierno de Canarias. Sistema de referencia espacial: Proyección UTM EPSG:32628 - GS 84 UTM zone 28N Descripción: Ámbito del bien propuesto y entidades poblacionales. D = población en diseminado Proyecto de declaración del Valor Universal Excepcional a) Síntesis del VUE El Paisaje Cultural de Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria ocupa una etensa zona monta-ñosa del centro e la isla de Gran Canaria, delimitada por la espectacular Caldera de Tejeda, incorporando gran parte de su cuenca, el cauce y laderas de Barranco Hondo y el maci-zo boscoso de Tamadaba. El espacio presenta una topografía etremadamente abrupta, en donde sobresalen imponentes riscos, acantilados, profundos barrancos y formaciones volc- nicas monumentales, en un espacio en el que se maniesta una etrema biodiversidad. El bien propuesto alberga un conjunto de manifestaciones y obras bien conservadas, fundamentalmente de carcter ar-queológico, pertenecientes a una cultura insular desaparecida que evolucionó, en total aislamiento, a partir de la presencia, al menos a principio de la Era, de los primeros bereberes o amaziges de procedencia norteafricana que llegaron a sus costas, hasta que se produce la Conquista española de este territorio en el siglo . Se trata pues, de una evolución cul-tural ecepcional en un espacio insular ocenico que se inicia a partir del bagaje, conocimientos y creencias de los primeros pobladores bereberes (amaziges), generando nalmente en este territorio una cultura insular única y diferenciada. La visión cosmológica, el celaje y el paisaje, aparecen como vector de organización y comprensión del espacio de las montañas sagradas de Gran Canarias, en el que se despliegan asentamientos humanos trogloditas ecepcionales y santua-rios rupestres, y estructuras agrícolas sorprendentemente adaptadas a una geología y naturaleza únicas, alumbrando un paisaje cultural que aún conserva la mayor parte de sus ele-mentos originarios. El Paisaje Cultural aporta un claro y singu-lar ejemplo de la adaptación del ser humano a un conteto natural complejo y difícil, representando un modelo paradig-m tico en el conteto de las islas. Determinadas epresiones de los aborígenes en este territo-rio, especialmente los templos o almogarenes con evidentes coneiones atronómicas, sorprenden por su complejidad y singular concepción constructiva, cuyo carcter ecepcional se incrementa si consideramos que trataba de una cultura que ni siquiera utilizaba el metal. En ellos encontramos la rareza de contener una de las mayores concentraciones de grabados de tringulos púbicos conocidas en el mundo, el símbolo ancestral de la fertilidad. La conformación de los asentamientos, la presencia de tem-plos y marcadores con claras connotaciones astronómicas o determinados hitos de referencia, así como ciertas referen-cias calendricas, nos informan de un complejo paisaje inter-conectado con el cielo. El paisaje de las montañas sagradas incorpora en su evolución tanto la tierra como el celaje, for-mando un binomio indisoluble. La huella aborigen ha pervivido en este territorio a travs del tiempo y el espacio, modelando el paisaje, manteniendo la cultura troglodita en todo el mbito o conservando prcticas ancestrales de manejo de los recursos como la trashuman-cia, los singulares cultivos aterrazados o la gestión del agua y sus estanques cueva. En general se trata de un patrimonio que hunde sus raíces en su cultura originaria, como así lo atestiguan los grabados líbico-bereberes presentes, pudiendo considerase como la epresión ms occidental de la cultura amazige, sobre cuyos elementos se desarrolla por primera vez otra nueva cultura insular única. El Paisaje Cultural de Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria constituye un autntico laborato-rio del conocimiento que ilustra la aventura de las culturas aborígenes insulares del planeta, que han evolucionado du-rante largos períodos sin inuencias eternas, originando una cosmología propia y un universo de conocimientos y creen-cias etraordinariamente singular. Se trata, por lo tanto, de un patrimonio ecepcional que epresa un proceso cultural único e irrepetible que se muestra en un escenario poco al-terado a lo largo de los siglos. b) Criterios en los que se basa la propuesta de inscripción Criterio (iii) El conjunto de yacimientos arqueológicos y manifestaciones rupestres aporta un testimonio único y ecepcional de una cultura insular etinta que evolucionó de forma aislada por un período superior a los mil quinientos años. Las evidencias ar-queológicas e históricas relativas al bien propuesto, atestiguan que esta cultura surge a partir de los primeros pobladores que procedían del Magreb Bereber, lo que en sí le conere un carcter ecepcional, al tratarse de un caso singular de una cultura insular que hunde sus raíces en el mundo ama-zige preislmico, del que son muy escasas sus manifestacio-nes. Este lugar representa adems las montañas sagradas que fueron el último refugio de los antiguos Canarios entes de la Conquista española. El sitio epresa una relación muy fuerte y muy original de los seres humanos con la naturaleza, incluyendo tanto el cielo como la tierra. El bien propuesto aporta un testimonio ecep-cional de una cultura insular que integra el celaje como parte fundamental de la percepción de su mundo, ritos y creencias, desarrollando adems una cultura astronómica en íntima sin-tonía y relación con el medio natural y el paisaje circundante. Buena prueba de ello son los templos con coneiones astro-nómicas entre los que destacan los almogarenes del Roque Bentayga y la cueva en Risco Caído, que representa la cúspide de la evolución de estas manifestaciones. Este legado patrimonial ilustra igualmente la odisea de las cul-turas aborígenes insulares del planeta que han evolucionado durante largos períodos sin inuencias eternas, originando una cosmología propia y un universo único de conocimientos y creencias. Criterio (v): Los asentamientos trogloditas aborígenes de la Caldera de Tejeda y su entorno, constituyen una muestra irrepetible de este tipo de hbitats humanos en las antiguas culturas insu-lares, ilustrando un nivel de organización del espacio y de gestión adaptativa de los recursos, altamente eciente y com-plejo. El colosal escenario geológico y los paisajes naturales se fusionan con los asentamientos de cuevas rupestres, san-tuarios, obras y bancales agrícolas, desarrollando un autntico paisaje cultural que aún mantiene sus referencia principales, así como sus connotaciones simbólicas y cosmológicas. El hbitat troglodita como forma de vivir se ha mantenido vivo a lo largo del tiempo, creando nuevas formas de ocupa-ción del espacio que epresan el sincretismo entre la cultura aborigen y las nueva cultura instaurada tras las Conquista. A ello hay que añadir la pervivencia de tcnicas y usos de la tierra ancestrales, como es el caso de la trashumancia a la gestión del agua con rasgos trogloditas únicos como los es-taques cueva. La orientación y alineamiento de determinados templos y cuevas, indican adems, la íntima relación de este tipo de asentamientos con el celaje y los principales elementos sim-bólicos del paisaje. La distribución espacial de los asentamientos y los hallazgos en los yacimientos, permiten una comprensión detallada de cómo los aborígenes utilizaron el territorio de las montañas sagradas. Los ambientes actuales del sitio contienen hbitats y especies de ora y fauna que arrojan tambin luz sobre el estilo de vida de los antiguos pobladores. El conocimiento de las habilidades y tradiciones culturales de los aborígenes en este espacio y la pervivencia de muchos de sus usos, permite mostrar una cultura territorial inteligentemente adaptada a un territorio difícil y complejo que genera un incomparable paisaje cultural. c) Decalarción de Integridad La totalidad del bien propuesto no sólo incluye todos los componentes y elementos constitutivos necesarios para e- presar el alor Universal Ecepcional en trminos de un pai-saje cultural, sagrado para los antiguos pobladores de la isla, sino que adems posee el tamaño y los límites adecuados para representar completamente los atributos y procesos que transmiten la importancia del bien. En cuanto a la integridad de la composición del paisaje, el mbito del bien propuesto alberga la mayor densidad de manifestaciones trogloditas de la isla de Gran Canaria, mos-trando un fenómeno único en los territorios insulares, con cerca de mil cuevas articiales de diferentes tipologías, desde poblados aborígenes originarios y bien conservados, hasta cuevas reutilizadas en tiempos históricos. Incluye igualmente una importante representación de templos o almogarenes de características diversas, que incluyen tanto santuarios en cuevas como al aire libre. El Paisaje Cultural mantiene nítidamente la integridad de sus relaciones. El espacio del bien delimitado por la Caldera y cuenca de Tejeda (determinantes geológicos y geogrcos de paisaje cultural) es visible y coherente. Proporciona toda una serie de cualidades visuales, tales como: espectaculares y monumentales manifestaciones geológicas, asentamientos trogloditas colgados de riscos, terrazas agrícolas combinadas con habitats trogloditas y caminos y rutas de los antiguos Ca-narios, entre otras manifestaciones relevantes. Las relaciones entre atributos y componentes de diferente naturaleza son maniestas y visibles, aportando muchas perspectivas para los visitantes. En particular, el antiguo uso de alineaciones geo-gr cas y astronómicas en relación con la obra humana se identica claramente. El bien en su conjunto y su epresión visual conforman un pai-saje cultural ecepcional, completo y armonioso que mues-tra el último refugio de montaña de la población amazige de Gran Canaria. El paisaje ofrece una combinación ecepcional de rasgos estticos que emergen de la geología, la geografía, la biodiversidad y la ocupación humana del territorio. Tam-bi n es testigo de prcticas cientícas y simbólicas asociadas al celaje que muestran la estrecha relación que mantenían sus habitantes con el cielo y su comprensión de la naturaleza. d) Declaración de Autenticidad La autenticidad de los atributos del bien propuesto se cons-tata particularmente en los almogarenes o santuarios, los graneros colectivos y las múltiples manifestaciones de hbitat troglodita originario que se han conservado, casi sin cambios, sus formas originales y contenido, y en particular los relativos al arte rupestre (grabados, pinturas y grabados alfabticos líbico-bereberes), entre los que sobresale la etraordinaria colección de tringulos púbicos. La relación de estas manifes-taciones con la cultura amazige, se conrma a travs de las evidencias arqueológicas y etnogrcas. Tambin la autentici-dad del uso uso ceremonial o ritual de los santuarios ha sido conrmada por los resultados de la investigación arqueológi-ca, las ecavaciones y los estudios de arte rupestre, así como las referencias que aportan las crónicas de la Conquista es-pañola de la isla. La investigación arqueastronómica ha aportado evidencias sucientes sobre los santuarios con coneiones astronómicas que permiten deducir su uso como marcadores equinocciales y solsticiales. La ubicación y el entorno de los principales conjuntos troglo-ditas y las manifestaciones de arte rupestre han permanecido sin cambios signicativos durante ms de 500 años tras la Conquista, manteniendo su estructura originaria y ubicación. Incluso el trazado de los caminos pastoriles de trashumancia y los antiguos caminos de acceso a los templos, la pervivencia de los estanque cuevas, así como la ubicación de los antiguos refugios, se han mantenido a travs del tiempo y el espacio. En trminos de patrimonio inmaterial, la relación con el cielo sigue manteniendo algunas pautas de los antiguos, como evi-dencian los estudios etnogrcos. Incluso determinadas tradi-ciones festivas han mantenido muchas de las esencias origina-rias, aún teniendo en cuenta los procesos de asimilación de las nueva cultura y el discurrir de los años. En estas condiciones, los elementos escnicos principales del paisaje cultural y el celaje, incluyendo el cielo nocturno, se conservan prcticamente inalterados desde la Conquista es-pañola en el siglo , manteniendo la esencia del paisaje y el celaje percibido por los antiguos Canarios. e) Requisitos de protección y gestión Los requisitos de protección necesarios para la salvaguardia del bien propuesto estn garantizados a largo plazo en virtud de las disposiciones legales y de planicación que afectan tan-to al paisaje en su conjunto como a sus atributos. En el bien propuesto convergen toda una batería de guras de protec-ción natural y cultural que garantizan a corto y medio plazo la protección integral del paisaje y del conjunto de atributos culturales que albergan en su seno. La mayor pate del rea delimitada para el bien propuesto u su zona buffer se encuentra incluida en algunas de las gu-ras de protección de la Red de Espacios Naturales Protegi-dos de Canarias, que arbitran de forma clara el los criterios de gestión del espacio en relación a los usos, los criterios y conservación, e identican los bienes naturales, paisajísticos y culturales sujetos a protección. Adems, toda la zona de pro-tección est declarada EC (ona de Espacial Protección) en virtud de la Directiva Hbitats y la Directiva Aves de la UE, pasando a formar parte de la Red Natural 2000, lo cual cons-tituye una garantía de protección etremadamente relevante. En relación al patrimonio cultural, los principales atributos del bien propuesto se encuentran declarados como BIC (Bien de Inters Cultural) que le coneren el estatus mimo de pro-tección en la legislación nacional y autonómica de Canarias. Adems, todas las manifestaciones rupestres han sido auto-m ticamente declaradas BIC, al amparo de la Lay del Patrimo-nio Histórico Español y la correspondiente ley autonómica de Patrimonio Histórico de Canarias. El Cabildo de Gran Canaria es el responsable directo y au-toridad competente de la gestión de los principales atributos y componentes del paisaje cultural, en virtud de sus com-petencias delegadas, especialmente las relativas al patrimonio cultural, el medio ambiente y la planicación insular. Posee los medios y los recursos humanos y nancieros necesarios para hacer frente a esta tarea. Sin embargo, teniendo en cuenta los nuevos desafíos y objetivos que conlleva la nominación, tales como incrementar la participación ciudadana en el proceso de gestión o la necesidad de proporcionar una visión holística de la gestión de la propiedad que incluya a todas las entidades y departamentos responsables, en 2015 se crea la “Comisión de Seguimiento de Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria, que se convierte en el órgano que garantiza la coordinación permanente de la gestión y el desarrollo de la estrategia y acciones en el mbito del bien propuesto. Una de las principales contribuciones de la Comisión de Seguimiento ha sido la elaboración del “Plan de Gestión In-tegrado del Paisaje Cultural de Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria, que proporciona las líneas maestras de gestión para los bienes nominados, y que se revisa periódicamente. El organigrama de gestión y gob-ernanza del bien propuesto se completa con la Fundación “Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria, que se encuentra en proceso de constitución. Nombre e información de contacto de la institución local responsable. Organización Institución: Dirección: C Bravo Murillo, 23, 35002 Las Palmas de Gran Canaria Tel: 34 928 219 121 et.: 43510 Fa.: +34 928 219 666 E-mail: presidencia@grancanaria.com Pgina eb: http:cabildo.grancanaria.com Figura 1.1. ía Lctea sobre el Roque Nublo Nacho Gonzlez Identicación del bien 1.a País ESPAÑA 1.b Estado, Provincia o región Comunidad Autónoma de Canarias, Isla de Gran Canaria. Región Geogrca: Africa Región Biogeogrca: Macaronesia. 1.c Denominación del bien PAISAJE CULTURAL DE RISCO CAÍDO Y LOS ESPACIOS SAGRADOS DE MONTAÑA DE GRAN CANARIA Islas Canarias Isla de Gran Canaria 1.d Coordenadas geogrcas La tabla adjunta muestra las coordenadas geogrcas del mbito en relación a los atributos y componentes ms destacados, considerando como centro geogrco del espacio el Roque Bentayga. 1.e Mapas y planos que muestran los límites del bien propuesto y de la zona de amortiguamiento Mapa 1.1. General Ámbito del bien propuesto y zonicación, incluyendo las denominaciones de los atributos ms represen-tativos y mbitos geogrcos relevantes. Mapa 1.2. onicación, toponimia y entidades de población. Ámbito del bien propuesto y entidades poblacionales, incluyendo la toponimia de parajes y asentamientos poblacionales dispersos. Mapa 1.3. División administrativa. Ámbito del bien propuesto, zonicación y trminos municipales relacionados con el Paisaje Cultural pro-puesto. La descripción detallada de los límites del bien propuesto y justicación de su zona de amortiguamiento de desarrollan en el Capítulo 2.a.i relativo a la descripción de la delimitación del mbito. Caldera de Tejeda 27 59 7.723 N 15 38 15.168 O Artenara 28 2 37.860 N 15 39 40.572 O Artenara Tejeda 28 1 3.129 N 15 38 2.437 O Artenara 28 0 35.423 N 15 40 40.935 O Tejeda 27 59 7.723 N 15 38 15.168 O Tejeda 27 58 15 N 15 36 46 O Figura 1.2. ista general de la Cuenca de Tejeda que abarca una parte sustancial del Paisaje Cultural propuesto. Javier Gil León Tabla1. Coodenadas geogrcas de los hitos ms signicactivos del bien propuesto. Elaboración: Cabildo de Gran Canaria. Mapa 1.1. Mapa base: Modelo Digital del Terreno (MDT) superpuesto a mapa de sombras. Fuente: Grafcan. Sistema de Información Territorial de Canarias. Gobierno de Canarias, Sistema de referencia espaciial: Proyección UTM EPSG:32628 - GS 84 UTM zone 28N Descripción: Ámbito del bien propuesto y zonicación, incluyendo las reas de mayor inters arqueológico. Mapa 1.2. Mapa base: Modelo Digital del Terreno (MDT) superpuesto a mapa de sombras. Fuente: Grafcan. Sistema de Información Territorial de Canarias. Gobierno de Canarias. Sistema de referencia espacial: Proyección UTM EPSG:32628 - GS 84 UTM zone 28N Descripción: Ámbito del bien propuesto y entidades poblacionales. D = población en diseminado Mapa 1.3. Mapa base: Ortoepress. Ortofoto alta resolución 2012-2013. Grafcan. Sistema de Información Territorial de Canarias. Gobierno de Canarias, Sistema de referencia espacial: Proyección UTM EPSG:32628 - GS 84 UTM zone 28N Descripción: Ámbito del bien propuesto y divisiones de los trminos municipales relacionados con el Paisaje Cultural propuesto. 1.f Área del bien propuesto para inscripción (ha) y su zona de amortiguamiento (ha) La supercie del bien propuesto como paisaje cultural abarca 9,425 ha con un perímetro de 70 m, inclui-das en su totalidad en la Caldera de Tejeda. El mbito continuo del paisaje cultural propuesto est arropa-do por una zona de amortiguamiento de 8.557 ha con un perímetro eterno de 86 m. Figura 1.3. ista nocturna del Roque Nublo, uno de los referentes simbólicos del bien propuesto. Nacho Ganzlez 9,425 8,557 17,982 Tabla 1.2.. Supercie del bien propuesto. Elaboración: Cabildo de Gran Canaria. El Aneo I incluye los distintos planos impresos relativos a los límites del bien propuesto en formato DIN A2. Estos planos se encuentran tambin incluidos en documentación digital adjunta la la propuesta. En el “Aneo I Mapas se incorporan estos mapas en formato pdf, y en el “Aneo II GIS se incluye la cartografía digital correspondiente a los límites en ESRI Shapele (SHP) y en formato M. N.B.: El aneo digital al epediente de candidatura incluye toda la cartografía digital relativa a los mapas temticos que se citan o mencionan en la propuesta, en diferentes formatos: PDF, ESRI Shapele (SHP) y ML. 2.a.i El Paisaje Cultural y sus atributos 2.a.ii La geodiversidad de las montañas sagradas 2.a.iii Biodiversidad y paisajes naturales 2.a.iv El paisaje y el celaje de los espacios sagrados 2.a.v La cultura troglodita en las montañas sagradas 2.a.vi Santuarios, símbolos, grabados y otras manifestaciones rupestres 2.a.vii Los atributos relacionados con la cultura astronómica 2.a.viii La huella etnogrca en el territorio 2.a.i Delimitación del bien propuesto 2.a. Glosario El Paisaje Cultural y sus atributos ← Figura 2.a.1. Hierofanía solar en el templo o almogarn de Risco Caído, uno de los santuarios con coneiones astronómicas de los antiguos canarios Julio Cuenca El bien propuesto como Paisaje Cultural de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria se encuentra en el corazón de las montañas de la isla, amparado por la colosal Caldera de Tejeda (ver Figura 2.a.2). Abarca prcticamente la totalidad de la Cuenca de Tejeda, el macizo de Tamadaba y el cauce de Barranco Hondo, llamado tambin Artevigua, el mítico poblamiento de los antiguos canarios (ver Mapa 2.a.2). El Paisaje Cultural alberga un conjunto de manifestacio-nes y obras bien conservadas pertenecientes a una cul-tura insular desaparecida que evolucionó en aislamiento a partir de la presencia, al principio de la Era, de los primeros bereberes o amaziges de procedencia nor-teafricana, hasta su conquista por la Corona de Castilla a nales del siglo . Esto al margen de algunos espo-r dicos contactos con las islas, en el siglo I, de los marinos del sur de Europa en busca de las nuevas rutas de las especias y del comercio de esclavos, sin ninguna inuencia destacable en nuestro mbito. Al menos durante mil quinientos años, esta cultura evo-lucionó de forma aislada a partir de sus raíces berebe-res (amaziges), alcanzando su mima epresión en las montañas sagradas donde se encontraban los principa-les templos o , a los que acudían los antiguos canarios para la celebración de sus ritos propiciatorios. Algunos de estos templos que se conservan, como los almogarenes o santuarios de Risco Caído y del Roque Bentayga, aúnan el carcter sagrado o ritual con eviden-tes relaciones astronómicas. Constituyen, junto a deter-minados hitos simbólicos del paisaje, como el Roque Nublo, las manifestaciones asociadas o representativas de la cultura y el conocimiento astronómico de los anti-guos canarios que dan consistencia a este espacio como paraje sagrado con íntima relación con el celaje (los ele-mentos que ocurren o discurren en la bóveda celeste). Estos templos conectados con el cielo, así como deter-minadas alienaciones de cuevas y marcadores, muestran que el celaje constituye un componente fundamental para la plena comprensión y funcionalidad de estos atributos, lugares utilizados ya sea para la medición del tiempo, para marcar fechas conmemorativas o celebrar rituales. Risco Caído constituye la epresión ms com-pleja en trminos constructivos y funcionales de este tipo de manifestaciones. Entre las epresiones que ms profunda huella impri-men al paisaje de las montañas sagradas, se encuentra la etraordinaria profusión de asentamientos trogloditas aborígenes distribuidos por todo el espacio, en ocasio-nes formando conjuntos populosos como el de la Mesa de Acusa, Roque Bentayga, Roque de las Cuevas del Rey o Barranco Hondo. Estos conjuntos de cuevas articia-les, albergan no solo recintos habitacionales y funerarios o los mencionados templos con connotaciones astro- Figura 2.a.2. Localización del bien propuesto en el corazón montañoso de la isla de Gran Canaria. Ortofoto Grafcan nómicas, sino tambin epresiones tan singulares como los impresionantes graneros forticados que guardan relación con algunas manifestaciones de este tipo en la cultura amazige. Pero lo que tambin aporta un factor diferencial al conjunto de manifestaciones trogloditas es que parte de los antiguos asentamientos fueron utilizados tras la Conquista y que muchas de las antiguas cuevas siguen habitadas hasta nuestros días. Es ms, la cultura troglo-dita ha pervivido hasta la actualidad, con nuevas for-mas y herramientas, pero inspirada en el conocimiento aborigen, dando seña de identidad a todo el mbito del bien, incluyendo la zona de amortiguamiento. Estas manifestaciones de trogloditismo evolutivo se epresan con especial intensidad en todo el cauce de Barranco Hondo, donde se despliega un autntico repertorio de cuevas aborígenes en estado prcticamente originario, cuevas reutilizadas y cuevas creadas e novo en perío-dos recientes. Los espacios trogloditas reutilizados o creados históricamente aportan tambin epresiones ecepcionales de sincretismos entre las dos culturas que han inuenciado este paisaje. El bien propuesto cuenta con un nutrido repertorio de manifestaciones rupestres vinculadas a las poblaciones aborígenes, tales como cuevas pintadas, inscripciones alfabticas o grabados geomtricos y temticos. Entre estos atributos destaca con luz propia un elemento, representado con profusión en las paredes de ciertas cuevas articiales consideradas santuarios: el tringulo púbico, uno de los símbolos universales de la fertilidad. El bien propuesto alberga una de las mayores concen-traciones a nivel mundial de yacimientos arqueológicos con grabados rupestres que representan el tringulo púbico femenino, lo que ya de por sí le conere un valor ecepcional. El santuario de Cueva Candiles constitu-ye un paradigma de estas manifestaciones que, adems, nos recuerda el importante papel que tenía la mujer en los distintos órdenes de aquella sociedad. La presencia de varias estaciones de grabados alfabti-cos de tipo líbico-bereber en el mbito del Paisaje Cul-tural, arroja otro ecepcional elemento a sumar a los atributos de este espacio. El signicado de estas mani-festaciones va ms all del mero hecho de la presencia de singulares inscripciones rupestres, puesto que forma- Mapa 2.a.1. onicación del bien propuesto y localización de los grandes mbitos territoriales que se mencionan. ban, junto a la lengua, el bagaje cultural de las sociedades que vinieron del Norte de África, representando uno de los ms destacados vínculos con la cultura amazige en el bien propuesto que aún se vislumbra en la me-moria oral. El patrimonio mueble relacionado con el bien es tam-bi n especialmente signicativo y, entre otros elementos movibles, destacan las (sellos de cermica) e ídolos, considerando a estos como al conjunto de esculturas realizadas en madera, piedra y, fundamental-mente, en barro cocido, que representan guraciones fundamentalmente antropomorfas y ocasionalmente zoomorfas. Algunas de las prcticas ancestrales de los aborígenes sobre el uso de la tierra y los recursos han pervivido a travs de los siglos de forma sorprendente en este terri-torio, condicionando y creando una huella singular en el paisaje de estas montañas, donde el pasado se alía con el presente. Adems de la permanencia de determina-dos ocios como el de o la pervivencia de la alfarería aborigen de los centros loceros, destaca la sub-sistencia de la prctica ancestral de la trashumancia. Las rutas de trashumancia, junto a las prcticas ganaderas trashumantes y los pastizales asociados, constituyen así atributos destacados del bien propuesto. Un patrimonio que se epresa en la etensa red de caminos y andenes que aún subsisten, salvando obstculos imposibles, y por los que tambin transitaban los antiguos canarios. Tambin la huella de la antigua cultura del agua mantie-ne sus epresiones y prcticas en estos parajes. La con-formación del territorio y el paisaje, siguiendo el lengua-je del agua, crea terrazas, acequias y espacios, que siguen los trazos de los antiguos pobladores. Destacan por su carcter único y singularidad los estanques-cueva de los antiguos, reutilizados o imitados por los actuales agricul-tores que salpican el mbito del bien propuesto. A ello se suma un catlogo diverso de epresiones históricas relacionado con la gestión del agua a pequeña escala. En el conteto agrario, hay que resaltar la cualidad mbi-to del bien propuesto como un espacio que alberga un patrimonio gentico ecepcional, como es el caso de la raza caprina canaria, variedad oriental o majorera. Pero lo ms destacable es que es precisamente en este terri-torio donde se sigue cultivando una cebada primigenia. Los estudios genticos de la cebada de estos parajes demuestran que sta se corresponde con la misma va-riedad analizada en los graneros forticados. Se trata de una semilla ancestral que muestra su procedencia del norte de Marruecos u otros lugares del norte de África, y su hallazgo indica que nos encontramos ante uno de los pocos casos ecepcionales en el mundo, junto con algunos enclaves de Sudn, China y Egipto, en tener esta cualidad. *** A pesar de la enorme presión poblacional y urbanística que ha sufrido la isla de Gran Canaria en las últimas dcadas, el paisaje natural y humano del bien se en-cuentra escasamente alterado, constituyendo una “isla de autenticidad en la geografía insular. Los componen-tes naturales del paisaje, destacando su biodiversidad y los elementos paisajísticos denitorios como escarpes, riscos, profundos barrancos, así como elementos geoló-gicos emblemticos y simbólicos, gozan de un estado de conservación ecepcional. Las masas forestales de pino canario en Tamadaba y en Inagua-Pajonales (esta última en zona de amortiguamiento) constituyen elementos bien recuperados del paisaje originario de los antiguos. Los grandes escarpes y farallones albergan igualmente una fauna y ora de etremada riqueza y diversidad y, de hecho, una parte sustancial del bien propuesto est considerada como uno de los puntos calientes de la rica biodiversidad canaria. A los mbitos de predominancia natural, se suma un paisaje rural tradicional, bien integrado, que mantiene a travs de sus caseríos, bancales, huertas, eras y planta-ciones de frutales, una muestra valiosa de epresiones etnogrcas y elementos singulares del agro cumbrero. Nos encontramos pues, ante un paisaje cultural que in-tegra la huella de la cultura amazige (bereber), las ma- Figura 2.a.3. ista de la Sierra del Bentayga situada en el corazón de la Cuenca de Tejeda. Nacho Gonzlez nifestaciones trogloditas que impregnan sus escarpes y laderas, la pervivencia de tcnicas ancestrales de mane-jo de los recursos y del territorio, así como el carcter sagrado de estas montañas, epresado en los santuarios y templos con connotaciones astronómicas de la anti-gua población canaria . En este espacio, la simbiosis de las dos culturas se hace de manera muy integrada y singular, siendo este uno de los rasgos diferenciales y únicos de este paisaje cultural. Pero si algo caracteriza a este territorio es la perviven-cia en buen estado de conservación de numerosos res-tos de las antiguas culturas de la isla, parte de los cuales han sido utilizados hasta hoy. Muchos de los atributos heredados en este Paisaje Cultural posibilitan reconocer en ellos la huella viva del pasado. Se trata de un paisaje que genera aún hoy en día una poderosa fuente evocadora, asociada a la aventura de una cultura insular aislada, que integraba el celaje y el paisaje terrestre como un poderoso sustento de sus creencias, ritos y manifestaciones, y que en la actualidad se ha incorporado plenamente al imaginario que con-forma la identidad insular. Todo ello sustentado en un poderoso escenario geológico y natural que constituye uno de los entornos mejor conservados, en trminos paisajísticos y etnogrcos, de Canarias y de la Maca-ronesia. A la hora de establecer una asignación a las tres di-ferentes categorías establecidas en el Aneo 3 de las el bien propuesto como Paisaje Cultural constituye un autntico paradigma. Nos encon-tramos con los rasgos característicos de un paisaje que ha evolucionado orgnicamente y, adems, en sus dos subcategorías. Estamos ante un paisaje relicto (o fósil) cuando consideramos las epresiones arqueológicas del mundo aborigen, cuya cultura se diluyó tras la conquis-ta, y que se epresa en los asentamientos trogloditas y las manifestaciones rupestres. Por otro lado, es tambin un paisaje vivo, donde muchos de los aspectos de la huella de los antiguos canarios han seguido inspirando la organización y gestión de este territorio, incluyendo aspectos como, por ejemplo, la continuidad del hbitat troglodita, la gestión del agua o la trashumancia y sus rutas ancestrales. Sin embargo, el factor que adquiere mayor fuerza y continuidad es su consideración como paisaje cultural asociativo en relación con el celaje y sus atributos aso-ciados. Esta relación generó una cosmología y una or-ganización espacial singular del territorio, y su memoria se mantiene en el imaginario colectivo y en la mente de algunos de sus habitantes. No en balde, cuando hoy se habla de Risco Caído y los espacios sagrados de mon- Figura 2.a.4. Imagen tridimensional obtenida desde una posición al sur del Paisaje Cultural que indica sus límites y los de la zona de amortiguamiento. Se distingue la cuenca de Tejeda y el macizo de Tamadaba, situados en el mbito del bien propuesto, así como los bordes de la Caldera de Tejeda que delimitan la zona de amortiguamiento. Límites superpuestos en el visor Google Earth. taña de Gran Canaria, se suele utilizar la epresión de “recuperar el cielo de los antiguos canarios. Para su mejor comprensión, y el n de sintetizar la com-pleja relación entre atributos y componentes del Paisaje Cultural propuesto se aporta una tabla y una matriz de síntesis, como prólogo a la descripción pormenorizada del bien propuesto. Por un lado, la Figura 2.a.5 muestra una matriz de sínte-sis que incluye las grandes categorías y grupos de atri-butos y componentes que conforman el paisaje cultural. Por otro lado, la Tabla 2.a.1 muestra la relación de los atributos y componentes del bien, materiales e inma-teriales, y su correspondencia funcional, ya sea como espacios sagrados, lugares relacionados con la cultura astronómica, manifestaciones rupestres, graneros aborí-genes, epresiones únicas asociada a las tcnicas y uso de los recursos del territorio (incluyendo la ejecución de cuevas, y otras manifestaciones ecepcionales como la trashumancia), diferenciando en todos los casos su carcter o procedencia aborigen, histórica o mita. Figura 2.a.5. Matriz de atributos y componentes que conforman el paisaje cultural y su soporte. El celaje se incluye como un componente natural bsico del bien, entendido como parte integral y destacada del entorno percibido por las comunidades humanas que han habitado este territorio a travs del tiempo. Figura 2.a.6. ista parcial de la cuenca de Tejada al atardecer, parte del espacio de las montañas sagradas de la antigua población canaria. Orlando Torres ATRIBUTOS Y COMPONENTES DEL PAISAJE CULTURAL – RELACIÓN FUNCIONAL Nombre Santuario Almogaren Astronomía Celaje Graneros forticados Manifetaciones rupestres Técnicas y usos del territorio Conjunto de Risco Caído (T) A A A A Cueva de la Paja (T) A A A Barranco Hondo de Abajo (T) A-H Barranco Hondo – Artevirgo (T) A-H Roque Bentayga (T) A A A A A Roque de las Cuevas del Rey (T) A A A La Candelaria - Cruz de La Esquina Complejo de Acusa (T) A Evidencias A A A-H Cuevas de Corrales de Acusa Complejo de Acusa (T) A A Cruz del Álamo Complejo de Acusa (T) A A El Hornillo Complejo de Acusa (T) A A Cueva Candiles - Risco Chapín (T) A Evidencias A Cueva Caballero – Risco Chapín (T) A A Cueva del Cagarrutal – Risco Chapín (T) A A Granero de M. Aartenara (T) A Poblado de isvique (T) A A A El Chirimique (T) A Mesa del Junquillo (T) A A Montaña del Humo (T) A A Andn de Tasarte (T) A Solana del Pinillo (T) A A Poblado Troglodita El Hornillo A-H Barrio entorno de la irgen de la Cuevita, Artenara (T) A-H Estaciones de inscripciones líbico-bereberes A A A A Roque Nublo (M) A A Montaña de Altavista Evidencias A Ídolos y Pintaderas A A Estanques-cueva y patrimonio hidrulico aborigen A A-H Rutas de trashumancia A-H Red de caminos aborígenes A-H Bancales agrícolas (cadenas, bocaos) Alpendres, corrales y refugios cueva A-H Bosque de Tamadaba A-H Atributos inmateriales del bien propuesto Calendario (evidencias) A A Etnostronomía - conocimientos del cielo A-H A-H Tabla 2.a.1. Relación funcional de atributos y componentes. A = Manifestación aborigen, H = Manifestación histórica, T = Conjunto troglodita, M = Hitos naturales de referencia simbólica, religiosa o con connotaciones astronómicas. Nombre Santuario Almogaren Astronomía Celaje Graneros foticados Manifetaciones rupestres Técnicas y usos del territorio Trashumancia A-H Alfarería aborigen A-H Ocios y tcnicas de uso del territorio A-H Componentes relevantes del patrimonio cultural en la zona de amortiguamiento Asentamientos de casas cuevas y paisaje agrícola en el entorno de Barranco Hondo A-H Santuario de Tirma A A Componentes destacados del patrimonio natural, etnogrco y paisajístico en la zona de amortiguamiento Escarpes de Tamadaba Bosques de Inagua-Pajonales A-H Presas H Asentamientos rurales y paisaje de bancales H Galería de agua de la Mina A-H Figura 2.a.8. La conguración y ubicación de los principales santuarios y cuevas con manifestaciones rupestres guardaban una íntima relación con los elementos simbólicos y de referencia del bien propuesto que en modo alguno puede ser casual. En la imagen se muestra el alineamiento de estas cuevas con el Bentayga, en cuya cúspide se sitúa un almogarn que presenta evidencias de su uso como marcador astronómico. Elaboración: Jos Carlos Gil. Figura 2.a.7. ista panormica de la Cuenca de Tejeda desde la zona oeste del bien propuesto. Javier Gil León “ Miguel de Unamuno (1910) Tempestad petricada. De esta manera tan escue-ta pero tan acertada describió el genial Miguel de Unamuno los paisajes atormentados del corazón de la isla de Gran Canaria, el mbito del paisaje cultural. El bien propuesto se enmarca en la Caldera de Tejeda, un paisaje que comenzó a tomar su forma actual hace 14 millones de años, donde hoy sobresalen en su centro geogrco los monolitos del Roque Bentayga y el Ro-que Nublo, convertido este último en el símbolo geoló-gico e identitario de la isla de Gran Canaria. En trminos geológicos, la Caldera de Tejeda, que cobija la totalidad del espacio de las montañas sagradas, alber-ga una geodiversidad etremadamente singular. Aunque sus manifestaciones geológicas no puedan ser conside-radas como atributos ecepcionales con valor universal, atenindonos a los anlisis comparativos, aportan en cambio una dimensión realmente única. En razón de sus peculiares características, la Caldera de Tejeda se mues-tra como un libro abierto a la contemplación directa y el aprendizaje de múltiples manifestaciones geológicas, tan especiales como las formaciones de relieve inverti-do y el fenómeno del . Se trata de un territo-rio que reeja en sus riscos, barrancos y escarpes, con clara nitidez para el observador, las etapas de formación de esta compleja historia geológica. Las Islas Canarias se localizan en el margen continental pasivo del NO del continente africano, entre las latitu-des de 29º 25’ y 27º 37’ N y las longitudes de 18º 10’ y 13º 20’ O (Mapa 2.a.2). El archipilago se asienta sobre una litosfera ocenica de edad Jursica y su evolución durante ms de 25 millones de años (Ma) est controla-da por el lento desplazamiento en sentido Este-Noreste de la Placa Africana sobre una pluma del manto (Holi , 1991; Carracedo , 2002; Carracedo y Trolls, 2016; y referencias en estas publicaciones). Gran Canaria, una isla con planta casi circular, se localiza en la zona central del archipilago. Es la tercera isla en etensión, con una supercie de unos 1532 m2 y un dimetro de unos 45 m coronado por el Pico de las Nieves que representa la mayor altitud (1949 m). La isla est disectada por una red radial de profundos barran-cos que le coneren una abrupta topografía. La isla de Gran Canaria ha sido objeto de numerosos estudios geológicos desde nales del Siglo III. Entre La Geodiversidad de las montañas sagradas los aspectos geológicos únicos de la Caldera de Tejeda Figura 2.a.10. Principales acontecimientos en la historia geológica de Gran Canaria. (modicado de Perez-Torrado, 2008). ← Figura 2.a.9. ista del Roque Bentayga. Se observa la secuencia de materiales que formaron parte del gran estratovolcn Roque Nublo, destacando los planchones de ignimbritas tipo brechoide que culminan la secuencia y adquieren formas erosivas muy peculiares. Javier Gil Leon ellos se incluye una serie de monografías que han pro-porcionado un detallado conocimiento geológico de la isla (ej. Bourcart y Jeremine, 1937; Hausen, 1962; Fús-ter 1968; Schmince, 1976, 1993; Perez-Torrado, 2008a). El IGME (Instituto Geológico y Minero de Es-paña) realizó el mapeo geológico de la isla, y publicó en 1990 quince mapas que componían la isla a escala de 1:25.000, y en 1992, un mapa sinttico de toda la isla a una escala de 1:100.000 (Balcells ., 1992). Durante el Programa de Perforación Ocenica (ODP) Leg 157 (Weaver 1998) se llevó a cabo un trabajo sobre las plataformas volcanoclsticas sumergidas alrededor de la isla. En síntesis, es posible armar que Gran Canaria es una de las islas volcnicas de intraplaca ms estudiadas del mundo, con ms de 180 dataciones radiomtricas pu-blicadas. Mapa 2.a.2. Mapa geológico simplicado de Gran Canaria (modicado de Ballcells 1992; Perez-Torrado, 2008). 1. Evolución Geológica de Gran Canaria De forma similar a otras islas volcnicas de intraplaca de punto caliente, el crecimiento subareo de Gran Ca-naria est caracterizado por la sucesión de tres etapas principales (Fig. 2.a.10): etapa juvenil (apro. 14.5-8.8 Ma, incluido un volcn en escudo, una caldera de co-lapso vertical y un resurgimiento postcaldera flsico); una etapa de inactividad volcnica (apro. 8.8-5.5 Ma); y una etapa de rejuvenecimiento (apro. 5.5 Ma) hasta el presente, incluidos el estratovolcn Roque Nublo y el volcanismo post Roque Nublo. La heterognea distribución del volcanismo en la isla ha imprimido un nítido contraste geomorfológico entre el sur (casi eclusivamente volcanismo de la etapa juvenil) y el norte (predominantemente volcanismo de la etapa de rejuvenecimiento), lo que ha llevado a varios autores a hacer una división entre Paleocanaria y Neocanaria. La combinación de estos factores geomorfológicos junto con la predominancia de los vientos alisios N-NE de-termina un marcado contraste climatológico y biológico entre las laderas del norte (húmedo, fresco y con densa vegetación) y el sur (seco, caliente y con poca vegeta-ción) de la isla. Volcanismo Submarino Las rocas pertenecientes a la etapa de crecimiento sub-marino, no aoran en Gran Canaria, así que los únicos datos disponibles se han obtenido en estudios ocea-nogr cos en sus faldas sumergidas, en particular en el ODP Leg 157. Los perles sísmicos y batimtricos indi-can que la etapa de crecimiento submarino dio lugar al menos a un 90 del volumen total de la isla (Schmince y Sumita, 1998). Sondeos de hasta 300 m de profundi-dad en las faldas volcanoclsticas sumergidas indican que no eistió un lapso de tiempo entre el crecimiento sub-marino y el posterior crecimiento volcnico subareo, formando ambos parte del mismo evento magmtico. Se desconoce el comienzo de esta etapa de crecimien-to submarino de Gran Canaria, aunque Schmince y Sumita (1998) sugieren no muy anterior al crecimiento subareo y de corta duración, posiblemente alrededor de los 16 Ma. Volcanismo subaéreo. Etapa juvenil. Volcán en escudo Según Bogaard (1988) y Bogaard y Schmince Figura 2.a.11. Grco ilustrativo de la formación en el Mioceno de la Caldera de Tejeda e ignimbritas P1 (modicado de Carracedo y Troll, 2016). (1998), el crecimiento del volcn en escudo se desa-rrolló en un periodo de tiempo muy corto, entre 14.5 y 14.0 Ma. Se caracterizó por erupciones surales de tipo haaianas, con emisión continua de lavas (basaltos alcalinos a traquibasaltos) y escasas intercalaciones pi-rocl sticas, dando lugar a un volcn en escudo de ms de 1000 m3 en volumen, ms de 2000 m de altura y 60 m de dimetro. Este complejo edicio volcnico ocuparía prcticamente toda la etensión de la actual isla, prolongndose incluso unos ilómetros mar aden-tro hacia el oeste (Fúster ., 1968; Ballcells ., 1992; Schmince, 1976, 1993; Carracedo ., 2002; Perez- Torrado, 2008a). La rpida acumulación de materiales volcnicos duran-te el crecimiento de este volcn en escudo provocaría tensiones gravitacionales en sus ancos, dando lugar a gigantes deslizamientos de tierra en ellos. Una discon-formidad intraformacional en el SO de la isla (en la zona de Hogarzales), y el perl arqueado de la costa NO (desde San Nicols a Agaete) se han postulado como los posibles escarpes de estos deslizamientos gigantes. Volcanismo subaéreo. Etapa juvenil. Caldera de colapso (la Caldera de Tejeda) Hacia el nal del desarrollo del volcn en escudo se formó una cmara magmtica supercial (profundidad 4-5 m), alimentada periódicamente por una ms profunda (sublitosfrica 14 m) basltica (Freundt y Schmince, 1992, 1995). Los procesos de diferenciación de la cmara magmtica supercial condujeron a la evo-lución de magmas flsicos (riolitas peralcalinas-traqui-tas), lo que produjo las primeras erupciones altamente eplosivas en la isla y el abrupto vaciado de la cmara magmtica supercial, hundindose nalmente la cima del volcn y crendose la Caldera de Tejeda (Schmince, 1967; Hernn, 1976). Al mismo tiempo que se formaba la caldera, la cmara magmtica supercial se rellenó con magmas baslticos de la cmara ms profunda. El peso del bloque subsi-dente forzó una violenta emisión de unos 80 m3 de ignimbrita traquítico-riolítica-basltica a travs de las suras del borde de la caldera (Fig. 2.a.11) producien-do una única unidad de enfriamiento llamada “P1 por Schmince (1976, 1993). La ignimbrita “P1 cubrió pe-riclinalmente ms de 400 m2 del volcn en escudo y se ha datado en alrededor de 14 Ma (Bogaard et al., 1988; Bogaard Schmince, 1998). Por ello, la edad de la ignimbrita “P1 podría considerarse como la edad de la formación de la Caldera de Tejeda. Volcanismo Subaéreo. Etapa Juvenil. Resurgencia Post-caldera. Esta fase evolutiva est caracterizada por erupciones de grandes volúmenes ( 1000 m3) de ignimbritas flsicas y lavas emitidas desde fracturas anulares del borde de la caldera. Atendiendo a la distribución de los depósi-tos volcnicos en relación con la caldera se han deni-do dos grupos volcanoestratigrcos: el grupo Mogn compuesto en su mayor parte por riolitas peralcalinas-traquitas y el grupo Fataga compuesto por traquitas-fonolitas (Schmince, 1976, 1993; Schmince y Sumita, 1998, 2010). Los depósitos etracaldera del grupo Mogn (apro. 14.0-13.3 Ma) comprenden, adems de la ignimbrita P1, 15 unidades de enfriamiento hasta un mimo de 300 m de potencia y un volumen combinado de ms de 350 m3 (Schmince, 1976, 1993; Schmince Sumita, 1998, 2010). Las dataciones radiomtricas y la ausencia de depósitos intercalados sugieren altas tasas eruptivas (Bogaard et al., 1988; Bogaard Schmince, 1998). Los depósitos volcnicos intra-caldera llenaron la mayor parte de la Caldera de Tejeda, pero la posterior intensa actividad magmtica intrusiva ha dicultado la correla-ción estratigrca con los depósitos etracaldera. Aun así, parece evidente que ambos tipos de depósitos tu-vieron las mismas reas fuentes a lo largo del borde de la caldera. Los depósitos etracaldera del grupo Fataga (ca. 13.3- 8.8 Ma) formaron secuencias de hasta 1000 m de po-tencia de ignimbritas y lavas con un volumen total es-timado de ms de 500 m3. Se observan numerosas intercalaciones de depósitos epiclsticos, especialmente en la parte superior de la secuencia, señalando largos periodos (ca. 50 Ma) de inactividad volcnica entre dos episodios eruptivos sucesivos (Bogaard ., 1988; Bo-gaard y Schmince, 1998). Es probable que los episodios eruptivos continuasen siendo emitidos desde fracturas anulares en el borde de la caldera y tambin desde un estratovolcn flsico que se localizaría en la parte cen-tral de la isla (Schmince, 1976, 1993; Schmince y Su-mita, 2010). La actividad intracaldera durante el grupo Fataga es mayoritariamente intrusiva y consta de tres episodios principales (Schmince, 1967, 1976, 1993; Hernn, 1976; Schirnic et al., 1999): apósis plutónicos de sienita al-calina (apro. 12.2-8.9 Ma), complejo cónico de diques (cone-sheets) de composición traquifonolítica (apro. 11.7-7.3 Ma) y domos fonolíticos-nefenilíticos (apro. 8.5 Ma). La similitud en edad y composición de todos es-tos materiales intrusivos con los depósitos etracaldera del grupo Fataga, ponen de maniesto que los primeros son los equivalentes subvolcnicos de los segundos. Volcanismo Subaéreo. Etapa de inactividad volcánica. Al nalizar la actividad magmtica (intrusiva y etrusiva) post-caldera, la isla de Gran Canaria entró en un perio-do de inactividad volcnica de unos 3 Ma (ca. 8.8-5.5 Ma) en el que se vio epuesta a una intensa erosión. Una red radial de barrancos se cincela en los materiales flsicos del Mioceno, alcanzando a menudo el substrato basltico del volcn en escudo. Esta red de barrancos controlar la distribución del volcanismo de rejuvene-cimiento, cuyas lavas y depósitos piroclsticos queda-r n en gran medida encauzados en ellos. En las zonas costeras se formaron etensas plataformas de abrasión marinas de baja pendiente. Los productos de la erosión de los barrancos se depo- sitaron como abanicos aluviales sobre todo en las plata-formas costeras del N-NE, E y SE, formando el Miembro Inferior de la Formación Detrítica de Las Palmas (FDLP). Por otro lado, el inicio de la etapa de rejuvenecimiento en Gran Canaria coincidió con una fase de transgresión marina (Lietz y Schmince, 1975) que formó los depó-sitos marino-costeros del Miembro Medio de la FDLP (Ballcels et al., 1992; Cabrera et al., 2008; Perez-Torrado et al., 2015). Volcanismo Subaéreo. Etapa de rejuvenecimiento Esta etapa comprende la actividad volcnica de los últi-mos 5.5 Ma y consta de dos fases principales: olcanis-mo Roque Nublo y olcanismo Post-Roque Nublo. El volcanismo Roque Nublo comenzó con erupciones estrombolianas localizadas en las reas central y sur de la isla. Hacia los 4.6 Ma, la actividad eruptiva se con-centró en el centro de la isla, construyendo un gran estratovolcn (el estratovolcn Roque Nublo –RN-) durante al menos un millón y medio de años (Perez- Torrado et al., 1995a; Perez-Torrado, 2008b). La activi- Mapa 2.a.3. Mapa geológico del rea delimitada para el paisaje cultural de Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria dad del estratovolcn RN comenzó con la emisión de una gran cantidad de lavas (basaltos alcalinos-basanitas a traquitas-fonolitas), algunos de cuyos ujos alcanzaron el mar, formando importantes deltas de lava en las zo-nas costeras N y NE de Gran Canaria (Perez-Torrado et al., 2015). Cuando el magma alcanzó composiciones traquítico-fonolíticas (hacia los 3.9 Ma), se produjo una intensa actividad eplosiva en las zonas sumitales del estratovolcn, produciendo depósitos ignimbríticos de tipo brechoide (Perez-Torrado et al., 1997). La actividad eruptiva del estratovolcn nalizó alrededor de los 2.9 Ma con la intrusión de domos fonolíticos (Guillou et al., 2004). La distribución y geometría del estratovolcn Roque Nublo (ms de 250 m3 en volumen) sugieren que este volcn pudo haber superado los 2500 m de altura, con ancos asimtricos denidos por etensas y suaves la-deras en el norte y cortas y pronunciadas en el sur (Perez-Torrado et al., 1995a; Perez-Torrado, 2008b). Múltiples deslizamientos gravitacionales destruyeron el estratovolcn RN, principalmente en los sus ancos me-ridionales, generando depósitos de avalancha a lo largo de unos 25 m (García Cacho et al., 1994; Mehl y Sch-minc e, 1999). Todos los productos (ujos de lava, ignimbritas de tipo brechoide y los depósitos de avalancha) del estratovol- Figura 2.a.12. Diagrama TAS (Total Alali vs. Silica) de clasicación de las rocas volcnicas. Obsrvese como las rocas volcnicas de los distintos estadios evolutivos de Gran Canaria, representados todos ellos en el paisaje cultural, abarcan todos los trminos litológicos de la serie alcalina (modicado de Carracedo et al., 2002; Perez- Torrado, 2008). cn Roque Nublo se canalizaron a travs de la red radial de barrancos ecavados durante la anterior etapa de in-actividad volcnica, dando lugar, con el paso del tiempo, a fenómenos de inversión de relieve. El volcanismo Post-Roque Nublo (apro. 3.5 Ma hasta el presente) se caracteriza por erupciones estrombolianas a lo largo de una dorsal ( ) de orientación NO-SE, con emisión de ujos de lava de composición basanítica a foidítica, formando secuencias de hasta 500 m de po-tencia (unos 20 m3 en volumen) que cubren etensas zonas de las laderas norte de la isla (Guillou , 2004). El periodo de actividad volcnica ms reciente en la isla se produjo durante el Holoceno (últimos 11700 años) con 24 erupciones baslticas monogenticas a lo largo del sector N y NE de Gran Canaria (Rodriguez-Gonza-lez , 2009). La mayoría de estas erupciones fueron de tipo estromboliano, pero tambin se produjo cierta actividad freatomagmtica eplosiva que formó peque-ñas calderas tipo El volcn de Bandama representa la última erupción de Gran Canaria, datada por medio de Carbono 14 en 1970 ± 70 años antes del presente (47 AC-123 AD fe-cha calibrada). Dado que los depósitos piroclsticos de caída de este volcn cubrieron herramientas aborígenes, la edad de la erupción de Bandama constituye un dato importante para los asentamientos humanos prehistóri-cos en la isla (Alberto Barroso y Hansen Machín, 2003). 2. La geodiversidad del Paisaje Cultural En primer lugar hay que mencionar que la geodiver-sidad del rea propuesta es la mayor de toda la isla de Gran Canaria, ya que en ella tienen representación todos los materiales de los distintos estadios evolutivos de la isla (Mapa 2.a.3). Esto tiene una implicación litoló-gica inmediata, ya que todo el espectro composicional de rocas volcnicas eistentes en la isla, que es el ms completo de todo el archipilago (e.g., Schmince, 1993; Carracedo , 2002) se haya presente (Fig. 2.a.12). No obstante lo anterior, hay ciertos elementos geoló-gicos que destacan sobremanera en el mbito y que, en consecuencia, sern descritos a continuación. Estos elementos geológicos son la Caldera de Tejeda, el cone-sheet, las brechas volcnicas Roque Nublo (ignimbritas de tipo brechoide) y las inversiones del relieve. Figura 2.a.13. El borde de la Caldera de Tejeda marcado por los depósitos hidrotermales de los “azulejos. Obsrvese como en un perl transversal, en el rea conocida como Fuente de los Azulejos, se muestra la disposición inclinada hacia el interior de la isla de la pared de la caldera y como los depósitos volcnicos intra-caldri-cos se acumulan contra ella. Fotografía Claudio Moreno La Caldera de Tejeda La Caldera de Tejeda representa la única caldera de co-lapso en Canarias para la que eiste un acuerdo cien-tí co general sobre su mecanismo de formación (Sch-minc e, 1967, 1973, 1993; Troll , 2002). Como se indicó en el apartado de evolución geológica, la Caldera de Tejeda se originó hace unos 14 Ma e inmediatamen-te comenzó su relleno por materiales flsicos de los grupos volcanoestratigrcos Mogan y Fataga, por lo que desde nales del Mioceno ya no tiene representa-ción geomorfológica como tal caldera. La caldera presenta una morfología elíptica en planta, dimensiones de unos 28 m en su eje mayor (NO-SE) y unos 20 m en su eje menor (NE-SO), y salto de falla estimado en unos 1000 m. En la actualidad sólo es observable su mitad occidental a lo largo de unos 30 m en los que, comúnmente, el contacto viene mar-cado por unos depósitos de alteración hidrotermales de vivos colores conocidos en la toponimia local como “Azulejos (Fig. 2.a.8). Una gran parte de este recorrido visible de los mrgenes de la caldera quedan engloba-dos dentro de la zona buffer del paisaje cultural solicita-do (ver mapas 2.a.2 y 2.a.3). Los mrgenes de la caldera, cuando aoran en sección transversal, muestran inclinaciones de 45-50º siempre hacia el interior de la isla y contra las que se acumu-lan los depósitos piroclsticos intra-caldricos que van siendo alterados hidrotermalmente, y de forma secuen-cial. Se han denido al menos 4 niveles de “azulejos lo que pone de maniesto que la actividad hidrotermal ligada a las fracturas del borde de la caldera se repitió en distintos periodos de tiempo (Cabrera , 2006; Donoghue et al., 2008). Las dimensiones de la Caldera de Tejeda y el enorme volumen ( 1000 m3) de materiales flsicos (riolitas peralcalinas-traquitas-fonolitas) ligados a su actividad resurgente no tienen comparación en otras islas oce- nicas en el mundo, siendo equiparables solamente a las calderas volcnicas formadas en los mrgenes de sub-ducción continentales (Schmince, 1993; Schmince Sumita, 2010). El Cone-sheet (complejo cónico de diques) El cone-sheet muestra en planta una distribución elípti-ca con unos 16 m en el eje mayor (E-O) y unos 12 m en el eje menor (N-S), ocupando, por tanto, una super- cie superior a los 110 m2 de la que sólo un tercio est cubierta por los materiales ms modernos del estadio de rejuvenecimiento (ver mapas 2.a.2 y 2.a.3). El conjun-to de diques traquíticos (los ms antiguos) y fonolíticos Figura 2.a.14. .Esquema geomtrico de la disposición en planta y perl del cone-sheet de Gran Canaria (modicado de Hernn y lez, 1980; Schirnic et al., 1999). Figura 2.a.15. Panormica del cone-sheet vista desde el mirador de la Mesa del Junquillo. Obsrvese como la inclinación de los diques va cambiando de una ladera a otra para converger hacia un foco común que estaría a varios ilómetros de profundidad. Se han marcado unos pocos de los múltiples diques que se observan como simple orientación para el lector. F. J. Prez Torrado (los ms modernos) que lo componen intruyen en los materiales intra-caldricos durante y despus de su acti-vidad volcnica (ca. 11.7-7.3 Ma). Asimismo, el intervalo medio para esta actividad intrusiva se ha calculado en unos 5-10 miles de años (a), mucho menor que los 50 a calculados para la actividad volcnica contempor- nea del grupo Fataga (Bogaard , 1988; Bogaard & Schmince, 1998; Schirnic et al., 1999). El volumen de material intruido en el cone-sheet se estima en unos 250 m3 lo que tuvo que provocar un abombamiento en el terreno en su rea de inuencia de unos 2 m (Schirnic , 1999). La densidad de los diques inyectados aumenta hacia sus zonas internas de inuencia, donde puede suponer ms del 90 lo que prcticamente imposibilita el reconoci-miento de la roca caja en la que intruyen. Los diques muestran una inclinación bastante constante de 40-45º, si bien en las zonas perifricas puede disminuir hasta los 30º. Hernn & lez (1980), basados en la distribución en planta y perl del cone-sheet estimaron que todo este enjambre loniano debía converger en un foco común situado a unos 2 m bajo el nivel del mar (Fig. 2.a.14), en la vertical del Roque Bentayga, aproimada-mente (ver mapa 2.a.3). Schirnic (1999) clasican ese foco común como lacolitos que se van epandien-do (cuando reciben inyecciones magmticas profundas) y contrayendo (cuando inyectan los diques) a lo largo del tiempo. El cone-sheet de Gran Canaria est considerado uno de los mejor epuestos en el mundo, con aoramien-tos que ofrecen ecepcionales eposiciones de ms de 1000 m de desnivel en el relieve y con escasa coberte-ra vegetal (Schmince, 1967, 1976, 1993; Hernn, 1976; Schirnic , 1999). Es comparable, por dimensiones y eposición de su estructura, al ejemplo prototípico de cone-sheets en Ardnamurchan (Escocia) donde esta estructura geológica fue denida por primera vez (An-derson, 1936). En conclusión, el cone-sheet junto a la Caldera de Tejeda en Gran Canaria pueden ser considerados monumentos geológicos ecepcionales a escala mundial (Schmince & Sumita, 2010). Prcticamente toda el rea de inuencia del cone-sheet se encuentra dentro de la zona del paisaje cultural, por lo que puede apreciarse en su total esplendor. Hay múltiples miradores, como el mirador de la Mesa del Figura 2.a.17. Detalles de las ignimbritas Roque Nublo. A) Carcter heteromtrico y polimíctico, donde se mezclan diferentes tamaños tanto de líticos (Lt) como de juveniles (Jv) englobados en una ma-triz cinerítica que actúa de cemento. Se observa tambin un molde vegetal (g). B) Erosión diferencial que genera un relieve típico de hoquedades a modo de tafonis (anco S de la Mesa de Acusa). C) y D) Improntas vegetales (muestras en Risco Caído). Claudio Moreno Figura 2.a.16. Panormica de los restos del antiguo estratovolcn Roque Nublo vista desde el mirador de la degollada de Becerra. Se obser-van partes de sus ancos S, N y O, delinendose el hipottico perl original que pudo tener el estratovolcn y el colapso gravitacional de su anco S. Asimismo, destacan en su anco O los procesos de inversión del relieve, de modo que los materiales del estratovolcn que en su día rellenaron valles ahora actúan de interuvios entre los actuales barrancos. F. J. Prez Torrado Junquillo, desde los que es posible observar como la inclinación de los diques va cambiando para converger hacia el foco común ubicado en el subsuelo (Fig. 2.a.15). El Estratovolcán Roque Nublo y sus ignimbritas de tipo brechoide Los restos del estratovolcn Roque Nublo son los gran-des dominadores del relieve que se observa en el pai-saje cultural, especialmente en su zona núcleo. Incluye todos los materiales que se sucedieron en la evolución del estratovolcn, desde los lvicos en su primera fase, hasta las ignimbritas brechoides en sus fases ms tardías eplosivas y, nalmente, los depósitos de avalancha vol-c nica ligados a los deslizamientos gigantes de sus an-cos meridionales. De hecho, el monolito Roque Nublo, símbolo paisajístico de las cumbres grancanarias, que da nombre al volcn y a todo el grupo volcanoestratigr- co, es un megabloque de uno de estos depósitos de avalancha volcnica (Figura 2.a.14). Como ya se eplicó en la historia geológica de Gran Canaria, todos los materiales emitidos desde el estrato-volc n Roque Nublo fueron encauzados en la red radial de paleobarrancos originados en el estadio de inactivi-dad volcnica. Hoy en día, fruto de la actividad erosiva, todos esos materiales quedan en relieves invertidos, formando las divisorias, mesas, cuchillos, etc de la actual red de barrancos (ver gura 2.a.16). Dentro de los materiales que formaron el estratovolcn Roque Nublo, las ignimbritas de tipo brechas volcnicas son las que ms destacan en el relieve por su particu-lar forma de erosionarse. Se originaron por la acción de densos ujos piroclsticos en erupciones eplosivas de tipo vulcanianas surgidas desde las zonas cratricas del volcn, localizadas aproimadamente en la vertical del rea ocupada hoy por los Llanos de la Pez (Perez- Torrado , 1997). El magma de estas erupciones eplosivas era de composición fonolítica, muy viscoso y en su ascenso interaccionaba con aguas subterrneas provocando violentas eplosiones que fragmentaban las rocas del conducto, así como el propio magma. El resul-tado eran densos ujos piroclsticos que impelidos por la energía cintica de los gases volcnicos, transporta-ban a ras del suelo y a grandes velocidades esta mezcla de fragmentos de rocas (líticos) y magma (juveniles) en el seno de una matriz cinerítica. Esta matriz cinerítica al poco tiempo de depositarse sufría transformaciones químico-mineralógicas, pasando los vidrios volcnicos originales a formar minerales del grupo de las zeolitas que actúan como cemento entre los distintos fragmen-tos (Perez-Torrado , 1995b). Así pues, las ignimbritas Roque Nublo se denen como un depósito fuertemente polimíctico (mezcla de frag-mentos de muy distintas naturalezas, juveniles y líticos) y heteromtrico (fragmentos de múltiples tamaños, des-de milimtricos hasta mtricos) cementados por una matriz zeolítica (Fig. 2.a.17). Obviamente, un depósito tan heterogneo sufre una erosión diferencial, ya que los distintos fragmentos ofrecen diferente resistencia a la erosión. Por ello el modelado erosivo de estas ignim-britas ofrece morfologías en oquedades a modo de ta-fonis (ver gura 2.a.17). Estas oquedades naturales fue-ron eplotadas en gran medida por los aborígenes, que construyeron muchas de sus cuevas en estas ignimbritas Roque Nublo. Finalmente, como aspecto singular a destacar es la gran Figura 2.a.18. Esquema de formación del proceso erosivo de inversión del relieve, común en terrenos volcnicos. er teto para detalles cantidad de improntas vegetales que se observan en al-gunos aoramientos de estas ignimbritas Roque Nublo (ver gura 2.a.17), especialmente en el rea de Risco Caído. Estas improntas vegetales serían el resultado del arrasamiento de bosques por la acción de esos ujos piroclsticos. Inversión del relieve Es un proceso que se da con cierta asiduidad en los terrenos volcnicos y que, en cierto modo, convierte el cauce de los barrancos en futuras divisorias. Este pro-ceso est esquematizado en la gura 2.a.18: a) en un primer estadio una erupción volcnica rellena parcial-mente el cauce de un barranco con ujos de lavas; b) cuando la erupción ha cesado y la lava ha petricado, el agua de escorrentía vuelve a intentar buscar su cauce, pero se encuentra que est invadido por una nueva roca que aún no ha sido meteorizada, por lo que ofrece una mayor resistencia a la erosión que las rocas ya viejas y meteorizadas que forman el sustrato. Por ello, las aguas de escorrentía empiezan a ecavar nuevos pequeños cauces a ambos lados de la nueva lava petricada; c) con el paso del tiempo (>10000-100000 años) los cauces Figura 2.a.19.. La Mesa de Acusa representa un ecepcional ejemplo del proceso de inversión del relieve. F. J. Prez Torrado → Figura 2.a.20. Pino canario en el camino de Chimirique a Hoya de la ieja con la pared de Ayacata al fondo. Esta pared est cincelada en los depósitos de avalancha volcnica del estratovolcn Roque Nublo. Javier Gil León se desarrollan ampliamente en nuevos barrancos y la lava petricada que en su día discurrió por el fondo de un barranco ahora actúa de divisoria entre los nuevos barrancos surgidos. Este proceso erosivo ocupa una gran parte del paisaje cultural, especialmente desarrollado en los materiales del estratovolcn Roque Nublo, como se comentó en el anterior apartado. El resultado nal es la formación de interuvios en rampas, mesas, etc. La mesa de Acusa, en el corazón del paisaje cultural, es un ejemplo ecepcio-nal de este proceso de inversión del relieve (Fig. 2.a.19). El rea propuesta que delimita el Paisaje Cultural de Risco Caído y los espacios sagrados de Montaña de Gran Canaria, alberga un espacio de coherencia ar-queológica que se asienta sobre un ambiente natural heterogneo, dividido por el eje imaginario, geológico, bioclimtico y ambiental, que sectoriza a la isla en dos en un eje diagonal que la recorre de NO a SE. Geoló-gicamente queda bien marcada con la mitad SO, llama-da Tamarn, donde dominan los Ciclos I y II de la fase constructiva de la isla, y la zona NE o Neocanaria, donde domina el volcanismo basltico del Ciclo III (Bourcart & Jeremine, 1937; Barcells ., 1990 a, b y c). Bioclim- ticamente ambas zonas se diferencian por el eje que imponen los Alisios húmedos, dominantes del NE, que junto a las precipitaciones diferenciales en una vertiente y otra y la cota (Del Arco , 2002; Del Arco & Gon-z lez, 2003), permiten una zonación ambiental que en su nivel ms amplio distingue la Alisiocanaria al NE de la erocanaria al SO (Prez-Chacón 1995). El rea propuesta aparece recorrida en su parte no-roccidental por este eje, quedando la cuenca media y alta de la Caldera de Tejeda, la zona alta del abanico uvial de Tirma y parte de Tamadaba bajo la inuencia del supra-ambiente erocanaria (ambientes Semirido del Sur y Oeste y Subhúmedo del Oeste); mientras que los escarpes del abanico uvial de Guayedra y Barranco Biodiversidad y paisajes naturales Figura 2.a.22. ista de la Montaña de Faneque desde los pinares genuinos del mbito de Tirma-Tamadaba, un paisaje que recrea el que antaño contemplaran los antiguos canarios. Javier Gil ← Figura 2.a.21. Farallones de los Riscos de Chapin, entre Artenara y Tejeda Cabildo de Gran Canaria de La Palma, el entorno de la comarca de Coruña-Luga-rejos y la vertiente norte de Tamadaba, quedan bajo la inuencia del supra-ambiente Alisiocanaria (ambientes Húmedo de Medianías y Húmedo de Cumbres). Desde el punto de vista de la vegetación y de la o-ra, los vestigios actuales nos permiten aproimarnos a los paisajes paleontológicos, a los antropológicos de la poca aborigen, a los potenciales de vegetación natu-ral y a los paisajes de vegetación actual. Aspectos estos esenciales a la hora de encauzar las intervenciones de mejora y rehabilitación ambiental del bien propuesto, incluyendo las eistosas acciones de reforestación que se han desarrollado en las últimas dcadas. 1. La dimensión paleontológica: la memoria de los paisajes primigenios del espacio. En el mbito del Paisaje Cultural la dimensión paleon-tológica viene directamente ligada a la Brecha olcnica Roque Nublo y a los depósitos sedimentarios fosiliza-dos por la misma, que se muestran en numerosos yaci-mientos por toda la isla (Prez Torrado, 2000; Marrero, 2013), y nos pone en evidencia la eistencia Pliocena de un paisaje boscoso y frondoso, especialmente en la vertiente de barlovento, pero no solamente, donde se pueden identicar pinos, hiedras, palmas, dragos, nume-rosas improntas foliares lauroides, etc. (Schmince 1967, 1968, 1976; Anderson ., 2009; Marrero, 2013). Schmince (1967, 1968) describe para Pajonales impre-siones de hojas de laurel, palmas y cañas de ‘tipo-bam-bú’. Anderson (2009) encuentra en El Hornillo- Berrazales frecuentes huellas de troncos, ramas, ramitas, hojas, frutoscpsulas, de Lauraceae o eudicotiledóneas y tallos y hojas de monocotiledóneas: gneros de Lau-raceae, (Ericaceae), (Aquifoliaceae) y (Araliaceae), frondas de helecho tipo y fragmentos de madera de Gimnosperma, posiblemente , y para Pajonales encuentra madera carboni-zada de . Marrero (2013) en yacimientos asociados tambin a la Brecha Roque Nublo en la vertiente nor-te de Gran Canaria encuentra improntas de , etc., y ms de una veintena de otros taones de difícil asignación. Finalmente, en las proimidades de Risco Caído, en Artenara, se han encontrado huellas de y sobre todo de adems de otras hojas lauroides por identicar. La coin-cidencia en el mismo espacio de improntas de lauroides junto con pinos, palmas u otras coníferas, desde las zo-nas de barlovento hasta Pajonales, ponen en evidencia la eistencia Pliocena de bosques frondosos mitos que rebasan con creces las delimitaciones actuales y per-miten interpretar un clima ms subtropical y húmedo entonces que en la actualidad (Marrero, 2013). El clima mediterrneo, donde se encuadra el clima actual de Ca-narias, se ha conformado en los últimos 2 millones de años (Ibñez, 2006), y la ora que compone actualmen-te el Monteverde o laurisilva es disarmónica por sus orí-genes en el espacio y tiempo, con elementos relictuales y otros ms modernos (ondrasov 2015). Hausen (1962) hacía nfasis en la importancia de los depósitos sedimentarios Pliocenos asociados a posibles formaciones lacustres que aparecen debajo de las dis-tintas capas de la Brecha Roque Nublo, en los cuales aparecen huellas de improntas vegetales. El almogarn de Risco Caído est tallado en estos depósitos sedi-mentarios y el conjunto arqueológico presenta a techo Figura 2.a.23. Impresiones paleontológicas de troncos de los anti-guos bosques de lauroides Pliocenos, en el entorno de Cuevas de la Paja, Barranco Hondo. Águedo Marrero Figura 2.a.24. o drago de Gran Canaria, espe-cie presente en el mbito y endmica de la isla de Gran Canaria, emparentada con el drago, , y otras especies de del este de África.. Águedo Marrero una potente Brecha que a travs de las huellas y huecos de troncos incrustados evidencian la debacle que para la biota de Gran Canaria supuso el desmantelamiento del estrato-volcn Roque Nublo (Marrero & Francis-co Ortega, 2001; Marrero, 2013), lo que constituye una singularidad paleobotnica ecepcional en el volcanis-mo insular. La evidencia de tales procesos con las im-prontas fosilizadas en paredes y techos de sus viviendas hace pensar que de alguna forma pudieron incidir en la percepción simbólica y en el mundo cosmogónico de los aborígenes, ms cuando fueron testigos directos de erupciones volcnicas activas. 2. El paisaje de los aborígenes. ¿Como era? y ¿cómo ha evolucionado?. Aproimarnos al paisaje natural del entorno de los asen-tamientos prehispanos en el rea propuesta es aproi-marnos a la vegetación potencial de ese entorno. Esta se puede abordar desde: a) el conocimiento de los re-lictos de vegetación actual, b) la sectorización ambiental (Snchez (Coord.), 1995), c) la interpretación de los datos bioclimticos (Del Arco 2002, 2006; Del Arco & Gonzlez 2003; Del Arco & Rodríguez, 2003) y d) el anlisis de los depósitos de los sitios arqueológicos desde la arqueobotnica (carpología, antracología, pali-nología) y geoarqueología. Como resumen, el rea incluida en el Paisaje Cultural y en la zona de amortiguamiento albergaría: bosques de laurisilva en la vertiente norte (Risco Caído, Las Hoyas-Lugarejos, zonas altas de Guayedra-Tamadaba), de pinares en cumbres y vertientes de sotavento (Mo-riscos- Cuevas del Rey, Tirma, Tamadaba, Bentaiga-Tejeda, Artenara), y de formaciones termoesclerólas en las cotas medias de la cuenca de Tejeda (Parralillo, Mesa de Acusa, laderas de Altavista-Tirma, y laderas de Gua-yedra). Adems de estas habría que añadir las comuni-dades riparias o de fondos de barrancos y las rupícolas. Todas estas comunidades y tipos de hbitats presentan valores añadidos ya recogidos en el Aneo I de la Di-rectiva 9243CEE, denominada Directiva Hbitats (ver Aneo 1). Desde el punto de vista bioclimtico, todo el Archipila-go Canario queda comprendido dentro del macrobio-clima Mediterrneo (Rivas-Martínez , 2001, 2002; Del Arco 2002), desglosado en diferentes biocli-mas dependiendo de los termotipos y ombrotipos (Del Arco 2002, 2006; Del Arco & Gonzlez 2003). En el Aneo 2 se recoge una sinopsis de las comunidades tosociológicas implicadas en el espacio considerado. Vegetación Potencial, ambientes y bioclimas. ALISIOCANARIA (sin inci-dencia directa de los Alisios). Ambiente de Transición bajo, entre 700-800 m de cota, con precipitaciones de 300-500 mm anuales, bioclimas Inframediterrneo rico semirido-superior y Termo-mediterr neo rico semirido-superior. Acebuchales, almacigales y jarales de con tomillos ( spp.), de los escarpes bajos de Guayedra y del norte de Altavista-Tirma. y probablemente y otras arbustivas como o (con incidencia directa de los Alisios). a) s: Ambiente de Transición alto, entre 800-900 (1000) m de cota, precipitaciones de 300-500 Figura 2.a.25. El brezo especie arbórea presente en el pinar húmedo de Tamadaba.. Águedo Marrero Figura 2.a.26. endemismo de las islas centrales de Canarias, en el entorno del Roque Nublo. Águedo Marrero mm anuales, bioclimas Inframediterrneo y Termome-diterr neo pluviestacional seco. Bordes septentrionales de Tamadaba-Guayedra y en las estribaciones del norte de Altavista-Tirma), bosquetes lauroides de etc. b) : Ambiente Hú-medo de Medianía, entre 700-1400 m de cota, preci-pitaciones de 600-900 mm anuales, con bioclima Ter-momediterr neo y Mesomediterrneo pluviestacional subhúmedo, de la laurisilva propiamente dicha y del fayal-brezal. Barranco Hondo-Coruña-Lugarejos y zonas ms umbrías de Guayedra-Tamadaba. Dentro de los ba-rrancos y hacia las cotas altas vendría dominado por las formaciones lauroides (laurisilva), que en los fondos de barranco vendrían conformados en bosquetes en gale-ría de saos (saucedas), con otras lianoides como , etc. 3. (sin incidencia directa de los Alisios) Ambiente Húmedo de Cumbre, entre 1400-1950 m de cota, precipitaciones entre 800-1200 mm anuales. Pisos bioclimticos Mesomediterrneo-inferior pluvies-tacional subhúmedo y húmedo, y Mesomediterrneo-superior pluviestacional subhúmedo y húmedo. Pinares cacuminales que afectan a la parte alta de Riscos de Chapín-Cueva Caballero y entorno del Roque Nublo. Pinares con escobonales, retamares o codesales, con , adems de o Aquí tambin incluimos los pinares mitos de Tamadaba, con o . EROCANARIA , en la cuenca media de Tejeda y Tirma. Ambiente Semirido del Sur y Oeste, entre 400-800 m de cota, y precipitaciones de 200-500 mm anuales. Pisos bioclimticos Inframediterrneo rico semirido-supe-rior, Termomediterrneo rico semirido y Termome-diterr neo pluviestacional seco inferior. Caracterizados por los palmerales, sabinares mitos con pinos, o ma- Mapa 2.a.4. Mapa de egetación potencial de la zona, que se aproima a las características que tuvo este mbito en la poca aborigen. Fuen-te cartogrca: Gobierno de Canarias. Fuente: Gobierno de Canarias torrales de jaras con tomillos. Entornos del Parralillo y Siberio, Mesa del Junquillo, bordes de Acusa y cotas medias de Altavista-Tirma. subsp. y , y un cortejo de especies arbustivas y matas leñosas que incluyen , etc., y la notable o singular presencia del drago de Gran Ca-naria . Ambiente Subhúmedo del Oeste, entre 800-1400 m (1600 m) de cota. con precipitaciones entre 400-600 mm. Pisos bioclimticos Termomediterrneo pluviesta-cional, seco y subhúmedo y Mesomediterrneo-inferior pluviestacional seco. Pinares secos de sur y mitos de sabinares, en la cuenca de Tejeda, Inagua-Pajonales, Al-tavista- Tirma, sotavento de Tamadaba y cabecera de la cuenca de Tejeda. Pinares con matorrales mesólos en sotobosques y matorrales abiertos: escobonales, jarales-hogarzales y retamares. Escobón del sur y el jaguarzo, subsp. y , y otras especies como el poleo , etc. Azonales pero características de riscos, paredones y escarpes, frecuentes por toda la zona, con profusión de especies de las familia Crassulaceae y Compuestas, adems de otras. En las zonas ms elevadas pasteles de risco y bejeques, o lechugones como , y especies de otras familias como o . En las zona medias lechugones y alpispillos como S y otras especies de , etc. Azonales dependientes del agua aorante, como las saucedas del sao canario , con frecuen-cia acompañados por zarzales de la zarza canaria o juncos ( ), o comunidades de culantrillos y tostoneras, etc. El paisaje de los aborígenes Est corroborado que la población aborigen de Gran Canaria, aunque disponían de ganado, desarrolla una dieta esencialmente cerealista, sustentada en cereales e higos, ricos en hidratos de carbono. En concordancia con los estudios de paleodieta, la carne pudo tener un carcter ecepcional. Practicaban una agricultura prin-cipalmente de cebada y en menor cuantía trigo, pero tambin legumbres como lentejas, habas y arvejas. La mayor parte de las tierras de labor se concentraban en la costa y medianía del sector norte y este, siendo la franja termoescleróla la ms ocupada. Tambin eran recolectores de frutos de al menos: palma canaria, alm- cigo, mocn, biccaros, leñabuena, balos y zarzas, y para otros usos recolectaban: retama blanca, codeso y algu-na laurcea, entre otras (Morales Mateos, 2006; Jim- nez Gonzlez, 1999). Las plantas recolectadas, aunque escasas en la dieta, fueron importantes como recursos para otras actividades: hogares, forraje, utensilios o gui-saderos. Los ms de mil quinientos años de ocupación abori-gen en Gran Canaria debieron afectar lógicamente a la biodiversidad eistente en la isla. Pero dicho impacto debió ser reducido, como se inere de los primeros eploradores y cronistas, así como de los datos arqueo-lógicos (Cabrera, 2001; Morales Mateos, 2006). Adems, Figura 2.a.27. Espectacular cardón ( ) localizado en Tirma, especie declarada como uno de los dos símbolos naturales de la isla de Gran Canaria. Cabildo de Gran Canaria Figura 2.a.28. Sauceda de en galería, siguiendo el cauce del Barranco de Tejeda, con palmerales y pinares entre vegetación termoescleróla, muestra de la diversidad de ecosistemas presentes en el paisaje sagrado. Águedo Marrero superponiendo el rea de nieblas de los Alisios al mapa arqueológico de Gran Canaria de Jimnez Gonzlez (1999), se observa como las zonas de Monteverde apenas fueron eploradas por los aborígenes (Marrero, 2008). Con todo lo dicho, se puede inferir que la vegetación boscosa en el entorno aborigen era muy similar a la vegetación potencial ms arriba descrita, la cual había sido muy poco o nada alterada, a ecepción de las zo-nas inmediatas a los poblados donde se practicaba una agricultura de policultivos en bancales y terrazas, con la higuera como único frutal cultivado y una ganadería limitada, donde el uso recolector en el monte era en todo caso sostenible. 3. El paisaje y la biodiversidad actuales. Características principales y valores. Gran Canaria, y en concreto el territorio delimitado por el bien propuesto, ha soportado una intensidad de uso diferenciada desde la ocupación aborigen hasta la actua-lidad: moderada en el entorno inmediato a los poblados de la cultura aborigen, intensa a partir de la conquista, mima hacia la mitad del s. y moderado-residual en la actualidad, como consecuencia de la terciarización de la economía insular y del paulatino retroceso de la agri-cultura y la ganadería, y consiguientemente de la presión territorial. En el rea en cuestión se integran dos espacios que mantienen un nivel alto de conservación de los pinares genuinos y de su biodiversidad: Tamadaba-Tirma, con pinares remanentes potenciados por diversos progra-mas de repoblación y reforestación, zona incluida en el Parque Natural de Tamadaba, y los pinares de Pajonales- Ojeda-Inagua, con apoyos de reforestación, incluidos en la Reserva Natural Integral de Inagua (zona de amorti-guamiento). A estos se añaden los pinares de la cumbre, regenerados desde distintos programas de reforesta-ción, presentando actualmente un buen estado, cobi-jando en sotobosque muchos de los endemismos de la cumbre de la isla (Prez de Paz ., 1994). En riscos y escarpes se mantienen comunidades propias genuinas, sirviendo adems como refugio de otras especies que se han visto limitadas en zonas ms accesibles, ofrecien-do en conjunto altos niveles de biodiversidad. Así ocu- Mapa 2.a.5. Mapa de la vegetación actual simplicado en el mbito. Fuente: cartogrca: Gobierno de Canarias. Elaboración propia. rre en los escarpes de Tamadaba-Guayedra, Riscos de Chapín y del Nublo o en los escarpes y roquedos de los entornos de Inagua o de la propia cuenca de Tejeda- Artenara. En el resto de esta cuenca la reducción de las activi-dades de pastoreo y agrícolas han dado lugar a la re-generación de sucesiones ecológicas con la formación de densos retamares ( ), matorrales de tabaiba amarga, ( ), taginastales ( ) y en las zonas ms umbrías escobo-nales, con una alta densidad de endemismos canarios, entremezclados con las antañas plantaciones de fruta-les, principalmente almendreros, que en algunas laderas y barrancos forman autnticos bosquetes. En los en-tornos inmediatos a los núcleos urbanos principales se mantienen terrazas de cultivos de frutales y huertas. En la zona de Barranco Hondo y Lugarejos, apenas han quedado vestigios de la laurisilva en fondos de barrancos y riscos inaccesibles, siendo una comarca de intenso uso agrícola, tanto en bancales de ladera como en los lomos. Sin embargo, el abandono agropecuario ha dado lugar a la regeneración de escobonales de escobón blanco ( subsp. intercalados con diversos frutales, que en la ladera derecha de e- posición meridional dejan espacio a la proliferación de las pitas ( ) introducida como forrajera y por sus bras cordeleras. La recuperación como se-gunda vivienda de las casas, en general trogloditas, ha favorecido el rescate de algunos bancales, “bocados o terrazas para una agricultura de n de semana. Pero los pastizales de lomos y laderas han ido perdiendo areal a epensas del matorral de ora autóctona (retamares, escobonales, etc.) que poco a poco van rompiendo su consolidación. Aspectos destacados de la ora y fauna del Paisaje Cultural A pesar de las transformaciones ambientales a lo largo de cinco siglos y gracias a la contribución de los espacios mejor conservados o recuperados en el mbito, como es el caso de Tamadaba-Tirma, o a los lugares de refugio que ofrecen los escarpes y roquedos y, en cierta medi-da, a la recuperación natural como consecuencia de la reducción de la presión antrópica, en el espacio delimi-tado para el Paisaje Cultural se encuentran representa-dos un total de 163 taones endmismos de Canarias (130 sp., 33 subsp.), que se elevan a 183 endemismos macaronsicos (150 sp., 34 subsp.). Esta riqueza orística viene desglosada en: 63 taones endmicos de Gran Canaria (48 especies, 15 subes-pecies); 100 taones endmicos de Canarias (82 sp., 18 subsp.) y 21 endemismos Macaronsicos (20 sp., 1 subsp.), a los que se añaden 10 taones de inters para las comunidades (9 sp., 1 subsp.), conformando una par-te importante del ecepcional acervo de biodiversidad de Canarias, España y la Macaronesia (Aneo 3). De estos taones al menos 28 se encuentran afectados por algún tipo de amenaza (LEY 42010, de 4 de junio, del Catlogo Canario de Especies Protegidas), 7 “en peligro de etinción, 8 “vulnerables, 7 son “de inters para los ecosistemas canarios y 1 es de “protección especial. Adems, otras 5 especies vienen recogidas en el Cat- logo Nacional (er Aneo ). En el Pinar de Tambada, así como en otros mbitos de pinar en la zona de amortiguamiento, sobresalen dos Figura 2.a.29. Imagen del proceso actual de recuperación de la vegetación autóctona en el mbito del Paisaje Cultural, en este caso a epensas del castañar. Águedo Marrero Figura 2.a.30. , otra de las epresiones de la riqueza orística del espacio, localizada en los dominios de la laurisilva y el pinar, y con acepciones medicinales tradicionales. Águedo Marrero especies de aves endmicas de gran relevancia, el pin-zón azul de Gran Canaria ( ) y el picapinos ( ), que tienen aquí poblaciones en buen estado de conservación. Tambin se cuenta con una importante representación de artró-podos endmicos. En estas condiciones no es de etrañar que precisa-mente el mbito de Tamadaba, incluido en gran parte en el Paisaje Cultural descrito, sea el ms importante punto caliente de la biodiversidad de Gran Canaria, seguido por los espacios de Cruz de Tejeda-Risco Chapín, Bre-zal- Barranco Oscuro, Maspalomas, Ayagaures, Riscos de Tirajana, Tenteniguada y Güigüí, tal y como se describe en el Atlas de biodiversidad de Canarias (Martín, 2010). La biodiversidad que alberga el espacio se ve reeja-da en su estatus de protección, ya que la totalidad del mismo se encuentra inserta en algunas de las guras de la Red de Espacios Naturales Protegidos de Canarias (ENP), y la mayor parte se encuentra incluida en la Red Natura 2000, solapndose las dos directivas de aplica-ción a una buena parte del territorio, y destacando ade-m s la presencia de hbitats de inters comunitario (ver capítulo 5.b.i). En denitiva, esos datos sitúan el mbito del bien pro-puesto y su rea de inuencia como un lugar de e- traordinaria riqueza e inters para la conservación y estudio de la biodiversidad, que alberga una tasa de en-demismos y especies protegidas sin paragón, si la com-paramos con la mayor parte de las reas protegidas continentales del norte de África y sur de Europa. Figura 2.a.31. Pinzón Azul de Gran Canaria ( ), en peligro de etinción según el Catlogo Nacional de Especies Amenazadas y considerada especie prioritaria para la designación de ZEPAs en la Directiva Aves de la UE. En la actualidad, su población est restringida a sólo dos núcleos: Tamadaba e Inagua, Ojeda y Pajonales (zona de amortiguamiento). Colectivo Ornitológico de Gran Canaria. Figura 2.a.32. La aplicación de las políticas de conservación y reforestación de las últimas dcadas, est dando como resultado la progresiva recuperación de las masas de pinar canario en el espacio y en la zona de amortiguamiento. Javier Gil León Catálogo de endemismos de plantas endémicas en el Paisaje Cultural “Risco Caído y los espacios sagrados de de montaña de Gran Canaria”
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Calificación | |
Título y subtítulo | Paisaje cultural de Risco Caido y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria. Propuesta de inscripción en la Lista de Patrimonio Mundial |
Autores secundarios | José de León Hernández, Director de la candidatura. Cipriano Marín Cabrera, Coordinador de la Candidatura. Julio Cuenca Sanabria, Director científico. Juan Antonio Belmonte, Michel Cotte, Clive Ruggles, asesores principales. Juan Antonio Belmonte Avilés (astronomía cultural y análisis comparativo), Ahmed Boukouss (análisis comparativo de la cultura amazige), Jose M. Corcuera Álvarez de Linera (medio rural), Sarai Cruz Ventura (patrimonio oral), Julio Cuenca Sanabria (astronomía cultural, mundo troglodita, manifestaciones rupestres, paisaje arqueológico), Antonio Javier Domínguez Medina (paisajes históricos del agua), Antonio Tejera Gaspar (simbología y ritos), Carlos García (planeamiento), José Carlos Gil (arqueoastronomía y SIG), Javier Luis Gil León (trashumancia, medio rural), Carlos Jesús Gil Sarmiento (topografía, fotogrametría), Oswaldo Guerra Sánchez (imaginario cultural), José Guillén Medina (santuarios pintaderas, idolos, creencias), Jean Pierre Duhard (triángulos púbicos), José de León Hernández (historia y evolución, espacios sagrados, poblamiento y plan de gestión), José A. Luján Henríquez (costumbres y cuevas), Cipriano Marín Cabrera (análisis comparativo, descripción, celaje, adaptación y dirección de las contribuciones), José Miguel Márquez Zárate (arquitectura sagrada, conocimiento aborigen), Águedo Marrero Rodríguez (biodiversidad y paisajes naturales), Jacob Morales (graneros y análisis genético), Jorge Onrubia Pintado (historia, evolución y análisis comparativo), María Antonia Perera Betancort (inscripciones alfabéticas, arte rupestre y arqueoastronomía), Francisco José Pérez Torrado (geodiversidad y paisajes), Pedro Quintana Andrés (fuentes documentales, reconstrucción histórica), José Yeray Rodríguez Quintana (tradición oral), Ricardo Santana (arquitectura y paisaje troglodita), Jonathan Santana Cabrera (patrimonio funerario), Renata Springer (inscripciones líbico-bereberes), Orlando Torres (patrimonio asociado al agua). Narciso Castañeda Rodríguez (cartografía), José Antonio González Navarro (patromonio cultural, etnografía y fuentes documentales), Juana Hernández García (patrimonio cultural, promoción y difusión), Claudio Hernández Rodríguez (medio ambiente, toponomia y red de senderos), Marifé de León de Juan (Turismo), Ángel Antonio López Navarro (tourism), José Luis Moreno (patrimonio cultural - cartografía), Marta Moreno García (medio ambiente), Jacinto Ojeda Morales (patrimonio cultural - documentación), Pilar María Pérez Suárez (medio ambiente - reserva de la biosfera), Octavio Pineda Domínguez (patrimonio cultural - revisión), Carlos Ríos Jordana (ordenación territorial - planeamiento), Esther Rivero Ventura (planeamiento - cartografía), Carola Rodríguez Marín (participación ciudadana), Marta Rodríguez Padilla (documentación), José del Rosario Godoy (patrimonio cultural - documentación), Carlos Santana Jubells (documentación - bibliografía), Gonzalo Santana Medina (patrimonio cultural - análisis de la propiedad), Pedro Suárez Moreno (agricultura y ganadería). MCC Heritage (coordinación y asesoría), Fundación Starlight (asesoría), Proyectos Patrimoniales Canarios, S.L. PROPAC (manifestaciones rupestres, estudios de conservación), Insula, Innovación y Sostenibilidad (cartografía y análisis espacial), EDEI (sistema de gestión y participación), Vicente Soler Javaloyes (análisis microclimático y sísmico - CSIC), Kevin Soler Carracedo (geofísica), Sonia Cascajar (análisis geológico), Agustín Casassa (diseño), Yaiza Fernández Reyes (cartografía - mapas), Ismael Solaz Alpera (análisis geológico), Víctor Gómez Díaz (análisis geológico), Peter Tanner (Instituto Torroja – CSIC), Fernando Álamo Torres (fotogrametría y escáner), Internacional Geophysical Tecnology, S. L. (conservación), Pintadera Asesores Integrales, S.L. (asesoría técnica y mapas), Juan Manuel Santos Herrera (maquetación del expediente), Uriel & Asociados, S. A (estudios geológicos), La Coctelera Films (videos y timelapse), Daniel González Rodríguez (biodiversidad e interpretación). |
Tipo de documento | Libro |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 2018 |
Páginas | 546 p. |
Materias |
Arqueología UNESCO Patrimonio Risco Caido (Gran Canaria) |
Enlaces relacionados | Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria, Patrimonio Mundial de la UNESCO: https://mdc.ulpgc.es/cdm/search/collection/mdci!MDC/searchterm/Risco%20Ca%C3%ADdo%20(Gran%20Canaria)/field/subjec/mode/exact/conn/and/order/nosort |
Texto | de Elaboración de la propuesta CABILDO DE GRAN CANARIA Propuesta de Inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial 2018 El Cabildo de Gran Canaria gestiona el importante patrimonio histó-rico conserado en nuestra isla deende la mima protección de todos los espacios bienes catalogados En el conteto de la Conen-ción del Patrimonio Mundial de la UNESCO, este Gobierno de la Isla decidió promover, en el mes de diciembre de 2014, la inscripción del Paisaje Cultural de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria, en la Lista del Patrimonio Mundial, en colaboración con el Gobierno de Canarias y con el apoyo de los responsables del Estado español. El Paisaje Cultural alberga un conjunto de manifestaciones y obras bien conservadas pertenecientes a una cultura insular desaparecida que evo-lucionó en aislamiento a partir de la presencia, al principio de la Era, de los primeros bereberes o amaziges de procedencia norteafricana, hasta su conquista por la Corona de Castilla a nales del siglo . Esto al margen de algunos espordicos contactos con las islas, en el siglo I, de los marinos del sur de Europa en busca de las nuevas rutas de las especias y del comercio de esclavos, sin ninguna inuencia destacable en nuestro mbito. El Paisaje Cultural propuesto ocupa una etensa zona montañosa del centro de nuestra isla que alberga valores nicos en el seno de la colosal Caldera de ejeda, una tempestad petricada como la denominó D. Miguel de Una-muno. Se trata de un ejemplo ecepcional que representa la odisea de las culturas insulares del planeta y que acoge las huellas de un proceso cultural nico que evolucionó en aislamiento por ms de mil quinientos años a partir de sus raíces bereberes, en el norte de África, y que aspira ahora a convertirse en nuevo paradigma de la evolución histórica y cultural de la humanidad. Hablamos de unos parajes donde los antiguos canarios fueron capaces de crear su propia visión de las montañas sagradas: uniendo el cielo y la tierra, integrando el celaje en su cosmología, como así lo demuestran los almogarenes o santuarios de Risco Caído y el Bentayga con claras connotaciones astronómicas. Un paisaje en donde estos mis-mos pobladores grabaron en las rocas su percepción espiritual y crearon asentamientos trogloditas espectaculares y complejos, colgados de riscos y farallones, creando una tradición que sigue viva y que ha convertido la casa cueva en un símbolo de orgullo e identidad para habitantes de este espacio. A ello se suman las pervivencias de tradiciones y usos ancestrales del territorio como la trashumancia, el cultivo en bancales o el manejo del agua, haciendo de este paisaje un libro abierto que versa sobre formas inteligentes y respetuosas del uso sostenible del territorio y del valor que hoy posee su etraordinario patrimonio natural y cultural. Es pues un espacio que permitir consolidar la alianza entre el pasado y el futuro, aportando conocimiento, ciencia, creatividad y economías de calidad. Un paisaje de todos, que seguir siendo sagrado en los tiempos modernos, como lugar de reeión, y que trata de ser modlico en relación a las aspiraciones de la UNESCO en todos los aspectos relativos al desarrollo sostenible. En una isla que ha sufrido los avatares del desarrollo turístico intensivo y de masas, resulta sorprendente que este paisaje, y los valores que alberga, se hayan mantenido bien conservados en tiempos convulsos (una parte impor-tante de su territorio ha sido declarada Reserva de la Biosfera). Y esto se debe fundamentalmente a sus pobladores, Prefacio que han sabido mantener este patrimonio con el paso de los años y que siguen enriquecindolo. La propuesta de inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial ha partido realmente de su eperiencia y voluntad. Podemos decir que la propuesta de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña concita hoy el respaldo un- nime de las fuerzas políticas y de la sociedad civil, en un meritorio consenso que ejemplica sobre todo la altura de miras de una sociedad que es capaz de poner el futuro, y las generaciones que vendrn, en el lugar principal de las acciones y decisiones que tomamos hoy. La Declaración de las Cumbres de ejeda de 201 ha sido la epresión que consolida este compromiso, a la que se han sumado todos los representantes institucionales locales e insulares, sin distinción. Un compromiso que deja claro que la propuesta de inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial no es un n, sino fundamentalmente una herramienta que contribuir a mantener y orientar la gestión de este legado universal para las generaciones presentes y futuras. Los Sitios del Patrimonio Mundial son, sin duda, lugares y epresiones de ecepcional importancia para toda la hu-manidad que trascienden las fronteras nacionales, el tiempo y los continentes. En este conteto, y siendo conscientes de la responsabilidad contraída con la preservación de este legado, el Cabildo de Gran Canaria, competente en la gestión cultural y ambiental del territorio nominado, lleva tomando desde hace mucho tiempo todas las disposicio-nes nancieras, administrativas, jurídicas y de capacitación, necesarias para garantizar este compromiso a lo largo del tiempo. Si algo viene demostrando el creciente y eponencial apoyo a esta iniciativa, y la demanda social por disfrutarlo, es que ha calado en el alma de nuestra gente. Se ha convertido en un nuevo elemento de identidad, que no sólo contiene la mirada del pasado, sino las buenas cosas que somos capaces de hacer hoy para que sean motivo de satisfacción mañana. Estoy convencido de que nuestra candidatura aporta elementos que permitirn incrementar la representatividad y el mejor equilibrio de la Lista del Patrimonio Mundial. Una candidatura en la que se reejan muchas voces, como las del mundo bereber, pero especialmente la de las islas, territorios atrapados entre el cielo y el mar. Antonio Morales Méndez Índice .................................................................................................................................................................. 9 ..................................................................................................................................................................... 17 1.a País ............................................................................................................................................................................ 19 1.b Estado, Provincia, Región ............................................................................................................................... 19 1.c Denominación del bien ................................................................................................................................. 19 1.d Coordenadas geogrcas .............................................................................................................................. 16 1.e Mapas y límites ................................................................................................................................................... 16 1.e Área del bien propuesto y zona de amortiguamiento ................................................................ 24 .................................................................................................................................................................................................. 25 2.a Atributos y Componentes del Paisaje Cultural 2.a.i. El Paisaje Cultural y sus atributos ............................................................................................................. 29 2.a.ii La geodiversidad de las montañas sagradas ......................................................................................... 37 2.a.iii Biodiversidad y paisajes naturales. .............................................................................................................. 49 2.ai.iv El paisaje y el celaje de los espacios sagrados. ..................................................................................... 61 2.a.v La cultura troglodita en las montañas sagradas. ................................................................................. 69 2.a.vi Santuarios, símbolos, grabados y otras manifestaciones rupestres. ......................................... 109 2.a.vii Los atributos relacionados con la cultura astronómica. .................................................................. 127 2.a.viii La huella etnogrca en el territorio. ..................................................................................................... 157 2.a.i Delimitación del bien y características de la zonicación ........................................................... 195 2.a. Glosario .................................................................................................................................................................. 205 2.b Historia y Evolución 2.b.i Culturas insulares que emergen del Magreb bereber .................................................................. 211 2.b.ii Historia y evolución de una cultura aborigen aislada ................................................................... 213 2.b.iii Las montañas sagradas como refugio .................................................................................................... 217 2.b.iv El Calendario de los antiguos canarios .................................................................................................. 221 2.b.v La pervivencia de los cielos de los aborígenes ................................................................................. 229 2.b.vi Las epresiones de la astronomía cultural en el conteto del Magreb bereber .......... 243 2.b.vii La perspectiva de gnero ............................................................................................................................. 258 2.b.viii Espiritualidad y religiosidad popular en el mbito ........................................................................... 261 2.b.i El mundo funerario en la Gran Canaria prehispnica y en el bien propuesto ............... 265 2.b. Los bosques de las montañas sagradas: ritos y festejos a travs de la historia .............. 268 2.b.i La evolución histórica del bien a travs de las fuentes y de la investigación ................... 273 2.b.v El imaginario cultural: simbología e iconografía de los espacios sagrados de montaña 273 ............................................................................................................................................... 296 3.1.a Síntesis ................................................................................................................................................................... 301 3.1.b Criterios de aplicación ............................................................................................................................... 305 3.1.c Declaración de integridad ....................................................................................................................... 307 3.1.d Declaración de autenticidad .................................................................................................................. 309 3.1.e Requisitos de protección y gestión .................................................................................................. 312 3.2. Anlisis Comparativo ............................................................................................................................................................. 315 3.2.a Introducción y metodología ........................................................................................................................ 317 3.2.b Marco temtico relativo a la astronomía cultural ............................................................................ 323 3.2.c Hbitat troglodita y arte rupestre ............................................................................................................. 337 3.2.d cnicas y usos del territorio ....................................................................................................................... 347 3.2.e Signicados globales del Paisaje Cultural ............................................................................................... 351 3.2.f Comparativa regional y local ........................................................................................................................ 365 3.3. Declaración propuesta de alor Universal Ecepcional ............................................................................... 379 ......................................................................... 385 4.a Estado de conservación actual ............................................................................................................ 387 4.b Factores que afectal al bien .................................................................................................................... 393 ............................................................................................................................................... 415 5.a Derechos de propiedad ............................................................................................................................ 419 5.b Situación Jurídica ............................................................................................................................................ 423 5.c Medios para la aplicación de las medidas de protección .................................................. 447 5.d Planes eistentes relacionados ............................................................................................................. 449 5.e Plan de gestión del bien ............................................................................................................................ 457 5.f Fuentes y niveles de nanciación ....................................................................................................... 461 5.g Fuentes de especialización y capacitación ................................................................................... 463 5.h Servicios para visitantes y estadísticas ............................................................................................ 465 5.i Políticas y programas relacionads con la promoción del bien ..................................... 469 5.j Dotación de personal ................................................................................................................................ 481 ................................................................................................................................................................................................. 483 6.a Indicadores del estado de conservación ...................................................................................... 485 6.b Disposiciones administrativas para la supervisión del bien ............................................ 488 6.c Resultados de ejercios anteriores ...................................................................................................... 489 ..................................................................................................................................................................................... 493 7.a Fotografías, enlaces y otros materiales audiovisuales .......................................................... 495 7.b Documentación relativa a la sitiuación jurídica, planes y gestión del bien ........... 507 7.c Registros e inventarios ............................................................................................................................... 511 7.d Direcciones de inventario, registro y archivos .......................................................................... 513 7.e Referencias y bibliografía citada ........................................................................................................... 515 .......................................................... 535 ........................................................................................................... 541 ............................................................................................................................................... 545 Pais España Estado, Provincia o región Comunidad Autónoma de Canarias, Isla de Gran Canaria. Región Geogrca: Africa Región Biogeogrca: Macaronesia. Name of Property Paisaje Cultural de Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria Coordenadas geogrcas Descripción textual de los límites del bien propuesto El bien propuesto se encuentra en el corazón montañoso de la Isla de Gran Canaria, abarcando la totalidad de la Cuenca de Tejeda, incluyendo sus escarpes y acantilados, el Macizo de Tamadaba, así como el cauce y laderas de Bar-ranco Hondo. La totalidad del bien propuesto y de la zona buffer se encuentra incluida en la Caldera de Tejeda que conforma el límite escnico y natural del paisaje cultural, y cuyo centro geogrco y simbólico es el Roque Bentayga. Mapas DIN A4 del bien propuesto, que muestra sus límites y zona de amortiguamiento See the net pages for the maps of the scope of the nominated property and buffer zone Mapa 1.1. General Ámbito del bien propuesto y zonicación, incluyendo las denominaciones de los atributos ms representativos y mbitos geogrcos relevantes. Mapa 1.2. onicación, toponimia y entidades de población. Ámbito del bien propuesto y entidades poblacionales, incluyendo la toponimia de parajes y asentamientos pobla-cionales dispersos. Criterios en que se basa la propuesta de inscripción El Paisaje Cultural de Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria cumple con los criterios de inscripción (iii) y (v) Caldera de Tejeda 27 59 7.723 N 15 38 15.168 O Artenara 28 2 37.860 N 15 39 40.572 O Artenara Tejeda 28 1 3.129 N 15 38 2.437 O Artenara 28 0 35.423 N 15 40 40.935 O Tejeda 27 59 7.723 N 15 38 15.168 O Tejeda 27 58 15 N 15 36 46 O 1. Mapa del bien propuesto que muestra sus límites y zona de amortiguamiento Mapa base: Modelo Digital del Terreno (MDT) superpuesto a mapa de sombras. Fuente: Grafcan. Sistema de Información Territorial de Canarias. Gobierno de Canarias, Sistema de referencia espaciial: Proyección UTM EPSG:32628 - GS 84 UTM zone 28N Descripción Ámbito del bien propuesto y zonicación, incluyendo las reas de mayor inters arqueológico. 2. Mapa del bien propuesto que muestra sus límites y zona de amortiguamiento Mapa base: Modelo Digital del Terreno (MDT) superpuesto a mapa de sombras. Fuente: Grafcan. Sistema de Información Territorial de Canarias. Gobierno de Canarias. Sistema de referencia espacial: Proyección UTM EPSG:32628 - GS 84 UTM zone 28N Descripción: Ámbito del bien propuesto y entidades poblacionales. D = población en diseminado Proyecto de declaración del Valor Universal Excepcional a) Síntesis del VUE El Paisaje Cultural de Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria ocupa una etensa zona monta-ñosa del centro e la isla de Gran Canaria, delimitada por la espectacular Caldera de Tejeda, incorporando gran parte de su cuenca, el cauce y laderas de Barranco Hondo y el maci-zo boscoso de Tamadaba. El espacio presenta una topografía etremadamente abrupta, en donde sobresalen imponentes riscos, acantilados, profundos barrancos y formaciones volc- nicas monumentales, en un espacio en el que se maniesta una etrema biodiversidad. El bien propuesto alberga un conjunto de manifestaciones y obras bien conservadas, fundamentalmente de carcter ar-queológico, pertenecientes a una cultura insular desaparecida que evolucionó, en total aislamiento, a partir de la presencia, al menos a principio de la Era, de los primeros bereberes o amaziges de procedencia norteafricana que llegaron a sus costas, hasta que se produce la Conquista española de este territorio en el siglo . Se trata pues, de una evolución cul-tural ecepcional en un espacio insular ocenico que se inicia a partir del bagaje, conocimientos y creencias de los primeros pobladores bereberes (amaziges), generando nalmente en este territorio una cultura insular única y diferenciada. La visión cosmológica, el celaje y el paisaje, aparecen como vector de organización y comprensión del espacio de las montañas sagradas de Gran Canarias, en el que se despliegan asentamientos humanos trogloditas ecepcionales y santua-rios rupestres, y estructuras agrícolas sorprendentemente adaptadas a una geología y naturaleza únicas, alumbrando un paisaje cultural que aún conserva la mayor parte de sus ele-mentos originarios. El Paisaje Cultural aporta un claro y singu-lar ejemplo de la adaptación del ser humano a un conteto natural complejo y difícil, representando un modelo paradig-m tico en el conteto de las islas. Determinadas epresiones de los aborígenes en este territo-rio, especialmente los templos o almogarenes con evidentes coneiones atronómicas, sorprenden por su complejidad y singular concepción constructiva, cuyo carcter ecepcional se incrementa si consideramos que trataba de una cultura que ni siquiera utilizaba el metal. En ellos encontramos la rareza de contener una de las mayores concentraciones de grabados de tringulos púbicos conocidas en el mundo, el símbolo ancestral de la fertilidad. La conformación de los asentamientos, la presencia de tem-plos y marcadores con claras connotaciones astronómicas o determinados hitos de referencia, así como ciertas referen-cias calendricas, nos informan de un complejo paisaje inter-conectado con el cielo. El paisaje de las montañas sagradas incorpora en su evolución tanto la tierra como el celaje, for-mando un binomio indisoluble. La huella aborigen ha pervivido en este territorio a travs del tiempo y el espacio, modelando el paisaje, manteniendo la cultura troglodita en todo el mbito o conservando prcticas ancestrales de manejo de los recursos como la trashuman-cia, los singulares cultivos aterrazados o la gestión del agua y sus estanques cueva. En general se trata de un patrimonio que hunde sus raíces en su cultura originaria, como así lo atestiguan los grabados líbico-bereberes presentes, pudiendo considerase como la epresión ms occidental de la cultura amazige, sobre cuyos elementos se desarrolla por primera vez otra nueva cultura insular única. El Paisaje Cultural de Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria constituye un autntico laborato-rio del conocimiento que ilustra la aventura de las culturas aborígenes insulares del planeta, que han evolucionado du-rante largos períodos sin inuencias eternas, originando una cosmología propia y un universo de conocimientos y creen-cias etraordinariamente singular. Se trata, por lo tanto, de un patrimonio ecepcional que epresa un proceso cultural único e irrepetible que se muestra en un escenario poco al-terado a lo largo de los siglos. b) Criterios en los que se basa la propuesta de inscripción Criterio (iii) El conjunto de yacimientos arqueológicos y manifestaciones rupestres aporta un testimonio único y ecepcional de una cultura insular etinta que evolucionó de forma aislada por un período superior a los mil quinientos años. Las evidencias ar-queológicas e históricas relativas al bien propuesto, atestiguan que esta cultura surge a partir de los primeros pobladores que procedían del Magreb Bereber, lo que en sí le conere un carcter ecepcional, al tratarse de un caso singular de una cultura insular que hunde sus raíces en el mundo ama-zige preislmico, del que son muy escasas sus manifestacio-nes. Este lugar representa adems las montañas sagradas que fueron el último refugio de los antiguos Canarios entes de la Conquista española. El sitio epresa una relación muy fuerte y muy original de los seres humanos con la naturaleza, incluyendo tanto el cielo como la tierra. El bien propuesto aporta un testimonio ecep-cional de una cultura insular que integra el celaje como parte fundamental de la percepción de su mundo, ritos y creencias, desarrollando adems una cultura astronómica en íntima sin-tonía y relación con el medio natural y el paisaje circundante. Buena prueba de ello son los templos con coneiones astro-nómicas entre los que destacan los almogarenes del Roque Bentayga y la cueva en Risco Caído, que representa la cúspide de la evolución de estas manifestaciones. Este legado patrimonial ilustra igualmente la odisea de las cul-turas aborígenes insulares del planeta que han evolucionado durante largos períodos sin inuencias eternas, originando una cosmología propia y un universo único de conocimientos y creencias. Criterio (v): Los asentamientos trogloditas aborígenes de la Caldera de Tejeda y su entorno, constituyen una muestra irrepetible de este tipo de hbitats humanos en las antiguas culturas insu-lares, ilustrando un nivel de organización del espacio y de gestión adaptativa de los recursos, altamente eciente y com-plejo. El colosal escenario geológico y los paisajes naturales se fusionan con los asentamientos de cuevas rupestres, san-tuarios, obras y bancales agrícolas, desarrollando un autntico paisaje cultural que aún mantiene sus referencia principales, así como sus connotaciones simbólicas y cosmológicas. El hbitat troglodita como forma de vivir se ha mantenido vivo a lo largo del tiempo, creando nuevas formas de ocupa-ción del espacio que epresan el sincretismo entre la cultura aborigen y las nueva cultura instaurada tras las Conquista. A ello hay que añadir la pervivencia de tcnicas y usos de la tierra ancestrales, como es el caso de la trashumancia a la gestión del agua con rasgos trogloditas únicos como los es-taques cueva. La orientación y alineamiento de determinados templos y cuevas, indican adems, la íntima relación de este tipo de asentamientos con el celaje y los principales elementos sim-bólicos del paisaje. La distribución espacial de los asentamientos y los hallazgos en los yacimientos, permiten una comprensión detallada de cómo los aborígenes utilizaron el territorio de las montañas sagradas. Los ambientes actuales del sitio contienen hbitats y especies de ora y fauna que arrojan tambin luz sobre el estilo de vida de los antiguos pobladores. El conocimiento de las habilidades y tradiciones culturales de los aborígenes en este espacio y la pervivencia de muchos de sus usos, permite mostrar una cultura territorial inteligentemente adaptada a un territorio difícil y complejo que genera un incomparable paisaje cultural. c) Decalarción de Integridad La totalidad del bien propuesto no sólo incluye todos los componentes y elementos constitutivos necesarios para e- presar el alor Universal Ecepcional en trminos de un pai-saje cultural, sagrado para los antiguos pobladores de la isla, sino que adems posee el tamaño y los límites adecuados para representar completamente los atributos y procesos que transmiten la importancia del bien. En cuanto a la integridad de la composición del paisaje, el mbito del bien propuesto alberga la mayor densidad de manifestaciones trogloditas de la isla de Gran Canaria, mos-trando un fenómeno único en los territorios insulares, con cerca de mil cuevas articiales de diferentes tipologías, desde poblados aborígenes originarios y bien conservados, hasta cuevas reutilizadas en tiempos históricos. Incluye igualmente una importante representación de templos o almogarenes de características diversas, que incluyen tanto santuarios en cuevas como al aire libre. El Paisaje Cultural mantiene nítidamente la integridad de sus relaciones. El espacio del bien delimitado por la Caldera y cuenca de Tejeda (determinantes geológicos y geogrcos de paisaje cultural) es visible y coherente. Proporciona toda una serie de cualidades visuales, tales como: espectaculares y monumentales manifestaciones geológicas, asentamientos trogloditas colgados de riscos, terrazas agrícolas combinadas con habitats trogloditas y caminos y rutas de los antiguos Ca-narios, entre otras manifestaciones relevantes. Las relaciones entre atributos y componentes de diferente naturaleza son maniestas y visibles, aportando muchas perspectivas para los visitantes. En particular, el antiguo uso de alineaciones geo-gr cas y astronómicas en relación con la obra humana se identica claramente. El bien en su conjunto y su epresión visual conforman un pai-saje cultural ecepcional, completo y armonioso que mues-tra el último refugio de montaña de la población amazige de Gran Canaria. El paisaje ofrece una combinación ecepcional de rasgos estticos que emergen de la geología, la geografía, la biodiversidad y la ocupación humana del territorio. Tam-bi n es testigo de prcticas cientícas y simbólicas asociadas al celaje que muestran la estrecha relación que mantenían sus habitantes con el cielo y su comprensión de la naturaleza. d) Declaración de Autenticidad La autenticidad de los atributos del bien propuesto se cons-tata particularmente en los almogarenes o santuarios, los graneros colectivos y las múltiples manifestaciones de hbitat troglodita originario que se han conservado, casi sin cambios, sus formas originales y contenido, y en particular los relativos al arte rupestre (grabados, pinturas y grabados alfabticos líbico-bereberes), entre los que sobresale la etraordinaria colección de tringulos púbicos. La relación de estas manifes-taciones con la cultura amazige, se conrma a travs de las evidencias arqueológicas y etnogrcas. Tambin la autentici-dad del uso uso ceremonial o ritual de los santuarios ha sido conrmada por los resultados de la investigación arqueológi-ca, las ecavaciones y los estudios de arte rupestre, así como las referencias que aportan las crónicas de la Conquista es-pañola de la isla. La investigación arqueastronómica ha aportado evidencias sucientes sobre los santuarios con coneiones astronómicas que permiten deducir su uso como marcadores equinocciales y solsticiales. La ubicación y el entorno de los principales conjuntos troglo-ditas y las manifestaciones de arte rupestre han permanecido sin cambios signicativos durante ms de 500 años tras la Conquista, manteniendo su estructura originaria y ubicación. Incluso el trazado de los caminos pastoriles de trashumancia y los antiguos caminos de acceso a los templos, la pervivencia de los estanque cuevas, así como la ubicación de los antiguos refugios, se han mantenido a travs del tiempo y el espacio. En trminos de patrimonio inmaterial, la relación con el cielo sigue manteniendo algunas pautas de los antiguos, como evi-dencian los estudios etnogrcos. Incluso determinadas tradi-ciones festivas han mantenido muchas de las esencias origina-rias, aún teniendo en cuenta los procesos de asimilación de las nueva cultura y el discurrir de los años. En estas condiciones, los elementos escnicos principales del paisaje cultural y el celaje, incluyendo el cielo nocturno, se conservan prcticamente inalterados desde la Conquista es-pañola en el siglo , manteniendo la esencia del paisaje y el celaje percibido por los antiguos Canarios. e) Requisitos de protección y gestión Los requisitos de protección necesarios para la salvaguardia del bien propuesto estn garantizados a largo plazo en virtud de las disposiciones legales y de planicación que afectan tan-to al paisaje en su conjunto como a sus atributos. En el bien propuesto convergen toda una batería de guras de protec-ción natural y cultural que garantizan a corto y medio plazo la protección integral del paisaje y del conjunto de atributos culturales que albergan en su seno. La mayor pate del rea delimitada para el bien propuesto u su zona buffer se encuentra incluida en algunas de las gu-ras de protección de la Red de Espacios Naturales Protegi-dos de Canarias, que arbitran de forma clara el los criterios de gestión del espacio en relación a los usos, los criterios y conservación, e identican los bienes naturales, paisajísticos y culturales sujetos a protección. Adems, toda la zona de pro-tección est declarada EC (ona de Espacial Protección) en virtud de la Directiva Hbitats y la Directiva Aves de la UE, pasando a formar parte de la Red Natural 2000, lo cual cons-tituye una garantía de protección etremadamente relevante. En relación al patrimonio cultural, los principales atributos del bien propuesto se encuentran declarados como BIC (Bien de Inters Cultural) que le coneren el estatus mimo de pro-tección en la legislación nacional y autonómica de Canarias. Adems, todas las manifestaciones rupestres han sido auto-m ticamente declaradas BIC, al amparo de la Lay del Patrimo-nio Histórico Español y la correspondiente ley autonómica de Patrimonio Histórico de Canarias. El Cabildo de Gran Canaria es el responsable directo y au-toridad competente de la gestión de los principales atributos y componentes del paisaje cultural, en virtud de sus com-petencias delegadas, especialmente las relativas al patrimonio cultural, el medio ambiente y la planicación insular. Posee los medios y los recursos humanos y nancieros necesarios para hacer frente a esta tarea. Sin embargo, teniendo en cuenta los nuevos desafíos y objetivos que conlleva la nominación, tales como incrementar la participación ciudadana en el proceso de gestión o la necesidad de proporcionar una visión holística de la gestión de la propiedad que incluya a todas las entidades y departamentos responsables, en 2015 se crea la “Comisión de Seguimiento de Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria, que se convierte en el órgano que garantiza la coordinación permanente de la gestión y el desarrollo de la estrategia y acciones en el mbito del bien propuesto. Una de las principales contribuciones de la Comisión de Seguimiento ha sido la elaboración del “Plan de Gestión In-tegrado del Paisaje Cultural de Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria, que proporciona las líneas maestras de gestión para los bienes nominados, y que se revisa periódicamente. El organigrama de gestión y gob-ernanza del bien propuesto se completa con la Fundación “Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria, que se encuentra en proceso de constitución. Nombre e información de contacto de la institución local responsable. Organización Institución: Dirección: C Bravo Murillo, 23, 35002 Las Palmas de Gran Canaria Tel: 34 928 219 121 et.: 43510 Fa.: +34 928 219 666 E-mail: presidencia@grancanaria.com Pgina eb: http:cabildo.grancanaria.com Figura 1.1. ía Lctea sobre el Roque Nublo Nacho Gonzlez Identicación del bien 1.a País ESPAÑA 1.b Estado, Provincia o región Comunidad Autónoma de Canarias, Isla de Gran Canaria. Región Geogrca: Africa Región Biogeogrca: Macaronesia. 1.c Denominación del bien PAISAJE CULTURAL DE RISCO CAÍDO Y LOS ESPACIOS SAGRADOS DE MONTAÑA DE GRAN CANARIA Islas Canarias Isla de Gran Canaria 1.d Coordenadas geogrcas La tabla adjunta muestra las coordenadas geogrcas del mbito en relación a los atributos y componentes ms destacados, considerando como centro geogrco del espacio el Roque Bentayga. 1.e Mapas y planos que muestran los límites del bien propuesto y de la zona de amortiguamiento Mapa 1.1. General Ámbito del bien propuesto y zonicación, incluyendo las denominaciones de los atributos ms represen-tativos y mbitos geogrcos relevantes. Mapa 1.2. onicación, toponimia y entidades de población. Ámbito del bien propuesto y entidades poblacionales, incluyendo la toponimia de parajes y asentamientos poblacionales dispersos. Mapa 1.3. División administrativa. Ámbito del bien propuesto, zonicación y trminos municipales relacionados con el Paisaje Cultural pro-puesto. La descripción detallada de los límites del bien propuesto y justicación de su zona de amortiguamiento de desarrollan en el Capítulo 2.a.i relativo a la descripción de la delimitación del mbito. Caldera de Tejeda 27 59 7.723 N 15 38 15.168 O Artenara 28 2 37.860 N 15 39 40.572 O Artenara Tejeda 28 1 3.129 N 15 38 2.437 O Artenara 28 0 35.423 N 15 40 40.935 O Tejeda 27 59 7.723 N 15 38 15.168 O Tejeda 27 58 15 N 15 36 46 O Figura 1.2. ista general de la Cuenca de Tejeda que abarca una parte sustancial del Paisaje Cultural propuesto. Javier Gil León Tabla1. Coodenadas geogrcas de los hitos ms signicactivos del bien propuesto. Elaboración: Cabildo de Gran Canaria. Mapa 1.1. Mapa base: Modelo Digital del Terreno (MDT) superpuesto a mapa de sombras. Fuente: Grafcan. Sistema de Información Territorial de Canarias. Gobierno de Canarias, Sistema de referencia espaciial: Proyección UTM EPSG:32628 - GS 84 UTM zone 28N Descripción: Ámbito del bien propuesto y zonicación, incluyendo las reas de mayor inters arqueológico. Mapa 1.2. Mapa base: Modelo Digital del Terreno (MDT) superpuesto a mapa de sombras. Fuente: Grafcan. Sistema de Información Territorial de Canarias. Gobierno de Canarias. Sistema de referencia espacial: Proyección UTM EPSG:32628 - GS 84 UTM zone 28N Descripción: Ámbito del bien propuesto y entidades poblacionales. D = población en diseminado Mapa 1.3. Mapa base: Ortoepress. Ortofoto alta resolución 2012-2013. Grafcan. Sistema de Información Territorial de Canarias. Gobierno de Canarias, Sistema de referencia espacial: Proyección UTM EPSG:32628 - GS 84 UTM zone 28N Descripción: Ámbito del bien propuesto y divisiones de los trminos municipales relacionados con el Paisaje Cultural propuesto. 1.f Área del bien propuesto para inscripción (ha) y su zona de amortiguamiento (ha) La supercie del bien propuesto como paisaje cultural abarca 9,425 ha con un perímetro de 70 m, inclui-das en su totalidad en la Caldera de Tejeda. El mbito continuo del paisaje cultural propuesto est arropa-do por una zona de amortiguamiento de 8.557 ha con un perímetro eterno de 86 m. Figura 1.3. ista nocturna del Roque Nublo, uno de los referentes simbólicos del bien propuesto. Nacho Ganzlez 9,425 8,557 17,982 Tabla 1.2.. Supercie del bien propuesto. Elaboración: Cabildo de Gran Canaria. El Aneo I incluye los distintos planos impresos relativos a los límites del bien propuesto en formato DIN A2. Estos planos se encuentran tambin incluidos en documentación digital adjunta la la propuesta. En el “Aneo I Mapas se incorporan estos mapas en formato pdf, y en el “Aneo II GIS se incluye la cartografía digital correspondiente a los límites en ESRI Shapele (SHP) y en formato M. N.B.: El aneo digital al epediente de candidatura incluye toda la cartografía digital relativa a los mapas temticos que se citan o mencionan en la propuesta, en diferentes formatos: PDF, ESRI Shapele (SHP) y ML. 2.a.i El Paisaje Cultural y sus atributos 2.a.ii La geodiversidad de las montañas sagradas 2.a.iii Biodiversidad y paisajes naturales 2.a.iv El paisaje y el celaje de los espacios sagrados 2.a.v La cultura troglodita en las montañas sagradas 2.a.vi Santuarios, símbolos, grabados y otras manifestaciones rupestres 2.a.vii Los atributos relacionados con la cultura astronómica 2.a.viii La huella etnogrca en el territorio 2.a.i Delimitación del bien propuesto 2.a. Glosario El Paisaje Cultural y sus atributos ← Figura 2.a.1. Hierofanía solar en el templo o almogarn de Risco Caído, uno de los santuarios con coneiones astronómicas de los antiguos canarios Julio Cuenca El bien propuesto como Paisaje Cultural de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria se encuentra en el corazón de las montañas de la isla, amparado por la colosal Caldera de Tejeda (ver Figura 2.a.2). Abarca prcticamente la totalidad de la Cuenca de Tejeda, el macizo de Tamadaba y el cauce de Barranco Hondo, llamado tambin Artevigua, el mítico poblamiento de los antiguos canarios (ver Mapa 2.a.2). El Paisaje Cultural alberga un conjunto de manifestacio-nes y obras bien conservadas pertenecientes a una cul-tura insular desaparecida que evolucionó en aislamiento a partir de la presencia, al principio de la Era, de los primeros bereberes o amaziges de procedencia nor-teafricana, hasta su conquista por la Corona de Castilla a nales del siglo . Esto al margen de algunos espo-r dicos contactos con las islas, en el siglo I, de los marinos del sur de Europa en busca de las nuevas rutas de las especias y del comercio de esclavos, sin ninguna inuencia destacable en nuestro mbito. Al menos durante mil quinientos años, esta cultura evo-lucionó de forma aislada a partir de sus raíces berebe-res (amaziges), alcanzando su mima epresión en las montañas sagradas donde se encontraban los principa-les templos o , a los que acudían los antiguos canarios para la celebración de sus ritos propiciatorios. Algunos de estos templos que se conservan, como los almogarenes o santuarios de Risco Caído y del Roque Bentayga, aúnan el carcter sagrado o ritual con eviden-tes relaciones astronómicas. Constituyen, junto a deter-minados hitos simbólicos del paisaje, como el Roque Nublo, las manifestaciones asociadas o representativas de la cultura y el conocimiento astronómico de los anti-guos canarios que dan consistencia a este espacio como paraje sagrado con íntima relación con el celaje (los ele-mentos que ocurren o discurren en la bóveda celeste). Estos templos conectados con el cielo, así como deter-minadas alienaciones de cuevas y marcadores, muestran que el celaje constituye un componente fundamental para la plena comprensión y funcionalidad de estos atributos, lugares utilizados ya sea para la medición del tiempo, para marcar fechas conmemorativas o celebrar rituales. Risco Caído constituye la epresión ms com-pleja en trminos constructivos y funcionales de este tipo de manifestaciones. Entre las epresiones que ms profunda huella impri-men al paisaje de las montañas sagradas, se encuentra la etraordinaria profusión de asentamientos trogloditas aborígenes distribuidos por todo el espacio, en ocasio-nes formando conjuntos populosos como el de la Mesa de Acusa, Roque Bentayga, Roque de las Cuevas del Rey o Barranco Hondo. Estos conjuntos de cuevas articia-les, albergan no solo recintos habitacionales y funerarios o los mencionados templos con connotaciones astro- Figura 2.a.2. Localización del bien propuesto en el corazón montañoso de la isla de Gran Canaria. Ortofoto Grafcan nómicas, sino tambin epresiones tan singulares como los impresionantes graneros forticados que guardan relación con algunas manifestaciones de este tipo en la cultura amazige. Pero lo que tambin aporta un factor diferencial al conjunto de manifestaciones trogloditas es que parte de los antiguos asentamientos fueron utilizados tras la Conquista y que muchas de las antiguas cuevas siguen habitadas hasta nuestros días. Es ms, la cultura troglo-dita ha pervivido hasta la actualidad, con nuevas for-mas y herramientas, pero inspirada en el conocimiento aborigen, dando seña de identidad a todo el mbito del bien, incluyendo la zona de amortiguamiento. Estas manifestaciones de trogloditismo evolutivo se epresan con especial intensidad en todo el cauce de Barranco Hondo, donde se despliega un autntico repertorio de cuevas aborígenes en estado prcticamente originario, cuevas reutilizadas y cuevas creadas e novo en perío-dos recientes. Los espacios trogloditas reutilizados o creados históricamente aportan tambin epresiones ecepcionales de sincretismos entre las dos culturas que han inuenciado este paisaje. El bien propuesto cuenta con un nutrido repertorio de manifestaciones rupestres vinculadas a las poblaciones aborígenes, tales como cuevas pintadas, inscripciones alfabticas o grabados geomtricos y temticos. Entre estos atributos destaca con luz propia un elemento, representado con profusión en las paredes de ciertas cuevas articiales consideradas santuarios: el tringulo púbico, uno de los símbolos universales de la fertilidad. El bien propuesto alberga una de las mayores concen-traciones a nivel mundial de yacimientos arqueológicos con grabados rupestres que representan el tringulo púbico femenino, lo que ya de por sí le conere un valor ecepcional. El santuario de Cueva Candiles constitu-ye un paradigma de estas manifestaciones que, adems, nos recuerda el importante papel que tenía la mujer en los distintos órdenes de aquella sociedad. La presencia de varias estaciones de grabados alfabti-cos de tipo líbico-bereber en el mbito del Paisaje Cul-tural, arroja otro ecepcional elemento a sumar a los atributos de este espacio. El signicado de estas mani-festaciones va ms all del mero hecho de la presencia de singulares inscripciones rupestres, puesto que forma- Mapa 2.a.1. onicación del bien propuesto y localización de los grandes mbitos territoriales que se mencionan. ban, junto a la lengua, el bagaje cultural de las sociedades que vinieron del Norte de África, representando uno de los ms destacados vínculos con la cultura amazige en el bien propuesto que aún se vislumbra en la me-moria oral. El patrimonio mueble relacionado con el bien es tam-bi n especialmente signicativo y, entre otros elementos movibles, destacan las (sellos de cermica) e ídolos, considerando a estos como al conjunto de esculturas realizadas en madera, piedra y, fundamental-mente, en barro cocido, que representan guraciones fundamentalmente antropomorfas y ocasionalmente zoomorfas. Algunas de las prcticas ancestrales de los aborígenes sobre el uso de la tierra y los recursos han pervivido a travs de los siglos de forma sorprendente en este terri-torio, condicionando y creando una huella singular en el paisaje de estas montañas, donde el pasado se alía con el presente. Adems de la permanencia de determina-dos ocios como el de o la pervivencia de la alfarería aborigen de los centros loceros, destaca la sub-sistencia de la prctica ancestral de la trashumancia. Las rutas de trashumancia, junto a las prcticas ganaderas trashumantes y los pastizales asociados, constituyen así atributos destacados del bien propuesto. Un patrimonio que se epresa en la etensa red de caminos y andenes que aún subsisten, salvando obstculos imposibles, y por los que tambin transitaban los antiguos canarios. Tambin la huella de la antigua cultura del agua mantie-ne sus epresiones y prcticas en estos parajes. La con-formación del territorio y el paisaje, siguiendo el lengua-je del agua, crea terrazas, acequias y espacios, que siguen los trazos de los antiguos pobladores. Destacan por su carcter único y singularidad los estanques-cueva de los antiguos, reutilizados o imitados por los actuales agricul-tores que salpican el mbito del bien propuesto. A ello se suma un catlogo diverso de epresiones históricas relacionado con la gestión del agua a pequeña escala. En el conteto agrario, hay que resaltar la cualidad mbi-to del bien propuesto como un espacio que alberga un patrimonio gentico ecepcional, como es el caso de la raza caprina canaria, variedad oriental o majorera. Pero lo ms destacable es que es precisamente en este terri-torio donde se sigue cultivando una cebada primigenia. Los estudios genticos de la cebada de estos parajes demuestran que sta se corresponde con la misma va-riedad analizada en los graneros forticados. Se trata de una semilla ancestral que muestra su procedencia del norte de Marruecos u otros lugares del norte de África, y su hallazgo indica que nos encontramos ante uno de los pocos casos ecepcionales en el mundo, junto con algunos enclaves de Sudn, China y Egipto, en tener esta cualidad. *** A pesar de la enorme presión poblacional y urbanística que ha sufrido la isla de Gran Canaria en las últimas dcadas, el paisaje natural y humano del bien se en-cuentra escasamente alterado, constituyendo una “isla de autenticidad en la geografía insular. Los componen-tes naturales del paisaje, destacando su biodiversidad y los elementos paisajísticos denitorios como escarpes, riscos, profundos barrancos, así como elementos geoló-gicos emblemticos y simbólicos, gozan de un estado de conservación ecepcional. Las masas forestales de pino canario en Tamadaba y en Inagua-Pajonales (esta última en zona de amortiguamiento) constituyen elementos bien recuperados del paisaje originario de los antiguos. Los grandes escarpes y farallones albergan igualmente una fauna y ora de etremada riqueza y diversidad y, de hecho, una parte sustancial del bien propuesto est considerada como uno de los puntos calientes de la rica biodiversidad canaria. A los mbitos de predominancia natural, se suma un paisaje rural tradicional, bien integrado, que mantiene a travs de sus caseríos, bancales, huertas, eras y planta-ciones de frutales, una muestra valiosa de epresiones etnogrcas y elementos singulares del agro cumbrero. Nos encontramos pues, ante un paisaje cultural que in-tegra la huella de la cultura amazige (bereber), las ma- Figura 2.a.3. ista de la Sierra del Bentayga situada en el corazón de la Cuenca de Tejeda. Nacho Gonzlez nifestaciones trogloditas que impregnan sus escarpes y laderas, la pervivencia de tcnicas ancestrales de mane-jo de los recursos y del territorio, así como el carcter sagrado de estas montañas, epresado en los santuarios y templos con connotaciones astronómicas de la anti-gua población canaria . En este espacio, la simbiosis de las dos culturas se hace de manera muy integrada y singular, siendo este uno de los rasgos diferenciales y únicos de este paisaje cultural. Pero si algo caracteriza a este territorio es la perviven-cia en buen estado de conservación de numerosos res-tos de las antiguas culturas de la isla, parte de los cuales han sido utilizados hasta hoy. Muchos de los atributos heredados en este Paisaje Cultural posibilitan reconocer en ellos la huella viva del pasado. Se trata de un paisaje que genera aún hoy en día una poderosa fuente evocadora, asociada a la aventura de una cultura insular aislada, que integraba el celaje y el paisaje terrestre como un poderoso sustento de sus creencias, ritos y manifestaciones, y que en la actualidad se ha incorporado plenamente al imaginario que con-forma la identidad insular. Todo ello sustentado en un poderoso escenario geológico y natural que constituye uno de los entornos mejor conservados, en trminos paisajísticos y etnogrcos, de Canarias y de la Maca-ronesia. A la hora de establecer una asignación a las tres di-ferentes categorías establecidas en el Aneo 3 de las el bien propuesto como Paisaje Cultural constituye un autntico paradigma. Nos encon-tramos con los rasgos característicos de un paisaje que ha evolucionado orgnicamente y, adems, en sus dos subcategorías. Estamos ante un paisaje relicto (o fósil) cuando consideramos las epresiones arqueológicas del mundo aborigen, cuya cultura se diluyó tras la conquis-ta, y que se epresa en los asentamientos trogloditas y las manifestaciones rupestres. Por otro lado, es tambin un paisaje vivo, donde muchos de los aspectos de la huella de los antiguos canarios han seguido inspirando la organización y gestión de este territorio, incluyendo aspectos como, por ejemplo, la continuidad del hbitat troglodita, la gestión del agua o la trashumancia y sus rutas ancestrales. Sin embargo, el factor que adquiere mayor fuerza y continuidad es su consideración como paisaje cultural asociativo en relación con el celaje y sus atributos aso-ciados. Esta relación generó una cosmología y una or-ganización espacial singular del territorio, y su memoria se mantiene en el imaginario colectivo y en la mente de algunos de sus habitantes. No en balde, cuando hoy se habla de Risco Caído y los espacios sagrados de mon- Figura 2.a.4. Imagen tridimensional obtenida desde una posición al sur del Paisaje Cultural que indica sus límites y los de la zona de amortiguamiento. Se distingue la cuenca de Tejeda y el macizo de Tamadaba, situados en el mbito del bien propuesto, así como los bordes de la Caldera de Tejeda que delimitan la zona de amortiguamiento. Límites superpuestos en el visor Google Earth. taña de Gran Canaria, se suele utilizar la epresión de “recuperar el cielo de los antiguos canarios. Para su mejor comprensión, y el n de sintetizar la com-pleja relación entre atributos y componentes del Paisaje Cultural propuesto se aporta una tabla y una matriz de síntesis, como prólogo a la descripción pormenorizada del bien propuesto. Por un lado, la Figura 2.a.5 muestra una matriz de sínte-sis que incluye las grandes categorías y grupos de atri-butos y componentes que conforman el paisaje cultural. Por otro lado, la Tabla 2.a.1 muestra la relación de los atributos y componentes del bien, materiales e inma-teriales, y su correspondencia funcional, ya sea como espacios sagrados, lugares relacionados con la cultura astronómica, manifestaciones rupestres, graneros aborí-genes, epresiones únicas asociada a las tcnicas y uso de los recursos del territorio (incluyendo la ejecución de cuevas, y otras manifestaciones ecepcionales como la trashumancia), diferenciando en todos los casos su carcter o procedencia aborigen, histórica o mita. Figura 2.a.5. Matriz de atributos y componentes que conforman el paisaje cultural y su soporte. El celaje se incluye como un componente natural bsico del bien, entendido como parte integral y destacada del entorno percibido por las comunidades humanas que han habitado este territorio a travs del tiempo. Figura 2.a.6. ista parcial de la cuenca de Tejada al atardecer, parte del espacio de las montañas sagradas de la antigua población canaria. Orlando Torres ATRIBUTOS Y COMPONENTES DEL PAISAJE CULTURAL – RELACIÓN FUNCIONAL Nombre Santuario Almogaren Astronomía Celaje Graneros forticados Manifetaciones rupestres Técnicas y usos del territorio Conjunto de Risco Caído (T) A A A A Cueva de la Paja (T) A A A Barranco Hondo de Abajo (T) A-H Barranco Hondo – Artevirgo (T) A-H Roque Bentayga (T) A A A A A Roque de las Cuevas del Rey (T) A A A La Candelaria - Cruz de La Esquina Complejo de Acusa (T) A Evidencias A A A-H Cuevas de Corrales de Acusa Complejo de Acusa (T) A A Cruz del Álamo Complejo de Acusa (T) A A El Hornillo Complejo de Acusa (T) A A Cueva Candiles - Risco Chapín (T) A Evidencias A Cueva Caballero – Risco Chapín (T) A A Cueva del Cagarrutal – Risco Chapín (T) A A Granero de M. Aartenara (T) A Poblado de isvique (T) A A A El Chirimique (T) A Mesa del Junquillo (T) A A Montaña del Humo (T) A A Andn de Tasarte (T) A Solana del Pinillo (T) A A Poblado Troglodita El Hornillo A-H Barrio entorno de la irgen de la Cuevita, Artenara (T) A-H Estaciones de inscripciones líbico-bereberes A A A A Roque Nublo (M) A A Montaña de Altavista Evidencias A Ídolos y Pintaderas A A Estanques-cueva y patrimonio hidrulico aborigen A A-H Rutas de trashumancia A-H Red de caminos aborígenes A-H Bancales agrícolas (cadenas, bocaos) Alpendres, corrales y refugios cueva A-H Bosque de Tamadaba A-H Atributos inmateriales del bien propuesto Calendario (evidencias) A A Etnostronomía - conocimientos del cielo A-H A-H Tabla 2.a.1. Relación funcional de atributos y componentes. A = Manifestación aborigen, H = Manifestación histórica, T = Conjunto troglodita, M = Hitos naturales de referencia simbólica, religiosa o con connotaciones astronómicas. Nombre Santuario Almogaren Astronomía Celaje Graneros foticados Manifetaciones rupestres Técnicas y usos del territorio Trashumancia A-H Alfarería aborigen A-H Ocios y tcnicas de uso del territorio A-H Componentes relevantes del patrimonio cultural en la zona de amortiguamiento Asentamientos de casas cuevas y paisaje agrícola en el entorno de Barranco Hondo A-H Santuario de Tirma A A Componentes destacados del patrimonio natural, etnogrco y paisajístico en la zona de amortiguamiento Escarpes de Tamadaba Bosques de Inagua-Pajonales A-H Presas H Asentamientos rurales y paisaje de bancales H Galería de agua de la Mina A-H Figura 2.a.8. La conguración y ubicación de los principales santuarios y cuevas con manifestaciones rupestres guardaban una íntima relación con los elementos simbólicos y de referencia del bien propuesto que en modo alguno puede ser casual. En la imagen se muestra el alineamiento de estas cuevas con el Bentayga, en cuya cúspide se sitúa un almogarn que presenta evidencias de su uso como marcador astronómico. Elaboración: Jos Carlos Gil. Figura 2.a.7. ista panormica de la Cuenca de Tejeda desde la zona oeste del bien propuesto. Javier Gil León “ Miguel de Unamuno (1910) Tempestad petricada. De esta manera tan escue-ta pero tan acertada describió el genial Miguel de Unamuno los paisajes atormentados del corazón de la isla de Gran Canaria, el mbito del paisaje cultural. El bien propuesto se enmarca en la Caldera de Tejeda, un paisaje que comenzó a tomar su forma actual hace 14 millones de años, donde hoy sobresalen en su centro geogrco los monolitos del Roque Bentayga y el Ro-que Nublo, convertido este último en el símbolo geoló-gico e identitario de la isla de Gran Canaria. En trminos geológicos, la Caldera de Tejeda, que cobija la totalidad del espacio de las montañas sagradas, alber-ga una geodiversidad etremadamente singular. Aunque sus manifestaciones geológicas no puedan ser conside-radas como atributos ecepcionales con valor universal, atenindonos a los anlisis comparativos, aportan en cambio una dimensión realmente única. En razón de sus peculiares características, la Caldera de Tejeda se mues-tra como un libro abierto a la contemplación directa y el aprendizaje de múltiples manifestaciones geológicas, tan especiales como las formaciones de relieve inverti-do y el fenómeno del . Se trata de un territo-rio que reeja en sus riscos, barrancos y escarpes, con clara nitidez para el observador, las etapas de formación de esta compleja historia geológica. Las Islas Canarias se localizan en el margen continental pasivo del NO del continente africano, entre las latitu-des de 29º 25’ y 27º 37’ N y las longitudes de 18º 10’ y 13º 20’ O (Mapa 2.a.2). El archipilago se asienta sobre una litosfera ocenica de edad Jursica y su evolución durante ms de 25 millones de años (Ma) est controla-da por el lento desplazamiento en sentido Este-Noreste de la Placa Africana sobre una pluma del manto (Holi , 1991; Carracedo , 2002; Carracedo y Trolls, 2016; y referencias en estas publicaciones). Gran Canaria, una isla con planta casi circular, se localiza en la zona central del archipilago. Es la tercera isla en etensión, con una supercie de unos 1532 m2 y un dimetro de unos 45 m coronado por el Pico de las Nieves que representa la mayor altitud (1949 m). La isla est disectada por una red radial de profundos barran-cos que le coneren una abrupta topografía. La isla de Gran Canaria ha sido objeto de numerosos estudios geológicos desde nales del Siglo III. Entre La Geodiversidad de las montañas sagradas los aspectos geológicos únicos de la Caldera de Tejeda Figura 2.a.10. Principales acontecimientos en la historia geológica de Gran Canaria. (modicado de Perez-Torrado, 2008). ← Figura 2.a.9. ista del Roque Bentayga. Se observa la secuencia de materiales que formaron parte del gran estratovolcn Roque Nublo, destacando los planchones de ignimbritas tipo brechoide que culminan la secuencia y adquieren formas erosivas muy peculiares. Javier Gil Leon ellos se incluye una serie de monografías que han pro-porcionado un detallado conocimiento geológico de la isla (ej. Bourcart y Jeremine, 1937; Hausen, 1962; Fús-ter 1968; Schmince, 1976, 1993; Perez-Torrado, 2008a). El IGME (Instituto Geológico y Minero de Es-paña) realizó el mapeo geológico de la isla, y publicó en 1990 quince mapas que componían la isla a escala de 1:25.000, y en 1992, un mapa sinttico de toda la isla a una escala de 1:100.000 (Balcells ., 1992). Durante el Programa de Perforación Ocenica (ODP) Leg 157 (Weaver 1998) se llevó a cabo un trabajo sobre las plataformas volcanoclsticas sumergidas alrededor de la isla. En síntesis, es posible armar que Gran Canaria es una de las islas volcnicas de intraplaca ms estudiadas del mundo, con ms de 180 dataciones radiomtricas pu-blicadas. Mapa 2.a.2. Mapa geológico simplicado de Gran Canaria (modicado de Ballcells 1992; Perez-Torrado, 2008). 1. Evolución Geológica de Gran Canaria De forma similar a otras islas volcnicas de intraplaca de punto caliente, el crecimiento subareo de Gran Ca-naria est caracterizado por la sucesión de tres etapas principales (Fig. 2.a.10): etapa juvenil (apro. 14.5-8.8 Ma, incluido un volcn en escudo, una caldera de co-lapso vertical y un resurgimiento postcaldera flsico); una etapa de inactividad volcnica (apro. 8.8-5.5 Ma); y una etapa de rejuvenecimiento (apro. 5.5 Ma) hasta el presente, incluidos el estratovolcn Roque Nublo y el volcanismo post Roque Nublo. La heterognea distribución del volcanismo en la isla ha imprimido un nítido contraste geomorfológico entre el sur (casi eclusivamente volcanismo de la etapa juvenil) y el norte (predominantemente volcanismo de la etapa de rejuvenecimiento), lo que ha llevado a varios autores a hacer una división entre Paleocanaria y Neocanaria. La combinación de estos factores geomorfológicos junto con la predominancia de los vientos alisios N-NE de-termina un marcado contraste climatológico y biológico entre las laderas del norte (húmedo, fresco y con densa vegetación) y el sur (seco, caliente y con poca vegeta-ción) de la isla. Volcanismo Submarino Las rocas pertenecientes a la etapa de crecimiento sub-marino, no aoran en Gran Canaria, así que los únicos datos disponibles se han obtenido en estudios ocea-nogr cos en sus faldas sumergidas, en particular en el ODP Leg 157. Los perles sísmicos y batimtricos indi-can que la etapa de crecimiento submarino dio lugar al menos a un 90 del volumen total de la isla (Schmince y Sumita, 1998). Sondeos de hasta 300 m de profundi-dad en las faldas volcanoclsticas sumergidas indican que no eistió un lapso de tiempo entre el crecimiento sub-marino y el posterior crecimiento volcnico subareo, formando ambos parte del mismo evento magmtico. Se desconoce el comienzo de esta etapa de crecimien-to submarino de Gran Canaria, aunque Schmince y Sumita (1998) sugieren no muy anterior al crecimiento subareo y de corta duración, posiblemente alrededor de los 16 Ma. Volcanismo subaéreo. Etapa juvenil. Volcán en escudo Según Bogaard (1988) y Bogaard y Schmince Figura 2.a.11. Grco ilustrativo de la formación en el Mioceno de la Caldera de Tejeda e ignimbritas P1 (modicado de Carracedo y Troll, 2016). (1998), el crecimiento del volcn en escudo se desa-rrolló en un periodo de tiempo muy corto, entre 14.5 y 14.0 Ma. Se caracterizó por erupciones surales de tipo haaianas, con emisión continua de lavas (basaltos alcalinos a traquibasaltos) y escasas intercalaciones pi-rocl sticas, dando lugar a un volcn en escudo de ms de 1000 m3 en volumen, ms de 2000 m de altura y 60 m de dimetro. Este complejo edicio volcnico ocuparía prcticamente toda la etensión de la actual isla, prolongndose incluso unos ilómetros mar aden-tro hacia el oeste (Fúster ., 1968; Ballcells ., 1992; Schmince, 1976, 1993; Carracedo ., 2002; Perez- Torrado, 2008a). La rpida acumulación de materiales volcnicos duran-te el crecimiento de este volcn en escudo provocaría tensiones gravitacionales en sus ancos, dando lugar a gigantes deslizamientos de tierra en ellos. Una discon-formidad intraformacional en el SO de la isla (en la zona de Hogarzales), y el perl arqueado de la costa NO (desde San Nicols a Agaete) se han postulado como los posibles escarpes de estos deslizamientos gigantes. Volcanismo subaéreo. Etapa juvenil. Caldera de colapso (la Caldera de Tejeda) Hacia el nal del desarrollo del volcn en escudo se formó una cmara magmtica supercial (profundidad 4-5 m), alimentada periódicamente por una ms profunda (sublitosfrica 14 m) basltica (Freundt y Schmince, 1992, 1995). Los procesos de diferenciación de la cmara magmtica supercial condujeron a la evo-lución de magmas flsicos (riolitas peralcalinas-traqui-tas), lo que produjo las primeras erupciones altamente eplosivas en la isla y el abrupto vaciado de la cmara magmtica supercial, hundindose nalmente la cima del volcn y crendose la Caldera de Tejeda (Schmince, 1967; Hernn, 1976). Al mismo tiempo que se formaba la caldera, la cmara magmtica supercial se rellenó con magmas baslticos de la cmara ms profunda. El peso del bloque subsi-dente forzó una violenta emisión de unos 80 m3 de ignimbrita traquítico-riolítica-basltica a travs de las suras del borde de la caldera (Fig. 2.a.11) producien-do una única unidad de enfriamiento llamada “P1 por Schmince (1976, 1993). La ignimbrita “P1 cubrió pe-riclinalmente ms de 400 m2 del volcn en escudo y se ha datado en alrededor de 14 Ma (Bogaard et al., 1988; Bogaard Schmince, 1998). Por ello, la edad de la ignimbrita “P1 podría considerarse como la edad de la formación de la Caldera de Tejeda. Volcanismo Subaéreo. Etapa Juvenil. Resurgencia Post-caldera. Esta fase evolutiva est caracterizada por erupciones de grandes volúmenes ( 1000 m3) de ignimbritas flsicas y lavas emitidas desde fracturas anulares del borde de la caldera. Atendiendo a la distribución de los depósi-tos volcnicos en relación con la caldera se han deni-do dos grupos volcanoestratigrcos: el grupo Mogn compuesto en su mayor parte por riolitas peralcalinas-traquitas y el grupo Fataga compuesto por traquitas-fonolitas (Schmince, 1976, 1993; Schmince y Sumita, 1998, 2010). Los depósitos etracaldera del grupo Mogn (apro. 14.0-13.3 Ma) comprenden, adems de la ignimbrita P1, 15 unidades de enfriamiento hasta un mimo de 300 m de potencia y un volumen combinado de ms de 350 m3 (Schmince, 1976, 1993; Schmince Sumita, 1998, 2010). Las dataciones radiomtricas y la ausencia de depósitos intercalados sugieren altas tasas eruptivas (Bogaard et al., 1988; Bogaard Schmince, 1998). Los depósitos volcnicos intra-caldera llenaron la mayor parte de la Caldera de Tejeda, pero la posterior intensa actividad magmtica intrusiva ha dicultado la correla-ción estratigrca con los depósitos etracaldera. Aun así, parece evidente que ambos tipos de depósitos tu-vieron las mismas reas fuentes a lo largo del borde de la caldera. Los depósitos etracaldera del grupo Fataga (ca. 13.3- 8.8 Ma) formaron secuencias de hasta 1000 m de po-tencia de ignimbritas y lavas con un volumen total es-timado de ms de 500 m3. Se observan numerosas intercalaciones de depósitos epiclsticos, especialmente en la parte superior de la secuencia, señalando largos periodos (ca. 50 Ma) de inactividad volcnica entre dos episodios eruptivos sucesivos (Bogaard ., 1988; Bo-gaard y Schmince, 1998). Es probable que los episodios eruptivos continuasen siendo emitidos desde fracturas anulares en el borde de la caldera y tambin desde un estratovolcn flsico que se localizaría en la parte cen-tral de la isla (Schmince, 1976, 1993; Schmince y Su-mita, 2010). La actividad intracaldera durante el grupo Fataga es mayoritariamente intrusiva y consta de tres episodios principales (Schmince, 1967, 1976, 1993; Hernn, 1976; Schirnic et al., 1999): apósis plutónicos de sienita al-calina (apro. 12.2-8.9 Ma), complejo cónico de diques (cone-sheets) de composición traquifonolítica (apro. 11.7-7.3 Ma) y domos fonolíticos-nefenilíticos (apro. 8.5 Ma). La similitud en edad y composición de todos es-tos materiales intrusivos con los depósitos etracaldera del grupo Fataga, ponen de maniesto que los primeros son los equivalentes subvolcnicos de los segundos. Volcanismo Subaéreo. Etapa de inactividad volcánica. Al nalizar la actividad magmtica (intrusiva y etrusiva) post-caldera, la isla de Gran Canaria entró en un perio-do de inactividad volcnica de unos 3 Ma (ca. 8.8-5.5 Ma) en el que se vio epuesta a una intensa erosión. Una red radial de barrancos se cincela en los materiales flsicos del Mioceno, alcanzando a menudo el substrato basltico del volcn en escudo. Esta red de barrancos controlar la distribución del volcanismo de rejuvene-cimiento, cuyas lavas y depósitos piroclsticos queda-r n en gran medida encauzados en ellos. En las zonas costeras se formaron etensas plataformas de abrasión marinas de baja pendiente. Los productos de la erosión de los barrancos se depo- sitaron como abanicos aluviales sobre todo en las plata-formas costeras del N-NE, E y SE, formando el Miembro Inferior de la Formación Detrítica de Las Palmas (FDLP). Por otro lado, el inicio de la etapa de rejuvenecimiento en Gran Canaria coincidió con una fase de transgresión marina (Lietz y Schmince, 1975) que formó los depó-sitos marino-costeros del Miembro Medio de la FDLP (Ballcels et al., 1992; Cabrera et al., 2008; Perez-Torrado et al., 2015). Volcanismo Subaéreo. Etapa de rejuvenecimiento Esta etapa comprende la actividad volcnica de los últi-mos 5.5 Ma y consta de dos fases principales: olcanis-mo Roque Nublo y olcanismo Post-Roque Nublo. El volcanismo Roque Nublo comenzó con erupciones estrombolianas localizadas en las reas central y sur de la isla. Hacia los 4.6 Ma, la actividad eruptiva se con-centró en el centro de la isla, construyendo un gran estratovolcn (el estratovolcn Roque Nublo –RN-) durante al menos un millón y medio de años (Perez- Torrado et al., 1995a; Perez-Torrado, 2008b). La activi- Mapa 2.a.3. Mapa geológico del rea delimitada para el paisaje cultural de Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria dad del estratovolcn RN comenzó con la emisión de una gran cantidad de lavas (basaltos alcalinos-basanitas a traquitas-fonolitas), algunos de cuyos ujos alcanzaron el mar, formando importantes deltas de lava en las zo-nas costeras N y NE de Gran Canaria (Perez-Torrado et al., 2015). Cuando el magma alcanzó composiciones traquítico-fonolíticas (hacia los 3.9 Ma), se produjo una intensa actividad eplosiva en las zonas sumitales del estratovolcn, produciendo depósitos ignimbríticos de tipo brechoide (Perez-Torrado et al., 1997). La actividad eruptiva del estratovolcn nalizó alrededor de los 2.9 Ma con la intrusión de domos fonolíticos (Guillou et al., 2004). La distribución y geometría del estratovolcn Roque Nublo (ms de 250 m3 en volumen) sugieren que este volcn pudo haber superado los 2500 m de altura, con ancos asimtricos denidos por etensas y suaves la-deras en el norte y cortas y pronunciadas en el sur (Perez-Torrado et al., 1995a; Perez-Torrado, 2008b). Múltiples deslizamientos gravitacionales destruyeron el estratovolcn RN, principalmente en los sus ancos me-ridionales, generando depósitos de avalancha a lo largo de unos 25 m (García Cacho et al., 1994; Mehl y Sch-minc e, 1999). Todos los productos (ujos de lava, ignimbritas de tipo brechoide y los depósitos de avalancha) del estratovol- Figura 2.a.12. Diagrama TAS (Total Alali vs. Silica) de clasicación de las rocas volcnicas. Obsrvese como las rocas volcnicas de los distintos estadios evolutivos de Gran Canaria, representados todos ellos en el paisaje cultural, abarcan todos los trminos litológicos de la serie alcalina (modicado de Carracedo et al., 2002; Perez- Torrado, 2008). cn Roque Nublo se canalizaron a travs de la red radial de barrancos ecavados durante la anterior etapa de in-actividad volcnica, dando lugar, con el paso del tiempo, a fenómenos de inversión de relieve. El volcanismo Post-Roque Nublo (apro. 3.5 Ma hasta el presente) se caracteriza por erupciones estrombolianas a lo largo de una dorsal ( ) de orientación NO-SE, con emisión de ujos de lava de composición basanítica a foidítica, formando secuencias de hasta 500 m de po-tencia (unos 20 m3 en volumen) que cubren etensas zonas de las laderas norte de la isla (Guillou , 2004). El periodo de actividad volcnica ms reciente en la isla se produjo durante el Holoceno (últimos 11700 años) con 24 erupciones baslticas monogenticas a lo largo del sector N y NE de Gran Canaria (Rodriguez-Gonza-lez , 2009). La mayoría de estas erupciones fueron de tipo estromboliano, pero tambin se produjo cierta actividad freatomagmtica eplosiva que formó peque-ñas calderas tipo El volcn de Bandama representa la última erupción de Gran Canaria, datada por medio de Carbono 14 en 1970 ± 70 años antes del presente (47 AC-123 AD fe-cha calibrada). Dado que los depósitos piroclsticos de caída de este volcn cubrieron herramientas aborígenes, la edad de la erupción de Bandama constituye un dato importante para los asentamientos humanos prehistóri-cos en la isla (Alberto Barroso y Hansen Machín, 2003). 2. La geodiversidad del Paisaje Cultural En primer lugar hay que mencionar que la geodiver-sidad del rea propuesta es la mayor de toda la isla de Gran Canaria, ya que en ella tienen representación todos los materiales de los distintos estadios evolutivos de la isla (Mapa 2.a.3). Esto tiene una implicación litoló-gica inmediata, ya que todo el espectro composicional de rocas volcnicas eistentes en la isla, que es el ms completo de todo el archipilago (e.g., Schmince, 1993; Carracedo , 2002) se haya presente (Fig. 2.a.12). No obstante lo anterior, hay ciertos elementos geoló-gicos que destacan sobremanera en el mbito y que, en consecuencia, sern descritos a continuación. Estos elementos geológicos son la Caldera de Tejeda, el cone-sheet, las brechas volcnicas Roque Nublo (ignimbritas de tipo brechoide) y las inversiones del relieve. Figura 2.a.13. El borde de la Caldera de Tejeda marcado por los depósitos hidrotermales de los “azulejos. Obsrvese como en un perl transversal, en el rea conocida como Fuente de los Azulejos, se muestra la disposición inclinada hacia el interior de la isla de la pared de la caldera y como los depósitos volcnicos intra-caldri-cos se acumulan contra ella. Fotografía Claudio Moreno La Caldera de Tejeda La Caldera de Tejeda representa la única caldera de co-lapso en Canarias para la que eiste un acuerdo cien-tí co general sobre su mecanismo de formación (Sch-minc e, 1967, 1973, 1993; Troll , 2002). Como se indicó en el apartado de evolución geológica, la Caldera de Tejeda se originó hace unos 14 Ma e inmediatamen-te comenzó su relleno por materiales flsicos de los grupos volcanoestratigrcos Mogan y Fataga, por lo que desde nales del Mioceno ya no tiene representa-ción geomorfológica como tal caldera. La caldera presenta una morfología elíptica en planta, dimensiones de unos 28 m en su eje mayor (NO-SE) y unos 20 m en su eje menor (NE-SO), y salto de falla estimado en unos 1000 m. En la actualidad sólo es observable su mitad occidental a lo largo de unos 30 m en los que, comúnmente, el contacto viene mar-cado por unos depósitos de alteración hidrotermales de vivos colores conocidos en la toponimia local como “Azulejos (Fig. 2.a.8). Una gran parte de este recorrido visible de los mrgenes de la caldera quedan engloba-dos dentro de la zona buffer del paisaje cultural solicita-do (ver mapas 2.a.2 y 2.a.3). Los mrgenes de la caldera, cuando aoran en sección transversal, muestran inclinaciones de 45-50º siempre hacia el interior de la isla y contra las que se acumu-lan los depósitos piroclsticos intra-caldricos que van siendo alterados hidrotermalmente, y de forma secuen-cial. Se han denido al menos 4 niveles de “azulejos lo que pone de maniesto que la actividad hidrotermal ligada a las fracturas del borde de la caldera se repitió en distintos periodos de tiempo (Cabrera , 2006; Donoghue et al., 2008). Las dimensiones de la Caldera de Tejeda y el enorme volumen ( 1000 m3) de materiales flsicos (riolitas peralcalinas-traquitas-fonolitas) ligados a su actividad resurgente no tienen comparación en otras islas oce- nicas en el mundo, siendo equiparables solamente a las calderas volcnicas formadas en los mrgenes de sub-ducción continentales (Schmince, 1993; Schmince Sumita, 2010). El Cone-sheet (complejo cónico de diques) El cone-sheet muestra en planta una distribución elípti-ca con unos 16 m en el eje mayor (E-O) y unos 12 m en el eje menor (N-S), ocupando, por tanto, una super- cie superior a los 110 m2 de la que sólo un tercio est cubierta por los materiales ms modernos del estadio de rejuvenecimiento (ver mapas 2.a.2 y 2.a.3). El conjun-to de diques traquíticos (los ms antiguos) y fonolíticos Figura 2.a.14. .Esquema geomtrico de la disposición en planta y perl del cone-sheet de Gran Canaria (modicado de Hernn y lez, 1980; Schirnic et al., 1999). Figura 2.a.15. Panormica del cone-sheet vista desde el mirador de la Mesa del Junquillo. Obsrvese como la inclinación de los diques va cambiando de una ladera a otra para converger hacia un foco común que estaría a varios ilómetros de profundidad. Se han marcado unos pocos de los múltiples diques que se observan como simple orientación para el lector. F. J. Prez Torrado (los ms modernos) que lo componen intruyen en los materiales intra-caldricos durante y despus de su acti-vidad volcnica (ca. 11.7-7.3 Ma). Asimismo, el intervalo medio para esta actividad intrusiva se ha calculado en unos 5-10 miles de años (a), mucho menor que los 50 a calculados para la actividad volcnica contempor- nea del grupo Fataga (Bogaard , 1988; Bogaard & Schmince, 1998; Schirnic et al., 1999). El volumen de material intruido en el cone-sheet se estima en unos 250 m3 lo que tuvo que provocar un abombamiento en el terreno en su rea de inuencia de unos 2 m (Schirnic , 1999). La densidad de los diques inyectados aumenta hacia sus zonas internas de inuencia, donde puede suponer ms del 90 lo que prcticamente imposibilita el reconoci-miento de la roca caja en la que intruyen. Los diques muestran una inclinación bastante constante de 40-45º, si bien en las zonas perifricas puede disminuir hasta los 30º. Hernn & lez (1980), basados en la distribución en planta y perl del cone-sheet estimaron que todo este enjambre loniano debía converger en un foco común situado a unos 2 m bajo el nivel del mar (Fig. 2.a.14), en la vertical del Roque Bentayga, aproimada-mente (ver mapa 2.a.3). Schirnic (1999) clasican ese foco común como lacolitos que se van epandien-do (cuando reciben inyecciones magmticas profundas) y contrayendo (cuando inyectan los diques) a lo largo del tiempo. El cone-sheet de Gran Canaria est considerado uno de los mejor epuestos en el mundo, con aoramien-tos que ofrecen ecepcionales eposiciones de ms de 1000 m de desnivel en el relieve y con escasa coberte-ra vegetal (Schmince, 1967, 1976, 1993; Hernn, 1976; Schirnic , 1999). Es comparable, por dimensiones y eposición de su estructura, al ejemplo prototípico de cone-sheets en Ardnamurchan (Escocia) donde esta estructura geológica fue denida por primera vez (An-derson, 1936). En conclusión, el cone-sheet junto a la Caldera de Tejeda en Gran Canaria pueden ser considerados monumentos geológicos ecepcionales a escala mundial (Schmince & Sumita, 2010). Prcticamente toda el rea de inuencia del cone-sheet se encuentra dentro de la zona del paisaje cultural, por lo que puede apreciarse en su total esplendor. Hay múltiples miradores, como el mirador de la Mesa del Figura 2.a.17. Detalles de las ignimbritas Roque Nublo. A) Carcter heteromtrico y polimíctico, donde se mezclan diferentes tamaños tanto de líticos (Lt) como de juveniles (Jv) englobados en una ma-triz cinerítica que actúa de cemento. Se observa tambin un molde vegetal (g). B) Erosión diferencial que genera un relieve típico de hoquedades a modo de tafonis (anco S de la Mesa de Acusa). C) y D) Improntas vegetales (muestras en Risco Caído). Claudio Moreno Figura 2.a.16. Panormica de los restos del antiguo estratovolcn Roque Nublo vista desde el mirador de la degollada de Becerra. Se obser-van partes de sus ancos S, N y O, delinendose el hipottico perl original que pudo tener el estratovolcn y el colapso gravitacional de su anco S. Asimismo, destacan en su anco O los procesos de inversión del relieve, de modo que los materiales del estratovolcn que en su día rellenaron valles ahora actúan de interuvios entre los actuales barrancos. F. J. Prez Torrado Junquillo, desde los que es posible observar como la inclinación de los diques va cambiando para converger hacia el foco común ubicado en el subsuelo (Fig. 2.a.15). El Estratovolcán Roque Nublo y sus ignimbritas de tipo brechoide Los restos del estratovolcn Roque Nublo son los gran-des dominadores del relieve que se observa en el pai-saje cultural, especialmente en su zona núcleo. Incluye todos los materiales que se sucedieron en la evolución del estratovolcn, desde los lvicos en su primera fase, hasta las ignimbritas brechoides en sus fases ms tardías eplosivas y, nalmente, los depósitos de avalancha vol-c nica ligados a los deslizamientos gigantes de sus an-cos meridionales. De hecho, el monolito Roque Nublo, símbolo paisajístico de las cumbres grancanarias, que da nombre al volcn y a todo el grupo volcanoestratigr- co, es un megabloque de uno de estos depósitos de avalancha volcnica (Figura 2.a.14). Como ya se eplicó en la historia geológica de Gran Canaria, todos los materiales emitidos desde el estrato-volc n Roque Nublo fueron encauzados en la red radial de paleobarrancos originados en el estadio de inactivi-dad volcnica. Hoy en día, fruto de la actividad erosiva, todos esos materiales quedan en relieves invertidos, formando las divisorias, mesas, cuchillos, etc de la actual red de barrancos (ver gura 2.a.16). Dentro de los materiales que formaron el estratovolcn Roque Nublo, las ignimbritas de tipo brechas volcnicas son las que ms destacan en el relieve por su particu-lar forma de erosionarse. Se originaron por la acción de densos ujos piroclsticos en erupciones eplosivas de tipo vulcanianas surgidas desde las zonas cratricas del volcn, localizadas aproimadamente en la vertical del rea ocupada hoy por los Llanos de la Pez (Perez- Torrado , 1997). El magma de estas erupciones eplosivas era de composición fonolítica, muy viscoso y en su ascenso interaccionaba con aguas subterrneas provocando violentas eplosiones que fragmentaban las rocas del conducto, así como el propio magma. El resul-tado eran densos ujos piroclsticos que impelidos por la energía cintica de los gases volcnicos, transporta-ban a ras del suelo y a grandes velocidades esta mezcla de fragmentos de rocas (líticos) y magma (juveniles) en el seno de una matriz cinerítica. Esta matriz cinerítica al poco tiempo de depositarse sufría transformaciones químico-mineralógicas, pasando los vidrios volcnicos originales a formar minerales del grupo de las zeolitas que actúan como cemento entre los distintos fragmen-tos (Perez-Torrado , 1995b). Así pues, las ignimbritas Roque Nublo se denen como un depósito fuertemente polimíctico (mezcla de frag-mentos de muy distintas naturalezas, juveniles y líticos) y heteromtrico (fragmentos de múltiples tamaños, des-de milimtricos hasta mtricos) cementados por una matriz zeolítica (Fig. 2.a.17). Obviamente, un depósito tan heterogneo sufre una erosión diferencial, ya que los distintos fragmentos ofrecen diferente resistencia a la erosión. Por ello el modelado erosivo de estas ignim-britas ofrece morfologías en oquedades a modo de ta-fonis (ver gura 2.a.17). Estas oquedades naturales fue-ron eplotadas en gran medida por los aborígenes, que construyeron muchas de sus cuevas en estas ignimbritas Roque Nublo. Finalmente, como aspecto singular a destacar es la gran Figura 2.a.18. Esquema de formación del proceso erosivo de inversión del relieve, común en terrenos volcnicos. er teto para detalles cantidad de improntas vegetales que se observan en al-gunos aoramientos de estas ignimbritas Roque Nublo (ver gura 2.a.17), especialmente en el rea de Risco Caído. Estas improntas vegetales serían el resultado del arrasamiento de bosques por la acción de esos ujos piroclsticos. Inversión del relieve Es un proceso que se da con cierta asiduidad en los terrenos volcnicos y que, en cierto modo, convierte el cauce de los barrancos en futuras divisorias. Este pro-ceso est esquematizado en la gura 2.a.18: a) en un primer estadio una erupción volcnica rellena parcial-mente el cauce de un barranco con ujos de lavas; b) cuando la erupción ha cesado y la lava ha petricado, el agua de escorrentía vuelve a intentar buscar su cauce, pero se encuentra que est invadido por una nueva roca que aún no ha sido meteorizada, por lo que ofrece una mayor resistencia a la erosión que las rocas ya viejas y meteorizadas que forman el sustrato. Por ello, las aguas de escorrentía empiezan a ecavar nuevos pequeños cauces a ambos lados de la nueva lava petricada; c) con el paso del tiempo (>10000-100000 años) los cauces Figura 2.a.19.. La Mesa de Acusa representa un ecepcional ejemplo del proceso de inversión del relieve. F. J. Prez Torrado → Figura 2.a.20. Pino canario en el camino de Chimirique a Hoya de la ieja con la pared de Ayacata al fondo. Esta pared est cincelada en los depósitos de avalancha volcnica del estratovolcn Roque Nublo. Javier Gil León se desarrollan ampliamente en nuevos barrancos y la lava petricada que en su día discurrió por el fondo de un barranco ahora actúa de divisoria entre los nuevos barrancos surgidos. Este proceso erosivo ocupa una gran parte del paisaje cultural, especialmente desarrollado en los materiales del estratovolcn Roque Nublo, como se comentó en el anterior apartado. El resultado nal es la formación de interuvios en rampas, mesas, etc. La mesa de Acusa, en el corazón del paisaje cultural, es un ejemplo ecepcio-nal de este proceso de inversión del relieve (Fig. 2.a.19). El rea propuesta que delimita el Paisaje Cultural de Risco Caído y los espacios sagrados de Montaña de Gran Canaria, alberga un espacio de coherencia ar-queológica que se asienta sobre un ambiente natural heterogneo, dividido por el eje imaginario, geológico, bioclimtico y ambiental, que sectoriza a la isla en dos en un eje diagonal que la recorre de NO a SE. Geoló-gicamente queda bien marcada con la mitad SO, llama-da Tamarn, donde dominan los Ciclos I y II de la fase constructiva de la isla, y la zona NE o Neocanaria, donde domina el volcanismo basltico del Ciclo III (Bourcart & Jeremine, 1937; Barcells ., 1990 a, b y c). Bioclim- ticamente ambas zonas se diferencian por el eje que imponen los Alisios húmedos, dominantes del NE, que junto a las precipitaciones diferenciales en una vertiente y otra y la cota (Del Arco , 2002; Del Arco & Gon-z lez, 2003), permiten una zonación ambiental que en su nivel ms amplio distingue la Alisiocanaria al NE de la erocanaria al SO (Prez-Chacón 1995). El rea propuesta aparece recorrida en su parte no-roccidental por este eje, quedando la cuenca media y alta de la Caldera de Tejeda, la zona alta del abanico uvial de Tirma y parte de Tamadaba bajo la inuencia del supra-ambiente erocanaria (ambientes Semirido del Sur y Oeste y Subhúmedo del Oeste); mientras que los escarpes del abanico uvial de Guayedra y Barranco Biodiversidad y paisajes naturales Figura 2.a.22. ista de la Montaña de Faneque desde los pinares genuinos del mbito de Tirma-Tamadaba, un paisaje que recrea el que antaño contemplaran los antiguos canarios. Javier Gil ← Figura 2.a.21. Farallones de los Riscos de Chapin, entre Artenara y Tejeda Cabildo de Gran Canaria de La Palma, el entorno de la comarca de Coruña-Luga-rejos y la vertiente norte de Tamadaba, quedan bajo la inuencia del supra-ambiente Alisiocanaria (ambientes Húmedo de Medianías y Húmedo de Cumbres). Desde el punto de vista de la vegetación y de la o-ra, los vestigios actuales nos permiten aproimarnos a los paisajes paleontológicos, a los antropológicos de la poca aborigen, a los potenciales de vegetación natu-ral y a los paisajes de vegetación actual. Aspectos estos esenciales a la hora de encauzar las intervenciones de mejora y rehabilitación ambiental del bien propuesto, incluyendo las eistosas acciones de reforestación que se han desarrollado en las últimas dcadas. 1. La dimensión paleontológica: la memoria de los paisajes primigenios del espacio. En el mbito del Paisaje Cultural la dimensión paleon-tológica viene directamente ligada a la Brecha olcnica Roque Nublo y a los depósitos sedimentarios fosiliza-dos por la misma, que se muestran en numerosos yaci-mientos por toda la isla (Prez Torrado, 2000; Marrero, 2013), y nos pone en evidencia la eistencia Pliocena de un paisaje boscoso y frondoso, especialmente en la vertiente de barlovento, pero no solamente, donde se pueden identicar pinos, hiedras, palmas, dragos, nume-rosas improntas foliares lauroides, etc. (Schmince 1967, 1968, 1976; Anderson ., 2009; Marrero, 2013). Schmince (1967, 1968) describe para Pajonales impre-siones de hojas de laurel, palmas y cañas de ‘tipo-bam-bú’. Anderson (2009) encuentra en El Hornillo- Berrazales frecuentes huellas de troncos, ramas, ramitas, hojas, frutoscpsulas, de Lauraceae o eudicotiledóneas y tallos y hojas de monocotiledóneas: gneros de Lau-raceae, (Ericaceae), (Aquifoliaceae) y (Araliaceae), frondas de helecho tipo y fragmentos de madera de Gimnosperma, posiblemente , y para Pajonales encuentra madera carboni-zada de . Marrero (2013) en yacimientos asociados tambin a la Brecha Roque Nublo en la vertiente nor-te de Gran Canaria encuentra improntas de , etc., y ms de una veintena de otros taones de difícil asignación. Finalmente, en las proimidades de Risco Caído, en Artenara, se han encontrado huellas de y sobre todo de adems de otras hojas lauroides por identicar. La coin-cidencia en el mismo espacio de improntas de lauroides junto con pinos, palmas u otras coníferas, desde las zo-nas de barlovento hasta Pajonales, ponen en evidencia la eistencia Pliocena de bosques frondosos mitos que rebasan con creces las delimitaciones actuales y per-miten interpretar un clima ms subtropical y húmedo entonces que en la actualidad (Marrero, 2013). El clima mediterrneo, donde se encuadra el clima actual de Ca-narias, se ha conformado en los últimos 2 millones de años (Ibñez, 2006), y la ora que compone actualmen-te el Monteverde o laurisilva es disarmónica por sus orí-genes en el espacio y tiempo, con elementos relictuales y otros ms modernos (ondrasov 2015). Hausen (1962) hacía nfasis en la importancia de los depósitos sedimentarios Pliocenos asociados a posibles formaciones lacustres que aparecen debajo de las dis-tintas capas de la Brecha Roque Nublo, en los cuales aparecen huellas de improntas vegetales. El almogarn de Risco Caído est tallado en estos depósitos sedi-mentarios y el conjunto arqueológico presenta a techo Figura 2.a.23. Impresiones paleontológicas de troncos de los anti-guos bosques de lauroides Pliocenos, en el entorno de Cuevas de la Paja, Barranco Hondo. Águedo Marrero Figura 2.a.24. o drago de Gran Canaria, espe-cie presente en el mbito y endmica de la isla de Gran Canaria, emparentada con el drago, , y otras especies de del este de África.. Águedo Marrero una potente Brecha que a travs de las huellas y huecos de troncos incrustados evidencian la debacle que para la biota de Gran Canaria supuso el desmantelamiento del estrato-volcn Roque Nublo (Marrero & Francis-co Ortega, 2001; Marrero, 2013), lo que constituye una singularidad paleobotnica ecepcional en el volcanis-mo insular. La evidencia de tales procesos con las im-prontas fosilizadas en paredes y techos de sus viviendas hace pensar que de alguna forma pudieron incidir en la percepción simbólica y en el mundo cosmogónico de los aborígenes, ms cuando fueron testigos directos de erupciones volcnicas activas. 2. El paisaje de los aborígenes. ¿Como era? y ¿cómo ha evolucionado?. Aproimarnos al paisaje natural del entorno de los asen-tamientos prehispanos en el rea propuesta es aproi-marnos a la vegetación potencial de ese entorno. Esta se puede abordar desde: a) el conocimiento de los re-lictos de vegetación actual, b) la sectorización ambiental (Snchez (Coord.), 1995), c) la interpretación de los datos bioclimticos (Del Arco 2002, 2006; Del Arco & Gonzlez 2003; Del Arco & Rodríguez, 2003) y d) el anlisis de los depósitos de los sitios arqueológicos desde la arqueobotnica (carpología, antracología, pali-nología) y geoarqueología. Como resumen, el rea incluida en el Paisaje Cultural y en la zona de amortiguamiento albergaría: bosques de laurisilva en la vertiente norte (Risco Caído, Las Hoyas-Lugarejos, zonas altas de Guayedra-Tamadaba), de pinares en cumbres y vertientes de sotavento (Mo-riscos- Cuevas del Rey, Tirma, Tamadaba, Bentaiga-Tejeda, Artenara), y de formaciones termoesclerólas en las cotas medias de la cuenca de Tejeda (Parralillo, Mesa de Acusa, laderas de Altavista-Tirma, y laderas de Gua-yedra). Adems de estas habría que añadir las comuni-dades riparias o de fondos de barrancos y las rupícolas. Todas estas comunidades y tipos de hbitats presentan valores añadidos ya recogidos en el Aneo I de la Di-rectiva 9243CEE, denominada Directiva Hbitats (ver Aneo 1). Desde el punto de vista bioclimtico, todo el Archipila-go Canario queda comprendido dentro del macrobio-clima Mediterrneo (Rivas-Martínez , 2001, 2002; Del Arco 2002), desglosado en diferentes biocli-mas dependiendo de los termotipos y ombrotipos (Del Arco 2002, 2006; Del Arco & Gonzlez 2003). En el Aneo 2 se recoge una sinopsis de las comunidades tosociológicas implicadas en el espacio considerado. Vegetación Potencial, ambientes y bioclimas. ALISIOCANARIA (sin inci-dencia directa de los Alisios). Ambiente de Transición bajo, entre 700-800 m de cota, con precipitaciones de 300-500 mm anuales, bioclimas Inframediterrneo rico semirido-superior y Termo-mediterr neo rico semirido-superior. Acebuchales, almacigales y jarales de con tomillos ( spp.), de los escarpes bajos de Guayedra y del norte de Altavista-Tirma. y probablemente y otras arbustivas como o (con incidencia directa de los Alisios). a) s: Ambiente de Transición alto, entre 800-900 (1000) m de cota, precipitaciones de 300-500 Figura 2.a.25. El brezo especie arbórea presente en el pinar húmedo de Tamadaba.. Águedo Marrero Figura 2.a.26. endemismo de las islas centrales de Canarias, en el entorno del Roque Nublo. Águedo Marrero mm anuales, bioclimas Inframediterrneo y Termome-diterr neo pluviestacional seco. Bordes septentrionales de Tamadaba-Guayedra y en las estribaciones del norte de Altavista-Tirma), bosquetes lauroides de etc. b) : Ambiente Hú-medo de Medianía, entre 700-1400 m de cota, preci-pitaciones de 600-900 mm anuales, con bioclima Ter-momediterr neo y Mesomediterrneo pluviestacional subhúmedo, de la laurisilva propiamente dicha y del fayal-brezal. Barranco Hondo-Coruña-Lugarejos y zonas ms umbrías de Guayedra-Tamadaba. Dentro de los ba-rrancos y hacia las cotas altas vendría dominado por las formaciones lauroides (laurisilva), que en los fondos de barranco vendrían conformados en bosquetes en gale-ría de saos (saucedas), con otras lianoides como , etc. 3. (sin incidencia directa de los Alisios) Ambiente Húmedo de Cumbre, entre 1400-1950 m de cota, precipitaciones entre 800-1200 mm anuales. Pisos bioclimticos Mesomediterrneo-inferior pluvies-tacional subhúmedo y húmedo, y Mesomediterrneo-superior pluviestacional subhúmedo y húmedo. Pinares cacuminales que afectan a la parte alta de Riscos de Chapín-Cueva Caballero y entorno del Roque Nublo. Pinares con escobonales, retamares o codesales, con , adems de o Aquí tambin incluimos los pinares mitos de Tamadaba, con o . EROCANARIA , en la cuenca media de Tejeda y Tirma. Ambiente Semirido del Sur y Oeste, entre 400-800 m de cota, y precipitaciones de 200-500 mm anuales. Pisos bioclimticos Inframediterrneo rico semirido-supe-rior, Termomediterrneo rico semirido y Termome-diterr neo pluviestacional seco inferior. Caracterizados por los palmerales, sabinares mitos con pinos, o ma- Mapa 2.a.4. Mapa de egetación potencial de la zona, que se aproima a las características que tuvo este mbito en la poca aborigen. Fuen-te cartogrca: Gobierno de Canarias. Fuente: Gobierno de Canarias torrales de jaras con tomillos. Entornos del Parralillo y Siberio, Mesa del Junquillo, bordes de Acusa y cotas medias de Altavista-Tirma. subsp. y , y un cortejo de especies arbustivas y matas leñosas que incluyen , etc., y la notable o singular presencia del drago de Gran Ca-naria . Ambiente Subhúmedo del Oeste, entre 800-1400 m (1600 m) de cota. con precipitaciones entre 400-600 mm. Pisos bioclimticos Termomediterrneo pluviesta-cional, seco y subhúmedo y Mesomediterrneo-inferior pluviestacional seco. Pinares secos de sur y mitos de sabinares, en la cuenca de Tejeda, Inagua-Pajonales, Al-tavista- Tirma, sotavento de Tamadaba y cabecera de la cuenca de Tejeda. Pinares con matorrales mesólos en sotobosques y matorrales abiertos: escobonales, jarales-hogarzales y retamares. Escobón del sur y el jaguarzo, subsp. y , y otras especies como el poleo , etc. Azonales pero características de riscos, paredones y escarpes, frecuentes por toda la zona, con profusión de especies de las familia Crassulaceae y Compuestas, adems de otras. En las zonas ms elevadas pasteles de risco y bejeques, o lechugones como , y especies de otras familias como o . En las zona medias lechugones y alpispillos como S y otras especies de , etc. Azonales dependientes del agua aorante, como las saucedas del sao canario , con frecuen-cia acompañados por zarzales de la zarza canaria o juncos ( ), o comunidades de culantrillos y tostoneras, etc. El paisaje de los aborígenes Est corroborado que la población aborigen de Gran Canaria, aunque disponían de ganado, desarrolla una dieta esencialmente cerealista, sustentada en cereales e higos, ricos en hidratos de carbono. En concordancia con los estudios de paleodieta, la carne pudo tener un carcter ecepcional. Practicaban una agricultura prin-cipalmente de cebada y en menor cuantía trigo, pero tambin legumbres como lentejas, habas y arvejas. La mayor parte de las tierras de labor se concentraban en la costa y medianía del sector norte y este, siendo la franja termoescleróla la ms ocupada. Tambin eran recolectores de frutos de al menos: palma canaria, alm- cigo, mocn, biccaros, leñabuena, balos y zarzas, y para otros usos recolectaban: retama blanca, codeso y algu-na laurcea, entre otras (Morales Mateos, 2006; Jim- nez Gonzlez, 1999). Las plantas recolectadas, aunque escasas en la dieta, fueron importantes como recursos para otras actividades: hogares, forraje, utensilios o gui-saderos. Los ms de mil quinientos años de ocupación abori-gen en Gran Canaria debieron afectar lógicamente a la biodiversidad eistente en la isla. Pero dicho impacto debió ser reducido, como se inere de los primeros eploradores y cronistas, así como de los datos arqueo-lógicos (Cabrera, 2001; Morales Mateos, 2006). Adems, Figura 2.a.27. Espectacular cardón ( ) localizado en Tirma, especie declarada como uno de los dos símbolos naturales de la isla de Gran Canaria. Cabildo de Gran Canaria Figura 2.a.28. Sauceda de en galería, siguiendo el cauce del Barranco de Tejeda, con palmerales y pinares entre vegetación termoescleróla, muestra de la diversidad de ecosistemas presentes en el paisaje sagrado. Águedo Marrero superponiendo el rea de nieblas de los Alisios al mapa arqueológico de Gran Canaria de Jimnez Gonzlez (1999), se observa como las zonas de Monteverde apenas fueron eploradas por los aborígenes (Marrero, 2008). Con todo lo dicho, se puede inferir que la vegetación boscosa en el entorno aborigen era muy similar a la vegetación potencial ms arriba descrita, la cual había sido muy poco o nada alterada, a ecepción de las zo-nas inmediatas a los poblados donde se practicaba una agricultura de policultivos en bancales y terrazas, con la higuera como único frutal cultivado y una ganadería limitada, donde el uso recolector en el monte era en todo caso sostenible. 3. El paisaje y la biodiversidad actuales. Características principales y valores. Gran Canaria, y en concreto el territorio delimitado por el bien propuesto, ha soportado una intensidad de uso diferenciada desde la ocupación aborigen hasta la actua-lidad: moderada en el entorno inmediato a los poblados de la cultura aborigen, intensa a partir de la conquista, mima hacia la mitad del s. y moderado-residual en la actualidad, como consecuencia de la terciarización de la economía insular y del paulatino retroceso de la agri-cultura y la ganadería, y consiguientemente de la presión territorial. En el rea en cuestión se integran dos espacios que mantienen un nivel alto de conservación de los pinares genuinos y de su biodiversidad: Tamadaba-Tirma, con pinares remanentes potenciados por diversos progra-mas de repoblación y reforestación, zona incluida en el Parque Natural de Tamadaba, y los pinares de Pajonales- Ojeda-Inagua, con apoyos de reforestación, incluidos en la Reserva Natural Integral de Inagua (zona de amorti-guamiento). A estos se añaden los pinares de la cumbre, regenerados desde distintos programas de reforesta-ción, presentando actualmente un buen estado, cobi-jando en sotobosque muchos de los endemismos de la cumbre de la isla (Prez de Paz ., 1994). En riscos y escarpes se mantienen comunidades propias genuinas, sirviendo adems como refugio de otras especies que se han visto limitadas en zonas ms accesibles, ofrecien-do en conjunto altos niveles de biodiversidad. Así ocu- Mapa 2.a.5. Mapa de la vegetación actual simplicado en el mbito. Fuente: cartogrca: Gobierno de Canarias. Elaboración propia. rre en los escarpes de Tamadaba-Guayedra, Riscos de Chapín y del Nublo o en los escarpes y roquedos de los entornos de Inagua o de la propia cuenca de Tejeda- Artenara. En el resto de esta cuenca la reducción de las activi-dades de pastoreo y agrícolas han dado lugar a la re-generación de sucesiones ecológicas con la formación de densos retamares ( ), matorrales de tabaiba amarga, ( ), taginastales ( ) y en las zonas ms umbrías escobo-nales, con una alta densidad de endemismos canarios, entremezclados con las antañas plantaciones de fruta-les, principalmente almendreros, que en algunas laderas y barrancos forman autnticos bosquetes. En los en-tornos inmediatos a los núcleos urbanos principales se mantienen terrazas de cultivos de frutales y huertas. En la zona de Barranco Hondo y Lugarejos, apenas han quedado vestigios de la laurisilva en fondos de barrancos y riscos inaccesibles, siendo una comarca de intenso uso agrícola, tanto en bancales de ladera como en los lomos. Sin embargo, el abandono agropecuario ha dado lugar a la regeneración de escobonales de escobón blanco ( subsp. intercalados con diversos frutales, que en la ladera derecha de e- posición meridional dejan espacio a la proliferación de las pitas ( ) introducida como forrajera y por sus bras cordeleras. La recuperación como se-gunda vivienda de las casas, en general trogloditas, ha favorecido el rescate de algunos bancales, “bocados o terrazas para una agricultura de n de semana. Pero los pastizales de lomos y laderas han ido perdiendo areal a epensas del matorral de ora autóctona (retamares, escobonales, etc.) que poco a poco van rompiendo su consolidación. Aspectos destacados de la ora y fauna del Paisaje Cultural A pesar de las transformaciones ambientales a lo largo de cinco siglos y gracias a la contribución de los espacios mejor conservados o recuperados en el mbito, como es el caso de Tamadaba-Tirma, o a los lugares de refugio que ofrecen los escarpes y roquedos y, en cierta medi-da, a la recuperación natural como consecuencia de la reducción de la presión antrópica, en el espacio delimi-tado para el Paisaje Cultural se encuentran representa-dos un total de 163 taones endmismos de Canarias (130 sp., 33 subsp.), que se elevan a 183 endemismos macaronsicos (150 sp., 34 subsp.). Esta riqueza orística viene desglosada en: 63 taones endmicos de Gran Canaria (48 especies, 15 subes-pecies); 100 taones endmicos de Canarias (82 sp., 18 subsp.) y 21 endemismos Macaronsicos (20 sp., 1 subsp.), a los que se añaden 10 taones de inters para las comunidades (9 sp., 1 subsp.), conformando una par-te importante del ecepcional acervo de biodiversidad de Canarias, España y la Macaronesia (Aneo 3). De estos taones al menos 28 se encuentran afectados por algún tipo de amenaza (LEY 42010, de 4 de junio, del Catlogo Canario de Especies Protegidas), 7 “en peligro de etinción, 8 “vulnerables, 7 son “de inters para los ecosistemas canarios y 1 es de “protección especial. Adems, otras 5 especies vienen recogidas en el Cat- logo Nacional (er Aneo ). En el Pinar de Tambada, así como en otros mbitos de pinar en la zona de amortiguamiento, sobresalen dos Figura 2.a.29. Imagen del proceso actual de recuperación de la vegetación autóctona en el mbito del Paisaje Cultural, en este caso a epensas del castañar. Águedo Marrero Figura 2.a.30. , otra de las epresiones de la riqueza orística del espacio, localizada en los dominios de la laurisilva y el pinar, y con acepciones medicinales tradicionales. Águedo Marrero especies de aves endmicas de gran relevancia, el pin-zón azul de Gran Canaria ( ) y el picapinos ( ), que tienen aquí poblaciones en buen estado de conservación. Tambin se cuenta con una importante representación de artró-podos endmicos. En estas condiciones no es de etrañar que precisa-mente el mbito de Tamadaba, incluido en gran parte en el Paisaje Cultural descrito, sea el ms importante punto caliente de la biodiversidad de Gran Canaria, seguido por los espacios de Cruz de Tejeda-Risco Chapín, Bre-zal- Barranco Oscuro, Maspalomas, Ayagaures, Riscos de Tirajana, Tenteniguada y Güigüí, tal y como se describe en el Atlas de biodiversidad de Canarias (Martín, 2010). La biodiversidad que alberga el espacio se ve reeja-da en su estatus de protección, ya que la totalidad del mismo se encuentra inserta en algunas de las guras de la Red de Espacios Naturales Protegidos de Canarias (ENP), y la mayor parte se encuentra incluida en la Red Natura 2000, solapndose las dos directivas de aplica-ción a una buena parte del territorio, y destacando ade-m s la presencia de hbitats de inters comunitario (ver capítulo 5.b.i). En denitiva, esos datos sitúan el mbito del bien pro-puesto y su rea de inuencia como un lugar de e- traordinaria riqueza e inters para la conservación y estudio de la biodiversidad, que alberga una tasa de en-demismos y especies protegidas sin paragón, si la com-paramos con la mayor parte de las reas protegidas continentales del norte de África y sur de Europa. Figura 2.a.31. Pinzón Azul de Gran Canaria ( ), en peligro de etinción según el Catlogo Nacional de Especies Amenazadas y considerada especie prioritaria para la designación de ZEPAs en la Directiva Aves de la UE. En la actualidad, su población est restringida a sólo dos núcleos: Tamadaba e Inagua, Ojeda y Pajonales (zona de amortiguamiento). Colectivo Ornitológico de Gran Canaria. Figura 2.a.32. La aplicación de las políticas de conservación y reforestación de las últimas dcadas, est dando como resultado la progresiva recuperación de las masas de pinar canario en el espacio y en la zona de amortiguamiento. Javier Gil León Catálogo de endemismos de plantas endémicas en el Paisaje Cultural “Risco Caído y los espacios sagrados de de montaña de Gran Canaria” |
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