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JORNADAS DE ESTUDIOS SOBRE LANZAROTE Y FUERTEVENTURA VOL. 2 TOMO III GEOGRAFÍA, PREHISTORIA - ARQUEOLOGÍA LENGUA - LITERATURA XII JORNADAS DE ESTUDIOS SOBRE LANZAROTE Y FUERTEVENTURA VOL. 2 - TOMO III XII JORNADAS DE ESTUDIOS SOBRE LANZAROTE Y FUERTEVENTURA Septiembre, 2005 VOL. 2 - TOMO III GEOGRAFÍA, PREHISTORIA - ARQUEOLOGÍA, LENGUA - LITERATURA SERVICIO DE PUBLICACIONES DEL CABILDO DE LANZAROTE EXCMO. CABILDO INSULAR DE FUERTEVENTURA ARRECIFE, 2008 Servicio de Publicaciones del Cabildo de Lanzarote. Excmo. Cabildo Insular de Fuerteventura. Coordinadores de la edición: Eva Rosa de León Arbelo, A. Félix Martín Hormiga, María José Alonso Gómez. ISBN-13: 978-84-95938-47-7 (Obra completa) ISBN-13: 978-84-95938-51-0 (T. III) Depósito legal: TF. 210-2008 (Tomo III) Imprime: Litografía Romero, S. L. Polígono Industrial Valle de Güímar. Manzana III, Parcela 20. 38509 Arafo. ÍNDICE GEOGRAFÍA — Ponencia marco:La cultura del agua en la isla de Lanzarote (s. XVI-XX), Alejandro González Morales .................................................................................... 13 — Los sistemas de recolección de aguas de Canarias y el sudeste peninsu-sular: semejantes soluciones a problemas comunes, Antonio C. Perdo-mo Molina ...................................................................................................................... 49 — Lanzarote: agua y turismo (1950-2005), Miguel Leal Cruz.......................... 65 — La naturaleza desértica de Fuerteventura y la erosionabilidad de sus pre-cipitaciones, Pablo Máyer Suárez y Lidia E. Romero Martín ...................... 83 — La aplicación de las políticas agrícolas de montaña en unas islas sin mon-tañas: Lanzarote y Fuerteventura, Irene Dupuis y Antonio C. Perdomo Molina............................................................................................................................... 105 — El Aaiún-islas orientales: algo más que una simple cercanía geográfica, José M. Peana Palacio................................................................................................ 117 — La delimitación de las fronteras marítimas de Lanzarote y Fuerteventura y el derecho internacional, Carlos Rodríguez Domínguez ............................ 133 — Tendencias de la movilidad terrestre en la isla de Lanzarote 1991-2001, José A. Hernández Luis .............................................................................................. 155 — El cambio en el modelo territorial de la isla de Lanzarote 1970-2004, Alejandro González Morales, José A. Hernández Luis y Silvia Sobral García ............................................................................................................................... 179 — Los movimientos inmigratorios recientes en la isla de Fuerteventura, 1930- 2000, Alejandro González Morales, Elizabeth Fernández Cabrera y Gri-manesa García Ruiz...................................................................................................... 205 7 — La inmigración interior de las Canarias orientales: principales corrientes y características 1986-2003, Alejandro González Morales, Elizabeth Fernández Cabrera, Grimanesa García Ruiz y Yurena Quevedo Suárez.. 217 — Transformación paisajística en la isla de Lanzarote, Elisa Matoso Melián.. 245 — Turismo y actividad laboral femenina en Lanzarote, Ezequiel Acosta Ro-dríguez .............................................................................................................................. 265 — ¿Podemos enseñar a conocer y proteger el patrimonio? Proyecto “Cana-rias por una costa viva”, Heredina Fernández Betancort y Mikel Asensio Brouard............................................................................................................................. 275 — La arquitectura vernácula de Lanzarote y su funcionalidad social, Demel-za Díaz Guerra y Manuel A. Fajardo Mosegue (ADERLAN) .......................... 285 PREHISTORIA – ARQUEOLOGÍA Ponencia marco: — La Arqueología a comienzos del siglo XXI: Ciencias, tecnología, valores y sociedad, Juan Vicent .............................................................................................. 325 — La proyección social del patrimonio: notas para la construcción de una teoría de la gestión, Sanjo Fuentes Luis .............................................................. 349 — Estudio arqueo-matemático del vaso cerámico 1.125 (fondo ar-queológico del Museo de Santa Cruz de Tenerife) encontrado por D. Ra-món Castañeyra en 1878, José M. Espinel Cejas.............................................. 377 — Sebastián Jiménez Sánchez vs Elías Serra Ráfols. Polémica y controver-sia en torno a la excavación arqueológica del yacimiento medieval del Rubicón (lo que se dijo de Antonio M.a Manrique en 1960), Gustavo A. Trujillo Yánez .................................................................................................................. 391 LENGUA– LITERATURA — Ponencia marco: Metodología de la investigación lingüística, Manuel Almeida............................................................................................................................. 411 — La toponimia de Fuerteventura. Consideraciones léxicas, Genoveva Torres Cabrera ............................................................................................................................ 449 — Aspectos autóctonos del romancero de Lanzarote, Andrés Monroy Ca-ballero..................................................................................................................... .......... 457 8 — Lengua e identidad en una comunidad de habla canaria (Arrecife de Lanzarote), Zebensuy Rodríguez Álvarez ............................................................ 471 — Singularidades de Lanzarote y de Fuerteventura dentro del archipiélago canario según George Glas, Pedro N. Leal Cruz e Inodelvia Ramos Pérez .. 509 — Tres miradas sobre Lanzarote: José Saramago, Carlos Fuentes y Michel Houellebecq, Osvaldo Rodríguez Pérez................................................................ 533 — Mujer y literatura. La voz de dos sirenas en los arrecifes de Lanzarote: Macarena N. Cáceres y Daniela Martín Hidalgo, Ernesto Gil López .... 551 9 GEOGRAFÍA PONENCIA MARCO LA CULTURA DELAGUA EN LA ISLA DE LANZAROTE. SIGLOS XVI-XX ALEJANDRO GONZÁLEZ MORALES No hablan ni de oro ni de plata ni de joyas ni de los demás bienes de convención dependientes del capricho o del des-lumbramiento del juicio, sino de las lluvias a tiempo, de las sementeras, de los pastos abundantes. (Viera y Clavijo) INTRODUCCIÓN El agua ha sido siempre un bien muy escaso en la isla de los volcanes, como pone de manifiesto el insigne historiador canario Viera y Clavijo, cuando hace referencia a la importancia que para los habitantes de esta isla suponía la escasa disponibilidad de agua, tanto es así, que el hombre de Lanzarote ha tenido que luchar denodadamente con la naturaleza para salvar esta adversidad ambiental. De este modo, la pertinaz sequía que ha padecido la isla desde siempre ha condi-cionado la forma de vida de sus habitantes y, por tanto, éstos han tenido que in-geniárselas para sobrevivir en un medio muy hostil, donde las condiciones eco-lógicas han influido en los quehaceres económicos y sociales diarios. La lucha por la subsistencia ha posibilitado la creación de una serie de in-fraestructuras relacionadas con el mundo del agua. En un primer momento fueron pozos, maretas, maretejas, aljibes, gavias, nateros, traveseros, los que permitieron cultivar y mantener el ganado en este territorio. Con el paso del tiempo estas construcciones se fueron mejorando, sobre todo debido a los avances tecnológicos, así se construyeron nuevos pozos, galerías, presas, e in-cluso se trajo agua del exterior mediante buques-aljibe. Empero, las disponibi-lidades del líquido elemento seguían siendo insuficientes para poder crecer de forma importante y desarrollar actividades económicas distintas a las tradicio-nales. Con esta situación llegamos hasta los años sesenta, cuando se consigue introducir en el panorama isleño recursos nuevos no convencionales, primero la desalación y más tarde la depuración de aguas. Ello permitió dar un salto cualitativo y cuantitativo en la formación social y económica de la isla de Lan-zarote. 15 Todo este proceso ha tenido unas evidentes repercusiones ambientales, pues el consumo de energía y esfuerzo para producir el preciado recurso ha sido muy notable, y si a ello le añadimos que los combustibles para dicho proceso no se producen en la isla, se puede entender la gran dependencia y el impacto que todo esto produce en un territorio de unas características muy frágiles. A la con-taminación del aire se le une la del mar y los suelos por el vertido de residuos, bien de humos o bien de aguas fecales o aguas de alta salinidad. Por todo ello, se impone de manera urgente la adopción de medidas que frenen este deterioro ambiental. En este sentido, conviene manifestar la necesidad que tiene la isla de apostar por acciones ecológicas y energías limpias y renovables que no contri-buyan a deteriorar el medio. En otras palabras, es necesario entrar en una senda de desarrollo sostenible en consonancia con la disposición de recursos propios. Esto que afirmamos afecta, sin lugar a dudas, mucho al agua. De igual manera le afecta el gran crecimiento demográfico que está experi-mentando la isla en estos momentos, con cifras que nunca antes había tenido, sobre todo en los municipios turísticos. Esto supone un paralelo aumento de la demanda de agua y por tanto la necesidad de incrementar la producción. Todo ello termina aumentando la factura del combustible que se necesita para desalar el agua consumida, afectando no sólo económicamente sino también a la ecolo-gía de este territorio. EL AGUA EN LA HISTORIA DE LANZAROTE, SIGLOS XVI, XVII Y XVIII En la época prehispánica, y después de los primeros años de la conquista, la población se abastecía principalmente de las aguas procedentes de nacientes, fuentes y manantiales, aunque como en algunos lugares ésta era insuficiente, se tuvo que proceder a la construcción de las primeras infraestructuras hidráulicas. En este sentido, algunos autores ya hablan de la existencia de pozos en la isla. En efecto, Abreu Galindo señala que existían en la isla pozos aunque de poco agua 1. Por su parte Torriani destaca la presencia de pozos en Famara, Rubicón y Haría 2. Lobo Cabrera confirma la existencia de estos pozos y otros, conformando más de 20 los localizados entre el Rubicón y Puerto Escondido, junto a maretas en Por-to Naos y Arrecife, más los pozos de Arrieta y las fuentes del Temisas (Chafarí) 3. 16 ———————— 1. ABREU GALINDO (1977): Historia de la conquista de las sietes islas Canarias. Ed. Goya.Santa Cruz de Tenerife; p. 58. 2. TORRIANI (1978): Descripción e historia del reino de las islas Canarias. Ed. Goya. Santa Cruz de Tenerife; p. 27. 3. LOBO CABRERA, M. (1990): “Lanzarote en el siglo XVI. Noticias históricas”. II Jorna-das de Historia de Lanzarote y Fuerteventura. Tomo I. Cabildo de Lanzarote. Arrecife; p. 293. El agua de estos pozos, que llegaron a ser más de 100 en la isla aunque mu-chos de ellos hoy día están secos o sus aguas son tan salobres que se han aban-donado, fue siempre de escasa calidad, a medida que se extraía más agua menor era la calidad, pues el nivel piezométrico del acuífero se reduce y ello hace que pueda haber inyecciones de aguas salinas y una mayor mezcla de sales en las aguas subálveas. En efecto, esto último lo apunta Hausen cuando afirma que las aguas salobres de la isla son debidas a que la capa de travertino (caliza) conta-mina las aguas subterráneas 4. De las distintas zonas de la isla, la que presenta un mayor número de pozos y perforaciones para la obtención de este preciado recurso es Haría, ello está así recogido en el inventario que realiza el Cabildo de la isla en el año 1560. El agua de los pozos no sólo se destinaba al consumo doméstico de los habi-tantes de Lanzarote, también era empleada en las faenas agrícolas, dándole un riego ocasional a los cultivos más próximos a la casa, pues como se sabe la agri-cultura de la isla es mayormente de secano. Los animales también se benefician, por eso junto a los pozos suele haber abrevaderos donde se repartía el agua entre el ganado. Otra de las zonas donde hubo una gran concentración de pozos en el pasado fue la caleta de Famara y el risco del mismo nombre, ya que, en palabras de Francisco Hernández: “También los vecinos de La Caleta se preocuparon del pozo existente junto a la carretera desde el momento del nacimiento del pueblo. Según inventario de la época había en la zona más de 66 pozos” 5. En el sur de la isla tenemos constatada desde épocas muy remotas la exis-tencia de pozos. En el espacio de Papagayo, concretamente en la playa del Pozo, en los Llanos del Rubicón, se encuentran unos de factura muy antigua. Según Atoche y otros autores estos pozos son anteriores a la conquista norman-da: “Gadifer y Béthencourt… debían de tener constancia, por tanto, de la exis-tencia de agua en la zona. Y lo sabían porque probablemente, al menos dos de los que en la actualidad se conocen, ya estaban allí. Estas construcciones serían así una razón de la probable presencia normanda en esa playa, y no una conse-cuencia de la misma” 6. Para otros autores, como Serra Ráfols, los pozos fueron una construcción de los normandos. En cambio para los autores antes mencionados (Atoche et al.): “la única prueba esgrimida, hasta el momento, para defender la autoría betancu- 17 ———————— 4. HAUSEN, H. M. (1954): Hidrografía de las Islas Canarias. Rasgos generales y riego de los cultivos subtropicales. C.S.I.C. Instituto de Estudios Canarios Universidad de La lagu-na; p. 29. 5. Pregón de la fiesta del Sagrado Corazón de María en Caleta de Famara. 1999. 6. ATOCHE, P. y otros (1999): “Pozos con cámara de factura antigua en Rubicón (Lanza-rote)”. VIII Jornadas de Estudios sobre Lanzarote y Fuerteventura. Cabildo de Lanzarote. Arrecife; p. 372. riana de los pozos es su emplazamiento en un lugar en el que se supone la pre-sencia francesa a partir de 1402 7. Por su parte, Agustín de la Hoz señala que desde el siglo XVI se contabiliza-ban tres pozos (2 de San Marcial y el de la Cruz) junto a la zona de la playa de Los Pozos, aunque no aclara nada con respecto a la autoría de los mismos 8. El inventario del Cabildo de 1560 contabiliza tres pozos en el Rubicón: uno …grande abierto en bóveda antigua…otro más arriba (de la Cruz)…y un tercero denominado de Marcos Luzardo… 9 Torriani en 1587 confirma la presencia de estos tres pozos 10. Años más tarde, en 1731, el ayuntamiento de Femés recibe peticiones de apertura de nuevos pozos en el cauce del barranco de Los Pozos 11. En 1776 el Compendio brebe y famosso..., de autor desconocido, confirma la existencia de estos pozos al naciente de Las Coloradas 12. Es en 1960 cuando Serra Ráfols excava en la zona y publica que los pozos son de factura normanda 13. Por su parte, en 1999 son Atoche y un grupo de arqueólogos los que corrigen la teoría de Serra afirmando la factura romana o púnica de estos pozos. Para este último autor los pozos del Rubicón presentan una serie de caracte-rísticas que permiten asegurar su factura prenormanda. Según Atoche, todos los pozos de esta zona tienen en común una serie de elementos, como son: rampa escalonada y chimenea con brocal; cámaras subte-rráneas preparadas para captar el agua del subsuelo; material de construcción (piedra caliza). La rampa escalonada de acceso sirve tanto para extraer el agua del fondo del pozo, como para facilitar su limpieza una vez vacío, ya que en el pozo en-traban las aguas de escorrentía y depositaban en el fondo los lodos. Esta opera-ción se suele hacer hoy día con los aljibes, cuyos fondos son limpiados cada cierto tiempo. Las cubiertas de estos pozos son todas abovedadas, pero su factura no es exactamente igual. Así, en San Marcial se accede a través de un arco de medio punto y la cámara del pozo es más amplia que en el resto. En cambio en el de La Cruz, la portada está realizada con un dintel horizontal sostenido en las jambas 18 ———————— 7. ATOCHE, P. y otros (1999): Op. cit; p. 372. 8. DE LA HOZ, A. (1994): “Lanzarote”. Cabildo Insular de Lanzarote. Colección Clási-cos de Lanzarote. Vizcaya; p. 352. 9. Inventario del Cabildo de 1560. Archivo de Teguise. 10. TORRIANI, L. (1978): Op. Cit. 11. Archivo de Yaiza. Documentos no catalogados. 12. Anónimo (1776): “Compendio brebe y famosso...” 13. SERRA RÁFOLS, E. (1960): “Memoria de la excavación del castillo de Rubicón”. Revista de Historia de Canarias 131-132. La Laguna; p. 357-370. de piedras y la cámara es algo más pequeña. Por tanto se puede avanzar que el pozo más evolucionado y el que presenta la técnica más depurada es el de San Marcial. En definitiva, Atoche y el grupo de arqueólogos que trabajaron con él concluyen que estos pozos, por su factura, no pueden ser normandos, tampoco pueden ser aborígenes (eres o maretas), y sí responden bastante bien a la tipolo-gía de construcciones romanas o púnicas, siendo este un dato más de la presen-cia de los romanos en la isla. 19 MAPA DE LUGARES DE RECOGIDA DE AGUA EN LANZAROTE. SIGLOS XVI AL XVIII Las maretas La mareta es una cisterna excavada u hondonada natural estratégicamente dispuesta para recoger el agua de escorrentía que discurre por las laderas cer-canas en épocas de lluvia 14. Se trata por tanto de una construcción superficial cuyo borde se reforzaba con piedra y barro, e incluso en ocasiones con muros de cal, para una vez depo-sitada el agua en su interior impedir que ésta se perdiera, y de igual manera evi-tar que entraran animales. La construcción de las maretas era muy fatigosa, pues no sólo había que acarrear las piedras y la cal hasta el lugar y hacer la hondona-da, sino posteriormente también había que realizar una labor intensa de manteni-miento. Según Abreu Galindo: la isla de Lanzarote es falta de agua, que no hay otra sino la que llueve, la cual recogen en maretas o charcos grandes hechos a mano de piedra 15. De todas las maretas de la isla la más conocida era la Gran Mareta de Tegui-se, que se construyó sobre una antigua charca aborigen (conocida como eres) que recogía las aguas de las montañas próximas, como Guanapay. La mareta es-tuvo en funcionamiento más de 500 años, fue ampliada y modificada en los tiempos de los marqueses de Herrera y Rojas. Agustín de Herrera y Rojas orde-nó el cierre de este embalse con una caidera, es decir, un muro de cerramiento. El diámetro de la mareta era de 80 metros y tenía más de 9 metros de profundi-dad cuando estaba limpia. De esta manera era capaz de embalsar hasta 80.000 pipas de agua 16. La Gran Mareta de Teguise se usó hasta 1963, cuando el terreno que ocupaba pasó a ser calificado como urbanizable. En principio suministraba agua para toda la isla, pues era propiedad del Ca-bildo. Era frecuente que se nombraran cuarteles para la limpieza de la mareta y también guardianes para controlar las extracciones de agua y velar por el uso adecuado de esta infraestructura. Con el tiempo, y debido a que se construyen nuevas maretas y se perforan pozos, los municipios van dejando de acudir a lim-piar y sacar agua de la Gran Mareta. Los primeros en hacerlo fueron los habitan-tes de Tías, en 1873. Más tarde los naturales de Arrecife, Yaiza y Haría. Por últi-mo, en 1899, lo hacen los vecinos de San Bartolomé y Tinajo. Esta mareta, propiedad del Cabildo, pasa a manos del Estado en 1915 y en 1963 dejará de de-positarse agua en ella. Hoy día constituye un parque en la trasera de la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe. Aparte de esta mareta de Teguise estaban: la En-cantada (Teseguite), la de Tahíche, la de Las Mares, las de Cabrera, Aguilar, Castro, Álvarez, “El Santo”,... 20 ———————— 14. ATOCHE, P. et a.l (1999): Op. cit. p. 386. 15. ABREU GALINDO, J.: Op. Cit. p. 58. 16. 1 pipa equivale a 500 litros. Otro de los lugares donde hubo importantes maretas fue Arrecife, según Va-lentín Fernández, quien refiriéndose al Pto. de Arrecife señala (1508): mucha agua de mareta, donde hacían aguada los barcos que se acercan a la isla…17 Por su parte Álvarez Rixo indica que cuando aquí no había población, úni-camente cosa de media milla del mar estaban unos mal cuidados albercones o maretas, denominados del Santo, en los cuales abrevaban los pastores sus gana-dos. Posteriormente todas las personas pudientes que se iban avecindando fue-ron haciendo sus aljibes en los alrededores del pueblo, lo mismo que dentro de las casas mayores 18. En definitiva, maretas hubo muchas y repartidas por toda la isla, aunque pa-rece que la mayor concentración correspondió a Teguise y Arrecife. Estos em-balses no sólo mitigaron la sed de los lanzaroteños, sino que permitieron tam-bién salvar a mucho ganado de la sequía y por supuesto mantener los cultivos. Los aljibes Son muy numerosos y están repartidos por toda la isla. Por regla general están asociados a una vivienda, aunque también podemos encontrar algunos aislados junto a parcelas de cultivo. Este era un recurso muy interesante para guardar el agua de lluvia, que generalmente en la isla es de tipo torrencial, por eso había que procurar que la escorrentía no llegara al barranco y recoger el agua en estos recipientes. Los primeros aljibes se hicieron de piedra y cal. En la actualidad se utilizan los bloques de picón con argamasa de cemento. En muchas ocasiones esta agua que se reservaba para los tiempos de escasez sir-vió para especular. En este sentido hay que entender la afirmación de Monte-longo y Falero: de la falta de recursos acuíferos vuelve a acusarse a los pose-edores de capital, quienes encuentran más cómodo y menos arriesgado en el cobro de “el cupón” 19. En efecto, los propietarios de agua, cuando la sequía era más acusada, proporcionaban este recurso mediante unos vales o “cupo-nes” que luego eran cobrados, suponiendo ello importantes ganancias por el alto precio que alcanzaba el líquido elemento en épocas de carestía. Esto se convirtió en una práctica bastante usual en la isla, aunque no dejara de ser una forma de usura. A pesar de que la administración insular y el Estado colaboraron en la cons- 21 ———————— 17. Citado en Miguel de Santiago (1947): “Canarias en el manuscrito de Valentín Fernán-dez”. Revista de Historia de Canarias, nº 75-76. La Laguna; p. 16. 18. ÁLVAREZ RIXO, J.A. (1982): Historia del Puerto de Arrecife. Aula de Cultura del Cabildo Insular de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife. 19. MONTELONGO, A. y FALERO, M. (2000): “El agua en Arrecife, condicionante his-tórico”. IX Jornadas de Estudios de Lanzarote y Fuerteventura. Arrecife; p. 170. trucción de los aljibes mediante ayudas y préstamos, éstos no fueron suficientes para la creación de todos los necesarios en esos momentos, ya que estas subven-ciones no iban destinadas a los particulares sino a colectivos e instituciones, además este proceso quedó bruscamente interrumpido por la Guerra Civil Espa-ñola de 1936-1939. Según datos que aportan Falero y Montelongo: La construcción de aljibes tiene en 1933 un coste medio de 100 ptas /m3, según la naturaleza del terreno. Por tanto, construir los aljibes suficientes para abastecer de agua a la pobla-ción de la isla (sería necesario para una población de 30.000 habitantes unos 146.000 m3) costaría 14.600.000 ptas. 20 Cifra que no llegó a alcanzarse, por lo cual los padecimientos de la población insular, debidos a la escasez de agua, si-guieron repitiéndose durante varias décadas. En síntesis, se puede afirmar que los aljibes han ayudado a paliar la sed de la isla pero que no son una solución definitiva, pues la irregularidad de las precipitaciones impide que el uso de estas infraestructuras se optimice de forma conveniente. Las alcogidas Son construcciones de cal que se adosan a la ladera de una montaña para recoger el agua de lluvia y conducirla a los aljibes. Tienen un gran interés, pues evitan que la escorrentía superficial se filtre o se pierda ladera abajo ha-cia el barranco. Otra de las ventajas es que el agua entra limpia en el aljibe y ello facilita las labores de mantenimiento. El gran problema es lo costoso de su construcción para tan poca agua de lluvia, por ello no suelen ser muy co-rrientes en la isla. Asimismo hay que señalar el elevado impacto visual que tienen debido a que es una construcción en la ladera de la montaña, pero qui-zás este coste ambiental ha sido asumido por los lanzaroteños como necesario para aprovechar al máximo las escasas precipitaciones que prodiga la naturale-za en la isla. Las fuentes y los manantiales Las fuentes y manantiales eran muy importantes en la isla, tanto para el abastecimiento humano como para abrevar a los animales. Generalmente se en-cuentran en sitios poco accesibles, como en el Macizo de Los Ajaches y en el Macizo de Famara-Guatifay. Estas fuentes naturales eran en muchas ocasiones mejoradas por el hombre con alguna pequeña obra, como se señala en los libros capitulares del Cabildo para la fuente de Femés en Los Ajaches: Otrosí en este 22 ———————— 20. Ibídem. Cabildo se leyó una petición dada por Pedro Fernández Guerrero, personero de esta isla, en que pide se abra más larga de lo que está la fuente que está en Fe-més por ser de dichos vecinos 21. Pero las fuentes más renombradas de la isla se hallan en el otro extremo, es decir, en la vertiente norte, donde se encuentra el Macizo de Famara-Guatifay 22. En esta zona hay una serie de fuentes como la de Gusa 23, Las Ovejas 24, Las Pa-lomas 25. En este sentido Viera y Clavijo señalaba que la fuente de Gusa se en-cuentra: …en donde dicen el Río, tan cerca al mar que la anegan las mareas al tiempo de su flujo. 26 Otra fuente de esta zona es la que se encuentra en el barranco de Maramajo, cuyas aguas vierten hacia el jable de Mancha Vagal, es decir, entre la Caleta de Famara y el pueblo de Teguise, sobre esta fuente se recoge en las actas del Ca-bildo de la isla lo siguiente: Estando en Cabildo como lo han de uso y costum-bre, conviene a saber que son su merced del capitán Luis Rodríguez Fleitas, Al-calde Mayor de esta isla, Diego Cabrera Sanabria, Diego Cabrera Bermúdez, Antonio García Pascual y el capitán Juan de Monguía Betancor, caballeros re-gidores. Y asimismo su merced les propone como (se gastó) el agua que había en la mareta de Las Mares, y no hay más agua donde todo común haya de beber sino en donde dicen Famara, conviene se ponga persona suficiente que sirva de guarda, y que éste asista en dicha agua manantial para que a los vecinos le al-cancen, no permitiendo beban en la dicha aguada ningunos animales, si no fue-re los que en fueren los vecinos a buscar agua, y que las personas que la fueren a buscar les haga limpiar el camino de dicha poceta. Y asimismo es sabido que donde dicen Maramasgo en tiempos pasados había agua de que muchos vecinos se sustentaban y hoy está ciega, y para que se procure ver si se puede limpiar dicha fuente acuerden que algunos vecinos se les obligue, con asistencia de al-gún caballero regidor, acudan a limpiar dicha fuente para ver si con esta solici-tada y trabajo se descubre la dicha agua que hoy está perdida 27. 23 ———————— 21. “Libro capitular del Cabildo de Teguise 1681-1701”. Archivo Histórico de Teguise. 22. En el inventario de bienes del común de 1560 aparecen citadas las fuentes de Famara. 23. GLASS, G. (1982): “Descripción de las Islas Canarias. 1764”. Instituto de Estudios Canarios. Fontes Rerum Canarium. La Laguna. 24. STONE, O. (1995): “Tenerife y sus seis satélites”, 2 tomos. Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, Verneau, R. (1981): “Cinco años de estancia en las Islas Canarias”. Ed. J.A.D.L. Santa Cruz de Tenerife. 25. DE LA HOZ, A. (1962): Op. cit. 26. VIERA Y CLAVIJO, J. (1982): “Historia general de las islas Canarias”. Goya. Santa Cruz de Tenerife. p. 182. 27. Acta del Cabildo de Lanzarote 165.3 de junio de 1652. en Bruquetas, F. (1997): Actas del Cabildo de Lanzarote. Cabildo de Lanzarote. Arrecife. Otros autores, como Pablo Atoche 28, hablan de las fuentes en la zona de Ti-manfaya, donde había, antes de la erupción, una rica vega agrícola y donde los ganados también abundaban gracias a la disponibilidad de agua. En 1931 se concede permiso a Pío Casais Canosa para aforar las aguas de la fuente de Famara, dando como resultado un caudal de 5 litros por minuto. En 1945 se inicia el expediente para proveer de agua procedente de Famara a la capital de la isla, Arrecife. Se realiza una petición formal del Ayuntamiento de Arrecife al de Teguise 29. El 6 de enero de 1946 el ayuntamiento de La Villa acuerda por unanimidad conceder la petición de Arrecife. En 1961 el geólogo Telesforo Bravo emite un informe hidrogeológico acon-sejando la perforación de las galerías en Famara-Guatifay. En 1984 llega a la isla de Lanzarote el ingeniero Mr. La Chapelle, mandado a buscar por D. Manuel de Rafael de Vargas para que estudiara las aguas del Chafariz y Famara y la forma de conducirlas al puerto. El informe de este inge-niero es negativo, pues se necesitaba abrir un túnel cuyo coste era demasiado alto para el beneficio que iba a dejar la escasa agua que hay en estas zonas, apar-te de la mala calidad por su elevado contenido de sales. Los aprovechamientos agrarios del agua Poca o ninguna esperanza tienen los labradores de recoger la simiente que arrojan a la tierra… sin agua que beber. ¡No hay agua! (Crónicas de Lanzarote, nº 53; 1861) La escasez del recurso agua ha obligado al campesino de Lanzarote a inge-niárselas para obtener el mayor fruto posible de la tierra. En este sentido son va-rias las técnicas de cultivo que se han empleado, y se siguen utilizando, en la isla. Antes de las erupciones de 1730 - 36 no se utilizaba el rofer en las técnicas de cultivo, lo más frecuente era cultivar sobre el suelo vegetal, así como en ga-vias, beberos, nateros y cadenas. En cambio, a partir de la fecha señalada, en que tiene lugar la erupción de Timanfaya, se introducen los cultivos en arena-dos, tanto en su variante natural como en la artificial. El cultivo sobre suelo vegetal se caracteriza por su baja productividad, dado que los suelos están sometidos a intensos procesos de erosión, también la evapo-ración es muy elevada, con lo cual la humedad del suelo es muy baja. Los prin-cipales cultivos que se trabajaban en Lanzarote eran los cereales y las legumino- 24 ———————— 28. ATOCHE, P. et al. (1977): Op. cit. 29. Ver documento 1.174 del Archivo de Teguise. sas, que sólo eran cultivados en años de lluvia, cuando las precipitaciones eran suficientes y garantizaban las cosechas. Daban lugar a importantes produccio-nes, tal es así que esta isla, junto con Fuerteventura, recibió el sobrenombre de granero de Canarias, e incluso en determinados años se llegó a exportar trigo y cebada a la península y Madeira 30. La estructura de la propiedad, grandes propietarios absentistas, junto a los regímenes de tenencia de la tierra de medianería y aparcería, hicieron que las condiciones en que se trabajaba la mayor parte de estas tierras fueran muy du-ras. Todos estos factores contribuyeron de forma poderosa a fomentar la emigra-ción hacia otros lugares, preferentemente hacia Gran Canaria, el Sáhara Occi-dental y América. Los beberos o bebederos son también muy frecuentes en la geografía agraria de la isla de Lanzarote, según Torres Stinga: bebederos, gavias, nateros y trave-seros son construcciones similares a las maretas pero de menor envergadura 31. En efecto, se trata de infraestructuras rurales que se construían en las zonas pró-ximas a barrancos y barranquillos para recoger las aguas de escorrentía, y éstas se canalizaban hacia el bebedero con la finalidad de anegar la zona de agua e in-crementar sus condiciones de humedad. Un vez el bebedero estuviera lleno y el agua se hubiera filtrado se procedía a la siembra, generalmente, como en el caso anterior, cereales y leguminosas, aunque también en los bordes del bebedero se solía plantar algún frutal, sobre todo higueras En definitiva, los beberos son zonas de recepción de aguas de lluvia para que éstas no se pierdan barranco abajo, por ello la proximidad a los cauces de ba-rrancos o incluso en la mayor parte de las veces la construcción en el propio cauce, es fundamental, esto se realiza mediante la ejecución de un muro de pie-dra transversal que impide y frena el paso del agua. El muro se hace de piedra y barro. Otra finalidad del muro es la de retener los limos que llevan las aguas de escorrentía. La producción de estos espacios agrarios era reducida debido a lo exiguo de la superficie. Las gavias son otra de las construcciones agrícolas tradicionales más empleadas en la isla, consisten en cerrar el suelo vegetal de una zona relativa-mente llana con caballones de tierra o de piedra, incluso en ocasiones se emple-an combinados ambos materiales. Recogen las aguas de escorrentía que discu-rren por las laderas de los macizos montañosos de la isla, por tanto, sólo son funcionales y se pueden emplear cuando ha habido precipitaciones. La gavia tiene una boca por donde bebe, es decir, por donde le entra el agua, cuando ésta 25 ———————— 30. GONZÁLEZ MORALES, A. (1989): “Estructuras Agrarias Recientes de Fuerteventu-ra”. Cabildo de Fuerteventura. Pto. del Rosario. 31. TORRES STINGA, M. (1995): “El español hablado en Lanzarote”. Colección Rubi-cón, 2. Arrecife. es mucha se puede aliviar parte de ella mediante un rebosadero que general-mente está conectado con otra gavia, por eso nunca se encuentra una gavia sola sino un conjunto de ellas, que recibe el nombre de rosa. De nuevo los principa-les cultivos vuelven a ser los cereales y las leguminosas, se trata, por tanto, de una agricultura de pequeña producción mercantil para abastecer los mercados interiores y para el autoconsumo familiar, sólo en contadas ocasiones se expor-ta el producto. La mano de obra que labora estas tierras generalmente es de tipo familiar, pues debido a que la productividad es muy baja no da para pagar sala-rios a jornaleros. Una de las principales ventajas de las gavias, aparte de la de producir cultivos, es la de recargar el acuífero, aunque también es verdad que una parte del agua embalsada no da tiempo a que se filtre y por tanto se pierde por evaporación. Por último, las cadenas son construcciones de piedra en mitad de la ladera cuya finalidad principal es frenar la escorrentía y evitar que se pierda el sue-lo. La fertilidad del suelo en estas laderas es muy reducida, pero se aprove-chaban debido a que la fuerte presión demográfica de otros tiempos y la ne-cesidad obligaban a sacarle el mayor provecho posible al escaso suelo insular. En estas zonas lo que se cultiva son cereales de segunda categoría como ce-bada, centeno y avena, aunque también aparecen algunos frutales como hi-gueras y almendros. Estas cadenas retienen por tanto el escaso suelo vegetal que hay en las laderas, al mismo tiempo que sirven para recargar el acuífero por el freno que suponen a la escorrentía superficial. Hoy día todas estas in-fraestructuras están en franco proceso de abandono debido a la crisis por la que pasa la agricultura en la isla, lo que supone la pérdida de un patrimonio cultural muy interesante. En definitiva, como puede observarse, las técnicas de cultivo tradicionales permitían un elevado grado de aprovechamiento de las aguas pluviales y por tanto facilitaban las condiciones de vida en la isla. En síntesis, el hombre ha per-mitido que la productividad de este territorio se incremente sabiendo sacarle el mayor partido posible a la naturaleza. EL AGUA DURANTE LOS SIGLOS XIX Y XX La situación del agua en los siglos XIX y XX cambia de forma sustancial con respecto al pasado, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XX. En efec-to, la erupción de Timanfaya permite la utilización de los arenados, tanto en su vertiente natural como los realizados por el hombre en el conjunto del territorio insular, incluso antiguas gavias van a ser ahora arenadas para incrementar su productividad. Pero es que en estos momentos también se van a introducir nue-vas infraestructuras y técnicas para almacenar y obtener agua. Todo ello ha posi-bilitado un aumento sustancial de los caudales de agua disponibles en la isla, 26 pero al mismo tiempo ha disparado la demanda y los consumos, teniendo esto segundo una incidencia notable en la preservación de las características me-dioambientales de la isla. Los recursos convencionales Entre los recursos convencionales se pueden diferenciar los de tipo in-fraestructural, como son las galerías, pozos nuevos, presas, y los relacionados con el abasto externo, es decir, a través de buques-aljibe. En cambio también hay un aprovechamiento que no está relacionado con la generación de nuevas infraestructuras, sino con cambios en las técnicas de producción agrícola como es el caso de los arenados y del jable. Todo ello ha posibilitado un in-cremento de la superficie cosechada y de la producción de las parcelas, pues mediante estas nuevas técnicas el agua se aprovecha de forma más intensa y mejor, ya que las pérdidas por evaporación y escorrentía se reducen de forma considerable. Las galerías El total de galerías perforado en la isla hasta el momento asciende a unos tres kilómetros, de los cuales la inmensa mayoría se encuentra en el macizo de Famara, aunque también en la cabecera del valle de Temisas hay dos. En 1881 Jerónimo C. Cabrera escribe un artículo con el título Una fuente en Famara32. En este trabajo se planteaba la posibilidad de extraer agua de Famara, se indicaba que el mencionado macizo era muy rico en aguas basales, debido a las tradicionales y numerosas fuentes que existían en el lugar. En 1883 los ayuntamientos de la isla son invitados a participar en el alum-bramiento de aguas en Famara, siendo la respuesta muy escasa, pues no tenían dichos ayuntamientos financiación suficiente para embarcarse en tal aventura. En 1904, D. Francisco Perdomo pide autorización para alumbrar agua en Fa-mara. Fijándose el precio del agua a 1,25 ptas. la pipa de 500 litros. En 1926, D. Federico Ferreira, presidente de la comunidad de regantes Nuestra señora de las Nieves y las Mercedes es quien solicita las obras de alumbramiento. En ese mismo año es la comunidad San Marcial del Valle del Higueral quien lo solicita. A final de ese año el Cabildo Insular comienza la excavación de la primera galería de Famara: En 1926, el Cabildo pide la cesión de los terrenos que eran 27 ———————— 32. CABRERA, Jerónimo C. (1881): “Una fuente en Famara”. Revista de Historia de la Universidad de La Laguna. La Laguna. propiedad del Ayuntamiento de Teguise y de los señores del Castillo Westerling, situados en El Rincón de la Paja, Fuente de Maramajo y la Poceta, para el alumbramiento de agua 33. La primera de las galerías de Famara se perfora en 1926, siendo su longitud total de 1.383 m. Esta obra permitió la obtención de un caudal de 10 litros por segundo, que para el contexto insular no estaba nada mal, aunque con las sucesi-vas perforaciones el acuífero irá mermándose y los caudales también. La salinidad del agua era bastante elevada, de 5 gramos por litro, aunque en-tra dentro de los parámetros de potabilidad. La existencia de esta agua en Fama-ra se debe a la presencia de un acuífero general y de otra serie de acuíferos col-gados, que se explican por la presencia de numerosos diques en el macizo de Famara - Guatifay, los cuales hacen que las aguas que discurren a través de los intersticios de los basaltos fisurales que conforman el macizo, se vayan deposi-tando en las zonas de diques al ser estos materiales impermeables, tras romper uno de estos diques el agua tiende a salir por efecto de la gravedad hacia el exte-rior. Otro de los factores que tiene una gran importancia en la existencia de aguas basales en Famara es la presencia de almagres, es decir, de paleosuelos que las erupciones volcánicas posteriores han rubefactado y al mismo tiempo impermeabilizado, con lo cual las aguas que bajan por las diaclasas de las rocas del macizo llega un momento en que no tienen solución de continuidad y por ello se acumulan en esta zona de almagres, cuando la cantidad es suficiente la presión de la propia agua tiende a facilitar su salida en la zona de contacto entre el almagre y la colada de lava, por eso en estas zonas de intersección es donde se forman los nacientes o madres del agua, y también es donde se aprovecha para perforar las galerías. El agua que se obtenía de las galerías de Famara iba para Arrecife mediante una canalización y sucesivos estanques o estaciones de bombeo. En 1969, el Cabildo de la isla, en colaboración con el servicio geológico del Ministerio de Obras Públicas, inicia una fase de perforaciones en el Macizo de Famara 34, se realizará un total de seis galerías con resultados muy desiguales. Este proceso tuvo un desarrollo muy discutido, pues las perforaciones no se hi-cieron en los lugares más convenientes. La primera galería se abre en el barran-co del Rincón de la Paja, con una longitud de aproximadamente unos 1.100 me-tros. Para ello se realizó primero una carretera y después la galería. Las sucesivas galerías se harán ya en el macizo propiamente dicho, para ello se realizó primero una carretera que tenía como finalidad principal comu-nicar la Caleta de Famara con las salinas del Río, debido al interés del Ministe- 28 ———————— 33. FRANCISCO HERNÁNDEZ: Pregón de las Fiestas del Sagrado Corazón de María en Caleta de Famara. 34. Información facilitada por D. Luis Morales (capataz de obras del Cabildo de Lanzarote). rio de Turismo por explotar esta zona como espacio de ocio. Por esta razón vi-sitan el lugar los directores de Obras Públicas del ministerio del mismo nombre y el de Turismo que dan el visto bueno a esta pista, tras valorar positivamente el proyecto. La carretera se realiza a mitad de la ladera del macizo, y aprove-chando la existencia de la misma se procede a perforar las galerías, pero al ha-cerse estas obras hidráulicas junto a la carretera, que a su vez se encuentra a media altura del Macizo de Famara, la cantidad de agua obtenida fue muy exi-gua y la inversión resultó un fracaso, pues el Estado pagó una carretera que no cumplió, afortunadamente, el fin esperado, es decir, construir en el entorno de la playa que hay bajo el Risco de Famara un complejo turístico, pero es que tampoco sirvió para hacer las mejores galerías de Famara, ya que la zona por donde pasaba la carretera no era el lugar más idóneo, por las razones ya ex-puestas. Hoy día esta carretera está abandonada y en proceso de desmantela-miento debido a la erosión del risco y las mejores galerías de Famara se sitúan al pie del acantilado. 29 ALUMBRAMIENTOS DE AGUA EN FAMARA (HIDRÁULICA DE FAMARA) Las galerías del Chafarí son de factura posterior a las de Famara, y se hicie-ron debido a la existencia de fuentes en el lugar. Estas galerías tienen una perfo-ración inferior a la de Famara y sus aguas vierten a un estanque que en estos momentos se encuentra abandonado, al igual que las galerías. Estas galerías, al igual que las de Famara, se realizaron junto a almagres y están perforadas en basaltos antiguos. Los arenados naturales Los arenados en la isla de Lanzarote surgen tras la erupción de Timanfaya en 1730 - 1736. El hombre observó que tras el episodio eruptivo la vegetación salía entre el rofer, lo que permitió probar con cultivos, sobre todo viñas y frutales, en particular higueras. Este espacio que quedó cubierto por las lapillis del volcán es lo que hoy conocemos como La Geria y tiene una extensión aproximada de 20 Km2, situándose en el sector suroccidental de la isla. La planta no se cultiva di-rectamente sobre el rofer, sino que hay que buscar mediante hoyos el suelo ve-getal, para colocar la semilla o el gajo en el caso de la viña y la higuera, y a ren-glón seguido se tapa de nuevo el suelo vegetal con una fina capa de picón y se deja el hoyo que también sirve de protección para el viento. Se suele terminar la operación rematando los bordes del hoyo con un pequeño muro de piedra volcá-nica que impide que el lapilli rellene de nuevo la abertura, además el murete contribuye a proteger también el cultivo del viento. Los beneficios del picón en el cultivo son variados y de índole diversa. En primer lugar cabe citar el carácter higroscópico del lapilli, es decir, es capaz de captar directamente del medio la humedad, de esta manera contribuye a paliar la falta de precipitaciones en la zona. En efecto, el picón tiene unas vacuolas que facilitan el paso del agua condensada (rocío) y que ésta vaya a parar al suelo ve-getal. Por ello, cuando retiramos la arena el suelo suele estar húmedo a pesar de no haber llovido en mucho tiempo. Otro de los efectos beneficiosos es que evita la evaporación, ya que esta capa de rofer aísla el suelo del ambiente impidiendo que la humedad se escape por evaporación hacia la atmósfera. Esta causa, conjuntamente con la anterior, faci-lita el cultivo en la zona de productos que, por condiciones climáticas, no le co-rresponden, pues son más propios de climas mediterráneos y no subdesérticos como es el caso del área de Timanfaya y en particular de La Geria. Un tercer efecto beneficioso es el denominado mulching, que consiste en que la capa de picón hace de colchón aislante para la temperatura, es decir, es capaz durante el día de captar la radiación solar y elevar la temperatura del suelo, sin embargo, por la noche no pierde la radiación terrestre y así el suelo se mantiene a una temperatura siempre por encima de la ambiental. Al aumento de la temperatura del suelo contribuye también el hecho de que el color negro del picón absorbe la radiación solar, y al tener un albedo muy bajo apenas refleja los rayos solares. Por último, la capa de lapilli impide que se produzca escorrentía superficial, 30 pues si bien es verdad que en Lanzarote llueve muy poco, cuando lo hace suele ser de forma torrencial, lo que propicia una gran pérdida de suelo si éste no está cubierto. Por eso en La Geria, al existir una gruesa capa de rofer, la escorrentía apenas tiene lugar. Toda esta serie de razones son las que explican en última instancia el milagro de la vida y de la agricultura en la zona de La Geria. Los arenados artificiales Éstos tienen las mismas propiedades que los anteriores, aunque en esta oca-sión la diferencia estriba en que no fue la naturaleza la responsable de su origen, sino que son de factura humana. El agricultor aprovecha el momento de su realización para introducir algunas variantes que no tienen los arenados naturales. En efecto, se les dota de una fina capa de estiércol para incrementar la productividad del suelo y también de una lámina de polvillo de diez centímetros para impedir que el rofer se mezcle con el estiércol. La capa de picón en los arenados artificiales tiene aproximadamente unos veinte centímetros de espesor. Los productos que se cultivan en los arenados artificiales suelen ser los de más alta rentabilidad de la agricultura conejera, de entre ellos cabe destacar la cebolla, la viña, las papas, las verduras y las hortalizas, aunque de todos ellos sólo la cebolla ha sido objeto de exportación fuera del archipiélago canario. Los arenados artificiales tienen una serie de labores de mantenimiento, pues hay que estar escardando las malas hierbas, y cada cierto tiempo introducir nue-vo rofer, es lo que se denomina refrescar el arenado. Tampoco permiten el uso de cualquier tipo de maquinaria, pues hay que evitar que la tierra se mezcle con el picón, por ello mucho del trabajo que se realiza es artesanal. El precio de realización de una hectárea de arenado está hoy día (2002) en torno a los 64.520 €. Siendo los gastos de diversa índole como se aprecia en el esquema siguiente: Precio de 1 hectárea de arenado ◆ Tierra Bermeja (1.500 m3 x 4 m2 x 60 €) = 22.500 € ◆ Rofer (2.500 m3 x 10 m2 x 60 €) = 15.000 € ◆ Delpolvillado y preparación del terreno (10 horas tractor x 25 € …1.000 m2) = 2.500 € ◆ Estiércol (2 kgs/m2 x 0,05 €) = 1.000 € ◆ Paredes (30 cms x 10 m lineales; 1 m3) = 120 € ◆ Trabajo muro (50 m = 1 jornal = 22.500 €) = 22.500 € ◆ Mano de obra de desripiado, estiércol y otros = 900 € ◆ Total 64.520 € = 10.735.224 ptas El mayor número de arenados en la isla se realizó tras los años cuarenta aprovechando las ayudas del IRIDA (Instituto para la Reforma y el Desarrollo 31 Agrario), tal como recoge este documento del Archivo de Teguise sin clasificar: En esta orden concebimos, con la vista puesta en la efectividad de la labor que desarrollará el Instituto Nacional de Colonización en la transformación de los baldíos en tierras de cultivos mediante los auxilios a los arenados, que, la mi-sión de recibir los proyectos y solicitudes de auxilios, de examinarlos, de conce-derlos o de negarlos, de fiscalizar la ejecución de las obras, debe confiarse a un Órgano, Corporación, Institución o Autoridad, que teniendo la suficiencia téc-nica indispensable, y la solvencia y garantía ineludible, viva realmente el pro-blema lo más cercanamente posible para evitar entorpecimientos o indiferentis-mos que malogren la agilidad de la función 35. Aunque en la actualidad hay numerosos arenados que están en franco proceso de abandono, perdiéndose con ello un interesante patrimonio cultural y la posibilidad de captar la escasa agua de lluvia, existen casos, como el de la viña, en el que se está produciendo un in-cremento de arenados, por el prestigio social que da y por las expectativas que generan las ayudas europeas para el mantenimiento de estos paisajes dentro de la categoría de Reserva de la Biosfera que en estos momentos tiene la isla de Lan-zarote 36. Tal es así que incluso hay proyectos para regar las parras, que hasta el presente se cultivaban en secano. En este sentido hay que afirmar que la norma-tiva española con respecto a este cultivo permite el riego, salvo en aquellos lu-gares donde la denominación de origen lo prohíbe como es el caso de Lanzarote, aunque algunas explotaciones que están fuera de la denominación de origen se riegan de forma ocasional, para evitar que tras una prolongada sequía, como la de estos últimos años (1999-2000), las parras se pierdan. Esto sobre todo se da en los arenados artificiales, es decir, fuera de la zona de La Geria que es donde se encuentra la denominación de origen de Lanzarote. En este espacio de La Ge-ria hay una serie de infraestructuras, como los hoyos y sobre todo los muros, que impiden la distribución de canales de riego en las explotaciones. En efecto, el riego de los viñedos es una práctica habitual en aquellos lugares donde la productividad es elevada como es el caso de California, sur de Italia, Francia, Ribera del Duero, y en Canarias en Tenerife y La Palma. Cuando estén a pleno rendimiento las plantas depuradoras de Montaña Mina, de La Candelaria de Arrieta y de Costa Teguise, habrá suficiente agua en la isla para regar los viñedos de arenados, y también por supuesto otros cultivos, pues la producción estimada de todas estas plantas asciende a unos 8.000 m3 diarios 37. Se estima que el precio del agua reciclada de estas depuradoras estaría en torno a los 0.21 € /m3, frente al agua agrícola actual que sale a 6.91 € / m3, muy por encima incluso del agua de abasto que se establece en 1.8 €/ m3 38. 32 ———————— 35. Archivo Histórico de Teguise. Documento sin clasificar. 36. La isla fue declarada Reserva de la Biosfera en 1993. 37. Información facilitada por Inalsa. 38. Ibídem. Como se desprende de lo anterior el problema del agua mejorará mucho en el futuro, pero los males de la agricultura de Lanzarote no sólo están en la escasa disponibilidad de agua sino también en el abandono de la fuerza de trabajo del campo, lo que a la postre produce el retroceso de la superficie cul-tivada. En el cuadro siguiente podemos observar lo que cuesta plantar una hectárea de viñedo. 33 ANEXO I: Resumen de costes de replantación parcela 10.000 m2 Operaciones mano obra hora/ha coste Coste/ha coste Operaciones Cantidad/ha Subvención total/ha subvenciones subvención 75% Arranque Retroexcavadora 40 h/ha. 3.500 ptas/h 140.000 180.000 Arranque 70.000 52.500 Mano obra contratada 1 p. 40 h/ha. 1.000 ptas/h 40.000 quitar pala 98 h/ha. 3.500 ptas/h. 343.000 637.000 Despedregado 65.000 48.750 piedras mano obra contratada. 3p. 294 h/ha 1.000 ptas/h 294.000 Allanado pala 20 h/ha 3.500 ptas/h 70.000 105.000 Preparación 160.000 120.000 Replanteo 2 personas 10 h/ha 1.000 10.000 22.500 Nivelación 100.000 75.000 Abrir hoyos Retroexcavadora 18 h/ha 3.500 63.000 63.000 Reposición de 700.000 525.000 Abonado de estiércol 6 ptas/kg 124.800 164.880 0 fondo abono 54 ptas/kg 28.080 mano obra propia 2 p. 12 h/ha 1.000 ptas/h 12.000 Muros piedra 800 ptas/m3 100 m3/ha* 80.000 1.750.500 650 ptas/ml 2.570 m/ha 1.670.500 Muros piedra 1.400.000 1.050.000 Plantar 1.100 plantas/ha 250 ptas/pl 275.000 320.000 Plantación 200.000 150.000 mano de obra 45 h/ha 1.000 ptas/h 45.000 planta Regar agua 15,4 m3/ha 650 ptas/m3 1.010 35.510 carga 5 h/ha 1.000 ptas/h 7.500 traslado 4 h/ha 1.000 ptas/h 6.000 riego 8 h/ha 1.000 ptas/h 12.000 Plantación 40.000 30.000 Protección 1.100 tubos plásticos 60 ptas/ud. 66.000 66.000 Protección 200.000 150.000 Costes cultivo 175.000 131.250 Total contando mano obra propia 3.344.390 Total 3.110.000 2.332.500 diferencia aportar 1.011.890 Otra de las variantes de cultivo que se dan en la zona de La Geria, aunque tam-bién aparecen en el malpaís de La Corona, es el denominado cultivo en zanjas. Esta técnica consiste en romper las coladas de lavas para buscar el suelo ve-getal que hay debajo y después proceder a plantar algún frutal tipo higuera, du-raznero, guayabo, granado… e incluso viña. Pueden llevar muretes alrededor para evitar que entren animales y para cortar el viento. En definitiva, se puede afirmar que los arenados, tanto artificiales como natu-rales, han sido muy importantes en el desarrollo de la agricultura de la isla de Lanzarote tras las erupciones volcánicas de 1730-36, gracias sobre todo a los campos de lapillis que formó el volcán junto a la zona de emisión, La Geria. Asi-mismo, mediante los roferos —montañas con picón para arenados artificiales— se pudo trasladar esta técnica al resto de la isla, para de esta manera mejorar las condiciones de humedad de los cultivos y poder introducir plantas que son más propias de zonas más lluviosas. El Jable El jable ocupa el espacio insular que se encuentra entre la Caleta de Famara, junto a la Bahía de Penedo en el noroeste de la isla, y las playas de Tías. Este co-rredor está cubierto de arenas organógenas que cubren, al igual que el picón, el suelo vegetal de esta parte de la isla. Esta zona se viene cultivando desde el siglo XIX, aunque su aprovechamiento como dehesa ganadera es muy anterior, pues hay noticias de que incluso los majos ya lo utilizaban para apacentar sus ganados. Los principales cultivos que se desarrollan en esta zona son las batatas, me-lones, sandías, calabazas y tomates. De ellos la batata era el único producto des-tinado a la exportación, principalmente al mercado británico. Las técnicas de cultivo más empleadas son la cazoleta y el surco. En el pri-mer caso se trata de realizar un agujero hasta alcanzar el suelo vegetal y deposi-tar en él la planta o la semilla, luego se tapa y ya no se realizan más labores has-ta la recolección de la cosecha, salvo el escardado de la tierra de vez en cuando. La otra forma de cultivar es mediante surcos, que consiste en abrir surcos en la arena mediante un arado arrastrado por un burro o un camello y cultivar en las calles que el arado va formando. Los cultivos se protegían con unos bardos, es decir, cortavientos realizados con paja de centeno y se colocan paralelos a los surcos. Estos cortavientos per-miten pasar la arena que refresca el campo de cultivo, pero impiden que el vien-to dañe el cultivo. Para la colocación de los bardos se establecía un tribunal de la arena para que unos agricultores no se beneficiaran sobremanera del resto. Los efectos beneficiosos son los mismos que los del picón, salvo el de absor-ber calor por el color negro, ya que la arena es de color claro y por tanto tiene un elevado albedo. 34 Beneficios del jable en el cultivo – Absorber humedad – Mantener calor – Evitar escorrentía – Evitar evaporación – Facilitar la filtración En definitiva, que los espacios del jable también han sido un poderoso factor para aprovechar las particulares condiciones hídricas de la isla. Las presas La única presa existente en la isla es la de Mala, en el municipio de Haría, y más concretamente en el curso bajo del Barranco Palomo. Este embalse tiene una capacidad de 180.000 m3, 39 aunque nunca ha estado totalmente lleno, pues desde su inauguración en los años setenta ha tenido problemas de pérdida de agua, a pe-sar de haberle hecho varias obras de impermeabilización. El máximo nivel que ha llegado a alcanzar ha sido de 50.000 m3 en el año 1990, tras unas copiosas lluvias. La altura del muro de contención es de 72 metros, aunque en la actualidad esta altitud se ha reducido debido a los problemas de aterramiento de la presa. Al mismo tiempo que se creó la presa se constituyó una Comunidad de Re-gantes con el objetivo de poder aprovechar las aguas en los llanos de Mala y de Guatiza, pero no llegó a funcionar por la imposibilidad de la presa para retener el agua, por lo tanto nunca tuvo operatividad agrícola, aunque sí sirvió para dar trabajo a un elevado número de personas durante su construcción. El abastecimiento externo El abastecimiento de agua desde el exterior se hizo necesario debido a que las disponibilidades internas, tanto de recursos superficiales como de subterrá-neos, eran insuficientes para garantizar la actividad económica de la isla y el abastecimiento de la población. En el año1912 comienza por vez primera la Compañía Transmediterránea a traer agua a la isla. Este transporte se hacía en los correíllos “Viera y Clavijo”, “La Palma” y “León y Castillo”. El agua que se traía en el barco en depósitos, era luego trasvasada mediante bombas a barricas y éstas transportadas por animales (burros y camellos) hasta los estanques y de-pósitos que la administración del Estado tenía en Arrecife. Más tarde estas barri-cas fueron sustituidas por camiones-aljibe, con una capacidad de 10 m3 por ca-mión, que la llevaban directamente del muelle hasta los mencionados depósitos, 35 ———————— 39. Información facilitada por la Dirección General de Aguas del Gobierno Autónomo de Canarias. sobre todo a los aljibes de Argana Baja —Maretas del Estado— y al depósito de Maneje que eran los de mayor capacidad (16.000.000 m3 ). En un primer momento se llegó a traer hasta 700.000 litros desde Tenerife en estos barcos. Estos barcos de la línea de correíllos fueron sustituidos más tarde por otros buques-aljibe de la armada española. En esta ocasión no sólo se traía agua para Arrecife sino también para La Graciosa. Este proceso se inicia tras fructificar la negociación que realizaron el Gobernador Civil de la provincia, el Vicealmirante de la base naval de Las Palmas de Gran Canaria, el Presidente del Cabildo de Lanzarote y el Delegado del Gobierno en la isla. Los primeros buques-aljibe de la armada que llegaron a la isla fueron los de-nominados A-4 y A-6, con una capacidad mayor que los correíllos, pero insufi-cientes para la demanda insular, por eso pronto serían complementados por unos nuevos buques, contratados en esta ocasión por el Cabildo. Los nombres de es-tos dos nuevos barcos-aljibe eran: “Juan de Cardona” y “Luis de Requesen” 40. La capacidad de éstos era superior a los buques de la armada. Con todo, seguía siendo insuficiente para las necesidades de la isla, por ello, y en esta ocasión de forma coyuntural, también se contrató otro buque con capacidad para traer agua que era el llamado popularmente barco del aceite 41. Por último, se contrató un nuevo buque-aljibe, el de mayor capacidad de to-dos. Este barco era propiedad de la Naviera Química de Valencia, fue contratado por el Cabildo Insular, aunque la factura la pagaba el Ministerio de la Presiden-cia, al entenderse que el abasto de agua era un problema de estado. Llegó a transportar, entre 1961 y 1962, 82.000.000 de litros de agua a la isla por el puer-to de Arrecife. Tras el montaje de la desaladora de Termolanza en 1962, el suministro de agua a través de buques-aljibe fue decayendo hasta desaparecer por completo, sobre todo cuando la potabilizadora Lanzarote I pudo garantizar el abasto para el conjunto de la población lanzaroteña. Los recursos no convencionales Las necesidades de agua que venía padeciendo la isla desde el mismo mo-mento de la conquista por parte de los normandos, posibilitaron que en la segun-da mitad del siglo veinte se buscaran nuevas soluciones al problema de la falta 36 ———————— 40. El buque Luis de Requesen trajo a la isla 67.000.000 de litros entre julio y agosto de 1973. Por su parte el barco-aljibe Juan de Cardona transportó 60.000.000 de litros en 1974, te-niendo el navío una capacidad de 5.389 m3. Este mismo barco en 1975 vuelve a ser contratado para transportar otros 60.000.000 de litros. 41. Información facilitada por jubilados portuarios del Puerto de Arrecife. de este recurso. Ya vimos en el apartado anterior cómo las galerías, pozos, presas e incluso buques-aljibe eran insuficientes para terminar con este grave problema. En el año de 1933 en atención a la situación insostenible, que un régimen hi-dráulico excepcionalmente adverso crea a las islas, dictó el decreto de 21 de no-viembre, tendente a remediar el problema, favoreciendo con su auxilio la cons-trucción de obras de abastecimiento de agua para sus núcleos de población 42. Por todo ello se comienza a buscar soluciones extraordinarias y que no depen-dieran de la naturaleza. Pero este no fue un camino fácil, ya que los problemas de financiación y de gestión fueron retrasando las soluciones, así el antes men-cionado documento de aguas señala que: Después de 17 años en Lanzarote sólo está en marcha la ejecución del proyecto de Abastecimiento de Agua de Arreci-fe, gracias, sin duda, al interés prometido por el Excmo. Sr. Ministro de Obras Públicas. Sr. Fernández Ladreda. 43 La falta de agua era mucha a mitad del siglo XX y las necesidades eran acu-ciantes, pues el mínimo ideal, por habitante y día, de agua se establecía en 150 litros. En Lanzarote, en cambio, sólo se garantizaban unos 25 litros por habitan-te y día. Cuando definitivamente se inician las obras para terminar con esta proble-mática situación, las diferencias entre las distintas zonas de la isla vuelven a marcar profundas discrepancias como se señala en el mismo documento: De to-dos los proyectos de abastecimiento de agua para Lanzarote sólo se hicieron los de Arrecife y Yaiza, aunque también había proyectos para Haría, Tinajo, Tiagua y Tías 44. En 1962 se instala la primera potabilizadora en la isla, iniciativa, por cierto, que parte de particulares y no de la administración. Será años más tarde cuando el Estado, Gobierno Autónomo y Cabildo pasen a dirigir la política hidráulica de Lanzarote, acometiendo todas las obras necesarias para producir agua potable y para reutilizar las aguas fecales. En 1996 la situación era de 37.000 contadores para el consumo insular, con un consumo diferente según las distintas categorías. En efecto, para los residen-tes las cantidades medias de consumo se establecen en unos 138 litros por habi-tante y día; en cambio para los turistas estas cifras se elevan hasta los 230 litros por habitante y día. Como se puede observar en la población insular hay una mayor concienciación en cuanto a un consumo racional de este escaso recurso, por el contrario los foráneos no tienen el mismo criterio. Como se observa en los siguientes datos, el rendimiento en la red de abasto se ha ido deteriorando, pues de un nivel elevado que había antes de 1989, hemos 37 ———————— 42. Documento oficial sobre el agua, 1950. Archivo de Teguise. 43. Ibídem. 44. Ibídem. pasado a otro moderado en la actualidad 45. Lo propio ocurre con el consumo de agua que no ha dejado de crecer con el paso del tiempo, ello obviamente está re-lacionado con el fuerte crecimiento económico experimentado por la isla, y en particular por el despegue turístico. Evolución del rendimiento de la red y del consumo – 1986-1989: Elevado rendimiento (87%) 125 litros por persona y día – 1990-1993 Rendimiento moderado (74%) 125 litros por persona y día – 1994-1996 Rendimiento moderado (74%) 172 litros por persona y día En definitiva, como se puede observar se comienza a incrementar los consu-mos y no mejora el rendimiento en las redes. Las potabilizadoras En el año 1964 los hermanos Díaz Rijo compran una planta desaladora dual, es decir, que producía agua más electricidad para la isla, ya que la deman-da comenzaba a desbordar la producción y la disponibilidad de este recurso en Lanzarote. La planta que compran era de la firma americana Westinghouse, y hasta entonces había estado operativa en la base militar norteamericana de Guantánamo. La producción era de 2.300 m3 de agua por día y de 1.500 Kw de electricidad. El sistema de producción era de termocompresión, es decir, se ba-saba en desalar agua del mar por el sistema de calentarla con combustible hasta la evaporación, en ese momento se desprende de la sal y luego mediante un en-friamiento se recupera el agua. El consumo de combustible era muy elevado pero el agua producida era también de una gran calidad, incluso podía ser con-sumida por la población 46. La producción era destinada a la ciudad de Arrecife y también para el núcleo turístico de Fariones. En el año 1973 se negocia con el Ministerio de Industria la ampliación de esta planta, pues la demanda crecía de forma notable al igual que la llegada de 38 ———————— 45. Datos tomados de Lanzarote en la Reserva de la Biosfera II. Cabildo de Lanzarote. Arrecife. 46. Aguas del Chafarí se elaboraba en esta planta de Lanzarote I. visitantes a la isla. En este mismo año se produce una rotura de la planta que la deja inservible, lo cual obligó a traer agua de la vecina isla de Fuerteventura en buques-aljibe, en concreto se transportaron unos 5.000 m3, cantidad a todas lu-ces insuficiente para el abastecimiento de la población. Por ello fue necesario contratar también al “Luis de Requesen” (buque-aljibe de la armada), que trajo a la isla entre julio y agosto de 1973 otros 76 millones de litros de agua desde Gran Canaria y Tenerife. Tras estos episodios el Estado decide hacerse con la propiedad de la planta desalinizadora de los hermanos Rijo. Éstos se resisten en un primer momento a vender Termolanza (Termoeléctrica de Lanzarote S.A.) y lo que intentan es se-guir manteniendo la propiedad pero aumentando el tamaño de la empresa y la producción. Por ello acuden al Banco de Valladolid y piden un crédito para su-fragar dicha operación. Este intento no fructifica y de nuevo los hermanos Díaz Rijo intentan mantener la compañía, en esta ocasión comprando los derechos de abastecimiento de agua a Yaiza. La operación consistía en cambiar el agua por terrenos que estaban adquiriendo un gran valor por el incipiente desarrollo turístico. El trato consistía en cambiar mil metros cúbicos de agua por un metro cúbico de tierra 47. Sin embargo, el Estado no permite que tal operación fragüe debido a que se consideraba demasiado onerosa para los intereses del munici-pio. Ante esta situación de incertidumbre financiera de Termolanza y la necesi-dad de garantizar el abasto de agua y luz en la isla, en 1974 se procede a la compra de la parte eléctrica de Termolanza por UNELCO; mientras que la pro-ducción de agua quedará en manos de un Consorcio, entre Cabildo Insular y ayuntamientos de la isla, creado para tal fin. Al año siguiente el Consorcio pone en marcha la planta desaladora Lanzarote I, que iba a ser financiada entre el Cabildo Insular con un 25% del total, y el Estado con las tres cuartas partes res-tantes. La situación se mantuvo hasta inicios de los ochenta, en que el Consorcio tiene dos plantas a su servicio: la de termocompresión —de la antigua Termo-lanza— que producía unos 350 m3; y la de Lanzarote I, por el sistema de ósmo-sis inversa, cuya producción se establecía en 400 m3. Esta última planta, para ahorrar costes de desalación, se nutría con aguas salobres de las galerías de Fa-mara, cuyo contenido en sales era de unos 5 gramos por litro. En el año 1983 el Ministerio de Obras Públicas crea dos nuevos módulos en la isla, uno de termocompresión y otro de ósmosis inversa, siendo la producción de cada uno de 500 m3. Un año más tarde es el Gobierno de Canarias quien compra una nueva planta dual de tipo M.S.F. para la isla, cuya producción se establecía en 2.500 m3 por día y en 2.500 Kw. Esta planta ya venía funcionando en la isla a cargo de la em- 39 ———————— 47. Información facilitada por D. José Manuel Fiestas Coll. presa Río Tinto, que la había instalado en la urbanización de su propiedad situa-da en Costa Teguise. En 1986 se necesita instalar una nueva planta en la isla (Lanzarote II), con una producción de 7.500 m3. Esta desaladora es del tipo de ósmosis inversa, que da un agua de peor calidad, pero también con unos costes de producción meno-res. Esta planta estuvo sufragada por completo por el Gobierno Autónomo y por el Cabildo Insular. De esta manera INALSA (Insular de Aguas de Lanzarote), que se crea como empresa en ese año, ya tenía en 1989 una capacidad de producción de 16.000 m3 por día en la isla. Este organismo, encargado de la producción de agua en la isla, compra una nueva planta de ósmosis inversa en 1990, cuya producción se establecía en 5.000 m3. Precisamente en este mismo año entra en funcionamiento el centro de pro-ducción del Janubio (Yaiza), con una producción de 3.600 m3 por día, siendo el sistema elegido para la producción de agua de ósmosis inversa. La intención de esta planta no es sólo la de abastecer a los núcleos de Yaiza, Uga y Femés, sino sobre todo a la urbanización turística de Playa Blanca. La planta de Lanzarote I, que había quedado obsoleta, se para de forma defi-nitiva. Al año siguiente, 1991, entrará en funcionamiento la nueva planta de Lanza-rote III con dos módulos de ósmosis inversa que tienen una capacidad de produc-ción entre ambos de 5.000 m3 por día. En 1994 es necesario poner en funcionamiento un nuevo módulo en Lanza-rote III con otros 5.000 m3 por día. En 1995 INALSA compra a Ercros los activos hidráulicos que esta compañía tenía en la isla, que a su vez los había recibido de Río Tinto, empresa que es ab-sorbida por ésta. Las plantas que se compran a Ercros son cuatro: dos de ósmo-sis inversa que sumaban unos 2.000 m3 por día, y dos de termocompresión de 500 y 600 m3 por día respectivamente. En 1996, INALSA compra otro nuevo módulo, y ya son cuatro, para Lanza-rote III. Este es de 5.000 m3 por día. Dos años más tarde la empresa de aguas del Consorcio de Lanzarote instala en la isla una nueva planta de 20.000 m3 por día, por el sistema de ósmosis in-versa, que contiene una cantidad de sales en el agua de sólo 50 partes por mi-llón. Según el estudio de “Lanzarote Reserva de la Biosfera”, la isla tiene plantea-do desalar en el 2017 unos 80.000 m3 por día, este crecimiento es, a todas luces, insostenible por lo que ello supone de dependencia y de consumo de combusti-ble, una factura que sería excesivamente onerosa para los intereses insulares con miras a la conservación medioambiental. 40 El crecimiento de la producción se puede observar que ha sido impresionan-te en el siguiente cuadro. PRODUCCIÓN DE AGUA SEGÚN PLANTA DESALADORA EN LA ISLA DE LANZAROTE Lanzarote I 5.000 m3 por día y 7.200 Kw Lanzarote II 16.000 m3 por día Lanzarote III 33.000 m3 por día PRODUCCIÓN DE AGUA EN LA ISLA DE LANZAROTE 1977 1,76 Hm3 anuales 1996 10,2 Hm3 anuales 2001 16,1 Hm3 anuales CONSUMO DIARIO DE AGUA EN LA ISLA DE LANZAROTE 1985 7.808 m3 1991 12.188 m3 1996 20.876 m3 2001 30.618 m3 Fuente: Lanzarote Reserva de la Biosfera. En la siguiente tabla se pueden observar las diferencias entre los dos siste-mas de depuración de agua en la isla de Lanzarote. En el caso de la termocom-presión hay una mayor pureza del agua, pues la cantidad de sal es muy reducida, pero por el contrario la factura energética es más elevada. En cambio en la ós-mosis inversa el agua obtenida es más barata, pero con un mayor contenido en sales. 41 TABLA COMPARATIVA ENTRE LOS DIFERENTES PROCESOS DE DESALACIÓN DE AGUA ◆ Fases para la obtención de agua dulce ◆ Fases para la obtención de agua dulce desde agua de mar (osmosis inversa). desde agua de mar (termocompresión). ◆ 1. Mar ◆ 1. Mar ◆ 2. Captación ( pozo de toma) ◆ 2. Captación ( pozo de toma) ◆ 3. Filtrado (limpia impurezas no sal) ◆ 3. Filtrado (limpia impurezas no sal) ◆ 4. Tratamiento químico (equilibra ph) ◆ 4. Tratamiento químico (equilibra ph) ◆ 5. Dar presión por bomba ◆ 5. Entrada en caldera ◆ 6. Entrada agua en las membranas ◆ 6. Enfriamiento del vapor ◆ 7. Salida agua dulce por un lado ◆ 7. Obtención del agua ◆ 8. Salida salmuera por otro ◆ 8. Envío a depósitos reguladores ◆ 9. Envío a depósitos reguladores ◆ 9. Tratamiento (cloración) ◆ 10. Tratamiento (cloración) Como se puede observar, los procesos son similares, salvo a partir del paso cuarto, en el que la termocompresión introduce el agua en una caldera donde hierve, momento en el que se separa la sal del agua y luego es enfriada para ob-tener el preciado recurso. En cambio, en la ósmosis inversa a partir del paso cuarto al agua se le da presión en una bomba y pasa luego por las membranas, dejando la salmuera por un lado y el agua dulce por otro. En síntesis se puede afirmar que la desalación de agua del mar, por ambos sistemas, ha permitido que la isla de Lanzarote se haya podido desarrollar eco-nómicamente, sobre todo la actividad turística, aunque este proceso de desala-ción no está exento de generar inconvenientes ambientales. Las depuradoras La primera depuradora que se crea en la isla, en el año1984, estuvo ubicada en el municipio de Arrecife, no sólo por ser la capital sino también por ser el nú-cleo de mayor número de habitantes. Esta depuradora tenía en principio un siste-ma de primario, es decir, separaba los sólidos de los líquidos en las aguas feca-les, y también un secundario en el que se inicia un proceso químico por el cual las bacterias de las aguas fecales fagocitan la materia orgánica dejando sólo el líquido inerte, aun con todo, esta agua seguía teniendo muchas sales e impurezas para ser reutilizada tanto en la agricultura como en la jardinería. Sólo a partir de la entrada del sistema terciario, es decir, donde esta agua pasa por un proceso de ósmosis inversa similar al del agua potabilizada, es como ya queda este líquido disponible para su consumo, bien en agricultura o bien en jardinería. La segunda depuradora que se crea en la isla se sitúa en el municipio de Tías en el año1992, fue instalada por el servicio hidráulico de la isla, dependiente 42 hoy del Cabildo Insular, aunque antes lo fue de la Consejería de Obras Públicas y Aguas. Recicla las aguas de Tías casco y del núcleo turístico de Puerto del Carmen. Las aguas de este enclave son elevadas hasta la zona media del munici-pio, donde se encuentra la depuradora, mediante una bomba; mientras que las aguas del casco de Tías bajan hasta la zona de la depuradora por efecto de la gravedad. Al disponer de terciario sus aguas son utilizadas tanto para el riego de jardines como para la agricultura del municipio. La reutilización del agua En el municipio de Tías se establece por parte de INALSA un centro de reci-claje de aguas, fue en su momento el primero de España y consistía en darle un tratamiento terciario a las aguas depuradas mediante un proceso de microfiltra-ción y de ómosis inversa. Las aguas obtenidas tienen varios usos, pues sirven tanto para agricultura, como para el turismo, en particular para regar campos de golf, los jardines de hoteles y apartamentos y para los márgenes de carreteras. 43 MAPA DE LUGARES DE RECOGIDA DE PRODUCCIÓN DE AGUA EN LANZAROTE EL COMERCIO, LAS INFRAESTRUCTURAS DE DISTRIBUCIÓN Y LAS COMUNIDADES DE REGANTES Las infraestructuras para retener el agua y distribuirla por la isla son muy an-tiguas, incluso se puede afirmar que ya existían algunas obras hidráulicas antes de la conquista. En efecto, Le Canarien en su texto B, es decir, el que hace refe-rencia a la crónica de Jean de Bethencourt, señala lo siguiente: … que hiciese la-brar la tierra y reparar las fuentes y las cisternas que Mons. Béthencourt había hecho destruir por Gadifer…; y ahora como había en él tanto ganado, tanto do-méstico como salvaje, que era necesario volver a abrirlas 48. Debido a que la disponibilidad de agua siempre fue muy escasa era necesario que la poca lluvia que precipitaba sobre la isla no se perdiera, por ello Verneau apunta lo siguiente: Lanzarote… no tiene un arroyo, ni una fuente, ni un pozo, aparte de aquellos que sirven para recoger el agua de la lluvia (…) ¡cuando llue-ve con qué cuidado se recoge el agua! Las más mínimas depresiones, son trans-formadas en canales que llevan el precioso líquido a los estanques o aljibes 49. Las infraestructuras que se hicieron en un primer momento fueron los pozos y maretas, aparte de las eminentemente agrarias como gavias, nateros, cadenas, beberos,… Con posterioridad el agua era transportada mediante el acarreo en to-neles y al lomo de bestias (camellos, burros, mulos,…). Finalmente se empezó a realizar la red de distribución, primero con acequias de mampostería y más tarde con tuberías de acero galvanizado. La primera red que se establece en la isla es la tubería de las galerías de Famara a Arrecife, cuya finalización tuvo lugar en 1953. Años más tarde se haría una de similares características desde el Valle de Temisas, concretamente de las galerías del Chafarí hasta la parte baja de la cabe-cera del valle donde se realiza un depósito regulador y desde aquí el agua se trasladaba mediante transportes a motor. Hoy día la red de abasto llega prácticamente a todos los rincones de la isla, e incluso se está trazando una segunda red de tuberías para llevar el agua depura-da hasta las principales zonas agrícolas. Otro de los aspectos de interés que presenta la isla en el tema del agua, es la creación de comunidades de regantes. Éstas se establecieron sobre todo en el si-glo XX. Consistían en la formación de un grupo de varios socios que aportaban un capital para crear unas instalaciones con las que poder alumbrar agua, bien mediante el sistema de galerías o bien de pozos, también aprovechaban las dis-ponibilidades de dinero para crear infraestructura de almacenamiento del agua como estanques o aljibes. La finalidad era garantizar la supervivencia de los cul-tivos, pero también el agua era objeto de venta, siendo en muchos casos este ne-gocio especulador más importante que el uso agrario del agua. 44 ———————— 48. Le Canarien (1980) texto B; p. 176. 49. VERNEAU, R.: Op. cit.; p. 106. Generalmente las personas que formaban comunidades de regantes eran gen-tes de cierto prestigio social y abundante solvencia económica, pues las cantida-des invertidas, sin llegar a ser desorbitantes, sí impedían que individuos de clase media y baja pudieran acceder a formar parte de ellas. PROPIETARIOS DE AGUA EN ARRECIFE. 1940 (TOTAL EN M3 Y % SOBRE EL TOTAL) Propietarios m3 % sobre el total Maretas del Estado 16.000 31.6 Maretas de Cabrera 7.000 13.8 Hdos. de Pedro Cabrera 5.000 9.8 Hdos. de Díaz Rivero 3.000 5.8 Viuda de Matallana 2.500 4.8 Otros 3.860 7.5 900 casas con depósitos 13.500 26.7 Fuente: Montelongo, A. y Falero, M. (2000): “El agua en Arrecife, condi-cionante histórico”. IX Jornadas de Estudios de Lanzarote y Fuerteventura. Arrecife; p. 170. 45 MAPA DE LUGARES DE ALMACENAMIENTO DE AGUA EN LANZAROTE Con la creación del Consorcio Insular de Aguas, la administración se hace con el control del uso del agua y las comunidades de regantes entran en crisis y terminan extinguiéndose, pues ya no podían competir con los precios de los or-ganismos públicos y sobre todo porque la disponibilidad de agua era mayor. Ahora el negocio será transportar agua en camiones-aljibe hasta aquellos puntos donde no llega la red de abasto. Esto ha permitido que algunos se sigan lucrando a costa de un bien de interés general. CONCLUSIONES 1. El agua ha sido y sigue siendo un bien y un recurso fundamental para el desarrollo de la economía y de la sociedad de Lanzarote. 2. El medio natural constituye un poderoso obstáculo para la disposición de agua en la isla, tanto por las escasas precipitaciones y altas temperaturas, como por la geología permeable y los suelos desnudos de una buena parte del territo-rio insular. 3. Los habitantes de la isla han sabido aprovechar de forma conveniente los escasos recursos hídricos de que ha dispuesto este territorio hasta la actualidad. En efecto, las precipitaciones son captadas mediante diversas infraestructuras: pozos, maretas, aljibes, presas, embalses, gavias, nateros, coladeros, traveseros,… 4. La agricultura en la isla está íntimamente relacionada con la cultura del ahorro de agua y del aprovechamiento eficaz de este recurso. 5. Con todo, ha sido necesario para garantizar la supervivencia en la isla in-troducir infraestructuras no convencionales de producción de agua y también traer este preciado recurso del exterior. En efecto, desde comienzos de los años sesenta —1963— del siglo XX comienzan las potabilizadoras a funcionar y des-de antes ya se traía agua de otras islas mediante buques-aljibe. 6. El fuerte crecimiento demográfico, económico, sobre todo turístico, y so-cial, ha propiciado un aumento de la demanda de agua muy importante. Por ello, las plantas potabilizadoras en estos últimos cuarenta años han crecido de forma paralela a la demanda de agua. 7. Las perforaciones de pozos y el agua de manantiales tuvieron cierta im-portancia en el pasado, pero son prácticamente inexistentes en la actualidad. 8. La isla no cuenta con una hidrogeología adecuada para la construcción de embalses y presas. A ello hay que añadir la irregularidad de las precipitacio-nes, que imposibilita su alta rentabilidad. 9. La utilización de las aguas y su tratamiento posterior tiene unas eviden-tes repercusiones ambientales en el territorio insular. 10. Habría que buscar la fórmula para que el agua fuera un recurso que con-tribuyera a la sostenibilidad de la vida y de la economía insular y no tanto un obs-táculo para el desarrollo. En otras palabras, que el preciado recurso no sea una ré-mora sino un acicate para mejorar las condiciones de vida de los lanzaroteños. 46 BIBLIOGRAFÍA ABREU GALINDO, J. (1977): Historia de la conquista de las siete islas Canarias. Ed. Goya. Santa Cruz de Tenerife. ÁLVAREZ RIXO, J.A. (1982): Historia del Puerto del Arrecife. Aula de Cultura del Ca-bildo Insular de Tenerife. Sta. Cruz de Tenerife. ATOCHE PEÑA, P. (1999): “Pozos con cámara de factura antigua en Rubicón (Lanzaro-te)”. VIII Jornadas de Estudios sobre Lanzarote y Fuerteventura. Arrecife. BARRETO CAAMAÑO, J.M. (1995): Lanzarote. La lucha por el agua. Inalsa. Arrecife. BONTIER, P. y LE VERRIER, J. 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Se trata no sólo de áreas donde las lluvias son escasas, sino también de regiones donde la lluvia es impredecible o extre-madamente estacional. Algunas islas y áreas de Canarias y el sudeste peninsular coinciden con estas características. En ambos ámbitos, de igual modo que en otras partes del mundo, los agricultores desarrollaron sistemas de cultivo, como los aquí expuestos, que les permitieron aprovechar los escasos recursos que la naturaleza había puesto a su disposición. Si en Canarias encontramos el sistema de cultivo de gavias en las áreas más llanas o subllanas, en el sudeste peninsular encontraremos los llamados “riegos por boqueras”, mientras que en las áreas montañosas aparecen los nateros en Canarias y las “cañadas” en el sudeste pe-ninsular. Todos estos sistemas de cultivo han sido denominados como Sistemas de Recolección de Aguas (del inglés Water Harvesting System). 2. LA DISCUSIÓN SOBRE LA CLASIFICACIÓN DE LOS SISTEMAS DE RECOLECCIÓN DE AGUAS EN EL MUNDO La clasificación de los sistemas de recolección de agua del mundo sufre grandes dificultades, por un lado, por lo complicado de definir los parámetros básicos que identifican una técnica respecto a otra y, por otro lado, porque las técnicas conviven en el tiempo, a veces en el espacio, y son usadas conjunta-mente en multitud de casos por los agricultores. La literatura internacional al respecto no acaba de ponerse de acuerdo sobre la terminología y clasificación a emplear, aunque existen algunos intentos auspi-ciados por la FAO1 que pretenden arrojar luz sobre este problema. 51 ———————— 1. WILL CRITCHLEY y KLAUS SIEGERT (1991). Los sistemas de recolección de aguas fueron definidos por Critchley 2 como collection of runoff for its productive use 3. Con esta definición tendría-mos que excluir algunos sistemas usuales en Canarias, tales como el aprove-chamiento del agua de las nieblas4, que tiene su máxima expresión en la le-yenda del “garoé” herreño5, donde no se recoge directamente la escorrentía, sino que el agua condensada y precipitada es acopiada mediante diversos sis-temas para su uso posterior. De igual forma habría que excluir de este grupo todos aquellos sistemas que permiten la recolección de aguas de lluvia para un uso no productivo, sino con la finalidad del abasto familiar. Situaríamos en este grupo a los aljibes tradicionales de las casas lanzaroteñas, herreñas o majoreras, que permitían conservar el agua recibida en las azoteas de las edi-ficaciones y acopiarla en estanques subterráneos para el uso familiar, aunque bien es cierto que en abundancia se podía destinar a los cultivos de la huerta familiar. Un segundo nivel en la clasificación lo representaría el origen del agua reco-lectada, así se habla de “recolección de lluvia” o de “recolección de torrentes”. En el primer caso, se trata de aprovechar el agua desde superficies construidas, como los aljibes citados o las alcogidas y maretas de las islas orientales6, o tam-bién la recolección de agua de lluvia desde una superficie de terreno que funcio-na como área de impluvium. En el segundo caso, lo que se aprovecha son los flujos de agua que discurren por cauces torrenciales o permanentes, desde donde mediante obras, más o menos complejas, son desviados hacia el lugar de alma-cenamiento o cultivo. Últimamente los especialistas han introducido un tercer tipo de recolección de aguas, se trataría de la “recolección subterránea”, donde se incluirían aque-llos sistemas que recogen aguas que no circulan por la superficie, sino que se trata de aguas subálveas. Dentro de este sistema en Canarias tendríamos las lla- 52 ———————— 2. Opus cit. 3. Recolección del agua de escorrentía para usos productivos. 4. En el caso de Canarias, la doctora Victoria Marzól ha evaluado diferentes sistemas para la “recolección” del agua de las nieblas. 5. La historia del “garoé”, mitad leyenda mitad historia, recoge la existencia, ya relatada por Plinio el Viejo, de un árbol que destila agua de sus hojas y que, recogida en su base, sació la sed secular de los herreños hasta que en 1610 fue segado por un temporal. 6. Las “alcogidas” y “maretas” son superficies que se preparaban para recolectar el agua de lluvia y a las que no se permitía el acceso al ganado. La famosa Gran Mareta de Te-guise, suministró agua a Teguise y buena parte de Lanzarote desde casi la conquista hasta 1963, en que fue destruida, dándose el irónico caso de ser declarada Monumento Histórico Artístico 17 años después de su desaparición. Vid. Antonio Montelongo y Marcial Falero (2000). madas “minas de aguas”7, también presentes en el sudeste peninsular con el nombre de “galerías con lumbreras”8 o alcavons en el País Valenciá 9. Cuando lo que intentamos es realizar un estudio de caso, como el que nos ocupa, y pretendemos emplear estas clasificaciones al uso, los problemas se multiplican. En muchos casos los límites entre clases son dudosos y hay siste-mas de cultivo, como sucede con las gavias que analizamos en el presente traba-jo, que difícilmente pueden ser englobados en una sola de estas tipologías, pues-to que combinan caracteres de dos o más clases diferentes. Si el problema de aplicar la clasificación es complejo, cuando intentamos comparar técnicas de distintos lugares del mundo los problemas se incrementan. Habría que preguntarse primero cuáles son los rasgos definitorios del sistema, para luego hacerse una idea precisa de la técnica, basándose en las descripciones o ilustraciones que, en muchos casos, provienen de una única fuente. A todo ello deberíamos sumar las diferencias idiomáticas que hacen aún más complejo el galimatías. En nuestro caso, para poder esclarecer cuál es el paralelismo entre los sistemas de recolección de aguas de Canarias y los del sudeste peninsular, hemos recurrido al trabajo de campo, la mejor manera, sin duda, de superar las anteriores limitaciones, una vez que mediante la bibliografía supimos de sus se-mejanzas. Ante la similitud entre sistemas de distintas partes del mundo es fácil caer en la tentación de elaborar ciertas teorías difusionistas a partir de las observaciones. Por ejemplo, la cercanía entre el sistema de gavias canario; los meskat y mankaa de Túnez; las “cajas de aguas mexicanas” 10; y los “riegos por boqueras” (como planteamos en este artículo); podría ser muy bien la base de teorías que ligaran el asentamiento de las preeuropeas poblaciones bereberes en Canarias con la traída de estas técnicas desde sus regiones de origen, y la aparición en México con la “exportación” de estas técnicas de cultivo por los conquistadores hispanos del 53 ———————— 17. Las “minas de aguas”, estudiadas en Canarias por el profesor Francisco Suárez More-no (2002), son similares a los qanats o foggaras africanas, o a las “galerías filtrantes” mexica-nas, estudiadas por la profesora Jacinta Palerm Viqueira. Se trata de ingeniosas obras destina-das a captar el agua subálvea de los barrancos mediante trincheras cubiertas que atraviesan diagonalmente el curso del barranco. 18. Cerca de la ciudad de Almería, en el cauce del río Andarax, encontramos varias de es-tas “minas” como la “Mina de Fuente Pechina”, que se introduce dentro del cauce del río me-diante un túnel abovedado con una altura media de 1,5 metros. El trabajo de Encarnación Gil y José Gómez (1993) relaciona la construcción de estos aprovechamientos con el desarrollo de la minería en la segunda mitad del siglo XIX. 19. Vid. JOSEP BERNABÉ I MAESTRE (1989). 10. Un avance de las semejanzas entre el sistema canario y el mexicano se presentó por el autor del presente trabajo junto a Jacinta Palerm Viqueira en el XI International Conference on Rainwater Catchment Systems. Nuevo Continente. Sin embargo, estas teorías difusionistas basadas en las cerca-nías de los sistemas de cultivo sin más, deben ser tomadas con recelo, puesto que, aun existiendo la posibilidad en ciertos casos de que hubiese ciertamente una “exportación” de conocimientos, lo más probable es que ante similares pro-blemas, con una disponibilidad de recursos y conocimientos técnicos semejan-tes, se hayan obtenido iguales soluciones sin que hubiera existido un contacto previo entre las poblaciones. 3. LOS SISTEMAS CANARIOS: LAS GAVIAS Y LOS NATEROS Dejando al margen algunos de los sistemas mencionados en el apartado ante-rior, nos centraremos en el estudio de dos sistemas tradicionales de cultivo que tienen una cierta importancia territorial en Canarias; el primero, las gavias, por la superficie y el papel histórico que desempeñó en la economía de las dos islas más áridas del archipiélago, Lanzarote y Fuerteventura11; y el segundo, los nate-ros, por ser un sistema de cultivo presente en todas las regiones áridas y monta-ñosas del archipiélago12. Por lo tanto partimos ya de una gran diferencia geográ-fica entre ambos sistemas, aunque los dos pertenecen a regiones áridas con precipitaciones inferiores a los 300 mm al año, las gavias se desarrollan espe-cialmente en las islas más llanas del archipiélago y los nateros en las regiones montañosas. Dedicaremos los siguientes subapartados a presentar sucintamente estos sis-temas de cultivo canarios, aunque no con la profundidad que abordamos en si-guientes capítulos los sistemas peninsulares, al sernos estos últimos más lejanos y desconocidos. 3.1. LAS GAVIAS Lo primero que hemos de destacar del sistema de cultivo en gavias es que, con el mismo nombre, podemos estar designando realidades distintas. Por ello, en el año 2002 13, propusimos una posible clasificación de las gavias que adjun-tamos como anexo en la presente comunicación. Las gavias que muestran seme-janzas con los riegos por boqueras serán las que consideramos, por su situación, 54 ———————— 11. F. GONZÁLEZ VIERA et al, en su estudio de La Graciosa comenta la existencia de gavias incluso en aquella isla. P. 208. 12. En Lanzarote este tipo de estructuras recibe el nombre de “traveseros”. Marta Peña (2005) y Jaime Gil (2005). 13. Vid. ANTONIO PERDOMO MOLINA (2002b). como gavias de “fondo de barranco” y dentro de éstas, las que denominamos “situadas en el margen del cauce”, mientras que por su complejidad se parecerían a las gavias denominadas “de derivación”. Todavía podemos ver funcionando gavias en las islas de Lanzarote y Fuerte-ventura, aunque es en esta última donde, sin lugar a dudas, el sistema de cultivo de gavias estructura el paisaje agrario. Representa el 70,2 % de la superficie agrícola útil de la isla14, y en algunos municipios (Puerto del Rosario y la Oliva) llega a superar estos porcentajes (mapa I). En Lanzarote el sistema queda redu-cido a pocas hectáreas que testimonian un pasado donde, hasta la aparición rela-tivamente reciente del “enarenado”, las gavias fueron también un sistema de cultivo ampliamente adaptado a las características áridas de aquella isla. 55 ———————— 14. Datos del Mapa de Cultivos de Fuerteventura con trabajos de campo realizados entre junio de 2002 y julio de 2003. Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca (2004). MAPA 1 El elemento principal del sistema es la gavia, entendiendo por tal la parcela de cultivo. La palabra “gavia” presenta, en el Diccionario de la Real Academia Espa-ñola de la Lengua, una versión agronómica junto a otras de sabor marinero, sin embargo, el significado de “zanja que se abre en la tierra para desagüe o linde de propiedades” no concuerda con el uso que se le da al término en el español de Ca-narias; más bien la acepción de zanja sería aquella a que se refiere el llamado “rie-go por gavias” usado antiguamente en la Península Ibérica. Gavias, como decimos en Canarias, se refiere indistintamente al sistema de cultivo y al terreno, y es de uso común en Fuerteventura y Lanzarote. Usado como topónimo, aunque apenas podamos observar hoy restos de su funcionalidad pasada, lo encontramos también en Gran Canaria y Tenerife. En las islas más occidentales, que son también las más abruptas y húmedas, no tuvo el desarrollo que experimentó en las orientales, por lo cual podemos asociar la gavia a espacios de alta aridez y escasa pendiente. La gavia es un terreno agrícola circundado por un caballón de tierra, llamado “trastón”. Las dimensiones medias más usuales se sitúan en torno a los 3.000 m, aunque hay algunas de varias hectáreas y otras de tan sólo cientos de metros. A es-tos terrenos se conduce la escorrentía con el objeto de propiciar su lenta infiltra-ción, lo que se denomina “beber la gavia”, y obtener un nivel de humedad que per-mita su cultivo una vez arados. El tiempo que tardan en infiltrarse las aguas depende, obviamente, de la textura del terreno. Lo usual es que se infiltre tras tres o cuatro días, pero en suelos muy arcillosos el proceso se puede prolongar por enci-ma de los diez días. Además del trastón, son elementos estructurantes de las gavias 56 CUADRO I Tipología de las Gavias de Canarias CLASIFICACIÓN TIPO DE GAVIA CARACTERÍSTICAS Por su situación Gavias de fondo de barranco: Se sitúan en el fondo de un cauce, bien a - Ocupando todo el lecho todo lo ancho de éste o bien en un margen - Situadas en el margen del mismo. Se llenan mediante el desvío de las aguas que circulan por el cauce. Gavias de ladera Se sitúan en una ladera de suave pendiente. Se alimentan recogiendo el agua de una zona de impluvium, también mediante caños. Gavias de cuenca endorreica Las situadas en cuencas endorreicas. Por su complejidad Gavias de alcogida Reciben el agua de una zona de impluvium. Gavias de derivación Reciben el agua que desvían mediante obras sencillas de un cauce. Gavias mixtas Combinan los dos sistemas anteriores. Elaboración propia. Tipología de Antonio Perdomo Molina (2002b) modificada. los siguientes: la torna, es el rebaje en el trastón por el cual el agua penetra en la ga-via; la tronera, es el desagüe situado en el lado opuesto a la torna, se trata de la otra abertura por la cual la gavia envía el agua sobrante al barranquillo, o bien, a otra gavia; el caño, es el canal que conduce el agua hasta la gavia y las compuertas, pre-sentes en algunos caños de cierta importancia para el control del flujo del agua15. 3.2. LOS NATEROS Las áreas montañosas y áridas de Canarias conocieron este sistema de culti-vo adaptado a un medio donde se combina la aridez con la ausencia de suelos cultivables. En estos lugares el campesino debía ser el artífice de su terreno de cultivo, creando el suelo necesario para desarrollar mínimamente una actividad agrícola con la que satisfacer el abastecimiento alimentario de la comunidad. El sistema básicamente consiste en cerrar, mediante muros de piedra seca, los pequeños barrancos de Canarias. De esta manera se interceptan las aguas cargadas con sedimentos que descienden por estos cauces. Cuando las aguas quedan remansadas tras los muros de piedra seca, depositan los sedimentos que arrastran, de tal forma que se crea un terreno de cultivo, especialmente fértil por la riqueza en materia orgánica y nutrientes, allí donde antes no existía suelo útil. El cerramiento se irá acrecentando según pasen los años, hasta obtener una par-cela con la profundidad de tierra óptima para el crecimiento de los frutales que suelen plantarse en ellos, higueras y almendros principalmente. Excepcional-mente podemos encontrar en algunos nateros muros que permiten desviar la es-correntía, estas estructuras hacen de salvaguarda de los terrenos en caso de llu-vias copiosas. No es posible construir un natero en un cauce importante sino que debe situarse sobre barrancos secundarios, puesto que al cortar totalmente el cauce no resistiría grandes caudales de escorrentía. Las dimensiones usuales van desde la decena de metros a no más de 500 m2, siendo lo usual que no superen los 50 m2, en muchos de ellos tan sólo cabe un frutal 16. 4. LOS SISTEMAS DEL SUDESTE PENINSULAR: EL RIEGO POR BOQUERAS Y LAS CAÑA-DAS DE BALATES Y PARATAS El sudeste español es la región más árida de la Europa continental. Las cor-dilleras que enmarcan este espacio, que sobrepasan en algunos casos los 2.000 57 ———————— 15. Para mayor profundización en el funcionamiento del sistema ver Antonio Perdomo Molina (2002b). 16. Para ampliar los datos sobre el funcionamiento ver Antonio Perdomo e Irène Dupuis (2004). metros de altura, enmarcan una franja costera que se extiende por las provincias de Almería, Murcia y Alicante 17. En toda ella las precipitaciones son escasas e irregulares, dando lugar a un régimen de circulación de aguas conocido como “ramblas”, cauces que pueden permanecer secos varios años o correr copiosa-mente durante un corto periodo de tiempo varias veces al año. Frente a estos condicionantes del medio, los agricultores del sudeste penin-sular han sabido adaptar diversos sistemas de cultivo para lograr su superviven-cia. Se cree que el origen del riego por boqueras en tierras levantinas se remonta a épocas romanas o incluso precedentes.18 Lo que sí parece claro es que fue con la ocupación árabe con la cual estos sistemas de cultivo alcanzaron su desarro-llo, apareciendo en las fuentes como los llamados “riegos de alfait”, que literal-mente significa “riegos de crecidas”19. 4.1. EL RIEGO POR BOQUERAS En las fuentes documentales es de destacar la importancia que tienen las tie-rras regadas por boqueras frente al secano tradicional. Así, a partir del siglo XV, los estudiosos20 destacan que las tierras que recibían estas aguas eventuales apa-recen en las ordenanzas gravadas con contribuciones mayores a las del secano. Su importancia era tal que desde 1508 existe un guarda de las boqueras y oficia-les encargados del mantenimiento del sistema en Almería. El derecho consuetu-dinario ha marcado a lo largo de la historia el uso de las llamadas “aguas de ave-nida”, teniéndose especial cuidado en preservar los derechos de los dueños de las fincas que se encontraban a niveles inferiores al lugar de instalación de la boquera. Tal circunstancia acabaría finalmente por tener su plasmación legal en la primera Ley de Aguas de 1866, que recoge lo regulado en el Real Decreto de 1860, en cuyo preámbulo se hace todo un alegato a favor del uso de las aguas de avenida: El aprovechamiento de las aguas torrenciales debe estimularse pues pro-porciona a las tierras humedad y abonos, evitando que se pierdan en los ma-res las sales y el mantillo, que son el alma de la vegetación; y lejos de perjudi- 58 ———————— 17. Sus límites geográficos y características climatológicas fueron definidos por Vila-Va-lentí (1961) y Folkwin Geiger (1973). 18. Así lo afirma María Hernández Hernández, quien apunta la posibilidad de que se re-monten a las culturas locales anteriores a las invasiones romanas, p. 32. 19. Para profundizar en el pasado árabe se recomienda consultar el artículo del prestigioso arabista Robert Pocklington. 20. Vid. Dolores Segura del Pino (2000) y Alfredo Morales Gil et al. (1989). car á los dueños de los predios inferiores, les favorece evitando ó precaviendo las inundaciones y la destrucción de los muros de defensa. Pero para esto hay que cuidar con especial esmero el que con el uso de esta clase de aguas no lleguen á lastimarse los intereses legítimos de los aprovechamiento per-manentes: las boqueras [el subrayado es nuestro] deben abrirse sobre el ni-vel ordinario de las aguas, y habrán de adoptarse otras varias precauciones. ¿Qué son las boqueras? Usaremos las Ordenanzas de Riegos del río de Al-mería de 1853, recogidas por Dolores Segura, para definirlas: la boquera es todo cauce o acequia que sale al río o rambla para llevar agua de avenida al riego de tierras. Es decir, las boqueras, o boqueres en valenciano, son las ace-quias que desvían las aguas que circulan por las ramblas para dirigirlas a las tie-rras, aunque a veces se puede utilizar el nombre de boquera para designar tam-bién al caballón de tierra que corta la libre circulación del agua por la rambla y, de manera general, a todo el conjunto que facilita la captación de agua. Normal-mente se trata de un canal o caz de tierra, aunque a veces aparecen labradas en la propia roca o reforzadas con piedras y cal o yeso. Pueden tener una altura considerable, especialmente comparadas con las dimensiones insulares, por ejemplo, las del río Andarax superan los dos metros de altura y un metro de an-cho, presentando compuertas para regular el caudal y permitir la devolución de aguas al cauce del río si fuese necesario. El agua de la rambla puede ser desviada por un dique fijo (llamado rafa en el Vall del Vinalopó) o ser simplemente un amontonamiento de piedras de barran-co y arena llamado “parada” o “cola”. El muro no limita la circulación del agua en toda la anchura del cauce, sino que permite el paso del agua a niveles inferio-res. Antonio Gil Olcina en 1971 y Vila-Valentí diez años antes, recogían el dere-cho consuetudinario de no cubrir más de un tercio del cauce, salvo que exista concesión administrativa para cegar todo el cauce. Este dique partidor del cau-dal se interna en el lecho formando ángulos abiertos, no perpendicular al eje de la rambla, pues es la mejor manera de resistir el embate de las aguas cuando co-rren torrencialmente por el cauce, el resultado fisionómico de las distintas para-das es semejante al de una espina de pescado. D. Emilio Saez 21, agricultor de la zona de Las Palmeras a orillas del Anda-rax, nos comentaba que con las primeras lluvias los agricultores se ponían ma-nos a la obra para aprovechar el agua de avenida. Cuando empezaba a correr se metían más de 20 yuntas a trabajar para colocar una barrera al paso del agua, aunque desde hacía tiempo ya la tenían preparada. Este trabajo se conocía por “tarjillar” o “trajillar”. La “tarjilla” es un instrumento que arrastraban las yuntas 59 ———————— 21. Al cual agradecemos su disposición a enseñarnos el funcionamiento de las boqueras y las minas de agua. para hacer la “cola” de la boquera, tenía un rabo de madera parecido al cabo de un arado y una empuñadura. Se trataba de una gran pala de metal que acababa en punta para que entrase bien en la arena del fondo. La consistencia de la para-da era mejorada mediante la incorporación de haces de caña que proporcionaban consistencia a la arena del fondo de la rambla. Al igual que en el caso de Canarias, las parcelas de cultivo son inundadas con el agua recogida, por lo cual están rodeadas de un caballón de tierra seme-jante a los trastones. De igual manera, existen troneras de desagüe que, en aquel caso, se denominan sangradores 22 y permiten el paso del agua de una parcela a otra, estando, igual que en Canarias, reforzados por piedras para que no se des-truyan con el fluir del agua. El agua que circula por las ramblas lo hace violentamente, de manera que arrastra limos y arenas muy ricos en materia orgánica. Este tarquín es sabiamen-te aprovechado, pues supone un estercolado para las tierras. Sin embargo, el progresivo depósito de limos ocasiona que éstas suban de nivel, por ello, algu-nos agricultores esperaban a que el agua aclarara para incorporarla a sus huertas, mientras que otros preferían aprovechar su aporte orgánico, aunque se viesen obligados a rebajar su altura de vez en cuando. Para disminuir la capa de arenas y limos depositados se emplea la misma herramienta que para construir la cola de la boquera: la tarjilla. Varios autores 23 han estudiado la escorrentía y el modelo hidráulico de estos sistemas de cultivo. Todos confirman su eficacia para lograr producciones agrí-colas en un medio tan hostil como el sudeste peninsular y, especialmente, son sistemas extremadamente útiles para laminar las ondas de crecida que se produ-cen después de las intensas lluvias. Por ello, estos sistemas deben ser considera-dos como eficaces métodos de impedir las inundaciones tan comunes en estos lugares. Alfredo Morales Gil (1989), de la Universidad de Alicante, estima que cuando estaban en pleno funcionamiento, podían disminuir a la mitad el volu-men de las aguas a evacuar. Este último autor insiste en una característica que, desgraciadamente, tam-bién es común al sistema de gavias canario: el abandono. La desorganización de los sistemas fruto del abandono y el escaso cuidado que han tenido las obras pú-blicas y privadas, destruyendo y obstruyendo las boqueras y canales, ocasiona que las crecidas tengan en gran medida magnitudes catastróficas. Esta cuestión, que el autor ilustra con múltiples ejemplos, no es ajena a gran parte de la red hi-dráulica que mantenía en funcionamiento las gavias y que es particularmente observable en las proximidades de Puerto Cabras y otros núcleos de Fuerteven-tura y Lanzarote. 60 ———————— 22. Según Vila-Valentí también reciben el nombre de “saltadores” o “chorradores”. 23. Vid. las publicaciones de los investigadores de la Universidad de Córdoba José Luis Ayuso Muñoz et al. (1986); J. V. Giraldez et al. (1988) y J. V. Giraldez (1996). 4.2. LAS CAÑADAS Las cañadas 24 se convierten, al igual que los nateros canarios, en el sistema de cultivo predominante en las áreas montañosas. Su estructura es semejante en todo al descrito para Canarias, incluso sus dimensiones, que debían ser mayores al tratarse de ámbitos continentales, son semejantes. La razón la encontramos en que en áreas de montaña las dimensiones de las parcelas están condicionadas en primer lugar por la orografía. Las tierras de cultivo que conforman una cañada reciben el nombre de “para-tas”, y si son pequeñas “paratillos”. Los “balates”, también llamados “albarra-das”, son los muros de piedra y caballones de tierra que conforman los distintos bancales. La sucesión de paratas y balates en los barranquillos es la que da lugar a las cañadas, con su peculiar fisonomía escalonada. Hay una diferencia clara con Canarias en cuanto al cultivo predominante en las cañadas, la presencia de frutales es también lo más usual, pero si en Canarias predominan el almendrero y la higuera, en la Península, al igual que en los jessour de Túnez 25, el frutal por antonomasia es el olivo. Si como comentábamos para los riegos por boqueras el abandono supone un grave problema, en el caso de las cañadas es especialmente grave. Los ba-lates faltos de atención acaban siendo destruidos por la escorrentía y la forma-ción de cárcavas en las antiguas paratas se manifiesta con toda su crudeza. Perder suelos fértiles en lugares montañosos, donde su ausencia es más acu-ciante que en los conos aluviales, es un lujo que no podemos permitirnos. Además, las aguas que antes se infiltraban en las terrazas hoy circulan pen-diente abajo incrementando los caudales que llegan a los conos de deyección, donde se sitúan los nuevos cultivos y se asienta la población, incrementando el peligro de las crecidas. Alfredo Morales y Margarita Box cifraban en tres las causas del abandono actual del sistema, tres razones que podrían bien aplicarse al caso de los nateros canarios, estas son: en primer lugar, por los bajos rendimientos que se obtienen en los cultivos de estas zonas áridas; en segundo lugar, por las dimensiones de las parcelas que impiden la moderna mecanización de las labores; y finalmente, por las fuertes pendientes y montañosa orografía de las áreas donde se asientan, que impiden el fácil acceso a las parcelas. Nosotros sumaríamos a estos factores una causa que es común al resto de la agricultura canaria: la competencia por la mano de obra que ejercen otros sectores productivos. 61 ———————— 24. Que en el pueblo de Ohanes (Almería) hemos oído llamar “ramblones”. 25. Vid. ANTONIO PERDOMO MOLINA (2002a). 5. CONCLUSIÓN El trabajo de campo realizado ha permitido comparar la existencia de siste-mas semejantes de recolección de aguas en Canarias y el sudeste peninsular, su-perando el handicap que supone realizar estos trabajos basándose en las descrip-ciones de las fuentes bibliográficas. La existencia de estructuras y procesos básicos permite afirmar la similitud entre ambos sistemas, para concluir que, desgraciadamente, en ambos territorios los sistemas de recolección de agua, que muestran una adaptación idónea a las condiciones medioambientales, están en franco proceso de abandono. 6. BIBLIOGRAFÍA AYUSO MUÑOZ, José Luis et al. (1986): “La agricultura de escorrentía en SE andaluz”. En PULIDO BOSCH, Antonio: El Agua en Andalucía. Vol. I. Departamento de Hidrogeo-logía de la Universidad de Granada, pp. 69/79. BERNABÉ I MAESTRE, Josep M. (1989): “Obras hidráulicas tradicionales en el rega-dío de Petrer. (Vall del Vinalopó)”. En Los paisajes del agua. Ed. 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VILA-VALENTÍ, J. (1961): “L’irrigation par nappes pluviales dans le sud-est espagnol”. Mediterranée. Nº 2. Abril-junio, pp. 19/34. 64 LANZAROTE: AGUAY TURISMO (1950-2005) MIGUEL LEAL CRUZ 1. INTRODUCCIÓN La relación entre el hombre y el agua es, en cierto modo, un permanente anta-gonismo para mejorar las disposiciones que le ofrece la Naturaleza, a veces limi-tadas o inseguras, para las necesidades humanas en creciente y constante deman-da en cualquier tiempo. Al principio se hacía uso del agua allí donde se hallaba o se trasladaba posteriormente hasta los lugares de asentamiento humano. Sin embargo, hoy, al ser un bien público y relativamente abundante, se abusa e incluso se despilfarra o se contamina imprudentemente, dando lugar a que en algunas sociedades resulte escasa en estos momentos y cada vez con mayor dé-ficit, según zonas. El agua como recurso fundamental en toda sociedad organizada, incluso des-de épocas muy alejadas cronológicamente, por su misma escasez constituye aún mayor problema en nuestro archipiélago, especialmente en estas dos islas orien-tales próximas al continente africano y casi colindantes con el mayor desierto del mundo: El Sahara (otrora, sin embargo, gran vergel como demuestran los es-tudios “polinológicos” en semillas de polen fósil en suelo sahariano). Asimismo, Lanzarote aún conserva lechos de antiguos barrancos que transportaban enorme caudal de agua procedente de lluvias y similares a los que se hallan en suelo norteafricano. Como quiera que el agua, fundamentalmente, se origina por la descarga plu-vial de borrascas localizadas sobre las islas en bajas barométricas y del grado de captación de los subsuelos para almacenarla, esta premisa queda parcialmente modificada por un tercer factor sumamente importante cual es la influencia del casi permanente anticiclón de las Azores. Éste aporta aire humidificado por su gestación en las frías aguas del Atlánti-co norte (incluso en proximidades polares), que dan lugar a que el clima canario, en general, haya sido calificado desde épocas pretéritas como “clima primaveral permanente” o “el clima mejor del mundo”, tópico acuñado por el viajero ale-mán Alejandro von Humboldt en uno de sus periplos, en el siglo XVIII, hacia América con escala en nuestras islas. Sin embargo, a pesar de las precipitaciones que origina este anticiclón en combinación con bajas barométricas del Atlántico, 67 algunas tormentosas y de inusual intensidad, la mayor parte de las zonas situa-das al sur del archipiélago se hallan marcadas por su gran aridez. Este deterioro “in crescendo” como consecuencia no sólo de la falta de lluvias sino por facto-res humanos derivados del progreso, afecta a las estructuras productivas, en es-pecial agrícolas (y en algún momento turísticas), con singular incidencia en esta isla de Lanzarote (con su hermana próxima de Fuerteventura). Pero existen otros factores más específicos que también influyen en el clima que se genera y que son base fundamental para la obtención del necesario recur-so, diferenciado en cada una de las islas porque también son diferentes en su orografía o distancia hasta África. Quizás el factor más conocido es el hecho de que sobre las islas se encuentra el área de acción del mencionado anticiclón de las Azores, que facilita la llegada constante, salvo contadas excepciones, de los vientos dominantes del noreste, los llamados “alisios”, cuyo rasgo fundamental es su división en dos capas su-perpuestas (con direcciones encontradas según la altitud, pero en Lanzarote y Fuerteventura sólo una), y factor básico y esencial que define nuestro clima con carácter general. No obstante, la disposición orográfica de las islas occidentales y de Gran Ca-naria por su altitud, genera una barrera que dificulta la circulación de estos vien-tos y provoca el ascenso del aire de la capa inferior (fresca y húmeda) que se ve frenado por la capa superior (aire cálido y seco) dando lugar al conocido “mar de nubes”. Estos fenómenos aportan humedad en las zonas dirigidas al norte, mientras aparecen despejadas las cumbres y las laderas situadas a sotavento. Sin embargo, las islas de menor orografía, como es Lanzarote, muestran un mayor grado de aridez con paisaje casi desértico derivado de su poca altitud geográfica que sólo permite circular una corriente de aire. Es importante analizar otros factores climáticos que interfieren con el antici-clón, casi permanente, pero que favorecen el régimen de lluvias que apenas pro-duce aquel. Nos referimos al conjunto de masas de aire procedentes del Atlánti-co sur, entre noviembre y marzo, que producen las borrascas y a veces, con origen polar, la famosa “gota fría” (cuando las bajas presiones se estabilizan ver-ticalmente sobre las islas), produciendo grandes y beneficiosas lluvias, que ja-más proporciona el alisio (pero sí nuestro peculiar clima por la corriente de aire anticiclónico). La proximidad a la costa africana determina otro factor climático por la lle-gada con cierta frecuencia de aire sahariano (el llamado siroco), que produce fuertes temperaturas y descenso de la humedad atmosférica y la pérdida de la vi-sibilidad por la existencia del polvo en suspensión (calima). Viento este que se enfrenta al dominante por espacio de tiempo relativamente corto (dos,tres días) pero que últimamente, por condiciones climáticas adversas, se hace más fre-cuente y perjudicial para nuestra industria turística, repitiéndose varias veces al año. 68 En Lanzarote estas condiciones se hacen aún más adversas por la cercanía a la vecina África, lo que motiva frecuentemente la llegada del aire caliente y seco que, a veces, obstaculiza el régimen reinante de los alisios, para darse la circuns-tancia de que mientras en La Palma existen temperaturas suaves, por las mismas fechas, en Lanzarote pueden subir, bruscamente, hasta 40º C, para descender en horas nocturnas, por influencia
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Calificación | |
Título y subtítulo | XII Jornadas de estudios sobre Lanzarote y Fuerteventura : septiembre, 2005 |
Publicación fuente | Jornadas de estudios sobre Lanzarote y Fuerteventura |
Entidad | Cabildo Insular de Fuerteventura |
Tipo de documento |
Congreso |
Lugar de publicación | Fuerteventura |
Editorial | Cabildo Insular de Fuerteventura |
Fecha | 2005 |
Páginas | 567 p. |
Datos serie | Volumen 2 Tomo III Geografía, Prehistoria, Arqueología, Lengua, Literatura |
Materias |
Geografía Prehistoria Arqueología Lengua Literatura Congreso Fuerteventura Lanzarote |
Formato Digital | |
Tamaño de archivo | 3942819 Bytes |
Texto | JORNADAS DE ESTUDIOS SOBRE LANZAROTE Y FUERTEVENTURA VOL. 2 TOMO III GEOGRAFÍA, PREHISTORIA - ARQUEOLOGÍA LENGUA - LITERATURA XII JORNADAS DE ESTUDIOS SOBRE LANZAROTE Y FUERTEVENTURA VOL. 2 - TOMO III XII JORNADAS DE ESTUDIOS SOBRE LANZAROTE Y FUERTEVENTURA Septiembre, 2005 VOL. 2 - TOMO III GEOGRAFÍA, PREHISTORIA - ARQUEOLOGÍA, LENGUA - LITERATURA SERVICIO DE PUBLICACIONES DEL CABILDO DE LANZAROTE EXCMO. CABILDO INSULAR DE FUERTEVENTURA ARRECIFE, 2008 Servicio de Publicaciones del Cabildo de Lanzarote. Excmo. Cabildo Insular de Fuerteventura. Coordinadores de la edición: Eva Rosa de León Arbelo, A. Félix Martín Hormiga, María José Alonso Gómez. ISBN-13: 978-84-95938-47-7 (Obra completa) ISBN-13: 978-84-95938-51-0 (T. III) Depósito legal: TF. 210-2008 (Tomo III) Imprime: Litografía Romero, S. L. Polígono Industrial Valle de Güímar. Manzana III, Parcela 20. 38509 Arafo. ÍNDICE GEOGRAFÍA — Ponencia marco:La cultura del agua en la isla de Lanzarote (s. XVI-XX), Alejandro González Morales .................................................................................... 13 — Los sistemas de recolección de aguas de Canarias y el sudeste peninsu-sular: semejantes soluciones a problemas comunes, Antonio C. Perdo-mo Molina ...................................................................................................................... 49 — Lanzarote: agua y turismo (1950-2005), Miguel Leal Cruz.......................... 65 — La naturaleza desértica de Fuerteventura y la erosionabilidad de sus pre-cipitaciones, Pablo Máyer Suárez y Lidia E. Romero Martín ...................... 83 — La aplicación de las políticas agrícolas de montaña en unas islas sin mon-tañas: Lanzarote y Fuerteventura, Irene Dupuis y Antonio C. Perdomo Molina............................................................................................................................... 105 — El Aaiún-islas orientales: algo más que una simple cercanía geográfica, José M. Peana Palacio................................................................................................ 117 — La delimitación de las fronteras marítimas de Lanzarote y Fuerteventura y el derecho internacional, Carlos Rodríguez Domínguez ............................ 133 — Tendencias de la movilidad terrestre en la isla de Lanzarote 1991-2001, José A. Hernández Luis .............................................................................................. 155 — El cambio en el modelo territorial de la isla de Lanzarote 1970-2004, Alejandro González Morales, José A. Hernández Luis y Silvia Sobral García ............................................................................................................................... 179 — Los movimientos inmigratorios recientes en la isla de Fuerteventura, 1930- 2000, Alejandro González Morales, Elizabeth Fernández Cabrera y Gri-manesa García Ruiz...................................................................................................... 205 7 — La inmigración interior de las Canarias orientales: principales corrientes y características 1986-2003, Alejandro González Morales, Elizabeth Fernández Cabrera, Grimanesa García Ruiz y Yurena Quevedo Suárez.. 217 — Transformación paisajística en la isla de Lanzarote, Elisa Matoso Melián.. 245 — Turismo y actividad laboral femenina en Lanzarote, Ezequiel Acosta Ro-dríguez .............................................................................................................................. 265 — ¿Podemos enseñar a conocer y proteger el patrimonio? Proyecto “Cana-rias por una costa viva”, Heredina Fernández Betancort y Mikel Asensio Brouard............................................................................................................................. 275 — La arquitectura vernácula de Lanzarote y su funcionalidad social, Demel-za Díaz Guerra y Manuel A. Fajardo Mosegue (ADERLAN) .......................... 285 PREHISTORIA – ARQUEOLOGÍA Ponencia marco: — La Arqueología a comienzos del siglo XXI: Ciencias, tecnología, valores y sociedad, Juan Vicent .............................................................................................. 325 — La proyección social del patrimonio: notas para la construcción de una teoría de la gestión, Sanjo Fuentes Luis .............................................................. 349 — Estudio arqueo-matemático del vaso cerámico 1.125 (fondo ar-queológico del Museo de Santa Cruz de Tenerife) encontrado por D. Ra-món Castañeyra en 1878, José M. Espinel Cejas.............................................. 377 — Sebastián Jiménez Sánchez vs Elías Serra Ráfols. Polémica y controver-sia en torno a la excavación arqueológica del yacimiento medieval del Rubicón (lo que se dijo de Antonio M.a Manrique en 1960), Gustavo A. Trujillo Yánez .................................................................................................................. 391 LENGUA– LITERATURA — Ponencia marco: Metodología de la investigación lingüística, Manuel Almeida............................................................................................................................. 411 — La toponimia de Fuerteventura. Consideraciones léxicas, Genoveva Torres Cabrera ............................................................................................................................ 449 — Aspectos autóctonos del romancero de Lanzarote, Andrés Monroy Ca-ballero..................................................................................................................... .......... 457 8 — Lengua e identidad en una comunidad de habla canaria (Arrecife de Lanzarote), Zebensuy Rodríguez Álvarez ............................................................ 471 — Singularidades de Lanzarote y de Fuerteventura dentro del archipiélago canario según George Glas, Pedro N. Leal Cruz e Inodelvia Ramos Pérez .. 509 — Tres miradas sobre Lanzarote: José Saramago, Carlos Fuentes y Michel Houellebecq, Osvaldo Rodríguez Pérez................................................................ 533 — Mujer y literatura. La voz de dos sirenas en los arrecifes de Lanzarote: Macarena N. Cáceres y Daniela Martín Hidalgo, Ernesto Gil López .... 551 9 GEOGRAFÍA PONENCIA MARCO LA CULTURA DELAGUA EN LA ISLA DE LANZAROTE. SIGLOS XVI-XX ALEJANDRO GONZÁLEZ MORALES No hablan ni de oro ni de plata ni de joyas ni de los demás bienes de convención dependientes del capricho o del des-lumbramiento del juicio, sino de las lluvias a tiempo, de las sementeras, de los pastos abundantes. (Viera y Clavijo) INTRODUCCIÓN El agua ha sido siempre un bien muy escaso en la isla de los volcanes, como pone de manifiesto el insigne historiador canario Viera y Clavijo, cuando hace referencia a la importancia que para los habitantes de esta isla suponía la escasa disponibilidad de agua, tanto es así, que el hombre de Lanzarote ha tenido que luchar denodadamente con la naturaleza para salvar esta adversidad ambiental. De este modo, la pertinaz sequía que ha padecido la isla desde siempre ha condi-cionado la forma de vida de sus habitantes y, por tanto, éstos han tenido que in-geniárselas para sobrevivir en un medio muy hostil, donde las condiciones eco-lógicas han influido en los quehaceres económicos y sociales diarios. La lucha por la subsistencia ha posibilitado la creación de una serie de in-fraestructuras relacionadas con el mundo del agua. En un primer momento fueron pozos, maretas, maretejas, aljibes, gavias, nateros, traveseros, los que permitieron cultivar y mantener el ganado en este territorio. Con el paso del tiempo estas construcciones se fueron mejorando, sobre todo debido a los avances tecnológicos, así se construyeron nuevos pozos, galerías, presas, e in-cluso se trajo agua del exterior mediante buques-aljibe. Empero, las disponibi-lidades del líquido elemento seguían siendo insuficientes para poder crecer de forma importante y desarrollar actividades económicas distintas a las tradicio-nales. Con esta situación llegamos hasta los años sesenta, cuando se consigue introducir en el panorama isleño recursos nuevos no convencionales, primero la desalación y más tarde la depuración de aguas. Ello permitió dar un salto cualitativo y cuantitativo en la formación social y económica de la isla de Lan-zarote. 15 Todo este proceso ha tenido unas evidentes repercusiones ambientales, pues el consumo de energía y esfuerzo para producir el preciado recurso ha sido muy notable, y si a ello le añadimos que los combustibles para dicho proceso no se producen en la isla, se puede entender la gran dependencia y el impacto que todo esto produce en un territorio de unas características muy frágiles. A la con-taminación del aire se le une la del mar y los suelos por el vertido de residuos, bien de humos o bien de aguas fecales o aguas de alta salinidad. Por todo ello, se impone de manera urgente la adopción de medidas que frenen este deterioro ambiental. En este sentido, conviene manifestar la necesidad que tiene la isla de apostar por acciones ecológicas y energías limpias y renovables que no contri-buyan a deteriorar el medio. En otras palabras, es necesario entrar en una senda de desarrollo sostenible en consonancia con la disposición de recursos propios. Esto que afirmamos afecta, sin lugar a dudas, mucho al agua. De igual manera le afecta el gran crecimiento demográfico que está experi-mentando la isla en estos momentos, con cifras que nunca antes había tenido, sobre todo en los municipios turísticos. Esto supone un paralelo aumento de la demanda de agua y por tanto la necesidad de incrementar la producción. Todo ello termina aumentando la factura del combustible que se necesita para desalar el agua consumida, afectando no sólo económicamente sino también a la ecolo-gía de este territorio. EL AGUA EN LA HISTORIA DE LANZAROTE, SIGLOS XVI, XVII Y XVIII En la época prehispánica, y después de los primeros años de la conquista, la población se abastecía principalmente de las aguas procedentes de nacientes, fuentes y manantiales, aunque como en algunos lugares ésta era insuficiente, se tuvo que proceder a la construcción de las primeras infraestructuras hidráulicas. En este sentido, algunos autores ya hablan de la existencia de pozos en la isla. En efecto, Abreu Galindo señala que existían en la isla pozos aunque de poco agua 1. Por su parte Torriani destaca la presencia de pozos en Famara, Rubicón y Haría 2. Lobo Cabrera confirma la existencia de estos pozos y otros, conformando más de 20 los localizados entre el Rubicón y Puerto Escondido, junto a maretas en Por-to Naos y Arrecife, más los pozos de Arrieta y las fuentes del Temisas (Chafarí) 3. 16 ———————— 1. ABREU GALINDO (1977): Historia de la conquista de las sietes islas Canarias. Ed. Goya.Santa Cruz de Tenerife; p. 58. 2. TORRIANI (1978): Descripción e historia del reino de las islas Canarias. Ed. Goya. Santa Cruz de Tenerife; p. 27. 3. LOBO CABRERA, M. (1990): “Lanzarote en el siglo XVI. Noticias históricas”. II Jorna-das de Historia de Lanzarote y Fuerteventura. Tomo I. Cabildo de Lanzarote. Arrecife; p. 293. El agua de estos pozos, que llegaron a ser más de 100 en la isla aunque mu-chos de ellos hoy día están secos o sus aguas son tan salobres que se han aban-donado, fue siempre de escasa calidad, a medida que se extraía más agua menor era la calidad, pues el nivel piezométrico del acuífero se reduce y ello hace que pueda haber inyecciones de aguas salinas y una mayor mezcla de sales en las aguas subálveas. En efecto, esto último lo apunta Hausen cuando afirma que las aguas salobres de la isla son debidas a que la capa de travertino (caliza) conta-mina las aguas subterráneas 4. De las distintas zonas de la isla, la que presenta un mayor número de pozos y perforaciones para la obtención de este preciado recurso es Haría, ello está así recogido en el inventario que realiza el Cabildo de la isla en el año 1560. El agua de los pozos no sólo se destinaba al consumo doméstico de los habi-tantes de Lanzarote, también era empleada en las faenas agrícolas, dándole un riego ocasional a los cultivos más próximos a la casa, pues como se sabe la agri-cultura de la isla es mayormente de secano. Los animales también se benefician, por eso junto a los pozos suele haber abrevaderos donde se repartía el agua entre el ganado. Otra de las zonas donde hubo una gran concentración de pozos en el pasado fue la caleta de Famara y el risco del mismo nombre, ya que, en palabras de Francisco Hernández: “También los vecinos de La Caleta se preocuparon del pozo existente junto a la carretera desde el momento del nacimiento del pueblo. Según inventario de la época había en la zona más de 66 pozos” 5. En el sur de la isla tenemos constatada desde épocas muy remotas la exis-tencia de pozos. En el espacio de Papagayo, concretamente en la playa del Pozo, en los Llanos del Rubicón, se encuentran unos de factura muy antigua. Según Atoche y otros autores estos pozos son anteriores a la conquista norman-da: “Gadifer y Béthencourt… debían de tener constancia, por tanto, de la exis-tencia de agua en la zona. Y lo sabían porque probablemente, al menos dos de los que en la actualidad se conocen, ya estaban allí. Estas construcciones serían así una razón de la probable presencia normanda en esa playa, y no una conse-cuencia de la misma” 6. Para otros autores, como Serra Ráfols, los pozos fueron una construcción de los normandos. En cambio para los autores antes mencionados (Atoche et al.): “la única prueba esgrimida, hasta el momento, para defender la autoría betancu- 17 ———————— 4. HAUSEN, H. M. (1954): Hidrografía de las Islas Canarias. Rasgos generales y riego de los cultivos subtropicales. C.S.I.C. Instituto de Estudios Canarios Universidad de La lagu-na; p. 29. 5. Pregón de la fiesta del Sagrado Corazón de María en Caleta de Famara. 1999. 6. ATOCHE, P. y otros (1999): “Pozos con cámara de factura antigua en Rubicón (Lanza-rote)”. VIII Jornadas de Estudios sobre Lanzarote y Fuerteventura. Cabildo de Lanzarote. Arrecife; p. 372. riana de los pozos es su emplazamiento en un lugar en el que se supone la pre-sencia francesa a partir de 1402 7. Por su parte, Agustín de la Hoz señala que desde el siglo XVI se contabiliza-ban tres pozos (2 de San Marcial y el de la Cruz) junto a la zona de la playa de Los Pozos, aunque no aclara nada con respecto a la autoría de los mismos 8. El inventario del Cabildo de 1560 contabiliza tres pozos en el Rubicón: uno …grande abierto en bóveda antigua…otro más arriba (de la Cruz)…y un tercero denominado de Marcos Luzardo… 9 Torriani en 1587 confirma la presencia de estos tres pozos 10. Años más tarde, en 1731, el ayuntamiento de Femés recibe peticiones de apertura de nuevos pozos en el cauce del barranco de Los Pozos 11. En 1776 el Compendio brebe y famosso..., de autor desconocido, confirma la existencia de estos pozos al naciente de Las Coloradas 12. Es en 1960 cuando Serra Ráfols excava en la zona y publica que los pozos son de factura normanda 13. Por su parte, en 1999 son Atoche y un grupo de arqueólogos los que corrigen la teoría de Serra afirmando la factura romana o púnica de estos pozos. Para este último autor los pozos del Rubicón presentan una serie de caracte-rísticas que permiten asegurar su factura prenormanda. Según Atoche, todos los pozos de esta zona tienen en común una serie de elementos, como son: rampa escalonada y chimenea con brocal; cámaras subte-rráneas preparadas para captar el agua del subsuelo; material de construcción (piedra caliza). La rampa escalonada de acceso sirve tanto para extraer el agua del fondo del pozo, como para facilitar su limpieza una vez vacío, ya que en el pozo en-traban las aguas de escorrentía y depositaban en el fondo los lodos. Esta opera-ción se suele hacer hoy día con los aljibes, cuyos fondos son limpiados cada cierto tiempo. Las cubiertas de estos pozos son todas abovedadas, pero su factura no es exactamente igual. Así, en San Marcial se accede a través de un arco de medio punto y la cámara del pozo es más amplia que en el resto. En cambio en el de La Cruz, la portada está realizada con un dintel horizontal sostenido en las jambas 18 ———————— 7. ATOCHE, P. y otros (1999): Op. cit; p. 372. 8. DE LA HOZ, A. (1994): “Lanzarote”. Cabildo Insular de Lanzarote. Colección Clási-cos de Lanzarote. Vizcaya; p. 352. 9. Inventario del Cabildo de 1560. Archivo de Teguise. 10. TORRIANI, L. (1978): Op. Cit. 11. Archivo de Yaiza. Documentos no catalogados. 12. Anónimo (1776): “Compendio brebe y famosso...” 13. SERRA RÁFOLS, E. (1960): “Memoria de la excavación del castillo de Rubicón”. Revista de Historia de Canarias 131-132. La Laguna; p. 357-370. de piedras y la cámara es algo más pequeña. Por tanto se puede avanzar que el pozo más evolucionado y el que presenta la técnica más depurada es el de San Marcial. En definitiva, Atoche y el grupo de arqueólogos que trabajaron con él concluyen que estos pozos, por su factura, no pueden ser normandos, tampoco pueden ser aborígenes (eres o maretas), y sí responden bastante bien a la tipolo-gía de construcciones romanas o púnicas, siendo este un dato más de la presen-cia de los romanos en la isla. 19 MAPA DE LUGARES DE RECOGIDA DE AGUA EN LANZAROTE. SIGLOS XVI AL XVIII Las maretas La mareta es una cisterna excavada u hondonada natural estratégicamente dispuesta para recoger el agua de escorrentía que discurre por las laderas cer-canas en épocas de lluvia 14. Se trata por tanto de una construcción superficial cuyo borde se reforzaba con piedra y barro, e incluso en ocasiones con muros de cal, para una vez depo-sitada el agua en su interior impedir que ésta se perdiera, y de igual manera evi-tar que entraran animales. La construcción de las maretas era muy fatigosa, pues no sólo había que acarrear las piedras y la cal hasta el lugar y hacer la hondona-da, sino posteriormente también había que realizar una labor intensa de manteni-miento. Según Abreu Galindo: la isla de Lanzarote es falta de agua, que no hay otra sino la que llueve, la cual recogen en maretas o charcos grandes hechos a mano de piedra 15. De todas las maretas de la isla la más conocida era la Gran Mareta de Tegui-se, que se construyó sobre una antigua charca aborigen (conocida como eres) que recogía las aguas de las montañas próximas, como Guanapay. La mareta es-tuvo en funcionamiento más de 500 años, fue ampliada y modificada en los tiempos de los marqueses de Herrera y Rojas. Agustín de Herrera y Rojas orde-nó el cierre de este embalse con una caidera, es decir, un muro de cerramiento. El diámetro de la mareta era de 80 metros y tenía más de 9 metros de profundi-dad cuando estaba limpia. De esta manera era capaz de embalsar hasta 80.000 pipas de agua 16. La Gran Mareta de Teguise se usó hasta 1963, cuando el terreno que ocupaba pasó a ser calificado como urbanizable. En principio suministraba agua para toda la isla, pues era propiedad del Ca-bildo. Era frecuente que se nombraran cuarteles para la limpieza de la mareta y también guardianes para controlar las extracciones de agua y velar por el uso adecuado de esta infraestructura. Con el tiempo, y debido a que se construyen nuevas maretas y se perforan pozos, los municipios van dejando de acudir a lim-piar y sacar agua de la Gran Mareta. Los primeros en hacerlo fueron los habitan-tes de Tías, en 1873. Más tarde los naturales de Arrecife, Yaiza y Haría. Por últi-mo, en 1899, lo hacen los vecinos de San Bartolomé y Tinajo. Esta mareta, propiedad del Cabildo, pasa a manos del Estado en 1915 y en 1963 dejará de de-positarse agua en ella. Hoy día constituye un parque en la trasera de la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe. Aparte de esta mareta de Teguise estaban: la En-cantada (Teseguite), la de Tahíche, la de Las Mares, las de Cabrera, Aguilar, Castro, Álvarez, “El Santo”,... 20 ———————— 14. ATOCHE, P. et a.l (1999): Op. cit. p. 386. 15. ABREU GALINDO, J.: Op. Cit. p. 58. 16. 1 pipa equivale a 500 litros. Otro de los lugares donde hubo importantes maretas fue Arrecife, según Va-lentín Fernández, quien refiriéndose al Pto. de Arrecife señala (1508): mucha agua de mareta, donde hacían aguada los barcos que se acercan a la isla…17 Por su parte Álvarez Rixo indica que cuando aquí no había población, úni-camente cosa de media milla del mar estaban unos mal cuidados albercones o maretas, denominados del Santo, en los cuales abrevaban los pastores sus gana-dos. Posteriormente todas las personas pudientes que se iban avecindando fue-ron haciendo sus aljibes en los alrededores del pueblo, lo mismo que dentro de las casas mayores 18. En definitiva, maretas hubo muchas y repartidas por toda la isla, aunque pa-rece que la mayor concentración correspondió a Teguise y Arrecife. Estos em-balses no sólo mitigaron la sed de los lanzaroteños, sino que permitieron tam-bién salvar a mucho ganado de la sequía y por supuesto mantener los cultivos. Los aljibes Son muy numerosos y están repartidos por toda la isla. Por regla general están asociados a una vivienda, aunque también podemos encontrar algunos aislados junto a parcelas de cultivo. Este era un recurso muy interesante para guardar el agua de lluvia, que generalmente en la isla es de tipo torrencial, por eso había que procurar que la escorrentía no llegara al barranco y recoger el agua en estos recipientes. Los primeros aljibes se hicieron de piedra y cal. En la actualidad se utilizan los bloques de picón con argamasa de cemento. En muchas ocasiones esta agua que se reservaba para los tiempos de escasez sir-vió para especular. En este sentido hay que entender la afirmación de Monte-longo y Falero: de la falta de recursos acuíferos vuelve a acusarse a los pose-edores de capital, quienes encuentran más cómodo y menos arriesgado en el cobro de “el cupón” 19. En efecto, los propietarios de agua, cuando la sequía era más acusada, proporcionaban este recurso mediante unos vales o “cupo-nes” que luego eran cobrados, suponiendo ello importantes ganancias por el alto precio que alcanzaba el líquido elemento en épocas de carestía. Esto se convirtió en una práctica bastante usual en la isla, aunque no dejara de ser una forma de usura. A pesar de que la administración insular y el Estado colaboraron en la cons- 21 ———————— 17. Citado en Miguel de Santiago (1947): “Canarias en el manuscrito de Valentín Fernán-dez”. Revista de Historia de Canarias, nº 75-76. La Laguna; p. 16. 18. ÁLVAREZ RIXO, J.A. (1982): Historia del Puerto de Arrecife. Aula de Cultura del Cabildo Insular de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife. 19. MONTELONGO, A. y FALERO, M. (2000): “El agua en Arrecife, condicionante his-tórico”. IX Jornadas de Estudios de Lanzarote y Fuerteventura. Arrecife; p. 170. trucción de los aljibes mediante ayudas y préstamos, éstos no fueron suficientes para la creación de todos los necesarios en esos momentos, ya que estas subven-ciones no iban destinadas a los particulares sino a colectivos e instituciones, además este proceso quedó bruscamente interrumpido por la Guerra Civil Espa-ñola de 1936-1939. Según datos que aportan Falero y Montelongo: La construcción de aljibes tiene en 1933 un coste medio de 100 ptas /m3, según la naturaleza del terreno. Por tanto, construir los aljibes suficientes para abastecer de agua a la pobla-ción de la isla (sería necesario para una población de 30.000 habitantes unos 146.000 m3) costaría 14.600.000 ptas. 20 Cifra que no llegó a alcanzarse, por lo cual los padecimientos de la población insular, debidos a la escasez de agua, si-guieron repitiéndose durante varias décadas. En síntesis, se puede afirmar que los aljibes han ayudado a paliar la sed de la isla pero que no son una solución definitiva, pues la irregularidad de las precipitaciones impide que el uso de estas infraestructuras se optimice de forma conveniente. Las alcogidas Son construcciones de cal que se adosan a la ladera de una montaña para recoger el agua de lluvia y conducirla a los aljibes. Tienen un gran interés, pues evitan que la escorrentía superficial se filtre o se pierda ladera abajo ha-cia el barranco. Otra de las ventajas es que el agua entra limpia en el aljibe y ello facilita las labores de mantenimiento. El gran problema es lo costoso de su construcción para tan poca agua de lluvia, por ello no suelen ser muy co-rrientes en la isla. Asimismo hay que señalar el elevado impacto visual que tienen debido a que es una construcción en la ladera de la montaña, pero qui-zás este coste ambiental ha sido asumido por los lanzaroteños como necesario para aprovechar al máximo las escasas precipitaciones que prodiga la naturale-za en la isla. Las fuentes y los manantiales Las fuentes y manantiales eran muy importantes en la isla, tanto para el abastecimiento humano como para abrevar a los animales. Generalmente se en-cuentran en sitios poco accesibles, como en el Macizo de Los Ajaches y en el Macizo de Famara-Guatifay. Estas fuentes naturales eran en muchas ocasiones mejoradas por el hombre con alguna pequeña obra, como se señala en los libros capitulares del Cabildo para la fuente de Femés en Los Ajaches: Otrosí en este 22 ———————— 20. Ibídem. Cabildo se leyó una petición dada por Pedro Fernández Guerrero, personero de esta isla, en que pide se abra más larga de lo que está la fuente que está en Fe-més por ser de dichos vecinos 21. Pero las fuentes más renombradas de la isla se hallan en el otro extremo, es decir, en la vertiente norte, donde se encuentra el Macizo de Famara-Guatifay 22. En esta zona hay una serie de fuentes como la de Gusa 23, Las Ovejas 24, Las Pa-lomas 25. En este sentido Viera y Clavijo señalaba que la fuente de Gusa se en-cuentra: …en donde dicen el Río, tan cerca al mar que la anegan las mareas al tiempo de su flujo. 26 Otra fuente de esta zona es la que se encuentra en el barranco de Maramajo, cuyas aguas vierten hacia el jable de Mancha Vagal, es decir, entre la Caleta de Famara y el pueblo de Teguise, sobre esta fuente se recoge en las actas del Ca-bildo de la isla lo siguiente: Estando en Cabildo como lo han de uso y costum-bre, conviene a saber que son su merced del capitán Luis Rodríguez Fleitas, Al-calde Mayor de esta isla, Diego Cabrera Sanabria, Diego Cabrera Bermúdez, Antonio García Pascual y el capitán Juan de Monguía Betancor, caballeros re-gidores. Y asimismo su merced les propone como (se gastó) el agua que había en la mareta de Las Mares, y no hay más agua donde todo común haya de beber sino en donde dicen Famara, conviene se ponga persona suficiente que sirva de guarda, y que éste asista en dicha agua manantial para que a los vecinos le al-cancen, no permitiendo beban en la dicha aguada ningunos animales, si no fue-re los que en fueren los vecinos a buscar agua, y que las personas que la fueren a buscar les haga limpiar el camino de dicha poceta. Y asimismo es sabido que donde dicen Maramasgo en tiempos pasados había agua de que muchos vecinos se sustentaban y hoy está ciega, y para que se procure ver si se puede limpiar dicha fuente acuerden que algunos vecinos se les obligue, con asistencia de al-gún caballero regidor, acudan a limpiar dicha fuente para ver si con esta solici-tada y trabajo se descubre la dicha agua que hoy está perdida 27. 23 ———————— 21. “Libro capitular del Cabildo de Teguise 1681-1701”. Archivo Histórico de Teguise. 22. En el inventario de bienes del común de 1560 aparecen citadas las fuentes de Famara. 23. GLASS, G. (1982): “Descripción de las Islas Canarias. 1764”. Instituto de Estudios Canarios. Fontes Rerum Canarium. La Laguna. 24. STONE, O. (1995): “Tenerife y sus seis satélites”, 2 tomos. Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, Verneau, R. (1981): “Cinco años de estancia en las Islas Canarias”. Ed. J.A.D.L. Santa Cruz de Tenerife. 25. DE LA HOZ, A. (1962): Op. cit. 26. VIERA Y CLAVIJO, J. (1982): “Historia general de las islas Canarias”. Goya. Santa Cruz de Tenerife. p. 182. 27. Acta del Cabildo de Lanzarote 165.3 de junio de 1652. en Bruquetas, F. (1997): Actas del Cabildo de Lanzarote. Cabildo de Lanzarote. Arrecife. Otros autores, como Pablo Atoche 28, hablan de las fuentes en la zona de Ti-manfaya, donde había, antes de la erupción, una rica vega agrícola y donde los ganados también abundaban gracias a la disponibilidad de agua. En 1931 se concede permiso a Pío Casais Canosa para aforar las aguas de la fuente de Famara, dando como resultado un caudal de 5 litros por minuto. En 1945 se inicia el expediente para proveer de agua procedente de Famara a la capital de la isla, Arrecife. Se realiza una petición formal del Ayuntamiento de Arrecife al de Teguise 29. El 6 de enero de 1946 el ayuntamiento de La Villa acuerda por unanimidad conceder la petición de Arrecife. En 1961 el geólogo Telesforo Bravo emite un informe hidrogeológico acon-sejando la perforación de las galerías en Famara-Guatifay. En 1984 llega a la isla de Lanzarote el ingeniero Mr. La Chapelle, mandado a buscar por D. Manuel de Rafael de Vargas para que estudiara las aguas del Chafariz y Famara y la forma de conducirlas al puerto. El informe de este inge-niero es negativo, pues se necesitaba abrir un túnel cuyo coste era demasiado alto para el beneficio que iba a dejar la escasa agua que hay en estas zonas, apar-te de la mala calidad por su elevado contenido de sales. Los aprovechamientos agrarios del agua Poca o ninguna esperanza tienen los labradores de recoger la simiente que arrojan a la tierra… sin agua que beber. ¡No hay agua! (Crónicas de Lanzarote, nº 53; 1861) La escasez del recurso agua ha obligado al campesino de Lanzarote a inge-niárselas para obtener el mayor fruto posible de la tierra. En este sentido son va-rias las técnicas de cultivo que se han empleado, y se siguen utilizando, en la isla. Antes de las erupciones de 1730 - 36 no se utilizaba el rofer en las técnicas de cultivo, lo más frecuente era cultivar sobre el suelo vegetal, así como en ga-vias, beberos, nateros y cadenas. En cambio, a partir de la fecha señalada, en que tiene lugar la erupción de Timanfaya, se introducen los cultivos en arena-dos, tanto en su variante natural como en la artificial. El cultivo sobre suelo vegetal se caracteriza por su baja productividad, dado que los suelos están sometidos a intensos procesos de erosión, también la evapo-ración es muy elevada, con lo cual la humedad del suelo es muy baja. Los prin-cipales cultivos que se trabajaban en Lanzarote eran los cereales y las legumino- 24 ———————— 28. ATOCHE, P. et al. (1977): Op. cit. 29. Ver documento 1.174 del Archivo de Teguise. sas, que sólo eran cultivados en años de lluvia, cuando las precipitaciones eran suficientes y garantizaban las cosechas. Daban lugar a importantes produccio-nes, tal es así que esta isla, junto con Fuerteventura, recibió el sobrenombre de granero de Canarias, e incluso en determinados años se llegó a exportar trigo y cebada a la península y Madeira 30. La estructura de la propiedad, grandes propietarios absentistas, junto a los regímenes de tenencia de la tierra de medianería y aparcería, hicieron que las condiciones en que se trabajaba la mayor parte de estas tierras fueran muy du-ras. Todos estos factores contribuyeron de forma poderosa a fomentar la emigra-ción hacia otros lugares, preferentemente hacia Gran Canaria, el Sáhara Occi-dental y América. Los beberos o bebederos son también muy frecuentes en la geografía agraria de la isla de Lanzarote, según Torres Stinga: bebederos, gavias, nateros y trave-seros son construcciones similares a las maretas pero de menor envergadura 31. En efecto, se trata de infraestructuras rurales que se construían en las zonas pró-ximas a barrancos y barranquillos para recoger las aguas de escorrentía, y éstas se canalizaban hacia el bebedero con la finalidad de anegar la zona de agua e in-crementar sus condiciones de humedad. Un vez el bebedero estuviera lleno y el agua se hubiera filtrado se procedía a la siembra, generalmente, como en el caso anterior, cereales y leguminosas, aunque también en los bordes del bebedero se solía plantar algún frutal, sobre todo higueras En definitiva, los beberos son zonas de recepción de aguas de lluvia para que éstas no se pierdan barranco abajo, por ello la proximidad a los cauces de ba-rrancos o incluso en la mayor parte de las veces la construcción en el propio cauce, es fundamental, esto se realiza mediante la ejecución de un muro de pie-dra transversal que impide y frena el paso del agua. El muro se hace de piedra y barro. Otra finalidad del muro es la de retener los limos que llevan las aguas de escorrentía. La producción de estos espacios agrarios era reducida debido a lo exiguo de la superficie. Las gavias son otra de las construcciones agrícolas tradicionales más empleadas en la isla, consisten en cerrar el suelo vegetal de una zona relativa-mente llana con caballones de tierra o de piedra, incluso en ocasiones se emple-an combinados ambos materiales. Recogen las aguas de escorrentía que discu-rren por las laderas de los macizos montañosos de la isla, por tanto, sólo son funcionales y se pueden emplear cuando ha habido precipitaciones. La gavia tiene una boca por donde bebe, es decir, por donde le entra el agua, cuando ésta 25 ———————— 30. GONZÁLEZ MORALES, A. (1989): “Estructuras Agrarias Recientes de Fuerteventu-ra”. Cabildo de Fuerteventura. Pto. del Rosario. 31. TORRES STINGA, M. (1995): “El español hablado en Lanzarote”. Colección Rubi-cón, 2. Arrecife. es mucha se puede aliviar parte de ella mediante un rebosadero que general-mente está conectado con otra gavia, por eso nunca se encuentra una gavia sola sino un conjunto de ellas, que recibe el nombre de rosa. De nuevo los principa-les cultivos vuelven a ser los cereales y las leguminosas, se trata, por tanto, de una agricultura de pequeña producción mercantil para abastecer los mercados interiores y para el autoconsumo familiar, sólo en contadas ocasiones se expor-ta el producto. La mano de obra que labora estas tierras generalmente es de tipo familiar, pues debido a que la productividad es muy baja no da para pagar sala-rios a jornaleros. Una de las principales ventajas de las gavias, aparte de la de producir cultivos, es la de recargar el acuífero, aunque también es verdad que una parte del agua embalsada no da tiempo a que se filtre y por tanto se pierde por evaporación. Por último, las cadenas son construcciones de piedra en mitad de la ladera cuya finalidad principal es frenar la escorrentía y evitar que se pierda el sue-lo. La fertilidad del suelo en estas laderas es muy reducida, pero se aprove-chaban debido a que la fuerte presión demográfica de otros tiempos y la ne-cesidad obligaban a sacarle el mayor provecho posible al escaso suelo insular. En estas zonas lo que se cultiva son cereales de segunda categoría como ce-bada, centeno y avena, aunque también aparecen algunos frutales como hi-gueras y almendros. Estas cadenas retienen por tanto el escaso suelo vegetal que hay en las laderas, al mismo tiempo que sirven para recargar el acuífero por el freno que suponen a la escorrentía superficial. Hoy día todas estas in-fraestructuras están en franco proceso de abandono debido a la crisis por la que pasa la agricultura en la isla, lo que supone la pérdida de un patrimonio cultural muy interesante. En definitiva, como puede observarse, las técnicas de cultivo tradicionales permitían un elevado grado de aprovechamiento de las aguas pluviales y por tanto facilitaban las condiciones de vida en la isla. En síntesis, el hombre ha per-mitido que la productividad de este territorio se incremente sabiendo sacarle el mayor partido posible a la naturaleza. EL AGUA DURANTE LOS SIGLOS XIX Y XX La situación del agua en los siglos XIX y XX cambia de forma sustancial con respecto al pasado, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XX. En efec-to, la erupción de Timanfaya permite la utilización de los arenados, tanto en su vertiente natural como los realizados por el hombre en el conjunto del territorio insular, incluso antiguas gavias van a ser ahora arenadas para incrementar su productividad. Pero es que en estos momentos también se van a introducir nue-vas infraestructuras y técnicas para almacenar y obtener agua. Todo ello ha posi-bilitado un aumento sustancial de los caudales de agua disponibles en la isla, 26 pero al mismo tiempo ha disparado la demanda y los consumos, teniendo esto segundo una incidencia notable en la preservación de las características me-dioambientales de la isla. Los recursos convencionales Entre los recursos convencionales se pueden diferenciar los de tipo in-fraestructural, como son las galerías, pozos nuevos, presas, y los relacionados con el abasto externo, es decir, a través de buques-aljibe. En cambio también hay un aprovechamiento que no está relacionado con la generación de nuevas infraestructuras, sino con cambios en las técnicas de producción agrícola como es el caso de los arenados y del jable. Todo ello ha posibilitado un in-cremento de la superficie cosechada y de la producción de las parcelas, pues mediante estas nuevas técnicas el agua se aprovecha de forma más intensa y mejor, ya que las pérdidas por evaporación y escorrentía se reducen de forma considerable. Las galerías El total de galerías perforado en la isla hasta el momento asciende a unos tres kilómetros, de los cuales la inmensa mayoría se encuentra en el macizo de Famara, aunque también en la cabecera del valle de Temisas hay dos. En 1881 Jerónimo C. Cabrera escribe un artículo con el título Una fuente en Famara32. En este trabajo se planteaba la posibilidad de extraer agua de Famara, se indicaba que el mencionado macizo era muy rico en aguas basales, debido a las tradicionales y numerosas fuentes que existían en el lugar. En 1883 los ayuntamientos de la isla son invitados a participar en el alum-bramiento de aguas en Famara, siendo la respuesta muy escasa, pues no tenían dichos ayuntamientos financiación suficiente para embarcarse en tal aventura. En 1904, D. Francisco Perdomo pide autorización para alumbrar agua en Fa-mara. Fijándose el precio del agua a 1,25 ptas. la pipa de 500 litros. En 1926, D. Federico Ferreira, presidente de la comunidad de regantes Nuestra señora de las Nieves y las Mercedes es quien solicita las obras de alumbramiento. En ese mismo año es la comunidad San Marcial del Valle del Higueral quien lo solicita. A final de ese año el Cabildo Insular comienza la excavación de la primera galería de Famara: En 1926, el Cabildo pide la cesión de los terrenos que eran 27 ———————— 32. CABRERA, Jerónimo C. (1881): “Una fuente en Famara”. Revista de Historia de la Universidad de La Laguna. La Laguna. propiedad del Ayuntamiento de Teguise y de los señores del Castillo Westerling, situados en El Rincón de la Paja, Fuente de Maramajo y la Poceta, para el alumbramiento de agua 33. La primera de las galerías de Famara se perfora en 1926, siendo su longitud total de 1.383 m. Esta obra permitió la obtención de un caudal de 10 litros por segundo, que para el contexto insular no estaba nada mal, aunque con las sucesi-vas perforaciones el acuífero irá mermándose y los caudales también. La salinidad del agua era bastante elevada, de 5 gramos por litro, aunque en-tra dentro de los parámetros de potabilidad. La existencia de esta agua en Fama-ra se debe a la presencia de un acuífero general y de otra serie de acuíferos col-gados, que se explican por la presencia de numerosos diques en el macizo de Famara - Guatifay, los cuales hacen que las aguas que discurren a través de los intersticios de los basaltos fisurales que conforman el macizo, se vayan deposi-tando en las zonas de diques al ser estos materiales impermeables, tras romper uno de estos diques el agua tiende a salir por efecto de la gravedad hacia el exte-rior. Otro de los factores que tiene una gran importancia en la existencia de aguas basales en Famara es la presencia de almagres, es decir, de paleosuelos que las erupciones volcánicas posteriores han rubefactado y al mismo tiempo impermeabilizado, con lo cual las aguas que bajan por las diaclasas de las rocas del macizo llega un momento en que no tienen solución de continuidad y por ello se acumulan en esta zona de almagres, cuando la cantidad es suficiente la presión de la propia agua tiende a facilitar su salida en la zona de contacto entre el almagre y la colada de lava, por eso en estas zonas de intersección es donde se forman los nacientes o madres del agua, y también es donde se aprovecha para perforar las galerías. El agua que se obtenía de las galerías de Famara iba para Arrecife mediante una canalización y sucesivos estanques o estaciones de bombeo. En 1969, el Cabildo de la isla, en colaboración con el servicio geológico del Ministerio de Obras Públicas, inicia una fase de perforaciones en el Macizo de Famara 34, se realizará un total de seis galerías con resultados muy desiguales. Este proceso tuvo un desarrollo muy discutido, pues las perforaciones no se hi-cieron en los lugares más convenientes. La primera galería se abre en el barran-co del Rincón de la Paja, con una longitud de aproximadamente unos 1.100 me-tros. Para ello se realizó primero una carretera y después la galería. Las sucesivas galerías se harán ya en el macizo propiamente dicho, para ello se realizó primero una carretera que tenía como finalidad principal comu-nicar la Caleta de Famara con las salinas del Río, debido al interés del Ministe- 28 ———————— 33. FRANCISCO HERNÁNDEZ: Pregón de las Fiestas del Sagrado Corazón de María en Caleta de Famara. 34. Información facilitada por D. Luis Morales (capataz de obras del Cabildo de Lanzarote). rio de Turismo por explotar esta zona como espacio de ocio. Por esta razón vi-sitan el lugar los directores de Obras Públicas del ministerio del mismo nombre y el de Turismo que dan el visto bueno a esta pista, tras valorar positivamente el proyecto. La carretera se realiza a mitad de la ladera del macizo, y aprove-chando la existencia de la misma se procede a perforar las galerías, pero al ha-cerse estas obras hidráulicas junto a la carretera, que a su vez se encuentra a media altura del Macizo de Famara, la cantidad de agua obtenida fue muy exi-gua y la inversión resultó un fracaso, pues el Estado pagó una carretera que no cumplió, afortunadamente, el fin esperado, es decir, construir en el entorno de la playa que hay bajo el Risco de Famara un complejo turístico, pero es que tampoco sirvió para hacer las mejores galerías de Famara, ya que la zona por donde pasaba la carretera no era el lugar más idóneo, por las razones ya ex-puestas. Hoy día esta carretera está abandonada y en proceso de desmantela-miento debido a la erosión del risco y las mejores galerías de Famara se sitúan al pie del acantilado. 29 ALUMBRAMIENTOS DE AGUA EN FAMARA (HIDRÁULICA DE FAMARA) Las galerías del Chafarí son de factura posterior a las de Famara, y se hicie-ron debido a la existencia de fuentes en el lugar. Estas galerías tienen una perfo-ración inferior a la de Famara y sus aguas vierten a un estanque que en estos momentos se encuentra abandonado, al igual que las galerías. Estas galerías, al igual que las de Famara, se realizaron junto a almagres y están perforadas en basaltos antiguos. Los arenados naturales Los arenados en la isla de Lanzarote surgen tras la erupción de Timanfaya en 1730 - 1736. El hombre observó que tras el episodio eruptivo la vegetación salía entre el rofer, lo que permitió probar con cultivos, sobre todo viñas y frutales, en particular higueras. Este espacio que quedó cubierto por las lapillis del volcán es lo que hoy conocemos como La Geria y tiene una extensión aproximada de 20 Km2, situándose en el sector suroccidental de la isla. La planta no se cultiva di-rectamente sobre el rofer, sino que hay que buscar mediante hoyos el suelo ve-getal, para colocar la semilla o el gajo en el caso de la viña y la higuera, y a ren-glón seguido se tapa de nuevo el suelo vegetal con una fina capa de picón y se deja el hoyo que también sirve de protección para el viento. Se suele terminar la operación rematando los bordes del hoyo con un pequeño muro de piedra volcá-nica que impide que el lapilli rellene de nuevo la abertura, además el murete contribuye a proteger también el cultivo del viento. Los beneficios del picón en el cultivo son variados y de índole diversa. En primer lugar cabe citar el carácter higroscópico del lapilli, es decir, es capaz de captar directamente del medio la humedad, de esta manera contribuye a paliar la falta de precipitaciones en la zona. En efecto, el picón tiene unas vacuolas que facilitan el paso del agua condensada (rocío) y que ésta vaya a parar al suelo ve-getal. Por ello, cuando retiramos la arena el suelo suele estar húmedo a pesar de no haber llovido en mucho tiempo. Otro de los efectos beneficiosos es que evita la evaporación, ya que esta capa de rofer aísla el suelo del ambiente impidiendo que la humedad se escape por evaporación hacia la atmósfera. Esta causa, conjuntamente con la anterior, faci-lita el cultivo en la zona de productos que, por condiciones climáticas, no le co-rresponden, pues son más propios de climas mediterráneos y no subdesérticos como es el caso del área de Timanfaya y en particular de La Geria. Un tercer efecto beneficioso es el denominado mulching, que consiste en que la capa de picón hace de colchón aislante para la temperatura, es decir, es capaz durante el día de captar la radiación solar y elevar la temperatura del suelo, sin embargo, por la noche no pierde la radiación terrestre y así el suelo se mantiene a una temperatura siempre por encima de la ambiental. Al aumento de la temperatura del suelo contribuye también el hecho de que el color negro del picón absorbe la radiación solar, y al tener un albedo muy bajo apenas refleja los rayos solares. Por último, la capa de lapilli impide que se produzca escorrentía superficial, 30 pues si bien es verdad que en Lanzarote llueve muy poco, cuando lo hace suele ser de forma torrencial, lo que propicia una gran pérdida de suelo si éste no está cubierto. Por eso en La Geria, al existir una gruesa capa de rofer, la escorrentía apenas tiene lugar. Toda esta serie de razones son las que explican en última instancia el milagro de la vida y de la agricultura en la zona de La Geria. Los arenados artificiales Éstos tienen las mismas propiedades que los anteriores, aunque en esta oca-sión la diferencia estriba en que no fue la naturaleza la responsable de su origen, sino que son de factura humana. El agricultor aprovecha el momento de su realización para introducir algunas variantes que no tienen los arenados naturales. En efecto, se les dota de una fina capa de estiércol para incrementar la productividad del suelo y también de una lámina de polvillo de diez centímetros para impedir que el rofer se mezcle con el estiércol. La capa de picón en los arenados artificiales tiene aproximadamente unos veinte centímetros de espesor. Los productos que se cultivan en los arenados artificiales suelen ser los de más alta rentabilidad de la agricultura conejera, de entre ellos cabe destacar la cebolla, la viña, las papas, las verduras y las hortalizas, aunque de todos ellos sólo la cebolla ha sido objeto de exportación fuera del archipiélago canario. Los arenados artificiales tienen una serie de labores de mantenimiento, pues hay que estar escardando las malas hierbas, y cada cierto tiempo introducir nue-vo rofer, es lo que se denomina refrescar el arenado. Tampoco permiten el uso de cualquier tipo de maquinaria, pues hay que evitar que la tierra se mezcle con el picón, por ello mucho del trabajo que se realiza es artesanal. El precio de realización de una hectárea de arenado está hoy día (2002) en torno a los 64.520 €. Siendo los gastos de diversa índole como se aprecia en el esquema siguiente: Precio de 1 hectárea de arenado ◆ Tierra Bermeja (1.500 m3 x 4 m2 x 60 €) = 22.500 € ◆ Rofer (2.500 m3 x 10 m2 x 60 €) = 15.000 € ◆ Delpolvillado y preparación del terreno (10 horas tractor x 25 € …1.000 m2) = 2.500 € ◆ Estiércol (2 kgs/m2 x 0,05 €) = 1.000 € ◆ Paredes (30 cms x 10 m lineales; 1 m3) = 120 € ◆ Trabajo muro (50 m = 1 jornal = 22.500 €) = 22.500 € ◆ Mano de obra de desripiado, estiércol y otros = 900 € ◆ Total 64.520 € = 10.735.224 ptas El mayor número de arenados en la isla se realizó tras los años cuarenta aprovechando las ayudas del IRIDA (Instituto para la Reforma y el Desarrollo 31 Agrario), tal como recoge este documento del Archivo de Teguise sin clasificar: En esta orden concebimos, con la vista puesta en la efectividad de la labor que desarrollará el Instituto Nacional de Colonización en la transformación de los baldíos en tierras de cultivos mediante los auxilios a los arenados, que, la mi-sión de recibir los proyectos y solicitudes de auxilios, de examinarlos, de conce-derlos o de negarlos, de fiscalizar la ejecución de las obras, debe confiarse a un Órgano, Corporación, Institución o Autoridad, que teniendo la suficiencia téc-nica indispensable, y la solvencia y garantía ineludible, viva realmente el pro-blema lo más cercanamente posible para evitar entorpecimientos o indiferentis-mos que malogren la agilidad de la función 35. Aunque en la actualidad hay numerosos arenados que están en franco proceso de abandono, perdiéndose con ello un interesante patrimonio cultural y la posibilidad de captar la escasa agua de lluvia, existen casos, como el de la viña, en el que se está produciendo un in-cremento de arenados, por el prestigio social que da y por las expectativas que generan las ayudas europeas para el mantenimiento de estos paisajes dentro de la categoría de Reserva de la Biosfera que en estos momentos tiene la isla de Lan-zarote 36. Tal es así que incluso hay proyectos para regar las parras, que hasta el presente se cultivaban en secano. En este sentido hay que afirmar que la norma-tiva española con respecto a este cultivo permite el riego, salvo en aquellos lu-gares donde la denominación de origen lo prohíbe como es el caso de Lanzarote, aunque algunas explotaciones que están fuera de la denominación de origen se riegan de forma ocasional, para evitar que tras una prolongada sequía, como la de estos últimos años (1999-2000), las parras se pierdan. Esto sobre todo se da en los arenados artificiales, es decir, fuera de la zona de La Geria que es donde se encuentra la denominación de origen de Lanzarote. En este espacio de La Ge-ria hay una serie de infraestructuras, como los hoyos y sobre todo los muros, que impiden la distribución de canales de riego en las explotaciones. En efecto, el riego de los viñedos es una práctica habitual en aquellos lugares donde la productividad es elevada como es el caso de California, sur de Italia, Francia, Ribera del Duero, y en Canarias en Tenerife y La Palma. Cuando estén a pleno rendimiento las plantas depuradoras de Montaña Mina, de La Candelaria de Arrieta y de Costa Teguise, habrá suficiente agua en la isla para regar los viñedos de arenados, y también por supuesto otros cultivos, pues la producción estimada de todas estas plantas asciende a unos 8.000 m3 diarios 37. Se estima que el precio del agua reciclada de estas depuradoras estaría en torno a los 0.21 € /m3, frente al agua agrícola actual que sale a 6.91 € / m3, muy por encima incluso del agua de abasto que se establece en 1.8 €/ m3 38. 32 ———————— 35. Archivo Histórico de Teguise. Documento sin clasificar. 36. La isla fue declarada Reserva de la Biosfera en 1993. 37. Información facilitada por Inalsa. 38. Ibídem. Como se desprende de lo anterior el problema del agua mejorará mucho en el futuro, pero los males de la agricultura de Lanzarote no sólo están en la escasa disponibilidad de agua sino también en el abandono de la fuerza de trabajo del campo, lo que a la postre produce el retroceso de la superficie cul-tivada. En el cuadro siguiente podemos observar lo que cuesta plantar una hectárea de viñedo. 33 ANEXO I: Resumen de costes de replantación parcela 10.000 m2 Operaciones mano obra hora/ha coste Coste/ha coste Operaciones Cantidad/ha Subvención total/ha subvenciones subvención 75% Arranque Retroexcavadora 40 h/ha. 3.500 ptas/h 140.000 180.000 Arranque 70.000 52.500 Mano obra contratada 1 p. 40 h/ha. 1.000 ptas/h 40.000 quitar pala 98 h/ha. 3.500 ptas/h. 343.000 637.000 Despedregado 65.000 48.750 piedras mano obra contratada. 3p. 294 h/ha 1.000 ptas/h 294.000 Allanado pala 20 h/ha 3.500 ptas/h 70.000 105.000 Preparación 160.000 120.000 Replanteo 2 personas 10 h/ha 1.000 10.000 22.500 Nivelación 100.000 75.000 Abrir hoyos Retroexcavadora 18 h/ha 3.500 63.000 63.000 Reposición de 700.000 525.000 Abonado de estiércol 6 ptas/kg 124.800 164.880 0 fondo abono 54 ptas/kg 28.080 mano obra propia 2 p. 12 h/ha 1.000 ptas/h 12.000 Muros piedra 800 ptas/m3 100 m3/ha* 80.000 1.750.500 650 ptas/ml 2.570 m/ha 1.670.500 Muros piedra 1.400.000 1.050.000 Plantar 1.100 plantas/ha 250 ptas/pl 275.000 320.000 Plantación 200.000 150.000 mano de obra 45 h/ha 1.000 ptas/h 45.000 planta Regar agua 15,4 m3/ha 650 ptas/m3 1.010 35.510 carga 5 h/ha 1.000 ptas/h 7.500 traslado 4 h/ha 1.000 ptas/h 6.000 riego 8 h/ha 1.000 ptas/h 12.000 Plantación 40.000 30.000 Protección 1.100 tubos plásticos 60 ptas/ud. 66.000 66.000 Protección 200.000 150.000 Costes cultivo 175.000 131.250 Total contando mano obra propia 3.344.390 Total 3.110.000 2.332.500 diferencia aportar 1.011.890 Otra de las variantes de cultivo que se dan en la zona de La Geria, aunque tam-bién aparecen en el malpaís de La Corona, es el denominado cultivo en zanjas. Esta técnica consiste en romper las coladas de lavas para buscar el suelo ve-getal que hay debajo y después proceder a plantar algún frutal tipo higuera, du-raznero, guayabo, granado… e incluso viña. Pueden llevar muretes alrededor para evitar que entren animales y para cortar el viento. En definitiva, se puede afirmar que los arenados, tanto artificiales como natu-rales, han sido muy importantes en el desarrollo de la agricultura de la isla de Lanzarote tras las erupciones volcánicas de 1730-36, gracias sobre todo a los campos de lapillis que formó el volcán junto a la zona de emisión, La Geria. Asi-mismo, mediante los roferos —montañas con picón para arenados artificiales— se pudo trasladar esta técnica al resto de la isla, para de esta manera mejorar las condiciones de humedad de los cultivos y poder introducir plantas que son más propias de zonas más lluviosas. El Jable El jable ocupa el espacio insular que se encuentra entre la Caleta de Famara, junto a la Bahía de Penedo en el noroeste de la isla, y las playas de Tías. Este co-rredor está cubierto de arenas organógenas que cubren, al igual que el picón, el suelo vegetal de esta parte de la isla. Esta zona se viene cultivando desde el siglo XIX, aunque su aprovechamiento como dehesa ganadera es muy anterior, pues hay noticias de que incluso los majos ya lo utilizaban para apacentar sus ganados. Los principales cultivos que se desarrollan en esta zona son las batatas, me-lones, sandías, calabazas y tomates. De ellos la batata era el único producto des-tinado a la exportación, principalmente al mercado británico. Las técnicas de cultivo más empleadas son la cazoleta y el surco. En el pri-mer caso se trata de realizar un agujero hasta alcanzar el suelo vegetal y deposi-tar en él la planta o la semilla, luego se tapa y ya no se realizan más labores has-ta la recolección de la cosecha, salvo el escardado de la tierra de vez en cuando. La otra forma de cultivar es mediante surcos, que consiste en abrir surcos en la arena mediante un arado arrastrado por un burro o un camello y cultivar en las calles que el arado va formando. Los cultivos se protegían con unos bardos, es decir, cortavientos realizados con paja de centeno y se colocan paralelos a los surcos. Estos cortavientos per-miten pasar la arena que refresca el campo de cultivo, pero impiden que el vien-to dañe el cultivo. Para la colocación de los bardos se establecía un tribunal de la arena para que unos agricultores no se beneficiaran sobremanera del resto. Los efectos beneficiosos son los mismos que los del picón, salvo el de absor-ber calor por el color negro, ya que la arena es de color claro y por tanto tiene un elevado albedo. 34 Beneficios del jable en el cultivo – Absorber humedad – Mantener calor – Evitar escorrentía – Evitar evaporación – Facilitar la filtración En definitiva, que los espacios del jable también han sido un poderoso factor para aprovechar las particulares condiciones hídricas de la isla. Las presas La única presa existente en la isla es la de Mala, en el municipio de Haría, y más concretamente en el curso bajo del Barranco Palomo. Este embalse tiene una capacidad de 180.000 m3, 39 aunque nunca ha estado totalmente lleno, pues desde su inauguración en los años setenta ha tenido problemas de pérdida de agua, a pe-sar de haberle hecho varias obras de impermeabilización. El máximo nivel que ha llegado a alcanzar ha sido de 50.000 m3 en el año 1990, tras unas copiosas lluvias. La altura del muro de contención es de 72 metros, aunque en la actualidad esta altitud se ha reducido debido a los problemas de aterramiento de la presa. Al mismo tiempo que se creó la presa se constituyó una Comunidad de Re-gantes con el objetivo de poder aprovechar las aguas en los llanos de Mala y de Guatiza, pero no llegó a funcionar por la imposibilidad de la presa para retener el agua, por lo tanto nunca tuvo operatividad agrícola, aunque sí sirvió para dar trabajo a un elevado número de personas durante su construcción. El abastecimiento externo El abastecimiento de agua desde el exterior se hizo necesario debido a que las disponibilidades internas, tanto de recursos superficiales como de subterrá-neos, eran insuficientes para garantizar la actividad económica de la isla y el abastecimiento de la población. En el año1912 comienza por vez primera la Compañía Transmediterránea a traer agua a la isla. Este transporte se hacía en los correíllos “Viera y Clavijo”, “La Palma” y “León y Castillo”. El agua que se traía en el barco en depósitos, era luego trasvasada mediante bombas a barricas y éstas transportadas por animales (burros y camellos) hasta los estanques y de-pósitos que la administración del Estado tenía en Arrecife. Más tarde estas barri-cas fueron sustituidas por camiones-aljibe, con una capacidad de 10 m3 por ca-mión, que la llevaban directamente del muelle hasta los mencionados depósitos, 35 ———————— 39. Información facilitada por la Dirección General de Aguas del Gobierno Autónomo de Canarias. sobre todo a los aljibes de Argana Baja —Maretas del Estado— y al depósito de Maneje que eran los de mayor capacidad (16.000.000 m3 ). En un primer momento se llegó a traer hasta 700.000 litros desde Tenerife en estos barcos. Estos barcos de la línea de correíllos fueron sustituidos más tarde por otros buques-aljibe de la armada española. En esta ocasión no sólo se traía agua para Arrecife sino también para La Graciosa. Este proceso se inicia tras fructificar la negociación que realizaron el Gobernador Civil de la provincia, el Vicealmirante de la base naval de Las Palmas de Gran Canaria, el Presidente del Cabildo de Lanzarote y el Delegado del Gobierno en la isla. Los primeros buques-aljibe de la armada que llegaron a la isla fueron los de-nominados A-4 y A-6, con una capacidad mayor que los correíllos, pero insufi-cientes para la demanda insular, por eso pronto serían complementados por unos nuevos buques, contratados en esta ocasión por el Cabildo. Los nombres de es-tos dos nuevos barcos-aljibe eran: “Juan de Cardona” y “Luis de Requesen” 40. La capacidad de éstos era superior a los buques de la armada. Con todo, seguía siendo insuficiente para las necesidades de la isla, por ello, y en esta ocasión de forma coyuntural, también se contrató otro buque con capacidad para traer agua que era el llamado popularmente barco del aceite 41. Por último, se contrató un nuevo buque-aljibe, el de mayor capacidad de to-dos. Este barco era propiedad de la Naviera Química de Valencia, fue contratado por el Cabildo Insular, aunque la factura la pagaba el Ministerio de la Presiden-cia, al entenderse que el abasto de agua era un problema de estado. Llegó a transportar, entre 1961 y 1962, 82.000.000 de litros de agua a la isla por el puer-to de Arrecife. Tras el montaje de la desaladora de Termolanza en 1962, el suministro de agua a través de buques-aljibe fue decayendo hasta desaparecer por completo, sobre todo cuando la potabilizadora Lanzarote I pudo garantizar el abasto para el conjunto de la población lanzaroteña. Los recursos no convencionales Las necesidades de agua que venía padeciendo la isla desde el mismo mo-mento de la conquista por parte de los normandos, posibilitaron que en la segun-da mitad del siglo veinte se buscaran nuevas soluciones al problema de la falta 36 ———————— 40. El buque Luis de Requesen trajo a la isla 67.000.000 de litros entre julio y agosto de 1973. Por su parte el barco-aljibe Juan de Cardona transportó 60.000.000 de litros en 1974, te-niendo el navío una capacidad de 5.389 m3. Este mismo barco en 1975 vuelve a ser contratado para transportar otros 60.000.000 de litros. 41. Información facilitada por jubilados portuarios del Puerto de Arrecife. de este recurso. Ya vimos en el apartado anterior cómo las galerías, pozos, presas e incluso buques-aljibe eran insuficientes para terminar con este grave problema. En el año de 1933 en atención a la situación insostenible, que un régimen hi-dráulico excepcionalmente adverso crea a las islas, dictó el decreto de 21 de no-viembre, tendente a remediar el problema, favoreciendo con su auxilio la cons-trucción de obras de abastecimiento de agua para sus núcleos de población 42. Por todo ello se comienza a buscar soluciones extraordinarias y que no depen-dieran de la naturaleza. Pero este no fue un camino fácil, ya que los problemas de financiación y de gestión fueron retrasando las soluciones, así el antes men-cionado documento de aguas señala que: Después de 17 años en Lanzarote sólo está en marcha la ejecución del proyecto de Abastecimiento de Agua de Arreci-fe, gracias, sin duda, al interés prometido por el Excmo. Sr. Ministro de Obras Públicas. Sr. Fernández Ladreda. 43 La falta de agua era mucha a mitad del siglo XX y las necesidades eran acu-ciantes, pues el mínimo ideal, por habitante y día, de agua se establecía en 150 litros. En Lanzarote, en cambio, sólo se garantizaban unos 25 litros por habitan-te y día. Cuando definitivamente se inician las obras para terminar con esta proble-mática situación, las diferencias entre las distintas zonas de la isla vuelven a marcar profundas discrepancias como se señala en el mismo documento: De to-dos los proyectos de abastecimiento de agua para Lanzarote sólo se hicieron los de Arrecife y Yaiza, aunque también había proyectos para Haría, Tinajo, Tiagua y Tías 44. En 1962 se instala la primera potabilizadora en la isla, iniciativa, por cierto, que parte de particulares y no de la administración. Será años más tarde cuando el Estado, Gobierno Autónomo y Cabildo pasen a dirigir la política hidráulica de Lanzarote, acometiendo todas las obras necesarias para producir agua potable y para reutilizar las aguas fecales. En 1996 la situación era de 37.000 contadores para el consumo insular, con un consumo diferente según las distintas categorías. En efecto, para los residen-tes las cantidades medias de consumo se establecen en unos 138 litros por habi-tante y día; en cambio para los turistas estas cifras se elevan hasta los 230 litros por habitante y día. Como se puede observar en la población insular hay una mayor concienciación en cuanto a un consumo racional de este escaso recurso, por el contrario los foráneos no tienen el mismo criterio. Como se observa en los siguientes datos, el rendimiento en la red de abasto se ha ido deteriorando, pues de un nivel elevado que había antes de 1989, hemos 37 ———————— 42. Documento oficial sobre el agua, 1950. Archivo de Teguise. 43. Ibídem. 44. Ibídem. pasado a otro moderado en la actualidad 45. Lo propio ocurre con el consumo de agua que no ha dejado de crecer con el paso del tiempo, ello obviamente está re-lacionado con el fuerte crecimiento económico experimentado por la isla, y en particular por el despegue turístico. Evolución del rendimiento de la red y del consumo – 1986-1989: Elevado rendimiento (87%) 125 litros por persona y día – 1990-1993 Rendimiento moderado (74%) 125 litros por persona y día – 1994-1996 Rendimiento moderado (74%) 172 litros por persona y día En definitiva, como se puede observar se comienza a incrementar los consu-mos y no mejora el rendimiento en las redes. Las potabilizadoras En el año 1964 los hermanos Díaz Rijo compran una planta desaladora dual, es decir, que producía agua más electricidad para la isla, ya que la deman-da comenzaba a desbordar la producción y la disponibilidad de este recurso en Lanzarote. La planta que compran era de la firma americana Westinghouse, y hasta entonces había estado operativa en la base militar norteamericana de Guantánamo. La producción era de 2.300 m3 de agua por día y de 1.500 Kw de electricidad. El sistema de producción era de termocompresión, es decir, se ba-saba en desalar agua del mar por el sistema de calentarla con combustible hasta la evaporación, en ese momento se desprende de la sal y luego mediante un en-friamiento se recupera el agua. El consumo de combustible era muy elevado pero el agua producida era también de una gran calidad, incluso podía ser con-sumida por la población 46. La producción era destinada a la ciudad de Arrecife y también para el núcleo turístico de Fariones. En el año 1973 se negocia con el Ministerio de Industria la ampliación de esta planta, pues la demanda crecía de forma notable al igual que la llegada de 38 ———————— 45. Datos tomados de Lanzarote en la Reserva de la Biosfera II. Cabildo de Lanzarote. Arrecife. 46. Aguas del Chafarí se elaboraba en esta planta de Lanzarote I. visitantes a la isla. En este mismo año se produce una rotura de la planta que la deja inservible, lo cual obligó a traer agua de la vecina isla de Fuerteventura en buques-aljibe, en concreto se transportaron unos 5.000 m3, cantidad a todas lu-ces insuficiente para el abastecimiento de la población. Por ello fue necesario contratar también al “Luis de Requesen” (buque-aljibe de la armada), que trajo a la isla entre julio y agosto de 1973 otros 76 millones de litros de agua desde Gran Canaria y Tenerife. Tras estos episodios el Estado decide hacerse con la propiedad de la planta desalinizadora de los hermanos Rijo. Éstos se resisten en un primer momento a vender Termolanza (Termoeléctrica de Lanzarote S.A.) y lo que intentan es se-guir manteniendo la propiedad pero aumentando el tamaño de la empresa y la producción. Por ello acuden al Banco de Valladolid y piden un crédito para su-fragar dicha operación. Este intento no fructifica y de nuevo los hermanos Díaz Rijo intentan mantener la compañía, en esta ocasión comprando los derechos de abastecimiento de agua a Yaiza. La operación consistía en cambiar el agua por terrenos que estaban adquiriendo un gran valor por el incipiente desarrollo turístico. El trato consistía en cambiar mil metros cúbicos de agua por un metro cúbico de tierra 47. Sin embargo, el Estado no permite que tal operación fragüe debido a que se consideraba demasiado onerosa para los intereses del munici-pio. Ante esta situación de incertidumbre financiera de Termolanza y la necesi-dad de garantizar el abasto de agua y luz en la isla, en 1974 se procede a la compra de la parte eléctrica de Termolanza por UNELCO; mientras que la pro-ducción de agua quedará en manos de un Consorcio, entre Cabildo Insular y ayuntamientos de la isla, creado para tal fin. Al año siguiente el Consorcio pone en marcha la planta desaladora Lanzarote I, que iba a ser financiada entre el Cabildo Insular con un 25% del total, y el Estado con las tres cuartas partes res-tantes. La situación se mantuvo hasta inicios de los ochenta, en que el Consorcio tiene dos plantas a su servicio: la de termocompresión —de la antigua Termo-lanza— que producía unos 350 m3; y la de Lanzarote I, por el sistema de ósmo-sis inversa, cuya producción se establecía en 400 m3. Esta última planta, para ahorrar costes de desalación, se nutría con aguas salobres de las galerías de Fa-mara, cuyo contenido en sales era de unos 5 gramos por litro. En el año 1983 el Ministerio de Obras Públicas crea dos nuevos módulos en la isla, uno de termocompresión y otro de ósmosis inversa, siendo la producción de cada uno de 500 m3. Un año más tarde es el Gobierno de Canarias quien compra una nueva planta dual de tipo M.S.F. para la isla, cuya producción se establecía en 2.500 m3 por día y en 2.500 Kw. Esta planta ya venía funcionando en la isla a cargo de la em- 39 ———————— 47. Información facilitada por D. José Manuel Fiestas Coll. presa Río Tinto, que la había instalado en la urbanización de su propiedad situa-da en Costa Teguise. En 1986 se necesita instalar una nueva planta en la isla (Lanzarote II), con una producción de 7.500 m3. Esta desaladora es del tipo de ósmosis inversa, que da un agua de peor calidad, pero también con unos costes de producción meno-res. Esta planta estuvo sufragada por completo por el Gobierno Autónomo y por el Cabildo Insular. De esta manera INALSA (Insular de Aguas de Lanzarote), que se crea como empresa en ese año, ya tenía en 1989 una capacidad de producción de 16.000 m3 por día en la isla. Este organismo, encargado de la producción de agua en la isla, compra una nueva planta de ósmosis inversa en 1990, cuya producción se establecía en 5.000 m3. Precisamente en este mismo año entra en funcionamiento el centro de pro-ducción del Janubio (Yaiza), con una producción de 3.600 m3 por día, siendo el sistema elegido para la producción de agua de ósmosis inversa. La intención de esta planta no es sólo la de abastecer a los núcleos de Yaiza, Uga y Femés, sino sobre todo a la urbanización turística de Playa Blanca. La planta de Lanzarote I, que había quedado obsoleta, se para de forma defi-nitiva. Al año siguiente, 1991, entrará en funcionamiento la nueva planta de Lanza-rote III con dos módulos de ósmosis inversa que tienen una capacidad de produc-ción entre ambos de 5.000 m3 por día. En 1994 es necesario poner en funcionamiento un nuevo módulo en Lanza-rote III con otros 5.000 m3 por día. En 1995 INALSA compra a Ercros los activos hidráulicos que esta compañía tenía en la isla, que a su vez los había recibido de Río Tinto, empresa que es ab-sorbida por ésta. Las plantas que se compran a Ercros son cuatro: dos de ósmo-sis inversa que sumaban unos 2.000 m3 por día, y dos de termocompresión de 500 y 600 m3 por día respectivamente. En 1996, INALSA compra otro nuevo módulo, y ya son cuatro, para Lanza-rote III. Este es de 5.000 m3 por día. Dos años más tarde la empresa de aguas del Consorcio de Lanzarote instala en la isla una nueva planta de 20.000 m3 por día, por el sistema de ósmosis in-versa, que contiene una cantidad de sales en el agua de sólo 50 partes por mi-llón. Según el estudio de “Lanzarote Reserva de la Biosfera”, la isla tiene plantea-do desalar en el 2017 unos 80.000 m3 por día, este crecimiento es, a todas luces, insostenible por lo que ello supone de dependencia y de consumo de combusti-ble, una factura que sería excesivamente onerosa para los intereses insulares con miras a la conservación medioambiental. 40 El crecimiento de la producción se puede observar que ha sido impresionan-te en el siguiente cuadro. PRODUCCIÓN DE AGUA SEGÚN PLANTA DESALADORA EN LA ISLA DE LANZAROTE Lanzarote I 5.000 m3 por día y 7.200 Kw Lanzarote II 16.000 m3 por día Lanzarote III 33.000 m3 por día PRODUCCIÓN DE AGUA EN LA ISLA DE LANZAROTE 1977 1,76 Hm3 anuales 1996 10,2 Hm3 anuales 2001 16,1 Hm3 anuales CONSUMO DIARIO DE AGUA EN LA ISLA DE LANZAROTE 1985 7.808 m3 1991 12.188 m3 1996 20.876 m3 2001 30.618 m3 Fuente: Lanzarote Reserva de la Biosfera. En la siguiente tabla se pueden observar las diferencias entre los dos siste-mas de depuración de agua en la isla de Lanzarote. En el caso de la termocom-presión hay una mayor pureza del agua, pues la cantidad de sal es muy reducida, pero por el contrario la factura energética es más elevada. En cambio en la ós-mosis inversa el agua obtenida es más barata, pero con un mayor contenido en sales. 41 TABLA COMPARATIVA ENTRE LOS DIFERENTES PROCESOS DE DESALACIÓN DE AGUA ◆ Fases para la obtención de agua dulce ◆ Fases para la obtención de agua dulce desde agua de mar (osmosis inversa). desde agua de mar (termocompresión). ◆ 1. Mar ◆ 1. Mar ◆ 2. Captación ( pozo de toma) ◆ 2. Captación ( pozo de toma) ◆ 3. Filtrado (limpia impurezas no sal) ◆ 3. Filtrado (limpia impurezas no sal) ◆ 4. Tratamiento químico (equilibra ph) ◆ 4. Tratamiento químico (equilibra ph) ◆ 5. Dar presión por bomba ◆ 5. Entrada en caldera ◆ 6. Entrada agua en las membranas ◆ 6. Enfriamiento del vapor ◆ 7. Salida agua dulce por un lado ◆ 7. Obtención del agua ◆ 8. Salida salmuera por otro ◆ 8. Envío a depósitos reguladores ◆ 9. Envío a depósitos reguladores ◆ 9. Tratamiento (cloración) ◆ 10. Tratamiento (cloración) Como se puede observar, los procesos son similares, salvo a partir del paso cuarto, en el que la termocompresión introduce el agua en una caldera donde hierve, momento en el que se separa la sal del agua y luego es enfriada para ob-tener el preciado recurso. En cambio, en la ósmosis inversa a partir del paso cuarto al agua se le da presión en una bomba y pasa luego por las membranas, dejando la salmuera por un lado y el agua dulce por otro. En síntesis se puede afirmar que la desalación de agua del mar, por ambos sistemas, ha permitido que la isla de Lanzarote se haya podido desarrollar eco-nómicamente, sobre todo la actividad turística, aunque este proceso de desala-ción no está exento de generar inconvenientes ambientales. Las depuradoras La primera depuradora que se crea en la isla, en el año1984, estuvo ubicada en el municipio de Arrecife, no sólo por ser la capital sino también por ser el nú-cleo de mayor número de habitantes. Esta depuradora tenía en principio un siste-ma de primario, es decir, separaba los sólidos de los líquidos en las aguas feca-les, y también un secundario en el que se inicia un proceso químico por el cual las bacterias de las aguas fecales fagocitan la materia orgánica dejando sólo el líquido inerte, aun con todo, esta agua seguía teniendo muchas sales e impurezas para ser reutilizada tanto en la agricultura como en la jardinería. Sólo a partir de la entrada del sistema terciario, es decir, donde esta agua pasa por un proceso de ósmosis inversa similar al del agua potabilizada, es como ya queda este líquido disponible para su consumo, bien en agricultura o bien en jardinería. La segunda depuradora que se crea en la isla se sitúa en el municipio de Tías en el año1992, fue instalada por el servicio hidráulico de la isla, dependiente 42 hoy del Cabildo Insular, aunque antes lo fue de la Consejería de Obras Públicas y Aguas. Recicla las aguas de Tías casco y del núcleo turístico de Puerto del Carmen. Las aguas de este enclave son elevadas hasta la zona media del munici-pio, donde se encuentra la depuradora, mediante una bomba; mientras que las aguas del casco de Tías bajan hasta la zona de la depuradora por efecto de la gravedad. Al disponer de terciario sus aguas son utilizadas tanto para el riego de jardines como para la agricultura del municipio. La reutilización del agua En el municipio de Tías se establece por parte de INALSA un centro de reci-claje de aguas, fue en su momento el primero de España y consistía en darle un tratamiento terciario a las aguas depuradas mediante un proceso de microfiltra-ción y de ómosis inversa. Las aguas obtenidas tienen varios usos, pues sirven tanto para agricultura, como para el turismo, en particular para regar campos de golf, los jardines de hoteles y apartamentos y para los márgenes de carreteras. 43 MAPA DE LUGARES DE RECOGIDA DE PRODUCCIÓN DE AGUA EN LANZAROTE EL COMERCIO, LAS INFRAESTRUCTURAS DE DISTRIBUCIÓN Y LAS COMUNIDADES DE REGANTES Las infraestructuras para retener el agua y distribuirla por la isla son muy an-tiguas, incluso se puede afirmar que ya existían algunas obras hidráulicas antes de la conquista. En efecto, Le Canarien en su texto B, es decir, el que hace refe-rencia a la crónica de Jean de Bethencourt, señala lo siguiente: … que hiciese la-brar la tierra y reparar las fuentes y las cisternas que Mons. Béthencourt había hecho destruir por Gadifer…; y ahora como había en él tanto ganado, tanto do-méstico como salvaje, que era necesario volver a abrirlas 48. Debido a que la disponibilidad de agua siempre fue muy escasa era necesario que la poca lluvia que precipitaba sobre la isla no se perdiera, por ello Verneau apunta lo siguiente: Lanzarote… no tiene un arroyo, ni una fuente, ni un pozo, aparte de aquellos que sirven para recoger el agua de la lluvia (…) ¡cuando llue-ve con qué cuidado se recoge el agua! Las más mínimas depresiones, son trans-formadas en canales que llevan el precioso líquido a los estanques o aljibes 49. Las infraestructuras que se hicieron en un primer momento fueron los pozos y maretas, aparte de las eminentemente agrarias como gavias, nateros, cadenas, beberos,… Con posterioridad el agua era transportada mediante el acarreo en to-neles y al lomo de bestias (camellos, burros, mulos,…). Finalmente se empezó a realizar la red de distribución, primero con acequias de mampostería y más tarde con tuberías de acero galvanizado. La primera red que se establece en la isla es la tubería de las galerías de Famara a Arrecife, cuya finalización tuvo lugar en 1953. Años más tarde se haría una de similares características desde el Valle de Temisas, concretamente de las galerías del Chafarí hasta la parte baja de la cabe-cera del valle donde se realiza un depósito regulador y desde aquí el agua se trasladaba mediante transportes a motor. Hoy día la red de abasto llega prácticamente a todos los rincones de la isla, e incluso se está trazando una segunda red de tuberías para llevar el agua depura-da hasta las principales zonas agrícolas. Otro de los aspectos de interés que presenta la isla en el tema del agua, es la creación de comunidades de regantes. Éstas se establecieron sobre todo en el si-glo XX. Consistían en la formación de un grupo de varios socios que aportaban un capital para crear unas instalaciones con las que poder alumbrar agua, bien mediante el sistema de galerías o bien de pozos, también aprovechaban las dis-ponibilidades de dinero para crear infraestructura de almacenamiento del agua como estanques o aljibes. La finalidad era garantizar la supervivencia de los cul-tivos, pero también el agua era objeto de venta, siendo en muchos casos este ne-gocio especulador más importante que el uso agrario del agua. 44 ———————— 48. Le Canarien (1980) texto B; p. 176. 49. VERNEAU, R.: Op. cit.; p. 106. Generalmente las personas que formaban comunidades de regantes eran gen-tes de cierto prestigio social y abundante solvencia económica, pues las cantida-des invertidas, sin llegar a ser desorbitantes, sí impedían que individuos de clase media y baja pudieran acceder a formar parte de ellas. PROPIETARIOS DE AGUA EN ARRECIFE. 1940 (TOTAL EN M3 Y % SOBRE EL TOTAL) Propietarios m3 % sobre el total Maretas del Estado 16.000 31.6 Maretas de Cabrera 7.000 13.8 Hdos. de Pedro Cabrera 5.000 9.8 Hdos. de Díaz Rivero 3.000 5.8 Viuda de Matallana 2.500 4.8 Otros 3.860 7.5 900 casas con depósitos 13.500 26.7 Fuente: Montelongo, A. y Falero, M. (2000): “El agua en Arrecife, condi-cionante histórico”. IX Jornadas de Estudios de Lanzarote y Fuerteventura. Arrecife; p. 170. 45 MAPA DE LUGARES DE ALMACENAMIENTO DE AGUA EN LANZAROTE Con la creación del Consorcio Insular de Aguas, la administración se hace con el control del uso del agua y las comunidades de regantes entran en crisis y terminan extinguiéndose, pues ya no podían competir con los precios de los or-ganismos públicos y sobre todo porque la disponibilidad de agua era mayor. Ahora el negocio será transportar agua en camiones-aljibe hasta aquellos puntos donde no llega la red de abasto. Esto ha permitido que algunos se sigan lucrando a costa de un bien de interés general. CONCLUSIONES 1. El agua ha sido y sigue siendo un bien y un recurso fundamental para el desarrollo de la economía y de la sociedad de Lanzarote. 2. El medio natural constituye un poderoso obstáculo para la disposición de agua en la isla, tanto por las escasas precipitaciones y altas temperaturas, como por la geología permeable y los suelos desnudos de una buena parte del territo-rio insular. 3. Los habitantes de la isla han sabido aprovechar de forma conveniente los escasos recursos hídricos de que ha dispuesto este territorio hasta la actualidad. En efecto, las precipitaciones son captadas mediante diversas infraestructuras: pozos, maretas, aljibes, presas, embalses, gavias, nateros, coladeros, traveseros,… 4. La agricultura en la isla está íntimamente relacionada con la cultura del ahorro de agua y del aprovechamiento eficaz de este recurso. 5. Con todo, ha sido necesario para garantizar la supervivencia en la isla in-troducir infraestructuras no convencionales de producción de agua y también traer este preciado recurso del exterior. En efecto, desde comienzos de los años sesenta —1963— del siglo XX comienzan las potabilizadoras a funcionar y des-de antes ya se traía agua de otras islas mediante buques-aljibe. 6. El fuerte crecimiento demográfico, económico, sobre todo turístico, y so-cial, ha propiciado un aumento de la demanda de agua muy importante. Por ello, las plantas potabilizadoras en estos últimos cuarenta años han crecido de forma paralela a la demanda de agua. 7. Las perforaciones de pozos y el agua de manantiales tuvieron cierta im-portancia en el pasado, pero son prácticamente inexistentes en la actualidad. 8. La isla no cuenta con una hidrogeología adecuada para la construcción de embalses y presas. A ello hay que añadir la irregularidad de las precipitacio-nes, que imposibilita su alta rentabilidad. 9. La utilización de las aguas y su tratamiento posterior tiene unas eviden-tes repercusiones ambientales en el territorio insular. 10. Habría que buscar la fórmula para que el agua fuera un recurso que con-tribuyera a la sostenibilidad de la vida y de la economía insular y no tanto un obs-táculo para el desarrollo. En otras palabras, que el preciado recurso no sea una ré-mora sino un acicate para mejorar las condiciones de vida de los lanzaroteños. 46 BIBLIOGRAFÍA ABREU GALINDO, J. (1977): Historia de la conquista de las siete islas Canarias. Ed. Goya. Santa Cruz de Tenerife. ÁLVAREZ RIXO, J.A. (1982): Historia del Puerto del Arrecife. Aula de Cultura del Ca-bildo Insular de Tenerife. Sta. Cruz de Tenerife. ATOCHE PEÑA, P. (1999): “Pozos con cámara de factura antigua en Rubicón (Lanzaro-te)”. VIII Jornadas de Estudios sobre Lanzarote y Fuerteventura. Arrecife. BARRETO CAAMAÑO, J.M. (1995): Lanzarote. La lucha por el agua. Inalsa. Arrecife. BONTIER, P. y LE VERRIER, J. 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Se trata no sólo de áreas donde las lluvias son escasas, sino también de regiones donde la lluvia es impredecible o extre-madamente estacional. Algunas islas y áreas de Canarias y el sudeste peninsular coinciden con estas características. En ambos ámbitos, de igual modo que en otras partes del mundo, los agricultores desarrollaron sistemas de cultivo, como los aquí expuestos, que les permitieron aprovechar los escasos recursos que la naturaleza había puesto a su disposición. Si en Canarias encontramos el sistema de cultivo de gavias en las áreas más llanas o subllanas, en el sudeste peninsular encontraremos los llamados “riegos por boqueras”, mientras que en las áreas montañosas aparecen los nateros en Canarias y las “cañadas” en el sudeste pe-ninsular. Todos estos sistemas de cultivo han sido denominados como Sistemas de Recolección de Aguas (del inglés Water Harvesting System). 2. LA DISCUSIÓN SOBRE LA CLASIFICACIÓN DE LOS SISTEMAS DE RECOLECCIÓN DE AGUAS EN EL MUNDO La clasificación de los sistemas de recolección de agua del mundo sufre grandes dificultades, por un lado, por lo complicado de definir los parámetros básicos que identifican una técnica respecto a otra y, por otro lado, porque las técnicas conviven en el tiempo, a veces en el espacio, y son usadas conjunta-mente en multitud de casos por los agricultores. La literatura internacional al respecto no acaba de ponerse de acuerdo sobre la terminología y clasificación a emplear, aunque existen algunos intentos auspi-ciados por la FAO1 que pretenden arrojar luz sobre este problema. 51 ———————— 1. WILL CRITCHLEY y KLAUS SIEGERT (1991). Los sistemas de recolección de aguas fueron definidos por Critchley 2 como collection of runoff for its productive use 3. Con esta definición tendría-mos que excluir algunos sistemas usuales en Canarias, tales como el aprove-chamiento del agua de las nieblas4, que tiene su máxima expresión en la le-yenda del “garoé” herreño5, donde no se recoge directamente la escorrentía, sino que el agua condensada y precipitada es acopiada mediante diversos sis-temas para su uso posterior. De igual forma habría que excluir de este grupo todos aquellos sistemas que permiten la recolección de aguas de lluvia para un uso no productivo, sino con la finalidad del abasto familiar. Situaríamos en este grupo a los aljibes tradicionales de las casas lanzaroteñas, herreñas o majoreras, que permitían conservar el agua recibida en las azoteas de las edi-ficaciones y acopiarla en estanques subterráneos para el uso familiar, aunque bien es cierto que en abundancia se podía destinar a los cultivos de la huerta familiar. Un segundo nivel en la clasificación lo representaría el origen del agua reco-lectada, así se habla de “recolección de lluvia” o de “recolección de torrentes”. En el primer caso, se trata de aprovechar el agua desde superficies construidas, como los aljibes citados o las alcogidas y maretas de las islas orientales6, o tam-bién la recolección de agua de lluvia desde una superficie de terreno que funcio-na como área de impluvium. En el segundo caso, lo que se aprovecha son los flujos de agua que discurren por cauces torrenciales o permanentes, desde donde mediante obras, más o menos complejas, son desviados hacia el lugar de alma-cenamiento o cultivo. Últimamente los especialistas han introducido un tercer tipo de recolección de aguas, se trataría de la “recolección subterránea”, donde se incluirían aque-llos sistemas que recogen aguas que no circulan por la superficie, sino que se trata de aguas subálveas. Dentro de este sistema en Canarias tendríamos las lla- 52 ———————— 2. Opus cit. 3. Recolección del agua de escorrentía para usos productivos. 4. En el caso de Canarias, la doctora Victoria Marzól ha evaluado diferentes sistemas para la “recolección” del agua de las nieblas. 5. La historia del “garoé”, mitad leyenda mitad historia, recoge la existencia, ya relatada por Plinio el Viejo, de un árbol que destila agua de sus hojas y que, recogida en su base, sació la sed secular de los herreños hasta que en 1610 fue segado por un temporal. 6. Las “alcogidas” y “maretas” son superficies que se preparaban para recolectar el agua de lluvia y a las que no se permitía el acceso al ganado. La famosa Gran Mareta de Te-guise, suministró agua a Teguise y buena parte de Lanzarote desde casi la conquista hasta 1963, en que fue destruida, dándose el irónico caso de ser declarada Monumento Histórico Artístico 17 años después de su desaparición. Vid. Antonio Montelongo y Marcial Falero (2000). madas “minas de aguas”7, también presentes en el sudeste peninsular con el nombre de “galerías con lumbreras”8 o alcavons en el País Valenciá 9. Cuando lo que intentamos es realizar un estudio de caso, como el que nos ocupa, y pretendemos emplear estas clasificaciones al uso, los problemas se multiplican. En muchos casos los límites entre clases son dudosos y hay siste-mas de cultivo, como sucede con las gavias que analizamos en el presente traba-jo, que difícilmente pueden ser englobados en una sola de estas tipologías, pues-to que combinan caracteres de dos o más clases diferentes. Si el problema de aplicar la clasificación es complejo, cuando intentamos comparar técnicas de distintos lugares del mundo los problemas se incrementan. Habría que preguntarse primero cuáles son los rasgos definitorios del sistema, para luego hacerse una idea precisa de la técnica, basándose en las descripciones o ilustraciones que, en muchos casos, provienen de una única fuente. A todo ello deberíamos sumar las diferencias idiomáticas que hacen aún más complejo el galimatías. En nuestro caso, para poder esclarecer cuál es el paralelismo entre los sistemas de recolección de aguas de Canarias y los del sudeste peninsular, hemos recurrido al trabajo de campo, la mejor manera, sin duda, de superar las anteriores limitaciones, una vez que mediante la bibliografía supimos de sus se-mejanzas. Ante la similitud entre sistemas de distintas partes del mundo es fácil caer en la tentación de elaborar ciertas teorías difusionistas a partir de las observaciones. Por ejemplo, la cercanía entre el sistema de gavias canario; los meskat y mankaa de Túnez; las “cajas de aguas mexicanas” 10; y los “riegos por boqueras” (como planteamos en este artículo); podría ser muy bien la base de teorías que ligaran el asentamiento de las preeuropeas poblaciones bereberes en Canarias con la traída de estas técnicas desde sus regiones de origen, y la aparición en México con la “exportación” de estas técnicas de cultivo por los conquistadores hispanos del 53 ———————— 17. Las “minas de aguas”, estudiadas en Canarias por el profesor Francisco Suárez More-no (2002), son similares a los qanats o foggaras africanas, o a las “galerías filtrantes” mexica-nas, estudiadas por la profesora Jacinta Palerm Viqueira. Se trata de ingeniosas obras destina-das a captar el agua subálvea de los barrancos mediante trincheras cubiertas que atraviesan diagonalmente el curso del barranco. 18. Cerca de la ciudad de Almería, en el cauce del río Andarax, encontramos varias de es-tas “minas” como la “Mina de Fuente Pechina”, que se introduce dentro del cauce del río me-diante un túnel abovedado con una altura media de 1,5 metros. El trabajo de Encarnación Gil y José Gómez (1993) relaciona la construcción de estos aprovechamientos con el desarrollo de la minería en la segunda mitad del siglo XIX. 19. Vid. JOSEP BERNABÉ I MAESTRE (1989). 10. Un avance de las semejanzas entre el sistema canario y el mexicano se presentó por el autor del presente trabajo junto a Jacinta Palerm Viqueira en el XI International Conference on Rainwater Catchment Systems. Nuevo Continente. Sin embargo, estas teorías difusionistas basadas en las cerca-nías de los sistemas de cultivo sin más, deben ser tomadas con recelo, puesto que, aun existiendo la posibilidad en ciertos casos de que hubiese ciertamente una “exportación” de conocimientos, lo más probable es que ante similares pro-blemas, con una disponibilidad de recursos y conocimientos técnicos semejan-tes, se hayan obtenido iguales soluciones sin que hubiera existido un contacto previo entre las poblaciones. 3. LOS SISTEMAS CANARIOS: LAS GAVIAS Y LOS NATEROS Dejando al margen algunos de los sistemas mencionados en el apartado ante-rior, nos centraremos en el estudio de dos sistemas tradicionales de cultivo que tienen una cierta importancia territorial en Canarias; el primero, las gavias, por la superficie y el papel histórico que desempeñó en la economía de las dos islas más áridas del archipiélago, Lanzarote y Fuerteventura11; y el segundo, los nate-ros, por ser un sistema de cultivo presente en todas las regiones áridas y monta-ñosas del archipiélago12. Por lo tanto partimos ya de una gran diferencia geográ-fica entre ambos sistemas, aunque los dos pertenecen a regiones áridas con precipitaciones inferiores a los 300 mm al año, las gavias se desarrollan espe-cialmente en las islas más llanas del archipiélago y los nateros en las regiones montañosas. Dedicaremos los siguientes subapartados a presentar sucintamente estos sis-temas de cultivo canarios, aunque no con la profundidad que abordamos en si-guientes capítulos los sistemas peninsulares, al sernos estos últimos más lejanos y desconocidos. 3.1. LAS GAVIAS Lo primero que hemos de destacar del sistema de cultivo en gavias es que, con el mismo nombre, podemos estar designando realidades distintas. Por ello, en el año 2002 13, propusimos una posible clasificación de las gavias que adjun-tamos como anexo en la presente comunicación. Las gavias que muestran seme-janzas con los riegos por boqueras serán las que consideramos, por su situación, 54 ———————— 11. F. GONZÁLEZ VIERA et al, en su estudio de La Graciosa comenta la existencia de gavias incluso en aquella isla. P. 208. 12. En Lanzarote este tipo de estructuras recibe el nombre de “traveseros”. Marta Peña (2005) y Jaime Gil (2005). 13. Vid. ANTONIO PERDOMO MOLINA (2002b). como gavias de “fondo de barranco” y dentro de éstas, las que denominamos “situadas en el margen del cauce”, mientras que por su complejidad se parecerían a las gavias denominadas “de derivación”. Todavía podemos ver funcionando gavias en las islas de Lanzarote y Fuerte-ventura, aunque es en esta última donde, sin lugar a dudas, el sistema de cultivo de gavias estructura el paisaje agrario. Representa el 70,2 % de la superficie agrícola útil de la isla14, y en algunos municipios (Puerto del Rosario y la Oliva) llega a superar estos porcentajes (mapa I). En Lanzarote el sistema queda redu-cido a pocas hectáreas que testimonian un pasado donde, hasta la aparición rela-tivamente reciente del “enarenado”, las gavias fueron también un sistema de cultivo ampliamente adaptado a las características áridas de aquella isla. 55 ———————— 14. Datos del Mapa de Cultivos de Fuerteventura con trabajos de campo realizados entre junio de 2002 y julio de 2003. Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca (2004). MAPA 1 El elemento principal del sistema es la gavia, entendiendo por tal la parcela de cultivo. La palabra “gavia” presenta, en el Diccionario de la Real Academia Espa-ñola de la Lengua, una versión agronómica junto a otras de sabor marinero, sin embargo, el significado de “zanja que se abre en la tierra para desagüe o linde de propiedades” no concuerda con el uso que se le da al término en el español de Ca-narias; más bien la acepción de zanja sería aquella a que se refiere el llamado “rie-go por gavias” usado antiguamente en la Península Ibérica. Gavias, como decimos en Canarias, se refiere indistintamente al sistema de cultivo y al terreno, y es de uso común en Fuerteventura y Lanzarote. Usado como topónimo, aunque apenas podamos observar hoy restos de su funcionalidad pasada, lo encontramos también en Gran Canaria y Tenerife. En las islas más occidentales, que son también las más abruptas y húmedas, no tuvo el desarrollo que experimentó en las orientales, por lo cual podemos asociar la gavia a espacios de alta aridez y escasa pendiente. La gavia es un terreno agrícola circundado por un caballón de tierra, llamado “trastón”. Las dimensiones medias más usuales se sitúan en torno a los 3.000 m, aunque hay algunas de varias hectáreas y otras de tan sólo cientos de metros. A es-tos terrenos se conduce la escorrentía con el objeto de propiciar su lenta infiltra-ción, lo que se denomina “beber la gavia”, y obtener un nivel de humedad que per-mita su cultivo una vez arados. El tiempo que tardan en infiltrarse las aguas depende, obviamente, de la textura del terreno. Lo usual es que se infiltre tras tres o cuatro días, pero en suelos muy arcillosos el proceso se puede prolongar por enci-ma de los diez días. Además del trastón, son elementos estructurantes de las gavias 56 CUADRO I Tipología de las Gavias de Canarias CLASIFICACIÓN TIPO DE GAVIA CARACTERÍSTICAS Por su situación Gavias de fondo de barranco: Se sitúan en el fondo de un cauce, bien a - Ocupando todo el lecho todo lo ancho de éste o bien en un margen - Situadas en el margen del mismo. Se llenan mediante el desvío de las aguas que circulan por el cauce. Gavias de ladera Se sitúan en una ladera de suave pendiente. Se alimentan recogiendo el agua de una zona de impluvium, también mediante caños. Gavias de cuenca endorreica Las situadas en cuencas endorreicas. Por su complejidad Gavias de alcogida Reciben el agua de una zona de impluvium. Gavias de derivación Reciben el agua que desvían mediante obras sencillas de un cauce. Gavias mixtas Combinan los dos sistemas anteriores. Elaboración propia. Tipología de Antonio Perdomo Molina (2002b) modificada. los siguientes: la torna, es el rebaje en el trastón por el cual el agua penetra en la ga-via; la tronera, es el desagüe situado en el lado opuesto a la torna, se trata de la otra abertura por la cual la gavia envía el agua sobrante al barranquillo, o bien, a otra gavia; el caño, es el canal que conduce el agua hasta la gavia y las compuertas, pre-sentes en algunos caños de cierta importancia para el control del flujo del agua15. 3.2. LOS NATEROS Las áreas montañosas y áridas de Canarias conocieron este sistema de culti-vo adaptado a un medio donde se combina la aridez con la ausencia de suelos cultivables. En estos lugares el campesino debía ser el artífice de su terreno de cultivo, creando el suelo necesario para desarrollar mínimamente una actividad agrícola con la que satisfacer el abastecimiento alimentario de la comunidad. El sistema básicamente consiste en cerrar, mediante muros de piedra seca, los pequeños barrancos de Canarias. De esta manera se interceptan las aguas cargadas con sedimentos que descienden por estos cauces. Cuando las aguas quedan remansadas tras los muros de piedra seca, depositan los sedimentos que arrastran, de tal forma que se crea un terreno de cultivo, especialmente fértil por la riqueza en materia orgánica y nutrientes, allí donde antes no existía suelo útil. El cerramiento se irá acrecentando según pasen los años, hasta obtener una par-cela con la profundidad de tierra óptima para el crecimiento de los frutales que suelen plantarse en ellos, higueras y almendros principalmente. Excepcional-mente podemos encontrar en algunos nateros muros que permiten desviar la es-correntía, estas estructuras hacen de salvaguarda de los terrenos en caso de llu-vias copiosas. No es posible construir un natero en un cauce importante sino que debe situarse sobre barrancos secundarios, puesto que al cortar totalmente el cauce no resistiría grandes caudales de escorrentía. Las dimensiones usuales van desde la decena de metros a no más de 500 m2, siendo lo usual que no superen los 50 m2, en muchos de ellos tan sólo cabe un frutal 16. 4. LOS SISTEMAS DEL SUDESTE PENINSULAR: EL RIEGO POR BOQUERAS Y LAS CAÑA-DAS DE BALATES Y PARATAS El sudeste español es la región más árida de la Europa continental. Las cor-dilleras que enmarcan este espacio, que sobrepasan en algunos casos los 2.000 57 ———————— 15. Para mayor profundización en el funcionamiento del sistema ver Antonio Perdomo Molina (2002b). 16. Para ampliar los datos sobre el funcionamiento ver Antonio Perdomo e Irène Dupuis (2004). metros de altura, enmarcan una franja costera que se extiende por las provincias de Almería, Murcia y Alicante 17. En toda ella las precipitaciones son escasas e irregulares, dando lugar a un régimen de circulación de aguas conocido como “ramblas”, cauces que pueden permanecer secos varios años o correr copiosa-mente durante un corto periodo de tiempo varias veces al año. Frente a estos condicionantes del medio, los agricultores del sudeste penin-sular han sabido adaptar diversos sistemas de cultivo para lograr su superviven-cia. Se cree que el origen del riego por boqueras en tierras levantinas se remonta a épocas romanas o incluso precedentes.18 Lo que sí parece claro es que fue con la ocupación árabe con la cual estos sistemas de cultivo alcanzaron su desarro-llo, apareciendo en las fuentes como los llamados “riegos de alfait”, que literal-mente significa “riegos de crecidas”19. 4.1. EL RIEGO POR BOQUERAS En las fuentes documentales es de destacar la importancia que tienen las tie-rras regadas por boqueras frente al secano tradicional. Así, a partir del siglo XV, los estudiosos20 destacan que las tierras que recibían estas aguas eventuales apa-recen en las ordenanzas gravadas con contribuciones mayores a las del secano. Su importancia era tal que desde 1508 existe un guarda de las boqueras y oficia-les encargados del mantenimiento del sistema en Almería. El derecho consuetu-dinario ha marcado a lo largo de la historia el uso de las llamadas “aguas de ave-nida”, teniéndose especial cuidado en preservar los derechos de los dueños de las fincas que se encontraban a niveles inferiores al lugar de instalación de la boquera. Tal circunstancia acabaría finalmente por tener su plasmación legal en la primera Ley de Aguas de 1866, que recoge lo regulado en el Real Decreto de 1860, en cuyo preámbulo se hace todo un alegato a favor del uso de las aguas de avenida: El aprovechamiento de las aguas torrenciales debe estimularse pues pro-porciona a las tierras humedad y abonos, evitando que se pierdan en los ma-res las sales y el mantillo, que son el alma de la vegetación; y lejos de perjudi- 58 ———————— 17. Sus límites geográficos y características climatológicas fueron definidos por Vila-Va-lentí (1961) y Folkwin Geiger (1973). 18. Así lo afirma María Hernández Hernández, quien apunta la posibilidad de que se re-monten a las culturas locales anteriores a las invasiones romanas, p. 32. 19. Para profundizar en el pasado árabe se recomienda consultar el artículo del prestigioso arabista Robert Pocklington. 20. Vid. Dolores Segura del Pino (2000) y Alfredo Morales Gil et al. (1989). car á los dueños de los predios inferiores, les favorece evitando ó precaviendo las inundaciones y la destrucción de los muros de defensa. Pero para esto hay que cuidar con especial esmero el que con el uso de esta clase de aguas no lleguen á lastimarse los intereses legítimos de los aprovechamiento per-manentes: las boqueras [el subrayado es nuestro] deben abrirse sobre el ni-vel ordinario de las aguas, y habrán de adoptarse otras varias precauciones. ¿Qué son las boqueras? Usaremos las Ordenanzas de Riegos del río de Al-mería de 1853, recogidas por Dolores Segura, para definirlas: la boquera es todo cauce o acequia que sale al río o rambla para llevar agua de avenida al riego de tierras. Es decir, las boqueras, o boqueres en valenciano, son las ace-quias que desvían las aguas que circulan por las ramblas para dirigirlas a las tie-rras, aunque a veces se puede utilizar el nombre de boquera para designar tam-bién al caballón de tierra que corta la libre circulación del agua por la rambla y, de manera general, a todo el conjunto que facilita la captación de agua. Normal-mente se trata de un canal o caz de tierra, aunque a veces aparecen labradas en la propia roca o reforzadas con piedras y cal o yeso. Pueden tener una altura considerable, especialmente comparadas con las dimensiones insulares, por ejemplo, las del río Andarax superan los dos metros de altura y un metro de an-cho, presentando compuertas para regular el caudal y permitir la devolución de aguas al cauce del río si fuese necesario. El agua de la rambla puede ser desviada por un dique fijo (llamado rafa en el Vall del Vinalopó) o ser simplemente un amontonamiento de piedras de barran-co y arena llamado “parada” o “cola”. El muro no limita la circulación del agua en toda la anchura del cauce, sino que permite el paso del agua a niveles inferio-res. Antonio Gil Olcina en 1971 y Vila-Valentí diez años antes, recogían el dere-cho consuetudinario de no cubrir más de un tercio del cauce, salvo que exista concesión administrativa para cegar todo el cauce. Este dique partidor del cau-dal se interna en el lecho formando ángulos abiertos, no perpendicular al eje de la rambla, pues es la mejor manera de resistir el embate de las aguas cuando co-rren torrencialmente por el cauce, el resultado fisionómico de las distintas para-das es semejante al de una espina de pescado. D. Emilio Saez 21, agricultor de la zona de Las Palmeras a orillas del Anda-rax, nos comentaba que con las primeras lluvias los agricultores se ponían ma-nos a la obra para aprovechar el agua de avenida. Cuando empezaba a correr se metían más de 20 yuntas a trabajar para colocar una barrera al paso del agua, aunque desde hacía tiempo ya la tenían preparada. Este trabajo se conocía por “tarjillar” o “trajillar”. La “tarjilla” es un instrumento que arrastraban las yuntas 59 ———————— 21. Al cual agradecemos su disposición a enseñarnos el funcionamiento de las boqueras y las minas de agua. para hacer la “cola” de la boquera, tenía un rabo de madera parecido al cabo de un arado y una empuñadura. Se trataba de una gran pala de metal que acababa en punta para que entrase bien en la arena del fondo. La consistencia de la para-da era mejorada mediante la incorporación de haces de caña que proporcionaban consistencia a la arena del fondo de la rambla. Al igual que en el caso de Canarias, las parcelas de cultivo son inundadas con el agua recogida, por lo cual están rodeadas de un caballón de tierra seme-jante a los trastones. De igual manera, existen troneras de desagüe que, en aquel caso, se denominan sangradores 22 y permiten el paso del agua de una parcela a otra, estando, igual que en Canarias, reforzados por piedras para que no se des-truyan con el fluir del agua. El agua que circula por las ramblas lo hace violentamente, de manera que arrastra limos y arenas muy ricos en materia orgánica. Este tarquín es sabiamen-te aprovechado, pues supone un estercolado para las tierras. Sin embargo, el progresivo depósito de limos ocasiona que éstas suban de nivel, por ello, algu-nos agricultores esperaban a que el agua aclarara para incorporarla a sus huertas, mientras que otros preferían aprovechar su aporte orgánico, aunque se viesen obligados a rebajar su altura de vez en cuando. Para disminuir la capa de arenas y limos depositados se emplea la misma herramienta que para construir la cola de la boquera: la tarjilla. Varios autores 23 han estudiado la escorrentía y el modelo hidráulico de estos sistemas de cultivo. Todos confirman su eficacia para lograr producciones agrí-colas en un medio tan hostil como el sudeste peninsular y, especialmente, son sistemas extremadamente útiles para laminar las ondas de crecida que se produ-cen después de las intensas lluvias. Por ello, estos sistemas deben ser considera-dos como eficaces métodos de impedir las inundaciones tan comunes en estos lugares. Alfredo Morales Gil (1989), de la Universidad de Alicante, estima que cuando estaban en pleno funcionamiento, podían disminuir a la mitad el volu-men de las aguas a evacuar. Este último autor insiste en una característica que, desgraciadamente, tam-bién es común al sistema de gavias canario: el abandono. La desorganización de los sistemas fruto del abandono y el escaso cuidado que han tenido las obras pú-blicas y privadas, destruyendo y obstruyendo las boqueras y canales, ocasiona que las crecidas tengan en gran medida magnitudes catastróficas. Esta cuestión, que el autor ilustra con múltiples ejemplos, no es ajena a gran parte de la red hi-dráulica que mantenía en funcionamiento las gavias y que es particularmente observable en las proximidades de Puerto Cabras y otros núcleos de Fuerteven-tura y Lanzarote. 60 ———————— 22. Según Vila-Valentí también reciben el nombre de “saltadores” o “chorradores”. 23. Vid. las publicaciones de los investigadores de la Universidad de Córdoba José Luis Ayuso Muñoz et al. (1986); J. V. Giraldez et al. (1988) y J. V. Giraldez (1996). 4.2. LAS CAÑADAS Las cañadas 24 se convierten, al igual que los nateros canarios, en el sistema de cultivo predominante en las áreas montañosas. Su estructura es semejante en todo al descrito para Canarias, incluso sus dimensiones, que debían ser mayores al tratarse de ámbitos continentales, son semejantes. La razón la encontramos en que en áreas de montaña las dimensiones de las parcelas están condicionadas en primer lugar por la orografía. Las tierras de cultivo que conforman una cañada reciben el nombre de “para-tas”, y si son pequeñas “paratillos”. Los “balates”, también llamados “albarra-das”, son los muros de piedra y caballones de tierra que conforman los distintos bancales. La sucesión de paratas y balates en los barranquillos es la que da lugar a las cañadas, con su peculiar fisonomía escalonada. Hay una diferencia clara con Canarias en cuanto al cultivo predominante en las cañadas, la presencia de frutales es también lo más usual, pero si en Canarias predominan el almendrero y la higuera, en la Península, al igual que en los jessour de Túnez 25, el frutal por antonomasia es el olivo. Si como comentábamos para los riegos por boqueras el abandono supone un grave problema, en el caso de las cañadas es especialmente grave. Los ba-lates faltos de atención acaban siendo destruidos por la escorrentía y la forma-ción de cárcavas en las antiguas paratas se manifiesta con toda su crudeza. Perder suelos fértiles en lugares montañosos, donde su ausencia es más acu-ciante que en los conos aluviales, es un lujo que no podemos permitirnos. Además, las aguas que antes se infiltraban en las terrazas hoy circulan pen-diente abajo incrementando los caudales que llegan a los conos de deyección, donde se sitúan los nuevos cultivos y se asienta la población, incrementando el peligro de las crecidas. Alfredo Morales y Margarita Box cifraban en tres las causas del abandono actual del sistema, tres razones que podrían bien aplicarse al caso de los nateros canarios, estas son: en primer lugar, por los bajos rendimientos que se obtienen en los cultivos de estas zonas áridas; en segundo lugar, por las dimensiones de las parcelas que impiden la moderna mecanización de las labores; y finalmente, por las fuertes pendientes y montañosa orografía de las áreas donde se asientan, que impiden el fácil acceso a las parcelas. Nosotros sumaríamos a estos factores una causa que es común al resto de la agricultura canaria: la competencia por la mano de obra que ejercen otros sectores productivos. 61 ———————— 24. Que en el pueblo de Ohanes (Almería) hemos oído llamar “ramblones”. 25. Vid. ANTONIO PERDOMO MOLINA (2002a). 5. CONCLUSIÓN El trabajo de campo realizado ha permitido comparar la existencia de siste-mas semejantes de recolección de aguas en Canarias y el sudeste peninsular, su-perando el handicap que supone realizar estos trabajos basándose en las descrip-ciones de las fuentes bibliográficas. La existencia de estructuras y procesos básicos permite afirmar la similitud entre ambos sistemas, para concluir que, desgraciadamente, en ambos territorios los sistemas de recolección de agua, que muestran una adaptación idónea a las condiciones medioambientales, están en franco proceso de abandono. 6. BIBLIOGRAFÍA AYUSO MUÑOZ, José Luis et al. (1986): “La agricultura de escorrentía en SE andaluz”. En PULIDO BOSCH, Antonio: El Agua en Andalucía. Vol. I. Departamento de Hidrogeo-logía de la Universidad de Granada, pp. 69/79. BERNABÉ I MAESTRE, Josep M. (1989): “Obras hidráulicas tradicionales en el rega-dío de Petrer. (Vall del Vinalopó)”. En Los paisajes del agua. Ed. 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El agua como recurso fundamental en toda sociedad organizada, incluso des-de épocas muy alejadas cronológicamente, por su misma escasez constituye aún mayor problema en nuestro archipiélago, especialmente en estas dos islas orien-tales próximas al continente africano y casi colindantes con el mayor desierto del mundo: El Sahara (otrora, sin embargo, gran vergel como demuestran los es-tudios “polinológicos” en semillas de polen fósil en suelo sahariano). Asimismo, Lanzarote aún conserva lechos de antiguos barrancos que transportaban enorme caudal de agua procedente de lluvias y similares a los que se hallan en suelo norteafricano. Como quiera que el agua, fundamentalmente, se origina por la descarga plu-vial de borrascas localizadas sobre las islas en bajas barométricas y del grado de captación de los subsuelos para almacenarla, esta premisa queda parcialmente modificada por un tercer factor sumamente importante cual es la influencia del casi permanente anticiclón de las Azores. Éste aporta aire humidificado por su gestación en las frías aguas del Atlánti-co norte (incluso en proximidades polares), que dan lugar a que el clima canario, en general, haya sido calificado desde épocas pretéritas como “clima primaveral permanente” o “el clima mejor del mundo”, tópico acuñado por el viajero ale-mán Alejandro von Humboldt en uno de sus periplos, en el siglo XVIII, hacia América con escala en nuestras islas. Sin embargo, a pesar de las precipitaciones que origina este anticiclón en combinación con bajas barométricas del Atlántico, 67 algunas tormentosas y de inusual intensidad, la mayor parte de las zonas situa-das al sur del archipiélago se hallan marcadas por su gran aridez. Este deterioro “in crescendo” como consecuencia no sólo de la falta de lluvias sino por facto-res humanos derivados del progreso, afecta a las estructuras productivas, en es-pecial agrícolas (y en algún momento turísticas), con singular incidencia en esta isla de Lanzarote (con su hermana próxima de Fuerteventura). Pero existen otros factores más específicos que también influyen en el clima que se genera y que son base fundamental para la obtención del necesario recur-so, diferenciado en cada una de las islas porque también son diferentes en su orografía o distancia hasta África. Quizás el factor más conocido es el hecho de que sobre las islas se encuentra el área de acción del mencionado anticiclón de las Azores, que facilita la llegada constante, salvo contadas excepciones, de los vientos dominantes del noreste, los llamados “alisios”, cuyo rasgo fundamental es su división en dos capas su-perpuestas (con direcciones encontradas según la altitud, pero en Lanzarote y Fuerteventura sólo una), y factor básico y esencial que define nuestro clima con carácter general. No obstante, la disposición orográfica de las islas occidentales y de Gran Ca-naria por su altitud, genera una barrera que dificulta la circulación de estos vien-tos y provoca el ascenso del aire de la capa inferior (fresca y húmeda) que se ve frenado por la capa superior (aire cálido y seco) dando lugar al conocido “mar de nubes”. Estos fenómenos aportan humedad en las zonas dirigidas al norte, mientras aparecen despejadas las cumbres y las laderas situadas a sotavento. Sin embargo, las islas de menor orografía, como es Lanzarote, muestran un mayor grado de aridez con paisaje casi desértico derivado de su poca altitud geográfica que sólo permite circular una corriente de aire. Es importante analizar otros factores climáticos que interfieren con el antici-clón, casi permanente, pero que favorecen el régimen de lluvias que apenas pro-duce aquel. Nos referimos al conjunto de masas de aire procedentes del Atlánti-co sur, entre noviembre y marzo, que producen las borrascas y a veces, con origen polar, la famosa “gota fría” (cuando las bajas presiones se estabilizan ver-ticalmente sobre las islas), produciendo grandes y beneficiosas lluvias, que ja-más proporciona el alisio (pero sí nuestro peculiar clima por la corriente de aire anticiclónico). La proximidad a la costa africana determina otro factor climático por la lle-gada con cierta frecuencia de aire sahariano (el llamado siroco), que produce fuertes temperaturas y descenso de la humedad atmosférica y la pérdida de la vi-sibilidad por la existencia del polvo en suspensión (calima). Viento este que se enfrenta al dominante por espacio de tiempo relativamente corto (dos,tres días) pero que últimamente, por condiciones climáticas adversas, se hace más fre-cuente y perjudicial para nuestra industria turística, repitiéndose varias veces al año. 68 En Lanzarote estas condiciones se hacen aún más adversas por la cercanía a la vecina África, lo que motiva frecuentemente la llegada del aire caliente y seco que, a veces, obstaculiza el régimen reinante de los alisios, para darse la circuns-tancia de que mientras en La Palma existen temperaturas suaves, por las mismas fechas, en Lanzarote pueden subir, bruscamente, hasta 40º C, para descender en horas nocturnas, por influencia |
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