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Cambio Climático y Biodiversidad en los Territorios de Ultramar de la Unión Europea Jérôme Petit y Guillaume Prudent Este documento de referencia, elaborado por la UICN en colaboración con el ONERC sigue el procedimiento de la conferencia de la UICN La Unión Europea y sus Territorios de Ultramar: Estrategias para hacer frente al Cambio Climático y la Pérdida de la Biodiversidad, tuvo lugar en la Isla de Reunión del 7 al 11 de julio de 2008. El documento ofrece por primera vez un análisis comparativo de las 28 entidades de ultramar de la Unión Europea. Comienza con un análisis temático que presenta las amenazas transversales que supone el cambio climático para las entidades de ultramar. Las secciones siguientes, específicas para cada una de las 28 entidades, proporcionan algunos datos contextuales y una visión general de su destacada biodiversidad, además de presentar las nuevas amenazas causadas por el cambio climático. Por último, se citan ejemplos de respuestas al cambio climático o “mejores prácticas“ en los territorios correspondientes. Cambio Climático y Biodiversidad en los Territorios de Ultramar de la Unión Europea DCNA Programme Opérationnel de Coopération Territorial Este documento es una publicación de la UICN, en colaboración con el ONERC Avec la participation des organisations suivantes Con el apoyo financiero de Con el apoyo financiero para la impresión del documento de Cambio Climático y Biodiversidad en los Territorios de Ultramar de la Unión Europea Jérôme Petit y Guillaume Prudent Créditos 1 Acerca de la UICN La UICN, Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, contribuye a encontrar soluciones pragmáticas para los principales desafíos ambientales y de desarrollo que enfrenta el planeta. La UICN trabaja en los ámbitos de biodiversidad, cambio climático, energía, medios de subsistencia y una economía mundial más ecológica, apoyan-do la investigación científica, gestionando proyectos de campo en todo el mundo, y reuniendo a los gobiernos, las ONG, las Naciones Unidas y las empresas, con miras a desarrollar políticas, legislación y prácticas óptimas. La UICN es la organización medioambiental más antigua y más grande del mundo, con más de 1000 miembros, gubernamentales y no gubernamen-tales, además de unos 11.000 expertos voluntarios en cerca de 160 países. Para su labor, la UICN cuenta con el apoyo de un personal compuesto por más de 1000 empleados, repartidos en 60 oficinas, y cientos de asociados de los sectores público, no gubernamental y privado de todo el mundo. www.iucn.org Créditos La designación de entidades geográficas y la presentación del material en este libro no implican la expresión de ninguna opinión por parte de la UICN respecto a la condición jurídica de ningún país, territorio o área, o de sus autoridades, o referente a la delimitación de sus fronteras y límites. Los puntos de vista que se expresan en esa publicación no reflejan necesariamente los de la UICN. La UICN y las organizaciones participantes declinan cualquier error u omisión en la traducción de este documento de la versión original en español al francés. Esta publicación ha sido posible en parte gracias a la financiación del MOM (Ministerio de Ultramar de Francia), el MEEDDM (Ministerio del Desarrollo Sostenible de Francia), el MAEE (Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia), el Consejo Regional de la Isla Reunión y la Comisión Europea (Programa Operativo de Cooperación Territorial). Publicado por: UICN, Gland, Suiza y Bruselas, Bélgica en colaboración con ONERC Derechos reservados: © 2008 Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y de los Recursos Naturales Se autoriza la reproducción de esta publicación con fines educativos y otros fines no comerciales sin permiso escrito previo de parte de quien detenta los derechos de autor con tal de que se mencione la fuente. Se prohíbe reproducir esta publicación para la venta o para otros fines comerciales sin permiso escrito previo de quien detenta los derechos de autor. Citación: Petit, J. y Prudent, G. (eds.). Cambio Climático y Biodiversidad en los Territorios de Ultramar de la Unión Europea. Gland, Suiza y Bruselas, Bélgica: UICN. Reimpresión, Gland, Suiza y Bruselas, Bélgica: UICN, 2010. 192 pp. ISBN: 978-2-8317-1316-8 Fotografía de la cubierta: 1) Arrecife de coral blanco en Martinica (OMMM), 2) Ecosistemas montañosos en Moorea, Polinesia Francesa (Jérôme Petit), 3) Oso polar (GeoStock), 4) Playa erosionada en Isla Diamante, Chagos (John Turner), 5) Logo de la Conferencia de la Reunión 2008 (Mindstream International) Diagramado por: De Boeck Design & Communication Studio Impreso por: Rosseels Printing Company, Bélgica Disponible en: UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) Servicio de publicaciones Rue Mauverney 28 1196 Gland Suiza Tél +41 22 999 0000 Fax +41 22 999 0020 books@iucn.org www.iucn.org/publications También existe a disposición un catálogo de las publicaciones de la UICN. El texto de este libro fue impreso en papel hecho de fibra de madera proveniente de bosques bien gestionados, certificada según las normas del Consejo de Manejo Forestal (FSC). 2 Índice Créditos 1 Índice 2 Colaboradores 4 Lista de Acrónimos 5 Prólogo 6 Prefacio 8 Introducción 10 1 Análisis Temático 12 1.1 Entidades de Ultramar de la Unión Europea 12 1.2 Biodiversidad en los territorios de ultramar 16 Cuadro 1.1: Puntos críticos (hotspots) de biodiversidad 19 1.3 Realidad del cambio climático 21 Cuadro 1.2: Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático 21 Cuadro 1.3: Actividades responsables de las emisiones globales de CO2 22 Cuadro 1.4: Escenario A1B 23 1.4 Impactos del cambio climático sobre la biodiversidad 25 Cuadro 1.5: Blanqueamiento del coral 30 Cuadro 1.6: La resistencia de los corales depende de la salud de los arrecifes 31 1.5 Implicaciones socioeconómicas 34 1.6 Referencias 38 2 Región del Caribe 40 2.1 Introducción 40 2.2 Guadalupe 44 Cuadro 2.1: Huracanes y manglares: El impacto de Hugo sobre los manglares de Guadalupe 46 Cuadro 2.2: 2005: Muerte Blanca de los corales del Caribe 47 2.3 Martinica 48 Cuadro 2.3: Impacto en los Bosques de Altura 50 Cuadro 2.4: Cambio climático y agricultura en el Caribe 50 Cuadro 2.5: Cambio climático y fiebre del dengue en el Caribe 51 2.4 Antillas Neerlandesas 52 Cuadro 2.6: Manglares y praderas marinas: Indispensables para los peces del arrecife 53 Cuadro 2.7: 1983: Un año negro para el Erizo de Lima del Caribe 54 Cuadro 2.8: Impactos del cambio climático en las islas que dependen del turismo 55 Cuadro 2.9: Vigilancia voluntaria de los arrecifes: Reef Care Curaçao 55 Cuadro 2.10: Parque Marino Nacional de Bonaire: Un modelo de gestión sostenible del arrecife 55 2.5 Aruba 56 Cuadro 2.11: Tortugas marinas en peligro: Supervisión en Aruba 57 2.6 Bermudas 58 Cuadro 2.12: Nonsuch Island: Los árboles nativos más resistentes a los huracanes 60 2.7 Islas Caimán 61 Cuadro 2.13: Impacto del huracán Iván sobre las poblaciones de aves de las Islas Caimán 62 Cuadro 2.14: Barrera de arrecifes de Gran Caimán: Reducción de daños por el huracán 63 Cuadro 2.15: Arrecifes artificiales en las Islas Caimán: ¿Una protección eficaz? 63 2.8 Islas Vírgenes Británicas 64 Cuadro 2.16: Programa de restauración de los manglares 66 Cuadro 2.17: Conservación y financiación de las áreas marinas protegidas: El sistema de amarre 66 2.9 Islas Turcas y Caicos 67 Cuadro 2.18: Tormentas, huracanes y aves migratorias del Caribe 68 Cuadro 2.19: 2007: Año del Medio Ambiente en las Islas Turcas y Caicos 69 2.10 Anguila 70 Cuadro 2.20: Huracanes y playas: El paso del huracán Luis por Anguila 72 Cuadro 2.21: Recursos marinos costeros en peligro 72 2.11 Montserrat 73 Cuadro 2.22: Anfibios y el cambio climático: El “Pollo de Montaña” de Montserrat 75 Cuadro 2.23: Impacto del huracán Hugo sobre los murciélagos 75 Cuadro 2.24: Valoración económica del medio ambiente: Centre Hills en Montserrat 76 Cuadro 2.25: Estrategia Global para la Conservación de Plantas 76 2.12 Referencias 78 3 Región del Océano Índico 80 3.1 Introducción 80 3.2 Isla Reunión 84 Cuadro 3.1: Iniciativa de la UICN para las especies exógenas invasoras en ultramar 85 Cuadro 3.2: Cambio climático y microalgas tóxicas 86 Cuadro 3.3: Reunión 2030: Un ambicioso proyecto para la mitigación 87 Cuadro 3.4: NET-BIOME: Coordinación de investigaciones en toda la Europa de ultramar 87 3.3 Mayotte 88 Cuadro 3.5: El sexo de las tortugas marinas determinado por la temperatura 90 Cuadro 3.6: Acción para la sensibilización: El proyecto Sandwatch 91 3.4 Territorio Británico del Océano Índico (Archipiélago de Chagos) 92 Cuadro 3.7: 1998: Blanqueamiento masivo de los corales del Océano Índico 94 Cuadro 3.8: Blanqueamiento del coral: Una amenaza para los peces del arrecife 95 3. Islas Dispersas 96 Cuadro 3.9: Isla Europa: Punto de referencia del cambio climático 97 3.6 Referencias 98 4 Pacífico Sur 100 4.1 Introducción 100 4.2 Polinesia Francesa 104 Cuadro 4.1: ¿Atolones sumergidos? 106 Cuadro 4.2: Bosques subalpinos de la Polinesia Francesa: Ecosistemas escasos y amenazados 107 Cuadro 4.3: Caracoles endémicos y variaciones climáticas 107 Cuadro 4.4: Cultivo de perlas: Un proceso delicado 108 Índice Índice 3 Cuadro 4.5: Ciguatera: Intoxicación alimentaria ligada a la degradación del coral 108 Cuadro 4.6: Isla Moorea: Un ecosistema modelo para la ciencia del cambio global 109 4.3 Nueva Caledonia 110 Cuadro 4.7: Impacto de las tormentas tropicales sobre los arrecifes: El caso del huracán Erica en Nueva Caledonia 112 Cuadro 4.8: Bosques secos de Nueva Caledonia amenazados por el fuego 113 Cuadro 4.9: Impacto de la subida del nivel del mar sobre los manglares del Pacífico 114 Cuadro 4.10: Reef Check: Una base de datos global sobre el estado de los arrecifes coralinos del mundo 114 4.4 Wallis y Futuna 115 Cuadro 4.11: Inmersión potencial de las zonas costeras de Wallis y Futuna 142 Cuadro 4.12: Cambio climático y agricultura: El caso de las plantaciones de Taro en Wallis y Futuna 142 4.5 Pitcairn 120 Cuadro 4.13: Los océanos más cálidos producen menos fitoplancton 121 4.6 Referencias 122 5 Macaronesia 124 5.1 Introducción 124 5.2 Islas Canarias 126 Cuadro 5.1: 100 millones de langostas del desierto en Lanzarote en el 2004 128 Cuadro 5.2: Nuevas aves del Sáhara en Fuerteventura 129 Cuadro 5.3: Marea de algas en las Islas Canarias 130 Cuadro 5.4: El Hierro: ¿La primera isla de ultramar con autosuficiencia energética? 131 5.3 Madeira 132 Cuadro 5.5: El cambio en los alisios afecta a la laurisilva 132 Cuadro 5.6: Los corales de aguas profundas amenazados por la acidificación de los océanos 133 Cuadro 5.7: El mosquito Aedes aegypti observado recientemente en Madeira 135 5.4 Las Azores 135 Cuadro 5.8: Migración de peces tropicales a las Azores 136 5.5 Referencias 137 6 Amazonia 138 6.1 Introducción a la cuenca amazónica 138 Cuadro 6.1: Los pulmones del planeta en peligro 139 6.2 Guayana Francesa 140 Cuadro 6.2: El bosque amazónico: ¿Una futura sabana? 142 Cuadro 6.3: Biodiversidad del bosque tropical amenazado 142 6.3 Referencias 143 7 Regiones Polares y Subpolares 144 7.1 Introducción 144 7.2 Groenlandia 148 Cuadro 7.1: Derretimiento del hielo ártico 150 Cuadro 7.2: El Rey del Ártico en peligro 151 Cuadro 7.3: Impacto sobre las sociedades tradicionales de Groenlandia 151 7.3 San Pedro y Miquelón 152 7.4 Islas Malvinas (Falkland Islands) 154 Cuadro 7.4: Comunicado de las Islas Malvinas (Falkland Islands) acerca del cambio climático 156 7.5 Georgia del Sur e Islas Sandwich del Sur 157 Cuadro 7.5: Descenso en el krill 159 Cuadro 7.6: Las ballenas azules en peligro 159 7.6 Territorios Australes y Antárticos Franceses 160 Cuadro 7.7: Cambio climático y especies invasoras en Kerguelen 163 Cuadro 7.8: Pingüinos Rey y cambio climático en Crozet 163 7.7 Territorio Antártico Británico 164 Cuadro 7.9: Deterioro de las plataformas de hielo y sustitución de la fauna 166 7.8 Referencias 167 8 Atlántico Sur 170 8.1 Santa Helena, Tristán de Acuña e Isla Ascensión 170 8.2 Referencias 173 Conclusión 175 Mensaje de Isla Reunión 177 Introducción 178 Recomendaciones 182 A Adaptación al cambio climático 182 B Valoración económica de la biodiversidad 183 C Lucha contra las especies exógenas invasoras 184 D Papel de la sociedad civil 185 E Estrategias para la investigación científica 186 F Colaboración para la protección de hábitats y especies 187 G Puesta en marcha de la revolución energética 188 H Desafíos del entorno marino 189 I Cooperación regional 190 J Mecanismos de financiación 191 K Plataforma de trabajo dedicada a los desafíos ecológicos en RUP y PTU 192 4 Colaboradores Colaboradores Autores principales: Jérôme Petit (UICN), Guillaume Prudent (ONERC) Autores colaboradores: Sarah Aubertie (UICN), Florian Kirchner (UICN), Jean- Philippe Palasi (UICN), Wiebke Herding (UICN) Consejo de redacción: Raphael Billé (IDDRI). Neil Davies (Estación Gump, Polinesia Francesa). Kalli De Meyer (DCNA, Antillas Neerlandesas). Yves De Soye (UICN). Marc Duncombe (Conservatoire du littoral). Philippe Feldmann (CIRAD). Wendy Foden (UICN). Marc Gillet (ONERC). Josiane Irissin Mangata (Consejo Regional, Isla Reunión). Geoff Hilton (RSPB). Paul Hoetjes (Gobierno de las Antillas Neerlandesas). Jose Luis Martin Esquivel (Gobierno de las Islas Canarias). Jean-Yves Meyer (Délégation à la recherche, Polinesia Francesa). Jeff Mc Neely (UICN). Tara Pelembe (JNCC). Sarah Sanders (RSPB). Yves Renard (UICN). Bernard Salvat (ICRI, Université de Perpignan). Andrew Terry (Durrell Wildlife Conservation Trust). Chris Thomas (Universidad de York). Phil Trathan (Investigación Antártica Británica). Vaia Tuuhia (OCTA) Colaboradores: Jean Pierre Arnaud (DAF, Mayotte). Todd Barber (Reef Ball foundation, Islas Caimán). Michael Behrenfeld (Universidad Estatal de Oregón). Nauja Bianco (representante de Groenlandia). Henri Blaffart (Conservación Internacional). Rob Bowman (FCO). Frederico Cardigos (Universidade dos Açores). Jean-Jérôme Cassan (Ingénieur Environnement, Nueva Caledonia). Elisabeth Chalono (Conservatoire botanique, Martinica). Gauthier Chapelle (Biomimicry Europa). Jean- Louis Chapuis (MNHN). Eric Clua (CRISP). Colin Clubbe (Reales Jardines Botánicos, Kew). Rohn Connor (Ministerio de Medio Ambiente, Anguila). Peter Convey (Investigación Antártica Británica). Mat Cottam (Ministerio de Medio Ambiente, Islas Caimán). Keith David Cardigos (Ministerio de Medio Ambiente, Anguila). Caroline Cremades (Ministerio de Agricultura, Mayotte). Jaime de Urioste Rodríguez (Fundación Neotrópico). Adolphe Debrot (Fundación Carmabi). Marcelino del Arco Aguilar (Canarias). Claudia Delgado (NetBiome, Madeira). Francois Devink (Direction de l’Environnement, Nueva Caledonia). Franck Dolique (IRD). Gina Ebanks- Petrie (Ministerio de Medio Ambiente, Islas Caimán). Corinda Essex (Departamento de Planificación Económica y Desarrollo, St Helena). Ana Isabel Fagundes (SPEA Madeira). Ana Isabel Fagundes (SPEA Madeira). Catarina Fagundes (Wind Birds, Madeira). José María Fernández Palacios (ULL, Canarias). Nicolas Ferraton (CPS. Wallis y Futuna). Jean Marie Flower (Conservatoire botanique des Antilles). Wendy Foden (UICN). Thierry Fourgeaud (Service de l’environnement, Wallis y Futuna). Wilfrid Fousse (Direction de l’agriculture, Mayotte). Yves Frenot (IPEV). René Galzin (CRIOBE). Catherine Gabrié (WWF). Bruno Galiber d’Auque (DAF, San Pedro y Miquelón). René Galzin (CRIOBE). Polinesia Francesa). Nadège Gandilhon (Breach, Guadalupe). Eliane Garganta (Direction de l’Environnement, Polinesia Francesa). Olivier Gargomigny (MNHN). Cécile Gaspar (Te mana o te moana. Polinesia Francesa). Philippe Gerbeaux (UICN). James Glass (Recursos Naturales y Agrícolas, Tristan da Cunha). Anne Glasspool (Departamento de Servicios de Conservación, Bermudas). Anne Claire Goarant (Direction de l’Environnement de la Province Sud, Nueva Caledonia). Cristina González (SEO/Birdlife, Islas Canarias). Henri Grizel (Ifremer). Mireille Guillaume (MNHN). Catherine Gyoot (UICN). Lisa-Ann Hurlston (Ministerio de Medio Ambiente, Islas Caimán). Daniel Imbert (Université des Antilles et de la Guyane). Michel Kulbicky (IRD). Jean Noel Labat (MNHN). Labrousse (Service de l’environnement, Wallis y Futuna). Thomas Le Bourgeois (CIRAD, Isla Reunión). Marc Le Bouvier (CNRS Paimpont). Alain- Hervé Le Gall (Université de Rennes, TAAF). Juan Antonio Lorenzo (SEO/Birdlife, Islas Canarias). Emilie Mc Kenzie (JNCC). Hervé Magnin (Parc National de la Guadeloupe). Jean François Maillard (ONCFS, Martinica). Atolo Malau (Service de l’Environnement, Wallis y Futuna). Carole Manry (Service de l’environnement, Wallis y Futuna). William Marsden (Chagos Conservation Trust). Cipriano Marín (UNESCO, Islas Canarias). Greg Masters (CABI-LEC). Frank Mazeas (Direction de l’Environnement, Guadalupe). François Moutou (AFSSA. Isla Reunión). Serge Muller (Universidad de Metz). Peter Mumby (Universidad de Exeter). Manuel Nogales Hidalgo (CSIC, Islas Canarias). Lindsey Norgrove (CABI). Helen Otley (Departamento de Planificación Medioambiental, Islas Malvinas (Falkland Islands)). Leopoldo O’Shanahan (ICCM, Islas Canarias). Christian Papineau (Programme Forêts scèhes, Nueva Caledonia). Rolph Payet (Consejero, Seychelles). Julie Petit (CRIOBE, Polinesia Francesa). Richard Phillips (Investigación Antártica Británica). Jean-Yves Pirot (UICN). Jean Pascal Quod (ARVAM). Peter Ryan (Funcionario Honorario de Conservación, Tristan da Cunha). Charles Sheppard (Universidad de Warwick). Fernando Simal (STINAPA. Bonaire Washington Slagbaai National Park). Olivier Soulères (ONF DOM). Donatien Tanret (Ingénieur environnement, Polinesia Francesa). Sanele Tauvale (Service de l’Environnement. Wallis y Futuna). Inge Thaulow (Representante de Groenlandia). Phil Trathan (Investigación Antártica Británica). John Turner (Universidad de Bangor). Frank Urtizberea (Service de la pêche, San Pedro y Miquelón). Gerard Van Buurt (Biólogo, Curaçao). Julia Verdun (UICN). Jack Ward (Departamento de Servicios de Conservación, Bermudas). Arthur Webb (SOPAC, Islas Fiji). Henri Weimerskirch (CNRS). Karin Zaunberger (Comisión Europea) Traductor (del francés): Emilia Aguado 5 Lista de Acrónimos Liste des acronymes AFSSA: Agence Française de Sécurité Sanitaire des Aliments AIE: Agencia Internacional de la Energía ARVAM: Agence pour la Recherche et la Valorisation Marine BIOT: British Indian Ocean Territory CCT: Chagos Conservation Trust CIRAD: Centre de Coopération Internationale en Recherche Agronomique pour le Développement CMNUCC: Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático CNRS: Centre National de Recherche Scientifique (Francia) CRIOBE: Centre de Recherches Insulaires et Observatoire de l’Environnement CRISP: Coral Reef Initiative in the South Pacific CSIC: Consejo Superior de Investigaciones Científicas (España) DAF: Direction de l’Agriculture et de la Forêt DCNA: Dutch Caribbean Nature Alliance DEFRA: Department for Environment, Food and Rural Affairs (Reino Unido) DIREN: Direction Régionale de l’Environnement (Francia) DYNECAR: Dynamique des Ecosystèmes de Caraïbe ECCM: Edinburgh Centre for Carbon Management ENA: Eastern North America ESRI: Economic and Social Research Institute (Irlanda) FAO: Food and Agriculture Organization of the United Nations FCO: British Foreign and Commonwealth Office FED: Fondo Europeo de Desarrollo GIEC: Groupe d’Experts Intergouvernemental sur l’Evolution du Climat IAATO: International Association of Antarctica Tour Operators IBA: Important Bird Area IDDRI: Institut du Développement Durable et des Relations Internationales IFRECOR: Initiative Française pour les Récifs Coralliens IPCC: Intergovernmental Panel on Climate Change IPEV: Institut Paul Émile Victor IRD: Institut de Recherche pour le Développement JNCC: Joint Nature Conservation Committee MNHN: Muséum National d’Histoire Naturelle NACRI: Netherlands Antilles Coral Reef Initiative OCTA: Overseas Countries and Territories Association OMM: Organización Meteorológica Mundial OMMM: Observatoire du Milieu Marin Martiniquais OMT: Organización Mundial del Turismo ONCFS: Office National de la Chasse et de la Faune Sauvage (Francia) ONERC: Observatoire National sur les Effets du Réchauffement Climatique ONF: Office National des Forêts (Francia) ONU: Organización de las Naciones Unidas PADD: Projet d’Aménagement et de Développement Durable PCRDT: Programme Cadre pour la Recherche et le Développement Technologique PECE: Profils Environnementaux de la Commission Européenne PGEM: Plan de Gestion de l’Espace Maritime PNUMA: Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente PTUs: Países y Territorios de Ultramar RSPB: Royal Society for the Protection of Birds RUPs: Regiones Ultraperiféricas SPC: Secretariat of the Pacific Community STARP: Service Territorial des Affaires Rurales et de la Pêche STINAPA: Stichting Nationale Parken (Fondation des parcs nationaux, Bonaire) TAAF: Terres Australes et Antarctiques Françaises UICN: Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza ULPGC: Universidad de Las Palmas de Gran Canaria UNESCO: United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization USDA: United States Department of Agriculture WRI: World Resources Institute WWF: World Wide Fund ZEE: Zona Económica Exclusiva 6 Este informe destaca la gran importancia de un grupo de islas y territorios continentales repartidos por todo el mundo, pero que oficialmente forman parte de Europa y a los que la comunidad global no presta la debida atención. Estos 28 territorios y regiones de ultramar de la Unión Europea albergan una excepcional diversidad de paisajes, ecosistemas y especies, y desempeñan un papel fundamental en la mitigación y adaptación al cambio climático. Repartidos por todos los océanos y en Sudamérica, estos territorios y regiones albergan una biodiversidad mucho mayor que el propio continente europeo. Solamente Nueva Caledonia (aunque de un tamaño inferior al de Bélgica) cuenta con un número de especies endémicas comparable al de la totalidad del continente europeo y es la principal responsable de la inclusión de Francia entre los 18 “Países Megadiversos» del mundo, el único país europeo en la lista. Groenlandia, territorio ultramarino de Dinamarca, tiene la mayor área terrestre protegida del mundo (Parque Nacional del noreste de Groenlandia, 972 000 kilómetros cuadrados). Y la Guayana Francesa, un departamento francés en el norte de Sudamérica y , como tal, parte de la Unión Europea, cuenta con uno de los reductos de bosque húmedo menos intervenidos del mundo, una zona de vital importancia en la Región Amazónica del Escudo Guayanés. De hecho, casi todos los territorios europeos están situados en los puntos de mayor biodiversidad (los denominados “Biodiversity Hotspots”1) o en “Áreas silvestres de alta biodiversidad” 2. Además las entidades ultramarinas de la Unión Europea tienen en conjunto la Zona Económica Exclusiva (ZEE) marina mayor y más diversa del mundo y el Reino Unido recientemente ha designado alrededor de las Islas Chagos la mayor área marina protegida del mundo (544 000 kilómetros cuadrados, un área dos veces mayor que la superficie terrestre del Reino Unido). Hasta hace muy poco, estas regiones habían recibido escasa atención por parte de la Unión Europea y la comunidad medioambiental mundial. Además, a las pocas organizaciones conservacionistas interesadas en respaldar proyectos y programas en estos territorios les ha resultado especialmente difícil conseguir fondos de las fuentes tradicionales, como agencias de ayuda bilateral y bancos de desarrollo multilateral puesto que estos territorios forman parte oficialmente de países ricos de Europa. Sin embargo, ya se está tomando conciencia de la enorme importancia ecológica de las siete Regiones Ultraperiféricas (RUP) y los veintiún Países y Territorios de Ultramar (PTU) de la Unión Europea, de los importantes retos a los que se enfrentan y de la necesidad que tienen de recibir financiación y atención específicas. Las personas necesitan la naturaleza para desarrollarse. Cada vez se tiene más conciencia en todo el mundo de la importancia económica y social de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos derivados de la misma, y del hecho de que estos sistemas naturales son fundamentales para el bienestar humano, la reducción de la pobreza y de todos y cada uno de los esfuerzos para alcanzar un desarrollo realmente sostenible. El estudio “The Economics of Ecosystems and Biodiversity (TEEB)” (Aspectos Económicos de los Ecosistemas y la Biodiversidad), emprendido por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Comisión Europea (CE), el Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Desarrollo Rural del Reino Unido (DEFRA), el Ministerio Federal de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza y Seguridad Nuclear de Alemania(BMU) y el Ministerio de Asuntos Exteriores de Noruega, ha demostrado claramente que las tasas actuales de degradación de ecosistemas podrían reducir el PIB mundial de un 6 a un 8% para el año 2050. También señala que los servicios ecosistémicos que proporcionan los arrecifes de coral en todo el mundo están valorados en 170 mil millones de dólares al año y que el coste de 40 a 50 mil millones de dólares que supondría gestionar el 30% de los océanos del mundo como zonas protegidas arrojaría un beneficio económico anual de 4 a 5 billones de dólares. Además, la mayoría de las entidades de ultramar de la Unión Europea están situadas en regiones en las cuales muchas comunidades dependen directamente de la biodiversidad para sus necesidades diarias, lo que incrementa su necesidad de recibir una mayor atención. Sólo por citar algunos ejemplos, en el Caribe (que tiene 12 entidades europeas ultramarinas) el cambio climático y la degradación de los arrecifes de coral están amenazando tanto la industria pesquera como el turismo. En la Polinesia Francesa, la extensiva degradación de los arrecifes de coral podría causar perjuicios incluso mayores, afectando a unos paisajes mundialmente famosos, amenazando la industria de la perla y aumentando la vulnerabilidad de la isla a la subida del nivel del mar. Como se demuestra en esta publicación, cada una de las 28 entidades ultramarinas de Europa necesita, de un modo u otro, priorizar lo más posible la protección y recuperación de los ecosistemas naturales. En este informe se estudian por primera vez los problemas ecológicos relacionados con las 28 entidades ultramarinas de Europa en conjunto. Como continuación a la Conferencia en la Isla Reunión, celebrada con gran éxito en el 2008 bajo el nombre: “La Unión Europea y sus entidades de ultramar: Estrategias para combatir el cambio climático y la pérdida de biodiversidad”, esta publicación representa un esfuerzo firme para aumentar la concienciación y promover la acción a nivel 1 Los lugares críticos o “hotspots” indican 34 áreas que cubren únicamente el 2,3% de la superficie terrestre pero albergan un número especialmente elevado de especies endémicas y ya han perdido al menos el 70% de su flora original. 2 Las Áreas silvestres de alta biodiversidad” indican áreas de excepcional biodiversidad en las que la flora original –al menos el 70 por ciento- ha permanecido intacta. Prólogo Prólogo Autor: Russell A. Mittermeier 7 Russell A. Mittermeier Presidente, Conservación Internacional Vicepresidente y Consejero Regional en Norteamérica y el Caribe, UICN local, regional, nacional, europeo y mundial. Para mi fue un placer y un honor poder participar en esta Conferencia, como representante de la UICN, y quedé totalmente impresionado por su contenido, calidad y visión a largo plazo, y por el hecho de que se centrara en entidades geográficas a las que yo tanto tiempo me he dedicado, pero en las que a veces era frustrante trabajar por culpa de la escasa atención global y la ausencia de fondos dedicados para la biodiversidad. Ojalá estos esfuerzos, conseguidos bajo la dirección de la UICN y con el apoyo de Francia, marquen una nueva etapa en la que las entidades europeas de ultramar reciban mayor asistencia técnica y financiación dedicada de la Unión Europea y otros donantes y grupos de interés, con el objetivo final de proteger su biodiversidad específica y aumentar la resistencia al cambio climático de sus sociedades y ecosistemas. Ahora sería conveniente, y de hecho es necesario, que la Unión Europea tome las riendas y desarrolle nuevas iniciativas, poniendo en práctica la experiencia adquirida gracias a la red Natura 2000, y que utilice sus capacidades técnicas y de investigación. Las entidades de ultramar ofrecen a la Unión Europea una oportunidad única para desempeñar un papel clave a la hora de asumir una de las prioridades de mayor importancia en la agenda para el siglo XXI: la gestión de las interacciones entre biodiversidad, servicios ecosistémicos, cambio climático y las comunidades humanas. Esperamos que esta publicación ayude a impulsar este tipo de acción y se inicie una nueva era de oportunidades para estas partes de nuestro planeta, tan importantes y tan olvidadas. Prólogo 8 El Kagu o Cagou hace sonreír a todo aquel que tiene la suerte de ver u oír a uno, el único miembro superviviente de una familia de aves. Se le podría confundir con una garza hiperactiva, casi enloquecida, sin capacidad de vuelo, con su plumaje plateado, una magnífica cresta, patas y pico de color naranja coralino y una cacofonía de reclamos mezcla de risa y gritos. Su excéntrico caminar a pasos cortos y rápidos, para luego quedarse completamente inmóvil y picotear o sondear es un ejemplo de concentración cuando busca gusanos o caracoles en el suelo forestal de Nueva Caledonia. Bosque que no solamente proporciona un hogar a ésta y otras especies extraordinarias, sino que además ayuda a mantener la estabilidad del suelo y el agua para el consumo humano y la energía hidroeléctrica. Esta espectacular isla está además rodeada por magníficos arrecifes coralinos, una de las regiones más importantes del mundo en términos de biodiversidad marina y una fuente esencial de alimentos e ingresos turísticos para sus habitantes. Por desgracia, el cambio climático ya está afectando a la fauna y flora de todos los territorios de ultramar de la Unión Europea. El cambio climático no respeta fronteras y ya se ha observado un extenso blanqueamiento de los arrecifes coralinos en los territorios de la UE, incluida Nueva Caledonia. Los países industrializados emiten cantidades desproporcionadamente altas de gases invernadero, que afectan a todo el mundo. Las consecuencias se sufren en lugares con altos niveles de biodiversidad, que habitualmente no tienen los recursos suficientes para hacer frente al impacto. Por ello, corresponde a las naciones de la UE continental reducir sus emisiones y ayudar a sus territorios de ultramar a adaptarse a los cambios que ya son inevitables. Este informe constituye, por tanto, un satisfactorio paso hacia el reconocimiento de las consecuencias del cambio climático para los territorios de ultramar de la Unión Europea y, específicamente, para su biodiversidad. Las comunidades humanas de los territorios dependen en gran medida de esta biodiversidad para una amplia gama de servicios y bienes ecosistémicos que abarcan desde la industria pesquera y alimenticia hasta los recursos acuíferos y fertilidad de los suelos, pasando por la protección costera y el turismo. Sin la biodiversidad de sus ecosistemas naturales, las poblaciones humanas de estos territorios sufrirían un importante empobrecimiento. Muchas de las consecuencias negativas que el cambio climático supondría para el mundo se concentran en los territorios de ultramar de la Unión Europea. Los territorios de la UE se extienden desde el Antártico al Ártico, y desde atolones que sobresalen apenas unos metros por encima del nivel del mar hasta elevadas cumbres de montañas. El derretimiento gradual de la capa de hielo de Groenlandia, unido a la dilatación térmica de los océanos y los aumentos de la intensidad de las tormentas contribuirán a que aumente la probabilidad de inundaciones costeras, poniendo en peligro las poblaciones Prefacio Autor : Dr Chris D. Thomas El Cagou (Rhynochetos jubatus) es un ave endémica de Nueva Caledonia Imaxandco Prefacio 9 humanas y la naturaleza de las costas. Las especies terrestres confinadas en islas de baja altitud, como la Paloma Perdiz de Tuamotu (en peligro crítico), no tienen otro lugar dónde ir. Los ecosistemas naturales costeros funcionales, especialmente los arrecifes, marismas saladas y manglares, tienen la capacidad de minimizar estos impactos, y por tanto hay que protegerlos con especial atención. El cambio climático se ha unido a la sobreexplotación por parte del ser humano, las especies invasoras, la destrucción del hábitat y la contaminación (aparte de los gases invernadero) como la quinta mayor amenaza mundial a la biodiversidad. Estas presiones no actúan solas. La sobrepesca unida al blanqueamiento del coral puede acabar con los arrecifes que desempeñan un papel vital en la vida y en la economía de muchos de estos territorios. La combinación de la destrucción de hábitat, el calentamiento y las alteraciones en los patrones de pluviosidad puede causar sequías estacionales en algunas regiones, al tiempo que el importante aumento de la pluviosidad y las tormentas pueden erosionar gravemente las islas tropicales de vegetación degradada, amenazando al mismo tiempo a la naturaleza y a los seres humanos. El incremento de aves invasoras, mosquitos y malaria aviar puede reducir las especies nativas de las islas hasta un punto crítico y finalmente incluso eliminarlas por completo. En la Europa continental, así como en otros lugares, muchas especies sobrevivirán al cambio climático desplazándose a latitudes más altas, pero muchas de las especies que están confinadas en los territorios de ultramar de la UE no tienen esta opción. En concreto, las especies que están restringidas a las islas oceánicas deben sobrevivir donde están, o perecer. En los territorios puede haber muchas más especies en peligro de extinción total a causa del cambio climático que en la totalidad del continente europeo, pero no se han realizado estudios formales. Mientras todos los países de Europa continental planifican estrategias de adaptación de la biodiversidad al cambio climático, se ha prestado escasa atención al resto del mundo, donde repercuten la mayoría de los impactos de las emisiones de la UE. Si la adaptación consiste al menos parcialmente en corregir algunos de los daños que han causado las emisiones de Europa continental, entonces la mayoría de los esfuerzos y recursos que la UE asigna a la adaptación al cambio climático deberían destinarse a otros lugares, incluidos nuestros territorios de ultramar. Esto es importante para la biodiversidad e igualmente para las comunidades humanas que dependen especialmente de los servicios ecosistémicos para su calidad de vida y, en algunos casos, para su supervivencia. Asumir el problema es esencial. Pero es sólo el comienzo. Europa cuenta con muchos de los mejores climatólogos, está a la cabeza mundial en la documentación de las respuestas de la biodiversidad ante el cambio climático y es pionera en la predicción de las posibles consecuencias que tendrá en el futuro el cambio climático sobre la vida salvaje. Que este informe sirva para que los científicos y legisladores de la UE presten mayor atención a los impactos del cambio climático en nuestros territorios de ultramar, y para que los gobiernos europeos, Dr. Chris D Thomas Catedrático de Biología de la Conservación Universidad de York entidades financieras y ONGs faciliten este trabajo de forma que contribuya a que los órganos administrativos de los territorios de ultramar de la UE desarrollen estrategias de adaptación. Con este aumento de atención y esfuerzos, es posible que muchos de nuestros territorios de ultramar se conviertan en modelos ejemplares de conservación y sostenibilidad, en lugar de ser víctimas de nuestra insaciable sed de hidrocarburos. Prefacio 10 El cambio climático es una grave amenaza para la biodiversidad mundial. Desde los trópicos a los Polos, todos los ecosistemas del mundo están en peligro. Un estudio publicado en la revista científica Nature estimaba que del 15 al 37% de las especies de flora y fauna terrestre podían estar en peligro de extinción a causa de los impactos producidos por el hombre sobre el clima (Thomas et al., 2004). Repartidas por toda la superficie de la Tierra, las entidades de ultramar de la Unión Europea albergan una biodiversidad biológica tan rica como vulnerable. Situados en varios lugares críticos en biodiversidad, estos territorios albergan un número de especies endémicas de flora y fauna mucho mayor que el de la Europa continental. Sin embargo, esta riqueza natural está amenazada desde distintos frentes: destrucción del hábitat, especies exógenas invasoras, contaminación, sobreexplotación de especies; no se ha librado ningún territorio. En la actualidad, el cambio climático representa para estos ecosistemas una amenaza adicional, que podría acabar siendo tan perjudicial como todas las otras juntas. A causa de la notable diversidad de sus entornos naturales, las entidades de ultramar de la UE constituyen un perfil detallado de los impactos del cambio climático sobre la biodiversidad mundial. Sirven para poner de manifiesto el alcance de dichos impactos sobre la mayoría de los ecosistemas del mundo y sobre una amplia variedad de grupos taxonómicos. Además, puesto que los ecosistemas de ultramar son especialmente vulnerables al cambio climático, pueden servir como balizas para la Unión Europea. Por su amplia distribución geográfica, actúan como un sistema de alarma ante los efectos del cambio climático sobre los ecosistemas en general. “Las islas son el barómetro indicador de la política medioambiental internacional. El mundo verá primero en nuestras islas su éxito o su fracaso”. James Alix Michel, Presidente de la República de Seychelles (IUCN Global Islands Survey). Además de disparar la alarma, las entidades de ultramar de Europa pueden constituir un modelo. Las entidades de ultramar están entre las primeras regiones afectadas por el cambio climático; podrían también estar entre las primeras que se adapten a sus efectos e implementen estrategias para hacerles frente. Las entidades de ultramar pueden servir como talleres de aprendizaje para la creación de políticas, estrategias o Introducción Autor: Jérôme Petit (UICN) Introducción Islote Nukutapu en Wallis y Futuna Carole Manry 11 tecnologías que puedan utilizarse para adaptarse o mitigar los efectos del cambio climático. Estas innovaciones, ideadas en las islas europeas, podrán entonces desarrollarse y adaptarse a los países vecinos en desarrollo. Con la ayuda de la Unión Europea, las entidades de ultramar podrían convertirse en centros de excelencia para la investigación sobre el desarrollo sostenible, gestión de ecosistemas, protección de la biodiversidad, desarrollo de energías renovables y adaptación al cambio climático. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), en colaboración con el Ministère de l’Intérieur, de l’Outre-mer et des Collectivités territoriales (Ministerio de Interior, Entidades y Territorios de Ultramar), el Conseil Régional de La Réunion (Consejo Regional de la Isla de Reunión) y el Observatoire National français des Effets du Réchauffement Climatique (ONERC) (Observatorio Nacional Francés para los efectos del cambio climático) decidieron enfocar el punto de mira en las entidades ultramarinas europeas y organizar una conferencia internacional sobre el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad en estas regiones. La conferencia, que tuvo lugar del 7 al 11 de julio de 2008 en la Isla de Reunión, fue parte de las actividades oficiales de la presidencia francesa de la Unión Europea. Por primera vez, este encuentro reunió a los 27 Estados miembro y sus 28 entidades de ultramar, para fomentar un debate en común. Los objetivos de este evento fueron (1) aumentar la concienciación de las instituciones europeas, los 27 Estados miembro de la Unión Europea, las instituciones regionales y mundiales, la sociedad y los medios, acerca de la herencia natural única de la Europa ultramarina, las amenazas a que se enfrenta y las oportunidades que puede ofrecer; (2) aumentar la eficacia de las acciones y la cooperación entre la UE, los Estados miembro y las entidades europeas de ultramar, en un esfuerzo por adaptarse al cambio climático, adoptar políticas energéticas modelo y proteger y gestionar de manera sostenible su biodiversidad; y (3) aumentar la cooperación regional entre las entidades de ultramar de la Unión Europea y sus vecinas, así como capacitar a estas entidades para concederles un mayor peso en los debates internacionales sobre el medio ambiente. Antes de la conferencia fue necesario recopilar los conocimientos científicos existentes y establecer las bases para el diálogo. La UICN, en colaboración con el ONERC y otros participantes, decidieron llevar a cabo un estudio de los riesgos inherentes al cambio climático; este informe se basa en dicho estudio. Para realizar este estudio a gran escala, La UICN reunió un equipo de más de 80 expertos, investigadores, académicos, miembros de asociaciones, administraciones públicas y sector privado pertenecientes a los territorios implicados. Este proceso consultivo permitió recopilar información de una amplia variedad de especialistas relevantes. Entonces se introdujo esta información en una base de datos y se complementó con una bibliografía de publicaciones científicas, resúmenes de informes y notas técnicas. Los datos se han resumido y se incluyen en el presente documento. Una vez finalizado, se envió el documento a todos los expertos colaboradores para su revisión. El objetivo de este informe, concebido como un documento de referencia, es establecer el estado actual del grado de conocimiento acerca de los impactos del cambio climático sobre la biodiversidad en las entidades de ultramar de la Unión Europea. Este documento comienza con un análisis temático de la biodiversidad de los territorios de ultramar europeos, la realidad del cambio climático, las amenazas que supone para los recursos naturales y las consecuentes implicaciones socioeconómicas. Este análisis presenta una visión general de los datos locales y globales en relación con los territorios de ultramar, y pone de relieve algunos ejemplos destacables en las distintas regiones. Por lo tanto, este documento presenta un análisis geográfico de los impactos del cambio climático sobre la biodiversidad en las 28 entidades de ultramar de la Unión Europea. Estas entidades se han dividido en siete amplias áreas geográficas: el Caribe, el Océano Índico, el Pacífico Sur, Macaronesia, Amazonas, las Regiones Polares y el Atlántico Sur. Se presenta una visión global del estado actual de la biodiversidad, los impactos ocurridos o potenciales del cambio climático sobre los recursos naturales y las consecuentes implicaciones socioeconómicas para cada una de estas entidades. En algunas regiones se destacan ejemplos de estrategias para la adaptación o mitigación del los efectos del cambio climático que merecen una mención especial. El Mensaje de la Isla Reunión, suscrito por los participantes en la conferencia, se incluye en el anexo de este documento. Contiene 21 propuestas dirigidas a las RUP, los PTU y sus regiones del mundo. Está reforzado por una serie de medidas y acciones recomendadas a partir de 11 talleres y mesas redondas, que contaron con más de 400 participantes. Introducción 12 Islas Canarias IRselau nReiounn iisólnan Guadalupe Martinica Guayana Francesa Las Azores Madeira Territorio Antártico Británico (BAT) Islas Dispersas Mayotte Aruba Antillas Neerlandesas Islas Malvinas (Falkland Islands) Georgia del Sur e Islas Sandwich del Sur Santa Helena Isla Ascensión Tristán de Acuña Islas Vírgenes Británicas Montserrat Anguilla Bermudas Islas Caimán Groenlandia Crozet Islas Turcas y Caicos Unión Europea San Pedro y Miquelón Entidades de Ultramar de la Unión Europea 1. Análisis Temático 1.1 Autor: Jérôme Petit (UICN) Entidades de Ultramar de la Unión Europea Mapa 1: Entidades de Ultramar de la Unión Europea en todo el Mundo * Hay un conflicto entre los Gobiernos de Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte en relación con la soberanía sobre las Islas Malvinas (Falkland Islands). ** En octubre de 2010, las Antillas Neerlandesas se separaron, cambiando el estado constitucional de federación de cinco islas – Curaçao y Sint Maarten se han convertido en estados independientes de los Países Bajos; Bonaire, San Eustaquio y Saba son ahora municipalidades independientes especiales de los Países Bajos. 13 nd Tierra Adelia British Indian Ocean Territory 5BIOY°o) Territorio Británico del Océano Índico (BIOT) Amsterdam San Pablo Nueva Caledonia Wallis y Futuna Pitcairn Territorios Australes y Antárticos Franceses (TAAF) LEYENDA RUP PTU Dependencias de los PTU Países ACP y estados insulares de las mismas regiones Zonas polares y subpolares Zonas Económicas Exclusivas de las RUP y los PTU Polinesia Francesa Entidades de Ultramar de la Unión Europea 14 Entidades de Ultramar de la Unión Europea La Unión Europea incluye una multitud de territorios satélites, en su mayor parte islas esparcidas por todo el planeta, la gran mayoría fuera del continente europeo. Seis Estados miembro de la Unión Europea: el Reino Unido, Francia, los Países Bajos, Portugal, España y Dinamarca, cuentan con un total de 28 entidades de ultramar, distribuidas por tres océanos (Atlántico, Índico, Pacífico) y dos continentes (América del Sur y la Antártida). La Europa de Ultramar, que abarca un área de 4,4 millones de km², tiene una superficie terrestre equivalente aproximadamente a la de la Unión Europea continental. Groenlandia (2,16 millones de km²), los Territorios Antárticos Británicos (1,7 millones de km²), la Tierra Adelia (432.000 km² y la Guayana Francesa (86.504 km²) constituyen la mayor parte de este área. El resto del territorio consiste en islas que tienen en conjunto un área de solamente 58.000 km², es decir, un 1,3% de la Unión Europea continental. Con una población de aproximadamente 5,6 millones de personas (de los cuales 1,9 millones están en las Islas Canarias), la Europa de ultramar alberga 1,15% de la población europea. Mientras que las Regiones Polares están prácticamente deshabitadas, la densidad de población de las islas tropicales tiende a ser muy alta, con 578 habitantes por km2 en Mayotte, por ejemplo, frente a los 110 habitantes por km2 en la Francia continental, o los 1.241 habitantes por km2 en Bermudas frente a los 252 habitantes por km2 en el Reino Unido. Las entidades de ultramar tienen un estatuto legal distinto y están sujetas a distintas jurisdicciones que varían conforme a los acuerdos individuales concertados con los Estados miembro de los que dependen. Regiones, departamentos, territorios, países o comunidades, algunos están en proceso de obtener la independencia o autonomía y cada uno de ellos disfruta un nivel distinto de soberanía. Sin embargo, la Unión Europea solamente reconoce dos denominaciones legales para clasificar sus entidades: regiones ultraperiféricas (RUP) y Países y Territorios de Ultramar (PTU). Regiones Ultraperiféricas (RUP) Las regiones ultraperiféricas forman parte integral de la Unión Europea. Se rigen por las directivas de la Comisión Europea del mismo modo que todas las regiones de los Estados miembro. La Unión Europea tiene siete RUP, que son dependencias de tres Estados Miembros. Guadalupe y Martinica en el Caribe, la Guayana Francesa en Sudamérica y la Isla Reunión en el Océano Índico son RUP, pero también son Departamentos Ultramar (DUM) franceses. Las Azores y Madeira en Macaronesia, en el Atlántico Noreste, son RUP y regiones autónomas de Portugal. Por último, las Islas Canarias, en Macaronesia, son RUP y una de las comunidades autónomas de España (ver Mapa 1). Países y Territorios de Ultramar (PTU) El estatuto legal de los países y territorios de ultramar, creado en virtud del Tratado de Roma en 1957, tiene una estructura política y legal propia. Las entidades con estatus de PTU no son parte de la Unión Europea y no están incluidas en el Espacio Schengen, aunque sean dependencias de países miembro del acuerdo Schengen. De todas formas, se benefician de la asociación con la Unión Europea – recogida en el Título IV del Tratado de la Unión Europea – y tienen derecho a las ayudas del Fondo Europeo de Desarrollo (FED). Por lo general sus habitantes son ciudadanos del Estado con el que está asociado el territorio. La Unión Europea cuenta con 21 PTUs pertenecientes a cinco Estados miembro. La mayoría de estas entidades son islas situadas en los trópicos. Las Antillas Neerlandesas, Aruba (Países Bajos), las Islas Caimán, las Islas Vírgenes Británicas, las islas Turcas y Caicos, Bermudas, Anguila y Montserrat (Reino Unido) están en el Caribe. Mayotte (Francia) y el Archipiélago de Chagos (Reino Unido) están en el Océano Índico. Las islas del Pacífico Sur incluyen la Polinesia Francesa, Nueva Caledonia, Wallis y Futuna (Francia) y Pitcairn (Reino Unido). Santa Helena y sus dependencias (Reino Unido) están en el Atlántico Sur. Además hay varias entidades de Ultramar de la Unión Europea en las Regiones Polares y Subpolares: Groenlandia (Dinamarca) y San Pedro y Miquelón (Francia) cerca del Polo Norte, las Islas Malvinas (Falkland Islands) (Reino Unido), los Territorios Australes y Antárticos Franceses (TAFF – Francia), las Islas Georgia del Sur y Sandwich del Sur (Reino Unido) y los Territorios Antárticos Británicos (Reino Unido) cerca del Polo Sur (ver Mapa 1). Bandera europea en Nueva Caledonia Jean-Philippe Palasi Entidades de Ultramar de la Unión Europea 15 Tabla 1: Datos contextuales de las entidades de ultramar europeas y correspondientes Estados Miembro (CIA Word Factbook 2008, MDGI 2008) cont. = continental; No. islas pples:= Número de islas principales; Elev. Máx= elevación máxima; ZEE = Zona Económica Exclusiva; PIB/hab. = Producto Nacional Bruto por habitante; Emisiones CO2 to / hab / año= Emisiones de CO2 en toneladas por habitante y año Área geográfica Habitantes Área (km²) Densidad de Población (Hab / Km²) Nº islas pples. Elev Máx. ZEE (km²) PIB / hab. ( ) Tasa de desempleo (%) to/hab./año Emi-siones de CO2 Reino Unido (cont.) 60.943.912 241.590 252,3 1.343 764.071 24.300 5,4 8,9 Reino Unido (ultramar) 193.407 1.727.113 0,1 165 2.934 3.201.172 Anguila 14.108 102 138,3 1 65 5.500 8,0 Bermudas 65.773 53 1.241,0 4 76 44.000 7,6 BIOT 4.000 60 66,7 55 15 637.000 Georgia del Sur 20 3.903 0,0 19 2.934 Islas Caimán 47.862 262 182,7 3 43 19.700 4,4 6,0 Islas Malvinas (Falkland Islands) 3.140 12.173 0,3 2 705 15.700 0,0 13,4 Islas Vírgenes Británicas 24.004 153 156,9 60 521 80.701 24.200 3,6 2,8 Montserrat 9.638 102 94,0 1 930 8.250 2.100 6,0 12,2 Pitcairn 47 62 0,8 1 347 837.221 St Helena y terr. 7.601 413 18,4 3 2.062 1.638.000 3.500 14,0 1,6 Terr. Ant. Brit. 0 1.709.400 0,0 8 Islas Turcas y Caicos 22.352 430 52,0 8 49 7.200 11,0 Francia (cont.) 60.876.136 551.695 110,3 4.807 349.000 21.700 8,3 9,5 Francia (ultramar.) 2.580.514 546.941 4,7 160 3.070 10.505.300 Guadalupe 420.000 1.628 258,0 13 90.000 5.700 22,7 4,1 Guayana Francesa 230.000 86.504 2,7 0 130.000 11.900 24,5 4,3 Islas Dispersas 20 44 0,5 6 640.000 Martinica 397.820 1.128 352,7 1 45.000 14.300 25,2 5,6 Mayotte 216.306 374 578,4 2 660 73.600 2.200 25,4 Nueva Caledonia 224.824 18.575 12,1 5 1.628 1.400.000 12.000 7,1 8,1 Polinesia Francesa 283.019 3.660 77,3 118 2.241 5.030.000 11.000 13,0 2,5 Reunión 785.000 2.512 312,5 1 3.070 318.300 12.000 30,0 3,1 San Pedro y Miquelón 6.125 242 27,0 3 240 12.400 4.400 TAAF 33 432.000 0,0 8 1.090 2.500.000 Wallis y Futuna 16.448 142 115,0 3 765 266.000 2.000 15,2 Países Bajos (cont.) 16.645.313 33.883 491,3 322 23.900 3,2 9,8 Países Bajos (ultramar.) 326.910 1.153 283,5 6 862 Antillas Neerlandesas 225.369 960 234,8 5 862 8.400 17,0 44,1 Aruba 101.541 193 526,1 1 188 1 4.900 6,9 19,0 Portugal (cont.) 10.676.910 91.951 116,1 327.667 10.700 7,7 5,8 Portugal (ultramar) 485.861 3.161 153,7 12 2.351 1.400.000 Azores 241.763 2.333 103,6 9 2.351 954.000 Madeira 244.098 828 294,8 3 446.000 España 40.491.051 499.542 81,1 14.500 8,3 7,5 Islas Canarias 2.025.951 7.447 272,0 7 3.718 Dinamarca 5.475.791 43.094 127,1 173 29.700 2,8 8,7 Groenlandia 56.326 2.166.086 0,0 1 3.700 12.600 9,3 9,9 Unión Europea 494.296.878 4.376.780 112,9 4.807 25.000.000 13.300 7,5 Total ultramar 5.668.969 4.451.901 1 351 3.718 15.106.472 16 Biodiversidad en los territorios de ultramar 1.2 1.2.1 Una diversidad biológica excepcional En el Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) se define la biodiversidad como “variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos entre otras cosas, los ecosistemas terrestres y marinos y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte; comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los ecosistemas”. Las entidades de ultramar de la Unión Europea albergan una biodiversidad excepcional. Situadas en los tres océanos principales y en distintas latitudes, estas entidades son el hogar de más especies endémicas (especies exclusivas de un área geográfica limitada) que las que se encuentran en toda la Europa continental. Por norma general, las islas son las principales reservas de endemismo. Sus ecosistemas se han desarrollado de forma aislada, lejos de los continentes, lo que ha llevado al desarrollo de nuevas especies, adaptadas a las características especiales de la vida en la isla. Cada isla tiene su propio clima y geografía, lo que tiene como resultado una flora y fauna adaptados especialmente a estas características especiales. Por ello, las islas son un laboratorio perfecto de la evolución de las especies; la Europa de ultramar, con más de 350 islas tropicales, templadas y polares, es el hogar de una inconmensurable riqueza de hábitats y especies. Por ejemplo, la Isla Ascensión alberga la segunda mayor colonia de tortugas verdes del Atlántico, la Isla Gough (Tristán de Acuña) es, posiblemente, el mayor santuario de aves marinas del mundo, y los arrecifes del Archipiélago de Chagos (Territorio Británico del Océano Índico) están entre los mejor preservados y menos alterados del Océano Índico (y suponen aproximadamente el 1,3% de todos los arrecifes del mundo) (Procter et al., 1999). Solamente Nueva Caledonia tiene 2.423 especies endémicas; Francia únicamente tiene 353. En las Islas Canarias, que representan el 1,5% de la superficie de España, viven el 50%de todas las especies de plantas endémicas (Martin Esquivel, comunicado personal). Gracias a la Guayana Francesa, la Unión Europea está también presente en las Amazonas. Las islas tropicales europeas de ultramar contienen una biodiversidad especialmente rica (Bahía Opunohu en Moorea) Esta región, que supone únicamente el 7% del área terrestre mundial, es el hogar de más de la mitad de las especies animales y vegetales del mundo. Los 83.000 Km2 de bosque amazónico de la Guayana Francesa contienen aproximadamente la mitad de la biodiversidad de Francia (el 29% de las plantas, el 55% de los vertebrados y el 92% de los insectos) en una octava parte de su superficie (Gargominy, 2003). Las aguas de las islas tropicales europeas de ultramar son el hogar de una excepcional diversidad de fauna y flora marina. Solamente la Polinesia Francesa tiene el 20% de los atolones del mundo. Con 14.280 km2 de arrecifes, Nueva Caledonia cuenta con la segunda barrera de coral más larga del mundo. Por último, las Islas Canarias albergan 29 de las 81 especies de ballenas, aproximadamente el 36% de la población mundial de ballenas. 1.2.2 Ecosistemas indispensables para las poblaciones Los ecosistemas proporcionan bienes y servicios que son esenciales para el bienestar de las poblaciones. Esto es especialmente cierto en las entidades de ultramar, cuya población suele ser rural y depende de los recursos naturales para su subsistencia. Los ecosistemas proporcionan cuatro tipos de servicios a las poblaciones: servicios de aprovisionamiento, servicios de regulación, servicios culturales y servicios de soporte o básicos (MEA, 2005). Biodiversidad en los territorios de ultramar Las islas tropicales europeas de ultramar contienen una biodiversidad especialmente rica (Bahía Opunohu en Moorea)t Andrew C Hilton Bosque natural en la Isla de Santa Helena Andrew Darlow 17 Los servicios de aprovisionamiento son los que se obtienen directamente de los ecosistemas, como alimentos, agua potable, plantas medicinales, madera, etc. La agricultura, la ganadería y la pesca de subsistencia aún son esenciales en las vidas de las poblaciones rurales de Nueva Caledonia, la Polinesia Francesa y Mayotte, por e jemplo. La economía de Martinica se basa principalmente en las plantaciones de caña de azúcar, bananas y piñas. Por otra parte, los ecosistemas del bosque amazónico de la Guayana Francesa tienen un extraordinario potencial como fuente de compuestos químicos y recursos biológicos para la elaboración de nuevas medicinas, cosméticos, aditivos alimentarios o biomateriales. Los servicios de regulación que proporcionan los ecosistemas están relacionados con el mantenimiento del equilibrio natural, incluyen regulación del clima, protección de las costas, limitación de la erosión, control de plagas, mantenimiento de la calidad del agua, polinización, etc. En las islas volcánicas con perfiles escarpados, como las de Macaronesia o la Isla Reunión, por ejemplo, la existencia de bosques sanos es esencial para estabilizar los suelos y evitar deslizamientos de terreno. Los manglares inalterados de Nueva Caledonia ayudan a eliminar y descomponer los residuos orgánicos depositados en la laguna, proporcionan alimento y refugio para muchas especies de peces y protegen las costas de la erosión. Los servicios culturales son los beneficios recreativos y culturales que aportan los ecosistemas a través del enriquecimiento espiritual, las actividades de ocio y los valores estéticos. La diversidad de los ecosistemas se refleja en la diversidad de las identidades y culturas regionales, a través de los valores artísticos, espirituales y religiosos, o la belleza de los paisajes. En la Polinesia Francesa, por ejemplo, los tatuajes y pinturas tradicionales con frecuencia hacen referencia a los recursos naturales. De forma parecida, el atractivo de las islas tropicales como destinos turísticos depende sobre todo de la belleza de unos paisajes naturales bien conservados, tales como los arrecifes de coral o las playas. La biodiversidad, además de ser indispensable para el equilibrio ecológico de los entornos naturales, tiene también un valor social, económico y cultural. Por último, los servicios de soporte son necesarios para que tengan lugar todos los otros servicios ecosistémicos. Consisten en la formación del suelo, la fotosíntesis, la producción primaria, el ciclo de los nutrientes y el ciclo del agua. 1.2.3 Una herencia natural amenazada Los ecosistemas isleños son frágiles y especialmente vulnerables a los impactos humanos. Aproximadamente el 75% de las extinciones de especies animales y el 90% de las extinciones de especies de aves ocurridas en los últimos 400 años han tenido lugar en islas (Buckley, 2007). Además, el 23% de las especies de las islas están en la actualidad “en peligro” o “en peligro crítico”, en comparación con el 11% en el resto del planeta (INSULA, 2004). Puesto que se han desarrollado de forma aislada y relativamente protegida, los ecosistemas de las islas son especialmente vulnerables a los cambios en el entorno, y en particular a las especies exógenas introducida por los humanos, contra las que no pueden defenderse. La Lista Roja de UICN indica que 523 especies localizadas en las entidades de ultramar francesas están amenazadas (es decir, en peligro crítico: CR, en peligro: EN o vulnerables: VU) frente a las 124 especies de la Francia continental. Unas 187 especies localizadas en las entidades británicas de ultramar están amenazadas, comparadas con las 51 del Reino Unido. De forma similar, 31 especies localizadas en las entidades holandesas de ultramar están amenazadas, comparadas con las 26 en los Países Bajos. Por último, en el conjunto de entidades de ultramar europeas (excluyendo las Islas Canarias, Madeira y las Azores), están amenazadas 667 especies frente a las 701 de la Europa continental (ver Tabla 2). Al mismo tiempo, un análisis de los principales grupos taxonómicos ha revelado que 32 especies de aves están amenazadas en la Polinesia Francesa, frente a las cinco de Francia continental, 16 especies de peces en Aruba, frente a las nueve de los Países Bajos; 25 especies de invertebrados en las Islas Bermudas, frente a las ocho del Reino Unido; y por último, nada menos que 219 especies de plantas están amenazadas en Nueva Caledonia, frente a las ocho de Francia Continental (Lista Roja de la UICN, 2008). Vistas en conjunto, estas cifras evidencian la extrema vulnerabilidad de la biodiversidad en las entidades de ultramar europeas. Los ecosistemas de estas regiones son especialmente frágiles y su resistencia frente a una nueva amenaza como el cambio climático será mucho menor que en la Europa continental. La biodiversidad de las islas en los territorios de ultramar europeos se enfrenta a numerosas amenazas. La Evaluación de Ecosistemas del Milenio ha identificado cinco causas principales del cambio en la biodiversidad mundial: destrucción directa de los hábitats, especies invasoras, sobreexplotación de recursos, contaminación y cambio climático. Estas amenazas están presentes en todas las entidades de ultramar de la Unión Europea. La mayoría de los territorios de ultramar están situados en “lugares críticos en biodiversidad”, que son los lugares donde la biodiversidad es muy rica y al mismo tiempo está muy amenazada. Biodiversidad en los territorios de ultramar Las poblaciones rurales de las islas tropicales dependen en gran medida de los recursos naturales (mercado de fruta en Guadalupe) patochh El turismo depende de la calidad de la playa y la laguna (playa Seven Mile en Bonaire) btan87 18 Destrucción y fragmentación del hábitat La destrucción de los ecosistemas naturales de las entidades de ultramar comenzó con los primeros colonos humanos, que despejaron el terreno para las cosechas y las instalaciones humanas. Por ejemplo, los bosques naturales de Mayotte se convirtieron casi íntegramente en plantaciones de caña de azúcar en el siglo XIX; este cultivo ha causado un grave impacto en los ecosistemas de todo el Caribe. Más recientemente se ha acelerado la destrucción directa de los hábitats a causa del rápido crecimiento de la población en las entidades de ultramar, y de la aceleración del desarrollo de la industria turística. A un ritmo del 1,8% al año, el crecimiento de la población en la Isla Reunión es el más rápido de todas las regiones de la Unión Europea. La población de Mayotte se ha multiplicado por 3,5 en menos de 40 años. Además, la industria turística se ha convertido recientemente en la actividad económica más importante en la mayoría de las islas tropicales europeas de ultramar. Las Islas Canarias reciben alrededor de 10 millones de visitantes al año. Biodiversidad en los territorios de ultramar Tabla 2: Especies amenazadas en las entidades de ultramar europeas y en los correspondientes Estados miembro (Lista Roja de la UICN, 2008). Categorías CR (en peligro crítico), EN (en peligro) y VU (Vulnerable). cont. = continental; Anfib. = Anfibios; Ot. Invert. = Otros Invertebrados Mamíferos Aves Reptiles Anfibios Peces Moluscos Ot. Invert. Plantas Total Francia (cont.) 15 5 5 2 27 34 29 7 124 Francia (ultramar.) 523 Nueva Caledonia 6 15 2 0 16 11 1 219 270 Polinesia Francesa 3 32 1 0 12 29 0 47 124 Guayana Francesa 9 0 7 3 22 0 0 16 57 Isla Reunión 4 6 3 0 6 14 2 16 51 Guadalupe 6 2 5 3 15 1 0 8 40 Martinica 1 3 5 2 15 1 0 9 36 TAAF 2 13 0 0 2 0 0 0 17 Wallis y Futuna 0 9 0 0 3 0 0 1 13 Mayotte 1 4 2 0 1 0 1 0 9 San Pedro y M. 0 1 0 0 1 0 0 0 2 R.U. (cont.) 9 3 0 0 16 2 8 13 51 R. U. (ultramar.) 187 Bermudas 2 1 2 0 13 0 25 4 47 St Helena y terr. 1 18 1 0 11 0 2 26 59 Islas Vírgenes Británicas 0 1 6 2 14 0 0 10 33 Pitcairn 0 11 0 0 7 5 0 7 30 Montserrat 2 2 3 1 15 0 0 4 27 Islas Malvinas (Falkland Islands) 4 10 0 0 5 0 0 5 24 Islas Caimán 0 1 5 0 14 1 0 2 23 Islas Turcas y Caicos 1 2 5 0 13 0 0 2 23 Anguila 1 0 4 0 15 0 0 3 23 Chagos 0 0 2 0 7 0 0 1 10 Georgia del Sur 1 7 0 0 0 0 0 0 8 Países Bajos (cont.) 10 1 0 0 9 1 5 0 26 Países Bajos (ultramar.) 31 Antillas neerlandesas 2 1 6 0 16 0 0 2 27 Aruba 2 1 3 0 16 0 1 0 23 Dinamarca 3 3 0 0 11 1 10 3 31 Groenlandia 8 0 0 0 6 0 0 1 15 España 20 15 17 5 51 27 35 49 219 Portugal 15 8 2 0 39 67 16 16 163 Total entidades ultra-mar 667 Europa (cont.) 701 19 La vida en la Tierra se enfrenta a una crisis de proporciones mundiales; la biodiversidad mundial está desapareciendo a un ritmo de 100 a 1.000 veces más rápido que la tasa histórica de desaparición. Las extinciones masivas a esta escala solamente han tenido lugar cinco veces en la historia de nuestro planeta; la más reciente fue la crisis del Cretácico- Terciario hace 65 millones de años, que acabó con el reinado de los dinosaurios. Hoy en día los científicos hablan de una sexta extinción en masa, y son los humanos los responsables de esta crisis ecológica (Wilson, 1994). En vista de este alarmante desarrollo, es vital identificar las zonas del mundo prioritarias para la conservación, de forma que se pueda intentar salvar el máximo número de especies. En 1988 el biólogo Norman Myers propuso el concepto de “hotspots (lugares críticos) de biodiversidad”, zonas geográficas donde la biodiversidad es la más rica y la más amenazada a la vez (Myers 1988). Se han señalado 34 hotspots de biodiversidad en el mundo. Albergan aproximadamente el 60% Cuadro 1.1: Puntos críticos (hotspots) de biodiversidad de todas las formas de vida terrestre del planeta, tienen un área muy reducida y representan solamente el 2,3% de la superficie terrestre. En estas zonas, aproximadamente el 50% de las especies de plantas y el 42% de las especies de vertebrados son endémicas. Cada hotspot está sujeto a amenazas externas; estas regiones ya han perdido al menos el 70% de su capa vegetal natural (Hotspots de biodiversidad 2008). Nada menos que 20 de las 28 entidades de ultramar de la Unión Europea están situadas en estos hotspots de biodiversidad. Son “Las Islas del Caribe”, “Madagascar y las Islas del Océano Índico”, “Micronesia y Polinesia”, “la Cuenca Mediterránea” y “Nueva Caledonia”. Cabe destacar que Nueva Caledonia es un hotspot por derecho propio, lo que indica su extremada riqueza biológica y su alta vulnerabilidad. El rápido crecimiento de la población en Mayote amenaza la biodiversidad t4t0 Biodiversidad en los territorios de ultramar Puntos críticos de biodiversidad cubiertos por los territorios de ultramar de la UE (en rojo) y Principales Espacios Vírgenes (en verde) Mapa 2: Puntos críticos (hotspots) de biodiversidad y principales espacios vírgenes En las Antillas Francesas, el número de visitantes aumentó en un 9% en el 2006 y los ingresos procedentes del turismo en la Polinesia Francesa suponen aproximadamente el 70% de los recursos del territorio (ACCDOM 2008). El turismo tiene un impacto grave sobre la biodiversidad, a causa de la deforestación de espacios naturales y manglares y la utilización de humedales para la construcción de las infraestructuras turísticas, pero también a causa del aumento de los niveles de contaminación y la sobreexplotación de recursos. Aproximadamente el 80% de los manglares de las Islas Británicas se han destruido, principalmente para dejar espacio para construir infraestructuras turísticas (Ver cuadro 2.16). Especies exógenas invasoras Las especies exógenas invasoras son, en la actualidad, la causa principal de pérdida de especies en los ecosistemas de las islas (GISP 2008). Las poblaciones de animales y plantas de las islas se han visto gravemente afectadas por la introducción de nuevos depredadores o competidores contra los que no han desarrollado defensas suficientes. Hay alrededor de 2.200 especies de plantas exóticas en la Isla Reunión, 1.400 en Nueva Caledonia, 1.700 en la Polinesia Francesa y 1.200 en las Antillas (Soubeyran, 2008). Algunas de estas especies son altamente agresivas y causan graves daños ecológicos que a veces tienen repercusiones graves sobre la economía, la sociedad y la salud pública. En las 20 La zarza invasora (Rubus alceifolius) se extiende con rapidez en la Isla Reunión Damouns Biodiversidad en los territorios de ultramar Bermudas, por ejemplo, la introducción accidental de la cochinilla del enebro (Carulaspis juniperi) a finales de los 40 causó la muerte del 96% del bosque de cedros endémicos (Ward, comunicado personal). En la Polinesia Francesa el caracol depredador Euglandina rosea, introducido como parte de la lucha biológica contra el caracol Gigante Africano, otra especie invasora, ha llevado a la extinción a 59 especies de caracoles endémicos (Meyer and Florence, 1996). En Tahití, dos tercios del terreno están ocupados por el árbol ornamental Miconia Calvescens, cuyos rodales monoespecíficos han sustituido los bosques indígenas de la isla. Las ratas, introducidas cuando los polinesios descubrieron las islas, ejercen una gran presión sobre los pájaros indígenas de muchas islas, como los Monarca de la Polinesia Francesa o los Petreles de las islas subantárticas. Las especies herbívoras, como los cerdos salvajes, cabras y ovejas e incluso conejos, ejercen presión sobre las plantas indígenas de la mayoría de estas islas, y perturban gravemente los ecosistemas. En Kerguelen los conejos han provocado el declive de una especie de col local, la col de Kerguelen (Pringlea antiscorbutica). Sobreexplotación de especies La sobreexplotación de especies vivas y recursos naturales a través de la pesca, caza y extracción de madera supone un problema grave en la mayoría de los ecosistemas de ultramar. La sobrepesca amenaza al 60% de los arrecifes de coral del Caribe (WRI 2005). La caza furtiva intensiva sigue siendo una amenaza para las tortugas marinas en la mayoría de las islas tropicales. A lo largo del tiempo, la explotación de los bosques ha destruido una amplia sección de la laurisilva de Macaronesia, bosques de montaña que albergan una biodiversidad excepcional (Ver Cuadro 5.5). Contaminación La mayoría de los ecosistemas naturales de los territorios europeos de ultramar están afectados por la contaminación orgánica y química del aire, el agua y la tierra. El Chlordecone, un insecticida ampliamente utilizado en las plantaciones bananeras del Caribe hasta el 1993, causó una grave contaminación en el manto freático y los suelos de las Antillas Francesas. La sedimentación de tierras, provocada por una erosión generalizada del suelo, constituye un grave problema en la laguna de Mayotte. De forma similar, del 80 al 90% de las aguas residuales descargadas al océano en el Caribe y el Pacífico no se depura; este tipo de contaminación supone una amenaza directa para los ecosistemas marinos (PNUMA, 2006). Cambio climático Aunque no se consideró hasta hace poco una amenaza para la biodiversidad, el cambio climático se está convirtiendo con rapidez en un peligro incluso más importante para la conservación, según la opinión de algunos científicos (Thomas et al., 2004). Los ecosistemas de las islas son especialmente vulnerables al cambio climático, porque las poblaciones biológicas de las especies insulares son generalmente pequeñas, localizadas en zonas muy restringidas, con escasos medios de migración y, con frecuencia, muy especializadas. Por ello es fácil provocar su extinción. Además, los ecosistemas insulares, como los arrecifes de coral, normalmente son frágiles y muy sensibles a los cambios en el medio ambiente. Ya se han observado cambios importantes en las temperaturas, tormentas tropicales y niveles del mar en las entidades de ultramar de la UE. Se han registrado impactos importantes, como el blanqueamiento del coral o la erosión de algunas costas, y las predicciones acerca de los impactos futuros del cambio climático en los ecosistemas insulares de Europa son alarmantes (ver Sección 1.4). La sobrepesca amenaza al 60% de los arrecifes de coral del Caribe Damouns 21 Este calentamiento tendrá consecuencias físico-químicas muy importantes, tales como cambios en los niveles de precipitaciones, cambios en los patrones de vientos, acidificación de los océanos y derretimiento del hielo, lo que afectará a todos los ecosistemas y sociedades. Realidad del cambio climático 1.3 La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC/UNFCCC) definió el cambio climático como “un cambio en el clima que se atribuye directa o indirectamente a una actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante periodos de tiempo comparables” 1.3.1 Calentamiento Global En el 2007, los miembros del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (GIECC/IPCC) (ver Cuadro 1.2) declararon que el calentamiento del sistema climático mundial provocado por los humanos era inequívoco. Además indicaron que ya se han observado en todo el mundo aumentos de la temperatura media del aire y los océanos. Las temperaturas globales han aumentado de media 0.74°C [de + 0.56°C a + 0.92°C] en los últimos 100 años (1906-2005). Este aumento parece haberse acelerado desde la década de los 70 (IPCC, 2007). De hecho, 11 de los últimos 12 años (1995-2006) figuran entre los 12 años más cálidos desde que comenzó a registrarse la temperatura de la superficie (1850). Estos datos son una pequeña muestra de una importante alteración climática que está a punto de afectar a la totalidad del planeta. El IPCC predice que la temperatura media mundial puede aumentar todavía 2.8°C [de + 1.7°C a + 4.4°C] desde este momento hasta el final de siglo (ver gráfica). Aumento de la temperatura global en el último siglo y las predicciones de la IPCC para el escenario A1B en el próximo siglo (IPCC 2007) Rajendra Pachauri, Presidente del IPCC World Economic Forum El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (GIECC/IPCC) se creó en 1988, a petición del G7 (grupo de siete naciones industrializadas), a cargo de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Cuenta con aproximadamente 2.300 científicos de 130 países, procedentes de centros de investigación, universidades, empresas y asociaciones. Su misión consiste en “evaluar información científica, técnica y socioeconómica relevante para la comprensión de los riesgos del cambio climático provocado por el ser humano” No se encarga de investigar o controlar la evolución de los indicadores del cambio climático; sus evaluaciones se basan en las publicaciones científicas y técnicas con valor científico reconocido. El primer informe del IPCC se publicó en 1990; ya formulaba conclusiones importantes acerca del cambio climático futuro. Se han publicado otros informes detallados a intervalos de 6 años, en 1995, 2001 y 2007; cada uno de estos informes acerca de los cambios climáticos observados y previstos es más alarmante que el anterior. Los documentos que elabora el IPCC sirven como referencia para las negociaciones internacionales acerca de los gases de efecto invernadero. En 2007el Premio Nobel de la Paz se otorgó al IPCC (conjuntamente con Al Gore, ex vicepresidente de los Estados Unidos), en reconocimiento por la importancia de la lucha contra el cambio climático para conservar la paz entre las naciones. Cuadro 1.2: Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático Realidad del cambio climático 22 Realidad del cambio climático natural en la atmósfera en concentraciones muy débiles, ha aumentado considerablemente en los últimos dos siglos. La concentración de CO2 en la atmósfera ha aumentado de 270 ppm (partes por millón) en 1850, al comienzo de la revolución industrial, hasta 380ppm hoy en día. Estas emisiones han aumentado vertiginosamente en los últimos 30 años; aumentaron en un 80% entre 1970 y 2004. En el 2020 la concentración de CO2 podría alcanzar las 420ppm según el IPCC (IPCC, 2007). Las islas están especialmente amenazadas por el cambio climático y sin embargo, en general, son escasamente responsables de este problema. Las Islas del Pacífico, por ejemplo, albergan un 0,12% de la población mundial y son responsables del 0,003% de las emisiones de CO2. (IPCC 2007). Sin embargo, la mayoría de las islas europeas de ultramar tienen emisiones de CO2 per cápita relativamente altas, similares a la media europea de 7,5 toneladas de CO2 por habitante y año, y a veces incluso más. Las emisiones han alcanzado las 18,7 toneladas por habitante en Aruba y 39 toneladas por habitante en las Antillas Neerlandesas (MDGI, 2008) (ver Tabla 1). 1.3.2 Naturaleza del problema Según la mayoría de los científicos, el calentamiento global observado a lo largo de las últimas décadas puede atribuirse a las emisiones de gas de efecto invernadero causadas por las actividades humanas. El 2 de febrero de 2007, los expertos del IPCC (ver Cuadro 1.2) confirmaron que la probabilidad de que el calentamiento global fuera resultado de las actividades humanas era superior al 90%. El efecto invernadero es un fenómeno natural. Los denominados “gases de efecto invernadero” atrapan parte de la radiación que emite la Tierra a la atmósfera, aumentando de este modo la temperatura de la capa inferior de la atmósfera (la troposfera). Si no fuera por esto, la temperatura en la superficie de la Tierra sería de media 33ºC más baja, o –18ºC. Sin embargo, este fenómeno ha aumentado en los últimos años, a causa del incremento en las concentraciones de gases de efecto invernadero procedentes de actividades humanas. En especial, el volumen de dióxido de carbono CO2), que se da de forma 1.3.3 Observaciones y simulaciones para la Europa de ultramar Emisiones mundiales de CO2 por actividad económica (IPCC 2007) IPCC 2007 Los combustibles fósiles (petróleo, carbón o gas) son la fuente principal de carbono en la atmósfera. La producción de energía basada en combus-tibles fósiles, causante del 27% de las emisiones, es la actividad humana responsable de la mayor parte de las emisiones mundiales de CO2 a la atmósfera. Está seguida de cerca por la industria, responsable del 25% de las emisiones (ver gráfica). El transporte terrestre, por carretera o por aire es responsable del 17% de las emisiones de CO2, lo que convierte al sector de los transportes en un importante contribuidor al cambio climático. En especial el transporte aéreo es extremadamente contaminante, los aviones emiten 30 veces más CO2 por persona que los trenes en la misma distancia. Sin embargo los hidrocarburos no son los únicos responsables de las emi-siones de carbono. La deforestación, responsable del 22% de las emisiones, es también una importante fuente de CO2. La deforestación avanza a un ritmo alarmante, con 13 millones de hectáreas de bosque destruidas todos los años en el mundo. La desaparición de los bosques lleva a la liberación del carbono almacenado en sus biomasas y en los suelos. Por ello, además Cuadro 1.3: Actividades responsables de las emisiones globales de CO2 de ser una causa importante de pérdida de biodiversidad, la deforestación es responsable en gran parte del cambio climático (IPCC, 2007). Previsiones de cambio climático medio para 21 modelos mundiales con el grado de incertidumbre entre paréntesis (cuartiles 25 / 75 %). Cambios previstos de temperatura en ºC y de precipitaciones en % de 1980—1999 a 2080-2099 (escenario A1B - IPCC 2007). +2°C (de +1.8 a +2.4) -12% (de -19 a -3) +2,1°C (de +1.9 a +2.4) +4% (de +3 a +5) +4.9°C (de +4 a +5.6) +18% (de +15 a +22) + 1,9°C (de +1,8 a +2,1) - 6,5% (de -5 a – 8) +2.1°C (de +1.9 a +2.4) +1% (de -3 a +3) +3.3°C (de +2.6 a +3.7) +0% (de -3a +6) +2.6°C (de +2.3 a +3) +14% (de +9 a +17) +1,8°C (de +1.7 a +2) +3% (de +3 a +6) Mapa 3: Previsiones del clima para las entidades de ultramar de la UE Islas del Caribe Ártico Nueva Caledonia Macaronesia Océano Índico Pacífico Sur Antártida Guayana Francesa Realidad del cambio climático 23 cada vez más cálidos, pero también al derretimiento de los glaciares, capas de hielo y casquetes polares. El nivel del mar ha aumentado globalmente alrededor de 20 centímetros desde el 1900 (ver gráfica). La tasa de aumento parece estar acelerándose, era de 1,8 mm/año [1,3 - 2,3] después de 1961 y ha aumentado a 3,1 mm/año [2,4 - 3,8] desde 1993 (IPCC, 2007). Se prevé un aumento similar en la mayoría de la Europa ultramarina, aunque con variaciones para cada región. Temperaturas en aumento Se espera que haya un calentamiento significativo en todas las entidades de ultramar de la Unión Europea, pero con importantes diferencias entre las distintas áreas geográficas. En el Caribe, el Océano Índico, el Pacífico Sur y Macaronesia se prevé un aumento de temperatura ligeramente inferior al de la media mundial, con un aumento del +2ºC aproximadamente. En la Guayana Francesa, se espera que el aumento sea mayor, con previsiones de +3.3°C [de +2.6 a +3.7°C]. La razón es que los continentes se calientan con más rapidez que los océanos, a causa de su menor inercia térmica. Por último, se prevé que las temperaturas del Ártico aumenten considerablemente, y a un ritmo mucho más rápido que el resto del mundo. Los modelos climáticos indican un aumento probable de las temperaturas de 4.9°C [de +4 a +5.6°C] en esta región. Cambio en los patrones de precipitación Desde los años 70 se han observado sequías más largas y más intensas en todo el planeta y especialmente en la zona tropical y subtropical. Este aumento de la sequedad es el resultado de temperaturas más altas y niveles más bajos de precipitaciones. Esta tendencia se ha observadh o en la región del Caribe y Nueva Caledonia, que han sufrido un descenso importante de precipitaciones en los últimos años (ver secciones 2.1 y 4.3); mientras que el resto de las entidades europeas de ultramar han experimentado mayor volumen de precipitaciones. Para el futuro, el IPCC predice un aumento del volumen de precipitaciones a latitudes más altas y un descenso en la mayoría de las regiones subtropicales (alrededor del 20% desde ahora hasta el 2099) En el Caribe, la tendencia prevista apunta a una disminución media de las precipitaciones anuales del 12% [de -19 a -3]. Por el contrario, se ha previsto un ligero aumento en el Océano Índico y el Pacífico Sur, con medias anuales de +4% [de +3 a +5] y +3% [de +3 a +6] respectivamente. Se prevé un mayor aumento en las Regiones Polares, con previsiones de +14% [de +9 a +17] en la Antártida y +18% [de +15 a +22] en el Ártico. Intensificación de los ciclones tropicales Todos los datos indican que ha habido un aumento de la intensidad de los huracanes en el Atlántico Norte desde los años 70, esto coincide con el aumento de la temperatura del agua (ver sección 2.1). Utilizando todos los modelos, el IPCC predice una intensificación de los ciclones tropicales en todas las regiones tropicales, con vientos más fuertes y lluvias más abundantes, a causa del calentamiento de la temperatura de la superficie de los mares tropicales. Sin embargo, aún no ha sido posible predecir cambios en la frecuencia de estos ciclones (IPCC, 2007). Subida del nivel del mar La subida del nivel del mar, que se ha observado en todo el mundo en los últimos años, es consecuencia directa del calentamiento global. Se debe principalmente a la expansión térmica de unos océanos Para formular sus previsiones climáticas, el IPCC ha contemplado una serie de distintos escenarios de emisiones de CO2 basados en el desarrollo económico mundial y las tendencias medioambientales (B1, A1T, B2, A1B, A2 y A1F1). La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha considerado el escenario A1B como el más probable. Cuadro 1.4: Escenario A1B Conforme a este escenario las emisiones de CO2 aumentan hasta el 2050 (debido al rápido crecimiento impulsado principalmente por los combustibles fósiles), después se ralentiza y finalmente hay un descenso en las emisiones después de esta fecha (debido a un mayor uso de soluciones de energía limpia). Las previsiones climáticas presentadas en este documento se basan en el escenario A1B. Huracán Dean en el mar Caribe el 20 de agosto de 2007 NOAA Subida del nivel del mar de 1880 a 2000. Media de 23 mareógrafos distribuidos por todo el mundo (curva negra) y altimetría satelital (curva roja) Robert A. Rohde, Global Warming Art Project. 24 Derretimiento del hielo Los cambios en la capa de hielo que rodea Groenlandia están entre los mejores indicadores de los impactos del cambio climático. En 1978 su superficie a finales de verano (septiembre) era de unos 7 millones de km2, en el 2005 bajó a 5,32 millones de km2 y en septiembre de 2007 había descendido a 4,13 millones de km2, es decir, el 40% de su superficie original (NASA, 2007). El impactante registro de 2007 muestra el mayor descenso registrado en la historia. En el plazo de dos años, entre 2005 y 2007, la superficie se redujo en más de un millón de km2, un área cinco veces mayor que la del Reino Unido. Estos resultados dejan atrás todos los modelos climáticos del IPCC para el mismo año (ver Cuadro 7.1). Al mismo tiempo, los glaciares de montaña y la capa de hielo disminuyeron en ambos hemisferios. Reducción en la circulación termohalina Se fondant sur des simulations récentes, le GIEC projette une réduction très probable de la circulation thermohaline de 25 % [0 à – 50 %] d’ici la fin du siècle (IPCC 2007). Basándose en unas simulaciones recientes, el IPCC ha previsto una reducción probable del 25% [de 0 a –50 %] en la circulación termohalina a lo largo de este siglo (IPCC, 2007). Se denomina circulación termohalina al bucle que comienza cuando las aguas frías, densas y muy oxigenadas, del Atlántico Norte (que se han enfriado por los vientos canadienses) se hunden en el lecho marino. Esas aguas se dirigen al sur a una profundidad cercana a los 3 kilómetros. Cuando alcanzan los trópicos se calientan y vuelven a subir a la superficie mientras regresan al norte, donde se enfrían de nuevo. Este circuito ayuda a redistribuir el calor de los trópicos por todo el planeta. Si la capa superficial de agua se calienta, la diferencia en densidad entre las aguas superficiales y las aguas profundas aumenta, y las corrientes ascendentes no son lo bastante fuertes para llegar a la superficie. Así, el calentamiento global está causando una disminución de corrientes ascendentes y frenando la circulación termohalina. Estos cambios podrían tener graves consecuencias en todo el mundo. Cambio en los patrones de vientos El cambio climático también podría causar un cambio en la circulación del aire de la atmósfera (circulación de la capa de aire que rodea la tierra) En las últimas décadas, por ejemplo, el anticiclón de las Azores se ha desplazado al este (Cassou et al., 2004), lo que ha causado una Oscilación del Atlántico Norte positiva (NAO+). Este fenómeno causa un cambio importante en los patrones de viento en todo el Atlántico Norte. En Macaronesia, este cambio ha provocado un descenso en los vientos alisios fríos del nordeste y un aumento de la fuerza de los vientos del este originados en África. Acidificación de los océanos El aumento de los niveles de carbono en la atmósfera provocado por los actividades humanas desde 1750 ha llevado a una acidificación generalizada de los océanos. Se ha observado un descenso de 0.1 en el nivel de PH medio global. Los modelos del IPCC indican una continuación en el descenso de los niveles de PH en la superficie oceánica mundial de entre 0.14 y 0.35 desde ahora hasta final de siglo (IPCC, 2007). Intensificación del fenómeno El Niño El Niño es un fenómeno climático natural que ocurre con una frecuencia de cuatro a ocho años. Está causado por un cambio en la presión atmosférica encima del Océano Pacífico. Se caracteriza por un calentamiento de las aguas superficiales en las áreas tropicales centrales y orientales del Océano Pacífico, influye en las corrientes atmosféricas y por tanto en los ecosistemas de todo el mundo. Puede provocar sequías en algunas regiones de Asia y el Pacífico Occidental o intensificar los inviernos y las inundaciones en el continente norteamericano. Las condiciones climáticas excepcionales causadas por el sistema climático El Niño proporcionan una visión de los posibles impactos del cambio climático en el futuro. No se sabe con certeza cómo afectará el cambio climático al fenómeno del niño, aunque dos de sus últimas apariciones, en 1982/1983 y 1997/1998 fueron las más intensas del último siglo y probablemente de los últimos 400 años (BE, 2008). En todo caso, al provocar un aumento de las temperaturas y un descenso en las precipitaciones de algunas regiones, el cambio climático podría intensificar los impactos de el fenómeno El Niño en los próximos años. Superficie de hielo mínima en el mar en 2005 y 2007 comparada con la superficie mínima media de 1979 a 200 Realidad del cambio climático 25 forestales (Nepstad, 2004). Por último, otra simulación para la región indica que el 43% de las especies de plantas de semillas podría desaparecer de ahora al 2095 a causa de un posible cambio radical en su distribución espacial (Miles, 2004) (ver Cuadro 6.3). Los ecosistemas forestales en las islas volcánicas también son muy vulnerables a los cambios en las condiciones climá-ticas. El clima en estas islas montañosas se divide con fre-cuencia en zonas bioclimáticas que varían desde un bioclima seco al nivel del mar hasta un bioclima hiperhúmedo en la cumbre de las montañas. Los aumentos de las temperaturas y el descenso en el nivel de precipitaciones provocarían que las zonas bioclimáticas se desplazaran a mayor altitud, lo que causaría la migración de especies a mayores altitudes. Esta migración facilitaría la expansión de especies invasoras en detrimento de las especies indígenas más frágiles. Los bosques húmedos de altura, que normalmente albergan una gran cantidad de especies endémicas, son los ecosistemas más vulnerables, porque no pueden migrar a más altitud. Se han elaborado modelos que muestran los posibles impactos del cambio climático en bosques de altura en Martinica y la Polinesia Francesa (ver Cuadros 2.3 y 4.2). Por el contrario, en Macaronesia, la laurisilva (bosques de montaña típicos de la zona) migraría a altitudes más bajas dentro de su distribu-ción espacial como resultado del descenso en los alisios que causaría el cambio climático. Esto tendrá consecuencias igual de graves para estos eco-sistemas, puesto que las zonas de mayor altitud son en su mayoría áreas urbanas construidas y los bosques no pueden establecerse en ellas (ver Cuadro 5.5). Por último, el descenso en el nivel de precipitaciones en Nueva Caledonia aumentará el riesgo de incendios forestales y supone una grave amenaza para los últimos vestigios de bosque seco; estos bosques son ecosiste-mas ricos en biodiversidad cuya superficie se ha reducido al 1% de su extensión original (Papineau, comunicado personal) (ver Cuadro 4.8) El cambio climático causará efectos irreversibles sobre la biodiversidad. Conforme al IPCC, del 20 al 30% de las especies conocidas correrán mayor riesgo de extinción si el calentamiento global aumenta de 1,5 a 2,5ºC (comparado con los niveles de 1980-1999). Si el aumento medio de la temperatura global supera los 3,5ºC, todos los modelos indican que se extinguirá una gran cantidad de especies (del 40 al 70% de todas las especies conocidas) en todo el mundo (IPCC, 2007). La biodiversidad de las entidades de ultramar de la Unión Europea es especialmente vulnerable. 1.4.1 Impactos en los ecosistemas terrestres Bosques sensibles al clima El clima y los bosques están estrechamente relacionados. La biomasa forestal retiene y almacena CO2, por lo que desem-peña un papel clave en el ciclo global del carbono. Como ya se ha dicho, la deforestación es responsable de aproxima-damente el 22% de las emisiones de carbono y contribuye de forma importante al cambio climático. Los bosques están además entre las primeras víctimas del cambio climático. Por norma general, los bosques se ven negativamente afectados por el aumento de las temperaturas, los cambios en el nivel de precipitaciones y los fenómenos atmosféricos extremos. Un deterioro general de los bosques causaría un círculo vicioso que consistiría en un aumento de las emisio-nes de CO2 lo que provocaría un mayor desequilibrio en el clima que a su vez causaría más deterioro. El las Amazonas y la Guayana Francesa en particular, los modelos de ecosistemas basados en las previsiones del clima indican que un descenso en el nivel de precipitacio-nes podría reducir la productividad primaria del bosque tropical (Cox, 2004) (ver Cuadro 6.2). Varios estudios indican que las sequías intensificadas que afectarían a estos eco-sistemas pueden aumentar su vulnerabilidad a los incendios Impactos del cambio climático sobre la biodiversidad Impactos del cambio climático sobre la biodiversidad 1.4 Vegetación endémica de montaña en Moorea, Polinesia Francesa Jérôme Petit 26 Aves: Indicadores del cambio climático En las Islas Canarias se han observado más de 30 especies de pájaros procedentes del Sahara, posiblemente atraídos por la reciente desertificación de estas islas. El Rey del Ártico en peligro El Oso Polar (Ursus maritimus) está amenazado por la degradación de su territorio de caza: el mar de hielo del Ártico. Al disminuir la superficie de hielo, los Osos Polares tienen que aumentar su actividad y utilizar más energía para encontrar sus presas. Blanqueamiento del coral En el 2005 las temperaturas del mar Caribe sobrepasaron los 29ºC durante un periodo de 6 meses, lo que causó un blanqueamiento masivo del coral en Guadalupe, con una tasa de mortandad del coral del 40%. Bosques sensibles al clima El aumento de las temperaturas y el descenso en las precipitaciones afectarían a los bosques ecuatoriales de la Guayana Francesa. Un estudio sobre 69 especies del Amazonas muestra que el 43% de ellas disminuirían antes del 2100 con las variaciones climáticas previstas. Impactos del cambio climático sobre la biodiversidad Mapa 4: Los impactos del cambio climático sobre la biodiversidad en las entidades de ultramar de la Unión Europea 27 Tortugas amenazadas La erosión de las playas tiene como consecuencia que se pierdan las áreas de anidamiento de las tortugas marinas, y un aumento de la temperatura de la arena podría alterar la proporción de hembras/machos, que está determinada por la temperatura a la que se incuban los huevos. Impactos sobre el fitoplancton La imagen de satélite muestra que el fitoplancton marino ha descendido hasta en un 30% en algunas zonas del Pacífico Sur en los últimos 10 años debido al aumento de la temperatura oceánica. Aumento del número de especies invasoras El cambio climático favoreció la expansión del invasor Diente de León (Taraxum officinale) en la Isla Kerguelen, y de la Mosca Azul (Calliphora vicina) en el archipié-lago Crozet. Destrucción de los manglares Cerca del 13% de las áreas de manglares en el Pacífico Sur podría desaparecer antes del 2100, con un aumento de 88cm del nivel del mar. Impactos del cambio climático sobre la biodiversidad 28 Aumento del número de especies invasoras CCon la globalización, el crecimiento del comercio internacional y el aumento de viajes e intercambios, las especies exógenas invasoras se han extendido ampliamente y ahora ejercen una gran presión sobre los ecosistemas naturales. El cambio climático podría empeorar este problema. Un cambio en las condiciones climáticas podría hacer que algunas especies invasoras de animales o plantas se adaptaran mejor a algunos ecosistemas. Por ejemplo, el calentamiento observado en el Archipiélago Kerguelen desde los años 70 ha facilitado la expansión de la mosca azul común (Calliphora vicina) y dos especies de plantas, un diente de león (Taraxacum erythrospermum) y una estelaria (Stellaria alsine), especies que suponen una grave amenaza para la flora local (ver Cuadro 7.7). Al mismo tiempo, el cambio climático podría además destruir algunas de las barreras físicas que evitan la expansión de las especies invasoras. Por ejemplo, el derretimiento glacial en las Regiones Polares podría permitir que las especies invasoras colonizaran nuevos hábitats antes inaccesibles. Esto ha ocurrido con las ratas en Georgia del Sur, que están empezando a afectar a las poblaciones de aves marinas (ver sección 7.5). Por último, un cambio en los patrones de vientos podría causar la expansión de especies aéreas invasoras. Las plagas de langostas en las Islas Canarias podrían ser más frecuentes como resultado de la intensificación de los vientos sudoeste procedentes de África, que acompañan a las altas temperaturas (ver Cuadro 5.1). Aves: Indicadores del cambio climático Por su alta sensibilidad a las condiciones climáticas y meteorológicas, los pájaros son unos excelentes indicadores de los cambios globales en el clima (Berthold et al., 2004). Varios estudios indican que se han producido cambios recientes en los patrones migratorios estacionales de las aves de todo el mundo (Lehikoinen et al., 2004). Los periodos de migración y puesta de las aves están estrechamente relacionados con los cambios de estación, y un cambio en las condiciones climáticas globales está modificando los ciclos biológicos de estas especies y alterando con frecuencia su capacidad reproductora y de supervivencia (Sanz et al., 2003). De 119 especies de aves migratorias estudiadas en Europa, el 54% ya han mostrado signos de declive e incluso grave declive entre 1970 y 2000. Se cree que el cambio climático es una de las razones de este declive (Sanderson et al., 2006). Las aves migratorias son también altamente sensibles a los ciclones y tormentas tropicales que dificultan su migración o alteran sus rutas migratorias. Es el caso de las aves migratorias del Caribe (ver Cuadro 2.18). Las tormentas tropicales también afectan a las aves terrestres ya que destruyen temporalmente sus refugios o recursos alimenticios. En las Islas Caimán, por ejemplo, el huracán Iván causó un grave impacto sobre las poblaciones de aves locales (ver Cuadro 2.13). En la Antártida, un descenso en la abundancia de fitoplancton provocado por el cambio climático está afectando de forma grave a las poblaciones de aves marinas que dependen de él, como los Pingüinos Rey, por ejemplo (ver Cuadro 7.8). Por último, los cambios en las condiciones climáticas podrían modificar la distribución espacial de algunas especies de aves con consecuencias indirectas sobre todos los ecosistemas. La desertificación de la Isla de Fuerteventura en las Canarias, por ejemplo, podría haber causado el asentamiento de varias especies de aves exóticas, hasta ahora limitadas a las zonas desérticas del Sahara (ver Cuadro 5.2). Los Pingüinos Rey (Aptenodytes patagonicus) de Georgia del Sur están amenazados por un descenso de fitoplancton en la zona Ykon White Light Impactos del cambio climático sobre la biodiversidad 29 Muchas costas tropicales están protegidas de los oleajes por arrecifes de coral vivo y con frecuencia están compuestas de detritos de este arrecife (ver Cuadro 2.14). Por este motivo, cualquier cambio en la salud del sistema de arrecifes coralinos, su integridad estructural o productividad provocado por la contaminación, mala gestión o el cambio climático (ver sección 1.4.3.) aumentará la erosión costera. Erosión de las playas El aumento del nivel del mar ya ha provocado la erosión de playas en todo el mundo. Desde 1990, el nivel del mar ha aumentado globalmente de aproximadamente 20 centímetros. Aún no se conoce el efecto completo de este aumento sobre las playas, pero ha provocado un impacto grave en la playas de algunas regiones. Un estudio sobre 200 playas en las islas del Caribe llevado a cabo entre 1985 y 1995 reveló que el 70% de las playas estudiadas se habían erosionado (Cambers, 1997). De forma similar, en la región del Pacífico, la erosión de playas es un problema común e importante y se cree que el aumento continuado del nivel del mar agravará la presión sobre estas playas. Además la intensificación de las tormentas tropicales puede aumentar la erosión. En Anguila, el paso del huracán Luis en 1995 provocó una pérdida media de 1,5 metros de playa a lo largo de la isla, con pérdidas de hasta 30 metros registradas en algunas áreas (UNESCO 2003) (ver Cuadro 2.20). Aunque las líneas costeras son resistentes a los eventos naturales como las tormentas, si estos eventos se intensifican o aumenta su frecuencia o si las playas ya han sufrido por la degradación del arrecife, esta capacidad regenerativa natural puede verse afectada y dar lugar a una erosión crónica continuada y a una pérdida de terreno. Los cambios en el estado de las playas tienen importantes repercusiones en la flora y fauna que habitan estos espacios, especialmente las poblaciones de tortugas marinas que vienen a nidificar. La erosión de la berma de la playa (la zona más alta) hace que las comunidades terrestres y el terreno bajo por detrás de esta berma quede vulnerable ante el oleaje y el agua salada, lo que a su vez puede amenazar a la vegetación, los recursos de agua dulce y el bienestar humano. Otras especies terrestres Hay una enorme cantidad de especies en peligro a causa del cambio climático, sería imposible nombrarlas todas. Sin embargo algunas especies emblemáticas especialmente amenazadas en las entidades de ultramar de la Unión Europea merecen una atención especial. El Oso Polar, que habita en la capa de hielo del Ártico se ha convertido recientemente en un emblema de los impactos del cambio climático sobre la biodiversidad. En efecto, las poblaciones de oso polar están seriamente amenazadas por el aumento de la temperatura en el Ártico que, al causar el deshielo del Ártico, está destruyendo sus hábitats (ver Cuadro 7.2). En la Polinesia Francesa, varias especies endémicas de caracoles están amenazadas por la expansión territorial de especies depredadoras en su área de distribución espacial, causada por el aumento de la temperatura (ver Cuadro 4.3). El “pollo de montaña” de Montserrat, una de las ranas de mayor tamaño del mundo, está amenazada por la posible propagación de una enfermedad que afecta a varias especies de anfibios de todo el mundo, y que se está extendiendo gracias a los cambios en las condiciones climáticas (ver Cuadro 2.22). Por último, las poblaciones de murciélagos endémicos del caribe, habitualmente los únicos mamíferos terrestres indígenas de estas islas, están amenazadas por la intensificación de las tormentas tropicales (ver Cuadro 2.23). 1.4.2 Impactos en los ecosistemas costeros Todos los ecosistemas costeros, especialmente los de baja altitud, están en peligro a causa del aumento del nivel del mar y los posibles cambios en la intensidad y frecuencia de tormentas tropicales. Las islas bajas coralinas (o atolones) y muchas comunidades costeras de islas altas que viven a pocos metros por encima del nivel del mar se ven amenazadas por la erosión o incluso una inmersión (ver Cuadro 4.1). La erosión ya constituye un problema importante en muchas islas y comunidades costeras (p. ej: el Archipiélago Chagos y Wallis y Futuna - ver secciones 3.4 y 4.4) y existen muchas posibilidades de que aumente el nivel del mar. Playa erosionada en Chagos, posiblemente a causa de un reciente aumento del nivel del mar John Turner Impactos del cambio climático sobre la biodiversidad 30 Impactos del cambio climático sobre la biodiversidad Destrucción de los manglares Desde 1980 se ha destruido aproximadamente el 20% del área mundial de manglares, en gran parte a causa de la deforestación, la edificación y la acuicultura (FAO, 2008). Y, sin embargo, los manglares tienen una gran importancia ecológica, económica y cultural. Son indispensables como criaderos de peces (ver Cuadro 2.6), filtran la contaminación costera y proporcionan madera a las poblaciones locales. Además son importantes para proteger las costas de tormentas tropicales y tsunamis, al pasar a través de 200 metros de manglares, una ola pierde el 75% de su potencia (FAO, 2008). El aumento del nivel del mar provocado por el cambio climático supone una nueva amenaza para los manglares. Un estudio reciente sobre la vulnerabilidad de 16 territorios y Estados de las Islas del Pacífico, hogar de manglares indígenas, indica que cerca del 13% de la superficie de manglares está en peligro (PNUMA, 2006) (ver Cuadro 4.9). Los manglares están amenazados por el aumento del nivel del mar y la intensificación de las tormentas tropicales Adrien Cretin Los manglares del Caribe están también amenazados por la intensificación de las tormentas tropicales: el huracán Hugo destruyó el 75% de los manglares rojos de Guadalupe (Imbert, 2002) (ver Cuadro 2.1). 1.4.3 Impactos en los ecosistemas marinos Blanqueamiento del coral Los arrecifes de coral son los ecosistemas marinos con mayor biodiversidad. Solamente cubren el 0,2% de la superficie de los océanos, y sin embargo albergan el 25% de sus especies (Roberts, 2003). Por este motivo a veces se les denomina los “bosques húmedos del mar”. Alrededor de 500 millones de personas de todo el mundo dependen de los arrecifes de coral para su subsistencia, protección costera, recursos renovables y turismo. Unos 300 millones de Etapas de blanqueamiento del coral IUCN El blanqueamiento coralino es la pérdida de color de estos organismos causada por las presiones. El coral es la base de los ecosistemas del arrecife en mares tropicales. Está formado por pólipos (animales cilíndricos muy simples que se parecen a las anémonas) que viven en simbiosis con microalgas fotosinténicas unicelulares llamadas zooxantelas. Estas algas necesitan luz para crecer y por ello los corales se desarrollan en aguas poco profundas. Las zooxantelas dan al coral el color marrón-verdoso (otros llamativos colores provienen principalmente de tejidos animales) Cuando están sometidos a presiones, los corales expulsan sus zooxantelas, lo que hace que se vuelvan más claros o completamente blancos, de ahí el término “blanqueamiento”. Esta expulsión de las zooxantelas priva al coral de una fuente de energía importante que suministran las algas simbióticas, y como resultado el coral “muere de hambre”. El blanqueamiento puede estar causado por muchas perturbaciones del entorno marino, pero en particular por un notable calentamiento de las aguas marinas junto con una fuerte iluminación. Después del blanqueamiento, los corales supervivientes pueden ser recolonizados por una zooxantela de la misma especie o de una especie diferente. El reestablecimiento de la Cuadro 1.5: Blanqueamiento del coral relación simbiótica puede durar semanas, o incluso varios meses. Si se prolongan las presiones es posible que las microalgas no recolonicen a tiempo el coral, que morirá de hambre. 31 Arrecife de coral blanqueado en Martinica en el año 2005 OMMM La resistencia del coral es su capacidad de recuperación tras un periodo de tensión. En el caso del blanqueamiento, su resistencia depende directamente de las presiones humanas a las que están expuestos, principalmente la contaminación y la sobrepesca. Unos estudios llevados a cabo en las Seychelles durante el blanqueamiento de 1998 indican una estrecha correlación entre la recuperación de los corales y la calidad del agua costera. La tasa de recuperación varió del 5 al 70% dependiendo de los niveles de contaminación. Los arrecifes de coral que se recuperaron con mayor rapidez fueron los situados en áreas marinas protegidas o en áreas costeras con bajos niveles de contaminación (Wilkinson, 2002; PNUMA, 2006). El equilibrio ecológico y la diversidad biológica de los arrecifes también son importantes para la resistencia de los corales. Los erizos y peces herbívoros en especial desempeñan un papel muy importante en la recuperación de los corales tras una perturbación (Nyström and Folke, 2001): eliminan las algas marinas, evitando que colonicen los corales degradados, lo que facilita el establecimiento de nuevos corales. La sobrepesca de peces herbívoros debilita la resistencia de los corales al blanqueamiento. Se han observado grandes diferencias en los niveles de resistencia de los corales en las entidades de ultramar europeas. En el Océano Índico, tras el blanqueamiento de 1998, se produjo una alta mortalidad entre los corales de Mayotte, muy degradados y contaminados. Por el contrario, el nivel de recuperación fue mucho mayor en los corales del archipiélago de Chagos, donde las presiones humanas son mucho menores (ver Cuadro 3.8). Así, aunque será difícil evitar el calentamiento de las aguas a corto plazo, es posible aumentar la resistencia al blanqueamiento de los corales, reduciendo los impactos de las actividades humanas. Cuadro 1.6: La resistencia de los corales depende de la salud de los arrecifes El aumento de temperatura no es la única consecuencia del cambio climático que pone en peligro a los corales. Los arrecifes están también directamente amenazados por el aumento del nivel del mar, la intensificación de las tormentas tropicales y la acidificación de los océanos. Unos corales sanos pueden adaptarse a un aumento progresivo del nivel del mar, pero los corales degradados no podrán soportar el cambio en el nivel del agua. Las tormentas tropicales afectan en gran modo a los arrecifes, especialmente en las áreas que no están adaptadas a fenómenos atmosféricos tan extremos. El huracán Erica, por ejemplo, que azotó Nueva Caledonia en 2003, destruyó una amplia zona de arrecifes en el parque marino al sur de este territorio (ver Cuadro 4.7). Por último, la progresiva acidificación de los océanos podría tener efectos devastadores sobre los organismos marinos con concha, como los corales de agua fría de Macaronesia, y sobre los erizos de todo el ecosistema marino (ONU, 2006) (ver Cuadro 5.6). Impactos del cambio climático sobre la biodiversidad personas, incluidas algunas de las poblaciones más pobres del mundo, dependen por completo de los arrecifes coralinos para encontrar alimentos (UNESCO, 2008). Se estima que los bienes y servicios que proporcionan los corales contribuyen anualmente con 30.000 millones de dólares a la economía mundial (Cesar, 2003). Y, sin embargo, los arrecifes coralinos son probablemente los ecosistemas más vulnerables del mundo. Se estima que hoy en día el 20% de los corales del mundo se han destruido, el 24% al borde de la desaparición y el 26% en peligro de desaparecer en el futuro (Wilkinson, 2004). De hecho, los arrecifes están gravemente afectados por la sobrepesca, la contaminación, el desarrollo costero, las especies invasoras, las epidemias y, más recientemente, el blanqueamiento del coral y otros impactos del cambio climático (UICN, 2006). En los últimos 15 años el blanqueamiento del coral causado por el cambio climático se ha convertido en la mayor amenaza para estos ecosistemas (ver Cuadro 1.5). El fenómeno de El Niño de 1998, un aumento anormal de la temperatura del agua durante un periodo prolongado causó el blanqueamiento de coral en más de 50 países. Los países e islas occidentales del Océano Índico fueron los más afectados, con una tasa media de mortandad en la región del 30% (Obura, 2005). En el Archipiélago Chagos el blanqueamiento alcanzó el 95% en algunas zonas (ver Cuadro 3.8). De forma similar en 2005 el Caribe se vio afectado por un importante blanqueamiento. Hubo un blanqueamiento de hasta el 95% de los corales en zonas de las Islas Caimán, Jamaica, Cuba y las Antillas Francesas (Wilkinson & Souter, 2008). En Guadalupe este acontecimiento provocó una alta mortalidad entre los corales que ya estaban debilitados por la presión de otras actividades humanas (ver Cuadro 2.2). De hecho, la resistencia al blanqueamiento del coral depende del estado general de salud de los arrecifes y el grado en que estén expuestos a otras presiones humanas (ver Cuadro 1.6). El aumento de 2,8ºC de la temperatura de las aguas tropicales de hoy al 2100 previsto por el IPCC podría aumentar la frecuencia de blanqueamientos del coral como los ocurridos en 1998 y 2005: todos los años o cada dos años entre 2030-2050 (PNUMA, 2006). Muchos científicos predicen que los corales no serán abundantes en los arrecifes y podrían ser escasos a mediados de este siglo (Hoegh-Guldberg, 2005). 32 Impactos del cambio climático sobre la biodiversidad Déclin des stocks halieutiques Aproximadamente el 80% de especies de peces de todo el mundo se están explotando por encima de su capacidad de regeneración (PNUMA, 2006). Las poblaciones de peces ya están a los niveles más bajos de la historia. El cambio climático, que está degradando sus recursos alimenticios y cambiando su distribución espacial, es otra importante amenaza para las poblaciones de peces del mundo. Un deterioro generalizado de los corales, y especialmente los episodios de blanqueamiento, podría afectar a las especies de peces que dependen del coral para su supervivencia. Dos estudios llevados a cabo en las Seychelles y el Caribe revelaron un descenso significativo en la diversidad y abundancia de los peces de arrecife tras los episodios de blanqueamiento de 1998 y 2005 (ver Cuadros 3.8 y 2.21). El declive de estas especies amenaza directamente a sus predadores, peces o aves, y afecta a la totalidad de la cadena alimentaria de los océanos tropicales. La degradación del coral no es la única amenaza para las poblaciones de peces. Parece que los peces pelágicos también se ven afectados por la reducción en la circulación termohalina (corrientes marinas convectivas de importancia mundial) provocada por el cambio climático. Esta reducción conlleva un descenso importante en la producción de fitoplancton, del que dependen la mayoría de los peces pelágicos, con el subsiguiente descenso en las poblaciones de peces en determinadas zonas (ver párrafo siguiente). Aproximadamente el 75% de las zonas pesqueras están afectadas por los impactos de la reducción en la circulación termohalina (PNUMA, 2006). Por último, el aumento de temperatura causado por el cambio climático podría provocar un cambio en la distribución espacial de determinadas especies de peces. Un estudio reciente llevado a cabo en el Mar del Norte analizó los cambios en la distribución espacial de varias especies de peces entre el 1977 y el 2002. De las 36 especies estudiadas, 21 especies – incluido el lenguado común (Solea solea) y el bacalao del Atlántico (Gadus morhua) – han migrado al norte en respuesta al aumento de 1,05°C en la temperatura del agua (Perry, 2005). Algunas especies han migrado hasta 1.000 kilómetros hacia el norte en menos de 20 años (Quérot, 1998). Recientemente se han observado por primera vez en Macaronesia migraciones de peces tropicales (ver Cuadro 5.7). Un desplazamiento importante de las poblaciones de peces podría modificar por completo el equilibrio de las cadenas alimentarias marinas y provocar un declive en determinadas especies de agua fría que no podrían migrar a latitudes más altas. Tortues marines en péril Las tortugas marinas están directamente afectadas por los impactos de las actividades humanas, como la destrucción de su áreas de anidamiento, la contaminación, la captura accidental en las artes de pesca como las redes o palangres y la caza furtiva por su carne y sus huevos. Actualmente las siete especies de tortugas marinas están incluidas en la Lista Roja de la UICN, donde aparecen como “en peligro crítico”. El cambio climático supone una amenaza incluso mayor, que puede acelerar considerablemente el declive de estas especies. Las tortugas marinas se utilizan con frecuencia como indicador biológico para medir los impactos del cambio climático en el medio ambiente, porque este fenómeno les afecta a lo largo de todo su ciclo vital (Lovich, 1996). Las tortugas verdes (Chelonia mydas) están amenazadas por la erosión de las playas y el aumento de la temperatura de la arena stuandgravy 33 Las tortugas viajan varios miles de kilómetros, atravesando océanos completos, entre sus áreas de anidamiento y sus áreas de alimentación. El cambio climático puede cambiar las corrientes oceánicas del mundo y las rutas migratorias de las tortugas. El aumento del nivel del mar y la intensificación de las tormentas marinas pueden erosionar las playas en las que ponen los huevos (ver Cuadro 2.11). Por último, el calentamiento de las playas de anidamiento podría alterar la proporción de hembras/machos, que está determinada por la temperatura a la que se incuban los huevos. En un clima más cálido, el número de machos disminuiría, lo que podría afectar a la capacidad de reproducción de estas especies (ver Cuadro 3.5). Impact sur le phytoplancton El fitoplancton es un alga unicelular que flota libremente en las capas superiores de los océanos. En la base de la cadena alimentaria marina, el fitoplancton sirve como alimento para el zooplancton (plancton animal), que a su vez consiste en un alimento esencial para muchas especies de peces. El fitoplancton desempeña un papel esencial en el ciclo del carbono porque a él se debe aproximadamente la mitad de la fotosíntesis global. Captura una considerable cantidad de CO2 como material orgánico, que se almacena entonces en los océanos. Varios estudios indican que el cambio climático, especialmente la subsiguiente reducción en la circulación termohalina, podría disminuir seriamente la biomasa de fitoplancton en todo el mundo. Unas observaciones recientes de imágenes por satélite han mostrado que la biomasa de fitoplancton ha disminuido hasta un 30% en algunas regiones del Pacífico Sur (Behrenfeld 2006) (ver Cuadro 4.13). Además, la reducción de la capa de hielo del Antártico podría también reducir la producción de determinadas especies de fitoplancton que se desarrollan bajo el hielo. Esta reducción podría tener importantes consecuencias para el krill, una especie de fitoplancton semejante a gambas pequeñas, que depende es esta especie de fitoplancton (Ver Cuadro 7.5). Por último, el fitoplancton con concha de calcio está directamente amenazado por la acidificación de los océanos (Geelen, 1986). Aunque es posible que disminuya la mayoría del fitoplancton oceánico, algunas especies podrían aumentar su población. Es el caso del Pyrodinium, por ejemplo, una especie de fitoplancton responsable de las mareas rojas en el Caribe y varias otras regiones del mundo. Este fitoplancton tóxico prolifera por florecimiento y alcanza tales concentraciones que las aguas se decoloran completamente. Las mareas rojas son un fenómeno natural, pero se ha hecho mucho más frecuente en los últimos 20 años (Patz, 2000). Este incremento se ha atribuido al calentamiento de las temperaturas del agua a causa del cambio climático. En las Islas Canarias se han observado por primera vez en el 2004 olas de algas marrones, que se deben con toda probabilidad a las temperaturas inusualmente altas que experimentó el archipiélago ese año (ver Cuadro 5.3). Otras algas microscópicas de las regiones tropicales podrían desarrollarse aprovechando la degradación de los corales causada por el cambio climático. Por ejemplo, los dinoflagelados, especialmente el Gambierdiscus toxicus que provoca intoxicación por “ciguatera”. Estas algas proliferan en los corales muertos, se vigilan muy de cerca en la Isla de Reunión y en la Polinesia Francesa (ver Cuadros 3.2 y 4.5). Les mammifères marins vulnérables Los mamíferos marinos, especialmente los cetáceos, están amenazados por las actividades humanas, como la contaminación, caza furtiva o actividades marítimas. La caza furtiva es responsable por si misma de la muerte de 300.000 cetáceos al año, lo que representa alrededor de 1.000 individuos al día (WWF, 2007). Las 81 especies de cetáceos registradas en todo el mundo están incluidas en la Lista Roja de la UICN. Dos de ellas están en “peligro crítico” y siete “en peligro”, como la Ballena Azul (Balaenoptera musculus). El cambio climático conlleva nuevas amenazas para estos animales. Algunas amenazas son directas: por ejemplo, el aumento de las temperaturas podría obligar a algunas especies a migrar más al norte en busca de condiciones climáticas para las que estén mejor adaptadas. Pero a veces las especies no pueden migrar. Además, el cambio climático posiblemente modifique la disponibilidad y abundancia de alimentos para los cetáceos. Las ballenas en especial tienen una dieta altamente específica. El krill, un zooplancton muy similar a las gambas, es la principal fuente de alimentos para varias especies de grandes ballenas Se concentra en áreas geográficas muy limitadas de los océanos polares, y solamente se encuentra en condiciones ambientales muy específicas. El cambio climático, al reducir la capa de hielo del Antártico, puede desencadenar un declive en el fitoplancton que a su vez afectaría a la abundancia, distribución y periodo de incubación del krill, con consecuencias graves para la capacidad de reproducción y supervivencia de los cetáceos (WWF, 2007) (ver Cuadro 7.6). Impactos del cambio climático sobre la biodiversidad Grupo de ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae) alimentándose de krill en Georgia del Sur Mistermoss 34 pero también a causa de las emisiones producidas por el uso de fertilizantes y el gas metano que emite el ganado. Según la FAO, estas emisiones son incluso más perjudiciales que las emisiones de los automóviles (FAO, 2006). Dicho esto, a pesar de todo, este sector será una de las principales víctimas del cambio climático. La disminución en las precipitaciones observada en distintas regiones del mundo conllevará una reducción en las cosechas. En el 2003 la producción mundial de cereales disminuyó considerablemente, causando un déficit de 93 millones de toneladas en los mercados del mundo (USDA, 2003). Esta reducción puede atribuirse también en parte a las sequías que afectaron a varios de los Estados productores en ese año. Según un estudio reciente publicado en la revista Science, la zona de Sudáfrica podría perder hasta el 30% de su capacidad de producción de maíz antes del 2030 (Lobell et al., 2008). De forma similar, la agricultura de todo el mundo se vería directamente afectada por un cambio en los ciclos de las cosechas provocado por los cambios de temperatura, un aumento de la tasa de erosión causada por unas precipitaciones más intensas, la proliferación de pestes animales y vegetales invasoras y un descenso en el área de tierra cultivable por culpa de un aumento del nivel del mar. La producción de biocombustibles, como parte de los intentos para reducir la dependencia de los combustibles fósiles, causará una competencia con las cosechas tradicionales y reducirá el área de tierra de cultivo. La industria agrícola ultramarina europea tampoco está a salvo de esta amenaza mundial. Las tormentas tropicales en el Caribe han causado graves daños materiales al sector agrícola de la región, que se estiman en unos 115 millones de euros en el caso de las plantaciones bananeras de Martinica, que quedaron completamente destruidas (al 100%) al paso del huracán Dean en 2007 (PECE 2006). Según unos estudios efectuados en el Caribe, la producción de cítricos y tubérculos también podría verse afectada por los cambios en el clima (ver Cuadro 2.4). Por último, el aumento del nivel del mar afectó recientemente a las cosechas de taro (un tubérculo básico en la alimentación de varias islas del Pacífico) en la costa de Wallis y Futuna (ver Cuadro 4.12). La agricultura de subsistencia es uno de los pilares más importantes en la economía de las islas tropicales con poblaciones principalmente rurales. El cambio climático y sus brutales efectos sobre este sector podrían afectar seriamente las economías de estos territorios. Amenazas para el turismo El turismo se ha convertido recientemente en la base de la economía de la mayoría de islas tropicales de la Europa ultramarina. Este sector también se ve afectado por el cambio climático, en parte porque contribuye al problema – del 4 al 6% de las emisiones mundiales de CO2 pueden atribuirse directamente al turismo (OMT, 2007) – pero también en parte porque se verá gravemente afectado por este fenómeno. El cambio climático podría influir en la elección de destinos, por unos veranos o inviernos más cálidos o fenómenos atmosféricos más extremos. Implicaciones socioeconómicas 1.5 El cambio climático tendrá graves consecuencias sobre el bienestar de las poblaciones humanas como consecuencia de sus impactos físicos directos (como olas de calor, tormentas tropicales o aumento del nivel del mar), pero también mediante sus impactos sobre los recursos naturales. En su famoso informe del año 2006 el economista británico Nicholas Stern indicó que si no se hace nada para evitar el cambio climático, las pérdidas económicas resultantes de este desastre equivaldrían a una reducción del 5 al 20% en el PIB anual del mundo (Stern, 2006). Daños en la infraestructura El número de huracanes violentos en el Caribe ha aumentado significativamente el los últimos 30 años. Una intensificación de estos fenómenos atmosféricos extremos causaría graves pérdidas económicas en las islas afectadas (ver secci
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Título y subtítulo | Cambio Climático y Biodiversidad en los Territorios de Ultramar de la Unión Europea |
Entidad | Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales (UICN) |
Tipo de documento |
Recurso electrónico en línea |
Lugar de publicación | Suiza |
Fecha | 2010 |
Páginas | 192 p. |
Materias |
Conservación Medio Ambiente Cambio-Climático Macaronesia Región Ultraperiférica de la Unión Europea (RUP) Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales (UICN) Ecosistemas Biodiversidad |
Enlaces relacionados | www.iucn.org/publications |
Formato Digital | |
Tamaño de archivo | 12,5 MB |
Notas | Este informe destaca la gran importancia de un grupo de islas y territorios continentales repartidos por todo el mundo, pero que oficialmente forman parte de Europa y a los que la comunidad global no presta la debida atención. Estos 28 territorios y regiones de ultramar de la Unión Europea albergan una excepcional diversidad de paisajes, ecosistemas y especies, y desempeñan un papel fundamental en la mitigación y adaptación al cambio climático. Repartidos por todos los océanos y en Sudamérica, estos territorios y regiones albergan una biodiversidad mucho mayor que el propio continente europeo. |
Texto | Cambio Climático y Biodiversidad en los Territorios de Ultramar de la Unión Europea Jérôme Petit y Guillaume Prudent Este documento de referencia, elaborado por la UICN en colaboración con el ONERC sigue el procedimiento de la conferencia de la UICN La Unión Europea y sus Territorios de Ultramar: Estrategias para hacer frente al Cambio Climático y la Pérdida de la Biodiversidad, tuvo lugar en la Isla de Reunión del 7 al 11 de julio de 2008. El documento ofrece por primera vez un análisis comparativo de las 28 entidades de ultramar de la Unión Europea. Comienza con un análisis temático que presenta las amenazas transversales que supone el cambio climático para las entidades de ultramar. Las secciones siguientes, específicas para cada una de las 28 entidades, proporcionan algunos datos contextuales y una visión general de su destacada biodiversidad, además de presentar las nuevas amenazas causadas por el cambio climático. Por último, se citan ejemplos de respuestas al cambio climático o “mejores prácticas“ en los territorios correspondientes. Cambio Climático y Biodiversidad en los Territorios de Ultramar de la Unión Europea DCNA Programme Opérationnel de Coopération Territorial Este documento es una publicación de la UICN, en colaboración con el ONERC Avec la participation des organisations suivantes Con el apoyo financiero de Con el apoyo financiero para la impresión del documento de Cambio Climático y Biodiversidad en los Territorios de Ultramar de la Unión Europea Jérôme Petit y Guillaume Prudent Créditos 1 Acerca de la UICN La UICN, Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, contribuye a encontrar soluciones pragmáticas para los principales desafíos ambientales y de desarrollo que enfrenta el planeta. La UICN trabaja en los ámbitos de biodiversidad, cambio climático, energía, medios de subsistencia y una economía mundial más ecológica, apoyan-do la investigación científica, gestionando proyectos de campo en todo el mundo, y reuniendo a los gobiernos, las ONG, las Naciones Unidas y las empresas, con miras a desarrollar políticas, legislación y prácticas óptimas. La UICN es la organización medioambiental más antigua y más grande del mundo, con más de 1000 miembros, gubernamentales y no gubernamen-tales, además de unos 11.000 expertos voluntarios en cerca de 160 países. Para su labor, la UICN cuenta con el apoyo de un personal compuesto por más de 1000 empleados, repartidos en 60 oficinas, y cientos de asociados de los sectores público, no gubernamental y privado de todo el mundo. www.iucn.org Créditos La designación de entidades geográficas y la presentación del material en este libro no implican la expresión de ninguna opinión por parte de la UICN respecto a la condición jurídica de ningún país, territorio o área, o de sus autoridades, o referente a la delimitación de sus fronteras y límites. Los puntos de vista que se expresan en esa publicación no reflejan necesariamente los de la UICN. La UICN y las organizaciones participantes declinan cualquier error u omisión en la traducción de este documento de la versión original en español al francés. Esta publicación ha sido posible en parte gracias a la financiación del MOM (Ministerio de Ultramar de Francia), el MEEDDM (Ministerio del Desarrollo Sostenible de Francia), el MAEE (Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia), el Consejo Regional de la Isla Reunión y la Comisión Europea (Programa Operativo de Cooperación Territorial). Publicado por: UICN, Gland, Suiza y Bruselas, Bélgica en colaboración con ONERC Derechos reservados: © 2008 Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y de los Recursos Naturales Se autoriza la reproducción de esta publicación con fines educativos y otros fines no comerciales sin permiso escrito previo de parte de quien detenta los derechos de autor con tal de que se mencione la fuente. Se prohíbe reproducir esta publicación para la venta o para otros fines comerciales sin permiso escrito previo de quien detenta los derechos de autor. Citación: Petit, J. y Prudent, G. (eds.). Cambio Climático y Biodiversidad en los Territorios de Ultramar de la Unión Europea. Gland, Suiza y Bruselas, Bélgica: UICN. Reimpresión, Gland, Suiza y Bruselas, Bélgica: UICN, 2010. 192 pp. ISBN: 978-2-8317-1316-8 Fotografía de la cubierta: 1) Arrecife de coral blanco en Martinica (OMMM), 2) Ecosistemas montañosos en Moorea, Polinesia Francesa (Jérôme Petit), 3) Oso polar (GeoStock), 4) Playa erosionada en Isla Diamante, Chagos (John Turner), 5) Logo de la Conferencia de la Reunión 2008 (Mindstream International) Diagramado por: De Boeck Design & Communication Studio Impreso por: Rosseels Printing Company, Bélgica Disponible en: UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) Servicio de publicaciones Rue Mauverney 28 1196 Gland Suiza Tél +41 22 999 0000 Fax +41 22 999 0020 books@iucn.org www.iucn.org/publications También existe a disposición un catálogo de las publicaciones de la UICN. El texto de este libro fue impreso en papel hecho de fibra de madera proveniente de bosques bien gestionados, certificada según las normas del Consejo de Manejo Forestal (FSC). 2 Índice Créditos 1 Índice 2 Colaboradores 4 Lista de Acrónimos 5 Prólogo 6 Prefacio 8 Introducción 10 1 Análisis Temático 12 1.1 Entidades de Ultramar de la Unión Europea 12 1.2 Biodiversidad en los territorios de ultramar 16 Cuadro 1.1: Puntos críticos (hotspots) de biodiversidad 19 1.3 Realidad del cambio climático 21 Cuadro 1.2: Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático 21 Cuadro 1.3: Actividades responsables de las emisiones globales de CO2 22 Cuadro 1.4: Escenario A1B 23 1.4 Impactos del cambio climático sobre la biodiversidad 25 Cuadro 1.5: Blanqueamiento del coral 30 Cuadro 1.6: La resistencia de los corales depende de la salud de los arrecifes 31 1.5 Implicaciones socioeconómicas 34 1.6 Referencias 38 2 Región del Caribe 40 2.1 Introducción 40 2.2 Guadalupe 44 Cuadro 2.1: Huracanes y manglares: El impacto de Hugo sobre los manglares de Guadalupe 46 Cuadro 2.2: 2005: Muerte Blanca de los corales del Caribe 47 2.3 Martinica 48 Cuadro 2.3: Impacto en los Bosques de Altura 50 Cuadro 2.4: Cambio climático y agricultura en el Caribe 50 Cuadro 2.5: Cambio climático y fiebre del dengue en el Caribe 51 2.4 Antillas Neerlandesas 52 Cuadro 2.6: Manglares y praderas marinas: Indispensables para los peces del arrecife 53 Cuadro 2.7: 1983: Un año negro para el Erizo de Lima del Caribe 54 Cuadro 2.8: Impactos del cambio climático en las islas que dependen del turismo 55 Cuadro 2.9: Vigilancia voluntaria de los arrecifes: Reef Care Curaçao 55 Cuadro 2.10: Parque Marino Nacional de Bonaire: Un modelo de gestión sostenible del arrecife 55 2.5 Aruba 56 Cuadro 2.11: Tortugas marinas en peligro: Supervisión en Aruba 57 2.6 Bermudas 58 Cuadro 2.12: Nonsuch Island: Los árboles nativos más resistentes a los huracanes 60 2.7 Islas Caimán 61 Cuadro 2.13: Impacto del huracán Iván sobre las poblaciones de aves de las Islas Caimán 62 Cuadro 2.14: Barrera de arrecifes de Gran Caimán: Reducción de daños por el huracán 63 Cuadro 2.15: Arrecifes artificiales en las Islas Caimán: ¿Una protección eficaz? 63 2.8 Islas Vírgenes Británicas 64 Cuadro 2.16: Programa de restauración de los manglares 66 Cuadro 2.17: Conservación y financiación de las áreas marinas protegidas: El sistema de amarre 66 2.9 Islas Turcas y Caicos 67 Cuadro 2.18: Tormentas, huracanes y aves migratorias del Caribe 68 Cuadro 2.19: 2007: Año del Medio Ambiente en las Islas Turcas y Caicos 69 2.10 Anguila 70 Cuadro 2.20: Huracanes y playas: El paso del huracán Luis por Anguila 72 Cuadro 2.21: Recursos marinos costeros en peligro 72 2.11 Montserrat 73 Cuadro 2.22: Anfibios y el cambio climático: El “Pollo de Montaña” de Montserrat 75 Cuadro 2.23: Impacto del huracán Hugo sobre los murciélagos 75 Cuadro 2.24: Valoración económica del medio ambiente: Centre Hills en Montserrat 76 Cuadro 2.25: Estrategia Global para la Conservación de Plantas 76 2.12 Referencias 78 3 Región del Océano Índico 80 3.1 Introducción 80 3.2 Isla Reunión 84 Cuadro 3.1: Iniciativa de la UICN para las especies exógenas invasoras en ultramar 85 Cuadro 3.2: Cambio climático y microalgas tóxicas 86 Cuadro 3.3: Reunión 2030: Un ambicioso proyecto para la mitigación 87 Cuadro 3.4: NET-BIOME: Coordinación de investigaciones en toda la Europa de ultramar 87 3.3 Mayotte 88 Cuadro 3.5: El sexo de las tortugas marinas determinado por la temperatura 90 Cuadro 3.6: Acción para la sensibilización: El proyecto Sandwatch 91 3.4 Territorio Británico del Océano Índico (Archipiélago de Chagos) 92 Cuadro 3.7: 1998: Blanqueamiento masivo de los corales del Océano Índico 94 Cuadro 3.8: Blanqueamiento del coral: Una amenaza para los peces del arrecife 95 3. Islas Dispersas 96 Cuadro 3.9: Isla Europa: Punto de referencia del cambio climático 97 3.6 Referencias 98 4 Pacífico Sur 100 4.1 Introducción 100 4.2 Polinesia Francesa 104 Cuadro 4.1: ¿Atolones sumergidos? 106 Cuadro 4.2: Bosques subalpinos de la Polinesia Francesa: Ecosistemas escasos y amenazados 107 Cuadro 4.3: Caracoles endémicos y variaciones climáticas 107 Cuadro 4.4: Cultivo de perlas: Un proceso delicado 108 Índice Índice 3 Cuadro 4.5: Ciguatera: Intoxicación alimentaria ligada a la degradación del coral 108 Cuadro 4.6: Isla Moorea: Un ecosistema modelo para la ciencia del cambio global 109 4.3 Nueva Caledonia 110 Cuadro 4.7: Impacto de las tormentas tropicales sobre los arrecifes: El caso del huracán Erica en Nueva Caledonia 112 Cuadro 4.8: Bosques secos de Nueva Caledonia amenazados por el fuego 113 Cuadro 4.9: Impacto de la subida del nivel del mar sobre los manglares del Pacífico 114 Cuadro 4.10: Reef Check: Una base de datos global sobre el estado de los arrecifes coralinos del mundo 114 4.4 Wallis y Futuna 115 Cuadro 4.11: Inmersión potencial de las zonas costeras de Wallis y Futuna 142 Cuadro 4.12: Cambio climático y agricultura: El caso de las plantaciones de Taro en Wallis y Futuna 142 4.5 Pitcairn 120 Cuadro 4.13: Los océanos más cálidos producen menos fitoplancton 121 4.6 Referencias 122 5 Macaronesia 124 5.1 Introducción 124 5.2 Islas Canarias 126 Cuadro 5.1: 100 millones de langostas del desierto en Lanzarote en el 2004 128 Cuadro 5.2: Nuevas aves del Sáhara en Fuerteventura 129 Cuadro 5.3: Marea de algas en las Islas Canarias 130 Cuadro 5.4: El Hierro: ¿La primera isla de ultramar con autosuficiencia energética? 131 5.3 Madeira 132 Cuadro 5.5: El cambio en los alisios afecta a la laurisilva 132 Cuadro 5.6: Los corales de aguas profundas amenazados por la acidificación de los océanos 133 Cuadro 5.7: El mosquito Aedes aegypti observado recientemente en Madeira 135 5.4 Las Azores 135 Cuadro 5.8: Migración de peces tropicales a las Azores 136 5.5 Referencias 137 6 Amazonia 138 6.1 Introducción a la cuenca amazónica 138 Cuadro 6.1: Los pulmones del planeta en peligro 139 6.2 Guayana Francesa 140 Cuadro 6.2: El bosque amazónico: ¿Una futura sabana? 142 Cuadro 6.3: Biodiversidad del bosque tropical amenazado 142 6.3 Referencias 143 7 Regiones Polares y Subpolares 144 7.1 Introducción 144 7.2 Groenlandia 148 Cuadro 7.1: Derretimiento del hielo ártico 150 Cuadro 7.2: El Rey del Ártico en peligro 151 Cuadro 7.3: Impacto sobre las sociedades tradicionales de Groenlandia 151 7.3 San Pedro y Miquelón 152 7.4 Islas Malvinas (Falkland Islands) 154 Cuadro 7.4: Comunicado de las Islas Malvinas (Falkland Islands) acerca del cambio climático 156 7.5 Georgia del Sur e Islas Sandwich del Sur 157 Cuadro 7.5: Descenso en el krill 159 Cuadro 7.6: Las ballenas azules en peligro 159 7.6 Territorios Australes y Antárticos Franceses 160 Cuadro 7.7: Cambio climático y especies invasoras en Kerguelen 163 Cuadro 7.8: Pingüinos Rey y cambio climático en Crozet 163 7.7 Territorio Antártico Británico 164 Cuadro 7.9: Deterioro de las plataformas de hielo y sustitución de la fauna 166 7.8 Referencias 167 8 Atlántico Sur 170 8.1 Santa Helena, Tristán de Acuña e Isla Ascensión 170 8.2 Referencias 173 Conclusión 175 Mensaje de Isla Reunión 177 Introducción 178 Recomendaciones 182 A Adaptación al cambio climático 182 B Valoración económica de la biodiversidad 183 C Lucha contra las especies exógenas invasoras 184 D Papel de la sociedad civil 185 E Estrategias para la investigación científica 186 F Colaboración para la protección de hábitats y especies 187 G Puesta en marcha de la revolución energética 188 H Desafíos del entorno marino 189 I Cooperación regional 190 J Mecanismos de financiación 191 K Plataforma de trabajo dedicada a los desafíos ecológicos en RUP y PTU 192 4 Colaboradores Colaboradores Autores principales: Jérôme Petit (UICN), Guillaume Prudent (ONERC) Autores colaboradores: Sarah Aubertie (UICN), Florian Kirchner (UICN), Jean- Philippe Palasi (UICN), Wiebke Herding (UICN) Consejo de redacción: Raphael Billé (IDDRI). Neil Davies (Estación Gump, Polinesia Francesa). Kalli De Meyer (DCNA, Antillas Neerlandesas). Yves De Soye (UICN). Marc Duncombe (Conservatoire du littoral). Philippe Feldmann (CIRAD). Wendy Foden (UICN). Marc Gillet (ONERC). Josiane Irissin Mangata (Consejo Regional, Isla Reunión). Geoff Hilton (RSPB). Paul Hoetjes (Gobierno de las Antillas Neerlandesas). Jose Luis Martin Esquivel (Gobierno de las Islas Canarias). Jean-Yves Meyer (Délégation à la recherche, Polinesia Francesa). Jeff Mc Neely (UICN). Tara Pelembe (JNCC). Sarah Sanders (RSPB). Yves Renard (UICN). Bernard Salvat (ICRI, Université de Perpignan). Andrew Terry (Durrell Wildlife Conservation Trust). Chris Thomas (Universidad de York). Phil Trathan (Investigación Antártica Británica). Vaia Tuuhia (OCTA) Colaboradores: Jean Pierre Arnaud (DAF, Mayotte). Todd Barber (Reef Ball foundation, Islas Caimán). Michael Behrenfeld (Universidad Estatal de Oregón). Nauja Bianco (representante de Groenlandia). Henri Blaffart (Conservación Internacional). Rob Bowman (FCO). Frederico Cardigos (Universidade dos Açores). Jean-Jérôme Cassan (Ingénieur Environnement, Nueva Caledonia). Elisabeth Chalono (Conservatoire botanique, Martinica). Gauthier Chapelle (Biomimicry Europa). Jean- Louis Chapuis (MNHN). Eric Clua (CRISP). Colin Clubbe (Reales Jardines Botánicos, Kew). Rohn Connor (Ministerio de Medio Ambiente, Anguila). Peter Convey (Investigación Antártica Británica). Mat Cottam (Ministerio de Medio Ambiente, Islas Caimán). Keith David Cardigos (Ministerio de Medio Ambiente, Anguila). Caroline Cremades (Ministerio de Agricultura, Mayotte). Jaime de Urioste Rodríguez (Fundación Neotrópico). Adolphe Debrot (Fundación Carmabi). Marcelino del Arco Aguilar (Canarias). Claudia Delgado (NetBiome, Madeira). Francois Devink (Direction de l’Environnement, Nueva Caledonia). Franck Dolique (IRD). Gina Ebanks- Petrie (Ministerio de Medio Ambiente, Islas Caimán). Corinda Essex (Departamento de Planificación Económica y Desarrollo, St Helena). Ana Isabel Fagundes (SPEA Madeira). Ana Isabel Fagundes (SPEA Madeira). Catarina Fagundes (Wind Birds, Madeira). José María Fernández Palacios (ULL, Canarias). Nicolas Ferraton (CPS. Wallis y Futuna). Jean Marie Flower (Conservatoire botanique des Antilles). Wendy Foden (UICN). Thierry Fourgeaud (Service de l’environnement, Wallis y Futuna). Wilfrid Fousse (Direction de l’agriculture, Mayotte). Yves Frenot (IPEV). René Galzin (CRIOBE). Catherine Gabrié (WWF). Bruno Galiber d’Auque (DAF, San Pedro y Miquelón). René Galzin (CRIOBE). Polinesia Francesa). Nadège Gandilhon (Breach, Guadalupe). Eliane Garganta (Direction de l’Environnement, Polinesia Francesa). Olivier Gargomigny (MNHN). Cécile Gaspar (Te mana o te moana. Polinesia Francesa). Philippe Gerbeaux (UICN). James Glass (Recursos Naturales y Agrícolas, Tristan da Cunha). Anne Glasspool (Departamento de Servicios de Conservación, Bermudas). Anne Claire Goarant (Direction de l’Environnement de la Province Sud, Nueva Caledonia). Cristina González (SEO/Birdlife, Islas Canarias). Henri Grizel (Ifremer). Mireille Guillaume (MNHN). Catherine Gyoot (UICN). Lisa-Ann Hurlston (Ministerio de Medio Ambiente, Islas Caimán). Daniel Imbert (Université des Antilles et de la Guyane). Michel Kulbicky (IRD). Jean Noel Labat (MNHN). Labrousse (Service de l’environnement, Wallis y Futuna). Thomas Le Bourgeois (CIRAD, Isla Reunión). Marc Le Bouvier (CNRS Paimpont). Alain- Hervé Le Gall (Université de Rennes, TAAF). Juan Antonio Lorenzo (SEO/Birdlife, Islas Canarias). Emilie Mc Kenzie (JNCC). Hervé Magnin (Parc National de la Guadeloupe). Jean François Maillard (ONCFS, Martinica). Atolo Malau (Service de l’Environnement, Wallis y Futuna). Carole Manry (Service de l’environnement, Wallis y Futuna). William Marsden (Chagos Conservation Trust). Cipriano Marín (UNESCO, Islas Canarias). Greg Masters (CABI-LEC). Frank Mazeas (Direction de l’Environnement, Guadalupe). François Moutou (AFSSA. Isla Reunión). Serge Muller (Universidad de Metz). Peter Mumby (Universidad de Exeter). Manuel Nogales Hidalgo (CSIC, Islas Canarias). Lindsey Norgrove (CABI). Helen Otley (Departamento de Planificación Medioambiental, Islas Malvinas (Falkland Islands)). Leopoldo O’Shanahan (ICCM, Islas Canarias). Christian Papineau (Programme Forêts scèhes, Nueva Caledonia). Rolph Payet (Consejero, Seychelles). Julie Petit (CRIOBE, Polinesia Francesa). Richard Phillips (Investigación Antártica Británica). Jean-Yves Pirot (UICN). Jean Pascal Quod (ARVAM). Peter Ryan (Funcionario Honorario de Conservación, Tristan da Cunha). Charles Sheppard (Universidad de Warwick). Fernando Simal (STINAPA. Bonaire Washington Slagbaai National Park). Olivier Soulères (ONF DOM). Donatien Tanret (Ingénieur environnement, Polinesia Francesa). Sanele Tauvale (Service de l’Environnement. Wallis y Futuna). Inge Thaulow (Representante de Groenlandia). Phil Trathan (Investigación Antártica Británica). John Turner (Universidad de Bangor). Frank Urtizberea (Service de la pêche, San Pedro y Miquelón). Gerard Van Buurt (Biólogo, Curaçao). Julia Verdun (UICN). Jack Ward (Departamento de Servicios de Conservación, Bermudas). Arthur Webb (SOPAC, Islas Fiji). Henri Weimerskirch (CNRS). Karin Zaunberger (Comisión Europea) Traductor (del francés): Emilia Aguado 5 Lista de Acrónimos Liste des acronymes AFSSA: Agence Française de Sécurité Sanitaire des Aliments AIE: Agencia Internacional de la Energía ARVAM: Agence pour la Recherche et la Valorisation Marine BIOT: British Indian Ocean Territory CCT: Chagos Conservation Trust CIRAD: Centre de Coopération Internationale en Recherche Agronomique pour le Développement CMNUCC: Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático CNRS: Centre National de Recherche Scientifique (Francia) CRIOBE: Centre de Recherches Insulaires et Observatoire de l’Environnement CRISP: Coral Reef Initiative in the South Pacific CSIC: Consejo Superior de Investigaciones Científicas (España) DAF: Direction de l’Agriculture et de la Forêt DCNA: Dutch Caribbean Nature Alliance DEFRA: Department for Environment, Food and Rural Affairs (Reino Unido) DIREN: Direction Régionale de l’Environnement (Francia) DYNECAR: Dynamique des Ecosystèmes de Caraïbe ECCM: Edinburgh Centre for Carbon Management ENA: Eastern North America ESRI: Economic and Social Research Institute (Irlanda) FAO: Food and Agriculture Organization of the United Nations FCO: British Foreign and Commonwealth Office FED: Fondo Europeo de Desarrollo GIEC: Groupe d’Experts Intergouvernemental sur l’Evolution du Climat IAATO: International Association of Antarctica Tour Operators IBA: Important Bird Area IDDRI: Institut du Développement Durable et des Relations Internationales IFRECOR: Initiative Française pour les Récifs Coralliens IPCC: Intergovernmental Panel on Climate Change IPEV: Institut Paul Émile Victor IRD: Institut de Recherche pour le Développement JNCC: Joint Nature Conservation Committee MNHN: Muséum National d’Histoire Naturelle NACRI: Netherlands Antilles Coral Reef Initiative OCTA: Overseas Countries and Territories Association OMM: Organización Meteorológica Mundial OMMM: Observatoire du Milieu Marin Martiniquais OMT: Organización Mundial del Turismo ONCFS: Office National de la Chasse et de la Faune Sauvage (Francia) ONERC: Observatoire National sur les Effets du Réchauffement Climatique ONF: Office National des Forêts (Francia) ONU: Organización de las Naciones Unidas PADD: Projet d’Aménagement et de Développement Durable PCRDT: Programme Cadre pour la Recherche et le Développement Technologique PECE: Profils Environnementaux de la Commission Européenne PGEM: Plan de Gestion de l’Espace Maritime PNUMA: Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente PTUs: Países y Territorios de Ultramar RSPB: Royal Society for the Protection of Birds RUPs: Regiones Ultraperiféricas SPC: Secretariat of the Pacific Community STARP: Service Territorial des Affaires Rurales et de la Pêche STINAPA: Stichting Nationale Parken (Fondation des parcs nationaux, Bonaire) TAAF: Terres Australes et Antarctiques Françaises UICN: Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza ULPGC: Universidad de Las Palmas de Gran Canaria UNESCO: United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization USDA: United States Department of Agriculture WRI: World Resources Institute WWF: World Wide Fund ZEE: Zona Económica Exclusiva 6 Este informe destaca la gran importancia de un grupo de islas y territorios continentales repartidos por todo el mundo, pero que oficialmente forman parte de Europa y a los que la comunidad global no presta la debida atención. Estos 28 territorios y regiones de ultramar de la Unión Europea albergan una excepcional diversidad de paisajes, ecosistemas y especies, y desempeñan un papel fundamental en la mitigación y adaptación al cambio climático. Repartidos por todos los océanos y en Sudamérica, estos territorios y regiones albergan una biodiversidad mucho mayor que el propio continente europeo. Solamente Nueva Caledonia (aunque de un tamaño inferior al de Bélgica) cuenta con un número de especies endémicas comparable al de la totalidad del continente europeo y es la principal responsable de la inclusión de Francia entre los 18 “Países Megadiversos» del mundo, el único país europeo en la lista. Groenlandia, territorio ultramarino de Dinamarca, tiene la mayor área terrestre protegida del mundo (Parque Nacional del noreste de Groenlandia, 972 000 kilómetros cuadrados). Y la Guayana Francesa, un departamento francés en el norte de Sudamérica y , como tal, parte de la Unión Europea, cuenta con uno de los reductos de bosque húmedo menos intervenidos del mundo, una zona de vital importancia en la Región Amazónica del Escudo Guayanés. De hecho, casi todos los territorios europeos están situados en los puntos de mayor biodiversidad (los denominados “Biodiversity Hotspots”1) o en “Áreas silvestres de alta biodiversidad” 2. Además las entidades ultramarinas de la Unión Europea tienen en conjunto la Zona Económica Exclusiva (ZEE) marina mayor y más diversa del mundo y el Reino Unido recientemente ha designado alrededor de las Islas Chagos la mayor área marina protegida del mundo (544 000 kilómetros cuadrados, un área dos veces mayor que la superficie terrestre del Reino Unido). Hasta hace muy poco, estas regiones habían recibido escasa atención por parte de la Unión Europea y la comunidad medioambiental mundial. Además, a las pocas organizaciones conservacionistas interesadas en respaldar proyectos y programas en estos territorios les ha resultado especialmente difícil conseguir fondos de las fuentes tradicionales, como agencias de ayuda bilateral y bancos de desarrollo multilateral puesto que estos territorios forman parte oficialmente de países ricos de Europa. Sin embargo, ya se está tomando conciencia de la enorme importancia ecológica de las siete Regiones Ultraperiféricas (RUP) y los veintiún Países y Territorios de Ultramar (PTU) de la Unión Europea, de los importantes retos a los que se enfrentan y de la necesidad que tienen de recibir financiación y atención específicas. Las personas necesitan la naturaleza para desarrollarse. Cada vez se tiene más conciencia en todo el mundo de la importancia económica y social de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos derivados de la misma, y del hecho de que estos sistemas naturales son fundamentales para el bienestar humano, la reducción de la pobreza y de todos y cada uno de los esfuerzos para alcanzar un desarrollo realmente sostenible. El estudio “The Economics of Ecosystems and Biodiversity (TEEB)” (Aspectos Económicos de los Ecosistemas y la Biodiversidad), emprendido por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Comisión Europea (CE), el Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Desarrollo Rural del Reino Unido (DEFRA), el Ministerio Federal de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza y Seguridad Nuclear de Alemania(BMU) y el Ministerio de Asuntos Exteriores de Noruega, ha demostrado claramente que las tasas actuales de degradación de ecosistemas podrían reducir el PIB mundial de un 6 a un 8% para el año 2050. También señala que los servicios ecosistémicos que proporcionan los arrecifes de coral en todo el mundo están valorados en 170 mil millones de dólares al año y que el coste de 40 a 50 mil millones de dólares que supondría gestionar el 30% de los océanos del mundo como zonas protegidas arrojaría un beneficio económico anual de 4 a 5 billones de dólares. Además, la mayoría de las entidades de ultramar de la Unión Europea están situadas en regiones en las cuales muchas comunidades dependen directamente de la biodiversidad para sus necesidades diarias, lo que incrementa su necesidad de recibir una mayor atención. Sólo por citar algunos ejemplos, en el Caribe (que tiene 12 entidades europeas ultramarinas) el cambio climático y la degradación de los arrecifes de coral están amenazando tanto la industria pesquera como el turismo. En la Polinesia Francesa, la extensiva degradación de los arrecifes de coral podría causar perjuicios incluso mayores, afectando a unos paisajes mundialmente famosos, amenazando la industria de la perla y aumentando la vulnerabilidad de la isla a la subida del nivel del mar. Como se demuestra en esta publicación, cada una de las 28 entidades ultramarinas de Europa necesita, de un modo u otro, priorizar lo más posible la protección y recuperación de los ecosistemas naturales. En este informe se estudian por primera vez los problemas ecológicos relacionados con las 28 entidades ultramarinas de Europa en conjunto. Como continuación a la Conferencia en la Isla Reunión, celebrada con gran éxito en el 2008 bajo el nombre: “La Unión Europea y sus entidades de ultramar: Estrategias para combatir el cambio climático y la pérdida de biodiversidad”, esta publicación representa un esfuerzo firme para aumentar la concienciación y promover la acción a nivel 1 Los lugares críticos o “hotspots” indican 34 áreas que cubren únicamente el 2,3% de la superficie terrestre pero albergan un número especialmente elevado de especies endémicas y ya han perdido al menos el 70% de su flora original. 2 Las Áreas silvestres de alta biodiversidad” indican áreas de excepcional biodiversidad en las que la flora original –al menos el 70 por ciento- ha permanecido intacta. Prólogo Prólogo Autor: Russell A. Mittermeier 7 Russell A. Mittermeier Presidente, Conservación Internacional Vicepresidente y Consejero Regional en Norteamérica y el Caribe, UICN local, regional, nacional, europeo y mundial. Para mi fue un placer y un honor poder participar en esta Conferencia, como representante de la UICN, y quedé totalmente impresionado por su contenido, calidad y visión a largo plazo, y por el hecho de que se centrara en entidades geográficas a las que yo tanto tiempo me he dedicado, pero en las que a veces era frustrante trabajar por culpa de la escasa atención global y la ausencia de fondos dedicados para la biodiversidad. Ojalá estos esfuerzos, conseguidos bajo la dirección de la UICN y con el apoyo de Francia, marquen una nueva etapa en la que las entidades europeas de ultramar reciban mayor asistencia técnica y financiación dedicada de la Unión Europea y otros donantes y grupos de interés, con el objetivo final de proteger su biodiversidad específica y aumentar la resistencia al cambio climático de sus sociedades y ecosistemas. Ahora sería conveniente, y de hecho es necesario, que la Unión Europea tome las riendas y desarrolle nuevas iniciativas, poniendo en práctica la experiencia adquirida gracias a la red Natura 2000, y que utilice sus capacidades técnicas y de investigación. Las entidades de ultramar ofrecen a la Unión Europea una oportunidad única para desempeñar un papel clave a la hora de asumir una de las prioridades de mayor importancia en la agenda para el siglo XXI: la gestión de las interacciones entre biodiversidad, servicios ecosistémicos, cambio climático y las comunidades humanas. Esperamos que esta publicación ayude a impulsar este tipo de acción y se inicie una nueva era de oportunidades para estas partes de nuestro planeta, tan importantes y tan olvidadas. Prólogo 8 El Kagu o Cagou hace sonreír a todo aquel que tiene la suerte de ver u oír a uno, el único miembro superviviente de una familia de aves. Se le podría confundir con una garza hiperactiva, casi enloquecida, sin capacidad de vuelo, con su plumaje plateado, una magnífica cresta, patas y pico de color naranja coralino y una cacofonía de reclamos mezcla de risa y gritos. Su excéntrico caminar a pasos cortos y rápidos, para luego quedarse completamente inmóvil y picotear o sondear es un ejemplo de concentración cuando busca gusanos o caracoles en el suelo forestal de Nueva Caledonia. Bosque que no solamente proporciona un hogar a ésta y otras especies extraordinarias, sino que además ayuda a mantener la estabilidad del suelo y el agua para el consumo humano y la energía hidroeléctrica. Esta espectacular isla está además rodeada por magníficos arrecifes coralinos, una de las regiones más importantes del mundo en términos de biodiversidad marina y una fuente esencial de alimentos e ingresos turísticos para sus habitantes. Por desgracia, el cambio climático ya está afectando a la fauna y flora de todos los territorios de ultramar de la Unión Europea. El cambio climático no respeta fronteras y ya se ha observado un extenso blanqueamiento de los arrecifes coralinos en los territorios de la UE, incluida Nueva Caledonia. Los países industrializados emiten cantidades desproporcionadamente altas de gases invernadero, que afectan a todo el mundo. Las consecuencias se sufren en lugares con altos niveles de biodiversidad, que habitualmente no tienen los recursos suficientes para hacer frente al impacto. Por ello, corresponde a las naciones de la UE continental reducir sus emisiones y ayudar a sus territorios de ultramar a adaptarse a los cambios que ya son inevitables. Este informe constituye, por tanto, un satisfactorio paso hacia el reconocimiento de las consecuencias del cambio climático para los territorios de ultramar de la Unión Europea y, específicamente, para su biodiversidad. Las comunidades humanas de los territorios dependen en gran medida de esta biodiversidad para una amplia gama de servicios y bienes ecosistémicos que abarcan desde la industria pesquera y alimenticia hasta los recursos acuíferos y fertilidad de los suelos, pasando por la protección costera y el turismo. Sin la biodiversidad de sus ecosistemas naturales, las poblaciones humanas de estos territorios sufrirían un importante empobrecimiento. Muchas de las consecuencias negativas que el cambio climático supondría para el mundo se concentran en los territorios de ultramar de la Unión Europea. Los territorios de la UE se extienden desde el Antártico al Ártico, y desde atolones que sobresalen apenas unos metros por encima del nivel del mar hasta elevadas cumbres de montañas. El derretimiento gradual de la capa de hielo de Groenlandia, unido a la dilatación térmica de los océanos y los aumentos de la intensidad de las tormentas contribuirán a que aumente la probabilidad de inundaciones costeras, poniendo en peligro las poblaciones Prefacio Autor : Dr Chris D. Thomas El Cagou (Rhynochetos jubatus) es un ave endémica de Nueva Caledonia Imaxandco Prefacio 9 humanas y la naturaleza de las costas. Las especies terrestres confinadas en islas de baja altitud, como la Paloma Perdiz de Tuamotu (en peligro crítico), no tienen otro lugar dónde ir. Los ecosistemas naturales costeros funcionales, especialmente los arrecifes, marismas saladas y manglares, tienen la capacidad de minimizar estos impactos, y por tanto hay que protegerlos con especial atención. El cambio climático se ha unido a la sobreexplotación por parte del ser humano, las especies invasoras, la destrucción del hábitat y la contaminación (aparte de los gases invernadero) como la quinta mayor amenaza mundial a la biodiversidad. Estas presiones no actúan solas. La sobrepesca unida al blanqueamiento del coral puede acabar con los arrecifes que desempeñan un papel vital en la vida y en la economía de muchos de estos territorios. La combinación de la destrucción de hábitat, el calentamiento y las alteraciones en los patrones de pluviosidad puede causar sequías estacionales en algunas regiones, al tiempo que el importante aumento de la pluviosidad y las tormentas pueden erosionar gravemente las islas tropicales de vegetación degradada, amenazando al mismo tiempo a la naturaleza y a los seres humanos. El incremento de aves invasoras, mosquitos y malaria aviar puede reducir las especies nativas de las islas hasta un punto crítico y finalmente incluso eliminarlas por completo. En la Europa continental, así como en otros lugares, muchas especies sobrevivirán al cambio climático desplazándose a latitudes más altas, pero muchas de las especies que están confinadas en los territorios de ultramar de la UE no tienen esta opción. En concreto, las especies que están restringidas a las islas oceánicas deben sobrevivir donde están, o perecer. En los territorios puede haber muchas más especies en peligro de extinción total a causa del cambio climático que en la totalidad del continente europeo, pero no se han realizado estudios formales. Mientras todos los países de Europa continental planifican estrategias de adaptación de la biodiversidad al cambio climático, se ha prestado escasa atención al resto del mundo, donde repercuten la mayoría de los impactos de las emisiones de la UE. Si la adaptación consiste al menos parcialmente en corregir algunos de los daños que han causado las emisiones de Europa continental, entonces la mayoría de los esfuerzos y recursos que la UE asigna a la adaptación al cambio climático deberían destinarse a otros lugares, incluidos nuestros territorios de ultramar. Esto es importante para la biodiversidad e igualmente para las comunidades humanas que dependen especialmente de los servicios ecosistémicos para su calidad de vida y, en algunos casos, para su supervivencia. Asumir el problema es esencial. Pero es sólo el comienzo. Europa cuenta con muchos de los mejores climatólogos, está a la cabeza mundial en la documentación de las respuestas de la biodiversidad ante el cambio climático y es pionera en la predicción de las posibles consecuencias que tendrá en el futuro el cambio climático sobre la vida salvaje. Que este informe sirva para que los científicos y legisladores de la UE presten mayor atención a los impactos del cambio climático en nuestros territorios de ultramar, y para que los gobiernos europeos, Dr. Chris D Thomas Catedrático de Biología de la Conservación Universidad de York entidades financieras y ONGs faciliten este trabajo de forma que contribuya a que los órganos administrativos de los territorios de ultramar de la UE desarrollen estrategias de adaptación. Con este aumento de atención y esfuerzos, es posible que muchos de nuestros territorios de ultramar se conviertan en modelos ejemplares de conservación y sostenibilidad, en lugar de ser víctimas de nuestra insaciable sed de hidrocarburos. Prefacio 10 El cambio climático es una grave amenaza para la biodiversidad mundial. Desde los trópicos a los Polos, todos los ecosistemas del mundo están en peligro. Un estudio publicado en la revista científica Nature estimaba que del 15 al 37% de las especies de flora y fauna terrestre podían estar en peligro de extinción a causa de los impactos producidos por el hombre sobre el clima (Thomas et al., 2004). Repartidas por toda la superficie de la Tierra, las entidades de ultramar de la Unión Europea albergan una biodiversidad biológica tan rica como vulnerable. Situados en varios lugares críticos en biodiversidad, estos territorios albergan un número de especies endémicas de flora y fauna mucho mayor que el de la Europa continental. Sin embargo, esta riqueza natural está amenazada desde distintos frentes: destrucción del hábitat, especies exógenas invasoras, contaminación, sobreexplotación de especies; no se ha librado ningún territorio. En la actualidad, el cambio climático representa para estos ecosistemas una amenaza adicional, que podría acabar siendo tan perjudicial como todas las otras juntas. A causa de la notable diversidad de sus entornos naturales, las entidades de ultramar de la UE constituyen un perfil detallado de los impactos del cambio climático sobre la biodiversidad mundial. Sirven para poner de manifiesto el alcance de dichos impactos sobre la mayoría de los ecosistemas del mundo y sobre una amplia variedad de grupos taxonómicos. Además, puesto que los ecosistemas de ultramar son especialmente vulnerables al cambio climático, pueden servir como balizas para la Unión Europea. Por su amplia distribución geográfica, actúan como un sistema de alarma ante los efectos del cambio climático sobre los ecosistemas en general. “Las islas son el barómetro indicador de la política medioambiental internacional. El mundo verá primero en nuestras islas su éxito o su fracaso”. James Alix Michel, Presidente de la República de Seychelles (IUCN Global Islands Survey). Además de disparar la alarma, las entidades de ultramar de Europa pueden constituir un modelo. Las entidades de ultramar están entre las primeras regiones afectadas por el cambio climático; podrían también estar entre las primeras que se adapten a sus efectos e implementen estrategias para hacerles frente. Las entidades de ultramar pueden servir como talleres de aprendizaje para la creación de políticas, estrategias o Introducción Autor: Jérôme Petit (UICN) Introducción Islote Nukutapu en Wallis y Futuna Carole Manry 11 tecnologías que puedan utilizarse para adaptarse o mitigar los efectos del cambio climático. Estas innovaciones, ideadas en las islas europeas, podrán entonces desarrollarse y adaptarse a los países vecinos en desarrollo. Con la ayuda de la Unión Europea, las entidades de ultramar podrían convertirse en centros de excelencia para la investigación sobre el desarrollo sostenible, gestión de ecosistemas, protección de la biodiversidad, desarrollo de energías renovables y adaptación al cambio climático. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), en colaboración con el Ministère de l’Intérieur, de l’Outre-mer et des Collectivités territoriales (Ministerio de Interior, Entidades y Territorios de Ultramar), el Conseil Régional de La Réunion (Consejo Regional de la Isla de Reunión) y el Observatoire National français des Effets du Réchauffement Climatique (ONERC) (Observatorio Nacional Francés para los efectos del cambio climático) decidieron enfocar el punto de mira en las entidades ultramarinas europeas y organizar una conferencia internacional sobre el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad en estas regiones. La conferencia, que tuvo lugar del 7 al 11 de julio de 2008 en la Isla de Reunión, fue parte de las actividades oficiales de la presidencia francesa de la Unión Europea. Por primera vez, este encuentro reunió a los 27 Estados miembro y sus 28 entidades de ultramar, para fomentar un debate en común. Los objetivos de este evento fueron (1) aumentar la concienciación de las instituciones europeas, los 27 Estados miembro de la Unión Europea, las instituciones regionales y mundiales, la sociedad y los medios, acerca de la herencia natural única de la Europa ultramarina, las amenazas a que se enfrenta y las oportunidades que puede ofrecer; (2) aumentar la eficacia de las acciones y la cooperación entre la UE, los Estados miembro y las entidades europeas de ultramar, en un esfuerzo por adaptarse al cambio climático, adoptar políticas energéticas modelo y proteger y gestionar de manera sostenible su biodiversidad; y (3) aumentar la cooperación regional entre las entidades de ultramar de la Unión Europea y sus vecinas, así como capacitar a estas entidades para concederles un mayor peso en los debates internacionales sobre el medio ambiente. Antes de la conferencia fue necesario recopilar los conocimientos científicos existentes y establecer las bases para el diálogo. La UICN, en colaboración con el ONERC y otros participantes, decidieron llevar a cabo un estudio de los riesgos inherentes al cambio climático; este informe se basa en dicho estudio. Para realizar este estudio a gran escala, La UICN reunió un equipo de más de 80 expertos, investigadores, académicos, miembros de asociaciones, administraciones públicas y sector privado pertenecientes a los territorios implicados. Este proceso consultivo permitió recopilar información de una amplia variedad de especialistas relevantes. Entonces se introdujo esta información en una base de datos y se complementó con una bibliografía de publicaciones científicas, resúmenes de informes y notas técnicas. Los datos se han resumido y se incluyen en el presente documento. Una vez finalizado, se envió el documento a todos los expertos colaboradores para su revisión. El objetivo de este informe, concebido como un documento de referencia, es establecer el estado actual del grado de conocimiento acerca de los impactos del cambio climático sobre la biodiversidad en las entidades de ultramar de la Unión Europea. Este documento comienza con un análisis temático de la biodiversidad de los territorios de ultramar europeos, la realidad del cambio climático, las amenazas que supone para los recursos naturales y las consecuentes implicaciones socioeconómicas. Este análisis presenta una visión general de los datos locales y globales en relación con los territorios de ultramar, y pone de relieve algunos ejemplos destacables en las distintas regiones. Por lo tanto, este documento presenta un análisis geográfico de los impactos del cambio climático sobre la biodiversidad en las 28 entidades de ultramar de la Unión Europea. Estas entidades se han dividido en siete amplias áreas geográficas: el Caribe, el Océano Índico, el Pacífico Sur, Macaronesia, Amazonas, las Regiones Polares y el Atlántico Sur. Se presenta una visión global del estado actual de la biodiversidad, los impactos ocurridos o potenciales del cambio climático sobre los recursos naturales y las consecuentes implicaciones socioeconómicas para cada una de estas entidades. En algunas regiones se destacan ejemplos de estrategias para la adaptación o mitigación del los efectos del cambio climático que merecen una mención especial. El Mensaje de la Isla Reunión, suscrito por los participantes en la conferencia, se incluye en el anexo de este documento. Contiene 21 propuestas dirigidas a las RUP, los PTU y sus regiones del mundo. Está reforzado por una serie de medidas y acciones recomendadas a partir de 11 talleres y mesas redondas, que contaron con más de 400 participantes. Introducción 12 Islas Canarias IRselau nReiounn iisólnan Guadalupe Martinica Guayana Francesa Las Azores Madeira Territorio Antártico Británico (BAT) Islas Dispersas Mayotte Aruba Antillas Neerlandesas Islas Malvinas (Falkland Islands) Georgia del Sur e Islas Sandwich del Sur Santa Helena Isla Ascensión Tristán de Acuña Islas Vírgenes Británicas Montserrat Anguilla Bermudas Islas Caimán Groenlandia Crozet Islas Turcas y Caicos Unión Europea San Pedro y Miquelón Entidades de Ultramar de la Unión Europea 1. Análisis Temático 1.1 Autor: Jérôme Petit (UICN) Entidades de Ultramar de la Unión Europea Mapa 1: Entidades de Ultramar de la Unión Europea en todo el Mundo * Hay un conflicto entre los Gobiernos de Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte en relación con la soberanía sobre las Islas Malvinas (Falkland Islands). ** En octubre de 2010, las Antillas Neerlandesas se separaron, cambiando el estado constitucional de federación de cinco islas – Curaçao y Sint Maarten se han convertido en estados independientes de los Países Bajos; Bonaire, San Eustaquio y Saba son ahora municipalidades independientes especiales de los Países Bajos. 13 nd Tierra Adelia British Indian Ocean Territory 5BIOY°o) Territorio Británico del Océano Índico (BIOT) Amsterdam San Pablo Nueva Caledonia Wallis y Futuna Pitcairn Territorios Australes y Antárticos Franceses (TAAF) LEYENDA RUP PTU Dependencias de los PTU Países ACP y estados insulares de las mismas regiones Zonas polares y subpolares Zonas Económicas Exclusivas de las RUP y los PTU Polinesia Francesa Entidades de Ultramar de la Unión Europea 14 Entidades de Ultramar de la Unión Europea La Unión Europea incluye una multitud de territorios satélites, en su mayor parte islas esparcidas por todo el planeta, la gran mayoría fuera del continente europeo. Seis Estados miembro de la Unión Europea: el Reino Unido, Francia, los Países Bajos, Portugal, España y Dinamarca, cuentan con un total de 28 entidades de ultramar, distribuidas por tres océanos (Atlántico, Índico, Pacífico) y dos continentes (América del Sur y la Antártida). La Europa de Ultramar, que abarca un área de 4,4 millones de km², tiene una superficie terrestre equivalente aproximadamente a la de la Unión Europea continental. Groenlandia (2,16 millones de km²), los Territorios Antárticos Británicos (1,7 millones de km²), la Tierra Adelia (432.000 km² y la Guayana Francesa (86.504 km²) constituyen la mayor parte de este área. El resto del territorio consiste en islas que tienen en conjunto un área de solamente 58.000 km², es decir, un 1,3% de la Unión Europea continental. Con una población de aproximadamente 5,6 millones de personas (de los cuales 1,9 millones están en las Islas Canarias), la Europa de ultramar alberga 1,15% de la población europea. Mientras que las Regiones Polares están prácticamente deshabitadas, la densidad de población de las islas tropicales tiende a ser muy alta, con 578 habitantes por km2 en Mayotte, por ejemplo, frente a los 110 habitantes por km2 en la Francia continental, o los 1.241 habitantes por km2 en Bermudas frente a los 252 habitantes por km2 en el Reino Unido. Las entidades de ultramar tienen un estatuto legal distinto y están sujetas a distintas jurisdicciones que varían conforme a los acuerdos individuales concertados con los Estados miembro de los que dependen. Regiones, departamentos, territorios, países o comunidades, algunos están en proceso de obtener la independencia o autonomía y cada uno de ellos disfruta un nivel distinto de soberanía. Sin embargo, la Unión Europea solamente reconoce dos denominaciones legales para clasificar sus entidades: regiones ultraperiféricas (RUP) y Países y Territorios de Ultramar (PTU). Regiones Ultraperiféricas (RUP) Las regiones ultraperiféricas forman parte integral de la Unión Europea. Se rigen por las directivas de la Comisión Europea del mismo modo que todas las regiones de los Estados miembro. La Unión Europea tiene siete RUP, que son dependencias de tres Estados Miembros. Guadalupe y Martinica en el Caribe, la Guayana Francesa en Sudamérica y la Isla Reunión en el Océano Índico son RUP, pero también son Departamentos Ultramar (DUM) franceses. Las Azores y Madeira en Macaronesia, en el Atlántico Noreste, son RUP y regiones autónomas de Portugal. Por último, las Islas Canarias, en Macaronesia, son RUP y una de las comunidades autónomas de España (ver Mapa 1). Países y Territorios de Ultramar (PTU) El estatuto legal de los países y territorios de ultramar, creado en virtud del Tratado de Roma en 1957, tiene una estructura política y legal propia. Las entidades con estatus de PTU no son parte de la Unión Europea y no están incluidas en el Espacio Schengen, aunque sean dependencias de países miembro del acuerdo Schengen. De todas formas, se benefician de la asociación con la Unión Europea – recogida en el Título IV del Tratado de la Unión Europea – y tienen derecho a las ayudas del Fondo Europeo de Desarrollo (FED). Por lo general sus habitantes son ciudadanos del Estado con el que está asociado el territorio. La Unión Europea cuenta con 21 PTUs pertenecientes a cinco Estados miembro. La mayoría de estas entidades son islas situadas en los trópicos. Las Antillas Neerlandesas, Aruba (Países Bajos), las Islas Caimán, las Islas Vírgenes Británicas, las islas Turcas y Caicos, Bermudas, Anguila y Montserrat (Reino Unido) están en el Caribe. Mayotte (Francia) y el Archipiélago de Chagos (Reino Unido) están en el Océano Índico. Las islas del Pacífico Sur incluyen la Polinesia Francesa, Nueva Caledonia, Wallis y Futuna (Francia) y Pitcairn (Reino Unido). Santa Helena y sus dependencias (Reino Unido) están en el Atlántico Sur. Además hay varias entidades de Ultramar de la Unión Europea en las Regiones Polares y Subpolares: Groenlandia (Dinamarca) y San Pedro y Miquelón (Francia) cerca del Polo Norte, las Islas Malvinas (Falkland Islands) (Reino Unido), los Territorios Australes y Antárticos Franceses (TAFF – Francia), las Islas Georgia del Sur y Sandwich del Sur (Reino Unido) y los Territorios Antárticos Británicos (Reino Unido) cerca del Polo Sur (ver Mapa 1). Bandera europea en Nueva Caledonia Jean-Philippe Palasi Entidades de Ultramar de la Unión Europea 15 Tabla 1: Datos contextuales de las entidades de ultramar europeas y correspondientes Estados Miembro (CIA Word Factbook 2008, MDGI 2008) cont. = continental; No. islas pples:= Número de islas principales; Elev. Máx= elevación máxima; ZEE = Zona Económica Exclusiva; PIB/hab. = Producto Nacional Bruto por habitante; Emisiones CO2 to / hab / año= Emisiones de CO2 en toneladas por habitante y año Área geográfica Habitantes Área (km²) Densidad de Población (Hab / Km²) Nº islas pples. Elev Máx. ZEE (km²) PIB / hab. ( ) Tasa de desempleo (%) to/hab./año Emi-siones de CO2 Reino Unido (cont.) 60.943.912 241.590 252,3 1.343 764.071 24.300 5,4 8,9 Reino Unido (ultramar) 193.407 1.727.113 0,1 165 2.934 3.201.172 Anguila 14.108 102 138,3 1 65 5.500 8,0 Bermudas 65.773 53 1.241,0 4 76 44.000 7,6 BIOT 4.000 60 66,7 55 15 637.000 Georgia del Sur 20 3.903 0,0 19 2.934 Islas Caimán 47.862 262 182,7 3 43 19.700 4,4 6,0 Islas Malvinas (Falkland Islands) 3.140 12.173 0,3 2 705 15.700 0,0 13,4 Islas Vírgenes Británicas 24.004 153 156,9 60 521 80.701 24.200 3,6 2,8 Montserrat 9.638 102 94,0 1 930 8.250 2.100 6,0 12,2 Pitcairn 47 62 0,8 1 347 837.221 St Helena y terr. 7.601 413 18,4 3 2.062 1.638.000 3.500 14,0 1,6 Terr. Ant. Brit. 0 1.709.400 0,0 8 Islas Turcas y Caicos 22.352 430 52,0 8 49 7.200 11,0 Francia (cont.) 60.876.136 551.695 110,3 4.807 349.000 21.700 8,3 9,5 Francia (ultramar.) 2.580.514 546.941 4,7 160 3.070 10.505.300 Guadalupe 420.000 1.628 258,0 13 90.000 5.700 22,7 4,1 Guayana Francesa 230.000 86.504 2,7 0 130.000 11.900 24,5 4,3 Islas Dispersas 20 44 0,5 6 640.000 Martinica 397.820 1.128 352,7 1 45.000 14.300 25,2 5,6 Mayotte 216.306 374 578,4 2 660 73.600 2.200 25,4 Nueva Caledonia 224.824 18.575 12,1 5 1.628 1.400.000 12.000 7,1 8,1 Polinesia Francesa 283.019 3.660 77,3 118 2.241 5.030.000 11.000 13,0 2,5 Reunión 785.000 2.512 312,5 1 3.070 318.300 12.000 30,0 3,1 San Pedro y Miquelón 6.125 242 27,0 3 240 12.400 4.400 TAAF 33 432.000 0,0 8 1.090 2.500.000 Wallis y Futuna 16.448 142 115,0 3 765 266.000 2.000 15,2 Países Bajos (cont.) 16.645.313 33.883 491,3 322 23.900 3,2 9,8 Países Bajos (ultramar.) 326.910 1.153 283,5 6 862 Antillas Neerlandesas 225.369 960 234,8 5 862 8.400 17,0 44,1 Aruba 101.541 193 526,1 1 188 1 4.900 6,9 19,0 Portugal (cont.) 10.676.910 91.951 116,1 327.667 10.700 7,7 5,8 Portugal (ultramar) 485.861 3.161 153,7 12 2.351 1.400.000 Azores 241.763 2.333 103,6 9 2.351 954.000 Madeira 244.098 828 294,8 3 446.000 España 40.491.051 499.542 81,1 14.500 8,3 7,5 Islas Canarias 2.025.951 7.447 272,0 7 3.718 Dinamarca 5.475.791 43.094 127,1 173 29.700 2,8 8,7 Groenlandia 56.326 2.166.086 0,0 1 3.700 12.600 9,3 9,9 Unión Europea 494.296.878 4.376.780 112,9 4.807 25.000.000 13.300 7,5 Total ultramar 5.668.969 4.451.901 1 351 3.718 15.106.472 16 Biodiversidad en los territorios de ultramar 1.2 1.2.1 Una diversidad biológica excepcional En el Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) se define la biodiversidad como “variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos entre otras cosas, los ecosistemas terrestres y marinos y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte; comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los ecosistemas”. Las entidades de ultramar de la Unión Europea albergan una biodiversidad excepcional. Situadas en los tres océanos principales y en distintas latitudes, estas entidades son el hogar de más especies endémicas (especies exclusivas de un área geográfica limitada) que las que se encuentran en toda la Europa continental. Por norma general, las islas son las principales reservas de endemismo. Sus ecosistemas se han desarrollado de forma aislada, lejos de los continentes, lo que ha llevado al desarrollo de nuevas especies, adaptadas a las características especiales de la vida en la isla. Cada isla tiene su propio clima y geografía, lo que tiene como resultado una flora y fauna adaptados especialmente a estas características especiales. Por ello, las islas son un laboratorio perfecto de la evolución de las especies; la Europa de ultramar, con más de 350 islas tropicales, templadas y polares, es el hogar de una inconmensurable riqueza de hábitats y especies. Por ejemplo, la Isla Ascensión alberga la segunda mayor colonia de tortugas verdes del Atlántico, la Isla Gough (Tristán de Acuña) es, posiblemente, el mayor santuario de aves marinas del mundo, y los arrecifes del Archipiélago de Chagos (Territorio Británico del Océano Índico) están entre los mejor preservados y menos alterados del Océano Índico (y suponen aproximadamente el 1,3% de todos los arrecifes del mundo) (Procter et al., 1999). Solamente Nueva Caledonia tiene 2.423 especies endémicas; Francia únicamente tiene 353. En las Islas Canarias, que representan el 1,5% de la superficie de España, viven el 50%de todas las especies de plantas endémicas (Martin Esquivel, comunicado personal). Gracias a la Guayana Francesa, la Unión Europea está también presente en las Amazonas. Las islas tropicales europeas de ultramar contienen una biodiversidad especialmente rica (Bahía Opunohu en Moorea) Esta región, que supone únicamente el 7% del área terrestre mundial, es el hogar de más de la mitad de las especies animales y vegetales del mundo. Los 83.000 Km2 de bosque amazónico de la Guayana Francesa contienen aproximadamente la mitad de la biodiversidad de Francia (el 29% de las plantas, el 55% de los vertebrados y el 92% de los insectos) en una octava parte de su superficie (Gargominy, 2003). Las aguas de las islas tropicales europeas de ultramar son el hogar de una excepcional diversidad de fauna y flora marina. Solamente la Polinesia Francesa tiene el 20% de los atolones del mundo. Con 14.280 km2 de arrecifes, Nueva Caledonia cuenta con la segunda barrera de coral más larga del mundo. Por último, las Islas Canarias albergan 29 de las 81 especies de ballenas, aproximadamente el 36% de la población mundial de ballenas. 1.2.2 Ecosistemas indispensables para las poblaciones Los ecosistemas proporcionan bienes y servicios que son esenciales para el bienestar de las poblaciones. Esto es especialmente cierto en las entidades de ultramar, cuya población suele ser rural y depende de los recursos naturales para su subsistencia. Los ecosistemas proporcionan cuatro tipos de servicios a las poblaciones: servicios de aprovisionamiento, servicios de regulación, servicios culturales y servicios de soporte o básicos (MEA, 2005). Biodiversidad en los territorios de ultramar Las islas tropicales europeas de ultramar contienen una biodiversidad especialmente rica (Bahía Opunohu en Moorea)t Andrew C Hilton Bosque natural en la Isla de Santa Helena Andrew Darlow 17 Los servicios de aprovisionamiento son los que se obtienen directamente de los ecosistemas, como alimentos, agua potable, plantas medicinales, madera, etc. La agricultura, la ganadería y la pesca de subsistencia aún son esenciales en las vidas de las poblaciones rurales de Nueva Caledonia, la Polinesia Francesa y Mayotte, por e jemplo. La economía de Martinica se basa principalmente en las plantaciones de caña de azúcar, bananas y piñas. Por otra parte, los ecosistemas del bosque amazónico de la Guayana Francesa tienen un extraordinario potencial como fuente de compuestos químicos y recursos biológicos para la elaboración de nuevas medicinas, cosméticos, aditivos alimentarios o biomateriales. Los servicios de regulación que proporcionan los ecosistemas están relacionados con el mantenimiento del equilibrio natural, incluyen regulación del clima, protección de las costas, limitación de la erosión, control de plagas, mantenimiento de la calidad del agua, polinización, etc. En las islas volcánicas con perfiles escarpados, como las de Macaronesia o la Isla Reunión, por ejemplo, la existencia de bosques sanos es esencial para estabilizar los suelos y evitar deslizamientos de terreno. Los manglares inalterados de Nueva Caledonia ayudan a eliminar y descomponer los residuos orgánicos depositados en la laguna, proporcionan alimento y refugio para muchas especies de peces y protegen las costas de la erosión. Los servicios culturales son los beneficios recreativos y culturales que aportan los ecosistemas a través del enriquecimiento espiritual, las actividades de ocio y los valores estéticos. La diversidad de los ecosistemas se refleja en la diversidad de las identidades y culturas regionales, a través de los valores artísticos, espirituales y religiosos, o la belleza de los paisajes. En la Polinesia Francesa, por ejemplo, los tatuajes y pinturas tradicionales con frecuencia hacen referencia a los recursos naturales. De forma parecida, el atractivo de las islas tropicales como destinos turísticos depende sobre todo de la belleza de unos paisajes naturales bien conservados, tales como los arrecifes de coral o las playas. La biodiversidad, además de ser indispensable para el equilibrio ecológico de los entornos naturales, tiene también un valor social, económico y cultural. Por último, los servicios de soporte son necesarios para que tengan lugar todos los otros servicios ecosistémicos. Consisten en la formación del suelo, la fotosíntesis, la producción primaria, el ciclo de los nutrientes y el ciclo del agua. 1.2.3 Una herencia natural amenazada Los ecosistemas isleños son frágiles y especialmente vulnerables a los impactos humanos. Aproximadamente el 75% de las extinciones de especies animales y el 90% de las extinciones de especies de aves ocurridas en los últimos 400 años han tenido lugar en islas (Buckley, 2007). Además, el 23% de las especies de las islas están en la actualidad “en peligro” o “en peligro crítico”, en comparación con el 11% en el resto del planeta (INSULA, 2004). Puesto que se han desarrollado de forma aislada y relativamente protegida, los ecosistemas de las islas son especialmente vulnerables a los cambios en el entorno, y en particular a las especies exógenas introducida por los humanos, contra las que no pueden defenderse. La Lista Roja de UICN indica que 523 especies localizadas en las entidades de ultramar francesas están amenazadas (es decir, en peligro crítico: CR, en peligro: EN o vulnerables: VU) frente a las 124 especies de la Francia continental. Unas 187 especies localizadas en las entidades británicas de ultramar están amenazadas, comparadas con las 51 del Reino Unido. De forma similar, 31 especies localizadas en las entidades holandesas de ultramar están amenazadas, comparadas con las 26 en los Países Bajos. Por último, en el conjunto de entidades de ultramar europeas (excluyendo las Islas Canarias, Madeira y las Azores), están amenazadas 667 especies frente a las 701 de la Europa continental (ver Tabla 2). Al mismo tiempo, un análisis de los principales grupos taxonómicos ha revelado que 32 especies de aves están amenazadas en la Polinesia Francesa, frente a las cinco de Francia continental, 16 especies de peces en Aruba, frente a las nueve de los Países Bajos; 25 especies de invertebrados en las Islas Bermudas, frente a las ocho del Reino Unido; y por último, nada menos que 219 especies de plantas están amenazadas en Nueva Caledonia, frente a las ocho de Francia Continental (Lista Roja de la UICN, 2008). Vistas en conjunto, estas cifras evidencian la extrema vulnerabilidad de la biodiversidad en las entidades de ultramar europeas. Los ecosistemas de estas regiones son especialmente frágiles y su resistencia frente a una nueva amenaza como el cambio climático será mucho menor que en la Europa continental. La biodiversidad de las islas en los territorios de ultramar europeos se enfrenta a numerosas amenazas. La Evaluación de Ecosistemas del Milenio ha identificado cinco causas principales del cambio en la biodiversidad mundial: destrucción directa de los hábitats, especies invasoras, sobreexplotación de recursos, contaminación y cambio climático. Estas amenazas están presentes en todas las entidades de ultramar de la Unión Europea. La mayoría de los territorios de ultramar están situados en “lugares críticos en biodiversidad”, que son los lugares donde la biodiversidad es muy rica y al mismo tiempo está muy amenazada. Biodiversidad en los territorios de ultramar Las poblaciones rurales de las islas tropicales dependen en gran medida de los recursos naturales (mercado de fruta en Guadalupe) patochh El turismo depende de la calidad de la playa y la laguna (playa Seven Mile en Bonaire) btan87 18 Destrucción y fragmentación del hábitat La destrucción de los ecosistemas naturales de las entidades de ultramar comenzó con los primeros colonos humanos, que despejaron el terreno para las cosechas y las instalaciones humanas. Por ejemplo, los bosques naturales de Mayotte se convirtieron casi íntegramente en plantaciones de caña de azúcar en el siglo XIX; este cultivo ha causado un grave impacto en los ecosistemas de todo el Caribe. Más recientemente se ha acelerado la destrucción directa de los hábitats a causa del rápido crecimiento de la población en las entidades de ultramar, y de la aceleración del desarrollo de la industria turística. A un ritmo del 1,8% al año, el crecimiento de la población en la Isla Reunión es el más rápido de todas las regiones de la Unión Europea. La población de Mayotte se ha multiplicado por 3,5 en menos de 40 años. Además, la industria turística se ha convertido recientemente en la actividad económica más importante en la mayoría de las islas tropicales europeas de ultramar. Las Islas Canarias reciben alrededor de 10 millones de visitantes al año. Biodiversidad en los territorios de ultramar Tabla 2: Especies amenazadas en las entidades de ultramar europeas y en los correspondientes Estados miembro (Lista Roja de la UICN, 2008). Categorías CR (en peligro crítico), EN (en peligro) y VU (Vulnerable). cont. = continental; Anfib. = Anfibios; Ot. Invert. = Otros Invertebrados Mamíferos Aves Reptiles Anfibios Peces Moluscos Ot. Invert. Plantas Total Francia (cont.) 15 5 5 2 27 34 29 7 124 Francia (ultramar.) 523 Nueva Caledonia 6 15 2 0 16 11 1 219 270 Polinesia Francesa 3 32 1 0 12 29 0 47 124 Guayana Francesa 9 0 7 3 22 0 0 16 57 Isla Reunión 4 6 3 0 6 14 2 16 51 Guadalupe 6 2 5 3 15 1 0 8 40 Martinica 1 3 5 2 15 1 0 9 36 TAAF 2 13 0 0 2 0 0 0 17 Wallis y Futuna 0 9 0 0 3 0 0 1 13 Mayotte 1 4 2 0 1 0 1 0 9 San Pedro y M. 0 1 0 0 1 0 0 0 2 R.U. (cont.) 9 3 0 0 16 2 8 13 51 R. U. (ultramar.) 187 Bermudas 2 1 2 0 13 0 25 4 47 St Helena y terr. 1 18 1 0 11 0 2 26 59 Islas Vírgenes Británicas 0 1 6 2 14 0 0 10 33 Pitcairn 0 11 0 0 7 5 0 7 30 Montserrat 2 2 3 1 15 0 0 4 27 Islas Malvinas (Falkland Islands) 4 10 0 0 5 0 0 5 24 Islas Caimán 0 1 5 0 14 1 0 2 23 Islas Turcas y Caicos 1 2 5 0 13 0 0 2 23 Anguila 1 0 4 0 15 0 0 3 23 Chagos 0 0 2 0 7 0 0 1 10 Georgia del Sur 1 7 0 0 0 0 0 0 8 Países Bajos (cont.) 10 1 0 0 9 1 5 0 26 Países Bajos (ultramar.) 31 Antillas neerlandesas 2 1 6 0 16 0 0 2 27 Aruba 2 1 3 0 16 0 1 0 23 Dinamarca 3 3 0 0 11 1 10 3 31 Groenlandia 8 0 0 0 6 0 0 1 15 España 20 15 17 5 51 27 35 49 219 Portugal 15 8 2 0 39 67 16 16 163 Total entidades ultra-mar 667 Europa (cont.) 701 19 La vida en la Tierra se enfrenta a una crisis de proporciones mundiales; la biodiversidad mundial está desapareciendo a un ritmo de 100 a 1.000 veces más rápido que la tasa histórica de desaparición. Las extinciones masivas a esta escala solamente han tenido lugar cinco veces en la historia de nuestro planeta; la más reciente fue la crisis del Cretácico- Terciario hace 65 millones de años, que acabó con el reinado de los dinosaurios. Hoy en día los científicos hablan de una sexta extinción en masa, y son los humanos los responsables de esta crisis ecológica (Wilson, 1994). En vista de este alarmante desarrollo, es vital identificar las zonas del mundo prioritarias para la conservación, de forma que se pueda intentar salvar el máximo número de especies. En 1988 el biólogo Norman Myers propuso el concepto de “hotspots (lugares críticos) de biodiversidad”, zonas geográficas donde la biodiversidad es la más rica y la más amenazada a la vez (Myers 1988). Se han señalado 34 hotspots de biodiversidad en el mundo. Albergan aproximadamente el 60% Cuadro 1.1: Puntos críticos (hotspots) de biodiversidad de todas las formas de vida terrestre del planeta, tienen un área muy reducida y representan solamente el 2,3% de la superficie terrestre. En estas zonas, aproximadamente el 50% de las especies de plantas y el 42% de las especies de vertebrados son endémicas. Cada hotspot está sujeto a amenazas externas; estas regiones ya han perdido al menos el 70% de su capa vegetal natural (Hotspots de biodiversidad 2008). Nada menos que 20 de las 28 entidades de ultramar de la Unión Europea están situadas en estos hotspots de biodiversidad. Son “Las Islas del Caribe”, “Madagascar y las Islas del Océano Índico”, “Micronesia y Polinesia”, “la Cuenca Mediterránea” y “Nueva Caledonia”. Cabe destacar que Nueva Caledonia es un hotspot por derecho propio, lo que indica su extremada riqueza biológica y su alta vulnerabilidad. El rápido crecimiento de la población en Mayote amenaza la biodiversidad t4t0 Biodiversidad en los territorios de ultramar Puntos críticos de biodiversidad cubiertos por los territorios de ultramar de la UE (en rojo) y Principales Espacios Vírgenes (en verde) Mapa 2: Puntos críticos (hotspots) de biodiversidad y principales espacios vírgenes En las Antillas Francesas, el número de visitantes aumentó en un 9% en el 2006 y los ingresos procedentes del turismo en la Polinesia Francesa suponen aproximadamente el 70% de los recursos del territorio (ACCDOM 2008). El turismo tiene un impacto grave sobre la biodiversidad, a causa de la deforestación de espacios naturales y manglares y la utilización de humedales para la construcción de las infraestructuras turísticas, pero también a causa del aumento de los niveles de contaminación y la sobreexplotación de recursos. Aproximadamente el 80% de los manglares de las Islas Británicas se han destruido, principalmente para dejar espacio para construir infraestructuras turísticas (Ver cuadro 2.16). Especies exógenas invasoras Las especies exógenas invasoras son, en la actualidad, la causa principal de pérdida de especies en los ecosistemas de las islas (GISP 2008). Las poblaciones de animales y plantas de las islas se han visto gravemente afectadas por la introducción de nuevos depredadores o competidores contra los que no han desarrollado defensas suficientes. Hay alrededor de 2.200 especies de plantas exóticas en la Isla Reunión, 1.400 en Nueva Caledonia, 1.700 en la Polinesia Francesa y 1.200 en las Antillas (Soubeyran, 2008). Algunas de estas especies son altamente agresivas y causan graves daños ecológicos que a veces tienen repercusiones graves sobre la economía, la sociedad y la salud pública. En las 20 La zarza invasora (Rubus alceifolius) se extiende con rapidez en la Isla Reunión Damouns Biodiversidad en los territorios de ultramar Bermudas, por ejemplo, la introducción accidental de la cochinilla del enebro (Carulaspis juniperi) a finales de los 40 causó la muerte del 96% del bosque de cedros endémicos (Ward, comunicado personal). En la Polinesia Francesa el caracol depredador Euglandina rosea, introducido como parte de la lucha biológica contra el caracol Gigante Africano, otra especie invasora, ha llevado a la extinción a 59 especies de caracoles endémicos (Meyer and Florence, 1996). En Tahití, dos tercios del terreno están ocupados por el árbol ornamental Miconia Calvescens, cuyos rodales monoespecíficos han sustituido los bosques indígenas de la isla. Las ratas, introducidas cuando los polinesios descubrieron las islas, ejercen una gran presión sobre los pájaros indígenas de muchas islas, como los Monarca de la Polinesia Francesa o los Petreles de las islas subantárticas. Las especies herbívoras, como los cerdos salvajes, cabras y ovejas e incluso conejos, ejercen presión sobre las plantas indígenas de la mayoría de estas islas, y perturban gravemente los ecosistemas. En Kerguelen los conejos han provocado el declive de una especie de col local, la col de Kerguelen (Pringlea antiscorbutica). Sobreexplotación de especies La sobreexplotación de especies vivas y recursos naturales a través de la pesca, caza y extracción de madera supone un problema grave en la mayoría de los ecosistemas de ultramar. La sobrepesca amenaza al 60% de los arrecifes de coral del Caribe (WRI 2005). La caza furtiva intensiva sigue siendo una amenaza para las tortugas marinas en la mayoría de las islas tropicales. A lo largo del tiempo, la explotación de los bosques ha destruido una amplia sección de la laurisilva de Macaronesia, bosques de montaña que albergan una biodiversidad excepcional (Ver Cuadro 5.5). Contaminación La mayoría de los ecosistemas naturales de los territorios europeos de ultramar están afectados por la contaminación orgánica y química del aire, el agua y la tierra. El Chlordecone, un insecticida ampliamente utilizado en las plantaciones bananeras del Caribe hasta el 1993, causó una grave contaminación en el manto freático y los suelos de las Antillas Francesas. La sedimentación de tierras, provocada por una erosión generalizada del suelo, constituye un grave problema en la laguna de Mayotte. De forma similar, del 80 al 90% de las aguas residuales descargadas al océano en el Caribe y el Pacífico no se depura; este tipo de contaminación supone una amenaza directa para los ecosistemas marinos (PNUMA, 2006). Cambio climático Aunque no se consideró hasta hace poco una amenaza para la biodiversidad, el cambio climático se está convirtiendo con rapidez en un peligro incluso más importante para la conservación, según la opinión de algunos científicos (Thomas et al., 2004). Los ecosistemas de las islas son especialmente vulnerables al cambio climático, porque las poblaciones biológicas de las especies insulares son generalmente pequeñas, localizadas en zonas muy restringidas, con escasos medios de migración y, con frecuencia, muy especializadas. Por ello es fácil provocar su extinción. Además, los ecosistemas insulares, como los arrecifes de coral, normalmente son frágiles y muy sensibles a los cambios en el medio ambiente. Ya se han observado cambios importantes en las temperaturas, tormentas tropicales y niveles del mar en las entidades de ultramar de la UE. Se han registrado impactos importantes, como el blanqueamiento del coral o la erosión de algunas costas, y las predicciones acerca de los impactos futuros del cambio climático en los ecosistemas insulares de Europa son alarmantes (ver Sección 1.4). La sobrepesca amenaza al 60% de los arrecifes de coral del Caribe Damouns 21 Este calentamiento tendrá consecuencias físico-químicas muy importantes, tales como cambios en los niveles de precipitaciones, cambios en los patrones de vientos, acidificación de los océanos y derretimiento del hielo, lo que afectará a todos los ecosistemas y sociedades. Realidad del cambio climático 1.3 La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC/UNFCCC) definió el cambio climático como “un cambio en el clima que se atribuye directa o indirectamente a una actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante periodos de tiempo comparables” 1.3.1 Calentamiento Global En el 2007, los miembros del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (GIECC/IPCC) (ver Cuadro 1.2) declararon que el calentamiento del sistema climático mundial provocado por los humanos era inequívoco. Además indicaron que ya se han observado en todo el mundo aumentos de la temperatura media del aire y los océanos. Las temperaturas globales han aumentado de media 0.74°C [de + 0.56°C a + 0.92°C] en los últimos 100 años (1906-2005). Este aumento parece haberse acelerado desde la década de los 70 (IPCC, 2007). De hecho, 11 de los últimos 12 años (1995-2006) figuran entre los 12 años más cálidos desde que comenzó a registrarse la temperatura de la superficie (1850). Estos datos son una pequeña muestra de una importante alteración climática que está a punto de afectar a la totalidad del planeta. El IPCC predice que la temperatura media mundial puede aumentar todavía 2.8°C [de + 1.7°C a + 4.4°C] desde este momento hasta el final de siglo (ver gráfica). Aumento de la temperatura global en el último siglo y las predicciones de la IPCC para el escenario A1B en el próximo siglo (IPCC 2007) Rajendra Pachauri, Presidente del IPCC World Economic Forum El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (GIECC/IPCC) se creó en 1988, a petición del G7 (grupo de siete naciones industrializadas), a cargo de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Cuenta con aproximadamente 2.300 científicos de 130 países, procedentes de centros de investigación, universidades, empresas y asociaciones. Su misión consiste en “evaluar información científica, técnica y socioeconómica relevante para la comprensión de los riesgos del cambio climático provocado por el ser humano” No se encarga de investigar o controlar la evolución de los indicadores del cambio climático; sus evaluaciones se basan en las publicaciones científicas y técnicas con valor científico reconocido. El primer informe del IPCC se publicó en 1990; ya formulaba conclusiones importantes acerca del cambio climático futuro. Se han publicado otros informes detallados a intervalos de 6 años, en 1995, 2001 y 2007; cada uno de estos informes acerca de los cambios climáticos observados y previstos es más alarmante que el anterior. Los documentos que elabora el IPCC sirven como referencia para las negociaciones internacionales acerca de los gases de efecto invernadero. En 2007el Premio Nobel de la Paz se otorgó al IPCC (conjuntamente con Al Gore, ex vicepresidente de los Estados Unidos), en reconocimiento por la importancia de la lucha contra el cambio climático para conservar la paz entre las naciones. Cuadro 1.2: Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático Realidad del cambio climático 22 Realidad del cambio climático natural en la atmósfera en concentraciones muy débiles, ha aumentado considerablemente en los últimos dos siglos. La concentración de CO2 en la atmósfera ha aumentado de 270 ppm (partes por millón) en 1850, al comienzo de la revolución industrial, hasta 380ppm hoy en día. Estas emisiones han aumentado vertiginosamente en los últimos 30 años; aumentaron en un 80% entre 1970 y 2004. En el 2020 la concentración de CO2 podría alcanzar las 420ppm según el IPCC (IPCC, 2007). Las islas están especialmente amenazadas por el cambio climático y sin embargo, en general, son escasamente responsables de este problema. Las Islas del Pacífico, por ejemplo, albergan un 0,12% de la población mundial y son responsables del 0,003% de las emisiones de CO2. (IPCC 2007). Sin embargo, la mayoría de las islas europeas de ultramar tienen emisiones de CO2 per cápita relativamente altas, similares a la media europea de 7,5 toneladas de CO2 por habitante y año, y a veces incluso más. Las emisiones han alcanzado las 18,7 toneladas por habitante en Aruba y 39 toneladas por habitante en las Antillas Neerlandesas (MDGI, 2008) (ver Tabla 1). 1.3.2 Naturaleza del problema Según la mayoría de los científicos, el calentamiento global observado a lo largo de las últimas décadas puede atribuirse a las emisiones de gas de efecto invernadero causadas por las actividades humanas. El 2 de febrero de 2007, los expertos del IPCC (ver Cuadro 1.2) confirmaron que la probabilidad de que el calentamiento global fuera resultado de las actividades humanas era superior al 90%. El efecto invernadero es un fenómeno natural. Los denominados “gases de efecto invernadero” atrapan parte de la radiación que emite la Tierra a la atmósfera, aumentando de este modo la temperatura de la capa inferior de la atmósfera (la troposfera). Si no fuera por esto, la temperatura en la superficie de la Tierra sería de media 33ºC más baja, o –18ºC. Sin embargo, este fenómeno ha aumentado en los últimos años, a causa del incremento en las concentraciones de gases de efecto invernadero procedentes de actividades humanas. En especial, el volumen de dióxido de carbono CO2), que se da de forma 1.3.3 Observaciones y simulaciones para la Europa de ultramar Emisiones mundiales de CO2 por actividad económica (IPCC 2007) IPCC 2007 Los combustibles fósiles (petróleo, carbón o gas) son la fuente principal de carbono en la atmósfera. La producción de energía basada en combus-tibles fósiles, causante del 27% de las emisiones, es la actividad humana responsable de la mayor parte de las emisiones mundiales de CO2 a la atmósfera. Está seguida de cerca por la industria, responsable del 25% de las emisiones (ver gráfica). El transporte terrestre, por carretera o por aire es responsable del 17% de las emisiones de CO2, lo que convierte al sector de los transportes en un importante contribuidor al cambio climático. En especial el transporte aéreo es extremadamente contaminante, los aviones emiten 30 veces más CO2 por persona que los trenes en la misma distancia. Sin embargo los hidrocarburos no son los únicos responsables de las emi-siones de carbono. La deforestación, responsable del 22% de las emisiones, es también una importante fuente de CO2. La deforestación avanza a un ritmo alarmante, con 13 millones de hectáreas de bosque destruidas todos los años en el mundo. La desaparición de los bosques lleva a la liberación del carbono almacenado en sus biomasas y en los suelos. Por ello, además Cuadro 1.3: Actividades responsables de las emisiones globales de CO2 de ser una causa importante de pérdida de biodiversidad, la deforestación es responsable en gran parte del cambio climático (IPCC, 2007). Previsiones de cambio climático medio para 21 modelos mundiales con el grado de incertidumbre entre paréntesis (cuartiles 25 / 75 %). Cambios previstos de temperatura en ºC y de precipitaciones en % de 1980—1999 a 2080-2099 (escenario A1B - IPCC 2007). +2°C (de +1.8 a +2.4) -12% (de -19 a -3) +2,1°C (de +1.9 a +2.4) +4% (de +3 a +5) +4.9°C (de +4 a +5.6) +18% (de +15 a +22) + 1,9°C (de +1,8 a +2,1) - 6,5% (de -5 a – 8) +2.1°C (de +1.9 a +2.4) +1% (de -3 a +3) +3.3°C (de +2.6 a +3.7) +0% (de -3a +6) +2.6°C (de +2.3 a +3) +14% (de +9 a +17) +1,8°C (de +1.7 a +2) +3% (de +3 a +6) Mapa 3: Previsiones del clima para las entidades de ultramar de la UE Islas del Caribe Ártico Nueva Caledonia Macaronesia Océano Índico Pacífico Sur Antártida Guayana Francesa Realidad del cambio climático 23 cada vez más cálidos, pero también al derretimiento de los glaciares, capas de hielo y casquetes polares. El nivel del mar ha aumentado globalmente alrededor de 20 centímetros desde el 1900 (ver gráfica). La tasa de aumento parece estar acelerándose, era de 1,8 mm/año [1,3 - 2,3] después de 1961 y ha aumentado a 3,1 mm/año [2,4 - 3,8] desde 1993 (IPCC, 2007). Se prevé un aumento similar en la mayoría de la Europa ultramarina, aunque con variaciones para cada región. Temperaturas en aumento Se espera que haya un calentamiento significativo en todas las entidades de ultramar de la Unión Europea, pero con importantes diferencias entre las distintas áreas geográficas. En el Caribe, el Océano Índico, el Pacífico Sur y Macaronesia se prevé un aumento de temperatura ligeramente inferior al de la media mundial, con un aumento del +2ºC aproximadamente. En la Guayana Francesa, se espera que el aumento sea mayor, con previsiones de +3.3°C [de +2.6 a +3.7°C]. La razón es que los continentes se calientan con más rapidez que los océanos, a causa de su menor inercia térmica. Por último, se prevé que las temperaturas del Ártico aumenten considerablemente, y a un ritmo mucho más rápido que el resto del mundo. Los modelos climáticos indican un aumento probable de las temperaturas de 4.9°C [de +4 a +5.6°C] en esta región. Cambio en los patrones de precipitación Desde los años 70 se han observado sequías más largas y más intensas en todo el planeta y especialmente en la zona tropical y subtropical. Este aumento de la sequedad es el resultado de temperaturas más altas y niveles más bajos de precipitaciones. Esta tendencia se ha observadh o en la región del Caribe y Nueva Caledonia, que han sufrido un descenso importante de precipitaciones en los últimos años (ver secciones 2.1 y 4.3); mientras que el resto de las entidades europeas de ultramar han experimentado mayor volumen de precipitaciones. Para el futuro, el IPCC predice un aumento del volumen de precipitaciones a latitudes más altas y un descenso en la mayoría de las regiones subtropicales (alrededor del 20% desde ahora hasta el 2099) En el Caribe, la tendencia prevista apunta a una disminución media de las precipitaciones anuales del 12% [de -19 a -3]. Por el contrario, se ha previsto un ligero aumento en el Océano Índico y el Pacífico Sur, con medias anuales de +4% [de +3 a +5] y +3% [de +3 a +6] respectivamente. Se prevé un mayor aumento en las Regiones Polares, con previsiones de +14% [de +9 a +17] en la Antártida y +18% [de +15 a +22] en el Ártico. Intensificación de los ciclones tropicales Todos los datos indican que ha habido un aumento de la intensidad de los huracanes en el Atlántico Norte desde los años 70, esto coincide con el aumento de la temperatura del agua (ver sección 2.1). Utilizando todos los modelos, el IPCC predice una intensificación de los ciclones tropicales en todas las regiones tropicales, con vientos más fuertes y lluvias más abundantes, a causa del calentamiento de la temperatura de la superficie de los mares tropicales. Sin embargo, aún no ha sido posible predecir cambios en la frecuencia de estos ciclones (IPCC, 2007). Subida del nivel del mar La subida del nivel del mar, que se ha observado en todo el mundo en los últimos años, es consecuencia directa del calentamiento global. Se debe principalmente a la expansión térmica de unos océanos Para formular sus previsiones climáticas, el IPCC ha contemplado una serie de distintos escenarios de emisiones de CO2 basados en el desarrollo económico mundial y las tendencias medioambientales (B1, A1T, B2, A1B, A2 y A1F1). La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha considerado el escenario A1B como el más probable. Cuadro 1.4: Escenario A1B Conforme a este escenario las emisiones de CO2 aumentan hasta el 2050 (debido al rápido crecimiento impulsado principalmente por los combustibles fósiles), después se ralentiza y finalmente hay un descenso en las emisiones después de esta fecha (debido a un mayor uso de soluciones de energía limpia). Las previsiones climáticas presentadas en este documento se basan en el escenario A1B. Huracán Dean en el mar Caribe el 20 de agosto de 2007 NOAA Subida del nivel del mar de 1880 a 2000. Media de 23 mareógrafos distribuidos por todo el mundo (curva negra) y altimetría satelital (curva roja) Robert A. Rohde, Global Warming Art Project. 24 Derretimiento del hielo Los cambios en la capa de hielo que rodea Groenlandia están entre los mejores indicadores de los impactos del cambio climático. En 1978 su superficie a finales de verano (septiembre) era de unos 7 millones de km2, en el 2005 bajó a 5,32 millones de km2 y en septiembre de 2007 había descendido a 4,13 millones de km2, es decir, el 40% de su superficie original (NASA, 2007). El impactante registro de 2007 muestra el mayor descenso registrado en la historia. En el plazo de dos años, entre 2005 y 2007, la superficie se redujo en más de un millón de km2, un área cinco veces mayor que la del Reino Unido. Estos resultados dejan atrás todos los modelos climáticos del IPCC para el mismo año (ver Cuadro 7.1). Al mismo tiempo, los glaciares de montaña y la capa de hielo disminuyeron en ambos hemisferios. Reducción en la circulación termohalina Se fondant sur des simulations récentes, le GIEC projette une réduction très probable de la circulation thermohaline de 25 % [0 à – 50 %] d’ici la fin du siècle (IPCC 2007). Basándose en unas simulaciones recientes, el IPCC ha previsto una reducción probable del 25% [de 0 a –50 %] en la circulación termohalina a lo largo de este siglo (IPCC, 2007). Se denomina circulación termohalina al bucle que comienza cuando las aguas frías, densas y muy oxigenadas, del Atlántico Norte (que se han enfriado por los vientos canadienses) se hunden en el lecho marino. Esas aguas se dirigen al sur a una profundidad cercana a los 3 kilómetros. Cuando alcanzan los trópicos se calientan y vuelven a subir a la superficie mientras regresan al norte, donde se enfrían de nuevo. Este circuito ayuda a redistribuir el calor de los trópicos por todo el planeta. Si la capa superficial de agua se calienta, la diferencia en densidad entre las aguas superficiales y las aguas profundas aumenta, y las corrientes ascendentes no son lo bastante fuertes para llegar a la superficie. Así, el calentamiento global está causando una disminución de corrientes ascendentes y frenando la circulación termohalina. Estos cambios podrían tener graves consecuencias en todo el mundo. Cambio en los patrones de vientos El cambio climático también podría causar un cambio en la circulación del aire de la atmósfera (circulación de la capa de aire que rodea la tierra) En las últimas décadas, por ejemplo, el anticiclón de las Azores se ha desplazado al este (Cassou et al., 2004), lo que ha causado una Oscilación del Atlántico Norte positiva (NAO+). Este fenómeno causa un cambio importante en los patrones de viento en todo el Atlántico Norte. En Macaronesia, este cambio ha provocado un descenso en los vientos alisios fríos del nordeste y un aumento de la fuerza de los vientos del este originados en África. Acidificación de los océanos El aumento de los niveles de carbono en la atmósfera provocado por los actividades humanas desde 1750 ha llevado a una acidificación generalizada de los océanos. Se ha observado un descenso de 0.1 en el nivel de PH medio global. Los modelos del IPCC indican una continuación en el descenso de los niveles de PH en la superficie oceánica mundial de entre 0.14 y 0.35 desde ahora hasta final de siglo (IPCC, 2007). Intensificación del fenómeno El Niño El Niño es un fenómeno climático natural que ocurre con una frecuencia de cuatro a ocho años. Está causado por un cambio en la presión atmosférica encima del Océano Pacífico. Se caracteriza por un calentamiento de las aguas superficiales en las áreas tropicales centrales y orientales del Océano Pacífico, influye en las corrientes atmosféricas y por tanto en los ecosistemas de todo el mundo. Puede provocar sequías en algunas regiones de Asia y el Pacífico Occidental o intensificar los inviernos y las inundaciones en el continente norteamericano. Las condiciones climáticas excepcionales causadas por el sistema climático El Niño proporcionan una visión de los posibles impactos del cambio climático en el futuro. No se sabe con certeza cómo afectará el cambio climático al fenómeno del niño, aunque dos de sus últimas apariciones, en 1982/1983 y 1997/1998 fueron las más intensas del último siglo y probablemente de los últimos 400 años (BE, 2008). En todo caso, al provocar un aumento de las temperaturas y un descenso en las precipitaciones de algunas regiones, el cambio climático podría intensificar los impactos de el fenómeno El Niño en los próximos años. Superficie de hielo mínima en el mar en 2005 y 2007 comparada con la superficie mínima media de 1979 a 200 Realidad del cambio climático 25 forestales (Nepstad, 2004). Por último, otra simulación para la región indica que el 43% de las especies de plantas de semillas podría desaparecer de ahora al 2095 a causa de un posible cambio radical en su distribución espacial (Miles, 2004) (ver Cuadro 6.3). Los ecosistemas forestales en las islas volcánicas también son muy vulnerables a los cambios en las condiciones climá-ticas. El clima en estas islas montañosas se divide con fre-cuencia en zonas bioclimáticas que varían desde un bioclima seco al nivel del mar hasta un bioclima hiperhúmedo en la cumbre de las montañas. Los aumentos de las temperaturas y el descenso en el nivel de precipitaciones provocarían que las zonas bioclimáticas se desplazaran a mayor altitud, lo que causaría la migración de especies a mayores altitudes. Esta migración facilitaría la expansión de especies invasoras en detrimento de las especies indígenas más frágiles. Los bosques húmedos de altura, que normalmente albergan una gran cantidad de especies endémicas, son los ecosistemas más vulnerables, porque no pueden migrar a más altitud. Se han elaborado modelos que muestran los posibles impactos del cambio climático en bosques de altura en Martinica y la Polinesia Francesa (ver Cuadros 2.3 y 4.2). Por el contrario, en Macaronesia, la laurisilva (bosques de montaña típicos de la zona) migraría a altitudes más bajas dentro de su distribu-ción espacial como resultado del descenso en los alisios que causaría el cambio climático. Esto tendrá consecuencias igual de graves para estos eco-sistemas, puesto que las zonas de mayor altitud son en su mayoría áreas urbanas construidas y los bosques no pueden establecerse en ellas (ver Cuadro 5.5). Por último, el descenso en el nivel de precipitaciones en Nueva Caledonia aumentará el riesgo de incendios forestales y supone una grave amenaza para los últimos vestigios de bosque seco; estos bosques son ecosiste-mas ricos en biodiversidad cuya superficie se ha reducido al 1% de su extensión original (Papineau, comunicado personal) (ver Cuadro 4.8) El cambio climático causará efectos irreversibles sobre la biodiversidad. Conforme al IPCC, del 20 al 30% de las especies conocidas correrán mayor riesgo de extinción si el calentamiento global aumenta de 1,5 a 2,5ºC (comparado con los niveles de 1980-1999). Si el aumento medio de la temperatura global supera los 3,5ºC, todos los modelos indican que se extinguirá una gran cantidad de especies (del 40 al 70% de todas las especies conocidas) en todo el mundo (IPCC, 2007). La biodiversidad de las entidades de ultramar de la Unión Europea es especialmente vulnerable. 1.4.1 Impactos en los ecosistemas terrestres Bosques sensibles al clima El clima y los bosques están estrechamente relacionados. La biomasa forestal retiene y almacena CO2, por lo que desem-peña un papel clave en el ciclo global del carbono. Como ya se ha dicho, la deforestación es responsable de aproxima-damente el 22% de las emisiones de carbono y contribuye de forma importante al cambio climático. Los bosques están además entre las primeras víctimas del cambio climático. Por norma general, los bosques se ven negativamente afectados por el aumento de las temperaturas, los cambios en el nivel de precipitaciones y los fenómenos atmosféricos extremos. Un deterioro general de los bosques causaría un círculo vicioso que consistiría en un aumento de las emisio-nes de CO2 lo que provocaría un mayor desequilibrio en el clima que a su vez causaría más deterioro. El las Amazonas y la Guayana Francesa en particular, los modelos de ecosistemas basados en las previsiones del clima indican que un descenso en el nivel de precipitacio-nes podría reducir la productividad primaria del bosque tropical (Cox, 2004) (ver Cuadro 6.2). Varios estudios indican que las sequías intensificadas que afectarían a estos eco-sistemas pueden aumentar su vulnerabilidad a los incendios Impactos del cambio climático sobre la biodiversidad Impactos del cambio climático sobre la biodiversidad 1.4 Vegetación endémica de montaña en Moorea, Polinesia Francesa Jérôme Petit 26 Aves: Indicadores del cambio climático En las Islas Canarias se han observado más de 30 especies de pájaros procedentes del Sahara, posiblemente atraídos por la reciente desertificación de estas islas. El Rey del Ártico en peligro El Oso Polar (Ursus maritimus) está amenazado por la degradación de su territorio de caza: el mar de hielo del Ártico. Al disminuir la superficie de hielo, los Osos Polares tienen que aumentar su actividad y utilizar más energía para encontrar sus presas. Blanqueamiento del coral En el 2005 las temperaturas del mar Caribe sobrepasaron los 29ºC durante un periodo de 6 meses, lo que causó un blanqueamiento masivo del coral en Guadalupe, con una tasa de mortandad del coral del 40%. Bosques sensibles al clima El aumento de las temperaturas y el descenso en las precipitaciones afectarían a los bosques ecuatoriales de la Guayana Francesa. Un estudio sobre 69 especies del Amazonas muestra que el 43% de ellas disminuirían antes del 2100 con las variaciones climáticas previstas. Impactos del cambio climático sobre la biodiversidad Mapa 4: Los impactos del cambio climático sobre la biodiversidad en las entidades de ultramar de la Unión Europea 27 Tortugas amenazadas La erosión de las playas tiene como consecuencia que se pierdan las áreas de anidamiento de las tortugas marinas, y un aumento de la temperatura de la arena podría alterar la proporción de hembras/machos, que está determinada por la temperatura a la que se incuban los huevos. Impactos sobre el fitoplancton La imagen de satélite muestra que el fitoplancton marino ha descendido hasta en un 30% en algunas zonas del Pacífico Sur en los últimos 10 años debido al aumento de la temperatura oceánica. Aumento del número de especies invasoras El cambio climático favoreció la expansión del invasor Diente de León (Taraxum officinale) en la Isla Kerguelen, y de la Mosca Azul (Calliphora vicina) en el archipié-lago Crozet. Destrucción de los manglares Cerca del 13% de las áreas de manglares en el Pacífico Sur podría desaparecer antes del 2100, con un aumento de 88cm del nivel del mar. Impactos del cambio climático sobre la biodiversidad 28 Aumento del número de especies invasoras CCon la globalización, el crecimiento del comercio internacional y el aumento de viajes e intercambios, las especies exógenas invasoras se han extendido ampliamente y ahora ejercen una gran presión sobre los ecosistemas naturales. El cambio climático podría empeorar este problema. Un cambio en las condiciones climáticas podría hacer que algunas especies invasoras de animales o plantas se adaptaran mejor a algunos ecosistemas. Por ejemplo, el calentamiento observado en el Archipiélago Kerguelen desde los años 70 ha facilitado la expansión de la mosca azul común (Calliphora vicina) y dos especies de plantas, un diente de león (Taraxacum erythrospermum) y una estelaria (Stellaria alsine), especies que suponen una grave amenaza para la flora local (ver Cuadro 7.7). Al mismo tiempo, el cambio climático podría además destruir algunas de las barreras físicas que evitan la expansión de las especies invasoras. Por ejemplo, el derretimiento glacial en las Regiones Polares podría permitir que las especies invasoras colonizaran nuevos hábitats antes inaccesibles. Esto ha ocurrido con las ratas en Georgia del Sur, que están empezando a afectar a las poblaciones de aves marinas (ver sección 7.5). Por último, un cambio en los patrones de vientos podría causar la expansión de especies aéreas invasoras. Las plagas de langostas en las Islas Canarias podrían ser más frecuentes como resultado de la intensificación de los vientos sudoeste procedentes de África, que acompañan a las altas temperaturas (ver Cuadro 5.1). Aves: Indicadores del cambio climático Por su alta sensibilidad a las condiciones climáticas y meteorológicas, los pájaros son unos excelentes indicadores de los cambios globales en el clima (Berthold et al., 2004). Varios estudios indican que se han producido cambios recientes en los patrones migratorios estacionales de las aves de todo el mundo (Lehikoinen et al., 2004). Los periodos de migración y puesta de las aves están estrechamente relacionados con los cambios de estación, y un cambio en las condiciones climáticas globales está modificando los ciclos biológicos de estas especies y alterando con frecuencia su capacidad reproductora y de supervivencia (Sanz et al., 2003). De 119 especies de aves migratorias estudiadas en Europa, el 54% ya han mostrado signos de declive e incluso grave declive entre 1970 y 2000. Se cree que el cambio climático es una de las razones de este declive (Sanderson et al., 2006). Las aves migratorias son también altamente sensibles a los ciclones y tormentas tropicales que dificultan su migración o alteran sus rutas migratorias. Es el caso de las aves migratorias del Caribe (ver Cuadro 2.18). Las tormentas tropicales también afectan a las aves terrestres ya que destruyen temporalmente sus refugios o recursos alimenticios. En las Islas Caimán, por ejemplo, el huracán Iván causó un grave impacto sobre las poblaciones de aves locales (ver Cuadro 2.13). En la Antártida, un descenso en la abundancia de fitoplancton provocado por el cambio climático está afectando de forma grave a las poblaciones de aves marinas que dependen de él, como los Pingüinos Rey, por ejemplo (ver Cuadro 7.8). Por último, los cambios en las condiciones climáticas podrían modificar la distribución espacial de algunas especies de aves con consecuencias indirectas sobre todos los ecosistemas. La desertificación de la Isla de Fuerteventura en las Canarias, por ejemplo, podría haber causado el asentamiento de varias especies de aves exóticas, hasta ahora limitadas a las zonas desérticas del Sahara (ver Cuadro 5.2). Los Pingüinos Rey (Aptenodytes patagonicus) de Georgia del Sur están amenazados por un descenso de fitoplancton en la zona Ykon White Light Impactos del cambio climático sobre la biodiversidad 29 Muchas costas tropicales están protegidas de los oleajes por arrecifes de coral vivo y con frecuencia están compuestas de detritos de este arrecife (ver Cuadro 2.14). Por este motivo, cualquier cambio en la salud del sistema de arrecifes coralinos, su integridad estructural o productividad provocado por la contaminación, mala gestión o el cambio climático (ver sección 1.4.3.) aumentará la erosión costera. Erosión de las playas El aumento del nivel del mar ya ha provocado la erosión de playas en todo el mundo. Desde 1990, el nivel del mar ha aumentado globalmente de aproximadamente 20 centímetros. Aún no se conoce el efecto completo de este aumento sobre las playas, pero ha provocado un impacto grave en la playas de algunas regiones. Un estudio sobre 200 playas en las islas del Caribe llevado a cabo entre 1985 y 1995 reveló que el 70% de las playas estudiadas se habían erosionado (Cambers, 1997). De forma similar, en la región del Pacífico, la erosión de playas es un problema común e importante y se cree que el aumento continuado del nivel del mar agravará la presión sobre estas playas. Además la intensificación de las tormentas tropicales puede aumentar la erosión. En Anguila, el paso del huracán Luis en 1995 provocó una pérdida media de 1,5 metros de playa a lo largo de la isla, con pérdidas de hasta 30 metros registradas en algunas áreas (UNESCO 2003) (ver Cuadro 2.20). Aunque las líneas costeras son resistentes a los eventos naturales como las tormentas, si estos eventos se intensifican o aumenta su frecuencia o si las playas ya han sufrido por la degradación del arrecife, esta capacidad regenerativa natural puede verse afectada y dar lugar a una erosión crónica continuada y a una pérdida de terreno. Los cambios en el estado de las playas tienen importantes repercusiones en la flora y fauna que habitan estos espacios, especialmente las poblaciones de tortugas marinas que vienen a nidificar. La erosión de la berma de la playa (la zona más alta) hace que las comunidades terrestres y el terreno bajo por detrás de esta berma quede vulnerable ante el oleaje y el agua salada, lo que a su vez puede amenazar a la vegetación, los recursos de agua dulce y el bienestar humano. Otras especies terrestres Hay una enorme cantidad de especies en peligro a causa del cambio climático, sería imposible nombrarlas todas. Sin embargo algunas especies emblemáticas especialmente amenazadas en las entidades de ultramar de la Unión Europea merecen una atención especial. El Oso Polar, que habita en la capa de hielo del Ártico se ha convertido recientemente en un emblema de los impactos del cambio climático sobre la biodiversidad. En efecto, las poblaciones de oso polar están seriamente amenazadas por el aumento de la temperatura en el Ártico que, al causar el deshielo del Ártico, está destruyendo sus hábitats (ver Cuadro 7.2). En la Polinesia Francesa, varias especies endémicas de caracoles están amenazadas por la expansión territorial de especies depredadoras en su área de distribución espacial, causada por el aumento de la temperatura (ver Cuadro 4.3). El “pollo de montaña” de Montserrat, una de las ranas de mayor tamaño del mundo, está amenazada por la posible propagación de una enfermedad que afecta a varias especies de anfibios de todo el mundo, y que se está extendiendo gracias a los cambios en las condiciones climáticas (ver Cuadro 2.22). Por último, las poblaciones de murciélagos endémicos del caribe, habitualmente los únicos mamíferos terrestres indígenas de estas islas, están amenazadas por la intensificación de las tormentas tropicales (ver Cuadro 2.23). 1.4.2 Impactos en los ecosistemas costeros Todos los ecosistemas costeros, especialmente los de baja altitud, están en peligro a causa del aumento del nivel del mar y los posibles cambios en la intensidad y frecuencia de tormentas tropicales. Las islas bajas coralinas (o atolones) y muchas comunidades costeras de islas altas que viven a pocos metros por encima del nivel del mar se ven amenazadas por la erosión o incluso una inmersión (ver Cuadro 4.1). La erosión ya constituye un problema importante en muchas islas y comunidades costeras (p. ej: el Archipiélago Chagos y Wallis y Futuna - ver secciones 3.4 y 4.4) y existen muchas posibilidades de que aumente el nivel del mar. Playa erosionada en Chagos, posiblemente a causa de un reciente aumento del nivel del mar John Turner Impactos del cambio climático sobre la biodiversidad 30 Impactos del cambio climático sobre la biodiversidad Destrucción de los manglares Desde 1980 se ha destruido aproximadamente el 20% del área mundial de manglares, en gran parte a causa de la deforestación, la edificación y la acuicultura (FAO, 2008). Y, sin embargo, los manglares tienen una gran importancia ecológica, económica y cultural. Son indispensables como criaderos de peces (ver Cuadro 2.6), filtran la contaminación costera y proporcionan madera a las poblaciones locales. Además son importantes para proteger las costas de tormentas tropicales y tsunamis, al pasar a través de 200 metros de manglares, una ola pierde el 75% de su potencia (FAO, 2008). El aumento del nivel del mar provocado por el cambio climático supone una nueva amenaza para los manglares. Un estudio reciente sobre la vulnerabilidad de 16 territorios y Estados de las Islas del Pacífico, hogar de manglares indígenas, indica que cerca del 13% de la superficie de manglares está en peligro (PNUMA, 2006) (ver Cuadro 4.9). Los manglares están amenazados por el aumento del nivel del mar y la intensificación de las tormentas tropicales Adrien Cretin Los manglares del Caribe están también amenazados por la intensificación de las tormentas tropicales: el huracán Hugo destruyó el 75% de los manglares rojos de Guadalupe (Imbert, 2002) (ver Cuadro 2.1). 1.4.3 Impactos en los ecosistemas marinos Blanqueamiento del coral Los arrecifes de coral son los ecosistemas marinos con mayor biodiversidad. Solamente cubren el 0,2% de la superficie de los océanos, y sin embargo albergan el 25% de sus especies (Roberts, 2003). Por este motivo a veces se les denomina los “bosques húmedos del mar”. Alrededor de 500 millones de personas de todo el mundo dependen de los arrecifes de coral para su subsistencia, protección costera, recursos renovables y turismo. Unos 300 millones de Etapas de blanqueamiento del coral IUCN El blanqueamiento coralino es la pérdida de color de estos organismos causada por las presiones. El coral es la base de los ecosistemas del arrecife en mares tropicales. Está formado por pólipos (animales cilíndricos muy simples que se parecen a las anémonas) que viven en simbiosis con microalgas fotosinténicas unicelulares llamadas zooxantelas. Estas algas necesitan luz para crecer y por ello los corales se desarrollan en aguas poco profundas. Las zooxantelas dan al coral el color marrón-verdoso (otros llamativos colores provienen principalmente de tejidos animales) Cuando están sometidos a presiones, los corales expulsan sus zooxantelas, lo que hace que se vuelvan más claros o completamente blancos, de ahí el término “blanqueamiento”. Esta expulsión de las zooxantelas priva al coral de una fuente de energía importante que suministran las algas simbióticas, y como resultado el coral “muere de hambre”. El blanqueamiento puede estar causado por muchas perturbaciones del entorno marino, pero en particular por un notable calentamiento de las aguas marinas junto con una fuerte iluminación. Después del blanqueamiento, los corales supervivientes pueden ser recolonizados por una zooxantela de la misma especie o de una especie diferente. El reestablecimiento de la Cuadro 1.5: Blanqueamiento del coral relación simbiótica puede durar semanas, o incluso varios meses. Si se prolongan las presiones es posible que las microalgas no recolonicen a tiempo el coral, que morirá de hambre. 31 Arrecife de coral blanqueado en Martinica en el año 2005 OMMM La resistencia del coral es su capacidad de recuperación tras un periodo de tensión. En el caso del blanqueamiento, su resistencia depende directamente de las presiones humanas a las que están expuestos, principalmente la contaminación y la sobrepesca. Unos estudios llevados a cabo en las Seychelles durante el blanqueamiento de 1998 indican una estrecha correlación entre la recuperación de los corales y la calidad del agua costera. La tasa de recuperación varió del 5 al 70% dependiendo de los niveles de contaminación. Los arrecifes de coral que se recuperaron con mayor rapidez fueron los situados en áreas marinas protegidas o en áreas costeras con bajos niveles de contaminación (Wilkinson, 2002; PNUMA, 2006). El equilibrio ecológico y la diversidad biológica de los arrecifes también son importantes para la resistencia de los corales. Los erizos y peces herbívoros en especial desempeñan un papel muy importante en la recuperación de los corales tras una perturbación (Nyström and Folke, 2001): eliminan las algas marinas, evitando que colonicen los corales degradados, lo que facilita el establecimiento de nuevos corales. La sobrepesca de peces herbívoros debilita la resistencia de los corales al blanqueamiento. Se han observado grandes diferencias en los niveles de resistencia de los corales en las entidades de ultramar europeas. En el Océano Índico, tras el blanqueamiento de 1998, se produjo una alta mortalidad entre los corales de Mayotte, muy degradados y contaminados. Por el contrario, el nivel de recuperación fue mucho mayor en los corales del archipiélago de Chagos, donde las presiones humanas son mucho menores (ver Cuadro 3.8). Así, aunque será difícil evitar el calentamiento de las aguas a corto plazo, es posible aumentar la resistencia al blanqueamiento de los corales, reduciendo los impactos de las actividades humanas. Cuadro 1.6: La resistencia de los corales depende de la salud de los arrecifes El aumento de temperatura no es la única consecuencia del cambio climático que pone en peligro a los corales. Los arrecifes están también directamente amenazados por el aumento del nivel del mar, la intensificación de las tormentas tropicales y la acidificación de los océanos. Unos corales sanos pueden adaptarse a un aumento progresivo del nivel del mar, pero los corales degradados no podrán soportar el cambio en el nivel del agua. Las tormentas tropicales afectan en gran modo a los arrecifes, especialmente en las áreas que no están adaptadas a fenómenos atmosféricos tan extremos. El huracán Erica, por ejemplo, que azotó Nueva Caledonia en 2003, destruyó una amplia zona de arrecifes en el parque marino al sur de este territorio (ver Cuadro 4.7). Por último, la progresiva acidificación de los océanos podría tener efectos devastadores sobre los organismos marinos con concha, como los corales de agua fría de Macaronesia, y sobre los erizos de todo el ecosistema marino (ONU, 2006) (ver Cuadro 5.6). Impactos del cambio climático sobre la biodiversidad personas, incluidas algunas de las poblaciones más pobres del mundo, dependen por completo de los arrecifes coralinos para encontrar alimentos (UNESCO, 2008). Se estima que los bienes y servicios que proporcionan los corales contribuyen anualmente con 30.000 millones de dólares a la economía mundial (Cesar, 2003). Y, sin embargo, los arrecifes coralinos son probablemente los ecosistemas más vulnerables del mundo. Se estima que hoy en día el 20% de los corales del mundo se han destruido, el 24% al borde de la desaparición y el 26% en peligro de desaparecer en el futuro (Wilkinson, 2004). De hecho, los arrecifes están gravemente afectados por la sobrepesca, la contaminación, el desarrollo costero, las especies invasoras, las epidemias y, más recientemente, el blanqueamiento del coral y otros impactos del cambio climático (UICN, 2006). En los últimos 15 años el blanqueamiento del coral causado por el cambio climático se ha convertido en la mayor amenaza para estos ecosistemas (ver Cuadro 1.5). El fenómeno de El Niño de 1998, un aumento anormal de la temperatura del agua durante un periodo prolongado causó el blanqueamiento de coral en más de 50 países. Los países e islas occidentales del Océano Índico fueron los más afectados, con una tasa media de mortandad en la región del 30% (Obura, 2005). En el Archipiélago Chagos el blanqueamiento alcanzó el 95% en algunas zonas (ver Cuadro 3.8). De forma similar en 2005 el Caribe se vio afectado por un importante blanqueamiento. Hubo un blanqueamiento de hasta el 95% de los corales en zonas de las Islas Caimán, Jamaica, Cuba y las Antillas Francesas (Wilkinson & Souter, 2008). En Guadalupe este acontecimiento provocó una alta mortalidad entre los corales que ya estaban debilitados por la presión de otras actividades humanas (ver Cuadro 2.2). De hecho, la resistencia al blanqueamiento del coral depende del estado general de salud de los arrecifes y el grado en que estén expuestos a otras presiones humanas (ver Cuadro 1.6). El aumento de 2,8ºC de la temperatura de las aguas tropicales de hoy al 2100 previsto por el IPCC podría aumentar la frecuencia de blanqueamientos del coral como los ocurridos en 1998 y 2005: todos los años o cada dos años entre 2030-2050 (PNUMA, 2006). Muchos científicos predicen que los corales no serán abundantes en los arrecifes y podrían ser escasos a mediados de este siglo (Hoegh-Guldberg, 2005). 32 Impactos del cambio climático sobre la biodiversidad Déclin des stocks halieutiques Aproximadamente el 80% de especies de peces de todo el mundo se están explotando por encima de su capacidad de regeneración (PNUMA, 2006). Las poblaciones de peces ya están a los niveles más bajos de la historia. El cambio climático, que está degradando sus recursos alimenticios y cambiando su distribución espacial, es otra importante amenaza para las poblaciones de peces del mundo. Un deterioro generalizado de los corales, y especialmente los episodios de blanqueamiento, podría afectar a las especies de peces que dependen del coral para su supervivencia. Dos estudios llevados a cabo en las Seychelles y el Caribe revelaron un descenso significativo en la diversidad y abundancia de los peces de arrecife tras los episodios de blanqueamiento de 1998 y 2005 (ver Cuadros 3.8 y 2.21). El declive de estas especies amenaza directamente a sus predadores, peces o aves, y afecta a la totalidad de la cadena alimentaria de los océanos tropicales. La degradación del coral no es la única amenaza para las poblaciones de peces. Parece que los peces pelágicos también se ven afectados por la reducción en la circulación termohalina (corrientes marinas convectivas de importancia mundial) provocada por el cambio climático. Esta reducción conlleva un descenso importante en la producción de fitoplancton, del que dependen la mayoría de los peces pelágicos, con el subsiguiente descenso en las poblaciones de peces en determinadas zonas (ver párrafo siguiente). Aproximadamente el 75% de las zonas pesqueras están afectadas por los impactos de la reducción en la circulación termohalina (PNUMA, 2006). Por último, el aumento de temperatura causado por el cambio climático podría provocar un cambio en la distribución espacial de determinadas especies de peces. Un estudio reciente llevado a cabo en el Mar del Norte analizó los cambios en la distribución espacial de varias especies de peces entre el 1977 y el 2002. De las 36 especies estudiadas, 21 especies – incluido el lenguado común (Solea solea) y el bacalao del Atlántico (Gadus morhua) – han migrado al norte en respuesta al aumento de 1,05°C en la temperatura del agua (Perry, 2005). Algunas especies han migrado hasta 1.000 kilómetros hacia el norte en menos de 20 años (Quérot, 1998). Recientemente se han observado por primera vez en Macaronesia migraciones de peces tropicales (ver Cuadro 5.7). Un desplazamiento importante de las poblaciones de peces podría modificar por completo el equilibrio de las cadenas alimentarias marinas y provocar un declive en determinadas especies de agua fría que no podrían migrar a latitudes más altas. Tortues marines en péril Las tortugas marinas están directamente afectadas por los impactos de las actividades humanas, como la destrucción de su áreas de anidamiento, la contaminación, la captura accidental en las artes de pesca como las redes o palangres y la caza furtiva por su carne y sus huevos. Actualmente las siete especies de tortugas marinas están incluidas en la Lista Roja de la UICN, donde aparecen como “en peligro crítico”. El cambio climático supone una amenaza incluso mayor, que puede acelerar considerablemente el declive de estas especies. Las tortugas marinas se utilizan con frecuencia como indicador biológico para medir los impactos del cambio climático en el medio ambiente, porque este fenómeno les afecta a lo largo de todo su ciclo vital (Lovich, 1996). Las tortugas verdes (Chelonia mydas) están amenazadas por la erosión de las playas y el aumento de la temperatura de la arena stuandgravy 33 Las tortugas viajan varios miles de kilómetros, atravesando océanos completos, entre sus áreas de anidamiento y sus áreas de alimentación. El cambio climático puede cambiar las corrientes oceánicas del mundo y las rutas migratorias de las tortugas. El aumento del nivel del mar y la intensificación de las tormentas marinas pueden erosionar las playas en las que ponen los huevos (ver Cuadro 2.11). Por último, el calentamiento de las playas de anidamiento podría alterar la proporción de hembras/machos, que está determinada por la temperatura a la que se incuban los huevos. En un clima más cálido, el número de machos disminuiría, lo que podría afectar a la capacidad de reproducción de estas especies (ver Cuadro 3.5). Impact sur le phytoplancton El fitoplancton es un alga unicelular que flota libremente en las capas superiores de los océanos. En la base de la cadena alimentaria marina, el fitoplancton sirve como alimento para el zooplancton (plancton animal), que a su vez consiste en un alimento esencial para muchas especies de peces. El fitoplancton desempeña un papel esencial en el ciclo del carbono porque a él se debe aproximadamente la mitad de la fotosíntesis global. Captura una considerable cantidad de CO2 como material orgánico, que se almacena entonces en los océanos. Varios estudios indican que el cambio climático, especialmente la subsiguiente reducción en la circulación termohalina, podría disminuir seriamente la biomasa de fitoplancton en todo el mundo. Unas observaciones recientes de imágenes por satélite han mostrado que la biomasa de fitoplancton ha disminuido hasta un 30% en algunas regiones del Pacífico Sur (Behrenfeld 2006) (ver Cuadro 4.13). Además, la reducción de la capa de hielo del Antártico podría también reducir la producción de determinadas especies de fitoplancton que se desarrollan bajo el hielo. Esta reducción podría tener importantes consecuencias para el krill, una especie de fitoplancton semejante a gambas pequeñas, que depende es esta especie de fitoplancton (Ver Cuadro 7.5). Por último, el fitoplancton con concha de calcio está directamente amenazado por la acidificación de los océanos (Geelen, 1986). Aunque es posible que disminuya la mayoría del fitoplancton oceánico, algunas especies podrían aumentar su población. Es el caso del Pyrodinium, por ejemplo, una especie de fitoplancton responsable de las mareas rojas en el Caribe y varias otras regiones del mundo. Este fitoplancton tóxico prolifera por florecimiento y alcanza tales concentraciones que las aguas se decoloran completamente. Las mareas rojas son un fenómeno natural, pero se ha hecho mucho más frecuente en los últimos 20 años (Patz, 2000). Este incremento se ha atribuido al calentamiento de las temperaturas del agua a causa del cambio climático. En las Islas Canarias se han observado por primera vez en el 2004 olas de algas marrones, que se deben con toda probabilidad a las temperaturas inusualmente altas que experimentó el archipiélago ese año (ver Cuadro 5.3). Otras algas microscópicas de las regiones tropicales podrían desarrollarse aprovechando la degradación de los corales causada por el cambio climático. Por ejemplo, los dinoflagelados, especialmente el Gambierdiscus toxicus que provoca intoxicación por “ciguatera”. Estas algas proliferan en los corales muertos, se vigilan muy de cerca en la Isla de Reunión y en la Polinesia Francesa (ver Cuadros 3.2 y 4.5). Les mammifères marins vulnérables Los mamíferos marinos, especialmente los cetáceos, están amenazados por las actividades humanas, como la contaminación, caza furtiva o actividades marítimas. La caza furtiva es responsable por si misma de la muerte de 300.000 cetáceos al año, lo que representa alrededor de 1.000 individuos al día (WWF, 2007). Las 81 especies de cetáceos registradas en todo el mundo están incluidas en la Lista Roja de la UICN. Dos de ellas están en “peligro crítico” y siete “en peligro”, como la Ballena Azul (Balaenoptera musculus). El cambio climático conlleva nuevas amenazas para estos animales. Algunas amenazas son directas: por ejemplo, el aumento de las temperaturas podría obligar a algunas especies a migrar más al norte en busca de condiciones climáticas para las que estén mejor adaptadas. Pero a veces las especies no pueden migrar. Además, el cambio climático posiblemente modifique la disponibilidad y abundancia de alimentos para los cetáceos. Las ballenas en especial tienen una dieta altamente específica. El krill, un zooplancton muy similar a las gambas, es la principal fuente de alimentos para varias especies de grandes ballenas Se concentra en áreas geográficas muy limitadas de los océanos polares, y solamente se encuentra en condiciones ambientales muy específicas. El cambio climático, al reducir la capa de hielo del Antártico, puede desencadenar un declive en el fitoplancton que a su vez afectaría a la abundancia, distribución y periodo de incubación del krill, con consecuencias graves para la capacidad de reproducción y supervivencia de los cetáceos (WWF, 2007) (ver Cuadro 7.6). Impactos del cambio climático sobre la biodiversidad Grupo de ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae) alimentándose de krill en Georgia del Sur Mistermoss 34 pero también a causa de las emisiones producidas por el uso de fertilizantes y el gas metano que emite el ganado. Según la FAO, estas emisiones son incluso más perjudiciales que las emisiones de los automóviles (FAO, 2006). Dicho esto, a pesar de todo, este sector será una de las principales víctimas del cambio climático. La disminución en las precipitaciones observada en distintas regiones del mundo conllevará una reducción en las cosechas. En el 2003 la producción mundial de cereales disminuyó considerablemente, causando un déficit de 93 millones de toneladas en los mercados del mundo (USDA, 2003). Esta reducción puede atribuirse también en parte a las sequías que afectaron a varios de los Estados productores en ese año. Según un estudio reciente publicado en la revista Science, la zona de Sudáfrica podría perder hasta el 30% de su capacidad de producción de maíz antes del 2030 (Lobell et al., 2008). De forma similar, la agricultura de todo el mundo se vería directamente afectada por un cambio en los ciclos de las cosechas provocado por los cambios de temperatura, un aumento de la tasa de erosión causada por unas precipitaciones más intensas, la proliferación de pestes animales y vegetales invasoras y un descenso en el área de tierra cultivable por culpa de un aumento del nivel del mar. La producción de biocombustibles, como parte de los intentos para reducir la dependencia de los combustibles fósiles, causará una competencia con las cosechas tradicionales y reducirá el área de tierra de cultivo. La industria agrícola ultramarina europea tampoco está a salvo de esta amenaza mundial. Las tormentas tropicales en el Caribe han causado graves daños materiales al sector agrícola de la región, que se estiman en unos 115 millones de euros en el caso de las plantaciones bananeras de Martinica, que quedaron completamente destruidas (al 100%) al paso del huracán Dean en 2007 (PECE 2006). Según unos estudios efectuados en el Caribe, la producción de cítricos y tubérculos también podría verse afectada por los cambios en el clima (ver Cuadro 2.4). Por último, el aumento del nivel del mar afectó recientemente a las cosechas de taro (un tubérculo básico en la alimentación de varias islas del Pacífico) en la costa de Wallis y Futuna (ver Cuadro 4.12). La agricultura de subsistencia es uno de los pilares más importantes en la economía de las islas tropicales con poblaciones principalmente rurales. El cambio climático y sus brutales efectos sobre este sector podrían afectar seriamente las economías de estos territorios. Amenazas para el turismo El turismo se ha convertido recientemente en la base de la economía de la mayoría de islas tropicales de la Europa ultramarina. Este sector también se ve afectado por el cambio climático, en parte porque contribuye al problema – del 4 al 6% de las emisiones mundiales de CO2 pueden atribuirse directamente al turismo (OMT, 2007) – pero también en parte porque se verá gravemente afectado por este fenómeno. El cambio climático podría influir en la elección de destinos, por unos veranos o inviernos más cálidos o fenómenos atmosféricos más extremos. Implicaciones socioeconómicas 1.5 El cambio climático tendrá graves consecuencias sobre el bienestar de las poblaciones humanas como consecuencia de sus impactos físicos directos (como olas de calor, tormentas tropicales o aumento del nivel del mar), pero también mediante sus impactos sobre los recursos naturales. En su famoso informe del año 2006 el economista británico Nicholas Stern indicó que si no se hace nada para evitar el cambio climático, las pérdidas económicas resultantes de este desastre equivaldrían a una reducción del 5 al 20% en el PIB anual del mundo (Stern, 2006). Daños en la infraestructura El número de huracanes violentos en el Caribe ha aumentado significativamente el los últimos 30 años. Una intensificación de estos fenómenos atmosféricos extremos causaría graves pérdidas económicas en las islas afectadas (ver secci |
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