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y ^ ají»' • ^Manjuel Padorno ~ EFIGIE CANARIA ViWm. ^ioesia Líis Palmas de Gran Canni ia © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. Manuel Padorno. Nace en las Islas Canarias en 1933. Poeta y pintor. Autodidacta. Es accésit del premio Adonais de Poesía 1962, Premio Canarias de Literatura 1990 y Premio Nacional Pablo Iglesias de Letras y Pensamiento 1992. Obra poética publicada: Oí crecer las palomas, 1955; A la sombra del mar, 1963; Pape Satán (breve antología), 1970; Coral Juan García, 1977; í/«a bebida desconocida, 1986; £/ náufrago sale, 1989; £/ hombre que llega al exterior, 1990; £/ nómada sale (antología 1963-1939), I99O; Desnudo en Punta Brava. 1990; Una aventura blanca, 1991; égloga del agua, 1991, 2" ed., corregida y aumentada, \992 y Éxtasis, 1993. Trabaja su larga serie plástica Nómada urbano hasta 1985, fecha en que comienza la serie Nómada marítimo en la que viene trabajando todavía. Reside habitualmente en Punta Brava, Playa de Las Canteras (frente al «árbol de la luz»). Las Palmas de Gran Canaria, donde tiene su biblioteca y su estudio. Efigie canaria obtuvo el premio internacional de poesía Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria 1993. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. EFIGIE CANARIA [1958-1993] © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. Manuel Padomo EFIGIE CANARIA poesía Las Palmas de Gran Canaria © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. Emilio Mayoral Alcalde de Las Palmas de Gran Canaria Cristóbal García del Rosario Concejal de Cultura Portada: Antonio Padrón: ídolos Guanches, (1967) Oleo/tabla, 90 x 90 cm. Museo Antonio Padrón, Gáldar, Gran Canaria. Diseño y cuidado de la edición: Lázaro Santana. © el autor © de la presente edición: Excmo. Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. ISBN: 84-88979-00-2 Depósito Legal: GC 1062-1994 Imprime: Industria Gráfica MAE Ingeniero Hermanos Granda, 30 MADRID © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. A JOSEFINA © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. I EPIFANÍA DE LA LUZ © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 1 EL MARISCADOR PULPEA LUZ (Poética) Contempla los azules más diversos marisqueando bajamar el día y cada pulpo, los mejores versos la fija rutilante los hacía salir al aire, al sol, entre dispersos peñascos de la orilla, introducía los candeales fuegos más adversos en la fiesta solar y atardecía. Los fuegos orillean desde un punto de búsqueda nocturna, anaranjado el animal parece que se estira sobre la inmensa lejanía y junto a la sombra caudal, enamorado el pulpeador mete la fija y tira. 11 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 2 HISTORIA PERSONAL DE LA LUZ Este es el sitio de la luz, historia a la sombra del mar desde aquel día en que el incendio azul de la memoria todo arrasó; su transparencia ardía a la orilla del mar, la giratoria fronda de luz, el árbol que crecía encima de las aguas, dulce gloria hasta los cielos altos extasía. Este es el sitio de la luz, el mío construcción personal, oculto a todo; el árbol de la luz donde se fragua explosión celestial, aquel desvío de la rutina inmensa, nuevo modo de ver la claridad subir del agua. 12 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 3 ES ESTE EL OLEAJE DE LA LUZ El tiempo que me toca vivir —suele decirse— es éste. El tiempo cada hombre, cargue calor o frío, duerma o vele junto a la piedra movediza, nombre o calle. Veo Europa. Alguien que muele el viento sobre el territorio. Asombre o no vivir y ver que, a donde vuele habrá soles, oscuro desescombre. Blancas gaviotas beben en la raya azul. Tiro una piedra al agua, vira el día ondulado y el aguaje cubre al final la arena de la playa en donde vivo. En Punta Brava gira la luz del mundo: es éste su oleaje. 13 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 4 BODA DEL ÁRBOL Y LA LUZ Rodeado de extáticos reflejos también ha florecido, árbol canario bajando bondadoso desde lejos los volcanes de arena originario. Los maduros, selváticos manejos del fuego atlántico, árbol incendiario trayendo la sequía a sus espejos ideales, jardín imaginario. Cristal desconocida aumente con qué mirar al sol las espirales, su familia de anillos y de aguajes. El árbol todo lu2; boda rusiente al borde de la playa bautismales ramas de luz, frutales oleajes. 14 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 5 FUNDACIÓN DEL ÁRBOL DE LA LUZ Una llama delante y otra arrima su cuerpo candeal sobre la grada del horizonte azul y por encima (hasta el final) prendida llamarada el ramaje de luz que se arracima a la orilla del mar sube abrazada girante hoguera, cada mano anima unirse a otra llama y otra alada. Altas bullen las hojas. Ascendía la claridad floral, turgente, el agua todas las llamas funde en una sola: la llama arbórea, vegetal el día, explosión celestial, afuera fragua el árbol de la luz como una ola. 15 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 6 ÁRBOL DE LUZ CANARIA Un árbol insular sube callado, de la lava respira cristalino, sus llamas alongadas, reflejado al fondo de las aguas, submarino. Un árbol cuelga dentro terminado. Y golpea frondoso; un torbellino de hojas sacudidas a destajo flotante, desaguadas al camino. El árbol gira fuera hermosamente: el agua levantada despereza largas ramas hasta la lejanía. Árbol de luz atlántica, fluyente geometría de luz, pura belleza habré de contemplarlo cada día. 16 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 7 EL ÁRBOL DEL SALITRE La noche duerme calda y abriría a la mitad la playa recostada; en sus cultivos arenosa erguía los árboles frutales desalada zafra de sal, la fruta de sequía, alimento insular, pulpa varada, emboca salitrosa playa mía de arenales agrícola oleada. El árbol del salitre, fruta solo del yodo más nutricio y avecina madura luz encima de mi mesa. Bajo a desayunar su fruta sólo a la orilla, mi boca la salina almibara oceánica belleza. 17 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 8 EL FUEGO CAE DEL RECIPIENTE Alta alegría es ver la luz enfrente, entrar el sol, el techo levantado en mitad del azul, hoyo candente: el objeto real iluminado. Oír el agua, una gaviota a rente, ver un cuerpo desnudo aposentado la bajamar, vacío recipiente en la arena dormido, sosegado. Entonces, cuanto vi; la luz caía desde la playa hacia la flor naranja; el largo filo atardecía; puro licor horizontal, del que bebía mi boca rumorosa aquella franja anaranjada hacia lo más oscuro. 18 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 9 LA ZAMBULLIDA ATLÁNTICA Esta mañana es clara transparencia. El hombre va, camina de la playa inmenso azul bullente, incandescencia profundidad celeste; todo estalla. Entonces va, repara en la violencia de la mañana azul, profunda raya que agrieta el horizonte, turbulencia infinita, la línea donde encalla. El hombre, entonces, pleno de sentido se arroja afuera, el límite respira a bocanadas llenas de alegría: la zambullida atlántica; caído voltea el exterior, hambriento aspira interminable azul en todavía. 19 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. II EL PAJARO INVISIBLE DE LA LUZ © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 10 AVE DE LUZ Parece un ave muy rudimentaria que vuela por debajo de la hoja, detrás de los espacios legendaria y al final, al posarse, se deshoja. Es un ave tal vez reglamentaria que se baña desnuda y se despoja; remonta el aire, sube milenaria a la llama exterior donde se aloja. Un ave de silencio impenetrable vuela invisible todo llamarada del inmenso cristal y ya, fluyente, atraviesa el incendio imperturbable y al interior del árbol derramada explota su belleza incandescente. 23 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 11 EL ANIMAL UN AVE DESCONOCIDA En la contemplación del agua, fuera, lejos de la ventana limpia y fría el animal abreva de manera que se convierte en cuanta sal bebía. Y hasta que se transforma bebe afuera la bajamar, la lengua que vacía la playa, recipiente de salmuera después de que la bebe se extasía. Un animal sediento por la arena mueve petrificado su cabeza hacia ninguna parte, sólo sabe que su invisible cabeceo llena el espacio del aire cuando empieza a remontar como si fuera un ave. 24 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 12 AVE LA ISLA Es la contemplación un ave inmensa. Y son sus alas el acantilado; emplumada ladera bate extensa mientras sale del mar al otro lado. Es el ave un incendio y vuela y tensa las llamas invisibles, ignorado principio que da entrada, y vuelve intensa naturalezas a su fuego alado. Ave es la isla y vuela y al fundirse su lentitud azul gira dentada en el silencio de la soledad; sus alas aparecen, al huirse, las playas amarillas, luz bañada en la desconocida claridad. 25 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 13 EL AVE ALREDEDOR DEL MEDIODÍA Hace ya mucho tiempo que uno sabe qué es ver algo distinto, sin decir; cuando comprueba, absorto, que no cabe la llave en parte alguna si al abrir... Uno trabaja para el agua, nave anclada en el silencio, (el otro), al ir navegando entre peñas, no se trabe en algo donde no sabe salir. Un ave vuela encima. Se compara su círculo sin fin (el borde mismo del océano) al ala que salía. Anillada distancia sube clara al exterior, encima del abismo un ave alrededor del mediodía. 26 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 14 LA GAVIOTA DEL CONFITAL Allá del Confital es mediodía. Desde la mesa en que trabajo veo (por la ventana abierta relucía), el cristal de un camión, un espejeo a la revuelta de una cuesta, día de claridad empastelada. Leo a Góngora. La bajamar vacía el exterior y ahueca el aleteo de la blanca gaviota silenciosa; el ala inmensa lugareña sale una hacia el horizonte, la otra afuera; ave del mediodía caudalosa, se remonta infinita y, al alejarse se ve su pico en la ladera. 27 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 15 LA GAVIOTA GRAZNA DISTINTO El graznido parece haberse oído distinto. Encima de mi casa suena muy a queja ahuecada; ese alarido es el que no me sé. Tal vez resuena haciéndome pensar otro sonido su trallazo cambiante como avena de otro costal, de otro contenido al escuchado siempre por la arena. La gaviota lo arroja. Debe hacerlo en su volar distinto, pues parece otro también su vuelo transparente. Lo sé. Lo escucho ahora y quiero verlo una vez más. Entonces acontece: su cántico rebosa diferente. 28 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 16 EL PAJARO INVISIBLE Toda la noche es de lo más suave un pájaro invisible, refulgente, posado inmóvil, mástil de la nave abre sus lentas alas diferente; silencioso da vueltas a la llave su garra azul, su pico transparente abre la inmensidad; penetra el ave el infinito huracanadamente y se remonta sin temor adonde el cielo gira sin final, parece un torbellino de metal acuoso. Entra en la noche. En su interior esconde, dentro la nave que desaparece encima de la mar, en el reposo. 29 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 17 EL PAJARO QUE LLEGA ADONDE SALE El pájaro invisible parecía volar dejando un rastro transparente, una raya infinita todavía en el azul, en la blancura enfrente. Un pájaro de luz que se vacía atraviesa la tarde diferente, agrieta el horizonte y se desvía al exterior, hacia el espacio ausente. Y más allá, entonces, por afuera remonta los azules siderales abiertos hasta al fondo de la ausencia: el recinto vacío, de manera que al adentrarse, al alejarte sales encima de la playa: tu querencia. 30 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 18 HE TRABAJADO LO QUE NO SE VE He trabajado en lo que no se ve con la dedicación que requería la precisión distinta, ya lo sé toda la noche hasta romper el día. Es un duro trabajo que carece de utilidad, difícil geometría de la distancia lógica, parece al calcularla desaparecía. Pobre vigía contra la costumbre. El apacible día incorregible luce antiguo momento y otro cierra oxidado cristal, su nueva lumbre: la claridad distinta: la invisible. Vivo asomado encima de otra tierra. 31 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. III EL TRABAJO INVISIBLE VlOSE TAMBIÉN VISIBLE LO INVISIBLE. B. CAIRASCO DE FlGUEROA © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 19 MI TRABAJO EN LA FABRICA INDECIBLE Es un trabajo que parece ausente, el trabajo invisible que solía; al que me dediqué, con fe ferviente sin que no pase un día, ningún día. Un trabajo distinto, diferente que no tiene herramientas, ni sabía, sin horario ninguno, ni aliciente: es sólo inexplicable lo que hacía. Me gustaba el trabajo, deseaba trabajar en la fábrica indecible como un obrero anónimo desea. Hasta que vi. Y todo resultaba muy sencillo: construir invisible un objeto sin nada que se vea. 35 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 20 EL SOL DE MI PAÍS Éste, resulta, no es un sol distante. Tiene otra cualidad: la cercanía. No hay más que verlo al alba, deslizante acercarse despacio al mediodía. Empieza siendo un filo restallante, inmenso disco, engloba la alegría hasta llegar, atlántico, humeante: encima de la playa se extasía. Ahonda los azules lentamente, y los convierte, ramos de blancura en altas llamas, árbol luminoso. Y ya al atardecer, claro poniente anaranja la luz en la espesura oceánicos pies, en el reposo. 36 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 21 EL PERSONAJE INSULAR El personaje no es una costumbre; siempre contiene cientos la mirada; algo relampaguea encima, lumbre del edificio de la llamarada. Trabaja arriba con la luz, techumbre del mar, el pez azul, afortunada patria solar, volcanes donde alumbre fosforescente transparencia alada. Por donde pasa el hombre es el sentir. Caleta blanca el agua, playa el agua celeste claridad, isla de fe. Colocaré la piedra, en un decir, una piedra en el mar donde se fragua el fiandamento: lo que no se ve. 37 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 22 HUMANO D Í A C A N A R IO El hombro un arboliUo de repente sentado en una piedra le han salido de su interior, raíz erbaniamente ramas que le protegen reunido. Está en su propio árbol, un saliente de la roca claustral, enardecido por la sequía alrededor, pendiente de cómo salga el sol, con qué sonido. Un hombre vegetal echado sobre la fílente seca; cabras le acompañan; quiere dormir llegado el mediodía. Pero retoña lento el hombro. Pobre de aquéllas que las cabras triscan, sañain rumiantes de verdor humano día. 38 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 23 EL PROVINCIANO TOCA LA FLAUTA PLANETARIA Cuerpo de larga caña, si algo puede el azar insular salir al paso, palpar los agujeros, que no quede estriado el naranja del ocaso. En una habitación distinta cede el sol a la ventana el techo, al raso el paisaje amueblado, limpio ruede derramado exterior fondo del vaso. Afuera la escritura rumoroso espacio musical, flauta merece que el provinciano a veces toca. Venus clarea, palpito amoroso soplado el labio ya, la lengua ofrece silbante silabeo de su boca. 39 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 24 MI VECINO TRANQUILO Clara conciencia: anda distraído. Parece que te mira sonriente, una persona atenta, que ha salido de su casa al resol tranquilamente. Se reúnen allí. Bajo el tendido de una lona a jugar, lugar frecuente al dominó, con alguien conocido del barrio, o forastero que se siente. Lo veo pasar alegre cada día, a veces pensativo, cabizbajo hasta llegar al sitio de costumbre. Un náufrago global. Sólo quería pasear Las Canteras; sin trabajo ver la mañana, el mar, la luz. La Cumbre. 40 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 25 JUNTO A CIERTA CABEZA MENSAJERA Tiempo local parece la cadena de esparto, turbio tubo entrelazado, blanda conversación que se rellena de piedras, alcahuetan el pasado. Caño repleto de paciencia, arena delegada, balsámico sellado de lamentos sutiles, boca llena de sed, isleño erial salado. Tubo vacío sopla el viento. Cunde la soledad, melancolía, nada. Capaz nadie de algo. El rema afuera, al otro lado ya. La barca funde sus remos lentamente, fondeada junto a cierta cabeza mensajera. 41 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 26 UN PUENTE APARECIDO Pero si lo que veo es invisible cualidad ignorada, qué sabría al ver lo que ya vi, ver lo visible el mundo transparente que solía. Todos vemos el mundo incomprensible. Química de la luz, la que vacía el espacio de blanco, el ilegible, y lo llena de azul, el que se oía. Lo invisible se ve constantemente. Una llama final y sin sentido alumbra, sin tocar, la realidad. La noche el día un puente aparecido. Una noche, distinta claridad cuando veo la lu2 ya diferente. 42 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 27 EL PEZ DE LUZ El pez de luz inútil ilumina el horizonte: llama cada día; gira celeste afuera y no sabría cómo germinará, dónde termina. El alto pez de luz, de pronto, inclina el morro entre las nubes; tuerce, cía el cielo azul, airoso se desvía penetrando el incendio y se calcina en plena religión, en la más lenta, fina lluvia estallada, cómo aventa su escama luminosa, su ritual en este mediodía candeal a la orilla del mar, pura lanzada de su fermentación alucinada. 43 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. IV HERMOSO TALLER DE LUZ (Sublime atlántico) © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 28 EL NAUFRAGO QUIERE VIVIR EN LA PLAYA En toda dimensión azul merece cobijarse, es de aquél que se desvía; la longitudinal playa parece cama de náufrago, arena en que dormía debajo de un barquillo y amanece la quilla abobedada; el cielo abría sus redes refulgentes; le apetece (nómada ya en sus ojos) ver el día, el techo por abajo; el mar oído le sabe a luz. El náufrago quisiera caminar playas, habitar la arena donde vive arrojado. Ha decidido pastorear azules, la ladera que todos pastan; ah, su casa llena. 47 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 29 LA PLAYA EL LARGO LABIO El que vea en la orilla de la playa el borde tangencial del labio tiene que convenir después, según qué raya conformará la cara que contiene. En la linde, la boca donde estalla espumosa, solar, ola que viene sobre campos de sal, siempre que vaya subiendo la marea que la llene (óvalo el recipiente, fiel parece) mejilla sumergida, dulce brisa toda la playa largo labio ahora. Mirándola verás que se merece oir que ríe, ay, y su sonrisa de labios amarillos se colora. 48 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 30 ATLÁNTICA PIRÁMIDE DE LUZ Delante del Paseo Las Canteras atlántica montaña, pueden verse (hermoso Theyde elado) sus laderas enllamear azul, subir, arderse hasta volcar, volcánicas esferas las llamaradas blancas, rehacerse por arriba del cielo, en las afueras de la celeste bóveda perderse. En ti trabajo, fuego, desde el alba, llama siempre atendida cada día, edificada claridad al trasluz. Oh construcción de la mañana, salva tu permanencia y tu rigor vigía invisible pirámide de luz. 49 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 31 LUNADO M E D I O D Í A LA SEDUCE Una mujer tendida por la arena, al sol, declara la montaña abierta, alta pirámide de fuego, en plena abandonada dejadez desierta. Una barca de blancas llamas llena fondea siempre al exterior, a cierta distancia de La Barra: laxa, ajena una mujer desnuda se despierta, se incorpora en la luz y, recostada contempla las gaviotas, sueña, vira sus ojos a la lejanía. Luce perdida, azules, toda su mirada cuando gozosa se levanta y mira: lunado mediodía la seduce. 50 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 32 LA CARRETERA DONDE ME PERDIERA Es una antigua carretera enfrente, inmenso mar, perdido caminante, ambos lados el árbol transparente, el pie pisa las olas adelante. Camino en sueños, leve, firmemente sobre el agua asfaltada, navegante líquido pie, del agua diligente al oleaje humano semejante. La luz es mi país, oh blanco día; el mar la carretera luminosa que el nómada invisible recorría desde la orilla al horizonte, afuera del pensamiento, pista piocelosa el infinito donde me perdiera. 51 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 33 EL VASO LUMINOSO Cuando no estás ausente vas callado enmedio del paseo, madrugada oyendo el oleaje, la reglada regresaré, sumido, ensimismado. La brisa me decida. Por un lado relucirá la playa esmerilada, la ventana solar; del otro, alada reflejarán el vaso terminado. Lo tomaré (como brocal de pozo), infinito cristal, el borde fuera para beberte, luz del blanco día tu caudalosa llama mañanera, sólo por tuyo alzado, bebería el cielo azul, tu vaso luminoso. 52 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 34 VIDRIERA DEL ATARDECER Quedarse en el espacio silencioso del paseo, la orilla recostada; tranquila bajamar, lento reposo aquel atardecer en lu2 cegada. Mas rompe su silencio: es el reboso sideral cuando, la ola incorporada levanta su cabeza y, misterioso parece voltear adelantada contra la superficie, desde arriba aquel disco solar, su transparencia anclada todavía por afuera. Contemplo el horizonte a la deriva anaranjada, en plena turbulencia, petrificado sol en la vidriera. 53 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 35 EL CEREBRO COMIENZA A VER No es lo mismo nadar que estar dormido encima de las olas, adentrarse donde nada se ve; desconocido abrir la claridad y allí sentarse sobre las peñas para ver, rendido, el ventanal azul y despertarse si los ojos debieran, por descuido cuando lleguen a ver hasta olvidarse. Ver lo que no se ve, oculto goce, red de ranino, el almacén de al lado donde respiran olas la cabeza. Ya sólo sabe cuánto desconoce. Hacer la vida, haberla comenzado en sus ojos, miserias y belleza. 54 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 36 HACERSE DE DISTINTA REALIDAD Él —que es el que hace siempre— lo hace todo por desacostumbrarse. Y sale, afuera, al cielo de la playa y, a su modo empieza el sol su mítica carrera por junto a La Puntilla, en el recodo del tiempo que se afila de manera en la aldea del pez, único engodo plateado, de luz, rápida cera. El quiere desacostumbrarse, verse en aire, ser el aire, más arriba en el espacio de la claridad. Salir de la espesura, estremecerse allá en el exterior. Cala y motiva hacerse ck distinta realidad. 55 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. V LA COMARCA CANARIA © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 37 EL ES OCCIDENTAL, ATLÁNTICO Es un hombre llegado de mañana de no sé qué condena, qué caída. Llega del Atlas, curva de occidiana; bajo Castilla espada decidida. Un hombre comenzado; el rostro mana atlántico, mestizo olor oxida su memoria, tejida porcelana a la orilla del mar aparecida. Él es occidental la periferia. Del sur, del norte, sombreada brisa del árbol de la luz incorruptible. Occidental de luz. Sur de miseria, en la región atlántica organiza el oleaje nómada, invisible. 59 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 38 EL HOMBRE LIQUIDO Siempre yace dormido hacia adelante desde la orilla al infinito, afuera; miraba la distancia deslizante hacia las lejanías, que macera. Todo el azul (de aquO sale rasante sobre la mar, antigua carretera, atlántico volcán espejeante, blancura ultramarina que pusiera dejadamente echada, encalmadora (en la tranquilidad huracanada) esta mañana blanca, claro cielo el exterior, inmensa, cegadora las Islas derramadas, pie en el suelo el hombre líquido, su orilla amada. 60 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 39 MÚSICA DEL TRAPO DE AGUA La cal más amarilla de repente en mitad del océano vestía; mejora azuleada abiertamente, ramajes de blancura entretejía. Parece ser que ondea transparente y abarcadora teje su armonía; trabaja el oleaje reluciente del agua toda se fabricaría. Un pueblo no es el fiel de la balanza, afortunado en la virtud tan poca entremedio se abre y evacúa. Es verdad estrellada. Pero danza el sol. Bajo la patria se coloca el gran ramo: trifásico licúa. 61 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 40 EL TRATO DESLEAL COMO PRINCIPIO Debajo de la cal más amarilla el cansancio de un pueblo se concibe indiferente a lo que crea; orilla la dejación, altiva se desvive una cierta elegancia ^;no se humilla? ¿Quién lo sabrá? Nostalgia que, proclive a envejecer también, celeste anilla al cambio de rasante y al declive del terreno que baje mal alguno generalmente por la vía al uso si ya no es digna de tenerse en cuenta. Tampoco el que persiste, cada uno al visceral espacio nunca puso la palabra leal ni la apacienta. 62 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 41 EL OJO MANA HACIA EL INTERIOR La lágrima que cae del ojo seca y sin piedad gotea alquitranada un rostro innaóvil, la mirada hueca es, además de limpia, devastada. Nada que la consuele. Es una mueca paciente y fiel, que viene de bajada a la mejora estéril; eso ahueca del ojo su cantata demorada. No Hora por afuera. Su manera definitiva y cruel es otra, vira el agua para adentro. Lo decía ausente en su mejilla (si lo viera): el ojo para adentro llora, aspira el interior: el humo se vacía. 63 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 42 LA FOSA CAUSTICA Debajo de la cal se han descubierto tal cantidad de huesos siderales que no es posible construir, de cierto, ningún progenitor entre las cales. Iremos a la charca, por el Puerto de la Luz, y entre las llamas desiguales encontraremos algún fuego abierto posibles oleajes y señales. Podremos deducir estatuido aquéllo que, resulta que cabría muy longitudinal bajo la losa. Parece, por el tiempo deducido descubrirse despacio lo que un día pudo ser el honor, tal vez la fosa. 64 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 43 LA MAS QUESADA QUEMADURA ¿Ustedes creen que el hombre luego, muerto, tiene una patria? ¿Olvido consiguiente? Alguien acogerá sus muertos; cierto... de la mano del tiempo. Se presiente viniendo desde atrás, un mar incierto de memoria insular, cielo cubriente panza de burro, el animal desierto patea alrededor la gloria ausente. Es un hombre canario que no tiene una patria distinta, enarbolada el negocio diario que más teme. La tumba del soldado no contiene nada. Callada arqueología. Cada vez más quesada quemadura queme. 65 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 44 EFIGIE CANARIA Es cierto (por aquO que ya no hay nada que se parezca a algo que, al verlo produzca cierta rabia sublevada y consideración al entenderlo. Sin embargo, la mano terminada traza un signo invisible y, por hacerlo debe entonces, día azul, cada vez más también, visible defenderlo. Es un giro canario muy oscuro que toma la mañana erguida enfrente: el rostro dibujado por afuera. Señal que ardía, monumento puro de la efigie canaria, descendiente de la genealogía de la arena. 66 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 45 CALIMA SAHARIANA Cuando de encima de la cuesta sale en plena tempestad, a la distancia parece no va a haber nadie que tale, calima, tu agrio bosque de abundancia. Es toda cal. Caliginoso embale del día, el vendabal de su prestancia embalaje de cal donde recale arenosa, sobrante tu elegancia. No puede cubrir más, tanta rutina tampoco puede ser de otra manera; el viento su hermosura la desea, belleza sahariana la origina, baña la luz, penetra donde quiera y allí nutre de arena cuanto sea. 67 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. VI EN LA CASA DE AGUA © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 46 ESE LUGAR APARECIDO Inmenso mediodía luminoso, infinito edificio azul, cambiante, caudal ilimitado, bullicioso techo de luz, recinto espejeante. Inmenso mediodía jubiloso, sin límites, espacio circundante en todo su esplendor, sube gozoso la claridad, cernida luz flotante. Estoy mirando el fuego que caía encima de la mar, en la distancia como si fuera un árbol encendido. Estoy mirando afuera. Desearía entrar allí, vivir en esa estancia de luz: ese tugar aparecido. 71 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 47 SERÉ EL MAR (TODA LA VIDA) Yo seré el mar después el pensamiento, el olear ultramarino un día eternamente, encima pasa el viento, arbolado de espuma descendía a la llama abisal, olas que siento hasta en la oscuridad, adonde iría a navegar celeste sentimiento que el ojo mismo ve y el agua mía. Miraré siendo el agua, desde abajo, la playa afuera, más allá La Barra contenido oleaje que se acaba infinito donde viví, debajo del agua caminante, el aire garra de claridad, asida Punta Brava. 72 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 48 MI CASA EL MAR De la espaciosa casa se vacía el mueblerío, tempestuosamente y todo lo que guarda dentro un día luce flotando, pleamar enfrente. Objetos que en el agua recubría la playa con mis muebles, reluciente flotan a la deriva; yo me iría a vivir en el agua con mi gente. Mi casa se vacía al anegarla ensueños invisibles, los parales ruedan abajo deslizante quilla. Me iré a vivir al mar. Debo instalarla encima de las aguas. Donde sales a caminar abajo por la orilla. 73 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 49 LA ENREDADERA FULGIDA Un vegetal de rápida manera sube del patio. Veo cada día cómo asciende tenaz por la escalera, husmea el aire, líquido porfía; el hueco barandal apresa, fiera, alta savia constante que se cría en una gran maceta costalera que azul pintada luce todavía. Es tal su crecimiento encaramado, día y noche ascendente, que convierte una selva interior su arboladura. Veré crecer mi patio. Fermentado del oleaje verde, que revierte de la más esponjosa veladura. 74 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 50 LA PLANTA QUE NO SE VE Una planta también vive invisible en la luz vegetal cada mañana; se ve también nocturna, irrepetible tomar cuerpo; contemplo cómo envara. Flores se ven en su rama imposible. Planta vertiginosa que se ampara sólo en mis ojos, viéndose visible día y noche delante de mi cara. Le da la luz. Y crece a su manera regada por el ojo; pues, convive conmigo y la cultivo cada día. La veo siempre: gira, por afuera. Se arrima vegetal. Sólo concibe que la acaricie cuando... la veta. 75 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 51 TRONCO DEL BRASIL También hay una planta verdadera en esta habitación (es un regalo); tres troncos llameantes, brasilera trillama verde de distinto palo. La planta del Brasil quema la cera al lado de los libros, como un falo de esperma paginada repartiera vegetal biblioteca de su halo. Está todo apagado, nada luce enmedio del silencio diferente. La noche cae. Escribo mientras sueño. Antigua mano mía reconduce la oscura llamarada transparente hasta mi silla, sede del ensueño. 76 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 52 PINTANDO EL CIELO DESDE EL PATIO Rectángulo sin fin arriba, pasa la nube, el algodón tumultuoso, el patio abierto lienzo luminoso, la claridad encima de mi casa, del infinito, candeal barcaza gasas desparramadas, cima, pozo el bastidor, velamen sigiloso que llameante, circular abrasa las alturas: pintándolas estoy. Tensada tela encima abarcaría la brocha sideral, punta bravia a todas horas un brochazo doy, blanca mano de luz, celeste velo constantemente desde el patio al cielo. 77 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 53 BAÑO DE SOL Alguna vez subiendo la escalera o ya al bajarla, casi al mediodía me unta breve un sol como si fuera todo despellejado. De acedía. Baño de luz entonces me mordiera los huesos frágilmente, florecía el corazón, de tibia solajera benéfica que me fortalecía subiendo lento, a poco, o al bajarla. Es asombroso. Un animal que siente cómo le embebe la honda luz ahora. Salgo de mi guarida un rato (parla silencio), bajo ese rayo ausente me llena de salud alguna hora. 78 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 54 EL TRABAJO INVISIBLE A Emilio Lledó Ver lo que no se ve es mi trabajo: un oficio distinto; lo invisible comienza a ser aquéllo: lo que trajo del exterior un pájaro ilegible. Leer en otro idioma, por abajo una lectura nunca escrita, oible ¡el mundo sin saber! en fin, atajo ya de lo que se ve, tan indecible. He vuelto para ver la luz, de nuevo como si ñaera siempre diferente: antigua religión desconocida. Algo veré. Desde la orilla llevo almas adentro, mar, humanamente la soledad solar amanecida. 79 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. VII DE LA HISTORIA PERSONAL © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 55 LA BARCA ENCALLADA Debajo de la arena está encallada una barca de jade, adormecida como una planta mineralizada al pájaro trabó en su salida. Es, parece, madera enarenada, porque debajo de la playa anida alguna rama y vive allí, cegada creciendo de la arena florecida. A veces uno encuentra, sorprendente un rastro de algo como si se abriera de alguna embarcación, volcada quilla el largo remo torpe lentamente bogando dentro de la arena y fuera en busca, ciego fósil, de la orilla. 83 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 56 LA NUBE ROSA Aquel color encima la entretiene deslizada en el mar, la nube rosa, palo de batear, cabezas tiene; en sus extremos vuela despaciosa. Rosada nube sobre el mar (conviene no perderla de vista), vaporosa podría desguazarse, si retiene su calado La Barra sigilosa. Encima de la playa como barca fondea alrededor, su sombra llega tirada por un hilo de mi mano. La nube rosa sideral abarca el espacio, la sombra que me anega: su figura paseo sombreado. 84 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 57 LA CESTA DEL MAR El comerciante hindú, acicalado vestido a la europea, conveniente abre el bazar muy de mañana, al lado del Mercado del Puerto. Mira, enfrente el infinito muelle prolongado, inmensos arcos, invisible puente que llega desde el alba soportado sobre la mar, de piedra transparente. Un taxi se detiene; lento baja una pareja de extranjeros: miran los objetos; primeros en entrar esta mañana ignoran qué rebaja el indio habrá de hacerles; se retiran llevando el agua dentro de la mar. 85 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 58 EL GURÚ SALE PUERTAS AFUERA Vitral que se derrama lentamente el hindú lo maneja día tras día en la fachada de su casa, enfrente según qué luz a la mañana abría. El hindú conventual, de aceite, al frente de la parroquia, doble celosía del Puerto de la Luz, el oferente cristal coloreado se deslía. La Isleta recamada baja, puerto del Océano Atlántico, deprisa corre gente, proclama, vocifera el silencio distinto, más abierto, esta mañana. Entonces, casi brisa el gurú sale de la puerta afuera. 86 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 59 EL JUGADOR DE CARTAS (MARINAS) yugada para el pie) La mesa está dispuesta anochecida. Un jugador da cartas; otro empieza a leerlas muy despacio: la partida —por ahora— corona la pobreza. Debe jugar. Encarta la elegida entre la luz, un palo de belleza que confirme el asombro; la salida será sonora: lúcida destreza. La baraja se da siempre debajo (el juego flota mientras tanto arriba): sobre la mesa hay una carta sola. Juega esta vez muy solo. Desde abajo le miran atentísimos. Estriba en sacar el sonido de la ola. 87 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 60 PIEDRA DEL SUEÑO («Red blanket», Philip Guston) Cuando la piedra silenciosa acaba en el sueño, limita sola donde la cama, en fin, la manta levantaba girando la cabeza que se esconde. La cantidad soñada terminaba aquí (detrás del parecido), adonde se la veía apenas, pues callaba; con sólo respirar así responde. No miro más en ella; duerme sola aquella habitación, dulce cabeza encrestada detrás como una aurora de entrelazados rizos, larga ola que bate craneal y despereza su media sien: tapada se enamora. 88 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 61 TALLER DE SILENCIO (Taller Ediciones JB) Creados de entelequia para luego, calle de Ambrós entonces, la salida (la biblioteca de utopía), pliego del alba ya ventana florecida. La errata fiel olía siempre a espliego, a tanta ortografi'a sorprendida, reglada perfección, atento riego debajo la bombilla amanecida. Cuando en alguna parte puso el día el pie lunar nunca sabré si traje de aquel Parque del Berro tu inocencia. De aquel olor pavo real salía el hermoso taller, el oleaje de la Colonia Iturbe tu querencia. 89 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 62 LA CIUDAD EMBLEMÁTICA Si sólo fuera lentamente él, que iba caminando las calles, más abajo de la ciudad, trazada a la deriva urbana, callejuelas del atajo. Alguien le ve bajar bastante arriba de la Rama del Agua, por debajo de la palmera calva, pensativa moviendo, cimbreante, su sombrajo. El camina dormido todavía y atraviesa las puertas de la plaza. ¿Quién suele ser? Cruza de largo y puso las playas amarillas cada día, la gaviota de luz, ciudad que pasa a mucha vida ya, de oculto uso. 90 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 63 UN PERRO PINTA DIFERENTE Un perro demasiado lento abría la puerta con su hocico parecido (aquel estudio blanco); allí crecía un árbol, además, ennegrecido entre las nubes; luego se veía por la ventana abierta, suspendido un barco azul anclado en la bahía (flotante arcón en humo diluido) que entonces olfatea desde cerca entre pinturas de agua, ladeado embadurnando el lienzo a su manera. El animal pintó, con pata terca lo que nunca se vio, lo comenzado a verse ya en otra luz afuera. 91 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. VIII DE LA MITOLOGÍA ATLÁNTICA © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 64 TOAST FÚNEBRE (Uncilotto Maluccello) La vi siempre una llama transparente, oh nicho de silencio, región pura, lámina azul la carretera enfrente, paso que da cobijo a la aventura. Isla del sol volcánica, rusiente, mar tenebroso sobre la llanura las Canarias de arriba, puerto ausente, fuego la sed, el agua su escritura. Aquí yace el caballero errante, a medio paso lunar, al pie del mar tendido aquél que fue a salir, pisar afuera. Tierra de los volcanes entremedio de la manzana azul, verbo dormido, el caballero de la luz espera. 95 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 65 JARDÍN DEIFICO (Banolomé Cairasco de Figueroa) Bartolomé sale al jardín, hespérica para regar con un sentir bucólico la llamarada deifica, quimérica esta mañana tanto melancólico. Melancolía atlántica, diabólica el ánima embargaba periférica (dijeren que esta lira no es armónica) a su estado de anímico frenética. Vio venir una nave llameante, alta vela solar plena de escándalo, pletórica de nueva poesía; un milagro de luz escalofriante, de mística armonía, puro sándalo.., pero volvió a la jardinería. 96 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 66 ARQUITECTURA DE LLAMAS (Fray Andrés de Abréu) En un carro de fuego silencioso trae Andrés, arquitecto de la llama (menudo el cuerpo, flaco, laborioso) el invisible fósforo que inflama. A todo prende, a todo incendia airoso por La Orotava arriba, a todo llama que venga a arder azul, arder gozoso el espacioso Valle que más ama. A todo prende fuego, nada queda delante de sus ojos que no viera llamear hasta Dios y en Él fundirse. Él, constructor de la más alta hoguera, edificó la luz, el fuego ardiera dentro del agua, en llama convertirse. 97 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 67 EL HUIDO DE PASO ALTO (Cristóbal del Hoyo, Vizconde de Buen Paso) Se baja del caballo todavía en mitad del océano callado, contempla el horizonte y volvería junto al Inquisidor, oh Theyde eludo a perdonarle; todo lo daría (amada Anarda) por volver al lado del mar y hacerlo oído, espuma, día antes de Paso Alto descolgado. Hoy que vuelve con Juana quiere ver a su gente en La Palma, lo primero; más tarde la tertulia del Marqués en La Laguna y cabalgar, caer dormido Icod, celeste viñatero el corredor y al canapé después. 98 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 68 LA ULTIMA CORRECCIÓN (Domingo Rivero) Detrás la Catedral sube La Audiencia, garrapatea en un papel alguna palabra {tristes) con un lápiz, ciencia del suave carbón y borra blancas; una por otra sustituye, con prudencia decide entre las dos: la que reúna todo el dolor, legítima paciencia y precisión, tendrá mejor fortuna. Llega al Puente de Piedra: mira afuera. La nave sigue allá en el horizonte; una palmera gira transparente. Cae el sol limpio. Ya sólo quisiera un poco antes de subir al Monte, a Los Hoyos, decir adiós ausente. 99 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 69 EL FUNCIONARIO DEL BANK OF BRITISH WESTAFRIKA LIMITED (Alomo Quesada) De mar y sueño y pan ibas vestido. También ibas de muerto y de contable; caminas como un río navegable tan natural, sonríes tan herido. Sentiste que te echaban tierra encima, silencio en tu garganta, hecha pedazos amabas la tristeza a latigazos, por eso a su mejilla Dios te arrima. Quesada, Rafael, Gil o Centeno, amor muy de mañana iba al molino a convertirte en pan que no faltara. Sangre te rebosaba de ser bueno, arrebatada garra del camino que al más humano corazón quemara. 100 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 70 EL PENTELICO MARMOL AMOROSO (Manuel Verdugo) Nunca trazó figura humana alguna oceánico gesto griego vivo dilecta precisión, desdén altivo en la envolvente luz de La Laguna, delicadeza aparte, centro y cuna belleza amó de mármol fugitivo, eterna gracia de doncel esquivo, reclinado jardín bajo la luna: un muchacho de mármol le servía de anécdota, social virilidad apacienta la bestia equidistante; tu sitio es éste, dulce todavía pura arrogancia de la claridad para tu desvarío emocionante. 101 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 71 EL LIENZO ENTRAÑABLE (Manolo Millares) Debajo de la puerta se vacía un cubo encinta: la arpillera alada; que la aguja de saco convertía en una criatura homunculada. El nervio teje ahora el blanco día inquisidoramente y, dibujada alta firma barroca el sol cubría el exterior, Segunda lu2 sellada. Pintor del arañazo; da la brocha al aire todo el pelo derramado: acuchilla arpillera tan sonora. Un palo llameado, punta mocha rasguea y embadurna, endemoniado la violenta ceniza cegadora. 102 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 72 EL NAUFRAGO DISTINTO SE EXTASÍA Se parece, distinto ya, a nada. De sí mismo es antiguo conocido; un hombre todavía, de agua, cada vez más lenguaje, son aparecido. Es nadador del limpio, aquél que nada las ascuas transparentes, sumergido tratando la rutina braceada abandonar desnudo, renacido. El primitivo de salitre alado en el agua germina. Le conviene nacer del mar, del agua apareado. Nadará su silencio. Pero viene del oleaje afuera y se extasía sólo de ver la playa en que salía. 103 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. y IX EL POETA ES UN SACERDOTE THE POET IS THE PRIEST OF THE INVISIBLE. WALLACE STEVENS © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 73 EL CANTO PLANETARIO La tierra es una bola azul, brumosa en su mitad convulsa, noche oscura descansa ciega, gira religiosa suspendida de un hilo, de locura. En nada es el origen, rumorosa se levanta celeste, en la espesura remediada de luz, alta rebosa consumida de fantasmal cordura. El hombre tiene sólo la palabra. Con ella fija el rumbo, pisa afuera un país invisible cada día. Ah su historia; parece que se labra en el espacio, en un papel de cera un ave alrededor escribiría. 107 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 74 ES EL MAESTRO MAS PRECISO Emboscado demora cuando inicia el día amanecido su docencia; nunca terminará, tarde propicia su nocturna, marina transparencia. No habrá por qué esperar a más, envicia rutinario el reloj, cruel impaciencia; el tiempo engrana la ciudad, delicia si fuera la mirada urbana ciencia. Cuando apoyado en la ventana mira la realidad afuera, cómo vuelve a sus clases, atlántica enseñanza y ofrece: ver despacio. Se respira invisible rumor y se resuelve oído su perfume en alabanza. 108 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 75 CAMINO DEL DESVIO La mecánica humana me recuerda las leyes del sentido, qué sequía; uno debe olvidarse atar la cuerda bien a la soledad, al blanco día. Contemplo el cuerpo mío: no se acuerda de nada. O lo parece, debería ¿por qué no te he de amar?, aunque me pierda sentirme vivo sólo me desvía. La mecánica humana más precisa ajusta el tiempo, traba cada hora al pensamiento, límite del agua: bracear el desvío. Tengo prisa ninguna. Arde mi lenta mano; aflora la nueva luz, el agua donde fragua. 109 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 76 LA MANO DESPIERTA OTRO SILENCIO Mi lenta mano siempre lo más lento. El mundo siembra de vacío, llena de silencio; lo fUnde con el viento y barre, de cerámicas, la escena. Una alegría cuenta el jiensamiento; espacía el incendio y lo almacena en el vacío atlántico, que intento dejar a vela sobre mar serena. La lenta mano mía reconduce la claridad hasta dejar, lejana la piedra en el desvío, por afuera. Fuera del tiempo dócil, cuando luce aquél otro silencio, otra mañana alimentada como dulce fiera. 110 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 77 PONTE A O Í R EL OTRO SILENCIO El hombre ya no sabe qué decir. Domestica palabras cada día. No sabe dónde ir, dónde salir al aire, balbucir lo que sentía. Tiempo de respirar. Ponte a oír el silencio. Aquél que te desvía. Un silencio distinto, que se mir-a ya por detrás del ojo que oía. Ponte a oír el silencio, lo que dice. Pero el otro silencio, más sentido: la blanca llamarada tenebrosa. Oírlo de los ojos, cuanto hice. El incendio invisible, su alarido diferente: su llama silenciosa. 111 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 78 EL POETA CANTA OTRO SILENCIO El poeta debe decirlo todo. Como el loco. También a su manera. Tallado verso siempre, de este modo ardía fermentado cuanto espera. ¿Decirlo todo es algo? ¿Un acomodo? Incomodado en su región debiera sacar a relucir, codo con codo locura y poesía tan siquiera. El poeta se calla demasiado. «Callado» (en apariencia) todavía: cantaba otro silencio parecía. Otro silencio oculto, no el viciado silencio conocido, tan frecuente: un silencio distinto, diferente. 112 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 79 EL POETA ES UN SACERDOTE Es una religión la poesía: la más inútil llama silenciosa. Un dios azul, diario, debería volver a ser carnal ceniza rosa. Un dios desde el principio todavía. La vida lo contiene, numerosa un dios azul, crearlo cada día del agua fundadora, luminosa. Cada uno lo hará, día despacio. Tallado respirar conocimiento; ignorado, tal vez, indiferente. A la sombra del mar, en el espacio del olor, de la sed, del alimento invisible: su llama transparente. 113 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 80 LA NCX;HE AMANECIDA Estamos siempre solos todavía. Escucho el mar, la ola numerosa, el estrellado cielo, blanco día, el sol azul, la noche caudalosa. Mientras dura la vida escucharía. Poner la oreja al mundo, en cada cosa iluminada; oír cómo lucía, cómo respiraría silenciosa. Contemplo azules horas del silencio a la orilla del mar, cuando la arena enllama la gaviota anochecida. Ésta será la noche del incendio, su poderoso llamear: la llama llena a rebosar: la noche amanecida. 114 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. y 81 TESTAMENTO DEL AGUA Volveré para siempre cada día, agua del mundo, playa del sentido, a mis Islas, volcánica alegría alma siempre del agua renacido. Volveré como siempre que salía del mar azul, del agua amanecido trazando la señal el mediodía, la llamarada blanca por olvido. La más alta señal. Bajo a la playa una vez más, la última quisiera para borrar mis pasos en la arena. Del otro lado, sí, pasé la raya siempre. Estoy aquí, también afuera contemplando la luz; la llama llena. 115 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. ÍNDICE © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. Dedicatoria, 7 I Epifanía de la luz 1 El mariscador pulpea luz, 11 2 Historia personal de la luz. 12 3 Es este el oleaje de la luz, 13 4 Boda del árbol y la luz, 14 3 Fundación del árbol de la luz, 13 6 Árbol de luz canaria, 16 7 El árbol del salitre, 17 8 El fuego cae del recipiente. 18 9 La zambullida atlántica, 19 II El pájaro invisible de la luz 10 Ave de luz, 23 11 El animal un ave desconocida, 24 12 Ave la isla, 25 13 El ave alrededor del mediodía, 26 14 La gaviota del Confital, 27 13 La gaviota grazna distinto, 28 16 El pájaro invisible, 29 17 El pájaro que llega adonde sale, 3 O 18 He trabajado lo que no se ve, 31 119 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. III El trabajo invisible 19 Mi trabajo en la fábrica indecible, 33 20 El sol ck mi país, 3 6 21 El personaje insular, 37 22 Humano día canario, 38 23 El provinciano toca la flauta planetaria, 39 24 Mi vecino tranquilo, 40 23 Junto a cierta cabeza mensajera, 41 26 Un puente aparecido, 42 27 El pez de luz, 43 IV Hermoso taller de luz (Sublime atlántico) 28 El naufrago quiere vivir en la playa, 47 29 La playa el largo labio, 48 30 Atlántica pirámide de luz, 49 31 Lunado mediodía la seduce. 30 32 La carretera donde me perdiera, 31 33 El vaso luminoso, 32 34 Vidriera del atardecer, 33 33 El cerebro comienza a ver, 34 36 Hacerse de distinta realidad, 33 120 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. V La comarca canaria 37 Él es occidental, atlántico, 59 38 El hombre líquido, 60 39 Música del trapo de agua, 61 40 El trato desleal como principio, 62 41 El ojo mana hacia el interior, 63 42 La fosa cáustica, 64 43 La más quesada quemadura, 63 44 Efigie canaria, 66 45 Calima sahariana, 67 VI En la casa de agua 46 Ese lugar aparecido, 71 47 Seré el mar (toda la vida), 72 48 Mi casa el mar, 73 49 La enredadera fúlgida, 74 50 La planta que no se ve, 75 51 Tronco del Brasil, 76 52 Pintando el cielo desde el patio, 77 53 Baño de sol, 78 54 El trabajo invisible, 79 121 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. VII De la historia personal 33 La barca encallada, 83 36 La nube rosa, 84 31 La cesta del mar, 83 38 El gurú sale puertas afuera, 86 39 El jugador de cartas (marinas), 87 60 Piedra del sueño, 88 61 Taller de silencio, 89 62 La ciudad emblemática, 90 63 Un perro pinta dlkrente, 91 VIII De la mitología atlántica 64 Toast fúnebre, 93 63 Jardín deifico, 96 66 Arquitectura de llamas, 97 67 El huido de Paso Alto, 98 68 La última corrección, 99 69 El funcionario del Bank of British West África Limited, 100 10 El pentélico mármol amoroso, 101 71 El lienzo entrañable, 102 72 El náufrago distinto se extasía, 103 122 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. y IX El poeta es un sacerdote 73 El canto planetario, 107 74 Es el maestro más preciso, 108 73 Camino del desvío, 109 76 La mano despierta otro silencio, 110 7 7 Ponte a oír el otro silencio, 111 78 El poeta canta otro silencio, 112 79 El poeta es un sacerdote, 115 80 La noche amanecida, ll4 81 Testamento del agua, 113 123 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. colección poesía 0 Efigie canaria Manuel Padomo 1 Simple condicional Pedro Flores 2 Desierto Javier Cabrera 3 Recintos Paula Nogales Romero 4 Contrazul Antonio Puente © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. Ediciones Excmo. Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011.
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Calificación | |
Título y subtítulo | Efigie canaria |
Autor principal | Padorno, Manuel |
Tipo de documento | Libro |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria |
Fecha | 1994 |
Páginas | 128 p. |
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Texto | y ^ ají»' • ^Manjuel Padorno ~ EFIGIE CANARIA ViWm. ^ioesia Líis Palmas de Gran Canni ia © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. Manuel Padorno. Nace en las Islas Canarias en 1933. Poeta y pintor. Autodidacta. Es accésit del premio Adonais de Poesía 1962, Premio Canarias de Literatura 1990 y Premio Nacional Pablo Iglesias de Letras y Pensamiento 1992. Obra poética publicada: Oí crecer las palomas, 1955; A la sombra del mar, 1963; Pape Satán (breve antología), 1970; Coral Juan García, 1977; í/«a bebida desconocida, 1986; £/ náufrago sale, 1989; £/ hombre que llega al exterior, 1990; £/ nómada sale (antología 1963-1939), I99O; Desnudo en Punta Brava. 1990; Una aventura blanca, 1991; égloga del agua, 1991, 2" ed., corregida y aumentada, \992 y Éxtasis, 1993. Trabaja su larga serie plástica Nómada urbano hasta 1985, fecha en que comienza la serie Nómada marítimo en la que viene trabajando todavía. Reside habitualmente en Punta Brava, Playa de Las Canteras (frente al «árbol de la luz»). Las Palmas de Gran Canaria, donde tiene su biblioteca y su estudio. Efigie canaria obtuvo el premio internacional de poesía Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria 1993. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. EFIGIE CANARIA [1958-1993] © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. Manuel Padomo EFIGIE CANARIA poesía Las Palmas de Gran Canaria © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. Emilio Mayoral Alcalde de Las Palmas de Gran Canaria Cristóbal García del Rosario Concejal de Cultura Portada: Antonio Padrón: ídolos Guanches, (1967) Oleo/tabla, 90 x 90 cm. Museo Antonio Padrón, Gáldar, Gran Canaria. Diseño y cuidado de la edición: Lázaro Santana. © el autor © de la presente edición: Excmo. Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. ISBN: 84-88979-00-2 Depósito Legal: GC 1062-1994 Imprime: Industria Gráfica MAE Ingeniero Hermanos Granda, 30 MADRID © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. A JOSEFINA © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. I EPIFANÍA DE LA LUZ © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 1 EL MARISCADOR PULPEA LUZ (Poética) Contempla los azules más diversos marisqueando bajamar el día y cada pulpo, los mejores versos la fija rutilante los hacía salir al aire, al sol, entre dispersos peñascos de la orilla, introducía los candeales fuegos más adversos en la fiesta solar y atardecía. Los fuegos orillean desde un punto de búsqueda nocturna, anaranjado el animal parece que se estira sobre la inmensa lejanía y junto a la sombra caudal, enamorado el pulpeador mete la fija y tira. 11 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 2 HISTORIA PERSONAL DE LA LUZ Este es el sitio de la luz, historia a la sombra del mar desde aquel día en que el incendio azul de la memoria todo arrasó; su transparencia ardía a la orilla del mar, la giratoria fronda de luz, el árbol que crecía encima de las aguas, dulce gloria hasta los cielos altos extasía. Este es el sitio de la luz, el mío construcción personal, oculto a todo; el árbol de la luz donde se fragua explosión celestial, aquel desvío de la rutina inmensa, nuevo modo de ver la claridad subir del agua. 12 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 3 ES ESTE EL OLEAJE DE LA LUZ El tiempo que me toca vivir —suele decirse— es éste. El tiempo cada hombre, cargue calor o frío, duerma o vele junto a la piedra movediza, nombre o calle. Veo Europa. Alguien que muele el viento sobre el territorio. Asombre o no vivir y ver que, a donde vuele habrá soles, oscuro desescombre. Blancas gaviotas beben en la raya azul. Tiro una piedra al agua, vira el día ondulado y el aguaje cubre al final la arena de la playa en donde vivo. En Punta Brava gira la luz del mundo: es éste su oleaje. 13 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 4 BODA DEL ÁRBOL Y LA LUZ Rodeado de extáticos reflejos también ha florecido, árbol canario bajando bondadoso desde lejos los volcanes de arena originario. Los maduros, selváticos manejos del fuego atlántico, árbol incendiario trayendo la sequía a sus espejos ideales, jardín imaginario. Cristal desconocida aumente con qué mirar al sol las espirales, su familia de anillos y de aguajes. El árbol todo lu2; boda rusiente al borde de la playa bautismales ramas de luz, frutales oleajes. 14 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 5 FUNDACIÓN DEL ÁRBOL DE LA LUZ Una llama delante y otra arrima su cuerpo candeal sobre la grada del horizonte azul y por encima (hasta el final) prendida llamarada el ramaje de luz que se arracima a la orilla del mar sube abrazada girante hoguera, cada mano anima unirse a otra llama y otra alada. Altas bullen las hojas. Ascendía la claridad floral, turgente, el agua todas las llamas funde en una sola: la llama arbórea, vegetal el día, explosión celestial, afuera fragua el árbol de la luz como una ola. 15 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 6 ÁRBOL DE LUZ CANARIA Un árbol insular sube callado, de la lava respira cristalino, sus llamas alongadas, reflejado al fondo de las aguas, submarino. Un árbol cuelga dentro terminado. Y golpea frondoso; un torbellino de hojas sacudidas a destajo flotante, desaguadas al camino. El árbol gira fuera hermosamente: el agua levantada despereza largas ramas hasta la lejanía. Árbol de luz atlántica, fluyente geometría de luz, pura belleza habré de contemplarlo cada día. 16 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 7 EL ÁRBOL DEL SALITRE La noche duerme calda y abriría a la mitad la playa recostada; en sus cultivos arenosa erguía los árboles frutales desalada zafra de sal, la fruta de sequía, alimento insular, pulpa varada, emboca salitrosa playa mía de arenales agrícola oleada. El árbol del salitre, fruta solo del yodo más nutricio y avecina madura luz encima de mi mesa. Bajo a desayunar su fruta sólo a la orilla, mi boca la salina almibara oceánica belleza. 17 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 8 EL FUEGO CAE DEL RECIPIENTE Alta alegría es ver la luz enfrente, entrar el sol, el techo levantado en mitad del azul, hoyo candente: el objeto real iluminado. Oír el agua, una gaviota a rente, ver un cuerpo desnudo aposentado la bajamar, vacío recipiente en la arena dormido, sosegado. Entonces, cuanto vi; la luz caía desde la playa hacia la flor naranja; el largo filo atardecía; puro licor horizontal, del que bebía mi boca rumorosa aquella franja anaranjada hacia lo más oscuro. 18 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 9 LA ZAMBULLIDA ATLÁNTICA Esta mañana es clara transparencia. El hombre va, camina de la playa inmenso azul bullente, incandescencia profundidad celeste; todo estalla. Entonces va, repara en la violencia de la mañana azul, profunda raya que agrieta el horizonte, turbulencia infinita, la línea donde encalla. El hombre, entonces, pleno de sentido se arroja afuera, el límite respira a bocanadas llenas de alegría: la zambullida atlántica; caído voltea el exterior, hambriento aspira interminable azul en todavía. 19 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. II EL PAJARO INVISIBLE DE LA LUZ © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 10 AVE DE LUZ Parece un ave muy rudimentaria que vuela por debajo de la hoja, detrás de los espacios legendaria y al final, al posarse, se deshoja. Es un ave tal vez reglamentaria que se baña desnuda y se despoja; remonta el aire, sube milenaria a la llama exterior donde se aloja. Un ave de silencio impenetrable vuela invisible todo llamarada del inmenso cristal y ya, fluyente, atraviesa el incendio imperturbable y al interior del árbol derramada explota su belleza incandescente. 23 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 11 EL ANIMAL UN AVE DESCONOCIDA En la contemplación del agua, fuera, lejos de la ventana limpia y fría el animal abreva de manera que se convierte en cuanta sal bebía. Y hasta que se transforma bebe afuera la bajamar, la lengua que vacía la playa, recipiente de salmuera después de que la bebe se extasía. Un animal sediento por la arena mueve petrificado su cabeza hacia ninguna parte, sólo sabe que su invisible cabeceo llena el espacio del aire cuando empieza a remontar como si fuera un ave. 24 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 12 AVE LA ISLA Es la contemplación un ave inmensa. Y son sus alas el acantilado; emplumada ladera bate extensa mientras sale del mar al otro lado. Es el ave un incendio y vuela y tensa las llamas invisibles, ignorado principio que da entrada, y vuelve intensa naturalezas a su fuego alado. Ave es la isla y vuela y al fundirse su lentitud azul gira dentada en el silencio de la soledad; sus alas aparecen, al huirse, las playas amarillas, luz bañada en la desconocida claridad. 25 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 13 EL AVE ALREDEDOR DEL MEDIODÍA Hace ya mucho tiempo que uno sabe qué es ver algo distinto, sin decir; cuando comprueba, absorto, que no cabe la llave en parte alguna si al abrir... Uno trabaja para el agua, nave anclada en el silencio, (el otro), al ir navegando entre peñas, no se trabe en algo donde no sabe salir. Un ave vuela encima. Se compara su círculo sin fin (el borde mismo del océano) al ala que salía. Anillada distancia sube clara al exterior, encima del abismo un ave alrededor del mediodía. 26 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 14 LA GAVIOTA DEL CONFITAL Allá del Confital es mediodía. Desde la mesa en que trabajo veo (por la ventana abierta relucía), el cristal de un camión, un espejeo a la revuelta de una cuesta, día de claridad empastelada. Leo a Góngora. La bajamar vacía el exterior y ahueca el aleteo de la blanca gaviota silenciosa; el ala inmensa lugareña sale una hacia el horizonte, la otra afuera; ave del mediodía caudalosa, se remonta infinita y, al alejarse se ve su pico en la ladera. 27 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 15 LA GAVIOTA GRAZNA DISTINTO El graznido parece haberse oído distinto. Encima de mi casa suena muy a queja ahuecada; ese alarido es el que no me sé. Tal vez resuena haciéndome pensar otro sonido su trallazo cambiante como avena de otro costal, de otro contenido al escuchado siempre por la arena. La gaviota lo arroja. Debe hacerlo en su volar distinto, pues parece otro también su vuelo transparente. Lo sé. Lo escucho ahora y quiero verlo una vez más. Entonces acontece: su cántico rebosa diferente. 28 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 16 EL PAJARO INVISIBLE Toda la noche es de lo más suave un pájaro invisible, refulgente, posado inmóvil, mástil de la nave abre sus lentas alas diferente; silencioso da vueltas a la llave su garra azul, su pico transparente abre la inmensidad; penetra el ave el infinito huracanadamente y se remonta sin temor adonde el cielo gira sin final, parece un torbellino de metal acuoso. Entra en la noche. En su interior esconde, dentro la nave que desaparece encima de la mar, en el reposo. 29 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 17 EL PAJARO QUE LLEGA ADONDE SALE El pájaro invisible parecía volar dejando un rastro transparente, una raya infinita todavía en el azul, en la blancura enfrente. Un pájaro de luz que se vacía atraviesa la tarde diferente, agrieta el horizonte y se desvía al exterior, hacia el espacio ausente. Y más allá, entonces, por afuera remonta los azules siderales abiertos hasta al fondo de la ausencia: el recinto vacío, de manera que al adentrarse, al alejarte sales encima de la playa: tu querencia. 30 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 18 HE TRABAJADO LO QUE NO SE VE He trabajado en lo que no se ve con la dedicación que requería la precisión distinta, ya lo sé toda la noche hasta romper el día. Es un duro trabajo que carece de utilidad, difícil geometría de la distancia lógica, parece al calcularla desaparecía. Pobre vigía contra la costumbre. El apacible día incorregible luce antiguo momento y otro cierra oxidado cristal, su nueva lumbre: la claridad distinta: la invisible. Vivo asomado encima de otra tierra. 31 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. III EL TRABAJO INVISIBLE VlOSE TAMBIÉN VISIBLE LO INVISIBLE. B. CAIRASCO DE FlGUEROA © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 19 MI TRABAJO EN LA FABRICA INDECIBLE Es un trabajo que parece ausente, el trabajo invisible que solía; al que me dediqué, con fe ferviente sin que no pase un día, ningún día. Un trabajo distinto, diferente que no tiene herramientas, ni sabía, sin horario ninguno, ni aliciente: es sólo inexplicable lo que hacía. Me gustaba el trabajo, deseaba trabajar en la fábrica indecible como un obrero anónimo desea. Hasta que vi. Y todo resultaba muy sencillo: construir invisible un objeto sin nada que se vea. 35 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 20 EL SOL DE MI PAÍS Éste, resulta, no es un sol distante. Tiene otra cualidad: la cercanía. No hay más que verlo al alba, deslizante acercarse despacio al mediodía. Empieza siendo un filo restallante, inmenso disco, engloba la alegría hasta llegar, atlántico, humeante: encima de la playa se extasía. Ahonda los azules lentamente, y los convierte, ramos de blancura en altas llamas, árbol luminoso. Y ya al atardecer, claro poniente anaranja la luz en la espesura oceánicos pies, en el reposo. 36 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 21 EL PERSONAJE INSULAR El personaje no es una costumbre; siempre contiene cientos la mirada; algo relampaguea encima, lumbre del edificio de la llamarada. Trabaja arriba con la luz, techumbre del mar, el pez azul, afortunada patria solar, volcanes donde alumbre fosforescente transparencia alada. Por donde pasa el hombre es el sentir. Caleta blanca el agua, playa el agua celeste claridad, isla de fe. Colocaré la piedra, en un decir, una piedra en el mar donde se fragua el fiandamento: lo que no se ve. 37 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 22 HUMANO D Í A C A N A R IO El hombro un arboliUo de repente sentado en una piedra le han salido de su interior, raíz erbaniamente ramas que le protegen reunido. Está en su propio árbol, un saliente de la roca claustral, enardecido por la sequía alrededor, pendiente de cómo salga el sol, con qué sonido. Un hombre vegetal echado sobre la fílente seca; cabras le acompañan; quiere dormir llegado el mediodía. Pero retoña lento el hombro. Pobre de aquéllas que las cabras triscan, sañain rumiantes de verdor humano día. 38 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 23 EL PROVINCIANO TOCA LA FLAUTA PLANETARIA Cuerpo de larga caña, si algo puede el azar insular salir al paso, palpar los agujeros, que no quede estriado el naranja del ocaso. En una habitación distinta cede el sol a la ventana el techo, al raso el paisaje amueblado, limpio ruede derramado exterior fondo del vaso. Afuera la escritura rumoroso espacio musical, flauta merece que el provinciano a veces toca. Venus clarea, palpito amoroso soplado el labio ya, la lengua ofrece silbante silabeo de su boca. 39 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 24 MI VECINO TRANQUILO Clara conciencia: anda distraído. Parece que te mira sonriente, una persona atenta, que ha salido de su casa al resol tranquilamente. Se reúnen allí. Bajo el tendido de una lona a jugar, lugar frecuente al dominó, con alguien conocido del barrio, o forastero que se siente. Lo veo pasar alegre cada día, a veces pensativo, cabizbajo hasta llegar al sitio de costumbre. Un náufrago global. Sólo quería pasear Las Canteras; sin trabajo ver la mañana, el mar, la luz. La Cumbre. 40 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 25 JUNTO A CIERTA CABEZA MENSAJERA Tiempo local parece la cadena de esparto, turbio tubo entrelazado, blanda conversación que se rellena de piedras, alcahuetan el pasado. Caño repleto de paciencia, arena delegada, balsámico sellado de lamentos sutiles, boca llena de sed, isleño erial salado. Tubo vacío sopla el viento. Cunde la soledad, melancolía, nada. Capaz nadie de algo. El rema afuera, al otro lado ya. La barca funde sus remos lentamente, fondeada junto a cierta cabeza mensajera. 41 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 26 UN PUENTE APARECIDO Pero si lo que veo es invisible cualidad ignorada, qué sabría al ver lo que ya vi, ver lo visible el mundo transparente que solía. Todos vemos el mundo incomprensible. Química de la luz, la que vacía el espacio de blanco, el ilegible, y lo llena de azul, el que se oía. Lo invisible se ve constantemente. Una llama final y sin sentido alumbra, sin tocar, la realidad. La noche el día un puente aparecido. Una noche, distinta claridad cuando veo la lu2 ya diferente. 42 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 27 EL PEZ DE LUZ El pez de luz inútil ilumina el horizonte: llama cada día; gira celeste afuera y no sabría cómo germinará, dónde termina. El alto pez de luz, de pronto, inclina el morro entre las nubes; tuerce, cía el cielo azul, airoso se desvía penetrando el incendio y se calcina en plena religión, en la más lenta, fina lluvia estallada, cómo aventa su escama luminosa, su ritual en este mediodía candeal a la orilla del mar, pura lanzada de su fermentación alucinada. 43 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. IV HERMOSO TALLER DE LUZ (Sublime atlántico) © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 28 EL NAUFRAGO QUIERE VIVIR EN LA PLAYA En toda dimensión azul merece cobijarse, es de aquél que se desvía; la longitudinal playa parece cama de náufrago, arena en que dormía debajo de un barquillo y amanece la quilla abobedada; el cielo abría sus redes refulgentes; le apetece (nómada ya en sus ojos) ver el día, el techo por abajo; el mar oído le sabe a luz. El náufrago quisiera caminar playas, habitar la arena donde vive arrojado. Ha decidido pastorear azules, la ladera que todos pastan; ah, su casa llena. 47 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 29 LA PLAYA EL LARGO LABIO El que vea en la orilla de la playa el borde tangencial del labio tiene que convenir después, según qué raya conformará la cara que contiene. En la linde, la boca donde estalla espumosa, solar, ola que viene sobre campos de sal, siempre que vaya subiendo la marea que la llene (óvalo el recipiente, fiel parece) mejilla sumergida, dulce brisa toda la playa largo labio ahora. Mirándola verás que se merece oir que ríe, ay, y su sonrisa de labios amarillos se colora. 48 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 30 ATLÁNTICA PIRÁMIDE DE LUZ Delante del Paseo Las Canteras atlántica montaña, pueden verse (hermoso Theyde elado) sus laderas enllamear azul, subir, arderse hasta volcar, volcánicas esferas las llamaradas blancas, rehacerse por arriba del cielo, en las afueras de la celeste bóveda perderse. En ti trabajo, fuego, desde el alba, llama siempre atendida cada día, edificada claridad al trasluz. Oh construcción de la mañana, salva tu permanencia y tu rigor vigía invisible pirámide de luz. 49 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 31 LUNADO M E D I O D Í A LA SEDUCE Una mujer tendida por la arena, al sol, declara la montaña abierta, alta pirámide de fuego, en plena abandonada dejadez desierta. Una barca de blancas llamas llena fondea siempre al exterior, a cierta distancia de La Barra: laxa, ajena una mujer desnuda se despierta, se incorpora en la luz y, recostada contempla las gaviotas, sueña, vira sus ojos a la lejanía. Luce perdida, azules, toda su mirada cuando gozosa se levanta y mira: lunado mediodía la seduce. 50 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 32 LA CARRETERA DONDE ME PERDIERA Es una antigua carretera enfrente, inmenso mar, perdido caminante, ambos lados el árbol transparente, el pie pisa las olas adelante. Camino en sueños, leve, firmemente sobre el agua asfaltada, navegante líquido pie, del agua diligente al oleaje humano semejante. La luz es mi país, oh blanco día; el mar la carretera luminosa que el nómada invisible recorría desde la orilla al horizonte, afuera del pensamiento, pista piocelosa el infinito donde me perdiera. 51 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 33 EL VASO LUMINOSO Cuando no estás ausente vas callado enmedio del paseo, madrugada oyendo el oleaje, la reglada regresaré, sumido, ensimismado. La brisa me decida. Por un lado relucirá la playa esmerilada, la ventana solar; del otro, alada reflejarán el vaso terminado. Lo tomaré (como brocal de pozo), infinito cristal, el borde fuera para beberte, luz del blanco día tu caudalosa llama mañanera, sólo por tuyo alzado, bebería el cielo azul, tu vaso luminoso. 52 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 34 VIDRIERA DEL ATARDECER Quedarse en el espacio silencioso del paseo, la orilla recostada; tranquila bajamar, lento reposo aquel atardecer en lu2 cegada. Mas rompe su silencio: es el reboso sideral cuando, la ola incorporada levanta su cabeza y, misterioso parece voltear adelantada contra la superficie, desde arriba aquel disco solar, su transparencia anclada todavía por afuera. Contemplo el horizonte a la deriva anaranjada, en plena turbulencia, petrificado sol en la vidriera. 53 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 35 EL CEREBRO COMIENZA A VER No es lo mismo nadar que estar dormido encima de las olas, adentrarse donde nada se ve; desconocido abrir la claridad y allí sentarse sobre las peñas para ver, rendido, el ventanal azul y despertarse si los ojos debieran, por descuido cuando lleguen a ver hasta olvidarse. Ver lo que no se ve, oculto goce, red de ranino, el almacén de al lado donde respiran olas la cabeza. Ya sólo sabe cuánto desconoce. Hacer la vida, haberla comenzado en sus ojos, miserias y belleza. 54 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 36 HACERSE DE DISTINTA REALIDAD Él —que es el que hace siempre— lo hace todo por desacostumbrarse. Y sale, afuera, al cielo de la playa y, a su modo empieza el sol su mítica carrera por junto a La Puntilla, en el recodo del tiempo que se afila de manera en la aldea del pez, único engodo plateado, de luz, rápida cera. El quiere desacostumbrarse, verse en aire, ser el aire, más arriba en el espacio de la claridad. Salir de la espesura, estremecerse allá en el exterior. Cala y motiva hacerse ck distinta realidad. 55 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. V LA COMARCA CANARIA © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 37 EL ES OCCIDENTAL, ATLÁNTICO Es un hombre llegado de mañana de no sé qué condena, qué caída. Llega del Atlas, curva de occidiana; bajo Castilla espada decidida. Un hombre comenzado; el rostro mana atlántico, mestizo olor oxida su memoria, tejida porcelana a la orilla del mar aparecida. Él es occidental la periferia. Del sur, del norte, sombreada brisa del árbol de la luz incorruptible. Occidental de luz. Sur de miseria, en la región atlántica organiza el oleaje nómada, invisible. 59 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 38 EL HOMBRE LIQUIDO Siempre yace dormido hacia adelante desde la orilla al infinito, afuera; miraba la distancia deslizante hacia las lejanías, que macera. Todo el azul (de aquO sale rasante sobre la mar, antigua carretera, atlántico volcán espejeante, blancura ultramarina que pusiera dejadamente echada, encalmadora (en la tranquilidad huracanada) esta mañana blanca, claro cielo el exterior, inmensa, cegadora las Islas derramadas, pie en el suelo el hombre líquido, su orilla amada. 60 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 39 MÚSICA DEL TRAPO DE AGUA La cal más amarilla de repente en mitad del océano vestía; mejora azuleada abiertamente, ramajes de blancura entretejía. Parece ser que ondea transparente y abarcadora teje su armonía; trabaja el oleaje reluciente del agua toda se fabricaría. Un pueblo no es el fiel de la balanza, afortunado en la virtud tan poca entremedio se abre y evacúa. Es verdad estrellada. Pero danza el sol. Bajo la patria se coloca el gran ramo: trifásico licúa. 61 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 40 EL TRATO DESLEAL COMO PRINCIPIO Debajo de la cal más amarilla el cansancio de un pueblo se concibe indiferente a lo que crea; orilla la dejación, altiva se desvive una cierta elegancia ^;no se humilla? ¿Quién lo sabrá? Nostalgia que, proclive a envejecer también, celeste anilla al cambio de rasante y al declive del terreno que baje mal alguno generalmente por la vía al uso si ya no es digna de tenerse en cuenta. Tampoco el que persiste, cada uno al visceral espacio nunca puso la palabra leal ni la apacienta. 62 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 41 EL OJO MANA HACIA EL INTERIOR La lágrima que cae del ojo seca y sin piedad gotea alquitranada un rostro innaóvil, la mirada hueca es, además de limpia, devastada. Nada que la consuele. Es una mueca paciente y fiel, que viene de bajada a la mejora estéril; eso ahueca del ojo su cantata demorada. No Hora por afuera. Su manera definitiva y cruel es otra, vira el agua para adentro. Lo decía ausente en su mejilla (si lo viera): el ojo para adentro llora, aspira el interior: el humo se vacía. 63 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 42 LA FOSA CAUSTICA Debajo de la cal se han descubierto tal cantidad de huesos siderales que no es posible construir, de cierto, ningún progenitor entre las cales. Iremos a la charca, por el Puerto de la Luz, y entre las llamas desiguales encontraremos algún fuego abierto posibles oleajes y señales. Podremos deducir estatuido aquéllo que, resulta que cabría muy longitudinal bajo la losa. Parece, por el tiempo deducido descubrirse despacio lo que un día pudo ser el honor, tal vez la fosa. 64 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 43 LA MAS QUESADA QUEMADURA ¿Ustedes creen que el hombre luego, muerto, tiene una patria? ¿Olvido consiguiente? Alguien acogerá sus muertos; cierto... de la mano del tiempo. Se presiente viniendo desde atrás, un mar incierto de memoria insular, cielo cubriente panza de burro, el animal desierto patea alrededor la gloria ausente. Es un hombre canario que no tiene una patria distinta, enarbolada el negocio diario que más teme. La tumba del soldado no contiene nada. Callada arqueología. Cada vez más quesada quemadura queme. 65 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 44 EFIGIE CANARIA Es cierto (por aquO que ya no hay nada que se parezca a algo que, al verlo produzca cierta rabia sublevada y consideración al entenderlo. Sin embargo, la mano terminada traza un signo invisible y, por hacerlo debe entonces, día azul, cada vez más también, visible defenderlo. Es un giro canario muy oscuro que toma la mañana erguida enfrente: el rostro dibujado por afuera. Señal que ardía, monumento puro de la efigie canaria, descendiente de la genealogía de la arena. 66 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 45 CALIMA SAHARIANA Cuando de encima de la cuesta sale en plena tempestad, a la distancia parece no va a haber nadie que tale, calima, tu agrio bosque de abundancia. Es toda cal. Caliginoso embale del día, el vendabal de su prestancia embalaje de cal donde recale arenosa, sobrante tu elegancia. No puede cubrir más, tanta rutina tampoco puede ser de otra manera; el viento su hermosura la desea, belleza sahariana la origina, baña la luz, penetra donde quiera y allí nutre de arena cuanto sea. 67 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. VI EN LA CASA DE AGUA © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 46 ESE LUGAR APARECIDO Inmenso mediodía luminoso, infinito edificio azul, cambiante, caudal ilimitado, bullicioso techo de luz, recinto espejeante. Inmenso mediodía jubiloso, sin límites, espacio circundante en todo su esplendor, sube gozoso la claridad, cernida luz flotante. Estoy mirando el fuego que caía encima de la mar, en la distancia como si fuera un árbol encendido. Estoy mirando afuera. Desearía entrar allí, vivir en esa estancia de luz: ese tugar aparecido. 71 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 47 SERÉ EL MAR (TODA LA VIDA) Yo seré el mar después el pensamiento, el olear ultramarino un día eternamente, encima pasa el viento, arbolado de espuma descendía a la llama abisal, olas que siento hasta en la oscuridad, adonde iría a navegar celeste sentimiento que el ojo mismo ve y el agua mía. Miraré siendo el agua, desde abajo, la playa afuera, más allá La Barra contenido oleaje que se acaba infinito donde viví, debajo del agua caminante, el aire garra de claridad, asida Punta Brava. 72 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 48 MI CASA EL MAR De la espaciosa casa se vacía el mueblerío, tempestuosamente y todo lo que guarda dentro un día luce flotando, pleamar enfrente. Objetos que en el agua recubría la playa con mis muebles, reluciente flotan a la deriva; yo me iría a vivir en el agua con mi gente. Mi casa se vacía al anegarla ensueños invisibles, los parales ruedan abajo deslizante quilla. Me iré a vivir al mar. Debo instalarla encima de las aguas. Donde sales a caminar abajo por la orilla. 73 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 49 LA ENREDADERA FULGIDA Un vegetal de rápida manera sube del patio. Veo cada día cómo asciende tenaz por la escalera, husmea el aire, líquido porfía; el hueco barandal apresa, fiera, alta savia constante que se cría en una gran maceta costalera que azul pintada luce todavía. Es tal su crecimiento encaramado, día y noche ascendente, que convierte una selva interior su arboladura. Veré crecer mi patio. Fermentado del oleaje verde, que revierte de la más esponjosa veladura. 74 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 50 LA PLANTA QUE NO SE VE Una planta también vive invisible en la luz vegetal cada mañana; se ve también nocturna, irrepetible tomar cuerpo; contemplo cómo envara. Flores se ven en su rama imposible. Planta vertiginosa que se ampara sólo en mis ojos, viéndose visible día y noche delante de mi cara. Le da la luz. Y crece a su manera regada por el ojo; pues, convive conmigo y la cultivo cada día. La veo siempre: gira, por afuera. Se arrima vegetal. Sólo concibe que la acaricie cuando... la veta. 75 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 51 TRONCO DEL BRASIL También hay una planta verdadera en esta habitación (es un regalo); tres troncos llameantes, brasilera trillama verde de distinto palo. La planta del Brasil quema la cera al lado de los libros, como un falo de esperma paginada repartiera vegetal biblioteca de su halo. Está todo apagado, nada luce enmedio del silencio diferente. La noche cae. Escribo mientras sueño. Antigua mano mía reconduce la oscura llamarada transparente hasta mi silla, sede del ensueño. 76 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 52 PINTANDO EL CIELO DESDE EL PATIO Rectángulo sin fin arriba, pasa la nube, el algodón tumultuoso, el patio abierto lienzo luminoso, la claridad encima de mi casa, del infinito, candeal barcaza gasas desparramadas, cima, pozo el bastidor, velamen sigiloso que llameante, circular abrasa las alturas: pintándolas estoy. Tensada tela encima abarcaría la brocha sideral, punta bravia a todas horas un brochazo doy, blanca mano de luz, celeste velo constantemente desde el patio al cielo. 77 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 53 BAÑO DE SOL Alguna vez subiendo la escalera o ya al bajarla, casi al mediodía me unta breve un sol como si fuera todo despellejado. De acedía. Baño de luz entonces me mordiera los huesos frágilmente, florecía el corazón, de tibia solajera benéfica que me fortalecía subiendo lento, a poco, o al bajarla. Es asombroso. Un animal que siente cómo le embebe la honda luz ahora. Salgo de mi guarida un rato (parla silencio), bajo ese rayo ausente me llena de salud alguna hora. 78 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 54 EL TRABAJO INVISIBLE A Emilio Lledó Ver lo que no se ve es mi trabajo: un oficio distinto; lo invisible comienza a ser aquéllo: lo que trajo del exterior un pájaro ilegible. Leer en otro idioma, por abajo una lectura nunca escrita, oible ¡el mundo sin saber! en fin, atajo ya de lo que se ve, tan indecible. He vuelto para ver la luz, de nuevo como si ñaera siempre diferente: antigua religión desconocida. Algo veré. Desde la orilla llevo almas adentro, mar, humanamente la soledad solar amanecida. 79 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. VII DE LA HISTORIA PERSONAL © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 55 LA BARCA ENCALLADA Debajo de la arena está encallada una barca de jade, adormecida como una planta mineralizada al pájaro trabó en su salida. Es, parece, madera enarenada, porque debajo de la playa anida alguna rama y vive allí, cegada creciendo de la arena florecida. A veces uno encuentra, sorprendente un rastro de algo como si se abriera de alguna embarcación, volcada quilla el largo remo torpe lentamente bogando dentro de la arena y fuera en busca, ciego fósil, de la orilla. 83 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 56 LA NUBE ROSA Aquel color encima la entretiene deslizada en el mar, la nube rosa, palo de batear, cabezas tiene; en sus extremos vuela despaciosa. Rosada nube sobre el mar (conviene no perderla de vista), vaporosa podría desguazarse, si retiene su calado La Barra sigilosa. Encima de la playa como barca fondea alrededor, su sombra llega tirada por un hilo de mi mano. La nube rosa sideral abarca el espacio, la sombra que me anega: su figura paseo sombreado. 84 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 57 LA CESTA DEL MAR El comerciante hindú, acicalado vestido a la europea, conveniente abre el bazar muy de mañana, al lado del Mercado del Puerto. Mira, enfrente el infinito muelle prolongado, inmensos arcos, invisible puente que llega desde el alba soportado sobre la mar, de piedra transparente. Un taxi se detiene; lento baja una pareja de extranjeros: miran los objetos; primeros en entrar esta mañana ignoran qué rebaja el indio habrá de hacerles; se retiran llevando el agua dentro de la mar. 85 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 58 EL GURÚ SALE PUERTAS AFUERA Vitral que se derrama lentamente el hindú lo maneja día tras día en la fachada de su casa, enfrente según qué luz a la mañana abría. El hindú conventual, de aceite, al frente de la parroquia, doble celosía del Puerto de la Luz, el oferente cristal coloreado se deslía. La Isleta recamada baja, puerto del Océano Atlántico, deprisa corre gente, proclama, vocifera el silencio distinto, más abierto, esta mañana. Entonces, casi brisa el gurú sale de la puerta afuera. 86 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 59 EL JUGADOR DE CARTAS (MARINAS) yugada para el pie) La mesa está dispuesta anochecida. Un jugador da cartas; otro empieza a leerlas muy despacio: la partida —por ahora— corona la pobreza. Debe jugar. Encarta la elegida entre la luz, un palo de belleza que confirme el asombro; la salida será sonora: lúcida destreza. La baraja se da siempre debajo (el juego flota mientras tanto arriba): sobre la mesa hay una carta sola. Juega esta vez muy solo. Desde abajo le miran atentísimos. Estriba en sacar el sonido de la ola. 87 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 60 PIEDRA DEL SUEÑO («Red blanket», Philip Guston) Cuando la piedra silenciosa acaba en el sueño, limita sola donde la cama, en fin, la manta levantaba girando la cabeza que se esconde. La cantidad soñada terminaba aquí (detrás del parecido), adonde se la veía apenas, pues callaba; con sólo respirar así responde. No miro más en ella; duerme sola aquella habitación, dulce cabeza encrestada detrás como una aurora de entrelazados rizos, larga ola que bate craneal y despereza su media sien: tapada se enamora. 88 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 61 TALLER DE SILENCIO (Taller Ediciones JB) Creados de entelequia para luego, calle de Ambrós entonces, la salida (la biblioteca de utopía), pliego del alba ya ventana florecida. La errata fiel olía siempre a espliego, a tanta ortografi'a sorprendida, reglada perfección, atento riego debajo la bombilla amanecida. Cuando en alguna parte puso el día el pie lunar nunca sabré si traje de aquel Parque del Berro tu inocencia. De aquel olor pavo real salía el hermoso taller, el oleaje de la Colonia Iturbe tu querencia. 89 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 62 LA CIUDAD EMBLEMÁTICA Si sólo fuera lentamente él, que iba caminando las calles, más abajo de la ciudad, trazada a la deriva urbana, callejuelas del atajo. Alguien le ve bajar bastante arriba de la Rama del Agua, por debajo de la palmera calva, pensativa moviendo, cimbreante, su sombrajo. El camina dormido todavía y atraviesa las puertas de la plaza. ¿Quién suele ser? Cruza de largo y puso las playas amarillas cada día, la gaviota de luz, ciudad que pasa a mucha vida ya, de oculto uso. 90 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 63 UN PERRO PINTA DIFERENTE Un perro demasiado lento abría la puerta con su hocico parecido (aquel estudio blanco); allí crecía un árbol, además, ennegrecido entre las nubes; luego se veía por la ventana abierta, suspendido un barco azul anclado en la bahía (flotante arcón en humo diluido) que entonces olfatea desde cerca entre pinturas de agua, ladeado embadurnando el lienzo a su manera. El animal pintó, con pata terca lo que nunca se vio, lo comenzado a verse ya en otra luz afuera. 91 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. VIII DE LA MITOLOGÍA ATLÁNTICA © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 64 TOAST FÚNEBRE (Uncilotto Maluccello) La vi siempre una llama transparente, oh nicho de silencio, región pura, lámina azul la carretera enfrente, paso que da cobijo a la aventura. Isla del sol volcánica, rusiente, mar tenebroso sobre la llanura las Canarias de arriba, puerto ausente, fuego la sed, el agua su escritura. Aquí yace el caballero errante, a medio paso lunar, al pie del mar tendido aquél que fue a salir, pisar afuera. Tierra de los volcanes entremedio de la manzana azul, verbo dormido, el caballero de la luz espera. 95 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 65 JARDÍN DEIFICO (Banolomé Cairasco de Figueroa) Bartolomé sale al jardín, hespérica para regar con un sentir bucólico la llamarada deifica, quimérica esta mañana tanto melancólico. Melancolía atlántica, diabólica el ánima embargaba periférica (dijeren que esta lira no es armónica) a su estado de anímico frenética. Vio venir una nave llameante, alta vela solar plena de escándalo, pletórica de nueva poesía; un milagro de luz escalofriante, de mística armonía, puro sándalo.., pero volvió a la jardinería. 96 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 66 ARQUITECTURA DE LLAMAS (Fray Andrés de Abréu) En un carro de fuego silencioso trae Andrés, arquitecto de la llama (menudo el cuerpo, flaco, laborioso) el invisible fósforo que inflama. A todo prende, a todo incendia airoso por La Orotava arriba, a todo llama que venga a arder azul, arder gozoso el espacioso Valle que más ama. A todo prende fuego, nada queda delante de sus ojos que no viera llamear hasta Dios y en Él fundirse. Él, constructor de la más alta hoguera, edificó la luz, el fuego ardiera dentro del agua, en llama convertirse. 97 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 67 EL HUIDO DE PASO ALTO (Cristóbal del Hoyo, Vizconde de Buen Paso) Se baja del caballo todavía en mitad del océano callado, contempla el horizonte y volvería junto al Inquisidor, oh Theyde eludo a perdonarle; todo lo daría (amada Anarda) por volver al lado del mar y hacerlo oído, espuma, día antes de Paso Alto descolgado. Hoy que vuelve con Juana quiere ver a su gente en La Palma, lo primero; más tarde la tertulia del Marqués en La Laguna y cabalgar, caer dormido Icod, celeste viñatero el corredor y al canapé después. 98 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 68 LA ULTIMA CORRECCIÓN (Domingo Rivero) Detrás la Catedral sube La Audiencia, garrapatea en un papel alguna palabra {tristes) con un lápiz, ciencia del suave carbón y borra blancas; una por otra sustituye, con prudencia decide entre las dos: la que reúna todo el dolor, legítima paciencia y precisión, tendrá mejor fortuna. Llega al Puente de Piedra: mira afuera. La nave sigue allá en el horizonte; una palmera gira transparente. Cae el sol limpio. Ya sólo quisiera un poco antes de subir al Monte, a Los Hoyos, decir adiós ausente. 99 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 69 EL FUNCIONARIO DEL BANK OF BRITISH WESTAFRIKA LIMITED (Alomo Quesada) De mar y sueño y pan ibas vestido. También ibas de muerto y de contable; caminas como un río navegable tan natural, sonríes tan herido. Sentiste que te echaban tierra encima, silencio en tu garganta, hecha pedazos amabas la tristeza a latigazos, por eso a su mejilla Dios te arrima. Quesada, Rafael, Gil o Centeno, amor muy de mañana iba al molino a convertirte en pan que no faltara. Sangre te rebosaba de ser bueno, arrebatada garra del camino que al más humano corazón quemara. 100 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 70 EL PENTELICO MARMOL AMOROSO (Manuel Verdugo) Nunca trazó figura humana alguna oceánico gesto griego vivo dilecta precisión, desdén altivo en la envolvente luz de La Laguna, delicadeza aparte, centro y cuna belleza amó de mármol fugitivo, eterna gracia de doncel esquivo, reclinado jardín bajo la luna: un muchacho de mármol le servía de anécdota, social virilidad apacienta la bestia equidistante; tu sitio es éste, dulce todavía pura arrogancia de la claridad para tu desvarío emocionante. 101 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 71 EL LIENZO ENTRAÑABLE (Manolo Millares) Debajo de la puerta se vacía un cubo encinta: la arpillera alada; que la aguja de saco convertía en una criatura homunculada. El nervio teje ahora el blanco día inquisidoramente y, dibujada alta firma barroca el sol cubría el exterior, Segunda lu2 sellada. Pintor del arañazo; da la brocha al aire todo el pelo derramado: acuchilla arpillera tan sonora. Un palo llameado, punta mocha rasguea y embadurna, endemoniado la violenta ceniza cegadora. 102 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 72 EL NAUFRAGO DISTINTO SE EXTASÍA Se parece, distinto ya, a nada. De sí mismo es antiguo conocido; un hombre todavía, de agua, cada vez más lenguaje, son aparecido. Es nadador del limpio, aquél que nada las ascuas transparentes, sumergido tratando la rutina braceada abandonar desnudo, renacido. El primitivo de salitre alado en el agua germina. Le conviene nacer del mar, del agua apareado. Nadará su silencio. Pero viene del oleaje afuera y se extasía sólo de ver la playa en que salía. 103 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. y IX EL POETA ES UN SACERDOTE THE POET IS THE PRIEST OF THE INVISIBLE. WALLACE STEVENS © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 73 EL CANTO PLANETARIO La tierra es una bola azul, brumosa en su mitad convulsa, noche oscura descansa ciega, gira religiosa suspendida de un hilo, de locura. En nada es el origen, rumorosa se levanta celeste, en la espesura remediada de luz, alta rebosa consumida de fantasmal cordura. El hombre tiene sólo la palabra. Con ella fija el rumbo, pisa afuera un país invisible cada día. Ah su historia; parece que se labra en el espacio, en un papel de cera un ave alrededor escribiría. 107 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 74 ES EL MAESTRO MAS PRECISO Emboscado demora cuando inicia el día amanecido su docencia; nunca terminará, tarde propicia su nocturna, marina transparencia. No habrá por qué esperar a más, envicia rutinario el reloj, cruel impaciencia; el tiempo engrana la ciudad, delicia si fuera la mirada urbana ciencia. Cuando apoyado en la ventana mira la realidad afuera, cómo vuelve a sus clases, atlántica enseñanza y ofrece: ver despacio. Se respira invisible rumor y se resuelve oído su perfume en alabanza. 108 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 75 CAMINO DEL DESVIO La mecánica humana me recuerda las leyes del sentido, qué sequía; uno debe olvidarse atar la cuerda bien a la soledad, al blanco día. Contemplo el cuerpo mío: no se acuerda de nada. O lo parece, debería ¿por qué no te he de amar?, aunque me pierda sentirme vivo sólo me desvía. La mecánica humana más precisa ajusta el tiempo, traba cada hora al pensamiento, límite del agua: bracear el desvío. Tengo prisa ninguna. Arde mi lenta mano; aflora la nueva luz, el agua donde fragua. 109 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 76 LA MANO DESPIERTA OTRO SILENCIO Mi lenta mano siempre lo más lento. El mundo siembra de vacío, llena de silencio; lo fUnde con el viento y barre, de cerámicas, la escena. Una alegría cuenta el jiensamiento; espacía el incendio y lo almacena en el vacío atlántico, que intento dejar a vela sobre mar serena. La lenta mano mía reconduce la claridad hasta dejar, lejana la piedra en el desvío, por afuera. Fuera del tiempo dócil, cuando luce aquél otro silencio, otra mañana alimentada como dulce fiera. 110 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 77 PONTE A O Í R EL OTRO SILENCIO El hombre ya no sabe qué decir. Domestica palabras cada día. No sabe dónde ir, dónde salir al aire, balbucir lo que sentía. Tiempo de respirar. Ponte a oír el silencio. Aquél que te desvía. Un silencio distinto, que se mir-a ya por detrás del ojo que oía. Ponte a oír el silencio, lo que dice. Pero el otro silencio, más sentido: la blanca llamarada tenebrosa. Oírlo de los ojos, cuanto hice. El incendio invisible, su alarido diferente: su llama silenciosa. 111 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 78 EL POETA CANTA OTRO SILENCIO El poeta debe decirlo todo. Como el loco. También a su manera. Tallado verso siempre, de este modo ardía fermentado cuanto espera. ¿Decirlo todo es algo? ¿Un acomodo? Incomodado en su región debiera sacar a relucir, codo con codo locura y poesía tan siquiera. El poeta se calla demasiado. «Callado» (en apariencia) todavía: cantaba otro silencio parecía. Otro silencio oculto, no el viciado silencio conocido, tan frecuente: un silencio distinto, diferente. 112 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 79 EL POETA ES UN SACERDOTE Es una religión la poesía: la más inútil llama silenciosa. Un dios azul, diario, debería volver a ser carnal ceniza rosa. Un dios desde el principio todavía. La vida lo contiene, numerosa un dios azul, crearlo cada día del agua fundadora, luminosa. Cada uno lo hará, día despacio. Tallado respirar conocimiento; ignorado, tal vez, indiferente. A la sombra del mar, en el espacio del olor, de la sed, del alimento invisible: su llama transparente. 113 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. 80 LA NCX;HE AMANECIDA Estamos siempre solos todavía. Escucho el mar, la ola numerosa, el estrellado cielo, blanco día, el sol azul, la noche caudalosa. Mientras dura la vida escucharía. Poner la oreja al mundo, en cada cosa iluminada; oír cómo lucía, cómo respiraría silenciosa. Contemplo azules horas del silencio a la orilla del mar, cuando la arena enllama la gaviota anochecida. Ésta será la noche del incendio, su poderoso llamear: la llama llena a rebosar: la noche amanecida. 114 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. y 81 TESTAMENTO DEL AGUA Volveré para siempre cada día, agua del mundo, playa del sentido, a mis Islas, volcánica alegría alma siempre del agua renacido. Volveré como siempre que salía del mar azul, del agua amanecido trazando la señal el mediodía, la llamarada blanca por olvido. La más alta señal. Bajo a la playa una vez más, la última quisiera para borrar mis pasos en la arena. Del otro lado, sí, pasé la raya siempre. Estoy aquí, también afuera contemplando la luz; la llama llena. 115 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. ÍNDICE © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. Dedicatoria, 7 I Epifanía de la luz 1 El mariscador pulpea luz, 11 2 Historia personal de la luz. 12 3 Es este el oleaje de la luz, 13 4 Boda del árbol y la luz, 14 3 Fundación del árbol de la luz, 13 6 Árbol de luz canaria, 16 7 El árbol del salitre, 17 8 El fuego cae del recipiente. 18 9 La zambullida atlántica, 19 II El pájaro invisible de la luz 10 Ave de luz, 23 11 El animal un ave desconocida, 24 12 Ave la isla, 25 13 El ave alrededor del mediodía, 26 14 La gaviota del Confital, 27 13 La gaviota grazna distinto, 28 16 El pájaro invisible, 29 17 El pájaro que llega adonde sale, 3 O 18 He trabajado lo que no se ve, 31 119 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. III El trabajo invisible 19 Mi trabajo en la fábrica indecible, 33 20 El sol ck mi país, 3 6 21 El personaje insular, 37 22 Humano día canario, 38 23 El provinciano toca la flauta planetaria, 39 24 Mi vecino tranquilo, 40 23 Junto a cierta cabeza mensajera, 41 26 Un puente aparecido, 42 27 El pez de luz, 43 IV Hermoso taller de luz (Sublime atlántico) 28 El naufrago quiere vivir en la playa, 47 29 La playa el largo labio, 48 30 Atlántica pirámide de luz, 49 31 Lunado mediodía la seduce. 30 32 La carretera donde me perdiera, 31 33 El vaso luminoso, 32 34 Vidriera del atardecer, 33 33 El cerebro comienza a ver, 34 36 Hacerse de distinta realidad, 33 120 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. V La comarca canaria 37 Él es occidental, atlántico, 59 38 El hombre líquido, 60 39 Música del trapo de agua, 61 40 El trato desleal como principio, 62 41 El ojo mana hacia el interior, 63 42 La fosa cáustica, 64 43 La más quesada quemadura, 63 44 Efigie canaria, 66 45 Calima sahariana, 67 VI En la casa de agua 46 Ese lugar aparecido, 71 47 Seré el mar (toda la vida), 72 48 Mi casa el mar, 73 49 La enredadera fúlgida, 74 50 La planta que no se ve, 75 51 Tronco del Brasil, 76 52 Pintando el cielo desde el patio, 77 53 Baño de sol, 78 54 El trabajo invisible, 79 121 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. VII De la historia personal 33 La barca encallada, 83 36 La nube rosa, 84 31 La cesta del mar, 83 38 El gurú sale puertas afuera, 86 39 El jugador de cartas (marinas), 87 60 Piedra del sueño, 88 61 Taller de silencio, 89 62 La ciudad emblemática, 90 63 Un perro pinta dlkrente, 91 VIII De la mitología atlántica 64 Toast fúnebre, 93 63 Jardín deifico, 96 66 Arquitectura de llamas, 97 67 El huido de Paso Alto, 98 68 La última corrección, 99 69 El funcionario del Bank of British West África Limited, 100 10 El pentélico mármol amoroso, 101 71 El lienzo entrañable, 102 72 El náufrago distinto se extasía, 103 122 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. y IX El poeta es un sacerdote 73 El canto planetario, 107 74 Es el maestro más preciso, 108 73 Camino del desvío, 109 76 La mano despierta otro silencio, 110 7 7 Ponte a oír el otro silencio, 111 78 El poeta canta otro silencio, 112 79 El poeta es un sacerdote, 115 80 La noche amanecida, ll4 81 Testamento del agua, 113 123 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. colección poesía 0 Efigie canaria Manuel Padomo 1 Simple condicional Pedro Flores 2 Desierto Javier Cabrera 3 Recintos Paula Nogales Romero 4 Contrazul Antonio Puente © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. Ediciones Excmo. Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. |
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