EDITORIAL CERVANTES
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HISTORIA· UNIVERSAL
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llricos franceses. ricas francesas. ricas alemanas.
Ptas. 4'50 Las 100 mejores poesías 11- Las 100 mejores poesías 11-
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Las 100 mejores poesías 11- Las 100 mejores poeslas 11-
ricas espaíiolas. ricas portuguesas. Cada tomo, Ptas. 2'50
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2015
ENCICLOPEDIA GRÁFICA
LAS ISLAS CANARIAS
POR JOSÉ M. BENÍTEZ TOLB.DO
Fotos de B1nit~z, Barn~, Ot to AueT, Herrera >' Heitz
LAS ISLAS CA NARIAS están situadas
ante la costa occidental
de África, espacio Marruecos-Río
de Oro del Sahara atlántico.
Plena zona templada. Rumbo de las
brisas que mantienen el suave nivel de
su habitual temperatura.
Hay s iete grandes islas en el archip
iélago situadas, de Oriente a Occidente,
por este orden 1 Lanzarote, Fuerteventura,
Gra·n Canaria, T enerife, Gomera,
Palma e H :erro. Y seis islas menores
, prácticamente deshabitadas :
rio? ¿Cuál el origen del grupo isleño?
¿Cómo se formaron las trece islas, acog
idas hoy a la sombra tutelar del T eide,
aguja cimera y orientadora? Dos
teorías geológicas se disputan la verdad
ante problema de tan subido interés
. La teoría del hundimiento y la
teoría de la ascención desde el fondo
del mar. La que establece la existencia
de una gran isla ante el Oeste africano
que, al desaparecer bajo las
aguas, qejó en la superficie las trece
cimas de sus más altas montañas. Y
--
Tenerife tal como se presenta al viajero que desde el mai·
rontempla su silueta
Alegranza, Graciosa, Montaña Clara,
Lobos, Roque del Este y Roque del
Oeste.
Leyendas que se populaºrizaron en
el mundo antiguo (las difundió el aire
griego), localizaron en el archipiélago
canario el Jardín de las Hespérides y
su variedad gemela : los Campos Elíseos.
Seguramente por tradición de ignoradas
navegaciones que dilataron la
fama de su clima inigualado y de su
fertilidad asombrosa.
Pero, ¿qué es el archipiélago cana-la
que concede el poder creador a lo's
volcanes de esta z~na terrestre, tan
pródiga de ellos que, con erupciones
sucesivas, fueron amontonando los materiales
de la estructura actual de las
islas .
Entre las más destacadas aportaciones
científicas que han venido disputándose
la verdad sobre el caso, nos
parecen parti.cularmente interesantes,
por su originalidad y porque sirven de
resumen a todo lo expuesto, las de los
geólogos Germain, Gaflarel y Lyell.
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ENCICLOPEDIA GRÁFICA
Casi Lodos los lugcires apreciables de Tc11erifc, 111uéstra11se <'11 a1!fltealro .
./le aqu/ la costa de Santa Cruz, co11 la
capital al ro11do
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3 LAS ISLAS C ANARIAS
l !ay pueblos tine1fetlos que se entregan al 1·emanso marino, 11wc!t as veces e11 un verdadero
milagro de coptvivencia con el ma1-. H e aquí uno de ellos, el Puerto de la Cruz,
con 1112 trozo del V alle de la 01·otava :y el Teide al fondo
Las dos primeras, simultáneas o casi
simultáneas. Discrepante, la última.
Germain es el hombre que , con más
ahinco , ha intentado demostrar, científicamente,
la existencia de la Atlánt
!da platónica. Y las islas del África
occidental le sirven para afirmar su tes
is. Las islas Azores, Madera, Canarias
y Cabo Verde, formaron parte de
un extenso Continente, hoy sumergido
, que enlazó África con América.
Ocupaba este Continente la zona triangular
comprendida entre Azores, Cabo
Verde y la reg'. ón americana Brasil-
Venezuela. Y llega Germain a esta
conclusión, de especial manera, por el
estudio comparativo de las especies
zoológicas vivientes, que son las mismas
en las islas del Atlántico oriental
(genéricamente) y en aquella porción
de la América del Sur.
(Habría que recordar ahora a W egener
, con su modernísima teoría : deslizamiento
de los continentes que an-tes
formaron masa única y unánime) .
Gaflarel sitúa el curso del cataclismo
que dejó sobre la superficie del
mar las más altas cimas, tan sólo, de
la tierra desaparecida, en las postrimerías
del período terciario, aunque
establece la existencia antigua de una
gran isla frontera al Occidente africano
; no la de un Continente.
Lyell es el más caracterizado defensor
de la teoría volcánica. El archipiélago
se formó, según sus conclusiones
de estudio, por sucesivas erupcio-
1 es en el fondo del Océano, que elevaron,
primero, el cono básico del T eide
y , después, las restantes estructuras
isleñas. En una d!latada labor de
s i glos.
D ESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA
DE CANARIAS : Cinco siglos
antes de iniciarse el cómputo
temporal cristiano, hizo culminar
Hannon su vida y su obra de nauta
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ENCICLOPEDIA GR A FICA
Otro pueblecito entregado al remanso marino,
San Andrés
4
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5
cartaginés dando la vuelta a Africa.
Dueñas ya sus naves del Mediterráneo
y del Atlántico europeo, bajaron hasta
el que sería, muchos siglos después,
cabo de las T orrnentas o de la Buena
Esperanza y volvieron tr :unfantes a
Cartago. ¿Conocieron los hombres de
Hannon, durante el periplo africano,
las islas Canarias? En buena lógica de
navegantes, cabe la afirmación. En
buena lóg'ca del dato histórico concluyente,
no. Pero hay un tercer punto
de vista. Y favorable. Diodoro Sículo
habla de una isla «que confina el
mundo hacia el Oesten, en pleno Atlántico,
jardín maravilloso, con las
plantas más raras y hermosas y con
valles y montañas de deslumbrante
belleza. Añade que esta isla, situada
a muchas jornadas d!stante de la Libia,
fué descubierta por los fenicios,
en sus navegaciones atlánticas, sin que
LAS ISLAS CANARIAS
les fuera posi ble colonizarla por oponerse
los cartagineses a la empresa.
Y la oposición revela ya el conocimiento.
Es lógico pensar que si cartag '.neses
y fenicios se disputaban la lejana
isla y si llegaron a ella éstos últimos
en la época examinada por Diodoro ,
d;sputaran aquéllos el derecho de dominio
porque antes hubieran tenido
conocimiento de su existencia.
Textos más modernos son ya categóricos
en orden al conocirn;ento de
las islas. En su vida de Seutorio dice
Plutarco que el abordar éste en las costas
de España, unos marinos le hablaron
de las islas Atlánticas identificables,
por su posic!ón y estructura,
corno las Canarias. Hablaban aquellos
marinos con un estusiasrno extraño de
la tierra lejana, tan fértil y abundante
en frutos que sus pobladores vivían
corno en un reaparecido paraíso, sin
'·El alma de 7'ener~fe es mundial; tiene la inguz"etud cosmopo/z'ta de Panamd
de La Coruña, de Lisboa o de llfarsella•.
Eduardo Zamacois
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ENCICLOPEDIA GRAFICA 6
La modernización de Santa Cruz de Tcnerife culmina en esta avenirla
recién ed ificada
mise na y sm esfuerzo. A partir de este
encuentro de Seutorio con los entusiasmados
marinos se afirmó ya, en
el mundo antiguo, la idea de que las
islas Atlánticas eran los Campos Elí-
1>eos del mito homérico: Jardín de las
Hespérides, paraíso lamentablemente
ignorado y perdido.
Roma tuvo conocim; ento de las islas
. En los primeros relatos maravillosos
que sobre ellas hicieron los romanos,
cuajó el nombre de Islas Afortunadas
. Más tarde, cuando algunas naves
romanas las utilizaron ya como
punto de referenci a en v !ajes africanos
y frecuentaron sus costas,~. diéronles
los nautas del Imperio el nombre
de Islas Purpurinas, por la abundancia
en ellas de un líquen, llamado <<0rchillan
, del que se extrae un colorante
de tono purpúreo.
La caída del Imperio , con la desaparición
de su tráfico y de su cultura,
al dejar camino libre a la sombra medieval,
sumió también a las Canarias
en el misterio. Dejaron de hacerse v i ajes
a sus costas. Se les fué abandonando
rápidamente. Y llegó a perderse
hasta la noción de su existencia.
Las Afortunadas volvieron a quedar
n al otro lado del mundo n . Ningún documento
de la época las menc iona.
En el año 1O16 hay una resurrección
de cultura y de expansión geográfica :
la árabe . Y son los árabes m!smos
quienes vuelven a anudar el contacto
entre las islas y el mundo mediterráneo.
Islas de Kaledat las llamaron los
marinos del Islam.
Ahora s e quiebra ya el curso de la
H i storia y las islas dejan de ser un
concepto geográfico para trocarse en
un concepto político. Dejan de ser miradas
como un punto de referencia
viajera y los ojos del conqui.stador que
busca el dominio suplen en su contemplación
a los ojos del marino que ,
hasta entonces, las atisbó nada más
que como tierra maravillosa y admirable
.
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7 LAS ISLAS CANARIAS
Un g-ran }lfcrfo de entrada, anuncio)' 111uestra1 ·io de la !sia, agitado, acogedor, remanso
de las líneas de navegación que siguen los caminos de América, de A.frica
y de .Australia: Santa Cruz de Tener{/e
Jf11elle de Santa Cruz, con las cajas de pldtanos dispuestas
para el embarque, e.x:po11ente de la
rlt¡ue::;a isle17a
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ENCICLOPEDIA GRAFICA 8 9
El conde de Claramunt p '. de al Papa,
por entonces, que le conceda el
· dominio de las islas Atlánticas. El
Papa accede. Impone la única obliga ción
de que será predicada allí la fe
de Cristo. Pero el conde de Claramunt,
que cuenta para la empresa con
el apoyo de Don Pedro IV de Aragón,
:1a de renunciar a ella porque
el monarca aragonés tiene absorbida
toda su capacidad conqui stadora por
las guerras de Francia.
Se produce este hecho en 1344 . Pero
surgen datos que revelan la presencia
en las islas de gentes extrañas a la
aventura intentada por Claramunt. En
una carta, compuesta en 1339 por el
mallorquín Dulceti, aparecen ya las
islas, y situadas con una maravillosa
precisión en su apropiado lugar geo-
TENER/ FE - 1, Valle de la Orotava
« U11 rico tapiz de verdura se extiende desde ta zona 4 las retamas y de las plantas alpina s hasta los grupos
de platanales y de palmeras, ruyo p paree~ baíia1 · el Océano». Humboldt
gráfico. No es aventurado, pues, suponer
la presencia , por entonces, en
las Islas Afortunadas , de los audaces
marinos mallorquines y catalanes, durante
sus navegaciones haci a Occidente.
En un trozo inédito de Bocacio, publicado
no hace muchos años, se habla
del relato ,:1echo por unos marinos
portugueses que, en 1341, estuvieron
en las islas y aún llevaron cautivos a
Lisboa algunos indígenas isleños. Aparecen
ya en el mundo europeo los indígenas
de las islas Atlánti cas (los
«guanchesJ> ). Y v~ a empezar su calvario
. Hacia 1385 se inician las exped
iciones de rapiña. Catalanes y vizcaínos,
hombres de presa del mar ,
caen sobre la isla de Lanzarote, la saq
uean y se llevan buen número de
cautivos. Igual suerte siguen más tarde
las islas de Fuerteventura y Palma .
T enerife y Gran Canaria, por más aleja
das de la tierra fo me o po~ su mayor
densidad de población, que fortifica
la defensa, gozan mejor fortun a.
Hacia 1377, desembarca en Lanzarote
el marino vasco Martín Ruiz de
Avendaño. Hombre de paz, logra la
amistad de los indígenas. Se une a
F aina, una bellísima muchacha de la
isla, y engendra la verdadera generación
precursora euroisleña de las fu turas
Canarias.
En 1393 hay una nueva invas!ón,
ahora de marinos vascos, que hacen
un reconocimiento, y cuya consecuencia
es una calamidad más para Lanzarote
y Fuerteventura.
Pero llega ya el momento en que va
LAS ISLAS CANARIAS
a comenzar la conquista s istemática
de las islas.
1402 . Juan de Bethencourt, navegante
normando, chambelán de Carlos
VI, llega al archipiélago, con una
pequeña flota y un puñado de hombres.
Entre 1402 y 1405, · unas veces
con buena y otras con mala fortuna ,
logra dominar las islas de Lanzarote,
F uerteventura, Gomera y Hierro. Las
menores. Cuando intenta hacerse dueño
de Gran Canaria, fracasa. Los indígenas
se defienden bien. Y el caballero
normando acude a Castilla para
pedir ayuda al rey Enrique III. La obtiene.
Pero no consigue llevar su empresa
más allá de los lími tes de sus
primeras conquistas.
Dominadas las cuatro islas que se
mencionan. aún permanecen libres du-
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ENCICLOPEDIA GRAFICA 10
E11trada a una JÍ11ca de recreo e11
el corazón de Te11e r ife
rante vanos años las de T enerife,
Gcan Canaria y Palma. A las dominadas
llega, después de muerto Bethencourt,
Maciot, personaje sanguinario,
que se entrega, en señor feudal, a la
tortura y al exterminio de los indígenas.
Don Mendo, obispo entonces de
las tierras conquistadas, se alza en
protesta ante el rey. Es oído. Y la
Corte envía una flota a las islas, mandada
por Don Pedro Barca de Campos.
Campos obtiene de Maciot una
venta de sus derechos sobre las islas
conquistadas, que sanciona el monarca
castellano. Y vende a su vez el
dominio a un aventurero de Sevilla,
F ernán Pérez, quien , posteriormente,
lo cede a su yerno, Diego García de
Herrera. Herrera se instala, entonces,
en las islas y se da a sí mismo el título
de cc Rey de Canarias n .
Intenta ahora el flamante rey canar'
o llevar a cabo la empresa con que
soñaron inútilmente Bethencourt y
Maciot : la conquista de T enerife y de
Gran Canaria. En 1461 desembarca en
esta última isla, 1 :mitándose a poner
el pie en ella y a considerarse como
nominalmente en su posesión. En 1462
intenta la conquista, y fracasa . Rep!te
la aventura en 1463, y fracasa nuevamente.
Los indígenas de Gran Canaria
se defienden con bravura.
Hay un nuevo cambio en la suerte
de las islas. El rey Fernando el Cató·
lico pone en ellas su interés. Compra
a García de Herrera sus derechos sobre
las de Lanzarote, Fuerteventura y
]- Ferro. Herrera se retira a la Gomera,
cuya propiedad se reserva, t :tulándose
conde de su dominio. Y los reyes de
la unidad española deciden la conquista
de las tres islas cerradas hasta
entonces a todo intento de dom inación.
Empiezan por Gran Canaria . Año
1470. Vienen a las islas, con una flota,
Pedro de Algaba y Juan de Rejón.
Desembarcan. Obtienen algunos éxitos
p~rciales y la aventura queda de
pronto truncada. Surge entre ambos
un pleito de etique ta y toda iniciativa
Grabado en madera dd a11tig110 Sa11/a Cruz,
existente en el ,1Iuseo
• T'i!la Hc11íte;;•
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La i11qnietud cotidiana dd
puerto d e Tener~fe
se esteriliza. Los reyes Católicos, avisados,
mandan a Canarias, para continuar
la conquista, a Don Pedro de
Vera. Llega Vera a la vista de Gran
Canaria el 18 de agosto de 1480.
Desembarca. Sostiene una lucha tenaz
con los indígenas. Sufre varias derrotas
y, al fin, logra dominar la isla·.
No puede, sin embargo, ir más lejos
e n la aventura. T enerife y La Palma
LAS ISLAS CANARIAS
continúan encastilladas en su áspera
independencia.
Más tarde, viene a Canarias otro
caudillo conquistador, con la consigna
de dominar las islas rebeldes. Es Don
Antonio Fernández de Lugo. Inesperadamente,
desembarca en T enerife.
Obtiene algunas victorias y sufre una
aplastante derrota que le inflige el
mencey Bencomo, jefe supremo de la
isla, en el barranco de Acentejo. Se
ve obligado a embarcar, con sus tropas,
y cambia de momento el rumbo
de la aventura. Va a La Palma. Hay
una nueva lud}1a, a muerte. Y, en 1492,
logra hacerse dueño de esta isla. En
1495 vuelve a T enerife . Y ya ahora
consigue dominar el último baluarte
de la resistencia indígena. En este
m :smo año, todas las islas Canarias
quedan ya sumadas al conjunto de la
!'.ación española.
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ENCICLOPEDIA GRAFICA 12
El pue,.to de Santa Cruz de T enerife r ecibe
la visita de los grandes trasatlántz'cos
de turismo, que dan la vuelta al
mundo en perpetua fiesta
os ABOR1GENES : Acopladas L o en pugna las teorías geológicas
para la expl icación del origen
de las islas (resíduos de un cont
inente desaparecido o alzamientos d e
origen volcánico) , siempre está en pi.e
el problema etnográfico de los indígenas
de Canarias. ¿ Qu'. enes eran estos
indígenas? ¿De dónde vinieron? ¿Cuál
fu é su formación racial?
En resumen : Toda la documentación
que puede aportarse al caso ,
parte de orden científico y parte de
orden histór ico-legendario, es la s iguiente
:
Berthelott-uno de los hombres de
ciencia que más han profundizado en
la prehistoria canaria-afirma que las
islas fueron habitadas inicialmente
por pue blos de raza líbica, cuyas costumbres
características conservaron
hasta el siglo XV. El P. Espinosa
apuntó idea análoga, antes de ser expuesta
la teoría de Berthelott. Y el
historiador Jorge Glas afirma que los
guanches hablaban un d ialecto de
la lengua <e shilha n , originario del Marruecos
montañés . Pero el más impenetrable
m isterio ronda al cómo y
al cuándo vin'. eron desde el Continente
a las islas. ¿Por antiquísimas navegaciones
de las que no se conserva
atisbo alguno? ¿Supervivientes únicos
de algún formidable cataclismo que
sólo les respetó a ellos, habitantes de
las montañas en un trozo del cont in
ente africano, desaparec: do bajo el
mar? No se sabe.
En su libro ce T ener!fe » , dice el periodi
ata isleño Leoncio Rodríguez :
uLos nombres de algunos pueblos canarios
han servido a ciertos autores
para establecer s imilitudes entre berberiscos
e insulares n. «También me da
a entender que hayan venido de Africa-
escr:be el P. Abreu Calinda-ver
los muchos vocablos que se encuentran
entre los naturales de estas islasii .
Y añade el citado h istoriador : « T eide,
que es la más antigua población de
Canarias (se refiere a Gran Canaria)
y Orotava, e n T enerife, s on nombres
Un bello rincón de Santa Cn1z de
Tenerife . La Torre de
la Concepción
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13
que se hallan en el remo de Fez y Benamarín
; y en Cabo de Aguer están
unas huertas, que se llaman las huertas
de T eide, no muchas leguas dis-
- tantes de la ciudad de T agaste, donde
estuvo enterrado el cuerpo de San
Agustínn.
Hasta aquí las conjeturas e investigaciones
de los antiguos. Posteriormente,
la autorizada opinión de Humboldt
reconoció en los primitivos habitantes
de Canarias los rasgos étnicos
que determinan un pueblo al mismo
tiempo montañés e insular. Y todos
hallaron en la raza, guanche, cuyas
momias aun se encontraban, hasta
hace pocos años, en las grutas de
las islas, la característica africana.
Cualqu;era que sean las conclusiones
científicas sobre la incógnita etnográfica
de los primitivos isleños, bien
para afirmar, como algunos autores,
que se trata de una raza mezclada,
LAS ISLAS CANARIAS
parte ibérica o vasca y parte celta, o
para encontrar analogías entre peruanos
y canarios, por sus inscr;pciones
y dialectos (que también estas teorías
han sido expuestas y defend;das sobre
la etnografía guanche), es indudable
que los primitivos indígenas distingu~
éronse por un relieve fisiológico
muy destacado por histor'.adores, naturalistas
y poetas. Bastante conocida
es la opinión de Buffon, según la cual
los isleños eran b'.en hechos, de gran
estatura y complexión recia, «en especial
las mujeres que nos pintan hermosas
y con las cabezas coronadas de
cabellos muy finosn. Los capellanes
que acompañaban al conquistador
Bethencourt, dijeron que no habían
visto personas más hermosas ni gentes
más gallardas. El cronista portugués
Azurara confirma en sus impresiones
que los hombres de T enerife
eran muy robustos y atrevidos, «aun-
Bajo los grandes riscos de la cordillera d e Anaga descausan, en Teneri.fe,
las naves que llevan de un continente a otro
la inquietud del mundo
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ENCICLOPEDIA GRAFICA 14
Los barrios 1wevos de .Santa Cruz de Tener i¡e son modelos de belleza y de gracia.
Vista de /a P laza de 25 de ]'ulio
que siempre estaban en guerra entre
sÍ>J. Lucius Marineu, capellán de la
corte de Carlos V, añade a lo del vigor
y robustez de los indígenas, que
«tenían el ingenio alegre y sutilll.
Otros autores sólo les encuentran defectos
físicos en la nariz : «muy chatall
. El m :_smo Marineu dice que era
<< demasiado llana y anchan.
Conocido es, por último, el relato
que el P. Espinosa y Abreu Calinda
hacen de las proezas de los canarios,
cuando se les mostraba, después de
la conquista de las islas, como cur'.osos
ejemplares, a la admiración de los
extraños.
Hay otras noticias de la época que
completan el cuadro fisonómico de la
raza guanche. Comúnmente se habla
de ellos como de un pueblo de cabellos
rubios. Lo que parece extraño y
no lo es, sin embargo. Se sabe que
hay entre los berberiscos (su más pro-bable
ascendencia) dos tipos distintos :
el de cabellos negros, que es el más
numeroso, y un tipo rubio que, aunque
menos extendido, es tamb:én bastante
común. Los guanches se hallaban
en el mismo caso, con la sola diferencia
de que el tipo rubio era el
más difundido. Hay un testimonio
muy antiguo sobre este hecho. El de
los marinos que, en 1341, formaron
parte de la expedición portuguesa al
archipiélago y cuyo relato ha s :do encontrado
y publicado en un fragmento
inédito de Bocacio. Hablando de cuatro
indígenas que habían sido llevados
a Lisboa, la narración dice : «Estos
insulares eran hombres jóvenes,
imberbes y de hermosa presencia. No
estaban circuncidados. Tenían los cabellos
largos y rubios que les cubrían
casi hasta el ombligo. Andaban descalzos.
Su estatura no excedía de la
de los europeos. Eran de m iembros
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15 LAS ISLAS C ANARIAS
.Santa Cruz de Teneri/c tie!lc ja rdi1tes, como estos d~ la plaza de 1 f 'r_1•ler,
j11guefes del Sol y del clima suave del archipiélago
El puente de Galcerán, wta de las obras más importa11 t es
realizadas e1t la capital de
T e ne rife
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ENCICLOPEDIA GRÁFICA
/,a Plaza del 25 de '.Julio es uno de los lugares
más bellos de Santa Cruz
de T.enerife
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17 LAS ISLAS CANARIAS
TE/\ ERIFE.-Santa Cru;:, de Tenerife, la ciudad edificada al pie de las colinas que inicia n
el conjuuto rocoso de Anaga, con sus calles enlazadas a la montaiia, diáfana,
apacible, serenamente recogida y el tráfico apresurado del puerto
robustos, parecían valientes, de gran
inteligencia, muy fieles y llenos de
lealtad».
EL ARCHIPIÉLAGO EN (( FILM »
T ENERIFE : La isla de T enerife ,
la más extensa y de población
mayor en el archipiélago canario
{2.352 kilómetros y 220.000 1:1abitantes),
e s tá vertebr~da por una cordillera
que se extiende desde la Punta
de Anaga hasta la de T eno. Culmina
en la e m inencia del T eide (3.707 me-·
tras) . Y en sus dos vertientes-Norte
y Sur-se desenv~elven los matices isleños
campes inos y urbanos. Casi todos
los lugares apreciables de la isla
muéstranse en anfiteatro ; un anfiteatro
amplísimo que, bajo el puro azul
celeste de las islas , se curva, desde
lo alto de las montañas, hasta el mar
mismo. Es una disposición feliz que
da a los valles y a las ciudades de Tenerife
la alegría característica de la
ti erra que conoce la agreste libertad
serrana y se abre luego, ampliamente,
sobre la libertad civilizadora del At-
La Laguna es dudad única ett el arcltipiéiago.
Remanso tradicional. Primera fundación
que en Tenerife hicieron los
. co11quistadores
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ENCICLOPEDIA GRAFICA
La es tructura peculiar de Ea Laguna guarda una
solemnz"dad antigua, serenamente e11gastada
en los niotz"vos del paz"saJe en torno
18
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9 LAS ISLAS CANARIAS
La L agzma, ciudad universitaria y obispal
lántico. Y hay pueblos t inerfeños prend
idos en la escarpa m :sma de la montaña
y otros que se entregan al remanso
marino, muchas . veces en un
verdadero milagro de convivencia con
el mar. Desde núcleos urbanos como
el de Vilaflor, s :tuado a 1 .350 metros
de altura, en plena reg'.ón de los pinos,
hasta poblaciones como el Puerto
de la Cruz y Garachico, alargadas hasta
el último cantil costeño, toda la escala
de estas valoraciones se percibe
en T enerife.
Enc'. erra esta isla las mayores y más
delicadas bellezas del paisaje canario
(su Valle de la Orotava es universalmente
famoso) y resume en sus valores
propios cuantos caracterizan al
archipiélago entero.
Tiene la isla de T enerife dilatada
fama , verdaderamente universal. Con
dos sóEdos fundamentos : sus características
propias, orig inales (belleza del
paisaje, clima incomparable}, . de una
parte ; de otra, la d ifusión que de sus
bondades han hecho cuantos v '. ajeros
ilustres en todo tiempo la visitaron.
El naturalista Anderson, compañ e ro
de expedición del doctor Cook, recomendaba
a los méd '. cos europeos que
enviasen sus enfermos a T enerife, no
por los m ismos motivos que hacen pre~
ferir a alguna gente las aguas terma~
les más remotas, sino a causa de la
extrema dulzura y de la igualdad del
clima de Canar'. as.
Un resumen previo de la total'.dad
témica de T enerife podría hacerse así,
como anticipo de su « baedekern : Un
gran puerto de entrada, anuncio y
muestrario de la isla, agº.tado, acogedor,
remanso de las líneas de navegación
que siguen los caminos de América,
de África y de Australia: Santa
Cruz. Una c :udad característ:ca, serena,
bella, evocadora, recuerdo petrificado,
que también sabe palpi tar coP
la vida de hoy : La Laguna. Una vertiente
Norte, verde, fecunda, en florac
ión perenne, con el Valle de la Orotava
en medio, el T e ;de en la c :ma y
una serie de pequeñas ciudades, limp
i as, soleadas, floridas : T acoronte ,
Orotava, Puerto de la Cruz, Realejos,
San Juan de la Rambla, lcod, Garachico,
Los SJos, Buenav; sta . Una ver-
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~NCICLOPEDIA GRAFICA 20
Árboles centenarios cubren la cima de la isla.
Bosque de «las Mercedes•
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21 LAS ISLAS CANARIAS
La 1-aguna tíeite los mds lzermosos paseos de la isla. J'fi ar¡ul la
Avenida de la Universidad, en! re palmeras
tiente Sur , con un valle espléndido : el
de Guimar; tierras dilatadas, amarillas
y rojas , sobre un mar de espejo ;
otras pequeñas c iudades, alineadas a
media altura : Granadilla, San Miguel,
Arona, Adeje, Guía de lsora. En el
contorno cumbreño : bosques de maravillosa
belleza: las Mercedes, la Esperanza,
monte del Agua . .. Con estos
elementos, el paisaje tinerfeño, complejo,
múltiple, lleno de variantes y
matices, se desenvuelve triunfante y
dominador, tan pronto esquelético y
sobrio en las cumbres (Cañadas, Pero
Gil, Pico Viejo), como sensual, vigoroso
y ardiente (Valle de la Orotava,
valle de Guimar) ; tan pronto dilatado
y esquemático (costa del Sur, vega
de La Laguna), como recogido, detonante,
en una limitación que agrupa
detalles y perspectivas (Isla Baja,
desde el Valle de la Orotava hasta
Car achico) .
Sobre este conjunto :
clima, por excelencia.
un clima. El
Cuando hay
nieve en el T eide, hay sol en la costa.
El termómetro no desciende nunca en
T enerife bajo el grado 1 O (salvo en el
Pico: región de las nieves), ni sube
sobre el 28 .
Añádase que en Tenerife, en las
ciudades, la temperatura mínima, en
i nv ierno, es de 16 grados y de 24, la
máxima, en verano. En el jardín de
Aclimatación, del Valle de la Orotava ,
Heine se hubiera sentido más irónico
que lírico : allí conviven, en unos metros
de tierra, el pino del Norte y la
palmera del Sur, s in la menor molestia
climatológica para nmguno .
La capital de la isla, Santa Cruz
de T enerife, puede definirse así: Un
puerto \agi tado, cosmopolita, rumbo
y escala de todas las grandes ·
líneas de navegación que atraviesan
el Atlántico camino de la América
del Centro y del Sur, del Africa
Occidental y Meridional, y aun de
Australia y Nueva Zelanda) ; una ciu-
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ENCICLOPEDIA GRÁFICA
La vega de La Laguna, sobria eJt matices, dz"latada, con rincones tan expresivos como
San Diego det llfonte _'V la carretera de Te.fina, es admirable de
proporciones, de forma, de emoción campestre
Desde La Laguna parten dos carreteras que conducen
a los bosques de las Me1-cedes y de
la Esperanza
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23 LAS ISLAS CANARIAS
Et bosgue de «Las Mercedes• es modelo
de bosque tinerfeño
Et bosgue de •Las Mercedes», en Tenerife,
columnata de ti·oncos como
mástiles
Campesina tinerfeiia, auténtica •maga•,
como en Tenerife se llama a las
mujeres aldeanas.
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ENCICLOPEDIA GRAFICA 24
d~d (blanca, inquieta, acogedora, moderna,
abierta cultural y comercialmente
al horizonte del Mundo) : una
antesala (de la belleza Íntima del suelo
isleño) ; un muestrario 1de la isla
entera).
Santa Cruz de T enerife está situado,
en cifras (no en función de posiciones
puramente geográficas, que 'lo menos
representativo son los grados de longitud
o de latitud, sino en función de
posiciones características de civilización)
: a 1.670 millas de Londres ; a
3.348 de Nueva York; a 2.026 de Hamburgo;
a 4.642 de Buenos Aires; a
3.631 de la Habana. Esa casi equidistancia
de los más fuertes núcleos de
trabajo, en el mundo nuevo, establece
el nivel de tráfico en el puerto y en
la ciudad de Santa Cruz de Tenerife,
como un alza sobre el que corresponde
ya, por sí, al volumen y a la capacidad
de trabajo propios de la isla.
Está edificada la ciudad al pie de
las colinas que inician, por su lado
Sur, el gran conjunto rocoso de Anaga,
en una suave pendiente {anfiteatro
de azoteas blancas, de tejados rojos
y de masas de arbolado), con sus
calles enlazadas a la montaña, diáfa- .
na, apacible, serenamente recogida y
al tráfico apresurado del puerto que
suelen presidir, desde la popa de las
gr~ndes naves, casi todas las banderas
de la tierra y las insignias destacadas
de las grandes líneas de navegación.
Ciudad relativamente moderna, en
cuanto a su fundación, Santa Cruz de
T enerife tiene, en orden a un · arte ligeramente
antiguo, el detalle de algunos
templos. En el de la Concepción
se conserva la <cCruz de la Conquista
», primera que plantara el Adelantado
F ernández de Lugo al desembarcar
en Tenerife, y varias banderas que
los defensores de la ciudad arrebataron
a las tropas de desembarco del al-mirante
Nelson, en 1797, con motivo
de un ataque a la plaza dirigido por
el famoso marino inglés. Una cintura
de viejas fortalezas, entre las que queda
completamente en pie algún castillo
costero, como el de Pazo Alto.
Hay en T enerife una Biblioteca Municipal,
con 25.000 volúmenes, y un
Museo, fund~do en 1900. Comprende
este Museo once salas destinadas a
Bellas Artes, Antropología, Arqueología
e Historia Natural. La sala primera
de pinturas contiene obras de
Muñoz Oegrain, López Redondo, Ferrant,
González Méndez, Madraza,
Van Loo, Jordaens, Guido Remy. Una
segunda sala guarda obras de pintores
tinerfeños : Valentín Sanz, Lallier,
Sánchez Calinda, T rullhé. En otros departamentos
hay cuadros de Monleón,
Díaz Carreña, Villegas, Robayna ...
La galería de esculturas contiene .
grupos, estatuas y bustos de Querol,
Carretero, Coullant-Valera, Coll, Perdigón,
etc.
Hay tres salas con colecciones de
cerámica americana . Y egipcia, armas
antiguas, etc. Y una colección de objetos
pertenecientes a los indígenas
isleños: molinos de mano, armas, tejidos.
En la última sala, se coleccionan
537 cráneos y multitud de huesos de
los aborígenes, momias enteras y restos
de momias.
En <<Villa Benítezn, a tres kilómetros
de Santa Cruz, se halla instalado
otro museo de utensilios «guanches»
y de Historia Natural de la isla, con
un archivo de valiosos documentos antiguos
relacionados con la historia del
archipiélago.
Siguiendo la carretera que, desde
Santa Cruz de T enerife se dirige al
Norte de la isla, surge la ciudad. de
La Laguna. .
La Laguna es ciudad única en
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2015
25
el a.chipiélago. Remanso tradicional.
Primera fundación que, en T enerife,
hicieron los conquistadores. Atisbo
de ciudad característicamente castellana,
pero con una inquietud muy
moderna que no deja su vida al margen
del tráfico isleño. Su estructura,
peculiar, guarda una solemnidad antigua,
serenamente engastada en los
motivos del paisaje en torno. La Laguna
tiene algo de Avila y de Toledo
y, al mismo tiempo, es netamente canaria.
De esta conjunción de espiritualidades
surge ese ambiente suyo, serc..
no, emotivo, «muy antiguo y muy
moderno», sin par en todo el archipiélago.
La Laguna es ciudad universitaria y
obispal. Centro del matiz docente de
las islas, aposenta la Universidad de
San Fernando, Instituto General y
Técnico, Escuela Normal de Maestros
y Seminario Conciliar. El Instituto
dispone de una biblioteca con más
de 30.000 volúmenes, la más rica y
mejor dispuesta del archipiélago.
Artísticamente, es necesario apuntar
su iglesia de la Concepción, el templo
más antiguo de la isla y el que mayores
riquezas encierra, destacadamente
un altar de talla y un púlpito de caoba,
maravillas de ejecución y de
forma.
Con un sentido tradicional y evocador
marcadísimos, se alzan aún en La
Laguna dos palacios: el de Nava y el
que hoy ocupa la Residencia .obispal.
Ambos fueron eje de la vida social y
política de la isla, en los siglos XVII
y XVIII.
La vega de La Laguna, sobria en
matices, dilatada, con rincones tan expresivos
como San Diego del Monte
y la carretera de T ejina, es admirable
de proporciones, de forma, de emoción
campestre. Desde la misma Laguna
parten dos carreteras que conducen
a los bosques de las Mercedes y
LAS ISLAS CANARIAS
de la Esperanza. Modelos ambos del
bosque tinerfeño. Con un sentido más
«urbano», el primero. Agreste, lujuriante,
el segundo. Arboles centenarios
cubren las cimas de la · isla, en
uno y en otro bosque. Y el paisaje en
torno, desde lo alto de la Cruz de
Afur, en las Mercedes y desde la cima
cumbreña en la Esperanza, sobre
el conjunto rocoso del extremo tinerfeño,
es de una fuerza emocional insuperable,
derivada del contraste entre
la roca primitiva, el verde intenso del
arbolado y el espejeo blanco de los
pueblos costeros el\ el ángulo azul de
cielo y mar.
Se extiende la vega de La Laguna
hacia el Norte de la isla. La tierra, a
una altura casi de cumbre, es llana y
de amplia perspectiva, entre el gris
amarillento de la tierra y el oro de
los trigos. La vertiente surge más tarde.
T acoronte : lluvia de casas blancas
desparramadas en la arboleda. Pueblo
alto, de ·.l1orizonte, casi de región de
p'.nos. Ahora se va haciendo más suave
el descenso de la cumbre al mar.
La tierra es roja, gris, amarilla. Un
valle de palmeras. Cuatro pueblecitos
extendidos por la vertiente: Sauzal,
Matanza de Acentejo, Victoria, Santa
Úrsula. En el barranco que da nombre
al s~gundo de estos pueblecitos fueron
derrotadas las tropas del conquistador
F ernández de Lugo por los indígenas
del ccmenceyn Bencomo. En el tercero,
F ernández de Lugo restableció su dominio
con una victoria decisiva.
Después del pueblecito de Santa
Ursula, la tierra va adquiriendo un matiz
nuevo. El pa:saje se transforma,
se amplifica. E inmediatamente, a la
primera trans:ción, surge el Valle de
la Orotava.
La cumbre-roquera-se cierra, arriba,
en amplio a_nfiteatro. Montañas rojas,
grises, negras. La estribación de
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2015
ENCICLOPEDIA GRAFICA
Casa campesina en el Norte
de T enerife
las Cañadas. Encima, el Teide, cúpula
y atalaya, aguja que cala en las nubes
más altas, como si la isla entera
buscase la eminencia simb6lica del
triángulo para ga_nar el infinito. Luego
va abriéndose la tierra hacia la costa.
Una cortina de bosque : verde profun-
26
do , casi el mismo negro de los peñascos
pasado a la naturaleza viva.
Más bosque entre hondonadas. T ierra
roja, amarilla, gris. El platanal: esmeralda
engastada en la negra armadura
de los peñascos . Todo es verde ahora,
intensamente verde, con tonos que
se escalonan desde el claro tiernísimo
de la planta nueva, hasta el matiz profundo
del platanal costero. Abajo, el
mar, dilatado por una enorme amplitud
de horizonte.
El Valle de la Orotava es como la
oquedad de una formidable concha
marina en la que ina_no experta ha dejado
todos los colores, todos los perfumes
y todos los contrastes del paisaje
universal, en admirable esquema.
Complemento : la luz. Tiene la atm6sfera,
aquí dentro, una diafanidad no
27 LAS ISLAS CANARIAS
La tz"eri·a es roja, gris, ama rilla. Un v alle .Je palmeras. Cua t1·0 pu.eblec#os
extendidos por la vertiente: S auzal, Mat a nza de A centfdo,
Victo ria, S anta Úrsu la
El Valle de la Orotava es como l a oqJ u/la.formidable conc!za marina en la que
mano experta Iza dfdado f colores, t odos l os pe1fumes
y todos los contf/ paisaje universal
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2015
ENCICLOPEDIA GRAFICA
Valle de la Orotmia. - Abajo, el mar,
dz"latado por una enorme amplitud
de horizonte
28
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29 LAS ISLAS CANARIAS
El platanal, esmeralda engastada en la negra armadura de los peñascos
igualada. La luminosidad parece inherente
a las porciones todas de este
paisaje insuperable. Reverberan los
árboles de la cumbre ; reverberan el
T eide, el platanal, las tierras amarillas,
grises y rojas, de la vertiente; reverbera
el mar, matizado por ráfagas
brillantes. Y una temperatura suave,
fresca, animadora, domina esta perspectiva
no igualada del Valle de la
Orotava.
En la concavidad del valle se alojan
cuatro pueblos. Arriba, junto al primer
surco que baja de las Cañadas del
T eide, la Orotava, edificada ~ 330 metros
sobre el nivel del mar. En una
pendiente, en ocasiones muy pronunciada,
desarrolla la maravilla florida
de sus calles. La Orotava es la ciudad
de las flores en el corazón del
valle de su nombre. Anualmente, ocho
días después de la festividad del Corpus,
celebra la fiesta más original del
archipiélago: la « Fiesta de las alfom-
La Orotava coitser va edificaciones antigua s
muy notables, con profusión de t a l l a s en
puerta s, balconajes y artesonado
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ENCICLOPEDIA GRAFlCA 30
Las calles de La Orotava aparer.en cubiertaspor
alfombras de_-!lores naturales, verdaderos
tapices de notable mérito artístico
brasn. En esta fecha, las calles de la
Orotava aparecen cubiertas por alfombras
de flores naturales, verdaderos
tapices de notable méri to artístico
- trama, si así puede llamarse, y
colorido - compuestos con flores deshoj~
das y con ramas de tonos innumerables.
Se conservan en esta c iudad
edificaciones ant:guas muy notables,
con profusión de tallas en puertas,
balconajes y artesonados .
Al pie del valle, junto al mar, está
el Puerto de la Cruz, ciudad comercial
de un tráfico activo, puerto por el que
se embarcan los frutos de l~ zona. Es
residenc; a de inv ierno, centro de tur
ismo del Valle de la Orotava. Son famosos
sus hoteles. Como es famoso su
clima.
Muy cerca del Puerto de la Cruz se
encuentra el Jardín de Aclimatación,
en el ·que convive la flora canaria con
las más extrañas floras del Mundo .
En el extremo opuesto del valle, se
encuentran otros dos pueblos, el Realejo
Alto y el Realejo Bajo, con exten$
0 panorama uno y otro y con nncones
de muy destacada belleza.
El Teide preside, realmente, toda la
estructura geológi ca del arch;piélago
y la peculiar de Tenerife. Pero, de
manera especialísima, destaca su grandeza
formidable sobre el Valle de la
Orotava. Pico famoso en el Mundo entero,
tiene larga y compleja ~i.istoria
científica y excursi onista. De una y
otra puede hacerse este resumen :
La fama universal del T eide se dilata
con los relatos de viajeros eminentes
que h icieron su ascens1on y
propagaron luego las grandezas de su
estructura y de su valor en función
de alpinismo.
Uno de los tapices de )lores que adon1(ln las
caltes de La Orotava el dfa de la
procesión del Corpus
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2015
31 LAS ISLAS CANARIAS
El Puerto de la Cruz es ciudad comercial
de un tráfico activo
El 7 eide preside realmente toda la estructura
geológica del Arc!iiJiélago y la
peculiar de Tenerife
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ENCICLOPEDIA GRAFICA 32
• Dn·ias e que el Teule arrojó de s11 masa l a t"sla 91te le sirve de base, pues se lanza
desde el uno de las aguas a una a ltura t r es veces mayor
9ue la de las nubes en e::tfo~ .llumboldt
La base del T eide-el vasto recinto
de las Cañadas-cons idérase como la
mayor del Mundo, después de la del
Kilaoenea, de las islas Sandwich. «París-
di ce Lecrerq-cabría en las Cañadas
muy cómodamente. S ituándose
en la cúspide del vólcán, la vista alcanza
a más de cien leguas desde lo
alto del Pico y podría verse Africa si
su costa no fuese completamente
llana.
Pero entre todas sus características
-apunta el pei:iodista tinerfeño Leoncio
Rodríguez, cuyo trabajo de investigación
bibliográfica nutre buena parte
de esta inf orrrÍación-, ninguna de
tanto valor para la ciencia como la
pureza de los aires del Teide. De
ellos dice Humboldt que son más
transparentes, en el vértice del Pico,
que en la ciudad de Quito, que d isfruta
la atmósfera más pura del Universo.
El Teide, montaña de fama univer-
A 2000 metros de altura surgen las Cafiadas,
especie de e.reatadura profunda 9ue
rodea el verdadero pico
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33 LAS ISLAS CANARIAS
«/,a salida de l S ol, ese espectáculo que nos ofrece el cono del 1 eide proyecta do a lo le.Jos, cubr-iendo
el ma1· con su sombra)' corriendo hasta llegar a nuestro p ie, es una vis t a terrest re ú nica »
L ucas Fernández N a varro (Fotografía obtenida a l amanecer en la cima del Teide)
sal, se alza casi en el centro de la, isla
de Tenerife, hasta 3.707 metros de altura.
Se efectúa su ascensión partiendo
de las poblaciones situadas en su
base, por la vertiente del Norte o por
la del Sur. El camino empieza s iendo
señero, bellísimo muestrario de arboleda,
entre brezos, pinos y retamas.
A 2.000 metros de altura, surgen las
Cañadas, especie de escotadura profunda
que rodea al verdadero pico,
con una situación climatológica que
eminencias médicas han considerado
como ideal pa,ra la cura de las más
agudas afecciones pulmonares. A 2.247
metros, se encuentra lzaña, filo de
cumbre en el que está instalado el Observatorio
meteorológico de este nombre.
Y, a 3 . 013, Chahorra. Desde allá
arriba, pasados ya los grandes arenales
que, en invierno, son dilatada sábana
de nieve, el aire se ha hecho de
una sutilidad incomparable. La v isión
del paisaje es de una anonadante
grandeza.
En las vertient es del Tdde, l as g randes
cor rientes lávicas tienen la t errible
grand ez a d e los p at"sales p rimltivos
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ENCICLOPEDIA GRAFICA 34
EL Gran H otel T aoro, v erdadera estación de inviento a t u que conjlu_vl'n anualmente turistas de
t oda Ezwop a y A m érica, en bus c a det clima d e T enerifc )' de sus bellews natur a/es
La ascensión al cono, después de
cruzadas las Cañadas, se efectúa por
Montaña Blanca y Lomo Tieso, hasta
Alta Vista . Y, desde allí, por la Rarnbleta,
hasta el m i smo cráter. Desde lo
alto del T eide, el paisaje isleño, con
toda su emotividad , es como una espiritualización
de la tierra. Todos los
contornos se han d ifuminado. Basta
con imaginar que esta altura de 3.707
metros sólo tiene por base una isla
cuya mayor longitud es de 83 kilómetros.
Las islas todas aparecen, desde
arriba, corno acogidas a la base
del Pico. Y la visi ón del mar es de
una amplitud prodigiosa, libre del horizonte
de la costa o de la medianía
serrana.
A partir del Valle de la Orotava, el
Norte de T enerife adquiere una nueva
modalidad estructural. La sierra se
aproxima al mar. La carrete~a es una
cornisa, entre peñascos, árboles y Ho-res,
sobre la esmeralda de la playa.
San Juan de la Rambla : un pueblo
situado en el límite de esta cornisa,
a,llí donde empiezan los antiguos volcanes
de aquella zona. Pueblo florido,
pequeño, grácil.
Más arri ba está la Guancha, entre
llanuras doradas por los trigos.
Y, hacia el Oeste, surge lcod, en
bella vega, amplia, lentamente desprendida
desde las Cañadas del T eide.
La magnitud del Pico es fantást ica
y fieramente emotiva, a la vista de
lcod. La c iudad es moderna, pródiga
de jardi nes, luminosa y acogedora. En
ella se encuentra el famoso «Dragan,
árbol milenario muy visitado por natural
:stas españoles y extranjeros.
Una nueva cornisa, entre los peñascos
y el mar. Y un nuevo ' pueblo marino,
edificado en el límite de la costa,
junto a la playa: Garachico. Pueblo
de historia social y geológica. En el
s iglo XVII formaba entre los primeros
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35 LAS ISLAS CANARIAS
•Cueva del· Almagre ~ en el Puerto de la Cruz. La luminosi·dad
única (}e Tenerife crea estas maravillas
en los remansos costeros
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ENCICLOPEDIA GRAFICA
En un extremo del Valle de la Orotava se encuentt·an dos pueblos, el Realejo Alto y et
Realejo Bajo, con extenso panorama uno y otro y con
rincones de muy destacada belleza
7 ENERIFE.-LA ISLA BA]'A: La sierra se aproxima al mar. La carretera
es una cornisa, entre peñascos, árboles y flores,
sobre la. esmeralda de la playa.
36
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37 LAS ISLAS CANARIA')
l.SL A B AYA . - Ta m bié n aqtd l a c a 1·retera es una cornisa entre pdiascos,
árb oles y flores, sobre la esmeralda de la playa
de la isla. En los comienzos del XVlll,
una erupción volcán; ca destruyó la
ciudad y cegó el puerto, que era entonces
el primero de la isla y sirv i ó
de apoyo al tráfico de Europa con Tenerife
y con el Continente americano.
En Garachico se conservan aún edificaciones
anteriores a aquella catástrofe
geológica : la iglesia de los Reyes,
la casa de Arango, el Lamero. Hoy
Garachico es un puerto comercial de
importancia, centro de tráfico de la
Isla Baja. Pueblo limpio, cu;dado : grato,
interesarte, con la emoción duradera
de sus grandes volcanes.
El Norte de T enerife termina en los
pueblos de Los Silos y Buenavista. En
verde vega, el pr imero, con el « Monte
del Aguan, uno de los más notables
bosques de la isla, en sus proximidades.
Y en dilatado terreno árido, el
segundo. El valle del Palmar, sobre
Buenavista, encierra un agreste paisaje
originalísimo.
· En su zona sur, 1a isla cambia de
fisonomía. Partiendo de la capital,
después de haber pasado por Candelaría
(pueblecito de playa) y por Arafo
(pueblo alto y de vegetación abundante),
surge el valle de Guimar.
Trasunto en pequeño del Valle de la
Orotava, con su monte de obscuro
verde, con su zona volcánica, con sus
t ierras grises y rojas. Y con la caricia
del mar, al pie . En medio, el pueblo
de Guimar, eminentemente agrícola y
comercial.
La isla se va tendi endo ahora, en
su mayor porción de llanura. Hay una
ser:e de pueblos de media serranía :
Fasnia, Arico, Granadilla, San Miguel,
Arona, Adeje, Guía de Isora. El paisaje
del Sur es opuesto al del Norte.
La tierra, más seca, más llana, con
un mar tranquilo y claramente azul ,
al pie. Sobre Granad illa está el pueblo
de Vilaflor, el más alto de la isla.
a ] .350 metros sobre el nivel del mar,
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ENCICLOPEDIA GRAFICA
La magnitud del Teide es fantástica y fie r amente emofz"va,
a la vista de /cod
En !cod se encuentra et famo so •Drago», árbol milenario
muy vi"süado por naturalis tas espailoles
y extranieros
38
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r
39
, 11 co men zar el siglo X V J /1 u n volcán des / 1·lly·e
a Gar achico ( antz'guo grabado en ma dera
e:x: istente en el :Jfuseo V i /ta Ben í l ez)
junto a uno de los bosques de pinos
más 1i1ermosos de T enerife.
Todos los pueblos del Sur de la isla
están edificados entre huertas que son
dominio de árboles frutales, Granadilla
y San Miguel , sobre todo.
Adeje es famoso por apuntes de su
LAS ISLAS CANARIAS
h istoria, muy ligada a la antigua vida
política y social de toda la isla.
Al p ie de Arona se encuentra una
espléndida bahÍa, la de Los Cristianos,
que, por su amplitud y bondad
ha de ser el futuro aeropuerto de renerife
.
G RAN CANARIA : La isla de
Gran Canaría está situada entre
las de T enerife y Fuerteventura.
Tiene una extensión de 1.376
kilómetros cuadrados y una población
de 180.000 habitantes.
La estructura de Gran Canaria es
muy semejante a la de T enerife. Su
m isma proximidad establece entre
ambas islas una relación de cualidades
geológicas análogas. ¿Hace tamb
ién esta proximidad, complemento de
una s '. tuación casi central en el archip
iélago, que sean ambas núcleos de
(;. iracilic·o e r un puerto comercial de iwf1'r tancia,
cenf1 ·o de f1'ájico de la
I sla B aja
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CNCICLOPEDIA GRAFICA
El valle de Güimar, es un t1·aszmto en pequeño
del Valle de la Orotava
El puerto de La Luz, en Gran Canaria, es ce¡ztro
de navegación trasattántz"ca de
abundante tráfico
40
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41 L AS ISLAS CANARIAS
El paisaje de Gran Canaria, como en esta vega del Madr01"ial,
se satura de contrastes entre montaña,
llanura y pla_'Va
Las Palmas está situado junto al mar, en una
extensión de ocho kilómetros a lo
largo de la playa
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ENCICLOPEDIA GRAFICA 42
f-a C. itedral de S.,1, n t a Cruz dest.ica su belleza sobre la ciudu.d de Las f'u.lmas
t1 áfico y de trabajo caracterizados
dentro del grupo isleño?
Hay un pequeño problema', no re- .
suelto del todo, en torno al nombre
de Gran Canaria, del que parece de rivarse
el que designa al archipiélago
entero. Los aborígenes llamaban a su
isla «Tamarán» , término que equ '.vale
a «tierra de valientes ». «Channar ia n
y « Chernén ( ce final de la tierrai> ) fue ron
sus designaciones romana y fenicia.
Un investigador concienzudo, el
escritor Pizarroso, establece que surge
el nombre de la isla de una contr
acci6n de los .términos cc cananeo n y
« arioi>, en hip6tesis de que fueron estos
dos pueblos los primeros pobladores
de Gran Canaria. La desi gnaci6n
" Gran l> se atribuye al conqu1stador
Bethencourt, a quien los primeros pobladores
de la isla derrotaron cuantas
veces intent6 dominarla.
La isla de Gran Canaria t1ene un
contorno marino peculiar: casi un círculo,
con su centro en el Roque de la
Cumbre . La península de la Isleta,
apoyo del Puerto de la Luz, rompe hacia
el NE. la regularidad casi geométrica
de la figura. Tiene Gran Canar
ia, como Tenerife, dos zonas perfectamente
diferenciadas : la zona Norte
y la zona Sur, con una regi6n intermedia
que recorre la carretera llamada
del Centro y a la que caracterizan
detalles asignables a una y otra zona
demarcada,s .
Gran Canari a es montuosa, corno
casi todas las islas del archipiélago
canario . Y ~e remansa en playas y
acantilados su zona baja. Una acusada
belleza de perspecti va derívase de
e ste contraste.
Las vertientes del Norte de Gran
Canaria son rápidas y acusadas. Los
pue blos aparecen prendidos en la pend
iente o remansados al pie de alguna
montaña que señala contrastes emotivos
con el verdor de va~les, corno el
de Arucas, invadidos por el matizado
tono de los plata,nales. La verti ente del
Sur es más solemne, más lenta, más
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43 LAS 1 S LAS
Las Patmas, desde dentro, se manifiesta como
ciudad abierta, traficante,
inte1·nacio11alizada
f,as Palmas, a distancia, se caracteriza como
poblacüfn netamente mediterránea.
Blanca. Coronada de miradores
CANARIAS
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2015
ENCICLOPEDIA GRAFICA
Las Palmas, ciudad moderna, con una parte de sus edificaciones
en la llanura y formando anfitea tro
el resto
44 .
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2015
45 LAS ISLAS CANARIAS
Las edificaciones rodean ei barranco
de < Guiniguada » Las Palmas.
La calle dt: Muro, en Las Palmas, camino
de la Catedral de
Santa Ana
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FNCICLOPEDIA GR A ·F l CA
La calle de Triana, en Las Palmas,
arteria central de la ciudad
Los j ardines de Las Pulmas tienen un sugestivo encanto meridional.
El .Sol de G,-an Canaria do,-a la Plaza de
I-Jurtado de Mendoza
46
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47 LAS ISLAS CANARIAS
L a Plaz a de Colón tiene un enc anto tropical car ac terútico
entregada al mar de un azul pálido y
tranqu:lo. El paisaje se satura aquí de
contrastes entre montaña, llanura y
playa.
B AEDEKER» DE GRAN CANARIA
: Las Palmas, la capital
de la isla, está situada en su
costa oriental, junto al mar, en una
extens:Ón de ocho kilómetros a lo largo
de la playa. Cudad moderna, con
una parte de sus edificaciones en la
llanura costera y formando anfiteatro,
el resto. Disposición interesante que
embellece su perspectiva sobre el mar.
A d'.stancia se caracteriza como población
netamente mediterránea. Blanca.
Coronada de miradores. Con bosquecillos
de palmeras en torno. Desde
dentro, se manifiesta como ciudad
abierta, traficante, internaci onalizada.
Hecha la fundación de Las Palmas
en el último tercio del siglo XV, encierra,
en orden a manifestaciones destacadas
de a,rte antiguo, muy notables
elementos éaracterísticos. Ante todo,
Las torres de la Catedral de / ,as Palmas
son la cima del pai"saje
urbano
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ENCICLOPEDIA GRAFICA
Otro bello jardzn d e L as Palmas:
el parque d e Cervantes
la catedral de Santa Ana. Al finalizar
el siglo XIX se puso fin a esta obra
magnífica que dió comienzo en el año
1500. La dilatación de sus trabajos, la
variedad de arquitectos y de gustos
dominantes (la obra comenzó bajo la
dirección de Diego Alonso Montande,
arquitecto sevillano, y terminó bajo la
de Ramón Mélina) y las variantes económicas
del Cabildo, han dejado estampada
en la catedral una, interesante
multiplicidad de estilos, desde el
jónico y corintio hasta el gótico y renacentista.
Pero con una fus i ón de tal
manera lograda, aca,bada, que esta
variedad de elementos arquitectónicos
ha producido una obra originalísima
de bello y grácil conjunto. En el altar
mayor de la catedral de Las Palmas,
H e aquí la clásicd m antilla blanca
tra d i cional ent r e l as mujeres
de G ran Canaria
48
hay, sobre la concha del tabernáculo,
un labrado, hecho en piedra, de la más
admirable y destacada factura. Las
obras del notable escultor canario Lu-
1an Pérez acaban de establecer la
grandeza artística de esta catedral. En
su Tesoro se guardan el pendón de
la conquista de la isla, un cáliz y custodia
regalados por Felipe IV, el corazón
del obispo de Arequipa y una
carta de Santa Teresa de Jesús, entre
otros objetos notables.
Aún hay en Las Palmas varios templos
con obras escultóricas de Luján
Pérez, el imag: nero de más fuerza expresiva
y de más emotividad producido
por el archipi élago. Los de San
Agustín y San Francisco, sobre todo.
En la plaza del mismo nombre, se
encuentra la ermita de San Antonio
Abad. En e ste templo, verdadero monumento
histórico, oró Cristóbal Colón,
en el año 1492, cuando marchaba
en busca de las tierras del Gran Kán,
mientras una de sus naves se repostaba
en las playas de Gran Canaria.
Se encuentra en Las Palmas otro
val'. oso mot ivo artístico y científico:
el Museo y Biblioteca del doctor Chil.
Un verdadero tesoro conserva esta institución.
Su conjunto de obras relativas
a los aborígenes de Canari as, es
ún i co en el archipiélago, por su nú-
Otro aspecto de l a A l ameda
d e Co lón
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49 LAS l S LAS
La disposz"ción de una parte de Las Palmas en anfiteatro
embellece su perspectiva sobre el mar
Los alrededores de Las Palmas aparecen llenos
de bellas casas de campo en el
paisaje luminoso
CANARIAS
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EN .ClCLOPEDlA GRAFICA
Las Palmas: Con bosquecillos de palmeras
en torno
A cinco kz'lóme t ros de Las P a lmas
se encuentra el puerto
de La Luz
50
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2015
51
l'u ertn de La Lu::: 'Ju nto a l a pe11i11sula de la
Isleta, j omándola com o punto d e apoyo, es tá
construido e ste p uert o inte r nacional
mero y categoría. En el Museo hay
secciones de Mineralogía, Prehistoria,
Zoología y Paleontología, Arqueología,
Antropología, Retrospectiva. Hay,
además, en la capital de Gran Canaria,
una Biblioteca Municipal muy notable.
Las Palmas es ciudad obispal,
con la correspondencia de un Seminario
Conciliar y Universidad Pontificia.
A su carácter docente corresponden
un Instituto General y Técnico, Escuela
de Artes y Oficios y Normal de
Maestros.
A cinco kilómetros de Las Palmas
se encuentra el Puerto de la Luz. Junto
a la península de la hleta, tomándola
como apoyo, está construído este
puerto internacional.
La ciudad de Las Palmas y el puerto
de La Luz forman un dilatado con-
En torno al puerto d e La Luz , ha surgido
1ma población ani mad a y bella, que
ostenta su m ismo nombre
LAS ISL A S CANARIAS
junto, de amplias perspectivas, que
caracteriza la estructura v ital de Gran
Canar:_a.
Por la carretera central de la isla,
que parte de Las Palmas, se sube a
Santa Brígida. Poblac ión de altura,
edificada a 426 metros sobre el nivel
del mar. Hay en torno una vega bellís
i ma con la animac~ Ón prorn.etedora
de bosquecillos de árboles hutales.
A continuación de Santa Brígida
está San Mateo, pueblecito casi cumbreño
(a 814 metros sobre el nivel del
mar).
La vertiente Norte de Gran Canaria
se inicia en el valle de Arucas. Una
ancha escotadura corta la cima y desciende
1}1asta los cantiles de la costa.
En cada tajo del suelo, una fuente.
Por cada s \nuosidad, un arroyo. El
valle de Arucas es maravillosamente
rico en surtidores de agua. Y la tierra,
fértil, se hace aquí dentro doblemente
fecunda, desbordándose en una
vegetación que gana las laderas, la
costa y la cumbre, con su abrazo verde
y decorativo. En medio de esta
vega se alza la ciudad, entre jardines.
Sobre Arucas, Firgas y Moya. Dos
pueblecitos con su porción de fama.
Guía y Galdar ponen término a la
s e rie de pue blos norteños de Gran Canana.
En las proximidades del núcleo actual
de Galdar vivieron los (( guanartemes n ,
reyes de la isla. Batllory y Lorenzo,
al descr ~ bir la cueva-palacio del último
(( guanartemen , habla de una gruta
pintada, que fué palacio de justicia
del rey, con dibujos coloreados de rojo,
negro, blanco y morado, formando
caprichosas figuras geométricas.
Destaca un triángulo, con dos círculos
concéntricos que equidistan de los
tres vértices (¿símbolo de la Justicia?).
En la ll~mada «Vuelta del Reyn hay
inscr\pciones análogas a las de la
<< cueva pintada n. Se conserva una
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E NCICLOPEDIA CRAFlCA
P01- la carretera cent1·al de la isla, que parte ae
Las Palmas, se sube a Santa Brígz'da
_'V .San Mat"°
52
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53 LAS ISLAS CANARIAS
Grandes arenales rodean la carretera que une a Las Palmas
con el Pluwto de La Luz
En medio de la vega, se alza
la ciudad de Arucas
entre jardines
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ENCICLOPEDIA GRAFICA 54
En el valle de An~cas, la Nerra,fértil, se desborda en una vegetació11
q1te gana las lade1·as, la costa y la cumbre
gruta con más de 500 celdas en la que,
según la ley de los aguanartemesn, se
recluían las doncellas un año antes de
su boda para alimentarse bien, engordar
y ser dignas de sus pretendientes.
Desde Las Palmas, hacia el Sur, se
encuentra la óudad de T elde, centro
agrícola de gran riqueza y población
histórica que fundó el conquistador
Hernán García del Castillo. A continuac~
on, Ingenio, pueblo industrial,
último refugio para el trabajo de tejidos
de lana del país. Tanto T elde como
Ingenio se alzan en vega ancha
con faja de viñedos y de platanal.
En la costa, la bahía de Cando, señalada
como posible emplazamiento
para un aeropuerto.
Por último, Agüimes y San Bartolomé
de Tirajana. Entre ambos pueblos
se encuentran unas rocas basálticas
con inscripciones no descifradas.
T eror es una villa de altura (545
metros sobre el nivel del mar), que
se halla a 20 kilómetros de Las Pal-mas.
Se completa el perímetro urbano de
Gran Canaria con estos pueblos : Artanera,
Mogán, San Lorenzo, San N ·colás,
Santa Lucía, Tejeda, Valsequillo
y Valleseco.
L A PALMA : La isla de La Palma
tiene el contorno de un corazón.
La punta de Fuencaliente
es su vértice agudo. Isla de montañas
y de bosques. El paisaje canario
se manifiesta en ella con las líneas
más exuberantes de perspectiva y de
color.
Apenas se desembarca en SaPta
Cruz de la Palma, capital de la ish,
ya está sobrecogido el ánimo por la
modalidad dominante de su paisaje,
esquelético y abrupto. La montaña
manda en La Palma. Pero una montaña
que, como ya se ha d :cho, e~tá
conquistada, dominada, por el árbol.
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55 LAS ISLAS CANARIAS
La Iglesia de Arucas, áe construcción moderna,
es un encaje de piedra
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ENCICLOPEDIA GRAFICA 56
El paisaje pa.lmero es espléndido, de
perspectivas soberbias y contornos
que se acusan con una luz maravillosa.
En las oquedades de esta isla hay
primeros planos dantescos y fondos
que se dilatan hasta perder contacto
con la vista, en ramificaciones indefinidas.
Slguiendo la carretera que va
desde Santa Cruz de la Palma hasta
Los Llanos y T azacorte, se van pi e cisando
en gradaciones sucesivas todas
la,s cualidades enunciadas . Una
carretera que bordea el mar . Un paso
por la ladera. Una ascensión . Otra .
La vuelta a la isla, después de haber
pasado por Breña Baja, Mazo, ~an
Antonio, con sus bosques de hayas y
de brezos. Y surge la vertiente opuesta
de la isla, más dilatada , verde, con
un mar bravísimo al pie. Y más allá
de las Manchas-con sus negros volcanes
de trágica grandeza-los paisajes
formidables, tornasolados, de Los
Llanos, Argual y El Paso. Montes, basalto,
arboleda. Y la tierra ondulada,
matizada, que cubre, abajo, la verdura
del platanal y termina en los cultivos
de tabaco .
Pero hay que subir más aún . La is la
de La Palma guarda su gran se creto
para quien no haya pasado de
la serranía media. Desde Argual , des de
El Paso-también desde Santa
Cruz de la Palma-, se emprende la
ascensión 1acia la cumbre . La isla,
desde arriba, es como una nave, proa
al Sur, sólidamente anclada bajo un
c i elo de esmeralda. La tierra se qrnebra
sin cesar, en peñasco, en bosque,
en llanura negra y arenosa : La Palma,
isla de volcanes . Se sube afanosamente,
buscando el picacho final ,
esa cima invariable que remata las
cresterías de todas las islas, como una
flecha gót'.ca. Y, en la ascensión, se
recorta este picacho, fondo de perspectiva,
como una promesa cercana .
Pero se sube a él y lo que ahora se
contempla desde aquí arr iba es la
grandios idad misma h e cha piedra . L a
Las Nieves . - E! paisaje canario se manifiesta en La Palma
con las líneas más exuberant es de
p erspectiva y de col01-
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2015
57
En las oquedades de La Palma hay primeros
planos dantescos y fondos que se dllatan
hasta perder contacto con la vista
cumbre de La Palm~ no es una cima,
ni un pico, ni una aguja de imaginería
gótica. Es un círculo, quebrado,
prominente : una hondonada, de cuatro
millas y media de diámetro y de
siete mil pies de profundidad, por la
La montmia manda en La Palma. Per. una
montaiia que está conquistada,
dominada, por el árbol
LAS ISLAS CANARIAS
que se precipita el terreno hacia el
corazón de la isla. Como en un crisol
desmedido y dispuesto para fundir
mundos en su hondura. Es la Caldera
de T aburiente. j Qué resonancia para
un alarido de gigante !
T:ene la isla de La Palma una extensión
de 762 kilómetros cuadrados.
Su población total sobrepasa los
50. 000 habitantes.
La capital de La Palma, Santa
Cruz, es una bella ciudad costera, cuyo
puerto sirve de arranque y de térm!
no a gran número de navegaciones
entre Europa y el Centro de América.
En la iglesia del Salvador se
con.serva un famoso cuadro : e<La transfigurac¡
Ón del Señorn, de Esquive!. En
El pino de El Paso, que tz"ene en su
tronco la capilla de
la Virgen
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E:-.JCICLOPEDIA GRAFICA 58
Fuencaliente: Tien·a de bosques y de volcanes
esta misma iglesia hay un púlpito de
madera tallada, admirable de ejecuc=
ón y de forma. La iglesia de Santo
Domingo sirve de base a una torre de
bella estructura arquitectónºca y de línea
acabada y grácil. Los alrededores
de Santa Cruz de la Palma son pródigos
de magníficos panoramas : Barranco
del Río, La Palmita, Míraflores,
Espinos. Y, sobre todo, Las Nieves.
El contorno de la isla de la Palma es
un muestrario de interesantes pueblos,
Los Llanos, cou la t1en·a ondNlada, 1>1ati:::;ada,
que cubre, abajo, la vercilwa del platanal
y termina en los cultivos de tabaco
unos costeros, y prendidos, otros, en
la vertiente, con ilación característ:ca.
Hacía el Norte de la capital : Punta
Llana, San Andrés y Sauces, Barlovento
(tierra de bosques), Garafía,
Puntagorda. Hac!a el Sur y el Oeste:
Mazo .(lugar en que se encuentran las
cuevas de Niquiamo y Belmaco, e~ta
última con notables inscripciones), las
Breñas, Fuencalíente, Los Llanos, el
/fe aquí uno de los paisajes jonnidablts,
to1·nasolados, de El Paso
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2015
59
Santa Cruz de la Palma es una bella ciudad
costera, cuyo puerto sirve de arranque y de
término a gran número de navegaciones
Paso {en las proximidades de la Caldera
de T aburiente), Argual y Tazacorte.
L A GOMERA : La isla de la Gomera
es una auténtica granada.
Su integración geológica resulta
mundo a parte en la formación general
de las Islas Canarias. Cas; redonda.
Alzada sobre el mar en enormes
e inaccesibles cantiles que llegan lue-
LAS ISLAS CANARIAS
go a profundidades insospechadas.
Una especie de plazoleta forma su
cúspide: el ((Garajonayn, a 1.342 metros
sobre el n:vel del mar. Y, desde
allí, la tierra se abre en escotaduras
de una anchurosidad enorme que van
a morir en largas playas remansadas :
son los famosos barrancos de la Gomera,
algunos de los cuales, como el
((Benchijiguan y el d.e <dmadan, sólo
tienen semejante en los venfsqueros
de la Alta Suiza. lnvar;ablemen.te, siguiendo
su contorno marino, la isla se
desenvuelve así: un barranco, una loma
; otro barranco, otra loma. En serie
que cierra por completo la redondez
i-sleña. Resulta inseparable de su
estructura la imagen de la granada.
Tiene la Gomera una extensión de
435 kilómetros cuadrados . Su población:
20.000 habitantes. La capital,
San Sebast' án, es una ciudad costera,
edificada junto a una de las más dilatadas
y suaves playas de la isla. Puerto
de historia. Cristóbal Colón arribó
La caldera de Taburiente. ¡Qué resonancia
para un a!a1-ido ae gigante
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2015
ENCICLOPEDIA GRAFICA 60
Una original exposiclón viviente de trajes antiguos de La Palma
a él cuando navegaba en busca de las
tierras del Gran Kán. Y aún se conserva
la casa que hab;tó el almirante
mientras permaneció en la isla. T ambién
Hernán Cortés y Montejo acogieron
sus naves al abrigo de la bahía de
San Sebastián de la Gomera, en aquella
hora heroica de la navegación
transatlántica.
La isla toda, de una manera general,
es fértil, nea en agua y en vegetación.
El pueblo de Hermigua está asentado,
como casi todos los de la isla,
en lo hondo de un valle, entre platanales,
envuelto por el paisaje abrupto
que caracterizéJ. a la Gomera.
Agulo surge a continuación de Hermigua.
Nido de águilas. En la caída, ·
casi directa, de la cumbre al mar,
quedó un balcón entre el basalto. A
este balcón se acogió Agulo y alzó
allí sus edificac'.ones. Y aún logró espacio
para su platanal, como protegido
por un salto de agua que baja a
lo hondo de las huertas desde la cima
cumbreña.- Agulo es un pueblo de
horizonte. De horizonte y de mar. No
es fácil hallar pueblo tan alto y tan
marino, al m :smo tiempo, como este
de Agulo .
Vallehermoso surge en seguida, al
otro lado de las montañas. Hay aquí
más paisaje urbano que en el resto de
la Gomera. Hondura de barranco : el
marco inseparable mientras se recorre
la isla, en toda su redondez. Hacia
abajo, entre lomas, un boquete por el
que pasa, como ante el objet'.vo fotográfico,
el azul celeste que refleja el
mar.
Y, en seguida, a otro rumbo, Valle
del Gran Rey. El pueblo niño. El pueblo
de juguete. Una loma, casi sobre
la arena de la playa. Y, en el terreno
inclinado, las casitas blancas, en formación
de escalera. Con la ingenua
d'.sposición urbana de un nacimiento
pascual. Hay que subi r escalerillas de
roca para pasar de una callejuela a su
par. En una azotea G1a asomado la
cabeza alargada de un caballo : es que
aquella azotea se extiende en plazoleta
ante la calle anterior. El espíritu
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2015
61 LAS ISLAS CANARlf\S
Los a/rededores de Santa Cruz de la Palma son pródigos de magníficos panoramas.
He aquí ta ciudad vista desde las monta1"tas que la dominan
se infantiliza ante la ingenua originalidad
de Valle del Gran Rey.
Algo aún. El mar ha proporcionado
a la Gomera su más bello objeto y su
lugar con más posibilidades de futuro
para el viaje contemplativo: los ccOrganosH.
Un elevado cantil, entre la
playa de Vallehermoso y el Valle del
Gran Rey. Cincuenta, sesenta, acaso
más metros de altura. Y hasta el mar
mismo, que rompe en su base. La
roca es una serie completísima de
largas y estrechas columnas, como tubos
de Órgano, alineadas, progresivas,
perfectas. La voz de los tubos de piedra
la pone el mar. Este alto relieve,
incrustado de sal marina. t!ene esa
grandiosidad única, penetrante, de los
atisbos ccgeniales» de la Naturaleza,
que nos ganan, no ya por su grandeza
aplastante, sino por la grac ia, ¡:or
la aparente fragilidad, por el preciosismo
de la ejecución, tan lejos, habitualmente,
de su manera geológica
creadora.
E L HIERRO : La isla del Hierro
tiene un atisbo histórico de notoriedad
internacional. La punta
de la Orchilla marcó en ella un meridiano
que fué, hasta hace pocos
áños, referencia de navegación: el
meridiano del Hierro. Luego, Greénwich,
con todo su peso náutico inglés,
lo ha vencido. Pero la isla sigue
en pie, avanzada, especie de Finisterre,
por su occidentalidad en esta parte
media del Atlántico. Hoy, el Hie-
Los volcanes de Fuencaliente, en los que se
disputan el suelo lavas y
árboles, sin cesar
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2015
ENCICLOPEDIA GRAFICA 62
San Sebastián de la Gomera es un pueblo costerv,
edificado junto a 11na de las más dilatadas
y suaves playas de la isla
rro es una isla de curiosidades. Sobre
su pequeña superficie (311 kilómetros
cuadrados), hay mil quinientas montañas
volcánicas. Una de ellas, el
monte Julán, ofrece al estudio arqueológico
el más dilatado problema que
apunta en la prehistoria canaria. En
las faldas de este monte hay rocas
volcánicas con inscripciones. Don
Aquilino Padrón, hacia 1873, y posteriormente
don Lucas Fernández Navarro,
dedicaron detenidos estudios a
las modalidades herreñas. De estos estudios
y de otros que realizaron especialistas
viajeros, ha surgido muy favorecida
la teoría de la Atlántida. Se
destaca, en efecto, que las inscripciones
del monte Julán son jeroglíficos
de origen celtíbero, grabados acaso
Lanzarote: A la isla sedienta llega el vapor que
trae agua desde las islas mayores,
más ricas y afortunadas
por los hombres que quedaron encerrados
en esta isla, ~l hundirse el famoso
continente. Muy cerca de las
piedras con inscripciones, del monte
Julán, han sido encontrados restos de
murallas, de forma circular, recubiertos
de p:edras, que, según los investigadores,
utilizaban los celtíberos
para construir sus cckromleksll. Por
toda la isla se encuentran aún restos
de ccefequenesll (!!specie de templos)
y de necrópolis que corresponden a
dist'.ntos ritos.
Tiene el Hierro 7.000 habitantes. En
su costa, se desembarca por el puerto
de la Estaca. Y hasta l~ capital, Valverde,
puede llegarse siguiendo un
camino emp'.nado, en torno al cual se
desenvuelve el paisaje herreño oriental,
basáltico, seco. A partir de Valverde,
se v~ coronando la isla con una
zucesión de pueblecitos serranos, pintorescamente
trepados en la ladera :
San Andrés, Las Rosas, El Pinar, Tinor,
Tesare, Mocanal.
Pero la cara amplia, original, emotiva
del Hierro se abre hacia el Oeste
hacia alta mar. Como si quisiera de~
jar, cara al mundo nuevo de Occidente,
el ejemplo favorable de la plasticidad
del pa:saje canario. Una formidable
bahía cierra toda la longitud de
la isla, desde la punta de la Dehesa
hasta la punta del Mocanal: es el Golfo,
una de las más intensas y casi
ignoradas perspectivas del archipiélago.
L ANZAROTE : En el archipiélago
canario, Lanzarote es la isla
habitada más próxima a la costa
de Afoca. Tiene 973 kilómetros cuadrados
de extensión. Y una población
de 23.000 habitantes.
Ligeramente montuosa hacia el Sur
(su eminencia más destacada es el
<cRisco de Támara», con 679 metros
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63
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fJesde el mar, tiene Arrecife el co1ttorno sólido
que si1111ela rm castillo roquero alzado
ante sus primeras edificaciones
de elevac;ón sobre el nivel del mar),
la isla de Lanzarote se extiende hacia
el Norte en llanura arenosa, truncada,
después del pueblo de Haría, por nueva
eminencia, hasta la punta de Fariones.
Esta estructura montañosa es la
que ha mostrado a los geólogos, atentos
al problema, una s1mil'tud de constitución
y de orientación con la de la
cordillera del Atlas y un sólido apoyo
a la teoría de la anfgua comunicación
y correspondencia entre las islas y el
Continente.
La isla de Lanzarote tiene algo de
término medio entre la f ertil ·_dad de
algunas tierras del archipiélago (Tenerife,
Gran Canaria, La Palma) y la
sequedad desért!ca de otras (Fuerteventura).
No tiene bosques. Escaso
caudal de agua, por lo tanto. Produce,
de manera especial, legumbres,
El charco de .San Ginés, refug io _v
astillero de las flotillas
de pesqueros
LAS ISLAS CANARIAS
sandías, cochinilla, t'..lmates, cebollas,
v;no.
Como todas las islas canarias, Lanzarote
ostenta su manera característica
: eje de la navegac'.ón de pesca a
la costa africana. Arrecife, en invierno,
cuando las flotillas de pesqueros
se acogen al seguro de Puerto Naos,
tiene algo de ciudad de Normandía o
de Bretaña. Los mástiles de los veleros
s;mulan bosques desgajados, entre
las peñas negras de la costa. En
primavera y en verano, aquél mar · es
un muestrario de velas blancas que se
desperezan con la alegría del viaje y
del sol, camino de la abundancia p~squera
de Río -de Oro, de Cabo Blanco
y de la Aguera. Hacia la América del
Centro, envía Lanzarote sus cebollas,
creando al margen de este tráfico una
navegación a vela, prodigio muchas
veces - por la pequeñez de las naves
- de los marinos isleños.
La capital de Lanzarote es Arrecife,
ciudad costera, puerto magnífico, con
pequeños astilleros. Desde el mar t;ene
el contorno sólido que simula un
castillo roquero (antigua defensa contra
piratas berberiscos) alzado ante
sus primeras edificaciones.
Por el Norte de Arrec'.fe se va a Teguise
y Haría. Por el Oeste, a Tinajo.
Por el Sur, a Tías y Yaiza.
Hay algo más en Lanzarote. Un algo
más con verdadero s:gnificado extrainsular:
el Río.
El Río es el primer puerto natural
del archipiélago. Los marinos ingleses
lo comparan a Cowes y a Rosith.
Está situado en el extremo Norte de
la isla y lo cubre el islote deshabitado
de Grac'.osa. Cerrado a todos los vientos
reinantes, con una capacidad formidable,
amplio, perfectamente guardado
por altísimas rocas, acoge, en
ocasiones, a escuadras enteras que
realizan ejercic!os por el Atlántico.
Su aislamiento, su situación tan
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2015
ENCICLOPEDIA GRAFICA
Una calle de Arrecife
apartada de los grandes núcleos de población
del archipiélago, perjudica al
puerto natural del Río. Más próximo
a los centros vitales de la agricultura
y del comercio isleños, sería, segmamente,
el primer puerto acondi cionado
de toda esta parte media del Atlántico.
F UERTEVENTURA : Isla esquelética.
Costa baja: p iedra y arena.
Todas las dudas sobre la
relación geológica directa entre las
tierras del Atlas y el suelo canario, se
disipan en la isla de Fuerteventura.
Isla baja, seca, arenosa, desde Jandía
hasta Corda. Esqueleto, alma de isla,
a la manera observadora de Una-n1uno.
La roca primitiva parece abrazar de
extremo a extremo la isla llana y atenosa.
La península de Jandía es risco
64
d~snudo. La Atalaya (747 metros sobre
el n =vel del mar), t~mbién. Y las
cc Orejas de Asno», con la máxima eminencia
de F uerteventura 1842 metros) .
F uerteventura es una de las rna} ores,
entre las islas canarias. Tiene
2.040 kilómetros cuadrados de extensión.
Su població~ ( 11.000 hab:tantes)
ya no corresponde a aquella cifra.
Puerto de Cabras es la capital de
Fuerteventura. Edificado en torno a
una bella bahía, baja, a1enosa, con
canteras de piedra de cal diseminadas
por los a,lrededores.
Marcando rumbo al Norte. esquifes
El animal de Fuer teven t u ra es el ca mello,
n a ve de de sierto
destacados del grupo isleño, hacia el
saliente septentrional de Lanzarote,
Graciosa, Montaña Clara, Alegranza.
El faro de Alegranza es corno la <e estrella
polarn del archipiélago.
R ESER VA DOS LOS D E R ECHOS Copyright by E S TE FASCÍ C ULO HA SIDO
DE TRADUCCIÓN, R E PRODUC- EDITORIAL CERVANTES VISAlJO POR LA C E NSURA
CJÓN Y ADAPTACIÓN 1930 GUB E RNATIVA
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El caballo de oro
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La leyenda de San J'lliá!)
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El loco
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El niño que enloqueció de amor
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La campesina disfrazada
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La muerte de Jesús
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Generosidad de corazón
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Fausto
Asia
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La evasión
HORACIO QUIROGA
En la noche
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