TEBETO. Anuario del Archivo Histórico Insular de Fuerteventura
ANEXO 7: Piratería en Canarias: Francis Drake
Puerto del Rosario (2014), pp. 107-186, ISSN: 1134-430-X
LA EXPEDICIÓN DE FRANCIS DRAKE A LAS INDIAS
OCCIDENTALES (1585-1586)
Y EL ATAQUE A SANTA CRUZ DE LA PALMA:
APUNTES DE ESTRATEGIA NAVAL Y OTRAS
NOTICIAS HISTÓRICO-CULTURALES
JOSÉ ANTONIO ORTIGUEIRA AMOR
MANUEL POGGIO CAPOTE
VÍCTOR J. HERNÁNDEZ CORREA
LUIS AGUSTÍN HERNÁNDEZ MARTÍN
Real Sociedad Cosmológica
(Santa Cruz de La Palma)
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017.
2 José Antonio Ortigueira Amor et al.: La expedicián de Francis Drake a las Indias Occidentales ..
Resumen: La expedición bélica, comandada por Francis Drake, dirigida a
las Indias Occidentales en 1585-1586 tuvo como uno de sus destinos la ciudad
de Santa Cruz de La Palma (islas Canarias, España). A primeras horas de la
mañana del 13 de noviembre de 1585, la flota liderada por el corsario británico
atacó la capital palmera. El resultado de aquel combate se saldó con una derrota
de los atacantes, una de las pocas que tuvieron en aquella célebre expedición.
Con el objetivo de determinar las causas de aquel revés sufrido por el temido
marino inglés, se analiza la agresión a Santa Cruz de La Palma y se compara
con las estrategias de ataques posteriores planeadas en otras posesiones españolas:
Ribeira Grande o Cidade Velha (Cabo Verde), Santo Domingo (República
Dominicana), Cartagena de Indias (Colombia) y San Agustín (Florida, Estados
Unidos). En este examen se mostrará cómo el ataque a Santa Cruz de La Palma
logró a posteriori modificar las maniobras de la armada inglesa en esta expedición
al Caribe.
Palabras clave: Francis Drake; expedición a las Indias Occidentales; Santa
Cruz de La Palma; islas Canarias; Juan de Castellanos.
Abstract: The military expedition, commanded by Francis Drake, bound to
the West lndies in 1585-1586, had as one of its destinations the city of Santa
Cruz de La Palma (Canary Islands, Spain). Early in the moming, November
the l 3th, the fteet led by the British privateer attacked the capital of the island.
The outcome of that battle ended up with a defeat of the invaders, one of the
few suffered by the famous expedition. The purpose ofthis article is to analyze
thc aggrcssion to Santa Cruz de La Palma in order to determine the causes of
the setback suffered by the dreaded English sailor, while it will be compared
with subsequent attack strategies planned in other Spanish possessions: Ribeira
Grande or Cidade Velha (Cabo Verde), Santo Domingo (Dominican Republic),
Cartagena de Indias (Colombia) and Saint Austin (Florida, United States).
Through the prcsent analysis we will try to prove how the attack to Santa Cruz
de La Palma led to a change in the British Navy maneuvers in the expedition
to the Caribbean area.
Key Words: Francis Drake; expedition to the West Indies; Santa Cruz de La
Palma; Canary lslands; Juan de Castellanos.
108 TEBETO. ANEXO 7. Pucno del Rosario (2014), pp. 107-186. ISSN: 1134-430-X
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017.
José Antonio Ortigueira Amor et al.: la <'Xpedición de Francis Drake a /a., India., Occidentales... 3
1. INTRODUCCIÓN
Muy pronto el Atlántico dejó de ser un «lago» para los navíos e
intereses hispanos y se convirtió en un agitado «abismo». Los asaltos
provenientes de embarcaciones piráticas; los ataques navales, primero
de Francia más tarde de Inglaterra, y finalmente de Holanda, a las poblaciones
costeras de la monarquía española, incluyendo el asesinato
o martirio de numerosos religiosos, tornaron las aguas atlánticas en la
arena de un verdadero circo, en una naumaquia a escala planetaria. Entre
el siglo XVI y comienzos del XIX, la inseguridad del tráfico oceánico y
el miedo de las ciudades y villas marítimas condujeron a una continua
alerta frente a la amenaza corsaria. Uno de los marinos más temidos de
aquellos tiempos fue Francis Drake, cuya estela ha quedado grabada
de un modo bien distinto según la perspectiva en que se analice. Para
los británicos se trata de un héroe nacional y de una de las figuras más
carismáticas de toda su historia. Para los españoles fue un cruel rufián
que saqueó y mató sin piedad cuanto tuvo a su alcance. Desde el mismo
siglo XVI han sido numerosísimas las páginas consagradas al estudio
de sir Francis Drake y, tanto en uno como en otro lado de la frontera,
los juicios han concluido en poner de relieve (para bien o para mal) la
preeminencia de este marino1
•
Una de las incursiones mejor conocidas de Drake fue la que emprendió
entre 1585 y 1586 hacia las colonias hispanas del Nuevo Mundo. En aquella
expedición el marino inglés tomó y saqueó con éxito las poblaciones
pertenecientes a la corona española de Ribeira Grande o Cidade Velha
(Cabo Verde), Santo Domingo, Cartagena de Indias y San Agustín (Florida).
Dicha expedición, además, dio principio a la guerra anglo-española
de 1585-1604. Al mando de una poderosa flota, compuesta por cerca de
una treintena de navíos -hasta entonces la mayor armada que con fines
' Agradecemos a Emilio Abad Ripoll, Carlos Navalón Escuder. José Alberto Cabrera Rodríguez. Antonio Lo·
renzo Tena, José Pablo Yergara Sánchez. Agustín M. Francisco Curbelo. Pilar Cabrera Pombrol y la Dra. Dulce
Rodríguez González la colaboración prestada en la preparación de este articulo.
TEBETO. A.VEXO 7. Puerto del Rosario (2014). pp. 107-186, ISSN: 1134·430-X 109
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4 José Antonio Onigueira Amor et al.: la expedición de Francis Drake a las Indias Occidentales ...
bélicos había cruzado el Atlántico-, Francis Drake se forjó la leyenda
de un caudillo invencible. Un hecho notorio es que la mayor parte de
estos ataques fueron realizados desde tierra. Drake concibió sus ofensivas
contra los flancos menos protegidos de las poblaciones agredidas, lo que
conllevaba menor riesgo que una embestida frontal desde el mar. Así, tras
el previo desembarco de las tropas de infantería británicas a varios kilómetros
de los núcleos que tenían previsto atacar, aquella armada coronó
con éxito la mayoría de las acometidas. Y decimos la mayoría porque
el primer propósito serio de aquella expedición fracasó. En el ataque
a Santa Cruz de La Palma (Canarias), acaecido el 13 de noviembre de
1585, por una vez le falló la fortuna. Lo más destacado de este hecho es
que Drake probó como táctica de desembarco un embate directo desde el
mar. Conviene recordar que hasta entonces no se habían practicado con
demasiada asiduidad los ataques navales contra poblaciones litorales. En
Santa Cruz de La Palma, primera escala de relevancia de la expedición,
Drake optó por un ataque frontal y, una vez comprobadas las dificultades
que ofrecía una operación de esta envergadura, modificó su estrategia
en el resto de la expedición: como se ha apuntado, un desembarco de la
infantería a cierta distancia del objetivo y una aproximación por tierra
desde la retaguardia enemiga. En estos casos, la actividad de los buques
de la flota se limitaba a acciones de diversión, atrayendo la atención de
los defensores sobre ellos.
En 15 85, Santa Cruz de La Palma era una de las principales ciudades
del archipiélago canario2
• La situación geográfica de la isla La Palma-en
una posición privilegiada, en medio de las rutas oceánicas- así como
las rentables producciones agrícolas -basadas en los monocultivos del
azúcar y del vino (en especial, los cotizados malvasías}-- habían convertido
a la capital palmera en una de las plazas más relevantes de la
monarquía hispana. En la ciudad de La Palma, nido de una considerable
cultura humanística, residía una importante colonia flamenca, dedicada
al comercio y a las explotaciones agrícolas'. Ya en 1558, con el fin de
fiscalizar el tráfico marítimo transoceánico, la corona había fijado en
Santa Cruz de La Palma el primer despacho canario del Juzgado de
Indias. Cabe entender por todas estas circunstancias la calificación de la
ciudad, suscrita hacia 1590 por el clérigo azoreano Gaspar de Frutuoso
(1522-1591 ), como «el Peruche» o el Perú del Atlántico4
•
'MARTÍ' RODRÍGUEZ ( 1995).
'Véase. por ejemplo: HtRNÁNDEZ MARTÍN (2005). v. 11. pp. 185-280.
4 ÍRUTUOSO ( 1964 ). pp. 41 y 116.
11 o TEBETO. ANEXO 7. Pueno del Rosario (2014). pp. 107-186, ISSN: 1134-430-X
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José Antonio Ortigueira Amor et al.: la expedición de Francis Drake a las Indias Occidentales... 5
Bajo estas premisas estratégicas, el planteamiento de estas líneas pretende
subrayar la importancia que el fracaso de la ofensiva contra Santa
Cruz de La Palma tuvo en el resto de esta expedición contra de los intereses
españoles en el Caribe. Además, con frecuencia, las disertaciones
que se ocupan de esta empresa bélica de Drake suelen obviar el episodio
palmero o, incluso, confundirlo con otras poblaciones homónimas o
de nombre muy parecido; sin ir más lejos, como Las Palmas de Gran
Canaria5
• La hipótesis es muy simple: ¿la estrategia empleada en aguas
canarias condujo al marino inglés a modificar su modus operandi en el
resto de los ataques de la incursión de 1585-1586? De igual modo, en
razón de la acentuada significación que a nivel local ha disfrutado desde
siempre este hecho de armas, conviene detenerse en sus vicisitudes y
valorar en todas sus dimensiones los distintos matices sobrevenidos en
aquel 13 de noviembre.
Con el fin de analizar estas circunstancias, el presente artículo se
ha apoyado en diversas fuentes bibliográficas y documentales. De una
parte, en las crónicas anglosajonas coetáneas; el texto más clarificador,
A sumarye and true discourse of Sir Francis Drakes: West-lndian Voyage,
iniciado por el capitán de infantería Walter Bigges, fallecido poco
después de salir de Cartagena de Indias y, posiblemente, concluido por el
teniente Maister Groster6, y que se ha completado con otras referencias
paralelas, alguna de ellas con láminas de los movimientos de tropas, que
ha facilitado un estudio detallado de las acciones sobre el terreno7• Junto a
ellas, se han consultado las ediciones documentales de la Hakluyt Society
de Londres8
, así como otros exámenes recientes9
• De otra parte, se han
asido los trabajos hispanos, en especial la monumental obra Canarias y
el Atlántico: piraterías y ataques navales de Rumeu de Armas1º. De igual
modo, se han revisado las fuentes documentales palmeras localizadas en
el archivo del antiguo concejo o cabildo de la isla. A través de todo el
conjunto, ofreceremos una panorámica de la «visita» de Drake a Santa
Cruz de La Palma y su posible transcendencia en un marco más general.
'Valgan como ejemplo dos artículos recientes divulgación, publicados en cabeceras de distinto corte. En ambos
no se menciona el ataque a Santa Cruz de La Palma; véanse: Parker, Geofrey. «Drake, el pirata favorito de la
reina Isabel de Inglaterra». Abe (Madrid, 15 de septiembre de 2013 ). pp. 62-63; Cardeñosa. Bruno. « 1585-1604:
España contra Inglaterra, la "angloguerra"». Historia de Iberia vieja: revista de historia de España (Madrid,
septiembre de 2013), pp. 30-35.
"Con varias ediciones de la expedición, entre ellas una en latín.
7 EXPEDITIO ( 1597); SUMARYE (l 589); SUMARYE ( 1597).
" KEELER (1981 ).
' En especial: KoNSTAM (2011 ). También han sido de utilidad dos de las últimas biogratias publicadas sobre Drake,
en especial por las visiones contrapuestas que presentan; véanse: Suc.oEN ( 1990) y KELSEY (2002).
10 RuMEU DE ARMAS (1991 ), v. 11, I' parte, pp. 7-31.
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6 José Antonio Ortigueira Amor et al.: l a expedición Je Francis Drake a las Indias Occidentales ...
En cuanto a la metodología que nos ha guiado, se plantea una panorámica
global hasta ofrecer una visión particular del ataque a Santa
Cruz de La Palma. Así, en primer término, se han analizado tanto la
biografía de Francis Drake como la célebre expedición a las Indias Occidentales
de 1585-1586; en este último punto se han tenido en cuenta,
sobre todo, las estrategias del marino inglés en las diferentes acometidas
a las poblaciones ribereñas de la corona española. A continuación, se
ha examinado el intento de invasión a la capital palmera. En toda esta
exposición debe observarse que con frecuencia se han obviado muchas
citas de obras generales, no insertándolas en nota al pie, pues muchas
anotaciones hacen referencia a datos sobradamente conocidos que no
necesitan aclaración en el contexto más reducido del ataque de Francis
Drake a Santa Cruz de La Palma, un episodio ciertamente olvidado dentro
de la historiografía draconiana.
2. FRANCIS DRAKE, EL «DRAGÓN» DE LOS MARES
Como ya hemos mencionado, Sir Francis Drake (ca. 1539-1596)
constituye una de las personalidades más conocidas y mejor valoradas
por la actual población británica, un verdadero mito para la cultura inglesa
contemporánea. Buena muestra de esta popularidad es The Drake Exploration
Society, entidad que cuenta entre sus objetivos los de «perpetuar
la memoria de Sir Francis Drake» o digitalizar todas las referencias
relativas a sus exploraciones y viajes11
• Otro testimonio de esta relevancia
viene dada por la cantidad de literatura existente sobre la vida y acciones
del pirata, tanto de carácter histórico como novelada, algunos de cuyos
títulos se han llevado al cine o a la televisión en forma de documentales,
series de aventuras -v. gr., Sir Francis Drake ( 1961 )--y largometrajes,
alguno muy fidedigno, como Elizabeth: the golden age (2007), y otros
de naturaleza fantástica, como The imortal voyage of captain Drake
(2009). Todos han contribuido a fijar en los anglosajones la memoria
del navegante y militar inglés en dimensión elevada, ya como persona
real ya como personaje de ficción. No en vano, Drake es representante
de los conocidos como perros del mar, soldados y marinos fieles a la
reina Isabel 1, que se enfrentaron (derrotándola) en 1588 a la Armada
Invencible de Felipe II. En su época, Sir Francis Drake logró erigirse
"The Drnke Exploration Society dispone de un s itio en la red: http://www.indrakeswake.eo.uk/Society/. En el
afán de rnstrear las huellas de Drake, por ejemplo. Michael Tumer, su fundador. ha visitado Santa Cruz de La
Palma en dos ocasiones.
112 TEBETO. ANEXO 7. Puerto del Rosario (2014), pp. 107- 186. ISSN: 1134-430-X
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José Antonio Ortigueira Amor et al. : l a expedición de Francis Drake a las Indias Occidentales ... 7
en uno de los militares más prestigiosos y en el primer anglosajón que
consiguió dar la vuelta al mundo en 1580. Los éxitos logrados en sus
diferentes expediciones, en especial hasta 1588, le catapultaron como
una de las figuras más prominentes de la sociedad isabelina. En su hoja
de servicios se encuentran el ejercicio de actividades de comandante de
la armada, corsario, mercader de esclavos, explorador y pirata.
Francis Drake había nacido hacia 1539 ó 1540 en Tavistock, pequeña
población situada al norte de Plymouth (en la costa meridional de Inglaterra),
en el condado de Devon. Fue el hijo mayor entre doce hermanos. Sus
padres, Edmund, activista protestante, y Mary Drake, ayudaban a John
Drake, hermano del primero y cuñado de la segunda, a llevar la granja
que había alquilado en la expresada aldea minera y mercantil a Lord
Russel, conde de Bedford. Debido a las buenas relaciones que mantenía
con la familia, Lord Russel apadrinó a Francis en su bautizo. En 1549,
con motivo del enfrentamiento entre católicos y reformistas, la familia se
trasladó a Kent, donde se alojaron en un barco o casa flotante. Su padre,
ya como clérigo protestante, centró su atención a la predicación entre las
gentes de la mar. La ocasión que le brindaba el puerto de Kent permitió
al joven Francis forjar su futuro en la navegación y así, a la corta edad
de 13 años, se embarcó en un navío mercante en calidad de aprendiz de
su propietario. En él inició sus viajes comerciales a puertos continentales
o de las islas británicas y a la muerte de su tutor Drake heredó la
embarcación. A los veinte años ya se había convertido en un experto
marinero y comerciante y era, además, dueño de su propio mercante. Sin
embargo, con el ánimo de ampliar horizontes, vendió el barco y se puso
al servicio de su primo segundo, John Hawkins, reconocido mercader que
había traficado anteriormente, entre 1562 a 1563, con esclavos africanos
en las colonias españolas del Caribe. En el intervalo de 1564 y 1565,
Hawkins repetiría viaje, llevando a cabo una segunda expedición con
cuatro navíos y el propósito de vender esclavos africanos en las costas
de Venezuela, Cura9ao, Riohacha y Cartagena de Indias. Este viaje, fue
todavía más lucrativo aún que el anterior y, por lo tanto, proporcionó a los
inversores mayores beneficios que en el primero. Además, le reportó a su
regreso a Inglaterra el título de Sir a John Hawkins que le fue concedido
por la reina Isabel. Aunque lo había solicitado, el joven Drake no había
tomado parte en la empresa, ya que Hawkins, precisamente debido a su
juventud, no lo había autorizado.
Así las cosas, la primera expedición de cierta envergadura en la que
Drake tomó parte se llevó a cabo entre 1566 y 1567. En noviembre del
TEBETO. ANEXO 7. Puerto del Rosario (2014). pp. 107-186. ISSN : 1134-430-X 113
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017.
8 José Antonio Ortigueira Amor et al.: la expedición de Francis Drake a las Indias Occidenlales...
primero de esos años partió como marinero en una flota de tres navíos
propiedad de Hawkins, quien, sin embargo, no pudo participar debido
a las quejas expuestas por el embajador español Guzmán de Silva ante
la reina en razón a sus reiteradas entradas ilegales en el Caribe. En su
lugar, Hawkins puso al mando de la flotilla al capitán John Lovel. Su
objetivo era, al igual que en los viajes anteriores, la captura de esclavos
en la costa africana para venderlos después en los mercados centroamericanos.
Durante la misión, en una escala en el archipiélago de Cabo
Verde, la flota de Lovel atacó y consiguió apresar varios barcos negreros
portugueses. Esta acción pirática supuso la captura de un buen número
de esclavos, por lo que de inmediato se cambiaron los planes iniciales
(ya no hacía falta ya ir a la costa africana) y la flota partió en dirección
al Caribe. En septiembre de 1567 la expedición ya había regresado a
Inglaterra. Con veinte y siete años, en su primer viaje lejos de las costas
británicas, Drake ya había tenido su primera experiencia de combate y
había comerciado con esclavos.
Pocos meses más tarde el joven volvió a enrolarse en una nueva expedición
esclavista. Al mando de su primo John Hawkins, la iniciativa
tenía como finalidad la captura de «mercancía» en las riberas africanas. La
flota, compuesta por cinco navíos, dos al mando de Hawkins y tres bajo
las órdenes de Drake, partió de Plymouth en octubre de 1567. Drake era
uno de los oficiales más jóvenes de la escuadra de Hawkins. La expedición
hizo la primera escala en Tenerife, donde se reabasteció. El gobernador
español aprovechó esta circunstancia para enviar una carta al rey informando
del viaje y su destino, seguramente el Caribe. Desde Tenerife,
Hawkins y Drake partieron hacia la costa africana. Una vez acomodado
el cargamento humano, se dirigieron a los puertos coloniales españoles
del Nuevo Mundo, adonde llegaron en marzo de 1568. Ya en aguas del
Caribe. Se vendieron los esclavos y mantuvieron varios enfrentamientos
armados con los españoles. El más conocido de todos acaeció cuando un
temporal derivó los navíos británicos a San Juan de Ulúa, en el golfo de
México, donde encontraron y fueron derrotados por una flota española
perdiendo varios barcos y la mayor parte de la tripulación. Aquella derrota
despertó en Drake un profundo rencor y deseo de venganza contra los
españoles. En enero de 1569, una vez en Inglaterra, Hawkins denunció
ante la reina el ataque sufrido por parte de los hispanos, solicitando en
compensación la confiscación de bienes españoles con los que resarcirse
de las terribles pérdidas acumuladas; eso sí, Hawkins no mencionaba el
hecho de que su presencia en aguas caribeñas había sido ilegal. Mientras
114 TEBETO. ANEXO 7. Puerto del Rosario (2014). pp. 107-186, ISSN: 1134-430-X
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José Antonio Ortigueira Amor et al.: La expedición de Francis Drake a las Indias Occidentales... 9
tanto, enjulio de ese año, Drake aprovechó la permanencia en tierra para
contraer matrimonio con Mary Newman.
Con este poso de animadversión y con la ambición propia de un joven
marino, entre 1569 y 1570 Drake realizó un nuevo viaje a América,
aunque de pequeña entidad no pudiendo ni siquiera considerarse de
«reconocimiento armado». No obstante, esta expedición fue la primera
que organizó personalmente y mandó. El devoniano emprendió la travesía
con dos pequeños barcos, el Dragan, de treinta y cinco toneladas
y en el que ondeaba su bandera, y el Swan, de veinte y cinco, adquirido
con las ganancias de su viaje con Lovel. Su tripulación era reducida,
contando apenas con cincuenta hombres. De la expedición apenas nos
han llegado noticias. Las pocas contrastadas, registradas en informes
españoles, indican que se inició en noviembre de 1569 y que tuvo una
duración inferior a un año. El balance, no obstante, fue positivo. A su
regreso, la reina concedió a Drake el derecho legal de atacar los barcos
y asentamientos españoles, es decir, una patente de corso.
Contando de este modo con la autorización real, Drake preparó una
nueva expedición. Aunque eso sí, aún más reducida en efectivos que la
de 1569-1570. Con un solo barco, el pequeño Swan, partió en noviembre
de 1570, alcanzando en febrero de 1571 Panamá; allí aprovechó
para asaltar por sorpresa un pequeño buque de guerra español, en el
que los sorprendidos tripulantes apenas tuvieron tiempo de defenderse.
Su diminuto navío no le permitía ataques en fuerza, por lo que siguió
actuando sigilosamente, logrando capturar varias embarcaciones españolas.
De estos incidentes constan algunos datos provenientes de fuentes
españolas; en ellas se afirma que Drake robó varios barcos cargados de
mercancías en el río Chagres. En medio de estas acciones, el marino
inglés logró asociarse con corsarios hugonotes franceses dirigidos por
Jean Bomtemps12• Una parte importante del éxito de la expedición hay
que apuntarla a la ayuda francesa, sin la cual habría sido impensable que
los ingleses, con una embarcación tan pequeña, hubiesen salido airosos
de aguas dominadas por españoles; sin los franceses, además, el botín
habría sido bastante más reducido de lo que fue, estimado a su llegada
a Plymouth en 40.000 ducados en oro, plata, seda y tafetán. La suerte
sonreía a Drake, quien pasó a disponer de una gran fortuna, que empleó
en lo sucesivo para financiar otras expediciones.
" Bontemps. pi rala francés, nacido en Norrnandia. actuó en el Caribe desde 1559 hasta 1572. año en el que murió
cuando atacaba Curazao. En 1563 y 1567. habia colaborado con las tropas británicas que ocupaban Le Havre; en
el Caribe llegó a colaborar con John Hawkins y Lovell en la venta de esclavos.
TEBETO. ANEXO 7. Puerto del Rosario (2014). pp. 107-1 86, ISSN: 1134-430-X 115
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017.
1 O José Antoni o Ortigueira Amor et al.: l a expedición de Francis Drake a las Indias Occidentales ..
Bajo esta ascendente posición social, en 1572 el devoniano emprendió
su quinto viaje al mar Caribe, el tercero como máxima autoridad.
Animado por los éxitos inmediatos, armó una flota de dos barcos, en la
que se integraron sus hermanos Joseph y John. Los navíos salieron de
Inglaterra el 24 de mayo de 157213
, siendo su buque insignia el Paseo
(o Pasha), de John Hawkins, el mayor armador de la expedición, al
que acompañaba el pequeño Swan, al mando de John Drake, hermano
del jefe. La tripulación de ambos barcos se componía de setenta y tres
hombres. En julio de ese año, atacaron la ciudad de Nombre de Dios en
Panamá, sin éxito, y durante el combate Drake fue herido en una pierna,
de cuyas secuelas nunca llegó a recuperarse del todo. A continuación,
Drake se dirigió a Cartagena de Indias y allí capturó un barco español;
no satisfecho con ello, volvió a Panamá con la intención de rapiñar la
plata procedente de las minas peruanas. Con la información proporcionada
por negros cimarrones (esclavos negros libertos) y el apoyo, de
nuevo, de hugonotes franceses, dirigidos esta vez por Gillaume Le Testu
(1509-1573)14
, Drake capturó, cerca de Nombre de Dios, una columna
de mulas cargada de plata procedente de la costa del Pacífico; el botín
se tasó en unos 200.000 pesos15
• Es curiosa la alianza de Drake con los
cimarrones, a los que hacía bien poco había utilizado como mercancía y
con los que había traficado desde África. Sin duda, ello pone de relieve
su aguda inteligencia para buscar las mejores alianzas en aras de sus
intereses. La expedición regresó a Inglaterra el 9 de agosto de 1573 con
un botín de 50.000 pesos, con el que pudo cubrir los gastos y, al mismo
tiempo, conseguir un pequeño beneficio. Sin embargo, en el transcurso
Drake perdió a sus dos hermanos. El odio hacia los católicos españoles
se acrecentó aún más a partir de entonces.
Las tres incursiones emprendidas en 1569-1 570, 1570-1571 y 1572-
1573 forman parte de un periodo en el que la piratería y el saqueo consiguiente
representaban, en la práctica, acciones de represalia. En un plano
teórico -jurídico o legal, si queremos- se iniciaron como acciones de
comercio y acabaron siendo operaciones de hostigamiento y devastación.
" Las fechas en calendario juliano, están indicadas en la monografia: Jo11NSTO~I·. ( 1837).
" Marino, corsario, explorador y cartógrafo francés recordado por haber explorado el litoral brasileño en 1551:
fue autor de un atlas de 56 cartas (Cosmographie universelle selon les navigateurs. tant anciens que modcmes,
1555-1556) y colaborador de la escuela de cartografia de Dieppe. Era protestante. por lo que estuvo en prisión.
AJ ser puesto en libertad se convirtió en corsario dirigiéndose al Caribe uniéndose en 1573 a la expedición de
Drake cuando se encontraba en Panamá. Como cartógrafo. indicó a Drake la posibilidad de cruzar al océano
Pacifico por el Sur. Participó con él en el ataque a Nombre de Dios (Panamá) y en la captura del la columna de
mulas cargadas de plata. Fue capturado y ajusticiado por lo españoles unos días más tarde.
" Drake enterró Ja mayor parte del tesoro que. con posterioridad. fue recuperado por los españoles.
116 TEBETO. ANEXO 7. Puerto del Rosario (20 14), pp. 107-1 86. JSSN: 11 34-430-X
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017.
José Antonio Ortigueira Amor et al.: la expedición de Francis Drake a las Indias Occidentales.. . 11
Estas expediciones no se integraban originalmente en una política inglesa
antiespañola, sino que se trataba de empresas particulares motivadas por
el lucro y la fama. Sin embargo, estas incursiones pueden considerarse
como un incipiente acto de guerra marítima que enfrentaba a ingleses
contra españoles actuando, al fin y al cabo, como medio de presión para
que España fuera abandonando una posible política de conciliación llegando
a madurar la creación de una poderosa flota, la Armada Invencible,
con la que doblegar a la marina inglesa y, al mismo tiempo, ofrecer un
mecanismo de protección a sus navíos del Caribe. Esta posición se hizo
especialmente patente en 1580, a propósito de la anexión de la corona
portuguesa, momento en que el rey de España pasó a disponer de la flota
de galeones oceánicos lusitanos.
Desde el punto de vista español, estos viajes y las acciones piráticas
llevadas a cabo por los ingleses supusieron una violación de su soberanía
en el Caribe. Por este motivo, Felipe 11, a través de su embajador
en Londres, reclamó a la reina inglesa el cese de las actividades de sus
barcos nacionales y la devolución de los bienes robados16
• La reina
Isabel no reconocía oficialmente los actos de Drake, aunque en realidad
se beneficiaba de ellos. En 1574, el Tratado de Bristol, firmado entre
España e Inglaterra, trajo consigo unos años de paz relativa, dedicados
a la indemnización mutua de las pérdidas, aunque su instauración tuvo
poca vigencia. Con una asentada posición económica, Drake se mantuvo
varios años apartado de los viajes de ultramar, dedicándose durante ese
tiempo a asuntos familiares y personales; incluso se cree que participó
en las campañas inglesas en Irlanda. También se enfrascó entonces en
el estudio de nuevas rutas y en la planificación de su siguiente viaje. En
este ambiente, el devoniano se reunió con personalidades influyentes de
la corte, cartógrafos y científicos, hasta conseguir los datos necesarios
sobre la ruta sur y de las costas americanas del Pacífico. Comenzaba ya
a barruntar una nueva expedición, esta vez diferente a las anteriores,
centradas en el Caribe, en las que las mejoras defensivas españolas habían
aumentado las dificultades y los peligros que corrían los barcos piratas
(recordemos que dos de sus hermanos habían fallecido en la de 1572-
1573). Drake concibió y maduró la idea de atacar los intereses hispanos
en el otro lado del continente. Por una parte, las localidades del Pacífico
no esperaban un ataque, ya que nunca lo habían sufrido y, por lo tanto,
estaban desprevenidas y eran más vulnerables que las caribeñas y, por otra
"Carta del rey de Espaila a la reina de Inglaterra con relación de los saqueos de 1568 a 15 75 («Memoria que se dio a
Enrique Cobban de los corsarios ingleses que han hecho robos en Indias». En: MEMORIAS ( 1832). t. v11. pp. 457-459.
TEBETO, ANEXO 7. Puerto del Rosario (2014). pp. 107-186. lSSN: 1134-430-X 117
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12 José Antonio Ortigueira Amor et al.: la expedición de Francis Drake a las Indias Occidentales ...
parte, los navíos españoles que desde los centros de explotación portaban
la plata hasta su bien conocido destino panameño, contaban con poca
o ninguna protección, por lo que eran objetivos fáciles para la rapiña.
Drake planeó así su nueva expedición, en la que su flota se dirigiría
al sur cruzando desde el Atlántico al océano Pacífico y teniendo como
objetivo principal los buques españoles que transportaban las mercancías
a Panamá desde Perú y México. La expedición contó con el apoyo
y la financiación de la reina y otros campanudos personajes de Inglaterra,
que participaron en ella convencidos por Drake, quien les había
asegurado que la incursión en aguas del otro lado cogería por sorpresa
a los españoles (lo que se demostró cierto) y que apenas contaban con
protección en sus puertos ni en sus barcos, por lo que sería relativamente
fácil conseguir beneficios. De hecho, en la primera plaza del Pacífico en
la que desembarcaron los ingleses, fueron recibidos como españoles por
la población. No obstante, en razón a las tensas relaciones diplomáticas
con España, este apoyo se mantuvo en secreto y el viaje se consideró
de «piratería», es decir, no autorizado por la corona. La flotilla, nutrida
de cinco buques -el Pelican, al mando de Drake, el Elizabeth, bajo
las órdenes del capitán John Winter, el Swam, a cargo del capitán John
Chester, el Marygold, capitaneado por John Thomas, y el Christopher,
una pinaza mandada por el capitán Thomas Moore- , partió, tras un
primer intento fallido, desde Plymouh el 13 diciembre de 157711 y,
después de un accidentado trayecto por el Atlántico, llegó al Pacífico
con un solo barco, el Pelican, al que Drake cambió el nombre por el de
Golden Hind (La gacela dorada). En el vasto Pacífico, y apoyado en la
sorpresa que suponía por primera vez la presencia de un navío de guerra
en esta zona, inició los saqueos en Valparaíso (en las costas de Chile) el
25 de noviembre de 1578 y, continuando los pillajes, alcanzó Perú en
enero de 157918
• Prosiguió, rumbo norte, capturando un barco español
apenas protegido, el Nuestra Señora de la Concepción, cargado de oro y
plata, con un valor de 400.000 pesos. Con la alarma dada y varios barcos
persiguiéndole, consciente del triunfo cosechado, Drake puso rumbo al
norte, donde su rastro se perdió definitivamente.
En el frente español, el célebre Pedro Sarmiento de Gamboa (ca.
17 La expedición había partido un mes antes, pero una tormenta les obligó a regresar a puerto.
" Drakc atacó Valparaíso y Arica, en Chile; El Callao, en Peni en donde capturó un barco con 25.000 pesos de
oro, y bombardeó Paita; las costas del Ecuador. en dónde capturó el galeón Nuestra Señora de la Concepción,
al ias «Cagafuegm>, que se había escapado de El Cal lao, cargado de plata por valor de 400.000 pesos; las costas
de Costa Rica, en donde capturó otro barco; las costas de El Salvador en donde capturó un barco mercante; y
México, en donde incendió Oaxaca y saqueó Acapulco.
118 TEBETO. ANEXO 7. Puerto del Rosario (2014), pp. 107-1 R6, ISSN: 1134-430-X
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José Antonio Ortigueira Amor et al.: La expedición de Francis Drake a las Indias Occidentales. .. 13
1530-1592) había acechado su estela en las costas de Perú19; por su parte,
en Centroamérica, una pequeña armada, mandada a componer por el
gobernador y capitán general de Guatemala, García de Valverde, había
salido también en su persecución. La creación de esta última flota en la
costa oeste del continente no se tomó fácil. En todo caso, consiguieron
armarse tres navíos y una lancha, con una tripulación de 200 hombres,
entre ellos, «valientes soldados que se habían distinguido al servicio
de la corona». Dada la inesperada situación, el gobernador encargó a
fundidores de la capital «cinco piezas gruesas de artillería de bronce
muy buenas» y solicitó, además, a México pólvora, cañones pequeños,
esmeriles y mosquetes. Enjulio la flota estaba preparada para partir. Se
nombró almirante de la escuadra a Diego de Guzmán y, como general,
a Diego de Herrera, con la orden de «batir al corsario en donde lo
encontrara». Partieron los buques guatemaltecos en dirección norte,
llegando hasta Acapulco, donde se toparon con el «galeón del Pacífico»
(«nao de China»), procedente del archipiélago filipino; por él dedujeron
que el buque inglés no había seguido la ruta al oeste20• Después de
una búsqueda infructuosa y sin tentar más al norte, la flotilla regresó
a Guatemala con las manos vacías. El gobernador García de Valverde
no recibió bien la noticia; alegó que Drake debía estar en «la ensenada
de California reparándose él, su gente y navío de muchas necesidades
que forzosamente habría de traer de tan largo viaje» y acusó al general
Diego de Herrera de negligente, ordenando su prisión en la cárcel. Lo
cierto es que el inglés ya no se encontraba en la zona, pero, aún así, en
su presurosa navegación hacia el norte tuvo tiempo de dejar huella de
su paso por Guatemala; ello fue motivo de toda clase relatos y leyendas.
Al parecer, en la escala de Guatemala durante su viaje septentrional,
Drake dejó embarazada a una viuda. La descripción del suceso, tomada
de fuentes guatemaltecas, es la siguiente21 :
«inútil fae el cuidado que se tenía en la costa, pues el 12 de febrero
de [ 1579}, se recibieron avisos de haber desembarcado el pirata
" Pedro Sarmiento de Gamboa ( 1532-1592) fue navegante, cosmógrafo, matemático, soldado, historiador y
estudioso de las lenguas clásicas. En 1578, fue el encargado de dirigir la persecución, con dos barcos de Drake,
después de que el inglés atacara la costa de Perú. Autor de numerosos escritos, se ocupó de la censura de la
tercera parte de la obra de Juan de Castellanos El discurso del capitán Francisco Draque (1590), impidiendo su
publicación debido a posible contenido proselitista en favor de Drake.
'º La «nao de China» era un galeón que partía desde Acapulco y hacía viaje de ida y vuelta a las islas Filipinas. De
1571 a 18 15. durante dos meses al año. Acapulco se convertía en el puerto comercial más importante de Nueva
España, cuando arribaba a puerto el galeón de Filipinas (galeón de Manila) cargado con valiosas mercancías
chinas, japonesas, ceilandesas e incluso del medio oriente (Damasco).
"ÜRTEGA GAYTÁN (2005).
TEBETO. ANEXO 7. Puerto del Rosario (2014), pp. 107-186, lSSN: 1134-430-X 119
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] 4 José Antonio Ortigueira Amor et al.: La expedición de Francis Drake a las Indias Occidentales ..
en el puerto de Tonalá, de donde marchó hasta la hacienda que en
esos días era propiedad de los hijos de don Antonio de Guinea y
Murga. Allí Drake violentó a una viuda y hubo de ella un hijo».
Fuentes de Guzmán relata este episodio a medias, dejando en el
original varios espacios en blanco en los que debería haber escrito los
nombres de la mujer y del hijo, aspecto que finalmente no remató. Sin
embargo, líneas abajo, en el mismo documento, asevera que, «cuando
gobernaba en la provincia de Sonsonate, alcanzó a conocer a un nieto de
Drake»22• Aunque aparentemente anecdótico, el hecho ha de recalcarse,
ya de que, de ser cierto, nos pondría en la pista sobre el único descendiente
del devoniano. En este sentido, cabe recordar que Drake casó por
primera vez en 1569; su esposa, Mary Newman, murió, doce años más
tarde, en 1581. Drake, que no había tenido descendencia en su primer
enlace, volvió a casarse en 1585, esta vez con Elizabeth Sydenham, hija
única y rica heredera. Tampoco tuvo hijos de este segundo matrimonio,
siendo su sucesor un sobrino de su mismo nombre, Francis Drake. La
tradición recogida por Fuentes y Guzmán dibuja una estirpe que, de
autentificarse, nos colocaría ante la única conocida, aunque fuera con
la facción enemiga.
Tras su paso por Centroamérica, Drake prosiguió rumbo al norte, pues
al oeste no podía dirigirse por los fuertes vientos que azotaban su nave,
llegando casi hasta la frontera actual entre Canadá y los Estados Unidos.
A salvo de sus perseguidores, regresó a California donde fondeó el 17
de junio en una bahía indeterminada de la costa. Durante Ja estancia en
«a good harbourn fundó el puerto de Nueva Albión23; en él permaneció
durante 36 días, en los que la flota mantuvo un trato cordial con Jos nativos24.
El 23 de julio abandonaron el fondeadero, cuyos vestigios han
sido rastreados, sin éxito, por historiadores y arqueólogos contemporáneos.
Después de tantear la posibilidad de un paso transoceánico por el
norte, Drake regresó a Inglaterra por poniente. Con este derrotero, tomó
rumbo a Asia y atravesó el Pacífico. En noviembre los ingleses llegaron
a las islas Molucas y a las Célebes, donde recogieron varias toneladas
" Francisco Antonio Fuentes de Guzmán ( 1634-1700) fue un cronista guatemalleco, natural de la ciudad de
Santiago, de la que, a los 18 años, fue corregidor y, luego, alcalde; desempeñó los empleos de corregidor de
Totonicapán y Sonsonate. cargo que ostentaba cuando murió. Este episodio fue aprovechado por el escritor José
Milla y Vidaurre ( 1995) en su obra El visitador. cuyo protagonista es Francisco Molinos hijo del corsario inglés.
'-' JOllNSTONF. ( 1837). Se indica la pos ibilidad de que el puerto sea el actual San Francisco: «On the l 7th June
the~v anchored in a goog harhour. apparent~\' thm nmi· called Por/ San Francisco. on the shore ofand inhahited
counlry in 38''. 30 'nord».
"Esta estancia y el trato con los nativos se encuentra relatada en JoHNSTDNE ( 1837).
120 TEBETO. ANEXO 7. Puerto del Rosario (2014). pp. 107-186, ISSN: 1134-430-X
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José Antonio Ortigueira Amor et al.: l a expedición de Francis Drake a las Indias Occidentales .. ¡ 5
de especias. En marzo de 1580 alcanzaron la isla de Java. Continuaron
rumbo oeste dejando atrás el cabo de Buena Esperanza el 15 de junio.
Cuando el Golden Hind arribó a Inglaterra el 26 de septiembre de 1580,
Drake había culminado la circunvalación del mundo casi tres años después
de su partida y, en ese momento, pasó a convertirse en uno de los
personajes más estimados y ricos del país. No en vano, se trataba del
primer británico que había culminado la vuelta al mundo; eso sí, casi
sesenta años más tarde que la emprendida por Femando de Magallanes
y Juan Sebastián Elcano.
Fue de este modo cómo el 4 de abril de 1581 , en la cubierta del Golden
Hind, la reina Isabel invistió a su elegido con el título de sir. En un solo
viaje Drake había conseguido para la corona ampliar los conocimientos
geográficos, abrir la puerta de América del Norte, potenciar la armada
nacional e incrementar las riquezas de la casa real. El resultado más
importante, no obstante, fue sociológico: Inglaterra perdió el respeto a
España y se dispuso a la conquista de los mares. Fue entonces cuando
en el mundo hispánico el apellido de Drake fue asimilado simbólicamente
con la voz Draco ('dragón') gracias a su cercanía fónica, y se le
identificó a partir de esta vinculación semántica con el demonio y, en
fin, con una criatura infernal, síntoma evidente del temor que infundía25•
De personalidad poliédrica, sus hazañas maravillaban y horrorizaban
a partes iguales. Líder nato, nauta experimentado y experto en táctica
naval, contaba en su haber con un ardiente celo religioso junto a un apetito
voraz y desmedido por el saqueo y la consecución de riquezas. En
cualquier caso, siendo justos, la biografia de Drake podría catalogarse
como uno «de los más grandes navegantes, no sólo de Inglaterra, sino
de la historia de la navegación mundia/»26•
En 1581 las relaciones diplomáticas entre España e Inglaterra se
encontraban muy deterioradas, y no sólo por los mencionados actos de
piratería y corsarismo obrados por Hawkins, Drake y otros marinos.
Varios factores más agriaban las relaciones entre ambos estados: de un
lado, el encarcelamiento de María, reina católica de Escocia; de otro,
" WRIGHT (2001 ), pp. 115- 130. Por el contrario, apunta también: «A primera vista, el dragón/Drake parece servirse
de la demonología de La Revelación para destruir al enemigo y crear un contraste absoluto entre los españoles
e ingleses. Así se ha interpretado en los pocos estudios de la obra, dando lugar a un desprecio crítico que ha
alejado el texto de la mirada de los especialistas en literatura 34. No obstante, si buscamos al dragón en la cultura
letrada de la época, vemos un símbolo más complejo y apropiado que servia como ejemplo para un príncipe que
pronto iba a gobernar un imperio inmenso que estaba plagado de conflictos. De hecho. el ensayo de Sebastián de
Covarrubias sobre el dragón muestra que el supuesto «monstruo» es, en realidad, una alegoría del principe que
rige un imperio fonnado con conquistas y herencias».
" ABAD M UNDZ (2008), V. 2, p. 191.
TEBETO. ANEXO 7. Puerto del Rosario (20 14). pp. 107-1 86, ISSN: 11 34-430-X 121
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16 José Antonio Ortigueira Amor et al.: la expedición de Francis Drake a las Indias Occidenlales ...
el apoyo de Inglaterra a los insurrectos flamencos; el respaldo hispano
a los irlandeses en 15 80; y, por último, el recelo británico despertado
por la flota de galeones oceánicos dispuesta por España a partir de la
incorporación del reino de Portugal ( 1580). Sobre este tablero, la política
inglesa intensificó su ayuda a los holandeses insurrectos, a los protestantes
hugonotes franceses y a los portugueses disidentes que luchaban
contra la corona española. Con unas relaciones diplomáticas tan tensas,
la expedición en 1585-1586 de Drake al Caribe supuso, de hecho, la
declaración de guerra entre ambas naciones.
La responsabilidad en el principio de estas hostilidades, como suele
suceder con frecuencia, fue reprochada de manera simultánea por los
dos reinos. Para España, la causante fue la mencionada expedición de
1585 comandada por Francis Drake. Para Inglaterra, fue una orden real
española para incautar barcos ingleses en territorios de la corona. Cabría
recordar que en 1585, cuando los británicos declararon abiertamente su
apoyo a los independentistas holandeses, Felipe II ordenó confiscar todas
las embarcaciones inglesas que se encontraban en los puertos españoles.
Los anglosajones, entre todas las represalias que tomaron por este hecho,
entendieron que «la réplica más dramática» de las que habían adoptado
<ifue, sin embargo, la formación de una flota al mando de Francis Drake,
una expedición que más tarde sería celebrada como el viaje a las Indias
Occidentales»27• En cualquier caso, este hecho fue el último en una guerra
no declarada entre Inglaterra y España. La escalada en el nivel de los
enfrentamientos, desencadenada por la expedición de Drake al Caribe,
supuso la ruptura de las relaciones diplomáticas y el inicio de un conflicto
entre ambos países que duraría diecinueve años. El enfrentamiento
iniciado con la primera expedición a las Indias en 1585-1586 finalizó en
1604, casi 20 años después. Tras la firma del Tratado de Londres, Felipe
III, por parte española, y Jacobo I, por el bando inglés, consideraron
necesario estabilizar sus vínculos y dar por finalizadas las hostilidades,
algo que quizás habría sido imposible de haber seguido gobernando los
monarcas predecesores. Las condiciones del pacto fueron favorables a
España. A cambio, el rey ibérico se comprometió a no volver a intentar
la restauración del catolicismo en Inglaterra.
De cualquier modo, la expedición de 1585-1586 se articuló como
una sociedad anónima integrada por varios participantes, entre ellos, la
reina y otros personajes de alcurnia y terratenientes, así como también
"ADAMS ( J 989), pp. 33-50.
122 TEBETO. ANEXO 7. Puerto del Rosario (201 4). pp. 107-186, JSSN: 1134-430-X
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José Antonio Ortigueira Amor et al.: la expedición de Francis Drake a las Indias Occidentales... ¡ 7
aventureros, mercaderes y cortesanos con recursos suficientes para costear
la operación. Se presupuestaron unas 60.000 libras y se esperaba un
beneficio mínimo de otras 600.000. Fueron significativas las victorias en
Santo Domingo y Cartagena de Indias (las ciudades más importantes en
la zona) y los saqueos de la entonces denominada Ribeira Grande (hoy,
Cidade Velha, en el archipiélago de Cabo Verde) y de la colonia de San
Agustín (Florida). A su regreso, la flota de Drake llegó a Portsmouth el
28 de julio de 1586. Con todo, a pesar de estas victorias, la expedición
fue un fiasco en términos económicos; los ingleses sólo habían conseguido
un botín de 60.000 libras (540.000 menos de las previstas), lo que
produjo unas pérdidas a los armadores equivalentes a la cuarta parte de
lo invertido. Además, la expedición contó con gran número de bajas; la
cifra se estimó en 750 muertos, en combate o por enfermedad.
En los territorios españoles, no obstante, las consecuencias, en especial
psicológicas, de la incursión resultaron aún peores. Pronto las ciudades
y puertos se fortificaron o mejoraron su sistema defensivo. Un pánico
social se adueñó de las poblaciones costeras. Incluso, la corte se ocupó
de censurar cualquier atisbo que señalase las aventuras de Drake, como
pone de manifiesto, por ejemplo, la prohibición de impresión impuesta
al Discurso del capitán Francisco Draque ( 1587) de Juan de Castellanos
(1522-1607)28
• En esta situación de angustia, en enero de 1587,
Felipe II ordenó al marqués de Santa Cruz, Álvaro de Bazán, preparar
una flota en Lisboa con el pretexto de proteger las costas de Portugal,
Galicia y Vizcaya29
• En realidad, el objetivo consistía en conformar el
núcleo de una gran escuadra con la que invadir Inglaterra. Los ingleses,
por su parte, teniendo conocimiento de la preparación de esta armada,
dispusieron una nueva agresión contra el territorio español, ocurrida en
1587. Dirigida, una vez más, por Drake, contó con 27 navíos. En abril
de ese año, atacó y saqueó Cádiz, destruyendo más de 30 buques de la
armada hispana; en Lisboa, amenazó la flota del marqués de Santa Cruz,
aunque sin llegar a atacarla; por último, en las Azores, capturó la carraca
San Felipe, procedente del Caribe cargada de riquezas. Estos ataques «de
castigo» retrasaron en un año la expedición de la gran armada española.
28 CASTELLANOS ( 1921 ).
"El marqués de Santa Cruz (Granada 1526-Lisboa 1588) fue el más marino de más prestigio en tiempos de
Felipe II. De 1554 a 1561, durante quince años. protegió la flota de Indias de los ataques de ingleses y franceses;
combatió durante cinco años la piratería en el Mediterráneo, hasta que fue nombrado capitán general de las
galeras de Nápoles ( 1568), empleo por el que recibió el título de marquesado de Santa Cruz. Con participación
destacada en la batalla de Lepanto contra los turcos continuó acumulando méritos ante el rey que le concedió el
mando de las galeras de España en 1576 y el de capitán general del Mar Océano en 1583, siendo el encargado de
organizar la gran armada para invadir Inglaterra. Don Álvaro de Bazán murió antes de que se iniciara el ataque.
TEBETO. ANEXO 7. Puerto del Rosario (2014). pp. 107-186, ISSN: 1134-430-X 123
©Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017.
18 José Antonio Ortigueira Amor et al.: La expedicián de Francis Druke a las Indias Occidentales ..
En este estado, la gran escuadra -bautizada popularmente como la
Armada Invencible- zarpó de Lisboa el 20 de mayo de 1588, encargándose
de su organización y dirección el citado marqués, don Álvaro
de Bazán, fallecido, como se ha citado, antes de la partida. Por ello fue
sustituido precipitadamente por el duque de Medina Sidonia, Alonso
Pérez de Guzmán, capitán general de Andalucía, poco avezado en la
guerra naval, hasta el punto incluso de haber pedido al rey su relevo en
el mando de la misión. La Armada Invencible navegó a cabotaje hasta
La Coruña, donde se pertrechó de agua y alimentos. Hasta el 21 de
julio no abandonó este puerto y, una semana después, se hallaba en el
canal de La Mancha. Los barcos debían recoger en las costas de Bélgica
y Holanda a los tercios españoles de Flandes y trasladarlos hasta su
desembarco en territorio metropolitano inglés, en las proximidades de
Londres. Los españoles no pretendían una ocupación permanente, sino
el derrocamiento de la reina Isabel, lo que habría modificado la tensa
situación socio-económica de entonces, propiciando una actitud inglesa
más favorable a los intereses ibéricos. Drake fue designado comandante
de uno de los más importantes escuadrones de la flota inglesa, que se
hallaba al mando de Lord Howard30
• Los choques entre ambos bandos
se produjeron en el canal de La Mancha con resultado adverso a las
pretensiones españolas. En esta situación, la flota española, ante la imposibilidad
de cumplir su misión, abandonó la zona, para lo cual tuvo
que rodear las islas Británicas, bordeando Escocia, y tornar hacia el sur
por Irlanda para regresar a la península. Las tormentosas aguas del mar
del Norte provocaron el mayor número de bajas hispanas (37 barcos de
un total de 127). Aunque las pérdidas navales no se consideraron importantes
(de hecho, en menos de dos años ya se había reconstruido la
flota), sí derivaron en repercusiones políticas y sociológicas: los estados
protestantes reforzaron su fe y llegaron a creer que el imperio español
se encontraba en declive.
A la provocación española los ingleses respondieron casi inmediatamente
con la conocida como Contra Armada. Drake fue nombrado
comandante general; su objetivo se focalizó en aprovechar la debilidad
temporal de España y obligar a sus gobernantes a aceptar sus impuestas
'"Charles Howard ( 1536-1624), primer conde de Nottingham. fue un estadista y a lmirante inglés.; nombrado
caballero en 1572; un año después, al fallecer su padre. se convirtió en Lord Howard de Effingham. Posteriom1ente
fue nombrado Lord High Admira! en 1585 y. en 1587, fue designado comandante supremo de la flota inglesa que
se enfrentó a la Annada Invencible. aunque no tuvo el mando directo de la batalla. Effingham diseñó la estrategia
de acoso a la flota española en vez del ataque directo. Aunque controvertida inicialmente. indudablemente la
estrategia funcionó.
124 TEBETO. ANEXO 7. Puerto del Rosario (2014). pp. 107-1 86, ISSN: 1134-430-X
José Antonio Ortigueira Amor et al.: lu expedicián dí! Fruncis Drake a lus lndius Occidentu/es.. . l 9
condiciones de paz. Para lograr este objetivo, los ingleses habían planeado
quemar la flota española del Atlántico (San Sebastián, Santander y La
Coruña); desembarcar en Lisboa y causar una revuelta lusitana contra
España; establecer una base permanente en el archipiélago de Azores y
capturar la flota de Indias en su ruta a Cádiz. La Contra Armada disponía
de 6 galeones, 60 mercantes ingleses, 60 barcos holandeses, y unas 20
pinazas. Además de las tropas de tierra (20.000 soldados), embarcaron
4.000 marineros y 1.500 oficiales. Por el retraso inicial de las operaciones,
la armada tomó rumbo directo a Galicia en su camino hacia Lisboa. En
mayo de 1589 atacó La Coruña, pero fue rechazada. La derrota le supuso
a Drake la pérdida de unos 3.000 soldados (entre bajas y deserciones).
La Contra Armada también fracasó en la toma de Lisboa ya que no se
produjo el levantamiento popular esperado. Derrotados, los ingleses
renunciaron a atacar las Azores y la flota regresó a Inglaterra con tan
sólo 5.000 hombres. Drake había perdido su primera batalla importante.
La aureola del devoniano comenzó a apagarse con este descalabro.
Fue necesario el transcurso de más de cinco años para que Drake recibiera
el mando de una nueva armada, esta vez junto con John Hawkins.
Se trataba de conducir una segunda expedición al Caribe. Surtida la
flota con seis galeones reales, el Garland, el Defiance, el Bonaventure,
el Hope, el Foresight y el Adventure y otras veinte embarcaciones más,
acompañados por un numeroso grupo de barcazas. Con una tripulación
de 1.500 hombres y unos 3.000 de fuerza de desembarco, la expedición
era la mayor de las que se habían organizado hasta la fecha contra las
posesiones españolas del Caribe. Zarpó de Plymouth en septiembre de
1595; en octubre atacó, sin éxito, Las Palmas de Gran Canaria, plaza en
la que perdieron, en el intento de desembarco, cuarenta hombres y cuatro
barcazas. En noviembre, la armada inglesa fue rechazada de nuevo en
San Juan de Puerto Rico, donde murió John Hawkins31
• En enero de 1596
la flota se acercó a la ciudad de Cartagena de Indias, pero, comprobando
que la ciudad estaba en alerta y preparada para la defensa, los ingleses se
retiraron. Agobiados por la escasa fortuna de la misión, decidieron probar
suerte en Panamá. Entretanto y acuciada por la necesidad de víveres,
la flota asolaba cada población española encontrada en su camino, por
muy pequeña que fuera. Dado que la noticia de su presencia se había
difundido en todas direcciones, los habitantes, alertados, abandonaban sus
" Los ingleses afinnan que la muerte de John Hawkins fue por cnfcnnedad antes de 11cgar a San Juan de Puerto
Rico: los españoles. en cambio. sostienen que ésta ocurrió en el intercambio de disparos entre la flota inglesa y
los cañones de los fuertes de la ciudad.
TEBETO. A SEXO 7. Puerto del Rosario (20 l.J). pp. 107-1 86. ISSN: 113.J--130-X 125
20 José Antonio Ortigucira Amor et al.: La expedición de Francis Drake a las Indias Occidentales ...
casas con todas las provisiones disponibles, dejando los pueblos vacíos
y sin nada que saquear. Aprovechándose de la naturaleza del terreno,
con abundante vegetación o sabana seca, como es el caso de Riohacha
(Colombia), Jos colonos hacían Jo único que podían: fonnar partidas
y hostigar los movimientos del enemigo sin llegar a un ataque frontal.
Esta táctica dio, no obstante, buen resultado, hasta el punto de llegar a
desesperar a Drake, quien, siguiendo su habitual política de represalias,
ordenó asolar las pequeñas localidades que habían sido abandonadas por
sus habitantes. Las crónicas confirman que su camino se podía seguir
por el humo de los incendios provocados por sus tropas. Las cosas no
marchaban bien en el lado inglés: no se captaban suministros y se sufrían
bajas tan pronto como se internaban en el interior del territorio. Sin
mejorar la situación, en esta coyuntura de carencia extrema, se descuidó
la higiene, lo que, unido a la poca calidad de los alimentos y del agua,
hizo surgir los primeros brotes epidémicos. Incluso se ha especulado
con que el asalto a Riohacha fue el inicio del azote de fiebres que causó
la muerte de Drake32
•
En Panamá, una vez desembarcadas, las tropas británicas sufrieron
sucesivas derrotas. La decadencia de Drake, cuestionado desde la desastrosa
incursión al mando de la Contra Annada, se había consumado.
El 25 de enero, vencido en tierra, Drake encaminó la flota a la isla del
Escudo de Veragua y allí reorganizó sus fuerzas pensando en un posible
contraataque terrestre. La situación cambió drásticamente cuando sus
hombres empezaron a caer enfermos como consecuencia de la disentería.
La voluntad del almirante se quebrantó y, una y otra vez, no dejaba de
repetir: «hemos de ganar dinero antes de volver a Inglaterra»; entonces
se dio cuenta de la dificil situación en la que se encontraba. Desde su
estancia en tierra firme venía padeciendo fiebres y ante el clima insano
de la isla, el 2 de febrero mandó levar anclas y dirigir la flota a Portobelo.
Cada vez se sentía más débil, por lo que abandonó definitivamente
cualquier intento de desembarco en territorio continental. En estas dramáticas
circunstancias, Drake murió el 7 de febrero (28 de enero, según el
calendario juliano33
) de 1596. Poco después, el 21 de marzo, la escuadra
fue derrotada en la isla de Pinos, cerca de la costa cubana. Las pérdidas
"Fuentes colombianas (sin confirmar) sitúan en Riohacha el inicio de la epidemia de disenteria que fi nalmente
causó la muerte de Drake; otras fuentes, por el cont rario. la sitúan en la isla de Escudo de Veragua (actual Panamá).
" El actual calendario es el denominado gre~oriano, promovido por el papa Gregorio x111 en 1582. El anterior
calendario. llamado )11/iuno. añadió diez días al anterior. En 1585. España y otros paises católicos de Europa ya
habian adoptado el calendario gregoriano. pero no los ingleses. Por tal motivo en las fechas dadas en los documentos
ingleses de la expedición. hay un desfase de diez días respecto de las fechas indicadas por los mismos
acontecimientos en los documentos españoles. Inglaterra adoptó el calendario gregoriano a mediados del siglo xv111.
126 TEBETO. ANEXO 7. Puerto del Rosario (2014), pp. 107-1 86, ISSN: 1134-430-X
José Antonio Ortigueira Amor et al.: la expedición de Francis Drake a las Indias Occidentales... 21
inglesas fueron cuantiosas, estimadas en tres buques capturados por los
españoles, 17 hundidos o abandonados, 2.500 muertos y 500 prisioneros.
Los británicos supervivientes regresaron a Inglaterra y desembarcaron
en Plymouth en abril de ese año, logrando atracar sólo ocho barcos de
la que había sido la mayor flota hostil desplazada al Caribe, que había
cosechado derrota tras derrota hasta el desastre final.
Con la posición española reforzada en el Caribe, en 1604 se dio fin a
los casi 20 años de enfrentamiento entre españoles e ingleses. La firma
del Tratado de Londres, entre los reyes Felipe III y Jacobo I, afianzó la
posición de la corona española en los territorios bajo su dominio a cambio
del compromiso ibérico de no intervenir en los asuntos internos ingleses.
3. LA EXPEDICIÓN A LAS INDIAS OCCIDENTALES DE 1585-
1586
Como ya se ha mencionado, la incursión de 1585-1586 trajo como
consecuencia una guerra abierta entre Inglaterra y España, prolongada
durante cerca de dos décadas, y supuso también una nueva visión de las
acciones de corsarismo, que pasaron entonces de ser meras incursiones
a convertirse en verdaderas expediciones de escuadras navales, con la
complejidad que eso implicaba, sobre todo cuando operaban lejos del
territorio metropolitano, lo que añadía, a la complejidad intrínseca que
acarreaba una operación de esa envergadura (las mayores realizadas
hasta entonces), la necesidad de acumular en los buques víveres y agua
suficientes para la travesía -que era normalmente la causa principal
de retrasos en las partidas- y, por esa circunstancia, la duración de las
expediciones se dilataban en el tiempo. Los británicos se dieron cuenta,
además, de que las tácticas piráticas seguidas hasta el momento sobre el
terreno, con acciones rápidas y violentas contra objetivos reducidos, no
eran de aplicación en operaciones a mayor escala. También se percataron
de que mantener el secreto para conseguir la sorpresa era fundamental
si se quería ocupar objetivos con un reducido número de pérdidas, especialmente
cuando primaba la rentabilidad económica sobre las ventajas
políticas y geoestratégicas. Si mantener el secreto en los movimientos
propios era importante, también lo era la obtención de información sobre
el enemigo que, bien aprovechada, podía llegar a ser decisiva en el
desarrollo de las operaciones en tierra. Como veremos posteriormente,
el conocimiento inglés sobre las defensas de Santo Domingo les sirvió
TEBETO. ANEXO 7. Puerto del Rosario (2014). pp. 107-186. ISSN: 1134-430-X 127
22 José Antonio Ortigueira Amor el al.: La l!.\pcdicián dt: Frcmcis /Jrake u las Indias Occidentales ..
para atacar la ciudad por el lugar más débil de la defensa, propiciando
la victoria inglesa sobre unos desprevenidos milicianos.
Hasta 1585, las acciones corsarias se limitaban a la captura de barcos
mercantes sin protección y, por lo tanto, sólo en escasas ocasiones se
acercaban a un convoy protegido por galeones armados. Otro objetivo
preferido venía dado por las poblaciones pequeñas e indefensas, de las
que obtenían los recursos necesarios (agua y alimentos frescos) para
proseguir en el saqueo. Por tanto, la expedición de 1585-1586 a las Indias
Occidentales modificó muchos de los conceptos entonces vigentes.
Esta primera gran expedición al Caribe fue organizada como una
empresa cuyos patrocinadores participaban con capital, barcos, tropas
y otros recursos. Aunque los nombres de los inversores se mantuvieron
en secreto, lo más probable es que se tratara de la reina y de otros personajes
relevantes de Inglaterra, estando el mismo Drake entre ellos.
La expedición se montó como una actividad estrictamente privada en
la que los inversores recuperarían su desembolso con los resultados del
saqueo. Fueron varios y de diversas procedencias los patrocinadores
que contribuyeron aportando sus propios barcos. El conde de Leicester
proporcionó uno de los dos galeones de la expedición, que llevaba su
nombre, el Leicester, de 400 toneladas, dirigido por su cuñado, el contralmirante
Francis Knolles, y otro barco más pequeño, el Speedwell;
otros buques fueron el Sea Dragan, de sir Willian Wynter, capitaneado
por Henrie White; y el White Lion, mandado por Erisey (James Erizo).
Por su parte, los hermanos de Hawkins ofrecieron varias naves, el Bark
Bond, al mando de Robert Crose; el Bark Booner, dirigido por George
Fortescue; el Bark Hawkins, a cargo de Willians Hawkins; el Hope,
mandado por Edward Carelese, y el Galliot, alias Duck, con Richard
Hawkins como capitán. Drake incluyó varios barcos de su propiedad:
el Thomas, al mando de su tocayo Thomas Drake; el Elizabeth Drake
o Drake, capitaneado por John Vaughan; y el Francis, mandado por
Thomas Moone. Como jefe de la expedición, Drake navegó y puso su
bandera (estrella dorada con fondo rojo) en un galeón de 600 toneladas
y el mayor de todos los buques de la flota, propiedad de la monarca de
Inglaterra, el Elizabeth Bonaventure'4
• El capitán Thomas Vemer acom-q
Los galeones ingleses de tina les del siglo .\\"! siguieron un modelo del arqu itc~to n3\·al Bakcr. En el manuscrito
titulado Fragmcnts of ancicnt cnglish shipwrightery ( l 5Xó 1 hay \·arios planos de galeones atribuidos a Bakcr:
cxtcm~uncntc se distinguen por sus cm1tro mástiles. siendo m<is ligeros y rápidos que los españoles. La armada
real inglesa adquirió el Bonavcnture en l 5ó7. montaba 39 ca nones (nominalmente ~ 7) y fue el buque ins ignia de
Drake en la expedición. Fue dado de baja en 16 11
128 TEBETO. ANEXO 7. Pueno del Rosario (2014). pp. 107- 186. ISSN: 1134-430-X
José Antonio Ortigueira Amor et al.: La expedición de Francis Drake a las India., Occidentales... 23
pañaba a Drake en el galeón como «mastern35
• La reina aportó también
otro barco, el Aide o Aid, cuyo master era el capitán Edward Winter y,
además, 10.000 libras en metálico36
• Otros barcos de la expedición fueron
habilitados por mercaderes londinenses. Entre ellos el Minian, capitaneado
por Thomas Seelie; el Barke Talbot, por Bailie; el Vantage, por John
Riuers; el George, por John Varney; el Beniamin, por John Martín; el
Skout, por Edward Gilman y el Swallow, por el capitán Bitfiel. En total,
la flota dispuso de 29 barcos de todos los tamaños, desde el más grande,
el Elizabeth Bonaventure, hasta las pinazas de 20 toneladas.
Para gobierno de la flota y fuerzas embarcadas, Drake contaba con
un segundo comandante (deputy), el vicealmirante Martine Frobusher,
quien navegó en el Primrose, aportado por los mercaderes londinenses,
y con el teniente general Christopher Carleill, jefe de la infantería, que
formaban las fuerzas de desembarco a bordo del Tiger o Tigar, de 150
toneladas. Drake, Frobissher y Carleill encabezarán la flota inglesa de
mayor tamaño adentrada hasta la fecha en las aguas del Caribe, con un
total de 2.300 hombres, de los cuales 1.600 pertenecían, entre oficiales
y soldados encuadrados en doce compañías, al cuerpo de desembarco.
El teniente general Carleill contaba con el general Anthony Powel (sergeant
majar), como jefe de las fuerzas de infantería y con dos coroneles
(corporals in thefield) que formaban el stajf o plana mayor del general
Powel: los coroneles Matthew Margan y John Simpson quienes, además
del planeamiento de las operaciones en tierra, eran los responsables de
entrenar, junto con sus curtidos oficiales, a los todavía inexpertos soldados.
Entre estos oficiales se encontraban los capitanes Antonie Plat, John
Merchant, Edward Winter, John Goring, Robert Pew, George Barton,
Willian Cecill, Walter Bigs, John Hannam y Richard Stanton.
Sin haber completado el abastecimiento de agua y sin redistribuir aún
el cargamento embarcado en los distintos buques, la expedición salió de
forma precipitada de Plymouth el 24 de septiembre, pues Drake temía
que la reina cancelara definitivamente el viaje si éste sufría un segundo
aplazamiento (en principio, la partida de la flota estaba prevista para
agosto). Aunque la preparación de la expedición se inició como una más
de las acciones de represalia llevadas a cabo por el embargo de los buques
ingleses en puertos españoles, la reina creía que todavía era posible un
'' El mais/er o mas1er era un especial ita en navegación y el encargado del equipamiento, navegación y todas las
actividades del buque; durante el combate se encontraba siempre en el alcázar. junto al capitán.
" Se calculó una inversión de 60.000 libras, incluidas las 10.000 de la reina que contó con una sobrevaloración
de sus dos barcos de otras 10.000 libras más. De experiencias anteriores se suponia que sólo el ataque a Nombre
de Dios (Panamá). supondría un beneficio de 600.000 libras (2.600.000 ducados)
TEBETO. ANEXO 7. Puerto del Rosario (2014). pp. l 07-186, ISSN : 1134-430-X 129
24 José Antonio Ortigueira Amor et al.: La expedición de Francis Druke a las Indias Occidentales ...
tratado de no agresión con España. Por ello, la posibilidad de un acuerdo
de paz se alejaría de modo definitivo una vez que la escuadra inglesa emprendiese
el camino hacia el Caribe para saquear las colonias españolas,
interrumpir su comercio y capturar buques de la flota de Indias con su
cargamento de oro y plata. En este sentido conviene recordar, que en su
paso por las costas gallegas, Drake mantuvo un comportamiento ej emplar
y evitó atacar el territorio continental español; así las hostilidades no se
romperían antes de lo estrictamente necesario.
Esta parada en las costas gallegas, primero en Muros y luego en las
islas Cíes (en las cercanías de Vigo y de Bayona), se ha atribuido a la
necesidad de Drake de reabastecerse (la urgencia de la partida en Inglaterra
había obstaculizado un avituallamiento en forma) y a la presencia
inminente de un temporal que, de haber sido afrontado en mar abierto,
habría causado la dispersión de la flota. Su primera aproximación a la
costa se efectuó en la ría de Muros y Noya, donde encontró varios barcos
franceses, unos cargados de sal y otros de pescado, procedentes de
Terranova. El 2 de octubre avistaron un pesquero de San Sebastián, cuya
carga de pescado seco fue saqueada y distribuida en los barcos de la flota.
Pocas jornadas después los ingleses llegaron a Vigo y permanecieron en
Bayona desde el 7 al 21 de octubre. En un intento por confundir a los
españoles sobre el verdadero objetivo de la misión, Drake preguntó al
gobernador Pedro Bermúdez por los barcos ingleses retenidos en Bayona.
Por su parte, el gobernador temporizó y dio facilidades a Drake para
adquirir víveres y agua, posiblemente para librarse de él lo antes posible.
En la espera, sin embargo, los ingleses saquearon algunos barcos fletados
con enseres personales de vigueses que trataban de escapar de la ciudad
y, en tierra, desvalijaron una ermita mientras hacían la aguada. Entre
tanto, el gobernador concentró sus fuerzas (2.000 soldados a pie y 300
jinetes) y acordó una nueva tregua con los ingleses, dejándoles seguir
con la aguada a cambio de la devolución de rehenes y bienes robados.
La tregua se mantuvo hasta la partida de la escuadra.
Estas dos semanas de permanencia de la flota en Bayona se han justificado
de diverso modo. Desde luego este paréntesis nada tenía que ver
con la liberación de barcos ingleses embargados; aunque la reina había
planteado esa opción, no hay evidencia de que se entregase ninguno a
Drake. En principio la estancia no parece haber sido premeditada, sino que
habría sido consecuencia de la ligera preparación del viaje o a la una atropellada
partida desde los puertos británicos. Sin embargo, como podremos
130 TEBETO. ANEXO 7. Puerto del Rosario (2014), pp. 107-1 86, ISSN: 1134-430-X
José Antonio Ortigueira Amor et al.: La expedición de Francis Drake a las Indias Occidentales ... 25
comprobar más adelante, esto no parece ser así. Si bien es cierto que la
expedición acumuló víveres y agua durante su estancia en Galicia, no es
menos cierto que en la dilación de esta estadía primaron motivaciones
estratégicas sobre las logísticas: mientras el inglés encontraba refugio y
capeaba el temporal en las rías gallegas, a la vez efectuaba cálculos sobre
el momento oportuno de abandonar las protectoras aguas y lanzarse a
mar abierto en derrotero de confluencia con la flota de Indias en su ruta
hacia Sevilla, sobre todo en el afán de apresar algún galeón rezagado.
Un enfrentamiento en ese momento no era deseable ni conveniente; ni
Vigo ni Bayona fueron saqueadas ni, de hecho, siquiera amenazadas por
Drake, más preocupado de conseguir el abastecimiento preciso para la
travesía atlántica que de otra contingencia. Los daños ocasionados por
la flota inglesa en las rías gallegas fueron mínimos y circunstanciales y
Drake no pretendía más; de hecho se cree que consideraba satisfactorio el
acuerdo con el gobernador, quien por su parte no quería ser responsable
de iniciar una acción hostil que supusiera la declaración de guerra de
Inglaterra a España.
Según se indica en la memoria de la expedición, la armada tomó rumbo
sur con destino al archipiélago canario, (siendo avistada el 3 de noviembre
en Lanzarote ), con intención de conseguir nuevos suministros en la isla
de La Palma. Es de suponer que en Bayona no hubiesen conseguido los
víveres y agua suficientes para atender las necesidades de más de 2.000
personas embarcadas, entre tripulación y fuerza de desembarco, en una
larga travesía hasta el Caribe. El intento de conseguir suministros en La
Palma fracasó debido a la valerosa y rápida reacción de la población palmera,
que ya escarmentada por anteriores saqueos piráticos, se enfrentó
a Drake con todos los medios disponibles.
Aunque sabemos que la flota se dirigió a La Palma, en realidad, las
primeras islas avistadas fueron otras (Lanzarote, Fuerteventura y Gran
Canaria). Drake estaba acostumbrado al saqueo de poblaciones pequeñas
y desprotegidas, fáciles para el desembarco y el apropiamiento a saco
de los bienes sin encontrar demasiada resistencia. Por eso no atacó Las
Palmas de Gran Canaria ni otros puertos tinerfeños, como Santa Cruz o
Garachico; por otro lado, es de suponer que, por la información de que
disponía, la isla noroccidental, la última antes de empezar la ruta de
alta mar, le pareciera más apetecible, dada su fama de isla industriosa
y rica -llamada, a finales del siglo, el Peruche, por Frutuoso-, y más
fácil de saquear. Como vino a demostrarse después, este último aserto
TEBETO, ANEXO 7. Puerto del Rosario (20 14). pp. 107- 186, ISSN: 1134-430-X 13 l
26 José Antonio Ortigueira Amor et al.: la expedición Je Francis Drake a las lndiu.1· Occidentales...
fue mal calculado. En un momento en que la guerra hispano-inglesa
aún no había sido declarada, Drake no intentó abastecerse en un puerto
principal, como el de Las Palmas, que reunía los poderes cardinales del
archipiélago; esta opción habría sido la más lógica en tiempos de paz;
por el contrario, se dirigió a un punto donde conseguir el mayor número
de beneficio con el menor esfuerzo. La elección de La Palma, pues, no
parece casual, dado que las otras islas occidentales no reunían la entidad
suficiente para cubrir sus carencias -a excepción de la aguada- en un
viaje que se presumía tan prolongado; ello explica que tras su fracaso
palmero tomara rumbo hacia El Hierro, en idéntica posición hacia el sur.
Por su entidad, esta expedición era distinta a las que Drake había
comandado anteriormente, y tuvo que adaptar la forma de actuar sobre el
terreno a cada circunstancia; de este modo, estas experiencias condicionaron
sus postreros modos de operar. Por una parte, el almirante inglés
comprobó en La Palma la complejidad de un desembarco de cientos de
personas, y en el que estaban implicados varios buques, y la dificultad
de llevarlo a cabo bajo el fuego de artillería y fusilería enemiga, sobre
todo si el mar no estaba en calma. También experimentó en su propio
galeón, alcanzado por la artillería del castillo de San Miguel, la eficacia
y alcance de los cañones españoles. Por ese motivo, los siguientes
desembarcos fueron llevados a cabo lejos de las fortificaciones de las
ciudades, mientras los barcos hostigaban distrayendo la atención de los
defensores sobre su acción principal: el ataque por tierra de la ciudad. Por
otra parte, también demostró que algunas ciudades importantes del Caribe
no estaban preparadas para resistir un ataque tras la toma de la playa.
El 13 de noviembre la flota se acercó a La Palma e inició el ataque
en dos direcciones de norte a sur. La mayor parte de la escuadra tomó
rumbo al puerto de Santa Cruz de La Palma, mientras un reducido número
de buques se dirigió a la ensenada de Tazacorte llevando a cabo
una acción de distracción. El gobernador, previamente alertado de la
proximidad de la flota inglesa por el sistema de alarma (en este ataque
se demostró la eficacia del programa preventivo palmero), tuvo tiempo
de preparar la defensa de las playas por la milicia y a larga distancia por
la artillería de los castillos. Drake no intentó el desembarco por el norte
de la bahía, como en 1553 había hecho con tan buenos resultados Pie de
Palo; y ello no tanto porque la playa se hallara defendida por la milicia,
sino porque los cañones de corto alcance del castillo de Santa Cruz del
Barrio del Cabo, protector del acceso septentrional, podían producir un
132 TEBETO. ANEXO 7. Puerto del Rosario (2014 ). pp. 107-186. lSSN: 1134-430-X
José Antonio Ortigueira Amor el al.: La expedición de Francis Drake a las Indias Occidentales ... 27
efecto devastador sobre la tropa al descubierto con la carga de metralla.
Este pequeño bastión no pretendía alcanzar los barcos enemigos (desde
luego, fuera de su alcance), sino impedir el paso por el acceso norte; no
en vano se había construido para cumplir con esta misión y se había unido
al risco próximo de La Encarnación por un muro, donde se apostaban los
tiradores; se trataba, en definitiva, de un conjunto defensivo que por, su
posición estratégica, podía igualarse a una fortificación mayor y defender
la playa de un posible desembarco.
La flota, pues, siguió rumbo norte-sur hasta la playa situada al sur de
Santa Cruz de La Palma (de Bajamar), en las proximidades del puerto.
En su navegar, la armada había recibido disparos efectuados desde el
castillo de Santa Catalina, la fortaleza principal y mejor equipada de la
plaza. El fuego obligó a la escuadra inglesa a alejarse de la costa, por
lo que a partir de ahí los disparos de los cañones palmeros se quedaron
cortos: no alcanzaron ningún buque inglés, pero tampoco los ingleses
dañaron las defensas españolas. Ya en la orilla de Bajamar, los ingleses se
encontraron en tierra con las milicias y amenazados por los disparos, estos
sí de gran alcance, lanzados desde el castillo de San Miguel, responsable
de la protección del puerto. Ahora el fuego efectuado desde el castillo
de San Miguel sí alcanzó a algunos navíos ingleses que se acercaron a
la rada; entre ellos, los dos más importantes: la nave capitana, el galeón
Bonaventure, y el también galeón Leí ces ter (es posible que un tercer buque
afectado fuera el Aid). Además, cabe la posibilidad del hundimiento
de varias de las barcazas empleadas en el desembarco en la playa. Ello
explicaría el número de bajas sufridas por los ingleses, evaluadas por
los españoles «entre treinta y cuarenta soldados»37
. Drake encontró una
inesperada resistencia tanto en la primera línea de costa, protegida por
las milicias, como en los eficaces disparos efectuados desde el castillo de
San Miguel; a estos inconvenientes hay que unir además las dificultades
planteadas para maniobrar por la dirección del viento; de este modo, ante
el «peligro inminente» que corrían sus barcazas en las proximidades de
la playa, el devoniano desistió de su ataque, retirándose rumbo sur. La
ciudad se salvó del saqueo gracias, por un lado, a la pericia de los oficiales,
dirigidos por el teniente de gobernador de La Palma Jerónimo de
Salazar, quienes emplearon eficazmente a las milicias y, por otro, justo es
reconocer, a la eficacia de los cañones, sobre todo los del castillo de San
Miguel. Las milicias y la artillería marcaron la diferencia entre el ataque
a Santa Cruz de La Palma -cuyo puerto era, en aquellos momentos
37 HERRERA Y T oRDESILLAS ( 16 12). p. 12.
TEBETO. ANEXO 7. Puerto del Rosario (2014), pp. 107-1 86, ISSN: 11 34-430-X 133
28 José Antonio Onigueira Amor et al.: La expedición de Francis Drake a las Indias Occidentales ..
posiblemente, el mejor defendido de Canarias- con el ataque al resto
de ciudades saqueadas más tarde en la expedición inglesa.
Por el resultado de la expedición, cabe interpretar que el puerto palmero
también estaba mejor defendido que los de las Indias Occidentales
españolas, teniendo en cuenta que la fortaleza de la defensa es consecuencia
de varios factores, entre los que se encuentran los elementos
contables (número de baluartes, cañones, guarnición y milicianos) y los
que no lo son pero pueden llegar a ser decisivos para el resultado final
del combate. Es importante, pues, disponer de buena información, de un
sistema de alerta temprana, de un plan previsto de contingencia, de una
distribución de cometidos, de un metódico entrenamiento y, sobre todo,
de una expresa «voluntad de vencen>. Abandonar la ciudad al primer
cañonazo no parece la mejor solución para la defensa. Se podrá salvar
la vida, pero no los bienes ni el honor.
Fracasado el objetivo originario (que no era otro que Santa Cruz de
La Palma), la expedición se dirigió a El Hierro, donde los ingleses desembarcaron
para hacer aguada. Las adversas condiciones meteorológicas,
sin embargo, obligaron a que al poco Drake se viera obligado a partir sin
conseguir el total abastecimiento precisado. Acuciada, la armada tomó
dirección sur con destino al archipiélago de Cabo Verde. Sobre Ribeira
Grande (actual Cidade Velha), entonces capital del archipiélago, la flota
británica realizó su primer ataque en fuerza, según sostiene la mayoría
de historiadores, aunque, como ya hemos señalado anteriormente, la
cuestión ha de ser matizada; falta determinar si éste era su primer objetivo
o si, por el contrario, lo era Santa Cruz de La Palma. Lo que está claro
es que estos desembarcos (antes de emprender la singladura atlántica)
se relacionan más con la necesidad de conseguir suministros que con
el mero latrocinio. Cabe recordar que Ribeira Grande, población leal a
Felipe II había sido tomada unos años antes por Manuel Serradas, uno de
los capitanes del Prior de Crato, en la guerra que por el trono de Portugal
sostenían éste y el monarca español. Serradas saqueó la ciudad llevándose
lo que en ella había de valor (oro, plata, ámbar, campanas y cañones)38
,
por lo que los ingleses no encontraron mucho que robar.
Si tenemos en cuenta que uno de los objetivos principales del viaje
era la captura de galeones españoles cargados de metales preciosos
americanos y otro el desembarco en Panamá para hacerse con los ricos
cargamentos del Pacífico (con lo que esperaban conseguir la mayor parte
"GARCiA PEÑA, Ros LARl'NA (2002), pp. 11-48.
134 TEBETO. ANEXO 7. Pueno del Rosario (20 14), pp. 107- 186, ISSN: 1134-430-X
José Antonio Ortigueira Amor et al.: la expedición de Francis Drake a las Indias Occidentales... 29
de las ganancias )39, deberíamos preguntarnos por qué en una operación
de este tipo (la mayor de la época) se produjeron tantas indecisiones,
urgencias, retrasos, dilaciones y, en consecuencia, precipitaciones, y cuál
fue el motivo. Según Angus Konstam, la espera inglesa en Vigo sirvió
para abastecerse, redistribuir la carga entre los distintos barcos y capear
el temporal, añadiendo, además, que Drake esperaba capturar algún
buque de la retaguardia de la flota española que, en aquellos momentos,
se encontraba de regreso a la península y en las proximidades de las
Azores. Por ese motivo, la salida de Vigo de la flota inglesa y la de la
flota española de las Azores coincidió en el tiempo siendo dificil creer
que esta circunstancia haya ocurrido por casualidad. Si es verdad que
las casualidades no existen, el objetivo de Drake era claro: alcanzar los
barcos hispanos más rezagados y conseguir así sus primeros beneficios.
Sin embargo, la flota española realizó una rápida travesía, llegando al cabo
San Vicente, al sur de Portugal, en su ruta hacia Sevilla, cuando la inglesa
estaba todavía a la altura de Lisboa, a 125 millas de distancia. Por un día
de retraso, Drake perdió la oportunidad de alcanzar su primer objetivo.
Desdibujada aquella empresa, las órdenes de Drake se dirigen al
ataque contra los establecimientos españoles del Caribe, incluidos los
barcos, pero nada dicen del archipiélago de Cabo Verde. Era éste un
destino extraño, pues normalmente el cruce del Atlántico se iniciaba
desde las islas Canarias. Es posible hallar dos razones para comprender
esta decisión: 1 ª) la necesidad de abastecimiento (una vez fracasado el
ataque a La Palma, era otra opción), a pesar de desviarse bastante de la
ruta prevista; y 2ª) el deseo de vengar un hecho ocurrido en 1583, cuando
una flota de siete barcos de William Hawkins, fondeada en Ribeira Grande
y con la tripulación en tierra, fue emboscada, con la consiguiente muerte
de varios tripulantes; los supervivientes tuvieron que alcanzar los barcos
a nado; dos de los navíos eran propiedad de Drake y de sus hermanos40
•
Lo cierto es que el 26 de noviembre ( 16 para los británicos41
) la flota de
Drake divisó la isla de Santiago, anclando entre Ribeira Grande, antigua
capital del archipiélago y Porto Praia (Playa), la actual capital, que por
aquel entonces era un núcleo de apenas 1.000 habitantes. El desembarco
'" Drake sabia por experiencia de sus viaje al Pacífico y de su desembarco en Nombre de Dios (Panamá), que
un solo barco cargado con oro y plata y una recua de mulas de carga producirían muchos más beneficios que
cualquier otra acción pirática.
'ºCARITA (2010). En este opúsculo se da a entender que los ingleses se habían aliado con Manuel Serradas, que
se encontraban en la cercana isla de Fogo que se había declarado leal a don Antonio y que desembarcaron en
Ribeira Grande con intención de saquearla por segunda vez en pocos meses.
41 En las memorias de la expedición se indica el día 16. Sin embargo, según Angus Konstam, el desembarco se
produjo el 11 de noviembre.
TEBETO, ANEXO 7. Puerto del Rosario (2014), pp. 107-1 86, ISSN: 11 34-430-X 135
30 José Antonio Ortigueira Amor et al.: la expedición de Francis Drake u lus Indias Occidentales ...
se llevó a cabo a unos 6 km al este de la antigua capital esa misma tarde,
tomando tierra más de 1.000 soldados de la infantería embarcada. Al igual
que en La Palma, se utilizó una medida de distracción, dado que una parte
de la flota bombardeó los tres baluartes de la ciudad mientras se procedía
al desembarco. La defensa que en 1585 protegía Cabo Verde contaba con
tres fortificaciones en Ribeira Grande (reductos Da Vigía, Da Ribeira y
de Sao Brás) y con otra en la meseta de Praia, en la isla de Santiago y,
además, con otras dos en la cercana isla de Fogo. Ribeira Grande contaba
también con otra organización defensiva en un lugar elevado, el Baluarte
de Achada, en cuyo emplazamiento se construyó, después del ataque de
Drake, el fuerte de San Felipe42
• Las tropas de infantería inglesas, por
su parte, una vez en tierra y ya de noche, escalaron los riscos y llegaron
a una llanura o «meseta» superior, donde reorganizaron sus fuerzas en
tres núcleos. Media hora antes del amanecer, ya estaban apostados para
iniciar el ataque. Cuando el general de las fuerzas terrestres, Carleill, dio
la orden de avance, la flota se aproximó a la ciudad, bombardeándola de
nuevo y neutralizando la reacción de las fortalezas. La guarnición y los
habitantes abandonaron la población y las columnas inglesas entraron
en ella sin encontrar resistencia. Por la tarde, la ocupación ya había sido
consolidada. Sólo permanecieron en la urbe africana los más ancianos,
impedidos para escapar, junto a un grupo de veintiséis fatigados con
fiebre en el hospital de esclavos. Sin esperarlo, estos enfermos tuvieron
-como se verá- un protagonismo inesperado en el resultado global
de esta expedición de 1585-1586.
Con la toma de Ribeira Grande por parte de Drake, comenzaron
catorce días de saqueo: se comenzó por los cañones de bronce de las
fortalezas y las campanas de la capital, también de bronce; de los siete
barcos capturados, se apoderaron los ingleses de los objetos de valor
de seis de ellos y sumaron a la flota el séptimo; desvalijaron todas las
viviendas en busca de comida (harina, vino, vinagre, aceite, aceitunas);
recogieron fruta de los árboles y se llevaron seda y telas de los almacenes
de la ciudad. No obstante, ello debió parecerle poco a Drake, que envió
mensajeros al gobernador de la isla solicitando un rescate bajo amenaza
de ocupar todos los lugares habitados, quemarlos y pasar a cuchillo a
sus habitantes. No recibió ninguna respuesta. El gobernador y el obispo
habían huido a un pueblo, Santo Domingo, situado a unos 18 km de la
capital. El 4 de diciembre, el mismo Drake, acompañado por el teniente
"CARITA (2010). Se indican las fortificaciones existentes en l 5R2 y cuando se menc iona la que controla el camino
del puerto, en Praia, no la considera fortaleza sino «reforl'o do baluarte da Achada».
136 TEBETO. ANEXO 7. Puerto del Rosario (2014), pp. 107- 1R6. ISSN: 1134-430-X
José Antonio Ortigueira Amor et al.: la <!X/H:dición de Francis Drake a las Indias Occidentales... 31
general Carleill al mando de 600 hombres, se dirigió a Santo Domingo,
pero, cuando llegaron, el núcleo había sido abandonado y las casas incendiadas.
Practicando la táctica de «tierra quemada», los habitantes también
habían arrasado los campos próximos. En su regreso, los ingleses fueron
seguidos por tropas de caballería hispano-portuguesas, las cuales llegaron
incluso a capturar a un soldado inglés, que fue ejecutado y descuartizado.
El 6 de diciembre las fuerzas británicas comenzaron el reembarque
y, dos días más tarde, en un nuevo intento por negociar un rescate con
el gobernador, Drake envió al teniente general Carleill con sus tropas a
ocupar Porto Praia (Playa). Cuando llegaron, al amanecer del día siguiente,
sus habitantes habían huido y, como les había ocurrido las dos veces
anteriores, encontraron una ciudad desierta, sin posibilidad de capturar
rehenes por los que pedir rescate. Contrariado, Drake ordenó destruir
todas las casas (excepto el hospital) y envió un mensaje al gobernador
de la isla en el que comunicaba la destrucción de Ribeira Grande si no se
pagaba una redención. En su despecho por no haber recibido contestación
del gobernador de la isla y posiblemente dolido por la brutal muerte de
su soldado, Drake dio la orden de arrasar la capital caboverdiana. Una
vez resuelto un problema doméstico con Francis Knolles, al que relevó
del mando del Leicester y trasladó al buque insignia, el 1 O de diciembre
de 1585, el viaje continuó rumbo al Caribe. Cuando abandonaron la
isla, dejaron atrás dos ciudades, Ribeira Grande, de 2.000 habitantes y
Praia, de 1.000, arrasadas y un pueblo, Santo Domingo, quemado por
sus pobladores.
Los agresores, no obstante, se llevaron consigo un oculto enemigo. Es
muy probable que los citados enfermos del hospital de Ribeira Grande
transmitieran a los asaltantes su dolencia. Antes de llegar al Caribe, la
flota inglesa perdió más de trescientos hombres, enfermados durante la
travesía con fiebre muy alta, acompañada en algunos casos de pústulas.
Los barcos más afectados fueron el Bonaventure, con casi cien muertos, y
el Primrose, con sesenta. Después de un viaje de dieciocho días, llegaron
a la isla Dominica, donde consiguieron agua y alimentos comerciando
con cuentas de vidrio con los indígenas. Desde allí se trasladaron a la
isla desierta de San Cristóbal (actual St. Kitts, al este de la isla de Puerto
Rico); allí pasaron la Navidad (según el calendario Juliano), cuidando a
los enfermos y limpiando y aireando los barcos. La fiebre había causado
más bajas que las acciones de los españoles (limitadas a cerca de una
treintena en La Palma y un muerto en la isla de Santiago); pero no solo
TEBETO. ANEXO 7. Puerto del Rosario (2014). pp. 107-186. ISSN: 1134-430-X 137
32 José Antonio Onigueira Amor et al.: La expedición Je Francis Drake a las Indias Occidentales ...
eso, los enfermos que habían sobrevivido se hallaban tan débiles que no
serían de utilidad en el siguiente ataque.
Mientras las tropas se dedicaban al mantenimiento y limpieza de los
buques y a la recuperación de los dolientes, los ingleses enviaron un
pequeño escuadrón de barcos en misión de reconocimiento en dirección
oeste; buscaban información sobre la isla La Española y su capital Santo
Domingo (su próximo objetivo), la ciudad más antigua del Caribe y la
más grande de la isla. A pesar de que llevaban algunos meses embarcados
y las hostilidades entre España e Inglaterra habían comenzado desde
hacía bastante tiempo, la noticia de la guerra era aún desconocida en
el Caribe. Por tanto, el ataque podía acompañarse del efecto sorpresa.
Además, en su viaje hacia Santo Domingo y antes de desembarcar, los
ingleses se percataron de que los habitantes de la ciudad desconocían la
salida de la expedición inglesa y el saqueo de Santiago. No estaban, por
tanto, alertados ni preparados para enfrentar con éxito el ataque de una
armada de aquella entidad. También y sin proponérselo, consiguieron
información detallada de un lugar apto para el desembarco de las fuerzas
de Carleill. Fue de este modo como las exploraciones de reconocimiento
se tomaron decisivas en el resultado exitoso de la operación de desembarco
y ocupación de la ciudad de Santo Domingo.
La flota partió de la isla de San Cristóbal después de una semana dedicada
a la limpieza, desinfección y aireación de los barcos y descanso
y reorganización de sus hombres. A su salida, dejaron enterradas a las
últimas veinte víctimas. En este trayecto de la ruta al lugar de desembarco
en la playa de Haina (a unos 15 km al oeste de Santo Domingo, en la
desembocadura del río homónimo), tuvieron la fortuna de conseguir un
dato importantísimo. En este momento, con las operaciones en marcha,
el plan todavía podía volverse en contra, pues un buque español se dirigía
precisamente a Santo Domingo con el propósito de avisar al gobernador y
capitán general de la isla, Cristóbal de Ovalle, de un posible ataque inglés.
La captura de este barco influyó favorablemente en el desarrollo de la
operación, ya que el aviso del posible ataque nunca llegó a La Española;
además, los ingleses aprovecharon la información proporcionada por un
piloto del barco sobre la peligrosidad de los bajos de Haina, protegidos
por una barrera de arrecifes con frecuentes golpes de mar13 • Digamos que
Santo Domingo disponía de una fortaleza impresionante para la época,
el castillo de Ozama, que defendía la entrada al puerto, situado el este
'' CAWTllORNE (2003 ). El autor afinna que el piloto del barco español capturado era natural de Grecia, Greek
pilot (p. 44 ).
138 TEBETO. A.VEXO 7. Pueno del Rosario (2014), pp. 107-186, ISSN: 1134-430-X
José Antonio Ortigueira Amor et al.: La expedición Je Francis Drake a las Indias Occidentales... 33
de la ciudad, y que hacía imposible un ataque directo. Los cañones de la
fortaleza de Ozama daban cobertura a la costa sur-este de la ciudad, pero
no al resto ni a la zona del interior, que sólo contaban con la protección
de pequeñas fortificaciones y unas murallas no preparadas para repeler
un ataque en fuerza.
El plan de ataque implicaba el desembarco del teniente general Carleill
con sus tropas en la playa de Haina y la aproximación de la infantería por
tierra, oculta a la vista de los defensores; mientras tanto, como medida
de distracción, la división marítima, al mando de Drake, simularía un
ataque y desembarco en la zona costera al oeste, próxima a la ciudad y
alejada de la fortaleza de Ozama. Bajo amenazas, el piloto de la nave
capturada poco antes había empezado a cooperar con el general Carleill
prometiéndole guiar el paso de las pinazas a través de los arrecifes hasta
que estuvieran a salvo en la playa. La información obtenida por los ingleses
no se limitaba únicamente a la zona de desembarco, sino también
a los caminos que tenían que seguir hasta alcanzar la muralla oeste de
Santo Domingo y de lo vulnerable que ese muro era, llegando a averiguar,
incluso, que las obras defensivas apenas se habían iniciado y que,
en realidad, solo se podía considerar protegida una de las dos puertas
(«puerta principal») que cerraban el acceso occidental de la población.
El resto de la muralla sólo contaba con una protección ligera que servía,
como mucho, para prevenir actividades de maleantes o la entrada y la
salida de animales de la ciudad. La playa de Haina no estaba vigilada,
dado que se consideraba imposible un desembarco y menos nocturno.
El viernes l O de enero de 1586 (fin de año para los británicos), entre
las ocho y nueve de la mañana, entró en el puerto de Santo Domingo un
barco de cabotaje que comunicó haber visto, en la víspera, varios navíos
de vela fondeados en la isla Santa Catalina (actual isla Catalina). Luego
se avistaron algunas velas hacia la Punta Caucedo. A medida que pasaba
el día, aparecieron más barcos, que mantuvieron en observación a las
autoridades y en alarma a los vecinos. Rondando la medianoche, con
toda la ciudad en vela, a la claridad de la luna, los barcos se aproximaron
al puerto y sonó la alerta con un gran repique de campanas y llamada
a las armas. Las naves continuaron su marcha y la población se calmó,
creyendo que pasaban de largo sin atreverse a desembarcar al percibir
las acciones en tierra44
• El desembarco en Haina tuvo lugar el 11 de enero
(primer día del año en el calendario Juliano) .
.¡.¡ Ü\"ALLE (2009), p. 66.
TEBETO. ANEXO 7. Puerto del Rosario (2014). pp. 107-186. ISSN: 1134-430-X 139
34 JosC Antonio Ortigueira Amor et al.: La t:Xpt!dicián di! Fnmcis Drakc a fas Indias Occiclt.•ntafe.L ..
La guarnición española que no llegaba a mil milicianos, se puso en
estado de alerta y se empezó a preparar la defensa45 • Lo primero que hicieron
fue proteger la entrada del puerto, en la que hundieron tres lanchas
en el estrecho, obligado paso a la fortaleza de Ozama, y situaron la única
galera disponible en el interior del puerto para apoyar la defensa con el
fuego de sus cañones. Con la entrada cortada, el puerto estaba asegurado,
pero también prohibida la salida de los barcos del interior. La milicia
intentó mejorar la defensa de la costa elevando con rapidez terraplenes
en la orilla y rodando algunos cañones, ahora situados en las nuevas
posiciones cercanas a mar. No les dio tiempo a hacer nada más. Mientras
los milicianos preparaban la defensa, parte de la población abandonó la
ciudad. Al amanecer, dieciocho barcos ingleses aparecieron delante de la
entrada del puerto, al alcance de la artillería de la fortaleza Ozama, desde
la Punta Torrecilla hasta el Matadero, iniciándose un cruce de disparos.
Menos la primera andanada, que rondó al Bonaventure, los cañonazos
de la fortaleza se quedaron cortos por escasez de pólvora, sin poner en
peligro los buques ingleses. Entretanto, Drake dio la orden de responder al
fuego, pero sin implicarse demasiado, y avanzando hacia el oeste, dirigió
sus cañones contra los milicianos, protegidos detrás de los terraplenes
levantados esa madrugada, y simularon un desembarco en la playa. La
ciudad se volcó en repeler el supuesto ataque en la orilla, mientras el
desplazamiento de las tropas inglesas desembarcadas ya en tierra y en
camino hacia la capital pasaba desapercibido. Al mediodía se encontraban
a la vista de la ciudad y, sin solución de continuidad, organizaron el
ataque. Avanzaron en dos columnas: una al mando de Carleill y la otra
al de Powell, su segundo (el sergeant majar); empezaron la ofensiva en
formación, con las banderas desplegadas y haciendo sonar los tambores
en compañías de piqueros precedidas de arcabuceros. Estos últimos
también protegían los flancos y el espacio libre entre ambas columnas.
La guarnición, sorprendida por el movimiento inglés, reaccionó con un
contraataque improvisado de «treinta hombres de a caballo», protegiendo
también sus flancos con disparos de arcabucería. Los españoles fueron
rechazados y los ingleses continuaron su avance. En media hora ya habían
alcanzado las murallas de la ciudad. Carleill se dirigió a la puerta
principal y Powell a la secundaria, al sur y más cercana al mar. Apenas
encontraron resistencia y, a las tres de la tarde, ya habían capturado la
mayor parte de la localidad, con excepción de la fortaleza de Ozama, que
"Las milicias estaban formadas por unos 800 hombres a pie y otros 100 a caballo: en un informe posterior al
ataque se dice que el annamento del que disponían eran picas y lanzas. que habían heredado de sus padres o
abuelos y unos pocos arcabuces sin apenas pólvora o munición.
140 TEBETO. A.\'EXO 7. Puerto del Rosario (2014). pp. 107-186. ISSN: 1134-430-X
José Antonio Ortigueira Amor et al.: La expedición de Francis Drake a las Indias Occidentales. .. 35
resistió hasta la noche. En el ataque por tierra, los ingleses sólo tuvieron
cuatro bajas. Por la noche, la guarnición española abandonó la fortaleza
de Ozama, ocupada al día siguiente por los invasores.
Derrotada la plaza, comenzó así un mes de saqueo y negociaciones.
El gobernador Cristóbal de Ovalle se había dado a la fuga, abandonando
de forma precipitada la ciudad, acompañado por el alguacil mayor, el
capitán Juan Melgarejo, dirigiéndose río arriba hasta Peralvillo, desde
donde envió los primeros despachos dando noticias del ataque a España
y a Cuba. La esposa del gobernador fue capturada por los ingleses y se
convirtió en el principal rehén de Drake. Sin embargo, la mayoría de
los vecinos de Santo Domingo habían conseguido abandonar la urbe,
llevándose el oro, los objetos de plata y las joyas. Se dirigieron hacia el
norte, a la región comprendida entre Guanuma y Peralvillo. El mayor
contingente se instaló en un ingenio, la Jagua, al este de Peralvillo, en
la ribera opuesta del río Ozama. Después de varios días de saqueo, que
afectaron principalmente a la casa del gobernador y a las iglesias -con
excepción de la catedral, donde establecieron su cuartel general- , los
ingleses sólo consiguieron unos 32.000 pesos. Drake esperaba sacar
mucho más pidiendo rescate por los prisioneros; de hecho, en la primera
reunión con los españoles doce días después de la ocupación, solicitó un
millón de ducados (dos millones de pesos). Al final aceptó 50.000 pesos,
bastante menos de su previsión inicial. Una vez cobrado el rescate y habiendo
sustituido tres de sus barcos (el Hope, el Benjamin y el Scouth)
por otros tres capturados en el puerto, la armada británicas abandonó
Santo Domingo un mes más tarde de su llegada, el 11 de febrero.
Este mes de saqueo se saldó con la destrucción de una tercera parte
de la ciudad y la quema y destrozo de las iglesias de Santa Bárbara, la
Merced, Regina, San Francisco y Santa Clara. Los archivos de la población
más antigua del Caribe también se perdieron. No derribaron más
por una razón puramente mercantil: cada vez que destruían un edifico,
el valor del rescate disminuía. Los ingleses consiguieron suministros
suficientes en alimentos y ropa, algo más de 80.000 pesos entre el robo
y el rescate, se llevaron además todos los cañones, las campanas de las
iglesias y algunos barcos del puerto, y quemaron los que no se pudieron
llevar. La ciudad de Santo Domingo quedó sumida en el quebranto y la
pobreza, con una parte en ruinas, todos sus edificios saqueados y sus
templos profanados y ultrajados. Los ingleses sólo causaron tres muertos
entre los españoles: uno de ellos murió en el primer bombardeo efectua-
TEBETO. A.VEXO 7. Puerto del Rosario (2014). pp. 107- 186. ISSN: 11 34-430-X 141
36 José Antonio Ortigueira Amor et al.: La expedición de Francis Drake a las Indias Occidentales ...
do desde los barcos y los otros dos, monjes dominicos, fueron colgados
como represalia durante las negociaciones.
En 1585, Santo Domingo no tenía mucha más población que Ribeira
Grande o Santa Cruz de La Palma. Las crónicas indican que en ella
moraban unos 500 vecinos y que sólo aportaron mil milicianos para
defender la ciudad. Sin embargo, los ingleses diferenciaron enseguida
las dos poblaciones saqueadas. No consideraron Santo Domingo un
pueblo, como Ribeira Grande, sino una pequeña ciudad y, por la calidad
de sus edificios, la creyeron una población rica. La experiencia demostró
que no era así. Santo Domingo era la ciudad más antigua del Nuevo
Mundo y había tenido su momento de esplendor cuando era la capital
administrativa del Caribe, pero en la época del ataque se encontraba ya
en decadencia; de hecho, los ingleses se sorprendieron cuando, poco
después, en Cartagena de Indias, con la mitad de habitantes que Santo
Domingo, obtuvieron un rescate sensiblemente mayor.
El éxito en Santo Domingo era crucial para el cumplimiento de
uno de los objetivos de la misión: atacar los asentamientos españoles
en el Caribe. La ciudad era lo suficientemente importante para que su
ocupación y saqueo proporcionara a la empresa fama y dinero. Desde
luego es indudable su notoriedad, pero la segunda parte, la económica,
resultó más bien decepcionante. Piénsese que de un rescate inicial de dos
millones de pesos sólo se consiguieron 50.000, cantidad que sufragaron
los habitantes que habían abandonado la urbe con sus objetos de valor
y joyas (se hizo un listado detallado de lo que daban que incluía el peso
exacto de lo aportado). Con todo, no se puede negar que, esta vez, el
ataque cogió por sorpresa a unos vecinos desprevenidos y que apenas
opusieron resistencia; lo justo para abandonar la ciudad con los artículos
más valiosos, con los que posteriormente se sufragó el rescate.
Como dijimos, decisivo en el éxito de esta empresa fue el factor
sorpresa; para conseguirla se buscó información sobre el enemigo (por
ejemplo, cuando Santo Domingo fue atacada, sus habitantes desconocían
el inicio de las hostilidades entre España e Inglaterra). Asimismo, contribuyeron
a apuntalar la planificación la elección del lugar de desembarco y
las nociones del estado de las fortalezas, los defensores y su armamento.
Cuando Drake consideró que había reunido suficientes datos sobre el
sistema defensivo de la ciudad, inició el movimiento de aproximación
a La Española, durante el cual obtuvo todavía más información, que
se antojó crucial. La primera referencia escrita de los españoles sobre
la llegada de la flota inglesa se refiere al momento en que ésta se sitúa
142 TEBETO. ANEXO 7. Puerto del Rosario (2014), pp. 107- 186, ISSN: 11 34-430-X
José Antonio Ortigueira Amor et al.: l a expedición de Francis Drake a las Indias Occidentales... 3 7
entre Santa Catalina y Cancedo (Caucedo ), al este de Santo Domingo;
permanece en el lugar hasta la noche en la que una parte continuó su
navegación al oeste, a la vista de la ciudad, hasta la playa de Haina.
Según se indica en los escritos históricos de Américo Lugo, «e como
hora de las cinco llegaron dos mensajeros de la boca de Jayna, los cuales
trajeron nuevas que estaban allí trece velas e que habían desembarcado
seiscientos o setecientos hombres e venían marchando». Los ingleses
ya habían desembarcado en la playa, aunque la primera impresión de
los habitantes de Santo Domingo es que las velas percibidas en Haina
estaban allí porque los navíos «habían dado en seco». Nada más lejos
de la realidad; las naves no habían encallado, sino que aprovecharon
la oscuridad para desembarcar las tropas. Drake había conseguido su
objetivo: el factor sorpresa. Poco más había que hacer; los defensores
bloquearon la bocana del río Ozama en un intento por proteger el puerto
e intentaron mejorar las defensas costeras de la ciudad. Esfuerzo inútil,
ya que la aproximación de los barcos ingleses a la playa formaba parte
de una diversión para ocultar el movimiento de las tropas que llevarían el
esfuerzo principal de las operaciones en tierra. El resultado es el conocido:
al mediodía, estaban en las puertas de la ciudad, por la tarde la habían
ocupado casi en su totalidad y, al día siguiente, tomaron la fortaleza de
Ozama una vez la guarnición abandonó el baluarte.
En todo este proceso, Drake también tuvo en cuenta el principio de
economía de medios; el devoniano se percató de que debía reservar los
que tenía, dado que una reposición sería difícil, alejado como estaba de
puertos amigos. Se podía suministrar agua y comida sobre el terreno (era
práctica habitual), pero la sustitución de las bajas resultaba imposible;
la fiebre habida causó un número elevado de aquéllas y todavía podía
ocasionar más. El marino inglés pensaba apoderarse de los cañones y
reponer algunos de los suyos, pero casi la totalidad de los conseguidos
se almacenaban en las bodegas de los barcos con el resto del botín.
Reponer la pólvora era, en cambio, más complejo y el almirante se dio
cuenta de que escaseaba hasta en las fortalezas ocupadas. El desembarco
de sus tropas en la playa de Haina se realizó al amparo de la oscuridad,
sin apoyo del fuego artillero de los barcos, que sí había empleado en la
invasión de la isla de Santiago. Esta maniobra supuso un ahorro de pólvora
y munición y una menor exposición de los buques y su tripulación
al fuego de artillería enemigo.
La demora en la finalización de las negociaciones entre ingleses e
isleños en el rescate de Santo Domingo había propiciado la difusión
TEBETO. ANEXO 7. Puerto del Rosario (2014). pp. 107-186, ISSN: 11 34-430-X 143
38 José Antonio Ortigue ira Amor et al.: la expedición de Francis Drake a las Indias Occidentales ...
de la noticia de la presencia de Drake en el Caribe, cuyas poblaciones
comenzaron rápidamente a prepararse. Es el caso de Cartagena de Indias,
que, alertada, contó con unos veinte días para alistar sus defensas
y asegurar una evacuación minuciosa. En las poblaciones pequeñas que
no disponían de medios para proteger sus habitantes basaron la supervivencia
en el abandono de sus hogares, llevándose consigo todos los
alimentos y objetos de valor.
En aquel tiempo, la ciudad de Cartagena constituía una plaza clave en
el Caribe: era el puerto donde se almacenaban metales preciosos y perlas
colectadas en la zona, y base de la flota española de Tierra Firme. Por
ese motivo, y a pesar de ser una población de menor entidad que Santo
Domingo, estaba mejor defendida. Después de la reciente experiencia
en La Española, Drake no esperaba obtener mucho más beneficio de
esta estratégica pero pequeña ciudad. Más bien, pretendía humillar a
los españoles y demostrar que ningún lugar, aunque estuviera alertado
y fortificado, estaba fuera del alcance de sus tropas. Todavía seguía pensando
en Panamá como el principal lugar donde obtener los beneficios
que buscaba para compensar las aportaciones de los inversores. Mientras
tanto, Cartagena de Indias, avisada por un galeón procedente de Sevilla
y un pequeño barco llegado de Puerto Plata (La Española), se preparaba
para la defensa. El gobernador Pedro Fernández de Busto prefirió
no correr ningún riesgo, por lo que desplazó al interior del territorio a
la población no combatiente y los objetos de valor. Reunió y equipó a
la milicia y requirió refuerzos a otras localidades de su demarcación.
Entretanto, se comprobaba el armamento y se vigorizaban las fortalezas
de la urbe. A falta de atalayas de observación, el gobernador dispuso
que una escuadra de reconocimiento patrullara la costa y diera aviso de
la presencia de la flota inglesa. De este modo, con el sistema de alerta
establecido tempranamente, la milicia informada y equipada y con sus
fortificaciones remozadas y armadas con sus mejores cañones, Cartagena
estaba lista para el ataque. Drake no podía contar esta vez con el efecto
sorpresa y lo sabía. Su plan de ataque no iba a ser el mismo.
La entrada a la bahía interior del puerto estaba protegida con una
fortaleza en la isla de Manga llamada e/ Boquerón (hoy, San Sebastián
del Pastelillo) y con la Caleta en la orilla opuesta; la entrada a la rada se
cerraba mediante una cadena tendida entre ambos fuertes; otros vigentes
entonces eran el de Vargas, emplazado en Punta Icacos (en el extremo
sur de la península de Bocagrande) y la plataforma Santangel (en la isla
de Tierra Bomba), situada más al sur y a la vista del fortín Vargas; entre
144 TEBETO. ANEXO 7. Puerto del Rosario (201 4). pp. 107- 186, ISSN: 11 34-430-X
José Antonio Ortigueira Amor et al.: la expedición de Francis Drake a las l11dias Occide11tales... 39
los dos se vigilaba la entrada a la bahía de Boca Grande, ambos eran de
construcción endeble y habían sido destruidos por un temporal46
• Por su
parte, el ataque por tierra a la ciudad sólo era posible por una franja de
terreno situada entre el mar abierto y las aguas del puerto, que a su vez
unía el núcleo urbano con la península de Bocagrande. En las memorias
del viaje, el capitán Bigges indica que ese estrecho paso no tenía «más
de cincuenta pasos de ancho» (en realidad, unos 150 metros). El acceso
oriental de la ciudad estaba protegido por un torreón, con un puente
levadizo, el de San Francisco. En la zona costera era muy dificil llevar
a cabo con éxito un desembarco anfibio, a no ser que fuera por sorpresa
(aunque no era éste el caso). Los barcos de que disponía el gobernador,
las galeras Santiago y La Concepción, permanecieron durante el ataque
dentro de la bahía interior del puerto, actuando como fortalezas móviles
en apoyo a las acciones en tierra. Con la entrada a la bahía interior del
puerto, protegida por el fuerte Boquerón, la defensa se volcó en fortificar
el pequeño paso entre las dos aguas.
La flota inglesa, con rumbo sur, había alcanzado las costas continentales
a la altura del río Hacha, unos 400 km al este de Cartagena de Indias;
bordeando el litoral se aproximaron al objetivo el 19 de febrero. Drake,
conocedor de la zona, dirigió su flota a la entrada de la bahía por boca
Chica, al sur de la isla de Tierra Bomba, y seguidamente se encaminó al
canal de boca Grande. El almirante inglés esperaba que los españoles no
hubieran fortificado las entradas de los canales y así anclar sus barcos
en la protección del puerto exterior, fuera del alcance de los cañones de
las fortalezas. Si bien es cierto que el gobernador acertó enviando su
flotilla de reconocimiento por la costa y, por tanto, ya estaba alertado de
la llegada de los buques ingleses, al no disponer de otros medios nada
pudo hacer para evitar su anclaje en el puerto exterior47
•
Con unos dos km de largo por uno de ancho, con el acceso cerrado por
una cadena y protegido por los cañones de la fortaleza del Boquerón, el
puerto interior, el principal de Cartagena, resultaba inaccesible a la flota
inglesa. También era dificil el desembarco por sorpresa en la costa oeste
de la ciudad (Caribe), y sopesando el conflicto que planteaba el envolvi-
... Ru1z R1v~RA (2000). pp. 1055- 1068.
" AcoSTA DE SAMPER (2007). Aunque se trata de una historia novelada indica: <vfl llegarfrente a la entrada de Boca
Grande. el primer hajel disparó 1111 cwl<ma=o sobre el remedo de/fuerte que hahía allí entonces, desbaratando
el terraplén de tierra que ocultaba a los pocos soldados que, como centinelas avan=ados, no diré defendían el
punto. sino que se escondían detrás de él. Estos contestaron al caF1onazo disparando sus mosquetes: y dendo
que el navío echaba al agua un harco. pusieron pies en polvorosa, y atravesando la península a todo corre1;
siguieron por el lugar que hoy llaman td Limbo y avisaron lo que ocurria. uniéndose a los que defendían la ciudad>>.
La autora debe referirse al fuerte de la punta Icacos (Cuadro 11: el almirante corsario Francisco Drake 1586).
TEBETO. ANEXO 7. Puerto del Rosario (201 4). pp. 107-186. ISSN: 1134-430-X 145
40 José Antonio Ortigucirn Amor et al.: lu expí!diciún de Francis /Jrake a las Indias Occidemales ..
miento por el este -a través de una zona pantanosa cuyo único acceso
posible era el puente levadizo, protegido por la torre de San Francisco-,
Drake descubrió que sus maniobras se limitaban solamente a una. De
hecho, fue la que llevaron a cabo los ingleses cuando desembarcaron sus
fuerzas terrestres en la península de Bocagrande: la aproximación por
tierra en dirección norte hasta alcanzar la ciudad. Pero para lograr esta
meta, era preciso cruzar las defensas españolas que, al situar su posición
defensiva principal en un paso estrecho (La Caleta), contaban con una
ventaja: al evitar la dispersión de sus fuerzas (como habría ocurrido en
un frente defensivo amplio), podían concentrar sus esfuerzos en esa
zona, convertida en el «punto crítico» de la defensa; de este modo se
equilibraba la desproporción de fuerzas entre defensores y atacantes.
El flanco este de la posición defensiva estaba protegido por las aguas
del puerto interior, dominado por las galeras españolas. El mar exterior
protegía su costado oeste; aunque esta zona carecía de defensa activa,
los barcos ingleses, sabedores de la dificultad que planteaba su actuación
en mar abierto, ni siquiera intentaron bombardear la posición defensiva;
no realizaron ningún hostigamiento a la ciudad, que, por otra parte, ya
había sido abandonada por sus habitantes.¡x.
Ésta es la primera vez en esta expedición en la que Drake no apoya
directamente con los cañones de sus barcos la aproximación y ataque de
sus fuerzas terrestres, limitándose a una simple acción en el espacio y en
el tiempo para distraer a la guarnición del castillo. Sus buques permanecieron
fondeados al abrigo del puerto exterior y sólo se movieron, sin salir
a mar abierto, coincidiendo con el intercambio de disparos en La Caleta.
El estudio de las posibilidades inglesas hecho por el gobernador
estaba bien encaminado y preparó la defensa en esa dirección. La diferencia
en equipamiento e instrucción entre las milicias y las tropas de
Carleill favorecía a los ingleses. También les respaldaba el número de
soldados enfrentados en tierra, aunque en principio pareciese equilibrada
(desembarcaron unos 1.000 ingleses, que lucharon contra otros tantos
defensores). Dentro de las filas españolas participaban milicianos a
pie (570, de los cuales 100 eran piqueros) y montados (54), algunos
esclavos, que habían llenado las calles de la ciudad con trampas con
·1,. AcosTA DI ·. SAMl'LH (2007). Se inc.licil, tumbién. que: (~Dos negros pescadores 'fUC! no compn!ndieron el peligro
que les amenu::aha, hahían quedado en uquel punto recogiC!ndo sus rc.>des. Los ing/e.'<1t:s lc:s tomanm prisioneros.
les lh•\'u1w1 al hl~jel de Drakl' y le.,· mu11daro11 que diesen nolicias cirnmslam:iadas de los preparath'os que
lwhiesen 11<:cho los cartagcm:ros para deji.•nderse. los l~fi'iccmos, llenos de esponlo al 1·er amenu:ada .rn \•ida, y
udemús poco adictos a sus amos. nn~/Í.'Saron qm: dios mismos hahíun l~rudmlo a sembrar de púas em '('Jll!llllclas
todas las lwcacalles de la ciudad y les dieron noticias de lajiter::.a c¡ne cxistia olli y úe la mmu..•ra mcísfúcil que
lwhia para entrar en la ciudad».
146 TEBETO. ANl:.XO 7. Puerto del Rosario (2014). rr. 107-IX6. ISSN : 1134-430-X
Josl.! Antonio Ortigucirn Amor et al : La 1.•xpedidú11 de Frands /Jrake a las Indias Oc:cide111ales ... 41
veneno, y arqueros indígenas ( 400), que empleaban flechas con su
punta envenenada. El gobernador también disponía de soldados en el
fuerte (200) y en las dos galeras (300) que, si bien hostigaron con sus
disparos el movimiento inglés, no participaron directamente en el combate
decisivo, que tuvo lugar en el paso estrecho de La Caleta, donde
las milicias se enfrentaron a los ingleses al abrigo del muro defensivo
levantado previamente~9 • Los ingleses, debido a las bajas sufridas sólo
desembarcaron, como hemos dicho unos 1.000 soldados de infantería,
encuadrados en 18 compañías. Esta vez, al ver el despliegue español y
la entidad de las fuerzas enemigas, los ingleses tuvieron la impresión de
que se enfrentaban a un «verdadero ejército», no comparable al huidizo
encontrado en Santo Domingo. Otro factor a tener en cuenta es la moral
de los soldados y su fe en el triunfo. Los ingleses, con el espíritu alto,
esperaban conseguir otra victoria más y entrar a saco en la ciudad; los
españoles, por el contrario, habían preparado su defensa, pero habían
planeado con más esmero, si cabe, su retirada por si se veían superados.
Cartagena de Indias se hallaba desierta y su defensa se basaba en las
sucesivas barricadas situadas en sus estrechas calles, llenas de trampas
a base de estacas y clavos envenenados. Un último punto que debemos
tener en cuenta es la dispersión de las fuerzas españolas, ya que, aunque
obligadas a proteger una posición (punto clave) que cerrara el paso de la
dirección más probable del ataque enemigo, no podían descuidar otras
posibles maniobras inglesas, que, por inesperadas, llegarían a ser aún más
peligrosas. Eso supuso una dispersión de fuerzas, que, por muy necesario
que fuese, vino a debilitar el esfuerzo principal de la defensa. Hay que
tener en cuenta que si la posición clave cae en manos del enemigo, la
batalla se daría por perdida a no ser que se prevean otras medidas de
contingencia. La protección de este emplazamiento o punto cardinal
debería haber sido prioritario para el gobernador y «salvaguardarla a
toda costa»; incluso, si fuera necesario, contar con medios para reforzarla
(disponiendo de una reserva) y, si las cosas empeoraran todavía más,
preparar una posición alternativa a retaguardia, donde concentrar sus
fuerzas y proseguir allí la defensa. Pero el desarrollo de los hechos fue
bien distinto. Cuando los ingleses cruzaron la primera línea defensiva,
se encontraron directamente a las puertas de una ciudad abandonada y
sin protección. Poco a poco, entrevemos cuáles eran los puntos débiles
de la defensa española.
''' Ko"TAM (2011 ). Es dificil determinar el número de las tropas esra11olas; así. en el libro <le CAwl 110RNE (2003 ).
se r rororciona. aproximadamente, la misma cantidad: 450 arcabuceros. 400 arqueros indios. 100 lanceros. 54
<le caballería y 20 cscla,·os (lfricanos annados.
TEBETO. A.\ 'EXO 7. Pucno <lel Rosario (20 14). pp. 107-186. ISSN: 11 34-430-X 147
42 José Antonio Ortigueira Amor et al.: Lu exμedicit'm de Fruncis Druke a las Indias O('cidentules ...
El desembarco tuvo lugar la misma noche de la llegada (19 de febrero)
en una playa al sureste de la península de Bocagrande (actual
playa de Castillogrande). A las dos de la madrugada del día siguiente
había finalizado y, una vez reorganizadas, las compañías comenzaron su
aproximación a la posición defensiva española en dirección norte. Hasta
las cuatro de la mañana no fueron detectados. En ese momento ya se
encontraban en las cercanías del estrecho y obligado paso de La Caleta.
Por este cuello de botella, entre dos aguas, convertido en punto clave y
crítico de la defensa, habían penetrado los ingleses sin el más ligero hostigamiento
por parte de las milicias a caballo o de los «flecheros» nativos
que las acompañaban. Hicieron un alto en su marcha que aprovecharon
para reordenar sus fuerzas y estudiar rápidamente la situación enemiga:
fortaleza de la posición, entidad y distribución de los defensores y armamento.
Precisamente la equipación militar de las milicias, incluidas
las corazas, no era comparable a la versión inglesa. Aunque Cartagena
de Indias disponía de un elevado número de cañones, en la playa, sin
embargo, sólo se posicionó una batería en apoyo a la línea defensiva de
la barricada50• Es de suponer que la mayoría de cañones pertenecían a las
dos galeras y a la fortaleza y que los restantes protegían la zona costera
de la ciudad, resultando, por tanto, de poca utilidad en caso de recibir
un ataque terrestre, como el que se estaba llevando a cabo. Los ingleses
se asentaron sobre el terreno y esperaron la orden de su teniente general
de iniciar el ataque. Entretanto, Carleill preparó sobre la marcha su línea
de acción, escueta pero que, al final, se demostró muy eficaz. La orden
de ataque a las compañías no tardó mucho en llegar. Para los españoles
era vital mantenerse en su posición. Si resistían, la ciudad se salvaría.
Por el contrario, si el muro defensivo era rebasado, la ciudad quedaba
abierta a la rapiña de las tropas británicas.
Como se apuntó, hasta las cuatro de la madrugada, las patrullas
de vigilancia españolas a caballo y los exploradores indios no habían
detectado la presencia inglesa. La guarnición española había esperado
a que amaneciera para iniciar sus exploraciones de reconocimiento.
Indudablemente, no creían posible que los ingleses desembarcaran y se
aproximaran a su primera línea defensiva aprovechando la oscuridad de
la noche. En las dos ciudades anteriores, Carleill había iniciado el movimiento
de aproximación de sus compañías al alba, una vez organizadas
las compañías desembarcadas. En esta ocasión, realizó su aproximación
'" El capitán Biggcs señala que habia seis piezas grandes, semiculebrinas y sacres, mientras que Konstam indica
que los españoles disponían de una batería con cuatro cañones pesados.
148 TEBETO, ANEXO 7. Pueno del Rosario (2014). pp. 107- 186, ISSN: 11 34-430-X
José Antonio Ortigueira Amor et al.: La expedición de Fruncis Druke a las Indias Occidentales... 43
en plena oscuridad, ocultando así el movimiento de sus fuerzas entre las
sombras de la noche. Fue un error de cálculo de la guarnición española;
los ingleses la habían sorprendido con su desplazamiento nocturno;
no le quedaba otra opción que la defensa estática en su posición, sin
posibilidad de realizar ninguna maniobra de diversión. Mientras tanto,
Drake se dirigió a la entrada del puerto interior llamando la atención de
la guarnición del fuerte del Boquerón sobre sus barcos y se produjo un
limitado intercambio de disparos entre ambas partes. Entonces comenzó
el combate en tierra. El teniente general Carleill había preparado su plan
de ataque teniendo en cuenta su examen preliminar: el muro defensivo
estaba formado con dos obstáculos, el primero que encontrarían en su
camino era un foso excavado en la arena y, a continuación, detrás de éste,
un terraplén de tierra donde se parapetaban los defensores (alrededor de
500 españoles y 200 indígenas). Los defensores contaban además con el
apoyo próximo de la batería de artillería, situada sobre el terreno, y con
el apoyo artillero más lejano, proporcionado por los cañones de las dos
carabelas situadas en el puerto interior. El área más desprotegida era la
playa, a mar abierto (al Caribe), cuyas obras de defensa se limitaban a
una fila de barriles rellenos de arena detrás de la cual se guarecían los
españoles. La imposibilidad de hacer un foso en la playa convertía esta
improvisada barricada (todavía sin finalizar) en el punto más débil de la
defensa y en el más vulnerable desde el punto de vista inglés. La barrera
de barriles podría ser eficaz si se producía un desembarco con barcazas
directamente en la playa (que no era el caso), pero desde luego no estaba
preparada