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VISIONES
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Rescr<1atlo1 /01 tlertcbo1.
Hecbo ti tltpÓ1ilo 'I"' marca la Ley.
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VISIONES Y HOMBRES DE LA ISLA
LAS PALMAS
l. 955
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DEDICATORIA
c!1f,, l Excmo. Sr. D. Matías Vega Guert•a
El ntte<11as dt .,tt libro es D. Mat{as Vega y G1ur1·a, prnide11te
del Cabildo i11sular de Gra11 Ca11aria , y es ¡usto que a él le
sea dedicado, muy complacidos y agradecidos, por 11uestra parte, a su
se11erosidad al editarlo.
De manera tsponttfoea ba querido el Sr. Vega y Guerra adherirse
al público hontttta¡e que e11 este fJolumc11 se trib11ta a ilustres
figuras Je nuestra tierra, cuya memoria importa conser'Oar, tnaltecitndo
su obra para que sirfJa de 11orma y e¡emplo a las ac111ales y
1)tnideras seneraciones.
Con plena conciencia de sus d1beres cfoic.os y de sus fu11cio11es
oficiales, desde la Presidencia del Cabildo i11sular el Sr. Vega y Gutrra
reali:r..a u11a fructífera labor, impulsando el progreso y la riqueza
de la isla: red de caminos que po11e tu con1u11icación ciudades, .,¡//as,
aldeas y lugares¡ embalses qut rtcogen las aguas plu.,ialts, qut antes
pud{a1ut m ti mar, con el fin dt qut putda exttttdtrse la :t.011a dt
cultifJO, ba¡o rieSo, dt terrt1tos ytrmos; Granjas agr{"olas, repoblación
forestal, 9ut sig11ifica a la par 11tilidad y btllez.a para los campos,
plantando árboles en parajtS áridos, sin •Jt¡;ttació11 y dt asptcto
dtsolado.
Esto tn ti orde11 matuial y tn la tsftra moral fomenta la cultura
colectifJa, rindt tributo a la historia y a la tradición fJtmáculas,
.,tablect la mag11r{ica Casa dt Colón, adquiere el innuublt do11dt 11ació,
tn Ttldt, D. Funa11do dt ltón y Castillo, para poblarlo de recuerdos
tfJocadorts del fooloidablt patricio, y proyecta 9ut past a ser
propitdad del Cabildo ti tdi{icio, entre cuyas paredes abrió los ojos
a la fJida D. Bt1tito Pére:t. Galdós, m nuestra ciuJad, para confJtrtirlo
en biblioteca de su rica producción y m museo de muebles y objttos
de su pertenencia, abriendo al público permanmte culto a la gloria del
s ran llOfJelista.
Con estos actos prueba el Sr. Vega y Gutrra e11trañable amor
al pal• natal y JU i11terés por la historia y por el d<Jarrollo de (actorts
económicos y elementos culturales, exaltando los fJalores i11telcctualts
y moral., de esclartcidos varo11es 9ue dejaro11 1ma "ªliosa herencia,
que es meuester conseroar y enriquecer.
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. '
..
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-7-
ANALES RE TROSPECTIVO S
LA CONQUISTA
L a conmernorac1on de la conquista nos brinda la oportunidad
de esbozar, con algunos pormenores de interés histórico, un cuadro sintético
de episodios y figuras sobresalientes de la lu8ia que terminó el
29 de Abril de 1.483.
El nombre genérico de bs islas atlánticas, conocidas por las Afortunadas
desde remotos tiempos, tiene su origen en el específico de Can:
irias. ¿Etimología? Son diversas y contradictorias las conjeturas. El
poeta Vi.ina dice que el antiguo nombre fué Cranaria, que se deriva de
Crana, hija de Noé. Eslo es fáhuh pura, en opinión de Viera y Clavijo.
De c,1ñas dulces y amarg.is también se ha supucllo que viene Canaria.
Otros la hacen derivJr de cananeos y otros, por último, de la abundancia
que habla en la isb de pcrros-canis -de enorme tamaño, como lobos.
En fin, un laberinto de etimologías y odgencs a base de hipótesis
más o menos fanclilicas.
¿Origen de los primeros pob!Jdorcs de b región afortunada? La
niebla que envuelve los siglos lo oculta, haciéndolo invisible. Viera y
Clavijo no concede crédito a quimeras de cronistas poco veraces. La
leyenda oscurece los horizontes de la hmoria.
Afirman cronifus de Li conquifü que eran viriles y gallardos los
hombres de efta isla, hermOSJS las mujeres y sus coftumbres morigeradas
.
,·
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-8- LA CONQUISTA
Parece probado que en cada isla se hablaba un dialecto difünto,
sin que exifüera una lengua común en el aréhipiélago. Nuc:Sh'o clásico
hifioriador reconoce •sobrada afinidad entre los idiomas que hablaban
los canarios, y se me ligura-escribe- dialeétos de una lengua matriz ... •
Pueblo de pafiores, los isleños eran frugales y se vefüan con
pieles, juncos y hojas de palma. Trogloditas, vivían en cuevas, subterráneos
y cabaiías. Los palacios de los príncipes eran grutas, desapare.
cidas, como la de Gáldar, por no haberla conservado.
Muy aficionados a los juegos, los canarios hacían ejercicios de agilidad
y fuerza, fortaleciendo los músculos y el ánimo. Los atletas ejer.
citábanse en la luéha, saltos y tiro de piedra, dedicándose asimismo a
levantar pesos.
En cuanto a religión, algunos autores los creen idólatras, y Viera
y Clavijo opina que •eran deifus o que tuvieron alguna idea oscura de
un ente todo poderoso y eterno ... •
Conócense escasas palabras de la lengua canaria: Alcorac, Dios;
Guanarlenie, rey; Guayre, consejero; Magado, garrote; Tamarco, camisa
de pieles o palma; Faycán, sacerdote, y Ha,.i111ag11ada, doncella consagrada
al Alcorac, que celebraban sus ritos.
Hallábase la isla dividida en cantones independientes, con sus respeétivos
caudillos. Efüs oligarquías duraron hafia que Andamana y
Gumidefe, con quien se casó, caudillo de Gáldar, emprendieron la conquifta
de todo el territorio insular, que fué sometido a la autoridad,
única y omnímoda, de la Monarquía por ellos gobernada.
La ambición de poder y dominio fué el resorte que movió la vo.
Juntad de los primeros reyes indígenas, como los de otros países en todas
las edades conocidas.
El trono lo heredó su hijo, Artemi de Semidán, que murió en
combate contra los espaiíoles, dividiéndose el reino entre sus herederos:
T enesor y Bentaguayre, efüblecidos en Gáldar y T elde, respell:ivamente.
Bentaguayre intentó apoderarse más tarde del reino de su hermano y
fué reéhazado, frufirándose sus ambiciosos designios.
La Monarquía tenía su asamblea, llamada Tagoror, en la cual se
trataban los asuntos de interés público. Cada rey contaba con guayres,
nobles consejeros que dirigían las deliberaciones de la Dieta.
Pruebas de afiucia, valor y hombría de bien daban los canarios
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LA CONQUISTA - 9-
con sus aaos y determinaciones. Los agravios Eersonales dirimíanlos en
noble lid. Entre otros episodios narra Viera y Clavijo el siguiente:
•Guanhaven y Caytafa-dice-dieron también a Canaria otro espe&
ículo terrible. Estos bárbaros se desafiaron a la luéha en unos regocijos
públicos, y habiendo combatido algunas horas, sin que por ninguna
parte se notase ventaja, le dijo Guanhaven a Caytafa, con voz
firme: • Eres valiente y nadie te lo puede negar; pero creo no serás
hombre para hacer todo cuanto yo hiciere .. Caytafa, altamente picado
de semejante propueSta, prometió seguirle sin pavor adonde quisiera
llevarle. Maréhan ambos campeones, enajenados y posefdos de furor;
llegan a la cumbre del Tirma, por la parte del mar, despéñase al agua
Guanhaven, y despéñase tras él Caytafa, con igual entusiasmo• .
Entre los guayres famosos descuella Doramas, que <lió nombre a
la montaña de su residencia; varón ambicioso y valiente, se sublevó
contra el Guanarteme de Gáldar, apoderándose del reino de T elde. Doramas,
como los emperadores de casi todos los tiempos, usurpaba tronos
y por la violencia imponía la servidumbre.
Para no extendernos mucho, dejemos a un lado la parte mitológica,
con referencias al descubrimiento de las Afortunadas y primeros
hombres que pisaron eSl:as tierras. Los fenicios extendieron su comercio
a las cofias africanas y créese verosímil que bajeles griegos, egipcios y
cartagineses también recalaran por eSl:as latitudes. Naves de la marina
de Roma visitaron Canarias y asimismo arribaron a eSl:as playas árabes,
genoveses, caSl:ellanos, franceses, portugueses, aragoneses, catalanes y
mallorquines, despertando las noticias que difundían del aréhipiélago la
codicia de su posesión.
Diferentes expediciones, desde el caballero normando Juan de Bethencourt,
que sometió a las islas menores, haSl:a Pedro de Vera fue.
ron reéhazadas.
La audacia de los conquistadores efuellábase contra la firme resistencia
de los hijos de Canaria.
11
No se habla aún completado la epopeya de la reconquiSl:a con la
toma de Granada. ni descubierto el Nuevo Mundo, cuando Canaria,
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-to- LA CONQUISTA
que sirvi6 de escala a las naves colombinas, quedó incorporada a Españd.
No fué empresa muy í~cil dominar a los valerosos canarios, en cuyos
corazones hallábase fuertemente arraigado el sentimiento de independencia.
Sin comunicación con el mundo civilizado, perdid,1s eSl:as peñas
en las soledades oceánicas, no surcadas t0d1vfa por las carabelas de
Colón, los primitivos isleiíos amaban su .libertad y morían en defensa
de la única tierra que conocían, la tierra en que hablan nacido. Oponíanse
tenazn1;:nte a ser sojuzgados, querían ser libres en medio de los
valles y las montanas y los bosques insulares y se batían, cayendo vencidos
por la fuerza antes que caer de rodillas ante gente extraiía.
El Guanartemc de Gáldar, m:ís previsor y cuerdo o más débil, se
entregó ante la inutilidad de l.1 contienda con un enemigo superior. Los
canarios consid..:raban la sumisión una traición a la patria, una cobardía,
un estigma vergonzoso.
llI
Decidida por los Reyes Católicos la conquiSl:a de Gran Canaria,
del Puerto de Santa .María partieron navíos con tropas al mando del
general Juan Rejón, en mayo de I .478. Sin ser hoSl:ilizadas, desembarcaron
en los desiertos arenales del puerto de las Isletas; era día de San
Juan y el Deán Bermúdez celebró misa en un improvisado altar, bajo el
cielo canario y frente al mar que los aislaban de Espaiía.
Era el plan de Rejón dirigirse a Gando para reedificar y fortificar.
se en la t0rre conSl:ruída por Diego de Herrera; pero juiciosamente
aconsejado, eSl:ablcció el campament0 en las márgenes del Guiniguada,
cubiertas de arboleda y por cuyo cáucc discu rrían las aguas al mar.
El Guanartemc de Gáldar requirió el apoyo de Doramas, su adversario,
para atacar a los extranjeros. A las órdenes de Doramas y
Adargoma combatieron las hueSl:es insulares en la primera batalla del
Guiniguada. T azarte y Maninidra se encontraron en aquella sangrienta
jornada. La lanza del general Rejón contuvo el Ímpetu de Adargoma,
hiriéndole y cayendo prisionero. La caballería y la artillería daban gran
superioridad a los espaiíoles, haciendo eSl:ragos en las filas indígenas, y
Ooramas se retira. Victoriosos los invasores siguieron internándose en
la isla.
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LA CO:-IQUISTA -11-
funda Juan Rejón el Real de Las Palmas, a orillas del Guiniguacla,
cerca del mar y de sus naves. Surgen discordias entre este jefe militar
y el De.in Bermúdez, y enviado por la Reina viene el gobernador Fcrnándcz
del Algaba, a averiguar lo que ocurre, colocándose desde los primeros
momentos al lado del belicoso eclesiáfüco. Preso, es embarcado
para la Península Rejón, y continúa la conqui~b, con éxitos y reveses
por ambas partes contendientes, triunfantes unas veces las armas esp:iñolas
y derrotadas en otras ocasiones.
Vuelve a Canaria Juan Rejón con el Obispo Frfas y organiza una
expedición que descmb:irc.1 en Arguineguú1. Los isleños se refugian en
l:is cumbres; observan los movimientos dd enemigo y acometen briosamente,
retirándose los españoles, que dcjJn en el campo armas y
prisioneros.
Los rencores no se apagan entre los conquiStadores y en mayo
de 1 .480, al regresar Rejón de uno de sus forzosos viajes a España,
sorprende y arrc:Sta en el interior del templo en que se encontraba, al
gobernador Algaba, siendo conducido a la tom: donde éfie habfa antes
encerrado a su rival. La venganza de Rejón es terrible; Algaba es condenado
a muerte y degollado y el Deán Bermúdez sufre defüerro
por sedición.
En el reducido escenario de la conquiSla de eSla isla, igual que en
tiempos pc5teriores en el villo teatro de la colonización de América,
fermentan odios, se traman intrigas, se cometen crímenes y los infüntos
desenfrenados de los hombres se manifiefian en una turbia y sórdida
mezcla de ambiciones, discordias, rivalidades y querellas personales.
Es el canibalismo humano, devorándose los unos a los otros, como salvajes,
por el disfrute del poder.Y la riqueza.
Sustituye a Juan Rejón, Pedro de Vera, y prC1sigue la luéha con
idénticas alternativas de triunfos y derrotas, aunque ganando siempre
terreno la legión española. Son cruentos los combates en diversos lugares.
En las alturas de Arúcas encuéntranse, frente a frente, Doramas y
Vera, y el caudillo indfgena desafía al general hispano. A batirse se
arroja al campo el hidalgo Juan de Hoces, quien cae muerto por un
certero dardo de Doramas. La emoción crece entre los dos bandos
que entablan la lucha. Este es el infiante que Pedro de Vera aprovcéha
para acometer a caballo a Doramas, logrando herirle mortalmente con
su poderosa lanza.
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LA CONQUISTA
El guayre de T elde, Bentaguayre, realiza memorables hazanas,
sorprendiendo y atacando hábil y valientemente. El Guanarteme de
Gáldar, T enesor Semidán, es heého prisionero con su cohorte; se le
embarca y es bautizado en Toledo por el cardenal González de Mendoza.
Fernando Guanarteme, denronaoo, retorna a Canaria y colabora eficazmente
con Pedro de Vera. Tazarte y los que no le obedecen siguen resifüéndose,
mirando como traidor a su causa al rey sin corona. En
montes, laderas, barrancos y desfiladeros los bravos isleños, cada vez
menos, pelean. Muéhos se rinden y T azarte, indomable, al ver deserciones
en sus filas, lleno de dolor y rabia, se lanza al mar desde el risco
de Tirma, heróico sacrificio antes de entregarse.
Ultimo baluarte de la resifiencia, los canarios perseguidos se re.
fugian en Ansite, acaudillados por Bentejuí y el faycán de Tclde. Fernando
Guanarteme, temiendo las represalias de Pedro de V era, exhorta
a los isleños para que se rindan, deponiendo las pobres armas, piedras
y palos, de que disponían en la desigual batalla con los españoles que
poseían caballos y cañones. Fernando Guanarteme ve, con más claridad
cada día, que el esfuerzo es inútil y estéril el sacrificio y desea evitar
que se derrame más sangre.
Bentejuf y el faycán de T elde comprenden que están perdidos, y
antes de caer vasallos del extranjero se precipitan, abrazados, desde la
cima de Ansite. Antes que la rendición eligen la muerte con gesto
heróico.
El 29 de abril de 1483 cesan las hostilidades. En Las Palmas
Alonso Jáimez tremola el estandarte real y proclama:
•La Gran Canaria por los muy altos y poderosos Reyes Católicos,
Don Fernando y D.' Isabel, nuestros señores, rey y reina de Castilla
y Aragón. •
En el crisol de España, madre fecunda de naciones, se fusionan
las dos razas, la vencedora y la vencida, e ingresa esta isla en el seno
de la civilización crifüana.
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-1~ -
LA BANDERA INSULAR
o :l§c :
D a permanente aétualidad a la bandera de la matrícula de
Canaria- amarilla y azul- Uni6n Deportiva. EStaba olvidada de las
gentes, a excepci6n de los marinos, cuando los futbolístas canarios comenzaron
a lucir al sol los colores de la enseña insular en su indumentaria
deportiva.
En los campos de deportes la bandera canaria preful aliento al
equipo, infundiéndole fe en el triunfo. El optimismo es una poderosa
fuerza que levanta el ánimo y fortalece la voluntad. En muéhas ocasiones
querer es poder. La bandera es acicate que efümula a redoblar el
esfuerzo en la contienda.
Identificada con los jugadores hállase la an6nima masa popular
que· sigue, con vivo interés, las peripecias del combate dondequiera que
se desarrolle, dentro o fuera de la regi6n atlántica. El entusiasmo pasional
de los partidarios es contagioso y da bríos en la acci6n. El símbolo
de la bandera comunica energía en todos los momentos, aunque
en las alternativas e impreviStas vicisitudes del deporte, hayan unos días
más afortunados que otros.
Lo que importa es que, en las horas felices, lo mismo que en las
circunstancias adversas, el espíritu no desfallezca y se mantenga vibrante
para que no fallen los resortes morales que guían en el camino de la
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- 14 - LA BANDERA
villoría. En ambos casos-éxito o derrota-surten efectos de saludable
reacci6n no perder b cabeza con perturbadores desequilibrios nerviosos.
~eremos decir que debe presidir la ponderaci6n siempre, sin exageraciones
en el júbilo ni excesos en el desaliento. Medida en todo, para
celebrar el triunfo y también para lamentar el vencimiento .
• •
Los colores del traje de los deportiSbis pertenecen a la bandera
tradicional de la matricula de Canaria, que flota al viento junt? a la roja
y gualda del pabell6n de la Patria. A través de los tiempos tiene brillante
hiStoria la bandera azul y amarilla que, en los mares del Caribe la
paseaban gallardos y orgullosos, antiguos barcos de vela- "La Gran
Canaria", en::re otros-conStruídos en astilleros locales, por carpintéros
de ribera canarios, con tea de pino de los bosques de nuestra isla y velámen
aquí cortado. Naves mandadas por capitanes canarios y tripula.
das por hijos de la tierra que el Atlántico abraza, poniéndola en comu.
nicaci6n con el mundo.
A los buques de mayor tonelaje que hadan expe,diciones a América,
hay que incorporar la Rota de cabotaje-"La Estrella", "La Lu.
da", "El Gaspar", " La Beatriz"-que transportaban pasaje y mer.
candas entre las islas y hadJn asimismo servicios ele correos marítimos
antes de eSbiblecerse la Compañía de vapores interinsulares, sin olvidar
los pailebotes dedicados a la pesca en la fronteriza Costa de Africa,
industria secular de Canarias.
lmp6nese conservar la tradición de b marina insular de barcos de
excelentes condiciones marineras, expertos pilotos, patrones y marine·
ros, qu~ efectuaban largos viajes de meses a las costas americanas e importaban
de Cuba y Puerto Rico azúcar, tabaco, ron de caña y café
para el consumo local y conducían emigrantes, los cuales, unos regresaban
ricos, otros sucumbían pobres lejos de los patrios lares, y otros re.
tomaban maltreéhos y descorazonados. Con los millones que venían de
Cuba robustecíase la cconomla de las Afortunadas en pretéritas épocas.
La sombra de la bandera de Canaria amparaba un intenso tráfico
marltimo. Todo no eran contentos y alegrlas en los viajes. También re.
gistrábanse tristezas y dolores: temporales, naufragios en que unos se
salvaban y otros peredan; marinos desaparecidos y cautivos de los mo-
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LA BANDERA -1:>-
ros, buques que volvían felizmente a los puertos del aréhipiélago,
otros que arroftraban peligros en brava lulha con mares y vientos y
podían arribar, milagrosamente, con las velas deSlrozadas y los palos rotos;
otros que, sorprendidos por ciclones, hundíanse en la inmensidad
del O céano sin dejar rastros ni supervivientes que contaran la odisea.
Los pobres marinos ¡ue lograban salvarse, recogidos por algún
barco, al pisar estas playas o primero que hacían era encaminar sus pasos
al templo, a cumplir la promesa ofrecida a la Virgen o Santo de su
devoción, en horas de angustia y zozobra en que sus oraciones subían
a los labios del fondo de los corazones encendidos por la fe.
Enarbolando la bandera de la matrícula han naveg.1do muéhas generaciones
de marinos isleños, conservando su temple acerado de hombres
de mar, curtidos por aires salinos. Con amor entrañable a Canarias,
la musa juvenil de "Angel Guerra" compuso un canto, vibrante
y sentimental, a la bandera canaria. Oigamos la voz del poeta:
No has. sido 111111ca ve11cida,
m de i11famias te l1an cubierto
soldados en la matanza,
ni corsa1·ios en el saqueo.
Bandera de mis amores,
sólo 1wa cosa te ruego:
¡Dame tus plicgttes tm día
para que en'lmelvaii mi cuerpo!.
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- 17 -
CANARIAS FRONTERA DE ESDAJ'JA
e ANARIAS nace a la vida de la civi lizJción cristiana bajo el
reinado de los Reyes Católicos. El v centenario del nacimiento de Isabel
1 de Castilla-1.451-conmemóralo España. Aún no se habla
completado la unidad nacional cuando fueron conquifüdas e§tas islas.
El último reino árab.:, GrJu.;da, se rinde en r.492. El mismo año que
se da fin a la reconqui§la se descubre América. La unidad española
coincide con la orientación hacia el gran imperio. El defüno imperial
de España lo señalan los reyes de la célebre leyenda: "Tanto monta,
monta tanto, Isabel como Fernando".
Al completarse.: la unidad nacional, sobre los firmes cimientos del
imperio se abre el vaflo panorama del poderlo y la grandeza de la Patria,
ensanéhándose los horizontes del porvenir. Iniciado el impulso imperialifla,
el nieto de los Reyes Católicos, Carlos 1, remonta su vuelo
de águila hasta el cenit. El sol no tiene ocaso en los territorios
del César.
En siglos anteriores, se persigue el ideal de la unidad, dividida
España en varios reinos. Esta magna obra hiftórica cristaliza con los
Reyes Católicos. Tiende la Monarqufa a la centralización, fortalecien do
el poder real contra la ensoberbecida nobleza, que acaba por sorne-
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- 18 - CANARIAS FRONTl!RA DE E.SPAi'lA
terse vencida; pero la corona respeta la autonomía de los antiguos reinos
incorporados a Castilla.
Reflexivos historiadores señalan dos direcciones en el reino de las
Católicas majefudes: imperialismo "o sea, espfritu de dominación y preponderancia
internacional, y unidad religiosa" . Los entronques matri moniales
con dinafüas extranjeras- portuguesa, auSl:ríaca, francesa, inglesa-
inician una hábil política con miras a la hegemonfa española
en Europa.
Para consolidar la unidad religiosa se procede a la expulsión de
los judíos y a la conversión forzosa de los musulmanes y se cSl:ableec
la Inquisición. A fin de robuSl:ecer la regia autoridad, se encierra en
castillos a unos nobles rebeldes y se defüerra o da muerte a otros. La
nobleza queda domada y se abre el camino a la clase media.
Los Reyes Católicos dillan leyes políticas, sociales y económicas,
reforman costumbres, organizan la burocracia, la administración de justicia,
la hacienda y el ejército. Protegen asimismo la industria y el comercio,
prohibiendo o gravando importaciones extranjeras. Fomentan
también las letras y las bellas artes y la cultura general, creándose colegios
y Universidades. Del caos de la Edad Media surge la organización
del nuevo Estado a la luz del Renacimiento.
Imposible abarcar, aunque sea en breve síntesis, la obra inmensa
de los Reyes Católicos, dentro y fuera del área nacional.
I I
El primer paso de avance en el mar tenebroso de las leyendas,
hacia el descubrimiento del continente americano, lo emprenden los Reyes
Católicos con la conquifra de Canarias. España pudo ensanéhar sus
dominios sobre el Océano con la incorporación del aréhipiélago
atlántico.
A través de las centurias, con el sol de las glorias nacionales en
la aurora o en el crepúsculo, eSl:as islas han matenido su fidelidad a la
Patria. Dentro de la órbita española, Canarias ha visto hacer y deshacer
historias. Desde su aislamiento contempla la subida de España hasta
la cima de su grandeza y el descenso fatal por la pendiente de su
decadencia.
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CANARIAS FRONTERA DE ESPA!'lA - 19 -
Al viento tremola en las Afortunadas la bandera de España, cuando
surcan enos mares las carabelas de Col6n, en viaje hacia tierras ignotas.
De estación sirvi6 al genial navegante el escondido puerto de las
Isletas. Aquí haclan también escala las naves de los conquiSladores, argonáutas
ilusionados y ambiciosos, que perseguían la captura del vello.
sino de oro. Can.irios aventureros se incorporaban a las audaces expediciones.
De nuestras islas se llevaron al nuevo mundo la caña de
azúcar y el pMtano.
Ocurrla e§lo en la remota antiglledad y en los modernos tiempos
continúan los puertos canarios sirviendo de enlace entre España y América.
Canarias es la última tierra española c¡ue se pierde de vista camino
de América y la primera que surge en el horizonte al retornar a
Europa.
La región insular es, pues, la fronter.1 marltima de España entre
Europa y América. En el curso accidentado de la historia, vieron c.fias
islas el descubrimiento de las Indias y también la emancipación de los
pueblos de origen español, ligados espiritualmente a España por los
vínculos indisolubles de la raza y la lengua, valores eternos.
T c.fiigos de épocas felices y gloriosas y de periodos desventurados,
Canarias siente el orgullo de haber nacido esp.iñola a la vida de la civilización
y abriga la esper,1nza de contribuir, con su esfuerzo, al futuro
resurgimiento de la Patria, porque al labor:ir por su propio florecimiento
colabora en la suprema empresa de la prosperidad de la naci6n
de que forma parte.
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-21-
HISTORIAL DEL TEATRO NUEVO
C uriosa y sobre todo edificante, en tiempos de indiferencia y
utilitarismo a ultranza, es la hifioria del que las gentes llamaban Teatro
Nuevo, antes de ser bautizado, por exifür anteriormente el antiguo teatro
de Cairlseo, el primero que se conSl:ruyó en Las Palmas, a mirad
del siglo xxx, y desaparecido en las poSl:rimerlas de aquella centuria,
con las reformas del edificio que ocupa el Gabinete Literario.
En octubre de r.866, tres ciudadanos eotusiafias del progreso y
la cultura de la ciudad, D. Vicente Martínez, D. Nicol:l.s Navarro y
D. Edmundo Wood, dirigieron al alcalde una inSl:ancia, exponiéndole
la conveniencia de levantar un nuevo teatro en sitio adecuado. El plan
propuefio fué secundado por otras personas-en aquellos días querer
era poder- igualmente animadas por el mismo propósito, y al efecto
acordóse crear una •Sociedad de acciones de sesenta escudos cada una,
pagaderas en dos mensualidades •.
La iniciativa tuvo general y casi pudiera decirse que jubilosa acogida
en aquellos aiíos de aislamiento espiritual y geográfico en que se vivía
aquí, cuando Las Palmas todavía era una :ildea de escaso vecindario, de
calles empedradas y levíricas coSl:umbres, sin puerto que nos comunicara
con el mundo, y de pobre tr:l.fico mercantil. La agricultura con el cu!.
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-22- HISTORIAL DEL TEATRO NUEVO
tivo y la exportación de la coéhinilla al extranjero, pagada en oro, era
la Única fuente económica de bienestar de la isla.
En marcha la idea, en noviembre del citado 1 .866, D. Antonio
López Botas, alcalde a la sazón y promotor infatigable del desenvolvimiento
progresivo de la ciudad, convocó a una •reunión patriótica•
en la casa consifiorial, a la que asifüó una nutrida representación de
las clases direlloras, personalidades de relieve social e intelcllual: D.
Domingo J. Navarro, D. Crifióbal del Cafüllo, D. Felipe Massieu y
falcón, D. Juan Rodríguez y Gonzálcz, D. Diego Mesa de León, D.
Pedro Suárcz Pefu.na, D. Mariano Saného Chía, D. Eufemiano Jurado,
D. Amaranto Martínez de Escobar, D. Salvador Cuyás, D. Antonio
de O!!intana, D. Cirilo Moreno, D. José H. Hurtado de Mendoz.t, D.
Manuel Ponce de León, cte. Queremos poner de realce una nota simpática
de los aires que se respiraban entonces: entre próceres del blasón
y la riqucz.t, plutócratas del comercio, abogados y médicos prestigiosos
y figuras defu.cadas de la inteligencia, advertíase también la presenci.1,
en las deliberaciones y acuerdos de modestas personas de la artesanía
local, unidos todos sin •distinción de clases• . (La frase hecha tiene en
este caso juSl:a aplicación.) Si, unidos t0dos por vínculos de amor
al país.
La autoridad popular, el Dr. López Bow, como siempre, a la cabeza
de cuanto significaba adelanto moral o material de Las Palmas,
expuso el objeto de la reunión, acordándose la construcción del nuevo
coliseo.
Discutidos algunos particulares relacionados con la empresa que
iba a acometerse, sin titubeos ni vacilaciones, eligióse por unanimidad,
evidente prueba de la solidaridad que existía, la Junta direaiv;., en la
cual figuraban D. Antonio Matos, D. Juan Melián Caballero, D. Ra.
facl Castro y otros. Depositario de los fondos se eligió al popular caballero
D. José Hermenegildo Hurtado de Mendoza, casado con una
hermana de D. Benito Pérez Galdós y padre de D. Ambrosio, quien
dejó memorable recuerdo de su gestión al frente de la Alcaldía, llevan.
do a cabo reformas tan importantes como el derribo de la llamada
•panza de la calle de Tria na•, viejas casas de un sólo piso, •terreras•,
que estreéhaban y afeaban la •gran arleria•, como la llamó un diario local
dando motivo a éhacotas del buen humor isleño.
Al indicar la dirclliva el lugar de emplazamiento, la comisión mu.
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HISTORIAL DEL lEATRO NUEVO -~-
nicipal de ornato aceptó, en su informe, el punto de •boca.barranco•,
entre otras razones, para sanear y embellecer aquellos contornos. El informe
se aprobó por el Ayuntamiento en sesión de 24 de enero de
1867 y el regl.uncnto para el funcionamiento de la Sociedad por acciones
mereció la sJnción del Gobernador civil, Don Alonso del Hoyo,
el mismo :uío.
I I
Decidida la conscrucción del nuevo teatro, <liscutióse rnutl10 el sitio
en donde <lebla levantarse, dividiéndose los plrcccres. La memoria
que la Junta dircll:iva sometió a la deliberación de los accioniSCas consigna
pintorescos datos. T res puntos se estudiaron, a saber: el solar más
barato, la zona que requería m3s urgente hermoseamiento y el acceso
fácil y cómodo.
La Junta Íijó su atención en difüntos scll:orcs urb~nos: en la pl.1.
za tic San Francisco, dando frente a la calle de los Malteses, en l.1 plaza
<lcl Príncipe Alfonso, m~s tar<lc denominad.1 de la Democracia, según
los vaivenes de la poHtica nacional con repercusión regional, y al
presente de Hurtado de Mendoza; en el llamado •Terrero•, que ocupó
la Academia de dibujo, en el cu.11 el • teatro no tendría la viSCa y
elegancia de un edificio de su género•; en el Corral del Consejo, ocupando
casas de la calle de San Agusdn; en la antigua Audiencia, donde
se hallaba la cárcel vieja contigua por el naciente con el Seminario;
en la calle de San Fmncisco y l~Jr próximo a b pbza de San Bernardo;
en tres difüntos parajes de 1 riana: la calleja del Clavel, taponfodola,
la manzana entre la Arena y Perdomo, dondt: se encontraba el café
de la Marina, y el callejón de la Vica, poblado de fantasmas ncXlurnos
que ponfan espanto en el ánimo de cándidos y supersticiosos vecinos
que creían en brujas. Los temidos cspeél:ros, disfra1.1dos con sibanas,
buscaban aventuras amorosas.
La población, dividida cada vez más, seguía con creciente interés
el curso del asunto de la ubicJción del proyell:.ido coliseo, mofuándose
unos partidarios de una zona y pronunciándose otros en favor de otr:i.
La diversidad de opiniones y las campJ1ías periodísticas agir:iban
el oleaje de la opini6n en torno :i la situaci6n del nuevo teatro.
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-24- HISTORIAL DEL TEATRO NUEVO
Por lo caro del terreno, por la falta de espacio o por otras razones,
fueron deseéhados diferentes lugares que merecieron la consideraci6n
de la Junta direltiva, eligiéndose, de6nitivamente, boca-barranco, con
la consiguiente proteSta de los que abogaban por otro solar. A 83.000
reales ascendía el presupuesto del terreno, con muralbs, terraplén, etc.
Proponíase la edificaci6n en boca-barranco, entre otros motivos que se alegaban,
por considerarlo el •centro de la pohlaci6n, a la puerta de Vegueta,
con el nuevo puente construído y en la extremidad de Tria na•,
y para embellecer un sitio •sucio, a la vista del navegante, desde el
preciso momento en que se distingue !a población•.
Encargáronse los planos al notable arquitecto D. Francisco Jareño.
Se recibieron éstos, exponiéndolos al público en el Ayuntamiento, en
víspera de la festividad de San Pedro Mártir de r.867. A pesar de las
gestiones que se hicieron, el Sr. Jareno no vino a Las Palmas a dirigir
la cimentaci6n del teatro. Marchaba con celeridad todo y en mayo del
mencionado año remató las obras el maestro mampostero Don Francisco
Ramírez.
I II
Interrumpida la ejecuci6n de las obras durante al~ún ti em¡:io, D.
Gregorio Chil Naranjo, D. Tomás García Guerra, D. Salvador Cuyás,
D. Ventura Ramfrez y otros accionistas solicitaron de la Junta direltiva
que se convocara a la asamblea, a fin de reanudar los paralizados trabajos.
A principios del año de r 88 5 dimitió la Junta directiva, eligiéndose
la que le reemplaz6, presidida por D. Juan María de León y Joven,
alcalde que fué de efü ciudad, y figurando en la misma D. Tomás Garcla
Guerra, D. Felipe Massieu Falc6n, D. Eduardo Benítez, D. Francisco
Manrique de Lara, D. Agustín Bravo de Laguna, D. Fernando
Delgado Morales, D. Diego Miller, D. Tomás de Zárate, D. Nicolás
Massieu, D. Andrés Navarro T orrens, etc.
Era alcalde en 188 5 D. Fernando Delgado Morales y presidi6
una importante reuni6n, en la cual acord6se no reconocer la deuda
que reclamaba el contratista Sr. R:imírcz, p.or 99 votos contra 94, y
reanudar las obras, bajo la direcci6n de D. Juliin Cirilo Moreno, obras
que ya no se interrumpieron más hasta que se concluyó el edificio des·
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Hl~TORIAI. DEI. TEATRO NUEVO -25-
pués de muchas peripecias. La negativa a reconocer la deuda al contratista
dió lugar a un pleito, que se falló :i favor del reclamante
lustros después.
En octubre de I 890, la Junta direltiva manifc:Staba, en un escrito
dirigido a la Alcaldía: ·~e después de largos años de penosos esfuerzos
ha logrado dar cima a su patriótica empresa, dejando el te:itro
en dispasición de ser abierto al público•, faltando solamente •algunos
detalles de decorado y pintura y otros accesorios insignificantes•. Solicitábase
también, previsoramente, la consignación necesaria para el
•seguro del edificio y evitar de esta manera una desgracia que sería
irrcpar.1ble y dolorosa para la población que con tal obra se envanece • .
Esto se deda en x 890 y el incendio, que se temía, nos sorprendió
transcurridos ya veintiocho años.
La primera función que se organizó en el nuevo teatro, que llevaba
el nombre de Tirso Je Malina, fué un gran concierto, en el cual tomaron
parte Stagno y otras celebridades del arte lfrico que con el ilustre
tenor triunfaban en los teatros del mundo. El teatro aún no efiab~
terminado y la sala de espelHculos se llenó de público en la tarde del
18 de septiembre de e 888, a los pocos dlas de ser abordado y hundido
en el puerto de la Luz, por el vapor La Fra11ce, el italiano SuJAmérica,
pereciendo numerosos pasajeros.
Co:l Stagno cantaron la Bellincioni, la Fabbri, úrobbi, Menotti
y CarJinali, que fueron :iclamados y obsequiados en el hotel inglés de
la plaza de San Bernardo, invadida par multitud de curiosos. El concierto
fué un verdadero acontecimiento, y como recuerdo tratóse de dar
el nombre de Stag110 al coliseo. Esta idea no prevaleció, acordando
la municipaHdad rotular la plaza, situada al norte del edificio, con el
nombre del generoso :irtisb, que dividió el produtlo íntegro del concierto
entre los pobres de efia ciudad y sus paisanos, las víctimas del
Sud-América.
IV
Don Benito Pérez Galdós puso en ingenios:i solfu el emplazamien.
to del teatro junto a la playa, con dibujos humorlfücos, en los cuales
están representadas personalidades locales y en ciertos versos esdrújulos:
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- 26 - HISTORIAL DEL TEATRO NUEVO
¿Quién fué el patriota est1Ípido,
quién fué el patriota 1Jándalo
que imaginó las bó1Jeda.~
de ese teatro acttático?
En un interesante eStudio sobre Galdós, desde su infancia haSta
el ocaso de su vida gloriosa, ciego y pobre, los hermanos Millares Cubas
(D. Luis y D. AgustÍn), dicen:
•Unos pedían el emplazamiento en la Plazuela, que entonces se
llamaba del Príncipe Alfonso, otros junto al mar y el barranco par«\
que los barcos pudieran verlos desde el horizonte. Nuestro padre, que
era hombre pacífico, inc:ipaz del escándalo, enardecbse hasta el punto
que su voz se enronqueció perorando en su notaría y su mano se fatigó
escribiendo en los periódicos•.
D. Benito Pérez Galdós, lejos de permanecer neutral en la contienda
empeñada, intervino en ella en el sentido ya indicado.
·Dejó la pluma, afiló el lápiz• - escriben los ilustres creadores
de h novela regional canaria- y añaden:
•El album es una novela cómica y cada capítulo una aventura
grotesca en que la fina punta del lápiz pica como un aguijón sin hacer
sangre. Allí aparece el murallón del teatro batido por las olas, donde
los buques atracan y donde las grúas levantan y ponen en tierra a los
artiStas y su equipaje. Otras veces son los espeltadores ocupando palcos
y butacas provistos de salvavidas; una señora gruesa, cuya silueta
conocida por nosotros ocupa un palco, prepara su miriñaque para flotar;
grupos de gentes que acuden al espeaáculo llegan nadando o en
lanéhas; marineros curtidos por la costa de Africa esp~ran en el pórtico
para trans.portar, en brazos, a las señoras; un .caballero que acude
a la taquilla es recibido por un pez mitológico que agita las aletas; el
director de orqueSta, cuya figura caralterlstica recuerda a nuestro padre,
dirige a sus músicos que, con el agua al cuello, elevan y ponen en
salvo los pabellones de las trompaS> y trombones; en el escenario en el
momento en que se canta la Marina, ·huyen los artiStas ante labrecha
que hace el mar en el muro, por el cual¡enetra rompiendo las
decoraciones la proa de un buque gigantesco. después la noche en
sombra, la luna con una cara que ríe enloquecida contemplando la
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lllSTORlllL DEL TEATRO NUEVO -27-
inundaci6n, la silueta negra del puente, las lanéhas que buscan las victimas.
Y más abajo, en el fondo, los pece~ fantáfücos que trepan y
los_ pulEos que extienden sus rejos flotantes, toda una fauna submarina,
cuya fantasÍ'! corre pareja con los dibujos d.: Doré, si como Galdós
se hubiera- propuesto ilustrar la despapibnte aventura del teatro sumergido•.
V
El flamante teatro se inauguró oficialmente en r.890, con una
compañía italia1n de 6pera, de la cual eran artistas descollantes la Drog,
tiple muy aplaudida en Ftwsto, y el barítono Scaramclla, que sobresalía
en Hemani.
Hasta 19or el coliseo llevó el nombre insigne de Tir;o de Moli11a,
con el que parece que figuraba en e! plano del arquiteélo, y fué rebautizado
con el de Pérez Galdós con motivo del estreno aquí de Electra,
su obra de más resonante y clamoroso éxito popular, que los públicos
de toda España aplaudí.in, más por su tendencia social y significación _
política que por su verdadero mérit0.
Por el escenario del primitivo coliseo desfilaron artistas de l~ valía
de Novelli, Tamayo, la Guerrero, la Pino, Borrás,. Thuiller, Morano,
Perrin, T allaví y tantos otros. Recordamos también a un notable
altor cómico, D. Manuel Espejo, que dió a conocer al público canario
las primeras obras dramáticás de Gald.6s.
En noéhe infausta del mes de Junio de 1918 el fuego devor6, en
breves horas, la obra magnífica que tantos esfuerzos y sacrificios costó,
quedando en pie las paredes calcinadas como una muda acusación.
~ed6 desrruído todo el interior del teatro, que ya era propiedad
del Ayuntamiento, es decir, de la ciudad que contribuyó con desprendimiento
a edificarlo, después de pleitos, embargos, administración ju-dicial,
adjudicaci6n en pública subaSla, etc. .
Incendiado el coliseo fué aspiraci6n unánime ele la ciudad reconstrufrlo,
tomando la iniciativa el Gabinete Literario. El período de ree- ·
dificación del teatro Pérez G:tldós fué premioso y abundante en episodios,
más para silenciarlos hoy ")Ue para ofrecerlos, como pasto, al libre
comentario y a la alegre murmuraci6n.
•
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-2$ - HISTORIAL DEL TEATRO NUEVO
Por fin quedó reconSlruído el hermoso teatro de que se enorgullece
la población, obra admirable de los hermanos Martín Fernández de
la Torre, el pintor, Néstor, y el arquitecto Miguel, y en 1928 abrió
sus puert3s cantándose la ópera A ida, por la T urner y et¡os celebrados
artiSlas. Por cierto que por el fracaso de la empresa que contrató
la compañia, la temporada no pudo terminar.
En resumen, el hiSl:orial del teatro Pérez Galdós es una interesante
' página retrospeétiva de los anales canarios, que retrata toda una época
con sus hombres representativos y el ambiente que respiraban. Por esta
razón nos hemos extendido más de lo que pensábamos al enfocar las
perspelhvas de un pasado remoto y también reciente, desde la construcción
hasta la rccJificación.
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- 29 -
LA COCHINILLA EN CANARIAS
Un minúsculo inseél:o que se alimenta de la tunera, crea en
Canorias una gran riqueza a lo largo del siglo xrx, riqueza extinguida
en los poSl:reros luSlros de la propia centuria. Coseéheros y exportadores
enriquécense con la grana, que encuentra en las tierras soleadas
de eSlas islas comarcas adecuadas para su cría.
La materia colorante que suminiSlra la coéhinilla es muy estimada.
Desde la antigúcdad es conocida en Méjico, de donde se importa en
España, aclimatándose en Canarias. Entre las difüntas especies conocidas,
la que se cría en nueSl:ro aréhipiélago es la variedad de la "coéhinilla
fina" cubierta de un polvillo blanco. El maého se diferencia de la
hembra en que tiene alas. La hembra se halla dotada de pico para extraer
el jugo del nopal. El maého muere al cumplir su función fecundadora
y las hembras a poco de poner sus huevecillos, dando en un
año origen a cinco o seis generaciones. Las hembras quedan fecundadas
en invierno, los huevos los depositan en febrero y la última cría es obtenida
en agoSlo
Omitimos otros curiosos datos, de fácil adquisición para quien
desee obtenerlos, pues asl lo reclama la brevedad.
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-60- LA COCHINILLA l:N CANARIAS
En el primer cuarto dd siglo x 1 x se i:itrodujo en Canarias la co..
lhinilla. 1 lizo ensayos de! cultivo, aquí desconocido, el Dr. Déniz. El
benemérito médico se salía del campo de la ciencia de su profesión para
dcdic:irse a csrudios históricos, geográficos, literarios, botánicos,
agrlcobs. Espíritu culto y curioso de saber y enseñar, su actividad
abarcaba amplia esfera de conocimientos que transmitía en sus escritos.
El Dr. Déni:t nace en Las Palmns en 1807 y mucre en r 877.
La exportación de la grana se inicia con pequeñas cantidades. La
prueba obtiene éxito y el volumen de cxpon.1.:ión crece a medida que
se extiende c:I nuevo cultivo. Al amparo del c;ilor y con riegos no
abundantes, se desarrolla la colhini!b, que no tolerJ los fríos. En la segunda
mitad del siglo x 1 x comi~nz.i su auge, aumentando cada año b
producción. Millares de sacos se embarcan en t870, que representan
millones de pesetas. Fué la cr.1 del oro, que abundaba m~s que la plata
en la región atlántica.
De las cofias trepa a las "medi,mías" el pl.mdo de tuneras. El
creciente valor d.: la col hinilla cfümula ;11 agricultor. La codicia se despierta
entre coselheros y exportadores y trJs la riqueza y el bienefiar
vienen la ruina y b miseria. En decadencia el cultivo no desaparece del
todo. La agonía se prolonga. Los optimifüs confl.111 en que el renacimiento
no se harla esperar mucho tie111po, registrándose reacciones fa.
vorables hasta 188 5. Luego el plátano reemplaza, después de la caña
dulce, a b depreciada coéhinilla.
En nuestra infancia recordamos ver cubiertas de tuneras, con colhinilla
fresca, el huerto de la casa donde nacimos, en Gáldar. Recorda.
mos también algunas de las manipulaciones que se hacían en las tareas
de la recolección de la grana verde que se desecaba para exportarla.
11
¿Volverán los tiempos dorados de la colhinil!J, casi desaparecida,
reduciéndose cada vez más su producción? Los indicios autorizan el
optimismo para un próximo porvenir. Claro que el optimismo es relativo,
pues en definitiva los hechos hablarán. En nuestro clima el insecto
de la grana prospera si se sabe cultivarlo en buen suelo y con
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LA COCHINILLA EN CANARIAS - ~I -
agua suficiente. Numeroso personal se emplea en las diversas faenas
de la coéhinilla, desde que se crían las madres hafia que los saquitos
("éhorizos") se cuelgan sobre las palas de las tuneras y se recoge y
mata el inseéto, expordndose en grano o en polvo.
Actualmente la demanda de coéhinilla supera a la oferta, alcanzando
elevados precios en los mercados. Ante la pcrspefüva que se
ofrece para el futuro, interrumpiéndose el monocultivo, parece 9ue cs.
dn plantándose nopales en terrenos de la costa, más apropiados y pro.
dutlivos. Desde que el plátano y el tomate invadieron el agro insular,
el cultivo de la coéhinilla quedó muy limitado, aunque reafmente nunca
han dejado de exportarse centenares de kilos.
Los modernos tiempos de evolución de costumbres y modas (eme.
nin.is, rememoran la época clásica del "carmín de doña Elvira" que, co.
mo es s:ibido, "no tenla de ella más que el haberle costado su dinero",
según el poeta. No conocimos a doña Elvira e ignoramos si, además de
la cara, se pintaba las uiías de manos y pies, como es uso y abuso en
nuestros días.
Son notorias las vcntJjas que sobre los tintes químicos brindan los
tintes vegetales. Por su fijcsa, brillantez y excelente calidad para la pin.
tura de los labios, no tiene rival la coéhinilla. Por ello se cotiza alto en
el tráfico de coloretes. El encendido escarbta de la grana se considera
insustituible, muy superior a los tintes artificiales de la industria qulmica.
El conocido madrigal " Son tus labios un nibí" no podía inspirarlo
las anilinas, sino la brillante púrpura de la grana.
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- M-LA
CIUDAD ANCESTRAL
E s la ciudad heredada de nuefiros antepasados, cuya representación
ofreció una exposición retrospeltiva instalada en el Museo
Canario; exhibición evocadora que despertó vivo interés y fué un éxito
para sus organizadores. f\ vidas de curiosidad las gentes desfilaron por
el salón donde se exponían, ordenadas y clasificadas, miniaturas de códices
y planos, cuadros, dibujos y fotografías de calles, plazas, callejuelas,
plazolet:ts, jardines, fuentes, rincones pintorescos con tradiciones y
leyendas, monumentos arquitectónicos, teatros, puentes, cáfiillos, conventos,
iglesias, torres, retratos, casas sciíoriales, escudos, blasones,
templos de distintos cfiilos, l&pidas sepulcrales de Las Palmas y pueblos
de !J isla desde los lejanos tiempos de la conquista hafia el
siglo xu.
Una pláStica imagen de la urbe, a través de las edades, pudo
contemplarse en el Museo Canario. E.Stas evocaciones enseñan y aleccionan.
Las cosas nos hacen pensar en los seres que la.s crearon, utili.
zaron y efiuvieron en contaéto con ellas. Las casas recuerdan a quienes
las confiruyeron y habitaron: materiales, estilo, arte, solidez, costumbres,
sentimientos. Las calles, plazas, puentes, fuentes, jardines reme.
moran los nombres que dieron cima a las obras que acometieron. Los
templos hacen revivir a los autores de los planos y patentizan la fe que
los levantaron. Las vlas urbanas hacen pensar en las gentes y vehículos
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LA CIUDAD ANCESTRAL
que por ellas transitaban y las plazas, anlhas o angofus, en los espeaáculos
y fiefus populares celebrados en ellas y los jardines en las
plantas y flores que los embellecían para recreo de ojos y espfritus, reveladores
también de los guftos de la época, del amor con que los hijos
de la ciudad atendían a la transformaci6n de éfu, a su hermoseamiento
y de los hábitos del vecindario.
Son jardines, plazas y paseos remansos de quietud dentro de las
aaividades del marco urbano.
Eftas visiones gclficas concentran la memoria y retrotraen el esplritu
a otros tiempos, no diremos que mejores, ni peores, sino simplemente
distintos. E.nas eftampas del pasado invitan a recordar a aquellas ge.
neraciones fenecidas que un dla llenaron y animaron la ciudad para dejar
espacio libre a otras nuevas generaciones, en el perenne fluir de la
vida y el inexorable segar de la muerte.
Se piensa en el movimiento hacia adelante, en los cambios, en las
evoluciones de la poblaci6n. Cotéjanse unos años con otros y se hacen
paralelos comparativos entre lo que fué y lo que es, entre el ayer
resurgido, el hoy presente y el mañana desconocido. Puertos que nos
sacaron del aislamiento y teatros que, al ofrecer disrracciones, fomen.
taban la cultura pública. Las escuelas y centros superiores de enseñanza,
las sociedades de recreo, ciencias y artes que fueron elementos de progreso
y los hoteles que atralan y albergaban turifus.
Con igual curiosidad que hoy puede contemplarse la urbe retrospeaiva,
las venideras gentes contemplar.in la que nosotros les leguemos,
y es natural que se aspire a mejorarla con el fin de que sirva de
ejemplo y de estímulo a la acci6n.
Unas generaciones, con pobres medios y denonado esfuerzo, pusieron
el cimiento á la primitiva ciudad; otras, que les sucedieron, impulsaron
su desenvolvimiento; otras fueron ensanéhando el recinto y
eSbbleciendo modernos servicios requeridos por las necesidades que
iban creándose. Forzoso es discurrir acerca de la existencia, la obra
y los medios de que disponían aquellos hombres de la ciudad pretérita
para levantar el puente que enlaza el pasado con el presente y el futuro
y los recursos con que contamos en la actualidad.
Cada período trae avances- constante lecci6n de la historia-porque
el progreso no se detiene ni retrocede, avanza hacia el porvenir
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LA CIUDAD ANCESTRAL -M-con
paso más lento o más rápido, según el impulso que reciba y los
obfiáculos con que tropiece. Tan útil fué el alumbrado de petr6leo como
la iluminaci6n eléélrica y las viejas fuentes públicas que suminiSl:raban
agua al vecindario, como la aélual red de tuberías de diSl:ribución
que abaSl:ece cómodamente las viviendas.
De tanta utilidad eran el coéhe, la tartana, el carro que transportaban
viajeros y mercancías, tirados por befüas, como el automóvil y
el camión de tracción mecánica. Cierto que ahora se vive más de prisa;
el vértigo de la civilizaci6n arraftra y la aviación cruza los aires, acorta
las distancias y ha..:e mucho más pequeño el mundo. Pero antes se iba
a todas partes por mar y tierra; ayer el telégrafo y hoy la radio con la
diferencia de la velocidad, comunicaban noticias de cuanto ocurría en
el planeta.
En la infinita cadena del progreso, cada etapa histórica viene a ser
un eslabón, un hito en el camino sin fin del adelanto de la ciencia que
inventa, descubre, perfecciona y convierte en realidades sueños y utopías
de otras edades.
¡Lástima:que el progreso moral de los pueblos, confuntemente
amenazados de guerra y destrucción, no marche con igual ritmo y en línea
paralela al adelanto material que se desarr01la en forma de sorprendente
y asombrosa velocidad!
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-~7-
TURISMO Y HOTELES
o :§§oo
E n curso de ejecución las obras del puerto de refugio, levantáronse
hoteles extranjeros con miras a la atracción de turistas. Cuando
al poco tiempo de la conquista, las naves de Colón hicieron escala
aquí, en viaje hacia el nuevo mundo, el pueno llamábase de las Isletas,
que daban abrigo a la extensa rada. Según la tradición, una misteriosa
y fugitiva luz que salla de los riscos de Guanarteme y recorrla
la ribera hasra la antigua ermita de la Virgen, dió nombre al puerto.
Esa luz, que encendía la superfüción de las gentes sencillas, fué la que,
disipando las tinieblas de la incomunicación y el atraso de esta isla,
alumbró los horizontes del futuro con la confuucción del puerto.
El primer hotel de n¡rismo que se edific6 fué el Santa Catalina,
en el viejo camino abierto entre arenales, bordeado de polvorientos tarahales.
Hagamos un breve historial. La confuucción del edificio para
albergue de turifüs, despertó general entusiasmo, disputándose la adquisición
de acciones. Hubo quien invirtió sus ahorros en acciones.
Para edificar el hotel constituyóse una sociedad, The Grand Canary
lslands. De las 2. 500 acciones emitidas, a 2 50 pesetas cada una, reserváronse
.3ºº al capital canario. El Consejo administrativo residla en
Lon_dres y en nuestra ciudad se confütuyó una Junta, bajo la presidencia de
don Fernando del Castillo y W esterling, conde de la Vega Grande, de
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-38- TURISMO Y HOTELES
la que formaban parte el general Pérez Galdós, el ingeniero León y
Castillo y otras personalidades de acreditada solvencia económica y moral.
Las obras se terminaron antes de dos años de iniciadas, inaugurándose
el hotel a principios de 1890, el mismo año que comenzó a
funcionar el tranvía a vapor.
En las temporadas de invierno, el hotel de Santa C'ltalina se llenaba
de huéspedes, ingleses en su mayoría, confüuyéndose más tarde
el Metropole, Santa Brígida, Victoria. En Santa Catalina alojáronse notables
personajes españoles y de países extraños, entre los que recordamos
al conde de Pradere, uno de los principales accionistas de la compañía
de Electricidad. Asistió a la inauguración del alumbrado público
de Las Palmas, a fines del siglo pasado. En uno de los salones bailó sus
voluptuosas danzas la celebrada artista Luz Chavito, tan aplaudida en
París, que viajaba con el conde de Pradere.
En breve estancia pasó asimismo por Santa Catalina, la bella aventurera
del amor, princesa del Caraman Chimay, con el violinifut húngaro
Rigo. En 1906 se hospedaron en el Santa Catalina los ministros que
acompañaron al rey D. Alfonso XIII a Canarias: Conde de Romanones,
general Luque y almirante Concas.
Las repercusiones de la guerra del 14 al 18 fueron catastróficas
para el aréhipiélago. Sin tráfico los puertos, paralizada la exportación
de frutos a los mercados extranjeros, sin movimiento de viajeros, las
islas padecieron una grave crisis económica, traducida en profundo malestar
colectivo. Para dar 4e comer a multitud de obreros, sin trabajo
en el Puerto de la Luz, instaláronse cocinas económicas.
La empresa del hotel resultó ruinosa para los accionistas locales
que perdieron el dinero empleado, sin percibir los dividendos con que
soñaron en su patriótico optimismo. Cerradas las puertas, el Santa Catalina
se puso en venta. D. Juan Bordes Claverie y D. Miguel Curbelo
Espino adquirieron las obligaciones, pasando a ser de su propiedad el
edificio y los extensos terrenos, desde la carretera hasta el filo de la
colina del poniente, donde se habían instalado juegos de pelota.
En 500.000 pesetas trató de adquirir el Cabildo insular el inmueble
para instalar en él un asilo de niños. Hubo oposición, por creerse
que no debía desaparecer el hotel, y se desistió. Entonces se 'apre-
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TURISMO Y HOTELES - tn -
suró a adquirirlo el Ayuntamiento, presidido por D. José Mesa y López,
en 1922, conservándose el hotel y deStinando los J·ardines a parque
municipal, con el nombre de Doramas, en memoria el heróico canario
que perdió la vida luéhando contra los conqui.fiadores. Con loable previsión,
a fin de ensanéhar el parque, el señor Mesa y López adquirió
también para la ciudad, la finca colindante de W ood, en la cual eftaba
enclavada la vetu.fia ermita de Santa Catalina. En este lugar se alza hoy
el tlpieo Pueblo Canario.
Fué el de Santa Catalina el más importante y confortable hotel de
nuestra isla y es hoy el más suntuoso, abierto nuevamente al público.
El primitivo edificio, conservando en la reconSlruccion su elegante
traza arquiteéMnica, ha ganado en amplitud para la adecuada inftalación
de los diversos servicios que exige un moderno hotel de turismo.
Sus espaciosos jardines, con ejemplares de rica flora indígena, se
embellecerán más cada día.
Entre otras fieftas recordamos la que el alcalde señor Mesa y López,
organizó en el Santa Catalina en honor de María Guerrero, que
de paso visitó esta ciudad. Fiesta vespertina muy concurrida y anima·
dísima con la presencia de numerosas damas que acudieron a rendir ho.
menaje a la gran actriz, que quedó muy complacida.
Inolvidables verbenas celebráronse en el parque de Doramas, fan.
táfücamente iluminado. Brillantes fieftas tuvieron por escenario los salones
del hotel en su tiempo de esplendor. En el comedor diéronse opíparos
banquetes, alguno con resonancia en lós anales de la política local,
como el celebrado en honor de D. Juan de León y Castillo, ilufüe autor
del proyecto del puerto de la Luz.
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BANDAS DE ºMÚSICA Y
DANZAS DODU~ARES
- 41 -
T rátase de una estampa local, con ambiente peculiar de aquella
época de paseos noétumos en la alameda de Colón y en la plaza de
Santa Ana en determinadas festividades. Aún no se habla ensanchado
el parque de San Telmo,. hacia la zona ribereña donde se hallaban instalados
los antiguos asllilleros. La calle de Triana conservaba su "panza",
desaparecida en los primeros lustros del siglo xx, y no hay que
decir que todavía no se había pue5l:o de moda el actual paseo que dificulta
la circulación de vehículos en las primeras horas de la noche.
¡Cuánto ha cambiado la fisonomía de la ciudad con reformas de
viejas calles, aperturas de nuevas vías y modernas construcciones urbanas!
¡Cuánto han cambiado asimismo las costumbres y las modas: trajes,
peinado, colorete, libertades femeninas, idilios amorosos y ... otras cosas!
Con los "cines" y las películas exóticas han evolucionado las costumbres
insulares, que se conservaban antes estacionarias con la incomunicación
en que se vivía.
A falta de "cines", en aquellos lejanos días de rivalidades entre
bandas de música y antagonismos políticos, el público recreábase con
espectáculos teatrales-ópera, zarzuela, drama-con, los conciertos vocales
e instrumentales organizados por, la Filarmónica, con veladas lite-
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-42- BANDAS DE MÚSICA Y DANZAS POPULARES
rarias, bailes en sociedades y teatro, y las fiestas de San Pedro Mártir,
la Catumba, la Naval...
El ocaso del siglo x1x y la aurora del xx, marcan un período de
transición: la urbe crece 't se moderniza. Las bandas de música rivales
eran las que dirigían D. José Garda de la Torre y D. Antonio Manéliado.
Este último- 1843- 1910-sin ser hijo de Canarias, es acreedor
a que se le recuerde, pues con nosotros convivió identificado muéhos
años. Conmociones revolucionarias de la turbulenta era de la reina de
los triSles de.~linos, lanzáronle al defüerro y en esta isla encontró tranquilo
refugio el errante músico. Con inteligencia y singular confiancia
D. Antonio Manéhado organizó una buena banda al servicio del Ayuntamiento,
aplaudida en los conciertos públicos. Cuando habían fauStos
sucesos que celebrar o alguna protefia que exteriorizar contra medidas
del Poder central que contrariaban las aspiraciones de la isla, la banda
municipal recorría las calles, a la cabeza de manifefiaciones y entre estrépito
de voladores, enardeciendo los ánimos con sus sones.
Esta es una gráfica imágen de pasados tiempos.
Don José García de la Torre, conocido por el "maestro T alavera",
nació en Las Palmas-1852-1918- ; era profesor de piano, organifia
y com_positor y escribió páginas musicales tan logradas como la Serenata
Canaria. En memorable ocasión, con motivo de la subafia de las
obras del puerto de la Luz-1882-compuso "El Trágala", popularísimo
himno que la multitud jubilosa cantaba en las calles hasta
enronquecer.
Pues bien, el antagonismo entre las dos bandas mencionadas acusaba
tal grado de apasionamiento-ambas con partidarios intransigentes
- que en diversas circunfiancias promoviéronse ruidosos incidentes públicos,
a veces con intervención de la autoridad para evitar dramáticos
episodios. La banda de "Talavera" acabó por disolverse y la de Manéhado,
integrada por buenos profesores, continuó coseéhando éxitos.
Al hablar de músicos, contemporáneos de Manéhado, García de
la Torre y Tejera, sería injusto olvidar a D. Rafael Dávila Macías,
profesor de la orquefia de la Filarmónica y de la banda municipal. Era
autor de himnos y marchas muy celebrados y tiene también en su haber
la organización de orfeones y de la banda de música de los Exploradores.
Pero, sobre todo, el maestro Dávila tuvo el acierto de componer
la danza que gozó de extraordinaria popularidad, cuya letra comienza:
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BANDA5 DE MÓS!CA Y DANZAS POPULARES -~-
"¿No ves la nube, que en occidente recibe el último rayo de sol?",
cantada, en horas de regocijada expansi6n, por generaciones enteras de
isleños en nuefüo arlhipiélago y en las Repúblicas de América donde
habla colonia canaria.
¿En qué serenata a la amada, en clara noche de luna, no cantaba
el romántico trovador "¿No ves la nube?" ... Otra popular danza del mismo
autor es a1uella que dice: " Asómate a la ventana,-niña hcéhicera
del corazón '.
Como final no creemos ocioso rememorar el auge de los danzones
en el postrer tercio de la centuria anterior, apogeo que se prolongó
hafia ya entrada la presente. El movimiento migratorio sin interrupción
y el all:ivo comercio entre eSl:as islas y Cuba, facilitaba la importación
de variadas mercancías: azúcar, tabaco, ron de caña y ... habaneras, algunas
de sentimentalismo dulzarrón como la guayaba tropical. Siguiendo
el gufu> y la corriente de la moda, al repertorio de danzones que se
introducían de fuera, añadlanse los originales de compositores canarios,
que se cantaban en las serenatas noll:urnas, tan frecuentes en aquellas
calendas y en los alegres dlas de Carnaval.
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- 46-
A TRAVÉS DE LA URBE
P aseando por nuestra ciudad, de modo inevitable surge espontáneamente
la imagen del pasado y éste se compara c.on los presentes
días y, por lógica asociación de ideas, se piensa también en lo por venir.
Integran la estruél:ura municipal lugares céntricos, calles amplias,
modernos edificios, jardines públicos, barrios viejos, rincones escondidos,
casas vetustas, callejones angostos y empinados que trepan por las
laderas pobladas de V egueta, T riana y la Isleta. Al paso vénse cosas,
no siempre gratas a la vista y al olfato. Juegan niños en plazas y plazoletas,
espacios libres llamados los pulmones de la urbe.
El tráfico rodado es incesante en distintas direcciones. Incesante
es asimismo el tránsito de gentes a pie que van o vienen de sus ocupa•
cienes, entran y salen de las viviendas y establecimientos. Dada la facilidad
de las comunicacionesJ con el interior de la isla, los autobuses
vuelcan diariamente sobre la ciudad personas de los pueblos. Es la población
en plena actividad. Puede observarse que se hace el barrido de las
calles sin previo riego, llevantándose_ sucio polvo que penetra por las
vías respiratorias, produciendo mal efecto, ante propios y extraños, en
ciudad visitada por viajeros de diversos países. Los autos suelen circu.
lar.1a excesiva velocidad y los estridentes bocinazos hieten. el tímpano.
Son abusos fáciles de corregir.
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A TRAVJ'.s DE LA URBE
Adviértese que va corrigiéndose algo la arbitrariedad de líneas y
rasantes en ciertas calles, a medida que se acometen nuevas confuucciones.
En otras vías salta a la vista la anarquía en l.u alineaciones y la
tolerancia de consentir reformas de falhadas de antiguos inmuebles.
Con la apertura de calles, atravesando huertas de plátanos, el recinto
urbano se ensan8ia. Se pavimentan unas calles y otras esperan el
turno de necesarias reparaciones en aceras y pavimento.
Aún afrontándose la careftía de materiales de construcción y la
mano de obra, se levantan nuevos edificios en diferentes zonas. La ciudad
se extiende desapareciendo fincas rúnicas que antaño la rodeaban,
con soluciones de continuidad en la urbanización. T odavfa verdean platanares
en las vegas de San José y Arenales y en los barrios de San
Juan, San Roque y San Nicolás. En de6nitiva la expansión de la capital
acabará por tragarse los terrenos de cultivo que existen dentro del
área urbano. Por todas partes se ve la edificación de casas grandes y
pequeñas, de varias plantas y de un solo piso, según el lugar y la categorla
de la calle.
La creciente densidad demográfica ha creado el problema de la
vivienda, notándose un desequilibrio en11·e la oferta y la demanda. Faltan
viviendas, singularmente para familias de la clase media y del proletariado,
que habita en antihigiénico hacinamiento, a pesar de las nuevas
barriadas construidas que han mejorado la situación. El pudiente
tiene casa propia en la ciudad y en el campo para veranear, y para él,
naturalmente, no existe el conf!Ulo del albergue higiénico y económico
que sufre la mayoría de los vecinos.
Proyéctase reformar la plaza del Ingeniero León y Castillo, en
cuyo fondo se alza flamante el edificio del Gobierno civil. Para el deseado
renacimiento del turismo, ha podido verificarse la apertura
del magnifico hotel de Santa Catalina, reconstruido. Con el intenso
movimiento marítimo del puerto de la Luz, a menudo recorren y animan
la ciudad caravanas de viajeros que se detienen sólo unas horas, el tiempo
que tardan las naves en realizar sus operaciones. Claro está que importa
mucho al interés colectivo este pasaje de tránsito, trashumante; pero
se ansia se aumente con el turismo de estancia, conocido en aquellas
épocas que se llenaban de huéspedes extranjeros los hoteles de Santa
Catalina, Metropole, Quiney, Continental, Santa Brlgida, durante la
temporada invernal.
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A TRA Vl!s DE LA URBE -47-
Las lineas aéreas establecidas brindan facilidades, inexistentes en
otros tiempos, para cruzar el Atlántico, rápida y cómodamente. Las
grandes ventajas de la aviación es posible que fomenten la atracción de
forasteros, con adecuada organización de servicios y una activa y bien
orientada propaganda, contándose con hoteles confortables que ofrezcan
comodidad a los turistas, con tarifas compatibles con los medios económicos
de los viajeros, sin olvidarse un sólo momento que no todos los
que viajan son opulentos Cresos.
Factor esencial para el fomento del turismo, la experiencia enseña
que es la organización de espeaáculos, distracciones y recreos com~ los
que funcionan en ciudades de países extranjeros.
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La tradición literaria regional --·--
N egar, como ya se ha hecho, que existe tradici6n literaria
en Canarias, equivale a desconocerla. La negativa fundada en lo
que se ignora, es PoCO airosa. Iniciase la tradición en la antigllcdad
con los cronistas de la conquista, que describen hechos y narran leyendas
y continúa con historiadores, eruditos, humanistas, poetas. Viera y
Clavijo, uno de los "mejores prosistas del siglo XVíll", a juicio de
Menéndez Pelayo, hace relación en su Historia de autores camirios de
distintas épocas.
Por las páginas del "Ensayo de una bio-bibliografía de escritores
naturales de las islas Canarias", de Agust!n Millares Carló, desfila una
legión de auténticos valores intelectuales. Esto por lo que respecta a las
centurias xvr, xv11 y xv111, que abarca el libro citado, y en el siglo
xix y xx ~e han destacado ilustres figuras de las letras y las ciencias.
Un valioso inventario de la producción canaria es la obra de Millares
Carló.
Tópico harto resobado es ya repetir que Galdós no escribió novelas
dentro del marco regional, y que Guimerá no desarrolló ninguno
de sus dramas en el escenario de la isla donde nació, T enerife. La Indo
le y el carácter de las obras del novelista y del dramaturgo, ausentes
del archipiélago, justifican que la tierra nativa no les ofreciera temas a
su inspiración.
Sin poseer lengua vernácula, como Cataluña y Galicia, tenemos
una literatura de sabor, ambiente, tipos, costumbres y paisajes netamente
insulares y de autores que nacieron y vivieron en nuestras islas.
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- 50 - LA TRADICIÓN LITERARIA REGIONAL
Valbuena Prat hace referencia a la "tradición poética de Canarias",
formulando valoraciones estéticas de líricos del suelo atlántico.
El mismo sagaz crítico a.lude a "dos escuelas regionales" en la poesía
canaria, la de T enerife, que se inspira en el paisaje, y la de Gran Ca.
naria que canta el mar".
Descartando para abreviar, insignes poetas clásicos como Cairasco
y Viana, elogiados por contemporáneos de la categoría de Cervantes y
Lope de Vega, nos con::retaremos por ahora a literatos que escribieron
sobre asuntos canarios: historia, novela, leyenda, poesía, tradición ...
Don Agustín Millares Torres dió a la estampa la Historia de Cana·
rias, biografías, novelas; don Luis Maffiotte fué un notable bibliófilo;
el doctor Chil y Naranjo es también historiador; don Domingo José
Navarro publicó "Recuerdos de un noventón", memorias de lo que
fué la ciudad de Las Palmas a principios del siglo pasado y de los usos
y costumbres de sus habitantes. Este insuperado cronista abrió los ojos
en I 80 3, vió y relató tantas cosas y casos curiosos y los cerró para
siempre en 1896, casi centenario.
Roddguez Moure es autor de estudios eruditos y a don Elfas Zerolo
se le debe, entre otros trabajos, un docto ensayo acerca de Cairasco
y sus versos esdrújulos. Los hermanos Millares Cubas (don Luis y
don Agustín) crearon la novela y el cuento de jugo regional, reproduciendo
en sus libros, con animación y colorido, personajes, costumbres,
paisajes y cuadros sociales de nuestra isla; "Angel Guerra" escribió novelas
y cuentos en los cuales se reflejan costumbres y bellezas naturales
de Gran Canaria y Lanzarote; González Díaz hizo magníficas descripciones
de valles, montañas y crepúsculos; "fray Lesco" fué muy sensible
a la hermosura de los campos canarios y a sus' curiosidades geológicas,
legándonos admirables páginas, y su hijo Víctor ha captado rasgos,
gestos y frases de popular isleñismo; Claudio de la Torre ha escrito
cuentos de atmósfera canaria; don Rafael Ramirez Doreste llevó al libro
pintorescas escenas costumbristas; don Julián Cirilo Moreno trazó con
su pluma regocijadas siluetas y cuadros de la "Gloriosa" y de la primera
República de 1873; Paco Guerra tiene en su haber literario los salpimentados
cuentos de Pepe Monagas, de perfiles graciosamente dibujados
y vocabulario de irreprochable regionalismo; Rafael Romero (Alonso
Quesada), narró sabrosas crónicas de la ciudad, saturadas de gracejo
satírico que revelan la observación de su fino ingenio; Batllori Lo.
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LA TRADICIÓN LITERARIA REGIONAL - f>l-rem-:
o relató cuadros históricos y legendarios; Prudencio Morales resaltó
curiosos cuentos de la historia local, anécdotas y episodios y Benítez
Inglott (Eduardo) ha sabido resucitar, con interés y colorido, estampas
retrospectivas.
En T enerife Francisco María Pinto escribió patéticas narraciones
de observación introspectiva y certeras críticas; Benito Pérez Armas
compuso novelas y cuentos de carácter regional; Rodríguez Figueroa
pintó el cacique isleño; Leoncio Rodríguez trasladó de la palpitante realidad
a las páginas de varios volúmenes costumbres, panoramas y tipos
peculiares; Alvarez Cruz ha dado vida a cuadros de antaño y a siluetas
populares; Guimerá recoge tradiciones y describe paisajes; María Rosa
Alonso rinde tributo de amor a su tierra con plásticas evocaciones.
Y entre elegantes prosistas y eruditos escritores de ayer y de hoy
- el catálogo es largo y forzoso se hace omitir nombres- brillan poetas
de todas las islas, clásicos y modernos: Viana, Cairasco, Poggio, el
marqués de San Andrés, Bento, Lentini, el capellán Romero, don Pablo
Romero, Zerolo, T abares Bartlet, Rivero, Morales, "Alonso Quesada",
los hermanos Torón, Verdugo, etc. Distintas antologías encierran
la riqueza lírica de poetas de diferentes tiempos, con personal acento y
entrañable amor a Li región. Y la musa de Estévanez cantó la dulce y
fresca sombra del almendro.
¿Se puede decir que no hay tradición literaria en Canarias después
de conocer su producción intelectual a través de los siglos?
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-66-
Las transformaciones de la Alameda
A nuestro entender no cabe discutir la utilidad de la actual reforma
de la Alameda, que resPonde a una necesidad real reclamada Por
el creciente tráfico de carruajes. Las calles primitivas y aun las nuevas
vías resultan incapaces para encauzar ordenadamente el intenso movimiento
de vehículos, de pasaje y carga, 1ue circulan en todas direcciones.
Diríase que la urbe moderna se traga a a antigua, la achica, la reduce a
su angosto ámbito.
Es natural ley de progreso que la vieja ciudad cambie, ensanchándose
calles, abriéndose nuevas arterias, desapareciendo · caducas casas y
construyéndose modernos edificios, singularmente en las zonas de reciente
urbanización. ¿Quién conoce ya el Pobre caserlo del Puerto de la
Luz diseminado entre arenales? Lo antiguo se extingue, borrándose su
fisonomía para dejar el paso libre a lo nuevo. V egueta, el ancestral núcleo
urbano, aun conserva en parte su vetustez característica.
Con el fin de resolver problemas de tránsito creados Por autobuses
y camiones, es conveniente ampliar calles, como el costado oriental
de la Alameda, insuficiente para la circulación y hasta peligroso para
peatones, porque los automóviles pasan rápidos rozando las aceras o
montando sobre ellas a menudo. Las obras realizadas, conserv~ndose
Por suerte los árboles con la red de sus recias y laberínticas ralees
hoy al descubierto, recuerdan el historial de la Alameda.
La fundación del convento de Santa Clara data del siglo XVII-
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-54 - LAS TRANSFORMACIONES DE LA ALAMEDA
1664-"en las casas que fueron del célebre canónigo don Bartolomé
Cairasco", escribe el clásico historiador de Canarias. El ilustre cronista
don Domingo José Navarro, en un gráfico cuadro de lo que era la' ciudad
en el siglo XIX, dice:
"frente a este convento (se refiere al de San Francisco) se eleva
a pocos pasos el ruinoso monasterio de Santa Clara, vetusto edificio
compuest~ de varias casas que las benditas monjas habían tomado por
asalto en nombre de Dios, con cruz alta, báculo en mano y entonando
"Te-Deum" . Este destartalado convento ocupaba el teatro y placeta de
Cairasco, toda la Alame1a y gran par~e de las calles colindantes. En una
porción del mismo se ensayó en Las Palmas, por primera vez, la piqueta
revolucionaria, que costó al Alc.rlde una excomunión, levantada pocos
días después en fraternal refrigerio episcopal".
Santa Clara fué el primer nombre que llevó la calle del Dr. Déniz
- 1807-1877- que en ella vivió; descollante personalidad de su época,
su cultura abarcaba ciencias y letras. El Dr. Déniz escribió sobre
literatura española, historia, geografía y climatología de Canari¡is doctas
páginas.
En te1·renos del convento no sólo se formó la Alameda, sino también
levantóse el teatro de Cairasco, el primero que tuvo la ciudad, en
el edificio del Gabinete Literario, fundado en 1844. Como homenaie a
la memoria de Cairasco se alza el busto del poeta que en el Siglo de Oro
cantó a su tierra co_n amor y admiración, exclamando:
Esta isla de Grati Canaria,
a quien .m nombre fié tambiéti {ortut1a,
n,ombrada cot1 razón et1 toda parte
priticesa de las Islas Fortunadas.
La Alameda fué pulmón por el cual respiraba el centro de la población
en pasados días, barómetro que acusaba aires serenos o tempestuosos
y termómetro que registraba la temperatura y las emociones cívicas,
jubilosas, tristes y dramáticas. Teatro de verbenas y festejos populares
y campo de memorables exposiciones, fué asimismo la Alameda
escenario de resonantes acontecimientos desarrollados en su recinto e inmediaciones.
Los periódicos de antaño, tan inclinados a la hipérbole, la
llamaron la "linda Alameda nueva", con pueril orgullo local. Más tar-
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LAS TRANSFORMACIONES DE LA ALAMEDA =M-de
se le bautizó con el nombre de Colón, al erigirse el monumento al
gran navegante con ocasión del cuarto centenario del descubrimiento de
América.
"La linda Alameda" en su mocedad tenla verja, puerta labrada, sillería
y estatuas, que no recordaban ciertamente el arte de Praxiteles.
Tocio desapareció hace bastantes años. Desapareció también el quiosco,
en el cual bandas de música amenizaban los paseos diurnos y nocturnos,
según la estación. El piso hallábase entonces enarenado con "caracolillo"
y se humedecía, con ligero riego, para que no levantaran polvo los paseantes.
Después se embaldosó con perjuicio par.1 el arbolado.
El primitivo alumbrado era de faroles de petróleo bordeando los
paseos, sustituído por luz eléctrica el último año del siglo anterior. El
desarrollo de la urbe justifica sucesivos arreglos de la Alameda. Cuan.
do se bajó el nivel, ensanchándose la calle de los Remedios, se suprimió
un gigantesco ejemplar de laurel de la India, que abría su frondosa copa
en uno de los ángulos, construyéndose la nueva escalinata de acceso y
mejorándose el asrecto estético con la demolición del antiguo muro que
la cerraba por e naciente.
La Alameda, pues, con su espacio cada vez más limitado, evoca
muchas cosas de la ciud.1d de otro tiemPo·
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-67-
EL MUELLE DE SAN TELMO
El cronista de la ciudad antigua
N os recuerda la utilidad, en otros tiempos, del muelle de San
T elmo el dique que al presente se construye, avanzando en la linea del
"martillo" en direcci6n al sur, para ganar al mar una amplia zona de
terreno que transformará y embellecerá, al urbanizarse, la ciudad por la
marina de Tria na, desde el parque hasta el teatro Pérez Gald6s.
Escribe D. Domingo José Navarro y Pastrana, en sus memorias de
lo que fué la urbe que conoci6 en su niñez, a principios del siglo x 1 x,
y en su recia ancianidad, en el postrer lustro de esa centuria: "Dos murallones
derruidos con sus respectivas puercas inservibles pretendlan cerrar
la ciudad por el sur y por el norte. Junto a la puerta del murall6n
de T riana se habla abierto una espaciosa brecha para dar paso a las voluminosas
piedras rodadas con que se intentaba formar un muelle imposible,
porque apenas arrojadas, el embravecido mar las arrebataba y
esparcía. Por aquella brecha introduclan los vientos un no de arena
que obstru!a la doble curvatura con que, miserables casuchas de marineros,
formaban la calle de T riana hasta la esquina de Matula".
"Donde hoy brillan los grupos de elegantes palmeras del precioso
jardm de San T elmo,-adiciona el ilustre cronista-existía un extenso
basurero lleno de escombros, de lanchas viejas, áncoras y cables inservibles".
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-M- EL MUELLE DE SAN TELMO
"A la sombra de la muralla- sigue pintando con la pluma- subía
un barranquillo estrecho que, con honores de camino abierto, conducía
al fuerte de Mata y a los llamados Riscos, desprovistos totalmente de
casas; pero en cambio se divisaban numerosos agujeros que con dificultad
daoan entrada a pequeñas y húmedas cuevas donde, sin ventilación
eosible, se alojaban las familias más pobres, andrajosas y pendencieras
de la población 11
•
Dibuja este cuadro de la primitiva ciudad don Domingo J. Navarro
a los 92 años de edad-había nacido en Las Palmas en 1803-
y su llama vital apagóse tranquilamente en 1896. Nosotros recordamos
verle, enjuto y erguido todavía, pasear lentamente solo, como una venerable
sombra del pasado, por la calle de Viera y Clavijo, de reciente
apertura por c:ntre verdes huertos de plátanos, desde la plaza de San
Bernardo hasta el Camino Nuevo, flanqueado de cultivadas fincas rústicas
a ambos lados, y del cual partÍa la carretera del Norte, hoy vía
de Bravo Murillo, el gobernante que dió a Canarias los puertos
francos.
Cruza la calle de Viera y Clavijo la que ostenta el nombre de
Domingo J. Navarro, que arranca de T riana y sigue la trayectoria del
que fué medroso callejón de la Vica, por donde soHan salir los fantasmas
las noches oscuras, para atemorizar a cándidos marineros.
La Vica prolongábase hasta el Risco, barrio de "roncotes"
Longeva existencia, casi centenaria la de don Domingo J. Navarro,
vida de fecunda laboriosidad, contribuyendo, con sus iniciativas y
acción al progreso y cultura de la ciudad, de la que fué sin par
cronista y abnegado médico en periodos de epidemias, y uno de los
fundadores del Museo Canario.
11
El viejo muelle y la ermita
El v1e10 muelle tiene interesante historia en el desarrollo del comercio.
Fué el primer puerto que se construyó en época de incomunicación
geográfica, y por él hacfanse las escasas operaciones de
aquellos lejanos días. El patriótico y perseverante esfuerzo de román-
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EL MUELLE DE SAN TELMO
ticas generaciones de ejemplar desinterés, dotó a b ciudad de un sólido
muelle que h:i resistido el violento embate de las olas sin desaparecer.
En la cercana playa de San T elmo hallábanse instalados los antiguos
astilleros, que desaparecieron con el ensanche del jardín, en los cuales
construíanse, con madera de nuestros pinares y por hábiles carpinteros
de ribera islciíos, barcos de vela y pequeiías embarcaciones para
el servicio de cabotaje y pesca en la Costa de A frica. Cons11·uídos
también, en distintos lugares del litorJI de T riana, se lanzaron al agua
gallardos veleros que, con la bandera de la matricula de Canaria, surcaban
el Atlántico y llevaban y tr.1ían viajeros y mercancías de Cuba
y Venezuela, en largas expediciones que duraban meses, cuando no
vclanse sorprendidos por ciclones, hundiéndose sin dejar otra huella
que el recuerdo doloroso del naufragio que enlutaba hogares canarios.
Las velas y sogas para los buques se confeccionaban asimismo
aquí, industria extinguida como otras del pretérito. Eran aquellos los
tiempos en que la COnfraternidad de mareantes de San T elmo constitula
una poderosa institución local que 3ocorrfa a los marineros enfermos,
viejos e inútiles para el trabajo y hacia anticipos reintegrables
a los armadores para la reparación de barcos averiados y para la construcción
de otros nuevos, contribuyendo, al propio tiempo, a la ejecución
de mejoras y reformas urbanas.
Vetusta estampa de la ciudad representaban el muelle, los astilleros
y la iglesia de San T elmo, levantada en el solar de un ruinoso
edificio en el siglo XVIII. Las obras comenzaron en 1745 y terminaron
un bienio después. Del exterior del templo llama la atención la
elegante puerta del poniente y en su interior se admiran dorados retablos,
ornamentación de paredes y artístico artesonado- Entre las joyas
de arte se conserva la Inmaculada, atribuida a Alonso Cano, famoso
pintor, escultor y arquitecto del siglo XVII. La imagen procede de
un antiguo convento.
La Confraternidad de San T elmo, además de atender a los fines
sociales y religiosos de su fundación en r705, nutriéndose su presupuesto
de las aportaciones económicas de sus miembros, contribuyó a
las obras del muelle de Las Palmas, estableciendo el gremio el servicio
de agua para el suministro a los buques. También organizó un serví-
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- 60- a MUELLE DE SAN TELMO
cio fúnebre, con trono para los difuntos cuyas familias podían pagar
la tarifa establecida y pesada parihuela para los humildes entierros de
pobres.
Ex.istla en la explanada del muelle un depósito subterráneo, del
cual se surdan los algibes flotantes para dar agua a los barcos, ya en creciente
actividad el tráfico del p1JCrto de la Luz. A la espalda de la igle.
sia, lindando con la playa, estaba emplazada una fuente pública para el
vecindario: el "Pilar de San T elmo".
1 11
Un soneto de D. Domingo Rivero
Teatro de las tradicionales fiestas de la Catumba, de ti pico ambiente
popular, era el parque de San T clmo y la botadura de nuevos
pailebotes, empavesados, la presenciaba una bulliciosa multitud entre
clamoroso vocerío e incesante estallar de cohetes. El parque y el
muelle eran paraje de reuni6rf cotidiana de marineros j6venes y viejos,
en activo servicio o ya retirados de las duras faenas de a bordo de
los barcos de cabotaje y de los pesqueros que surtían el mercado del
sabroso salpreso. •
Bañado por frescas brisas, el muelle invitaba a las gentes, tardes y
noches, en los meses estivales. Habían animadas tertulias en las casetas
del muelle, a las que concurrían prácticos del puerto de la Luz, propietarios
de barcos, don Domingo R.ivero González y otras conocidas per.
sonas, a quienes era grato contemplar las naves, empenachadas de humo,
que aparecfan o desaparecían en el horizonte y el suave rumor del oleaje,
en horas de calma, o el bronco estruendo de la cascada de espuma
que saltaba sobre el "martillo" y cala en el embarcadero del naciente
en dlas de "reboso".
Cerrado el muelle de San T elmo a las tareas marítimas, ya absorbida
la navegaci6n cosmopolita por el puerto de la Luz, hablase convertido,
como actualmente puede observarse, en paseo diurno y nocturno, presidido,
desde 1930, por la pétrea efigie de don Benito Pérez Gald6s,
cuyo monumento se desmorona.
En el marco del vetusto muelle, al atardecer, proycctábase en las
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EL MUELLE DE SAN TELMO - 61 -
paredes de las casas la sombra de don Domingo Rivero, alto, de barba
blanca y sosegado ~andar, apoyado en el bastón. Su figura la describe el
poeta canario Fernando González. Don Domingo Rivero permanecía
en el grupo de contertulios sin despegar los labios largo rato, ensimismado
en su pensamiento y tal vez componiendo mentalmente admirables
estrofas que luego trasladaba al papel. Quizá en alguna de esas tardes
de remembranzas, don Domingo Rivero concibió el hermoso soneto,
de corte clásico, titulado "El muelle viejo", que dedicó para su
álbum a su deudo don Fernando Clavijo.
Exclama el poeta_inspirado, en cuya alma vibraba un hondo amor
a la tierra canaria:
Cuando el sol de la tarde sus rayos amortigua
y el muelle en sombra dejan sus pálidos reflejos,
por las aceras toscas de la explanada antigua,
siguiendo su costumbre van llegando los. viejos.
Desde ese muelle-anhelo de tres generacionesen
otro tiempo vieron, sobre la az"l llanura,
cruzar las blancas velas de las embarcaciones
como presagio humilde de la ciudad futura.
Y hoy, desde el viejo muelle, silencioso y desierto,
miran con turbios ojos salir del nuevo p1urto
para Marsdla o Londres, Ha1nburgo o Liverpul,
en vez de los pequeños veleros de otros d{as,
vapores poderosos que exportan mercancías
y manchan de humo negro el horizonte azul.
Atraía al vate insular el bello espectáculo del O céano y, además
del soneto transcrito, escribió otra composición, evocando' la silueta de
don Juan de León y Castillo, ingeniero autor del proyecto del puerto
de la Luz, paseando por el muelle en muda contemplación_ de su gran
~ra. .
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- 63 -
PASADO Y FUTURO
C ada generación ha hecho lo suyo, mucho o poco, con mejor
o peor gusto y con arreglo a la época, a las costumbres y tal vez a las
modas, al estilo imperante, al arte de los técnicos, a los recursos de
que disponía en relación con necesidades públicas y privadas. Para juz.
gar la obra retrospectiva de otras generaciones, lógico y racional es
situarse, no en los actuales dlas, sino en aquellos períodos, m~ o menos
lejanos, en que se proyectó y realizó.
El ensanche de los b.irrios, dentro de la estructura urbana, en
distintas direcciones, y la expansión del Puerto de la Luz, realmente
asombrosa, surgiendo de los desiertos arenales, ha seguido el ritmo
de la economía insular, es a saber: la intensidad del tráfico marltimo y
de las actividades rr.ercantilcs, la prosperidad de la agricultura, después
de atravesar graves crisis y la creación de modernas industrias.
De la construcción del puerto de refugio en el Atlántico, que
señala una nueva era en nuestra historia, arranca la rápida transforma.
ción de la urbe, con evolución acelerada o lenta, según las circunstan.
cias.
¿Podría haberse hecho más en etapas de pobreza y aislamiento?
En tiempos mejores de florecimiento económico (cuando no hay harina
todo es mohina) algo, bastante quizá se ha rea1izado. No conocerían
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-64- PASADO Y FlJTURO
hoy la ciudad las gc:ntes que impulsaron su progreso, ~con escasos medios
y ejemplar desinterés y entusiasmo.
Lopez Botas, arquetipo de ciudadanos patriotas, se arruin6 mejorando
las condiciones de la ciudad con clara visi6n del porvenir, y
apenas se le recuerda ya. En voluntario destierro y olvidado~cerr6 los
ojos, en Cuba, para no abrirlos más, herido por ingratitudes y desengaños
en lo más sensible de su corazón canario.
Con las dos caras de Jano deben mirarse el pasado y el futuro.
Bien está todo plan que tienda a mejorar el aspecto estético de la
ciudad en su larga extensi6n ribereña, bastante descuidada, por cierto,
en lo relativo a construcción de casas desiguales y lineas y rasantes de
las calles. No será fácil la tarea de enmendar imprevisiones y desaguisados
cometidos en años de indiferencia y apatla; pero loable es que
de aquf en adelante se rectifiquen errores, evitándose más desaciertos.
Figura ya en el programa municipal embellecer la urbe, proporcionar
ventajas, higiene y comodidades a la población residente y
trashumante, con la organiz.1ci6n y funcionamiento de servicios rúblicos-
agua, alcantariUado, jardines, etc.-encauzando también e creciente
tránsito rodado, con miras a evitar aglomeraciones peligrosas
del tráfico y accidentes lamentables, sin olvidarse de la conscrvaci6n,
en la medida de lo posible y conveniente, de las cosas que merezcan
conservarse, esto es cuanto significa carácter de época o revele rasgos
peculiares de otro tiempo, que recuerden estilos de antaño y esfuerzos
de generaciones extinguidas que dejaron huellas d• su paso.
No es lo mismo la arquitectura de la piedra que la del cemento.
Y adefesios arquitectónicos de distintas épocas, se ven en todas las
calles, viejas y nuevas, anchas y estrechas.
Borrar, destruir todo lo antiguo, no. Armonizar lo nuevo y lo
viejo, sf.
•
Proyéctase la reforma de la plaza del Ingeniero Le6n y Cas-
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PASADO Y FUTURO -65-
tillo. T rátase de encuadrar en la moderna plaza los dos edificios de cantería
labrada que se alzan al naciente y poniente: la Comandancia naval
y el Gobierno civil.
Es curioso el historial de la vetusta plaza de la Feria, denominada
así porque fué lugar de concurrencia de mercaderes y negociantes para
operaciones de compra y venta. También ha sido su amplio recinto
teatro de alegres fiestas y tristes sucesos, narrados en los anales locales.
Plaza en cuya polvorienta superficie proyect6se la fatldica sombra
del patíbulo levantado para la ejecuci6n pública de tres criminales
condenados por esta Audiencia. Plaza donde lidió toros la cuadrilla del
famoso matador el Gallo, sin que el castizo espectáculo nacional se aclimatara
en este ambiente. Plaza de sensacionales luchas canarias, disputándose
la victoria campeones de los bandos rivales, el Sur y el Norte
de esta isl~, con incorporación, en algunas temporadas, de atletas del
Hierro, Lanzarore y Fuerteventura. Plaza en la cual se construyó la
primitiva fábrica que proporcionó luz eléctrica a la ciudad que se alumbraba
con faroles de petróleo; y en uno de sus pabellones cometióse,
hace medio siglo, un crimen que estremeció al vecindario. Un francés,
que hacía exquisitos helados en el Café Madrid, dió muerte a su mujer
suicidándose fuego.
La Asociación de la Prensa organizada a principios de esta centuria,
tomó a su cargo la urbanizaci6n de la abandonada plaza, todavía
rotulada de la Feria, abriendose en los paseos de la Alameda de Colón
t6mbolas con objeto de aportar dinero para los trabajos. Después el
Ayuntamiento la bautizó con el nombre del ilustre ingeniero León y
Castillo, poblándola de árboles, phintas y flores. Otro Ayuntamiento
posterior la embaldosó como está actualmente.
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"· r'
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-67-
Diluvio de periódicos
L a historia del periodismo universal es muy vasta, pues abarca
varios siglos. Parece que la República de Venecia fué la cuna del periodismo,
extendiéndose éste más tarde a otros países. Pronto adquirió
la prensa arraigo en las costumbres de las naciones más adelantadas,
donde tiene profundas ra!ce.s.
Institución eminentemente popular es el periodismo que proporciona
noticias, enseña, orienta y aviva la curiosidad de las gentes. fe.
cunda ha sido la acción de la prensa, la "gran palanca" a través de las
edades y su influencia en la sociedad desde que se inventó la imprenta
basta nuestros días. En los tiempos modernos- Joctrinal, polltico, lite·
rario, científico- el periódico es un articulo de primera necesidad en
todas partes. Es el espejo que acoge y reproduce cuanto de interés acontece
en el mundo.
Limitándonos a España, son copiosos los anales del periodismo.
En las centurias XVIII y XIX, singularmente, la prensa peri6dica tuvo
inusitado desarrollo en nuestra Patria, sobre todo en periodos revolucionarios
en que se multiplicaban las gacetas de distintas tendencias, muchas
de corta vida. Periódicos de diversas ideas políticas, revistas literarias
y papeles, en los cuales derrochábase ingenio y mordacidad en
las sátiras. Las polémicas también menudeaban.
El censo de publicaciones de lengua española es un imponente
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- 68- DILUVIO DE PERIODICOS
volúmen. Un ilustre canario, Clavijo Fajardo, public6 en Madrid "El
Pensador" en 1762. Se han dado a la estampa interesantes historias del
desenvolvimiento del periodismo en España y América.
Sin salimos de la 6rbiu de Canarias, el periodismo brinda curiosos
aspectos y no puede negarse que ha contribuido a fomentar la cul.
tura pública, orienundo o extraviando cada peri6dico a la opini6n pública
desde su punto de vista, más o menos interesado. El periodismo re·
gional ha sido más prolífico en unas épocas que en otras. A polhicas
de diferentes ideologfas ha servido el peri6dico de tribuna de propaganda.
Algunos han tenido eficaz influencia en la opini6n local. Otros,
la mayoría, han pasado sin pena ni gloria, sin dejar huella apreciable
una vez apagados los ecos de sus campañas de mayor o menor estri.
dcncia.
El primer pcri6dico de que hay memoria en Canarias, vi6 la luz
en T enerife ( l 78 5). En Las Palmas la f rimera hoja impresa dau de la
segunda miud del siglo XIX ( r 8 52 ): "E Porvenir'. El historiador Mi.
llares Torres dice que en 1843 circul6 una gaceta, cuyo titulo
omite.
A fines del siglo XVIII la Sociedad Econ6mica de Amigos del Pals,
que de modo activo y directo di6 impulso a la cultura, trajo de lnglate.
rra una prensa, en la cual se imprimieron folletos de Viera y Clavijo,
el clásico historiador de estas islas, pocslas del cura Romero, de Bcnto,
Travieso y de otros vates insulares. El cura Romero y Bcnto sostuvie·
ron agrias polémicas; cruzándose dardos virulentos en verso. Ambos
poselan ingenio epigramático. También circularon impresos algunos
sermones de renombrados oradores sagrados.
En el curioso catálogo de peri6dicos de Luis Maffiotte, erudit0 de
buena ley, se incluye el "Boletín Oficial de Gran Canaria"-1842- .
Al dividirse por primera vez la provincia, en 18 52, se public6 el co.
rrcspondiente Boletín Oficial. "El Canario" comenz6 a canur en 18 54
y posteriormente han trinado otros peri6dicos con el mismo nombre.
"El Crisol" y "El Omnibus" se remontan a 1855 y 1856, respectiva.
mente.
Muchos peri6dicos más publidronse en esta ciudad. La revista
"El Musco Canario" inaugur6 su publicaci6n en 1880. "El T clégrafo"
- l 88 5-que nosotros dirigimos y ampliarnos sus páginas en la pos·
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DILUVIO DE PERIODICOS - 69-
trimerías del XIX y albores del xx, con entusiasmo de bisoños en las lides
periodísticas. En "El Telégrafo", bajo la direcci6n del bondadoso
don Manuel Afonso, se insertaron nuestras primicias literarias en
l 898. Y ya han llovido copiosamente artfculos de nuestra pluma desde
aquellos felices años.
"El Liberal" se puso en contactl) con el público en 1883 y se
eclips6 dos lustros después, reemplazándole el DIARIO DE LAS PALMAS
{ l 893). En el nuevo siglo- 1900- empiezan a publicarse " Heraldo
de Las Palmas", dirigido por Leopoldo Navarro y Soler, periodista
destacado por su pluma mordaz, y "El Comercio", 6rgano de las clases
mercantiles, cuyo director era José Romero y Quevedo, de estilo ampuloso
y extraordinaria facundia, que escribía artículos sobre un mismo
tema sin repetir conceptos ni frases. Posesía un amplio léxico. Los tip6-
grafos temblaban cuando, a última hora, dcda Romero Quevedo que
iba a escribir una gacetilla y le salla un largo articulo. No sabía sintetizar
y su pluma corría, rápida y fácil, sobre las cuartillas sin enmiendas
ni tachaduras. De "El Comercio" fuimos nosotros redactores en edad
juvenil.
En 1870 circul6 en esta ciudad un peri6dico llamado "A B C",
con menos suerte que su hom6nimo de Madrid. En el siglo en curso
han aparecido y desaparecido multitud de diarios, semanarios y revistas.
En idioma inglés se edit6- 1903-"The Canary Island", que por cierto
produjo infundada alarma en algún peri6dico madrileño que creía que
la Gran Bretaña nos iba a conquistar por medio de la prensa. Otros
medios más duros empicaba Inglaterra para conquistar territorios.
Por la labor que realizamos en sus páginas al lado de compañeros
muertos, para nosotros tiene especial y grato recuerdo "Las Efemérides",
de Franchy; "España", de Sarmiento; "Ecos" y "La Defensa",
que dirigimos con alternativas de satisfacciones y contrarieda.
des, frutos naturales del tránsito por los caminos del mundo; "la Mañana",
fundada y dirigida por don Rafael Ramlrez Doreste, espíritu inquieto
y de fecundas iniciativas, que goz6 de popularidad. y "La Provincia",
que fund6 don Prudencio Morales para abogar por la divisi6n.
Diario de corte moderno fué " Hoy", donde asimismo colabo.
ramos. Pc-ri6dicos satíricos muy leidos fueron "El Galeoto" y "La
Careta", en la cual escribimos bastante"tirando la piedra y escondiendo
la mano", como suele decirse, en tarea an6nima.
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-70 - DILUVIO DE PERIODICOS
Y en fin, redactados Por isleiíos en la emigraci6n, se han publicado,
en la Habana, "las Afortunadas" y "Las Canarias", "El Canario"
y otros en Buenos Aires, " El Guanche" en Caracas, etc.
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- 71-
En torno a las imprentas locales
N o es fácil olvidar las vetuStas prensas de mano, en las cuales
imprimlanse libros y peri6dicos. Algún ejemplar de tales artefactos se
conserva en el Museo C1nario. Histórica y desvencijada prensa, inservible
ya que tan útiles servicios prestó a la cultura en tiempos lejanos.
Sustituyeron a las prensas máquinas, ayer modernas y hoy anticuadas,
cuya rueda movían los brazos de un hombre popular, Ramón
Marcaelpuesto entre otros. T odavla no se conocla aquí el motor eléctrico
ni la rotativa, que vinieron más tarde, en el siglo xx.
Cuando vemos el rápido funcionamiento de las linotipias, no podemos
menos de rememorar a los cajistas, provectos ya en nuestra
mocedad, con el componedor en una mano y con la otra metiendo
diestramente letra por letra y provistos también de las pinzas para corregir
las galeradas; tipógrafos inteligentes que consultaban un manoceado
Diccionario de la lengua espaiíola cuando les asaltaba alguna duda
ortográfica.
Bien se sabe que en las postrimerías del siglo xvm adquirió la
Sociedad Económica de Amigos del País una prensa en Inglaterra, la
primera que se estableció en Las Palmas, editándose folletos de distintos
autores, entre otros Viera y Clavijo. El gran historiador de Canarias
realizó una fructífera labor cultural en el seno de la Económica.
En la imprenta de M. Collina, en la calle de la Carnicerla, núme-
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-7'1- EN TORNO A LAS IMPRENTAS LOCALES
ro 3, luego de Mendizábal y al presente de General Mola, imprimiéronse
periódicos y libros en el siglo x1x. Nosotros Poseemos tomos editados
por Collina en I 8 51 y 18 54. Conservamos asimismo volúmenes imeresos
en la imprenta " La Verdad", en 1855, instalada en la plaza de
Santa Ana núm. 8. La imprenta " La Verdad", propiedad de don Isidro
Miranda, a quien conocimos anciano y con una pata de palo. Luego se
trasladó a la calle de los Remedios núm. 10. Recordamos en el patio
central, ancho y abierto, un frondoso laurel que alzaba su ramaje al
cielo, poblado de trinos de pájaros al alborear el dla y al ponerse el sol.
En "La Verdad" se idit6 la Historia de Canarias de don Agustín
Millares Torres y obras de sus hijos, los hermanos Millares y de
otros autores y numerosos periódicos en dos siglos.
A fines de la décimonona centuria nosotros colaboramos en un
pcriódico- "Sin Título'·- que se editaba en una primitiva prensa a
mano, establecida en la calle de San Ildefonso, actualmente Luis Milla~
s, porque en ella vivió el notable médico y literato que, en colaboración
con su hermano don Agustín, abogado, notario y orador elocuente,
dió a la estampa hermosas novelas efe ambiente canario.
El Dr. Chil (don Gregorio), fundador del Museo Canario, que
heredó sus bienes, instaló una imprenta en la calle de Santa Búbara
para editar su voluminosa obra "Estudios históricos, climatológicos y
patológicos de las islas Canarias". En esa misma imprenta imprimióse
"La Patria", fundada por un grupo de republicanos posibilistas. Los
secuaces de Castelar presentaron la candidatura de don Juan Alvarado
y Saz para diputado a Cortes y fué derrotada Por los partidarios de
los hermanos Le6n y Castillo.
Alvarado representó después un distrito de Aragón, y al ingresar
en la Monarquía con otros Posibilistas cuando Castelar, al retirarse de
la Política, licenció a sus huestes, llegó a Ministro de la Corona. Nació
en Agúimes, desempeñó los Ministerios de Marina, Hacienda y Gracia
y Justicia en diferentes etapas políticas. Colaboró con Perojo y Morote,
representantes parlamentarios de esta isla, en favor de nuestra independencia
administrativa. Sin terminar y paralizadas las obras del edificio
de la Comandancia de la Base Naval, Alvarado y Saz, siendo titular del
Ministerio de Marina, facilitó los recursos económicos que faltaban pa-
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EN TORNO A LAS IMPRENTAS LOCALES - 1tl -
ra concluir el inmueble, que se comenz6 con aportaciones voluntarias
del comercio local.
Al Dr. Chil, pues, débese la introducci6n de una nueva máquina
de imprimir.
Otro recuerdo: en una vieja prensa de mano, conservada por
cierto modesto impresor, se cdit6 un librito de breves cuentos, titulado
"Cinemat6grafo" , primicias literarias de un joven periodista canario:
Rafael Jiménez Martfnez, que emigr6 a América y muri6.
Un ingenioso periodista, don Andrés Romero, estableci6 una imprenta
con máquina nueva, en la calle de la Peregrina, en el siglo x1x.
Fué director del "Diario de A visos" y del popular "Canario", desde
cuyas columnas sosten fa donosas polémicas con los colegas de T enerife,
en los tiempos de las agrias querellas. La máquina la adquiri6 muchos
años después don Rafael Ramírez y Doreste para su diario "la Manaña",
imprenta donde funcion6 la primera linotipia conocida aquf.
DIARIO DE LAS PALMAS imprimi6se al principio en la antigua imprenta
"La V ~rcb,d" y más tarde su director, don Alfredo S. Pérez, estableci6
una inausula tipográfica en la calle de Buenos Aires, esquina a la de
Pérez Gald6s, cuando aquella se abri6 y ésta se prolong6 hasta Bravo
Murillo, adquiriendo máquinas y material nuevo. Es la misma imprenta,
con elementos renovados, donde se cdit6 el DIARIO en su segunda época,
hasta que Prensa Canaria levant6 el nuevo edificio que ocupa en la
calle de Lc6n y Castillo.
El DlARIO, pues, posey6 casa y establecimiento propios gracias
a la iniciativa y actividad de su fundador. ¡Ejemplar laboriosidad la
de aquel infatigable trabajador consagrado toda su vida a las tareas periodísticas!
En la imprenta del DIARIO DE LAS PALMAS cditáronse muchos libros
de autores insulares.
En 1911 sali6 a luz nuestro primer libro, en la imprenta y litografia
de don José Martlnez Hernández, en la calle Viera y Clavijo, y
también se imprimieron obras de don Cirilo Moreno, don Prudencio
Morales y otros ascritores, y peri6dicos como " Las Efemérides" "la
Defensa", " La Caricatura", etc. Martíncz introdujo la litografía que
represent6 entonces un positivo progreso en la industria tipográfica.
El diario "La Provincia" estableci6 imprenta propia, por iniciati-
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-74 - EN TORNO A LAS IMPRENTAS LOCALES
va de su fundador y propietario, don Gustavo Navarro Nieto, canario
de adopci6n, sinceramente identificado con los intereses y aspiraciones
del pafs. En la tipografía "La Provincia" se han publicado revistas, li.
bros y folletos y una nueva edici6n de la Historia de Viera y Clavijo.
El fotograbado fué una novedad que estableci6 "La Provincia"·
¡Qué diferencia entre las pobres imprentas de antaño y las modernas
instalacion'es que disponen de todos los adelantos de las artes
gráficas!
I
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Pretérito y porvenir de la Plaza
de San Bernardo
-71>-
C ambia el paisaje urbano a medida que la ciudad se transforma
con el ensanche de su perímetro, la apertura de nuevas calles, la ampliaci6n
de las plazas, la construcci6n de modernos edificios, desapareciendo
casas antiestéticas y antiguas callejas.
Han comenzado las obras para la expansi6n de la plaza de San
Bernardo. T rátase de una mejora de utilidad pública, para la circulaci6n,
y de hermoseamiento de aquella zona céntrica de la urbe, dilatando más
un espacio libre, aquf donde faltan plazas, llamadas los " pulmones",
por donde respira la urbe.
Invita a una evocaci6n retrospectiva la prolongaci6n de la plaza
de San Bernardo, nacía el poniente, a enlazar con la avenida del
General Franco, abierta entre huertas de plátanos, bordeando la colina.
Tiene vieja nistoria la plaza de San Bernardo, denominaci6n que se origina
del extinguido monasterio. Data del ocaso del siglo xv1 la fundaci6n
del convento de religiosas Bernardas.
"No habfa pasado todavía siete años-escribe Viera y Clavijocuando
sobreviniendo en 1 599 la invasi6n de los holandeses, tuvieron
las religiosas que abandonar su amada clausura, con el dolor de verla
reducida a cenizas".
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- 76 - PRETERITO Y PORVENIR DE LA PLAZA DE SAN BERNARDO
Los invasores saquearon e incendiaron el convento, más tarde
reedificado.
Nuestro insuperable cronista, don Domingo J. Navarro, conoció el
vetusto convento y la primitiva plaza. Describe el insaluble y sombrlo
hospital de San Lázaro, albergue de leprosos, y añade: "Más allá se
tropezaba con el feo y medio ruinoso monasterio de San Bernardo, dos
veces quemado, y en su plaza, por su pendiente y desigual piso, por
su mucha basura, por ser sitio de preferencia para revolcadero de bestias
y para pedreas, riñas, juegos y gritería de fos atrevidos granujas".
Los revolucionarios de 1868 demolieron lo que quedaba en pie
del convento, cuyas ruinas alcanzamos a ver nosotros en los postreros
lustros del x1x, ya arbolada la plaza de San Bernardo, con un tlpico
" pilar" rodeado por una valla circular, del cual abasteclase de agua el
vecindario. Eran los tiempos en que las viviendas careclan de dotación
de agua---numerosas casas de T riana y V eaueta tenían pozos salobres
-conclndose solamente con el caudal de fa fuente de los Morales para
el abastecimiento de la población. De las filtraciones de las avenidas
del barranco Guiniguada se alimentaba la fuente municipal, ahora seca,
de agua terrosa en la estación de las lluvias y harto mermada en la
época de estiaje.
Rememoramos que en la fuente pública de San Bernardo, emplazada
en la parte de arriba, próxima a la confluencia de las calles de San
Francisco y Pérez Galdós, promovíanse disputas y riñas, con divertidas
escenas, entre comadres que acudían a surtirse de agua para las necesidades
domésticas.
Otra remembranza. En el zaguán de una casa, contigua a la que
ocupa el Círculo Mercantil, se cometió un crimen en 1880, que conmovió
profundamente el corazón de la dudad, por las circunstancias del
drama y la calidad social de las protagonistas, dos jóvenes: la autora del
hecho que, después de disparar su revolver, se suicidó, satisfecha ya la
sed de venganza, y la inocente víctima que perdió la vida inesperadamente.
La popular poetisa, la " Peregila", dedicó en romance al luctuoso
suceso.
Más recuerdos. En la plaza de San Bernardo estuvieron estable.
ciclos buenos hoteles extranjeros, el inglés de Quiney, primero, y des.
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PRETERITO Y PORVENIR DE LA PLAZA DE SAN BERNARDO -- 17 -
pués el Continental, en los cuales se alojaban turistas. Estos hoteles organizaban
brillantes fiestas por Pascuas y Año Nuevo, y en ellos se sirvieron
espléndidos banq_uetes de homenaje a ilustres varones. También
ha sido la plaza de Sa:i Bernardo escenario de alegres verbenas.
El famoso tenor Stagno fué obsequiado en el hotel inglés cuando
se celebró su memorable concierto benéfico- r888- en el coliseo, aún
sin terminar, a los pocos días del abordaje de la "Franee" al "Sud.
América", al entrar ambos en el puerto de la Luz, entonces en construcción.
Las victimas fueron sepultadas en el cementerio católico, en
cuyo recinto se alza el monumento funerario, recuerdo de la " Patria
lontana", y los supervivientes acogidos en Las Palmas con hospitalidad
humanitaria.
En la plaza de San fü:rnardo se han realizado distintas reformas:
el antiguo pavimento era de tierra y con faroles de petróleo a los costados.
Después insulóse el alumbrado eléctrico y al asfaltarse la calzada
se la dotó de espaciosas aceras.
Han desarrecido tortuosas callejuelas: la Vica, que subía de la
calle Domingo . Navarro hasta el Risco, y el callejón de las Monjas,
que bajaba del isco a la de Perdomo.
En el ancho espacio de la plaza de San Bernardo, dándole sombra
laureles de rumorosa fronda, poblada de pájaros, casi terminaba la urbanización
del barrio de T riana, antes de la apertura de la ª.!'teria de
Viera y Clavijo hasta Bravo Murillo, a fines de la anterior centuria, y
las vías transversales de Domingo J. Navarro y Perdomo. El extraordinario,
asombroso desarrollo urbdno de Las Palmas y el crecimiento
de su población se inicia en el crepúsculo vespertino del siglo XIX y
adquiere brioso empuje y plena intensidad en este medio siglo que va
transcurrido, que ha visto ensancharse la urbe en distintas direcciones
y surgir el barrio del Puerto de la Luz de despobladas playas y desiertos
arenales, a compás del tráfico marítimo, de la prosperidad de la
agricultura y de las actividades del comercio de exportación de frutos.
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2016
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El vocabulario isleño
L os hermanos Millares, de grato recuerdo por su talento y amor
a las cosas insulares, publicaron en 1924 "Léxico Canario", de cuyo
volúmen hizo años más tarde, en 1932, don Agustín, una refundici6n
con tftulo más modesto, "C6mo hablan los canarios"·
Para los nacidos en tierras afortunadas los vocablos y ~modismos
recogidos por los hermanos Millares, forman un libro familiar, de puro
sabor islefio. Equivale a un breve Diccionario vernáculo, interesante y
curioso. Los modos de hablar de la gente campesina y en general de
todos los hijos;de.Gran Canaria- el vocabulario popular- han sido
catalogados y definidos por los ilustres autores. Labor de paciente recopilación
revela la clasificaci6n de voces y frases del _lenguaje regional,
investigando su posible,; probable o hipotético origen.
¿Qué fuentes indican los hermanos Millares? A saber: arcaísmos,
deformaciones de palabras castellanas, barbarismos, desviaciones, más o
menos arbitrarias, de su verdadero significado, origen guanche, procedencias
extrañas, importaciones americanas etc. Admiten sinceramente
los novelistas canarios que, por "ignorancia y falta de documentación"
figuran como "singularidades regionales frases y voces de uso corriente
en castellano". Declaran tambien, con igual sinceridad,:que no han pretendido
hacer obra de ciencia". no por falta de deseos, sino de preparación
filológica e hist6rica". Solamente pretendieron escribir un "com-
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-80- EL VOCABULARIO 15LERO
pendio entretenido y viviente de las modalidades de expresi6n de nuestro
buen pueblo canario", y con esta confesión espontánea salieron, an.
ticipadamente, al paso de los críticos que des~ués surgieron y de cuyas
censuras se defendi6 don Agustín Millares Cubas-don Luis fallcci6
en 192 5-en las Advertencias a la rcfundici6n, diciendo, entre otras
cosas:
"Estoy seguro de que, de los vocablos contenidos en el U:rico,
las tres cuartas partes, cuando menos, pertenecen a la lengua madre y
figuran en los Diccionarios más o menos académicos. Lo cual no tiene
nada de particular, pues formando parte la regi6n canaria de la gran
familia hispánica, no lbamos a hablar en caldeo 6 sánscrito. Los voca.
blos y modismos escogidos tanto en el Léxico como en su refundici6n,
más sensatamente apellidada "Cómo hablan los c~narios", son los que,
tal vez con indisculpable ligereza, nos parecieron dignos de ser catalogados
por su indiscutible sabor y colorido isleños ¿Qué también se usan
en otras regiones españolas? Mejor. No nos recatamos, antes bien tenemos
a gala que nuestros remotos ascendientes procedieran de dos de
las regiones más hermosas de la Península, de Andalucía y Galicia.''.
Con anotaciones marginales al vocabulario isleño recopilado por
los hermanos Millares, hemos entretenido nuestros ocios, consultando
Diccionarios. Siempre nos ha llamado la atenci6n el uso de voces castizas
en el lenguaje corriente del pueblo, conservadas y transmit.idas por
tradici6n oral Cle generaci6n en generaci6n. Sorprende también la propiedad
con que suelen aqui emplearse vocablos, defectuosamente pro.
nunciados, y el exacto o aproximado significado de los mismos, por
gentes analfabetas.
Obsérvan.se deformaciones, corrupciones, arcaísmos, alteraci6n y
tra.stucquc de letras, supresi6n o adición de sílabas en el peculiar modo
de hablar del vulgo. Reg{stranse frases muy expresivas y pintorescos
modismos aut6ctonos. Palabras en desuso-hivierno, ditado, arregosto,
alongar, reburujar, yantar etc.-se oyen frecuentemente en las conversaciones
del pueblo. Al buscar la etimología de muchos vocablos en
circulaci6n en el campo y en la ciudad, entre campesinos, artesanos,
jornaleros y marineros, nos sorprende su irreprochable abolengo castizo.
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EL VOCABULARIO ISLE~O - 81-
El vulgo rural y urbano pronuncia imperfectamente; pero a menudo
acierta en la propiedad del empleo de voces más o menos deformadas
o fósiles. Echase de ver asimismo la aplicación, en sentido figurado,
de vocablos que definen aperos de labranza, faenas agrícolas, operaciones
náuticas, Útiles o herramientas de distintos artes, oficios, etc.
Conservan extraña supervivencia voces ya retiradas de la circulación,
sobre todo entre la gente vieja: labradores, marineros, obreros
de diversas activid1dcs. Costumbres de antaño han evolucionado o desaparecido,
del todo o en parte, por la acción demoledora del tiempo
implacable que nad.1 perdona; pero en el vocabulario popular se retienen
persistentemente voces y modismos de un pasado ya remoto.
En es1.1 isla sigue diciéndose 11ba11ar por abanicar y llámase abanador
"un disco de tejido de palma, sujeto a un mango de madera", se·
gún la definición de los herm.1nos Millares. El Diccionario registra aba.
nar (abanicar) y abanador (abanico),
Se emplean también, agarrado en su .icepción de mezquino; agarrar
por asir o coger fuertemente con la mano y el agarrarse por su.
jeta.-se; iipcñuscar ~or estrnjar; 11 popar por popar (halagar), arrc11te (a
cercen); aterrarse (atascarse); atacu1íar por acuñar; tajarria por ataharre;
balayo por balay; belillo por belitre.
En cuanto a las popularísimas frases dar por los besos, tiene 1mos
besos como lebrillos y cojer por los besos, el isleño emplea una voz
castiza, aunque la pronuncie con s y se escribe con z. Besos llama la
gente del pueblo a los labios y bemdo al que los tiene abultados.
En una composición de un poeta de la :intiguedad clásica, se leen
estos dos versos:
Cabellos r11bios pintados,
Los besos gordos bermejos.
Pues bien, bezo en castellano es labio grueso y bezudo grueso de
labios. En ese y otros vocablos los isleños sustituímos con la s, la z, y
es regla ortográfica emp{rica buscar con h la palabra que el pueblo
pronuncia con j, como por ejemplo, hacer, halar, hambre, hediendo,
hilo, hijo, higo ...
La remolacha se denomina aqui beturada, deformación al parecer
de bcterraga. El vulgo no dice bobalicón sino bobático y bol1iar en
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-82- EL VOCABULARIO ISLE~O
lugar de bobear. Pintorescamente se llama bollo a la chistera; y sabido
es que bollo, además de panecillo, significa hinchazón de la cabeza por
un golpe. Se dice cambar y cambado por encorvar y encorvado, derivación
arbitraria de combar o tal vez de camba, pieza curva del arado.
La venta a bprdo de los vapores de frutas, pájaros, tabacos y
otros productos se llama ca111b111/ón y a los vendedores marítimos camb11llonuos.
La significación de cambullón es enredo, trampa. ¿Se quiere
más casticismo?
Capón, además de castrado, significa golpe en la cabeza; el clásico
capón de los maestros de escuela en la testa de los alumnos.
Se llama cerrero, cerreritc, al individuo inculto que no ha perdido
el pelo de la dehesa, y cerrero es vocablo castizo que se aplica al que
anda de cerro en cerro, libre y suelto.
En la jerga isleña se dice clarea al espacio vacío; y clarea en castellano
es cierta bebida; y clarear traslucirse un cuerpo por sutil.
Llámase conduro al queso o pescado que se acompaña al gofio, y
conducho significa comestible que los señores pedían a los vasallos.
Cojer la camella es aquí tener a un individuo sometido a la volunud
de otro. Camella o gamella se denomina el arco de cada extremo
del yugo.
De relance se dice cuando se vé a una persona rara vez, y relance,
en buen romance, significa suceso casual, casualmente. Desamorable
se llama a la persona poco cariñosa, y desamor ya se sabe que es de.
safecto. Desayunarse con ... es darle a uno alguna noticia que ignoraba,
y desayunar, además de tomar el desayuno, tiene la acepción de estrenarse
y recibir el primer aviso de una cosa. Desmangallado se llama al
desgarbado, y desmangar es quitar mango o mangas.
Se dice derriscarse (despeñarse) y desriscarse en castellano es caer
rodando por los riscos. Se llama empajarse al que se harta de comicia, y
empapujar equivale a comer demasiado. Escaldada, según el isleño, es
la hembra descocada, y en castellano escaldada se denomina la mujer
deshonesta en su trato. D!cese escarrancharse por esparrancarse. ¡Fól se
exclama cuando percibe el olfato un olor fétido, y fu es una interjección
castellana de enfado. Fogalera es aquí hoguera, y foguera se define co·
mo perteneciente a hoguera.
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F.L VOCABULARIO !SLE~O - &-
Folías, canto y baile populares indlgcnas. Folías es un baile portugués
y el vocablo significa también locura. Y realmente las follas, humedecidas
o abundantemente rociadas con ron, vuelven loca a la gente
isleña.
El típico frangollo tiene ascendencia castellana. Frangollar es quebrantar
el grano de trigo, hacer algo de prisa y mal. Frangollo en español
es trigo cocido que se come. El frangollo insular es de malz.
F1tllerento, ¿no parece una deforma=ión de fulleresco, propio de
fulleros?
Castizo es el vocablo chafalmejas (pintamonas) aqui tan corriente
para designar a un sujeto informal, charlatán que promete mucho y no
cumple nada. Trafalmeja significa intrépido, osado.
Trafalmeja. Aquf se dice ckafalmeja. Cervantes escribió en el
" Viaje al Parnaso" .
Nunca se inclina o sirve a la canalla
Tra vadora, maligna y trafalmeja
Chapas llaman los isleños a las manchas de color encendido (chapeta)
en las mejillas. Chapetonada se dice cuando un enfermo experimenta
exarcerbación en el mal que padece, y del mismo modo se denomina
la enfermedad que en el Perú ataca a los europeos.
Chupenco equivale aquí a tugurio, y chupeta es pequeña cámara a
bordo. A un individuo sucio se le llama jandorro, y jaro es puerco.
Lambiar expresa la acción de lamer y además hurtar alguna cosa hábilmente;
y lampar en claro romance es codiciar, apetecer.
Aqul se pide una lasca de carne y se llama sacar lasca el apro.
vecharse de algo. El Diccionario dice que lasca es un trozo pequeño
desprendido de una piedra.
Dase el nombre de limeta a un frasco de ginebra o ron, y en cas·
tellano limeta es botella, vacija.
Bien conocido es el lindón divisorio en las fincas rústicas. Lindón
en castellano es caballete, lomo levantado en medio de un tejado de dos
alas cte. Camellón o caballón es el lomo de tierra entre surco y surco.
Con el epíteto de mamado se conoce aquí el hombre simple, y
mamacall