LOS ESTUDIOS ZOOARQUEOLO^ÍCQS
EN LA ISLA DE LA PALMA
J. PAÍS PAÍS © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011.
LOS ESTUDIOS ZOOARQUEOLOeiCOS EN LA ISLA DE LA PALKfi.
FELIPE JORBE PAÍS PAÍS.(*)
Introduce!án.
ti método más importante con que contamos para ei.
conocimiento de la vida de los primitivos habitantes de Benahoare
nos 1 o--firoporcí ona el estudio riguroso y cientí-fico de todos los
restos que se rescaten de las diferentes e::cavaci ones
arqueológicas. Las conclusiones que se han publicado, liasta el
momento, dieron un papel relevante a ios tracmentos cerámicos con
la intención de e;;piicar el poblamiento de la isla teniendo en
cuenta la e\'Oiuci6n en los sistemas decorativos de las vasijas.
'^'or contra, los -fragmentos óseos y la industria lítica quedaban
un poco olvidados y solamente tenemos conclusiones muy generales
llegándose, a veces, a hablar de la tosquedad de los útiles en
basalto u obsidiana. Para paliar esos estudios se están
realizando dos Tesis Doctorales que tienen como tema central esos
vestigios.
Las últimas tendencias de la Arqueología insisten en la
necesidad de la recogida sistemática de todo tipo de evidencias,
desde ios más grandes a los mi ni.iscul os. de las que se iDueden
extraer conclusiones sobre la naturaleza de la acción humane
sobre el medio auioiente y la in-fluencia de éste soore aquella
según los planteamientos oe lo que se denomina Ecología Cultural.
(*) Becario de Investigación. Departamento de '-'rehí stor i a.
Antropología y Paleoambíente. Universicad de La Laguna.
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No podemos soslayar que el entorno geoaréficc, las plantas o Ion
animales inciden directamente soDre el modo de vida de una
comunidad humana determinada.
f-'ara la realización de nuestra Tesis Doctoral ("La economía
de producción durante la época prehispénica en la isla üe La
Palma: la ganadería") nos basamos en el estudio de dos
yacími&ntos perfectamente di + erencí ados pero, al mismo tiempo, se
complementan. Por un lado, la cueva del Tendal (B. Andrés y
Sauces:' que es una gran cueva natural que presenta una gran
potencia arqueológica (más de 6 m. por algunas zonas) pero que,
debido a su reutilización postconquista, se ha perdido la última
-fase del poblamiento de la misma (tase cerámica IV). En cambio,
el yacimiento de El Rincón (El Paso) es una cueva natural de
habitación de dimensiones mucho más reducidas, siendo habitada en
la última -fase del poblamiento de la isla con algunos testimonios
de la -fase cerámica 111. Otros datos que tuvimos en cuenta a i a
hora de elegir los yací mii entos íue su di-t-erente ubicación üentrc
del paisaje de La Palma. Mientras que El Tendal se localiza en
una zona próxima a la costa y dentro del dominio de la
laurisilva, ti Rincón se encuentra a unos SOO metros de altitud
s. n. m. , -formando parte del pinar bastante claro característico
de las vertientes del sur de las Canarias. Por tanto, uno de ios
fines -fundamentales dei estudio zooarqueolócice serí comoroPar
las posibles di-ferencias en la dieta alimenticia, mani-festada a
través. de las evidencias de la precioncie-ancí a de una especie u
otra, deoendiendo de las características ecológicas del lugar en
que se enclava la cueva.
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Los restos áseos en los yacimientos de E]^ Tendal Y. ^ Rincón.
No contamos con ninaún estudio sobre la -fauna de los
auantas que -formarían parte de la alimentación cárnica de loe
mismos antes de la llegada de los conauistadores. Solamente
contamos con las •'e-f er encí as de algunos cronistas que nos liabian
de la existencia de rebaños de cabras, ovejas y cochinos, f-'ero
desconcTCi amos a qué edad los sacr i-f i caban, cómo -fracturaban los
huesos, cómo preparaban los alimentos, cómo variaba la dieta de
un estrato a otro, etc. A estas preguntas intentaremos responder
cuando -finalicemos los trabajos.
En una sociedad eminentemente pastoril como ers la de los
benahoaritas parece incuestionable que la ganadería y todas las
prácticas a ella asociadas, con-formaban la preocupación
•fundamental, pues de ella dependía la supervivencia del grupo.
Tampoco debe extrañarnos que la estrat i-f i cací ón social y sus
creencias religiosas estén íntimamente relacionadas con sus
rebaños. Su papel primordial queda atestiguado i'jor los numerosos
-fragíTientos óseos desperdigados por todos ios rincones ele la
cueva.
A la hora de su estudio nos encontramos con un problema
importante: el intenso troceamnente. a veces, autentica
trituración de los huesos, desde los más grandes a los propios
dientes, de tai -forma Due se hace bascante di-fícil la
i dent 1-f 1 cací ón del hueso y la especie a que pertenece, a menos
que se trate de articulaciones o extremicades cue presenten
características de-finidas y linicas. Esa circunstancia, a la vez
que un contr at i emipc, ha sido positiva para nvestra rormacion ai
obligarnos a tener en cuenta detalles que nos huDiesen pasado
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desapercibidos en otro tipo de restot.
Los huesos presentan dos tipos de manipulación: a) golpes
indiscriminados con objetos contundentes con la. tina.lidac' de
romper los huesos para aprovechar la médula y la grasa que se
desprende de los mismos; b) pequeños cortes con Otiles a-f liados y
cortantes cuya misión era separar los trozos de carne de su
-Y
soporte óseo. Hay otro tipo de huellas menos corrientes ya que
•fueron ocasionadas por los perros que deambLilaban por allí y
dejaban las huellas de sus dientes.
£1 troceamiento tenia por -finalidad un aprovechamiento
e;:haustivo de todos los recursos alimenticios que los huesos eran
capaces de suministrar, desde la grasa que se desprende hasta el
tuétano que abunda en las extremidades más esponjosas. La mejor
manera de aprovechar esos recursos era. mediante el hervido de los
•fragmentos. En El Tendal, la gran mayoría de los restos presentan
ese tratamiento que se mani-fiesta en un color amarillento
caracte-íst1co con la impregnación de chorretes de grasa y qut,
al aaer al piso de la cueva, se les adhería la tierra y pequeños
•fragmentos de lapa o bureaos, almagre y pequeños carbones ciue han
resistido el paso del tiempo y aún ei lavado de Jos vestigios
para su estudio. En cambio, en El Rincón abundan mas los restos
quemados, posiblemente utilizados como combustible o caídos
accidentalmente al fuego del hoga»". No se puede descartar el
hervido aunque la cueva se encharca todos los inviernos y el agua.
ha podido lavar la super-ficie de los restos.
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Los anal isi s ta-f onámi eos.
El análisis ta-f onomi co de los fragmentos óseos de un
yacimiento es muy interesante pues, en líneas generales, trata de
desci + rar todos los problemas que nacen re-?erencia a la
conservación de los huesos y su disposición destro de una cueva
concreta. tste estudio se puede realizar teniendo en cuenta,
bási cams/ite, cuatro -fenómenos diferenciados:
1).— Primeramente hay que tener en cuenta la estrategia
arqueológica con que se ha e;;cavado el yacimiento, hio es lo mismo
la criba rigurosa de la tierra a otro conjunto tratado con menos
rigurosidad. Evidentemente, en el primer caso la muestra de
fragmentos óseos será mucno más representativa y abundante,
recogiéndose incluso avifauna, micromamiferas, etc., y que. en el
segundo caso, se hubiesen soslayado.
' Otro dato a tener en cuenta es que tocas las partes del
hueso tienen la misma dureza, llegando a desaparecer las partes
más frágiles, por los procesos que seguidamente señalaremos,
mientras que los más duros son los que generalmente aparecen en
el registro estratigréfico.
2 ) , - También hay que tener en cuenta la posibilidad de que
algunos restos hayan desaparecido debido a la acción de procesos
físico-químicos como la presencia de raíces. COITJO ya señalamos
anteriormente, la cueva de El Rincón se encharca con las lluvias
intensas por lo que en su interior crecen hierbas cuyas raíces
buscan las zonas con más nutrientes como carbonos y los propios
huesos dejando sus huellas características en la corteza de ios
mismos y que se identifican como unas pequeñas cápsulas que
forman enracimados y que pueden llegar a destruir totalmente el
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hueso.
3 ) . - Otro -feriómeno que puede liaber in-f luido en la deposición
•final de los restos óseos en una cueva, incluso a posteriori rlt
su ocupación primitiva, son los transportes geológicos a través
de corrientes de agua, madrigueras de ratas o conejos,
desprendimientos del techo de la cueva. Todos ellos alteran la
disposición original de los restos pudiendo introaucir los
vestigios en estratos que no son los suyos.
4 ) . — F'or último, hay que tener en cuenta la uDicación
originaria de los huesos. F'ordremos un caso concreto; las paredes
del -fondo de la covacha suelen actuar a moco de basurero por le
que los huesos suelen ser de mayores dimensiones, sin olvidar que
la propia vida destro del espacio habitable va desplazando los
restos hacia las zonas menos transitables. Bi. en un lugar
determinado de la cueva hay una especial concentración üe huesos
quemados habría que pensar en la posibilidad de que er.istiese un
hagar en las pro;; i midades.
Conclusiones.
F.n resumen, le que pretendemos es el estudio de El Rincón y
El Tendal, tanto en su extensión horizontal como en la vertical.
En el primer caso se trataría de ver la utilización del espacio
habitable de la cueva durante una -fase üe ocupación oeterminacia
(•or eje'T.plo el estrato I) que nos suministraría datos muy
interesantes come si había zonas para el despiece ele ios
animales, zonas de nogar, basurero o )3ara dormir, tn e; segundo
caso, se comprobaría, básicamente, la evolución tie la dieta
alimenticia de los aborígenes a través de los diferentes estadios
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de ocupación de la cueva.
Respecto a las especies que han podido ser identificadas
contamos con la presencia de cabras, ovejas, cochinos, perro
(trataremos de ver si intervenían en la alimentación o se trata
de una presencia testimonial), gato, lagarto (nc sabemos hasta
que punto -formaban parte de la dieta alimenticia). También se
encuentr^.n restos de aves, peces (abunda especialmente la vieja)
e innumerables restos de lapas, húrgaos, etc.
El -fin último de estos trabajos sería la identificación de
las características de los animales prehispánieos que, según
todos los indicios, eran diferentes a los que hay actualmente en
las islas. Pensamos que se necesitan estudios más amplios y
rigurosos para llegar a decir (Zeuner) que en Gran Canaria había
dos tipos de cabras: la mamber del Pró;:imo Oriente identificada a
través de los restos de Guayadeque y otra variedad similar a la
cabra del Neolítico de Jerícó, teniendo como referencia un simiüe
cuerno hallado en el L'enobio de Valerón.
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