Heredina Fernández Betancort (Ed.)
Turismo, Patrimonio y Educación
Los museos como laboratorios de
conocimientos y emociones
Turismo, Patrimonio y Educación
Los museos como laboratorios de
conocimientos y emociones
Heredina Fernández Betancort. Ed.
ESCUELA UNIVERSITARIA
DE TURISMO DE LANZAROTE
ADSCRITA A LA ULPGC
UNIVERSIDAD DE LAS PALMAS
DE GRAN CANARIA
CABILDO DE LANZAROTE
Área de Educación y Cultura
© TURISMO, PATRIMONIO Y EDUCACIÓN:
LOS MUSEOS COMO LABORATORIOS DE CONOCIMIENTOS Y EMOCIONES.
TOURISM, HERITAGE AND INFORMAL LEARNING: MUSEUM AND E-LABS
(EMOTIONS AS EDUCATION)
Escuela Universitaria de Turismo de Lanzarote
Adscrita a la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
C/ Rafael Alberti, 50 . Tahíche - 35507 - Lanzarote
Teléfono: 928 836410 Fax: 928836422
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Heredina Fernandez Betancort (Ed.)
© Pertenece a los autores.
ESTE LIBRO SE PUEDE DESCARGAR EN ESPAÑOL Y EN INGLES EN LA
SIGUIENTE DIRECCION como un E-BOOK. Coleccion Pasos Edita
"REVISTA DE TURISMO Y PATRIMONIO CULTURAL"
http://www.pasosonline.org/
ISBN: 978-84-95938-60-2 (español)
ISBN: 978-84-95938-61-9 (ngles)
Depósito Legal: VI-665/08
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INDICE:
Prólogo José de León Hernández
Presentación
Conversaciones sobre el aprendizaje informal en museos y
el patrimonio
Mikel Asensio y Elena Pol
El museo: ¿Archivo o activador permanente?. Nuevas
modalidades de exhibirse en la edad de las TIC
Margaret Hart Robertson
El aprendizaje informal en museos: un ejemplo sobre el
patrimonio natural marino
Heredina Fernández y Mikel Asensio
Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada (Gáldar, Gran
Canaria): Un lugar en el que sentir y pensar la historia
Carmen G. Rodríguez, Jorge Onrubia y José I. Sáenz
César Manrique
Arte y naturaleza como recurso didáctico
Alfredo Díaz
Estrategias educativas del DEAC de la Casa de Colón. Los
talleres para grupos de escolares, un caso práctico
Jennifer Godoy Pérez
El Museo de Cetáceos de Canarias
Vidal Martín
Impacto expositivo de los museos y de los espacios de
patrimonio en Lanzarote: la comunicación con el visitante
Heredina Fernández y Vanesa Fajardo
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Museo y Parque
Arqueológico Cueva
Pintada
(Gáldar, Gran Canaria):
un lugar en el que
sentir y pensar la historia
Carmen Gloria Rodríguez Santana1
Jorge Onrubia Pintado2
José Ignacio Sáenz Sagasti3
1 Conservadora de museos. Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada (Cabildo de
Gran Canaria). crodriguezs@grancanaria.com
2 Profesor titular de Prehistoria. Universidad de Castilla-La Mancha. Jorge.Onrubia@uclm.es
3 Director-conservador. Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada (Cabildo de Gran
Canaria). jisaenzs@grancanaria.com
capítulo 4
95
capítulo 4
El descubrimiento de la Cueva Pintada tuvo lugar, probablemente, en 1862,
propiciado por los trabajos realizados en las terrazas de cultivo de esta zona
del municipio de Gáldar. La reconversión agrícola culminada en el siglo XIX no
sólo configuró el nuevo paisaje en la vega galdense sino también sepultó defi-nitivamente
las ruinas de uno de los barrios del poblado prehispánico de
Agáldar y, con él, la excepcional cámara decorada. A las décadas de abando-no,
desidia y variopintos usos siguieron otras en las que la sociedad de la prós-pera
villa norteña, así como un nutrido grupo de intelectuales, reclamaron a las
administraciones públicas un compromiso con este yacimiento a fin de garan-tizar
su conservación y disfrute. Una primera intervención desarrollada entre
1970 y 1972 se mostró desafortunada tan sólo una década después. A ella
siguió un proyecto integral de actuación puesto en marcha en 1986 con el
firme objetivo de recuperar este enclave, uno de los más singulares de la cul-tura
prehispánica del Archipiélago Canario. Este ambicioso programa ha cul-minado
en julio de 2006 con la apertura del Museo y Parque Arqueológico
Cueva Pintada.
En estas páginas sólo pretendemos realizar un sucinto recorrido por aque-llos
aspectos vinculados con la musealización, dejando de lado otras vertien-tes
del proyecto Cueva Pintada, de las que recientes publicaciones dan cum-plida
cuenta, especialmente aquellas que atañen a las intervenciones
arqueológicas y la conservación de la cámara decorada y del poblado (Onrubia
et al., 2004; Onrubia et al., 2007a y 2007b ).
1. Un largo recorrido hacia la musealización
En 1884, después de una expedición a la villa de Gáldar, Olivia Stone entró
en la Cueva Pintada. Tres años después Marcus Ward & Co. publicaba
Teneriffe and Its Six Satellites or the Canary Islands Past and Present, y la
sociedad victoriana podía deleitarse con la lucidez de los relatos de esta viaje-ra
británica. Merece la pena rescatar algunos de los fragmentos dedicados a
la Cueva Pintada para reivindicar unas reflexiones que pueden ser considera-das,
sin lugar a dudas, como la primera propuesta de musealización de este
espacio:
La sensación principal con que abandoné la cueva fue de indignación
ante el hecho de que no hubiera nadie con el suficiente sentido cívico de
conservar para la posteridad esta antigua reliquia histórica […]
Mientras regresábamos lentamente hacia la plaza […] me acerqué al
alcalde y le pregunté a quiéxn pertenecía el terreno donde se encontraba
la cueva. “Sólo a un pobre hombre”, me dijo. Le contesté que era una gran
pena que se permitiese que un lugar así fuese mal utilizado o cerrado, que
96
capítulo 4
Vista del parque arqueológico en el que
se aprecia el sistema de cubierta, las
pasarelas que permiten transitar por el
yacimiento, así como los cierres latera-les.
Foto: MPACP (Javier Betancor)
La Cueva Pintada desde el interior de la
“burbuja” diseñada para permitir la con-templación
de las pinturas prehispáni-cas.
Foto: MPACP (Javier Betancor)
Fotograma del primer audiovisual. Los
personajes que aparecen en él son
Guanarteme el Bueno y su hija
Arminda. Foto: MPACP (Jorge Molina)
Caracterización de las jóvenes magua-das
que intervienen en los audiovisuales.
Foto: MPACP (Jorge Molina)
Proyección panorámica. La secuencia
muestra las miradas de los hombres y
mujeres del antiguo pueblo canario.
Foto: MPACP (Javier Betancor)
Arminda / Catalina de Guzmán, una
misma persona y dos personajes, pro-tagonista
del relato museológico.
Fotos: MPACP (C. Rodríguez – Jorge
Molina)
97
capítulo 4
la carretera pronto estaría terminada y que llegarían visitantes a la isla
deseosos de ver aquella cueva. Le sugería que la ciudad debería comprar
pronto la cueva mientras todavía pudiera hacerse a un bajo precio; que
después deberían limpiarla completamente y cerrarla con cancelas por
fuera; que si cobraba una pequeña entrada, digamos, un real (dos peni-ques
y medio), el lugar se podría mantener en buen estado y que, además,
se necesitaba a alguien que estuviese siempre a mano para que sirviese
de guía cuando fuese necesario. El alcalde me escuchó atentamente con
la cabeza inclinada mientras le suplicaba amablemente que conservara la
cueva e intentaba que pareciese tan fácil de llevar a cabo que resultase
atractivo / tanto para los bolsillos como para el orgullo de los habitantes….
Algunos meses después una nota apareció en un periódico de Las Palmas
¡diciendo que el Ayuntamiento de Gáldar había comprado la cueva, proce-diendo
luego a limpiarla y cerrarla! Sentí que mi visita a las Islas Canarias
había tenido al menos una consecuencia útil (STONE, 1887/1995: 55-56).
No cabe duda de que volver a leer este pasaje constituye un sano ejerci-cio
para recordar cómo, en 1887, esta autora británica planteaba con inteli-gencia,
sensibilidad, perspicacia y pragmatismo (además de con una incues-tionable
adhesión a las propuestas del liberalismo económico impulsadas
desde su país) muchos de los argumentos básicos que deben ser tenidos en
cuenta a la hora de emprender la musealización de un yacimiento arqueológi-co:
la conservación, la protección, la accesibilidad, la difusión, la sostenibilidad,
el valor simbólico y patrimonial del lugar… Cabe reseñar ese tenaz empeño en
conseguir la titularidad pública (a precio ventajoso) para un enclave histórico,
aspecto llamativo si se tiene en cuenta el tradicional modelo anglosajón de
gestión de los recursos patrimoniales.
Un siglo después, en 1989, y en el marco de un seminario pionero en
España por el género de reflexiones planteadas en torno a la puesta en valor
del patrimonio arqueológico4, Ángeles Querol hacía explícitos los seis criterios
básicos que debían concurrir en un yacimiento para poder ser considerado
como “Parque Arqueológico” (Querol, 1992: 17-20) y que, por mucho que sor-prenda,
no distan tanto de los ya señalados por Olivia Stone al refererirse al
yacimiento galdense, pues, además de priorizar la intervención en los yaci-mientos
arqueológicos declarados BIC, se establecían unos caracteres diag-nósticos
ineludibles:
4 En este seminario se presentó el aún incipiente Proyecto de Parque Arqueológico de la Cueva Pintada de
Gáldar (Martín de Guzmán et al., 1989); sin embargo, en el contexto de esta publicación queremos destacar
la contribución que Celso Martín de Guzmán presentó en este foro bajo el título: “Vertiente social del Parque
Arqueológico” (Martín de Guzmán, 1989). Sorprende comprobar que, a pesar de las dos décadas transcu-rridas,
sus reflexiones siguen alentando, con inusitada vigencia, las aspiraciones que hoy se plantea el Museo
y Parque Arqueológico Cueva Pintada.
98
capítulo 4
– Poseer un alto interés científico, histórico y educativo.
– Contar con un estado de conservación lo suficientemente bueno como
para que fuera posible su exposición al público.
– Ser dotado de una infraestructura apropiada para su consideración
como área visitable abierta al público.
– No olvidar la doble interacción entre el yacimiento y su entorno y el par-que
y su entorno.
– Procurar la consecución de la mayor incidencia social posible.
Cumplir con esos parámetros, establecidos desde la Dirección General de
Bellas Artes, permitió que la Cueva Pintada quedara incluida, gracias a un
acuerdo alcanzado entre los Gobiernos central y autónomo, en lo que fue, pri-mero,
la nómina de intervenciones en “yacimientos preferentes” y, más tarde,
en el Plan Nacional experimental de Parques Arqueológicos.
A pesar de las muchas actuaciones llevadas a cabo por el Ministerio, las
Comunidades Autónomas y las administraciones locales, ha sido preciso espe-rar
a las convocatorias bienales del Congreso Internacional sobre
Musealización de Yacimientos Arqueológicos, iniciadas en el año 2001, para
volver a encontrar foros de debate en los que se aborde la compleja proble-mática
inherente a estas intervenciones. En ellos se ha ido tratando tanto los
aspectos relacionados con la excavación, la protección y la restauración como
los que suponen el proceso de complejas decisiones que permiten que el públi-co
acceda a estos lugares, ya se trate de un punto de vista meramente físico,
ya, de comprensión.
Desarrollo de la actividad
Ídolos, nubes y barro en
el aula didáctica del
Museo y Parque
Arqueológico Cueva
Pintada. Foto: MPACP
(Gustavo Martín)
99
capítulo 4
La larga trayectoria del Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada no ha
permanecido al margen de esta discusión, y, de hecho, ha ido creciendo al
tiempo que lo han hecho los postulados teóricos y las reflexiones en torno a lo
que supone la puesta en valor del Patrimonio Arqueológico. A lo largo de esas
dos décadas en las que se ha ido ejecutando el proyecto, la necesidad de con-ciliar
la investigación rigurosa con la conservación de los vestigios arqueológi-cos
y la accesibilidad y comprensión de los mismos, ha condicionado todos los
factores que intervienen en el diseño, desarrollo y culminación de una acción
de musealización de estas características. Lo que comenzó siendo un proyec-to
integral para recuperar un yacimiento al que una intervención arquitectónica
había condenado al deterioro se ha convertido, sin lugar a dudas, en la pro-puesta
de musealización más importante en el Archipiélago Canario, y, en una
de las más destacadas llevadas a cabo en el conjunto de las Comunidades
Autónomas españolas. Hoy en día son varios los profesionales que han reco-gido
el testigo dejado por un nutrido grupo de personas que desde sus disci-plinas
(arqueología, arquitectura, ingeniería, conservación, geología, museolo-gía,
comunicación, didáctica…) han aportado lo mejor de sus conocimientos
para hacer de este proyecto una realidad. Tal y como ha sido enunciado en
muchas ocasiones, su objetivo principal no ha sido otro que el de devolver este
enclave, de alto valor patrimonial y simbólico, a la sociedad a la que pertene-ce,
garantizando su conservación y haciéndolo comprensible al visitante.
2. La musealización de una seña de identidad
Desde los primeros compases de la redacción del proyecto Cueva Pintada,
se era consciente de que el reto de afrontar la puesta en valor de este bien de
interés cultural residía no sólo en el incuestionable valor patrimonial de la cáma-ra
decorada, sino también en el alto valor simbólico que posee para la socie-dad
canaria (Martín de Guzmán et al., 1993). Tal y como ha recogido reciente-mente
Juan Francisco Navarro, y sin adentrarnos en la atracción que lo
Bocetos iniciales para el cuento Arajelbén, y boceto e ilustración final para El tesoro
del mocán. Ilustraciones: A. Casassa.
100
capítulo 4
“canario” o lo “guanche” ejerció entre los intelectuales pioneros del pensa-miento
nacionalista a finales el siglo XIX, no hay duda de que los símbolos pre-hispánicos
se transformaron durante la dictadura franquista en una seña
inequívoca de la identidad canaria. Es así como algunos yacimientos, entre los
que la Cueva Pintada ocupa un lugar privilegiado, se han convertido en hitos,
en emblemas que una parte de la ciudadanía ha adquirido como iconos de la
que consideran la identidad cultural canaria (Navarro Mederos, 2005: 32-33).
Como sabemos bien, el problema fundamental es que estos símbolos se inte-riorizan
despojados de todo su contexto y sin cuestionamiento alguno sobre el
papel que desempeñaban en el seno de la sociedad que las generó.
Partiendo de este hecho, la musealización emprendida en el yacimiento gal-dense
debía asumir y resolver la contextualización y relectura de una seña de
identidad. Los frutos derivados del programa de investigación y de los espec-taculares
hallazgos recuperados en las excavaciones arqueológicas iniciadas
en 1987, posibilitaban, al fin, articular un relato museológico en torno al papel
de este sitio en la sociedad prehispánica de Gran Canaria, y a las formas de
vida de los hombres y mujeres que habitaron el Agáldar prehispánico.
El proyecto museológico parte, pues, de esta realidad incuestionable: la
Cueva Pintada es, hasta el día de hoy, la máxima expresión artística y simbóli-ca
de los antiguos canarios. Una vez asumida esta certeza, uno de los princi-pales
objetivos planteados consistía en que tras la visita, el público asumiera
que, en definitiva, esta cueva artificial, a pesar de la excepcionalidad de su
decoración, es sólo un elemento más de los muchos que definen a la sociedad
Títeres de los personajes de Arajelbén.
De cómo se conocieron Arminda y Fernandillo. Foto: MPACP.
101
capítulo 4
del Agáldar prehispánico. Lograr este objetivo, entre otros, supuso construir un
sólido discurso histórico cimentado en los resultados de las excavaciones
arqueológicas y en la rica documentación escrita que da cuenta del complejo
proceso de conquista y colonización de la isla (Onrubia, 2003).
Es por ello que a la hora de buscar la singularidad y el elemento motivador
que lograra atraer el interés y la atención del público, se pensó en la gran ven-taja
que suponía musealizar un yacimiento que permitiera recrear ese momen-to
único de la Historia en la que unos personajes concretos narraran en prime-ra
persona los acontecimientos de los que fueron protagonistas, en el
escenario en que tuvieron lugar. Es así como se decidió incidir especialmente
en el lapso de tiempo que va desde mediados del siglo XIV a inicios del siglo
XVI, periodo en el que el Archipiélago Canario entra de lleno en el mundo
moderno. La Cueva Pintada podía transformarse en un excelente mediador
para acercar ese proceso, que fue, sin duda, traumático y violento. Se busca-ba
así trascender la mera visita a un yacimiento arqueológico, proponiendo
sumergir al visitante en un auténtico viaje al pasado, no exento de algún efec-to
espectacular, creando un espacio y atmósfera mágicos. Tal y como se seña-laba
en 1999, había que potenciar ese principal activo de la Cueva Pintada, el
simbólico, pero dotándolo de un nuevo contenido: no hay otro yacimiento en
Gran Canaria, ni por supuesto en el resto de las islas del archipiélago, donde
mejor se pueda respirar ese crucial momento de la historia de las Islas en que
su cultura entra en violento contacto con la Corona de Castilla (Onrubia et al.,
1999: 134-135; Antona et al., 2002). Por otro lado, es cierto que este hecho
también impuso una reflexión en torno al diferente grado de trascendencia de
este discurso entre la población del Archipiélago Canario y aquélla que proce-de
de la Península o de otros países. De ahí que se optara por incluir claves
que fueran reconocibles para el público del Archipiélago, pero que no pertur-baran
la comprensión de aquél otro llegado desde otros lugares y, por tanto,
absolutos desconocedores de determinados personajes o procesos históricos.
Para lograr este objetivo se ha propuesto un recorrido en el que una serie
de elementos, tanto audiovisuales como expositivos, ofrece la información que
permite al público realizar una lectura rica de los restos arqueológicos que con-templa,
más allá del puro deleite estético que hasta ahora suscitaba la Cueva
Pintada. El museo, en el que se ubican las salas de proyección y la sala de
exposición permanente, da paso al parque arqueológico, en realidad concebi-do
como la gran sala del museo, en el que se puede contemplar el poblado
indígena, visitar la cámara decorada (figuras 1 y 2) y transitar por el interior de
algunas recreaciones de las casas del antiguo Agáldar.
El modelo de visita que se ha establecido es el de visita-guiada, modelo
condicionado por la necesidad de priorizar la conservación de la Cueva Pintada.
102
capítulo 4
A pesar de la instalación de una “burbuja” de cristal que consigue aislar al públi-co
del bien patrimonial, el equipo de conservación aconseja un control estricto
del número de entradas, especialmente para poder regular el tiempo en que el
panel polícromo está iluminado. Las personas responsables de acompañar a
los grupos tienen como tarea dinamizar el recorrido, siendo intérpretes del
patrimonio y no meras transmisoras de contenidos eruditos y carentes de inte-rés
para la mayoría de los visitantes.
Tras el análisis de los primeros estudios de público5, se está comprobando
cómo el disfrute de los audiovisuales que se contemplan nada más entrar en el
museo, es uno de los elementos mejor valorados. El primer audiovisual, este-reoscópico,
sumerge ya al visitante en la realidad indígena de los siglos XIV y
XV, y esta proyección se está revelando como uno de los elementos clave a la
hora de medir el éxito de la visita. En efecto, este primer recurso expositivo, pla-gado
de aportaciones de las nuevas tecnologías, se ha transformado en un
aliado fiel a la hora de contextualizar este enclave, pues el público se deja arras-trar
a un tiempo pretérito para transitar por esos momentos históricos de espe-cial
relevancia, un recorrido en el que la empatía y la emoción están ocupan-do
un lugar privilegiado. Es importante recordar que este relato contiene varios
niveles de lectura, según la formación y el interés del receptor, pues desde un
principio era palmario que no se podría teñir el relato de una pretenciosa eru-
5 Las apreciaciones que sean realizadas en este sentido se basan en los primeros resultados del estudio de
público realizado por Interpret-Art, Centro de Evaluación y Desarrollos Expositivos Educativos, S. L.
Acción realizada en la
Playa de Las
Canteras por El Ojo
de Arena, tomando a
Arminda como motivo
principal del evento.
Foto: MPACP
(Gustavo Martín)
103
capítulo 4
dición que espante y aburra a los menos informados, que, como es lógico,
serán la mayoría (Onrubia et al., 1999: 140). Por ello era esencial crear una
atmósfera estética, y también psicológica, imágenes sencillas y evocadoras…
se buscaba contextualizar los elementos que el visitante vería a lo largo de su
visita, dándoles la real dimensión que poseen, la de fragmentos que quedan de
una sociedad del pasado, de hombres y mujeres con rostros y miradas como
las nuestras6 (figuras 3, 4 y 5), fragmentos que es preciso analizar con rigor para
poder construir un relato que se convierta en una invitación a participar y gozar
de la aventura del saber (Santacana, 2005: 646). La importancia de estos
audiovisuales, así como el hecho de que el museo y parque arqueológico sea
un elemento clave en los circuitos de turismo cultural ha llevado al equipo de
museología a plantear el doblaje en tres idiomas de estos recursos audiovisua-les
(inglés, alemán y francés). Lógicamente a lo largo de la visita guiada los
guías también realizan las explicaciones en estos mismos idiomas y los princi-pales
soportes de difusión (página web y folletos) también están traducidos.
Partiendo de las reacciones que se están produciendo entre los visitantes,
una peculiar clasificación de los museos aparecida en un artículo de Mikel
Asensio y Elena Pol, a propósito de la comprensión de los contenidos en estos
escenarios, nos permitiría incluir al Museo y Parque Arqueológico entre los
museos que se sienten en la piel, definidos por los autores como “aquéllos que
pretenden ir más allá de la simple exhibición, pretenden sensibilizarnos, pre-tenden
emocionarnos […] el montaje guía directamente la construcción de imá-genes,
de representaciones internas, de secuencias y episodios, de escenarios
mentales, que enmarcarán y facilitarán la comprensión de los fenómenos y de
los conceptos” (Asensio y Pol, 1998: 15-16 17,. Si bien esta cita hacía referen-cia
a presentaciones que intentaban acercar a los visitantes a hechos tan dra-máticos
como el horror del holocausto (Museo del Holocausto de Houston) o a
la difícil lucha por la conquista de los derechos civiles en EEUU (Civil Rights
Museum, Birmingham, Alabama), creemos que define de forma acertada lo que
provoca el montaje del Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada.
Los problemas de accesibilidad cognitiva del público no especialista con
respecto al discurso del museo se han salvado, en gran medida, gracias a la
complicidad de la protagonista principal, Arminda / Catalina de Guzmán (figura
6), un personaje histórico que desde un principio se convierte, no sabemos si
llegamos muy lejos con esta afirmación, en una fiel aliada del equipo del museo,
en una educadora más que mira directamente al público desde una pantalla
(tanto en la proyección estereoscópica, como en la proyección panorámica),
6 No nos detendremos a detallar la larga gestación de estos audiovisuales, baste decir que el proceso de docu-mentación
fue exhaustivo; la incorporación de las infografías, extremadamente cuidada; los guiones, fruto del
consenso que logró unir a los expertos con museólogos, guionistas, director de actores…
104
capítulo 4
logrando así un buen grado de empatía y un discurso que adecua el mensaje
a los no especialistas, haciendo accesibles los contenidos específicos que de
otro modo serían difícilmente comprensibles. En este proceso de transmisión,
la narración constituye un sólido pilar que contribuye a que el aprendizaje del
visitante se consolide (Falk and Dierking, 2000: 48-49). Porque en el proyecto
Cueva Pintada se ha preferido contar a explicar (Lasheras y Hernández, 2005),
se ha preferido socializar el conocimiento, traducirlo al público general, como
vía para fomentar la actividad intelectual y el deseo de conocer y reflexionar
como fuente de satisfacción (Fatás, 2004). El discurso, en nuestro caso, no gira
en torno al objeto, sino en torno a los personajes que nos han legado esos
objetos, dándoles un mayor protagonismo para que las cerámicas, los ídolos,
el caserío, la Cueva Pintada… sean accesibles dentro de una realidad históri-ca.
Por ello, en este planteamiento la explicación histórica no se produce des-pués
de haber visto el hito fundamental que justifica la visita de una buena parte
del público7, sino antes, con el objetivo de propiciar que en el momento de dis-frutar
con la contemplación de la cámara polícroma, se llene de contenido y de
evocaciones sobre la sociedad que nos ha dejado este excepcional testimonio.
Soportes de difusión
(pegatinas con la página web
www.armindaylacuevapintada.com)
elaborados para el público infantil
en diciembre de 2007.
7 Es importante señalar que muchos de los visitantes isleños resumen en una contundente frase la razón fun-damental
para visitar la Cueva Pintada: “porque soy canario”.
105
capítulo 4
3. Cueva Pintada: la consolidación de un espacio didáctico y social
Desde que el Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada abrió sus puer-tas,
fue consciente de que debía afrontar otros desafíos y así lo está haciendo,
siguiendo la misma pauta con la que se desarrolló el proyecto de musealiza-ción,
esto es, a través de una planificación rigurosa en la que se van definien-do
unos objetivos claros en cada una de las áreas que presidieron sus actua-ciones:
investigación, conservación y difusión. Seguiremos centrándonos en
este último aspecto8.
Ya hemos reiterado que el compromiso que anima a este centro es el de
consolidarse como un espacio didáctico y social, esto ha supuesto no sólo que
se haya incidido en la presentación de los contenidos siguiendo unos criterios
que los hagan accesibles a todo tipo de públicos, sino también que se haya
emprendido el diseño de un programa de acciones didácticas al servicio de los
usuarios, con el fin de que consideren este lugar como un espacio para el enri-quecimiento
personal. A lo largo de estos dos años, las acciones han sido
muchas y su naturaleza, variada, pero intentaremos destacar las que conside-ramos
que, una vez evaluadas, están cimentando los que serán los ejes de
actuación del museo y parque arqueológico en los próximos años.
Antes de continuar, sí queremos puntualizar que estas actuaciones supo-nen,
en la mayoría de los casos, culminar un largo proceso de diseño y pro-ducción
que se había empezado a gestar en el seno del Proyecto Museográfico
del Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada9. Pocos proyectos de este
género contemplan desde su temprana concepción el que debe ser uno de los
capítulos esenciales en su redacción, aquél relativo a la Didáctica y Difusión. No
fue éste el caso del consagrado a la Cueva Pintada, que desarrolló amplia-mente
este epígrafe en el que ya figuraban muchos de los materiales y activi-dades
que hoy están plenamente consolidados.
3.1. La atención a los centros docentes
Dadas las características de este equipamiento, desde los primeros
momentos de concepción del proyecto de musealización, se era consciente de
8 Baste señalar que, por un lado, el Museo tiene la vocación de convertirse en un centro de investigación desde
el cual la comunidad científica pueda responder a los muchos interrogantes que aún quedan por desvelar en
torno al pasado prehispánico Por otro, teniendo en cuenta de que no sólo se trata de conocer sino también
de conservar, serán igualmente prioritarias las líneas de estudio en el campo de la restauración, dando prio-ridad
al desarrollo de métodos para la consolidación de las tobas volcánicas y de los elementos que las deco-ran.
9 El Proyecto Museográfico Cueva Pintada (elaborado por Castro y Val Consultores SL en el año 2000) supu-so
abordar la última fase de una compleja intervención que, desde 1986, y sobre los pilares de la conserva-ción,
la investigación y la difusión, tenía como fin último la recuperación de esta Zona Arqueológica para
hacerla accesible y comprensible a los visitantes.
106
capítulo 4
que este yacimiento iba a convertirse en un lugar privilegiado para desarrollar los
procesos de enseñanza-aprendizaje. Y en el proyecto educativo del centro10 se
recoge de forma pormenorizada cómo debe orientarse esta función del museo.
La especificidad de la visita (siempre guiada y con un número preciso de
entradas diarias) condiciona el servicio que puede ofrecer el centro, por ello se
han reservado una serie de pases durante la mañana que a lo largo del curso
escolar sólo son ocupados por las visitas escolares, independientemente de
que las demandas específicas de algunos centros docentes impliquen la reser-va
en otros tramos horarios (por ejemplo, las visitas de los centros de adultos,
siempre se realizan por la tarde). También es importante destacar que en el
museo se pueden desarrollar las visitas en varios idiomas, pues los audiovi-suales
pueden visionarse, además de en castellano, en inglés, francés y ale-mán.
Por supuesto, las personas que dinamizan la visita también hablan en
estos idiomas y este hecho es aprovechado por muchos centros para que los
escolares consoliden los conocimientos de las lenguas modernas que forman
parte del currículo.
Si la visita guiada para los centros docentes es un servicio de carácter gene-ral,
desde el museo también se está empezando a generar una serie de activi-dades
complementarias destinadas, por el momento, a educación infantil y pri-maria.
El taller Ídolos, nubes y barro pretende acercar el mundo de los ídolos,
o terracotas prehispánicas, a los más pequeños, a través de una dinámica de
trabajo participativa Por otro lado, estos talleres se realizan los lunes, día de cie-rre
del museo y parque arqueológico, pero en los que el aula didáctica11 sigue
siendo un espacio operativo (figura 7). También se ha puesto en marcha, en
colaboración con el CEP de Gáldar, una propuesta didáctica titulada Arminda
y la lágrima del Drago que intenta acercar el mundo de las plantas medicinales
a los escolares del archipiélago.
La educación secundaria también tiene está siendo objeto de atención pre-ferente,
pero los proyectos se encuentran aún en fase de elaboración, siendo
el curso académico 2008-2009 el momento en el que se empezarán a imple-mentar.
3.2. Las actividades infantiles y familiares
Aunque los programas puestos en marcha intentan atender las demandas
de los distintos tipos de audiencias, sin lugar a dudas, el destinado al público
10 Se hace referencia al documento redactado por C. G. Rodríguez Santana para el Cabildo de Gran Canaria en
el año 2005, titulado Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada. Un proyecto para la didáctica y la difusión.
11 Además del propio edificio del museo y del parque arqueológico, se cuenta con dos edificios para el desarro-llo
de actividades, tanto de investigación, como de difusión: el laboratorio de arqueología y el aula didáctica.
107
capítulo 4
infantil y familiar es el que ha supuesto una mayor implicación de la institución,
especialmente por los recursos y actividades puestas en marcha.
Antes de explicitar cómo se ha materializado este programa es importante
dedicar unas líneas a lo que ha supuesto para el museo y parque arqueológi-co
la puesta en marcha del proyecto Las aventuras de Arminda.
Apenas dos meses después de la inauguración del museo y parque arqueo-lógico,
se presentó el cuento infantil Arajelbén (hasta otro día). De cómo se
conocieron Arminda y Fernandillo; pocos días después esa misma historia se
representaba con marionetas en un escenario en el propio recinto del museo y,
al tiempo, se ponía en marcha el taller Titiriteando en la Cueva Pintada que per-mitía
trabajar en familia con los personajes y la historia de Arajelbén. El punto
de partida de este proyecto consistió en transformar a la protagonista de los
audiovisuales que se proyectan en el Museo, Arminda, en el personaje central
de un cuento infantil. Posteriormente, éste fue adaptado para que la historia
pudiera ser representada con títeres, y la oferta se culminó con un taller con-cebido
para el público infantil y familiar12. Cuando Dolores Campos-Herrero y
Agustín Casassa comenzaron a trabajar en este personaje nunca pudieron ima-ginar,
como tampoco lo hicimos los técnicos de este museo, la proyección que
esta nueva “versión” de Arminda iba a alcanzar.
Tras unos primeros bocetos, se fue concretando la figura de los personajes
principales, especialmente Arminda, que indudablemente debía tener una vin-culación
con la protagonista de los audiovisuales que ven los visitantes en el
recorrido al museo. Así nació la Arminda de Arajelbén, que nos muestra de
forma abierta y clara su mirada dulce, próxima, inquieta, traviesa, sincera…
(figura 8). Casi de forma paralela al nacimiento de esta historia se empezó a
Figura 12. En la difusión, la calidad de los soportes juega un papel que el MPACP quiere cuidar,
elaborando propuestas que consoliden una imagen de calidad. En la figura, dos de las
propuestas, para el III curso de Arqueología Cueva Pintada, y para las actividades Disfruta del
verano en la Cueva Pintada.
12 Para tener más detalles sobre este proyecto integral, consultar Rodríguez Santana, 2007.
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trabajar en la dramaturgia, a cargo de Rafael Rodríguez, y en la concepción de
los títeres, que asumió María Mayoral (figura 9). La elección de una determina-da
estética, en la que se impuso el muñeco de goma-espuma, ha resultado
muy satisfactoria, pues el público siente esos personajes como cercanos, gra-cias,
sin duda, a la implicación de los intérpretes /manipuladores de la compa-ñía
Entretíteres y a las animadoras de la actividad.
No es este el lugar para extendernos en lo que ha supuesto este proyecto
para la consolidación del mensaje del museo y parque arqueológico entre el
público infantil y familiar. Baste decir que, hoy por hoy, constituye la propuesta
más completa que se haya desarrollado en el contexto de los museos insula-res,
no sólo por las acciones que tienen como escenario las instalaciones del
Museo y Parque Arqueológico, sino también porque este personaje constituye
una excelente embajadora fuera de las fronteras de Gáldar (figura 10), e, inclu-so,
de la isla. Si bien el equipo técnico del museo ha diseñado y gestado esta
propuesta, la consolidación ha venido dada por la fortuna de contar con un
grupo de profesionales que han dejado todo su saber en convertir a Arminda
en un personaje entrañable, que ejerce una especial atracción entre los peque-ños,
pero que también cautiva a los mayores. Juega un importante papel en
este contexto la campaña de comunicación y prensa desplegada con especial
intensidad desde diciembre de 2007 (figura 11) y que puede ser consultada en
la página:
www.armindaylacuevapintada.com
3.3. Las actividades para público general
También ocupa un lugar destacado el programa de conferencias y cursos,
destinados a ese público no especialista pero que se muestra sensible e inte-resado
en los temas vinculados con la arqueología, ya sea del Archipiélago
Canario, ya de otros contextos geográficos.
Los Cursos de Arqueología Cueva Pintada, aunque tienen como objetivo
atraer a un amplio abanico de destinatarios, también captan la atención de los
expertos. Sin embargo, no cabe duda de que es necesario abordar formatos
que satisfagan a todos aquellos profesionales vinculados a las materias de refe-rencia
del museo, para que éste sea un escenario de debate y progreso de las
mismas.
3.4. Folletos, libros, carteles, web... la importancia de los soportes
de comunicación
Las publicaciones del Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada son
capaces de reflejar esa vocación de consolidar las tres grandes áreas del cen-tro:
investigación, conservación y difusión. En la nómina de obras aparecidas
en estos dos años figuran tanto catálogos de exposición, como álbumes infan-
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tiles, una guía de la visita o una propuesta de cuento para adultos que consti-tuye
una apuesta editorial arriesgada, pero no dudamos que sugerente, en el
mundo de los museos.
Es cierto que para cada una de las acciones, se tiene en cuenta la impor-tancia
de contar con soportes de calidad que reflejen cuál es la línea de traba-jo
del museo y parque arqueológico. Pensamos que la figura 12 muestra la
línea de trabajo, muy en consonancia con la imagen que se quiere ofrecer de
este equipamiento cultural.
Una vez que estos programas se van consolidando, mucho queda aún por
hacer, y, en lo que a gestión de audiencias se refiere, tres son las prioridades
que deben ser abordadas a corto y medio plazo desde el museo y parque
arqueológico. Por un lado, incrementar las propuestas didácticas para los cen-tros
educativos, siempre adaptadas a todos los niveles educativos. Por otro,
seguir trabajando en la accesibilidad para todas aquellas personas que pose-en
algún género de discapacidad. Por último, establecer estrategias de capta-ción
de los turistas que acuden a Gran Canaria y a los que es indispensable
atraer, no sólo porque constituyen una fuente de recursos importantes para la
institución, sino también porque el Museo y Parque Arqueológico Cueva
Pintada constituye, hoy por hoy, la propuesta más atractiva y audaz para cono-cer
uno de los momentos más apasionantes de la Historia de Gran Canaria.
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