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José María Millares Salí poesía Las Palmas de Gran Canaria © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. José María Millares Salí nació en l^s Palmas de Gran Canaria en 1921; desde su infancia se inició en el dibujo, la música y la literatura, habiendo destacado como creador en esas disciplinas. Pero su actividad principal y más continuada ha sido la de la poesia. Ha publicado: A los cuatro vientos (1946). Canto a la tierra (1946), Liverpool W49). Ronda de luces (1950). Maní/estación de la paz (1951). Aire y humo (1966). Ritmos alucinantes (1977). Los aromas del humo (1988). En las manos del aire (1989). Los espacios soñados (1989). Manifestación de paz 0990). IMS párpados de la noche (1990). Azotea marina (1995). Con Paso y seguido obtuvo un accésit en el Premio de Poesía Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria 1995. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. PASO Y SEGUIDO [ s e x m a s ] 2 ?» © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. vt»i#. José Maríá*SÍillares Salí PASO Y SEGUIDO [sexmas] poesía Las Palmas de Gran Canaria © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. José Manuel Soria López Alcalde de Las Palmas de Gran Canaria Josefa Luzardo Romano Concejal de Bienestar Social Portada: Martín Chirino: El viento Hierro. 10 x 10 x 2 cms. Colección particular Las Palmas de Gran Canaria © el autor © de la presente edición: Excmo. Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. ISBN: 84-88979-15-0 Depósito Legal: G.C. 387 - 1996 Imprime: Imprenta Pérez Galdós, S.L. Profesor Lozano, 25 (El Cebadal) LAS PALMAS DE GRAN CANAIUA © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. Poniendo luz al sueño que no sueña, al canto que no cuenta lo que canta, al canto que no canta lo que cuenta. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. LECTURA POÉTICA No leas con los ojos la palabra, no escuches con los ojos de la voz, acércate al sonido, sé la luz, abre blanca sus puertas, sé la flor, la casa está encendida, ella te espera, envuélvete en su aroma, en su silencio, no encierres más la piel en más objetos, desnuda ya la sombra de la sombra, cógela de la mano y vete, ve a devorar jardines, a romperle los labios a la fuente, hasta el deseo, húndete en los jarrones donde el mar esconde entre sus brazos imposibles caminos, donde el aire pace luz leyendo con el fuego las hogueras escritas con los sueños, con la magia de los astros que escuchan tras el tiempo las horas de la noche, con los ojos, la sangre que derrama la memoria. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. FUGAZ COMO LA SOMBRA Cogidos de la mano intemporal, de la razón que escapa, los relojes, la nube que en silencio se detiene, se cose del espacio de la luz donde mueren los ojos de la historia, donde tardes se ocultan tras la nube, la nube disfrazada de montaña, de toro y de tormenta, de huracán, la nube tras los ojos, las ventanas rodando hacia las sombras donde habitan las sombras, las historias que soñamos, historias no soñadas por la historia, hondas simas los ojos, las palabras fugaces tras las luces donde el cerco, los sueños de la vida permanecen, los sueños permanentes de la nube que escuchamos crecer, blancos los días elevarse en el fuego hasta las olas, amarrarse a la piel de los caminos que deshojan los años, donde el tiempo se derrama en el sueño de los sueños y palpa hasta la huella más pequeña la historia, humilde herida de los seres, humilde historia herida de las cosas 10 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. que buscan ser del hueco de la mano la mano huyendo blanca hasta perderse tras los muros, los siglos, las ciudades amasando paredes y recuerdos, junto al agua y el barro de la vida, asomados sus ojos al abismo, alargando sus brazos descarnados, su desolada sombra hacia la luz despertando sus bronces las campanas, calles, ríos de asfalto, retorcidas acequias de cemento donde escapan y se ocultan oscuros los rincones, oyendo cómo sueñan, cómo gritan tras las puertas las voces que le añaden piedras a las montañas, cicatrices al mar, lagartos, muros, polvo y Riina, gaviotas liberadas del silencio, nombres a ocultos nombres, escrituras, pliegos a las desdichas, borradores donde dedos de miel y de esperanza despertaron la nube, recorrieron quilómetros de sombras descosiendo del aire los telares de la historia, levantando columnas de alegría. 11 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. y puertas y ventanas a sus calles, edificios y cnjces a las cruces, almenas y murallas a las plazas, ermitas y castillos a los montes, torres, torres volando azules cielos, y en los grandes tableros de la luz los sabios arquitectos de la historia dibujando tejados, blancas plazas, trazos de aladas luces a la tierra, sembrándolas de líneas, de formas, signos, circunferencias, anidando los ojos encendidos de don Pedro Agustín del Castillo, catedrales,"' el ingeniero ilustre de los sueños, jardines derramando azules olas a lo largo y lo ancho de las islas, galopantes praderas de papel, ideas y proyectos, mares, campos, planos para los ojos del futuro, dedos de tinta, páginas, relojes poblando de campanas los salones, carpetas, protocolos, letra a letra sus dedos recosiendo recios hilos a viejos pergaminos, testamentos. 12 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. sobrias bodas, bautizos, defunciones, roídos tegumentos amarillos, a deshechos legajos, viejos ríos, sangre negra y oscura de la tinta, las nubes en las sombras rubricando rasgos de viejas sombras, con temblores comidos por los años que devoran, por la lluvia y el tiempo, por los ojos que sueños multiplican duros años, retratos de hombres sabios enmarcando salones, rostros, voces, sombras, libros doblando los paneles del estante, damas de ilustres senos asomando remolinos de encajes tras los ojos, cascadas de agua y llanto derramando, cayendo de sus telas, mil colores, alados movimientos, regias luces bañadas por las horas, los anales, siglos, siglos de láminas y fechas, bruñidos los espejos reflejando el pasado, la hoguera donde oculta nuestra vida la llama del presente, la lumbre que se ahoga en la memoria soñada por los mármoles desnudos. 13 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. arcángeles dormidos de la historia, de nombres desprendidos de la sangre, del canto y el dolor, grises abrazos de cruces y de piedras, muerte oscura, lápidas horadadas por la lluvia, por nichos y conventos, por los fríos, dormidos cementerios, donde escuchan las ánimas llorar manos del aire, las horas que se queman bajo el sol, los ojos desolados del espacio, océanos que anuncian con sus muertos las horas que despiertan, los relojes escuchando los ojos, los segundos, las sílabas del tiempo hacia los pájaros, las ánforas del viento, los tambores que añaden a los mares su estertor, más vientos a la luz donde agoniza la forma inacabable de una flor, cómo se desentierran de las horas los años que aprendimos a morir, cómo escapan las manos de la noche, la historia alerta siempre del segundo, las páginas escritas con amor, con la pluma y la sangre que trabaja, 14 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. sordos azadonazos de la tierra, hondos surcos de fuego donde se hunden los besos en los labios del metal, su llanto sobre el polvo, negro abismo abriéndole más zanjas a los años, desnudando la aurora que se busca en el oro y la sangre de los días, más abajo que abajo, en lo más bajo buscando en el abismo de las flores la sombra, el vuelco blanco de la luz, levantándole astillas a los sueños, marcándolas a fuego en nuestros labios, a fuego en el idioma de la vida, allí donde se abren cegadores los días que se fueron a soñar, las manos que marcharon a los sueños, manos de luz creadas por la luz, pobres, sublimes manos, generosas manos de la indigencia, abandonadas, artesanas palomas, soñadoras las manos, sus dolencias cobijando ternura, donde tiempo y amor cubren de nocturnas heridas su humildad, heridas en la sombra, la palabra 15 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. derramando sus lágrimas, la mesa, donde frágiles voces fueron tiempo, felices fueron playas del sonido, fábricas de oleajes y ventanas, blancas cristalerías, lluvia, arena deshojando las huellas de la historia, cuando sobrios escudos tenazmente labraron sobre piedras la amistad, puertas a la amistad, piedras azules arrancadas al cielo, toscas piedras dibujando la estirpe y la nobleza con el hilo y la aguja de los siglos, pórticos y columnas, frisos, bronce, perros ladrando plazas y campanas, la Casa Regental y Santa Ana asomada a los gritos de la calle, abriendo sus portales, sus palomas, balcones y escaleras, a las torres, enloqueciendo cielos, desnudando las manos jubilosas de la infancia que buscaban el mar, que se perdían rodando hacia las nubes y los barcos, soñando calle arriba, calle abajo, en busca de las huertas que rompían 16 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. los mares silenciosos de la ermita del Espíritu Santo, palmas, sueños, el viejo Seminario donde oraban los ojos letanías, se apagaban los ojos ante el llanto, arrodillados, olor a incienso y nubes, procesiones, ciudad de ocultos nombres y recuerdos, un barrio que envejece oscurecido, manos de agua y pilas bautismales, alegrías cayendo, diluviando blanquísimas, eternas, las hogueras sus flores, los repiques, las campanas, y nuestra casa al sol, como un reguero de luces frente al muro de la historia, abierta siempre al mar que cruza el cielo, sublime ante la sombra de su sombra, y envejeciendo el día, sus paredes, el barrio de Vegueta con su torpe bastón buscando a ciegas sus portales, tanteando sus muros, tristes piedras, bandadas de adoquines recorriendo sus calles, sus acequias de cemento, calles que se oscurecen dando vueltas, oyendo cómo suben oraciones, 17 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. cómo ruedan balcones, cómo rompen dando tumbos y vuelcos sus plegarias, sus ojos tras los ojos de la luz, al corazón que late con la vida, tras la historia y el tiempo donde habita la humildad de unas manos deshojando cegadoras las olas del silencio, los siglos por los siglos de los siglos escribiendo sus páginas, las horas, sus pesares, los sueños de la isla, rodando hacia la sombra donde escribe la mano que soñamos su pasado, el presente, su amor, honda la sombra fugaz como la luz, la historia siempre rodando hacia la nube que camina cogida de la mano intemporal, hacia la historia y cruz de su destino. 18 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. TRANSITO OSCURO Volver a transitar la calle oscura, la calle de los pies donde se arrastra el miedo a no volver a cumplir años, ocultando los años a los años, el ruido de los pasos a las puertas que acuden a romperle los cristales a las puertas del tiempo, los cerrojos, cuando el tiempo se asoma a repasar los pasos que ya han muerto, que se empujan tras los viejos portales, donde escuchan las manos el arribo de los días, los sueños ya pasados, negras huellas que marcan en sus ojos la agonía del aire que se ahoga donde muere el tiempo que no pasa, que dormimos en el tiempo, los sueños que soñamos volviendo a transitar la calle oscura y triste de los años ya pasados. 19 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. CRECER ADENTRO Creciendo, herido llanto, más sufriendo, más adentro que adentro de la luz, tan hondo en la memoria de los años, tan hondo a lo más hondo, mas callando en la forma insumisa de la piedra. Callejón de la Gloria, Los Barreros, escondrijo de música y milagros, en mis gritos de niño, ay Cristóbal José, luz y maestro del sonido,'" Organista del aire y de los sueños, teclados donde vuelan las ventanas, donde ríen y lloran las palabras,"' las palabras del agua, catedral de los pájaros, luz de Santa Ana, golpeando los muros, las paredes, mis ojos las vidrieras, los colores, los sordos adoquines, el portal de la casa, la casa que nos vio crecer por los pasillos, despertar los balcones, abiertas las ventanas, tirarlas a la calle, derramarlas, volcarlas a la luz, sentir sus ojos buscando en el silencio de los siglos la humedad de los años, su escritura. 20 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. los últimos cimientos de su piel, la palabra encendida en la palabra, la humildad de unos ojos que se ocultan, sus cristales, sus labios, sus praderas, la gris silueta oscura de una torre, vigía, alerta piedra de la Audiencia, torre de luces, juegos infantiles, campanario que un día fue una sombra de sueños y conventos, campanario, gota de aroma y bronce, claras sombras, campanas diluviando de su iglesia, San Agustín huyendo hacia las nubes, perdiéndose en el mar, tras las palomas, ángeles madrugando plazoletas, allí donde casullas, lentos fuegos, mis ojos de sonidos bautizaron, encajes, blancas sábanas del aire, alborotadas olas diluviando, creciendo transparentes blancos sueños, arropando mis ojos con lecturas, los años por los siglos que pasaban sublimes hacia el Diario y las cenizas escritas por el culto Regidor Isidoro Romero de Ceballos,"' 21 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. cuando siglos cogidos de la mano del viejo historiador Millares Torres "' las horas, su vigilia relatando, eterno en la memoria de Vegueta, escribiendo la Historia General de las Islas Canarias, día y noche oyendo cómo el mar su luz rodaba, rompía entre sus páginas la vida, la palabra dorada como el pan donde queman sus ojos los tejados de la aurora creciendo tras los campos, las piedras en la paz iluminadas, a mares, con los días, con los años, los anales labrándose en el tiempo, curtiéndose en la piedra los recuerdos, cuando siento las páginas crecer, otros ojos soñar tras de mis ojos, Luis García y su sangre tan adentro'*' metida en las entrañas de Vegueta, rodando, despertando con sus Crónicas, día a día desnudas, derramando calles de blancas luces, los balcones, la casa de mi madre, donde huyeron los años tras los ojos del abuelo, 22 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. Irlanda en el pasado, donde esperan los pájaros del mar a que la orilla a sus sombras regrese, donde siempre revivo sus cenizas, asomándome, creciendo en las campanas que repican, que vuelan incesantes, las escucho, las siento cómo corren, cómo escapan hacia tantas palomas y azoteas sangrando en mis entrañas, sus espejos soñando azul el aire, los cristales, todavía. Dios mío, todavía qué alegres elevando sus repiques, perdidas las campanas, a la plaza, volar, subir la plaza, viva alzarla desnuda, a la memoria, al mar, al mar... 23 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. FECHA OLVIDADA No sabemos qué fuerza tiene el sueño, cuánta luz se desprende de la piedra enterrada, la acera que transita, los caminos, la calle hasta los muros de la luz, de la anciana que no ríe, se arrebuja en los años de la muerte, que lleva de la mano un esqueleto, una muía, un rosario, negros rezos gimiendo la razón, ya no sabemos si cuando viene el tiempo con sus años lo resiste la puerta que cerramos, la puerta que en los sueños olvidamos abrir a la razón, a la esperanza, la puerta siempre a oscuras del camino, como piedra encerrada, tras la puerta donde olvidan los años que tuviera blanco el mar sobre el mar, roja la tarde, abierto, inmenso el mar, ante sus ojos. 24 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. PERFILES El perfil desolado de la luz, la cordillera blanca, el horizonte, el cielo ya perdido en el espacio, en la sombra dormida de la noche que en la noche se oculta, dando sombra la noche que de muerte se nos muere, como el pez en el mar donde se ahoga la soledad y el frío de la piedra, el hombre del sombrero que transita la noche abierta y blanca de la playa, los ojos en el sueño de los niños, sus negras pesadillas, sus insomnios, la bufanda del agua que en la nube del cuello tarde envuelve anocheciendo junto a la piel oscura de las horas, en la risa del hombre que sin ojos camina junto al brillo de la luz, paseando la arena oscuras huellas, el niño que del hombre se desata, el niño de la mano que se muere, de la mano y del frío de aquel hombre, de la tarde desnuda en el perfil de la piedra y del agua de la tarde, de la luz que en el mar escribe versos. 25 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. del niño que ahora huye de la casa vestido con un traje de agua oscura, persiguiendo su nombre, tras su sombra, tras la sombra sin sombra de otro nombre, rendido, acariciándole las manos al camino, a las olas, al pasado, al hombre que ahora vive en su memoria, que niño se recuerda bajo el cielo, arropando su cuerpo con la nube, con algas, con gaviotas, blancas flores, con rizadas colinas, con paredes, jardines escribiéndole a las tapias, al hombre que venía de los sueños, que soñaban sus ojos golpeando con sueños los cristales donde el mar sus piedras ocultaba bajo el sol, el niño que dormía sobre el agua, sobre el sueño y la sombra azul del tiempo, sobre el brazo y la arena derramada, sobre el viento sin aire de las sombras perdidas en las sombras de otros seres sin motivo vagando tras los sueños, quemándose en los lechos del insomnio, junto a voces amadas, tras los ojos 26 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. ocultos del anciano que ahora llora, que muere junto al niño, como el niño en la sombra marchita de la piedra, junto al hombre y los días escuchando los espejos que habitan, donde mueren los años tras los ojos de aquel niño, los años ya perdidos, sin memoria. 27 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. ENVEJECIMIENTO DEL SUEÑO El viejo se dormía, andaba a rastras, doblada la cintura contemplando las piedras, con su vida calle abajo, creciendo con su sombra las paredes, tendiendo .contra nubes escaleras, durmiendo las esquinas, no llegando sus ojos a la luz, oscuro siempre arrastrando la lluvia en su memoria, su frente tras los años de sus piernas, el viejo ya los años arrastrando tristezas y caminos, rostros, sueños, y cargas de amargura por los hombros, el cuerpo que se inclina, que se arrastra, se desnuda en las piedras, que recorre las sombras de la calle, que se estrechan las puertas, que se cierran tras los rostros, las puertas que no caben por las puertas, los cuerpos por el hueco de las puertas, cerradas tras las manos, tras el aire, los ojos tras el aire del camino, el hueco tras la sombra de los huecos, tras la raya sin curvas de la muerte. 28 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. ALCOBA DESNUDA La alcoba era una luz rodando espejos, una llama desnuda tras las puertas, blanca cristalería donde sueños habitaron las sombras, donde sombras a sombras imitaban,'donde hablaron los días indecisos con la arena dormida de unos ojos, de unas manos llenándose de manos y sombrillas, de pájaros y playas y gaviotas, de balcones abiertos a la tarde, de campanas y libros y papeles despertando la casa, hasta la alcoba, la luz hasta la alcoba de mis padres que se hundía en el mar, se derramaba descolgando paredes de los años, palabras enterradas de los sueños, como cal en el tiempo, en la memoria cayendo sobre el piso, rojo el llanto, blanca sobre la huella, los relojes, la ceniza que acude hasta los años, la alcoba donde abierto estaba el día, el pasado, la mano familiar, la caricia en el rostro de unos ojos, la calle oyendo voces, travesuras, 29 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. correr por los pasillos de otras sombras, los labios, la ternura, la palabra, y una gota de cera silenciosa, y un paraíso blanco y amarillo, y una flor que encendía la ventana, las paredes, los pasos de la alcoba, y en la cálida estancia de una silla la caoba rompiendo en el respaldo la soledad sin brillo de unas formas, los hombros bajo el chai donde la abuela mece luz y humildad, se balancea, asoma a la ventana su dulzura, los ojos, la azotea y los tejados del cielo, y en un cuadro de tez blanca la luz sola del tiempo, su esperanza, el llanto sobre el piso derramado, gimiendo como ayer voces amigas, familiares sus rostros, los espejos, los sonidos sin nombres de sus rostros, sus lejanas palabras en las mías, los sueños transitando tras los ojos {Derdidos tras los ojos del silencio, los balcones abiertos a la luz, puertas que permanecen censuradas. 30 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. calladas escuchando sollozantes recuerdos, tras sus lágrimas desnudas, tras los ojos oscuros del camino, soledad, con sus muertos tropezando, donde a ciegas tantean el espacio, buscan en el vacío los objetos que un día dieron vida a las estancias, jarras de blancas olas, blancas playas, tazas de té y campanas de alegría, la blanca porcelana dialogando, flotando su ternura voces, voces, inconsolables párpados cerrados junto a sueños pidiéndole a la luz jardines para el sueño que no duerme, damas de alados ojos, nubes, niños jugando con las olas de una playa lejana, ya vacía en el espacio, que pide más colores que iluminen, oculten más caminos a caminos, recuerdos que se fueron, grises tardes, raíces ya resecas bajo tierra, sepulcro de pasiones y cristales creciendo soñadores, como luces, ventanas como cubos que se vuelcan, 31 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. campanas ante un mar sin horizontes, olas, peñascos, muros de agua azul sus golpes ondulando, calles, plazas, la plata enloquecida por la espuma, peces heridos, piedras, hondas simas, aletas que se pierden, que se hunden veloces en la luz, verdes sus prados, los misterios del agua, como oscuras las sombras de la alcoba tras los días que empapelan de mares las paredes, los rincones más fríos de la casa, blanco lecho de sábanas cubiertas de insomnio y de blancura, los espejos donde esperan los ojos que se apagan, lentamente oscurecen en el tiempo la muerte del abuelo, los sillones vacíos —es el fin de un pasado—, junto al aroma blanco de los años que duermen nuestro tiempo, que aún escuchan cómo ruedan las voces, los pasillos, y sobre el llanto oscuro de esas voces las alfombras que tienden y derraman doloridas sus manos, cómo huellas son lágrimas, sus pasos ya se apagan, 32 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. los cuadros, las ventanas donde acuden los pájaros a ser bruma y amores, trajes festivos, juegos, las alcobas, palabras que se prenden a la luz, lentas horas amadas por los sueños, como un hilo, una sombra que palpita ante el espejo, el rostro envejecido, habitación desnuda, abiertas horas, qué lejanos los vuelos, los relojes, las páginas escritas para el aire que a trozos se nos cae de las manos, historia interminable de la vida, del pasado y los ojos, los caminos que ya nos abandonan sobre el agua, donde creímos ser la luz de un sueño, el sueño de la luz donde crecemos. 33 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. AGONÍA PRESENTIDA Ser la aguja que inyecta en la memoria raíces a la tierra, troncos, ramas al agua donde crece despiadada ruin la maleza, orillas al camino, recorriendo canales que ahora sangran, remolinos, laderas a los sueños desprendidos del sueño, las campanas, heridas que en los labios de la muerte la sombra nos corroe de este rostro que observa cómo caen de la tarde los brazos, negras nubes, en la arena, dormidos en la muerte, tras la muerte que duerme cuando muere tras el llanto el llanto de la muerte que no llora, el llanto que no sufre cuando muere. 34 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. ESTREMECIDA LUZ Una llama se abraza hasta el dolor, se alarga hasta la luz de la memoria, se desnuda, se eleva enamorada abriéndonos los ojos, los salones del alba, hasta la sombra viene, viene y esparce sus cenizas, sus palabras sobre la arena oscura del silencio, cuando la novia acude hasta la luz, viene a los labios, viene como un baño de olas y jazmines, a ser fragua del fuego que ahora nace, de la sangre sin llanto de este día que se viste de plumas y azucenas, de relámpagos, de lumbre hasta los labios, donde arde y escapa hasta los ojos la escalera, la anunciación del sueño, la alegría que se estremece blanca, cuando escucha cómo rueda la rosa que camina desnuda tras la sombra y los deseos, tras la espiga del aire y su temblor, tras la fiebre dormida de los cirios que nos quema los dedos, nos consume, nos abre cicatrices en las manos, labios, los que en la noche bajo llave 35 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. ocultan tras la noche rojos besos, allí donde una puerta se oscurece, escribe y enrojece hasta el papel, camina tras los ojos con los ojos, tras la hondura infinita de los sueños, camina, blanca luz, hasta el deseo, caminos, blanco el aire, la alegría cabeceando luces y esperanzas, la mano, roja sombra, cuando escribe: del amor descolgué la piel, los labios de la oscura codicia de las manos, la soledad desnuda de los muros, sus brazos de los clavos de la muerte, sus horas, nuestro tiempo de la llama, oscurecida flor, de la agonía, olor a cera y sangre, a mar desnudo, a gota, a gota y llanto, a flor, a fuego, olor que se derrite como bruma, a redondas, pulidas y soñadas nalgas, a blancos senos, piel, a vértigo, olor a oscura sima, a negra fosa, olor a curvas, vientre donde ángeles penetran, a galanes los aromas del sueño, del jazmín que se derrama 36 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. poblando nubes, cercos a la esperanza, a la casa que tiende mariposas sobre verdes colinas y montañas, a los ojos callados en la sombra dulcísima del sueño, a la ambición sin tregua de unos labios, desmedidos, a labios como garras de otros labios, al cerco que oscurece los deseos, a manos gobernadas por la flor, que mueren poseídas por la luz. Rezos, responsos, clérigos. La novia yace blanca flotando sobre al mármol, la caja, los revuelos de una falda, la sombra de sus piernas, verde el campo abierto sobre el césped, deshojados los muslos a que labios los posean, golpeen con su luz su vientre en flor, la mesa blanca abriéndose servida, coronas con olor a vino y llanto, recuerdos, velatorios, las campanas rodando hacia la noche, hacia el deseo, las mujeres de largo, espesos velos, nocturnas voces, largas manos, manos que se santiguan, lutos, los hipócritas 37 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. testigos repitiendo letanías, desenfadados flecos despeinados, ondulantes los ojos, los encajes, nubes heridas, sombras flageladas por las negras costuras de la noche, paredes sin caminos, verdes pájaros, cuadros de fruta y flores, los paisajes, pañuelos retorcidos en los dedos, blancas, sedientas lágrimas de amor (todo esto escribiendo aquel hombre), aquí murió la infancia, con la tarde, las horas jubilosas de un jardín, los peces y las hojas amarillas de un estanque, una nube, los espejos, las palomas rodando tras los cielos, la playa hasta los ojos encendidos, los labios, los colores tras la bruma del mar que se moría entre las olas, bebiendo hasta su muerte sombras, piedras, la casa que cambiaban trasladando sus ojos a otros ojos, sus alcobas, sus puertas, sus silencios, sus ventanas movidas por las manos invisibles del tiempo que gritaba y se perdía 38 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. por ser de nuevo sombra de esta casa, paredes de otros sueños, otros tiempos, hacia el cerco desnudo y luminoso de la luz que se apaga, que anochece sobre el papel oscuro de unos ojos, oscuro de la mano que esto escribe: me dueles, ay memoria, triste luz, cómo duele esta muerte presentida. 39 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. ANONIMATO DE LA VOZ No tenía otro nombre que sonido, pequeña voz sin forma, sin paredes, gota de luz hollando claridades, luz prendida del agua de las cosas, sin nombre de los nombres que se nombran, sin registro en los libros oficiales, sin la tinta y la sangre de la tinta muriendo en el papel de la memoria, del sueño, que sin sueño se dormía, ignorando gramática la flor que elevaba el sonido hasta el sonido del verbo, a la palabra, a la oración nacida del encuentro con la cosa sin nombre conocida, no tenía la mano más sonido que el silencio, la sombra que empujando se ocultaba, se enfrentaba a la frente, frente al sueño, más sonido que el nombre que se nombra, el nombre que sin rostro se llamaba sólo luz, fiel sonido del sonido. 40 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. Ríos DE PIEDRA Y LODO Callejuelas estrechas, perseguidas por las negras carretas de la noche, que se abrazan desnudas a la piedra, piedra quemada y sucia, barro y polvo, enardecidas voces transitando, rodando sobre huellas, sobre oscuras historias y portales que se abren, sillerías azules como el aire dibujando balcones, añadiendo figuras, cuanto somos, más que somos, esqueletos y sombras, a las calles, acequias empedrándose en los siglos, las aguas, la ciudad cerrando muros, los ojos que no duermen, las ventanas volcándose en los campos de la luz, preguntando qué somos, quiénes somos, qué palpito inseguro se derrama quebrándole a las calles su estertor, ay calles de Vegueta, negras calles que corren perseguidas tras las aulas del tiempo, tras la magia de unos libros bajo el brazo, libretas y lecturas, si ahora somos riendo niños, somos de nuevo las lecciones escolares, 41 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. tras los juegos, los años tras los ojos de una calle, memorias incurables tras las horas profundas, tras las zanjas, los muros que se rompen tras los muros, donde huyen los ojos tras los mares, donde oculta su tiempo la alegría, las calles, el milagro de los sueños, de este barrio, ay Vegueta, triste luz izada ante los ojos del insomnio, rompiendo como lluvia los cristales, un barrio que desagua alegres horas, que lleva como el río sus tristezas, un río hecho de piedras y rincones, de torres y conventos y estandartes, de frailes y manteos desolados, de hábitos y tocas escuchando los cielos cómo caen tras la noche, desnudos sobre el mar, donde se escuchan perdidos los abismos con sus flores ocultando pesares, llantos, nubes, cristales empañados por la lluvia, ojos envejecidos de Vegueta, tras sus ojos, sus lágrimas ocultas tras los años que a ciegas son caminos, 42 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. atajos, negras calles, blanca infancia, Vegueta como el tiempo, tras las nubes, corriendo tras su sombra, persiguiendo sus años que no acaban, calles, piedras roídas por las negras carreteras, por ojos que se alejan, que se van rodando hacia otras calles, otros siglos, tras la ciega memoria del silencio, hacia otros silencios, hasta el fin donde el polvo oscurece los recuerdos, calles donde la historia nos habita, contempla cómo el sueño nos recobra luz y vida, orillas a sus páginas, Vegueta que se asoma a la ciudad, a la vieja caleta de San Telmo, bahía de La Luz, con su tristeza, donde viejos marinos la navegan, pilotan sus barcazas, van y vienen sus velas asombrando la blancura, nostalgias que ahora empujan los recuerdos, y mecen con el aire blancas aguas costeando la isla, nubes, sombras, sombras de espuma y sangre, rojas sombras como tardes cayendo sobre el mar. 43 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. gaviotas y navios, campanarios de tela sobre el agua, bergantines que avanzan dando lentas cabezadas, ocultos horizontes donde tierras lejanas adivinan nuestras manos, las manos que les tienden esperanzas volcando sus ventanas al paisaje para volver a ser claros los ojos las puertas de una luz, precipitada, sin fin hacia el espacio, blanca luz, cuando el hombre a los años retrocede, vuelve a estar junto al niño, a su memoria, para correr desnudos, como olas, desnudos hacia el mar, donde se rasgan las nubes, los espejos, se acuchillan los ojos, el sol baña con sus manos el oro de la arena de la playa, cuando el día levanta cisnes, sueños, cómo sangra y se tienden en la orilla las costas en la espuma, enloqueciendo entre sus brazos pájaros, el alba colores persiguiendo cegadoras las luces de las charcas, sus colinas, sus bosques, edificios de madera. 44 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. cristales esmeraldas, las montañas que huyen hacia el campo, como ríos que escapan hacia el mar, con sus colores cayendo sobre mágicos jardines, mariposas de plata, como peces, los ojos siempre abiertos, gotas de agua, cristales donde ruedan sobre el piso dos ojos para el tiempo que se va, donde siempre estaremos confundidos, allí donde se teje el movimiento blanquísimo del agua sobre hogueras fraternales, los años que penetran las alcobas, ocultas soledades, rompiendo los espejos, su tristeza, derramada y desnuda brevedad, la noche, donde un día fiel nacimos, en un lugar cualquiera de la historia, quebrándonos a llantos, tras la vida, en estas calles grises que los sueños transitan, tras la puerta, tras la huella que envejece los años, las ventanas, habitación soñada de humo y llanto, transparentes sus manos de cortinas, los balcones abiertos y la calle 45 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. oyendo cómo ruedan las carretas, carruajes como olas, como sombras huyendo hacia el pasado, hacia el silencio, alfombras y escaleras, tras los campos, figuras evadidas de los muros, los libros, los estantes, libros, libros hundiéndose en la noche, sin palabras, cuando rompen sus voces las campanas, se quiebran lentamente en el salón, sus horas son contadas una a una, se derraman, escuchan cómo el agua las palpa con sus ojos de cristal, dicen algo al oído, al mar lejano que rueda, que se pierde entre las calles, se oscurece y dormido se nos va. Estrépito de ruedas y:carrozas, caballos desbocados por la noche, con sus plumas pintadas de silencio, insomnios y portales, sombras, sombras, figuras, cegadoras las esquinas, mortuorios los rezos de la muerte, parpadeantes luces, cuando abiertas heridas en los dedos calles fueron, tristísimos repiques de campanas. 46 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. voces de bronce abriendo llagas, lutos, torres y campanarios, viejas sombras, entierros, soledades tras la muerte, cicatrices dormidas en los labios, la madre, el niño, sueños despertando las horas, la penumbra, sus canciones, que ven cómo transcurren alegrías, la vida que se aleja de la vida, los niños que nos miran, viejos niños que observan el abismo de la historia que rueda calle abajo, tras los siglos, oraciones ocultas tras sus ojos, los labios que silencian al silencio, el miedo a tanta luz, a tanta sombra cegando la razón que sueños brotan pasos, pasos que corren al colegio, fugaces pasos, gritos, campanarios y risas como olas de jardines, de patios y recreos, como mares de barcos encendidos en la noche, diminutas sus luces, con sus voces paseando las calles donde el agua con sus mundos a flote, hacia otros mundos vestidos de recuerdos, los transitan. 47 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. trajes azules, blancas las camisas festivas del domingo, marineras, las anclas de oro y luz, como ríos de nubes, como globos, el pasado, la música en los quioscos despertando las calles todavía de tambores, vestidas de sonidos y palomas, bajo los pies corriendo blancos días, piedra a piedra las piedras, tras las piedras como plazas corriendo, hacia la infancia, hacia la eternidad desnuda y viva del niño que habitamos, que nos vence, eternidad sin fin de la memoria. 48 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. NADIE TOCA LA PUERTA Nadie, ni el viento, nadie, nadie viene hasta el sueño, ya nadie hasta los ojos, nadie, ni el perro viene de la calle, nadie viene, ni el fardo, ni la vieja hecha un sombra negra de la esquina, nadie toca mis ojos, nadie mira los ojos que no duermen, nadie busca mis manos en las manos del silencio, nadie, ni el ciego busca su camino, la ceguera sin sombra de su luz, ni el hombre que se sienta ante el portal con la mano perdida en la esperanza, ni el vuelco de los pájaros, los pájaros rompiéndole cristales a la nube, nadie viene a la puerta, nadie escucha quién cierra las ventanas al paisaje, quién devora silencio, quién no viene a ser rostro en su rostro, rostro y sueño, memoria del olvido, nadie, nadie, ni el gato del zaguán, ni el carbonero, ni el viejo hasta los ojos de la luz, ni el mar ya viene, nadie, nadie viene, nadie toca a mi puerta con su puerta. 49 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. ISLA ATLÁNTICA Isla, redonda voz, llama naranja, amanecer de gallos y azoteas donde clavan los cielos y levantan las olas sus navios silenciosos, lluviosas sus paredes al espacio, alba de rojos ríos, flor abierta desnuda sobre el mar que arranca luces al gran descubrimiento de sus aguas, altas, sobrias palmeras, bosques, nubes, voces reverdeciendo la mañana, los ojos de la luz quemando sombras, sombras quemando luces, sombras, palmas, racimos inundando de olorosas canastas de oro y sol, nidos de támaras, los pájaros, cardones, candelabros vistiendo de arenales los barrancos, barrancos que bostezan sus desnudas lávicas plataformas hacia el mar, pinares despeñando caravanas, dragos ornamentales, dromedarios, vegetales estatuas silenciosas, altavoces de piedra diluviando monumentos al aire, grises trazos, cegadores lentiscos hacia el mar. 50 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. febriles las tabaibas transitando, Juan Rejón y los muros del Real de Las Palmas, creciendo, construyendo con sueños esperanzas, lejanías, bosques tras las espaldas de la muerte, con sus armas Castilla ensangrentando las márgenes del río Guiniguada, bancos de peces, flores, mares, tardes, atmósfera quemada, panza gris del verano, la calma derramando su aliento enardecido, sombra y polvo lloviendo sobre el cielo azul la aurora, volcanes, grises nubes deshojando las negras cordilleras de la luz rosas de lava y mar, sombras, senderos, muchachas, rojos labios, como soles amándose desnudas en las playas, soñando a la deriva barcos, sueños, solitaria la isla, blanco el mar, su estertor de palomas, las isletas, sus jorobas de piedras y arenales señalando ignorados paisajes, caminos a los ojos de la historia, relámpagos fugaces, horizontes. 51 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. campanarios volando las estrellas, derramando mensajes, viejas voces, palpitante su oro, sus canastas, sus burbujas de fuego y de metal, respirando la arena roja bruma, los círculos del sueño estrangulados, música despertándonos la voz, redondos, oceánicos espacios de pólvora y caminos por andar, voces de lluvia, rocas, monumentos creados por la lengua, verde lava respirando la piel de los espejos, el salitre desnudo de la noche empañando los ojos de la espuma, con el mar encendido entre las manos, rompiendo tras la orilla moribunda partículas de sol, risueños labios, atlántica la luz, ola canaria abierta al nuevo mundo de los ojos, los ojos visionarios de un marino que busca tras un rostro nuevos rostros ocultos por el mar, ojos lejanos dibujándole mapas a la historia, descubriéndole nombres a los nombres. 52 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. tierra y sangre a la vida, su pasión orando, aquí en la ermita, el Almirante, ermita de la plaza, puerta y luz por la tea labradas, piedra y plaza sobre el portal de San Antón Abad, plaza de oscuros besos, toscas piedras de calles tortuosas, repetidas, cuando una vieja escupe en un rincón la sangre turbia y sucia de la curia, sus grilletes de fuego, su tortura, sus negras pesadillas, sus insomnios, macabra inquisición, la más abyecta ceguera de una cruz atormentada por el odio y el miedo de la noche, el odio agazapado tras las uñas, ilustres sus pecados sobre un pueblo que sueña porque ignora cuándo es bueno lo malo que ahora es bueno, cuando ruin el rencor envenena la palabra con orlas de mentira, que oscurece de rezos el camino, la esperanza, por qué oraban a Dios, qué gran Señor, cuando cielos pedían a los cielos que un nuevo continente fuera luz. 53 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. puerto y cobijo, playas para sueños, descanso para el vuelo de unos hombres, hogar para la piel de tantos ojos, y América, la América desnuda infantil esperando eternas manos, blancas y abiertas manos de sus hijos, porque nunca de engaños fueran celdas, no sufrieran más llantos, ya no fueran más testigos de abusos y perdones. Pequeñas, diminutas las palabras navegando sus flores de agua y miel, gaviotas dibujando litorales, los cielos sus cuchillas de silencio, labios de oscuros besos, roja espuma, matorrales de nubes donde pastan los bueyes de la luz, los cementerios volando sobre tumbas el destello de unos ojos creciendo, derramados, amándose en las sombras del abismo, cayendo de la altura y la tormenta donde almacenan noche los espacios, tormentas que se acercan con la nube, derraman su estertor sobre las playas, traidores arrecifes, negras rocas, 54 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. acantiladas sombras, polvo y piedra, el vértigo cayendo, sanguinarios piratas entorchados invadiendo la isla, su esplendor, sembrando muerte, corsario Francis Drake, derrotado,'" Pedro de Vera, el ruin, el asesino,** o el holandés infame Van Der Doez, *" sedientos de ambición y de lujuria, remolinos de sangre que asolaron la isla, que arrasaron la esperanza quemándole los ojos a la luz, los cristales purísimos al cielo, que robaron los sueños a la muerte, extraños al amor que bendecían, ilustres asesinos del perdón, y el sol como un incendio de jardines y estrellas que rompían en los ojos de don Bartolomé de Cairasco, "*> esdrújulo poeta de la isla, censor de la maldad del incendiario, denunciando la sangre derramada, a llantos la cultura de la infamia, golpeando con versos la maldad, los crímenes sin ojos de la guerra, 55 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. montes de gigantescos riscos, montes, vientos de lava y llanto encarcelando verdes sombras de fuego, verdes hojas, desenfrenados árboles, el miedo, voces, densas columnas, blancas páginas cubriendo de escaleras y palabras la historia de las islas, sus desvelos, las páginas de Viera y de Millares*'""' despertando azoteas con sus gallos, el fuego de la aurora, con sus luchas, la isla y sus recuerdos, con sus sueños, plaza, dominio y luz, Santo Domingo, plaza abierta a los ojos del amor, canónigos, civiles, militares, escribanos pidiendo, reclamando a los mapas grandeza, quien le alargue a la isla su espacio, la ilumine, la eleve hacia los pájaros, la flor, cuántos sueños, infancia, Santa Ana, juegos, globos, cometas y bandadas de olas y de risas hacia el mar, repiques de campanas, ay Vegueta, calles, plazas abriéndonos sus ojos, los Balcones, la Gloria, de los Reyes, 56 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. del Espíritu Santo, del Colegio, derruidos castillos, San Cristóbal, La Luz, Santa Isabel, viejos baluartes hundidos en el mar, ruinas, reductos, sombras amuralladas, fortalezas de sangre y negros gritos, de montañas de arena bostezando playas, lluvias, torrenteras de lava hacia barrancos, rodando sus jardines de aire negro, patios abiertos, rojos sus bostezos de sedientos geranios, corredores, atalayas del alba y la ternura, verdes enredaderas dibujando las paredes azules de la isla, y en lo alto del aire, desafiantes sus montes, sus peñascos, Tamadaba, rabia y furor del Nublo deslumbrado. Dedo de Dios, Bentayga, voces negras, crispadas sus alturas deshojando voces de piedras, luces, tarde y fuego, al viejo atardecer, su lejanía, horizontes, salones de esperanzas, sobre esta sombra oscura de la flor, isla, redonda piel, llave del agua, de la lluvia, jardines y silencio, sobre esta cruz sin sombra, cegadora. 57 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. SALÓN DE LA LUZ Guardaba fiel la mano su escritura, sus signos en la sombra de un cajón, memoria hecha de pasos y ventanas, de huellas, cicatrices, niebla y polvo que duerme en las alfombras bajo llave, guardando bajo sueños, bajo nombres ocultos la memoria de la muerte que dormía, la mano oscurecida de los años, la mano despertando los años que ocultaban los relojes, el tiempo desoído de la calle, los árboles lloviendo blancos pájaros, las flores que en las voces se rompían, las ramas que bailaban las paredes, los cajones abiertos, bostezando, fiel la esperanza infiel de la memoria, la cómoda, el tiempo ya pasado, la mañana que ahora busca abrir blancas las puertas rojas de la aurora al fuego de la luz y la pasión. 58 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. CAOBA Y HUMO Lumbre de hogar, zarpazo, negra luz rompiendo piedra y fuego, los salones, ascuas del tronco oscuro de la noche, caoba y humo, sombras, ventanales despertando paisajes, travesuras, silencios de madera donde crece la luz en carne viva de la luz, amores en los labios que se queman en los vientres desnudos del abismo, sedientas flores, nubes y jardines, nalgas como praderas derramando arenales de fuego, alados bosques, sillones complacientes como playas, danzas creando danzas y sonidos, salón adormecido por alfombras, los senos en los ojos y en los ojos las manos como olas floreciendo jardines como playas, blancos muslos volando enredaderas, verdes tapias, dibujando sus llamas la madera, la cómoda, los libros manuscritos, su olor a piel de oscuros corredores, pinceles de alegría dando vida a retratos y siglos de colores. 59 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. mágico pan de oro enriquecido, enmarcando las sombras, los paisajes, manos imaginadas en el lienzo, amanecidos óleos trabando la piel algosa y fría de los muros, la sala iluminada por los rostros regresando con vida de la muerte, donde dedos de espátula y milagros surcan la tela, rasgan sus entrañas, las cubre de frenéticos colores, mundos ennegrecidos por el tiempo, alcobas desnudando luz al sueño, ventanas a praderas, verdes campos, irlandeses los cielos de unos ojos perdidos en los siglos, más azules, donde mesas se visten de manteles, de blancos y soñados candelabros, de lágrimas labrando las paredes, el llanto de la flor, su poesía, que ciega hace el amor cegando prados, levantando más ojos para el cielo, la seda sudorosa de un vestido, espejos de agua azul por los pasillos, casacas de oro y sangre en las paredes. 60 1 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. el fuego entre los troncos de la lumbre creciendo rojas lenguas tras las puertas, saliendo por los ojos de la luz, bailando sus siluetas, los jardines, el fuego del hogar que salpicaba de estrellas el salón, junto a los libros callados en las manos que ahora sueñan con la lumbre que escribe sus palabras, historias que ahora viven las alfombras, las huellas silenciosas, los tejidos que envuelven aventuras, donde duermen insumisas cortinas escondrijos que ruedan por el piso gravemente la soledad del frío, su silencio, la oscuridad sin ojos de la muerte, cuantas veces la noche dormitando la casa, donde sombras sueñan sombras hundiéndose en sus cuerpos, tiritando llanto sus troncos, sombras del hogar, desorbitados ojos, blancos lechos, la luz de la mañana tras los gallos, crestas de rojos dientes, azoteas, ensangrentadas fauces de pantera, con sus garras volcándose, cayendo 61 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. de improviso a la calle, las ventanas, los jubilosos días que. despiertan, donde nacen las horas, el trabajo, las acequias que huyen de la muerte, los muros encendidos de los años, envejecidos siglos que ahora escapan junto al tránsito en cruz de tantos sueños, años amados, labios y recuerdos hacia el refugio blanco de los días donde habitan y mueren los salones, los zarpazos del llanto, sus silencios, la lumbre del hogar que nos incendia la caoba del humo tras las horas, el amor tras los dientes de la luz, del fuego y la pasión donde revive el placer de la noche, la caoba y el humo del deseo en la palabra, la muerte en la palabra nunca dicha. 62 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. TORRES DEL CAMPANARIO Sube, se enreda un ala, se violenta la cruz que empuja arriba, se convierte en ave el hierro alado, tosca flor, las palomas, los ángeles, columnas, los portales abiertos de una ermita, los carruajes que ruedan, la plazuela en un domingo blanco que se viste de fiestas y soldados, plata y gala, de mantillas canarias, desplegadas, volando hacia la luz, tras las montañas, los barcos que se ahogan en el cielo, torres, torres de piedra y campanario muriendo arriba, grises, con los brazos en cruz, sedientos brazos de esperanza, brazos, brazos abiertos, persiguiendo caminos a las horas de la tarde, memoria a la presencia que desnuda la luz, la flor del mar, tras de los sueños, memoria, tras la piel de la memoria. 63 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. BREVE INSTANTE No ser ya más dolor, ya más la mueca sin rostro de otros rostros, más olvido, carnaval o caballo de carroza persiguiendo la noche, persiguiendo al niño tras los ojos de un entierro, o al perro tras el hambre y sus ladridos, pobreza persiguiendo humillaciones, la huella que en la huella de un mal gesto se oculta por no verse en esa huella, la arruga solitaria de la flor, cabizbajo el mentón de la miseria, no ser ya más la piel de la vergüenza, el rostro que huye siempre de su rostro, que incendia las ventanas donde anidan palomas desnudando los balcones, arrojando a la calle paraísos, espejos y retratos ocultando sus sueños en la piedra, tras los muros, los muros tras los ojos que se ciegan, tras las piedras que pudren la memoria, si liberarte quiero de ese abismo, de ese grito que acude a tu clemencia, clemencia para el aire que camina, y ser la rueda blanca de unas manos. 64 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. que meden la alegría, y en tus manos colgar la luz, el agua, la esperanza que tiendes en la arena, la desnudas, donde la noche escuche y me penetre los sueños, me despierte y a bandazos rodando hasta perderme en nuevos sueños, dé luz a quien me hiere y me destruye la voz, la piel desnuda a cada instante del tiempo que yo añoro, que tú vives, calle abierta, sin sombras, calle blanca sin números, sin cercos ni barreras, camino hacia caminos, siempre luz. 65 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. LOSA FINAL Pongo fin al camino, pongo fin al fuego que se ahoga entre mis brazos, a la noche que encierro, a la tortura que duermo en la memoria, negro al tiempo, al agua que ahora bebo de la voz, a la liberación que nos libera, a este vuelo de nubes y montañas, a esta luz que se cae de los ojos, a este mar que nos abre más caminos, nos descubre más prados y silencios, la vida que se oculta en nuestros ojos, pone fin a la piedra que nos cierra tras los muros el aire persiguiendo más caminos al hombre que nos sufre poniendo luz al sueño que no sueña, al canto que no cuenta lo que canta, al canto que no canta lo que cuenta, ocultando el insomnio, nuestras vidas, la losa encarcelando polvo y nada. 66 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. ANOTACIONES SOBRE PASO Y SEGUIDO '" PEDRO AGUSTÍN DEL CASTILLO RUÍZ DE VERGARA. Las Palmas de Gran Canaria, 1669-1741. Insigne historiador, militar, ingeniero, pintor, dejó escrita una obra titulada Descripción histórica y geográfica de las Islas Canarias, publicada en facsímil, en 1994. «' CRISTÓBAL JOSÉ MILLARES PADRÓN. Las Palmas de Gran Canaria, 1774-1846. Compositor, organista mayor de la catedral, Maestro de Capilla del Cabildo eclesiástico. "' DOMINGO JOSÉ NAVARRO PASTRANA. Las Palmas de Gran Canaria, 1803-1896. Doctor en Medicina. Publicó Recuerdos de un noventón. En el capítulo titulado Hábitos religiosos, y refiriéndose a Cristóbal José Millares, dice: "... y con los acordes del órgano (que) declamaba, reía y lloraba bajo la artística e inteligente pulsación de nuestro paisano". «' ISIDORO ROMERO Y CEBALLOS. Teror (Gran Canaria) 1751, Las Palmas de Gran Canaria, 1816. Regidor Perpetuo del Cabildo de Gran Canaria. Capitán de Milicias y Juez Subdelegado de Indias y Marina. Dejó escrito un valioso y documentado Diario, sobre la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. «' AGUSTÍN MILLARES TORRES. Las Palmas de Gran Canaria, 1826-1896. Historiador, músico, escritor y notario. Entre sus numerosas obras figura la Historia General de las Islas Canarias. <" LUIS GARCÍA DÍAZ (GARCÍA DE VEGUETA). Las Palmas de Gran Canaria, 1914. Escritor y Cronista de su ciudad. Diariamente publica en la prensa su crónica titulada Nuestra Ciudad, estampas impregnadas de poesía y costumbrismo canario, de gran valor histórico-Iiterario. "> FRANGÍS DRAKE. Tavistock, 1540. Portovelo, 1596. Corsario inglés. Invade las isla de Gran Canaria, con una armada de 28 navios y 4.000 hombres, el día 6 de octubre de 1595. Es derrotado, con cuantiosas pérdidas, y obligado a huir. Esta derrota es celebrada en el libro de poemas Dragontea, de Lope de Vega, así como en Templo Militante, de nuestro Bartolomé Cairasco de Figueroa. 67 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. "" PEDRO DE VERA. Jerez de la Frontera (Siglo XV) Gobernador de Gran Canaria. Ambicioso de poder y asesino por naturaleza, se destacó por su desenfrenada crueldad y peor trato con los indígenas canarios. Denunciado, fue llamado a la península, donde murió en la pobreza. »> pETER VAN DER DOEZ. Almirante holandés. Invadió (1599) la isla de Gran Canaria con 74 navios y más de 6.000 hombres. Durante seis días saquearon la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, prendiéndole fuego a edificios públicos, conventos, iglesias y casas particulares. Al ser derrotado se vieron obligados a huir, no sin llevarse el producto de sus robos. '"" BARTOLOMÉ CAIRASCO DE FIGUEROA. Las Palmas de Gran Canaria, (1583-16J0). Poeta, músico, humanista. Es autor, entre otras obras, de Templo Militante, poemas endecasilábicos con rima esdrújula. "" JOSÉ DE VIERA Y CLAVIJO. Realejo Alto (Tenerife), 1731. Las Palmas de Gran Canaria, 1813. Eclesiástico. Arcediano de Fuerteventura. Excelente escritor, autor, entre otras obras, de Historia General de las Islas Canarias. 68 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. ÍNDICE © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. Lectura poética, 9 Fugaz como la sombra, 10 Tránsito oscuro, 19 Crecer adentro, 20 Fecha olvidada, 24 Perfiles, 25 Envejecimiento del sueño, 28 Alcoba desnuda, 29 Agonía presentida, 34 Estremecida luz, 35 Anonimato de la voz, 40 ^«'05 de piedra y lodo, 41 A^arfi'e íoca la puerta, 49 /5/« Atlántica, 50 S'a/ón rféf /a /u^, 58 Caoba y humo, 59 Torres t/e/ campanario, 63 Brgfe instante, 64 Losa final, 66 Anotaciones, 67 71 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. colección poesía 0 Efigie canaria Manuel Padomo 1 Simple condicional Pedro Flores 2 Desierto Javier Cabrera 3 Recintos Paula Nogales Romero 4 Contrazul Antonio Puente 5 Memorias para el invierno Manuel Díaz Martínez 6 Ascuas del nadir Justo Joi^e Padrón 7 Azotea marina J.M. Millares Salí 8 Rumor de ¡a agonía Justo Jorge P a ^n 9 Paso y seguido J.M. Millares Salí 10 Del placer al infinito José Calxillero Millares © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. mwm Ediciones Excmo. Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011.
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Calificación | |
Título y subtítulo | Paso y seguido : sexmas |
Autor principal | Millares Sall, José Mª |
Tipo de documento | Libro |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria |
Fecha | 1996 |
Páginas | 76 p. |
Formato Digital | |
Tamaño de archivo | 5432013 Bytes |
Texto | José María Millares Salí poesía Las Palmas de Gran Canaria © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. José María Millares Salí nació en l^s Palmas de Gran Canaria en 1921; desde su infancia se inició en el dibujo, la música y la literatura, habiendo destacado como creador en esas disciplinas. Pero su actividad principal y más continuada ha sido la de la poesia. Ha publicado: A los cuatro vientos (1946). Canto a la tierra (1946), Liverpool W49). Ronda de luces (1950). Maní/estación de la paz (1951). Aire y humo (1966). Ritmos alucinantes (1977). Los aromas del humo (1988). En las manos del aire (1989). Los espacios soñados (1989). Manifestación de paz 0990). IMS párpados de la noche (1990). Azotea marina (1995). Con Paso y seguido obtuvo un accésit en el Premio de Poesía Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria 1995. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. PASO Y SEGUIDO [ s e x m a s ] 2 ?» © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. vt»i#. José Maríá*SÍillares Salí PASO Y SEGUIDO [sexmas] poesía Las Palmas de Gran Canaria © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. José Manuel Soria López Alcalde de Las Palmas de Gran Canaria Josefa Luzardo Romano Concejal de Bienestar Social Portada: Martín Chirino: El viento Hierro. 10 x 10 x 2 cms. Colección particular Las Palmas de Gran Canaria © el autor © de la presente edición: Excmo. Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. ISBN: 84-88979-15-0 Depósito Legal: G.C. 387 - 1996 Imprime: Imprenta Pérez Galdós, S.L. Profesor Lozano, 25 (El Cebadal) LAS PALMAS DE GRAN CANAIUA © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. Poniendo luz al sueño que no sueña, al canto que no cuenta lo que canta, al canto que no canta lo que cuenta. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. LECTURA POÉTICA No leas con los ojos la palabra, no escuches con los ojos de la voz, acércate al sonido, sé la luz, abre blanca sus puertas, sé la flor, la casa está encendida, ella te espera, envuélvete en su aroma, en su silencio, no encierres más la piel en más objetos, desnuda ya la sombra de la sombra, cógela de la mano y vete, ve a devorar jardines, a romperle los labios a la fuente, hasta el deseo, húndete en los jarrones donde el mar esconde entre sus brazos imposibles caminos, donde el aire pace luz leyendo con el fuego las hogueras escritas con los sueños, con la magia de los astros que escuchan tras el tiempo las horas de la noche, con los ojos, la sangre que derrama la memoria. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. FUGAZ COMO LA SOMBRA Cogidos de la mano intemporal, de la razón que escapa, los relojes, la nube que en silencio se detiene, se cose del espacio de la luz donde mueren los ojos de la historia, donde tardes se ocultan tras la nube, la nube disfrazada de montaña, de toro y de tormenta, de huracán, la nube tras los ojos, las ventanas rodando hacia las sombras donde habitan las sombras, las historias que soñamos, historias no soñadas por la historia, hondas simas los ojos, las palabras fugaces tras las luces donde el cerco, los sueños de la vida permanecen, los sueños permanentes de la nube que escuchamos crecer, blancos los días elevarse en el fuego hasta las olas, amarrarse a la piel de los caminos que deshojan los años, donde el tiempo se derrama en el sueño de los sueños y palpa hasta la huella más pequeña la historia, humilde herida de los seres, humilde historia herida de las cosas 10 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. que buscan ser del hueco de la mano la mano huyendo blanca hasta perderse tras los muros, los siglos, las ciudades amasando paredes y recuerdos, junto al agua y el barro de la vida, asomados sus ojos al abismo, alargando sus brazos descarnados, su desolada sombra hacia la luz despertando sus bronces las campanas, calles, ríos de asfalto, retorcidas acequias de cemento donde escapan y se ocultan oscuros los rincones, oyendo cómo sueñan, cómo gritan tras las puertas las voces que le añaden piedras a las montañas, cicatrices al mar, lagartos, muros, polvo y Riina, gaviotas liberadas del silencio, nombres a ocultos nombres, escrituras, pliegos a las desdichas, borradores donde dedos de miel y de esperanza despertaron la nube, recorrieron quilómetros de sombras descosiendo del aire los telares de la historia, levantando columnas de alegría. 11 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. y puertas y ventanas a sus calles, edificios y cnjces a las cruces, almenas y murallas a las plazas, ermitas y castillos a los montes, torres, torres volando azules cielos, y en los grandes tableros de la luz los sabios arquitectos de la historia dibujando tejados, blancas plazas, trazos de aladas luces a la tierra, sembrándolas de líneas, de formas, signos, circunferencias, anidando los ojos encendidos de don Pedro Agustín del Castillo, catedrales,"' el ingeniero ilustre de los sueños, jardines derramando azules olas a lo largo y lo ancho de las islas, galopantes praderas de papel, ideas y proyectos, mares, campos, planos para los ojos del futuro, dedos de tinta, páginas, relojes poblando de campanas los salones, carpetas, protocolos, letra a letra sus dedos recosiendo recios hilos a viejos pergaminos, testamentos. 12 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. sobrias bodas, bautizos, defunciones, roídos tegumentos amarillos, a deshechos legajos, viejos ríos, sangre negra y oscura de la tinta, las nubes en las sombras rubricando rasgos de viejas sombras, con temblores comidos por los años que devoran, por la lluvia y el tiempo, por los ojos que sueños multiplican duros años, retratos de hombres sabios enmarcando salones, rostros, voces, sombras, libros doblando los paneles del estante, damas de ilustres senos asomando remolinos de encajes tras los ojos, cascadas de agua y llanto derramando, cayendo de sus telas, mil colores, alados movimientos, regias luces bañadas por las horas, los anales, siglos, siglos de láminas y fechas, bruñidos los espejos reflejando el pasado, la hoguera donde oculta nuestra vida la llama del presente, la lumbre que se ahoga en la memoria soñada por los mármoles desnudos. 13 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. arcángeles dormidos de la historia, de nombres desprendidos de la sangre, del canto y el dolor, grises abrazos de cruces y de piedras, muerte oscura, lápidas horadadas por la lluvia, por nichos y conventos, por los fríos, dormidos cementerios, donde escuchan las ánimas llorar manos del aire, las horas que se queman bajo el sol, los ojos desolados del espacio, océanos que anuncian con sus muertos las horas que despiertan, los relojes escuchando los ojos, los segundos, las sílabas del tiempo hacia los pájaros, las ánforas del viento, los tambores que añaden a los mares su estertor, más vientos a la luz donde agoniza la forma inacabable de una flor, cómo se desentierran de las horas los años que aprendimos a morir, cómo escapan las manos de la noche, la historia alerta siempre del segundo, las páginas escritas con amor, con la pluma y la sangre que trabaja, 14 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. sordos azadonazos de la tierra, hondos surcos de fuego donde se hunden los besos en los labios del metal, su llanto sobre el polvo, negro abismo abriéndole más zanjas a los años, desnudando la aurora que se busca en el oro y la sangre de los días, más abajo que abajo, en lo más bajo buscando en el abismo de las flores la sombra, el vuelco blanco de la luz, levantándole astillas a los sueños, marcándolas a fuego en nuestros labios, a fuego en el idioma de la vida, allí donde se abren cegadores los días que se fueron a soñar, las manos que marcharon a los sueños, manos de luz creadas por la luz, pobres, sublimes manos, generosas manos de la indigencia, abandonadas, artesanas palomas, soñadoras las manos, sus dolencias cobijando ternura, donde tiempo y amor cubren de nocturnas heridas su humildad, heridas en la sombra, la palabra 15 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. derramando sus lágrimas, la mesa, donde frágiles voces fueron tiempo, felices fueron playas del sonido, fábricas de oleajes y ventanas, blancas cristalerías, lluvia, arena deshojando las huellas de la historia, cuando sobrios escudos tenazmente labraron sobre piedras la amistad, puertas a la amistad, piedras azules arrancadas al cielo, toscas piedras dibujando la estirpe y la nobleza con el hilo y la aguja de los siglos, pórticos y columnas, frisos, bronce, perros ladrando plazas y campanas, la Casa Regental y Santa Ana asomada a los gritos de la calle, abriendo sus portales, sus palomas, balcones y escaleras, a las torres, enloqueciendo cielos, desnudando las manos jubilosas de la infancia que buscaban el mar, que se perdían rodando hacia las nubes y los barcos, soñando calle arriba, calle abajo, en busca de las huertas que rompían 16 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. los mares silenciosos de la ermita del Espíritu Santo, palmas, sueños, el viejo Seminario donde oraban los ojos letanías, se apagaban los ojos ante el llanto, arrodillados, olor a incienso y nubes, procesiones, ciudad de ocultos nombres y recuerdos, un barrio que envejece oscurecido, manos de agua y pilas bautismales, alegrías cayendo, diluviando blanquísimas, eternas, las hogueras sus flores, los repiques, las campanas, y nuestra casa al sol, como un reguero de luces frente al muro de la historia, abierta siempre al mar que cruza el cielo, sublime ante la sombra de su sombra, y envejeciendo el día, sus paredes, el barrio de Vegueta con su torpe bastón buscando a ciegas sus portales, tanteando sus muros, tristes piedras, bandadas de adoquines recorriendo sus calles, sus acequias de cemento, calles que se oscurecen dando vueltas, oyendo cómo suben oraciones, 17 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. cómo ruedan balcones, cómo rompen dando tumbos y vuelcos sus plegarias, sus ojos tras los ojos de la luz, al corazón que late con la vida, tras la historia y el tiempo donde habita la humildad de unas manos deshojando cegadoras las olas del silencio, los siglos por los siglos de los siglos escribiendo sus páginas, las horas, sus pesares, los sueños de la isla, rodando hacia la sombra donde escribe la mano que soñamos su pasado, el presente, su amor, honda la sombra fugaz como la luz, la historia siempre rodando hacia la nube que camina cogida de la mano intemporal, hacia la historia y cruz de su destino. 18 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. TRANSITO OSCURO Volver a transitar la calle oscura, la calle de los pies donde se arrastra el miedo a no volver a cumplir años, ocultando los años a los años, el ruido de los pasos a las puertas que acuden a romperle los cristales a las puertas del tiempo, los cerrojos, cuando el tiempo se asoma a repasar los pasos que ya han muerto, que se empujan tras los viejos portales, donde escuchan las manos el arribo de los días, los sueños ya pasados, negras huellas que marcan en sus ojos la agonía del aire que se ahoga donde muere el tiempo que no pasa, que dormimos en el tiempo, los sueños que soñamos volviendo a transitar la calle oscura y triste de los años ya pasados. 19 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. CRECER ADENTRO Creciendo, herido llanto, más sufriendo, más adentro que adentro de la luz, tan hondo en la memoria de los años, tan hondo a lo más hondo, mas callando en la forma insumisa de la piedra. Callejón de la Gloria, Los Barreros, escondrijo de música y milagros, en mis gritos de niño, ay Cristóbal José, luz y maestro del sonido,'" Organista del aire y de los sueños, teclados donde vuelan las ventanas, donde ríen y lloran las palabras,"' las palabras del agua, catedral de los pájaros, luz de Santa Ana, golpeando los muros, las paredes, mis ojos las vidrieras, los colores, los sordos adoquines, el portal de la casa, la casa que nos vio crecer por los pasillos, despertar los balcones, abiertas las ventanas, tirarlas a la calle, derramarlas, volcarlas a la luz, sentir sus ojos buscando en el silencio de los siglos la humedad de los años, su escritura. 20 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. los últimos cimientos de su piel, la palabra encendida en la palabra, la humildad de unos ojos que se ocultan, sus cristales, sus labios, sus praderas, la gris silueta oscura de una torre, vigía, alerta piedra de la Audiencia, torre de luces, juegos infantiles, campanario que un día fue una sombra de sueños y conventos, campanario, gota de aroma y bronce, claras sombras, campanas diluviando de su iglesia, San Agustín huyendo hacia las nubes, perdiéndose en el mar, tras las palomas, ángeles madrugando plazoletas, allí donde casullas, lentos fuegos, mis ojos de sonidos bautizaron, encajes, blancas sábanas del aire, alborotadas olas diluviando, creciendo transparentes blancos sueños, arropando mis ojos con lecturas, los años por los siglos que pasaban sublimes hacia el Diario y las cenizas escritas por el culto Regidor Isidoro Romero de Ceballos,"' 21 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. cuando siglos cogidos de la mano del viejo historiador Millares Torres "' las horas, su vigilia relatando, eterno en la memoria de Vegueta, escribiendo la Historia General de las Islas Canarias, día y noche oyendo cómo el mar su luz rodaba, rompía entre sus páginas la vida, la palabra dorada como el pan donde queman sus ojos los tejados de la aurora creciendo tras los campos, las piedras en la paz iluminadas, a mares, con los días, con los años, los anales labrándose en el tiempo, curtiéndose en la piedra los recuerdos, cuando siento las páginas crecer, otros ojos soñar tras de mis ojos, Luis García y su sangre tan adentro'*' metida en las entrañas de Vegueta, rodando, despertando con sus Crónicas, día a día desnudas, derramando calles de blancas luces, los balcones, la casa de mi madre, donde huyeron los años tras los ojos del abuelo, 22 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. Irlanda en el pasado, donde esperan los pájaros del mar a que la orilla a sus sombras regrese, donde siempre revivo sus cenizas, asomándome, creciendo en las campanas que repican, que vuelan incesantes, las escucho, las siento cómo corren, cómo escapan hacia tantas palomas y azoteas sangrando en mis entrañas, sus espejos soñando azul el aire, los cristales, todavía. Dios mío, todavía qué alegres elevando sus repiques, perdidas las campanas, a la plaza, volar, subir la plaza, viva alzarla desnuda, a la memoria, al mar, al mar... 23 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. FECHA OLVIDADA No sabemos qué fuerza tiene el sueño, cuánta luz se desprende de la piedra enterrada, la acera que transita, los caminos, la calle hasta los muros de la luz, de la anciana que no ríe, se arrebuja en los años de la muerte, que lleva de la mano un esqueleto, una muía, un rosario, negros rezos gimiendo la razón, ya no sabemos si cuando viene el tiempo con sus años lo resiste la puerta que cerramos, la puerta que en los sueños olvidamos abrir a la razón, a la esperanza, la puerta siempre a oscuras del camino, como piedra encerrada, tras la puerta donde olvidan los años que tuviera blanco el mar sobre el mar, roja la tarde, abierto, inmenso el mar, ante sus ojos. 24 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. PERFILES El perfil desolado de la luz, la cordillera blanca, el horizonte, el cielo ya perdido en el espacio, en la sombra dormida de la noche que en la noche se oculta, dando sombra la noche que de muerte se nos muere, como el pez en el mar donde se ahoga la soledad y el frío de la piedra, el hombre del sombrero que transita la noche abierta y blanca de la playa, los ojos en el sueño de los niños, sus negras pesadillas, sus insomnios, la bufanda del agua que en la nube del cuello tarde envuelve anocheciendo junto a la piel oscura de las horas, en la risa del hombre que sin ojos camina junto al brillo de la luz, paseando la arena oscuras huellas, el niño que del hombre se desata, el niño de la mano que se muere, de la mano y del frío de aquel hombre, de la tarde desnuda en el perfil de la piedra y del agua de la tarde, de la luz que en el mar escribe versos. 25 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. del niño que ahora huye de la casa vestido con un traje de agua oscura, persiguiendo su nombre, tras su sombra, tras la sombra sin sombra de otro nombre, rendido, acariciándole las manos al camino, a las olas, al pasado, al hombre que ahora vive en su memoria, que niño se recuerda bajo el cielo, arropando su cuerpo con la nube, con algas, con gaviotas, blancas flores, con rizadas colinas, con paredes, jardines escribiéndole a las tapias, al hombre que venía de los sueños, que soñaban sus ojos golpeando con sueños los cristales donde el mar sus piedras ocultaba bajo el sol, el niño que dormía sobre el agua, sobre el sueño y la sombra azul del tiempo, sobre el brazo y la arena derramada, sobre el viento sin aire de las sombras perdidas en las sombras de otros seres sin motivo vagando tras los sueños, quemándose en los lechos del insomnio, junto a voces amadas, tras los ojos 26 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. ocultos del anciano que ahora llora, que muere junto al niño, como el niño en la sombra marchita de la piedra, junto al hombre y los días escuchando los espejos que habitan, donde mueren los años tras los ojos de aquel niño, los años ya perdidos, sin memoria. 27 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. ENVEJECIMIENTO DEL SUEÑO El viejo se dormía, andaba a rastras, doblada la cintura contemplando las piedras, con su vida calle abajo, creciendo con su sombra las paredes, tendiendo .contra nubes escaleras, durmiendo las esquinas, no llegando sus ojos a la luz, oscuro siempre arrastrando la lluvia en su memoria, su frente tras los años de sus piernas, el viejo ya los años arrastrando tristezas y caminos, rostros, sueños, y cargas de amargura por los hombros, el cuerpo que se inclina, que se arrastra, se desnuda en las piedras, que recorre las sombras de la calle, que se estrechan las puertas, que se cierran tras los rostros, las puertas que no caben por las puertas, los cuerpos por el hueco de las puertas, cerradas tras las manos, tras el aire, los ojos tras el aire del camino, el hueco tras la sombra de los huecos, tras la raya sin curvas de la muerte. 28 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. ALCOBA DESNUDA La alcoba era una luz rodando espejos, una llama desnuda tras las puertas, blanca cristalería donde sueños habitaron las sombras, donde sombras a sombras imitaban,'donde hablaron los días indecisos con la arena dormida de unos ojos, de unas manos llenándose de manos y sombrillas, de pájaros y playas y gaviotas, de balcones abiertos a la tarde, de campanas y libros y papeles despertando la casa, hasta la alcoba, la luz hasta la alcoba de mis padres que se hundía en el mar, se derramaba descolgando paredes de los años, palabras enterradas de los sueños, como cal en el tiempo, en la memoria cayendo sobre el piso, rojo el llanto, blanca sobre la huella, los relojes, la ceniza que acude hasta los años, la alcoba donde abierto estaba el día, el pasado, la mano familiar, la caricia en el rostro de unos ojos, la calle oyendo voces, travesuras, 29 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. correr por los pasillos de otras sombras, los labios, la ternura, la palabra, y una gota de cera silenciosa, y un paraíso blanco y amarillo, y una flor que encendía la ventana, las paredes, los pasos de la alcoba, y en la cálida estancia de una silla la caoba rompiendo en el respaldo la soledad sin brillo de unas formas, los hombros bajo el chai donde la abuela mece luz y humildad, se balancea, asoma a la ventana su dulzura, los ojos, la azotea y los tejados del cielo, y en un cuadro de tez blanca la luz sola del tiempo, su esperanza, el llanto sobre el piso derramado, gimiendo como ayer voces amigas, familiares sus rostros, los espejos, los sonidos sin nombres de sus rostros, sus lejanas palabras en las mías, los sueños transitando tras los ojos {Derdidos tras los ojos del silencio, los balcones abiertos a la luz, puertas que permanecen censuradas. 30 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. calladas escuchando sollozantes recuerdos, tras sus lágrimas desnudas, tras los ojos oscuros del camino, soledad, con sus muertos tropezando, donde a ciegas tantean el espacio, buscan en el vacío los objetos que un día dieron vida a las estancias, jarras de blancas olas, blancas playas, tazas de té y campanas de alegría, la blanca porcelana dialogando, flotando su ternura voces, voces, inconsolables párpados cerrados junto a sueños pidiéndole a la luz jardines para el sueño que no duerme, damas de alados ojos, nubes, niños jugando con las olas de una playa lejana, ya vacía en el espacio, que pide más colores que iluminen, oculten más caminos a caminos, recuerdos que se fueron, grises tardes, raíces ya resecas bajo tierra, sepulcro de pasiones y cristales creciendo soñadores, como luces, ventanas como cubos que se vuelcan, 31 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. campanas ante un mar sin horizontes, olas, peñascos, muros de agua azul sus golpes ondulando, calles, plazas, la plata enloquecida por la espuma, peces heridos, piedras, hondas simas, aletas que se pierden, que se hunden veloces en la luz, verdes sus prados, los misterios del agua, como oscuras las sombras de la alcoba tras los días que empapelan de mares las paredes, los rincones más fríos de la casa, blanco lecho de sábanas cubiertas de insomnio y de blancura, los espejos donde esperan los ojos que se apagan, lentamente oscurecen en el tiempo la muerte del abuelo, los sillones vacíos —es el fin de un pasado—, junto al aroma blanco de los años que duermen nuestro tiempo, que aún escuchan cómo ruedan las voces, los pasillos, y sobre el llanto oscuro de esas voces las alfombras que tienden y derraman doloridas sus manos, cómo huellas son lágrimas, sus pasos ya se apagan, 32 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. los cuadros, las ventanas donde acuden los pájaros a ser bruma y amores, trajes festivos, juegos, las alcobas, palabras que se prenden a la luz, lentas horas amadas por los sueños, como un hilo, una sombra que palpita ante el espejo, el rostro envejecido, habitación desnuda, abiertas horas, qué lejanos los vuelos, los relojes, las páginas escritas para el aire que a trozos se nos cae de las manos, historia interminable de la vida, del pasado y los ojos, los caminos que ya nos abandonan sobre el agua, donde creímos ser la luz de un sueño, el sueño de la luz donde crecemos. 33 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. AGONÍA PRESENTIDA Ser la aguja que inyecta en la memoria raíces a la tierra, troncos, ramas al agua donde crece despiadada ruin la maleza, orillas al camino, recorriendo canales que ahora sangran, remolinos, laderas a los sueños desprendidos del sueño, las campanas, heridas que en los labios de la muerte la sombra nos corroe de este rostro que observa cómo caen de la tarde los brazos, negras nubes, en la arena, dormidos en la muerte, tras la muerte que duerme cuando muere tras el llanto el llanto de la muerte que no llora, el llanto que no sufre cuando muere. 34 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. ESTREMECIDA LUZ Una llama se abraza hasta el dolor, se alarga hasta la luz de la memoria, se desnuda, se eleva enamorada abriéndonos los ojos, los salones del alba, hasta la sombra viene, viene y esparce sus cenizas, sus palabras sobre la arena oscura del silencio, cuando la novia acude hasta la luz, viene a los labios, viene como un baño de olas y jazmines, a ser fragua del fuego que ahora nace, de la sangre sin llanto de este día que se viste de plumas y azucenas, de relámpagos, de lumbre hasta los labios, donde arde y escapa hasta los ojos la escalera, la anunciación del sueño, la alegría que se estremece blanca, cuando escucha cómo rueda la rosa que camina desnuda tras la sombra y los deseos, tras la espiga del aire y su temblor, tras la fiebre dormida de los cirios que nos quema los dedos, nos consume, nos abre cicatrices en las manos, labios, los que en la noche bajo llave 35 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. ocultan tras la noche rojos besos, allí donde una puerta se oscurece, escribe y enrojece hasta el papel, camina tras los ojos con los ojos, tras la hondura infinita de los sueños, camina, blanca luz, hasta el deseo, caminos, blanco el aire, la alegría cabeceando luces y esperanzas, la mano, roja sombra, cuando escribe: del amor descolgué la piel, los labios de la oscura codicia de las manos, la soledad desnuda de los muros, sus brazos de los clavos de la muerte, sus horas, nuestro tiempo de la llama, oscurecida flor, de la agonía, olor a cera y sangre, a mar desnudo, a gota, a gota y llanto, a flor, a fuego, olor que se derrite como bruma, a redondas, pulidas y soñadas nalgas, a blancos senos, piel, a vértigo, olor a oscura sima, a negra fosa, olor a curvas, vientre donde ángeles penetran, a galanes los aromas del sueño, del jazmín que se derrama 36 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. poblando nubes, cercos a la esperanza, a la casa que tiende mariposas sobre verdes colinas y montañas, a los ojos callados en la sombra dulcísima del sueño, a la ambición sin tregua de unos labios, desmedidos, a labios como garras de otros labios, al cerco que oscurece los deseos, a manos gobernadas por la flor, que mueren poseídas por la luz. Rezos, responsos, clérigos. La novia yace blanca flotando sobre al mármol, la caja, los revuelos de una falda, la sombra de sus piernas, verde el campo abierto sobre el césped, deshojados los muslos a que labios los posean, golpeen con su luz su vientre en flor, la mesa blanca abriéndose servida, coronas con olor a vino y llanto, recuerdos, velatorios, las campanas rodando hacia la noche, hacia el deseo, las mujeres de largo, espesos velos, nocturnas voces, largas manos, manos que se santiguan, lutos, los hipócritas 37 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. testigos repitiendo letanías, desenfadados flecos despeinados, ondulantes los ojos, los encajes, nubes heridas, sombras flageladas por las negras costuras de la noche, paredes sin caminos, verdes pájaros, cuadros de fruta y flores, los paisajes, pañuelos retorcidos en los dedos, blancas, sedientas lágrimas de amor (todo esto escribiendo aquel hombre), aquí murió la infancia, con la tarde, las horas jubilosas de un jardín, los peces y las hojas amarillas de un estanque, una nube, los espejos, las palomas rodando tras los cielos, la playa hasta los ojos encendidos, los labios, los colores tras la bruma del mar que se moría entre las olas, bebiendo hasta su muerte sombras, piedras, la casa que cambiaban trasladando sus ojos a otros ojos, sus alcobas, sus puertas, sus silencios, sus ventanas movidas por las manos invisibles del tiempo que gritaba y se perdía 38 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. por ser de nuevo sombra de esta casa, paredes de otros sueños, otros tiempos, hacia el cerco desnudo y luminoso de la luz que se apaga, que anochece sobre el papel oscuro de unos ojos, oscuro de la mano que esto escribe: me dueles, ay memoria, triste luz, cómo duele esta muerte presentida. 39 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. ANONIMATO DE LA VOZ No tenía otro nombre que sonido, pequeña voz sin forma, sin paredes, gota de luz hollando claridades, luz prendida del agua de las cosas, sin nombre de los nombres que se nombran, sin registro en los libros oficiales, sin la tinta y la sangre de la tinta muriendo en el papel de la memoria, del sueño, que sin sueño se dormía, ignorando gramática la flor que elevaba el sonido hasta el sonido del verbo, a la palabra, a la oración nacida del encuentro con la cosa sin nombre conocida, no tenía la mano más sonido que el silencio, la sombra que empujando se ocultaba, se enfrentaba a la frente, frente al sueño, más sonido que el nombre que se nombra, el nombre que sin rostro se llamaba sólo luz, fiel sonido del sonido. 40 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. Ríos DE PIEDRA Y LODO Callejuelas estrechas, perseguidas por las negras carretas de la noche, que se abrazan desnudas a la piedra, piedra quemada y sucia, barro y polvo, enardecidas voces transitando, rodando sobre huellas, sobre oscuras historias y portales que se abren, sillerías azules como el aire dibujando balcones, añadiendo figuras, cuanto somos, más que somos, esqueletos y sombras, a las calles, acequias empedrándose en los siglos, las aguas, la ciudad cerrando muros, los ojos que no duermen, las ventanas volcándose en los campos de la luz, preguntando qué somos, quiénes somos, qué palpito inseguro se derrama quebrándole a las calles su estertor, ay calles de Vegueta, negras calles que corren perseguidas tras las aulas del tiempo, tras la magia de unos libros bajo el brazo, libretas y lecturas, si ahora somos riendo niños, somos de nuevo las lecciones escolares, 41 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. tras los juegos, los años tras los ojos de una calle, memorias incurables tras las horas profundas, tras las zanjas, los muros que se rompen tras los muros, donde huyen los ojos tras los mares, donde oculta su tiempo la alegría, las calles, el milagro de los sueños, de este barrio, ay Vegueta, triste luz izada ante los ojos del insomnio, rompiendo como lluvia los cristales, un barrio que desagua alegres horas, que lleva como el río sus tristezas, un río hecho de piedras y rincones, de torres y conventos y estandartes, de frailes y manteos desolados, de hábitos y tocas escuchando los cielos cómo caen tras la noche, desnudos sobre el mar, donde se escuchan perdidos los abismos con sus flores ocultando pesares, llantos, nubes, cristales empañados por la lluvia, ojos envejecidos de Vegueta, tras sus ojos, sus lágrimas ocultas tras los años que a ciegas son caminos, 42 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. atajos, negras calles, blanca infancia, Vegueta como el tiempo, tras las nubes, corriendo tras su sombra, persiguiendo sus años que no acaban, calles, piedras roídas por las negras carreteras, por ojos que se alejan, que se van rodando hacia otras calles, otros siglos, tras la ciega memoria del silencio, hacia otros silencios, hasta el fin donde el polvo oscurece los recuerdos, calles donde la historia nos habita, contempla cómo el sueño nos recobra luz y vida, orillas a sus páginas, Vegueta que se asoma a la ciudad, a la vieja caleta de San Telmo, bahía de La Luz, con su tristeza, donde viejos marinos la navegan, pilotan sus barcazas, van y vienen sus velas asombrando la blancura, nostalgias que ahora empujan los recuerdos, y mecen con el aire blancas aguas costeando la isla, nubes, sombras, sombras de espuma y sangre, rojas sombras como tardes cayendo sobre el mar. 43 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. gaviotas y navios, campanarios de tela sobre el agua, bergantines que avanzan dando lentas cabezadas, ocultos horizontes donde tierras lejanas adivinan nuestras manos, las manos que les tienden esperanzas volcando sus ventanas al paisaje para volver a ser claros los ojos las puertas de una luz, precipitada, sin fin hacia el espacio, blanca luz, cuando el hombre a los años retrocede, vuelve a estar junto al niño, a su memoria, para correr desnudos, como olas, desnudos hacia el mar, donde se rasgan las nubes, los espejos, se acuchillan los ojos, el sol baña con sus manos el oro de la arena de la playa, cuando el día levanta cisnes, sueños, cómo sangra y se tienden en la orilla las costas en la espuma, enloqueciendo entre sus brazos pájaros, el alba colores persiguiendo cegadoras las luces de las charcas, sus colinas, sus bosques, edificios de madera. 44 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. cristales esmeraldas, las montañas que huyen hacia el campo, como ríos que escapan hacia el mar, con sus colores cayendo sobre mágicos jardines, mariposas de plata, como peces, los ojos siempre abiertos, gotas de agua, cristales donde ruedan sobre el piso dos ojos para el tiempo que se va, donde siempre estaremos confundidos, allí donde se teje el movimiento blanquísimo del agua sobre hogueras fraternales, los años que penetran las alcobas, ocultas soledades, rompiendo los espejos, su tristeza, derramada y desnuda brevedad, la noche, donde un día fiel nacimos, en un lugar cualquiera de la historia, quebrándonos a llantos, tras la vida, en estas calles grises que los sueños transitan, tras la puerta, tras la huella que envejece los años, las ventanas, habitación soñada de humo y llanto, transparentes sus manos de cortinas, los balcones abiertos y la calle 45 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. oyendo cómo ruedan las carretas, carruajes como olas, como sombras huyendo hacia el pasado, hacia el silencio, alfombras y escaleras, tras los campos, figuras evadidas de los muros, los libros, los estantes, libros, libros hundiéndose en la noche, sin palabras, cuando rompen sus voces las campanas, se quiebran lentamente en el salón, sus horas son contadas una a una, se derraman, escuchan cómo el agua las palpa con sus ojos de cristal, dicen algo al oído, al mar lejano que rueda, que se pierde entre las calles, se oscurece y dormido se nos va. Estrépito de ruedas y:carrozas, caballos desbocados por la noche, con sus plumas pintadas de silencio, insomnios y portales, sombras, sombras, figuras, cegadoras las esquinas, mortuorios los rezos de la muerte, parpadeantes luces, cuando abiertas heridas en los dedos calles fueron, tristísimos repiques de campanas. 46 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. voces de bronce abriendo llagas, lutos, torres y campanarios, viejas sombras, entierros, soledades tras la muerte, cicatrices dormidas en los labios, la madre, el niño, sueños despertando las horas, la penumbra, sus canciones, que ven cómo transcurren alegrías, la vida que se aleja de la vida, los niños que nos miran, viejos niños que observan el abismo de la historia que rueda calle abajo, tras los siglos, oraciones ocultas tras sus ojos, los labios que silencian al silencio, el miedo a tanta luz, a tanta sombra cegando la razón que sueños brotan pasos, pasos que corren al colegio, fugaces pasos, gritos, campanarios y risas como olas de jardines, de patios y recreos, como mares de barcos encendidos en la noche, diminutas sus luces, con sus voces paseando las calles donde el agua con sus mundos a flote, hacia otros mundos vestidos de recuerdos, los transitan. 47 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. trajes azules, blancas las camisas festivas del domingo, marineras, las anclas de oro y luz, como ríos de nubes, como globos, el pasado, la música en los quioscos despertando las calles todavía de tambores, vestidas de sonidos y palomas, bajo los pies corriendo blancos días, piedra a piedra las piedras, tras las piedras como plazas corriendo, hacia la infancia, hacia la eternidad desnuda y viva del niño que habitamos, que nos vence, eternidad sin fin de la memoria. 48 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. NADIE TOCA LA PUERTA Nadie, ni el viento, nadie, nadie viene hasta el sueño, ya nadie hasta los ojos, nadie, ni el perro viene de la calle, nadie viene, ni el fardo, ni la vieja hecha un sombra negra de la esquina, nadie toca mis ojos, nadie mira los ojos que no duermen, nadie busca mis manos en las manos del silencio, nadie, ni el ciego busca su camino, la ceguera sin sombra de su luz, ni el hombre que se sienta ante el portal con la mano perdida en la esperanza, ni el vuelco de los pájaros, los pájaros rompiéndole cristales a la nube, nadie viene a la puerta, nadie escucha quién cierra las ventanas al paisaje, quién devora silencio, quién no viene a ser rostro en su rostro, rostro y sueño, memoria del olvido, nadie, nadie, ni el gato del zaguán, ni el carbonero, ni el viejo hasta los ojos de la luz, ni el mar ya viene, nadie, nadie viene, nadie toca a mi puerta con su puerta. 49 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. ISLA ATLÁNTICA Isla, redonda voz, llama naranja, amanecer de gallos y azoteas donde clavan los cielos y levantan las olas sus navios silenciosos, lluviosas sus paredes al espacio, alba de rojos ríos, flor abierta desnuda sobre el mar que arranca luces al gran descubrimiento de sus aguas, altas, sobrias palmeras, bosques, nubes, voces reverdeciendo la mañana, los ojos de la luz quemando sombras, sombras quemando luces, sombras, palmas, racimos inundando de olorosas canastas de oro y sol, nidos de támaras, los pájaros, cardones, candelabros vistiendo de arenales los barrancos, barrancos que bostezan sus desnudas lávicas plataformas hacia el mar, pinares despeñando caravanas, dragos ornamentales, dromedarios, vegetales estatuas silenciosas, altavoces de piedra diluviando monumentos al aire, grises trazos, cegadores lentiscos hacia el mar. 50 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. febriles las tabaibas transitando, Juan Rejón y los muros del Real de Las Palmas, creciendo, construyendo con sueños esperanzas, lejanías, bosques tras las espaldas de la muerte, con sus armas Castilla ensangrentando las márgenes del río Guiniguada, bancos de peces, flores, mares, tardes, atmósfera quemada, panza gris del verano, la calma derramando su aliento enardecido, sombra y polvo lloviendo sobre el cielo azul la aurora, volcanes, grises nubes deshojando las negras cordilleras de la luz rosas de lava y mar, sombras, senderos, muchachas, rojos labios, como soles amándose desnudas en las playas, soñando a la deriva barcos, sueños, solitaria la isla, blanco el mar, su estertor de palomas, las isletas, sus jorobas de piedras y arenales señalando ignorados paisajes, caminos a los ojos de la historia, relámpagos fugaces, horizontes. 51 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. campanarios volando las estrellas, derramando mensajes, viejas voces, palpitante su oro, sus canastas, sus burbujas de fuego y de metal, respirando la arena roja bruma, los círculos del sueño estrangulados, música despertándonos la voz, redondos, oceánicos espacios de pólvora y caminos por andar, voces de lluvia, rocas, monumentos creados por la lengua, verde lava respirando la piel de los espejos, el salitre desnudo de la noche empañando los ojos de la espuma, con el mar encendido entre las manos, rompiendo tras la orilla moribunda partículas de sol, risueños labios, atlántica la luz, ola canaria abierta al nuevo mundo de los ojos, los ojos visionarios de un marino que busca tras un rostro nuevos rostros ocultos por el mar, ojos lejanos dibujándole mapas a la historia, descubriéndole nombres a los nombres. 52 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. tierra y sangre a la vida, su pasión orando, aquí en la ermita, el Almirante, ermita de la plaza, puerta y luz por la tea labradas, piedra y plaza sobre el portal de San Antón Abad, plaza de oscuros besos, toscas piedras de calles tortuosas, repetidas, cuando una vieja escupe en un rincón la sangre turbia y sucia de la curia, sus grilletes de fuego, su tortura, sus negras pesadillas, sus insomnios, macabra inquisición, la más abyecta ceguera de una cruz atormentada por el odio y el miedo de la noche, el odio agazapado tras las uñas, ilustres sus pecados sobre un pueblo que sueña porque ignora cuándo es bueno lo malo que ahora es bueno, cuando ruin el rencor envenena la palabra con orlas de mentira, que oscurece de rezos el camino, la esperanza, por qué oraban a Dios, qué gran Señor, cuando cielos pedían a los cielos que un nuevo continente fuera luz. 53 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. puerto y cobijo, playas para sueños, descanso para el vuelo de unos hombres, hogar para la piel de tantos ojos, y América, la América desnuda infantil esperando eternas manos, blancas y abiertas manos de sus hijos, porque nunca de engaños fueran celdas, no sufrieran más llantos, ya no fueran más testigos de abusos y perdones. Pequeñas, diminutas las palabras navegando sus flores de agua y miel, gaviotas dibujando litorales, los cielos sus cuchillas de silencio, labios de oscuros besos, roja espuma, matorrales de nubes donde pastan los bueyes de la luz, los cementerios volando sobre tumbas el destello de unos ojos creciendo, derramados, amándose en las sombras del abismo, cayendo de la altura y la tormenta donde almacenan noche los espacios, tormentas que se acercan con la nube, derraman su estertor sobre las playas, traidores arrecifes, negras rocas, 54 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. acantiladas sombras, polvo y piedra, el vértigo cayendo, sanguinarios piratas entorchados invadiendo la isla, su esplendor, sembrando muerte, corsario Francis Drake, derrotado,'" Pedro de Vera, el ruin, el asesino,** o el holandés infame Van Der Doez, *" sedientos de ambición y de lujuria, remolinos de sangre que asolaron la isla, que arrasaron la esperanza quemándole los ojos a la luz, los cristales purísimos al cielo, que robaron los sueños a la muerte, extraños al amor que bendecían, ilustres asesinos del perdón, y el sol como un incendio de jardines y estrellas que rompían en los ojos de don Bartolomé de Cairasco, "*> esdrújulo poeta de la isla, censor de la maldad del incendiario, denunciando la sangre derramada, a llantos la cultura de la infamia, golpeando con versos la maldad, los crímenes sin ojos de la guerra, 55 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. montes de gigantescos riscos, montes, vientos de lava y llanto encarcelando verdes sombras de fuego, verdes hojas, desenfrenados árboles, el miedo, voces, densas columnas, blancas páginas cubriendo de escaleras y palabras la historia de las islas, sus desvelos, las páginas de Viera y de Millares*'""' despertando azoteas con sus gallos, el fuego de la aurora, con sus luchas, la isla y sus recuerdos, con sus sueños, plaza, dominio y luz, Santo Domingo, plaza abierta a los ojos del amor, canónigos, civiles, militares, escribanos pidiendo, reclamando a los mapas grandeza, quien le alargue a la isla su espacio, la ilumine, la eleve hacia los pájaros, la flor, cuántos sueños, infancia, Santa Ana, juegos, globos, cometas y bandadas de olas y de risas hacia el mar, repiques de campanas, ay Vegueta, calles, plazas abriéndonos sus ojos, los Balcones, la Gloria, de los Reyes, 56 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. del Espíritu Santo, del Colegio, derruidos castillos, San Cristóbal, La Luz, Santa Isabel, viejos baluartes hundidos en el mar, ruinas, reductos, sombras amuralladas, fortalezas de sangre y negros gritos, de montañas de arena bostezando playas, lluvias, torrenteras de lava hacia barrancos, rodando sus jardines de aire negro, patios abiertos, rojos sus bostezos de sedientos geranios, corredores, atalayas del alba y la ternura, verdes enredaderas dibujando las paredes azules de la isla, y en lo alto del aire, desafiantes sus montes, sus peñascos, Tamadaba, rabia y furor del Nublo deslumbrado. Dedo de Dios, Bentayga, voces negras, crispadas sus alturas deshojando voces de piedras, luces, tarde y fuego, al viejo atardecer, su lejanía, horizontes, salones de esperanzas, sobre esta sombra oscura de la flor, isla, redonda piel, llave del agua, de la lluvia, jardines y silencio, sobre esta cruz sin sombra, cegadora. 57 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. SALÓN DE LA LUZ Guardaba fiel la mano su escritura, sus signos en la sombra de un cajón, memoria hecha de pasos y ventanas, de huellas, cicatrices, niebla y polvo que duerme en las alfombras bajo llave, guardando bajo sueños, bajo nombres ocultos la memoria de la muerte que dormía, la mano oscurecida de los años, la mano despertando los años que ocultaban los relojes, el tiempo desoído de la calle, los árboles lloviendo blancos pájaros, las flores que en las voces se rompían, las ramas que bailaban las paredes, los cajones abiertos, bostezando, fiel la esperanza infiel de la memoria, la cómoda, el tiempo ya pasado, la mañana que ahora busca abrir blancas las puertas rojas de la aurora al fuego de la luz y la pasión. 58 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. CAOBA Y HUMO Lumbre de hogar, zarpazo, negra luz rompiendo piedra y fuego, los salones, ascuas del tronco oscuro de la noche, caoba y humo, sombras, ventanales despertando paisajes, travesuras, silencios de madera donde crece la luz en carne viva de la luz, amores en los labios que se queman en los vientres desnudos del abismo, sedientas flores, nubes y jardines, nalgas como praderas derramando arenales de fuego, alados bosques, sillones complacientes como playas, danzas creando danzas y sonidos, salón adormecido por alfombras, los senos en los ojos y en los ojos las manos como olas floreciendo jardines como playas, blancos muslos volando enredaderas, verdes tapias, dibujando sus llamas la madera, la cómoda, los libros manuscritos, su olor a piel de oscuros corredores, pinceles de alegría dando vida a retratos y siglos de colores. 59 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. mágico pan de oro enriquecido, enmarcando las sombras, los paisajes, manos imaginadas en el lienzo, amanecidos óleos trabando la piel algosa y fría de los muros, la sala iluminada por los rostros regresando con vida de la muerte, donde dedos de espátula y milagros surcan la tela, rasgan sus entrañas, las cubre de frenéticos colores, mundos ennegrecidos por el tiempo, alcobas desnudando luz al sueño, ventanas a praderas, verdes campos, irlandeses los cielos de unos ojos perdidos en los siglos, más azules, donde mesas se visten de manteles, de blancos y soñados candelabros, de lágrimas labrando las paredes, el llanto de la flor, su poesía, que ciega hace el amor cegando prados, levantando más ojos para el cielo, la seda sudorosa de un vestido, espejos de agua azul por los pasillos, casacas de oro y sangre en las paredes. 60 1 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. el fuego entre los troncos de la lumbre creciendo rojas lenguas tras las puertas, saliendo por los ojos de la luz, bailando sus siluetas, los jardines, el fuego del hogar que salpicaba de estrellas el salón, junto a los libros callados en las manos que ahora sueñan con la lumbre que escribe sus palabras, historias que ahora viven las alfombras, las huellas silenciosas, los tejidos que envuelven aventuras, donde duermen insumisas cortinas escondrijos que ruedan por el piso gravemente la soledad del frío, su silencio, la oscuridad sin ojos de la muerte, cuantas veces la noche dormitando la casa, donde sombras sueñan sombras hundiéndose en sus cuerpos, tiritando llanto sus troncos, sombras del hogar, desorbitados ojos, blancos lechos, la luz de la mañana tras los gallos, crestas de rojos dientes, azoteas, ensangrentadas fauces de pantera, con sus garras volcándose, cayendo 61 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. de improviso a la calle, las ventanas, los jubilosos días que. despiertan, donde nacen las horas, el trabajo, las acequias que huyen de la muerte, los muros encendidos de los años, envejecidos siglos que ahora escapan junto al tránsito en cruz de tantos sueños, años amados, labios y recuerdos hacia el refugio blanco de los días donde habitan y mueren los salones, los zarpazos del llanto, sus silencios, la lumbre del hogar que nos incendia la caoba del humo tras las horas, el amor tras los dientes de la luz, del fuego y la pasión donde revive el placer de la noche, la caoba y el humo del deseo en la palabra, la muerte en la palabra nunca dicha. 62 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. TORRES DEL CAMPANARIO Sube, se enreda un ala, se violenta la cruz que empuja arriba, se convierte en ave el hierro alado, tosca flor, las palomas, los ángeles, columnas, los portales abiertos de una ermita, los carruajes que ruedan, la plazuela en un domingo blanco que se viste de fiestas y soldados, plata y gala, de mantillas canarias, desplegadas, volando hacia la luz, tras las montañas, los barcos que se ahogan en el cielo, torres, torres de piedra y campanario muriendo arriba, grises, con los brazos en cruz, sedientos brazos de esperanza, brazos, brazos abiertos, persiguiendo caminos a las horas de la tarde, memoria a la presencia que desnuda la luz, la flor del mar, tras de los sueños, memoria, tras la piel de la memoria. 63 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. BREVE INSTANTE No ser ya más dolor, ya más la mueca sin rostro de otros rostros, más olvido, carnaval o caballo de carroza persiguiendo la noche, persiguiendo al niño tras los ojos de un entierro, o al perro tras el hambre y sus ladridos, pobreza persiguiendo humillaciones, la huella que en la huella de un mal gesto se oculta por no verse en esa huella, la arruga solitaria de la flor, cabizbajo el mentón de la miseria, no ser ya más la piel de la vergüenza, el rostro que huye siempre de su rostro, que incendia las ventanas donde anidan palomas desnudando los balcones, arrojando a la calle paraísos, espejos y retratos ocultando sus sueños en la piedra, tras los muros, los muros tras los ojos que se ciegan, tras las piedras que pudren la memoria, si liberarte quiero de ese abismo, de ese grito que acude a tu clemencia, clemencia para el aire que camina, y ser la rueda blanca de unas manos. 64 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. que meden la alegría, y en tus manos colgar la luz, el agua, la esperanza que tiendes en la arena, la desnudas, donde la noche escuche y me penetre los sueños, me despierte y a bandazos rodando hasta perderme en nuevos sueños, dé luz a quien me hiere y me destruye la voz, la piel desnuda a cada instante del tiempo que yo añoro, que tú vives, calle abierta, sin sombras, calle blanca sin números, sin cercos ni barreras, camino hacia caminos, siempre luz. 65 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. LOSA FINAL Pongo fin al camino, pongo fin al fuego que se ahoga entre mis brazos, a la noche que encierro, a la tortura que duermo en la memoria, negro al tiempo, al agua que ahora bebo de la voz, a la liberación que nos libera, a este vuelo de nubes y montañas, a esta luz que se cae de los ojos, a este mar que nos abre más caminos, nos descubre más prados y silencios, la vida que se oculta en nuestros ojos, pone fin a la piedra que nos cierra tras los muros el aire persiguiendo más caminos al hombre que nos sufre poniendo luz al sueño que no sueña, al canto que no cuenta lo que canta, al canto que no canta lo que cuenta, ocultando el insomnio, nuestras vidas, la losa encarcelando polvo y nada. 66 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. ANOTACIONES SOBRE PASO Y SEGUIDO '" PEDRO AGUSTÍN DEL CASTILLO RUÍZ DE VERGARA. Las Palmas de Gran Canaria, 1669-1741. Insigne historiador, militar, ingeniero, pintor, dejó escrita una obra titulada Descripción histórica y geográfica de las Islas Canarias, publicada en facsímil, en 1994. «' CRISTÓBAL JOSÉ MILLARES PADRÓN. Las Palmas de Gran Canaria, 1774-1846. Compositor, organista mayor de la catedral, Maestro de Capilla del Cabildo eclesiástico. "' DOMINGO JOSÉ NAVARRO PASTRANA. Las Palmas de Gran Canaria, 1803-1896. Doctor en Medicina. Publicó Recuerdos de un noventón. En el capítulo titulado Hábitos religiosos, y refiriéndose a Cristóbal José Millares, dice: "... y con los acordes del órgano (que) declamaba, reía y lloraba bajo la artística e inteligente pulsación de nuestro paisano". «' ISIDORO ROMERO Y CEBALLOS. Teror (Gran Canaria) 1751, Las Palmas de Gran Canaria, 1816. Regidor Perpetuo del Cabildo de Gran Canaria. Capitán de Milicias y Juez Subdelegado de Indias y Marina. Dejó escrito un valioso y documentado Diario, sobre la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. «' AGUSTÍN MILLARES TORRES. Las Palmas de Gran Canaria, 1826-1896. Historiador, músico, escritor y notario. Entre sus numerosas obras figura la Historia General de las Islas Canarias. <" LUIS GARCÍA DÍAZ (GARCÍA DE VEGUETA). Las Palmas de Gran Canaria, 1914. Escritor y Cronista de su ciudad. Diariamente publica en la prensa su crónica titulada Nuestra Ciudad, estampas impregnadas de poesía y costumbrismo canario, de gran valor histórico-Iiterario. "> FRANGÍS DRAKE. Tavistock, 1540. Portovelo, 1596. Corsario inglés. Invade las isla de Gran Canaria, con una armada de 28 navios y 4.000 hombres, el día 6 de octubre de 1595. Es derrotado, con cuantiosas pérdidas, y obligado a huir. Esta derrota es celebrada en el libro de poemas Dragontea, de Lope de Vega, así como en Templo Militante, de nuestro Bartolomé Cairasco de Figueroa. 67 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. "" PEDRO DE VERA. Jerez de la Frontera (Siglo XV) Gobernador de Gran Canaria. Ambicioso de poder y asesino por naturaleza, se destacó por su desenfrenada crueldad y peor trato con los indígenas canarios. Denunciado, fue llamado a la península, donde murió en la pobreza. »> pETER VAN DER DOEZ. Almirante holandés. Invadió (1599) la isla de Gran Canaria con 74 navios y más de 6.000 hombres. Durante seis días saquearon la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, prendiéndole fuego a edificios públicos, conventos, iglesias y casas particulares. Al ser derrotado se vieron obligados a huir, no sin llevarse el producto de sus robos. '"" BARTOLOMÉ CAIRASCO DE FIGUEROA. Las Palmas de Gran Canaria, (1583-16J0). Poeta, músico, humanista. Es autor, entre otras obras, de Templo Militante, poemas endecasilábicos con rima esdrújula. "" JOSÉ DE VIERA Y CLAVIJO. Realejo Alto (Tenerife), 1731. Las Palmas de Gran Canaria, 1813. Eclesiástico. Arcediano de Fuerteventura. Excelente escritor, autor, entre otras obras, de Historia General de las Islas Canarias. 68 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. ÍNDICE © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. Lectura poética, 9 Fugaz como la sombra, 10 Tránsito oscuro, 19 Crecer adentro, 20 Fecha olvidada, 24 Perfiles, 25 Envejecimiento del sueño, 28 Alcoba desnuda, 29 Agonía presentida, 34 Estremecida luz, 35 Anonimato de la voz, 40 ^«'05 de piedra y lodo, 41 A^arfi'e íoca la puerta, 49 /5/« Atlántica, 50 S'a/ón rféf /a /u^, 58 Caoba y humo, 59 Torres t/e/ campanario, 63 Brgfe instante, 64 Losa final, 66 Anotaciones, 67 71 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. colección poesía 0 Efigie canaria Manuel Padomo 1 Simple condicional Pedro Flores 2 Desierto Javier Cabrera 3 Recintos Paula Nogales Romero 4 Contrazul Antonio Puente 5 Memorias para el invierno Manuel Díaz Martínez 6 Ascuas del nadir Justo Joi^e Padrón 7 Azotea marina J.M. Millares Salí 8 Rumor de ¡a agonía Justo Jorge P a ^n 9 Paso y seguido J.M. Millares Salí 10 Del placer al infinito José Calxillero Millares © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. mwm Ediciones Excmo. Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011. |
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