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BAUDILIO MIRÓ MAINOU: Pintor Recopilatorio Biográfico: 1921- 2015 Por Vicente González Rosales OTROS RECOPILATORIOS DEL AUTOR Antonio Martín, rapsoda : 1910-2001 Enlace al catálogo: http://opac.ulpgc.es:80/cgi-bin/abnetopac?TITN=663033 Enlace a mdC: https://mdc.ulpgc.es/cdm/ref/collection/MDC/id/158502 Isabel Macario : soprano Enlace al catálogo: http://opac.ulpgc.es:80/cgi-bin/abnetopac?TITN=670456 Enlace a mdC: https://mdc.ulpgc.es/cdm/ref/collection/MDC/id/158675 Perfil biográfico de D. Manuel Rodríguez Monroy : 22-12-1985, 03-05-1963 Enlace al catálogo: http://opac.ulpgc.es:80/cgi-bin/abnetopac?TITN=663030 Enlace a mdC: https://mdc.ulpgc.es/cdm/ref/collection/MDC/id/158674 Tomás Gómez Bosch. Pintor Recopilatorio de su trayectoria artística. Desde nuestro catálogo: http://opac.ulpgc.es:80/cgi-bin/abnetopac?TITN=697441 Desde mdC (acceso electrónico): https://mdc.ulpgc.es/cdm/ref/collection/MDC/id/171944 D E D I C A T O R I A A la memoria de este gran pintor Cuya profunda seriedad como persona Y su gran temperamento como artista Han calado profundamente en mí. AGRADECIMIENTOS A la Biblioteca del Campus Universitario de Tafira y a Todo su personal por la gran Ayuda que me han prestado Para llevar a cabo este trabajo. Asimismo, a mi hijo Vicente Manuel Por su inestimable colaboración A la hora de incorporar el material fotográfico Y resolverme todos los problemas de índole Informático que se me han ido presentando Y a Marta, mi esposa, que siempre Estuvo a mi lado dándome ánimos. Este Recopilatorio fue acabado El día 31 de mayo de 2015 En Las Palmas de Gran Canaria, Por Vicente González Rosales I N D I C E I.- Perfil biográfico II.- Entrevistas III.- Escritos del pintor IV.- Exposiciones individuales V.- Exposiciones colectivas VI.- Exposiciones benéficas VII.- Artículos en Prensa VIII.- Opiniones de alumnos y colegas IX.- Noticias y comentarios X.- Su faceta como cineasta XI.- Homenajes y distinciones XII.- Obituarios XIII.- El pintor en el recuerdo XIV.- Cronología 6 P E R F I L B I O G R Á F I C O 7 Preámbulo. Hay muchas formas de hacer la biografía de una persona. En todo caso, se trata de seguir sus pasos, día a día, desde que nace hasta que muere, e incluso hasta después de habernos abandonado. Estas circunstancias suelen determinar el principio y el fin de cualquier biografía. Nació tal día en tal sitio…y después del espacio narrativo intermedio, más o menos extenso y detallado, concluir con el lacónico…y falleció tal día en tal sitio. Creo que todas las biografías empiezan y acaban más o menos con estos términos. La diferencia estriba en cómo acompañamos al personaje a lo largo de su trayectoria vital para adquirir el mayor número de conocimientos sobre lo que fue, lo que hizo, lo que dijo, lo que dijeron de él, si fue importante o pasó desapercibido por este mundo. De algunas cosas seremos testigos presenciales y hasta puede que partícipes y de otras tendremos que llegar a ellas de forma indirecta, acudiendo al testimonio de quienes sí las vivieron en primera persona o las recibieron de otros, tanto de forma oral como escrita y así sucesivamente, hasta llegar a nosotros. Muchas noticias y hechos situados en el entorno del personaje puede que queden en sólo eso, noticias y hechos que no llegaron a confirmarse, quizá porque sólo fueron rumores que con el paso del tiempo quedaron en el olvido. En el caso que nos ocupa, el personaje era para mí totalmente desconocido; se llamaba Baudilio Miró Mainou, nacido en Sabadell el día 16 de junio de 1921 y fallecido en Madrid el 19 de junio del año 2.000, a la edad de 79 años, víctima de una neumonía. Sus padres le prepararon para que continuara con los negocios familiares, -poseían una industria textil-, pero él siguió el camino que vocacionalmente se había fijado siendo aún muy joven; amaba la pintura y fue pintor de los buenos. Decía al principio que hay muchas formas de confeccionar una biografía; dadas las circunstancias, yo he elegido la que para mí ha sido, sin duda, la más razonable. Dado que no conocía a mi personaje, que residió en la península hasta el año 1949, lo que suponen 28 años de tinieblas, y que cuando se estableció en la isla estuvo 5 años viviendo en Moya, más el tiempo que tardó en consagrarse como artista, quiere decir que Miró Mainou nació para mí en el año 1950 y a partir de aquí he seguido sus pasos para conocer de forma indirecta su diario acontecer, no a través de vivencias personales, sino mediante un proceso de investigación de hechos consumados, sin orden cronológico predeterminado, factibles de clasificar y ordenar aleatoriamente, a resultas del cual surge, no una biografía a la 8 común usanza, sino un recopilatorio biográfico, en el que, a veces, el propio personaje me dicta su contenido; tal es el caso del capítulo dedicado a las entrevistas, en las que, con sus respuestas a las preguntas que le hacen sus interlocutores, pone al descubierto los secretos más íntimos de su existencia, así como nos desvela un poco las tinieblas que envuelven a sus primeros años de juventud lejos de la isla; la entrevista será más rica en contenido, cuanto más cercana sea al presente la fecha en que el pintor fue entrevistado. En otras ocasiones tendremos acceso a las exposiciones realizadas, tanto individuales como colectivas o benéficas y a los comentarios que los especialistas hacen al enjuiciar su trabajo. En otro capítulo es el propio pintor el que deja constancia en artículos publicados en la prensa, de sus puntos de vista en torno a la pintura y a diversas materias relacionadas con las bellas artes. Conocemos su faceta como cineasta y las opiniones y comentarios que sus colegas y alumnos hacen de él; sabemos que no pasó desapercibido por este mundo, si nos atenemos a los muchos homenajes y distinciones que recibió. Su fallecimiento causó un gran impacto en la sociedad canaria y aún se le recuerda con admiración y afecto, como se recoge en el último capítulo de este recopilatorio. Todos los hechos que aquí se recogen son de dominio público y están al alcance de cualquiera que se interese por ellos, como me ocurrió a mí, que los he aglutinado en este recopilatorio. Son muchas las personas que lo han hecho posible con su aportación histórica y literaria; a mí, a fin de cuentas, sólo me ha correspondido la satisfacción de presentarlos clasificados y ordenados cronológicamente, para que no se pierdan en el olvido con el paso del tiempo. Centro Atlántico De Arte Moderno Exposición Antológica (de 23-2 a 4-4-1999) De Miró Mainou Por Antonio Zaya Baudilio nace con Francisco Miró Mainou el 16 de junio de 1921 en Sabadell (Barcelona). Nace gemelo y Géminis, peculiaridades de nacimiento que compartimos. Destaco estos rasgos fundacionales porque en mi opinión determinan como una estructura invisible el carácter “inadecuado” que caracteriza el devenir de los gemelos. Quiero decir que los gemelos no somos únicamente hermanos. El hecho de compartir el mismo origen escindido y de desarrollarnos en la diferencia que supone la repetición en el espacio y tiempo nos señala a los ojos de quienes no son dobles sino en la ficción y el sueño del 9 espejo. Ser gemelos es otra forma de ser. No es, desde luego, ni mejor ni peor, pero siempre es otra: nunca es la misma, compartida con quien nos roba nuestra identidad perpetuamente; nuestros rasgos y a veces nuestra alma que vaga vacía y sin rostro por la superficie del espejo, despegando del suelo, levitando como un esquizo, que explora su mente con fe ciega, más allá de donde nadie percibe nada. Ser gemelo es repetirse y resistirse a ello incansablemente en la voz y en las palabras, en los amores y los libros, en los sentimientos y, a veces, en las intenciones y en las especulaciones más reales que la realidad impuesta. Pero todo esto es mental porque en verdad no hay dos sino otro, el otro es el mismo. Ser gemelo es habitar una ilusión y vivir en la renuncia y la pérdida, en el sueño de la sombra, en la materialidad del desplazamiento que supone todo exilio interior. Pero una vez señalada esta particularidad no sólo física sino mental de su existencia, tan importante por ejemplo para las culturas animistas, desvelemos enseguida el nombre de su padre, Joan Miró, que así se llamaba, para añadir más leña al fuego de estas resonancias en las que unos advierten –arrogantes- casualidades y otros vemos –desde la fe en la ignorancia socrática- casualidades de la certeza. Joan Miró era industrial de tejidos que traslada su residencia durante cinco años al otro lado de la frontera francesa, a Perpiñán, dejando a los gemelos al cuidado de sus abuelos. Baudilio Miró vivió con su abuelo Baudilio Miró, como no podía ser menos, también industrial textil como su padre y pasaba los veranos en una casa que poseía en Port de la Selva, un puerto de pescadores en la Costa Brava, muy cerca de donde ahora el destino y la providencia quieren que repase estas notas previas sobre su vida pasada a las que quisiera referirme. En aquella atmosfera familiar de estos primeros años, llena de ecos y espejos, se oyen en el gramófono del abuelo arias de ópera cantadas por Caruso y Fleta, Hipólito Lázaro y Schipa. Lo que antes era un verdadero privilegio en Sabadell. Posteriormente en la radio conocería las voces de los divos de entonces, como Toti dal Monte, Beniamino Gigli, y Stranchiari. Su padre, que sentía no haber podido continuar su vocación de cantante, y quien verdaderamente le inició, como a sus hermanos, en la audición y disfrute de la 10 música, poseía él mismo una bella voz de tenor lírico. Pero a esta afición a la música, que nunca abandonaría Baudilio, también contribuyó su tío José Masllovet, director de orquesta y compositor, además de las tertulias musicales que se organizaban en su casa, frecuentadas por cantantes de ópera y zarzuela. Tanto el paisaje abrupto y espectacular de la Costa Brava como la atmósfera social que frecuentaba despertarían su sensibilidad artística después de la Exposición Universal de Barcelona de 1929, aunque su padre preparara para los gemelos, siguiendo la tradición familiar, un destino en la industria textil. Comercio y contabilidad para Francisco y Teoría Textil para él, por su inclinación precoz al dibujo. Su trabajo consistía no sólo en diseñar los tejidos, sino también dirigía y planificaba su fabricación. Así que estudió en la Escuela Industrial y de Artes y Oficios, donde se ocupó con entusiasmo de aprender las técnicas específicas del tejido tanto como las asignaturas propiamente artísticas, tales como modelado, dibujo artístico, artes decorativas, etc. Cuando Baudilio había cumplido, hacía escasamente un mes, sus primeros quince años –exactamente el 18 de julio del treinta y seis- su tío Mainou le regaló una caja de pinturas al óleo. La rebelión militar liderada por el general Franco desde Las Palmas de Gran Canaria, aquel mismo día, había sido sofocada en Barcelona, pero muy pronto se comenzó a ver salir los primeros voluntarios hacia Zaragoza, aunque no se les daba la importancia que luego tendrían. Por las bajas producidas por la movilización en los puestos de trabajo, Baudilio entró a trabajar como aprendiz técnico en una fábrica de tejidos. Por razones laborales viaja diariamente a Barcelona y siempre que se lo permiten los bombardeos. En 1937, las bajas y las ausencias se generalizan y afectan a todo el tejido social. La escuela también sufre estas ausencias por el reclutamiento y la movilización general como consecuencia de la rebelión militar y la guerra civil. Por esta trágica situación que divide y llena de sangre España, ingresa en la escuela sustituyendo al profesor de dibujo, el pintor Vila Arrufat, quien desarrollaría importantes cambios en la enseñanza de la escuela y trataría de aislarse de la contienda en una masía en San Sebastiá de Montmajor, 11 adonde un pequeño grupo de alumnos también se traslada siguiendo como una sombra al maestro y entre cuyos componentes se encuentra Baudilio Miró. Aquí aprenden a fabricar jabón y alpargatas para cambiarlo por verduras con los pageses. El puesto de Vila Arrufat lo ocupa otro importante pintor: Vila Puig, que pintaba en Santiga, cercano a Sabadell, adonde los alumnos acudían para verle pintar y pintar junto a él. La situación se degradaba día a día y Baudilio sólo comía nabos, y algarrobas y, excepcionalmente, farinetas- una especie de gofio sin tostar. Luego vería el éxodo, la entrada de las tropas franquistas en Sabadell y el comienzo de la posguerra. En noviembre de 1941 se producen dos sucesos destacados en su vida: la muerte de su madre y su primera exposición en la Academia de Bellas Artes de Sabadell. En 1945 es destinado a Melilla con su hermano gemelo para cumplir su servicio militar en el ejército de los vencedores que derrocaron la República. Durante este periodo militar, que duraría tres años, el coronel de su compañía le patrocina una exposición de sus pinturas en el Casino Militar de la ciudad africana. Un año antes de finalizar el servicio de armas conoce a Carmina, la que sería su esposa y madre de sus hijos; encuentro que sería tan decisivo para su vida como para su posterior desarrollo como pintor. A su regreso a Barcelona alterna su trabajo en la fábrica con la pintura y en 1947 celebra su primera exposición en Barcelona en la Galería Pictoria. Dos años después contrae matrimonio con Carmina y traslada su residencia a Gran Canaria, no sin advertir los inicios del cambio estético que se estaba produciendo por entonces, con Zabaleta, Benjamín Palencia o Vaquero. Dejaba atrás el sueño de su padre de hacer de él un técnico y comenzaba una nueva vida incierta y llena de dificultades. No iba a sufrir aparentemente su obra, formalmente hablando, las consecuencias de ese desplazamiento decisivo. Aunque, cuando menos, las condiciones de difusión tan menguadas por la distancia y el olvido peninsular supondrían una suerte de desamparo, amplificado por el inminente exilio madrileño de Manolo Millares, Manolo Padorno y Martín Chirino, que trataban de escapar de las “técnicas de mezquindad” vigentes en el singular contexto provinciano de Las Palmas de Gran Canaria, veinte años después de que se iniciara en esta ciudad la rebelión militar contra la República. Se decía 12 entonces que si Tenerife había cometido el error histórico de impedir la conquista de la isla, y presumiblemente de Canarias, por el célebre Almirante Nelson, más grave había sido el error de Las Palmas dejando salir al caudillo rebelde Francisco Franco. La plaza africana de Las Palmas sólo contaba con una galería de arte propiamente dicha, la galería Wiot. En ella conocería Baudilio las primeras obras de las vanguardias de la posguerra, obras surrealistas de Juan Ismael y Manolo Millares e indigenistas de Felo Monzón. Unos meses después Baudilio Miró realizaría allí su primera exposición canaria, lo que le permitió conocer a los veteranos pintores de Gran Canaria. Recibe favorables críticas de la prensa y se le destaca como “una de las mejores retinas que hayan recogido nuestro paisaje”. Luis Doreste Silva y Juan del Rio Ayala, a cuyas plumas me refiero, no eran por lo que se ve buenos clarividentes, a juzgar por el calvario que ha pasado Baudilio durante la mayor parte de los noventa, precisamente con la retina y debido a su diabetes. Los temas destacados en aquella primera exposición de pinturas eran lugares pintorescos, hoy perdidos, del pueblo de Moya –donde había vivido durante cinco años-, Santa Brígida, Carretera del Centro, y Tirajana, eran impresiones del Puerto de la Luz, un desnudo y un retrato, además de dibujos y temples. A aquellos principios insulares, hace ahora medio siglo, se remonta su amistad con los hermanos Lezcano, en cuya imprenta tenían lugar animadas tertulias a las que asistían también los hermanos Millares, Juan Ismael, Ventura Doreste, Isidro Miranda, Servando Morales, y el escultor Tony Gallardo. En 1950 nace su hija María. Como la pintura no era entonces suficiente sustento para la familia, acepta un puesto en un taller de ebanistería, que realizaba muebles de forma artesanal. Desempeña su trabajo como diseñador durante dieciséis años. Posteriormente sería contratado por una empresa peninsular de decoración como delegado en Las Palmas, durante seis años más, antes que decida dedicar exclusivamente su tarea a la pintura. 13 Francisco Bonnin dirigía por entonces el Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, donde Baudilio expone –en 1951- veinticinco cuadros gracias a los buenos oficios de su amiga Pepita Maynadé, también pintora como él y poeta. De aquella época nuestro pintor catalán recuerda con especial emoción la tertulia que se reunía en la casa del doctor Carlos Pinto, y donde conocería a Pérez Minik, Gutiérrez Albelo, Martín Zerolo y al joven y destacado pintor Pedro González. Ese mismo año nace su hijo Sergio y un año después expone nuevamente en Barcelona. En 1954 participa con Manolo Millares, Juan Ismael, Felo Monzón, y Martín Chirino, entre otros, en una colectiva de artistas contemporáneos y realiza su segunda individual en la Galería Wiot. Entonces se produce, esta vez sin moverse, su segundo gran desplazamiento, con el traslado a Madrid de sus amigos Manolo Millares y Martín Chirino, con quienes está a punto de embarcarse en la aventura. Esta soledad sería igualmente significativa y retrasaría, una vez más, el desarrollo lógico y la evolución crítica del contexto artístico insular. En 1957 nace su hija Marta. En 1959, cinco años después de su segunda exposición en la galería Wiot y diez años después de su llegada a Canarias, expone por tercera vez en esta, hoy legendaria, galería de la calle de Triana. En un deliberado gesto de automarginación del contexto académico y provinciano, que conoce por entonces Las Palmas, aumentado y corregido con la ausencia de Millares y Chirino –ya tan significativas para los que se han quedado- Baudilio decide no exponer durante los siguientes diez años. Cuando decide volver, en 1969, lo hace de nuevo de la mano de aquellos que creyeron en su pintura, le apoyaron y le consideraron uno de los suyos y, más allá de las denominaciones de origen, le adoptaron desde entonces como uno de sus signos fundacionales de regreso al paisaje interior, autocrítico, autorreflexivo y el más claro ejemplo, después de Oramas, de una poética de las piedras y el desierto, igualmente frecuentada por Fleitas, y Gallardo, que remiten a sí mismas y a la muerte, ante su negativa a significarse más que como origen y contexto de nuestro devenir. Con el inicio de los setenta y el cambio social operado por la decisiva influencia turística, la presencia cultural del Partido Comunista es determinante e insoslayable. Como casi todos los artistas relevantes del momento, Baudilio se mueve sin compromisos en torno a ese ambiente de resistencia a la decadente oficialidad, lo que no le impide ser cuestionado por las emergencias 14 nacionalistas todavía incipientes, que se resisten a reconocer la independencia de su pintura y su amor a nuestra tierra, mucho más evidente que el de aquellos facultados para conceder y poner medallas, diplomas y distinciones tardías. En 1972 decide dedicarse enteramente a su obra. Se relaciona profesionalmente por entonces con la bailarina venezolana Gladys Alemán con quien realiza Reviviscencia, una película en súper 8, además de escenografías, decorados, vestuarios y diseños para su ballet. Dos años más tarde realiza también en súper 8 Sexo quemado, sobre la serie pictórica del mismo nombre realizada por el pintor Pepe Dámaso, otro de sus entrañables amigos. Esta amistad entre ambos me impulsó a escribir entonces, “Miró es personalmente un ser entrañable y familiar como pocos artistas canarios. No es un ser artificial, ni calculado en sus gestos. Compartiendo la misma imagen como gemelo con su hermano, no le cuesta a Miró entender las diferencias”. Y continuaba, coincidiendo con la cronología que aquí seguimos: “Cuando hemos pasado el ecuador de los más de cuarenta años que Miró vive en nuestra tierra, no es preciso repetir las denominaciones de origen pues, en definitiva, Miró es un pintor y su ejercicio es su patria. Ya no se trata de decir que lo es, sino de preguntarnos ¿dónde está? ¿Está entre nosotros, con nosotros? De dónde es y adónde va es, desde luego, un asunto irreversible el primero, e incognito el segundo. El verdadero asunto sólo concierne a la pintura. Sin embargo, a partir de entonces su obra se interioriza, aunque su presencia pública ya se manifiesta por el poder reflexivo de su arte”. A su ritmo demorado, pero sólidamente, su obra –una meditación sobre nuestro paisaje- ha conocido a partir de aquí un reconocimiento casi unánime. En 1976 expone en la Sala Llorens de Barcelona y en 1979 lo hace por primera vez en la Galería Balos de Vegueta, en Las Palmas, que dirigen Rosa María Buerles y Fernando Doreste, principales impulsores del renovado ambiente artístico que vive la ciudad en esos momentos. En 1981, sesenta años después de su nacimiento, y cuarenta después de su primera exposición, regresa momentáneamente a su ciudad natal, Sabadell, para celebrar allí su aniversario con una muestra individual de su obra, y asimismo expone en la Galería Vegueta de Las Palmas. Los siguientes casi veinte años han sido de serena normalización artística, protagonizada por la denominada generación de los setenta, que de alguna manera hace suya la actitud crítica de Miró –coincidente con la de su amigo César Manrique- frente al paisaje, alterado y destruido por el capricho depredador y especulativo de financieros y arquitectos canarios sin escrúpulos y por otras corruptelas. 15 Durante este largo periodo realiza en Las Palmas (1984-1989-1990-1992- y 1997), Madrid (1985 y 1993) y Barcelona (1986) ocho exposiciones individuales, en entidades públicas (CICCA de Las Palmas de Gran Canaria en 1990, Sala de Arte La Regenta en Las Palmas de Gran Canaria en 1992- que tuve el honor de comisionar y durante la cual se le concedió el Premio de Canarias- y Rectorado de la Universidad de Las Palmas en 1997) y en entidades privadas (Galería Vegueta en 1984 y 1985 – en la Feria de ARCO en Madrid-, Galería María Salvat de Barcelona en 1986, Galería Attiir en 1989 y Galería Rayuelo de Madrid, en 1993). Además ha participado en distintas colectivas en Las Palmas de Gran Canaria, Barcelona, Santa Cruz de Tenerife, Buenos Aires y Nueva Orleans. Junto al Premio Canarias ya mencionado, Miró es miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Tenerife en Canarias. Estos últimos años no han sido para él, sin embargo, a pesar del tardío reconocimiento de los poderes públicos, ni fáciles ni aciagos. Entre la luz y las sombras, sus ojos nos devuelven ahora algunos mementos de su reflexión interior, después de sufrir en ellos tantas operaciones, en lucha constante con las secuelas de su dolencia irreversible. Son las luces de sus sombras las que vemos, de su paisaje interior, que definitivamente nos expresa como frontera sur, atlántica, a su manera que – como diría José Luis Gallardo- se ha vuelto la nuestra, en un juego de realidades enmascaradas por los paisajes turísticos, alterados. Baudilio nos devuelve los ojos, que si no son conciencia son mudos testigos, espectadores pasivos del derrumbamiento y la rutina. Pero no se trata de ninguna actitud nostálgica. Las piedras son ejemplo suficiente de la elocuencia del paisaje y de la falsa inercia de la acción humana. Baudilio eligió nuestras playas, eligió nuestros montes, y eligió nuestras piedras, como reflexión sobre la pintura y nuestros verdaderos valores territoriales. No hubo mito ni dogma, sólo colores. Muchos, todos. Nuestro aire más íntimo, contemplativo, lúcido. Sólo eran palabras de amor, tímidas en ocasiones, dubitativas, serenas, dormidas, que algún día despertarán de su letargo mágico. 16 E N T R E V I S T A S 17 La Provincia 28 de junio de 1951 Entrevistas y encuestas. Con el pintor catalán Miró Mainou. Por A.B.S. Miró Mainou es un pintor catalán que desde hace unos meses se encuentra en nuestra Isla. En las paredes de la galería Wiot ha colgado unos lienzos de retratos y paisajes de austera coloración que nos impresionaron e invitaron a charlar con el pintor. - ¿Nació usted en Barcelona? - No, señor; nací en Sabadell. - ¿Quiénes han sido sus maestros? - Los insuperables paisajistas catalanes Vila Puig y Vila Arrufat. - ¿Es la primera vez que sale de Cataluña? - Salí de mi ciudad natal muy joven y me dediqué a recorrer la Península, Islas adyacentes y territorios de África. He permanecido mucho tiempo en Mallorca, cuyos incomparables paisajes y bellezas atraen poderosamente la atención de cualquier amante a las bellas artes. - ¿Entonces, como pintor, puede decirse que es usted mallorquín? - Ni mucho menos, ya que donde más he pintado es en Melilla. Aquí he tenido el mayor éxito artístico de mi vida. - ¿Ha pintado muchos paisajes canarios? - De unos treinta y cinco a cuarenta, casi todos de Tejeda, Tamadaba y Azuaje, encantadores y deliciosos lugares isleños. - ¿Conoce la pintura isleña? - Sí, señor; pero no me gusta opinar para no herir susceptibilidades. - ¿Hay en Cataluña autentica pasión por la pintura? - Mucha, muchísima; pese a ser un centro industrial y comercial. - ¿Por qué se inclina usted más por los paisajes que por los retratos? - Porque los retratos es un género que liga al artista a las exigencias del modelo. - ¿Qué opina usted de los “ismos”? - En el único “ismo” que creo es en el personalismo. - Estoy de acuerdo con usted, amigo Miró Mainou. 18 Diario de Las Palmas 7 de Octubre de 1955 Encuesta para la III Bienal Hispanoamericana de Arte. El pintor Baudilio Miró Mainou. Por Servando Morales. No es Miró Mainou pintor canario, es catalán. Y es un pintor más hecho en la ínsula; lleva muchos años residiendo en Canarias y muy entrañado con todo lo que se refiere a las islas. Varias exposiciones cuenta ya en Gran Canaria también en Tenerife. La obra de Miró Mainou está colgada en las paredes de los mejores salones. El pintor Baudilio Miró Mainou ha sido invitado a la III Bienal Hispanoamericana de Arte. Le visito en su casa de la barriada de Schamann. Un pisito muy bien acondicionado, vestido con muebles cómodos y elegantes, inventados y diseñados por el propio artista. No tendré decir que también en su casa cuelga también Miró sus cuadros, algunos sin terminar, apuntes de paisajes y figuras que hace en sus frecuentes excursiones a la cumbre y a la costa. En esta visita coincido con el poeta Pedro Lezcano. Lo invito a que sea testigo en esta conversación. Carmina, la esposa de Miró, también está presente y no dice ni esta boca es mía. Perico Lezcano hace unas observaciones referentes al arte y a los artistas de una agudeza y una chispa de humor que liga estupendamente con su buena ganada fama de magnífico poeta. ¿Qué tienes tú que ver con el catalán Miró? - Familiarmente nada. - ¿Te gusta lo que pinta Joan Miró? 19 - Sí, me gusta y no sé ciertamente el motivo, pero cuando visité su exposición en Barcelona, primera vez que yo veía la pintura de Joan Miró, me sentí embargado por una alegría grande que no puedo explicarte. - ¿Y de tu otro paisano, el pintor de Cadaqués, Salvador Dalí? - Ese no me gusta. Me parece pintura de ursulina con calidades de hule. - ¿Has hecho arte abstracto o surrealista? - Hasta el momento no he sentido esa necesidad pero tampoco niego que algún día pueda sentirme atraído por este camino. - ¿Qué clase de pintura haces? - Hasta ahora estuve haciendo impresionismo y como comprendí que no tiene más posibilidades que una representación objetiva del tema lo estoy abandonando. Hoy quiero ensayar otros modos, no se cuales, que me conduzcan a una expresión más viva y humana, más profunda. - ¿Qué prefieres, el paisaje, el retrato o la composición? - He pintado mayormente paisajes pero me siento atraído por todo lo que me rodea y me emociona. - ¿Qué procedimiento empleas en tus cuadros? - Generalmente oleo, pero entreveo grandes posibilidades en la encáustica y temple de huevo, que también he practicado. - En todos estos años que llevas en Canarias, ¿crees que has captado bien sus paisajes, su luz, sus sombras y sus contrastes? - Dentro del modo impresionista creo que he llegado a interpretar la luz de Canarias, pero esto ya lo han juzgado más extensamente y con rigor los críticos. Lo que quiero es ahondar más en la interpretación de este paisaje tan rico y de tanta fuerza emotiva. - ¿Cómo crees que es tu estilo de pintura; clásico, romántico o moderno? - No me he parado a pensar eso. Pero me parece que los que contemplan mi obra son los que pueden clasificarme. - ¿Cuándo has encontrado el camino del arte? - Encontrar ese camino para mí, significa ser sincero y en consecuencia fuertemente personal. Es el camino de siempre, el verdadero camino que vemos en toda la historia del arte. - ¿A qué aspiras en tu carrera pictórica? - A pintar mucho y con sinceridad. - ¿Qué enviarás a la III Bienal Hispanoamericana? - Dos paisajes y un tema de figura. - ¿Con qué ilusiones vas? - Ahora mismo me conformo con figurar en el catálogo. Más adelante, ya veremos. - ¿Qué opinión te merece este certamen? - Que ha dado un gran impulso al arte moderno y que ha abierto las puertas a muchos y magníficos pintores que estaban relegados. Por otra parte, la Bienal ha hecho cambiar bastante los cauces por los que se desarrollaba antes la 20 Exposición Nacional. Aquellos pintores modernos que se condenaban a cuarto oscuro hoy hasta se les premia en la Exposición Nacional. - ¿Cómo ves el jurado de la Bienal? - Pues, la verdad no lo he visto, pero merece confianza - ¿Qué dices tú de la crítica en general? - No se puede generalizar en este tema de la crítica porque hay críticos de verdadera valía, con responsabilidad y preparación, pero también hay mucho gacetillero que se mete a crítico y esto ocurre en todas las latitudes. - ¿Qué pintura actual es la que te interesa dentro de España? - Vázquez Díaz, Benjamín Palencia y Vila Arrufat. - ¿Y de fuera de España? - El español Pablo Picasso, por encima de todos. - ¿Y de la pintura clásica? - Me encantan los primitivos italianos y me emociona fuertemente el Greco. - ¿Cuándo crees que se debe exponer? - Actualmente hay un afán desmedido por exponer, pero estimo que sólo debería hacerse una exposición cuando se tiene algo importante que decir. - ¿Qué edad tenias cuando hiciste tu primera exposición? - Diecinueve años y fue en 1940. - ¿Y tenías algo que decir entonces? - En realidad creo que no. Pero sentía la necesidad de mostrar mi obra para saber si este era mi camino. - ¿De las diez exposiciones que has celebrado, cuál de ella te dejó más satisfecho? - Francamente, satisfecho no me ha dejado ninguna hasta ahora porque aspiro siempre a superarme. Las exposiciones mías me han servido siempre de examen de conciencia. - ¿Qué importancia tiene el arte para la humanidad y qué le significa? - No creo que sea vital para la mesa del comedor, pero sí necesario, completamente necesario, para la vida del espíritu. - ¿Qué crees que quiere el público? - Salvo excepciones, la mayoría prefiere, busca y compra la fotografía en tecnicolor y al pincel. - ¿Qué es lo que quiere el artista, el pintor? - Hay quien quiere buscar el placer pintando, creando, expresándose, como quien quiere investigar, buscar otros caminos y hay quien desea servir a ese público de fotografía en tecnicolor y al pincel, pero este ya no es un artista, no es un pintor. - ¿Por qué orden colocarías estas cinco cosas: música, pintura, escultura, poesía, y literatura? - Primero música y luego poesía y literatura¸ después, pintura y escultura. - ¿Quieres explicar el motivo de ese orden que has dado? 21 - Estimo la música en primer lugar porque la considero un arte más puro y no le quito mérito a la poesía y a la literatura. Y la pintura y escultura que van siempre muy ligadas, como soy parte, pues, me abstengo de aclarar. - ¿Crees que se debe mezclar poesía, música, pintura y literatura? - Pienso que el músico cuando se pone a hacer música debe hacer música y el pintor pintura y así todo lo demás. El pintor que utilice en su obra valores emotivos de otras artes puede encontrar modos de expresión más contundentes. - ¿De no ser pintor qué te hubiese gustado ser? - Compositor. Pues uno le diría: ¡Música maestro! Pero como Miró Mainou es pintor de categoría, dentro y fuera de Canarias, le diré sencillamente: ¡manos a la obra, maestro! (De “La Tarde”). Diario de Las Palmas 5 de diciembre de 1959 La Isla y la Ciudad Luis García Jiménez El Pintor Miró Mainou abrirá el próximo lunes su tercera exposición en Las Palmas, en la Galería “Arte” “Trato de sumar algo más a mi impresionismo, lucho por lograr que no sea una mera sensación de luz y color” El arte actual es el exponente vivo de nuestro tiempo, una consecuencia lógica del mundo del presente, con sus prisas, sus falsedades…” 22 Baudilio Miró Mainou abrirá el próximo lunes una exposición en la galería “Arte”. Es la tercera que va a realizar en Las Palmas, donde, como nuestros lectores saben, vive desde hace diez años. Miró Mainou conoce a fondo la pintura y habla de ella con verdadero dominio. Ante esta nueva muestra de su obra, deseábamos sostener un largo coloquio con el pintor y tal ha ocurrido efectivamente. Hemos hablado mucho de Pintura, aunque todo no se vierta ahora en las letras de molde. Miró Mainou es un hombre sencillo, un hombre que sabe lo que busca en sus cuadros. Y su mejor virtud creemos está en su sinceridad para consigo mismo y para con lo que le rodea. Esta es la primera vez que nos encontramos con él y por eso hemos empezado por el mismo principio. - ¿Dónde y por qué se inició en la Pintura? - Mi formación comenzó en la Escuela de Artes y Oficios de mi ciudad natal, Sabadell, aunque luego me puse en contacto con el mundo artístico barcelonés. Y en cuanto a mi inclinación por la Pintura data desde que tenía doce años, sencillamente porque me gustaba. - ¿En qué etapa puede enmarcarse esta etapa inicial? - Antes de 1936 di los primeros pasos y luego al terminar la guerra ya entré a fondo en el mundo del arte. - ¿Dónde hizo su primera exposición? - En Sabadell, pero ya he expuesto en Barcelona, dos veces, Melilla, Tenerife y aquí, dos veces también. Esto en cuanto a personales, pero en cuanto a colectivas lo he hecho en Parías, Madrid, en algunas Bienales Hispanoamericanas, etc. En este punto digamos que Miró ha ganado premios del Ayuntamiento de Melilla, en la Bienal de Las Palmas y en las Bodas de Oro del Club Náutico de Tenerife. - ¿Dentro de qué tendencia cayó en sus comienzos? 23 - Después de la guerra en toda España y Cataluña hubo una época donde el mercado del arte era floreciente, pero se estaba algo despistado sobre el concepto estético a seguir. Imperaba la tendencia impresionista y por ahí me fui yo también. - ¿Qué buenos impresionistas catalanes de esa época recuerda? - Joaquín Mir era el modelo por aquel entonces. Pero existían otros valores como Villá, Mompou, Amat, etc. - Díganos, ¿qué busca usted hoy a través del impresionismo? - El impresionismo ha sido uno de los movimientos más constructivos y nos llevó a descubrir el mundo del color. Pero yo trato de sumar algo más a él, lograr que no sea una mera sensación de luz y color. Lucho por darle algo de mi interior, para que quede una cosa más perdurable en mis cuadros. - ¿Entre su ayer y su hoy ha habido un cambio brusco? - No. Hay cosas que quiero y no puedo despreciar y no puedo aceptar otras, porque no estoy plenamente convencido de ellas y si lo hiciera incurriría en la falsedad. Estoy al corriente de todas las tendencias actuales y no dejo de comprender que hay mucho que aprovechar. - Hoy, antes que nada, ¿qué tiene la pintura de Miró? - Sinceridad. No quiero ser pintor a la moda. Hoy es difícil la orientación del pintor, porque después de tantas tendencias se ha hecho una labor, a veces, demoledora, donde todo se ha venido abajo, por lo que se ha perdido la fe. - ¿Cuál es el camino que debe seguir el pintor? - Para mí el de siempre. El de ser personal, como lo han sido todos los grandes pintores. Y el que tenga facultades debe llegar; el que no, quedarse a mitad del camino. - ¿En los movimientos pictóricos del momento qué es lo que más admira? - La libertad, pero hay que saber aprovecharla bien. - ¿Lo abstracto? - Lo abstracto es lo más pictórico de todos los movimientos. Es la pintura por la pintura y se ha despojado de todo. - ¿Siente usted el arte abstracto? - De momento no, para yo hacerlo. Sin embargo admiro lo bueno que pueda haber en ciertos cuadros. - ¿Cuál es el mayor mérito de la abstracción? - Su tarea de búsqueda. En la abstracción es como si las posibilidades del pasado se hubiesen agotado y el avance de la ciencia nos ofrece nuevos mundos que son pintados tanto en lo objetivo como en lo síquico. Por otra parte, la abstracción tiene el inagotable campo de la libre imaginación. - ¿Cree que hay sinceridad en la abstracción? - Para que sea buena debe haberla, tiene que ser sincera. Y como quiera que en lo abstracto hay poco campo comparativo es por lo que se da mucho gato por liebre. - ¿Opina que con lo abstracto el público se ha apartado del arte? 24 - Parece que es el arte el que se ha apartado, en el sentido de que se ha hecho incomprensible, aunque, sin embargo, está al alcance de todos. Tal vez haya pocas ganas de intentar comprenderlo. - ¿A qué corresponde al arte actual? - Es el exponente vivo de nuestro tiempo, una consecuencia lógica del mundo del presente, con sus prisas, sus falsedades, etc.…Hay muchos artistas que tienen prisa por llegar arriba ofreciendo una obra poco consistente. - Usted me ha dicho que en lo abstracto es como si las posibilidades del pasado se hubiesen agotado. ¿Cree sinceramente que eso es cierto? - No. El pasado mantiene las mismas posibilidades de siempre. También pudo decir lo mismo Velázquez, por ejemplo, y Goya, y, sin embargo, hicieron cosas estupendas, pese al gran peso de sus antecesores italianos. - ¿Y hasta donde ha llegado la pintura actual? - Se ha ido al final. Se han eliminado las formas de la pintura, se ha quitado la geometría, el formalismo en el color y se han añadido elementos extraños a aquella, como las arpilleras, sacos, alambres, etc.… ¿Por dónde comenzar ahora? - ¿Qué cree usted? - Tal vez haya una vuelta al principio, como ocurre con algunos pintores que toman a los primitivos románicos como modelos. - Volvamos nosotros también al principio, amigo Miró, a usted. ¿Qué tema es el que más le mueve en lo figurativo? - Cuando lo siento, cualquier tema me va bien. - ¿Cuántos cuadros nos ofrecerá en esta exposición que abre el lunes? - De veinte a veinticinco. - ¿Hay retratos? - No. El retrato, cuando lo hago, me gusta realizarlo libremente. - ¿Qué hay que entender por libremente? - Colocar a la persona en la postura conveniente, buscar el adecuado vestido, en fin, no girar sobre artificios ni maneras afectadas, no convertirse en un simple retratista de galería. 25 - Que viene a ser lo mismo que imponer la propia personalidad. Y ese es el camino que usted ha señalado. El Eco de Canarias 13 de marzo de 1979 Baudi Miró Mainou, un artista esencial. Por Margarita Sánchez Brito. “En el paisaje canario no te puedes evadir de las formas fuertes y la luz”. “Soy un pintor que no tengo una sola visión de las cosas “. El lunes, abrirá una exposición en Galería Wiot. Baudi Miró Mainou se propone hacer una exposición de su obra el próximo lunes en la Galería Wiot. Quizá sea él, desde luego, uno de los pintores más importantes que tiene Gran Canaria. Pues Miró, pese haber nacido en Sabadell y a haber hecho sus estudios primeros de arte en su tierra catalana, es hoy uno de los artistas nuestros que con más honradez y sabiduría plástica trata el paisaje de la isla. Desde 1949 vive con nosotros. Él es un hombre sin vanidades, de admirable modestia. Quizá, también, un hombre que no aspira al aplauso; que trabaja para sí mismo, despacio, cada vez más hondo, pero sin ambiciones humanas. Un poco como un hermano que yo tengo, que es un magnifico artista, pero al que ha habido que sacarle sus dibujos a la luz. Mi hermano es el hombre menos ambicioso de esta tierra, sentado en su orilla y trabajando a solas con sus dibujos. Baudi me lo recuerda un poco. Es un verdadero artista y posee un carácter en que lo esencial es lo que importa; por lo tanto, la ambición está fuera de su camino. Esto es lo malo de él y también lo bueno. El me ha dicho que va a exponer y entonces le pido que dialoguemos. - Sí, me dice, pero no me gustan esas entrevistas en que hay preguntas. Yo no soy hombre para eso, soy torpe… 26 Está bien. Que sea de otra manera. Así que nos sentamos a charlar un rato y contemplamos sus cuadros al final de la entrevista; unos cuadros que son magníficos, poseídos de vigor, de tristeza, de poesía, de sublimación. Es un buen fondo para esta charla que hacemos. La verdad es que los cuadros hablan por él y no sería necesario dialogo alguno. “PARA PINTAR UN BUEN PAISAJE HAY QUE LLEVARLO METIDO DENTRO” Miró Mainou es un hombre que tiene cosas esenciales que decir. No las dice a todo el mundo, ni las va pregonando por ahí, pero sus amigo saben hasta que punto tocado por una reflexiva sabiduría humana. Así que empezamos a dialogar sobre su camino, sobre la manera en que ha llegado a este punto de expresionismo, de vigor, de plasticidad honda. - Al principio, me dice, yo siempre pintaba ante el paisaje. Después, conforme he sido más ambicioso en expresarlo, he reconocido que hay que pintarlo de memoria. Al pintar al natural, uno se deja llevar por cosas que no tienen nada que ver con la expresión del paisaje. Por ejemplo, la luz, la atmosfera, una serie de elementos que pertenecen al impresionismo y que a la hora de hacer una interpretación mucho más profunda del paisaje, uno se da cuenta que no tienen nada que ver con su esencia. Ocurre que lo que queda en la memoria es la idealización del paisaje, su expresión más viva, más fuerte, y a la hora de pintarlo en el recuerdo se hace de otra forma muy diferente a como se pintaría ante el natural. - ¿Cuándo se consigue la perfección? - Para llegar a hacer un buen paisaje es interesante conocer a distintas horas del día el mismo tema, verlo de muchas maneras y llevarlo metido dentro. Y luego hacer una suma de todo aquello. Creo que el paisajista debe vivir el paisaje, no se puede ser un pintor dominguero, yendo el domingo a pintar al campo. Entonces hay una visión turística del tema. Los grandes paisajistas son aquellos que logran una interpretación de síntesis. - Cítame algunos… - Para nombrar españoles, Palencia, Ortega Muñoz, Lozano. Palencia pinta Castilla con unos colores rabiosos a más no poder, unos colores vivos, fuertes. Castilla la ha interpretado mucha gente. No es igual la versión que de ella hacen Vaquero, por ejemplo, que la que hace Benjamín Palencia. Este es un pintor de colores violentos, un “fauve” y el otro es un pintor de estructuras, de construcciones, y con una paleta sorda. Y los dos han conseguido esencia. 27 “POR EL CAMINO DE LA SUBLIMACIÓN SE PUEDE LLEGAR MUY LEJOS” Recuerdo algunos cuadros anteriores de Miró y le pregunto si no son los azules, los violetas, los colores predominantes de su pintura. - Antes, sí, pero ahora no. Ahora son más bien tonos pardos y grises. Antes pintaba con azules y violetas –los colores de la atmósfera-, pero después me di cuenta de que en Canarias la verticalidad de las montañas la tiene uno siempre delante y cuando se pintan las montañas de tono violeta, estas se alejan, se diluyen, es decir, que la atmósfera ocupa en el cuadro un lugar que no le corresponde. - Cuál es el camino, entonces… - El recuerdo del tema siempre lo idealiza, lo sublima y por ese camino de la sublimación se puede llegar mucho más lejos. Yo no llego muy lejos porque estoy todavía muy apegado, tengo un lastre muy grande de pintura figurativa. Padrón, por ejemplo, era uno de los que habían llegado a hacer muy suyas todas las cosas que le rodeaban. El estaba muy apegado a la realidad, y sin embargo las transformaba a su manera. A veces le interesaba la entonación de un cuadro, estaba un poco perdido…Entonces salía al campo y, a lo mejor, descubría en algún sitio determinado unas hierbas tostadas al sol y aquello le daba la idea para ponerlo en su cuadro. “EL PAISAJE CANARIO TIENE CARACTERÍSTICAS PROPIAS” Mi entrevistado sabe mucho de su arte y, como el lector verá, le está haciendo una especie de radiografía; al pintor, a la pintura, a los problemas de la plástica. Hablamos del paisaje canario y le pregunto si lo encuentra peculiar. - Sí, tiene características propias. Es muy accidentado, casi vertical siempre. Tiene una serie de montañas y después tiene la luz. Esta luz tan cruda de aquí, que es muy diferente de la de la Península, por ejemplo. Aquella luz tiene una matización de color más completa. La luz tan fuerte hace que se tenga aquí menos color, menos color de paleta. Tiene mucho color el paisaje canario, pero en cuanto la paleta es mucho más matizado un paisaje del norte que un paisaje tropical como éste. - ¿Es difícil de pintar? - Sí. El paisaje castellano, por ejemplo, es mucho más fácil de pintar que el canario. Porque el primero son unas llanuras inmensas y con pintar tales llanuras, por lo menos se acerca uno al tópico del paisaje castellano. En el paisaje canario no te puedes evadir de las formas que se recortan y que son fuertes y de la luz que lo invade todo. Si tú no pones esas dos cosas, el paisaje no es canario. 28 “LA PINTURA Y EL HOMBRE” Mientras el artista me habla, y me confiesa con toda sinceridad los problemas del arte, yo contemplo –distraída- uno de sus paisajes. Y es Canarias, sin duda, pero también está Mainou en él; es una presencia invisible y clara. Entonces le pregunto si los colores del pintor no están relacionados con su temperamento, además de lo que existe en el paisaje. - Claro que sí, me dice. Porque yo hay temporadas en que inconscientemente utilizo una gama de colores, excluyendo otros. O sea, que es una cuestión anímica. - Y de los paisajes canarios, ¿cuál tiene más interés? - A mí me gusta mucho el sur, me parece más pictórico que el norte. - ¿El norte es más anecdótico? - Exactamente, sí. Entonces pienso en el hombre que Baudi es, en su propio carácter y en la relación que éste tiene con su obra. Le pido que me explique cómo ha ido evolucionando su pintura, a dónde quiere llegar. - Mi pintura ha evolucionado muy lentamente, por lo que te decía, porque para evolucionar de una manera completa se necesita más dedicación de la que pueda ponerle yo. Y además, yo no he llegado a cuajar completamente, porque no tengo una sola visión de las cosas. A veces admiro a las personas que desde el primer momento, durante toda su vida, han sido constantes a una sola cosa. - Se concentran, quieres decir… - Sí, como por ejemplo, Solana. Él es el señor que tiene una visión de la vida enfocada a un solo punto y toda su obra –quizá porque él era un paranoico-, estuvo encauzada siempre por el mismo camino. Yo, en cambio, no tengo nunca ese camino sólido, pues hay momentos en que me entusiasman los tonos grises, una sutileza en la pintura; otros, totalmente al revés, y entonces es la estructura y el dibujo y la forma. - ¿Y qué va a la exposición? - Pues quizá en ella se note un poco. Hay paisajes apenas sin color y después otros muy coloristas; algunos cuadros vistos desde un ángulo un poco estructural y otros en cambio de una manera más lírica. Pienso que sí será el exponente de una sensibilidad para ponerse en situación ante cada cosa diferente…O es eso, o es un despiste tremendo. Cuando Baudi dice esto se ríe a carcajadas. Es un momento alegre, algo que quizá lo defina mucho; es la actitud del que sabe aceptarse y, sobre todo, no darse importancia. Algo que sólo poseen los humildes. 29 “QUISIERA PODER COMPRAR TIEMPO” Sólo me quedan dos preguntas; aquellas por las que deseo que mi entrevista se defina: La primera es qué salvaría de la pintura, en caso de que sólo pudieran ser rescatadas tres obras. Me dice: - Salvaría “El entierro del Conde Orgaz”, como ejemplo de que la pintura puede hacerse poema y hasta música. Un fresco de Piero de la Francesca para que quedara el rigor, la mesura, el equilibrio… y “Los fusilamientos” de Goya como ejemplo de que el arte puede ser testimonio, historia, protesta. - Y una última pregunta, ¿Cuál es tu sueño de felicidad? - Me gustaría tener dinero para poder comprar tiempo que es lo que me hace falta, yo tengo que comprar tiempo; y después, teniendo tiempo, pues pintar tranquilamente, tener una casa en un sitio apartado, en el campo, lejos del mundanal ruido, con una buena biblioteca, una discoteca, unos buenos amigos y se acabó. Ese sería mi ideal. Es suficiente, ¿no les parece? Los conocedores de la pintura canaria saben de la obra de Miró Mainou, este hombre que ya es un pintor nuestro, y sé que ellos tienen interés por conocer su próxima exposición y no quedarán defraudados. El lector que no sepa nada de él ya puede imaginarlo, pues un hombre que estas cosa habla y dice no pinta como diversión, sino como necesidad La Provincia 16 de marzo de 1969 Miró Mainou o la obra bien hecha Por Alfonso O’Shanahan Tras diez años de silencio, Baudi Miró Mainou inaugura mañana exposición en la Galería Wiot. 30 Mañana inaugurará su exposición en la Galería Wiot el pintor Baudilio Miró Mainou. Baudilio es su nombre, aunque de siempre le conocemos por Baudi. Baudi Miró Mainou no exponía desde el año 1959. En aquella ocasión lo hizo en la “Galería Arte” que la poetisa Pino Ojeda tiene en la calle Sagasta, junto a la Playa de las Canteras. Diez años sin exponer y ahora, por fin, se decide. Los que hemos seguido la trayectoria de Miró sabíamos que no por ello había dejado de pintar. Esto no era posible porque nuestro pintor ha ido laborando en silencio y todos lo sabíamos. Diez años de silencio cara al público, pero ha sido un tiempo de renovación, de estudio, de análisis de sus propias formas y temas plásticos, de afirmación sobre todo en el paisaje. Miró Mainou se siente ahora más que nunca identificado con el paisaje canario. Lo que antes era pura sensación, pura impresión (Miró reconoce su ascendencia catalana en la pintura), se ha transformado en un análisis lógico del paisaje, y así el artista ha ido decantando lo que es consustancial a la figuración paisajística. Pero dejemos que él mismo hable. - Han sido diez años de despiste. Mi obsesión era trabajar sobre el modelo al natural. Y hoy comprendo que seguía un camino erróneo en todos los sentidos. Me asfixiaba por falta de tiempo pues no podía desplazarme diariamente a los lugares que me atraían. Y me equivocaba doblemente, pues con ello no podía plasmar en el lienzo cuanto se me antojaba característico. Incluía así motivos anecdóticos que a la vista del paisaje se me aparecían importantes y con los que nunca estuve conforme. Por fin, y tras un apunte del natural volvía a casa y en el estudio reflexionaba lo que quería hacer. Quedaba entonces el paisaje estructurado y los colores más firmes, más seguros, más conformes a la impresión que tenía en la retina y que era la que, en definitiva perduraba. Miró hace así su más sincera confesión y afirma su extraordinaria vocación plástica con lo anterior. Pocos artistas están en disposición de afirmar lo que él. - Quise agotar todos los recursos de mi técnica anterior. Así pude desentrañar todos sus misterios y emprender este nuevo camino. Esto no quiera decir que pueda parecer una posición dogmática. Antes al contrario, continúo en la duda. He dudado durante toda mi vida, pero estoy seguro que en mi nueva línea pintaré mucho más. Pero hablemos de esta línea que Miró Mainou emprende ahora. En su casa de Ciudad Alta, en la azotea donde tiene su estudio, Miró me va a mostrar gran parte de los cuadros que expondrá mañana. Temas diferentes. Pocas veces insiste en un mismo paisaje, y cuando lo hace es para intentar un enfoque distinto que refleje mejor su expresión. Ni insiste tampoco en los colores. El 31 Sur, el Confital, Fontanales, Artenara, Moya… Miró Mainou es un constante buscador de temas. El color quemado de las tierras del sur, las barcas y chabolas del Confital en sugestivos tonos que siegan la visión (el sol dando a plomo al mediodía), los amarillos de la siega en Fontanales, los tonos violáceos de los riscos cumbreros que caen como pesadas e insalvables fronteras para el hombre, el sugestivo verde del barranco de Moya en invierno, etc. Pero todo ello sin anécdota que trivialice la expresión profunda, sin cortapisa que detenga el desenfreno de los colores distintos en cada uno. Pero una pasión estructurada. - Voy en busca de la obra bien hecha. Todo arte requiere elaboración cerebral. Esa ha sido la meta de Miró Mainou durante estos años: la obra bien hecha. Y en verdad que nuestro artista está logrando lo que se propone. Entonces le pregunto qué interés ofrece al pintor el bodegón, de los que Miró me presenta algunas muestras, cuando un artista como él ha insistido de siempre en el paisaje. - El bodegón es un simple leitmotiv para pintar. Una recreación. Quizá una prueba que uno se pone a sí mismo. Es también una oportunidad que se ofrece de estudiar la estructura y la composición de la figura representable. Capítulo aparte merecen sus cuadros del Risco San Nicolás. El Risco de San Nicolás ha sido motivo de inspiración de muchos pintores canarios. Miró Mainou no lo es menos y toca con una cierta simplificación arquitectónica algunos rincones. - Me atrae la superposición de planos en que se asientan las cosas. El cuadro tiene que suspender por sí mismo como unidad-cuadro. Lo demás, el color de las casas por ejemplo, es anecdótico, puede variar de un día a otro, de forma que si quitas algunas líneas de aquí y de allá mis cuadros podrían considerarse abstractos. - Sin embargo, veo que no te ha atraído el abstracto, ni la intención social… - Nuca me atrajo lo abstracto, aunque esto no quiere decir que no valore sus realizaciones. Yo valoro todo lo que es bueno, sea cual sea su estilo. En cuanto a la intención social, no la busco como puedes ver. Me interesa la contextura plástica del paisaje. A partir de ello, la intención social puede quedar plasmada por añadidura, como me ocurrió con mis temas del Confital y del Sur. Miró Mainou se afirma nuevamente como un pintor esquemático cerebral, pero antes de pintar el cuadro se ha traído la emoción, el sensualismo. Baudi 32 Miró se ha reencarnado en el paisaje canario. Desde su encierro en esta isla, Miró Mainou me dice por último: - En cuantas partes he estado, me he encerrado y aquí no podía por menos que identificarme con el paisaje canario en el tiempo y en el espacio. Ha sido una cuestión de situación. Si mi vida hubiera estado en otra parte me hubiera pasado igual. Una cuestión de situación tras veinte años de sus cuarenta y siete en esta isla. Veinte años en Canarias, tres hijos canarios, Miró Mainou casi se ha olvidado de que nació en Sabadell. Un problema de vida. Eco de Canarias 6 de mayo de 1970 Una vida larga para Antonio Padrón. Por Margarita Sánchez Brito Diálogo con Miró Mainou. “Antonio sintió profundamente la esencia de su pueblo y nos la contó con amor y poesía” Baudi Miró Mainou, quizá uno de nuestros pintores de más honda cultura artística y humana, admira también la obra de Antonio Padrón. Sus opiniones –al ser de hombre cuya formación artística primera procede de Cataluña, cuyas ideas del arte carecen de localismo- son de gran valor a la hora de enjuiciar la obra del artista canario. Este fue el interrogatorio: - ¿Qué ha aportado Antonio Padrón a la pintura canaria? 33 - Antonio fue, ante todo, un enamorado de su tierra. Comprendió que la pintura no es en sí la práctica de una estética, de una técnica adquirida, sino, además, la cantidad de sensibilidad personal, de amor, de entrega lo que hace importante una obra de arte. Eligió la soledad para que nada ni nadie pusieran escollos en su camino. Las cosas que le rodeaban: campesinos, pescadores, cabras, abubillas, viejas turroneras, echadoras de cartas, tierras resecas, el juego de los niños donde tanta ternura sabía derramar, eran los temas de sus cuadros. Su paleta aprendió los ocres de las hierbas agostadas, los pardos de las tierras, los verdes de los helechos, el gris tierno de la montaña de Gáldar, el malva de las violetas que florecen en una maceta. Su dibujo se volvió austero y, a fuerza de querer ser cada vez más expresivo, llegó a sintetizarse en arquetipos. Día a día se iba afirmando la personalidad del artista. Creo que la aportación de Antonio a la pintura canaria es la de un artista que supo acercarse a lo popular, a lo cotidiano; que sintió profundamente la esencia de su pueblo y, todo ello, nos lo contó con amor y poesía - ¿Y su aportación a la pintura española? - La aportación de Antonio a la pintura española es haberle dado la nota canaria que le faltaba. Antonio, tan poco amigo de propagarse, apartado en su Gáldar, puso barreras a que la crítica le conociera y lo clasificara. Su nombre estaría a la par de otros pintores que han entendido la pintura como él la quería: Redondela, Ortega Muñoz, Juan Guillermo, Zabaleta…Pero la historia del arte no se escribe sobre la marcha, al día, y esperemos que el museo que se inaugurará en su estudio de Gáldar, dé a conocer el arte de Antonio a quienes escriban su historia. - ¿Hasta qué punto cree que ha interpretado lo canario? - Cuanto más se acercó a su tierra, más personal fue su obra. Cuanto más se fortaleció su personalidad, más poderes tuvo para interpretar su tierra - ¿Qué opina de su técnica, es decir, de la “cocina” plástica de Padrón? - La técnica pictórica de Antonio, al igual que su paleta, que su dibujo, fue consecuencia de su caminar por los campos de la isla. El secreto de sus empastes se lo contó, quizás, la montaña de Gáldar. El trigo maduro de Juncalillo, donde él acostumbraba ir, le descubrió sedosidades que tan bien sabía aplicar. 34 - ¿Ve paralelismo entre él y algún pintor español? - Como pintor paralelo a Antonio Padrón podría citarse a Zabaleta. Si bien su gráfica, su paleta, su técnica son diferentes, ambos perseguían el mismo ideal. Ambos crearon junto a la tierra que tanto amaban. La Provincia 7 de enero de 1971 ¿Qué le han traído los Reyes Magos? Por José A. Alemán y A. O´Shanahan No sabemos si los Reyes Magos se han portado bien con todos. Es muy probable que a los “encantagentes y psicodélicos” Melchor, Gaspar y Baltasar (como diría nuestro compañero Pepe Millán), se les hayan pasado muchas cosas por alto. Los Reyes suelen regalar objetos, y nosotros, haciendo un poquito como ellos, pero tan solo un poquito, hemos querido ofrecer a una muestra reducida de personas de distintas profesiones nuestro regalo de Reyes: dejarles hablar espontáneamente ante tres sencillas preguntas. Y aquí están sus contestaciones. Naturalmente no son todos los que están, puesto que algunos de los que llamamos habían salido de casa. Mucho nos hubiera gustado, por supuesto, recoger las impresiones del presidente del Cabildo don Juan Pulido Castro pero había salido a pasear en barco, lo que suponemos habrá sido un buen regalo para su familia y para él también, pues hoy por hoy el descanso es el mejor regalo para el cuerpo y el espíritu. En fin, queda emplazado para otra ocasión. Y vamos allá: Las preguntas han sido las siguientes: - ¿Cuál es para usted (o para ti) el regalo ideal? - ¿Qué le regalaría al pueblo? - ¿Qué le han puesto los Reyes? 35 Entre los encuestados figuraba el pintor Baudilio Miró Mainou, que contestó así a las tres preguntas: 1.- Es aquel en el que la ilusión con que lo ha puesto el que regala queda correspondida con la sincera satisfacción del que lo recibe. No hablo del valor material del regalo, sino de lo que pueda expresar. 2.- Que pueda adquirir cultura para que no se halle marginado, que disfrute de una verdadera justicia social, que en el terreno cultural se termine con la vulgaridad que se le da “para que él lo entienda”, y que se le prepare para que goce de algo más elevado. 3.- Como todos los años, tiene poco valor material, pero sí es inmenso en ilusión y tiene para mí la emoción de la muestra de amor de una familia que ya en circunstancias difíciles me ha mostrado siempre que existimos juntos. La Provincia 2 de marzo de 1975 Los Artistas en su rincón. Miró Mainou, pintor. Por Luis García de Vegueta. Miró Mainou vive entre nosotros desde hace veinticinco años; llegó a la isla recién casado y aquí nacieron sus hijos. Por no sé qué extraños designios fue a parar a Moya –tierra roja, azules barrancos cortados a cuchillo, cernícalos- y después de pintar el paisaje durante un lustro recaló en Las Palmas. A pulso se ha ganado Miró el calificativo de auténtico canario: es más, de gran pintor de la isla. Año a año, semana tras semana, un día sí y otro también, nuestro pintor ha clavado el caballete frente al paisaje insular y le ha arrancado sus secretos. Nadie como él -¿descontamos a Nicolás Massieu?- ha sabido captar el aire fino de la Cumbre o los acantilados del litoral, rosas, sepias, malvas. La magia de Miró Mainou extrae la esencia plástica de la naturaleza. Y su verdad. EL TALLER Visitar el estudio de un pintor es para mí una fuerte alegría; tanto como si estuviera en el taller de un alquimista. Los viajeros quizá no recuerden que 36 actualmente (1975) viven Oscar Kokoschka, de Chirico, Mark Chagall. Cualquiera de sus talleres bien merece la pena el olvido de una catedral o un cabaret. El estudio de Miró Mainou está en lo alto de una casa de tres pisos en Escaleritas. Allí vemos al pintor en medio de sus obras recientes, preparadas para una exposición en La Laguna. Sobre una mesita con ruedas hay tubos de colores, brochas y pinceles, un tarro con cera, espátulas. - Me gusta preparar los lienzos por mí mismo –explica Miró Mainou-. Es lo menos que se puede hacer en estos tiempos de olvido artesanal. Así, además, logro el grado de absorción que me interesa para una obra determinada. - ¿Siempre óleo? - A la larga, sí. Yo me considero un pintor temperamental y el óleo me permite ir adaptando mi trabajo a la inspiración, sin el freno de otros procedimientos. No obstante he pintado también a la encáustica, con soplete, y he empleado gouache, colores acrílicos, temple al huevo, etc. Pero siempre vuelvo al óleo. A Miró, como a mí, le divierte hablar del tema y hacernos un repaso del Doerner y sus menjunjes pictóricos. - ¿Y la estética? Nuestro pintor tiene ideas muy claras sobre su pintura y posibilidades en el futuro. Me entrega un texto que ha escrito el día anterior. Lo copio con las mismas palabras del artista. “OPINIÓN SOBRE EL ARTE ACTUAL: Como reflejo del mundo actual, el arte acusa la conmoción de este momento crucial en la historia de la humanidad. Afortunadamente hoy el artista puede expresarse como cualquiera. Basta ver cualquier revista de arte para darse cuenta de que conviven juntos abstractos, cinéticos, surrealistas, expresionistas, realistas, hiperrealista y hasta “pompiers”. Se ha conquistado un eclecticismo y una libertad muy esperanzadores. Entre las conquistas de la estética moderna, considero las más importantes el arte cinético y el surrealismo: el arte cinético, cerebral, intelectual, no por eso excluye la sensibilidad creadora del artista, tiene un campo muy amplio en la aportación estética al mundo tecnificado que vivimos. El surrealismo es, 37 quizás, el arte más interesante por cuanto es el hombre en su mundo interior el principal protagonista. Respeto cualquier medio de expresión y creo que cada cual debe elegir el que mejor vaya a su sensibilidad”. - Bien, bien –le digo-. Ahora puntualicemos sobre la obra de un artista determinado: Baudilio Miró Mainou, nacido en Sabadell pero convertido ya en pintor isleño, de Gran Canaria. - Mi estética es muy simple; parto siempre de un tema elegido por sus valores plásticos y procuro reflejarlo lo mejor posible en el cuadro. Acostumbro a empezar ante el natural y lo termino aquí, en el estudio, donde a través de la memoria me quedo con la expresión y lo esencial. - ¿Y el futuro? - Veo mi posible evolución en un cambio de la temática y sobre todo del concepto plástico. El paisaje condiciona y limita, aunque no pueda decir que haya llegado a metas últimas. Miró es muy conocido, así como su modestia y sencillez. Nadie ignora en nuestro ambiente la categoría de sus creaciones. Un gran pintor, aunque se haya refugiado en la isla y sea una víctima más del aislamiento. EL HOMBRE, EL PINTOR Es fácil lanzar adjetivos al viento y no justificarlos, pero en este caso la obra –densa, continuada, fecunda- de Miró Mainou está avalada por su presencia constante en cualquier manifestación de la plástica canaria. Y siempre sorprende por el equilibrio de sus composiciones, el acendrado color, la dinámica interior de los cuadros. Y no sólo en el paisaje pues sus incursiones al mundo de la figura han sido también convincentes y definitivas. Y tras ello el hombre de mágicas condiciones para la pintura, habilidoso y comedido, y sobre todo leal con sus amigos y con los demás artistas de su generación o más jóvenes. Podríamos citar a los discípulos –Ana Luisa Benítez, Manolo Ruiz y tantos otros-, que recibieron las enseñanzas y el dominio del color y la luz, de la plástica. Siempre la generosidad¸ nunca los secretos técnicos o de procedimiento. Recuerdo ahora las incursiones por los Riscos –de San Nicolás a San Juan-, en compañía de los compañeros: Padrón Dieppa, Antonio Santana, Peregrín, Vinicio. Y por el interior de la isla, a veces con el refrendo de las diapositivas de don Manuel Feo González. Fueron unos años de búsqueda pictórica y estética, culminada en los coloquios del estudio de la calle Rabadán. Todos compañeros, pero siempre sobresalía el magisterio de Miró Mainou. 38 Otro campo de actividad artística tuvo su momento en Las Nieves, el puerto-playa de Agaete. Allí se arracimaban los artistas en torno a la familia Miró: el pintor, la esposa Carmina, los chicos Sergio, Mari Carmen y María y Marta. (Pregunto por Mari Carmen, la precoz poetisa de aquellos tiempos. “-Ahora es María. Yo sólo soy “el padre de María Miró. Cosas de la juventud”). En Agaete se veía a veces a Antonio Padrón, el malogrado pintor galdense. Y al pianista polaco-argentino Malkuzinsky. Y a Chano Sosa y el pintor Dámaso. Y a otros artistas del país o extranjeros. Han pasado los años y Miró Mainou conserva la ilusión por la pintura. Pese a su trabajo con una importante empresa de decoración de Madrid –mejor se diría arquitectura de interiores-, nunca deja pasar un día sin pintar en su taller o al aire libre. “Me planteo un problema y trato de resolverlo en el lienzo”. Se trata de la vocación. La Provincia 1 de diciembre de 1981 Expone desde esta noche en la Sala Vegueta MIRÓ MAINOU: AMANECIENDO ENTRE DUENDES Y PINCELES. Por Salvador Sagaseta. Buscó la luz en la “anochecida general”: Se formó pictóricamente durante la guerra. “Cuando pinto entablo una guerra con los pinceles: a veces el cuadro tiene razón y se impone aunque yo trato de dominarlo” La variante coloración de su obra marca como el itinerario de su generación: desde el tenebrismo a la nueva luz. 39 “La mejor forma de teorizar una obra es mostrarla. Yo hago lo que hago y así lo justifico” Su nombre no es el de un extraño: suena a un arrullo siempre nuevo pero conocido desde siempre. Toda su vida ha corrido detrás de los pinceles. Sus ojos tienen toda la fuerza de un manifiesto de Neruda: proclaman entre ojeras un “Confieso que he vivido”. Procede de “la larga noche de piedra” del franquismo. Conoce el amargo sabor del silencio; entiende de placeres y de dolores. Los años han dejado en él su huella como un hilo de agua inesperada sobre un suelo atormentado. Tiene el aspecto cenizo (la pálida luz en el semblante) de quien no vegetó sino vivió…y, sobre todo, su vida de hombre y artista (o bastaría decir sólo de hombre) ha sido una caminata hacia la luz desde la penumbra. Miró Mainou no ha recorrido huellas ajenas: como Machado se hizo su propio camino al pintar: seguramente es una de los pintores más personales, uno de los mejores “déspotas” de la “moda” de la plástica insular; hoy es un hombre y un nombre. A LA BÚSQUEDA DE SÍ MISMO El camino plástico de Miró Mainou ha sido el que él se ha inventado. Su trayectoria pictórica es un continuo paseo a la búsqueda de sí mismo: la acuarela, el óleo, el acrílico, el pastel…Ha pintado entre bombas y oscuridades, buscando la luz cuando las tinieblas de la guerra civil sepultaban su contorno en la penumbra, pintor de formación “más bien autodidacta” se hizo en plena guerra civil junto a maestros catalanes como el gran muralista Vila Arrufat o Vila Puch. Empuñó como un hombre la fantasía cuando estaba “a la moda” asesinarla e incluso se cuantificaba en términos de gloria y escalafones; fue siempre un hombre con un sueño…incluso cuando soñar era el juego más peligroso. “SE PINTA CON EL ANIMO” Miró Mainou es la psicología plasmada en el lienzo: su pictórica ha ido cambiando de coloración llevada de la mano como un ciego que ha vivido, no vegetado. Desde una etapa “tenebrista”, quizá espejo de su contorno (la gran anochecida nacional) Miró saltó al amanecer; hubo como una recuperación de vitalidad y de perspectiva que se tradujo en un cambio en la coloración (un salto hacia la luz recién amanecida). Su pintura pasó de la noche al alba…pero con la lentitud de un ciclo natural. 40 - Se pinta también con el ánimo –dice Miró Mainou-. A veces el motivo impone la coloración, pero casi siempre el color es una cuestión psicológica. A veces uso tonos azules, coloraciones brillantes…otras veces surgen las tonalidades grises. - La vida no es lineal, quizá por eso el color tampoco… - Hay tonalidades que en un cierto momento las descartas: A mí, por ejemplo, el amarillo me molesta ahora, quizá mañana lo buscaré; quería decirte que en la pintura manda el subconsciente. EN GUERRA CON EL LIENZO - Quizá hay como un “tour de forcé” entre el lienzo y el artista: una guerra a ver quién puede más, si la creación consciente o “el andar en propio de los pinceles”. ¿Es así? - Sí; al menos creo que de alguna forma es así. Pintar es un goce y un sufrimiento. Yo procuro dominar al cuadro pero a veces él tiene razón y se impone. “DEJAR MADURAR LA OBRA” - Me dijiste que tú, como pena, poner los lienzos inacabados cara a la pared… - Bueno: yo pinto un cuadro, cuando me canso lo pongo de cara a la pared y lo dejo madurar. A veces aquel trabajo de cuatro o cinco días se me muestra como distinto –como finalmente aceptable- quince días después. Es como si a la mañana de un cierto día resultase que los duendes me lo han terminado por la noche. - ¿Hacia qué norte miran tus “duendes”, Miró Mainou?: tienes fama de ser tú mismo, de no seguir modelos. De todas formas los convencionalismos y la rutina me obligan a “encasillarte” - En último caso mi pintura se sitúa en el postimpresionismo, pero yo no la considero encasillable; soy ajeno a toda tendencia, o por lo menos no la sigo sino practico lo que se adapta a mí. En mis cuadros hay un planteamiento plástico que es producto de la abstracción pero tampoco soy abstracto. Si te digo que yo pinto y basta quizá haría la mejor teorización de mi obra. No quiero establecer paralelismos, pero a Picasso nadie le preguntaba qué hacía: se limitaba a mostrar lo que hacía de modo que la pregunta resultaba inútil. “TEORIZAR ES INUTIL” - Quizás los más teóricos son los que necesitan justificar una obra injustificable; los que necesitan mantener en pié su propio “bluf” 41 adornándolo de herméticas palabras…Los autores de la pintura-pintura, por ejemplo, y muchos constructivistas, quizá un día, acabado como ya lo está el filón de la novedad “epatante” tendrán que ponerse a pintar y entonces no necesitarán artificios teóricos como biombo de su no saber hacer… - Bueno, yo no quiero ser crítico respecto a nadie. Lo que sí puedo admitir es que en el extremismo modernista de hoy hay muchos artistas que recorren un camino que se agosta rápidamente en sí mismo. Mi intención es no entrar en polémica con nadie. Mi estética es muy sencilla: Pinto a partir de una emoción que me parece digna de ser plasmada, y, sobre todo, rehúyo imitar a nadie e incluso imitarme a mí mismo. - La realidad es tan múltiple que reflejarla obliga a una diversidad. ¿Es eso lo que quieres decir? - Sí, porque para cada cuadro me lo planteo como un problema distinto. En cuanto a la imitación y a las escuelas te diría en primer lugar que el único “ismo” que valoro es el personalismo, o sea, el ser siempre personal, ser siempre renovador de sí mismo. - No ser la sombra china de nadie… - Ni siquiera la de ti mismo. “IMPRESIONAR” NO ES UNA FINALIDAD - Miró: tu pintura es moderna, pero no “epatante”, no estridente en su novedad. - No, claro que no, porque impresionar no es una finalidad, sino un recurso a descartar. Querer hacer cosas impresionantes, monumentales, ultramodernas me parece una falsedad. Es mucho más importante para mí mostrar un pequeño detalle personal, caracterizante de un modo de hacer propio, 42 que simular una “grandeur” innovadora a base del plagio o del impacto. En este sentido creo también que las influencias son positivas cuando se persigue el estudio de los mismos problemas que se planteó el autor tomado como modelo, pero son nefastas cuando se persigue obtener sus mismos fines, o sea, cuando la influencia conduce al plagio, la imitación. EL HOMBRE DETRÁS DEL LIENZO - Como paisajista no se advierte nunca una presencia humana en tu obra: quizá el hombre está en ella sólo como receptor-reelaborador del paisaje… Miró Mainou se acaricia la barba cana y entorna ligeramente los ojos. - La verdad –responde finalmente- es que no me he planteado esa cuestión. El aspecto que yo recojo del paisaje es su soledad, la impresionante soledad cósmica que él contiene. - Quizá la presencia humana está en la concepción misma del cuadro como paisaje “a vista de hombre”, humanizado –por así decirlo- por sus soledades. - No me he planteado esa cuestión. Humano es lo que emociona. Yo creo un mundo pictórico de un paisaje: primero tomo apuntes y luego les añado el recuerdo: de esa forma lo subjetivizo y lo recreo… La Provincia 12 de mayo de 1983 Estudios de artistas (V) Por Marta Jul. Miró Mainou, una nueva visión del paisaje canario “La fuerza de la naturaleza insular es impresionante”, dice Cuando contemplé por primera vez un cuadro de Miró Mainou sentí una motivación especial producto de un mensaje latente. Todos y cada uno de los trazos que el pintor realiza sobre el lienzo son una descarga de sentimiento que se transmite con gran fuerza. Gravedad, tristeza, soledad inmensa. Estaba contemplando un cuadro que pertenecía a una época en 43 que el pintor quería expresar ese propósito. Más tarde me comentaría él mismo que había captado el mensaje implícito en el cuadro. Creo que si algo puede decirse como primordial en la pintura de Baudilio Miró Mainou es que ha encontrado la clave de la comunicación por medio de la pintura, y esa clave es su tremenda sinceridad, su desnudez a través de la plástica. Un lenguaje que no necesita de conocimientos intelectuales para captarlo, un lenguaje que habla directamente al sentir del espectador. - En mis cuadros de paisajes, nos dirá el autor, se diferencian diversos sentimientos, en unos los colores cantan hacia algo más; otros son más opresivos; y algunos tiene gran fuerza. En el estudio del pintor podemos observar esa evolución reflejada en las distintas obras que nos muestra, y que corresponden, no tanto a etapas vencidas como a una motivación psicológica del intérprete. Porque Miró Mainou es un intérprete de la realidad que nos muestra en cada trazo un confluir del motivo paisajístico con una realidad vivencial. - Suelo partir de una motivación cuando me decido a pintar un cuadro, de una emoción ante un tema que tiene una correspondencia de realización plástica. Después viene la reflexión pictórica sobre ese tema. El haber recorrido días y días un cierto lugar, conocerlo a fondo, familiarizarme con él, con las distintas inflexiones de la luz, de la atmósfera, van creando un sedimento sobre el cual, a solas, en mi estudio, dará origen a la interpretación. Esta forma personal de creatividad que se da en Miró Mainou le hace apartarse de escuelas y tendencias. Nos dirá: - “aprovecho todo lo importante que nos brinda hoy la plástica para hacer mi propio lenguaje”. En unos cuadros empleará el óleo, en otros los acrílicos, en apuntes la acuarela “buscando siempre las formas de expresión más ricas”. Eso sí, dentro de una línea uniforme, producto de una evolución que parte de hace muchos años cuando el impresionismo de su técnica era manifiesto, para adentrarse en un expresionismo donde cuida especialmente la línea que posee un ritmo interno, una candencia de proceso que unifica y armoniza. 44 DESDE LA SOLEDAD DEL ESTUDIO Y esa pintura que es un desnudo del alma, libre de connotaciones ideológicas, sincera y quizá no tan sencilla, producto de una interpretación, obedece a un distanciamiento del móvil para poder emerger refugiada en el estudio del artista. Paredes blancas, desnudas, orden riguroso y, sin embargo, detalles, diversos detalles que manifiestan a voces el carácter, el ser de quien las domina. - El estudio lo concibo como un lugar de trabajo, cosas bien ordenadas, en su lugar, para no tener que hacer ningún esfuerzo si surge un procedimiento rápido en el cual tenga que experimentar. Siempre voy hacia un final rotundo, en el que todo quede puesto en su lugar. Por ello la soledad del estudio me permite un profundo análisis, libre de interferencias. No hay ningún cuadro a la vista, todos permaneces de espaldas, cara a la pared, como respetando el sentir del momento de quien lo creó. - No cuelgo ningún cuadro porque a lo mejor, a fuerza de verlos, cambiaría algunos detalles. Siempre pinto cuatro o cinco cuadros a la vez y los voy continuando según el estado de ánimo. Algún cuadro, cuando lo retomo me doy cuenta de que ya está terminado. Y también allí, como restándole importancia, otro de esos detalles que configuran un algo más: la música, Mahler, Beethoven, Chopín. - El estudio está ideado para que no haya cosas que me distraigan, pero no es frío. Cuando pinto suelo acompañarme de la música, aunque a veces prefiero el silencio. La música transforma el ambiente y yo la condiciono a mi estado de ánimo. Mahler, por ejemplo, tiene una gran carga emocional, Chopin tiene una gran creatividad en las formas de desarrollar la melodía. Pintando con música se pasa el tiempo muy deprisa, creo que la pintura y la música son dos manifestaciones artísticas que están muy ligadas. 45 EL PAISAJE CANARIO Dice Lázaro Santana: “…Después de 1940, tras el paréntesis de la guerra civil y el silencio en las actividades artística de la Escuela Luján Pérez, la reanudación de la pintura de paisaje en Gran Canaria está a cargo de un pintor catalán que, desde aquellos años reside en la isla: Miró Mainou”. El pintor nace en Sabadell en 1921. Estudia dibujo y pintura en la Escuela Industrial y de Artes y Oficios de aquella ciudad con los artistas J. Vila Puig y Antonio Vila Arrufat. En 1949 se traslada a Las Palmas de Gran Canaria, donde reside en la actualidad. Más de 24 exposiciones cuenta en su haber, así como varios premios: Premio Ayuntamiento de Melilla (1946); Primer Premio Exposición del Mar. Santa Cruz de Tenerife (56): Segundo Premio VII Exposición Regional de Bellas Artes de Las Palmas (58); Segundo Premio I Certamen Nacional de Artes Plásticas. Las Palmas (61); Medalla de Plata de la Agrupación de Acuarelistas Canarios (78) Miró Mainou llegó a estas islas y pronto se identificó con su entorno. “La fuerza cósmica de la naturaleza se recoge aquí, esa soledad manifiesta, nos dirá, se identifica con mi naturaleza”. El autor encuentra en el paisaje canario la herramienta justa para exteriorizar sus sentimientos, esos paisajes solitarios, áridos, en algunos casos, más cálidos y pesados en otros, se identifican plenamente con su carácter más bien depresivo como nos dice. Se repiten con gran profusión los temas de Lanzarote, -Orsola, Montaña Bermeja- también el sur de Gran Canaria. - Si hubiera vivido en otro lugar posiblemente mi pintura sería distinta. Quizá tendría otra dimensión. Yo busco expresamente ese paisaje que se identifica con mi forma de ser, pero no cabe duda de que la resultante está sujeta al paisaje y a su colorido. Cada cuadro es un problema nuevo, un planteamiento distinto. En el estudio del pintor podemos observar esas oscilaciones y variaciones. Contemplamos los cuadros de Montaña Bermeja, la fuerza, el color, dominado los rojos,-incluso dentro de una seriación donde cambian algunos matices-. A su lado una muestra del sur de Gran Canaria da una idea de más fluidez, de mayor amplitud, de alivio. Y también caben los cuadros grises, pesados, difíciles. Son cuadros que hablan que inciden en el ánimo de quien los contempla. 46 Miró Mainou, ese paisajista que ha sido definido como total, no limita su creatividad a este campo y también tiene cabida en su obra la figura y el bodegón. Pero siempre vemos en él al intimista, la creación personal. Cuando el artista pinta una naturaleza muerta, no es testigo de una realidad objetiva, sino de un entorno. Nos dice “ante un objeto lo importante no es describirlo sino atraparlo, con su rugosidad, con la impresión que nos causa”. Al igual la figura “un retrato frio donde una persona posara no sabría hacerlo. Si me encargan un trabajo lo paso muy mal porque necesito en principio conocer a la persona y así poder plasmarla en el retrato”. Miró Mainou representa el pintor libre donde la creación se convierte en un juego con los elementos de la pintura: el espacio, el color, y los sentimientos “entonces pinto igual retrato que paisaje o formas”. La Provincia 28 de octubre de 1984 Miró Mainou: El pintor que nace más que se hace. Por José Luis Gallardo. “Empaparse de la naturaleza y esperar, ese es el secreto” “Yo voy al revés. Ahora, cuando tantos buscan la figuración, a mí me sobra.” Al pintor Miró Mainou –por una serie prolongada de no coincidencias- siempre lo he visto en una distancia. Hemos tenido amigos comunes, tertulias comunes, y siempre próximo pero distanciado. Lo he seguido, lo he admirado y últimamente estudiado, pero siempre lejos, como detrás de una bruma. Se lo he dicho pero no le ha sorprendido. El también ve un tanto a las cosas y a las personas así. Es curioso, pero mientras más charlábamos esta mañana en su estudio, más coincidimos en una serie de cosas en las que –probablemente- habíamos estado de acuerdo de siempre sin saberlo ¿(o al menos habérnoslo dicho). ¿Puede suceder esto entre dos 47 personas que en realidad se aprecian y casi conviven durante alrededor de treinta y cinco años? Pué sí. Esta circunstancia puede contribuir mucho a que el lector se acerque a este pintor extraordinario nacido en Sabadell en 1921 y afincado en Las Palmas desde 1949, aproximadamente. Miró Mainou se esforzaba (mientras me iba mostrando los cuadros en su estudio), en explicarme su carácter retraído e indeciso (eso cree él de sí mismo) por la relación con su padre, modesto industrial establecido en la barriada fabril más importante de Barcelona. Pero no era necesario. Sus claves saltan a la vista: lejano sí, pero transparente. Por indicación de este padre Kafkiano (con todos los respetos) nuestro futuro pintor de la geología de lo canario estudia tecnología textil en la Escuela Industrial de Artes Decorativas instituida por una fundación privada en Sabadell. Dibujo, diseño, técnica de los hilos y los colorantes, etc., disciplina de trabajo que más tarde le iban a ser muy útiles. Fue su maestro en esta escuela Vila Tobá, fotógrafo de profesión que había estado algún tiempo en París. Miró entra en contacto con el arte de la pintura a través de otro Vila, esta vez Vila Arrufat, pintor muralista, conocedor de la auténtica pintura al fresco. En un pueblecito cercano a Barcelona, este pintor poseía una modesta masía. En el granero se reúne un grupo para hacer sesiones de música (pianola mecánica, cello), conversación y también arte. Otro Vila más (la saga por lo visto le persigue) Vila Puig, pintor paisajista, lo inicia en la nobleza de la pintura figurativa. El lema que imperaba era: “Buscar el camino del arte en uno mismo”. Y Miró ha permanecido siempre fiel a este principio. Los cuadros están ya colocados en la pared, son bastantes y algunos de gran formato. No observo que Miró se haya fatigado. Se lo digo: “me encuentro en un buen momento” me contesta. Y evoca las temporadas juveniles pasadas en el Valle de Arán, en el Pirineo. “empaparse de la naturaleza, es el secreto. Y esperar, ser paciente. Vila Arrufat –continúa con énfasis- mientras nosotros nos afanábamos en pintarlo todo al momento, él paseaba, observaba, tiraba piedritas, husmeaba. Luego por la tarde, al día siguiente, otro día, no importa, sacaba su cuadernillo de apuntes y se ponía a pintar. Enseguida nos dimos cuenta que habíamos perdido el tiempo. Es así como nos enseñaba”. Así es como –en definitiva- Miró Mainou aprendió a desconfiar del paisaje a primera vista, lo dominguero, que a tantos seduce y pierde. “El secreto –me repite- es mirar lo que hay detrás (de la naturaleza y del cuadro)”. Miró Mainou me ofrece algo de beber. Me excuso. Le digo si tiene café. ¿No? Me aguanto. Lo tomaré al salir. Continuamos. Entramos en materia. 48 Me dice que de pequeño quería ser pintor sin saber lo que era eso. Yo le hago a mí vez la confidencia de que yo quería ser filósofo cuando ni siquiera sabía qué significaba esa palabra. Nos reímos. A propósito –es un dato para el lector- su risa no es fácil ni difícil, es muy suya. Aprovecho la oportunidad para añadir que Miró se adorna con una barba homérica pero recortada. Le da un aire venerable que más bien lo rejuvenece, con esa juventud de que hablaba Goethe, la de estar cerca del secreto de las cosas. Volvamos al tema: ¿El pintor nace o sea hace? Luego de discutir (sin acaloramiento por no empeorar el que hacía en el estudio) llegamos a un punto de compromiso: “el pintor nace más que se hace”. Para no quedarme atrás, añado que la vida en realidad nos deshace lo que el arte hace. ¿He quedado bien? Para romper con los juegos de palabras (siempre peligrosos) le invito a la confidencia. Accede (él siempre lo hace). Conoció a su mujer, Carmina, durante el servicio militar en Melilla. Carmina, a la que también aprecio desde siempre, fue el vehículo de la arribada a Canarias, a donde llegaron en luna de miel (que se iba a prolongar toda la vida). Tiene tres hijos, Sergio, María del Carmen y Martín. Le digo que a María ya la conocía de cuando militaba en la lucha antifranquista. De ella, casualmente, Miró me muestra dos retratos recientes. Uno de frente y otro de perfil. En ambos, pero sobre todo en el frontal, el padre ha puesto melancolía (los ojos de María –en el retrato y también en la vida- son grandes, de gacela que va a escapar pero que se prenda del perseguidor…). Hablamos también de los amigos comunes, Lezcano, Millares, Chirino, mi hermano Tony, Felo Monzón, Fleitas. De su primera exposición en Wiot por los años 50, sus trabajos de delineante y decorador, sus baches, y de cómo, por fin, se pone a pintar de manera intensiva a partir de 1976. Ya casi al final nos ponemos un tanto serios. Es que me he quedado embebido mirando sus cuadros. Reflexiono, trato de abarcar. En medio de mis pensamientos creo entender que me dice “Yo voy al revés. En este momento, cuando tantos la buscan, a mi me está sobrando figuración”. Yo sigo observando. Continua: “No soy hombre de grandes aventuras, más bien marcho paso a paso (su voz me suena lejana no obstante segura). Ahora mismo me encuentro en un proceso de depuración, me integro más en mí mismo”. Esto es –entre otras cosas más- lo que dice. Pero yo observo lo que hace: grandes lienzos pintados con técnica mixta de óleo y acrílico. Masas, volúmenes, en su conjunto, se mueven ante mi vista. Yo veo un gran poema (él dice geológico, yo corrijo, humano); el ambicioso proyecto en el que otros han fracasado, yo lo veo como se plasma. Néstor acertó en el Poema del Mar, pero se quedó a las puertas en el de la Tierra (inacabado) 49 Hay en esto cuadros, entrando ya en la obligada opinión crítica, un expresionismo atenuado. La subjetividad del gran artista que es Miró Mainou no llega a proyectarse en la tela. Algo la detiene. Miró me trata de explicar que él no ha comprendido nunca bien qué es eso de lo canario. Pues bien. Yo le contesto que lo canario es algo que participa de lo que él ha logrado plasmar en estas telas. Es –precisando más- lo que detiene esa subjetividad, lo que hace que quede en suspenso como imposición objetiva, volumétrica. Algo que quizá venga ya preconcebido desde lo que impone de Monserrat. En realidad lo canario siempre viene de fuera. Es una mirada virgen y al mismo tiempo preñada sobre nuestra isla. Con esta exposición que Miró Mainou prepara próximamente en la galería Vegueta, no aventuro mucho al decirlo, el pintor que por lo lejano es todavía más próximo, en un momento de expectativas, viene a cubrir un importante hueco. Y a señalar una dirección. Su pintura, por inusitada, es lo que ante nuestra mirada se desvela en el mismo instante en que se cubre. Canarias 7 15 de noviembre de 1984 MIRÓ MAINOU: “YO PINTO Y BASTA” Por Dolores Campos-Herrero. “El camino del arte está tan hollado que siempre pisará uno por donde otros han ido” En la actualidad exhibe su última obra en la galería Vegueta. Nació en 1921 en Sabadell. En 1949 se vino a Canarias, después de haber hecho algunas exposiciones juveniles en Barcelona. Lleva cerca de 50 años dedicado a la pintura y 35 siendo parte de la plástica canaria, elaborando su obra en las islas. “casi todo lo he hecho aquí” afirma Miró Mainou, que estos días 50 tiene en la galería Vegueta la que constituye su individual número dieciocho. Pocas exposiciones para muchos años de trabajo incansable pero es que él reniega de los fabricantes de cuadros, de las excesivas prisas, de la vanidad como único motor, “yo expongo cuando creo que tengo algo que mostrar” sostiene. El estudio de Miró Mainou en la avenida Primero de Mayo, es amplio, lleno de luz, con grandes ventanales que conviene tener cerrados para que no irrumpa el ruido ensordecedor de afuera, en el clina sosegado de adentro, en esa especie de tiempo detenido y de reflexión que caracteriza su habitual jornada de trabajo. “Al principio yo tenía mi estudio en mi domicilio, pero prefiero estar aquí, fuera del latido de la vida doméstica; aunque algo del exterior te salpica, aquí uno está al abrigo de todo”. Estar al abrigo de todo, poder pensar sólo en pintura (”hay días que no pinto sino leo o escucho música”), trabajar en cuatro o cinco cuadros, cada día en uno en razón del estado de ánimo del momento, ésas son las apetencias de Miró. Eso persigue y así vive en su estudio; siempre un lienzo en el caballete, un lienzo en blanco por si acaso y casi diez telas de distintos tamaños contra la pared, también esperando la mano sensitiva de Mainou, los colores, según el día de Mainou. “Yo no le doy prioridad a nada y a todo. Actualmente estoy predispuesto a una mayor brillantez del color, pero no es algo previsto”. “Mi teoría dentro de la pintura –dice- se puede definir con una expresión de Nonell: Yo pinto y vasta”. El pinta y basta; y es tan difícil, él reconoce, que un pintor quiera, pueda y sepa explicar su obra. El pinta y basta. “En la medida de lo que he podido siempre he vivido intensamente la pintura pero ocasiones ha habido en que he tenido que dejarla en un segundo plano”. Como cuando tenía que ganarse la vida decorando y diseñando. Ahora, gracias a Dios, a la experiencia, al trabajo y a los años -63 tiene Miró Mainou- se dedica, en cuerpo y alma, a sus cuadros. “Pero un pintor que no sepa más que de pintura ni de pintura sabe” dice parafraseando a un urólogo catalán cuyo nombre, al final, es incapaz de recordar, “bueno, no lo pongas”, dice. Una tendencia sin tendencia. 51 “Hay que ser universal y receptivo a todo, a la naturaleza y a las artes.” Pero a la hora de plantearse alguna tendencia, Miró Mainou declara que cada uno debe seguir aquella que esté más de acuerdo con su forma de sentir. Y persigue ese cuasi imposible de “hacer una obra originalísima que no caiga dentro de ninguna de las clasificaciones”. Desde luego él siempre ha intentado ser lo más personal posible. “El camino del arte está tan hollado que siempre pisará uno encima de las huellas de alguien”, diríase que se lamenta. Sobre una de sus mesas hay unas postales, reproducciones pictóricas, mucho Isidro Nonell, “pero me gustan todos los pintores, todos aquellos que transmiten algo, porque ahí radica el goce de la contemplación del arte”. La actual exposición en la galería Vegueta parece que está funcionando bien, él está satisfecho, satisfecho de que el éxito sea sólo el fruto de dos años y medio de trabajo, de no tener que deber nada a argumentos extrapictóricos. “Yo soy amigo –comenta- de todos los pintores. Me precio de caber en todos los círculos pero no sé qué círculos puede haber aquí, todos somos retraídos”. Y me habla de que en Las Palmas no hay círculos organizados (“todos estamos dispersos”) por culpa de la configuración urbanística. “Esta es una ciudad larga en la que siempre estamos de paso en todas partes”. Asegura que la historia del arte continuamente ha estado hecha por grandes individualidades. “No creo que, a cada momento, tenga uno que estar cambiando de chaqueta para estar al día”, dice rotundo para después, con tacto, y el talante más abierto posible, valorar la modernidad. 35 años aislado. Lleva ya Miró Mainou 35 años en las islas; 35 años aislado; enfrentándose a ese dramático problema del transporte que, a los artistas, casi les impide llevar sus cuadros a otras galerías, a otros mercados. Pero a Miró Mainou el aislamiento le ha dado tranquilidad para trabajar. “lo más positivo es que puedes mirar los toros desde la barrera, no estar dentro del tumulto, del mogollón de la vida, como dicen ahora”, afirma. Al margen de las islas y de los aislamientos, a Miró Mainou le parece claro que cada vez se va reduciendo más el ámbito geográfico de la popularidad. Y llegará el día, le parece a él, en que un pintor alemán sea muy conocido en Alemania y basta; y otro español, en España, y basta. “Llegará el día en 52 que se dirá este es un pintor de la isleta o de Escaleritas”, afirma, exagerando e ironizando llegando al colmo de la valcanización cultural. Para Miró, para quien están bien las vanguardias para los países en que se cuecen, una exposición como la actual en la galería Vegueta sirve como a modo de examen de conciencia. Cuando tiene los cuadros ya colgados, completándose con esa necesaria mirada del espectador, Miró hace balance de logros y errores y “cuando uno empieza de nuevo busca cosas distintas y abandona lo que cree que debe abandonar.” Diario de Las Palmas 7 de febrero de 1985 Con la fuerza de la subjetividad. Por Aglae Masini. Miró Mainou rompe la figuración en un derroche de color. “En realidad no pinto paisaje, extraigo los elementos plásticos que están en él”, dice el artista. Miró Mainou es, sencillamente, pintor. Un gran pintor, con técnica, trabajo y estudios. Nació hace ya 64 años, en la industrial ciudad de Sabadell, en pleno Vallés, a poco kilómetros de Barcelona. Es, junto con Tarras, la población textil por excelencia de España. No es raro, por tanto, que fuera encaminado a desarrollar su actividad en esa industria y tratara de conocer todos los secretos del oficio en la acreditada Escuela Industrial de Artes y Oficios de aquella localidad. Su vocación no fue la industria, sí el arte a través de la pintura. Sus cuadros tienen fuerza, color y una árida belleza. Baudilio Miró Mainou, conserva el acento catalán pese a que hace más de 35 años que vive en Las Palmas y, como a tantos otros, las islas lo han absorbido y se siente, es, un canario más. Es muy natural, por tanto, que junto a García Álvarez, representa a la Galería Vegueta en la feria Arco que se celebrará en Madrid el próximo febrero. Desde 1941, en que expuso individualmente por primera vez en su ciudad natal, son una treintena las muestras presentadas por casi toda la geografía hispana. Tiene obras en el museo “Mar y Cel” fundado por el mecenas 53 Utrillo en Sitges, en la Diputación de Barcelona, Casa de Colón de Las Palmas y colecciones particulares de Suiza, Alemania, Venezuela, Holanda, Italia, etc. - ¿Cómo definiría, dentro de qué corriente, situaría la obra que realiza actualmente? - Lo más difícil para un pintor, es explicar su propia obra. Es algo que se realiza, que se hace, que se lleva dentro. La pintura, no se puede explicar, son los críticos quienes clasifican. La misión del artista es pintar y la de los críticos ejercer su oficio. Pinto, generalmente, paisajes, porque soy muy amante de la naturaleza y me ofrece motivos para expresarme con mayor libertad que lo haría, tal vez, con otros temas. Pero, en realidad, no pinto paisaje, extraigo los elementos plásticos que están en él. Mis cuadros nunca son un paisaje total, a veces, son unas piedras, otras es el cielo el protagonista. Son, en fin, fragmentos. Veo en el tema unas posibilidades de expresión. Nunca, en mis cuadros, se puede decir: esto es el Roque Nublo, o tal sitio o tal otro. La localización no me interesa, veo espacios, formas, colores, traducibles a hacer pintura con ellos. Hay quien dice que es una especie de expresionismo dentro del paisaje. - ¿Presentará en Arco muchas obras? - Las que caben en un stand. Son 20 metros cuadrados, o sea, unas 6 ó 7 pinturas. - ¿A qué edad se dio cuenta de su vocación? - Todos los niños pintan y dibujan, pero cuando en realidad comencé a pintar en serio fue justo cuando empezó la Guerra Civil. Entonces, estudiaba tecnología textil, que es lo que mi padre quería que hiciera, ya que en una ciudad como Sabadell parecía que no hubiera más horizontes que integrarse a una industria textil. Una de las asignaturas que teníamos era dibujo artístico para proyecto de tejidos, dibujo lineal para maquinaria textil y artes decorativas. Tuve la suerte de contar con dos excelentes maestros: Vila Arrufat – a quien se le acaba de hacer un homenaje en Barcelona- pintor de gran 54 preparación, apartado totalmente de galerías, marketing y todas esas historias que mueven actualmente el mundo del arte pero que ha hecho una obra muy seria y muy buena. Un gran maestro. Una persona admirable. Tuve la suerte de poder conectar con él en aquellos momentos. También con otro paisajista que se llamaba Vila Puig, muerto ya, y gran pintor. Yo, me escapaba de las clases de tecnología para acudir a las de dibujo y pintura. Esa fue mi formación. El roce con tales maestros me impulsó a dedicarme a los lienzos y pinceles. - ¿Se dedicó exclusivamente a la pintura? - Tras el servicio militar en Melilla, donde me casé, vine a Las Palmas y pasé varios años simultaneando mi trabajo de decorador con la pintura, por la mañana, decoración, y por las tardes pintura. - ¿Ha estado marcado por alguna escuela definida? - Jamás he estado inmerso en algún credo estético determinado, perolas corrientes plásticas envuelven a uno, o sea, que no puedo decir que no haya sufrido influencias. Todos tenemos influencias. En la historia del arte, en el arte contemporáneo, se han quemado tantas etapas, se han hecho tantas cosas que siempre se tiene que tropezar con algo, estar dentro de algo, pero creo que cada uno de los “ismos” ha tratado una parte determinada de la pintura. Por ejemplo, el informalismo excluye toda la figuración y se queda nada más que con los colores y los espacios, sin querer representar nada y la expresión se centra, puramente, en lo pictórico. Yo, sintiéndolo y comprendiendo que es un camino, que además la abstracción ha sido en toda la historia del arte más que lo que representa, no me he metido de lleno en ello porque me parecía que estaba cortando algo de mí mismo, necesito pintar lo que ven mis ojos. Actualmente hay un eclecticismo muy grande y se puede pintar lo que se quiere y como se quiere. Lo único importante es que sea bueno. No distingo más que dos tipos de pintura: la buena y la mala. Ya puede ser desde las cuevas del Altamira, hasta el último pintor de hoy que si es bueno perdurará y si no, más pronto o más tarde, desaparecerá. Es interesante estar al corriente de todo, pero yo creo más en el buscar el camino en uno mismo y estoy seguro de que esto es lo que ha hecho caminar el arte. El arte está hecho de grandes individualidades. - Se nota actualmente una crisis de verdaderos valores, de un pintor que abra un camino realmente importante, que barra con muchas cosas que son más que marketing de galerías, intereses y nada más. En Italia, como alternativa a la transvanguardia, han aparecido unos pintores que hacen un remedo, una caricatura de las pinturas del Renacimiento, ocultando la belleza y exaltando la fealdad y, tienen 55 ya galerías que los apoyan. Entonces, uno se da cuenta de que hace falta una individualidad potente. Lo lamentable, es que estamos en un momento en que las galerías van a exigir tantas novedades que no podrán salir cosas buenas. Lo nuevo no es lo interesante. Lo original sí. Lo “novedoso” es falso. Va a ocurrir como en el mundo del disco en que el mercado sería muy corto si se dedicaran sólo a la buena música, necesitan falsos ídolos o nuevos ruidos que duren tres días, vender la mercancía y sacar un nuevo tipo que vocifere más, que tengan unas guitarras más estridentes que el anterior y, quizá en la pintura esté sucediendo lo propio. - Veo que los jóvenes están haciendo cosas que no pueden durar toda la vida de un pintor, que puedan ser actitudes de un momento, que dan saltos y saltos. Creo que la pintura debe ser algo más sosegado, más íntimo. Tal vez sea la expresión de la desorientación total que padecemos y que no hacemos nada con intención de que perdure, ya que estamos a merced de que a alguien se le ocurra apretar un botón y nos mande a todos a pintar estrellas. Diario de Las Palmas 6 de diciembre de 1986 Tertulias del Titu´s Entre bastidores con…MIRO MAINOU Por Tito Santana Recuerdo el llenazo, más de doscientas personal en el local del Titu´s, aquel miércoles 5 de julio de 1984, presentado por acompañar a este maestro de la pintura con el máximo respeto y afecto que él se merece. La noche se revistió de un gran atuendo: “El arte por excelencia”. No puedo ser imparcial ante este excelente pintor, me domina el aprecio personal y la evidencia que estamos ante el artista que agoniza en la pintura. Reúne los mejores valores para ser pintor, delicado poeta, y emplea su paleta para componer los más bello sonetos. La elección del color y las disposiciones desgarran. Miró Mainou parece huir de los tonos y de los colores calientes, ¿Por qué? Acaso por esa penetración de las circunstancias paisajísticas que, por lo 56 visto, hasta ahora no ha podido ni ha querido evitar. Pero todo eso forma parte de la realidad de su carácter, el equilibrio. Artista honesto y placentero sin protagonismo, árbitro en su meta. ¿Cómo ves el arte en Canarias? ¿Se ocupan de él o ya tienen puestas las etiquetas en algunos artistas y se olvidan de muchos que, quizás, están faltos de oportunidades? - Es muy reducido el público que se interesa por el arte y, mucho más limitado el que lo compra. No cabe duda que este último se inclina por lo que, en su conservador modo de pensar, posee un cierto marchamo de seguridad. Valora la firma y prefiere la obra de aquel artista que con el tiempo haya adquirido una aceptación más o menos estabilizada. Se inclina menos por lo que conoce (sic), y menos aún, si no lo entiende. Miró Mainou nace en Sabadell en 1921, donde estudió pintura y dibujo en la Escuela de Artes y Oficios. En 1949 se establece en Gran Canaria. Su esposa y gran amiga Carmina, de la cual tiene tres hijos, ha sido siempre una ayuda en toda su trayectoria como artista y decorador, y en sus múltiples exposiciones, en las cuales ha obtenido varios premios. Decía Eugenio Padorno que la agilidad de la mano de Baudilio Miró procede el aviso dilatorio que inauguró Cezanne, y el trazo se detiene en el límite de una abstracción inquietante. En el espesor de la luz y el calor de estos paisajes se adivina el silencio como invisible espectador que nos mira. Y es que este artista es una persona perseguida por su silencio y de su mano galopa sin cesar por escenarios, lugares insólitos donde él refleja toda su huella y ansiedad, preocupación esencial. Va a la búsqueda de una vocación sin referencias, en ella el color no surge a la investigación sino a la experiencia. Con todo ello, es un excelente pintor, diestro dibujante, un hombre de su época y que al mismo tiempo promete la culminación de sus múltiples tareas experimentales en una experiencia más positiva del arte de nuestro tiempo. - ¿Qué opinas tú de las Galerías de Arte? - Las galerías de arte ocupan un lugar importante en la Historia del Arte del siglo XX. En nuestra sociedad occidental son los intermediarios entre los artistas y los compradores de arte. Este, a partir de la aparición de las galerías, emprende una carrera vertiginosa de cambios que cada vez se suceden con más rapidez; simbolismo, fauvismo, expresionismo, cubismo, futurismo, surrealismo; y a partir de ahí el protagonismo de las grandes galerías 57 americanas, que convierten el arte en un producto de consumo que renuevan cada año o cada temporada: expresionismo abstracto, pop-art., art-Op, minimal, arte conceptual, foto-realismo, etc. Muchos de estos movimientos son iniciados por las galerías que marcan sus directrices sobre qué hay que pintar y cómo hay que hacerlo. Las galerías, hoy, son elementos importantes en la sociología del arte actual. - ¿Y en Las Palmas? - Como es natural, no juega el mismo papel universal. A nivel local procuran interesar a la minoría compradora y mostrar obras y mostrar obras de artistas maduros y noveles. Es labor difícil en la que han sucumbido quienes no han sabido plantearse de entrada una línea a seguir. La naturaleza de su poética, como instrumento de sustentación que place, y lo demás, al libre juego de la pintura, que estructura y regula formas, colores, gobierna y declara las más íntimas intenciones del pensamiento. Pintura como testimonio de vida, al calor de su propia sangre, sin más, un bello y cálido lenguaje pictórico. Todo el secreto de su obra reside en esa discreción extrema de su gran equilibrio por su auténtica definición. Yo nunca apruebo ni desapruebo maquinación alguna, sería adoptar una actitud absurda ante la pintura. No hemos sido enviados al mundo para pregonar nuestros prejuicios estéticos, sino para testimonio jovial de ese puñado de revelaciones que emprende el mundo de la pintura. - ¿En qué estás ocupado actualmente? - Pinto diariamente en mi estudio. De momento no tengo prevista ninguna exposición en tiempo cercano. Trabajo con mucho entusiasmo y entrega, y espero, cuando exponga, mostrar un gran paso adelante. No podemos hacer distinciones, pues consideramos que las exposiciones responden sustancialmente a un todo homogéneo y compacto, a una idéntica solución y meta. Él sabe que la verdad esencial no es la verdad que 58 descubre los ojos, sino aquella que sólo descubre el espíritu unido a un culto, ritmo de emoción y de armonía que es el gozo estético entre el gran pintor motivado y consciente. Su contenido pudor, que no llega sin embargo a disimular un temperamento grave, un carácter austero, propio de un artista que, pese a su larga permanencia en Canarias, sigue siendo, a la vez, muy catalán. Canarias 7 24 de julio de 1988 RETRATOS Cómo el hombre nacido para empresario se transforma en bohemio. MIRO MAINOU: El hechizo del tímido. Por Francisco J. Chavanel Baudilio Miró Mainou, el gran tímido, el gran pintor desconocido. Hijo de una familia burguesa de Sabadell, condenado de antemano a ser empresario de una triste industria textil, salvado por la bohemia. Para Pedro González, artista y ex alcalde de La Laguna “uno de los grandes pintores que realmente sabían de la pintura que llegó a Canarias”. Él nunca lo dirá. Miró siempre es sombra de su propia grandeza, sus pasos no son gigantes, sus pasillos no son los pasillos de la pasarela. Miró es de los que está contra todo pero sin que se note demasiado. Es una cabeza turbulenta, de difícil expresión verbal que, sin embargo, posee una lucidez fuera de lo común para explorar el mundo vivo de la imaginación y salir indemne. “Claro que he elegido. A mí también me ofrecieron buenos contratos con sueldos fijos a final de mes, pero así no hay forma de hacer arte”. En los años 50 tuvo la oportunidad de lanzarse a la aventura y conquistar Madrid del mismo modo que Manuel Padorno, Manolo Millares y Martín Chirino. Desechó la fama y la gloria, y se quedó. Aquella decisión cambió su vida; o mejor dicho, la dejó igual. No se arrepiente pero sabe que hoy no tendría que demostrar nada. Ahí reside su fortaleza. Es capaz de apagar el interruptor y, sin embargo, correr por los callejones oscuros sin sentir miedo. Tan sensible como aparenta, tan tierno y dubitativo, y lo engañado que nos tiene. Sólo hace falta contemplar su obra. La razón residiendo en un cuadro, la magia trasladada desde un cerebro privilegiado al margen de santuarios y adoraciones de becerros de oro. Tiene tres hijos y una confesión: “si fuera por mi familia siempre iría volando por las calles; 59 saben lo que siento y lo que me duelen las cosas, si no fuera por ellos no sé en dónde estaría”. - Siempre que le veo tengo la impresión de que usted procede de otra era. Enlaza mejor con el pintor de catacumbas, el eterno bohemio que sólo vive para su arte y que poco le importa los condicionamientos de la materia. - Exactamente. Juan Ismael decía de mí que yo soy un catalán que no ejerce. Y es verdad, porque a mí nunca me ha importado el dinero, por eso soy un pintor para muchos desconocido. Económicamente siempre he ido escapando. Vivir de la pintura es durísimo, hubo etapas en los que no vendía nada. - ¿No le produce frustración la distancia que existe entre la consideración que tienen los entendidos de usted y la gran ignorancia popular que hay sobre su obra? - No me preocupa. Sigo enlazando con los pintores tradicionales. Tampoco me preocupa si mi pintura perdurará después de mi muerte. Me gustaría, por supuesto, el reconocimiento en vida pero tampoco me vuelve loco ese pensamiento. - Usted y el resto de su familia ¿eran muy diferentes? - Yo nací en Sabadell, ciudad industrial. Mi padre tenía un negocio de tipo familiar con el que se ganaba muy bien la vida. Yo, de pequeño, ya sentía una gran afición por la pintura pero siempre tropezaba con mi padre, él no quería saber nada de eso. Y comprendo su posición; eran otros tiempos, casi nadie se interesaba por la cultura y yo, además, vivía en Sabadell, una ciudad de una naturaleza muy especial que sobre todo en aquella época vivía volcada en la industria textil. Mi padre, como es lógico, pretendía abocarme hacia los tejidos. Pintar en guerra - ¿Cómo empezó a pintar? - Empecé a pintar el mismo día en que empezó la guerra española. Mi tío comprendía que yo tenía unos ideales diferentes y me apoyaba. Mi padre quería que estudiara técnica textil. Mi tío me dijo que había dejado una cosa en mi casa: Mi padre, por el camino, me hablada de que el día anterior que unos militares se había revelado en Marruecos. Entonces, en casa, me encontré con un paquete y dentro había un lienzo y unas pinturas, de modo que me puse a pintar. 60 - ¿De quién aprendió el oficio? - De Vila Arrufat, de un pintor que tenía 97 años que todavía pinta, es como los antiguos. Nunca se ha metido en ningún tinglado de galerías y ha construido su obra a su manera, con gran cultura de arte, al margen de todo. No se trata de un cualquiera. - Se nota que Vila Arrufat le caló. - Lo he admirado siempre por la rectitud de su línea ideológica, porque siempre ha sido coherente entre su pintura y su sentido de la honestidad. Aquellos eran tiempos difíciles. Recuerdo que me casé dos años después de haber estado en Melilla haciendo el Servicio Militar, y cuando ya iba a ser el director de la fabrica se me metió en la cabeza de que no, de que no, de que no, que aquello a mí no me gustaba, que lo que quería era pintar y abandoné la fábrica. Y, claro, sabiendo que entonces pintar era aspirar a la miseria. Actos así se llevan en la sangre pero también se aprenden. - Supongo, no obstante, que no siempre fue así - En los primeros años no hubo muchos cambios, después cambió un poco. Terminó la guerra y los fabricantes comenzaron a comprar cuadros para regalárselos a los clientes, una especie de anexo a las facturas, una manera de justificar unos precios altos. En aquella época se vendieron muchos cuadros, sobre todo de pintores malos. Fue una etapa también de mucha cerrazón de cara al exterior, los jóvenes estábamos pendientes de lo que se hacía fuera de Cataluña, algunos entroncábamos con otros estilos por pura intuición. De aquel movimiento surgieron Tapies, Couxart, Pons…, y justo en esa época yo me vine a Canarias, o sea, que no tuve ocasión de vivir la efervescencia que luego se desató. - ¿Por qué escapar a Canarias? - Mi mujer había estado muchos años aquí, sobre todo en su infancia y en su adolescencia. Ella tenía una idea fabulosa de Canarias y, la verdad, que entonces las islas eran idílicas. Vinimos por una temporada y la temporada aún sigue. - ¿Qué ambiente artístico se encuentra en Gran Canaria? - Aquí nada más había una galería de arte y, además, de inauguración muy reciente. Allí me encuentro con Juan Marques, Martín Vera –una especie de mecenas- y con Juan Ismael, que estaba de director de la galería. Conecto con Felo Monzón, Manolo Millares- que entonces hacía acuarelas- y no me pude quejar. De entrada ya fueron mis amigos. Me introduje en sus tertulias, a las que iba Víctor Doreste, en fin, me fue bien, hice mi primera exposición, y todo el mundo asombrado porque la obra se vendía bien. 61 - ¿La preocupa que definan su obra como pos impresionista? ¿Teme que al definirlo le limiten? - En absoluto, yo mismo lo llamo pos impresionismo porque de alguna manera hay que llamarlo pero me da igual que sea una cosa u otra. Ni siquiera me he planteado si me interesa esto o lo de más allá. A mí, en cambio, sí me interesa transmitir luz y atmosfera en mis cuadros y justamente ese es el objetivo del pos impresionismo. - ¿Qué tiene que ver su pintura de ahora con la que hacía hace dos o tres décadas? - Casi todo, en mi pintura se reflejan las alteraciones de mis estados de ánimo, cambios de temas, elecciones de color según la época…, pero no creo que haya habido variaciones de estilo. He evolucionado dentro de lo mismo que también es una forma de evolución, sin que hubieran cambios bruscos. Por ejemplo, el paisaje – que es lo más que he pintado- lo manifestaba al principio de una manera naturalista para posteriormente afrontarlo desde una perspectiva expresionista. - ¿Pudo vivir siempre de la pintura? - ¡Qué más quisiera yo! Para vivir de la pintura tuve que vivir antes de otras cosas. Hubo un periodo en que tuve que alejarme de los pinceles precisamente por sobrevivir, y esto se nota. La pintura es algo tan cerebral, algo a lo que tienes que ponerle tanto raciocinio, que si la dejas ella te abandona a ti. No se puede pretender, como yo hacía en aquella época, hacer pintura en sesiones muy rápidas y tratar de ser sincero contigo mismo y con el cuadro. - Ha hablado del cerebro, uno creía que la pintura era cosa de temperamento. - La pintura es una cuestión mental pero apasionada. Pintando se sufre, porque lo que hay que expresar es un sentimiento. Es necesario conmoverse, explorar dentro de uno, y buscar con exactitud el reflejo de tu idea en el cuadro. Toda esa parafernalia subjetiva es muy costosa. La construcción de un cuadro no es algo matemático; muchas veces es el propio cuadro, los fragmentos que vas pintando todos los días, los que te conducen irremediablemente hacia lugares insospechados. Entonces hay que tomar una decisión: o eres fiel a la 62 idea inicial o te dejas llevar. Es ahí donde entra el cerebro y saber encontrar la respuesta justa, saber si vale la pena continuar o cambiar y, ante todo, ver de antemano –como los ajedrecistas- el aspecto final de la obra. Pensamiento abstracto. - ¿Cómo se plantea usted una obra determinada? - El planteamiento previo siempre es abstracto, que es lo que sostiene al cuadro y lo que lo hace duradero. La ronda de noche de Rembrandt, no les gustó a los señores que salían retratados, y no les gustó porque Rembrandt dejó a unos en sombras y a otros los iluminó con un farol. Rembrandt se planteó el cuadro como expresión plástica y entonces necesitaba una mancha clara y le puso un farol a un señor y necesitaba que la parte trasera estuviera fundida con la penumbra y le puso la sombra. Claro, todo este tratamiento fue incomprendido por aquellos señores, pero es esta maravilla lo que le hace ser un cuadro incomparable, lo que le hace perdurar en el tiempo. Esto, insisto, e lo más importante: el reparto de los espacios, la expresión plástica, el planteamiento de la luz…, es una constante que se repite en la historia de la pintura cuando es buena. Nadie se acuerda de la princesa Margarita que pintó Velázquez, todo el mundo se acuerda de aquella mancha, de aquel gris perla tan precioso, con unos rojos que salen del medio del cuadro, aquellos rosados, los espacios perfectamente repartidos…, y eso es pintura abstracta. - Por lo tanto, para usted no existe el debate que se suscitó en los 50 entre el abstractismo y los demás estilos. - Hubo un tiempo en que el que no pintaba abstracto lo miraban por encima del hombro. - Siempre pensé que se trataba de un debate absurdo. La prueba está en que sólo se han salvado de ese periodo las cosas realmente buenas, el tiempo se ha encargado de poner a cada uno en su sitio. Los cuadros no emocionan porque pertenezcan a uno u otro estilo, emociona por cómo está pintado, por cómo está planteado su contenido. - ¿Un cuadro debe ser objetivo? - Yo creo que no. Incluso los cuadros más realistas están llenos de emoción. Pasa como en todo. Hay realistas que son fríos y no aportan nada, pero en otros es palpable el estremecimiento, algo que vibra, y lo que vibra es la parte subjetiva del cuadro. - Deme una opinión subjetiva de su pintura. ¿Es, por ejemplo, valiente? 63 - No sé qué se puede entender por valiente. ¿Te refieres al tratamiento del color? - Veo un paisaje de Lanzarote en esa pared y hay un cielo sobrecogedor, un cielo que yo nunca he visto en Lanzarote. - Pero ¿a qué refleja el misterio del cielo de Lanzarote? ¿Qué más da que ese cielo exista o no? Para mí existe, existe por mis ojos, y existe grabado en mi alma. Es mi sentimiento sobre ese cielo, la sensación que me produce, el que yo reflejo. - Exponer la sensibilidad, sacársela de uno y colocarla encima de la mesa para que los demás la contemplen, ¿compensa tanto esfuerzo? Es decir, ¿a cambio de qué uno se desnuda? - A cambio de nada, naturalmente. Cada cuadro es un problema diferente. A cambio de que a mí me vale la pena, toda la vida he luchado por ser pintor y si soy pintor me basta con eso. - ¿Ha repudiado determinados colores en determinadas etapas de su trayectoria? - Ha habido épocas en que no he utilizado para nada el amarillo y ha habido épocas en que he empleado solamente grises y negros, me encontraba entonces muy deprimido. Yo tenía en mi paleta los tonos y sin darme cuenta los colores espabilados me molestaban e inmediatamente los retiraba, me intranquilizaba el color, me sentía peor con el color. - Conocemos pintores a los que no les ha salido el cáncer por mercantilizarse, incluso sus cuentas corrientes han engordado. Posiblemente, usted ha tenido ofertas similares. ¿Tuvo miedo por adulterarse? - He despreciado ofertas en las que determinadas empresas se comprometían a distribuirme la obra a cambio de un sueldo fijo, pero claro, haciendo cuadros como churros, o sea que, imagínate qué clase de pintura iba hacer. Había que decir que no, probablemente por no adulterarme. - Desde un punto de vista perfeccionista ¿qué es un cuadro perdido? - Aquel que no tiene emoción, que es vano, que es frío, que carece de sentimiento. Ese es un cuadro perdido. Yo he roto muchos sin pena ninguna. No era un cuadro, era nada. 64 Diario de Las Palmas 18 de diciembre de 1989 Miró Mainou, un maestro de la pintura Por Mª Isabel Rodríguez. Cuando llevó a cabo su primera exposición, Colacho Massieu y Gómez Bosch eran los “clásicos” y Millares, Monzón e Ismael rompían moldes… Lleva pintando desde la niñez. A los dieciséis años, cuando un tío suyo le regaló una caja de pinturas, comenzó a hacerlo “oficialmente”. Recuerda que fue el mismo día que estalló la Guerra Civil. Vivía en Barcelona, donde nació (sic), y el tema de su primer cuadro fueron unos melocotones, un bodegón. Desde entonces ha llovido mucho. El servicio militar cambió el rumbo de su vida y desde el año 49 vive en Las Palmas, se siente un canario más. Le tocó vivir la explosión vanguardista de la pintura en las islas. Manolo Millares, Juan Ismael y Felo Monzón intentaban abrir nuevos caminos introduciendo tendencias que no habían llegado aún a nosotros. Los tres han desaparecido y a él le ha tocado ser coparticipe y observador de todo el devenir artístico en Canarias en las últimas cuatro décadas. No iba para pintor, pero la vida le facilitó el camino. - Yo estudiaba técnico textil, mi padre quería que lo hiciera y siguiera esta profesión. Lo hice en la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona, donde habían buenos profesores de dibujo. Con Juan Vila Puig y Vila Arrufat tuve los primeros contactos con la pintura y los artistas, que es lo que a mí me gustaba. Todo esto durante la Guerra Civil Española. Terminé mis estudios, pero llevaba el veneno dentro. Era muy problemático en aquella época vivir de la pintura, del arte, y pensé seguir mi profesión. Pero cuando me fui a hacer el servicio militar, al coincidir con la II Guerra Mundial, tuve que permanecer en el ejercito, en Melilla, durante casi cuatro años. Allí conoció a su mujer, que ya había estado en las islas, y una vez casados decidieron venir a Las Palmas, en el año 49. Sólo por un tiempo…que se ha prolongado hasta ahora. En el 50 hizo su primera exposición. Los artistas del momento eran Colacho Massieu, Tomás Gómez Bosch y Cirilo Suárez. 65 - Pero se iniciaban movimientos vanguardistas que ya existían fuera y no habían llegado a las islas, en los que se integraban Juan Ismael, Felo Monzón, Manolo Millares. Conecté muy bien tanto con unos como con otros y me instalé muy a gusto en Las Palmas. - Nos parece que su obra mantiene una coherencia bastante lineal en la forma de hacer y en el tiempo… - Sí; he seguido siempre una línea consecuente y dentro de ella he ido evolucionando. He madurado más, pero nunca he roto moldes, la madurez me ha dado una mayor solidez para lo que yo he querido hacer, sin dejar que me llevaran “ventoleras” El color y los paisajes. No se considera pesimista, pero sí cree que ha sido un poco depresivo –“situación que he superado”- y una demostración de ello podría ser ese colorido expresivo y apasionado como el rojo bermejo. Su sensibilidad hacia los colores le ha llevado hacia una paleta que identifica con algunos paisajes especiales de nuestras islas, que ahora hace. Miró Mainou no ha tenido un pintor preferido. - Me gusta toda la buena pintura, sin excluir a nadie ni apasionarme por uno en particular, sin que ello impida que reconozca la valía especial del que la tenga. Gozo de la buena pintura. - ¿Se siente valorado y reconocido? - Yo no sé en qué medida la gente valora mi quehacer, pero me siento respetado en mi persona y en mi obra, que se encuentra en muchos sitios, pese a que no he sido muy prolífico en pintar. Pero como un artistas no se jubila nunca, puedo afirmar que me encuentro en una etapa creativa. Aunque repito: no pinto para exposiciones, pinto porque me da vida. 66 Canarias 7 8 de junio de 1990 Expone su última obra en el CICCA Miró Mainou y la pasión por la pintura desde la niñez. Miró Mainou a sus setenta y cuatro años mantiene la misma pasión por la pintura que cuando comenzó a pintar con sus doce años y la primera caja de acuarelas que le había regalado. Este pintor que se autodefine como catalán de hijos canarios, está exponiendo su última obra en la sala de exposiciones del Centro de Iniciativas de la Caja de Canarias, CICCA. Asegura Miró Mainou que sus principios en esto de la pintura se remontan a la niñez. “Desde pequeño me gustaba dibujar y pintar, eso le ocurre a todos los niños, no es excepcional a todos los niños les gusta pintar y dibujar y se expresan muy bien”. Cuando comenzó a pintar “más a fondo, fue cuando tenía ya diecisiete años, aquel mismo día que me habían regalado una caja de pinturas fue cuando comenzó la Guerra Civil”. Durante la guerra civil en vez de pegar tiros se dedicó a pintar. “Tuve contactos con algunos buenos pintores y salía con ellos a pintar paisajes”. Estudio Técnica Textil en Sabadell y tuvo como profesor a Antonio Vila Arrufat, “un hombre que se mantuvo muy alejado de los montajes comerciales y el marketing y todas esas cosas, pero un gran pintor con una formación muy seria y rigurosa”. Dice jocoso que en su formación le persiguieron los Vilas, además de Vila Arrufat, Vila Puig y Vila Toba. Su pintura comenzó en el post-impresionismo. “Lo que en aquel momento se hacía más en Cataluña”, pero sin vincularse a ningún movimiento pictórico concreto y hoy, sin ser partidario de encasillarse en ninguna tendencia o corriente, dice que su pintura podría ser calificada de “un cierto expresionismo no un expresionismo a la alemana, ni de ninguna otra corriente”. “Puedo pintar paisajes pero no hago paisajismo, ni pinto paisajes por pintar paisajes, los pinto, como puedo pintar cualquier otra cosa por los valores plásticos que posea. Pinto lo que me atrae plásticamente” Lleva viviendo en Canarias desde el año 1949 y se define como catalán de hijos canarios. Considera que los medios de comunicación van borrando las características que antes podían tener las pinturas de los diferentes lugares. “Hoy es el mundo entero quien influye en los pintores, las revistas te 67 informan de lo que está, digamos, aprobado mundialmente y esa información influye igual en Canarias, que en Cataluña, que en Galicia”. “Sigo las promociones culturales que hacen las comunidades autónomas y presentan a sus jóvenes pintores. Miras un catálogo de pintores andaluces y la mayor parte son imitaciones de todos los pintores a los que imitan todos los demás. Hay veces que no, que ves pintores que tienen su personalidad”. Matiza las imitaciones asegurando que hay pintores que pueden tener vocación de imitar pero cree que la buena pintura incita a pintar, aunque se tomen cosas de otros pintores “depende del pintor seleccionar la información que recibe. La influencia de otros pintores es buena cuando se copian los problemas y mala cuando se copian los resultados”. La Provincia 21 de junio de 1990 El Paisaje interior de Mir
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Calificación | |
Título y subtítulo | Baudilio Miró Mainou, pintor: recopilatorio biográfico 1921-2015 |
Autor principal | González Rosales, Vicente |
Autores secundarios | Miró Mainou, Baudilio |
Tipo de documento | Libro |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Fecha | 2015 |
Páginas | 761 p. |
Materias |
Crítica e interpretación Pintura Islas Canarias Siglo 20º |
Enlaces relacionados | Enlace a otras obras del autor en mdC: https://mdc.ulpgc.es/cdm/search/collection/MDC/searchterm/vicente%20gonzalez%20rosales/field/creato/mode/all/conn/and/order/nosort |
Formato Digital | |
Tamaño de archivo | 11730092 Bytes |
Texto | BAUDILIO MIRÓ MAINOU: Pintor Recopilatorio Biográfico: 1921- 2015 Por Vicente González Rosales OTROS RECOPILATORIOS DEL AUTOR Antonio Martín, rapsoda : 1910-2001 Enlace al catálogo: http://opac.ulpgc.es:80/cgi-bin/abnetopac?TITN=663033 Enlace a mdC: https://mdc.ulpgc.es/cdm/ref/collection/MDC/id/158502 Isabel Macario : soprano Enlace al catálogo: http://opac.ulpgc.es:80/cgi-bin/abnetopac?TITN=670456 Enlace a mdC: https://mdc.ulpgc.es/cdm/ref/collection/MDC/id/158675 Perfil biográfico de D. Manuel Rodríguez Monroy : 22-12-1985, 03-05-1963 Enlace al catálogo: http://opac.ulpgc.es:80/cgi-bin/abnetopac?TITN=663030 Enlace a mdC: https://mdc.ulpgc.es/cdm/ref/collection/MDC/id/158674 Tomás Gómez Bosch. Pintor Recopilatorio de su trayectoria artística. Desde nuestro catálogo: http://opac.ulpgc.es:80/cgi-bin/abnetopac?TITN=697441 Desde mdC (acceso electrónico): https://mdc.ulpgc.es/cdm/ref/collection/MDC/id/171944 D E D I C A T O R I A A la memoria de este gran pintor Cuya profunda seriedad como persona Y su gran temperamento como artista Han calado profundamente en mí. AGRADECIMIENTOS A la Biblioteca del Campus Universitario de Tafira y a Todo su personal por la gran Ayuda que me han prestado Para llevar a cabo este trabajo. Asimismo, a mi hijo Vicente Manuel Por su inestimable colaboración A la hora de incorporar el material fotográfico Y resolverme todos los problemas de índole Informático que se me han ido presentando Y a Marta, mi esposa, que siempre Estuvo a mi lado dándome ánimos. Este Recopilatorio fue acabado El día 31 de mayo de 2015 En Las Palmas de Gran Canaria, Por Vicente González Rosales I N D I C E I.- Perfil biográfico II.- Entrevistas III.- Escritos del pintor IV.- Exposiciones individuales V.- Exposiciones colectivas VI.- Exposiciones benéficas VII.- Artículos en Prensa VIII.- Opiniones de alumnos y colegas IX.- Noticias y comentarios X.- Su faceta como cineasta XI.- Homenajes y distinciones XII.- Obituarios XIII.- El pintor en el recuerdo XIV.- Cronología 6 P E R F I L B I O G R Á F I C O 7 Preámbulo. Hay muchas formas de hacer la biografía de una persona. En todo caso, se trata de seguir sus pasos, día a día, desde que nace hasta que muere, e incluso hasta después de habernos abandonado. Estas circunstancias suelen determinar el principio y el fin de cualquier biografía. Nació tal día en tal sitio…y después del espacio narrativo intermedio, más o menos extenso y detallado, concluir con el lacónico…y falleció tal día en tal sitio. Creo que todas las biografías empiezan y acaban más o menos con estos términos. La diferencia estriba en cómo acompañamos al personaje a lo largo de su trayectoria vital para adquirir el mayor número de conocimientos sobre lo que fue, lo que hizo, lo que dijo, lo que dijeron de él, si fue importante o pasó desapercibido por este mundo. De algunas cosas seremos testigos presenciales y hasta puede que partícipes y de otras tendremos que llegar a ellas de forma indirecta, acudiendo al testimonio de quienes sí las vivieron en primera persona o las recibieron de otros, tanto de forma oral como escrita y así sucesivamente, hasta llegar a nosotros. Muchas noticias y hechos situados en el entorno del personaje puede que queden en sólo eso, noticias y hechos que no llegaron a confirmarse, quizá porque sólo fueron rumores que con el paso del tiempo quedaron en el olvido. En el caso que nos ocupa, el personaje era para mí totalmente desconocido; se llamaba Baudilio Miró Mainou, nacido en Sabadell el día 16 de junio de 1921 y fallecido en Madrid el 19 de junio del año 2.000, a la edad de 79 años, víctima de una neumonía. Sus padres le prepararon para que continuara con los negocios familiares, -poseían una industria textil-, pero él siguió el camino que vocacionalmente se había fijado siendo aún muy joven; amaba la pintura y fue pintor de los buenos. Decía al principio que hay muchas formas de confeccionar una biografía; dadas las circunstancias, yo he elegido la que para mí ha sido, sin duda, la más razonable. Dado que no conocía a mi personaje, que residió en la península hasta el año 1949, lo que suponen 28 años de tinieblas, y que cuando se estableció en la isla estuvo 5 años viviendo en Moya, más el tiempo que tardó en consagrarse como artista, quiere decir que Miró Mainou nació para mí en el año 1950 y a partir de aquí he seguido sus pasos para conocer de forma indirecta su diario acontecer, no a través de vivencias personales, sino mediante un proceso de investigación de hechos consumados, sin orden cronológico predeterminado, factibles de clasificar y ordenar aleatoriamente, a resultas del cual surge, no una biografía a la 8 común usanza, sino un recopilatorio biográfico, en el que, a veces, el propio personaje me dicta su contenido; tal es el caso del capítulo dedicado a las entrevistas, en las que, con sus respuestas a las preguntas que le hacen sus interlocutores, pone al descubierto los secretos más íntimos de su existencia, así como nos desvela un poco las tinieblas que envuelven a sus primeros años de juventud lejos de la isla; la entrevista será más rica en contenido, cuanto más cercana sea al presente la fecha en que el pintor fue entrevistado. En otras ocasiones tendremos acceso a las exposiciones realizadas, tanto individuales como colectivas o benéficas y a los comentarios que los especialistas hacen al enjuiciar su trabajo. En otro capítulo es el propio pintor el que deja constancia en artículos publicados en la prensa, de sus puntos de vista en torno a la pintura y a diversas materias relacionadas con las bellas artes. Conocemos su faceta como cineasta y las opiniones y comentarios que sus colegas y alumnos hacen de él; sabemos que no pasó desapercibido por este mundo, si nos atenemos a los muchos homenajes y distinciones que recibió. Su fallecimiento causó un gran impacto en la sociedad canaria y aún se le recuerda con admiración y afecto, como se recoge en el último capítulo de este recopilatorio. Todos los hechos que aquí se recogen son de dominio público y están al alcance de cualquiera que se interese por ellos, como me ocurrió a mí, que los he aglutinado en este recopilatorio. Son muchas las personas que lo han hecho posible con su aportación histórica y literaria; a mí, a fin de cuentas, sólo me ha correspondido la satisfacción de presentarlos clasificados y ordenados cronológicamente, para que no se pierdan en el olvido con el paso del tiempo. Centro Atlántico De Arte Moderno Exposición Antológica (de 23-2 a 4-4-1999) De Miró Mainou Por Antonio Zaya Baudilio nace con Francisco Miró Mainou el 16 de junio de 1921 en Sabadell (Barcelona). Nace gemelo y Géminis, peculiaridades de nacimiento que compartimos. Destaco estos rasgos fundacionales porque en mi opinión determinan como una estructura invisible el carácter “inadecuado” que caracteriza el devenir de los gemelos. Quiero decir que los gemelos no somos únicamente hermanos. El hecho de compartir el mismo origen escindido y de desarrollarnos en la diferencia que supone la repetición en el espacio y tiempo nos señala a los ojos de quienes no son dobles sino en la ficción y el sueño del 9 espejo. Ser gemelos es otra forma de ser. No es, desde luego, ni mejor ni peor, pero siempre es otra: nunca es la misma, compartida con quien nos roba nuestra identidad perpetuamente; nuestros rasgos y a veces nuestra alma que vaga vacía y sin rostro por la superficie del espejo, despegando del suelo, levitando como un esquizo, que explora su mente con fe ciega, más allá de donde nadie percibe nada. Ser gemelo es repetirse y resistirse a ello incansablemente en la voz y en las palabras, en los amores y los libros, en los sentimientos y, a veces, en las intenciones y en las especulaciones más reales que la realidad impuesta. Pero todo esto es mental porque en verdad no hay dos sino otro, el otro es el mismo. Ser gemelo es habitar una ilusión y vivir en la renuncia y la pérdida, en el sueño de la sombra, en la materialidad del desplazamiento que supone todo exilio interior. Pero una vez señalada esta particularidad no sólo física sino mental de su existencia, tan importante por ejemplo para las culturas animistas, desvelemos enseguida el nombre de su padre, Joan Miró, que así se llamaba, para añadir más leña al fuego de estas resonancias en las que unos advierten –arrogantes- casualidades y otros vemos –desde la fe en la ignorancia socrática- casualidades de la certeza. Joan Miró era industrial de tejidos que traslada su residencia durante cinco años al otro lado de la frontera francesa, a Perpiñán, dejando a los gemelos al cuidado de sus abuelos. Baudilio Miró vivió con su abuelo Baudilio Miró, como no podía ser menos, también industrial textil como su padre y pasaba los veranos en una casa que poseía en Port de la Selva, un puerto de pescadores en la Costa Brava, muy cerca de donde ahora el destino y la providencia quieren que repase estas notas previas sobre su vida pasada a las que quisiera referirme. En aquella atmosfera familiar de estos primeros años, llena de ecos y espejos, se oyen en el gramófono del abuelo arias de ópera cantadas por Caruso y Fleta, Hipólito Lázaro y Schipa. Lo que antes era un verdadero privilegio en Sabadell. Posteriormente en la radio conocería las voces de los divos de entonces, como Toti dal Monte, Beniamino Gigli, y Stranchiari. Su padre, que sentía no haber podido continuar su vocación de cantante, y quien verdaderamente le inició, como a sus hermanos, en la audición y disfrute de la 10 música, poseía él mismo una bella voz de tenor lírico. Pero a esta afición a la música, que nunca abandonaría Baudilio, también contribuyó su tío José Masllovet, director de orquesta y compositor, además de las tertulias musicales que se organizaban en su casa, frecuentadas por cantantes de ópera y zarzuela. Tanto el paisaje abrupto y espectacular de la Costa Brava como la atmósfera social que frecuentaba despertarían su sensibilidad artística después de la Exposición Universal de Barcelona de 1929, aunque su padre preparara para los gemelos, siguiendo la tradición familiar, un destino en la industria textil. Comercio y contabilidad para Francisco y Teoría Textil para él, por su inclinación precoz al dibujo. Su trabajo consistía no sólo en diseñar los tejidos, sino también dirigía y planificaba su fabricación. Así que estudió en la Escuela Industrial y de Artes y Oficios, donde se ocupó con entusiasmo de aprender las técnicas específicas del tejido tanto como las asignaturas propiamente artísticas, tales como modelado, dibujo artístico, artes decorativas, etc. Cuando Baudilio había cumplido, hacía escasamente un mes, sus primeros quince años –exactamente el 18 de julio del treinta y seis- su tío Mainou le regaló una caja de pinturas al óleo. La rebelión militar liderada por el general Franco desde Las Palmas de Gran Canaria, aquel mismo día, había sido sofocada en Barcelona, pero muy pronto se comenzó a ver salir los primeros voluntarios hacia Zaragoza, aunque no se les daba la importancia que luego tendrían. Por las bajas producidas por la movilización en los puestos de trabajo, Baudilio entró a trabajar como aprendiz técnico en una fábrica de tejidos. Por razones laborales viaja diariamente a Barcelona y siempre que se lo permiten los bombardeos. En 1937, las bajas y las ausencias se generalizan y afectan a todo el tejido social. La escuela también sufre estas ausencias por el reclutamiento y la movilización general como consecuencia de la rebelión militar y la guerra civil. Por esta trágica situación que divide y llena de sangre España, ingresa en la escuela sustituyendo al profesor de dibujo, el pintor Vila Arrufat, quien desarrollaría importantes cambios en la enseñanza de la escuela y trataría de aislarse de la contienda en una masía en San Sebastiá de Montmajor, 11 adonde un pequeño grupo de alumnos también se traslada siguiendo como una sombra al maestro y entre cuyos componentes se encuentra Baudilio Miró. Aquí aprenden a fabricar jabón y alpargatas para cambiarlo por verduras con los pageses. El puesto de Vila Arrufat lo ocupa otro importante pintor: Vila Puig, que pintaba en Santiga, cercano a Sabadell, adonde los alumnos acudían para verle pintar y pintar junto a él. La situación se degradaba día a día y Baudilio sólo comía nabos, y algarrobas y, excepcionalmente, farinetas- una especie de gofio sin tostar. Luego vería el éxodo, la entrada de las tropas franquistas en Sabadell y el comienzo de la posguerra. En noviembre de 1941 se producen dos sucesos destacados en su vida: la muerte de su madre y su primera exposición en la Academia de Bellas Artes de Sabadell. En 1945 es destinado a Melilla con su hermano gemelo para cumplir su servicio militar en el ejército de los vencedores que derrocaron la República. Durante este periodo militar, que duraría tres años, el coronel de su compañía le patrocina una exposición de sus pinturas en el Casino Militar de la ciudad africana. Un año antes de finalizar el servicio de armas conoce a Carmina, la que sería su esposa y madre de sus hijos; encuentro que sería tan decisivo para su vida como para su posterior desarrollo como pintor. A su regreso a Barcelona alterna su trabajo en la fábrica con la pintura y en 1947 celebra su primera exposición en Barcelona en la Galería Pictoria. Dos años después contrae matrimonio con Carmina y traslada su residencia a Gran Canaria, no sin advertir los inicios del cambio estético que se estaba produciendo por entonces, con Zabaleta, Benjamín Palencia o Vaquero. Dejaba atrás el sueño de su padre de hacer de él un técnico y comenzaba una nueva vida incierta y llena de dificultades. No iba a sufrir aparentemente su obra, formalmente hablando, las consecuencias de ese desplazamiento decisivo. Aunque, cuando menos, las condiciones de difusión tan menguadas por la distancia y el olvido peninsular supondrían una suerte de desamparo, amplificado por el inminente exilio madrileño de Manolo Millares, Manolo Padorno y Martín Chirino, que trataban de escapar de las “técnicas de mezquindad” vigentes en el singular contexto provinciano de Las Palmas de Gran Canaria, veinte años después de que se iniciara en esta ciudad la rebelión militar contra la República. Se decía 12 entonces que si Tenerife había cometido el error histórico de impedir la conquista de la isla, y presumiblemente de Canarias, por el célebre Almirante Nelson, más grave había sido el error de Las Palmas dejando salir al caudillo rebelde Francisco Franco. La plaza africana de Las Palmas sólo contaba con una galería de arte propiamente dicha, la galería Wiot. En ella conocería Baudilio las primeras obras de las vanguardias de la posguerra, obras surrealistas de Juan Ismael y Manolo Millares e indigenistas de Felo Monzón. Unos meses después Baudilio Miró realizaría allí su primera exposición canaria, lo que le permitió conocer a los veteranos pintores de Gran Canaria. Recibe favorables críticas de la prensa y se le destaca como “una de las mejores retinas que hayan recogido nuestro paisaje”. Luis Doreste Silva y Juan del Rio Ayala, a cuyas plumas me refiero, no eran por lo que se ve buenos clarividentes, a juzgar por el calvario que ha pasado Baudilio durante la mayor parte de los noventa, precisamente con la retina y debido a su diabetes. Los temas destacados en aquella primera exposición de pinturas eran lugares pintorescos, hoy perdidos, del pueblo de Moya –donde había vivido durante cinco años-, Santa Brígida, Carretera del Centro, y Tirajana, eran impresiones del Puerto de la Luz, un desnudo y un retrato, además de dibujos y temples. A aquellos principios insulares, hace ahora medio siglo, se remonta su amistad con los hermanos Lezcano, en cuya imprenta tenían lugar animadas tertulias a las que asistían también los hermanos Millares, Juan Ismael, Ventura Doreste, Isidro Miranda, Servando Morales, y el escultor Tony Gallardo. En 1950 nace su hija María. Como la pintura no era entonces suficiente sustento para la familia, acepta un puesto en un taller de ebanistería, que realizaba muebles de forma artesanal. Desempeña su trabajo como diseñador durante dieciséis años. Posteriormente sería contratado por una empresa peninsular de decoración como delegado en Las Palmas, durante seis años más, antes que decida dedicar exclusivamente su tarea a la pintura. 13 Francisco Bonnin dirigía por entonces el Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, donde Baudilio expone –en 1951- veinticinco cuadros gracias a los buenos oficios de su amiga Pepita Maynadé, también pintora como él y poeta. De aquella época nuestro pintor catalán recuerda con especial emoción la tertulia que se reunía en la casa del doctor Carlos Pinto, y donde conocería a Pérez Minik, Gutiérrez Albelo, Martín Zerolo y al joven y destacado pintor Pedro González. Ese mismo año nace su hijo Sergio y un año después expone nuevamente en Barcelona. En 1954 participa con Manolo Millares, Juan Ismael, Felo Monzón, y Martín Chirino, entre otros, en una colectiva de artistas contemporáneos y realiza su segunda individual en la Galería Wiot. Entonces se produce, esta vez sin moverse, su segundo gran desplazamiento, con el traslado a Madrid de sus amigos Manolo Millares y Martín Chirino, con quienes está a punto de embarcarse en la aventura. Esta soledad sería igualmente significativa y retrasaría, una vez más, el desarrollo lógico y la evolución crítica del contexto artístico insular. En 1957 nace su hija Marta. En 1959, cinco años después de su segunda exposición en la galería Wiot y diez años después de su llegada a Canarias, expone por tercera vez en esta, hoy legendaria, galería de la calle de Triana. En un deliberado gesto de automarginación del contexto académico y provinciano, que conoce por entonces Las Palmas, aumentado y corregido con la ausencia de Millares y Chirino –ya tan significativas para los que se han quedado- Baudilio decide no exponer durante los siguientes diez años. Cuando decide volver, en 1969, lo hace de nuevo de la mano de aquellos que creyeron en su pintura, le apoyaron y le consideraron uno de los suyos y, más allá de las denominaciones de origen, le adoptaron desde entonces como uno de sus signos fundacionales de regreso al paisaje interior, autocrítico, autorreflexivo y el más claro ejemplo, después de Oramas, de una poética de las piedras y el desierto, igualmente frecuentada por Fleitas, y Gallardo, que remiten a sí mismas y a la muerte, ante su negativa a significarse más que como origen y contexto de nuestro devenir. Con el inicio de los setenta y el cambio social operado por la decisiva influencia turística, la presencia cultural del Partido Comunista es determinante e insoslayable. Como casi todos los artistas relevantes del momento, Baudilio se mueve sin compromisos en torno a ese ambiente de resistencia a la decadente oficialidad, lo que no le impide ser cuestionado por las emergencias 14 nacionalistas todavía incipientes, que se resisten a reconocer la independencia de su pintura y su amor a nuestra tierra, mucho más evidente que el de aquellos facultados para conceder y poner medallas, diplomas y distinciones tardías. En 1972 decide dedicarse enteramente a su obra. Se relaciona profesionalmente por entonces con la bailarina venezolana Gladys Alemán con quien realiza Reviviscencia, una película en súper 8, además de escenografías, decorados, vestuarios y diseños para su ballet. Dos años más tarde realiza también en súper 8 Sexo quemado, sobre la serie pictórica del mismo nombre realizada por el pintor Pepe Dámaso, otro de sus entrañables amigos. Esta amistad entre ambos me impulsó a escribir entonces, “Miró es personalmente un ser entrañable y familiar como pocos artistas canarios. No es un ser artificial, ni calculado en sus gestos. Compartiendo la misma imagen como gemelo con su hermano, no le cuesta a Miró entender las diferencias”. Y continuaba, coincidiendo con la cronología que aquí seguimos: “Cuando hemos pasado el ecuador de los más de cuarenta años que Miró vive en nuestra tierra, no es preciso repetir las denominaciones de origen pues, en definitiva, Miró es un pintor y su ejercicio es su patria. Ya no se trata de decir que lo es, sino de preguntarnos ¿dónde está? ¿Está entre nosotros, con nosotros? De dónde es y adónde va es, desde luego, un asunto irreversible el primero, e incognito el segundo. El verdadero asunto sólo concierne a la pintura. Sin embargo, a partir de entonces su obra se interioriza, aunque su presencia pública ya se manifiesta por el poder reflexivo de su arte”. A su ritmo demorado, pero sólidamente, su obra –una meditación sobre nuestro paisaje- ha conocido a partir de aquí un reconocimiento casi unánime. En 1976 expone en la Sala Llorens de Barcelona y en 1979 lo hace por primera vez en la Galería Balos de Vegueta, en Las Palmas, que dirigen Rosa María Buerles y Fernando Doreste, principales impulsores del renovado ambiente artístico que vive la ciudad en esos momentos. En 1981, sesenta años después de su nacimiento, y cuarenta después de su primera exposición, regresa momentáneamente a su ciudad natal, Sabadell, para celebrar allí su aniversario con una muestra individual de su obra, y asimismo expone en la Galería Vegueta de Las Palmas. Los siguientes casi veinte años han sido de serena normalización artística, protagonizada por la denominada generación de los setenta, que de alguna manera hace suya la actitud crítica de Miró –coincidente con la de su amigo César Manrique- frente al paisaje, alterado y destruido por el capricho depredador y especulativo de financieros y arquitectos canarios sin escrúpulos y por otras corruptelas. 15 Durante este largo periodo realiza en Las Palmas (1984-1989-1990-1992- y 1997), Madrid (1985 y 1993) y Barcelona (1986) ocho exposiciones individuales, en entidades públicas (CICCA de Las Palmas de Gran Canaria en 1990, Sala de Arte La Regenta en Las Palmas de Gran Canaria en 1992- que tuve el honor de comisionar y durante la cual se le concedió el Premio de Canarias- y Rectorado de la Universidad de Las Palmas en 1997) y en entidades privadas (Galería Vegueta en 1984 y 1985 – en la Feria de ARCO en Madrid-, Galería María Salvat de Barcelona en 1986, Galería Attiir en 1989 y Galería Rayuelo de Madrid, en 1993). Además ha participado en distintas colectivas en Las Palmas de Gran Canaria, Barcelona, Santa Cruz de Tenerife, Buenos Aires y Nueva Orleans. Junto al Premio Canarias ya mencionado, Miró es miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Tenerife en Canarias. Estos últimos años no han sido para él, sin embargo, a pesar del tardío reconocimiento de los poderes públicos, ni fáciles ni aciagos. Entre la luz y las sombras, sus ojos nos devuelven ahora algunos mementos de su reflexión interior, después de sufrir en ellos tantas operaciones, en lucha constante con las secuelas de su dolencia irreversible. Son las luces de sus sombras las que vemos, de su paisaje interior, que definitivamente nos expresa como frontera sur, atlántica, a su manera que – como diría José Luis Gallardo- se ha vuelto la nuestra, en un juego de realidades enmascaradas por los paisajes turísticos, alterados. Baudilio nos devuelve los ojos, que si no son conciencia son mudos testigos, espectadores pasivos del derrumbamiento y la rutina. Pero no se trata de ninguna actitud nostálgica. Las piedras son ejemplo suficiente de la elocuencia del paisaje y de la falsa inercia de la acción humana. Baudilio eligió nuestras playas, eligió nuestros montes, y eligió nuestras piedras, como reflexión sobre la pintura y nuestros verdaderos valores territoriales. No hubo mito ni dogma, sólo colores. Muchos, todos. Nuestro aire más íntimo, contemplativo, lúcido. Sólo eran palabras de amor, tímidas en ocasiones, dubitativas, serenas, dormidas, que algún día despertarán de su letargo mágico. 16 E N T R E V I S T A S 17 La Provincia 28 de junio de 1951 Entrevistas y encuestas. Con el pintor catalán Miró Mainou. Por A.B.S. Miró Mainou es un pintor catalán que desde hace unos meses se encuentra en nuestra Isla. En las paredes de la galería Wiot ha colgado unos lienzos de retratos y paisajes de austera coloración que nos impresionaron e invitaron a charlar con el pintor. - ¿Nació usted en Barcelona? - No, señor; nací en Sabadell. - ¿Quiénes han sido sus maestros? - Los insuperables paisajistas catalanes Vila Puig y Vila Arrufat. - ¿Es la primera vez que sale de Cataluña? - Salí de mi ciudad natal muy joven y me dediqué a recorrer la Península, Islas adyacentes y territorios de África. He permanecido mucho tiempo en Mallorca, cuyos incomparables paisajes y bellezas atraen poderosamente la atención de cualquier amante a las bellas artes. - ¿Entonces, como pintor, puede decirse que es usted mallorquín? - Ni mucho menos, ya que donde más he pintado es en Melilla. Aquí he tenido el mayor éxito artístico de mi vida. - ¿Ha pintado muchos paisajes canarios? - De unos treinta y cinco a cuarenta, casi todos de Tejeda, Tamadaba y Azuaje, encantadores y deliciosos lugares isleños. - ¿Conoce la pintura isleña? - Sí, señor; pero no me gusta opinar para no herir susceptibilidades. - ¿Hay en Cataluña autentica pasión por la pintura? - Mucha, muchísima; pese a ser un centro industrial y comercial. - ¿Por qué se inclina usted más por los paisajes que por los retratos? - Porque los retratos es un género que liga al artista a las exigencias del modelo. - ¿Qué opina usted de los “ismos”? - En el único “ismo” que creo es en el personalismo. - Estoy de acuerdo con usted, amigo Miró Mainou. 18 Diario de Las Palmas 7 de Octubre de 1955 Encuesta para la III Bienal Hispanoamericana de Arte. El pintor Baudilio Miró Mainou. Por Servando Morales. No es Miró Mainou pintor canario, es catalán. Y es un pintor más hecho en la ínsula; lleva muchos años residiendo en Canarias y muy entrañado con todo lo que se refiere a las islas. Varias exposiciones cuenta ya en Gran Canaria también en Tenerife. La obra de Miró Mainou está colgada en las paredes de los mejores salones. El pintor Baudilio Miró Mainou ha sido invitado a la III Bienal Hispanoamericana de Arte. Le visito en su casa de la barriada de Schamann. Un pisito muy bien acondicionado, vestido con muebles cómodos y elegantes, inventados y diseñados por el propio artista. No tendré decir que también en su casa cuelga también Miró sus cuadros, algunos sin terminar, apuntes de paisajes y figuras que hace en sus frecuentes excursiones a la cumbre y a la costa. En esta visita coincido con el poeta Pedro Lezcano. Lo invito a que sea testigo en esta conversación. Carmina, la esposa de Miró, también está presente y no dice ni esta boca es mía. Perico Lezcano hace unas observaciones referentes al arte y a los artistas de una agudeza y una chispa de humor que liga estupendamente con su buena ganada fama de magnífico poeta. ¿Qué tienes tú que ver con el catalán Miró? - Familiarmente nada. - ¿Te gusta lo que pinta Joan Miró? 19 - Sí, me gusta y no sé ciertamente el motivo, pero cuando visité su exposición en Barcelona, primera vez que yo veía la pintura de Joan Miró, me sentí embargado por una alegría grande que no puedo explicarte. - ¿Y de tu otro paisano, el pintor de Cadaqués, Salvador Dalí? - Ese no me gusta. Me parece pintura de ursulina con calidades de hule. - ¿Has hecho arte abstracto o surrealista? - Hasta el momento no he sentido esa necesidad pero tampoco niego que algún día pueda sentirme atraído por este camino. - ¿Qué clase de pintura haces? - Hasta ahora estuve haciendo impresionismo y como comprendí que no tiene más posibilidades que una representación objetiva del tema lo estoy abandonando. Hoy quiero ensayar otros modos, no se cuales, que me conduzcan a una expresión más viva y humana, más profunda. - ¿Qué prefieres, el paisaje, el retrato o la composición? - He pintado mayormente paisajes pero me siento atraído por todo lo que me rodea y me emociona. - ¿Qué procedimiento empleas en tus cuadros? - Generalmente oleo, pero entreveo grandes posibilidades en la encáustica y temple de huevo, que también he practicado. - En todos estos años que llevas en Canarias, ¿crees que has captado bien sus paisajes, su luz, sus sombras y sus contrastes? - Dentro del modo impresionista creo que he llegado a interpretar la luz de Canarias, pero esto ya lo han juzgado más extensamente y con rigor los críticos. Lo que quiero es ahondar más en la interpretación de este paisaje tan rico y de tanta fuerza emotiva. - ¿Cómo crees que es tu estilo de pintura; clásico, romántico o moderno? - No me he parado a pensar eso. Pero me parece que los que contemplan mi obra son los que pueden clasificarme. - ¿Cuándo has encontrado el camino del arte? - Encontrar ese camino para mí, significa ser sincero y en consecuencia fuertemente personal. Es el camino de siempre, el verdadero camino que vemos en toda la historia del arte. - ¿A qué aspiras en tu carrera pictórica? - A pintar mucho y con sinceridad. - ¿Qué enviarás a la III Bienal Hispanoamericana? - Dos paisajes y un tema de figura. - ¿Con qué ilusiones vas? - Ahora mismo me conformo con figurar en el catálogo. Más adelante, ya veremos. - ¿Qué opinión te merece este certamen? - Que ha dado un gran impulso al arte moderno y que ha abierto las puertas a muchos y magníficos pintores que estaban relegados. Por otra parte, la Bienal ha hecho cambiar bastante los cauces por los que se desarrollaba antes la 20 Exposición Nacional. Aquellos pintores modernos que se condenaban a cuarto oscuro hoy hasta se les premia en la Exposición Nacional. - ¿Cómo ves el jurado de la Bienal? - Pues, la verdad no lo he visto, pero merece confianza - ¿Qué dices tú de la crítica en general? - No se puede generalizar en este tema de la crítica porque hay críticos de verdadera valía, con responsabilidad y preparación, pero también hay mucho gacetillero que se mete a crítico y esto ocurre en todas las latitudes. - ¿Qué pintura actual es la que te interesa dentro de España? - Vázquez Díaz, Benjamín Palencia y Vila Arrufat. - ¿Y de fuera de España? - El español Pablo Picasso, por encima de todos. - ¿Y de la pintura clásica? - Me encantan los primitivos italianos y me emociona fuertemente el Greco. - ¿Cuándo crees que se debe exponer? - Actualmente hay un afán desmedido por exponer, pero estimo que sólo debería hacerse una exposición cuando se tiene algo importante que decir. - ¿Qué edad tenias cuando hiciste tu primera exposición? - Diecinueve años y fue en 1940. - ¿Y tenías algo que decir entonces? - En realidad creo que no. Pero sentía la necesidad de mostrar mi obra para saber si este era mi camino. - ¿De las diez exposiciones que has celebrado, cuál de ella te dejó más satisfecho? - Francamente, satisfecho no me ha dejado ninguna hasta ahora porque aspiro siempre a superarme. Las exposiciones mías me han servido siempre de examen de conciencia. - ¿Qué importancia tiene el arte para la humanidad y qué le significa? - No creo que sea vital para la mesa del comedor, pero sí necesario, completamente necesario, para la vida del espíritu. - ¿Qué crees que quiere el público? - Salvo excepciones, la mayoría prefiere, busca y compra la fotografía en tecnicolor y al pincel. - ¿Qué es lo que quiere el artista, el pintor? - Hay quien quiere buscar el placer pintando, creando, expresándose, como quien quiere investigar, buscar otros caminos y hay quien desea servir a ese público de fotografía en tecnicolor y al pincel, pero este ya no es un artista, no es un pintor. - ¿Por qué orden colocarías estas cinco cosas: música, pintura, escultura, poesía, y literatura? - Primero música y luego poesía y literatura¸ después, pintura y escultura. - ¿Quieres explicar el motivo de ese orden que has dado? 21 - Estimo la música en primer lugar porque la considero un arte más puro y no le quito mérito a la poesía y a la literatura. Y la pintura y escultura que van siempre muy ligadas, como soy parte, pues, me abstengo de aclarar. - ¿Crees que se debe mezclar poesía, música, pintura y literatura? - Pienso que el músico cuando se pone a hacer música debe hacer música y el pintor pintura y así todo lo demás. El pintor que utilice en su obra valores emotivos de otras artes puede encontrar modos de expresión más contundentes. - ¿De no ser pintor qué te hubiese gustado ser? - Compositor. Pues uno le diría: ¡Música maestro! Pero como Miró Mainou es pintor de categoría, dentro y fuera de Canarias, le diré sencillamente: ¡manos a la obra, maestro! (De “La Tarde”). Diario de Las Palmas 5 de diciembre de 1959 La Isla y la Ciudad Luis García Jiménez El Pintor Miró Mainou abrirá el próximo lunes su tercera exposición en Las Palmas, en la Galería “Arte” “Trato de sumar algo más a mi impresionismo, lucho por lograr que no sea una mera sensación de luz y color” El arte actual es el exponente vivo de nuestro tiempo, una consecuencia lógica del mundo del presente, con sus prisas, sus falsedades…” 22 Baudilio Miró Mainou abrirá el próximo lunes una exposición en la galería “Arte”. Es la tercera que va a realizar en Las Palmas, donde, como nuestros lectores saben, vive desde hace diez años. Miró Mainou conoce a fondo la pintura y habla de ella con verdadero dominio. Ante esta nueva muestra de su obra, deseábamos sostener un largo coloquio con el pintor y tal ha ocurrido efectivamente. Hemos hablado mucho de Pintura, aunque todo no se vierta ahora en las letras de molde. Miró Mainou es un hombre sencillo, un hombre que sabe lo que busca en sus cuadros. Y su mejor virtud creemos está en su sinceridad para consigo mismo y para con lo que le rodea. Esta es la primera vez que nos encontramos con él y por eso hemos empezado por el mismo principio. - ¿Dónde y por qué se inició en la Pintura? - Mi formación comenzó en la Escuela de Artes y Oficios de mi ciudad natal, Sabadell, aunque luego me puse en contacto con el mundo artístico barcelonés. Y en cuanto a mi inclinación por la Pintura data desde que tenía doce años, sencillamente porque me gustaba. - ¿En qué etapa puede enmarcarse esta etapa inicial? - Antes de 1936 di los primeros pasos y luego al terminar la guerra ya entré a fondo en el mundo del arte. - ¿Dónde hizo su primera exposición? - En Sabadell, pero ya he expuesto en Barcelona, dos veces, Melilla, Tenerife y aquí, dos veces también. Esto en cuanto a personales, pero en cuanto a colectivas lo he hecho en Parías, Madrid, en algunas Bienales Hispanoamericanas, etc. En este punto digamos que Miró ha ganado premios del Ayuntamiento de Melilla, en la Bienal de Las Palmas y en las Bodas de Oro del Club Náutico de Tenerife. - ¿Dentro de qué tendencia cayó en sus comienzos? 23 - Después de la guerra en toda España y Cataluña hubo una época donde el mercado del arte era floreciente, pero se estaba algo despistado sobre el concepto estético a seguir. Imperaba la tendencia impresionista y por ahí me fui yo también. - ¿Qué buenos impresionistas catalanes de esa época recuerda? - Joaquín Mir era el modelo por aquel entonces. Pero existían otros valores como Villá, Mompou, Amat, etc. - Díganos, ¿qué busca usted hoy a través del impresionismo? - El impresionismo ha sido uno de los movimientos más constructivos y nos llevó a descubrir el mundo del color. Pero yo trato de sumar algo más a él, lograr que no sea una mera sensación de luz y color. Lucho por darle algo de mi interior, para que quede una cosa más perdurable en mis cuadros. - ¿Entre su ayer y su hoy ha habido un cambio brusco? - No. Hay cosas que quiero y no puedo despreciar y no puedo aceptar otras, porque no estoy plenamente convencido de ellas y si lo hiciera incurriría en la falsedad. Estoy al corriente de todas las tendencias actuales y no dejo de comprender que hay mucho que aprovechar. - Hoy, antes que nada, ¿qué tiene la pintura de Miró? - Sinceridad. No quiero ser pintor a la moda. Hoy es difícil la orientación del pintor, porque después de tantas tendencias se ha hecho una labor, a veces, demoledora, donde todo se ha venido abajo, por lo que se ha perdido la fe. - ¿Cuál es el camino que debe seguir el pintor? - Para mí el de siempre. El de ser personal, como lo han sido todos los grandes pintores. Y el que tenga facultades debe llegar; el que no, quedarse a mitad del camino. - ¿En los movimientos pictóricos del momento qué es lo que más admira? - La libertad, pero hay que saber aprovecharla bien. - ¿Lo abstracto? - Lo abstracto es lo más pictórico de todos los movimientos. Es la pintura por la pintura y se ha despojado de todo. - ¿Siente usted el arte abstracto? - De momento no, para yo hacerlo. Sin embargo admiro lo bueno que pueda haber en ciertos cuadros. - ¿Cuál es el mayor mérito de la abstracción? - Su tarea de búsqueda. En la abstracción es como si las posibilidades del pasado se hubiesen agotado y el avance de la ciencia nos ofrece nuevos mundos que son pintados tanto en lo objetivo como en lo síquico. Por otra parte, la abstracción tiene el inagotable campo de la libre imaginación. - ¿Cree que hay sinceridad en la abstracción? - Para que sea buena debe haberla, tiene que ser sincera. Y como quiera que en lo abstracto hay poco campo comparativo es por lo que se da mucho gato por liebre. - ¿Opina que con lo abstracto el público se ha apartado del arte? 24 - Parece que es el arte el que se ha apartado, en el sentido de que se ha hecho incomprensible, aunque, sin embargo, está al alcance de todos. Tal vez haya pocas ganas de intentar comprenderlo. - ¿A qué corresponde al arte actual? - Es el exponente vivo de nuestro tiempo, una consecuencia lógica del mundo del presente, con sus prisas, sus falsedades, etc.…Hay muchos artistas que tienen prisa por llegar arriba ofreciendo una obra poco consistente. - Usted me ha dicho que en lo abstracto es como si las posibilidades del pasado se hubiesen agotado. ¿Cree sinceramente que eso es cierto? - No. El pasado mantiene las mismas posibilidades de siempre. También pudo decir lo mismo Velázquez, por ejemplo, y Goya, y, sin embargo, hicieron cosas estupendas, pese al gran peso de sus antecesores italianos. - ¿Y hasta donde ha llegado la pintura actual? - Se ha ido al final. Se han eliminado las formas de la pintura, se ha quitado la geometría, el formalismo en el color y se han añadido elementos extraños a aquella, como las arpilleras, sacos, alambres, etc.… ¿Por dónde comenzar ahora? - ¿Qué cree usted? - Tal vez haya una vuelta al principio, como ocurre con algunos pintores que toman a los primitivos románicos como modelos. - Volvamos nosotros también al principio, amigo Miró, a usted. ¿Qué tema es el que más le mueve en lo figurativo? - Cuando lo siento, cualquier tema me va bien. - ¿Cuántos cuadros nos ofrecerá en esta exposición que abre el lunes? - De veinte a veinticinco. - ¿Hay retratos? - No. El retrato, cuando lo hago, me gusta realizarlo libremente. - ¿Qué hay que entender por libremente? - Colocar a la persona en la postura conveniente, buscar el adecuado vestido, en fin, no girar sobre artificios ni maneras afectadas, no convertirse en un simple retratista de galería. 25 - Que viene a ser lo mismo que imponer la propia personalidad. Y ese es el camino que usted ha señalado. El Eco de Canarias 13 de marzo de 1979 Baudi Miró Mainou, un artista esencial. Por Margarita Sánchez Brito. “En el paisaje canario no te puedes evadir de las formas fuertes y la luz”. “Soy un pintor que no tengo una sola visión de las cosas “. El lunes, abrirá una exposición en Galería Wiot. Baudi Miró Mainou se propone hacer una exposición de su obra el próximo lunes en la Galería Wiot. Quizá sea él, desde luego, uno de los pintores más importantes que tiene Gran Canaria. Pues Miró, pese haber nacido en Sabadell y a haber hecho sus estudios primeros de arte en su tierra catalana, es hoy uno de los artistas nuestros que con más honradez y sabiduría plástica trata el paisaje de la isla. Desde 1949 vive con nosotros. Él es un hombre sin vanidades, de admirable modestia. Quizá, también, un hombre que no aspira al aplauso; que trabaja para sí mismo, despacio, cada vez más hondo, pero sin ambiciones humanas. Un poco como un hermano que yo tengo, que es un magnifico artista, pero al que ha habido que sacarle sus dibujos a la luz. Mi hermano es el hombre menos ambicioso de esta tierra, sentado en su orilla y trabajando a solas con sus dibujos. Baudi me lo recuerda un poco. Es un verdadero artista y posee un carácter en que lo esencial es lo que importa; por lo tanto, la ambición está fuera de su camino. Esto es lo malo de él y también lo bueno. El me ha dicho que va a exponer y entonces le pido que dialoguemos. - Sí, me dice, pero no me gustan esas entrevistas en que hay preguntas. Yo no soy hombre para eso, soy torpe… 26 Está bien. Que sea de otra manera. Así que nos sentamos a charlar un rato y contemplamos sus cuadros al final de la entrevista; unos cuadros que son magníficos, poseídos de vigor, de tristeza, de poesía, de sublimación. Es un buen fondo para esta charla que hacemos. La verdad es que los cuadros hablan por él y no sería necesario dialogo alguno. “PARA PINTAR UN BUEN PAISAJE HAY QUE LLEVARLO METIDO DENTRO” Miró Mainou es un hombre que tiene cosas esenciales que decir. No las dice a todo el mundo, ni las va pregonando por ahí, pero sus amigo saben hasta que punto tocado por una reflexiva sabiduría humana. Así que empezamos a dialogar sobre su camino, sobre la manera en que ha llegado a este punto de expresionismo, de vigor, de plasticidad honda. - Al principio, me dice, yo siempre pintaba ante el paisaje. Después, conforme he sido más ambicioso en expresarlo, he reconocido que hay que pintarlo de memoria. Al pintar al natural, uno se deja llevar por cosas que no tienen nada que ver con la expresión del paisaje. Por ejemplo, la luz, la atmosfera, una serie de elementos que pertenecen al impresionismo y que a la hora de hacer una interpretación mucho más profunda del paisaje, uno se da cuenta que no tienen nada que ver con su esencia. Ocurre que lo que queda en la memoria es la idealización del paisaje, su expresión más viva, más fuerte, y a la hora de pintarlo en el recuerdo se hace de otra forma muy diferente a como se pintaría ante el natural. - ¿Cuándo se consigue la perfección? - Para llegar a hacer un buen paisaje es interesante conocer a distintas horas del día el mismo tema, verlo de muchas maneras y llevarlo metido dentro. Y luego hacer una suma de todo aquello. Creo que el paisajista debe vivir el paisaje, no se puede ser un pintor dominguero, yendo el domingo a pintar al campo. Entonces hay una visión turística del tema. Los grandes paisajistas son aquellos que logran una interpretación de síntesis. - Cítame algunos… - Para nombrar españoles, Palencia, Ortega Muñoz, Lozano. Palencia pinta Castilla con unos colores rabiosos a más no poder, unos colores vivos, fuertes. Castilla la ha interpretado mucha gente. No es igual la versión que de ella hacen Vaquero, por ejemplo, que la que hace Benjamín Palencia. Este es un pintor de colores violentos, un “fauve” y el otro es un pintor de estructuras, de construcciones, y con una paleta sorda. Y los dos han conseguido esencia. 27 “POR EL CAMINO DE LA SUBLIMACIÓN SE PUEDE LLEGAR MUY LEJOS” Recuerdo algunos cuadros anteriores de Miró y le pregunto si no son los azules, los violetas, los colores predominantes de su pintura. - Antes, sí, pero ahora no. Ahora son más bien tonos pardos y grises. Antes pintaba con azules y violetas –los colores de la atmósfera-, pero después me di cuenta de que en Canarias la verticalidad de las montañas la tiene uno siempre delante y cuando se pintan las montañas de tono violeta, estas se alejan, se diluyen, es decir, que la atmósfera ocupa en el cuadro un lugar que no le corresponde. - Cuál es el camino, entonces… - El recuerdo del tema siempre lo idealiza, lo sublima y por ese camino de la sublimación se puede llegar mucho más lejos. Yo no llego muy lejos porque estoy todavía muy apegado, tengo un lastre muy grande de pintura figurativa. Padrón, por ejemplo, era uno de los que habían llegado a hacer muy suyas todas las cosas que le rodeaban. El estaba muy apegado a la realidad, y sin embargo las transformaba a su manera. A veces le interesaba la entonación de un cuadro, estaba un poco perdido…Entonces salía al campo y, a lo mejor, descubría en algún sitio determinado unas hierbas tostadas al sol y aquello le daba la idea para ponerlo en su cuadro. “EL PAISAJE CANARIO TIENE CARACTERÍSTICAS PROPIAS” Mi entrevistado sabe mucho de su arte y, como el lector verá, le está haciendo una especie de radiografía; al pintor, a la pintura, a los problemas de la plástica. Hablamos del paisaje canario y le pregunto si lo encuentra peculiar. - Sí, tiene características propias. Es muy accidentado, casi vertical siempre. Tiene una serie de montañas y después tiene la luz. Esta luz tan cruda de aquí, que es muy diferente de la de la Península, por ejemplo. Aquella luz tiene una matización de color más completa. La luz tan fuerte hace que se tenga aquí menos color, menos color de paleta. Tiene mucho color el paisaje canario, pero en cuanto la paleta es mucho más matizado un paisaje del norte que un paisaje tropical como éste. - ¿Es difícil de pintar? - Sí. El paisaje castellano, por ejemplo, es mucho más fácil de pintar que el canario. Porque el primero son unas llanuras inmensas y con pintar tales llanuras, por lo menos se acerca uno al tópico del paisaje castellano. En el paisaje canario no te puedes evadir de las formas que se recortan y que son fuertes y de la luz que lo invade todo. Si tú no pones esas dos cosas, el paisaje no es canario. 28 “LA PINTURA Y EL HOMBRE” Mientras el artista me habla, y me confiesa con toda sinceridad los problemas del arte, yo contemplo –distraída- uno de sus paisajes. Y es Canarias, sin duda, pero también está Mainou en él; es una presencia invisible y clara. Entonces le pregunto si los colores del pintor no están relacionados con su temperamento, además de lo que existe en el paisaje. - Claro que sí, me dice. Porque yo hay temporadas en que inconscientemente utilizo una gama de colores, excluyendo otros. O sea, que es una cuestión anímica. - Y de los paisajes canarios, ¿cuál tiene más interés? - A mí me gusta mucho el sur, me parece más pictórico que el norte. - ¿El norte es más anecdótico? - Exactamente, sí. Entonces pienso en el hombre que Baudi es, en su propio carácter y en la relación que éste tiene con su obra. Le pido que me explique cómo ha ido evolucionando su pintura, a dónde quiere llegar. - Mi pintura ha evolucionado muy lentamente, por lo que te decía, porque para evolucionar de una manera completa se necesita más dedicación de la que pueda ponerle yo. Y además, yo no he llegado a cuajar completamente, porque no tengo una sola visión de las cosas. A veces admiro a las personas que desde el primer momento, durante toda su vida, han sido constantes a una sola cosa. - Se concentran, quieres decir… - Sí, como por ejemplo, Solana. Él es el señor que tiene una visión de la vida enfocada a un solo punto y toda su obra –quizá porque él era un paranoico-, estuvo encauzada siempre por el mismo camino. Yo, en cambio, no tengo nunca ese camino sólido, pues hay momentos en que me entusiasman los tonos grises, una sutileza en la pintura; otros, totalmente al revés, y entonces es la estructura y el dibujo y la forma. - ¿Y qué va a la exposición? - Pues quizá en ella se note un poco. Hay paisajes apenas sin color y después otros muy coloristas; algunos cuadros vistos desde un ángulo un poco estructural y otros en cambio de una manera más lírica. Pienso que sí será el exponente de una sensibilidad para ponerse en situación ante cada cosa diferente…O es eso, o es un despiste tremendo. Cuando Baudi dice esto se ríe a carcajadas. Es un momento alegre, algo que quizá lo defina mucho; es la actitud del que sabe aceptarse y, sobre todo, no darse importancia. Algo que sólo poseen los humildes. 29 “QUISIERA PODER COMPRAR TIEMPO” Sólo me quedan dos preguntas; aquellas por las que deseo que mi entrevista se defina: La primera es qué salvaría de la pintura, en caso de que sólo pudieran ser rescatadas tres obras. Me dice: - Salvaría “El entierro del Conde Orgaz”, como ejemplo de que la pintura puede hacerse poema y hasta música. Un fresco de Piero de la Francesca para que quedara el rigor, la mesura, el equilibrio… y “Los fusilamientos” de Goya como ejemplo de que el arte puede ser testimonio, historia, protesta. - Y una última pregunta, ¿Cuál es tu sueño de felicidad? - Me gustaría tener dinero para poder comprar tiempo que es lo que me hace falta, yo tengo que comprar tiempo; y después, teniendo tiempo, pues pintar tranquilamente, tener una casa en un sitio apartado, en el campo, lejos del mundanal ruido, con una buena biblioteca, una discoteca, unos buenos amigos y se acabó. Ese sería mi ideal. Es suficiente, ¿no les parece? Los conocedores de la pintura canaria saben de la obra de Miró Mainou, este hombre que ya es un pintor nuestro, y sé que ellos tienen interés por conocer su próxima exposición y no quedarán defraudados. El lector que no sepa nada de él ya puede imaginarlo, pues un hombre que estas cosa habla y dice no pinta como diversión, sino como necesidad La Provincia 16 de marzo de 1969 Miró Mainou o la obra bien hecha Por Alfonso O’Shanahan Tras diez años de silencio, Baudi Miró Mainou inaugura mañana exposición en la Galería Wiot. 30 Mañana inaugurará su exposición en la Galería Wiot el pintor Baudilio Miró Mainou. Baudilio es su nombre, aunque de siempre le conocemos por Baudi. Baudi Miró Mainou no exponía desde el año 1959. En aquella ocasión lo hizo en la “Galería Arte” que la poetisa Pino Ojeda tiene en la calle Sagasta, junto a la Playa de las Canteras. Diez años sin exponer y ahora, por fin, se decide. Los que hemos seguido la trayectoria de Miró sabíamos que no por ello había dejado de pintar. Esto no era posible porque nuestro pintor ha ido laborando en silencio y todos lo sabíamos. Diez años de silencio cara al público, pero ha sido un tiempo de renovación, de estudio, de análisis de sus propias formas y temas plásticos, de afirmación sobre todo en el paisaje. Miró Mainou se siente ahora más que nunca identificado con el paisaje canario. Lo que antes era pura sensación, pura impresión (Miró reconoce su ascendencia catalana en la pintura), se ha transformado en un análisis lógico del paisaje, y así el artista ha ido decantando lo que es consustancial a la figuración paisajística. Pero dejemos que él mismo hable. - Han sido diez años de despiste. Mi obsesión era trabajar sobre el modelo al natural. Y hoy comprendo que seguía un camino erróneo en todos los sentidos. Me asfixiaba por falta de tiempo pues no podía desplazarme diariamente a los lugares que me atraían. Y me equivocaba doblemente, pues con ello no podía plasmar en el lienzo cuanto se me antojaba característico. Incluía así motivos anecdóticos que a la vista del paisaje se me aparecían importantes y con los que nunca estuve conforme. Por fin, y tras un apunte del natural volvía a casa y en el estudio reflexionaba lo que quería hacer. Quedaba entonces el paisaje estructurado y los colores más firmes, más seguros, más conformes a la impresión que tenía en la retina y que era la que, en definitiva perduraba. Miró hace así su más sincera confesión y afirma su extraordinaria vocación plástica con lo anterior. Pocos artistas están en disposición de afirmar lo que él. - Quise agotar todos los recursos de mi técnica anterior. Así pude desentrañar todos sus misterios y emprender este nuevo camino. Esto no quiera decir que pueda parecer una posición dogmática. Antes al contrario, continúo en la duda. He dudado durante toda mi vida, pero estoy seguro que en mi nueva línea pintaré mucho más. Pero hablemos de esta línea que Miró Mainou emprende ahora. En su casa de Ciudad Alta, en la azotea donde tiene su estudio, Miró me va a mostrar gran parte de los cuadros que expondrá mañana. Temas diferentes. Pocas veces insiste en un mismo paisaje, y cuando lo hace es para intentar un enfoque distinto que refleje mejor su expresión. Ni insiste tampoco en los colores. El 31 Sur, el Confital, Fontanales, Artenara, Moya… Miró Mainou es un constante buscador de temas. El color quemado de las tierras del sur, las barcas y chabolas del Confital en sugestivos tonos que siegan la visión (el sol dando a plomo al mediodía), los amarillos de la siega en Fontanales, los tonos violáceos de los riscos cumbreros que caen como pesadas e insalvables fronteras para el hombre, el sugestivo verde del barranco de Moya en invierno, etc. Pero todo ello sin anécdota que trivialice la expresión profunda, sin cortapisa que detenga el desenfreno de los colores distintos en cada uno. Pero una pasión estructurada. - Voy en busca de la obra bien hecha. Todo arte requiere elaboración cerebral. Esa ha sido la meta de Miró Mainou durante estos años: la obra bien hecha. Y en verdad que nuestro artista está logrando lo que se propone. Entonces le pregunto qué interés ofrece al pintor el bodegón, de los que Miró me presenta algunas muestras, cuando un artista como él ha insistido de siempre en el paisaje. - El bodegón es un simple leitmotiv para pintar. Una recreación. Quizá una prueba que uno se pone a sí mismo. Es también una oportunidad que se ofrece de estudiar la estructura y la composición de la figura representable. Capítulo aparte merecen sus cuadros del Risco San Nicolás. El Risco de San Nicolás ha sido motivo de inspiración de muchos pintores canarios. Miró Mainou no lo es menos y toca con una cierta simplificación arquitectónica algunos rincones. - Me atrae la superposición de planos en que se asientan las cosas. El cuadro tiene que suspender por sí mismo como unidad-cuadro. Lo demás, el color de las casas por ejemplo, es anecdótico, puede variar de un día a otro, de forma que si quitas algunas líneas de aquí y de allá mis cuadros podrían considerarse abstractos. - Sin embargo, veo que no te ha atraído el abstracto, ni la intención social… - Nuca me atrajo lo abstracto, aunque esto no quiere decir que no valore sus realizaciones. Yo valoro todo lo que es bueno, sea cual sea su estilo. En cuanto a la intención social, no la busco como puedes ver. Me interesa la contextura plástica del paisaje. A partir de ello, la intención social puede quedar plasmada por añadidura, como me ocurrió con mis temas del Confital y del Sur. Miró Mainou se afirma nuevamente como un pintor esquemático cerebral, pero antes de pintar el cuadro se ha traído la emoción, el sensualismo. Baudi 32 Miró se ha reencarnado en el paisaje canario. Desde su encierro en esta isla, Miró Mainou me dice por último: - En cuantas partes he estado, me he encerrado y aquí no podía por menos que identificarme con el paisaje canario en el tiempo y en el espacio. Ha sido una cuestión de situación. Si mi vida hubiera estado en otra parte me hubiera pasado igual. Una cuestión de situación tras veinte años de sus cuarenta y siete en esta isla. Veinte años en Canarias, tres hijos canarios, Miró Mainou casi se ha olvidado de que nació en Sabadell. Un problema de vida. Eco de Canarias 6 de mayo de 1970 Una vida larga para Antonio Padrón. Por Margarita Sánchez Brito Diálogo con Miró Mainou. “Antonio sintió profundamente la esencia de su pueblo y nos la contó con amor y poesía” Baudi Miró Mainou, quizá uno de nuestros pintores de más honda cultura artística y humana, admira también la obra de Antonio Padrón. Sus opiniones –al ser de hombre cuya formación artística primera procede de Cataluña, cuyas ideas del arte carecen de localismo- son de gran valor a la hora de enjuiciar la obra del artista canario. Este fue el interrogatorio: - ¿Qué ha aportado Antonio Padrón a la pintura canaria? 33 - Antonio fue, ante todo, un enamorado de su tierra. Comprendió que la pintura no es en sí la práctica de una estética, de una técnica adquirida, sino, además, la cantidad de sensibilidad personal, de amor, de entrega lo que hace importante una obra de arte. Eligió la soledad para que nada ni nadie pusieran escollos en su camino. Las cosas que le rodeaban: campesinos, pescadores, cabras, abubillas, viejas turroneras, echadoras de cartas, tierras resecas, el juego de los niños donde tanta ternura sabía derramar, eran los temas de sus cuadros. Su paleta aprendió los ocres de las hierbas agostadas, los pardos de las tierras, los verdes de los helechos, el gris tierno de la montaña de Gáldar, el malva de las violetas que florecen en una maceta. Su dibujo se volvió austero y, a fuerza de querer ser cada vez más expresivo, llegó a sintetizarse en arquetipos. Día a día se iba afirmando la personalidad del artista. Creo que la aportación de Antonio a la pintura canaria es la de un artista que supo acercarse a lo popular, a lo cotidiano; que sintió profundamente la esencia de su pueblo y, todo ello, nos lo contó con amor y poesía - ¿Y su aportación a la pintura española? - La aportación de Antonio a la pintura española es haberle dado la nota canaria que le faltaba. Antonio, tan poco amigo de propagarse, apartado en su Gáldar, puso barreras a que la crítica le conociera y lo clasificara. Su nombre estaría a la par de otros pintores que han entendido la pintura como él la quería: Redondela, Ortega Muñoz, Juan Guillermo, Zabaleta…Pero la historia del arte no se escribe sobre la marcha, al día, y esperemos que el museo que se inaugurará en su estudio de Gáldar, dé a conocer el arte de Antonio a quienes escriban su historia. - ¿Hasta qué punto cree que ha interpretado lo canario? - Cuanto más se acercó a su tierra, más personal fue su obra. Cuanto más se fortaleció su personalidad, más poderes tuvo para interpretar su tierra - ¿Qué opina de su técnica, es decir, de la “cocina” plástica de Padrón? - La técnica pictórica de Antonio, al igual que su paleta, que su dibujo, fue consecuencia de su caminar por los campos de la isla. El secreto de sus empastes se lo contó, quizás, la montaña de Gáldar. El trigo maduro de Juncalillo, donde él acostumbraba ir, le descubrió sedosidades que tan bien sabía aplicar. 34 - ¿Ve paralelismo entre él y algún pintor español? - Como pintor paralelo a Antonio Padrón podría citarse a Zabaleta. Si bien su gráfica, su paleta, su técnica son diferentes, ambos perseguían el mismo ideal. Ambos crearon junto a la tierra que tanto amaban. La Provincia 7 de enero de 1971 ¿Qué le han traído los Reyes Magos? Por José A. Alemán y A. O´Shanahan No sabemos si los Reyes Magos se han portado bien con todos. Es muy probable que a los “encantagentes y psicodélicos” Melchor, Gaspar y Baltasar (como diría nuestro compañero Pepe Millán), se les hayan pasado muchas cosas por alto. Los Reyes suelen regalar objetos, y nosotros, haciendo un poquito como ellos, pero tan solo un poquito, hemos querido ofrecer a una muestra reducida de personas de distintas profesiones nuestro regalo de Reyes: dejarles hablar espontáneamente ante tres sencillas preguntas. Y aquí están sus contestaciones. Naturalmente no son todos los que están, puesto que algunos de los que llamamos habían salido de casa. Mucho nos hubiera gustado, por supuesto, recoger las impresiones del presidente del Cabildo don Juan Pulido Castro pero había salido a pasear en barco, lo que suponemos habrá sido un buen regalo para su familia y para él también, pues hoy por hoy el descanso es el mejor regalo para el cuerpo y el espíritu. En fin, queda emplazado para otra ocasión. Y vamos allá: Las preguntas han sido las siguientes: - ¿Cuál es para usted (o para ti) el regalo ideal? - ¿Qué le regalaría al pueblo? - ¿Qué le han puesto los Reyes? 35 Entre los encuestados figuraba el pintor Baudilio Miró Mainou, que contestó así a las tres preguntas: 1.- Es aquel en el que la ilusión con que lo ha puesto el que regala queda correspondida con la sincera satisfacción del que lo recibe. No hablo del valor material del regalo, sino de lo que pueda expresar. 2.- Que pueda adquirir cultura para que no se halle marginado, que disfrute de una verdadera justicia social, que en el terreno cultural se termine con la vulgaridad que se le da “para que él lo entienda”, y que se le prepare para que goce de algo más elevado. 3.- Como todos los años, tiene poco valor material, pero sí es inmenso en ilusión y tiene para mí la emoción de la muestra de amor de una familia que ya en circunstancias difíciles me ha mostrado siempre que existimos juntos. La Provincia 2 de marzo de 1975 Los Artistas en su rincón. Miró Mainou, pintor. Por Luis García de Vegueta. Miró Mainou vive entre nosotros desde hace veinticinco años; llegó a la isla recién casado y aquí nacieron sus hijos. Por no sé qué extraños designios fue a parar a Moya –tierra roja, azules barrancos cortados a cuchillo, cernícalos- y después de pintar el paisaje durante un lustro recaló en Las Palmas. A pulso se ha ganado Miró el calificativo de auténtico canario: es más, de gran pintor de la isla. Año a año, semana tras semana, un día sí y otro también, nuestro pintor ha clavado el caballete frente al paisaje insular y le ha arrancado sus secretos. Nadie como él -¿descontamos a Nicolás Massieu?- ha sabido captar el aire fino de la Cumbre o los acantilados del litoral, rosas, sepias, malvas. La magia de Miró Mainou extrae la esencia plástica de la naturaleza. Y su verdad. EL TALLER Visitar el estudio de un pintor es para mí una fuerte alegría; tanto como si estuviera en el taller de un alquimista. Los viajeros quizá no recuerden que 36 actualmente (1975) viven Oscar Kokoschka, de Chirico, Mark Chagall. Cualquiera de sus talleres bien merece la pena el olvido de una catedral o un cabaret. El estudio de Miró Mainou está en lo alto de una casa de tres pisos en Escaleritas. Allí vemos al pintor en medio de sus obras recientes, preparadas para una exposición en La Laguna. Sobre una mesita con ruedas hay tubos de colores, brochas y pinceles, un tarro con cera, espátulas. - Me gusta preparar los lienzos por mí mismo –explica Miró Mainou-. Es lo menos que se puede hacer en estos tiempos de olvido artesanal. Así, además, logro el grado de absorción que me interesa para una obra determinada. - ¿Siempre óleo? - A la larga, sí. Yo me considero un pintor temperamental y el óleo me permite ir adaptando mi trabajo a la inspiración, sin el freno de otros procedimientos. No obstante he pintado también a la encáustica, con soplete, y he empleado gouache, colores acrílicos, temple al huevo, etc. Pero siempre vuelvo al óleo. A Miró, como a mí, le divierte hablar del tema y hacernos un repaso del Doerner y sus menjunjes pictóricos. - ¿Y la estética? Nuestro pintor tiene ideas muy claras sobre su pintura y posibilidades en el futuro. Me entrega un texto que ha escrito el día anterior. Lo copio con las mismas palabras del artista. “OPINIÓN SOBRE EL ARTE ACTUAL: Como reflejo del mundo actual, el arte acusa la conmoción de este momento crucial en la historia de la humanidad. Afortunadamente hoy el artista puede expresarse como cualquiera. Basta ver cualquier revista de arte para darse cuenta de que conviven juntos abstractos, cinéticos, surrealistas, expresionistas, realistas, hiperrealista y hasta “pompiers”. Se ha conquistado un eclecticismo y una libertad muy esperanzadores. Entre las conquistas de la estética moderna, considero las más importantes el arte cinético y el surrealismo: el arte cinético, cerebral, intelectual, no por eso excluye la sensibilidad creadora del artista, tiene un campo muy amplio en la aportación estética al mundo tecnificado que vivimos. El surrealismo es, 37 quizás, el arte más interesante por cuanto es el hombre en su mundo interior el principal protagonista. Respeto cualquier medio de expresión y creo que cada cual debe elegir el que mejor vaya a su sensibilidad”. - Bien, bien –le digo-. Ahora puntualicemos sobre la obra de un artista determinado: Baudilio Miró Mainou, nacido en Sabadell pero convertido ya en pintor isleño, de Gran Canaria. - Mi estética es muy simple; parto siempre de un tema elegido por sus valores plásticos y procuro reflejarlo lo mejor posible en el cuadro. Acostumbro a empezar ante el natural y lo termino aquí, en el estudio, donde a través de la memoria me quedo con la expresión y lo esencial. - ¿Y el futuro? - Veo mi posible evolución en un cambio de la temática y sobre todo del concepto plástico. El paisaje condiciona y limita, aunque no pueda decir que haya llegado a metas últimas. Miró es muy conocido, así como su modestia y sencillez. Nadie ignora en nuestro ambiente la categoría de sus creaciones. Un gran pintor, aunque se haya refugiado en la isla y sea una víctima más del aislamiento. EL HOMBRE, EL PINTOR Es fácil lanzar adjetivos al viento y no justificarlos, pero en este caso la obra –densa, continuada, fecunda- de Miró Mainou está avalada por su presencia constante en cualquier manifestación de la plástica canaria. Y siempre sorprende por el equilibrio de sus composiciones, el acendrado color, la dinámica interior de los cuadros. Y no sólo en el paisaje pues sus incursiones al mundo de la figura han sido también convincentes y definitivas. Y tras ello el hombre de mágicas condiciones para la pintura, habilidoso y comedido, y sobre todo leal con sus amigos y con los demás artistas de su generación o más jóvenes. Podríamos citar a los discípulos –Ana Luisa Benítez, Manolo Ruiz y tantos otros-, que recibieron las enseñanzas y el dominio del color y la luz, de la plástica. Siempre la generosidad¸ nunca los secretos técnicos o de procedimiento. Recuerdo ahora las incursiones por los Riscos –de San Nicolás a San Juan-, en compañía de los compañeros: Padrón Dieppa, Antonio Santana, Peregrín, Vinicio. Y por el interior de la isla, a veces con el refrendo de las diapositivas de don Manuel Feo González. Fueron unos años de búsqueda pictórica y estética, culminada en los coloquios del estudio de la calle Rabadán. Todos compañeros, pero siempre sobresalía el magisterio de Miró Mainou. 38 Otro campo de actividad artística tuvo su momento en Las Nieves, el puerto-playa de Agaete. Allí se arracimaban los artistas en torno a la familia Miró: el pintor, la esposa Carmina, los chicos Sergio, Mari Carmen y María y Marta. (Pregunto por Mari Carmen, la precoz poetisa de aquellos tiempos. “-Ahora es María. Yo sólo soy “el padre de María Miró. Cosas de la juventud”). En Agaete se veía a veces a Antonio Padrón, el malogrado pintor galdense. Y al pianista polaco-argentino Malkuzinsky. Y a Chano Sosa y el pintor Dámaso. Y a otros artistas del país o extranjeros. Han pasado los años y Miró Mainou conserva la ilusión por la pintura. Pese a su trabajo con una importante empresa de decoración de Madrid –mejor se diría arquitectura de interiores-, nunca deja pasar un día sin pintar en su taller o al aire libre. “Me planteo un problema y trato de resolverlo en el lienzo”. Se trata de la vocación. La Provincia 1 de diciembre de 1981 Expone desde esta noche en la Sala Vegueta MIRÓ MAINOU: AMANECIENDO ENTRE DUENDES Y PINCELES. Por Salvador Sagaseta. Buscó la luz en la “anochecida general”: Se formó pictóricamente durante la guerra. “Cuando pinto entablo una guerra con los pinceles: a veces el cuadro tiene razón y se impone aunque yo trato de dominarlo” La variante coloración de su obra marca como el itinerario de su generación: desde el tenebrismo a la nueva luz. 39 “La mejor forma de teorizar una obra es mostrarla. Yo hago lo que hago y así lo justifico” Su nombre no es el de un extraño: suena a un arrullo siempre nuevo pero conocido desde siempre. Toda su vida ha corrido detrás de los pinceles. Sus ojos tienen toda la fuerza de un manifiesto de Neruda: proclaman entre ojeras un “Confieso que he vivido”. Procede de “la larga noche de piedra” del franquismo. Conoce el amargo sabor del silencio; entiende de placeres y de dolores. Los años han dejado en él su huella como un hilo de agua inesperada sobre un suelo atormentado. Tiene el aspecto cenizo (la pálida luz en el semblante) de quien no vegetó sino vivió…y, sobre todo, su vida de hombre y artista (o bastaría decir sólo de hombre) ha sido una caminata hacia la luz desde la penumbra. Miró Mainou no ha recorrido huellas ajenas: como Machado se hizo su propio camino al pintar: seguramente es una de los pintores más personales, uno de los mejores “déspotas” de la “moda” de la plástica insular; hoy es un hombre y un nombre. A LA BÚSQUEDA DE SÍ MISMO El camino plástico de Miró Mainou ha sido el que él se ha inventado. Su trayectoria pictórica es un continuo paseo a la búsqueda de sí mismo: la acuarela, el óleo, el acrílico, el pastel…Ha pintado entre bombas y oscuridades, buscando la luz cuando las tinieblas de la guerra civil sepultaban su contorno en la penumbra, pintor de formación “más bien autodidacta” se hizo en plena guerra civil junto a maestros catalanes como el gran muralista Vila Arrufat o Vila Puch. Empuñó como un hombre la fantasía cuando estaba “a la moda” asesinarla e incluso se cuantificaba en términos de gloria y escalafones; fue siempre un hombre con un sueño…incluso cuando soñar era el juego más peligroso. “SE PINTA CON EL ANIMO” Miró Mainou es la psicología plasmada en el lienzo: su pictórica ha ido cambiando de coloración llevada de la mano como un ciego que ha vivido, no vegetado. Desde una etapa “tenebrista”, quizá espejo de su contorno (la gran anochecida nacional) Miró saltó al amanecer; hubo como una recuperación de vitalidad y de perspectiva que se tradujo en un cambio en la coloración (un salto hacia la luz recién amanecida). Su pintura pasó de la noche al alba…pero con la lentitud de un ciclo natural. 40 - Se pinta también con el ánimo –dice Miró Mainou-. A veces el motivo impone la coloración, pero casi siempre el color es una cuestión psicológica. A veces uso tonos azules, coloraciones brillantes…otras veces surgen las tonalidades grises. - La vida no es lineal, quizá por eso el color tampoco… - Hay tonalidades que en un cierto momento las descartas: A mí, por ejemplo, el amarillo me molesta ahora, quizá mañana lo buscaré; quería decirte que en la pintura manda el subconsciente. EN GUERRA CON EL LIENZO - Quizá hay como un “tour de forcé” entre el lienzo y el artista: una guerra a ver quién puede más, si la creación consciente o “el andar en propio de los pinceles”. ¿Es así? - Sí; al menos creo que de alguna forma es así. Pintar es un goce y un sufrimiento. Yo procuro dominar al cuadro pero a veces él tiene razón y se impone. “DEJAR MADURAR LA OBRA” - Me dijiste que tú, como pena, poner los lienzos inacabados cara a la pared… - Bueno: yo pinto un cuadro, cuando me canso lo pongo de cara a la pared y lo dejo madurar. A veces aquel trabajo de cuatro o cinco días se me muestra como distinto –como finalmente aceptable- quince días después. Es como si a la mañana de un cierto día resultase que los duendes me lo han terminado por la noche. - ¿Hacia qué norte miran tus “duendes”, Miró Mainou?: tienes fama de ser tú mismo, de no seguir modelos. De todas formas los convencionalismos y la rutina me obligan a “encasillarte” - En último caso mi pintura se sitúa en el postimpresionismo, pero yo no la considero encasillable; soy ajeno a toda tendencia, o por lo menos no la sigo sino practico lo que se adapta a mí. En mis cuadros hay un planteamiento plástico que es producto de la abstracción pero tampoco soy abstracto. Si te digo que yo pinto y basta quizá haría la mejor teorización de mi obra. No quiero establecer paralelismos, pero a Picasso nadie le preguntaba qué hacía: se limitaba a mostrar lo que hacía de modo que la pregunta resultaba inútil. “TEORIZAR ES INUTIL” - Quizás los más teóricos son los que necesitan justificar una obra injustificable; los que necesitan mantener en pié su propio “bluf” 41 adornándolo de herméticas palabras…Los autores de la pintura-pintura, por ejemplo, y muchos constructivistas, quizá un día, acabado como ya lo está el filón de la novedad “epatante” tendrán que ponerse a pintar y entonces no necesitarán artificios teóricos como biombo de su no saber hacer… - Bueno, yo no quiero ser crítico respecto a nadie. Lo que sí puedo admitir es que en el extremismo modernista de hoy hay muchos artistas que recorren un camino que se agosta rápidamente en sí mismo. Mi intención es no entrar en polémica con nadie. Mi estética es muy sencilla: Pinto a partir de una emoción que me parece digna de ser plasmada, y, sobre todo, rehúyo imitar a nadie e incluso imitarme a mí mismo. - La realidad es tan múltiple que reflejarla obliga a una diversidad. ¿Es eso lo que quieres decir? - Sí, porque para cada cuadro me lo planteo como un problema distinto. En cuanto a la imitación y a las escuelas te diría en primer lugar que el único “ismo” que valoro es el personalismo, o sea, el ser siempre personal, ser siempre renovador de sí mismo. - No ser la sombra china de nadie… - Ni siquiera la de ti mismo. “IMPRESIONAR” NO ES UNA FINALIDAD - Miró: tu pintura es moderna, pero no “epatante”, no estridente en su novedad. - No, claro que no, porque impresionar no es una finalidad, sino un recurso a descartar. Querer hacer cosas impresionantes, monumentales, ultramodernas me parece una falsedad. Es mucho más importante para mí mostrar un pequeño detalle personal, caracterizante de un modo de hacer propio, 42 que simular una “grandeur” innovadora a base del plagio o del impacto. En este sentido creo también que las influencias son positivas cuando se persigue el estudio de los mismos problemas que se planteó el autor tomado como modelo, pero son nefastas cuando se persigue obtener sus mismos fines, o sea, cuando la influencia conduce al plagio, la imitación. EL HOMBRE DETRÁS DEL LIENZO - Como paisajista no se advierte nunca una presencia humana en tu obra: quizá el hombre está en ella sólo como receptor-reelaborador del paisaje… Miró Mainou se acaricia la barba cana y entorna ligeramente los ojos. - La verdad –responde finalmente- es que no me he planteado esa cuestión. El aspecto que yo recojo del paisaje es su soledad, la impresionante soledad cósmica que él contiene. - Quizá la presencia humana está en la concepción misma del cuadro como paisaje “a vista de hombre”, humanizado –por así decirlo- por sus soledades. - No me he planteado esa cuestión. Humano es lo que emociona. Yo creo un mundo pictórico de un paisaje: primero tomo apuntes y luego les añado el recuerdo: de esa forma lo subjetivizo y lo recreo… La Provincia 12 de mayo de 1983 Estudios de artistas (V) Por Marta Jul. Miró Mainou, una nueva visión del paisaje canario “La fuerza de la naturaleza insular es impresionante”, dice Cuando contemplé por primera vez un cuadro de Miró Mainou sentí una motivación especial producto de un mensaje latente. Todos y cada uno de los trazos que el pintor realiza sobre el lienzo son una descarga de sentimiento que se transmite con gran fuerza. Gravedad, tristeza, soledad inmensa. Estaba contemplando un cuadro que pertenecía a una época en 43 que el pintor quería expresar ese propósito. Más tarde me comentaría él mismo que había captado el mensaje implícito en el cuadro. Creo que si algo puede decirse como primordial en la pintura de Baudilio Miró Mainou es que ha encontrado la clave de la comunicación por medio de la pintura, y esa clave es su tremenda sinceridad, su desnudez a través de la plástica. Un lenguaje que no necesita de conocimientos intelectuales para captarlo, un lenguaje que habla directamente al sentir del espectador. - En mis cuadros de paisajes, nos dirá el autor, se diferencian diversos sentimientos, en unos los colores cantan hacia algo más; otros son más opresivos; y algunos tiene gran fuerza. En el estudio del pintor podemos observar esa evolución reflejada en las distintas obras que nos muestra, y que corresponden, no tanto a etapas vencidas como a una motivación psicológica del intérprete. Porque Miró Mainou es un intérprete de la realidad que nos muestra en cada trazo un confluir del motivo paisajístico con una realidad vivencial. - Suelo partir de una motivación cuando me decido a pintar un cuadro, de una emoción ante un tema que tiene una correspondencia de realización plástica. Después viene la reflexión pictórica sobre ese tema. El haber recorrido días y días un cierto lugar, conocerlo a fondo, familiarizarme con él, con las distintas inflexiones de la luz, de la atmósfera, van creando un sedimento sobre el cual, a solas, en mi estudio, dará origen a la interpretación. Esta forma personal de creatividad que se da en Miró Mainou le hace apartarse de escuelas y tendencias. Nos dirá: - “aprovecho todo lo importante que nos brinda hoy la plástica para hacer mi propio lenguaje”. En unos cuadros empleará el óleo, en otros los acrílicos, en apuntes la acuarela “buscando siempre las formas de expresión más ricas”. Eso sí, dentro de una línea uniforme, producto de una evolución que parte de hace muchos años cuando el impresionismo de su técnica era manifiesto, para adentrarse en un expresionismo donde cuida especialmente la línea que posee un ritmo interno, una candencia de proceso que unifica y armoniza. 44 DESDE LA SOLEDAD DEL ESTUDIO Y esa pintura que es un desnudo del alma, libre de connotaciones ideológicas, sincera y quizá no tan sencilla, producto de una interpretación, obedece a un distanciamiento del móvil para poder emerger refugiada en el estudio del artista. Paredes blancas, desnudas, orden riguroso y, sin embargo, detalles, diversos detalles que manifiestan a voces el carácter, el ser de quien las domina. - El estudio lo concibo como un lugar de trabajo, cosas bien ordenadas, en su lugar, para no tener que hacer ningún esfuerzo si surge un procedimiento rápido en el cual tenga que experimentar. Siempre voy hacia un final rotundo, en el que todo quede puesto en su lugar. Por ello la soledad del estudio me permite un profundo análisis, libre de interferencias. No hay ningún cuadro a la vista, todos permaneces de espaldas, cara a la pared, como respetando el sentir del momento de quien lo creó. - No cuelgo ningún cuadro porque a lo mejor, a fuerza de verlos, cambiaría algunos detalles. Siempre pinto cuatro o cinco cuadros a la vez y los voy continuando según el estado de ánimo. Algún cuadro, cuando lo retomo me doy cuenta de que ya está terminado. Y también allí, como restándole importancia, otro de esos detalles que configuran un algo más: la música, Mahler, Beethoven, Chopín. - El estudio está ideado para que no haya cosas que me distraigan, pero no es frío. Cuando pinto suelo acompañarme de la música, aunque a veces prefiero el silencio. La música transforma el ambiente y yo la condiciono a mi estado de ánimo. Mahler, por ejemplo, tiene una gran carga emocional, Chopin tiene una gran creatividad en las formas de desarrollar la melodía. Pintando con música se pasa el tiempo muy deprisa, creo que la pintura y la música son dos manifestaciones artísticas que están muy ligadas. 45 EL PAISAJE CANARIO Dice Lázaro Santana: “…Después de 1940, tras el paréntesis de la guerra civil y el silencio en las actividades artística de la Escuela Luján Pérez, la reanudación de la pintura de paisaje en Gran Canaria está a cargo de un pintor catalán que, desde aquellos años reside en la isla: Miró Mainou”. El pintor nace en Sabadell en 1921. Estudia dibujo y pintura en la Escuela Industrial y de Artes y Oficios de aquella ciudad con los artistas J. Vila Puig y Antonio Vila Arrufat. En 1949 se traslada a Las Palmas de Gran Canaria, donde reside en la actualidad. Más de 24 exposiciones cuenta en su haber, así como varios premios: Premio Ayuntamiento de Melilla (1946); Primer Premio Exposición del Mar. Santa Cruz de Tenerife (56): Segundo Premio VII Exposición Regional de Bellas Artes de Las Palmas (58); Segundo Premio I Certamen Nacional de Artes Plásticas. Las Palmas (61); Medalla de Plata de la Agrupación de Acuarelistas Canarios (78) Miró Mainou llegó a estas islas y pronto se identificó con su entorno. “La fuerza cósmica de la naturaleza se recoge aquí, esa soledad manifiesta, nos dirá, se identifica con mi naturaleza”. El autor encuentra en el paisaje canario la herramienta justa para exteriorizar sus sentimientos, esos paisajes solitarios, áridos, en algunos casos, más cálidos y pesados en otros, se identifican plenamente con su carácter más bien depresivo como nos dice. Se repiten con gran profusión los temas de Lanzarote, -Orsola, Montaña Bermeja- también el sur de Gran Canaria. - Si hubiera vivido en otro lugar posiblemente mi pintura sería distinta. Quizá tendría otra dimensión. Yo busco expresamente ese paisaje que se identifica con mi forma de ser, pero no cabe duda de que la resultante está sujeta al paisaje y a su colorido. Cada cuadro es un problema nuevo, un planteamiento distinto. En el estudio del pintor podemos observar esas oscilaciones y variaciones. Contemplamos los cuadros de Montaña Bermeja, la fuerza, el color, dominado los rojos,-incluso dentro de una seriación donde cambian algunos matices-. A su lado una muestra del sur de Gran Canaria da una idea de más fluidez, de mayor amplitud, de alivio. Y también caben los cuadros grises, pesados, difíciles. Son cuadros que hablan que inciden en el ánimo de quien los contempla. 46 Miró Mainou, ese paisajista que ha sido definido como total, no limita su creatividad a este campo y también tiene cabida en su obra la figura y el bodegón. Pero siempre vemos en él al intimista, la creación personal. Cuando el artista pinta una naturaleza muerta, no es testigo de una realidad objetiva, sino de un entorno. Nos dice “ante un objeto lo importante no es describirlo sino atraparlo, con su rugosidad, con la impresión que nos causa”. Al igual la figura “un retrato frio donde una persona posara no sabría hacerlo. Si me encargan un trabajo lo paso muy mal porque necesito en principio conocer a la persona y así poder plasmarla en el retrato”. Miró Mainou representa el pintor libre donde la creación se convierte en un juego con los elementos de la pintura: el espacio, el color, y los sentimientos “entonces pinto igual retrato que paisaje o formas”. La Provincia 28 de octubre de 1984 Miró Mainou: El pintor que nace más que se hace. Por José Luis Gallardo. “Empaparse de la naturaleza y esperar, ese es el secreto” “Yo voy al revés. Ahora, cuando tantos buscan la figuración, a mí me sobra.” Al pintor Miró Mainou –por una serie prolongada de no coincidencias- siempre lo he visto en una distancia. Hemos tenido amigos comunes, tertulias comunes, y siempre próximo pero distanciado. Lo he seguido, lo he admirado y últimamente estudiado, pero siempre lejos, como detrás de una bruma. Se lo he dicho pero no le ha sorprendido. El también ve un tanto a las cosas y a las personas así. Es curioso, pero mientras más charlábamos esta mañana en su estudio, más coincidimos en una serie de cosas en las que –probablemente- habíamos estado de acuerdo de siempre sin saberlo ¿(o al menos habérnoslo dicho). ¿Puede suceder esto entre dos 47 personas que en realidad se aprecian y casi conviven durante alrededor de treinta y cinco años? Pué sí. Esta circunstancia puede contribuir mucho a que el lector se acerque a este pintor extraordinario nacido en Sabadell en 1921 y afincado en Las Palmas desde 1949, aproximadamente. Miró Mainou se esforzaba (mientras me iba mostrando los cuadros en su estudio), en explicarme su carácter retraído e indeciso (eso cree él de sí mismo) por la relación con su padre, modesto industrial establecido en la barriada fabril más importante de Barcelona. Pero no era necesario. Sus claves saltan a la vista: lejano sí, pero transparente. Por indicación de este padre Kafkiano (con todos los respetos) nuestro futuro pintor de la geología de lo canario estudia tecnología textil en la Escuela Industrial de Artes Decorativas instituida por una fundación privada en Sabadell. Dibujo, diseño, técnica de los hilos y los colorantes, etc., disciplina de trabajo que más tarde le iban a ser muy útiles. Fue su maestro en esta escuela Vila Tobá, fotógrafo de profesión que había estado algún tiempo en París. Miró entra en contacto con el arte de la pintura a través de otro Vila, esta vez Vila Arrufat, pintor muralista, conocedor de la auténtica pintura al fresco. En un pueblecito cercano a Barcelona, este pintor poseía una modesta masía. En el granero se reúne un grupo para hacer sesiones de música (pianola mecánica, cello), conversación y también arte. Otro Vila más (la saga por lo visto le persigue) Vila Puig, pintor paisajista, lo inicia en la nobleza de la pintura figurativa. El lema que imperaba era: “Buscar el camino del arte en uno mismo”. Y Miró ha permanecido siempre fiel a este principio. Los cuadros están ya colocados en la pared, son bastantes y algunos de gran formato. No observo que Miró se haya fatigado. Se lo digo: “me encuentro en un buen momento” me contesta. Y evoca las temporadas juveniles pasadas en el Valle de Arán, en el Pirineo. “empaparse de la naturaleza, es el secreto. Y esperar, ser paciente. Vila Arrufat –continúa con énfasis- mientras nosotros nos afanábamos en pintarlo todo al momento, él paseaba, observaba, tiraba piedritas, husmeaba. Luego por la tarde, al día siguiente, otro día, no importa, sacaba su cuadernillo de apuntes y se ponía a pintar. Enseguida nos dimos cuenta que habíamos perdido el tiempo. Es así como nos enseñaba”. Así es como –en definitiva- Miró Mainou aprendió a desconfiar del paisaje a primera vista, lo dominguero, que a tantos seduce y pierde. “El secreto –me repite- es mirar lo que hay detrás (de la naturaleza y del cuadro)”. Miró Mainou me ofrece algo de beber. Me excuso. Le digo si tiene café. ¿No? Me aguanto. Lo tomaré al salir. Continuamos. Entramos en materia. 48 Me dice que de pequeño quería ser pintor sin saber lo que era eso. Yo le hago a mí vez la confidencia de que yo quería ser filósofo cuando ni siquiera sabía qué significaba esa palabra. Nos reímos. A propósito –es un dato para el lector- su risa no es fácil ni difícil, es muy suya. Aprovecho la oportunidad para añadir que Miró se adorna con una barba homérica pero recortada. Le da un aire venerable que más bien lo rejuvenece, con esa juventud de que hablaba Goethe, la de estar cerca del secreto de las cosas. Volvamos al tema: ¿El pintor nace o sea hace? Luego de discutir (sin acaloramiento por no empeorar el que hacía en el estudio) llegamos a un punto de compromiso: “el pintor nace más que se hace”. Para no quedarme atrás, añado que la vida en realidad nos deshace lo que el arte hace. ¿He quedado bien? Para romper con los juegos de palabras (siempre peligrosos) le invito a la confidencia. Accede (él siempre lo hace). Conoció a su mujer, Carmina, durante el servicio militar en Melilla. Carmina, a la que también aprecio desde siempre, fue el vehículo de la arribada a Canarias, a donde llegaron en luna de miel (que se iba a prolongar toda la vida). Tiene tres hijos, Sergio, María del Carmen y Martín. Le digo que a María ya la conocía de cuando militaba en la lucha antifranquista. De ella, casualmente, Miró me muestra dos retratos recientes. Uno de frente y otro de perfil. En ambos, pero sobre todo en el frontal, el padre ha puesto melancolía (los ojos de María –en el retrato y también en la vida- son grandes, de gacela que va a escapar pero que se prenda del perseguidor…). Hablamos también de los amigos comunes, Lezcano, Millares, Chirino, mi hermano Tony, Felo Monzón, Fleitas. De su primera exposición en Wiot por los años 50, sus trabajos de delineante y decorador, sus baches, y de cómo, por fin, se pone a pintar de manera intensiva a partir de 1976. Ya casi al final nos ponemos un tanto serios. Es que me he quedado embebido mirando sus cuadros. Reflexiono, trato de abarcar. En medio de mis pensamientos creo entender que me dice “Yo voy al revés. En este momento, cuando tantos la buscan, a mi me está sobrando figuración”. Yo sigo observando. Continua: “No soy hombre de grandes aventuras, más bien marcho paso a paso (su voz me suena lejana no obstante segura). Ahora mismo me encuentro en un proceso de depuración, me integro más en mí mismo”. Esto es –entre otras cosas más- lo que dice. Pero yo observo lo que hace: grandes lienzos pintados con técnica mixta de óleo y acrílico. Masas, volúmenes, en su conjunto, se mueven ante mi vista. Yo veo un gran poema (él dice geológico, yo corrijo, humano); el ambicioso proyecto en el que otros han fracasado, yo lo veo como se plasma. Néstor acertó en el Poema del Mar, pero se quedó a las puertas en el de la Tierra (inacabado) 49 Hay en esto cuadros, entrando ya en la obligada opinión crítica, un expresionismo atenuado. La subjetividad del gran artista que es Miró Mainou no llega a proyectarse en la tela. Algo la detiene. Miró me trata de explicar que él no ha comprendido nunca bien qué es eso de lo canario. Pues bien. Yo le contesto que lo canario es algo que participa de lo que él ha logrado plasmar en estas telas. Es –precisando más- lo que detiene esa subjetividad, lo que hace que quede en suspenso como imposición objetiva, volumétrica. Algo que quizá venga ya preconcebido desde lo que impone de Monserrat. En realidad lo canario siempre viene de fuera. Es una mirada virgen y al mismo tiempo preñada sobre nuestra isla. Con esta exposición que Miró Mainou prepara próximamente en la galería Vegueta, no aventuro mucho al decirlo, el pintor que por lo lejano es todavía más próximo, en un momento de expectativas, viene a cubrir un importante hueco. Y a señalar una dirección. Su pintura, por inusitada, es lo que ante nuestra mirada se desvela en el mismo instante en que se cubre. Canarias 7 15 de noviembre de 1984 MIRÓ MAINOU: “YO PINTO Y BASTA” Por Dolores Campos-Herrero. “El camino del arte está tan hollado que siempre pisará uno por donde otros han ido” En la actualidad exhibe su última obra en la galería Vegueta. Nació en 1921 en Sabadell. En 1949 se vino a Canarias, después de haber hecho algunas exposiciones juveniles en Barcelona. Lleva cerca de 50 años dedicado a la pintura y 35 siendo parte de la plástica canaria, elaborando su obra en las islas. “casi todo lo he hecho aquí” afirma Miró Mainou, que estos días 50 tiene en la galería Vegueta la que constituye su individual número dieciocho. Pocas exposiciones para muchos años de trabajo incansable pero es que él reniega de los fabricantes de cuadros, de las excesivas prisas, de la vanidad como único motor, “yo expongo cuando creo que tengo algo que mostrar” sostiene. El estudio de Miró Mainou en la avenida Primero de Mayo, es amplio, lleno de luz, con grandes ventanales que conviene tener cerrados para que no irrumpa el ruido ensordecedor de afuera, en el clina sosegado de adentro, en esa especie de tiempo detenido y de reflexión que caracteriza su habitual jornada de trabajo. “Al principio yo tenía mi estudio en mi domicilio, pero prefiero estar aquí, fuera del latido de la vida doméstica; aunque algo del exterior te salpica, aquí uno está al abrigo de todo”. Estar al abrigo de todo, poder pensar sólo en pintura (”hay días que no pinto sino leo o escucho música”), trabajar en cuatro o cinco cuadros, cada día en uno en razón del estado de ánimo del momento, ésas son las apetencias de Miró. Eso persigue y así vive en su estudio; siempre un lienzo en el caballete, un lienzo en blanco por si acaso y casi diez telas de distintos tamaños contra la pared, también esperando la mano sensitiva de Mainou, los colores, según el día de Mainou. “Yo no le doy prioridad a nada y a todo. Actualmente estoy predispuesto a una mayor brillantez del color, pero no es algo previsto”. “Mi teoría dentro de la pintura –dice- se puede definir con una expresión de Nonell: Yo pinto y vasta”. El pinta y basta; y es tan difícil, él reconoce, que un pintor quiera, pueda y sepa explicar su obra. El pinta y basta. “En la medida de lo que he podido siempre he vivido intensamente la pintura pero ocasiones ha habido en que he tenido que dejarla en un segundo plano”. Como cuando tenía que ganarse la vida decorando y diseñando. Ahora, gracias a Dios, a la experiencia, al trabajo y a los años -63 tiene Miró Mainou- se dedica, en cuerpo y alma, a sus cuadros. “Pero un pintor que no sepa más que de pintura ni de pintura sabe” dice parafraseando a un urólogo catalán cuyo nombre, al final, es incapaz de recordar, “bueno, no lo pongas”, dice. Una tendencia sin tendencia. 51 “Hay que ser universal y receptivo a todo, a la naturaleza y a las artes.” Pero a la hora de plantearse alguna tendencia, Miró Mainou declara que cada uno debe seguir aquella que esté más de acuerdo con su forma de sentir. Y persigue ese cuasi imposible de “hacer una obra originalísima que no caiga dentro de ninguna de las clasificaciones”. Desde luego él siempre ha intentado ser lo más personal posible. “El camino del arte está tan hollado que siempre pisará uno encima de las huellas de alguien”, diríase que se lamenta. Sobre una de sus mesas hay unas postales, reproducciones pictóricas, mucho Isidro Nonell, “pero me gustan todos los pintores, todos aquellos que transmiten algo, porque ahí radica el goce de la contemplación del arte”. La actual exposición en la galería Vegueta parece que está funcionando bien, él está satisfecho, satisfecho de que el éxito sea sólo el fruto de dos años y medio de trabajo, de no tener que deber nada a argumentos extrapictóricos. “Yo soy amigo –comenta- de todos los pintores. Me precio de caber en todos los círculos pero no sé qué círculos puede haber aquí, todos somos retraídos”. Y me habla de que en Las Palmas no hay círculos organizados (“todos estamos dispersos”) por culpa de la configuración urbanística. “Esta es una ciudad larga en la que siempre estamos de paso en todas partes”. Asegura que la historia del arte continuamente ha estado hecha por grandes individualidades. “No creo que, a cada momento, tenga uno que estar cambiando de chaqueta para estar al día”, dice rotundo para después, con tacto, y el talante más abierto posible, valorar la modernidad. 35 años aislado. Lleva ya Miró Mainou 35 años en las islas; 35 años aislado; enfrentándose a ese dramático problema del transporte que, a los artistas, casi les impide llevar sus cuadros a otras galerías, a otros mercados. Pero a Miró Mainou el aislamiento le ha dado tranquilidad para trabajar. “lo más positivo es que puedes mirar los toros desde la barrera, no estar dentro del tumulto, del mogollón de la vida, como dicen ahora”, afirma. Al margen de las islas y de los aislamientos, a Miró Mainou le parece claro que cada vez se va reduciendo más el ámbito geográfico de la popularidad. Y llegará el día, le parece a él, en que un pintor alemán sea muy conocido en Alemania y basta; y otro español, en España, y basta. “Llegará el día en 52 que se dirá este es un pintor de la isleta o de Escaleritas”, afirma, exagerando e ironizando llegando al colmo de la valcanización cultural. Para Miró, para quien están bien las vanguardias para los países en que se cuecen, una exposición como la actual en la galería Vegueta sirve como a modo de examen de conciencia. Cuando tiene los cuadros ya colgados, completándose con esa necesaria mirada del espectador, Miró hace balance de logros y errores y “cuando uno empieza de nuevo busca cosas distintas y abandona lo que cree que debe abandonar.” Diario de Las Palmas 7 de febrero de 1985 Con la fuerza de la subjetividad. Por Aglae Masini. Miró Mainou rompe la figuración en un derroche de color. “En realidad no pinto paisaje, extraigo los elementos plásticos que están en él”, dice el artista. Miró Mainou es, sencillamente, pintor. Un gran pintor, con técnica, trabajo y estudios. Nació hace ya 64 años, en la industrial ciudad de Sabadell, en pleno Vallés, a poco kilómetros de Barcelona. Es, junto con Tarras, la población textil por excelencia de España. No es raro, por tanto, que fuera encaminado a desarrollar su actividad en esa industria y tratara de conocer todos los secretos del oficio en la acreditada Escuela Industrial de Artes y Oficios de aquella localidad. Su vocación no fue la industria, sí el arte a través de la pintura. Sus cuadros tienen fuerza, color y una árida belleza. Baudilio Miró Mainou, conserva el acento catalán pese a que hace más de 35 años que vive en Las Palmas y, como a tantos otros, las islas lo han absorbido y se siente, es, un canario más. Es muy natural, por tanto, que junto a García Álvarez, representa a la Galería Vegueta en la feria Arco que se celebrará en Madrid el próximo febrero. Desde 1941, en que expuso individualmente por primera vez en su ciudad natal, son una treintena las muestras presentadas por casi toda la geografía hispana. Tiene obras en el museo “Mar y Cel” fundado por el mecenas 53 Utrillo en Sitges, en la Diputación de Barcelona, Casa de Colón de Las Palmas y colecciones particulares de Suiza, Alemania, Venezuela, Holanda, Italia, etc. - ¿Cómo definiría, dentro de qué corriente, situaría la obra que realiza actualmente? - Lo más difícil para un pintor, es explicar su propia obra. Es algo que se realiza, que se hace, que se lleva dentro. La pintura, no se puede explicar, son los críticos quienes clasifican. La misión del artista es pintar y la de los críticos ejercer su oficio. Pinto, generalmente, paisajes, porque soy muy amante de la naturaleza y me ofrece motivos para expresarme con mayor libertad que lo haría, tal vez, con otros temas. Pero, en realidad, no pinto paisaje, extraigo los elementos plásticos que están en él. Mis cuadros nunca son un paisaje total, a veces, son unas piedras, otras es el cielo el protagonista. Son, en fin, fragmentos. Veo en el tema unas posibilidades de expresión. Nunca, en mis cuadros, se puede decir: esto es el Roque Nublo, o tal sitio o tal otro. La localización no me interesa, veo espacios, formas, colores, traducibles a hacer pintura con ellos. Hay quien dice que es una especie de expresionismo dentro del paisaje. - ¿Presentará en Arco muchas obras? - Las que caben en un stand. Son 20 metros cuadrados, o sea, unas 6 ó 7 pinturas. - ¿A qué edad se dio cuenta de su vocación? - Todos los niños pintan y dibujan, pero cuando en realidad comencé a pintar en serio fue justo cuando empezó la Guerra Civil. Entonces, estudiaba tecnología textil, que es lo que mi padre quería que hiciera, ya que en una ciudad como Sabadell parecía que no hubiera más horizontes que integrarse a una industria textil. Una de las asignaturas que teníamos era dibujo artístico para proyecto de tejidos, dibujo lineal para maquinaria textil y artes decorativas. Tuve la suerte de contar con dos excelentes maestros: Vila Arrufat – a quien se le acaba de hacer un homenaje en Barcelona- pintor de gran 54 preparación, apartado totalmente de galerías, marketing y todas esas historias que mueven actualmente el mundo del arte pero que ha hecho una obra muy seria y muy buena. Un gran maestro. Una persona admirable. Tuve la suerte de poder conectar con él en aquellos momentos. También con otro paisajista que se llamaba Vila Puig, muerto ya, y gran pintor. Yo, me escapaba de las clases de tecnología para acudir a las de dibujo y pintura. Esa fue mi formación. El roce con tales maestros me impulsó a dedicarme a los lienzos y pinceles. - ¿Se dedicó exclusivamente a la pintura? - Tras el servicio militar en Melilla, donde me casé, vine a Las Palmas y pasé varios años simultaneando mi trabajo de decorador con la pintura, por la mañana, decoración, y por las tardes pintura. - ¿Ha estado marcado por alguna escuela definida? - Jamás he estado inmerso en algún credo estético determinado, perolas corrientes plásticas envuelven a uno, o sea, que no puedo decir que no haya sufrido influencias. Todos tenemos influencias. En la historia del arte, en el arte contemporáneo, se han quemado tantas etapas, se han hecho tantas cosas que siempre se tiene que tropezar con algo, estar dentro de algo, pero creo que cada uno de los “ismos” ha tratado una parte determinada de la pintura. Por ejemplo, el informalismo excluye toda la figuración y se queda nada más que con los colores y los espacios, sin querer representar nada y la expresión se centra, puramente, en lo pictórico. Yo, sintiéndolo y comprendiendo que es un camino, que además la abstracción ha sido en toda la historia del arte más que lo que representa, no me he metido de lleno en ello porque me parecía que estaba cortando algo de mí mismo, necesito pintar lo que ven mis ojos. Actualmente hay un eclecticismo muy grande y se puede pintar lo que se quiere y como se quiere. Lo único importante es que sea bueno. No distingo más que dos tipos de pintura: la buena y la mala. Ya puede ser desde las cuevas del Altamira, hasta el último pintor de hoy que si es bueno perdurará y si no, más pronto o más tarde, desaparecerá. Es interesante estar al corriente de todo, pero yo creo más en el buscar el camino en uno mismo y estoy seguro de que esto es lo que ha hecho caminar el arte. El arte está hecho de grandes individualidades. - Se nota actualmente una crisis de verdaderos valores, de un pintor que abra un camino realmente importante, que barra con muchas cosas que son más que marketing de galerías, intereses y nada más. En Italia, como alternativa a la transvanguardia, han aparecido unos pintores que hacen un remedo, una caricatura de las pinturas del Renacimiento, ocultando la belleza y exaltando la fealdad y, tienen 55 ya galerías que los apoyan. Entonces, uno se da cuenta de que hace falta una individualidad potente. Lo lamentable, es que estamos en un momento en que las galerías van a exigir tantas novedades que no podrán salir cosas buenas. Lo nuevo no es lo interesante. Lo original sí. Lo “novedoso” es falso. Va a ocurrir como en el mundo del disco en que el mercado sería muy corto si se dedicaran sólo a la buena música, necesitan falsos ídolos o nuevos ruidos que duren tres días, vender la mercancía y sacar un nuevo tipo que vocifere más, que tengan unas guitarras más estridentes que el anterior y, quizá en la pintura esté sucediendo lo propio. - Veo que los jóvenes están haciendo cosas que no pueden durar toda la vida de un pintor, que puedan ser actitudes de un momento, que dan saltos y saltos. Creo que la pintura debe ser algo más sosegado, más íntimo. Tal vez sea la expresión de la desorientación total que padecemos y que no hacemos nada con intención de que perdure, ya que estamos a merced de que a alguien se le ocurra apretar un botón y nos mande a todos a pintar estrellas. Diario de Las Palmas 6 de diciembre de 1986 Tertulias del Titu´s Entre bastidores con…MIRO MAINOU Por Tito Santana Recuerdo el llenazo, más de doscientas personal en el local del Titu´s, aquel miércoles 5 de julio de 1984, presentado por acompañar a este maestro de la pintura con el máximo respeto y afecto que él se merece. La noche se revistió de un gran atuendo: “El arte por excelencia”. No puedo ser imparcial ante este excelente pintor, me domina el aprecio personal y la evidencia que estamos ante el artista que agoniza en la pintura. Reúne los mejores valores para ser pintor, delicado poeta, y emplea su paleta para componer los más bello sonetos. La elección del color y las disposiciones desgarran. Miró Mainou parece huir de los tonos y de los colores calientes, ¿Por qué? Acaso por esa penetración de las circunstancias paisajísticas que, por lo 56 visto, hasta ahora no ha podido ni ha querido evitar. Pero todo eso forma parte de la realidad de su carácter, el equilibrio. Artista honesto y placentero sin protagonismo, árbitro en su meta. ¿Cómo ves el arte en Canarias? ¿Se ocupan de él o ya tienen puestas las etiquetas en algunos artistas y se olvidan de muchos que, quizás, están faltos de oportunidades? - Es muy reducido el público que se interesa por el arte y, mucho más limitado el que lo compra. No cabe duda que este último se inclina por lo que, en su conservador modo de pensar, posee un cierto marchamo de seguridad. Valora la firma y prefiere la obra de aquel artista que con el tiempo haya adquirido una aceptación más o menos estabilizada. Se inclina menos por lo que conoce (sic), y menos aún, si no lo entiende. Miró Mainou nace en Sabadell en 1921, donde estudió pintura y dibujo en la Escuela de Artes y Oficios. En 1949 se establece en Gran Canaria. Su esposa y gran amiga Carmina, de la cual tiene tres hijos, ha sido siempre una ayuda en toda su trayectoria como artista y decorador, y en sus múltiples exposiciones, en las cuales ha obtenido varios premios. Decía Eugenio Padorno que la agilidad de la mano de Baudilio Miró procede el aviso dilatorio que inauguró Cezanne, y el trazo se detiene en el límite de una abstracción inquietante. En el espesor de la luz y el calor de estos paisajes se adivina el silencio como invisible espectador que nos mira. Y es que este artista es una persona perseguida por su silencio y de su mano galopa sin cesar por escenarios, lugares insólitos donde él refleja toda su huella y ansiedad, preocupación esencial. Va a la búsqueda de una vocación sin referencias, en ella el color no surge a la investigación sino a la experiencia. Con todo ello, es un excelente pintor, diestro dibujante, un hombre de su época y que al mismo tiempo promete la culminación de sus múltiples tareas experimentales en una experiencia más positiva del arte de nuestro tiempo. - ¿Qué opinas tú de las Galerías de Arte? - Las galerías de arte ocupan un lugar importante en la Historia del Arte del siglo XX. En nuestra sociedad occidental son los intermediarios entre los artistas y los compradores de arte. Este, a partir de la aparición de las galerías, emprende una carrera vertiginosa de cambios que cada vez se suceden con más rapidez; simbolismo, fauvismo, expresionismo, cubismo, futurismo, surrealismo; y a partir de ahí el protagonismo de las grandes galerías 57 americanas, que convierten el arte en un producto de consumo que renuevan cada año o cada temporada: expresionismo abstracto, pop-art., art-Op, minimal, arte conceptual, foto-realismo, etc. Muchos de estos movimientos son iniciados por las galerías que marcan sus directrices sobre qué hay que pintar y cómo hay que hacerlo. Las galerías, hoy, son elementos importantes en la sociología del arte actual. - ¿Y en Las Palmas? - Como es natural, no juega el mismo papel universal. A nivel local procuran interesar a la minoría compradora y mostrar obras y mostrar obras de artistas maduros y noveles. Es labor difícil en la que han sucumbido quienes no han sabido plantearse de entrada una línea a seguir. La naturaleza de su poética, como instrumento de sustentación que place, y lo demás, al libre juego de la pintura, que estructura y regula formas, colores, gobierna y declara las más íntimas intenciones del pensamiento. Pintura como testimonio de vida, al calor de su propia sangre, sin más, un bello y cálido lenguaje pictórico. Todo el secreto de su obra reside en esa discreción extrema de su gran equilibrio por su auténtica definición. Yo nunca apruebo ni desapruebo maquinación alguna, sería adoptar una actitud absurda ante la pintura. No hemos sido enviados al mundo para pregonar nuestros prejuicios estéticos, sino para testimonio jovial de ese puñado de revelaciones que emprende el mundo de la pintura. - ¿En qué estás ocupado actualmente? - Pinto diariamente en mi estudio. De momento no tengo prevista ninguna exposición en tiempo cercano. Trabajo con mucho entusiasmo y entrega, y espero, cuando exponga, mostrar un gran paso adelante. No podemos hacer distinciones, pues consideramos que las exposiciones responden sustancialmente a un todo homogéneo y compacto, a una idéntica solución y meta. Él sabe que la verdad esencial no es la verdad que 58 descubre los ojos, sino aquella que sólo descubre el espíritu unido a un culto, ritmo de emoción y de armonía que es el gozo estético entre el gran pintor motivado y consciente. Su contenido pudor, que no llega sin embargo a disimular un temperamento grave, un carácter austero, propio de un artista que, pese a su larga permanencia en Canarias, sigue siendo, a la vez, muy catalán. Canarias 7 24 de julio de 1988 RETRATOS Cómo el hombre nacido para empresario se transforma en bohemio. MIRO MAINOU: El hechizo del tímido. Por Francisco J. Chavanel Baudilio Miró Mainou, el gran tímido, el gran pintor desconocido. Hijo de una familia burguesa de Sabadell, condenado de antemano a ser empresario de una triste industria textil, salvado por la bohemia. Para Pedro González, artista y ex alcalde de La Laguna “uno de los grandes pintores que realmente sabían de la pintura que llegó a Canarias”. Él nunca lo dirá. Miró siempre es sombra de su propia grandeza, sus pasos no son gigantes, sus pasillos no son los pasillos de la pasarela. Miró es de los que está contra todo pero sin que se note demasiado. Es una cabeza turbulenta, de difícil expresión verbal que, sin embargo, posee una lucidez fuera de lo común para explorar el mundo vivo de la imaginación y salir indemne. “Claro que he elegido. A mí también me ofrecieron buenos contratos con sueldos fijos a final de mes, pero así no hay forma de hacer arte”. En los años 50 tuvo la oportunidad de lanzarse a la aventura y conquistar Madrid del mismo modo que Manuel Padorno, Manolo Millares y Martín Chirino. Desechó la fama y la gloria, y se quedó. Aquella decisión cambió su vida; o mejor dicho, la dejó igual. No se arrepiente pero sabe que hoy no tendría que demostrar nada. Ahí reside su fortaleza. Es capaz de apagar el interruptor y, sin embargo, correr por los callejones oscuros sin sentir miedo. Tan sensible como aparenta, tan tierno y dubitativo, y lo engañado que nos tiene. Sólo hace falta contemplar su obra. La razón residiendo en un cuadro, la magia trasladada desde un cerebro privilegiado al margen de santuarios y adoraciones de becerros de oro. Tiene tres hijos y una confesión: “si fuera por mi familia siempre iría volando por las calles; 59 saben lo que siento y lo que me duelen las cosas, si no fuera por ellos no sé en dónde estaría”. - Siempre que le veo tengo la impresión de que usted procede de otra era. Enlaza mejor con el pintor de catacumbas, el eterno bohemio que sólo vive para su arte y que poco le importa los condicionamientos de la materia. - Exactamente. Juan Ismael decía de mí que yo soy un catalán que no ejerce. Y es verdad, porque a mí nunca me ha importado el dinero, por eso soy un pintor para muchos desconocido. Económicamente siempre he ido escapando. Vivir de la pintura es durísimo, hubo etapas en los que no vendía nada. - ¿No le produce frustración la distancia que existe entre la consideración que tienen los entendidos de usted y la gran ignorancia popular que hay sobre su obra? - No me preocupa. Sigo enlazando con los pintores tradicionales. Tampoco me preocupa si mi pintura perdurará después de mi muerte. Me gustaría, por supuesto, el reconocimiento en vida pero tampoco me vuelve loco ese pensamiento. - Usted y el resto de su familia ¿eran muy diferentes? - Yo nací en Sabadell, ciudad industrial. Mi padre tenía un negocio de tipo familiar con el que se ganaba muy bien la vida. Yo, de pequeño, ya sentía una gran afición por la pintura pero siempre tropezaba con mi padre, él no quería saber nada de eso. Y comprendo su posición; eran otros tiempos, casi nadie se interesaba por la cultura y yo, además, vivía en Sabadell, una ciudad de una naturaleza muy especial que sobre todo en aquella época vivía volcada en la industria textil. Mi padre, como es lógico, pretendía abocarme hacia los tejidos. Pintar en guerra - ¿Cómo empezó a pintar? - Empecé a pintar el mismo día en que empezó la guerra española. Mi tío comprendía que yo tenía unos ideales diferentes y me apoyaba. Mi padre quería que estudiara técnica textil. Mi tío me dijo que había dejado una cosa en mi casa: Mi padre, por el camino, me hablada de que el día anterior que unos militares se había revelado en Marruecos. Entonces, en casa, me encontré con un paquete y dentro había un lienzo y unas pinturas, de modo que me puse a pintar. 60 - ¿De quién aprendió el oficio? - De Vila Arrufat, de un pintor que tenía 97 años que todavía pinta, es como los antiguos. Nunca se ha metido en ningún tinglado de galerías y ha construido su obra a su manera, con gran cultura de arte, al margen de todo. No se trata de un cualquiera. - Se nota que Vila Arrufat le caló. - Lo he admirado siempre por la rectitud de su línea ideológica, porque siempre ha sido coherente entre su pintura y su sentido de la honestidad. Aquellos eran tiempos difíciles. Recuerdo que me casé dos años después de haber estado en Melilla haciendo el Servicio Militar, y cuando ya iba a ser el director de la fabrica se me metió en la cabeza de que no, de que no, de que no, que aquello a mí no me gustaba, que lo que quería era pintar y abandoné la fábrica. Y, claro, sabiendo que entonces pintar era aspirar a la miseria. Actos así se llevan en la sangre pero también se aprenden. - Supongo, no obstante, que no siempre fue así - En los primeros años no hubo muchos cambios, después cambió un poco. Terminó la guerra y los fabricantes comenzaron a comprar cuadros para regalárselos a los clientes, una especie de anexo a las facturas, una manera de justificar unos precios altos. En aquella época se vendieron muchos cuadros, sobre todo de pintores malos. Fue una etapa también de mucha cerrazón de cara al exterior, los jóvenes estábamos pendientes de lo que se hacía fuera de Cataluña, algunos entroncábamos con otros estilos por pura intuición. De aquel movimiento surgieron Tapies, Couxart, Pons…, y justo en esa época yo me vine a Canarias, o sea, que no tuve ocasión de vivir la efervescencia que luego se desató. - ¿Por qué escapar a Canarias? - Mi mujer había estado muchos años aquí, sobre todo en su infancia y en su adolescencia. Ella tenía una idea fabulosa de Canarias y, la verdad, que entonces las islas eran idílicas. Vinimos por una temporada y la temporada aún sigue. - ¿Qué ambiente artístico se encuentra en Gran Canaria? - Aquí nada más había una galería de arte y, además, de inauguración muy reciente. Allí me encuentro con Juan Marques, Martín Vera –una especie de mecenas- y con Juan Ismael, que estaba de director de la galería. Conecto con Felo Monzón, Manolo Millares- que entonces hacía acuarelas- y no me pude quejar. De entrada ya fueron mis amigos. Me introduje en sus tertulias, a las que iba Víctor Doreste, en fin, me fue bien, hice mi primera exposición, y todo el mundo asombrado porque la obra se vendía bien. 61 - ¿La preocupa que definan su obra como pos impresionista? ¿Teme que al definirlo le limiten? - En absoluto, yo mismo lo llamo pos impresionismo porque de alguna manera hay que llamarlo pero me da igual que sea una cosa u otra. Ni siquiera me he planteado si me interesa esto o lo de más allá. A mí, en cambio, sí me interesa transmitir luz y atmosfera en mis cuadros y justamente ese es el objetivo del pos impresionismo. - ¿Qué tiene que ver su pintura de ahora con la que hacía hace dos o tres décadas? - Casi todo, en mi pintura se reflejan las alteraciones de mis estados de ánimo, cambios de temas, elecciones de color según la época…, pero no creo que haya habido variaciones de estilo. He evolucionado dentro de lo mismo que también es una forma de evolución, sin que hubieran cambios bruscos. Por ejemplo, el paisaje – que es lo más que he pintado- lo manifestaba al principio de una manera naturalista para posteriormente afrontarlo desde una perspectiva expresionista. - ¿Pudo vivir siempre de la pintura? - ¡Qué más quisiera yo! Para vivir de la pintura tuve que vivir antes de otras cosas. Hubo un periodo en que tuve que alejarme de los pinceles precisamente por sobrevivir, y esto se nota. La pintura es algo tan cerebral, algo a lo que tienes que ponerle tanto raciocinio, que si la dejas ella te abandona a ti. No se puede pretender, como yo hacía en aquella época, hacer pintura en sesiones muy rápidas y tratar de ser sincero contigo mismo y con el cuadro. - Ha hablado del cerebro, uno creía que la pintura era cosa de temperamento. - La pintura es una cuestión mental pero apasionada. Pintando se sufre, porque lo que hay que expresar es un sentimiento. Es necesario conmoverse, explorar dentro de uno, y buscar con exactitud el reflejo de tu idea en el cuadro. Toda esa parafernalia subjetiva es muy costosa. La construcción de un cuadro no es algo matemático; muchas veces es el propio cuadro, los fragmentos que vas pintando todos los días, los que te conducen irremediablemente hacia lugares insospechados. Entonces hay que tomar una decisión: o eres fiel a la 62 idea inicial o te dejas llevar. Es ahí donde entra el cerebro y saber encontrar la respuesta justa, saber si vale la pena continuar o cambiar y, ante todo, ver de antemano –como los ajedrecistas- el aspecto final de la obra. Pensamiento abstracto. - ¿Cómo se plantea usted una obra determinada? - El planteamiento previo siempre es abstracto, que es lo que sostiene al cuadro y lo que lo hace duradero. La ronda de noche de Rembrandt, no les gustó a los señores que salían retratados, y no les gustó porque Rembrandt dejó a unos en sombras y a otros los iluminó con un farol. Rembrandt se planteó el cuadro como expresión plástica y entonces necesitaba una mancha clara y le puso un farol a un señor y necesitaba que la parte trasera estuviera fundida con la penumbra y le puso la sombra. Claro, todo este tratamiento fue incomprendido por aquellos señores, pero es esta maravilla lo que le hace ser un cuadro incomparable, lo que le hace perdurar en el tiempo. Esto, insisto, e lo más importante: el reparto de los espacios, la expresión plástica, el planteamiento de la luz…, es una constante que se repite en la historia de la pintura cuando es buena. Nadie se acuerda de la princesa Margarita que pintó Velázquez, todo el mundo se acuerda de aquella mancha, de aquel gris perla tan precioso, con unos rojos que salen del medio del cuadro, aquellos rosados, los espacios perfectamente repartidos…, y eso es pintura abstracta. - Por lo tanto, para usted no existe el debate que se suscitó en los 50 entre el abstractismo y los demás estilos. - Hubo un tiempo en que el que no pintaba abstracto lo miraban por encima del hombro. - Siempre pensé que se trataba de un debate absurdo. La prueba está en que sólo se han salvado de ese periodo las cosas realmente buenas, el tiempo se ha encargado de poner a cada uno en su sitio. Los cuadros no emocionan porque pertenezcan a uno u otro estilo, emociona por cómo está pintado, por cómo está planteado su contenido. - ¿Un cuadro debe ser objetivo? - Yo creo que no. Incluso los cuadros más realistas están llenos de emoción. Pasa como en todo. Hay realistas que son fríos y no aportan nada, pero en otros es palpable el estremecimiento, algo que vibra, y lo que vibra es la parte subjetiva del cuadro. - Deme una opinión subjetiva de su pintura. ¿Es, por ejemplo, valiente? 63 - No sé qué se puede entender por valiente. ¿Te refieres al tratamiento del color? - Veo un paisaje de Lanzarote en esa pared y hay un cielo sobrecogedor, un cielo que yo nunca he visto en Lanzarote. - Pero ¿a qué refleja el misterio del cielo de Lanzarote? ¿Qué más da que ese cielo exista o no? Para mí existe, existe por mis ojos, y existe grabado en mi alma. Es mi sentimiento sobre ese cielo, la sensación que me produce, el que yo reflejo. - Exponer la sensibilidad, sacársela de uno y colocarla encima de la mesa para que los demás la contemplen, ¿compensa tanto esfuerzo? Es decir, ¿a cambio de qué uno se desnuda? - A cambio de nada, naturalmente. Cada cuadro es un problema diferente. A cambio de que a mí me vale la pena, toda la vida he luchado por ser pintor y si soy pintor me basta con eso. - ¿Ha repudiado determinados colores en determinadas etapas de su trayectoria? - Ha habido épocas en que no he utilizado para nada el amarillo y ha habido épocas en que he empleado solamente grises y negros, me encontraba entonces muy deprimido. Yo tenía en mi paleta los tonos y sin darme cuenta los colores espabilados me molestaban e inmediatamente los retiraba, me intranquilizaba el color, me sentía peor con el color. - Conocemos pintores a los que no les ha salido el cáncer por mercantilizarse, incluso sus cuentas corrientes han engordado. Posiblemente, usted ha tenido ofertas similares. ¿Tuvo miedo por adulterarse? - He despreciado ofertas en las que determinadas empresas se comprometían a distribuirme la obra a cambio de un sueldo fijo, pero claro, haciendo cuadros como churros, o sea que, imagínate qué clase de pintura iba hacer. Había que decir que no, probablemente por no adulterarme. - Desde un punto de vista perfeccionista ¿qué es un cuadro perdido? - Aquel que no tiene emoción, que es vano, que es frío, que carece de sentimiento. Ese es un cuadro perdido. Yo he roto muchos sin pena ninguna. No era un cuadro, era nada. 64 Diario de Las Palmas 18 de diciembre de 1989 Miró Mainou, un maestro de la pintura Por Mª Isabel Rodríguez. Cuando llevó a cabo su primera exposición, Colacho Massieu y Gómez Bosch eran los “clásicos” y Millares, Monzón e Ismael rompían moldes… Lleva pintando desde la niñez. A los dieciséis años, cuando un tío suyo le regaló una caja de pinturas, comenzó a hacerlo “oficialmente”. Recuerda que fue el mismo día que estalló la Guerra Civil. Vivía en Barcelona, donde nació (sic), y el tema de su primer cuadro fueron unos melocotones, un bodegón. Desde entonces ha llovido mucho. El servicio militar cambió el rumbo de su vida y desde el año 49 vive en Las Palmas, se siente un canario más. Le tocó vivir la explosión vanguardista de la pintura en las islas. Manolo Millares, Juan Ismael y Felo Monzón intentaban abrir nuevos caminos introduciendo tendencias que no habían llegado aún a nosotros. Los tres han desaparecido y a él le ha tocado ser coparticipe y observador de todo el devenir artístico en Canarias en las últimas cuatro décadas. No iba para pintor, pero la vida le facilitó el camino. - Yo estudiaba técnico textil, mi padre quería que lo hiciera y siguiera esta profesión. Lo hice en la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona, donde habían buenos profesores de dibujo. Con Juan Vila Puig y Vila Arrufat tuve los primeros contactos con la pintura y los artistas, que es lo que a mí me gustaba. Todo esto durante la Guerra Civil Española. Terminé mis estudios, pero llevaba el veneno dentro. Era muy problemático en aquella época vivir de la pintura, del arte, y pensé seguir mi profesión. Pero cuando me fui a hacer el servicio militar, al coincidir con la II Guerra Mundial, tuve que permanecer en el ejercito, en Melilla, durante casi cuatro años. Allí conoció a su mujer, que ya había estado en las islas, y una vez casados decidieron venir a Las Palmas, en el año 49. Sólo por un tiempo…que se ha prolongado hasta ahora. En el 50 hizo su primera exposición. Los artistas del momento eran Colacho Massieu, Tomás Gómez Bosch y Cirilo Suárez. 65 - Pero se iniciaban movimientos vanguardistas que ya existían fuera y no habían llegado a las islas, en los que se integraban Juan Ismael, Felo Monzón, Manolo Millares. Conecté muy bien tanto con unos como con otros y me instalé muy a gusto en Las Palmas. - Nos parece que su obra mantiene una coherencia bastante lineal en la forma de hacer y en el tiempo… - Sí; he seguido siempre una línea consecuente y dentro de ella he ido evolucionando. He madurado más, pero nunca he roto moldes, la madurez me ha dado una mayor solidez para lo que yo he querido hacer, sin dejar que me llevaran “ventoleras” El color y los paisajes. No se considera pesimista, pero sí cree que ha sido un poco depresivo –“situación que he superado”- y una demostración de ello podría ser ese colorido expresivo y apasionado como el rojo bermejo. Su sensibilidad hacia los colores le ha llevado hacia una paleta que identifica con algunos paisajes especiales de nuestras islas, que ahora hace. Miró Mainou no ha tenido un pintor preferido. - Me gusta toda la buena pintura, sin excluir a nadie ni apasionarme por uno en particular, sin que ello impida que reconozca la valía especial del que la tenga. Gozo de la buena pintura. - ¿Se siente valorado y reconocido? - Yo no sé en qué medida la gente valora mi quehacer, pero me siento respetado en mi persona y en mi obra, que se encuentra en muchos sitios, pese a que no he sido muy prolífico en pintar. Pero como un artistas no se jubila nunca, puedo afirmar que me encuentro en una etapa creativa. Aunque repito: no pinto para exposiciones, pinto porque me da vida. 66 Canarias 7 8 de junio de 1990 Expone su última obra en el CICCA Miró Mainou y la pasión por la pintura desde la niñez. Miró Mainou a sus setenta y cuatro años mantiene la misma pasión por la pintura que cuando comenzó a pintar con sus doce años y la primera caja de acuarelas que le había regalado. Este pintor que se autodefine como catalán de hijos canarios, está exponiendo su última obra en la sala de exposiciones del Centro de Iniciativas de la Caja de Canarias, CICCA. Asegura Miró Mainou que sus principios en esto de la pintura se remontan a la niñez. “Desde pequeño me gustaba dibujar y pintar, eso le ocurre a todos los niños, no es excepcional a todos los niños les gusta pintar y dibujar y se expresan muy bien”. Cuando comenzó a pintar “más a fondo, fue cuando tenía ya diecisiete años, aquel mismo día que me habían regalado una caja de pinturas fue cuando comenzó la Guerra Civil”. Durante la guerra civil en vez de pegar tiros se dedicó a pintar. “Tuve contactos con algunos buenos pintores y salía con ellos a pintar paisajes”. Estudio Técnica Textil en Sabadell y tuvo como profesor a Antonio Vila Arrufat, “un hombre que se mantuvo muy alejado de los montajes comerciales y el marketing y todas esas cosas, pero un gran pintor con una formación muy seria y rigurosa”. Dice jocoso que en su formación le persiguieron los Vilas, además de Vila Arrufat, Vila Puig y Vila Toba. Su pintura comenzó en el post-impresionismo. “Lo que en aquel momento se hacía más en Cataluña”, pero sin vincularse a ningún movimiento pictórico concreto y hoy, sin ser partidario de encasillarse en ninguna tendencia o corriente, dice que su pintura podría ser calificada de “un cierto expresionismo no un expresionismo a la alemana, ni de ninguna otra corriente”. “Puedo pintar paisajes pero no hago paisajismo, ni pinto paisajes por pintar paisajes, los pinto, como puedo pintar cualquier otra cosa por los valores plásticos que posea. Pinto lo que me atrae plásticamente” Lleva viviendo en Canarias desde el año 1949 y se define como catalán de hijos canarios. Considera que los medios de comunicación van borrando las características que antes podían tener las pinturas de los diferentes lugares. “Hoy es el mundo entero quien influye en los pintores, las revistas te 67 informan de lo que está, digamos, aprobado mundialmente y esa información influye igual en Canarias, que en Cataluña, que en Galicia”. “Sigo las promociones culturales que hacen las comunidades autónomas y presentan a sus jóvenes pintores. Miras un catálogo de pintores andaluces y la mayor parte son imitaciones de todos los pintores a los que imitan todos los demás. Hay veces que no, que ves pintores que tienen su personalidad”. Matiza las imitaciones asegurando que hay pintores que pueden tener vocación de imitar pero cree que la buena pintura incita a pintar, aunque se tomen cosas de otros pintores “depende del pintor seleccionar la información que recibe. La influencia de otros pintores es buena cuando se copian los problemas y mala cuando se copian los resultados”. La Provincia 21 de junio de 1990 El Paisaje interior de Mir |
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